Victor Sanchez - Camino Tolteca de La Recapitulacion

March 27, 2017 | Author: Zappy Amps | Category: N/A
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EL CAMINO TOLTECA DE LA RECAPITULACION Sanando tu pasado para liberar tu alma. Víctor Sánchez

Dedico este libro a la memoria del Carlos Castaneda de los primeros años

ÍNDICE PREFACIO RECONOCIMIENTOS INTRODUCCION ESTRUCTURA DEL LIBRO PRIMERA PARTE EL QUÉ, EL PORQUÉ Y EL CÓMO DE LA RECAPITULACIÓN 1 Conceptos preliminares e introducción a la recapitulación El concepto de recapitulación Los orígenes de la recapitulación El desarrollo de las técnicas de recapitulación AVP: El Arte de Vivir a Propósito 2 ¿Qué es la recapitulación? Definición El cuerpo energético El proceso de sanación natural Ego versus cuerpo energético Nuestra naturaleza dual Memoria ordinaria y memoria corporal Nuestro mito de origen Los agujeros negros del cuerpo energético Los guerreros sí pueden tener hijos

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La naturaleza como guía La última recapitulación La recapitulación espontánea Recapitulación y psicoanálisis 3 ¿Qué obtenemos de la recapitulación? Recuperar energía Desembarazarnos de energía ajena Liberarnos de ataduras energéticas Liberándose de las promesas Decir adiós 4 ¿Cómo funciona el proceso de recapitulación? Integridad energética Intercambio antienergético Daño energético Cambio de conducta Daño actual Responsabilidad Marcando la diferencia Actos deliberados 5 ¿Quiénes deben hacer la recapitulación? Sugerencias y precauciones para casos especiales Niños Adolescentes "Tonales" saludables Pacientes mentales Drogadictos La marihuana. El tabaco El caso de Sonia SEGUNDA PARTE LAS TECNICAS: EL MODO DE REALIZAR LA RECAPITULACIÓN 6 La técnica AVP de los diez pasos para la práctica de la recapitulación 7 Paso 1: La lista

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Preparación de la lista La importancia de la lista Ejercicios con la lista Consejos y advertencias 8 Paso 2: La caja de recapitulación ¿Qué pasa con los temores? El proceso de construcción Cómo utilizar la caja Consejos y advertencias 9 Pasos 3 a 8: Dentro de la caja Paso 3: Comienzo del ejercicio respiratorio Paso 4: Visualización del evento Paso 5: Reviviendo el evento Paso 6: Restauración energética Paso 7: Toma de decisiones Paso 8: Soñando no-haceres 10 Pasos 9 y 10: Viviendo a propósito Paso 9: Llevando a cabo los no-haceres de la recapitulación Paso 10: Continuidad 11 Métodos adicionales Ejercicios preparatorios Ejercicio físico normal Ritual con fotos Ejercicios con fuego El ritual de la quema de la caja Actividades para equilibrar los efectos de la recapitulación Técnica de recapitulación para acontecimientos aislados Técnicas respiratorias 12 Diseñando tu propio programa de recapitulación Lugar y hora Cronología de las sesiones de recapitulación Organización de la lista Consejos y advertencias finales Mi último comentario

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APÉNDICE A Tabla de ejemplos APÉNDICE B Oportunidades para hacer juntos el viaje los talleres AVP ACERCA DE LOS ANTECEDENTES DE ESTA OBRA ACERCA DEL AUTOR

PREFACIO. Se ha dicho que todos los seres humanos, al momento de morir, disponemos de un momento para ver pasar toda nuestra vida frente a nuestros ojos y revivir los acontecimientos importantes de nuestra vida; que ese momento final se expande de tal forma, que nos permite hacer una recapitulación y encontrarnos en paz respecto a todo lo que hemos vivido. Se ha dicho que, debido a la magia de ese revivir final, somos capaces de ponerlo todo en equilibrio y recuperar la belleza que se esconde en los sucesos más sencillos: la tierna flor que abre sus pétalos al sol del amanecer o el olor fresco de la tierra después de que ha llovido. La calidez del ser amado que duerme a nuestro lado o el brillo en los ojos de nuestros niños, cuando descubren con asombro los extraordinarios componentes del mundo. El poder sanador de un abrazo que se da en un momento de pesar o el inefable misterio de una noche estrellada. La risa de los que amamos o el estremecimiento de nuestro primer beso de amor. La magia silenciosa de la lluvia que se contempla a través de la ventana o la contemplación del fuego en la chimenea. El caer de las hojas del árbol, por un instante vivas y danzantes, bajo el hechizo del viento del otoño. En suma: la extraordinaria magia que se esconde detrás de las cosas ordinarias. En ese preciso instante, a las puertas de la muerte, descubrimos que en realidad estábamos ya muertos desde hacía mucho tiempo y sólo allí, en ese momento final, despertamos del todo y recuperamos la emoción y sobrecogedora comprensión del milagro que significa estar vivos. Y entonces morirnos. Es una pena que la última recapitulación nos abra los ojos de la conciencia total —cerrados hasta entonces—, y el milagro de la vida nos sea finalmente revelado sólo para desvanecernos en el siguiente instante. Pero, ¿tiene que ser necesariamente así? ¿Esa es nuestra única posibilidad? ¿Sería posible, de algún modo, recuperar esa conciencia de la magia y el gozo de estar vivos, no para morir sino para vivir? ¿Para verdaderamente vivir? La respuesta es sí, sí existe otra posibilidad. Podemos realizar a propósito el sanador viaje de la recapitulación y recuperar el poder y el gozo que alguna vez tuvimos, por el solo hecho de haber recibido el milagro de la vida. Este libro trata del proceso de recuperación de la pasión por la vida. Trata de las técnicas, métodos y resultados que dicho proceso entraña. Es una puerta abierta a esa búsqueda. Trata de ti y de tu vida. Si sientes la llamada... bienvenido al viaje.

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RECONOCIMIENTOS. Mucha gente ha contribuido a la existencia de este libro y me gustaría expresar mi gratitud a todas ellas. Gracias a toda la gente —instructores y participantes— que ha asistido a nuestros talleres sobre recapitulación desde 1984 hasta nuestros días. Gracias a Manolo Cetina por su compañerismo y alto valor de su visión y su trabajo, los cuales han contribuido en gran medida a hacer posible esta obra. Gracias a Armando Cruz y al resto del equipo AVP, tanto en México como en el extranjero, por su apoyo, creatividad y coraje para seguir luchando con el espíritu propio de los nuevos guerreros toltecas. Mi especial y sincero agradecimiento a Jody Winters por su destacada participación en las pruebas, critica y comentario de esta obra; pero sobre todo por el calor que me dio su cariño y su amistad durante los difíciles días en los que fueron escritas estas páginas. Gracias a todos los seres humanos indígenas y no indígenas; a los animales, árboles, planetas y estrellas que constituyen mi familia espiritual, ya que todos ellos me dieron la oportunidad de aprender que el camino del guerrero carece de sentido y no va a ninguna parte si no está nutrido por la inefable fuerza del amor.

INTRODUCCIÓN. Este libro forma parte de un informe mío que recoge veinte años de investigación en el ámbito del conocimiento indígena y chamanismo. La recapitulación, por su parte, es una eficaz técnica desarrollada en el campo de lo que yo llamo tecnología chamánica. Toda vez que el término chamanismo ha traspasado sus límites originales entre los pueblos indígenas de Siberia y es muy utilizado en nuestros días por los miembros de las modernas sociedades urbanas, se hace necesario explicar brevemente cuál es el concepto que yo tengo de dicho término y cómo lo utilizo. Desde una óptica superficial, el chamán es una persona que tiene conocimientos y poderes para manejar fuerzas sobrenaturales casi siempre con la intención de sanar. Estas fuerzas sobrenaturales pueden ser espíritus, dioses, entes, energías o el mismo Dios. A lo largo de los últimos veinte años, el chamanismo ha pasado de ser un tema que sólo interesaba a antropólogos dedicados a la investigación cultural, para convertirse en materia atractiva para toda clase de gente no especializada aunque interesada en la sanación y en el perfeccionamiento espiritual. En un principio, nuestro interés por el chamanismo no iba más allá del deseo anecdótico de conocer a un “verdadero chamán” —hombre o mujer — para ser sanados o bendecidos por sus poderes sobrenaturales. Con el paso de los años, nuestro interés en el chamanismo cambio. Ahora lo que pretendemos es ser chamanes para sanar a nuestros semejantes y al mundo en general. Esto ha hecho que hayan proliferado libros, talleres y seminarios cuyo tema de fondo es el chamanismo. Mucha gente lee estos libros y asiste a los seminarios con la ilusión de adquirir poderes, convertirse en un chaman, y hacer realidad la eterna aspiración de dejar de ser un don nadie para transformarse en alguien importante. Esta

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ilusión es un ejemplo más de lo que estamos dispuestos a hacer debido a la falta de sentido de nuestras vidas. Resulta interesante destacar que para el hombre moderno la noción de chamanismo está asociada a la idea de poder; esto es, poder para sanar, poder para cambiar el curso de la vida, poder para invocar la lluvia o la buena suerte, influir en los demás o cualquier otra clase de poder. Mi experiencia con algunos pueblos indígenas de México, a los que llamo toltecas sobrevivientes, me ha mostrado una perspectiva muy diferente. Para ellos el chamanismo está más relacionado con la noción de servicio que con la idea de poder. Los chamanes de carne y hueso que he llegado a conocer poseían como característica principal la voluntad de servicio hacia sus propias comunidades. Lo que estos hombres y mujeres tienen de extraordinario no es tanto la dimensión de su poder, como la fortaleza de su vocación para servir a los demás sin pedir nada a cambio. No suelen cobrar por su trabajo. Dado que no reciben ingresos por sus actividades como chamanes, son los más pobres entre los pobres; ya que, además de trabajar duro como los que más en su faceta de campesinos, tienen que dedicar una considerable cantidad de tiempo a trabajar al servicio de sus comunidades. Debido a la extrema generosidad y nobleza de espíritu de los chamanes de las comunidades indígenas, he sido siempre reacio a aceptar el modo en que el vocablo chamanismo es utilizado en el mundo moderno, en donde es práctica común el uso superficial de este término. En los tiempos que corren, no es raro encontrar personas que después de haber leído un poco sobre el conocimiento indígena o asistido a algunos talleres sobre chamanismo, se presenten a sí mismas como chamanes para vender una imagen que pueda ser admirada por los demás. En mi trabajo de tantos años recorriendo el mundo, dando conferencias o dirigiendo seminarios, muchas personas (organizadores de talleres, entrevistadores de los medios de comunicación, etcétera) no dudan en asignarme el titulo de chamán. Nunca he aceptado y siempre lo he desmentido; y lo he hecho porque conozco a los auténticos chamanes y me consta su entrega de por vida para ser reflejo del gran espíritu, sin el menor atisbo de importancia personal en su tarea. Por eso no me atrevería a ponerme a la misma altura de esos hombres y mujeres de pies descalzos. Es posible que por no querer participar en el juego de los disfraces al no presentarme como chamán o nagual, mi audiencia no sea tan grande ni mis seminarios tan numerosos, pero prefiero un éxito modesto con paz en mi conciencia que una gran popularidad construida con mentiras. En mi opinión, lo que la mayoría de las veces esconde la compulsiva necesidad de ostentar títulos no es otra cosa que esa obsesión del ego que se llama importancia personal. La necesidad de presentarse ante los demás como el "único" o el "escogido" ha hecho mucho daño tanto a los "iluminados" de turno como a sus seguidores. Sé que los títulos son convenientes para la mercadotecnia y para acrecentar las ganancias, pero para mí tiene mucho más valor la libertad. Al final, todos moriremos como hemos vivido; y a la muerte, queridos amigos, no le causa impresión nuestros títulos. Los chamanes de la vida real no se parecen a los perfectos maestros indígenas de los libros. Sus cuerpos sangran, sus corazones sufren, sus hijos enferman y sus almas lloran y ríen. En la realidad, los chamanes indígenas se enfrentan a la violencia de una época en la que el mundo está siendo devorado por la ilimitada codicia del hombre blanco. Y ellos oponen resistencia. Luchan por sobrevivir y para mantener viva su

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tradición espiritual; y no lo hacen sólo para ellos mismos o para sus hijos. Lo hacen por el mundo entero y todo lo que en él vive, tú y yo incluidos. Lo que los hace tan valiosos para la humanidad es el hecho de que son capaces de elevarse por encima de la miseria existencial y soledad —que son parte de la condición humana—, para alcanzar y fundirse con la fuerza innombrable que sostiene al universo: el Gran Espíritu. Y lo más extraordinario es que están llevando a cabo este milagro de recobrar nuestra unidad perdida al mismo tiempo que luchan contra la extrema pobreza. Son seres humanos, como tú y como yo, que se enfrentan al mundo material y luchan contra él también, al igual que hacemos tú y yo. Pero ellos, por su parte, son capaces de elevarse por encima del dolor y la confusión del mundo material para alcanzar el Espíritu y volverse uno con Dios. Y la buena noticia es que lo que ellos pueden, nosotros lo podemos también. Ellos nos señalan el camino, pero la responsabilidad de realizar el milagro en nuestra propia vida recae en nosotros. Mis experiencias con el chamanismo me dicen que la tarea del chamán no tiene nada que ver con la consecución de metas personales. Los chamanes no hacen lo que hacen para beneficio personal. Participan, junto con su comunidad, en la tarea de rememorar y de mantener activos los medios que les permitan volver al Espíritu y vivir en armonía con él. Esos conjuntos de procedimientos reciben el nombre de tradición, la cual no constituye un grupo de creencias sino un grupo de prácticas. Dejemos ahora de ver al chamán como persona y consideremos la experiencia chamánica como una posibilidad para todo el mundo. Así como el chamán es una persona determinada que representa un papel específico a la hora mágica de los rituales y de las ceremonias, la experiencia chamánica es vivida y compartida por todas las personas que intervienen en el acto. En este sentido, la experiencia chamánica es tanto individual como colectiva y, por ello, está abierta a todos los miembros del grupo mientras éstos sigan los procedimientos adecuados. El objetivo de la experiencia chamánica es devolver a los participantes a la unidad perdida con la fuerza insondable que mueve el universo. Los polos opuestos —lo sagrado y lo mundano, el espíritu y la materia, el "yo" y "lo que está fuera"— se unen y se unifican durante la experiencia chamánica. Nuestros dos lados, el tonal y el nagual, se aglutinan de nuevo y experimentamos la unidad de nuestra naturaleza como seres dobles. La recuperación de esa unidad es la promesa secreta en el símbolo tolteca de la serpiente emplumada, Quetzalcóatl. La serpiente representa lo que se arrastra, lo tonal, el mundo material. El águila representa lo que vuela, lo nagual, el Espíritu. Pero a diferencia del símbolo azteca en el que el águila está devorando a la serpiente, (1) el símbolo de Quetzalcóatl muestra cómo el águila y la serpiente se convierten en una sola unidad: la serpiente emplumada, la unidad del espíritu y la materia, el equilibrio entre lo tonal y lo nagual. La experiencia chamánica es importante para nosotros, miembros de sociedades urbanas modernas, no sólo porque el hecho de convertirnos en chamanes nos resulte más o menos emocionante o divertido, sino por algo más. La experiencia chamánica es de capital importancia; y esto se debe a que nuestra carencia de medios apropiados para reconectarnos con el Espíritu nos está causando un continuo proceso de autodestrucción, como individuos y como especie. De aquí que mi trabajo en todos estos años haya sido intentar crear un puente entre nuestras sociedades modernas y las experiencias chamánicas conservadas vivas entre los pueblos indígenas. Estoy convencido de que la mayor calamidad

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de nuestro tiempo es la falta de experiencias en las que podamos recordar y vivir de nuevo nuestra conciencia oculta (el otro yo) y la sagrada conexión que tenemos con todo lo que nos rodea.

(1) El símbolo azteca puede verse en el escudo de la bandera mexicana y muestra a un águila devorando a una serpiente sobre una tuna o nopal con frutos. La civilización azteca abarca sólo doscientos años de historia mexicana; desde 1325, cuando los aztecas fundaron su capital Tenochtitlan (ahora Ciudad de México), hasta 1521, cuando los españoles comenzaron la destrucción de su mundo. Necesitamos prácticas chamánicas que sean adecuadas para nuestra época y para nuestra sociedad. No basta con que sólo intentemos imitar los rituales y los procedimientos de los pueblos indígenas. El chamanismo y la tradición implican una serie de prácticas y técnicas destinadas a manipular y a aumentar nuestra conciencia. Pero la expresión concreta de estas tecnologías está, y debe siempre estar, relacionada con las características específicas de la gente que va a utilizarlas en una determinada época y lugar. Esto significa que si bien las prácticas chamánicas de los pueblos indígenas deben estar relacionadas con las peculiaridades de su modo de vida de campesinos que viven en estrecho contacto con la naturaleza, nuestras prácticas tienen que estar relacionadas con la clase de mundo y vida que tenemos en las ciudades modernas. Nuestros esfuerzos dentro del AVP, la Nueva Toltequidad, (2) han sido dirigidos a desarrollar métodos y procedimientos para los integrantes del mundo moderno de forma que pudiesen consumar de por si el salto chamánico hacia el otro lado de la conciencia y hacia el otro lado de la realidad. La razón de este viaje a través de la experiencia chamánica es que no puede haber salud auténtica si no estamos completos. Es sólo mediante la recuperación e integración de las experiencias que nos corresponden como seres dobles como podemos alcanzar lo que constituyen nuestros derechos naturales: el poder, la salud y la libertad. En lo que yo llamo tecnología chamánica quedan reflejados los resultados de nuestros esfuerzos de investigación y desarrollo de las modernas expresiones de la experiencia chamánica. El camino tolteca de la recapitulación introduce, como el título indica, la práctica de la recapitulación; practica que considero uno de los más firmes y decisivos pasos hacia la culminación de un proceso serio de sanación y autoliberación. (2)Existe una breve explicación de la organización AVP en la página 41 del capítulo 1. Si desea tener una información más completa sobre los talleres, debe consultar el apéndice B.

El uso del término recapitulación.

tolteca

y

las

rasas

indígenas

de

la

Se ha abusado tanto y de tantas formas del vocablo tolteca que es conveniente que hagamos unos comentarios clarificadores. Como mexicano y miembro de una tradición cuyas raíces proceden del antiguo pueblo tolteca (un histórico grupo étnico asentado en México), he sido muy sensible a los usos extraños que se han hecho de este

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nombre; y así he comprobado con sorpresa cómo se aplicaba este término a gente supuestamente precedente de otros planetas, de la Atlántida o de otras dimensiones. Tales teorías constituyen una deformación y falta de respeto respecto de la existencia histórica de los antiguos toltecas y de la actual presencia de pueblos indígenas que mantienen vivas las tradiciones ancestrales toltecas. Puedo comprender la buena intención de la gente que utiliza la palabra tolteca para referirse a una persona de conocimiento; pero al mismo tiempo, considero muy importante dar a conocer y respetar la existencia de los auténticos toltecas, tanto históricos como sobrevivientes, no creando confusión en torno a la identidad de este grupo. El respeto hacia una cultura que ha servido a la humanidad preservando y compartiendo su tecnología sagrada para el acrecentamiento de la conciencia también debe demostrarse evitando la falsa representación de su identidad histórica y cultural. Esta falsa representación se puede observar, por ejemplo, en algunos libros de espiritualidad en los que los toltecas aparecen erróneamente caracterizados por la imaginación y las expectativas de sus autores. Me doy cuenta que en general la intención de los autores de estos libros tiene sin duda alguna su lado positivo; en efecto, por el simple hecho de escribir libros sobre indígenas conectados con la tradición tolteca, están canalizando la atención hacia esta gente y promocionando su respeto y aprecio. No obstante, también hay que decir que estos libros pueden estar contribuyendo a crear un concepto distorsionado de esta gente al atribuirle una voz, un conocimiento y una visión del mundo que no se corresponden con las que realmente les son propias. Debido a esto, me interesa mucho aclarar que las técnicas de recapitulación que se presentan en este libro están inspiradas en las antiguas prácticas toltecas, incluyendo algunas que todavía son efectuadas por ciertos pueblos de México como, por ejemplo, los wirrarika. Sin embargo, con base en la información de que dispongo hasta el momento, estas técnicas no fueron ejecutadas en la forma que presento en este libro por los antiguos toltecas ni tampoco por los toltecas sobrevivientes. Se pueden encontrar vestigios de la práctica de la recapitulación entre los toltecas del pasado, así como entre otros antiguos grupos indígenas. Alonso de Molina, (3) fraile católico del siglo XVI, tradujo del náhuatl (la lengua de los toltecas, de los aztecas y de muchos otros grupos indígenas de México) el vocablo tlacentlalia como “la acción de recoger o ayuntar los pecados trayéndolos a la memoria". Está claro que este religioso desconocía el proceso energético y sanador de la recapitulación, ya que relaciona este mismo proceso con el concepto de pecado. El concepto teochihua, que de Molina traduce como "desatar de los pecados", nosotros hoy en día podemos entender como catarsis curativa. Esta clase de práctica es propia del actual pueblo wirrarika, en cuyo ritual aparece el acto de contarle al Abuelo Fuego la historia de sus vidas, así como todo aquello que tenga la consideración de pecado o que implique dolor emocional. Esta práctica entraña un intercambio energético que va más allá de la comunicación verbal y que acontece durante sus peregrinaciones sagradas, durante los momentos de intimidad con el fuego en el kalihuey o centro ceremonial de la comunidad, o en cualquier otro lugar donde arda un fuego ritual. Estas prácticas indígenas del pasado y del presente constituyen las bases de las técnicas que tanto yo como mi equipo hemos desarrollado en casi veinte años de investigación. (4) Nuestras técnicas son una

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moderna expresión de estas antiguas prácticas de autosanación. Es decir, que deben considerarse como expresiones modernas o actualizadas de las antiguas técnicas toltecas. (3)Fray Alonso de Molina. Vocabulario en lengua castellana y mexicana, edición facsimilar, Madrid, 1944. (4)La influencia ejercida por parte de las ideas de Carlos Castaneda requiere un comentario aparte; comentario que se puede encontrar al final de esta obra en el apartado “Acerca de las fuentes de este trabajo". Para aclarar esto completamente, podemos distinguir diferentes clases de toltecas:



Los toltecas históricos. Estos toltecas son la población de Teotihuacán que habitó en el centro de México entre el siglo l y el IV. Constituyen la base cultural del México profundo y su expansiónfusión con los mayas dio como resultado lo que podemos considerar como la cultura Maya-Tolteca. La influencia espiritual de este grupo sobre otros muchos pueblos autóctonos del pasado fue la más destacada en el mundo indígena mexicano de la era prehispánica.



Los toltecas étnicos. Habitaron la región del estado de Hidalgo en México entre los siglos VII y XII. Tuvieron como líder espiritual a CeAkatl Topiltzin Quetzalcoátl (952-999 d.c.). A pesar de las historias oscuras y sangrientas que los conquistadores europeos crearon en torno a los toltecas, este grupo (junto con su antecedente teotihuacano) fue el representante del más alto nivel espiritual, cultural y tecnológico de la época. La orientación militarista de los aztecas e incluso los controversiales y numéricamente exagerados sacrificios humanos fueron una corrupción del ideal tolteca. Actualmente se puede detectar sin duda alguna la presencia en el territorio mexicano de pueblos indígenas que son herederos espirituales de estos antiguos toltecas.



Los toltecas sobrevivientes. Pueblos indígenas que han mantenido viva la tradición de los antiguos toltecas y con los cuales, tal como narro en Toltecas del nuevo milenio, he estado vinculado.



Los nuevos toltecas. Esta categoría califica a las personas, indígenas o no, que actualmente se empeñan en mantener viva la tradición tolteca en cualquier parte del mundo. Los nuevos toltecas están comprometidos en crear un nuevo camino, basándose en las herencias tanto de los toltecas antiguos como de los sobrevivientes; y para ello están creando una serie de procedimientos específicos adecuados a las necesidades de nuestras modernas sociedades urbanas. (5)

(5)Podría ocasionalmente considerarse un grupo más entre los tipos de toltecas. El que yo llamo El Linaje de California (EU). Se inicia a finales de los años sesenta y se refiere a Carlos Castaneda y toda la cauda de autores que después de él han escrito libros basándose en la visión y terminología del llamado padre del new age y que tienen

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poca o —casi siempre— nula conexión con las comunidades indígenas de ascendencia tolteca o con la investigación histórica de los antiguos toltecas. La única razón para incluirlos en este listado de tipos de Tolteca sería la amplía difusión que han tenido en la época actual y su uso persistente (iniciado por Castaneda) del término tolteca para referirse a la matriz de su conocimiento. Y es que las palabras, aparte de su etimología y raíces lingüísticas e históricas obtienen su significado por el uso que de ellas se hace socialmente. Así, desde este punto de vista, dada su actual proliferación, puede considerarse come valida —aunque discutible— la denominación genérica de tolteca para la temática sobre la que tales autores escriben.

ESTRUCTURA DEL LIBRO. Este libro es eminentemente práctico y presenta los resultados de una larga investigación sobre un método de autosanación del cuerpo energético; método que puede producir beneficios y cambios sustanciales en la vida de las personas que lo practiquen. La obra consta de dos partes: la primera dedicada a la teoría y la segunda a la práctica; siendo esta última la parte más extensa. Puesto que básicamente soy un hombre más dado a la acción que a las consideraciones teóricas, comprendo perfectamente las motivaciones de algunos lectores para saltarse la primera parte e irse directamente a los ejercicios; en especial las de aquellos que estén ya familiarizados de un modo u otro con el tema de la recapitulación. Sin embargo, no puedo hacer aquí la misma sugerencia que hice en mi libro Las enseñanzas de don Carlos, donde decía a mis lectores que no había inconveniente alguno en que se saltasen determinados capítulos y se dedicasen inmediatamente a la lectura y práctica de aquellas técnicas que fuesen más atractivas para ellos. En este libro, por el contrario, les recomiendo que no se salten ningún capitulo y que los lean todos en el orden que se presentan; y ello porque la comprensión de cada paso esta íntimamente vinculada a la comprensión de los restantes. La razón está en que este libro trata fundamentalmente de un solo gran ámbito de conocimiento (la recapitulación) y de todas las técnicas con él relacionadas. La primera parte tiene dos objetivos principales: 1. Explicar qué es la recapitulación, por qué es una práctica tan beneficiosa, y qué es lo que podemos obtener de ella. 2. Proporcionar ese sentido general de comprensión y compromiso que es requisito previo e imprescindible para la práctica del proceso de recapitulación. Incluso aunque estés ya deseando realizar la recapitulación, necesitarás la información que se proporciona en la primera parte para proveer el marco de entendimiento para las experiencias prácticas. Esto ayudará a evitar confusiones en ciertos momentos del proceso. Además, en esta primera parte conocerás los testimonios, opiniones y resultados de muchas de las personas que han practicado la recapitulación durante los años que ha durado nuestra investigación.

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Al final de esta primera parte incluyo también algunos comentarios preventivos sobre aquellos casos excepcionales en los que no es recomendable la recapitulación. La segunda parte está fundamentalmente constituida por las instrucciones necesarias para practicar, como es debido, la recapitulación y todas sus técnicas auxiliares. En esta parte figura como pieza principal de la obra “la técnica AVP de diez pasos para la práctica de la recapitulación”. Cerrando la segunda parte hay un capitulo complementario que contiene lo siguiente:



Técnicas especiales para recapitular acontecimientos aislados, sin utilizar la caja de recapitulación, a diferencia de la técnica general, donde se trata de recapitular toda nuestra vida.



El conjunto completo de técnicas especiales de respiración que se utilizan durante los ejercicios de recapitulación.



Practicas adicionales con vistas a equilibrar su vida después de los cambios que en ella ha introducido la recapitulación. En este apartado tendrán cabida los ejercicios de campo en la naturaleza, el ahorro de energía, el cultivo del bienestar, entre otros.



Información sobre las actividades y talleres de AVP en todo el mundo.

Ahora ya tienes una idea de cuál será el itinerario. ¡Disfruta pues del viaje!

PRIMERA PARTE

EL QUÉ, EL PORQUÉ Y EL CÓMO DE LA RECAPITULACIÓN. 1 CONCEPTOS PRELIMINARES E INTRODUCCIÓN A LA RECAPITULACIÓN. El concepto de recapitulación. Con palabras sencillas podemos decir que la recapitulación es un método de autosanación consistente en revivir los acontecimientos de nuestro pasado de tal forma que podamos reparar el daño que en nuestro propio ser causaron muchos de ellos. Este daño se manifiesta por regla general bajo la forma de recurrentes conflictos emocionales. Asimismo, este daño energético produce una persistencia de las rutinas de nuestra personalidad que merma nuestra energía vital. La recapitulación es el remedio para esta enfermedad. Si atendemos el concepto de energía, se entiende por recapitulación toda una serie de procedimientos energéticos que reparan el daño que en el pasado haya podido sufrir nuestro campo energético. El fin último de la recapitulación es recuperar el estado teníamos en el momento de nuestro nacimiento. Desde práctico, ello implica la libertad de elegir cómo vamos a a vivir, dejando así de lado al hecho de

de integridad que un punto de vista ser y cómo vamos estar repitiendo

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interminablemente las agotadoras rutinas internas impuestas por nuestro pasado. En mi libro Las Enseñanzas de Don Carlos (6) traté de la recapitulación y describí su técnica básica. Sin embargo, no hay que olvidar que ya han transcurrido diez años desde que escribí el primer borrador del libro. Durante estos diez años han sucedido muchas cosas con respecto a nuestras investigaciones sobre recapitulación. Existen diferencias importantes entre el primer diseño de la técnica que hice en mi primer libro y las técnicas actuales, teniendo ahora el procedimiento un diseño mucho más perfeccionado. La experiencia de estos diez años trabajando sobre recapitulación —con sus éxitos y fracasos, aunque siempre aprendiendo de estos últimos—, nos ha puesto en disposición de presentar al mundo lo que llamamos “los nuevos descubrimientos en recapitulación” y la “técnica AVP de diez pasos para la práctica de la recapitulación”. Todas estas experiencias, todos estos cambios, los extraordinarios resultados alcanzados en nuestra labor de investigación, y el convencimiento de que la recapitulación es uno de los métodos más efectivos y transformadores que el ser humano puede acometer, ha sido lo que me ha movido a escribir esta obra.

Los orígenes de la recapitulación. Los orígenes de la recapitulación se pierden en el tiempo. Las leyendas y los ritos de los pueblos indígenas, descendientes de los antiguos toltecas, nos hablan acerca de la profundidad y extensión del conocimiento desarrollado por los primitivos habitantes de Tula y otras poblaciones toltecas, Aún hoy en día sus descendientes llevan a cabo diversas prácticas que presentan una notable afinidad con la recapitulación. (6) Las enseñanzas de don Carlos, Lectorum, México 2000. Cuando el indígena le cuenta al Abuelo Fuego la historia de su vida, está practicando una forma sencilla, aunque profunda de recapitulación, y es que el recuento que hace en voz alta ante el juego ritual no es simplemente un recuento intelectual de recuerdos ordinarios, sino que todo un caudal de sentimientos brota a través de sus palabras, permitiéndole así conectar y revivir la esencia de lo que le entrega —como ofrenda— al fuego al momento de hablarle. Esto es también una prueba de que la importancia de las vivencias pasadas como elementos influyentes en nuestra vida actual ha estado presente desde hace mucho tiempo en la conciencia humana. Tanto la psicología como el psicoanálisis ven en la observación del pasado un medio fundamental para conocer cómo es la persona en la actualidad. A pesar de las enormes diferencias que existen entre el psicoanálisis y la recapitulación, es posible apreciar que la conciencia de que pasado es destino, es una constante en la historia de la humanidad. La definición que da el Diccionario de la Real Academia Española del verbo recapitular es la de “Recordar sumaria y ordenadamente lo que por escrito o de palabra se ha manifestado con extensión”. Como sinónimo aparece el verbo repetir, el cual nos da una idea clara y simple de lo que son más o menos las técnicas de recapitulación. Repetir (en el sentido de volver a vivir) y resumir (en el sentido de hacerlo en un menor tiempo, buscando la estructura básica), forman realmente parte de los procedimientos que constituyen la esencia de este libro.

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El desarrollo de las técnicas de recapitulación. El trabajar sobre el pasado e incluso la idea de revivir o rememorar el pasado como una fase del proceso de sanación son aspectos que están presentes en muchas y variadas prácticas terapéuticas: de la bioenergética a la hipnosis, desde la terapia corporal hasta el psicoanálisis ortodoxo, y desde la terapia primal hasta las prácticas espirituales de diferentes pueblos indígenas. Sin embargo, el término recapitulación asociado a la práctica sistemática de curarnos nosotros mismos de los daños sufridos en el pasado, fue introducido por vez primera en 1982 por Carlos Castaneda en su libro The Eagle's Gift. (7) En esa obra, Castaneda describe un método muy general de recapitulación. Aun cuando el tema es atractivo, su planteamiento de la técnica adolece de ser demasiado general; además, y esto es más importante para los lectores interesados en la práctica, su planteamiento no proporciona los elementos necesarios para aplicarla en el contexto de la vida cotidiana. La idea de restaurar el cuerpo energético era muy seductora para los lectores de Castaneda; pero, aunque las prácticas de recapitulación descritas en su libro eran bastante atrayentes, también eran difíciles de aplicar debido a la enorme distancia que existía entre el extraño mundo descrito por el aprendiz de brujo y la vida de los lectores de Castaneda. Tal como explicaba en mi libro Las enseñanzas de don Carlos, mi apreciación de los libros de Castaneda, debido a mis contactos con los pueblos indígenas herederos de la tradición de los antiguos toltecas (8) difería un poco de la que les dispensaban la mayoría de sus lectores. Mi participación como miembro practicante de la tradición tolteca me permitió una comprensión mucho más práctica de estos libros. Al haberme formado en el encuadre de nimomashtic, (9) que es la regla en la tradición tolteca, me resultó natural aprender por mí mismo, y llevarlas a la práctica, las atractivas sugerencias vagamente esbozadas en los libros de Castaneda. (7)Carlos Castaneda, The Eagle´s Gift, Pocket Books, Simon and Schuster, Nueva York, 1982 (Hay versión castellana: El don del Águila, colección Nagual, Gaia Ediciones, Madrid, 2000). (8) Véase Toltecas del nuevo milenio de Víctor Sánchez, Lectorum, México, 1996. (9)Nimomashtic es un vocablo del náhuatl que significa “enseñarse uno mismo”. El náhuatl es la lengua que hablaban los toltecas y es utilizada todavía por muchos pueblos indígenas de México. De este modo, practicando por mí mismo y posteriormente con los grupos de crecimiento personal que he coordinado durante más de veinte años, fui desarrollando las modernas técnicas que constituyen el principal contenido de este libro. En su forma actual, estas prácticas incorporan métodos que proceden de los siguientes antecedentes:



Procedimientos y adaptaciones de procedimientos relacionados con la recapitulación que aprendí con los indígenas wirrarika, los cuales hacen el proceso mucho más poderoso.



Técnicas inspiradas en algunas aportaciones de los primeros libros de Castaneda.

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Prácticas y modificaciones creadas por mí y por mis compañeros de equipo, a fin de atender a las necesidades que surgían durante la práctica continua de la recapitulación.

Algunas personas han criticado las técnicas desarrolladas por mí bajo el argumento de que no son las mismas que las que Castaneda presentaba en sus libros. Esto es cierto: nuestras técnicas no son las mismas que las que presentaba Castaneda, de lo cual me congratulo. Mi intención nunca fue imitar o seguir ciegamente los escritos de Castaneda, sino más bien desarrollar unos métodos prácticos y eficientes que ayuden a las personas a conseguir salud, crecimiento personal y libertad. Estos métodos son más asequibles y prácticos porque están destinados a la gente que vive en este mundo y no en el denominado "mundo de los brujos". Las propuestas presentadas en esta obra son el resultado de trece años de investigación, diseño de métodos, creación de ejercicios, aprender de los errores, y en la aplicación y comprobación de los resultados en más de dos mil participantes. Esta investigación fue eminentemente pública y estuvo abierta a todo aquel que estuviese interesado en participar. Entre los participantes contamos con psiquiatras, psicólogos y psicoanalistas, quienes encontraron nuestros métodos muy efectivos para la transformación y crecimiento personal. Muchos de ellos han incorporado partes de estos métodos a sus actividades profesionales y las están aplicando a sus propios pacientes. Con este trabajo, se están abriendo vías de conexión entre la experiencia chamánica y los campos de la psicología y otras ciencias de la salud, y el AVP está contribuyendo activamente a este acercamiento.

AVP: El Arte de Vivir a Propósito. El “Arte de Vivir a Propósito” o AVP es una organización que ha estado trabajando durante veinte años para poner al alcance de la sociedad moderna los tesoros ocultos del conocimiento indígena. Dada su profunda conexión con los descendientes de los toltecas históricos, el AVP constituye un ejemplo de la nueva toltequidad. Con este nombre, estamos asumiendo nuestro papel en la tremenda tarea de rescatar y adaptar el conocimiento tolteca con el fin de que sea asimilado y utilizado por todos aquellos que en esta época moderna están en busca de un desarrollo humano. Tal como expuse en Toltecas del nuevo milenio, opino y creo que en el mundo indígena —y el mundo de los toltecas sobrevivientes en particular—pueden encontrarse respuestas a los problemas más apremiantes de las sociedades modernas. Por último, tenemos que decir que la razón fundamental para ofrecer esta obra al mundo es que hemos vivido en nuestras vidas y visto en las vidas de los demás los resultados positivos que se obtienen por la práctica de la recapitulación. Este libro no se trata de una historia de ficción concebida en la imaginación de alguien. No es algo que yo haya escuchado o leído, o algo que alguien más me haya contado. Es algo que nosotros hemos hecho y cuyos resultados han sido poder, belleza y libertad. ¿Estás listo para unirte a nuestro esfuerzo?

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2 ¿QUÉ ES LA RECAPITULACIÓN? Definición. Dar una definición de la recapitulación no es en absoluto difícil. La cuestión está en que estamos tratando con algo que traspasa los límites de la mente racional, y las definiciones, por regla general, no pueden contener algo tan dinámico como es el proceso de recapitulación. Debido a esto, no es extraño encontrar a lo largo de esta obra muchas definiciones de recapitulación. Cada una de ellas ayudara a alcanzar un conocimiento más profundo del proceso. Fundamentalmente, la recapitulación es lo que nuestro cuerpo energético realiza a fin de curarse él mismo del daño recibido en el pasado como consecuencia de la interacción energética negativa. Para entender esto, es necesario que abramos nuestra visión del mundo al significado de nuestra existencia en tanto que somos campos de energía, una visión de nosotros mismos muy distinta a la que se tiene en la vida diaria. De acuerdo con la mentalidad tolteca, tratar de comprender nuestra existencia desde el punto de vista de nuestro ego y la mente racional, da como resultado un confuso ejercicio en el que el conflicto entre el pensamiento A y el pensamiento B es irresoluble. El conocimiento tolteca nos ofrece un enfoque mucho más profundo y práctico de nuestra verdadera naturaleza: somos los hijos del sol, (10) lo que desde la óptica de la energía significa que somos campos de energía. De acuerdo con esto, todo lo que le sucede a todos los seres del universo está relacionado con su nivel de energía y con la clase de interacciones energéticas que mantengan con los demás seres que les rodean Los humanos no son la excepción.

El cuerpo energético. Cuando hablamos del cuerpo energético nos estamos refiriendo a algo que es diferente al ego. Es diferente, asimismo, a esa percepción de nosotros mismos como algo que está ubicado dentro de nuestra cabeza. Es incluso distinto al propio cuerpo físico. El cuerpo energético es más amplio que nuestro cuerpo físico, lo que quiere decir que contiene partes que generalmente no vemos; como son, por ejemplo, la energía que rodea al cuerpo físico, conocida como aura, los sentimientos y el cuerpo de soñar. En definitiva, es el cuerpo energético el que siente y el que se conecta por

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sí mismo con lo que hay fuera. Es la contraparte del ego, el cual está básicamente conectado consigo mismo. El cuerpo energético es un gran misterio. No es posible determinar dónde comienza y dónde termina. Podemos vivir parte de sus infinitas posibilidades, pero nunca llegaremos a agotarlas. El hecho de poseer un cuerpo energético nos convierte en otro misterio dentro de todo el misterio que nos rodea. No tenemos fondo. (10) Véase Toltecas del nuevo milenio. Para llegar a comprender la recapitulación es necesario que hablemos del cuerpo energético. El cuerpo energético es el que hace la recapitulación, e incluye no sólo nuestro cuerpo físico, sino también algo más. Lo fundamental de todas las interacciones humanas es que constituyen intercambios de energía; esto es, intercambios positivos, negativos y neutros, pero intercambios al fin y al cabo. De estos intercambios se derivan ciertas consecuencias. Lo que ahora somos es en gran medida el resultado de esas interacciones. Los intercambios energéticos están impresos en nuestro cuerpo energético; y por ellos y por sus impresiones energéticas vivimos del modo que vivimos, vemos el mundo que vemos, y somos lo que somos. Reconozco que en este punto esta explicación quizá resulte demasiado abstracta, sobre todo porque no sabemos cómo se mueve la energía y cómo queda esta afectada por nuestras acciones e interacciones. No obstante, a medida que avancemos en nuestra exposición, lo abstracto se transformará en concreto y llegaremos a comprender de qué modo esos intercambios energéticos, y sus resultados, han sido experimentados y continuarán siéndolo a lo largo de la vida diaria. De ahora en adelante, cada vez refiriendo al cuerpo energético cuerpo físico lo especificaré de físico. Una vez aclarado esto, definición de recapitulación.

que yo mencione “el cuerpo” me estaré y no al cuerpo físico. Cuando hable del forma expresa añadiendo el calificativo podemos seguir adelante con nuestra

Recapitulación es el proceso natural de restaurar energéticamente nuestro cuerpo energético de los daños provenientes del pasado. Es nuestro cuerpo el que realiza este acto natural. Consiste en recordar corporalmente y revivir los acontecimientos importantes de nuestra vida a fin de llevar a cabo un proceso de sanación que nos haga recobrar el estado de equilibro e integridad energética que temamos al nacer. Analicemos por partes el contenido de nuestra definición.

El proceso de autosanación natural. La recapitulación es un proceso natural de restauración energética de nuestro cuerpo energético. Lo anterior significa que el cuerpo energético se sana por sí mismo. Me imagino que esto será causa de sorpresa para mucha gente. “¿De qué me hablas? ¿De un proceso natural de sanación que mi cuerpo conoce? ¿Escucho hablar de recapitulación por primera vez y ya me estás diciendo que sé cómo llevarla a cabo? De verdad que no sé de lo que me estás hablando.”

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Puede que parezca extraño, pero lo cierto es que ya sabemos recapitular y llevar a cabo el proceso de autosanación energética. Aunque para ser más preciso debería decir que es nuestro cuerpo energético el que sabe recapitular, lo cual es diferente a decir que nuestro yo personal o mente racional sepa recapitular. El problema está en que estamos centrados en nuestro ego la mayor parte del tiempo y permanecemos, por tanto, alejados de nuestro cuerpo energético. Esto hace que bloqueemos muchos de nuestros procesos naturales de autosanación, entre ellos el de la recapitulación.

Ego versus cuerpo energético. Si permanecemos siempre centrados en el ego, no llegaremos a darnos ni siquiera cuenta de que somos algo más de lo que somos. En realidad no somos ese ego. Somos un campo de energía. Mientras que el ego es una ilusión o más exactamente un hechizo, el cuerpo energético es mucho más real. En realidad lo que determina nuestro destino es lo que le sucede a nuestro cuerpo energético, y no todas esas explicaciones que nuestro yo proporciona sobre sí mismo mediante nuestra mente habladora. Estar siempre centrados en el ego y pensar que somos ese ego no es algo que sea concomitante con la existencia humana. Nuestra cultura nos ha instruido para que creamos que todos los comportamientos, rutinas y formas repetitivas y reactivas de pensar sobre cualquier asunto — incluidos nosotros mismos—, forman lo que somos. Pensamos que somos todo lo que está implicado en el vocablo “yo”. El ego no es más que una descripción muy detallada de lo que pensamos que somos de acuerdo con nuestra historia personal. Parece tan real y definitivo porque durante toda nuestra vida hemos aprendido a vivir como si el ego fuese la cosa más real del mundo. Siempre actuamos de acuerdo con nuestro ego y, al hacerlo, reforzamos la percepción de que nuestro ego es real. Si fortalecemos nuestra convicción de que sólo somos eso, el ego, reforzamos asimismo nuestra predisposición a actuar de acuerdo con él, entrando así en un proceso en espiral de carácter indefinido. Y es así como quedamos atrapados en un círculo vicioso del que no es fácil salir. Los no-haceres (11) —esto es, las acciones liberadas por el proceso de recapitulación— rompen ese círculo vicioso. Si se practica los no-haceres del yo personal, puede demostrarse de forma categórica la irrealidad del ego. Cuando dejamos de actuar de acuerdo con nuestra historia personal y los dictados del ego, éste se derrumba, y nos damos perfecta cuenta de que no somos ese ego. Percibimos por primera vez qué es ser libre. Estos comentarios sobre el ego son importantes para resaltar el hecho de que centrarnos en el ego y creer que nuestro yo determina lo que somos no son las únicas formas que existen de vivir la vida. La humanidad no ha estado recluida en esa cárcel todo el tiempo. El ego ha sido la maldición de la sociedad occidental a partir de la época de los griegos; época en que la razón fue entronizada por creerse que era la mejor herramienta humana para el progreso y el conocimiento. Diversos pueblos de la antigüedad, así como muchos pueblos indígenas del presente, optaron por otras formas de vivir; y por eso tenemos tanto que aprender de ellos. A diferencia de nosotros, estos pueblos no se han separado del conocimiento silencioso y del conocimiento del cuerpo energético.

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(11)En mi libro Las enseñanzas de don Carlos se puede encontrar una detallada descripción de los no-haceres en el sentido en que utilizo este concepto.

Nuestra naturaleza dual. Al negar todo lo que estuviese fuera de los límites de la mente racional, los humanos del mundo moderno han negado la mitad de su propio ser. El pueblo indígena tolteca de México no incurrió en ese error. Sabían que somos seres duales. Conocían la doble naturaleza del mundo. Y por esa razón llaman al mundo Omeyocan o “lugar de dualidad”. Y por esto también tienen un nombre para cada uno de los dos lados del mundo; y así denominan a nuestro lado racional “tonal” y a nuestro lado misterioso “nagual”, también conocido como el lado del “conocimiento silencioso”. Tengo que aclarar que no estoy hablando de esos toltecas de ficción que supuestamente se cree que proceden de la Atlántida o de otra galaxia; hablo de nuestros bisabuelos, aquéllos que habitaron Tula en el México central, aquéllos que nos dejaron su arquitectura, su poesía y su tradición para recordarnos la senda de nuestra verdadera naturaleza. Esos antiguos toltecas tenían conciencia de nuestra naturaleza dual y concebían la integración de los dos lados de nuestro ser corno la meta de la existencia humana. A diferencia de los aztecas, cuya visión militar del mundo queda plasmada en el escudo de la bandera mexicana en donde se ve la imagen de un águila devorando una serpiente, los toltecas concebían los dos lados de la dualidad corno una promesa de integración representada en el vuelo del Quetzalcóatl, la serpiente emplumada. En la visión tolteca, el águila no mata a la serpiente. Los dos seres se convierten en uno mismo y dan lugar al nacimiento de un nuevo ser: la serpiente emplumada. Ese fue el sueño de los antiguos toltecas y también lo es de los nuevos toltecas. Teniendo conciencia de nuestra naturaleza dual, estamos en disposición de comprender mejor qué es lo que nos ha sucedido como integrantes de la moderna cultura occidental. No hay duda de que hemos perdido contacto con nuestro lado mágico, e incluso la conciencia del mismo y, al olvidar esto, hemos perdido también la fuente de nuestro poder. Sin darnos siquiera cuenta, hemos abandonado la experiencia de la autosanación que fue nuestra herencia natural en los tiempos en que la humanidad no le daba la espalda al conocimiento silencioso. Esto ha resultado en un acrecentamiento de la enfermedad. Cuanto más medicinas producimos para beneficio de la industria farmacéutica, más enfermedades nuevas tenemos. Se nota un acusado debilitamiento de nuestros mecanismos de autosanación. La capacidad natural de recapitular y de curarnos nosotros mismos de los daños energéticos del pasado es uno de los valiosos tesoros que hemos perdido. Esta es la mala noticia. La buena noticia es que podemos recuperar deliberadamente esa capacidad, lo que significa que no todo se ha perdido. Lo que hemos dicho antes es comprensible, toda vez que nuestro cuerpo energético ya sabe cómo hacer la recapitulación mientras que nuestra mente racional no. Puesto que nuestro cuerpo energético es capaz de llevar a cabo el proceso de autosanación, la posibilidad de sanarnos completamente nosotros mismos está supeditada a encontrar un modo de volver a la conciencia del cuerpo energético. Y esto es precisamente lo que conseguimos con los ejercicios de recapitulación.

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Ahora que ya sabemos que la recapitulación es un proceso natural de sanación, concentrémonos en la parte final de nuestra definición. Consiste en recordar corporalmente y revivir los acontecimientos importantes de nuestra vida a fin de llevar a cabo un proceso de sanación que nos haga recobrar el estado de equilibrio e integridad energética que teníamos al nacer.

Memoria ordinaria y memoria corporal. El proceso de recapitulación implica la evocación de acontecimientos del pasado. Pero esta evocación no es el recuerdo normal que todos realizamos continuamente en nuestra vida diaria. La memoria normal puede identificarse básicamente con el pensar, mientras que la memoria corporal está más cercana al sentir. Es un proceso que consiste en revivir experiencias pasadas y que en cierto modo es como volver atrás para reparar lo que quedo en mal estado. Esto no significa que vamos a cambiar el pasado; lo que vamos a cambiar son las consecuencias resultantes del pasado y la forma en que estas están afectando a nuestra vida actual. Vamos a cambiar nuestra relación presente con ese pasado. De hecho la memoria normal y la recapitulación son tan diferentes que cada una de ellas nos da una información completamente distinta de lo que ha sido nuestra vida. Esta es una de las razones por las que denominamos a la evocación obtenida por medio de la recapitulación, “la memoria del otro yo” o como “el no-hacer de la memoria”. La memoria ordinaria es un discurso que nos hemos estado diciendo a lo largo de nuestra vida. Es la interpretación y la explicación que nos hemos estado dando, tanto a nosotros mismos como a los demás, sobre lo que nos ha sucedido en la vida. Sin darnos cuenta, estas explicaciones han estado cambiando continuamente para adaptarse a las necesidades o a la afirmación de nuestro ego. Y ésa es precisamente la función de nuestra memoria ordinaria: apoyar y justificar lo que somos en relación con nuestro ego. Si las evocaciones ordinarias apoyan el ego, las evocaciones de recapitulación muestran por su parte el cuerpo energético. De hecho, lo que vemos una y otra vez en nuestros talleres de recapitulación es gente descubriendo que lo que pensaban que era su pasado no era en absoluto real. Lo que esta gente solía llamar “mi pasado” no era ni más ni menos que su propio mito de origen.

Nuestro mito de origen. El mito de origen del ego (eso que llamamos “yo”) es la historia que hemos inconscientemente creado para justificar nuestro modo de ser. Y por ello estamos tan apegados a lo que llamamos nuestro pasado. Aunque haya sido espantoso, amamos secretamente a nuestro pasado y somos muy reacios a dejarlo atrás, ya que es lo que sostiene nuestro ego. Cuando finalmente nos encaramos con nuestro pasado real, podemos descubrir extremos sorprendentes como, por ejemplo, que nosotros no fuimos la victima sino el verdugo. O puede ocurrir también que después de estar toda una vida pretendiendo que nos ha importado alguien o algo, descubrimos por medio de la recapitulación que no nos ha importado lo

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más mínimo esa persona o ese algo. Lo contrario también sucede con mucha frecuencia. Quizá toda la vida hemos estado creyendo que no queríamos o no nos importaba nuestro padre y en el momento de su muerte, o por medio de la recapitulación, nos damos cuenta de repente que en el fondo siempre lo amamos. Uno de los ejemplos más claros que he visto sobre lo que acabo de afirmar es el caso de un hombre que luego se convirtió en uno de mis mejores amigos. Expondré su caso tal como aconteció y lo único que cambiare será el nombre de mi amigo para preservar su intimidad. Hace algunos años Juan Carlos comenzó a asistir a mis talleres. Era tímido y silencioso. Cuando intentaba hablar con los demás, a veces tartamudeaba. Con el tiempo fue entrando en confianza con sus compañeros de grupo y llegó un momento en que finalmente les confeso lo que lo lastimaba. —Tengo treinta años y nunca he besado a una mujer —dijo—. No sé qué se siente. A pesar de mi edad nunca he tenido novia Esto es lo que me está haciendo daño. No quiero estar solo, pero no sé cómo abordar a la gente, especialmente a las mujeres. Me gustaría ser como los demás hombres — continuó--, pero para mi desgracia no sé cómo conseguirlo. Sus palabras impresionaron a todos los presentes: sobre todo porque Juan Carlos era una persona completamente normal. Era un hombre joven, más bien esbelto; no era algún tipo de monstruo ni cosa que se le pareciera. Tenía una profesión y buenos ingresos. ¿Por qué estaba entonces hundido en ese profundo agujero? —Pero ¿cómo es posible? ¿Qué te sucedió para encontrarte en una situación como ésta? —preguntaron algunos de sus compañeros. Entonces Juan Carlos les contó la historia de su vida. Había sido un niño triste porque su padre nunca quiso jugar con el. Para agravar más las cosas, los otros niños de la vecindad lo rechazaban porque lo veían raro, así que tampoco tenía oportunidad de jugar con ellos. ¿Qué puede haber más triste que un niño que no juega? —Creo que fue esto lo que ha hecho de mi un hombre triste y solitario — dijo Juan Carlos—. Si mi padre no quería jugar conmigo. ¿Que podría yo esperar de las otras personas? Nadie de los reunidos dijo una sola palabra; todo el mundo pudo sentir lo que él sentía. Tenía toda la razón del mundo para estar mal. Después de escuchar sus descorazonadoras experiencias, todos entendimos su situación y comportamiento. Juan Carlos continuó su formación en el taller y así llegó a la parte que trataba de la recapitulación. Asistía, junto con otros cincuenta y seis participantes, a nuestro taller intensivo de quince noches de recapitulación. En este taller los asistentes, durante dos semanas, pasan toda la noche en el interior de una caja para realizar de este modo la recapitulación. Después de la primera semana, las noches fueron especialmente agitadas. Se oían ruidos procedentes de las cajas y se percibía cómo la gente se movía dentro de ellas; en el ambiente se entremezclaban sonidos de voces, gritos, risas y cánticos. Los participantes estaban reviviendo sus experiencias pasadas con toda intensidad. De pronto, de la caja de Juan Carlos salían fuertes gritos. No sabíamos lo que pasaba; pero, de lo que si podíamos percatarnos es de que, fuese lo que fuese, era algo muy intenso.

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Más tarde, a eso de las tres de la madrugada, Juan Carlos salió de su caja llorando y riéndose al mismo tiempo. Su comportamiento era tan extraño que incluso llegó a preocuparme su estado. Entonces me di cuenta de que gritaba de felicidad. —¡Era mentira! ¡Era mentira! —gritaba Juan Carlos. —Juan Carlos. ¿Qué es lo que era mentira? ¿De qué estás hablando? —le pregunté. —¡Mi vida! ¡Mi vida era una mentira! siguió repitiendo—. ¡No era cierto! ¡No era verdad que mi padre no jugara nunca conmigo! Mientras decía esto, Juan Carlos reía y lloraba al mismo tiempo en un estado de agitación interna que no podía controlar. —¡He podido recordar a mi padre jugando conmigo! Es verdad que era un hombre preocupado y muy estricto, la verdad es que a veces me trataba con cariño e ¡incluso llegamos a jugar juntos! ¡Pude recordar mi risa de niño! No era verdad que nunca jugara con otros niños. Me han llegado recuerdos de cómo en ocasiones me divertía con ellos. ¡Todo era mentira! ¿Por qué perdí entonces mi alegría? Nada era verdad ¡Soy un hombre normal! ¿Cómo he podido olvidar todo esto? ¿Cómo he podido? —se preguntaba asombrado nuestro amigo. Juan Carlos derramaba lágrimas de felicidad por haber recuperado su alegría y el cariño de su padre. La historia del niño triste que luego se convirtió en un hombre triste era sólo una mentira que su ego utilizaba para evitar el riesgo de un cambio. Aunque fue una noche feliz para Juan Carlos y para todos los que tuvimos la suerte de compartir con él su momento de ver la realidad, lo cierto es que la historia no terminó aquí. No hacia ni un mes que había terminado sus actividades en el taller de recapitulación cuando Juan Carlos había ya solucionado su problema de no haber besado nunca a una mujer. En realidad hizo algo más que eso... En unos pocos meses consiguió tener tanta aceptación con las mujeres que llegó un momento en que tuve que prevenirlo: —¡Tranquilo, hombre, tranquilo! ¡No se supone que tengas que tomar todo lo que encuentres! El caso de Juan Carlos es un ejemplo típico de cómo estamos atados a un pasado que, la mayoría de las veces, es sólo una ficción que nos hemos inventado para justificar nuestro temor al cambio o nuestra negligencia para provocarlo; aunque también es un ejemplo de lo sanadora y trascendente que es la recapitulación para nuestra vida. Tal como hemos visto, la memoria ordinaria no nos proporciona una información realista de lo que ha sido nuestra vida. Y esto se debe a que se trata de la historia del ego. La verdadera historia de lo que somos es la que proviene del cuerpo energético. Cuando el cuerpo energético narra su historia, lo normal es que nos diga de algo que difiere mucho de la versión del ego; esto pasa porque dicha historia no está basada en la interpretación del ego de lo que es agradable y desagradable, sino que está fundamentada en lo que nosotros mismos y los demás le hacemos a nuestro cuerpo energético, así como en sus subsiguientes consecuencias, ya sean beneficiosas o dañinas. Esta historia, pese al hecho de que determina toda nuestra vida, es a menudo olvidada y borrada de nuestra memoria, lo cual hace que nos cueste algún esfuerzo recobrarla. Lo importante de esto es que mediante el acto de recordar, nuestro cuerpo energético es capaz de devolvernos la conciencia del acontecimiento; esto hace que dispongamos de una segunda oportunidad

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para hacerle frente a la situación de una manera diferente. Más adelante explicaremos detalladamente este proceso. Habida cuenta de que la recapitulación es un acto natural, una vez que coloquemos nuestro cuerpo en una especifica situación o circunstancia, éste debería tomar el control y realizar la recapitulación por sí mismo. Pero, por desgracia, no es esto lo que normalmente sucede. Veamos por qué. En la vida diaria nuestro cuerpo no desarrolla la recapitulación por sí mismo, lo cual nos priva de sanar y restaurar nuestro cuerpo energético de forma natural. Esto pasa porque nuestra propensión a proteger el ego y sus exigencias bloquea el proceso natural de autosanación.

Los agujeros negros del cuerpo energético. Si nos hacemos un rasguño en el dedo y éste sangra, el cuerpo físico reaccionará inmediatamente y pondrá en marcha un procedimiento de autosanación que haga que la herida cicatrice con rapidez. Incluso en heridas más graves, nuestro cuerpo hace siempre todo lo posible para sanarse a sí mismo. Pero ¿qué sucedería si nosotros no parásemos de infectar la herida una y otra vez? Pues que la herida no se cerraría y se convertiría con el tiempo en un problema mayor para nuestra salud. Y esto es exactamente lo que nosotros hacemos con los daños infligidos en el cuerpo energético. En efecto, debido a nuestra perenne afición a defender el ego, nuestras actividades rutinarias de gasto de energía bloquean el proceso natural de autosanación, lo que provoca que se hagan permanentes los daños o agujeros de nuestro campo de energía. Y por esto, a través de una compleja y sofisticada serie de técnicas, debemos aceptar el reto de recapitular a propósito. Existe un ejemplo muy bueno de cómo el cuerpo energético es capaz de sanarse a si mismo siempre y cuando no entorpezcamos el proceso natural. Este ejemplo se refiere a tener hijos. Cuando tenemos hijos damos una buena cantidad de nuestra propia energía al nuevo ser que viene al mundo. Aunque también es verdad que este proceso genera un “agujero” en nuestro cuerpo energético.

Los guerreros si pueden tener hijos. La cuestión de los guerreros que tienen hijos ha confundido a algunos lectores de Castaneda. La confusión tiene que ver con ciertas partes de The Second Ring of Power (12) y de The Eagle's Gift, (13) en donde el introduce la idea de que los guerreros optan por no tener hijos a fin de mantener intacto el cuerpo energético. Esto nos puede provocar la impresión de que aquel que quiere seguir la senda del guerrero no debe tener hijos o que, si nosotros tuviésemos hijos, estaríamos perdidos porque tendríamos vedada para siempre la condición de guerrero. A esto se le puede dar también una interpretación radical: si todo el mundo siguiese estas ideas, si todo el mundo pensara de este modo, ¡significaría en última instancia el fin de la humanidad! Esta idea es similar a la que una de las colegas de Castaneda, Taisha Abelar, expresa en su libro The Sorcerers' Crossing, (14) en el que puede leerse que cada vez que una mujer tiene una relación sexual con un hombre queda condenada durante siete años a ceder su energía al hombre con el que realizó el coito; y esto lo hace a través de las líneas de energía

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que en forma de gusano deposita el hombre en el útero de la mujer. (15) De aquí que mantener relaciones sexuales siempre sea perjudicial para la mujer; así que la única puerta de escape que tienen es el celibato. Por tanto, si eres mujer y has mantenido relaciones sexuales, estás perdida... ¡Espera un momento! ¿Estamos hablando sobre las enseñanzas del chamanismo o sobre la moralidad religiosa del Medioevo? (12)Carlos Castaneda, The Second Ring of Power, Touchstone Edition, Simon and Schuster, Nueva York, 1979. (Hay versión castellana: El segundo anillo de poder, colección Nagual, Gaia Ediciones, Madrid, 2002.) (13) Op. cit. (14)Taisha Abelar, The Sorcerers' Crossing, Arkana Edition, Penguin Books, Nueva York, 1992. (Hay versión castellana: Donde cruzan los brujos, colección Nagual. Gaia Ediciones, Madrid, 1999.) (15) Ibid, 52-55. Este tipo de ideas pueden confundir bastante. Sin embargo, conviene recordar que los libros son sólo libros y que la mejor manera de aprovecharlos es leerlos sin dejar a un lado nuestro propio discernimiento. Esto significa que independientemente de lo mucho que apreciemos o nos guste la obra de un autor, siempre podremos disentir de cualquier argumento de lo que leamos. Sé que lo anterior puede parecer obvio, pero, de hecho, muchos lectores no se atreven a discrepar con lo que escribe un autor a quien aprecian y admiran, sobre todo porque creen que al hacerlo están de alguna manera traicionándolo. En mi opinión, no creo que a esto pueda llamársele traición. Al revés, estoy convencido de que los autores serios en vez de buscar fanáticos, lo que buscamos son lectores responsables que lean con atención lo que escribimos y apliquen luego su propio criterio para aceptar lo útil y desechar lo inútil. Pretender una aceptación incondicional o acrítica de lo que escribimos por parte de nuestros seguidores sería algo parecido a propiciar una situación de culto para así poder controlar y sacarle partido a la fe ciega que tienen en nosotros. De esto hay que cuidarse. Para ilustrar esta cuestión, nada mejor que decir que he encontrado en los libros de Castaneda algunos pasajes realmente conmovedores, como ése en el que don Genaro se abraza a la tierra en un rapto de apasionado agradecimiento por todos los bienes que derrama sobre nosotros, al darnos hogar, alimento y destino. (16) Cuando leí este pasaje me sentí conmovido hasta las lágrimas. Pero al mismo tiempo que estas emociones de gozo y comprensión profunda siguen en mi corazón, eso no me impide manifestar que considero aberrante la idea de que en cualquier caso es funesto practicar el sexo o tener hijos. Yo mismo soy padre y me siento muy feliz por ello.

La naturaleza como guía. Cuando dejamos de estar en contacto durante mucho tiempo con el mundo natural, estamos mucho más expuestos a sentirnos confundidos por creencias tan estrafalarias como las que acabamos de exponer. Sin darnos cuenta, nos vemos atrapados en el mórbido placer de sumergirnos en ideas o explicaciones mentales cada vez más sofisticadas. Y es que mientras más extrañas las historias, más nos dejamos llevar por la

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fantasía de estar adquiriendo un conocimiento que aparenta, por lo extraño, ser muy profundo. Pero llega un momento en que nuestros pies pierden contacto con el suelo y emprendemos un vuelo imaginativo en el que ya no somos capaces de distinguir qué es lo real y qué es lo fantástico. En vez de permitir que el pensamiento nos extravíe por los derroteros de extravagantes ideas, deberíamos cerrar el libro por un instante, guardar silencio y mirar a nuestro alrededor para ver cómo la naturaleza se mueve, crece y se asesora de ello. Contemplar los árboles, los pájaros, el viento y el milagro de la creación. El Gran Espíritu no nos habría dado el instinto del amor y la procreación, como hizo con el resto de las criaturas vivientes, si hubiese sido motivo de nuestra condenación. No tenemos que ser genios para comprenderlo. Lo único que necesitamos es pensar menos y ver más. (16) Carlos Castaneda, Tales of Power, Pocket Books, Nueva York, 1992. Si ponemos atención en la procreación, no hay nada más natural que desprendernos de parte de nuestro propio ser para darles vida a nuestros hijos e hijas. ¿No recibimos energía de nuestros padres? ¿No recibimos de la tierra y el sol energía y cambien la materia de la que está hecho nuestro cuerpo? ¿Por qué somos entonces tan egoístas hasta el punto de sospechar algo maligno en el simple gesto de entregar parte de nuestro ser para la reproducción de la vida? Además, el agujero que se produce por tener hijos no es de carácter permanente. Al ser la reproducción un episodio natural, lo que sucede es que esta abertura energética se mantiene abierta hasta que se cierre como consecuencia del proceso natural de recuperación de nuestro cuerpo energético. Sucede una cosa parecida cuando se trata de una herida física; en este caso, el cuerpo físico interviene para cerrarla. Pues bien, nuestro cuerpo energético intenta hacer lo mismo con nuestras heridas afectivas. De nuevo el problema está en que debido a nuestros malos hábitos energéticos —como, por ejemplo, proteger el ego en vez de cuidar de nuestra energía—, bloqueamos el proceso natural de autosanación; por eso la mayoría de la gente al tener hijos pierde algo de su esplendor. Por el contrario, si aprendemos a utilizar nuestra energía (o fuerza vital) con más cuidado de forma que la mantengamos e incluso la incrementemos, no hay duda de que superaremos la emocionante y trascendental experiencia de ser padres sin que tengamos por ello que perder nuestro poder. El rasgo más sorprendente de la recapitulación es que a pesar del hecho de que bloqueemos nuestro proceso natural de autosanación, hay momentos en la vida de cada uno de nosotros en que nuestro cuerpo efectúa espontáneamente la recapitulación. El más dramático es la muerte.

La última recapitulación. No sabemos por qué, pero la última cosa que todos los seres hacen al final de su vida es recapitular. La gente que ha estado a las puertas de la muerte coincide en que una de las características más llamativas del

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trance es el hecho de revivir los momentos más significativos de la vida. Es frecuente el testimonio de alguien que haya acompañado a un familiar en los momentos inmediatos a su muerte, que ha escuchado a la persona moribunda susurrar palabras relacionadas con vivencias de su niñez, de su adolescencia o de otros periodos de su vida. Después de este episodio de ver pasar su vida por delante de los ojos, muchas personas aseguran que experimentaron una exquisita sensación de paz. Por lo visto, la recapitulación puso todo en orden y armonía; y con ello consiguió que los filamentos luminosos del campo de energía se organizasen para transformarse en pura conciencia, lo cual significa que todo el mundo en el último instante puede morir en paz. Es muy probable que el moralista que todos llevamos dentro encuentre digna de censura la idea de que todo el mundo tiene derecho a morirse en paz, independientemente de la clase de vida que él o ella haya llevado. Pero lo cierto es que todo el mundo se muere en paz y nadie sabe por qué. El universo es un sitio extraño. Está lleno de fenómenos a los que no hallamos explicación. Tal vez deberíamos convencernos de forma definitiva de que no todo lo que existe fue creado y desarrollado para ser entendido por nuestra mente racional. Y esto fue lo que los toltecas hicieron: utilizaron la mente racional para crear conocimiento, ciencia y herramientas que aseguraran su bienestar; pero también respetaron la experiencia de vivir con el lado izquierdo de su conciencia (nagual), la cual al mismo tiempo era incomprensible para el lado derecho de su conciencia (racional o tonal). No se sentían perturbados por la presencia del misterio; aprendieron a convivir con el misterio como parte integrante de la vida. La importancia de esto no reside solamente en que podamos ver la recapitulación como un proceso natural del cuerpo energético, sino también en que, al recapitular nuestro campo de energía, alcanzamos el equilibrio y nuestra conciencia se abre a un nivel más alto. ¿Por qué tendríamos que esperar el momento de nuestro fallecimiento para llevar a cabo este proceso? Lo que tiene sentido es recapitular para vivir mejor y no para dejar este mundo.

La recapitulación espontánea. El surgimiento espontáneo de la recapitulación no está limitado al momento de la muerte. Le puede suceder también a cualquiera que pase por unas circunstancias especiales, tales como una crisis nerviosa, largos periodos de ayuno o temporadas de insomnio, un masaje intenso o incluso un trauma físico. Al trabajar con tantas personas durante tantos años, he tenado en varias ocasiones la oportunidad de ver a la gente entrar en profundos estados de recapitulación espontánea. En cierta ocasión, durante la realización de un rutinario ejercicio físico, un circunspecto hombre de negocios se vino al suelo llorando como un recién nacido y adoptando una postura fetal. Su esposa estaba allí porque asistía también al taller. El hombre era el tipo de persona dominante y él lo sabía. Todo el mundo lo veia como un hombre de carácter fuerte. Su esposa, por el contrario, era callada y tímida. La creencia general era que ella encarnaba la parte blanda y débil de la pareja. El trabajar con todo nuestro cuerpo en la naturaleza nos da la oportunidad de conocer aspectos de nosotros mismos de los que no nos percatamos en nuestra vida cotidiana. Algo especial sucedió en ese taller. El hombre importante tenía un cuerpo físico tan débil que frente a un poco de actividad física se vio reducido al estado de un niño indefenso. Resultó

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ser torpe y asustadizo. Paradójicamente, en las mismas circunstancias su esposa se revelaba como fuerte y llena de ánimo. Mi interpretación del hecho fue que el ego del hombre se desplomó al percatarse de la falsedad de su vida. Él era el débil y su esposa la fuerte, aunque se las había arreglado para controlarla todo el tiempo. Pero en esta ocasión fue diferente; ante una circunstancia que no pudo controlar, la verdad oculta salió a flote provocando el derrumbamiento de su ego. Sucedido esto, su cuerpo energético se hizo cargo de la situación e intentó entrar en el proceso curativo de la recapitulación. Lamentablemente ese no era el momento apropiado para suspender el taller y establecer unas condiciones propicias para que él pudiese continuar allí mismo con su recapitulación. En realidad estaba muy asustado pensando que algo verdaderamente peligroso pudiera estarle pasando. Así que le ayudé a que recuperase el control de si mismo hablándole con calma y firmeza al mismo tiempo, aconsejándole que moviese su cuerpo lentamente, y enseñándole un modo especial de respiración. Más tarde, le hice saber mi punto de vista sobre lo que le había acontecido y lo animé a que llevase a cabo la recapitulación en cuanto pudiese. No llegué a saber si la hizo o no. En otra ocasión fui testigo de cómo una mujer de alrededor de 30 años entraba en una recapitulación espontánea como consecuencia de un pequeño golpe que recibió al caerse sobre el césped cuando jugaba con otros compañeros en una actividad de esparcimiento al aire libre. No se hizo daño en absoluto, pero su estado emocional hizo que llorase intensamente sin saber por qué lo hacía. Otras veces la gente entra en esos estados simplemente al pasar por un determinado lugar, oler un cierto aroma o escuchar una música especifica con algún poder evocador. La entrada espontánea en un proceso de recapitulación puede ser superficial o profunda, dependiendo de las circunstancias. Y cuando sucede, nuestra mente racional no sabe cómo manejarlo y se siente confusa y asustada. Tratamos de escapar de ese estado extraño y volver a la conciencia cotidiana buscando con quién hablar, viendo la televisión o realizando cualquier tarea rutinaria. Pero con esta escapatoria, lo que realmente hacemos es ignorar que nuestro cuerpo energético estaba intentando hacer algo bueno e incluso necesario para nuestro bienestar. Por desgracia, la mayoría de las veces no captamos el mensaje y, por consiguiente, no llegamos a completar el proceso.

Recapitulación y psicoanálisis. Para cerrar este capítulo quiero añadir algunos comentarios sobre una pregunta que frecuentemente me plantean en mis talleres de recapitulación. La pregunta es: ¿tiene alguna afinidad la recapitulación con lo que hago en las sesiones con mi psicoanalista o psicoterapeuta? Es indudable que el psicoanálisis intenta enfocarse en el pasado del paciente. En este sentido, si podría tener una cierta similitud con la recapitulación; aunque también hay que decir que existen muchas diferencias entre ellos. El psicoanálisis se basa principalmente en la mente y en las expresiones del ego de la persona. Se relaciona sobre todo con las palabras. El resultado es que, después de años de terapia, el paciente puede muy bien permanecer sin cambios sustantivos, con la única diferencia de que ahora es capaz de proporcionar elaboradas explicaciones de por qué es cómo es.

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El principal problema con el psicoanálisis es el de no tener en cuenta la naturaleza dual de los seres humanos. No es posible sanar a un ser doble atendiendo a uno solo de su dualidad. Por su parte, el proceso de recapitulación está basado en el cuerpo energético. Está más relacionado con el sentir y el revivir que con el pensar o analizar. El resultado es que, a través de la recapitulación, la gente puede introducir extraordinarios cambios en sus vidas en un corto periodo. En mis primeras investigaciones sobre recapitulación pensaba que se trataba de un proceso relacionado solamente con el lado izquierdo de la conciencia (el lado mágico) y que, por tanto, no tenía conexión alguna con la mente racional. Mi impresión era que las terapias occidentales abordaban el proceso de curación sólo desde el lado racional, mientras que la recapitulación abordaba la curación desde un punto de vista energético, y que eso debía ser suficiente para un proceso de sanación más eficaz. Esto es lo que creía cuando en mi primer libro escribí un pequeño capítulo sobre la recapitulación. Como se hará patente en los próximos capítulos, esa creencia era errónea. Nos costó varios años descubrirlo, pero finalmente lo hicimos: la recapitulación es un proceso que envuelve a la totalidad del ser dual: es decir, al lado tonal y al nagual. Y solamente cubriendo ambos aspectos en el proceso lograremos un proceso de sanación completo. Por último, debo añadir que tengo muchos amigos y colaboradores que proceden de los campos de la psiquiatría, de la psicología y del psicoanálisis, y que tenemos amistosas discusiones acerca de las posibilidades y limitaciones de nuestros respectivos ámbitos de trabajo. Algunos de ellos incluso han tratado de identificar al nagual con el inconsciente. Aunque sean amigos míos, tengo que decir que intentar equiparar el inconsciente con el nagual es sencillamente pretender que la mente racional explique lo que no puede expresarse con palabras. (17) De todos modos, discutir sobre conceptos e ideas nunca ha supuesto un problema para nosotros, toda vez que nuestro continuo enfoque hacia la práctica nos conduce a poner el énfasis en las acciones y en los resultados, lo cual nos hace actuar con la adecuada dosis de objetividad. (17)Hablando de continuar la investigación y mantenerse siempre abierto, mis investigaciones de los últimos dos o tres años, que son inmediatamente posteriores a la terminación de la primera versión de este manuscrito, me han llevado a explorar profundamente la psicología junguiana, que despertó mi interés por su paralelismo con la visión tolteca de considerar al ser humano como un ser dual. A partir de estas investigaciones, he desarrollado un modelo que permite conectar e integrar —sin igualar— conceptos como el inconsciente y el inconsciente colectivo con antiguos conceptos toltecas, como tonal y nagual. El hecho es que mientras que sigo considerando la naturaleza del nagual como incomprensible para la mente, lo mismo podría decirse del inconsciente, tal como lo concebía Jung que, a diferencia de Freud, veía en el inconsciente un espacio no solamente para la expresión oculta de la sexualidad, sino de mucho mas, incluyendo la experiencia y motivaciones espirituales. Al respecto estoy preparando un trabajo donde habré de mostrar la integración y aplicaciones prácticas de la visión tolteca y la de Carl Jung acera del ser humano y el universo.

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Mis comentarios sobre el psicoanálisis están más orientados hacia el psicoanálisis “ortodoxo” que hacia todas aquellas corrientes nuevas que están apareciendo por todas partes. Lo cierto es que a medida que los años pasan hay más psicoanalistas, psiquiatras y psicólogos que se van acercando hacia una consideración más abierta e integral del ser. Muchos de ellos se interesan por el chamanismo y no es exagerado decir que muchos de ellos están transformando y enriqueciendo su práctica profesional con elementos alternativos provenientes de la experiencia acumulada en AVP y la Nueva Toltequidad. Algunos de estos profesionales obtienen sus títulos en la universidad, los colocan en un lugar destacado de sus consultorios, cierran la puerta, y abren luego las puertas del misterio para explorar alternativas —como las que acabamos de mencionar— que no tuvieron cabida en sus estudios académicos. Y es así como han aparecido muchas de las nuevas prácticas de sanación: desde el pensamiento de Carl Gustav Jung hasta la psicología transpersonal; desde la inclusión del budismo en los planes de estudio de las universidades occidentales hasta la terapia Gestalt. (18) Incluso temas relacionados con el espíritu y la magia son hoy en día objeto de interés y estudio por parte de investigadores occidentales de mente abierta que trabajan en el campo de la salud. Los muros que separaban la ciencia de la magia se están viniendo abajo. Puede ser que no esté muy lejos el día en que en las sociedades modernas por fin comprendamos nuestra naturaleza de seres duales. Puede ser que algún día la ciencia y la tecnología reciban el equilibrio necesario del conocimiento silencioso. Y puede ser también que lleguemos a una ciencia y a una tecnología parecidas a las que disponían los toltecas en su tiempo y en su espacio; una ciencia y una tecnología que no destruyan la vida. Lo que en el fondo cuenta son los resultados. Y a esto sólo puedo añadir lo que uno de mis amigos, un psiquiatra muy famoso, me dijo en cierta ocasión después de asistir a uno de mis talleres sobre recapitulación: “Estoy asombrado. He estado sometido a terapia psicoanalítica durante diecisiete años, lo cual supuso un buen apoyo para mi trabajo como psiquiatra. Pero debo admitir que tras dos meses de practicar la recapitulación he sido capaz de cambiar mucho más mi vida que en diecisiete años de psicoanálisis.” Y no dejaba de tener razón. (18)Entre los profesionales de la psiquiatría y psicología en su expresión inglesa, esto es gestalt -therapy. Termino que se utiliza para describir a la psicología clínica o terapia influida por algunos de los presupuestos de la psicología de la forma o Gestalt.

3 ¿QUÉ OBTENEMOS DE LA RECAPITULACIÓN? Ahora que poseemos una noción general de lo que es este extraño concepto llamado recapitulación, ha llegado el momento de ver por qué debemos hacer un hueco en nuestras rutinas diarias para realizar este peculiar proceso. ¿Cuál es el principal objetivo de la recapitulación? ¿Qué podemos esperar de ella? ¿Qué resultados consiguen los que practican la recapitulación?

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El principal objetivo de la recapitulación es hacer que nuestro campo de energía se recupere de los daños sufridos en el pasado a causa de su interacción con otros campos de energía. ¿Cómo se desarrolla la recuperación?

Recuperar energía. Las vivencias que más necesitamos recapitular son aquellas que obedecen a momentos en los que nuestro campo de energía quedó dañado debido a una interacción negativa (antienergética) con otro campo de energía. Las interacciones que por regla general producen pérdida de energía son las interacciones emocionales con otras personas. Las relaciones de esta naturaleza causan daños en nuestro campo energético que la mayoría de las veces arrastramos hasta el fin de nuestros días. Lo que sentimos es algo así como si perdiésemos una parte de nosotros mismos; y suele ser algo tan doloroso que tenemos que olvidarlo para dejar de sufrir. Y aquí se produce un contrasentido; ya que esos acontecimientos, que son los que más daño han infligido a nuestro cuerpo energético, son precisamente los que hemos borrado de nuestra memoria normal. Pues bien, de los dos lados, el derecho es el que olvida, ya que no podemos decir lo mismo de nuestro cuerpo energético. El cuerpo energético no olvida. La recapitulación nos da la oportunidad de entrar en esa memoria secreta. Si atendemos a la energía, podemos decir que esos traumas energéticos dejan unos agujeros negros en nuestro cuerpo luminoso. De hecho no vemos esos agujeros, pero la expresión externa —las rutinas derrochadoras de energía de nuestra vida— puede ser notada por el observador silencioso (el acechador). Estas rutinas son una especie de libreto interno que determina nuestros haceres externos. Muchas de las diversas acciones o situaciones de nuestra vida pueden ser la expresión de una simple rutina interna; como, por ejemplo, tener muchas parejas diferentes y repetir el mismo tipo de historia con todas ellas. Esas agotadoras repeticiones son los agujeros negros que hay en nuestro cuerpo luminoso y son los que nos hacen perder nuestro poder o fuerza vital. Mediante esta imagen comprendemos con mayor facilidad lo que podríamos considerar el principal beneficio que nos proporciona la acción de recapitular; la recuperación de la energía que hemos perdido a lo largo del camino. La recapitulación nos brinda la valiosa oportunidad de rellenar los agujeros negros de nuestro cuerpo energético. Es normal que, durante el proceso de recapitulación, la recuperación de energía se experimente como una recuperación de una parte de nuestro yo que creíamos perdida o muerta para siempre. Quizá sea una parte de nuestro yo de la que ni siquiera nos acordábamos. Sí, es preciso que recapitulemos para recobrar nuestra alegría infantil, nuestro valor, nuestra curiosidad por conocer cosas nuevas y nuestro entusiasmo por la vida; esto es, para recuperar nuestra magia y poder. ¿Cuándo perdiste la capacidad de confiar en otro ser humano? ¿Cuándo perdiste el atrevimiento de sumergirte en el misterio que es rendirse al llamado del amor? Estas lamentables pérdidas a menudo se relacionan con unos determinados momentos y vivencias de nuestra vida; momentos en los que no encontramos una respuesta mejor a lo que nos estaba sucediendo que anular indefinidamente una parte de nuestro propio ser. La recapitulación es el medio que nos sirve para recoger aquellas partes de nosotros mismos que habíamos dejado por el camino.

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Desembarazarnos de energía ajena. Desprendernos de la energía de alguien que tenemos adherida a nuestro cuerpo energético es uno de los resultados de una recapitulación esmerada. De la misma forma que perdemos parte de nuestra energía a causa de interacciones emocionales, puede que parte de la energía de otras personas quede pegada a nuestro cuerpo luminoso y la estemos llevando todavía con nosotros. La energía ajena nos obliga a ser algo que no somos y constituye un obstáculo para nuestra libertad. ¿Alguna vez no has actuado como otra persona? ¿Acaso como tu padre? ¿No te has dado cuenta de que algunas de las batallas que libras son en realidad batallas de otras personas importantes en tu vida? La intensidad de la presencia de otras personas en nuestra vida puede quedar impresa en nuestro cuerpo energético. Tal fue el caso del famoso y prestigioso médico que estuvo luchando durante largos años para hacerse médico y conseguir una buena reputación y cuantiosos ingresos, para darse finalmente cuenta, ya avanzada su madurez, de que nunca le había gustado ser doctor. En realidad era el sueño de su padre; la batalla de su padre. Había seguido ese camino casi hasta el final de su vida sólo para descubrir que la medicina no era lo suyo; pero ya entonces no había forma de volver atrás y recuperar los treinta años que había gastado librando la batalla de otra persona. Eso es dramático. Sólo disponemos de una vida; de una única oportunidad para vivir de la forma que nuestro espíritu anhela.

Liberarnos de ataduras energéticas. Otro de los beneficios que obtenemos con la recapitulación es percatarnos de que estamos atados a una serie de situaciones, acontecimientos, lugares y personas de nuestro pasado; y que debido a esto no tenemos entera libertad para seguir adelante y hacer realidad nuestros sueños. Nuestro cuerpo recuerda si fuimos vencidos en una importante batalla de nuestra niñez; y porque conserva la huella de esa derrota, podríamos volver a sentirnos de la misma manera, en todas las batallas de nuestra vida, enfrentando una y otra vez la misma derrota. Si la primera vez que te enamoraste fuiste violentamente rechazado por la persona destinataria de tu amor, arrastrarás por todas partes la vergüenza y el dolor que en esos momentos sentiste, lo que hará que evites por todos los medios confesar de nuevo tus sentimientos. Si te falla alguien de quien esperabas una lealtad incondicional, perderás tu fe en toda la raza humana. Como es natural, esto no sucede con todos los pequeños contratiempos que tenemos. Utilizo estos ejemplos a fin de que puedas tener una idea de la clase de ataduras energéticas de la que hablo, ya que éstas se forjan dentro de nosotros en ese tipo de ocasiones especiales. Todos tenemos experiencias personales que originan estas ataduras. Lo que pasa es que la mayoría de las veces nos olvidamos de esos acontecimientos; es decir, los apartamos de nuestra memoria normal. Ahora estas en el momento presente y quieres hacer cosas o introducir cambios en tu vida. Deseas emprender nuevos proyectos o establecer nuevas relaciones, pero te das cuenta de que no es tan fácil; que hay algo que te frena. Ese algo son las invisibles, y no por ello menos fuertes,

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conexiones con tus anteriores experiencias; conexiones que a modo de pesada carga no te dejan seguir adelante. Te encuentras atado al pasado. Por ejemplo: no puedes ver con nuevos ojos a una persona que acabas de conocer, porque ves en ella la presencia de otra persona que te hizo sufrir. Tales ataduras nos condenan a repetir las mismas historias una y otra vez. Y es esto lo que nos hace decir que la recapitulación es una puerta abierta a la libertad. Una vez que nos desprendemos de estas ataduras, el cambio personal se nos hace más fácil y tenemos más posibilidades de escoger cómo queremos ser y cómo queremos vivir.

Liberándose de las promesas. Una de las cosas que más nos sorprende cuando hacemos recapitulación es descubrir que en realidad estábamos viviendo dos vidas; aquella de la que da razón nuestra memoria normal y aquella otra de la que informa nuestra memoria energética. Es como si, habiéndonos olvidado de los mayores acontecimientos de nuestra vida, lo que recordamos se parece más al sueño que el ego ha estado soñando sobre sí mismo. Esto es factible debido a nuestra naturaleza dual. Ambos lados de nuestra existencia han estado siempre presentes, aun cuando normalmente lo que hemos notado ha sido el tonal, o sea, nuestro lado racional. La recapitulación es el medio para reincorporar el otro lado. Una de las cosas más extraordinarias que están ocultas —la más de las veces pérdidas— a nuestra conciencia normal son las promesas. Llamo promesas a los comandos energéticos que fueron emitidos por todo nuestro ser bajo una tremenda presión. De una forma muy simplificada se podría decir que las promesas pueden producirse cuando nos vemos involucrados en un intercambio emocional difícil. Bajo la presión de lo que está sucediendo en una determinada circunstancia, internamente prometemos no hacer algo nunca más o actuar de manera diferente a partir de un momento dado. Veamos un ejemplo. María era una niña de cuatro años llena de felicidad y cariño. El mundo para ella era una interminable oportunidad de exploración y descubrimientos. Juana, su madre, la amaba profundamente, pero no era muy expresiva en cuanto a demostrarle cariño a su hija. Sólo en muy raras ocasiones le dio un abrazo o un beso. No era en absoluto una mala madre, lo que pasa es que tuvo unos padres pocos afectivos y, por ello, no llegó nunca a aprender la expresión física de amor entre padres e hijos. La forma que tenía Juana de expresar el cariño que sentía por su hija era poniendo un especial cuidado en todo lo que estuviese relacionado con María. El uniforme que la niña llevaba a la escuela estaba siempre impecable. María tenía una habitación llena de luz, colchas rosas en su cama, toda clase de divertidos juguetes, y unos sonrientes ositos pintados en el techo. Estaba claro que la madre se afanaba por crear un bonito, agradable y cómodo espacio para la hija. Sin embargo, María tenía siempre la impresión de que le faltaba algo. No podía explicar lo que era, pero cada vez que veía a su madre después de salir del colegio o cuando llegaba la hora de acostarse, tenía la sensación de que algo le faltaba. El final de su jornada escolar no era un momento agradable para María. Era el momento en que los niños que echan de menos a sus padres se encuentran con los padres que echan de menos a sus hijos. Para la

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mayoría de ellos eran instantes de alegría y de expresiones de cariño. Pero para María no; para ella esos instantes eran diferentes. Cuando su madre llegaba a la escuela y se veían, en vez de recibir un abrazo, un beso y… ¿por qué no?, ser levantada y abrazada por su madre, lo que recibía era: —¿Qué tal te ha ido en la escuela? —Bien, mami. Con una seria expresión, la madre cogía de la mano a su hija y decía: —¡Debes tener cuidado al cruzar la calle! Fíjate cómo lo hago yo. —Sí, mami. Y el resto del camino hasta casa, madre e hija lo andaban en silencio. María quería hablar, correr y jugar, pero tenía miedo de contrariar a su madre; ya que la vigilante mirada que invariablemente aparecía en los ojos de Juana, parecía decir: —Te estoy observando. Mucho cuidado con hacer algo malo. A veces soñaba que su madre iba a buscarla a la escuela y cuando se veían, su madre la abrazaba con cariño y la cubría de besos; justo lo que hacían las otras madres con sus compañeros de clase cuando iban a buscarlos. El tiempo que María estaba en casa lo pasaba casi en silencio; por ello, no le quedaba otro remedio que hablar con sus muñecas o con la rana de piedra que adornaba la fuente del jardín. Los contactos con su madre eran elementales y breves: —Lávate las manos y ven a comer. —Cómete todas las verduras. —¿Quién ha dejado esta muñeca en la escalera? Samuel, su padre, era distinto. A veces, cuando se sentía sola, María solía cerrar los ojos y pensar en él. Qué sensación tan agradable cuando ese tierno gigante la levantaba del suelo con sus cálidos y fuertes brazos para colocarla sobre sus hombros. ¡Parecía tan diferente el mundo desde esa altura! Qué bien se sentía cuando la sentaba sobre sus piernas, la abrazaba y le cantaba esa canción tan graciosa. ¡Qué pena que pasara tan poco tiempo con ella! Samuel era agente de ventas. Trabajaba para una fábrica de herramientas y su cometido era visitar ferreterías para vender los artículos de su empresa. Sus cifras de venta le hacían ser el número dos de los vendedores. Como era un padre y un marido responsable, trabajaba horas extras para aumentar sus ingresos y hacer que tanto Juana como María pudiesen disfrutar de una mayor comodidad y seguridad. Sus mejores ratos los pasaba jugando con su princesita; pero por desgracia esos ratos no eran muy frecuentes. Él justificaba sus escasos contactos paternales pensando que el trabajo era su principal deber para con su familia. En una ocasión, Samuel tardó más tiempo del acostumbrado en volver a casa; de hecho estuvo fuera tres días, Juana pensó que seguramente habían mandado a Samuel a visitar otra ciudad con su camioneta repleta de herramientas. La niña, por su parte, echaba mucho de menos a su padre. —Mami, ¿cuándo va a venir papi a casa? —Pronto, pronto, no te preocupes.

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—¿Cuántos días es pronto, mami? —Muy pocos; anda, no te preocupes y vete a jugar al jardín. María se fue al jardín, pero no tenía ganas de jugar. En lugar de entretenerse con algo, estuvo todo el tiempo pensando en su papi. No quitaba la vista de la carretera con la esperanza de que apareciera de un momento a otro la camioneta de su padre. Pero, en esos momentos, el padre de María estaba completamente borracho en un extremo de la barra de un sucio pub. Este no era el Samuel que todo el mundo conocía y respetaba. Este era una sollozante caricatura del verdadero Samuel. A través de los vapores de su aturdida mente, repasaba una y otra vez la misma historia tratando inútilmente de encontrar una solución viable. Su trabajo había comenzado ese día como de costumbre. Pero, al llegar a la empresa le dijeron que el gerente le esperaba. Cuando Samuel entró en la sala de reuniones notó algo extraño en el ambiente. En la sala se encontraban todos los vendedores de la compañía; pero esta vez la reunión no estaba presidida por el viejo Eduardo, su gerente de siempre y amigo. ¿Dónde estaría Eduardo? En su lugar estaba un joven ejecutivo de aspecto estirado que se dirigió a la audiencia con estas palabras: —Esta compañía ha sido vendida a McGraw Tools Inc., una empresa holandesa de ámbito internacional. Yo soy el señor Deveraven y hemos elaborado una lista de los vendedores que seguirán trabajando con nosotros. Aquéllos que no sean nombrados se presentarán en caja para cobrar las comisiones que tengan pendientes. Lo siento, señores, pero la compañía necesita adaptarse a las condiciones económicas actuales del país y, para ello, tiene que iniciar un proceso de reestructuración que pasa por una drástica reducción de personal. ¡Buenos días a todos! El joven y estirado ejecutivo salió de la sala. La alarma se apoderó de Samuel. ¿Qué pasaría con él? De todos modos, él conseguía bastantes pedidos, así que seguramente estaría en la lista. A continuación el señor Sullivan, el número uno de los vendedores de la compañía, subió al estrado con un papel en las manos. —¡Vaya por Dios! pensó Samuel—. Si es el señor Sullivan el que lleva el asunto, estoy perdido. Roberto Sullivan era la clase de persona que siempre quería ser el número uno y no le gustaba la competencia. Siempre intentaba poner trabas en la actividad de Samuel para que este no llegara a alcanzarlo en el número de pedidos. —Queridos amigos—comenzó a decir Sullivan al tiempo que miraba a Samuel con una malévola sonrisa—, he aquí la lista de los vendedores que han sido seleccionados para permanecer en la compañía. ¡Buena suene a los excluidos! Samuel intuyó enseguida lo que se le venía encima. Miró el listado de papel que había sido pegado en la pared, y no se equivocaba; porque efectivamente no estaba en la lista. Dejó la sala de reuniones completamente hundido y abatido. Pero, a medida que bajaba la escalera, su abatimiento se fue convirtiendo en cólera. Se dirigió al despacho del nuevo gerente, pero la secretaria le dijo que el señor Deveraven tenía ocupada toda la mañana y no podía conceder entrevistas. ¡Era el colmo! Samuel se precipito hacia el despacho del gerente y golpeó con furia La puerta.

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—¡No pueden hacerme esto a mí! —gritó—. ¡Llevo trabajando aquí catorce años y le he dado mucho dinero a ganar a esta compañía! La puerta no se abrió. Lo que sucedió después fue una lucha desigual entre Samuel y cuatro miembros del departamento de seguridad de la empresa. Samuel se vio arrojado a golpes a la calle y a continuación los agentes de seguridad procedieron a retirar las herramientas de su camioneta. Indignación, humillación y desesperación era lo que Samuel sentía acodado sobre la barra del bar. Ni más ni menos, le habían desecho la vida. El amanecer del siguiente día sorprendió a Samuel dormido sobre el banco de un parque. Era la una de la tarde. Cansado, vencido y enojado decidió irse a casa. María estaba sentada en el jardín delantero de la casa peinando a la pelirroja Lucy, su muñeca favorita. Estaba pensando en su padre, ajena al mal rato que éste estaba pasando. Cuando escuchó el familiar sonido de la camioneta de su padre, el corazón le dio un vuelco y se sintió invadida por una gran alegría. —¡Papi! —gritó, y salió corriendo al encuentro de la camioneta. Todo el cariño que sentía por su padre estaba aflorando en ese momento. ¡Necesitaba tanto darle un abrazo! Samuel abrió la puerta de la camioneta. Seguía estando muy indignado y deprimido, y estaba todavía bastante mareado por los efectos del alcohol. No sabía cómo se las compondría para andar el corto camino que había hasta su casa. María alcanzó a su padre y se abrazó a sus piernas mientras él se afanaba por llegar a la puerta de entrada. —¡Papi! ¡Papi! ¿Quieres jugar conmigo? ¡Mira! Le he hecho un nuevo peinado a Lucy. ¡Mira! —¡Cállate! ¡No me molestes ahora! ¡No ves que no estoy para juegos! ¡Vete! —dijo el padre a la par que empujaba con violencia a la niña para apartarla de él. María cayó sobre la hierba mojada y se levantó con tierra húmeda pegada a su cara y a su ropa. Rompió a llorar mientras intentaba quitarse de encima la suciedad. A través de las lágrimas vio cómo su padre entraba en la casa sin siquiera volverse para echarle una mirada. La pobre niña tenía roto el corazón. ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Qué he hecho yo para que mi papá dejara de quererme? Este sentimiento le atenazaba el alma. De pronto, otro sentimiento, procedente de las profundidades de su ser, sustituyó al primero. Nunca te haré saber que te quiero. ¡Nadie va a saber lo que siento! No puede decirse que la promesa de María fuese una idea que surgiera en su mente. No hubo palabras ni pensamientos. Fue un sentimiento silencioso aislado sin que ningún otro sentimiento o pensamiento entrara en competencia con él. En realidad fue un comando energético. María estaba triste, pero transcurrido algún tiempo ya se la veía jugando otra vez con sus muñecas en solitario. Su padre encontró otro empleo, pero ella ya nunca sería la misma. Con el tiempo, María creció y se convirtió, además de en una bella mujer, en maestra de escuela. Ahora tiene treinta y cuatro años y lleva una vida normal. Pero a pesar de ser atractiva, saludable y tener éxito en su trabajo, nunca ha tenido suerte con los hombres. Ninguno de los nueve noviazgos serios

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que hasta ahora ha tenido ha concluido en boda. Estos hombres la dejaron porque la encontraban demasiado fría. A ella no le gustaba ser así, pero no podía remediarlo. Llegó a estar tres veces profundamente enamorada, pero ni aún así fue capaz de entregarse al hombre que amaba. Aunque cada uno en su momento le preguntó insistentemente si lo amaba, ella nunca pudo contestar: “sí, te amo”. No era que ella no amara a ninguno de estos hombres, lo único que le pasaba es que había algo en lo más profundo de su ser que le impedía confesar sus sentimientos. Se odiaba a si misma por no poder expresar lo que sentía. Si un hombre la tocaba amorosamente, ella nunca podía responder. Todo su cuerpo se ponía tenso y cerrado a cualquier caricia. A sus treinta y cuatro años todavía era virgen y consciente de que había algo en ella que no marchaba bien. Últimamente ha estado asistiendo a unas sesiones semanales de psicoterapia. La psicoterapeuta le ha preguntado muchas veces si recordaba haber sufrido abusos sexuales; pero ella, por mucho que lo intenta, no logra recordar en su vida incidentes de esta naturaleza. Simplemente no puede explicar qué es lo que falla en ella. La historia de María es la historia de una promesa. Bajo la influencia de un gran dolor y de un tremendo desengaño, prometió no exteriorizar nunca sus sentimientos. No fue un pensamiento, sino un sentimiento puro en el centro absoluto del silencio interno. Fue lo que yo llamo comando energético. El comando energético no admite análisis ni modificaciones; es algo que simplemente sucede. Sólo puede ser cancelado o neutralizado por un nuevo comando energético que es lo que hacemos en el acto de la recapitulación; esto es, realizar deliberadamente un nuevo comando energético. La situación que indujo a María a hacer su promesa le supuso tanto dolor que sólo encontró alivio olvidándola. El incidente con su padre se borró de su memoria normal, así que le era imposible determinar qué le había sucedido. Ella olvidó su promesa, pero su cuerpo energético no. Y así día tras día, la orden energética ha estado actuando sin que María fuera consciente de ello. Todos nosotros tenemos nuestras propias promesas por cuestiones parecidas o distintas. Las promesas que hacemos a lo largo de nuestra vida determinan lo que somos y lo que podemos o no podemos hacer. Ellas se esconden detrás de esos comportamientos y situaciones repetitivas que no podemos parar. Estas promesas constituyen una buena razón para que nos apliquemos a la tarea de recapitular nuestra vida y terminar así con una oculta orden energética que podría estar limitando nuestro poder y bienestar.

Decir adiós. Para concluir con la exposición de los beneficios que se pueden conseguir a través de la recapitulación, debemos hablar de la oportunidad de decir adiós desde el punto de vista de la energía. Decir adiós se relaciona con uno de los problemas energéticos más comunes que la gente puede cargar en su cuerpo luminoso: vivir en la negación. Perdemos a alguien muy importante en nuestra vida, pero nunca llegamos a aceptar el hecho. Nunca decimos adiós. La gente que está en esta situación vive en un estado permanente de enojo y dolor porque se niega a aceptar la realidad con la que en su día tuvo que enfrentarse. La manera en que esto funciona es sorprendente.

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Un niño pierde a su padre a la edad de diez años. En el funeral no derrama ni una sola lágrima, pero en su interior, en ese profundo lugar del silencio, existe un sentimiento total: No. Esto no está sucediendo. No puedes irte. ¡No quiero que lo hagas! ¡No es verdad! ¡No puedes dejarme así! Su rabia y su dolor están más allá de las palabras. Externamente sólo vemos a un niño muy serio que al parecer no siente nada; él cree que no siente nada. El dolor se ha aposentado en otro sitio, no en su conciencia del lado derecho. Él cree estar bien, pero su agitación interna y su dolor han sido relegados a un lugar mucho más profundo. Su vida sigue, pero él nunca será el mismo. Ahora es un hombre, pero su enojo y la negación de su pérdida permanecen siempre allí, detrás de todo lo que haga y robándole la oportunidad de ser feliz en cada ocasión que algo bueno le sucede. Puede sonreír, incluso reírse, pero nunca con una risa completa que lo llene todo. Y es que en su interior, a mucha profundidad, existe un nudo energético. Puede que él no lo note, pero con el tiempo aparecerán en su rostro las cicatrices de la amargura; cicatrices raramente disfrazadas por un gesto ocasional que intentará ser una sonrisa. El no sabe por qué en determinados momentos siente como si tuviese un nudo en su interior; es incapaz de establecer su conexión o su origen. Cuando habla de su padre dice: —No sé por qué todo el mundo lloraba. Yo estaba perfectamente tranquilo hasta el punto de que me entretenía jugando. No sentía nada. Muchas personas que han pasado por una situación similar —la pérdida de un ser querido— nunca han llegado a ser las mismas. Simplemente nunca supieron cómo superarlo. Otras siguen perdiendo energía porque nunca aceptaron la pérdida de su pareja. En estos casos los amantes suelen estar tan unidos que cuando uno de ellos se marcha se lleva consigo parte de quien se queda; y éste, al no estar completo, puede guardar ese dolor por toda una vida. Aunque las circunstancias puedan ser distintas, en el fondo todos los casos son los mismos: han sido personas que no han sido capaces de decir adiós en el momento oportuno. Decir adiós no supone no sentir tristeza o incluso dolor por la pérdida de alguien a quien se ama: significa que, tras llorar la ausencia durante un periodo más o menos largo, llega un momento en que se acepta y se comienza a recobrar el bienestar. Finalmente, un día, la pena se acaba. Pero, para alcanzar la curación, es necesario aceptar la desgracia y decir adiós en un determinado momento; ya que con ello comienza la recuperación. El proceso de recapitulación nos proporciona una excelente oportunidad para retornar a ese pasado, a esa persona y a la negación y al dolor; retorno que hará que finalmente la aceptemos y que podamos decir adiós. Es el momento de mirar a los ojos a esa persona, de sentir el calor de su presencia, y decir: Querido padre (o quienquiera que sea,. te he amado y te amo mucho. Tú también me has amado y tu amor me ha proporcionado mucha alegría. Cuando tu tiempo de partir llegó, no lo supe respetar. Ahora lo acepto y te permito que vayas a donde tengas que ir. Tu cariño estará siempre conmigo como un don precioso; y mi amor por ti siempre formará parte de mi ser. Te doy la libertad y yo recobro la mía. Adiós. ¿Cuánta gente necesita someterse a un proceso de sanación como el que hemos descrito? Ponte atento porque podrías ser tú.

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4 ¿CÓMO FUNCIONA EL PROCESO DE RECAPITULACIÓN? Estamos llegando a la parte final de los fundamentos de la recapitulación. Ahora es el momento de encajar la pieza final para que así pueda comprenderse todo el proceso; desde los instantes en que se produce el daño energético, hasta cuando sana el cuerpo energético de esas heridas específicas. Esta simple noción general es fundamental para capacitar a la persona que hace la recapitulación para:



Encontrar el “hilo” que une todos los pasos de la recapitulación.



Tener una idea del objetivo del ”hilo” de la recapitulación.



Adquirir el sentido general y personal de propósito; elemento fundamental para el éxito del proceso de recapitulación.

Para una más fácil comprensión del proceso de daño y sanación que conlleva la recapitulación, lo he dividido en las siguientes fases:

SECUENCIA VITAL DE UNA PERSONA NORMAL

Proceso del cuerpo energético

Proceso en la realidad ordinaria

1. Integridad energética

Estado de recién nacido

2. Intercambio antienergético

Intensa interacción emocional

3. Daño energético

Heridas emocionales, promesas, pérdidas de energía, etcétera.

4. Cambio de conducta

Represión, miedo, bloqueo emocional, negatividad, etcétera.

5. Refuerzo del daño

Conducta repetitiva en situaciones similares

6. Aumento de la debilidad

Pérdida de fuerza vital, cansancio, hastió, enfermedad, etcétera

7. Muerte por agotamiento

Muerte en decrepitud

condiciones

de

Esta secuencia es la vital de una persona normal; es decir, lo que por regla general sucede si no ponemos remedio. Sin embargo, el modo del nuevo guerrero tolteca se mueve hacia resultados distintos; ya que, mediante la introducción de la recapitulación, modificamos los últimos pasos y no tenemos, por tanto, que vivir sintiéndonos impotentes y exhaustos. Esta secuencia alternativa se verá más adelante en este mismo capítulo. Si analizamos el cuadro precedente, podemos apreciar que, de acuerdo con nuestra naturaleza de seres duales, cada fase indicativa del estado de

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nuestro cuerpo energético va asociada a una notoria manifestación externa. Esto quiere decir que aunque nuestra conciencia cotidiana no sea capaz de percibir el cuerpo energético, sí podemos darnos fácilmente cuenta —con tan sólo prestar la debida atención— de las manifestaciones externas de su estado. (Hay que advertir que las distintas fases están descritas de forma muy general, por lo que es normal que se produzcan ciertas variantes.) Analicemos ahora cada uno de estos pasos para que podamos así relacionarlos con nuestra propia experiencia.

Integridad energética. Cuando nace un ser humano, su cuerpo energético está intacto. No hay en él manchas, nudos o agujeros negros. Todos los filamentos del campo luminoso están en su lugar, en perfecto orden, y brillando con la belleza de la primera luz. Esto es lo que yo llamo integridad energética. Todos comenzamos de esta forma. La guerra entre el ego y el cuerpo energético todavía no ha comenzado. Lo tonal empieza a forjarse. Somos todo nagual; el mundo no tiene forma definida ni tampoco nosotros la tenemos. No existen limitaciones. Si sentimos, expresamos lo que sentimos. No hay dentro de nosotros sentimientos contradictorios. De aquí que los niños sean seres mágicos. A diferencia del poder de los adultos, el poder de los niños no ha sido aun dañado por las luchas internas. ¿Te has dado cuenta de esto? ¿Has notado lo a menudo que a los adultos se nos presenta el dilema de tener que escoger entre dos sentimientos opuestos? Queremos buscar un nuevo trabajo, pero al mismo tiempo tenemos miedo de dejar el que tenemos. Nos enamoramos, pero no queremos aceptarlo por temor a que nos abandonen. Queremos a nuestros padres, sin embargo los odiamos porque no consideramos suficiente el amor que nos han dado. Nos gustaría comenzar algo nuevo, pero somos reacios a afrontar el riesgo que ello implica. El estar sometido constantemente a este torturante dilema sin posibilidad de retroceder o de avanzar, menoscaba nuestro poder y hace que vivamos sin pasión. Vivir sin pasión es vivir sin poder, y vivir sin poder significa que aun siendo gigantes llevamos una vida de enanos. Al no tener pensamientos encontrados o no estar mediatizados por temores y fantasías, los niños son seres poderosos. Poseen la facultad de concentrar toda su energía en una sola acción. Esto se llama intento. Por esta razón los niños ven cosas que los mayores no ven y tienen soluciones para los problemas de los adultos que éstos no son capaces de escuchar. Los niños poseen sabiduría, aun cuando los adultos no puedan apreciarla. Estamos tan obsesionados con enseñarles cosas, que no nos damos cuenta de que en realidad los maestros son ellos. Todo esto tiene que ver con el hecho de que nuestra condición energética en el momento del nacimiento es de integridad. Pero, al interactuar con los adultos, empezamos a perder parte de nuestra brillantez. Cuanto más crecemos, más brillo perdemos y más nos parecemos a nuestros mayores. Tenga, no obstante, presente que me estoy refiriendo a una tendencia general; ya que, según sea la calidad energética del ambiente y la clase de gente entre la que crecemos, así será el proceso. De aquí que pueda haber una gran diferencia entre un proceso y otro. El siguiente dibujo es una representación del cuerpo energético en el momento del nacimiento:

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Fig. 1. Representación de un huevo luminoso. Cuando comenzarnos a vivir, nuestro cuerpo energético es como un trozo de papel en el que no hay nada escrito. Pero, por desgracia, este estado de bienestar energético está condenado a cambiar.

Intercambio antienergético. La interacción con otros campos de energía (por ejemplo: la gente que puebla nuestro mundo infantil) produce cambios en el cuerpo energético. Estos cambios pueden ser de diversas clases:



Energéticos. Aquéllos que son beneficiosos porque mantienen o incrementan nuestro nivel de energía.



Antienergéticos. Aquéllos que disminuyen nuestro nivel de energía.



Neutrales. Aquéllos que no afectan ni benefician a nuestro nivel de energía.

Para comprender realmente la trascendencia de estos intercambios, no hay más que recordar que nuestro nivel de energía afecta a todo lo que hacemos y a todo lo que nos pasa. Con respecto a esta cuestión, los dos cambios más relevantes que podemos introducir en nuestra vida son: 1. Reparar los daños de nuestro cuerpo energético (recapitulación).

2. Cambiar nuestro modo de vida a fin de incrementar las acciones energéticas propósito.

y

disminuir

las

antienergéticas;

esto

es,

vivir

a

Dado que el tema de este libro tiene que ver con la restauración del campo de energía, nos vamos a centrar en las interacciones e intercambios antienergéticos, ya que son los que han dañado el cuerpo energético. El siguiente gráfico nos muestra una interacción antienergética entre un hijo pequeño, en estado de integridad energética, y un padre cuyo cuerpo energético está dañado por haber prestado más atención a las necesidades de su ego que a su propia energía. ¿Recuerdas el caso de la pequeña María y cómo fue rechazada por su padre en el momento que más necesitada estaba de él? Pues bien, digamos que el dibujo refleja el momento en que María corre toda cariñosa a abrazar a su padre y él la aparta con violencia. Fig. 2. Interacción antienergética.

Daño energético. Veamos ahora de que manera impacta la anterior interacción en un ser sano y luminoso como era María. Fig. 3. María inmediatamente después de su doloroso encuentro con su padre.

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¿Qué lectura podemos darle a estas ilustraciones? La figura 2 representa el momento en que se produce el trauma energético, mientras que la figura 3 muestra de forma gráfica el deterioro que este trauma causa en un ser sano y luminoso. Por otro lado, ambos dibujos representan lo que no vemos; esto es, lo que les pasa a los protagonistas del acontecimiento en su condición de campos de energía. Puesto que nada de esto puede verse, la sola idea de ser campos de energía se nos antoja un tanto extraña. A simple vista, lo que vemos en la figura 2 es una niña de cinco años con un adulto. Ella esta pletórica de cariño y quiere de alguna manera expresarlo; mientras que la desesperación que domina al padre hace que éste la aparte de sí de mala manera. Tenemos, pues, en un mismo evento dos historias superpuestas. De una parte, tenemos la historia de lo que pasa entre dos seres humanos y, de otra, la historia de la interacción entre dos campos de energía. En la figura 3 vemos el resultado del intercambio antienergético. Ahora apreciamos que el cuerpo energético presenta una herida a través de la cual se está escapando la energía. Si dicha herida no sana pronto, el campo de energía se irá debilitando más conforme pasa el tiempo. Si extrapolamos esto a la realidad ordinaria, lo que entonces veríamos en la fase representada por la figura 3, sería simplemente una niña llorando.

Cambio de conducta. Veamos ahora cual proceso interno se produce en la persona. Por lo pronto, María está impactada emocionalmente. Bajo la presión del dolor y del no entender lo que está pasando, más allá de su conciencia racional, efectúa silenciosamente un comando energético (hace una promesa): ¡No volveré a mostrar mis sentimientos! Ha aprendido que exteriorizar los sentimientos implica dolor. De ahora en adelante será diferente. Antes era capaz de expresar sus sentimientos y de establecer contacto con otros seres humanos; pero, después de su dolorosa experiencia, ya no lo es. Comienza por ocultar lo que siente a sus padres y a sus parientes. Llora sólo cuando nadie la ve. Más tarde, cuando entra en la adolescencia, le aterroriza la idea de confesar su atracción o sentimientos de amor por algún chico. Se ha establecido lo que llamamos un hacer. Ha aprendido a esconder sus sentimientos y desde ese momento en adelante lo practica una y otra vez. Ella no está decidiendo en cada momento hacerlo así; de hecho sufre por ello, pero no puede detenerse. Simplemente no sabe cómo hacerlo. Cada vez que actúa de esa manera pierde energía por el tremendo estrés que produce en ella este conflicto. Mediante la repetición de esta rutina interna (el hacer). María pierde poder vital y con el paso del tiempo se debilita cada vez más.

Daño actual. María tiene ahora treinta y cuatro años. El siguiente gráfico nos servirá para apreciar la situación actual de su campo de energía:

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Fig. 4. Aspecto del campo de energía de María después de años de estar protegida A pesar de la desagradable apariencia de este dibujo, en la realidad ordinaria la gente no ve en María a una mujer fea o enferma. Al contrario, ella es todavía bella, fuerte y sana. Debido a la fuerza de la juventud, las heridas de su cuerpo energético no han llegado todavía a causar deterioro en su cuerpo físico. Por ahora el daño es interno. Sigue siendo incapaz de expresar sus sentimientos; por lo que evidencia una nula disposición en cuanto a aceptar el cariño de los demás. Según la opinión de los hombres que la han “abandonado”, ella es un témpano de hielo. Uno de ellos, de nombre Simón, la quería de verdad, pero tuvo que dejarla, totalmente convencido de que María nunca llegaría a quererlo. Sin embargo, lo más lamentable de todo esto es que ella lo amaba con todas sus fuerzas aunque era incapaz de hacérselo saber. Como es natural, la exposición del caso de María está simplificada al máximo con objeto de que se comprenda más fácilmente cómo se produce el deterioro del cuerpo energético desde ambas perspectivas: la de la energía y la de la percepción ordinaria. Con respecto a los traumas que quedan grabados en nuestro cuerpo energético, es importante señalar lo siguiente: no todos los acontecimientos antienergéticos de nuestra vida llegan a convenirse en daños permanentes. Hay ocasiones en que las cosas no llegan tan lejos. Para no apartarnos de nuestro ejemplo, digamos que no todos los niños tienen una herida permanente como consecuencia de algún tipo de rechazo por parte de sus padres. Lo cierto es que, en circunstancias normales, nuestro cuerpo energético está perfectamente capacitado para recuperarse por sí mismo de sus heridas leves. Cuando un niño se siente rechazado porque su madre en un momento dado no quiere jugar con él, lo normal es que llore o haga una rabieta y que al cabo de un rato esté feliz otra vez, jugando con su hermana. Desde la óptica del campo de energía, esto podemos visualizarlo como un rasguño que se cura de una manera natural en un corto periodo. Nuestra condición actual viene dada por los efectos mezclados de todas las cosas buenas y malas que nos han sucedido; cosas que, según fuese su naturaleza, reforzaron o debilitaron nuestro cuerpo energético. ¿Por que unas veces ciertas interacciones emocionales causan un daño grave en el cuerpo energético de la gente y otras veces no? ¿Cuáles son esos factores decisivos que en unas circunstancias nos permiten superar las situaciones difíciles y en otras no? La respuesta a estas preguntas hay que buscarla en una combinación de los siguientes factores: •

La intensidad energética del evento.



El modo en que reaccionemos en relación con el evento.



Si establecemos o no consecuencia del evento.

una

rutina

interna

(un

hacer)

como

El concepto de lo que yo llamo intensidad energética es fácil de comprender. No es lo mismo decirle a un niño o a una niña “no puedes jugar ahora porque tienes que hacer los deberes”, que darle una bofetada cuando pida un abrazo.

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El modo en que reaccionemos se refiere a la forma en que manejarnos la situación en ese momento. Sobre esto conviene señalar que nuestra reacción nunca será la única posible para ese acontecimiento específico. ¿Reaccionamos con odio o con sentimientos de humillación? ¿O acaso encontramos un modo de explicar o justificar lo que ha sucedido? A partir de la forma en que sentimos, ¿fuimos capaces de superar y olvidar la mala experiencia o, por el contrario, nos llevo a generar un comando energético que nos arruinó la vida? Los tres factores están relacionados entre sí. En efecto, del mismo modo en que nuestra reacción estará en función de la Intensidad del evento y de los recursos anímicos internos que tengamos en ese instante, el establecimiento de nuevas rutinas dependerá a su vez de si reaccionamos o no emitiendo una orden energética (por ejemplo: “nunca seré un ganador” o “no permitiré que los demás sepan lo que siento”). Si establecemos un nuevo hacer o rutina interna que mantenga la herida energética —por así decirlo— sangrando para siempre, podemos estar seguros de que esta herida o agujero existente en nuestro cuerpo energético nos irá debilitando incesantemente y restándonos poder. En resumen, la forma en que los tres factores anteriormente mencionados se mezclen entre sí determinará cuáles interacciones emocionales causarán un daño permanente y cuáles no. Básicamente, y sin saberlo, hemos estado viviendo en medio de una batalla entre nuestras facultades de autosanación y nuestros hábitos de pérdida de energía; dándose la circunstancia de que en la vida de la mayor parte de la gente, los hábitos de pérdida de energía son los que han salido ganando. Es muy interesante observar que los dos últimos factores de los tres que estamos analizando son determinados por nosotros mismos, y en particular el primero (la forma en que reaccionamos) es el reflejo de quienes somos. Esto nos conduce a un elemento importante relacionado con la autosanación y con la recuperación de nuestro poder: la responsabilidad.

Responsabilidad. En la sociedad moderna, el miedo y la autocompasión (que es la otra cara de la importancia personal) constituyen una parte muy importante de la estructura psicológica de la mayoría de la gente. De aquí que una de las ideas más comunes, relacionada con nuestro pasado y con lo que somos, sea que nosotros y la vida que vivimos son el resultado de lo que otras personas nos han hecho. Muchas de las frases que usamos recogen este pensamiento: que nuestras fallas se deben a lo que los demás nos han hecho. “Soy como soy porque mi madre no me quiso lo suficiente” (implicación oculta: “mi madre es la culpable de lo que estoy haciendo, esto es, tratarte como basura”). “Soy iracundo e intolerante porque mi padre era muy estricto y me castigaba muy a menudo” (frase que oculta el mensaje de “culpa a mi padre por el hecho de que golpee a mis hijos como si fuesen el saco de arena de un gimnasio”). “Si no hubiese estado tan solo de niño, habría sido mejor estudiante” (mensaje oculto: “si soy una persona mediocre no es culpa mía, sino de mis padres”). O lo contrario: “Me crié con una abuela que me tenía entre algodones. Nunca me dejaba hacer algo por mí mismo, ¿Cómo podría alguien

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desarrollarse con semejante sobreprotección?” (Que es lo mismo que decir: “es mi abuela la que tiene la culpa de que yo sea un alcohólico y un fracasado”). De un modo u otro, siempre hay alguien a quien culpar de nuestros fallos. Y por eso estamos tan vinculados a nuestro pasado, independientemente de que éste haya sido bueno o malo. Es el mito de origen de lo que somos. Es la justificación de nuestro ego. (19) (19)Es importante tener en cuenta que cuando yo digo “es la justificación de nuestro ego” en lugar de decir “es la justificación de lo que somos”, lo hago porque quiero hacer distinción entre lo que nosotros pensamos que somos (lo que yo llamo ego) y lo que realmente somos (esto es, campos de energía). Abrirnos a esa visión más profunda de nosotros mismos como seres luminosos en vez de vivir la engañosa ilusión del yo, es una de las más grandes y arduas victorias que podemos conseguir en nuestra lucha por ser lo que realmente somos. Lo que acabo de describir constituye el círculo vicioso de la persona moderna; el circulo vicioso de la mayoría de nosotros. A fin de salirnos de este círculo, debemos ser guerreros que luchan para volver a nuestra sagrada naturaleza luminosa y vivir de acuerdo con ella. El primer paso para ser un guerrero es asumir la responsabilidad; ya que aceptar la responsabilidad de lo que somos y de cómo vivimos es requisito previo para cambiar y mejorar nuestra vida. Debemos dejar de echarle la culpa a los demás, al mundo en general; a esta moderna sociedad que tan lejos está del Gran Espíritu. Nosotros somos los únicos responsables. Hay que aceptarlo ahora mismo sin ningún reparo. Los guerreros están tan comprometidos con la idea de ser responsables de su vida, que asumen automáticamente la responsabilidad de su pasado. Nadie ha arruinado mi vida; he sido yo y sólo yo el que lo ha hecho. Por consiguiente, soy yo quien debe sanarla. Esta es una de las principales claves de la recapitulación. Por tanto, en todos los pasos y técnicas de la recapitulación debe estar presente la conciencia de ser uno mismo el responsable de lo que ha sucedido y de lo que va a suceder. Y porque los he oído muchas veces en mis seminarios y talleres, puedo imaginarme los distintos pensamientos que acuden a la mente con respecto a lo que acabamos de exponer. P. ¿Por qué tengo que responsabilizarme de las culpas de mi padre si me trataba como un perro? R. No tienes que responsabilizarte de las acciones de tu padre, sino de la forma en que tú reaccionaste ante sus acciones. No eres responsable de que él te trate como un perro, pero si eres responsable de pensar que tu vida está destrozada y de vivir como si realmente lo estuviera. Sé que no es un pensamiento agradable. De hecho resulta repulsivo para nuestro sensible ego; pero, si realmente queremos cambiar, es necesario enfrentarlo y aceptarlo. Escúchame ahora atentamente. No podemos cambiar el pasado, en el sentido de que no podemos cambiar el hecho de ciertos acontecimientos que realmente sucedieron; pero lo que sí podemos cambiar son las consecuencias de nuestro pasado mediante la recuperación de la energía y de las partes de nosotros mismos que hemos

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ido dejando por el camino. Incluso podemos hacer más; podemos cambiar nuestro pasado, en el sentido de cambiar nuestra manera de sentir respecto a ese pasado. A manera de ejemplo, simplemente recuerda la historia de Juan Carlos ya relatada. Solía tener un pasado horrible y solitario. Mediante la toma de responsabilidad y la práctica de la recapitulación, ahora tiene un pasado más feliz. Y como consecuencia de este cambio energético, no tuvo necesidad de seguir rindiéndole culto a un pasado amargo viviendo una vida ingrata. Ahora, en cambio, puede escoger cómo vivir. Piensa en tus propias vivencias. Podría ser que tu padre te hubiese dado un bofetón porque le contestaste de mala manera. “¡No me hables en ese tono!” (Bofetón.) “¡Soy tu padre y merezco todo tu respeto!” Sin embargo, tú nunca le perdonaste ese bofetón. Creciste, te hiciste independiente y trataste de ser feliz. Pero, a pesar de que han pasado treinta años, ese bofetón, que no consigues olvidar, te sigue doliendo. Y ahora preguntémonos: ¿quién es el responsable de esto? Tu padre, por supuesto, es responsable de su irritabilidad y de los veinte minutos de dolor que te produjo el bofetón. Pero tú eres responsable de los otros veintinueve años, once meses, treinta días, veintitrés horas y cuarenta minutos de doloroso resentimiento que has estado guardando en tu corazón. Has estado atesorando esa bofetada y ese dolor como el más valioso de tus tesoros. Y lo has hecho porque eso te ha ayudado a sentir que tú eres tú. Quizá tu ego se haya construido sobre la base de ese sentimiento. Pues bien, lamento decirte que, si ese fue el caso, quizá has estado atesorando algo que no valía la pena. P. Yo podría estar de acuerdo con lo que dices si se tratase de algo no tan serio como ser abofeteado por tu propio padre. Pero pensemos en algo todavía más grave ¿Qué pasa si fuiste víctima de abusos sexuales y eso te está destruyendo la vida? ¿Cómo se entiende en este caso lo de asumir responsabilidad? R. En un caso extremo como éste es muy importante asumir responsabilidad, aun si sólo fuera para que cese el sufrimiento. Todos estamos de acuerdo en que ser objeto de abuso sexual es una de las agresiones más lacerantes que un ser humano puede sufrir. Esto está al margen de toda discusión. Lo que aquí se debate son tus haceres en el supuesto de que sobrevivas a ese terrible experiencia. ¿Qué vas hacer después de sufrir la agresión? ¿Vas a aprovechar la primera ocasión para desembarazarte del dolor o vas a cargar con él para el resto de tus días? ¿Te vas a considerar una víctima durante lo que te queda de vida y vas a utilizar esto para justificar tu nula voluntad de cambio? Te voy a exponer un caso que puede considerarse todavía más extremo y que demuestra que la toma de responsabilidad ejerce una influencia decisiva en el grado en que las circunstancias negativas afectarán nuestra vida. ¿Puedes pensar en algo más horripilante que las experiencias de miles de víctimas inocentes en los campos de concentración controlados por los nazis? Permíteme que te cuente el caso de un doctor que fue conducido a uno de esos lugares de terror y que, en medio de unas condiciones infrahumanas, se hizo responsable de su vida. Sufría horrendas torturas y su vida carecía en absoluto de valor para sus guardianes. Su cuerpo quedó reducido a piel y huesos. Se convirtió en un fantasma de sí mismo. Pero, en vez de desesperarse y sentir pena de sí mismo, se valió de su espantosa experiencia para hacer un descubrimiento de incalculable valor.

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Nuestro doctor se hizo el siguiente planteamiento: “Bien, yo aquí no soy nadie y no tengo nada. Hacen conmigo lo que quieren. Es, por tanto, inútil que oponga alguna resistencia. Ahora bien, hay una sola cosa que ellos no me pueden quitar: el derecho a decidir cómo voy a reaccionar contra lo que me están haciendo. Por fortuna, aún me queda la facultad de escoger libremente mis reacciones internas. Pueden arrebatarme la vida, pero no pueden privarme de mi espíritu. Así que mientras me quede un poco de aliento, no dejaré que dobleguen mi espíritu.” Así lo pensó y así lo hizo. Mientras sufría la vida en el campo de concentración, comenzó a estudiar las reacciones de prisioneros y guardianes bajo condiciones extremas. Aprovechó el tiempo para estudiar ese factor decisivo que hace que algunos seres humanos, sometidos a un intenso sufrimiento, conserven su fortaleza y equilibrio internos, mientras que otros se derrumban física y anímicamente a las primeras de cambio. “Pueden lesionar mi cuerpo e incluso matarme —pensaba—, pero lo que no pueden quitarme es mi íntima libertad de escoger cómo voy a reaccionar contra lo que me están haciendo.” Y tenía razón. Se llamaba Viktor Frankl; y mientras estuvo recluido en el campo de concentración desarrolló las bases de un revolucionario enfoque psicoterapéutico conocido como logoterapia. (20) En efecto, eres perfectamente libre de decir sí o no a la toma de responsabilidad con respecto a lo que ha sido tu vida y a lo que va a ser. Es algo que sólo a ti te incumbe. Pero antes de decir sí o no, debes ser consciente de que tu decisión —sobre si vas a asumir o no la responsabilidad de tu existencia pasada— va a tener una influencia decisiva en la clase de vida que vas a llevar a partir de ese momento y para el resto de tus días. (20) Véase el libro de V. Herder, España, 1998.

Frankl, El hombre en busca de sentido,

Marcando la diferencia. En las páginas precedentes hemos visto la secuencia que va desde el daño energético inicial hasta el daño actual. Hemos observado también cómo se desarrolla dicha secuencia tanto en el ámbito del cuerpo energético como en el de la realidad ordinaria. Pues bien, veamos qué sucede cuando tomamos la determinación de marcar la diferencia valiéndonos de la recapitulación. Seamos conscientes, sin embargo, de que esta determinación, y sus posteriores acciones, constituyen ni más ni menos que la decisión de cambiar nuestro destino. Cuando se trata de discurrir sobre el destino, hay que tener en cuenta que para enterarnos de lo que nos depara el futuro hay algo más práctico que mirar las estrellas y los planetas. Efectivamente, podemos saber lo que será nuestro futuro con tan solo mirar nuestro pasado. Las huellas de nuestro pasado están impresas en nuestro cuerpo energético. Los agujeros, los arañazos y las zonas oscuras aparecen en la realidad ordinaria como acciones repetitivas de pérdida de energía. Eventos especiales de nuestro pasado y sus huellas crearon las rutinas que sostiene la estructura de nuestro ego. No éramos así cuando nacimos. Vinimos al mundo sin nombre, sin pasado, sin historia y sin temores ni deseos. Esas cosas aparecieron luego, cuando crecíamos. Durante el pasado tomó forma aquello a lo que llamamos yo, (21) y esa estructura es lo que determina lo que somos y lo que seremos. En este sentido tenemos un destino, el cual no es otra cosa que la proyección de nuestro pasado hacia nuestro futuro. El futuro es la proyección de las rutinas —creadas en

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el pasado— hacia un tiempo en la que se sucederán una y otra vez hasta el agotamiento de nuestra fuerza vital. En este punto conviene aclarar que esos modos negativos de utilizar nuestra energía no son todo lo que somos, que hay también muchos modos positivos de utilizar nuestra energía que seguramente están también presentes en nuestra vida. En realidad nuestra forma de vivir está en función del saldo que resulta de la contraposición de nuestras acciones energéticas y antienergéticas. Se debe a que el principal objetivo de la recapitulación es cerrar los agujeros negros del cuerpo energético y de suprimir los hábitos de pérdida de energía, que hasta el momento hemos puesto el énfasis en la parte antienergética de nuestra experiencia. Ya se verá, cuando abordemos las técnicas de recapitulación, lo importante que es incluir los acontecimientos “positivos” en todo el proceso. (21)Si se quiere tener una descripción más detallada del ego, consulte Las enseñanzas de don Carlos, capítulo 5, “'Los no-haceres del yo personal”, pp. 121-155. Veamos ahora de qué forma el proceso de recapitulación modifica la secuencia vital compuesta, como ya hemos visto, por las fases de integridad energética, interacción emocional, daño inicial, hábitos de pérdida de energía, daño actual, debilitamiento y muerte por agotamiento. Es entre las fases de “daño actual” y “debilitamiento” cuando tenemos la oportunidad y la motivación necesarias para llevar a cabo la recapitulación. Es decir, ahora mismo. Porque es ahora el momento de cambiar nuestro destino y, para ello, tenemos que liberarnos de nuestro pasado con la ayuda de la recapitulación. Básicamente, el proceso de liberación podría describirse de la siguiente manera:

SECUENCIA ALTERNATIVA DE LOS NUEVOS TOLTECAS

Proceso del cuerpo energético

Proceso en la realidad ordinaria

1. Integridad energética

Estado de recién nacido

2. Intercambio antienergético

Intensa interacción emocional

3. Daño energético

Heridas emocionales, promesas, pérdidas de energía, etcétera.

4. Cambio de conducta

Represión, miedo, bloqueo emocional, negatividad, etcétera.

5. Refuerzo del daño

Conducta repetitiva en situaciones similares

6. Aumento de la debilidad

Pérdida de fuerza vital, cansancio, hastió, enfermedad, etcétera

7. Recuperación energética

Proceso de recapitulación

8. Cambio de conducta

No-haceres

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9. Refuerzo sanador

Vivir a propósito

10.Integridad energética

Salud, amor, productividad, creatividad, etcétera

11.Morir como un guerrero

Muerte natural en estado de salud y poder

Observa que las seis primeras fases son las mismas que constituían la anterior secuencia vital de una persona normal; secuencia que ha sido estudiada en las páginas precedentes. En el momento en que leas esto, estamos en la fase seis; es decir, estamos en el proceso ordinario de debilitarnos como consecuencia de las rutinas de pérdida de energía que arrastramos desde nuestro pasado. Pero esto no es lo que queremos; lo que realmente deseamos es cambiar nuestro destino y no esperar a que nos vayamos debilitando cada vez más. De aquí que la fase siete de la secuencia alternativa sea la práctica de la recapitulación. La figura 5 muestra la evolución de esta fase y representa la recapitulación en forma de caja: dado que la caja es un elemento auxiliar muy eficaz para la realización de la recapitulación. Fig. 5. El daño sufrido requiere la práctica de la recapitulación. La técnica de recapitulación, tal como veremos en la segunda parte de este libro, sana el cuerpo energético y rellena los agujeros negros. Nos estamos ocupando de una fase del proceso que requirió, durante nuestra investigación, una cuidadosa observación por nuestra parte. En efecto, hace diez años creíamos que el hecho de llevar a cabo los pasos clásicos de la recapitulación (lista, caja y respiraciones) entrañaba la completa sanación de la persona; y que por tanto ésta (hombre o mujer) podía volver a su vida normal sin tener que exponerse a los mismos problemas de antaño. Esto, tal como descubrimos, no era del todo exacto. Para sorpresa nuestra, comprobamos cómo algunos de nuestros “recapituladores” retornaban al cabo de un tiempo —que oscilaba entre seis y veinticuatro meses— a algunas de sus antiguas rutinas de pérdida de energía. Si bien este fenómeno sólo ocurría con algunas de las personas que realizaban el proceso de recapitulación, el asunto no dejaba de ser preocupante. Todas mis conclusiones acerca de la recapitulación que aparecían en mi primer libro no tenían en cuenta esta posibilidad. Desorientado, hice lo que un tolteca hace cuando se enfrenta con un misterio que no puede ser resuelto por medios ordinarios: preguntarle al Abuelo Fuego. Ciñéndome a las normas que los toltecas y sus antepasados han utilizado durante milenios, le pregunté al Fuego qué era lo que estaba haciendo mal. Y el Fuego nos dio una respuesta; una respuesta que también tenía que ver con otras anomalías que habíamos encontrado durante la práctica de la recapitulación. Esta respuesta llegó de modo inesperado en uno de nuestros talleres. Era el año de 1994 y durante nuestro taller intensivo anual sobre recapitulación sucedió algo inusual. El taller se desarrollaba en un albergue de montaña rodeado de bosques y situado en la ladera de una alta montaña del sur de la Ciudad de México. No disponíamos de

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suministro de electricidad y teníamos, por tanto, que servirnos de un generador para encender algunas bombillas. En este taller, los participantes se dedican a realizar algunos ejercicios toltecas antes de meterse en una caja en cuyo interior pasaban toda la noche haciendo recapitulación. Pero antes de que terminara esta larga sesión nocturna, a eso de las seis y media de la mañana, había un paréntesis entre las dos y las tres de la madrugada que aprovechábamos para hacer otros ejercicios de refuerzo. Me imagino que todo esto puede resultarles un tanto extraño a todas aquellas personas que no tengan conocimiento de la dinámica de una experiencia como ésta. Después de que haya leído la parte práctica de esta obra, verá cómo todos los procedimientos de este tipo tienen más sentido de lo que a primera vista pudiera parecer. Pues bien, en este particular taller de 1994, ya hablamos llegado al paréntesis de las dos de la madrugada y nos disponíamos a comenzar el ejercicio, cuando de repente se detiene el generador de electricidad y nos quedamos a oscuras. Los coordinadores salimos enseguida a ver lo que le pasaba al aparato, no sin antes decirles a los compañeros del grupo que se mantuviesen callados y tranquilos durante nuestra ausencia. Cuál sería nuestra sorpresa cuando al regresar, después de echarle gasolina al generador, vimos que el grupo no había hecho el más mínimo caso de nuestra advertencia. Todos hablaban de cómo les había ido en su intento de recapitular dentro de la caja. Estábamos en los primeros días del taller, periodo en que el proceso es un poco más difícil y los asistentes —como los aviones— se encuentran “calentando motores” antes de despegar. No había duda de que habían aprovechado nuestra ausencia para tener una animada conversación sobre los detalles del proceso. —Un momento, un momento, ¿qué están haciendo? —los interrumpí—, ¿No he dicho muchas veces que la recapitulación es una experiencia del lado izquierdo, y que si nos ocupamos en conversaciones del lado derecho aterrizaremos en este lado, y será entonces más difícil conseguir una verdadera recapitulación? Puesto que han llevado la atención al lado derecho, mucho me temo que esta noche vamos a tener dificultades. Traté entonces de reconducir al grupo con estas palabras: —Recuerden que para adentramos en la recapitulación debemos conmutar la conciencia del lado derecho por la conciencia del izquierdo. Bien, tratemos de hacerlo lo mejor que podamos. La próxima vez hagan caso de lo que digo. A la mañana siguiente me di cuenta de que algo inesperado había sucedido. ¡Todo el mundo estaba entusiasmado porque la segunda estancia en el interior de la caja había sido para ellos la más fructífera hasta ese momento! Yo estaba asombrado. Ese resultado contradecía parte de la teoría en la que estaba basada nuestra práctica. A la siguiente noche decidí llevar a cabo un experimento. Durante el paréntesis de dos a tres de la madrugada se le pidió al grupo que trabajara en equipos de cinco personas. La idea era que hablaran —esta vez ya a propósito— de sus experiencias, resultados y obstáculos relacionados con el proceso de recapitulación. Los resultados, para nuestra sorpresa, siguieron la misma tónica de la noche anterior; lo cual nos dio pie para pensar que el proceso había, a todas luces, mejorado. ¿Qué estaba pasando? La respuesta no se hizo esperar mucho: la encontramos en ese mismo taller. En nuestros talleres de recapitulación tenemos por costumbre trabajar con el más eficaz y antiguo de los poderíos. (22) el Abuelo Fuego. Sucedió una de esas noches en las que estábamos reunidos alrededor del fuego

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practicando neneviery; (23) esto es, abriendo nuestros corazones y pidiendo consejo. La visión me llegó de pronto y pude ver qué era lo que desde el principio habíamos hecho mal. (22) Poderío es una palabra que he tomado de los wirrarikas, un pueblo indígena que mantiene viva la tradición de los antiguos toltecas. Es cercana, aunque distinta, a la palabra poder. El vocablo poderío, en el sentido que lo usan los indígenas wirrarika se refiere a un “poder especial”, algo parecido a una entidad o fuerza que pertenece a un lugar determinado del universo. Hay poderíos pertenecientes a sus lugares sagrados en el desierto o en las montañas. Hay poderíos relacionados con lugares específicos en la naturaleza como pueden ser un río, lagos, ojo de agua o un barranco con características especiales. Además, están los cinco grandes poderíos que gobiernan en el plano en que vivimos: El Abuelo Fuego, que es el más antiguo; la Tierra, que es nuestra madre; el Sol, que es nuestro padre e hijo del Fuego; el Viento, que es nuestro hermano o hermana y también el mensajero que comunica a todos los poderíos; y por último, el Agua, que es asimismo nuestra madre. (23) Neneviery es la ofrenda que se hace al Fuego; consiste en hablarle en voz alta y de forma íntima y con palabras que salen del corazón.

Uno de los aspectos más notables de la recapitulación es la experiencia de revivir acontecimientos pasados. La caja, o cualquier cosa que esté alrededor, desaparece; y de repente se encuentran reviviendo en el presente algo que sucedió hace mucho tiempo. Es la entrada a la realidad aparte cuando el tiempo y el espacio dejan de ser lo que normalmente son. Es imposible vivir esto con la conciencia ordinaria del lado derecho. Entrar en el espacio de la recapitulación es trasladarnos al “otro lado”. Debido a esto, nos habíamos esforzado todo lo posible por apartarnos de la conciencia ordinaria (lado derecho) para así entrar en ese estado profundo de realidad no ordinaria llamado recapitulación. Parecía una estrategia congruente y de hecho había funcionado. Sin embargo, había un problema; algo faltaba, y ese algo era la participación del lado derecho. Y este fue el mensaje del Abuelo Fuego: “Somos seres duales: tonal y nagual. Ambos lados están siempre presentes. Los dos estaban presentes cuando vivimos esos acontecimientos difíciles que necesitamos recapitular. Y los dos tienen que estar presentes para conseguir la sanación.” Desde luego que somos seres duales y que necesitamos ambos lados para llegar a una sanación completa. ¡Por eso fue muy útil hablar de la recapitulación en mitad de la sesión nocturna de nuestro taller! De pronto, todas las piezas empezaron a encajar. El rompecabezas empezó a tener sentido. Este fue el primer caso de toda una serie de descubrimientos en recapitulación. Más adelante, muchas otras piezas empezaron a caer en el lugar preciso. Considerar la recapitulación únicamente como un proceso del lado izquierdo fue una equivocación. Somos seres duales y la sanación debe realizarse de forma integral; esto es, mediante el concurso de ambos

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lados. Cada lado tiene sus propios recursos y, por consiguiente, los das deben intervenir. Este mismo planteamiento nos sirvió para encontrar la solución al misterio de esos “recapituladores” que, tras llevar a cabo el proceso, volvían a sus antiguas rutinas supuestamente desterradas para siempre. Y es que cuando el daño inicial se produjo, estuvieron implicados los dos lados de nuestro ser; de aquí que tengamos que implicar de nuevo a estos dos lados para propiciar la sanación. Primero fuimos parte de una interacción emocional que tuvo lugar en la realidad ordinaria (lado derecho) y a continuación emitimos un comando energético (lado izquierdo). Después de esto, bloqueamos el proceso natural de sanación mediante la introducción de una rutina de pérdida de energía (un hacer); hecho que se produce en el ámbito de la realidad ordinaria. Vemos pues que ambos lados están involucrados en este proceso. Por otra parte hay que decir que si no fuese por la persistente practica del hacer, nuestro cuerpo energético cicatrizaría por sí mismo la herida energética. Ahora bien, del mismo modo que el hacer o rutina en el lado derecho sirvió para reforzar y hacer permanente el daño inicial del campo de energía que tuvo lugar en el lado izquierdo, la práctica del no-hacer en el lado derecho sirve para hacer permanente la sanación producida por la recapitulación en el lado izquierdo. El secreto está en invertir todo el proceso. La figura que sigue nos muestra cómo se realiza esto. Las prácticas de recapitulación en la caja producen una “restauración provisional”; o sea, que es como si se pusiese un “parche energético" para cerrar la herida energética. Fig.6. Restauración provisional: la recapitulación “pone un parche” en el cuerpo energético. Este es el momento en que hemos terminado de recapitular los acontecimientos que teníamos incluidos en nuestra lista. Nos sentimos aliviados y más fuertes porque hemos detenido el escape de energía que se producía a través de los antiguos agujeros que existían en nuestro cuerpo energético. En este punto es posible suspender las rutinas de pérdida de energía. Nos sentimos tan felices que esperamos liberarnos de las ataduras de nuestra historia personal. Pero el proceso no ha terminado por completo. Para reforzar los parches energéticos de forma que se hagan permanentes, tenemos que practicar esos intencionados actos llamados no-haceres; actos que son congruentes con la sanación del proceso de recapitulación.

Actos deliberados. Ahora es la ocasión de volver a la historia de María. Imaginemos que llega a un punto en que se decide a aceptar el reto de la recapitulación para poder desembarazarse de su problema. Para este fin, prepara una lista de los acontecimientos que desea recapitular y lleva a cabo el proceso dentro de la caja de madera. Llega un momento en que le toca el turno al acontecimiento relativo a su “promesa” de esconder sus sentimientos a los demás. María recapitula este acontecimiento y lleva a cabo con éxito el mágico proceso de la autosanación. Por primera vez, desde que tenía cinco años, se siente

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aliviada y libre. Ahora ya es capaz de prescindir de la dolorosa rutina de reprimir la exteriorización de sus sentimientos. Una vez conseguido esto, sus relaciones personales empiezan a mejorar notablemente. Parece como si renaciera de sus cenizas. Pero en todo esto hay un problema potencial que es el siguiente: si ella, después de haber recapitulado los acontecimientos de su vida, no comienza inmediatamente a practicar los no-haceres, hay muchas probabilidades de que, pasado un determinado periodo, pierda todo lo que ha ganado. Por haceres entendemos las acciones que son congruentes con nuestra historia personal y que, además de reforzar nuestro ego, refuerzan también esta historia personal; mientras que por no-haceres debe entenderse, en general, aquellas acciones que no son congruentes con nuestra historia personal. Por ello, la continua y cuidadosa práctica de los no-haceres tiene la virtud de producir una desestructuración del ego, lo cual nos conduce a descubrir qué es lo que hay detrás de la fantasía de este ego. Los no-haceres, cuando se realizan de forma equilibrada, producen libertad. En el ámbito de la recapitulación, los no-haceres son aquellas acciones congruentes con el proceso de sanación, del mismo modo que los haceres han sido congruentes con el proceso de la enfermedad energética. En el caso de María, el hacer fue no expresar nunca lo que sentía; mientras que el no-hacer sería expresar de manera consciente sus sentimientos cada vez que se le presentara la oportunidad de hacerlo. Ella tendría que practicar esto no sólo porque lo necesita, sino también porque es parte de su estrategia de convertir en permanente la sanación provisional conseguida con la recapitulación. Este tipo de acciones son conocidas como actos a propósito o deliberados y son necesarios para alcanzar una reparación o restauración definitiva (véase la figura 7). Fig.7. Restauración definitiva después de un periodo de actos deliberados. Es evidente que la práctica de los no-haceres debe equilibrarse con una dosis apropiada de sentido común. Esto significa que no debemos realizar la práctica de los no-haceres en una forma o intensidad que podría resultar en problemas más serios que los que pretendemos solucionar. Por último, y para cerrar este capítulo, incluimos la figura 8, que ilustra el proceso de la aparición de la enfermedad energética provocada por las interacciones emocionales, así como el posterior proceso de sanación mediante la recapitulación. Observa cómo el proceso de recapitulación es inverso al proceso de daño energético. Fig.8. La Recapitulación revierte el proceso de daño energético.

5 ¿QUIÉNES DEBEN HACER LA RECAPITULACIÓN? Sugerencias y precauciones para casos especiales.

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Una pregunta importante que me suelen formular durante las presentaciones de mis seminarios de recapitulación es sobre si el proceso entraña algún riesgo potencial para el participante. Se trata de una importante pregunta y mi contestación en general es negativa. En efecto, la recapitulación es una práctica que no implica riesgo alguno al llevarla a cabo. No obstante, existen algunos casos especiales que requieren algún comentario de nuestra parte. Abordemos, pues, esta cuestión enumerando las preguntas que con más frecuencia se hacen y sus correspondientes respuestas. P. ¿Se corre algún riesgo al practicar la recapitulación? R. En absoluto. No se corre ningún riesgo durante la práctica de la recapitulación como no sean los propios de cualquier actividad normal como caminar, bañarnos o bailar. Como es lógico, nadie está a salvo de sufrir un accidente mientras realiza una de estas actividades, pero este accidente no tendría por qué relacionarse con un riesgo potencial propio de esa actividad específica. Al igual que pasa con el baile, la meditación o el jogging, la recapitulación requiere que la persona que la practique posea un mínimo de salud y aptitud física. P. Los estados de realidad no ordinaria como, por ejemplo, los de recapitulación profunda: ¿implican algún riesgo? R. Bien es verdad que se experimenta un cambio a un estado diferente de conciencia; pero en esto no hay ningún riesgo por la sencilla razón de que los cambios de conciencia forman parte de nuestras capacidades normales como ver, oír o pensar. El hecho de que por regla general no sepamos cómo utilizar o entrar en esos otros estados de conciencia, no quiere decir que vamos a recibir algún daño una vez que estemos dentro. Mientras se realiza la recapitulación, puede cambiarse todo el entorno. Podrán escuchar voces, ver visiones, y tener sensaciones físicas. Podrán ver al mismo diablo, por así decirlo, sin que ello suponga peligro alguno. La recapitulación es un viaje; un viaje hacia el yo, un viaje a la parte oculta de ese yo. Pero, en cualquier caso, será un viaje seguro de ida y vuelta. Vean lo que vean, será parte de la experiencia, por lo que siempre tendrán garantizado el retorno a la conciencia ordinaria. Lo más importante de todo esto es el grado de autosanación que podrán alcanzar mientras estén en el otro lado. P. ¿Hay algún peligro en pasar un determinado periodo que pueden ser horas en el interior de una caja de madera? R. No, no hay ningún peligro, ya que van a introducirse en una caja que tiene suficiente ventilación. Lo que se pretende con entrar en la caja es un aislamiento del mundo de forma que uno pueda enfocar toda su atención sobre el acto de la recapitulación. Hay también otras ventajas, pero éstas serán analizadas cuando tratemos de los procedimientos técnicos de la recapitulación. P ¿Quiénes deben practicar la recapitulación? ¿Es recomendable para todo tipo de personas sin excepción alguna? R. Generalmente, la recapitulación, como proceso natural que es, forma parte de la existencia de todo ser humano. La recapitulación del moribundo y la recapitulación espontánea, de las que ya hemos hablado, corroboran lo anterior. Por ello, la práctica específica de las técnicas de la recapitulación deliberada se recomienda a casi todo el mundo que tenga

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un pasado y un cuerpo energético que no haya sido tratado de la manera más saludable, energéticamente hablando, claro está. O sea, que es recomendable para casi todos los adultos de la sociedad moderna. La única condición previa es que no tengan una circunstancia desfavorable — física o mental—, para la cual las técnicas de la recapitulación estuviesen contraindicadas. Estos son casos excepcionales que describiré enseguida. En términos generales, la recapitulación no es recomendable para las personas que estén muy enfermas o muy sanas. Por el contrario, la recapitulación sí es recomendable para todos aquéllos que presenten síntomas de lo que yo llamo la patología de la gente normal; es decir personas que en su vida cotidiana no sufren problemas graves, pero que sí tienen el inconveniente de una continua pérdida de energía por causa de unos malos hábitos energéticos adquiridos en el pasado. Por consiguiente, aquéllos que estén muy por encima o muy por debajo de la normalidad no deberían de momento recurrir a la recapitulación; es más, en algunos casos incluso sería contraproducente, Analicemos ahora algunos colectivos específicos y, para ello, comenzaré con el más feliz de todos: el de los niños.

Niños. Por regla general los niños gozan de un buen estado energético; por consiguiente, la práctica de la recapitulación no les reportaría apreciables beneficios. Además, las técnicas de recapitulación contienen pasos y procedimientos que requieren un tipo especial de autocontrol y disciplina; facultades que no suelen encontrarse en las primeras fases del desarrollo del niño. En el caso de niños con problemas especiales, incluyendo los derivados de experiencias traumáticas del pasado, debemos aclarar que no tenemos investigación de campo suficientemente relacionada con el uso de la recapitulación para este grupo en especial; por tanto, mi opinión es que todavía no tenemos pruebas suficientes como para recomendar, con toda garantía, la práctica de estas técnicas por parte de los niños. Quizá futuras investigaciones nos abran nuevos caminos en este campo.

Adolescentes. He tenido algunos casos de adolescentes que culminaron el proceso de recapitulación con resultados satisfactorios. Sin embargo, la mayoría de las veces no surtió los efectos apetecidos, por las siguientes razones: Muchos de estos jóvenes tienen un cuerpo energético muy sano debido a que todavía no han sufrido traumas emocionales importantes, por lo que no hay mucho sobre lo que ellos tengan que recapitular. Hasta ese momento han llevado una vida bastante saludable desde el punto de vista energético. No obstante, el otro extremo es también posible. Una de las enfermedades existenciales de las sociedades tecnológicas occidentales es la que yo llamo síndrome de la juventud decrépita. He visto a mucha gente joven que no superaba los veinte años de edad, cuyo estado energético era muy

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similar al de personas ancianas y enfermas. Sus cuerpos estaban cansados y débiles y, lo que es peor, sus almas también presentaban signos de vejez, enfermedad y cansancio. En la mayoría de los casos, estos jóvenes vivieron o estaban viviendo situaciones extremadamente difíciles por problemas de desintegración familiar, soledad, drogas, violencia y otras penalidades por el estilo. Mi impresión sobre estos casos es que algunos de estos jóvenes sacaron provecho de la práctica de la recapitulación, mientras que otros no; estos últimos principalmente porque no estaban aún preparados y dispuestos a un verdadero cambio. Puede ser que la rabia interna les impidiese ver dónde estaba su verdadero enemigo, o que quisieran explorarlo todo, por lo que no estaban muy predispuestos a someterse y a centrarse en una sola práctica que requiere concentración y disciplina. La recapitulación no es la clase de método de sanación que encuentro más apropiada para ellos. Creo que es más útil y beneficioso que participen en algunos de nuestros otros talleres que conlleven actividades físicas y “aventuras”, como las que organizamos en ciertos bosques, selvas o desiertos. Dicho lo anterior, cabe mencionar que puede ser beneficioso, para los jóvenes que tengan inclinación natural al desarrollo interno, el practicar la técnica, para el caso de recapitular eventos especiales que los hayan dejado inquietos o confundidos, lo cual es distinto que embarcarse en la recapitulación completa de la propia vida, que en general conviene abordar ya en la edad adulta.

“Tonales” saludables. Utilizo esta expresión cuando hablo de ese tipo de gente especial que ha encontrado su propia forma de vivir usando su energía de un modo muy saludable. Me refiero a esas personas que no se pelean con la vida sino que danzan con ella. Por regla general, estas personas no suelen tener lesiones graves en su cuerpo energético; y si las han tenido, están ya recuperadas. Para esta gente —casi siempre feliz, creativa y productiva— la recapitulación no es un asunto urgente, es más bien un asunto pendiente. De cualquier manera, nunca se sabe lo que puede surgir durante la recapitulación. De aquí que tengamos que andarnos con mucho cuidado, ya que muchas veces la actitud de que “estoy estupendo” y de que “lo tengo todo en la vida”, puede ser la máscara tras la que se esconde una gran mentira. En estos casos la recapitulación es un asunto de vida o muerte. Pero supongamos que hablamos de personas que no tienen grandes problemas procedentes de su pasado. Admitamos que estas personas pueden realmente congratularse de llevar una vida feliz, saludable e intensa; aunque, como seres humanos que son, no pueden considerarse del todo perfectas. No es posible controlarlo todo de forma continua. A veces las cosas marchan mal y necesitamos recapitular unos acontecimientos específicos. Por ello, a estas personas les vendrían muy bien las últimas técnicas de este libro relativas a la recapitulación de hechos aislados. Veamos ahora aquellos casos en los que por justificadas razones es más recomendable no hacer la recapitulación. Estos son los casos de excepción.

Pacientes mentales. 55

Una de las cosas que hace la recapitulación es alterar la percepción del que la práctica. Está comprobado que uno de los problemas más acuciantes que hoy en día tiene la gente es vivir bajo la fijación de una sola forma de percibir el mundo; y de esto tiene mucha culpa el control que ejerce el ego. Por ello, parte de la metodología en la que se funda mi trabajo está orientada a alejar a la gente de la percepción normal. La idea es llevarla al otro lado a fin de que obtenga una perspectiva que equilibre la visión incompleta que usualmente tiene. Ahora bien, ¿qué pasa con esos pacientes mentales cuya percepción está ya alterada por efecto de su padecimiento? ¿Qué sucedería si los introducimos en prácticas que intentan alterar la percepción? Lo más probable es que estarían, si cabe, aún más perdidos y confusos. Por esta razón y por experiencia, digo que la recapitulación no es indicada para personas que sufran trastornos mentales. Lo que ellas necesitan no es un estado alterado de percepción, sino encontrar un camino que las conduzca a una percepción “normal”. No hay razones para alterar más un estado que ya está de por sí bastante alterado. Lo que estas personas tienen que hacer es emplearse en prácticas que las devuelvan a la realidad diaria. Hay mucha gente con trastornos mentales que tiende a buscar actividades chamánicas o esotéricas; y lo hace porque está convencida de que lo que ve se debe a algún tipo de don que la hace especial en comparación con los demás. Algunas de estas personas necesitan realmente someterse a tratamiento médico, si bien la mayoría de las veces lo ignoran. Lo lamentable del caso es que hay algunos grupos o individuos que pasan esto por alto con tal de no perder clientes potenciales. Cuanto más extraña o rara sea la persona, más insisten estos aprovechados en alimentarles la fantasía de que posee un don especial. Por esto nunca hay que hacer a un lado el propio criterio y sentido común; ya que nos servirán para no ser víctimas de estos incalificables grupos o personas. Está probado que la recapitulación no es recomendable para personas que padezcan esquizofrenia, delirios psicóticos, así como depresiones fuertes con tendencia suicida; o sea, que en general está contraindicada para gente que constituya un caso clínico de enfermedad mental. Pero ¿cuál es la difuminada frontera que separa un caso clínico del que no lo es? Mucha gente hace preguntas de este estilo: “He estado en tratamiento médico por depresión, pero ahora me encuentro perfectamente bien. ¿Puedo hacer recapitulación?” O bien esta otra, “estoy sometida a tratamiento psiquiátrico y tomo pastillas, ¿me iría bien la recapitulación?” Puesto que cada caso es diferente, no existe una respuesta general para éstas o similares preguntas; aunque sí existen algunas consideraciones orientativas que nos pueden ayudar. Si estás pasando una intensa depresión o te asaltan de forma recurrente pensamientos de suicidio, no es recomendable en tu caso la recapitulación. Esto es diferente a que alguien diga que está deprimido porque está preocupado o disgustado por algún problema ocasional en su vida. En este supuesto no hay inconveniente alguno para que esta persona realice la recapitulación. Es necesario hacer distinción entre el sentido popular del vocablo deprimido, que fundamentalmente es el de estar “preocupado por algo”, y el concepto médico de depresión que implica una serie de síntomas, una cierta cronicidad, y trastornos orgánicos. El caso es que también es común que una persona esté un tanto deprimida o infeliz porque no le gusta cómo es o cómo vive; en casos así, no clínicos,

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la recapitulación podría malestares del alma.

incluso

ser

la

cura

principal

para

dichos

Es por ello que cuando me hacen las preguntas anteriormente mencionadas, lo que siempre hago es aconsejar que consulten el asunto con el médico. Que le expliquen exactamente qué es lo que van a hacer durante la recapitulación, y el doctor, a la vista de su historial clínico y de la información facilitada, les dará una respuesta más autorizada sobre si es o no es conveniente para ellos llevar a cabo la recapitulación.

Drogadictos. Por razones muy parecidas a las que hemos empleado para la gente con trastornos mentales, la recapitulación no es recomendable para las personas que consumen drogas. No hablo de aquella gente que ocasionalmente han consumido drogas en alguna época de su vida, sino de consumidores habituales. Las drogas alteran la percepción de una manera incontrolada; el individuo que las utiliza con una cierta regularidad tiene su percepción alterada, aunque él o ella no sea consciente de ello. Cuanto más duras sean las drogas, más riesgo entraña cualquier tipo de práctica relacionada con el lado izquierdo. La gente que consume drogas está caminando sobre una delicada línea que yo llamo el punto de no retorno. Debemos tener en cuenta que nuestra salud mental es un sistema frágil y que, por lo tanto, no es invulnerable. Considero mi responsabilidad decirlo alto y claro: he visto a muchos jóvenes con sus “fusibles fundidos” porque no vieron con claridad el momento en que tenían que parar. Algunos de ellos tenían buenas miras espirituales, pero no eran conscientes del riesgo que estaban corriendo. Esta es una de las razones por las que siempre trato de disuadir a la gente que se imagina que las drogas pueden ser un medio más fácil para pasar al otro lado. La recapitulación es una técnica sin riesgo alguno en ese tipo de búsqueda, pero no lo es así cuando va acompañada del consumo de drogas. En este examen que estoy haciendo sobre el uso de las drogas en relación con la recapitulación, quiero añadir algún comentario sobre la utilización de drogas consideradas “blandas”, como la marihuana y el tabaco.

La marihuana. Mis investigaciones marihuana pierden recapitulación; una recapitulación no es

en este campo me dicen que los consumidores de hasta 50% de los beneficiosos resultados de la gran desventaja si pensamos que, de entrada, la una empresa fácil.

Alguna gente fuma marihuana con la presunción de que esta droga lo llevará —aunque sea un poco—a la conciencia del otro yo. Pero no es así. Aun cuando la marihuana produce un aparente aumento de la sensibilidad, lo cierto es que lo que hace es estimular el centro de la razón, circunstancia que la convierte en una droga del lado derecho. Debido a esto, una de las propiedades de la marihuana es estimular el pensamiento; por lo que no es raro que quien la consuma piense la misma cosa una y cien veces sin ni siquiera percatarse de ello. O también puede tener pensamientos vulgares y tontos y creer que son de lo más extraordinario. La verdad desnuda aparece una vez que los efectos han

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desaparecido y se da cuenta de que su vida no es ni un ápice mejor que antes; que sus brillantes proyectos se han esfumado como el humo. En pocas palabras: el uso de la marihuana es un obstáculo para alcanzar esa parte tan importante de la recapitulación que es la conciencia del lado izquierdo.

El tabaco. Si bien el tabaco no estimula la mente como la marihuana, sus desastrosos efectos sobre la capacidad respiratoria de los humanos lo hace nefasto para la recapitulación. Los fumadores se exponen a reducir los beneficios que podrían obtener de la recapitulación en una cuantía que oscila de 20 a 50%, dependiendo de la intensidad y antigüedad de su consumo. La respiración es una de las herramientas mágicas que utilizamos para restaurar nuestro cuerpo energético durante la recapitulación. Si nuestro sistema respiratorio está bloqueado por la nicotina, poco podernos hacer para culminar con éxito el proceso. Si verdaderamente estás interesado en obtener algún beneficio de la recapitulación y eres fumador ocasional o habitual de tabaco o marihuana, deberás abandonar enseguida el uso de estas sustancias y encontrarás muchos beneficios adicionales. Antes de empezar la recapitulación, necesitarás de quince a sesenta días para hacer desaparecer de tu organismo los perniciosos efectos de estas sustancias. Esperamos que la energía adicional que se adquiere con la recapitulación, te sirva para dejar de fumar definitivamente.

El caso de Sonia. Quiero terminar esta primera parte contando la historia de una joven que no respetó las normas restrictivas que aplicamos a consumidores de drogas y a personas con trastornos mentales. En toda mi vida profesional ésta ha sido la única vez que una persona, con las dos condiciones excluyentes anteriores, no tuvo reparos en mentirnos para poder asistir a uno de nuestros talleres de recapitulación. El taller, que se desarrollaba en Europa, estaba llevándose a cabo en un viejo monasterio de propiedad privada situado en medio de la campiña; un lugar tranquilo y aislado muy apropiado para un grupo que iba a trabajar la recapitulación. La mujer protagonista de esta historia tenía entonces una edad cercana a los treinta años. Para este taller, y para todos los talleres, les pedimos a los componentes del nuevo grupo que contestaran un cuestionario que versaba principalmente sobre problemas médicos o condiciones particulares que pudieran desaconsejar la práctica de la recapitulación; esto, como es natural, se hace con el fin de evitarles riesgos innecesarios a los asistentes. Algunas de las preguntas eran muy directas y concretas con respecto a los trastornos mentales y al consumo de drogas. Sonia (24) respondió a estas preguntas de la misma forma que los restantes miembros del grupo: dijo que no consumía drogas y que no padecía ningún tipo de trastorno mental. Mintió en ambas preguntas. Trabajamos unos pocos días y el proceso se fue intensificando para todo el mundo. De pronto Sonia comenzó a hablar de forma incoherente y a

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gesticular de un modo exagerado. Tanto su extraña forma de hablar como las distorsionadas expresiones de su rostro nos alarmaron a todos. Cuanto más capaz era de desconcertar y de asustar a la gente, más deleite parecía que le causaba la situación. Al principio, la mayoría de los asistentes creían que su extraño comportamiento tendría que ver con su proceso de recapitulación; pero cuando vieron que según pasaba el tiempo su forma de comportarse se hacía más extraña y desquiciada, empezaron a preocuparse en serio. Por mi parte, intenté hablar con ella para ver qué era lo que le estaba pasando; pero sus respuestas fueron de lo más disparatadas. Le dije que si no era capaz de controlarse, no tendría más remedio que pedirle que dejara de trabajar con el grupo. Su reacción fue de desafío y comenzó a hacer todo lo contrario de lo que se le pedía. Cuando la vi algunas noches errar por las inmediaciones del monasterio asustando a todo el mundo, me di cuenta de que su estado era verdaderamente grave. (24) Se ha cambiado el nombre para ocultar la verdadera identidad de la persona. Finalmente tomé la determinación de llamar a sus familiares para hacerles saber el problema que teníamos con ella. La verdad es que no parecían estar muy sorprendidos por mi llamada. Su madre me dijo: —Sí, le advertí que no fuese a esas reuniones. Al igual que su padre, ha tenido episodios de esquizofrenia y además tiene problemas con la droga. Su novio me informó que dos días antes, ya empezado el taller sobre recapitulación, Sonia lo visitó y se tomó una mezcla de heroína y cocaína. Me aseguró que, aunque él lo había intentado en repetidas ocasiones, no había conseguido que ella dejara la droga. Entonces le pedí al novio que se acercara al monasterio para hacerse cargo de ella, así me respondió: —No, no me atrevo a ir. Ella es más corpulenta que yo y no podría manejarla. “¡Dios mío!, pensé, ¡en buen lío me he metido!” —¿Ha estado alguna vez sometida a tratamiento médico? —pregunté a su madre. —Sí, y si lo desea, puedo darle el número de teléfono de su psiquiatra. Así que llamé al doctor, y me dijo: —Escuche, por la descripción que me está dando, me temo que ella tenga un episodio esquizofrénico probablemente desencadenado por las drogas que consumió. Bajo esas circunstancias, la falta de sueño y los ejercicios físicos aumentan el riesgo de que caiga en uno de esos episodios aún más. Con anterioridad ya ha tenido esta misma clase de problemas. Ella corre un verdadero peligro y podría hacerse daño o atentar contra su propia vida, lesionarse. Lo que debe hacer es llevarla cuanto antes al hospital más próximo. Como en estos momentos no sabe lo que le está pasando, seguramente no se dejará conducir y tendrá que trasladarla a la fuerza. Corre un verdadero peligro —insistió. Tengo que confesar que no me gustó nada lo que escuché, pero no había otra alternativa. Me resigné a lo que me deparaba el destino y me prometí a mí mismo que haría todo lo posible para proteger a la chica y al mismo tiempo proteger al grupo.

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Manolo, mi viejo amigo y colaborador, estaba allí conmigo y nos dividimos el trabajo. Yo continuaría trabajando con el grupo y él realizaría la parte más dura y desagradable: llevaría a Sonia al hospital utilizando la fuerza si fuese necesario. Me llevé a los participantes a la casa de un miembro del grupo, mientras Manolo intentaba en el monasterio convencer a Sonia para que descansara, para que pidiese ayuda a su familia o para que acudiese al doctor. Parecía que no había nada que hacer. Cuando oyó la palabra doctor se puso furiosa y empezó a insultar a Manolo. Así que él puso en marcha el plan B, que consistía en aprovechar la menor oportunidad para engañarla de alguna forma y llevarla al hospital. Procuraba por todos los medios no recurrir al plan C, que suponía una lucha a brazo partido para reducir a la corpulenta Sonia. Por si fuese poco. Manolo tenía otra preocupación relacionada con una confesión que nos hizo la madre de Sonia cuando estuvimos hablando de su hija: el novio de la chica tenía sida. —¿Qué pasa si esta mujer me muerde? —pensaba Manolo. De todos modos, siendo el fenomenal guerrero que es, Manolo aceptó la tarea con el mejor de los ánimos. Puesto que ella había rechazado todas las invitaciones para ir a desayunar a la ciudad, Manolo le dijo: —Estoy hambriento y no sé qué hacer, Víctor me ha dicho que no me separe para nada de ti, así que no puedo salir para desayunar. Al parecer esto conmovió de alguna manera a Sonia porque dijo: —Yo puedo acompañarte mientras desayunas. Así que ambos dejaron el monasterio. Ya en la ciudad, y una vez fuera del coche, Manolo simuló buscar una cafetería donde hacían unos “huevos fritos exquisitos” y pasó de largo todas las cafeterías que se iban encontrando por el camino. Para distraerla empezó a hablarle de lo buena que era la cafetería que estaban buscando, pero lo que en realidad hacía era acercarla cada vez más al hospital. Cuando finalmente llegaron a la entrada principal del hospital, Sonia descubrió la trampa e intentó correr; pero Manolo fue más rápido y la inmovilizó con un fuerte abrazo. Ella se resistió y batalló durante unos segundos, pero enseguida relajó su cuerpo y se dio por vencida. Manolo sólo tuvo que transportarla unos metros hasta donde la esperaba el personal del hospital, ya que habían recibido una llamada del doctor de Sonia explicándoles la situación. Dentro ya del hospital, una amigable doctora se hizo cargo de ella y se la llevó a una sala de reconocimiento. Sonia le dirigió a Manolo una última mirada de odio antes de desaparecer tras la puerta de la sala. Durante una temporada fuimos objeto de su odio y de su rencor. Sin embargo, algunos meses más tarde, recibimos una carta suya en nuestras oficinas de México en la que nos daba las gracias por nuestro amable interés en protegerla de ella misma. Esta fue la única vez, en veinte años de talleres y doce años de recapitulación, en que tuvimos que en enfrentarnos a una delicada situación como la que acabo de narrar. He incluido aquí el caso de Sonia para poner sobre todo de relieve lo importante que es no emprender prácticas relacionadas con el lado izquierdo cuando existan antecedentes de trastornos mentales o consumo de drogas.

SEGUNDA PARTE 60

LAS TÉCNICAS: EL MODO DE REALIZAR LA RECAPITULACIÓN. 6 LA TÉCNICA AVP DE LOS DIEZ PASOS PARA LA PRÁCTICA DE LA RECAPITULACIÓN. Por ser un acto natural, la recapitulación puede lograrse a través de diversos medios. En la primera parte de este libro hemos hablado de la recapitulación espontánea, la cual se alcanza de un modo accidental en muy variadas circunstancias. Las conexiones corporales con el pasado constituyen un elemento importante de varios sistemas psicoterapéuticos. De aquí que la manipulación corporal y el masaje intenso puedan sacar a la superficie emociones y sentimientos de nuestro pasado oculto. Las técnicas catárticas que utilizan posturas físicas dolorosas, o las de danza y saltos rítmicos continuos, también pueden propiciar que revivamos emociones que han estado reprimidas durante mucho tiempo. Algunas de ellas pueden estar vinculadas con acontecimientos pertenecientes a nuestro pasado remoto. Las técnicas respiratorias (como, por ejemplo, la respiración alotrópica, el renacimiento y la terapia primal) también abren las compuertas para que fluyan los sentimientos reprimidos. Todas estas técnicas, cuando se administran por profesionales expertos, pueden resultar muy útiles para que la gente se acerque más a sí misma. Sin embargo, ninguna de estas técnicas trata la gama de los acontecimientos relevantes de nuestro pasado de una manera precisa a través de un proceso integral que conduzca a la sanación del cuerpo energético. Algunas de ellas son muy adecuadas para sacar al exterior nuestros sentimientos; mientras que otras ayudan a que los recuerdos acudan a nuestra mente. Asimismo, algunas resultan muy útiles para aliviar temporalmente un dolor emocional padecido desde mucho tiempo atrás. La mayoría de ellas se centran demasiado en la intensa y explosiva exteriorización de las emociones (catarsis), sin que cuenten con un plan detallado y completo que sirva para manejar deliberadamente las sucesivas fases de un proceso de sanación. Cuando esto sucede, el individuo, impresionado por la intensidad de la exteriorización emocional, se puede quedar con la falsa idea de que esto es suficiente para solventar el problema. Si bien más adelante habrá de descubrir que no era suficiente; que algo faltaba. En mi opinión, la recapitulación es la técnica más completa que existe en la actualidad para la curación sistemática de las heridas que arrastramos del pasado. Mi primera formulación de esta técnica, dada a conocer en mi libro Las enseñanzas de don Carlos bajo el título de “recapitulación en caja”, fue una interpretación libre y un replanteamiento de la presentada en el sexto libro de Castaneda, El don del Águila. La técnica desarrollada en este libro me sirvió de esquema para crear la primera versión de la técnica de recapitulación; versión ésta que fue el punto de partida para nuestras posteriores investigaciones en ese campo. Esta primera formulación de la técnica constaba de tres elementos principales: una lista de acontecimientos a recapitular, una caja de madera en cuyo interior se recapitulaba, y un conjunto de dos clases diferentes de ejercicios respiratorios según se tratase de recuperar energía o desprenderse de ella. El proceso comenzaba con una enumeración por escrito de todos los acontecimientos significativos del

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pasado, la cual daba como resultado una lista de eventos a recapitular que podría ayudar a alcanzar dos objetivos principales: 1. Forzar el cuerpo a recordar.

2. Servir corno “guía de viaje” para los siguientes ejercicios de recapitulación. Una vez preparada la lista, el próximo paso era construir una caja de madera con una puerta para entrar y salir. Ya dentro de la caja, el recapitulador empezaría a recordar los acontecimientos incluidos en la lista, centrándose sobre los sentimientos que en su día despertaron cada uno de ellos. Por último, y con objeto de “reparar” el daño energético producido por un determinado acontecimiento, el recapitulador utilizaría unas técnicas especiales de respiración diseñadas a esos efectos. Con el paso de los años, hemos desarrollado, y establecido al más mínimo detalle, todos los pasos y requisitos que son necesarios para llevar a cabo la recapitulación; por ejemplo: la duración de las sesiones, el lugar y la hora más adecuados para realizarlas, el modo de organizar los acontecimientos, lo que se hace dentro de la caja, así como los ejercicios que hay que hacer antes y durante la recapitulación para estimular el cuerpo a recordar e incluso cómo darle seguimiento en la vida diaria a dichos ejercicios. En realidad, lo que comenzó como un proceso rudimentario y simple, ha evolucionado hasta convertirse en un programa de trabajo complejo, articulado y perfeccionado. Al principio veíamos la recapitulación como una serie de procedimientos enfocados hacia el lado izquierdo de la conciencia. Pero en la actualidad trabajamos con un proceso que integra los dos lados de nuestra conciencia. Todos los pasos de la antigua técnica han sido completados y perfeccionados mediante la inclusión de partes nuevas. Además de los tres elementos principales que hemos mencionado, se han incorporado otros de gran importancia:



Métodos e instrucciones para elaborar la lista.



Pautas a seguir en el interior de la caja.



Técnicas para superar obstáculos sobre la marcha.



Qué hacer después de que se haya terminado la sesión dentro de la caja.



Cómo aplicar y reforzar en la vida diaria los resultados de las experiencias revividas dentro de la caja.

Tal como ya hemos dicho, el trabajo que se haga después de salir de la caja es uno de los aspectos más importantes de toda la recapitulación, ya que sirve para reforzar y consolidar lo que se ha conseguido con la lista y en el interior de la caja. En este nuevo planteamiento, los elementos de la recapitulación pueden dividirse en las dos siguientes series:

ELEMENTOS DE LA RECAPITULACIÓN 62

Lado izquierdo-Nagual-Cuerpo energético La caja de recapitulación Memorias corporales Técnicas respiratorias Comando energético Rituales Restauración del cuerpo energético Lado derecho-Tonal-Conciencia normal Lista de acontecimientos Memorias ordinarías Selección de actos a propósito Toma de decisiones Hablar sobre el proceso (retroalimentación) Llevar a cabo actos a propósito

En este cuadro podemos observar que el proceso de recapitulación incluye aspectos que tienen que ver con la conciencia del lado derecho y otros que tienen que ver con la conciencia del lado izquierdo. Esto significa que en vez de tratar de culminar el proceso solamente sobre la base de la mente racional o centrado sólo en los procedimientos “mágicos”, lo que vamos a hacer es cubrir ambos lados, algo que está de acuerdo con nuestra naturaleza de seres duales. En relación con las técnicas de recapitulación hay quien ha dicho que los rituales no son necesarios o incluso que no son convenientes para el hombre y la mujer modernos. Se alega que los rituales pertenecen a épocas muy antiguas y que están de más en nuestros días. Y se arguye, además, que los rituales lo único que hacen es ensombrecer el proceso. Para refutar esta postura haremos algunos comentarios. Efectivamente, los rituales están relacionados con el lado izquierdo; o sea, con el lado del conocimiento silencioso; y su misión es canalizar nuestra atención de forma que podamos conectarnos con la otredad. Buscar el contacto y la reconexión con nuestro otro lado es una parte esencial de nuestro proceso de reintegración. De aquí que la práctica de cierto tipo de rituales constituya un medio útil para alcanzar esa finalidad. Es absurdo, pues, rodear estos rituales de oscuras visiones o fantasías que los relacionan con la “magia negra”. Un ritual equilibrado y efectivo requiere una profunda concentración a la par que un estar al tanto, bien de lo que está fuera —el universo de los campos de energía de los que son un ejemplo los grandes poderíos del mundo-- o bien de lo que está dentro de nosotros —el espacio interior del que es un ejemplo las memorias ocultas del cuerpo energético—. Y hay veces en las que incluso se requiere abrirnos a ambos aspectos. Lo que hace tan útiles a los rituales en algunos momentos del proceso es su capacidad para ayudarnos a pasar desde la mente racional a ese otro espacio más abierto del conocimiento silencioso.

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Por otra parte, no es recomendable la simple imitación de rituales que pertenecen a comunidades indígenas, ya que generalmente son prácticas que sólo tienen sentido en su propio entorno cultural y geográfico y están íntimamente ligados a su estilo de vida. Tomemos como ejemplo a los wirrarikas, pueblo indígena con el que mantengo contacto desde hace muchos años. Pues bien, los wirrarikas son campesinos y por ello los ciclos de la siembra y la cosecha figuran en muchos de sus rituales. En las ciudades, no somos campesinos, sino que trabajamos en oficinas, fábricas, instituciones, escuelas y otros lugares parecidos. Por consiguiente, nuestros rituales tendrían que ser un reflejo de nuestro propio mundo. Precisamente por esto, nos hemos esforzado en hacer adaptaciones y traducir, por así decirlo, algunas ceremonias y rituales aprendidos entre los wirrarikas. Esta aproximación ha demostrado ser muy eficaz. Finalmente tenemos que decir que, al igual que pasa con los procedimientos para centrar nuestra atención, los rituales no tienen por qué ser extravagantes; y que la sencillez, la sobriedad y el corazón son las cualidades que deben presidir a los rituales de los nuevos toltecas. Todo el proceso queda, pues, ordenado de la siguiente forma: 1. Lo que se hace antes de acontecimientos importantes).

entrar

en

la

caja

(la

lista

de

2. Lo que se hace dentro de la caja (modos de trabajar sobre cada uno de los acontecimientos de la lista).

3. Lo que se hace después de salir de la caja (incorporación de los resultados a la vida diaria y refuerzo de la sanación). En los capítulos que siguen se explicarán detalladamente todos y cada uno de los pasos que constituyen el proceso de recapitulación. Sin embargo, para que se comprenda mejor cada paso, es conveniente tener antes una idea general del proceso. Con este propósito, se facilita una lista con los pasos que constituyen la técnica AVP de los diez pasos para la práctica de la recapitulación.

LA TÉCNICA AVP DE LOS DIEZ PASOS PARA LA RECAPITULACIÓN Fase

Paso

Antes de la caja

1

Lista de acontecimientos

2

Construcción de la caja

3

Comienzo del ejercicio respiratorio

4

Visualización del evento

5

Revivir el evento

6

Restauración energética

7

Toma de decisiones

8

Ensoñación de los no-haceres

9

Puesta en práctica de los nohaceres

Dentro de la caja

Fuera de la caja

Acción

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10

Comunidad

Es usual que se trabaje en la confección de la lista y la fabricación de la caja en la misma etapa del trabajo. Dentro de la caja se utilizan los procedimientos adecuados para cada uno de los eventos o series de eventos que se recapitulan. Los pasos 9 y 10 (los no-haceres y la continuidad), que se abordan después del trabajo en la caja, tienen que llevarse a cabo y formar parte de la vida cotidiana. Es importante tener en cuenta que el significado que le damos aquí al término no-hacer es muy específico y está exclusivamente relacionado con la recapitulación. Mientras que por regla general el término no-hacer es bastante amplío y puede relacionarse tanto con los no-haceres de la percepción como con los no-haceres del yo personal, (27) al no-hacer que aparece en el cuadro de los diez pasos hay que darle el significado de “actos liberados” que son los no-haceres relacionados con la recapitulación. Esta aclaración es importante para no confundir a los que ya estaban familiarizados con diversas acepciones del vocablo no-hacer. La lista ayudará a recordar y a empezar a “escarbar” en la memoria del otro lado. Después de esto, se construye la caja para tener un lugar ideal para recapitular los acontecimientos de la vida. Ya dentro de la caja, se escoge de la lista un acontecimiento; acontecimiento que hay que revivir para realizar la correspondiente sanación a través de los pasos que siguen. Lo mismo se hace con los restantes acontecimientos que figuran en la lista; para lo cual, hay tantas sesiones de recapitulación como sean necesarias. Después de salir de la caja y como una forma de culminar el trabajo, se lleva a cabo un conjunto de acciones liberadas. Por ejemplo: supongamos que están recapitulando una serie de acontecimientos que los indujeron a odiar a su padre durante muchos años. Supongamos también que este odio ha estado bloqueando la necesidad de expresar amor hacia él; necesidad que realmente existe en el interior. Así las cosas, recapitula los acontecimientos que lo movieron a hacer la promesa de odiar a su padre. Revive esos acontecimientos, los sana, y se siente mejor. Después de esto, para evitar el fracaso del “parche” energético o de la recapitulación, pone en práctica un conjunto de acciones liberadas (no-haceres) que corresponden al trabajo que ha hecho en el interior de la caja. Estas acciones reciben el apelativo de liberadas porque antes de la recapitulación no era capaz de llevarlas a cabo, mientras que después del proceso sí lo es, y es porque ha adquirido la libertad y fuerza para ponerlas en práctica. He aquí unos ejemplos de acciones liberadas en un caso así: abrazar a su padre sin esperar recompensa alguna, hablar con él más a menudo, invitarlo a una cena amistosa y decirle que lo quiere. (27) Para profundizar sobre esta cuestión, debe consultarse el libro Las enseñanzas de don Carlos. Sé que puede haber muchas dudas acerca de algunos aspectos del proceso que no son del todo claros en este momento, pero estas dudas se aclararán en cuanto abordemos en detalle cada uno de los pasos de la recapitulación. De hecho, habrá más pasos y subpasos de los diez ya mencionados; como, por ejemplo, el ritual que más adelante se describirá de quemar la caja después de terminar el trabajo en ella. Por último, deseo hacer un breve comentario con respecto al nombre de la técnica que estamos a punto de aprender. Escogí la denominación de

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“técnica AVP de los diez pasos para la práctica de la recapitulación” y no, pongamos por caso, “técnica de Víctor Sánchez”, por una razón fundamental: esta técnica no es solamente el producto de mi trabajo personal, sino el de otras muchas personas que de un modo u otro han estado relacionadas con los talleres AVP. Es el trabajo de un equipo de instructores de AVP. Es una creación colectiva que ha surgido de una experiencia colectiva. Lo esencial de todo esto es que no hay que considerar a AVP como una compañía más, sino como un ente que va más allá de lo que es una simple organización, AVP es un sueño colectivo que ha llevado a muchas personas al interior de ese sueño. AVP es el sueño de los nuevos toltecas. Es el sueño de volver a ser lo que realmente somos; el sueño de volver a unirnos y trabajar juntos en el torrente de vida que mueve el universo entero. En definitiva, un sueño de misterio, compañerismo y libertad. Y sí, todavía hay sitio en este sueño para muchas personas más. Así que bienvenidos.

7 PASO 1: LA LISTA. La lista de recapitulación comprende los acontecimientos que se recapitularán en el interior de la caja; estos acontecimientos son básicamente las vivencias más significativas que se han tenido a lo largo de toda la vida. La preparación de la lista tiene tres objetivos principales:

1. Iniciar el proceso interno de recapitulación, puesto que nos obliga a centrarnos en la tarea de recordar y revivir.

2. Ayudar a los recapituladores a recobrar memorias ocultas. 3. Poder disponer de una herramienta útil que nos sirva para seleccionar los acontecimientos que vamos a recapitular y en qué orden. En mi libro Las enseñanzas de don Carlos ya escribí sobre la lista de recapitulación. Aquellos que lo hayan leído apreciarán que esta nueva versión de cómo trabajar con la lista es mucho más simple a la vez que mucho más profunda. En lugar de un complejo formato de cuatro columnas y muchas áreas o categorías de recapitulación, lo que tenemos ahora es una primera columna con los nombres de las personas importantes de nuestra vida y una segunda columna con todos los eventos significativos que hemos vivido con ellas. Teóricamente, la lista de sucesos a recapitular debería incluir todos los acontecimientos en los que nos hemos visto involucrados a lo largo de nuestra existencia. Aunque, a decir verdad, esto sería excesivamente exhaustivo, ya que con tan sólo considerar diez acontecimientos al día, en la lista de una persona de treinta y cinco años figurarían 127 750 partidas.

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Además del tiempo que nos tomaría la simple enumeración de tantos acontecimientos, imagine lo laborioso que sería tener que recordarlos todos. Así vista la cuestión, estarás de acuerdo conmigo que trabajar con una lista tan numerosa sería una tarea humanamente imposible. En la práctica, sin embargo, no es necesario que la lista de recapitulación contenga todos los acontecimientos de nuestra vida, sino sólo aquéllos que de un modo u otro son más significativos desde el punto de vista de la energía. Por otro lado, el carácter de significativo que se exige como requisito para que el acontecimiento figure en la lista tiene en este caso un alcance muy amplio. Además hay que aclarar que en términos de energía, no es lo mismo que significativo desde el punto de vista del ego. Significativo en este contexto quiere decir que nuestro cuerpo energético fue afectado de tal forma que los efectos de ese acontecimiento todavía perduran en nuestra condición energética actual y, por consiguiente, en la vida que estamos viviendo en el momento presente. Hay algunos eventos especiales cuya importancia nos resulta obvia. Me refiero a acontecimientos que podemos recordar y que han determinado que nuestra vida sea de la forma que es. Como es lógico, estos acontecimientos no deben faltar en nuestra lista, si bien no cubren ni siquiera una pequeña parte de todo lo que ha sido significativo en nuestra vida desde el punto de vista de la energía que perdimos o de la energía intrusa que fue depositada en nuestro campo energético. Si hacernos una lista muy detallada, esto supone la inclusión en ella de casi todo, lo cual nos permitirá a lo largo del proceso tener a nuestro alcance aquellos acontecimientos significativos que son verdaderamente importantes para el fin que persigue la recapitulación, Con objeto de que puedas tener alguna idea de las diversas clases de eventos que necesitas recapitular, a continuación te damos algunos ejemplos: •

Eventos que motivaron que hiciera promesas que cambiaron tu vida.



Eventos durante los cuales tu visión respecto de las relaciones amorosas y la sexualidad fue creada o modificada.



Eventos que de alguna manera dieron lugar a que renunciaras o perdieras algo que era una auténtica expresión tuya.



Eventos en los que tus miedos repetitivos fueron implantados.



Eventos con dolorosas interacciones emocionales.



Eventos de alegría pura, que constituyen la memoria oculta acerca de la felicidad y la forma de alcanzarla.



Eventos relacionados con tus experiencias sexuales.



Eventos referidos a las relaciones significativas de tu vida.



Eventos de los que te sientes avergonzado con tan solo recordarlos.



Eventos que tienen que ver con las cosas que escondes a los ojos de los demás.



Eventos en los que puedes encontrar partes de ti mismo que creías que estaban completamente perdidas.



Eventos que implican dolor por la pérdida de alguien querido.



Eventos relacionados con la alegría de amar a los demás.

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Eventos en los que recibiste un gesto del Gran Espíritu.



Eventos en los que permitiste que tu espíritu se manifestara tal cual es sin cortapisa alguna.



Acontecimientos en los que te traicionaste a ti mismo o a otras personas.

Esta lista de ejemplos podría hacerse interminable; estos que te hemos dado son sólo un puñado de ellos, pero te servirán para darte una idea de lo que puede ser un evento significativo desde el punto de vista de la energía. En este punto todavía nos quedan dos problemas por resolver. El primero de ellos se refiere a cómo vas a saber si son significativos o no acontecimientos que a simple vista no parecen serlo; mientras que el segundo tiene que ver con el elevado número de eventos. ¿De dónde vas a sacar tanto tiempo para recordar, y luego recapitular, tantos eventos? Para solucionar el primero de estos problemas, lo que hacemos es tratar de incluir en la lista de recapitulación, aparte de los obviamente importantes, todos aquellos acontecimientos que se nos vengan a la memoria y que de alguna manera nos parezcan significativos. Ahora bien, ¿qué entiendo yo por acontecimientos obviamente importantes? Para mí “acontecimientos obviamente importantes” son aquellos que ya de antemano consideramos importantes, como por ejemplo los incluidos en la lista que acabo de presentar. Por tanto, abstracción hecha de los “acontecimientos obviamente importantes”, los significativos son aquellos que aun no siendo tan importantes como éstos, podrían tener sin embargo alguna significación. Por ejemplo, imaginemos esto: “Teniendo yo siete años, mi tía me llevó con ella a comprar algunos comestibles. De camino hacia la tienda, nos encontramos con que habían instalado una feria y nos paramos un rato a verla. Fueron unos momentos muy agradables y la primera vez que iba a algún sitio con mi tía. Si nos limitamos a los hechos en sí, lo anterior no fue un acontecimiento importante en mi vida; sin embargo, lo voy a incluir en mi lista como acontecimiento significativo porque aparece en mi mente como algo significativo que recuerdo sobre mi tía. Por otro lado, no incluiré en la lista como eventos separados mi paseo en el carrusel y la compra de palomitas de maíz; ni tampoco el hecho de que cuando volvimos a casa me diera al final del almuerzo galletas y leche. No creo que deba poner estos pequeños acontecimientos en mi lista, porque no me ocurrió nada realmente especial relacionado con ellos.” En efecto, no existe una línea precisa que separe los acontecimientos importantes de los pequeños e insignificantes. Por lo que en definitiva se trata de una selección arbitraria que hacemos sobre la base de nuestro propio criterio y discernimiento. Incluso aunque a primera vista parezca confuso, lo cierto es que una vez comenzado el trabajo encontraremos la manera o el sentido de cómo hacerlo. No se puede decir de forma definitiva que un evento esté bien o mal seleccionado. Lo que tenemos entre manos es un proceso, y una vez que estemos inmersos en él, las cosas tienden a fluir de un modo natural. Abordemos y solucionemos ahora el segundo problema representado en esta doble pregunta: ¿cómo vamos a manejar el enorme número de eventos significativos y cuántos de ellos vamos a escribir? En principio, de lo que se trata no es que recapitulemos todos los acontecimientos, sino sólo aquellos que necesitamos recapitular. Sin embargo, dado que no podemos identificar estos últimos con tan sólo

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pensar cuáles son los que necesitamos sanar, nos vemos obligados a abarcar todo el ámbito de nuestra vida. Pero esto continúa siendo excesivo, así que lo procedente ahora es que organicemos nuestra lista por áreas o categorías. Por ejemplo: podemos comenzar haciendo una lista de todas las personas que hemos conocido, para anotar a renglón seguido todos los acontecimientos significativos que hemos vivido con cada una de ellas. Esto todavía sigue siendo una lista muy larga. Tratar de ahondar en nuestro pasado con el fin de recordar a toda esta gente no deja de ser una tarea que nos llevaría mucho tiempo. Podría darse el caso de que antes de completar la mitad de la lista, la desesperación y el agotamiento hayan hecho presa en nosotros. Para evitar esto, lo que hacemos es dividir al conjunto de personas que hemos conocido en subáreas o listas parciales, las cuales, llegado el momento, se integrarán en una lista general. A continuación te proporcionamos un modelo de lista. Puedes utilizar todas las áreas, excluir algunas, o agregar otras; depende de la clase de vida que hayas llevado.

Preparación de la lista. a. Determinación de las áreas o listas parciales que te serán útiles. Lo normal es que una lista preparada con este criterio contenga de diez a veinte áreas. También hay que decir que algunas áreas serán comunes para casi todo el mundo, mientras que otras serán específicas de para cada persona. Las áreas que aparecen en cursiva son imprescindibles, ya que, por regla general, suelen tener importantes consecuencias energéticas para todos nosotros. Note que las áreas relativas a “parejas” y a “gente con la que he hecho el amor” pueden traslaparse, pero en ocasiones puede darse el caso de tener encuentros sexuales con personas que no son nuestra pareja e inclusive es posible tener una pareja con la que no tengamos sexo. Por consiguiente, es importante incluir estas dos áreas, aunque pueda darse el caso de que tengamos que anotar en ambas algunos nombres idénticos.

1. Parientes. 2. Amigos. 3. Parejas. 4. Gente con la que he tenido relaciones sexuales. 5. Compañeros de colegio. 6. Compañeros de trabajo. 7. Gente relacionada con mis inquietudes espirituales. 8. Gente relacionada con el mundo de la música (si eres músico; si no, entonces tendrás que adaptar esta categoría a tus circunstancias personales). SEXO Y ENERGÍA.

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Como sé que éste es un tema que tiene implicaciones muy confusas y controvertidas, me gustaría aclarar por qué es tan importante la recapitulación de nuestros encuentros sexuales.



Desde el punto de vista energético, el sexo es importante porque entraña un intercambio de grandes cantidades de energía.



Es importante porque nuestro impulso sexual es uno de nuestros instintos más básicos; lo cual significa que está presente en toda nuestra vida, seamos conscientes o no de ello.



La relación entre el sexo y el amor puede ser tan fuerte y confusa que la discrepancia entre lo que deseamos, lo que nosotros pensamos que deseamos, y lo que nos dicen que deberíamos desear, crea un clima propicio para que se pierda mucha energía durante nuestras experiencias sexuales.



Estoy en desacuerdo con las visiones que presentan al sexo como algo que por un motivo u otro está siempre mal. El sexo es una de las más bellas experiencias que podernos tener en tanto nos mantengamos cerca de nuestro propio corazón y podamos por tanto escuchar sus dictados, en lugar de escuchar la voz de los moralistas que siempre buscan la forma de crear miedo con el fin de controlar a los demás.



Si guardamos una absoluta abstinencia sexual bajo la idea de que así nuestro cuerpo energético será más saludable; sería algo así como si intentásemos incrementar o ahorrar energía negándonos a bailar, a cantar, a practicar un deporte, o a escalar una montaña, con el pretexto de que estas actividades consumen una gran cantidad de energía. Lo que de verdad nos perjudica es la sexualidad vacía. Existe vacío sexual cuando no estamos totalmente presentes y dispuestos a adentramos en el misterio que supone dejar atrás a nuestro ego para desaparecer en la sublime experiencia del nosotros.



La sexualidad vacía es un estado que se da muy a menudo en la vida de mucha gente, y es algo que realmente debilita. Por el contrario, la combinación de sexo, pasión y amor profundo es una llave que nos abrirá las puertas del lado mágico de nuestro ser. El problema de fondo: “Si no estamos cercanos a nuestro propio corazón, ¿cómo podemos acercarnos a los demás?”



La sociedad occidental tiene una visión del sexo bastante enferma. Por un lado, la televisión y otros medios de comunicación están constantemente conduciendo nuestra atención hacia el sexo para, a través de él, convencernos de que compremos algo. Y por otro, a todo lo que se relacione con el sexo siempre le damos un sentido de culpabilidad y pecado. Nuestras ideas acerca del amor están grandemente contaminadas por el mundo del espectáculo. Hemos estado, y estamos, tanto tiempo sometidos a las influencias de las historias amorosas que nos cuentan el cine y la televisión, y también a los hipócritas valores morales que nuestra sociedad le asigna al sexo y al amor, que, al final y sin darnos cuenta de ello hemos aceptado esa doble moral enferma.



Lo único que podemos hacer para abordar el sexo y el amor de una manera más saludable es no prestar oídos a esos malsanos consejeros, a esos propagadores de miedos y temores; y escuchar atentamente lo que nos dice nuestro corazón. En la profundidad de

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nuestro conocimiento silencioso, cada uno de nosotros sabe exactamente qué es lo que necesita. Nuestra misión es encontrar nuestro propio camino para volver allí. Y un buen punto de partida para encontrarlo es hacer una exhaustiva recapitulación de nuestra vida sexual.

Si observas, todas las áreas de la lista tienen como característica común la de referirse a gente; esto se debe a que la historia energética es una historia que tiene plenamente que ver con la gente. De una forma u otra, siempre nos estamos relacionando con personas, y esas relaciones de una u otra manera constituyen la trama con que se ha venido tejiendo la historia de nuestra vida. No obstante, hay acontecimientos significativos en los que, aparte de nosotros, no figura nadie más; son acontecimientos que nosotros mismos originamos o que nos sucedieron cuando estábamos solos. A lo mejor ya lo ha adivinado: no hay forma alguna de que estemos solos. Siempre hay otros campos de energía a nuestro alrededor. Puede que esto no sea significativo para el común de la gente, aunque sí es importante, y mucho, para el punto de vista de los toltecas; ya que, para ellos, todas nuestras conexiones son significativas, no sólo en las que intervienen otras personas. Por ejemplo, si es una persona íntimamente relacionada con la naturaleza, podría muy bien haber tenido una muy importante interacción de acontecimientos con una montaña, un río o el mar. Pero aun en el caso de que nunca haya considerado a la naturaleza como algo de especial relevancia en su vida, nunca ha dejado de interactuar con los campos de energía del mundo natural. Esto es algo muy parecido a lo que pasa con aquellos que dicen que, por la razón que sea, no mantienen ninguna relación con sus padres. La verdad simple es que, sean o no conscientes de ello, la aparente falta de relación es en sí misma una cierta forma específica de interacción. Si piensa que no tiene ninguna relación con la naturaleza, la ignorancia de la conexión que tiene con la naturaleza es en sí el tipo de relación que tiene con ella. De aquí que sea conveniente que agregues a la lista dos nuevas áreas o categorías que podrían ser las siguientes: 9. Acontecimientos que tuvieron lugar estando yo solo.

10. Acontecimientos originados por interacciones con campos de energía no-humanos. Por favor, ten en cuenta que cuando recomiendo la inclusión de un área que recoja las interacciones con campos de energía no-humanos, no estoy sugiriendo que recapitule sueños extraños o cualquier otro tipo de experiencia relacionada con visiones que, según tú, pudiesen ser de un fantasma, de un espíritu, de un extraterrestre, o de otro ente de parecidas características. No, en este caso me estoy refiriendo a unas experiencias mucho más claras; hablo en concreto de las interacciones con el mundo natural, de esas sensaciones que a veces sentimos cuando estamos en perfecta comunión con la naturaleza o cuando nos dedicamos a actividades tales como el montañismo o el senderismo. (29)

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(29) Lo más seguro es que un comentario como éste suscite una pregunta como esta: ¿De qué modo podemos diferenciar una auténtica experiencia de interacción con campos de energía nohumanos de otra experiencia en la que esté ausente esta característica? En muchas ocasiones me he visto obligado a tener que contestar a una pregunta de este estilo en mis talleres, porque durante la noche solemos hacer algunas actividades al aire libre que tienen que ver con el misterio. Pues bien, en estas actividades nunca falta alguien que inicie un diálogo como el que sigue: —Creo que he visto una sombra entre los arbustos. Tenía figura humana con manchas oscuras en la cara y saltaba a mí lado como si quisiera comunicarme algo. ¿Qué podría ser? —No tengo la menor idea. De todos modos, tú has sido quien la ha visto; así que nadie mejor que tú podría decir lo que es. —Pues no lo sé; yo sólo quería enterarme si esto tiene algún significado… —La verdad es que no lo sé. Supongo que el significado es que tú crees que has visto una sombra entre los arbustos, con figura de hombre y manchas oscuras en la cara, que te hacía señas. —Pero ¿qué debo hacer? —No lo sé. ¿Qué es lo que quieres hacer? —Yo nada. Tan solo me preguntaba que quizá esa sombra podría encerrar algún tipo de presagio para mí. —Bueno, una cosa es cierta: que esa sombra no tiene para ti un significado que puedas sentir claramente en tu corazón; puesto que si lo tuviese, no hubieras tenido necesidad de preguntarme. Así que yo diría que esa sombra no encierra ninguna clase de presagio para ti. O puede que sea un presagio sin trascendencia alguna; en cuyo caso, lo mejor que puedes hacer es olvidarte de él y así tendrás tu atención libre de distracciones por si acaso se te presenta un verdadero presagio. Comprendo que mis respuestas puedan resultar decepcionantes para algunos, ya que algunas personas se desviven por ver esos inexplicables fenómenos de los que hablan los libros. Son personas que tienen la inconsciente fantasía de que por el hecho de percibir tales fenómenos las convertirían en seres dotados de un don especial. Aquí se puede presentar un mecanismo bastante común impulsado por una necesidad de la importancia personal y de tratar de ser “alguien” en la vida; aspiraciones que constituyen una de las compulsiones básicas del ego.

b.

Asignación de nombres a las distintas áreas o listas parciales.

Escribir en cada área los nombres de las personas con ellas relacionadas te servirá más tarde de recordatorio. Algunas partes de esta tarea podrás realizarlas en pocos minutos (anotar los nombres de tus parientes en el caso de que forme una familia pequeña), pero otras puede que le tomen varios días (relacionar, por ejemplo, los nombres de las personas con las que has mantenido contactos sexuales); esto depende, claro está, de las circunstancias personales de cada uno.

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En esta parte del proceso no anotarás las vivencias que ha tenido con esas personas; te limitará sólo a escribir sus nombres. Una norma general a aplicar en ésta y futuras listas, es la de seguir el sencillo método de anotar lo primero que acuda a la mente; en esta ocasión será, por tanto, el primer nombre que se nos ocurra. No te esfuerces en recordar a todas las personas de cada época de tu vida; es suficiente con que, partiendo del pasado hasta llegar al momento presente, hagas, sin detenerte demasiado, un repaso de nombres o personas. Para evitar quedar atascado en una determinada época, recuerda que siempre podrás volver al principio de la lista o a las etapas que te hayan quedado incompletas más adelante, para entonces abordarlas en mayor detalle. Sería conveniente que repitieras varias veces este procedimiento de búsquedas sucesivas. Ya verás cómo cada vez que le das un nuevo repaso a tu lista acudirán más nombres a tu mente. Lo importante aquí es no detenerse por el hecho de no recordar parte de los nombres que deberían ir en la lista; en este supuesto, lo que debes hacer es seguir adelante dejando un espacio en blanco para pensar sobre él más tarde.

c. Fusión de las áreas o listas parciales en una lista general. La operación siguiente es reunir en una sola lista los nombres que figuran en las distintas listas que hiciste para cada área. Para el efecto, puedes utilizar dos métodos o estrategias diferentes: El primero de ellos consiste en agrupar los nombres por épocas de tu vida; mientras que en el segundo la agrupación se hace por áreas. Ambos métodos son útiles, por lo que elegir uno u otro depende de la forma en que hayas organizado tu programa de recapitulación. No obstante, se recomienda el primer método cuando se inicie un periodo intensivo de recapitulación; esto es, cuando haya la posibilidad de recapitular sin interrupción varias horas al día durante varias semanas. El segundo, sin embargo, es más adecuado para casos en que el programa de recapitulación comprenda un determinado número de sesiones a lo largo de un periodo más largo. Es el caso, por ejemplo, de cuando sólo se recapitula los fines de semana o mediante sesiones de tres o cuatro horas, dos o tres veces por semana. En el capítulo 12 examinaremos con todo detalle estas opciones. Si utilizas el método por etapas de la vida, formarás en primer lugar una gran lista con todos los nombres que integran las listas parciales. La operación siguiente sería entonces ordenar a todas las personas que forman esta lista general de acuerdo con la época en que aparecieron en tu vida o mantuviste relaciones con ellas. Nombres, por tanto, procedentes de distintas listas parciales figurarán juntos en la misma sección de la lista general si tuvieron algo que ver contigo en la misma época de tu vida. Puede ordenar los nombres de acuerdo con la edad que tenías en la fecha en que conociste a cada una de las personas o tuviste relación con ellas. Así, por ejemplo, todas las relaciones de tu edad adulta aparecerán en la misma sección de la lista general, y lo mismo pasará con las correspondientes a tu juventud, adolescencia, niñez y primera infancia. Y dentro de este criterio, puedes disponer los nombres partiendo del presente para remontarte al pasado; o viceversa, comenzar por el pasado hasta llegar al presente. El sistema que escojas debe ser aquél que mejor te facilite la tarea de recordar. Si escoges el método por áreas, tendrás entonces que ordenar los nombres cronológicamente dentro de cada área o lista parcial. A continuación, y con objeto de confeccionar la lista general, sólo tendrás que determinar la secuencia que seguirán las diversas listas parciales. O

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sea, que tendrás que decidir qué área te interesaría recapitular primero antes de comenzar con la siguiente. Para realizar esta labor no hay un criterio fijo, todo estará en función de tus propias necesidades y circunstancias. Como es natural, se impone que establezcas una escala de prioridades para así determinar cuáles áreas deberás recapitular primero y cuáles después. Podría ser que te interesara recapitular antes aquellas áreas que, según tu opinión, sean las más importantes. O podría ser también que dé preferencia a ciertas áreas porque contienen acontecimientos relacionados con esa parte de tu ser que necesitabas rescatar. De lo que aquí se trata es de escoger un orden que haga funcionar tu lista. Por ejemplo: podría ser que decidas trabajar primero con tus relaciones sentimentales (o sea con tus parejas), luego con tus padres, a continuación con tus relaciones laborales (compañeros de trabajo y jefes), y así sucesivamente. El orden resultante, cualquiera que sea éste, constituirá la lista general.

d. Escribir los eventos. Una vez confeccionada la lista general, lo que sigue es anotar los nombres de los eventos más significativos que hayas tenido con todas y cada una de las personas que componen la lista. Comienza con la primera persona que figure en la lista y anota los acontecimientos más relevantes relacionados con ella. Puedes comenzar desde el momento en que la conociste hasta el momento en que se terminó la relación, o viceversa; lo que sea más fácil para ti. Es importante que sepas que no debes escribir la descripción de los eventos, sino sólo un par de palabras que a manera de título te recuerden el hecho. Si vas a anotar, por ejemplo, los acontecimientos en los que está involucrada una hermana tuya y recuerdas te peleaste con ella, no describas todos sus pormenores, basta con que anotes una frase parecida a esta: “pelea con Linda en la escuela”. Es importante que no te dediques a analizar el acontecimiento, conténtate sólo con registrarlo. La lista no es un ejercicio de pensamiento analítico, sino de observación. Observar y anotar: así de simple. Después de que hayas anotado todos los acontecimientos significativos relacionados con la primera persona, haz lo mismo con la siguiente, y así hasta que termines con toda la gente de tu lista. Tienes la posibilidad de comenzar la recapitulación en cuanto hayas concluido la anotación de eventos sobre una o más áreas, en vez de esperar a que hayas terminado todas las áreas. Aunque éste no sea el procedimiento más idóneo, sí es factible. Por una parte, es mucho mejor recapitular algunas etapas, áreas o grupo de personas —especialmente si son urgentes— que no recapitular en absoluto. Por la otra, sería idóneo terminar todas las listas antes de empezar a recapitular con la caja. Cualquiera que sea el método que escojas, una vez que tengas terminada tu lista, estarás en disposición de avanzar hacia la próxima fase del proceso: la fabricación de la caja.

La importancia de la lista. Por tratarse de algo muy importante, deseo aclarar que la elaboración de la lista no es meramente un paso previo al “verdadero trabajo”. La

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preparación de la lista es de por sí un trabajo verdadero, muy beneficioso, aun cuando no tengamos nunca la oportunidad de realizar el resto del trabajo de recapitulación. Con esto no quiero decir que con la simple confección de la lista alcanzarás los mismos o parecidos resultados que conseguirías si realizas todo el proceso; pero sí puedo decir que con su sola elaboración se obtienen muchos buenos resultados. La lista constituye en sí todo un ejercicio, y aunque su confección esté considerada como una forma bastante superficial de recapitulación, no deja de ser valiosa y útil. Piensa que cuando preparas la lista estás haciendo un primer inventario de toda tu vida. Más adelante, cuando trabajes los acontecimientos en el interior de la caja, le darás a tus vivencias un tratamiento más profundo y trascendente, lo cual hará que los resultados sean asimismo más profundos y trascendentes. Por el simple hecho de elaborar la lista, he visto cómo algunas personas han cambiado notablemente y han sacado profundas conclusiones sobre lo que hasta ese momento han estado haciendo en la vida. La lista se asemeja a un mapa; toda vez que nos da una amplia y total visión de nuestra vida. En lugar de ver los acontecimientos de forma secuencial de uno a uno, tal como hacemos en nuestro diario vivir, la lista nos da la posibilidad de visualizar todos los acontecimientos al mismo tiempo. Además, nos permite apreciar las repeticiones (o sea, las rutinas internas), las tendencias y otras manifestaciones por el estilo. Podemos incluso detectar zonas oscuras y seguir su rastro en el pasado para ver dónde y cuándo se originaron.

Ejercicios con la lista. Podemos aprovechar la calidad de mapa que posee la lista y realizar diversos ejercicios que, aunque no formen parte de las técnicas de recapitulación, sí servirán, sin embargo, para enriquecer nuestra experiencia con ella. Por ejemplo:



Copia la lista de etapas de tu vida en un gran pliego de cartón (si fuese necesario, incluso puedes utilizar más de un pliego). A continuación colorea el fondo de cada acontecimiento con un color diferente: amarillo para los acontecimientos energéticos, negro para los antienergéticos y gris para los que no son ni energéticos ni antienergéticos, es decir, para los neutros.



Una vez hecho esto, cuelga la lista en la pared. Retrocede algunos pasos y determina cuál es el color dominante. Mediante esta sencilla operación podrás apreciar cuál ha sido el color de tu vida, en cuáles épocas de tu trayectoria vital has vivido de la forma más energética, o cuáles son tus épocas más oscuras.



Observe los eventos oscuros. Constate si todos son muy diferentes entre sí o, por el contrario, la mayoría de ellos constituyen la repetición de la misma acción en circunstancias diferentes.



Observa las áreas oscuras y trata de retroceder hasta el origen de esos momentos de oscuridad. Ten presente que el origen puede remontarse a tiempos muy remotos.

Estos son sólo algunos ejemplos de cómo puedes utilizar tu lista a fin de descubrir los senderos por los que has estado caminando a lo largo de la vida.

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En lo que respecta a la “técnica de los diez pasos”, vas a utilizar la lista en dos ocasiones diferentes:

1. Al comienzo de todo el proceso; esto es, cuando elabores la lista por primera vez.

2. Justo en el momento en que vas a entrar en tu caja de recapitulación. La lista te servirá diariamente de guía para seleccionar los acontecimientos o partes de tu vida que vas a recapitular en esa sesión específica. Siguiendo la lista, serás capaz de determinar las partes de tu vida que ya has recapitulado y aquellas otras que están todavía pendientes.

Consejos y advertencias. •

Trabaja en tu lista a una hora y en un lugar donde no puedas ser molestado.



Procura trabajar con la máxima concentración y tomarte todo el tiempo que sea necesario. Estás viviendo el momento ritual de escudriñar dentro de ti mismo.



Lleva a cabo tu trabajo mediante sesiones de una hora como mínimo.



Trata de trabajar en la lista con la suficiente frecuencia y regularidad a fin de que no rompas el hilo conductor que liga las distintas sesiones de trabajo. Debido al riesgo existente de perder la conexión entre una sesión y la siguiente, se recomienda que esta tarea se lleve a cabo por medio de pocas sesiones intensas y duraderas, más bien que a través de muchas sesiones cortas realizadas a lo largo de un largo periodo.

Si por tus obligaciones no puedes seguir un régimen continuado de trabajo, entonces lo mejor que puedes hacer es trabajar en la lista por segmentos tratando de terminar cada uno de ellos antes de interrumpir la sesión. He aquí algunos ejemplos de segmentos: niñez, adolescencia, parejas, parientes, etcétera.

8 PASO 2: LA CAJA DE RECAPITULACIÓN. Por diversas razones, hay gente que inicialmente no acepta de buen grado la idea de recapitular en una caja. Entre las razones que he oído, estas son las más comunes:



La idea de meterme en una caja de madera me infunde miedo.

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Me resulta insoportable sentirme «atrapado» mucho tiempo en una caja de madera.



Padezco de claustrofobia.



Me pregunto si no es peligroso meterse en la caja.

Estas y otras dudas conducen a ciertas personas a hacer la gran pregunta: ¿es posible recapitular sin utilizar la caja? La contestación es, por supuesto, afirmativa: sí, es posible, aunque es mucho más fácil llevarla a cabo dentro de la caja. Y ello, por las siguientes razones:



La caja es un lugar de retiro donde encontrarás soledad, tranquilidad y oscuridad; condiciones que son ideales para recapitular. Podrías sustituir la caja por una gruta o cueva pequeña; pero lo más probable es que no existan grutas en el lugar donde vives.



La caja contribuye a crear una atmósfera especial. Es tan diferente al entorno ordinario, que por el mero hecho de entrar en ella tu cuerpo siente que algo inusual está sucediendo. Esto ayuda a despertar el otro lado.



Como elemento de un ritual, la caja ayuda a centrar tu atención en la tarea de recapitular.



Cada vez que practícanos la recapitulación en el interior de la caja, ésta se impregna con la energía de la atención especial que utilizamos durante la recapitulación (segunda atención). Como objeto de poder, una vez cargada con esta energía, la caja nos facilita el entrar en esa forma especial de atención cada vez que entramos en ella.



Cuando estamos en la caja de recapitulación, nuestro cuerpo energético se comprime un poco y esto le ayuda a recordar.



El sentido simbólico de la caja, que podría ser, por ejemplo, una representación de cómo estamos atrapados en nuestra historia personal, nos es de mucha utilidad para los rituales finales de la recapitulación; como cuando quemamos la caja para expresar nuestra decisión de dejar atrás la historia personal, es decir, de ser libres.

Todos estos elementos hacen que la recapitulación con la caja sea mucho más fácil que sin ella. Si después de finalizar la principal recapitulación de nuestra vida queremos recapitular de nuevo en más detalle o bien recapitular eventos nuevos, nuestro cuerpo estará ya lo bastante familiarizado con el proceso, y podríamos entonces hacerlo sin la caja. Sí nos atenemos a las estadísticas, los resultados de la gente que recapitula con la caja son bastante mejores que la que lo hace sin ella. En pocas palabras, si bien es posible realizar la tarea de recapitular nuestra vida sin la caja, mi recomendación es definitivamente que la utilices.

¿Qué hacer respecto a los temores?

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He experimentado por mí mismo muchos de los temores asociados a la recapitulación y he acompañado a muchos en el mismo trance. Con base en esa experiencia, puedo decir que tales temores no se relacionan en realidad con la vivencia real de trabajar con la caja. El sentimiento normal de miedo que puedes sentir al principio, casi siempre se desvanece una vez que has iniciado el trabajo. De hecho, llega un momento en que te encuentras relajado e incluso a gusto dentro de tu caja de recapitulación. En los múltiples talleres de recapitulación que he dirigido, no he visto que las personas experimenten claustrofobia en el interior de la caja, ni si quiera entre aquellas que se consideraban de antemano claustrofóbicas. No te sientes atrapado, porque la experiencia de revivir el pasado lleva tu percepción a espacios mucho más amplios que los limitados confines de la caja. Por último, hay que decir que no hay en absoluto peligro en recapitular dentro de una caja siempre y cuando se tome la precaución de construirla con la suficiente ventilación. Dicho lo anterior, no nos queda más remedio que admitir que la resistencia a recapitular dentro de la caja se debe básicamente a estos dos temores reales: •

El miedo al cambio que siente nuestro ego (y es precisamente el cambio una de las cosas a las que más se opone el ego).



El temor al trabajo físico. La creencia de que construir una caja de madera es una tarea muy difícil es sólo una excusa propiciada por nuestra pereza. Tal como veremos a continuación, construir una caja no es un trabajo difícil.

El proceso de construcción. La caja de recapitulación es una sencilla caja rectangular de madera. Una de las caras largas de la caja tiene que tener bisagras para que pueda utilizarse como puerta. Abres la puerta para entrar y la cierras una vez dentro. Las dimensiones de la caja dependen del tamaño de tu cuerpo en posición de sentado y con las piernas cruzadas. Para tener una idea preliminar de cómo es la caja, véase la figura 9. Fig.9. La caja de recapitulación. Las fases para construir la caja son estas: 1. Determinación de las medidas de la caja. 2. Obtener las tablas y otros materiales para hacer la caja. 3. Montaje de la caja por ti mismo.

Determinación de las medidas de la caja.

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La postura que adoptarás dentro de la caja es la de sentado con la espalda apoyada en la pared del fondo y mirando hacia la puerta o pared frontal. La idea básica es que el espacio interior de la caja no sea ni demasiado grande ni demasiado pequeño. La distancia entre tus rodillas y las paredes laterales debe ser de 8 centímetros aproximadamente; esta misma distancia tendrá que haber entre tu cabeza y la pared superior de la caja. La separación entre las rodillas y pies y la pared frontal (o sea, la puerta) será de unos 13 centímetros. Para construir una caja con estas características, tienes que medirte primero, con la ayuda de alguien más, en posición de sentados en el suelo con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en una pared. Una vez en la posición indicada, la persona que te esté ayudando tomará las siguientes medidas:

A. Distancia que hay desde la pared hasta la parte frontal de tus rodillas; a esta medida se le añadirán 13 centímetros.

B. Distancia que media entre tus rodillas; a esta medida se le añadirán 16 centímetros (8 centímetros por cada lado).

C. Distancia existente entre el suelo y la parte superior de tu cabeza; medida a la que se le añadirán 8 centímetros. Una vez que conozcas las medidas anteriores, podrás determinar el tamaño de los tablones que vas a necesitar:



Para el suelo y el techo de la caja, necesitarás dos tablones de A x B.



Para las paredes laterales de la caja, necesitarás dos tablones de A x C.



Para la pared frontal (o sea la puerta), necesitarás un tablón de B x C (menos 2 centímetros).



Para la pared del fondo o trasera, necesitarás un tablón de B x C.

La pared frontal es un poco más corta que la trasera, con objeto de crear una buena entrada de aire.

Acopio de materiales. Con las medidas adecuadas a mano, puedes comprar una tabla de gran tamaño y hacer por ti mismo los cortes necesarios, o bien comprar las tablas ya cortadas a las medidas deseadas. Es recomendable utilizar madera reciclada por razones ecológicas. No sustituyas la madera por el plástico o el metal, ya que la configuración energética de estos materiales no es tan «amistosa» (energéticamente hablando) para los seres humanos como lo es la madera. El cartón no es apropiado por su poca durabilidad.

Lista de materiales. 79



Seis tablas de las medidas adecuadas y de un grosor entre 3/4 y 1 pulgada.



Clavos para madera de 1 1/2 pulgadas.



Dos bisagras metálicas con sus correspondientes tornillos para madera.



Un pestillo pequeño (para cerrar la puerta por dentro y evitar que se abra accidentalmente).



200 gramos de pegamento para madera.

Herramientas. •

Martillo.



Atornillador.



Guantes.

Construcción de la caja. Es fundamental que construyas la caja por ti mismo. Sé que resultaría mucho más cómodo pagarle a un carpintero para que la construya; pero, en este caso, en lo que concierne a la energía, la caja no funcionará del mismo modo. Creo que no vale la pena que describa aquí las operaciones que hay hacer para construir la caja; se trata de una estructura tan simple que estoy seguro que podrás hacerla con tus propias manos sin grandes dificultades. Si no estás muy ducho en carpintería, mejor aún; ya que entonces el esfuerzo extra que tendrás que hacer para construirla formará parte de tu ofrenda energética, lo cual al final revertirá en mejores resultados. En realidad, el proceso de elaboración de la caja de recapitulación es muy importante puesto que determina el poder que dicha caja tendrá. La principal condición es que le des a la fabricación de la caja un carácter ritual. Es fundamental estar profundamente concentrados durante este trabajo, y para ello, evitarás los pensamientos que no se relacionen con la construcción de la caja y la recapitulación misma. Es importante que establezcas una conexión interna entre el pasado en el que estás atrapado y la caja que estás fabricando. A la par que elaboras la caja, reflexiona acerca de tu pasado, sobre las razones que te han llevado a realizar la recapitulación, y sobre los aspectos de tu vida que necesitas cambiar. Piensa, asimismo, acerca de la finalidad de tu recapitulación. Establece un compromiso contigo mismo para llevar a cabo todo el proceso; desde el principió hasta el fin. Recapacita sobre la libertad que estás buscando. Cuando construyas la caja, no hagas nada más; no hables, ni tampoco escuches la radio ni veas la tele-visión. Sólo debes mantener una conexión silenciosa con la caja y con todo lo que ella representa. Es tu ritual inicial;

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un ritual que únicamente sucede una vez y que, por consiguiente, hay que realizarlo con completa conciencia de lo que se está haciendo. Debes escoger un lugar adecuado para construir la caja. Lo normal es que se haga en el mismo lugar en que vas a recapitular. Una casa o una cabaña rodeada de árboles reúne las condiciones ideales para esta tarea, aunque también serviría cualquier otro sitio que tuviese la suficiente tranquilidad. No escribas nada en la caja ni hagas en ella dibujo alguno; solo tienes que elaborar una simple caja rectangular de madera.

Cómo utilizar la caja. Una vez que tengas la caja, ya puedes empezar tu recapitulación. El sitio en que coloques la caja debe ser tranquilo y oscuro de forma que ningún foco de luz procedente del exterior pueda distraerte. Es importante también que lo dispongas todo para que nada pueda interrumpir tu trabajo o molestarte de alguna manera mientras estás dedicado a la recapitulación. Supongamos que ya has estudiado tu lista y que conoces los eventos que vas a recapitular. Supongamos también que ya has realizado los ejercicios de preparación, que más adelante se explicarán, y que estás listo para entrar en la caja. Entras, te sientas, y cierras la puerta. Puedes memorizar lo que vas a recapitular; si no es así, puedes entonces llevar contigo un pequeño libro de notas en el que habrás escrito previamente los eventos que vas a recapitular en esa sesión. Una pequeña linterna te será muy útil para leer las notas en la oscuridad. Procura no encender la linterna por cualquier otra razón; ya que, si así lo haces, destruirás la concentración; elemento muy necesario en tu trabajo de recapitulación. Una vez dentro de la caja, sabiendo el evento que vas a recapitular, y una vez realizados los ejercicios respiratorios preliminares, comenzarás la recapitulación propiamente dicha hasta que finalices la sesión de ese día. Cuanto más trabajes dentro de la caja, más se cargará ésta de la atención especial de tu recapitulación. Sentirás que estás entrando en un espacio no normal donde todo está relacionado con el no-hacer de la memoria: la recapitulación. Debido a esta carga energética, es importante evitar que entren en la caja seres sensibles, especialmente niños o animales domésticos. Una vez que la caja se impregne de la energía de tus experiencias pasadas, si entra en ella un niño o un animal (un perro, por ejemplo) corre el riesgo de absorber parte de esa energía que a veces es muy activa; esto podría dar lugar a que el niño o el animal se pusiese enfermo o tuviera una racha de «mala suerte». Tu caja de recapitulación es para ti solamente y nadie más debe entrar en ella.

Consejos y advertencias. •

Mientras estás en el interior de la caja puedes usar un cojín delgado para sentarte sobre él. Si el tiempo es frío, puedes ponerte un buen suéter o una chaqueta no demasiado gruesa.



No utilices chaquetas o cojines demasiado gruesos ni tampoco almohadas. Aparte de que estos elementos reducirían el espacio

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interior de la caja, podrían hacer que la permanencia en ella resultase demasiado cómoda, lo cual no es en absoluto recomendable. Si una caja es confortable en demasía, no es apropiada para el buen desarrollo del proceso, ya que te puede producir soñolencia.



Evita la tentación de hacer la caja un poco más amplia para disfrutar de una mayor comodidad. Si bien hay gente que le gustaría tener una cajahabitación, lo cierto es que sin tener la sensación de estar metidos en un espacio reducido, el trabajo de recapitulación es mucho más difícil.



Procura que la gente, en general, no le preste una excesiva atención a tu caja y a tu trabajo de recapitulación. En lugar de intentar explicarle cómo funciona la caja de recapitulación, limítate a decir que es la caja que utilizas para tu meditación. A la mayoría de la gente le es más fácil digerir una explicación de este estilo, que si les dijeses, por ejemplo, que es algo relacionado con las «tecnologías chamánicas de sanación». De lo que se trata es evitar que seas afectado por la curiosidad de la gente hacia tu trabajo.

9 PASOS 3 A 8: DENTRO DE LA CAJA. En este capítulo estudiaremos la parte esencial de todo el proceso de recapitulación, dado que en él se tocará la cuestión más fundamental de la técnica de recapitulación: la forma de desarrollar y llevar a cabo el proceso de revivir los eventos para alcanzar la sanación. En primer lugar debo aclarar que los pasos que voy a explicarte tienes que aplicarlos a todos y cada uno de los eventos de tu lista o a series de ellos relacionados entre sí. Esto significa que si bien la lista y la caja sólo se hacen una sola vez, los mencionados pasos se realizarán muchas veces en el interior de la caja. Para evitar confusión, es muy importante que distingamos entre lo que es un evento y una serie de eventos relacionados entre sí. Esta distinción viene obligada por el hecho de que no es fácil determinar con exactitud cuándo comienza un evento y cuándo termina. También puede darse el caso de que un determinado evento se considere que forma parte de un evento más amplio. Todo lo anterior es posible porque en la vida estamos más expuestos a eventos encadenados que a eventos aislados. Por lo tanto, es natural que no sea siempre fácil determinar con claridad los límites de un evento. Por todo lo anterior, debes abordar esta cuestión con un criterio flexible y confiar en tus sentimientos cuando te encuentres en la disyuntiva de si vas a recapitular un solo evento o una serie de eventos encadenados. Si esto te resulta al principio un poco confuso, no te preocupes; con la práctica te será más sencillo comprenderlo. De hecho, esta observación es de aplicación a todo el proceso en general. A medida que vayas avanzando en tu trabajo, se te irán disipando las dudas y llegarás a comprender mejor las cosas. De momento es bueno que sepas que puedes ser flexible y que puedes organizar y escoger los eventos de la forma que sea más conveniente para tu trabajo.

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A continuación, y para que comprendas mejor el proceso que se da dentro de la caja, te daré una semblanza de lo que tienes que hacer. Una vez que hayas seleccionado el evento a recapitular, entras en la caja y comienzas a practicar una forma especial de respiración que vamos a denominar sencillamente respiración número 1. Esto, además de ayudarte a alcanzar la debida concentración, te permitirá centrarte en el acto de la recapitulación. En el próximo paso contemplarás el evento como si estuvieras viendo una película. Al poco rato, te encontrarás dentro de la película reviviendo el evento y experimentando los sentimientos que tuviste durante el mismo. Y, por último, te colocarás fuera del evento, contemplándolo de nuevo, pero esta vez aplicarás una técnica especial de respiración con objeto de recuperar tu energía o desprenderte de aquello que necesitas eliminar de tu yo o de tu vida. Hasta este punto, la película (es decir, el evento) ha tenido tres pasos: en el primero fuiste un espectador que veía el evento desde fuera. En el segundo estuviste dentro del evento, esto es, reviviéndolo. Y en el tercero estuviste de nuevo viendo el evento desde fuera, pero esta vez sanándolo por medio de tu respiración especial. En el próximo paso tomarás unas decisiones que son los cambios conscientes que vas a hacer como expresión y refuerzo de la sanación que hiciste con tu respiración. Y, finalmente, tendrás ensueños en los que te verás realizando acciones en tu vida real que corresponden a tu sanación y a la toma de decisiones. Una vez que hagas esto, habrás terminado la recapitulación de ese evento, o serie de eventos, y estarás preparado para pasar al siguiente. Antes de comenzar de nuevo, procederás a respirar con normalidad y a limpiar tu mente. La acción de ver el próximo evento puede estar o no acompañada de la respiración especial, todo depende de que tengas o no necesidad de ella. Continuarás con los próximos pasos haciendo lo mismo que hiciste antes. Esta es la semblanza del proceso. Examinemos ahora los pasos uno a uno utilizando ejemplos específicos. Con el fin de hacer el proceso menos confuso, voy a dejar para más tarde (capítulo 11) la explicación de cómo y en qué casos hay que efectuar cada una de las técnicas especiales de respiración. Por ahora es suficiente con que conozcas que existen dos técnicas principales de respiración para utilizarlas, si se necesitaran, en el momento de la restauración energética. La técnica respiratoria 1 se utiliza para recobrar la energía y para comenzar el proceso en la caja; mientras que la técnica respiratoria 2 nos sirve para desprendernos de la energía extraña y terminar con las rutinas energéticas. En el capítulo 11 analizaremos en detalle estas y otras técnicas respiratorias.

Paso 3: Comienzo del ejercicio respiratorio. En este paso entras en la caja y adoptas la postura propia de la recapitulación: la espalda apoyada en la pared del fondo de la caja, la espina dorsal recta, y las piernas cruzadas. Habrá gente que por su obesidad no pueda adoptar esta postura, por lo que tendrá que utilizar la postura alternativa de abrazarse las piernas. Bien, cierra ahora tus ojos y empieza a practicar una y otra vez la técnica respiratoria 1 hasta que sientas que tu cuerpo está preparado para comenzar la recapitulación. Por regla general, esto normalmente se lleva a cabo entre cinco y diez minutos, dependiendo de cómo te sientas en ese preciso instante y de la práctica que tengas. A medida que vayas adquiriendo práctica, más pronto estarás preparado para la recapitulación.

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Paso 4: Visualización del evento. Ahora vas a ver el evento cómo si estuvieras en un cine. En la pantalla de tu mente estás viendo una película cuyo guión es lo que sucedió durante el evento que has seleccionado para recapitular. El actor principal de esta película eres tú. Tú mismo te estás contemplando en la película. Tienes ante ti a tu pasado. Mientras estás observando, intenta utilizar la memoria de diversas formas. Presta atención a los detalles; o sea, a los entornos, a los detalles, etcétera. Lo principal es dirigir la atención hacia los sentimientos que dejan traslucir los actores. Fíjate en sus miradas y trata de sentir sus pensamientos ocultos. ¿Qué es lo que están haciendo? ¿Qué es lo que está pasando en el interior de estos actores? Fíjate también en tus propios sentimientos. Volviendo al ejemplo de María, imaginemos que está ahora recapitulando su vida con objeto de curarse de su trauma. Se encuentra dentro de la caja, ha comenzado el ejercicio respiratorio, y está recapitulando ese nefasto día en que su padre llega a casa iracundo y desesperado y la rechaza violentamente. Ella está viendo a una pequeña María que corre gozosa al encuentro de su padre. Está viendo al hombre que empuja violentamente a la niña para apartarla de sí. Pero ahora no ve solamente los ojos bañados en lágrimas de la hijita, está viendo también cómo el dolor y la desesperación aparecen en la cara del padre. Al mirar esta vez el evento desde el exterior. María tiene una perspectiva más amplia del mismo y saca provecho de ella. Esto es el resultado al que quiero llegar cuando te digo que utilices tu memoria de diferentes modos. Procura verlo todo. Este paso puede requerir desde unos pocos minutos hasta veinte e incluso treinta minutos, depende de si estás trabajando con un solo evento o con una serie de ellos. La extensión y la complejidad del propio evento también influyen en la duración de su recapitulación. En la práctica, lo normal es que la realización de este paso no requiera más de diez minutos. Una vez que hayas visto toda la película (esto es, cuando el evento llegue a su final), estás preparado para abordar el siguiente paso considerado como el paso esencial de la recapitulación.

Paso 5: Reviviendo el evento. A continuación, la película se va a proyectar de nuevo, pero en esta ocasión vas a estar dentro del evento. No vas a verte a ti mismo, sino que vas a ver solamente a las personas que en ese momento estaban contigo. Estás viviendo el presente y haciendo lo mismo que estuviste haciendo en el verdadero evento; o sea, que estás hablando las mismas palabras, teniendo los mismos pensamientos, y experimentando los mismos sentimientos que cuando el evento en cuestión tuvo lugar en el pasado. Está aquí y ahora. Para que la cosa no quede tan solo en recordarlo, debes también representar el evento; para ello, y dentro de las limitaciones de espacio de tu caja, muévete un poco, lo justo para que sientas con más intensidad lo que estás viviendo. Di las palabras que dijiste en ese momento. Di incluso las palabras que no llegaste a pronunciar en el verdadero evento, pero que estuvieron presentes en tu ánimo y en tus pensamientos. No analices lo que está sucediendo. Estás viviendo y sintiendo; y no hay ni tiempo ni espacio para otra cosa que no sea lo que estás viviendo y sintiendo.

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El objetivo principal ahora es pasar de una dimensión de recordar a una dimensión de revivir. Dependiendo del grado de naturalidad con que este proceso se produce, podrías verte en la necesidad de realizar algunas prácticas de intensificación con objeto de poner en marcha el proceso corporal de revivir. Veamos a continuación qué buscamos en este paso y qué es lo que podría impedirnos su consecución. Lo que intentamos es revivir una experiencia pasada; intento éste que va en contra de nuestra normal percepción del tiempo, toda vez que ésta estima que el pasado se ha ido para siempre y es irrecuperable. Por ello, revivir el pasado es algo que nuestra mente racional no puede aceptar. Pero, por muy descabellado que esto parezca, la cuestión es que no nos queda más remedio que revivir ese pasado. Sé consciente de que se trata aquí de uno de los momentos más decisivos de todo el proceso de recapitulación. Revivir eventos pasados no es tarea fácil; sin embargo, es crucial que la aprendas desde el principio. Si no lo haces, tropezarás una y otra vez con el mismo obstáculo. Tienes ante ti un gran reto, puesto que esta parte del proceso de recapitulación implica entrar en un estado de realidad no ordinaria, lo cual significa, entre otras cosas, dejar atrás el control de la mente racional y rendirse a la experiencia. El gran problema está en que es difícil intentar hacer algo cuando al mismo tiempo tu mente te está diciendo que eso no es posible. En otras palabras: tienes necesidad de revivir tu pasado, pero te sientes estúpido tratando de hacer algo que piensas que es imposible. Y en esto está la cuestión, Con objeto de dar el salto hasta el otro lado, donde lo imposible es posible, deberás vencer primero a esa percepción ordinaria que te está impidiendo que des dicho salto. Pero ¿cómo se hace esto? A este fin, existen ciertas técnicas que te describiré a continuación; no obstante, debes tener presente que ninguna técnica, por muy efectiva que ésta sea, tendrá éxito, si en tu fuero interno hay una voz que te está diciendo “no”. Una de las formas más comunes en que un “no” puede bloquear tu avance dentro del proceso, es el “miedo al ridículo”. Digámoslo claramente: una de las primeras cosas de las que tienes que desprenderte al iniciar el proceso es precisamente el miedo al ridículo. Todo lo relacionado con la recapitulación es tremendamente serio y trascendente, por lo que sería una pena que fallaras a causa de un miedo tan trivial. Piensa en ello cuando te llegue el momento de poner en práctica las técnicas de intensificación que te describo a continuación; técnicas que te servirán para dar el salto al otro lado (esto es, para pasar de la dimensión de recordar a la dimensión de vivir). Bien, asumiendo ahora que posees la adecuada actitud interior (esto es, un firme y nítido “sí” en tu corazón), he aquí algunas acciones que puedes realizar para allanar el camino hacia la experiencia de revivir: Hablar. Pronuncia realmente las palabras en vez de limitarte a pensarlas. Puedes comenzar susurrándolas e ir gradualmente subiendo el volumen de tu voz hasta que termines gritándolas. En tu charla, di las palabras que dijiste en el verdadero evento, así como aquellas otras que no salieron de tu boca y quedaron ocultas en tu mente. Sacar a relucir estas últimas palabras en voz alta es un método excelente para desencadenar los sentimientos. Expresa tus sentimientos en voz alta. El habla es una acción que la mayoría de las veces está conectada a la mente racional por lo que no deja de ser interesante que cuando se le relaciona con el sentimiento puro, actúe como catalizador y desencadene la expresión externa de lo que estaba escondido en el lado izquierdo. Decir los nombres. Puedes repetir continuamente los nombres de las personas que intervienen en tu recapitulación. Comienza susurrando un

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nombre y ve levantando paulatinamente el tono de voz hasta que lo pronuncies en un puro grito. Por la simple repetición del nombre puedes crear una fuerte conexión energética y emocional con la persona y con los eventos relacionados con ella. Mover el cuerpo. Tiembla, sacude el cuerpo, realiza movimientos repentinos y cortos, abrázate a tu cuerpo, cae en posición fetal, y mécete de un lado para otro. Respirar intensamente. Un ritmo respiratorio corto y rápido te puede ayudar a conectar con tus sentimientos. No obstante, debes tener la precaución de no prolongar este tipo de respiración demasiado tiempo, ya que podrías marearte o incluso resentir del estómago. Por regla general unos pocos minutos serán suficientes. Exagerar. Una de las técnicas más sencillas para entrar en conexión con los sentimientos y el revivir es exagerar lo que estabas haciendo, sintiendo o diciendo. Si quieres conectar con un sentimiento de temor y crees que no vas a conseguirlo, finge entonces que estás actuando pero de forma exagerada, lo cual quiere decir que vas a comportarte o a expresarte con una vehemencia aún mayor que en el evento original. Esta sobreactuación no tiene nada que ver con la concesión a los eventos de una importancia mayor de la que realmente tenían; se trata simplemente de una manera de manejar tu energía de forma que puedas romper las barreras que te impedían conectarte con tu memoria corporal del evento. Llorar, gritar, cantar, reír, gruñir, gemir y quejarse. Haz cualquier cosa que te ayude a cambiar la acción de pensar por la de sentir. Este es el momento de dejar a un lado la siempre presente mente controladora. Usaréis las anteriores técnicas de intensificación siempre que tengas necesidad de ellas. Son herramientas a tu servicio. Según te convenga, puedes utilizar todas o sólo algunas de ellas. Es muy probable que al principio de la recapitulación te sean más necesarias. Con la práctica, y a medida que tu resistencia a revivir los eventos se vaya debilitando, el revivir se producirá de una forma más natural. La resistencia a revivir eventos puede compararse con un dique: una vez que se abre en él una grieta o una fisura, el agua que contiene empieza a fluir de manera continua. El miedo al cambio y la reticencia a experimentar de nuevo el dolor que en su día produjo el evento, figuran entre las causas más comunes de resistencia. Con frecuencia oímos decir a la gente que “no quiere pasar de nuevo por ese mal trago, porque no sabe si podría a resistirlo”. Esto es muy comprensible cuando se trata de un evento especialmente doloroso. También a veces escuchamos observaciones como esta: “He conseguido apartar el dolor de mi ánimo, ¿por qué tengo entonces que volver a vivir esa penosa página de mi existencia?” Si sientes tanto temor por el simple hecho de pensar sobre el evento, podemos deducir que el dolor realmente no se ha ido, que sigue todavía contigo. Si no lo enfrentas ahora de una vez por todas, ese dolor te estará persiguiendo el resto de tu vida. Cuanto más trates de escapar de él, con más ahínco te perseguirá. Por esto es tan necesario recapitular los eventos que nos han producido daño, aun a costa de pasar algo de dolor. Volvemos al pasado no por el gusto de sufrir, sino para curarnos a nosotros mismos de ese dolor. La recapitulación es un reto continuo. En cuanto superamos con éxito el reto de revivir el pasado, nos enfrentamos con un nuevo reto: desligarnos del dolor y tener la capacidad y el coraje de desmarcarnos del evento para comenzar la sanación.

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Paso 6: Restauración energética. Con objeto de comenzar la sanación, en este paso vas a ver el evento por tercera vez. Al igual que hiciste en el paso 4, verás el evento desde fuera. Se proyectará de nuevo la película ante tus ojos y en esta ocasión serás un espectador desapegado, aunque tu papel no tendrá nada de pasivo. Ahora serás el sanador: un frío y atento sanador. No hay en tu ánimo el menor vestigio de pena ni tampoco de autocompasión: sólo hay voluntad y el poder de sanar. A fin de sanar el evento, recurrirás una vez más a las técnicas especiales de respiración. Si estás viendo un evento en el que perdiste energía, vas a recobrarla mediante la utilización de la técnica respiratoria 1. Si te ves en un evento en el que fuiste impregnado con la energía de otras personas o si quieres romper una promesa a la que has estado enganchado desde que tuvo lugar el evento, utiliza la técnica respiratoria 2 para deshacerte de lo que no debe permanecer en ti. Si estás viendo, por último, un evento en el que perdiste energía y diste una orden energética negativa, utiliza la técnica respiratoria 1 para recuperar la energía y luego la 2 para revocar la promesa. La respiración es un acto mágico porque nos mantiene vivos. Por ello, en este paso te vas a valer del mágico poder de la respiración para reparar tu cuerpo energético. Al mismo tiempo que usas las respiraciones adecuadas, deberías usar también tu intención de recobrar tu energía o de soltar todo aquello de lo que debes desprenderte. Esto implica que no debes dudar acerca de lo que estás haciendo. Simplemente lo haces. El poder para utilizar tu voluntad con miras a sanar tu cuerpo energético proviene de una región de tu otro yo que se denomina el lugar de la nocompasión. Se trata de un espacio frío y silencioso donde no hay pensamientos, dudas o autocompasión. Para efectuar la sanación, debes volver a la experiencia que necesita ser sanada. Cuando llegue el momento oportuno y por muy intensa que sea tu reviviscencia, debes estar preparado para desprenderte del evento y comenzar la sanación. No dejes el evento hasta que no llegues a la esencia de los sentimientos que experimentaste en esa determinada ocasión; permanece unos pocos minutos, y cuando hayas tocado fondo, sal de allí. Salta fuera del evento y comienza la sanación. Estar preparado significa conocer de antemano que a veces no es en absoluto fácil saltar fuera del evento. Aunque resulte paradójico, es muy corriente que cuanto más dolorosos sean los eventos más cueste salir de ellos; esto se debe a que a veces toda la estructura de nuestro ego ha sido construida sobre la base de esas experiencias críticas. Mucha gente se ve a sí misma de esta manera: “Yo soy aquel que ha sufrido este dolor, yo soy el hombre (o la mujer) que carga con esta herida.” Es como si esas marcas sustentaran nuestra identidad. El miedo oculto de nuestro ego podría ser expresado de esta forma: “Si me quitas esta herida que ha dado sentido a mi vida, ¿qué va a ser de mí entonces?” La resistencia al cambio está más extendida de lo que nos imaginamos y tiene su razón de ser en el miedo de perder el sentido que nos da nuestro pasado. Puede que no sea un pasado muy agradable, pero al fin y al cabo es el que alimenta y sostiene a nuestro ego. Debido a esto, el ego está fuertemente vinculado a él, por lo que debemos estar dispuestos a romper este apego inconsciente a nuestro pasado para poder así ser libres y descubrir que hay mucho más dentro de nosotros que las limitadas posibilidades del ego y su historia personal. En nuestros talleres de recapitulación he podido comprobar que hay gente reacia a liberarse de las ataduras que la unen a eventos dolorosos. He visto a personas que primero se resistían a iniciar la experiencia de revivir

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eventos de un intenso dolor emocional; y que luego, cuando ya habían entrado en la etapa de revivir, no querían salir de ella. Volvían al dolor y comenzaban a llorar sin contención alguna: un puro y completo pesar que se vierte hacia fuera como el flujo de un río cuando el dique finalmente se rompe. Ese fluir irrefrenable del dolor hasta ahora contenido, es el primer paso para sanar el alma y para desembarazarnos de la pesada carga que ha estado sobre nosotros durante tan largo tiempo. Sin embargo, no se logrará una sanación completa si no estamos dispuestos a desprendernos de esa pena. Cuanto más nos aferremos a la pena, más daño nos hará. Recuerdo a una mujer que durante el paso de el revivir se aferraba a su pena y se resistía a dejarla ir. Lloraba sin parar. —¡Vamos! —le decía—, ¡este es el momento de llevar a cabo la sanación. Es el momento para dar el próximo paso! —¡No puedo, no puedo! —me contestó—. ¡Es demasiado doloroso! —¡Claro que puedes! ¡No te dejes vencer por la pena! ¡Salta fuera del evento y empieza la sanación! —¡No puedo, no puedo! insistía ella. No era verdad que no pudiese, lo que le pasaba era que no estaba preparada para desprenderse de una herida que había sido su compañera durante tanto tiempo. Obviamente, no todos los eventos son tan dolorosos y difíciles de trabajar durante el proceso de recapitulación. He dado este ejemplo porque es representativo de aquellos eventos que más necesitamos recapitular y también, de aquellos que son más complicados de manejar. En el caso de un evento relacionado con felicidad, el procedimiento para la restauración de la energía es exactamente el mismo. En efecto, tienes que revivir el evento; y una vez que hallas llegado a su esencia, tienes que saltar fuera de él por muy agradable que sea la experiencia. A continuación verás el evento desde fuera y utilizarás la técnica apropiada de sanación. Si por ejemplo lo que estás viendo es la risa de tus años de niño, deberás utilizar la técnica respiratoria 1 para traerla de regreso.

Paso 7: Toma de decisiones. Una vez terminada la sanación del evento mediante la utilización de las correspondientes técnicas de respiración, es el momento de que cambies tu atención para enfocarla sobre la toma de decisiones. Es importante apuntar que aunque la toma de decisiones comience en la mente racional debe llegar al cuerpo energético. Esto significa que tu toma de decisiones va a tener lugar a dos niveles. Uno de estos niveles está constituido por tu mente. A este nivel, piensas e incluso declaras en voz alta, las decisiones que has tomado, las cuales expresan el cambio o los cambios que vas a introducir en tu vida y en tu ser. El otro nivel está compuesto por la orden energética que reemplazará a la orden energética anterior que era la que controlaba tu vida hasta que empezaste a recapitular. Veamos un ejemplo; y, para ello, volvamos con María y su recapitulación. Ella vio el evento o trance doloroso que tuvo con su padre, lo revivió, y lo volvió a ver de nuevo pero esta vez utilizando las apropiadas técnicas respiratorias para restaurar su cuerpo energético. Bueno, ¿y ahora qué? Llegó la etapa de la toma de decisiones. ¿Recuerdas lo mucho que estuvo sufriendo María debido a su incapacidad para expresar sus sentimientos? Pues bien, ella ahora ha recapitulado el evento relativo a la orden energética o a la promesa que hizo de no mostrar sus sentimientos a los demás. La decisión de María podría expresarse más o menos así:

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“¡A partir de este momento, dejaré de ocultar mis sentimientos pase lo que pase! ¡Expresaré lo que siento siempre que tenga necesidad de ello! ¡El miedo no me hará desistir de mi propósito!” No es fácil transmitir con palabras la intensidad y la fuerza de una decisión como ésta. Para hacerlo, tendrías que ser María y haber estado toda una vida sufriendo por tu incapacidad de comunicarte con los demás, especialmente con aquellas personas a las que amaste. Imagina pues a María, después de treinta años de soledad emocional, gritando su decisión desde el fondo de su corazón a modo de una declaración de libertad. De forma similar, la toma de decisiones es algo que vas a gritar desde el interior de tu caja. Pero gritar tu decisión a plena conciencia es sólo la parte externa de la proeza; debes sentirla con todo tu ser, con todo tu cuerpo. No debe quedar ningún resquicio para la duda. La intensidad de tu sentimiento y la total convicción son los factores que hacen que tu decisión no sea sólo una decisión, sino también una orden energética.

Paso 8: Soñando los no-haceres. Este es tu último paso dentro de la caja, ya que los dos siguientes tendrán lugar fuera de ella. Los no-haceres de la recapitulación, o acciones liberadas, son esas acciones que, debido a eventos traumáticos que dañaron el cuerpo energético, estaban fuera del alcance de una persona hasta antes de iniciar su proceso de recapitulación. En este paso, siguiente al de la toma de decisiones, dentro de tu caja, te soñarás a ti mismo llevando a cabo acciones que te eran imposibles realizar en el pasado. Estas acciones no son compatibles con tu historia personal, pero sí lo son con lo que has hecho en tu recapitulación; y es por esto por lo que las denominamos no-haceres. También podemos decir que estas acciones liberadas son manifestaciones específicas de tu toma de decisiones. En el caso de María, las acciones liberadas que ella podría soñar estarían probablemente relacionadas con las situaciones en las que hubiese tenido problemas a causa de la puesta en práctica de su promesa. Por consiguiente, podría soñar viéndose a sí misma diciéndole a los miembros de su familia los sentimientos que siempre había tenido hacia ellos; por ejemplo: decirle a su madre lo mucho que la quería y cuánto echaba de menos de niña el ser acariciada y abrazada por ella. Podría soñar diciéndole a otros lo importante que era su madre en su vida y lo difícil que era para una niña de cinco años soportar su desapego. Podría soñarse diciéndole a su madre que le había costado treinta años comprender que ella (su madre) nunca pretendió hacerle daño con su actitud. Podría soñarse diciéndole a su antiguo novio lo mucho que lo quería y explicándole por qué no se lo había dicho nunca. Podría soñar con las personas a las que quiere en la actualidad y verse diciéndoles lo que siente por ellas. Podría imaginarse que telefoneaba a las que viven más lejos para decirles lo importante que son en su vida. Podría soñarse desafiando a una de las profesoras de la escuela en la que da clases, una mujer que pasa parte de su tiempo difundiendo chismes y rumores contra María solo por divertirse. En la etapa de soñar los nohaceres María podría verse diciéndole a la “vieja venenosa” lo harta que estaba de soportar en silencio todo los chismes que se había inventado en su contra; advirtiéndole, además, de que corría el serio peligro de perder algún diente si no cesaba en su chismorreo.

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Los anteriores son algunos ejemplos posibles de lo que alguien, en la situación de María, podría soñar en este paso. Como puedes ver, al soñar las acciones liberadas, te concedes a ti mismo la libertad de soñar cualquier cosa sin preocuparte de si es o no apropiada, de si es o no posible, o de si es no conveniente. Ya habrá tiempo más tarde para estas consideraciones. En este paso, tienes que dejar que tu mente y sentimientos vuelen libres hacia esas cosas que siempre has querido hacer. Mediante la ensoñación de las acciones liberadas se logran dos objetivos principales: el primero de ellos es explorar las diferentes posibilidades y sentimientos que pudiésemos tener en nuestro interior mientras soñamos que nosotros mismos emprendemos tal acción. Al darnos cuenta de lo que sentimos, podemos descubrir con más facilidad lo que nuestro ser realmente necesita. El segundo, y el más importante, es que soñamos de esta forma para abrir una puerta energética a una nueva época de nuestra vida. Por un lado, con la ensoñación establecemos las condiciones internas para las acciones liberadas que vamos a realizar en nuestra vida real. Y, por otro lado, la ensoñación constituye un decisivo primer paso hacia la incorporación de los no-haceres a nuestra vida cotidiana. Veamos ahora algunas cuestiones que probablemente te estarán rondando por la cabeza. Lo primero que te estarás preguntando es ¿qué quiero decir con soñar los no-haceres?; luego pensarás que seguramente lo que quiero decir será algo parecido a “imaginar”; y, por último, quizás querrás saber cómo se puede soñar a voluntad. Bien, en vez de “soñar”, yo podría haber dicho “imaginar” los no-haceres; pero, si lo digo, estaría hablando con menos propiedad, ya que lo que debemos hacer está más cerca de los sueños que de los pensamientos. ¿En qué se diferencia principalmente el sueño de la imaginación? En realidad, no existe tanta diferencia entre ambas acciones como no sea por la circunstancia de que cuando podemos sentir los eventos tal como lo hacemos en la realidad ordinaria. En efecto, dentro del sueño todo lo que sucede es real. Es por esto, por lo que en este paso tienes que soñar los actos liberados; pero, para lograr este elemento de realidad tienes que soñar a propósito. Lo que te hace soñar y no imaginar es el hecho de que sientes lo que estás soñando. La cuestión está en que tu propósito va a proceder de tu corazón y no de tu mente; lo cual significa que no vas a controlar tu sueño desde tu mente racional. Es tu sentimiento el que establece la dirección y tu cuerpo hará el resto. O dicho de manera simple: haz como si estuvieras imaginando, pero siente como si estuvieras soñando; y no dejes que tu mente racional se apodere del control del sueño. Una vez más, como en otras etapas de la recapitulación, esto es más fácil hacerlo que comprenderlo. Una última y muy importante tarea relacionada con tu trabajo en la caja: en la primera oportunidad, anota tanto las decisiones que has tomado como los no-haceres que has soñado. Esta información te va a ser esencial en los últimos pasos.

10 PASOS 9 Y 10: VIVIR A PROPÓSITO. Paso 9: Llevando a cabo los no-haceres de la recapitulación. 90

Llegando a este paso, has terminado tu trabajo dentro de la caja. En sentido estricto, puedes decir que has concluido tu recapitulación. No obstante, la técnica AVP para la práctica de la recapitulación no se ha completado todavía; quedan dos pasos que aún tienes que llevar a cabo. Por el momento, tu cuerpo energético está más fuerte y aliviado. Los agujeros energéticos han sido sanados mediante la recapitulación. Sin embargo, no es el momento de confiarse ni bajar la guardia. Ese alivio, esa confianza y esa energía extra que sientes es sólo un parche que podría desprenderse con el paso del tiempo, a menos que hagas lo necesario para consolidarlo. ¿Qué otra cosa podías esperar habiendo estado estos agujeros abiertos durante tanto tiempo? Es posible que hubieras podido sanar por ti mismo esas heridas energéticas si no hubieras comenzado, inmediatamente después del trauma energético, las correspondientes rutinas de pérdida de energía también llamados haceres. Pero ese no fue el caso. En vez de permitir la natural auto-sanación, trataste de ocultar tus heridas tras la pantalla que forman las rutinas de pérdida de energía. Con esto sólo conseguiste reforzar los agujeros y pérdida de energía. Y así seguiste durante muchos años; es por eso que un parche no es suficiente. Te has auto-sanado, pero necesitas reforzar la sanación del mismo modo que muchos años atrás reforzaste las heridas. Esto se consigue mediante la práctica perseverante de los actos liberados. Es decir los no-haceres de las rutinas de pérdida de energía. Para hacer esto, vas a llevar a cabo algunas de las acciones liberadas que soñaste durante tu recapitulación, aunque no todas ellas hay que tratarlas de la misma manera. Por una parte, algunos de los no-haceres que soñaste no podrías llevarlos a cabo con tu cuerpo físico; un ejemplo de esto lo tenemos cuando al soñar las acciones liberadas has abrazado o pedido perdón a personas importantes de tu pasado que han muerto. Por otra parte, has soñado actos liberados que, aunque podrías físicamente llevarlos a cabo, no sería conveniente hacerlo. Un ejemplo de esto sería el que en tu sueño le has hecho saber a una antigua pareja tu amor incondicional hacia ella y le has dicho esas verdades que en su momento le ocultaste. Ahora, ese antiguo amor está fuera de tu mundo. Sea porque se ha olvidado de ti, casado o por cualquier otro motivo. Aun cuando hubiese sido grato para ti llegar a un entendimiento con ella, esa posibilidad ya no existe. Tú has conseguido ese entendimiento con ella en tu propio corazón a través de tu recapitulación y eso, desde el punto de vista de la energía y la autosanación es más que suficiente. Un intento de ir más lejos con el fin de tener un encuentro real con ella, probablemente causaría problemas más graves que el que tratabas de resolver. En casos como éste en que la persona ya ha salido definitivamente de tu vida, lo correcto es realizar la sanación sólo en tu propio corazón, que es al final de cuentas donde habitan todas esas presencias significativas. Esto nos lleva a fijarnos en la necesidad de introducir una adecuada dosis de sentido común en nuestro compromiso de llevar a cabo los no-haceres. Hay ciertas acciones liberadas que has soñado que sólo puedes realizarlas en tus sentimientos (por ejemplo no-haceres relacionados con personas que ya han fallecido). Hay otras, como ya hemos visto, cuya realización no es conveniente (no-haceres relativos a una antigua amante felizmente casada). Por último, hay otras acciones liberadas que puedes y debes llevar a cabo. Estas son las que vas a practicar. Sigamos con el caso de María. Escojamos de entre todos los no-haceres que ella ha soñado aquellos que debería llevar a cabo. En primer lugar, no va a ponerse en contacto con su antiguo novio con miras a llegar a un arreglo con él, porque esta relación pertenece a una época que ha quedado definitivamente atrás. En segundo lugar, no va tolerar por más

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tiempo las insidias de la compañera chismosa y se va a enfrentar a ella con el propósito de resolver de una vez para siempre el problema; aunque probablemente lo hará con un poco mas de tacto, que la forma, digamos más cruda, que en su soñar se permitió. Y en tercer lugar, va a hablar con sus padres y algunos amigos para ponerles al tanto de los sentimientos que durante tan largo tiempo ha estado ocultando. Tengo que aclarar, sin embargo, que los anteriores son ejemplos que yo me he imaginado con respecto a un personaje como María; pero esto, por supuesto, no significa que estos específicos ejemplos de cómo seleccionar los no-haceres y de cómo llevarlos a cabo sean aplicables a todo el mundo y a todos los casos. Todas las personas son distintas entre sí y también sus respectivas circunstancias. Por consiguiente, la decisión de determinar o seleccionar los no-haceres que vas a realizar en tu vida es de tu sola responsabilidad y de nadie más. Pues bien, del mismo modo que recalqué que tu selección de los nohaceres debería ir acompañada de sentido común, recalco también que deberás ser exigente contigo mismo y no engañarte escogiendo solamente aquellos no-haceres que te parezcan más “suaves”. En realidad, no existe un criterio que nos permita clasificar los no-haceres en “suaves” y “duros”; aunque, eso sí, existen no-haceres verdaderos y no-haceres falsos. Si no te inclinas por los verdaderos, es mejor que no hagas absolutamente nada excepto resignarte a vivir una vida desprovista de poder. Recuerda que los no-haceres constituyen un desafío y que la apuesta que se pone sobre la mesa es tu única vida; así que procura abordarlos con toda intención. Una cosa importante que debes tener en cuenta cuando vayas a llevar a cabo tus acciones liberadas: la realización de tus no-haceres es un acuerdo que estableces contigo mismo. Debes tomar la determinación de no considerar las acciones liberadas como un medio para cambiar a los demás, sino que las efectuarás como expresión de tu propia libertad. Debe quedar claro que no lo haces para buscar obtener algo a cambio; las acciones liberadas son tu gesto de libertad hacia el espíritu. Menciono esto porque he comprobado que hay gente que cuando llega el momento de realizar las acciones liberadas, inconscientemente tratan de usar estas acciones para inducir a otros a responderles de determinada manera. Es el caso, por ejemplo, de una persona que después de odiar toda la vida a su padre, recapitula su relación con él; más tarde, en la toma de decisiones, determina renunciar y dejar atrás todo el rencor. Y luego, en la ensoñación de los no-haceres, se ve abrazando a su padre. Después, cuando finalmente intenta en la realidad cotidiana abrazar al hombre por primera vez en su vida, éste no responde de la forma afectuosa que el sujeto de nuestra historia esperaba, debido a que él (el padre) no estaba acostumbrado a esas expresiones físicas de afecto (acaso nunca las recibió de su propio padre). Así, nuestro recapitulador principiante podría sentirse decepcionado y molesto; e incluso puede pensar que no vale la pena tratar de mejorar la relación con su padre si éste va a seguir siendo toda su vida el mismo ser insensible. Y tras este primer fracaso, se evaporan todas sus buenas intenciones de sanar su vida por medio de la recapitulación. Por desgracia, este tipo de situación se da con bastante frecuencia cuando intervienen parientes o parejas. En ocasiones, aceptamos la idea de cambiar porque secretamente esperamos que, al hacerlo, vamos a conseguir cambiar a los demás en la forma que a nosotros nos conviene. Gran error. Las acciones liberadas representan un gesto de libertad. Estás sanando a tu cuerpo energético. Lo que estás usando es tu libertad, así que tienes que hacerlo sin esperar otra clase de recompensa que no sea la sanación de tu corazón y el cambio de ti mismo. No podemos hacer uso de

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la recapitulación, o de cualquier otro medio, para controlar o cambiar a los demás; y es que regir la vida de los demás atenta contra el más sagrado de los derechos: la libertad de cada uno de nosotros para hacer lo que queremos y lo que podamos, y recibir también las consecuencias de nuestras acciones. Es verdad, sin embargo, que a menudo cuando cambiamos, nos parece que el mundo que nos rodea también cambia como por arte de magia. Nuestro cambio nos proporciona nuevos ojos para ver a las personas de nuestro mundo de una manera distinta. He podido escuchar muchas bellas historias de amor y reconciliación como consecuencia de la práctica de acciones liberadas. No obstante, no debemos dar por hecho que van a obtenerse resultados de este tipo. Nuestra motivación para actuar no puede estar sustentada en la creencia que cosas como esas van a suceder; eso sería demasiado riesgoso, porque si es precisamente esto lo que nos mueve a la acción, entonces nuestra búsqueda de libertad estaría condicionada a las reacciones de la gente, lo cual no tiene sentido. La responsabilidad de la sanación es tuya, como también lo serán los resultados. No te vayas a equivocar al establecer cuál es el verdadero objetivo.

Paso 10: Continuidad (el paso maestro). Una vez que hayas llevado a cabo los no-haceres apropiados, sentirás cómo se va completando el círculo. Este círculo se abrió cuando tuvieron lugar eventos decisivos en tu vida; y sólo ahora, después de mucho tiempo y esfuerzo, es cuando el círculo se cierra. Por segunda vez después de haber concluido la recapitulación propiamente dicha, vas a pensar que se ha terminado el trabajo para ti. Has completado y cerrado el círculo, y esto a menudo da la impresión de que el proceso de recapitulación ha finalizado. Por segunda vez, esta impresión es errónea. No has practicado los no-haceres por tiempo suficiente como para bajar la guardia. Así que la pregunta es: ¿por cuánto tiempo deberás continuar la práctica de los no-haceres? ¿Cuándo sabrás que ya no los necesitas? La solución a esta pregunta es muy simple: nunca dejarás de practicar los no-haceres de tu recapitulación. Desaparecerán por sí mismos cuando se conviertan en una parte normal de lo que eres y de cómo vives. Dado que no sabes cuándo sucederá esto, tienes que hacerte el propósito de practicarlos por siempre. Esto es lo que necesitas, esto es lo que quieres, y esto es lo que harás: practicar indefinidamente los actos liberados. Al hacerlo, descubrirás que actuar de esta manera es cultivar el arte más sublime de la vida: el Arte de Vivir a Propósito. El paso del maestro es la continuidad. Continuidad ahora y para el resto de tu vida. Continuidad aun cuando los no-haceres se conviertan en una parte normal de tu vida; porque entonces, en ese momento posterior de tu existencia, nuevos nohaceres te estarán ya retando y tendrás que aceptar el reto y seguir luchando. Conocerás entonces lo que es ser un guerrero del Espíritu. Y serás feliz porque conocerás en la secreta región de tu conocimiento silencioso que la senda del guerrero ha sido siempre tuya. (31) (31) Puedo añadir que aunque los no-haceres o actos liberados se han de practicar toda la vida, es cierto también que llega un momento en que se vuelven parte normal de la vida diaria, dejando por tanto de requerir un esfuerzo consciente. Mi experiencia me lleva sin embargo a sugerir una vigilancia del seguimiento de los nohaceres de al menos dos años después de recapitulado el evento.

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11 PROCEDIMIENTOS ADICIONALES. Ejercicios preparatorios. En nuestros talleres, y antes de entrar en la caja para comenzar la recapitulación, realizamos diversos ejercicios para preparar tanto al cuerpo físico como al cuerpo energético para la tarea de recapitular. Algunos de estos ejercicios se estructuran de acuerdo con el área o con la época de la vida que se va a recapitular en una determinada sesión. Hay ejercicios dirigidos al estado prenatal, a la primera infancia, a la niñez, a la adolescencia, a la juventud, a la edad adulta y así sucesivamente. Además, estos ejercicios son útiles para determinados asuntos relacionados con la amistad, las relaciones amorosas, el sexo, el trabajo y otras muchas áreas. El otro grupo de prácticas preparatorias está compuesto por ejercicios que no están relacionados ni con las áreas ni con las épocas de la vida. Están diseñados para que provoquen estados de conciencia acrecentada o la conexión con poderosos campos de energía, especialmente con el Abuelo Fuego que pueden ayudarnos a lograr nuestra meta. Dentro de este último grupo he seleccionado algunos ejercicios que puedes realizar con la finalidad de conseguir un estado de atención más profundo e intenso que haga más productivo tu trabajo en el interior de la caja.

Ejercicio físico normal. Antes de entrar en la caja es muy bueno hacer gimnasia, trotar, y hacer otros ejercicios de calentamiento. Con unos veinte minutos tendrás bastante, aunque este tiempo depende de tu estado físico. El nivel óptimo de calentamiento se alcanza en el momento en que tu cuerpo empieza a sudar un poco; aunque no es conveniente que este nivel se logre demasiado pronto. Es mucho mejor llegar a ello de manera lenta y paulatina que hacerlo abruptamente.

Ritual con fotos. Esta práctica es tanto un calentamiento físico como un ritual para estimular tu cuerpo para la tarea de recordar. Los materiales necesarios son una fotografía (puedes aparecer solo o acompañado en ella) tomada en el período del evento que vas a recapitular, un vaso u otro objeto para recargar la foto y mantenerla erguida, dos velas comunes, dos platos pequeños para poner las velas en ellos, cerillos o encendedor, una reproductor de casetes o CDs y una cinta con música de tambores que te resulte adecuada para el ritual. Para realizar este ejercicio coloca la fotografía en posición vertical encima de tu caja y dos velas sobre los platos, encendidas a ambos lados de la foto (no demasiado cerca). Deberás colocarte enfrente de la caja y lo bastante cerca de ella para que puedas ver la fotografía. Así situados, empezarás a trotar en el mismo sitio. De fondo, estará sonando la música de tambores del casete o CD. En vez del reproductor electrónico, puedes también hacer este ejercicio con la ayuda de algún amigo que estuviera tocando tambores en ese momento. Lo importante es que utilices este sonido para conectarte con el contenido de la foto a través de tu movimiento.

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A medida que la música avance, aumentarás gradualmente la velocidad e intensidad de tus movimientos. Deberán pasar de diez a veinte minutos desde el momento en que comienzas a ejecutar los movimientos más pausados hasta que llegas a los más rápidos, que normalmente será cuando tu cuerpo comience a sudar. Mientras te mueves, mira a la fotografía y utiliza el sonido de los tambores para bloquear tus pensamientos. Trata de viajar a la realidad del interior de la fotografía y siente lo que hay ahí dentro. Cuando tu cuerpo sude, reduce la velocidad e intensidad de tus movimientos, detente, y en seguida entra en la caja.

Ejercicios con fuego. Si tienes la posibilidad de encender una fogata, puedes potenciar tu recapitulación pidiéndole al fuego que sea tu guía durante el proceso. Para que sea efectivo, esto debe hacerse desde el corazón y no desde la mente racional. Si no puedes hacerlo así, es mejor no hacer estas prácticas. La realización procedimiento:

de

este

ejercicio

requiere

que

sigas

el

siguiente



Enciende el fuego con todo respeto atribuyéndole el carácter de sagrado. Únete al espíritu de los antiguos toltecas y de muchos otros grupos indígenas llamando al fuego Abuelo Fuego con una actitud de respeto y amor. Cada vez que lo enciendas háblale en voz alta y no sólo con tus pensamientos. Pídele que te acompañe, aconseje y proteja mientras practicas la recapitulación.



Danza alrededor del fuego mientras suena la música de tambores, podría ser no sólo un método de calentamiento, sino también un ritual personal de dedicarle tu danza al fuego como una ofrenda sagrada. Cuanto más tiempo estás en compañía del fuego y más ofrendas le hagas, más se te revelará como tu compañero y guía.



Después de la danza, siéntate enfrente del fuego y dile: “Abuelo Fuego, antes de mi recapitulación de esta noche quisiera confesar cómo ha sido mi vida y qué es lo que he sentido durante... (al llegar a este punto mencionarás el período o área que vas a recapitular).” A continuación abrirás tu corazón y le hablarás al fuego acerca de tus experiencias y sobre todo lo que sentías al vivirlas. Deberás hablar en voz alta. Si estás recapitulando junto con otras personas, comienza entonces diciendo: “Ante ti y ante todos mis compañeros aquí presentes…”

La parte más importante de todo esto es que consigas identificar y expresar tus sentimientos. La acción de hablarle al fuego requiere palabras que procedan del corazón, no de la mente. Cuanto más sincera e íntima sea tu confesión, más efectiva resultará tu recapitulación. La frecuencia de las confesiones dependerá de varios factores, entre ellos, la frecuencia de tus sesiones de recapitulación y la claridad de tu conexión con el fuego. Si recapitulas todas las noches, haz la confesión cada tres días.

El ritual de la quema de la caja. Cuando termines la recapitulación de tu vida, es conveniente que hagas un ritual que represente el momento que estás atravesando. Para esto, en

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la última noche de tu recapitulación, justo antes del amanecer, quemarás la caja. Determinar cuándo se acaba el proceso de recapitulación no es asunto fácil. Habida cuenta de que nunca serás capaz de recapitular absolutamente todos los eventos de tu vida, sino sólo los más significativos, tendrás siempre la posibilidad de recapitular con más detalle. Incluso puedes pasar el resto de tu vida intentando conseguir una práctica cada vez más exhaustiva, lo cual desde luego no es la idea. Lo que necesitas llevar a cabo es la recapitulación general de toda tu existencia. Esto significa llegar a recapitular todos los asuntos principales relacionados con todas las personas importantes de tu vida. Determinar hasta qué punto has cumplido con la tarea entraña siempre una decisión personal. Tendrás que hacer todo lo posible para que tu recapitulación sea adecuada y suficiente (ni poco ni demasiado); y, aún así, no hay modo de estar absolutamente seguros de que nuestra decisión acerca de si hemos acabado o no la recapitulación sea la correcta. No te preocupes por eso. Proceder sin tener una certeza mental absoluta es normal, no sólo en la recapitulación, sino también en la vida. Podemos hacerlo todo lo mejor posible, pero la mente va a estar ahí preguntándonos: “¿Estás seguro de que hiciste bien la recapitulación? ¿Estás seguro de que los eventos escogidos fueron los más significativos? ¿Estás seguro de que no te estás engañando a ti mismo?” En verdad, no hay forma alguna de dar una respuesta definitiva a estas preguntas. Se trata de la mente preguntándole a la propia mente; y, cuando esto ocurre, es extremadamente difícil que la mente se satisfaga por completo a sí misma. Afortunadamente, los guerreros toltecas saben que todos los seres humanos cuentan con un corazón para enfrentarse a esos misterios insondables. Algunos pueblos indígenas suelen decir que los pensamientos verdaderos provienen solamente del corazón. No es posible definir qué es el corazón, pero lo cierto es que existe y actúa. Todo lo que podemos hacer es tratar de hacerlo lo mejor posible y preguntarle a nuestro corazón: “¿Estás satisfecho?” Si al hacer esta pregunta experimentamos un sentimiento de alegría y satisfacción, la respuesta es afirmativa. Si, por el contrario, lo que sentimos es descontento e insatisfacción, la respuesta es negativa. En medio del misterio tomamos nuestra decisión y no hay nada en este mundo que nos garantice la victoria. Ese es el modo del guerrero. Pero, supongamos que nuestro corazón dice: “Sí, he terminado mi recapitulación.” Si el corazón habla de esta manera, esto es lo que harás la última noche del proceso. Dejarás para esta última noche los eventos significativos que te falte recapitular. Esta noche no dormirás. Sigue recapitulando hasta dos horas antes del amanecer. Llegado ese momento, sal de tu caja y mírala por última vez. La caja representa tu pasado y todo lo que has sido hasta ese momento; estás a punto de cruzar un umbral y, una vez que lo cruces, nada será lo mismo. Tú no volverás a ser el mismo. Desarmarás la caja con profunda atención. Lo que estás desarmando es la estructura de tu ego que está a punto de morir. Mientras lo haces, piensa en la vida que estás dejando atrás. Utilizando las herramientas necesarias, rompe o corta las tablas en trozos pequeños de forma que puedas quemarlos poco a poco en el fuego. Obviamente, es importante que el mismo cuidado que pones en este trabajo también comprende el hacerlo sin correr peligro de resultar heridos. A continuación te acercarás al fuego. Agradece al fuego por su compañía y su guía. Dile como te sientes en esta última noche mágica, justo antes del amanecer de tu nueva vida. Uno a uno arrojarás al fuego los trozos de tu

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caja de recapitulación; al hacer esto, puedes incluso reafirmar, gritando, las decisiones que has tomado durante la recapitulación. Contemplarás tus viejas rutinas de pérdida de energía quemándose entre las llamas. ¡Todos tus resentimientos se están consumiendo en el fuego así como todas las cosas que deben morir para que puedas vivir verdaderamente! Después de arrojar los trozos de la caja, los trozos de tu pasado al fuego, la última cosa que harás en tu aventura de recapitulación, justo antes del amanecer, será danzar ante el fuego. Acompañado por el sonido del tambor, expresarás por medio de la danza todos los esfuerzos que has hecho y todas las luchas que has tenido que sostener en tu búsqueda de la libertad. Con tu danza estás diciendo adiós a tu antiguo yo y a tu historia personal. Vas a renacer, pero en esta ocasión, por primera vez en tu vida, escogerás cómo ser y cómo vivir. Cuando los primeros rayos de sol aparezcan en el horizonte, verás enfrente de ti una línea que cruza el fuego: es la frontera de tu historia personal. Concentra toda tu energía, sentimientos y pensamientos en una acción final que consiste en cruzar esa frontera y correr hacia tu libertad. Puedes traspasar la línea saltando por encima del fuego o bordeándolo. Sea como sea, pon todo tu corazón en la acción. Grita tu hazaña al universo: ¡Soy libre! La luz del nuevo día será tu bautismo; la vida te estará esperando. Sigue adelante, porque no hay tiempo que perder.

Actividades para balancear los efectos de la recapitulación. Durante el período de la recapitulación, notarás como ésta produce varios efectos en tu vida. Como sucede con todos los cambios, tendrás que asimilarlos y adaptarte a ellos, cosa que te llevará algún tiempo e incluso requerirá una cierta estrategia por tu parte. Los cambios resultantes de la recapitulación son en general positivos. Entre los más valiosos se encuentran la adquisición de energía extra, la oportunidad de dejar a un lado antiguas rutinas de pérdida de energía, y la posibilidad de escoger a voluntad nuevas formas de responder a los retos que nos plantea la vida. Algunos de estos cambios tienen lugar durante la recapitulación, y otros posteriormente. El trabajo de recapitulación conduce a tu ser a un tiempo nuevo. Sin embargo, tienes que saber que cuando empiezas el proceso de recapitulación estás desencadenando una batalla entre dos impulsos que están presentes en tu interior: el impulso a cambiar y el impulso a quedarte cómo estás. Por un lado, tu cuerpo energético, al igual que todos los demás campos de energía del universo, está orientado de manera natural al cambio y al movimiento. Y, por otro, el trabajo cotidiano de tu ego consiste en mantener y reforzar toda la estructura de pensamientos y rutinas en la que está basado. Debido a esto, determinadas rutinas de tu ego se van a sentir amenazadas. Por tanto, no te extrañes de que esa parte de ti mismo que no desea cambiar trate de bloquear tu trabajo de recapitulación haciéndote a veces pensar que estás muy cansado, pases por cortos períodos de miedo, preocupación o desesperación. Toma en cuenta que, por regla general, estos pensamientos aparecerán más tarde o más temprano. Aunque también, por regla general, esa pequeña voz dentro de tu cabeza te estará mintiendo. Así que no te des por vencido. En vez de “tirar la toalla” y tener pensamientos que te dejen

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preocupado, busca actividades que contribuyan a purificar tu mente y tu espíritu. No sólo durante la recapitulación, sino también después de ella, tu antiguo ego tratará de arrastrarte hacia esas viejas formas de vida que para él eran tan confortables. Por consiguiente, cuanta más atención prestas a esa tenue voz, más fortalecerás a tu ego y a su instrumento más eficaz: el miedo. Tienes, pues, que estar preparado para resistir sus ataques. Si además de estar preparado, utilizas una buena estrategia, esos ataques no tendrán demasiada importancia. Insisto, lo que tienes que hacer es llenar tu vida de actividades que lleven tu atención al lado apropiado, esto es, a tu ser luminoso. El tipo de actividades de las que hablo tienen el objetivo de equilibrarte con vistas a posibles ataques circunstanciales de tu antiguo ego. Si practicas estas actividades, la frecuencia e intensidad de estos ataques decrecerán e incluso llegará un momento en que los ataques desaparecerán por completo. Las actividades a las que aludo son muy diversas. A continuación describiré las más usuales y accesibles para darte algunas ideas útiles con las que puedas comenzar.

Actividades al aire libre. Esta es la primera y principal anotación que debes hacer en tu lista de actividades complementarias relacionadas con la recapitulación. Cualquier clase de actividad saludable que realices en contacto con la naturaleza tendrá en ti repercusiones muy beneficiosas. El efecto sanador que produce la interacción con la naturaleza proviene del hecho de que ésta, a diferencia de nosotros, no expresa la importancia personal. La naturaleza refleja el Gran Espíritu; así de simple. Mientras más interactuemos de modo respetuoso con la naturaleza, más estaremos interactuando con el Gran Espíritu. Cuando se encuentran lo bastante cerca, los campos de energía interactúan entre sí y se influencian mutuamente. Es por ello que la interacción con la naturaleza afectará de un modo positivo a tu cuerpo energético. Esta interacción puede realizarse a través de múltiples formas como son: •

Largas caminatas en silencio.



Escalar árboles. (En este caso, tienes que ser tan cuidadoso y amoroso con el árbol como contigo mismo.)



Excursiones a colinas o montañas.



Practicar deportes al aire libre que no sean agresivos para la naturaleza.



Juegos en compañía de tus amigos.



Pintar paisajes al natural.



Observar a la naturaleza en silencio, intentando aprender e imitar sus formas de comportamiento y manifestaciones.



Realizar rituales personales en la naturaleza que te ayuden a equilibrar tu energía.



Danzar frente al fuego, elaborar ofrendas, meditar, practicar taichi, crear música o poemas.

Estos son algunos ejemplos de actividades a realizar en contacto con la naturaleza, pero recuerda que también puedes diseñar tus propias actividades.

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Ejercicios en la ciudad. No sólo en el campo puedes dedicarte a actividades que equilibren tu energía en relación con los efectos de la recapitulación. Si te están asaltando pensamientos negativos con frecuencia, también en la ciudad puedes hacer algo para neutralizarlos. Procura realizar actividades con el solo propósito de disfrutar: •

Podrías, por ejemplo, ir a ese restaurante que tanto te gusta y al que no vas más a menudo porque es caro.



Comprar algo que realmente te gusta.



Volver al gimnasio al que hace mucho tiempo que no vas para cuidar de nuevo tu cuerpo.



Visitar a ese pariente o a ese viejo amigo cuya compañía tanto te agrada, pero que últimamente no has visto por falta de tiempo.



Si vas al cine, escoge alguna película que le haga bien a tu espíritu.



Evita pasar largo tiempo mirando los noticieros de la televisión o hablando con personas que siempre están pensando y hablando de desgracias y desastres.



Busca la compañía de niños y juega con ellos.



Haz buenas acciones con los demás, sólo por el gusto de hacerlas.



Dedica períodos (el mayor número de horas que puedas al día o a la semana) a practicar la regla de oro que protege tu energía: no critiques, no condenes, no te quejes.

Bien, ahora creo que ya tienes algunos ejemplos para mantener tu equilibrio al enfrentar los efectos de la recapitulación. Si incluyes algunos de ellos en tu estrategia, el juego del ego de inspirar miedo no te va a dar grandes problemas. Tanto durante como después del proceso de recapitulación, no olvides crear los espacios en tu vida para realizar estas actividades que te ayudan a encontrarte en equilibrio.

Técnica de recapitulación para eventos aislados. La recapitulación es una técnica muy útil para restaurar el daño en el equilibrio interior o para recuperarlo cuando lo has perdido, aún cuando el daño sea pequeño o la pérdida reciente. De hecho, es mucho mejor recapitular un evento cuando estamos empezando a sentir sus efectos, que esperar a que la herida se vuelva un problema mayor. Debido a esto, la práctica de la recapitulación seguirá siendo una eficaz técnica sanadora aun después de que hayamos terminado la recapitulación general de nuestra vida. Cuando sucede algo que desequilibra nuestra energía, resulta muy conveniente recapitular lo antes posible ese evento. Si lo haces así, serás capaz no sólo de restablecer con mayor facilidad el equilibrio de tu energía, sino también responder a los efectos externos de esa experiencia de una manera más saludable. De esta forma, puedes impedir la creación de nuevas heridas en tu cuerpo energético. Un ejemplo característico de esto podría ser cuando tienes un disgusto o pelea seria con alguien a quien quieres. Podría suceder que en el transcurso de la discusión hieras a esa persona o que te sientas herido por ella. La recapitulación de este evento te va a proporcionar una

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comprensión más profunda de lo que sucedió durante el momento del conflicto; lo cual hará que dejes de perder energía y que estés en una mejor disposición para llegar a un entendimiento sanador con esa persona. Para este tipo de situación, o para otras parecidas que requieren la recapitulación de eventos aislados, después de que hayas concluido tu recapitulación general. Para entonces ya no tendrás tu caja de recapitulación y sería absurdo que construyeras una nueva para cada ocasión en la que te encuentres en medio de una situación que desgaste tu energía. Con el fin de poner en práctica esta técnica, elige un lugar tranquilo: aunque no es un requisito imprescindible, sería preferible que el lugar estuviese oscuro para que así te puedas concentrar con mayor facilidad. Siéntate en una silla con la espalda apoyada en su respaldo: tu espina dorsal debe estar recta. También puedes sentarte en el suelo, con las piernas cruzadas, y con la espalda apoyada en la pared. (La silla y la pared no son necesarias si estás acostumbrado a estar sentado con la columna vertebral recta sin usar un apoyo para tu espalda) Una vez que estés perfectamente colocado en tiempo y lugar, sólo tienes que seguir los siguientes pasos:

1. Comienza practicando la respiración circular (técnica de respiración 4 descrita más adelante) durante algunos minutos, mientras te concentras en viajar atrás en el tiempo hasta el evento que deseas recapitular. Mientras mueves la cabeza al principio de forma muy lenta y luego un poco más rápida, observa las imágenes relacionadas con el evento y con la gente en él implicada pasando a tu lado con gran rapidez, como si se tratasen de cuadros colgados en la pared de un túnel que atraviesas a toda velocidad. Continúa haciendo esto hasta que notes una conexión interna con los sentimientos de contenidos en ese evento.

2. Suspende la respiración circular y comienza con los pasos 4 a 8 de la “técnica de los diez pasos”. Cuando llegues al paso 6 (restauración energética), puedes ejercitar las técnicas respiratorias 1 y 2 o la llamada respiración de barrido (técnica respiratoria 3, descrita más adelante).

3. Después de la recapitulación propiamente dicha, continúa con los pasos 9 y 10 (no-haceres y continuidad) como si se tratase de una recapitulación general.

Técnicas respiratorias. Ha llegado el momento de que aprendas cómo debes realizar exactamente las técnicas especiales de respiración propias de la recapitulación. Es muy importante que comprendas que estas técnicas sólo deben emplearse dentro del proceso de recapitulación; utilizarlas para otros fines no tendría sentido y perderían gran parte de su fuerza en el proceso de la recapitulación. Anteriormente ya he hecho mención de las dos técnicas respiratorias principales: la técnica 1 y la técnica 2 relacionadas respectivamente con la recuperación y desprendimiento de energía. A continuación analizaremos estas dos técnicas principales, junto con otras que son asimismo muy útiles. Ten presente que todas las respiraciones, excepto la circular, deben practicarse con los ojos cerrados y a través de la nariz.

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Técnica respiratoria 1. Nombre: Aunque normalmente la llamamos técnica número 1, también se la conoce como “inhalación”, por ser en esta función donde pone su énfasis. Cuándo se utiliza: Se utiliza inmediatamente después de que se entra en la caja (paso 3) a modo de respiración inicial; y luego durante la fase de restauración (paso 6), si el evento que estás recapitulando lo requiriese. Finalidad: (1) Proporcionar el adecuado grado de concentración y atención que necesita la recapitulación. (2) Esta técnica se utiliza en la fase de restauración para recobrar la energía disipada o para recuperar una cualidad de nuestro ser que perdimos en el pasado (por ejemplo: la alegría y la confianza, nuestra capacidad de amar, etcétera). Duración: La que sea necesaria, de acuerdo con tu propio sentir. Procedimiento: Antes de comenzar esta respiración especial, mira hacia el frente y expulsa todo el aire de tus pulmones. Enseguida, gira la cabeza hacia la derecha. A continuación, y mientras giras ahora la cabeza hacia la izquierda, inhala lentamente de manera coordinada con el movimiento de tu cabeza de tal forma que cuando ésta haya hecho todo el recorrido hacia la izquierda, tus pulmones y abdomen estén llenos de aire. Ahora mueve de nuevo la cabeza para mirar otra vez al frente, pero en esta ocasión aguantando la respiración. Cuando estés mirando al frente, exhala todo el aire como lo hiciste al principio. Repite este ejercicio respiratorio el tiempo que sea necesario. La figura 10 muestra los movimientos que acabamos de describir (como se aprecia en los dibujos, estamos mirando a la persona desde arriba).

Fig.10. Técnica respiratoria 1.

Técnica respiratoria 2. Nombre: Nosotros la denominamos técnica número 2, aunque también se la conoce como “exhalación”, dado que tiene su énfasis en la expulsión del aire. Cuándo se utiliza: Se utiliza durante la fase de restauración (paso 6) según dicte la necesidad del momento. Finalidad: Se usa para diversos fines: (1) para desprendernos de la energía ajena que alguien dejó impregnada en nosotros (de los padres, de

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un antigua pareja, etcétera) y que nos afecta en forma de sentimientos, pensamientos recurrentes, o conductas que no son verdaderamente nuestras; (2) para terminar con promesas u órdenes energética que no nos dejan ser libres; (3) para desprendernos de modos de conducta o rutinas emocionales (miedo de algo, rencor, desconfianza, etcétera); y (4) para decir adiós y liberarnos de personas que se han ido tiempo atrás, pero cuya partida nunca hemos aceptado verdaderamente. Duración: La necesaria de acuerdo con tu sentimiento. Procedimiento: Comienzas mirando al frente e inhalando profundamente. A continuación, aguantando la respiración, o sea, con tus pulmones y abdomen llenos de aire, gira la cabeza hacia la izquierda. A continuación, mientras giras la cabeza hacia la derecha, deja escapar el aire lentamente, pero coordinando la espiración con el movimiento de la cabeza de modo que cuando ésta llegue al hombro derecho, tus pulmones estén completamente vacíos. Y ahora, ya sin aire, gira la cabeza para mirar al frente, donde inhalaras de nuevo y sucesivamente repetir el procedimiento cuantas veces sean necesarias. (Véase la figura 11.)

Fig.11. Técnica respiratoria 2.

Técnica respiratoria 3. Nombre: Se denomina respiración de barrido y resume las dos técnicas respiratorias anteriores. A veces se la llama “respiración de emergencia”, dado que la utilizamos cuando es necesaria una restauración y no sabemos con certeza cuál es la técnica respiratoria que necesitamos en ese momento. Cuándo se utiliza: Se usa durante la fase de restauración (paso 6) y su uso es opcional, toda vez que esta respiración sustituye de las técnicas (1) y (2). Un ejemplo simple de cuándo se la puede usar, sería cuando coincidiesen las circunstancias de que estuvieras recapitulando un evento en el que perdiste una gran cantidad de energía que necesitas recuperar y, al mismo tiempo, hubieras hecho una promesa de la que necesitas desprenderte. Este es un caso típico en el que se puede utilizar la respiración de barrido en sustitución del procedimiento más refinado consistente en usar primero la técnica respiratoria (1) para recobrar la energía y luego la técnica respiratoria (2) para quedar libres de la promesa. (32)

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Finalidad: Como es lógico, su finalidad es coincidente con las de las técnicas respiratorias (1) y (2). Duración: La necesaria de acuerdo con tu propio sentir. Procedimiento: Comienzas con la mirada dirigida a la derecha sin aire en los pulmones. Primero, debes inhalar al mismo tiempo que giras la cabeza hacia la izquierda y, a continuación, exhalas mientras giras la cabeza de nuevo hacia la derecha, y así sucesivamente. (Véase la figura 12.) (32) Yo personalmente prefiero utilizar por separado las técnicas (1) y (2) en vez de resumirlas en la respiración de barrido, debido a que el manejo de energía es más preciso cuando se separan el momento de la recuperación y el momento de desprender. Sin embargo, desde el punto de vista práctico, este método de respiración resumida no deja de ser un instrumento útil.

Fig.12. Técnica respiratoria 3.

Técnica respiratoria 4. Nombre: Esta técnica recibe el nombre de respiración circular. Cuándo se utiliza: Se utiliza al comienzo de la recapitulación de un evento o serie de eventos, en sesiones de recapitulación aisladas en las que no se usa la caja. Generalmente es practicada por gente que ha terminado la recapitulación general de su vida, pero que necesita recapitular eventos significativos que han tenido lugar posteriormente al proceso de recapitulación. Finalidad: Su objetivo es proporcionar un profundo nivel de concentración y conectar con la memoria corporal cuando no se está usando la caja de recapitulación. Duración: La necesaria según tu propio sentir. Es importante no excederse en la duración; ya que, de lo contrario, podrían producirse náuseas y mareos. Procedimiento: Esta modalidad de respiración tienes que hacerla a la par que mueves la cabeza en sentido circular. Comienza con la cabeza volteada hacia el hombro derecho. A continuación, empieza un movimiento circular hacia arriba, que lleve tu cabeza hacia el hombro izquierdo, mientras que inhalas lentamente por la nariz. Una vez que la

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cabeza alcance el hombro izquierdo, sin detenerte, debes continuar el movimiento circular girando hacia abajo y hasta llegar al hombro derecho, mientras exhalas lentamente por la boca, y así sucesivamente. Esta es la única técnica respiratoria asociada a la recapitulación que incluye la respiración a través de la boca. Esta exhalación bucal se parece a un suave soplido, como si infláramos un globo de manera muy suave. Al principio, los movimientos deben ser muy suaves; pero, a medida que avances, el movimiento circular aumentará levemente su velocidad, sin que lleguen a ser violentos o provocar mareo. Practica esta técnica de dos a cuatro minutos máximo, dependiendo de cómo te sientas. (Véase la figura 13.)

Fig.13. Respiración circular.

12 DISEÑA TU PROPIO PROGRAMA DE RECAPITULACIÓN. EI libro está llegando a su final. La única cuestión pendiente es cómo vas a organizar tu programa de recapitulación en lo relativo a espacio y tiempo. Este es un aspecto importante, ya que la falta de un plan de acción específico puede hacer desistir al recapitulador principiante antes de siquiera comenzar.

Lugar y hora. Te voy a decir cuáles son las condiciones ideales para la recapitulación, pero con esta advertencia: no creas que si no puedes reunir todas las condiciones ideales, no serás capaz de llevar a cabo la recapitulación. En realidad, es muy raro que la gente llegue a poseer todos los requisitos ideales que se mencionan en la siguiente lista:



La tranquilidad y la soledad son factores importantes. Tu recapitulación sería prácticamente imposible si existiese mucho

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ruido ambiental o si alguien abriese la puerta de tu caja e interrumpiera tu trabajo por alguna razón.



Una casa, una cabaña, un ático, un sótano o una bodega puede servir para esta finalidad. Es conveniente no recapitular a cielo abierto, para protegerlos, tanto ti como tu caja, de las malas condiciones atmosféricas. El sitio ideal sería una cabaña en medio de un bosque.



No es algo que sea imprescindible, pero los árboles son la compañía más adecuada para alguien que vaya a emprender la sanadora aventura de la recapitulación. Son protectores y beneficiosos para el género humano. Por razones que escapan a nuestro entendimiento, su configuración energética y la nuestra son bastantes afines.



Si puedes elegir, las montañas y las colinas son mejores que las regiones completamente llanas. A menos que vivas a orillas del mar y estés acostumbrado a la energía marina, no recapitules muy cerca de la playa, ya que la atracción de la energía del mar es muy fuerte, y ello puede hacer que resulte más difícil entrar en la segunda atención.



La mejor hora para recapitular es cuando las demás personas están durmiendo.



Es mejor colocar la caja en un mismo lugar que estar moviéndola continuamente. No obstante, si te vas de vacaciones y te quieres llevar la caja para realizar una recapitulación intensiva, puedes hacerlo.

Cronología de las sesiones de recapitulación. La siguiente, es una pregunta importante: ¿cuánto tiempo vas a dedicar a todo el proceso de recapitulación? Bien, la respuesta no es fácil, ya que hay muchos factores significativos. Algunos de estos factores están relacionados contigo en cuanto a la persona que eres; por ejemplo: la edad que tengas, el número de eventos importantes que vas a recapitular, y el tiempo que te llevará recapitular cada uno de los eventos o serie de eventos. Pero, lo que en mayor medida afectará al tiempo que necesitarás para llevar a cabo tu recapitulación es la frecuencia y la duración de las sesiones. No hay una regla fija en cuanto al tiempo que cada uno deberá dedicar a la recapitulación, ya que se trata de una cuestión de naturaleza personal que está íntimamente ligada a tus preferencias y a la cantidad de tiempo que tengas disponible. De todos modos, hay algunas cosas que debes saber de antemano para que te ayuden a diseñar tu plan de trabajo. La intensidad aumenta los resultados. Es decir, es más efectivo dedicar cien horas a lo largo de doce noches consecutivas de recapitulación, que dedicar ciento cincuenta horas a lo largo de seis meses a razón de dos sesiones de tres horas a la semana. Esto se explica porque una vez que tu cuerpo comienza a recapitular, el proceso de recordar corporalmente, estará todavía fresco, conforme entres con los siguientes eventos. Por otro lado, cuando recapitulas en sesiones de dos horas y dejas pasar muchos días entre una y otra sesión, tu cuerpo necesitará algún tiempo al comienzo de cada sesión de dos horas para “calentar motores”, por lo que cuando esté listo para trabajar, habrá ya pasado gran parte de esas dos horas.

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Otro aspecto de la misma cuestión es que cuando recapitulas con la suficiente frecuencia, la recapitulación se convierte en la cosa más importante que estás haciendo en ese período de tu vida. Esto significa que adquieres un fuerte compromiso; y un fuerte compromiso ayuda siempre a mejorar los resultados. Sin embargo, si recapitulas muy de cuando en cuando, la fuerza de los asuntos cotidianos puede fácilmente interferir en tu proceso y disminuir su eficacia. De acuerdo con estas premisas, nuestro taller anual AVP de recapitulación en caja dura entre catorce y veinte días, efectuándose las sesiones durante toda la noche de esos días. Los ejercicios de preparación comienzan a las nueve de la noche; se entra en las cajas una hora más tarde, digamos alrededor de las diez de la noche; a las dos de la madrugada se sale de las cajas por media hora para que la gente comente en grupo sobre sus experiencias o haga algún ejercicio adicional de refuerzo; seguidamente se entra de nuevo en las cajas y se continúa trabajando hasta las seis o siete de la mañana. Comprendo que esto parezca un horario y un régimen de trabajo extremadamente duros; pero, en realidad no lo son tanto, son simplemente prácticos. Algunos participantes duermen unas pocas horas durante el día, pero otros muchos no. Estos últimos vuelven a su trabajo normal en el día y regresan por la noche para seguir recapitulando. Esto es posible porque, aun cuando no pasan la noche durmiendo como normalmente lo harían, su falta de sueño se compensa con la energía que recobras al recapitular y con las rutinas de pérdida de energía que dejas atrás. Muchos de los momentos que la gente pasa dentro de sus cajas recapitulando, semejan en mucho a la actividad del sueño, pero con un estado de conciencia agudo. Esto también juega un papel en el proceso. Esta simplemente, ha sido mi experiencia de más de quince años trabajando en muchos países distintos con grupos de participantes en talleres de recapitulación. Ya con toda esta información, te será más fácil diseñar tu propio plan. Adicionalmente, te ofrezco a continuación una lista de posibles modelos de programas de trabajo, a fin de que tengas una idea y ejemplos de cómo otras personas han solucionado el asunto de la frecuencia y duración de las sesiones de recapitulación.



Si tienes un periodo de vacaciones de entre dos a cuatro semanas y si tienes la posibilidad de recapitular todas las noches, pudiendo descansar algo durante el día a lo largo de dicho período, podrías llevar a cabo un programa intensivo de recapitulación. Si este es el caso, construye tu caja en el día correspondiente a tu primera noche; esto te permitiría comenzar dentro de la caja esa misma noche.



Si te inclinas por este régimen intensivo, lo más útil es recapitular por épocas de tu vida; esto es, vejez, madurez, adultez, juventud, adolescencia, niñez, infancia y estado prenatal. Puedes dedicar, pongamos por caso, una media de dos o tres noches a cada época, dependiendo del número de personas y eventos que tengas en cada una de ellas. Más adelante, en este mismo capítulo, te hablaré de cómo debes distribuir los eventos a lo largo de las noches de recapitulación.



Otra posible alternativa sería que pidieses en tu trabajo dos días de permiso previos a un fin de semana; esto te daría la posibilidad de recapitular a base de varios períodos de cuatro días consecutivos. Durante cada uno de estos períodos de cuatro días podrías abordar una temática distinta sobre la cual recapitular o bien dedicar cada

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una de ellas a recapitular tu relación con cada una de las personas importantes de tu vida. La idea sería terminar un área completa en cada uno de estos períodos.



Puedes realizar sesiones intensivas de recapitulación dedicando para ellas varios fines de semana sucesivos. En este caso, trata de aprovechar todo el fin de semana recapitulando todo lo que puedas tanto de día como de noche. En esta clase de programa es más conveniente trabajar sobre la base de temas específicos o personas en vez de hacerlo por épocas de la vida, lo cual a veces requiere más tiempo.



También puedes realizar de una a tres sesiones semanales de dos a cuatro horas cada una, y posiblemente hacer hueco en el fin de semana para otra sesión. Es evidente que este tipo de programa requiere más tiempo para terminar con toda tu recapitulación, pero funciona, lo importante es que funciona. Si sigues este programa no intensivo, te sugiero que hagas un trabajo efectivo dentro de la caja que en total te lleve de trescientas a quinientas horas. Un programa así estructurado te duraría aproximadamente un año; semanas más o semanas menos, dependiendo de tu circunstancias particulares.

Como puedes ver, el programa de recapitulación puede organizarse de muy diferentes maneras. Los ejemplos que aquí aporto, e incluso las horas dentro de la caja, son solo una idea general y están basados en lo que hemos apreciado en nuestros años de práctica. Sin embargo, siempre que intentemos diseñar un programa, debemos contrapesar los anteriores comentarios y ejemplos con el hecho de que la recapitulación es algo que hace nuestro cuerpo y que, por consiguiente, cada caso será distinto. Esto significa que en tanto tengas un verdadero compromiso con el trabajo de la recapitulación, puedes confiar en tu corazón en lo relativo al tiempo que será necesario para llevar a cabo el proceso.

Organización de la lista. Una vez que hayas decidido la frecuencia y duración de tus sesiones de recapitulación, lo siguiente que tienes que hacer es organizar tu lista de eventos, que para entonces ya debe estar escrita. Ya en el capítulo siete hablamos extensivamente sobre cómo elaborar la lista, lo que viene a continuación es una idea de cómo puedes reorganizar su contenido de manera que te resulte más manejable, especialmente en lo que se refiere a la cantidad de eventos a recapitular.

La tarea de organizar la lista puede realizarse en tres fases. Primera fase. En esta fase seleccionarás las relaciones y eventos más significativos y harás con ellos una nueva lista. Llamaremos a esta nueva lista la “lista para trabajar en la caja”. Como es lógico, se trata de una lista más corta, puesto que sólo contiene los eventos más importantes que definieron tu vida en lo que respecta a esa área o relación interpersonal específica. Teóricamente, podrías haber intentado desde el principio anotar en la lista sólo estos eventos principales; pero, la razón para no hacerlo de ese modo, es que el trabajo detallado y exhaustivo que implica la elaboración de la primera gran lista es clave para poder recordar cada vez con más detalle y conectar con áreas y eventos que podemos haber olvidado por completo. A veces, por la gran intensidad y efecto que tuvieron. No

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obstante, una vez llegando a la etapa de recapitular en la caja, no es necesario que recapitules todos y cada uno de los pequeños e intrascendentes eventos que forman parte de la lista. Esto supondría un trabajo casi interminable y poco práctico, ya que necesitas obtener resultados en un tiempo lo bastante corto, que te permita abordar y disfrutar cuanto antes, de la nueva forma de vivir, que se te hará accesible, gracias al proceso de recapitulación. Por ejemplo, en nuestros talleres intensivos de recapitulación la gente tiene que tener completada la lista de eventos a recapitular desde antes de que iniciemos el proceso. El número de eventos que la componen varía sensiblemente de una persona a otra, dependiendo de lo concienzuda que haya sido la persona al elaborar su lista. Este número suele oscilar entre mil y veinte mil eventos; aunque lo más corriente es que las listas hechas a conciencia, tengan de dos mil a tres mil. Ahora bien, en la práctica, después de estar catorce noches enteras recapitulando en la caja sobre su lista, la persona suele terminar con unos quinientos eventos o series de eventos recapitulados aproximadamente. Esto debido a que al principio del proceso les pido que seleccionen de su gran lista los eventos principales. Dicho esto, es conveniente presentar aquí un comentario sobre cómo debemos entender la distinción entre evento y “serie de eventos”. En la práctica, cuando recapitulas eventos, lo normal es que no tengan el carácter de incidentes aislados, sino que estén asociados a otros eventos pertenecientes a la misma relación o época. De acuerdo a tu propio sentir, puedes agruparlos para que sean recapitulados todos a la vez. Este agrupar eventos es no sólo una tendencia natural, sino que además te ayuda a hacer más manejable la gran cantidad de eventos que componen tu lista. Y por último, permíteme compartir contigo una reflexión sobre la primera gran lista que inicia el proceso de la recapitulación. El esfuerzo dedicado a la tarea de recordar hasta los más mínimos eventos, muchos de los cuales podrían no estar presentes en tu lista final para la caja, no ha sido en vano. Ten la seguridad de que todo ese trabajo registrando y seleccionando eventos, te aporta valiosos momentos de toma de conciencia acerca de lo que has vivido y te permite también conectarte más profundamente con tu pasado, todo lo cual aporta la preparación necesaria para que puedas tener éxito en el trabajo al interior de la caja. Segunda fase. Una vez que has elaborado la lista más corta para trabajar dentro de la caja, la segunda fase de la organización de tu lista es determinar el criterio que usarás para distribuir los eventos entre el número de sesiones que vayas a tener. Esto implica que decidas si vas a estructurar tu recapitulación con base en épocas de tu vida (madurez, adultez, juventud, etcétera), tipos de relaciones (familiares, parejas, amigos, etcétera), o áreas de tu vida (hogar, trabajo, escuelas, etcétera), o cualquier otro método. Para efectos de elegir el criterio a utilizar, toma en consideración la frecuencia y duración de las sesiones que piensas llevar a cabo (intensivo, de fines de semana, sesiones semanales, etcétera) de acuerdo con lo que ya he expuesto anteriormente en este capítulo. Asimismo, también tienes que tomar en consideración tus circunstancias y necesidades personales. Una vez que tengas clara la cuestión del criterio a seguir, lo que sigue es decir cuál etapa o grupo recapitular primero y cuáles después. En este

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punto te recomiendo que recapitules primero lo que está más cercano en el tiempo, para luego ir retrocediendo hacia épocas o temas anteriores. Hecho esto, lo que tienes que hacer es reacomodar los eventos en tu lista para la caja, de acuerdo con el criterio y el orden que has escogido para recapitularlos. En otras palabras, colocarás al inicio de tu lista los eventos que vas a recapitular en la sesión inicial, mientras que aquellos que serán recapitulados en la última sesión ocuparán los últimos lugares. Tercera fase. La fase final de la organización de tu lista para la caja consiste en realizar una distribución equitativa de todos los eventos que figuran en ella entre las sesiones que vas a tener. La idea central es que todas ellas tengan un número igual de eventos a recapitular. Obviamente, esto puede variar según se desarrollen las cosas dentro de la caja mientras trabajas con los eventos, ya que algunos de ellos requerirán más tiempo y otros menos. De todos modos, disponer de una distribución inicial te evitará tener muy pocos eventos en las primeras sesiones del proceso y demasiados en las últimas. Si, por ejemplo, tienes quinientos eventos o series de eventos para recapitular en catorce noches, tendrás un poco menos de treinta y seis eventos por noche. En esto no hay que ser rígidos, puesto que puedes muy bien hacer treinta en una noche y cuarenta en otra, manteniendo así más o menos el promedio estipulado. No hay inconveniente alguno en que hagas ajustes mientras avanzas en el proceso. Después de dividir de este modo tu lista para la caja, marca los primeros treinta y seis eventos con título “Sesión (o noche) 1”, los siguientes treinta y seis con el título “Sesión 2”, y así sucesivamente. Además de esto, pon una marca especial que haga resaltar aquellos eventos que sean realmente los más importantes dentro de cada segmento de treinta y seis; esto es importante porque así no los perderás de vista y no corres el riesgo de no quedarte sin recapitularlos por falta de tiempo. Los comentarios y ejemplos que se dan en esta sección son principalmente aplicables a un programa intensivo de recapitulación, dado que nos llevaría demasiado tiempo explicar aquí cómo organizar la lista para la caja para cada uno de los modelos de programa existentes. Por lo tanto, si tu programa no admite el calificativo de intensivo, procede tal como aquí se indica pero realiza las adaptaciones necesarias de acuerdo al tipo de programa y número de sesiones que hayas elegido. Un dato adicional que te puede servir como referencia al diseñar tu programa personal de recapitulación es el tiempo promedio que se suele necesitar para recapitular cada uno de los eventos. De acuerdo con mi experiencia, tanto personal como de grupo, generalmente cada evento o serie de eventos requiere un tiempo de recapitulación que varía de cinco a treinta minutos. En la mayoría de los casos, sin embargo, el tiempo requerido está entre los diez y los quince minutos. Hay que apuntar, sin embargo, que cada persona y circunstancia son diferentes, por lo que las cifras que damos son simplemente aproximativas.

Consejos y advertencias finales. A continuación, te voy a dar una serie de consejos y advertencias relativos a los tipos de dificultades que, a lo largo de mis años de trabajo con grupos de recapitulación, he podido comprobar que ha tenido la gente. ¿Del presente al pasado o del pasado al presente?

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Aunque ordenes del presente al pasado tu lista de nombres o de temas que vas a recapitular, eso no significa que tengas que recapitular en ese mismo orden los eventos a ellos asociados. Supongamos que vas a recapitular a la gente de tu época actual. Pues bien, puedes recapitular los eventos relativos a esas personas, partiendo desde el momento en que las conociste y terminando con los episodios más recientes que has vivido con ellas. Pero también tienes la opción de comenzar con los eventos más recientes y terminar con los más lejanos, si es que el hacerlo así te funciona mejor. Sobre las distracciones durante el proceso de la recapitulación. Es muy probable que cuando te encuentres recapitulando atraiga tu atención un pensamiento o un evento distinto al que en ese momento estás intentando recapitular. A veces la gente se desconcierta porque no sabe si es o no correcto dejar de recapitular el evento original y seguir el proceso con el evento que ha aparecido inesperadamente. Estamos ante un problema que no tiene una solución única, puesto que a veces es bueno seguir con el nuevo evento y a veces no; todo depende del origen de este nuevo evento. Si el evento emergente tiene que ver con una petición auténtica de tu cuerpo energético que te está así mostrando la interna necesidad de recapitular ese evento, deberías atender esta petición en vez de seguir con lo que hay escrito en tu agenda. Por otro lado, si el evento emergente es sólo un truco de tu ego para distraerte, o es el resultado de tu falta de entrenamiento para alcanzar y mantener una adecuada concentración, entonces lo mejor es que hagas un esfuerzo para recobrar la concentración y poder así seguir con el evento programado. La gran dificultad realmente estriba en determinar si el evento emergente está originado por una distracción de tu mente racional o por tu cuerpo energético. Como podrás notar, amigo mío, la solución no es nada fácil; así que lo más sensato en este caso es que confíes en tu propio sentir, que para estas cosas, el corazón es mejor consejero que la mente. Conviene aclarar que la recapitulación es un procedimiento formal y preciso sólo sobre el papel; en la práctica real es nuestro cuerpo quien la lleva a cabo, mientras que nosotros intentamos organizar, provocar y dirigir lo que nuestro cuerpo está haciendo. El punto clave es que, en cuanto a la recapitulación se refiere, es el cuerpo energético el que manda y a nosotros nos toca rendirnos a sus demandas. Finalmente, el único objetivo del cuerpo energético es completar el proceso de sanación. El cuerpo energético, quiere recuperar lo que le falta para estar completo otra vez. Por lo tanto, seguir sus requerimientos es lo apropiado. La idea es conseguir equilibrar esta confianza que otorgamos al cuerpo energético (lado izquierdo) con una organización seria y disciplinada de nuestro estado normal de conciencia (lado derecho). Dicho de otro modo: tan errónea es la demasiada espontaneidad como la demasiada rigidez. Al final, sin importar lo que decidas hacer, deberás confiar en tu decisión. Ese es el modo del guerrero; puedes estar en lo correcto o estar equivocado, sin embargo, esa única decisión personal, para bien o para mal, es todo lo que tienes para seguir adelante, Nadie podría exigirte más. ¿Qué grado de profundidad debe tener la recapitulación para que sea efectiva? Ya sea superficial o profunda, cualquier actividad dedicada a la recapitulación tendrá efectos positivos. El rango de tus experiencias durante la recapitulación puede oscilar desde un estado muy profundo de realidad no-ordinaria con su catártico flujo de revivir intensamente

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sentimientos que estaban reprimidos hasta un recordar el evento cercano a la forma normal en que recordamos la vida diaria. A menudo, tendemos a pensar que aquellos eventos que se recapitulan reviviéndolos intensamente (conciencia del lado izquierdo) tienen todo el valor, mientras que aquellos otros recapitulados en estados más superficiales de conciencia carecen en absoluto de valor. Pero en su día quedó demostrado que esta apreciación era equivocada. Esta percepción es errónea. Así pensaba yo al principio de mis investigaciones sobre recapitulación. Esto nos llevo a momentos de frustración y se experimentaba como una interrupción del “trabajo verdadero”. De hecho, no sabíamos qué hacer en esos momentos en que intentábamos recapitular un evento sin poder alcanzar lo que creíamos era la “profundidad” adecuada. Otro problema relacionado con esta percepción errónea era la dificultad de determinar mientras estábamos en la caja qué era exactamente lo que estábamos haciendo. Preguntas como “¿qué estoy haciendo?” “¿estoy haciendo verdadera recapitulación o sólo estoy recordando?”, asaltaban a menudo nuestra mente. Al final, estas dudas estaban relacionadas con el mismo problema que nos costó varios años resolver; esto es, que estábamos demasiado enfocados en la conciencia del lado izquierdo y como consecuencia, intentábamos hacerlo todo desde ese lado. Cuando descubrimos el secreto de los dos lados de la recapitulación (el tonal y el nagual), todo se aclaró súbitamente. Los recuerdos ordinarios deben formar parte del proceso de recapitulación, del mismo modo que otros elementos de la conciencia del lado derecho son necesarios para tener un proceso integral de sanación. Ahora, antes de terminar de responder la cuestión de recapitulación “profunda” versus recapitulación “superficial” y para que veamos con más claridad este asunto, examinemos otra vez la tabla de los elementos de la recapitulación:

ELEMENTOS DE LA RECAPITULACIÓN Lado izquierdo-Nagual-Cuerpo energético La caja de recapitulación Memorias corporales Técnicas respiratorias Comando energético Rituales Restauración del cuerpo energético Lado derecho-Tonal-Conciencia normal Lista de acontecimientos Memorias ordinarías Selección de actos a propósito Toma de decisiones Hablar sobre el proceso (retroalimentación) Llevar a cabo actos a propósito 111

En primer lugar, puedes observar que tanto el lado derecho como el lado izquierdo tienen el mismo número de elementos; y en ellos reconocerás a la mayoría de los elementos de la “técnica de los diez pasos” explicados anteriormente en este libro. Ahora bien, hay dos elementos que hasta ahora no han sido explicados y que son el papel de las memorias ordinarias en el proceso y el “hablar acerca del proceso”. Centrémonos en el primero de ellos. Las memorias ordinarias forman parte de los elementos del lado derecho del proceso de recapitulación al igual que las memorias corporales forman parte de los elementos del lado izquierdo. Imagina un segmento en el que en un extremo tengamos a la memoria ordinaria más superficial y en el otro, a la memoria corporal más profunda de la realidad no-ordinaria. (Véase la figura 14). Fig.14. Extremos desde la memoria ordinaria hasta la recapitulación más profunda. Cuando recapitulamos, nos ubicamos siempre en algún punto entre los dos extremos del segmento, aunque no es posible determinar en un momento dado en qué punto nos encontramos exactamente; o sea, que tenemos noción de lo que está pasando, pero no sabemos dónde localizar nuestra experiencia con respecto a los dos extremos. El punto aquí es que la recapitulación es parecida a soñar y que existe una línea muy fina que separa la conciencia del sueño y la conciencia de estar despierto. Esto lo podemos ver en la figura 15. Fig.15. Extremos entre el estado de vigilia y el sueño profundo. Como se puede apreciar en el diagrama, existen muchas posiciones entre el sueño profundo y el estar despierto, como, por ejemplo, el estado de meditación, también conocido como alfa desde el punto de vista de la frecuencia cerebral que se tiene en este estado. Cuando soñamos, hacemos un viaje desde los estados más superficiales de estar dormido hasta los más profundos, que es cuando tienen lugar los sueños. Además, los sueños pueden ser más o menos profundos según la frecuencia en la que estemos cuando los tengamos. La figura 16 nos muestra todo esto. Fig.16. El proceso de soñar. En la figura 16 puedes ver que mientras estamos dormidos, entramos y salimos continuamente en estados que oscilan entre muy profundos a no tan profundos. Y lo mismo sucede con el proceso de recapitulación: tu nivel de conciencia fluctúa entre unos estados de recapitulación profundos hasta otros cercanos a la memoria ordinaria, lo cual es completamente normal. (Véase la figura 17.) Fig.17. El proceso de recapitulación.

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Pero ¿qué deberías hacer cuando estás recapitulando en un estado cercano a la memoria ordinaria? Pues bien, tienes que hacer lo mismo que cuando estás sumido en una recapitulación profunda. La norma del guerrero es utilizar cualquier recurso a su alcance que le pueda ayudar a lograr su objetivo. Esto significa que vas a utilizar la “técnica de los diez pasos” para cada evento o serie de eventos, sin preocuparte de cuán profundo es el estado en que te encuentres. Simplemente no te preocupes; profundiza tanto como puedas, y entonces sin entrar en la ansiedad de preguntarte cuánta profundidad has alcanzado, sigue el procedimiento de la “técnica de los diez pasos”. Por supuesto es muy bueno cuando puedes trabajar en un estado de recapitulación profunda, pero no es posible mantener esa profundidad todo el tiempo. Las fluctuaciones desde el lado izquierdo al lado derecho y viceversa forman parte de la recapitulación, del mismo modo que esas fluctuaciones forman también parte del proceso de soñar. Y es por esto que las memorias ordinarias se incluyen también entre los elementos del lado derecho del proceso de recapitulación. En resumen: no hay razón alguna para rechazar las memorias de esta naturaleza; sino todo lo contrario, debes usarlas como parte de tu recapitulación. ¿Se puede hablar con los demás sobre nuestra propia recapitulación? El único elemento de la recapitulación que nos queda por explicar es la retroalimentación, o sea, hablar con alguien más sobre el proceso. ¿Podemos hablar con los demás acerca de nuestra recapitulación? La mayoría de las veces la contestación es negativa. La razón de esta negativa reside en que si hablas con otra gente sobre tu proceso, estás invitándola a que preste atención y dé opiniones sobre el mismo, lo cual probablemente supondría una interferencia en tu tarea. De una parte, no es fácil hacerles comprender a los demás por qué estás involucrado en una cosa tan extraña como introducirse en una caja para revivir eventos. Y de otra, lo que andas buscando es algo que parece demasiado vago para la mente racional, muy indeterminado y difícil de entender, incluso para ti mismo. No obstante, hay algunas circunstancias excepcionales en las que es apropiado que hables con otra gente acerca de tu recapitulación. Una de ellas es cuando hablas con personas que figuran en tu lista y sobre las que estás recapitulando. Puedes hacerlo siempre que creas que con ello conseguiréis una conexión más profunda y sólo si estás seguros de que hablar con ellas no causará un problema emocional ni para ti ni para la otra persona. Sería mejor, sin embargo, que no relaciones tu conversación con el tema de la recapitulación sino que te limites simplemente a mantener una conversación casual con esa persona. Maneja el asunto de una manera más bien discreta. La segunda excepción es cuando tienes la oportunidad de compartir el proceso de recapitulación con otras personas que serán propiamente tus compañeros de batalla. Esto sucede cuando dos o más personas deciden recapitular juntas. En este caso debe haber un espacio asignado para conversar con franqueza acerca de las experiencias, aciertos y dificultades que encuentran durante sus respectivos procesos de recapitulación. Este tipo de intercambio entre compañeros de recapitulación contribuye a reforzar la concentración en la tarea y a poner en movimiento cualquier clase de energía que estuviese atascada. ¿Está permitido dormir durante la recapitulación? Esta pregunta hay que contestarla de manera directa y clara: no, no está permitido dormir durante la recapitulación, al menos deliberadamente. Sin embargo, si involuntariamente te quedas dormido durante la recapitulación, esto no representa un problema. Durante el proceso de

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recapitulación tu estado de conciencia puede cambiar mucho, lo cual significa que atraviesas por estados perceptuales muy variados, en los que a menudo no sabes si estás soñando, medio dormido, o despierto. Tu realidad cambia, y no tiene caso tratar de establecer en cuál de esos estados te encuentras, ya que lo que necesitas es aprovechar ese momento para seguir adelante con tu proceso. De hecho, algunos de los momentos más significativos de la recapitulación suceden mientras estas soñando, lo que significa que en estos casos tu recapitulación continúa aun dentro de tus sueños. La clave es que aunque tengas sueño mantengas tu intento de seguir recapitulando. De esta manera, si te llegas a quedar dormido involuntariamente, tu intento se mantiene dentro de tus sueños y es entonces que los sueños se convierten en una poderosa herramienta que te ayuda en tu recapitulación. ¿Qué pasa si recordamos más eventos importantes después de haber terminado tu lista? Esta es una situación que se presenta con frecuencia. La gente suele recordar más eventos a medida que avanza en la recapitulación. A veces sucede cuando estás en la caja, y a veces cuando estás haciendo otras cosas. Es conveniente incorporar estos eventos a tu proceso de trabajo, sobre todo cuando se trata de eventos que han tenido una importante influencia en tu vida. Si tales eventos saltan a tu atención inesperadamente, mientras estás recapitulando otros, lo primero que debes hacer es seguir las recomendaciones que hice respecto a cómo contrarrestar las distracciones en el proceso. Si el evento es claramente significativo, deberás decidir entre recapitularlo de inmediato o dejarlo para más tarde. Una recomendación general es que si el evento se presenta con mucha fuerza y sientes claramente la disposición de tu ser a revivir esa experiencia, debes confiar en tus sentimientos y aprovechar la oportunidad para recapitularlo al calor del momento. ¿Qué pasa si recapitulamos conjuntamente con otras personas? Resulta muy afortunado contar con compañeros con quienes compartir el viaje. Naturalmente, cada uno estará viviendo su propio viaje, pero todos contarán con el privilegio de compartir experiencias con otros viajeros en algunos puntos del camino. El procedimiento es más o menos el mismo que cuando se trata de una sola persona; por lo que podemos decir que la principal diferencia consiste en el hecho de que va a haber más energía en movimiento. Esto es bueno para aquellos que viajen “en la parte trasera del tren”, ya que pueden ser arrastrados por los que van delante. No hay una forma específica de hacer esto: simplemente sucede, ya que de esa manera se comporta la energía. El ritual y los ejercicios de preparación se harán conjuntamente. De hecho, lo harás casi todo acompañado, excepto la elaboración de la lista y el trabajo dentro de la caja. Las cajas se colocan en la misma habitación, cercanas entre sí. No te preocupes si emites sonidos durante tu trabajo; porque cuando tu recapitulación se intensifica, lejos de distraer o molestar a tus compañeros, tu energía en movimiento va a facilitar que los demás pongan también en movimiento su propia energía. Resulta evidente que no tendría ningún sentido trabajar con otros si no es en un ambiente de profunda confianza y respeto. Acepta trabajar con otros solamente si todos están dispuestos a comprometerse sinceramente en la tarea, porque una vez que hayan comenzado, no habrá forma de volver a atrás. ¿Qué es lo que estoy haciendo mal?

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“Trato de hacer la recapitulación siguiendo fielmente los pasos estipulados, pero no consigo concentrarme, no puedo revivir los eventos y, por consiguiente, no llego a tener la sensación de que estoy recapitulando.” Este tipo de reacción es muy común al principio del proceso de recapitulación. Tiendes a creer que las técnicas no están funcionando contigo. Debes estar preparado para el caso de que se te presente esta situación y no rendirte. La mayoría de las personas experimentan algo similar en sus primeros intentos por recapitular. Incluso, aunque sigan todos los pasos, se quedan con la impresión de que no son capaces de realizar una auténtica recapitulación. De hecho, el proceso inicial, tal como lo he visto en la mayoría de los practicantes, sucede de la manera siguiente:

1. Al principio tratas de recapitular siguiendo las técnicas lo mejor que puedes, pero en realidad no realizas los pasos como es debido. Especialmente en los pasos relativos a la etapa de revivir, a la intensificación, y a la toma de decisiones, la mayoría de la gente se salta algunas partes porque las encuentra extrañas o ridículas. Es en esta fase cuando sientes que no estás teniendo éxito en tu recapitulación.

2. A pesar de todo, decides continuar, esta vez decidido a llevar a cabo todos los pasos e indicaciones sin importar cuán extrañas te parezcan. Sin importar si te son agradables o no. Digamos que esta vez sí consigues no saltarte ninguno de los pasos. Notas alguna diferencia, pero sigues creyendo que la verdadera recapitulación todavía no se ha puesto en marcha. Continúas sintiendo esa sensación de que no estás consiguiendo tu objetivo.

3. Se te propone que sigas intentando. Todas esas inquietudes y desasosiegos son normales en esta fase inicial. No obstante, si perseveras, si sigues practicando más, comprobarás cómo en el momento en que menos lo esperes, ¡la verdadera recapitulación se pone en marcha! Es en este punto cuando descubres cómo se siente uno cuando recapitula de verdad y lo efectiva que es esta técnica, ¡Felicidades por perseverar! Sigue adelante hasta que termines de recapitular toda tu vida. Mi experiencia en este campo me dicta que en un programa de quince noches se necesitan por término medio de uno a tres días para que se desencadene la verdadera recapitulación. En el seminario intensivo de tres días, por ser mucho más corto, los participantes aprenden a recapitular bajo mi guía. En este caso, dichos participantes siguen mis instrucciones paso a paso, y todo el mundo recapitula al mismo tiempo eventos de un mismo tipo. En seminarios de estas características, la mayoría de la gente suele empezar a recapitular al segundo día, esto es, durante el tercer segmento de la recapitulación de eventos. Como ya he apuntado, estoy hablando de promedios; por lo que el caso específico de una determinada persona podría no ajustarse a los mismos. De todos modos, lo importante es que tengas presente lo que a continuación te voy a decir: no te rindas si en los primeros intentos no consigues tener en la recapitulación el éxito que esperabas. Esto es normal. Piensa que es una prueba y sigue adelante. ¿Se pueden cambiar los diez pasos? ¿Tenemos que seguir siempre estrictamente los diez pasos tal como se describen en el libro, o podemos ser flexibles y cambiarlos un poco de acuerdo con las necesidades del momento?

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Esta es una pregunta muy importante que nos proporciona además un tema muy adecuado para terminar el libro. La respuesta es que cuando empiezas a practicar la recapitulación, deberás realizar los diez pasos exactamente como han sido descritos en este libro, incluso aquellos que te parezcan exagerados, ridículos o extraños. Al hacerlo así, podrás eliminar sobreponerte a las resistencias del ego y, lo que es más importante, podrás también ir más allá de la dominación de la mente racional. La regla a seguir durante el periodo en que tu cuerpo esté aprendiendo o más bien recordando cómo recapitular es, sigue los diez pasos minuciosamente. Una vez desencadenado el verdadero proceso de recapitulación, notarás que eres capaz de pasar de un paso a otro de una manera más fluida y natural. Probablemente requerirás menos tiempo usando la respiración número uno para conectar con la sensación de la recapitulación. En un momento dado, podrías inclusive brincarte el paso en el que ves el evento como una película y pasar directamente a revivirlo. La toma de decisiones se convierte en una acción menos verbal conforme tu cuerpo se habitúa al movimiento de energía que hemos denominado el nuevo comando energético. Con la suficiente práctica, este método de paso a paso se transforma en un proceso natural en donde ya no existirá separación entre los diversos pasos. El resumen o contenido fundamental del proceso se compone del revivir, la sanación y el reforzamiento de la sanación (por medio de los actos liberados), Eso es todo: revivir, sanar y reforzar la sanación. Cuando este proceso sea para ti algo natural, podrás terminar la recapitulación de toda tu vida en pocos años, meses, o semanas, dependiendo del grado de intensidad que tenga tu programa personal. Es entonces cuando la recapitulación se convertirá en uno más de tus recursos personales; se convierte, pues, en lo que siempre fue: un proceso natural de autosanación energética que está en todo momento a tu disposición para cuando lo necesites. Mi último comentario. He hecho todo lo posible para convencerte de lo valiosa que es la práctica de la recapitulación. Te he dado todos los apoyos que han estado a mi alcance para apoyarte en tu aventura. Mi corazón está ya vacio, porque ha dejado salir todo lo que tenia dentro y pugnaba con salir respecto al tema de la recapitulación. No me queda más que desearte un buen viaje, lleno de esfuerzos y de encuentros con tu otro yo y con el Gran Espíritu. La recapitulación habrá de cambiar tu vida. No te atrevas a embarcarte en semejante viaje si no estás dispuesto a rendirte al sobrecogedor misterio de cambiar. Si has de comenzar el viaje, ojalá puedan nuestros mágicos campos de energía brillar juntos en la búsqueda de nuestro destino común.

APÉNDICE A TABLA DE EJEMPLOS. La tabla que insertamos a continuación contiene ejemplos de eventos que dejaron un daño energético en las personas que los vivieron, así como un ejemplo del proceso de enfermedad y sanación que siguieron. Cada número encabeza un evento distinto y por tanto la tabla debe leerse de arriba para abajo. En cuanto a la enfermedad, al evento siguió un comando energético que generalmente se aloja en el inconsciente y que nos afecta sin que tengamos conciencia de ello. A partir de este comando energético se generó una rutina desgastante o hacer cuyo ejemplo también aparece en

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la tabla. A continuación aparecen como parte del proceso de sanación ejemplos de las tomas de decisión o comandos energéticos que resultaron del proceso de recapitulación, y finalmente ejemplos de las acciones liberadas o no-haceres que se consideraron apropiadas para las decisiones que se tomaron. Estos ejemplos no tienen otro objetivo que el servirte como un punto de referencia que te pueda dar una idea que te ayude cuando estás tratando de determinar cuáles fueron tus promesas energéticas, qué decisiones deberías tomar, y cuáles serían los correspondientes no-haceres. Y es que, sobre todo al principio, al practicante le cuesta más trabajo formarse una idea clara acerca de cómo articular esas partes del proceso. Con la práctica, estas cuestiones se vuelven mucho más fáciles. Por favor, sé consciente de que esta tabla debe usarse como si fuese un recetario de cocina. Es decir, que si tuvieras un evento similar a los expuestos, no tienes forzosamente que seguir los ejemplos de la tabla en lo referente a la toma de decisiones y a los no-haceres. En realidad, presentar los ejemplos de esta manera no deja de ser una simplificación excesiva de unos procesos que en realidad son mucho más complejos. La tabla muestra sólo una de las múltiples formas posibles de abordar los eventos que en ella aparecen; por lo que, del mismo modo, con todo lo que en este libro se propone, el uso de tu propio criterio será siempre apropiado. Para estudiar los ejemplos, lee por columnas, es decir, de arriba hacia abajo y no hacia la derecha.

Ejemplos

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Acontecimi ento (o situación detrás del acontecimi ento)

Tu padre no te demostró afecto alguno.

Te sorprendieron robándole dinero a un pariente.

Fuiste violentamente rechazado cuando quisiste expresar el cariño que sentías.

Orden energética

“No te querré. Te odio.”

“No soy digno de confianza.”

“No mostraré mis sentimientos a los demás.”

Hacer (Rutina interna)

Mantener las distancias con tu padre. Dar a entender que lo quieres.

Tus acciones dieron al traste con la confianza que los demás tenían depositada en ti.

No decir nunca “te quiero”. Mostrar enfado ocultar tu tristeza. Simular que no necesitas a nadie.

Toma de decisiones

“Reconozco que te quiero sin condiciones y sin pretender recompensa alguna.”

“Me desprenderé de la promesa de no ser digno de confianza y haré honor a la confianza que los demás depositen en mí.”

“De ahora en adelante expresaré lo que siento a la gente que quiero. ¡El temor a sufrir

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un desengaño no me lo impedirá!” No-hacer

Acércate a tu padre, abrázalo, y exprésale tu cariño sin esperar recompensa alguna.

Se honesto. Confiesa todas las mentiras que dijiste con anterioridad. Así te ganarás el sagrado premio de ser digno de confianza.

Confiesa tus sentimientos a tus padres, parientes, amigos, parejas y demás personas. Acostúmbrate a expresar tus sentimientos.

Ejemplos

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Acontecimi ento (o situación detrás del acontecimi ento)

El gran amor de tu vida te dejó por otro (o por otra), con gran dolor de tu corazón por tu parte. Este sentimiento de pérdida te ha acompañado durante toda tu vida.

Tu padre solía maltratarte. Era violento y frio. Tienes recuerdos de agresiones físicas.

No eras un niño físicamente fuerte. Los deportes no te iban. Los demás niños se burlaban de ti y tus padres no te ayudaron nunca.

Orden energética

“No confiaré en las mujeres ( o en los hombres) nunca más.”

“Te odio. Procuraré ser duro con los demás para que no noten mi flaqueza e intenten hacerme daño.”

“Soy un perdedor. Me retraeré y no les daré la oportunidad de que comprueben

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lo débil que soy.” Hacer (Rutina interna)

Has perdido la confianza en los demás. No eres capaz de entregarte cuando haces el amor. No eres capaz de brindarle tu corazón a la persona que amas.

Eres agresivo con los demás. Chillas y pegas a tus hijos. Eres despótico con tu familia. Eres despótico con tu familia. Eres dado a las pendencias.

Eres vergonzoso y no muestras confianza cuando tratas con alguien del sexo opuesto. Actúas como si no fueses digno de ser amado. Tienes miedo de iniciar nuevos proyectos.

Toma de decisiones

“Te doy las gracias por el amor que me diste. Acepto que me dejaras. Veré en cada mujer (hombre) que conozca a un nuevo ser humano. Cuando llegue el momento, me dejaré llevar por el misterio del amor y de la confianza mutua.”

“Te perdono, padre, no porque lo que hiciste estuviese correcto, sino por mi propio bien. Me despojo de todo rencor hacia ti. De ahora en adelante, querré a mis hijos de la forma que hubiese deseado ser querido por ti.”

“Me acepto como soy sin compararme con los demás. Estoy fuerte y lleno de vida. Hare lo que yo quiera y correré el riesgo de ganar o perder. Cualquiera que sea el resultado, estaré contento porque no me ha frenado el miedo.”

No-hacer

Corre el riesgo de amar a otra persona, y de confiar en ella. Si estás enamorado (o enamorada), haz el amor con tu pareja de forma apasionada y sin inhibición alguna.

Juega con tus hijos y sé tierno con ellos. Hazte payaso apara alegrara los niños en los parques, escuelas o fiestas (y hazlo sin cobrar nada).

Muéstrate confiado (o confiada) cuando te acerques a alguien del sexo opuesto. Dedícate a nuevas actividades. Practica deportes para divertirte y no para competir, así no te molestara perder.

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Ejemplos

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Acontecimi ento (o situación detrás del acontecimi ento)

Tus padres te lo dieron todo menos cariño. Tenias todo lo que se te antoja, pero te sentías solo.

A tu madre nunca le parecía bien lo que hacías; siempre encontraba alguna falta. Era una perfeccionista y nunca fuiste capaz de hacer algo que complaciera.

Orden energética

“Si ellos no me necesitan tampoco los necesito yo a ellos. La persona más importante para mi seré yo mismo. No necesitaré a nadie. Todo el mundo será menos que yo.”

“Haga lo que haga, nunca será bastante. No soy lo suficientemente bueno (o buena).”

Hacer (Rutina interna)

Estás orgulloso (u orgullosa) de tu dinero, aunque no has sido tú quien lo ha ganado. Juzgas a los demás sobre la base de su riqueza material. Eres muy superficial en tus actos y en tus relaciones con otras personas. Procuras que los demás se crean que eres feliz, pero en realidad eres desdichado (o desdichada).

Siempre encuentras faltas en lo que hacen los demás. Eres un (o una) perfeccionista y te pides mucho a ti misma (o a ti misma) así como a los demás. Nunca se te ve feliz y la culpa la tiene tu neurótico perfeccionismo. Siempre estás intentando demostrarles a los demás lo bueno (o buena) que eres.

Toma de decisiones

“No continuaré juzgando a la gente por su éxito material. Aprenderé a valorar las cualidades inmateriales de la gente. Valoraré a las personas por lo que son y no por lo que tienen. Mostraré mi corazón y confesare mis sentimientos. Querré a los demás de la misma forma que me gustaría ser querido (o querida).”

“Dejaré a un lado mi obsesión de ser perfecto (a). Me serenaré y haré lo que haga por el solo gusto de hacerlo. Si me equivoco no le daré la más mínima importancia. Dejaré de exigirle a los demás que haga los cosas de la forma que yo creo que es la adecuada. Sólo soy un persona y, como tal, susceptible de cometer errores.”

No-hacer

Vístete con sencillez, sin hacer ostentación de riqueza. Traba amistad con gente buena que no tenga dinero. Realiza labores de

Comete equivocaciones adrede delante de los demás y procura permanecer tranquilo.

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voluntariado social en barrios pobres para aprender a querer al prójimo sin esperar nada a cambio.

Practica la tolerancia y haz un comentario amable cuándos veas que alguien comete un error. No tienes por qué exagerar en esto y no te olvides de utilizar el sentido común.

Apéndice B OPORTUNIDADES PARA CRECER JUNTOS: LOS TALLERES AVP. AVP es una organización nacida y ubicada en México que promueve el desarrollo personal y espiritual. En AVP creemos que todo ser humano tiene dentro de sí todo lo necesario para enfrentar el reto de vivir una vida que valga la pena. No creemos ni en maestros ni en gurús como camino de conocimiento, sino que creemos en la responsabilidad personal como único e indispensable requisito para emprender la tarea de adquirir conocimiento y libertad. Debido a esto, todos nuestros talleres, seminarios y publicaciones han sido diseñados con miras a evitar cualquier clase de dependencia o formas de dominación. Es por ello que no tomamos aprendices, otorgamos grados o entrenamientos de largo plazo para asegurar una clientela. Nuestros instructores no son líderes carismáticos que se coloquen en el centro de la atención de los demás presentándose como el elemento indispensable para tu aprendizaje. Creemos y practicamos el antiguo concepto tolteca de aprendizaje llamado nimomashtic que literalmente significa enseñar-se, Con este espíritu, invitamos a todos, mujeres y hombres, los que quieran compartir con otros la experiencia del crecimiento. Gente que no esté buscando maestros perfectos o supuestamente iluminados. Lo único que podemos ofrecer es nuestro inquebrantable compromiso con nuestro propio camino y nuestra experiencia de haber trabajado en esto por largo tiempo. La meta de nuestro trabajo es rescatar nuestro lado mágico; ese otro yo que tanto nos hace falta en nuestras vidas para contrarrestar y sanar los problemas que tenemos a causa de nuestro empeño en intentar regir nuestras vidas con la sola participación de nuestra mente racional o la creencia ciega en figuras externas. La libertad de reinventarnos a nosotros mismos, eligiendo cómo ser y cómo vivir están también en el centro de nuestras aspiraciones. No buscamos la otra parte de nosotros mismos sólo por el gusto de hacer cosas raras o simplemente para ver qué se siente. Necesitamos rescatar a nuestro otro yo, una razón simple y pragmática: No podemos acceder a una vida equilibrada y saludable sin la participación de todo lo que somos. Intentar vivir ocupándonos sólo de nuestro lado material y racional (Tonal) es como tratar de caminar solo con una pierna cuando tenemos dos, Nuestros talleres, seminarios y programas de autoaprendizaje están organizados con un alto sentido práctico y no están orientados hacia las discusiones conceptuales o teóricas. Para llevar a cabo estos programas

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no necesitas creer, sino hacer; ya que sólo a través de la experiencia podrás encontrar el conocimiento que habrá de cambiar tu vida para bien. Puedes participar en nuestros distintos programas en cualquier orden que desees, aunque generalmente recomiendo hacer primero el taller denominado El salto al otro yo, que es nuestro taller básico y trata acerca de nuestra naturaleza como seres duales. En El salto al otro yo en vez de limitarnos a hablar sobre nuestra dualidad o sobre el otro yo, lo que hacemos es introducir ejercicios prácticos que permiten a los asistentes experimentar el otro yo por sí mismos. Esta experiencia, de alto impacto en los participantes, nos revela esa parte de nosotros mismos que nos hace falta en el mundo moderno. En lo referente a la recapitulación, ofrecemos el Taller intensivo de recapitulación en cajas, que en la actualidad dura quince días y generalmente sólo se imparte en México. También ofrecemos en varios países el Seminario intensivo de recapitulación que se desarrolla en tres días. La principal diferencia entre estos dos programas es que mientras en el taller de dos semanas los participantes se avocan a recapitular intensivamente toda su vida, en el seminario de tres días lo que se hace es aprender y practicar las técnicas de recapitulación in situ de forma que los participantes aprendan a practicar la recapitulación con eficiencia, con la ayuda del facilitador experto. Asimismo, esos tres días pueden ser aprovechados para recapitular algunos de los momentos más decisivos de tu vida, para continuar posteriormente tu recapitulación general por tu propia cuenta. Este seminario da un “empujón” hacia la auténtica experiencia de la recapitulación; ya que, en este caso, la misión del instructor es hacer que los participantes venzan a su propia e inconsciente resistencia, para que así puedan realmente cruzar la línea que existe entre lo que es un remedo de recapitulación y la verdadera recapitulación. Los talleres AVP abarcan una amplia gama de temas y metas, entre los que se encuentran programas de autoaprendizaje. En caso de que quieras contar con más información, puedes ponerte en contacto con nosotros visitando nuestra página web: www.toltecas.com Dirección postal: AVP A.P, 12-762 C.P. 03001 Distrito Federal México e-mail: [email protected]

ACERCA DE LAS FUENTES DE ESTA OBRA. Este libro se escribió con la finalidad de apoyar los esfuerzos de aquellos que pugnan por abrirse camino hacia su propia libertad mas allá de los dictados de la vida ordinaria en las sociedades modernas, donde nuestro destino parece ser simplemente trabajar, consumir y morir. Como has podido constatar, el terna de este libro es la recapitulación: un antiguo método de autosanación cuyo fin primordial es hacer que nuestro campo de energía se recupere de daños sufridos en el pasado. Si bien el origen de esta técnica se remonta a la época de los antiguos toltecas, es importante señalar que aquí presentamos su versión moderna tal corno ha

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sido creada y desarrollada por mí y por mis colaboradores de AVP México, a lo largo de más de quince años de práctica e investigación, Aunque algunos de los primeros libros de Carlos Castaneda han tenido una influencia significativa sobre esta obra, es importante aclarar que este libro y la investigación que lo precede son un esfuerzo original e independiente concebido y desarrollado por mí y por todos aquellos que de alguna manera han estado involucrados con los talleres AVP impartidos en todo el mundo. Si bien es cierto que muchos valiosos aspectos de los libros de Castaneda (sobre todo los primeros) me han servido de inspiración para una parte significativa de mi obra, también es cierto que existen muchas diferencias entre su trabajo y el mío en cuanto a metas y procedimientos se refiere. Cualquier lector cuidadoso de nuestros respectivos libros se da cuenta fácilmente de estas diferencias. En lo que respecta a la recapitulación, que es el tema central de este libro, puede encontrarse la influencia del libro El don del águila, escrito por Castaneda, en el diseño de parte de la técnica AVP de los diez pasos, así como en el uso de algunos términos, conceptos y expresiones. Por otra parte, la investigación, el diseño, los objetivos, los procedimientos y la experiencia práctica de la cual procede esta obra son creación mía. Como siempre he dejado claro en mis libros, talleres y seminarios, Carlos Castaneda no ha estado involucrado en mi trabajo, más allá de ser uno de los autores que me han inspirado en algunas de las áreas de mis investigaciones. Mis encuentros con él en persona tuvieron lugar hace cerca de veinte años, cuando yo formaba parte del público que asistía a sus pláticas semiprivadas en casas de amigos suyos en la Ciudad de México. Nunca fue mi maestro ni mi modelo a seguir en modo alguno. Por el contrario, si bien es cierto que hay muchos planteamientos que considero valiosos e inspiradores en sus primeros libros, también es cierto que existen otros aspectos de su obra y su manejo personal frente a sus admiradores que, a mi entender, son más bien obstáculos que hacen más difícil una sana búsqueda del desarrollo y la libertad de la persona. Como pasa con cualquier obra de cualquier autor, lo más conveniente es una lectura crítica para tomar de ella lo que nos pueda ser beneficioso, evitando caer en la fe ciega y sin renunciar a una buena dosis de sentido común. La influencia fundamental y más fuerte detrás de este y mis demás libros y talleres provienen de la tradición tolteca, tal como la hemos recibido de abuelos del antiguo México. Esta tradición se ha mantenido viva en las montañas del norte de México por los toltecas sobrevivientes con los cuales me he relacionado y sobre los cuales he escrito mis anteriores libros (véase Toltecas del nuevo milenio). Esté o no de acuerdo con muchas de las ideas, actividades y fines tanto implícitos como explícitos que Castaneda expone y desarrolla en su obra y conducta personal, lo cierto es que sus libros han influido de forma positiva en muchos de sus lectores, entre los cuales me encuentro. En lo que a mí concierne, sus primeros libros me estimularon a buscar nuevas prácticas, tal es el caso de la recapitulación, y además me empujaron a continuar con antiguos proyectos como el de sumergirme en la experiencia de cuerpo entero entre las comunidades indígenas. Su obra también nos proporcionó un nuevo lenguaje para lidiar con nuestro lado mágico y oculto. Términos como “segunda atención” “parar el diálogo interno” “importancia personal” “la impecabilidad del guerrero” entre muchos otros, estarán ligados a su nombre por mucho, mucho tiempo. Al mismo tiempo, considero importante que no nos olvidemos de que su obra no fue su sola creación. Aún en el caso de que Castaneda haya inventado a Don Juan Matus como personaje literario, como parece

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determinarlo cada vez con más claridad el veredicto de las investigaciones y la historia, es evidente que Castaneda se nutrió de la búsqueda ancestral de nuestros abuelos indígenas, los toltecas, los mayas, y sus predecesores: los teotíhuacanos y los olmecas. Ellos fueron los que descubrieron para el mundo la naturaleza dual tanto de los seres humanos como de la realidad. Y ellos fueron también los que, de una parte, acuñaron la voz tonal para aplicarla a la conciencia normal y a la realidad ordinaria y, de otra, la voz nagual para designar el lado mágico de los seres humanos y del mundo que nos rodea. Por esta razón, quiero honrar y mostrarle mi gratitud al genio de un hombre que fue capaz de atraer la atención de millones de lectores hacia la búsqueda de la naturaleza dual de los seres humanos y de la realidad. Pero principalmente, quiero honrar y agradecer a los pueblos indígenas del pasado y del presente que fueron la inspiración de la búsqueda de Castaneda y de la de esos millones de mujeres y hombres enamorados del misterio y de la libertad. Por último, quiero decir que cualquiera que sea el trabajo que hagamos para aproximarnos a nuestra verdadera naturaleza, será un trabajo que nos acercará también más al Gran Espíritu que da vida y une a todos los seres que existen en el universo. El trabajo no pertenece a nadie, sino al propio Espíritu; porque todo procede de y todo regresa a esa misma fuente sagrada.

ACERCA DEL AUTOR. Después de la maravillosa experiencia de sus primeros encuentros con los pueblos indígenas. Víctor Sánchez se dispuso a estudiar la antropología académica. Desde allí regresó de nuevo al mundo indígena para descubrir la antiantropología: una postura de investigación que pone el énfasis en la experiencia humana del encuentro con la otredad, en vez de ponerlo en la elaboración de reportes intelectuales que tratan de reducir la realidad a los estrechos límites de un marco teorético. A partir de sus más de veinte años de experiencia en diversos campos, pudo crear una metodología de desarrollo personal y espiritual denominada el Arte de Vivir a Propósito o Nueva Toltequidad. De sus aventuras en el mundo de la naturaleza, atravesando desiertos, abriéndose paso por las selvas, escalando montañas, y estudiando los sistemas de comunicación de ballenas y delfines, descubrió en la comunión con la naturaleza el espacio ideal para reencontrarnos con nuestro yo natural y para hallar respuestas a nuestras interrogantes fundamentales. En su obra, este encuentro con la naturaleza no es una aproximación intelectual o una ecología de la mente, sino que es una participación con todo el cuerpo y una ecología que proviene del corazón, lo cual se expresa a través de una manera nueva de vivir. De sus experiencias con grupos indígenas de México sobrevivientes que mantienen vivas las tradiciones espirituales de los antiguos toltecas nos trae este mensaje: “Somos hijos del sol. Nuestra naturaleza es brillar y, como seres duales que somos, debemos incorporar a nuestra vida diaria la conciencia de ese otro yo que permanece escondido dentro de nosotros en espera de ser resucitado para mostrarnos el tolteca que llevamos dentro sin saberlo.” Los planteamientos de Víctor Sánchez no son meras afirmaciones cuya existencia termina en las páginas de un libro o en el ámbito de los pensamientos. Sus planteamientos son más bien una invitación abierta a la práctica que puede incorporar esas ideas como sustancia viva en nuestra vida cotidiana.

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Los talleres y seminarios que ha impartido a lo largo de los años expresan con toda claridad que su mensaje no está dirigido a la esfera del pensamiento, sino que apunta al campo de la experiencia. Pero, por encima de todo, su obra es una invitación a que dejemos de pensar y hablar sobre el conocimiento; para comenzar a vivir el conocimiento en nuestro cuerpo y en nuestro corazón dentro del contexto de nuestra vida diaria y entre nuestra gente. Es una invitación a que asumamos nuestra propia responsabilidad, en lugar de esperar a que alguien más la asuma por nosotros. Y esto obedece a que lo que estamos buscando está dentro de nosotros. Víctor Sánchez nos recuerda que el único requisito indispensable es que recuperemos la facultad esencial de escucharnos a nosotros mismos; es decir, que penetremos en ese espacio interior donde habita el Espíritu y desde el cual nos habla sin palabras a través de lo que este autor llama el conocimiento silencioso. En su libro, Las enseñanzas de don Carlos, nos ofrece el testimonio de su experiencia con el desarrollo y la aplicación de una metodología práctica inspirada en los libros de Carlos Castaneda; un proceso que fue facilitado por sus experiencias con los pueblos indígenas del linaje tolteca. En Toltecas del nuevo milenio, Sánchez narra sus experiencias con los toltecas “sobrevivientes”. Desde una perspectiva anti-antropológica, el autor abre la puerta de ese universo paralelo en el que habitan los wirrarikas, indígenas del norte de México, proporcionándonos así un testimonio vivo que nos abre una ventana al conocimiento indígena. Ahora, con El camino tolteca de la recapitulación, el autor nos hace partícipes de una poderosa técnica que representa la alternativa chamánica a terapias tales como el psicoanálisis y otros modelos occidentales que buscan el alivio de traumas del pasado con el concurso casi exclusivo de la mente. En la actualidad, Víctor Sánchez sigue acumulando experiencias con los toltecas sobrevivientes. Ha cumplido, asimismo, con el compromiso que adquirió el 15 de noviembre de 1993 con los ancianos y marakanes de Sierra Wirrarika, de entregarles el testimonio escrito de una parte importante de su tradición espiritual, a través de un libro que fue escrito sólo para ellos y que no tiene la intención de ser publicado comercialmente. De este modo, rectifica la práctica actual, muy común entre antropólogos y escritores, de no hacer partícipes de los frutos de sus labores a las comunidades en las que sus investigaciones se llevaron a cabo. El objetivo de generar este testimonio escrito tiene la doble finalidad de, por una parte, contribuir a la preservación de sus tradiciones y, por la otra, proporcionar a las nuevas generaciones de wirrarikas que en un número cada vez mayor están aprendiendo a leer y escribir libros que relaten y hablen de sus propias tradiciones y no sólo de la cosmovisión de los tewaris (así llaman ellos a los no-indígenas). A finales de 1999, Sánchez entregó oficialmente doscientos ejemplares del libro Recapitulación de elementos de la tradición wirrarika (sin distribución comercial), a las autoridades de la región wirrarika donde él ha trabajado todos estos años. (36) Aparte de sus estancias en el mundo indígena, Víctor Sánchez escribe libros, da conferencias y organiza talleres y seminarios por todo el mundo. Podemos decir, pues, que Víctor Sánchez está trabajando en todos los terrenos a su alcance para tender un puente que permita a la gente nutrirse de la magia que conservan las comunidades indígenas descendientes de los toltecas; una magia que encierra uno de los tesoros

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más valiosos y grandiosos que en esta Tierra ha creado la experiencia humana: el conocimiento de la otredad. (36) No se da una información más concreta del emplazamiento geográfico de la comunidad wírrarika para preservarlo del conocimiento público; con esto, lo único que pretendemos es no hacer más numeroso todavía el creciente flujo de gente no-indígena que llega hasta sus remotos asentamientos, lo cual, a juicio de ancianos y chamanes, pone en peligro la supervivencia de su mundo tradicional.

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