Zinoviev, G., Stalin, I.- El Gran Debate (1924-1926). 02-El Socialismo en Un Sólo País

August 18, 2017 | Author: L.Q.Cincinnatus | Category: Communism, Vladimir Lenin, Socialism, Joseph Stalin, Leon Trotsky
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Descripción: Zinoviev, G., Stalin, I.- El Gran Debate (1924-1926). 02-El Socialismo en Un Sólo País...

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Giuliano Procacci Grigori Zínóviev José Stalin

EL GRAN DEBATE ( 1924 - 1926) II. EL SOCIALISMO EN UN SOLO PAIS

m siglo veintiuno editores m exico españa argentina

Traducción de Carlos Ecliagüe

Nota: Los textos de J. Vi Stalin han sido tomados de Obras (Moscú, Ediciones en Lenguas Extranjeras, 1953). La Re­ volución de Octubre y la táctica de los comunistas rusos, tomo 6, pp, 376-421. Cuestiones de leninismo, t. 8, pp. 14-97.

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siglo veintiuno editores, sa CERRO DEL AGUA 246 ,MÉXICO 20. D E

siglo veintiuno d e españa editores, sa EMILIO RUBÍN 7. MADRID 33 .ESPAÑA

siglo veintiuno argentina editores, sa flv CÓRDOBA 2064 . BUENOS AIRES .ARGENTNA

Primera edición en español, mayo 1975 ©

SIGLO XXI DE ESPAÑA EDITORES, S. A.-

Emilio Rubín, 7. Madrid-33 Primera edición en italiano,-1963 Título original: La «revoluzione permanente », e il Socialismo in un paese solo © Editori Riunitti D ERECHOS RESERVADOS CONFORME A LA LEY

Impreso y hecho en España Printed and made tn Spain ISBN: 84-323-0179-5 (O. C.) ISBN: 84-323-0181-7 (T. II) Depósito legal: M. 14.229-1975 Impreso en Closas-Orcoyen, S. L. Martínez Paje, 5. Madrid-29

Indice

Giuliano Procacci

Las posiciones en litigio

1

Grigori Zinóvíev De: El leninismo

9

I. Stalin

La Revolución de Octubre

51

J . Stalin

Cuestiones del leninismo

81

GIULIANO PROCACCI

LAS POSICIONES EN LITIGIO

En enero de 1925, a la vez que el largo debate sobre el trotskismó iba tocando a su fin, Staiin reeditaba como prefacio al volumen Camino de Octubre, un escrito suyo en polémica con Trotski que ya había aparecido el 20 de diciembre de 1924, en la Pravda1. Como es sabido, se trata de un escrito que alcanzó gran éxito y se reprodujo en las sucesivas ediciones de las Cuestiones del leninismo. Es sabido, asimismo, que su éxito se debe al hecho que en ese trabajo se for­ mula por primera vez la idea de la construcción del “socialismo en un sólo país”. Una de las características de la teoría leninista de la revolución de Octubre consistía, según Staiin, en haber aprehendido que el desarrollo económico y político desigual de los países capita­ listas hacía posible la ruptura del sistema capitalista mundial en su “eslabón más débil” y, por tanto, la victoria del socialismo en un solo país. Uno de los errores de Trotski, precisamente, había sido la no comprensión de esta particularidad de la teoría leninista y de la experiencia de la revolución soviética. Por cierto, como ya se señaló en la' introducción, que esta primera formulación de la teoría del socialismo en un solo país no estaba exenta de incertidumbre y de oscuridad. La importancia del escrito sobre La revolución de Octubre y. la táctica de los comunistas rusos proviene más de una valoración retrospectiva de éste que de su propio valor y de su novedad intrínse­ ca. Lo que parece confirmarse por el poco interés que despertó en el momento de su publicación, y por el hecho de que el mismo Staiin en sus escritos siguientes, no retomó ni profundizó la fórmula del triunfo del socialismo en un solo p aiV . Los acontecímentos y las discusiones de los meses siguientes proba­ blemente contribuyeron en gran medida a fijar la atención sobre esa fórmula. En efecto, a fines de marzo se reunió en Moscú el plenum del Comité Ejecutivo de la Internacional Comunista, donde el signo bajo el cual se desenvolvieron sus tareas, fue la admisión de que agotada momentáneamente la gran ola revolucionaria abierta por la revolución de Octubre, se había entrado poco a poco en un período de “estabilización relativa” del capitalismo3 . 1

Giüliano Procacci Ello equivalía a decir que la perspectiva de una revolución prole­ taria en Europa Occidental que, al menos hasta el fracaso de la tenta­ tiva revolucionaria en octubre de 1923 en Alemania, se había consi­ derado abierta (piénsese en las Lecciones de Octubre), debía ahora evaluarse como postergada por un tiempo indefinido. ¿Sería posible en estas nuevas condiciones llevar adelante la construcción del socia­ lismo en Rusia? Por cierto que había muchos pasajes de Lenin y una rica tradición teórica que respondía negativamente a este interrogante. Sin embargo, la experiencia y la realidad efectiva indicaban que la “estabilización relativa” del capitalismo venía aparejada con una correspondiente “estabilización relativa” del estado y de la economía soviética: la “crisis de las tijeras” estaba superada y la situación interna venía consolidándose más y más. Un índice elocuente de ello, por otra parte, lo constituía el hecho de que algunas de las mayores potencias del mundo capitalista habían reconocido de jure-al régimen revolucionario fruto de Octubre Es en tal contexto y en tal coyuntura histórica que hace pié y comienza a circular la fórmula del “socialismo en un solo país”. Es notable que no fuera Slalin sino Bujarin quien más contribuyó a la difusión de la nueva fórmula y de la nueva idea. A comienzos de abril en un discurso —posteriormente editado en un opúsculo - pro­ nunciado en una reuniqn del partido de. Moscú, Bujarin invitaba, a los militantes a tomar en consideración y a profundizar la fórmula del “socialismo en un solo país”4 . La intervención de Bujarin, cuya autoridad como “teórico” era por cierto entonces, mayor que la de Stalin, probablemente contribuyó a que el problema fuera abordado en las labores de la XIV Conferencia (27-29 de abril de 1925). y a que la fórmula de la construcción del socialismo en un solo país figurara, aunque en términos no muy claros, en una de las resolu­ ciones adoptadas5 . En el mismo período en que se lanzaba la teoría de la construc­ ción del socialismo en un solo país, se desarrollaba otro debate en la escena política soviética, en cuyo centro se encontraba también la figura de Bujarin. El 17.de abril, éste pronuncia en el teatro Bolshói un discurso que iba a suscitar un amplio eco y viva polémica: en efecto, en el mismo Bujarin lanzaba, como consigna para los campe­ sinos “ ¡enriqueceos! ” y delineaba la perspectiva política de una continuación por tiempo indefinido de la NEP y, por consiguiente, de una edificación del socialismo —como lo expresará en el curso de los debates del XIV Congreso (18-31 de diciembre de 1925)— a “paso de tortuga” . Las formulaciones . teóricas y políticas de Bujarin, cuyo origen y fundamentos-se encuentran ya presentes en el escrito sobre la revolución permanente*, provocaron inmediatamente vivas reac* Véase El gran debate (1924-26); I. La revolución permanente (N.

del E.).

2

Las posiciones en litigio ciones pero también calurosos consensos. En lo que respecta a éstos últimos, levanto un verdadero clamor la publicación de un escrito de Ustríalov en el cual se llevaban al extremo las ideas expresadas por Bujarin y en el que podían leerse frases como las siguientes:. “ ¡Propietarios, enriqueceos! ¡Consigna, vital, de saneamiento, genial grito interno! . . . La consigna de crecimiento y de individua­ lismo es tan sana como el agro laborioso, inevitable como la vida, imperiosa como la historia”6 . Ustrialov hablaba hasta de una “burgue­ sía socialista” . Pero igualmente vivas fueron las reacciones en sentido contrario. En los primeros días de junio llegaba a la mesa de trabajo de la redacción de la Pravda, cuyo director entonces era Bujarin, un artículo de la Krúpskaia en el cual era violentamente criticada la línea del “enriqueceos” . A su vez, Bujarin preparó un artículo de réplica y ambos textos fueron sometidos al juicio del Buró Político que fue encargado de abordar el problema. La decisión adoptada por éste fue la de no publicar ni el artículo de Krúpskaia ni el de Bujarin con la réplica. Pero esta decisión se tomó por mayoría ya que Kámenev y Zinóviev se opusieron a la misma7 . Era la primera oportunidad, después del cierre del debate sobre el trotskismo, que se verificaba una fractura en el grupo dirigente del partido. Fractura profunda ya que todo el verano de 1925 se. caracterizó por la sucesión de polé­ micas y choques entre los dos campos que se venían delineando. La figura de Zinóviev, sin duda, ocupa un lugar relevante en este nuevo contexto y en este nuevo debate. El era entonces presidente de la Internacional Comunista, y responsable de la organización local más grande y gloriosa del partido, la.de Leningrado, Y ambas ubicaciones lo impulsaban naturalmente a disentir con las posiciones expuestas por Bujarin, a advertir en las mismas una renuncia a las tradiciones proletarias e intemacionalistas de las organizaciones que encabezaba. Zinóviev, fcn el artículo La filosofía de la época, que publicó en setiembre, atacaba violentamente las tesis de Ustrialov como una “canonización de los kulaks” y expresaba su desacuerdo abierto con Bujarin. La “filosofía de la época”, la gran cousigna de la época histórica abierta en Octubre, continuaba siendo la idea proletaria de la “igualdad” . El artículo, que era un verdadero grito de guerra fue publicado en la Pravda luego que se introdujeron modificaciones en el sentido de atenuar sus afirmaciones más crudas como aquella del acercamiento de la línea política de Bujarin a la del ministro zarista Stolypin8 . Simultáneamente con la publicación del artículo sobre la filosofía de la época aparecía El leninismo. Zinóviev había comenzado a traba­ jar en él desde fines de 1924, concibiéndolo como una refutación del trotskismo en el plano teórico, como se desprende, por otra parte, de los capítulos que han sido reproducidos antes. En cambio, es distinta la tesitura de la segunda parte de la obra, la cual probablemente fue 3

Giuliano Procacci comenzada por Zinóviev en el transcurso del verano de 1925, cuando ya la polémica sobre el “ ¡enriqueceos! ” dominaba la escena política soviética. En efecto, al final del décimo capítulo, Zinóviev introduce súbitamente un ataque contra Ústríalov y aquellos que “pretenden que el partido se apoye en los kulaks para transformar al país en una democracia burguesa de kulaks enriquecidos y apacentados"9 . A continuación pasa a tratar el problema de la NEP en su relación con el leninismo, dedicando a este tema dos buenos capítulos. El con­ cepto fundamental planteado en los mismos es que la NEP y el rér gimen económico de capitalismo de estado conectado con ésta, cons­ tituían una “retirada estratégica” . . . “útil y necesaria, pero retirada al fin” respecto a la línea leninista que seguía siendo en esencia una línea de “ofensiva” 10. En primer lugar desarrolla la idea que la pa­ rábola de esa retirada estaba llegando a su término o hubiese alcan­ zado sus objetivos11 y que era necesario entonces retomar la lí­ nea de ofensiva para “preservar a nuestro país de' la restaura­ ción11 de las relaciones burguesas,., y asegurar el rumbo que conduce al comunismo”. A continuación, en los capítulos que se reproducen más abajo, Zinóviev pasa a considerar el problema del socialismo en un solo país. Resulta evidente la conexión entre este problema y las páginas precedentes sobre la NEP y sobre el peligro de una regeneración de las relaciones burguesas en la URSS. El “socia­ lismo en un solo país", siendo Rusia ese país, no podía dejar de ser un socialismo de tipo particular en el cual los rasgos proletarios origi­ nales estuviesen atenuados y casi sumergidos en la potente realidad de la vieja Rusia campesina, en el “reino del estrecho espíritu campe­ sino” 13 y en el cual “la influencia burguesa y pequeño burguesa empujase a la clase obrera de nuestro país a encerrarse en la estrechez nacional y en la suficiencia pequeño burguesa” 14. No es por casua­ lidad que fuera Bujarin quien más había contribuido a lanzar la fór­ mula de la construcción del socialismo en un solo país, y también aquel que se había convertido en el teórico del “ ¡enriqueceos! ” y de la construcción del socialismo “a paso de tortuga”. Las conclusiones de Zinóviev, a partir de esas premisas, no podían ser otras que la idea que una victoria “definitiva” del socialismo en Rusia no iba a ser posible sin la victoria dél mismo en una seria de países, es decir*-un nuevo lanzamiento de una política intemacionalista. Volvía a replan­ tear, de este modo,1 casi inadvertidamente, las instancias y las ideas que habían sido esbozadas por Trotski en sus Lecciones de Octubre y que el propio Zinóviev, más que ningún otro, había contribuido a combatir y a derrotar. Las bases para la alianza entre Trotski y el grupo opositor dirigido por Zinóviev y Kámenev que se concretó posteriormente en vísperas del XV Congreso (2-19 de diciembre de 1927) deben buscarse en este período. Durante el otoño, en los meses que precedieron la convocatoria del 4

Las posiciones en lit XIV Congreso, la polémica entre los dos campos continuó sin excluir los golpes. De esta manera, la polémica asumió propiamente la forma, en su fase más aguda, de una verdadera contraposición entre la organi­ zación de Leningrado y la de Moscú15, entre la ciudad que había sido la cuna de la revolución y la capital, de la vieja Rusia campesina. El punto culminante del debate se alcanzó en el curso del XIV Congreso, Zinóviev en calidad de coinformante, habló inmediata­ mente después que Stalín, concluyó el informe de apertura, y volvió a polemizar con las posiciones de Bujarin que llevaban a identi­ ficar a la NEP con el socialismo y eran. la expresión de una inclina­ ción a la estabilización (Stabilisations-stimmungen en las actas en idioma alemán)- que corría el riesgo de convertirse precisamente en una verdadera liquidación. Por otra parte —y Zinóviev lo admitía— existía una “estabilización” del mundo capitalista y en las condi­ ciones del momento no podía pensarse en la posibilidad de abandonar la línea de política económica inaugurada en 1921 y basada en una política prudente respecto de los campesinos16. Por ello, su crítica quedaba a medias tintas, era indecisa, y no se concretaba en propues­ tas alternativas y realizables. Por ende, Bujarin tenía un buen margen, en su intervención, para reprochar a la oposición de Leningrado y a su líder, el carácter escasamente constructivo de sus críticas. La línéa política por él propuesta, aparecía mucho más coherente y, sobre todo, más en correspondencia con el estado de ánimo de un país que, habiendo pasado por terribles pruebas, se aprestaba a retomar aliento y a encontrar un nuevo equilibrio. Según Bujarin, se trataba de adquirir la “firme convicción que no nos iremos a pique a causa de las diferencias de clase que existen en nuestro país, a causa de nuestro atraso técnico, que nosotros podremos construir e] socialismo aun sobre esta base pobre, que este crecimiento del socialismo se operará mucho más lentamente, que nosotros avanzaremos en su construcción acaso con paso de tortuga, pero que la llevaremos a cabo”17. En aquella coyuntura peculiar, se trataba de un tipo de argumentación que no podía dejar de hacer impacto y de hallar audiencia en la mayoría de los delegados. Así es que, a medida que proseguían las labores del congreso y los diferentes oradores se alternaban en la tribuna, el aislamiento de Zinóviev y de la delegación de Leningrado se hacía más evidente. A Zinóviev no le quedaba otra alternativa que ampliar los términos del problema, introduciendo nuevos elementos en el debate y replanteando cuestiones que se había convenido en considerar resueltas. Y es esto lo que hizo en su intervención final, exigiendo, entre las continuas interrupciones de la asamblea, el restable­ cimiento o la adopción de una serie de medidas aptas para garantizar una fdialéctica más ágil entre la mayoría y la minoría en el partido y para preservar en el mismo su carácter proletario y leninista contra la amenaza del “funcionarismo” y del aburguesamiento18. Le tocó a 5

Ghiliano Procacci Stalin responderle en su discurso de clausura de las labores del con­ greso. En esta oportunidad el secretario general abandonó el tono circunspecto que había adoptado en el informe introductorio. Mien­ tras mostraba indulgencia hacia las exageraciones polémicas en las que había caído Bujarin (el famoso" ¡enriqueceos! ” no había sido más que una palabra "escapada” sobre la cual era inoportuno seguir insistiendo)19, Stalin atacó violentamente el escrito sobre la "filosofía de la época” de Zinóviev20 y, aun aceptando en parte algunas de las demandas relativas a la organización interna, del partido planteadas por Zinóviev en su intervención final, insistió sobre todo en el tema de la necesaria “unidad” del partido: “El partido quiere la unidad y logrará obtenerla junto con Kámcnev y Zinóviev, si ellos lo quieren; sin ellos si no lo quieren”21. Se ponía así fin a este segundo debate, que se había abierto inmediatamente después del cierre de la prolongada polémica sobre el trotskísmo y sobre la revolución permanente y en cuyo centro había estado ubicada la cuestión de la construcción del socialismo en un solo país. Así como el primero se había concluido con la derrota política de Trotski, éste terminaba con la derrota de Zinóviev y de la oposición de Leningrado. El grupo dirigente del partido se venía estrechando progresivamente (la exclu­ sión de Trotski, de Kámenev y de Zinóviev del Buró Polítieo y el alejamiento de éste último de la presidencia de la Internacional Comunista y su reemplazo por Bujarin habrían de ocurrir en el trans­ curso de 1926) y la figura de Stalin iba emergiendo en una ubicación de mayor reheve. La manera cómo éste se había conducido, en. las recientes discusiones y polémicas había contribuido notablemente a elevar su prestigio. Ya se ha visto cüál había sido su posición en la fase final del debate sobre el trotskismo y cómo Stalin se había opuesto al procedi­ miento de expulsión solicitado por otros. También se ha visto cómo, aunque fue el primero en emplear la fórmula de la construcción del socialismo en un solo país, se mostró a continuación muy prudente y circunspecto en responsabilizarse de ella. Ni en las fases más agudas del debate, Stalin se apartó de esta regla de prudencia y circuns­ pección. Luego de la XIV Conferencia, acerca de la cual había tra­ zado un amplio balance en la Pravda del 12 y 13 de, mayo de 192522, habló y escribió poco. Su trabajo más relevante en el período comprendido entre la XIV Conferencia y el XIV Congreso, fue el. discurso pronunciado el 9 de junio en la Universidad Sverdlovsk, bajo la forma de respuesta a varias preguntas, que era de su predilección. En éste, entre otras cosas, encaraba el problema de los kulaks sobre el cual en ese momento, como ya se ha dicho, el “ ¡enriqueceos! ” de Bujarin había provocado desacuerdos tan vivos; sus conclusiones no eran del todo explícitas: el partido debía “organizar y dirigir la lucha de los campesinos pobres .contra los kulaks” sin por ello —una distin­ 6

Las posiciones en litigio ción sumamente sutil y casi ímpercetíble — “fomentar” la lucha de clases misma23. En general, de la lectura de este escrito, difícilmente el lector pueda escapar a la impresión que Stalin se empeñaba en seguir una línea signada por la prudencia, conservando su distancia tanto hacia una. como hacia la otra parte. Esta impresión parece confirmarse por el hecho que después de esa conversación en la Universidad Sverdlovsk y hasta el XIV Congreso, Stalin no tomó la palabra en público más que en raras ocasiones y de todas maneras no abordó más las cuestiones de mayor importancia. Su informe al XIV Congreso mantenía un carácter circunspecto y prudente. La afirma­ ción más interesante y comprometida, sostenía que de las dos desvia­ ciones posibles en el problema campesino, la más peligrosa y que debía ser combatida con mayor fuerza era la tendencia a la sobrevalo­ ración del papel de los kulaks en el campo y la consiguiente necesi­ dad de luchar contra los mismos24. Por cierto que ésta era una formulación más clara que aquella, expuesta en el curso de la charla en la Universidad de Sverdlovsk, y sin duda significaba una aproxi­ mación nítida a las posiciones de Bujarin. Esta aproximación, como ya vimos, se precisó en el curso del congreso. Sin embargo, en su discurso de clausura, Stalin, no obstante alinearse abiertamente contra Zinóviev y la oposición de Leningrado, se cuida de poner cierta distancia de sus aliados subrayando su desacuerdo con la fór­ mula extremista del “ ¡enriqueceos! ”, Si sé tienen presentes todos estos elementos y precedentes, no será difícil comprender las razones del creciente prestigio de Stalin; los llamamientos a la unidad del partido tenían, ciertamente, en su boca un mayor poder de persuasión del que habrían tenido si viniesen de cualquier otro miembro del grupo dirigente bolchevique. Las Cuestiones del leninismo de Stalin, evidentemente, quieren ser un intento de poner punto final a la larga discusión que se venía desarrollando en el partido y, al mismo tiempo, sellar en el plano teórico la victoria política obtenida por el autor en el XIV Congreso. Zinóviev sigue siendo el blanco principal de la polémica y, más aún en particular, su obra El leninismo, tanto en su primera parte como en la segunda. Se podría decir así que Stalin utiliza no sin habilidad en su polémica las contradicciones que, como ya señalamos, existían precisamente entre las dos partes de la obra y que reflejaban la evolu­ ción política de Zinóviev desde la época del debate sobre el trotskismo al momento de la discusión sobre el socialismo en un solo país. Zinóviev, que había atacado violentamente a Trotski objetándole su subestimación de los campesinos y del basarse únicamente en el apoyo del proletariado occidental, concluía por reintroducir en el debate precisamente las tesis de su adversario, negando la posibilidad de construir el socialismo en Rusia. Para Stalin, tanto a Zinóviev como a Trotski, les faltaba confianza en la posibilidad de la clase •7

Giuliano Procacci obrera rusa en su conjunto, de Leningrado, de Moscú y del Caúcaso, de escapar al dilema de revolución mundial o restauración burguesacampesina en Rusia. En cambio, él poseía en alto grado tal confianza, y éste era un punto fuerte en su empirismo de “teórico”. Esta objeción que Stalin le hace a Zinóviev, y que constituye el nú­ cleo central de la argumentación de las Cuestiones, también se podía ha­ cer a Bujarin, su aliado de entonces. La antinomia que hemos indicado también valía para éste ampliamente, aun cuando Bujarin la resolviese en un sentido opuesto. El “socialismo en un solo país”, como él lo entendía, el socialismo contruido a paso de tortuga era el socialismo de un país campesino en el cual los rasgos originales, proletarios e intemacionalistas, del mensaje de, Octubre se atenuaban hasta casi desaparecer. Si no nos equivocamos, el nombre de Bujarin, en las Cuestiones, no aparece sino incidentalmente y no hay indicios expllí­ citos de polémica con éste. Esto no quita que la concepción del “socialismo en un solo país” que delinea Stalin aparezca distinta de la que teorizaba Bujarin. El acento —para retomar una feliz observación de Carr25— no está puesto en el segundo término de la fórmula (en un solo país), sino sobre el primero, el socialismo: Rusia, si quiere sobrevivir y desarrollarse, no puede renunciar a la bandera levantada en Octubre, la revolución soviética no puede abjurar de sus principios. En este sentido, las Cuestiones del leninismo, aunque ciertamente constituyen el verdadero epílogo de una determinada fase de la historia de la URSS y de un determinado contexto de polémicas y de conflictos, también contienen el germen *de las polémicas y de los conflictos que iban a sucederías.

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Grígori Zínóviev

De: EL LENINISM O 1

¿QUE ES LA VICTORIA DEFINITIVA DEL SOCIALISMO? ¿Es posible lá victoria definitiva del socialismo en un solo país? ¿Cuál es la respuesta del leninismo a este interrogante? En primer lugar, tenemos que ponernos de acuerdo sobre el propio interrogante. Nosotros decimos, con razón, por ejemplo, que la conquista de la jornada de ochó horas es una victoria del socialismo. Con esto no queremos decir que la jornada de ocho horas ya sea el socia­ lismo. No, simplemente consideramos que la misma significa una victoria del proletariado socialista, del partido obrero. Análogamente, por ejemplo, decimos que los dos millones de votos obtenidos por el comunista Thálmann en las elecciones presidenciales son un “triunfo del comunismo”. Esto no significa, evidentemente, que el alzanzar esos votos sea el comunismo. No, únicamente es un triunfo de la vanguardia comunista. La conquista del poder político por parte del proletariado en un país solo ya es una gran victoria del socialismo y, en tal caso, es un triunfo de la revolución proletaria. Pero de ninguna manera queremos decir con ello que la conquista del poder político por el proletariado, que es una victoria de la revolución proletaria, ya sea el triunfo definitivo del socialismo. Más aún, el acto legislativo que nacionaliza los instrumentos y los medios de producción por obra del proletariado en el poder es, evidentemente, una victoria del socialismo pero aún no es su victoria definitiva, aunque se trata de un paso decisivo hacia esta victoria. El hecho mismo de declarar a los instrumentos y medios de producción propiedad del estado todavía no es el triunfo del régimen socialista. Cuando en la URSS, luego de ocho años de dictadura del proleta­ riado, nos preguntamos si es posible el triunfo definitivo del socia­ lismo en un solo país, no estamos hablando de la jornada de ocho horas, ni de la conquista del poder político por parte del proletariado y ni siquiera de la transformación de los instrumentos y medios de 9

Grigori Zinóviev producción en propiedad del estado proletario. Estamos planteando precisamente la cuestión del triunfo del régimen socialista, de la instauración definitiva de la sociedad socialista; ¿Cómo definía Lenin, bajo la guía de Marx y Engels, el término “socialismo”? ¿Qué distinción hacía entre el socialismo y el comu­ nismo? No se trata aquí de ciertas definiciones lapidarias que, evidente­ mente, expresan la esencia social del socialismo y han prestado grandes servicios al leninismo, pero no pueden pretender una preci­ sión científica. Lenin ha dicho, por ejemplo, muchas veces: el socia­ lismo es la cooperación en amplia escala; o bien: el comunismo es el poder soviético más la electrificación; o bien: el socialismo sin correos, telégrafos, máquinas, es una palabra sin sentido; ó aún: el socialismo es el cultivo en común del suelo, etc. Esas fórmulas son excelentes para los objetivos especiales a los que están destinados. Pero para responder al interrogante que nos interesa ahora, es necesario tomar las fórmulas más exactas producidas por el leninismo. “La distinción científica entre socialismo y comunismo consiste en que el primer término designa la primera fase de la nueva sociedad que surge del capitalismo, mientras que el comunismo expresa una fase superior y más avanzada.”2 “La diferencia científica entre el socialismo y el comunismo es clara. Lo que se acostumbra a denominar socialismo, Marx lo llamaba 1primera ’ fase o fase inferior de la sociedad comunista. Por cuanto los medios de producción se convierten en propiedad común, puede emplearse la' palabra ‘comunismo’ siempre y cuando que no se pierda de vista que éste no és el comunismo completo. La gran importancia de la explicación de Marx reside en que también aquí aplica consecuentemente la dialéctica materialista, la teoría del desa­ rrollo, considerando el comunismo como algo que se desarrolla del capitalismo. En vez de ‘imaginadas’' definiciones escolásticas y artifi­ ciales y de disputas estériles sobre palabras (qué es el socialismo; qué es el comunismo), Marx hace un análisis de lo que podríamos llamar grados dé madurez económica del comunismo. ”En su primera fase, en su primer grado, el comunismo no puede presentar todavía una madurez económica completa, no puede apa­ recer todavía completamente libre de las tradiciones o de las huellas del capitalismo. De aquí un fenómeno tan interesante como la subsis­ tencia del ‘estrecho horizonte del derecho burgués’ bajo él comu­ nismo, en su primera fase. El derecho burgués respecto a la distribu­ ción de los artículos de consumo presupone también inevitablemente, como es natural, un estado burgués, pues el derecho no es nada sin un aparato capaz de obligar a respetar las normas de aquél,”3 10

El leninismo “Registro y control: he aquí lo principal, lo que hace falta para ‘ poner en marcha’ y para que funcione bien la primera fase de la sociedad comunista. Aquí, ■todos los ciudadanos sé convierten en empleados a sueldo del estado, que no es otra cosa que los obreros armados. Todos los ciudadanos pasan a ser empleados y obreros de un^ solo ‘consorcio’ de todo el pueblo, del estado. De lo que se trata es de que trabajen por igual, observando bien la medida del trabajo y de que ganen equitativamente.”4 “Mientras que llega la fase -‘superior’' del comunismo, los socialis­ tas exigen el más riguroso control por parte de la sociedad y por parte del estado sobre La medida del trabajo y la medida del con­ sumo, pero este control soler debe comenzar con la expropiación de los capitalistas, con el control de los obreros sobre los capitalistas y no debe llevarse a cabo por un estado de burócratas, sino por el estado de los obreros armados."5 “Marx no sólo tiene en cuenta del modo más preciso la inevitable desigualdad de los hombres, sino que también tiene en cuenta que el solo hecho de que los medios de producción pasen a ser propiedad común de toda la sociedad (el ‘socialismo’ , en el sentido corriente de la palabra) no suprime los defectos de la distribución y la desigual­ dad del ‘derecho burgués’ , el cual sigue imperando, por cuanto los productos son distribuidos ‘según el trabajo’. ”Pero estos defectos —prosigue Marx— son inevitables en la pri­ mera fase de la sociedad comunista, tal y como brota de la sociedad capitalista después de un largo y doloroso alumbramiento. El derecho no puede ser nunca superior a la estructura económica ni al desarrollo cultural de la sociedad por ella condicionada...”6 “En la fase superior de la sociedad comunista, cuando haya desaparecido la subordinación esclavizadora de los individuos a la división del trabajo, y, con ella, la oposición entre el trabajo intelec­ tual y el trabajo manual; cuando e] trabajo no sea solamente un predio de vida, sino la primera necesidad vital; cuando, con el desarro­ llo de los individuos en todos sus aspectos, crezcan también las fuerzas productivas y fluyan con todo su caudal los manantiales de la riqueza colectiva, sólo entonces podrá rebasarse totalmente el estre­ cho horizonte del derecho burgués, y la sociedad podrá escribir en su bandera: ‘De cada cual según sus capacidades; a cada cual, según sus necesidades.’ ” 7 Estas son las definiciones científicas del socialismo y del comunis­ mo que da Lenin bajo la inspiración de Marx y Engels. “El socialismo es la supresión de las clases —dice Lenin en otro trabajo. Para suprimir las clases lo primero que hace falta es derro­ car a los terratenientes y capitalistas. Hemos cumplido esta parte de la 11

2

(¿rigori Zinóviev

.

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tarea, pero es solo una parte y no la más difícil. Para acabar con las clases es preciso, en segundo lugar, suprimir la diferencia existente entre obreros y campesinos, convertir a todos en trabajadores. Y no es posible hacerlo' de la noche a la mañana. Es una tarea muchísimo más difícil y necesariamente muy larga. Una tarea que no puede resolverse con el derrocamiento de una clase. Para resolverla, no liay otro camino que la reorganización de toda la economía, el paso de la pequeña producción mercantil individual y aislada a la gran produc­ ción colectiva. Proceso, por fuerza, extraordinariamente largo... ”Para resolver esta segunda parte de la tarea que es la más difícil, el proletariado, después de vencer a la burguesía, debe mantener de modo inquebrantable la siguiente línea política fundamental respecto de los campesinos: separar, diferenciar a los campesinos trabajadores de los propietarios, a los campesinos laboriosos de los campesinos comerciantes, a los campesinos trabajadores de los campesinos especu­ ladores,..”8 “El socialismo es inconcebible sin la gran técnica capitalista, estructurada de acuerdo con la última palabra de la ciencia moderna, y sin una organización estatal planificada, que someta a decenas de millones de personas al estrieto cumplimiento de una norma única, en cuanto a la producción'y distribución de los productos...”9 En cuanto al tiempo necesario para la consolidación del orden socialista en Rusia conviene tomar nota de las siguientes afirmaciones de Lenin: “El camino de la organización es largo y las tareas de la construc­ ción socialista demandan un trabajo persistente y tenaz, y los conoci­ mientos adecuados, que hoy son muy precarios. Es probable que ni siquiera la próxima generación, más evolucionada, logre completar la transición al socialismo.”10 Ésto ha sido dicho en pleno comunismo de guerra. Veamos otra afirmación similar: “El comunismo es la etapa posterior del socialismo, en la que se trabaja movido por la conciencia de que es necesario haeerlo para el bien común. Sabemos que al presente no podemos implantar el orden socialista; y nos daríamos por satisfechos con que lo pusieran en práctica nuestros hijos y tal vez nuestros nietos.”11 Para ser completos es conveniente hacer aún otra cita con lo que Lenin, inspirándose en Engels, decía acerca de la “extinción” del estado. Lenin subraya én especial las siguientes frases del Anti-Dühring: 12

El leninismo “El proletariado toma el poder estatal y comienza por convertir los medios de producción en propiedad del estado. Pero con este acto se destruye a, sí mismo como proletariado y destruye toda diferencia y todo antagonismo de clases, y, con ello mismo, el estado como tal... Cuando el estado se convierta finalmente en representante efectivo de toda la sociedad, será por sí mismo superfluo. Cuando ya no exista ninguna clase social a la que haya que mantener en la opresión; cuando desaparezcan, junto con la dominación de clase, junto con la lucha por la existencia individual, engendrada por la actual anarquía de la producción, los choques y los excesos resultantes de esta lucha, no habrá ya nada que reprimir ni hará falta, por tanto, esa fuerza especial de represión, el estado. El primer acto en el que el estado se manifiesta efectivamente como representante de toda la sociedad —la toma de posesión de los medios de producción en nombre de la sociedad— es á la par su último acto independiente como estado. La intervención del poder estatal en las relaciones sociales se hará superflua en un campo tras otro y se adormecerá por sí misma. El gobier­ no sobre las personas será sustituido por la administración de las cosas y por la dirección de los procesos de producción. El estado no será ‘abolido’ : se extinguirá. ”En realidad - razona Lenin—, Engels habla aquí de la ‘destruc­ ción’ del estado de la burguesía por la revolución proletaria, mientras que las palabras relativas a la extinción del estado se refieren a los restos del estado proletario después de la revolución socialista. El estado burgués no se ‘extingue’ , según Engels, sino que rtes des­ truido7 por el proletariado, en la revolución. El que se extingue, después de esta' revolución, es el estado o semiestado proletario... Engels, al hablar de la '‘extinción’ y —con palabra todavía más plástica y gráfica-, del ‘adormecimiento’ del estado, se refiere con absoluta claridad y precisión a la época posterior a la ‘‘toma de pose­ sión de los medios de producción, por el estado en nbmbre de toda la sociedad’ , es decir, posterior a la revolución socialista... "Nosotros nos proponemos como meta final la destrucción del estado, es decir, de toda violencia organizada y sistemática, de toda violencia contra los hombres en generaf. No esperamos el advenimiento de un orden social en el que no se acate el principio de la subordi-. nación de la minoría a la mayoría. Pero, aspirando al socialismo, estamos persuadidos de que éste se convertirá gradualmente en comunismo, y en relación con esto desaparecerá toda necesidad de violencia sobre los hombres en general, toda necesidad de subordina­ ción de unos hombres a otros, de una partee de la población a otra, pues los hombres se habituarán a observar las reglas elementales de la convivencia social sin violencia y sin subordinación ”12. 13

Grigori Zinóviev De todo esto indudablemente se desprende que, euando se habla de victoria definitiva del socialismo, es necesario entender: 1) la abolición de las clases y, por consiguiente, 2) la supresión de la dictadura de nna clase, y en tal caso la supresión de la dictadura del proletariado. El triunfo total y definitivo del socialismo es el pasaje de la pri­ mera fase, o fase inferior de la sociedad comunista, a la segunda fase la superior. La victoria definitiva del socialismo es la supresión de las injusticias en la distribución y de la desigualdad del derecho burgués; supresión ineluctable, definitiva, basada entre otras cosas en el alto grado de desarrollo de una “técnica estructurada de acuerdo con la última palabra de la ciencia moderna”. “Entre la sociedad capitalista y la sociedad comunista - prosigue Marx— media el período de la transformación revolucionaria de la primera en la segunda. A este período corresponde también un período político de transición, cuyo estado no puede ser otro que la dictadura revolucionaria del proletariado... "Y lo primero que ha sido establecido con absoluta precisión por toda 1a teoría del desarrollo y por toda la ciencia en general - y lo que olvidaron los utopistas y olvidan los oportunistas de boy, que temen a la revolución socialista— es el hecho de que, históricamente, tiene que haber, sin género de duda, una fase especial o una etapa especial de transición del capitalismo al comunismo.”13 Hay que distinguir de qué país se trata en cada caso concreto. Hay que distinguir entre los Estados Unidos y China, entre Rusia y Alemania, entre el Japón y Suiza. Rusia, por la extensión de su territorio como por la diversidad de sus zonas económicas, era un conglomerado de estados. Sucede lo mismo con la URSS que, pese a la conformación de Polonia, Letonia, etc., como estados independientes, cubre la sexta parte de la super­ ficie del globo. La URSS es una suma de estados. En ella es relativa la importancia de la industria y del proletariado industrial. Y es preci­ samente en relación a esta URSS actual que se plantea el problema. Afirmando: “el triunfo del socialismo en un solo país", estamos diciendo que los demás países continúan aún siendo burgueses y que el país socialista del que estamos hablando se halla cercado por estados burgueses. No se trata de un país abstracto, abandonado a sí mismo, es decir el único país que existe en el mundo; si se plantease así, es claro que la cuestión del triunfo del socialismo en un solo país sería teóricamente posible. Pero se trata de un país cercado total­ mente por estados burgueses. (Lenín decía, vivimos no sólo en un estado sino en un sistema de estados.) El problema reside en saber si esta victoria definitiva del socialismo es posible en un país rodeado 14

El leninismo por estados burgueses, si es posible que se afirme en este país el modo de producción socialista, que se establezca en el mismo una sociedad sin clases y que se extinga la dictadura del proletariado así como toda otra forma de estado. Para comprender mejor la manera cómo se plantea entre nosotros, en la URSS, en 1925, el problema, hay que diferenciar dos cues­ tiones: 1) la posibilidad de edificar el socialismo, posibilidad que puede, evidentemente, concebirse en los límites de un solo país: 2) la instauración definitiva y la consolidación del socialismo, o sea la realización del régimen socialista, de la sociedad socialista, el pasaje al segundo estadio, al estadio superior del comunismo. ¿Es posible tal victoria definitiva del socialismo en un solo país? Esta es la cuestión que hay que resolver. El triunfo total y definitivo del socialismo, según Lenin, es el pasaje al comunismo, es decir la instauración de una sociedad sin clases, la supresión de la dictadura del proletariado. De lo que se trata es precisamente de saber si dicho triunfo total y definitivo del socialismo es posible en un país cercado por estados burgueses. El siguiente capítulo responderá a este interrogante. EL LENINISMO Y EL PROBLEMA DEL TRIUNFÓ DEL SOCIALISMO EN UN SOLO PAIS “No cabe duda que en un país en donde la inmensa mayoría de la población son pequeños productores agrícolas, sólo es posible llevar a cabo la revolución socialista a través de toda nna serie de medidas transitorias. especiales, que no serían necesarias en absoluto en países de capitalismo desarrollado, donde los obreros de la industria y de la agricultura constituyen úna mayoría aplastante... ”En numerosas obras, en todas nuestras intervenciones públicas y en toda la prensa hemos subrayado que en Rusia la situación es distinta, que aquí tenemos úna minoría de obreros industriales y una enorme mayoría de pequeños agricultores. En un país así la revolu­ ción socialista sólo puede alcanzar el éxito definitivo con dos condi-, ciones. En primer término, a condición de que sea apoyada a su debido tiempo por la revolución socialista en uno o en varios países avanzados... ”La otra condición es el aeuerdo entre el proletariado, que ejerce su dietadura o mantiene en sus manos el poder del estado, y la mayoría de la población campesina... "Sabemos que sólo el acuerdo eon el campesinado puede salvar la revolucióií socialista en Rusia, en tanto que no estalle la revolución en otros países.” 15

Grigori Zinóviev Esto es lo que afirmaba Lenin en el X Congreso del PCR [N. de T,:cf, Lenin, OC, edic. cit., XXXII, pp, 207-208]. Estas palabras bastan por . sí mismas. para hacerse una idea de la concepción del leninismo acerca de la' victoria del socialismo en un solo país. Exami­ nemos cómo se han formado históricamente estas concepciones. En la II Internacional, la idea de la revolución internacional solo suscitaba escaso entusiasmo. Se consideraba necesario hablar de socia­ lismo, del “ideal socialista”, de la “meta final”, con una ‘Veneración” que se parecía más bien a afectación. Cuando Eduard Bemstein lanzó su famosa frase: “El movimiento lo es todo, la meta final, nada”, fue criticado porque se juzgaba que había infligido las reglas de cortesía que estaban vigentes en la II Internacional, En realidad, Bemstein se había limitado a expresar el estado de ánimo de la inmensa mayoría de los dirigentes de la II Internacional,-de los Vandervelde, de'los Adler, de los Scheidemann y sus socios. La “meta-final”, la “lucha por el socialismo”, la socialdemocracia “emancipadora dé los pueblos”, todo ello era, para los líderes de la 11 Internacional, sólo una pose teatral. . Recordemos cómo se representaban, los mejores de esos líderes, la lucha revolucionaria mundial por ejemplo en caso de guerra. Su axioma implícito era: sólo puede actuar todo un conjunto de países simultáneamente; no hay derecho de exigir a los obreros y al partido obrero de un país aislado una acción revolucionaria contra su propia burguesía, si, al mismo tiempo los obreros y el partido obrero de los otros países beligerantes no entran en acción,. Esta sensatez era pre­ sentada como la más plena expresión del internacionalismo. So pre­ texto de una mejor preparación de la acción internacional se predi­ caba la inacción internacional. Los hombres que se reunieron en Zimmerwald y en Kienthal eran muy distintos a los peores de la Internacional. Sin embargo, la ma­ yoría de Zimmerwald estaba enteramente bajo la influencia de este sedicente internacionalismo. Cuando no se trataba de una acción revolucionaria directa sino exclusivamente de un voto contra los gastos de guerra, la mayoría de Zimmerwald invariablemente plan­ teaba la cuestión de la siguiente manera: los socíaldemócratas ale,manes sólo pueden votar contra los gastos de guerra en el caso que los socialistas franceses bagan lo propio. Se caía de este modo en un círculo vicioso. Y todo ello se .recubría con el manto del intenlacio-, nalismo. Dado que existía una organización internacional, no podían permitirse actos revolucionarios s i no se lograba garantizarlos simultá­ neamente en una serie de países. Pero mientras no se estuviera en condiciones de hacerlo se recomendaba paciencia. De hecho, se. tra­ taba de una conspiración internacional contra la acción revolucionaria internacional. La lucha del leninismo contra la II Internacional alcanzó su punto 16

Et leninismo culminante a comienzos de la guerra del 14. Es innecesario decir que Lenin desenmascaró despiadadamente a los que sostenían ese punto de vista. Desde el principio de la guerra mundial imperialista, los leninistas sostuvieron que había que transformar la guerra imperialista en guerra civil y que, en la guerra imperialista, todo revolucionario proletario debía, primero que nada, aspirar a la derrota de su propio gobierno. Estas dos consignas esenciales del leninismo tenían un alcance interna* cional. Lenin y sus partidarios no esperaron a que las mismas hubiesen sido adoptadas en todos los países, ellos la propagandizaron de inmediato en su propio país, encontrando en los líderes extranjeros de la socialdemocracia únicamente incomprensión y odio. Era importante entonces abatir al "centro” socialdemocrático diri­ gido por Kautsky, el cual intentaba dar una base científica a la idea de que en tiempos de guerra son imposibles, en general, los movi­ mientos revolucionarios, y que la revolución socialista sólo es posible si tiene lugar simultáneamente en diversos países, y que en todo caso la misma se verificará exclusivamente en los países capitalistas más desarrollados. Lenin arremete vigorosamente contra estas ideas de Kautsky. Combate a los socialchovinistas y a los centristas en dos frentes: el frente científico (leyes de la evolución del socialismo: el imperialismo última etapa del capitalismo) y el frente táctico (¿en qué eonsiste el verdadero internacionalismo? ). Lenin trata, sobre todo, de analizar las leyes fundamentales de] capitalismo en general y del capitalismo del período imperialista en particular. "La desigualdad del desarrollo económico y político -d ice Lenin— es una ley absoluta del capitalismo. De aquí se deduce que es posible que la victoria del socialismo empiece por unos cuantos países capita­ listas, o incluso por un solo país capitalista. El proletariado triunfante de este país, después de expropiar a los capitalistas, se alzaría contra el resto del mundo capitalista, atrayendo a su lado a las clases opri­ midas de los demás países, impulsándolas a la insurrección contra los capitalistas, empleando, ■en caso necesario,1incluso la fuerza de las armas contra las clases explotadoras y sus estados.” 14 He aquí lo que Lenin escribía en un articulo del 23 de agosto de 1915, dedicado a los Estados Unidos de Europa y dirigido contra los sostenedores de Kautsky (y en gran parte contra Trotskí). De "la desigualdad del desarrollo económieo y político, ley abso­ luta del capitalismo”, ■Lenin desprende dos conclusiones: en primer lugar, es posible que el socialismo triunfe ínicialmente en algunos países capitalistas y aun en uno solo; en otros términos es posible romper el frente capitalista, es posible que la primera revolución 17

Grigori Zinóviev proletaria se verifique en un solo país; en segundo lugar, el país o los países donde estalle esta revolución no serán obligatoriamente aque­ llos en los cuales el capitalismo esté más desarrollado. Pero Lenin no deduce de ninguna manera, sobre esta base, que sea posible el triunfo definitivo del socialismo en un solo país. La teoría leninista dé la revolución proletaria es la teoría del triunfo del socialismo en escala internacional, es la teoría de la revo­ lución proletaria mundial. Tal es, igualmente, la toería de Marx. Pero la teoría leninista de la revolución proletaria mundial, lejos de excluir la posibilidad de ruptura del frente capitalista en algunos países aislados o. aun en un solo país, presupone que la revolución proletaria pueda verificarse al inicio en un solo país y mantenerse por largos años, hasta el momento en que vendrá en su auxilio la victoria del socialismo en una serie de países y luego en el mundo entero. La experiencia de la revolución rusa no sólo ha demostrado que es posible un primer triunfo en un solo país, sino que, si las circunstan­ cias son favorables, este primer país de la revolución proletaria victo­ riosa puede (con cierto apoyo del proletariado internacional) mante­ nerse y consolidarse en el curso de un largo período, aun cuando el apoyo del proletariado internacional no se exprese bajo la forma de una revolución proletaria directa. Lenin analiza esta “ley absoluta de la . desigualdad del desarrollo económico y político del capitalismo” en todos sus aspectos, en diversas obras y artículos, Discute con Kautsky no solo acerca de las leyes de la evolución del capitalismo antes de la guerra mundial capi­ talista, sino también acerca de la suerte del capitalismo después de. esta guerra. En refutación de la teoría de Kautsky sobre el uitraimperialismo, Lenin formula nuevamente su ley concerniente, al desarrollo económico desigual del capitalismo15. El desarrollo del. capitalismo en general, y del imperialismo en particular, procede irregularmente, a saltos. Es por tal motivo que éste o áquel país, en un momento dado, pasa al primer plano y se convierte en un foco de acontecimientos revolucionarios. No es obligatorio que este país sea el más desarrollado desde el punto de vista capitalista. Merced a un conjunto de circunstancias determinado, el proceso revolucionario más activo puede manifestarse en un país donde el capitalismo no es tan poderoso. Lenin, echando una mirada retrospectiva sobre la revolución rusa, intentó el análisis, en 1920, del peculiar concurso de circunstancias que había conducido al triunfo de la revolución proletaria en un país relativamente atrasado como Rusia. “En la situación concreta de 1917 —dice Lenin—, extraordina­ riamente original desde el punto de vista histórico, a Rusia le fue fácil 18

El leninismo empezar la revolución socialista, pero le será más difícil que a los países europeos continuarla y llevarla a término. A comienzos de 1918 tuve ya ocasión de indicar esta circunstancia, y la experiencia de ios dos años transcurridos desde entonces ha venido a confirmar enteramente la justeza de tal consideración. Condiciones específicas como fueron: 1) la posibilidad de conjugar la revolución soviética con la terminación, gracias a ella, de la guerra imperialista, que había extenuado hasta lo indecible a los obreros y los campesinos; 2) la posibilidad de sacar provecho, durante cierto tiempo, de la lucha a muertq en que estaban enzarzados los dos grupos más poderosos de los tiburones imperialistas del mundo, grupos que no podían coaligarse contra el enemigo soviético; 3) la posibilidad de soportar una guerra civil relativamente larga, en parte por la extensión gigantesca del país y por sus malas comunicaciones; 4) la existencia entre los campesinos de un movimiento revolucionario democráticoburgués tan profundo, que el partido del proletariado hizo suyas las reivindicaciones revolu­ cionarias del partido de los campesinos (del partido socialista revo­ lucionario, profundamente hostil, en su mayoría, al bolchevismo) y las realizó en el acto gracias a la conquista del poder político por el proletariado; tales condiciones específicas no existen hoy en Europa occidental, y la repetición de estas condiciones o de otras análogas no es nada fácil. Por ello, entre otras razones, a Europa occidental le es más difícil que a nosotros comenzar la revolución socialista.” 16 Poco antes de su muerte, Lenin vuelve sobre el tema en las páginas de su diario y, en particular, en su notable escrito: Nuestra revolución (A propósito de las notas de N. Sujánov). Lenin sostenía: “(A los seudomarxistas europeos) les es por completo ajena la idea de que dentro de las leyes generales de desarrollo de toda la historia universal no quedan en manera alguna excluidas, sino que por el contrario, presuponen ciertas etapas peculiares de desarrollo, tanto en lo que hace a la forma como al. orden de sucesión. No les pasa siquiera por la cabeza que por ejemplo Rusia, que se encuentra en la línea divisoria entre los países civilizados y los que por primera vez son arrastrados de modo definitivo, por esta guerra, a la civilización - todo Oriente, los países no europeos- ; que en Rusia debían mani­ festarse ciertas particularidades, paralelas, claro está, a la línea del desa­ rrollo mundial, pero que diferencian su revolución de todas las ante­ riores ocurridas en los países de Europa Occidental e introducen algunas innovaciones parciales al,desplazarse a los países orientales.”17 Retornando a sus discusiones de Zimmerwald y de Kienthal con los. líderes de la II Internacional, que demostraban la necesidad de preparación de una acción simultánea de la clase obrera en distintos 19

Grigori Zinóviev • países antes de pensar erila revolución mundial, Lenín escribe: "Recuerdo que Napoleón escribía: On s ’engage et puis. . . on vori, que en traducción libre quiere decir: “Primero hay que entablar el combate serio: después se verá”. Como podrán ver, nosotros enta­ blamos en 1917, primero la lucha seria, y después analizamos detalles (para la historia universal son sin duda alguna sólo detalles) como la paz de Brest-Litovsk, la Nueva Política Económica, ete.”18 El leninismo enseña, pues, que: 1) el desarrollo desigual del capitalismo (sobre todo en su etapa imperialista) crea la posibilidad objetiva de una revolución triunfante del proletariado en algunos países, y aun en un solo país; 2) no es obligatorio que tal país sea uno de los que tienen el más alto grado de desarrollo capitalista. Merced a un determinado concur­ so de circunstancias, puede verificaise la primera revolución proletaria triunfante en un país relativamente atrasado desde el punto de vista capitalista, cosa probada por la historia de la revolución rusa; 3) ningún “ultra-imperialismo” puede modificar las dos leyes precedentes; al. contrario sólo puede acentuar su efecto; 4) de ello se desprende que las revoluciones proletarias, mientras trabajan por la preparación de la revolución mundial, no deben postergar la acción revolucionaria del proletariado de un país (cuando las circunstancias la favorecen) hasta el momento en que la clase obrera podrá accionar simultáneamente en una serie de países: 5) luego de haber alcanzado el triunfo en un solo país, el proleta­ riado de este país debe hacer todo para sostener y desarrollar el movimiento revolucionario internacional, ya que la victoria definitiva del socialismo es imposible en un país solo y el socialismo vencerá completamente al capitalismo sólo en escala internacional. El derro­ camiento del poder de la burguesía y la instauración de un gobierno proletario es algo que puede hacerse en un país aislado. Otra cosa es ga­ rantizar el triunfo completo y definitivo del socialismo: ello sólo puede ser alcanzado merced a la victoria del socialismo en una serie de países. Lenin jamás olvidaba que el triunfo definitivo de la revolución socialista es imposible en un solo país. Listo para lanzarse a la lucha, en el momento de su partida hacia Rusia, después de la revolución de Febrero, escribe en su carta de despedida a los obreros suizos19: "El proletariado ruso no puede con sus solas fuerzas acabar triun­ falmente la obra de la revolución socialista. Pero puede imprimir a la revolución rusa un empuje tal, que cree las mejores condiciones para ello; que, en cierto sentido, la inicie y facilite las condiciones para que su aliado más importante, más fiel y más seguro, el proletariado socialista europeo y americano, se lance a la lucha decisiva.” 20

El leninismo Esta tesis -se mantiene como indiscutible. La misma es esencial para el leninismo. Un solo país puede iniciar victoriosamente la revolución socialista. La revolución socialista internacional puede alcanzar importantes triunfos en un solo país. Pero el socialismo no puede vencer definitivamente en un país aislado. La victoria del socialismo, su significación histórico-mundial, se deciden en la arena interna­ cional. La victoria del socialismo es sólida y definitiva sólo cuando se la obtiene cuando menos en algunos países importantes. Lenin afirmaba, refutando y demoliendo a los mencheviques, que sostenían la “lucha mundial” para evitar la lucha contra la burguesía rusa en 1917: “Cuando nos pintan lo dificultoso de nuestra tarea, cuando nos dicen que el triunfo del socialismo es posible solo en escala mundial, vemos en ello nada más que un intento, particularmente desespeiado, de la bur­ guesía y sus partidarios voluntarios e involuntarios, por tergiversar la verdad más indiscutible. Claro está que la victoria definitiva del socialis­ mo es imposible en un solo pazs.”20 “Nuestro destacamento de obreros y campesinos, sostén del poder soviético, es uno de los destacamentos de ese ejército mundial que ahora está desmembrado por la guerra mundial...”21 “El país en el cual la situación es favoiable es el que debe comenzar.” [N, del T,: esta última línea no figura en el texto del discurso citado por Zinóviev, de acuerdo con la versión del mismo en el tomo XXVI de las Obras, edic. cit,, pp. 437-453].

“No cabe duda que la revolución socialista en Europa debe estallar y estallará. Todas nuestras esperanzas en la victoria definitiva del socialismo se fundan precisamente en esta seguridad y en esta pre­ visión científica.”22 “Aquí reside la más grande dificultad de la revolución rusa, su problema histórico más grande: la necesidad de resolver los problemas internacionales, la necesidad de provocar la revolución mundial, la necesidad de realizar el paso de nuestra revolución, como revolución limitadamente nacional, a la revolución mundial.”23 “Si el partido bolchevique se hizo cargo de todo, lo hizo conven­ cido de que la revolución madura en todos los países y que, en fin de' cuentas —y no al comienzo—, cualesquiera fuesen las dificultades que hubiéramos de atravesar, las derrotas que estuviéramos con­ denados a padecer, la revolución socialista mundial tiene que venir, pues ya viene: tiene que madurar, pues ya madura, y llegará a ma­ durar del todo. Nuestra salvación de todas estas dificultades —lo repito— está en la revolución europea. “Siempre sostuvimos, ya sea antes como después de Octubre, que nos considerábamos únicamente como un destacamento del ejército 21

Grigori Zinóviev internacional del proletariado, destacamento que se halla a la vanguar­ dia no como consecuencia de su propio desarrollo y de su propia preparación sino a eausa de las excepcionales circunstancias de Rusia. Por este motivo, la victoria de la revolución socialista no puede considerarse definitiva hasta que no se convierta en victoria del prole­ tariado al menos en varios países avanzados.”35 “Estaba claro para nosotros que la victoria de la revolución pro­ letaria era imposible sin el apoyo de la revolución mundial.”26 “Vivimos no en un estado aislado sino en un sistema de estados, y la existencia de la República Soviética al lado de los estados imperia­ listas es imposible por un lapso prolongado- A fin de cuentas, una de" las do,s partes se impondrá.”37 . “Cuando los bolcheviques comenzamos la revolución, dijimos: podemos y debemos comenzarla; pero sin embargo no olvidamos que sólo era posible llevarla hasta la victoria definitiva y absoluta a condición de no limitarla a Rusia, y de vencer al capital internacional en alianza con toda una serie de países.. . Vemos confirmado que la revolución rusa no es sino un eslabón en la cadena de la revolución internacional y que nuestra causa se asienta sobre bases firmes y es invencible.. .”3B "En aquel entonces sabíamos que nuestra victoria sería firme sólo cuando nuestra causa ganara al mundo, pues iniciamos nuestra obra exclusivamente porque contábamos con la revolución mundial. . . "Apostamos por la revolución internacional y esta apuesta era absolutamente acertada. . . ” Si echamos una mirada, en estos momentos, a las relaciones internacionales - y siempre hemos subrayado que sostenemos un punto de vista internacional y que es imposible llevar a término en un solo país una obra como la revolución socialista— y observamos la historia de las guerras.. . ” [N. del T.: la última frase que está entre guiones (. . .y que es im posible.. .) no figura en el texto inserto en las Obras, edic. cit., XXXI, p. 383.] . .No debemos olvidar el otro aspecto de la cuestión: que hemos vencido, pero nada más que a medias. . . "Hemos sabido siempre, y no lo olvidaremos, que nuestra causa es una causa internacional, y mientras en todos los países —entre ellos también los más ricos y civilizados— no se produzca la revolución, nuestra victoria será sólo una victoria a medias, o quizá m enos.. . "Pero nuestra victoria, camaradas,, está lejos de ser completa: hemos conseguido todavía menos.de la mitad,”29 “Mientras existan, el capitalismo y el socialismo no podrán con­ vivir en paz: en último término triunfará uno u otro; habrá que cantar la misa de difuntos por la República Soviética o por el capita­ lismo mundial,”30 “Si examinamos la situación en escala histórico-mundíal, no cábela 22

El leninismo menor duda de que si nuestra revolución se quedase sola, si no exis­ tiese un movimiento revolucionario en otros países, no habría nin­ guna esperanza de que llegase a alcanzar el triunfo mundial,”31 “Alcanzaremos la victoria definitiva sólo cuando logremos derrotar al capitalismo internacional, el cual funda su poder en la potencia formi­ dable de su técnica y de su disciplina.”31 . .Decíamos siempre de manera terminante que esta victoria no podía ser sólida si no la apoyaba la revolución proletaria en Occi­ dente, y que sólo era posible hacer una apreciación justa de nuestra revolución desde el punto de vista internacional. Para lograr vencer firmemente, teníamos que conseguir la victoria de la revolución prole­ taria en todos los países capitalistas, o cuando menos en varios de los principales.” 32 “Siempre hemos sostenido que sólo somos un eslabón de la cadena de la revolución mundial y nunca nos hemos basado en que vence­ ríamos contando sólo con nuestras fuerzas.”33 “Mientras nuestra República Soviética siga siendo una isla en el conjunto del mundo capitalista, sería una fantasía, una utopía ri­ dicula, pensar en una total independencia económica nuestra y en la desaparición de todo peligro. Por supuesto que mientras subsistan estas oposiciones radicales, se mantendrán los peligros y no podrán ser evitados.”34 “Ustedes saben hasta qué punto el capital es una fuerza interna­ cional, hasta qué punto las fábricas, las empresas y los comercios capitalistas más importantes están vinculados entre sí en todo el mundo, y, por consiguiente, es imposibJe batir definitivamente al capitalismo en una sola parte. Se trata de una fuerza internacional y para batirla definitivamente es necesaria la aeción común de los obre­ ros en escala internacional. Y desde que combatíamos contra los gobiernos republicanos burgueses en Rusia en 1917, desde que con­ quistamos el poder de los soviets en noviembre de 1917, nunca de­ jamos de mostrar a los obreros que la tarea esencial, la condición fundamental de nuestra victoria residía en la extensión de la revolu­ ción cuando menos en algunos países más avanzados. ’J3S “En este momento, pues, se nos plantea el siguiente problema: ¿podremos mantenemos con la producción de nuestros pequeños y muy pequeños campesinos, en este estado ruinoso, hasta que los países capitalistas en Europa occidental culminen su desarrollo hacia el socialismo? . . . Nosotros también necesitamos un nivel más elevado de civilización para pasar directamente al socialismo, aunque tenemos para ello las premisas políticas.”36 Estas son las formulaciones de Leirin. ¿Han sido los textos de Lenin arriba citados escogidos artificio­ samente? ¿No hay acaso en los mismos cierto “pesimismo” derivado 23

Grigori Zinóvi&v

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de las dificultades de nuestro desarrollo? No, en absoluto. Esperamos que no haya ninguno que díga que el ABC sea una obra pesimista. Este libro fue escrito cuando nuestra revolución iba triun­ falmente de victoria en victoria. He aquí lo que podemos leer en la misma: “La revolución comunista sólo puede vencer como revolución mundial. . . Cuando los obreros hau triunfado en un solo país, el desarrollo económico, la organización de la economía, son muy difí­ ciles. . . Si, para la victoria del comunismo, son necesarios la victoria de la revolución mundial y el apoyo recíproco de los obreros, de ello se desprende que la condición indispensable para la victoria es la solidaridad internacional de la clase obrera.” Esto 110 es pesimismo, simplemente es el ABC del comunismo. Si, actualmente el ABC del comunismo está un poco superado (como, por otra parte, lo está nuestro programa), el pasaje que hemos citado de ningún modo lo está, porque la idea que (contiene es una de las ideas fundamentales del marxismo-leninismo. Los textos de Lenin arriba citados se refieren, en su mayor parte, a los años de los mayores éxitos de la revolución rusa y del movi­ miento obrero internacional. Como se sabe, Lenin jamás fue pesi­ mista. No es pesimismo recordar una de las tesis fundamentales del leni­ nismo. Nosotros estamos construyendo el socialismo en la URSS y continuaremos haciéndolo. De la Rusia de la NEP saldrá la Rusia socialista. No obstante lo cual, “la revolución comunista sólo puede vencer como revolución mundial”, esto nos lo han enseñado Marx, Engels y Lenin, Pese a todo, debemos ser siempre revolucionarios proletarios intemacionalistas y recordar que la victoria definitiva del socialismo está condicionada por la victoria de la revolución proletaria en diversos países. La era de la revolución mundial se ha iniciado. Nosotros vivimos en esta época. La victoria definitiva de la revolución mundial está absolutamente asegurada pese a los obstáculos y a la resistencia de la contrarrevolución. Cuanto mayor sea la energía y el éxito con que proceda nuestra construcción del soeialismo en la URSS, tanto más rápida será nuestra victoria definitiva en escala mundial.. Estos principios fundamentales del leninismo continúan siendo plenamente válidos. Al comienzo parecía que la victoria iba a ser obra de algunos meses. Pero los hechos han demostrado que se trataba de una ilusión. Ya en 1921, Lenin escribía: “Diez, veinte años de rela­ ciones sensatas con los campesinos, y la victoria estará asegurada en eseala mundial (aun cuando las revoluciones proletarias se dilaten en 24

El leninismo el tiempo): de lo contrario, tendremos el terror blanco y sus torturas por veinte, por cuarenta, años.” Estas palabras de Lenin no deben ser olvidadas. Los años transcurridos desde el 17 y todas las vicisitudes de la revolución mundial des.de 1917 a 1925 pueden considerarse, en cierto sentido, como un comienzo. La situación actual en el mundo se puede caracterizar con las siguientes palabras de Lenin: “Un largo retraso que no decide la situación en forma definitoria ni para un lado ni para el otro”, a las cuales se puede agregar.'ahora: con im evidente avance del socialismo en la URSS y una clara tendencia hacia el triunfo de la revolución socialista. Aleccionados'por la experiencia, ahora enfocamos con prudencia el problema del ritmo y de los plazos del desarrollo de la revolución. Nuestro partido, sin tener una experiencia histórica conereta sufi­ ciente, no podía evitar caer una vez en algunos errores de valoración en el problema del desarrollo de la revolución socialista internacional, en particular al comienzo de nuestra revolución. Hubo un tiempo en que todos nosotros (1918) estábamos conven­ cidos que la revolución proletaria estaba por triunfar en Alemania y en otros países en el curso de algunos meses o de algunas semanas. La revolución alemana se produjo mucho más tarde, y además no fue una revolución proletaria; únicamente derribó a Guillermo I! y no al poder de la burguesía. No obstante ello, esta revolución, así como los diversos movimientos revolucionarios, fueron suficientes para permitir que la revolución rusa ganara tiempo y se reforzase. Lo que ha ocurrido es que, en primer lugar, el desarrollo de la revolución mundial procedió mucho más lentamente de lo que noso­ tros pensábamos y, en segundo lugar, que la primera revolución prole­ taria triunfante (URSS) pudo mantenerse por sí sola (con cierto apoyo' dé los obreros de los demás países) mucho más tiempo de lo que se creía al principio. Ahora vemos claramente que cuando pensábamos en meses hubié­ ramos debido calcular en años y cuando contábamos en años hubiése­ mos debido pensar en décadas. Esto en lo que concierne a la revolu­ ción proletaria internacional, • que madura, pero mucho más lenta­ mente de lo que suponíamos. Y también se refiere al problema de la posible duración del primer estado proletario rodeado por estados capitalistas. Los ocho años que hemos vivido desde el 17 son únicamente, como resulta claro, el comienzo de la revolución proletaria mundial. Si tomamos el año 1917 (año de la revolución proletaria) y 1925 (año en el cual, la organización internacional del proletariado, la IC reconoce oficialmente una estabilización parcial del capitalismo), puede afirmarse, bajo ciertas condiciones, que estos primeros ocho años corresponden al primer período de la revolución proletaria. Este 25

Grigori Zinoviev periodo finaliza sin una vietoria decisiva de una u otra parte. La estabilización parcial del capitalismo en algunos países de Europa está compensada por la estabilización de la economía nacional en los paí­ ses de la primera revolución proletaria triunfante, la URSS. En todc caso se han producido no una, sino dos estabilizaciones. Se ha ori­ ginado una especie de equilibrio del cual Lenin ya hablaba en 19 2037, Hubo un tiempo en el cual se hacía depender enteramente la suer­ te de la revolución proletaria y del poder soviético en Rusia de la rápida victoria de la revolución en Alemania. Así, Lenin decía en el VII Congreso del partido (en su informe del 7 de marzo de 1918): “Y es una lección, porque constituye una verdad absoluta el hecho de que sin la revolución alemana estamos perdidos. Quizá tengamos que trasladamos, no a Petrogrado o a Moscú, sino a Vladivostok o a lugares más lejanos aún. . . "Pero de todos modos y con todas las peripecias posibles e ima­ ginables, si la revolución alemana no estalla estamos perdidos.”38 No ha sido así. La revolución proletaria aún no ha triunfado en Alemania pasados ocho años, pero ha sido suficiente la victoria de la revolución burguesa, junto a una serie de otras circunstancias favo­ rables, para permitir al poder soviético ganar tiempo y sostenerse en Rusia hasta el momento de la verdadera victoria proletaria en Alema­ nia y en otros países importantes. No obstante ello, Lenin tenía razón cuando afirmaba que la victo­ ria definitiva de la revolución social sólo es posible en escala in­ ternacional Lenin escribía en su artículo La tarea principal de nuestros dias, fundamentando su teoría acerca del respiró con que contaba la re­ volución: “La salvación sólo es posible siguiendo el camino que hemos em­ prendido, el camino de la revolución socialista mundial. "Mientras que permanezcamos solos, nuestra tarea consiste eri la sal­ vaguardia de la revolución, en la conservación de cierta dosis de socia­ lismo, por débil que sea, hasta el momento en que la revolución estallará en los otros países y otros destacamentos se lanzarán al ataque. Pero dar por seguro que la historia pondrá en movimiento los destacamentos socialistas de los diversos países en una progresión metódica, significa no tener la más mínima idea sobre la revolución o renunciar por necedad a sostener la revolución socialista.”39 Lenin saca la conclusión, sobre esta base, que nuestra táctiea es una “táctica de ganar tiempo, expectativa y de retirada”. Habla de la “teoría de tomarse un respiro”. 26

El leninismo ¿Cuántos años puede sostenerse el poder proletario en un país si la revolución proletaria no se produce en los demás? Al principio no teníamos al respecto ideas muy precisas. Sólo actualmente comen­ zamos a apreciar con exactitud el factor “tiempo”. Ya en su célebre Carta a los obreros americanos (20 de agosto de 1918), escribía Lenin: “Sabemos que la revolución proletaria europea puede no estallar en las próximas semanas, por mucha que sea la rapidez con que madura en este último tiempo. [N. del T,: el subrayado es de Zinóviev.] Nosotros contamos con la inevitabilidad de la revolución mundial, pero eso no quiere decir, ni mucho menos, que contemos como unos simples con la inevitabilidad de la revolución en breve y determinado plazo. . . ”Nos encontramos como en una fortaleza sitiada, en tanto no nos llegue la ayuda de otros destacamentos de la revolución socialista mundial.” Desde las primeras semanas de la revolución de Octubre, Lenin supo explicarnos por qué la previsión de Marx y de Engels: “Los franceses comenzarán, los alemanes la llevarán a término”, no se vió confirmada. “Las cosas han ocurrido en forma distinta de como lo esperaban Marx y Engels: ellos nos brindaron a nosotros, las clases trabajadoras y explotadas rusas, el honroso papel de vanguardia de la revolución socialista internacional. Ahora vemos claramente qué lejos llegará el desarrollo de la revolución; el ruso la comenzó, y el alemán, el fran­ cés, el inglés, le darán fin, y el socialismo triunfará."40 Después de la firma del tratado de Brest nosotros evaluábamos el triunfo del socialismo en términos de meses, de semanas o directa­ mente de días. Pero el desarrollo de los acontecimientos siguientes demostró que eran necesarias algunas rectificaciones en nuestra eva­ luación sobre la rapidez del desarrollo de la revolución proletaria en Occidente. Poco después de la victoria de Octuhre, Lenin valoraba así el factor . “tiempo”: “La revolución no llegará tan pronto como esperábamos. La historia lo ha demostrado, y hay que saber aceptarlo como un hecho, hay que aprender a tener en cuenta que la revolución socialista en los países avanzados no puede comenzar eon tanta facilidad como en. Rusia... ”En un país de esta naturaleza, comenzar la revolución era tan fácil como levantar, una pluma... 27 3

G rig o ri Z in ó v ie v

”En /aquéllos/ no hacemos más que abordar el penoso período de! comienzo de las revoluciones socialistas,”41 Esto es lo que Lenin decía en el VII Congreso del partido. Un año después aún esperábamos una marcha rápida de los acon­ tecimientos. “He aquí las últimas cifras en cuanto a la composición del Soviet de diputados obreros de Varsovia: socialtraidores polacos, 333; comu­ nistas, 297. Esto indica que, según nuestro calendario revolucionario, Octubre ya no está lejos, allí. Están, en agosto o más bien en setiembre dé 1917.”42 ^ “Sabemos que tanto la revolución polaca como la revolución hún­ gara avanzan, y avanzan muy rápido. Estas revoluciones nos propor­ cionarán reservas proletarias, facilitarán nuestra situación y reforzarán en una medida enorme nuestra base proletaria.”43 Así hablaba Lenin en el VIII Congreso del PCR (marzo de 1919). Pero agregaba inmediatamente: “Ello puede suceder en los próximos meses, pero no sabemos con precisión cuando acontecerá.. , . . el decreto por el cual todos los países deberían ajustarse al calendario revolucionario de los bolcheviques todavía no ha sido dictado.”44 Aún no hemos triunfado en forma definitiva. Y la revolución pro­ letaria no puede vencer de manera definitiva en un solo país. Los imperialistas burgueses se hallan divididos a causa de sus rivalidades. Debemos Utilizar este momento favorable para nosotros. Los obreros de los demás países acudirán en apoyo nuestro. La revolución prole­ taria se aproxima en una serie' de países. De lo contrario no puede comprenderse la “teoría de tomarse un respiro” de Lenin. Esta es la base de la misma. Hemos triunfado en una batalla decisiva en un primer país. Trataremos de aguardar, nos tomaremos un respiro hasta el momento en el cual aeudirán a reforzarnos nuestros demás desta­ camentos. La teoría de tomarse un respiro no es algo sin impórtancía en el Leninismo. Toda la NEP, en Lenin, está conectada con la teoría de tomarse un respiro. Según Lenin, la NEP es, ante todo, una gran maniobra estratégica que tiene por objeto el reforzamiento -aún pagando el precio de pesadas c o n c e s i o n e s d e l bloque de la clase obrera y los campesinos, en especial, durante el periodo de espera de la revolución, proletaria en otros países. Hay que tener presente que la alianza de la clase obrera con los campesinos será todavía más nece­ saria en el futuro (es decir después de la victoria de la revolución 28

El leninismo proletaria en otros países) de cuanto lo es ahora, mientras que la NEP (es decir la forma actual de la alianza de la clase obrera con los campesinos) es sólo provisoria. La alianza de la clase obrera con los campesinos por largo tiempo, para siempre, hasta la supresión de las clases. La NEP es una cosa seria y por largo tiempo, pero no para siempre. Manteniéndonos justamente en las. posiciones revolucionarias prole­ tarias intemacionalistas -porque sin ello no hay leninismo— sabemos perfectamente que la victoria definitiva en la URSS sólo es posible después del triunfo del socialismo en diversos países importantes. Es precisamente por que planteamos el problema de la táctica de nuestro partido en el actual período desde el punto de vista de las tareas de los revolucionarios proletarios intemacionalistas que nosotros con­ sideramos la consigna: “De cara al campo” , como una consigna seria, válida por un largo período de tiempo'15, De la teoría de tomarse un respiro, se desprende incuestionable­ mente que Lenin comprendía con exactitud el valor del tiempo ga­ nado y sabía que en definitiva la cuestión se iba a resolver en el terreno internacional. En otros términos, Lenin era, y. no podía ser otra cosa., un revolucionario internacional', de lo contrario no hubiera sido Lenin y nosotros no tendríamos -el leninismo. Recordamos que Lenín decía en el VIH Congreso de los soviets: , .Hasta el presente, la suerte de todas las revoluciones, de todas las grandes revoluciones, la decidía una larga serie de guerras. Nuestra revolución es una de ellas. Hemos terminado un periodo de guerras y debemos preparamos para el siguiente; pero no sabemos cuando ven­ drá, y es preciso proceder de modo que cuando llegue estemos a la altura requerida.. . . ”Si bien pudimos salir del primer período de guerras, del segundo no saldremos tan fácilmente, y por eso es necesario prestar especial atención a este aspecto. Es preciso que todo campesino sin partido comprenda esta verdad indudable, y estamos seguros de que la com­ prenderá.” En su momento las grandes revoluciones burguesas tuvieron que superar diversos ciclos de guerras. La gran revolución proletaria de­ berá, evidentemente, superar un número aún mayor de pruebas. El segundo ciclo de guerras, verosímilmente, será más o menos decisivo. Es evidente que debemos tratar de evitar nuevas guerras. Pero esto no depende únicamente de nosotros. Así hablaba Lenin, porque se man­ tenía sobre el terreno de la revolución internacional. Por otra parte, Lenin acordaba una importancia particular, no sólo a Occidente sino también al Oriente. 29

Grigori Zinóviev "India y China están en ebullición. Y se trata de más de 700 millones de personas. Y si a ello se agregan los países vecinos, cuya situación es similar, se trata de más de la mitad de lá población de la tierra. Allí se aproxima incontenible y con una rapidez creciente un año 1905, con la enorme y esencial diferencia de que la revolución rusa de ese año se veía aún aislada (por lo menos al principio), es decir, que no arrastró enseguida a otros países a la revolución; pero la que avanza en India y China forma parte ahora de la lucha y el movimiento revolucionarios mundiales, de la revolución mundial.”46 Lenin, en su Diario, dedica una atención aun mayor al Oriente. En el mismo expresa nuevamente su opinión acerca de la interdepen­ dencia de nuestra revolución y la revolución mundial.

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. . ¿Podremos mantenemos con la producción de nuestros pe­ queños y muy pequeños campesinos, en este estado ruinoso, hasta que los países capitalistas de Europa occidental culminen su desarro­ llo hacia el socialismo? Pero ese desarrollo hacia el socialismo lo ■[ realizarán de modo diferente al que esperábamos; no transcurre como un proceso gradual de ‘maduración’ del socialismo, sino mediante la i explotación de unos estados por otros, mediante la éxplotación del más importante de los estados, vencidos en la guerra imperialista, a lo | que se agrega la explotación de todo el Oriente. Este último, por otra parte, como consecuencia de la primera guerra imperialista, se ha ¡ incorporado de manera definitiva al movimiento revolucionario, se lia visto arrastrado aí torbellino general del movimiento revolucionario | mundial, del cual ya no saldrá, | "¿Cuál es la táctica que esta situación impone a nuestro país? Sin | lugar a dudas, la siguiente: debemos manifestar extrema prudencia f para poder conservar nuestro poder obrero, para mantener bajo su i autoridad y dirección a.nuestros campesinos pequeños y muy pequeí ños. Tenemos la ventaja de que todo el mundo seincorpora al mo-| vimiento qUe engendrará la revolución socialista mundial. Pero tam-| bien la desventaja de que los imperialistas han logrado dividir al nranf do en dos campos, aunque esta escisión se complica por el hecho de f que Alemania, país de desarrollo capitalista realmente avanzado y ¡ culto, se ve ante infinitas dificultades para levantarse.. . f "Rusia, India, China, etc., constituyen la inmensa mayoría de la | población del globo; y esta mayoría es la que seincorpora en los § últimos años, con musitada rapidez, a la lucha porsu liberación, de| modo que en este sentido no puede haber ni sombra de duda con | respecto a la forma en que se decidirá la lucha mundial. La victoria § definitiva del socialismo está plena y absolutamente asegurada,*’47 | % WHemos obtenido un primer respiro por algunos años merced a la || 30

El leninismo lucha encarnizada que se desarrollaba éntre los dos grupos de estados capitalista en Occidente. Hemos aprdvechado su conflicto. Ahora se trata de saber si podemos obtener otro respiro gracias.a la lucha de los imperialistas del Occidente con los del Oriente. Para nosotros, en buena medida, el problema se reduce a ganar tiempo durante la lucha entre los imperialistas de Occidente y Oriente y a obtener, de esta manera, un segundo respiro. Toda vez que Lenin examina la suerte de la revolución en nuestro país, la relaciona con la situación internacional, tanto en Oriente como en Occidente; la considera en vinculación estrecha con el des­ tino de la revolución mundial, para ver no sólo la parte sino el todo. Lenin era la encamación del revolucionario internacional. Su doc­ trina puede aplicarse no solamente a Rusia sino en todo el mundo. Nosotros, sus discípulos, debemos arrojar lejos, la idea de que es posible mantenerse en el leninismo si se atenúa, en alguna medida, lo que éste tiene dé internacional. Consideremos la política campesina. En la situación actual, dicen algunos, sólo nos queda ceder ante el mujik ruso y ante sus necesi­ dades económicas y hacerle concesiones; pero, evidentemente, ésta ya no es más la política de la revolución internacional. No .es más lo que es­ cribía Marx, no es lo que se denomínala táctica de la revolución mundial. El planteo del problema en estos términos significa no en­ tender nada dé leninismo. La alianza de los obreros y de los cam­ pesinos rusos es la primera condición de la victoria de la revolución mundial. Lo que ahora estamos llevando a la practica es la cuestión campesina, es la aplicación de los principios leninistas desarrollados en la resolución del II Congreso de la IC por parte de los partidos comunistas de todo el mundo. Sí, en la época de la revolución de 1848, los campesinos rusos representaban un factor reaccionario (el ejército campesino ruso so­ focó la revolución húngara, etc.), en la época de la revolución social comprendida entre 1917 y 19. . los campesinos rusos, aliados de la clase obrera en nuestro- país, desempeñan objetivamente un papel revolucionario. ! ¿Existe algún vínculo (y en caso afirmativo ¿cuál?) entre nuestra política campesina actual y la situación internacional de la revolución mundial? Evidentemente sí. Somos una parte de la revolución mundial. Por lo mismo, por ejemplo, las decisiones más importantes de la 1C y de nuestro partido concuerdan no sólo eñ lo cronológico sino también lógicamente. ¿Había alguna relación entre la adopción de la NEP y el ritmo mas lento de la revolución proletaria en todo el mundo? Sin duda que la había. Ya en 1918, Lenin establecía una conexión entre las concesiones 31

Grigori Zinóviev que entonces se delineaban y el aflojamiento del ritmo no sólo de la revolución mundial en general sino también de la revolución en Ale­ mania, un país aislado. “Mientras el ‘nacimiento’ de la revolución en Alemania se demora, nuestra tarea reside en aprender de los alemanes el capitalismo de estado; asimilarlo con todas las fuerzas, sin escatimar métodos dicta­ toriales con el objeto de acelerar esta asimilación,..”46 Esta conexión era, lógica y políticamente, aun más clara en 1921, al comienzo de la NEP. Entonces decía Lenin, en el X Congreso del PCR: “. . . No cabe duda que en un país donde la inmensa mayoría de la población son pequeños productores agrícolas, sirio es posible llevar a cabo la revolución socialista a través de toda una señe de.medidas transitorias especiales, que no serían necesarias en absoluto en países de capitalismo desarrollado, donde los obreros de la industria y la agricultura constituyen una mayoría aplastante.. . ”En numerosas obras, en todas nuestras intervenciones públicas y en toda la prensa hemos subrayado que en Rusia la situación es distinta, que aquí tenemos una minoría de obreros industriales y una mayoría enorme de pequeños agricultores. En un país así la revo­ lución socialista sólo puede alcanzar el. éxito definitivo con dos con­ diciones. En primer término, a condición de que sea apoyada a su debido tiempo por la revolución socialista en uno o en varios países avanzados., . ”La otra condición es el acuerdo entre el proletariado, que ejerce su dictadura o mantiene en sus manos el poder del estado, y la mayoría de la población campesina.. , "Sabemos que sólo el acuerdo con el campesinado puede salvar la revolución socialista en Rusia, en tanto que no estalle la revolución en otros países.” 0 sea que existen dos condiciones para poder triunfar en forma definitiva en un país como el nuestro, en el cual los pequeños agri­ cultores predominan. Debemos acometer la tarea de un partido obre­ ro en general, y además la de un partido obrero en un país agrario. La victoria definitiva del partido comunista en un país con estas características depende dé la efectivización de dos condiciones: la primera de orden .internacional, la segunda de carácter interno. La primera condición consiste en que la revolución socialista en un país así sólo triunfa de modo definitivo sí está simultáneamente sostenida por la revolución socialista en uno o más países avanzados. La segunda consiste en el entendimiento con los campesinos. 32

El leninismo Por otra parte., ninguna de estas dos condiciones puede ser reem­ plazada por la otra; ambas son necesarias para la obtención de la victoria completa. Lenin jamás consideró al campesino como un aliado “sustituío”, como un aliado que nosotros, bien o mal, nos veíamos obligados a aceptar. El leninismo era consciente que, para la victoria definitiva y completa, es necesaria la efectivización de esas dos condiciones. La existencia de una de esas dos condiciones no puede .reemplazar a la otra, únicamente puede modificarla. Un rápido triunfo de la revolución proletaria en una serie de países no nos hubiera eximido de la necesidad de la alianza (por otra parte auspiciosa) de la clase obrera con los campesinos; sólo habría mo­ dificado las circunstancias de esta alianza. Por otra parte, la más estrecha alianza de la clase obrera con los campesinos en nuestro país no nos libera de la obligación de efectivizar la primera condición para alcanzar la victoria definitiva: para defender nuestra revolución de la restauración de las relaciones burguesas es necesaria la revolución so­ cialista en varios países. Una sólida alianza de la clase obrera y del campesinado en la URSS sólo modifica la primera condición (la revo­ lución en otros países), en el sentido que nós da un mayor tiempo y una mayor posibilidad de esperar y de. fecundar el movimiento prole­ tario en desarrollo en otros países, ¿En qué sentido el triunfo rápido de 1a revolución socialista en otros países podría modificar las condiciones del acuerdo, de la alian­ za de la clase obrera con los campesinos en la URSS? Mejor es responder con las palabras de Lenin (véase su discurso al IX Congreso de los Soviets y el artículo: La importancia del oro ahora y después de la victoria total del socialismo). Para que la alian­ za de la clase obrera con el campesinado se afirme en nuestro país, para que sea irrompible, y dé rápidamente origen al socialismo, hay que pasar al intercambio directo de los productos de la gran industria con los productos de la agricultura. Pero esto no lo podemos hacer ahora. ¿Por qué? Nuestra economía no lo permite, dado que, ame todo, nuestra gran industria es aún extremadamente débil. ¿Significa esto que nuestra política de Octubre fuera errada? ¿Quiere decir, que los mencheviques tenían razón cuando afirmaban que, en un país económicamente atrasado, el proletariado no debe tomar el poder y que todavía no existen las condiciones para el socialismo? No, en absoluto. Lenin justamente decía: “Por lo que se refiere a esta gran industria floreciente, capaz de facilitar inmediatamente a los campesinos todos los productos que necesitan, existe; si analizamos este problema a escala mundial, existe una gran industria floreciente, que puede proveer al mundo de todos los artículos, pero no se sabe obtener de ella otra cosa que cañones, 33

Grigori Zinóviev proyectiles y demás pertrechos bélicos, que se emplearon en forma tan abundante en 1 9 1 4 -1 9 1 8 .... ”Sm embargo estamos en lo justo cuando decimos que en escala mundial existe tal industria. Existen en la tierra países con una gran industria tan adelantada, que puede abastecer inmediatamente a cientos de millones de campesinos atrasados. En esto basamos nuestros cál­ culos. . , .¿Qué debemos hacer si en nuestro país,; dadas las condi­ ciones de atraso en que nos encontrábamos en el momento de la revolución, no existe hoy el necesario desarrollo industrial? ¿Renun­ ciar al camino emprendido, desanimamos? No. Tenemos por delante un trabajo duro, pero lo realizaremos porque, estamos en el camino correcto. No hay duda de que éste, el camino de la alianza de las masas populares, es el único que conduce a que los campesinos y los obreros trabajen para sí y no para los explotadores.”49 En el artículo La importancia del oro, Lenin termina así el desa­ rrollo de su idea; “En escala mundial este ‘si’ se ha realizado, esta condición existe, pero intentar hacerlo en un país aislado, y por añadidura en uno de los países capitalistas más atrasados, transformarlo en. realidad, ajustar de modo práctico el nuevo vínculo entre la industria y la agricul­ tura, lograrlo de golpe, mediante un ataque ‘fulminante’ , no fue posible; ahora es preciso recurrir a una serie de medidas lentas, gra­ duales, de cauteloso ‘sitio’.”50 “Deben recordar —afirma Lenin en otro lado- que nuestro país so­ viético, pauperizado luego de largos años de sufrimiento, no tiene como vecinos a una Francia o una Inglaterra socialistas, que podrían ayudar con su alto nivel técnico e industrial. ¡No! Debemos recordar que en la actualidad la alta técnica y la desarrollada industria de esos países sé ha­ llan, en poder de los capitalistas, que actúan contra nosotros.”51 En estas citas puede apreciarse cómo la victoria de la revolución proletaria en uno o más países modificaría la segunda condición nece­ saria para nuestra victoria definitiva en la URSS, es decir como la tornaría fácil la unión estrecha entre la clase obrera y el campesinado en la URSS. Si se hubiera triunfado en los importantes países de los cuales habla Lenin, hubiéramos podido utilizar de inmediato la gran industria de esos países y la nuestra, y ello nos hubiera permitido llevar a cabo mejores acuerdos con los campesinos, en circunstancias mucho más favorables. Sin modificar en lo más mínimo la necesidad misma de nuestra alian­ za con el campesinado, la victoria de la revolución proletaria en uno o más países, modificaría las condiciones de esta alianza, le conferiría ma­ yor fuerza y le daría mejor base material. 34

El leninismo Pero es precisamente esta victoria la que aún no se ha alcanzado: así, debemos ser prudentes en el problema de nuestro acuerdo con el campesinado. Sabemos, dice Lenin, que hasta que no estalle en los demás países, la revolución socialista en Rusia puede salvarse única­ mente por el acuerdo con los campesinos. “ ¿El individualismo del campesino, la libertad de comercio que ya le ha sido acordada, constituyen un peligro para e] socialismo? ” se pregunta Lenin en el bosquejo, recientemente publicado, de su opús­ culo El impuesto en especie. Y responde: “N o .. . Si la electrificación se realiza en un periodo de diez a veinte años’,' no debemos temer por el individualismo del pequeño agricultor y por su comercio local. Sin la electrificación el retomo al capita­ lismo es inevitable.” Entre nosotros,, algunas veces, se piensa que la electrificación simplemente consiste en la construcción de las céntrales eléctricas. No es así. La electrificación significa la mejora general de la indus­ tria y del agro, el avance de la técnica, el desarrollo de las fuerzas productivas. Como hemos visto, Lenin ha explicado muy bien que, gracias a cierto concurso de circunstancias, un país que no está muy desarro­ llado industrialmente puede perfectamente iniciar la revolución. “Pero, sin la electrificación, le es imposible continuarla y terminarla, aún cuando disponga de un apoyo internacional asegurado. Sin la electrifi­ cación (o sea, sin un desarrollo considerable de las fuerzas produc­ tivas) el retomo al capitalismo es inevitable. Por fortuna, este peligro, gracias a la justeza de nuestra política, no ños amenaza demasiado. El error esencial de la teoría de la revolución permanente consiste precisamente en una subestimación del papel del campesinado como aliado del proletariado en la lucha por el poder, particularmente des­ pués de la conquista del poder político por parte del proletariado Si se cotejan las dos cifras que siguen se tendrá una idea precisa de la radical divergencia entre el leninismo y el trotskismo en este pro­ blema. Lenin escribía en 1920 en sus Tesis sobre el problema agrario para el 11 Congreso de la 1C: . . . La población rural de las tres categorías arriba mencionadas, embnitecidas hasta el extremo, desperdigada, oprimida, condenada en todos los países, incluso en los más avanzados, a vegetar en condi­ ciones de vida semibárbara, interesada desde el punto de vista econó­ mico, social , y cultural en el triunfo del socialismo, es capaz de apoyar enérgicamente al proletariado revolucionario únicamente des­ pués de que éste conquíste el poder político, sólo después de que 35

Grigori Ztrwviev ajuste terminantemente las Cuentas a los grandes terratenientes y a los capitalistas, sólo después de que estos hombres oprimidos vean en la práctica que tienen un jefe y un defensor organizado, lo bastante poderoso y firme para ayudar y dirigir, para señalar el camino acer­ tado.”52 Trotski, en 1922, ¿n el prefacio a 1905, escribía: “Al contrario, precisamente para asegurar su victoria, la vanguardia proletaria tendrá que hacer, desde los primeros pasos de su domina­ ción, las más profundas incursiones, no sólo en la propiedad feudal, sino también en la propiedad burguesa. Este modo de proceder le llevará a choques hostiles, no sólo con todos los grupos burgueses que la apoyaron en el primer momento de su lucha revolucionaria, sino también en las vastas masas de campesinos, con ayuda de las cuales ha, llegado al poder. Las contradicciones en la situación del gobierno obrero en un país atrasado, en el cual la mayoría aplastante de la población está compuesta de eampesmos, podrán ser solucionadas sólo en el plano internacional, en la palestra de la revolución mundial del proletariado.” Cuando hayamos consolidado nuestra dirección económica sobre el campo, entraremos en una nueva época, en la cual el apoyo del campesinado quedará asegurado por largo tiempo. Según Lenin, des­ pués de la conquista del poder por parte del proletariado,1la masa rural es capaz de sostener firmemente y por largo tiempo al prole­ tariado. Según Trotski, las cosas ocurren de otra manera. Esas dos citas reflejan claramente la diferencia radical del leni­ nismo y el trotskismo. La incomprensión general del papel de los campesinos y, en particular, de su papel después de la victoria de la revolución proletaria, hace que Trotski postergue, de alguna manera, el desarrollo de la economía socialista de la URSS hasta el triunfo de la revolución mundial53. En el intervalo comprendido entre la victoria de la revolución en Rusia y su futuro triunfo en otros países, Trotski. prevé para nuestro país contradicciones y conflictos entre el prole­ tariado y el campesinado, en vez de colaboración entre ambas clases. No hay que representarse las cosas de manera demasiado simple. A quien nos pregunte si podemos y debemos estabilizar el socialismo en un solo país, respondemos que lo podemos y lo debemos hacer. Sm esperar, desde ahora, trabajaremos sin descanso para edificar el socia­ lismo en la URSS. Es seguro que podremos mantener nuestra revo­ lución y “preservar cierto nivel”, más aún, un alto nivel de socialis­ mo. Podemos y debemos realizar desde aquí el máximo por la revo­ lución mundial, edificando el socialismo eñ nuestro país, que hasta 36

El leninismo ahora permanece aislado. En 1925, en la URSS, la base del socialismo se ha ampliado sensi­ blemente. Además de las “condiciones políticas”, disponemos de una fuerte base material. Nuestro estado de ánimo no debe ser el de aquel que levanta encofrados y termina postergando para un tiempo lejano la construcción del edificio. No, debemos desde ya meter mano al edificio. Debemos construir el socialismo en nuestro país sin olvidar que nuestra victoria es, parte integrante de la victoria internacional, que somos uno de los destacamentos más importantes de la revolu­ ción mundial. Nuestro territorio abarca un sexto del globo; somos la parte más importante de la revolución mundial. De nuestros esfuer­ zos, de nuestros éxitos, económicos y otros, depende el éxito de la revolución internacional. El resultado del “respiro” que nos concede la historia para el establecimiento del socialismo dependerá en gran parte de cómo lo utilicemos. Determinará en buena medida el resultado final de la actual época histórica. En nuestro país, rural por excelencia, hay que pensar, ahora sobre todo, en los medios de establecer el socialismo en el campo. Estos medios nos los indicaba Lenin, poco antes de su muerte. Recordemos una vez más la formuláción de Lenin en su último artículo sobre la eooperación (1923), formulación particularmente importante en el momento actual: “En efecto, todos los grandes medios de producción en poder del estado, y este poder en manos del proletariado, la alianza de éste con millonés y millones de pequeños y muy pequeños campesinos, la garantía de que la dirección de éstos últimos la ejerce el proletariado, etc., ¿no representan acasó todo lo necesario para edificar la sociedad socialista completa partiendo de la cooperación, sólo por medio de ella; y de esa cooperación a la antes tratábamos de mercantilista y que ahora, bajo la NEP, merece también en cierto modo el mismo trato? Eso no es todavía la edificación de la sociedad socialista, pero sí todo lo imprescindible y lo suficiente para construirla. . . Y hasta diría que este centro de gravedad habría que desplazarlo en nuestro país hacia la labor cultural, sí las relaciones internacionales no nos obligaran a luchar en escala mundial por nuestras posiciones.”54 %■ Lenin, considerando el problema de la cooperación' en sus prin­ cipios, bosquejando el desarrollo del futuro “régimen cooperativo” soviético en la URSS, régimen llamado a eliminar definitivamente los elementos capitalistas, proporciona a nuestra revolución un vasto pro­ grama, le abre una grandiosa perspectiva. Nos muestra el camino que conducirá al socialismo a los pequeños campesinos. En esta obra, Leniu también desentraña las cuestiones ligadas 37

Grigori Zinóviev al desarrollo inicial del sistema cooperativo en la URSS (las ventajas que hay que acordar a la cooperación, el reforzamiento de la labor del partido en este terreno, etc,). Pero lo principal es la perspectiva de por lo menos una docena de años, que nos abre. Basándose en su experiencia, el partido debe hallar los medios que llevarán al país a tomar este nimbo. Los problemas prácticos del primer (o primeros) estadio del desarrollo de la cooperación en la URSS, hasta su absor­ ción integral en el sistema socialistai deberán ser resueltos en el curso de los próximos años en base a la experiencia, No cabe duda que la organización de los pequeños productores, de los pequeños propieta­ rios, aún bajo la forma cooperativa, comporta serias dificultades eco­ nómicas y políticas, de las cuales es bueno tomar conciencia para poderlas superar. Como dijo Lenin, la cooperación genera el elemento menchevique y socialista-revolucionario, Pero con una política sensata, triunfaremos, sobreponiéndonos a esta dificultad. No obstante, hay que formarse una idea precisa sobre la lucha que se desarrollará para y en la cooperación. Cuanto más se vaya desarrollando la economía rural, tanto más esta lucha será aguda eq el campo. He aquí lo que debemos ver correctamente. Al poner todo nuestro entusiasmo y toda nuestra energía al ser­ vicio del desarrollo de, la cooperación, debemos permanecer fieles a las enseñanzas de Lenin, examinar desde un claro punto de vista de clase las próximas etapas del sistema cooperativo en las condiciones de la NEP, sin dejarse descorazonar, en caso de jaques parciales al principio poniéndose a resguardo de las ilusiones y de la presunción' después de los primeros éxitos. Hay que ver claramente el rumbo que, conduce a la consolidación del socialismo en el campo. Pero también hay que ver los obstáculos diseminados en ese camino y los precipicios que lo flanquean, y en­ tonces nuestra victoria estará asegurada., . Está cercano el décimo aniversario de la revolución del proleta­ riado en la URSS, Dentro de poco la NEP cumplirá cinco años. Los resultados económicos de este primer período nos permiten juzgar la rapidez con la que edificamos el socialismo en rnuestio país, aún cercado por la burguesía. , En el IV Congreso mundial de la IC, Lenin informaba solemnemente a los representantes del proletariado internacional que la República So­ viética había acumulado diez millones de rublos oro con el comercio exterior y esbozaba la perspectiva del desarrollo gradual de nuestra gran industria 4gracias a esos millones acumulados.-En este momento podemos presentar cifras muy distintas. Nos limitaremos a citar algunos datos del último informe realizado por el Buró del Gosplan ante el Consejo del Trabajo y de la Defensa [Gosplan: Comisión de planificación estatal. N. del T.j El total de las mercancías (producción nacional), que, en 38

El leninismo ' 1924-1925 representaban 7307 millones de rublos de antes de la gue­ rra, contra 11509 millones de rublos en 1913 (63%), alcanzará, en 1925-1926 a 9149 millones de rublos, o sea al 79% del total de la preguerra. En 1913, la producción global de la grande y mediana industria representaba 5620 millones de rublos y, en 1924-1925, 3.977 millo­ nes, o sea el 70%. El número de obreros ocupados en la industria era, en 1913, de 2.598.600; en 1924-1925 era de 1 841.000, o sea el 70,8% respecto a la cifra de preguerra. El valor de la producción bruta de un obrero era, en 1913, de 2162 rublos y 90 kopeks y, en 1924-1925, de 2160 rublos con 40, o sea el 99,9%. El tráfico ferroviario era, en 1913, de 7671 millones de pud y, en 1924-1925, de 4576 millones de p u d ; en 1925-1926 será de 6100 millones de pud, o sea el 80% del nivel de preguerra. Los gastos fundamentales para nuestra industria, en 1925-1926 son de cerca de 970 millones de rublos, de los cuales 324 millones son para nuevas construcciones y 646 millones para trabajos de recons­ trucción. Nuestro comercio exterior superará este año los dos mil millones y se cerrará con un superávit de 150 millones de rublos. Para este año se prevé un aumento de la mano de obra del 21% para toda la industria nacionalizada, un incremento del 15% de la pro­ ductividad del trabajo y un aumento medio del 20% en el salario real. Se ha comenzado La construcción de viviendas. Nuestras finanzas se sanean; nuestro balance de pagos mejora incesantemente. La producción de nuestra industria nacional, que era del 17% en 1920, ha saltado ai 70% del nivel de preguerra en 1925. Está cercano el momento en que alcanzaremos el 100 por ciento. La producción agrícola debe representar alrededor del 87% de la de preguerra. Estas son las cifras principales que testimonian la rápida revítalización de nuestra economia e indican que ésta continuará adelante. Sin embargo, los leninistas no pueden plantear el problema de la suerte de la URSS exclusivamente desde el punto de vista del desa­ rrollo de las fuerzas, productivas. Sin el desarrollo de las fuerzas de producción no existe el socialismo* Pero bajo un régimen de tran­ sición como la NEP, cuyo elemento fundamental es 1a Lucha entre el elemento socialista y el elemento capitalista en la economía, sería un error plantear el problema exclusivamente desde el punto de vista del desarrollo de las fuerzas- productivas. Nadie cuestiona actualmente nuestra revitalización económica. Pero toda la cuestión consiste en saber en qué sentido se realiza el desarrollo de las fuerzas de produc. ción, cuál será el papel de los elementos socialistas en el crecimiento general de la economía. 39

Grigori Zinóviev Las cifras publicadas al respecto en el informe antes mencionado y en el artículo de S. Strumilin ¿La economía de la URSS se socia­ liza? , ponen de relieve que el proceso de socialización de nuestra economía se desarrolla de manera satisfactoria. “A comienzos del ejercicio 1924-25, el estado poseía (abstracción hecha de las viviendas) un valor de 11.700 millones en medios mate­ riales de producción, la cooperación un valor de 500 millones, los privados, y en particular los campesinos, un valor de 7500 millones. De este modo, cerca del 62% de los medios de producción están socializados. Hay que notar que en el campo los medios de produc­ ción están socializados en una proporción del 4% mientras que en la ciudad lo están en una proporción del 97%. ”F,n la industria en general, los medios de producción están socia­ lizados en una proporción del 89%, pero en la gran industria esta proporción salta al 99%, El cuadro qne va a continuación indica el valor de la producción de la grande y de la pequeña industria. PRODUCCION GLOBAL DE LA INDUSTRIA EN LA URSS (en millones de rublos) Años

Estado y cooperación cifra absoluta

%

Privados cifra absoluta %

Totales cifra absoluta %

1923-24

5562

76,3

1728

23,7

7290

100

1924-25

7550

79,3

1970

20,7

9520

100

1925-26

9186

79,7

2334

20,3

11520

100

”Como puede verse, la producción de las empresas nacionalizadas está destinada no sólo a aumentar considerablemente (un 65% en dos años), sino que representa una proporción siempre creciente sobre el total de la producción general.”55 Estas cifras, aun siendo aproximadas, nos dan toda la razón para ser optimistas. Sin embargo los leninistas, lo repetimos, no deben olvidar que en este régimen transitorio que es la NEP, el competidor, el rival, el microbio capitalista existe todavía y que hay que destruirlo, empu­ jarlo progresivamente hacía su desaparición, Y en cada partícula de nuestra economía se nota la .rivalidad más o menos aguda entre el elemento socialista y el elemento capitalista. Esta rivalidad, no hay que olvidarlo, se manifiesta por medio de la lucha de clases directa. No debemos disimular que todavía los obreros ocupados en nues­ tra gran industria se consideran con frecuencia como asalariados y no 40

El leninismo como productores socialistas que trabajan en sus propias fábricas y empresas socialistas nacionalizadas. La razóii principal de este estado de ánimo hay que buscarla en la desocupación y en la insuficiencia de los salarios. La cooperación, a la cual le está reservado el futuro más grande, representa el principal elemento de la economía socialista en el campo. Y no cabe duda que la misma desempeñará en nuestro campo el papel que le ha sido asignado por Lenin en su obra sobre la cooperación. Según datos de la Dirección Central de Estadísticas, sobre una población total de 135 millones, existen en la URSS 31 millones y medio de personas (comprendidas las familias) asociadas a las cooperativas, o sea cerca del 24% de la población. Este es un -resultado importante, porque no hay que olvidar que la cooperación ha comenzado a desarrollarse con un mínimo de normalidad recién hacia 1923. Pero sus rápidos avances no deben ilusionamos, la actual cooperación no es aún el socialismo. El microbio capitalista subsiste en determinadas cooperativas. Las supervivencias del capitalismo áon y aun serán por mucho tiempo poderosas en nuestra cooperación, en . el seno de la cual se desarrolla la lucha de clases que no está desti­ nada a terminar tan pronto. En el campo (cf. arriba las cifras citas por Strumilin), los medios de producción solo están socializados en una proporción del 4%, y aunque los medios de producción materia­ les del campo son inferiores a los del estado (la proporción es aproxi­ madamente de 7 a 11), no hay que olvidar que los campesinos cons­ tituyen la mayoría aplastante de la población de la URSS y que, por este solo hecho ellos imprimen un sello profundo a todo el desarrollo de nuestra economía y a la vida social en general. La economía mercantil pequeñoburguesa está muy difundida y su papel es impor­ tante. Las diferencias de clase no han sido suprimidas. La influencia real del campo es muy superior a la relación de 7 a 11. “Los campesinos constituyen la inmensa mayoría de la población en Rusia y ejercen una influencia notable sobre toda la economía... Esta es una verdad económica fundamental.” Eso es lo que Lenin.escribía en tiempos no muy lejanos. Tampoco hay que olvidar que, aunque el papel relativo del capital privado en la pequeña y la gran industria haya descendido del 23,7% én 1923-24 al 20,7% en. 1924-25, la parte absoluta de capital privado ha aumentado, en este mismo lapso, de 1728 millones de'rublos a 2334 millones. Debemos recordar las siguientes palabras de Lenin: “Se comprende que sin esta reestructuración de toda la. industria, desde el punto de vísta de las condiciones de la gran producción mecanizada, la edificación socialista no pasaría de ser un simple con41

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Grigorí Zinóviev glomerado de decretos, no pasaría de ser el vinculó político de la clase obrera con los campesinos contra las bandas de Kolchak y de Denikin y un ejemplo para todos los países, pero carecería de base alguna. El comunismo presupone el poder soviético como órgano político que brinda a las masas oprimidas la posibilidad de resolver todos los asuntos; sin ello es inconcebible el comunismo... ”Así se asegura el éxito político, pero el éxito económico sólo puede ser garantizado cuando estén concentrados de .un modo efec­ tivo en el estado proletario ruso todos los recursos de la gran maqui­ naria industrial edificada sobre la base de la técnica moderna.”56. “La clase de los explotadores,- los terratenientes y capitalistas no ha desaparecido ni puede desaparecer en seguida bajo la dictadura del proletariado. Los explotadores han sido derrotados, pero no aniqui­ lados. Conservan una base internacional, el capital internacional, del cual son parte integrante. Conservan, en parte, algunos medios de producción, conservando el dinero, conservan enormes relaciones so­ ciales... Su importancia es muchísimo mayor que su proporción nu­ mérica dentro de la cifra global de la población.”57 Tenemos razones para mirar con confianza el porvenir. El país se pone nuevamente en pie. Constatamos no sólo un crecimiento general de las fuerzas productivas, sino “también un desarrollo gradual de los elementos socialistas de nuestra economía. Sin embargo, si queremos seguir siendo leninistas, hasta las últimas, consecuencias, debemos ver nítidamente la lucha de clases que está en curso tanto en la ciudad como en el campo. No debemos olvidar que el capitalismo es engen­ drado por la economía campesina individual, cosa que Lenin no se ha cansado de recordamos durante la NEP. Al mismo tiempo que arrimamos el entusiasmo, la energía, nuestra fuerza al restablecimiento y desarrollo de la economía, a la edifica­ ción del socialismo en la URSS, debemos defender enérgicamente las tesis esenciales del leninismo acerca de la imposibilidad, del triunfo definitivo del socialismo en un solo país. Cada nueva fábrica cons­ truida, cada victoria del elemento socialista sobre el capitalista, cada golpe de martillo sobre el yunque de nuestra industria soviética, debe hacer de nuestros obreros y de los miembros de nuestro partido, revolucionarios internacionales cada vez más convencidos. Sólo de esta manera evitaremos que nuestro país se convierta en el reino del estrecho espíritu campesino, peligro contra el cual Lenin nos ha pues­ to en guardia en su testamento político. Uno de los artículqs más notables de Lenin, El ajeen jo a las altas montañas, escrito en la primavera de 1922, ha dado la mejor respues­ t a al problema examinado en el presente capítulo: “Hemos ‘realizado por completo’ la revolución democráticoburgue*. 42

El leninismo sa, con una ‘limpieza’ tal como nunca se la hizo en el mundo... ”Pero no hemos logrado aún organizar totalmente la economía ¡socialista. Y ésta si pueden destruirla las fuerzas hostiles del capitalis­ mo moribundo. Es necesario comprenderlo con claridad y admitirlo con franqueza, pues nada es más peligroso que las ilusiones (y el vértigo, en especial a grandes alturas). Y esta amarga realidad nada tiene de terrible, nada que dé motivo legítimo para el menor desa­ liento, pues siempre hemos profesado y defendido la verdad elemental del marxismo, que dice que es necesario el esfuerzo conjunto de los obreros de varios países avanzados para que triunfe el socialismo... Pero no están perdidos (y lo más probable es que no se desorienten) ios comunistas que no se dejan dominar por las ilusiones ni el desa­ liento... Y tenemos menos derecho aún a caer en el más mínimo desánimo, menos motivos, porque pese a nuestra ruma, atraso, pobre­ za y hambre, comenzamos a avanzar en el campo de la economía que sentará las bases del socialismo.” En este artículo, Lenin lucha contra el desánimo. Pero, al mismo tiempo, declara la guerra a las ilusiones. “El vértigo es especialmente peligroso a grandes alturas”, dice Lenin. Es una advertencia que viene a tiempo, ahora que estamos restaurando nuestra economía y nos -elevamos a “alturas” cada vez mayores. A esta altura, las ilusiones son inadmisibles y es peligroso perder la cabeza, ver todo color de rosa, percibir socialismo allí donde no hay aún otra cosa que capitalismo de estado con un crecimiento del socialismo, no reparar que la lucha de clases está lejos de haberse atenuado, etc., etc. A esta altura es peligroso pensar que. podremos pasamos sin el apoyo del proletariado internacional, Siempre hemos profesado v defendido la verdad elemental del marxismo -d ice Lenin— que dice que es necesario el esfuerzo conjunto de los obreros de varios países avanzados para que triunfe el socialismo. No es posible expresarse con mayor claridad. Esta es una verdad que el leninismo debe aun ahora “profesar” y “defender” . Plantear así el problema no tiene, evidentemente, nada en común con la concepción de quienes afirman que, sin préstamos del exterior no podremos renovar el capital fundamental de nuestra industria, que sin grandes concesiones a los capitalistas extranjeros no restauraremos la economía y que, por consiguiente,, debemos orientarnos hacia el Occidente, hacer importantes concesiones a los capitalistas extranjeros, etc. Por supuesto que no estamos en contra ni de los préstamos ni de las concesiones si es que estas operaciones se efectúan en condiciones favorables para nosotros. Pero principalmente nos basamos en las fuerzas internas propias. Otorgamos importantes concesiones para ob­ tener un empréstito de 200-300 millones de rublos de MacDonald, cuando éste era ministro. El asunto no anduvo adelante. En 1925,



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Grigorí Zináviev obtuvimos, si puede decirse así, gracias a La buena eosecha, un prés­ tamo interno mucho más elevado y en condiciones mucho más ventajo­ sas, El presente año podremos invertir en nuestra industria casi mil mi­ llones de rublos. Con fondos tan altos, es evidente que la industria sovié­ tica no puede menos que desarrollarse con extraordinaria rapidez. Y sin embargo, ello no es aún la victoria del socialismo. “En el dificilísimo momento presente, engañarse a sí mismos sería lo más dañino para los revolucionarios.”50 Ningún desánimo, ninguna ilusión. Es absolutamente falso que para apuntalar la energía de la nueva generación y darle confianza en la victoria definitiva, haya que dorarle la realidad y embellecerle las perspectivas. Lenin jamás actuaba de tal modo. “Y tenemos menos derecho aún a caer en el más mínimo desá­ nimo, menos motivos, porque pese a nuestra ruina, atraso, pobreza y hambre, comenzamos a avanzar en el campo de la economía que sentará las bases del socialismo.” Estas palabras de Lenin se destacan por su prudencia, pero bajo ella, se advierte un real optimismo, una verdadera confianza en el triunfo final. En 1925 es menos admisible aún que se caiga en el descorazona­ miento. Eramos optimistas en 1923, en el XIII Congreso del PCR. En 1925 hay razones aún más poderosas para serlo. En la URSS comienza en este momento una grandiosa obra econó­ mica, cultural y política. El comunismo penetra ,cada vez más en los estratos profundos de la población, que elevaremos a un nivel supe­ rior con un trabajo tenaz. La fe en el pueblo y en su capacidad creadora era el rasgo más característico de Lenin. Esta fe ha sido heredada por el partido. Este sabrá elevar poco a poco el nivel de las decenas de millones de trabajadores de nuestro país. Sabrá edificar el socialismo, a la cabeza de la clase obrera, utilizando para este fin cada pulgada de'terreno, cada posibilidad real, conduciendo a la nueva generación por el camino del socialismo, y sabrá encaminar al país hacia la sociedad en la que desaparecerán todas las elases. Pero para cumplir exitosamente su tarea, el partido deberá luchar contra toda revisión del leninismo, en particular contra toda estiechez nacional, y permanecer como el partido de la revolución proletaria internacional. Como enseñaba Lenin, no podrá ser totalmente asegurada en Rusia ni siquiera la victoria de una revolución democrática auténtica sin la revolución proletaria en Occidente, En la revolución socialista inter­ nacional, Lenin veía-' la salvaguardia para la propia revolución demo­ crática. 44

El leninismo En su discurso en el congreso de unificación de Éstocolmo (1906). Lenin decía: “...La revolución rusa puede triunfar con sus propias fuerzas, pero no puede en modo alguno mantener y consolidar sus conquistas con sus propias manos. No puede conseguir esto si no se produce la revolución socialista en Occidente... Nuestra república democrática no tiene más reserva que el proletariado socialista.de Occidente, y en este sentido no hay que perder de vista que la revolución burguesa clásica en Europa, la gran revolución francesa ,del siglo XVIII, tuvo lugar en una situaeíón internacional completamente distinta a aquella qué transcurre la revolución rusa. La Francia de fines de siglo XVIII estaba rodeada de estados feudales y semifeudales. La Rusia del siglo XX, que lleva a cabo la revolución burguesa, está rodeada de países en los que el proletariado socialista se halla plenamente pertrechado en vísperas de la contienda final con la burguesía.”59 Estas palabras de Lenin se aplican más exactamente a la revolución socialista en Rusia. Hace tiempo que ésta no tiene otras reservas que el proletariado socialista internacional (y, en cierta medida, los pue­ blos oprimidos de Oriente), no tiene otras garantías absolutas contra la restauración del régimen burgués que la revolución socialista en los países capitalistas avanzados. Olvidar estas palabras de Lenin, no sa­ berlas aplicar a la situación actual, quiere decir hacer una concesión a la “estrechez nacional”. No cabe duda que la situación actual (aflojamiento de la revolu­ ción europea, desarrollo económico de la URSS, condiciones sociales y políticas creadas por la NEP) presiona hacia una restricción del leninismo en un punto esencial: en el carácter internacional de la revolución proletaria. La influencia burguesa y pequeñoburguesa presiona actualmente a la clase obrera de nuestro país a encerrarse en la estrechez naeiónal60 y en una autosuficiencia /pequeñ o burguesa. Esta influencia se hace sentir en todos los dominios. Aunque parezca paradójico, es verdad que tal estado .de ánimo es un síntoma del reforzamiento del poder soviético. Nuestra economía renace y se desarrolla tanto, en' el campo como en la ciudad. Las masas populares tienen la necesidad, comprensible y justificable, de tomarse un descanso, de trabajar la tierra en paz, de recuperar nuevas fuerzas, de tomar aliento después de la crisis, de las alarmas de gue­ rra, de la lucha ininterrumpida, de los conflictos internacionales, etc. Un estado, de ánimo similar existe también entre los comunistas. Pero los enemigos de la revolución proletaria, los ideólogos de la burguesía internacional, la gente agazapada, intentan aprovechar este deseo de descanso para empujar al bolchevismo hacia el camino de la estrechez nacional.

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Grigort Zinóvtev Es necesario prestar atención a este estado de ánimo de las masas populares y tenerlo en cuenta. Nuestro partido, que dirige el estado, está obligado a emplear todos los medios para asegurar la paz al país y la posibilidad de trabajar en calma. Pero la sensibilidad por el estado de las masas y su comprensión, el tener en cuenta sus tenden­ cias, no significa ser complacientes con sus debilidades, no significa alentar sus prejuicios. Ir a remolque de las masas sería particular­ mente peligroso. Los intereses fundamentales de millones de trabaja­ dores exigen, hoy más que nunca, que todos los problemas de la revolución rusa sean planteados en.vinculación estrecha con las cues­ tiones de la revolución internacional. Es posible, distinguir dos tipos de estado de ánimo en las masas trabajadoras de la población. En fin, la economía comienza a levantarse, las heridas de la guerra se cicatrizan; queremos un pocp de reposo, queremos trabajar en paz y elevar nuestro nivel de vida; evitad nuevas crisis, nuevas sacudidas; vinculad menos nuestra suerte a la de los demás países; basta de crisis y de tempestades; nosotros no estamos en contra de la revolución mundial, pero no consideramos que nos corresponde encaminarla; queremos tranquilidad a cualquier precio. He aquí, en síntesis, como se expresa el primer estado de ánimo. Así se expresa el otro: también nosotros queremos paz, tranqui­ lidad; no queremos nuevas guerras, nuevas pruebas; nosotros también queremos dedicamos al trabajo pacífico; pero sabemos por la expe­ riencia de 1914-1925, que toda la vida social se ha internacionalizado, lo querramos o no; la guerra del 14 nos ha enseñado que los destinos de los pueblos están estrechamente vinculados entre sí; sabemos que no podemos encerramos en nuestra torre de marfil; sabemos que no podremos trabajar en una paz definitiva, elevar nuestra cultura, con­ solidar el socialismo, si no es después de haber abatido al imperialis­ mo rapaz en los. países más importantes y haber triunfado sobre el capitalismo no sólo en la URSS, sino en una serie de otros países. Es por esto que debemos ligar nuestra suerte a la suerte de la revolución internacional; es por ello que la llegada de delegaciones obreras de diversos países a la URSS tiene la máxima importancia para nosotros. El primer estado de ánimo es el de los campesinos, de numerosos obreros y también de ciertos comunistas. Este se refleja de manera especial en el aparato estatal y, así, penetra hasta en el partido. No hay que hacerse ninguna ilusión, por el momento éste es el estado de ánimo más difundido en las masas. El segundo estado de ánimo es el de la vanguardia, firme, decidida. El partido del proletariado, llevando a cabo su dictadura, debe necesariamente tomar en cuenta él primer estado de ánimo. Pero otra cosa es que deba sostenerlo y desarrollar­ lo, Hay que llevar al primer grupo a alinearse con el segundo, pero, es necesario, proceder con inteligencia y prudencia. El segundo estado 46

El leninismo de ánimo coincide con la línea revolucionaria; sólo éste refleja la razón colectiva de los elementos avanzados de nuestro pueblo, y re­ fuerza a nuestro partido en tanto que partido de la revolución prole­ taria internacional. Los intereses “nacionales” de la URSS, exigen que los problemas internacionales sean planteados desde el punto de vista internacional. La URSS tiene un interés primordial en ligar su suerte con la de la revolución mundial. El “orgullo nacional de los grandes rusos” (re­ cuérdese el importante artículo de -Lenin al respecto) exigía la eman­ cipación y la total igualdad de todos los pueblos oprimidos por el zarismo. No se trataba de un sacrificio. Un pueblo que permite la opresión de otros pueblos no podría ser libre. La resolución de todos los problemas de la URSS desde una óptica internacional no es un sacrificio para ella; sólo está garantizada la suerte del estado que re­ gula su propia política y su propia economía con el progreso histó­ rico. La revolución mundial es el porvenir de la humanidad. El prole­ tariado es una clase en ascenso, que mira no sólo a su presente sino también a su futuro. Es ésta la política más razonable, más sensata, más ventajosa para los trabajadores. Es verdad que la revolución proletaria internacional se desarrolla con lentitud. Sin embargo, es más sensato para la URSS y más venta­ joso para las masas trabajadoras, apuntar sobre el proletariado inter­ nacional, que avanza lentamente, que sobre la burguesía internacional, que declina lentamente. El leninismo enseña, y todos los acontecimientos dél último perío­ do lo han confirmado, que fuerza de la victoria de la revolución proletaria en todo el mundo, o, cuándo menos, en una serie de paí­ ses, no hay una garantía segura, definitiva, contra el restablecimiento de las relaciones burguesas, o sea contra una nueva servidumbre, con­ tra decenas de años de terror blanco, contra nuevas guerras imperia­ listas, etc. Es en el interés de las masas populares de la URSS, que el partido de Lenin debe combatir no solamente contra las superviven­ cias ideológicas del comunismo de guerra, sino igualmente contra la ideología burguesa y pequeñoburguesa, ligada a la época de la NEP y de la elevación del nivel de vida en el país. Lenin decía en su artículo L o conquistado y refrendado, escrito con motivo de la fundación de la III Internacional: “La teoría del marxismo, iluminada por los rayos brillantes de lá nueva experiencia de los obreros revolucionarios —experiencia de ri­ queza universal— nos ha ayudado a comprender las leyes que rigen el desarrollo de los acontecimientos. Esta teoría ayudará a los proleta­ rios de todo el mundo que combaten por la abolición de la esclavitud asalariada Capitalista, a adquirir una conciencia más clara de los obje­ tivos de su lucha, a marchar con paso más firme por la ruta ya

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Grigori Zinóviev trazada, a conquistar la victoria con mayor seguridad y solidez, y a afianzarla.”*?1 Esta victoria la obtuvo el partido bajo la guía directa de Leniñ. Ahora se trata de consolidarla. No es fácil. Por muchas razones, no es más difícil “llevar a término” que “comenzar” . La actual alianza de los campesinos y. de los obreros no es solamente 4a lucha conjunta contra los terratenientes y los capi­ talistas. Tiene sobre todo como objetivo la-realización de la obra económica y cultural que se impone en nuestro país. En el esbozo de su opúsculo E l impuesto en especie, Leniu escri­ bía: “La alianza del campesinado y de los obreros contra Deníkín y sus secuaces no es lo mismo que su alianza en la organización económica. La primera es la revolución burguesa. La segunda es la revolución socialista.” La alianza de los obreros y de los campesinos para la realización de la obra económica será más necesaria en el futuro que hoy. Cómo conservar.en esta alianza la dirección del proletariado, es lo que Lenin ha expuesto en sus principales,obras sobre la NEP, en sus artículos sobre la cooperación, en Mas vale poco pero bueno, en sus discursos contra los úhase, etc. Por el contrario, el trotskismo ha entendido muy pqco, en relación con el modo de mantener la dirección del proletariado en el seno del bloque obrero-campesino y continuar la edificación del socialismo en un país agrario. En esto no hay nada de sorprendente-, Ep trotskismo se ha colocado fuera del camino correcto sobre todo en el problema campesino, en la cuestión de la unión en un todo único de las dife­ rentes partes del movimiento, en la cuestión de las vías concretas de la revolución en un país agrario. Este defecto orgánico le ha impedido comprender la combinación de las fuerzas en el estadio actual de la revolución. Se habla a menudo entre nosotros del bloque obrero-campe sino, sin entender que no se trata de un bloque cualquiera, sino de un bloque en el cual se debe reservar el papel dirigente al proletariado. Debemos dar crédito al buen sentido (pero no al espíritu de con­ servación) del pequeño campesino, sin dejar de mantenernos como revolucionarios proletarios internacionales. Las palabras que hemos citado de Lenin iluminan nítidamente la cuestión de la posibilidad de la victoria definitiva del socialismo en un solo país. Sus numerosas formulaciones no dejan lugar a ningún equí­ voco. Las cuestiones examinadas en este capítulo han sido plenamente 48

El leninismo resueltas por Lenin. Ellas están en la base del marxismo-leninismo. La solución que Lenin les ha dado ha sido confirmada por los últimos hechos políticos y económicos. En 1915, Lenin formuló de modo preciso la posibilidad del triunfo de la revolución proletaria primeramente en un solo país. Una vez alcanzada esta victoria en Rusia, Lenin no dejó, en el curso de varios años, de afirmar que aún no se trataba del triunfo definitivo del socialismo, que sólo era una parte del mismo, y que la victoria defi­ nitiva del socialismo sólo era posible en escala internacional. Lenin ha iluminado nuestro camino. La situación es favorable. Nuestra tarea, modesta y grande al mismo tiempo, consiste en conso­ lidar nuestra victoria en en país agrario por excelencia. La consoli­ dación de la victoria en nuestro país, al misino tiempo significa abrir el camino a los obreros de otros países, facilitar su triunfo y, por ende, preparar la victoria del comunismo en el mundo entero.

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J. S T A L IN

LA REVO LUCIO N DE OCTUBRE Y LA TA C TIC A DE LOS COMUNISTAS RUSOS Prefacio al libro Camino de Octubre1

I. LAS CONDICIONES EXTERIORES E INTERIORES DE LA REVOLUCION DE OCTUBRE

Tres circunstancias d e, orden exterior determinaron la relativa facili­ dad con que la revolución proletaria en Rusia logró romper las cade­ nas del imperialismo y derrocar, dé este modo, el poder de la bur­ guesía. En primer lugar, la circunstancia de que la Revolución de Octubre comenzó durante un período de pugna encarnizada entre los dos principales grupos imperialistas, el anglo-frances y el austro-alemán, cuando estos grupos, enzarzados en mortal combate, no tenían ni tiempo ni medios para dedicar una atención seria a la lucha contra la Revolución de Octubre. Esta circunstancia tuvo una importancia enorme para la Revolución de Octubre, pues le permitió aprovechar . los cruentos choques en el seno del imperialismo para consolidar y organizar sus fuerzas. En segundo lugar, la circunstancia de que la Revolución de Ocubre empezó en el curso de la guerra imperialista, cuando las masas traba­ jadoras, extenuadas por la guerra y ansiosas de paz, se vieron llevadas, por la lógica misma de las cosas, a la revolución proletaria, como |único medio de salir de la guerra. Esta circunstancia tuvo una impor­ tancia inmensa para la Revolución de Octubre, pues puso en sus pianos el poderoso instrumento de la paz, ofreciéndole la posibilidad de conjugar la revolución soviética con la terminación de la odiosa guerra y, de este modo, granjearse la simpatía de las masas, tanto en el-Occidente, entre los obreros, como en el Oriente, entre los pueblos oprimidos. En tercer lugar, el poderoso movimiento obrero en Europa y la crisis revolucionaria que, engendrada por la prolongada guerra impe51

J. Stalin rialista, maduraba en el Occidente y en e! Oriente, Esta circunstancia tuvo para la revolución en Rusia una importancia inapreciable, pues le aseguró fuera de Rusia aliados fieles en su lucha contra el imperia­ lismo mundial, Pero* aparte de las circunstancias de orden exterior, la Revolución de Octubre tuvo a su favor muchas condiciones interiores que coad­ yuvaron a su triunfo. Entre esas condiciones, las principales son las siguientes. Primera; la Revolución de Octubre contaba con el apoyo más enér­ gico de la inmensa mayoría de la dase obrera de Rusia. Segunda: contaba con el apoyo indudable de los campesinos pobres y de la mayoría de los soldados, ansiosos de paz y de tierra. Tercera: tenía a la cabeza, como fuerza dirigente, un partido tan probado como el partido bolchevique, fuerte no sólo por su expe­ riencia, no sólo por su disciplina, forjada durante años, sino también por su gran ligazón con las masas trabajadoras. Cuarta: la Revolucióii de Octubre se enfrentaba con enemigos rela­ tivamente fáciles de vencer, como eran la burguesía rusa, más o menos débil, la clase de los terratenientes, totalmente desmoralizada por los “motines” campesinos, y los partidos conciliadores (menche­ vique y eseristá), que en el transcurso de la guerra quedaron en plena bancarrota. Quinta: disponía de los inmensos espacios del joven estado, donde podía maniobrar libremente, retroceder cuando las circunstancias lo exigiesen, tomar aliento, reponer sus fuerzas, etc. Sexta: la Revolución de Octubre podía contar, en su lucha contra la contrarrevolución, con suficientes reservas de víveres, combustible y materias primas en el interior del país. Estas circunstancias exteriores e interiores, sumadas, crearon la pe­ culiar situación que hizo relativamente fácil el triunfo de la Revolu­ ción de Octubre. Eso no quiere decir, naturalmente, que a la Revolución de Octubre no se opusieran condiciones exteriores e interiores desfavorables. ¿No fue, por ejemplo, muy desfavorable la soledad de la Revolución de Octubre, el hecho de que no tuviera al lado, junto a sus fronteras, un país soviético en el que pudiera apoyarse? Es indudable que una futura revolución, en Alemania, por ejemplo, se encontraría, en este sentido, en situación más ventajosa, pues tendría al lado a un .país soviético tan fuerte como nuestra Unión Soviética. Y no hablo ya de la desventaja que para la Revolución de Octubre suponía el que los proletarios no fuesen mayoría en el país. Pero estas circunstancias desfavorables no' hacen más que subrayar la enorme importancia de la peculiaridad de las condiciones interiores y exteriores de la Revolución de Octubre de que hemos hablado anteriormente. 52

La Revolución de Octubre No se debe olvidar ni por un instante esa peculiaridad. Conviene sobre todo recordarla al analizar los acontecimientos de otoño de 1923 en Alemania. La debe recordar, en primer término, Trotski, que establece muy a la ligera una analogía entre la Revolución de Octubre y la revolución de Alemania y vapulea sin piedad al Partido Comunis­ ta de Alemania por sus errores reales e imaginarios. “En Ja situación concreta de 1917, situación extraordinariamente original desde el punto de vista histórico —dice Lenin—, a Rusia le fue fácil empezar la revolución socialista, pero continuarla y llevarla a tér­ mino le será más difícil que a los países europeos, A comienzos de 1918 hube ya de indicar esta circunstancia, y la experiencia de los dos años transcurridos desde entonces ha venido a confirmar enteramente la justeza de tal consideración. Condiciones específicas como fueron: 1) la posibilidad de conjugar la revolución soviética con la termina­ ción, gracias a ella, de la. guerra imperialista, que había extenuado Jiasta lo indecible, a los obreros y a los. campesinos; 2) la posibilidad de sacar provecho, durante cierto tiempo, de la lucha a muerte en que estaban enzarzados los dos grupos más poderosos de los tiburones imperialistas del mundo, grupos que no podía coligarse contra el ene­ migo soviético; 3) Ja posibilidad de soportar una guerra civil relativa­ mente larga, en parte por la extensión gigantesca del país y por sus malas comunicaciones; 4) la existencia, entre los campesinos, de un movimiento revolucionario democrático-burgués tan profundo, que el partido del proletariado hizo suyas las reivindicaciones revolucionarias del partido de los campesinos (del partido eserista, profundamente hostil, en su mayoría, al bolchevismo) y las realizó inmediatamente gracias a la conquista del poder político por el proletariado; tales condiciones específicas no existen hoy en la Europa Occidental, y la repetición de estas condiciones o de condiciones análogas no es nada fácil. Por ello, entre otras razones, a la Europa Occidental le es más difícil que a nosotros comenzar la revolución socialista” (v. t. XXV, p. 205). . Estas palabras de Lenin no deben olvidarse.

U. DOS PARTICULARIDADES DE LA REVOLUCION DE OCTUBRE U OCTUBRE Y LA TEORIA DE LA REVOLUCION “PERMANENTE” DE TROTSKI

Hay dos particularidades de la Revolución de Octubre, que es indis­ pensable esclarecer, sobre todo para eomprender el sentido interno y la importancia histórica de esta revolución. ¿Qué particularidades son ésas? 53

J. Staíin En primer lugar, el que la dictadura del proletariado haya nacido en nuestro país como un poder surgido sobre la base de la alianza entre el proletariado y las masas trabajadoras del campesinado, diri­ gidas por el proletariado. En segundo lugar, eL que la dictadura del proletariado se haya afianzado en Rusia a consecuencia de la victoria del so tialismo en un solo país, poco desarrollado en el sentido-capita­ lista, mientras que el capitalismo subsiste en los otros países, con un mayor desarrollo capitalista. Esto no quiere decir, naturalmente, que la Revolución de Octubre no tenga otras particularidades. Pero las que nos importan en este momento son precisamente estas dos, y no solo porque expresan con nitidez la esencia de la Revolución de Octu-, bre, sino también porque revelan a las inil maravillas la naturaleza oportunista de la teoría de la “revolución permanente” . Examinemos con brevedad esas particularidades. El problema de las masas trabajadoras de la pequeña burguesía urbana y rural, el problema de atraer a estas masas al lado del prole­ tariado, es un problema importantísimo de la revolución proletaria. ¿A quién apoyará, en la lucha por el poder, la gente trabajadora de la ciudad y del campo: a la burguesía o al proletariado? ¿De quién será reserva: de la burguesía o del proletariado? La suerte de la revolu­ ción y la solidez de la dictadura del proletariado dependen de ello. Las revoluciones de 1848 y 1871 en Francia fracasaron, principal­ mente, porque las reservas campesinas estuvieron al lado de la burgue­ sía. La Revolución de Octubre triunfó porque supo arrancarle a la burguesía sus reservas campesinas, porque supo conquistar estas reser­ vas para la causa del proletariado y el proletariado fue en esta revolu­ ción la única fuerza dirigente de las vastas masas de gente trabajadora de la ciudad y del campo. Quien no haya comprendido esto no comprenderá jamás ni el ca­ rácter de la Revolución de Octubre, ni la naturaleza de la dictadura del proletariado, ni las peculiaridades de la política interior de nues­ tro poder proletario. La dictadura del proletariado no es una simple élite gubernamen­ tal, “inteligentemente” “seleccionada” por la mano solícita de un “estratega experimentado” y que “se apoya sabiamente” en tales o cuales capas de la población. La dictadura del proletariado es la alianza de clase del proletariado y de las masas trabajadoras del campo para derribar el capital, para el triunfo definitivo del socialis­ mo, a condición de que la fuerza dirigente de esa alianza sea el proletariado. No se trata, por tanto, de menospreciar “un poquito” o de sobre■estimar “un poquito” las posibilidades revolucionarias del movimien­ to campesino, como gustan de expresarse ahora algunos diplomáticos defensores de la “revolución perxnantente”. Se trata de la naturaleza del nuevo estado proletario, nacido como resultado de la Revolución 54

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La. Revolución de Octubre

de Octubre. Se ti;ata del carácter del poder proletario, de las bases de la dictadura misma del proletariado, “La dictadura del proletariado -d ice J^enin— es una forma especial de alianza de clase entre el proletariado, vanguardia de los trabajado­ res, y las numerosas capas trabajadoras no proletarias (pequeña bur­ guesía, pequeños patronos, campesinos, intelectuales, etc.) o la mayo­ ría de ellas, alianza dirigida contra el capital, alianza cuyo objetivo es el derrocamiento completo del capital, el aplastamiento completo de la resistencia de la burguesía y de sus tentativas de restauración, alianza cuyo objetivo es la instauración y la consolidación definitiva del socialismo ” (v. t. XXIV, p, 311). Y más adelante: “La dictadura del proletariado, si traducimos esta expresión latina, científica, histórico-filosófica, a una lenguaje más sencillo, quiere decir lo siguiente: solo una clase determinada —a saber: los obreros de Ja eiudad y, en geneial, los obreros de las fábricas, los obreros industriales— está en condiciones de dirigir a toda la masa de los trabajadores y los explotados en la lucha por derrocar el yugo del capital, en el proceso mismo de su derrocamiento, en la lucha por mantener y consolidar la victoria, en la creación de un nuevo orden social, socialista, en toda la lucha por la supresión total de las clases ” (v. t. XXIV, p. 336). Tal es la teoría de la dictadura del proletariado formulada por Lenin. Una de las particularidades de la Revolución de Octubre consiste en que esta revolución es una aplicación clásica de la teoría leninista dp la dictadura del proletariado. Algunos camaradas opinan que esta teoría es puramente “rusa”, que sólo guarda relación con la realidad rusa. Eso es falso, completa­ mente falso. Cuando habla de las masas laboriosas de las clases no proletarias dirigidas por el proletariado, Lenin no se refiere solamente a los campesinos rusos, sino también a los elementos trabajadores de las regiones periféricas de la Unión Soviética, que hace bien poco aun eran colonias de Rusia. Lenin no se cansaba de repetir que, sin una alianza con estas masas de otras' nacionalidades, el proletariado de Rusia no podría triunfar. En sus artículos sobre la cuestión nacional y en los discursos pronunciados en los congresos de la Internacional Comunista, Lenin dijo reiteradas veces que la victoria de la revolución mundial es imposible sin una alianza revolucionaria, sin un bloque revolucionario del proletariado de, los países avanzados con los pue­ blos oprimidos de las colonias esclavizadas. ¿Y qué son las colonias 55

J. Stalin sino esas mismas masas laboriosas oprimidas y,. ante todo, las masas trabajadoras del campesinado? ¿Quién ignora que el problema de libe­ rar a las colonias es, en el fo n d o , el problema de liberar del yugo y de la explotación del capital financiero a las masas trabajadoras de las clases no proletarias? Pues de esto se desprende que la teoría leninista de la dictadura del proletariado no'es una teoría puramente “rusa”, sino una teoría obligatoria para todos los países. EJ bolchevismo no es un fenómeno exclusivamente ruso. “El bolchevismo” —dice Lenin— es un “modelo de táctica para todos" (v. t, XXIII, p. 386). Tales son los rasgos que caracterizan la primera particularidad de la Revolución de Octubre. ¿Qué se puede decir de la teoría de la “revolución permanente” de Trotski, desde el punto de vísta de esta particularidad de la Revolu­ ción de Octubre? No vamos a extendernos sobre la posición de Trotski en 1905, cuando se olvidó, “simplemente”, del campesinado como fuerza revo­ lucionaria, lanzando la consigna de “sin zar, por un gobierno obrero”, es decir, la consigna de una revolución sin los campesinos. Incluso Rádek, este diplomático defensor de la "revolución permanente”, se ve obligado a reconocer ahora que en 1905 la “revolución permanen­ te” significaba un “salto en el vacío” , fuera de la realidad. Hoy.todo el mundo, por lo visto, está conforme en que no merece la pena ocuparse de ese "salto en el vacío” . Tampoco vamos a extendernos sobre la posición de Trotski du­ rante la guerra, en 1915, por ejemplo, cuando en su artículo La lucha por el poder, partiendo de que “vivimos en la época del imperialis­ mo”, de que el imperialismo “no contrapone la nación burguesa al viejo régimen, sino el proletariado a la nación burguesa”, llegaba a la conejusión de que el papel revolucionario de los campesinos debía decrecer, de que la consigna de la confiscación de la tierra no tenía ya la importancia de antes. Es sabido que Lenin, analizando este artículo de Trotski, le acusaba entonces de “negar” “el papel del campesinado” y decía que “Trotski ayuda de hecho a los políticos obreros liberales de Rusia, quienes por ^negación.’ del papel de los campesinos entienden el no querer levantarlos a la revolución”, (v. t. XVI11, p. 318). Pasemos mejor a trabajos posteriores de Trotski acerca de esta cuestión, a las obras escritas en el período en que la dictadura del proletariado .estaba ya afianzada y cuando Trotski había podido comprobar en la práctica su teoría de la “revolución permanente” y corregir sus errores-. Tomemos el “Prefacio” de Trotski escrito‘en 1922 para su libro 1905. Hé aquí lo que Trotski dice en este “Prefa­ cio’.’ sobre la “revolución permanente” ;

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La Revolución de Octubre “Precisamente en el intervalo entre el 9 de enero y la huelga de octubre de 1905 fue cuando llegó el autor a las concepciones acerca del carácter del desarrollo revolucionario de Rusia que han recibido el nombre de teoría de la “revolución permanente”. Ésta denominación abstrusa expresaba la idea de que la revolución rusa, ante la cual se alzan de manera inmediata objetivos burgueses, no podrá, sin embar­ go, detenerse en ellos. La revolución no podrá resolver sus tareas burguesas más inmediatas sino colocando en el poder al proletariado. Y este último, al tomar el poder en sus manos, no podrá por menos de rebasar el marco burgués en la revolución. AI contrario: precisa­ mente para asegurar su victoria, la vanguardia proletaria tendrá que hacer, desde los primeros pasos de su dominación, las más profnndas incursiones, no soló en la propiedad feudal, sin también en la propie­ dad burguesa. Este modo de proceder le llevará a choques hostiles, no sólo con todos los grupos burgueses que le apoyaron en los primeros momentos de su lucha revolucionaria, sino también con tas vastas masas campesinas, con ayuda de las cuales ha llegado al poder. Las contradicciones en la situación del gobierno obrero en un país atrasa­ do, en el que la mayoría aplastante de la población está compuesta de campesinos, podrán ser solucionadas sólo en el plano internacional, en la palestra de la revolución mundial del proletariado ” [Subrayado por mí, J. Sí.]. Así habla Trotski de su “revolución permanente”. Basta comparar esta cita con los pasajes de las obras de Lenin acerca de la dictadura del proletariado reproducidos anteriormente, para comprender qué abismo media entre la teoría leninista de la dictadura del proletariado y la teoría de la “revolución permanente” de Trotski. Lenin habla de la alianza entre el proletariado y las capas trabaja­ doras del campo como de la base de la dictadura del proletariado. En Trotski, por el contrario, nos encontramos con “choques hostiles” entre la “vanguardia proletaria” y las “vastas masas campesinas” Lenin habla de la dirección, por el proletariado, de las masas traba­ jadoras y explotadas. En Trotski, por el contrario, nos encontramos con “contradicciones en la situación del gobierno obrero en un país atrasado, en el que la mayoría aplastante de la población está com­ puesta de campesinos”. Según Lenin, la revolución saca sus fuerzas, ante todo, de los obreros y los campesinos de Rusia misma. En Trotski, por lo- contra­ rio, resulta que las fuerzas indispensables pueden sacarse únicamente de “la palestra de la revolución mundial del proletariado” ¿Y qué hacer si la revolución internacional ha de demorarse? ¿Le queda a nuestra revolución algún rayo de esperanza? Trotski no nos deja ningún rayo de esperanza, pues “las contradicciones en la 57

J. Stalin situación del gobierno obrero... podrán ser solucionadas, sólo... en la palestra de la revolución mundial del proletariado”. Con arreglo a este plan, a nuestra revolución no le queda más que una perspectiva: vegetar en sus propias contradicciones y pudrirse en vida, esperando la revolución mundial. ¿Qué es, según Lenin, la dictadura del proletariado? ■ La dictadura del proletariado es un poder que descansa en la alian­ za del proletariado con las masas trabajadoras del campo para “el derrocamiento completo del capital”, para “la instauración y la con­ solidación definitiva del socialismo” , ¿Qué es, según Trotski, la dictadura del proletariado? La dictadura del proletariado es un poder que llega “a choques, hostiles” con “las vastas masas campesinas” y que busca la solución de las “contradicciones” únicamente “ en la palestra dé la revolución mundial del proletariado” . ¿En qué se diferencia esta “teoría de la revolución permanente” de la conocida teoría del menchevismo que niega la idea de la dicta­ dura del proletariado? En el fondo, no se diferencia en nada. No cabe duda: la “revolución permanente” no se limita a menos­ preciar las posibilidades revolucionarias"del movimiento campesino. La “revolución permanente” menosprecia el movimiento campesino hasta tal extremo, que es la negación de la teoría leninista de la dictadura del proletariado. La “revolución permanente” de Trotski es una variedad del men­ chevismo . Esto es lo que puede decirse en cuanto a la primera particularidad de la Revolución de Octubre. ¿Cuáles son los rasgos característicos de la segunda particularidad de la Revolución de Octubre? Estudiando el imperialismo, sobre todo en el período de la guerra, Lenin descubrió la ley del desarrollo económico y político desigual y a saltos de los países capitalistas. Según esta ley, el desarrollo de las empresas, de los trusts, de las ramas de la industria y de los diversos países no se produce en forma igual, con arreglo a un orden de sucesión establecido, de modo que un trust, una rama de la industria o un país marchen constantemente a la cabeza y otros trusts u otros países vayan a la zaga, sujetándose a ese orden de sucesión, sino que se desarrollan a saltos, con interrupciones en el desarrollo de unos países y saltos adelante en el desarrollo de otros. Además, la tenden­ cia, “completamente legítima” , de los países que se quedan atrás a conservar sus antiguas posiciones y la no menos “legítima” tendencia de los países qne saltan adelante a apoderarse de nuevas posiciones, hacen que las colisiones bélicas entre los países imperialistas sean una necesidad ineluctable. Así ha ocurrido, por ejemplo, con Alemania, 58

La Revolución de Octubre que hace medio siglo era, en comparación con Francia c Inglaterra, un país atrasado. Lo mismo puede decirse del Japón, en comparación con Rusia. Sin embargo, es notorio que, ya a principios del siglo XX, Alemania y el Japón habían dado un salto tan grande, que la primera había sobrepasado a Francia y comenzaba a desplazar a Inglaterra en el mercado mundial, y el segundo a Rusia, De estas contradicciones, como es sabido, surgió la reciente guerra imperialista. Esta ley parte de que: 1) “El capitalismo se ha transformado en un sistema universal de sojuzgamiento colonial y de estrangulación financiera de la inmensa mayoría de la población del planeta por un puñado de países ‘ade­ lantados’ ” (v. el prólogo a la edición francesa de El imperialismo de Lenin, t. XIX, p. 74). 2) “El reparto de este ‘botín’ se efectúa entre dos o tres poten­ cias rapaces, y armadas hasta los dientes, que dominan en el mundo (Estados Unidos, Inglaterra, el Japón) y arrastran a- sa guerra, por el reparto de su botín, a todo el planeta ” (v. lugar citado). 3) Al agravarse las contradicciones dentro del sistema mundial de opresión financiera, al hacerse inevitables los conflictos bélicos, el frente mundial del imperialismo se hace fácilmente vulnerable para la revolución, y es factible su ruptura por ciertos países. 4) Lo más probable es que esta ruptura se produzca en los lugares y países donde la cadena del frente imperialista sea más débil, es decir, donde el imperialismo esté menos fortificado y la revolución pueda desarrollarse con mayor facilidad. 5) Por ello, la victoria del socialismo en un solo país —aun en el caso de que ese país esté menos desarrollado en el sentido capitalista y el capitalismo subsista en otros países, aunque estos países estén más desarrollados en el sentido capitalista— es perfectamente posible y probable. Tales son, en pocas palabras, los fundamentos de la teoría leninista de la revolución proletaria. ¿En qué consiste la segunda particularidad de la Revolución de Octubre? La segunda particularidad de la Revolución de Octubre consiste en que esta revolución es un modelo de aplicación práctica de la teoría leninista de la revolución proletaria. Quien no haya comprendido esta particularidad de la Revolución de Octubre, jamás comprenderá ni el carácter internacional de esta revolución, ni su formidable potencia internacional, ni su peculiar política exterior. “La desigualdad del desarrollo económico y político —dice Lenin es, una ley absoluta del capitalismo. De aquí se deduce que es posible que la victoria del socialismo empiece por unos cuantos países 59 5

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S ta lin

capitalistas, o incluso por un solo país capitalista. El proletariado triunfante de esté país, después de expropiar a los capitalistas y de organizar la producción socialista dentro de sus fronteras, se enfren­ taría eon el resto del mundo, con el mundo capitalista, atrayendo a su lado a las clases oprimidas de los demás países, levantando en ellos la insurrección contra los capitalistas, empleando, en caso necesario, incluso la fuerza de las armas contra las clases explotadoras y sus estados. Pues ‘la libre unión de las naciones en el socialismo es impo­ sible sin una lucha tenaz, más o menos prolongada, de las repúblicas socialistas contra los estados atrasados’ ” (v. t. XVlff, pp. 232-233). Los oportunistas de todos los países afirman que la revolución proletaria sólo puede comenzar —si es que ha de comenzar, en gene­ ral, en alguna parte, según su teoría— en los países industrialmente desarrollados; que cuanto más desarrollados industrialmente estén esos países, tanto mayores serán las probabilidades de triunfo del socialis­ mo. Ellos descartan, como algo totalmente inverosímil, la posibilidad de la victoria del socialismo en un solo país, y por añadidura, poco desarrollado en el sentido capitalista. Ya durante la guerra, Lenin, apoyándose en la ley del desarrollo desigual de los estados imperialis­ tas, opone a los oportunistas su teoría de la revolución proletaria, que afirma lá posibilidad de la victoria del socialismo en un solo país, aun cuando este país esté menos desarrollado en el sentido capitalista. Sabido es que la Revolución de Octubre confirmó plenamente la justeza de la teoría leninista de la revolución proletaria. ¿Qué podemos decir de la “revolución permanente” de Trotski, desde el punto de vista de la teoría leninista sobre la victoria de la revolución proletaria en un solo país? Tomemos el folleto de Trotski Nuestra revolución (1906). Trotski dice: "Sin un apoyo estatal directo del proletariado europeo, la clase obrera de Rusia no podrá mantenerse en el poder y transformar su dominación temporal en una dictadura socialista duradera. De ello no cabe dudar ni un instante.” ¿Qué dice esta cita? Que la victoria del socialismo en un solo país, en este caso en Rusia, es imposible “sin un apoyo estatal directo del proletariado europeo", es decir, mientras el proletariado europeo no conquíste el poder. Qué hay de común entre esta ‘teoría’ y la tesis de Lenin sobre la posibilidad de la victoria del socialismo “en un solo país capitalis­ ta”? Evidentemente, nada. Pero admitamos que este folleto de Trotski, publicado en 1906, 60

La Revolución de Octubre cuando era difícil definir el carácter de nuestra revolución, contiene errores involuntarios y no responde por entero a las concepciones sustentadas por Trotski posteriormente. Examinemos otro folleto de Trotski, E l programa de la paz, publicado en vísperas de la Revolu­ ción de Octubre, en 1917, y reeditado ahora (1924) en el libro 1917. En este folleto, Trotski. critica, lo que dice la teoría leninista de la revolución proletaria sobre la victoria del socialismo en un solo país, oponiéndole la consigna de los Estados Unidos de Europa. Trotski afirma que el socialismo no puede triunfar en un solo país, que la victoria del socialismo solo es posible a condición de que triunfe en algunos de los principales países de Europa (Inglaterra, Rusia, Alema­ nia), agrupados en. los Estados Unidos de Europa, siendo en otro caso totalmente imposible. Dice con toda claridad que “un revolución vic­ toriosa en Rusia o en Inglaterra es inconcebible sm la revolución en Alemania, y viceversa”. “La única consideración histórica más o menos concreta —dice Trotski— contra la consigna de los Estados Unidos ha sido formulada en el ‘Sotsial-Demokrat’ de Suiza (entonces órgano central de los bolcheviques, / . S t ) , en la siguiente frase: Xa desigualdad del desa­ rrollo económico y político es una ley absoluta del capitalismo”. De aquí deducía ‘Sotsial-Demokrat’ que la victoria del socialismo en un solo país es posible y, por tanto, no hay por qué supeditar la dicta­ dura del proletariado en cada país a la formación de los Estados Unidos de Europa. Que el desarrollo capitalista de los distintos países es desigual, es una afirmación absolutamente indiscutible. Pero esta desigualdad es ella misma sumamente desigual. El n.vel capitalista de Inglaterra, de Austria, de Alemania,o de Francia.no es el mismo. Pero, en comparación con Africa y Asia, todos estos países repre­ sentan la ‘Europa’ capitalista, madura ya para la revolución social. Que ningún páís debe ‘aguardar’ a los otros en su lucha, es una idea elemental que es útil y necesario repetir, para que la idea de una acción internacional paralela no sea sustituida por la idea de una inactividad internacional expectante. Sm aguardar a los demás, co­ menzamos y continuamos la lucha en el terreno nacional, con la plena seguridad de que nuestra iniciativa impulsará la lucha en otros países; y, si esto no sucediese, no hay ningún fundamento para supo­ ner —así lo atestiguan la experiencia histórica y las consideraciones teóricas— que la Rusia revolucionaria, por ejemplo, podría sostenerse frente a la Europa conservadora o que la Alemania socialista podría subsistir aislada en un mundo capitalista.” Como veis, estamos ante la misma teoría del triunfo simultáneo del socialismo en los principales países de Europa, que descarta, como regla general, la teoría leninista de la revolución sobre la victoria del 61

h S talin socialismo en un solo país. Cierto es que, para la victoria completa del socialismo, para la garantía completa contra la restauración del antiguo orden de cosas, son indispensables los esfuerzos conjuntos de los proletarios de unos cuantos países. Cierto es que, sm el apoyo del proletariado de Europa a nuestra revolución, el proletariado de Rusia no habría podido resis­ tir la presión general, del mismo modo que el movimiento revolucio­ nario de Occidente, si no lo hubiera apoyado la revolución de Rusia, no habría podido desarrollarse con el ritmo que adquirió después de la instauración de la dictadura proletaria en Rusia. Cierto es que necesitamos apoyo. Pero ¿qué es el apoyo del proletariado de la Europa occidental a nuestra revolución? La simpatía de los obreros europeos por nuestra revolución, su disposición a desbaratar los pla­ nes de intervención de los imperialistas, ¿constituye todo esto un apoyo, una ayuda seria? Indudablemente. Sin ese apoyo, sin esa ayu­ da, no sólo de los obreros europeos, sino también de las colonias y de los países independientes, la dictadura proletaria de Rusia se vería en un trance muy difícil. ¿Ha bastado hasta ahora con esa simpatía y con esa ayuda, unidas al poderío de nuestro ejército rojo y a la disposición de los obreros y campesinos de Rusia a defender con su pecho la patria socialista? ¿Ha bastado todo eso para repeler los ataques de los imperialistas y conquistar las condiciones necesarias para una seria labor de edificación? Sí, lia bastado. Y esa simpatía, ¿crece o disminuye? Indudablemente, crece. ¿Tenemos, pues, condi­ ciones favorables, no sólo para llevar adelante la organización de la economía socialista, sino también para prestar, a nuestra vez, npoyo a los obreros de la Europa occidental y a los pueblo oprimidos del Oriente? Sí, tenemos esas condiciones. Los siete años de historia de la dictadura proletaria en Rusia lo atestiguan elocuentemente. ¿Puede, acaso, negarse que en nuestro país ha comenzado ya un poderoso auge del trabajo? No, no se puede negar. ¿Qué puede significar, después de todo eso, la declaración de Trotski de que la Rusia revolucionaria no podría resistir ante una Europa conservadora? No puede significar más que una eosa: en primer lugar, que Trots­ ki no percibe la potencia interior de nuestra revolución; en segundo lugar, que Trotski no comprende la importancia inapreciable del apoyo moral que los obreros del Occidente y los campesinos del Oriente prestan a nuestra revolución; en tercer lugar, que Trotski no percibe el mal interior que corroe actualmente, al imperialismo. Llevado por el apasionamiento en su crítica de la teoría leninista de la revolución proletaria, Trotski, sin darse cuenta, se ha derrotado a sí mismo en su folleto El programa de la paz, publicado en 1917 y reeditado en 1924. Pero ¿quizás este folleto de Trotski haya también envejecido y no

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La Revolución de Octubre corresponda por una u otra razón a sus puntos de vista actuales'.’ Tomemos trabajos más recientes de Trotski, escritos después del triunfo de la revolución proletaria en un solo país, en Rusia. Tome­ mos, por ejemplo, el “Epílogo” que escribió en 1922 para la nueva edición de su folleto El programa de la paz. He aquí lo que dice en ese “Epílogo”* “La afirmación, varias veces repetida en El programa de la paz, de que la revolución proletaria no puede terminar victoriosamente dentro de un marco nacional, parécerá quizás a algunos lectores desmentida por la experiencia de casi cinco años de vida de nuestra República Soviética. Pero semejante conclusión sería infundada. El hecho de que el estado obrero haya resistido contra el mundo entero en un solo país, y además en un país atrasado, atestigua la potencia colosal del proletariado, que en otros países más adelantados y más civilizados será capaz de hacer verdaderos milagros. Pero, habiendo logrado mantenemos como estado en el sentido político y militar, no hemos llegado todavía, ni siquiera nos hemos acercado a la creación de la sociedad socialista... Mientras en los demás estados europeos se mantenga en el poder la burguesía, nos veremos obligados, en la lucha contra el aislamiento económico, a buscar acuerdos con el mundo capitalista; al mismo tiempo, puede afirmarse con toda certidumbre que estos acuerdos pueden, en el mejor de los casos, ayudarnos a cicatrizar una u otra herida económica, a dar uno u otro paso adelante, pero el verdadero auge de la economía socialista en Rusia no será posible más que después de la victoria [Subrayado por mí, /. £f.] del proletariado en los países más importantes de Europa.” Esto es lo que dice Trotski, pecando manifiestamente contra la realidad y esforzándose a toda costa por salvar del naufragio definitivo la “revolución permanente”. Resulta que, por más vueltas que se le de, no solo “no hemos llegado”, sino que “ni siquiera nos hemos acercado” a la creación de la sociedad socialista. Resulta que alguien abrigaba la esperanza de llegar a “acuerdos con el mundo capitalista”, pero resulta también que de estos acuerdos tampoco sale nada, pues, por más vueltas que se le de, “el verdadero auge de la economía socialista” no se alcanzará mientras el proletariado no haya vencido “en los países más importantes de Europa” . Y como aún no se ha obtenido la victoria en el Occidente, a la revolución de Rusia no le queda más que un “dilema” : o pudrirse en vida o degenerar en un estado burgués. Por algo hace ya dos años que Trotski viene hablando de la “degeneración” de nuestro partido. Por algo Trotski profetizaba el año pasado el “hundimiento” de nuestro país. 63

J. S talin ¿Cómo se puede conciliar esta extraña “teoría” con la teoría de Lenin sobre la “victoria del socialismo en un solo país”? ¿Cómo se puede conciliar esta extraña “perspectiva" con la pers­ pectiva de Lenin, según la cual la nueva política económica nos per­ mitirá “echar los cimientos de la economía socialista”? ¿Cómo se puede conciliar esta desesperanza “permanente” con las siguientes palabras de Lenin, por ejemplo? “Hoy, el socialismo no es ya un problema de un futuro remoto, ni una visión abstracta o un icono. De los iconos seguimos teniendo la opinión de antes, una opinión muy mala. Hemos hecho penetrar el socialismo en la vida diaria, y de eso es de lo que debemos ocupar­ nos. Esa es la tarea de nuestros días, ésa es la tarea de nuestra época. Permitidme que termine . expresando la seguridad de que, por más difícil que sea esa tarea, por más nueva que sea, en comparación con nuestra tarea anterior, y por más dificultades que nos origine, todos nosotros, juntos, y no mañana, sino en el transcurso de unos cuantos años, todos nosotros, juntos, la resolveremos a toda costa, de modo que de la Rusia de la NEP salga la Rusia socialista.” (v, t. XXVII, p, 366). ¿Cómo se puede conciliar la falta “permanente” de perspectivas de Trotski con las siguientes palabras de Lenin, por ejemplo? “En efecto, todos los grandes medios de producción en poder del estado y el poder del estado en manos del proletariado; la alianza de este proletariado con millones y millones de pequeños y muy pequeños campesinos; asegurar la dirección de los campesinos por el proletariado, etc., ¿acaso no es esto todo lo que se necesita para edificar la soeiedad socialista completa partiendo de la cooperación, y nada más que de la eooperación, a la que antes tratábamos de mercantilista y que ahora, bajo la NEP, merece también, en cierto modo, el mismo trato; acaso no es esto todo lo imprescindible para edificar la sociedad socialista completa? Eso no es todavía la edificación de la sociedad socialista, pero sí todo lo imprescindible y lo suficiente para esta edificación.” (v. t, X X V ll,p. 392). Es evidente que todo eso no se conciba ni puede conciliarse. La “revolución permanente” de Trotski es la negación de la teoría leninista de la revolución proletaria, y viceversa: la teoría leninista de la revolu­ ción proletaria es la negación de la teoría de la revolución “permanente” . La falta de fe en la fuerza y en la capacidad de nuestra revolución, la falta de fe en las fuerza? y en la capacidad del proletariado de Rusia: tal es el fondo de la teoría de la “revolución permanente”. Hasta ahora solía señalarse un solo lado de la teoría de la “revolución permanente": la falta de fe en las posibilidades revolucio64

La Revolución de Octubre nanas del movimiento campesino. Ahora, para ser justos, hay que completar ese lado con o tro: la falta de fe en las fuerzas y en la capacidad del proletariado de Rusia. ¿En qué se diferencia la teoría de Trotski de la teoría corriente del menchevísmo, según la cual la victoria del socialismo en un solo país, por añadidura atrasado, es imposible sin la victoria previa de la revolución proletaria “en los principales países de la Europa occi­ dental”? En el fondo, no se diferencia en nada. No cabe duda: la teoría de la “revolución permanente” de Trotski es una variedad del menchevísmo. Ultimamente han aparecido en nuestra prensa diplomáticos po­ dridos, que se esfuerzan por hacer pasar la teoría de'la “revolución permanente” como algo compatible con el leninismo. Naturalmente —dicen—, esta teoría resultó inservible en 1905. Pero el error de Trotski consiste en haberse adelantado entonces, intentando aplicar a la situación de 1905 lo que en aquel tiempo no se podía aplicar, Pero más tarde - d ic e n - , por ejemplo, en octubre de 1917, cuando la revolución ■había alcanzado plena madurez, la teoría de' Trotski estaba comple­ tamente en su lugar. No cuesta trabajo adivinar que el principal de estos diplomáticos es Rádek. Escuchad lo que dice: “La guerra ha abierto un abismo entre los campesinos, que aspiran a conquistar la tierra y la paz, y los partidos pequeñoburgueses; la guerra ha puesto a los campesinos bajo la dirección de la clase obrera y de su vanguardia, el partido bolchevique. Lo que se ha hecho posible no es la dictadura de la clase obrera y de los campesinos, sino la dictadura de la clase obrera, apoyada en los campesinos., Lo que Rosa Luxemburg y Trotski propugnaban en 1905 contra Lenin (es decir, la ‘revolución permanente’, J. S t,) ha resultado ser, de hecho, la segunda etapa del desarrollo histórico,” Cada una de estas palabras es una falsedad. Es falso que durante la guerra “lo que se ha hecho posible no es la dictadura de la clase obrera y de los campesinos, sino la dictadura de la clase obrera, apoyada en los campesinos”. En realidad, la revolución de febrero de 1917 fue la realización de la dictadura del proletariado y de los campesinos, entrelazada de modo peculiar con la dictadura de la burguesía. Es falso que la teoría de la “revolución permanente” que Rádek silencia púdicamente, fuese formulada en 1905 por Rosa Luxemburg y Trotski. En realidad, esa teoría la expusieron Parvusy Trotski. Ahora, a los diez meses, Rádek se rectifica y estima necesario reprochar a Parvus la “revolución permanente” . Pero la justicia exige de Rádek que los reproches alcancen también a Trotski, el socio dé Parvus. 65

J. Stalin No es cierto que la “revolución permanente”, refutada por la revolución de 1905, liaya resultado acertada en la “segunda etapa del desarrollo histórico”, es decir, durante la Revolución de Octubre. Todo el curso de la Revolución de Octubre, todo su desarrollo han revelado y demostrado la inconsistencia absoluta de la teoría de la “revolución permanente”, su absoluta incompatibilidad con-los fundamentos del leninismo. Con discursos melifluos y diplomacia podrida no se puede cubrir la profunda sima que separa la teoría de la “revolución permanente” y el íeninismo.

IÍI. ALGUNAS PARTICULARIDADES DE LA TACTICA DE LOS BOLCHEVIQUES EN EL PERIODO DE LA PREPARACION DE OCTUBRE

Para comprender la táctica de los bolcheviques en el período de la preparación de Oetubre, hay que conocer, por lo menos, algunas particularidades sumamente importantes de esta táctica. Ello es tanto más, necesario, por cuanto en los numerosos folletos de la táctica de los bolcheviques se pasa por alto precisamente estas, particu­ laridades. ¿Q ué p a rtic u la rid a d e s so n ésas?

Primera particularidad. Oyendo a Trotski, podría creerse que en la historia de la preparación de Octubre existen tan solo dos períodos: el período de reconocimiento y el período de la insurrección, y que lo que es más de esto, de mal procede. ¿Qué fue la manifestación de abril de 1917? “La manifestación de abril, que tomó más a la ‘izquierda’ de lo necesario, fue una operación de reconocimiento para pulsar el estado de ánimo de las masas y sus relaciones con la mayoría dé los soviets”. ¿Y qué fue la manifestación de julio de 1917? Según Trotski, “también esta vez la cosa se redujo, en el fondo, a un nuevo reconocimiento, más profundo, en una etapa nueva y más elevada del movimiento”. Ni que decir tiene que la manifestación de junio de 1917, organizada a instancias de nuestro partido, con mayor razón debe ser calificada, según Trotski, de “reconocimiento". Resulta pues que en marzo de 1917 los bolcheviques tenían ya preparado un ejército político de obreros y campesinos y que, si no lo emplearon para la insurrección ni en abril, ni en junio, ni en julio y sólo se dedicaron a hacer “reconocimientos”, ello fue, única y exclusivamente, porque “los datos de los reconocimientos” no proporcionaba entonces “indicios” favorables. 66

La Revolución de Octubre Ni que decir tiene que esta concepción simplista de la táctica política de nuestro partido no es sino una confusión de la táctica militar comente con la táctica revolucionaria de los bolcheviques. En realidad, todas aquellas manifestaciones fueron, ante todo, resultado de la acometividad espontánea de las masas, resultado de su indignación contra la guerra, indignación que pugnaba por manifestarse en la calle. En realidad, el papel del partido consistía entonces en dar a las acciones espontáneas de las masas una forma y una dirección que respondiesen a las consignas revolucionarias de los bolcheviques. En realidad, los bolcheviques no tenían ni podían tener en marzo de 1917 un ejército político preparado. Lo fueron formando (y lo formaron, por fin, hacia octubre de 1917) sólo en el transcurso de la lucha y de los choques de clases de abril a octubre de 1917; lo formaron pasando por la manifestación de abril, y por las manifestaciones de junio y julio, y por las elecciones a las dumas de distrito y urbanas, y por la lucha contra la korniloviada, y por la conquista de los soviets. Un ejército político no es lo mismo que un ejército militar. Mientras que el mando militar comienza la guerra disponiendo ya de un ejército formado, el partido debe crear su ejército en el curso de la lucha misma, en el curso de los choques entre las clases, a medida que las masas mismas se van convenciendo, por propia experiencia, de que las consignas del partido son acertadas, que su política es justa. Naturalmente, cada nna de esas-' manifestaciones arrojaba, al mismo tiempo, cierta luz sobre correlaciones de fuerzas imperceptibles a simple vista; constituía, en cierto modo, un reconocimiento, pero éste no era el motivo de la manifestación, sino un resultado natural de ella. Analizando los acontecimientos de vísperas de la insurrección de octubre y comparándolos con los acontecimientos de abril-junio, Lenin dice: “La situación se presenta, precisamente, de modo distinto a como se presentaba en vísperas del 10 y el 21 de abril, del 9 de junio y del 3 de julio, pues entonces nos hallábamos ante una efervescencia espontáneat que nosotros, como partido, no percibíamos (20 de abril), o conte­ níamos, dándole la forma de un a. manifestación pacífica (9 de junio y 3 de julio). Porque entonces sabíamos bien que los Soviets no eran todavía nuestros, que los campesinos creían todavía en el camino líberdanista-cbernovista y no en el camino bolchevique (el de la insurrección); qup, por consiguiente, no podíamos contar con la mayoría del pueblo y, por ello, la insurrección sería prematura” (v. t. XXI, p. 345). ‘ Es evidente que sólo con “reconocimientos” no se puede ir muy lejos. 67

J. Stalin Por lo visto, no se trata de “reconocimientos”, sino de que: 1) durante todo el período de la preparación de Octubre, el partido no dejó un momento de apoyarse, para su lucha, en el auge espontáneo del movimiento revolucionario de las masas; 2 ) al apoyarse en este auge espontáneo, el partido conservaba en sus manos la dirección indivisa del movimiento; 3 ) tal dirección del movimiento le facilitaba la formación del ejército político de masas para la insurrección de Octubre; 4) tal política debía necesariamente llevar a que toda la preparación de Octubre se hiciese bajo la dirección de un solo partido, el partido bolchevique; 5) tal preparación de Octubre llevó, a su vez, a que, como resultado de la insurrección de Octubre, el poder quedase en manos de 'un solo partido, el partido bolchevique. Por tanto, la dirección indivisa de un solo partido, del partido comunista, como factor esencial de la preparación de Octubre: tal es el rasgo característico de la Revolución de Octubre, tal es la primera particularidad de la táctica de los-bolcheviques en el período de la preparación de Octubre. No creo que sea necesario demostrar que, sin esta particularidad de la táctica de los bolcheviques, la victoria de la dictadura del proleta­ riado, bajo el imperialismo, hubiera sido imposible. Por esto, la Revolución de Octubre se distingue ventajosamente de la revolución de 1871 en Francia, donde compartían la dirección de la revolución dos partidos, de los cuales ninguno puede ser calificado de partido comunista. Segunda particularidad. La preparación de Octubre se llevó a cabo, pues, bajó la dirección de un solo partido, del partido bolchevique. Pero ¿cómo ejercía el partido esa dirección, hacia dónde la orientaba? Esa dirección se orientaba al aislamiento de los partidos conciliadores, por ser los grupos más peligrosos en el período de desencadenamiento de la revolución, al aislamiento de los eseristas y los mencheviques. ¿En qué consiste la regla estratégica fundamental del leninismo? Consiste en reconocer que: 1 ) el más peligroso apoyo social de los enemigos de la revolución, en el período en que se avecina un desenlace revolucionario, lo constituyen los partidos conciliadores', 2 ) es imposible derrocar al enemigo (al zarismo o a la burguesía) sin haber aislado a estos partidos; 3) en el período preparatorio de la revolución, los principales tiros deben, por ello, dirigirse a aislar a estos partidos, a desgajar de ellos a las amplias masas trabajadoras. En el período de la lucha contra el zarismo, en el período preparatorio de la revolución democrático-burguesa (1905-1916), el apoyo social más peligroso del zarismo era el partido liberal-monár­

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La Revolución de Octubre quico, el partido de los demócratas constitucionalistas. ¿Por qué? Por ser un partido conciliador, el partido de la conciliación entre el zarismo y la mayoría del pueblo, es decir, el campesinado en su conjunto. Es patural que el partido dirigiese entonces sus principales golpes contra los demócratas constitucionalistas, pues sin aislarlos no podía contarse con la ruptura de los campesinos con el zarismo, y sin asegurar esta ruptura no podía contarse con la victoria de la revolución. Muchos no comprendían entonces esta particularidad de la estrategia bolchevique y acusaban a los bolcheviques de “inquina excesiva” a los demócratas constitucionalistas, afirmando que lá lucha contra los demócratas constitucionalistas hacía que los bolcheviques “perdieran de vista” la lucha contra el enemigo principal: el zarismo. Pero estas acusaciones, infundadas, revelaban una incomprensión evidente de la estrategia bolchevique, que exigía el aislamiento del partido conciliador para facilitar y acercar la victoria sobre el enemigo principal. No creo que sea necesario demostrar que, sin esta estrategia, la hegemonía' del proletariado en la revolución demo crético-burguesa hubiera sido imposible. En el período de la preparación de Octubre, el centro de gravedad de las fuerzas en lucha se desplazó a un nuevo plano. Ya no había zar. El partido demócrata constitucionalista se había transformado, de fuerza conciliadora, en fuerza gobernante, en la fuerza dominante del imperialismo. La lucha ya no se libraba entre el zarismo y el pueblo, sino entre la burguesía y el proletariado. En este período, el apoyo social más peligroso del imperialismo lo constituían los partidos democráticos pequen oburgueses, los partido eserista y menchevique. ¿Por qué? Porque estos partido eran entonces partidos conciliadores, partidos de lá conciliación entre el imperialismo y las masas trabaja­ doras. Es natural que los principales golpes de los bolcheviques fueran dirigidos entonces contra estos partidos, pues sin el aislamiento de estos partidos no se podía contar con la ruptura de las masas trabajadoras y el imperialismo, y sin conseguir esta ruptura no se podía contar con la victoria de la revolución soviética. Muchos no comprendían entonces esta particularidad de la táctica bolchevique, acusando a los bolche­ viques de “excesivo odio” a los eseristas y a los mencheviques y de “olvido” del objetivo fundamental. Pero todo el periodo de la preparación de Octubre evidencia elocuentemente que sólo gracias a esta táctica pudieron los bolcheviques asegurar la victoria de la Revolución de Octubre. El rasgo característico de este período consiste en una revoluciónarización más profunda de las masas trabajadoras del campo, en su decepción respecto a los eseristas y los mencheviques, en su alejamiento de estos partidos, en su viraje para agruparse directamente en tomo al prole tañado i única fuerza consecuentemente revolucionaria, capaz de llevar el país a I3 paz. La historia de este período es la historia de la 69

7.

Stalin

lucha entre los eseristas y los mencheviques; de una parte, y los bolcheviques, de otra, por atraerse a las masas trabajadoras del campo, por conquistar a estas masas. Decidieron la suerte de esta lucha el período de la coalición, el período de la kerenskiada, la negativa de los eseristas y los mencheviques a confiscar las tierras de los térra tenientes, la lucha de los eseristas y los mencheviques por la continuación de la guerra, la ofensiva de junio en el frente, la pena de muerta para los soldados y la sublevación de Kornílov. Y estos factores decidieron la suerte de esa lucha exclusivamente en favor de la estrategia bolchevique. Pues, sin aislar a los eseristas y a los mencheviques era imposible derrocar al gobierno de los imperialistas, y sin derrocar a este gobierno, era imposible salir de la guerra. La política de aislamiento de los eseristas y los mencheviques resultó ser la única política acertada.. Así, pues, aislamiento de los partidos menchevique y eserista, como línea principal de la dirección de la preparación de Octubre: tal es la segunda particularidad de la táctica de los bolcheviques. No creo que sea necesario demostrar que, sin esta particularidad de la táctica de los bolcheviques, la alianza entre la clase obrera y las masas trabajadoras del campo hubiera quedado suspendida en el vacío. Es significativo que, en sus Lecciones de Octubre Trotski no diga nada, o casi nada, de esta particularidad de la táctica bolchevique. Tercera particularidad. La dirección del partido en la preparación de Octubre se orientaba, pues, a aislar a los partidos eserista y men­ chevique, a desgajar Je estos partidos a las amplias masas obreras y campesinas. Pero ¿cómo conseguía, concretamente, el partido llevar a cabo este aislamiento? , ¿en qué forma y bajo qué consigna? Lo llevaba a cabo en la forma de un movimiento revolucionario de las masas por el poder de los soviets, bajo la consigna de “ ¡Todo el poder a los soviets! ”, luchando por transformar a los soviets, de organismos de movilización de las masas, en organismos de la insurrección, en organismos de poder, en el aparato de un nuevo estado, del estado proletario. ¿Por qué se aferraron los bolcheviques precisamente a los soviets como a la palanca fundamental de organización, que podía contribuir al aislamiento de los mencheviques y de los eseristas, que podía impulsar la revolución proletaria y estaba llamada a llevar a las masas de millones y millones de trabajadores a la victoria de la dictadura del proletariado? ¿Qué son los soviets? “Los soviets —decía Lenin ya en septiembre de 1917—son un nuevo aparato de estado que, en primer lugar, proporciona la fuerza armada de los obreros y de los campesinos, fuerza que no está, como lo estaba la del £iejo ejército permanente, apartada del pueblo, sino ligada a él del modo más estrecho; en el sentido militar, esta fuerza es incompara­ blemente más poderosa que las anteriores; en el sentido revolucionario, 70

La Revolución de Octubre no puede ser reemplazada por ninguna otra. Es segundo lugar, este aparato proporciona una ligazón tan estrecha e indisoluble con las masas^ con la mayoría del pueblo, una ligazón tan fácil de controlar y renovar, que en vano buscaremos nada análogo en el viejo aparato de estado. En tercer lugar, este aparato, por ser elegibles y revocables a voluntad del pueblo, sin formalidades burocráticas, los hombres que lo integran, es mucho más democrático que los aparatos anteriores. En cuarto lugar, este aparato proporciona una sólida ligazón con las profesiones más diversas, facilitando de este modo, sin burocracia, las más distintas y más profundas reformas. En quinto lugar, proporciona una forma de organización de la vanguardia, es decir, de la paite más consciente, más enérgica y más avanzada de las clases oprimidas, de los obreros y de los campesinos, constituyendo, de este., modo, un aparato por medio del cual la vanguardia de las clases oprimidas puede elevar, educar, instruir y guiar a toda la gigantesca masa de estas clases, que hasta hoy permanecía completamente al margen de la vida política, al margen de la historia. En sexto lugar, proporciona la posibilidad de conjugar las ventajas del parlamentarismo con las ventajas de la democracia inmediata y directa, es decir, reúne en la persona de los representantes elegidos por el pueblo la función legislativa y la ejecución de las leyes. Comparado con el parlamentarismo burgués, es un avance de trascendencia histórica mundial en el desarrollo de la democracia... ”SÍ la iniciativa creadora popular de las clases revolucionarias no hubiera organizado los soviets, la revolución proletaria en Rusia se vería condenada al fracaso, pues, con el viejo aparato, el proletariado no habría podido, indudablemente, mantenerse en el poder. En cuanto al nuevo aparato, es imposible crearlo de golpe” (v, t. XXI, pp. 258-259). Por eso, los bolcheviques se aferraron a los soviets como al eslabón orgánico fundamental, que podía facilitar la organización de la Revolución de Octubre y la creación del nuevo y poderoso aparato del estado proletario. Desde el punto de vista de su desarrollo interno, la consigna de “ ¡Todo el poder a los soviets! ” pasó por dos etapas: la primera, hasta la derrota de los bolcheviques en julio, durante la dualidad de poderes, y la segunda, después de la derrota de la sublevación de Komílov, En la primera etapa, esta consigna significaba la ruptura del bloque de los mencheviques y los eseristas con los demócratas constitucionalistas, la formación de un gobierno soviético, integrado por menche­ viques y eseristas (pues los soviets estaban entonces en sus manos), la libertad de agitación (es decir, para los bolcheviques) y libertad de lucha entre los partidos en el seno de los soviets, con la esperanza de que esta lucha permitiría a los bolcheviques conquistar a los soviets y modificar la composición del gobierno soviético mediante un desa­ 71

J. Stalin rrollo pacífico de la revolución. Este plan no era, naturalmente, la dictadura del proletariado. Pero, sin duda alguna, facilitaba la prepa­ ración de (as condiciones necesarias para asegurar la dictadura, pues al colocar en el poder a los mencheviques y los eseristas y al obligarles a poner en práctiea su plataforma antirrevolucionaría, aceleraba el de­ senmascaramiento de la verdadera naturaleza de esos partidos, acele­ raba su aislamiento, su separación de las masas. Sin embargo, la derro­ ta de los bolcheviques en el mes de julio interrumpió este proceso, dando ventaja a la contrarrevolución de los genérales y los demócratas constitucionalistas y arrojando a los eseristas y a los mencheviques en sus' brazos. Esta circusntancia obligó al partido a retirar por el momento la consigna de “ ¡Todo el poder a los soviets! ”, para volver a lanzarla cuando se produjera uri nuevo auge de la revolución. La derrota de la sublevación de Kornílov inauguró la segunda eta­ pa. La consigna de “ ¡Todo el poder a los soviets! ” se puso de nuevo a la orden del día. Pero ahora esta consigna no significaba ya lo mismo que en la primera etapa. Su contenido había cambiado radical­ mente. Ahora, esta consigna significaba la ruptura completa con el imperialismo y el paso del poder a los'bolcheviques, pues los soviets eran ya, en su mayoría, bolcheviques. Ahora, esta consigna significaba que la revolución abordaba el establecimiento de la dictadura del proletariado mediante la insurrección. Es más: esta consigna signifi­ caba ahora la organización de la dictadura del proletariado y su cons­ titución en estado. La táctica de transformación de los soviets en organismos de poder del estado tenía una importancia inapreciable, porque apartaba del imperialismo a las masas de millones y millones de trabajadores, de­ senmascaraba a los partidos menchevique, y eserista como instrumen­ tos del imperialismo y llevaba a las masas por vía directa, digámoslo así, a la dictadura del proletariado. Por tanto, la política de transformación de los soviets en orga­ nismos de poder del estado, como la condición primordial para el aislamiento de los partidos conciliadores y para la victoria de la dic­ tadura del proletariado: tal es la tercera particularidad de la táctica de los bolcheviques en el período de la preparación de Octubre. Cuarta particularidad. El cuadro quedaría incompleto sí no exami­ náramos cómo y por qué consiguieron los bolcheviques transformar las consignas de su partido en consignas para las masas de millones y millones de trabajadores, en consignas que impulsaban la revolución; cómo y por qué lograron convencer de que su política era acertada, no sólo a la vanguardia y no sólo a la mayoría de la clase obrera, sino también a la mayoría del pueblo. La realidad es que, para el triunfo de una revolución, si esta revo­ lución es auténticamente popular y engloba a millones de hombres, no basta que las consignas del partido sean acertadas. Para que la 72

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La Revolución de Octubre revolución triunfe, es necesario, además, otra condición indispensable, a saber: que las masas se convenzan ellas mismas, por propia experíencia, de que esas consignas son acertadas. Sólo en tal caso las consignas del partido se convierten en consignas de las masas mismas. Sólo en tal caso la revolución se convierte en una auténtica revo­ lución popular. Una de las particularidades de la táctica de los bolche­ viques durante el período de la preparación de Octubre es que supo trazar certeramente las rutas y los virajes que llevan de un modo natural a las masas a identificarse con las consignas del partido, al umbral misino, por decirlo así, de la revolución, y de este modo hacen más fácil para ellas el percibir, comprobar y reconocer, por propia experiencia, que esas consignas son acertadas. En otros tér­ minos; una de las particularidades dé la táctica de los bolcheviques es que no confunde la dirección del partido con la dirección de las masas; que ve claramente la diferencia entre esa primera dirección y la segunda; que no sólo es, por tanto, la ciencia de dirigir el partido, sino también la de dirigir a las masas de millones y millones de trabajadores. La experiencia de la convocatoria y disolución de la Asamblea constituyente es una manifestación patente de esa particularidad de la táctica bolchevique. Sabido es que los bolcheviques habían lanzado la consigna de repú­ blica :de los soviets ya en abril de 1917. Sabido es que la Asamblea constituyente era un parlamento burgués, en contradicción flagrante con los principios de la república de los soviets. ¿Cómo pudo ocurrir que. los bolcheviques, marchando hacia la república de los soviets, exigieran al mismo tiempo del Gobierno provisional la convocatoria inmediata de la Asamblea constituyente? ¿Cómo pudo ocurrir que los bolcheviques, no sólo participaran en las elecciones, sino que con­ vocaran ellos mismos la Asamblea constituyente? ¿Cómo pudo ocurrir que un mes antes de la insurrección, cuando se estaba pasando de lo viejo a lo nuevo, los bolcheviques admitieran la posibilidad de una combinación temporal de la república de los soviets y de la Asamblea constituyente? “Ocurrió” esto porque: 1) la idea de la Asamblea constituyente era una de las ideas más extendidas entre las amplias masas de la población; 2) la consigna de convocatoria inmediata de la Asamblea consti­ tuyente permitía desenmascarar con más facilidad la naturaleza con­ trarrevolucionaria del Gobierno provisional; 3) para desprestigiar ante las masas populares la idea de la Asamblea constituyente, era indispensable llevar a estas masas, con sus reivindicaciones sobre la tierra, la paz y el poder de los soviets, hasta los muros de la Asamblea constituyente, haciéndolas chocar, de esta manera, con la Asamblea constituyente real y viva; ■ 73

J, Stalin 4) ésta era la única forma de hacer que las masas se convencieran fácilmente, por experiencia propia, del carácter contrarrevolncionario de la Asamblea constituyente y de la necesidad de su disolución; 5 ) todo esto implicaba, naturalmente, la posibilidad de una combi­ nación temporal de la república de los soviets y de la Asamblea constituyente, como uno de los medios de eliminar a esta última'. ■ 6 ) semejante combinación,'llevada a cabo siempre v cuando que todo el poder pasase a los soviets, solo podía significar la supedi­ tación de la Asamblea constituyente a los soviets, su transformación en un apéndice de los soviets, su extinción sin dolor. No creo que sea necesario demostrar que, sin semejante política de los bolcheviques, la disolución de la Asamblea constituyente no habría sido tan fácil, y que las acciones posteriores de los eserístas y los mencheviques bajo la consigna de “ ¡Todo el poder a la Asamblea constituyente! ” no habrían fracasado con tal estrépito, “Participamos —dice Lcnin— en las elecciones al parlamento burgués de Rusia, a la Asamblea constituyente, en septiembrenoviembre de 1917. ¿Era acertada nuestra táctica ó no?... ¿Acaso nosotros, los bolcheviques rusos, no teníamos en septiembrenoviembre de 1917 más derecho que todos los comunistas de Occi­ dente a considerar que el parlamentarismo había sido superado -políti­ camente en Rusia? Lo teníamos,.naturalmente, pues la cuestión no estriba en sí los parlamentos burgueses existen desde hace mucho o poco tiempo, sino en si las grandes niasas trabajadoras están preparadas (ideológica, política y prácticamente) para adoptar el régi­ men soviético- y disolver (o permitir la disolución) del parlamento demoerático-burgués. Que la clase obrera de las ciudades, los soldados y los campesinos de Rusia estaban, en septiembre-noviembre de 1917, en virtud de una serie de condiciones particulares, excepcionalmente preparados para adoptar el régimen soviético y disolver el parlamento bnrgués más democrático, es un hecho histórico absolutamente indis­ cutible y plenamente establecido. Y, no obstante, los bolcheviques no boicotearon la Asamblea constituyente, sino que participaron en las elecciones, tanto antes como después de la conquista del poder polí­ tico por el proletariado” (v. t.XXV, pp. 201-202). ¿Y por qué no boieptearon los bolcheviques la Asamblea consti­ tuyente? Porque, dice Lenin: “Incluso unas semanas antes de ia victoria de ]a república soviética, incluso después de esta victoria, la, participación en un parlamento d e m o crá tico -b u rg u és, le jo s de perjudicar al proletariado revolucionario, le permite demostrar más fácilmente a las masas atra­ sadas por qué semejantes parlamentos merecen ser disueltos, facilita el 74

. La.

Revolución de Octubre

éxito de su disolución, facilita' la ‘superación política’ del parlamen­ tarismo burgués” (v, lugar citado). Es significativo que Trotski no comprenda esta particularidad de la táctica de los bolcheviques y gruña contra la “ teoría” de la combina­ ción de la Asamblea, constituyente y de los soviets, tildándola de hilferdingada. No comprende que, una vez lanzada la consigna de insurrección y cuando'el triunfo de los soviets es probable, admitir esa combi­ nación, admitir la convocatoria de la Asamblea constituyente consti- tuye la única táctica revolucionaria, que no tiene nada de común con la táctica a lo Hilferding de transformar los soviets en un apéndice de la' Asamblea constituyente; no comprende que el error de algunos camaradas en este problema no lo autoriza a vituperar la posición absolutamente acertada de Lenin y del partido en cuanto a la posi­ bilidad de un “poder estatal combinado” en ciertas condiciones (cfr. t. XXI, p. 338). No comprende que, sin su política peculiar, en relación con la Asamblea constituyente, los bolcheviques no habrían logrado ganarse a millones y millones de hombres del pueblo y que, sin ganarse a estas masas, no -habrían podido transformar la insurrección de Octubre en una profunda revolución popular. Es interesante ver cómo Trotski gruñe hasta contra las palabras “pueblo”, “democracia revolucionaria”, etc., etc., que suelen encon­ trarse en los artículos de los bolcheviques y que él considera inde­ corosas para un marxísta. Por lo visto, Trotski olvida que incluso en septiembre de 1917, un mes antes de la victoria de la dictadura del proletariado, Lenin, mar­ xísta indudable, escribía sobre la “necesidad del paso inmediato de todo el poder a manos de la democracia revolucionaria, con el prole­ tariado revolucionario a la cabeza” (v. t, XXI, p. 198). Por lo visto, Trotski olvida que Lenin, marxista indudable, citando la conocida carta de Marx a Kugelmann3 (abril de 1871) donde se dice que la demolición del aparató burocrático-militar del estado es condición previa de toda verdadera revolución popular en el conti­ nente, escribe, con claridad meridiana, las siguientes líneas; “Merece especial atención la observación extraordinariamente pro­ funda de Marx de que la demolición de la máquina burocráticomilitar del estado es ‘condición previa de toda verdadera revolución populad . Este concepto de revolución ‘popular’ parece extraño en boca de Marx, y los adeptos de Plejánov y los mencheviques rusos, esos discípulos de Struve que quieren hacerse pasar por marxistas, podrían tal vez calificar de ‘lapsus’ esta' expresión de Marx. Esa gente ha* hecho una tergiversación tan liberal e indigente del 75 6

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J. Stalin marxismo, q iiL * para ellos no existe nada sino la antítesis entre revolu­ ción burguesa y revolución proletaria, y hasta esta antítesis la con­ ciben de un modo a más no poder escolástico.'.. ”En la Europa de 1871, el proletariado no formaba en ningún país' del continente la mayoría del pueblo. La revolución no. podía ser ‘popular’ ni arrastrar verdaderamente a la mayoría al movimiento, si no englobaba tanto al proletariado como a los campesinos. Ambas clases formaban entonces el ‘pueblo’ . Une a estas clases el hecho de que la ‘máquina burocrático-militar del estado’ las oprime, las es­ claviza, las explota. Destruir, demoler esta máquina, eso es lo que aconsejan los verdaderos intereses del ‘pueblo’ , de su mayoría, de los obreros y de la mayoría de los campesinos, y tal es la ‘condición previa’ para una alianza libre de los campesinos pobres con los prole■tarios; y sin esa alianza, la democracia es precaria y la transformación socialista imposible” (v. t. XXI, pp. 395-396). Estas palabras de Lenin no deben olvidarse. Así, pues, lograr que las masas se convenzan por experiencia propia de que las consignas del partido son acertadas llevando a estas masas a posiciones revolucionarias, como la condición piimordial para la conquista de millones de trabajadores en favor del partido: tal es la cuarta particularidad de la táctica de los bolcheviques durante el pe­ ríodo de ta preparación de Octubre. Creo que lo dicho es suficiente para comprender bien los rasgos 1 . característicos de, esta táctica.

IV. LA REVOLUCION DE OCTUBRE. COMIENZO Y PREMISA DE L.A REVOLUCION MUNDIAL

Es indudable que la teoría universal del triunfo simultáneo de la revolución en los principales países de Europa, la teoría de la impo­ sibilidad de la victoria del socialismo en un solo país,= ha resultado ser una teoría artificial, una teoría no viable. La historia de siete años de revolución proletaria en Rusia no habla en favor, sino en contra de esa teoría. Esa teoría no sólo es inaceptable como esquema de de­ sarrollo. de la revolución mundial, ya que está en contradicción con hechos evidentes. Es todavía más inaceptable como consigna, porque no libera, sino que encadena la iniciativa de los distintos países que, én virtud de ciertas condiciones históricas,, adquieren la posibilidad de romper ellos solos el frente del capital: porque no estimula a los distintos países a emprender una arremetida enérgica contra el capital, sino a mantenerse pasivamente a la expectativa, 'en espera del “desen­ lace general''; porque no fomenta en los proletarios de los distintos países la decisión revolucionaria, sino las dudas a lo Harnlet: “ ¿y si 76

La Revolución de Octubre los demás países no nos apoyan?", Lenín tiene completa razón al decir que la victoria del proletariado en un solo país es un "caso típico”, que i£ia revolución simultánea en varios países” sólo puede darse como una ‘‘excepción rara” (v. t, XXIII,p. 3.54), Pero la teoría leninista de la revolución no se circunscribe, como es sabido, a este solo aspecto del problema. Es, al mismo tiempo, la teoría del desarrollo de la revolución mundial. La victoria del socialis­ mo en un solo país no constituye un fin en sí. La revolución del país victorioso no debe considerarse como una magnitud autónoma, sino como un apoyo, como un medio para acelerar.el triunfo del proleta­ riado en todos los, países. Porque la victoria de la revolución en un solo país, en este caso en Rusia, no es solamente un producto del desarrollo desigual y de la disgregación progresiva del imperialismo. Es, al mismo tiempo, el comienzo y la premisa de la revolución mundial. Es indudable que las vías del desarrollo -de la revolución mundial no son. tan sencillas como podían parecer antes de la victoria de la revolución en un solo país, antes de la aparición del imperialismo desarrollado, “antesala de la revolución socialista” . Porque ha surgido un factor nuevo tan importante como la ley del desarrollo desigual de los países capitalistas, que rige bajo las condiciones del imperialismo desarrollado y evidencia la inevitabilidad de los conflictos armados, el debilitamiento general del frente mundial del capital y la posibilidad de la victoria del socialismo en algunos países por separado. Porque ha surgido un factor nuevo tan importante como el inmenso país soviético, situado entre el Occidente y el Oriente, entre el centro de la explotación financiera del mundo y el teatro de la opresión colo­ nial, un país cuya sola existencia revoluciona el mundo entero. Todos estos factores (por no citar otros de menor importancia) no pueden ser pasados por alto al estudiar las vías de la revolución mundial. Antes solía suponerse que la revolución iría desarrollándose por “maduiacíón” gradual de los elementos de socialismo, ante todo en los países más desarrollados, en los países “adelantados”. Ahora, esta idea debe ser modificada de modo substancial. “El sistema de las relaciones internacionales —dice Lenin— es ac­ tualmente tal, que uno de los estados de Europa, Alemania se ve avasallado por los estados vencedores. Por otra parte, diversos estados, por cierto de los más antiguos del Occidente, se hallan, gracias a la vic­ toria, en condiciones de poder aprovechar esa misma victoria para hacer a sus clases oprimidas una serie de concesiones, que, si bien son insignificantes, retardan el movimiento revolucionario en estos países, creando una apariencia de ‘paz social’. ”A1 mismo tiempo, otros muchos países —el Oriente, la India, 77

J. Stalin China, etc.- se han visto definitivamente sacados de su carril, precisa­ mente por causa de la última guerra imperialista. Su desarrollo se ha orientado definitivamente por la vía general del capitalismo europeo. En esos países ha comenzado la misma efervescencia que se observa en toda Europa. Y para todo el mundo es ahora claro que ellos han entrado en un proceso de desarrollo que no puede por menos de conducir a la crisis de todo el capitalismo mundial. ”En vista de esto y en relación con ello, ‘los países capitalistas de la Europa occidental llevarán a término su desarrollo hacia el socialis-' mo... de un modo distinto a como esperábamos anteriormente. No lo llevan a término por un proceso gradual de ‘maduración’ del socialis­ mo en ellos, sino mediante la explotación de unos estados por otros, mediante la explotación del primer estado entre los vencidos en la guerra imperialista, Unida a la explotación de todo el Oriente se ha incorporado de manera definitiva al movimiento revolucionario, gra­ cias precisamente a esta primera guerra imperialista, viéndose arrastra­ do definitivamente a la órbita general del movimiento revolucionario mundial ” (v. t. XXVII, pp. 415-416). Si a esto se añade que no sólo los países vencidos y las colonias son explotados por los países vencedores, sino que, además, una parte de los países vencedores cae en la órbita de la explotación financiera de los países vencedores más poderosos, de los Estados Unidos e Inglaterra; que las contradicciones entre todos estos países constitu­ yen el factor más importante de la disgregación del imperialismo mundial; que, además de estas contradicciones, existen y se están desarrollando , otras contradicciones, profundísimas, dentro de cada uno de estos países; que todas estas contradicciones se ahondan y se agudizan por el hecho de existir al aldo de esos países la gran repúbli­ ca de los. soviets; si tomamos todo eso en consideración, tendremos una idea, más o menos completa, de la peculiaridad de la presente situación internacional. Lo más probable es que la revolución mundial se desarrolle del siguiente modo: nuevos países se desgajarán del sistema de los países imperialistas por vía revolucionaria, siendo apoyados sus proletarios por los proletarios de los países imperialistas. Vemos que el primer país que se ha desgajado, el primer país que ha vencido, es apoyado ya por los obreros y las masas trabajadoras de los otros países. Sin este apoyo no podría mantenerse. Es indudable que este apoyo irá cobrando mayor intensidad y fuerza. Pero también es indudable que el mismo desarrollo de la revolución mundial, el mismo proceso por el que se desgajen del imperialismo nuevos países se operará con tanta mayor rapidez y profundidad cuanto más firmemente se vaya consoli­ dando el socialismo en el primer país victorioso, cuanto más rápida­ mente se transforme este país en una base para el desarrollo sucesivo 78

La Revolución de Octubre de la revolución mundial, en una palanca de la disgregación sucesiva del imperialismo. Si es cierta la tesis de que el triunfo definitivo del-socialismo en el primer país liberado no es posible sin los esfuerzos comunes de los proletarios de varios países, no menos lo es que la revolución mundial se desarrollará con tanta mayor rapidez y profundidad, cuanto más eficaz sea la ayuda prestada por el primer país socialista a los obreros y a las masas trabajadoras de todos los otros países. ¿En qué debe consistir esta ayuda? En primer lugar, en que el país que ha triunfado “lleve a cabo el máximo de lo realizable en un solo país para desarrollar, apoyar y despertar la revolución en todos los países” (v. L enin , t. XXIII, p. 385). En segundo lugar, en que “el proletariado triunfante” de un país, “después de expropiar a los capitalistas y de organizar la producción socialista dentro de sus fronteras, se enfrente con el resto del mundo, con el mundo capitalista, atrayendo a. su lado a las clases oprimidas de los demás países, levantando en ellos la insurrección contra los capitalista, empleando, en caso necesario, incluso la fuerza de las armas contra las clases explotadoras y sus estados” (v. Lenin, t. XVIII, pp. 232-233). La particularidad característica de esta ayuda del país victorioso no sólo consiste en que acelera la victoria del proletariado de los otros países, sino también en que, al facilitar esta victoria, asegura el triunfo definitivo del socialismo en el primer país victorioso.. Lo más probable es que, en el curso del desarrollo de la revolución mundial, se formen, al lado de los focos de imperialismo en distintos países capitalistas y al lado del sistema de estos países en todo el mundo, focos de socialismo en distintos países soviéticos y un sistema' de estos focos en el mundo entero, y que la lucha entre estos dos sistemas llene la historia del desarrollo de la revolución mundial. Pues, “la libre unión de las naciones en el socialismo -d ice Lenin ■ es imposible sin una lucha tenaz, más o menos prolongada, de las repúblicas socialistas contra los estados atrasados” (v. lugar citado). La importancia mundial de la Revolución de Octubre no sólo resi­ de en que es la gran iniciativa de un país que ha abierto una'brecha en el sistema del imperialismo y constituye el primer foco de socialis­ mo en medio del océano de los países imperialistas, sino*también en que es la primera etapa de la revolución mundial y una base potente para su desenvolvimiento sucesivo. Por eso no sólo yerran quienes, olvidando el carácter internacional de la Revolución de Octubre, afirman que la victoria de la revolución en un solo país es un fenómeno pura y exclusivamente nacional; 79

J. Stalin yerran también quienes sin olvidar ei carácter internacional de la Revolución de Octubre, propenden a considerarla como algo pasivo, sujeto únicamente al apoyo que pueda recibir del exterior. La reali­ dad es que no sólo la Revolución de Octubre necesita del apoyo de la •revolución de los otros países, sino que también la revolución de estos países necesita del apoyo de la Revolución de Octubre para acelerar e impulsar el derrocamiento del imperialismo mundial. 17 de diciembre de 1924. ■I . Stalin Camino t/e Octubre Editorial del Estado, 1925,

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J. V. STALIN

CUESTIONES DEL LENINISMO A la organización de Leníngrado deí P.C. (b) de la URSS

I, DEFINICION DEL LENINISMO

En el folleto. Los fundam entos del leninismo se da sla conocida definición del leninismo, que ha obtenido ya, por lo visto, carta de ciudadanía. Dice así: “El leninismo es el marxismo de la época del imperialismo y de la revolución proletaria. O más exactamente; el leninismo es la teoría y la- táctica de la revolución proletaria en general, la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado en particular”. ¿Es exacta esta definición? Yo entiendo que sí lo es. Es exacta, en primer lugar, porque indica acertadamente las raíces históricas del leninismo, conceptuándolo como el marxismo, de la época del imperialismo, por oposición a algunos eríticos de Lenin, que entienden equivocadamente que el leni­ nismo surgió después de la guerra imperialista. Es exacta, en segun­ do lugar, porque señala acertadamente el carácter internacional del leninismo, por oposición a la socialdemoeracia, que entiende que el leninismo sólo es aplicable a las condiciones nacionales rusas. Es exacta, en tercer lugar, porque señala acertadamente la ligazón or­ gánica que existe entre el leninismo y la doctrina de Marx, concep­ tuándolo como el marxismo de la época del imperialismo, por opo­ sición a algunos críticos del leninismo, que no ven en éste un nuevo desarrollo del marxismo, sino simplemente la restauración del marxis­ mo y su aplicación a la realidad rusa. No creemos que. sea necesario detenerse a comentar esto. Sin embargo, en nuestro partido hay, por lo visto, quienes consi­ deran necesario definir el leninismo de un modo diferente. Así, por ejemplo, Zinóviev cree que: 81

J. Stalin “El leninismo es el marxismo de la época' de las guerras imperia­ listas y de la revolución mundial, revolución que se ha iniciado direc­ tamente en un país en que predomina el campesinado ¿Qué pueden significar las palabras subrayadas por Zinóviev? ¿Qué significa introducir en la definición del leninismo el atraso de Rusia, su carácter campesino? Significa convertir el leninismo, doctrina proletaria internacional, en un producto de las condiciones específicas rusas. Significa hacer el juego a Báuer y Kautsky, que niegan la posibi­ lidad de aplicar el leninismo a otros países más desarrollados en el sentido capitalista. Es indudable que la cuestión campesina tiene para Rusia una iinportancia enorme, que nuestro país es un país campesino. Pero ¿qué importancia puede encerrar este hecho, a la hora de definir los fundamentos del leninismo? ¿Acaso el leninismo se formó exclusi­ vamente en las condiciones, de Rusia y para Rusia, y no en las condi­ ciones del imperialismo y para los países imperialistas en general? ¿Acaso obras de Lenin como El imperialismo, fase superior del capítalismox, El estado y la revolución2, La revolución proletaria y el renegado K autsky3, La enfermedad infantil del “izquierdismo" en el comunismo*, etc. solo tienen importancia para Rusia y no para los países imperialistas en general? ¿Acaso el leninismo no es la síntesis de la experiencia del movimiento revolucionario de todos los países? ¿Acaso los fundamentos de la teoría y de la táctica del leninismo no son válidos y obligatorios para los partidos proletarios de todos los países? ¿Acaso Lenin no tenía razón cuando decía que “el bolche­ vismo puede servir de modelo de táctica para todos? (v. t. XX1I1, p. 386)*. ¿Acaso Lenin no tenía razón cuando hablaba de la signifi­ cación internacional [Subrayado por m í. /.S í.] del poder soviético y de los fundamentos de la teoría y de la táctica bolchevique? (v. t. XXV, pp. I? 1-172). ¿Acaso no son exactas, por ejemplo, las siguien­ tes palabras dL* Lenin? “En Rusia, la dictadura del proletariado tiene que distinguirse inevitablemente por ciertas particularidades en comparación con los países avanzados, como consecuencia del inmenso atraso y del carác­ ter pequen oburgués de nuestro país. Pero las fuerzas fundamentales - y las formas fundamentales de la economía social— son, en Rusia, las mismas que en cualquier país capitalista, por lo que estas particu­ laridades pueden referirse tan sólo a lo que no es esencia/"[Subrayado por mí. J. 57.] (v, t. XXIV, p. 508). * Aquí y en las siguientes referencias a los trabajos de V.Í.Lenin, los números romanos corresponden a los tomos de la 3a* edición én ruso de las Obras de V.J. Lenin. (N, del T:).

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Cuestionas del leninismo Y si todo eso es cierto, ¿no se desprende, acaso, de ello que la defi­ nición del leninismo que da Zínóvíev no puede considerarse exacta? ¿Cómo se puede compaginar esta definición del leninismo, que lo limita a un marco nacional, con el internacionalismo? II. LO FUNDAMENTAL EN EL LENINISMO

En el folleto Los fundam entos del leninismo se dice: “Algunos piensan que lo fundamental en el leninismo es la cues­ tión campesina, que el punto de partida del leninismo es la cuestión del campesinado, de su papel, de su peso específico. Esto es comple­ tamente falso. La cuestión fundamental del leninismo, su punto de partida, no es la cuestión campesina, sino la cuestión de la dictadura del proletariado, de las condiciones en que ésta se conquista y de las condiciones, en que se consolida. La cuestión campesina, como cuestión del aliado del proletariado en su lucha por el poder, es una cuestión derivada.” ¿Es exacto este planteamiento? Yo entiendo que sí lo es. Este planteamiento se desprende íntegra­ mente de la definición del leninismo. En efecto, si el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria, y si lo que constituye el contenido fundamental de la revolución proletaria es la dictadura del proletariado, resulta evidente que lo principal en el leninismo es la cuestión de la dictadura del proletariado, es el estudio de esta cuestión, es su fundamentación y concretación. Sin embargo, Zínóviev no está, por lo visto, de acuerdo con este planteamiento. En su artículo En memoria de Lenin, dice: “La cuestión del papel del campesinado es, como ya he dicho, la cuestión fundam ental [Subrayado por mí J. Sí.] del bolchevismo, del leninismo.” Como veis, este planteamiento de Zinóviev se desprende íntegra-, mente de su falsa definición deX leninismo. Por eso, es tan falso como su definición del leninismo. ¿Es exacta la tesis de Lenin de que la dictadura del proletariado forma “el contenido esencial de la revolución' proletaria”?, (v. t, XX111, p. 337). Indiscutiblemente, es exacta. ¿Es exacta la tesis de que el leninismo es la teoría y la táctica de la revolución proletaria? Entiendo que es exacta. ¿Qué se deduce entonces de esto? De esto se deduce que la cuestión fundamental del leninismo, su punto de partida, su base, es la cuestión de la dictadura del proletariado. 83

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¿Acaso no es cierto que la cuestión del imperialismo, la cuestión del desarrollo a saltos del imperialismo, la cuestión del triunfo del socialismo en un solo país, la cuestión del estado del proletariado, la cuestión de la forma soviética de este estado, la cuestión del papel del partido dentro del sistema de la dictadura del proletariado, la cues­ tión de los caminos de la edificación del socialismo; acaso no es cierto que todas estas cuestiones fueron esclarecidas precisamente por Lenin? ¿Acaso no es cierto que son precisamente estas cuestiones las que forman la base, el fundamento de la idea de la dictadura del proletariado? ¿Acaso no es cierto que sin esclarecer estas cuestiones fundaméntales sería inconcebible el esclarecimiento de la cuestión campesina desde el punto de vista de la dictadura del proletariado? Es indudable que Lenin era un profundo conocedor de la cuestión campesina. Es indudable que la cuestión campesina, como la cuestión del aliado del proletariado, tiene enorme importancia para el prole­ tariado y es parte integrante de la cuestión fundamental, la cuestión de la dictadura del proletariado. Pero ¿acaso no es evidente que si ante el leninismo no se hubiera planteado la cuestión fundamental, la de la dictadura del proletariado, no habría existido tampoco la cuestión derivada de ésta, la cuestión del aliado del proletariado, la cuestión de los campesinos? ¿Acaso no es evidente que sí ante el leninismo no se hubiera planteadora cuestión práctica de la conquista del poder por el proletariado, no habría existido tampoco la cuestión de la alianza con el campesinado? Lenin no sería el ideólogo más grande del proletariado, como indiscutiblemente lo es, sino que sería un simple “filósofo campe­ sino”, como con frecuencia lo pintan los filisteos literarios del extran­ jero, si en vez de esclarecer la cuestión campesina sobre la base de la teoría y la táctica de la dictadura del proletariado, lo hubiese hecho independientemente y al margen de esta base. Una de dos: o bien la cuestión campesina es lo fundamental en el leninismo, y entonces el leninismo no es válido ni obligatorio para los países desa­ rrollados en el sentido capitalista, para los países que no son campe­ sinos; o bien lo fundamental en el leninismo es la dictadura del proletáriado, y entonces el leninismo es la teoría internacional de los prole­ tarios de todos los países, Válida y obligatoria para todos los países, sin excepción, incluyendo los países desarrollados en el sentido capi­ talista. Hay que optar por una de las dos cosas.

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C u e stio n e s del le n in ism o III. LA CUESTION DE LA REVOLUCION “PERMANENTE”

En el folleto Los fundam entos del leninismo, a la "teoría de la revo­ lución permanente” se la juzga como una “teoría" que menosprecia el papel del campesinado. Allí se dice lo siguiente: “Así, pues, Lenin no combatía a los partidarios de la revolución “permanente” por la cuestión de la continuidad, pues el propio Lenin sostenía el punto de vista de la revolución ininterrumpida, sino porque menospreciaban el papel de los campesinos, que son la reserva más importante del.proletariado.”5 Hasta estos- últimos tiempos, esta manera de conceptuar a los : “permanentistas” rusos gozaba del asentimiento general. Sin embargo, aun siendo en general acertada, no puede considerarse todavía como completa. La. discusión de 1924, de una parte, y, de otra, el estudio minucioso de las obras de Lenin han demostrado que el enor de los “pénnanentistas” rusos no consistía solamente en menospreciar el papel del campesinado, sino también en menospreciar la fuerza y la capacidad del proletariado para conducir a los campesinos tras de sí, en la falta de fe en la idea de la hegemonía del proletariado. Por eso, en mi folleto La Revolución de Octubre y la táctica de los comunistas rusos (diciembre de 1924) amplié esta caracterización y la sustituí por otra más completa. He aquí lo que se dice en el citado folleto: “Hasta áhora solía señalarse un solo lado de la teoría de la “revo­ lución permanente” : la falta de fe en las posibilidades.revolucionarias del movimiento campesino. Ahora, para ser justos, hay que completar ese lado con otro: la falta de fe en las fuerzas y en la capacidad del proletariado de Rusia.”6 . Esto no significa, naturalmente, que el leninismo haya estado o esté en contra de la idea de la revolución permanente, sin comillas, proclamada por Marx en la década del 40 del siglo pasado7 . Al contiario, Lenin fue el único marxísta que supo comprender y desarrollar de un modo acertado la idea de la revolución permanente. La dife­ rencia entre Lenin y los “permanentistas” , en esta cuestión, consiste en que los “permanentistas” tergiversaban la idea de la revolución permanente de Marx, convirtiéndola en sapiencia inerte y libresca, mientras que Lenin la tomó en su forma pura e hizo de ella uno de los fundamentos d.e su teoría de la revolución. Conviene recordar que la idea de la transformación de la revolución deinocrático-burguesa en revolución socialista, expresada por Lenin ya en 1905, es una de las formas en que encarna la teoría de la revolución permanente de

J. Stalin Marx. He aquí lo que Lenin escribía a este respecto ya en 1905: “De la revolución democrática comenzaremos a pasar en seguida, y precisamente en la medida de nuestras fuerzas, de las fuerzas del proletariado consciente y organizado, a la revolución socialista. Noso­ tros somos partidarios de la revolución ininterrumpida [Subrayado por mí J. Sí.]. No nos quedaremos a mitad de camino... ”Sin caer en el aventurerismo, sin traicionar nuestra conciencia científica, sin búsear popularidad barata, podemos decir y decimos solamente una cosa: ayudaremos con todas nuestras fuerzas a todo el campesinado a hacer la revolución democrática para que a nosotros, al partido del proletariado, nos sea más fácil pasar lo antes posible a una tarea* nueva y superior: a la revolución socialista” (v. t. VIII, pp! 186-187). Y he aquí lo que dice Lenin a este propósito dieciséis años más tarde, después de la conquista del poder por el proletariado: “Los Kautsky, los Hilferding, los Mártov, los Cliemov, los Hillquit, los Longuet, los MacDonald, los Turati y otros héroes del marxismo ‘segundo y medio’ no han sabido comprender... la correlación entre la revolución democrático-burguesa y la revolución proletaria so­ cialista. La primera se. transforma en la segunda [Subrayado por mí J. Sí.]. La segunda resuelve de paso los problemas de la primera. La segunda consolida la obra de la primera. La lucha, y solamente la lucha, determina hasta qué punto la segunda logra rebasar a la prime­ ra” (v.t. XXVII, p. 26). Llamo especialmente la atención acerca de la primera cita, tomada del artículo de Lenin La actitud de la socialdemoerada ante el movi­ miento campesino, publicado el 1 de septiembre de 1905. Subrayo esta para conocimiento de aquellos que aun siguen afirmando que Lenin no llegó a la idea de la transformación de la revolución demo­ crático-burguesa en revolución socialista, es decir, a la idea dé la revolución permanente, hasta después de empezada la guerra imperia­ lista. Esta cita no deja lugar a dudas de que esa gente se equivoca df medio a medio. IV. LA REVOLUCION PROLETARIA Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO * .

¿Cuáles son los rasgos característicos de la revolución proletaria, que la distinguen de la revolución burguesa? La diferencia entre la revolución proletaria y la revolución bur86

Cuestiones del leninismo guesa podría resumirse en cinco puntos fundamentales: 1) La revolución burguesa comienza, generalmente, ante la pre­ sencia de formas más o menps plasmadas de economía capitalista, formas que han surgido y madurado en el seno de la sociedad feudal ya antes de la revolución manifiesta; mientras que la revolución pro­ letaria comienza con la ausencia total o casi total de formas plasma­ das de economía socialista. 2) La tarea fundamental de la revolución burguesa se reduce a conquistar el poder y ponerlo en consonancia con la economía bur­ guesa existente; mientras que la tarea fundamental de la revolución . proletaria consiste en construir, una vez conquistado el poder, una economía nueva, la economía socialista. 3) La revolución burguesa termina, generalmente, con la conquista del poder; mientras que para la revolución proletaria la eonquista del poder no es más que el com ienzo, con la particularidad de que en este caso el-poder se utiliza como palanca para transformar la vieja economía y organizar la nueva. 4) La revolución burguesa se limita a sustituir en el poder a un grupo de explotadores por otro grupo de explotadores, razón por la cual no necesita destruir la vieja máquina del estado; mientras que la revolución proletaria arroja del poder a todos los grupos explotadores, sin excepción, y coloca en él al jefe de todos los trabajadores y explotados, a la clase de los proletarios, razón por la cual no puede dejar de destruir la vieja máquina del estado y .sustituirla por otra nueva. 5) La revolución burguesa no puede agrupar en tomo a la bur­ guesía, por un período más o menos largo, a los millones de hombres de las masas trabajadoras y explotadas, precisamente porque se trata de trabajadores y explotados; mientras que la revolución proletaria puede y debe unirlos al proletariado en una alianza duradera, ‘ pre­ cisamente por tratarse de trabajadores y explotados, si es que quiere cumplir su tarea fundamental de consolidar el poder del proletariado y construir una nueva economía, la economía socialista. He aquí algunas tesis fundamentales de Lenin a este respecto: “Una de las diferencias fundamentales —dice Lenin— entre la re­ volución burguesa y la revolución socialista consiste en que para la revolución burguesa, que brota del feudalismo, se van creando gra­ dualmente, en el seno del viejo régimen, nuevas organizaciones eco­ nómicas, que modifican poco a poco todos los aspectos de la so­ ciedad feudal. La revolución burguesa tenía una sola tarea: barrer, arrojar, romper todas las ataduras de la sociedad anterior. Al cumplir esta tarea, toda revolución burguesa cumple con todo lo que de ella se exige: intensifica el desarrollo del capitalismo. ”Muy distinta es la situación en que se halla la revolución socialista. 87

J. Stalin Cuanto más atrasado es él país que, en virtud de ios zigzags de la histo­ ria, ha tenido que comenzar la revolución socialista, más difícil le resulta pasar de las viejas relaciones capitalistas a las relaciones socialistas. Aquí, a las tareas destructivas se añaden otras nuevas, de inaudita dificultad: las tareas de organización.” (v,t. XXII, p. 315). “Si la obra creadora popular de la revolución rusa --prosique Lenin—, que pasó por la gran experiencia de 1905, no hubiera creado los soviets ya en febrero de 1917, éstos no habrían podido, en modo alguno, tomar el poder en octubre, pues el éxito sólo dependía de que el movimiento, que abarcaba a millones de hombres, contase con formas de organización ya plasmadas. Estas formas ya plasmadas fueron los soviets, y por eso en el terreno político nos esperaban tan brillantes éxitos y una mareha triunfal ininterrumpida como la que hemos realizado, pues la nueva forma del poder político estaba ya dispuesta y sólo nos restaba transformar mediante algunos decretos aquel poder de los soviets qué en los primeros meses de la revolución se hallaba en estado embrionario, en la forma legalmente reconocida y afianzada en el estado ruso: en la República Soviética de Rusia” (v.t. XXII, p. 315). “Quedaban todavía —dice Lenin— dos problemas de un a. dificultad inmensa, cuya solución no podía ser de ningún modo aquel camino triunfal por el que avanzó en los primeros meses nuestra revolución” (v. lugar citado, p. 315). “En primer lugar, las tareas de organización interna, que se. le plantean a toda revolución socialista. La diferencia entre la revolución socialista y la revolución burguesa está precisamente en que en el segundo easo existen formas plasmadas de relaciones capitalistas, mientras que el poder soviético, poder proletario, no se encuentra con relaciones plasmadas, si se preseinde de las formas más desarrolladas del capitalismo, que en el fondo sólo abarcan a unas pocas posiciones elevadas de la industria y aún muy escasamente a la agricultura. La organización dé la contabilidad, el control sobre las empresas más fuertes, la transformación de todo el mecanismo económico del estaco en una sola gran máquina, en un organismo económico que funcione de modo que centenares de millones de personas se rijan por un solo plan: he ahí la formidable tarea de organización que cayó sobre nuestros hombros. Dadas las condiciones aetuales del trabajo, este problema no admitía en absoluta una solución audaz, como las que solíamos dar a los problemas de la guerra civil” (v. lugar eitado, p. 316). “La segunda dificultad inmensa. . . era la cuestión internacional. Si hemos podido acabar tan fácilmente con las bandas de Kerenski, si hemos instaurado con tanta facilidad nuestro poder, si hemos conseguido sin la menor dificultad los decretos de socialización de la tierra y del control obrero; si hemos logrado tan fácilmente todo ( 88

Cuestiones del leninismo esto, se debe exclusivamente a que las condiciones favorables creadas durante breve tiempo nos protegieron contra el imperialismo inter­ nacional. El imperialismo internacional, con todo el poderío de su capital, con su máquiná bélica altamente organizada, que constituye la verdadera fuerza, la verdadera fortaleza del capital internacional, no podía, en modo alguno ni bajo ninguna condición, acostumbrarse a vivir al lado de la república soviética, tanto por su sitqación objetiva como por los intereses económicos de la clase capitalista que en él encarna; no podía, en virtud de los vínculos comerciales, de las relaciones financieras internacionales. Aquí el conflicto es inevitable. En ello reside la más grande dificultad de la revolución rusa, su problema histórico más grande: la necesidad de resolver los problemas internacionales, la necesidad de provocar la revolución internacional” (v .t. ÍCX11, p. 317). Tal es el carácter intrínseco y el sentido fundamental de la revolución proletaria. ¿Se puede llevar a cabo una reconstrucción tan radical del viejo régimen, del régimen burgués, sin una revolución violenta, sin la dictadura del proletariado? Evidentemente que no. Quien crea que semejante revolución puede llevarse a cabo pacíficamente, sin salirse del marco de la democracia burguesa, adaptada a la dominación de la burguesía, ha perdido la cabeza y toda noción del sentido común, o reniega cínica y abiertamente de la revolución proletaria. Hay que subrayar este planteamiento con tanta mayor fuerza y tanto más categóricamente, por cuanto se trata de una revolución proletaria que hasta ahora sólo ha triunfado en un país, cercado por países capitalistas hostiles y cuya burguesía no puede por menos de ser apoyada por el capital internacional. Por eso dice Lenin que: “La liberación de la clase oprimida no sólo es-imposible sin una revolución violenta, sirio también sin la destrucción del aparato del poder estatal, creado por la clase dominante” (v. t, XXI, p. 373). “Que antes —manteniéndose en pie la propiedad privada, es decir, el poder y el yugo del capital— la mayoría de la población se pronuncie a favor del partido del proletariado; sólo entonces podrá y deberá éste tomar el poder”, dicen los demócratas pequen oburgueses, de hecho criados de la burguesía, que se llaman “socialistas” [Subrayado por mí, J. Sí,] (v. t. XXIV, p. 647). “Que antes el proletariado revolucionario derribe a la burguesía, acabe con la opresión del capital, destruya el aparato del estado burgués; entonces podrá el proletariado victorioso ganarse rápi89

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J, Sialin damente las simpatías y el apoyo de la mayoría de las masas traba­ jadoras no proletarias, satisfaciendo las necesidades de estas, masas a expensas de los explotadores”, decimos nosotros” [Subrayado por mí, J. Sí.] (v. lugar citado). “Para atraer a su lado a la mayoría de la población, el proletariado —prosigue Lenin- tiene, en primer lugar, que derribar a la burguesía y adueñarse del poder del estado; tiene, en segundo lugar, que implantar el poder soviético, haciendo añicos el viejo aparato estatal, con lo cual quebranta inmediatamente la dominación, el prestigio y la influencia de la burguesía y de los conciliadores pequeñoburgueses entre las masas trabajadoras no proletarias. Tiene, en tercer lugar, que acabar con la influencia de la burguesía y de los conciliadores t pequeñoburgueses entre la mayoría de las masas trabajadoras no proletarias, dando satisfacción revolucionaria a las necesidades económicas de estas masas a expensas de los explotadores” (v. lugar citado, p. 641). Tales son los signos característicos de la revolución proletaria. . ¿Cuáles son, en relación con esto, los rasgos fundamentales de, la dictadura del proletariado, si se reconoce que la dictadura del pro­ letariado forma el contenido fundamental de la. revolución proletaria? He aquí la definición más general de la dictadura del proletariado que da Lenin: “ La dictadura del proletariado no es la terminación de. la lucha de clases, sino su continuación bajo nuevas formas. La dictadura del proletariado es la lucha de clase del proletariado que ha triunfado y ha tomado en sus manos el poder político contra la burguesía que ha sido vencida, pero que no ha sido aniquilada, que no ha desaparecido, que n o, ha dejado de oponer resistencia; contra la burguesía cuya resistencia se ha intensificado" (v. t. XXIV, p. 311). Al oponerse a que se confunda la dictadura del proletariado con un poder “de todo el pueblo”, “elegido por todos”, con un poder “que no es de clase”, Lenin dice: “La clase que ha tomado en sus manos el poder político, lo ha tomado consciente de que es ella sola [Subrayado por mí, J. ST.] la que se hace cargo de él. Esto entra en el concepto de dictadura del proletariado. Y este concepto sólo tiene sentido cuanto una clase sabe que es ella sola la que toma en sus manos el poder político y no se engaña a sí misma ni engaña a los demás hablando de un poder ‘de todo el pueblo, elegido por todos y refrendado por todo el pueblo’ ” (v.t. XXVI, p. 286). 90

Cuestiones del leninismo Sin embargo, esto no significa que el poder de una sola clase, la clase de los proletarios, poder que ésta no comparte ni puede com­ partir con otras clases, no necesita, para alcanzar sus objetivos, la ayuda de las masas trabajadoras y explotadas de otras clases, la alian­ za con esas masas. Al contrario, este poder, el poder de una sola clase, sólo se puede afianzar y ejercer totalmente mediante una forma especial de alianza de la clase de los proletarios con las masas trabaja­ doras de las clases pequeñoburguesas, y ante todo, con las masas trabajadoras del campesinado. ¿Cuál es esta forma especial de alianza y en qué consiste? ¿No se encuentra esta alianza con las masas trabajadoras de otras clases no proletarias en contradicción con la idea de la dictadura de una sola clase? Lo que distingue a esta forma especial de alianza es que el prole­ tariado constituye en ella la fuerza dirigente. Lo que distingue a esta forma especial de alianza es que el dirigente del estado, el dirigente del sistema de la dictadura del proletariado, es un solo partido, el partido del proletariado, el partido comunista, que no comparte ni puede compartir la dirección con otros partidos. Como veis, no se trata más que de una contradicción aparente. “La dictadura del proletariado -d ic e Lenin— es una forma especial de alianza de clase [Subrayado por mí, J. S7,] entre el proletariado, vanguardia de los trabajadores, y las numerosas capas trabajadoras no proletarias (pequeña burguesía, pequeños patronos, campesinos, inte­ lectuales, etc.) o la mayoría de ellas, alianza dirigida contra el capital, alianza cuyo objetivo es el derrocamiento completo del capital, el aplastamiento completo de la resistencia de la burguesía y de sus tentativas de restauración, alianza cuyo objetivo es la instauración y la consolidación definitiva del socialismo. Es una alianza de tipo espe­ cial, que se forma en condiciones especiales, precisamente en las con­ diciones de una furiosa guerra civil; es una alianza de los partidarios resueltos del socialismo con sus aliados vacilantes, y a veces' con los ‘neutrales* (en cuyo caso, de pacto de lucha, la alianza se convierte en pacto, de neutralidad); es una alianza entre clases diferentes desde el punto dé vista económico, político, social y espiritual” [Subrayado por mí, J. Sr.] (v. t. XXIV, p. 311). Tratando de rebatir esta interpretación de la dictadura del proleta­ riado, Kámenev dice en uno de sus informes dé orientación: “La dictadura no es [Subrayado por m í, J. Sí.] la alianza de una clase con otra.” Creo que Kámenev se refiere aquí, ante todo, a un pasaje de mi 91

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J. Stalin folleto La Revolución de Octubre y la táctica de los comunistas ru­ sos, donde se dice: “La dictadura del proletariado no es una simple élite gubernamen­ tal, ‘inteligentemente’ ‘seleccionada’ por la mano solícita de un ‘estratega experimentado’ y que ‘se apoya sabiamente’ en tales o cuales capas de la población. La dictadura del proletariado es la alian­ za de clase del proletariado y de las masas trabajadoras del campo para derribar el capital, para el triunfo definitivo del socialismo, a ?condioión de que la fuerza dirigente de esa alianza sea el proletaria­ do.”» Sostengo enteramente esta definición de la dictadura del proleta­ riado, pues entiendo que coincide íntegra y plenamente con la defini­ ción de Lenin que acabo de citar. Afirmo que la declaración de Kámenev de que “la dictadura tío es la alianza de una clase con otra”, hecha de una forma tan categórica, no tiene nada que ver con la teoría leninista de la dictadura del proletariado, 'i Afirmo que de. este .modo sólo pueden hablar quienes- no hayan comprendido el sentido que encierra la idea de la-ligazón, de la alian­ za entre el proletariado y el campesinado, la idea de la hegemonía del proletariado dentro de esta alianza. Unicamente pueden hablar así quienes no hayan comprendido la tesis leninista de que: “Sólo el acuerdo con el campesinado [Subrayado por mí, J. 57.] puede salvar a la revolución socialista en Rusia, en tanto que no estalle la revolución en otros países” (v. t. XXVI, p, 238). Unicamente pueden hablar así quienes no hayan comprendido la tesis de Lenin de que: “El principio supremo de la dictadura [Subrayado por mí, J. 57.] es mantener la alianza entre el proletariado y el campesinadoj para que el proletariado pueda conservar el papel dirigente y el poder estatal” (v. lugar citado, p. 460). Señalando uno de los objetivos más importantes de la dictadura, el de aplastar a los explotadores, Lenin dice: “Científicamente, dictadufa no significa más que un poder no limi­ tado por nada, no restringido por ninguna ley,, absolutamente por ninguna regla, un poder que se apoya directamente en la violencia” (v. t. XXV, p: 441). 92

Cuestiones del leninismo “Dictadura significa —¡tenedlo en cuenta de una vez para siempre, señores demócratas constitucionalistas! — un poder ilimitado que se apoya en la fuerza, y no en la ley. Durante la guerra civil, el poder victorioso, sea el que fuere, sólo puede ser una dictadura” (v, t. XXV, p. 436). Pero, naturalmente, la dictadura del proletariado no se reduce sola* mente a la violencia, aunque sin violencia no puede haber dictadura. “Dictadura —dice Lenin— no significa solamente violencia, aunque aquélla no es posible sin la violencia; significa también una organi­ zación del trabajo superior a la precedente” (v. t. XXIV, p. 305). “La dictadura del proletariado. . . no es sólo el ejercicio de la violencia sobre los explotadores, ni siquiera es principalmente violen­ cia. La base económica de esta violencia revolucionaria, la garantía de su vitalidad y de su éxito, está en que el proletariado representa y pone en práctica un tipo más elevado de organización social, del traba­ jo que el del capitalismo. Esto es lo esencial. En ello radica la fuerza y la garantía del triunfo inevitable y completo del comunismo” (v. t, XXIV, pp. 335-336). “Su esencia fundamental (es decir, la de la dictadura, J. St.) reside en la organización y disciplina del destacamento avanzado de los tra­ bajadores, de su vanguardia, de su único dirigente: el proletariado. Su objetivo es crear el socialismo, suprimir la división de la sociedad en clases, convertir a todos los miembros de la sociedad en trabajadores, destruir la base sobre la que descansa toda explotación del hombre por el hombre. Este objetivo no puede alcanzarse de un golpe; ello exige un,período de transición bastante largo del capitalismo al socia­ lismo, tanto - porque reorganizar la producción es empresa difícil, como porque se necesita tiempo para introducir cambios radicales en todos los dominios de la vida, y porque la enorme fuerza de la costumbre de dirigir de un modo pequeño burgués y burgués la eco­ nomía, sólo puede superarse en una lucha larga y tenaz. Precisamente por eso habla Marx de todo un período de dictadura del proletariado como período de transición del capitalismo al socialismo” (v. lugar citado, p. 314). Tales son los rasgos característicos de la dictadura del proletariado. De aquí los tres aspectos fundamentales de la dictadura del prole­ tariado: 1) Utilización del poder del proletariado para aplastar a los explo­ tadores, para defender el país, para consolidar los lazos con los prole­ tarios de los demás países, para desarrollar y hacer triunfar la revolu­ ción pn todos los países. 2) Utilización del poder del proletariado para apartar definitíva93

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Cuestiones del leninismo mente de la burguesía a las masas trabajadoras y explotadas, para consolidar la alianza entre el proletariado y estas masas, para hacer participar a estas masas en la edificación socialista, para asegurar al proletariado la dirección estatal de estas masas, 3) Utilización del poder del proletariado para organizar el socia­ lismo, para suprimir las clases, para pasar a una sociedad sin clases, a la sociedad socialista. La dictadura proletaria es la suma de estos tres aspectos. Ni uno solo de estos aspectos puede considerarse como el único rasgo carac­ terístico de la dictadura del proletariado; y a la inversa, basta con que falte aunque sólo sea uno de ellos, para que, existiendo el cerco capitalista, la dictadura del proletariado deje de ser dictadura. Por eso, no se puede prescindir de ninguno de estos tres aspectos sin correr el riesgo de tergiversar la idea de la dictadura del proletariado. Solamente estos tres aspectos, juntos, nos dan una idea completa y acabada de la dictadura del proletariado. la dictadura del proletariado tiene sus períodos, sus formas espe^ cíales, sus diversos métodos de trabajo. Durante el período de la guerra civil, salta sobre todo a la vista el lado de violencia de la dictadura, Pero de aquí no se desprende, ni mucho menos, que duran­ te el período de la guerra civil no se efectúe ninguna labor construc­ tiva. Sin una labor constructiva es imposible sostener la guerra civil. Por el contrario, durante- el período de edificación del socialismo, salta sobre todo a la vista la labor pacífica, organizadora y cultural de la dictadura, la legalidad revolucionaria, etc. Pero de aquí no se des­ prende tampoco, ni mucho menos, que el lado de violencia de la dictadura haya desaparecido o pueda desaparecer durante el período de, edificación. Los órganos de represión, el ejército y otros organis­ mos, siguen siendo tan necesarios ahora, en el período de edificación, como lo fueron en el período de guerra civil. Sin estos organismos no se puede asegurar, por poeo que sea, la labor constructiva de la dicta­ dura. No debe olvidarse que hasta ahora la revolución no ha triunfado más que en un sólo país^ No debe olvidarse que, mientras exista el cerco capitalista, subsistirá el peligro de intervención, con todas las consecuencias derivadas de este peligro. V. EL PARTIDO Y LA CLASE OBRERA DENTRO DEL SISTEMA DE LA DICTADURA DEL PROLETARIADO

Más arriba he hablado de la dietadura del proletariado desde el punto de vista de su inevitabilidad histórica, desde el punto de vista de su contenido de clase, desde el punto de vista de su carácter como estado y, por último, desde el punto de vista de sus tareas destructoras y creadoras, que se realizan a lo largo de todo un período histórico, 94

Cuestiones del le n in is m o

llamado período de transición del capitalismo al socialismo Ahora hemos de hablar de la dictadura del proletariado desde el punto de vista de su estructura, desde el punto de vista de su "meca­ nismo”, desde el punto de vista del papel y del significado de las "correas de transmisión”, "palancas” y "fuerza orientadora”, que en conjunto forman el "sistema de la dictadura del proletariado” (Lenin) y por medio de las cuales ésta realiza su labor diaria. ¿Cuáles son esas “correas de transmisión” o “palancas” dentro del sistema de la dictadura del proletariado? ¿Cuál es esa "fuerza orien­ tadora”? ¿Para qué son necesarias? Las palancas o correas de transmisión son aquellas organizaciones de masas del proletariado, sin ayuda de las cuales es imposible ejercer la dictadura. La fuerza orientadora es el destacamento de avanzada del proleta­ riado, su vanguardia, que constituye la fuerza dirigente fundamental de la dictadura del proletariado. El proletariado necesita esas correas de transmisión, esas palancas y esa fuerza orientadora porque sin ellas se encontraría, en su lucha por el triunfo, en la situación de un ejército inerme frente al capital organizado y armado. El proletariado necesita estas organizaciones porque sin ellas sería derrotado indefectiblemente en su lucha por el derrocamiento de la burguesía, en su lucha por la consolidación de su propio poder, en su lucha por la edificación del socialismo. La ayuda •sistemática de estas organizaciones y la fuerza orientadora de lavanguardia son necesarias porque sin estas condiciones es imposible una dictadura del proletariado más o menos duradera y estable. ¿Cuáles son estas organizaciones? En primer lugar, los sindicatos obreros, con sus ramificaciones en el centro y en la periferia, bajo la forma de toda una serie de organi­ zaciones de, empresa, culturales, educativas, etc. Estas organizaciones agrupan a los obreros de todos los oficios. No son una organización del partido. Puede decirse que los sindicatos son la organización de toda la clase obrera, que en nuestro país es la clase dominante. Los sindicatos son una escuela de comunismo. Destacan de su seno a los mejores hombres para la labor dirigente en todas las ramas de la administración. Sirven de enlace entre los elementos avanzados y los elementos rezagados de la clase obrera. Unen a las masas obreras con la vanguardia de la clase obrera. En segundo lugar, los. soviets, con sus numerosas ramificaciones en el centro y en la periferia, bajo la forma de organizaciones administra­ tivas, económicas, militares, culturales y demás organizaciones del estado, unidas a las innumerables asociaciones de masas de los trabaja­ dores, creadas por iniciativa de éstos, que rodean a esas orga­ nizaciones y las unen con la población. Los soviets son una organi­ zación de masas de todos los trabajadores de la ciudad y el campo. 95

J. Stalin No son una organización de partido. Los soviets son la expresión directa de la dictadura del proletariado. A través de los soviets se realizan todas y cada una de las medidas de consolidación de la dictadura y de la edificación del socialismo. Por medio de los soviets el proletariado ejerce la dirección estatal de los campesinos. Los so­ viets unen a las masas de millones de trabajadores con la vanguardia del proletariado. En tercer lugar, todos los tipos de cooperación, con todas sus ramificaciones. La cooperativa no es una organización de partido; es una organización de masas de los trabajadores que los agrupa, ante todo, como consumidores y también, con el transcurso del tiempo, como productores (en las cooperativas agrícolas). Esta organización adquiere una importancia especial después de la consolidación de la dictadura del proletariado, durante el período en que se desarrolla ampliamente la labor de construcción. La cooperación facilita la liga­ zón entre la vanguardia del proletariado y las masas campesinas y *permite atraer a éstas al cauce de la edificación socialista. En cuarto lugar, la Unión de la juventud. Es ésta una organización de masas de la juventud obrera y campesina. No es una organización de partido, pero es afín al partido. Su misión es ayudar al partido a educar a la joven generación en el espíritu del socialismo. Proporciona reservas jóvenes a todas las demás organizaciones de masas del prole­ tariado, en todas las ramas de la administración. La Unión de la juventud ha adquirido una importancia especial después de la consoli­ dación de la dictadura del proletariado, durante el período en que se desarrolla ampliamente la labor cultural y educativa del proletariado. Por último, el partido del proletariado, su vanguardia. La fuerza del partido consiste en que absorbe a los mejores hombres del prole­ tariado, salidos de todas sus organizaciones de masas. Su misión con­ siste en coordinar la labor de todas las organizaciones de masas del proletariado, sin excepción, y en encauzar su actividad liacia un mis­ mo objetivo, hacia la liberación del proletariado, Y esto, coordinar y encauzar a estas organizaciones hacia un mismo objetivo, es absoluta­ mente necesario, pues de otro modo es imposible, la unidad de la lucha del proletariado, de otro modo es imposible dirigir a las masas proletarias en su lucha por el poder, en su lucha por la edificación del socialismo. Pero sólo la vanguardia del proletariado, su partido, es capaz de coordinar y encauzar la labor de las organizaciones de masas del proletariado. Sólo el partido del proletariado, sólo el partido de ios comunistas es capaz de desempeñar este papel de dirigente pri­ ncipal dentro del sistema de la dictadura del proletariado. ¿Por qué? “Primero, porque el partido es el punto de concentración de los mejores elementos de la clase obrera, directamente vinculados a las 96

Cuestiones del leninismo organizaciones sin-paxtido del proletariado y que con frecuencia las dirigen; segundo, porque el partido, como punto de concentración de los mejores elementos de la clase obrera, es la mejor escuela de for­ mación de jefes de la clase obrera, capaces de dirigir todas las formas de organización de su clase; tercero, porque el partido, como la mejor escuela para la formación de jefes de la clase obrera, es, por su experiencia y su prestigio, la única organización capaz de centralizar la dirección de la lucha del proletariado, haciendo así de todas y cada una de las organizaciones sin-partido de la clase obrera organismos auxiliares y correas de transmisión que unen al partido con la clase” (v. Los .fundamentos del leninismo9 }. El partido es la fuerza dirigente fundamental dentro del sistema de la dictadura del proletariado. “El partido es la forma superior de unión de clase del proleta­ riado” (Lenin). Así, pues, los sindicatos como organización de masas del proleta­ riado, que liga al partido con la clase, sobre todo en el terreno de la producción; los soviets como organización de masas de los trabaja­ dores, que liga al partido con éstos, sobre todo en el terreno de la labor estatal: la cooperación, como organización de masas, principal­ mente del campesinado, que liga al partido con las masas campesinas, sobré todo en el terreno económico, en el terreno de la atracción de los campesinos a la edificación socialista; la Unión de la juventud, como organización de masas de la juventud obrera y campesina, lla­ mada a facilitar a la vanguardia del proletariado la educación socialis­ ta de la nueva generación y la formación de reservas juveniles; y, finalmente, el partido, como fuerza orientadora fundamental dentro del sistema de la dictadura del proletariado, llamada a dirigir a todas estas organizaciones de masas. Tal es, a grandes trazos, el cuadro del "mecanismo” de la dictadura, el cuadro del “sistema de la dictadura del proletariado”. Sm el partido, como fuerza dirigente fundamental, no puede haber una dictadura del proletariado más o menos duradera y estable. De este modo, para decirlo con las palabras de Lenin, “se obtiene, én conjunto, nn aparato proletario, formalmente no comunista, fle­ xible y relativamente amplio, potentísimo, por medio del cual el par­ tido está estrechamente ligado a la clase y a las masas y a través del cual se ejerce, bajo la dirección del partido, la dictadura de la clase'’, (v. t. XXV, p 192). Esto no significa, naturalmente, que el partido pueda o deba sus­ tituir a los sindicatos, a los soviets y a las. demás organizaciones de masas. El partido ejerce la dictadura del proletariado, pero no la ejerce directamente, sino con la ayuda de los sindicatos, a través de los soviets y de sus ramificaciones. Sin estas “correas de transmisión”, 97

J. S tá lin sería imposible una dictadura más o menos estable. “No es posible —dice Lenin-r- ejercer la dictadura sin que haya algu­ nas ‘ correas de transmisión ’ entre la vanguardia y la masa de la clase avanzada, entre ésta y la masa de los trabajadores” (v. t. XXVI, p. 65). “El partido absorbe, por decirlo así, a la vanguardia del proleta­ riado, y esta vanguardia ejerce la dictadura del proletariado. Y sin una base como los sindicatos, no se puede ejercer la dictadura, no se pueden cumplir las funciones del estado. Estas, a su vez, tienen que realizarse a través [Subrayado por m í, ./. Sí.] de una serie de institu­ ciones especiales, también de nuevo tipo; concretamente: a través [Subrayado por mí, / . ¿Y] del aparato soviético” (v. t. XXVI, p.64). La expresión suprema del papel dirigente del partido, por ejemplo, en nuestro país, en la Unión Soviética, en el país de la dictadura del proletariado, es el hecho de que no hay una sola cuestión política o. de organización importante que los soviets u otras organizaciones de masas de nuestro país resuelvan sin las directivas del partido. En este sentido, podría decirse que la dictadura del proletariado es, en el fondo, la “dictadura” de su vanguardia, la “dictadura” de su partido, como fundamental fuerza dirigente del proletariado. He aquí lo que Lenin decía a este respecto en el II Congreso de la Internacional Comunista10 : “Tanner dice que él es partidario de la dictadura del proletariado, pero que concibe la dictadura del proletariado en forma algo distinta a como la concebimos nosotros. Dice que, en esencia [Subrayado por mí, ,/. Sf.] nosotros entendemos por dictadura del proletariado la dictadura de su minoría organizada y consciente. ”En efecto, en la época del capitalismo, cuando las masas obreras se hallan sometidas a permanente explotación y no pueden desarrollar sus facultades humanas, lo que más caracteriza a los partidos políticos obreros es, precisamente, el hecho de que éstos sólo pueden abarcar a una minoría de su clase. Un partido político solo puede agrupar a la minoría de la clase, del mismo modo que los obreros realmente cons­ cientes de toda sociedad capitalista sólo forman una minoría dentro de la totalidad de los obreros. Esto nos obliga a reconocer que sólo esta minoría consciente puede dirigir a las grandes masas obreras y hacer que la sigan. Y si el camarada . Tanner afirma que es enemigo del partido, pero que al mismo tiempo es partidario de que la minoría de los obreros mejor organizados y más revolucionarios señale el camino a todo el proletariado, entonces yo digo que, en realidad, no hay diferencia entre nosotros” (v. t. XXV, p. 347). Sin embargo, esto no debe interpretarse en el sentido de que entre la dictadura del proletariado y el papel dirigente del partido ( “dicta­ 98

Cuestiones del leninismo dura” del partido) se puede poner un signo de igualdad, que se puede identificar la primera con el segundo, que se puede sustituir la prime­ ra por el segundo. Sorin, por ejemplo, dice que iíIq dictadura del proletariado es el dictadura de nuestro partido”. Como veis, esta tesis identifica la “dictadura del partido” con la dictadura del proletariado. ¿Puede reputarse exacta esta identificación sin salirse del terreno del leninismo? No, no se puede. Y he aquí por qué. Primero. En el pasaje arriba citado de su discurso ante el II Con­ greso de la Internacional Comunista, Lenrn no identifica en modo alguno el papel dirigente del partido con la dictadura del proletariado. Dice únicamente que “sólo la minoría consciente (es decir, el partido. J. S t.) puede dirigir a las grandes masas obreras y hacer que la sigan” y que en este sentido, precisamente, “entendemos, en esencia [Subra­ yado por mí, J. Sí.], por dictadura del proletariado la dictadura de su minoría organizada y consciente”. Decir “en esencia” no equivale a decir “íntegramente”. Con fre­ cuencia decimos que la cuestión nacional es, en. esencia, la cuestión campesina. Y esto es muy cierto. Pero esto no significa todavía que la cuestión nacional coincida en toda su extensión con la cuestión cam­ pesina, que la cuestión campesina sea, por sus proporciones, igual a la cuestión nacional, que la cuestión campesina equivalga a la cuestión nacional. Huelga demostrar que la cuestión nacional es, por sus pro­ porciones, una cuestión más amplia y más rica en contenido que la cuestión campesina. Otro tanto cabe decir, por analogía, del papel dirigente del partido y de la dictadura del proletariado. Si el partido ejer­ ce la dictadura del proletariado, y en este sentido la dictadura del prole­ tariado es, en'esencia, la “dictadura” de su partido, esto no significa to­ davía que la “dictadura del partido” (su papel dirigente) sea idéntica a la dictadura del proletariado, que la primera sea, por sus proporciones, igual a la segunda. Huelga demostrar que la dictadura del proletariado es, por sus proporciones, más amplía y más rica en contenido que el papel dirigente del partido.-El partido ejerce la dictadura del proletariado, la del proletariado, y no otra cualquiera. Quien identifica el papel dirigen­ te del. partido con la dictadura del proletariado, sustituye la dictadura del proletariado por la “dictadura” del partido. Segundo. Ni una sola decisión importante de las organizaciones de masas del proletariado se adopta sin las directivas del partido. Esto es muy cierto. Pero ¿significa esto, acaso, que la dictadura del proleta­ riado se reduzca a las directivas del partido? ¿Significa esto, acaso, que, por tal razón, las directivas del partido puedan identificarse con la dlctádura del proletariado? ¡Naturalmente que no! La dictadura del proletariado consiste en las directivas del partido, más el .cumpli­ miento de estas directivas por las organizaciones de masas del proleta­ riado, más su puesta en práctica por la población. Aquí tenemos, como puede verse, toda una serie de transiciones y grados inter­ 99

L Stalin medios, que constituyen un elemento nada despreciable de la dicta­ dura del proletariado. Entre las directivas del partido y su puesta en práctica, media, pues, la voluntad y la acción de los dirigidos, la voluntad y la acción de la clase, su disposición (o su falta de disposi­ ción) a apoyar estas directivas, su aptitud (o ineptitud) para cumplir­ las, su aptitud (o ineptitud) para cumplirlas precisamente en la forma que exige la situación. No creo que sea preciso demostrar que el partido, que se ha hecho cargo de la dirección, no puede dejar de tener en cuenta la voluntad, el estado y el grado de conciencia de los dirigidos, no puede descartar la voluntad,- el estado y el grado de conciencia de su clase. Por eso, quien identifica el papel dirigente del partido con la dictadura del proletariado, sustituye la voluntad y la acción de la clase por las directivas del partido. Tercero. “La dictadura del proletariado —dice Lenín— es la lucha de clase del proletariado que ha triunfado y ha tomado en sus manos el poder político” (v. t. XXIV, p. 311). ¿Cómo puede manifestarse' esta lucha de clase? Puede manifestarse en una serie de aeciones arma­ das del proletariado contra las intentonas de la burguesía derrocada o contra. la intervención de la burguesía extranjera. Puede manifestarse en la guerra civil, si el poder del proletariado no se ha consolidado aún. Puede manifestarse, ya después de la consolidación del poder, en una amplia labor organizativa y constructiva del proletariado, atra­ yendo a esta obra a las grandes masas. En todos estos casos, el per­ sonaje en acción es el proletariado- como clase. No se ha dado el caso de que el partido, de que el partido solo, haya organizado todas estas acciones única y exclusivamente con sus fuerzas, sin el apoyo de la clase. Generalmente, el partido no hace más que dirigir estas acciones, y las dirige en la medida en que cuenta con el apoyo de la clase. Pues el partido no puede coincidir en extensión con la clase, no puede ■sustituirla. Pues el partido, con toda la importancia de su papel diri­ gente, sigue siendo, no obstante, una parte de la clase. Por eso, quien identifica el papel dirigente del partido con la dictadura del proleta­ riado, sustituye la clase por el partido. Cuarto. El partido ejerce la dictadura del proletariado. “El partido es la vanguardia del proletariado, vanguardia que ejerce directamente el poder: el partido es el dirigente” (L énin)11 . En este sentido, el partido toma el poder, el partido gobierna el país. Pero esto no significa que el partido ejerza la dictadura del proletariado pasando por alto el poder del estado, sin el poder del estado: que el partido gobierne el país prescindiendo de los soviets, y no a través de los soviets. Esto no quiere decir todavía que se pueda identificar al par­ tido con los soviets, con el poder del estado. El partido es el núeleo central del poder. Pero no es el poder del estado ni se ie puede identificar con él. .“Como partido gobernante *dice L enin-, no podíamos dejar de 100

Cuestiones del leninismo fundir las ‘capas superiores1 de los soviets con las 'capas superiores' del partido: en nuestro país, están y seguirán estando fundidas” (v. t. XXVI, p. 208). Esto es muy cierto. Pero con esto Lenin no quiere decir, ni mucho menos, que todas nuestras instituciones soviéticas —por ejemplo, nuestro ejército, nuestro transporte, nuestras instUn­ ciones económicas, etc.- sean instituciones de nuestro partido, que el partido pueda sustituir a los soviets y a sns ramificaciones, que pueda identificarse al partido con el poder del estado. Lenin ha dicho más de una vez que “el sistema de los soviets es la dictadura, del proleta­ riado”, que “el poder soviético es la dictadura del proletariado” (v. t. XXIV, pp. 15 y 14), pero no ha dicho nunca que el partido sea e] poder del estado, que los soviets y el partido sean una y la misrna cosa. El partido, que cuenta con centenares de miles de miembros, dirige los soviets y sus ramificaciones en el centro y en la periferia, que abarcan decenas de millones de personas, comunistas y sin partido. Pero el partido, no puede ni debe sustituirlos. Por eso, Lenin dice que “la dictadura la ejerce el proletariado organizado en los soviets y dirigido por el partido comunista bolchevique”, que “toda la labor del partido se realiza a través [Subrayado por mí, ./. 5ri] de los. soviets, que agrupan a las masas trabajadoras, sin distinción de oficios” (v. t. XXV, pp, 192 y 193), que la dictadura “ha de ejercerse... a través [Subrayado por mí, St.] del aparato soviético” (v. t. XXVI, p. 64). Por eso, quien identifica el papel dirigente del partido con la dicta­ dura del proletariado, sustituye los soviets, es decir; el poder del estado, por el partido. Quinto. El concepto de dictadura del proletariado es un concepto estatal. La dictadura del proletariado encierra forzosamente la idea de violencia. Sin violencia no puede haber dictadura, siempre y cuando que la dictadura se entienda en el sentido exacto de la palabra. Lenin define la dictadura del proletariado como “poder que se apoya direc­ tamente en la violencia” (v. t.. XIX, p. 315). Por eso, hablar de dictadura del partido, con respecto a la clase de los proletarios e identificarla con la dictadura del proletariado, significa decir que el partido debe ser, en cuanto a su clase, no sólo dirigente, no sólo el jefe y el, maestro, sino una especie de dictador que emplea la violen­ cia con respecto a ella, lo cual, naturalmente, es falso de raíz, Por eso, quien identifica la “dictadura del partido” con la dictadura del proletariado, presupone tácitamente que el prestigio del partido se puede basar en la violencia ejercida con respecto a la clase obrera, cosa absurda y absolutamente incompatible con el leninismo. El pres­ tigio del partido descansa en la confianza de la clase obrera. Pero la confianza de la clase obrera no se adquiere por la violencia —la vio­ lencia no hace más que destruir la confianza--, sino por la teoría acertada del partido, por la política acertada del partido, por la fide­ lidad del partido a la clase obrera, por su ligazón con las masas de la 101

3, S talin clase obrera, por su disposición y por su capacidad para convencer a las masas de lo acertado de sus consignas. ¿Qué es lo que se desprenden dé todo esto? De esto se desprende: 1) que Lenin no habla de dictadura del partido en el sentido literal de la palabra ( “poder que se apoya en la violencia”), sino en un sentido figurado, indicando con ello que el partido ejerce, la direc­ ción de un modo exclusivo: 2) que quien identifica la dirección del partido con la dictadura del proletariado, tergiversa a Lenin, atribuyendo falsamente al partido funciones de violencia con respecto a la clase, obrera en su conjunto; 3) que quien atribuye al partido funciones de violencia, que po le son propias, con respecto a la clase obrera en su conjunto, falta a las exigencias elementales a'que deben responder, para ser acertadas, .las relaciones entre la vanguardia y la clase, entre el partido y el prole­ tariado. De este modo, entramos de lleno en la cuestión de las relaciones entre el partido y la .clase, entre los miembros del partido y los sin-partido de la clase obrera. Lenin las define como relaciones de “confianza, mutua [Subrayado por mí, J. Sí.] entre la vanguardia de la clase obrera y la masa obrera” (v. t. XXVI, p, 325). ¿Qué significa esto? Significa en primer lugar, que el partido debe estar muy atento a la voz de las masas: que debe tener muy en cuenta el instinto revolu­ cionario de las masas: qué debe estudiar la experiencia de la lucha de las masas, comprobando a través de ella si su política es acertada; que, por tanto, no sólo debe enseñar a las masas, sino también apren­ der de ellas. Significa, en segundo lugar, que el partido debe conquistar, día tras día, la confianza de las masas proletarias: que, mediante su polí­ tica y su labor, debe ganarse el apoyo de las masas; que no debe ordenar, sino ante todo persuadir, ayudando a las masas a conven­ cerse por propia experiencia de lo acertado de la política seguida por el partido: que, por tanto, debe ser el dirigente, el jefe y el maestro de su clase. Faltar a estas condiciones equivale a infringir las relaciones que deben existir entre la vanguardia y la clase, quebrantar la “confianza mutua” y destruir tanto la disciplina de clase como la de partido. “Seguramente - dice Lenin—, hoy. casi todo el mundo ve ya que los bolcheviques no se hubieran mantenido en el poder, no digo dos años y medio, sino ni siguiera dos meses y medio, sm la disciplina rigurosísima, verdaderamente férrea, de nuestro partido, sin el apoyo total e incondicional prestado a él por toda la masa de la clase obrera

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Cuestiones del leninismo [Subrayado por mí, ./. 5r,J, es decir, por todo to que ella tiene de consciente, honrado, abnegado, influyente y capaz, de conducir tras de sí o de arrastrar a las capas atrasadas” (v. t. XXV, p, 173). “La dictadura del proletariado - dice Lenin más adelante- es una lucha tenaz, cruenta e incruenta, violenta y pacífica, militar y econó­ mica, pedagógica y administrativa, contra las fuerzas y las tradiciones de la vieja sociedad. La fuerza de la costumbre de millones y decenas de millones de hombres es la fuerza más terrible. Sin un partido férreo y templado en la lucha, sin un partido que goce d é la confian­ za de iodo lo que haya de honrado dentro efe la clase [Subrayado por mí, ./. Sf.], sin un partido que sepa pulsar el estado de espíritu de las masas e influir sobre él. es imposible llevar a cabo con éxito esta lucha” (v. t. XXV, p. 190). Pero ¿cómo adquiere el partido esta confianza y este apoyo "de la clase? ¿Cómo se forja en la clase obrera la férrea disciplina, necesaria para la dictadura de] proletariado? ¿Sobre qué terreno brota? He aquí lo que dice Lenin a este respecto: “ ¿Cómo se mantiene la disciplina del partido revolucionario del proletariado? ¿Cómo se comprueba? ¿Cómo, se refuerza? Primero, por la conciencia de la vanguardia proletaria y por su fidelidad a la revolución, por su firmeza, por su espíritu de sacrificio, por su heroís­ mo. Segundo, por su capacidad de ligarse, de acercarse y, hasta cierto punto, si queréis, de fundirse con las más amplias masas trabajadoras [Subrayado por m í,./. St.), en primer término con las masas proleta­ rias, pero también con las masás trabajadoras no proletarias. Ter­ cero^ por lo acertado de la dirección política que ejerce esta vanguar­ dia, por ló acertado de su estrategia y de su táctica política, a con­ dición de que las más más extensas se convenzan de ello por expe­ riencia propia. Sin estas condiciones, no es posible la disciplina en un partido revolucionario verdaderamente apto para ser el partido de la clase avanzada, llamada a derrocar a la burguesía y a transformar toda la sociedad. Sin estas condiciones, los intentos de implantar una disci­ plina se convierten, inevitablemente, en una ficción, en una frase, en gestos grotescos. Pero, por otra parte, estas condiciones no pueden brotar de golpe. Van formándose solamente a través de una labor prolongada, a través de una dura experiencia; su formación sólo se facilita con una acertada teoría revolucionaria que, a su vez, no es un dogma, sino que sólo se forma definitivamente en estrecha relación con la experiencia práctica de un movimiento verdaderamente de ma­ sas y verdaderamente revolucionario” (v. t. XXV, p. 174). Y en otro lugar: 103

J. S talin “Para alcanzar la victoria sobre el capitalismo, hace falta una correlacíón acertada entre el partido dirigente —el partido comunista—, la clase revolucionaria - el proletariado- y las masas, es decir, la totali­ dad de los trabajadores y explotados. Sólo el partido comunista, si realmente forma la vanguardia de la clase revolucionaria, si encuadra a los mejores representantes de la misma, si está formado por comu­ nistas conscientes y fieles a carta cabal, instruidos y'templados en la experiencia de una tenaz lucha revolucionaria, si ha sabido ligarse inseparablemente a toda la vida de su clase y, a través de ella, a toda la masa de los explotados, e inspirar a esta clase y á esta masa confianza plena [Subrayado por mí, J. 57.]; sólo un partido de esta naturaleza es capaz de dirigir al proletariado en la lucha más implacable, en la lucha decisiva, en la lucha final, contra todas las fuerzas del capitalismo. Por otra parte, sólo bajo la dirección de una partido de esta naturaleza puede el proletariado desplegar toda la potencia de su empuje revolucionario, reduciendo a la nada la inevi­ table apatía - e n ocasiones resistencia- de. esa pequeña minoría que integran la aristocracia obrera, corrompida por el capitalismo, los viejos líderes de las tradeuniones y de las cooperativas, etc.- sólo así puede el proletariado desplegar toda su fuerza, que, por la estructura económica misma de la sociedad capitalista, es inconmensurablemente mayor que la proporción que representa en la población” (v. t. XXV, p. 315). De estas citas se desprende lo siguiente: 1) que el prestigio del partido y la disciplina férrea de la clase obrera, indispensables para,la dictadura del proletariado, no se basan en el temor ni en los derechos “ilimitados” del partido, sino en la confianza que la clase obrera deposita en el partido, en el apoyo que laclase obrera presta al partido: 2) que la confianza de la clase .obrera, en el partido no se adquiere de golpe ni por medio de la violencia sobre la clase obrera, sino mediante una larga labor del partido entre las masas, mediante una acertada política del partido, por la capacidad del partido para lograr que las masas se persuadan por propia experiencia de lo acertado de la política del partido, por la capacidad del partido para asegurarse el apoyo de la clase obrera y hacer que le sigan las masas de la clase obrera: » 3) que sin una acertada política del partido, reforzada por la expe­ riencia de. la lucha de las masas, y sin la confianza de la clase obrera, no hay ni puede haber verdadera labor de dirección del partido; 4 ) que el partido y su labor de dirección, si aquél goza de la confianza de la clase y si esa dirección es una verdadera dirección, no. pueden ser opuestos a la dictadura del proletariado, pues sin la labor de dirección del partido ( “dictadura” del partido), que goza de la 104

Cuestiones del leninismo confianza de la clase obrera, no puede haber una dictadura del prole­ tariado más o menos estable. Si no se dan' estas condiciones, el prestigio del partido y la disci­ plina férrea de la clase obrera serán frases hueras o baladronadas y afirmaciones aventuradas. No se puede contraponer la dictadura del proletariado a la direc­ ción (“'dictadura”) del partido. No se puede, puesto que la labor de dirección del partido es lo principal de la dictadura del proletariado, si se trata de una dictadura más o menos estable y completa, y no como, por ejemplo la Comuna de París que fue una dictadura incom■pleta e inestable. No se puede, puesto que la dictadura del proleta­ riado y la labor de dirección del partido siguen, por decirlo así, una misma línea de trabajo, actúan en la misma dirección. “El solo hecho - dice Lenin- de plantear la cuestión de 1 ¿dicta­ dura del partido o dictadura de la clase? , ¿dictadura (partido) de los jefes o dictadura (partido) de las masas? ’ atestigua la más increíble e irremediable confusión de ideas... De todos es sabido que las masas se dividen en clases.,., que las clases están, habitualmente y en la mayoría de los casos, por lo menos en los países civilizados mo­ dernos, dirigidas por partidos políticos; que los partidos políticos . están dirigidos, por regla general, por grupos más o menos estables, integrados por las personas más prestigiosas, influyentes y expertas, elegidas para los cargos de mayor responsabilidad y llamadas jefes.... Llegar... a contraponer la dictadura de las. masas a la dictadura de los jefes es un absurdo ridículo y una necedad” (v. t. XXV, pp. 187 y 188). Esto es muy cierto. Pero esta tesis acertada parte (le la premisa de que existan relaciones acertadas entre la vanguardia y las masas obre­ ras, entre el partido y la clase. Parte del supuesto de que las relacio­ nes entre la vanguardia y la clase sigan siendo, por decirlo así, nor­ males, se mantengan dentro de los límites de la “confianza mutua”. Ahora bien, ¿y si son infringidas las relaciones acertadas entre la vanguardia y la clase, las relaciones de “confianza mutua” entre el partido y la clase? ¿Y si el propio partido comienza a ponerse, de un modo o de otro, frente a la clase, violando los principios en que se basan las relaciones acertadas con la clase, violando los principios en que se basa la “confianza mutua” ? ¿Pueden darse, en general, casos de éstos? Sí, pueden darse., Y pueden darse: 1) si el partido comienza a erigir su prestigio entre las masas, no sobre la base de su labor y de la confianza de estas inasas, sino sobre la base de sus derechos “ilimitados” ; 105

1. S talin 2) si la política del partido es manifiestamente falsa, y el partido no quiere revisarla ni corregir su error ; 3) si, aun siendo su política, en general, acertada, las masas no están todavía preparadas para asimilarla, y el partido no quiere o no sabe esperar a que las masas puedan convencerse por su propia expe­ riencia de lo acertado de la política del partido y trata de imponér­ sela. La historia de nuestro partido ofrece toda una serie de casos de éstos. Diversos grupos y fracciones de nuestro partido han fraeasado y se haíi disgregado por haber faltado a una de estas tres condiciones, y a veces a las tres juntas. Pero de aquí se desprende que contraponer la dictadura del prole­ tariado a la "dictadura” (dirección) del* partido, sólo puede reputarse falso en los casos'siguientes: 1) si la dictadura del partido respecto a la clase obrera no se entiende como una dictadura en el sentido directo de esta palabra ( “Poder que se apoya en la violencia”), sino tal y precisamente como la entiende Lenin: como la dirección del partido, que descarta toda violencia sobre la clase obrera en su.conjunto, sobre su mayoría; 2) si el partido cuenta con las condiciones necesarias para ser el verdadero dirigente de la clase; es decir, si la política del partido es acertada, sí esta política corresponde a los intereses de la clase;. 3) si la clase, si la mayoría de la clase acepta esta política, la hace suya, se convence, gracias a la labor del partido, de lo acertado de esta política, confía en el partido y lo apoya. Si se falta a estas condiciones, surge inevitablemente un conñieto entre el partido y la clase, una escisión entre ellos, su contraposición. ¿Se puede, acaso, imponer por la fuerza a la cíase la dirección del partido? No, no se puede. En todo caso, semejante díreeción no podría ser más o menos duradera. El partido, si quiere mantenerse como partido del proletariado, debe saber que, ante todo y sobre todo, es el dirigente, el jefe y el maestro de la clase obrera. No podemos olvidar las palabras escritas por Lenin a este propósito en el folleto El estado y la revolución. "Educando al partido obrero, el marxismo educa a la vanguardia . del proletariado, vanguardia capaz de tomar el poder y de conducir a todo el pueblo al socialismo, de dirigir y organizar el nuevo régimen, de ser el maestro, el dirigente y el jefe [Subrayado por mí. J. Sí.] de todos los trabajadores y explotados en la obra de organizar su propia vida social sin la burguesía y contra la burguesía” (v. t. XXI, p. 386). ¿Puede, acaso, considerarse el partido como el verdadero dirigente de la clase, si su política es desacertada, si su política choca con los intereses de la clase? ¡Naturalmente que no1. En tales casos, el par­ 106

Cuestiones del leninismo tido, si quiere mantenerse como dirigente, debe revisar su política, debe corregir su política, debe reconocer su error y enmendarlo. En confirmación de esta tesis, podríamos remitirnos aunque solo fuese a un hecho tomado de la historia de nuestro partido: ai período de la abolición del sistema de contingentación, cuando las masas obreras y campesinas estaban manifiestamente descontentas de nuestra política y cuando el partido ¿ccedió, franca y honradamente, a revisar esa política. He aquí lo que dijo entonces Lenin, en el X Congreso, a propósito de la abolición del sistema de contingentación y de la implantación de la nueva política económica: “No debemos tratar de ocultar nada, sino decir francamente que el ' campesinado está descontento de la forma de relaciones establecidas entre él y nosotros, que no quiere esa forma de relaciones y que no está dispuesto a seguir así. Esto es indiscutible. Esta voluntad se ha manifestado de un modo resuelto. Es la voluntad de masas enormes de la población trabajadora.. Debemos tenerla en cuenta, y somos p o lític o s lo suficientemente sensatos para decir abiertamente: ¡Vamos a revisar nuestra política con respecto al campesinado! ” [Subrayado por mí, J. 5í.] (v. T. XXVI, p. 238). ¿Puede, acaso, considerarse que el partido debe'asumir la iniciativa y la dirección .en la organización de las acciones decisivas de las masas basándose solo en que su política es, en general, aeertada, si esta política no goza aún de la confianza y del apoyo de la clase, a causa, pongamos por ejemplo, del atraso político de ésta, si el partido no ha logrado convencer aún a Ja clase de lo acertado de su política, a causa, pongamos por ejemplo, de que los acontecimientos no están todavía lo suficientemente maduros? No, no se puede. En tales casos, el partido, si quiere ser un verdadero dirigente, debe saber esperar, debe convencer a las masas de lo acertado de su política, debe ayudar a las masas a persuadirse por experiencia propia de lo acertado de esta política. “Si el partido revolucionario ---dice Lenin- no .cuenta con la mayoría dentro de los destacamentos de vanguardia de las clases revolucionarias ni dentro del país, no se puede hablar de insurrec­ ción” (v. t. XXI, p. 282). “Si no se produce un cambio en las opiniones de la mayoría de la clase obrera, la revolución es imposible; y ese cambio se consigue a través de la experiencia política de ías masas ” (v. t". X X V, p. 221). “La vanguardia proletaria, está conquistada ideológicamente. Esto es lo principal. Sin ello es imposible dar ni siquiera el primer paso hacia el triunfo. Pero de esto al triunfo hay todavía un buen trecho. Cori' la vanguardia sola es imposible triunfar. Lanzar soia a la vanguar­ 107

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J. Stalin dia a la batalla decisiva, cuando toda la ciase, cuando las grandes masas no han adoptado aún una posición de apoyo directo a esta vanguardia o, al menos, de neutralidad benévola con respecto a ella y no son completamente incapaces^de apoyar al adversario, sería no sólo una estupidez., sino, además, un crimen. Y para que realmente toda la clase, para que realmente las grandes masas de los trabajadores y de los oprimidos por el capital lleguen a ocupar esa posición, la propaganda y la agitación, solas, son insuficientes. Para ello se precisa la propia experiencia política de las masas” (v. lugar citado, p. 228). Es sabido que así fue como procedió nuestro partido duraute el período que media entre la Tesis de Abril de Lenin y la insurrección de Octubre de 1917. Y precisamente por haber actuado conforme a estas indicaciones de Lenin, fue por lo que triunfó en la insurrección., Tales son, en lo esencial, las condiciones para^ que las relaciones entre 1a. vanguardia y la clase sean acertadas. ¿Que significa dirigir} si la política del partido es acertada y no seinfringen las relaciones acertadas entre la vanguardia y la clase? Dirigir, en estas condiciones, significa saber convencer a las masas del acierto de la política del partido; significa lanzar y poner en práctica consignas que lleven a las masas a las posiciones del partido' y les ayuden a convencerse por su propia experiencia del acierto de la política del paitido: significa elevar a las masas al nivel de conciencia, del partido, y asegurar así el apoyo de las masas, su disposición para la lucha decisiva. Por eso, el método fundamental en la dirección de la clase obrera por el partido es el método de la persuasión. “Si hoy, en Rusia - dice Lenin- , después de dos años y medio de triunfos sin precedentes sobre la burguesía de Rusia y la de la En­ tente, estableciéramos como condición para el ingreso en los sindi­ catos el ‘ reconocimiento de la dictadura’ , cometeríamos una tonte­ ría, quebrantaríamos nuestra influencia sobre las masas y ayudaría­ mos a los mencheviques, pues la tarea de los comunistas consiste en saber convencer’ a los elementos atrasados, en saber trabajar entre ellos, y no en aislarse de ellos mediante consignas sacadas de la cabe­ za e infantilmente ‘izquierdistas’ ” , (v. t. XXV, p. 197). Esto no significa, naturalmente, que el partido’ deba convencer a todos los obreros, del primero al último; que sólo después de haberlos convencido a todos se pueda pasar a los hechos, que sólo entonces se pueda empezar a actuar. ¡Nada de eso! Significa únicamente que, antes de lanzarse a acciones políticas decisivas, el partido debe asegu­ rarse, mediante una labor revolucionaria prolongada, el apoyo de la mayoría de las'masas obreras o, por lo’menos, la neutralidad benévola 108

Cuestiones del leninismo de la mayoría de la clase. De lo contrario, carecería en absoluto de sentido la tesis leninista, que plantea como condición indispensable para el triunfo de la revolución que el partido conquiste a la mayoría de la clase obrera. Ahora bien, ¿qué ha de hacerse con la minoría, si ésta no.quiere, si no está de acuerdo en someterse de buen grado a la voluntad de la mayoría? ¿Puede el partido, debe el partido, gozando dé la confianza de la mayoría, obligar a la minoría a someterse a la voluntad de la mayoría? Sí, puede y debe hacerlo. La ¡dirección se asegura por el método de persuadir a las masas, como método fundamental del par­ tido para influir, sobre éstas. Pero ello no excluye el empleo de la coerción, sino que, -por el contrario, lo presupone, siempre y cuando que esta coerción se base en la confianza y en el apoyo que la mayoría de la clase obrera presta al partido, siempre y cuando que esta coerción se emplee con respecto a la minoría después de haber sabido convencer a la mayoría. ' S ería co n v en ie n te rec o rd a r las c o n tro v ersias su scitad as a e ste res­ p e c to en n u estro p a rtid o en la é p o c a de la discusión so b re los sindi­ cato s. ¿E n qué consistió e n to n c e s el e rro r de la o p o sic ió n , el e rro r del T se k trán ? 12 ¿A caso en q u e la o p o sic ió n c o n sid e ra ra p o sib le p o r aquel, e n to n ce s em p lear la co erció n ? N o, no era en eso. El eiT oí de la o p o s ic ió n 1co n sistió e n to n c e s en q u e ,. sin e sta r en c o n d icio n es de p e rsu a d ir a la m a y o ría de lo a c e rta d o de su p o sició n y h a b ie n d o p e rd id o la co n fian za de la m a y o ría , c o m e n z ó , n o o b sta n te , a e m p lear la co erció n , a in sistir e n “ sa c u d ir” a lo s h o m b re s q u e g o zab an de la c o n fian za de la m a y o ría . He a q u í lo q u e dijo en to n c e s L en in , en el X C ongreso d el p a rtid o , en su discurso so b re los sin d icato s:

“Para establecer relaciones mutuas, una confianza mutua entre la vanguardia de la clase obrera y la masa obrera, era necesario, si el Tsektrán había cometido un error..., era necesario que lo corrigiese. Pero sí se empieza á defender el error, esto se convierte en fuente de un peligro político. Si. no se hubiese hecho todo lo posible para ampliar la democracia, teniendo en cuenta el estado de ánimo que expresa aquí Kutúzov, hubiéramos llegado a la bancarrota política. A n te todo debemos persuadir, y luego recurrir a la coerción. Cuestelo que cueste, primero debemos persuadir, y luego recurrir a la coer­ ción [Subrayado por mí, ./. St. ], No hemos sabido convencer a las grandes masas y hemos infringido la correlación acertada entre la vanguardia y las masas ” (v. t. XXVI, p. 235). Esto mismo dice Lenin en su folleto Sobre los sindicatos1^: “Sólo hemos empleado acertada y eficazmente la coerción, cuando 109

J. Stalin hemos sabido crearle antes la base de la persuasión ” (v. lugar citado,' P- 74). Y esto es muy cierto, pues sin ajustarse a esas condiciones no hay dirección posible; pues sólo de ese modo se puede asegurar la unidad de acción en el partido, sí se trata del partido, o la unidad de acción de la clase, si se trata de la clase en su totalidad. De otro modo, sobreviene la escisión, la confusión, la descomposición dentro de las filas de la clase obrera. Tales son, en general, las bases en que ha de descansar la dirección acertada de la clase obrera por el partido. Toda otra interpretación de lo que significa la dirección, es sindica- . lismo, anarquismo, burocratismo, todo lo que se quiera menos bolche­ vismo, menos leninismo. No se puede contraponer la dictadura del proletariado a la direeción (“dictadura”) del partido, si existen relaciones acertadas entre el partido y la clase obrera, entre la vanguardia y las masas obreras. Pero de aquí se desprende que con mucha menos razón se puede identi­ ficar el partido con la clase obrera, la dirección (“dictadura”) del partido con la dictadura de la clase obrera. Basándose en que la “dictadura” del partido no se puede contraponer a la dictadura dél proletariado, Sorin llega a la conclusión falsa de que “la dictadura del proletariado es la dictadura de nuestro partido Pero Lenin no sólo diee que esa contraposición es inadmisible, sino que dice al mismo tiempo que es inadmisible contraponer la “dicta­ dura de las masas a la dictadura de los jefes”. ¿No se os ocurre identificar, basándoos en esto, la dictadura de los jefes con la dic­ tadura del proletariado? De pensar así, deberíamos decir que "la dictadura del proletariado es la dictadura de nuestros jefes”. A esta necedad precisamente es a lo que conduce, propiamente hablando, la política que identifica la “dictadura” del partido con la dictadura del proletariado... ¿Cuál es la posición de Zinóviev a este respecto? . Zinóviev mantiene, en el fondo, el mismo punto de vista de iden­ tificar la ‘‘dictadura” del partido con la dictadura del proletariado que mantiene Sorin, con una diferencia, sin embargo; la de que Sorin se expresa con más claridad y franqueza, mientras que Zinóviev “hace equilibrios". Para convencerse de ello, basta leer el siguiente pasaje del libro de Zinóviev El leninismo: “ ¿Qué representa —dice Zinóviev- el régimen existente en la URSS, de'sdé. el punto de vista de su contenido de clase? Es la dictadura del proletariado. ¿Cuál es el resorte inmediato del poder en la URSS? ¿Quién ejerce el poder de la clase obrera? ¡El partido comunista! En este sentido, en nuestro país [Subrayado por mí, J. 110

Cuestiones del leninismo St. J rige la dictadura del partido. ¿Cuál es la forma jurídica del poder en la URSS? ¿Cuál es el nuevo tipo del régimen,de estado creado por la Revolución de Octubre? El sistema soviético. Lo uno no con­ tradice en modo alguno a lo otro.” Lo de que lo uno no contradice a lo otro es, naturalmente, cierto, si por dictadura del partido respecto a la clase obrera en su conjunto se entiende la dirección del partido. Pero ¿cómo se puede, sobre esta base, poner un signo de igualdad entre la dictadura del proletariado y la “dictadura” del partido, entre el sistema soviético y la “dictadura” del partido? Lenin identificaba el sistema de los soviets con la dic­ tadura del proletariado, y tenía razón, pues los soviets, nuestros so­ viets, son la organización cohesionadora de las masas trabajadoras en torno al proletariado, bajo la dirección del partido. Pero ¿cuándo, dónde, en qué obra pone Lenin un siguo'de igualdad entre la “dicta­ dura” del partido y la dictadura del proletariado, entre la “dictadura” del partido y el sistema de los soviets, cómo lo hace ahora Zinóviev? No sólo no está en contradicción con la dictadura del proletariado la dirección ( “dictadura”) del partido, sino que tampoco lo está la direccióu ( “dictadura”) de los jefes. ¿No se os ocurre proclamar, ba­ sándoos en esto, que nuestro país es el país de la dictadura del proletariado, es decir, el país de la dictadura del partido, es decir, el país de la dictadura de los jefes? A esta necedad precisamente es a lo que conduce el “principio” de la identificación de la “dictadura” del partido con la dictadura del proletariado, que Zinóviev sustenta fur­ tiva y tímidamente. E n las n u m e ro sa s obras de L en jn , só lo h e lo g rad o a n o ta r cin co casos en los q u e L en in to c a d e p a sa d a el p ro b le m a d e la d ic ta d u ra d el p a rtid o .

El primer caso, en una polémica con los eseristas y los menche­ viques, donde dice: “Cuando se nos reprocha la-dictadura de un solo partido y se nos propone, como habéis oído, un frente único socialista, decimos: ‘Sí, ¡dictadura de un solo partido! Sobre este terreno pisamos y no podemos salimos de él, pues se irata de un partido que ha conquistado, a lo largo de varios decenios, el puesto de vanguardia de todo el proletariado fabril e industrial’ ” (v. t. XXIV, p. 423). El segundo caso, en la Carta a los obreros y campesinos con m o­ tivo de la victoria sobre K olchak, donde dice: “Tratan de intimidar a los campesinos (particularmente los men­ cheviques y los eseristas, todos ellos, hasta los de ‘izquierda’) con el espantajo de la ‘dictadura de un solo partido’, del partido de los bolcheviques-comunistas. 111

J. Stalin ”Con el ejemplo de Kolchak, los campesinos han aprendido a no temer a este espantajo. ”0 la dictadura (es decir* el poder férreo) de los terratenientes y de los capitalistas, o la dictadura de la clase obrera” (v. t. XXIV, p, 436). El tercer caso, en el discurso pronunciado por Lenin en el II Congreso de la Internacional Comunista, en la polémica con Tanner. Este discurso lo he citado ya más arriba. El cuarto caso, en unas líneas del folleto La enfermedad infantil del “izquierdismo" en el comunismo: Las citas correspondientes han quedado ya transcritas más arriba. Y el quinto caso, en el esbozo de esquema de la dictadura del proletariado,. publicado en el tercer tomo de la Recopilación Leni­ nista, en el que hay un punto que dice: “Dictadura de un solo par­ tido” (v. el tomo III de.la Recopilación Leninista, p. 497). - ■ Conviene indicar que en dos casos de los cinco, en el último y en el segundo, Lenin pone entre comillas las palabras “dictadura de un solo partido”, queriendo hacer resaltar, manifiestamente, el sentido inexacto y figurado de esta fórmula. Conviene indicar también que, en todos estos casos, Lenin en­ tiende por “dictadura del partido” la dictadura ( “el poder férreo”) con respecto a “los terratenientes y los capitalistas”, y no con res­ pecto a la clase obrera, pese a las calumniosas supercherías de Kautsky y compañía. . Es significativo que ni en una sola de sus obras, ni eu las funda­ mentales ni en las secundarias, en las que Lenin trata o simplemente menciona la dictadura del proletariado y el papel del partido en el sistema de la dictadura del proletariado, se alude siquiera a que “la dictadura del proletariado es la dictadura de nuestro partido”. Por el contrarío, cada página, cada línea dé estas obras es un grito de pro­ testa contra semejante fórmula (v. El estado y la revolución, La revo­ lución proletaria y el renegado Kautsky, La enfermedad infantil del “izquierdismo” en el comunismo, etc.).. Y aún es más significativo que en las tesis del II Congreso de la Internacional Comunista14 sobre el papel del\ partido político, redac­ tadas bajo la dirección inmediata de Lenin y a las que Lenin alude reiteradamente en sus discursos como a un modelo de definición acertada del papel y de las tareas del partido, no encontremos ni una palabra, literalmente ni una sola, sobre la dictadura del partido. ¿Qué indica todo esto? Indica: _ aj que Lenin no consideraba irreprochable ni exacta la fórmula “dictadura del partido”, razón por la cual muy rara vez la emplea en sus obras y la pone a veces entre comillas: 112

Cuestiones del leninismo b) que en los pocos cases en que Lenin se veía obligado, en su> polémicas con lo s . adversarios, a hablar de la dictadura del partido; hablaba generalmente de “dictadura de un solo partido” : es'decir, de que nuestro partido está en el poder solo, de que no comparte el poder con otros partidos, y, además, siempre aclaraba que por dicta­ dura del partido con respecto, a ¡a clase obrera se debe entender la dirección del partido, su papel dirigente: c) que en todos los casos en que Lenin creía necesario definir científicamente el papel del partido dentro del sistema de la dictadura del proletariado, hablaba exclusivamente (y estos casos son innumera­ bles) del papel dirigente del partido con respecto a la clase obrera: d) que fue precisamente por esto por lo que a Lenin no “se le ocurrió” incluir en la resolución fundamental sobre el papel del par­ tido —me refiero a la'resolución del II Congreso de la Internacional Comunista— la fórmula “dictadura del partido” ; e) que no tiene razón desde el punto de vista del leninismo y padecen miopía política los camaradas que identifican o tratan de identificar la “dictadura” del partido - y también, por consiguiente, 5a “dictadura de los jefes” — con la dictadura del proletariado, pues con ello infringen las condiciones para que las relaciones entre la van­ guardia y la clase sean acertadas. Y no hablemos de que la fórmula “dictadura del partido”, tomada sin las reservas indicadas más arriba, puede crear toda una serie de peligros y de desventajas políticas en nuestra labor práctica. Con esta fórmula, tomada sin reservas, es como si se dijese: a) a las masas sin-partido: ¡no os atreváis a contradecir, no os atreváis a razonar, porque el partido lo puede todo, ya que tenemos la dictadura del partido! b) a los cuadros dél partido: ¡actuad con mayor osadía, presionad con mayor rigor, se puede no prestar oído a la voz de las masas sm-partido, pues tenemos la dictadura del partido! c) a los dirigentes del partido: ¡podéis permitiros el lujo de cierta suficiencia y, tal vez, hasta podéis caer en el engreimiento, puesto que tenemos la dictadura del partido y, “por consiguiente”, la dictadura de los jefes! Es conveniente recordar estos peligros precisamente ahora, en el período de ascenso de la actividad política de las masas, cuando la ■disposición del partido a prestar oído atento a la voz de las masas tiene para nosotros una importancia especial: cuando el prestar aten­ ción a las exigencias de las masas* es el mandamiento fundamental de nuestro partido: cuando'se requiere del partido una prudencia y una flexibilidad especiales en su política; cuando el peligro de caer en el engreimiento es uno de los peligros más serios que amenazan al par­ tido en la obra de dirigir acertadamente a las masas. 113

J. S taíin No se puede por menos de recordar las preciosas palabras pronun­ ciadas por Lenin en el XI Congreso de nuestro partido: “A pesar de todo, nosotros [los comunistas. Sr.] somos en la masa del pueblo como una gota en el mar, y sólo podemos gobernar cuando expresamos acertadamente lo que el pueblo piensa. De otra manera, el partido comunista no conduciría al proletariado, ni el proletariado conduciría a las masas, y toda la máquina se desencua­ dernaría” (v. t. XXVII, p. 256). “Expresar con acierto lo que el pueblo p i e n s a ésta es, precisa­ mente, la condición indispensable que garantiza al partido el honroso papel de fuerza dirigente fundamental en el sistema de la dictadura del proletariado. VI. LA CLT.STION DLL TRIUNFO DLL SOCIALISMO LN UN SOLO PAIS

El folleto Los fundam entos del leninismo (primera edición, mayo de 1924) contiene dos formulaciones de la cuestión del triunfo del socia­ lismo en un solo país. La primera dice así: “Antes se creía imposible la victoria de la revolución en un solo país, suponiendo que, para alcanzar la victoria sobre la burguesía, era necesaria’ la acción conjunta de los proletarios de todos los países adelantados o, por lo menos, de la mayoría de ellos. Ahora, este punto de vista ya no corresponde a la realidad. Ahora hay que partir de la posibilidad de este triunfo, pues el desarrollo desigual y a saltos de los distintos países capitalistas en el imperialismo, el desarrollo, en el seno del imperialismo, de contradicciones catastróficas que llevan a guerras inevitables, el incremento del movimiento revolucionario en todos los países del mundo; todo ello no sólo conduce a la posibi­ lidad, sino también a la necesidad del triunfo del proletariado en uno u otro país.” (v. Los fundam entos del leninismo). ■ Este planteamiento es completamente acertado y no necesita comentarios. Combate la teoría de los socialdemócratas, que consi­ deran como una utopía la toma del poder por el proletariado en un solo país, si no va acompañada al mismo tiempo de la revolución victoriosa en otros países. Más en el folleto Los fundam entos del leninismo hay también otra formulación, que dice: “Pero derrocar el poder de la burguesía e instaurar el poder del 114

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Cuestiones del leninismo

proletariado en un solo país no significa todavía garantizar el triunfo completo del socialismo. Queda por cumplir la misión principal del socialismo: la organización de la producción socialista.. ¿Se puede cumplir esta misión, se puede lograr el triunfo definitivo del socia­ lismo en un solo país sin los esfuerzos conjuntos de los proletarios de unos cuantos países adelantados? No, no se puede. Para derribar a la burguesía, bastan los esfuerzos de un solo país, pomo lo indica la historia de nuestra revolución. Para el triunfo definitivo del socialis­ mo, para la organización de la producción socialista, ya no bastan los esfuerzos de un solo país, sobre todo de un país tan campesino como Rusia: para esto hacen falta los esfuerzos de los proletarios de unos cuantos países adelantados ” (v. Los fundam entos del leninismo). Esta segunda formulación combate la afirmación de los críticos del leninismo, de los trotskistas, de que la dictadura del proletariado en un solo país, sin el triunfo en otros países, no podría “sostenerse frente a la Europa conservadora” . En este sentido --pero sólo en este sentido—/e s a formulación era entonces (mayo de 1924) suficiente, y fue, sin duda, de cierta uti­ lidad. Pero más tarde, cuando ya se había vencido dentro del partido la crítica al leninismo en esté aspecto y se puso a la orden del día una nueva cuestión, la cuestión de la posibilidad de edificar la sociedad socialista completa con las fuerzas de nuestro país y sin ayuda exte­ rior, la segunda formulación resultó ser ya insuficiente a todas luces y, por tanto, inexacta ¿En qué consiste el defecto de esta formulación? Su defecto consiste en que funde en una sola dos cuestiones dis­ tintas: la cuestión de la posibilidad de llevar a cabo la edificación del socialismo con las fuerzas de un solo país, cuestión a la que hay que dar una respuesta afirmativa, y la cuestión de si un país con dictadura del proletariado puede considerarse completamente garantizado contra la intervención y, por tanto, contra la restauración del viejo régimen, sin una revolución victoriosa en otros países, cuestión a la que hay que dar una respuesta negativa. Esto, sin hablar de que dicha formu­ lación puede dar motivo para creer que es imposible organizar la sociedad socialista con las fuerzas de un solo país, cosa qne, natural­ mente, es falsa. Basándome en esto, en mi folleto La Revolución de Octubre r la tác­ tica de los comunistas rusos (diciembre de 1924), he modificado y co­ rregido esta formulación, dividiendo la cuestión en dos: en la cuestión de la garantía completa contra la restauración del régimen burgués y en la cuestión de la posibilidad de edificar la sociedad socialista completa en un solo país. He conseguido esto, primero, al presentar “la victoria com­ pleta del socialismo” como “garantía completa contra la restauración del 115

J. Stalin antiguo orden cíe cosas”, garantía que sólo se puede obtener mediante “los esfuerzos conjuntos de los proletarios de unos cuantos países”, y, segundo, al proclamar, basándome en el folleto dé Lenm Sobre la cooperación'5, Ja verdad indiscutible de que contamos con todo lo necesario para edificar la soeiedad socialista completa (v. La R evo­ lución de Octubre y la táctica de los comunistas rusos)*. Esta nueva formulación es la que sirvió de base a la conocida resolución de la XIV Conferencia del partido “Sobre las tareas de la. Internacional Comunista y del PC (b) de Rusia”16, que trata de la cuestión del triunfo del socialismo en un solo país, en relación con la estabilización del capitalismo (abril de 1925), y que considera posible y necesaria la edificación del socialismo con las fuerzas de nuestro país. Esta formulación ha servido también de base a mi folleto Balance de los trabajos de la X IV Conferencia del PC (b¡ de Rusia, publicado inmediatamente después de esta conferencia, en mayo de 1925. Respecto al planteamiento de la cuestión del triunfo del socia­ lismo, en un solo país, he aquí lo que se dice en este folleto: “Nuestro país nos muestra dos grupos de contradicciones. Uno de ellos lo forman las contradicciones, interiores, entre el proletariado y el campesinado [aquí se trata de la edificación del socialismo en un solo país. J. Sí1.]. El otro, las contradicciones exteriores, entre nuestro país, como país de] socialismo, y todos los demás países, como países del capitalismo [aquí se trata de] triunfo definitivo del socialismo. ./. St. “Quien confunde el primer grupo de contradicciones, que es perfectamente posible vencer eon los esfuerzos de un solo país, con el segundo grupo de contradicciones, para vencer las cuales hacen falta los esfuerzos de los proletarios de unos cuantos países, comete un gravísimo error contra el leninismo, y es un confusionista o un opor­ tunista impenitente” (v. Balance ele los trabajos de la X IV Confe­ rencia del PC (b} de R usia'1) . , Respecto a la cuestión del triunfo del socialismo en nuestro país, este folleto dice: . “Rodemos llevar a cabo la edificación del socialismo, y lo iremos edificando juntamente con el campesinado y bajo la dirección de la clase obrera...”, pues “bajo la dictadura del proletariado se dan en nuestro país... todas las premisas necesarias para edificar la sociedad socialista completa, venciendo todas y cada una de las dificultades

* lésln nueva formulación vino luego a reemplazar a la vieja en las edi­ ciones posteriores del folíelo i,os fundam rntos del Icninisino.

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Cuestiones del leninismo internas, pues podemos y debemos vencerlas con nuestras propias fuerzas” (v. lugar citado18). Respecto de la cuestión del triunfo definitivo-del socialismo, el folleto dice: “El triunfo definitivo del socialismo es la garantía completa contra las tentativas de intervención y, por tanto, también de restauración, pues una tentativa de restauración de alguna importancia solo puede produeirse con un considerable apoyo del exterior, con el apoyo del capital internacional. Por eso, el apoyo de los obreros de todos los países a nuestra revolución, y con mayor razón el triunfo de estos obreros, aunque sólo sea en unos cuantos países, es condición indis­ pensable para garantizar plenamente aí primer país victorioso contra las tentativas de intervención y de restauración, es condición .indispen­ sable para el triunfo definitivo del socialismo ” (v. lugar citado19). Me parece que está claro. Es sabido que en igual sentido se interpreta este problema en mi folleto Preguntas y respuestas (junio de 1925) y en el informe politico del CC ante el XIV Congreso del PC (b) de la URSS30 (diciem­ bre de 1925). Tales son los hechos. Creo' que estos hechos los conocen todos los camaradas, y Zinóviev entre ellos. Si hoy, casi a los dos anos de la lucha ideológica sostenida en el seno del partido, y después de la resolución adoptada en la XIV Conferencia del partido (abril de 1925), Zinóviev, en su discurso de resumen, pronunciado en el XIV Congreso del partido (diciembre de 1925),. cree posible sacar a relucir la vieja fórmula, completamente insuficiente, del folleto de Stalin, escrito en abril de 1924, como base para resolver el problema ya resuelto del triunfo del socialismo en un solo país, este modo de proceder peculiar de Zinóviev sólo atestigua que se ha.hecho un verdadero lío en esta cuestión. Tirar deí partido hacia atrás, cuando ya éste había ido adelante, eludir la resolución de la XIV Conferencia del partido, después de haber sido .confirmada por el Pleno del CC3 1 significa atascarse irremisiblemente en contradic­ ciones, no tener fe en la edificación del socialismo, desviarse del camino de Lenin y suscribir la propia derrota. ¿Qué significa la posibilidad del triunfo del socialismo en un solo país? Significa la posibilidad de resolver las contradicciones entre el proletariado y el campesinado con las fuerzas internas de nuestro país, la posibilidad de que el proletariado tome el poder y lo utilice para edificar la sociedad socialista completa en nuestro país, contando con la simpatía y el apoyo de los proletarios de los demás países, 117

J. S íalin pero sin que previamente triunfe la revolución proletaria en otros países. Sin esta posibilidad, la edificación del socialismo es una edificación sin perspectivas, una edificación que se realiza sin la seguridad de llevarla a cabo. No se puede edificar el socialismo sin tener la segu­ ridad de que es posible dar cima a la obra, sin tener la seguridad de que él atraso técnico de nuestro país no es un obstáculo insuperable para la edificación de la sociedad socialista completa. Negar esta posibilidad es no tener fe en la edificación del socialismo, es apartarse del leninismo. ¿Qué significa la imposibilidad del triunfo completo y definitivo del socialismo en un solo país sin el triunfo de la'revolución en otros países? Significa la imposibilidad de tener una garantía completa contra la intervención y, por consiguiente, contra la restauración del régimen burgués, si la revolución no triunfa, por lo menos, en varios países. Negar esta tesis indiscutible es apartarse del internacionalismo, es apartarse del leninismo. “No vivimos solamente --dice Lenin- dentro de un estado, sino dentro de un sistema de estados, y no se concibe que la República Soviética pueda existir mucho tiempo al lado de los estados impe­ rialistas. En fiu de cuentas, acabará triunfando lo uno o lo otro. Pero antes de que se llegue a esto, es inevitable una serie de choques terribles entre la República Soviética y los estados burgueses. Esto significa que sí la clase -dominante, el proletariado, quiere dominar y ha de dominar, tiene que demostrarlo también por medio de su organización militar ” (v. t. XXIV, p. 122). “Estamos dice Lenin en otro lugar- ante un equilibrio suma­ mente inestable, pero, con todo, ante cierto equilibrio indudable, indiscutible. ¿Durará mucho tiempo? Lo ignoro, y no creo que pueda saberse. Por eso, debemos mostrar la mayor prudencia. Y el primer mandamiento de nuestra política, la primera enseñanza que se deriva de nuestra labor de gobierno durante este año, enseñanza que todos los obreros y campesinos deben aprender, es la necesidad de estar en guardia, la de tener presente que nos hallamos rodeados de hombres, de clases y de gobiernos que manifiestan abiertamente el mayor odio hacia nosotros. Es preciso tener presente que estamos siempre .a un paso de una intervención." (v, t. XXVII, p. 117). Me parece que está claro. ¿Cómo presenta Zínóviev la cuestión del triunfo del socialismo en un solo país? Escuchad: 118

Cuestiones del leninismo “Por triunfo definitivo del socialismo se debe entender, por lo menos: 1) la supresión de las clases y, por tanto, 2) la abolición de la dictadura de una sola clase, en este caso, de la dictadura del prole­ tariado...” “Para percatarse con mayor exactitud - dice más adelante Zinóviev- de .cómo se plantea este problema en nuestro país, en la URSS, en 1925, hay que distinguir dos cosas: 1) la posibilidad garan­ tizada de edificar el socialismo, posibilidad que también puede con­ cebirse plenamente, claro está, en el marco de un solo país, y 2) la edificación definitiva y la consolidación del socialismo, es decir, la creación del régimen socialista, de la sociedad socialista.” ¿Qué puede significar todo esto? Que Zinóviev no entiende por triunfo definitivo del socialismo en un solo país la garantía contra la intervención y la restauración, sino la posibilidad de llevar a cabo la edificación de la sociedad socialista. Y por triunfo del'socialismo en un solo país Zinóviev entiende una edificación del socialismo que no puede ni debe conducir a la edifi­ cación completa del socialismo. Una edificación al azar, sin perspec­ tivas, una edificación del socialismo emprendida con la imposibilidad de llevar a cabo la edificación de la sociedad socialista: tal es la posición de Zinóviev. Edificar el socialismo sin la posibilidad de llevar a cabo su edifi­ cación, edificar a sabiendas de que la edificación no se llevará a cabo'. he ahí a qué incongruencias llega Zinóviev. ;Pero esto es burlarse del problema, y no resolverlo! He aquí otrp pasaje tomado del discurso de resumen de Zinóviev en el XIV Congreso del partido: “Ved, por ejemplo, a dónde ha ido a parar el camarada Yákovlev en la última conferencia del partido de la provincia de Kursk. ‘ Pis­ tando rodeados de enemigos capitalistas por todas partes, ¿acaso podernos, en estas condiciones - pregunta- , llevar a cabo la edifi­ cación del socialismo en un solo país? ’ Y contesta: 4Basándonos en todo los expuesto, tenemos derecho a decir , que no sólo , estamos edificando el socialismo, sino que, a pesar de ser por el momento los únicos, a pesar de ser el único país soviético, el único estado soviético del mundo, llevaremos a cabo la edificación del socialismo,’ (k ú rskaia Pravda, núm. 279, 8 de diciembre de 1925). ¿Acaso es ésta una manera leninista de plantear el problema? —pregunta Zinóviev—, ¿acaso no huele esto a estrechez nacional? ” [Subrayado por m í.J. Sí.]. Por tanto, según Zinóviev, resulta que reconocer la posibilidad de llevar a cabo la edificación del socialismo en un solo país significa adoptar una posición de estrechez nacional, y negar esta posibilidad significa adoptar la posición del internacionalismo. 119

/ . Stalin Pero, ile ser esto cierto, ¿acaso valdría la pena de luchar por el Iriúnfo sobre los elementos capitalistas de nuestra economía? ¿No se desprende de aquí la imposibilidad de este triunfo? Capitulación unte los elementos capitalistas de nuestra economía: he aquí a lo que conduce la lógica interna de la argumentación de Zinóviev. (Y esta incongruencia, que no tiene nada que ver con el leninismo, ZinóvieV nos la ofrece como “internacionalismo”, como “leninismo cien por cien” ! Yo afirmo que, en el importantísimo problema de la edificación del socialismo, Zinóviev se aparta del leninismo, rodando hacia las concepciones del menchevique. Sujánov. Recurramos a Lenin. He aquí lo que ya antes de la Revolución de Octubre, en el mes de agosto de 1915, decía Lenin acerca del triunfó del socialismo en un solo país: “La desigualdad del desarrollo económico y político es una ley absoluta del capitalismo. De aquí se deduce que es posible que la victoria del socialismo empiece por unos cuantos países capitalistas, o incluso por un solo país capitalista. El proletariado triunfante de este país, después de expropiar a los capitalistas y de organizar la produc­ ción socialista dentro de sus fronteras [Subrayado por mí, J 57.], se enfrentaría con el resto del mundo, con el mundo capitalista, atra­ yendo a su lado a las clases oprimidas de los demás países, levantando en ellos la insurrección contra los capitalistas, empleando, en caso necesario, incluso la fuerza de las armas contra las clases explotadoras y sus estados ” (v. t. XVIII, pp, 232-233). ¿Qué significa la frase de Lenin que subrayamos: “después de organizar la producción socialista dentro de sus fronteras” ? Significa que el proletariado del país victorioso, después de la toma del poder, pue.de y debe organizar en su país la producción socialista, ¿Y qué significa “organizar la producción socialista”? Significa llevar a cabo la edificación de la sociedad socialista. No creo que haga falta demos­ trar que este planteamiento de Lenin, claro y terminante, no necesífa más comentarios. De otro modo, serían incomprensibles los llama­ mientos de Lenin para que el proletariado tomase el poder en octubre de 1917. Veis, pues, que este planteamiento tan claro de Lenin se distingue como el cielo de la tierra del “planteamiento” confuso y antilenmista .de Zinóviev, de que podemos emprender la edificación del socialismo “en el marco de un solo país” aun siendo imposible acabar de edifi­ carlo. El planteamiento de Lenin corresponde a 1915, antes de que el proletariado tomara el poder. Pero ¿se modificaron, tal vez, sus con­ 120

Cuestiones del leninismo cepciones después de la experiencia de la Loma del poder, después de 1917? Consultemos el folleto de Lenin Sobre la cooperación escrito en 1923: “En efecto —dice L enin-, todos los grandes medios de producción en poder del estado y el poder del estado en manos del proletariado; la alianza de este proletariado con millones y millones de pequeños y muy pequeños "campesinos: asegurar la dirección de los campesinos por el proletariado, etc., ¿acaso no es esto todo lo que se necesita para edificar la sociedad socialista completa partiendo de la coopera­ ción, y nada más que de la Cooperación, a la que antes tratábamos de mercantilista y que ahora, bajo la NEP, merece también, en cierto modo, el mismo trato; acaso no es esto todo lo imprescindible para edificar la sociedad socialista com pleta? [Subrayado por mí, J. ¿7.]. Esto no es todavía la edificación de la sociedad socialista, pero sí todo 'lo imprescindible ,r lo suficiente para esta edificación ” [Subra­ yado por mí, ,/. S t. ] (v. t. XXVII, p, 392). E n o tra s p a lab ras: p o d e m o s y d e b e m o s ed ificar la so cied ad socia­ lista c o m p le ta , p u e s d isp o n e m o s de to d o lo n ecesario y lo su ficien te p a ra esta ed ificació n .

Parece que es difícil expresarse con mayor claridad. Comparad este planteamiento clásico de Lenin con el réspice antileninista de Zinóviev a Yákovlev, y comprenderéis que Yákovlev no hizo sino repetir las palabras de Lenin sobre la posibilidad de llevar a cabo la edificación del socialismo en un solo país, mientras que Zinóviev, al manifestarse en contra de este planteamiento, al fustigar a Yákovlev, se apartó de Lenin, adoptando el punto de vista del men­ chevique Sujánov, el punto de vista de la imposibilidad de llevar a cabo la edificación del socialismo en nuestro país, en razón de su atraso técnico. No se comprende entonces para qué tomamos el poder en octubre de 1917, si no nos proponíamos llevar a cabo la edificación del socialismo. , No se debió tomar el poder en octubre de 1917: he aquí la con­ clusión a que conduce la lógica interna de la argumentación de Zinó­ viev. Afirmo, además, que, en la importantísima cuestión del triunfo del socialismo, Zinóviev procede en contra de acuerdos precisos de nues­ tro partido, estampados en la conocida resolución de la XIV confe­ rencia del partido “Sobre las tareas de la Internacional Comunista y del PC (b) de Rusia, en relación con el Pleno ampliado del CE de la Internacional Comunista”. Veamos esta resolución. He aquí lo que dice acerca del triunfo del socialismo en un solo país: 121

J. Stalin “La existencia de dos sistemas sociales diametralmente opuestos provoca la amenaza constante de un bloqueo capitalista, de otras formas de presión económica, de la intervención armada y de la res­ tauración. La única garantía para ej triunfo definitivo del socialismo, es decir, la garantía contra la restauración [Subrayado por mí, J. S t. ], es, por tanto, la revolución socialista victoriosa en varios países...” “El leninismo enseña que el triunfo definitivo del socialismo, en el sentido d é garantía, completa contra la restauración [Subrayado por mí, ./. A1/,] de las relaciones sociales burguesas, sólo es posible en un plano internacional...” “ De aquí no se desprende [Subrayado por mí, ,/, .?/.] en modo alguno que sea imposible la edificación de la sociedad socialista com pleta'[Subrayado por mí, ./. 5L] en un país tan atrasado como Rusia sin la ‘ ayuda estatal ’ (Trotski) de los países más desarro­ llados en el aspecto técnico y económico.” Veis, pues, que esta resolución presenta el triunfo definitivo del socialismo como una garantía contra la intervención y la restauración, todo lo contrario de como lo presenta Zinóviev en su libro El leninis­ mo. Veis, pues, que esta resolución reconoce la posibilidad de edificar la sociedad socialista completa en un país tan atrasado cpmo Rusia sin la “ayuda estatal” de los países más desarrollados en el aspecto técnico y económico, o sea, todo lo contrario de lo que afirma Zinóvjev en el réspice que da a Yákovlev en su discurso de resumen pronunciado en el XIV Congreso del partido.. ¿Qué otro nombre merece esto más que el de lucha de Zinóviev contra la resolución de la XIV conferencia del partido? Naturalmente, a veces las resoluciones del partido no son intacha­ bles. Puede ocurrir que-las resoluciones del partido contengan errores. Hablando en términos generales, podemos suponer que la resolución de la XIV conferencia del partido contiene también ciertos errores. Es posible que Zinóviev considere que esta resolución es equivocada. Pero, en este caso, hay que decirlo clara y francamente, como corres­ ponde a un bolchevique. Sin embargo, Zinóviev no lo hace, por algún motivo. Prefiere seguir otro camino, el camino de atacar por la espal­ da Ja resolución de la XIV conferencia del partido, silenciando esta resolución, sin criticarla abiertamente en lo más mínimo. Zinóviev cree, por lo visto, que este camino Ic conduce mejor a su objetivo. Y su objetivo no es más que uno: “mejorar” la resolución y enmendarle la plana “un poquito” a Lenin. No creo que sea preciso demostrar que Zinóviev se ha equivocado en sus cálculos. ¿De dónde proviene el error de Zinóviev? ¿Dónde reside la raízde su error? La raíz de este error reside, a mi juicio, en que Zinóviev está convencido de que el atraso técnico de nuestro país es un obstáculo 122

C uestiones del le n in is m o

insuperable para la edificación de la sociedad capitalista completa, de que el proletariado no puedé llevar a cabo la edificación del socia­ lismo debido al atraso técnico de nuestro país. Zinóviev y Kámenev habían intentado lina vez exponer este argumento, en una de las sesio­ nes de CC del partido, en vísperas de la conferencia celebrada por el partido en abril32. Pero se les dio la réplica adecuada, y se vieron obligados a retroceder, sometiéndose form alm ente al punto de vista opuesto, al punto de vista de la mayoría del CC. Pero, con ese some­ timiento formal Zinóviev ha proseguido durante todo el tiempo su lucha contra este punto de vista de la mayoría del CC. He aquí lo que dice a propósito de este “incidente”, producido en el CC del PC (b) de Rusia, el Comité de Moscú de nuestro partido, en su Respuesta a la carta de la conferencia del partido de a provincia de Leníngrado23; “No hace mucho tiempo, Kámenev y Zinóviev mantuvieron en el Buró Político el punto de vista de que, a causa de nuestro atraso técnico y económico, no podremos vencer las dificultades interiores, a menos de que venga a salvarnos la revolución internacional. Pero no­ sotros, con la mayoría del CC, entendemos que podemos edificar el socialismo, que lo estamos edificando y que terminaremos de edifi­ carlo, no obstante nuestro atraso técnico y a pesar de é l Entendemos que esta edificación irá, naturalmente, mucho más despacio de lo que iría bajó las condiciones de un triunfo mundial, pero, sin embargó, avanzamos y seguiremos avanzando. Entendemos asimismo que el punto de vista de Kámenev y Zinóviev expresa la falta de fe en las fuerzas internas de nuestra clase obrera y de las masas campesinas que la siguen. Creemos que sustentar ese punto de vista es desviarse de la posición mantenida por Lenin ” (v. la Respuesta): Este documento apareció en la prensa durante Jas primeras sesio­ nes del XIV congreso del partido. Zinóviev pudo, naturalmente, mani­ festarse en contra de este doeumento ya en el mismo congreso. Es significativo que Zinóviev y Kámenev no encontrasen argumentos que oponer , a esta grave acusación lanzada contra ellos por el Comité de Moscú de nuestro partido. ¿Es esto casual? Yo creo que no es casual. Por lo visto,’ la acusación acertó en el blanco. Zinóviev y Kámenev dieron la callada por “respuesta” a esta acusación, porque no tenían con qué “matarla”. La “nueva oposición” se siente ofendida porque se acuse a Zinóviev de falta de fe en el triunfo de la edificación socialista en nuestro país. Pero si Zinóviev, después de un año entero de discutirse la cuestión del triunfo del socialismo en un solo país; después de haber sido rechazado por el Buró Político del CC (abril de 1925) el punto de vista de Zinóviev; después de haberse formado en el partido 123 9

J. Stctfin una opinión definida a este respecto, expresada en la conocida reso­ lución de la XIV conferencia del partido (abril de 1925); si, después ' de todo esto, Zinóviev se decide a manifestarse en su libro El leni­ nismo (setiembre de 1925) en contra del punto de vista del partido; si, más tarde, repite estas manifestaciones en el XIV congreso, ¿cómo puede explicarse todo ello, esa obstinación, esa contumacia en defen­ der. sil error, como no sea porque Zinóviev esté contaminado, incura-, blemente contaminado, de la falta de fe en el- triunfo de la edifica­ ción socialista en nuestro país? Zinóviev quiere presentar su falta de fe como internacionalismo. Pero ¿desde cuándo se acostumbra entre nosotros a considerar como internacionalismo el desviarse del leninismo en una cuestión cardinal del leninismo? ¿No sería más exacto decir que quien peca aquí contra el interna­ cionalismo y la revolución internacional, no es el partido, sino Zinóviev? • ¿Pues qué es nuestro país, el país del “socialismo en cons­ trucción”, sino la base de la revolución mundial? Pero ¿puede, acaso, nuestro país ser la verdadera base de la revolución mundial si no es capaz de llevar a cabo la edificación de la sociedad socialista? ¿Acaso puede, nuestro país seguir siendo ei poderoso centro de atrae-, ción para los obreros de todos los países, como lo es indudablemente en la actualidad, si no es capaz de conseguir dentro de sns fronteras el triunfo sobre los elementos capitalistas de nuestra economía, el triunfo de la edificación socialista? Yo entiendo que no. ¿Y acaso no se desprende de esto que la falta de fe en el triunfo de la edificación socialista, que el predicar esta falta d e ' fe conduce a desprestigiar a nuestro país como base de, la revolución mundial, y que este descré­ dito de nuestro país conduce, a su vez, a debilitar el movimiento revolucionario mundial? ¿Cuáles eran los medios de que se valían los señores socialdemócratas para ahuyentar de nuestro lado a los obre-ros? Ellos afirmaban que “los rusos no conseguirán nada” . ¿Con qué batimos nosotros ahora a los socialdemócratas, atrayendo una serie interminable de delegaciones obreras y reforzando con ello las. posiciones del comunismo en el mundo entero? Con nuestros éxitos en la edificación del socialismo, ¿Y acaso no está claro, después de esto, que quien predica la falta de fe en nuestros éxitos en la edificación del socialismo, ayuda indirectamente a los socialdemócratas, debilita la amplitud del movimiento internacional, se aparta inevitáblemente del internacionalismo? „. Como veis, el “internacionalismo” de Zinóviev no sale mejor parado que su . “leninismo cien por cíen” en lo referente a la edifica­ ción del socialismo en nn solo país. Por eso, el XIV congreso del partido ha procedido acertadamente al definirlas concepciones de la “nueva oposición” como “falta de fe en la edificación del socialismo” y como “tergiversación del leninismo’” 4 124

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Cuestiones del leninismo Vil. LA LUCHA POR LL TRIUNI G DI, LA 1:011‘IC ACION SOCIALISTA

Entiendo .que la falta de fe en el triunfo de la edificación socialista es el error fundamental de la “nueva oposición” . Este error es, a mi juicio, el fundamental, porque d.e él derivan todos los demás errores de la “nueva oposición”. Sus errores en las cuestiones de la NEP, del capitalismo de estado, del carácter de nuestra industria socialista, del papel de la cooperación bajo la dictadura del proletariado, de los métodos de lucha contra los kulaks, del papel y del peso del campe­ sinado medio; todos estos errores derivan del error fundamental de la oposición, de su falta de fe en la posibilidad de llevar a cabo la edificación dé la sociedad socialista con las fuerzas de nuestro país. ¿Qué significa la falta de fe en el triunfo de la edificación socia­ lista en nuestro país? Significa, ante todo, falta de seguridad en que las masas fundamen­ tales del campesinado, debido a determinadas condiciones del desa­ rrollo de nuestro país, puedan incorporarse a la edificación socialista. Significa, en segundo lugar, falta de seguridad en que el proleta­ riado de nuestro país, dueño de las posiciones dominantes de la economía nacional, sea capaz de atraer a las masas fundamentales del campesinado a la edificación socialista. . De estas tesis parte tácitamente la oposición en sus razonamientos sobre el camino de nuestro desarrollo, y lo mismo da que lo haga consciente o inconscientemente. ¿Se puede incorporar a la masa fundamental del campesinado soviético a la edificación socialista? En el folleto Los fundam entos del leninismo hay a este respecto dos tesis esenciales: • 1) “No hay que confundir al campesinado de la Unión Soviética con el campesinado del Occidente.' Un campesinado que ha pasado por la escuela de tres revoluciones, que ha luchado del brazo del proletariado y bajo la dirección del proletariado contra el zar y el poder burgués, nn campesinado que ha recibido de roanos de la revo­ lución proletaria la tierra y la paz y que, por ello, se ha convertido en reserva del proletariado, este campesinado no puede por menos de diferenciarse del campesinado que ha luchado en la revolución bur­ guesa bajo la dirección de la burguesía liberal, ha recibido la tierra de . manos, de esta burguesía y se ha convertido, por ello, en reserva de la burguesía. Huelga demostrar que el campesino soviético, acostum­ brado a apreciar la amistad política y la colaboración politice, del proletariado y que. debe su libertad a esta amistad y a esta colabo­ ración, no puede por menos de estar extraordinariamente predis­ puesto a colaborar económicamente con el proletariado.” 2) “No hay que confundir la agricultura de Rusia con la del Occi­ 125

J. Stalin dente, fcn el Occidente, |a agricultura se desarrolla siguiendo la ruta habitual del capitalismo, en medio de una profunda diferenciación de los campesinos, con grandes fincas y latifundios privados capitalistas en uno de los polos, y, en el otro, pauperismo, miseria y esclavitud asalariada. Allí son completamente naturales, a consecuencia de ello, la disgregación y la descomposición. No sucede así en Rusia. En nuestro país, la agricultura no puede desarrollarse siguiendo esa ruta, ya que la existencia del poder soviético y la nacionalización de los instrumentos y medios de producción fundamentales no permiten semejante desarrollo. En Rusia, el desarrollo de la agricultura debe seguir otro camino, el camino de la cooperación de millones de cam­ pesinos pequeños y medios, el camino del desarrollo de la coo­ peración en masa en el campo, fomentada por el estado mediante créditos concedidos en condiciones ventajosas. Eenin indicaba acertar damente, en sus artículos sobre la cooperación, que el desarrollo de la agricultura de nuestro país debía seguir un camino nuevo, incorpo­ rando a la mayoría de los campesinos a la edificación socialista a través de la cooperación, introduciendo gradualmente en la economía rural el principio del colectivismo, primero en la venta de los produc­ tos agrícolas y después en su producción... ”No creo que sea necesario demostrar que la inmensa mayoría de los campesinos seguirá de buen grado esta nueva vía de desarrollo, rechazando la vía de los latifundios privados capitalistas y de la escla­ vitud asalariada, la vía de la miseria y de la ruina,” ¿Son exactas estas tesis? Yo creo que estas dos tesis son exactas e irrefutables para todo nuestro período de edificación; bajo las condiciones de la NEP. No son sino la expresión de las conocidas tesis de Lenin de la alianza delrproletariado y el campesinado, de la incorporación de las haciendas campesinas al sistema del desarrollo socialista del país, de la necesidad de que el proletariado marche hacía, el socialismo con las masas fundamentales del campesinado; de que la incorporación de las masas de' millones y millones de campesinos a la cooperación es el principal camino de la edificación socialista en el campo; de que, con el • crecimiento de nuestra, industria socialista, “para nosotros, el sim­ ple desarrollo de la cooperación se identifica^., con el desarrollo del socialismo ” (v. t. XXVII, p. 396). En efecto, ¿cuál es el camino que puede y debe seguir en nuestro país el desarrollo de la economía campesina? La economía campesina no es una economía capitalista. La econo­ mía campesina, si nos fijamos en la aplastante mayoría de las hacien­ das campesinas, es una economía de pequeña producción mercantil. ¿Y qué es la economía campesina de pequeña producción mercantil? Es una economía que se halla en una encrucijada entre el capitalismo 126

Cuestiones del leninismo y el socialismo. Puede evolucionar hacia el capitalismo, que es lo que ocurre actualmente en los países capitalistas, o hacia el socialismo, que es lo que debe ocurrir en nuestro país, bajo la dictadura del proletariado. ¿De dónde provienen esa inestabilidad y esa falta de independencia de la economía campesina? ¿Cómo se explican? Se explican por la dispersión de las haciendas campesinas, por su falta de organización, por su dependencia de la ciudad, de la indus­ tria, del sistema de crédito, del. carácter del poder imperante en el país: finalmente^ por el bien conocido hecho de que el campo marcha y tiene necesariamente que marchar, tanto en el aspecto material como en el cultural,-tras la ciudad. El camino capitalista de desarrollo de le economía campesina pasa a través de una profundísima diferenciación del campesinado, creando, en un polo, grandes latifundios y, en el otro polo, depaupera­ ción en masa. Este camino de desarrollo es inevitable en los países capi­ talistas, porque el campo, la economía campesina, depende de la ciudad, de la industria, del crédito concentrado en la ciudad, del carácter del po­ der, y en la ciudad impera la burguesía, la industria capitalista, el siste­ ma de :rédito, el poder capitalista del estado. ¿Es acaso forzoso que las haciendas campesinas sigan este camino en iiuesíro país, donde la ciudad presenta una fisonomía completa­ mente distinta, donde la industria está en manos del proletariado, donde los transportes, el sistema de crédito, el poder del estado, etc. están concentrados en manos del proletariado, donde la nacionali­ zación de la tierra es ley que rige para todo el país? ¡Naturalmente que no es forzoso! Por el contrario, precisamente porque la ciudad dirige al campo, y quien impera en la ciudad en nuestro país es el proletariado, en cuyas manos están todas las posiciones dominantes de la economía nacional: precisamente por esto, las haciendas cam­ pesinas tienen que seguir en su desarrollo otro camino, el camino de la edificación socialista. ¿En que consiste este camino? Este camino consiste en incorporar en masa los millones de haciendas campesinas a todas las formas de la cooperación; en unir las haciendas campesinas dispersas en torno a la industria socialista; en implantar los principios del colectivismo entré el campesinado, pri­ mero en lo tocante a la venta de los productos agrícolas y al abaste.cimiento de las haciendas campesinas con artículos de la ciudad, y luego en lo que se refiere a la producción agrícola. Y cuanto más lejos se vaya, más inevitable será este camino en las condiciones de la dictadura dél proletariado, pues la incorporación al régimen cooperativo en el terreno de la venta, en el abastecimiento y, por ultimó, en el terreno del crédito y de la producción (coope­ rativas agrícolas), es el único camino para elevar el bienestar en 127

J, Stalin el campo. es ei único medio para salvar a las grandes masas campe­ sinas de la miseria y de la ruina. Se dice que, por su situación, el campesinado de nuestro país no es socialista y que, debido a esto, es incapaz de desarrollarse en un sentido socialista. Naturalmente, es cierto que el, campesinado, por su situación no es socialista. Pero esto no es un argumento en contra del desarrollo de las haciendas campesinas por el camino del socialismo, una vez sentado que el campo sigue a la ciudad y que en la ciudad domína la industria socialista. Durante la Revolución de Octubre, el campesinado tampoco era socialista por su situación y no quería, ni mucho menos, implantar el socialismo en nuestro país. Luchaba entonces, principalmente, por acabar con el poder de los terrate­ nientes, poner fin a la guerra y establecer la paz. Y, sin embargo, siguió entonces al proletariado socialista. ¿Por qué? Porque el derro­ camiento de la burguesía y la toma del poder por el proletariado socialista era entonces el único camino para salir de la guerra imperia­ lista, el único camino para establecer la paz. Porque entonces no había ni podía haber otros caminos. Porque nuestro partido logró entonces hallar, descubrir un grado de conjugación de los intereses específicos del campesinado (el derrocamiento de Jos terratenientes, la. paz) con los intereses genérales del país (dictadura del prole:ariado), un grado de subordinación de los primeros a los segundos qué resultó aceptable y ventajoso para el campesinado. Y, pese a no ser socialista, el campesinado siguió entonces al proletariado socialista. : Lo mismo hay que decir .acerca de la edificación socialista en nuestro país y de la incorporación, del campesinado a los cauces de esta edificación. El campesinado no es socialista por su situación. Pero tiene que seguir, y seguirá forzosamente, el camino del. desa­ rrollo socialista, pues fuera de la alianza con el proletariado, fuera de la ligazón con la industria socialista, fuera de la incorporación de las haciendas campesinas al cauce general del desarrollo socialista mediante la incorporación en masa del campesinado al régimen cor­ porativo, no hay ni puede haber otros caminos para salvar á.l campe­ sinado de la miseria y de la ruina. ¿Por qué ha de ser precisamente mediante la incorporación en masa del campesinado al régimen cooperativo? Porque en la incorporación en masa al régimen cooperativo “hemos encontrado el grado de conjugación de los intereses privados, de los intereses comerciales privados, con los intereses generales, los métodos de comprobación y de control de Jos intereses privados por el estado, el grado de su subordinación a los intereses generales” . {Lenin)25, aceptable y ventajoso para eL campesinado y que permite al proletariado incorporar a la masa fundamental del campesinado a la educación socialista. El campesinado encuentra ventajas en organizar la venita de sus mercancías y en el abastecimiento de sus haciendas 128

Cuestiones del leninismo con máquinas mediante el sistema Uc la cooperación, y, precisan; eme por ello, el campesinado tiene qus seguir y seguirá el camino de la incorporación en masa al régimen coopeiativo. - ¿Y qué significa la incorporación en masa de las haciendas campe­ sinas al régimen cooperativo, contando con la supremacía de la indus­ tria socialista? Significa que la economía campesina cíe pequeña producción mer­ cantil abandonará el viejo régimen capitalista --que entraña la ruina en masa del campesinado- y tomará un nuevo camino, el camino de la edificación socialista, He aquí por qué la lucha por; el nuevo camino de desarrollo de la economía campesina,, la lucha por la incorporación de la masa funda­ mental del campesinado a la edificación del socialismo es una tarea inmediata de nuestro partido. El XIV Congreso del PC (b) de la URSS ha procedido, por tanto, acertadamente, al decir que: “El camino; fundamental de la .edificación .del-socialismo, .en, ..el campo, a condición de que sea cada vez mayor la dirección eco­ nómica ejercida' por la industria estatal socialista, por las instituciones estatales de crédito y por otras posiciones dominantes en manos del proletariado, es el de incorporar la masa Fundamental del campe­ sinado a la organización cooperativa y asegurar el desarrollo socialista de esta organización, utilizando, venciendo y eliminando a sus ele­ mentos capitalistas” (v. la resolución del Congreso sobre el informe del CC*). El profundísimo error de la “nueva oposición” consiste en no tener fe en este nuevo camino de desarrollo del campesinado, en no ver o no comprender que bajo la dictadura del proletariado ese camino es inevitable. Y’ no lo comprende porque no tiene- fe en el triunfo de la edificación socialista en nuestro país, porque no tiene .fe em la capacidad de nuestro proletariado para conseguir que el campe­ sinado le siga por el camino del socialismo. De aquí la incomprensión del doble carácter de la NEP, la exagera­ ción de los lados negativos de la NEP y su interpretación como un retroceso, fundamentalmente. De aquí que se exagere el papel de los elementos capitalistas de nuestra economía y se menosprecie el papel de las palancas de nuestro desarrollo socialista (la industria, socialista, el sistema de crédito, la cooperación, c] poder del proletariado, etc.). - De aquí la incomprensión def carácter socialista de nuestra indus­ tria estatal y las dudas'en cuanto al acierto del plan cooperativo de JLenim ■ - ‘ - Dé aquí que se exagere el proceso de diferenciación en el campo; 129

J. S ta lin ­ de aquí él pánico ante el kulak y que se menosprecie el papel de los campesinos medios: de aquí los intentos de malograr la política del partido encaminada a asegurar una alianza sólida con el campesino medio, y, en general, los continuos saltos de un extremo a otro en la cuestión de la política del partido en el campo. De aquí la incomprensión de la enorme labor realizada por el partido para incorporar a las masas de millones y millones de obreros y de campesinos a la construcción de la industria y de la agricultura^ a la pbra de vivificar las cooperativas y los soviets, a la administración del país, a la lucha contra el burocratismo, a la lucha por el mejora­ miento y la transformación de nuestro aparato estatal, lucha que marca una nueva fase de desarrollo y sin la que no es concebible ninguna edificación socialista. De aquí la desesperación y la desorientación ante las dificultades de nuestra obra de edificación, las dudas respecto a la posibilidad de llevar a cabo la industrialización de nuestro país, la charlatanería pesimista sobre la degeneración del partido, etc. Allí, en el campo burgués, todo marcha más o menos bien; en cambio en nuestro campo, en el campo proletario, todo marcha más o menos mal: si la revolución de los países occidentales no llega a tiempo, nuestra causa está perdida: he ahí el tono general de la “nueva oposición”, tono que es, a mi juicio, liquidacionista, pero que la oposición quiere hacer pasar, por alguna razón (probablemente, para despertar la hilaridad), por “internacionalismo”. La NEP es el capitalismo, dice la oposición. La NEP es, funda­ mentalmente, un retroceso, dice Zinóviev. Todo eso es. naturalmente, falso. En realidad, la NEP en una política del partido que admite la lucha entre los elementos socialistas y capitalistas y que se propone el triunfo de los elementos socialistas sobre los elementos capitalistas; En realidad, sólo el comienzo de la NEP ha sido un repliegue; pero lo que se persigue es efectuar en el curso del repliegue un reagrupamiento de fuerzas e iniciar la ofensiva. En realidad, llevamos ya unos cuantos años luchando con éxito a la ofensiva, pues vamos desarrollando nuestra industria, vamos desarrollando el comercio soviético, vamos desalojando de sus posiciones al capital privado. Pero ¿cuál es el sentido de la tesis de que la NEP es el capitalismo, de que la NEP es, fundamentalmente, un retroceso? ¿De qué parte esta tesis? Parte del falso supuesto de que en nuestro país se está llevando a cabo actualmente lina simple restauración del capitalismo, un simple “retorno” del capitalismo. Sólo este supuesto puede explicar las dudas de la oposición respecto al carácter socialista de nuestra industria. Sólo este supuesto puede explicar el pánico de la oposición ante el kulak. Sólo este supuesto puede explicar la prisa con que la oposición se ha aganado a las cifras falsas sobre la diferenciación del 130

Cuestiones del leninismo campesinado. Sólo este supuesto puede explicar que la oposición olvi de con tanta facilidad que el campesino medio es, en nuestro país, la figura central de lá agricultura. Sólo este supuesto puede explicar el menosprecio del peso del campesino medio y las dudas respecto al plan cooperativo de Lenin. Sólo, este supuesto puede “motivar” la falta de fe de la “nueva oposición” en el nuevo camino de desarrollo del campo, en el camino de la incorporación del campo a la edifi­ cación socialista. En realidad, en nuestro país no se está produciendo actualmente un proceso unilateral de restauración del capitalismo, sino un proceso bilateral de desarrollo del capitalismo y desarrollo del socialismo, un proceso contradictorio de lucha de los elementos socialistas contra los elementos capitalistas, un proceso en el que los elementos socialistas van venciendo a los elementos capitalistas. ■Esto es tan indiscutible respecto a la ciudad, donde la base del socialismo es la industria del estado, como respecto al campo, donde el asidero fundamental para el desarrollo socialista es la cooperación en masa ligada con la’ indus­ tria socialista. La simple restauración del capitalismo es imposible por el mero hecho de que el poder, en nuestro país, es un poder proletario, de que la gran industria está en manos del proletariado, de que los transportes y el crédito se hallan a disposición del estado proletario. El proceso de diferenciación en el campo no puede revestir las proporciones anteriores, el , campesino medio sigue constituyendo la masa fundamental del campesinado, y el ku la k no puede recobrar su ■fuerza anterior, aunque sólo sea por eí hecho de que en nuestro país la tierra está nacionalizada, ha dejado de ser una mercancía y nuestra política comercial, crediticia, fiscal y cooperativa tiende a restringir Jas tendencias explotadoras de lo s. kulaks, elevar el bienestar de las grandes masas de campesinos y nivelar los extremos en el campo. Prescindo del hecho de que la lucha contra los kulaks sé desarrolla actualmente en nuestro país no sólo en la vieja dirección, en la de organizar a los campesinos pobres contra los kulaks, sino también en una nueva dirección, en la de consolidar la alianza del proletariado y de los campesinos pobres con las masas de campesinos medios contra los kulaks. El que la oposición nó comprenda el sentido y el alcance de la lucha contra los kulaks en esta segunda dirección, confirma una vez más que la oposición se desvía hacia el viejo camino de desarrollo' del campo, y hacia el camino del desarrollo capitalista, en el que el ku la k y los campesinos pobres constituían las fuerzas fundamentales del campo, mientras que los campesinos medios “mermaban”. La cooperación es una modalidad de] capitalismo de estado, dice la oposición, remitiéndose al folleto de Lenin, L i im p u e sto en e s p e c i e ^ }' razón por la cual la oposición no tiene fe en la posibilidad de utilizar la cooperación como asidero principal para el desarrollo socialista. La 131 10

J. Stalin oposición comete también aquí un error gravísimo. Esta interpreta­ ción de la cooperación era suficiente y satisfactoria en 1921, cuando fue escrito el folleto É l im p u e sto en especie, cuando no teníamos una industria socialista desarrollada, cuando Lenin concebía el capitalismo de estado como posible forma fundamental de nuestra actividad económica y veía las cooperativas en conexión con el capitalismo de estado. Pero hoy, este modo de tratar el asunto ya no basta y está superado por la historia, pues de entonces acá los tiempos han cam­ biando, la industria socialista se ha desarrollado, el capitalismo de festado no ha echado raíces en la medida apetecida, y la cooperación, que hoy abarca más de una decena de millones de miembros, ha comenzado a ligarse ya con la industria socialista. ¿Cómo, si no, puede explicarse que, ya a los dos años de haber escrito E l im p u e sto en especie, es decir, en 1923, Lenin comenzase a considerar, la cooperación de un modo distinto, entendiendo que “bajo nuestras condiciones,' a cada paso la cooperación coincide plenamente con el socialismo”? (v. t. XXVII, p. 396). ¿Cómo se explica esto si no es por el hecho de que durante estos dos años la industria socialista tuvo tiempo de desarrollarse, mientras que el capitalismo de estado no arraigó lo bastante, razón por la cual Lenin comenzó a considerar la cooperación, ya no en conexión con el capitalismo de estado, sino en conexión con la industria socialista? Las condiciones de desarrollo de la cooperación habían cambiado. Y, con ellas, tenía que cambiar también el modo de abordar el pro­ blema de la cooperación. He aquí, por ejemplo, un notable pasaje tomado del folleto de Lenin S o b re la cooperación (1923), que arroja luz en este problema: . “¿u el capita lism o de esta d o [Subrayado por mí, J. Sí.}, las em­ presas cooperativas se diferencian de las empresas capitalistas de esta­ do, en primer lugar, en que son empresas privadas y, en segundo lugar, en que son empresas colectivas. B ajo, n u e stro régim en actual [Subrayado por mí, ./. Sí,], las empresas cooperativas se diferencian de las empresas capitalistas privadas por ser. empresas colectivas, pero no se d iferen cia n [Subrayado por mi, V. Sf.] de las empresas, socia­ listas, stempr.e y cuando se . basen en la tierra y empleen medios.de producción pertenecientes al estado, es decir, a la clase obrera" (v. t. XXVII, p. 396).

En este breve pasaje se resuelven dos grandes problemas. Primero, el problema de que “nuestro régimen actual" no es el capitalismo de estado. Segundo, el problema, de que las empresas cooperativas, consi­ deradas en conexión con “nuestro régimen”, “no se diferencian” de las empresas socialistas. Creo qué es difícil expresarse con mayor claridad. 132

Cuestiones del leninismo Y he aquí otro pasaje tomado del mismo folleto de Lenin: “Para nosotros, el simple desarrollo de la cooperación se identifica (salvo la ‘pequeña* excepción indicada más arriba) con el. desarrollo del socialismo y al mismo tiempo nos vemos obligados a reconocér el cambio radical producido en todo nuestro punto de vista sobre el socialismo” (v. lugar citado); Es evidente que el folleto S o b re la cooperación nos sitúa ante un nuevo modo de apreciar la cooperación.’ cosa que la “nueva opo­ sición” no quiere reconocer, silenciándolo cuidadosamente, a des­ pecho de la realidad, a despecho de la verdad evidente, a despecho del leninismo. Una cosa es la cooperación considerada en conexión con el capita­ lismo de estado y otra es la cooperación considerada en conexión con la indüstria socialista. Sin embargo, de esto no se puede sacar la conclusión de que entre el trabajo E l im p u e sto - en especie y .el folleto S o b re la co o p era ció n media un abismo. Esto es. naturalmente, falso. Basta con remitirse, por ejemplo, al siguiente pasaje tomado de E l im p u e sto en especie, para comprender en seguida el lazo indisoluble que hay entre este trabajo y el folleto S o b re la c o o p e ra c ió n , en lo que se refiere al modo de apreciar la cooperación. He aquí el pasaje en cuestión: “El paso de la práctica concesionista al socialismo "es' el paso de una forma de gran producción a otra forma de gran producción. El paso de la cooperación de los pequeños productores al socialismo es el paso de la pequeña producción a la gran producción, es decir, una transición más compleja, pero capaz, en cambio, de abarcar, en caso de éxito, a masas más extensas de la población, capaz de extirpar raíces más profundas y más vivaces de las viejas relaciones p reso cia ­ listas [Subrayado por mí, ,/. ÓY], e incluso precapitalistas, que son las que más resistencia oponen a toda innovación” (v. t. XXVI, p. 337). Por esta cita se ve que ya en el período de E l im p u e sto en esp e c ie , cuando todavía no -teníamos una industria socialista desarrollada, Lenin reputaba posible transformar la cooperación, en caso de é x ito , en un poderoso medio de lucha .contra las relaciones “presocialistas” , y, por tanto, contra las relaciones capitalistas también. Creo que fue precisamente esta idea la que le sirvió más tarde de punto de partida para su folleto S o b re la co o p era ció n . Pero ¿qué se desprende de todo esto? De todo esto se desprende que la “nueva oposición*’ no aborda eJ problema de la cooperación de un modo marxista, sino de una ma­ nera metafísica. No ve en la cooperación un fenómeno histórico, 133

J. Stalin enfocado en conexión con otros fenómenos* en conexión, por/ejem­ plo, con el capitalismo de estado (en 1921) o con la industria socia­ lista (en 1923), sino como algo inmutable, plasmado de una vez para siempre, como una “cosa en sí” , f De aquí provienen los errores de la oposición en el problema de la cooperación: de aquí su falta de fe en que el campo se desarrolle hacia el socialismo a través de la cooperación; de aquí su desviación hacia el viejo camino, hacia el camino de desarrollo capitalista, del campo. . Tal es, en términos generales, la actitud de la “nueva oposición” ante los problemas prácticos de la edificación socialista. Sólo cabe una conclusión: la línea de la oposición -e n la medida en que tiene una lín e a -, las vacilaciones y titubeos de la oposición, su falta de fe en nuestra causa y. su desorientación frente a las dificul­ tades, llevan a Ja capitulación ante los elementos capitalistas de nuestra economía. ‘ En efecto, si la NEP es, fundamentalmente, un retroceso, si se pone en duda el carácter socialista de la industria de estado, si el kulak es ¿asi omnipotente, si hay que cifrar pocas esperanzas en la cooperación, si el papel del campesino medio baja en proporción progresiva, si el nuevo camino de desarrollo del campo es dudoso, si el partido degenera o poco menos, y si la revolución en los países occi­ dentales no está todavía cerca, ¿qué queda, después de todo esto, en el arsenal de la oposición? , ¿con qué cuenta la oposición para la lucha contra ios elementos capitalistas de nuestra econoniía? Pues no se puede emprender la lucha contando solamente con la Filosofía de la época38, ■ r Es evidente que ei arsenal de la “nueva oposición”, síes que a eso se le puede llamar arsenal, no tiene nada de envidiable. No es un arsenal de armas para la lucha. Y mucho menos para el triunfo. Es evidente que el partido se vería perdido en “un dos por tres” si se lanzara a la pelea con semejante arsenal. Tendría que capitular lisa y llanamente ante los elementos capitalistas de nuestra economía. Por eso, el XIV Congreso del Partido ha procedido con todo acierto al dejar sentado que “la lucha por el triunfo de la edificación socialista en la URSS es la tarea fundamental de nuestro partido” ; que una de las condiciones para cumplir esta tarea es “la lucha contra la falta de fe en la edificación del socialismo en nuestro país y contra las tentativas de considerar a nuestras empresas, que son empresas ‘de tipo consecuentemente socialista’ (Lenin), como empresas capitalistas de estado” ; que “semejantes corrientes ideológicas, al hacer imposible una actitud consciente de las masas ante la edificación del socialismo en general y de la industria socialista en particular, sólo sirven para frenar el desarrollo de los elementos socialistas de la economía y para facilitar la lucha del capital privado contra ellos” ; y que “el congreso 134

Cuestiones del leninismo considera, por tanto, necesario desplegar una amplia labor educativa con el fin de eliminar estas tergiversaciones del leninismo” (v. la resolución sobre' el informe al CC del PC (b) de la .URSS29). La significación histórica del XIV Congreso del PC (b) de la URSS consiste en que ha sabido poner al desnudo hasta sus raíces los errores de la “nueva oposición” , en que ha repudiado su falta de fe y sus lamentaciones, en que ha trazado clara y nítidamente el camino para seguir luchando por el socialismo, en que ha dado al partido perspectivas de triunfo y, con ello, ha infundido al proletariado una fé inquebrantable en el triunfo de la edificación socialista. 25 de enero.de 1926.

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[

N o tas

GIULIANO PROCACCI LAS POSICIONES LÑ'LITIGIO 1. (X Stalin, Obras completas. D. Aires, Fundamento,s- 1956, VI, pp. 327-365. ' 2. Ibid. ■ 3. Solare las labores del Comité Ejecutivo ampliado de la Internacional Comunista, cT. Protokoll, Enveiterte Ex cent ive del Komininvstischcii Interna­ tionale. 27 M an - 6 A pril 1925, Hamburg. Cari Hoyn, 1925 y las Tbesen und Resofutionen publicadas en el mismo año por el mismo editor, 4. CE Carr, Socialism w one Country, London-Ncsv York, 1959. parte I, pp.258-61, donde se han reproducido largos extractos del discurso de Bujarín. 5. CL Carr, Socialism in one Country, eit,, parte IL pp.45-6. , 6. Estas citas del libro de Ustríalov lian sido extraídas de la edición fran­ cesa G. Zinóviev, Le leninisme, París, Burcau d'ediLÍons, 1926, pp. 186-87. 7. Cf. Carr, Socialism in one Country, eit., parte II, p. 60 y paite l, p. 285; 8. Carr, ibid, parte I, pp. 300-02, 9. Zinóviev, Le leninismo, cii. p. 188. 10. Ibid. pp. 190-96. 11. Ibid, p. 203. 12. Ibid. p. 240. 13. Cf. p. 41 del presente volumen. 14. CE p. 45 del presente volumen. 15. Cf. Carr, ibid parte II, pp. 108-30. donde se halla ampliamente docu­ mentado el curso del debate pre-cóngreso y la polémica entre la Pravda de Moscú y la leningrádskaya Pravda. 16. El co-informc de Zinóviev al XIV Congreso se encuentra reproducido en Inprekorr, del 7 de enero de 1926, ' 17. La intervención de Bujarín‘en el XIV Congreso se halla reproducida en Inprekorr del 12 de enero de 1926. 18. L a . intervención final de Zinóviev está reproducida en Inprekorr del 19 de enero de 1926. 19. Stalin, Obras cit., VIL 20. Ibid. 21. Ibid. 22. ' Ibid. 23. Ibid. 24. Ibid. , 25. Carr, ibid. parte II, pp. 48-9. En particular observa Carr: “The initial í

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G iu lia n o P ro cacci cmphasis of thosc vvho propagada! or welcomcd thc new doctrine secmed, til ere fo re, to rest on the words “in onc eountry” and on its natiohal aspeets... it was thc legitímate succcssor of NEP.,. In thc ycars after 1925 socialismo in onc eountry, whatever the original intentions o f its prom otor and whatever thc first impressions created by it, came lo mean thc oppositc of NEP...'Whal was now to be realizad “ in onc eountry” was not the peasant socialism o f the oíd Russian traditíon, but thc industrial socialism of Marx”. G. ZINOVIEV De: EL LENINISMO I. Aquí publicamos los capítulos XIII y XIV de la obra. Los capítulos com­ prendidos entre el VIII, reproducido en un cuaderno anterior... y el XIII estaban dedicados respectivamente: el noveno, a la “ cuestión de las fuerzas motrices de la revolución a la luz de la experiencia nacional” (pp. 143*63 de la edic. cit.); el décimo al “leninismo y la dictadura del proletariado” (pp. 165-90}; el undé­ cimo al “leninismo, la NEP y el capitalismo de estado” (pp. 191-220) y final­ mente el duodécimo al “leninismo y la NEP. La lucha de clases bajo la dicta­ dura proletaria” (pp. 221-40). Con el capítulo X se inicia esa segunda parte de la obra de Zinóviev‘que, escrita en el curso del verano de 1925, se separa notablemente de la primera parte de la misma. Mientras que en esta última predominan efectivamente los temas de la polémica entre Trotski y contra la teoría de la “ revoluéión perma­ nente” y es bien visible el eco de las disensiones y Jas polémicas que, entre el otoño de 1924 y los primeros meses de 1925, se sucedieron en torno a Las lecciones ele Octubre y culminaron en la resolución del partido de enero de 1925 contra el “ Lrolski.smo” : en la segunda parte de la obra, el eje de la polémica está, en cambio, planteado contra las forímilaciones teóricas de Bujarin. Ello resulta particularmente evidente en los capítulos dedicados a la NEP. 2. Lenin, Una gran iniciativa cf. Obras completas, B. Aires, Catingo, 1957, XXIX, p,413. ■3. Lenin, El estado y la revolución, ibid, XXV, pp.464-65. 4. lb id .$ . 467. 5. Ibid,,p. 463. 6. Ibid,,y. 460. 7. Ibid,, pp, 461-62. [N. del T.: se trata de una cita de Marx, extraída de Critica del Programa de Gotha,] 8. Véase su importante .artículo Economía y política en la época de la dictadura del proletariado. (Nota de Zinóviev} Cf.,Obras, cit. XXX, pp. 106-07. 9. Lenin, Sobre el infantilismo de la "izquierda’' y el espíritu pequeño hurgues, ibid., XXVI1, p. 333.. 10. Lenin, Informe sobre las tareas inmediatas del poder soviético (Sesión del Comité Central Ejecutivo de Rusia del 29 de abril de 1.918), ibid., XXVII, pp. 293-94. [N. del T.: el subrayado es de Zinóviev.] I I . Lenin, Discurso pronunciado en el / Congreso de comunas y arteles agrícolas. [N. del T.: del 4 de diciembre de 1919.] Cf. Obras, cit., XXX, p. 198 [LI subrayado es de Zinóviev.] (Lenin hizo muchas veces afirmaciones ánatogas. Pero sucedía que fijaba lapsos menos amplios, por ejemplo en su discurso ante el III Congreso de las Juventudes Comunistas.) (Nota de Zinóviev).

Motas 12. Lenin, El estado y la revolución, i b i d pp. 388-90, 448. 13. Ibid., p. 453. 14. Lenin, Obras, cit. XXL 15. Por “ u Itr ai mp erial ismo” Kautsky entendía el acuerdo internacional de la burguesía de diferentes países después de la guerra, acuerdo que debía alojar para siempre ta¡ amenaza de nuevas guerras. Lenin puso al desnudo el trasfondo oportunista de esta teoría hipócrita. (Cf. E l imperialismo, fase superior del capitalismo y Contracorriente). (Nota de Zinóviev). 16. La enfermedad infantil del "izquierdismo." en el comunismo, en Lenin, Obras, cit., XXXI, p. 59, 17. Lenin, Obras, cit., XXXIII, p. 439. 18. Ibid., p. 44 V. 19. Lenin, Obras, cit. XXIII, p. 372. 20. Subrayado por mí (Nota de Zinóviev). 21. Lenin, Inform e sobre la actividad del Consejo de Comisarios del Pueblo. (III Congreso de los soviets, 11 de enero de 1918), en Obras cit., XXVI, pp. 451-52. 22. Lenin, Tesis sobre el problema de la inmediata coneertación de una paz por separado y anexionista, en Obras d i., XXVI, p. *424. 23. Lenin, Inform e sobre la guerra y la paz (Vil Congreso del PCR), en Obres, cit., XXVII, p. 84. 24. Ibid., p. 87 25. Informe del Consejo de Comisarios del Pueblo (VII Congreso del PCR). [N. del T,: no figura en el tomo XXVI de las Obras, eit., donde están recogidas las intervenciones de 'Lenin en el mencionado congreso.] 26. Lenin, Inform e sobre la láctica del PCR al IIP Congreso de la I.C, - 12/6 al 12/7 de 1921. Obras, cit. XXXII, p. 474. 21. Lenin, Inform e al VIH Congreso del PCR. ibid., XXIX, p. 147. 28. Discurso en la Conferencia de Presidentes de Comités Ejecutivos de Distrito, subdistrito y aldea de la Provincia de Moscú (15-X-1920), ibid., XXXI, pp. 307-08. 29. Lenin, Discurso en la Asamblea plcnaria del soviet de Moscú. [N. del T.: en realidad se trata del Discurso en la sesión solemne del Soviet de diputados obreros, campesinos y soldados rojos, del Comité de Moscú del PC(b¡R y del Consejo de Sindicatos de Moscú, dedicada al tercer aniversario de la Revolución de Octubre 6/XI/1920], en Obras cit. XXXI, pp. 382-85. 30- Lenin, Discurso sobre las concesiones (27 de noviembre de 1920). [N. del T.: en realidad se trata de] Discurso en ¡a Asamblea de militontes activos de la organización de Moscú del PCfbjR del 6-XII-1920], en Obras, cit. XXXI, p. 439. . 31. Lenin, Inform e sobre la guerra y ¡a paz, cit., p. 87. [N. del T.: la úl­ tima frase no figura en el texto de esta edición.] 32. Lenin, Nuestra situación exterior e interior v las tareas del Partido 21/XI/1920, en Obras, cit., XXXI, p. 396. ' . 33. Lenin, Discurso en el soviet de Moscú, ibid:, XXVII. 34. Lenin, Discurso en la reunión de secretarios de célula de Moscú. 35. Lenin, Discurso en el VIII Congreso de los soviets de Rusia. 36. Más vale poco pero bueno, en Lenin, Obras, cit., XXXIÍI. pp. 458-60. 37. “ ...Ni la República Soviética de Rusia ni el mundo capitalista, conoció la victoria o 1.a derrota, pero al mismo tiempo resultó que si bien nuestras

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Giutiano Procacci predicciones no se cumplieron de manera simple, rápida y directa, se cumplie­ ron, sin embargo, en la medida en que obtuvimos lo esencial, es decir, la posibilidad de subsistir para el poder proletario y la República Soviética incluso en el caso en que se demorase la revolución socialista en todo el mundo” . (V, Lenin, Nuestra situación exterior e interior y las tareas del Partido —21 /X I/1920. Cf. Obras, d t., XXXI, p. 396 (Nota de Zinóviev). 38. Informe sobre la guerra y la ¡yaz, cit., p. 91. -39. Lenin, Inform e sobre las tareas inmediatas del poder soviético, Obras, cjt. XXVII, p. 155. [N. del T.: las frases que siguen a la primera no figuran en e] texto de esta edic.] 40. Lenin, III Congreso de los Soviets de Diputados obreros, soldados y campesinos de toda Rusia. 23-31/1/1918. Informe sobre ia actividad,del Consejo de Comisarios del Pueblo, en Obras, cit. XXVI, p. 453. 41. Lenin, Inform e sobre la guerra y la paz, cit., p. 91. 42. Lenin, Inform e sobre el Programa de! Partido en el VIII Congreso, en Obras, cit., XXIX, pp. 168-69. 43. Se cita como parte del taismo discurso, pero esta frase no ‘figura en el texto de la cdic. cit. (N. del T.) 44. ¡bid. 45. La consigna “ De cara al campo” fue lanzada por Zinóviev e ilustrada en una serie de artículos de enero de 1925, Frieron publicados en Inprekorr del 28 de enero, del 30 de enero y del 8 de febrero de 1925. 46. Lenin, En el décimo aniversario del Pravda (19 de setiembre de 1922), en Obrase cit,, XXXIII, p. 319. 47. Lenin, Más vale poco pero bueno, cit., pp. 458-60, ■ 48. Lenin, Sobre el infantilismo de la "izquierda” y el espíritu pequeño burgués , cit., p. 333. 49. Lenin, IX Congreso panruso de los soviets -23-28/X1I/I921 —, La polí­ tica interior y exterior de la República. Informe sobre Ia actividad del CEC de Rusia y del Consejo de Comisarios del P ueblo,. en Obras, cit., XXXIII, pp. 140-43. 50. Lenin, La importancia del oro ahora y después de la victoria total del socialismo, en Obras, eit., XXXIII, p. 99. 51. Lenin, La Nueva Política Económica y los objetivos de los organismos de educación política. Informe en el II Congreso de Educación política de Rusia —17 /X /1921 — en Obras, cit. XXXIII. p. 61. 52. Primer esbozo de Tesis sobre el problema agrario (para el II Congreso de la Internacional Comunista), en Lenin, Obras, cit., XXXI, pp. 148-49. 53. “ El desarrollo verdadero de la economía socialista en Rusia sólo será posible después de la victoria del proletariado en los principales países de Euro­ pa”. He aquí lo que escribía Trotski en 1922, en el prefacio al opúsculo Programa de paz. (Nota de Zinóviev). 54. Lenin, Sobre ¡a cooperación, en Obras, cit., XXXIII. pp. 431, 436. 55. Vida económica, 1925, N° 2009. 56. Lenin, Nuestra situación exterior c interior y las tareas del Partido, cit.. pp. 404-05. 57. Lenin, Economía y política en la época de la dictadura del proletariado, cit., p. 109. 58. Lenin, En el décimo aniversario de Pravda, cit., p. 321. 59. Lenin, Obras, cit,, X, p, 274, 140



Notas 60. La resolución de la XIV Conferencia del Partido desnuda las raíces de esta “estrechez nacional”. “Dada la situación internacional actual, nuestro par­ tido puede ser amenazado por dos peligros: 1) una tendencia a la pasividad, provocada por una sobreestimación de la estabilización del capitalismo, como igualmente por el aflojamiento de la revolución internacional, por la falta de energía en la construcción del socialismo en la URSS; 2) una tendencia a la estrechez nacional, el olvido de las tareas que incumben a los revolucionarios proletarios internacionales, 'una consciente negligencia del hecho que la suerte de la URSS depende estrechamente de la revolución proletaria internacional, la cual se desarrolla, aunque lentamente; la incomprensión del hecho de que no sólo el movimiento internacional tiene necesidad de la existencia y la consoli­ dación del primer estado proletario del mundo, sino que taiftbién la dictadura del proletariado en la URSS necesita del apoyo del proletariado internacional.” (Nota de Zinóviev). 61. En Obras, cit., XXVIII, p. 481. JOSE STALIN LA REVOLUCION DE OCTUBRE , 1, El libro de J. V, Stalin, Cantina de. Octubre apareció en dos-ediciones, en enero y mayo de .1925. El prefacio fue terminado por el autor.en diciembre de 1924 y únicamente fue publicado completo en dicho libro.

JOSE STALIN CUESTIONES DE LENINISMO 1. Cf. V.I. Lenin, Obras, t. 22. 2. Cf. V.1. Lenin, Obras, t, 25. 3. Cf. V,1. Lenin, Obras, t. 28. 4. Cf. V.1. Lenin, Obras, t. 31. 5. Cf. J. Stalin, Obras, t. 6. 6. - CL en este mismo volumen el artículo de Stalin. 7. Cf, Marx y Engels, Mensaje del CC a la Liga de los Comunistas (Obras escogidas, t. I, pp. 92-102). 8. Cf. en este mismo volumen el artículo de Stalin. 9. Cf. J. Stalin, Obras, t. 6., 10. Cf, El II Congreso de la .Internacional Comunista se celebró del 19 de julio al 7 de agosto de 1920. Stalin cita un pasaje del discurso pronun­ ciado por Lenin “Sobre el pape] del Partido Comunista” . 11. Cf. V. I. Lenin, Obras, t. 32, 12. Tsektrán: Comité Central del Sindicato Unico de Ferroviarios y de Trabajadores del Transporte Fluvial y Marítimo, constituido en setiembre de 1920. Hasta marzo de 1921, fecha de realización, del primer congreso de los ferroviarios y de los trabajadores fluviales, la dirección del sindicato estaba en manos de la oposición. 13. Cf. V. 1. Lenin, O bras, t, 32. 14. Las tesis del 11 Congreso de la 1C sobre “ El papel del Partido Co­ munista en la revolución proletaria” fueron aprobadas como resolución del

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Giuíiano Procacci Congreso (v. la resolución en el tomo 25 de las obras de Lenin). 15. Cf. V. i. Lenin, Obras, t. 33. 16. Cf. dicha resolución en El PCUS en las resoluciones y acuerdos de los Congresos y Conferencias y de ¡os Plenos del CC, parte II, pp. 43-52, ed. en ruso, 1953. 17. Cf. J. Stalin, Obras, t. 7. 18. Cf. J. Stalin, O bras , t. 7. 19. Cf. J. Stalin, Obras, t. 7. 20. Cf. J. Stalin, Obras, t, 7. 21. Se alude al Pleno del CC del PC(b) de Rusia, celebrado del 23 al 30 de abril de 1925. 22. Se alude a la XÍV Conferencia del PC(b) de Rusia, celebrada del 27 al 29 de abril de 1925. 23. La respuesta del Comité de Moscú del PC(b) de Rusia a la carta de la XXII Conferencia de la organización del partido de la provincia de Leñingrado, fue publicada el 20 de diciembre de 1925 en el N° 291 de Pravda. 24. Cf. El PCUS en las resoluciones..,, cit. p. 77. 25. Cf. V. I. Lenin, O bras, t , 33. 26. Cf. El PCUS en las resoluciones..,, cit, p. 78. 27. Cf. V. I. Lenin, O bras, t. 32. 28. Filosofía de la época, título de un trabajó de Zinóviev escrito en 1-925. 29. Cf. El PCUS en las resoluciones..., cit., pp. 75-77.

. H2

TEORIA

B üjarin , N.: Teoría del materialismo histórico.

—, Teoría económica del período de transición. Gramsci, A.: Antología (selección, traducción y notas de Ma­ nuel Sacristán). Lenin , V. I.: Contenido económico del populismo.

Vol. I: «Escritos económicos (1893-1899)». Prólogo y no­ tas de Fernando Claudín. —, ¿Quiénes son los amigos del pueblo? Vol. II: Idem. —, Sobre él problema de los mercados. Vol. III: Idem. Luxemburgo, R,: Introducción a la economía política.

—, Huelga de masas, partido y sindicatos. Marx, K.: El capital, libro I, capítulo VII (inédito). —, Elementos fundamentales para la crítica de la economía política (3 vols.).

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