Veron Eliseo - La Semiosis Social (236pag)
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LA SEMIOSIS SOCIAL
Fragmentos de una teoria de fa discursividad
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tera entre un "antes" y un "despues""de la demarcaci6n de un punto "sin retomo",lo cual evidencia sus esfuerzos por cortar una materia concebida originalmente como continua. Un modelo que habla de "rupturas", que se propone describiruna historia que avanza "a saltos", no es par ella menos unidimensional que' otro modelo que, por media de una concepci6n trascerrdental del Saber, dibuja la "lfnea" de la historia de una ciencia. Dicho de otra manera: la teorla de la "ruptura" s610 ha sido, de hecho, la contra-ideologfa de los enfoques continuistas. Para plantear correctamente el problema ciencia-idcologfa, resulta indispensable abandonar el campo cerrado delimitado por la polemica filos6fica continuismo/discontinuismo, progresismo/ruptura. Se intenta responder a la pregunta: i,cuaJ. es la diferencia entre ciencia e ideologfa? Ahora bien, como ya veremos, semejante pregunta, asf planteada, no admite respuesta. Digamos por el momento que habrla que descomponerla: ella debe recibir respuestas diJerentes segun el nivel del proceso de producci6n de sentido en el cual nos colocamos al formularla. Estamos completamente de acuerdo con los partidarios de la "ruptura" en un punto esencial: hace falta darse los medios para concebir el "conocimiento" y su historia como un sistema productivo. [2) Pero para ello no basta con apelar a metaforas inspiradas del Capital. EI "conocimiento cientffico" y su historia conciemen a la producci6n de una cosa muy particular: el sentido. Ahora bien, el sentido s610 existc en sus manifestaciones materiales, en las materias significantes que contienen las marcas que permiten localizarlo. EI sentido producido que tradicionalmente se llama "conocimiento cientffico" aparece, ya bajo una forma prtictica ("efcctos pn1cticos": tecnologfas y operaciones sobre 10 real), ya bajo una forma te6rica (los discursos de las ciencias). La primera forma implica la transformaci6n de operaciones discursivas en operaciones no-discursivas de naturaleza practica; ella supone, por 10 tanto, el "conocimiento" ("aplicaciones" del conocimiento cientffico). Este ultimo, bajo su forma te6rica, cs discurso. En otras palabras: hay que comenzar por concep(ualizar el "conocimiento" (noci6n cuyos orfgencs son irremediablemente idealistas) como un sistema de efectos de sentido discursivos. Este principio, que relaciona la noci6n de "conocimiento cient!fico" con la noci6n de efectos de sentido discursivos, nos lleva de inmediato a una observaci6n: la cuesti6n ciencia-ideologfa s610 concieme a un muy pequeno fragmento del universo de funcionamiento de 10 ideo16gico. En otras palabras, 10 ideol6gico existe fuera del discurso de las ciencias y fuera de los discursos sociales en general. La ideol6gico puede investir cualquier materia signiflcante.[3) Al leer a ciertos autores, pareciera que la teorla de 10 ideol6gico se juega entera en la cuesti6n de la diferencia ciencia-ideologfa: reducci6n del campo de pertinencia de 10 www.esnips.com/web/Lalia
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ideol6gico que no hace sino reflejar las inquietudes profesionales de los intelectuales, productores de discurso. La cuesti6n ciencia-ideologfa esta muy lejos de agotar la problematica propia a una teolia general de 10 ideol6gico. Asf delimitado, el problema del "conocimiento" se plantea en el contexto de una cuesti6n mucho mas amplia, a saber, la cuesti6n del sistema productivo de los discursos sociales, siendo este sistema, a su vez, un fragmento del campo de producci6n social de sentido. Siempre ha sido mucho mas facil afirmar una diferencia absoluta entre "ciencia" e "ideologfa" que comprender las relaciones necesarias entre 10 ideol6gico y la cientificidad. Para llevar a termino (bien 0 mal) la primera tarea (producir una diferencia) tenemos toda la epistemologfa modema al alcance de la mano. El punto de vista segl1n el cual hay dos instancias ("ciencia" e "ideologfa") cuya diferencia absoluta hace falta establecer para poder fundar un cierto concepto de Conocimiento, no s610 ha sido el patrimonio de todas las form as de positivismo, empirismo y cientificismo; buen nllmero de interpretaciones formuladas en nombre del marxismo cayeron en la misma trampa: denunciando la naturaleza "ideoI6gica" de los discursos sociales y fundandose a sf mismos como el discurso de la Ciencia, cada uno de estos "marxismos vulgares" reprodujo la ideologfa de la diferencia absoluta entre el Error (las ideologfas de las clases dominantes) y la Ciencia, la Verdad (del lado de la clase obrera revolucionaria). Todas las perspectivas (a derecha e izquierda) que plantean el problema en terminos de una diferencia absoluta entre dos instancias, siguen el mismo camino y llegan a! mismo resultado: separar el producto del conocimiento del sistema productivo, esconder la verdadera naturaleza de 10 que se llama una "ciencia" (a saber, ser un sistema productivo) e ignorar, en consecuencia, que 10 ideol6gico es una dimensi6n constitutiva de todo sistema social de producci6n de sentido. Puede ser que ya se yea por que, en definitiva, la cuesti6n acerca de la diferencia entre "ciencia" e "ideologfa" no admite una respuesta: es una pregunta radica!mente rna! planteada. No puede uno preguntarse sobre esta diferencia por la sencilla raz6n de que estas dos nociones no se refieren a "objetos" comparables. Por 10 tanto, si dos cosas no son comparables, no se puede hablar de su diferencia. La noci6n de "ciencia" 0 de "actividad cien!ffica" designa un conjunto de instituciones y de sistemas de acciones y de norm as (10 que llamamos un sistema productivo), que se encuentra en el interior de 10 social. Es por ello que la noci6n de "ciencia" puede ser asociada a la de un tipo de discurso: el reconocido socialmente como discurso producido por estas instituciones. Se puede hablar entonces, en un nivel puramente descriptivo, del "discurso cien!ffico", como de un tipo de discurso cuyas propiedades deben ser examinadas. En cambio, no existe, hablando con propiedad, algo que sea el 16
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"discurso ideologico". "Discurso cie/ltifico", "discurso politico", "discurso pub1ieitario", "discurso de 1a prensa", etcetera: he aquf tipos (puramente deseriptivos) de discurso. Lo ideo16gieo no es eJ nombre de un tipo de diseurso (ni aun en unnive1 descriptivo), sino el nombre de una dimensi6n presente en todos los discursos producidos en el interior de unaformaci6n social, en la medida en que el hecho de ser producidos en estaformacion social ha dejado sus "huellas" en el discurso (y tambien, como ya 10 he dicho, dimensi6n presente en toda materia significante cuyo sentido esta determinado socialmente). Se debe, por 10 tanto, reemp1azar la cuesti6n, mal p1anteada, relativa a la diferencia entre "ciencia" e "ideologfa", por otras relativas a procesos que se sin1an en un mismo nivel de funcionamiento. Si se plantea la pregunta de saber en que consiste la "cientificidad" del discurso cient{fico (en terminos de propiedades discursivas), ya se prepara e1 terreno para una interrogaci6n valida: la que indaga las diferencias y las re1aciones entre la cientificidad (0 si se prefiere, el "efecto de conocimiento") y 10 ideol6gico. Esta interrogaci6n, en efecto, busca defmir las re1aciones te6ricas entre conceptos que, en un cierto nivel de analisis, se refieren ambos a fen6menos de orden discursivo. En un primer nivel, donde se trata de identificar objetos empfricos, podemos hab1ar de textos. En la superficie de 10 social nos encontramos, en efecto, con "paquetes" textuales, conjuntos compuestos en su mayor parte de una p1uralidad de materias significantes: escritura-imagen; escritura-imagen-sonido; imagen-palabra, etcetera. Ellos son textos, termino que para nosotros no se restringe ala escritura. Reservaremos la familia de terminos discurso, discursividad, discursivo, para sefialar un cierto modo de aproximaci6n a los textos. En efeeto, un texto puede ser o puede no ser tratado desde un punto de vista diseursivo: se puede, por ejemplo, dividirlo en "enunciados ean6nicos" ("normalizarlo") destruyendo de esa manera sus propiedades discursivas. La noci6n de discurso corresponde por 10 tanto a un cierto enfoque te6rico en relaci6n con un conjunto significante dado. Como ya 10 veremos, esta noci6n de discurse. es inseparable de un conjunto de hip6tesis relativas a elementos extra-textuales. Cualquiera sea e1 nivel de pertinencia elegido para la lectura de un conjunto textual dado, e1 enfoque orientado por la noci6n de discurso consiste en deseribirlo como un sistema de operaciones discursivas. Este concepto de operaciones discursivas "atraviesa" 1a clasificaci6n tradidonal de los niveles "sintactico", "semantico" y "pragmatico". EI sistema de operaciones que define el nivel de lectura de la produccion de un paquete textual determinado atafie a 10 que yo lIamare el proceso de producci6n del discurso considerado. En otras palabras, el proceso de prowww.esnips.com/web/Lalia
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ducci6n de un discurso 0 de un tipo determinado de discurso tiene siempre la forma de una descripci6n de un conjunto de operariones discursivas, que constituyen las operaciones por las cuales la (0 las) materias significantes que componen el paquete textual analizado han sido investidas de senti do. Esta formulaci6n me parece valida para cualquier combinatoria de materias significantes, aunque aquf nuestro interes se dirige especfficamente a la materia lingiifstica, que es la materia del discurso producido por la practica cientffica. No se puede describir el proceso de producci6n de un discurso, 0 de un tipo de discurso, sino en relaci6n con un conjunto de hip6tesis acerca de elementos extra-textuales. En otras palabras: s610 se puede definir el nivel de pertinencia de una lectura relativa al proceso de produccion de un discurso en relaci6n con sus condiciones de produccion. Los conceptos relativos a las condiciones de producci6n son indispensables para poder establecer el nivel de pertinencia en el que nos vamos a colocar a fin de identificar, en la superficie textual, las marcas que remiten a las operaciones discursivas. "Proceso de produccion" no es mas que el nombre del conjunto de huellas que las condiciones de produccion han dejado en 10 textual, bajo iajorma de operaciones discursivas. Es esencial subrayar que este principio nos da un criteria que permite determinar, en el universo de 10 extra-textual, que es 10 que puede ser considerado como formando parte de las condiciones de producci6n de un discurso: un fen6meno extra-textual merece el nombre de condici6n de producci6n si, y s610 si, ha dejado sus huellas en el discurso en cuesti6n. Agreguemos de inmediato que la noci6n de extra-textual debe ser siempre definida en relaci6n con un conjunto textual dado, sometido al anaIisis: esta observaci6n es importante en la medida en que una buena parte de las condiciones de producci6n de un conjunto textual dado consiste en otros texlOS, ya producidos. En otras palabras: una parte de 10 extra-textual, que se vuelve pertinente para el anaIisis discursivo de un conjunto textual dado, tambien es textual. Siempre existen varias lecturas posibles de los conjuntos textuales que circulan en el interior de una sociedad, desde el punto de vista de su producci6n. Un mismo texto puede ser sometido a diversas lecturas. Cada tipo de lectura alude a una conceptualizaci6n especffica de las condiciones de producci6n. Para tomar el ejemplo mas simple: un texto literario cualquiera puede ser objeto de una lectura ideo16gica. Me parece evidente que una lectura tal no agota la discursividad presente en ese texto: la "literariedad" no puede ser reducida a 10 ideol6gico, aunque por cierto la lectura ideo16gica de una obra literaria resulte, desde mi punto de vista, no s6lo posible y legftima, sino necesaria para un anaIisis completo de la obra como fen6meno literario. Lo mismo se puede aplicar a 18
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una posible lectura psicoanalftica deja misma obra. En cada caso, la teorfa pormedio de la cual conceptualizamos las condiciones de producci6n es diferente: teorfa de 10 ideol6gico, teorfa de la literatura, psicoamUisis. En el estado actual de nuestro saber, por 10 menos, me parece evidente que dichas lecturas no coinCiden exactamente (por mas que puedan haber superposiciones e interferencias parciales). Esta misma idea puede enunciarse considerando el texto como objeto empfrico. Esta noci6n de texto no supone principio alguno de unidad u homogeneidad de tal objeto; por el contrario, un "paquete textual" cualquiera identificado en 10 social es, desde este punto de vista, ellugar de manifestaci6n de una multiplicidad de hue/las que dependen de niveles de determinaci6n diferentes.
Una teorfa de 10 ideol6gico forma parte, como ya 10 hemos dicho, de una teorfa general de la producci6n social de sentido. Por 10 tanto, si tratamos de tomar en serio la idea de constituir una teorfa del sentido como dependiente de un sistema productivo, no debemos olvidar que un sistema productivo esta constituido por una articulaci6n entre producci6n, circulaci6n y consumo. Una teorfa de la producci6n social de los discursos no puede reducirse ala constituci6n de modelos concemientes a las reglas de generaci6n del discurso, no puede limitarse a un estudio de la producci6n. En este punto ha de considerarse un problema particularmente decisivo. Hemos hablado de "Iecturas", 10 que muestra a las claras que el punto de partida de una descripci6n de las operaciones discursivas se encuentra siempre y necesariamente dellado de la recepci6n, aun aquella descripci6n que se propone reconstituir el proceso de producci6n. El que analiza un conjunto textual para identificar en el operaciones discursivas es, evidentemente, el tambien, un receptor. Esta posici6n de "lectura", definida en el contexto de una teorfa de los discursos, no coincide con la posici6n de los consumidores quienes, en el interior de la sociedad, son los receptores de estos mismos conjuntos textuales sometidos a anilisis. Barthes seflal6 muy claramente este problema a prop6sito de 10 que llamaba el "mito": el analista del mite ocupa una posici6n radicalmente diferente de la del consumidor del mito. EI analista que describe los mecanismos constitutivos del efecto mitol6gico no hace sino destruir este efecto por el movimiento mismo de su descripci6n.[4] En segundo lugar, la "Iectura" (es decir el "efecto de sentido") siendo necesariamente el punto de acceso al anaIisis de las operaciones discursivas, se encuentra frente a dos vias diferentes, que conducen ados modelos: un modelo de la producci6n del discurso y un modelo del consumo del discurso. Estos dos modelos jamas coinciden exactamente. En otras palabras: en relaci6n con un conjunto textual dado, y para un mvel determinado de pertinencia, siempre existen dos lecturas posibles: la del www.esnips.com/web/Lalia
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proceso de producci6n (de generaci6n) del discurso y la del consumo, de la recepci6n de ese mismo discurso. Tomando prestada una f6rmula de la lingiifstica, podemos decir que el funcionamiento de todo discurso depende no de una, sino de dos tipos de "gramaticas": de producci6n y de reconocimiento. Estos dos tipos de gramaticas jamas son ictenticos. EI principio que acabamos de proponer tiene, en el nivel te6rico, consecuencias extremadamente importantes. Aun si fuese.'10S capaces de constituir una descripci6n completa de las reglas de generaci6n de un tipo dado de discurso ala luz de sus condiciones especfficas de producci6n (de 10 que en la actualidad estamos aun muy lejos), no podrfamos inferir, de una manera directa y lineal, sobre la sola base de esta descripci6n, un efecto de sentido que estuviese enteramente determinado en el nivel de la recepci6n. EI concepto de circulaci6n designa precisamente el proceso a traves de cual el sistema de relaciones entre condiciones de producci6n y condiciones de recepci6n es, a su vez, producido socialmente. "Circulaci6n" es pues el nombre del conjunto de mecanismos que forman parte del sistema productivo, que defmen las relaciones entre "gramatica" de producci6n y "gramatica" de reconocimiento, para un discurso 0 un tipo de discurso dado. De esta manera resulta posible conceptualizar simultaneamente la diferencia entre estos tres momentos del sistema productivo de discursos y sus relaciones sistematicas. EI anaJisis discursivo de un conjunto textual dado deberfa permitir, por un lado, la descripcion de un campo de efectos de sentido, campo determinado por las operaciones discursivas que operan en el material textual (las que definen el proceso de producci6n). La teorfa del sistema de producci6n de los discursos sociales deberfa permitir por 10 tanto entender el conjunto de variaciones del efecto de senti do, en el nivel de la recepci6n, para un tipo de discurso dado. Porotra parte, las condiciones de constituci6n de este campo de efectos de sentido varfa precisamente segunla naturaleza dela circulaci6n; en otras palabras, segiin el tipo de intercambio significante de que se trata. Aun estamos muy lejos, por supuesto, de poseer una teorfa semejante: apenas comenzamos a disponer de los medios necesarios para describir operaciones discursivas. Limitemonos al dominio de los discursos sociales que circulan en el interior de cada formaci6n social en el nivel colectivo. Diversos tipos de discursos pertenecientes a este dominio estan sometidos a condiciones de circulaci6n-consumo muy diferentes. Los discursos de las llamadas "comunicaciones masivas" se caracterizan por un proceso de circulaci6n-consumo que se podrfa llamar instantlineo: la distancia hist6nca entre producci6n y consumo es practicamente nula. Para los discursos "masivos" definidos por la sociedad como "servicios" (como el discur20
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so de la infonnacion), el acto social de consumo wlo se produce una vez. I os discursos asociados institucionilinente a la ideologia "del arte" y de la "creacion" (cine, literatura, etcetera), pueden ser objeto de un consumo diferido, en un perfodo de tiempo mucho mayor. Este es ei caso, tambien, de los discursos de las ciencias. Por 10 tanto, para el caso de los discursos cuya circulacion-consumo es diferida 0, por decir asf, de lorga duraciOn, no se debe olvidar una asimetrfa crucial entre condiciones de produccion y condiciones de recepcion: cn el discUISO, una vez producido en deten:-;:nadas condiciones, estas ultimas pennanecen y permanecemn siempre las mismas. La recepcion, el consum~, por el contrario, est'
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