Zingano La Homonimia Del Ser y La Metafisica de Aristoteles

March 27, 2017 | Author: Chanazarauza | Category: N/A
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7LA HoMoNm,rTA DEL sER y EL pRoyECTo METAFÍsrco rln

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Marco Zingano llE,tu€ Nr\aQr¡e"l!¿€

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La l4E@üsisa de Aristóteles presenta el proyecto de una ciencia bajo cuatro ángulos 4 diferentes: como una indagación sobre los primeros principios y causas (etiología), como una doctrina del ser en tanto ser (ontología), como una teoría de la substancia (ousiología), y, por último; como una üscipliha que estudia el ser más eminente (teología o filosofia primera). Ciertos libros estiin consagrados en mayor medida a algrmas de estas tendencias, para utilizar sienrpre un término neütro: los dos primeros establecen ia búsqueda de los' primerqs principios y causas; el libro f concierne especialmente a la ontolog¡a;la doctrina de [a sustancia estií desarrollada en particular en los libros centrales - Z,H y O; y el libro A ha sido cOnsiderado conro el punto culminante de toda la búsQueda a título de teología o doctrina del ser supre*ot. ¿Acuerdan éstas diferentes perspectivas en la articulación de ia obra?. Al menos para ). una de ellas, la etiología, la respuesta parece ser positiva. La doctrina de los primeros principios y causas está expresamente indicada [rappelée] en el momento de la introducción de las otras tres indagaciones y parece ser retomada por ellas como parte de una mistna aproximación. Se podría espeftir entonces que éste sea el caso también para las otras, de suerte que en la Met¿fisicahabnauna armonía que cabría revelar más allá de sus diferentes ánguloi de presentaciónLAhora bien, apwtk,especialmente, de los trabajos de W Jeager a principios de siglo, esta imagen de armonía eclosiona. El acento ha sido puesto más bien en un conflicto, más o menos declarado, miís o menos desgarrador, entre al menos dos de éstas perspectivas, a saber, la ontología, de un lado, y la teología, de ofro. Ha parecido, para un buen número de comentadores, que la única solución reside en una explicación genética, de suerte que éste conflicto se vería desdoblado en una perspectiva histórica donde a cada parte correspondería, grosso ntodo, una fase del pensamiento de Aristóteles. balutt"" del método gen-ético. Lo que quisiera es mosfar, desde un 3' No quiéro hacer punto de vista sistemático, que, en lo que concierne al menos a la relación entre ontologta y teología en Aristóteles, se las puede articular en un mismo constructo teórico [dispositifl, a condición de distinguir treÉc-qestiones que sirven de base para su metafisica. No niego toda es compatible con lo que quiero proponer, en la medida en aproximación histórica _ que puede explicar mejor los matices, las vacilaciones y las reformulaciones de este proyecto. Sin embargo, me parece que es posible discernir un núcleo formado por tres cuestiones que quedan mas allá de los cambios de detalle que han podido intervenir: (i) cómo el se¡ es dicho, (ii) qué es una substancia, (iii) qué cosas son substancias. Las distintas cuestiones y se articulan según respuestas van a cruzarse, pero responden a que ellas permiten dependen puede Las elucidaciones ser olvidado. un orden que no justamente d.i!g:{enpreciso gue

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Daüd Ross escribió, en efecto, que el libro A es üsto como dpunto culminante de la Me$fi¡ica (Aristotle-'s !!9!p !19r, 1924, vol. I p. C)OO{I/; también en su Arislol-le, Oxford 1923) _

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Es posible, desde luego, establecer la cuestión de saber si el ser - ro ov - es universal en el sentido de algo común que contiene a toda otra cosa. Esta cuestión es la fundadora de la indagación metafisica, a prtk de la cual las otras dos van a ser establocidas. Se dirige al núcleo duro del platonismo: si la respuesta es positiva, queda en adelante determinar el ser está separado o no de aquellas cosas de las que sería el predicado común, dicho en un mismo sentido - Y, en el caso de una respuesta también positiva a esta propuesta, se esta.ría en una perspectiva metafisica típicamente platónica. Se la puede formular así (cf f2, 1005 a 9). ¿el ser es universal e idéntico en todos los casos?. Aristóteles da su respuesta a través de la doctrina de las categorías del ser. Observa no sólo que el predicado común, dicho del mismo modo de muchos particulares, no está (no existe) separado de ellos y no es diferente de éstos, sino que también advierte - sobretodo - que el ser es dicho de muchas maneras y, por consiguiente, no puede establecerse un ser igualmente común a toda cosa, se¡rarado o no: la primera observación destruye el platonismo, la segunda funda la metafisica aristotélica. La doctrina de la multiplicidad de sentidos del ser - lo ov l.eyetc,r nol,o2¿oq inaugura este proy'ecto Esta tesis golpea duramente la aproximación platónica, pues desarticula la unicidad del sel. Para Aristóteles, el ser se presenta originariamente

4.

ii

2 Cualesquiera que sean las relaciones entre el ser, el uno y el bien en Platón, porque se aplica además bien a los otros do¡lg tesis aristotélica parece incluso ser más fuerte y, po. conrecuincia, molesta, pues, en EE IS, 1217b 33-35, Aristóteles concluye que, a su entender no habría ni ciencia única del ser, ni ciencia tnica ¿ei

bien- En lo que concierne a la primera consecuencia, ésta parece contradecir expresamente el proyecto mismo de una metafisica en Aristóteles, anunciado plenamente en como una ciencia única del ser (en tanto que ser) en la medid¿ en que "hay no solamente una investigacién por pafie de una ciencia única de aquellas cosas que son dichas según un sentido único, sino también de aquellas cosas que son dichas po. reiación a.rna naturaleza; en efecto, ahí aquellas también son dichas, en un sentido, según un sentido único" (TZ rcA3b n15) H Chermiss ha podido de este modo revelar una importante inconsistencia y ha querido ver en este la!E.I8 una prueba de la inautenticidad de la E!3;.¡¡-Eirdqlqia. Este problema -ha sido largamente rysaje. fe discutido posteriormente; quisiera simplemente hacer dos .UseÑáJió.éi. p¡."á."nte, el contexto d-e la EE I8 es de destrucción de tesis (platónicas), no de construcción de tesis (aristotélicas'). ¡4¿¡4 on le^t qto.J ¿e, .utto Aristóteles conclul'e, a partir de los diversos sentidos del ser (y del bien), que no iabría una ciencia única del ser - y esto parece querer decir ciencia en el sentido platónico del término (la corrección napa raerpq¡reva en lugarde nepíra erp¡peva no parece ser necesaria). Cuando Aristóteles habla de una ciencia del sei üabb de una ciencia del ser tanto que ser" ens quc, enq bajo la condición de una unidad focal de significación zrpóg 9n ev, que, en un sentido solamente, puede funcionar como unidad genérica ra0' ev. En los térmi-nos de la nÑ, ta conclusión de este argumento es que ouK üv eiv rorvóv n raOolóu xcl er.,("no hay algo común u*vi-sal y uno"; si se cambia áv por tarxó, se ruelve a la formula de f2, l l0la 9-10); parece entonces bien que ." t utÉ' aquí y allí de rechazar el proyecto platónico y no de rechaear todo el proyecto metafisico. En segundo lugar, la EE es un tratado sobre el bien, en el que se rechazauna ciencia única dll bien (y del ser). Es nicesario,-sin embargo, ver que el latadg anahza un tipo de bien, el bien humano (más particuiarmente, el bien del alma);

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no reivindica un análisis de toda suerte de bienes. La !üqa Nicgmaq"ga tampoco ld reivindica. 1.u EÑ introduce, sin embargo, una tesis sobre la unidad ¿et senti¿o ¿ef6ññlii. los óuales el sentido precisles ltb-{¡r¡¡4j Qrr

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dejado en suspenso, bajo el pretexto de que esta cuestión es más prcpia de los estudios metafisicos que de los dice nada a este propósito. Este hecho ha sido muy importanie para la :l|3iotrnterpretactÓn que S¡ven ha ofrecido en relación al zpóg ev, a título de focal meoning en su célebre artículo

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1t,-!-o.*"_e-4leL*1y,-olb ojén$e&" (presentado d**t" el symposium flexibilización de 1á tesis primña de Aristóteles sobre la fromoniñü rigiaa *la **aergffiffiñ,tu"on""pcióndeunare1aciónxpóg&,deaquíenadelante-aplicadaalser.Su Aristotelicum d'e 1957);

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tesis es muy elegante y convincente; es necesario, sin embargo, señalar que el candidato que parece ser ofrecido pgr la unidad del bien, es aquel de la analogía y no aquel del ryOq w, y q,re, seelrndo, Aristóteles Dr,Et conocra ya en el momento en que escribió la EE la relación npé¡S &.Se puede defender la leffirlde 1¡;éñ"{coty'oo señalando que puede tratarse de dos buenos candidatos - la analogía y la relación npóq w 0u -; en ciertos casos, 4": L,:,J;{a. esta unidad sería la de analogí4 por ejemplo el bien para diferentes especies de animúes, y en otros, sería el

3 escindido en diversas categorías o géneros supremos que recortan todo el dominio del ser sin ser reducibles a una en particular o a un ser fuera de ellas. AristóJeles debe entonces proporcionar un mecanismo de enlace para estas categorías ya dispersas, sin postulaf para ellas una unidad rcr0' av (segun una sola acepción o un único género) si quiere aún salvar los yasos comunicanfes [vases communicants] en medio de esta dispersión originaria del ser. La tesis de la unidad npoq rv (unidad focal) tiene por rol, justamente, cimentar el ensamblaje sin fusionarlas o reducirlas a una de las categorías o a cualquier cosa fuera de e||as. Todas ellas son dichas por relación a una, la substancia, que ocupa de ahora en más el lugar que ha dejado vacante el ser único para toda cosa. Esto pennite, entonces, articularlas en torno a un centro, el de la substancia, de suerte que la doctrina que versa sobre esta del ser, en la categoría toma el lugar de la ciencia tan buscada - y siempre disputada que fomentaba fantasma era unidad cosa una medida en que el ser igualmente común a toda substancia da un asiento satisfactorio para una doctrina del disputas sjn fiq *ner y puede qué en adelante fijar ser' J r en tan-to I -? este " los términos de los debates

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A la primera cuestión entonces - cémo el

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Aristételes ofiece ser es dicho "orrro respuesta su doctrina de la substancia, presentada como doctrina del ser simpliciter, gracias a la unidad focal que le procura la relación Trpoq ev: en lugar de "1o que es realmente", el ovroq ov platónico, se encuenfia en adelante "el ser primero" aristotélico (el nprrrtoq ov, Z1,lA28 a 30). Una segunda cuestión queda por saber, en lo que concierne a esta categoría erigida en ser primero, 1o que es ser una substancia. Ya no se trata de determinar de qué i¡nid¿d goza el ser entre todas sus categorías, sino de precisar cuáles son los criterios gracias a los cuales alguna cosa puede ser tenida por una substancia, a la que todas las otras categorías están en adelante referidas. La respuesta de Aristóteles consiste en presentar dos criterios que deben ser satisfechoS para que una cosa pueda presentarse como substancia. El primero es más bien lógico: es substancia aquello que es sujeto de toda predicación (del cual todo lo demás es dicho) y que no es él mismo predicado de otra cosa. Este criterio abre el capítulo dedicado a la substancia en el tratado de las Qatgggrys (5,2 a 11-12) y es retomado en la Veggqlgl @f. 23, 1029 a 8-9). El segundo criterio es propiamente ontológico: es substancia todo aquello capaz de separaciór¡ 2goptotov. En un sentido, esto estii ya presente en las Q4ggqlgf (cf. 5, 4 a 10-11) y omnipresente en la Metafiplc_a (el llbro Z 3 entero es un buen ejemplo)4. Estos dos criterios (presentados ffiuniamente en A trata de una misma especie - el hombre, por ejemplo - en la medida en que todo bien para el hombre sería devuelto a la substancia o al ser en cuestión; y que, acerca del segundo punto, Aristóteles habría limitado la relación zrpóg w en la EE solamente a los dit'erentes casos de amistad, sin aplicarlo al ser o al bien. Esto debilita igualmente ia fi.rerza del argumento de Owen y parece que se puede interpretar ei ensamblaje de los textos sin recurri¡ a una tesis genetica.

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Totno esta expresión en el sentido restrictivo y no eminente del ser, es decir una doctrina del ser (de la zubstancia como ser primero) neutra por relación al tipo de substancia del cual se trate.

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o Hay, sin enrbargo ahí, una diferencia importante. Las Q¡tBgglras hablan más bien del individuo

rn¡méricamente uno (to ev aprOpor ov, cf. 5, 3b 12,4a ll): 1o que es numéricamente uno está separado, y alli se vuelve al criterio de separación. Pero entonces la especie es substancia segunda en ellsentido de ser menos zubstancia que el individuo (igual para el género frente a la especie); incluso si tiene una relación de orden lógico (pues ella revela lo que es el individuo), esta relación es tomada también - y sobretodo - a título de relación ontológica (la especie es menos substancia). En la Metafisica, .{risóteles distingue entre "ser numéricamente uno;y "ser separado o capazde separación", ;¿oprofrvlióiisidera, en adelante 2¿oproróv desde

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+ 1o que puede figurar a título de substancia, y predicación separado. zujeto último de la pur".é ,uti.fur..las condiciones impuestas sin ninguna duda. los Un primer "uodiduto inüviduos del mundo sensible, cuerpos compuestos de materia y de forma. Aparecen ya en las C_alggqi-as como las substancias primeras, y se puede decir que hay aquí un aspecto muy import¿nte del pensamiento de Aristóteles que varía muy poco: los individuos del mundo sensible son las substancias propiamente dichas. Sin embargo, el indil'iduo no es el único candidato, aun considerándolo substancia en sentido pleno. La forma o la esencia de estos individuos parece imponerse, de todos modos, mmo un postulante aceptable incluso ante el hecho de que los compuestos sean propiamente substancias. Los dos criterios de la substancialidad se limitan recíprocamente. Esto conlleva ciertas consecuencias. Si el criterio del predicado ultimo es más bien lógico, puede que usurpe el dominio propiamente ontológico delimitado por el segundo criterio (el de la separación), en la medida en que lo que no es dicho de otra cosa anuncia al individuo como substancia por excelencia (de la que, por 1o demás, habla el tratado de las Cgfegorbs). En la Metafisica, sin embargo, la forma adquiere el rol de substancia primera (cf. 27,1032b 2), pero no porque, en adelante, es ella quien existirá en el sentido propio del término o símpliciter (a este respecto Aristóteles parece no haber cambiado de opinión: la substancia seirsible - el compuesto - es 1o que está separado simpliciter), siho porque Aristóteles estaría teniendo en cuenta, en la \&Iag!ic_?, la función lógica anterior que la forma tienc, en vista a la idcntificación de los particuláies. No puedo identificar esto a título de particular si no lo tengo previamente determinado según un tipo deteiminado, es decir, según una forma. No puedo contar cuintos particulares hay sobre el estante - ¡ libros, y partículas de polvo, z incunables, y así sucesivamente - si no tengo determinado previamente el tipo de particulares que se trata de contar. Esto no reemplaza ni destr.iye la doctrina expuesta en las Categorías; esto es, p"cr el contrario, su presupuesto lógico (todo lo que se puede decir es que la tesis de las Categgrí-as no es suficiente, cuestión indicada en 23, 1029 a 9). La forma adquiere así una preeminencia frente a los cornpuestos - siempre a condición de precisar lanatvraleza lógica de esa preeminencia. Por otra parte, en lo que concierne al criterio de la separación, Aristóteles puede, en adelante, atribuir a las formas de las substancias sensibles el stafus de separados, desde un cierto punto de vista (pero no simpliciter), es decir, el status de )Coprorcr,l loyc¡, "separados por la íazóÍr" (sin excluir, por ello, que habiendo otras substancias además de los compuestos, se puede decir que las formas puras existen separadamente en sentido pleno). No hay aquí una ,uene de flexibilización de condiciones que se habrían juzgado m¿s T. restrictivas un cambio de tesis , sino más bien un rasgo profundo del pensamiento de Aristóteles, es decir, su esencialismo. En esta segunda cuestión, el primer criterio depende de una diferencia que Aristóteles establece entre predicación esencial y predicación accidental. La predicación accidental es aquella en la que se atribuye algo a un sujeto a

8, 1017 b24-25) delimitan en su confluencia

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como la marca propiade la substancia: lo "separado" es el objeto de referencia, distinguible de otras cosas (cf. f4, 100óa 18-34, donde Aristóteles muesffa que significar implica significar algo determinado)" es decir, el individuo, lo separado simpliciter; pero en otros casos, 1o que se da está separado por el pensamiento. "Ser numéricamente uno" implica la separación, pero 1o loprotóv, si incluye lo ro ev cpro0pr¡ ov, no se limita a él (puede, no r"i más que por razón) Esto le permite colocar la forma en una relación de prioridad "ft"ao, lógica frehte al individuo, incluso acordar para la materia una prioridad en potenci4 sin conferirle una prioridad ontológica que, al contrario, pertenece siempre al individuo. Sobre la utilización de loprotóv y las nociones I'ecinas de determinación, distinción y "un esto" (tó6e tt), ver el Index de Bonitz, pp. 859-860.

título de alguna cosa que está en ese sujeto. La predicación csencial es aquella que expresa lo que es propiamente el sujeto, conteniendo entonces una relación de identidad entre el sujeto y el predicado. Toda dificultad reside justamente en el hecho de que la distincién entre la predicación esencial y la accidental parece fundarse frecuentemente sobre la distinción primera_ entre substancia o esencia y accidente, pues ella precisamente debía servirle de criterio). Aristóteles, en efecto, no puede distinguirlas puramente en términos de estructura lógica de ia proposición; necesita apelar a una tesis ontoiógica de ia complejidad de las substancias, de su generación y comrpción, del cambio que ellas sufien y del hecho de que la atribución o no de ciertos predicados es compatible (o incompatible) con la existencia o la permanencia del sujeto en cuestión (lo que, grosso modo, introduce la distinción entre los accidentes y las propiedades esenciales). Eso lo conduce a un reconocimiento más fuerte de la función lógica previa de la forma frente al compuesto, lo que se refleja en el trat¿miento que se le da en la Metafisica, incluso si ningún cambio concierne al hecho de que sólo el compuesto existe separadamente simpliciter. Se tiene así dos postulantes. Por de pronto, el individuo compuesto de materia y forma,ff . que sólo es substancia íntegramente. Luego, en función de las condiciones de su identificación, la forma se'erige en aspirantc'bajo un cierto iángul'o, a saber, a partir dela preeminencia lógica fiente al compuesto. Un tercer postulante se presenta igualmente para f,rgurar a título de substancia, a saber, la materia. Si se hace abstracción de todo 1o que es predicado de otra cosa (siguieado el proccso propuesto enZ3),cl corrclativo ontológico del sujeto último no parece ser otro que la materia, pues la materia¡le_nada,S.g!9lges lqQ !o- 4cesae>tel. que resta es predicado de ella. La materia es así identificada con la substanciao. De este bo modo es elevada ai rango de substrato ultimo de toda predicación y se desliza así hacia el lugar privilegiado de la substancia, a costa de los otros dos candidatos. Más aún, la materia deviene 1o único que es substancia. Sin embargo, esto contradice claramente el otro criterio,

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Una comparación muy esciarecedora con Wittgensiein ha sido provista por G.E. Ai\SCOMBE (Tg¡ggPhilosophers, Ithaca 1961, pp 4546\. de este modo, para Aristóteles la predicación esencial expresa Io que es prAmente el zujeto en cuestión, para l4/ittgensteiq aunque hubiere también substancias los objetos nombrados por la proposición - las proposiciones no pueden expresar más que cómo las cosas son, y no lo que ellas son, a menos que las proposiciones que muestran lo que las cosas son fuesen de otra estructura !ógica que aquellas que muestran cómo ellas son, 1o que no es el caso.

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esto coülo paráfrasis de 23, ñ29a 23-24 rü lr€v yup uiúa nlq ouoftrg Kür€Topsrrül. outrl 6e n1g ukq. No se trata de una tesis aristotélica; estas consecuencias se siguen "para aquellos que proceden de esta manera" (ú9), y por ello comprendo a los que toman el criterio aisladamente y extraen todas las consecuencias. J. Brunschwig ha hecho un examen muy fino de los pasajes de Arist&eles donde la forma es

predicadodelamateria(.LaForme,PrédicatdelaMetiere?,,en@d'!g!g¡g¡e,ed.P,

Vrin 1979, pp. 131-158, siguiendo la discusión pp. 159-166) y ha propuesto ver una adopción suplementaria de "predicar" en Aristóteles, a saber, en el sentidqde "la forma determina la materia" Aubenque, Paris

*" descripción indirecta de [a relación ontológica que mantienJforrnu y materia. Su análisis está "o-o sobre un ensamblaje de pasajes; me parece, sin embargo, que, pare el pasaje en cuestión fundado posiblemente el más conocido de todos ellos - esta nueva acepción no es requerida. El argumento parece proponer: (a) ouoíc es aquello de lo cual todo lo demás se predicq siendo otro que lo que es predicado, y (b) la materia es aquello de lo cu¿l todo lo demás es predicado, siendo otro que lo que le es predicado, (a) es el criterio lógico de la substancia y (b) el resultado de la experiencia radical propuesta por abstracción de todo predicado. De estas dos premisas, el argumento quiere pas¿r a (c): la materia es or¡oíu, o, aun, la materia es la única ouoía. Aholnbieq el punto es qug para Aristóteleq el criterio de sujeto último debe ser corregido por el de separación. A pesar de la aplicación errónea, no es necesario abandonarla sin más, sino corregirla (pues la materia es en potencia substancia).

6 a saber, que la substancia es lo sepa.rado y 1o determinado, pues la materia así considerada no es, en ningún sentido, algo determinado, al contrario, ella puede ser esto o aquello, pero no es ni estok aquello todó el tiempo o propiamenteT. A la luz del criterio de separación, se debería excluira la materia del dominio de la substancia. Este es, en efecto, uno de los resultados del análisis aristotélico. la materia no es ninguna substancia en acto, aunque no es completamente excluida del dominio de esta categoría. Esto es, por 1o demiis, anunciado chraménte en Hl, 1042a 32'. "es evidente que la materia también es substancia"- La solución es qge la materia es substancia en el sentido de mero ser en potencia, como condición de éxistencia de un individuo, siendo en potencia este individuo. No hay ninguna materia pura en acto, ésta no es más que en potencia, substancia indeterminada capaz óe recibir téda determinación. Aplazando las distinciones anteriores del acto y de la potencia, la materia puede ser erigida como aspirante a substancia, a condición de serlo en potencia. Aristóteles escribe, en Hl, 1024a 27-28'.v?,,qv Ee' l.eyro r¡ pr1 tó6e rl ouoü, evepyetü, 6uva,per eotr ró6s fl, "entiendo por materia 1o que es un esta eÍpotencia, todo lo que no es en acto".

. C,7, :?r¡"/¡f -.'.):--'l'',4E^lre .

Estd ultimtl cita ha introducido la noción de tóEe fl, que he traducido por 'bn esto".4 . "tJn esto" se aplica con prefeggqc!4 a los objetos que pueden ser señalados; tiene el sentido de prónómbiá d,emostrativo que le da el lenguaje corriente. Su sentido filosófico en AriJtóteles gmrdaú este rol primero de objeto identificado (incluso si Aristóteles cita las substancias no sensibles entre los objetos que exi-sten).€l /o6e n tiene un lugar particular en el sistema aristotélico, en la medida en quéjenJaffrh respuesta glt-q@-1 La-gggg@-¿t{a.rat: vó cuestién que he propuesto. Es lo que satisface la conifiEióñ parásei una substancia:5 que se ' encuentra en el cruce de los dos criterios presentados, el lógico del sujeto ultimo de la predicación, y el ontológico del ser separado. El compuesto se ofrece enseguida como un isto y es el único que existe separadamente simplicite4 sin embargo, en torno suyo, la forma, en tanto condición lógica preüa de la identificación de los particulares, como también la materia, que es lo compuesto en potencia, responden a su manera a las condiciones de individuación. El compuesto, la forma y la materia figuran entrelazadas en la respuesta a la cuestión sobre el ser de la substancia. Un pasaje de De A¡llnAes bastante esclarecedor a este propósito: "Nosotros decimos que la substancia es un género único de los seres; de la substancia, que ella es, de una patte,a título de materia (1o que no es por sí tó6e u), de otra parte, la forma - popgq xor et6oq - (segun la cual ella 7

Es necesario distinguir la tesis (aristotélica) según la cual ninguna propiedad positiva determinada pertenece esencialmente o propiamente a la materia - la materia es el substrato de toda determinación sin ser esto o aquello todo el tiempo o por sí mismo - de la tesis (no aristotélica) según la cual la materia es algo cuya caracteústica sería no tener ninguna propiedad positiva, es decir, una materia que ss pura potencia,

desprovista de toda otra propiedad. La tesis de una materia pura, sin ninguna determinación, puede ser atribuida a Plotino (no obstante todas las obscuridades que rodean a su doctrina sobre la materia), que sostiene la existencia de una materia pura debajo de toda forma cualificada de los compuestos sensibles, apropiándose así de la tesis aristotélica. En este sentido, es interesante !'er que, cuando Plotino propone una paráfrasis del proceso de abstracción propuesto en 23, encuentra oposición entre una materia que es "solamente substancia" o "substancia misma" y la materia ya cualificada de los compuestos. Pero Aristóteles solo nos dice que a través de este procedimiento, "necesariamente sólo la materia parece ser substancii' (23,1029a 18), Plotino se pregunta a qué pertenecen los accidentes que hacen ser una substancia cualificada a aquella que es suUstancia solamente @!l VI 3, 8, 16-18); su respuesta es evidentemente la materia a título de pura materia.

7 E-q@ ró6a tt) y, en tercer lugar, el compuesto *_ ' *_'l-iñÉ_ñ de forma y materia. (D: 4¡r. Il I 422a 6-9)8

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Analizando la primera cuestión hemos preparado el terreno para que la substancia sea uno de los géneros del ser (la substancia no es solamente un'de los géneros, sino sobre todo el primero de los géneros del ser). Ahora, Aristóteles se welve hacia esta (primera) categoría y se pregunta lo que ahí figura. La respuesta es que la substancia es un esto, algo determinado. A¡istóteles va a insistir: "toda substancia parece significar wr esto" (Cat. 5, 3b 10), "substancia, i.e. todo lo que significa un esto" (A. Post. 14, 73b7), "wr esto pertenece solamente a las substancnstTz4,1030a 5-6) y tantos otros pasajes donde el ró8e n viene acompañado de un "i.e. substancia". Eso se traduce en tres maneras de referirse: el compuesto es lo único que existe separadamente simpliciter, la forma (separada en el pensamiento) y la materia {rn esto en potencia) son sus condiciones de referencia. El "ya" del pasaje citado de DS {4i¡q¡qtiene claramente el senüdo lógico de condición previa; la substancia en potencia es su condición material. Forma y materia responden, cada a una a su manera" al principio de determinación que gobierna toda substancia, y que se expresa fuertemente en el compuestoe. * Cf. H

\ 7A42a26-31. eI substrato es substancia; de una parte ia materia es substancia (entiendo por materia lo que es esto en potenci4 todo lo que no es en acto), de otra parte, la formula y la¿-) forma, lo que es estando separado por la razón; en terc€r lugar, el compuesto de forma V ffiia del cual o tlArttT¡ hay sólo ggneración y comrpción y es separado simpliciter. El argumento señala que el zubstrato es lubstancia puesto qu{a materia es substancia (en potencia), y el substrato es la materia. El mismo rchemo, me parece, es presentado'en 23,1029a lss.: "el substrato primero parece ser sobre todo substancia: de una parte, en un tal sentido (rorourov 6e zpórov rwq es decir, rnoreípevw fipr¡rov> la materia es dicha substancia, en otro, la forma; en un tercero, el compuesto de forma y materia". El mtourov no debe ser separado de la expresión rololxov 6e npórov avú (o puede ser rorornov 6e npotov rwo, con el Laurentianus 8I, 1, notado por Bekker); en el interior de la expresióq esto quiere decir que la substancia es" en tal sentido a saber, en el sentido de substrato l materia (solamente, dado que no lo es más que en potencia), pero que está formada y compuesta en otros sentidos. Esto evita tomar a los tres sentidos como refiriéndose al substrato y tomar en cuenta las vacilaciones (a mi entender correctas) de Bonitz (lsfagphqlqa, pp. 300-3C1). Si terrgo razór¡ conviene observ¿r nuevamente 23, 1029a5-7. Se lee (ed. Jeager): (a) oote ei to eifuq qq fl'l( Ir ?Eportpov rar pcL?,ov ov. Kül rcu e{ ü}¡go1v ?Eor€pov eqrs,r 6rc, rov (rurov }oyov. Ciertos manuscritos (por ejemplo el del pseudo Alejandro) dan sin embargo: (b) rr:ote er to erSoq rrlg ul€S Trporcpov puM,ov ov. Kür ro { a¡-tgorv apor€pov eorat 5ro rov trutov }oyov. Según (a), si la forma es primera y más ser que la materia, por la misma razón es ella primera (y más ser) frente al compuesto; según (b), si la forme es primera y más ser que la materia, por la misma razon el compuesto es primero (y más ser) frente a la materi¿. La traducción (a) es la de, por ejemplo, D. BOSTOCK (Metaphysics Z and H, Oxford 1994);la traducción (b) ha sido dada por ROSS (Oxford, 1908). En zu edición de la Il{étaphysique en 1924 ha cambiado, sin embargo, de opiniór! leyendo en adelante Kor roü e( apqorv" haciendo ver que si A es primero por relación a B, es claro que es primero por relación a A+8, y, por tanto, que no es evidente que A+B sea primero por relación a B. La cuestión está en identificar el "mismo argumento". Si el argumento es que A es primero por relación a B, entonces A es primero por relación a A+8. Si el argumento es lo que justifica que la forma es primera y más ser que la materia, posiblemente esta misma razón justificará que el compuesto sea primero por relación a la materia, sin justificar, por otra partg la prioridad de la forma por relación al compuesto. Ahora bie4 me parece que el argumento en cuestión es aquel que hace que la substancia deba ser considerada de tres maneras: según la forma, según la materia y según el compuesto de las dos, porque estos tres modos expresan, cada uno a su manera, el ró5e rL y la substancia es n esto. La hendidura en el inteior de la substancia como un €sto se hace entre los modos en acto (la forma y el compuesto) y el modo en potancia (la materia), lo que parece la lectura (b) En AI, I la materia es dicha anterior a la substancia desde el punto de vista de la potenci4 que le es posterior desde el punto de vista de la actualidad, y substancia ahí rale para la forma y para el compuesto. O) no es incompatible con una tesis sobre la prioridad de la forma frente al compuesto, pero (b)

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¡ 40' Habiendo resuelto el problema tan discutido del ser a través de su doctrina de b substancia en tanto que ser primero y mostrando lo que algo necesita satisfacer para ser substancia, Aristóteles puede entonces volverse hacia la tercera cuestión: ¿qué cosas son substancias (cf. 22,1028b 28: nveg flo'lv ouorar)?. Segun un testimonio unánime, los cuerpos (las substancias sensibles) son tales; pero, ¿son ellos el único tipo de substancia o bien hay otros?. A esta cuestión, Aristoteles aportará una respuesta que le es propia y qüe no coiniide ni con la de los "antiguos" (los physiólogos), ni con la de los "modernos" (los platónicos). Los cuerpos sensibles son ciertamente substancias, como querían los antiguos, rmas no son ftN unicas. Los "modernos" han introducido las Ideas como substancias, más precisamente como 1o qge..gs verdaderamente substancia. En el seno de esta escuela, Ios números también frgurantr3ütstancias, pero su relación exacta frente a las Ideas está todavía sujeta a discusión. Aristóteles, como bien sabemos, rehusa esta matematizapión del ser; si concede el status de substancias a las entidades matemáticas, no será más que a título limitado de seres obtenidos por abstracción en el interior de la categoría de cantidad. El número deviene así una suerte de parásito [parasite] de otras substancias, en las cuales revela las propiedades limitadas desde el punto de vista de la categoría de cantidad bajo forma de sér por abstracción. Pero sobre todo, Aristóteles niega el status de substancia a las ldeas platónicas. Habiendo rehusado, entonces, la tesis de los modernos, tanto para las Ideas como para los números, parece entonces que Aristóteles debe contentarse con retomar la tesis de los antiguos (debiendo dar razón, por ejemplo, de la introducción de un quinto elemento, el éter, a costa de los otros cuatro, comúnmente aceptados). Sin embargo, no llega a admitirlo. En apoyo a argumentos concernientes a la eternidad del movimiento, Aristóteles esta dispuesto a postular otras substancias, adem¿is de las sensibles. Estas son las formas puras, siempre en acto, inmateriales. Hay dos tipos: las no sensibles e inmóviles, y las sensibles y móviles. También hay un tercer tipo: los seres matemáticos, que tienen un ..s1a.1*-ua'e*e.{[email protected]ón '

sobre t,o que püóUla el mundo, Aristóteles transpone la tripartición de las ciencias teóricas: fisica o hlosofia segunda, filosofia primera o teología y ciencias matemáticas. Estas

no es estatesis. En 23, 1029a 26-30 Aristóteles resume el punto concluyendo, en la líneaS 29-30 que "la forma y el compuesto parecen ser substancia más que la materia" (to er6og ror to e( opqow ouoía 6ó(er:v crv ,rurr, ¡iol,loo rqq uI¡lE, sin variación de los manuscritos) por la razón de que la substancia es atribuida principalmente a-io que es ró6e n separado, ¡¿oprctóv. Este pasaje parece, entonces, confirmar (b). En la iitteur siguientes, a:0, ,qristóteles escribe que se debe ahorrar [mettre de cÓté] la substancia compuest4 *evidente y posterior". Aquellos que aceptan (a) quieren ver aquí una suerte de retracción frente a porque ei io que viene de ser dicho en a29-30 en la medida en que reintroduce la posterioridad del compuesto (frente a la fonna). No obstante, las líneas a30-33 no son parte d€l argumento presentado ena26-30; al contrario, ellas hacen referencia a un nue.Jo punto, a saber, que se va a dejar de lado el compuesto (porque es claro y posterior), igual que la materia (pues ella es también, en un sentido, clara) y fijar la atención sobre la formg pues ella es más dificil,'unoprrtr&\ @3q. De los tres, el compueito es el más claro, y, por tanto, último pa.ra il orden Ce análisis, enseguida la materia es dejada Ce laCc y, pcr último, la forma queCa p+r analizer, pues es la que mayores incoveniéntes ocasiona. Esta razón no es la misma que aquella del argumento de las líneas aZS-lg y no puede ser utilizadq por consecuencia, para corregirlo. Propongo no leer en 1029a 5-7 la tesis (no aristotélica) segun la cual la foima (de un compuesto) es más substancia que el compuesto; la tesis aquí expresada es aquella (aristotélica) de la prioridad de la forma y del compuesto frente a la materia. Aristóteles insiste sobre eite punto: la forma (de un compuesto) es urt tal, no un eslo, pero todo esfo requiere el reconocimiento previo de un tal; si ta prioridad lógica es acordada a la forma" resulta que el compuesto es el esto

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sentido pleno.

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div'isiones - de seres, de'ciencias - son el rcsultado de'su crítica alavez a los modernos y a los antiguos, en lo que concieme a lo que existe como substancia. Estas tres cuestiones están bien articuladas en un mismo constructo teórico en el que si no el objetilo, al menos uno de los principales resultados cs reducir las querel.las intestinas en torno al ser y de civilizar estos debates interminables proponiendo un inétodo de investigación. La primera cuestión permite encarar una disciplina del ser en tanto que tal unificando las'categorias por el rodeo de la rclacién de unidad focal hacia una catcgoría primera; la segunda cuestión permite ver lo que figura como substancia - no esta substancia dc aquí, la s'¿bstancia sensible o no sensible, sino el ser deten:ninado, 'dn esto, que es neutro por relación a los diferentes tipos de indiüduos que serán puestos luego en la respuesta a la tercera cuestión. Por último, para la tercera cuestión se está en condiciones de enumerar las substancias mostrando sus tipos supí€mos. Es de advertir que estas tres respuestas tienen su punto de partida en lo que es considerado fuera de noda rfuda conio substancia, a >aber: los cuerps sensibles. Las categorías del ser articulan lo que se dice de estas substancias, presentándo una relación de unidad foca'l donde los modos de ser hacen referencia siempre a la categoría primera: la cantidad es la cantidad de un cuerpo, la cualidad es la cualir:la,i de un cüeípo, y así sucesivamente. Estas distinciones son solidarias y dependientes una de otra: la distinción entre atributo esencial y accidental, cuy'o fundamento es la complejidad de las substancias y la compatibili,iad (o incompatibilidad) de algunos cambios con la permanencia de substancia. Estas substancias complejas son precisamente los compuestos de materia y forma, que cambian en torno al compuesto. Finalmente, a fiir de aplicar la eternidad del movimiento del qiie gozan los cuerpos sensibles, Aristóteles postula la existencia de una substansia inmóvil, no sensible, pura forma (sin ser, entiéndase bier¡ forma de un compuesto). La substancia sensible está así, siempre en la base del razonamiento.

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parte, a qué ciencia le cc,irrprte latarea de estudiar los atributos propios del ser, tal como ha sido esbozado en las dos primeras respuestas. Si no hay más que substancias sensibles, entonces incumbirá a la fisica latarea de estudiar sus objeios propios y de fijar los límites del ser a los cuerpos substancias sensibles lo que, tanto más, han ensayado efectivamente algunos "fisiólogos", después de Aristóteles. Sin embargo, si existe otro tipo de substancia además de la sensible entonces incumbirá a la disciplina que la estudia fijar los límites al hecho de ser substancia de manera que no se limite solamente a las sensibles. Las dos tareas no se confunden la de estudiar su substancia propia y la de colocar los límitss de la substancialidad-, pero serán ejecutadas por una misma disciplinalO.

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Por est¿ rápida presentación me zumerjo en aguas turbias. Me parece que se puede da¡ un sentido aceptable a un pasaje delaMet. E, I desde la perspectiva que propongo. La ciencia que estudia la substancia inmóvil (aceptando entonces el argumento aristotélico sobre la necesidad de postularla para explicar la eternidad del moümiento) tiene por objeto un cierto dominio del ser y no todo ser real (se limita en efecto, a la substancia inmóvil). La teología es filosofia primera porque su objeto es el más noble de todos (K, 7, i0ó4b i6). Su primacía está enfocada según la forma más débil de prioridad (cf. Cat. 12). Esta relación general Ce primacía es compatible con diferentes relaciones de la substancia inmóvil con la substancia sensible; de hecho, A¡istóteles propone que su relación sea la de causa final donde la substancia inmóvil queda más aislada y lejana: ella mueve igual que el objeto amado mueve a aquello que ama. Este resultado es alcanzado por la filosofia primera desde el momento en que analiza su objeto propio a partir de la indicación de la fisica concerniente a la necesidad de un motor inmór'il; de esta manera" el todo está unido, no siendo ni un ensamblaje cacofónico ni reduciéndose a una escala del ser que produce los Civersos tipos de substancias de los diferentes grados de realidad. La filosofia primera no es primera por ser unil'ersal, pero una vez qu€ es

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que estas tres respuestas, articuladas en un mismo constructo teórico,

no son menos distintas entre sí. Si hay una substancia inmóvif la disciplina que la estudia tiene un doble rol, aunque se puede negqlqUg hqya una substancia tal sin que el constructo . :báigapor'aierra Sr se reóñará-ta tésis aristotélica d?tma substancia además de la sensible, la {isica toma el lugar que había sido asignado a la teología y, a título de filosofia primera, debe, en adelante, responder también por las condiciones del ser substancial. Esto, que híy llamamos metafisica, estii ya concebida por Aristóteles como una pequeña parte, importante pero parasitana, de la ciencia que estudia lo que es y se ve obligada a establecer los límites del ser. Las piezas pueden cambiar, pero el dispositivo pennanece organizado en tres partes que se comunican, aunque sin reducirse unas a otras. Quisiera luego ver más de cerca la doctrina aristotélica de la unidad del ser por relación a sus categorías. Es frecuente ahrmar que esta doctrina, concebida para hacer posible una ciencia del ser (en tanto que ser) que elite el escollo de un ser común a un mismo título (incluso separado), vuelve a encontrarse también allí donde Aristóteles analiza los diferentes tipos de substancias que hay. Se realiza, de este modo, una referencia inevitable de las otras categorías a la de la-substancia como ser primero, volviéndose a la tendencia que tendrían las substancias sensibles hacia la substancia inmóvil, como el centro a partir del cual ellas son lo que son. Se está, a mi parecer, bastante lejos del aristotelismo, a pesar de la apariencia de no haberlo abandonado jamás. Voy a intentar comprender, a partir de un enfoque histórico, cómo est¿ colusión de cuestiones cuestión sobre el ser, y cuestión sobre los tipos de substancia y, además, teniendo presente la economía de la segunda cuestión acerca de qué modo figurar a título de substancia tiene una verosimilitud peligrosa, al punto de aparecer como aristotelismo, pues considero que ahí hay un paso que Aristóteles no ha franqueado jamás. Para comenzar, quisiera volver a las C-alegonias, donde Aristóteles define la homonimia y la sinonimia. Dice: "Son dichos homónimos aquellos de los cuales sólo el nombre es común, el l,óyoq de la substancia correspondiente al nombre es diferente [...] Se dicen sinónimas aquellos cosas de las cuales el nombre es común, y el l,óyog de la subsancia correspondiente al nombre es el mismo. (Ca¡ I la 1-10)

-

-

primera, debe responder también a las condiciones del ser en tanto que ser, es decir, establecer una ontologia a

título de ousiología que examine las características del ser en tanto que tal. Su tarea tiene esta dimensión universal (en et-ecto, esta es la tarea que toma el lugar del ser universal por el sesgo de la substancia en tanto que ser primero) en la medida en que ella es primera. Se lee en E I, i026a 30-32. la filosofia primera o teología "es también universal porque es primer4 esto eq a ella le incumbe analizar el ser en tanto que ser, lo que es y sus atributos en tanto que ser" (cf K 7, 1064b 6-14). Estas dos tareas no estifur, por tanto, confundidag incluso si sobre ellas se erige una misma disciplina. Me parece que Aristóteles quiere poner de relier,e el carácter dependiente de toda metafisica frente a las ciencias positivas (que incluyen según é1, la ciencia del primer motor) así como la naturaleza esencialmente crítica de una empresa tal (a saber, exponer y frjar los límites del ser y de la substancia).

/t Este texto tiene una serie de problemas que no podemos analizar aquíIl. Quisiera, no obstante, llamar la atención sobre el hecho de que es posible dar dos sentidos a la noción de homonimia. Segun un primer sentido, sólo el nombre es común, no así las definiciones (que no tienen nada-de común). Llamaría a esta lectura la versión fuerte de la homonimial2. Segun un segundo sentido, que llamaría moderado, el nombre es común y las definiciones s!9€jg,tg9;_l!gr+iFm@{más o menos, bien que sin jamás ,14¡ orr (Ane*Í ."ipcoq*^t* ari -dirtlgtujr_p9e=ptS!_" completaménté. ¿Curil es la versión que Aristóteles ha adoptado?. El pasaje de las n r).r,blrc44/.-coincidir Clteggrllls€s compatible con ambas versiones; el ejemplo dado no permite tampoco dirimir la-iudiro---ñt'. Otros pasajes van, sin embargo, en el sentido de la versión moderada. En la fu \ Física,VIL a propósito del movimiento (género que ocultaría una pluralidad de acepciones), ¡,¿¿o, es'le -i,!:t¿il.o ñstoieles eJcribe esto: ',¿.ir o]*.d¿af€ ) "De los homónimos, algunos están muy distantes ftrnosde otros; otros poseen algún parecido; otros todavía estan muy próximos (eTyDq) sea por el género, seapor analogía, razónpor la cual no

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tt Desde luego, hecho mismo el de que las cosas sean dichas homónimas o sinónimas limita estos fenómenos al análisis de los términos. Propongo más bien una transliteración que una traducción (especialmente para "sinónimo", que no corresponde al significado moderno o estoico del término). Para la discusión acerca de estas nociones es Espeucipo y Aristóteles, J. BARNES me parece conüncente ('Homonymy in A¡istotie and Speussippus", Classical Quartely 21, 1971, pp. 65-80; contra ver L. TARAN, "Speussippus and Aristotle on Homonymy and Synonymy", Hermes 106, 1978, pp. 73-99). He dejado deliberadamente lóyoq sin traducción, propondría algo como el ingles accout. El punto parece ser este: los ló1ot incluyen segurarnente las definicioneq pero no se puede limitarlos a éstas so pena de excluir el ser entre los homónimos, pues los géneros supremos no admiten definiciones. J. ANTON ("The Meaning of ho lógos tés rrusíss in Aristotle's Categories Ia", Monist 52,1968,pp.252-67; "The A¡istotelian Doctrine of Homonyma in the Categories and

VI, 1968 pp.315-26; "Ancient Interpretations ofA¡istotle'sDoctrineofHomonyrnd',JHP,VII1969,pp. 1-18)hainsistidoparaquesetomelaexpresióno Loyoq rng ouoíag como una expresión tecnic4 donde Loloq sería la definición en sentido estricto y ouoía conespondería a las substancias segundas de las Categ,o¡ía¡ Su posición consiste en decir que si se toma ló1oq en sentido vago (incluyendo no solo las definiciones), se tendrían 4 fin (lo que es, de otra parte, el caso en los comentadores griegos) los nombres propios homónimos como Ajax, etc.; ahora bien, "la doctrina de Aristóteles no apunta a los homónimos de nombres propios" ("fuistotelian Doctrine" p.4). Tiene razón, sin embargo, para tomar la expresión como él pretande, ella no incluirá los géneros supremos, "no obstante el hecho", como él reconoce expresamente, "de que ellos también constituyen los casos de la homonimia" its Platonic Antecedents" Journal of the History of Philosophy

("Aristotelian Homonyma" p. 322). Visto su rol enla Metafrsica, bien parece que Aristóteles quiere incluirlos. De los dos mayores, necesito elegir el menor. Retomo la vieja tradición de los comentadores griegos; Amonio, por ejemplo, me parece particularmente claro: "¿por qué razón Aristóteles ha dicho lóyoq más bien que opto¡róq ?. Respondemos que esto es así porque no podemos dar definiciones estrictas de las cosas; en efecto, los géneros supremos no admiten tales definiciones" (in CaJ. 20, 14-2A).Para facilitar la escritura, hablaría en adelante de definiciones teniendo en vista los modos no estrictos de definiciones. 12

Ver esta propuesta J. HINTIKKA "Aristotle and the Ambiguity of Ambiguity" (Inquiry 2 1959, pp. 13751, retomado en Time and Necessig, Oxford 1993, chap. 1), "Aristotle's Different Possibilities" (Inquiry 3 1960, pp. 17-28, también en Time and Necessily, chap. 2) y "Differents Kinds of Equivocation in A¡istotle" (Journal of the History of Philophy 9 1971, pp.368-72). 13

El ejemplo es (oov o te uv0paxro6 Ko,r ro yeypc¡r¡rávov. Como (eoov puede significar (a) el anirnal o (b) la pintura, se puede leer como designando, unas veces (i)el hombre y la pintura (de un hombre) y, otras veces, (ii)hombre y pintura (no forzosamente de un hombre) (ii) favorece la versión fuerte, (i), la versión moderada. Los comentadores griegos veían (i), el hombre y su imagen pintada, viejo adagio filosófico, efecto de una dieta muy estrictq, prefiero (ii), pero no veo como zanjar la cuestión.

42) #parccen

ser homónimos, aunque

lo son- (tbys YlÍ 4,249a

23-2s). Segun la versién fuerte no hay más que un caso de homonimia, mientras que la versión

moderada acepta diferentes tipos, en función de la diversidad más o menps grande de definiciones que corresponden ul-*irrno nombre. En EN V, Aristóteles"q"tie 'J-usticia" e "injusticia" son también considerados como homónimos de "gran proximidad" (ouveyyuq, Vi, ll29a 27), razón por la cual su homonimia pasa frecuentemente imperceptible. En cambio, r.l,eí6 es claramente homónimo, porque aqui la diferencia es enorme: este término designa la clavícula y la.llave. Aristóteles llamará a este trltimo caso la homonimia ano ruxqq, por azar (EJf I 4, 1096b 26-27) o total (ELW 2, 1236 a 17: na¡mcrv l.eyetor opovupoq). En contraste con ella, existe entonces la homonimia de gran proximidad o parenteico. En su tratado sobre la amistad de la Etica-Eude4la, Aristóteles se explica un poco más sobre el caso de los homénimos que no lo son pot azar'. (los diferentes tipos de amistad) no son ni homónimos ligados por azar (ac,etulov), ni pertenecen a una sola especie; están, más bien, en relación con lmo (¡pog ev). (E_E VII 2,1236b 2s-26). La relación npoq sv (conviene así llamarla), es aquella atribuida al ser. El pasaje de la IiSlgg VII también hace alusión a un tercer modo de homonimia, aquella según un cierto parecido. Este último modo parece incluir el caso del hombre y de su imagen pintada, así como el caso de un órgano y este mismo órgano separado del organismo o sin su función. Aristóteles tiene el habito de presentar esto ultimo a través de la analogía con el primer caso: un hombre muerto es un hombre por homonimia $4eteor IV 12, 389b 20 ss.; Pol. I 2, 1253 a20-5),una mano cortada es una mano por homonimia €A 640b 3041 a 6; cf. Met. Z 11,1036b 30-32), o un ojo ciego es un ojo por homonimia (D.9 lM$A II l,4l2b 17-22). La razón es que los órganos son definidos por la función que cumplen; en el momento en que dejan de cumplirla, tienen solamente un parecido en la forma externa con los verdaderos órganos. Este parecido en el puro aspecto no difiere esencialmente de aquel entre un objeto y su reproducción artística, no obstante la eüdente inferioridad de éste a aquel. Se tienen así tres tipos de homonimia: una por azaÍ, otra por parecido y otra *t?,fi tl:tt$ ^"--frente nwLj por proximidad. El ser es un ¡ol.oloq leyoprvov, un término con muchas acepciones. ¿Es él entonces un homónimo? Si no se acepta más que la versión fuerte de la homonimi4 habrá que responder negativamente y distinguir la homonimia de la multiplicidad de acepciones. Si se adopta la versión moderada (aquella que con toda verosimilitud Ariitóteles ha aceptado), el ser es un (uno de los tipos de) homónimo, sinj[6]$-séi un homónimo Wr azar. Las Re-futacio*llqq Sofl{licas se dirigen también en est¿ dirección: "En el caso de los paralogismos 7ro,pü Tnv opCIvtplcr,v Kcr,t

rov l,oyov,

el error tiene lugar porque no se

consigue distinguir los diferentes sentidos (en efecto, algunos no son fácilmente enumerables, como el ser, lo uno y lo mismo). (B..lpoph.I7, 169 a22-25). La expresión que he dejado sin traducir no es enteramente clara. En el capítulo precedente Ggf=$qptr. I 6), Aristóteles distingue los argumentos falaces según la sintaxis de los lexicales y Cóncentra su atención sobre estos últimos. El argumento falaz lexical no un homónimo por azar, pues es en realidad engañoso cuarido el término en cuesüón

*

43 entonces el engaño es demasiado evidente y bastante gfosero. El engaño es mucho más sutil en los otros dos casos, a saber, cuando 1a homonimia es por semejanza o por gfan parentesco. En I 6, 168 a 25, Aristóteles hace mención de otros dos casos a través de la expresión n re opovulrcr, Kcr,1 o lroyoq Ko,t tl olroloolrlpoouvll-a segUnda parte hace clára alusión a los homónimos por semejanza (los objetos tienen éntonces la misma forma exterior, o1qpg). El primer miembro, por su estructura te rcrú sugiere fuertemente que.ll homonimia en cuestión es la de una distinción parcial en las definiciones o l.óyotla. propongo como traducción para 168 a 25'. "Ia homonimia - definición y aquella por semejaiza de forma", y para 169 a22-23. "eI caso de los paralogismos provocados por la azar, homónimia - definición"" Se welven a encontrar así los tres tipos de homonimia'. por semejanza y por distinción parcial de las definiciones o imbricación conceptual - y es esto último lo que es atribuido al ser. El ser es así un homónimo, aunclue no es poco importante qué tipo de homónimo. Los 7,"óyot de las diferentes categorias hacen referencia a la substancia, que funciona de ahora en más como el ser primero, TrpCIrrlrq ov. Entre la homonimia del ser y aquella pot azar, sin embargo, hay una fisura que el modo intermedio, la homonimia por semejanza, no sabría anular ni atenuar. En efecto, la homonimia por azar es un fenómeno puramente lingüístico, mientras que aquella que responde al ser tiene una necesidad de orden lóglco entre los diferentes l.óyor de las categorias. La división de los homónimos conserva así algo de inconexión, y, oil tanto imperceptible, fuente de dificultades en las discusiones acerca del ser. De ahí, considero, surgen dos consecuencias. La primera: la división

pt

A-

" E¡J"

metafisica en la medida en que la noción misma de * aristotélica es utilizablq{@ su puramente lingüístico. Y la segunda: Aristóteles parece

tto-orriáia no es un Tenómeno poner en evidencia esta fiswa en el seno de los homónimos oponiendo, a veces, aquellos Wr azar como pura homonimia a los términos dichos de diferentes maneras, qu€ conservarían una relación no totalmente fortuita entre sus diversas acepciones. Esto es más evidente en cuanto se engarza con el adverbio o¡rCIvupoq. Me parece que este es el caso en la célebre frase que abre f 2:

*El ser se dice de muchas maneras

(l,elerur no7"?"o:yaig), pero por relación a un solo término y a una sola naturaleza, y no de manera homónima (rar ou1 oProvuPcrrq).

homonimia para el ser, sino rehusando la No se esta rechazando aquíffitoda por K3, están bien señaladas dos paralela ofrecida homonimia por azar. En la versión cosas: sea (a) la homonimia en cuestión, no tiene nada de común (opcrtwproE rató Eé rorvóv pq6sv, 1060b 33); sea (b) la homonimia, tiene algo en común (b35; rota tr rowóv). Si se trata de (a), no habrá ciencia del ser, pues si la homonimia es por azar (donde no hay la

En su reciente y muy erudita traducción comentada delas Refutaciones Sofisticas (Vrin 1995), L.A. Dorian toma el lc1oq, en 169a23, como designando una proposición ambigua; la misma explicación es dada para 1 re o¡rrrrw¡ria xor o lóyog en l68a 25.Me parece, no opstante, que no es cuestión#de an{ibologia, sino solamente de los argumentos falaces lexicales (quef,independientes de loanfibologíag igual que ellas 1o son de éstos). El l,ó'1og tiene ciertos problemas, pero tengo el sentimiento de que una expresión del tipo 1 te o¡grwQpía rur o ló1oq es r¡na de las maneras de las cuales dispone la lengua griega para lo que hoy se representaría más bien gráficamente, por ejemplo, por homonimia-definición, es decir, la homonimia que no

es por azar ni por semejanza de la forma anterior sino aquella debida a la disparidad parcial de definiciones o de imbricación conceptual.

las

¿+ nada de común), todo proyecto de una ciencia única del ser se comprueba imposible. Si, en cambio, se trata de (b), habrá ciencia del ser, a saber, aquella en la cual la unidad no es una unidad genérica, sino aquella que le procura la relación de unidad focal. La diversidad de acepciones y la homonimia responden a un mismo problema y sirven para aclarar una tesis

muy precisa a@rca de los sentidos del ser, que -Aristóteles considera particularmente

importante pero que frecuentemente se pasa por altor). ¿Cémo han abordado los comentadores griegos esta cuestión?. Prevalece en ellos la tesis según la cual el ser tiene una unidad que queda a medio camino entre la homonimia y la sinonimia. Esto significa que adoptan una versión fuerte de la homonimia e intentan colocar al ser en alguna parte entre los homónimos por ¿Ear y los sinónimos según una sola significación. Alejandro adopta la posición a medio camino, y también Simplicío Gg_QgL

74,30-31:221,3-5).EnSiriano(!g¡Aet.57.15-20)yAsclepio(1!¡491.229,6-7)seasiste ya a un primer viraje de esta tesis hacia la sinonimia del ser: estos dos comentadores> en efecto, presentan el ser como un intermediario entre los homónimos y los sinónimos, encontr¿ándose, no obstante, más cerca de la sinonimia que de la homonimia. A partir de aquí se puede trazar la recta que conduce al ser en mayor medida hacialúa sinonimia y la univocida4 mientras que, al parecer, Aristóteles se esforzaba precisamente por colocar al ser en alguna parte al interior de los homónimos, alejrindolo de la sinonimia y la univocidad. El pasaje más importante de Alejandro se encuentra en su comentario

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2. Alejandro

sugiere tres posibilidades para comprender al ser como un término de multiples acepciones. La primera consiste en verlo como una relación de homonimia. Esta homonimia es aquella en que las definiciones que corresponden a la misma palabra son enteramente distintas (241, 12-14). Alejandro adopta así 1¿ versión fuerte, según la ci¡al toda homonimia lo es por azu. Ahorabien, evidentemente, el ser no es una homonimia por azar,lo que vuelve a significar; según la lectwa propuesta por el comentador, que no es totalmente una homonimia. Aquí, evidentemente, el ser de las múltiples acepciones no tiene relación de sinonimia, incluso si, de cierta manera, puede funcionar a la'manera de una relación de sinonimia. La segunda consiste en torrarlo como si fuese una relación de sinonimia. Las dos primeras posibilidades fuerón excluidas, no resta más que la tercera y ultima, según la cual la relación en cuestión es la de los términos que son dichos "por procedencia de uno solo o por referencia a uno solo". Esta expresión; og' wóg rl npóq ev, se encucntra en EN 14, 1096b 27-28; Alejandro ve ahí la designación de una misma relación, sea a títuló-de procedencia de, sea a título de tendencia hacia, que se situa entre la homonimia y la sinonimia{241,8) y que atribuye al serr6. Hay una voz discordante y de peso entre los comentadores y filósofos griegos que se presenta !r.af pronunciado sobre esto: Plotino. En su primer tratario sobre la sexta E-néade, ser en Aristóteles como un homónimo. Plotino dice que el ser no es un sinónimo (YI 1,

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Ver a este propósito el estudio minucioso de W. LESZI, Logic andMenphysrcs in Aristotle, Podone 1970, para el análisis de otros pasajes, T. IRWIN, "Homonymy in Aristotle", Review of Metaphysics 34 1981 pp. 523-544.Irwin concluye, después de un examen muy fino y juicioso, que hay variedad en el vocabulario de Aristóteles, pero no una doctrina, concemiente a la equivocidad del ser.

t" Alejandro

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pasaje citado reconoce que Arisróteles escribe también que el ser es un homónimo (ci. anteriormente de las Ref. !SÉ ), pero remarca enseguida que se trata de Bria msnera poco precisa de habla¡ {241, Z3).

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1, 18-19) y, como no se opone mas a los sinénimos que a los homónimos, esto permite colocar al-ser, según é1, entre los homónimos. Su discípulo, Porfirio, va a afirmarlo más directamente: el Jer se coloca entre los homónimos (I¡Agqgg 6, 8-9; in Cat. 61, 10-13). Simplicio señala que Jámblico ha adoptado la misma lectura (i¿r J¿1. 22,1-9;28,25-24,5). Dexippe. discípul^o de Jámblico, escribirá, en efecto, que el ser es un homónimo (m-Qat. 2Z3i). La influencia de Plotino es considerable y, en lo que concieme a la homonimia o no-homonimia del ser, el comerúario de Porfirio es particularmente importante. Porfirio propone una clasificación de los tipos de homonimia. Distingue los homónimos por ¿Lzar los.homónimos u¡có ro"¿ *xnq, según la expresión de Aristóteles en ta Elrcg_Nlqg-ryq!94), podido encontar en que ha se Sravotnq'(a consilio, en la versión de Boecio), gxpresión Aristóteles en el sentido que Porñrio le acuerdar'. La expresión no es satisfactoria, pues sugiere una noción de intencionalidad para esos homónimos que está ausente en Aristóteles. porfrrio coloca entre sus homónimos intencionales aquellos por semejanza (este tipo de homonimia es expres¿rmente reconocido por Aristóteles); se encuentran principio también los homónimos por analóg¡a(el ejemplo dado es principio: la mónada es del número, el punto es principio de la línea, el corazón el principio del animal, la fuente es el principio aei río¡. Los casos tercero y cuarto de los homónimos intencionales son los rpéq w y lor o,p' rvóg, "por referencia a uno solo" y "por procedencia de uno solo", que porfirio clasifica separádamente, a la inversa que Alejandro. Porfirio menciona expresamente la lecfura de Alejandro:

*n";lr'n:'*"1,llJT-:'s.::?i:'l#H'Tl: homónimos oq' evóg rcri cpóq w' clase entera como

Otros

no los han considerado del todo como

homónimos, pero tampoco como sinónimos' Al contrario, los han ubicado entre los homónimos y los sinónimos.

7¡,irs^'i 1..

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(idat

66, 15-18).

La clasificacién de porfrrio no está excenta de algunas difrcultades. La expresión misma de homonimia a consilio agrega más problemas de los que resuelve. Luego, Aristóteles ha analizado las diversas acepciones del término principio en el libro A de [a por analogía. La analogía o proporcióü !4@grca, y nada allí sugiere una homonimia que aquella según un término común, y no se mfematica es una relación más amplia confunde con él; ahora bien, los diversos sentidos de principlo tienen todos, según Aristóteles, una conexión con un núcleo común (A1, 1013a 17). Por debajo de estas la clasificación mucho cuestiones * ry-e_!!*$1ggn ¡n4l.-gge *c gppgzg¡,:' lA- áieñóión-.óbr" dr; más exuheranie v*düicoñCertante de Amonio g4¡_eryberygts p.oblettr,as*q"e,*ññ pa;^éce,*é;irñéñ-á .qo{ry. _qlo!ólgry ,profundasl . El pT.?lo

qlx:ccf1, ir4,ltj, . .;u,.'4, io*i"*" a la cuestién desablr si il ser o nt ¿S unliomóniiñ-o; el segundo tiene relación ", 7€,14 cllsaeloÉ'tt"on los términos mismos en apoyo de los cuales el ser es abordado, sea como homónimo, sea como intermeüario, y, en árt",ilti-o caso, estando a veces más próximo a la sinonimia

t4

que a la homonimia.

Es necesario remarcar que Plotino esta tanto más satisfecho por atribuir a Aristóteles la doctrina de la homonimia cuanto que lo hace en un marco donde la tesis de Aristóteles

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parala expresiór¡ ver llel !gph: 20, r77b 7-9 avalan el empleo adoptado por Porfirio.

y

10, l70b 12-14, que habrían podido sugerirla, pero que no

á(?. ",1.

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será de todas maneras insatisfactoria, pues ha ignorado enteramente la distinción entre este mundo de aquí y el mundo inteligible, con lo que ha ignorado también la cuestión que, según é1, es verdaderamente importánte, a saber, si hay una comunidad de senüdo o no entre las categorías, para las substancias sensibles y para las inteligibles (W, 1, 20-30). Est¿ cuestión, sin embargo, atraviesa la segunda preocupación y encuentra una suerte de terreno de entendimiento con las diversas escuelas y posiciones filosóficas. Cualquiera que sea la respuesta al problema de saber si la homonimia rpóg ev ey'a misma que la og' wóE, o si el o
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