Zaid Los Demasiados Libros
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Laura Ortiz Gómez Literatura VII semestre El libro: Estructuras visuales
¿Demasiados libros: demasiados escritores y pocos lectores?
Los demasiad demasiados os libros libros , de Gabriel Zaid es un ensayo que reflexiona acerca de la
existencia de demasiados libros en la actualidad, abordando este fenómeno desde un plano plano general general hasta tornarlo tornarlo un problema específico específico para las editoriales editoriales y las librerías. librerías. Este avance de lo general a lo especifico lo hace involucrando a todas las partes presentes en el mundo de los libros, así, Zaid compone un viaje que atraviesa el problema de los demasiados libros frente a lectores, escritores, editoriales y librerías.
La tesis principal del viaje de Zaid a través de su ensayo es la siguiente: siguiente: La cultura es
conversación. Esta afirmación le permite al autor mostrar el hecho de que se publiquen y existan tantos libros, como un fenómeno que puede tener una cara ventajosa para ese movimiento movimiento conversacional conversacional que es la cultura. cultura. Según Zaid, la existencia existencia de demasiados demasiados libros es la que permite que el mundo editorial pueda darse a la publicación de tirajes cortos de libros que no le interesan a un gran publico masivo, y que sin embargo situ situad ados os en un cont contex exto to apro apropi piad ado o pued pueden en apor aportar tar much mucho o a una una conv convers ersaci ación ón determinada.
El autor frente a esta posición posición se ve puesto en una posición posición ambigua, ambigua, por un lado Zaid deja en evidencia que esta proliferación editorial es ventajosa para quien se dispone a
escribir, puesto que sus obras tienen una posibilidad de participar de una conversación cultural aún cuando no sean ediciones masivas de alto tiraje. Sin embargo Zaid también pone en evidencia que los demasiados libros son resultado de que la gente prefiere escribir que leer. En la pagina 70 de su ensayo Zaid afirma: “ Lo horrible de este
procedimiento es que pone el dedo en la llaga: a medida que aumenta la población universitaria, no aumenta el número de los que leen, sino de los que quieren ser leidos” 1
y más adelante en la pagina 73 aventura la siguiente afirmación: “La mayor
parte de los libros nunca se comentan, nunca se traducen, nunca se reeditan. Se venden (si se venden) como novedad, pero después de la escasa venta de salida no hay venta de reposición. Quedan (si quedan) en las bibliotecas de los amigos, en algunas librerías de saldos, en algún registro bibliográfico, no en la historia universal. Pero tu sigues escribiendo libros. ”2
Esta ambigüedad en el tratamiento del autor como parte del problema de que existen demasiados libros, además de ser ambiguo es en el fondo contradictorio. Zaid esta proponiendo la cultura como una conversación, diversa, múltiple y heterogénea y a la publicación excesiva como síntoma y vehiculo de dicha cultura, y al mismo tiempo esta acusando a los autores de generar un excesivo uso de la escritura que no es proporcional con el de la lectura. Este señalamiento muestra como en la conversación cultural de Zaid solo se puede participar si se tienen las suficientes lecturas que equilibren la balanza de los demasiados libros. Allí de una manera tácita, Zaid vuelve a posicionar al libro como un objeto de pocos, afirmando que solo aquellos que leen a profundidad ( y seguramente autores “importantes”) pueden entrar a producir obras en un mundo donde hay demasiados libros.
1 2
Zaid, Gabriel. Los demasiados libros. Barcelona; Editorial Anagrama. 2001. Pág. 70. Ibíd. Pág. 73
Esta posición contradictoria en la figura del autor se reproduce también en la figura del lector; aunque la cultura es una conversación, para Zaid quien no haya aprendido a leer de la forma “correcta” será culpable del problema de que existan demasiados libros sin leer. Al respecto Zaid afirma:
“Leer no es deletrear, arrastrarse sobre la superficie de un mural que no se llega a ver de golpe. Más allá del alfabeto, del párrafo, del artículo breve que todavía se ve como totalidad, hay analfabetismos funcionales del libro. La gran barrera a la difusión del libro está en las masas de privilegiados que fueron a la universidad y no aprendieron a leer un libro, a pesar de que existe un manual excelente.” 3
El hecho de que el autor haya pasado 8 paginas describiendo la manera “correcta” de leer, y al final cierre el aparte con este párrafo que incluso recomienda un manual de lectura nos muestra cómo si bien la cultura del libro es conversación, solo hay una manera correcta de adquirir la información para entrar en dicha conversación. Autores como Roberto Arlt, serían para Zaid inconcebibles, puesto que el material para su obra nace del analfabetismo libresco, y un hábito de mala lectura de pasquines y folletos deplorables. El lector de Zaid debe leer de una manera occidental, llevando lo particular a lo general para captar un significado total que supuestamente yace al fondo de las obras de arte. La lectura adecuada sería un proceso inductivo que lleva a ver el libro como una totalidad.
Sin embargo no todos los libros, ni todos los lectores son iguales. Imponer un deber ser de la lectura cierra los libros a la función de mandar mensajes a través de su totalidad, dejando por fuera la posibilidad de un ejercicio de lectura que se funde en la imágenes, 3
Ibíd. Pág., 56
los fragmentos y los símbolos aislados. Siendo estas lecturas, unas formas más propositivas de acercarse al libro.
Zaid responsabiliza a los universitarios que no aprendieron a leer correctamente de ser la mayor barrera en la difusión del libro, esto porque siendo ellos los entrenados institucionalmente para leer de una manera correcta no lo cumplen haciendo que el libro no se difunda lo suficiente. La culpa de que los libros no circulen la tienen ellos que pese a ser escolarizados, aun no saben leer de la manera que el mundo de los demasiados libros necesita. Mi posición personal como estudiante de literatura, y como estudiante que sueña con escribir es diametralmente opuesta; según mi experiencia la lectura académica de libros no difunde la lectura, sino que la estabiliza en ciertos autores canónicos, y en ciertas reflexiones obligatorias. Creo que la institución no ayuda a la difusión de la lectura, sino que genera técnicos en lectura.
Veo el problema de la difusión del libro como una respuesta a malos sistemas educativos que tornan inactivo el problema de leer, haciendo que la población ( y Zaid mismo) presente el acto de lectura como un acto de recepción de información y no de participación activa con el texto.
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