Video Escrito: Estas Palabras Tienen Que Estar en Tu Corazón

September 15, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Estas Palabras Tienen Que Estar En Tu Corazón [Risas] [Joven Tomás Román] Vamos Marcos, tu puedes hacerlo. Buen perrito. [Conversación [Conversa ción de fondo] [Truenos] [Chillido de neumáticos] neumáticos]

Tomás Román: Me llamo Tomás Román. Tenía unos veinticinco años cuando conocí la verdad. El

trabajo era mi vida. (Instalar estas piezas, sería catastrófico para la empresa, sería una negligencia). Pero ahora veo que le dedicaba mucho más tiempo que a mi familia. [Jefe: Buen trabajo Mónica.] [Mónica: Gracias.] [Conversaciones [Conversa ciones de fondo]

Mónica, mi esposa, empezó a trabajar hace unos años. Nos envolvimos demasiado en el trabajo, y eso afectó a la familia. [Suena el celular]

Mónica: ¿Si,  ¿Si, cariño, qué pasa? Mónica: Tomás Román: Amor, ¿qué tal si cenamos todos juntos y luego hacemos la Adoración en Familia?

 

Hace siglos… Bueno, nos vemos luego. Besos.

(Jovencita) ¡Súper! Ya puedes entrevistar…  Tomás Román: Rebeca, nuestra hija, se enredó en proyectos después de clase.

(Mira esto) Rebeca: ¡Uuuh…! A la portada.  Tomás Román: Uno de los proyectos hizo que pasara mucho tiempo con un compañero de clase. (Profesora) Preparen juntos el próximo debate. Vayan pensando en un tema y búsquense

argumentos a favor y en contra. Tomás Román: Marcos es nuestro hijo mayor. (Amigo) ¡Hey, Marcos! Escuché el CD que grabaste. Tomás Román: Estaba entregado a la música.

o rganizando una fiesta. Tú tienes que ser el de la música. (Amigo) Te quedó genial. Oye, estoy organizando Tomás Román: Y eso lo expuso a malas compañías.

Productor 1: Con esta música vas a llegar muy lejos. Productor 2: Okey, muy bien. Productor 1: Si es buena, ganaras mucho. [Suena la campana] Tomás Román: A Nicolás, el pequeño, nadie le prestaba atención.

No éramos una familia. Cada cual iba por su lado. Mónica: No te vayas sin desayunar. Nicolás, vamos, es hora de irnos. Hay que…  [Secador de pelo] Tomás Román: Rebeca, hora de bajar. ¿Recuerdas? Adoración en Familia. Rebeca: No, papá, dijiste a las seis. Ya son las ocho por si no te diste cuenta. [Música tocando] Tomás Román: Es la hora del estudio. ¡Vente! Marcos: Estoy ocupado. Tomás Román: No, no lo estás. ¡Baja! Marcos: Déjame en paz. Tomás Román: ¡Qué bajes! Tomás Román: (Mis intentos de reunir a la familia dejaban mucho que desear).

 

  Tomás Román: Muy bien, [Suena el celular ] Tomás Román: Hoy vamos a hablar… de por qué es importante… ser regulares… en el estudio de familia… para que todos… confiemos en Jehová.

¿Qué? Rebeca: ¿Y tú qué sabes de eso? Mónica: ¡Rebeca! Tomás Román: ¡Me mato, trabajando para que tú no tengas que luchar tanto como yo! Rebeca: ¡Nunca estás en casa! ¡Llegas a las nueve o diez del trabajo, te pones a ver tele y te vas a

dormir! Tomás Román: Bueno, así es el sistema de Satanás. Ya verás cuando tú empieces a trabajar.

Entonces opina. Rebeca: ¡Claro, siempre soy yo la que no sabe nada! Mónica: ¡Rebeca! ¡Basta! Tu padre y yo hacemos todo lo que podemos. Rebeca: Ah, ¿en serio? Marcos: Qué ridiculez. Mónica: Y tú, ¡te sientas en esa silla! Marcos: Lo siento…, es que me abruman la paz y la espiritualidad de e sta familia.

 

Tomás Román: ¡Marcos! Mónica: Déjalo, Tomás. Rebeca: Tengo que ir al baño. Tomás Román: ¿Qué fue todo esto? Mónica: No es tu t u culpa, Tomás. Estos chicos hacen lo que quieren. Estoy agotada. V Voy oy a comer

algo y a ver un poco de tele. ¿Vienes? Tomás Román: No. Ve tú. Mónica: Okey. [Ruedan la silla] Tomás Román: Hey, Nico. Nicolás: Hola, papá. Tomás Román: No fue el mejor estudio de familia, ¿verdad? Nicolás: Mh, mh. Tomás Román: ¿Sabes de qué me olvidé? Nicolás: ¿De hacer la oración? Tomás Román: Si, de hacer la oración. [Música rap]

 

 

Justin: Bueno, vamos a arreglar el mundo. ¿Qué tema elegimos? Rebeca: ¿Creación o evolución? Justin: ¡No! Aburrido. A nadie le interesa. Rebeca: ¿Genocidio? Justin: Si, claro. ¿y quién va a estar a favor? ¿Y si ha blamos del… matrimonio gay?  Rebeca: ¿Y por qué quieres hablar de eso? Justin: Es un buen tema: está de moda, es polémico y hasta serviría para el periódico de la escuela. Rebeca: ¿Y de qué lado estaríamos? Justin: Mi filosofía es… aceptar y tolerar. Todo. Rebeca: ¿Estás a favor entonces?

t i no te parece mal Justin: Lo que la gente quiere es ser feliz. ¿Cómo me voy a oponer a eso? A ti ¿no? Rebeca: ¿Te dije que soy testigo de Jehová? Justin: No, e-está bien. Yo, yo lo respeto. De hecho, eso explica muchas cosas. Rebeca: ¿Qué cosas? Justin: Bueno… tú eres seria. No te obsesionan las cosas de chicas, tú eres auténtica. Y eso… me

encanta.

 

  Tomás Román: Mario, este sistema es un desastre. ¿Cómo lo haces? Mario Vargas: ¿Qué cosa? Tomás Román: ¡Todo! Trabajo, fami lia, anciano, precursor, vida sencilla… Nosotros no podemos ni

con lo básico. Algo hacemos mal. Mario Vargas: ¿A qué te refieres? Tomás Román: Antes era más sencillo. Ahora todo es tan… complicado. ¿Qué nos pasó?  Mario Vargas: Tomás, siempre he querido mucho a tu familia, tú lo sabes. Pero, ¿puedo

preguntarte algo? ¿Qué te ha complicado la vida? Tomás Román: Los niños, mi jefe, yo, Satanás, quién sabe. Parece que todos se me ha ido de las

manos. Mario Vargas: Sí, cuesta hallar el equilibrio. Tomás Román: Tendrías que haber visto nuestra Adoración en Familia la otra noche. Fue un

desastre. No habíamos ni empezado y los chicos ya estaban buscando excusas para largarse. Al final, solo quedamos Nicolás y yo. Me sentí como un tonto. Mario Vargas: ¿has probado alguna de las sugerencias del Ministerio, como ver un video? Tomás Román: Es que ya los vimos todos. Mario Vargas: ¿Juegos bíblicos? Tomás Román: No tengo mucha… imaginación. Mario Vargas: ¿Cánticos?

 

Tomás Román: [Riéndose] Canto peor que un gallo. Mario Vargas: ¿Y ahora quién está buscando excusas? Tomás Román: Bueno, de todos modos no es tu problema. Dime, ¿cómo les va a Isabel y a ti? Mario Vargas: Bien. Hoy presenté mi renuncia en el trabajo. Tomás Román: ¡Guau! Así que al final lo hiciste. Mario Vargas: Sí, lo pensamos mucho y lo planeamos bien. Y estamos seguros de que Jehová

bendecirá nuestros esfuerzos. Además, los chicos ya no están en casa; ahora es el momento. vacas acas flacas? Tomás Román: Espero que les vaya bien. ¿Tienen ahorritos por si llegan las v Mario Vargas: Sí, ya lo calculamos. Por cierto, también quería hablarte de eso. Renovar el alquiler

de la casa nos ataría at aría mucho, así que hemos pensado dejarla. Mónica sugirió alquilarnos el apartamento de abajo por un par de meses. ¿Qué te parece? g ratis. ¿Quieres verlo? Tomás Román: ¡Pues claro! Nos encantaría. Pero gratis. Mario Vargas: No, mejor la próxima semana. Tomás Román: ¿Rebeca? ¿ A dónde vas? Rebeca: A ver a alguien. Tomás Román: ¿A quién? Rebeca: ¡Papá! No me trates como a una niña. Siempre me avergüenzas delante de la gente. Tomás Román: Pero dime el nombre. Y saluda al hermano Vargas. Rebeca: ¡Ah, hola Mario! Perdón, ¡me tengo que ir! Tomás Román: Rebeca, no. ¡Oh! No… [Radio [Radio a alto volumen] No tienes permiso para irte! Rebeca: ¡No te preocupes! Tomás Román: ¡Ve con cuidado!

 

Tomás Román: ¡Juan! ¿Te puedes quedar esta

noche y supervisar la banda transportadora? Juan: Imposible. Mi hijo juega hoy y nunca me

pierdo sus partidos. Tomás Román: ¡Por favor! Siempre soy yo el

que se queda. Ayúdame esta vez. Juan: Tú tienes hijos. ¡Ya sabes cómo es! Tomás Román: Oye, Luis. ¿Puedes sustituirme esta noche? Me tengo t engo que ir. Luis: El dinero me vendría muy bien, pero… ¿por qué quieres irte? Tomás Román: Le prometí a mi familia que haríamos algo esta noche. Luis: Lo siento, no puedo. Tengo un compromiso. Otra vez será.

(Tomás Román: Estaba dividido. Y ahora comprendo que el problema era yo. [Suspira]) Marcos: Ahí va, Nico. ¿Qué hiciste con la

pelota?

Nicolás: Nada. A ver acá… Marcos,

¿quiénes son estos? Marcos: Papá y su hermano menor. Nicolás: ¿Papá tiene un hermano

menor? Marcos: Sí, pero murió hace mucho

tiempo. Nicolás: ¿Qué le pasó? Marcos: No sé. Papá nunca habla de eso. Bueno, tendremos que usar esta. Vamos.

Mario Vargas: Me encanta. Pero… no estamos echando a nadie, ¿no? Tomás Román: No, no. Marcos y sus amigos practicaban aquí. Pero ahora ya nadie baja. Mario Vargas: ¿Seguro que no seremos una carga? Tomás Román: No, para nada. Ven, te muestro la cocina. ¡Ah! Está goteando otra vez. Lo arreglo arr eglo

ahora mismo para que se puedan mudar mañana por la noche. Mario Vargas: Pero ¿no es tu Noche de Adoración en Familia? Tomás Román: Si… Aunque para serte franco, Mario… por una vez más que la perdamos.

 

Mario Vargas: No, Tomás. Tienes que ser constante. Tomás Román: Creo que nunca voy a lograr que el estudio funcione. Mario Vargas: ¿Por qué dices eso? Tomás Román: Pues… Porque… Digamos que la enseñanza no es lo mío. Mario Vargas: Aun si eso fuera cierto, enseñar a tus hijos es tu responsabilidad. Tomás Román: Luego, al crecer los

chicos, empecé a trabajar más para pagar las cuentas, y Mónica también se puso a trabajar. Eso nos afectó espiritualmente. ¿Crees que deberíamos haber sido más estrictos? Mario Vargas: Bueno, algunos niños

necesitan más disciplina que otros, pero todos reaccionan bien a la paciencia, el amor y el interés. Tomás Román: Bueno, no sé. Creo que no hay una fórmula para criar a los hijos. Mario Vargas: Pues, ¿sabes que sí la hay? Deuteronomio 6:6, 7. Tomás Román: ¡Ah, sí! Cuando andes por el camino, cuando te acuestes, cuando te levantes… Mario Vargas: Pero ¿recuerdas cómo empieza el versículo 6? ¡Uy! Tomás Román: No, y con este golpe menos. Mario Vargas: “Estas palabras […] tienen que resultar estar sobre tu corazón.” Si tú no te tomas en

serio la Palabra de Dios, ¿cómo lo van a hacer ellos? Tomás Román: Me imagino que te refieres a mi estudio personal. Mario Vargas: Tienes que ver la Adoración en Familia como el agua de la que depende la vida de

tu familia. Sin agua, todo el mundo sufre.

Tomás Román: Sí, claro. Pero aunque lleves el caballo al río, no puedes obligarlo a beber. ¿Café?

¿Estoy a tiempo? ¿Podré llegarles al corazón? Mario Vargas: No los des por perdidos. Ellos lo notarán y quizás se rindan también. Aprovecha

cualquier oportunidad para hacer que la Biblia les toque el corazón. Traten de comer juntos por lo menos una vez al día. No es quedará otra que hablar. Tomás Román: A veces paso días enteros sin verlos. Mario Vargas: Conversen cuando vayan por el camino, por ejemplo, a las reuniones. Tomás Román: La verdad es que no tengo ni idea de en qué andan.

 

Mario Vargas: Averígualo. Habla con ellos. Y escúchalos. Trata de entender cómo piensan. Para

eso sirve la Adoración en Familia. Tomás Román: Me siento tan inútil. Trabajo como un burro, me sacrifico y… mira como me va.   Mario Vargas: ¿No será que sacrificas lo que no debes? ¿Qué puede ser más importante que estar

con tus hijos? Es la única forma de llegarles al corazón.

Justin: Para la próxima vez, mejor hablemos del impacto de los debates en la deforestación. Rebeca: Encontré un montón de información. Justin: Uf… Pero no usemos nada de esto. Hay que evitar cualquier enfoque religioso. Rebeca: ¿Por qué? Esa es la esencia de la cuestión. Justin: No… no creo. Es más una cuestión de identidad y estilo de vida. Rebeca: ¡Vamos! No me digas que tu religión no ha influido en tu identidad y estilo de vida. Justin: Sí… mis abuelos me llevaban a la iglesia. Y me sé el Padrenuestro y todo eso. Pero, no sé, Rebeca… ¿La Biblia? ¿No te parece muy enredada? Rebeca: No; los Testigos tenemos muchas ayudas: libros, revistas, análisis en grupo sobre la importancia de la Biblia… Tiene mucha lógica. Justin: Bueno, si tú lo recomiendas, quizás la lea algún día. Peros si el debate ante la profesora

Gómez se convierte en una pelea religiosa, estamos fritos. Rebeca: ¿De verdad harías eso? Justin: ¿El qué?

 

Rebeca: Darle una oportunidad a la Biblia. Justin: ¡Claro, por supuesto! Aceptar y tolerar. tolerar. Becky, ¿te han dicho que que tienes una sonrisa muy bonita? Es tan fácil hablar contigo. Me pregunto si… ¡Bah! Rebeca: No, dime. Justin: Si hay algo… más… fuera de estas paredes. Rebeca: ¡Seguro! Justin: ¿Sí? Bueno, yo creo que deberíamos investigar.

Nicolás: ¿Vas a estar hoy en el estudio de

familia? Marcos: Tengo cosas que hacer. [Sonidos del videojuego] Nicolás: Becky dice que no te gusta la

Adoración en Familia porque no crees en Jehová. Pero eso… no es cierto ¿verdad?  Marcos: Nico, nadie tiene la verdad absoluta. Nicolás: ¿Qué quiere decir eso? Marcos: Pue que a lo mejor Jehová no creó las cosas como nosotros pensamos. Nicolás: La Biblia dice que él creó todas las cosas. Marcos: Nico, todavía eres pequeño. Pronto aprenderás en la escuela cosas que te abrirán los

ojos. Nicolás: Como ¿qué? Marcos: Ya lo verás cuando llegue el momento. Tengo que irme. No te preocupes, enano, estoy

bien. [Música rap a alto volumen] [Continúa la música rap ] [Rap en Inglés] [Letra distorsionada]

 

Rebeca: Papá… ¿de verdad vamos a hacer esto todas las semanas? Tomás Román: Esa es la idea Becky. Rebeca: Pero, ¿por qué, así, de pronto? Tomás Román: Porque es lo que debemos hacer. Nicolás: ¡Papi! Tengo una idea para la próxima semana. Tomás Román: Dinos. Nicolás: ¿Creó Jehová las cosas tal como nosotros pensamos? Tomás Román: ¿Y eso, Nico? Rebeca: ¡Ah! ¿Y yo puedo invitar a alguien al estudio? Mónica: ¿A quién quieres traer? Rebeca: Hay un chico en la escuela, hemos hablado de la Biblia… y parece que le interesa. Nicolás: [Cantando] ¡Becky tiene novio! ¡Becky tiene novio! Rebeca: ¡Cállate! No tengo. Le interesa la verdad, papá. Nicolás: Otra idea para la próxima semana: ¿qué dice Jehová sobre los novios? Rebeca: ¡No te metas!

reunión? unión? Tomás Román: Bueno, por hoy, ¿qué les parece si practicamos los cánticos de la re Mónica: ¡Buena idea! Rebeca: No, mamá. Nicolás: Papi, la música está en la página de internet. Tomás Román: Tienes razón, Nico. Ve buscándola mientras elegimos el cántico. Rebeca: Papá, ¡por fa! Mónica: ¿Por qué no quieres cantar? Rebeca: No tengo ganas. Mónica: ¿Por qué no? Rebeca: ¡Es raro! Todos aquí sentados…, cantando cánticos. Tomás Román: ¿Cuál es tu favorito? Lo cantamos. Rebeca: No tengo ninguno. Mónica: Becky, ¿no te gusta ningún cántico? Rebeca: Sí, algunos.

 

Mónica: ¿Cuáles? Dinos uno. Rebeca: El 134: “¿Te ves en el nuevo mundo?”.   Mónica: ¿Y por qué te gusta ese? Rebeca: Me ayuda a verme en el nuevo mundo. Me hace sentir bien. Bueno, pues decidido. ¿Lo

tienes Nico? Nicolás: ¡Qué pena que no esté Marcos! Podría tocarlo con la guitarra. Tomás Román: ¡No te preocupes, campeón! Marcos vendrá algún día. Seguro, ya lo verás.

¡Música, maestro! Cántico 134. Nicolás: ¡Listo! [Música de piano] Tomás Román: “Me veo allí…”  Tomás Román, Mónica y Nicolás: “… te veo a ti. Un mundo nuevo…” “Empieza a latir. ¡Qué gran placer vivir en paz y disfrutar de la libertad!”

[Suena el celular] Marcos: Es ilegal usar el teléfono y conducir. Rebeca: ¡Ya lo sé! Dámelo. ¡Y no mires! Marcos: ¿Quién te escribe?

 

Rebeca: ¡Nadie! Marcos: No te creo. ¿Será Justin? Rebeca: ¡Qué me lo des! Marcos: Déjame ver que quiere… Rebeca: ¡Nada! Estamos

preparando un debate juntos.

Marcos: “¡Hola, preciosa!” Hmm… ¿En serio? ¿Un debate? ¿Estás saliendo con el “señor “ señor Oportunista”?  Rebeca: No lo llames así. Él es tolerante y respeta a todo el mundo. No estamos saliendo.

¡Devuélvemelo! Marcos: ¡Tranquila! ¿Por qué lo defiendes? Rebeca: ¡Mira quién habla! Tú, que no eres capaz de defender nada. Marcos: Hey, no te metas en mi vida. Rebeca: ¡Ay! ¿Por qué eres tan…?  Marcos: ¡Oye, déjame en paz! ¿Okey? Algún día empezarás a pensar por ti misma. No todo es

siempre blanco o negro. Rebeca: ¡Eso es lo que tú crees! Marcos: Sí, y no soy el único. Rebeca: ¡Oh! ¿quién más? Marcos: Justin. Rebeca: ¡Olvídalo!

Tomás Román: (2 Timoteo 2:22 dice: “Huye de los deseos que acompañan a la juventud”. Y luego añade: “Sigue tras la justicia […] junto con los que […] invocan al Señor”, o sea, con hermanos, no

con un chico del mundo. Quería tener preparados un texto bíblico y una ilustración para cuando hablara con Rebeca, aunque no estaba seguro de en qué momento los usaría.) Rebeca: ¿Qué quieres saber lo que me importa, como me siento? Tomás Román: Por supuesto. ¿Qué te pasa? Rebeca: Nada. Tomás Román: Puedes contármelo, cariño.

 

Rebeca: ¿El qué? No me pasa nada. [Suena el videochat ] [Llamada de Justin] Tomás Román: ¿Es este el chico que querías invitar? [Se desconecta el videochat ] Tomás Román: Rebeca, recuerda que ya hablamos de los novios la otra noche. ¿No te pareció razonable? Rebeca: Bueno, escuché lo que dijiste. Tomás Román: ¿Piensas que es importante lo que opina Jehová? Mamá y yo solo queremos

protegerte. Rebeca: Él es más m ás amable y tiene una actitud más abierta que algunos hermanos. Solo necesita

que lo ayudemos. Tomás Román: ¡Becky, piensa! Si te enamoras, te será muchos más difícil saber si él ama realmente a Jehová y la verdad, o si solo le interesas… tú. Rebeca: ¡Así que no lo vas a ayudar! Tomás Román: Tú eres quien me importa. Soy tu padre. No voy a permitir que te hagan daño. Rebeca: A él le importo. Tomás Román: Y a mí también. Rebeca, ¿no ves lo que te está pasando? Rebeca: No creo que te interese. Tomás Román: ¿Te he contado alguna vez la historia de cuando empecé a salir con mamá? Tuve

que viajar al país de tus abuelos porque su padre quería conocerme. Lo pr primero imero que me dijo fue: “¿Tú quién eres?” Yo le dije: “Tomás Román, Mónica ya le ha hablado de mi”. Pero él insistió: “No. Dime, quién eres. ¿Eres un hombre decente?”. ¿Por qué crees que me pregunto eso?

Rebeca: Porque quería proteger a mamá. Tomás Román: Sí, los padres desean proteger a sus hijas. Ese es nuestro deber. Rebeca: Entonces, dale a Justin una oportunidad. Es un chico decente y acepta lo que soy. Tomás Román: Pero ¿acepta las normas de Jehová sobre lo que es decente? Becky, la tolerancia

tiene límites. Cuando algo es indecente se sale de los límites. ¿Ves esta pieza? Hicimos diez mil en la fábrica. Este borde, aunque no se note, sobrepasa un poquito el límite aceptable. Si la usáramos, dañaríamos una máquina carísima en pocos minutos. Rebeca: Papá, no entiendes. Yo no soy una máquina. Día tras día, me siento marginada por mis

creencias, pero no me importa porque creo en la verdad y amo a Jehová. Pero Justin no me juzga a mí ni a nadie.

 

Tomás Román: Me siento orgulloso de ti porque sé que amas a Jehová y no lo tienes fácil. Pero si

Justin acepta cosas que se salen del límite de lo que Jehová considera decente, podría hacer que tú también las aceptes. Y eso podría arruinar tu relación con Jehová y tu vida entera. Becky. Te quiero, hija. Y si no hiciera todo lo posible por protegerte, sería m más ás negligente de lo que ya he sido.

Rebeca: La peli me encantó. Justin: El final era muy obvio. Rebeca: Era una historia romántica, ¿qué esperabas? Justin: Sí…, lo de siempre: la chica odia al chico porque cree que es un inmaduro, el chico odia a la

chica porque piensa que es una creída, surge un problema que saca a rrelucir elucir lo mejor de ellos, se enamoran locamente y viven felices para siempre. Rebeca: ¡Qué pena que la vida real no sea tan sencilla como en las pelis! Justin: Sí, a veces es tan compleja como algunas películas de cienci cienciaa ficción. No tienes ni idea de

dónde estás en el espacio o en el tiempo. Rebeca: ¿A qué te refieres? Justin: Bueno, es lo que pasa con las re laciones. Sales con más de una persona y… no te decides.

Por ejemplo, hoy viernes estoy con alguien, mañana salgo con otra persona, y una tercera me manda un mensaje para vernos el domingo. Tú… tú ya sabes cómo es…  Rebeca: Bueno, yo es que… Justin: Tranquila, está todo bien. No… no me quiero meter en tu vida. No importa. ¿Sabes? Es…

imagino que ya has salido con otros. Acostarse con alguien es parte del proceso de crecer.

 

Mesera:  Aquí tienen: té verde, granada. Justin: Gracias. Mesera:  Buen provecho. Justin: Gracias. Mira, Rebeca, yo espero

que sigas creciendo y, lo acepto. “Aceptar y tolerar.” Y tú harás lo mismo

por mí, ¿verdad?

Tomás Román: ¿Cómo? Mario Vargas: Bueno, habla con ellos. Dedícales tiempo. Que vean que quieres que sean felices. Y

sobre todo, haz que Jehová sea parte de sus vidas. Tomás Román: El sistema nos ha distanciado tanto que parece imposible volver a unir a la familia. [Celular vibrando] Mario Vargas: Bueno, no puedes controlar por completo su entorno. Pero si les enseñas cómo

manejarse ante las malas compañías, del tipo que sean, ya habrás hecho mucho por protegerlos. t odo? Tomás Román: ¿Cómo se puede luchar contra todo? Mario Vargas: No te rindas y no cedas. Cambia las malas compañías por buenas. Ustedes son los

mejores amigos que sus hijos pueden tener. Y también están los siervos de tiempo completo, como el de circuito y su esposa. Tomás Román: ¿Y si aun haciendo todo eso no funciona? Mario Vargas: Mira, Tomás. Al final cada uno decide si va a servir a Jehová o no. Nosotros

cumplimos con nuestra parte al ayudarlos a tomar buenas decisiones, y Jehová hace el resto. [Celular vibrando] [Continúa el celular vibrando ] Mario Vargas: ¿Pasa algo? Tomás Román: Es mi jefe, que quiere

que trabaje cada vez más. Mario Vargas: Uhm. Tomás Román: Disculpa. Mario Vargas: Sí. Tomás Román: ¿Hola? Sí, señor Okana. Claro. Puedo llegar en… ¿veinte minutos? Bien.  

 

¿Podrías llevar a Mónica y a los chicos a casa? Mario Vargas: Claro que sí… no hay ningún problema. Tomás Román: Gracias. Mario Vargas: Con mucho gusto. Tomás Román: Ah, y Mario…  Mario Vargas: ¿Sí? Tomás Román: … en la próxima visita del superintendente, superintendente, apúntanos para invitarlo. Mario Vargas: Cuenta con ello.

Nicolás: Y ¿cómo es que hay gente que todavía cree en la evolución? Tomás Román: La gente g ente cree en lo que quiere, Nico. Pero lo que nosotros creemos debe basarse

en la verdad. más ás inteligente Mónica: ¿Y quién sabe más de la creación? ¿Jehová, que lo creo todo, o la persona m del mundo? Nicolás: ¡Qué pena que no está Marcos! Rebeca: No creo que esto lo convenciera. Tomás Román: Cada uno tiene que fortalecer sus propias convicciones. Nicolás: ¿Qué vamos a estudiar la semana que viene? Tomás Román: Ya está. El fruto del espíritu tiene nueve aspectos, ¿verdad? Nicolás: Sí. Tomás Román: Así que cada uno elige el que quiera y explica como mostrarlo en el día a día. Nicolás: Yo elijo el amor. Mónica: Uhm. “Bondad”. Tomás Román: Yo, la gran paciencia,

obviamente. Mónica: A mí creo que me conviene la fe. Nicolás: Y yo elijo el de Marcos. ¡Gozo!

[Tocan a la puerta]

 

Tomás Román: ¡Mario! Adelante. Mario Vargas: Disculpen. Pensé que ya habrían terminado. Tomás Román: Se nos fue el tiempo. Mario Vargas: Queríamos que los chicos vieran nuestra maqueta del arca de Noé. Nicolás: ¿Tienen un arca? ¿De dónde la sacaron? Mario Vargas: La hicimos con mis hijos; fue un proyecto de familia. Tomás Román: Claro. Haremos la oración cuando vuelvan. Nicolás: Vamos, Becky. Esto va a ser divertido. Mario Vargas: Solo será un momentito. Nicolás: ¡Guau, es increíble! Mira Becky, hasta tiene animalitos dentro. Rebeca: Impresionante. Te hace pensar en cómo sería la original. Mario Vargas: Pues eso es lo que nos dio la idea de construir la maqueta. Nicolás: ¡Mario, ¿cómo lo hicieron?! Isabel Vargas: Créanme, Nos tomó su tiempo.

publicaciones. Mario Vargas: Cada semana buscábamos información en las publicaciones. Isabel Vargas: Nuestra hija, Julia, reunió los detalles y Javier, nuestro hijo, hizo los planos. Mario Vargas: Y entre todos la construimos. Nicolás: ¡Guau…! Becky, tenemos que hacer algo así.

Tomás Román: No puedo dejar de pensar en lo que dijo Rebeca, de que siempre estoy en el

trabajo. Mónica: Algo de razón tiene. Tomás Román: Si supieras lo que me costó llegar a tiempo. Mónica: Lo sé, Tomás. Créeme que lo sé. Tomás Román: Está claro que lo que los niños necesitan no es dinero o cosas; es a nosotros, que

realmente les dediquemos tiempo. Mónica: ¡Es tan difícil equilibrar sus necesidades y las demandas del trabajo…!  Tomás Román: Me pregunto qué podemos hacer. Mónica: Tú y yo ni siquiera tenemos tiempo de hablar, de hablar de verdad. Tomás Román: Si pudiéramos trabajar menos horas.

 

Mónica: Pero necesitamos los dos sueldos. Tomás Román: Quizás solo haga falta apretarnos un poco el cinturón. Mónica: Con las deudas y los gastos que tenemos, no sé cómo. Tomás Román: Vayamos paso a paso. Empecemos por comparar nuestros gastos e ingresos. Mónica: Me asusta. ¿Y si no llegamos a fin de mes? [Tomás Román sosteniendo la carta de fe]

Tomás Román: Si le damos prioridad a lo espiritual, Jehová promete ayudarnos.

Nicolás: Papi, ¡esto es tan divertido! ¡Ojala hubiera venido Becky! Tomás Román: Seguro que le habría gustado. Mónica: Nico, ¿qué tamaño tenía el arca? Nicolás: Eh… No me acuerdo.  Mónica: Tienes las medidas ahí mismo, cariño. Nicolás: Ah, sí, 300 por 50 por 30 codos. Era más larga que una cancha de fútbol, pero la mitad de

ancha, y mucho más alta que nuestra casa. Tomás Román: Hey. ¡Mira quien llegó! Nicolás: ¡Becky! Tomás Román: Pensé que no ibas a poder venir.

 

Rebeca: ¿Y dónde está el arca de Noé? Tomás Román: Pues estás justo en el medio, en el piso de abajo. Rebeca: ¡Guau, es enorme! Nicolás: ¿Verdad que sí? Tomás Román: Que bueno que viniste. Nicolás: Ven, Becky. Mira cómo la medimos. Tomás Román: ¡Gracias, Jehová!

Mario Vargas: Tomás, muchas gracias por tu ayuda. Tomás Román: Seguiremos en contacto, ¿no? Mario Vargas: Claro que sí. Tomás Román: Bien. Mario Vargas: Hey, Nico, te extrañaremos. Nicolás: Yo también los voy a extrañar. Isabel Vargas: Gracias por todo. Mónica: De nada. Isabel Vargas: Lo están haciendo muy bien.

 

Mónica: Gracias. Rebeca: ¿Por qué se tienen que ir? Isabel Vargas: ¿Recuerdas lo que hablamos? ¿Mateo 6:33? ¿Buscar primero el Reino?

d ejar que Jehová te guíe. Así llegarás lejos en la Mario Vargas: No ll olvides Marcos: lo mejor es dejar vida. Rebeca: Te voy a extrañar. Isabel Vargas: Yo también mi niña.

(Tomás Román: Jeremías 17:9 dice que el corazón es traicionero y desesperado. Marcos había permitido que el deseo de su corazón apagara su amor por la Palabra de Dios. Era el momento de que yo intentara reavivar ese amor en su corazón. Tenía que conservar la calma, pero hablarle con firmeza. ) Marcos: ¿Qué quieres? Tomás Román: Hablar… de esto.  Marcos: ¿Fuiste tú quien los tomó?

t u música. Tomás Román: No, Nico encontró tu Marcos: ¿Cuál es el problema? Es algo que hago bien. Tomás Román: Escuché algunas de las canciones. ¿Tú harías las cosas que dice la letra? Marcos: Mira, yo solo escribo la música. ¿Okey? Además, sé lo que está bien y lo qué está mal. Tomás Román: Entonces, ¿por qué usas tu talento en lo que sabes que está mal? Hijo, no es solo la música, hemos… perdido… el rumbo… como familia.  Marcos: No sé de qué estás hablando. Tomás Román: A ti te encantaba ir a las reuniones. Y si algún sábado yo estaba muy cansado para

ir a predicar, me sacabas de la cama para que saliéramos. Amabas la verdad. ¿Qué te pasó? Marcos: Quizás maduré. Tomás Román: La madurez no te quita la felicidad. Otras cosas te la roban. Marcos: ¿Y tú te has mirado al espejo? Tomás Román: Bastante… últimamente. Sé que tengo la culpa de cómo estamos. He descuidado

mi espiritualidad y he dejado que se guíen solos. No tenía ni idea de qué te interesa. Tenemos que hacer cambios. Marcos: ¿Qué quieres de mí?

 

euniones, a predicar, a leer Tomás Román: Seis meses. Que te comprometas seis meses a ir a las rreuniones, la Biblia todos los días… Y si después no te sientes más feliz que ahora, entonces… está bien. Ya veremos qué hacer. Marcos: ¿Y qué tal si me dejas vivir mi vida, a mi manera? ma nera? ¿Eh? Tomar mis decisiones decisiones,, cometer mis

errores. Tomás Román: ¡No tienes ni idea de lo que dices! ¿De veras crees que los errores que cometemos no afectan a otras personas? Creo que ya es hora de que sepas lo que pasó con tu tío Marcos. Cuando tenía tu edad, lo que más quería en el mundo era tener un deportivo. Así que trabajé y ahorré hasta que lo conseguí. Pero para qué te sirve un auto así si no lo haces correr. Además, cuando tienes uno de esos autos los amigos que haces no siempre quieren lo mejor para ti. Una vez me pasé el día compitiendo con el auto y bebiendo cerveza, aunque no tenía edad para beber. Esa noche, mis padres me pidieron que cuidara de mi hermano menor. [Tomás Román de adolescente:  Vamos solo hasta la vía del tren y volvemos. Nada más.] [Hermano menor de Tomás Román:  ¡Súper!] Tomás Román: Mis padres no sabían dónde había estado…  [Suena el silbato del tren ] [Truenos] Tomás Román: …ni qué había estado haciendo. Yo me creía invencible. [Radio a alto volumen] Hermano menor de Tomás Román:  No veo nada. ¿No deberías ir más despacio? Tomás Román de adolescente: Tienes miedo. Hermano menor de Tomás Román:  No. [Sonido de un auto estrellarse]

[Llantos] Tomás Román: Aprendí de la peor manera que, como dice Jeremías 17: “el corazón te traiciona”. Te puse Marcos, no solo para

recordar a mi hermano, sino para no olvidar que mis decisiones, mis errores, afectan a otras personas. Yo confío en ti, hijo. Sé que quieres hacer lo que está bien. Pero tienes t ienes que estar en la Adoración en Familia para fortalecer tu relación con Jehová. A partir de la semana que viene. Y, Marcos…, no es una sugerencia.

 

[Tocan a la puerta] Mónica: ¿Qué te pasa? Rebeca: Estoy tan confundida. ¿Y si no encuentro a nadie entre los hermanos? Mónica: Sabes que te quiero y que siempre puedes hablar conmigo, cuando sea. A veces la vida se

complica bastante. Tu padre y yo permitimos que se nos complicara tanto, que descuidamos cosas muy importantes. ¿Sabes que nos ayudó? Rebeca: ¿Qué? Mónica: Este texto puede guiarte como una brújula. Lee Marcos 12:30. Rebeca: “Y tienes que amar a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente y con todas tus fuerzas”.  Mónica: ¿Puede haber lugar en nuestro corazón para cosas que Jehová no tolera? Rebeca: No. Mónica: Satanás quiere convencernos de que todas las creencias y conductas son aceptables pero

eso es mentira, se desvía de lo que marca la brújula. Aunque no sé lo que te deparará el futuro, te prometo esto: “Si estas palabras están en tu corazón, nunca tendrás que arrepentirte arrepentirte de nada”.

Papá y yo queremos que seas muy feliz.

 

[ Alarma de la escuela] Rebeca: He estado pensando mucho últimamente y quiero, quiero hacer las cosas bien. Amiga de Rebeca: Cuéntame, nosotras nos contamos todo, ¿es algo que yo hice? Rebeca: No, no, ¡claro que no! Justin: ¡Hola! Rebeca: Luego te cuento. Amiga de Rebeca: Nos vemos. Justin: ¡Hey, ¿adivina qué?! Rebeca: ¿Qué? Justin: El profesor Ramírez me quiere en el equipo de redacción. Rebeca: Felicidades. Justin: Tú serías la jefa, por supuesto. Rebeca, ¿qué pasa? Rebeca: Tengo que… decirte algo.  Justin: Claro. Lo que sea. Rebeca: Creo que debemos dejar de vernos. Justin: ¿Qué? Rebeca: Respeto que seas tolerante, pero…   Justin: Pero… ¿qué?  Alumno: ¡Fuera!  Justin: ¿Qué pasa? Rebeca: Aprendí algo. La verdadera

tolerancia no acepta lo que es indecente. Justin: ¡No lo entiendo! Rebeca: Tiene que haber normas

sobre lo que está bien o mal. Sin normas, nada tiene sentido. Nada funciona. Justin: Y ¿eso que tiene que ver con nosotros? Rebeca: Justin… tú ya me dijiste que esperas que nuestra relación dure. Justin: Vamos Rebeca, ¿qué quieres que haga?

 

Rebeca: Nada. Es que… yo me esfuerzo… por vivir según las normas de lo que es decente para Jehová Dios, y… no estoy dispuesta a aceptar nada que se salga de esas normas. Justin: ¡Vamos, Rebeca! No vengas con eso otra vez, ¿por qué tiene que ser todo blanco o negro? Rebeca: No se trata de blanco o negro, sino de lo que está bien o mal, y… de lealtad. Sólo quiero

hacer lo que está bien. Justin: ¿Y de lo que íbamos a arreglar al mundo? Rebeca: Esto va más allá… de debates o periódicos escolares. escolares. Justin: Rebeca, no… ¡no me hagas esto! Eres mi mejor amiga, ¿por qué no escuchas a tu corazón? Rebeca: Creo con todo mi corazón, que esto es lo que debo hacer. Si empiezo una relación, tiene que ser con alguien que viva según las mimas normas que yo. No me conformo con menos. Y… ya

no estoy cómoda con tus normas.

Mónica: ¡Te levantaste temprano! ¿Te llamaron del trabajo? Tomás Román: Creo que esto puede funcionar. En serio. Mira. Mónica: ¿Qué estoy mirando? Tomás Román: Un presupuesto. Mónica: ¡Uy! Necesito café. Tomás Román: Quizás no tengas que trabajar tanto, tal vez nada. Mónica: ¿De verdad?

 

Tomás Román: Fíjate, este es mi sueldo. Esta columna son los gastos fijos. Esta otra son ahorros y

donaciones. La última son gastos varios, haces las cuentas y ¡mira, gano más que suficiente! ¿Olvidé algo? Mónica: Y, ¿la ropa? Tomás Román: Bien… ropa. Un poco justos. ¿Algo más?   Mónica: Me sorprende… pero, no. Creo qu e no. Tomás Román: ¿Qué te parece? ¿lo intentamos? ¿es realista? Mónica: No hace mucho…. te habría dicho que no, pero creo que la cuestión es: si vamos a confiar

en Jehová y dar prioridad a lo espiritual. Aunque asusta un poco. Tomás Román: ¿Vale la pena por los chicos? Mónica: ¿Y si no tenemos ni para una taza de café? Tomás Román: ¡Siempre tendremos para el café! Mónica: ¿Prometido? Tomás Román: ¡Yo vendo lo que sea, para

comprarte el café! [Risas]

Tomás Román: ¿por qué no hacemos una lista de las cosas que no necesitamos? Mónica: Uhm… ¿sabes? Es emocionante. Es como un nuevo comienzo.  Tomás Román: Es seguir el consejo de Jesús. Mónica: Si los dos trabajamos menos… ¿qué haremos con el tiempo libre?   Tomás Román: Seguir ayudando a los chicos y ponernos metas significativas, como dedicar más

tiempo a la predicación. Mónica: ¿Cuándo vas a hablar con tu jefe? Tomás Román: Hoy, después del trabajo. Mónica: ¿Sabes lo que le vas a decir? Tomás Román: Mas o menos. He estado pensando y orando. Mónica: ¿Tienes miedo? Tomás Román: ¡No! Mónica: ¿Seguro? Tomás Román: La verdad es que estoy tan nervioso como cuando conocí a tu padre. Mónica: Recuerdo cuando te miró por primera vez y te dijo: ¡espero que sepas ordeñar una vaca!

 

Tomás Román: Y ¿qué respóndes a eso? James Okana: ¡No entiendo nada, Tomas! Tomás Román: No puedo hacer tantas horas extras. James Okana: Tengo más trabajo para ti y puede que un aumento. Tomás Román: No quiero más trabajo señor Okana, y tengo todo el dinero que necesito. James Okana: ¡He! Nadie tiene el dinero que necesita, Tomás. Tomás Román: Trato de enseñarles a mis hijos… que el dinero no es lo más importante en la vida… y deben ver… que yo también lo creo. James Okana: Eres uno de mis mejores empleados, pero estás arriesgando tu puesto. Tomás Román: Lo que pasa es que he descuidado otros aspectos muy importantes de la vida y

necesito darles más atención. James Okana: Mira, Tomás. Tú le caes bien a todo el mundo, me gusta tu trabajo pero esto cambia

las cosas. Tomás Román: Lo único que pido es trabajar menos horas. Sí significa ganar menos por mí está

bien.

James Okana: ¡Okey! Quieres trabajar menos horas, ¿qué tienes en mente? Tomás Román: No quedarme fuera de hora, sobre todo los miércoles y los jueves James Okana: Me estas pidiendo que haga una excepción contigo, ¿sabes? Tomás Román: Usted dijo que era uno de sus mejores empleados…   [Sonido del tono de llamada] James Okana: Lili. Lili: ¿Sí, señor Okana? James Okana: Necesito entrevistar gente enseguida, para el puesto de ingeniero mecánico. Lili: ¡Sí, señor! James Okana: ¡Encárgate!... ¿Dime una cosa? ¿por qué haces esto? Tomás Román: por mi familia. James Okana: ¿Quieres salvar tu matrimonio? Tomás Román: Quiero salvar a toda mi familia. Me necesita… y yo a ellos.   James Okana: ¡Ojala yo huboera hecho lo mismo hace años! Quizás todavía t odavía tendría a mi familia. [Sonido del tono de llamada]

 

James Okana: Lili, las entrevistas son  para auxiliar de de mecánico. Lili: Enseguida, señor Okana. Tomás Román: ¡Gracias… señor!  James Okana: Te veo el lunes.

[Suena música rap]

[Conversación de fondo: Gusto fondo: Gusto en verte chico, justos para grabar, que con su música será la  próxima.] Marcos: Okey, gracias. Productor 1: ¡Hey! Boosta quiere una canción más caliente , así que dale duro volumen, aunque

tengas que ajustar los demás niveles…  Marcos: ¿Oye? ¿pero hace falta? Riéndose]] ¡Papi! Es para llamar la atención… y si a la gente le gusta… ¿qué más te Productor 2: [Riéndose

da? [Voz de fondo de Tomás Román: Yo confio en ti, hijo. Sé que quieres hacer lo que está bien.] Productor 1: Estos son los cambios que hizo Boosta. Productor 2: ¡Chico, esto va a pegar!

[Voz de fondo de Tomás Román: Entonces, ¿por qué usas tu talento en lo que sabes que está mal? ] Marcos: Tony… yo tenía otra idea cuando escribí la música. Creo que…  Productor 1: ¡Hey! ¿estás en esto o no? Afuera hay gente que se muere por estar aquí. Así que, lo

tomas o lo dejas. Productor 2: ¡Papi! ¿ a dónde vas?

[Voz de fondo de Mario Vargas:  No lo olvides Marco, lo mejor es dejar que Jehová te guíe. Así llegarás lejos en la vida.]

Marcos: A ningún lado… ¡esto no me lleva a

ningún lado! Productor 1: ¡Déjalo! Tenemos su música.

 

Tomás Román: Quizás podamos hacerlo este fin de semana… ¿qué les parece en el sótano?   Rebeca: ¿Y qué vamos hacer con el sótano ahora que está vacío? Nicolás: ¿ Cómo les irá a los hermanos Vargas? Los extraño. Tomás Román: Yo también. Mónica: Espero que estén bien en su nueva asiganción. Rebeca: ¡Oh, deberíamos llamarlos! Tomás Román: Buena idea. ¿Después del estudio? Okey, ¡vamos! Becky, ¿tienes las preguntas? Rebeca: Sí. Tomás Román: Muy bien. Nico ¿la cámara? Nicolás: Sí. Tomás Román: Mamá… la Biblia. [Sonido de la puerta abrirse] [Sonido de la puerta cerrarse]  Nicolás: ¡Marcos! Ven, ve, ¡mira lo que vamos a hacer! Tomás Román: ¡Bienvenido! Rebeca: ¿Qué pasó? Marcos: He estado pensando y… quiero estar… ¡aquí!  

tr aigo algo. ¿puede comer durante el estudio por esta vez? Mónica: Tendrás hambre, te traigo Tomás Román: ¡Por supuesto! Mónica: Bien. Tomás Román: Marcos, llegaste a tiempo. Vamos a presentar un reportaje sobre David y Goliat.

Becky va a entrevistar al Rey David, mamá es una testigo ocular y yo filmo. Lo que nos falta es la música. ¿Alguna sugerencia? Nicolás: ¡No te olvides de la oración! Tomás Román: Claro. ¿Quieren que

incluya algo en nombre de la familia? Mónica: [Lagrimeando] ¿Agradecerle a

Jehova que estemos todos juntos? Tomás Román: Muy bien. [Lagrimeando] Démosle gracias, por estar juntos… para adorarlo… en familia. 

 

Tomás Román relatando: Unir a la familia para adorar a Jehová, tomó su tiempo.

[Voz de fondo de Marcos: Yo te ayudo papá] [Voz de fondo de Mónica: Estás lento] Tomás Román relatando: Todo cambió cuando realmente entendí lo que implica Deuteronomio

6:6. Para lograr que la Palabra de Dios esté en el corazón de nuestros hijos, primero tiene que estar en nuestro corazón. El que yo me preparara de antemano para la Adoración en Familia hizo que fuera más significativa. [Voz de fondo de trabajador: ¿Puedes tomar esto? ] [Voz de fondo de Tomás Román: En cinco minutos] Tomás Román relatando: Y hay que ser constantes . Dar prioridad a los asuntos espirituales,

mejoró nuestra vida de familia. [Voz de fondo de Tomás Román: ¡ Aquí  Aquí vamos!] Tomás Román relatando: Soy el primero en admitir que requiere mucho esfuerzo, pero el resultado… vale la pena.

- Fin del video -

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