Sílaba Tema 12, Julian Méndez Dosuna

January 10, 2018 | Author: Franagraz | Category: Syllable, Word, Phonology, Semiotics, Phonetics
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Julián Méndez Dosuna - Sílaba. Palabra y fenómenos de fonética sintáctica. El acento

TEMA 12 SÍLABA. PALABRA Y FENÓMENOS DE FONÉTICA SINTÁCTICA. EL ACENTO ISBN - 84-9822-443-8 JULIÁN MÉNDEZ DOSUNA [email protected] THESAURUS: Sílaba, silabación, palabra, fonética sintáctica, acento, palabras clíticas. OTROS ARTÍCULOS RELACIONADOS CON EL TEMA EN LICEUS: Fonética: Tema 3. Alargamientos compensatorios. Tema 6. Vocales en hiato. Tema 7. Las semivocales. Tema 8. El consonantismo. Tema 11. Líquidas y nasales. Las sonantes. Historia de la Lengua Griega: Tema 16. Griego moderno

ESQUEMA: 1. La sílaba. 1.1. Estructura de la sílaba en griego antiguo. 1.2. Tipos de sílabas. 1.3. Reglas de silabación en griego antiguo. 1.3.1. Silabación «ortográfica». 1.3.2. Grupos de muta cum liquida. 1.4. Contactos silábicos. 2. La palabra en griego. 2.1. La palabra como unidad fonética: finales de palabra en griego. 2.2. Palabras léxicas y palabras gramaticales. 3. Fonética sintáctica. 3.1. Secuencias de vocales. 3.1.1. Elisión. 3.1.2. Aféresis. 3.1.3. Crasis. 3.1.4. Consonantes antihiáticas. 3.2. Apócope de preposiciones. 4. El acento griego. 4.1. Tipos de acento. 4.2. Restricciones en la posición del acento. 4.3. Palabras átonas. 4.3.1. Proclisis. 4.3.2. Enclisis. 4.4. La acentuación en algunas categorías morfológicas. 4.5. Cambios en la posición del acento. 4.6. Acentuación en otros dialectos. 4.7. El paso al acento de intensidad.

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1. La sílaba La sílaba como fenómeno fonético plantea notables problemas: no es fácil definir su naturaleza, ni los fonetistas se ponen de acuerdo sobre cuál es el factor fonético en que se fundamenta. Tampoco es posible establecer leyes de silabación válidas para todas las lenguas, aunque sí se pueden señalar tendencias universales de silabación (Vennemann 1988). En cualquier caso, aunque no sepamos todavía en qué consiste exactamente, los hablantes tienen un concepto intuitivo de la sílaba, constituye la base de muchos sistemas gráficos (silabarios) y métricos y resulta imprescindible para describir y explicar adecuadamente muchos procesos fonéticos.1 La obra clave para el estudio de la sílaba y, en general, la prosodia del griego antiguo es la monografía de Devine y Stephens (1994). 1.1. Estructura de la sílaba en griego antiguo En la estructura de la sílaba podemos distinguir tres componentes: por un lado, el núcleo, único componente obligatorio; por otro, el ataque (ingl. onset) y la coda, componentes que preceden y siguen al núcleo. El ataque y la coda forman los márgenes de la sílaba. El núcleo y la coda juntos constituyen la rima. El orden de los sonidos que forman una sílaba responde a la siguiente escala de «sonoridad» (ingl. sonority), que refleja grosso modo el grado de oclusión oral y la audibilidad de un sonido. Esta «sonoridad» no debe confundirse con la sonoridad en sentido estricto (ingl. voice), que se refiere a la vibración de las cuerdas vocales:2 -

oclusivas

fricativas

nasales líquidas semivocales vocales

+

El núcleo silábico está ocupado por un elemento máximamente sonoro. La reconstrucción invita a postular para el indoeuropeo sonantes (líquidas y nasales) que —como sucede en muchas lenguas actuales— funcionaban como núcleo silábico: *septm9 (lat. septem, gr. eJptav). Sin embargo, tras la vocalización de estas sonantes (Tema 11), el griego sólo admitía núcleos vocálicos. Se ha defendido que la /r/ vocálica pervivió hasta la época micénica, pero esta hipótesis es problemática. También se han explicado ciertas anomalías métricas de los poemas homéricos sobre la base de sonantes silábicas: así, se 1

Tengo que agradecer a Marisa del Barrio y a Alcorac Alonso sus comentarios críticos y sus sugerencias a una versión preliminar de este trabajo.

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ha supuesto que ajndroth'ta (Il. 16.857, 22.363, 24.6), que no encaja en el esquema del hexámetro dactílico (— U — U), estaría recubriendo una variante más antigua *ajnr9th'ta con /r/ silábica, que sería métricamente correcta (U U — U). La sonoridad en los márgenes sílabicos normalmente decrece conforme nos alejamos del núcleo. Por eso, hay sonoridad creciente en ataques como [pnº] en pnei', [plº] en plei' y sonoridad decreciente en codas como [ºu8n] en nau'n (el signo º indica que los sonidos precedentes o siguientes no se toman en cuenta). La excepción es la silbante /s/, que —quizá por su mayor estridencia acústica— goza de mayor libertad para combinarse. Así, hay secuencias como [psº] en yuchv o [ºu8s] en nau'" conformes con el principio estipulado, pero también secuencias como [spº] en spoudhv o [splº] en splhvn y [ºps] en flevy o [ºNks] en favragx que lo contravienen. Por lo demás, estas anomalías sólo se daban inmediatamente delante o detrás de una pausa. En el encadenamiento de la frase (§ 3) se producía automáticamente una resilabación: fle;y a[llh [pÓle!p.sa!l.lE…]. También influye el punto de articulación. En posición inicial de palabra, sólo se permiten las secuencias labial-dental y velar-dental (sc. con trayectoria de un punto de articulación más periférico a uno más central): mnh`ma, bdei'n, ptw`ma, kth`ma, cqwvn, (para los grupos consonánticos véase el Tema 8). 1.2. Tipos de sílabas y reglas de silabación en griego antiguo En relación a su valor prosódico se distinguen dos tipos de sílabas: (a) Son sílabas breves —o, según otra terminología, «ligeras»— las sílabas abiertas que terminan en vocal breve: pa.tev.ra, tov. (b) Son sílabas largas —o «pesadas»— las sílabas abiertas con vocal larga o diptongo y todas las sílabas trabadas con independencia de la cantidad vocálica de su núcleo: mhv.thr, e[s.ti, e[r.con.tai, ei\.nai. Se puede distinguir entre sílabas largas y sílabas ultralargas —sílabas trabadas con vocal larga (tw'n, gnwstouv", mnhsthvr)—, pero esta diferencia no tiene consecuencias para la métrica: ei\.nai (— —), mnhs.thvr (— —).

2

La sonoridad es un concepto preteórico y se enfrenta a numerosas excepciones. Para un intento de dotar la sonoridad de una base empírica más firme (sc. el grado de modulación en varios parámetros acústicos), puede verse el artículo de Ohala y Kawasaki (1997). -3© 2006, E-Excellence -www.liceus.com

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Como se ve, para la cantidad silábica sólo cuenta la rima. El tipo de ataque es indiferente: la sílaba [stro] en stro.fhv es breve a pesar de tener tres consonantes en el ataque, mientras que [or] en o[rni", con una sola consonante en la coda, es larga. 1.3. Reglas de silabación en griego antiguo Para la silabación del griego antiguo, que, como veremos (§ 4.5), no debía coincidir exactamente en todos los dialectos, contamos con datos de diversa naturaleza: (a) las reglas de los gramáticos, (b) la separación de palabras en final de línea en algunas inscripciones (en general, se corta por donde viene bien), (c) la métrica, (d) el análisis de los propios procesos fonéticos en que interviene la sílaba. Veremos que a menudo estos datos ofrecen argumentos contradictorios. Las reglas básicas de silabación del griego son las siguientes: (a) Una vocal es siempre núcleo de sílaba. Dos vocales seguidas forman dos sílabas (qe.ov", stra.ti.av). La sinizesis (Tema 6) resulta de la pérdida de la silabicidad de una de las vocales: a[•eqla [a!e8tÓla], pelevke•wn [pe.le!.ke8O…n]; cf. español línea, trisílabo (["li.ne.a]) a efectos de la acentuación ortográfica, aunque bisílabo (["li.ne8a]) en el habla corriente. (b) Una consonante entre dos vocales se silabea con la segunda (nov.mo"). (c) Las secuencias de dos consonantes (incluidas las geminadas) son en principio heterosilábicas: pavn.ta, kovp.tw, e{b.domo", o[g.doo", a[l.lo", ejn.neva, ejs.tiv, a[r.to", a[f.qiton, tovxon [tók.son], ejkavluye [e.ká.lyp.se], o[zo" [oz.dos]. Más abajo señalaremos algunas excepciones. (d) En secuencias de tres consonantes, probablemente prevalecía la silabación CVCC.CV (adjudicación a la coda de la primera sílaba) sobre CVC.CCV (adjudicación al ataque de la segunda): fqevgxato [pÓtÓe!Nk.sa.to], e[pemye [e!.pemp.se]. La métrica no da información útil porque cualquiera de las dos silabaciones produce una sílaba pesada. En los dos apartados siguientes, vamos a ocuparnos de dos excepciones a estas reglas: la primera, aparente (§ 1.3.1); la segunda, real (§ 1.3.2). 1.3.1 Silabación «ortográfica» Los gramáticos tardíos aplicaban el criterio de los grupos iniciales para la separación de palabras en fin de línea: toda secuencia de consonantes admisible en inicial -4© 2006, E-Excellence -www.liceus.com

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de palabra se considera inicial de sílaba. Así, pavnta, a[rto" y ejnneva se silabean (sc. se separan) pavn.ta, a[r.to" y ejn.neva y no †pav.nta, †a[.rto", †ej.nneva porque en griego no hay grupos nt-, rt-, nn- en posición inicial.3 En cambio, habría grupos tautosilábicos en klev.ptw, rJa.v bdo", pi.stov", oi\.stro" y tov.xon [tó.kson] porque hay pt- (pterovn), bd- (bdelurov"), st(stevmma), str- (stratov") o ks- (xevno") en posición inicial. Esta regla se aplica a la separación de palabras en muchas ediciones modernas y —por razones evidentes— es el único criterio válido para las consonantes «dobles» z, x y y. Sin embargo, la silabación «ortográfica» parte de una premisa falsa: que la silabación de las secuencias en cuestión era la misma en posición inicial o final de palabra y en posición interior. De hecho, su validez queda desmentida por el testimonio de la métrica, que abrumadoramente confirma la silabación disjunta klevp.tw, rJab v .do", pis.tov", oi\st.ro" y [tók.son]. A idéntica conclusión conduce el testimonio de los comparativos en -tevro" (cf. Tema 3). Como se sabe, cuando el sufijo se añade a un adjetivo de la flexión temática con penúltima sílaba breve, la vocal temática se alarga en w: así, el comparativo de sofov" es sofwvtero" mientras que de deinov" es deinovtero" (que el proceso sea estrictamente fonético o no, no afecta a lo que aquí se trata). Pues bien, los comparativos pistovtero" o ejndoxovtero" (no †pistwvtero", ni †ejndoxwvtero") presuponen las silabaciones pis.tov" y [én.dok.sos].

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El símbolo † (crux desperationis) indica que la forma en cuestión es una forma construida ad hoc, que es errónea y nunca ha tenido existencia real. -5© 2006, E-Excellence -www.liceus.com

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1.3.4. Grupos de muta cum liquida La segunda excepción —esta vez real— a la regla general de la silabación disjunta de las secuencias de dos consonantes (C.C) son los grupos llamados de muta cum liquida (sc. oclusiva + líquida o nasal). Sin duda, en este punto los dialectos debían ofrecer diferencias, aunque los datos más claros de que disponemos son los del jónico y el ático. En jónico (Homero, líricos), en conformidad con la regla general, estos grupos eran heterosilábicos: pat.rov", e[p.le.on, oj.mivc.lh, kap.nov". En ático, por el contrario, eran tautosilábicos (cf. esp. ha.blar, co.brar): pa.trov", kav.pro", e[.ple.on, oj.miv.clh, ka.pnov". Por ello, la sílaba que precede a estos grupos cuenta en la métrica como breve. El fenómeno se conoce como correptio Attica ‘abreviación ática’, término que, aunque cómodo, resulta inadecuado, pues en sentido estricto no hay abreviación de ninguna clase. La correptio Attica es más frecuente en la comedia, cuya lengua depende menos de los modelos de la épica que la de la tragedia. También es más frecuente con oclusiva + liquida (pa.trov") que con oclusiva + nasal (ka.pnov"). La frontera morfológica es otro factor determinante: así, por ejemplo, la silabación disjunta [k.l] prevalece en ejk.leivpw (ejk + leivpw), pero no en e[.klepte" (ej-klepte"); cf. esp. sub.lingual frente a su.blime y la variación sub.liminal ~ su.bliminal. También ofrecen indicios para la silabación de los grupos consonánticos las vocales «mudas» que sirven para deshacer los grupos de consonantes en el silabario micénico y, sobre todo, en el silabario chipriota (conviene advertir que los datos reales son bastante más complejos de como aquí se presentan y que hay mucho de convención en la representación de los grupos consonánticos en los dos silabarios): así, chipr. mi-si-to-ne misqo'n (át. gen. sg. misqou') y a-ra-ku-ro ajrguro– (át. gen. sg. ajrguvrou) sugieren una silabación mis.qo'n, ajr.gu.ro–. La vocal «muda» toma el timbre de la vocal de la sílaba a la que pertenece su consonante. Una silabación mi.sqo'n (posible) y *aj.rgu.ro– (imposible) habría dado lugar a las grafías *mi-so-to-ne y *a-ru-ku-ro. De igual forma, la vocal «muda» en chipr. a-po-ro-ti-ta ∆Afrodivta–i (dat.) es indicio de una silabación ∆A.fro.div.ta–i (y no ∆Af.ro.div.ta–i). Las diferencias de silabación permiten dar cuenta del distinto comportamiento de los antiguos grupos rw, lw, nw en jónico y en ático. En protojónico estos grupos debían de ser heterosilábicos: kal.¸ov", *kovr.¸h, xevn.¸o" con un esquema prosódico — —. La temprana pérdida de /w/ (Tema 7) y la consiguiente resilabación de la consonante de la coda al ataque de la sílaba siguiente (una silabación kal.ov" es imposible), habría alterado dicho

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esquema: kal.¸ov" (— —) > ka±.lov" (U —). Para preservarlo, la vocal se alargó (3er alargamiento compensatorio): kal.¸ov" (— —) > ka–.lov" (— —). Por el contrario, en protoático, donde estas secuencias debían de ser tautosilábicas (como tr en pa.trov"), la pérdida de /w/ no afectaba al esquema prosódico y, por tanto, no producía alargamiento: ka.l¸ov" (U —) > ka±.lov" (U —). En todo caso, hay indicios de que la correptio Attica es un fenómeno bastante reciente. Así, sería esperable un dat. pl. *patrasiv con el acento sobre la desinencia como en el dat. sg. patriv. La acentuación patravsi con un anómalo grado Ø tónico en el sufijo se explica por la «Ley de Wheeler» (infra § 4.4), que actúa sobre palabras de final dactílico (— UU). Esto sólo es posible partiendo de una silabación disjunta: *pat.ra.siv > pat.rav.si (Ley de Wheeler) > pa.trav.si (Correptio Attica). A idéntica conclusión nos lleva la formación del comparativo pikrovtero" que, según lo expuesto más arriba, presupone una silabación pik.rov"

(pi.krov"

con

correptio

Attica

habría dado un comparativo

†pikrwvtero"). 1.4. Contactos silábicos Llamamos «contacto silábico» a la relación que se establece entre dos consonantes a través de una frontera de sílaba: Cc.Ca. Los contactos silábicos se organizan de acuerdo con la escala de «sonoridad» (§1.1). En general, las lenguas prefieren los contactos silábicos con una consonante final de la coda (Cc) más sonora que la consonante inicial del ataque (Ca). Así, [r.t.] en a[rto" y [n.t] en pavnta son mejores contactos silábicos que [t.r] en patrov" y que [t.n] en favtnh. La teoría de los contactos silábicos (Murray y Vennemann 1982, Vennemann 1988) predice que, en igualdad de condiciones, la lenguas tienden a eliminar antes los peores contactos silábicos. Así, la correptio Attica (§ 1.3) sirve para eliminar contactos silábicos inadecuados mediante la resilabación de una consonante. Hay otros cambios que pueden explicarse como procesos inducidos por un mal contacto silábico. Así, por ejemplo, la epéntesis de una oclusiva en secuencias nasal + líquida: *an.rós > ajnd.rov"(Tema 11). También la metátesis de yod tras /r/ y nasal: *movrja > *moi'ra, *favnjw > *faivnw (Tema 7). Una geminada puede ser consecuencia de una resilabación parcialmente inhibida en un mal contacto silábico. Esto sucede con los grupos de consonante apical + yod secundaria en tesalio: povlio" [po!lios] (át. povlew") > [po!l.jos] > povllio" [po!l.ljos], i[dio" [i!dios] > [i!d.jos] > i[ddio" [i!d.djos] y, con absorción de yod, kuvrio" [ky!…rios] > [ky!…r.jos] > -7© 2006, E-Excellence -www.liceus.com

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[ky!…r.rjos] > ku'rro" [ky!…r.ros], ejkkleisiva [ekkle…si!a] (át. ejkklhsiva) > [ekkle…s.ja!] > ejkkleissiav [ekkle…s.sja!] > ejkkleissav [ekkle…s.sa!]. Nótese que la presencia de una frontera de sílaba es condición indispensable para la geminación. Un proceso similar se reconstruye para los grupos con yod del protogriego: cf. *al.jos > *[al.ljos] > a[llo", *melit.ja > *[melit.tja] > jón. mevlissa, át. mevlitta (para otras etapas intermedias, vid. Tema 7). Pese a ser una idea muy difundida, no es verdad que la geminación sea en estos casos un efecto secundario de la palatalización. Aunque a menudo actúan asociados, se trata de procesos independientes con motivaciones distintas. De hecho, son posibles tanto la geminación ante semivocal sin palatalización (cf. *ovr¸o" > megarense *ovr.r¸o" > ovrro"; át. o{ro") como la palatalización ante vocal sin geminación (dór. fa–tiv > jón.-át. fhsiv). 2. La palabra en griego Aunque los gramáticos antiguos carecían de un término estándar para referirse al concepto, algunos hechos gráficos indican que los griegos tenían ya una noción intuitiva de la palabra (Morpurgo Davies 1987a). Los silabarios micénico y chipriota y algunas de las inscripciones alfabéticas más antiguas usan separadores de palabras (lo normal es que los textos alfabéticos se escriban seguidos sin separación de palabras). No obstante, es preciso señalar que tales marcas (aquí representadas con un punto • ) no siempre separan palabras en sentido estricto: sc. unidades morfológicas mínimas independientes. A menudo, separan una palabra fonética (unidad acentual), un sintagma o una frase (unidades sintácticas y de entonación). Así, en una inscripción locria occidental se lee: Ö ai[ kæ ajndicavzo–nti Ö toi; xenodivkai Ö ‘Si se escinden en dos los jueces para forasteros’ (IG IX 12 717, B 11; Calio, ca. 500-400). Aquí se separan palabras fonéticas con un núcleo acentual (el verbo ajndicavzo–nti y el sustantivo xenodivkai) y elementos proclíticos: la condicional aij, la partícula modal ka y el nom. pl. del artículo toiv (= át. eij, a[n y oiJ respectivamente). A conclusiones similares conducen otros hechos. Así, la letra doble z representa [zd] en el adverbio ∆Aqhvnaze ‘a Atenas’, que sin duda ya no se analizaba como ac. pl. ∆Aqhvna" + -de (cf. hom. povlinde ‘a la ciudad’). Este reanálisis de -ze [-zde] como sufijo autónomo de sentido directivo explica la aparición de formas como ∆Olumpivaze (∆Olumpiva + ze o ac. ∆Olumpivan + ze). Por el contrario, la letra z no se usa en la flexión del demostrativo

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o{de: th'sde, touvsde, tavsde, etc. Seguramente, la inclusión en un paradigma hacía que th'", touv", tav" se reconocieran como elementos flexivos independientes del sufijo -de. De igual forma x representa una secuencia ks monomorfemática (e[xw, xenivzw, ejxevnizon, ejx-ei'nai), pero se impone el uso de ks cuando interviene una frontera de morfema (k+s): e[k-spondo", e[k-swvz/ w. 2.1. La palabra como unidad fonética: finales de palabra en griego Como veremos más adelante, la palabra era la unidad acentual básica en griego. Todas las palabras léxicas incluían una sílaba tónica. Pero la palabra también impone algunas restricciones fonotácticas: muchos grupos son admisibles en interior de palabra, pero no en posición inicial o final. El griego sólo se admiten los siguientes finales de palabra: (a) Una vocal breve o larga o un diptongo: tiv, eijmiv, patevra±, gavla±, cwvra–, bracuv, a[gw, e[lege, luvkou, basileu', e[rcomai, polloiv, etc. (b) Las consonantes apicales /r, n, s/: pathvr, pavter, rJhvtwr; eJkatovn, luvkon, e[luon, ejluvomen; luvko", luvkou", e[lue", povli". (c) Algunos grupos complejos terminados en -s: (i)

-l": a{l" (caso único)

(ii)

Excepcionalmente en argólico y cretense se admite el grupo -ns (alternando con -s especialmente ante consonante), que se eliminó en otros dialectos (Tema 11): cretense to;n" ejleuvqeron" (át. tou;" ejleuqevrou")

(iii)

Oclusiva sorda (labial o velar) + s: flevy, ai\x

(iv)

Nasal velar + oclusiva velar sorda + s (sc. -gx): favragx, lavrigx, suvrigx

Estas restricciones fonotácticas son el resultado histórico de la actuación de diversos procesos fonéticos: • La pérdida de las oclusivas finales (Tema 8): voc. pai' por el esperable *pai'd (cf. paidov"), gavla por *gavlakt (cf. gavlakto"), tiv por *tivd (cf. lat quid), 3ª pl. e[luon por *e[luont (cf. lat. amabant), etc.

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• Asimilación y simplificación de grupos consonánticos (Tema 8): voc. pai'" de *pai'd" (cf. gen. paidov"), dór. pov" de *povd" (cf. gen. podov") (para át. pouv" cf. §2.2), pa'" de *pavnt" (cf. gen. pantov"), cretense ejleuvqeron" > át. ejleuqevrou". • El paso de -m a -n (Tema 1): así, nevan frente a lat. nouam, luvkon frente a lat. lupum, 1ª sg. e[luon frente a lat. (amaba)m y el numeral e{n (< *sem, cf. fem. miva < *sm-ia y oJmoi'o" ‘igual’ < *som-). Sólo hay dos palabras que terminen en oclusiva velar: la preposición ejk y la negación oujk (oujc). En realidad, estas aparentes excepciones no son tales, pues se trata de formas proclíticas que se apoyaban en la palabra siguiente (sc. no aparecían ante pausa más que en usos metalingüísticos). En el primer caso, la forma básica y más antigua ejx aparece ante vocal (ejx ajrch'", ejxavgw) mientras que ejk es la variante anteconsonántica (ejk Peiraiw'", ejkpivptw). En algunos dialectos (tesalio, beocio, arcadio, cretense), ejx se simplificó en ej" ante consonante: tes. ej" tou'n novmoun (át. ejk tw'n novmwn), tes., beoc. e[sgono" (át. e[kgono"). La negación oujk sólo se usa ante vocal. Cuando la palabra siguiente lleva espíritu áspero (sc. empieza con h- inicial), la velar sorda pasa a aspirada: así, oujk e[cw, pero oujc e{xw [o….kÓe!k.sO…], con la aspiración representada redundantemente por la aspirada y por el espíritu áspero. Esta variante oujc ha servido de base para la negación enfática oujciv ‘en absoluto’. Significativamente, ante consonante y ante pausa, encontramos las variantes ouj, ou[: ouj polloiv, pw'" ga;r ou[… 2.2. Palabras léxicas y palabras gramaticales La morfología puede también condicionar la aplicación de algunos procesos fonéticos. Por ejemplo, hemos visto cómo la presencia de una frontera de morfema influye en la silabación de los grupos de muta cum liquida (§ 1.3.2) En otras ocasiones el propio estatus de una palabra es el factor determinante para la actuación o inhibición de un proceso. Existe diferencias —de carácter gradual— entre las palabras léxicas y las palabras gramaticales. Las palabras léxicas (sustantivos, verbos, adjetivos, adverbios) tienen un contenido semántico más concreto y definible. En cambio, el significado de las

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palabras gramaticales (artículo, demostrativos, pronombres, preposiciones, conjunciones, «partículas») es más abstracto e inaprehensible. Lo interesante es que estas diferencias en el nivel del significado encuentran a menudo un correlato formal en el nivel del significante («principio de iconicidad»). Así, las palabras léxicas son tónicas, mientras que las gramaticales tienden a ser átonas. Las palabras léxicas son mayoritariamente polisilábicas: cf. sustantivos como swfrosuvnh, didavskalo", stratovpedon, a[nqrwpo", grammateuv", pathvr, dw'ron, bwmov", qeov"; formas verbales como swfronivzw, e[rcomai, divdwmi, i[sqi, ei\nai; adjetivos como rJododavktulo", crhmatistikov", ajrsenogenhv", panhgurikov", ajgaqov", kaqarov", kakov", sofov", swvfrwn; adverbios como ajnamfisbhthvtw", panhgurikw'", swfrovnw", kakw'", kruvbdhn, etc. En teoría, el número de sílabas de una palabra léxica es ilimitado. Aristófanes se permitió el lujo de formar un interminable compuesto cómico de 79 sílabas (!) en Eccl. 1169-1176: kranioleiyanodrimupotrimmato⁄silfioliparomelitokatakecumeno⁄kiclepikossufo fattoperistera⁄lektruonoptopifalliãdÃokigklope⁄leiolagw/osiraiobafhtraga⁄no -pterugwvn ‘(Un banquete) de lapas, pescado en salazón, raya, marrajo, picadillo agrio de restos de sesos aderezados con silfio y queso, tordos regados con miel, mirlo, paloma torcaz, paloma, gallo, guisado de mújol, aguzanieves, pichón, liebre macerada en vino cocido y alas crujientes’ Los monosílabos léxicos son relativamente raros y, además, por regla general, tienen estructura de sílaba ultrapesada (el superíndice numérico expresa el número máximo de consonantes que pueden aparecer en posición inicial) : (C3)VCC(C)

qrivx, flovx, o[y, flevy, (s)knivy, a{l", strivgx

(C3)V…C

ai\x, ceivr, pouv", bouv", u|", nau'", frh'n, qhvr, cqwvn, w\n, qeiv", rJei'n

(C3)V…CC

glau'x, bhvx, gu–y v

Los monosílabos léxicos de estructura (C)V… y (C)VC son infrecuentes: (C)V…

crhv, qou', ou|, dou', ei\, fw', fh'/, eu\, rJei'

(C)VC

o[n, qevn, stavn, qev", e{", dov"

Por supuesto, la mayoría de estas formas dejan de ser monosílabicas en cuanto toman desinencias flexivas: tricov", aijgov", o[nto", etc.

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Pero lo verdaderamente significativo es que no exista ningún monosílabo léxico con estructura (C)V de sílaba ligera. El comportamiento de las palabras gramaticales es diametralmente opuesto. Aquí los polisílabos (nunca de más de tres sílabas), que a menudo resultan de la aglutinación de dos elementos, son relativamente raros: tivne", ejgwv, aujtov", o{sti", oi{tine", ajntiv, ajpov, parav, periv, uJpov, a[neu, mevcri, cwriv", ejpeiv, ejpeidhv, o{ti, i{na, w{ste, o{pw", ejanv , a[ra, dhvpou, dh'qen, kaivtoi, o{mw", toivnun. Por el contrario, las palabras gramaticales monosilábicas son frecuentes: (C)V…

dhv, au\, kaiv, hJ, tou', oiJ, eij, etc.

(C)VC(C)

ejn, ejx, prov", suvn, mevn, gavr, a[n, tiv", o{", etc.

(C)V…C

wJ", eij", mhvn, th'", touv", tw'n, toi'", etc.

Aún más llamativo es que, frente a las palabras léxicas para las que el tipo no existía, hay monosílabos con estructura de sílaba ligera. (C)V

mev, suv, sev, eJ, sfev, ge, te, dev, oJ, tov, tav, tiv, prov

También desde el punto de vista de la evolución diacrónica las palabras léxicas y las palabras gramaticales manifiestan distinto comportamiento. Las léxicas tienden a mantener un cierto volumen fonético: hay tendencia a «encoger» las palabras demasiado largas y a «estirar» las palabras demasiado cortas. De hecho, se ha comprobado empíricamente en diversas lenguas actuales que la duración intrínseca de un fonema tiende a ser más breve o más larga en función de la extensión de la palabra en que aparece. En cuanto al griego, sabemos, por ejemplo, que en ático, por regla general una secuencia /eo/ se contrae en /o…/ (ou) en los hiatos antiguos (sc. resultantes de la pérdida de *-s- o *-j-), pero se mantiene en los hiatos recientes (sc. resultantes de la pérdida de *-w-): cf. *genesos > jón. gevneo" > át. gevnou", jón. ejdovkeon ( át. ejdovkoun frente a *glukev¸o" > át. glukevo", *e[rre¸on > át. e[rreon (Tema 6). Sin embargo, hay excepciones en ambos sentidos. Hay contracción irregular en el compuesto noumhniva (jón. neomhniva) ‘primer día del mes’ (cf. nev¸o" > nevo"). A la inversa, frente a ejnqousiavzw, Qoukudivdh" con evolución regular *thes-o- > *qe˙o- > qeo- > qou-, el hiato se mantiene en la forma básica qeov", sin duda a fin de evitar la creación de un monosílabo (las formas como Qeovkrito" son refecciones analógicas). Por razones similares, el monosílabo pov", atestiguado en dórico (cf. también hom. ajellovpo" ‘de pies de huracán’) ha ganado volumen en jón.-át. pouv". - 12 © 2006, E-Excellence -www.liceus.com

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Las formas gramaticales, en cambio, tienden a reducir su volumen fonético en todas las lenguas: por ejemplo, esp. voy no puede reducirse en voy a Madrid (†vjá a Madrid), donde tiene significado léxico, pero sí en el habla descuidada cuando es un simple auxiliar de futuro. cf. pero no sé como te lo voy a decir pronunciado [telo"BjaDe"Ti] en una exitosa canción de los años 70. De igual modo, en inglés americano going to ["gou8IN t´] no puede reducirse a gonna ["gøn´] cuando tiene significado léxico (I’m going to London), pero sí cuando tiene valor gramatical de futuro (I’m going to love > I’m gonna love). Algunos hechos pueden ilustrar este curioso fenómeno en griego. Las preposiciones son terreno propicio para la erosión irregular: cf: esp. para > vulgar pa (pero no cara > †ca). En griego, el grupo ks- se mantiene regularmente en palabras léxicas (át. xevno", jón. xu–nov" < *ksun-jós), pero la preposición xuvn, atestiguada en micénico, Homero y en ático antiguo, pasa a suvn en ático reciente y en la mayoría de los dialectos. A una motivación similar obedece la reducción de ejk en locrio occidental: kej davmo– (át. kai; ejk dhvmou), ej Naupavkto– (át. ejk Naupavktou).4 Nótese que el grupo [kt] se mantiene intacto en Naupavkto–. La apócope (§ 3.2) es otro ejemplo de esta tendencia a la reducción fonética de las preposiciones. En beocio, se conservan normalmente los hiatos [a…o(…)]: ∆Aqanivao– (= jón. -ew, át. ou), dracmavw – n (=jón. dracmevwn, át. dracmw'n). Sin embargo, hay contracción en dos palabras gramaticales: el gen. pl. fem. del articulo *ta–w v n (át. tw'n) > ta'n y la conjunción a|o" (át. e{w") > a|". En el artículo el nom. sg. oJ, aJ (y también nom. pl. oiJ, aiJ en los dialectos donde estas formas existen) experimentan psilosis en algunos dialectos (locrio, délfico, tesalio, beocio, panfilio, colonias aqueas de la Magna Grecia), que, por lo demás, mantienen regularmente h- en las palabras léxicas: locrio occidental oj Caleieuv", oj ¸asstov", oj xevno" oj–pavgon frente a havge–n, he–miovlion, helevsto–, helevstai, horkomo–vta , hovrkon. La tendencia a la erosión fonética explica por qué el artículo en griego antiguo estaba expuesto a la crasis (§ 3.1.3). La fusión es especialmente notable en eleo, donde se podía elidir una vocal larga, un diptongo o incluso una consonante: ejn tijaroi', to;r ij≥a≥r≥omavor≥ tojlunpivai (= to;r ∆Olumpivai). Por último, hay erosión fonética (abreviación vocálica) paralela a la erosión semántica en las «partículas» (marcadores del discurso) mhvn > mevn, dhv > dev.

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Como se ve, los procesos de erosión irregular se suelen dar en palabras átonas (enclíticas y, sobre todo, proclíticas). Sin embargo, la erosión irregular no se explica sólo por la falta de acento, pues, si fuera este el caso, los procesos de erosión deberían afectar también a las sílabas átonas de las palabras léxicas. 3. Fonética sintáctica Hasta ahora hemos considerado el comportamiento de los sonidos en el nivel de la palabra. Esto no deja de ser un punto de vista artificial. En el habla real, las palabras rara vez aparecen aisladas. Lo normal es que se integren en un discurso, donde unas entran en contacto con otras y pueden dar lugar a procesos de fonética sintáctica (llamados también procesos de sandhi, con un término sánscrito que significa ‘composición’). Se suele distinguir entre sandhi interno referido a la composición y el sandhi externo o fonética sintáctica propiamente dicha, en que interviene una frontera de palabra. La interacción entre sonidos es mayor cuanto estrecha es la relación sintáctica entre las palabras afectadas: así, en una frase como h[lqete eij" to;n Peiraia' ‘Fuisteis al Pireo’ (Lys. 12.97.6), hay más cohesión entre los tres componentes del sintagma preposicional que entre h[lqete y la preposición eij". Es importante señalar a este propósito que, en igualdad de condiciones, los procesos de fonética sintáctica son más frecuentes en los estilos de habla rápidos y descuidados. Como los documentos escritos tienden a basarse en un estilo de habla lento e hiperarticulado («estilo de dictado»), no es de extrañar que los procesos de sandhi se reflejen sólo muy parcialmente en los textos griegos. En la representación gráfica convencional del griego antiguo en las ediciones modernas, las palabras —como en español— aparecen separadas por un blanco. Sin embargo, esta segmentación no siempre corresponde a lo que era la realidad fonética. Por ejemplo, la métrica demuestra que las consonantes iniciales y finales de palabra normalmente

se

resilabeaban

en

fonética

sintáctica:

cf.

hom.

ajgaqo;"

ajnhvr

[a.ga.tÓo~.sa.nE!…r], dia; stovma [di.as.to!.ma]. Algunos procesos actuaban en varios niveles: así, la asimilación de punto de articulación en las secuencias de nasal + oclusiva era obligatoria en interior de palabra (lavmpw), en composición (ejm-poievw) y con toda seguridad en sandhi externo, pese a que, en este último caso, la ortografía convencional (to;n patevra, to;n Peiraia') enmascara No está claro si había asimilación a la consonante siguiente: ej(d) davmou, ej(g) Naupavkto–, etc. 4

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—como sucede en esp. un padre— la que debía ser la pronunciación real. En las inscripciones no son raras las grafías fonéticas del tipo de to;m patevra, to;m Peiraia', tettavro–m podw'n ‘de cuatro pies’ (recuérdese que en estas inscripciones las palabras aparecen escritas seguidas sin un blanco de separación y sin marcas acentuales). Otro procesos dialectales de asimilación de consonantes en sandhi se tratan en los correspondientes temas de Dialectología. 3.1. Secuencias de vocales Como se vio en el Tema 6, el griego tendía a deshacerse de los hiatos en interior de palabra por distintos procedimientos. En sandhi los hiatos eran todavía menos aceptables y estaban expuestos a distintos procesos fonéticos. 3.1.1. Elisión Por elisión entendemos la desaparición de una vocal breve (a± e i± o) en final de palabra. La elisión no afecta nunca a la vocal u±, ni es posible con monosílabos como oJ, tov, tav, tiv, prov. Actúa tanto en sandhi interno (para; + e[cw > parevcw, ajpo; + e[cw > ajpevcw, ejpi; + e[cw > ejpevcw, etc.) como en sandhi externo. En este caso, la elisión es facultativa y en la ortografía convencional se indica con un apóstrofo: para; oijkivan > paræ oijkivan, ajpo; ajmfotevrwn > ajpæ ajmfotevrwn, ejpi; aujtovn > ejpæ aujtovn, ajlla; ejgwv > ajllæ ejgwv, ejpei; de; oJ qeov" > ejpei; dæ oJ qeov". La elisión es más frecuente con palabras gramaticales, pero también se da con palabras léxicas, especialmente en la poesía: patevra a[qlion > patevræ a[qlion, ejpi; nuvktæ ojlohvn > ejpi; nuvkta ojlohvn, bouvloisqe a[n > bouvloisqæ a[n. Cuando, a consecuencia de la elisión, una oclusiva sorda entra en contacto con una palabra que tiene espíritu áspero, la oclusiva—como vimos en § 2.1 a propósito de oujc— se convierte en la aspirada correspondiente. En sandhi interno: ajpo; + e{xw > ajfevxw, kata; + oJdov" > kavqodo". En sandhi externo: ajpo; eJspevra" > ajfæ eJspevra", ejpi; eJkavstw/ > ejfæ eJkavstw/, nuvkta iJeravn > nuvcqæ iJeravn. A partir del siglo IV, tanto en textos epigráficos del Ática y de otras regiones, como más ocasionalmente en textos literarios, aparecen formas como mhqeiv", mhqevn por mhdeiv", mhdevn. Se ha querido ver aquí el resultado del ensordecimiento de una sonora: mhdæ ei|",

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mhdæ e{n > mhqæ ei|", mhqæ e{n. Parece, sin embargo, más verosímil que mhqeiv", mhqevn resulten de la aglutinación de mhvtæ ei|", mhvtæ e{n. Una cuestión que reclama una cierta atención es la acentuación ortográfica de estas secuencias: (a) Como es de esperar, cuando la vocal elidida es átona, no sucede nada: patevra a[qlion > patevræ a[qlion, bouvloisqe a[n > bouvloisqæ a[n, mhv me ejrevqize > mhv mæ ejrevqize (b) Tampoco sucede nada cuando la elisión afecta a una preposición o una conjunción: ejpi; aujtovn > ejpæ aujtovn, ajlla; ejgwv > ajllæ ejgwv. En realidad, como se verá luego (§ 4.3.1), estas formas eran proclíticas y, por lo tanto, la vocal «acentuada» era átona. (c) Sin embargo, cuando se elide una vocal realmente tónica, el acento salta a la sílaba precedente: polla; h[dh e[th > povllæ h[dh e[th, kaka; a]n lavboi" > kavkæ a]n lavboi", kala; h\n > kavlæ h\n, ejmev euJrhvsei"> e[mæ euJrhvsei". 3.1.2. Aféresis Un procedimiento menos habitual es la aféresis o elisión de una vocal breve inicial de palabra (elisión inversa). La aféresis se produce únicamente tras vocal larga o diptongo. La vocal elidida es casi siempre e, rara vez a±. Se da preferentemente en el aumento verbal y en palabras gramaticales (pronombres, preposiciones): fevrw ejgwv, > fevrw ægwv, mh; ejkei'no" > mh; ækei'no", pou' ejstin > pou' æstin, mh; ejntau'qa > mh; æntau'qa, ejgw; ejdovkoun > ejgw; ædovkoun, h] ajpo; manteiva" > h] æpo; manteiva". Según la convención más usual, la aféresis de una vocal tónica no tiene ningún efecto en la ortografía: ejgw; e[paqon > ejgw; æpaqon (algunos editores escriben ejgw; “paqon, grafía que tiene poco sentido). Es posible que la diferencia entre aféresis y crasis (§ 3.1.3) sea puramente gráfica. De hecho los manuscritos ofrecen grafías alternativas como mh;

ækei'no" (aféresis)

o mhjkei'no"

(contracción). Hay casos en que la aféresis se ha lexicalizado: así, el verbo skorakivzw ‘mandar a paseo’ parece formado sobre una variante æskovraka" (= ej" kovraka" ‘a los cuervos’), pero es también posible que ej- se haya sentido como aumento y, como tal, se haya eliminado fuera de los tiempos de pasado. Parece que hay aféresis en el verbo qevlw, forma que acaba por imponerse a la variante más antigua ejqevlw que explica el aumento hj- en impf. - 16 © 2006, E-Excellence -www.liceus.com

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h[qelon, aor. hjqevlhsa (la idea de una vocal protética partiendo de qevlw es menos plausible). 3.1.3. Crasis La crasis (‘mezcla’) es la contracción de una vocal final con una vocal inicial en una vocal larga. En la escritura se indica con la coronis, que es un signo formalmente idéntico al espíritu suave (∆). En general, se da en contextos de gran cohesión sintáctica (es especialmente frecuente con el artículo). El resultado tiende a coincidir con el de la contracción en interior de palabra: ta; a[lla > ta\lla, to; e[po"> tou\po", ejgw; oi\da > ejgw\d/ a, w\ a[ner > w\ner, oJ ejpiv > ouJpiv (nótese que los espíritus son incompatibles con la coronis); también en sandhi interno proevlipe > prou[lipe. Sin embargo, a veces, para mantener la transparencia morfológica, se vulneran las reglas habituales de contracción: así, mientras que en jón. (Heródoto) oJ ajnhvr > wJnhvr (como aijdova > aijdw'), en ático el resultado es a–nJ hvr con el timbre a de ajnhvr. La -i de un diptongo desaparece sin dejar rastro: kai; ajgaqov" > ka–g j aqov", kai; ejgwv > ka–g j wv, oiJ ejpiv > ouJpiv, oiJ a[ndre" > a{ndre", tw'/ (sc. tw'i) o[clw/ > tw[clw/, kaiv moi ejdovkei > kai; moujdovkei. Cuando a causa de la contracción una consonante sorda entra en contacto con una h- inicial de palabra, la sorda pasa a aspirada: to; iJ–mavtion > qoijmavtion, th'/ hJmevra/ > qhjmevra/, to; u{dwr > qu[dwr, kai; aJrpavsai > ca–rj pavsai, kai; e{teron > ca–[teron, cf. también prov + oJdov" > frou'do". Como proceso puramente sincrónico (representado por una flecha), la crasis de oJ e{tero"  a{tero", to; e{teron  qa[teron, ta; e{tera  qa[tera, tou' eJtevrou  qajtevrou resulta ilógica. En realidad, se trata de formas contractas fosilizadas en una etapa más antigua cuando el pronombre era aún a{tero" (< *sm9teros; cf. mic. a2-te-ro): oJ a{tero" > a–t { ero", etc. (el vocalismo e{tero" es secundario y se debe al influjo analógico de ei|"). 3.1.4. Consonantes antihiáticas En algunas categorías morfológicas, tras -e o -i± puede aparecer una -n: (a) En los dativos de plural en -si (-xi y -yi) de todo tipo: pa`si(n), basileu'si(n), aijxiv(n), fleyiv(n), pavntessi(n), kakoi'si(n), Nuvmfaisi(n), ∆Aqhvnhsi(n). La -n es

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opcional en el pronombre de 3ª persona de plural sfi(n) y en los de 1ª y 2ª persona de plural de tipo eólico a[mmi(n), u[mmi(n). Por el contrario, es obligatoria en jónico-ático hJmi'n, h{min y uJmi'n, u{min. (b) También en formas

adverbiales

en -fi

(originalmente desinencia

de

instrumental): hom. nau`fi(n), o[cesfi(n), novsfi(n), ojsteovfi(n), etc. (c) Formas verbales de 3ª pers. sg. en -e y en -si o -ti y 3ª pers. pl. en -si: e[lege(n), e[qhke(n), levluke(n), tivqhsi(n), fhsiv(n), luvousi(n), tiqevasi(n), fa–siv(n), ejstiv(n), etc. (d) El númeral ei[kosi(n) Esta -n recibe el nombre de -n efelcística (n ejfelkustikovn ‘n atrayente’). Originalmente el adjetivo se aplicaba a las vocales que tenían capacidad de atracción sobre la -n, pero después pasó a aplicarse a la propia nasal «atraída». Seguramente surgió por ultracorreccción en contextos en que una -n final de palabra se perdía: uJmi`n scolhv [hy…mi$…skÓolE!…]. Es un rasgo especialmente característico del jónico-ático: por ejemplo, las desinencias dóricas en -ti y -nti (fa–tiv, fantiv) y el numeral i[kati nunca toman -n. En los textos en prosa los editores modernos suelen elegir las variantes con -n ante vocal y ante pausa (pa'sin ejdovkei, ejdovkei pa'sin; e[stin ajgrov", ajgrov" ejstin) y sin -n ante consonante (pa'si dokei', e[sti moi ajgrov"). Esta regla es secundaria. En los textos poéticos, donde la distribución de las variantes está garantizada por la métrica, -n aparece ante vocal (pa'sin ajnqrwvpoisi), pero también puede aparecer ante consonante (pa'sin Danaoi'si, pa'si qeoi'si). 3.2. Apócope de preposiciones Vamos a analizar con cierto detalle un fenómeno característico de lo que los griegos denominaban proqevsei" (preposiciones, preverbios). La apócope es la pérdida de una vocal final breve ante una consonante inicial de palabra (pa;r Diov", parmevnete por para; Diov", paramevnete). No debe confundirse con la elisión, que se produce ante vocal (paræ Eujruvtou, paremevnete). La apócope no actuó con la misma intensidad en todos los dialectos, ni afectó a todas las preposiciones por igual. El dialecto más refractario es el jónico-ático, donde la - 18 © 2006, E-Excellence -www.liceus.com

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apócope no está viva como regla sincrónica ni en la prosa literaria, ni en la prosa de las inscripciones, aunque sí en la épica, la lírica y el drama. En el extremo contrario aparece el tesalio. Los otros dialectos ocupan posiciones intermedias. En jónico-ático se ha lexicalizado la variante prov", producto de la apócope de prosiv (cf. hom. protiv). Las formas apocopadas más difundidas son las que terminan en líquida (pavr y más raramente pevr), y nasal (a[n, dial. ojn-, ujn-), que dan lugar a mejores contactos silábicos: hom. a]n potamoi'o rJeveqra, ajgkremavsasa; hom. pa;r potamovn, parbebawv", eleo par to; gravfo", etolio pa;r ta'" povlio"; arcadio pe;r tw'n marturivwn, eleo pa;r ta'r ga'r (= peri; th'" gh'"), délfico pe;r tw'n ejntofhviwn. Una posición intermedia ocupan las formas apocopadas que acaban en oclusiva dental: kavt por katav

y —en los dialectos que tienen esta forma— povt por potiv (át.

prov"). Generalmente, la apócope de estas preposiciones sólo se produce ante dental: arcadio po;t

tou;"

damiorgouv", beocio po;t

to;n

da'mon, délfico ka;t

to;n

novmon,

kattiqevntwn, beocio ka;t ta;" povlio", hom. kaddu'sai, ka;d dæ e[bale (con asimilación de sonoridad). Cuando se da ante otras consonantes, hay asimilación de punto de articulación: hom. ka;k korufhvn, kakkeivonte", ka;g govnu, ka;p pedivon, kavppesen, kavbbalen, ka;m mevsson, kavmmore, ka;r rJovon, etc. Las menos frecuentes son las variantes apocopadas terminadas en oclusiva labial: e[p, a[p, u{p, e[p. En Homero, en lesbio (Alceo) y en beocio sólo se apocopan ante consonante homorgánica (sc. labial): hom. ajppevmyei, uJbbavllein, Alc. a]p patevrwn, beocio ejp Pulªaºrevtªoeº, ejpivpasi" > e[ppasi" (át. ejpivkthsi"), que erróneamente se explica por una supuesta asimilación de e[mpasi" (= át. e[gkthsi"). La apócope extrema se da en tesalio, que no sólo admite todas las posibilidades que acabamos de señalar, sino además la apócope de ajpov, uJpov, ejpiv ante dental: ojngrafei' (át. ajnagrafh')/ , pa;r

ta'",

pe;r

proxenniou'n,

ka;t

tovn,

katteqeiouvkonte"

(át.

katateqhkovte"), po;t tovn, ka;p pantov", po;k ke'non (át. pro;" ejkei'non), ajppeisavtou (át. ajpoteisavtw), uJpprov (< uJpo; prov); a]t ta'" (= át. ajpo; th`"), e]t toi' (= át. ejpi;; tou`), u}t ta'" (= át. uJpo; th`"). Cabe citar también la variante poiv por potiv con disimilación ante dental en argólico y délfico: poiv to;n da'mon (= át. pro;" to;n dh'mon). Por un proceso similar, *kati (cf. hitita katti- ‘con’ y tesalio kativgneito" = jón.-át. (poesía) kasivgnhto" ‘hermano (lit. ‘con-

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generado)’) evolucionó a kaiv. En chipriota y en el arcadio de Mantinea aparece kav", variante apocopada de *kasiv. 4. El acento griego El acento es un fenómeno complejo en el que intervienen la intensidad (ingl. stress) y la entonación (frecuencia acústica) (ingl. pitch). Las lenguas organizan el material informativo en unidades de entonación. No existen lenguas sin entonación como el habla robótica, pero la intensidad y la entonación se pueden usar en niveles distintos. La entonación es un recurso muy importante en el nivel de la sintaxis: así, por ejemplo, en español Son tomos tiene entonación descendente afirmativa frente a ¿Son tomos?, que tiene entonación ascendente

típicamente

interrogativa. La intensidad (mayor energía y duración) se puede usar para dar énfasis: Sí, SON tomos. Por lo que se refiere exclusivamente al acento en el nivel de la palabra (entonación léxica), existen tres tipos principales de lenguas: (a) En las lenguas tonales como el chino, todas las sílabas de una palabra admiten entonación independiente (los esquemas «melódicos» son variados) y pueden contrastar dos o más alturas tonales: tono alto, tono bajo, tono medio, etc. (b) En las lenguas con acento de intensidad, por el contrario, hay un único acento principal en cada palabra, aunque algunas lenguas admiten acentos secundarios. La sílaba tónica tiende a ser más intensa y más prolongada que las átonas. El acento puede ser completamente libre (lituano), estar restringido a algunas sílabas (español, inglés, griego moderno) o ser fijo (sílaba inicial en checo, sílaba final en francés). (c) Las lenguas de acento de entonación (japonés) constituyen un tipo intermedio. El acento se percibe esencialmente como entonación, pero, a diferencia de las lenguas tonales, sólo hay una sílaba tónica por palabra y no existe contraste fonológico entre varios tonos. Todos los indicios de que disponemos, apuntan a que el griego pertenecía a este tercer tipo. Los gramáticos antiguos comparan el acento de palabra con el canto. La principal diferencia es que la melodía del canto va por intervalos pasando de una nota a otra directamente, mientras que la melodía de la palabra pasaba por las notas intermedias. La propia terminología que usan tiene que ver con la entonación musical: prosw/diva (lat. accentus) significa ‘canto al son (de otro instrumento)’, aJrmoniva es el ‘ajuste, afinación’,

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tovno" y tavsi" expresan la ‘tensión’ de las cuerdas de un instrumento musical (teivnw ‘poner tenso, estirar’). Las lenguas de acento de intensidad tienden a basar sus esquemas métricos en el número de sílabas y la posición del acento. En la métrica griega, por el contrario, el acento no desempeña un papel importante. Lo que cuenta es la sucesión recurrente de determinados esquemas de sílabas largas y breves. Un testimonio muy importante es el de los contados ejemplos de notación musical atestiguados en inscripciones y papiros. Cuando alguien quiere poner música a un texto en español debe tratar de encajar las sílabas tónicas en las partes fuertes del compás. Si el texto no se ajusta al ritmo musical, se oirán los acentos cambiados. En cambio, el compositor es bastante libre en lo que se refiere a la melodía, aunque, por ejemplo, una melodía descendente resulta inadecuada para una pregunta. En griego, en principio sucedía todo lo contrario: el acento de palabra no condicionaba el esquema rítmico, sino la melodía. En el estilo más tradicional de composición, los compositores debían esforzarse por asignar un valor más prolongado a una nota sobre sílaba larga, pero sobre todo debían prestar atención a que en la melodía la sílaba tónica recibiera una nota de igual o mayor altura que las de las otras sílabas de la palabra. En las composiciones estróficas, la estrofa y la antístrofa tenían idéntico esquema métrico. En cuanto a la melodía, parece que originalmente esta era distinta y se adaptaba a la «música de las palabras»: las notas altas tendían a coincidir con las sílabas tónicas. Más tarde se impuso la melodía única para estrofa y antístrofa sin tomar en cuenta los acentos de las palabras. Otro indicio indirecto del carácter tonal del acento es el escaso papel que desempeñan la reducción, asimilación y disimilación de vocales en la fonética griego antiguo frente a las lenguas con acento de intensidad donde son más frecuentes estos fenómenos: cf. esp. haber ha > habrá, azorado > azarado, enseguida > ensaguida. El acento de intensidad en español puede diferenciar pares mínimos léxicos: tomo vs. tomó. Como se ha dicho más arriba, la entonación puede servir para expresar diferencias o matices en el nivel sintáctico: la entonación neutra descendente de tomo, tomó expresa afirmación frente a la entonación interrogativa ascendente de ¿tomo?, ¿tomó?, que puede expresar extrañeza. En griego, la oposición léxica entre tov m o" ‘sección’ (sustantivo, con entonación descendente) y tomov"

‘cortante’ (adjetivo, con

entonación ascendente) debía de resultar fonéticamente algo parecido a la diferencia que de esp. tomo y ¿tomó? (con la entonación alta asociada —redundantemente en griego— a la intensidad).

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Como sucede en español con la intensidad (acento de palabra, énfasis del foco de una oración), la entonación en griego funcionaba en dos niveles: la palabra (entonación léxica) y la frase (entonación sintáctica). Esto debía plantear una cierta dificultad a la hora de armonizar las dos melodías y limitaba el margen de maniobra para establecer diferencias sintácticas mediante la entonación. Es evidente que el tono alto no correspondía a una nota concreta. Había un contraste de entonación respecto de las sílabas átonas. Dependiendo del contexto, el tono alto tendría una entonación más o menos alta. A esta presumible limitación de combinar las dos melodías, se ha atribuido la sobreabundancia de marcadores del discurso («partículas») que encontramos en los textos griegos: por ejemplo, las interrogaciones suelen ir reforzadas por partículas como a\ra, h\. Si esta hipótesis no es verdadera, merecería serlo. Ni que decir tiene, nuestro conocimiento del acento del griego antiguo prácticamente se reduce al ático y, en menor medida, al jónico. Buena parte de los detalles se nos escapan y los datos de otros dialectos son aún más oscuros (§ 4.5). Se han hecho diversos intentos de reproducir la pronunciación del griego antiguo —incluyendo el la acentuación tonal— en grabaciones modernas. Estos experimentos son tan meritorios como especulativos. Como se indicó más arriba a propósito de la sílaba, la aproximación más completa a los problemas del acento en griego analizados con un enfoque moderno es la de Devine y Stephens (1994). Para una exposición detallada de las reglas de acentuación, es recomendable el manual de Probert (2003). 4.1. Tipos de acento A efectos de acentuación las vocales breves se comportan como una sola unidad denominada mora —el término se ha acuñado modernamente a partir de gr. movra ‘parte, fracción’— que aquí aparecerá representada con un punto (Ö). Las vocales largas y los diptongos se componen de dos moras. Cualquiera de las dos admite el tono alto: Öv•Ö o Ö•Ö.v En los textos con notación musical, en las vocales largas que reciben dos notas, la nota más alta suele ir sobre la primera si lleva acento circunflejo (dokw') y sobre la segunda si lo lleva agudo (ojktwv). Los textos más antiguos conservados en inscripciones y papiros carecen de marcas acentuales. Parece que estas fueron inventadas por Aristófanes de Bizancio (s. IIIII a.C.) y popularizadas por los filólogos alejandrinos. Al principio, los acentos se usaban sólo de forma ocasional como diacríticos para ayudar al lector a identificar una palabra. A

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menudo su uso se aparta de la norma actual: por ejemplo, se marcan con acento grave las sílabas átonas (pa;ravba;si;") o se acentúan los diptongos sobre la vocal (basilevu"). Con el tiempo, las marcas acentuales se fueron generalizando, pero el sistema actual no se afianzó hasta época bizantina cuando hacía siglos que el acento ya había perdido su naturaleza tonal. El gran codificador de la acentuación griega fue Herodiano (s. II d.C.). El acento agudo (´) marca el tono más alto de una palabra. Puede ir sobre una vocal breve o sobre la segunda mora de una vocal larga o un diptongo (Ö•Ö)v . Las palabras oxítonas tienen acento agudo en la última sílaba: tomov", lipwvn, basileuv". Las

paroxítonas,

en la penúltima: tovmo",

tovmwn,

ajnqrwvpwn, cwvra–.

Las

proparoxítonas, en la antepenúltima, pero para ello es condición indispensable que la última sílaba tenga vocal breve y no termine en grupo consonántico: a[nqrwpo", prwvtisto", feuvgonte", pero ajnqrwvpou", ajnqrwvpwn, prwtivstou", prwtivstw/, feugovntwn. La marca de acento circunflejo (^), que probablemente resulta de combinar los signos del acento agudo y del grave, sólo puede ir sobre una vocal larga o un diptongo en la última sílaba e indica que el tono iba sobre la primera mora (Öv•Ö). Las palabras perispómenas tienen acento circunflejo en la última sílaba: timw`, cwrw'n, basileu`. Las properispómenas lo tienen en la penúltima, pero para ello la vocal de la última sílaba tiene que ser breve: prw'to", foi'nix, basileu`sin. El acento circunflejo no puede ir nunca sobre la antepenúltima sílaba. Por razones no bien aclaradas, los diptongos ai, oi en posición final cuentan como breves —sólo a efectos de acentuación— en el nominativo de plural (a[tomoi, gevfurai, pw`loi, glw`ttai) y en las desinencias de indicativo, subjuntivo, imperativo e infinitivo: bouvlomai, timw`mai, paivdeusai (imp.), paideu`sai (inf.), bouvlesqai, tima`sqai. Cuentan, en cambio, como largos en las formas de locativo y en el optativo: cf. oi\koi (nom. pl.), pero oi[koi (loc.), paideuvoi, paideuvsai (2ª sg. opt. aor.). Históricamente, la entonación circunfleja es por regla general resultado de procesos de contracción vocálica. Si en la secuencia original, la primera era la vocal tónica, el acento (circunflejo) cae sobre la primera mora del resultado de la contracción: cf. gen. sg. *-éh2-os > -a`" (-h`") cf. timh'", *tréjes > trei'", jón. ajlhqevo" > át. ajlhqou`", rJe(v ¸)ei > át. rJei`. Si, en cambio, la tónica era la segunda, entonces el acento (agudo) va sobre la segunda mora: hom. klh(¸)iv" > át. klhv"/ o kleiv".

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Hemos visto que en los papiros el acento grave (`) indicaba tono no alto (sc. ausencia de acento). Es evidente que la práctica de marcar las sílabas átonas (pa;ravba;si;") resultaba superflua, pues basta con marcar la sílaba acentuada de una palabra (paravbasi") para deducir que las demás son átonas. En la ortografía actual, el acento grave sólo se usa en fonética sintáctica y sustituye al acento agudo ante palabra no enclítica: así, se acentúa ajgaqov" ante pausa o ante palabra enclítica (ajgaqov" ejsti), pero ajgaqo;" ante palabra acentuada (ajgaqo;" pai'") o proclítica (ajgaqo;" oJ pai'"). Únicamente se sustraen a esta regla los interrogativos tiv" tiv: por ejemplo, Tiv" ou|to"… ‘¿Quién es ese?’, Tiv fhvsei"… ‘¿Qué vas a decir?’. No hay acuerdo sobre cuál era la realización real del acento grave. No es verosímil que se trate de una pura convención gráfica (sc. sin motivación fonética). Lo más probable es que el acento grave en ajgaqo;" pai'" indicara que [tÓos] recibía una entonación más alta que [aga], pero más baja que la de la pai'". Seguramente la sílaba [tÓos] recibía una entonación más baja que en otras circunstancias a fin de evitar que la entonación de pai'" tuviera que elevarse en exceso para resultar distintiva. Como se explicó más arriba, el tono alto tenía un valor relativo de contraste con las sílabas átonas. Salvando todas las distancias, la estrategia del acento grave, sería comparable a lo que uno hace cantando cuando prevé que una nota va a resultar demasiado alta: antes de ahogarse, baja la melodía un par de tonos hasta encontrarse cómodo. El problema no se presentaba en secuencias como ojxuvcolo" pai'", donde las sílabas átonas intermedias (con entonación descendente), dejaban un amplio margen de maniobra para la entonación alta de pai'". 4.2. Restricciones en la posición del acento En general, el tono en griego mantiene la posición heredada del indoeuropeo: cf. el juego de alternancias entre el grado pleno tónico del part. pres. leivpwn y el grado reducido (Ø) átono en el part. aor. lipwvn o el grado pleno tónico del sufijo -ter- en ac. patevra frente al grado Ø -tr- en posición átona en gen. patrov". En algunos casos la posición del acento ha cambiado por efecto de la analogía o de algunas leyes que iremos viendo en el resto del capítulo. En indoeuropeo la posición del acento en la palabra era libre. Por el contrario, en griego por efecto de la «Ley de limitación del acento» (en adelante, LLA) el tono alto sólo podía ir en una de las tres sílabas finales: así, a las formas de participio del sánscrito masc.

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bha! r ama¤ n≥a h ≥, fem. bha!rama¤n≥a¤, con el acento sobre la raíz corresponden en griego las formas ferovmeno", feromevnh. No se ajustan a la LLA formas como gen. sg. povlew", gen. pl. povlewn (nom. sg. povli"), gen. sg. ajskhvsew", gen. pl. ajskhvsewn (nom. sg. a[skhsi"), gen. sg. a[stew", gen. pl. a[stewn (nom. sg. a[stu), y algunos sustantivos y adjetivos de la llamada «declinación ática»: Menevlew", i{lew" i{lewn, gen. pl. povlewn (nom. sg. povli"). Estas excepciones resultan de la actuación de la metátesis de cantidad. Las formas como hom. povlho", *Menevlho" (dór. la–o"), i{lho" (hom. i{la–o"), que respetaban la LLA, experimentaron la metátesis de cantidad sin que se desplazara el acento (las formas de gen. pl. como povlewn por el esperable *polevwn son analógicas del singular). En realidad, estas excepciones son más aparentes que reales si se acepta que la «metátesis de cantidad» no es una simple transferencia de cantidad vocálica, sino un alargamiento que trata de compensar (parcialmente) la reducción de volumen fonético producida por la sinizesis de una vocal larga (cf. Tema 6): Menevlho" > Menevle8w" (tres sílabas). El resultado Menevle8w" no entra en conflicto con la LLA. Sólo la etapa posterior Menevlew" (cuatro sílabas) con diéctasis secundaria infringe la LLA. El ático conoce otra restricción en la posición del acento. Cuando el acento va sobre una vocal larga o diptongo en la penúltima sílaba y la vocal de la última sílaba es breve, la entonación es obligatoriamente circunfleja: Ö•Öv U > Öv•Ö U. Así, el sustantivo swthvr es oxítono y pertenece a un paradigma con acento fijo. Se esperaría, pues, un acusativo *swthvra, un genitivo *swthvro", etc. Sin embargo, esta acentuación no está permitida y el acento pasa a la primera mora de la vocal larga: swth`ra, swth`ro", swth`ri. Esta regla se conoce precisamente como «Ley de swth`ra» o «Ley del troqueo final» (en adelante, LTF). De igual modo el participio de perfecto *se-sth2-wo¤s > hom. eJstawv" se contrae regularmente en eJstwv" con tono alto en la segunda mora de la w según lo explicado más arriba. Como el acento es fijo en el paradigma, la contracción del acusativo eJstaovta debería haber resultado *eJstwvta. Sin embargo, por la LTF *eJstwvta pasó a eJstw`ta. Para excepciones aparentes a la LTF como ou[te, cf. § 4.3.2. La LTF hace que la acentuación de una vocal larga en la penúltima sílaba sea completamente predecible. Si la sílaba final tiene vocal breve, el acento es automáticamente circunflejo: swth`ra, eJstw`ta, prw'to", foi'ni±x (conviene insistir en que, como se ve en foi'ni±x, lo que cuenta es la cantidad de la vocal, no la de la sílaba). Si, en cambio, la sílaba - 25 © 2006, E-Excellence -www.liceus.com

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final tiene vocal larga, el acento es agudo: swthvrwn, eJstwvtwn, prwvtou". Por tanto, el contraste entre acentuación aguda y circunfleja queda limitado a la sílaba final: cf. ei|" (Öv•Ö) frente a oujdeiv" (Ö•Öv). 4.3. Palabras átonas Hemos señalado más arriba que las palabra gramáticales tienden a ser átonas en todas las lenguas. El griego no es una excepción y conoce palabras proclíticas y enclíticas. Las proclíticas se apoyan en la palabra siguiente (esp. los dados, los vieron, Luis y Juan, con Juan, cuando vino). Las enclíticas se apoyan en la anterior (esp. entregadlos, entrégalo, entréganoslo). 4.3.1. Proclisis Los gramáticos antiguos no reconocían un estatus especial a las palabras proclíticas (de hecho, el término no se acuñó hasta el s. XIX). Esta falta de atención viene dada porque, a diferencia de las enclíticas, las proclíticas no alteran la acentuación de las palabras contiguas. En la ortografía estándar sólo son átonas unas pocas palabras que —incluso en la forma de cita— se escriben sin acento. Se trata siempre de monosílabos que comienzan por vocal: (a) Las formas del artículo oJ, hJ, oiJ, aiJ, pero nom. pl. dial. toiv, taiv y tov, tovn, thvn, tou', th'", etc. (b) Las preposiciones ejn (eijn), eij" (ej"), ejx (ejk), wJ", pero ajnav, ajpov, xuvn (suvn), prov", parav, periv, etc. (c) Las conjunciones eij (dial. aij), wJ", pero ajllav, kaiv, oujdev, h[, ejpeiv, i{na, w{sper, etc. (d) Las negaciones ouj (oujk, oujk), pero mhv La distribución entre palabras proclíticas átonas y «tónicas» es una pura convención, que resultaba útil para distinguir formas en la escritura: así, oJ artículo frente a o{ relativo, hJ artículo frente a h{ relativo y h[ conjunción, eij conjunción frente a ei\ 2ª pers. sg. del verbo eijmiv, etc. De hecho, diversos indicios prueban que también las formas «acentuadas» eran átonas: (a) Todas las preposiciones se combinan preferentemente con pronombres tónicos: tanto eij" ejmev como pro;" ejmev (cf. esp. a mí y no †a me) predominan - 26 © 2006, E-Excellence -www.liceus.com

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netamente sobre ei[" me y prov" me, donde la preposición es tónica por efecto del acento de enclisis (§ 4.3.2). (b) A efectos de la crasis (§ 3.1.3), las formas del artículo acentuadas se comportan igual que las no acentuadas: oJ ajnhvr > a–nJ hvr, tw'/ ajndriv > tajn– driv, to; ajlhqev" > taj–lhqev". (c) La apócope de preposiciones (§ 3.2) presupone formas átonas. (d) En la elisión de la vocal acentuada de una palabra gramatical (§ 3.3.1), el «acento» se pierde: para; aujtovn > paræ aujtovn frente a polla; h[dh > povllæ h[dh con salto de acento a la sílaba anterior en una palabra léxica. (e) En las inscripciones arcaicas que separan palabras, las formas en cuestión se tratan indistintamente como átonas: así, en IG IX 12 717 y 718 (Calio, Lócride occidental; ca. 500-400) aparecen entre separadores tanto oj

xevno"

y

˙ajpi¸oikiva como toi; xenodivkai, ta;n divkan, to'n Hupoknamidivon, etc.; ejn Nauvpakton, ej(g) Naupavkto–, ejn Naupavkto–i, pero también to' kata; povlin, ka;(t) to'nde, katæ aij¸eiv, ejpi; me;n tai'" mnaiaivai"; ai[ kæ ajndicavzonti, ai[ ka deivle–tai, pero también kai; quvein, ejpeiv ka Naupavktio", e[nte kæ ajpoteivsei; cf. también me–; favrein. (f) Como se sabe, algunas preposiciones «modifican» su acentuación en oraciones sin verbo expreso, en tmesis o en anástrofe: cf. tw'/ dæ aijei; pavra ei|" ge qew'n, Il. 5.603 (pavra = pavrestin), pavra ga;r qeoiv eijsi, Il. 3.440 (tmesis) y potamo;n pavra, Il. 15.691 (postposición) frente a para; tavfron, Il. 9.67 (preposición). En realidad, es la variante pavra la que conserva la acentuación original. Parav es forma secundaria de cita de una palabra que en circunstancias normales era átona. Algo similar sucedió con el nom. pl. a[lla convertido en la adversativa ajllav (proclítica); cf. esp. pero (proclítica) frente a it. però ‘sin embargo’ con la acentuación etimológica (lat. per hoc). La aféresis de gr. clás. i{na > gr. mod. na presupone que, pese a las apariencias, la vocal inicial de i{na era átona. 4.3.2. Enclisis

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Las palabras enclíticas, por el contrario, sí pueden modificar la acentuación de la palabra precedente con la que forman una unidad acentual. Son enclíticas las siguientes palabras: (a) Las formas del pronombre indefinido ti" y los adverbios indefinidos como pou, pw", pote, etc. (b) Las formas «débiles» de los pronombres personales me, mou, moi; se, sou, soi; eJ, ouJ, oiJ, y los poéticos min, nin, sfe (sfeav", sfa"), sfewn, sfi(n) (sfisiv(n)), etc. (c) Algunas «partículas» como ge, te, nun, ke(n) (dór. ka), toi, rJa, per. (d) Las formas del presente de indicativo de los verbos eijmiv (copulativo) y fhmiv con la excepción de las 2as personas ei\ (pero hom. eij" y ejssiv sí son enclíticas) y fhv/". Nótese, sin embargo, que cuando tienen significado existencial (‘estar, haber, existir’) las formas del presente de eijmiv no son enclíticas y pueden aparecer en posición inicial absoluta: e[sti de; stravteuma poluv ‘Hay una numerosa expedición’ (X. An. 2.4.17), e[sti soi ajgrov"… ‘¿Tienes un terreno?’ (X. Mem. 3.11.4), ejnqevnde oujk e[stin ajpelqei'n ‘De allí no cabe salir’ (X. An. 6.5.15) frente al copulativo tau'ta ta; o[rh e[rhmav ejstin… ‘¿Esos montes están deshabitados?’ (X. Cyr. 3.2.1) (e) El sufijo -de de sentido lativo, que unos editores de Homero escriben junto y otros separado: ∆Eleusi'navde, hom. Ou[lumpovnde (alternativamente, Ou[lumpon dev), oi\kovnde (oi\kon dev) frente a át. oi[kade no analizable. Son posibles las siguientes combinaciones de palabras tónicas y enclíticas: (a) qeov" ti", qeoiv tine", qeoiv tinwn (b) qew'n ti", qew`n tine", qew`n tinwn (c) lovgo" ti", lovgoi tinev", lovgwn tinw'n (d) dou'lov" ti", dou'loiv tine", dou'loiv tinwn (e) a[nqrwpov" ti", a[nqrwpoiv tine" La acentuación de estos grupos se explica por las siguientes reglas: (a) El acento de la palabra tónica («anfitrión») se mantiene invariable. - 28 © 2006, E-Excellence -www.liceus.com

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(b) En principio, las limitaciones del acento mantienen su validez: acento agudo no más atrás de la antepenúltima, acento circunflejo no más atrás de la penúltima. Las estructuras que las contravienen, necesitan un acento de enclisis agudo, que normalmente cae en el «anfitrión»: dou'lov"

ti", a[nqrwpov"

ti". La

excepción es el tipo dou'loiv tinwn, que contraviene la LLA. (c) No pueden aparecer dos acentos agudos en sílabas contiguas. Si se fuera a dar el caso, el acento de enclisis cae sobre el elemento enclítico, lo más lejos posible del «anfitrión»: lovgoi tinev", lovgwn tinw'n.5 Cf. esp. entréganoslò. (d) La LTF no rige para la enclisis: así, ajgaqhv ti", mhv ti" (no †ajgaqh' ti", †mh' ti"). Esto justifica por qué, aunque se escriban juntas, tampoco se aplica la LTF a formas compuestas como touvsde, h{ti", ou[te, w{sper, etc. Tampoco se aplica la LLA a ou|tino", w|ntinwn, oi|stisi, etc. Cuando una palabra enclítica sigue a una proclítica, esta toma el acento de enclisis: ei[" me, ei[ ti", ou[ fasin. En secuencias de palabras enclíticas, el acento de enclisis se transmite a la palabra precedente: dov" moiv nun, ajnhvr tiv" fhsi, ei[ moiv tina bouvloisqe, ei[ pouv tiv" tina i[doi. Conviene señalar que algunas partículas que aparecen acentuadas (gavr, au\, mevn, mhvn, dev, dhv, ou\n, etc.) comparten con las palabras enclíticas el hecho de no ser admisibles en posición inicial absoluta. Convencionalmente las llamaremos partículas «semienclíticas». Como las palabras gramaticales proclíticas, las partículas pierden su acento si se elide la vocal final acentuada: cf. teleuthvsanto" dæ ejkeivnou por teleuthvsanto" de; ejkeivnou (Lys. 14.27.3). 4.4. La acentuación en algunas categorías morfológicas Ya señalamos más arriba que la acentuación en griego puede diferenciar pares mínimos: tovmo" vs. tomov", qhrotrovfo" ‘que alimenta fieras’ vs. qhrovtrofo" ‘que se alimenta de fieras’. Como en español, la posición del acento no es predecible y debe aprenderse con la práctica. Sin embargo, como sucede también en español, se pueden establecer generalizaciones y tendencias sobre la base de la morfología. Como la

En este caso, sería de esperar una acentuación †lovgwn tinwvn, pero tal acentuación resultaría anómala porque los genitivos y dativos de plural con desinencia tónica son normalmente perispómenos y no paroxítonos. 5

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casuística es compleja, aquí nos circunscribiremos a algunos hechos más corrientes y más claros (para más detalles, véase el manual de Probert 2003). En la flexión nominal, los paradigmas heredados del indoeuropeo con acentuación móvil y alternancia vocálica tendieron a ser eliminados en los polisílabos, de modo que apenas sobreviven en unas pocas palabras de uso frecuente: cf. pathvr patevra frente a patrov" patriv. Cf. también ajnhvr androv", mhvthr mhtrov", ajrhvn ajrnov", kuvwn kunov", gunhv gunaikov", hom. govnu gounov", dovru dourov", etc. Fuera de estas excepciones, en los polisílabos el acento permanece fijo en la misma sílaba (paradigma estático) mientras lo permitan la LLA y LTF: cf. cwvra– cwvrai–", luvko" luvkou, rJhvtwr rJhvtwro", aunque swthvr swth'ro", qavlatta± qalavtth", a[nqrwpo" ajnqrwvpou; también át. govnu govnato", dovru dovrato", etc. Cuando el acento va sobre la desinencia en el genitivo y dativo de singular, plural y dual de la 1ª y 2ª declinación y en el genitivo de plural y genitivo-dativo de dual de las 3ª declinación, la acentuación es siempre perispómena: cf. ajdelfh', ajdelfh/,' ajdelfw'n; ajdelfai'", ajdelfai'n; ajdelfou', ajdelfw/,' ajdelfw'n, ajdelfoi'", ajdelfoi'n; patrw'n, patroi'n. Se exceptúan las formas de la «declinación ática», que son oxítonas como el nominativo: gen. sg. lewv, dat. sg. lew/,v gen. pl. lewvn, dat. pl. lewvn/ . En cambio, en los sustantivos con nominativo de singular monosilábico se ha generalizado el acento móvil, que no siempre es etimológico: cf. ceivr ceirov", pouv" podov", cqwvn cqonov", ai[x aijgov"; cf. también ei|" eJnov", tiv" tinov" y pa'" pantov" pantiv, pero pl. pavntwn pa'si. Al esquema se ha adaptado parcialmente el monosílabo secundario pai'" (< hom. pavi"> < *pav¸i"): gen. sg. paidov", dat. sg. paidiv, dat. pl. paisiv, pero el gen. pl. paivdwn conserva todavía su acentuación etimológica. El vocativo tiene muy a menudo acento recesivo (sc. retrasado todo lo que permite la LLA): devspota± (despovth"), a[delfe (ajdelfov"), Zeu' (Zeuv"), pavter (pathvr), a[ner (ajnhvr), gunai' (gunhv), “Apollon (∆Apovllwn), swthvr (sw'ter), etc. El frecuente uso del vocativo en los nombres propios probablemente explica el acento recesivo de adjetivos usados como antropónimos: cf. Xavnqo" (xanqov"), Glau'ko" (glaukov"), etc.; cf. también los adjetivos compuestos en -krathv" -ev" oxítonos (aujtokrathv" -ev", ijsokrathv" -ev") frente a los nombres propios en -kravth" con acento recesivo como Aujtokravth" (voc. Aujtovkrate"), ∆Isokravth" (voc. ∆Isovkrate"), etc.

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Tienen también acento recesivo las formas personales del verbo: cf. leivpw, leivpomen, e[leipon, ejleivpomen, e[lipon, ejlivpomen; tivqhmi, tivqemen. La alternancia vocálica (ei/i, h/e) delata que originalmente el patrón acentual era distinto: el grado e y el grado largo, resultante de una secuencia con laringal (Tema 2), debían de ir asociados a la posición tónica y el grado Ø (y el grado breve) a la posición átona. La distribución se mantiene en formas no personales de verbos con alternancia vocálica: cf. part. pres. leivpwn con grado e tónico frente a part. aor. lipwvn con grado Ø átono. Escapan a la regla unas pocos imperativos de uso frecuente: eijpev, labev, ejlqev, ijdev (ijdouv), euJrev, faqiv. En los verbos contractos la recesión del acento no vuelve a actuar tras la contracción: filevei > filei', ejfivlee > ejfivlei, filevomen > filou'men, etc. En los verbos compuestos el acento puede retroceder hasta el preverbio: a[page, suvnoida, provsece, ajpovscwntai. Pero esto no es posible cuando interviene el aumento: ajph'gon, prosei'con, ejpevscon, etc. Nótese también la acentuación de imperativos monosilábicos compuestos con preverbios de dos sílabas: paravqe", paravdo", paravsce" (no †pavraqe", †pavrado", †pavrasce"). 4.5. Cambios en la posición del acento Se han descrito diversos cambios más o menos regulares en la posición del acento. No siempre está claro que estos cambios tengan una motivación estrictamente fonética. Ya tuvimos ocasión de hablar de la «Ley de Wheeler» a propósito de los grupos de muta cum liquida (§ 1.3.4). Por esta ley los oxítonos con final dactílico (— U Ú) pasan a paroxítonos (— Ú U): así, *patrasiv (cf. gunaixiv) > patravsi; también los compuestos oxítonos *qhrotrofov", *fwsforov" (cf. yucopompov", strathgov" que conservan el acento original) pasaron a paroxítonos qhrotrovfo", fwsfovro"; el esquema se generalizó por analogía a otros compuestos como dorufovro", ajndrofovno", etc. En ático los properispómenos pasan a proparoxítonos si la antepenúltima es breve («Ley de Vendryes»): ejrh'mo" > e[rhmo", eJtoi'mo" > e{toimo", tropai'on > trovpaion; cf. también los adjetivos gevloio", bevbaio" vs. aijdoi'o", spoudai'o" y las formas *ejgwv ge, *ejmoiv ge > *ejgw'ge, *ejmoi`ge (por TLF) > e[gwge, e[moige. 4.6. Acentuación dialectal

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Para los otros dialectos —se trata siempre de las variedades literarias— disponemos de datos más escasos y menos sistematizados que para el ático. Nuestras fuentes de información son las observaciones de los gramáticos y las marcas acentuales en papiros y manuscritos de textos literarios dialectales. 4.6.1. Lesbio Parece que uno de los rasgos más llamativos del lesbio era la barutovnhsi" (‘acentuación grave’), por la que todas las palabras léxicas tenían acentuación recesiva: así, lesbio qevoisi, qevaisi, pavtro", a[stere", ∆Acivlleu", Zeu'" corresponden a jónico y/o ático qeoi'si, qeai'si, patrov", ajstevre", ∆Acilleuv", Zeuv". Como se ve, es la misma regla que rige para las formas personales del verbo en ático, pero generalizada a todo el léxico. Las marcas de acentuación de los papiros de Alceo y Safo confirman la doctrina de los gramáticos. La acentuación recesiva se aplica también a los eolismos de la épica: a[mme" a[mme a[mmi(n), u[mme" u[mme u[mmi(n) (át. hJmei'" hJma'" hJmi'n, uJmei'" uJma'" uJmi'n); e[mmenai, dovmenai (át. ei\nai, dou'nai). A diferencia de lo que sucede en los verbos contractos del ático, donde, como vimos (§ 4.4.3), el acento de las formas personales mantiene la misma posición que ocupaba antes de la contracción vocálica (filevei > filei'), parece que en lesbio, a juzgar por los genitivos de plural de la 1ª declinación -a–w v n > -a–n (cf. jón. -evwn > át. -w'n), la baritonesis seguía actuando tras la contracción: Alc. poliavta–n (jón. polihtevwn), Safo ejk merivmna–n, paivsa–n (jón. merimnevwn, pasevwn, át. merimnw'n, pasw'n). Con todo, puede tratarse de un fenómeno ficticio resultante de la aplicación mecánica de la baritonesis por parte de los gramáticos. Como cabía esperar de lo dicho más arriba (§ 4.3.1), la baritonesis no rige para las palabras proclíticas «acentuadas»: cf. ac. pl. toi;" tai;" (át. tou;" ta–;") frente a dat. pl. toi'si tai'si (át. toi'" tai'"), kai; (no †kai'), ajlla;; (no †a[lla), ejpei; (no †e[pei), oujde; (no †ou[de), mh; (no †mh'), etc. 4.6.2. Dórico En materia de acentuación, son varias las peculiaridades del dórico de la lírica coral arcaica (Alcmán, Ibico, Estesícoro, Píndaro) y de la poesia helenística (Calímaco, Teócrito). Los datos no son siempre fiables, ni fáciles de interpretar. Para la acentuación dórica,

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puede consultarse el manual de Probert (2003) y la monografía de Hinge (en prensa) sobre la lengua de Alcmán. Según una noticia confirmada por algunos papiros, el acento de, por ejemplo, ajnqrwvpoi, geraitavtoi, ojrqrivai en el nom. pl. de la 1ª y 2ª declinación apuntaría al valor esperable de vocal larga para los diptongos -oi, -ai, que cuentan como breves en át. a[nqrwpoi, geraivtatoi, o[rqriai. Por otro lado, los dorios acentuarían ai[ge", paivde", gunaivke" en lugar de ai\ge", pai'de", gunai'ke". De aquí se ha inferido que en dórico no regía la LTF, pero esta deducción no es segura. En realidad, todos estos datos —en la medida en que sean ciertos— pueden deberse a fenómenos de analogía. También se considera dórica la acentuación de los genitivos paidw'n (át. paivdwn) y pantw'n (át. pavntwn) y de los adverbios ouJtw'" (át. ou{tw"), kavlw" (át. kalw'"), sovfw" (át. sofw'"). Por último, se dan como dóricas formas como ejlevgon (át. e[legon), ejdeivxan (át. e[deixan), h[nqon (át. h\lqon), ejdwvkan (át. e[dosan), ejplevcqen (jón. e[plecqen). Se ha querido ver en esta peculiaridad un efecto del grupo *-nt en que terminaban originalmente estas desinencias, pero es más razonable pensar en la analogía («acentuación columnar») con la 1ª y 2ª pers. pl.: ejlevgon como ejlevgome" ejlevgete. 4.7. El paso al acento de intensidad El griego moderno tiene un acento de intensidad similar al del español. Grosso modo, la posición del acento coincide con la del griego clásico: cf. gunai'ka > gunaivka [Ji"nEka], paidivon > paidiv [pE"Di] (para más detalles véase Historia de la Lengua griega, Tema 6). Parece claro que el paso al acento de intensidad tiene relación con la pérdida de las distinciones de cantidad en las vocales (como en español, las vocales tónicas en griego moderno tienen una mayor duración, que no es distintiva fonológicamente). Sin embargo, no hay acuerdo sobre si fue la neutralización de la cantidad lo que alteró la naturaleza de acento o si —lo que parece más verosímil— fue el acento de intensidad la causa de la neutralización de la cantidad vocálica. Naturalmente, con la neutralización de la cantidad vocálica se perdió la posibilidad de establecer un contraste entre entonación aguda (Ö•Öv) y entonación circunfleja (Öv•Ö). Pese a todo, las marcas de acento circunflejo y grave se siguieron usando por convención hasta una reciente reforma ortográfica que ha eliminado estos signos junto con los espíritus (acentuación monotónica). - 33 © 2006, E-Excellence -www.liceus.com

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Tampoco hay acuerdo sobre la fecha de estos cambios. Un primer indicio del cambio de acento serían los coliambos del fabulista Babrio (¿s. II d.C.?), que terminan sistemáticamente en palabra paroxítona. Por la misma época, se detecta en las inscripciones un aumento de la frecuencia de las confusiones gráficas entre o y w. Sea como fuere, el cambio de acento ya debía de estar consumado en el siglo IV, época a la que pueden pertenecer algunos himnos atribuidos a Gregorio de Nacianzo cuya métrica se basa exclusivamente en la posición de los acentos.

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