Zygmunt Bauman

November 5, 2017 | Author: Jeroh Montilla | Category: Philosophical Science, Science, Politics (General), Science (General)
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Zygmunt Bauman

Zygmunt Bauman en Varsovia (2005).

Zygmunt Bauman (Poznań, Polonia, 1925) es un sociólogo, filósofo y ensayista polaco. Es conocido por acuñar el término, y desarrollar el concepto, de la «modernidad líquida». 1 Junto con el también sociólogo Alain Touraine, Bauman es ganador del Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010.2 Nació en Poznan (Polonia) en una humilde familia judía. Huyendo de los nazis se trasladó a la Unión Soviética para regresar posteriormente a Polonia, donde militó en el Partido Comunista3 y fue profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia antes de verse obligado a irse de Polonia en1968 a causa de la política antisemita desarrollada por el gobierno comunista después de los sucesos de marzo de 1968. Posteriormente a su purga de la universidad de Varsovia, ha enseñado sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá. Desde 1971 reside en Inglaterra. Es profesor en la Universidad de Leeds de ese país. Y, desde 1990, es profesor emérito. Su obra comienza en los años 50 y se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones tales como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza.

Obra y pensamiento El interés de la investigación de Zygmunt Bauman se enfoca en la estratificación social y en el movimiento obrero, antes de interesarse en temas más globales tales como la naturaleza de la modernidad. El período más prolífico de su carrera comenzó después de abandonar la enseñanza en Leeds, cuando se acrecentó su importancia más allá de los círculos de sociólogos profesionales con un libro que publicó acerca de la supuesta conexión entre la ideología de la modernidad y el Holocausto.

El Holocausto Su tesis central, en ese libro, era que el Holocausto básicamente no fue un lapso accidental dentro de la barbarie irracional precivilizada, sino una consecuencia lógica (aunque no inevitable) de la civilización moderna y su creencia en la ingeniería social a gran escala.

Modernidad y postmodernidad versus modernidad sólida y líquida Las primeras obras de Bauman fueron proyectos basados en la modernidad dentro del diseño de una mejor sociedad. Hacia 1970 y comienzos de la década de 1980 su atención cambió a cuestiones más generales y teóricas en relación con el papel de las ciencias sociales y cómo éstas podrían ayudar a la sociedad. El mayor cambio en la obra de Bauman se produjo a finales de la década de 1980 con la edición de una trilogía de libros (Legisladores e intérpretes, Modernidad y Holocausto y Modernidad y ambivalencia), en los que criticaba la modernidad y proponía una visión postmoderna distópica de la sociedad. Desde entonces, Bauman ha editado una línea invariable de libros adicionales explorando su nueva perspectiva. Aunque a Bauman se le considera un pensador 'postmoderno', no le cabe el término de postmodernista ya que utiliza los conceptos de modernidad sólida y líquida para caracterizar lo que considera dos caras de la misma moneda. Bauman causó cierta controversia dentro de la sociología con su aseveración de que el comportamiento humano no puede explicarse primariamente por la determinación social o discusión racional, sino más bien descansa en algún impulso innato, pre-social en los individuos. Desde fines de la década de 1990, Bauman ejerció una considerable influencia sobre el movimiento altermundista.

Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias En su libro Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias, Bauman nos habla sobre la producción de 'residuos humanos' —más concretamente, de las poblaciones 'superfluas' de emigrantes, refugiados y demás parias— como una consecuencia inevitable de la modernización.

La convivencia con los otros

Cómo convivir con los otros ha sido un problema omnipresente de la sociedad occidental, y Bauman presenta las principales estrategias utilizadas: la separación del otro excluyéndolo (estrategia émica), la asimilación del otro despojándole de su otredad (estrategia fágica) y la invisibilización del otro que desaparece del mapa mental. Véase también: metáfora del jardinero

Sociología del cambio - Sociología Reflexiva Bauman es uno de los sociólogos que plantea una nueva forma de entender la sociedad moderna: No basada necesariamente en los conformistas y los anticonformistas sino es una tercera vía, según la lógica de la sociología reflexiva, que elabora y apunta a modificar la sociedad moderna. Bauman hipotiza que el cambio social tiene que ser un producto necesario y dinámico. Una vez comprendida la relación entre la sociedad sólida (seguridad, contenidos, valores) y sociedad líquida (movilidad, incertidumbre, relatividad de valores) el segundo paso necesario es modificar la realidad y comprender que la vía del cambio es la única posible y la única necesaria además de ser oportuna para evitar los conflictos sociales y mejorar las condiciones de vida. 4

Trabajo, consumismo y nuevos pobres Para Bauman, ―la cruzada por la ética del trabajo era la batalla por imponer el control y la subordinación. Se trataba de una lucha por el poder en todo, salvo en el nombre; una batalla para obligar a los trabajadores a aceptar, en homenaje a la ética y a la nobleza del trabajo, una vida que ni era noble ni se ajustaba a sus propios principios de moral.‖ La ética del trabajo era una aberrante grosería; cargarle a los pobres su pobreza gracias a su falta de disposición al trabajo y, por lo tanto, su inmoralidad y degradación personal (lo que provoca su castigo ante el pecado) es uno de los últimos servicios de la ética del trabajo a la sociedad de consumidores. En la nueva estética del consumo, las clases que concentran las riquezas pasan a ser objetos de adoración, y los "nuevos pobres" son aquellos que son incapaces de acceder al consumo y a la novedad del sistema capitalista. Para alcanzar los placeres de una vida normal, se necesita dinero, y los pobres se encuentran ante un escenario de consumo rapaz y con la incapacidad de solventar los estándares del consumo: Nada calmará el dolor de la inferioridad evidente (Bauman, 2000:67).

La identidad en la modernidad líquida En el planteamiento de Bauman, la búsqueda de la identidad es la tarea y la responsabilidad vital del sujeto y esta empresa de construirse a sí mismo constituye al mismo tiempo la última fuente de arraigo. Bauman plantea que en la modernidad líquida las identidades son semejantes a una costra volcánica que se endurece, vuelve a fundirse y cambia constantemente de forma. El autor plantea que éstas parecen estables desde un punto de vista externo pero que al ser miradas por el propio sujeto aparece la fragilidad y el desgarro constante. Según sus planteamientos, en la modernidad líquida el único valor heterorreferenciado es la necesidad de hacerse con una identidad flexible y versátil que haga frente a las distintas mutaciones que el sujeto ha de enfrentar a lo largo de su vida. La identidad se configura como una responsabilidad reflexiva que busca la autonomía del resto y la constante autorealización y que además está abocada a la constante inconclusión debido a la falta de un telos en la modernidad tardía. Entiende que la felicidad se ha transformado de aspiración ilustrada para el conjunto del género humano en deseo individual. Y en una búsqueda activa más que en una circunstancia estable, porque si la felicidad puede ser un estado, sólo puede ser un estado de excitación espoleado por la insatisfacción. El exceso en los bienes de consumo nunca será suficiente.

Bibliografía en castellano        

Pensando sociológicamente. Nueva Visión. Buenos Aires, 1994. Libertad. Madrid. Alianza. 1992. ISBN 978-84-206-0587-6 Modernidad y ambivalencia. En Beriain, Josetxo (Comp.), Las consecuencias perversas de la modernidad. Barcelona. Anthropos. 1996. Legisladores e intérpretes: Sobre la modernidad, la postmodernidad y los intelectuales. Buenos Aires. Universidad Nacional de Quilmes. 1997. Modernidad y Holocausto. Madrid. Sequitur. 1998. ISBN 978-84-95363-24-4. 4a. ed., 2008: ISBN 978-8495363-43-5. Trabajo, consumismo y nuevos pobres. Barcelona. Gedisa. 2000. ISBN 978-84-7432-750-2 La postmodernidad y sus descontentos. Madrid. Akal. 2001. ISBN 978-84-460-1285-6 La globalización: Consecuencias humanas. México. Fondo de Cultura Económica. 1999.

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Modernidad líquida. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 1999. En búsqueda de la política. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica. 2001. La sociedad individualizada. Madrid. Cátedra. 2001. ISBN 978-84-376-1936-1 Comunidad. En busca de seguridad en un mundo hostil. Madrid. Siglo XXI. 2006. ISBN 978-84-323-1272-4 La sociedad sitiada. Buenos Aires. Fondo de Cultura Económica de Argentina. 2004. Ética posmoderna: Sociología y política. Madrid. Siglo XXI. 2004. Confianza y temor en la ciudad. Barcelona. Arcadia. 2006. ISBN 978-84-934096-3-0 Amor líquido: Acerca de la fragilidad de los vínculos humanos[1]. México. Fondo de Cultura Económica. 2005. ISBN 978-84-375-0588-6 Vidas desperdiciadas: La modernidad y sus parias. Barcelona. Paidós Ibérica. 2005. ISBN 978-84-493-1671-5 Identidad. Madrid. Losada. 2005. ISBN 978-84-96375-20-8 Vida líquida. Barcelona. Paidós Ibérica. 2006. ISBN 978-84-493-1936-5 Europa: Una aventura inacabada. Losada. 2006. ISBN 84-96375-32-3 Miedo líquido: La sociedad contemporánea y sus temores. Barcelona. Paidós Ibérica. 2007 ISBN 978-84-4931984-6 Vida de consumo. Fondo de Cultura Económica. Madrid, 2007. ISBN 978-950-557-725-5 Tiempos líquidos. Barcelona. Tusquets. 2007. ISBN 978-84-8383-029-1 Arte, ¿líquido?. Madrid. Sequitur. 2007. ISBN 978-84-95363-36-7 Archipiélago de excepciones. Buenos Aires y Madrid, Katz Barpal Editores. 2008. ISBN 978-84-96859-35-7 Múltiples culturas, una sola humanidad. Buenos Aires/Madrid. Katz Barpal. 2008. ISBN 978-84-96859-50-0 Los retos de la educación en la modernidad líquida. Barcelona. Gedisa. 2008. ISBN 978-84-9784-229-7 El arte de la vida. De la vida como obra de arte. Paidós. 2009. ISBN 978-84-493-2201-3. Mundo Consumo. Barcelona. Paidos. 2010. ISBN 978-84-493-2339-3 Daños colaterales. Desigualdades sociales en la era global Fondo de Cultura Económica, 2011, ISBN 9786071608154

Premios importantes Bauman ha sido galardonado con los siguientes premios:

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1989 - Premio Europeo Amalfi de Sociología y Ciencias Sociales (Italia). 1998 - Premio Theodor W. Adorno de la ciudad de Fráncfort (Alemania). 2010 - Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades.2

Referencias 1. 2. 3. 4.

↑ 'Sociedad líquida' El Diario Vasco, consultado el 11 de octubre de 2011 ↑ a b Los sociólogos Touraine y Bauman ganan el Príncipe de Asturias de Comunicación, 20 minutos, 27 de mayo de 2010, consultado el mismo día. ↑ Clarín.com : Zygmunt Bauman: "Sí, fui un espía del comunismo" ↑ Bauman y la Sociedad del Cambio Video en Transnational Justice Center

Metáfora del jardinero La Metáfora del Jardinero es un concepto introducido por Zygmunt Bauman. En él se hace referencia a la contraposición entre culturas cultivadas, producidas, dirigidas y diseñadas por una parte y culturas silvestres o ―naturales‖ por otra. En las primeras prima la necesidad de un poder que ejerza un diseño artificial, ya que el jardín en que la sociedad se ha convertido no tiene los recursos necesarios para su propio sustento y autorreproducción por lo que es dependiente de este poder. En las culturas silvestres, en cambio, los recursos de autorreproducción estaban en la propia sociedad y en sus lazos comunitarios, lo que les permitía saber cuáles eran las malas hierbas, las malezas, y cómo eliminarlas. Dichas malezas que crecen en las periferias de la sociedad serán los pobres entendidos como clases peligrosas sobre los cuales se aplican y recaen las fuerzas del poder pastoral, al decir foucaultiano, aunque Bauman, de un modo más inquietante, ha señalado que la realización completa del Estado jardinero se encuentra en el Estado totalitario propio del siglo XX, que encuentra sus malezas ya sea en el judío o en cualquier sujeto posible del genocidio. En última instancia el genocidio sería la máxima concreción de la jardinería social, la

depuración de las malezas en función de la concreción de una imagen de lo que el jardín debe ser. Nótese que esta metáfora se afirma en la noción de biopoder, y sus técnicas anatomopolíticas y biopolíticas, de Michel Foucault.

Referencias Para ver cómo el autor ha seguido desarrollando la metáfora del jardinero como Estado totalitario y su expresión en el genocidio; Zygmunt Bauman. ―Modernidad y Holocausto.‖ Pág. 148 y siguientes. Para las implicaciones estéticas de esta metáfora ver ―La posmodernidad y sus descontentos.‖ Pág. 13 y siguientes.

Sociedad líquida' 16.10.08 ALBERTO SURIO

EL sociólogo Zygmunt Bauman es el autor del concepto «modernidad líquida» para definir el estado fluido y volátil de la actual sociedad, sin valores demasiado sólidos, en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos. Lo que antes eran nexos potentes ahora se han convertido en lazos provisionales y frágiles. Gipuzkoa empieza también a entrar en esa fase «líquida» y contradictoria a tenor del retrato que ofrece la encuesta divulgada ayer: una sociedad del bienestar, consumista, hedonista, en la que la dialéctica izquierdaderecha ha perdido intensidad, que conserva un amplio sentimiento nacionalista, pero que está cambiando su forma de vivirlo respecto a lo que era su actitud hace 20 años. El voto ya no es un ejercicio casi religioso de lealtad identitaria. Los nacionalistas pueden votar a un alcalde socialista o a Zapatero sin mayores traumas y los electores del PSE no se asustan con la posibilidad de una consulta. Una sociedad que se está desmovilizando, en gran medida como producto del cansancio por la violencia, y que ya no vibra como antes con el discurso del 'conflicto'. Es una sociedad 'postmoderna' que siente lo identitario, pero no lo ve de forma trágica, en la que prevalece la preocupación por el bienestar económico, y que constata una gran desafección hacia la política y las ideologías tradicionales. Los 'relatos' clásicos necesitan renovarse porque empiezan a agotarse ante las nuevas generaciones. La hiperpolitización del pasado en Euskadi pasa ahora su factura como un péndulo de reacción aunque a la vez se trate de un fenómeno estructural en Europa. La 'sociedad líquida', en la que ser flexible es una virtud, obliga a la política a transformarse si no quiere verse atenazada por la realidad mediática esculpida a diario en el escaparate rutinario de las imágenes y un individualismo del 'sálvese quien pueda'. Cuidado con que todo esto no se limite a ser un espectáculo efímero en el que la sensación y el corto plazo anulen al pensamiento. Vivimos una sociedad cada vez mejor formada, pero a la vez necesitada con urgencia de unos valores alternativos más fuertes; una sociedad cada vez más compleja y más híbrida.

Modernidad líquida y fragilidad humana; de Zygmunt Bauman a Sloterdijk. Por

Adolfo Vásquez Rocca

En Modernidad Líquida [1] Zygmunt Bauman [2] explora cuáles son los atributos de la sociedad capitalista que han permanecido en el tiempo y cuáles las características que han cambiado. El autor busca remarcar los trazos que eran levemente visibles en las etapas tempranas de «la acumulación» pero que se vuelven centrales en la fase tardía de la modernidad. Una de esas características es el individualismo que marca nuestras relaciones y las torna precarias, transitorias y volátiles. La modernidad líquida es una figura del cambio y de la transitoriedad: «los sólidos conservan su forma y persisten en el tiempo: duran, mientras que los líquidos son informes y se transforman constantemente: fluyen. Como la desregulación, la flexibilización o la liberalización de los mercados» [3].

Bauman no ofrece teorías o sistemas definitivos, se limita a describir nuestras contradicciones, las tensiones no sólo sociales sino también existenciales que se generan cuando los humanos nos relacionamos. La caracterización de la modernidad como un «tiempo líquido» —la expresión, acuñada por Zygmunt Bauman [4] —da cuenta del tránsito de una modernidad «sólida» —estable, repetitiva— a una «líquida» — flexible, voluble— en la que los modelos y estructuras sociales ya no perduran lo suficiente como para enraizarse y gobernar las costumbres de los ciudadanos y en el que, sin darnos cuenta, hemos ido sufriendo transformaciones y pérdidas como el de «la duración del mundo», vivimos bajo el imperio de la caducidad y la seducción en el que el verdadero «Estado» es el dinero. Donde se renuncia a la memoria como condición de un tiempo post histórico. La modernidad líquida esta dominada por una inestabilidad asociada a la desaparición de los referentes a los que anclar nuestras certezas. 2.- La fragilidad de los vínculos humanos. La incertidumbre en que vivimos se corresponde a transformaciones como el debilitamiento de los sistemas de seguridad que protegían al individuo y la renuncia a la planificación de largo plazo: el olvido y el desarraigo afectivo se presentan como condición del éxito. Esta nueva (in)sensibilidad exige a los individuos flexibilidad, fragmentación y compartimentación de intereses y afectos, se debe estar siempre bien dispuesto a cambiar de tácticas, a abandonar compromisos y lealtades. Bauman se refiere al miedo a establecer relaciones duraderas y a la fragilidad de los lazos solidarios que parecen depender solamente de los beneficios que generan. Bauman se empeña en mostrar cómo la esfera comercial lo impregna todo, que las relaciones se miden en términos de costo y beneficio —de «liquidez» en el estricto sentido financiero. 3.- Superfluidad y desvinculación. Bauman se vale de conceptos tan provocadores como el de «desechos humanos» para referirse a los desempleados (parados), que hoy son considerados «gente superflua, excluida, fuera de juego». Hace medio siglo los desempleados formaban parte de una reserva del trabajo activo que aguardaba en la retaguardia del mundo laboral una oportunidad. Ahora, en cambio, «se habla de excedentes, lo que significa que la gente es superflua, innecesaria, porque cuantos menos trabajadores haya, mejor funciona la economía». Para la economía sería mejor si los desempleados desaparecieran. Es el Estado del desperdicio, el pacto con el diablo: la decadencia física, la muerte es una certidumbre que azota. Es mejor desvincularse rápido, los sentimientos pueden crear dependencia. Hay que cultivar el arte de truncar las relaciones, de desconectarse, de anticipar la decrepitud, saber cancelar los «contratos» a tiempo. 4.- Decrepitud; estados transitorios y volátiles. El amor, y también el cuerpo decaen. El cuerpo no es una entelequia metafísica de nietzscheanos y fenomenólogos. No es la carne de los penitentes ni el objeto de la hipocondría dietética. Es el jazz, el rock, el sudor de las masas. Contra las artes del cuerpo, los custodios de la vida sana hacen del objeto la prueba del delito. La «mercancía», el «objeto malo» de Mélanie Klein aplicado a la economía política, es la extensión del cuerpo excesivo. Los placeres objetables se interpretan como muestra de primitivismo y vulgaridad masificada. ¿Quién soy? Esta pregunta sólo puede responderse hoy de un modo delirante, pero no por el extravío de la gente, sino por la divagación infantil de los grandes intelectuales. Para Bauman la identidad en esta sociedad de consumo se recicla. Es ondulante, espumosa, resbaladiza, acuosa, tanto como su monótona metáfora preferida: la liquidez. No sería mejor hablar de una metáfora de lo gaseoso. Porque lo líquido puede ser más o menos denso, más o menos pesado, pero desde luego no es evanescente. Sería preferible pensar que somos más bien «densos» —como la imagen de la Espuma que propone Sloterdijk para cerrar su trilogía Esferas, allí con la implosión de las esferas— se intenta dar cuenta del carácter multifocal de la vida moderna, de los movimientos de expansión de los sujetos que se trasladan y aglomeran hasta formar espumas donde se establecen complejas y frágiles interrelaciones, carentes de centro y en constante movilidad expansiva o decreciente [5].

La imagen de la espuma [6] es funcional para describir el actual estado de cosas, marcado por el pluralismo de las invenciones del mundo, por la multiplicidad de micro-relatos que interactúan de modo agitado, así como para formular una interpretación antropológico-filosófica del individualismo moderno. Con ello Espumas responde a la pregunta de cuál es la naturaleza del vínculo que reúne a los individuos, formando lo que la tradición sociológica llama «sociedad», el espacio interrelacional del mundo contemporáneo. Sloterdijk, como en su momento lo hiciera Bauman [en una empresa de menor aliento que Esferas], quiere describir con su metafórica de laEspuma un agregado de múltiples celdillas, frágiles, desiguales, aisladas, permeables, pero sin efectiva comunicación. La esfera deja así de ser la imagen morfológica del mundo poliesférico que habitamos para dar paso a la espuma. Fragilidad, ausencia de centro y movilidad expansiva o decreciente son las características esta nueva estructura que mantiene una «estabilidad por liquidez», divisa posmoderna que refleja la íntima conformación de la espuma. 5.- Desterritorialización Lo «líquido» de la modernidad —volviendo a la concepción de Baumam— se refiere a la conclusión de una etapa de «incrustación» de los individuos en estructuras «sólidas», como el régimen de producción industrial o las instituciones democráticas, que tenían una fuerte raigambre territorial. Ahora, «el secreto del éxito reside (…) en evitar convertir en habitual todo asiento particular». La apropiación del territorio ha pasado de ser un recurso a ser un lastre, debido a sus efectos adversos sobre los dominadores: su inmovilización, al ligarlos a las inacabables y engorrosas responsabilidades que inevitablemente entraña la administración de un territorio. 6.- Adicción a la seguridad y miedo al miedo. Nuestras ciudades, afirma Bauman, son metrópolis del miedo, lo cual no deja de ser una paradoja, dado que los núcleos urbanos se construyeron rodeados de murallas y fosos para protegerse de los peligros que venían del exterior. Lo que Sloterdijk llamó «la ciudad amurallada» [7] hoy ya no es un refugio, sino la fuente esencial de los peligros. Nos hemos convertidos en ciudadanos «adictos a la seguridad pero siempre inseguros de ella» [8], lo aceptamos como si fuera lógico, o al menos inevitable, hasta tal punto que, en opinión de Zygmunt Bauman, contribuimos a «normalizar el estado de emergencia». El miedo es más temible cuando es difuso, disperso, poco claro; cuando flota libre, sin vínculos, sin anclas, sin hogar ni causa nítidos; cuando nos ronda sin ton ni son; cuando la amenaza que deberíamos temer puede ser entrevista en todas partes, pero resulta imposible situarla en un lugar concreto. «Miedo» es el nombre que damos a nuestra incertidumbre: a nuestra ignorancia con respecto a la amenaza y a lo que no se puede hacer para detenerla o para combatirla [9]. Los temores son muchos y variados, reales e imaginarios… un ataque terrorista, las plagas, la violencia, el desempleo, terremotos, el hambre, enfermedades, accidentes, el otro… Gentes de muy diferentes clases sociales, sexo y edades, se sienten atrapados por sus miedos, personales, individuales e intransferibles, pero también existen otros globales que nos afectan a todos, como el miedo al miedo… Los miedos nos golpean uno a uno en una sucesión constante aunque azarosa, ellos desafían nuestros esfuerzos (si es que en realidad hacemos esos esfuerzos) de engarzarlos y seguirles la pista hasta encontrar sus raíces comunes, que es en realidad la única manera de combatirlos cuando se vuelven irracionales. El miedo ha hecho que el humor del planeta haya cambiado de manera casi subterránea. 7.- Mundo globalizado y policéntrico. El dominio económico y militar europeo no tuvo rival los cinco últimos siglos, de manera que Europa actuaba como punto de referencia y se permitía premiar o condenar las demás formas de vida humana pasadas

y presentes, como una suerte de corte suprema. Bastaba con ser europeo para sentirse dueño del mundo, pero eso ya no ocurrirá más: pueblos que hace sólo medio siglo se postraban ante Europa muestran una nueva sensación de seguridad y autoestima, así como un crecimiento vertiginoso de la conciencia de su propio valor y una creciente ambición para obtener y conservar un puesto destacado en este nuevo mundo multicultural, globalizado y policéntrico. Sociólogos especializados en movimientos migratorios y demógrafos prevén que el número de musulmanes que vive en Europa puede duplicarse nuevamente para el año 2015. La Oficina de Análisis Europeos del Departamento de Estado de Estados Unidos calcula que el 20% de Europa será musulmana en el año 2050 [10], mientras otros predicen que un cuarto de la población de Francia podría ser musulmana en el año 2025 y que si la tendencia continúa, los musulmanes superarán en número a los no musulmanes en toda Europa occidental a mediados de este siglo, puestas así las cosas, Europa será islámica a finales de este siglo. A este respecto y volviendo sobre los miedos globales, pensemos en la inestabilidad generada por los atentados de Nueva York, allí sin duda tuvo lugar una mutación del terrorismo, el 11 de septiembre de 2001 marca un cambio de época en la historia del miedo; así el régimen del sabotaje y la lógica del pánico vino a ser el argumento central de la política y la base de justificación de una política exterior norteamericana que sembraría otros miedos que nos marcarían a fuego, como los atentados de Atocha —el 11-M. 8.- El régimen del sabotaje y la lógica del pánico como argumento central de la política en Sloterdijk [11]. Como crónica de las relaciones entre teoría y política de Estado, cabe apuntar que cuando Sloterdijk fue convocado por el canciller Schröder para debatir sobre las consecuencias del nuevo escenario mundial en la era del atmo-terrorismo y las guerras de rehenes,[12] Sloterdijk se refirió al binomio miedo y seguridad, en relación con la política exterior estadounidense, que suele presentar Washington bajo la rúbrica «intereses de seguridad». Destacó el filósofo cómo «vivimos en una sociedad obsesionada por la seguridad», por las pólizas y las políticas de climatización [13] corriendo el riesgo de perder nuestra libertad. Se refirió también al miedo como un elemento clave para el desarrollo del intelecto. «El miedo —señaló Sloterdijk— [14] está al comienzo del intelecto, el miedo de alguna manera hizo al hombre». La amenaza fundamentalista, que parecía una amenaza periférica, se ha desplazado hacia el centro, rumbo a una hegemonía que a los ojos de muchos resulta pavorosa. Hoy un grupo, monitoreando artefactos desde las montañas más remotas y más miserables del mundo, es capaz de hacer estallar el icono más importante del poderío económico global, como son las Torres Gemelas. Frente a esto las reacciones neoliberales contra el terror son siempre inadecuadas, puesto que magnifican el fantasma insustancial de Al Qaeda, ese conglomerado de odio, desempleo y citas del Corán, hasta convertirlo en un totalitarismo con rasgos propios, y algunos, incluso, creen ver en él un «fascismo islámico» que, no se sabe con qué medios imaginarios, amenaza a la totalidad del mundo libre. Dejaremos abierta la pregunta por los motivos que han conducido a aquella infravaloración y a esta magnificación. Sólo esto es seguro: los realistas se hallan de nuevo en su elemento; por fin pueden ponerse, una vez más, al frente de los irresolutos, con los ojos clavados en el fantasma del enemigo fuerte, medida antigua y nueva de lo real. Con el pretexto de la seguridad, los voceros de la nueva militancia dan rienda suelta a tendencias autoritarias cuyo origen hay que buscar en otro sitio; la angustia colectiva, cuidadosamente mantenida, hace que la gran mayoría de los mimados consumidores de seguridad de Occidente se sume a la comedia de lo inevitable.

NOTAS [1] BAUMAN, Zygmunt, Modernidad líquida, Editorial Fondo de Cultura Económica, México DF, 2003 [2] Jubilado emérito por la Universidad de Leeds, ciudad inglesa en la que vive desde hace más de treinta años, Zygmunt Bauman contempla su vida con más optimismo que nostalgia. Atrás quedó su Polonia natal, de donde huyó con su familia judía del terror nazi de 1939, rumbo a la Unión Soviética. Tras su paso por el ejército polaco en el frente ruso, regresó a Polonia y fue profesor en la Universidad de Varsovia durante años, pero una feroz campaña antisemita le hizo exiliarse de nuevo en 1968. La Universidad de Tel Aviv fue su destino, tampoco definitivo, porque también ha impartido clases en Estados Unidos y Canadá. Tres años más tarde se instaló en Gran Bretaña, donde sigue viviendo, rodeado de libros y

recuerdos de una Europa que ya no existe y que sigue resultando, tras un siglo convulso, una «aventura inacabada». De eso tratan sus últimos libros publicados en España. [3] BAUMAN, Zygmunt, Modernidad líquida, Editorial Fondo de Cultura Económica, México DF, 2003 [4] BAUMAN, Zygmunt, Modernidad líquida, Editorial Fondo de Cultura Económica, México DF, 2003. [5] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, ―Peter Sloterdijk; espumas, mundo poliesférico y ciencia ampliada de invernaderos" En Konvergencias: Revista de Filosofía y Culturas en Diálogo, ISSN 1669-9092, Nº. 16, 2007 , 217228 http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2377372&orden=135468&info=link [6] SLOTERDIJK, Peter, Esferas III , Espumas, Editorial Siruela, Barcelona, 2005 [7] SLOTERDIJK, Peter, Esferas II, Editorial Siruela, Madrid, 2004 [8] BAUMAN, Zygmunt, Miedo líquido. La sociedad contemporánea y sus temores, Paidos, Barcelona, 2007. [9] Ibid. [10] RODRÍGUEZ MAGDA, Rosa M., Migraciones, Monográfico, Revista Debats Nº 99, 2008, Institució Alfons el Magnànim, Valencia, España [11] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, Peter Sloterdijk; Temblores de aire, atmoterrorismo y crepúsculo de la inmunidad., En NÓMADAS, Revista Crítica de Ciencias Sociales y Jurídicas. Universidad Complutense de Madrid, | ISSN 1578-6730, Nº. 17, 2008, págs. 159-170 http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2518577&orden=146944&info=link [12] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, Peter Sloterdijk; miembro de la Academia de las Artes de Berlín y de 'Das Philosophische Quartett', en Escáner Cultural, Revista de arte contemporáneo y nuevas tendencias, Nº 96, 2007, Santiago,http://revista.escaner.cl/node/273 [13] VÁSQUEZ ROCCA, Adolfo, Peter Sloterdijk;. Esferas, helada cósmica y políticas de climatización, En Debats, ISSN 0212-0585, Nº 94, 2006, págs. 6-13, Valencia; y Eikasia, Revista de Filosofía, 5 (julio 2006); http://www.revistadefilosofia.com/SLOTERDIJK.pdf [14] SLOTERDIJK, Peter, Temblores de aire, en las fuentes del terror, Ed. Pre-Textos, Valencia 2003.

Zygmunt Bauman: La ética del trabajo y la estética del consumo En ‘Trabajo, consumismo y nuevos pobres’ (Gedisa), el sociólogo polaco Zygmunt Bauman, analiza la condición de pobreza y los imaginarios asociados a ella en una sociedad de consumo. La obra plantea el dilema de que una cosa es ser pobre en una comunidad de productores con empleos para todos, y otra muy diferente es serlo en una sociedad de consumidores cuyos proyectos de vida se construyen en torno a la elección de lo que se consume y no alrededor del trabajo, la capacidad profesional o la disponibilidad de empleos. Zygmunt Bauman nació en Poznan, Polonia, y es un reconocido sociólogo que ha indagado los temas de clases sociales, la conexión del holocausto con la modernidad, la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la pobreza. A lo largo de su carrera ha desarrollado una sociología crítica y emancipadora En ‗Trabajo, consumismo y nuevos pobres‘, Bauman reconstruye el cambio de la condición de la pobreza desde la revolución industrial y su ‗ética del trabajo‘ hasta la sociedad del consumo y su ‗estética‘, y las consecuencias de este proceso. El sociólogo sostiene que el ideal de que las fábricas atraerían a los pobres y les darían trabajo sirvió más bien para ―entrenar y disciplinar al a gente, inculcándole la obediencia necesaria para que el nuevo régimen fabril funcionara correctamente‖. El paso de la sociedad de trabajadores a la de la estética del consumo significa que los pobres que antes eran el ejército de reserva de mano de obra, pasaron a ser consumidores expulsados del mercado. A juicio de Bauman ―esta diferencia cambia la situación radicalmente y afecta tanto la experiencia misma de la pobreza como las oportunidades y perspectivas de resolver sus penurias‖. Bauman sostiene que ―para alcanzar los placeres de una vida normal, se necesita dinero y los pobres se encuentran ante un escenario de consumo rapaz y con la incapacidad de solventar los estándares del consumo: nada calmará el dolor de la inferioridad evidente‖. También da luces para analizar la comprensión de las hoy llamadas ‗clases marginadas‘, las que terminan siendo producidas por el mismo poder para el cual son un verdadero ―problema social‖. Además, Bauman considera el futuro de los pobres y plantea la posibilidad de dar un nuevo significado a la ética del trabajo, más conforme a la condición actual de las sociedades desarrolladas.

MODERNIDAD Y HOLOCAUSTO Bauman por su ascendencia judía, tuvo que abandonar Polonia tras la invasión nazi en 1939 y, posteriormente en 1968, partiendo primero a la Universidad de Tel Aviv, donde imparte docencia, y más tarde en la de Leeds (1971), Inglaterra, donde a sus 84 años aún reside. Durante el comunismo en Polonia sufrió la persecución durante quince años de parte de los servicios secretos polacos, siendo expulsado de la universidad y su obra prohibida de ser publicada. Para Bauman la hegemonía política no se consigue sólo con la legitimación de los valores sociales, sino a través de la combinación de seducción y represión, procesos que estudió en La cultura como praxis (1973), Modernidad y Holocausto (1989) y en Eticas postmodernas (1993) Entre sus obras más recientes destacan A la busca de políticos (1999) y Modernidad líquida (2000), en las que problematiza la situación de desaparición del espacio público. Una de sus tesis polémicas, que va muy en la línea de Foucault respecto de la biopolítica que emerge con la modernidad, en la que el poder se preocupa de los fenómenos de la vida y población, acusa que el Holocausto no fue un lapso accidental de una barbarie irracional precivilizada, sino una consecuencia lógica de la civilización moderna y su creencia en la ingeniería social a gran escala. Pese a que ya dejó la docencia hace 19 años, Bauman preparaba hace poco un libro que refiere de manera crítica a los que la sociedad de consumo hace de los individuos, titulado ‗Consuming Life‘. SI QUIERE VER MÁS DE LA OBRA PINCHA AQUI Mauricio Becerra R. El Ciudadano

PREMIO A ZYGMUNT BAUMAN

El sociólogo de ―los miedos‖ Si hay un signo de los tiempos que transitamos es que se vive en las ―cavernas‖, de puertas para adentro, por la incertidumbre, la inseguridad y el miedo cotidiano. Por Daniel Muchnik*

Si hay un signo de los tiempos que transitamos es que se vive en las ―cavernas‖, de puertas para adentro, por la incertidumbre, la inseguridad y el miedo cotidiano. La imprevisibilidad enferma. El consumo rapaz y sin límites termina por ser frustrante, el vecino es un extraño, la gente elige la porfía individualista, el placer y la búsqueda de identificación con los poderosos y la patología del mal sin límites. Estos son los problemas que Zygmunt Bauman analiza con perspicacia y desbordante inteligencia en toda su extensa obra escrita. Bauman acaba de recibir el premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades 2010, junto con el ensayista francés Alain Touraine. Nacidos en 1925, los dos son por la experiencia y la constancia, los sociólogos más destacados del presente. Concebido en Polonia, en una familia judía, Bauman encontró refugio de la persecución nazi en la Unión Soviética. Regresó al finalizar la Segunda Guerra a su país, ejerció como profesor de Filosofía y Sociología en la Universidad de Varsovia y militó en el Partido Comunista. Esa afiliación duró un poco menos de veinte años, cuando retornó la persecución antisemita junto con las purgas dirigidas desde el poder político, que se transformaron en una epidemia en el este de Europa durante la gestión del premier soviético, Leonid Breszhnev. Bauman dejó todo atrás y empezó a deambular por el mundo, enseñando Sociología, ya en la década del setenta, en Israel, en Estados Unidos y Canadá, para recalar definitivamente en el ámbito académico británico donde fue muy bien recibido. Al igual que los ex comunistas ingleses, como el historiador Eric Hobshbawn, el ―partido‖ que antes los abrigó ya no existe, es una abstracción, algo fenecido definitivamente, aunque no renuncien a interesantes observaciones desde el marxismo. No hay en ellos un llamado a la lucha de clases ni se conocen cuestionamientos frontales al capitalismo. Hace tres años, un historiador polaco acusó a Bauman de haber sido cómplice de la eliminación política de los oponentes al régimen comunista. Fue entonces que Bauman aceptó un reportaje del diario The Guardian, donde rechazó esa acusación, pero reveló que cuando tenía 19 años, en la inmediata posguerra, trabajó largos meses en el servicio secreto, en el ―ejército interior‖, como lo denominaban los comunistas de antaño. Dijo que todos los ciudadanos debían participar, por lealtad, en el contraespionaje. No colaboró con la muerte de

ningún miembro de la oposición porque sólo participaba en funciones de oficinista. Bauman habló, reconoció, en una actitud que figuras conocidas (como el caso del escritor Günther Grass) soslayaron . Entre sus trabajos, publicados por varias editoriales, sobresalen El arte de la vida , Miedo líquido, Tiempos líquidos, La globalización y sus consecuencias y Modernidad y Holocausto. Bauman es un especialista en el origen, la dinámica y los usos del miedo ―Miedo, escribe, es el nombre que damos a nuestra ignorancia. Es más temible cuando es difuso, disperso, poco claro. Cuando flota libre, sin anclas, sin hogar ni causa nítidos, cuando nos ronda sin ton ni son.‖ A fin de cuentas, vivir en este mundo moderno (―líquido‖ porque es escurridizo, se escabulle) sólo admite una única certeza: mañana no puede ser, no debe ser y no será como es hoy. Algo más complejo: la ―telerrealidad‖, con sus críticas premoniciones funciona como lo hace el ―mundo real‖, en el que estamos y sobrevivimos, con miedo. Abordar su libro sobre el genocidio es un camino hacia las revelaciones. Bauman afirma que el antisemitismo, el odio hacia los judíos en personas que incluso nunca vieron un judío, desatado en esa primera mitad del siglo XX no explica, por sí mismo, el Holocausto. Personificados como ― extranjeros‖ en pleno desarrollo de los nacionalismos, ellos fueron víctimas del miedo al ―otro‖, del racismo. Ese racismo es inconcebible sin la tecnología y las formas modernas del poder estatal. Eliminarlos fue como una ―limpieza‖ porque la propaganda nazi los igualó con ―bacilos‖ y ―gérmenes‖. *Periodista especializado en economía.

Zygmunt Bauman: ―Modernidad Líquida‖: ―La Posmodernidad Postpanóptica‖.octubre 20, 2010 por aquileana Michel Foucault usó el diseño del panóptico de Jeremy Bentham como archimetáfora del poder moderno. En el panóptico, los internos estaban inmovilizados e impedidos de cualquier movimiento, confinados dentro de gruesos muros y murallas custodiados, y atados a sus camas, celdas o bancos de trabajo. No podían moverse porque estaban vigilados; debían permanecer en todo momento en sus sitios asignados porque no sabían, ni tenían manera de saber, dónde se encontraban sus vigilantes, que tenían libertad de movimiento. La facilidad y la disponibilidad de movimiento de losguardias eran garantía de dominación; la ―inmovilidad‖ de los internos era muy segura, la más difícil de romper entre todas las ataduras que condicionaban su subordinación. El dominio del tiempo era el secreto del poder de los jefes… y tanto la inmovilización de sus subordinados en el espacio mediante la negación del derecho a moverse como la rutinización del ritmo temporal impuesto eran las principales estrategias del ejercicio del poder. La pirámide de poder estaba construida sobre la base de la velocidad, el acceso a los medios de transporte y la subsiguiente libertad de movimientos. Para Michel Foucault se distinguen dos conjuntos de técnicas que surgen en los siglos XVII y XVIII. La primera es la anatomopolítica, caracterizada por ser una tecnología individualizante del poder, basada en el escrutar en los individuos sus comportamientos y su cuerpo, con el fin de anatomizarlos, es decir, producir cuerpos dóciles y fragmentados. Se basa en la disciplina como instrumento de control del cuerpo social penetrando en él hasta llegar hasta sus átomos. Las herramientas anatomopolíticas son la vigilancia, el control, intensificación del rendimiento, multiplicación de capacidades, el emplazamiento, la utilidad, etc. El segundo grupo de técnicas de poder es labiopolítica, la cual tiene como objeto las poblaciones humanas, como grupos de seres vivos regidos por procesos y leyes biológicas. Esta entidad posee tasas conmensurables de natalidad, mortalidad, morbilidad, movilidad en los territorios, etc, que pueden usarse para controlarla en la dirección que se desee. De este modo, según la perspectiva foucaultiana, el poder se torna materialista y menos jurídico, ya que ahora debe tratar respectivamente, a través de las técnicas señaladas, con el cuerpo y la vida, el individuo y la especie. El panóptico era un modelo de confrontación entre los dos lados de la relación de poder. Las estrategias de los jefes –salvaguardar la propia volatilidad y rutinizar el flujo de tiempo de sus subordinados– segunda tarea ponía límites a la primera: ataba a los ―rutinizadores‖ al lugar en el cual habían sido confinados los objetos de esa rutinización temporal. Los ―rutinizadores‖ no tenían una verdadera y plena libertad de movimientos: era imposible considerar la opción de que pudiera haber ―amos ausentes‖. El panóptico tiene además otras desventajas. Es una estrategia costosa: conquistar el espacio y dominarlo, así como mantener a los residentes en el lugar vigilado, implica una gran variedad de tareas administrativas engorrosas y caras. Hay que construir y mantener edificios, contratar y pagar a vigilantes profesionales, atender y abastecer la supervivencia y la capacidad laboral de los internos.

Finalmente, administrar significa, de una u otra manera,responsabilizarse del bienestar general del lugar, aunque sólo sea en nombre del propio interés… y la responsabilidad significa estar atado al lugar. Requiere presencia y confrontación, al menos bajo la forma de presiones y roces constantes. Lo que induce a tantos teóricos a hablar del ―fin de la historia‖, deposmodernidad, de ―segunda modernidad‖ y ―sobremodernidad‖, o articular la intuición de un cambio radical en la cohabitación humana y en las condiciones sociales que restringen actualmente a las políticas de vida, es el hecho de que el largo esfuerzo por acelerar la velocidad del movimiento ha llegado ya a su ―límite natural‖. El poder puede moverse con la velocidad de la señal electrónica; así, el tiempo requerido para el movimiento de sus ingredientes esenciales se ha reducido a la instantaneidad. En la práctica, el poder se ha vuelto verdaderamente extraterritorial, y ya no está atado, ni siquiera detenido, por la resistencia del espacio (el advenimiento de losteléfonos celulares puede funcionar como el definitivo ―golpe fatal‖ a la dependencia del espacio: ni siquiera es necesario acceder a una boca telefónica para poder dar una orden y controlar sus efectos. Ya no importa dónde pueda estar el que emite la orden –la distinción entre ―cerca‖ y ―lejos‖, o entre lo civilizado y lo salvaje, ha sido prácticamente cancelada–).Este hecho confiere a los poseedores de poder una oportunidad sin precedentes: la de prescindir de los aspectos más irritantes de la técnica panóptica del poder. La etapa actual de la historia de la modernidad –sea lo que fuere por añadidura– es, sobre todo, pospanóptica. En el panóptico lo que importaba era que supuestamente las personas a cargo estaban siempre ―allí‖, cerca, en la torre de control. En las relaciones de poder pospanópticas, lo que importa es que la gente que maneja el poder del que depende el destino de los socios menos volátiles de la relación puede ponerse en cualquier momento fuera de alcance… y volverse absolutamente inaccesible. El fin del panóptico augura el fin de la era del compromiso mutuo: entre supervisores y supervisados, trabajo y capital, líderes y seguidores, ejércitos en guerra. La principal técnica de poder es ahora la huida, el escurrimiento, la elisión, la capacidad de evitar, el rechazo concreto de cualquier confinamiento territorial y de susengorrosos corolarios de construcción y mantenimiento de un orden, de la responsabilidad por sus consecuencias y de la necesidad deafrontar sus costos. Esta nueva técnica de poder ha sido ilustrada vívidamente por las estrategias empleadas durante la Guerra del Golfo y la de Yugoslavia. En la conducción de la guerra, la reticencia a desplegarfuerzas terrestres fue notable; a pesar de lo que dijeran las explicaciones oficiales, esa reticencia no era producto solamente del publicitado síndrome de ―protección de los cuerpos‖. El combate directo en el campo de batalla no fue evitado meramente por su posible efecto adverso sobre la política doméstica, sino también (y tal vez principalmente) porque era inútil por completo e incluso contraproducente para los propósitos de la guerra. Después de todo, la conquista del territorio, con todas sus consecuencias administrativas y gerenciales, no sólo estaba ausente de la lista de objetivos bélicos, sino que era algo que debía evitarse por todos los medios y que era considerado con repugnancia como otra clase de ―daño colateral‖ que, en esta oportunidad, agredía a la fuerza deataque. La elite global contemporánea sigue el esquema de los antiguos ―amos ausentes‖. Puede gobernar sin cargarse con las tareas administrativas, gerenciales o bélicas y, por añadidura, tambiénpuede evitar la misión de ―esclarecer‖, ―reformar las costumbres‖, ―levantar la moral‖, ―civilizar‖ y cualquier cruzada cultural. El compromiso activo con la vida de las poblaciones subordinadas ha dejado de ser necesario (por el contrario, se lo evita por ser costoso sin razón alguna y poco efectivo), y por lo tanto lo ―grande‖ no sólo ha dejado de ser ―mejor‖, sino que ha perdido cualquier sentido racional. Lo pequeño, lo liviano, lo más portable significa ahora mejora y ―progreso‖. Viajar liviano, en vez de aferrarse a cosasconsideradas confiables y sólidas –por su gran peso, solidez e inflexible capacidad de resistencia–, es ahora el mayor bien y símbolo de poder._________________________________________________________________

Zygmunt Bauman (1925)._________________________________________________________

Anexo: Michel Foucault: ―Vigilar y Castigar‖: ―El Panóptico‖:

―El panóptico era un sitio en forma de anillo en medio del cual había un patio con una torre en el centro. El anillo estaba dividido en pequeñas celdas que daban al interior y al exterior y en cada una de esas pequeñas celdas había, según los objetivos de la institución, un niño aprendiendo a escribir, un obrero trabajando, un prisionero expiando sus culpas, un loco actualizando su locura, etc. En la torre central había un vigilante y como cada celda daba al mismo tiempo al exterior y al interior, la mirada del vigilante podía atravesar toda la celda, en ella no había ningún punto de sombra y por consiguiente, todo lo que el individuo hacía estaba expuesto a la mirada de un vigilante que observaba… el panoptismo que, en mi opinión, es uno de los rasgos característicos de nuestra sociedad: una forma que se ejerce sobre los individuos a la manera de vigilancia individual y continua, como control de castigo y recompensa y como corrección, es decir, como método de formación y transformación de los individuos en función de ciertas normas. Estos tres aspectos del panoptismo -vigilancia, control y corrección- constituyen una dimensión fundamental y característica de las relaciones de poder que existen en nuestra sociedad‖. __________________________________________________________________________________________________ _

Michel Foucault Dixit: ―El poder tiene que ser analizado como algo que no funciona sino en cadena. No está nunca localizado aquí o allá, no está nunca en manos de algunos. El poder funciona, se ejercita a través de una organización reticular. Y en sus redes circulan los individuos quienes están siempre en situaciones de sufrir o ejercitar ese poder, no son nunca el blanco inerte o consistente del poder ni son siempre los elementos de conexión El poder transita transversalmente, no está quieto en los individuos‖. (Michel Foucault (1926/ 1984). ―La Microfísica del Poder”.__________________________________________________________________________________________________ _ Links Post: https://aquileana.wordpress.com/2007/12/09/la-ciudad-panoticopenitenciaria/ https://aquileana.wordpress.com/2007/09/08/el-panoptico/ https://aquileana.wordpress.com/2007/10/18/reflxiones-acerca-del-poder/ http://es.wikipedia.org/wiki/Biopoderhttp://aquileana.wordpress.com/2007/09/07/imperio-y-crisis-de-la-soberania-estatal/

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