Zourabichvili Francois - El Vocabulario de Deleuze PDF

April 3, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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F R A N g O IS Z O U R A B IC H V IL I Maestro de conferencias conferencias en la U Univer niversidad sidad de Montpe Montpelli llier er III III —Paul Valcry Director de programa en el Colegio Internacional de Filosofía

EL VOCABULARIO  DE DELEUZE

Traducción de Víctor Goldstein

©ATUEL

 

Zourabichvili. Frangís El vocabulari vocabulario o de De Deleu leu2e. -1 -1 a ed. ed. - Buenos Buenos Aires Aires : Atuel, Atuel, 2007. 128 p. ¡ 19x12 19x12 cm. - {Nueva Serie erie Atuel. tuel. Anáfora) náfora)  Tr  Tra adu978-987-1155-43-9 cido por: Víc Vícttor Goldstein ISBN 1, Filosofía. I. Goldstein, Víctor, trad. II. Titulo CDD 413.028

Colección NUEVA SERIE  Diri  Di rigi gida da por po r Germán Carda Carda Composición  y   armado; [estudio dos] comunicación visual. Diseño de Tapa: [estudio dos] comunicación visual. “Cet ouvrage, public dans le cadre du Prograinme d’Aide á la Publicatión Victoria Ocampo, beneficie du soutien du Ministére frailáis des Affaires Etrangcres et du Service de Coopération et d’Action Culturelie de l’ l’A A m ba bass sacíe sacíe de l.; ranee ran ee en Argén Ar gén tiñe” “Esta obra, editada en el marco del Programa de Ayuda a la Publicación Victoria Ocampo, cuenta con el apoyo del Ministerio de Asuntos Extran jero  je ross de Fran Fr anci ciaa y del Servicio Serv icio d e Coop Co oper erac ació iónn y d e Ac Acció ciónn Cultu Cu ltura rall d e la Embajada de Francia en la Argentina”

© Ellipses ÉditionMarketing, 2003, France. Le Vocabulair Vocabulairee de Deleuae. Frangois Zourabichvi Z ourabichvili li © 2007 ATUEL Pichincha 1901 4o A. Buenos Aires, Argén ina Tel/fax: 43051141 www.editotialatuel.com.ar / [email protected]  Hecho el depósito que marca la ley 11.7Í Impreso en Argentina Printed in Argentina ISBN 9789871155439

 

“A lpie lp ie de la le letra tra’’': ¿qué auditor de Deleuze no con1. conservó el recuerdo de esa manía de lenguaje? lenguaje? ¿Y cómo, cómo, bajo su aparente insignificancia, no oír el llamado incansable y casi imperceptible de un gesto que qu e sustenta toda toda la filosofía filosofía de la “disyunción inclusiva”, de la “univocidad” y de la “distribución “dist ribución nómada”? nómada” ? Los Los escritos, por po r su lado, testimonian en todas partes la misma advertencia insistente1: no tomen como metáforas conceptos que, a pesar de la apariencia, rien cia, no lo son; comprendan comprendan qu q u e la misma palabra metáfora fo ra es una engañifa, un seudoconcepto, seudocon cepto, en el que se ddejan ejan atrapar en filosofía no sólo sus adeptos sino también sus detractores, y cuya refutación es todo el sistema de los

“devenires” o de la producción producc ión delsusentido. sentid o. Ela auditor au con con sentido común bien podía oponer registro esaditor cadena extraña y abigarrada que des desplegaba plegaba la palabra de Deleuze, y no encontr en contrar ar más má s que qu e lo figurado. figurado. Pero no por ello dejaba de recibir en sordina el perpetuo mentís del “al pie de la letra”, la invitación invitación a ubicar ub icar su escucha más acá ac á de la división

 AC CE.  1. 43, Como de muestra, al azar: 235, D 257;  A  D.246, .  9, 134, 7, 49, botón 100, 165166, 348,tomados 464; Kptot.   40, DR. 65,  83; 140,  MP. P.  242, 245246, 286292, 336, 567; ¡T,  32, 78, 169, 238. 169;  M

315; CC. 89; etc.. [Las referencias y abreviaturas asi, como los libros que fueron traducidos al español, figuran al final del libro. Los números de páginas remiten a ediciones francesas. (N. del T.)J

 

establecida de un sentido propio y un sentido figurado. De acuerdo al sentido que le dieron Deleuze y Guattari, ¿hay que llamar “r “rito itorne rnelo” lo” a esa firma discreta discretallam llamado ado pun punzanzante, siempre fa familiar miliar y sie siempre mpre desconcertante, a ‘‘‘‘abando abandonar nar el territorio” por la tierra inmanente y exclusiva de la literalidad? Supongamos que leer a Deleuze sea ooír, ír, así fuera  porr intermitencias, el llamado de  po dell ““al al pie de la letra”. 2. Todavía Todavía no conocemos el pensami pens amiento ento de Deleu Deleuze. ze. Con demasiada frecuencia, hostiles o adoradores, hacemos como si sus conceptos nos fueran familiar fam iliares, es, co com m o ssii  bast  ba star araa co conn que nnos os to toqu quen en par p araa qu quee lo loss com compre prenda ndamo moss a medias palabras, palabras , o como si ya hubiéramos hubiéram os hecho una rec recoorridaa po rrid porr su suss promesas. Esa actitud es ruinosa para la fil filoosofía en general: primero porque la fuerza del concepto corre el riesgo de ser confundida con un efecto de seducción ci ón verbal, que si sinn duda es irreductible y pertenece con  plenos derec derechos hos al ca campo mpo de llaa filoso filosofía fía,, pero no ex exime ime de realizar el movimiento lógico que envuelve el concepto; luego, porque eso equivale a preservar la filosofía de la novedad deleuziana. Por eso no padecemos de d e un un exceso exceso ddee monog monografí rafías as sobre Deleuze; por el contrario, carecemos de monografías consistentes, vale decir, libros que expon gann  sus conceptos. De esa manera, en modo alguno exga cluimos los libros co conn  Deleu  Deleuze, ze, o cu cualquier alquier uso incluso aberrante, con tal que tenga su necesidad propia. Sin embargo, creemos que tales usos sólo podrí podrían an m muu ltiplicarse ca rse y diversificarse si los conceptos deleuzianos deleuz ianos fue-

ran mejor m ejor conoci conocidos, dos, tomados en ser serio io en su tenor real que reclama reclam a el el espírit espírituu de los movimie movimientos ntos insó in sólito litoss que que no siempre le resulta resulta fácil hac hacer er nnii adivinar. En oocasiocasiones se cree que exponer un concepto tiene que ver con la repe repetición tición escolar, cuand cuandoo es rea realiza lizarr en él, para sí y sobre sí, sí, ssuu movimie movimiento nto.. Tal ve vez, z, llaf afilo iloso sofía fíadd e la actualidad con demasiada frecuencia está enferma de una falsa

 

alternativa: exponer o  utilizar; y de uunn falso problema: el sentimiento de que abordaje valdría a hacer de ununautor actualdemasiado un clásico.preciso No es equipara asombrar asombr ar entonce ento ncess si la pro producci ducción ón filosó filosófica fica en ocasiones tiende a dividirse en exégesis desencarnadas por un lado, por el otro en ensayos ambiciosos pero que toman los conceptos desde arriba.  Has Hasta ta el artista, el arqu arquitecto, itecto, el sociólogo que, en un momento determinado de su traba jo,, uti  jo utilizan lizan un asp aspecto ecto del ppens ensamie amiento nto de Del Deleuze euze,, se ven llevados,, si este uso no es deco llevados decorativo, rativo, a utilizar utiliza r su exposición para ellos mismos (el hecho de que esta meditación adopte fo forma rma otro asunto) asunto). . En efecto efecto,, desssólo ólo de esta una manera lasescrita cosas es cambian, un pensamiento concierta con cierta por su novedad y nos lle lleva va hacia com comarca arcass para lass cuales la cuale s no estábamo estábamoss preparad prep arados, os, comarca com arcass que no son aquellas del autor sin sinoo realmente las nuestras. A tal punto es cierto que no exponemos el pensamiento de otro sin hacer una experiencia que concierne propiamente propiame nte a la nuestra, hasta hasta el momento de decir ad adió ióss o de pr proseg oseguir uir el co co-mentario en condiciones de asimilación y def deform ormación ación que no se disciernen ya de d e la fide fidelidad lidad.. Porque ha hayy otro pro problem blemaa fal falso, so, el de dell abo abordaje rdaje “externo” o “interno” de un autor. A vece vecess se rep reproch rochaa ser iinternterno al estudio de un pensamiento por sí mismo, destinado al didactismo estéril es téril y al proselitismo; proselitismo; ootras tras,, a la invers inversa, a, se lo acusa acu sa ddee una exter exterioridad ioridad irreme irremediable, diable, desd desdee el punto de vista de una presunta familiaridad, familiaridad, de d e una afinidad

electiva con la pulsación íntima e inefable de ese pensa miento. De bue buena na gana diríamos que la exp exposic osición ión de los conceptos es la única garantía de un encuentro  con un  pens  pe nsam amien iento. to. No el ag agee n te de d e ese en encu cuen entr tro, o, si sino no la l a ppoo si si- bilidad  bilid ad de su rea realiz lizaci ación ón bajo la doble co cond ndici ición ón de d e lo simsim  pátic  pá ticoo y lo eexx trañ tr añoo , en los aann típ típoo d as ttan anto to d el desc de scon onoc ociimiento com comoo de la inmersión po porr así decir congé congénita: nita: porque entonces entonc es estall estallan an las dificultades, la necesid necesidad ad de volv volver er a  jugg a r ese pens  ju pensam amien iento to a parti partirr de ot otra ra vida, al mism mismoo tiem tiem--

 

 po que qu e la pacien pac iencia cia de soport sop ortar ar se vuelve vuel ve infinita. infin ita. Que el corazón lata al leer los textos es un preámbulo necesario,  pero ro   más aún, una afinidad requerida para comprender;  pe eso no es más que la mitad de la comprensión,   la parte, como dice Deleuze, Del euze, de “compre “comprensión nsión no filosófica” de los los conceptos. concepto s. Es cierto que qu e esa parte merece merece un esfuerzo esfuerzo,, ya que la práctica universitaria universita ria de d e la filosofía la excluye casi metódicamente, metódicam ente, mientras que el dilet diletantism antismo, o, al creer qque ue la cultiv cultiva, a, la la confunde confund e con ciertadoxad ciertado xadel el momento. momento. Pero Pero que un concepto no tenga ni sentido ni necesidad sin un “afecto” y un que “percepto” correspondientes impide que sea otra cosa ellos: un condensado denomovimientos lógicos que debe efectuar el espíritu si quiere filosofar, so  pena de d e quedarse quedar se en la fascinació fascin aciónn inicial inicia l de d e las palabras pala bras y las frases, que entonces enton ces toma equivocadament equivocadamentee por la parte irreductible de comprensión intuitiva. Porque, como lo mo vi escribe Deleuze, Deleuze, “se necesitan necesitan los tres tres para hacer el movi miento”  (P,  224). 224). No necesitaríamos necesitaría mos a Deleuze si no no pres presinintiéramos en su obra algo para pensar que todavía no lo fue, y de lo que aún no medimos bien bien cómo podría resultar dejarnos nos afectar filosófica filosó fica afectada la filosofía, por no dejar mente por ella. 3. Nada parece parec e más má s propicio propi cio a Deleuze que un léxico que deletree dele tree los los conceptos uno a uno al tiempo que qu e ssubraubra-

ye sus implicaciones recíprocas. En primer lugar, Deleuze se ocupó él mismo m ismo de dar al al concepto conc epto de concepto un peso y una precisión que a menudo le faltaban en en filoso filosofía fía (QPh,  cap. 1). Un concepto conc epto no es ni un tema, ni una opinió op iniónn  part  pa rtic icul ular pron pr onun cie sobre sobr e un udespla tema. tem a. conce co ncepto icip ipa aarenque unseacto deuncie pe pens nsar ar que den splaza za Cada el campo depto la inteligibili intel igibilidad, dad, y modifica las condiciones condicio nes del problema que que nos planteamos; en consecuencia, no sb, deja asignar su lugar lug ar en un espacio espacio de comprensión comprensió n común dado dado de antean temano, para discusiones agradables o agresivas con sus competidores. Pero si no hay temas generales o eternos

 

sino para la ilusión del sentido común, ¿no se reduce la historia de la filosofía a un alineamiento de homónimos? Más bie bienn, ell ellaa testimonia mutaciones de variables explora explora-das por po r el ‘‘‘‘empirismo ttrascenden rascendental” tal”.. Además Ade más,, el mismo Dele Deleuze uze practicó tr tres es vece vecess el léxi léxi-co:: ba co bast staa rem remitirse itirse aall “dicc “diccionari ionarioo de los pr princ incipa ipales les pe perr N,  4348), aall ““índ sonajess de Nietz sonaje Nietzsche” sche” ( N, índice ice de los princi pales  pa les con concep ceptos tos de la Ética"  (  (S P P cap. IV), y por último  Mil il m eset es etaa s.  El eco a la “conclusión” de M eco en entre tre esta última y la introducción del libro (“Introducción; rizoma”) su bray  br ayaa q u e lo ar arbb ititra rari rioo del or orde denn al alfa fabé bétitico co es el medio más seguro d e no sobreimponer, a las rel relacio aciones nes de imbricación múltiple de los conceptos, un orden artificial de las razones que desviaría del verdadero estatuto de la necesidad en filosofía. Cada entrada comienza con una o varias citas: en la mayoría de los casos no se trata tanto de una definición como d e una vislumbre de dell pro problem blemaa con el que se vin vincula cula el concepto, y La de frase, una primera de su entornoy terminológico. primeroimpresión oscura, debe aclararse

com pletarse complet arse a lo largo de la reseña, que prop propone one una suer te de bosquejo, trazado con palabras. En cuanto a la elección de las entradas, por supuesto puede ser parcialmente discutida: ¿por qué “complicación” y no “máquina abstracta”, concepto sin embargo esencial a la problemática de la literalidad? ¿Por qué ““cor cortef tefluj lujo” o” más que “código y axiomático”, “máquina de guerra” y no no ““bloque bloque de infancia”?? Sin luga cia” lugarr a dudas, no podíamos ser exhaustivos; algunas entradas, como el “plano de inmanencia”, inmanencia” , a nnuestro uestro  juicio  juic io m mer erec ecían ían un examen profundo; pero ta tam m bié biénn de debía bía-moss con mo contar tar ccon on el estado provisional provisional,, inacabado, de nuestra lectura de Deleuze (de donde procede la más evidente de las lagunas: los conceptos sobre el cine). Lo que pro pone  po nemo moss es una se serie rie de “m “mues uestra tras” s”,, com comoo le gu gust stab abaa de de-cir a Leibniz, pero también como decía De Deleuze leuze a trav través és de Whitman (CC, 76).

 

 A c o n te tecc im ie ien n to * “Po “Porr lo tanto, no habrá que qu e preguntar cuál es el sentido de d e un u n acontecimie acontecimiento: nto: el e l acontecimiento es el propio propio sentido. El acontecimiento pertenece esencia esencialmente lmente al lenguaje, se encuentra en una relación esencial con el lengualengua je;; pe  je pero ro el len lengu guaje aje e s lo qu quee se ddic icee de las la s cosa co sas.” s.” (LS. 34) “En todo acontecimiento, ac ontecimiento, en verd verdad, ad, está el el momento pre pre-sente de d e la efectuación, aquel donde el acontecimiento se encarna en un estado de cosas, un individuo, una persona, aquel que se designa diciendo: ahí está, ha llegado el momento mom ento;; y eell futuro y eell pasado pasado del d el acontecimiento só sólo lo se juzgan juzg an en función d e ese presente p resente definitivo, definitivo, desde el  punt  pu ntoo de vista vi sta de aquel aqu el qque ue lo encar en carna na.. PPero ero por p or otra ot ra pa part rtee está el futuro futuro y el pasad pasadoo ddel el acontecimiento tom tomado ado en sí mismo, que sortea todo presente, porque es libre de las limitaciones de un estado de cosas, al ser impersonal y  prei  pr eind ndiv ividu idual, al, n eutr eu troo , ni gen ge n eral er al ni pa part rtic icul ular ar,, eventum  tantum...;  o más bien, que no tiene otro presente que el dell instante de instan te móvil qu quee lo representa, representa , siempre siempre desdoblado desdoblado

en pasadofuturo, formando lo que es preciso llamar la contraefectuación. E caso, esemi la que quen parepare ce demasiado débil En panraunm para mí, í, la que qu sevida escapa ene ume n punto hecho presente en una relación asignable conmigo. En el otro caso, so soyy yo el el que so soyy dem demasiado asiado débil para la vida, la vida es demasiado grande para mí, arrojando por todas  parte  pa rtess sus su s singu sin gula larid ridad ades es,, sin si n rela relaci cióó n con c onm m ig igo, o, ni con un momento determinable como presente, salvo con el instante impersonal que se desdobla en todavíafuturo y ya  pasa  pa sado do.” .” (LS, 177178) ** El concepto concepto de acontecimiento nace d e una distinción, de origen estoica: “no confundir el acontecimiento conn su efectuación espaciotemporal en un estado de coco sas” (LS,  34). Dec Decir ir que “el “ el cuchillo entra en la carne” eess expresar una transformación incorpórea  que difiere en

 

naturaleza d e la mez naturaleza mezcla cla de cuerpos cuerpo s correspondiente (cuando el cuchillo entra efectivamente, materialmente, en la carne) (MP, 109). La efectuación en los cuerpos (encarnación o actualización del acontecimiento) acontecim iento) sólo da lugar a la sucesión de dos estados de cosas, antesdespués, según el principio de la disyunción exclusiva, mientras que el lenguaje recog recogee la diferencia de esos estados de cosas, el  pur  p uroo insta in stante nte de su d is isyy unc un c ión ió n (vé (véas asee “A “ A ión” ió n”)): a él le co co-rresponde rrespo nde re realizar alizar la síntesis disyuntiva del acontecimiento, yPero es esa queelproduce sentido. encuentre deldiferencia hecho de laque acontecimiento amparo en el lenguaje no debe infe inferirse rirse su naturaleza lingüística, como si no fuera más que el equivalente de la mezcla d e lo loss cuerpo cuerposs en otro otr o plano: plano: la frontera no pasa e n tre tr e el lenguaje y el acontecimiento de un lado, el mundo y su suss estados de cos cosas as del otro, sino entre dos interpret in terpretaaciones de larel la relaci ación ón entre el lenguaje y el mundo. Segú Segúnn la  primera, quer querida ida por po r los ló lógic gicos os,, la relació rela ciónn se esta estable blece ce entre la forma proposicional a la que se ve reducido el

lenguaje, lengua je, y la afforma orma del estado do de cosas al que qu e se la vedistinlleva lleva-do el mundo, ppartir artirde dleesta entonces. Sin embargo, ción por la cual Deleuze pretende remediar esta doble desnaturalización pa  pasa sa a la vez p o r el lengua len guaje je y el mun m un parado adojj a del aco acontecimiento ntecimiento es tal que que,, puramente do:  la par “expresable”, “expresab le”, no d e ja de ser “atribu “atributo” to” del del mundo y de sus sus estados de cosas, de tal modo que el el dualism dualismoo de la propo propo-sición y el el estado de cosa cosass correspo cor respondien ndiente te no se encuentra en el pla plano no del de l aconteci acontecimiento, miento, que sólo subsiste en el lenguaje al tiempo que pertenece al mundo. El acontecimiento, por tanto, está de ambos lad lados os a la vez, como aquello que, en el lenguaje, se'distingue de la proposición, y aquello que, en el mundo, se distingue de los estados de cosas.. Más aún cosas aún,, es la ddoble oble dif difere erenc nciac iación ión de las las sig signific nificaaciones por p or un lado, de los estado estadoss ddee cosas po porr el otro. De ahí procede procede la aplicación aplica ción del par virtua virtualactual lactual (y, en una medida menor, del par problemasolución) al concepto de

 

acontecim iento. De ah acontecimiento. ahíí tam tambié biénn llas as dos vías a las que conduce la prim primacía acía reconoc reconocida ida al acontecimiento: teo teoría ría del signo sig no y del sentido, teo teoría ría del devenir. Por un lad lado, o, Deleuze se opone a la conc concepción epción de la significación significación como entidad  plen  p lenaa o da dato to ex expl plíc ícito ito,, to todd a v ía ap apre rem m iant ia ntee e n la f e n o menología men ología y en toda filosofía de la “esencia” (un mundo de cosas o de esencia esenciass no produc produciría iría sentido sentido por po r sí mi mismo, smo, le faltaría el sentido como diferencia o acontecimiento, único qu quee torna torn a sen sensibles sibles las significa significaciones ciones y la lass en engen gen-dra en el pensamiento). De ahí el interés po porr el estilo  o la creación de sintaxis, y la tesis deque el concepto  q  que ue es  propi  pro piam amen ente te el acont acontec ecim imien iento to deslin deslinda dado do po porr sí mis mismo mo en la leng lengua ua nnoo se comp compone one de proposiciones (QPh, 2627; 3637). Por otro lado, bosqueja una ética de la contra-  efectuación  o del deven devenir-imperceptible ir-imperceptible (LS, (LS, se  seri riee 214 21 4; M  MP P,  mesetas 8 y 10), fun fundad dadaa en la liber liberació aciónn d e la par parte te de

acontecimiento, inefectuable , de toda efectuación. En resumen, el acontecimiento es inseparablemente el sentido de las y elenvolver devenir en delelmundo; del mundo quefrases se deja lenguajeesyaquello le permite funcionar. Por Po r eeso so el concepto de acontecimiento se expo expo-ne en una L  Lóó g ica ic a d e l sentido. *** ¿Estamos autorizados a oponer pensamiento del acontecimiento y pen pensam samiento iento del ser, o po porr el co contra ntrario rio a confundirlo confu ndirlos? s? El acontecimiento se mantiene en dos niveles, le s, en el pensam pensamiento iento de Del Deleuze: euze: co cond ndició iciónb nbajo ajo la cual el  pens  pe nsam amien iento to ppie ienn sa (e (enc ncue uentr ntroo ccoo n u n a f u e r a q u e ffue uerz rzaa a  pensar,  pen sar, co cort rtee del cao caoss po porr un plano de inm inman anen encia cia), ), “o “obje bje-tos”’ especiales del pensamiento (el plano sólo está po blado de ac acoo nt ntec ecim imie ienn to toss o ddev even enir ires es,, ca cada da co conce ncepto pto es la con construcc strucción ión de un aco acontecimiento ntecimiento sob sobre re eell plano). Y ssii no hay manera de pensar que no sea también manera de

* Objectités  en el original. [N. del T.]

 

hacer una experiencia, de de pensar lo que hay hay,,  la filosofía filosof ía no asume su condición condición de acontecim acontecimiento iento ddee la que pretende pretende recibir la gar garantía antía de su prop propia ia necesi n ecesidad, dad, si sinn proponer al mismo mis mo tie tiempo mpo llaa descripción de un dado puro, en sí mismo, de acontecimiento. Llamemos a esto, si se quiere y por  provisi  pro visión ón,, ex expe perie rienc ncia ia del ser; au  aunqu nque, e, ni eenn su estilo ni en sus considerandos, el proceder deleuziano tenga nada en común con el de Heidegger; y aunque el ser sea aquí una noción engañosa, si es cierto que no hay dado sino en deven de venir ir (obs (obsérve érvese se que Deleuze ev evita ita tanto co como mo sea ppoosible la palabra “ser”). Hablar de ontología deleuziana,  pues,  pue s, deb debee ha hace cers rsee co conn gr gran ande dess pr prec ecau aucio cione nes, s, as asíí fu fuera era  por  p or co cons nsid idera eració ciónn hac hacia ia un pe pens nsad ador or qu quee nnoo m man aneja ejaba ba de

 buena ga gana na ese gé géne nero ro d e ca cate tegg o rí rías as.. Estas pr prec ecau aucio cione ness son de do doss órdenes. Po Porr un llado, ado, debemos observar clara clara-mente me nte lo qu quee permit permitee en Dele Deleuze uze la conv conversión ersión de la fil filosoosofía crítica en ontología: el hecho de que lo dado puro no sea  para un sujeto (la división del sujeto reflexivo y del objeto intencionado y recon reconocid ocidoo sólo se opera en lo dado, mientras que lo dado puro remite a una subjetividad pa pararadójica “en adyacencia”, vale decir, no trascendental sino situada situa da en cad cadaa punt puntoo del plano de inmanencia inmanencia). ). PPor or otro ladoo y es el aspecto que aquí desarrollaremos, se trata lad de pensar un unaa he terogénesis, terogénesis, según la espléndida palabra de Félix Guattari G uattari,, donde “génesis” no se entiende ya solamente en su sentido tradicional de engendramiento, de nacimiento o de constitución (la verdadera relación del derecho con recHusserl, lama Deleuze, que dice no encontrar ni el enhecho Kant que ni enreclama porqueyambos “calcan” la condición sobre lo condicionado, la forma de lo trascendental sobre la de lo empírico: forma recognitiva del objeto cualquiera, relativa a un sujeto consciente). ‘"Génesis” también se entiende respecto del nuevo concepto de “devenir”, y sin duda es lo que más aaleja leja a Deleuze de la fenomenología y de sus herederos incluso ingratos. La fenomenología “fracasa” en pensar la heterogeneidad

 

fundamentalmente en juego en el devenir (en términos deleuziano deleu zianoss estrictos: no es su problema, ella plante pla nteaa otro otro  prob  pr oblem lema). a). En efecto, efec to, ella el la no pien pi ensa sa má máss que q ue un devenir-  mismo (la forma en vías de de nacer, el aparecer apa recer de la cosa) y no lo que qu e debería ser un pleonasmo, pleonasmo, un devenir-otro. ¿No es lo que expresa la desarticulación heideggeriana de la  ptoalab  pal abra ra Ereignis  (acontecimiento) Ereignis (acaecimienpropio)? De (acontecimien aquí procedeto)elenequívoco, cuando la

fenomenología que qu e sobrevive a Deleuze pretende pretende retomar el tema del acontecimiento ac ontecimiento y volver a descubrirlo como el corazón mismo de lo que desde siempre se ocupaba en  pensar.  pen sar. Porq Po rquu e habi ha bida da cue cu e n ta d e su p rob ro b lem le m átic át icaa fu funn d amental, jamás puede obtener otra cosa que advenimien tos, de tipo nacimiento o llegada (pero una vez más, aquí su problema proble ma es otro, sin duda du da es lo que qu e ella desea, des ea, o lo que su “plano” le entrega del “caos”). Su tema es el comienzo del tiempo, génesis génes is de la historicidad; historicidad; no, como en Deleuze, la cesura cesu ra o ruptura que corta co rta irrevocablemente irrevocablemente el ti tiempo empo en dos y lo fuerza a recome reco menzar, nzar, en una un a captación sintética de lo irreversible y lo inminente, dándose el acontecimiento en la extraña estación de un todavíapresentey toda víapresentey yapasado, todavíavenideroyyapresente (véase “Aión”). A partir de entonces, la historicidad en Deleuze está a su vez en devenir, afectada desde adentro por una exterio ex teriorida ridadd que qu e la socava y la hace divergir de sí. sí. En definitiva, ese duelo de dos pensamiento pensa mientoss del acontecimiento, del génesis, del devenir, donde uno puede reivindicar al “ser”, y donde el otro no ve más que una pantalla o una  palab  pa labra ra,, ¿no es e s el e l duelo due lo de d e un u n a co conc ncep epci cióó n cris cr istitiaa n a y una un a concepción no cristiana cristian a de lo nuevo?

 

 A g e n c i a m i e n t o *

“Según un prim primer er eje, horizon horizontal, tal, un agenc agenciam iamient ientoo

implica dos segmentos, uno de contenido, el otro de exagenciamiento maquinístico  presi  pr esión ón.. Po Por r un lad lado es de cuerpos, acciones y opasiones, mezcla de cuerpos que  reaccionan unos sobre otros; por otro lado, agenciamiento   colectivo de enunciación,  de actos y enunciados, transformaciones incorpóreas que se atribuye a los cuerpos. Pero Pe ro seg según ún un eje vertical ori orientad entado, o, el agenciam agenciamiento iento tie tie-aspectos ctos territorial territoriales es o reterritorializados, ne por po r uunn la lado do aspe  puu n t a s d e   que lo estabilizan, y por el otro  p desterritorializacionquelo arrastran.” (Kplm,  112) ** A primera vista, este concepto puede parecer de un uso amp amplio lio e indeterminado: según eell caso, remite a in institu stitu-ciones mu muyy fuer fuertemente temente territorializadas (age (agenciamien nciamiento to ju ju-dicial, conyugal, familiar, etc.)» a formaciones íntimas desterritorializantes desterritorializ antes (deve (deveniranim niranimal, al, etc.), por último al cam po de experie experiencia ncia don donde de se elaboran esas formaci formaciones ones (e (ell  planoo de inmanencia como “ag  plan “agenciamiento enciamiento m maqui aquinístic nísticoo ddee  IM,,  878 las imágenesmovimientos”, im ágenesmovimientos”, IM 8788). 8). Por lo tanto, en una  primera  prime ra aproxim aproximación, ación, se dirá dir á que estamos eenn pr presen esencia cia de un agenciam agenciamiento iento cada vez que se pu pued edee identi ficar y des cr crib el un acoplamiento miento uunnoscon conjunto junto ondiente. de relaciones materialesibir yirel de uacopla n régimen de de sign signos correspondie corresp nte. En realidad, la disparidad de los casos de agenciamiento encuentra su ordenamiento ordena miento de desde sde el pu punto nto de vista de la inmanencia, de donde don de la existe existencia ncia se revela indisociable de agenciamientos variables y modificables que no dejan de producirla. Más que a un uso equívoco, en consecuencia, remite a polos del  propio concepto, lo que sobre todo pro prohíbe híbe todo dualismo del deseo y de la institución, de lo inestable y lo estable. Cada individuo tiene que habérselas con esos grandes agenciamientos socialesdefinidospor códigos\específicos, y que se caracterizan por una fo forma rma rrelativamente elativamente estable y

 

un funciona funcionamiento miento reproductor: ellos tienden a proyecta proyectarr el el

campo de experimentaci experimentación ón de su deseo dese o sobre una u na distrib distribuución formal preestablecida. Tal es el polo estrato  de los agenciamientos (que entonces se llaman “molares”). “mol ares”). Pero por po r otraa parte otr parte,, la la manera en que que elind e lindivid ividuoi uoinvis nviste te ypartic ypa rticipa ipaen en la reproducción de esos agenciamientos sociales depende de agenciamientos locales locales,, “moleculares”, “moleculares” , en los cuales él mismo está tomado, ya sea que limitándose a efectuar las formas socialmentc disponibles, a moldear su existencia según los códigos en vigor introduzca allí su pequeña irregularidad, o que proceda proce da a la elaboración elabo ración involuntaria involun taria y vacilante de agenciamientos agenciamientos pro  propio pioss que “decodifican” o ““hac hacen en huir” el agenciamiento estratificado: tal es el polo máquina abs tracta (entre los cuales hay que incluir los agenciamientos artísticos). Todo artísticos). Todo agenciamiento, agenciam iento, debido a que en última últim a instancia remite al campo de deseo sobre el cual se constituye, está afectado por cierto desequilibrio. El caso es que cada uno de nosotros combina concretamente los dos tipos de agenciamientos en grados variables, siendo el límite la esquizofrenia como proceso (decodificación o desterritorialización rializac ión absoluta), absolu ta), y la cuestión de las relaciones relac iones ddee fuerzas concretas entre los tipos (véase “Línea de fuga”). Si la institución es un agenciamiento molar que descansa sobre agenciamient agenciamientos os moleculares (delaahí la importancia delactitupunto de vista molecular en política: suma de los gestos, des, procedimientos, reglas, disposiciones espaciales y tem porales que constituyen constituyen la consistencia concreta o la dura-  ción  ee n el sentido bergso ber gsonia niano no de la inst institución, itución, burocracia burocracia de Estado o de partido par tido), ), el individuo, por po r su parte, no es una forma originaria que evoluciona en el mundo como en un decorado exterior o un conjunto de datos a los cuales se contentaría con reaccionar: él sólo se constituye agenciándose, sólsu sólo desde deiencia sde el oscila vamo vamossentre en en agenciamientos. agenciami entos. Porque sou existe campotomado de d e exper experiencia su s u proyección sobre formas formas de comportamiento compor tamiento y de pensamien pensamiento to preconcebidas (por (por lo tanto tanto sociales), sociales), y su exposició exp osiciónn en un plano plan o

 

de inmanencia donde su devenir no se separe ya de las líneas de fuga o transversales que traza entre las “cosas”, libera lib erando ndo su pode poderr de afección y ppor or eso mismo vol volvie viendo ndo a entrar en posesión de su potencia de sentir y de pensar (de donde pro procede cede un modo de ind individua ividuación ción por ecceidctdes  quee se distingue de la localización de un individuo qu individu o mediante carac ca racte terís rísti ticas cas ide identi ntifica ficant ntes es M  MP P,  318 y sigs.). En consecuencia, los dos polos del concepto de agenciamiento no so sonn lo colectivo y lo individual: individual: más m ás bien son dos sen sentidos, tidos, dos modos de lo cole colectivo. ctivo. Porq Porque ue si es cierto que el agenc agenciamie iamiento nto es individuan individuante, te, está cclaro laro que no se enuncia desde el punto de vista de un sujeto preexistente que podría atribuírselo: lo  p  pro ropp io, io , pues, es a la m edida de su anonimato, y esconcierne por p or ta tall motivo mot por alotodo que el el devenir singular de alguien enivo rigor mundoo (a mund (asíco sícom m oel oe l cuadro cuadro clínic clínicod odee una una enfer enfermedad medad puede recibir el nombre propio del médico que supo recopilar sus síntomas, aunque aunq ue en sí mis mismo mo sea anónim anónimo; o; lo mi mismo smo en arte véase PSM,  15;  D,  153). No debemos dejarnos engañar por el carácter colectivo del “agenciamiento de enunciación” que corresponde a un “agenciamiento maquinístico”: no es producido por, sino que por naturaleza es pa  para ra  u  una na colectividad (de ddonde onde surge el llama llamado do de Paul Kl Klec ec, , a menudo cit citado ado p po o r Deleuze Deleuze, , a “ un pueblo que falta fa lta””). Precisamente de este modo el deseo es el verdadero da dero ppotencial otencial revolucionario. **** El cconce ** oncepto pto de ag agenciamien enciamiento to remp remplaza laza a par partir tir de dell Kafka al de “máquinas deseantes”: “Sólo hay deseo dis pues  pu esto to o maqu ma quina inado do.. No es posib po sible le ca capt ptar ar o con co n ce cebi birr un deseo fu fuera era de un agencia agenciamiento miento determi determinado, nado, en un plano que no preexiste, sino que a su vez debe ser construido.” do .” (D, 11 115) 5).. Lo cua cuall implica insis insistir tir una vez más en la  (y no la extcriorización extcriorización)) inherente al deseo: deseo: exterioridad  (y todo deseo procede de un encuentro. Un enunciado enun ciado seme jante  jan te sólo en ap apar arien iencia cia eess una pe pero rogru grulla llada da:: “enc “encue uent ntro ro”” se entiende en un sentido riguroso (tantos “encuentros”

 

no son más que cantilenas que nos remiten a Edipo...), m ientrasquec ientrasq uecldes ldeseon eonoo espe espera elencuentrocom elencuen trocom o la la ocaocasión de su ejercicio sino que a eso se dispone y se construye. No obstante, el interés principal del concepto de agenciamiento es enriquecer la concepción del deseo de unaa problemática del enunciado, retoma un reto mando ndo las las cosas donde las había dejado L  Lóó g ica ic a del d el sent se ntid ido: o:  aquí, toda producción de sentido tenía como condición la articulación de dos series heterogéneas mediante una instancia paradójica, y el lenguaje en general supuestamente no funcionaba sino en virtud de la naturaleza paradójica del acontecimiento, que anudaba anud aba la serie de las mezclas mezcla s de cuerpos a la serie de las proposiciones.  M  Mil il m eset es etas as   se transporta al  plano dond do ndee se artic ar ticul ulan an las dos seri se ries es,, y da un alcance alca nce inédito a la dualidad estoica de las mezclas de cuerpos y las transformaciones incorpóreas: una relación compleja se anuda anu da entre “contenido” (o “agenciamiento “agenci amiento maquínico” maq uínico”)) y “expresión” (o “agenciamiento colectivo de enunciación”), redefinidas como dos formas independientes no obstante tomadas en una relación de presuposición recí proca  pro ca,, y que se vuelv vu elven en a lanz la nzar ar una a otra; otra; la gé génes nesis is recíproca de las dos formas remite a la instancia del “diagrama” “diag rama” o de “máqui “m áquina na abstracta”. No, sino osos cilac cilación ión entre doslapolos, polo s, como c omo hace hace un rato, rato siesnoya1auna correlaci la ción ón de dos caras inseparables. inseparables. Contrari Co ntrariamen amente te a la relaciónn significantesign ció significan tesignificado ificado,, consid co nsiderad eradaa como deri derivada, vada, la expresión scre sc refi fier eree a l contenido sin sin por por ello describirlo ni representarlo: ella “interviene” “ interviene” allí (MP,  10911 109115, 5, con el ejemplo del agenciamiento feudal). De aquí se desprende una concepción del lenguaje que se opone a la lingüística y al psicoanálisis, y se señala por la primacía del enun ciado  sobre la proposición (MP,  meseta 4). Añadamos que la forma de expresión no es necesariamente lingüística: por ejemplo, hay agenciamientos musicales (MP,  363380). Si nosatenemos aquí a la expresión lingüística, ¿qué ¿q ué lógicas rigen eell contenido contenido y la expresión exp resión en el

 

 pl anoo de su g én  plan énee sis si s y p o r co conn sig si g u ie ienn te de su in insi sinn u a ción recíproca (“máquina abstracta”)? La de la “ecceidad” (composiciones intensivas, de afectos y de velocidades prolongación significativa de ladisyunticoncepción de El anti-Edipo . fundada en la síntesis va y los “objetos parciales”); y la de una enunciación que privilegia privileg ia el verbo al al in infinitiv finitivo, o, el nnombre ombre pro propio pio y el artículo indefinido. Ambas comunican en la dimensión de Aión (MP, 318324 sobre todo, el ejemplo del  pequ  pe queñ eñoo Hans). Po Porr úl últitim m o , es al alre rede dedd or del co conc ncep epto to de agenciamiento agen ciamiento donde puede evaluarse la relación de Deleuze con Foucault, los préstamos desviados que le hace, el jueg juegoo de proximidad proximidad y de distanc distancia ia qque ue relacio relacio-na a los dos   8687 y 174176;aspectos todo el Foucault    estápensadores  está construido(MP, sobre los diferentes del concepto de agenciamiento).

 A i ó n

“SegúnenAión, únicam únicamente ente el pasad pasado y el futuroque in insi sissten *o subsisten el tiempo. En lugar de uno presente reabsorbe el pasado y el futu futuro, ro, un futuro y un pas pasado ado que dividen el presente en cada instante, que lo subd(viden hasta el infinito en pasado y futuro, en los dos sentidos a la vez. O más bien, es el instante sin espesor y sin extensión que subdivide cada presente en pasado y futuro, en lugar de presen presentes tes vvasto astoss y espes espesos os que comprenden, unos respecto de otros, el futuro y el pasado”*. ** De  Deleuze leuze rehabilita reh abilita llaa ddistinció istinciónn es estoica toica de aión y de chronos para pensar la extratemporalidad del acontecimiento (o, si se prefiere, su temporalidad paradójica). La

traducción corriente del primer término por eternidad

 

 puedee volv  pued vo lver er equívo equí voca ca la operaci oper ación ón:: en realid rea lidad, ad, l a e t e r n i dad propia del del instante tal y como la conciben lo loss estoicos estoico s sólo tiene sentido inmanente, relación lo que será la eternida eternunidad d cristiana (eso serásin también lo que qcon ue está en  juee g o en la reint  ju rei nterp erpret retac ació iónn po p o r Nietzs Ni etzsche che del tema tem a estoico del Eterno Retorno). Aión se opone a Chronos, que designa el tiempo cronológico o sucesivo, donde el antes se ordena al después con la condición de un presente englobante englob ante en el cual, cu al, como se dice, todo ocurre ocu rre (D (Deleuze eleuze compite aquí con Heidegger, He idegger, quien, quie n, con el nomb no mbre re de “resolución anticipante”, anticip ante”, había dis discutido cutido la primacía del pr preesente de Agustín a es Husserl2). Husserl2 Según un a prime pri ra parad par adoja oja,, el acontecimiento lo que). no subsiste delmera mundo como tal sino envolviéndose en el lenguaje, al que a partir de entonces posibilita. Pero hay una segunda paradoja: ¿‘E1 acontecimiento es siempre un tiem tiempo po muerto, muerto, allí a llí donde don de no ocurre nada” (QPh,  149). 149). Ese Ese tiempo tiempo muerto, muerto , que en cierto cierto modo es un notiempo, bautizado todavía “entretiempo”, es Aión. Aión. En ese nivel, nivel , el acontecimiento acon tecimiento no es ya solamen solamente te la diferencia dife rencia de las cosas cos as o de ios estados esta dos de de cosas; afecta afecta la subjetivid sub jetividad, ad, lleva llev a la diferencia difer encia en el mismo mismo sujeto. Si se  Lógica ca d e l se senti ntido do,,  * La tr traducción aducción de este fragmento pertenece a  Lógi  biblioteca  bibliote ca electróni elec trónica ca de d e la l a escuela escuel a de filosofí fil osofíaa ddee la Un Unive iversid rsidad ad A R O S , traducción de Miguel Morey, pág. 119. [N. del T.J. 2. Véase Ser y ti tiem empo, po,  §§ 61 y sigs. A los tres “ekstasis" temporales  pre  p ress e n ta tadd o s en e l § 65 re resp spoo n d e n las tres tre s s ínte ín tesi siss del t iem ie m p o de  Dif  D ifere erenc ncia ia y rep repet etic ició iónn (cap. II), donde la relación directa del pasado y el futuro, asi como el status temporal de lo posible, son igualmente decisivos, pero concebidos de manera diferente  y   en una perspectiva

6 tic o políti po lítica ca incom patible con la de Heidegger. Heidegger. Pa ra un rápido vislumbre de la divergencia que opone Deleuze a Heidegger, confróntense aunque más no sea sus conceptos respectivos del destino (DR,  112-113; Ser y tiempo,  § 74). La comprensión de la posición  Difere ferencia ncia y re repe peti tició ciónn  (las deleuziana supone la lectura conjunta de  Di  Lógi gica ca ddee l sentid s entidoo  (la tres síntesis del del tiempo) tiempo),, de Ló (la oposi oposición ción de d e Chronos  L a ima im a g e n -tie -t iem m p o   (la oposición de Chronos y de y de Aión) y de  La Cronos, cap. 4  —véase vé ase “ C ri rista stall d e tiem tie m po"). po ").

 

llama acontecimiento acontecim iento a un cambio cam bio en el orden ord en del sentido (lo que producía sentido hasta ahora se nos ha vuelto indiferente y hasta opaco, aquello a lo cual en adelante somos sensibles no producía sentido antes), hay que inferir que el aconte acontecimiento cimiento no ocurre en eell tiempo, porque af afececta las condiciones hasta de una cronología. Más bien marca una cesura,  un corte, tal como el tiempo se interrumpe  para  pa ra re rean anuu d ar en otro otr o plano plan o (de (d e ahí la expr ex presi esión ón ‘‘entreent retiempo”) Al elaborar la categoría de acontecimiento, por lo tanto, tanto, Deleuze De leuze exhibe el lazo primordi prim ordial al del tiempo y el sentido, a saber, que una cronología en general sólo es  pcnsab  pcn sable le en funci f unción ón de un horizonte horizo nte de se sentido ntido comú co múnn en sus partes. sus par tes. Así, la noción de un ttiemp iempoo objet objetivo, ivo, exterior a la vivencia e indiferente a su variedad, no es más que la generalizaci gene ralización ón de d e ese es e la lazo zo:: su correlato es el “sentido común”, la posibilidad de desplegar la serie infinita de las cosas o las vivencias en un mismo plano de representación. El acontecimiento, como “entretiempo”, por sí mismo no pasa, a la vez porque es puro instante, punto de escisión o de disyunción de un antes y un después, y  porq  po rque ue la experie ex periencia ncia que q ue le corresp cor respond ondee es la para pa rado doja ja de una “espera infinita que qu e ya es infinitamente infinitam ente pasada, espe(QPh,  149 ra y reserva” 14 9 ). Por Po r eso e so la distinción de Aión y de Chronos no acompaña la dualidad platónicocristiana de la eternidad eternidad y el tiempo: no hay experienc exper iencia ia de un más allá del tiempo, si sino no solamen solamente te de una temp temporalidad oralidad trabaj trabajada ada  poo r Aión,  p Aió n, do donn d e la ley de Chro Ch rono noss d e jó de rein re inar ar.. É Ése se es el el “tiempo “tiem po indefinido indefinid o del acontecimiento” acontecimiento” (MP, 320). Esta Esta experiencia rienc ia del notiempo noti empo en el el tiempo tiempo es la de un “tiempo tiem po flotanfl otan-

te” ( A l l í ), llam te” llamado ado tambié tambiénn muert muertoo o vací vacío, o, que se se opo opone ne al  presencia sencia  cristiana: “Ese tiempo muerto no sucede a lo de la pre que llega, sino que coexiste con el instante o el tiempo del accidente, accide nte, pero como la inmensidad del tiempo vacío vacío donde todavía se lo ve venidero y ya llegado, en la extraña indiferencia de una intuición intelectual.” intelectual.” (QPh,  149) 149) En tod todoo caso, es la temporalidad del concepto concep to (QPh, 150151).

 

*** marca g aj0 e¡lanombre deión Aión, l concepto conacepto acontecimiento introd introducc ucción deleafuera afuer en el de tiempo, o la relación relaci ón del tiempo tiem po con un afuera que qu e no le es ya exterio exteriorr (contrariamente a la eternidad y a su trascendencia). En oíros términos, ¡a extra-temporalidad del acontecimien to es inmanente, y   por esa razón paradójica. ¿Co ¿Conn qué derecho se puede sostener que ese afuera está en el tiempo, si es cierto que separa el tiempo de sí mismo? Vemos en seguida que no bastaría con invocar la necesidad de una efectuación espaciotemporal del acontecimiento. Lares  puesta implica impl ica dos momentos: momen tos: 1) El acon ac onte tecim cimien iento to está est á en el tiempo en el sentido en que necesariamente remite a una efectuación espaciotemporal, como tal irreversible (LS, 177). Relación paradójica entre dos términos incompati bles (ante (an tess / desp de spué ués, s, do dond ndee el segu se gund ndoo térm té rmin inoo hace “pasar” el primero), implica materialmente la exclusión que suspende suspe nde lógicamente. 2) El acontecim aco ntecimiento iento está est á en el tiem po en el sentido sent ido en que q ue es la dife d ifere renc ncia ia in inte tern rnaa d e l tiempo, la interiorización de su disyunción: separa el tiempo del tiempo; no hay razones para concebir el acontecimiento fuera del tiempo, aunque él mismo no sea temporal. En consecuencia, es importante disponer de un concepto de multiplicidad tal que la “cosa” no tenga ya unidad sino a través de sus variaciones y no en función de un género

común que subsumiría sus divisiones (bajo los nombres de univocidad y de síntesis disyuntiva, el concepto de “ diferencia diferencia interna” realiza real iza ese program pr ogramaa de un afuera afuera pue puessto adentro, adentro, en el niv nivel el de la estructura mism m ismaa del concepto: concepto: LS', series seri es 24a 24a y 2 5 a). Esta Est a idea id ea tamb ta mbién ién se expre ex presa sa diciendo di ciendo que no hay acontecimientos fuera de una efectuación es  pacio  pa ciote tem m poral po ral,, aunqu au nquee el aco a cont ntec ecim imie ienn to no se reduzca redu zca a ello. el lo. En suma, suma, el acontecimie acon tecimiento nto se inscribe insc ribe en el tiempo, tiempo, y es la interioridad de los presentes disjuntos. Además, Deleuze no se contenta con un dualismo del tiempo y el acontecimiento, sino que busca un lazo más interior del tiempo con con su afuera, y quiere mostrar mo strar que la cronología

 

deriva del acontecimiento, que este último es la instancia originaria origin aria que abre toda cronología. cronología. A diferencia diferenc ia de Husserl y de sus herederos, hered eros, el acontecimiento o la génesis del tiemtie m po se declina decl ina en plur p lural. al. En E n efecto ef ecto,, es impo im porta rtante nte ma mant nten ener er la inclusión del afuera en el tiempo, a falta de lo cual el acontecimiento sigue siendo lo que es entre los fenomenólogos: una trascendencia trascenden cia única que que abre el tiemtiem  po en general, instancia que se ubica lógicamente antes  de todo tiempo, y no si puede decirse entre  el tiempo vuelto multiplicidad. En el razonamiento fenomenológico,

ya no hay lógicamente más que un sólo acontecimiento, el de la Creación, aunque no deje de repetirs repetirse: e: la homogeneihomo geneidad fundamental fund amental del mundo y de la historia historia está a salvo (la invocación de “un solo y mismo acontecimient aconteci miento” o” en Deleuze  LS,  199, 20 2 0 9  remite a esa esa síntesis síntesis inmediat inmediataa de lo múlti ple lla l lam m ada ad a ““dis disyu yunti ntiva” va”,, o dife di fere renc ncia ia inte in terna rna,, y debe d ebe ser distinguida con cuidado del Uno como significación total y englobante, englobante, incluso incluso cuando seco se conc ncib ibee a este último último más acá del reparto del uno y lo múltiple, como ocurre con la “diferencia ontológica” de Heidegger: véase QPh, 9 1). Sin embargo, es segurotodavía que ía el el entre tiempo  y otra  todav ecorte l nomb n ombre re deel acontecimienaco ntecimiencosa que élno justifique to. Donde volvemos a la cláusula cláusula deleuziana prel p relim imina inarr de

que no hay hay acontecimiento fuera d e una efectuación efectuació n en el espacio y el el tiempo, aunque aun que eell acontecimien acon tecimiento to no se redured uce a ello.

Complicación * “Algunos Algunos neoplatónicos utiliz utilizaba abann una palabra profunprofun da para designar el estado estado originario ori ginario que precede todo desarrollo, todo despliegue, toda ‘explicación’: la complicación,  que envuelve a lo múltiple en el Uno y afirma el Uno de lo

 

múllipl úlliple. e. L Laa eternidad eternidad no les parecía parecí a la ausen au sencia ciade de cambio, cambio, ni ni  Nlq  N lquuiera iera la prolong prolongación ación de una existe existencia ncia sin límites, sino el nMudo complicado complicado del mismo mismo tiem t iempo. po... ( PS, 58) ** El concepto concepto de complicación comprend comprendee dos nivelo*, que corresponden a dos usos de la palabra. Primero expresa un estado: el de las diferencias (series divergen Ior, puntos de vista, intensidades o singularidades) envuelta vue ltass o impli implicada cadass unas un as en otras otras (LS, 345346). Complicación significa entonces coimplicación, implicación recíproca. Este estado corresponde al régimen de lo vir fual, donde las disyunciones son “incluidas” o “ inclusi inclusivas”, vas”, y se opone opon e al régimen régim en de lo actual actual,, caracter cara cteriizadoo por la separación de las cosas y su relación de excluzad exclu sión (o bien... o bien): por lo tanto, no está regido por el  principio de contradi contr adicc cción ión.. En consecuenci consecu encia, a, complicación compli cación califica un primer tipo de d e multiplicidad, m ultiplicidad, llamada llama da int intensi ensiva, va, fis la lógica misma deí mundo en cuanto “caos” ( DR  DR, 80, 162163,359; LS, 345346). *** Pero más m ás profundam profundamente, ente, “complicació “com plicación” n” expresa

la operación de síntesis de los dos movimientos inversos ile lo virt virtual ual a lo actual (explicación, (explicación , desarr de sarroll ollo,p o,proc roceso eso)) y tle lo actual a lo virtual (implicación, envolvimiento, enrollamiento enroll amiento;; en la última parte de de su obra, Deleuze ha ha- blará d e cristalización) (PS, 58 ',SPE, 12 \ \LL e p lili,, 33). Deleuze subraya constantemente que esos dos movimientos no se oponen sino sino que siempre siempr e son solidarios (PS,  110; SPE,  12;  Le pli, pli , 9). Lo que los destina uno al otro es la complicación, en la medida en que ella asegura la inmanencia del uno en lo m últiple y de lo múltiple m últiple en el uno. No hay que confundirr la implicación confundi implicaci ón recíproca de los términ términos os complicados con la implicación recíproca del uno y lo múltiple, mi como com o lo opera ope ra la compli complicación. cación. De aq aquí uí se desprende la relación de dos multiplicidades, multiplicidade s, virtua virtuall y actual, actu al, que que testimonia la supe superació raciónn del dualismo inicial hac h acia ia un monis onismo mo donde la misma misma Natu Naturale raleza za oscila entre dos polos: polos: lo múlti múlti- ple implica al al uno en el sentido en que es el uno en el estado estado

 

explicado;  el uno imp implica lica lo múltiple múlti ple en el sentido en que es lo múltiple en el estado complicado. La importancia importancia del conconcepto de complicación, pues, es clara: en la misma historia dell Neoplatonismo, de Neoplatoni smo, se op opon onee a la soberanía retirada retira da del Uno; lleva lo múltiple m últiple en el origen, origen , bajo la condición de un régirég imen especial especi al de inscparación inscp aración o de coimplicación (este ra rassgo distingue a Deleuze de la fenomen feno menolog ología, ía, de Heidegge Heidegger, r,  pero también, t ambién, en resumid resu midas as cuentas, cuen tas, de Derrida). No menos clara es la importancia ele la operación que expresa, y que

rem ite uno a otro ambos movimientos de act remite actualiza ualización ción y de redistribución, de diferenciación y de repetición, repetición, cuyo funcionamiento solidario da la fórmula completa com pleta del mundo mundo según Deleuze. La “conversión” neoplatónica, inversa de la “procesión” del Uno Uno hacia lo múltiple, en efe efecto cto no es apta apta  paraa acarrear  par acarre ar un mov movimiento imiento de red redistrib istribució uciónn en el el seno de lo múltiple; no es su su ob objeto jeto,pu ,puesto esto que apunt ap untaa al retorno retorno en

la plenitud plenitu d del Uno, cuya trascendencia trascendencia está señala señalada da por po r la indiferenciación e indiferencia indiferen cia a lo múltiple. Muy diferente es el ascenso hacia el uno como  complicación (unidad o síntesis toda inmediata de lo múltiple, múltipl e, puro “diferenciant “diferenc iante”), e”), que trabaja cosa actual del interior y la abre a la totalidad virtual complicada que implica. La lógica de la complicación confluye aquí aqu í con la tesis de la univocidad del ser, ser, mientras que el nombre de ser tiende a borrarse ante aquel, difercnciable,de devenir.

Corte-flujo   (o síntesis pasiva, o contemplación) * “Lejos de que el corte se oponga a la continuidad, la condiciona, condic iona, implica o define lo que corta cor ta como como continuidad ideal. ide al. Ocurre que, como vimos vimos,, toda máquina es máquina de

 

máquiina máqu na.. L Laa máquina máquina no produ produce ce un corte ddee flujo si sinn o c n la medida en que está conectada a otra máquina que supuestamen tam ente te pro produ duce ce el fflujo. lujo. Y sin duda, esta otra otr a máquina a su vezz es en realid ve realidad ad corte. Pero sólo lo es es en relac relación ión con una terce ter cera ra máq máquina uina que produce produce idealmente, vale vale decir, relativamente vam ente,, un flu flujo jo continuo infinit infinito.” o.” (ACE, 44) ** Flujo y corte forman en El anti-Edipo  un solo y mismo mis mo concept concepto, o, tan difí difícil cil como esencial. esencial. N Noo remiten a un dualismo ontológico o a una diferencia de naturaleza: el fl fluj ujoo no es solamente interceptado por una máquina que q ue lo corta, es a su vez emitido por po r una un a máquina. máquina. Por lo tanto no hay más que un so solo lo término ontológico ontológico,, “máqu “máquina”, ina”, y por eso toda máquina es “máquina de m máquinas” áquinas” (ACE, 7). La regresión regr esión al infinito es tradicionalmente tradicionalmente el sign signoo de un fra-

caso del pensamiento: Aristóteles le opone la necesidad de un término primero (“hay que detenerse”), y la edad clásica no lo asume sino subordinándola aall infinito clásica infinito eenn acto desde de sde el el punto pu nto de vista de Dios. La regresividad adop adopta ta en Deleuz Del euzee un va valor lor positivo porque es el corolario de la tesis inmanentista inmanenti sta paradójica, según la cual la relación está primera, mer a, y eell origen es acoplamiento acoplamiento:: convertida en objeto obje to de afirmación, ofrece una garantía garantía metodológica con contra tra e l retorno de la ilusión del fundamento (ilusión de un reparto real re al del del ser com comoo referencia ttrascende rascendente nte del pensam pensamieniento). En efecto, no hay dado q  que ue no sea pr  prod oduc ucto to,,  lo dado es siem siempre prellam la difer diferencia encia de intensidad intensid ad surgida de aco plamie  plamiento nto llamado ado dispars(DR,   154155,286287;  AC  A Cun E, 384;  MP  M P,  457 y sigs.). Hasta los dos términos de la percepción, sujeto suje to y objet objeto, o, derivan deriva n de un acoplamiento que los los distrid istri buyee un  buy unoo y o tr troo co com m o pres pr esuu pon po n ié iénn d os osee re recí cípro proca came ment nte: e: el ojo, en este sentido, no no es más que la pieza de una máquina separada de manera abstracta de su correlato (luz (luz). ). I Iu Iuss sser erll om o m ite la verdadera definic definición ión de d e la síntesis pa pasi si  porque rque ella remite a tale taless acoplamiento acoplamientos, s, a tal tales es “conva: po templaciones” olamien “contracc “contracciones” iones” prim mnari arias  pero si el acop ac oplam iento to es está tá en elpri pu pun to as de(DR, g é n 96108); e s is is,, és ésta ta

 

neces ariamente necesariame nte regresa al infinito, implicando una rehabilitación de la regresión. regresión. El concepto renovado de síntesis  pasi  pa siva va pas p asaa al ppri rim m er plano pla no en e n Elanti-Ed ¿pe bajo baj o el nomnom  bree de “máquinas  br “máquin as de dese sean antes tes”, ”, do dond ndee se plasm pla smaa el prin pr inci ci- pio  p io de ines in esta tabil bilida idadd o de metamo meta morfos rfosis is que envuelve envuel ve (ACE,  34; este principio es llamado “anarquía coronada” en los desarrollos sobre la univocidad). Lo cual implica que lo dado jamás está constituido de flujos, sino de sistemas corteflujo, en otras palabras de máquinas máquinas (ACE, 7; la ex pre  p resi sióó n “ontol “ont olog ogía ía de los fluj fl ujos os”, ”, por po r la cual en oc ocas asion iones es se resume el sistema de El anti-Edipo,  es una invención

de polemista polem ista impaciente impaciente). ). *** ¿Por qué entonces esta dualidad del corte y el flujo? 1) El El sistema sis tema corteflu cor teflujo jo designa las “verdaderas “ver daderas actividades del inconsciente” (hacer fluir y cortar,  A  AC CE,  388), funciones complementarias constitutivas de un acoplamiento, mientras que los “objetos parciales”, que no son ya como com o en M elanie Klein relativos a un todo fragmenta fragmentado do y perdido, son sus términos, “elementos últimos del inconsciente’*(ACE,  386) 386) que se determinan determ inan recíprocam recíprocamente ente en el acoplamiento, acoplam iento, uno como como fuente fue nte o emisor de flujo, el otro como co mo órgano órgano receptor. En consecuencia, consecuencia , no habrá ddee asombrar asom brar la paradoja: paradoja: el objetofuente, tomado sobre el flujo que emite. Ocurre que qu e el objeto no emite emite un flujo ssino ino  parct   pa rct  elob  elo b jeto je tocc apa ap a z de cortarlo (de (de donde donde pro procede cede el caso caso emblemático de la máquina senoboca, a todo lo largo de El anti-Edipo, anti-Edipo,  sobre todo 545 5455). 5). A su vez, el objetoó obj etoórga rga no puede ser tomado tomado como emisor de flujo por otro objeto (véase el ejemplo recurrente de la la boca, 11,44, 11,4 4, etc. Y partipa rticular cu larm m ente en te en el el caso cas o de la an anor orex exia, ia,./4 ./4(2 (2s, s, 7, 388). Rec R ecuér uér-dese siempre la relativida relati vidadd del flujo al corte. corte. x 2) “El deseo hace fluir, fluye y corta” (ACE, 11): cortác no es lo opuesto de fluir (servir de contención) sino la condición bajo la cual algo fluye; en otros términos, un flujo no fluye sino cortado. ¿Qué significa entonces “cor-

 

lar"? Pre lar"? Precisamente, cisamente, el régimen de circulación de un flujo, flujo, su caudal, continuo o segmentario, más o menos libre o estrangulado. Y todavía estas imágenes demasiado dualistas dualist as son so n insuficientes: insuficientes: un fflujo lujo sserá erá uniforme o, o, p o r el contrario, contrar io, imprevisible y mutante según seg ún el modo mod o de corte que lo caracterice. El concepto de corte, por lo tanto, es diferenciado: el código es uno sería y la “esquizia” el contrasentido elemental considerarolro. el Aquí, flujo

esquizofrénico, que franquea las contenciones y los códigos” digo s” y “ fluye, irresistible” (ACE,  156,158) 156,1 58) como un flujo quee escapa a todo corte qu corte:: esto implicaría im plicaría olvidar la primacía de la máquina, y el nombre mismo de esquizia (acto de henndi he dirr, bifu bifurca rcació ción:^ n:^ CE,  109, 15 158) 8).. Al corte de tipo tip o código, que procede por alternativas o exclusiones, se opone la inclusiva, a,  característica del deesquizia esqui zia com comoo disyunción inclusiv venirzof o renia el encuentro (Deleuze y Guattari no reducen  prr ola esqui esquizof al derrumb de rrumbe e catatónico, ellos extraen su p ceso, libre producción de deseo).  M  Mil il mese mesetas, tas,   al distinguir gu ir tres tipos de “líneas”, “líne as”, reacondicionará lo loss conceptos de co corte rte y de flu flujo jo (mesetas 89).

Cristal de tiempo (o de inconsciente) * “Por “Po r muchos elementos distint distintos os que tenga la imagencr ge ncristal, istal, su su irreductibilidad irreductib ilidad cons consiste iste en la unidad indivisible de una un a imagen actual y de “s “su” u” imagen virtual.” virtu al.” (IT,  l°5) l° 5) “Extreman “Extremando do las cosas, lo imaginario es una una imagen virtual que se pega al objeto real, e inversamente, para constituir un cristal de inconsciente. No basta con que el objeto real, el paisaje pa isaje real, evoque imágen imágenes es semejantes o sill prop propia ia  imagen vir vecinas; es necesario que deslinde si luaal, al mismo lu m ismo tiempo tiemp o que ésta, com comoo pa paisaj isajee imaginario, se interne inter ne en lo real según un circ circuito uito donde cada uno de los los dos términos persigue al otro, se intercambia con el otro.

 

La “visión” está hecha de ese doblamiento o desdoblamiento, esa coalesccncia. Es en los cristales de inconsciente dondese dond ese ven ven la lass trayecto tray ectorias riasde de la libido.” libido.” (CC,  83)

“Lo que constituye la imagencristal es la operación más fundamental funda mental del tiempo: tiempo: puesto pu estoqu quee el pasa pa sadd o no se conscon stituye tit uye después despué s del de pre senteseque fue sinoa acada lm mismo ismotiempo tiempo, es preciso que ell presente tiempo desdoble instante en,  presen  pre sente te y pasad pas ado, o, que dif difier ieren en uno del otro otr o en natural natu raleza eza o, loque es lo mismo, desdoble el presente en dos direcciones heterogéneas, una de las cuales se lanza hacia el  porv  po rven enir ir y la otra cae en el pasado pas ado.. Es p reci re ciso so qu quee el el tie t iem m po se escin escinda da en dos chor ch orro ross disim dis imétr étrico icos, s, uno de los cuacu ales hace hace pasar todo el presente, y el otr otroo conserva cons erva to todo do el  pasado.  pasad o. El tiempo tiemp o consiste con siste en esta es ta escisión, escisió n, y e s ella, es él  IT.  108109) lo que se ve en el cristal”  ( IT. **laEste concepto, de los últimos de oDeleuze, presenta dificultad de uno condensar poco más menos toda su filosofía. El cristal es el estado últimode la problemática de la experiencia “real”, y se presenta como una  profu  pr ofundi ndizac zación ión del de l concepto con cepto de devenir. dev enir. Ante Ant e todo tod o conf co nfirirma que en un devenir cualquiera (deveni (deveniranimal, ranimal, de devenir venir m ujer, uje r, etc.), no es el térm término ino lo que qu e se busca (el animal o la m ujerq uje rque ue uno deviene) sino realmente el propio deve devenir, nir, o sea,, las condicio sea con diciones nes de un reíanzam reían zamiento iento de la producció prod ucciónn deseante o de la experimentación. No es Moby Dick, la gran ballena éste blanca blanca novela de Melville, loq lo q u e interesa a Achab: nodela lapersigue sino para enfrentarse con la desmesura de su propia vida, y ésa es la verdadera razón, la verdadera verd adera lógica, la verdadera verdade ra nece necesidad sidad de su conducta irracional (CC, cap. X). Por Po r su lado, el pequeño pequ eño Pía Píans, ns, tan poco comprendido por Frcud, tiene la “visión” dél ca ballo de tiro tir o que cae y se deb d ebate ate bajo los latigazos. latigazos.'' pero esa visión es doble, cristalina: lo que el niño ve en su relación rel ación con el caballo caballo son las trayectori trayectorias as de su libido. libido. Dé  pro robb lem le m a   ese modo, accede activamente a su propio  p (“L’interprétation des énoncés”, en Politique et 

 

 psy chan  psych analy alyse, se, y MP, 315, 317). En ambos casos, devenir significa habitar el el plano de inmanencia donde dond e la existenexisten-

cia no se produce sin hacerse hacers e cclínica línica de sí misma, sin trazar el mapa de sus atolladeros y de sus salidas. Pero el lector no puede dejar de tropezar con una dificultad. Ese dado puro pu ro al que accede acce de el el ““devin deviniente” iente” parece seleccionado de antemano por sus resonancias especiales con cierta situación de vida. Indudablemente, el espejo no rem re m ite aq aquí uí el el deviniente devinien te a una imagen narc narcisista isista de sí mismo; aquí su situación se repite o se refleja, pero en el elemento noredundante de una contemplación evalua ev aluativa tiva de sí. sí. Resta comprender comprender cóm cómoo se anudan anuda n lo íntimoo y el tim el espectáculo; por p or qué, si la experienc expe riencia ia real sup supoone la violencia y el azar de un encuentro, no por ello se encuentra alguien o algo. dichaa dificultad dich dificua ltad Deleuze forja fo rjaPrecisamente el concepto concepto dpara e cristal. crisenfrentar tal. Los términos decisivos decisivo s sson on desdoblamiento, intercam bio, bi o, indiscenúbilidad. indiscen úbilidad. De primera intención, intenc ión, la estructu estructura ra de intercambio que define el cristal se establece entre los dos términos del devenir, instituyendo una relación de doble o de espejo que libera una visión.  La relación de sujeto a objeto (el pequeño Hans ve el caballo) resulta de entrada entra da insuficiente para para desc describir ribir la situación, situación, que impliimp lica un mome mo mento nto de de indiscernibilidad indiscernib ilidad donde dond e eell muchachit muchachitoo se  ve padec pad ecer er en el el caba caball llo, o, refleja sus propios afectos af ectos en las singularidades y los accidentes de este último (y recí procamente  procam ente). ). Tales son en verdad ver dad las cond co ndici icion ones es de una una experiencia real: lo dado puro no es relativo a un sujeto  pre  p reex exis iste tent ntee que abr a briría iría el cam campo, po, ni a form f ormas as o fun funcio cione ness que permitirían perm itirían identificar sus ppartes. artes. Esta ilusión de prepr eexistencia viene solamente del hecho de que lo dado  pref  pr efor orm m ado ad o de la ex expe perie rienc ncia ia posible posib le pre p recc e d e el acce acceso so a lo dado puro de la experiencia real, que sólo está constituido de movimientos m ovimientos y diferencias de movimien movimientos, tos, de rela re la-ciones de velocidad velocidad y de de lentitud, de “imágenesmovimien“imágenesmovimientos”. A partir de entonces, tampoco hay ya afectividad

 

ext erior exteri or a lo lo dado, en el sentido en que un sujeto cons co nstitu tituiido reaccionaría reaccionaría a lo q u e ve en f unción unción de de sus sentimientos y sus convicciones: la afectividad no es ya separable de las potencias que corresponden a los movimientos en el  plano  pla no.. Se vuelve vuelve no sólo sól o posi po sibl blee sino necesar nec esario io decir de cir,, sin riesgo antropomorfismo recurso empatia de ningún de tipo, que los afectosnison los dela una plano; en otros términos, que son las cosas mismas (porque sólo desde un  punto  pu nto de vista derivad der ivadoo podem po demos os decir: dec ir: son los efectos de las cosas sobre nosotros). nosotro s). "El " El trayecto se cconfund onfundee con la subjetivi subjet ividad dad del del mediomismo mediom ismo en la medid medidaa enqu enq u e sere se refle fle  ja en aquellos que lo recorren. El mapa expresa la identidad del recorrido y lo recorrido. Se confunde con su objeto, cuando cuan do el mismo objeto es mov movimiento.” imiento.” (CC, 81) En consecuencia, se desconocen las investiduras afectiva afec tivas s deln de lniño iño cuando cuando e allí elónacoplamiento unela  pe  perc rcep epció ción n objet ob jetiva iva y unaseproy prvoyec ecci ción imagin im aginaria aria,, ydenouna desdoblamiento de lo real entre su actualidad y su propia   imagen virtual (el (el priv privilegio ilegio del niño, su ejemplaridad ejemplar idad en el análisis de los devenires, viene solamente del hecho de que su experiencia no está todavía organizada por estereotipos o esquemas esquemas sensoriomotores). La estructura estructu ra criscristalina de la experienc exper iencia ia es qu quee allí lo actual no está dado en su pureza sino reflejado inmediatamente en el psiquismo que recorre reco rre el el plano: por ejemplo, el caballo visto por Hans Hans en ,elindependiente devenircab devenircaballo este último. últi mo. No hay dado dado tro tro, inde pendienteallo de de nuestros devenires. La un oposición oposi ciónneude lo real y lo lo imaginario, imagina rio, d e la cognición y del ddelirio elirio es secundaria, y no resiste el giro inmanentista del cuestionamiento crítico. Ese desdoblamiento cristalino de lo real instituye un “circuito interior” donde lo actual y su  virtual no dejan de intercambiarse, de correr uno tras otro, “distintos pero indiscernibles” (D,  183;  JT  JT,  95, 108). Sobre él vi¿nen a injertarse circuitos más amplios, constituidos pot' rasgos objetivos y evocaciones: otros tantos umbrales de proble

 

matización donde pueden comun com unicar icar,, bajo la cond condición ición del  pequ  pe queñ eñoo circu cir cuito ito,, los agen agencia ciami mien entos tos res respec pectivo tivoss de Hans y del caballo de ómnibus: caída del caballo en la calle /  prohibición de la ca calle lle y pe pelig ligro ro;; po poten tencia cia y do domes mesticaci ticación ón dell cab de caball alloo / dese deseoo orgull orgullosohumi osohumillado llado;; m or orde der/r r/res esist istir ir Hcr malo; etc. El contrasentido sería pensar que la visión desencadena la evocaci evocación: ón: po porr eell ccon ontrario, trario, es ella la que  proce  pro cede de de dell aco acopl plam amien iento to de un co conj njuu n to de ras rasgg o s obje (ivos y de una imagen mental que se seleccionan mutuamente.. Y el mente ella la se profu profundiz ndizaa po porr rretornos etornos sucesivos al obje u», donde un nuevo aspecto del objeto es revelado o pasa ul primer plano en resona resonancia ncia con una nuev nuevaa capa psíq psíquiuica (¡1\  6266,   6266, 9293). Por eso la obsesión del caballo es ucti uc tivvn, y no desempeña el pa pape pell de uuna na simple represe rep resenta nta-ción: ci ón: el niño medita y ev eval alúú a todas la lass alturas alturas variabl variables es de mi Nit Nitua uacció iónn prec precisam isamente ente exp explor lorand andoo lo qu quee puede el ccaa  ballo, có cóm m o se pr proo d u ce llaa ci circ rcula ulació ciónn d e sus afectos. En consecu consecuencia, encia, el ccristal ristal es esa serie de circuitos que [iroliferan a partir del desdoblamiento fundamental de lo iimiI bien entendido; y, como dijimos, en él se ven las trayectorias del deseo y su reacondicionamiento de mapa en imip im ipa. a. Pero en último aná anális lisis, is, ¿p ¿por or qué vemos en él al tiem tiem  j j««>7 De un extr extremo emo al o tro tr o de su obra, obr a, Del Deleu euze ze insiste en la i oWÚK ÚKten tencia cia o 1a contemporaneidad  de dos temporalidades i o. o.ig igén én it itam am ente he terog én éneas: eas: el encad enam iento «mitológico de nuestros trayectos o de nuestras efectua cIones en un presente englobante, el pasado virtual o la »mci iiidad par arad adóji ójica ca (A (Aió ión) n) ddee llos os de deven venires ires qu quee les co ii iini niipo ipond ndcn cn.. Be Bergson rgson hhab abíam íamos ostrad tradoo a qué atolladero con on «1iiOís llaa co cost stuu m b re d e ccoo nc nceb ebir ir el pres pr esen ente te y el pa pasa sado do en imn reliición de sucesión, sucediendo el pasado al presentí i|i i|iiiu hu dejad dejadoo de ser, o preced precediend iendoo al actual como an-  t/fliH) presente: porque el presente no puede ser entonces mil* ijiic una entidad estática que no pasa, y que sin em 1*i*iU*> 111,0 im imag agin inaa rempla laza zadda si sinn cceesar ppoor ootr tra. a. Por lo imito, lmy que asumir hasta la paradoja la evidencia de

 

que el pr prese esente nte pasa: si pasa al tiempo que es presen presente, te, es  porque el pr pres esen ente te es contem cont empo porán ráneo eo de su propio  pasa B, 54;  DR,  111; IT  IT,, 106; encontramos este tema de la do ( B contemporaneidad en el 141 extraordinario concepto de “blo MP,, 202 que de infancia”, infancia ”, Kplm, y sigs.; MP  202203,360). 203,360). Así, el desdoblamiento desdoblam iento de lo real es e s un desdobla desdoblamiento miento ddel el tiem poo. No ob  p obsta stante nte,, no ba bast staa con mostrar la imp imposi osibil bilida idadd de constituir el pasado a partir p artir tan só sólo lo del presen presente, te, la necesidad de concebir el pasado como una segunda ttemporaliemporalidad que desdobla el presente (la cual, según otro argumento de Bergson, condiciona la reactualización de los antiguos antigu os presentes presen tes en forma de recue recuerdos). rdos). No es posible dar cuenta plenamente del pasaje del presente a menos que explique desdoblam por r una escisión incesantesedel tie tiempo: mpo:eselosdesdoblamiento presentes presen tesiento no sepo aalinean linean uno unoss a ccontiontinuación de los otros sino porque el pasado multiplica sus capas en en profund profundidad; idad; todas nuestras nues tras efectuaciones pare pare-cen encadenarse sin tropiezos en un único presente englobante, pero bajo su continuidad aparente operan redistribuciones de problemas problem as o de situaciones situaciones que qu e hace hacenn  pasa  pa sarr el p r esen es ente te.. Volvemos a enco encontr ntrar ar la mu multi ltipli plicid cidad ad de las capas psíquicas implicada en el descubrimiento plural del objeto objeto:: otros tantos mapas sucesivo sucesivoss percibido percibidoss en el el crist cristal. al. Decir ccristal ristal nos hhace acepetua. ver el tiem tiempo s de deci cir que nos rem remite iteque a ssuel u bifurcación per perpetua . No espo la ees síntes síntesis isr de Chronos y de Aión, porqu po rquee Chrono Chronoss no eess m más ás que el tiempo de la actualidad abstracta, separada de su propia  imagen virtual, la orden de sucesión de un siempreya dado. La síntesis es más m ás bien la de Ai Aión ón y de Mnem Mnemosina, osina, de la temporalidad de lo dado puro, de los movimientos absolutos en el plano de inmanencia, inmanencia, y de la m ulti ultiplic plicidad idad de las capas de pasado puro en que se escalona y se multiplica esa tempora temporali lidad. dad. (Es as asíí como, en sus lib ros ro s so sobbre el cine, Deleuze ze no dice dempo, ice queolarégi imagen imagenmovimiento abo abo-lida porDeleu la imagenti imagentiempo, régimen men movimiento crista cristalino lino de es la ima-

gen, porque el cine sigue siendo por definición

 

"ngenciamiento maquínico de imágenes imágenesmovimien movimiento” to”,, pero  persis  per siste te en e n la imag im agen entie tiemp mpoo a manera d e prim primera era dim di m en en-sión de una imagen que crece en dimensiones; en cambio llama cine de la imagenmovimiento a uno que, d e acuerdo con el el ordinario ordina rio sometimiento de la expe experienc riencia ia a lo loss encadenamientos sensoriomotores, desprende lo actual de su doble virtual). virtual). Finalmente, Deleuz Deleuzee llama llama Cronos Cron os a eesa sa sí sínn tesis, con el nombre del titán que devora a sus hijos, puesto que, de igual modo, el tiempo no deja de reanudar y recomenzar su división, encadenando sólo por rupturas (IT, 109). ¿Por qué llamar “pasado ppuro” uro” a esa esa temp temporalid oralidad ad por  por  lo demás descrita como síntesis instantánea de la espera y la verificaci verificación, ón, infinitivo de una cesura cesura (A (Aión)? ión)? “Pu “Puro” ro” califica calif ica el pasad pasadoo que sólo es pasado, pasado, val valee decir, dec ir, qu quee no no es un antiguo presente, “pasado que ja jam m ás fue pre presen sente” te” (DR, 111). No se define de manera relativa respecto del actual presente, sino absolutamente, respecto del presente del que es el pasado o el habersido (así es como hayy que ha qu e comprender comprende r la fórm fórmula: ula: “el pasado no sucede su cede al al  prese  pr esent ntee que qu e ha ddee jad ja d o de ser, se r, coex co exis iste te con el pres pr esen ente te que fue”,/7’ 106). Bergson lo llamaba “recuerdo del presente”: no el pasado en que se convertirá ese presente, sino el pasado de ese presente. Es pasado como elemento en el el cual cual pasa el presen pres ente, te, y no n o porque remitiría rem itiría a una anterioridad en una relación cronológica. Es importante verr bien que ve qu e esa invoca invocación ción del pasado puro, en Deleuze, remite a una problemática del devenir, no de la memoria. En nombre de los devenires, Deleuze despacha con las

manos vac vacías ías la lass preocu preocupaciones paciones de histor his toria ia y de porveporv enir (P (P,, 208209). **** El concepto de cristal ** c ristal env envuelve uelve una una dev devaluación aluación de la metáf metáfor ora, a, a su vezin vezinse sepa parab rabled ledeu euna na crí críti tica ca  y de un rcacondicionamiento del concepto de imaginario. Recordemos el esquema de base: no una segunda imagen que vendría a reforzar a otra, sino el desdoblamiento de una

 

sola imagen en dos partes que remiten originariamente una a la otra. Sin dud duda, a,Hans Freud de cre creer er que laa relación del pequeño contiene los razón caballos concierne otra cosa que a estos; pero no en el sentido en que él lo entiende. El mundo en su riqueza y su complejidad no es la caja de resonancia de una un a ún única ica y mism a historia (Edi (Edipo) po) sino el cristal crist al pr proliferante oliferante de trayect trayectorias orias imprevisibles. La interpretación meta metafóric fóricaa del psicoanális psicoanálisis, is, pues, deb d ebee ser sustituida por un descif desciframiento ramiento literal, “esquizoanalíti co”. Vem Vemos os que “literal” nnoo qu quiere iere decir adhesión a lo actuall pu tua puro ro (como si, po porr ejemplo, la nom nometaforicidad etaforicidad de la escritura de Kafka significara que se agotande ene su con contenitenido ficc ficcional) ional). . Sin eembargo mbargo, , laid laiden entificació tificaciónd lo imaginario con lo irreal no permite comprender que una ficción literaria, más allá de la alternativa de la representación metafórica metaf órica de lo real y de la evasión arb arbitraria itraria en el sueñ sueño, o,  pue  p ueda da se s e r una ex expe perie rienc ncia, ia, un campo cam po de exp experi erime menta ntació ción. n. A la inversa, lo real opuesto a lo imaginario aparece apar ece co como mo un horizonte horizo nte de puro rec reconocimiento, onocimiento, ddonde onde todo es como y a conoc conocido, ido, y casi no se distingue ya de un estereotipo,  de una simple representación. En cambio, si se remite lo imaginario como producción produ cción o creación al pa parr actualvirtual en su régimen llamado cristalino, resulta indiferente que lo actual sea vivido o forjado (imaginado). Porque el desglose conceptual ya no es el mismo: lo que se ve sobre una pantalla de cine, lo que un escritor narra o

describe, lo que un niño imagina en la exploración de sus goces y sus pavores, es actual o dado de la misma manera que una escena “rea “real”. l”. Lo impo importante rtante es entonces el tipo de relaci relación ón que lo actual mantiene con un eventual elemento virtual. Hay metáfora cuando lo actuaal supuestamente recib tu recibee su verdad verdadero ero sentido de otra otra imagen, que se actualiza en ell ellaa pero po podr dría ía actualizarse  por  p or s í mism mismaa (t (tip ipoo de escena esc ena p ri rim m ititiv ivaa o fa fant ntasm asmaa  e l fondo de la metáfora eess el recu recuerdo erdo). ). Ha Hayy sueño cuando las sensaciones del que duerm e nnoo se actua actualizan lizan en una

 

imagen sin que en ésta, su vez, se s ehomogéneo actualice enenotra, y así sucesivamente una conjunto devenir quee desbo qu desborda rda toda tod a metáfora (IT,  78). P o r últi último, mo, hay ccrisristal cuando lo actu actual, al, viv vivido ido o imaginado, es inseparab inseparable le de un virtual que le es cooriginario, de tal manera que  pue  p uede de h a b lar la r s e de “ su p rop ro p ia” ia ” im imag agee n virtua vir tual.l. L a imaim agen se divide divide en sí misma, en vez de actuali actualizarse zarse en otra, 0 de se serr la ac actualización tualización de otra. Este desplazamiento desplazamiento del pa p a r realimaginario (o realirreal) realirreal) hacia aciadeelquien par aactual ctualvirt virtual ualraquita todaDel con consisten sistencia cia appasa la objeción se asombrara asombra de que Deleuz euze e pueda asar r si sinn transición de los niños a los artistas (“a su manera, el arte tlice lo que dicen los niños”, CC, 86; lo que no significa, como constan constantemente temente lo re recu cuer erda da,, que los niños sean artistas) ta s).. Si el cristal disuelve la l a falsa oposición entre ent re lo real y lo imagi ima gina nari rio, o, debe de be darnos darno s a la vez el verda verdadero dero concepto de lo imagina imaginario rio y el verdadero concepto conce pto de lo real: p o r ejempl ejemploo lu literatura com comoo fi imág enes  ficc c ió iónn efe efecti ctiva va , producción de imágenes  pe  pero rota tam m bién bi énpr prod c ión iólidad n ad realdeoun dedeven real, delirio del irio ddeoe yima imagi gina nación articula articulado do aoduc laucc realid rea dev enir, ir, guiad guiado sancio sancio-nado por ella ella (véase (véase el Kafka). Por  Porque que si si lo imaginario no se opone ya a lo real, salvo en el caso de la metáfora o de la

liintasía arbitraria, Jo real, por su lado, no es ya actualidad  pura, sino “c “coal oalesce escenci ncia” a”,, se segú gúnn la pa pala labr braa d e Berg Bergson, son, de virtual virtu al y de actual. El cristal de d e una obra ob ra o de una obsesión infantil infan til hac hacee verl ve rloo real en persona perso na precisamente por po r las las vía víass tic lo imaginario. Tal vez podamos compren com prender der mejor mejor ahora ahora lo que significa lite l iteral ralida idad. d. Una vez más más,, toda to da la cuestión está e n la na natu tu 1iilc 1ii lcza za extrínseca o in intrín trínse seca ca del lazo de lo actual y lo viril mi: represe representac ntación ión de una un a escena o trazado de un devenir. Ocurre que la literalidad no es el sentido propio (“no hay  D,, 9): el cris  palabras propias, prop ias, no hhay ay tamp ta mpoco oco metá m etáfora foras” s”,, D la I, aall aquejar aquejar de abs abstracció tracciónn la l a dualidad realimaginario realimaginario,, tras ion ui al mismo tiempo el reparto supuestamente originario do lo ppropio ropio y lo figurad figurado. o. Como Co mo para el par pa r del su sujeto jeto y el

 

sola imagen en dos partes que q ue remiten originariamente originariamente una a la o tra. Sin duda, Freu Freudd tiene razó razónn ddee ccreer reer qu quee la relación del pequeño Hans con los caballos concierne a otra cosa que a estos; pero no en el sentido en que él lo entiende ent iende.. El mundo eenn su riqueza y su complejid complejidad ad no eess la caja de resonancia de un unaa únic únicaa y misma hist historia oria (Edipo) (Edipo) sino el cristal c ristal pro proliferante liferante de trayectorias imprevisibles. La interpretación int erpretación metafórica del del psicoanálisis, p sicoanálisis, pue pues, s, debe d ebe ser sustituida por un desciframiento literal, “esquizoanalíti co co”. Vemos que “literal” nnoo quiere qu iere decir adhesión a lodeactual”. puro (como si, por po r ejemplo, la nometaforicidad la escritura de Kafka significara que se agota en su contenido ficcional) f iccional).. Sin emb embargo argo,, la identificación ddee lo imaginario con lo irreal no permite comprender que una ficción literaria, más allá de la alternativa de la representación m etafórica de lo real y de la ev evasió asiónn arbitraria en eell sueño, sueño,  pued  pu edaa ser un unaa ex expe perie rienc ncia, ia, un campo ddee ex expe perim rimen entac tación ión.. A la inversa, inv ersa, lo real opuesto a lo imag imaginario inario ap apare arece ce ccomo omo

un horizon horizonte te de puro reconocimiento, donde todo eess co como mo ya casi no se distingue ya de un estereotipo, de conocido, una simpleyrepresentación. En cambio, si se remite lo  imaginario imag inario co como mo prod producció ucciónn o crea creación ción al pa parr actual actualvir vir tual en su régimen llamado cristalino, resulta indiferente que lo actual sea vivido o forjado (imaginado). Porque el desglose conceptual ya no es el mismo: lo que se ve sobre una pantalla de cine, lo que un escritor narra o describe, lo que un niño imagina en la exploración de sus goces y sus pavores, es actual o dado de la misma m anera ane ra que un unaa escena “rea “real”. l”. Lo importante es en en-tonces ton ces el ti tipo po de relación relació n que lo actual m antiene con un eventual elemento virtual. Hay metáfora cuando lo actual supuestamente recibe su verdadero sentido de otra imagen, que se actualiza en ell ellaa pero podría actualizarse  poo r s í m ism  p is m a (tipo (t ipo de e s ce cenn a p ri rim m iti itivv a o f a n ta tasm sm a  e l fondo de la m etáfora es el el recuerdo). Hay sueño cuando uando las sensaciones del que duerme no se actualizan en una una

 

imagen sin imagen sin que ésta, a su v ez ez,, se actualice ac tualice en otra, y así sucesivamente en un conjunto homogéneo en devenir que desborda toda toda m metáfora etáfora (IT,  78). Porúltim Po rúltim o.hay o.h ay cris cris lul cuando lo actual, vivido vivido o im imaginad aginado, o, es insepara inse parable ble de un virtual virtual que le es co coorigin originario, ario, de tal mane ma nera ra que  pue  p uede de h a b la larr se de “s “suu p r o p i a ” im i m a g e n v ir irtu tuaa l. L a ima im a gen se divide en sí misma, en vez de actualizarse actualizar se en otra, o de ser llaa actu actualizac alización ión de otra. otra. Este despl desplazamiento azamiento delparre delp arreali alima magin ginar ario io (o realirreal) realirreal) hac acia ia el p ar actualvir actualvirtual tual quita q uita toda consistencia a la objeobje ción de quien se asombra asombrara ra de que Deleuze Deleuze pueda pueda pasar pas ar sin sin transición de los niños a los artistas (“a su manera, el arte dice lo que dicen los niños”, CC,  86; lo que no significa, como constantemente constantem ente lo recu re cuerd erda, a, que qu e los niños sean artis-

tas). S i el cristal disue tas). disuelve lve la falsa fa lsa oposición entre en tre lo real y lo imaginar imagi nario, io, debe darnos a la ve vezz el verdadero concepto de lo imagina imaginario rio y el verdadero co concepto ncepto de lo real: po p o r ejemplo ficció ciónn efe efecti ctiva, va, producción de imágenes la literatura como fic  pero también tambié n producc pro ducción ión real rea l o d e real, delirio delir io de imaginaim aginaciónn articulado a la realidad de un deveni ció devenir, r, guiado y sancio sancio-nado po porr el ella la (véase el Kafka). Porqu  Porquee si lo imaginario no se «pone ya a lo real, salvo en el caso de la metáfora o de la fantasí fant asíaa arbitrar arbitraria, ia, lo r e a l,l,pp o r su lad lado, o, no es ya actualidad  pura  pu ra,, sino ““coa coalesce lescencia” ncia”,, segú segúnn llaa palab palabra ra de Bergson, Berg son, de de virtual virt ual y de actual. El cr cristal istal de una obra o de una obsesi obsesión ón infan inf antil til hace ver lo real en pers person onaa precisamente precisamente por po r las vías du lo imaginario. Tal ve vezz podam podamos os com comprender prender mejor ahora lo que signifisignifica literali literalidad dad.. Una U na vez m más, ás, toda la cuestión está en la naturalezaa extrínseca o intrín ralez intr ínse seca ca del lazo de lo actual a ctual y lo vir vir (i (iuuil: rreprese epresentación ntación de un unaa escena esc ena o trazado de d e un devenir. devenir. {ícurre que la literalidad no es el sentido propio (“no hay  palabras  palabr as propias, propias, no hay tampoco m metáfor etáforas”, as”, D, 9): el cristal, al al aq aqueja uejarde rde abstra abstracción cción la dualidad realimaginario, tras al mismo el reparto originario ilc illoma c lo propio y lotiempo figurado. Como par psupuestamente araa el el ppaa r del sujeto y el

 

objeto, debemos decir: las propiedades no están distribuidas de antema ante mano, no, la distinción distinción de lo pro propio pio y lo fig figura urado do no se establece sino sino en lo dado (distribución (d istribución sedentaria, falsamente originaria). Lo ve vemos: mos: lejos de predic pr edicar ar una fijación fijación obtusa sobre el uso propio de las palabras, la postura de literalidad liter alidad conduce al al más acá de lo propio prop io y lo figurado   plano  pla no de inmanencia inmane ncia o de univocidad univoci dad donde el discurso discurso,,  presa  pre sa de sus sus devenires, tiene poco qu quee te tem m er de ppas asar ar por metafórico meta fórico ante ante espíritus espíritus “sedentarios”. “sedentarios” .

Cuerpo sin órganos (CsO) * “Más allá del organismo, pero también como límite del cuerpo cuerp o vivido vivido,, está lo que Artaud descubrió desc ubrió y lla llamó: mó: cuerpo sin órganos. ‘El cuerpo cuerp o eess el cuerpo Está sol soloo Y no necesita órganos El cuerpo nunca es un organismo.' Los

organismos los enemigos cuerpo. El acuerpo órganos no seson opone tanto a losdel órganos como es esaa orgaorgsin anización de los órganos que se llama organismo. Es un cuerpoo intenso, cuerp intenso, intensi intensivo. vo. Está rec recor orrid ridoo po porr una onda qque ue en el cuerpo traza niveles o umbrales según las variacioness de su amplitud. ne amplitud. Por lo tanto, el cuerp cuerpoo no tiene órg órgaanos, sino umbrales o niveles.” (FB-LS, 33) ** La distinción de dos conjuntos clínicos a primera vista convergentes, “perversidad” de Carroll y  Lógic gicaa del de l sent se ntid idoo   “esquizofrenia” “esquizofre nia” de Artaud Artaud,, perm permite ite en  Ló deslindar ya la categoría de cuerpo sin desdeñado: órganos quea Deleuze reprocha al psicoanálisis haber la fragmentación de su cuerpo y a la agresión física que las pala brass reducid  bra redu cidas as a sus valo va lore ress fonéticos fonéti cos le ha hace cenn padec pad ecer, er, el esquizofrénico responde por sus “gritoshálitos”, soldadura de d e las palabras palabras o las sílabas vueltas indescomponibles, a la que corresponde un vivido nuevo de un cuerpo pleno, sin órganos distintos. El CsO, como lo abreviará constan

 

h monte M i l mesetas,  es por tanto una defensa activa y i Ilelilí, una una co conq nquis uista ta propia de la esquizofrenia, pero que iijíist'iü en un unaa zon zo n a llam lla m ada ad a de d e “pro “profu fund ndid idad ad”” do donn d e la or UNil ill/ l/nncidn idn de “supe su perfi rfici cie” e”,, que ga gara rant ntiza iza el sentido sen tido man li i)1 i)1tíneto la dife di fere renn c ia de nat n atur ural alez ezaa entr en tree cuerpo cue rpo y pala pa la id de todos modos está e stá perdida (LS, series 13a y 27a). Al respecto, El anti-Edipo representa un giro: allí, la un

,

klii» tic cuerpo sin órganos es retrabajada en función de un nuevo material clínico de donde se desprende el con ( opio tic “máquinas descantes”, y adquiere unacompleji iltiil que, que, tras el tema tem a de la univocidad y de la distribu distr ibución ción ninunda, permite a Deleuze enfrentar una segunda vez el [>mMema may m ayoo r de su pensam pe nsamiento iento:: ¿cómo articula arti cular, r, más m ás hllrt de licrgs lic rgson on,, las dos dinámi diná micas cas inversas inversa s y sin embar embargo go i ¡implement ¡implementarías arías de la ex existen istencia, cia, la act actual ualiza izació ciónn de d e for for niiiMpor un lado, la involución quepor consagra mundo ii iilt/í iilt/íir ir redistribu redistr ibucion ciones es incesantes incesan tes el otro o tro33?al(Este proproa blema será se rá en enfr free n tad ta d o un unaa terc te rcee ra vez, co conn el conc concepto epto de ri ((órne órnelo. lo.)) *** La L a rec re c tificac tific ació iónr nrec ecae ae en est estee punt punto: o: eell CsO no se se n|iono tanto a los órganos como al organismo (funcionamien mi ento to organizado ddee lo loss órganos donde don de cada uno se en i imiitra en su lugar, asignado a una función que lo identi flt n), El CsO no es ya una enti e ntida dadd esp e spec ecífic íficaa m e n te i N
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