Desarrollo del lenguaje y sus componentes

September 27, 2017 | Author: Maca Guzman Colihueque | Category: Language Acquisition, Word, Phonology, Verb, Sentence (Linguistics)
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Desarrollo del lenguaje y sus componentes. Chomsky plantea que el niño nace con una información genética que le permite descubrir la estructura interna de la lengua que se habla en su medio social; analizarla, diferenciarla y, a partir de esto, apropiarse de ella para su uso. (Alessandri M.L. (2007). Trastornos del Lenguaje, detección y tratamiento en el aula. Pág.12) El desarrollo del lenguaje entonces no se produce por mecanismos de imitación y refuerzo simplemente de lo que escucha, sino que para comprender y producir el lenguaje debe acceder a la estructura más íntima del mismo y a los fenómenos que lo sustentan. En la adquisición del lenguaje el niño no percibe el lenguaje como estructuras rígidas, sino que, en base a los que es capaz de producir, crea sus propias hipótesis y normas con las que se maneja mientras le resultan efectivas y las aplica utilizando dos mecanismos básicos que maneja en forma intuitiva, que son la selección y combinación que le permitirán la construcción de infinitos enunciados diferentes, manifestando así la creatividad en el proceso de adquisición de la lengua. En el proceso de adquisición del lenguaje se ponen en funcionamiento numerosas estructuras y procesos que, combinándose, dan origen a un complejo sistema como es el lenguaje hablado. Cada una de estas estructuras constituye un módulo que se encarga de llevar a cabo una determinada función, la cual posee una base orgánica determinada, compuesta por un grupo de neuronas o circuito de memoria. La

adquisición

del

lenguaje,

se

puede

comprender

mejor

si

analizamos sus componentes y sus respectivas características: 1 Componente fonológico: “sistema sonoro de un lenguaje y las reglas lingüísticas que gobiernan la combinación de los sonidos”. El desarrollo del sistema fonológico se refiere a la integración de los fonemas, que son las unidades mínimas sin significación.

Cada fonema se define por sus características de emisión, teniendo en cuenta cuatro parámetros: (Alessandri

M.L. (2007). Trastornos del

Lenguaje, detección y tratamiento en el aula. págs.23, 24, 26) •

Punto de articulación: nos indica la posición y punto de contacto y punto de contacto de los órganos fonoarticulatorios durante la emisión de un fonema.



Modo de articulación: nos indican la forma en que sale el aire durante la emisión del fonema



La sonoridad: se refiere a la intervención o no de la vibración de las cuerdas vocales en la producción de un fonema.



La resonancia: nos indica por dónde se produce la salida del aire al emitir un fonema. Existe un orden de aparición y unas estructuras de desarrollo

fonológico muy definidas. Hay que tener en cuenta que para algunos niños y niñas la simple presentación de modelos no es suficiente, porque la madurez de los factores implicados en la integración fonética se está estructurando con más lentitud o incluso con déficit. Partiendo de esta idea se debe estar muy atento a los retrasos fonéticos- fonológicos que son los que llaman la atención pero que suelen esconder un problema mayor. El desarrollo de esta competencia fonológica debe ser considerado como algo progresivo que se adquiere a través de una serie de aprendizajes diversos por oposición de los fonemas implicados. El niño y la niña van afinando cada vez más su capacidad articulatoria gracias a una serie de adaptaciones dentro del esquema de aprendizaje por feed-back. Es importante destacar que la adquisición de un fonema supone la adquisición previa de otros: /f/ supone la adquisición de /p/. /s/ supone /t/. /k/ supone /t/... Por ello, cuando un niño o una niña no es capaz de pronunciar /mesa/ no dice /mesa/ sino que aplica el esquema anterior /meta/ por /mesa/; gracias a una serie de adaptaciones dentro del esquema de

aprendizaje

por

feed-back

el

niño

o

niña

terminará

pronunciando

correctamente /mesa/. Cada vez que el alumnado realiza una nueva adquisición, modifica la totalidad del sistema fonológico que anteriormente había adquirido. A continuación se exponen las conductas que se deben presentar a nivel fonológico en las respectivas edades. Extraído de “Barreto J. Lara D. Amezcua E. Romero R. (2002) Gran libro de la Maestra de Preescolar”.

Edad Conductas nivel fonológico 0 – 3 • Emite sonidos que son reflejos fisiológicos del sistema respiratorio. meses • Respira irregularmente. • Presenta llanto fuerte y sin lágrimas. • Presenta reflejo de succión, al rozarle los labios. • Presenta atragantamiento, mordedura y deglute líquidos en forma refleja. • Emite de 4 a 5 sonidos distinguibles y expresiones prosódicas. • Reconoce el ritmo y el patrón de inflexión de voz. • Balbucea en respuesta de los padres. • Inicia juego vocal propioceptivo. • Llora en forma diferenciada para demostrar hambre, sueño, etcétera. • Usa la mayor parte de los sonidos vocales y la mitad de las consonantes que utilizará en la vida adulta. • Presenta reflejo de apertura de boca. • Utiliza siete sonidos parecidos a fonemas, pero sin serlo. • Mueve la lengua, labios y la mandíbula. 3 ½ - 6 • Emite sonidos y chillidos explosivos. meses • Emite alaridos con diferente sonoridad y los sonidos guturales /g/,/k/. • Ríe fuertemente. • Presenta llanto intencionado. • Cambia de agudos a graves los sonidos que emite. • Presenta las actividades prelingüísticas de succión, deglución y masticación. • Emite gorgogeo y balbuceo espontáneamente, e intenta repetir monosílabos. • Inicia la fase musical, o sea que aunque no comprende el significado se interesa vivamente por el aspecto melódico de las palabras y capta su contenido expresivo. (Esta fase se prolonga hasta los 12 meses). • Realiza gargarismos. • Emite las vocales /a/,/o/,/e/. • Comienza a coordinar las actividades respiratorias y sus cuerdas vocales. • Se encuentra en la etapa balbuceante de la lalación. • Produce emisiones bisilábicas indiferenciadas /mo/,/mu/,/do/,/na/, silabeo. • Emite un promedio de 17 sonidos diferentes. • Presenta los reflejos orofaciales de mordisco, de movimientos linguales, de deglución (persistente bajo control voluntario) y palatales y faringeos. 6 1/2 – 9 • Perfecciona las actividades prelingüísticas de deglución y masticación. meses • Empieza a imitar movimientos con la boca y la garganta. • Imita tos, silbido y algún juego con la boca. • Emite balbuceo reduplicado: donde hay características guturales, bilabiales, explosivos, vocales abiertas y cerradas. • Se introduce los objetos a la boca con intento de morder. • Emite palabras únicas no muy claras. • Emite silabeo enriquecido con los fonemas /m/,/p/,/t/ (esbozo). • Emite sonidos específicos para acompañar a la respuesta motora, con movimientos de brazo más significativos que los de la boca. • Utiliza el ritmo y el juego vocálico. • Elabora diversos esquemas para comunicación, suprimiendo algunos sonidos y entrando los de su propia lengua. • Utiliza la retroalimentación auditiva, permitiendo que el balbuceo sea progresivamente más imitativo. • Inventa y juega todo el día con las sílabas. • Imita sílabas del adulto. • Articula palabras por imitación, aun cuando no conoce su significado. • Para muchos niños, esta etapa es un periodo de silencio. 9 ½ - 12 • Ríe y grita. meses • Emite palabras únicas claramente definidas, como mamá y papá. • Contrasta vocales y consonantes con mayor predominio de vocales posteriores y consonantes de tipo glótico-velar. • Emplea expresiones con funciones interrogativa, declarativa, imperativa,

2 Componente semántico: “sistema psicolingüístico que conforma el contexto de una expresión, la intención y el significado de palabras y oraciones”. La organización semántica corresponde a la evolución del significado de las palabras. Fernando de Saussure planteó la dualidad existente entre el significado y significante, es decir la unión que se establece en el referente y su simbolización en el lenguaje, que responde a una convención social y que se produce por la experiencia directa con el objeto, anticipando la formación de conceptos. La forma en que el niño se relacione con su entorno condicionará la representación que se hace del mundo que lo rodea y a partir de esto logrará comunicarse con él. El lenguaje actúa como un elemento muy importante en la organización objetiva de la realidad. El aprendizaje del lenguaje se produce en un ambiente natural, sin situaciones previamente armadas, surge en base a lo que el niño ve y experimenta. El adulto intuitivamente le proporciona información y a la vez acompaña su desarrollo, modelando las emisiones del niño. En el caso de los significados va acotándolos cada vez más, ajustando así el sistema léxico del niño. Es perfectamente conocido el hecho de que la comprensión precede a la expresión. El bebé comienza reconociendo la voz humana y es por ello que muchas veces se calma con sólo hablarle. Más adelante, y en el intercambio con un adulto, aprende a interpretar rasgos supra segmentarios como son la voz, la entonación y la curva entonativa global de quien le habla y reconocer si el otro está dispuesto a jugar o si, por el contrario, está enfadado y de esta forma pueden responder adecuadamente. Aproximadamente a los nueve meses es cuando comienza la actividad comprensiva del lenguaje, interpretando algunas partículas del discurso adulto, comienza por identificar su nombre y el “no”. Las primeras palabras que el niño comprende estarán estrictamente relacionadas a las experiencias que vive, al aquí y ahora, luego acompañado del desarrollo cognitivo, será capaz de evocar objetos que no estén presentes. Por otro lado, las primeras palabras que el niño produce tendrán

generalmente un valor de acción y expresarán fundamentalmente deseos y necesidades fuertemente unidas al contexto en que se producen. Más adelante aparecen palabras cuya función será designar. Estas palabras se utilizarán en un primer momento para designar varias cosas a la vez,

por

ejemplo

llaman

“guau

guau”

a

todos

los

animales,

independientemente de sus características. Este fenómeno se conoce como sobreextensión; luego, por mecanismos de diferenciación y oposición, como ocurría a nivel fonológico, también va a ir afinando el significado y ampliando su repertorio semántico. Cada vez que aprenda una palabra nueva, se producirá una reestructuración de las ya existentes, formándose una compleja red de significados. Para poder integrar una palabra nueva el niño deberá cumplir con ciertas condiciones, que son: •

Diferenciar claramente un objeto en particular.



Saber que, aunque lo encuentre en diferentes contextos, continúa siendo el mismo.



Captar que aunque cambien algunos de sus atributos, por ejemplo el color, el objeto es el mismo.



Delimitar cuáles son los atributos que le son propios.

Por los mecanismos antes mencionados, los significados van a ir ajustándose y haciéndose más específicos a medida que las experiencias del niño aumentan y es justamente por eso que niños de la misma edad pero que viven en medios diferentes, ya sean geográficos, socio-económicos o

culturales,

tendrán

un

repertorio

semántico

bastante

diferente

cualitativamente. También pueden influir en el repertorio semántico las características de personalidad de un niño, que regulan la forma de vincularse con su entorno. En un medio poco estimulante, encontraremos una disminución cuantitativa y cualitativa del vocabulario semántico. Un hito importante en la expresión semántica lo constituye el logro de las primeras 50 palabras, hecho que coincide generalmente con el comienzo de la utilización de la frases de dos palabras y que ocurre aproximadamente a los 18 – 19 meses. Dentro de este repertorio de palabras, la mayoría

corresponde a sustantivos, pero también se incluyen verbos y palabras funcionales (por ejemplo, adverbios: arriba, más, etc.), aunque hay que destacar que estas palabras no están categorizadas a nivel gramatical y su valor, en principio, puede variar de objeto a acción o a denominar una situación en particular. Estos primeros significados atraviesan por tres etapas: 1.-Etapa preléxica: en ella el niño utiliza las palabras como etiquetas, aún sin contenido conceptual y están generalmente acompañadas por gestos con la mano y la cara. Este tipo de emisiones comienza aproximadamente a los 10 meses y continúa utilizando algunas de ellas hasta los 20 meses. Un ejemplo es cuando dice “MA”, acompañado con el señalamiento en incluso movimiento de la mano para que le alcance un objeto. 2.-Etapa de símbolos léxicos: estas emisiones ya tienen nivel conceptual y son reconocidas como palabras. En este período se produce un aumento significativo en cuanto a la cantidad, aunque las utiliza aún en forma aislada. Se considera que este período se cumple aproximadamente entre los 16 meses y los 2 años. 3.-Etapa de frase semántica: se inicia cuando el niño comienza a utilizar a la frase de dos palabras, aproximadamente a los 19 meses. A partir de entonces y en forma paulatina, sus posibilidades de comunicarse aumentan a medida que se complejiza el tipo de frases que va construyendo y la información que desea transmitir. Al mismo tiempo que crece el número de palabras que el niño comprende y utiliza, comienza a darse cuenta que hay diferentes jerarquías entre las palabras, que hay términos que incluyen o que se incluyen en otros,

por

ejemplo

“animal”

incluye

“perro”

y

“perro”

incluye

a

“Dobermann” (raza de perro). Es así que comienza a agrupar sus palabras y a almacenarlas en categorías que, al conectarse, constituyen un complejo sistema llamado redes semánticas. La construcción de categorías hace que el aumento de vocabulario no sea simplemente un crecimiento cuantitativo, sino que contribuye a la organización

de

los

conceptos

que

el

niño

va

adquiriendo

a

un

acomodamiento de vocabulario se producen en forma de cascada y a un ritmo muy acelerado, siempre utilizando los mecanismos ya mencionados de diferenciación, que ajustan los significados y forman sucesivas series de oposición. Entre los 3 y los 6 años continúa siendo importante el aumento de vocabulario, cada vez más preciso y adaptado, aunque su lenguaje es, ante todo, egocéntrico (al igual que su pensamiento): dice todo lo que piensa pero no para comunicar su pensamiento, sino más bien para reforzarlo. Es importante la diferencia que se establece en este punto entre niños que han tenido escolaridad desde pequeños y los que no, porque, al favorecerse la socialización, disminuye el lenguaje egocéntrico. Es recién a partir de los 7 años cuando aparece un verdadero intercambio de información y se independiza el lenguaje interior del exterior. (Alessandri

M.L. (2007).

Trastornos del Lenguaje, detección y tratamiento en el aula. Págs. 43,44, 45) A continuación se exponen las conductas que se deben presentar a nivel semántico en las respectivas edades. Extraído de “ Barreto J. Lara D. Amezcua E. Romero R. (2002) Gran libro de la Maestra de Preescolar”.

Edad Conductas nivel semántico 0 – 3 • Manifiesta comportamientos que le permiten buscar lo que le place y meses evitar lo que le molesta. (La mamá lo alimenta, pero él es quien decide cuánto alimento necesita). • Reconoce juegos, como móviles y otros objetos familiares. • Muestra preferencia por el rostro humano. • Manifiesta sonrisa a personas conocidas. 3 ½ - 6 • Identifica a personas y objetos conocidos. meses • Diferencia la voz de la madre. • Comienza a identificar el significado de ciertas expresiones, e inflexiones, como: “ya voy”, “aquí está tu biberón”. • Aprende que una acción puede provocarse a partir de la expresión vocal. • Responde al gesto de levantarlo estirando los brazos. • Llora intencionalmente. • Expresa temor ante caras desconocidas. • Reconoce a través de la visión y el olfato. • Comprende y responde a gestos emocionales, diferenciándolos. • Sonríe a imágenes en el espejo. • Experimenta diferentes perspectivas y espacios, por ejemplo: examina un objeto de cerca y de lejos. • Asocia sonidos con objetos, como el repicar de una campana. • Expresa su opinión rechazando o imitado actividades de los adultos. • Empieza a distinguir personas extrañas. 6 1/2 – 9 • Juega a hacer caer un objeto para que se lo devuelvan. meses • Introduce objetos dentro de un recipiente. • Mueve objetos circulares o cilíndricos. • Utiliza el dedo índice para tantear. • Comprende estados de ánimo y gestos emocionales. • Comprende el no. • Realiza gestos intencionales con significado, al escuchar expresiones como “Me voy”,”silencio”. • Responde alzando sus brazos cuando su madre le dice “¡venga!”. • Empieza a comprender palabras. • Mira al familiar o al animal que se le nombre. • Palmotea su imagen en el espejo y sobre un muñeco. • Reconoce el biberón y lo toma con ambas manos. • Dice no con la cabeza. • Responde a su nombre con mayor significación, diferenciándolo de los otros. • Su memoria aumenta, ya recuerda y repite actividades que ha realizado antes y reconoce categorías diferentes como figuras estáticas. • Descubre que un objeto existe, aunque no lo esté viendo. • Demuestra reconocimiento y satisfacción por la presencia de otros niños. • Diferencia claramente a las personas que conoce de los extraños. • Utiliza emisiones vocales, como gritos, para llamar la atención, demostrando claramente su intención. • Empieza a cooperar y oponerse a las propuestas de los adultos (aleja la boca para no comer). • Comprende la oposición del adulto ante su comportamiento. • Voltea cajas en busca de objetos y los saca. • Aprende que la comunicación con los otros puede tener recompensa, ya que al hacer ciertos gestos o emitir ciertos sonidos, es atendido. 9 ½ - 12 • Comienza a anticipar horarios y rutinas, asociando objetos con meses acciones; por ejemplo, se coloca el babero antes de que le den la comida. • Mira cuidadosamente a quienes le rodean para entender su estado de ánimo. • Expresa aburrimiento más rápidamente. • Reconoce su nombre y el de otras personas. • Muestra objetos, enseña lo que atrae su atención y atrae la atención de los

3 Componente morfosintáctico: “sistema lingüístico de reglas que gobierna el orden y la combinación de las palabras para formar oraciones, así como las relaciones entre los elementos dentro de una oración” La organización morfosintáctica, corresponde a la organización y orden de las palabras en una frase. El niño presenta obviamente una gramática muy diferente a la del adulto, la que solía interpretarse como una simplificación del modelo adulto en el cual faltaban algunas partículas que el niño

incorporaba lentamente. Eso fue totalmente descartado

al

constatar que los niños poseen un sistema gramatical cerrado que va a ir modificándose con las nuevas adquisiciones y ampliándose constantemente con el uso. La elaboración de la sintaxis es progresiva y tiene un orden de adquisiciones

estrechamente ligado a la evolución del pensamiento. La

presencia en el habla infantil de ciertos fenómenos como la regularización, cuando el niño dice “me poní el pantalón” en lugar de “me puse el pantalón” nos dice que el niño percibe reglas y las generaliza en un sentido u otro, es decir que no aprende por repetición o imitación sino que deduce las reglas y las emplea en situaciones nuevas. El valor de las primeras palabras no es solamente semántico, sino también sintáctico y esto es lo que va a permitir la posterior combinación con otra palabra. El primer estadio de esta evolución es la palabra-frase. El niño, valiéndose de una sola palabra, está expresando cosas que exceden el significado puro de la palabra de acuerdo al contexto y a su intencionalidad. Generalmente las primeras palabras son sustantivos, pero las utiliza para expresar emociones o necesidades, por lo cual se le pueden conceder la calidad de acciones “agua” puede ser “tengo sed” o “quiero bañarme” o “mira el río”. También la entonación tiene una función sintáctica evidente en las primeras emisiones puede decir “nene aba” expresando una demanda “quiero agua”, una pregunta “¿me das agua?”, una sorpresa, “¡el niño está nadando!”.

Alrededor de los 18-19 meses comienza a utilizar frases de dos palabras, donde, además de la incorporación de palabras nuevas, surge la habilidad para combinar las que ya posee de diferentes maneras, a la vez que se complejizan a nivel semántico los mensajes que desea transmitir. Las frases infantiles de dos palabras pueden clasificarse según el valor que se les otorga, teniendo en cuenta el contexto y la interpretación que el adulto hace a ellas. Pueden clasificarse:

• Acción: son enunciados que asocian una acción y otra palabra, pueden ser: Agente + acción

“niño ¡am!”

Acción + objeto

“dame aba”

Acción + locativo

“jugar acá”

Acción + objeto

“niño pelota”

• Recurrencia o repetición: que indica aumentar o repetir una situación. Recurrente + objeto

“más tele”

• Atribución: son aquellos enunciados que permiten decir algo de un objeto Objeto + atributo

“mano sucia”

• Posesión: con dos palabras indican poseedor y el objeto poseído. Posesión:

“auto papá”

• Negación: expresa la desaparición o el no deseo de lago. Negación:

“no papá” “no tele”

• Denominación: sirven para hacer juicios de identificación, se acompañan muchas veces con gestos indicativos, por ejemplo señalar con el dedo, “este pelota” En estas frases iniciales van a ir ampliándose, incrementando la cantidad de palabras pero manteniéndose la función semántica de las mismas, es decir que aumentará la longitud y la cantidad de información que puede transmitir utilizando nuevos elementos que incorporará del lenguaje adulto. Esto se produce juntamente con la maduración del pensamiento que le permite analizar cada vez más la retroalimentación que le llega del entorno, siempre

dispuesto

a

proporcionarle

modelos.

Un

ejemplo

de

este

mecanismo es la yuxtaposición de enunciados: el niño pequeño suele emplear dos proposiciones para expresar algo cuando aún no es capaz de integrar el mensaje en una sola frase. Por ejemplo un niño le ofrece una galletita a otro y éste no la acepta, para contar la situación dice “no quiere tita” “no quiere niño”. El adulto podrá interpretar correctamente este mensaje sólo si está atento al contexto y a la situación acontecida y le responderá “tienes razón, el niño no quiere galletita”, acomodando la emisión del niño a un enunciado completo e integrado. De este modo, es probable que la próxima vez que el niño se enfrente a una situación similar integre el mensaje en una sola frase “no quiere tita el niño”. Utilizando estos mecanismos percibe rápidamente que el orden de las palabras determina el sentido de una frase y comienza a organizar enunciados cada vez más largos, aunque su lenguaje aún es telegráfico, es decir que le faltan partículas relacionantes. Las primeras conjunciones o partículas conectivas aparecen entre los dos y cuatro años, por ejemplo el uso de “y” para unir dos frases “la niña come y el perro duerme”. Durante este período utiliza también frases en infinitivo “la niña quiere ir a pasear”, frases con “quiero” “quiero comer caramelos”; frases con preguntas simples con “dónde o por qué” ¿dónde está papá?. Luego aparecen las oraciones subordinadas con “por qué”, “qué”, “si”, “cómo”. Aproximadamente entre los 3 años 6 meses y los 4 años de edad el niño domina la estructura sintáctica fundamental de su lengua materna y puede expresarse con pocos errores de tipo morfosintáctico.

Lo que le queda por aprender más allá de los 4 años es muy poco y serán únicamente estructuras muy sofisticadas que el niño de esa edad no puede entender por la falta de madurez de su pensamiento. Por ejemplo: los términos comparativos “tanto como” “más que” “menos que” no serán utilizados como relacionantes hasta lograr las nociones de conversación de la cantidad y la seriación que logra aproximadamente a los 7 años. Algo similar ocurre con aquellas oraciones que no cumplen el orden natural de la frase, por ejemplo la frase “antes de tomar la leche el niño lava sus manos” no la comprenderá correctamente hasta estar cerca del nivel de pensamiento operatorio concreto. (Alessandri

M.L. (2007).

Trastornos del Lenguaje, detección y tratamiento en el aula. Págs.59, 60, 61) Para sintetizar el recorrido de las adquisiciones a nivel morfosintáctico en el lenguaje expresivo realizaremos un cuadro evolutivo. Extraído de “Barreto J. Lara D. Amezcua E. Romero R. (2002) Gran libro de la Maestra de Preescolar”.

Edad 0-3 meses 3 ½ - 6 meses 6 ½ – 9 meses

Conductas nivel morfosintáctico • Presenta balbuceo. Emite sonidos guturales, e indiferenciados. • Emite silabeo incipiente.

• Presenta silabeo enriquecido. • No ha iniciado la formación de oraciones. • Su acto comunicativo es un conjunto de elementos motores agregados a las vocalizaciones y los patrones prosódicos. 9 ½ - 12 • Presenta silabeo enriquecido. meses • Empieza a formar la estructura sintáctica primitiva, a través del monosílabo intencional. • Aún almacena la información sintáctica que capta. • Emite aproximadamente 5 palabras. 12½ - 18 • Utiliza de 20 a 100 palabras, incluyendo su nombre (18 meses). meses • Expresa palabras-frases: “quiero”, “tete”, “sueño”. • Conoce el orden que debe tener en la emisión de la oración. • Expresa más comúnmente sustantivos; utiliza pocos adjetivos, verbos y algunos pronombres. • Empieza a diferenciar el tú y el yo, y a usar el pronombre mío. 18½ - 24 • Emplea doble palabra-frase (puerta, abrirla). meses • Tiene más o menos de 100 a 150 palabras con fallas articulatorias. • Hace mal empleo del tiempo del verbo. • Incorpora preposiciones (hasta, con, sin), conjunciones y artículos. • Organiza frases más complejas con pronombre, verbo, sustantivo y adjetivo. • Acompaña el sustantivo con el artículo, en frases gramaticales. • Utiliza los pronombres: mío, para mí, tú, yo (inicia la diferencia y acción de tú y yo). • Utiliza las expresiones qué, cómo, cuándo. • Utiliza plurales. • Inicia subordinación de frases. • Enuncia frases con palabras descriptivas. • Su patrón gramatical es sustantivo. • Combina patrones de inflexión y modulación dentro del sistema gramatical. • Utiliza la palabra “mío” con frecuencia. • Usa la estructura del lenguaje de su familia. 3 años • Dice más o menos 1000 palabras. • Sus frases se hacen más gramaticales empleando pronombre, verbo, sujeto y predicado con sustantivo, adjetivo. • Aparecen los verbos usados en forma sustantiva. El tiempo del verbo puede estar mal empleado. • Emplea los pronombres mío, yo, tú, para. • Emplea las preposiciones hasta, con, y sin. • Usa inflexiones interrogativas: por qué, cómo, cuándo, dónde, incluyendo la negación. • Incorpora patrones gramaticales: adverbio de lugar y artículo hasta tercera persona. • Utiliza el “yo” incipiente. • Elimina las redundancias en sus expresiones. • Utiliza adjetivos que expresan tamaño. • Sabe cómo y cuándo utilizar los elementos sintácticos. • Practica la compatibilidad de aspectos de los sustantivos, con verbos que expresan el significado elegido. 4 años •Estructura oraciones completas de 5 a 8 palabras, caracterizadas por su mayor complejidad y carácter más definido; aunque se encuentran algunas fallas articulatorias. •Posee alrededor de 1500 palabras. •Usa artículos, sustantivos, adjetivos, adverbios, pronombres, verbos, es decir toda la estructura gramatical. •Maneja los adjetivos que implican semejanza, como igual y diferente. •Utiliza y comprende formas activas del lenguaje: tanto, más, menos.

4 Componente pragmático: “sistema sociolingüístico que conforma el uso del lenguaje en la comunicación, que puede ser expresado de forma motora, vocal o verbal” La Pragmática es el estudio de los usos del lenguaje y de la comunicación lingüística. El desarrollo de las funciones pragmáticas abarcará por ello la evolución de las internaciones comunicativas del niño y los ajustes que realizará en sus emisiones para adaptarse a un entorno determinado que le permita comunicarse eficazmente con su interlocutor. La Pragmática abarcará todo el modelo de comunicación entendido como emisor o hablante, receptor u oyente y contexto en el que se produce el intercambio. Para que un mensaje sea comprendido correctamente, no basta con que su estructura fonológico/semántica y morfosintáctica sea correcta, sino que además debe adaptarse al contexto en que se produce y a la intención del que habla, a lo que realmente desea transmitir. Muchas veces se utiliza un mensaje para expresar absolutamente lo contrario de lo que se está diciendo desde el punto de vista semántico y sintáctico, por ejemplo cuando un niño pequeño está intentando trepar sobre la mesa y su mamá le dice “Vamos, súbete a la mesa”, pero con la intencionalidad de que justamente haga todo lo contrario, o cuando durante un juego de persecución el niño dice “Dale, captúrame”, pero nos incita a que o corramos pero no lo alcancemos. El inicio de la intencionalidad comunicativa es alrededor de los 9 meses de edad. Es el momento

en que el bebé es capaz de interactuar

significativamente con su medio a partir de instrumentos pre-simbólicos como gestos, o simbólicos como la producción oral. Es en esta edad cuando el niño comienza a ser consciente del efecto que tendrá una acción (gestual o verbal) en el adulto y persistirá en ella hasta lograr su propósito. En etapas anteriores son los padres los que otorgan intenciones a las conductas del bebé dándoles una finalidad comunicativa, aunque quizás no la tengan pero, gracias a esta actitud paterna, comenzarán a construirse.

Las primeras intenciones comunicativas se producen a través de acciones y gestos y luego recién a nivel del lenguaje oral. En las acciones interviene todo el cuerpo y pueden ser: Acciones de petición: Por ejemplo guiar a la mamá hacia la puerta porque desea salir. Acciones de rechazo: Por ejemplo patalear cuando no se le entrega lo que quiere. Acciones de mostrar: Por ejemplo dirigir la cara de su mamá hacia lo que desea. Gracias infantiles: acciones en que el niño repite porque fueron reforzadas por la aceptación del adulto (risas o elogios), por ejemplo “que linda manito”, “taparse la cara y descubrirse cuando le dicen ¿dónde está el bebé? ¡Acá está! En cuanto a los gestos, son más específicos aunque no totalmente convencionales y pueden ser: Señalar objetos: con su mano. Enseñar objetos: cuando muestra el adulto un objeto que tiene o tomó previamente. Entregar objetos: cuando el niño da al adulto voluntariamente un objeto. Pedir: la forma más habitual es extender la mano moviendo sus dedos señalando lo que se desea. Rechazar: aleando lo que no se desea con su mano o moviendo su cabeza. Gestos referencias: como comer llevando su mano a la boca o dormir cerrando sus ojos. Finalmente consideradas

aparecerán

plenamente

luego

como

las

símbolos

primeras que

palabras

serán

y

frases

convencionales,

intencionales y compartidas y por esto plenamente comunicativas, que le permitirán interactuar verbalmente con su medio. Es importante recordar que niños o adultos pre-verbales o aquellos que presentan dificultades para el habla utilizarán otras modalidades (gestos y acciones) además del lenguaje oral surge en el análisis de

observar no sólo lo que el niño dice sino también cuándo, cómo, por qué y con quién realiza sus emisiones, teniendo en cuenta las situaciones, contexto e interlocutores. Halliday ha establecido en base a ese estudio funciones que van apareciendo en forma progresiva a partir de los 9 a 18 meses. Función instrumental: que le sirve para satisfacer necesidades, para pedir, por ejemplo “me-me” con su mano extendida pidiendo un objeto o directamente “quiero…”. También es utilizada para rechazar objetos acompañados de la emisión no. Función regulatoria: la utiliza para controlar su entorno, la usa para mandar, son peticiones del niño para la acción por ejemplo “coco” para que le hagan jugar al caballito. A partir de los 16 meses las comienza a utilizar también para pedir permiso o ayuda. Función interaccional: le sirve para mantener la comunicación, para interrelacionarse con su medio. Por ejemplo contesta a la pregunta ¿Dónde está al niño? ¡Acá! O exclamaciones cuando aparece su mamá en el juego de escondidas. Esta función se amplía hacia los 16 – 18 meses a responder a preguntas y saludos a otros, a hablar con otras personas Función personal: le sirve para expresar sus sentimientos, para opinar y son expresiones de placer o displacer “me gusta o no me gusta”, como el entusiasmo y la emisión “meme” cuando ve su mamadera, comentarios o nominaciones de objetos “tutu” cuando ve un auto y más adelante la relaciona con los objetos “tutu mío” Función heurística: le sirve para explorar la realidad, aparece en forma de preguntas o pedido de información ¿Qué es esto? Función

imaginativa:

la

utiliza

para

jugar,

para

crear

diferentes

realidades, incluyen también canciones o canturreos mientras manipula objetos, por ejemplo juego de hacer compras con sus cosas, etc.

En una segunda fase que, transcurre entre los 18 y los 36 meses, estas funciones se reagrupan y combinan, formando dos tipos de funciones básicas. La función pragmática, que agrupa la función instrumental, regulatoria e interaccional y constituirá el lenguaje-acción, es decir el que le sirve para actuar sobre la realidad pidiendo, tomando objetos y controlando su entorno. La

función

matética,

integrada

por

las

funciones

personal,

heurística e imaginativa que constituirá el lenguaje aprendizaje y es la que le permite aprender mediante el lenguaje de la realidad en que está inmerso, preguntando, jugando y formando relaciones entre los objetos. En este período surge, además, una nueva función, que es la función informativa, que le sirve para comunicar a los demás de sus propios juicios, conocimientos e impresiones acerca de la realidad. La gran explosión en la evolución pragmática ocurre en una tercera fase, para Halladay

entre los 3 y 5 años, donde las funciones vuelven a

agruparse en dos.

• Interpersonal: que deviene de la función pragmática y se refiere a lo que los niños comunican a los demás.

• Ideacional: que deviene de la función matética y es por medio de la cual el niño observa el contexto que lo rodea. Además de agrega una última función, la función textual, que sirve para reorganizar las otras funciones. (Alessandri

M.L. (2007). Trastornos del

Lenguaje, detección y tratamiento en el aula. Págs. 79, 80, 81, 82, 83) Para sintetizar el recorrido de las adquisiciones a nivel pragmático realizaremos un cuadro evolutivo. Extraído de “ Barreto J. Lara D. Amezcua E. Romero R. (2002) Gran libro de la Maestra de Preescolar”.

Edad Conductas nivel pragmático 0 – 3 • Están presentes los actos perlocusionarios, como mirada , llanto, agarre meses y sonrisa. 3 ½ - 6 • Combina actos perlocucionarios, con otros locucionarios; al final, meses perfecciona los ilocucionarios: señalar, mostrar, dar. • Inicia el desarrollo de las relaciones interpersonales. • Aprende a mirar a la madre a los ojos, manteniendo contacto interpersonal con ella. • Aprende a hacer giros verbales con la madre; cuando ella habla, él habla. • Aprende a asociar el referente a la palabra que escucha. 6 1/2 – 9 • Utiliza las funciones instrumental y reguladora con intención específica, meses pero el adulto es quien le interpreta. • Toma turnos referidos al momento en que debe dar emisiones. • Produce sonidos alargados, y modifica el tiempo de comienzo de la voz con intención. 9 ½ - 12 • Posee las funciones instrumental, reguladora y personal a través de meses pedir, repetir y solicitar extendiendo los brazos para que lo ayuden, y ofreciendo alguna cosa. • Se encuentra en el estado ilocucionario, que sienta las bases de los performativos y los modos interrogativos, imperativos, declarativos, negativos y positivos que pueden ser con producción verbal y gesticular. • Pide con la mano algo que el adulto tiene y señala el objeto que quiere obtener del adulto. 12½ - 18 • Sienta las bases de los performativos y los modos interrogativo, meses declarativo, negativo, etc.; que pueden ser totalmente gestuales, o combinación de vocales y gestuales. • Se encuentra también con aspectos de estado perlocucionario con significado, no con la intención del niño, sino por el hecho de que se siente impulsado a expresar una serie de vocalizaciones y gestos, que son interpretados significativamente por la madre. • Utiliza las funciones inventiva, informativa e imaginativa; además de las presentadas en las edades anteriores. • Inicia una forma primitiva de topicalización, se desarrollan y perfeccionan las formas de saludar, protestar y atender. • Invita a la acción a los demás, utilizando palabras que designan ya sea la acción, el objeto de la acción, o la persona que debe realizarla. • Utiliza lo que tiene de lenguaje para suplir sus necesidades. 18½ - 24 • Hace representaciones más complejas y juegos motores más finos. meses • Asocia ideas a nivel preverbal con juguetes. • Investiga, representa y realiza acciones sencillas con objetos y con algunos sucesos. • Le agrada el juego espontáneo y solitario. • Empieza a buscar solución a algunos problemas sencillos. • Toma los objetos como instrumentos para alcanzar otros. • Empieza una etapa egocentrista al jugar, en donde no hay ideas conectadas. • Imita lo que observa a su alrededor y lo integra a su aprendizaje. • Identifica un objeto común al verlo dibujado. • Se imita a sí mismo, haciendo algo que verdaderamente puede hacer (fingir que está comiendo o llorando) • Imita a los otros haciéndoles llevar a cabo algo que no puede realizar por sí mismo. • Aumenta el juego con juguetes. • Manipula y realiza acciones y asociaciones con juguetes. • Juega paralelamente con otros niños sin competir. • Forma colecciones; identifica y compra objetos. • Habla solo durante el juego; su actividad más importante es jugar. • Presenta formas tempranas de inmadurez, como de apego a personas mayores en busca de afecto y aprobación.

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