Walter Altmann - Confrontación y Liberación

August 25, 2018 | Author: ceti9756 | Category: Martin Luther, Christ (Title), Christology, Lutheranism, Jesus
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Descripción: Lutero. Teología latinoamericana. Teología de la Liberación...

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CONFRONTACION Y LIBERACION Una perspectiva latinoamericana sobre Martín Lutero

WALTER ALTMANN

CONFERENCIAS CARNAHAN 1983

VOX EVANGELII 1985

Segunda Serie 2

1 .1 .1

EN

LA

CRUZ

DE

CRISTO:

VICTORIA SOBRE TODO MAL

I.

LA PROBLEMATICA CRISTOLOGICA

Cómo entender la obra redentora de Cristo, según Lutero, y cuál es su signifi significaci cación ón hoy para nosotros, en nuestro context con texto o específico, específico, es el primer objetivo de estas conferencias. Lutero vivió exactamente en los principios de la conquista y colonización latinoamericana por los españoles y los portugueses. Si observamos la historia de los estudios sobre Jesús y de sus imágenes a lo largo de tales siglos, verificaremos cuán diferentes son los aspectos que se destacan en la Europa Central y en América Latina. La Reforma de Lutero Lute ro se da en un tiem po de marcada marcada transición. transic ión. El feudalismo cede lugar lugar a las primeras formas del capitalismo mercantil. Está en marcha el proceso de la formación de estados territoriales territoriale s absolutos, absolut os, independien indepe ndientes tes de la tutela eclesi eclesiást ástica ica o papal. papal. La cultura renacentista  s ó l o a vece vecess religi religiosa osa  se preocupa por los valores, belleza y potencialidades del ser humano como no lo hacía la cultura medieval apegada a Dios.

í.

La investigación europea

Hablaremos posteriormente con más detención sobre la cristología de Lutero; pero es obvio que en él no encontramos la división entre lo que más tarde fue llamado, en la investigación investigación europea, euro pea, el dogma cristológico y el Jesús histórico. Ellos coinciden en Lutero. A partir del iluminismo, a

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fines fines del sig siglo lo XVIII, muchos estudiosos buscaron recon rec onstit stituir uirla la vida vida de Jesús generalmente bajo la premisa premisa de que el Jesús histórico his tórico,, al al ser ser descubierto, descub ierto, liberaría a las personas de las amarras establecidas por la iglesia con sus dogmas cristológ cristológicos; icos; había habí a una supuestra supuestra contradicción con tradicción entre en tre el Jesús histórico y el el dogma cristológico. cristológico . Las investigaciones del siglo siglo XIX, en la Europa Euro pa Central, son en ese particular simultáneamente fascinantes y trágicas. Registrándose innumerables descubrimientos relativos alos al os textos texto s bíblicos (en los evan evange gelio lioss en particular) y también tamb ién destacándose destacándose características características de la la actuación y predicación de Jesús escondidas por la teología hasta entonces. En su objetivo de reconstituir una vida de Jesús, sin embargo, esa nueva investigación fue un fracaso, pues, como mostró brillantemente Alberto Schweitzer en su monumental  Historia de los Estudios Estu dios de la Vida Vida de Jesús,  hubo tantos “Jesuses históricos” cuantos fueron los estudiosos, y las imágenes variaron desde un Jesús revolucionario soci social al hasta un u n Jesús impostor imposto r y jefe de una sociedad sociedad secreta, sin dejar de pasar por un Jesús amante romántico. ¿Quién era el Jesús verdadero? La investigación teológica europea del siglo XX va a destacar que el verdadero Jesús histórico es el Cristo predicado  por la fe (M. (M. Kahler). Se subraya subray a que qu e las las períco per ícopas pas evangélicas evangélicas no son, en su esencia, esencia, relatos históricos  no obstan ob stante te que se puedan pueda n hallar algunos algunos datos histó hi stó ric os , sino sino que son son textos texto s querigmáticos, querigmáticos, es decir: decir: proclamación de la Buena Nueva de Salvación en Cristo. La toma de conciencia de la diferencia entre el Jesús histórico y el Cristo proclamado termina siendo incorporada a la teología. Se dice, contrariam ente al sigl siglo o anterior, anter ior, que no es posible posible reconsrecon stituir la vida de Jesús, y que aquello que, en rigor, interesa es solamente el Cristo proclamado y recibido en la fe. El auge de esa evolución la encontramos en Bultmann para quien la historia de la vida de Jesús no tiene relevancia salvifica, con excepción del evento salvifico de su Cruz. En la segunda mitad de nuestro siglo la teología europea va redescubriendo el valor del Jesús histórico, ya no como biografía, sino más bien como expresión de que el Cristo  predicado  predicad o y confesad con fesado o no es otro ot ro que aquél que vivió vivió y murió. muri ó. Se destaca que la fe tiene una dimensión histórica concreta. Si no podemos reconstituir la vida vida de Jesús, no podemos tampoc tam poco o dejar de percibir algunos ras rasgo goss característicos de su actuación y proclamación, como su soberanía sobre la ley mosaica y su convivencia con los pobres pob res de la tierra.2

2.

La investigación investi gación latinoamericana latinoamericana

Si miramos miram os a Améric Américaa Latina, Latin a, vamos a encontr enco ntrar ar que hoy ho y la importan imp ortancia cia del Jesús histórico se hace sentir con mucha más intensidad. A lo largo de la

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historia de la colonización de este continente se conformaron, por sobre otras, otras , dos imágenes imágenes de Jesús: un Jesús muerto muert o y un Jesús monarca monarc a celestial. La primera imagen es oriunda de la península ibérica, en particular del sur de España, reflejando la experiencia popular bajo la dominación secular árabe y mahometana. Jesús sufre por el pueblo, pero es indefenso, impotente y derrotado. La imagen del Cristo muerto es transportada en procesiones y venerada. El pueblo se identifica con el sufrimiento de Cristo y su sangre derramada, pero ese pueblo no es movilizado para transformar su situación de sufrimiento. Por otro lado tenemos la imagen de Jesús como monarca celestial; Jesús es visto en la imagen de rey (de España o de Portugal). Su gloria y su poder son transferidos al cielo. Así como el rey en la tierra, así Jesús monarca en el cielo. El poder, la gloria y la riqueza de Jesús no son instrumentos de cambio, agentes agentes de acción, sino sino atribut atri butos os de cualidad cualidad que sirven sirven como legitimador (ideológico) del poder dominante de la corona española o  portuguesa.  portugu esa. Sin embargo, debemos ver también la otra faz de esas imágenes. Es verdad que el recuerdo del señorío de Cristo, señorío por sobre todos los  poderes y, por p or tant ta nto, o, limi l imitaci tación ón y juicio sobre ellos, en el sentido senti do de “ Derriba Derrib a a los los poderosos de sus sus tronos tron os y exalta a los los humildes” 1, está radicalmente desvirtuada en la imagen de Jesús como monarca celestial. Ya con la imagen de Jesús muerto, mue rto, no obstante obst ante,, no podemos olvidar olvidar que en sigl siglos os de opresión, muchas veces sin posible salida inmediata, ella ha sido importante para la sobrevivencia de la fe y de la conciencia crítica. Es, en el sentido más literal, una resistencia pasiva. El Jesús exangüe y muerto es víctima del mal y de la injusticia y no su legitimador. Es claro que la conjunción de las dos imágenes ha ejercido, a lo largo de la historia de América Latina, un papel particularmente nefasto. Cuando  por un lado el pode po derr de Jesús es transfe tra nsferido rido para el cielo y así as í se remarc rem arcaa la imagen del poder terreno efectivo del rey y, por otro lado, queda un Jesús vencido para la identificación y devoción del pueblo, son, evidentemente, sustentados los sistemas de dominación. Permanece, por eso mismo, la tarea de rescate del potencial revolucionario de esas imágenes como expresión,  por una parte, part e, de la solidaridad solid aridad total to tal de Jesús Jes ús con los que sufren sufre n (Jesús muerto) y, por otra, del señorío pleno de Jesús sobre todos y cualesquiera 1

1 Lucas 1:52 :52. 23

otros poderes (monarca celestial). Por cierto, en ese proceso las propias imágenes sufrirán transformación para expresar la experiencia histórica de liberación, a través de la muerte para una nueva vida. No conozco otro instrumento teológico para esa transformación, de las imágenes cristoló gicas tradicionales y sus funciones, que la vuelta al Jesús histórico. Porque en él se redescubre la identificación activa de Jesús con los pobres, los débiles, los marginados y necesitados (y no apenas su aceptación y remisión de sus pecados). Si esa transformación también es capaz de arrancar de la pasividad y cambiarla en una acción libertadora, queda como pregunta: ¿cómo se relacionan la inspiración para la (nuestra) acción liberadora y la acción liberadora liberadora efectuada efectuad a y concedida como dádiva por Cristo? Cristo? ¿Lutero nos  podría  pod ría ayudar ayu dar en este tema?

IL

LA CRISTOLOGIA DE LUTERO

1.

Un Cristo vivo y favorable

Lutero no tenía la conciencia moderna de una distinción entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe. Para él, fundamentalmente, coincidían. Podía narrar con naturalidad los relatos evangélicos de la vida de Jesús. Con igual naturalidad podía transportarlos para su realidad, destacando el Jesús que  justific  just ificaa por po r gracia, gracia, mediante median te la fe. Además, si impusiéramos impusié ramos a Lutero Lut ero la distinción entre el Cristo de la fe y el Jesús histórico, él tendría preferencia  por la confesión confesi ón acerca de la la acción actual de Cristo, Cris to, en favor de las las personas. Lutero prefería el Evangelio de Juan, con los extensos discursos de Jesús, a los evangelios sinópticos, con sus muchos relatos de actos en la vida de Jesús. Luter Lu tero o sospecha y critica lo que él llama llama “ fe histór his tórica” ica” , esto es, es, aquella que se deleita y satisface con lo acontecido en el pasado y no experimenta la actualidad de la fe en Cristo. La narración histórica de la vida de Jesús por sí sola no es suficiente. suficien te. Sería la reminiscencia de algo algo pasado e ineficaz. Para mí, esa posición de Lutero tiene una razón contextual bien específica. Lutero sospecha que se haya dejado a Jesús en el pasado, para que la iglesia tomara su lugar. Intereses institucionales se sobreponían a la proclamación del Evangelio Evangelio.. En vez vez de ser portavoz inst i nstrum rumenta entall del mensaje mensaje de

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Salvación actual y gratuita de Cristo, la institución iglesia tomaba el lugar del propio Cristo, siendo administradora y dispensadora comercial de su gracia. Así, en el combate al tráfico de indulgencias, Lutero percibió como indispensable la libertad de Cristo y de sus dádivas del cautiverio administrativo de la iglesia institucional. Sus 95 tesis, de 1517, con que pasó a la historia como el Reformador, tienen estos dos ejes fundamentales: “que toda la vida de los creyentes fuera penitencia^’ (tesis 1); “que el perdón divino divino es concedido gratuita gra tuitame mente nte”” (tesis (tesi s 37) . Quiere Quiere decir que qu e Lutero rechaza el comercio de la Gracia de Cristo y, por eso, destaca la actualidad de Cristo y de la fe en él. Otro punto a destacar, desde luego, es que para Lutero la cristología es desarrollada a partir de la perspectiva de la Redención. Su cristología es fundamentalmente soteriológica. “Quién es o qué es Jesucristo, jamás es una cuestión teórica, sino sino siem siempr pree una cuestión práctica” 23. 3. Este aspecto tiene dos faces. Lutero no está tan interesado en quién es  Jesús, como en lo que Jesús hace  y proporciona: Para ser más preciso, Lutero está interesado en lo que Jesús es por aquello que él hace y proporciona. En su obra descubrimos su persona, y no viceversa. Es claro que en la fe confesamos que todo cuanto Jesús hace es porque él es lo que es: Dios y ser humano. Mas nuestro acceso vivencial y cognitivo a él se da por medio de sus obras.  Notem  No temos os qu e L utero ut ero pone po ne énfasis énfasis aq u í no en las las obras obra s pasadas, en la vida vida de Jesús, sino en las obras actuales, por las que justifica y renueva cada día a los que en él creen. Con esto ya estamos en la segunda faz: todo cuanto Jesús hace, lo hace en favor de mí, en favor de nosotros. La jerga teológica tradicional habla, en no bis  de la acción salvifica de Dios en expresiones latinas, de  pro m e o  pro nobis  pr o nobis  tiene en verdad un doble aspecto: en Jesús. Esa categoría de  pro nuestro lugar y a favor nuestro. Jesús toma nuestro lugar para que nosotros  podamo  pod amoss tener ten er el de él. Según Luter Lu tero, o, trátas trá tasee de un “inter “in tercam cambio bio maravilloso” : él, él, el el justo ju sto , se hace pecador; noso no sotro tros, s, los pecadores, somos so mos hechos  just  ju stos os.. El pecado de la humanida hum anidad d es arroja arr ojado do sobre él; su justic jus ticia ia nos es concedida a nosotros. El muere, nosotros vivimos. Resumo este tópico con la siguiente cita de Lutero: “Sin ninguna duda es verdad que Cristo es persona en el sentido más puro, pero en esto no hay controversia. Pero todavía no tienes a Cristo aunque sepas que él es Dios y

2

 _ Véase éase Obras de Martin Lutero I, p. 7 y 10. 3 Lennart Lenn art Pinomaa, Sieg des Glaubens, Göttingen, 1964, p. 90.

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ser humano; sólo lo tienes si tú crees que esa persona purísima e inocentísima te es dada por Dios como tu Sacerdote y Redentor, sí, como tu Servidor”4.

2.

El artículo artíc ulo cristológico cristol ógico y su concentrac conce ntración ión en la Cruz de Cristo Cristo

Pretendo mostrar los trazos fundamentales de la cristología de Lutero en su exposición del segund segundo o artícu ar tículo lo del “Credo “Credo Apostó A postólico” lico” , o sea, sea, el artículo cristológico. El texto del “Credo Apostólico” es marcadamente objetivo y descriptivo Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor, que fue concebido  por obra obra del Espíritu Espír itu Santo, San to, nació de la Virgen Virgen María, aría, padeció bajo bajo el poder de Pondo Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, des cendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos, subió a los cielos, y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopo deroso, desde donde vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos.

Son enumerados los datos objetivos de la historia de la Salvación en Cristo. Cristo. A excepción, excepción , relativa, relativa, del poses posesivo ivo “nuestro “nu estro (Señor) (S eñor)”” , cualquier interpretación explícita, actualización y referencia a la persona de quien confiesa la fe, son omitidas. Y exactamente estos son los énfasis en la explicación de Lutero. Haré referencia a la explicación en el Catecismo  Mayor,  pero cito cit o al principio prin cipio,, ínteg ín tegram ramen ente, te, la explicación expli cación del Catecismo  Menor , destacando su estructura: Creo que 1. Jesucristo, Jesucris to, verdadero verdadero Dios engendrado del Padre Padre en la eternidad,  y también tam bién verdadero verdadero hom h ombre bre nacido de la Virgen Mar María, ía, 2. es mi Señor, 2.1. que me ha redimido a mí, homb ho mbre re perdido y conden c ondenador  ador  2.2. y me ha rescata rescatado do y conquistado conquista do de todos todo s los pecados, pecados, de la muerte y de la potestad del Diablo, 2.3. no con oro o plata, plata, sino con su santa santa y preciosa sangre sangre y con su inocente pasión y muerte;y todo esto lo hizo 3. para para que y o fuese suyo 3.1. y viviese bajo él en su reino, 3.2. y ' le sirviese sirviese en justicia, just icia, inocencia y bienaventuranza bienavent uranza etern eternas, as, 4. asi as i como él resucitó de la muerte mue rte y vive vive y reina reina eternamente.  5.  Esto es con toda certeza la verdad  5. 4 Edición de Weimar Weimar 40 1, 1, 448, 448 , 17ss (En (En adelante, adelant e, Ediciones Edici ones de Weimar eimar figurará: WA). 5 Catecismo Menor, Menor, Obras bras de Martín Lutero, Lutero,  (Buenos Aires, La Aurora, 1971), p.21.

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Observemos. Primeramente, separemos la introducción (“creo que”) y la afirmación conclusiva (“Esto es con toda certeza la verdad”). Resta el contenido pro piament  piam entee dicho de la confesión confesi ón de fe en Cristo. Cri sto. Pasemos, seguidame segui damente, nte, a los miembros de la explicación. La primera afirmación (“Jesucristo, verdadero dero Dios. Dios. . . y . . . verda verdade dero ro hombre. . es la la prem premis isaa indis indiscut cutid ida. a. Lutero recapitula el adelanto dogmático de la iglesia antigua..La segunda afirmación (“es mi Señor”) es su tesis central. El señorío de Cristo es señalado como el fundamento fundamen to de todo; “ la suma suma entera de de este artículo artí culo”” 6. Sigu Siguen en desdoblamientos de esta tesis, caracterizados por la obra salvifica actualizada, primeramente la redención (“me ha redimido a mí”), luego caracterizada como liberación de los poderes opresivos del pecado, de la muerte y del poder del Catecismo o M ayor  todavía Diablo (el Catecism   todavía agre agrega ga la la expresión “toda desdicha”) 7,  poderes todos tod os que el mismo Catecismo Mayor   califica como “tiranos y carceleros” 8 . El El desdoblamiento desdoblam iento que sigue sigue indica el precio precio pagado por po r Jesús en su obra (“no con oro o plata, sino con su santa y preciosa sangre y con su inocente pasión y muerte”). Ya en esta parte Lutero había introducido, reiteradamente, la persona ”, “m e ha de quien confies confiesaa la fe: fe: “ mi Señor” Señor ” , “ me ha redimido redimido a m í ”, rescatado”. Quiere decir que Lutero abandona decididamente la manera objetiva del “Credo Apostólico” para aplicarlo directamente a quien confiesa la fe. La obra de Jesús es en favor de personas, hoy. Esa finalidad dé la obra de Jesús es reforzada en la tercera afirmación: “para que yo fuese suyo”. Trátase claramente del paralelo para “mi Señor”. Jesucristo es mi Señor, para que yo sea suyo. Pertenecer a Jesús implica un desdoblamiento iiimediato (“vivir bajo él en su reino” y servirle “en justicia, inocencia y  bienaventura  bienav enturanzas nzas eterna ete rnas” s” ). Trátase de los frutos fru tos de la obra liberado libe radora ra de Jesús. Finalmente, en la cuarta afirmación, Lutero retoma la premisa dogmática original, testificando la victoria de Cristo por la resurrección como  premisa que fundam fund ament entaa la nueva vida vida del creyen cre yente te ( “ así as í como él resucitó resu citó de la muerte y vive y reina eternamente”).

Catecismo Mayor Mayor.. Obras bras de Martín Martín Luter Lutero o  (Buenos Aires, La Aurora, 1971), 6 Catecismo V ,p.l ,p .l0 0 1 (en adelante CMa). a). 7 CMa, CMa, p. 102. 102. 8 Ib.

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Revisada la estructura general del texto del Catecismo Menor,  profundizaremos algunas observaciones: a.

La redención rede nción por po r el vaciamiento to tal de Jesús

Lutéro reproduce fielmente y en profundidad la línea descendente que podemos pode mos observar en el “Credo “C redo Apostólico” , tan de acuerdo con el famoso himno cristo lógico lógico de Filipenses Filipenses 2:5*11. 2 :5*11. Jesús viene del del Padre, nace de María, muere por muerte de Cruz, desciende al mundo de los muertos y se sofnete a todos los poderes adversos y malignos, para de esta manera, hacerse victorioso para un reinado eterno, por la resurrección. Esa es la marca de la “teología de la Cruz”, tan característica para Lutero. Es un vaciamiento total. El segundo artículo y la explicación de Lutero reproducen esa trayectoria. Ya cuando habla de la humanidad y vida de Jesús, Lutero se complace en destacar la fragilidad y dependencia de Jesús. En las predicaciones de  Navidad se refiere repetid rep etidam ament entee a los pañales de Jesús; Jesús ; él es realmente realm ente dependien depe ndiente. te. En su famosa explicación del “Magnificat” “Magnificat” , el cántico de María, no se cansa de poner énfasis en en que que Jesús nació de una pobre y humilde mujer del pueblo, de quien las bellas hijas de los poderosos jamás querrían tener; siquiera como doméstica. “No podemos arrastrar a Cristo más y más para adentro de la naturaleza y de la carne (condición humana),, él se vuelve siempre más consolador” 9. Oímos eso en una de las predicaciones de Lutero. Ese vaciamiento, al que se sometió Jesús, es exclusivamente en nuestro favor, pues él no tenía alguna necesidad de salir de su gloria en Dios. Lo hizo solamente por misericordia. Y lo hizo en un despojamiento total. En una un a inversión inversión completa de valores valores dominan dom inantes tes aun hoy, no compró el rescate ni con oro ni con con plata, pero dio efectivamente efectivamente todo lo que que podía dar: dar: su propia vid vida. a. Lutero Lutero retoma aqu í el tema bíblico de 1 Pedro Pedro l:18s l:1 8s . El inocente padece en lugar y en favor de los condenados. b.

Por la Cruz, victoria contra cont ra los podere pod eress tiránicos

El vaciamiento de Jesús se agudiza en su combate contra los poderes tiránicos. Es preciso observar toda la dramaticidad de este combate, tal como Lutero lo describe. Jesús se vacía entrando en la situación de cautiverio de la humanidad. Más aún: va hasta la profundidad del infierno para

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WA 10/1,1, 68,6s.

liberar a los encarcelados. Un combate de dimensiones históricas y cósmicas se abate sobre este uno: Jesús. Cristo se hace el supremo y único pecador, él que es la eterna e insuperable justicia. justicia. Todo el pecado del mundo mun do se abate, aba te, con toda ira y violencia, contra su justicia. Es literalmente una lucha de vida o muerte mu erte.. El pecado sé arroja contra contr a la la justicia, jus ticia, la maldición contra la bendición; bendició n; la muerte contra la vida. vida. Todo cae cae sobre este uno: Jesús. Jesús. Este se se tom a, según según Lutero, en “simultáneamente maldito y bendito, simultáneamente vivo y muerto, muerto , simultáneament simultáneamentee padeciente padeciente y jubilan jub ilante” te” 1? La cristoiogía de Lutero es, por tanto, eminentemente combativa. ¿Cuál es el resultado de la lucha?: Cristo es victorioso; Satanás y el mal caen vencidos. vencidos. El pecado pec ado es portent port entos oso, o, pero per o la justicia de Dios no puede ser excedida. La muerte es aterradora, mas la vida de Jesús es la “muerte de la muerte” muer te” . La maldición maldició n vuela vuela lentam len tamente ente sobre el mundo, mun do, pero la  bendici  ben dición ón de Dios es indest ind estruc ructib tible. le. Porqu Po rquee todo to do el mal y toda tod a la injusticia, injus ticia, toda maldición y muerte caen sobre uno, Jesús, cobrándole soledad, padecimiento, dolor y muerte, por esto Lutero puede declarar: “Todos aquellos tiranos y carceleros fueron ahuyentados y en su lugar vino Jesucristo, un Señor de vida y justicia, de todos los bienes y Salvación, y nos ha arrancado  pobres pobres y perdidos perdidos hombres hombres  de las las fauc fauces es del del infierno, infierno, nos ha conquisconquistado, nos ha liberado y devuelto a la clemencia y Gracia del Padre; nos ha  pues  pu esto to bajo su tute tu tela la y amparo, amp aro, como cosa suya, para gobern gob ernarn arnos os con co n su  justi  ju sticia cia,, su sabid s abiduría, uría, su p otes ot estad tad,, su vida y su bien b ienave aventu nturan ranza” za” V Esta es la victoria de la Cruz que todo transforma. Ya en 1512, cinco años antes de la fecha atribuida por la historia a la Reforma, Lutero decía: “Con Cristo presente, todo es superable” 112. * 0 12. c.

 Nueva  Nu eva vida vida,, marcada igualmente igualmen te po p o r la experiencia experien cia de d e ¡a Cruz

El vaciamiento de Jesús tiene como contrapartida una igual transformación en la situación del ser humano, aunque en sentido inverso: de la esclavitud para la libertad. El Catecismo Mayor   lo caracteriza así: Jesús es Señor y Redentor, “esto es, él nos ha conducido del Diablo a Dios, de la muerte mu erte a la vida, vida, del pecado a la justicia just icia y nos mantiene man tiene erl ello” 13. En términos del Catecismo Menor  “Hombre perdido y condenado” , cautivo, cautivo,

10 n

Ib. 3, 426, 34s. CMa, p.102.

13 WA 1, 16,29s. CMa, p.102.

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es liberado y transformado para servir a Cristo “en justicia, inocencia y  bienav  bie naventu enturanz ranzaa eterna ete rnas” s” . Observen bien: la teologí teol ogíaa de Luter Lu tero o ha estado  bajo sospecha, muchas vece vecess provoca pro vocada da por po r los mismos lutera lut eranos nos desvirtuando a Lutero, de que su doctrina de la justificación por la fe, por excluir las buenas obras en el hecho salvifico y atribuir todo a Dios, llevaría a la  pasividad  pasividad ética. ética . La inte i nterpr rpreta etació ción n de Luter Lu tero o del segundo artíc ar tículo ulo del “Credo Apostólico”, donde podríamos pensar que no le era necesario hablar de la ética del cristiano, contradice frontalmente la sospecha: todo lo que Jesús hace cuando libera del cautiverio, tiene una finalidad clara: el servicio en  justi  ju sticia cia,, inocenc inoc encia ia y bienavent biena venturan uranza. za. Lutero Lut ero dice: “ Cristo es nuestro nue stro abstracto; nosotros, sin embargo, somos su concreto” 14. El maravilloso trueque que hace hace de Cristo, el justo, jus to, el pecador, y de nosotros, pecadores, justos, just os, es una verdad vivencial, práctica. Debemos todavía, ahora, exponer un punto. En tanto la realidad del mundo y de la vida continúen marcados por el poder del mal y de la injusticia, aunque ya vencidos, en Cristo, la nueva vida de los rescatados por Cristo asumirá la misma forma de vida de él. Esto es, la marca provisoria de la nueva vida no es la gloria, sino una Cruz. Lutero abandona la figura medieval de la imitación de Cristo. Es imposible imitarlo, equipararse a él. Pero Lutero substituye la expresión “imitación de Cristo” por otra, ciertamente mucho muc ho más radical: radical: “ conformació confor mación n con Cristo” Crist o” . Observemos Observemos el término en latín: conformitas;  nada tiene que ver con conformismo o estancación. Es con-formitas, es decir, volverse conforme con Cristo. Sí,  por el interc int ercamb ambio io maravilloso entre en tre Cristo y quien quie n en él cree, éste llega llega a fundirse con Cristo, se engancha a él y es por Cristo conducido a la nueva vida. vida. O sea: sea: en tant ta nto o en la expresión expres ión “ imitación de Cristo” es sugerida sugerida una capacidad humana de repetirlo, la frase “conformación con Cristo” indica que aquél que cree es colocado por Dios en el camino de la nueva vida. Libre del cautiverio, libre del pecado, de la muerte y de la maldición, la nueva vida se expresa en conformidad con la Cruz de Cristo, en el mismo movimiento descendente del amor de Dios hasta las profundidades del mal y del sufrimiento, en el acto misericordioso de despojarse, en la misma disposición de cargar las cargas ajenas, en la misma soledad solidaria. Sufrir, de acuerdo a Lutero, es el atavío real (de rey) del cristiano. Ahora y aquí: conformidad en la Cruz; en la consumación, conformidad en la gloria.

14

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WA4, 173,21s.

Ill CONCLUSION

Debemos ahora preguntarnos por el saldo que nos queda de esa cristolo KDi de Lutero, Lu tero, a noso n osotro tross que vivimos vivimos el dramá dra mátic tico o presente presen te históric his tórico o luí luí inoamerica inoam ericano. no.

I

El redescubrimient redescubr imiento o del valor del Jesús histór histórico ico

 No encontra enc ontrarem remos os en Lutero Lut ero un apoyo formal forma l para nuestr nue stro o redescu hr¡miento del valor del Jesús histórico, para la práctica de la liberación. Principalmente porque para él no estaba todavía desarrollada la distinción entre el Jesús histórico y el Cristo de la fe. En el nivel literal encontraríamos hasta algo que llamaríamos “tendencias espiritualizantes” cuando Lutero critica la llamada “fe histórica”. Encontramos, sin embargo, un contexto histórico específico para esa posición de Lutero, o sea, un redescubrimiento de la libertad y Gracia de Dios, confrontando una usurpación mercantilizada de los medios de Gracia. Sus afirmaciones no podrán ser repetidas, cuando en nuevas situaciones históricas la iglesia no se expresa como una estructura de dominación, sino que se dispone a ser instrumento de liberación.

2.

Una cristología en perspectiva soterioiógica

Entender la cristología en la perspectiva de la soteriología es importante. para que ella no sea desvirtuada en ideología legitimadora, como  podemos observar en la imagen de Cristo como monarc mon arcaa celestial. Si man m ante tenemos como puerta de entrada para la persona de Cristo su obra, la imagen del rey  del monarca celestial celestial — tendrá que ser medida medida por lo lo que ese ese rey rey  peculiar, Cristo, hace. El señorí señ orío o de Cristo es actu ac tuan ante te y recorre el camino del vaciamiento de sí mismo, de la Cruz. En ese contexto de la teología de la Cruz, del vaciamiento de Jesús, es donde debe ser intercalado nuestro rcdcscubrimiento del valor del Jesús histórico, en su identificación solidaria activa con los pobres y oprimidos.

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3.

Una Una cristología cris tología combativa combativa

Vimos que la cristología cristolog ía de Lutero Lute ro es dinámica y combativa comb ativa,, jamás estática y acomodada. Observamos este aspecto justamente cuando la teología se concentra en la Cruz, punto de confluencia del combate de dimensiones históricas y universales, entre el mal y la justicia, la maldición y la bendición, la muerte y la vida. Nada de resignación derrotista, mas sí de padecimiento solidario y victorioso. El Jesús muerto de la veneración  popular  pop ular latinoam latin oameric ericana ana puede ser expresión expr esión de padecim pad ecimiento iento resignado resignado e impotente (y también, en esa caracterización, ser un elemento de sobrevivencia en la opresión), pero el Cristo crucificado, interpretado por Lutero, es un combatiente del amor divino. Su Cruz no es derrota, sino la culminación victoriosa de un combate total: por eso, Christus victor , Cristo victorioso.

4.

La Cruz de Cristo y nuestra conformación con ella

La sospecha de que el acentuar la acción de Dios pudiera paralizar al ser humano en su acción es inconsistente por todo lo que Lutero halló y  proclamó.  procla mó. Cuant Cu anto o más concen con centrac tración ión en la acción reden red entor toraa de Dios, Dios, tanto más acción liberadora de los que creen en Cristo. Es verdad que estamos libres de la necesidad de imitar a Cristo, porque su obra es fundamental, irrepetible y completa. Pero por eso mismo somos libres para nuevas acciones liberadoras, en conformidad con la Cruz de Cristo, y de acuerdo con lo que nuestra fantasía y discernimiento nos indicaren que son obras de amor. am or. En suma: vinculados y amalgamados a Cristo, Cristo , por po r su su obra redentora, somos su conformación liberadora, en experiencia de Cruz y combate al mal.

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DIALOGOS

(Arturo Blatezky:) Estimado Walte Walter, r, quisiera comenzar come nzar agradeciéndo agrade ciéndote te en nombre de todos los que estamos reunidos hoy aquí. Agradecerte por algo que se desprende de tu presentación y que es sumamente importante para nuestras iglesias de la Cuenca del Plata. Tu presentación nos permite relacionarnos no con alguien que desde una apriorística y presupuesta identidad confesional luterana interpreta en forma dogmáticamente correcta la obra »le Cristo, sino, a la inversa, con alguien identificado con Cristo, “conformado con él”, como tú lo llamas, que nos ayuda a entender mejor la obra «le Cutero. Y, por n uestra ues tra parte, a enco en contr ntrar ar pistas de “confor “co nformac mación ión con (‘fisto” como evangélicos que somos. Entiendo que detrás de esta postura, hin nueva como importante para todos los teólogos en América Latina ya neun católicos o evangélic evangélicos, os, hay justa ju stam m ente en te una experiencia históric his tóricaa de conformación tuya y de tu iglesia con ese Cristo conformado hoy en el  pueblo  pueb lo sufriente sufrie nte de nue n uestr stros os países. Leo sobre Brasil en un diario de hoy a la mañana y empiezo a entender. 1.41 noticia dice: “ Decenas de miles de person per sonas as se congregaron congreg aron ho y —p or a y e r en la plaza principal princ ipal de San San Pablo Pablo para par a asistir a una misa especial convocada por altos dignatarios eclesiásticos en protesta por la política económica económ ica del gobierno. Una multitu mult itud d de alreded alre dedor or de 50 mil personas, persona s, por po r «obre la cual se veían enarbolados numerosos carteles, apoyó con exclamaciones los pedidos hechos por los obispos de la ciudad por más empleos y •Hilarios más dignos. La Iglesia Católica del Brasil, que tiene un amplio sector  progresista, ha expresado expres ado reiter rei terad adam amen ente te su preoc pr eocupa upació ción n p or el desemple dese mpleo, o,  pero fuentes fue ntes eclesiásticas dyero dy eron n que la misa pacíf pa cífica ica de hoy h oy fue el may m ayor or y más abierto acto de protesta organizado por la jerarquía desde el golpe mili lar de de 1964. 1964. El gobierno está empeñado empeñ ado actua ac tualm lmen ente te en que el Congreso Congreso «pruebe una ley salarial que limitaría los aumentos de sueldos al 80% del índice oficial de inflación. Los ministros dicen que la medida es necesaria  para que el país logre un acuerdo acu erdo con el Fond Fo ndo o Monetario Mon etario Intern Inte rnaci acion onal, al, líl Cardenal de Sao Paulo afirma que los de afuera quieren aconsejamos,  pero que primero prim ero dejen de explo ex plotar tar al Brasil Brasil con sus altos inter in terese eses” s” 15. Y ahora me permito hacerte las siguientes preguntas. ¿Podrías compartir con nosotros el significado eclesiológico, sin duda muy grande, de esa conformación de la Iglesia Evangélica de Confesión Luterana en el Brasil con el Cristo vaciado vaciado en el pueblo pueb lo brasileño? ¡Ojal ¡Ojaláá sea sea el redescubr redes cubrimien imiento, to, hm importante, importa nte, del Jesús histórico para América Latina! ¿Podrías compartir  comp artir 

15 Clarín, Clar ín, Buenos Buenos Aires ( 2 6.IX. .IX. 1983).

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con nosotros aquellos hechos o marcas de su actuación, marcas paradigmáticas de la vida de Jesús, que consideres decisivas para nuestra conformación con él? Consecuentemente con lo que te fuera pedido, presentar una perspectiva latinoamericana de Lutero, ya que tu exposición se centra en el significado de la Cruz. ¿Nos podrías ayudar dándonos algunas pistas para una relectura de la resurrección de Cristo en y para América Latina hoy? Esta es la premisa dogmática del segundo artículo. Por último, un pedido que considero un poco osado. Al final de tu Conferencia afirmas que “somos libres para realizar en conformidad con la Cruz de Cristo aquellas acciones liberadoras que nuestra fantasía y nuestro discernimiento discernimien to nos n os indican como obras de amor” amo r” . ¿Quisi ¿Quisieras eras compartir compa rtir con con nosotros cuáles consideras que podrían ser las acciones, la estrategia liberadora o las concretas obras de amor a las que, según tu fantasía y tu discernimiento, están llamados hoy los cristianos del Cono Sur de América como  parte  par te realm re almente ente confo con forma rmada, da, cuando cua ndo lo seamos, a nues nu estro tro pueblo? Un  pueblo  pueb lo que en los último últ imoss días protago pro tagonizó nizó cuatr cu atro o de las movilizaciones más importantes y más esperanzadoras en lo que va de esta década negra de muerte y de destrucción: en Santiago de Chile, en Buenos Aires, en Montevideo y ayer en San Pablo. (Mario Yutzis:)   Yo he tenido la impresión de que, en la exposición del

Dr. Altmann, él nos está haciendo una propuesta. De alguna manera Arturo Blatezky se ha referido refe rido a ella ella pero me parece que qu e vale vale la la pena repetirla. repetir la. Y antes de mencionarla quiero señalar que en la metodología seguida por el Dr. Altmann esta propuesta se inscribe en una parábola que de algún modo vuelve a su punto de partida, precisamente porque es una parábola. Esta  propue  pro puesta sta está centrad cen tradaa en lo que él caracteriza carac teriza como el instru ins trume mento nto más adecuado, el instrumento fundamental, para la “recuperación revolucionaria”. El utiliza utiliz a estas palabras, del pensamiento pensam iento y de la obra ob ra de Lutero. Y este instrumento que buscaría recuperar las potencialidades revolucionarias de la obra de Lutero Luter o se inscribe inscribe precisame pre cisamente nte en el re descubrimien descu brimiento to del del Jesús Jesús histórico. Yo pienso que toda la parábola descripta por el prof. Altmann  parte  par te de la siguiente presup pre suposic osición ión primaria: que el Cristo del dogma o el Cristo de la fe no er distinto del Jesús histórico. Y es por eso que en su  primera part pa rte' e' esboza un breve diseño diseñ o de lo que tiene que ver con algunos enunciados cristológicos y sobre todo con lo que para América Latina es importante y ha sido importante en los últimos años a través, precisamente, de esta relectura del Jesús histórico. Me parece que él esboza esto bajo las formas de algunas tesis que Yale la pena mencionar porque, además de ayudamos en la memoria de este trazado, nos permiten redescubrirlas nuevamente.

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I n primera tesis es que no hay disociación entre el dogma cristológico V *»l Jem JemiNhistó iNhistórico rico.. La segunda segund a tesis es que qu e precis pre cisam amen ente te el Jesús Jesú s hist hi stór óric ico o dlhf «ic i recuperado en las imágenes que lo recorre rec orren. n. La tercera terc era tesis que  pinta «Ir cn Io  enunciado fundamental en el pensamiento de Lutero, es que i linio CN un Cristo para nosotros nosot ros.. Es decir, no hay un Cristo simplement simple mentee nhJHlvo de la fe sino que sólo conocemos a Cristo cuando reconocérnoslo que hi hit hecho por nosotros. Es efectivame efectivamente nte un elemen e lemento to fundam fund amenta entall en nob is se »•(o, don!uear don!uear el Cristo Cris to  pro nobis. La cuarta cuar ta tesis es que el  pro nobis *ni Ir mío, y esta tesis es cen c entra trall en el diseño diseñ o de Alt Altma mann nn,, a favor fav or de las hoy. Tesis que liga inmediatamente a una concepción cristológica »♦•Im !

iglesia

egoísmo

( palabra y sacramentos) igualdad 

discriminación

resurrección

muerte

etc.

co m u n i ó n y

instrum ento de

liberación

dominación

3.

e tc.

estado (poder coercitivo, espada y razón) defensa de

instrumento de

los oprimidos

los opresores

 bien común

intereses intereses dominantes do minantes

sociedad 

sociedad 

 participa  parti cipativa tiva

dividida

e igualitaria

y discriminatoria

 Rein  Re ino o d e Dios

-*

Nuevo Nu evo Cielo y Nueva Nu eva Tierra Tierra 103 103

Observemos, primeramente, el “marco” del cuadro precedente; esto es, las líneas superior e inferior, tanto como las columnas de la derecha y de la izquierda. izquierda. La situación situ ación en que se encuen enc uentran tran la creación y la humanidad huma nidad,, de de de modo alguno está caracterizada por la neutralidad. Al contrario, la creación es territorio disputado, la humanidad vive en situación de conflicto. La disppta en proceso es entre Dios y los ídolos (en lenguaje tradicional: el Diablo). No se trata de un maniqueísmo dualista, pues el resultado de la disputa no está en juego. Dios es superior a los ídolos y victorioso sobre ellos. El resultado final será el Reino de Dios, el nuevo cielo y la nueva tierra. Entretanto, no por eso, la criatura y la humanidad dejan de ser, todavía, objeto de la lucha. Hay una infinidad de términos que podrían caracterizar lo que está en juego. Hicimos una selección de estos posibles términos en las columnas laterales. Dios propugna la justicia contra la injusticia, la verdad contra la mentira, la liberación contra la dominación, y otras antípodas que aparecen en el cuadro. El resultado final ya no es incierto,  pues se hizo real en la muerte mu erte y resurrecci resu rrección ón de Cristo, Cris to, en quien Jos Jos ídolos íd olos (el Diablo) están sometidos. Con todo, este combate no se libra de modo ahistórico o sin la partici pación Humana. Humana. Justa Ju stame mente nte la histori his toriaa es el campo de batal b atalla la de esta lucha, lu cha, en la que la humanidad y la creación están, inevitablemente, involucradas. Además, ellas son objetos disputados. No son asistentes, sino protagonistas. Pueden ser instrumentos de opresión o de liberación. La fe centrada en Jesucristo muerto, mas resucitado, da la certeza de la victoria, aunque en el momento ella se dé “contra la apariencia” (Lutero). Contra la apariencia del éxito de la injusticia, de la desesperanza, de la opresión y de la muerte, la fe se apoya en la realidad y en las promesas divinas, confiando en la supremacía de la justicia, de la esperanza, de la liberación y de la vida. Esta es la situación conflictiva que traté de esbozar en las columnas centrales del cuadro. Tanto la historia, como el ser humano y las instituciones ocupan el palco del conflicto entre la justicia y la injusticia, caracterizadas en el esquema corno “nueva” y “vieja” realidad. Toda la realidad presente está atravesada por lo “ nuevo” y por lo “ viejo” . Cuando se evalú evalúaa al ser ser humano, hum ano, a la igle iglesia sia y al estado, estad o, se debería debe ría siempre hacer esta pregu pr egunta: nta: ¿a quién quié n están sirviendo, a la “vieja” o a la “nueva” realidad? Observemos que “vieja” y “nueva” aquí son caracterizaciones de cualidad, y no cronológicas. “Viejo” es todo aquello que, a la luz de la victoria de Dios, está signado a  pasar, aunque aun que todavía todav ía está muy activo y apar ap aren entem tem ente en te prevaleciente. prevaleci ente. “Nuevo” es todo aquello que, a la luz del Reino de Dios, está destinado a vencer, aunque en el presente, todavía su presencia sea muy débil. 104



Frecuentemente, la línea divisoria entre lo “viejo” y lo “nuevo” cruza toda la realidad, al propio ser humano, a la iglesia y al estado. Así lo indicamos en el gráfico con la línea punteada. En la medida en que el Reino ‘ todavía toda vía es aguardado aguardado en su plenitud, ninguno, ninguno, ni ni ninguna ninguna institución institució n —inclusiv sive la igle iglesia sia  puede alegar estar caracterizada caracte rizada totalm ente ent e por po r lo “ nuevo” . Por otro lado, no obstante, nadie necesita resignarse delante de lo “viejo”,  porq  po rque ue a parti pa rtirr de Cristo el Reino Re ino ya es una realidad reali dad presente pres ente,, a pesar que el ya vencido sigue atacándolo. A cada paso se experimenta la angustia de la vieja realidad, pero también se ven las señales de la “nueva”. En todas las  parte  pa rtess se puede p ueden n reflejar refleja r las realidades realidad es “viejas” y “ nuevas” conco con comi mita tant ntes es y antagónicas. La relación entre la iglesia y el estado, que observábamos, es  por  po r demás estrecha, estre cha, a no ser que sea colocad colo cadaa dent de ntro ro del ámbit ám bito o mayo ma yorr de la voluntad de Dios y de la realidad antagónica. Lo que interesa, por tanto, no es la relación iglesia*estado en sí, sino cómo se defiende la causa de la  justi  ju sticia cia.. En cuanto cua nto a las personas pers onas e instit ins tituci ucione ones, s, siempre habrá hab rá que ver hasta dónde reflejan la “nueva” o la “vieja” realidad, hasta dónde favorecen la justic ia o protejen la injust injusticia. icia. Dentro de este esbozo podemos imaginar las más diversas variantes. Puede ser que tengamos una situación tan opresiva y adulterada, que tanto el estado como la iglesia se encuentren del lado de la “vieja” realidad. Que se encuentren en “santa” alianza como instrumentos de dominación. Podríase, en segundo lugar, suponer una situación inversa, en que tanto la iglesia fuese, fundamentalmente, instrumento de comunión y liberación, como que el estado asumiese la defensa de los oprimidos y la promoción de una sociedad participativa e igualitaria. Como todavía nos encontramos en el camino al Reino de Dios consumado, esta posibilidad no se dará de modo “puro”, sino solamente en forma aproximativa, necesitando una permanente vigilancia crítica para ambas instituciones. En tercer lugar, podemos imaginar un estado pervertido, instrumento de dominación, y una iglesia verdaderamente sierva de Cristo que, por lo tanto, se colocará en resistencia crítica hacia el estado. Pero también podemos imaginar lo inverso, que la iglesia  perseverara en ser defensor defe nsoraa de “viejas” realidades reali dades,, agonizara por po r su preserpre servación institucional, se instalara en privilegios, en tanto que el estado fuese instrumento de una voluntad popular que buscara la transformación y construcción trucc ión de una sociedad sociedad justa. jus ta. Caso Casoss puros, sabemos, sabemos, difícilmente se darán. En la mayoría de las veces habrá un juego complicado que sobrepasa a las  personas,  personas , a la iglesia, iglesia, al estado est ado y a todas tod as las instit ins tituci ucione ones. s. Lo impo im porta rtant ntee será descubrirse, siempre, dentro del cuadro del combate de Dios a los ídolos, en dirección a su Reino.

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3.  La crítica crít ica al poder pod er secu lar  lar  Aunque ha sido muy difundida la imagen de un Lutero sometido a las autoridades políticas, en particular a los príncipes, se pueden encontrar innumerables críticas acerbas que Lutero les hiciera. Deseo ejemplificarlas en una interpretación de Lutero al Salmo 82, de 1530, un texto que, significativamente, no encontré en ninguna de las ediciones populares, a mi disposición, en español, inglés o alemán. (Utilizo la edición de Erwin Mühlhaupt)2. Se trata, según Lutero, de un salmo político. El primer versículo describe a Dios Dios “de pie” , esto es, para juicio, juic io, en medio medio de una congregación, congregación,  para enjuiciar a los “ dioses” , o sea, sea, las autorida auto ridades des políti po líticas cas,, los príncipes prínc ipes.. El juicio juic io de éstos és tos se da en la congregación  l a iglesi iglesiaa es el vehículo vehí culo para el el  juicio  juici o de la Palabra de Dios sobre las autorida auto ridades des polític pol íticas. as. En la intro in trodu duccción, Lutero expone cómo los príncipes, después de haber sido liberados,  por la ^proclamación ^proclamación reformad refo rmadora ora del Evangelio, Evangelio, de La tutela tut ela del papado, papad o, quieren ahora librarse del propio Evangelio, para dominar y colocarse hasta encima, del propio Dios. Pretenden cerrar la boca de los predicadores que los critican, acusándol acus ándolos os de “subversivos y agitadores” agitador es” . Pero el Evang Evangelio elio es subversivo, y es parte del oficio del predicador, acusar al mal. Los versículos 2 a 4 Lutero los entiende como una descripción del oficio político. Cada príncipe debería tenerlos escritos “en su habitación, en su cama, en su escritorio, y también tamb ién en sus sus vestimentas” vestimen tas” . Tres son las tareas que Lutero distingue: prime pri meram rament ente, e, garantizar garan tizar la libre predicación predica ción del Evangelio Evangelio  precisamente, esa predicación crítica crític a y profética; en segundo segundo lugar, lugar, defender el derecho y la justicia para con el débil y el desamparado; finalmente, garantizar orden, paz y protección a los necesitados. La secuencia de las tareas no es casual. La libre predicación va en primer lugar, para que, a través de su crítica, el poder político sea permanentemente limitado y contrarrestado en su pretensión de absolutismo y recordado de sus deberes. En segundo lugar, viene viene el establec esta blecimie imiento nto del derecho derech o y de la justicia jus ticia,, como premisa para poder cumplir la tarea de mantener el orden, la paz y la  protec  pro tecció ción. n. Y todas toda s las las tareas, según el salmo, no están est án al servic servicio io de los intereses dominantes, sino siempre en la perspectiva del débil, del desamparado, del necesitado, del justo perseguido, del oprimido. Según Lutero, los príncipes transgredieron gravemente sus atribuciones, librándose del Evangelio, colocándose por encima de Dios, haciendo una  D. Martin rtin Luthers Luthers Psa Psalme lmen-Au -Ausleg slegu ung, II II,,  Göttingen, 1962, pp. 466485. 2  D.

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 polí  po líti tica ca en provecho provech o propio pro pio y oprimi opri miendo endo al pueblo pue blo.. Por esto es indispe indi spennsable que los predicadores predicad ores sean la voz del juici ju icio o de Dios. Dios. A h í Lutero Lut ero pasa a criticar las diversas clases de predicadores que esquivan el cumplimiento de esta misión. Distingue, entre estos, tres tipos. Primeramente, los infieles y haraganes, que por comodidad y temor a represalias, prefieren “borrarse". En segundo lugar, están los aduladores que, por interés y conveniencia, apoyan las arbitrariedades políticas. Por último, están los chismosos, que son los que prefieren hacer la crítica por detrás, o manera de susurro, y que les falta el coraje de hacerlas en el culto, cul to, frente fren te al público. públi co. A todos tod os estos Lutero Lute ro contrapone el predicador verdadero, que no esquiva la tarea de criticar las injusticias y opresiones, no tiene intereses propios para defender y no se deja amedrentar por el miedo a las consecuencias personales, a la persecución que  pueda  pued a sufrir. Cito: “Observen lo que resulta resu lta de este primer versículo vers ículo:: no es subversivo criticar a la autoridad cuando ocurre en la forma descrita antes, esto es, libre, pública y honestamente en el ministerio ordenado y a través de la Palabra de Dios. Al contrario, es una rara virtud, loable y noble; un servicio a Dios especialmente grande, como el Salmo aquí lo comprueba". Ciertamente, es imposible legitimar, con Lutero, la autonomía total de lo político y la omisión política de la iglesia, restringiéndose al así llamado ámbito espiritual.

III. Conclusión onclusión:: el reinado reinado liberador liberador de Dios Dios en la igles iglesia ia y en la polít polític icaa latinoamericanas

Concluimos Concluim os que aquella visión visión dualista de la así as í llamada “doc “ doctrin trinaa de los dos Reinos", que separa Evangelio y política, iglesia y estado, no puede, legítimamente, ser atribuida a Lutero. Este hace una distinción relativa de las competencias, cuya relevancia ya vimos cuando nos ocupamos de la relación de las Comunidades Eclesiales de Base con la actuación política concreta e histórica. Haber roto con la tutela de lo eclesiástico sobre lo político fue, sin duda, una contribución histórica liberadora de Lutero. Similar resistencia es preciso oponer a toda y cualquier pretensión o sistema de autonomía absoluta de lo político. Y, de hecho, la situación de los estados modernos se asemeja de algún modo a la tutela eclesiástica sobre lo político, pero, evidentemente, es mucho más análoga a la situación descrita por Lutero al exponer el Salmo 82: la autonomía y la secularización del estado. Consecuentemente, las amonestaciones de Lutero a la obediencia debida a las autoridades seculares pierden actualidad y relevancia y, en cambio, ganan los llamados a la crítica y a la resistencia a la injusticia y opresión.

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¿Podemos concre con cretar tar este hallazgo hallazgo aplicándolo al mome mo mento nto histórico que vivimos en América Latina, en particular en los países del Cono Sur? Primeramente, nuestros gobiernos se ven confrontados no sólo con la voz crítica de las iglesias (cuando éstas ejercen su oficio profético), sino también, concretamente, con la fuerza de la organización popular. A pesar de que consigan capitalizar para sí algún segmento, cada vez más minoritario, de la sociedad, tienen que efectivizar, ai mismo tiempo, una creciente movilización movilización reivindicatoría y demostrativa entre los obreros, obrero s, los campesinos, los funcionarios públicos, etc. En segundo lugar, las iglesias tienen la oportunidad de percibir de una manera nueva, su proximidad al pueblo, o su tarea histórica junto a él. Ya no precisa ser la voz de los que no tienen voz, como le incumbía durante los  perío  per íodo doss de la más dura du ra represión repre sión y del cautiverio. La pregun pre gunta ta que se les  presenta  pres enta a las iglesia iglesiass ahora, ahora , es: es: ¿sabrán ¿sab rán conformars confo rmarsee en ser una un a voz auxiliar del pueblo que está aprendiendo a hablar su propio lenguaje? O no precisan ser una voz de los que no tienen voz, sino que tienen la oportunidad de recocijarse con el habla del propio pueblo, y hacerle eco. Consecuentem ente, ent e, las igle iglesi siaas^ han dejado comple com pletam tament entee de ser el  espacio para la organización del pueblo, que en algunos de nuestros países lo fueron en la noche noc he de la represión. repres ión. ¿Se ¿Se alegrarán en ser ser apenas  un apoyo para aquellas formas de organización que el pueblo va ensayando en movimientos populares, sindicatos sindicatos,, partidos políticos, etc.? etc.? ¿O serán serán víctimas del del tem or de ent regar el control de las organizaciones populares? Sé que el aspecto de la instru mentalización de las iglesias puede ser un problema real y que les cabe el derecho, como a cualquier otro grupo organizado, de la crítica de la vigilancia. Entr E ntreta eta nto , la la marca de la la iglesia iglesia verdadera no es la cautela, caute la, sino el coraje, no es el replegarse dentro de los propios muros, sino el ímpetu misionero, no son las componendas con los poderes dominantes, sino la solidaridad con los oprimidos. Por esto, será motivo de gratitud y alegría si los cristianos y las iglesias pudiesen ser simplemente una voz auxiliar, en lugar de una voz en nombre de los otros, pudiesen ser un canal de apoyo a la organización del pueblo en vez de organizarse sustituyendo al mismo pueblo. En tercer lugar, las iglesias mucho menos podrían pretender comandar al pueblo, pueblo, y  p o r consig uien te en el futuro, sie siendo ndo propicio propicio el el momento, dominar al propio estado. Rechazo, por esto, aquellas ideas que recrudecen en el catolicismo oficial, que las iglesias deberían patrocinar un modelo íntegramente propio, un modelo político, social y económico, de inspiración  y quien sabe sabe de de autoría exc e xclus lusiva iva  de los cristianos cristianos y de la las igle iglesi sias as.. Esto me suena a nostalgia del poder de la iglesia. La opción fundamental no

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se coloca entre la iglesia y el estado, sino entre la justicia y la injusticia, la verdad y la mentira, la libertad y la opresión, la vida y la muerte. El Evangelio impone esa opción tanto a la iglesia como al estado. Luego, no se trata de defender al estado de la intromisión de la iglesia, ni tampoco a la iglesia del control del estado. Trátase de luchar concretamente en favor de la justicia y del derecho, de la democracia y de la participación popular, tanto en lo que qu e concierne al estado es tado,, como com o lo que hace a las las propias propia s igle iglesi sias as.. Llegamos a nuestra conclusión final. Para la actuación concreta de los cristianos, quedan descartadas, de antemano, las formas de adaptación a la estructura y sistema políticosocialeconómico vigentes, ya sea en las variantes dualistas de separación o por los modelos de coordinación y alianza. Solamente una postura dialéctica, de diferenciación y participación crítica les es permitido por su fe. La actuación concreta, dentro de esa dialéctica, todavía estará sometida a variaciones de acuerdo a la situación histórica vivida. Para muchos cristianos, sólo una participación críticoconstructiva les sería permitida en cualquier situación. Trátase de una visión ahistórica. Será legítima en situaciones como la de la actual Nicaragua, pero no servirá donde el sistema vigente estuviese viciado, irremediablemente, por la injusticia y la opresión. En una segunda alternativa se tiene que considerar a la resisten resistencia cia críticopasiva como adecuada, cuando la lucha por la la transformatransform ación activa es cohibida por la violencia represora. Mantener la conciencia crítica a través del cautiverio es tarea de extraordinaria importancia. Finalmente, me nte, en tiempos en que se dan —o son conq co nquis uistad tados— os— espacio espacioss para la  partici  part icipac pación ión transf tra nsform ormado adora ra directa dire cta,, la opció op ción n impues imp uesta ta a la conciencia cristiana es la de transformación críticoactiva. (Esta tipología la adopté de U. Duchrow)3. Este tipo de acción se impone cuando se dan dos condiciones: a) el reconocimiento de un sistema fundamentalmente injusto, que es caracterizado por estructuras de opresión social; b) posibilidades concretas de acción, dadas por el proceso histórico y el momento coyuntural. Ambas condiciones, condiciones, me parece, están presentes en la la situación actual de nuestros países. Restaría, todavía, prestar atención al vehículo concreto de acción, en el momento que atravesamos. Este vehículo concreto no es otro que las organizaciones populares, como los movimientos vecinales, los sindicatos, los partidos populares. Concluyo, por tanto: tan to: el apoyo a las las organizaci organizaciones ones populares y la participación de los cristianos en ellas, certificando la transformación del sistema opresor vigente, es la misión que el Evangelio impone a los cristianos y a las iglesias, en el campo político de nuestros países, en el día de hoy. 3 U. Duchrow Duchrow,, op. cit., pp. 28529 285 292. 2.

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DIALOGOS

Otra vez vez Walter Walter Altmann nos ha ofrecido un aporte valioso al tema por medio de una excelente conferencia. Su tema hoy era el de los dos reinos. Y la forma de su presentación, la conferencia en sí, refleja algo de sus ideas sobre los dos reinos. Podemos encontrar en ella una unidad de lo político y la teología; un compromiso político y una  profun  pro fundida didad d teológica, sin identificac ident ificaciones iones,, sin separaciones, separacione s, una un a unidad con distinciones. Y los dos al servicio de lo nuevo. Debemos prestar atención a su desafío, su llamado a la participación crítica en la política en una situación de opresión. Debemos Debemos aprehender apreh ender y estudiar su reflexión teológica, teológica, su visión amplia de la teología, su relación con la política y su importancia  para hoy en día. día . Puedo destacar especialmente especial mente su enfoqu enf oquee sobre la distordisto rsión de los dos reinos en cuanto a una interpretación de separación y dualismo, de una autonomía absoluta, de una ética de obediencia. Tal vez la cosa más apropiada para mí sería simplemente destacar los  punt  pu ntos os buenos bueno s y principales de su ponencia. ponenc ia. Encue En cuentr ntro o que su modo mod o de entender la política y la iglesia, la relación entre ambas, es muy interesante y atractivo. Walter ha escuchado y contestado ya muchas preguntas y como yo también tengo algunas, quisiera que también me las conteste. En relación al tema de hoy, tengo una pregunta teológica teológica y otra política. Alguien ha hablado del laberinto de los dos reinos. De algún modo, estoy en ese laberinto. Y como cuando estoy en un laberinto generalmente me pierdo, entonces quiero pedir la ayuda de Walter para encontrar la salida. Entiendo que ha hecho básicamente dos distinciones. Una es casi un dualismo. El conflicto entre el Reino de Dios y el reino del diablo. Que no es, sin embargo, un dualismo absoluto porque tenemos la victoria de la Cruz, la  promesa del reino. rein o. Pero en su interp int erpret retaci ación ón,, es una distinció dist inción n básica básica ese ese conflicto de lo nuevo contra lo viejo, la lucha de Dios contra el mal. Y así encuentra que la iglesia y la política, el estado, deben estar al servicio de lo nuevo. También hace una segunda distinción. Es la distinción de competencias entre la iglesia y el estado, entre la iglesia y la política. Entiendo que la raíz teológica de esta última distinción es precisamente otra distinción: la que se hace entre creación y salvación, o entre creación y redención. Es decir que el compromiso de Dios para con su creación y la humanidad se encuentra en dos formas, en dos manos, como creador y como redentor. Y que la creación y la redención son acciones de Dios actualmente presentes. Mi pregunta tiene que ver entonces con la fuhción y la importancia de esta distinción teológica entre creación y redención, aceptando la lucha del Reino de Dios en la historia. ¿Cómo se entiende enti ende la creación en relación con esta lucha l ucha con c ontra tra el mal? ¿Es ¿Es la creación simplemen simp lemente te el escenario (Juan Stumme:)

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 para la lucha o debemos debem os entend ent ender er la acción de Dios Dios como creador crea dor como formando parte de la acción de Dios contra lo viejo y a favor de lo nuevo? Otra pregunta que guarda relación con esto es la distinción entre Evangelio e ideologías políticas. Walter nos ha hablado de la distinción entre iglesia y estado. Un planteo parecido se puede hacer respecto de la relación entre Evangelio e ideologías políticas. Las ideologías políticas de nuestro mundo son seculares y también tienden a ofrecer la salvación, la salvación secular, la salvación en la historia. Entonces, ¿cuál es la relación del Evangelio con estas ideologías políticas? Una función que ha tenido la doctrina de los dos reinos en la historia ha sido la función crítica, de protesta contra la autored auto redenc ención ión del ser humano hum ano a través través de de la la políti pol ítica ca.. ¿Hay ¿Hay algo algo en esta línea que sea importante para nosotros hoy o nó? Otra manera de plantear la misma pregunta es preguntar por la relación entre el Evangelio como  promesa y una posición políti pol ítica ca,, una ideología ideol ogía política polí tica,, un movimien movi miento to  polí  po lític tico o que contiene conti ene tambié tam bién n una promesa para el futuro fut uro.. Estamos Esta mos en Argentina, en el año 1983, en plena época époc a de elcciones y escuchamos escuch amos las  promesas de Alfonsin, Alfons in, Luder, Alende y otros. otro s. ¿Cómo debemos debem os enten en tende derr la relación de este tipo de promesas de carácter político y la promesa del Evangelio? Por otra parte, has rechazado la autonomía absoluta de la  políti  pol ítica. ca. En esto creo que tienes razón. Me pregunto preg unto:: ¿cuál es el papel de la razón y la sabiduría humana en las tareas políticas? Bueno, esta era la primera pregunta, la teológica, que tiene que ver con la distinción de los dos reinos. La pregunta política es breve y simple. Merece, sin embargo, otra conferencia y, por lo tanto, espero sólo algunas ideas al respecto. ¿En qué medida nos ofrece la democracia una opción liberadora en el Cono Sur de América Latina? Con esto quiero terminar y agradecer a Walter no solamente por esta conferencia sino por todas las que pronunció, porque han de significar un aprote importante a la teología cristiana en América Latina. (Arturo Blatezky:j Después de estas dos dos conferencias conferenci as voy voy a hacer hac er mis mis prepre guntas. Un punto importante para rescatar, de mucha trascendencia para nosotros en América Latina, es la visión conflictiva y, por eso, realista de la historia que Walter nos propone con tanta claridad conceptual. Pienso que eso tiene mucho valor para nosotros que vivimos en nuestros países lo que él llama “una noche negra de la muerte" durante los últimos años. Escuchando Escuchando la propuesta de Walter Walter recordé  é l puso “diabl “ diablo" o" en una de las las column colu mnas— as— lo que Bonhoeffer Bonhoe ffer señalab señalabaa en una situación muy parecida parecida a la nuestra, sobre el diablo justamente. Bonhoeffer decía que el diablo verdadero es tal cual nos lo retrataban en la edad media, oliente a azufre, oliente a muerte y a sangre. No tal cual nos lo retrata el iluminismo. Esa visión  pacificadora,  pacifica dora, simplificadora simplificado ra que vivim vivimos os tambi ta mbién én en nuestros nuest ros países. paí ses. Por eso 111

la vision de Walter me parece tan importante. Nos acordamos todavía del modelo desarrollista. De ese modelo donde no había contradicciones en la historia sino simplemente un progreso, un paso optimista de una sociedad anticuada a una sociedad moderna, a través, supuestamente, del instrumento técnico, así como Walter lo señala. Comprobamos que la realidad de nuestra historia es así, conflictiva. Y sentimos, pienso que sobre todo los cristianos, que no hay neutralidad posible ni teológica ni eclesial ante esto de la muerte mu erte y la mentira. Que todo to doss estamos en esta lucha que es lucha por po r la muerte o por la vida. Entonces, descubramos nuestro verdadero desafío.  No es el confesionalismo sino la lucha por po r la muerte mue rte o por po r la vida. vida. Nuestro Nu estro  problema  probl ema es cómo recomp reco mpon oner er en nuestro nue stro pueblo, puebl o, después de esta "‘noche negra de la muerte’*, la confianza en la verdad, en que la justicia es posible y en que hay un mínimo de seguridad para la vida. De ahí que lo que Walter  pone como títu tí tulo lo , para mí se convierte en un ruego existencial: existencia l: ¡que Dios reine para que la vida sea posible! Walter nos recuerda, acertadamente, que contra toda apariencia “de Cristo es la victori vic toria” a” . Mi Mi pregunta pre gunta es si si esto esto es creíble. creíb le. ¿Cómo se se hace realidad si tío vemos nada de eso? eso? ¿Cómo es es posible creer que qu e de Cristo es, va a ser, la victoria si la realidad que palpamos nos dice lo contrario? ¿Cuál es nuestro nues tro lugar en esto sto: “de Cristo C risto es la victoria” victo ria” ? Ustedes se se darán cuenta cuen ta que vuelvo al tema de la Gracia porque creo que también hoy es uno de los temas centrales. De Cristo es la victoria, pero ¿quién reconstruye la vida? ¿quién realiza la liberación? Tamb Ta mbién ién,, ¿quién transform trans formaa la igle iglesia sia?? ¿el ¿el  pastor,  pasto r, las bases, bases, la palabra predicada predic ada o la dialéctica propia prop ia de la historia? Por tanto, el tema de la Gracia es existencial, y de allí surge mi pregunta: ¿qué es la Gracia actuando hoy entre nosotros? La segunda pregunta es sobre un tema que Juan enfocó desde la pers pectiva teológica. Yo lo voy a enfocar enfo car desde la perspectiva perspe ctiva eclesiológica. eclesiológica. “La iglesia, dice Walter, debe descubrir y tomar una posición crítica y constructiv const ructivaa en en relación con el estado es tado”” . Yo me pregunto preg unto:: ¿según ¿según qué criterios se decide el apoyo o la crítica a un gobierno? Sabemos que nuestras decisiones se cimentan en ideologías, en esquemas interpretativos de la historia o, si quieren, en proyectos históricos. ¿Qué instrumental histórico te parece correcto y adecuado para nosotros, hoy, en América Latina? Evidentemente no ha de ser el desarrollismo. Otra pregunta es si existe algú algún n instrum ental interpretativo neutro. Por otra parte, Walter afirma que ía iglesia tiene que tomar posiciones frente al estado. Yo pregunto ¿quiénes son los que toman las posiciones dentro de la iglesia? Sabemos que por su composición nuestras iglesias evangélicas son iglesias de clase media baja y quizás también de obreros. Sabemos igualmente que los que toman las decisiones, las comisiones directiv directivas, as, por la dinámica dinámica propia de la igle iglesi siaa  y yo lo digo digo como como pastor 

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de una un a comunidad o b re r a  son gente gente de clas clasee media ilustrada. ilustrada. ¿Cómo ¿Cómo se  pued  pu edee transfo tran sform rmar ar a las iglesia iglesiass protes pro testan tantes tes?? ¿Cambiarán solas cuando cuan do se hayan pauperizado lo suficiente? Por ultimo, para que no digan que estamos tirando piedras a los demás solamente, algo sobre nosotros los pastores. Walter afirma que hoy una de las marcas de la igles iglesia ia verdadera verdad era es el el coraje y no la cautela, el ímpetu ímp etu misionero, la solidaridad solidaridad con los oprimidos y no el arreg arreglo, lo, la la amistad con los poderes dominantes. Sin embargo, conocemos pastores que se sienten como en el día de reyes si algunos de los “mandamases de tumo*’ los invita a una un a audiencia, a alguna consulta, co nsulta, si se los adula. El pastor, que casi casi siempre es una persona de clase media, se siente ascendido socialmente o “prestigiado” por la invitación de algún intendente, por el Rotary o por el gerente de alguna multinacion multin acional. al. Si la marca de la igle iglesia sia es es el coraje, la marca del  past  pa stor or ha de ser tambié tam bién n el coraje y la solidarid solid aridad. ad. Entonces Ento nces ¿qué hacemo ha cemoss con aquellos pastores que todavía predican, de alguna manera con su ejem plo,  plo , justam just amen ente te un cristianismo cristianis mo total to talm m ente en te difere dif erente nte,, tergiversado? RESPUESTAS

DE

WALTER

ALTMANN

Después de estas tres conferencias supongo que no debería haber una cuarta. Voy a intentar ser breve pero sin garantizar nada. Vuelvo a reiterar mi agradecimiento por los planteos y las preguntas de ios reactores. Sus aportes enriquecen en mucho la reflexión y concretan los temas. Acerca del problema de los dualismos. Como Stumme bien lo señalara,  para  par a entend ent ender er a Luter Lu tero o hay de hecho hech o que recono reco nocer cer dos dualismos dualismo s que hereda. Uno es una herencia heren cia de la apocalíptica: apocalíp tica: Dios y el diablo. Este es el dualismo superior en la teología de Lutero. Inserto bajo este dualismo está la distinción entre iglesia y estado. El ser humano también tiene su lugar en el esquema pero se encuentra en otro nivel. A nivel de las instituciones, se distinguen las competencias de la iglesia y el estado. Y siempre, cuando la distinción entre iglesia y estado se independiza de la dinámica superior, la lucha entre Dios y el diablo, se producen las consabidas distorsiones en la comprensión del esquema de Lutero, la de concebir a los dos reinos como autónomos e independientes uno de otro de una forma absoluta. Con respecto a la pregunta sobre la relación entre salvación y creación, yo diría que la creación, así como también la humanidad, están involucradas en la lucha éntre Dios y el diablo. Por otra parte, aspiramos a una nueva creación no sólo de las personas sino también de la creación en su totalidad. Es muy significativo que Lutero cuando interpreta el primer artículo del Credo Apostólico hace una clara referencia a que la creación significa que Dios da lo necesario para que vivamos, no nos da más de lo que necesitamos,

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sino lo necesario. Las Las distorsio disto rsiones nes comienzan cuando cua ndo la creación se se vuelve campo de lucha en que algunos se apropian para acumular lo que debería estar dividido entre todos. Se puede observar aquí la línea de conflictividad que traspasa la creación, la misma línea que podemos observar en el ser humano y también en la iglesia. La iglesia, al igual que otros, también es un campo de lucha entre Dios y el diablo. De modo que cuando tengamos una iglesia perfecta, ésta ya no habrá hab rá de ser igles iglesia ia sino que qu e estaremos estar emos en el Reino Rein o de Dios. Dios. No digo digo esto  para que abandon aban donemo emoss la lucha luch a en la iglesia iglesia sino para par a subrayar subra yar la necesidad de que protagonicemos esta tensión, de que luchemos por palabras y sacramentos que respondan a la nueva realidad que viene de Dios. Habrá que reiteradamente preguntarle a la iglesia si ella misma está al servicio de esa nueva realidad que viene de Dios, de justicia, verdad, esperanza, fe, o si está siendo complaciente con la vieja realidad de la injusticia, de la mentira.  Nunca se debe dejar deja r de tematiz tem atizar ar esto en la igles iglesia. ia. En cuanto a la pregunta si existe existe algú algún n instrum inst rum ento neutr n eutro o que pueda servir a la iglesia para analizar y evaluar la realidad y cuál es el que deberíamos utilizar, es evidente que no hay ningún instrumento de análisis de la realidad que sea neutro. ¿Qué instrumento utilizar? Aquel instrumento que implique, como eje de interpretación, y refleje la realidad y la conflictividad que vemos estructuran la creación, a tal punto que hizo necesario que Dios viniese para que muriera en Jesucristo. Nuestro análisis histórico deberá responder a la cuestión de esta conflictividad. Debemos buscar el instrum instr umento ento adecuado. Elegir Elegir siempre de nuevo nuevo entre entr e las múltiples variantes. Quizás un criterio permanente sea la perspectiva cristológica de la que hablamos en la primera Conferencia, el camino descendente de Cristo hasta lo más profundo, lo más bajo, lo débil. Referido a la relación entre evangelio e ideologías políticas, yo diría que es semejante a lo que desarrollé en relación a la participación del cristiano en el ámbito político. La utilización de ideologías es un hecho inevitable. Debemos precavemos de evitar demonizar las ideologías y también de divinizarlas. Se debe distinguir entre evangelio e ideologías políticas.  No se debe ni identificar identifi car uno un o con otro ot ro ni separarlos. ¿Cuál debe ser nuestro nue stro aporte desde el Evangelio? En algún momento histórico quizás sea y pueda ser críticoconstructivo, trabajando para la transformación de las ideologías  políticas.  políti cas. En algún otro otr o mome mo mento nto quizás sea críticopasivo críticopas ivo al tener ten er que soportar una ideología que nos es impuesta. En todos los casos las ideologías deben ser sometidas a examen, a análisis. Lutero valorizó la razón  precisamen  preci samente te en el ámbito ámb ito políti po lítico co,, social y económic econ ómico. o. A pesar de que la considerase y definiera como una prostituta que se vende a intereses distintos. Por ese mismo motivo es importante que la razón sea también liberada.

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La cuestión de la Gracia. Considero que la Gracia está en tensión con la realidad vieja del mundo, la realidad de muerte. Se inserta en la tensión entre la nueva realidad y la vieja realidad. Y podemos contar con la realidad de la Gracia a partir del hecho de que Cristo descendiese hasta lo más bajo y saliera victorioso de la Cruz. Al vivir en medio de situaciones de opresión,  buscando a través de nuestr nue stro o análisis análisis y nuestr nue stras as actitu act itudes des los caminos de liberación, ¿qué hacer hac er si sufrimos fracasos, si en nuestras tareas tarea s históricas llegamos a hechos en que la muerte parece ser más fuerte? Yo diría que si sólo tuviéramos esperanza al tener la seguridad de escapar con éxito de la realidad de la muerte, entonces no sería necesario que contáramos con la Gracia. Si me permiten, quisiera finalizar contestando con una frase una pregunta que se me me formulara en una fras frase. e. La La pregunta preg unta era: ¿en ¿en qué medida med ida nos ofrece la democracia una opción liberadora en el Cono Sur? Yo contesto: ¡una opción opci ón liberado libe radora ra nos puede traer tr aer la democracia! ¡Muchas ¡Muchas Gracias! Gracias!

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