Xavier Zubiri - Sobre la esencia.pdf

March 16, 2017 | Author: nemus1970 | Category: N/A
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SOBR·· LA ESENciA

Alianza Editorial Sociedad de Estudios y Publicaciones

XAVIER ZUBIRI

Estudios filosóficos Sobre la esencia (1962) ¡ndices de -Sobre la esencia- (Ignacio Ellacuría) Cinco lecciones de filosofía (1963) Inteligencia sentiente (1980) Inteligencia y lagos (1982) Inteligencia y razón (1983) El hombre y Dios (l984) Dimensión histórica del ser humano (en REALITAS 1; 1974) Concepto descriptivo del tiempo (en REALITAS 11; 1976) Respectividad de lo real (en REALITAS III-N; 1979)

Xavier Zubiri

Sobre la esencia

Alianza Editorial Sociedad de Estudios y Publicaciones

1985

Primera edición en "Sociedad de Estudios y Publicaciones.: 1962 Segunda edición: 1963 Tercera edición: 1963 Cuarta edición: 1972 Primera edición en -Alianza Editorial, S. A..: 1985

© Cannen Castro de Zubiri © Fundación Banco Urquijo © Alianza Editorial, S. A., Madrid, 1985 Calle Milán, 38;'\11'2000045 ISBN: 84-206-9028-7 Depósito legal: M. 19.581-1985 Impreso en GREFOL, S. A., Poligono II - La Fuensanta Móstoles (Madrid) Printed in Spain

Este libro ha sido posible gracias a la Sociedad de Estudios y Publicaciones de la Fundación Banco Urquijo.

NOTA PRELIMINAR

En diciembre de 1962 publicó Xavier Zubiri Sobre la esencia. Habían transcurrido casi veinte años desde que viera la luz en 1945 su anterior libro, Naturaleza, Historia, Dios. Lo expectación suscitada por la nueva obra fue tan grande que los ejemplares se agotaron en el espacio de pocos días. En marzo de 1963 apareció la segunda edición, y en noviembre de ese mismo año hubo de salir la tercera. En 1965 publicó Ignacio ElIacuría un volumen de Indices de Sobre la esencia, también en la Sociedad de Estudios y Publicaciones. Poco después, en 1968, editaba la Max Hueber Verlag de Munich la traducción alemana, Varo Wesen, realizada por Hans Gerd Rotzer y parcialmente supervisada por el propio Zubiri. La edición llevaba un corto prólogo del filósofo Aloís Dempf. La cuarta edición española apareció diez años después de la primera, en septiembre de 1972, de nuevo en la Sociedad de Estudios y Publicaciones. Su única diferencia respecto de las tres anteriores estaba en la numeración de las páginas, que ahora comenzaba dos folios antes que en las precedentes, razón por la cual la antigua página 1 llevaba ahora el número 5, y en general la página n de las tres ediciones anteriores se había convertido en la 0+4. Esto provocó ciertas molestias, ya que las citas de todos los trabajos aparecidos en esos diez años se habían realizado de acuerdo con la paginación primitiva, que era tam-

bién la ofrecida por los índices de Ellacuría. Ello explica que se llegara pronto al acuerdo tácito entre editores e investigadores de seguir utilizando la paginación de la editio princeps de 1962. Este fue el criterio adoptado por A. Robert Caponigri en su edición norteamericana (On Essence. The Catholic University of America Press, Washington, D. e, 1980), que llevaba impresas en los márgenes las páginas de la primera edición española. Y éste es también el criterio que seguimos en la presente edición, quinta de las españolas. Esta edición contiene otra novedad que la hará aún más útil. Se trata del "Indice analítico», elaborado por Antonio González. En un principio pensamos incluir el "índice ideológico» de Ignacio Ellacuría, excluyendo el más amplio y no menos útil "índice esquemático». Pero pronto vimos que aquél solo no era suficiente. Ha sido preciso, pues, elaborar un índice nuevo que, por supuesto, recoge todo lo contenido en el índice ideológico de Ellacuría. El utilísimo "índice esquemático» del libro de Ellacuría sigue conservando, naturalmente, toda su validez. Sobre la esencia sale ahora a luz como volumen de la colección en que ya han aparecido los tres tomos dedicados al análisis de la intelección humana (19801983) Y el libro sobre el problema de Dios (1984). Los primeros constituyen lo último que él publicó en vida, y por ello también la expresión más madura y rigurosa de su filosofía y el lugar más apropiado para la correcta interpretación de todos los demás escritos. Pienso que desde su última producción las viejas páginas de Sobre la esencia cobran nueva luz y adquieren redoblada actualidad. Diego Gracia

Madrid, febrero de 1985

PARTE PRIMERA

EL PROBLEMA DE LA ESENCIA

Esta (es una) especulación sobre la sustancia. (Aristóteles, Met. 1069 a 18.)

INTRODUCCION Esencia es el título de uno de los temas centrales de toda metafísica. El vocablo latino essentia es un término culto; es el abstracto de un presunto participio presente essens (esente) del verbo esse (ser). Morfológicamente es, pues, el homólogo exacto del griego oua¡rx, que es a su vez (o cuando menos así era percibido por los griegos) un abstracto del participio presente femenino oua:>: del verbo dv:>:~ (ser). Esta homología podría llevar a pensar que oua¡oc significaba esencia. Sin embargo, no es así. El vocablo griego, en el lenguaje usual, es muy rico tn sentidos y matices; yen todos ellos lo emplea Aristóteles. Pero cuando el filósofo lo usó como término técnico, sign.ificó 110 esencia, sino substantia, sustancia. En cambio, 10 que este vocablo latino traduce exactamente es el término úrcOl de la sustancia en orden a la producción de la generación, es un subsistema que «delimita» un momento de la sustantividad en orden a la replicabilidad. Lo Clfeplicable», en cuanto tal, antes de estar efectivamente «replicado», está ya delimitado en

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:Jcto, como replicable, en la esencia constitutiva. Esto es, lo generador tiene dos aspectos: uno, el ser una potencia de la sustancialidad, y otro, el ser un subsistema de la sustantividad. En el primer aspecto es la capacidad de aproducin la replicación; en el segundo es lo «delimitador» de lo replicable en la esencia constitutiva. En el primer aspecto, aún no ha pasado al acto; la generación es aún meramente posible. Pero en el segundo, está ya en acto, puesto que lo replicable en cuanto tal está ya actualmente delimitado como momento, haya o no replicación efectiva. El acto no es sólo acto de una potencia, sino también un acto de índole distinta: el acto de una delimitación sistemática en la sustantividad. La generación, decía antes, desgaja la autonomía del esquema constitutivo, de lo replicable. Ahora podemos dar de ello un concepto estricto y riguroso: desgajamiento es delimitación actual, la actualidad de lo replicable en cuanto replicable. En su virtud, el esquema constitutivo o quiddidad es, pues, dentro de la esencia constitutiva una unidad superior a la meramente forma!. No es, ciertamente, una unidad física coherencia!. Pero en cuanto que es término actual de un subsistema físico es una unidad más que forma!. Yo diría que es una unidad «menor» que la numeral, minor numerali; pero {(mayor» que la formal, major formali. Esta unidad sui generis es la que llamaría aunidad filética». Y esta es la unidad propia de la esencia quidditativa dentro de la constitutiva. Entre la unidad f¡lética de la esencia quidditativa y la unidad física coherencial de la esencia constitutiva hay una mera distinción de razón, porque el es·quema constitutivo no forma un sistema completo sino que es tan sólo el momento diferendo, desgajado como tal dentro del único sistema completo, de la esencia constitutiva. Este momento que está ya actualmente delimitado, es

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fo que da a lo replicable su unidad de fisonomía, su unidad formal. Esta unidad formal existe, pero está fundada en la unidad filética. Y ésta es la razón por la que la definibilidad no prueba que la unidad quidditativa sea meramente formal. Prueba, sí, que en la unidad quidditativa hay assertive umi unidad formal; pero no prueba exclussive que sólo en ella consista la unidad quidditativa. La unidad formal de lo quidditativo no es sino la mitad de la unidad quidditativa: la unidad de fisonomía. Le falta la otra mitad: que la fisonomía sea transmisible. Los dos aspectos a una son la unidad filética de la quiddidad. La unidad filética es el momento de la unidad coherencial desgajado por el subsistema generador; es también lo que confiere cierta unidad cuasi-coherencial a cada individuo con todos los demás de su especie, algo que pudiéramos llamar «respecto coherencia!» de los individuos entre sí; y en este respecto consiste su unidad filética. Y esto es lo que, una vez constituido, define la definición. La definición define lo ya delimitado, pero la unidad filética es lo que por delimitación hace que la realidad sea definible. En una palabra, lo quidditativo en cuanto tal tiene, dentro de cada individuo, una unidad cuyo fundamento es la generación, y cuyo carácter propio es ser unidad filética, menor que la numeral, pero mayor que la formal, y distinta, sólo con distinción de razón de la unidad coherencial de la esencia constitutiva. En su virtud, la unidad filética desempeña una función propia en la estructura misma de la esencia constitutiva. Sólo haciéndolo ver habremos mostrado la interna articulación de la esencia quidditativa con la esencia constitutiva. La quiddidad o esquema constitutivo es el momento específico de la esencia constitutiva. Pudiera pensarse, por tanto; que su función propia es una función primaria que ella posee de por sí y que consistiría en conferir a la realidad indivi-

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lual su especificidad. Pero esto no es exacto, porque la quiddidad no es un momento primario de la realidad en cuanto tal, sino un momento derivado, propio tan sólo, de algunas realidades. La existencia de la quiddidad pende, en efecto, de la especiabilidad de la esencia constitutiva; el individuo no es una realización individual de lo específico, sino que, por el contrario, la especie es la expansión de la esencia constitutiva individual. Por consiguiente, es ésta y sólo ésta la que en última instancia pose~ la función propiamente espeóficante. Esta función propia no es, pues, una función que, primaria y formalmente, desempeñ.l la unidad filética por sí misma, como si fuera ella la qu~ estructurara la esencia de la realidad sustantiva, sino que por el contrario, es una función que ella recibe primariamente de la esencia constitutiva. La unidad filética, decía, es el momento de la unidad caherencial misma, desgajado dentro de ella por su subsistema generador. Este subsistema es algo físicamente real y pertenece formalmente a la esencia constitutiva, y a su unidad coherencial, al igual que el resto de las notas de la esencia constitutiva. Ahora bien. este subsistema no es un mero aditamento a la esencia constitutiva, como si después de ser ésta lo que es, tuviera, además, supererogatoriamente un subsistema capaz de replicar la unidad coherencial. Esto no es verdad. A la esencia constitutiva de estas realidades le pertenece esencialmente qua constitutiva, su propia capacidad de replicación; no le es esencial replicarse, pero sí el poder replicarse. De suerte que sin este subsistema generador, la presunta esencia constitutiva no sería tal esencia constitutiva. En su virtud, la esencia constitutiva de estas realidades esenciadas es esencialmente quiddificable, tiene esencialmente delimitada en acto su propio esquema constitutivo, cosa que no acontece en las realidades singulares, cada una de las

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cuales sería lo que es aunque no formase clase con otras. Ser esencialmente quiddificable no significa pertenecer esencialmente a una especie que fuera xcx,a CPUcrLV anterior al individuo, sino que significa estar desgajando esencialmente desde dentro de sí el momento de especificidad. Entonces, si bien es verdad que sin unidad coherencial no hay unidad filética, no lo es menos que en estas realidades, sin filetización. sin delimitación actual de su esquema constitutivo. no habría unidad coherenciaI. De aquí la función propia que lo quidditativo ha recibido de lo constitutivo. La «potencialidad) de reconstitución es, en estas realidades, un momento constitutivo o esencial de la constitución primaria del individuo. En estas realidades, el individuo no podría tener realidad individual si no fuera generable. Y esta generabilidad es una versión de cada individuo a los demás, no a tales o cuales de terminadamente, sino a los demás en cuanto meros otros. Por consiguiente, la versión a los demás, en cuanto otros, es aquí coesencial a la esencia individual misma. En estas realidades, pues, el individuo no tendría coherencia individual si no tuviera un respecto coherencial a los demás. Y recíprocamente, no tendría respecto coherencial si no tuviera unidad coherencia!. Esto es, la estructura de su coherencia individual es eo ipso el desgajamiento, la actualidad de los demás en cuanto otros dentro de cada individuo. En cierto modo, pues, cada individuo lleva esencialmente dentro de sí a los demás. Este respecto coherencial está lleno de graves consecuencias metafísicas. Cada individuo, digo, lleva, en cierto modo. dentro de sí a los demás. Pues bien, este cierto modo consiste, precisa y formalmente, en tres caracteres metafísicos. Ante todo, la esencia constitutiva en cuanto tal es lo que ella es, sin la menor referencia otras realidades. No toda

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esencia constitutiva es quiddificable, y aunque lo sea, la razón formal de la esencialidad no es la especificidad. Pero al ser quiddificada o filetizada, está, constitutivamente, referida a otros individuos, yen su constitutiva individualidad es algo contra-distinto de esos otros que, por versión hacia ellos, lleva dentro de sí. Esto es, cada esencia individual es, entonces, algo ((en sí» respecto de los demás. Ser en sí, como contradistinto' a los otros, es el primer carácter del modo de llevarlos dentro de sí. La realidad individual no es algo «en sí» sino en la medida en que está filetizada. Pero, además, en esta unidad filética y sólo en ella, cada esencia individual tiene algo en «común» con las demás, y lo tiene en cuanto tiene un esquema constitutivo «recibido». No se trata de que cada individuo tenga, por su propia índole, antepasados y descendientes. Que tenga antepasados es forzoso, y aunque no tenga descendientes es forzoso que los pueda tener. Pero no se trata de esto sino de la razón esencial de esta doble forzosidad, a saber, la actualidad delimitada de 10 generable en cuanto tal, del esquema constitutivo, dentro de la esencia constitutiva de cada cual. Por tener este esquema constitutivo, delimitado en acto dentro de la propia esencia constitutiva, es por lo que cada esencia individual tiene su esquema constitutivo . Es decir, expresa ((Pedro blanco» y no el ser blanco del ser Pedro. La realidad, y no el ser sustantivo, es el fundilmento previo, el prius de la objetividad de las afirmaciones y del ser copulativo. La complexión real que la cópula expresa directamente no es una complexión de seres, sino una complexión o estructura real qua real. En la afirmación hay ciertamente una complexión, pero la afirmación misma no es complexión. El juicio consiste formalmente tan sólo en la intención afirmativa; la complexión real es aquello sobre lo que el juicio recae. Esta complexión real es ordinariamente inteligida de un modo directo, y se expresa por los verbos en todas sus voces y aspectos. Sólo cuando lo real es demasiado complejo se torna en res objeta, y mi intelección se dcsdobla entonces en presentación de la complexión rcal y en intención afirmativa, en «(cs». Para expresar este nuevo ({ ser» se echa mano de algunos verbos de realidad; pero entonces estos verbos han perdido su significación de realidad y adquieren sentido meramente copulativo. La cópula surgió, pues, directamente de una «desrealización» por desdoblamiento en la intelección de la realidad, y no de un presunto "serD que estuviera larvado en todo verbo, como si, por ejemplo, «caminar» fuera «ser caminando»; lo cual sería un artificio pseudo-lógico. Cuando digo (Pedro camina», caminar es un elemento real en Pedro. La cópula procede, pues, de un desdoblamiento Je la realidad y no de la complexión de dos seres, el «ser» de Pedro y el «seo> del caminar, ni de la expansión analógica de estos seres.. Por esto es por lo que la cópula termina en la realidad, aunque para ello haya tenido que hacerme de lo real una res objecta. La realidad es el prius del ser copulativo, y no al revés, como si realidad fuera un tipo de «(sen, el ser real.

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Digamos a título de ilustración-nada más que ilustra· ción-de esta interpretación filosófica, que la lingüística his· rórico-comparativa nos muestra que éste es el origen de la cópula en nuestras lenguas indoeuropeas. En griego, por ejemplo, algunos verbos, tales como iJ.ÉVELV, imápXELv, 7tÉAELV, ';'iYVE:crOCt:L, epUE;V, etc., son verbos de realidad, pero llegaron a adquirir un sentido copulativo que antes no tenían. Estos yerbas, en efecto, empleados por sí mismos con un sujeto, significan formalmente un momento de lo real. Pero cuando hubo que designar la realidad del sujeto con alguna nota importante más, esto es, con un nombre más, el momento de realidad quedó centrado en la complexión nominal, y el yerba degradó su significado de realidad para expresar la simple afirmación de la unidad del complejo significado. Tal fue el origen histórico de la cópula. Esto mismo aconteció con el propio verbo asmi, ahmi, dVotL, esse. Originariamente tue sólo un verbo de realidad que significó no ser, sino existir. Por el mismo proceso se fue convirtiendo parcamente (conviene subrayarlo) en cópula, en «ser)). Pero EtVlXL, f!sse no tiene más relación con «sep) que la tuvo, por ejemplo, TCÉAELV como verbo de realidad, con 7tiAHV cópula: el valor copulativo de esse es una adquisición y no algo que estuviera larvado en el existir. Lo que sucede es que por una superposición de ambos sentidos se produjo el espejismo de pensar que existir sea un sentido del ser, como si «existir)) fuera «ser existente)). Fue el origen de la expresión esse existentiae y de otras similares. Que esto sea un espejismo, es decir, que la intelección directa de lo real no es una «especialización» del sentido del -ser)), es algo que resulta claro de otro hecho lingüístico que aún perdura en nuestras lenguas, a saber, la frase nominal. Como es sabido, primitivamente (como puede verse, por ejemplo, en védico y en avéstico) la frase nominal no es la

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elipsis de un «sen> sobreentendido, sino que es un tipo original y originario de frase estrictamente «(a-verbal»; sólo en estadios ulteriores de algunas lenguas, por ejemplo, en sánscrito clásico, podrá hablarse de e1ipsis. La frase nominal expresa la complexión real directamente y sin verbo copulativo. Es verdad que se halla limitada a sentencias, identificaciones, etc.; pero estos casos son justamente aquellos en los que se quiere expresar con toda su fuerza la nuda realidad. y justamente entonces se expresa sin verbo «sen>, con sólo la complexión nominal. La intelección afirmativa, pues, envuelve a una tres momentas: la realidad, el «ser» copulativo o intención afirmativa, y la verdad. Pero de eUos, el momento de realidad es el primario y fundante no sólo de la verdad, sino también del (ser» copulativo. El ser copulativo no se funda sobre un «ser» de lo real, sobre un «ser» sustantivo, sino sobre la sustantividad misma, sobre la realidad en cuanto tal. Una cosa es, pues, el ser copulativo, y otra la realidad. Su posible unidad, ya 10 hemos visto, no está en un «se[ll larvado en la «realidad», sino en la unidad de desdoblamiento en la intelección. A menos, naturalmente, que se dijera que ((realidad» es sencillamente el esse ¡-eale. Pero esto es inexacto. Es la segunda de las dos tesis que hemos de examinar. La expresión esse reale consta de dos términos: esse }' ¡-eale. ¿En qué relación se hallan en la unidad de aquello que significan? Por un lado, esse parece no añadir nada a reale. Como ya Aristóteles dice, 10 mismo (,a.u,úv) es ¿¡vElPW7topecial de ser, momentos de su talidad. No son, pues, «propiedades» transcendentales. Pero, sin embargo, tienen una estricta "función» transcendental (no otra cosa son tanto la relación transcendental como el respecto posible), puesto que sólo con vistas a la inteligencia y a la voluntad tiene el ente.. en cuanto tal, las propiedades transcendentales de verdad y bondad. Una vez más, al igual que a propósito de las propiedades transcendentales negativas, aparece aquí, en las positivas, el mismo problema de la , 273 véase emergencia, emerger, sustancia

véase potencia, potencialidad, posibi' Iidad, probabilidad, aptitud, dyna· mis

Carácter: cc., propiedades y notas, 15, 198; véase también propiedad, nota c. de realidad, 25, 53, 114·115, 197, 372,378,393.413,427,446,476, 500, 503; véase también formali· dad, .de suyo. e. érgico. 401-402; véase también ér· gon c. principal de la esencia. 101, 187. 509-517; véase también principali· dad, principio c. entitativo individual de la esencia, 195,211-248,263 «c.» y uéase «momento», 165

c. constructo, 292, 293, 297, 298, 475, 483; véase también estado constructo, constructo, constructi· vidad e. sistemático, véase sistema evolución como C. metafísico, 256;

.Cada cual.: 'C.C.' y persona, 37~; véase persona 'C.c.' y el uno, 488; véase uno Caducidad: e. corno fundamento de la distinción

uéase evolución

conceptiva meramente rato-mera-

mente existente, 463-464, 469470, 472 c. en impresión, 470 véase limitación, rato, existente Cambio: c. en Aristóteles, 70; véase Aristóteles c. y véase mismidad, 258-259: véase también inalterabilidad, alteración, inalterable c. de la cosa rea I y véase tiempo, 436 Campo: c. electromagnético y gravitatorio, 235 véase entorno, medio, mundo Capacidad: c. real y no véase posibilidad objetiva, 72 sustantividad no es c. para existir, 154·156 ce. físicas en Aristóteles, 202; véase potencia, dynamis

coherencia como c. metafísico, 298; véase también coherencia «en sÍ», originado y «comúnll como cc.

metafísicoS. 319 ser como c. en Heidegger, 436. 438 c. transcendental en la véase lilosofía clásica, 327; véase propiedad transcendental

c. transcendental de las cosas y véase transcendentalidad, 388, 417, 460 c. transcendental de la esencia, 424, 455-481 ce. transcendentales y véase función transcendental, 424, 429, 455, 460-461,482.489,491. 508 mundo como c. transcendental, 43()· 431; véase transcendentales, mun· do constitución como c. transcendental. 482; véase también constitución transcendental

c. y véase autosuficiencia de la esen-

dimensión como c. transcendental,

cia, 208, 219,279,282: véase tam·

494; véase dimensionalidad persona como e. transcendental, 505; véase también persona véase propiedad transcendental, atrio buto

bién «por sí.

c. de pertenencia a un phylum como razón formal de la especie, 236 c. de replicación, 315 c. del entendimiento para conformar

Carencia:

sus véase objetos en el véase idea-

«carecer» de fundamento como véase

lismo transcendental, 375

condición metafísica. 206 aptitud no es c. de existencia, 384-

.de

no es e de existir sin un sujeto, 399; véase también persei· SUYOll

dad medida V e. transcendental de reali· dad, 498

385 Cartesianismo: Husserl como deformación cartesiana del c., 5

525

véase Descartes, filosofía moderna Categoría: cc. en Aristóteles, 125·127,358,494 ce. y véase dimensiones, 158 c. de sustancia y quiddidad, 224 cc. en la escolástica, 358 Causa: c. primera, 63, 200-202; véase también Dios ce. y véase posibilidad objetiva, 72 notas de tipo causal, 136, 206 ce. y notas infundadas, 189 conexión causal, 199,435.469; véase también conexión ce. intramundanas, 202 acción causal, 235; véase causalidad paradigmática realidad no es c. de esencia yexisten· cia, 400; véase reductos véase casualidad. causación

Causación: c. divina en el racionalismo, 63 c. y dualidad esencia-existencia, 8. 469 véase causa, causalidad Causal, véase causalidad, causa, causación

Causalidad: c. y relación esencia-existencia, 8-9

c. en el racionalismo, 63 c_ y véase metafísica intramundana. 201 c. paradigmática, 235, 240, 310 c. genética, 254 c. y distinción meramente rato-meramente existente, 469 véase causa, causación Cayetano, 386; véase también filosofía escolástica Cerrada, véase esencia cerrada Cíclica: clausura c., 368-371; véase también clausura tiempo c., 254; véase también tiempo sistema e., 146; véase también sistema Ciencia: c. moderna yo véase físico, 11 c. de simple inteligencia, 48-49; véase Dios intelección como c., 132 c. como véase posibilidad de vida del hombre, 159 aspecto científico de la véase evolución, 256 c. europea y concepciones de la realidad,51O véase biología física. matemática. saber positivo l

Claridad: ser como c. en Heidegger, 447-449 véase luz, lurninidad, Heidegger Clase: c. y especie, 91, 231-234 e. «conceptiva., 232, 234 c. «natural», 232-234. 239; véase también partículas c. y véase definición clásica, 348 Clásica, véase filosofía clásica Clauberg, 381; véase también ontología, ser Clausura: c. como carácter del sistema constitu-

cional, 146. 167 sistema clausurado, 148, 164, 170: véase tambiim sistema e. y véase totalidad, 152-15:-S ultimidad como c. sistemática, 220 c. y coherencia de la esencia, 367; véase también coherencia c. cíclica, 368-371 unidad de auto-c .. 474 c. cíclica en véase función transcendental, 483-485 c. cíclica y véase esencia cerrada, 499 Ca-determinación: la clausura como «c.-d .•, 368 los momentos de una estructura se «ca-determinan., 513 véase clausura, coherencia, sistema, determinación Cogitación, 4; véase también Descartes, inteligencia Coherencia: c. como razón formal de la véase unidad esencial, 298-299, 304, 305,306,320,331 c. individual y véase respecto coherencial, 318 c. y véase exigencia. 331, 366 clausura como forma de C., 366-367; véase también clausura unidad de c. y unidad de véase adherencia, 478-479 Coherencial: unidad c., véase unidad esencial, coherencia

respecto c., 318-320; lJéase respecto, coherencia Cohesión: c. no es véase coherencia Coincidencia: minimidad de e. como concepción clásica de véase esencia, 216, 218, 220 véase filosofía clásica Ca-limitación: clausura como e.-I., 367; véase también clausura, limitación

526

Combinación funcional: qué es c. f., 149·150 c.f. Y véase sustancias, 156·157 seres vivos como cc.H., 172, 271

fundamento de la c. específica, 309311; véase también generación, comunicación

véase organismo. ser vivo

.Complejidad.: .c.• de la véase actualización, 121· 122 Compleja, o: actualización c., véase actualización transcendentales cc., 429, 432, véase transcendentales Complexión: constitución como c., 137, 140; véase también constitución c. y véase cópula, 405-408 Complicación: c. de las propiedades de un €lemen to, 148 véase combinación funcional, propie· dades sistemáticas, mezcla Componente: c. o véase elemento, 147·149 ser -ce.' no es lo radical de las notas, 322: fJéose tamIJ¡én anC'lizador Composición: c. de materia y lJéase forma, 12; véase también Aristóteles, compuesto c. y 'Iéase sustantividad, 156 unidad de c.. 294; véase también uni· dad de sustancia no hay c. real de esencia y existencia, 471; véase también reductos, rato,

existente Comprensión:

c. del ser en véase Heidegger, 438-

443,446,449,451-453 c. y véase impresión de realidad, 452, 506 véase inteligencia. intelección, aprehensión

Compuesta. o: el c. sustancial aristotélico, 79, 260; lJéase también Aristóteles, sustan· cia

sustantividades simples y cC., 147, 150151 t inteligente y volente, 461; véase ente inteligente c. como un véase «suyo>, 484 véase realidad, ente Cósmico; tiempo c., 255; véase también tiempo,

Da-sein: D.-s. en véase Heidegger, 439-452 D.-s. y realidad, 452 véase ser, existencia, hombre «De»:

.d.• como véase intencionalidad, 25 esencia .d.• la cosa, 30; véase también esencia concepto .d.• la cosa, 34-35, 45; véase también concepto esencia «d.' la sustancia, 78 «d.», «para» y véase realidad simpliciter, 110111,173

cosmos

Cosmos: diferencia entre c. y véase mundo, 199-200 función transcendental del c., 427429, 436, 461 estructura del c., 259 «Coyunturas naturales», 217 -218; véase también división, Platón, eidos

diferencia «d.» especie en la filosofía

clásica, 217, 225-226, 246 carácter de .d.> de las notas de la esencia, 289-292, 324, 327 -328, 336-337, 358-359, 366, 376, 474, 475,482,491,493; véase también unidad esencial, estado constructo,

Creación:

c. ex nihilo como origen de la dualidad esencia-existencia, 9 nec~sidad de un fiat creador, 49, 53; vease también Hegel c. y véase contingencia, 200-202 c. y, véase respectividad, 335, 430; uease tambien mundo

c. y verum y bonum como transcendentales, 423 la realidad creada es intrínsecamente limitada, 472473

constructividad, sistema

versión de cada nota .de antemano., 284, 285, 321 principio como .de dónde. en Aristóteles, 509-511 Decisión, 160; véase también apropia-

véase Dios

Cristianismo: c. e idea de véase creación, 200

c. e idea de véase tiempo, 255 véase filosofía medieval, escolástica,

Agustín Cualidad: las véase impresiones sensibles como ce. 414-415 c. estimulante e inteligencia, 416 e. formal de la cosa y de la mante,

444 véase formalidad, nota «Cuasi-individualidad.: «c.-i.-' del véase animal, 172,240 véase individualidad Cuerpo: ce. inanimados y sustantividad, 513; uéase también materia véase corporeidad

ción, moral

Definibilidad: d. y véase unidad quidditativa, 308, 316 véase definición Definición: d. en véase Aristóteles como órganon para alcanzar la esencia, 75-78, 8182,89-90,94,177,216,255 d. de la especie humana, 243, 266· véase hombre ' d. y cambio físico, 258-259 d. clásica y lagos de la esencia, 345, 347-352 d. Y véase determinación en la filosofía clásica, 358, 367 la esencia no es algo formalmente «definiente., 225 véase logos, proposición Deíctica:

quid d., 16; véase también quid, qué «Dejar-que»:

Dado: lo d. en el véase idealismo transcendental, 376 véase impresión sensible, experiencia Dar: conciencia como acto de «d.» sentido

en véase Husserl, 26; véase también conciencia «darse. del ser en véase Heidegger, 442-447,449

531

.d.-q.» y ser en véase Heidegger, 438, 440 «d.-q .• y realidad, 447 Delimitación: desgajamiento como d., 315 véase desgajamiento, limitación Denominación, 16; véase también quid, que Dentro: "d.» y "por bajo., 87, 192; véase también sustancia

visión de la realidad de d. a fuera, 125, 127, 494 especie «d .• de la realidad sustantiva,

165 lo constitutivo ,d.> de la realidad sutantiva, 190 ser .d.• de la realidad, 410-411 Dependencia: d. de los conceptos objetivos de las cosas, 46; véase también concepto d. y «derivación», 281; véase también sistema, versión, respectividad .De por sí., véase kathautó, per se, por sí Derivar: d. y causar no son véase .reposar., 189 derivación y véase dependencia, 281 Descartes:

o. en

la disociación histórica de esen-

cia y sustancia, 4 su idea de esencia como véase concepto objetivo, 59, 61 las véase notas esenciales como véase unidad per se, 99 inaugura el véase idealismo transcen-

dental, 373, 381 su véase sustantivación de la véase conciencia, 436-437 véase filosofía moderna Descripción: d. predicativa y d. funcional, 161-163 d. y definición en la filosofía clásica, 347 véase definición, Iogos, proposición Desde: versión de cada nota ed. sí misma», 281,285,287,292; véase también versión, unidad esencial .d. sí misma. y unidad coherencial, 331, 320; véase también unidad esencial ed. sí mismo. y véase .de suyo., 492493 Desgajamiento: d. genético, 313-315, 318, 320 d. exigitivo, 363-365

410,413,417,420,432. 44h. 441->450,453,457-458,480,508.510 ed.S.• no es formalmente véase naturaleza, 395-396 .d.s.• anterior a la esencia y existencia clásicas, 396-401, 460-464 .d.s.• y dualidad .meramente rato>-meramente existente., 464-468, 470-473 -d.s.• y véase carácter érgico. 402 ·d_s.· y ser, 410, 413, 420, 446, 448450, 453 -d.s.• y brillo, 448-449 «d.s.• y véase transcendentales, 432 .d.s.• y véase determinación, 457 -458 .d.s.> como constructividad transcendental, 475-477, 481-483, 491, 514 .d.s.> reifica lo véase inesencial, 479480,489 .d.s.• y véase .suyo>, 484-489 .d.s.. como véase individualidad, 487-491 «d_s.• y véase dimensionalidad, 492498,508 .d.s.> y véase esencia abierta, 499508 «d.s.- y véase ..:en sí., 501 .d.s.• y véase principio, 511 .d.s.• como vease estructura, 514 lIéase realidad. res Desvelación: d. y véase intelección, 113-114 d. Y véase verdad, 116 d. no es véase patentización, 127-128 lIéase Heideg
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