VIDART_TIPOS_HUMANOS

November 19, 2017 | Author: Dinadie | Category: Society, Reality, Science, Agriculture, Science (General)
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Descripción: Análisis antropológico del investigador Daniel Vidart....

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TIPOSHUM CAMPOYL

EDITORES:

DANIEL ALJANATI MARIO BENEDETTO MOIACIO DE MARSllIO ASESOR GENERAL:

Dr. RODOlfO V. TÁlICE ASESOR EN CIENCIAS ANTROPOlÓGICAS:

Prof. DANIEL VIDART ASESOR EN CIENCIAS BIOLÓGICAS:

Dr. RODOLfO V. TÁlIeE ASESOR EN CIENCIAS ECONÓMICAS:

Dr. JOSe CLAUDIO 'WILUMAN h. ASESOREN CIENCIAS GEOGRÁFICAS:

Prof. GERMÁN WETTSTEIN ASESOR EN CIENCIAS SOCIALES Y pollnCAS:

Prof. MARIO SAMBARINO SECRETARIO DE REDACCiÓN:

JULIO ROSSIELLO SECRETAfUO GRÁFICO:

MORACIO AAóN DEPARTAMENto DE FOTÓGRAFiA:

AMILCAR M. PERSICHETTI LAS OPINIONES DE LOS AUTORES NO SON NECESA,.; RIAMENTE COMPARTIDAS POR lOS EDITORES, Y LOS ASESORES. Distribuido!: general: ALBE Soco Com., Cenito 566, esc. 2, tel. a 56 92, Montevideo. Distribuidor .pe»ra .1 interior, quioscos y ....nta callelera: Distribuidora Uruguaya de Diarios y Revistas, Ciudadela 1424, tel. a 51 55, Montevideo.

las fotos que integran este volumen salvo indicación expresa, pertenecen al autor. Foto de la carátula: Amílcar M. Persichetti.

NOCIONES METODOlÓGICAS ,RElI Etimología y significados de Criterios TI'OS HUMANO los tipos las tres lo dimensión Lo dimensión lo dimensión En busca de uno lOS n,os PAISANOS Tipos humanos de lo estancio El caudillo El peón "po'todo" El domador Tipos humanos del comino Los troperos y los carreteros Los mercachifles las "carperas" los contrabandistas los desdasados, Antecesores Los "siete oficios" Los montaroces lOS 111'05 CAMPESINOS Los cha::areros Los granjeros Los plantadores los quinteros lOS TIPOS URBANOS los bichicomes los prostitutas calleleras los cuidadores de automóviles 1.05 TIPOS ORiLlEROS Etimología y sinonimia término "orillo" Los orilleros Los orilleros los orilleros del I.OS TIPOS MARGINALES El escenario de los pescadores de' lo vida social El acervo tecnológico CONCLUSIONES

18 20 21 21 22

23 24

25 25 28 29

32 32 41 41

42 44

45 46 47

49 51 52 56

58

62 62 63 65

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efectuar el frópológic;os Miembro Exp~rtos de Aetualmentees Cultural en la Susprincipc:Jles PUIj)W::aC:IOrleS una sociología rural

en ,América. indígena

«19601, Sº~iedades cut UfO gallega (1961 del opusculodé J. L El PCiisajeur"guayo ( res gauchos y litera,tura Poesía y compo. De. nal'ivis;mo Bdad de A....ricar Ha escrito

de qUilnlEmfc)s

año 1942 comienza a espedalizarse en SodoenuaIC)$ sistemá ticos de y Geografía Humana. a conocer intensamente el Uruguay, cuyos a viajar por África, y Asia para Desde 1962 el Centro de Estudios An~ AMERINDIA y los CU,AUI::Iblados. Son servidoras itinerantes de las urgencias sexuales de los hombres· en soledad; 01 igual que los tahúTes que trampeando ofrecen la emoción liberadora del juego, tipología que la moral criolla "con ideales, pero acepta como que "mal neC~~aTJlO" la época nomádica prostituta se lo hace en las orillas de los Cal!TIpan:a, en la mala" del se en los miserablesranrecalan los desechos del lumpenjJrQletarÍ4t fabricado por la estancia; ya ofrece sUS servicios a los viandantes en los cruces de caminos donde florecen postas y pulperías. LQSCONTRABANDISTAS El contrabando es un fenómeno consustancial a toda frontera. Durante la colonia se afirrtló el -..rebelde espíritu antiespañol contrariando el bando, es decir la ley, mediante la vio:ación de las prohibiciones de comercio con otros países. U na vez establecidos los límites con el Brasil la frontera uruguaya del norte y noreste se consteló de organizaciones contraventoTas que, ya en un sentido, y.a en el otro, según el flujo y reflujo de los precios, pasaban productos sin pagar tasas ,de importación. Hubo ayer y hay hoy contraban;,Estas poderosos, hacendados o comerciantes, siempTe a salvo de todo riesgo, pues su calidad empresadal va aliada con la influencia política. El delito de contrabando, por otra parte, no afecta la bonorabilidad de los hombres, según la ética fronteriza. Los tipos humanos que interesan en nuestro caso son los autoTes materiales del contrabando: los (que por su cuenta o a cuenta de otros orga24

nizan las reatas de cargueros y trap.sportan caña brasileña, tabaco, yerba y demás objetos o alimentos. El contrabandista, conocido por "tTabajadar" en algunas zonas y como "quilero" en otras, es un asalariado más. Pone en peligrp su .vida para que enriquezcan los que compra~í o venden al por mayor. Tiene su código social, su arma.mento típico, su estTategia para esquivar la partida. Conoce las picadas; adivina en los ruidos nocturnos la respiración de los ll1~licos emboscados; lee en los más tenues signos del paisaje familiar en tiJJ.ieblas las señales •de peligro o de paso franco. Vive estrietaIfiente a.l día este proletario del norte, jineteadorde fronteras y baqueanO de mojones, siempre con el "güinchester" amartillado y d espíritu entonado hasta la temeridad por el trago de alcohol que menudea en los tiroteQs y se hace cañada en los descansos. Una vez cumplida su tarea dilapida en el boliche, en la carpeta y en el pTostíbulo el salario que mal paga su riesgo constante. El trato diario con la muerte lo ha curtido: es sereno, se abroquela con una fría y reflexiva modalidad del coraje, sabe balancear las ventajas de la prudencia con las sorpTesas de la temeridad. Ha organizado un rosario de refugios diurnos en su penetración tierra adentro. Los rancheríos, las taperas, las propias estancias, son sus enterraderos momentáneos. Desgranándose de la colleTa de cargueros algunos contrabandistas llegan hasta el sur del río Negro para cumplir con el encargo que, una vez pactado, se sirve fielmente. El contrabando hormiga del pobrería fronterizo no se encuadra en la figura del contrabando m3.yorista. El pobre compra alimentos del otro lado de la línea solamente paTa. sobrevivir. y cuando introduce algo para la venta lo hace al por menor, como dice el poeta nativista en ...11 poema dedicado a los "quileros": re Caña, yerba y rap,adura, / y un rollo'e n,.aco no más, '. I Los

Contrabandistas en uria,picada d~1 Cebollat.'. Co'" •• e) so. qfto, S"~lDe'ndid"

pobr,es conir.abandiamo$ I a gatas pa' remed"· ", la En' zar. ve~os ~ntenores había definido el status social se y la ~1Stor;:.ge~e.alóg~ca de .la familia del contra.. ban~lsta : Gurzczta 1S1er nas flacas, I barriguüa m. e1on.• / donde hay tantas vacas gordas / nohav nz ~harque p'a'ra vas...., / Tu bisabuelo hizó LOS patrza, /. tu abuelo fue se,' vido r, / tu padre carni6 8USCAVI una oveja / y está preso' p'or ladrón" (R.úDRfANTECESORES GUEZ CASTILLO, 1963: 116). .l. GAUCHO . El. contrabando, hijo de la economía ca. itaI~ta: tlene su~ ,cap.i~ostesy .sus pequeños tri~ta­ nos. la estratlflcaclOn social del camp,o· ur uguay(), no tan tenue como 10 quieren las tea', . d' 1 . 1 ' .· • nzaClOnes e SOCIO ogla rural académica surge t·a b" a..d " m len con mtl ez en este sector de los contraventores d(~

hallan con

cuantas ed. 1914,). retlre:senltallte de la ,,1"Y',,"nnl" este tono intelectual: verdad sea dicha entre nosotros: el trabajó en su vida ni para comer ( ... ) And,u a caballo, bolear avestruces y domar su diversión, no su Fue y jamás por deleite personal y feroz Dijimos que era triste hosco, antipático y mal dIspuesto bién afirmamos que era lac:onrco pero el pobre no era guarango (...) personaje rotoso, medido, bIaba los sórdidos rancheríos vacas tes de la llanura, que si fuesen perdices, que cortaba crúpuIos de conciencia y se y caballos de los demás, con pasmosa agilidad pero arado; que asestaba puñaladas por tenía siquiera el sentimiento de la (ECHAGÜE, 1943).

LOS "SIETE OFICIOS" necesidad de sobrevivir en un escenario riesgoso Fue el gran escritor Juan José Morosoli quien -~naturaleza avasallante, indios bravos, partidJ.s trazÓ una inolvidable e insuperada semblanza del represivas"-- lo obligan al robo y al saqueo, que "siete oficios", el ganapán del área ganadera. Este para él no son tales. En 1790 escribe Manuel Ci- buscavidas, que desvirtúa los prejuicios acerca de priano de Mela un juicio que ubica al gaucho en la "haraganería criolla", es un "elemento nobisu exacto sitial histórico: "Pero la malicia ha lísimo para hacer el temple de un pueblo", pero trastornado esta sabia providencia porque los ri- "lo desperdiciamos ( ... ) y lo dejamos que se herrumbre --moho y orín-- en las cuadras de cos conservan en su hacienda un corto número de ganado en rodeo cuyos partos yerran, Y a la los batallones o en la molicie de los poblados de paja y lata". No le hace asCOS a cualquier resombra de éste se hacen dueños de todo el que .quieren, a pretexto de que se les ha alzado o busque paTa salir adelante, por 10 menos en sus ahuyentado una gran parte. De este pretexto na- etapas iniciales de juvenil intrepidez: "El comienza todos los días. Allá averigua que se necesita cen las correrías que hacen ( ... ) y los ricos ( ... ) haciendo la corambre a tan poca costa y en tanto un hombre para hacer piques. Si el monte está número que no viene a cuenta a ninguno que no cerca de la estancia, comerá en la estancia y dorrnirá en la estancia. Si está lejos hará una aripuca sea rico criar una vaca. Queda de este modo descon cuatro palos y unas ramas, y allí estaTá hasta poblad~ la campaña de vecinos, los ganados vagos, que se termine el trabajo. Alguna vez se llega y la gente pobre necesitada a hacer sin licenó;} a la pulpería. Tabaco, naipe y caña. Otras veces .10 que otros hacen con títulos ( ... ) matando d rumbea a lo oscuro, como perro sin dueño, busdiestra y siniestra para sacar cueros y llevarlos cando una mujer para sacarse un poco el monte a los ricos españoles o portugueses que dan una que tiene adentTo. Para asentar un poco el malbagatela por ellos. Estos son los changadores, los humor que hace días lo tiene lleno de espinas. gauchos tan decantados, unos pobres hombTe:;, a La soledad tiene estos inconvenientes también. Terqllienes la necesidad 'Obliga a tomar lo que creen minado el trabajo cobra y marcha buscando nue110 tiene dueño para utilidad de los que le pagan vos destinos. con 1l1ano bien miserable." Este documento co"Ahora será alambrador, haciendo yunta con lorlial ubica las cosas en su lugar y zanja muchas otro agenciavidas como él, con quien compartirá discUsiones inútiles. El gaucho no es un señor sino --siquiera sea~·· mate y silencio. Otra vez es un paria, un desocupado que realiza de tarde parte de una comparsa de esquiladores que va en tarde changas ocasionales mediante salarios picoteando, aquí y allá, porque las estancias tieirTIsorios. No hay que esperar a la intelectualizada nen sus máquinas para ese fin. Después será horcanción de protesta contemporánea para que la nero, parando una quema de ladrillo~, comenzando amargura del miserable se convierta en coplas. por elegir piso, siguiendo por la playa, armando Una muy vieja, de tradición oral, dice ya en rJ pisadero, cortando y embarrando el horno para siglo XVIII: ay O' nunca espero justída / porque pasar después las noches, a lo lechuza, vigilando no tengo ni un cobre; / como oampana· de p'ala quema. lo / son las razones de un p!obre." 28

"Más

~srde

va a una cruzada buscando condecir, se suma a una pandilla que un hombre por enfermedad o porque ) encontro otro destino mientras marchaba .( Será al fin estaquero, que es el que apront~' ias :staca~ , para hacer un monte, generalmente con mtenclOn ?,C aprovechar un bañadita que se forma dI'a d ama d 01', en un. .,bajan d del ca.mpo. Será otro· . enten len ose con el rezago de la trop'II d d 11 l a, reserva os enos de vicios, a los que los mensuales co~ardes no se le animan porque no tienen neces~dad de romperse los. huesos porque sí. Aquí esta mostrada la evo~ución del coraje de nuestro . gaucho. Ayer se pedIa la b.alada . H ay se pIensa que no hay ne~esidad de haceTse machucar de gusto" y no se ~uega la vida arriba del· caballo el mas. guapo SIno el que tiene más necesidad El coraje' , aqul. y en tod os lados, no es sino esto:. una"gran neceSIdad de ganarse la vida. . Hay, además, mil pequeñas changas en la ¿u: este hombre. puede obtener unos días de acvIdad (...) SI la estancia cercana tiene chacra para el consumo de la casa desgranará maíz ccr::pondrá algún chiquero, cortará paja en ban~do ~ara h.a:er un quinche nuevo ( ... ) " dEl .SIete f .OfICIOS no camina ciertamente por an~~as e m mIto. Lo que le hace andar es la nece~1~ad, domadora de cogotudos y amansadora de ar~scos. Porque en el campo la liberación económIca del h~mbTe es prácticamente imposible ( ... ) ~l tenatemente esg(inadero y no quiere que sus campos se llenen de familias ( ) " (MORO SOLI, 1940). .. . trab~~do. perdlO .~

ei

La caracterización de Morosoli es au ! ancha y h on d a. P ero b aste con estas transcri n mas" . Clon,;, para comprobar la voluntad de superJ¡. venCla ?e. un proletario que huye del desempleo cromco buscando desesperadamente al ' conchabo transitorio. .A este empen-oso gU~l . b uscaVI-

das la clases inconstante, su perviv~ncia ranchería, se aerolito en los basurales Este ya es el fermentado y aCJca'l!dO. paciencia, deh~stío, de Soled.act. los arrabales moscas, el nueseno LOS MONTARACES

Existe una área misma y se serran:os, en orillas de los lectores de Estos 'fefugiad:oB nito de la penillanura, del campo Viven dedal' del "'.... ., ... ,,'-'. los socavorles los helechos. Los nl(mt,arace~ agobiantes incorruptible, horno, pira con embolsar montaraces un claro simple techo a suelo senlejandc plantan zapallos,

pero esto sucede e

ml:lc3.cnn:u::s, todo sirve capear necesidades de la comida El montaraz es huraño pur ecológico y autárquico necesidad. Se cocina en su propia "alsa de apenas mitigadas por el verde ,aniverso el incesante pulular de la fauna. La planta y animal son, casi, los deudos de su biológica familiaridad con la naturaleza. .Refugiado en la marsupia de las rinconadas ha

del materno. Su n~lrnH'r1n las más de la~ de lidiar con el destrozadas por las esde los habitantes del área cuyo ámbito se halinlitado por la floresta. Se lnueve en didad y no en extensión. Está· de ...,>:>I-,......~...".., po y de a los ~o .capt~dos por el jinete· que rueda sobre los paISajeS sm penetrar en su secreto. Se encuentra sumergido en un mundo donde el tiempo prima sobre el espacio; no ve paisajes SIDo microcosmos, pequeños frisos ani·

y suaves ualu.a]~IaS su El fruto de lo vende al chupasangre del nn.II""'~u" cano que estiba en sus galpones, entre mlcac:.naJ)lleS Cl.ll.eros de el tesoro que de la gran ciudad lejana. el toontrabandista, el ca:laClor a veces a tiros su veces saUe al campo abierto CQI'nd.a y desplume del ñandú. el monte le retiene cada vez en un ermitaño. Hosco, SO!lta~rIO. agazapado, atraviesa la maliviano y cauto. Las grandes lucon nas al~mbr~n sus acechos cuando aguaita a la presa que VIene, Imantada casi, hasta ponerse bajo la mi-

LOS TIPOS CAMPE IN S

Dentro de nuestra clasificación basada en las áreas geográficas y los géneros de vida emergentes de una tecnología tradicional, consideraremos como tipos campesinos a los trabajadores enelavados en las zonas agrícolas. Los. estudios de Nuestra Tierra dedicados a ll.1.s ciencias geográficas y 80caracterizan los distintos aspectos de li(') campesino, proporcionando conceptos e índices .estadísticos a nos remitimos. En nuestro caso humanos acuñados· por la.agricultura y minifundista:el chacarero, tI granjao, el monocultivador, . el. quintero. Vamos a describir brevemente cada uno de ellos, en d entendido de que. nos preocupará esencialmente el a.gente del trabajo primario, ·el asalariad()~ el bra.. cero, el arrenda~ario,elpequeñ() labrador que medra entre los dos términOs; tan próximos, de la economía de subsistencia y laeconómía de mercado. 32

LOS CHACAREROS

El chacarero es el agricultor extensivo dedi~ cado a los cultivos clásicos de trigo, maíz, paja de escoba, tubérculos y algunas hortalizas. Se le halla claramente definido en la zona meridional" particularmente en Canelones. . El chacarero es, muchas veces, de ascendencia canaria. Sus antepasados, llegados de las islas atlánticas de España, practicaban una agricultura primitiva. Hundían poco la reja del arado,. no abonaban la tierra, utilIzaban métodos depredatorios que erosionaban y empobrecían el suelo. Sus rancherías albergaban géneros y niveles de vida sumamente precarios en· el aspecto mataial y espiritual. .y del mismo modo sus descendientes se confinan en el primitivismo tecnológico, en la hostilidad a todo cambio. Son desconfiados, cavilosos y "desprecían cuanto ignoran". Emponzoñados por

Trofeos del coraie.Sitio donde cayó Chiquito S tumba del héroe, la osamenta de su caballo. ara vio, en la carga de Arbolito

( 1897). Junto a la

Parque Rodó, La madre blanca y la madre negra.

DERECHA: El hombre de "la PÁGINA OPUESTA: Músico

lf'ftt,f'IllI'll'itft"

(aileier~,

Una viela paisana montando a la antigua.

Hombres y caballos en el río como mar.

IZQUIERDA: Paisanos en un aparte de una penca.

PÁGINA OPUESTA: Trofeos de la derrota. L:a ropa dfJ! un bichicome secándose al sol.

Peoncito del. Cebollatí ¡unto a su caballo.

Un feriante en su escenario dominguero.

el terruño, se aíslan en sus parcelas al punto de

LOS GRANJEROS

que sólo concurren al pueblo en las festividades de San Isidro Labrador y en el Día de los Muertos. La superstición los ata a los viejos terrores del agricultor neolítico. Sus niveles de vida son bajos: ranchos. oscuros y destartalados, sombreros rotosos, tamangos ancestrales, folklore de añeja raíz hisp:inica. No mandan a sus hijos a la escuela pues los necesitan para el trabajo. Y éste es duro, ya que la tierra cada vez rinde menos, saqueada por el filibusterismo de una agricultura elemental. Es raro que el chacarero tenga peones. Toda la familia trabaja en las épocas de siembra y cosecha; en los tiempos de lluvias invernales no hay industrias domésticas que ayuden a salir del marasmo de la inactividad envilecedora. A medida que los furidos se subdividen y avanza la densidad demográfica se' redoblan las penurias. Bien ha captado Serafín J. García la tragedia de este pequeño y desamparado agricultor en sus expresivos versos dedicados al tamango: ((Tu destino es igua'l qu'el de tu dueño: / un destino apagao y sin leyendas, / que no va más allá del rancho negro / and'encajó -su marca la miseria, / y 'ande hasta los guríses / se han olv;1dao de reírse, a juersa'e penas" (GARCíA, 1951). Pequeño propietario o arrendatario, tanto da: la ganancia es ~enguada y la producción depende de los azareS ce la naturaleza. El chacárero. no puede imponer las conquistas de la geografía humana a las resistencias de la geografía física. Está en equilibrio con el medio y, como el alpinista de la parábola de Toynbee, parece tener un lema que define y consagra el estancamiento cultural que lo agobia: j'y suís, j'y reste, aquí he llegado, aquí me quedo.

Agricultores más a las innovaciones, onJ(lIlarl0S Píamonte o del lan en el paisaje aR"J'ano más eficaces Tienen mejores helrramlenltas. quina al trabajo a,,-an1(), c()nsltru'ycn tables, saben cultivo. Plantan .,,.,.,...,.1...., siembran viñedos, AU.'l''-"!·AU COlmc::nas, se dedican a la la cuenca leCne1~a ne un grado un más secuencia, pueden lida tl'vrtnT'l'!:1

LOS PLANTADORES

ceros, que no a articular un "'1n4>."""". coherente pese intentos de sus .........."'.. "''''. ñeros conmueven la sensibilidad -así se su toma solidaridad, de eS}:ún1:u a muchos lnl~ellectUales la noción del subdesarrollo y la abolirlo pen~tra, como a c·O~Gjtr.r1,t'.c.J.I,v. en el ... ,..."'i- ....... ~~ mundo ruraL El en cadena lTi/....

proyec-

QUINTEROS

En los de y pelletraI1Ldo en la ciudad como un seudopodio horuna de con

la vivienda del chacarero canario, agricultor de tipo tradicional.

caracteres particulares, En pequeños predios, bien trabaj'ados y abonados,e1 riego y la agricultura preciosista han logrado rendimientos sorprendentes. Este cordón de primicias que surte la feria de los barrios y los puestos de los mercados está geneialmente atendido por hábiles quinteros italianos (hubo una emprendedora minoría de originaria de la Huerta levantina que ya no es tan notoria) cuya habilidad cmuerdal corre pareja con su sabiduría agrotécnica. En dos hectáreas trabaja un ejército de personas. DentFO de la ciudad, infiltrada entre las fábricas, esta a;gricultura de suburbio propicia la exi~tencia de 43

LOS TIPOS URBANOS

En las calles de las dudades y los pueblos uruguayos hay personajes pintorescos que llenan las crónicas d.e -las vecindades () las barriadas con su copíosoanecdota:rio. Per.o estos personajes singulares no interesan en esta tipología. No interesan tampoco los trahajadores de taTeas reglamentadas que como el guarda de ómnibus gallego o el fe'riante italiano atraen con su exotismo idiomático la atención festiva del público. Los tIpos populares que han de retener nuestra atención. SOn los -pequeños ganapanes que trotan por las calles en busca de su cuota de supervivencia: - los barquilleros, los vendedores de "ballenitas", los afiladores, los compradores de botellas, los vendedores de pizza y faina -cada vez menos frecuentes-, los cuidadores de automóviles, los escoberos y plumereros, las negras pasteleras de los últimos reductos afTouruguayos. Son también tipos bien definidos los desechos sociales: los bichicomes

que se guarecen en los intersticios carcomidos de la propia ciudad, sin dejar de pertenecer a ella ~ las prostitutas callejeras que han organizado, mediante el empleo de taxis, un "servicio" en Bulevar Artigas cuya complejidad e implicaciones Tequerirán, en caso de ser estudiado, todo un equipo de especialistas en ciencias humanas; los punguistas en su múltiples variedades. Los tipos urbanos de otroTa, cuya descripción efectuaran los antiguos cronistas, han desaparecido (DE MARíA, 1957). La civilización técnica, la sociedad de m.asas, la fábrica y el empleo público han absorbIdo a muchos ejemplares llenos de color local. Los que restan son supervivientes del gran naufragio tradicionalista en las aguas de la modernidad y no serán objeto de nuestra atención. Por razones de economía de espacio vamos a limitar el análisis a los vagos, a las prostitutas y a los cuidadoTes de automóviles.

LOS IICHICOMES Según algunos etimólogos bichicome viene del inglés booch-comber, que quiere decir cardadúr de playa o rompiente de playa. En la primera acepción sería un recorre playas, en la segunda un náufrago social. Nuestro bichicome es un vago con muchqs puntos de contacto con el hobo norteamericano oel clochard francés. Los tres pertenecen a la gran ,familia' de parias determinados por el doble im-

perio de, la alienadón lidad patdIógica. Pero no es un pedigUeño V3.Jzat»UlltG.O un habitantepertmaz Recoge su comida nías de sUS el perímetro costanero, chas sus .necesidades se mata los piojos yse éxtasis de un nirvana

es un filósofo

escritor costumbrista a cuya descripci6n me remito; "Muchas veces se reprocha al Municipio que adjudique el trabajo de cuidador de coches a personas j6venes, en vez de reservar la actividad a ancianos desvalidos. Basta imaginar la magnitud de fas tareas a cargo de nuestro hombre para concluir que s610 un dinamismo juvenil podría bastar para abarcarlas. Algún malintencionadio dirá que el hombre de guadapolvo gris y gorra autoritaria sólo se hace visible cuando un coche se retira, momento en que aparece como un indispensable maestTo de ceremonias que otorga prioridades, dirige la maniobra y despeja el camjno. Con movimientos circulares del índice parece discar un teléfono invisible, mientras con la otra mano detiene . la corriente del tránsito. Nadie, salvo las damas, obedece sus señales, pero nadie puede ignorar la mano extendida que indica el fin de la tarea y del espectáculo. Plumero simbólico bajo el brazo, inspecciona los espacios libres que van apareciendo, atribuye preferencias en proporción directa a la importancia de la dádiva que presume, gesticula, grita, simula enojos con invisibles rivales de su protegido y por fugaces minutos se convierte en el personaje más importante de la cuadra. Nodriza cuidadosa de los tesoros cuya vigilancia asume espontáneamente, resulta a veces ineficaz en los momentos cruciales, cuando un descuidista decide tomar a su caTgo el portafolios () el abrigo abandonado en algún asiento; pero fuera de esta triste circunstancia, ejerce a conciencia su cometido. La cortesía es su signo: la gorra se levanta con idéntica elegancia ante el geneToso o ante el olvida,dizo; es que el carácter voluntario, no tarifado y muchas veces sorpresivo del servicio, no Ic permite sino la exigencia sutil de una sonrisa o de una mirada nena de discretas esperanzas" (ROSSIELLO, 1968: 80-82). 48

LOS TIPOS O I

El cuidador de automóvil.s visto por Miyo.

El fenómeno urbanístico y social de las orillas tiene larga historia. Se inició paralelamente con el de la ciudad y, para ubicarlo en el tiempo, ha y que retroceder no ya a la Edad Media sino al origen de las primeras urbes en la Media Luna de las tierras fértiles, aná por el cuarto milenio antes de nuestra era, aunque las ciudadelas del mesolítico, como Jarmo y. Jeric6, de pronto también tuvieron sus caseríos de extramuros. Los montevideanos llamamos oTillas a las cinturas de casas sueltas y casillas que entre baldíos, arroyos, quintas de agricultores suburbanos y caminos de tierra que quieren ser canes señalan la zona de transición entre el campo y la ciudad, entre el ámanzanamiento edificado y la espacialidad geográfica de las parcelas, ya minifundistas en el sur, ya latifundistas en el norte. (Guich6n, por ejemplo, estuvo asfixiada hasta hace menos de un. decenio por tres estancias que impedían la eXIStencia de cultivos hortelanos.)

Pero las orillas no paisaje lisiado, con rio y lo con urbanísticas ¡:mec3Lrie:dad Reflejan, tura eCC)Dó:mu:a rc~pom¡able

diado por el su parte, basura cotidül,na de las moscas, una

atn~eolla

de esta derrota ínstrumenlos carritos \'-i:)\_U~UJ.I..I.,""" con el nombre h.a , los flacos perros arrasgos bichocos que todavía una carga. Las obras del hombre ..""",,,,,,1..,.,,.. lastimosa La no tiene el el sabor folklórico--una construcción retorcidos y lluvias y escuadra y la

esta >.íl1tima fecha se abre paso el término orillero, significando lo que nosotros concebimos por tal en Río de la Plata. Pero hay algo más, digno de -entretenida consideración. Un lingüista catalán indica que orejano, un término.· de antiguo uso (n nuestro campo pecuario, y que significa ga.. AAdosin maTita, y por 10 tanto.agreste, arisco, dmlrrón o mostrenco, deriva su nombre de oreja u pues la marca- en. cuestión. se> aplica con fl'es o sus distritos". La· historia ha arrabales en barrios: basta pen.. -sar en lós casos. de la. Aguada, Pocitos o Palermo, orillas y hoy barrios de Montevideo. Quedaría todavía por analizar unos términos a menudo, y muy interesadamentep se entreve.ran con los citados aunque significan algo distinto. Se trata de los peyorativos vocablos "bajo" y Hbajo fondo". El bajo o los bajos fondos de las ciudades son las zonas donde se refugian la prostitución y la delincuencia: allí se encuentran el garito, el lup~-

nar, el fumadero de marihuana, el "enterradero" de criminales, el local de balles de rompe y raja. El famoso y hoy demolido Bajo montevideano fUe el albañal común de los paTrios y las orillas, de los habitantes del Centro y del arrabal, de !a burguesía encanallecida y de los obreros sin con... ciencia proletaria. El vicio va de la mano del sistema capitalista y es generosamente fomentado por los que sacan dividendos a la sombra de negocios infames, pero negocios al fin, tal como lo exige el rol santific~dodel merc~der. LOS ORILLERO$ DEL CORAJE

Las evocadones de· las orillas antiguas, efectuadas generalmente por hombres pertenecientes a clases sociales que en su tiempo repudiaron con vehemencia a los IDrilleros, han forjado una serie de estereotipos memorables. Las orillas aparecen así como la sede del coraje, como el perpetuo cam.. pa de batalla de varones sile%}cÍosos y diestros que viven enarbolando cuchillos y proxeneteando ron... jeres. Son los portadores de la "felicidad del valor" según Borges, so~ los compadres "nietos del gaucho" acicalados por los versos nativistas de Silva Valdés. Los taitas" los pesados, los compadres, los campadritos, los guapos, los marcianos, los cal:JaIl" gas, los caralisas, toda \tna fauna agresiva propiciada por la necesidad de afirmar la per$onalidad humana en un· erial creado por el erecimiento las grandes urbes y el ingreso de los inmigrantes y los desarraigados rurales en las,fuas de la miseria, -hacen olvidar, con la· cráni(a,4de sus peleas, el ver~ dadero rostro del desvalimiento. Las dagas de hojalata siguen combatiendo interminablemente en la mitología de la Belle tipoque y en la nostalgia de los intelectuales que bUS(:an la raíz de la realidad rioplatense en un retablo de duelistasgratuit08

S recolector d. residuos forma ya parte habitual d.1 paisaje urtltanlC»..

acuchi-

taitas a una ne:m()s vestido con valor que nos pecie de coraje que jamás existía; tado nuestras frustraciones· y ···melancolías violento; y así ha surgido tina adobada cional literaria", de la Amorim en su denuesto Más apegado a la aUlrlQlle tt'lbultario de prejuicios ideológicos CO]t1SUlstalnClaI4~S es el retrato de -contemporáneos: rudo de campo nunca bien ni

-so,m(~ti(las

Jl. .... Q,A..u•.&,QU,

constante de y de la en la mano

Esto es falso, es un deliberado intento de fabricar una crónica para venderla como una historia que, en definitiva, será el fruto de la mitomanía cnoUa proyectada sobre una menesterosa, prepotente orfandad (VIDART, 1967 c: 34-43). LOS ORILLEROS DE LA AGRESION

los bichicome!li en la "Ciudati Vieia". 56

Las orillas actuales· de .Montevideo, están po-bladas por los llamados Ca,ntegriles, nombre que parodia, desde el extre.m() de la pobreza, el del lujoso batri() puntaesteíig (:aQ~ ESPASANDíN, 1963). Los Cantegrilesban acuñado un nuevo pTo-ducto humano, distinto al de los guapos y ma¡tones de antaño, aunque conserva alguna de sus características. Se trata de .Ios infanta-juveniles, grupo de muchachos cUyas bandas azotan el perímetro y aun el centro de Montevideo en sus incursiones delictivas. Los infanta-juveniles actúan comúnmente en patota. Agreden· a los. vecinos, roban sistemáticamente, combaten con lapólicía. Una y otra vez son recluidos en los reformatorios, donde aprenden el repertorio criminal del hampa y adquieren vicios degradantes. Mientras no cumplan los 18 años no pueden ser procesados y, amparados en esta prerrogativa, una y otra vez vuelven a sus andanzas. Las recientes correrías de las. bandas del Chueca Maciel y los Chanchines son la fachada notoria de una actividad agresiva constante, de una protesta generacional propiciada por el hambre, la ignorancia, el abandono pedagógico y las técnicas represivas y no recuperativas usadas por el - Estado. Esta actividad golpea el pacato rostro de una sociedad clasista que en el afán ideológico

Un bichicome en

$U

covacha.

de esconder su mala conciencia busca los consabidos chivos emisarios. En efecto, los. cronistas de los "grandes" diarios capitalinos pintan a los infanto-juveniles de las orillas urbanas como los genios del mal, como los eng-cndros del demonio: son díscolos y perversos, no escuchan comejos, no tienen responsabilidad moral, no procuran enmendarse. Constituyen una plaga que se debe

y la minusvalía ética que los envilece, el atentado Había, 13 personas. El más chico, un bebé de cohtra la propiedad o las personas aparece como meses, tenía por cuna un latón herrumbrado. Peuna salida plausible, aconsejada por su escala de . gado al mismo dormía un enorme perro. Dos ranvalores --o desvaloTes-. El "estado denecesi- chos, para todos. El más grande no pasaba de dad" de los códigos cobra cotidiana vigencia en 4 x 4. «Aunque no lo CTea -decía casi con los actos de estos El golpe, el de- orgullo- hay $ 400, ahí en esas latas, y lo hicimos nuesto, la cuchillada, la todas son formas todos nosotros.» El hombre es de R.ivera. Allá y el poder so- trabajó la tierra; aquÍ en Montevideo, en un de enfrentarse contra la ciales que los condena a ser la borra de lacivÍ- horno de ladrillos. AhoTa cobra seguro de paro. lización técnica y las bUTguesas. Su «Creen que somos delincuentes: i no señor! Se lo a2feSlón es un una manera de expresar dije el otro día al comisario cuando hicieron la VO.I.lCIOllies de una personalidad residual. batida. ,i Qué se creen! Tengo todos mis papeles en orden.' A éstos -señala a los muchachitos--los mando a pedir. Que pidan no es vergüenza; LOS OIII.I.IIOS DII. HAMBIE que roben sÍ. Por algo crié 25 muchachos,míos La sociografía y la etnogTafÍa tienen en los y de OtTOS. De los que tengo el mayor anda por Cantegriles una cercana cantera de datos para los 17 años. Ése -el del latón- es mi último ,efectuar investigaciones de campo. se han nieto.» practicado; hay .monografías y por de"2 - El hombre estaba sentado junto a la más elocuentes. Pero nos parece más directo y puerta del rancho. Componía una olla. «La muvivencial poner a los lectOTes en contacto con el jer se me espiantó. Vivo solo con mi hijo,ése patetismo del caso concreto. Los refugiados en los que ve ahí, Carlitos. Tiene 10 años. YQ lo crié Cantegriles no son delincuentes, ni deliberados ha- desde los' 20 días. La 'mujer lo dejó en el hospital raganes, ni rebeldes sin causa. Llegados en, su ma- y desapareció. No me 10 querían entregar pero yoría del interior del país, sin especialización, so- yo pelié la cosa y me ayudó un médico amigo. breviven como míseros trabajadoTes independien- Los hijos no son perros, j cómo, n~ había de cTiarlo! tes -en el caso de que haya changas- en tl Trabajaba en mi chacra de Toledo y la perdía. perímetro carcomido 'de la gran ciudad. Veamos Tuve que entregársela al Banco. Tenía que pagar pues, mediante el testimonio de un testigo fiel, có- por mes '180 pesos y me atrasé cinco meses por mo transcurre la vida cotidiana de los orilleros del la maldita sequía. Con ese carro hago changas; hambTe, de los protagonistas y víctimas del sub- además arreglo radiadores. A veces voy al Tala, desarrollo. me dan trabajo en un taller. Mi familia está bien "He aquÍ un rápido fichaje que hicimos, pro- aquí, en Montevideo, pero no le pido nada a nadie. ducto de las conversaciones y observaciones del Carlitos no va a la escuela, cómo quiere que lo grupo. mande si no tiene zapatos ni ropa para el caso.}} "1 - «Ésta es mi estancia ·-nos decía muy "3 - Con la mujer vestida de amarillo que serio un hombre de 50 años, los brazos 'en jarras lavaba la ropa en una tina, al sol, hablamos poco. o cruzados, siempre moviéndolos, enérgico- yo Pero nos mostró a su compañero, adentro del 'fan;soy responsable por todos.» Miramos alrededor. eho de lata, elé 4 x 3, enfermo, acostado junto a

Supervivencias del mundo rural: una penca en lá playa. 59

un bebé de dos meses, cubiertos ambos por una especie de jergón y rodeados de moscas. El hombre habló algo: «Tenemos siete hijos. Soy albañil; también sé trabajar en hornos de ladrillos, pero no hay trabajo. Hace meses que estoy así. No sé lo que tengo.» Es de Montevideo; tiene 32 años. El hijo mayor tiene ocho años. Andaba por ahí. "4 - Si le pusiésemos de título a este artículo: «En los Cantegriles también se cultiva la tierra» nuestros honorables políticos quedarían sumamente contentos. Y nuestros buenos burgueses cantarían loas a la virtud saludable del trabajo como medio de salvar a la nación. Qué bien trabajado estaba ese pedazo de tierra. El hombre estaba inclinado sobre ella, con su azada en mano. La mujer lo llamó para hacer las presentaciones. Se quedó lejos, saludándonos, pero después se animó y entró a conversar. Y habló casi todo el tiempo de la tierra. «Es lo más lindo que hay. [Parecía que hablaba de una mujer] ¿Que si me dieran un campito para trabajarlo?.. Me iba ahora mismo. . Trabajé una tierra a medias, pero me chuparon mucho. La tierra a medias no es tierra.» Tiene 36 años; es de Rivera, de la 7~ sección. AHí sus padres tienen un campito. «-¿Por qué no se va?'» «-No se puede -c-contesta- somos 14 hermanos; no hay lugar para tantos. Con lo que se saca acá se come algo; y también se puede vender un poco.» El pedazo cultivado medía 12 x 12. Además se dedica a hacer changas. Hace 15 años que está en Montevideo. Tienen tres hijos; perdieron uno allí mismo,en el Cantegril, hace 3 meses. Están espeTando otro. "5 - Un hombre de 36 años, sentado a la sombra de un transparente. No hacía nada. No sabemos qué miraba. Nos saludó y mostró a sus hijos y a la mujer. Seis hijos. El pequeño, adentro, echado en una valija abierta que hacía las veces

de cuna. Era mongólico. «Soy carpintero. Vine de Rocha hace 13 años. No hay nada de trabajo. Alguna vez una changuita. Tengo herramienta.. , me las regalaron. El pibe mayor tiene 13 años. No está porque está juntando botenas.» Las nenas van a la escuela; a dos de eUas las mandan a Las Piedras porque aquí no pudieron recibirlas. Nos muestra la vivienda. Una pieza con una gran cama y una cocina. Todo, unos 12 metTos cuadrados. «Sabe, no puedo extenderme. .. Mire mis herramientas.» Nos vuelve a hablar de eUas y las saca del lugar en que las tenía escondidas. Un formón, un cepillo,un serrucho, un taladro. Estaban limpias, afiladas, sin uso ninguno. "6 - El ranchito se levantaba en una especie de montículo. El sol lo castigaba con empeño. Los niños alrededor del mismo. Dos perros y algún juguete viejo. La mujer se limpiaba las manos con el delantal blanco. El esfuerzo de pulcritud:se advertía en todo. «Somos de Pando; tengo 36 años. Nos vinimos para acá porque él trabaja en el Mercado y gastaba mucho en locomoción. Pero se quedó sin trabajo. Hoy, por suerte, salió a vender he1ados1 No podemos dejar así a los chiquilines, sin comer. Un amigo lo llevó a la fábrica y consiguió los helados. Vamos a ver ... »" (BARREIRO, 1964 y. Rodeados por basurales que sus habitantes revuelven y clasifican, circundados por una flota de ""yoyós" -los carritos para acarrear botenas, latas y otros apaTentes desperdicios que tienen valor para los "cirujas"-? hacinando en raídos potreros los matungos de su caballería escuálida, los Cantegriles forman un planetario destartalado en derredor del núcleo urbano. Allí se aposenta d lumpenpToletariado, se esconden los criminales, campean las patotas de menores agresivos, la en-

A pocos metros de las guaridas de los bichicomes asolean sus ocios unos goffistas le PUnta CaD'elas.

fermedad se ceba y el hambre crónico y agudo celebra su diario .jubileo. Miles y miles de uruguayos, gente buena y honesta eh su mayoría, son desgastados y envilecidos por la más afrentosa miseria. A la larga las reservas morales ceden y la familia se desintegra; la desocupación consuetudinaria derrumba los últimos reductos de la dignidad humana y ya está planta la imagen de los este-

reotipos i~egan

al producto de necesidad 'n'lnp,,.. tl~rrlealnelllte tad. Pero tico, que achaca la eXllsteuC:la haraganena ~~nu,~rll,rln --esto es, en su paradoja ia:~rOl"llta. 61

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LOS TIPOS MAl IMALES

El criterio 'sociocultural escogido para deter¡minar la rriar~alidad de ciertos tipos humanos uruguayos pue
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