Zeitlin Irving - La Reaccion Romantico-Conservadora

September 13, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Irving Zeitlin, Ideología y teoría sociológica, sociológica , Amorrortu editores, Bs. As., 1986. 4. La reacción romántico - conservadora

La fi filo loso sofí fía a del del Ilum Ilumin inis ismo mo,, como como hemo hemos s vi vist sto, o, tení tenía a sus sus raíc raíces es en el pens pe nsam amie ient nto o del del si sigl glo o XVII XVII.. Los Los  philosophes, que experim experiment entaban aban una gran gran confianza en la razón y la observación como medio para resolver los problemas humanos, sintetizaron con bastante éxito las dos corrientes filosóficas principales de ese siglo: el racionalismo y el empirismo. El universo estaba gobernado por  leyes inmutables y era posible mejorar al hombre y a la sociedad ordenando el medio social y político de acuerdo con esas leyes determinables. Estas ideas se convirtieron también en los fundamentos de los movimientos intelectuales del siglo XIX, pero fueron considerablemente modificadas por los pensadores románticos y conserv con servado adores. res. Se aparta apartaron ron de lo que ell ellos os consid considerab eraban an el optimi optimismo smo y el racio rac iona nali lism smo o in inge genu nuos os del si sigl glo o XVII XVIII; I; y lo hici hicieron eron no solo solo al recon reconoce ocerr los los factores irracionales de la conducta humana, sino al asignarles además un valor  posi po siti tivo vo.. La tr trad adic ició ión, n, la imag imagin inac ació ión, n, el sent sentim imie ient nto o y la reli religi gión ón fuer fueron on considerados consid erados entonces como naturales naturales y positivos. positivos. Los pensadores pensadores románticos y conservadores deploraron en general las consecuencias desorganizadoras que tuvo para Europa la Revolución Francesa, y atribuyeron esas consecuencias a la locu locura ra de los los re revo volu luci cion onar ario ios, s, quie quiene nes s habí habían an acept aceptad ado o los los supu supuest estos os del del Iluminismo sin someterlos a crítica y habían tratado de reordenar la sociedad de acuerdo acu erdo con princi principio pios s puramen puramente te raciona racionales. les. Reacci Reacciona onando, ndo, pues, pues, frente frente al ensalzamiento de la razón propio del siglo XVIII, el siglo XIX enalteció, en cambio, la emoción y la imaginación, y condujo a un gran renacimiento de la religión, la poesí po esía a y el arte. arte. Adem Además ás,, el grupo, grupo, la comun comunid idad ad y la nación nación se convirtieron entonces en conceptos importantes. Se consideró que las memorias y fidelidades históricas obligaban al individuo hacia su nación, categoría que fue elevada a un rango de suprema importancia. Se disipó el cosmopolitismo de los iluministas. El siglo XIX se orientó cada vez más hacia la investigación de los orígenes de las inst instit ituci ucion ones es ex exis iste tent ntes, es, más más que que haci hacia a su tran transf sform ormac ació ión n segú según n prin princi cipi pios os racionales. Surgió una actitud histórica que consideraba a las instituciones, en 1  un lento desarrollo mayor grado en tiempos anteriores, como ely producto orgánico, y noque de una acción racional deliberada calculada.de (pág. 47)  Aunque el e l movimiento romántico se manifestó en toda Europa, su forma varió de un país a otro. En Inglaterra, y sobre todo en Alemania, este movimiento asumió la forma de una fuerte reacción nacional contra el radicalismo iluminista, tal como se expresó en la Revolución, y contra el expansionismo napoleónico. Fue rechazada, en general, la concepción que estos pensadores tenían de un universo

1

  He

elaborado este examen general partiendo de varias fuentes, las más importantes importantes de las cuales son: C. J. H. Hayes, Historical Evolution of Modern Nationalism, Smith, 1931; J. H. Rand Randal all, l, Th The e Makin Making g of the Modern Modern Mind, Mind, Houghton Mifflin, 1926, cap. 16; G. H. Sabine, A Sabine,  A History of Political Political Theory, Theory, Holt, 1937, caps. 28-30 (Historia de la teoría política, México: Fondo de Cultura Económica, 2a. ed., 1963); R. Aris, History of Political Thought  in8Germany from 1789-1815, 1789-18 1936; F. B. Artz, and Revolution, 18141 32, Ha Harp rper er, , 1934 19 34,, y 15, H. Macmillan, H. Clem Clemen ent, t, Ro Roma mant ntic icis ism m Reaction in Fr Fran ance ce, , Mode Modem m Langua Language ge  Association,  Associatio n, 1939. 1939. La reacción romántico-conservadora Nº 1

 

racional y mecánico. En todos los campos —en la literatura, el arte, la música, la fi filo loso sofí fía a y la relig religió ión— n— reali realizó zóse se un es esfu fuer erzo zo por por li liber berar ar las las emoci emocion ones es y la imaginación de las austeras reglas y convenciones impuestas durante el siglo XVIII. En lo religioso, la experiencia interna recobró su importancia; y en lo que se refiere a la filosofía, se asignó a la mente individual un papel creador en el modelado del mundo. Es el movimiento filosófico, en particular, el que guarda una relación más directa con nuestro examen de la teoría social. Ese movimiento, que con la obra de Rousseau Hume y alcanzó un desarrollo posterior en la comenzó filosofía de Immanuel Kant, trasladóy el centro de interés, del universo mecánico de Newton al carácter creador de la personalidad, y se propuso prop uso la lib liberac eración ión de la mente mente del pensam pensamien iento to puramen puramente te raciona racionalis lista ta y empirista. Rousseau, como hemos visto, aunque fue un pensador iluminista, se apartó un poco del punto de vista «típico»; se sintió menos inclinado que sus contemporáneos a aconsejar la reconstrucción de la sociedad de acuerdo con prin princi cipi pios os pura purame ment nte e racio raciona nale les s y abst abstrac racto tos. s. La volun volunta tad d mora morall inte interna rna,, la conciencia y las convicciones son también importantes para que el hombre pueda liberarse. Pero la ruptura ruptura más espectacular espectacular con el Iluminismo Iluminismo halla expresión en la obra 2 de Davi David d Hume Hume..   Su ex exam amen en críti crítico co de los los supue supuest stos os princ princip ipal ales es de aque aquell movimiento movim iento socavó la fe prevalecient prevaleciente e en el universo como una red de relaciones relaciones de caus causas as y ef efect ectos. os. Esta Estas s re rela laci cion ones es se hall hallan an lejo lejos s de ser ser inma inmane nent ntes es al universo; por el contrario, argüía, la «causalidad» es simplemente una idea, una manera usual de pensar. Como el fenómeno B sigue al A, suponemos que B es el efecto de A. Hume, pues, atribuía un papel creador a la mente, al insistir en que la concepción mecanicista no era más que una manera de pensar, cuya relación con el mundo real constituía un problema no resuelto. De este modo, Hume, junto con ot otros ros pens pensado adores res,, pr prin inci cipal palme ment nte e Leib Leibni niz z —quie —quien n ac acept eptaba aba la conc concepc epció ión n newtoniana pero veía en ella elementos personales, idealistas y teleológicos—, sentó los cimientos de la filosofía de Kant, que tuvo gran trascendencia. (pág. 48) Kant fue el primero en prestar una atención explícita, consecuente y cuidadosa a un problema epistemológico que desde entonces ha continuado ocupando a los filósofos: el del papel de la mente en la determinación del conocimiento. 3  Kant sostenía que no es posible conocer el mundo tal como es en sí mismo. Hay ciertos patrones, como el espacio, el tiempo y la causalidad, que son propios de la mente, y la ciencia describe el universo en términos de estas categorías a priori. Por lo tanto, si Newton había considerado al universo como un mecanismo, no debemos deducir que este realmente lo fuera, sino que las categorías lógicas de su mente lo condujeron a tal concepción. En contraste con Locke, quien atribuía a la mente una función esencialmente pasiva, Kant le asignaba un papel creador y dinámico: el de mold moldea earr y or orga gani niza zarr acti activa vame ment nte e lo los s dato datos s de los los sent sentid idos os en una una concepción particular del fenómeno en estudio. De esta manera, Kant trató de liberar rar la ment mente e de su depe depend nden enci cia a de fuen fuente tes s excl exclus usiv ivam amen ente te exte externa rnas s de conocimiento, y se propuso dar nueva validez a las verdades provenientes del 2

  Véase

Gladys Bryson, Man and Socíety: The Scottish Inquiry of the Eighteenth Century,

Princeton: Princeton University 1945.   Vé Véas ase e Er Erns nstt Cass Cassir irer er,, Th The e Press, Philo Philosop sophy hy of the Enlig Enlighte htenme nment nt,, Princeton Princeton:: Princeton University Press, 1951, págs. 93-133. 3

La reacción romántico-conservadora Nº 2

 

ámbito espiritual: la religión, la moral y el arte. 4 Los philosophes Los  philosophes había habían n juzgado juzgado el «conocimient «conocimiento» o» derivado de esos ámbitos como inferior al que suministra la ciencia; solo esta podía brindar una concepción verdadera de la naturaleza y la sociedad, esto es, una concepción del mundo tal como es realmente. Para Kant, los conocimientos derivados de ambos dominios, el espi espiri ritu tual al y el ci cien entí tífi fico co,, tení tenían an la mi mism sma a vali valide dez. z. Si los los conc concep epto tos s de «causalidad» y de «necesidad» son también producto de la actividad creadora de la mente, ¿por qué el conocimiento tendría mayor validez el no científico? Al demostrar las limitacionescientífico del conocimiento científico, Kantque pretendía restaurar la validez de la fe y la intuición. Y en realidad, en agudo contraste con los ilumi iluminist nistas, as, los pensador pensadores es románt romántico icos s conside consideraro raron n la fe y la intuici intuición ón como como esenciales para la comprensión de la naturaleza y de la sociedad. Fue Fu e Kant Kant quie quien n puso puso en tela tela de ju juic icio io las las supos suposic icion iones es meto metodo dológi lógica cas s generales de los philosophes, los philosophes, y fue Edmund Edmund Burke quien criticó sus suposiciones suposiciones 5 sociológicas.  Este expresó la creciente reacción nacional y conservadora contra los principios del Iluminismo y de la Revolución Francesa. Las concepciones de Burke, como las de Hegel, suministran una base importante para comprender el contexto intelectual e histórico en el que los fundadores de la sociología, SaintSimon y Comte, desarrollaron sus propias ideas. Las reflexiones críticas de Burke contribuyeron mucho, no solo en Inglaterra sino también en el continente, a la formación de una filosofía política y social conservadora. Aunque criticó y (pág. 49) condenó a los líderes revolucionarios franceses, tenía una idea diferente de la Revolución Americana. Los colonos americanos trataban de mantener el carácter  orgán orgánic ico o de la socie socieda dad d lu lucha chand ndo o por por cons conserv ervar ar sus anti antigu guos os derec derechos hos y privilegios. En efecto, era Jorge III quien socavaba este carácter orgánico al tratar  de despojarlos de esos privilegios. La sociedad es un «organismo», pero sus diversos órganos no se hallan necesariamente coordinados de manera perfecta, como lo están en un organismo natural. En el organismo social algunas partes pueden cambiar más rápidamente que otras. Y cuando esto sucede, es necesario introducir reformas para poner nuevamente en armonía las partes. Reformas, no revolución. De su posición con respecto a la dominación británica en la India y en Irlanda se desprende claramente que Burke estaba en favor de las reformas. Estas son necesarias para poner en armonía el Estado con las otras condiciones sociales. social es. Pero no debe haber una ruptura brusca con el pasado, como ocurrió en Francia.  Al exponer su concepción org rgá ánica de la soci socied edad ad,, Burk Burke e repu repudi diaba aba explícitamente la concepción racional abstracta de los philosophes, los  philosophes, a saber, que hay leyes naturales generales y derechos naturales que la mente puede descubrir; y que las leyes hechas por los hombres deben ajustarse todo lo posible a los principios ideales. Al aplicar esta doctrina, argüía Burke, los revolucionarios habían tratado a la sociedad como una máquina, pues creían que podían simplemente quit qu itar ar la las s part partes es anti anticu cuad adas as y re reem empl plaz azar arla las s por por otra otras s nuev nuevas as.. Po Porr ello ello,, descartaron las instituciones antiguas, ya establecidas, que se habían desarrollado 4

 William

J. Bossenbrook, Bossenbrook, The German Mind, Detroit: Wayne State University Press, 1961,

pág. 227e yH. sigs.   Ge Georg orge Sabin Sabine, e,  A History of Political Theory, Nue Nueva va York: York: Holt, Holt, Rhineha Rhinehart rt and Winston, 1961, pág. 597 y sigs. 5

La reacción romántico-conservadora Nº 3

 

a tr trav avés és del del ti tiem empo po y er eran an parte parte in inte tegr grant ante e del del orden orden socia social, l, y trat trataro aron n de reemplazarlas basándose en fórmulas abstractas. Se proclamó que el individuo era más importante que la nación o el estado, el elemento más import importante ante que el todo; y lejos de concebir el Estado como orgánicamente relacionado con el resto del orden social, se lo trató como una mera relación contractual. Las implicaciones de esto eran claras: si el Estado es un mero contrato, entonces se lo puede y hasta se lo debe disolver tan pronto como las partes contractuales deciden que ya no satisface suslexion intereses. En sus sus Ref Reflex iones es sobre sobre la Revolu Revolució ción n Frances Francesa, a, Burke refuta punto por  6 punto la posición racionalista.  El individuo individuo carece de derechos derechos abstractos. Por el contra con trario, rio, tiene tiene solamen solamente te aquell aquellos os derech derechos os y privil privilegi egios os que rigen rigen en una comunidad dada y que adquiere en virtud de haber nacido en ella. Los derechos y los privilegios se desarrollan lenta y orgánicamente; son de carácter histórico, no abst ab stra ract cto. o. Una Una comu comuni nida dad d no exis existe te so solo lo en el prese present nte; e; es una una cade cadena na interminable de generaciones, cada una de las cuales hereda a sus predecesoras y en ellas cada individuo sólo es un eslabón. La generación revolucionaria no tenía, pues, (pág. 50) derecho alguno de destruir costumbres e instituciones que no eran eran de su excl exclus usiv iva a pr pro opi pie edad, dad, ya que que tambi ambién én pert perten enec ecíían a las generaciones pasadas y hasta a las futuras. Veintiséis millones de franceses no tenían derecho a considerarse con autoridad soberana sobre lo que pertenecía por  igual al pasado y al futuro. Cada generación debe únicamente acrecentar lo que han obtenido y legado los muertos, y transferir la totalidad a sus herederos. En cuanto al Estado, no es un mero contrato hecho por individuos para el logro de fines limitados y que, por ende, debe disolverse cuando se alcanzan esos fines o se romp rompe e el acuer acuerdo. do. Por el co cont ntra rari rio, o, el Esta Estado do es una una un unid idad ad orgá orgáni nica ca superior, una parte integrante de la comunidad nacional. El Estado, escribía Burke, «es partícipe de toda ciencia, partícipe de todo arte, partícipe de toda virtud y de toda perfección. Como los fines de tal asociación no pueden lograrse en muchas generaciones, se convierte en una asociación, no solo con los vivos, sino también con los muertos y con los que nacerán». 7 El Estado y la nación son organismos y, por consiguiente, el producto de un largo proceso de crecimiento; no se trata de puras invenciones deliberadas y calculadas. Además, lo que mantiene unidas a naciones y sociedades no son intereses especulativos ni convicciones racionales, sino ciertos factores irracionales. No solo los intereses materiales, sino también los lazos espirituales y los sentimientos vinculan a los miembros de una comunidad. Esos lazos pueden ser tan «livianos como el aire», pero son «tan fuertes como eslabones de hierro».8 Burk Bu rke e form formul uló ó de este este modo modo sus sus re refl flex exio ione nes s cons conser erva vado dora ras s sobr sobre e la Revo Re volu luci ción ón.. Como Como in ingl glés és,, y como como privi privile legi giad ado o a fin fin de cuent cuentas as,, amaba amaba las las li liber berta tades des que que habí había a hered heredad ado o de sus sus ante antepa pasa sados dos.. No cabe cabe ex extr trañ añar arse, se, entonces, entonc es, que deseara conservarlas conservarlas y que, cuando contemplaba contemplaba a Francia Francia desde su perspectiva, perspectiva, solo viera el «reino del terror» terror» de su época, no el milenario milenario reino del terror que lo precedió y que condujo al levantamiento que él tanto aborrecía. 6

  Edm Edmund und Burke, Burke, Refl Reflecti ections ons on the Revolutio Revolution n in France, Nueva York: Dutton, 1960. (Reflexiones sobre la Revolución Francesa, Madrid: Instituto de Estudios Políticos.) 7  Ibíd., pág. 117. 8  Ibíd., pág. 219. La reacción romántico-conservadora Nº 4

 

Su ideolo ideología gía,, sin embarg embargo, o, tambié también n encerra encerraba ba una concepc concepción ión relativam relativament ente e nueva de la sociedad, la cual llamó la atención de los pensadores sociales sobre una un a varie varieda dad d de fact factor ores es que que el Ilum Ilumini inism smo o había había más más bien bien ignor ignorad ado. o. Burke Burke presentó un panorama histórico, evolutivo y orgánico, de la sociedad, panorama que, junto con su insistencia en los elementos irracionales de la conducta humana, ofrecía una perspectiva importante para considerar la estructura de una sociedad y el proceso por el que esta cambia. La concepción histórica y conservadora que elaboró del Estado y la Georg naciónWilhelm recibió un fundamento explícitamente filosófico Burke del pensador alemán Fríedrich Hegel.más (pág. 51) La síntesis histórica de Hegel Para Hegel, la concepción romántico-conservadora del «desarrollo histórico» y el relieve dado a la razón por el Iluminismo eran, cada una a su manera, ideas muy importantes. Trató, por ello, de unirlas en una síntesis filosófica. La razón, afirmaba, no es solo una facultad existente en el individuo, que le permite medir  las costumbres e instituciones; la razón es inherente al proceso de desarrollo mismo. Este es el significado de sus famosas palabras: «todo lo racional es real» y «todo lo real es racional». La razón no es, como creían los  philosophes, una mera abstracción de lo real; es una fuerza inmanente que determina la estructura y el desarrollo del universo. De esta manera, Hegel transforma a la razón en una gran fuerza cósmica a la que aplica los diversos nombres, de la Idea, el Espíritu, lo  Absoluto o, finalmente, Dios. No se trata de una esencia inmutable, sino que se halla en continuo desarrollo y devenir. Además, es un proceso impersonal, lógico y cósmico que une el ámbito social y el de la naturaleza; todas las costumbres, los hábitos, las instituciones y las concepciones se unen en una totalidad dinámica y orgánica. El proceso histórico es la manifestaci manifestación ón del progresivo progresivo despliegue de la razón en las diversas instituciones sociales y culturales; y este desarrollo se realiza en forma semejante al desarrollo del pensamiento humano. La razón cósmica se objetiviza en las instituciones por el proceso de fusión de contradicciones; esta fusión produce nuevas contradicciones, que a su vez se unen en una nueva síntesis, y así hasta el infinito. En otras palabras, cada tesis engendra su propia antítesis; ambas se resuelven luego en una síntesis que se convierte, a su turno, en una nueva tesis. Si la razón cósmica se distingue en algo de la razón individual es por  la mayor o más completa realización de las potencialidades inherentes, en el caso de la primera. La mente individual solo puede abarcar aspectos de la realidad; pero la bellota se convierte en aquello que puede llegar a ser: un roble. En el ámbito humano, la nación es superior a todas las otras instituciones, pues es el vehículo a través del cual la razón cósmica realiza su destino. Esto resulta claro de la filosofía hegeliana de la historia; allí, este pensador divide la historia en una serie de épocas sucesivas cada una de las cuales expresa una fase fase parti particu cula larr del del desar desarrol rollo lo del del Espí Espíri ritu tu Univ Univers ersal al.. Cuan Cuando do una una nación nación se encue en cuent ntra ra aún aún en su fase fase as asce cende ndent nte, e, no encarn encarna a la tota totali lida dad d de la razón razón cósmica, sino solo una fase particular de su realización final. Una nación es una expresión individualizada del Espíritu Universal y es, por ende, el medio a través del cual el espírit espíritu u lle llega ga a la autoconc autoconcien iencia cia.. En su Filos Filosofía ofía de la historia, historia, nos La reacción romántico-conservadora Nº 5

 

enteramos con gran asombro que Hegel cierra el proceso con la encarnación final del Espíritu en el Estado prusiano, la más elevada expresión de la Razón Cósmica sobre la tierra. ¡Sorprendente conclusión, en verdad! Podemos ver, entonces, dos tendencias distintas y opuestas en el pensamiento de Hegel. Por una (pág. 52) parte, apuntaba explícitamente a la defensa ideológica del Estado prusiano y de la sociedad socied ad alemana de su época; muchos habían llegado a la conclusión de que lo existente era racional y, por lo tanto, necesario e inevitable. Así, en estos términos, la filosofía de Hegel tuvo una influencia definidamente conservadora. Pero, que por  otra parte, destacaba el cambio constante, el desarrollo dinámico y dial dialéctico éctico continuaría de manera incesante e inexorable. Para discernir discernir con más claridad claridad esas esas dos tenden tendencia cias s del pensamie pensamiento nto de Hegel, será instructivo examinar con mayor detalle su concepción del desarrollo dialéctico.9 Por un lado, distinguimos el énfasis en el crecimiento lento y orgánico, determinado por leyes racionales inmanentes. Pero entre las fases, como en la transición de la bellota al roble, se produce una especie de «salto dialéctico» de una cualidad (la bellota) a otra (el roble). Esto ocurre cuando la acumulación cuantitativa de lentos cambios orgánicos llega a un punto nodal en el que la adición de un quantum provoca un cambio cualitativo. Puede describirse también este proceso como la «negación «negación de la negación». La bellota, en nuestro ejemplo, era en sí una negación de la forma anterior (la semilla), a la que la bellota era inherente. Al continuar los cambios cuantitativos, también esta es negada por la forma nueva y potencial que encierra, el roble. Ya contenida en la simiente se halla la cadena de fuerzas antagónicas que, para que aquella se desarrolle, deben continuar negándose unas a otras hasta que se realice la plena potencialidad de la misma. Cada cosa o forma contiene su propia negación y es una unidad de opuestos. Cuando una cosa particular es «negada», la supera una nueva fuerza que continúa desarrollándose hasta que engendra también su propia negación. Esto es, precisamente, lo que significa «desarrollo»: un cambio de acuerdo con el patrón inmanente de una cosa. La negación no es, pues, sinónimo de destrucción total.. La semilla, total semilla, la bellota y aun el árbol no son negados cuando se los destruye, destruye, por ejemplo, aplastando la simiente. La negación solo se da cuando la forma inicial es trascendida por nuevas cualidades inherentes a la primera y cuando estas nuev nu evas as cual cualid idad ades es,, en su desa desarr rrol ollo lo ul ultter erio ior, r, real ealizan izan con plen plenit itud ud las las potencialidades de la forma inicial. Las cosas pugnan por llegar rea realme lmente nte a lo que siempre fueron en potencia, quiere decir Hegel cuando formula a su manera una idea que es, en lo esencial, aristotélica. En los organismos naturales, esto se produce de una «manera directa, sin oposiciones sin trabas». ¿Por qué? A causa de que entre «la Idea y su realización —la constitución esencial del germen originario y la conformidad con ella de la ex exis iste tenc ncia ia deri deriva vada da de el el— — no pued puede e intr introd oduc ucir irse se ningu ninguna na infl influe uenc ncia ia 10 perturbadora».  En la naturaleza (pág. 53) es típico que la esencia se actualice en Hegel, Hegel, Scie Science nce of Logic, trad. al inglés por W. H. Johnston y L. G. Struthers; Nueva York: The Macmillan Company, 1951, vol. I, pág. 147 y sigs. (Ciencia de la lógica, trad. del alemán por A. y R. Mondolfo, Buenos Aires: Hachette, 2a. ed., 1969.)

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  Véa Véase se

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G. 55 W. (Lecciones F. Hegel, The Philosophy Nueva York:Fondo Doverde Publications Inc., 1956, pág. sobre la historiaof deHistory, la filosofía, México Cultura Económica, 3 vols., 1955.) La reacción romántico-conservadora Nº 6

 

la existe existenci ncia a como como un proceso proceso no perturba perturbado, do, arm armoni oniosa osament mente. e. Lo contrari contrario o ocurre ocu rre en lo que respect respecta a al Espíri Espíritu, tu, al ámbito ámbito humano, humano, sociocult sociocultural ural:: «...la «...la realización realiz ación de su Ideal se produce por mediación de la conciencia y la voluntad (…). Así, el Espíritu está en guerra consigo mismo; tiene que superarse a sí mismo, como su más formidable obstáculo. El desarrollo que en la esfera de la Naturaleza es un crecimiento pacífico, en la del Espíritu es un duro e intenso conflicto consigo mismo. Aquello a lo que tiende realmente el Espíritu es a la realización deesu sersatisface Ideal; pero alnándose hacerlo, de oculta objetivoloade su la propia visión, se enorgullece enorgullec y se alienándose alie él». ese El desarrollo desarrol esfera sociosocioycultural, pues, «... no presenta la inocua tranquilidad del mero crecimiento, como en la vida orgánica, sino una tenaz y renuente acción contra sí mismo». 11 En términos metafísicos bastante oscuros, Hegel nos está diciendo que el desar de sarro roll llo o dial dialéct éctic ico o en el ámbi ámbito to soci social al es un pro proce ceso so caract caracteri eriza zado do por el conf confli lict cto; o; si el desar desarro roll llo o supo supone ne que que cada cada fase fase suces sucesiv iva a es un paso paso ha haci cia a adelante o es «superior» a la fase previa, entonces tal desarrollo es conflictual. Es fácil discernir algunas de las implicaciones fundamentales de esta filosofía, particularmente aquellas que Marx halló más tarde tan atrayentes. En efecto, Hegel destacó que, en el ámbito cultural, el desarrollo hacia la libertad, lejos de ser un proceso natural y ciego, dependía de la conciencia y la voluntad. «La historia universal (…) muestra el desarrollo de la conciencia de la Libertad por parte del Espíritu, y la consiguiente realización de esa Libertad. Este desarrollo implica una graduación, una serie de expresiones o manifestaciones cada vez más apropiadas de la Libertad, que resultan de su Idea». 12 Sin embargo, esta filos filosofía, ofía, como hemos visto, tiene su lado conspicuamente conspicuamente conservador. En forma muy similar a Burke, Hegel sostenía que la encarnación de la Ley no es el individuo, ni siquiera la familia, sino el Estado. Este es el orden superior, al cual deben subordinarse todos los otros. Para Hegel, la historia real del mundo comienza con el Estado; y su Derecho y sus Leyes superan a los de las formas prehistóricas: la familia, la comunidad, etcétera. Pero en último análisis no es cualquier Estado, o nación, el que encarna la verdad verdadera era y eterna sabiduría sabiduría del Espíritu, de Dios, sino el Estado alemán. Así, Hegel concluye: «Hemos llegado ahora al tercer período del Mundo Alemán, y entramos entonces al período del Espíritu consciente de que es libre, en cuanto aspira a lo. Verdadero, lo Eterno, aquello que es en sí y por sí mismo Universal». 13  Hegel creía que vivía en el Estado final y más perfecto de la historia del mundo. (pág. 54) Como veremos luego en el examen de los orígenes intelectuales de Marx, este adoptó algunos de los aspectos crítico-negativos o radicales del pensamiento de Hegel, pero rechazó los otros. La teoría de Marx es una concepción totalmente di dist stin inta ta y no se la puede puede ente entend nder er adecu adecuad adam amen ente te si la cons consid idera eramo mos s un desarrollo desarro llo de algunos algunos de los temas de Hegel. Pero antes de abordar este asunto, debemos explorar otros aspectos de la reacción conservadora frente al Iluminismo y la Revolución. (pág. 55)

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Ibíd., pág. pág. 55. 63. 13  Ibíd., pág. 412.  Ibíd.,

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La reacción romántico-conservadora Nº 7

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