Vania Bambirra - El Capitalismo Dependiente Latinoamericano
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ÍNDICE
VI V I H . Las condiciones que permiten la industrialización bajo el domini o del capitalismo mon o p ó l i c o integrado en los países del tipo B
Ñ U T A ERE VTA
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T E R C E R A P A R T E : C O N T R A D I C C I O N ES D E L CAPITALISMO DEPENDIENTE I X . Contradicciones principales del capitalismo dependiente en los países del tipo A
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X . Contradicciones principales del capitalismo dependiente en los países del tipo B
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X I . Los resultados y tendencias del capitalismo dependiente en A m é r i c a Latina
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Este trabajo fue el resultado de nuestros estudios realizados en el Centro de Estudios S o c i o - E c o n ó m i c o s como integrante del equipo de investigación sobre las relaciones de dependencia en América Latina, que se c o n s t i t u y ó en 1968 bajo la dirección de Theotonio dos Santos. Su objetivo era sumarse al esfuerzo de una parte de los científicos sociales en el continente, que en aquella é p o c a se p r o p o n í a n superar el pensamiento desarrollista emprendiendo la tarea de sentar las bases para el desarrollo de la teoría marxista de la dependencia. E l cumplimiento de esta tarea en aquel moment o corresp o n d í a a dos ó r d e n e s de necesidades: Primero, la c o m p r e n s i ó n del carácter y contradicciones del capitalismo dependiente en la fase de la integración m o n o p ó l i c a mundial, lo que posibilitaba explicar la profunda crisis que este sistema atravesaba; segundo, entregar elementos para la reorientación de la c o n c e p c i ó n estratégico-táctica que guiaba los movimientos revolucionarios, lo que se h a c í a imprescindible debido a los duros reveses que éstos h a b í a n sufrido, los queose d e b í a n , en parte, a sus equivocados supuestos p r o g r a m á t i c o s . H o y se puede decir que estos p r o p ó s i t os han sido en buena medida cumplidos. Existen varias e importantes obras de distintos autores (muchos de los cuales serán citados en este trabajo), que en su conjunto entregan importantes contribuciones hacia una i n t e r p r e t a c i ó n marxista del capitalismo latinoamericano y del carácter de la revolución. Sin embargo, pese al indudable aporte de los estudios sobre la dependencia, a ú n no se ha logrado desarrollar en forma sistemática lo que se p o d r í a llamar la t e o r í a marxista de la dependencia. Esta es una tarea bastante ardua y compleja, que no puede ser cumplida en un corto plazo. Implica una utiliza[VIIJ
NOTA PREVIA
Hacia una tipología de la dependencia (industrialización y estructura socioeconómica)
ción creadora de la m e t o d o l o g í a marxista, lo que supone una m á s amplia tradición y madurez de esta ciencia en el continente. El presente trabajo fue concluido y apareció en su primera versión mimeografiada en 1970. En él analizamos el capitalismo latinoamericano tomando como n ú c l e o central del análisis la a c u m u l a c i ó n y reprod u c c i ón dependientes. Por supuesto, este trabajo no representa una investigación exhaustiva sobre el tema. Nuestra p r e t e n s i ón se limita a entregar algunos elementos que sirvan de base a estudios posteriores y en mayor profundidad, lo que supone un trabajo a largo plazo y en equipo. El trabajo que i n t e n t á b a m o s llevar a cabo en el CESO fue gratamente interrumpido por ía victoria de la Unidad Popular que necesitó la colaboración de parte de los miembros del equipo de estudios sobre la dependencia para enfrentar p r á c t i c a m e n t e las tareas de su ruptura. En todo caso, esperamos que su divulgación ayude a estimular la polémica sobre esta importante temátic a cuyo conocimiento es indispensable para orientar la lucha en contra del sistema de d o m i n a c i ó n .
PRIMERA PARTE
vin
Nuestros agradecimientos al Centro de Estudios SocioE c o n ó m i c o s y a la Comisió n Nacional de Investigación Científica de la Universidad de Chile que nos han entregado los recursos que posibilitaron esta investigación; a Ruy Mauro Marini y a los c o m p a ñ e r o s del CESO que han discutido este trabajo, aportando valiosas críticas y sugerencias; a José M a r t í n e z y a Cristian Sepúlveda, quienes han colaborado en la sistematización de*las estadísticas latinoamericanas, que si bien no fueron u-tiJizadas en la redacción final del trabajo sirvieron de base para nuestro análisis. Finalmente, hay que decir que fue por la orientación de Theotonio dos Santos que este trabajo pudo realizarse. A él, quien ha ejercido sobre nosotros una influencia definitiva, va dedicado este libro. VANIA BAMBIRRA Santiago de Chile, verano de 197Í.
I
Cuestiones
de
método
El capitalismo, en L a t i n o a m é r i c a , se ha desarrollado dentro del contexto de la e x p a n s i ó n y evolución del capitalismo mundial. En función de esto ha asumido formas específicas que, sin negar las leyes generales de movimiento del sistema en cuanto tal, ha configurado en el continente tipos específicos de capitalismo dependientes cuyo carácter y modo de funcionamiento están í n t i m a m e n t e conectados con la dinámica que asume h i s t ó r i c a m e n t e el capitalismo en los países centrales. Es a s í que, a partir de la posguerra de 1945, debido al gran desarrollo de las fuerzas productivas que la guerra permite concentrar en la e c o n o m í a norteamericana, lo que hace culminar el proceso de m o n o p o l i z a c i ó n , centralización y c o n c e n t r a c i ó n de la p r o d u c c i ó n por parte de las empresas multinacionales, se verifican, en los países latinoamericanos, una serie de transformaciones sustanciales. Estas transformaciones reorientan el sentido de la industrialización en los países en que ésta h a b í a ya empezado y la empiezan y orientan en varios de los países que, hasta entonces, no la t e n í a n desencadenada. En ambos casos, estas transformaciones están relacionadas con la aplicación de las inversiones, por parte de las grandes empresas extranjeras, particularmente norteamericanas, en el sector manufacturero. La base material y el sentido hacia el cual se orienta la industrialización en A m é r i c a Latina, son, desde entonces, fundamentalmente dados por el capitalismo extranjero; y si bien esto se realiza a partir de las condiciones existentes, o sea un mercado interno ya relativamente estructurado, dicho capital lo reorienta en función de las nuevas pautas de consumo que el sistema le permite desarrollar. Esta nueva característica del desarrollo capitalista dependiente, a d e m á s de no resolver las contradicciones e c o n ó m i 13]
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HACIA UNA TIPOLOGÍA DE LA DEPENDENCIA
cas y sociales existentes, las agrava y genera, en su curso, otras nuevas, cuyo resultado es una situación de crisis profunda y generalizada, crisis que se manifiesta en todos los niveles de la vida de las sociedades latinoamericanas. ¿Cuáles son estas contradicciones, c ó m o se generaron, cuáles son sus resultados y posibilidades de superación ? Hacia la respuesta de estas preguntas claves está volcado iodo el esfuerzo de nuestra investigación. La tarea es m u y amplia y quizá sobrepase en mucho nuestra capacidad de agotarla. No obstante, si sólo lográsemos asentar sus marcos generales para obtener un punto de partida para su profundización posterior, ya nos d a r í a m o s por satisfechos por el momento. La existencia de una situación de crisis estructural ya es de consenso bastante generalizado en L a t i n o a m é r i c a . N o obstante, hace falta aclarar, a través del análisis científico multidimensional e integrador, cuál es el verdadero carácter de esa crisis y de sus componentes liistórico-estructurales. En ese sentido, la ciencia social oficial, o sea la ciencia burguesa, ha hecho varios esfuerzos, por medio de los cuales muchas veces ha logrado destacar aspectos importantes de esa crisis; pero nunca ha podido alcanzar una verdadera explicación global de ese proceso al verse limitada por los compromisos en el orden vigente y por m e t o d o l o g í a s que resultan t a m b i é n comprometidas con ella. De esta manera ella, se torna instrumento de mistificación, en la medida en que revela sólo el aspecto "consentido" de la realidad. Tomemos como ejemplo el análisis que hace CEPAL sobre La evolución social de América Latina (División de Asuntos Sociales, octubre de 1968, mimeo.) que tal vez sea 1
1. Los tres primeros capítulos de este trabajo han sido escritos a fines de 1968 y comienzos de 1969. Hasta entonces, se podría hablar de un consenso generalizado incluso por parte de los ideólogos burgueses, de una situación de crisis aguda, como lo han reflejado por ejemplo las publicaciones de la CEPAL y del BID. Sin embargo, la recuperación coyuntural revelada en algunas tasas de crecimiento nacional ha encendido de nuevo la confianza, que de hecho nunca ha sido del todo perdida, por parte de ideólogos del capitalismo dependiente. En el curso de nuestra investigación, intentaremos demostrar cuan aguda es la crisis estructural del sistema y cuan improbables son sus posibilidades de mantención.
CUESTIONES DE METODO una
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de las m e j o r e s expresiones de la t o m a de c o n c i e n c i a
de la crisis l a t i n o a m e r i c a n a frente fracaso
de las solucione s
al r e c o n o c i m i e n t o
preconizadas durante a ñ o s
del por
la m i s m a C E P A L en su a f á n de s u p e r a c i ó n de los o b s t á c u l o s que se o p o n e n al desarrollo. E n d i c h o a n á l i s i s se plantea que:
. . . los n ú m e r o s m á s recientes del Estudio
Económico
de
América Latina, a s í c o m o los i n f o r m e s del C I A P sobre c a d a p a í s , s e ñ a l a n que h a y razones que no p e r m i t e n confiar en el m a n t e n i m i e n t o de tasas de c r e c i m i e n t o nacionales m á s favorables, entre ellas la inestabilidad de los mercados de las
principales exportaciones latinoamericanas; la tendencia general a la baja registrada por las tasas de inversión privada, compensada sólo en parte por un incremento de la inversión pública; y la creciente proporción de divisas que absorbe el servicio, de la deuda externa. [Cursivas n u e s t r a s . ] 2
M á s adelante plantea: L a u n i f o r m i d a d de los c o m p r o m i s o s regionales en materia de desarrollo y j u s t i c i a s o c i a l c o n t r a s t a c o n l a m u y distinta c a p a c i d a d de estos p a í s e s de ampliarlos, visto el t a m a ñ o de su p o b l a c i ó n y l a tasa de s u c r e c i m i e n t o demog r á f i c o , el grado de u r b a n i z a c i ó n , i n d u s t r i a l i z a c i ó n y m o d e rn i z a c i ó n , los recursos n a t u r a l e s ; y e l grado y f o r m a de d e p e n d e n c i a de los centros m u n d i a l e s de i n d u s t r i a l i z a c i ó n y
financiamiento. Casi no se justifica considerar que estos países representan etapas de desarrollo diferente (...) hay escasas posibilidades de que sigan por la misma ruta que los países que ahora están más avanzados económicamente, perq es evidente que el potencial de cada país de lograr una planificación eficaz, influir en la distribución del ingreso y proporcionar servicios sociales, es muy diferente del que cabría esperar de las declaraciones que han suscrito. [Cursivas n u e s t r a s . ]
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L a c o n c i e n c i a que tiene l a c i e n c i a oficial de los problemas y de las dificultades para su s u p e r a c i ó n llega a ser bas-
2. La evolución social de América Latina, División de Asuntos Sociales, C E P A L , octubre de 1968, p. 3, mimeo.
3. Ib id., pp. 4 y 5.
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HACIA UNA TIPOLOGÍA DE LA DEPENDENCIA
tante aguda, pero su calidad de ciencia institucionalizada limita su imaginació n científica y le impide buscar otras alternativas para la solución de los problemas que van m á s allá del sistema vigente y , entonces, la propia constatación de esos problemas se ve restringida y paralizada y es llevada a tergiversaciones de la realidad. Es a s í como el mismo documento que estamos citando sigue con planteamientos de esa í n d o l e : Bien puede ser que los conflictos y desigualdades no sean tan graves y que el hecho de que la realidad no se haya amoldado a u n esquema m e t ó d i c o del progreso social, no impida necesariamente que aumente paulatinamente el bienestar de la mayoría de los habitantes de América Latina. [Cursivas nuestras.] 4
O sea, hay crisis, hay ruptura de expectativas, hay pocas posibilidades de que sigan por el mismo camino del desarrollo de los países adelantados, pero "puede ser" que la crisis no sea tan grave y que los problemas puedan ser "paulatinam e n t e " superados. Pero, ¿ c ó m o ? , ¿de q u é manera? La respuesta a esas preguntas, la ciencia oficial no la puede dar y se llega al p u n t o de creer que "las circunstancias e c o n ó m i cas inmediatas explican por s í solas la lentitud o irregularidad del c r e c i m i e n t o " . 5
Vale decir que la crisis es enfocada como una crisis conj u n t u r a l y no como una crisis del sistema en su conjunto, por lo tanto "remediable", l o que lleva a negar los p r o n ó sticos m á s pesimistas, por lo menos por el momento, en base a que no pueden ser demostrados. Parecen ser prematuras las refutaciones m á s categóricas de la posibilidad de que las actuales pautas de desarrollo puedan llevar a la postre a difundir m á s ampliamente el progreso y sus frutos, y difícilment e p o d r í a n ser demostradas con los datos disponibles. Sin embargo, el documento está, en toda su e x t e n s i ó n , 4. Ibid., p. 5. 5. Ibid., p. 6.
CUESTIONES DE METODO
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lleno de observaciones en el sentido de que los gobiernos n c han sido capaces de cumplir con los programas de desarrollo propuestos por los expertos de la CEPAL, como: " E n la práctica, estos sectores se han limitado a desarrollar actividades m í n i m a s " , o "los resultados han sido desalentadores casi en general". Pero j a m á s se discute la viabilidad objetiva de cumplirlos. A s í , el fracaso de los programas elaborados se atribuye m á s bien a la falta de competencia de los gobiernos en hacerlos cumplir que a la imposibilidad histórica de realizarlos. Creemos que las equivocaciones de muchas de las interpretaciones que se han hecho del proceso de desarrollo latinoamericano se deben, no a las limitaciones de los "datos disponibles", sino principalmente a las deficiencias de las concepciones m e t o d o l ó g i c a s generalmente utilizadas, que produjeron t e o r í a s cuyo objetivo es, en el fondo y m á s que nada, justificar cierto tipo de desarrollo en vez de intentar explicarlo. Por lo tanto, el problema que se plantea para quien pretenda intentar la b ú s q u e d a de una nueva i n t e r p r e t a c i ó n del proceso de desarrollo latinoamericano es, inicialmente y sobre todo, de naturaleza m e t o d o l ó g i c o - c o n c e p t u a l . Hay que buscar redefinir, como punto de partida, todos los aspectos fundamentales de los enfoques tradicionales que se han hecho desde hace muchos años sobre la situación latinoamericana; hay que buscar definir nuevas c a t e g o r í a s analítico-explicativas que sirvan de base, no propiamente a una nueva teoría del desarrollo, sino m á s bien a una t e o r í a de la dependencia. Es en ese sentido que partimos de la c o n c e p t u a l i z a c i ón de la categoría de dependencia, pero no la utilizamos como la ha usado una y otra vez la ciencia oficial, buscando encontrar e n ella la explicación de u n fenómeno externo y coactivo de la situación latinoamericana. Tratamos de redefinirla y utilizarla como la categorí a analítico-explicativa fundamental de la c o n f o r m a c i ó n de las sociedades latinoamericanas y, a través de ella, de definir el carácter condi* donante concreto que las relaciones de dependencia entre c e n t r o - h e g e m ó n i c o y países periféricos tuvieron en el sentido de conformar determinados tipos específicos de
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HACÍA UNA TIPOLOGÍA DE LA DEPENDENCIA
estructuras e c o n ó m i c a s , políticas y sociales atrasadas y dependientes. E l esfuerzo de c o n c e p t u a l i z a c i ó n general fue realizado en el trabajo sobre La Crisis de la Teoría del Desarrollo y las Relaciones de Dependencia en América Latina, de Theotonio Dos Santos, que sirve de marco teórico a este estudio, allí se plantea que:
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a] En primer lugar, debemos caracteiizar la dependencia como una situación condicionante. La dependencia es una situación en la cual un cierto grupo de países tiene su econ o m í a condicionada por el desarrollo y e x p a n s i ó n de otra e c o n o m í a a la cual la propia está sometida . . . Una situación condicionante determina los límites y posibilidades de acción y comportamiento de los hombres . . . b] De a h í podemos plantear nuestra segunda conclusión general introductoria: la dependencia condiciona una cierta estructura interna que la redefine en función de las posibilidades estructurales de las distintas e c o n o m í a s nacionales. Una vez resueltas estas cuestiones teóricas generales, en las cuales el concepto de la dependencia se presenta con u n nuevo rigor a n a l í t i c o , aunque a un nivel m u y alto de abstracción, es necesario tratar de definir la relación existente entre situación de dependencia y estructura dependiente, O sea, aunque la situación condicionante básica en la formación, configuración y desarrollo de las sociedades latinoamericanas haya sido una misma situación de dependencia de los centros h e g e m ó n i c o s , hay que intentar, a través de aproximaciones sucesivas a Ja realidad concreta —o sea, emprendiendo el trayecto desde un nivel m á s alto de abstracción hacia los niveles m á s concretos-, el estudio de las manifestaciones históricas específicas y del proceso de cambio de las estructuras dependientes que se forman en el continente. Así es que, en un primer m o m e n to partimos de las características generales de un todo indiferenciado, definido como un conjunto de sociedades dependientes, (realizado 6. Tricótomo Dos Santos, Cuadernos de estudios socio-económicos (CESO), Universidad de Chile, No. 11, 1970.
CUESTIONES DE. MÉTODO
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en el trabajo antes citado), para en seguida intentar la diferenciación de sus componentes internos esenciales a través de la agrupación en tipos. Por eso, és necesario elaborar una t i p o l o g ía de las estructuras dependientes para, posteriormente, poder llegar al estudio de las característica s específicas de cada p a í s . E l objeto específico de esta investigación (que es parte de u n proyecto m á s amplio sobre relaciones de dependencia en A m é r i c a Latina) consiste en un nivel intermedio entre el intento de c o n c e p t u a l i z a c i ó n teórica general de la dependencia (que empieza a hacerse en el trabajo antes citado) y el estudio específico de las estructuras dependientes concretas. En otras palabras, consiste en la elab o r a c i ó n de una t i p o l o g í a de las estructuras dependientes latinoamericanas a partir de la posguerra. Ese corte analítico que hacemos se justifica por ser una é p o c a que contiene características especiales porque se inicia una nueva fase del proceso de integración de estas sociedades al sistema capitalista monopolista mundial. E l sistema monopolista con características de integración mundial ya empieza a formarse desde fines del siglo XIX, pero es sólo en la posguerra que la integración m o n o p ó l i c a mundial se cumple en forma plenamente definida y adquiere su c a r á c t e r de dominante, sea a través del proceso m á s acelerado de integración al nivel de las grandes empresas multinacionales, sea a través de la creación de organismos internacionales para la integración p o l í t i c a , sea a través de los tratados de integración militar, sea, por ú l t i m o , a través de la e x p a n s i ó n del capitalismo monopolista de Estado. La t i p o l o g ía que intentaremos elaborar es "histórico-est r u c t u r a l " porque sólo se pueden estudiar las sociedades latinoamericanas c o n s i d e r á n d o l a s : a] Como parte integrante del sistema capitalista m u n dial, porque se forman dentro del contexto de su expansión. En este sentido, la e c o n o m í a mundial tiene que ser tomada como determinante en ú l t i m a instancia. La situación de dependencia del sistema capitalista mundial (que se manifiesta h i s t ó r i c a m e n t e a través de la dependencia de un centro h e g e m ó n i c o ) es una situación condicionante del desarrollo de estas sociedades. b] Como resultado de u n proceso de re definición es-
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HACIA UNA TIPOLOGÍA DE LA DEPENDENCIA
tructural, porque " l a dependencia condiciona una cierta estructura interna" y ésta la redefine en función de las posibilidades estructurales de las distintas economías nacionales". En otras palabras, la dependencia condiciona la estructura económica que engendra los parámetros de las posibilidades estructurales. Esta f o r m u l a c i ó n de la m e t o d o l o g í a marxista nos parece la m á s adecuada, porque explícita el significado de lo que es la dependencia y lo económico, como condicionantes. No hay un condicionamiento absoluto —como una interpretación mecanicista p o d r í a llevar a creer— sino un condicionamiento de los p a r á m e t r o s dentro de los cuaies a c t ú a n una serie de contradicciones cuyas interacciones, choques y luchas dan las alternativas o posibilidades históricas de acción y funcionamiento a los sectores y clases sociales que se forman dentro de esos p a r á m e t r o s generales y, en los cuales, se hacen posibles las opciones de política s e c o n ó m i c a y social. Por eso, si se quiere realizar el análisis científico, éste tiene que encontrar, en dichos factores condicionantes, no sólo un punto de partida, sino t a m b i é n , su objeto fundamental de investigación. Buscando aclarar un poco m á s esa c o n c e p c i ó n metodológica, p o d r í a m o s decir, por ejemplo, que en el siglo XIX los países latinoamericanos no p o d r í a n haber dejado de ser fundamentalmente exportadores. Pero dentro de esos marcos generales, algunos obtuvieron la independencia antes que otros, instalaron r e g í m e n e s p o l í t i c o s diferentes como la R e p ú b l i c a o el Imperio, como en el caso del Brasil. Algunos ya empezaron a crear industrias hacia fines del siglo XIX y otros no. Ésas eran posibilidades estructurales que se iban concretando, permitidas por el marco general de la dependencia. u
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CUESTIONES DE METODO
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sea, tratar de explicar las leyes de movimiento de estructuras específicas, h i s t ó r i c a m e n t e condicionadas. Es por esto que creernos que la e x p r e s i ón histórico-estructural es adecuada, porque el nivel de análisis que pretendemos desarrollar, si bien como hemos señalado no se limita a ningún paí s en particular, se sitúa en un nivel mucho m á s concreto que el nivel del análisis sumamente abstracto realizado por Marx en El Capital. Posiblemente muchos de los que utilizan esta categorí a le confieren un contenido distinto. No importa. T a m b i é n el concepto de dependencia ha tenido varias connotaciones, (como lo ha tenido el concepto de valor antes de su precisión hecha por M a r x ) ; pero, desde el m o m e n t o en que se logra precisarlo con el rigor y claridades necesarios, pasa a ser incorporado como una categoría analítico-explicativa fundamental del marxismo para la c o m p r e n s i ó n de países como los latinoamericanos. Una vez explicitada la c o n c e p c i ó n m e t o d o l ó g i c a que orienta este trabajo, pasaremos a criticar uno de los m á s expresivos intentos de tipología de los países latinoamericanos, para en seguida presentar lo que se considera un intento m á s adecuado de t i p o l o g ía de las estructuras dependientes actuales.
Queda por aclarar una ú l t i m a cuestión que es por q u é utilizamos y con q u é sentido la e x p r e s i ón histórico-estructural. La utilizamos con el objeto de adecuar la m e t o d o l o g í a creada por Marx al enfrentamiento del estudio de la problem á t i c a de las sociedades dependientes latinoamericanas. O 7. Theotonio Dos Santos, op. cit.
II
histérico-estructural
de tipología
críticas
Consideraciones
a un
intento
Existen varios intentos de e l a b o r a c i ón de tipologías de, países latinoamericanos, pero la m a y o r í a de ellos presenta l i m i taciones sustanciales que provienen de la m e t o d o l o g í a empirista que se utiliza y de los supuestos de los cuales se parte. A s í en el enfoque de las "sociedades modernas y sociedades tradicionales" de Gino Germani que es el de mejor calidad entre los empiristas. A s í t a m b i é n en el de la "estructura social evolucionada h o m o g é n e a " , de las "estructuras arcaicas" y de la "estructura social dualista" de Jacques L a m b e r t que ha tenido una gran influencia entre muchos sociólogos latinoamericanos. A s í , finalmente, en Jos intentos m á s burdos, como por ejemplo el de Roger Vekemans y L . Segundo, que consisten en establecer una agrupación de los países latinoamericanos partiendo de variables cuantitativas elegidas arbitrariamente. En todos estos intentos tipológicos, se supone un modelo de desarrollo que se inspira en los países capitalistas desarrollados (con relación al nivel de industrialización, nivel de vida, nivel cultural, etc.) en función del cual las tipología s son armadas según la mayor o menor a p r o x i m a c i ó n que los países latinoamericanos tengan a este modelo; o sea, son orientados por una c o n c e p c i ó n gradualista. 1
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1. Política y sociedad en una época de transición, Paidos, Buenos Aires. 2. América Latina-Structures sociales el institutions politiques, Presses Universitaires de France, 1963 (hay traducción en español) o la síntesis "Tipología de América Latina", Universidad y desarrollo, Ediciones CPU, febrero de 1968, Santiago de Chile. 3. "Tipología socio-económica de los países latinoamericanos", en Revista Interarnericana de Ciencias Sociales, tomo 2, 1963. 4. En particular la concepción del dualismo estructural ya ha [12]
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CONSIDERACIONES CRÍTICAS
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N o comprenden pues, estos autores que el "atraso" de los países dependientes ha sido una consecuencia del desarrollo del capitalismo mundial y , a la vez, la condición de este desarrollo en las grandes potencias capitalistas mundiales. Los países capitalistas desarrollados y los países periféricos componen una misma unidad histórica que hizo posible el desarrollo de unos e inexorable el atraso de otros. N o hay en dichos intentos tipológicos ninguna posibilidad de explicació n de los factores fundamentales que han condicionado la existencia de estructuras con características tan distintas. E n esto reside su limitación principal, pero, aunque se quisiera tomarlas como un aporte descriptivo ( y , por lo tanto, instrumental) de la situación de los países latinoamericanos, aun a s í su validez es bastante cuestionable ya que muchos de los indicadores utilizados por estos autores tienen u n contenido indiscutiblemente ideológico. Es el caso, por ejemplo, de los indicadores de la composición étnica (porcentaje de extranjeros, indios y negros), u t i lizados por J. Lambert y t a m b i é n por Vekemans y Segundo, según los cuales los países que tienen mayor porcentaje de extranjeros (o sea blancos, los europeos de cultura superior) son favorecidos en su clasificadora. Sin embargo, han existido otros intentos de p r o p o s i c i ó n de tipologías, entre los cuales uno de los m á s relevantes es el de Fernando H . Cardoso y Enzo Faletto. E n él, se proponen, a través de una valiosa discusión m e t o d o l ó g i c a que parte de una crítica a los enfoques empiristas y estructuraJistas, u n análisis integrado del desarrollo. Por esto creemos que sería necesario discutir u n poco m á s detenidamente la tipología de Cardoso y Faletto y tratar de determinar cuáles son sus puntos débiles, antes de presentar la t i p o l o g í a con la que vamos a trabajar. 5
sido bastante criticada especialmente por André Gunder Frank, " E l nuevo confusionismo del precapitalismo dual en América Latina", Economía, México, 1965. Este artículo ha sido reeditado en Latinoamérica: Underdevelopment or Revolution, Monthly Review, Nueva York, 1970, cap. 14. Del mismo autor, "Capitalismo y el mito del feudalismo en la agricultura brasileña", en Capitalismo y subdesarrolio en América Latina, Signos, Buenos Aires, 1970, cap. IV. 5. Dependencia y desarrollo en América Latina (ensayo de interpretación sociológica), Siglo xxi, México, 1969.
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de tipología
críticas
Consideraciones
a un
intento
Existen varios intentos de e l a b o r a c i ón de tipologías de, países latinoamericanos, pero la m a y o r í a de ellos presenta l i m i taciones sustanciales que provienen de la m e t o d o l o g í a empirista que se utiliza y de los supuestos de los cuales se parte. A s í en el enfoque de las "sociedades modernas y sociedades tradicionales" de Gino Germani que es el de mejor calidad entre los empiristas. A s í t a m b i é n en el de la "estructura social evolucionada h o m o g é n e a " , de las "estructuras arcaicas" y de la "estructura social dualista" de Jacques L a m b e r t que ha tenido una gran influencia entre muchos sociólogos latinoamericanos. A s í , finalmente, en los intentos m á s burdos, como por ejemplo el de Roger Vekemans y L . Segundo, que consisten en establecer una agrupació n de los países latinoamericanos partiendo de variables cuantitativas elegidas arbitrariamente. En todos estos intentos tipológicos, se supone un modelo de desarrollo que se inspira en los países capitalistas desarrollados (con relación al nivel de industrialización, nivel de vida, nivel cultural, etc.) en función del cual las tipologías son armadas según la mayor o menor a p r o x i m a c i ó n que los países latinoamericanos tengan a este modelo; o sea, son orientados por una c o n c e p c i ó n gradualista. 1
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1. Política y sociedad en una época de transición, Paidos, Buenos Aires. 2. América Latina-Structures sociales et institutions politiques, Presses Universitaires de France, 1963 (hay traducción en español) o la síntesis "Tipología de América Latina", Universidad y desarrollo, Ediciones CPU, febrero de 1968, Santiago de Chile. 3. "Tipología socio-económica de los países latinoamericanos", en Revista Interarnericana de Ciencias Sociales, tomo 2, 1963. 4. En particular la concepción del dualismo estructural ya ha [12]
CONSIDERACIONES CRÍTICAS
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N o comprenden pues, estos autores que el "atraso" de los países dependientes ha sido una consecuencia del desarrollo del capitalismo mundial y , a la vez, la condición de este desarrollo en las grandes potencias capitalistas mundiales. Los países capitalistas desarrollados y los países periféricos componen una misma unidad histórica que hizo posible el desarrollo de unos e inexorable el atraso de otros. N o hay en dichos intentos tipológicos ninguna posibilidad de explicació n de los factores fundamentales que han condicionado la existencia de estructuras con características tan distintas. E n esto reside su limitación principal, pero, aunque se quisiera tomarlas como u n aporte descriptivo ( y , por lo tanto, instrumental) de la situación de los países latinoamericanos, aun a s í su validez es bastante cuestionable ya que muchos de los indicadores utilizados por estos autores tienen u n contenido indiscutiblemente ideológico. Es el caso, por ejemplo, de los indicadores de la composición étnic a (porcentaje de extranjeros, indios y negros), u t i lizados por J. Lambert y t a m b i é n por Vekemans y Segundo, según los cuales los países que tienen mayor porcentaje de extranjeros (o sea blancos, los europeos de cultura superior) son favorecidos en su clasificadora. Sin embargo, han existido otros intentos de p r o p o s i c i ó n de tipologías, entre los cuales uno de los m á s relevantes es el de Fernando H . Cardoso y Enzo F a l e t t o . En él, se proponen, a través de una valiosa discusión m e t o d o l ó g i c a que parte de una crítica a los enfoques empiristas y estructuralistas, u n análisis integrado del desarrollo. Por esto creemos que sería necesario discutir u n poco m á s detenidamente la tipología de Cardoso y Faletto y tratar de determinar cuáles son sus puntos débiles, antes de presentar la t i p o l o g í a con la que vamos a trabajar. 5
sido bastante criticada especialmente por André Gunder Frank, " E l nuevo confusionismo del precapitalismo dual en América Latina", Economía, México, 1965. Este artículo ha sido reeditado en Latinoamérica: Underdevelopment or Revolution, Monthly Review, Nueva York, 1970, cap. 14. Del mismo autor, "Capitalismo y el mito del feudalismo en la agricultura brasileña", en Capitalismo y subdesarrollo en América Latina, Signos, Buenos Aires, 1970, cap. IV. 5. Dependencia y desarrollo en América Latina (ensayo de interpretación sociológica), Siglo xxi, México, 1969.
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HACÍA UNA TIPOLOGÍA DE LA DEPENDENCIA
1. La tipología históríco-estructural
de Cardoso y
Faletto
Estos autores intentan una redefinición de la c o n c e p c i ó n de cambio social a través del estudio de las determinaciones r e c í p r o c a s entre estructuras y procesos. Mediante ellas se pretende dar a las nociones de subdesarrollo. periferia y dependencia un mayor rigor en la b ú s q u e d a de "una interp r e t a c i ó n hecha en t é r m i n o s de proceso h i s t ó r i c o " . Es a s í como la explicación del p o r q u é unos países latinoamericanos tuvieron mayores condiciones para desarrollarse que otros, se encuentra en la forma en que las colonias se incorporaron a los centros metropolitanos. Esta incorporac i ó n , a su vez, se hallaba condicionada por la base e c o n ó m i ca de p r o d u c c i ó n que se h a b í a implantado. A l romper con el "pacto colonial", las "colonias de pob l a c i ó n " , en las cuales se h a b í a realizado una o c u p a c i ó n extensiva a través de la actividad agropecuaria; o sea, aquellas colonias que servían de base agrícola para la m e t r ó p o l i , fueron las que gozaron de mayores posibilidades de integración nacional y de f o r m a c i ón de un mercado interno. Ello porque dicha actividad agropecuaria r e q u e r í a que los productores se radicasen en el territorio nacional e implicaba, a d e m á s , una mayor o c u p a c i ó n de fuerza laboral, lo que h a c í a m á s fácil la organización de u n aparato p o l í t i c o administrativo para promover y ejecutar una polític a nacional. Todos estos elementos hicieron posible el ejercicio de u n control nacional del proceso productivo. Es así como las decisiones sobre las inversiones y sobre el desarrollo del proceso productivo en el sector exportador "pasaban" por la e c o n o m í a nacional. En aquellos países donde así o c u r r i ó , fueron mayores las posibilidades de desarrollo nacional. En palabras de los autores que analizamos: " S e r á n distintas, comparadas con las 'colonias de e x p l o t a c i ó n ' , las posibilidades de integración nacional y de f o r m a c i ón de un mercado interno en aquellos países cuya e c o n o m í a colonial se organizó m á s bien como 'colonias de p o b l a c i ó n ' , es decir, formadas sobre la explotación (controladas por productores allí radicados) de productos que requieren mano de obra abundante. En estos casos, y en el p e r í o d o posterior a la independencia, fue más
CONSIDERACIONES CRÍTICAS
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fácil la organización de u n aparato p o l í t i c o - a d m i n i s t r a t i vo interno para promover y ejecutar una ' p o l í t i c a nacional'. A d e m á s la propia base física de la e c o n o m í a como, por ejemplo, el t i p o y las posibilidades de o c u p a c i ó n de la tierra o el tipo de riqueza mineral disponible, influirá sobre la forma y las consecuencias de la vinculación al mercado mundial posterior al p e r í o d o de f o r m a c i ó n nacional." Y este pensamiento l o aclara a ú n m á s : E l paso de uno a o t r o modo de dependencia, considerado siempre en una perspectiva histórica, d e b i ó fundarse en un sistema de relaciones entre clases o grupos generado en la situación anterior. De este modo, por ejemplo, cuando se rompe la dependencia colonial y se produce el paso a la dependencia de Inglaterra, ésta tiene como sostén social al grupo de productores nacionales, que por el crecimiento de su base e c o n ó m i c a —crecimiento ya dado en la situación colonial— estaban en condiciones de suscitar un nuevo acuerdo entre las distintas fuerzas sociales, gracias ai cual estaban llamados a tener, si no el dominio absoluto, por lo menos una situación privilegiada [cursivas nuestras]. 6
En las colonias de e x p l o t a c i ó n , o sea en las que se llevó a cabo la organización de factorías en función de la explotación de recursos naturales, (minerales o forestales), ese proceso no se realizó. A partir del momento en que el sistema productor local ya no puede crecer independientemente de la i n c o r p o r a c i ó n de técnicas y capitales externos, o de s u b o r d i n a c i ó n a sistemas internacionales de comercialización, el dinamismo de los productos locales comienza a carecer de significación en el desarrollo de la e c o n o m í a nacional. 7
La i n c o r p o r a c i ón del sistema exportador de estos países al mercado mundial se cumplió a través del impulso de enclaves externos, lo que provocó una elevada c o n c e n t r a c i ó n de los ingresos en este sector no generando, por tanto, las condiciones para la e x p a n s i ó n de un mercado interno. 6. Cardoso y Faletto, op. cit. 1. Cardoso y Faletto, op. cit.
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HACÍA UNA TIPOLOGÍA DE LA DEPENDENCIA
Son estos dos tipos fundamentales de vinculación de las e c o n o m í a s nacionales al mercado mundial en el p e r í o d o de " e x p a n s i ó n hacia afuera", los que conforman la base explicativa para comprender la situación de desarrollo y cambio social en el m o m e n t o de transición del "desarrollo hacia afuera" al "desarrollo hacia adentro". De allí que el análisis busque determinar las características fundamentales del "momento de t r a n s i c i ó n " en las sociedades con p r o d u c c i ó n nacionalmente controlada (analizando los casos de Argentina, Brasil, Uruguay, Colombia) y en las e c o n o m í a s de enclaves (México , Solivia, Venezuela, Chile, A m é r i c a Central), casos de enclaves m á s destacados en el análisis de los autores. La explicación de ese p e r í o d o la intentan los autores a través de la c o m p r e n s i ó n del "mecanismo de formación del sector urbano-industrial y el grado de diferenciación social interna producida por la e x p a n s i ó n de la e c o n o m í a exportadora". Las características típicas de la transición las detectan, a su vez, recurriendo a los modos por los cuales las clases medias intentaron participar en las alianzas de poder con las oligarquías. Todo este proceso, lleno de contradicciones y antagonismos, forma la base explicativa de los f e n ó m e n o s del populismo y del nacionalismo en la fase de consolidació n del mercado interno. En la ú l t i m a parte, finalmente, ellos analizan los límites estructurales que generan el desarrollo de un proceso de industrialización "nacional" y discuten el nuevo carácter que asume la dependencia.
2. Crítica a la tipología
de Cardoso y
Faletto
La obra de que nos ocupamos contiene, m á s bien, un conj u n t o de hipótesis y de sugerencias que sirven como punto de partida para una r e i n t e r p r e t a c i ón del estudio de América Latina, que un aporte definitivo y exhaustivo de la problemática. Que así ocurra es explicable dada la e x t e n s i ó n y complejidad de la temática que los autores se proponen analizar a un nivel de ensayo. Por tanto, es necesario hacer varias críticas sustanciales, aunque nos limitaremos a discu-
CONSIDERACIONES CRÍTICAS
17
tir sólo aquellos aspectos que, de una u otra forma, tienen importancia para aclarar una serie de cuestiones que tendremos que enfrentar en nuestra t i p o l o g í a de las estructuras dependientes. Pasaremos pues a destacar las siguientes críticas: a] Crítica a la aplicación de la metodología. La c o n c e p c i ó n t e ó r i c o - m e t o d o l ó g i c a general propuesta por Cardoso y Faletto para orientar el análisis que e m p r e n d e r á n es correcta y se expresa en el planteamiento de que es " e l grado de diferenciación de la estructura productiva que otorga el marco de las posibilidades estructurales dentro de la cual se expresa la acción de los distintos grupos". Sin embargo, lo e c o n ó m i c o está presente en este estudio sólo como u n " m a r c o " m u y general, a partir del cual se desarrolla un análisis esencialmente sociológico. O sea, l o e c o n ó m i c o i m p o r t a sólo en cuanto define los p a r á m e t r o s estructurales, mientras el estudio se centra en " l a acción de los distintos grupos", tomada desde el punto de vista sociológico. Ahora bien, lo e c o n ó m i c o , en cuanto es tomado sólo como marco estructural en sentido tan general, no permite revelar, en toda su complejidad, la gama intrincada de la acción de los diversos grupos y clases sociales que actúan en función de intereses económicos objetivos, cuya i m p o s i c i ón exige la lucha por la h e g e m o n í a p o l í t i c a. S ó lo la existencia de estos intereses puede revelar el sentido de la acción política y sociológica de los actores, la que se manifiesta muchas veces en movimientos sociales aparentemente difusos e incoherentes. En la medida en que el análisis e c o n ó m i c o no se realiza pari-passu al análisis sociológico, la legalidad de lo e c o n ó m i co tiende a aparecer como estática y no como u n proceso e c o n ó m i c o que se desarrolla bajo leyes y contradicciones que engendran una d i n á m i c a específica, en función de la cual y sobre la cual a c t ú a n los hombres, que reflejan posiciones específicas de clases y las modifican. Con eso no queremos negar la posibilidad de realizar análisis fundamentalmente sociológicos. Son posibles, si son 8
8. Cardoso y Faletto, op. cit., p. 93.
18
H A C I A U N A T I P O L O G Í A DE L A D E P E N D E N C I A
hechos sobre temas específicos y limitados, pero resultan insuficientes cuando tratan de temas tan globales y complejos como los que enfrentan Cardoso y Faletto. Q u i z á esa crític a permita revelar una de las limitaciones fundamentales, no sólo del trabajo de Cardoso y Faletto, sino, y en forma casi general, de todos los esfuerzos interpretativos que se lucieron de la historia de A m é r i c a Latina en nuestro siglo, en los cuales no redefinían el papel específico y h e g e r n ó n i c o que tuvieron los sectores empresariales industriales nacionales en algunos países. Mientras lo e c o n ó m i c o sea un mero marco de posibilidades estructurales, los intereses de sus principales actores tienen que aparecer mezclados con los de actores secundarios como las llamadas "capas medias". En este sentido, viene a ser como mirar un conjunto de baile y percibir sus movimientos, pero sin poder escuchar los sonidos que dan sentido y nexo a sus evoluciones. N o hay, por tanto, en esta obra, una coherencia entre la metod o l o g ía propuesta y su utilización amplia y rigurosa en el análisis realizado. De esta manera, por las deficiencias en el nivel del análisis e c o n ó m i c o , el análisis p o l í t i c o y sociológico resulta m u y limitado. 9
b ] Crítica al origen de los tipos. Su incongruencia con hechos históricos. Hace falta en la obra una discusión m á s amplia sobre el proceso de cambios en las estructuras que tuvieron lugar en las sociedades dependientes latinoamericanas, a partir de la segunda m i t a d del siglo XIX y comienzos del XX, es ello en función de las profundas transformaciones que ocurrieron en los países capitalistas desarrollados. Porque, en la medida en que los autores no hacen tal discusión, el origen y la configuración de los dos tipos básicos (o sea, los países que han logrado el control nacional del proceso productivo y los de economías de enclave) se explican sólo por l o que estaba "ya dado en la situación colon i a l " ; o sea, por la manera como las colonias se relacionaron a las m e t r ó p o l i s , es decir, a E s p a ñ a y Portugal. De allí los
9. No entraremos a profundizar ahora esta crítica, porque esta cuestión será tratada dos capítulos más adelante.
CONSIDERACIONES C R Í T I C A S
19
autores derivan los l í m i t e s y posibilidades del desarrollo posterior a la ruptura del "pacto colonial". Como q u e d ó señalado en el resumen y en las citas anteriores, las colonias de p o b l a c i ó n, que eran colonias agropecuarias que funcionaban como base agrícola de la m e t r ó p o l i , fueron las que tuvieron las condiciones de una reorganización interna a partir de la Independencia, las que pudieron lograr un control nacional del proceso productivo. Esa i n t e r p r e t a c i ón es insuficiente, pues no logra aclarar c ó m o , colonias que funcionaban como base agrícola de la m e t r ó p o l i —Guatemala y Chile por ejemplo— se transformaron posteriormente a la ruptura del "pacto colonial", en e c o n o m í a s de enclave. Mucho menos, explica c ó m o , en el caso de Chile, por ejemplo, a pesar de constituirse en econom í a de enclave, se realiza un desarrollo industrial controlado por empresarios nacionales, que si bien limitado, tiende a expandirse desde comienzos de siglo. De la misma manera, no se explica c ó m o países que cuando eran colonias funcionaban como base fundamental de e x p l o t a c i ó n de recursos naturales por la m e t r ó p o l i , por ejemplo, el caso de M é x i c o , lograron t a m b i é n obtener, a ú n a fines del siglo pasado, un cierto control nacional, por lo menos el suficiente para empezar la industrialización. El hecho de que en varios países, como, por ejemplo, los centroamericanos y Guatemala en particular, no se hayan generado las condiciones para un proceso de industrialización a fines del siglo X I X y en las primeras décadas del siglo X X , no puede ser explicado sólo por la presencia del enclave, sino t a m b i é n por el t i p o de relaciones de p r o d u c c i ó n existentes en la agricultura, como en aquella del café en Guatemala que no generó las condiciones para la constitución de un mercado interno. Esas relaciones de p r o d u c c i ó n no son meramente una herencia colonial, sino t a m b i é n el resultado de una serie de transformaciones estructurales (como por ejemplo, las que se verifican con la reforma agraria liberal guatemalteca que se realiza a partir de 1871) que buscaban adecuar el funcionamiento de la e c o n o m í a agrícola exportadora a las demandas del capitalismo mundial. Esa adecuación ha variado h i s t ó r i c a m e n t e de un país a otro. A s í ocurre, por ejemplo, con la cafecultura en BILSÜ, a partir
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HACÍA UNA TIPOLOGÍA DE LA DEPENDENCIA
del m o m e n t o en que se basa en gran medida en el trabajo asalariado y llega a ser u n fuerte e s t í m u l o a la e x p a n s i ó n del mercado interno. En Chile, el desarrollo industrial que se lleva a cabo, desde comienzos de siglo, a pesar del enclave del salitre y del cobre, t a m b i é n debe ser explicado por el desarrollo de relaciones de p r o d u c c i ó n capitalistas en otros sectores, como por ejemplo en la agricultura y en sectores complementarios a la e c o n o m í a exportadora que permiten la e x p a n s i ó n del mercado interno. L o mismo en México, donde los obstáculos fundamentales para la e x p a n s i ó n del mercado nacional fueron resueltos con el proceso revolucionario que, liquidando en parte el m o n o p o l io de la tierra y generando una capa de campesinos medios e introduciendo relaciones de p r o d u c c i ó n capitalista en el campo, creó las condiciones m í n i m a s para la e x p a n s i ó n de la industrialización. En Chile y México y en otros países, como lo discutiremos posteriormente, los cambios en las estructuras, que m e n c i o n á b a m o s antes, se dan en forma bastante profunda, como e x p r e s i ón m á s elaborada de una situación de dependencia del desarrollo de las fuerzas productivas del capitalismo mundial. Claro es que la evolución de las relaciones de p r o d u c c i ó n tienen que ser tomadas como elemento explicativo, y es necesario tenerlas presentes si se quiere realmente agotar la explicación de los orígenes de la formación de los tipos fundamentales de estructuras económico-sociale s en Latinoamérica. Las nuevas relaciones de p r o d u c c i ó n que empiezan a desarrollar en estos países y que son ya t í p i c a m e n t e capitalistas, aunque tengan que ver con la situación heredada del p e r í o d o colonial son, sobre todo, el resultado de este proceso de cambios en las estructuras dependientes. La no i n c o r p o r a c i ó n por parte de los autores de estos elementos esenciales al análisis, revela las limitaciones y la ausencia de rigor de la c o n c e p c i ó n que manejan sobre lo que es la dependencia. c] Crítica a la clasificación de los países. Por l o que hemos planteado anteriormente, no es tampoco adecuada la ubicación realizada por ios autores de algunos países en ios dos tipos. Especialmente en el caso de México, que es considera-
CONSIDERACIONES CRITICAS
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do como u n tipo de e c o n o m í a de enclave. Eso no nos parece correcto pues, si bien existen en M é x i c o enclaves de gran magnitud, el sector agrícola controlado por productores nacionales es de gran i m p o r t a n c i a , , a s í como es creciente la importancia que empieza a tener una p e q u e ñ a industria nacional desde comienzos de siglo, al igual que en el caso de Chile. Partiendo del propi o esquema a n a l í t i c o de los autores, ambos casos e s t a r í a n m á s bien situados en tipos intermedios entre los casos t í p i c o s de e c o n o m í a s de enclaves y los de contro l nacional del proceso productivo. En M é x i c o , particularmente, los enclaves no tuvieron los efectos paralizadores en el resto de la e c o n o m í a que tuvie-. ron en el caso de C e n t r o a m é r i c a . Por el contrario, la infraestructura que fueron generando, como los ferrocarriles, crearon las condiciones de d i n a m i z a c i ó n del mercado interno, proceso éste que, como s e ñ a l á b a m o s arriba, tuvo que ser completado por la revolución. Todas estas condiciones hacen resaltar muchas de las l i mitaciones de u n enfoque fundamentalmente sociológico, porque, aunque los autores busquen determinar situaciones históricas específicas, no l o logran plenamente pues no ponen el énfasis necesario en la historia e c o n ó m i c a y , de esa manera, desisten de extraer del rico esquema interpretativo que proponen, todas sus implicaciones analíticas. d] Crítica al carácter insuficiente del artálisis del período posterior a 1945. Por ú l t i m o , q u e d a r í a n por señalar las l i m i taciones del análisis en lo que éste dice respecto al p e r í o d o que se inicia a partir de 1945; o sea, en la posguerra, donde éste adquiere u n carácter excesivamente genérico, dificultando la tarea de delimitar claramente en q u é medida la existencia de estos dos tipos se altera en función de los cambios que acaecen en la e c o n o m í a mundial y que determinan el nuevo carácter de la dependencia. Por ejemplo, cuáles son las variaciones sustanciales existentes entre ambos en razón de las nuevas condiciones que se producen a partir de entonces a s í como cuáles son las tendencias y alternativas históricas que se vislumbran. Nuestra investigación buscará enfrentar toda esta problem á t i c a, o sea, tratar de definir cuáles son las nuevas carac-
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H A C I A UNA TIPOLOGÍA DE LA DEPENDENCIA
terísticas de la dependencia a partir de la segunda guerra mundial hasta nuestros d í a s . Aunque por entonces se inicie u n proceso de desarrollo con características distintas y casi inéditas en L a t i n o a m é rica, proceso que posibilita un corte a n a l í t i c o a partir de esa é p o c a , muchas veces el análisis tiene que retornar a los per í o d o s anteriores para buscar en ellos la explicació n m á s o menos cabal de los hechos históricos presentes.
III
Proposición
de tipología
de las
sociedades
dependientes
A partir de la posguerra, en América Latina, la situación condicionante es el proceso de integración del capitalismo periférico con el capitalismo h e g e m ó n i c o —especialmente el de los Estados Unidos—, a través del nuevo carácter que asumen las relaciones e c o n ó m i c a s internacionales en función de los cambios sustanciales en el funcionamiento del sistema capitalista mundial como consecuencia de la guerra en la e c o n o m í a norteamericana. Este nuevo carácter se debe a la e x p a n s i ó n de los consorcios m o n o p ó l i c o s multinacionales, lo que es el resultado de todo un complejo proceso de c o n c e n t r a c i ó n , m o n o p o l i z a c i ó n y centralización que se realiza en la industria de los Estados Unidos. Este proceso de integración m o n o p ó l i c a se extiende a A m é r i c a Latina, partiendo de dos tipos de estructuras: 1. Estructuras diversificadas, en. las cuales a ú n predomina el sector primario-exportador, existiendo sin embargo, ya un proceso de industrialización en e x p a n s i ó n . 2. Estructuras primario-exportadoras, cuyo sector secundario estaba compuesto a ú n casi exclusivamente por industrias artesanales. En estos casos, el proceso de industrialización será un producto de la integración m o n o p ó l i c a mundial. Es partiendo de este hecho histórico básico, constatable e m p í r i c a m e n t e , que se pueden distinguir tipos diversos de estructuras en el contexto de una situación global de dependencia. L a c o n s t a t a c i ó n e m p í r i c a precede, pues, en u n primer momento de nuestra investigación, a la respuesta de dos cuestiones básicas: 1. Por q u é hemos adoptado ese criterio de tipología , y 2. Cuáles son los factores histórico-estructurales que han hecho posible que la industrialización empezara varias décadas antes en algunos países que en otros. 123]
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HACIA UNA TIPOLOGÍA DE LA DEPENDENCIA
Los países que ya h a b í a n empezado la industrialización antes de la posguerra son: Argentina, México, Brasil, Chile, Uruguay y Colombia. De éstos, Argentina y México, desde fines del siglo XIX, ya t e n í a n u n significativo sector industrial. Del p e r í o d o de 1900 a 1905, el sector industrial en Argentina ya c o n t r i b u í a con 18% del producto interno y, en México con 14%. En Argentina, " e l censo de 1920 registra m á s de 13 000 establecimientos industriales, con una o c u p a c i ó n total superior a las 310 000 personas". En M é x i c o, "a comienzos de siglo, la industria textil por sí sola ocupaba cerca de 30 000 personas y d i s p o n í a de casi 700 000 husos y m á s de 20 000 telares, equipos que corresp o n d í a n en su m a y o r í a a la t e c n o l o g í a m á s avanzada de la é p o c a ; la p r o d u c c i ó n siderúrgica, por su parte, se inició en M é x i c o en 1 9 0 3 " . En Chile, los primeros intentos de industrialización datan del ú l t i m o cuarto del siglo XIX. 1
2
La i m p o r t a c i ó n de bienes de consumo descendió (en términos relativos) de 89.6% a 48.5% "en el p e r í o d o de 1870 a 1907". "Puede sostenerse que este comportamiento significa u n aumento relativo de los productos de la industria manufacturera d o m é s t i c a . " 3
Otro ejemplo de.la capacidad potencial de la industria del p a í s lo da la experiencia de la guerra del Pacífico 1879-1884. Enfrentada a esta emergencia, la industria nacional fue capaz de producir casi todo lo que era necesario para subvenir al conflicto. Encina escribió: La industria fabril d o b l ó diez, veinte y hasta cien veces la elaboración de vestuario, calzado, a r t í c u l o s de t a l a b a r t e r í a, 1. Véase Celso Furtado, La Economía latinoamericana desde la Conquista ibérica hasta la Revolución cubana, Editorial Universitaria, pp. 103, 104. 2. El proceso de industrialización en America Latina, Naciones Unidas, 1965, p. 16. 3. Ricardo Lagos Escobar, La industria en Chile: Antecedentes estructurales, Instituto de Economía, Universidad de Chile, 1966, p. 24.
PROPOSICIÓN DE TIPOLOGÍA
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pólvora, productos q u í m i c o s y farmacéuticos, barriles, mochilas, carpas, cureñas, calderas para buques, etc. De 1908 a 1928, "Chile a u m e n t ó su p r o d u c c i ó n industrial en 84 por c i e n t o " . En Uruguay, el inicio de la industrialización t a m b i é n data de los finales del siglo XIX: "a partir de las leyes proteccionistas de 1875 y año s siguientes se desenvuelve una industria - e n buena medida artesanal- que t e n d i ó a monopolizar en determinados rubros el consumo i n t e r n o " . (Calzado, vestimenta, vino y otras bebidas, productos alimenticios, cigarros y cigarrillos, muebles, aserraderos, calderas y hornos de ladrillo, curtiembres y , posteriormente, alcohol, azúcar, papel y t e x t i l de lana.) 5
Una encuesta de la Oficina Nacional del Trabajo, realizada en 1926, documenta la existencia de 6 329 establecimientos industriales y 65 700 asalariados (el 81%en Montevideo), aproximadamente el 10% de la p o b l a c i ó n activa del p a í s . 6
En Brasil, t a m b i é n los primeros brotes industrializadores que se producen y de mayor significación tienen lugar en las dos ú l t i m as décadas del siglo XIX. Wanderley Guillerrne, citando a Serzedelo Correa, dice que la " e x p a n s i ó n industrial de fines de siglo, cuya magnitud relativa puede ser inferida por el expresivo índice del 12% sobre el t o t a l importado del p a í s, que alcanzaran las importaciones del h i e r r o . y del acero en 1886". A d e m á s , plantea que, en 1904, se crea el Centro Industrial de Brasil que tiene, en el mismo a ñ o , 338 asociados. Más a ú n : " . . . de 30 especies de a r t í c u l o s manufacturados de gran consumo, la industria nacional suplía 78% de las necesidades internas, figurando la i m p o r t a c i ó n con solamente 22% en 1007, según el Centro I n d u s t r i a l . . . ; en 4. Ricardo Lagos Escobar, op, cit., p. 29. 5. R:icardo Lagos Escobar, op. cit., p. 33. 6. El proceso económico del Uruguay, Instituto de Economía, Facultad de Ciencias Económicas y de Administración, Montevideo, 1969, pp. 39 y 40.
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HACIA UNA TIPOLOGÍA DE LA DEPENDENCIA
De modo que, a los países que han empezado la industrialización a partir de la posguerra los llamaremos países cuya industrialización fue producto de la integración monopólica (tipo B ) . Éstos son el Perú, Venezuela, Ecuador, Costa Rica, Guatemala, Bolivia, El Salvador, P a n a m á , Nicaragua, Honduras, R e p ú b l i c a Dominicana y C u b a . 1 0
Se p o d r í a distinguir un tercer tipo de países con estructura agrario-exportadora sin diversificación industrial (tipo C) que incluiría Paraguay, H a i t í y tal vez P a n a m á . Pero, en cualquier forma, dada la especificidad de la evolución histórica de cada uno de ellos y de la ausencia de denominadores comunes, sólo por formar parte de u n mismo sistema de d o m i n a c i ó n , posiblemente la ubicació n dentro de un mismo tipo no c o n d u c i r í a a una c o m p r e n s i ó n mayor del carácter de sus estructuras dependientes y sería preferible proceder directamente al estudio de cada uno de ellos por separado. De cualquier manera, ésa no es la finalidad que, se persigue en esta investigación. 1 1
Teniendo ya definido cuáles son los países que componen los dos grandes tipos a los que trataremos de analizar en el curso de nuestra investigación, pasaremos a discutir el p o r q u é hemos adoptado ese criterio. El intento de dar respuesta a esa cuestió n crucial nos conduce al mismo tiempo a la b ú s q u e d a de los factores que han posibilitado la formación de los distintos tipos de estructura dependiente. Utilizamos ese criterio en coherencia con la postura metodológica que adoptamos y que hemos tratado de definir en la primera parte, cuando e x p l i c i t á b a m o s que la dependencia e c o n ó m i c a engendra los p a r á m e t r o s de las posibilidades estructurales. Ahora bien, desde la primera R e v o l u c i ón industrial, el sentido del desarrollo de cualquier sociedad pasó a ser dado por la industria manufacturera. Porque la
PROPOSICIÓN DE TIPOLOGÍA
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industria es la base e c o n ó m i c a de u n sistema social nuevo, el capitalismo, que por su empuje y dinamismo t e n í a las condiciones de imponerse, subyugar y liquidar a los d e m á s . Esto, debido a la gran capacidad que engendraba revolucionar las fuerzas productivas, generando formas superiores de dominio de la naturaleza, de relación entre las clases y entre los individuos. Y , lo mismo en el caso de los países en que su importancia relativa no es a ú n preponderante, la sola existencia de un proceso de industrialización en marcha, sea a nivel nacional o internacional, trae como consecuencia la s u b y u g a c i ó n de los d e m á s sectores a ella y tiende a transformarse en el centro de la dinámica del desarrollo e c o n ó m i c o y social. A s í se puede constatar desde la alteración de la propia base morfológica y ecológica de la sociedad, pasando por la generación de nuevas necesidades, hasta la disgregación de las formas e c o n ó m i c a s y sociales anteriores y la emergencia de nuevas clases que ella genera, provocando variaciones en el eje de las contradicciones y en los conflictos en la sociedad. El estudio de las condiciones que hacen posible el desencadenamiento de u n proceso de industrialización en algunos países y sus consecuentes cambios estructurales es lo que nos permitirá, en definitiva, relacionar la situación general de dependencia a los tipos específicos de estructuras dependientes, o sea, distinguir las características m á s significativas de cada uno de los dos grandes tipos de sociedades dependientes c o n t e m p o r á n e a s , logrando a s í determinar sus leyes básicas de movimiento. Discutir las condiciones que hacen efectivo un proceso histórico-social, implica determinar los intereses objetivos
12
10. El caso de Cuba, cuyo proceso de industrialización empieza a partir de la Revolución, no será a partir de allí ubicado en la tipología, pues con la transformación revolucionaria hacia el socialismo, se rompe la dependencia del centro hegemónico capitalista. 11. No hemos obtenido los datos suficientes para una clasificación rigurosa de este país. 12. Fue eso lo que ha hecho posible que los países que han logrado establecer primero su base industrial, hayan podido subyu-
gar a los demás. Eso es verdad, incluso en el caso de aquellos países que tenían una tradición cultural incomparablemente más desarrollada, como es el caso de China, cuyos conocimientos tecnológicos eran muy avanzados, pero que, sin embargo, como no los aplicaba a la producción en serie, tuvo que doblegarse a la "barbarie" inglesa (expresión con la cual se referían los emperadores chinos a los extranjeros) y, posteriormente, a la americana; hasta que, con el triunfo de la revolución socialista, se pudo promover el desarrollo acelerado de las fuerzas productivas.
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H A C I A U N A TIPOLOGÍA D E . L A D E P E N D E N C I A
de las clases sociales que lo han impulsado, y su desarrollo, a s í c o m o sus l í m i t e s ; d e t e r m i n á n d o s e de esta manera las contradicciones que se generan y , sólo a partir de esta base se pueden vislumbrar sus formas de superación. D e d i q u é m o n o s , pues, a esa tarea.
IV
Las condiciones desarrollo
y características
de los países
industrialización expansión
del
cuya
fue producto
y transformación
de la
del
sector
primario-exportador
En L a t i n o a m é r i c a , en general, cuando se habla de industrialización se habla de sustitució n de importaciones. De hecho, el proceso que así se ha dado en llamar, no puede ser menospreciado, ya que ha sido, por lo menos en los países que estamos ahora estudiando, la forma a través de la cual, ellos lograron impulsar el montaje de su parque industrial. Los mecanismos de este proceso ya de sobra analizados en la literatura e c o n ó m i c a del continente, consistieron fundamentalmente, en su primera etapa, en el remplazo de las manufacturas extranjeras por las nacionales. Fue ello posible debido a la d e t e n c i ó n de las importaciones la que generó una demanda ¿ ^ a t e n d i d a . A partir de esta situación, se han creado las condiciones para la utilización de las divisas obtenidas mediante la e x p o r t a c i ó n de los productos del sector primario (agrícola o minero, conforme el caso) o r i e n t á n d o las a la i m p o r t a c i ó n de los equipamientos, maquinarias y materias primas necesarias para la instalación de fábricas en el territorio nacional, destinadas a la p r o d u c c i ó n de bienes anteriormente importados. Circunstancias favorables para la intensificación de tal proceso han sido, especialmente, las situaciones en las que la e c o n o m í a mundial ha tenido que rearticularse, sea en función del conflicto bélico -guerra europea de 1914 a 1918 - sea en función de la crisis e c o n ó m i c a , en particular la iniciada en el a ñ o 1929. La imposibilidad de seguir i m portando en estas oportunidades los productos manufacturados, generó una demanda insatisfecha por parte de ciertos sectores de algunas de las sociedades dependientes. Y es, para atender esa demanda, en circunstancias en que el poder [31]
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HACIA UNA TIPOLOGIA DE LA DEPENDENCIA
adquisitivo no siempre h a b í a disminuido significativamente durante la crisis, que las industrias nacionales hubieron de desarrollarse con mayor o menor rapidez en función de su base anterior. La s u s t i t u c i ó n se realiza, en u n primer momento, en el sector de bienes de consumo livianos, pasa d e s p u és hacia los bienes de consumo duradero, llega a los bienes de producción intermedios y , por ú l t i m o , al sector de bienes de prod u c c i ó n pesados, es decir, m á q u i n a s para hacer m á q u i n a s , aunque en rigor la industria pesada, como l o veremos posteriormente, ya no se desarrolla en un proceso de industrialización propiamente sustitutivo. 1
Pero, si bien es cierto que la guerra de 1914-1918 provoca el desarrollo de estos mecanismos (lo que por l o d e m á s es facilitado por el aumento de las disponibilidades de divisas resultante del incremento de las exportaciones de productos necesarios para los países beligerantes) en países como Argentina y M é x i c o , ese proceso ya vení a cumpliéndose desde antes y , en todos los d e m á s países que ahora analizamos (en menor escala en Colombia), ya existí a u n elemento constituido en sus estructuras nacionales que h a c í a posible el aprovechamiento de la coyuntura internacional con el objeto de impulsar el desarrollo industrial. ¿Cuál es este elemento? Es la existencia de un mercado interno que se ha expandido, de manera articulada en esos países, debido al desarrollo de relaciones de p r o d u c c i ó n capitalistas que, progresivamente, llegan a ser las predominantes en los sectores claves de la e c o n o m í a primario-exportadora. Sea en el sector gana.dero en Argentina y Uruguay, o en los sectores mineros y algunos agrícolas en M é x i c o , sea en el cafetalero en Brasil, 2
1. Es necesario aclarar que esta sucesión de las etapas de la industrialización no puede ser considerada en forma rígida, pues hay casos en que no se ha llevado a cabo en este orden. Es el caso de Brasil, por ejemplo, en que la industria de bienes intermedios (como Voita Redonda) precede a la de bienes de consumo duradero (por ejemplo, la automotriz). 2. El sector cafetalero, en Sao Paulo especialmente, a partir de la abolición de la esclavitud, se desarrolló, en lo fundamental, apoyado sobre el trabajo asalariado, a pesar de su coexistencia con otras formas de explotación del trabajo como la aparcería.
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o en el del salitre y cobre en Chile, en todos ellos, la separación entre propietarios privados de los medios de prod u c c i ó n , por u n lado y , por o t r o , la oferta libre de la fuerza de trabajo, caracterizaba ya la existencia de u n m o d o de p r o d u c c i ó n típicamente capitalista que tiene su origen en los inicios de la segunda m i t a d del siglo X I X . ¿Qué factores han impulsado la f o r m a c i ó n de las relaciones de p r o d u c c i ó n capitalista y del mercado interno en estos países? La respuesta ú l t i m a a esta c u e s t i ó n ha de buscarse en las transformaciones que tienen lugar en el proceso productivo de los centros m á s desarrollados del sistema capitalista mundial —particularmente en Inglaterra-- a partir de la segunda mitad del siglo XíX. Estas transformaciones, conocidas como la segunda Revolución industrial (que se ha caracterizado por la p r o d u c c i ó n en sene de m á q u i n a s para hacer m á q u i n a s ) , y que determinan un nuevo ciclo de e x p a n s i ó n capitalista, afectarán decisivamente las sociedades dependientes que analizamos, provocando profundas modificaciones en sus componentes estructurales básicos. Hácense necesarias estas modificaciones, a f i n de que las sociedades dependientes se readapten en el sentido de capacitarse para satisfacer las demandas de la nueva etapa de e x p a n s i ó n del capitalismo mundial. Dicha e x p a n s i ó n se realiza especialmente en los sectores productivos de la e c o n o m í a que se orientan hacia la export a c i ó n y que, dado el carácter dependiente de ésta, son justamente los sectores fundamentales en el conjunto de la e c o n o m í a nacional. La dinámic a de éstos tiene consecuencias que se extienden a la sociedad en su conjunto. Se producen a s í profundas transformaciones que tienden a la m o d e r n i z a c i ó n del sistema productivo de los países 3
3. Vale la pena resaltar que han existido formas de pagos de salarios a través de fichas con las cuales se compraban, en los almacenes, los productos necesarios. Estas formas restringían la expansión del mercado interno. Este es el caso de las pulperías en Chile, en la época del salitre que, en este sentido ha sido de gran significación. Estas formas han existido con mayor o menor significación, en muchas otras partes.
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dependientes, con el objeto de que éste pueda responder a dos ó r d e n e s de necesidades de la e x p a n s i ó n del capitalismo mundial: l o . E l aumento de p r o d u c c i ó n de materias primas y de los productos agrícolas, a f i n de satisfacer las demandas crecientes de la nueva fase de industrialización en los países capitalistas avanzados.. Como l o ha planteado Lenin, "cuanto m á s desarrollado está el capitalismo, cuanto m á s sensible se hace la insuficiencia de materias primas, cuanto m á s dura es la competencia y la b ú s q u e d a de fuentes de materias primas en todo el m u n d o , tanto m á s encarnizada es la lucha por la adquisición de colonias". 2o. L a e x p a n s i ó n de los mercados internos de estos países a fin de que sean capaces de absorber mayor cantidad de los productos manufacturados de los países capitalistas centrales. 4
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Y , si bien esas dos cuestiones como objeto de estudio pueden ser a n a l í t i c a m e n t e separadas, a f i n de facilitar el trabajo de investigación, en la práctica histórico-concreta, se encontraban í n t i m a m e n t e vinculadas como partes constitutivas de u n mismo proceso e c o n ó m i c o . 4. V. I . Lenin, El Imperialismo, fase superior del capitalismo, Obras Escogidas, tomo i , p. 793. 5. Hobson, hablando del imperialismo inglés de fines del siglo pasado, dice que son . . los grandes fabricantes para el comercio de exportación quienes se enriquecen a través de la satisfacción de las necesidades reales o artificiales de los nuevos países que nos anexamos o abrimos. Manchester, Sheffied, Birmingham, por nombrar tres casos representativos, están llenos de firmas que compiten' por introducir textiles, artículos metálicos, motores, herramientas, maquinarias, bebidas alcohólicas, armamentos, en nuevos mercados. Las deudas públicas que se acumulan en nuestras colonias y en los países extranjeros que están bajo nuestra protección o influencia, han sido contraídas casi siempre en forma de rieles, máquinas, armas y otros implementos de la civilización fabricados y enviados por firmas británicas. La construcción de ferrocarriles, canales y otras obras públicas, la instalación de fábricas, el desarrollo de la minería, la modernización de la agricultura en los países nuevos, estimulan un interés muy definido en las importantes industrias manufactureras que, a su vez, alimenta en sus propietarios una firme confianza imperialista". J. A. Hobson, Imperialism, Ann Arbor Paperbacks, The University of Michigan Press, 1967, p. 49. (Subrayado nuestro.)
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Veamos, pues, c ó m o en esos países, es el mismo proceso que genera la división internacional del trabajo, el que, a su vez, crea las condiciones para la e x p a n s i ó n de los mercados nacionales y , por l o tanto, engendra los elementos de superación de las e c o n o m í a s fundamentalmente exportadoras. ¿Cuál es el carácter de las transformaciones modernizadoras que se cumplen en los sectores primarios-exportadores de los países dependientes, en su b ú s q u e d a por adaptarlos a las necesidades de la nueva e x p a n s i ó n del capitalismo mundial? En primer lugar, las transformaciones modernizadoras se manifiestan en la organización social de la producción, al generalizarse las relaciones capitalistas de p r o d u c c i ó n en los sectores claves de las e c o n o m í a s . Pasan ellas, a s í , a ser predominantes a través de la compra de la fuerza de trabajo mediante el pago de salario y , consecuentemente por la formación de u n mercado libre de trabajo. Favorece por una parte dicha f o r m a c i ó n de u n mercado libre de trabajo, el hecho de que, en aquel m o m e n t o ya h a b í a avanzado bastante la conquista del m o n o p o l i o real sobre la propiedad de las tierras ubicadas en las regiones más importantes que h a b í a realizado una capa restringida 6
6. Las urgentes necesidades de expansión del capitalismo mun dial en la búsqueda de materias primas y de mercados para su; manufacturas explican el rápido proceso de reparto del mundo que a principios del siglo xx, ya está prácticamente completo, con 1; excepción de los territorios antarticos. Gran Bretaña es la que controla la mayor parte, "la tercera parte de este Imperio, que contiene un cuarto de su población total, h; sido conquistada durante los últimos treinta años del siglo x i x ' ' Hobson, op. cit., p. 18. "Juies Ferry, el gran promotor de la expansión colonialista fran cesa en esta época, así lo afirma claramente en su obra Le Tonkin e la mére-patrie. Europa puede considerarse como una casa de comei ció que desde hace algunos años va viendo decrecer su volumen d negocios. El consumo europeo está saturado; es preciso hacer surgi de otras partes del globo nuevas capas de consumidores, so pena d ver la quiebra de la Sociedad Moderna y de preparar para el nac: miento del siglo xx una liquidación social por vía de cataclismo: cuyas consecuencias serán incalculables." Citado por Ernest Mande! Tratado de economía marxista, Ediciones ERA, tomo n, p. 66.
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de terratenientes. ( A ello h a b í a estimulado en apreciable medida, la e x p a n s i ó n del sector exportador.) N o se justifica pues, al menos en dichos sectores, la persistencia en utilizar formas precapitalistas (como en las comunidades indígenas) o semiserviies de aprisionamiento de la mano de obra, a través de la vinculación de los productores a la tierra. Es ese proceso de m o n o p o l i z a c i ó n , el que restringe las áreas de la e c o n o m í a de subsistencia y de a u t o c o n s u m o y genera u n potencial disponible de mano de obra.para ser proletarizada en el sector exportador. La proletarización expresa el proceso de p e n e t r a c i ó n del capitalismo en el campo que, aunque en vastas regiones pasa a ser la forma predominante, no elimina completamente las relaciones precapitalistas o semiserviies y hasta coexiste con ellas en algunos casos, tendiendo a una a p r o x i m a c i ó n mayor o menor a las relaciones de p r o d u c c i ó n capitalistas puras, de acuerdo a las necesidades del sistema. Pero, por otro lado, esa proletarización t a m b i é n se hace posible y necesaria, porque ella corresponde a la mejor forma de entrelazamiento entre los países dependientes y los capitalistas avanzados. En otras palabras, la expansión del capitalismo metropolitano hace reproducir su sistema, pero no estrictamente a su imagen y semejanza, sino bajo lá forma de un capitalismo dependiente. Como lo señala A n í b a l Quijano . . el modo de p r o d u c c i ó n capitalista no fue nunca trasladado de manera completa, sistemática y h o m o g é n e a a las regiones y países sometidos a la d o m i n a c i ó n . L o que por el contrario o c u r r i ó y sigue ocurriendo, es que las previas estructuras productivas fueron reorganizadas en función de las necesidades de los dominantes del sistema, por nuevas formas de utilización de instituciones e c o n ó m i c a s precapitalistas al servicio del capitalismo, y por la p e n e t r a c i ó n de fragmentos estructurales del modo de p r o d u c c i ó n capitalista en cada una de las etapas y con cada una de las modalidades que a ellas c o r r e s p o n d í a n , de su proceso de desarrollo metropolitano." 7
7. Esta tesis ha sido planteada por Theotonio Dos Santos en Las clases dominantes en Brasil, mimeo., 1968, y además por Paulo Singer en un artículo publicado en la Revista Brasilera de Estudos Políticos, que da elementos explicativos que se orientan en el mismo sentido.
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"Se fue produciendo, de ese m o d o , u n proceso de reordenamiento capitalístico —esto es en una dirección capital i s t a - de modos de p r o d u c c i ó n precapitalistas que m u y pronto fueron desarticulados y sustituidos por estructuras productivas integradas con fragmentos estructurales de las precapitalistas y de cada una de las etapas y modalidades alcanzadas por el modo de p r o d u c c i ó n capitalista en los países h e g e m ó n i c o s , llegando finalmente a constituir como hoy, los niveles subdesarrollados de este m o d o de producción." Claro que, en el nivel de la organización social de la p r o d u c c i ó n , todas estas transformaciones implican cambios cualitativos del sistema, pero, aun así, las consideramos transformaciones modernizadoras porque no llegan a revolucionar la situación de las clases dominantes, poniendo en tela de juicio su efectivo poder e c o n ó m i c o y p o l í t i c o sobre la sociedad. Si bien es cierto que de todo ese proceso se originan nuevas clases, como u n proletariado creciente y clases medias y se generan paulatinamente las condiciones (como l o veremos a c o n t i n u a c i ó n ) del surgimiento de una burguesí a industrial, el poder de las oligarquías terratenientes, m i neras, comerciantes, exportadoras, no es aplastado, sino redefinido. Y , si bien cambia el carácter de la d o m i n a c i ó n , sus agentes no v a r í a n sustancialmente, sino que expanden, j u n t o con la e x p a n s i ó n del sector exportador, su área de dominio. Las formas de dependencia cambian en función de su r e a d a p t a c i ó n a los cambios que se llevan a cabo en lasm e t r ó p o l i s , pero de ninguna manera esos tipos de cambios hacen variar el carácter dependiente del sistema interno de dominación. En segundo lugar, las transformaciones modernizadoras se manifiestan, en el nivel de las fuerzas productivas, en los cambios tecnológicos, y ello a través de la i n t r o d u c c i ó n de nuevos instrumentos y sistemas de p r o d u c c i ó n y de transporte, aumentando su capacidad de capitalización, resul8
8. Aníbal Quijano, Redefinición de la dependencia y marginalización en América Latina, mimeo., CEPAL, 1970, p. 28.
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tado de t o d o l o cual, es el aumento de la capacidad productiva del sector exportador. Las consecuencias de estas transformaciones modernizadoras en el sistema productivo son de dos ó r d e n e s : a] L a tendencia del sector productor exportador propiamente tal, a acrecentar su dinamismo, aumentando su capacidad de a b s o r c i ó n de mano de obra en condiciones salariales relativamente superiores y consecuentemente, incrementando el mercado interno. b ] L a generació n y e x p a n s i ó n de los sectores complementarios al sector exportador, (sean agrícolas, comerciales, de transporte y comunicaciones, servicios, etc.), en función de la e c o n o m í a exportadora. Aquellos sectores varr^adquiriendo progresivamente u n dinamismo propio, en la medida en que se desarrollan para atender una demanda real ya existente, y que a su vez genera nuevas demandas. En otras palabras, los sectores complementarios a la e c o n o m í a exportadora se expanden para satisfacer las necesidades de la f o r m a c i ó n de u n mercado interno, pero, al mismo tiempo, contribuye a hacer expandir m á s a ú n este mercado en función de las propias necesidades generadas en los sectores complementarios. E l proceso de creación, e x p a n s i ó n y m o d e r n i z a c i ó n de los sectores complementarios a la e c o n o m í a exportadora es un elemento de fundamental importancia en el desenvolvim i e n t o del mercado interno, en la medida que promueve la a b s o r c i ó n de mano de obra, generando nuevos sectores, a través del aparecimiento de una serie de actividades agrícolos comerciales y de servicio en general (públic o y privado). Pero no se detiene a q u í la. influencia de la formación de todos estos sectores complementarios sobre el conjunto de la e c o n o m í a . Su d i n á m i c a, aunque esté vinculada en forma subordinada a la d i n á m i c a del sector exportador, se mueve de manera a la vez a u t ó n o m a de éste, en la medida que su desarrollo promueve u n nuevo proceso e c o n ó m i c o y se vincula t a m b i é n a este nuevo proceso e c o n ó m i c o que progresivamente se genera en la sociedad, que es el proceso de industrialización. Si bien es cierto que, en relación a la actividad e c o n ó mica exportadora, estos sectores pueden ser considerados
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como complementarios, en relación al desarrollo de las actividades manufactureras, en cambio su importancia no es sólo de carácter complementario, sino que tiene una base e c o n ó m i c a real, o sea, de c o n d i c i ó n para el desarrollo industrial urbano. A q u í , empezamos a entrar en u n punto crucial de la c u e s t i ó n de c ó m o surge y en función de q u é móviles se desarrolla la industria en los países del t i p o A . Vamos por partes, aunque intentando integrar a la vez los m ú l t i p l e s n i veles de análisis en una visión totalizadora. Es cierto que existe la demanda de productos manufacturados en el sector exportador. Allí la demanda p o d r í a ser descompuesta en dos partes fundamentales: la parte que recibe la plusvalía y aquella que recibe salarios. En la que recibe plusvalía, o sea, en la clase burguesa, la demanda de productos manufacturados es creciente en función del é x i t o mismo del sistema exportador. Pero, ella se satisface básicamente a través de la i m p o r t a c i ó n de manufacturas desde los centros h e g e m ó n i c o s , especialmente de Inglaterra. Es una demanda que funciona, por lo tanto, fundamentalmente corno p r o l o n g a c i ón del mercado de los países centrales del sistema capitalista mundial. En la parte que recibe salarios, o sea, en la clase obrera, en los asalariados rurales y en los asalariados medios, la demanda de productos manufacturados tiende a ser creciente y a orientarse hacia los productos nacionales. Es creciente, porque, el sector exportador se expande, a la vez se especializa, tendiendo a absorber la mano de obra disponible y a aumentar t a m b i é n su área productiva lo que hace limitar, al interior de la hacienda o de la ciudad m i nera, las áreas de las e c o n o m í a s de subsistencia, y de esta manera, restringe las posibilidades de subsistencia del artesanado rural, y de la p r o d u c c i ó n vinculada a la e c o n o m í a de 9
9. El mecanismo de limitación y expansión de la economía de subsistencia en función del crecimiento del sector exportador, ha sido analizado por Celso Furtado, en Formación económica de Brasil, para el caso brasileño, en relación a la economía azucarera. El estudio de la apertura del complejo rural de Ignacio Rangel es muy sugerente a este respecto. Véase Introdugao ao estudo do desenvolvimento económico brasileiro, Librería-Progreso Editora, Salvador, 1957
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autoconsumo. Ésta es la consecuencia m á s directa de la p r o l e t a r i z a c i ó n ; a saber, que quien antes fuera campesino en el mismo grado que se transforma en proletario, h a b í a de vender su fuerza de trabajo para adquirir, en el mercado, todo lo que necesita (que es l o que tiene posibilidad objetiva de necesitar . . ,: sus alimentos, sus cigarrillos, sus ropas, sus muebles, etc. Por lo tanto, se plantea a s i l a necesidad de productos industriales). Esta demanda se orienta hacia productos industriales nacionales, porque es una demanda de productos de bajo costo. En este sentido, las industrias que se desarrollan para atenderlas, lo hacen en condiciones mejores de competencia frente a las manufacturas extranjeras que t e n d r í a n el costo adicional del flete. Esto se debe al acceso m á s fácil a los consumidores, resultado de la utilización de las vías de com u n i c a c i ó n de la e c o n o m í a exportadora (ferrocarriles y carreteras) y del hecho de disponer de una mano de obra barata para la p r o d u c c i ó n en alta escala de productos de consumo masivo y populares. Sucede pues que, aunque la demanda de productos i n dustriales nacionales por parte de las clases que obtienen la plusvalía en el sector exportador, no llega a constituir u n e s t í m u l o significativo para la industrialización, no ocurre lo mismo con la clase obrera que recibe salarios. Ésta, por el contrario, representa un punto de apoyo para la industrialización. 10
Estamos obviamente considerando, por ahora, solamente la demanda de bienes de consumo, entre los cuales destacan textiles, alimentos, calzados, bebidas, útiles d o m é s t i c o s y otros. Pero, es en los llamados sectores complementarios, donde la demanda de productos manufacturados nacionales será t a m b i é n de importancia sustancial para el desarrollo de las
10. Sobre la estructura del mercado interno, el trabajo de Antonio Barros de Castro, El modelo histórico latinoamericano" en 7 ensaios sobre a economía brasileira, C. E. Forense, es particularmente sugerente, y aunque no lo conociéramos anteriormente, algunos aspectos de nuestro análisis van en la misma dirección que la del suyo. 4t
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industrias. Esto se comprueba por las mismas razones que hemos apuntado para el caso de quienes reciben salarios en el sector exportador y a d e m á s por dos nuevas razones; a] porque estos sectores se concentran en los grandes centros urbanos, facilitando la colocación de la p r o d u c c i ó n y , b ] porque su d i n á m i c a de crecimiento es m u y intensa y vinculada al proceso r á p i d o de u r b a n i z a c i ó n y tiende paulatinamente a independizarse del sector exportador, sobre todo en la medida en que se desarrolla el proceso industrial. La u r b a n i z a c i ó n , causa y a la vez consecuencia del desarrollo industrial, vincula su destino a é s t e , generando u n nuevo proceso e c o n ó m i c o a saber, aquel del capitalismo urbano que es irreversible y que, a la larga, t e n d e r á a ser el predominante en el sistema en su conjunto. A l paso que la industria se desarrolla, ella aumenta por s í misma su propio mercado, tanto cuanto incorpora a éste el consumo de los que viven de salarios y plusvalía generados por la industria misma. Hasta ahora no h a b í a m o s mencionado u n sector del mercado que es de fundamental importancia; es decir, el sector industrial que se crea t a m b i é n directamente vinculado al sector exportador destinado a satisfacer las necesidades directas de la e x p o r t a c i ó n de los productos. E n él se ubican inicialmente los frigoríficos (que tuvieron importancia especial en ios países exportadores de carnes como Uruguay y Argentina) y la p r o d u c c i ó n de envoltorios (sacos) para empaques, etc. E l análisis de todo ese proceso de f o r m a c i ó n del mercado interno y de desarrollo de relaciones capitalistas de producción que apuntan en u n sentido del desarrollo urbano-industrial, permite revelar c ó m o la situación de dependencia de
los centros hegemónicos ha condicionado los marcos generales de las estructuras económicas productivas délos países atrasados, como a la vez estas estructuras son redefinidas en función de las posibilidades de desarrollo del capitalismo dependiente. Tenemos pues que, aunque todo el proceso de modernización delsector exportador y de los sectores complementarios a éste se realice en función de los intereses hegemónicos de la m e t r ó p o l i capitalista y del sector oligárquico
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En primer lugar, la débil, aunque al mismo tiempo bastante significativa industrialización que e m p e z ó en Argentina, México, Brasil, Chile y Uruguay desde fines del siglo XIX, se realiza dentro del contexto de u n sistema capitalista mundial, en el cual estos países tienen la función productiva ya definida como exportadores de productos primarios y , en cada uno de ellos, el sector e c o n ó m i c o fundamental es el exportador. En este sector y en aquellos que les son complementarios, se ubican las clases oligárquicas dominantes,
11. Vale la pena destacar también el estímulo que ha significado para la instalación de industrias en estos países, las guerras que han ocurrido en las últimas décadas del siglo xix, como la guerra en contra del Paraguay, por parte de Brasil, Uruguay y Argentina y la guerra del Pacífico de Chile contra Perú yBolivia. En estas ocasiones, la demanda de bienes de consumo para los ejércitos, como vestuarios, calzados, alimentos, medicinas, bienes, como también algunos tipos de armamentos, repuestos, etc., ha sido atendida, en parte considerable, por la producción nacional.
mente de materias primas latinoamericanas para los países beligerantes. Entre tanto, es necesario subrayar que la c o n d i c i ó n para que estas coyunturas internacionales pudiesen ser aprovechadas en el sentido de impulsar el proceso de sustitución de importaciones, estaba dada por dos factores fundamentales existentes en estas sociedades: a] un mercado nacional ya estructurado; b] un sector industrial, cuyo proceso productivo estaba organizado en base a relaciones capitalistas. Estas condiciones, que hemos intentado describir anteriormente y que no se daban a ú n en los países del tipo B, fueron las que posibilitaron el impulso al proceso de industrialización en los países del t i p o A y que explican el p o r q u é de su adelanto en relación al resto del continente. Pero, ¿ q ué significación tiene para el conjunto de la sociedad, en estos países, el desarrollo de u n proceso de industrialización? En general, no cabe duda alguna que, en la sociedad moderna, el sentido del desarrollo entendido ampliamente, es dado por la industria. Porque, corno lo hemos señalado antes, con la sola existencia de u n proceso de industrialización en marcha, éste trae como consecuencia la tendencia a la s u b o r d i n a c i ó n a ella de los d e m á s sectores y tiende a transformarse en el centro de la d i n á m i c a del desarrollo e c o n ó m i c o , p o l í t i c o y social de la sociedad, o sea, la industria revolucionarí a el sistema productivo social en su conj u n t o , pero en las condiciones en las cuales se produce la marcha del capitalismo dependiente en estos países latinoamericanos, sus posibilidades y l í m i t e s tienen que ser bien precisados.
minero, terrateniente y comercial exportador, en función del cual evolucionan las relaciones de p r o d u c c i ó n y se expande el mercado interno que es en parte sustancial (en los sectores de altos ingresos que viven de la e x p l o t a c i ó n de la plusvalía), atendido por la p r o d u c c i ó n manufacturera europea, la estructura interna, adquiere u n relativo dinamismo propio resultante del desarrollo de la industria y que funciona según leyes que son específicas del nuevo modelo de capitalismo dependiente. Todo el aparato productivo industrial que, aunque sea precario, consolida las bases para u n proceso m á s amplio de a c u m u l a c i ó n capitalista y se desarrolla para atender la demanda generada en la clase obrera, en las clases medias (burocracia, profesionales, empleados en servicios, etc.) en el campesinado, en los sectores industriales directamente complementarios a la e c o n o m í a exportadora, tiende a expandirse acentuadamente para satisfacer a las nuevas necesidades generadas por la misma d i n á m i ca que lo origina e impulsa. Y se crean industrias de materiales de construcc i ó n , textiles, alimenticias, de muebles, e t c . Pero, todo este proceso se agudizará cuando, debido a coyunturas i nternacionales como las generadas por la guerra europea del 14 al 18, por la crisis del capitalismo mundial que empieza el 29 y posteriormente por la segunda guerra mundial, que empieza el 39, se generan e s t í m u l o s a la instalación de nuevas industrias a través de la intensificación del proceso de s u s t i t u c i ón de importaciones. Débese ello a la demanda i nsatisfecha provocada por la restricción de las importaciones y a la disponibilidad de divisas que se producen durante las dos guerras y que se agudizan por causa de la expansión de las exportaciones de algunos productos especial1 1
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sean los terratenientes, los propietarios de minas, los comeiciantes y los financistas que controlan y manipulan, en función de sus intereses y a través del aparato estatal, el poder e c o n ó m i c o y p o l í t i c o de la sociedad. Es en el seno de este sistema de d o m i n a c i ó n oligárquico, que es parte del contexto del capitalismo mundial, que surgirá y se irá desarrollando una b u r g u e s ía vinculada a la industria. El proceso de f o r m a c i ó n de esta nueva clase, que es a la vez el proceso de f o r m a c i ó n del proletariado industrial, es el resultado de todo este complejo proceso de desarrollo que hemos venido describiendo; pero es, al mismo tiempo, dial é c t i c a m e n t e , su elemento activo y creador. O sea, aunque la historia sea hecha por la acción movida por los intereses de clase, la f o r m a c i ó n de una nueva clase es fundamentalmente producto dé condiciones concretas estructuralmente condicionales. El desarrollo de la industria, que trae consigo la formación de una clase de empresarios industriales, es producto del sistema que establece la división internacional del trabaj o , pero t a m b i é n su forma de superación. En otras palabras, es el funcionamiento del capitalismo mundial, quien al especializar las e c o n o m í a s periféricas en monoproductoras, provoca su m o d e r n i z a c i ó n , lo que, a su vez, genera los elementos para la diversificación de la prod u c c i ón a través del desarrollo de la industria, diversificación que, por su parte, conduce a la superació n de la especialización y de la división internacional del trabajo bajo las formas existentes hasta entonces, afirmando de esta manera la ley del desarrollo desigual y combinado. La industria surge impulsada originalmente por las propias leyes de movimiento que rigen el desarrollo del sector exportador, pero luego genera su propia dinámica y se independiza de éste. Empero, su independencia es relativa, pues aunque ella tienda a la larga a subordinarlo, necesita de él como condición de su supervivencia y e x p a n s i ó n . Sus límites están dados, por lo tanto, por la dependencia del funcionamiento del sector exportador que es, en ú l t i m o t é r m i n o , la dependencia del funcionamiento del sistema capitalista mundial en su conjunto.
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Y , aunque el desarrollo de la industria en los países periféricos cuestiona y abre caminos a la superación de la división internacional del trabajo, la industria necesita de él como c o n d i c i ó n de la realización de su propio proceso. Es ese movimiento esencialmente contradictorio que define las leyes de desarrollo del capitalismo dependiente en este p e r í o d o . Es por eso que en L a t i n o a m é r i c a nunca ha ocurrido una revolución burguesa en el sentido clásico como la Revolución francesa. Porque en tales procesos, aunque los gérmenes del capitalismo provengan de la sociedad feudal, su desarrollo pleno implicaba la liquidació n completaba través de u n proceso revolucionario, del modo de p r o d u c c i ó n sobreviviente basado en las relaciones serviles y que entrababa el desarrollo capitalista. En L a t i n o a m é r i c a , por l o menos desde que se c o n s o l i d ó la Conquista y los españoles destruyeron los imperios incaico y azteca, el curso del desarrollo del capitalismo no ha implicado la liquidación radical do los modos de p r o d u c c i ó n que lo han precedido, sino una superación discontinua y 12
lenta de ellos desde formas más primitivas hacia formas más elaboradas. Es a s í como el curso del desarrollo del capitalismo en L a t i n o a m é r i c a pasa desde una formación socioeco-
nómica dependiente colonial-exportadora, por una formación socioeconómica dependiente capitalista-exportadora, hasta finalmente llegar a una formación socioeconómica dependiente capitalista-industrial Pero son todas secuencias y 12. En este mismo sentido, ha escrito Ruy Mauro Marini: "El hecho que más llama la atención es el carácter relativamente pacítico que asume el tránsito de la economía agraria a la economía industrial en América Latina, en contraste con lo que ocurrió•-en Europa. Esto ha traído como resultado que muchos estudiosos mantuviesen equivocadamente* la tesis de que la revolución burguesa latinoamericana está todavía por hacerse. Aunque sea cierto que la revolución burguesa no se ha realizado en América Latina, según los cánones europeos, este planteamiento es engañoso, ya que no considera que esto se debió a las condiciones objetivas dentro de las cuales se desarrolló" o sea de una situación de compromiso con el sector oligárquico exportador. Subdesarrollo y revolución, Siglo xxi, 1969, p. 11. Es necesario aclarar que el autor se refiere a Latinoamérica, pero tomando los casos de Argentina, Brasil y México.
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formas de s u p e r a c i ó n de u n mismo proceso que corresponde a la e v o l u c i ó n del capitalismo mundial y que hace redefinir constantemente las formas que asume el capitalismo dependiente. Ha sucedido a s í porque L a t i n o a m é r i ca ha estado, desde la Conquista^ vinculada a la e x p a n s i ó n y al transcurso de la c o n s o l i d a c i ó n del capitalismo mundial, bajo sus formas comercial e industrial, como área periférica, subordinada y dependiente de él. E l desarrollo del capitalismo industrial dependiente no ha implicado por consiguiente el desarrollo de un proceso revolucionario en el sentido de la toma del poder por nuevas clases y de la t r a n s f o r m a c i ón radical de relaciones de p r o d u c c i ó n bajo la cual se asentaban las viejas clases, como lo ha hecho la b u r g u e s í a europea. Tal diferencia se explica como l o hemos descrito, porque las relaciones de producción t í p i c a m e n t e capitalistas se desarrollan en el continente inicialinente en el sector exportador —lo que es ya una característica especial y distintiva del capitalismo dependiente— y es a ú n bajo su dependencia que se generan las condiciones, no sólo para el surgimiento^ sino t a m b i é n para la evolución del capitalismo industrial. Y , durante u n largo p e r í o d o , hasta que la d i n á m i ca inexorable de la industria se afirme definitivamente sobre el conjunto de la sociedad, lo que define el c a r á c t er de estas sociedades en Latinoaméric a es la coexistencia de varios modos de p r o d u c c i ó n . Se explica esta coexistencia a través de la í n t i m a interdependencia existente entre el sector exportador y el industrial, cuyos marcos generales están dados por el sistema capitalista mundia l en su conjunto. Dicha interdependencia se refleja de manera m u y n í t i d a en la medida que los capita13
13. Es conveniente aclarar que las expresiones modo de producción y formación económico-social han sido empleadas por los marxistas clásicos sin que se intentara especificar completamente su utilización. Por ejemplo, Lenin, utiliza a ambas sin Hacer una diferenciación precisa entre ellas. Nosotros utilizamos el concepto de formación socioeconómica en el sentido que le ha dado Althusser, o sea, tomándolo a un nivel de abstracción más bajo para analizar una combinación específica de modos de producción históricamente condicionada.
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les generados en el sector exportador se transfieren al sector industrial (directa o indirectamente, como por ejemplo, a través del sistema bancario o a través de los subsidios estatales) y posibilitan su e x p a n s i ó n . E n este sentido, los intereses oligárquicos e industriales, aunque manteniendo su especificidad, se mezclan y se complementan, resultando de allí, en el plano e c o n ó m i c o y político-social, una serie de conflictos que no ocultan sus antagonismos, pero que los limitan a una situación de compromiso, base sobre la cual se asienta el sistema oligárquico-burgués en estos países. La burguesía industrial latinoamericana ya nace limitada y comprometida con las clases dominantes oligárquicas. N o sólo porque el desarrollo de la industria se produce en el seno del sistema oligárquico (y por oligarquía entendemos todos aquellos sectores de las clases dominantes vinculadas directa o indirectamente al sector primario-exportador, m á s los latifundistas que producen para el mercado interno o que detentan la propiedad de la tierra sin hacerla producir mayormente), pero t a m b i é n porque, en buena medida, el surgimiento de los empresarios industriales es producto de la simbiosis dé sectores de la oligarquía (terrateniente o minera o comercial exportadora) y de sectores industriales. Y , son varios los casos en L a t i n o a m é r i c a en que, si bien se puede hacer la distinción económico-social entre sectores productivos, no se puede aplicar esta distinción a sus agentes (individuos) que muchas veces son los mismos. Claro es que el origen de los empresarios industriales no ha sido siempre restringido a aquellos que vienen de los sectores oligárquicos. Ellos tienen origen t a m b i é n en inmigrantes, como europeos, árabes, que en muchos casos han llegado al continente con una cantidad suficiente de capitales para empezar a instalar industrias; provienen a d e m á s de la expansión de sectores arte sánales que han evolucionado hacia formas superiores de p r o d u c c i ó n para atender a la demanda creciente. E n cualquier forma, la d e t e r m i n a c i ó n de su origen específico y preponderante no es la c u e s t i ó n crucial, porque lo m á s relevante es la c o m p r e n s i ó n del contexto en el cual ellos surgen y se desarrollan, sus l í m i t e s y las contradicciones que engendran y las posibilidades estructurales de su superación .
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La cuestión que se plantea ahora es la de intentar aclarar c ó m o el desarrollo de la industria hace necesario redefinir el funcionamiento del sistema en su conjunto; o sea, cuáles son sus implicancias en el nivel de la e c o n o m í a , de la política y de la sociedad en general. En otras palabras, ¿qué ha significado el surgimiento y la e x p a n s i ó n de nuevas formas de actividad productiva y de las nuevas clases a ellas vinculadas? Aunque no se pueda decir que todo ese proceso ha. sido el de una revolución burguesa en el sentido tradicional del t é r m i n o , de hecho ha expresado un momento históric o latinoamericano, en el cual la b u r g u e s ía industrial, impulsada por el vigor que le otorga el hecho de controlar una forma m á s avanzada de organización social de la p r o d u c c i ó n , ha reivindicado el control h e g e m ó n i c o del poder, ofreciendo un proyecto propio de desarrollo económico-social. En ese sentido, y sólo en ese sentido, es posible caracterizar todo ese proceso como el de una " r e v o l u c i ón burguesa", en las condiciones típicas del desarrollo del capitalismo dependiente. Y si a s í lo hacemos, no lo es tanto en la b ú s q u e d a de u n excesivo rigor conceptual (que a d e m á s sólo tiene sentido cuando no sea algo puramente formal, pero que sirva de instrumento efectivo de análisis y de c o m p r e n s i ó n de los f e n ó m e n o s ) , sino m á s bien para intentar u n discernimiento m á s amplio de toda esta etapa crucial en la historia de estos países latinoamericanos. Sólo en esta forma, es posible entender los cambios que engendran la redefinición de la estructura del capitalismo dependiente y que son provocados por los movimientos político-sociales que transcurren en estos países, fundamentalmente en las primeras décadas del siglo. Por lo d e m á s , sólo la clara caracterización de este proceso permite comprender el sentido de la evolución que acaecerá en el p e r í o d o de posguerra y en el actual. Y , si lo planteamos de esta manera, es porque la forma mediante la cual la b u r g u e s í a industrial ha ofrecido e impuesto su proyecto de desarrollo a la sociedad, ha sido a través de los movimientos político-sociales que se han llevado a cabo en todos estos países y que, aparentemente, han sido impulsadas por las clases medias, por la p e q u e ñ a burguesía y aun por el campesinado. Y si decimos aparentemente, es por-
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que, aunque toaos estos movimientos (como el "tenentism o " y m á s adelante, el "varguismo" en Brasil, la Revolución mexicana, el movimiento que conduce a la ascensión al9 poder a Irigoyen en Argentina, seguido por el "peronismo",' el "batlismo" en Uruguay, el movimient o que culmina con el Frente^ Popular en Chile) expresaban, en su contenido, intereses reales de las clases medias, de la p e q u e ñ a b u r g u e s í a y, en el caso mexicano, del campesinado pobre; sectores que han impulsado estos movimientos y les han dado forma, m á s allá de l o que todos han buscado en sus formas transparentes de e x p r e s i ó n —que están contenidas por ejemplo en sus programas reivindicativos— se estaban cristalizando los intereses que, de hecho, eran los ú n i c o s capaces de orientar al curso y el sentido del desarrollo dependiente: los del capitalismo industrial Por lo d e m á s , es necesario precisar que l o que consideramos clases medias, son todas aquellas que no están vinculadas directamente con el proceso productivo y m á s bien se sitúan en los niveles intermedios, entre los detentadores d i rectos de la plusvalía y la ciase obrera. Son los que e s t á n localizados en el sector terciario, como los profesionales, b u r ó c r a t a s , los militares, etc. Por l o tanto, su propia situación objetiva no los posibilita a tener una perspectiva propia de transformaciones estructurales para ser propuesta a la sociedad en su conjunto, aunque tengan intereses que les son específicos. Por esto, como las clases medias, en cuanto tales, no tienen una perspectiva económico-social propia que proponer, oscilan entre las que son propuestas por las clases m á s consecuentes de la sociedad, o sea entre el proletariado y las clases dominantes. Y , como consecuencia de esto, en cada momento históric o específico, en que emergen las contradicciones entre las clases que están directamente comprometidas en el proceso productivo , las clases medias, en sus sectores mayoritarios, tienden a definirse en función de l o que proponen las clases que tengan mayores condiciones de impulsar al desarrollo económico-social y de atender a susreivindicaciones m á s inmediatas. A s í se ha verificado en L a t i n o a m é r i c a : las clases medias se han desarrollado impulsadas por la e x p a n s i ó n tanto del
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subordinar todos los d e m á s sectores a su propia d i n á m i ca y las posibilidades y l í m i t e s del desarrollo rural están dados por ella. Por tanto, las clases cuyos intereses fundamentales están ligados al campo, necesariamente están subordinados a las clases cuyos intereses están directamente vinculados al sector industrial. Ahora bien, el campesinado es una clase en decadencia frente al proceso lento pero progresivo de p r o l e t a r i z a c i ó n , provocado por la p e n e t r a c i ó n del capitalismo en el campo. Frente a dicho proceso tiende a reaccionar adoptando una perspectiva p e q u e ñ o b u r g u e s a que consiste en la reivindicación de la tierra. Sólo en la medida en que encuentra apoyo y llega a ser orientado por el proletariado industrial, está en condiciones de superar su visión p e q u e ñ o b u r g u e s a y adoptar la perspectiva proletaria de desarrollo e c o n ó m i c o social. En L a t i n o a m é r i c a , en la etapa que analizamos, el campesinado no ha podido encontrar apoyo y o r i e n t a c i ó n del proletariado. Tampoco la " r e v o l u c i ó n burguesa" ha podido atender las reivindicaciones p e q u e ñ o b u r g u e s a s del campesinado y ser consecuente en la satisfacción de las propias necesidades planteadas por el desarrollo capitalista. Por u n lado, si desde el punto de vista de los intereses del desarrollo de la industria, la estructura agraria t e n í a que ser subvertida, a f i n de expandir el mercado interno, por otro, la b u r g u e s í a industrial no ha sido capaz de cuestionar profundamente la existencia de la oligarquía terrateniente, porque la industrialización necesitaba del sistema oligárquico como c o n d i c i ó n de su existencia. Del sector primario llegaban los capitales para la industria y del agro la mano de obra barata que era expulsada hacia la ciudad. El capitalismo industrial ha postergado para el futuro el e n f r e ñ t a m i e n t o y la resolución del problema agrario. Ha sido ello posible a través de la intensificación de la e x p l o t a c i ó n de los mercados urbanos. La Revolución mexicana aparece como la única e x c e p c i ó n hasta mediados del siglo X X , porque allí, la fuerza del movimiento campesino en armas ha cumplido la tarea burguesa en el campo, liquidando vastos sectores de la oligarquía terrateniente, ampliando el mercado interno y abriendo cauce para un amplio desarrollo del capitalismo dependiente.
14. Sólo en un sentido muy general se puede hablar del campesinado en su conjunto sin olvidar que éste está compuesto por una serie de sectores a los cuales es necesario diferenciar en un nivel de análisis más concreto. El campesinado comprende el proletariado agrícola, el semiproletariado (los trabajadores temporales que en muchos casos son minifundistas) el campesinado pobre (minifundista) y los campesinos medios (que ocupan en general la mano de obra familiar, pero que en algunos casos contratan y explotan a otros campesinos). Claro es, entonces, que la diferencia de situación objetiva entre estos múltiples sectores condiciona intereses y perspectivas en muchos aspectos distintos. Sin embargo, para el tipo de consideraciones que se hará creemos válido referirse al campesinado en forma global. En capítulos posteriores retomaremos el tema con mayor detención.
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sector primario-exportador como del industrial. Inicialmente, pues, ellas oscilaban entre las perspectivas propuestas, por u n lado, por las oligarquías tradicionales y , por o t r o , por la joven b u r g u e s í a industrial. E n la medida que la alternativa propuesta por la b u r g u e s í a industrial t e n d i ó a afirmarse como superior en el sentido de la o r i e n t a c i ón y promoción del desarrollo del capitalismo dependiente, y por tanto como la m á s capaz de llevar hacia adelante el proceso de m o d e r n i z a c i ó n y de e x p a n s i ó n y creación de nuevos empleos, de promover m e j o r í a s considerables en el nivel de vida de vastos sectores de las clases medias, éstas se definieron en su favor. L a p e q u e ñ a b u r g u e s í a , por su c o n d i c i ó n misma de clase, identificaba sus intereses fundamentales con los intereses de la b u r g u e s í a industrial en tanto cuanto ésta t e n í a una clara alternativa, de cambios sociales para ofrecer, que favorecía su e x p a n s i ó n , en esta etapa. S ó l o en la medida que se consolidan las tendencias m o n o p ó l i c a s , afloran las contradicciones entre los intereses de la p e q u e ñ a y la gran industria. Sea como fuera, se requirieron algunas décadas para que éstas se manifestasen. E l campesinado t a m b i é n es una clase que, aunque participe de manera sustancial en el proceso productivo, no ha podido j a m á s estar, en cuanto tal, en condiciones de ofrecer al conjunto de la sociedad una alternativa de desarrollo. Esto se debe principalmente, como lo hemos señalado antes, a que en el sistema capitalista la industria tiende a 14
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En los d e m á s p a í s es del tipo A , durante la primera mitad de siglo, las manifestaciones de revuelta del campesinado son en general fragmentarias y aisladas, y asumen muchas veces característica s de bandolerismo, como en el caso de Colombia (donde los campesinos eran utilizados muchas veces para la pelea entre facciones hostiles de las ciases dominantes) o como en el caso del "cangaco" en Brasil. En Chile, desde que fue aplastada, en el siglo X I X , la resistencia araucana en contra de la toma de sus tierras, no se manifest a r á n , de manera significativa, nuevas luchas de los indígenas, sino a partir de la segunda mitad del siglo presente. Ocurren algunas luchas limitadas, como en los años 30, en Ranquil, que no llegan a tener mayor significación p o l í t i c a nacional. L o mismo se p o d r í a decir de Uruguay, donde el campesinado no ha llegado a marcar su presencia p o l í t i ca propia y de Argentina, donde las condiciones son bastante sui-generís. Volveremos a analizar m á s adelante el campesinado con u n poco m á s de d e t e n c i ó n . Sin duda, el proletariado industrial es la ú n i c a clase capaz de cuestionar la perspectiva burguesa de desarrollo y de ofrecer una alternativa distinta, que es la socialista, al conjunto de la sociedad y en especial al campesinado. Sin embargo, entre la misión histórica que está destinada al proletariado y la existencia de condiciones objetivas para su cumplimiento , existe un largo proceso de m a d u r a c i ó n de la clase revolucionaria y de las contradicciones fundamentales del capitalismo, sólo a partir de las cuales el socialismo entonces aparece como la solución necesaria y viable. En las primeras décadas del siglo el proletariado, en Latin o a m é r i c a , c o n s t i t u í a una ciase a ú n débil. Su cantidad, aun considerando el sector artesanal, no representaba una gran p r o p o r c i ó n en el conjunto de la fuerza de trabajo. El carácter artesanal de importantes sectores de la clase, a d e m ás del origen campesino de otros, eran factores que, por mantener presente rasgos culturales individualistas, dificultaban su organización y el desarrollo de la conciencia de la clase. Estos factores explican que las primeras experiencias de lucha proletaria importantes, ocurridas en L a t i n o a m é r i c a en las dos primeras décadas, hayan sido conducidas por la orientación anarquista t r a í d a de Europa por los inmigrantes. Y , si
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bien esta o r i e n t a c i ó n ha desarrollado mucho la combatividad de la clase —demostrada en varios movimientos huelguísticos que se verificaron en todos estos países en esta época— no ha sido capaz, por las limitaciones inherentes al anarquismo, de delinear una estrategia general de lucha a partir de la cual las luchas parciales de la clase adquiriesen una coherencia táctica. El resultado de esta incapacidad ha sido la crisis y el reflujo del m o v i m i e n t o , a partir de comienzos de los a ñ o s veinte, resultantes de su impotencia para sobreponerse a los duros golpes asestados por la r e p r e s i ó n . Por otro lado, el sistema que se h a b í a expandido en base a las condiciones favorables generadas por los efectos de la guerra que permitieron intensificar la s u s t i t u c i ó n de importaciones e incrementar el desarrollo, entraba, a partir de 1919, en u n p e r í o d o de crisis, provocado por la recuperación de las e c o n o m í a s centrales en la posguerra. En general, los p e r í o d o s de c o n t r a c c i ó n e c o n ó m i c a no son los m á s favorables para el crecimiento y desarrollo de los movimientos populares en la b ú s q u e d a de la conquista de sus reivindicaciones. A d e m á s , el proletariado, debido a los reveses anteriores que ha sufrido por sus debilidades orgánicas e ideológicas que hemos s e ñ a l a d o, no logra articular una p o l í t i ca obrera efectiva, capaz de elevar r á p i d a m e n t e su nivel de organización y es incapaz de conducir el proceso p o l í t i c o y los vastos movimientos sociales que ocurren a partir de esta é p o c a . Sin embargo, es sobre t o do en los p e r í o d o s de crisis, que se eleva la conciencia c r í t i ca de la clase y , en los primeros año s de la d é c a d a del 20, empiezan a formarse los primeros partidos comunistas bajo la orientación de la I I I Internacional. T e n í a n delante de s í toda una inmensa tarea que cumplir, para lo cual h a b í a n de llenar toda una serie de lagunas, como aquella de desarrollar u n pensamiento marxista en A m é r i c a Latina, capaz de analizar y de comprender el proceso de desarrollo capitalista en el 1
s
15. Quizá una de las últimas grandes manifestaciones de lucha de la clase obrera en este período en América Latina ha sido la insurrección proletaria de 1922 en Ecuador, aplastada a través de la masacre de los obreros. *
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raciones anteriores están destinados sólo a destacar algunas de las limitaciones fundamentales que ha tenido ei proletariado en estos países latinoamericanos, para intentar explicar someramente la importancia que han adquirido las clases medias en las luchas por los cambios sociales, particularmente a partir de los años veinte. A los analistas burgueses les gusta mucho hablar de "la emergencia de las capas medias", pero lo que no destacan es que esta emergencia o sea, esta participación política de las clases medias que en buena medida, ha orientado los movimientos sociales de la é p o c a , sólo fue posible porque eí movimiento obrero estaba en descenso. En general, para los autores que m á s se impresionan con la emergencia de las clases medias, pasa desapercibida la emergencia del movimiento obrero en las dos primeras décadas del siglo, a pesar de todas sus limitaciones y no se clan cuenta que el papel que d e s e m p e ñ a n las clases medias en este proceso es aquel de llenar un vacío p o l í t i c o que deja el movimiento obrero en u n momento de crisis provocado por u n a ' s i t u a c i ó n de transición entre el colapso de la orientación anarquista y la b ú s q u e d a dificultosa de una o r i e n t a c i ó n leninista. Es importante la c o m p r e n s i ó n de la dinámica que h a b í a adquirido el movimiento obrero en su primera etapa de luchas y la influencia que él ha ejercido seguramente sobre las clases medias; porque sólo así se puede explicar por q u é , entre las reivindicaciones que éstas levantaban se encontraban reivindicaciones que c o r r e s p o n d í a n m á s específicamente a los intereses obreros, como las reglamentaciones de trabajo particularmente de las mujeres y de los niños, j u n t o a reivindicaciones de intereses m á s amplios como educación pública, e x t e n s i ó n de los servicios sociales, al lado de otras reivindicaciones de c a r á c t er d e m o c r á t i c o y de interés general como el sufragio universal, etc. Es evidente que, desde el punto de vista de u n programa socialista, estas reivindicaciones serían bastante t í m i d a s ; pero, sin embargo, si se considera que, en esta é p o c a , eran sostenidas por las clases medias, ellas acusan sin duda la influencia del movimiento obrero sobre las clases medias, si bien hay que señalar que esta influencia era ejercida en forma difusa ya que, bajo la orientació n anarquista, la clase obrera no h a b í a lie-
continente, de organizar Ja clase para llevar adelante la l u cha e c o n ó m i c a y política , y sacarla del impasse en que se encontraba. Naturalmente los partidos comunistas recién creados, debido a su inmadurez teórica y política derivada del precar i o desarrollo de la t e o r í a revolucionaria en el continente cuya experiencia acumulada hasta entonces en la conducc i ó n práctica de las luchas proletarias era la anarquista, no estaban en las mejores condiciones para enfrentar satisfactoriamente esta serie de problemas y el resultado muchas veces ha sido una política d o g m á t i c a y sectaria. Esto se adecuaba especialmente con la l í n e a del "tercer p e r í o d o " , que va de 1927 a 1932, cuya o r i e n t a c i ó n dada al movimient o comunista mundia l consistía en identificar a la socialdemocracia como socialfascismo, como agente de los intereses burgueses en el seno del proletariado y , por tanto, como el enemigo p r i n c i p a l . En A m é r i c a Latina, en donde esta l í n e a ha tenido vigencia en los partidos comunistas, ella se expresaba en la identificación del movimiento reformista de estos anos como el socialfascismo. Esto explica por q u é los partidos comunistas en esta é p o c a (que se extiende hasta l a m i t a d de los a ñ o s 30) en general no han participado en los movimientos d e m o c r á t i c o s burgueses de los años 30, abdicando de esta manera de intervenir en ellos y de tratar de cumplir el papel de su orientador y conductor. La orientación del PC brasileño frente a la revolución de 1930, en la cual no p a r t i c i p ó , ilustra m u y bien esta posición. N o es nuestro objetivo ahora hacer u n análisis de la clase obrera y de la a c t u a c i ó n de los partidos comunistas, de c ó m o ha influido el stalinismo sobre ellos, etc. Las conside-
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16. La línea del "tercer período", que pasó a orientar la Comintern, bajo la dirección de Molotov, se basaba en el análisis de que a partir del fin de la primera guerra mundial, la lucha del proletariado había pasado por tres períodos: el primero duró hasta 1923, cuando se consumó el fracaso momentáneo de la revolución en Europa; el segundo, era un período de descenso de la lucha'revolucionaria que se extendió hasta 1928; el tercero, era un período en el cual en definitiva se liquidaría el capitalismo y el imperialismo. El movimiento revolucionario debía pasar a la ofensiva para la conquista del poder.
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gado a articular un programa dé reivindicaciones coherentes. A d e m á s , hay que señalar que, si bien las clases medias levantaban reivindicaciones que c o r r e s p o n d í a n t a m b i é n a los intereses m á s amplios de las clases dominadas en su conjunto, por detrás de estas reivindicaciones, se encontraban sus aspiraciones m á s fundamentales que eran las de presionar por una mayor i n c o r p o r a c i ó n al sistema económico. Estas aspiraciones p o d r í a n ser, en buena medida, satisfechas a través de la ampliación del aparato b u r o c r á t i c o estatal y a través de la creación de nuevos empleos que el desarrollo industrial provocaba. Todo eso delineaba un campo fértil para que la clase que se desarrollaba paulatinamente - l a burguesía i n d u s t r i a l - , impulsada por las condiciones favorables generadas por el conflicto bélico de 1914-18 y posteriormente por la crisis del capitalismo mundial, fuera la única clase que pudiera aprovecharse de los antagonismos existentes entre todos estos sectores y clases con las oligarquías, para imponerse frente a éstas y reivindicar para sí una participación prepon-' derante en el control del poder. Y es importante el grado de conciencia de clase que ha tenido lá b u r g u e s ía industrial en todo ese proceso; aunque, en la medida que objetivamente era ella la única clase que de hecho representaba los intereses del desarrollo y de sobrevivencia del sistema de domin a c i ó n en su conjunto, por situarse en el nivel m á s importante de éste, esta cuestió n pasa a segundo plano; o sea, la dinámica de las contradicciones económico-sociales, engendradas en el seno del sistema oligárquico c o n d u c í a n de manera irreversible, a la consolidació n del poder burgués. En este sentido, en L a t i n o a m é r i c a se repite el mecanismo de ascensión de la burguesía industrial hacia la h e g e m o n í a del poder; o sea, ella por constituir una clase socialmente minoritaria, utiliza a otras clases y a los m á s variados sectores sociales, corno "grupo de choque" para abrir su camino por las veredas del orden institucional. Su transcurso ha sido muy bien disimulado y pocos han sido, entre los analistas latinoamericanos, los que han descubierto en la gama intrincada de todo este proceso, muchas veces aparentemente incoherente, ios intereses fundamentales que lo han
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orientado, o sea los intereses de la burguesía industrial. Sin embargo, una profunda revisión de la historiografía, de la sociología, de la e c o n o m í a y de la ciencia polític a latinoamericana - q u e necesita ser hecha con u r g e n c i a- permitiría revelar, con suficiente claridad, las bases objetivas para una reinterpretación de toda esta etapa de la historia del continente, a fin de lograr una efectiva explicación del funcionamiento de estas estructuras económico-sociales. Un ejemplo contundente de esto es la Revolución, mexicana, la cual, aunque llevada a cabo por la p e q u e ñ a burguesía con la participación de sectores obreros, pero sobre todo por la movilización y lucha del campesinado empobrecido, de hecho, en todas sus conquistas fundamentales sólo ha conducido indudablemente a la consolidació n en M é x i c o del capitalismo dependiente. L o mismo se puede decir de los resultados de todos los movimientos político-sociales que han adoptado muchas veces formas insurreccionales en estos países, en un p e r í o d o que ha variado desde el comienzo de siglo hasta los a ñ o s 30. En tal sentido, o t r o ejemplo de los m á s expresivos es t o d o el movimiento "tenentista" en Brasil que culmina en el "varguismo". Es necesario tener presente que el c a r á c t er de u n proceso revolucionario se define no sólo por las clases que lo realizan, sino t a m b i é n por las tareas que cumplen, por los enemigos que enfrentan y , por la clase que va a detentar h e g e m ó n i c a m e n t e el poder. De esta manera, detectar la forma y la medida de la participación directa o indirecta de la burguesía industrial en estos movimientos (aunque creemos que una revisión hístoriográfica seria p o d r í a realizar tal trabajo) no es la cuestió n fundamental. L o m á s relevante es definir en q u é medida las tareas que son cumplidas por dichos movimientos corresponden a los intereses fundamentales de aquella clase - y no solamente las que fueron propuestas en sus manifiestos y programas- y en perjuicio de cuáles sectores y clases dominantes. Para eso, es suficiente analizar el sentido del desarrollo - a través, por ejemplo, de las política s económicas— que ha llevado a orientar estas sociedades y los gobiernos y mecanismos de poder que han resultado de estos movimientos revolucionarios. La conclusión a que se llega, es evidente: sea en el gobierno de Calles
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o de C á r d e n a s e ñ M é x i c o , o en el de Vargas en Brasil, en el de Alessandri en Chile, en el de Batlle y O r d ó ñ e z en Uruguay, y finalmente en el de P e r ó n en Argentina (que sube al poder como el resultado de u n proceso que ha sido equivocadamente considerado por varios analistas como el de una c o n t r a r r e v o l u c i ó n oligárquica), todos estos gobiernos han expresado la c u l m i n a c i ó n y la consolidación (que, c o m o veremos m á s adelante, en el curso de los años 50 y 60, c a m b i a r á de forma) de los intereses de las respectivas burguesías industriales nacionales. Es obvio que la conquista por parte de estas b u r g u e s í a s del manejo del poder, no se lleva a cabo en forma completa, porque los enemigos que enfrentan durante todo ese proceso de luchas que las conducen al poder son evidentemente las oligarquías (terratenientes o mineras, financieras y comerciales). Empero, los intereses de los industriales, aunque en choque con el sistema de d o m i n a c i ó n oligárquico, en la medida en que su clase ha sido gestada como u n subproducto de dicho sistema, aunque c o n t r a d i c i é n d o l o , no lo pueden cuestionar radicalmente, pues siguen necesitando de él como de una c o n d i c i ó n incluso de sobrevivencia. L o que se cuestiona son las trabas m á s agudas al industrialismo, se exige 4a flexibilización del Estado y se busca la participación de los intereses del capitalismo industrial en el manejo del poder. La oligarquía no se halla pues definitivamente liquidada. Mantiene sus privilegios básicos, pero abre las puertas del sistema de dominación, a la b u r g u e s ía industrial. De ese proceso resulta u n sistema de d o m i n a c i ó n m á s complejo e impuro: el de la d o m i n a c i ó n burguesa-oligárquica. Es necesario pues, comprender que, si bien la burguesía industrial logra tener la h e g e m o n í a económico-social sobre todo el proceso de desarrollo que resulta de su " r e v o l u c i ón burguesa", ésta es una hegemonía comprometida. Y es esta h e g e m o n í a burguesa comprometida la que define el carácter y el modo de funcionamiento del capitalismo dependiente en estos países de América Latina, y define t a m b i é n sus posibilidades y sus límites. Partiendo de esta redefinición del r o l h é g e m ó n i c o , aunque comprometido, de la burguesía industrial nacional, se puede entonces reinterpretar lo que ha sido llamado por varios analistas "amalgama de poder"
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en L a t i n o a m é r i c a . Y es necesario precisar que, si de hecho se produce esta amalgama que revela u n pacto entre varios intereses contradictorios, ella se funda en la h e g e m o n í a de una clase que, aunque sea limitada por los compromisos que acuerda, impone sus metas al conjunto de la sociedad. El compromiso con los intereses de varias clases y sectores es pues la c o n d i c i ó n de que se haga efectiva la hegemonía burguesa-industrial. Tal compromiso se expresa a través de la sobrevivencia de las oligarquías - q u e son los principales enemigos en esta etapa h i s t ó r i c a - 'como parte de las clases dominantes y de la m a n t e n c i ó n del poder e c o n ó m i c o oligárquico y de sus formas de e x p r e s i ón p o l í t i c a s que, en general, no son cuestionados en profundidad y que, aunque debilitados, debido a la p é r d i d a de su h e g e m o n í a , siguen manteniendo su vigencia. El ú n i c o caso en donde el poder oligárquico-terrateniente ha sido realmente afectado se dio en México, debido a la reforma agraria. En todos los d e m á s países, por lo menos hasta la mitad de siglo, no se h a b í a tocado la propiedad de la tierra, y se h a b í a n mantenido en lo fundamental los privilegios de las oligarquías financieras, comerciales, exportadoras y en los p e r í o d o s de crisis del sector exportador en general, el Estado h a b í a intervenido y adoptado una serie de medidas que, en una forma ü otra, resguardaban sus intereses. Claro es que todas las veces que el Estado ha intervenido en defensa del sector exportador, lo ha hecho no sólo para resguardar e s p e c í f i c a m e n t e los intereses oligárquicos, sino especialmente buscando proteger los intereses del sistema en su conjunto. Esto porque, mientras el sector exportador es el sector e c o n ó m i c o fundamental de la sociedad, las posibilidades de e x p a n s i ó n de los d e m á s sectores, está dado por él. Es a partir de su expansión, corno lo hemos señalado anteriormente, que se generan las condiciones para el crecimiento de la base industrial; es a través de él que se financian los gastos del sector estatal, que se expande al sector terciario, e t c . 1 7
17. En Brasil, por ejemplo, ia "política anticíclíca" de prolección a la cafeieultura adoptada por el gobierno de Vargas es uno de los casos más expresivos de esto en Latinoamérica. Celso Furtado lia analizado muy bien los mecanismos de esta política en FormacaO económica do Brasil.
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En relación a la clase obrera y a las clases medias, no se puede considerar que existen para con ellas una situación de compromiso del mismo t i p o de la que existía para con las clases oligárquicas. Porque, en relación a las oligarquías, el compromiso se expresaba a través no sólo de la m a n t e n c i ó n de su poder e c o n ó m i c o , sino a d e m á s en una participación —aunque subordinada a los intereses h e g e m ó n i c o s del desarrollo industrial— en los mecanismos básicos del poder político. Según Lenin, "llámase compromiso en política a la concesión hecha en ciertas exigencias, a la renuncia de una parte de las propias reivindicaciones en virtud q]e un acuerdo con otro partido". [Cursivas nuestras.] Partiendo de esta definición precisa de Lenin, por parte de la b u r g u e s í a industrial de hecho ha habido "la renuncia de una parte de las propias reivindicaciones" en favor de la oligarquía, en la medida en que ha abdicado de muchos de sus intereses, con el objeto de no cuestionar a fondo el poder oligárquico. Sin embargo, si bien es cierto que durante este proceso la burguesía ha hecho una serie de concesiones a la clase obrera y a las clases medias, estas concesiones no han implicado que la burguesía estuviera renunciando a parte de sus intereses en favor de aquéllas. Todas las conquistas del proletariado, como la creación de una legislación del trabajo y en especial la legislación sindical, que le otorgaba ciertas g a r a n t í a s sociales; el reconocimiento, por l o menos durante algunos p e r í o d o s , de la existencia legal de los partidos que lo representaban m á s directamente - c o m o por ejemplo es el caso del PC de Uruguay y del PC de Chile que mantiene la legalidad hasta el 48—, representaban concesiones dentro del juego de la política d e m o c r á t i c a burguesa y eran, en estos casos, condiciones necesarias dentro del proceso de m o d e r n i z a c i ó n que el desarrollo capitalista requiere. A d e m á s , gran parte de ellas servían para mantener el control del aparato b u r g u és sobre la clase obrera. Se p o d r í a incluso decir, sin riesgo de exage18
18. V. I . Lenin, Acerca de los compromisos, en Obras Escogidas, tomo II, p. 235. .
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ración, que si hubo renuncia de intereses propios esto ha ocurrido por parte del proletariado, en la medida que amplios sectores de éste se han dejado conducir directamente por el liderazgo b u r g u é s , como es el caso del "varguismo". La fuerza de la clase obrera que ha respaldado los gobiernos populistas en Brasil, en Argentina, en Uruguay y en Chile ha sido siempre utilizada para impulsar el desarrollo b u r g u é s, dentro de los marcos de la situació n de compromiso entre los intereses dominantes. Quizá, una de las excepciones sea en 1938 la del Frente Popular en Chile. H u b o en él la participació n en el gobierno de partidos que representaban los intereses de la clase obrera, como el Partido Socialista y el Partido Comunista, y la participació n de sectores de p e q u e ñ a b u r g u e s í a y de clase media, pero esta p a r t i c i p a c i ón fue limitada en su poder y en el tiempo y no se pudo eludir las metas del desarrollo b u r g u é s . Las clases medias son significativamente favorecidas por esta " r e v o l u c i ó n burguesa", porque son muchos los beneficios que se les otorga durante el proceso de desarrollo engendrado por los efectos de la propia d i n á m i c a del capitalismo industrial. Pero, el compromiso con ellas proviene de la marcha natural del desarrollo b u r g u é s en cuyo contexto las "concesiones" que se les hacen, como por ejemplo la creación de nuevos empleos en el aparato b u r o c r á t i c o estatal, no son penosas para las clases dominantes. A l campesinado (con la e x c e p c i ó n de M é x i c o ) , efectivamente, no se le ha concedido p r á c t i c a m e n t e cosa alguna. Hablar de una situación de compromiso no tiene sentido. Habiendo delimitado los matices y niveles en que se ha dado esta situación de compromiso es necesario destacar la forma que ha asumido en el plano p o l í t i c o . En éste, ha tenido su e x p r e s i ó n en el populismo, o sea, en la concepción ideológica-doctrinada que consistía en presentar los intereses burgueses industriales mezclados con los intereses de toda la n a c i ón y de t o d o el pueblo, identificar con un líder popular como si fueran intereses supraclases y a la vez de todas las clases. Y a través de este eclecticismo se llamaba a la unidad nacional, o sea, a la unidad de interés para realizar la p o l í t i ca de desarrollo capitalista nacional.
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Las figuras de sus líderes de mayor realce - c o m o Vargas, P e r ó n y Cárdenas— representaban la síntesis de las características m á s destacadas de esta situación de compromiso que configuraba el poder burgués-oligárquico: el paternalismo de origen oligárquico y el carácter modernizante de la joven b u r g u e s í a industrialista. L a bien dosificada utilización de estos caracteres otorgaba a los líderes populistas, el carisma. necesario para que, jugando con los rasgos conservadores y modernos, los primeros a ú n vigentes en las sociedades latinoamericanas y los segundos en curso de desarrollo pudieron motivar las grandes masas, controlarlas y utilizarlas como instrumento de realización de la polític a del desarrollo capitalista. En el plano e c o n ó m i c o esta situación se expresaba fundamentalmente en. una p o l í t i ca proteccionista que buscaba impulsar la industrialización, llevando a cabo, hasta donde era posible, una p o l í t i c a nacionalista y modernizadora. El papel del Estado iba m á s allá de aquel de benefactor y se le h a c í a actuar como u n Estado empresario, o sea, un Estado que llama para sí no sólo a las tareas de "regulador de la vida social", sino a d e m á s de p r o m o t o r directo de todas aquellas obras de infraestructura indispensables para el desarrollo de la empresa capitalista moderna. Pero, en el plano e c o n ó m i c o , aunque sea allí en donde se manifiesta de manera definitiva la preponderancia de la p o l í t i ca burguesa-industrial, es t a m b i é n en donde se manifiestan sus grandes limitaciones. Por ejemplo, en relación a la c u e s t i ó n agraria: aunque fuera importante desde el punto de vista de los intereses generales del desarrollo del capitalismo, la realización de una reforma agraria que h a b í a de liquidar al monopolio de la tierra por parte de las oligarquías terratenientes y a b r i r ía paso a la e x p a n s i ó n del mercado interno, no se ha realizado en la m a y o r í a de los países. Esto es lógico si se tiene presente la imposibilidad para la burguesía industrial de golpear definitivamente el sistema oligárquico. En el plano social, esta situación se ha expresado en múltiples formas que van desde la renovación de las bases culturales mismas de la sociedad a través de la renovación de las artes, de la e n s e ñ a n z a, de las concepciones y m é t o d o s m
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científicos, etc., hasta la reforma del sistema jurídico-ins titucional, a través de nuevos códigos de derecho, en los cuales se confiere una nueva situación a las diversas ciases y sectores sociales. Toda esta situación expresaba un complej o pacto social que beneficiaba b á s i c a m e n t e a una clase —la burguesía i n d u s t r i a l - , pero que. contaba con la connivencia de tas d e m á s , sea por la imposibilidad histórica de oponerse a este proceso, como en el caso de las oligarquías, por representar clases socialmente decadentes, sea por la ausencia de una conciencia clara de los propios intereses, como en el caso del campesinado, sea debido a las limitaciones del proletariado y de las clases medias, señaladas anteriormente. Resta, por f i n , definir ahora de d ó n d e proviene el carácter nacional de la burguesía industrial. Claro es que su carácter nacional está dado dentro de los límites en los cuales ha sido posible realizar el desarrollo del capitalismo dependiente. Y estos límites provienen de su i n t r í n s e c a vinculación con el sistema capitalista mundial, del cual forma parte en su c o n d i c i ó n de dominado. Ahora bien, todo el p e r í o d o , que abarca desde fines del siglo pasado hasta el t é r m i n o de la segunda guerra mundial, en el cual se desarrolla u n proceso de " r e v o l u c i ó n burguesa", corresponde a ú n a la etapa de disputas entre los países capitalistas m á s avanzados por la redivisión de las áreas dominadas. Es, por lo tanto, un per í o d o en el cual el imperialismo a ú n no ha desarrollado todas las características que lo definen a partir de la posguerra, o sea, a ú n no ha consolidado plenamente las condiciones para la integración m o n o p ó l i c a mundial bajo el íiderazgo de la gran empresa multinacional. Las condiciones para que esto se cumpliera sólo se dan a partir del moment o en que u n p a í s —en el caso EU - logra beneficiarse de manera incuestionable del proceso de redivisión mundial de las áreas dominadas, a través de su p a r t i c i p a c i ón decisiva en la guerra del 39 al 45 y , al bloquear el avance del campo socialista y establecer el plan Marshail de r e c o n s t r u c c i ón europea, logra afirmarse como el centro h e g e m ó n i c o del sistema imperialista. 1 9
19. Véase Thcotonio Dos Santos, Las consecuencias de la según da guerra para la economía norteamericana, CESO, 1969.
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A partir de allí, como veremos m á s adelante, las condiciones de la d o m i n a c i ó n imperialista sobre los países dependientes cambian profundamente y el propio carácter del capitalismo dependiente es redefinido en forma esencial. Cuando esto ocurre en los países del tipo A , ya se h a b í a cumplido toda una etapa de cambios económico-sociales que hemos venido caracterizando como la de una "revolución burguesa" que ofrecerá una base industrial ya bastante * desarrollada, a partir de la cual las empresas multinacionales p o d r á n expandirse. Sin embargo, antes de que este proceso se hubiera cumplido; los sectores empresariales industriales han tenido, en este relativamente corto per iodo- histórico , la oportunidad de afirmarse como b u r g u e s í a nacional. Y la explicitación precisa de su carácter en esta etapa es fundamental para que se pueda entender c ó m o , a partir de la posguerra, juntamente con la desnacionalización de la propiedad de los instrumentos de p r o d u c c i ó n , se verifica la desnacionalización de esa misma burguesía. La burguesí a industrial latinoamericana se ha desarrollado y ha actuado como una clase dominante nacional, entendida ésta como una clase cuyos intereses fundamentales estaban vinculados a un proyecto propio de desarrollo de la nación que ha sido llevado a cabo durante toda una etapa histórica. Ello fue posible porque el p e r í o d o en que ella surge y se desarrolla, c o r r e s p o n d i ó a una fase específica del desarrollo del capitalismo mundial que tuvo dos características distintivas: a] Ser el p e r í o d o que sucedió a ía segunda Revolución industrial (industrialización de m á q u i n a s para hacer máquinas), en el cual los países desarrollados necesitaron materias primas y productos agrícolas en alta escala, adquiribles en los países atrasados, para llevar adelante este proceso. b] El p e r í o d o en que, estos países fueron obligados a disputarse, a través de las guerras, el control de estas materias primas y de los mercados de los países atrasados. Las implicaciones que dichas características trajeron para los países atrasados del tipo A fueron de dos ó r d e n e s : 1] La d o m i n a c i ó n imperialista, en esta é p o c a , se volcó sobre todo hacia los sectores primarios, dejando libre para los emprendedores nacionales la e x p l o t a c i ó n de la actividad industrial
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¿2] Los conflictos bélicos, por redivisión del mundo, pasando por la gran crisis de los a ñ o s 30, generaron condiciones para la d i n a m i z a c i ó n de la actividad industrial en estos países. Por estos factores, allí en donde existieron condiciones para la e x p a n s i ó n del mercado interno y en donde la industria pudo, paralelamente al sector exportador, adquirir sus primeros alientos, a partir de la primera guerra mundial, la b u r g u e s í a industrial pudo afirmarse como clase emprendedora capaz de aprovecharse de las circunstancias y de ofrecer e imponer a la sociedad su proyecto de desarrollo" nacional. Es en su capacidad de proponer un camino propio a fm nación y de llevarlo a cabo durante un p e r í o d o , que podemos encontrar su carácter que hemos denominado como;"; nacional. Y , sólo en esta medida, dejando sentado que ellom no implicaba una supresión de la d o m i n a c i ó n imperialista* sino más bien una coexistencia con ella. Coexistencia que • por otra parte, incorporaba el imperialismo a la amalgama" del poder, respetando su ingerencia en el sector exportador, pero reservándose el derecho de decidir sobre la política industrial del país, aun cuando ésta se enfrentase a los intereses imperialistas, como en el caso de las tarifas proteccionistas o en el de las nacionalizaciones de fuentes de energía, como por ejemplo del p e t r ó l e o . Claro que este enfrentamiento no se ha dado de la manera m á s consecuente, aun desde el estricto punto de vista de los intereses burgueses. Pero, en cualquier forma, dentro de los l í m i t e s que las burguesía s nacionales han podido imponer sus intereses, éstos han sido lo suficientemente amplios como para llevar hacia adelante el desarrollo del capitalismo dependiente, hasta que, a partir de 1945, la nueva expansión del imperialismo logra frustrar en definitiva esta históricamente efímera h e g e m o n í a . El nuevo carácter que, a partir de allí, asume la dependencia, lo discutiremos en un c a p í t u l o posterior. Antes de terminar este c a p í t u l o es conveniente hacer algunos comentarios c r í t i c o s , a f i n de destacar las diferencias que separan el análisis que hemos desarrollado de u n tipo de enfoque que ha sido utilizado para el caso brasileño,
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especialmente por Francisco Weffort, sobre la situación de compromiso existente entre varias clases sociales a partir de los años 30 y el papel que el Estado ha pasado a jugar en función de ella. 2
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Weffort, como la gran m a y o r í a de los analistas, no destaca'el papel h e g e m ó n i c o que ha tenido la burguesía industrial durante el p e r í o d o que se extiende desde aproximadamente los años 30 hasta comienzos de los años 50, p e r í o d o en que se consolida la integración m o n o p ó l i c a mundial. Esto le impide aclarar la cuestión de quién controla fundamentalmente el poder estatal a partir de la revolución del 30. La respuesta de Weffort es que ninguna clase detenta la h e g e m o n í a del poder y su explicación es que sé forma un "Estado de masas", porque son las masas populares urbanas la " ú n i c a fuente de legitimidad posible del nuevo Estado brasileño". Esto es producto de "una situación en que ninguno de los grupos (clases medias, sector cafetalero, sectores agrarios menos vinculados a la e x p o r t a c i ó n ) detenta con exclusividad el poder p o l í t i c o . Esta circunstancia de compromiso abre la posibilidad de un Estado, entendido como un órgano ( p o l í t i c o ) que tiende a apartarse de los intereses inmediatos y sobreponerse al conjunto de la sociedad como soberano" "... Ninguno de . los grupos económicos dominantes puede ofrecer una base sólida para el Estado . . . " Más a ú n : "Afirmado su prestigio en las masas urbanas, Getulio establece el poder del Estado como i n s t i t u c i ó n, y éste empieza a ser una categoría decisiva en la sociedad brasileña relativamente independiente de ésta, a través de los mecanismos de manipulación, pasa a imponerse como institución a los grupos económicamente dominantes" [cursivas nuestras]. A q u í se mezclan varias cuestiones: l o . Es verdad que en Brasil en el p e r í o d o que se dis20. Francisco Weffort, "Estado e massas no Brasil", Revista Civilizacño Brasileira, No. 7, mayo de 1966, publicado posteriormente en Pensamiento crítico, La Habana, Cuba.
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cute, "ninguno de los grupos . . . d e t e n t a con exclusividad el poder p o l í t i c o " . Pero no es necesario que una clase tenga ^exclusividad del poder p o l í t i c o " para tener la h e g e m o n í a del poder. Si así fuera, sería incluso absurdo hablar de hege-' m o n í a , pues, la ^exclusividad" implicaría la ausencia de cualquier tipo de participación de otras clases en el poder. A d e m á s , es muy difícil suponer un dominio exclusivo de una clase sobre el poder p o l í t i c o . Éste es en general compartido entre las varias clases que componen el sistema de dom i n a c i ó n , y sólo en circunstancias históricas muy especiales se puede verificar el control absoluto de .una sobre las 2o. Es cierto que el Estado burgués oligárquico busca su apoyo en las masas populares urbanas. En cuanto a esto estamos plenamente de acuerdo. Nadie puede dudar que Getulio (como P e r ó n en Argentina) ha manipulado con gran m a e s t r í a el apoyo de las "masas" populares urbanas, especialmente del proletariado. 3o. Es t a m b i én cierto que el Estado es una " c a t e g o r í a decisiva" ( ! ) en cualquier sociedad moderna.. Esto no define ninguna especialidad del Estado brasileño . . . 4o. Tampoco se cuestiona que el Estado, en cuanto tal tiene una a u t o n o m í a relativa y que puede pasar a "imponer se como institución incluso a los grupos e c o n ó m i c a m e n t e dominantes". Pero, en el capitalismo esto se verifica, siempre y cuando los intereses específicos de grupos e c o n ó m i c o s entran en c o n t r a d i c c i ón aguda con los intereses del sistema en su conjunto. Por ejemplo, una política e c o n ó m i c a determinada que sea concebida en función fundamentalmente de los intereses de la burguesía industrial en cuanto clase, puede herir intereses particulares de algunos sectores de esta misma clase. Pero nunca el Estado en cuanto institució n puede oponerse a los intereses del conjunto de las clases dominantes. Lo que, en definitiva, se cuestiona en el análisis de Weffort es que "ninguno de los grupos e c o n ó m i c o s dominantes puede ofrecer una base sólida para el Estado" ¿Qué se entiende por "base sólida para el Estado"? Ya ha sido planteado que en los a ñ os 30 el sector e c o n ó m i c o fundamental de las sociedades latinoamericanas en general es a ú n el sector primario-exportador. Es de él que provienen los
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Del porqué principales recursos para la m a n t e n c i ó n del aparato estatal y es t a m b i é n el que proporciona buena parte de los capitales para la industria. Sin embargo, la p o l í t i ca de desarrollo que se implementa es orientada en función de los intereses i n dustriales. Que las masas respalden gobiernos que son expresiones del poder oligárquico-burgués debido a las concesiones que se les otorgan, no justifica que se caracterice este Estado burgués-oligárquico, fundado en la d o m i n a c i ó n de estas clases, como "Estado de masas". Esta caracterización es equivocada y sirve para confundir y encubrir el verdadero c a r á c t er de la d o m i n a c i ó n en Brasil. E l Estado en la sociedad burguesa es el instrumento de d o m i n a c i ó n de las clases dominantes y ninguna forma específica y particular que asuma esta d o m i n a c i ó n , sea a través de gobiernos populistas, socialdemócratas . laboristas, etc., puede ocultar el hecho de que los intereses fundamentales que él sirve y representa son los de los propietarios de los medios de p r o d u c c i ó n industrial. 1
hubo países
industrialización producto mundial
cuya
sólo comenzó
de la integración (tipo
como monopólica
B)
Todo el proceso que hemos intentado caracterizar en el c a p í t u l o anterior, tratando de comprender cuáles fueron las condiciones que permitieron el desarrollo de la industrialización, se restringe,, como lo señalamos, a seis países ( M é x i c o, Argentina, Brasil, Chile, Uruguay y Colombia) considerados del tipo A . E n los d e m á s países que hemos considerado del tipo B, estas condiciones no se cumplieron, en este p e r í o d o y sólo se dieron, pero con otras características, a partir de la segunda m i t a d de la d é c a d a de los 40. Trataremos, pues, de centrar ahora nuestro esfuerzo a n a l í t i c o en el discernimiento de los factores fundamentales que obstaculizaron el surgimiento y desarrollo de un proceso de industrialización en estos países. De la misma forma corno procedimos en el estudio de ios países del tipo A , creemos que el punto de partida analítico-explicativo debe t a m b i é n surgir del proceso de cambios que se verifica en estos países a partir de la segunda mitad del siglo X I X , época en que se realiza la llamada segunda Revolución industrial.. e intentar explicitar cuáles son las especificidades fundamentales que distinguen y caracterizan a los países que hemos definido como del tipo B. Si bien es cierto, como por lo d e m á s no p o d r í a dejar de serlo, que estos países están t a m b i é n integrados de manera articulada a los mecanismos de la dinámica de desarrollo y e x p a n s i ó n del capitalismo mundial, dicha integración se verifica bajo condiciones propias que están dadas, a d e m á s , por los componentes estructurales existentes en el interior de estas sociedades y por la manera c ó m o se lleva a cabo la t r a n s f o r m a c i ón de sus estructuras económico-sociales en función de los cambios que se verifican en los países centra1691
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les del sistema mundial. En varias de esas sociedades también se cumple en la segunda mitad del siglo X I X y, rnuy en especial, en las tres ú l t i m a s décadas de este siglo, todo un proceso de m o d e r n i z a c i ó n del funcionamiento del sistema e c o n ó m i c o , como consecuencia de las nuevas necesidades engendradas por el aumento de la demanda de sus productos por parte de los grandes centros capitalistas. Este proceso encuentra m ú l t i p l es formas de expresión, por ejemplo, a través de las reformas liberales que fueron llevadas a cabo en varios países, en algunos con mayor en otros con menor profundidad, pero que en todos los casos expresaban las necesidades de e x p a n s i ó n del capitalismo comercial. Lo que pasa en los países, en esta é p o c a , por ejemplo, en Ecuador y en los centroamericanos, sirve de ilustración. Como lo plantea Edelberto Torres: ' i o s p r o p ó s i t o s del ideario liberal no se alcanzaron plenamente en n i n g ú n país centroamericano donde, como se verá, se aclimata y da frutos ' h í b r i d o s ' si se juzga con p r o p ó s i t os comparativos. Sin embargo, la modernización de la estructura e c o n ó m i c a , social y política alcanzada bajo la h e g e m o n í a de la oligarquía cafetalera no tuvo paralelo en ningún otro momento de la historia centroamericana. Es notable señalar, incluso, el hecho de que los primeros ferrocarriles y fábricas se construyeron en Guate' mala con créditos públicos contratados internamente" [cursivas nuestras]. Este proceso de m o d e r n i z a c i ó n en C e n t r o a m é r i c a , que tiene como eje fundamental la e c o n o m í a cafetalera, alcanza su auge en El Salvador a partir de 1S60, con la ley de la . e x t i n c i ó n de ejidos y el inicio de la división del latifundio; en Guatemala, a partir de 1871, con la. R e v o l u c i ó n liberal que expropia las tierras de la Iglesia y las fracciona j u n t o con tierras del E s t a d o , . a s í como las de los ejidos y comunidades indígenas. Este proceso se ha verificado en medio de muchas pugnas y enfrentamientos violentos (de los cuales, en C e n t r o a m é r i c a , sólo Costa Rica se ha logrado apartar, debido a condiciones m u y especiales) que expresan ' l a declinación del sector criollo de los latifundistas y de los 1
1. Edelberto Torres Rivas, Proceso y estructuras de una sociedad dependiente, PLA, 1969, p. 51, Stgo.
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comerciantes (cuyos intereses est.aban estrechamente ligados a los de la Iglesia), vale decir, de la única vieja aristocracia terrateniente de C e n t r o a m é r i c a " . Pero, si por un lado todo este proceso de m o d e r n i z a c i ó n marcaba la decadencia de algunos grupos de la vieja clase dominante, por otro engendraba, a través de la revitalización del comercio exterior, la aparición de otros nuevos grupos como son los comerciantes, intermediarios y exportadores, dando lugar a que de nuevo se expandiera y se fortaleciera el latifundio, como consecuencia de la nueva c o n c e n t r a c i ó n de la propiedad de la tierra. Dicha c o n c e n t r a c i ó n brota del fracaso en las metas de parcelamiento de las reformas agrarias liberales. Se desarrollan a s í las instituciones de c r é d i t o y se fortalece el capital bancario, se engendran nuevas necesidades y paulatinamente se generan los medios de satisfacerlas. 2
En Guatemala, donde " l a l í n ea férrea i n t e r o c e á n i c a que va desde Puerto de San Jos é en el Pacífico a Puerto Barrios en el A t l á n t i c o , fue construida entre 1878-1890 en sus 3/4 partes con recursos nacionales; en 1883 surge la primera fábrica t e x t i l nacional en Cantel, con una inversión de 600 000 pesos y 600 operarios; en 1874 se crea el primer Banco Nacional con el dinero producido por ía venta de los bienes del C l e r o " . 3
Hechos de esta especie no ocurren sólo en C e n t r o a m é rica, aunque, a t í t u l o de ilustración (pues como l o definimos en el comienzo, nuestra investigación no se orienta hacia ningú n país en particular), estamos tomando uno que otro de sus múltiple s aspectos en países centroamericanos. Ocurren t a m b i é n , con mayor o menor intensidad o a través de formas m á s o menos similares (salvo las especificidades), en vanos de los países del t i p o B . En el Ecuador, la situación es t a m b i é n semejante. A g u s t í n Cueva al hablar de las consecuencias de la e x p a n s i ó n de la agricultura de exportación señala, que: 4
2. Edelberto Torres, ibid, p, 49 3. Solórzano Fernández, Historia, de la evolución económica de Guatemala, citado por Edelberto Torres, p. 51. 4. Agustín Cueva, El proceso de dominación política en el Ecuador, dactilografiado.
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en el agro c o s t e ño se desarrolló una e c o n o m í a mucho m á s dinámica que la de la Sierra, con características inéditas para nosotros, como el pago de salarios, las inversiones de capital y la p r o d u c c i ó n generalizada para eí mercado. Y e x p a n d i é r o n s e tanto el comercio exterior como el interno, lo cual d e t e r m i n ó la c o n f o r m a c i ó n de un importante sector financiero . . . Incluso aparecieron en la costa, ya en ese siglo, los primeros asomos de industrialización . . . Dentro de este contexto se produjeron t a m b i é n otros f e n ó m e n o s sociales, de gran trascendencia para el devenir del país. Se iniciaron importantes movimientos internos de p o b l a c i ó n , gracias a la atracción del salario, que comenzaba a pagarse en el l i t o r a l ; se sentaron las bases para el futuro crecimiento de las ciudades, con el r á p i d o desarrollo del comercio . . . 5
Este proceso culmina con la R e v o l u c i ón liberal de 1895, la cual, pese a n o haber transformado sustancialmente la infraestructura e c o n ó m i c a del p a í s , constituye un verdadero h i t o íústórico, en la medida en que, al transferir el control del Estado a la burguesía agroexportadora, moáiñcó significativamente las tradicionales relaciones de poder . . . T a m b i é n la Revolució n liberal, al quebrar el predominio p o l í t i c o de los conservadores y el clero e implementar la educación laica, gratuita y t e ó r i c a m e n t e universal, forjó un contexto favorable para el desarrollo de ciertos grupos medios, que hasta entonces y por sí mismos, muy poco h a b í a n pesado en la vida nacional. 6
Sin embargo, este proceso, en todos estos países se detiene apenas iniciado. Poderosos factores económico-sociales se encargan de desviar hacia otros caminos sus tendencias dinamizadoras. C á b e n o s entonces preguntar por q u é ocurre así. ¿Por q u é , en estos países, dicho proceso de cambios modernizadores no ha sido llevado hasta sus últimas consecuencias y no ha generado las condiciones, como ocurrió en los países del t i p o A , para la e x p a n s i ó n de un mercado
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interno que sirviera de base al desarrollo de un proceso de industrialización en esta é p o c a ? Una vez m á s debemos subrayar que el estudio para responder esa pregunta, a pesar de la gran importancia que tiene el enfrentamiento de esta p r o b l e m á t i c a , sobre todo para la c o m p r e n s i ó n del resultado del proceso que permite configurar la situación en que h o y se encuentran estas sociedades latinoamericanas, no se ha hecho a ú n en forma exhaustiva. N o es tampoco nuestro p r o p ó s i t o hacerlo, sino buscar, m u y en general, una l í n e a de i n t e r p r e t a c i ó n que orienta en este sentido. . Edelberto Torres, analizando el caso de Honduras y N i - . caragua, plantea que los efectos de la reforma liberal encontraron sus l í m i t e s en las condiciones establecidas por la estructura e c o n ó m i c a y social h o n d u r e n a - n i c a r a g ü e n s e : falta de integración social y ecológica, fuerzas c e n t r í p e t a s del interior y de fuera que impulsaban a la dispersión, ausencia de una e c o n o m í a productiva formada en la colonia, debilidad de los grupos sociales. Nicaragua q u e d ó particularmente afectada al convertirse en terreno de pugna de los imperialismos inglés y norteamericano, como consecuencia de su excelente posición geográfica, favorable a la c o n s t r u c c i ó n de un canal i n t e r o c e á n i c o . Honduras queda integrada al mercado mundial, a fines de siglo, con un producto de e x p o r t a c i ó n que fue casi desde sus inicios controlado por extranjeros. En realidad, los mecanismos e c o n ó m i c o s estuvieron en este paí s desde el comienzo enajenados al exterior. Las tres etapas por las que atravesó la e c o n o m í a hondurena, en opinión de Marinos Otero, fueron organizadas por y beneficiaron a empresarios extranjeros; estas tres etapas claramente diferenciadas son: una "edad" de los metales, o m á s exactamente de la plata, bajo el dominio e s p a ñ o l ; una etapa ganadera, o concretamente, una edad del cuero, hasta las postrim e r í a s del siglo XIX y la del banano. 7
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7. Edelberto Torres, op. cit.,p. 57. 8. Edelberto Torres, op. cit., p.59. La obra de Marinos Otero es Honduras, Ed. Cultura Hispánica, Madrid, 1963, citada por E. Torres.
5. Agustín Cueva, op. cit., p. 14. 6. Ibid.
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Ha sido el control ejercido en forma sistemática e intensiva, por parte de empresarios extranjeros, sobre los sectores productos claves de estas sociedades,io que explica el p o r q u é el curso de su historia fue enmarcado dentro de una dependencia tan aguda de los países más desarrollados. Esto permite comprender por q u é en estos países no se han podido crear las condiciones que posibilitarían la formación de un mercado interno articulado y de un proceso de industrialización. A s í es que el proceso de m o d e r n i z a c i ó n que se empieza a llevar a cabo, en algunos países con m á s dinamismo que en otros (en C e n t r o a m é r i c a , por ejemplo, es m á s agudo en Guatemala, E l Salvador y Costa Rica que en Honduras y Nicaragua; como l o es m á s acentuado en Perú que en Ecuador y Venezuela), de todas las maneras encuentra sus límites, en todos los países del tipo B, en la codicia desenfrenada del imperialismo por sus materias primas y productos agrícolas y en la imposibilidad de las clases dominantes nacionales de llevar hasta sus ú l t i m a s consecuencias las transformaciones de la estructura económico-social . Esta imposibilidad se debe principalmente al control externo del sector primario-exportador y en la forma que asume este control en estos países, a través de la cual no se permite que el sector exportador se articule con la econom í a nacional en su conjunto, sino en forma m u y limitada, y por tanto no se generan los e s t í m u l o s y los requisitos indispensables para la d i n a m i z a c i ón de los d e m á s sectores, sea del secundario como del terciario. Y , aun en los casos en que se puede encontrar en el sector primario-exportador la presencia de propietarios nacionales, como es el caso de Bolivia, la asociación con los consorcios extranjeros se impone debido a la existencia de un mercado mundial ya establecido y del control que éstos ejercen sobre él. Y , aunque pueda ser grande la capacidad de decisión del propietario nacional como individuo, como fue el caso del célebre S i m ó n I . Patino en Bolivia, no 9
9. Sobre Simón I. Patino, propietario de las minas de estaño en Bolivia, el libro de Sergio Almaraz Paz, El poder y la caída, Edic. Los Amigos del Libro, La Paz-Cochabamba, 1969, ofrece interesantes elementos de análisis.
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significa sino un caso aislado de intereses particulares que, a d e m á s de no representar una clase dominante nacional, necesariamente tienen que orientarse de acuerdo a los requisitos y pautas de funcionamiento que son impuestos por el capitalismo mundial, no llegando a configurar una situación en que el proceso productivo sea orientado en función de los intereses del sistema de d o m i n a c i ó n nacional. En casi todos los países, en donde la p e n e t r a c i ó n imperialista a s u m ió la forma específica de enclaves, las clases dominantes locales, fuesen sus sectores tradicionales o aquellos nuevos que se formaron a partir de todo el proceso de m o d e r n i z a c i ó n que m e n c i o n á b a m o s antes, no ejercían un aut é n t i c o control aunque en algunos casos mantuviesen u n control relativo y limitado sobre algunos sectores productivos (sectores agrícolas, por ejemplo) o sobre partes del proceso productivo. Dicho control era muy relativo y limitado, pues se daba dentro de un contexto general en el cual los sectores m á s d i n á m i c o s y fundamentales eran controlados directa o indirectamente por el capital foráneo. De lo anterior se desprende que, los efectos de la penetración imperialista en todos los casos en que se verifica de manera tan intensiva en su b ú s q u e d a de los recursos agrícolas o minerales como lo es en el caso de los enclaves, son aplastantes, por cuanto reduce a un m í n i m o la capacidad de e x p a n s i ó n de un control efectivo y propio por parte de grupos dominantes internos de la e c o n o m í a del p a í s . La característic a fundamental de una e c o n o m í a de enclave estriba en que, sea por su vinculación í n t i m a con la m e t r ó p o l i , sea por su forma misma de funcionamiento, en general no provoca efectos dinamizadores para la e c o n o m í a y sociedad en su conjunto, salvo casos m u y especiales como, por ejemplo, lo han sido los enclaves en México. Esto, porque las ganancias generadas se canalizan directamente hacia la m e t r ó p o l i y la única parte que queda en la sociedad dependiente es la que se destina al pago de impuestos ai Estado. N o obstante, han existido siempre formas de reducir al m á x i m o la parte que toca al Estado, por ejemplo, a través de descuentos por beneficios promovidos por el enclave. Estos recursos siempre se han orientado a favorecer
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al enclave, como en el caso de los ferrocarriles, instalaciones portuarias, p r é s t a m o s para obras, etc. Por otro lado, si bien el enclave ocupa mano de obra nacional, dando lugar a una e x p a n s i ó n del empleo y por lo tanto del mercado, y aunque ese mercado se ubique dentro del territorio nacional, de hecho funciona como una prolongación directa del mercado del centro metropolitano. Esto ocurre, porque los productos que consumen los trabajadores del enclave son muchas veces los t r a í d o s directamente de la m e t r ó p o l i . En algunos casos se ha dado la combinación entre este tipo de ofertas de productos y la forma de pago de salario, por medio de vales o fichas que obligan al obrero a tener que satisfacer sus necesidades de consumo, obteniendo directamente en el almacén de las firmas los productos ofrecidos sin tener siquiera por un momento su sueldo en sus manos. Muchas veces, los productos ofrecidos en el almacén eran productos agrícolas nacionales; en esos casos, el sistema de fichas funcionaba sólo como forma de s u p e r e x p l o t a c i ó n del trabajo, sin incrementar directamente el mercado de la m e t r ó p o l i . En todos aquellos países, donde el enclave ha sido la forma principal de d o m i n a c i ó n imperialista, mientras éste imperaba, no se han generado de hecho las condiciones para el funcionamiento y e x p a n s i ó n de un mercado nacional. Y aunque existiera este mercado, él no p o d í a funcionar como tal, sino en forma m u y limitada. La fuerza de trabajo empleada en el enclave encontraba la satisfacción de sus necesidades básicas de consumo en el almacén , o, complementariamente, en la e c o n o m í a de subsistencia f a m i l i a r . Si bien la presencia del enclave provoca una cierta expan10
sión de u n proceso de m o d e r n i z a c i ó n , a través de la const r u c c i ó n de ferrocarriles, puertos, creación de nuevos servicios para atender fundamentalmente las necesidades de los sectores b u r o c r á t i c o s creados por el enclave, etc., sus beneficios son en general capitalizados directamente por él, dado que éste retiene el control de todos los sectores que están conectados a su funcionamiento. Cuando esta m o d e r n í z a lo. Véase, Charles David Kepner Jr. y Jay Henry Soothiil, El imperio del banano, 2 tomos, Imprenta Nacional de Cuba, 1961.
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ción se extiende m á s allá de l o que puede ser controlado por el enclave, por ejemplo, a través de las iniciativas estatales promovidas con los recursos obtenidos del enclave en forma de impuestos, t a m b i é n resulta m u y limitada. Porque, aunque se desarrollen sectores b u r o c r á t i c o s , se ejecuten una que otra obra pública o se intensifique el proceso de urbanización, etc., ello ocurre en función de una dinámica cuyo centro m o t o r , no siendo nacional, no se puede expandir mucho m á s allá de donde ha llegado. E'sto significa que no se puede siquiera hablar de la existencia de sectores complementarios a la e c o n o m í a de enclave (por lo menos, como en el caso de los países del tipo A , los sectores complementarios a la e c o n o m í a exportadora) en el sentido de que é s t o s sean un potencial de e x p a n s i ó n de u n mercado nacional. Porque, dada su estrechez, no llegan siquiera a funcionar como un e s t í m u l o a la creación de industrias para satisfacer sus demandas. En los grupos de mayores ingresos, ya sean las clases dominantes locales (terratenientes, comerciantes, etc.) o los sectores asalariados de alta administración pública y ejército, o ios profesionales, etc., la demanda es atendida, en buena parte, a través de la i m p o r t a c i ó n y solamente complementada con productos nacionales agrícolas y, en alguna medida, a través de la p r o d u c c i ó n artesanal. La a c u m u l a c i ó n de capital que se verifica en esta etapa histórica en estos países dependientes es básicamente el proceso de a c u m u l a c i ó n metropolitano que se reproduce en el interior de éstos, y que les es e x t r a ñ a en lo fundamental. La especificidad del desarrollo del modo de p r o d u c c i ó n capitalista en los países del tipo B consiste en que éste tiene Jugar en los sectores primarios (como consecuencia de la e x p a n s i ó n industrial de los países metropolitanos) aunque de un modo distinto del caso de los países del tipo A anteriormente analizados/Ello ocurre de manera p r á c t i c a m e n t e aislada, en lo esencial, del conjunto de la sociedad y , por l o tanto, no se expande, o sea, no genera las condiciones para el desarrollo de un proceso de industrialización hacia el interior de la e c o n o m í a nacional, manteniendo y coexistiendo así con modos de p r o d u c c i ó n no capitalistas.
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El proceso de industrialización sólo t e n d r á lugar mucho m á s tarde, solamente a partir de fines de la guerra del 39 al 45, como se discutirá en otra parte. E n estos países, por l o tanto, jamás ha existido una clase a la cual se pudiera denominar de b u r g u e s í a industrial nacional. Una b u r g u e s í a industrial, como clase, o sea, como v
un conjunto de propietarios de los medios de producción industrial nacionales, j a m á s la hubo. Las clases dominantes en estos países, en mayor grado que en los del t i p o A , han tenido que contentarse con su limitado papel de dominantes-dominados. Su existencia ha sido la c o n d i c i ó n de la s u p e r e x p l o t a c i ón imperialista, en el sentido de que funcionaban como los mantenedores inmediatos del sistema de d o m i n a c i ó n , el q u é ha posibilitado su a c t u a c i ó n , pero que era a la vez u n resultado de las formas de funcionamiento que éste les i m p o n í a . Es por t o d o esto que allí no hubo cosa alguna siquiera parecida a un remedo de " r e v o l u c i ó n burguesa". Esta, en los países del tipo A , ha sido impulsada en buena medida por la e x p a n s i ó n industrial del p e r í o d o 1914-1918 y a inicios de la d é c a d a de los a ñ o s 30. Pero en los países del tipo B, durante estos mismos p e r í o d o s , l o que acaece es cualitativamente distinto. N o hay e s t í m u l o s para optar por alguna forma de desarrollo e c o n ó m i c o , p r o d u c i é n d o s e solamente estancamiento y crisis. Ocurre que, corno l o hemos planteado antes, para que se produjera una polític a de expansión industrial en estos p e r í o d o s , h a b r í a sido imprescindible la existencia de un proceso anterior de industrialización en marcha. E n estos p a í s e s, por los elementos que hemos señalado, no se han cumplid o las condiciones para esto y , por tanto, no e x i s t í a n las condiciones favorables para impulsar una d i n á m i c a propia de e x p a n s i ó n capitalista industrial. Los mecanismos de s u s t i t u c i ó n de importaciones, no son autom á t i c o s y sólo pudieron ser impulsados en donde han existido bases materiales y clases sociales capaces de implementarlos. De a h í que una vez m á s insistimos que nos parece falaz intentar explicar la industrialización por la posibilidad en s í misma de hacer actuar los mecanismos de sustitución de importaciones, como l o han hecho muchos de los teóricos del desarrollo latinoamericano.
D E L P O R Q U É HUBO P A Í S E S
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La ausencia de condiciones favorables, en estos países para el desarrollo de un proceso de industrialización, la sit u a c i ó n de estancamiento y crisis en la cual han sido sumergidos durante los p e r í o d o s de crisis internacional, en los cuales otros países (tipo A ) lograban impulsar su desarrollo, explica el carácter cualitativamente distinto que han tenido en ellos los movimientos sociales, especialmente en los a ñ o s 30. Porque en ellos, estos movimientos sociales que han asumido formas diversas, sea a través de movimientos o levantamientos campesinos, como en el caso de C e n t r o a m é rica (Sandino, por ejemplo), sea a través de movimientos m á s complejos y menos violentos, como el aprismo en el Perú, no expresaban, como lo han hecho los movimientos sociales en la misma é p o c a en los países del tipo A , momentos de un proceso de " r e v o l u c i ó n burguesa". Expresaban, eso sí, la r e b e l d í a del campesinado, de la clase obrera (portuarios, ferroviarios, sectores de electricidad, c o n s t r u c c i ó n civil, etc.) y de sectores de las clases medias asalariadas en contra de transferencias de los costos de la crisis hacia sus espaldas. En los sectores rurales, que por lo d e m á s son los m á s importantes en estos países, es en donde la crisis se manifiesta de manera m á s aguda y se traduce en la d e s o c u p a c i ó n , baja de sueldos y é x o d o hacia las ciudades, que debido a la situación de estancamiento general, que se expresa t a m b i é n en la d i s m i n u c i ó n de los ingresos fiscales, tampoco tiene condiciones de absorber la mano de obra que viene del campo. Esta situación hace aumentar en mucho el proceso de marginalización en las ciudades de amplios sectores, en especial en los de origen campesino, y hace que la revuelta cuando no se manifiesta en el campo (como hubo varios casos en C e n t r o a m é r i c a ) estalle en las ciudades (como en Ecuador). En todos los casos, ella se manifiesta corno forma de cuestionamiento del sistema oligárquico-imperialista. La respuesta a estos movimientos rebeldes, por parte de las clases dominantes ha sido el desencadenamiento de una política abiertamente represiva desde todos los niveles. Sea en el e c o n ó m i c o , a través de la c o n t e n c i ó n de sueldos, contención de créditos, restricción de empleos, etc.; en el p o l í t i c o , a través de la a d o p c i ó n de gobiernos de facto y dictatoria-
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les; en el militar, a través de una represión sistemática y brutal que a b a t i ó al movimiento popular, y que incluso, en casos extremos, como en el de Nicaragua ha contado con la intervención militar directa de E U . Y , la Geminación oligárquica-imperialista logra imponerse sobre el conjunto de las clases explotadas. Ésta era sin duda una fatalidad histórica, debido a las limitaciones intrínsecas del movimiento campesino en estos países y a la precariedad n u m é r i c a, orgánica y política del proletariado que no t e n í a por tanto a ú n las condiciones de liderar un proceso verdaderamente revolucionario y de ofrecer a los dominados la alternativa de un sistema económico-social nuevo, o sea, socialista. Debido a la ausencia de otra alternativa,'por parte de las clases medias y de la p e q u e ñ a b u r g u e s í a, el cuestionamiento del sistema de d o m i n a c i ó n oligárquico-imperialista t e n d í a a hacerse desde el punto de vista del desarrollo de un capitalismo moderno y nacional el cual se p r e s u m í a sería capaz de atender las aspiraciones de estas clases en ascensión social. Sin embargo, éste no tenía condiciones de florecer en estas sociedades dependientes, porque en ellas no ha existido una burguesía industrial que, en función de sus intereses objetivos, se hubiera podido dedicar a buscar promover la expansión de un capitalismo moderno. Cupo pues a la p e q u e ñ a burguesía, a través de sectores profesionales, estudiantiles, etc., levantar las banderas de un desarrollo b u r g u é s . En donde esto se manifiesta de manera más clara y sistemática, es en el aprismo peruano que ha tenido por lo demás una influencia muy grande más allá de las fronteras del Perú. Aunque en sus orígenes se constatan inspiraciones socialistas, éstas han sido muy tenues y efímeras y su ruta ha sido la de un antiimperialista capitalista que la obra de Haya de la Torre tan bien expresaba. Pero, este antiimperialismo capitalista, en la medida en que no t e n í a viabilidad histórica, marchaba inexorablemente hacia el fracaso del movimiento que lo preconizaba y a la negación, a la larga, de sus propias consignas antiimperialistas, como es el caso del 11
VPRA. 11. Haya de la Torre, El antUimperialismo y el APRA, y otras ibias del mismo autor.
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8.1
Todos los movimientos sociales que ocurrieron en estos p a í s e s en este p e r í o d o , aunque las clases que los promovían no t e n í a n objetivamente intereses que las orientaran hacia la reivindicación del desarrollo b u r g u é s, sin embargo, la m a n t e n í a n , sea por la ausencia de condiciones para plantearse una alternativa socialista en forma consecuente y con posibilidad de imponerse, sea por el gran peso del liderazgo p e q u e ñ o b u r g u é s y de clases medias sobre estos movimientos que, por las limitaciones consecuentes de su propia situación de clase, no p o d í a n , en cuanto tales, orientar y ser una efectiva vanguardia de u n proceso de transformaciones tan profundas como el que se r e q u e r í a para poder llevar a cabo el desarrollo en estos países. El liderazgo.de las clases medias y de la p e q u e ñ a burguesía sobre estos movimientos populares, que arrastraban sectores obreros y campesinos lo que en varios de estos países muchas veces ha sido efectivo, se mostraba a la vez insuficiente en el sentido de no tener un programa real de desarrollo e c o n ó m i c o y social que fuera alternativo y viable al sistema oligárquico-burgués. Las formas "populistas" que han asumido muchas veces estos movimientos (APRA, MNR, etc.) se distinguirán t a m b i é n sustancialmente de las formas populistas desarrolladas en los países del tipo A como por ejemplo, a través de un Vargas o de un P e r ó n o de un Cárdenas. En los países del tipo B, el " p o p u l i s m o " no representaba intereses burgueses claros y coherentes y era m á s bien a un " p o p u l i s m o " defensivo que buscaba anteponer la nación al imperio, afirmándose más por la negación de éste que por una alternativa efectiva de desarrollo, o un "populismo" oligárquico, manipulado por la oligarquía, para a la vez chantajear al imperialismo y contener el movimiento popular. Frente a estas debilidades generales de los movimientos sociales que se han levantado en estos países, las oligarquías han sido las ganadoras. Han logrado reprimir sistemática y violentamente a los movimientos populares y , frente a la inviabilidad de las aspiraciones desarrollistas de las clases medias, han mantenido inalterable sus sistema de dominación. Los golpes de Estado han tomado carácter de una constante en la historia de muchos de estos países y, ade-
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m á s , la existencia de estos movimientos ha sido utilizada para chantajear al imperialismo y exigir de él mayores concesiones al Estado oligárquico. De hecho, las ^oligarquías en éstos, contrario a l o que o c u r r í a en los países del tipo A , no han disminuido su fuerza en el control de los mecanismos del poder; por el contrario, ésta ha ido creciendo. Esto se verifica, en primer lugar, debido al aplastamiento o neutralización de los movimientos populares y , en segundo lugar, debido a que, desde el punto de vista de los intereses imperialistas en estos países, las oligarquías eran las únicas clases que h a c í a n posible el funcionamiento y la continuidad de su d o m i n a c i ó n .
SEGUNDA P A R T E
Las estructuras dependientes en la fase de la integración monopólica mundial
Estas son las condiciones generales que explican la cualidad distinta de las estructuras dependientes del t i p o B. Estas condiciones perduraron hasta fines de la guerra de 1939 a 1945, cuando entonces el carácter de la dependencia y de la d o m i n a c i ó n empezaba a variar. Esto será objeto de discusión en el p r ó x i m o c a p í t u l o .
VI
en América
consecuencias
monopólica
La integración
mundial y sus Latina
1. La segunda guerra mundial y el surgimiento hegemónico
del
centro
El t é r m i n o de la segunda guerra mundial abre una etapa nueva para la humanidad. La victoria de los Países Aliados sobre los que c o m p o n í a n el Eje y la destrucció n del p o d e r í o nazi tuvo como consecuencia, la división del mundo en dos bloques a n t a g ó n i c o s : por una parte, el socialista, liderado por la U n i ó n Soviética y, por otra, el capitalista, bajo la h e g e m o n í a de Estados Unidos. La h e g e m o n í a de Estados Unidos sobre el bloque capitalista a partir de 1945, crea las últimas condiciones para la fase de integración m o n o p ó l i c a mundial en este bloque. Este proceso integrador del sistema capitalista en el plano mundial ya se gestaba desde fines del sigloXIX; pero sólo a partir de la posguerra se hace posible su culminació n y su consolidación, fundamentalmente debido a las consecuencias que la guerra ha tenido para el gran desarrollo capitalista en Estados Unidos. Sin extendernos en el análisis de éstas y sin entrar a analizar la e c o n o m í a norteamericana, conviene recordar que la segunda guerra mundial i m p u l só el desarrollo de sus fuerzas productivas, de manera quizá sin precedentes en la historia del capitalismo mundial, debido a la dinámica provocada por la demanda de productos bélicos, j u n t o a la gran recuperación y e x p a n s i ó n del comercio mundial (sea para fines propiamente militares, sea para los de abastecimiento) sin que N o r t e a m é r i c a tuviera que sufrir los efectos de la guerra en su propio territorio 1
1. Un análisis más completo ha sido hecho por Theotonio Dos Santos Importancia de la segunda guerra para la economía norteamericana, CESO, 1969. 185]
86
LAS ESTRUCTURAS DEPENDIENTES Las consecuencias fundamentales han sido:
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y vencidos en contra de la otra gran potencia vencedora: la URSS. 2
a]
b]
c]
d]
-
La guerra p e r m i t i ó concentrar gran parte de los conocimientos tecnológico s producidos en esta é p o c a en manos de las grandes empresas y del gobierno norteamericano. L a guerra p e r m i t i ó , no sólo abrir nuevos campos de aplicación tecnológica, como la energí a a t ó m i c a que p a s ó a ser monopolio norteamericano, sino t a m b i é n ampliar las posibilidades de aplicación de la t e c n o l o g ía en sectores ya existentes como las industrias q u í m i c a s y electrónicas que pasaron a u n nuevo ciclo productivo. L a guerra p e r m i t i ó t a m b i é n una gran c o n c e n t r a c i ó n de científicos en los Estados Unidos, quienes crean la posibilidad de u n gran avance de la cultura científica y tecnológica, estimulada por una polític a de gran e x t e n s i ó n de la e n s e ñ a n z a universitaria y de ampliación de la investigación aplicada en las grandes empresas. T o d o e s í o está directamente relacionado con la aplicación directa de esta nueva t e c n o l o g í a en la p r o d u c c i ó n que conduce a una gran ampliación de las unidades productivas y que está directamente correlacionada con la c o n c e n t r a c i ó n financiera y e c o n ó m i c a que se hab í a producido en las primeras décadas del siglo en Estados Unidos y que se a c e n t u ó excepcionalmente en este período. Estos cambios básicos en las fuerzas productivas elevar o n a Estados Unidos a u n nuevo nivel de productividad m u y superior al de sus aliados capitalistas. Sus efectos sobre la organización del trabajo; sobre el sistema de la propiedad capitalista; sobre la administració n empresarial; sobre las técnicas de venta, de publicidad, etc.; a d e m á s los efectos culturales que asumen formas m u y particulares en la sociedad americana con tradiciones culturales m u y recién constituidas en una población de los m á s diversos orígenes, todos estos factores permiten a los Estados Unidos acumular en sus manos los elementos de d o m i n i o mundial. Todos los hechos apuntados revelan la inevitable situación de h e g e m o n í a mundial capitalista en que se pusieron los Estados Unidos en la posguerra. Esta hegemon í a estaba ya, en parte, respaldada por los ejércitos americanos en Europa y Asia, por la necesidad de realizar una firme alianza de los países capitalistas aliados
Es basado en la h e g e m o n í a de la superpotencia norteamericana que el desarrollo del sistema capitalista en el plano mundial encontrara las condiciones para consolidar todo el proceso de integració n empresarial, comercial, f i nanciera, p o l í t i c a , militar y cultural (facilitada por el desar r o l l o y perfeccionamiento de los m ú l t i p l e s medios de c o m u n i c a c i ó n ) , sea a través de la proliferación de empresas "multinacionales" que se instalan en todos los países capitalistas, sea a través de los acuerdos regionales de comercio, sea a través de la creación de sistemas financieros internacionales, sea a través de la creación de instituciones y organismos de c o o r d i n a c i ó n de decisiones p o l í t i c a s y militares. Finalmente, este proceso se manifiesta t a m b i é n por medio de la gran e x p a n s i ó n de la cultura norteamericana en todo el bloque capitalista que impone sus pautas en m ú l t i p l e s niveles que van desde normas preliminares de comportamiento hasta la m e t o d o l o g í a y técnicas científicas.
2. El nuevo rica Latina
carácter
que asume la dependencia
en
Amé-
Los cambios que tuvieron lugar en la estructura del sistema de d o m i n a c i ó n de los países latinoamericanos, que empiezan en las tres últimas décadas del siglo XIX (que hemos tratado de analizar en los c a p í t u l o s IV y V) y que tuvieron consecuencias en la manera como se ha configurado la A m é rica Latina de las cuatro primeras décadas del siglo XX, deben ser explicados tomando en c u é n t a l o s cambios que han ocurrido en el sistema capitalista de los países m á s desarrollados, los que determinan el curso del capitalismo mundial del cual forman parte los países dependientes. A s í , en la misma forma, se han de entender las transformaciones que se dan en las estructuras e c o n ó m i c a s y polí2. Theoíonio Dos Santos, op. cit.
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LAS ESTRUCTURAS DEPENDIENTES
ticas del continente, a partir del final de los años 4 0 , c o n s i d e r á n d o l as como consecuencias de la nueva fase de desarrollo y de e x p a n s i ó n del capitalismo en el nivel mundial en la forma imperialista que se ha expresado a través del proceso de i n t e g r a c i ón m o n o p ó l i c a . Este nuevo proceso de e x p a n s i ó n , cuyas condiciones han .sido generadas por la guerra, ha alcanzado a todas las regiones de capitalismo dependiente del mundo, siendo particularmente intenso en A m é r i c a Latina. En el p e r í o d o 1951-55, L a t i n o a m é r i c a es la región en donde se produce la mayor entrada neta de capitales, o sea, 3 282.8 millones de dólares, que representan u n 30% del total de las entradas; entre 1956-60, esta cifra sube a 5 654.8 millones de dólares , la que es sólo superada por la espectacular entrada de capitales en Asia Sudoriental que alcanza a 8 007.2 millones de d ó l a r e s . Esta etapa del imperialismo, que se consolida en la posguerra, se caracteriza no solamente por su nueva e x p a n s i ó n en el m u n d o liderado por Estados Unidos, sino fundamentalmente por la forma y o r i e n t a c i ó n que adquirirá dicha e x p a n s i ó n . O sea, el imperialismq, en su carrera expansionista e integradora, se orientará , a partir de entonces, no sólo hacia el dominio de las fuentes de materias primas y de mercados, pues, teniendo ya asegurado en l o fundamental sobre éstas su control, puede dirigir su a c t u a c i ó n hacia la b ú s q u e d a de las inversiones que en la presente fase pasan a ser las m á s ventajosas: las inversiones en los sectores manufacturados. (Esto será tema de discusión en el p r ó x i m o cap í t u l o . ) ¿Cuáles son ¡as consecuencias de este nuevo proceso de e x p a n s i ó n imperialista para A m é r i c a Latina? Las consecuencias esenciales ya han sido analizadas y sistematizadas en varios trabajos de autores que han estudiado ios cambios que se realizan en Latinoaméric a a partir del p e r í o d o en que la dependencia empieza a adquirir un nuevo carácter (1.945). 3
4
3. Antecedentes cuantitativos referentes al desarrollo de América Latina, ILPES, noviembre de 1966, p. 384. 4. Estos autores, son en especial, los que han tratado de superar el enfoque dcsarrollista a través de un esfuerzo crítico y del intento,
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Este nuevo carácter es dado por la p e n e t r a c i ó n sistemática del capital extranjero, en especial del norteamericano, en el sector m á s d i n á m i c o de las e c o n o m í a s de los países dependientes, o sea, en el sector manufacturero. Los efectos que se producen debido a la intensificación de la entrada de capitales son: a] E l control y dominio, por parte del capital extranjero, de los nuevos sectores y ramas productivos industríales que se empiezan a desarrollar desde entonces. b ] La intensificación de la m o n o p o l i z a c i ó n , concentración y centralizació n de la e c o n o m í a que se expresa a través de la instalación de las grandes empresas y de la absorción, por parte de éstas, de empresas nacionales, a través de compras, fusiones, asociaciones, etc. c] El proceso de desnacionalización progresiva de la propiedad privada de los medios de p r o d u c c i ó n en los sectores industriales hasta entonces controlados por productores nacionales.
mejor logrado en algunos casos que en otros, de aplicación de una metodología marxista al estudio del capitalismo dependiente. Por lo demás, en general, han utilizado una larga fundamentación empírica para sus análisis, basada en la utilización de estadísticas oficiales, latinoamericanas y norteamericanas. Entre éstos se destacan los siguientes estudios: Theotonio Dos Santos, El nuevo carácter de la dependencia, CESO, 1968. Del mismo autor, "Dependencia y cambio social" en Cuadernos de estudios socioeconómicos, CESO, 1970 y Socialismo o fascismo: dilema latinoamericano, Pía, 1969, Santiago. Orlando Caputo y Roberto Pizarro, Imperialismo, dependencia y relaciones económicas internacionales, CESO, 1971. De los mismos autores, Desarrollismo y capital extranjero. Ediciones de la Universidad Técnica del Estado, 1970. Fernando H. Cardoso y Enzo Faletto, Dependencia y desarrollo en América Latina (ensayo de interpretación sociológica), Siglo x x i , México, 1969. Fernando H. Cardoso, "Empresarios industriales y desarrollo nacional en Brasil", Brasil hoy, Siglo xxi. Aníbal Quijano, "Situación y tendencias de la Sociedad Peruana Contemporánea", Pensamiento Critico, mayo 16 de 1968, La Habana, y "Dependencia, cambio social y urbanización en América Latina", Revista Mexicana de Sociología. 3-1968, del mismo autor. Ruy Mauro Marini, Subdesarrollo y revolución, Siglo xxi, 1969. André Gunder Frank, Lumpenburguesía: lumpendesarrollo, Pía, Santiago, 1970. Edelberto Torres Rivas, Proceso y estructuras de una sociedad dependiente, Pía, Santiago, 1969.
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LAS ESTRUCTURAS DEPENDIENTES
diferenciaciones fundamentales que se producen en la nueva fase del imperialismo entre los dos tipos de estructuras dependientes cuyo proceso de desarrollo histórico ha variado sustancialmente. La orientació n comparativa del análisis entre los dos tipos se justifica por el hecho de que, a pesar de las diferenciaciones, A m é r i c a Latina constituye una unidad; en lo cultural, por su c o m ú n herencia del p e r í o d o colonial; en lo ' e c o n ó m i c o y en lo p o l í t i c o , en cuanto región de actuació n del imperialismo, como por sus posibilidades integradoras y , finalmente, en razón de sus perspectivas liberadoras y revolucionarias. Pero, la condición para entender la A m é r i c a Latina como unidad, surge de determinar con el m á x i m o de claridad posible sus diferenciaciones. Sin embargo, los esfuerzos hechos hasta ahora del análisis de esta fase histórica que se inaugura con el nuevo carácter que asume la dependencia, por lo general no se han orientado en el sentido de precisar las diferenciaciones entre tipos de estructuras dependientes. La mayor parte de ellos es enfocada hacia el estudio de un país o de un grupo de países y , aun en los casos en que se intenta hacer generalizaciones para el subcontinente en su conjunto, éstas se hacen tomando la situación de los países m á s desarrollados como m o d e l o . Creemos que no es sólo válido, sino importante este procedimiento, en la medida en que " e l país más desarrollado industrialmente no hace otra cosa que mostrar a aquellos que lo secundan en este terreno la imagen de su 6
6. Este es el caso, por ejemplo, de los trabajos de Theotonio Dos Santos, El nuevo carácter de la dependencia, op. cit., y Socialismo o fascismo: dilema latinoamericano, PLA, Santiago, 1969; como del libro de Ruy Mauro Marini, Subdesarrollo y revolución, op. cit, en los cuales el caso brasileño en el primer autor y también argentino y mexicano en el segundo autor, son tomados como modelos de análisis del capitalismo dependiente. Se puede decir que André Gunder Frank también trabaja en su libro Lumpenburguesia: lampe nde sarro lio, Pía, Santiago, .1970, fundamentalmente con el caso de los 5 países más desarrollados, aunque haga una u otra referencia a la situación de los países centroamericanos, de Perú, Venezuela, etc., pero su análisis no llega a definir distintas situaciones estructurales de dependencia.
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propio porvenir". O sea, si se supone la sobrevivencia del capitalismo dependiente latinoamericano, por u n p e r í o d o más o menos largo, es correcto tornar como modelo los países en los cuales este sistema se encuentra m á s desarrollado, teniendo en cuenta (como l o señalaba Marx cuando tomaba a Inglaterra como modelo para Alemania) la reprod u c c i ó n de las "mismas leyes, de las tendencias que se manifiestan y se realizan como una férrea necesidad" [cursivas en el original]" Con todo, a pesar de toda la relevancia que tiene este procedimiento, no dispensa de la necesidad de intentar determinar con mayor precisión las diferenciaciones existentes entre las estructuras m á s y menos desarrolladas del capitalismo dependiente. Es necesario aclararlas con la mayor objetividad posible, con el objeto de a s í poder discernir cuáles son las condiciones y requisitos indispensables para que se realicen estas leyes y tendencias generales del desarrollo dependiente, no sólo en algunos, sino en el conjunto de los países latinoamericanos. 7
6
Como se i n t e n t a r á mostrar en el curso de este trabajo, l o específico de las estructuras dependientes del tipo B, producto de condiciones históricas particulares (que han sido determinadas fundamentalmente por la forma como se ha dado la articulación entre los intereses.de los países capitalistas desarrollados y estas e c o n o m í a s nacionales), provoca modificaciones de muchas de las tendencias vigentes y mucho más viables en los países del t i p o A . Una vez m á s es conveniente recurrir a lo que planteaba Marx sobre las condiciones necesarias en Rusia para que ésta se transformara "en un p a í s capitalista calcado sobre el p a t r ó n de los países de la Europa Occidental". Marx vislumbraba la posibilidad de que Rusia pudiera zafarse de las fatales vicisitudes de este régimen, no realizando sus tendencias y frustrando sus leyes, conduciendo a resultados completamente distintos. Las citas siguientes
7. K. Marx, El Capital, prólogo a la primera edición alemana, p. 2, EDAF, Ediciones-Distribuciones, S. A., Madrid, 1970. S. K. Marx, El Capital, op. cit.
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ilustran c ó m o Marx consideraba la posibilidad histórica de que no se cumplieran determinadas leyes y tendencias.
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gura el desarrollo del hombre en todos y cada uno de sus aspectos. (Esto es hacerme demasiado honor y, al mismo tiempo, demasiado escarnio.) [Cursivas nuestras.] Por tanto, a c o n t i n u a c i ó n , intentaremos analizar los cambios que se producen en esta nueva fase de integración mon o p ó l i c a mundial, en el proceso de r e p r o d u c c i ó n dependiente en los países del t i p o A y en aquellos del t i p o B, tratando de resaltar los elementos distintivos m á s relevantes en cada uno de ellos, con el objeto de delimitar sus posibilidades históricas de que se cumplan o no los requisitos indispensables para la p r o s e c u c i ón del capitalismo en Latinoamérica. 10
En el "postfacio" a la segunda edición alemana de El Capital —que el autor del a r t í c u l o sobre el señor Shukovski conoce, puesto que la cita— hablo con la alta estima que merece de " u n gran erudito y c r í t i c o ruso": éste ha planteado en algunos a r t í c u l o s notables el problema de si Rusia, para abrazar el sistema capitalista, necesitar á empezar por destruir —como lo sostienen los economistas liberales— la comunidad rural o si, por el contrario, sin necesidad de conocer todos los tormentos de este sistema, podrá recoger todos sus frutos por el camino de desarrollar sus propias peculiaridades históricas. Y él opta por la segunda solución. M i respetado c r í t i c o p o d r í a inferir de m i juicio tan laudatorio sobre este "gran erudito y c r í t i c o ruso" que comparto sus ideas acerca de este problema... . *. Si Rusia sigue marchando por el camino que viene r e c o m e n d ó desde 1861, desperdiciará la más hermosa ocasión que la historia ha ofrecido jamás a un pueblo para esquivar todas las fatales vicisitudes del régimen capitalista . . . Ahora bien, ¿cuál es al aplicación que m i c r í t i c o puede hacer a Rusia de este bosquejo histórico? Solamente ésta: si Rusia aspira a convertirse en u n p a ís capitalista calcado sobre el p a t r ó n de los países de la Europa occidental - y durante los ú l t i m o s a ñ o s, hay que reconocer que se han inflingido no pocos d a ñ o s en este s e n t i d o - , no l o logrará sin antes convertir en proletarios a una gran parte de sus campesinos; y una vez que entre en el seno del régimen capitalista, tendrá que someterse a las leyes inexorables, como o t r o pueblo cualquiera. Esto es todo. A m i c r í t i co le parece, sin embargo, poco. A todo trance quiere convertir m i esbozo histórico sobre los orígene s del capitalismo en la Europa occidental en una t e o r í a füosófico-histórica sobre la trayectoria general a que se hallan sometidos fatalmente todos los pueblos, cualesquiera que sean las circunstancias históricas que en ellos concurran, para plasmarse por fin en aquella f o r m a c i ó n e c o n ó m i c a que a la par que el mayor impulso de las fuerzas productivas, del trabajo social, ase9
9. Marx se refiere a N. K. Mijailovski, autor del artículo "Carlos Marx juzgado por el señor Shukovski'*.
10. Marx a la redacción de la revista rusa Otietschcstnvenie Sapiski (Hojas Patrióticas), El Capital, FCE, Apéndice, pp. 710-12.
Vil
Las condiciones la industrialización capitalismo
que
permiten
bajo el dominio
monopólico
del
integrado
en los países del tipo A
1. La desnacionalización provocada por la penetración capital extranjero en los sectores claves de la economía
del
En el c a p í t u l o IV se han señalado las característica s del proceso de industrialización en los países del tipo A y se ha tratado de delimitar los marcos en los cuales ha sido posible el surgimiento y la afirmación de una burguesía nacional a él vinculada. Sin embargo, el proyecto capitalista de desarrolío que esta burguesía industrial nacional ha tratado de imponer pese a todas las limitaciones, con relativos éxitos, empieza a fracasar en todas sus orientaciones a partir de la nueva fase de e x p a n s i ó n imperialista. Progresivamente, el capital extranjero penetra en el sector manufacturero, abriendo y dominando los nuevos sectores productivos y a d e m á s de que, en muchos casos, desplaza a los empresarios nacionales del control de los sectores productivos tradicionales en funcionamiento, deja a éstos la alternativa de o cerrar la empresa, debido a la ausencia de condiciones de competencia con el capital extranjero, o a integrarse a él, como su socio menor. Las posibilidades de continuar operando con é x i t o empresarial de manera a u t ó n o m a , por parte del capital privado nacional, se reducen, y sólo se dan en casos especiales, en donde la competencia foránea no se ha hecho sentir. Es así que, a partir de los años 50, la historia de las burguesías nacionales latinoamericanas, en aquellos países en donde han podido existir, es la historia de su integración al imperialismo, de su sometimiento en cuanto clase a él y del abandono de sus ambiciones nacionalistas y autonomistas y del fin de sus proyectos propios. 1%)
LAS CONDICIONES QUE PERMITEN
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Son muchos los factores que han determinado el vuelco de las inversiones imperialistas, que se intensifican a partir de fines de la d é c a d a del 50, y , en particular de las norteamericanas hacia los países capitalistas dependientes latinoamericanos. En el nivel de los intereses de e x p a n s i ó n del centro hegem ó n i c o , el contro l y dominio sobre el proceso de industrialización de los países dependientes se explica fundamentalmente por dos ó r d e n e s de factores. É s t o s son, por una parte, los factores que hacen imperiosa la salida de capitales hacia el exterior, y, por otra, aquellos que atraen a estos capitales hacia los países dependientes. Entre estos dos órdenes de factores, los m á s relevantes son: l o . El gran desarrollo de las fuerzas productivas al interior del centro h e g e m ó n i c o , que, generando u n excedente e c o n ó m i c o creciente, engendra la necesidad de la apertura de nuevos mercados en donde puedan operar las grandes empresas. Estos mercados son sumamente importantes, en especial para la absorció n de maquinarias y equipos obsoletos que necesitan ser sustituidos p e r i ó d i c a m e n t e , debido al proceso m á s o menos intenso de r e n o v a c i ón tecnológic a al que están sometidas las grandes empresas. 2o. La resistencia que oponen las b u r g u e s í a s nacionales a la competencia extranjera con los productos de las industrias d o m é s t i c a s , resistencia que se expresa a través de las medidas proteccionistas por medio de barreras cambiarías y que se transforma en un gran e s t í m u l o hacia la instalación de industrias extranjeras en el interior de las e c o n o m í a s nacionales. Esto se verifica, porque, por una parte, los grav á m e n es arancelarios son altos para los bienes de consumo pero no lo son para las maquinarias que cuentan incluso con considerables excensiones; por otra, la maquinaria empleada para la instalación de sucursales en los países dependientes es, por lo general, la que es t e c n o l ó g i c a m e n t e superada en los países capitalistas desarrollados. Estos factores se combinan para favorecer la e x p a n s i ó n del centro h e g e m ó n i c o : las empresas extranjeras instalan sucursales en los países dependientes y , a la vez resuelven el problema de renovación tecnológica de las matrices. A d e m á s , es necesario resaltar que el proteccionismo de
depreciaciones, royalties, sobreprecio de insumos importados, etc.; c] a d o p c i ó n de los esquemas de políticas e c o n ó m i c a s estabilizadoras preconizadas por el Fondo Monetario ínternacional, con el objeto de crear las condiciones para mantener una estabilidad monetaria m í n i m a que asegure un nivel m á s alto de a c u m u l a c i ó n y estimule la c o n c e n t r a c i ó n y centralización de capitales; d] y, por ú l t i m o , como consecuencia de lo anterior, la i m p l e m e n t a c i ó n de una p o l í t i ca represiva, orientada especialmente en contra del movimiento obrero, para asegurar un alto nivel de la tasa de plusvalía. Todos estos factores c o n d u c í a n la e c o n o m í a de los paí ses dependientes a un terreno m u y propicio para la amplia y desenfrenada actuació n del imperialismo. Pero, es necesario profundizar el análisis con mayor detención en las condiciones que, al nivel del funcionamiento estructural del capitalismo dependiente, exigirían la penet r a c i ón y d o m i n io del capital extranjero en el sector industrial.
los productos elaborados internamente posibilita la fijación de altos precios, l o que genera altas tasas de ganancia. 3o. L a existencia de u n vasto contingente de mano de obra barata, que proporciona la o b t e n c i ó n de altos niveles de tasas de plusvalía. 4o. L a disponibilidad de divisas en los países dependientes, generadas por el sector primario exportador, que serán adquiridas con las ganancias de las industrias extranjeras al repatriar sus utilidades. 5o. L a existencia, en los países dependientes, de una infraestructura de recursos materiales y humanos que posibilitan a las empresas extranjeras operar partiendo de u n nivel ya dado de desarrollo, en base al cual el nuevo proceso de a c u m u l a c i ó n de capitales puede desplegar-con mayor intensidad. Esto dice respecto a la existencia ya del funcionamiento de una serie de factores de articulación del mercado nacional, tales como el relativo desarrollo de los medios de c o m u n i c a c i ó n (carreteras, puertos, a e r ó d r o m o s , t e l é f o n o s , etc.) al igual que un área productiva de insumos fundamentales, como centrales hidro y termoeléctricas , siderurgia, p e t r ó l e o , a d e m á s de la existencia de una mano de obra con una relativa p r e p a r a c i ó n técnica y una disponibilidad limitada, aunque si bien importante, de cuadros profesionales t é c n i c os y científicos.
LAS CONDICIONES QUE PERMITEN
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LAS ESTRUCTURAS DEPENDIENTES
Pero, l o m á s importante es, sin duda, la existencia de un mercado nacional ya conformado y , m á s a ú n , con posibilidades de e x p a n s i ó n . A l lado de esto, una gran abundancia de recursos naturales, a s í como la disponibilidad de materias primas, necesarias para la p r o d u c c i ó n industrial. 6o. Finalmente, una serie de factores de naturaleza m á s bien p o l í t i c a , que se dan en estos países a partir aproximadamente de la m i t a d de la d é c a d a del 50, cuando se empiezan a romper los u t ó p i c o s esquemas nacionalistas de las b u r g u e s í a s latinoamericanas. Ésto s está n relacionados con: a] los nuevos e s t í m u l o s que se crean a las inversiones extranjeras, a través de supresión de barreras fiscales, tales como incentivos tributarios, aduaneros, c a m b í a n o s , etc.; b ] creación de una serie de facilidades para remesar u t i l i dades, bajo diversas formas que son reglamentadas "liberalmente" para facilitar el e n v í o de ganancias: beneficios,
2. Las condiciones que permiten extranjero, en la industria
la penetración
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del capital
Hemos destacado los factores principales que, desde el punto de vista de los intereses del centro h e g e m ó n i c o , i m pulsan hacia la necesaria e x p a n s i ó n de su d o m i n i o sobre los países dependientes, *así como los elementos existentes en éstos que hacen atractivo y que posibilitan este d o m i n i o. Sin embargo, es de importancia relevante destacar las condiciones estructurales que, limitand o la continuidad del desarrollo capitalista bajo control nacional en los países dependientes, conducen necesariamente hacia la apertura de estas e c o n o m í a s a la p e n e t r a c i ó n del capital extranjero. Claro es que, siendo la e c o n o m í a mundial capitalista una unidad histórica compuesta de países imperialistas y dependientes, sólo a nivel t e ó r i c o es posible hacer la distinción entre los factores que determinan y condicionan la penetra-
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L A S ESTRUCTURAS DEPENDIENTES
ción del capital extranjero, desde el punto de vista del centro h e g e m ó n i c o y desde la perspectiva de los países dependientes. A n a l í t i c a m e n t e esta distinción es válida y necesaria para a s í poder explicar con mayor profundidad las nuevas características que asume el sistema de d o m i n a c i ó n . Sin embargo, es necesario teser presente que, en la práctica concreta, estos elementos .condicionantes se encuentran íntima mente relacionados y el análisis t e ó r i c o , aunque trate de distinguirlos, tiene que reflejar esta estrecha vinculación. Las condiciones que permiten la p e n e t r a c i ó n del capital extranjero en la industria son de variada naturaleza: En primer lugar, hay una c o n d i c i ó n fundamental que deriva del hecho de que, siendo el capitalismo un sistema esencialmente internacional, característica ésta que se ha hecho a ú n m á s intensa en la actual fase de integración mon o p ó l i c a mundial, no es viable concebir, ni histórica ni teóricamente, la promoción del desarrollo en el nivel nacional ajena al desarrollo de este sistema a nivel mundial. Esto se debe al hecho de que, en la medida en que el proceso de industrialización en los países dependientes se produce en una etapa en que ésta ya ha alcanzado altos niveles de desarrollo, en otros países, la industrialización no puede seguir un curso natural, gradual y paulatino de desarrollo de las fuerzas productivas en el nivel nacional y prescindir de las tecnologías más avanzadas logradas en otras partes. De allí proviene la siguiente c o n d i c i ó n , que pasaremos a considerar en segundo lugar: la penetración del capital extranjero es una consecuencia de la dependencia de la industrialización de la importación de maquinarias, implementos y materias primas (elaboradas y ¡o semielaboradas) de los países capitalistas desarrollados. La industrialización , en los países dependientes que estamos analizando ( t i p o A ) , ha sido realizada, en buena medida, a través de la a c u m u l a c i ó n de capitales provenientes básicamente de la utilización de divisas generadas por el sector primario exportador (cuyos mecanismos hemos analizado en el c a p í t u l o I V ) , con los cuales se o b t e n í a n los bienes de p r o d u c c i ó n en el exterior. Para poder comprender el proceso de r e p r o d u c c i ó n dependiente es necesario, pues, partir de esto que caracteriza
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LAS CONDICIONES QUE P E R M I T E N
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su especificidad: o sea, del hecho de que la a c u m u l a c i ó n sólo se puede realizar en la medida en que las necesidades de maquinarias y materias primas que producen los productos del sector 2 (bienes de consumo) sean satisfechas por el 1 (bienes de capital) de las e c o n o m í a s en donde éste ya se ha desarrollado. Es esta estrecha vinculación y dependencia de la industrialización de los países dependientes de la industria de los países capitalistas desarrollados la que define su carácter limitado, vulnerable y la hace por lo mismo permeable a l a p e n e t r a c i ó n del capital extranjero. Esta dependencia, no sólo existe desde los orígenes del proceso de industrialización, sino que se hace cada vez m á s necesaria y profunda en la medida en que este proceso avanza; en que se empiezan a producir, a d e m á s de los bienes de consumo liviano, los bienes de consumo duraderos e intermedios y en la primera fase de i m p l a n t a c i ó n de la industria de bienes de p r o d u c c i ó n . E n cada uno de estos momentos, la necesidad de i m p o r t a c i ó n de maquinaria se hace imprescindible para la m a n t e n c i ó n y continuidad del funcionamiento y e x p a n s i ó n del parque industrial. Esta dependencia sólo será dispensable, desde el punto de vista e c o n ó m i c o , a partir del momento en que las industrias pesadas instaladas en estos países pasen a ser capaces de satisfacer, dado ya el alto nivel de e l a b o r a c i ón de t e c n o l o g í a industrial nacional, la parte sustancial de la demanda interna de p r o d u c c i ó n de maquinarias pesadas. Esto supone una e c o n o m í a industrial relativamente madura, cuyo proceso de r e p r o d u c c i ó n dependiente es entonces fundamentalmente alterado (el sector externo, o sea, el sector 1 de los países desarrollados deja de ser un componente esencial del funcionamiento del proceso industrial), pasando a s í a configurar u n proceso interno de r e p r o d u c c i ó n ampliada. Pero, ninguno de los países capitalistas dependientes que analizamos ha logrado llegar a esta situación, o sea, a superar el carácter dependiente del proceso de r e p r o d u c c i ó n . E l estudio de las razones de este hecho lo postergaremos para m á s adelante, pues nuestro objetivo, por el momento, es sólo seguir tratando de aclarar los d e m á s factores que permiten la p e n e t r a c i ó n del capital extranjero en la industria.
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L A S ESTRUCTURAS DEPENDIENTES
De t o d o l o que se ha planteado, queda patente la necesidad del entrelazamiento y la complementaridad entre los sectores industriales de los países desarrollados y dependientes comp c o n d i c i ó n sine qua non del desarrollo capitalista de ambos, aunque nuestro objeto consiste en analizar este proceso desde la perspectiva del capitalismo dependiente. La exigencia señalada de entrelazamiento y la complementaridad, en las primeras etapas del proceso de industria- lización de estos países latinoamericanos cumplida hasta los años cuarenta, es satisfecha por l o general y en la m a y o r í a de los casos, por medio de operaciones comerciales de compra de las mercancías-maquinaria s a través de la utilización de las divisas obtenidas por la venta de los productos del sector primario. Sucede a s í porque es imposible que los países capitalistas desarrollados vendan sus productos rivales a los productos industriales nacionales, dado que funciona toda una serie de medidas proteccionistas que reservan a los productos nacionales los mercados internos, a d e m á s del hecho de que hasta los a ñ o s cuarenta no están a ú n creadas las condiciones para que los capitales extranjeros puedan invertir directa e intensamente en el sector manufacturero de los países dependientes ( l o que sólo ocurre en algunos casos especiales y en forma limitada). Por tanto, las relaciones comerciales tal cual se desarrollan, son beneficiosas para ambos lados: a los países dependientes les permite la instalación inicial de su parque indust r i a l ; a los países desarrollados, el crecimiento del mercado para el sector 1, el aumento de sus divisas disponibles y a d e m á s facilidades para el proceso de renovación tecnológica en la medida en que se exportan las maquinarias obsoletas. Pero resulta que, a partir de la posguerra, cuando ya están consolidados los factores que posibilitan y hacen i m periosa la necesidad de la nueva e x p a n s i ó n en t é r m i n o s de integración m o n o p ó l i c a de los mercados bajo el control directo de las grandes empresas extranjeras, a éstas no les interesa ya la mera venta de sus m e r c a n c í a s - m a q u i n a r i as sino su conversión en capital-maquinaria. En vez de exportarlas como m e r c a n c í a s , las exporta como capitales, es decir, la relación no es ya una relación de compra-venta sino
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de inversión extranjera. Los procedimientos que se utilizan para que este cambio se concrete son múltiples y varían desde la instalación directa de sucursales, pasando por la adquisición mayoritaria de las acciones de una empresa a través del aporte en maquinarias, hasta los convenios que se hacen, sea con capital privado o del Estado, para la explotación y apertura de nuevos sectores y ramas productivas. Es el dominio sobre las etapas m á s avanzadas del proceso tecnológico el que permite al capital extranjero imponer sus condiciones de a c t u a c i ó n sobre los países "dependientes, sin que éstos tengan la m á s m í n i m a posibilidad de reaccionar frente a las presiones del capital extranjero para penetrar en las e c o n o m í a s dependientes, ( l o que no excluye la utilización de varias formas políticas de chantaje al imperialismo, de parte de las burguesías criollas, a raíz de las cuales se obtienen ciertas concesiones, lo que discutiremos m á s adelante). En tercer lugar, la p e n e t r a c i ó n del capital extranjero en el sector manufacturero proviene del hecho de que en la medida en que las grandes empresas extranjeras detentan el control de las nuevas tecnologías, a través de la propiedad de las patentes, ellas pueden imponer los términos de su utilización en los países dependientes. De esta manera, éstas pueden definir, en ú l t i m a instancia, la forma en que los avances alcanzados por la gran industria'han de ser utilizados en estos países, bajo la imposició n de su dominio y en función de sus intereses de ganancias. Sucede lo descrito porque, para que se puedan cumplir, en el nivel del capitalismo dependiente, las nuevas etapas del proceso de industrialización, por ejemplo, la p r o d u c c i ó n de bienes de consum o duraderos, es necesaria la utilización de t e c n o l o g í a s que son monopolizadas por los países capitalistas desarrollados. Existen pues, dos situaciones distintas de dependencia. La primera: que mientras estas t e c n o l o g í a s no estén al alcance nacional, la demanda interna de los productos m á s complejos por ejemplo las automotrices, artefactos e l e c t r o d o m é s ticos, etc., es atendida por la p r o d u c c i ó n externa. Sus precios son altos y alcanzan una fracción reducida del mercado dado que los precios internos son iguales a los precios externos, m ás la sobrecarga de las tarifas aduaneras. Tales hechos 1
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tienden a hacer m á s ventajosa y a facilitar la instalación de las sucursales de las empresas extranjeras al interior de las e c o n o m í a s dependientes, generando, por tanto, una nueva situación de dependencia. L o dicho ocurre porque: a] la t e c n o l o g í a es, a d e m á s de cara, compleja y no está al alcance de los empresarios nacionales; b] su utilización, al interior de las e c o n o m í a s nacionales, permite un gran abara- tamiento de los precios, en función del mayor nivel de productividad y de e c o n o m í a s de escalas; c] una vez instaladas las empresas en territorios nacionales, sus productos llegan a ser protegidos de la competencia de otras empresas extranjeras a través del mecanismo de las barreras proteccionistas. Las barreras proteccionistas que fueron originalmente creadas para defender los intereses de las industrias nacionales se vuelcan en favor de los intereses de las sucursales extranjeras al interior de la e c o n o m í a dependiente y , m á s a ú n , frustran las posibilidades de desarrollo industrial a u t ó n o m o dado que a los empresarios nacionales no se les d a r í a n fes condiciones para disputar el dominio del mercado interno con las empresas extranjeras. De allí se desprende otra c o n d i c i ó n para la p e n e t r a c i ó n del capital extranjero, que. señalarnos en cuarto lugar: las mejores condiciones de competencia para las empresas extranjeras, resultantes del enorme desarrollo de las fuerzas productivas en la fase de integración m o n o p ó l i c a , que les garantizan que sus costos de p r o d u c c i ó n sean incomparablemente m á s bajos que aquellos de las empresas nacionales de los países dependientes. Débese esto a la aplicación de nuevas t e c n o l o g í a s que, aumentando la tasa de plusvalía relativa, permite a las empresas extranjeras alcanzar altos niveles de a c u m u l a c i ó n , a la vez que hacen posible que ellas puedan, si es necesario, fijar los precios en niveles relativamente inferiores a aquellos de las empresas rivales y, por tanto, t a m b i é n implementar una política de conquista de los mercados apoyada en el proceso de m o n o p o l i z a c i ó n , c o n c e n t r a c i ó n y centralización . Siendo como es obvio, la tecnologí a moderna ahorrativa de mano de obra, su utilización conduce a la tendencia hacia la limitación dei mercado, lo que genera la necesidad
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de intensificar la e x p l o t a c i ó n del mercado ya existente, lo que, a su vez, produce una c o n t r a d i c c i ó n con la necesidad de e x p a n s i ó n del sistema. Finalmente, en quinto lugar, la p e n e t r a c i ó n del capital extranjero es facilitada y estimulada por los que se pueden llamar mecanismos acumulativos de la dependencia. El desarrollo industrial (a pesar de l o que c r e í a n los t e ó ricos del capitalismo latinoamericano), en la medida en que llega a ser promovido por el capital extranjero, genera los mecanismos de p r o f u n d i z a c i ón y a m p l i a c i ó n del control de éste sobre el capitalismo dependiente. Estos mecanismos acumulativos espirales provienen de la forma como funcionan las empresas imperialistas: de las ganancias obtenidas, una parte, que es en general p e q u e ñ a , se reinvierte; otra es remitida hacia el exterior por concepto de ganancias que se incrementan indirectamente a través de pagos de royalties, pagos de servicios técnicos y de depreciaciones, cuyo resultado es la descapitalización de la e c o n o m í a . Esta descapitalización se refleja en los déficit de la balanza de pagos. Para suplir estos déficit, se requieren las "ayudas" externas por medio de p r é s t a m o s . Los p r é s t a m o s hacen crecer el servicio de la deuda externa, y ésta hace aumentar a ú n m á s los déficit e incrementar progresivamente la necesidad de m á s capital extranjero. En pocas palabras se puede decir l o mismo: las inversiones extranjeras provocan una descapitalización que exige nuevas inversiones extranjeras. E l capital extranjero se convierte a s í en una necesidad i n t r í n s e ca del funcionamiento del capitalismo dependiente y es a la vez, su componente descapitalizador y capitalizador. Es como el t o x i c ó m a n o : las drogas l o matan pero necesita de ellas para seguir viviendo . . .
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3. Las condiciones extranjero
políticas
de la dominación
del
capital
Habiendo ya señalado los principales factores de carácter e c o n ó m i c o que posibilitan la p e n e t r a c i ón del capital extranjero en la industria de los países dependientes, queda por
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destacar u n factor fundamental: cuál es la dependencia política. Si bien es cierto que la dependencia e c o n ó m i c a es quien hace posible y explica la dependencia política, no lo es menos que esta ú l t i m a constituye el factor de preservación de la situación de dependencia estructural, que ha sido una constante en la historia de los países latinoamericanos desde el p e r í o d o colonial, a ú n cuando hayan variado sus formas. La dependencia p o l í t i c a no debe ser definida solamente como la i m p o s i c i ó n de la ingerencia extranjera en la vida nacional, sino sobre t o d o como parte de una situación de dependencia que hace que las tomas de decisiones de las clases dominantes, en función de intereses p o l í t i c o s "nacionales" internos, sean dependientes. Como los países dependientes son parte constitutiva del sistema capitalista internacional, sus clases dominantes j a m á s han gozado de una efectiva a u t o n o m í a para dirigir y organizar sus respectivas sociedades. La s i t u a c i ón de dependencia no hace sino conformar estructuras cuyas características y cuya d i n á m i ca e s t á n subyugadas a las formas de funcionamiento y a las leyes de movimient o de las estructuras dominantes. Es a s í comprensible que, desde la Independencia, las clases dominantes latinoamericanas, hayan tenido que ajustar tanto el funcionamiento del aparato institucional como sus planes p o l í t i c o s específicos a los intereses de los países capitalistas desarrollados. Primero, h a c i é n d o s e liberales-oligárquicas para atender la confluencia de sus intereses con aquellos de Inglaterra, durante el p e r í o d o en que ella ocupaba el puesto de potencia dominante. Luego, volviéndose liberales-democráticas (por apertura a las clases medias) con el objeto de compatibilizar sus aspiraciones de moderniz a c i ó n e industrialización con los intereses de la exportación de capitales de los Estados Unidos, en la medida en que éstos van tendiendo a remplazar a Inglaterra en el dominio de A m é r i c a Latina. En la fase de la integración m o n o p ó l i c a mundial, cuando el d o m i n i o imperialista necesitaba afirmarse mediante la pen e t r a c i ó n de capitales en la industria manufacturera, se h a c í a necesario la toma de una serie de decisiones p o l í t i c as y legales que permitieran su i m p l e m e n t a c i ó n . Naturalmente,
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en la medida que tales decisiones implicaban institucionalización de un proceso de desnacionalización, de superexplot a c i ó n de la e c o n o m í a nacional y de sometimiento a la d o m i n a c i ó n foránea, s u p o n í a n en las clases dominantes locales, controladoras del. funcionamiento del sistema por sus representantes políticos un elevado grado de sometimiento a los intereses del imperialismo*. Pero, este sometimiento p o l í t i c o tiene que ser comprendido en función de la ausencia de alternativas para la p r o s e c u c i ó n y la sobrevivencia del proceso de desarrollo capitalista'. De haber sido posible que el proceso de industrialización siguiese su curso a u t ó n o m a mente, pero manteniendo el capitalismo, las b u r g u e s í as nacionales hubieran, sin duda, preferido esa alternativa y actuado en función de ella. Incluso se puede decir que siempre que han podido lo han intentado, a través de políticas de corte nacionalista de algunos gobiernos cuyo resultado ha sido u n profundo fracaso, porque, de hecho, esta alternativa no era una alternativa real. Ha sido la c o m p r e n s i ó n de esta situación la que ha llevado a las clases dominantes latinoamericanas, sobre todo por medio de sus sectores m á s lúcidos y consecuentes, a aceptar la inexorable situación de clases dominantes-dominadas, como única forma de mantener el sistema de e x p l o t a c i ó n , abriendo las puertas de la e c o n o m í a dependiente a la p e n e t r a c i ó n y d o m i n io del capital extranjero. Frente a esto, la alternativa, única e indiscutible, es el socialismo y , por supuesto, ésta es, por principio, descartada por las clases dominantes. Se puede afirmar que, mientras se profundiza la dependencia e c o n ó m i c a a través del domini o del capital extranjero en los sectores claves de la e c o n o m í a , se ahonda t a m b i é n la dependencia política, en la medida en que las tomas de decisiones m á s cruciales tienen que tener al capital extranjero como punto de referencia básico, y por tanto ser refrendadas por él. Sin embargo, hay que tener en cuenta, que si las clases dominantes nacionales aceptan esta situación, en nombre de la preservación del sistema, el imperialismo también tiene sus intereses sustanciales vinculados a esta preservación. Tal hecho otorga a las clases dominantes nacionales un margen de maniobra frente al imperialismo y les permite implementar, en algunos momentos, en provecho propio,
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una serie de p o l í t i c a s con una a u t o n o m í a relativa. Esta aut o n o m í a relativa consiste en la posibilidad que tienen las clases dominantes de los países dependientes, en circunstancias especiales, de hacer vigentes algunos de sus intereses propios que son contradictorios con los del imperialismo. Sucede así, especialmente en las situaciones críticas m á s agudas del sistema, cuando las burguesías dependientes necesitan implementar toda una serie de medidas p o l í t i c a s y de p o l í t i c a e c o n ó m i c a con el objeto de superar dichas crisis y de expandir y hacer m á s efectiva su d o m i n a c i ó n . En general, éstos son t a m b i é n los momentos en que el movimiento popular, está a la ofensiva en contra del sistema, acosando a las clases dominantes a través de sus reivindicaciones. Las b u r g u e s í a s dependientes tratan entonces de desarrollar toda una serie de chantajes hacia el imperialismo, buscando a través de él concesiones y beneficios y tratando de fortalecer su capacidad de maniobra. Para esto se utiliza la amenaza del movimient o popular, frente a la cual se plantea la necesidad de fortalecer el sistema de d o m i n a c i ó n en el nivel nacional. Ejemplos al caso son las resistencias que se opusieron durante cierto tiempo a la aplicación de la p o l í t i ca preconizada por el F M I , a fines de la década del 50; las definiciones en favor de la a u t o d e t e r m i n a c i ó n de Cuba por parte de algunos gobiernos en Punta del Este en 1 9 6 1 ; las presiones por la formación de la Alianza para el Progreso (que si bien c o r r e s p o n d i ó t a m b i é n a los intereses imperialistas y que no ha logrado la meta trazada, ha. sido en cierta forma y. en el primer momento, una victoria relativa de las b u r g u e s í a s latinoamericanas), etc. A partir de la mitad de la década del 60, cuando empieza en N o r t e a m é r i c a una crisis política —resultante de efectos de la guerra de V i e t n a m - seguida de una gran crisis e c o n ó mica, disminuye la capacidad relativa, la capacidad de imposición intransigente de los objetivos del centro h e g e m ó n i c o frente a las clases dominantes de los países dependientes. Uno de los mejores ejemplos es la resistencia que opusieron los militares brasileños, en la mitad de la d é c a d a, al total control norteamericano sobre la instalación de la pet r o q u í m i c a en Brasil. El gobierno militar brasileño a m e n a z ó concretar este proyecto con la asociación de capitales euro-
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peos, forzando de esta manera a los E U a tener que aceptar la participación estatal brasileña en esta empresa de gran importancia en la e c o n o m í a del p a í s . A d e m á s , este mismo gobierno ha impedido la realización del proyecto del Instit u t o Hudson para la creación de u n sistema de siete grandes lagos en A m é r i c a Latina, puesto que él involucra la entrega de la Amazonia a la a d m i n i s t r a c i ón directa de los E U . Más aún, países como Brasil y Argentina, pasaron a implementar una política militarista relativamente a u t ó n o m a que se ha expresado inicialmente en la compra de aviones Mirage (act i t u d t a m b i é n adoptada por el P e r ú ) y en los proyectos de desarrollo de la energí a nuclear. En fecha m á s reciente, esta política, se ha visto implementada con mayor fuerza por parte de Brasil, a través de su interferencia en el golpe m i l i tar fascista en Bolivia que ha derrocado al presidente JuanJ o s é Torres y reprimido el movimiento popular, en especial obrero, que se amenazaba en la Asamblea Popular y , si bien este golpe ha sido t a m b i é n apoyado por el imperialismo, su inspiración y el mayor aporte para su efectividad ha provenido de parte de Brasil. 1
Un. ejemplo, t a m b i é n de los m á s expresivos, que refleja una c o n t r a d i c c i ó n con los intereses imperialistas, es la política desarrollada por la Junta Militar peruana en l o referente a la nacionalización de la International Petroleum Company (IPC) y de la reforma agraria que ha tocado importantes intereses norteamericanos. Sin embargo, E U no ha estado en condiciones de aplicar la enmienda Hickenlcoper. (L a situación peruana será discutida en el c a p í t u l o relativo a los países del tipo B . ) Pero, por mayores que sean las posibilidades de las clases dominantes dependientes, de poder aumentar su a u t o n o m í a relativa frente al imperialismo, en p e r í o d o s históricos específicos, y sirviéndose de coyunturas internas e internacionales favorables, éstas j a m á s serán suficientes como para poner en jaque el funcionamiento del conjunto de las em1. Una serie de elementos que fundamentan esta aseveración se encuentran en el boletín Frente Brasileño de Información, del Comité de Denuncia de la Represión en Brasil, No. 22, Santiago, Chile, 1971.
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presas imperialistas ubicadas en los sectores claves de la e c o n o m í a ni c o n c e d e r á n las condiciones de actuar en base a una l í n e a p o l í t i c a realmente independiente. Como lo ha planteado Theotonio Dos Santos, en la medida en que "la industrialización se hace basada en el capital extranjero, éste se a d u e ñ a del sector m á s avanzado de la e c o n o m í a y cierra, cada vez m á s fuertemente, sus cadenas sobre dichas e c o n o m í a s , haciéndolas m á s dependientes". Es necesario señalar, según lo advierte el mismo autor, que " d i a l é c t i c a m e n t e , sin embargo, e*e capital, se hace tanto m á s innecesario cuanto m á s integrada industrialmer" sea la e c o n o m í a y , consecuentemente, menos dependa de los insumos venidos del exterior. Este proceso se com ta definitivamente con la instalación de la industria pesada, de m á q u i n a s de hacer m á q u i n a s . . . " E l proceso de desarrollo hace "la c o n t r a d i c c i ó n , progresivamente m á s profunda entre el d o m i n io ejercido por el capital extranjero sobre la e c o n o m í a y la capacidad técnica de esa e c o n o m í a para autoabastecerse" (. . .) " l a consecuencia del desarrollo de esta c o n t r a d i c c i ó n es una creciente inuti-
lidad estructural de la dominación extranjera y, por ende, la ineficacia histórica del régimen socioeconómico que la mantiene".* [Cursivas nuestras.] En otras palabras, desde el punto de vista e c o n ó m i c o , una vez procesada la instalación de la industria pesada, y existiendo el sector 1 en funcionamiento al interior de la e c o n o m í a , el proceso de a c u m u l a c i ó n no necesita pasar por el exterior para realizarse. Ello altera cualitativamente el modelo de r e p r o d u c c i ó n dependiente y , por lo tanto, hace potencialmente innecesaria, para la m a n t e n c i ó n de las actividades industriales, la dependencia del capital-maquinaria extranjero. En la medida en que este proceso se cumple, la mantención de la dependencia deja paulatinamente de ser una necesidad histórica imperiosa del funcionamiento industrial y a pasar a ser, cada vez m á s , u n problema p o l í t i c o . Esta tenden2
2. Theotonio Dos Santos, El nuevo carácter de la dependencia CESO, Santiago, 1968.
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cia a que la dependencia se transforma en u n problema fundamentalmente p o l í t i c o , deriva de que, en el capitalismo dependiente, las mismas leyes impulsoras del desarrollo de las fuerzas productivas en el nivel nacional, hacen inútiles e c o n ó micamente la d o m i n a c i ó n y la dependencia extranjera. E l proceso de instalación del sector 1 no se ha completado a ú n en sus etapas fundamentales en país alguno latinoamericano. Sin embargo, está bastante avanzado en Brasil, México y Argentina. Pero existe un factor que contrarresta esta tendencia que hemos destacado. Él es el desarrollo de la nueva división internacional del trabajo que reserva, a ios países capitalistas desarrollados, el control m o n o p ó l i c o de los. nuevos sectores productivos, como son, los sectores de punta y entrega a los países dependientes la industrialización y e x p o r t a c i ó n de materias primas y de ios productos con alta utilización de mano de obra. La nueva división internacional del trabajo, reorienta el desarrollo industrial, provocando una situación crítica que se deriva de los factores que enumeraremos: 1] el establecimiento de un nuevo tope para el avance t e c n o l ó g i co que hace inaccesible por parte de los países dependientes el dominio de las nuevas fuerzas productivas; 2] la creación de una estructura productiva especializada en ciertos sectores que buscan atender antes los requerimientos de la demanda mundial que las necesidades de las poblaciones de estos países; 3] el aumento de la tasa de e x p l o t a c i ó n del trabajo que permite una mayor remesa de ganancias hacia el exterior, a través del aumento de las divisas provenientes de las exportaciones; 4] el soslayamiento del problema de las reformas necesarias para la e x p a n s i ó n del mercado interno, que permite la supervivencia de estructuras tradicionales, como en el caso de la tenencia de la tierra. Si el capitalismo dependiente renuncia a enfrentar el problema de la expansión del mercado interno, éste pasa a ser u n problema cuya resolución tiene que ser planteada fundamentalmente desde la perspectiva de las clases populares. A d e m á s de los cuatro factores señalados, es necesario señalar un punto que hace a ú n menos viable la tendencia contra la cual todos ellos operan. Nos referimos a que la ruptura de la dependencia e c o n ó m i c a t e n d r í a que ser a la
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vez una ruptura p o l í t i c a con el imperialismo (pasando quizá por el enfrentamiento militar) y sería necesaria la movilización popular para llevar a cabo una política antiimperialista. Esto c o n d u c i r í a , dado el nivel de radicalismo engendrado, a una política anticapitalista en su conjunto. Cuestionar el imperialismo, significaría cuestionar el modo de p r o d u c c i ó n capitalista en cuanto tal. La m a n t e n c i ó n de la dependencia imperialista resulta pues i n t r í n s e c a m e n t e vinculada a la mant e n c i ó n del capitalismo nacional, lo que garantiza la continuidad de la d o m i n a c i ó n imperialista mientras exista capitalism o en los países latinoamericanos. La u t o p í a de los proyectos de desarrollo capitalista nacional a u t ó n o m o es pues sólo mantenida por la p e q u e ñ a burguesía, en la medida en que ésta no logra comprender dos tipos de dificultades. Primero, las que nacen de la nueva división internacional del trabajo. Luego, aquellas que provienen de la resistencia que hoy en d í a el movimiento popular opone a su m a n i p u l a c i ó n por el liderazgo b u r g u é s . La p e q u e ñ a burguesía , a través de sus teóricos, sigue vislumbrando la posibilidad en un desarrollo a u t ó n o m o sin contradicciones y sin lucha de clases explotadoras y explotadas. En cuanto a las burguesías dependientes, éstas ya han comprendido que no pueden cuestionar el imperialismo sin cuestionar su propia existencia como clase. Y es por esto que se conforman con su mero papel de clases dominantesdominadas, como socias menores del imperialismo. Para mantener esta situación, las burguesías dependientes están dispuestas —como ya lo han demostrado históricamente— a reprimir, por todos los medios a su alcance a las clases que les son antagónicas y llegar incluso a adoptar formas de regímenes neonazistas, como ya lo indica el caso brasileño. Explícase así que la ruptura de la dependencia sólo p o d r á ser promovida por las clases dominadas, a través de un proceso revolucionario. El socialismo aparece, pues, como la única alternativa efectiva para el desarrollo sin límite s de las fuerzas productivas. En países como Brasil, México y Argentina, debido a los niveles de desarrollo ya alcanzados, la ruptura de la depen-
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dencia a través de una revolución social, h a r í a posible que la instalación del sector 1 pudiera continuarse sin poner en jaque el funcionamiento de la e c o n o m í a y la continuidad del crecimiento industrial. Por esta vía es posible evitar u n p e r í o d o de estancamiento y crisis e c o n ó m i c a , a través de la utilización planificada de los recursos humanos y materiales disponibles. La necesidad de adquisición de nuevas maquinarias para completar la instalación de la industria de bienes de producción p o d r í a ser suplida a través del intercambio comercial con algunos países capitalistas y a través del bloque socialista. I\[o se puede decir l o mismo de los d e m á s países del t i p o A , o sea Chile, Colombia y Uruguay, (y con mayor razón aún en relación a todos los d e m á s países del t i p o B ) . Si bien en Chile, Colombia y Uruguay los niveles de industrialización ya son relativamente elevados, les resta obviamente aún por recorrer u n largo camino hasta que el proceso de industrialización pueda marchar con sus propios medios. L o expresado se explica por el precario desarrollo que ha tenido, hasta el presente, el sector de bienes de p r o d u c c i ó n , como t a m b i é n por el carácter bastante incompleto del sector de bienes de consumo duradero. E l imperialismo ha preferido concentrar sus inversiones en Brasil, M é x i c o , Argentina, sea debido a la mayor e x t e n s i ó n de sus mercados, sea porque en éstos ya existía una infraestructura m á s desarollada o sea por e c o n o m í a s de escala. E l hecho es que aun penetrando t a m b i é n en Chile, Colombia y Uruguay, fundamentalmente en el sector manufacturero, el imperialismo ha favorecido el desarrollo de industrias como la l í n e a blanca y el montaje de a u t o m ó v i l e s mientras que sólo recientemente ha empezado la instalación de algunas industrias pesadas como es p e t r o q u í m i c a en Chile. Tal situación hace que la i m p l a n t a c i ó n del socialismo en estos países requiera un esfuerzo nacional mucho m á s intenso, hasta que se pueda lograr superar las lagunas principales del desarrollo de los sectores claves de la p r o d u c c i ó n . Esto sería plenamente posible, a través de una p o l í t i ca e c o n ó m i ca planificada que promoviera una utilización intensiva de las riquezas nacionales. Para que tal i m p l a n t a c i ó n tuviera lugar en un p e r í o d o breve, sería necesario un sustancial
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aporte financiero, científico y t é c n i c o , de los países socialistas, sin el cual la industrialización sufriría un proceso de discontinuidad que p r o l o n g a r í a una situación de crisis econ ó m i c a por u n p e r í o d o mayor. Como el socialismo es un sistema internacional, seguramente se p o d r í a disponer de todos los recursos posibles. En estos casos, la industrialización seguiría dependiendo de los insumos provenientes delexterior, pero l o que o c u r r i r ía no sería ya una a c u m u l a c i ó n dependiente, sino u n proceso esencialmente distinto de rep r o d u c c i ó n socialista basado en relaciones de intercambio y c o o p e r a c i ó n entre naciones libres. Obviamente, la mayor o menor necesidad de la ayuda de los países socialistas m á s , desarrollados estará correlacionada a los niveles de diversificación alcanzados por las estructuras productivas.
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tes bajo la situación de capitalismo dependiente. A d e m á s , si el proceso revolucionario se realiza en forma continental o en un grupo de países latinoamericanos, la posibilidad de integración socialista de varias e c o n o m í a s p o d r í a impulsar más r á p i d a m e n t e el desarrollo industrial de la región l i berada. Es necesario no perder de vista que el desarrollo del socialismo, en el nivel mundial, t e n d e r á , a la larga, a generar una división internacional del trabajo basado en la integración y la planificación de una nueva e c o n o m í a mundial. Esa nueva situación eliminará la imperiosa necesidad, de cada país, de esfuerzos paralelos en el sentido de cumplir las etapas del desarrollo industrial.
É n el caso de los países en los cuales a ú n no se ha empezado l o que se p o d r í a llamar u n proceso de industrialización —como acaece en Cuba— el aporte científico y t e c n o l ó g i co por parte de los países socialistas tiene que ser intenso durante u n vasto p e r í o d o pero, sin embargo, por el hecho mismo de tener que partir desde el inicio, no presenta los graves problemas de posible discontinuidad en el proceso productivo que se plantea a los países como Chile, cuyo proceso de industrialización ya está en curso en base a la utilización de una t e c n o l o g í a distinta de la que se utiliza en los países socialistas (como de la p e t r o q u í m i c a , por ejemplo). Los problemas que surgen del remplazo de un t i p o de t e c n o l o g í a por o t r o son bastante complejos, sin embargo, pueden ser superados por medio de la adquisición indirecta de insumos a través del comercio con otros países capitalistas, mientras se procede al reajuste tecnológic o que, a ú n siendo lento, r o m p e r í a las limitaciones al desarrollo, productos de la herencia de la dependencia. Tal será, posiblemente, el caso de Chile y de todos los países en donde las condiciones p o l í t i c a s para la ruptura de la dependencia se e s t á n dando antes que haya madurado sustancialmente el proceso de industrialización. De todos modos, cualesquiera que fueren los resultados e c o n ó m i c o s a corto plazo de la nueva situación, desde el p u n t o de vista de la a t e n c i ó n a las necesidades básicas del pueblo, dichos resultados son m u y superiores a los existen-
VIII
Las condiciones
que
la industrialización del capitalismo en los países
permiten bajo el
dominio
monopólico
integrado
del tipo B
1. El nacionalismo del capital
pcqueñoburgués
frente
a la
penetración
extranjero
En c a p í t u l o s precedentes, se han señalado las diferencias fundamentales existentes en la evolución histórico-estructural entre los países del tipo A y los países del tipo B. En el c a p í t u l o V, hemos tratado de destacar los aspectos explicativos m á s relevantes del p o r q u é , en los países del tipo B, no se h a b í a n producido las condiciones para el desarrollo de un proceso de industrialización hasta el t é r m i n o de la guerra de 1945. Se ha planteado t a m b i é n que estos países, durante la crisis del capitalismo mundial que empieza en 1929, vivieron un p e r í o d o de profundo estancamiento y crisis internas, e c o n ó m i c a s y políticas. Pues bien, cuando termina la guerra, el capital extranjero se vuelve hacia América Latina, en la b ú s q u e da de mercados ventajosos para sus inversiones y encuentra, en los países del tipo B, abiertas las puertas de la e c o n o m í a para su pen e t r a c i ó n , sin tener siquiera que enfrentar los débiles obstáculos que le fueron antepuestos en los países del tipo A . Mientras en éstos, se h a b í a formado una burguesía industrial nacional, que resistió cuanto pudo a través de la política nacionalista (movilizando durante un p e r í o d o - p o r lo demás c o r t o - las masas populares en resguardo de algunos de sus intereses básicos), en los países del tipo B, el nacionalismo fue una política liderada por la p e q u e ñ a b u r g u e s ía y las clases medias. Si bien logró movilizar en estos países.los sectores populares, por lo general - c o n la e x c e p c i ón de B o l i v i a - , derivó más r á p i d a m e n t e en un fracaso. La explicación ha de buscarse en que, al igual que en los países del 11161
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tipo A , el antiimperialismo era planteado en función de un desarrollo nacional a u t ó n o m o que no p o n í a en jaque el capitalismo y no era capaz de ofrecer una alternativa económico-social superior, o sea socialista. Con todo, en los países del tipo A , el antiimperialismo b u r g u é s , si bien no era viable h i s t ó r i c a m e n t e , representaba los intereses de una clase, la b u r g u e s í a industrial que, en cuanto tal, t e n í a un gran peso en la sociedad. Era ello patente, dada la importancia creciente que la industria h a b í a obtenido en el conjunto de la e c o n o m í a y considerado el poder p o l í t i c o de este sector de las clases dominantes, en vías de consolidación desde los años treinta. Estaban, pues, dichos sectores, en condiciones de manipular la e c o n o m í a y la política en función de sus metas. Sin embargo, las leyes de movimiento del capitalismo dependiente h a c í a n que sus intereses específicos de clase no pudieran ser satisfechos a través de su afirmación en cuanto clase soberana. La continuidad y sobrevivencia del sistema, y por lo tanto, de la propia burguesí a industrial, exigían un sacrificio por parte de éstas: la renuncia a su s o b e r a n í a , a su independencia e c o n ó m i c a y p o l í t i ca y la subyugación al capital extranjero. Las burguesías industriales de los países del tipo A han tenido que aceptar su destino histórico y echar por tierra las banderas del nacionalismo que, en vano, intentaron sostener hasta más o menos la mitad de los años 50. Pero, es importante tener bien en claro el carácter y el contenido de este intento fracasado de nacionalismo burgués, para delimitar precisamente la diferencia sustancial entre éste y el nacionalismo p e q u e ñ o b u r g u é s , que se implementaba en los países del tipo B. Porque en éstos, el antiimperialismo b u r g u é s , forma que t a m b i é n asume el nacionalismo, no representaba intereses objetivos de una burguesía industrial, única clase capaz de promover el desarrollo del sistema capitalista, y no los representaba por la sencilla raz ó n , discutida anteriormente, de que no existía allí dicha clase. E x i s t í a n , es innegable, algunos empresarios industriales, pero éstos no llegaban, dado el carácter incipiente y débil de las pocas industrias, a configurar una clase social, o mejor dicho, un sector específico de las clases dominantes llamado b u r g u e s ía industrial; configuraban m á s bien, una
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limitada p e q u e ñ a b u r g u e s í a . A s í pues, el nacionalismo pequefioburgués era una farsa, en la medida en que su afirmación surgía de la negación del imperialismo, pero se d e t e n í a allí, incapaz de ofrecer una c o n d u c c i ó n alternativa viable, sea capitalista, sea socialista, para el desarrollo e c o n ó m i c o social. Era un nacionalismo de partida frustrado, en la medida en que lo que preconizaba no encontraba condiciones objetivas a partir de las cuales se pudiera desarrollar en estas naciones dependientes. Naturalmente que este tipo de nacionalismo, expresado en movimientos político-sociales, t e n í a que fracasar m u y pronto, pues era incapaz de ofrecer prácticamente soluciones que pudieran detener el d o m i n i o del capital extranjero. Éste ha podido, pues, intensificar su penet r a c i ó n en los sectores que m á s le c o n v e n í a n , sea, en algunos casos, extendiendo su contro l sobre los productos primarios exportadores (como en el p e t r ó l e o venezolano) sea abriendo nuevos campos mediante inversión en el sector manufacturero. E n el sector manufacturero, el imperialismo no t e n í a siquiera que enfrentarse a una b u r g u e s í a , no t e n í a el problema de tener que subyugarla y forzarla a una integració n con él, desnacionalizarla, porque, como lo hemos señalado, esta clase no e x i s t í a . Pero, si esta situació n de inexistencia de una b u r g u e s í a nacional facilitaba m á s a ú n el dominio imperialista en el nuevo sector manufacturero que se creaba, en la medida en que no e x i s t í a n , por tanto, eventuales resistencias en cuanto a preservar de la competencia extranjera intereses nacionales, por o t r o lado, resultaba poco atractivo. Es obvio que los países, que ya t e n í a n una base industrial previamente desarrollada eran mucho m á s atractivos para el capital extranjero dado que ya contaban con u n mercado interno m á s estructurado, con una infraestructura ya relativamente organizada, con una mano de obra m á s capacitada, etc. Por tanto, el esfuerzo fundamental de las inversiones extranjeras en el sector industrial se canalizó a ios países del tipo A ( y , en éstos especialmente para los m á s desarrollados: Brasil, M é x i c o y Argentina). Las inversiones destinadas a los países del t i p o B constituyeron porcentajes mucho menores, y dirigidos a aquellos que ya t e n í a n un m í n i m o de desarrollo industrial previo, como es el caso de Perú y Venezuela. Y , si bien el sector industrial que se desarrolla en los
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países del tipo B, a partir de la posguerra —más significativo en algunos casos que en otros, pero de todos modos bastante limitado e insuficiente frente a las necesidades de desarrollo e c o n ó m i c o de cada p a í s - es promovido, en lo fundamental, bajo el control directo del capital extranjero, de cualquier forma sus fuentes de e x p l o t a c i ó n principales, en estos casos, siguen siendo las tradicionales, los productos del sector primario-exportador. Esto explica la molestia de los apristas - q u i z á los m á s a u t é n t i c o s representantes en la política latinoamericana del pensamiento pequefioburgués— cuando, atacando el imperialismo pero no las inversiones extranjeras, plantean que él se beneficia de la división internacional del trabajo y , por l o tanto, no se interesa por instalar manufacturas en el Perú. Naturalmente que las inversiones industriales imperialistas eran por ellos consideradas como sanas y buenas.
2. El APEA cionalismo
y el MNR: Expresiones pequefioburgués
de dos modelos de na-
El nacionalismo pequefioburgué s ha encontrado en Latinoamérica, en el APRA (Alianza Popular Revolucionaria para A m é r i c a ) peruano, y en el MNR, (Movimiento Nacionalista Revolucionario) boliviano, sus mejores expresiones. Estas dos organizaciones que han liderado importantes movimientos político-sociales en sus países, pueden ser tomadas como los mejores modelos de la c o n c e p c i ó n de la revolución nacional d e m o c r á t i c a burguesa preconizada por la peq u e ñ a burguesía y por las clases medias. Anibos sirven como ejemplos opuestos, de derrotas y de victorias frustradas, que resultan siempre inevitables a estos tipos de movimientos orientados por concepciones pequeñoburguesas. El APRA es el ejemplo m á s contundente de fracaso del movimiento orientado por el nacionalismo pequefioburgués y, aunque haya ganado varias veces las elecciones, j a m á s ha llegado al poder. E l MNR por el contrario, ha logrado alcanzar el poder a través de un proceso revolucionario, pero
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limitada p e q u e ñ a b u r g u e s í a. A s í pues, el nacionalismo pequefioburgués era una farsa, en la medida en que su afirmación surgía de la negación del imperialismo, pero se d e t e n í a allí, incapaz de ofrecer una c o n d u c c i ó n alternativa viable, sea capitalista, sea socialista, para el desarrollo e c o n ó m i c o social. Era u n nacionalismo de partida frustrado, en la medida en que l o que preconizaba no encontraba condiciones objetivas a partir de las cuales se pudiera desarrollar en estas naciones dependientes. Naturalmente que este tipo de nacionalismo, expresado en movimientos político-sociales, t e n í a que fracasar m u y p r o n t o , pues era incapaz de ofrecer prácticamente soluciones que pudieran detener el d o m i n i o del capital extranjero. Éste ha podido, pues, intensificar su penet r a c i ó n en los sectores que m á s le c o n v e n í a n , sea, en algunos casos, extendiendo su control sobre los productos primarios exportadores (como en el p e t r ó l e o venezolano) sea abriendo nuevos campos mediante inversión en el sector manufacturero. En el sector manufacturero, el imperialismo no t e n í a siquiera que enfrentarse a una b u r g u e s í a , no t e n í a el problema de tener que subyugarla y forzarla a una integración con él, desnacionalizarla, porque, como lo hemos señalado, esta clase no e x i s t í a . Pero, si esta situación de inexistencia de una b u r g u e s í a nacional facilitaba m á s a ú n el dominio imperialista en el nuevo sector manufacturero que se creaba, en la medida en que no e x i s t í a n , por tanto, eventuales resistencias en cuanto a preservar de la competencia extranjera intereses nacionales, por o t r o lado, resultaba poco atractivo. Es obvio que los países, que ya t e n í a n una base industrial previamente desarrollada eran mucho m á s atractivos para el capital extranjero dado que ya contaban con un mercado interno m á s estructurado, con una infraestructura ya relativamente organizada, con una mano de obra m á s capacitada, etc. Por tanto, el esfuerzo fundamental de las inversiones extranjeras en el sector industrial se canalizó a los países del tipo A ( y , en éstos especialmente para los m á s desarrollados: Brasil, M é x i c o y Argentina). Las inversiones destinadas a los países del t i p o B constituyeron porcentajes mucho menores, y dirigidos a aquellos que ya t e n í a n un m í n i m o de desarrollo industrial previo, como es el caso de Perú y Venezuela. Y , si bien el sector industrial que se desarrolla en los
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países del tipo B , a partir de la posguerra —más significativo en algunos casos que en otros, pero de todos modos bastante limitado e insuficiente frente a las necesidades de desarrollo e c o n ó m i c o de cada país— es promovido, en lo fundamental, bajo el control directo del capital extranjero, de cualquier forma sus fuentes de e x p l o t a c i ó n principales, en estos casos, siguen siendo las tradicionales, los productos del sector primario-exportador. Esto explica la molestia de los apristas —quizá los m á s a u t é n t i c o s representantes en la política latinoamericana del pensamiento pequefioburgués— cuando, atacando el imperialismo pero no las inversiones extranjeras, plantean que él se beneficia de la división internacional del trabajo y , por l o tanto, no se interesa por instalar manufacturas en el P e r ú . Naturalmente que las inversiones industriales imperialistas eran por ellos consideradas como sanas y buenas.
2. El APEA cionalismo
y el MNR: Expresiones pequefioburgués
de dos modelos de na-
El nacionalismo pequefioburgué s ha encontrado en Latinoamérica, en el APRA (Alianza Popular Revolucionaria para A m é r i c a ) peruano, y en el MNR, (Movimiento Nacionalista Revolucionario) boliviano, sus mejores expresiones. Estas dos organizaciones que han liderado importantes movimientos político-sociales en sus países, pueden ser tomadas como los mejores modelos de la c o n c e p c i ó n de la revolución nacional d e m o c r á t i c a burguesa preconizada por la peq u e ñ a burguesía y por las clases medias. Ambos sirven como ejemplos opuestos, de derrotas y de victorias frustradas, que resultan siempre inevitables a estos tipos de movimientos orientados por concepciones pequeñoburguesas. El APRA es el ejemplo m á s contundente de fracaso del movimiento orientado por el nacionalismo pequefioburgués y, aunque haya ganado varias veces las elecciones, j a m á s ha llegado al poder. E l MNR por el contrario, ha logrado alcanzar el poder a través de un proceso revolucionario, pero
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no ha podido llevar hasta sus últimas consecuencias una política antiimperialista y tampoco ha podido realizar u n amplio proceso de m o d e r n i z a c i ó n , por medio de transformaciones d e m o c r á t i c o - b u r g u e s a s, aún cuando hayan logrado la nacionalización de minas y llevado a cabo una reforma agraria. La oligarquía boliviana, golpeada j u n t o al imperialismo, ha podido retomar el control del poder a través de la utilización de una política represiva que ha conducido, por" un lado, a la marginalización del sector m á s radical del MNR y m á s directamente comprometido con el movimiento popular y, por otro, ha logrado una alianza con sus sectores más derechistas y vincularlos a ios intereses oligárquicoimperialistas. Sin embargo, es importante entender por q u é el APRA y el MNR (movimientos cuyas características fundamentales son tan semejantes, por ejemplo: su c o m p o s i c i ón social y las influencias de concepciones opuestas que sobre ellos han actuado, imprimido en sus ideologías un carácter ecléctico), hayan asumido direcciones opuestas a partir de la posguerra. Recordemos que, en sus orígenes, recibieron la i n fluencia del socialismo, mezclado en especial en el caso del APRA, con el fascismo. A d e m á s , estaban presentes las i n fluencias del proceso de " r e v o l u c i ó n burguesa", desarrollada en algunos países latinoamericanos, que aportaba a sus concepciones, un estilo liberal, pero a la vez "proteccionista" de las riquezas nacionales, bajo la forma de nacionalismo. Nacidos pues bajo influencias contradictorias como decíamos^, han terminado por divergir en la posguerra. El MNR tiende a radicalizarse, aunque sea una radicalización que no liega a las últimas consecuencias y que, a la larga, conduce a una conciliación de una parte importante de su militancia con los sectores dominantes. El APRA, en cambio, tiende progresivamente a una política de conciliación con el imperialismo y con las oligarquías, a pesar de que él nunca haya logrado captar la plena confianza de ambos y de que en 1
1. Esto ha sido escrito antes del golpe fascista, ocurrido en Bolivia en agosto de 1971. Tal hecho vino a confirmar esta alianza entre los sectores derechistas del MNR con la oligarquía proimperialista.
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muchas oportunidades, el APRA, haya tenido que alzarse en contra del gobierno oligárquico. Ejemplos suficientes son los 45 intentos para derrocar la dictadura de Pardo, entre los cuales destaca la revuelta de Callao en 1948. La explicación para esta política de conciliación del APRA y de su integración en el sistema oligárquico y proimperialista peruano, tiene que ser buscada, inicialmente, en el carácter mismo del APRA, o sea, en su contenido esencialmente pequefioburgués, que, como tal es incapaz, como lo señalábamos antes, de postular y de implementar coherentemente una polític a antiimperialista. E l objetivo m á x i m o que la c o n c e p c i ó n aprista preconizaba era la t r a n s f o r m a c i ó n del • Perú en una democracia moderna y , para poder lograr esto, eran necesarias reformas no sólo e c o n ó m i c a s y p o l í t i c a s sino, y con un gran realce, "reformas individuales" O sea que el pensamiento aprista se caracterizaba esencialmente por el moralismo t í p i c o del pensamiento pequefioburgués.. Haya de la Torre ha caracterizado, en 1939, a la crisis peruana como una crisis esencialmente moral. El Perú , según él, estaba "enfermo de c o r r u p c i ó n y traición. Es una bolsa de pus". Para sanar esta situación era necesario "manos limpias, honradez, patriotismo" . De esta manera el aprismo a s u m í a la forma de una cruzada para la regeneración moral del Perú, que llegaba incluso a asumir ciertos caracteres místicos. 2
En su I Congreso, en 1931, los apristas preconizaban la f o r m a c i ón de un. Estado aprista, trataban de definir los fines del Estado según las ideas de "garantizar la vida, la salud, bienestar moral, material, la e d u c a c i ó n , libertad, emancipación e c o n ó m i c a de los trabajadores, procurando abolir según permitan las circunstancias y de manera gradual la exp l o t a c i ó n del hombre por el hombre". El Estado estaría asentado sobre tres grupos sociales: los trabajadores, los 2. Para un análisis del APRA, véase V. R. Haya de la Torre, entre otras obras del autor, El antiimperialismo y el APRA, Fd. Ercilla, Santiago de Chile, 1936. Del mismo autor, ¿A dónde va Indoamórica?, Ed. Ercilla, Santiago de Chile, 1935. Harry Kantor, Ei movimiento aprista peruano, Pleamar, Buenos Aires, 1964. Es una de las más autorizadas descripciones del pensamiento aprista, aunque no se logra hacer un análisis crítico.
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campesinos y la clase media. Los enemigos eran los gobernantes, los señores feudales y el imperialismo. La táctica c o n s i s t ía en oponerse a cada uno. Pero, para implementar la lucha, eran necesarios mucha "imaginació n y valor". Se buscaba una consolidación de un capitalismo del Estado peruano a través de la m o d e r n i z a c i ó n del aparato estatal, de la utilización del planeamiento y de los e s t í m u l o s , y financiamientos a la p r o d u c c i ó n por parte del Estado. A d e m á s , éste d e b e r í a ser propietario de importantes sectores productivos a través de la éstatización de la tierra y de industrias, aunque el proceso de éstatización m á s amplio d e b e r í a ser una meta a largo plazo. A ú n en los momentos de su mayor radicalismo, el aprismo j a m á s ha tratado de definir si y c ó m o se reorganizaría n las relaciones de producc i ó n . Preconizaba algunas medidas de integración del i n d í gena a la sociedad moderna y hablaba de dar a los obreros condiciones de vida iguales a la de los países desarrollados. N o llegaba a concretar q u é medidas sería n éstas y no iban m á s allá de este marco y , de hecho, su antiimperialismo se limitaba al ataque a los trusts. En la medida en que planteaba que el imperialismo era la primera etapa del capitalismo en P e r ú , la meta era superar las trabas existentes, en esta etapa, el pleno desarrollo del capitalismo. Pero, si bien es cierto que son las limitaciones derivadas del c a r á c t er p e q u e ñ o b u r g u é s y de la c o n c e p c i ó n p o l í t i c oideológica con él consecuente, las que explican fundamentalmente el carácter conciliatorio del aprismo, no es menos cierto que existen otras razones, de especial relieve, que lo definen y que, en definitiva, en el curso de su desarrollo, lo caracterizará n con toda precisión. H a y que considerar que la lucha en contra del nazifascismo, seguida de la " p o l í t i c a del buen vecino" por parte de Estados Unidos, han desarrollado u n sentimiento de s i m p a t í a hacia la gran potenciaren vastos sectores, sociales latinoamericanos, sobre todo entre la p e q u e ñ a b u r g u e s í a . 3
En el caso del APRA, estas situaciones coinciden con su legalización que implica, de su parte, u n mayor compromiso con el sistema de d o m i n a c i ó n vigente. Más a ú n , hay que 3. Haya de la Torre, ibid.
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considerar que el Perú ha sido, j u n t o a Venezuela, el país del tipo B m á s desarrollado y que, después de la gran guerra pasa por un p e r í o d o de relativa prosperidad. Dicha prosperidad se explica fundamentalmente por la variedad e importancia de sus productos primarios exportadores (azúcar, harina de pescado, plata, p l o m o , cobre, algodón y a d e m ás p e t r ó l e o ) . Esta riqueza p e r m i t i ó a las clases dominantes i m plementar una política de m o d e r n i z a c i ó n que, aunque mediocre en cuanto a impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas fue útil para lograr una relativa calma de la lucha política que, a su vez, consolidó a sus promotores en el poder, calmando la rebeldía del aprismo. Bien distinta es la situación que enfrenta el MNR en Bolivia. Este p a í s, entre los del tipo B, a pesar de la gran riqueza que poseía en sus minas, era uno de los m á s pobres. Las ganancias de sus productos han sido, casi en su totalidad, canalizados hacia el exterior con absoluto abandono de las inversiones en el p a í s . La clase obrera minera era superexplotada y el campesinado, en gran porcentaje i n d í g e n a , vivía en una situación de miseria. La tierra, concentrada en buena medida en manos de latifundistas, era insuficientemente cultivada y la carencia de alimentos, derivada de esta situación, hacía necesario que el p a í s importara hasta alimentos indispensables. Estas condiciones generaban en Bolivia, un constante clima de descontento que ha sido aprovechado p o l í t i c a m e n t e por las organizaciones de izquierda que, a través de un combativo liderazgo proletario, han logrado radicalizar a la clase obrera en particular y han desarrollado lina fuerte tradición de .lucha, bajo una destacada influencia trotskista. El MNR es fundado en 1941 (aunque sus o r í g e n e s . i d e o l ó g i c o s empiezan a desarrollarse un poco antes) bajo el impacto de las luchas.del proletariado minero que ejercen sobre la p e q u e ñ a b u r g u e s ía una gran presión ideológica. Esto hace que, aunque el MNR sea por su origen y c o n c e p c i ó n , un movimiento de carácter p e q u e ñ o b u r g u é s , sobre el cual actuaron muchas otras influencias destacadas anteriormente, la influencia e ideología preponderante en la década del 50 será la socialista. Tal hecho es lo que fundamentalmente le distingue del APRA, dado que, no teniendo el proletariado peruano desarrollado un nivel de conciencia
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y de organización de clase independiente corno el boliviano, su influencia sobre la p e q u e ñ a burguesía y las clases medias no se ha hecho efectiva. La primera experiencia de participación en el poder fue hecha por el MNR en 1943, durante el gobierno de Villarroel, que fue el resultado de un golpe antioligárquico . En la posguerra, 1946, este gobierno es derrocado por una reacción prooligárquica , que c o n t ó con el b e n e p l á c i t o del imperialismo y con el apoyo equivocado de sectores de la izquierda. Sigúese a este episodio, un p e r í o d o de intensa represión, en el contexto de una situación e c o n ó m i c a de invariable estancamiento y crisis. En 1951 la oligarquía, segura de su control sobre la sit u a c i ó n p o l í t i c a, concede elecciones. Sus cálculos eran equivocados y resulta elegido Paz Estenssoro, líder y dirigente del MNR. U n nuevo golpe de Estado anula las elecciones y empieza a gestarse la revolución boliviana, que sólo estallaría en 1952. Paz Estenssoro asume el poder, respaldado por el movimiento revolucionario compuesto por los obreros de las minas, por los campesinos y la p e q u e ñ a b u r g u e s í a. Se inicia a s í , el corto p e r í o d o en que el poder estuvo h e g e m ó nicamente en manos de la p e q u e ñ a b u r g u e s í a , la que, sin embargo, no logró cumplir el proceso de e m a n c i p a c i ó n econ ó m i c a y social postulado por la revolución. E x p l í c a se esta incapacidad porque la c o n c e p c i ó n de revolución d e m o c r á t i ca burguesa del nacionalismo revolucionario no t e n í a viabilidad histórica y , siendo así, su i m p l e m e n t a c i ó n creó no las condiciones para el desarrollo de un capitalismo nacional, como se esperaba, sino aquellas para la rearticulación de las fuerzas e c o n ó m i c a s y sociales comprometidas con el capitalismo dependiente. A u n cuando se haya golpeado al imperialismo a través de h nacionalización de minas y a la oligarq u í a a través de la reforma agraria, Paz Estenssoro, el 4
4. Por parte de los partidos de izquierda que representaban a la clase obrera, como era el caso de trotskistas y comunistas, el respaldo a la política preconizada por el MNR se justificaba en función de que se estimaba necesario el cumplimiento de la etapa democrática burguesa de la revolución boliviana hasta que estuvieran maduras las condiciones para la fase socialista. En lo fundamental, había pues, un acuerdo entre las fuerzas sociales más significativas.
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representante de la p e q u e ñ a b u r g u e s í a , no logró cumplir lo que consideraban la tercera etapa de la revolución, o sea la f o r m a c i ón de la industria nacional. De acuerdo al programa revolucionario, sólo después de desarrollar a ésta, se p o d r í a llevar a cabo un proceso de socialización de los medios de p r o d u c c i ó n . En el intretanto, a p a r e c í a como necesario la alianza de todas las clases progresistas, o sea, la p e q u e ñ a b u r g u e s í a, el campesinado, el proletariado, como t a m b i é n la c o o p e r a c i ó n del capital extranjero, junto- al Estado, para impulsar la industrialización. Se creía que un proceso de socialización inmediato afectaría al capital privado nacional y extranjero, cuya participació n era considerada indispensable para el montaje de una industria nacional. E l nacionalismo revolucionario no lograba, de esta manera ofrecer una alternativa real y accesible para romper la dependencia y terminar con la d o m i n a c i ó n imperialista sobre Bolivia. La situación crítica se a c e n t u ó en p r o p o r c i ó n a la intensificación de un sabotaje internacional en contra del paí s que afectaba duramente a sus productos de e x p o r t a c i ó n y finalmente porque la radicalización política a c r e c e n t ó el desinterés de las empresas extranjeras para invertir en el sector manufacturero. Por otra parte, la reforma agraria, aunque establecía una amplia variedad de formas de propiedad, que iban desde la propiedad colectiva, pasando por la propiedad comunal i n d í g e na hasta la gran propiedad capitalista, de hecho condujo tanto a la generalización del m i n ifundio como a un proceso de r e c o n c e n t r a c i ó n de los latifundios. En ambos casos, la efectiva resolución del problema del campesinado pobre, de la elevación de la productividad agrícola y de la a m p l i a c i ón del mercado interno, | no se consiguió y la crisis agraria, aunque controlada, permane ció latente sin que se lograse liberar el potencial de desarrollo de las fuerzas productivas contenido en el agro boliviano. ' * } 5
5. Para un análisis de la reforma agraria boliviana, véase Flavio Machicado Saravia, Ensayo crítico sobre la reforma agraria. Memoria de Prueba para optar ai grado de Licenciado en Ciencias Económicas y al título de Ingeniero Comercial por la Facultad de Ciencias Económicas de la U. de Chile, Santiago, 1966.
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burgués, j a m á s ha cuestionado, de manera definitiva, las inversiones extranjeras en las manufacturas; por el contrario, juzgaban que ellas eran la c o n d i c i ó n indispensable para impulsar el desarrollo. Hemos centrado nuestro análisis en esta forma de nacionalismo, por la sencilla razón de que ella ha sido, sin duda, la preponderante; o sea, la forma que ha dominado el escenario p o l í t i c o en estos países por lo menos hasta los a ñ o s 60. El nacionalismo p e q u e ñ o b u r g u é s ha conducido, bajo su influencia, al conjunto de las clases oprimidas, especialmente 1 | clase obrera, que ha tenido una destacada militancia antiimperialista. Creemos que en general esta situación no ha variado básicamente en los d e m á s países del tipo B. Si se analiza por ejemplo la Acción D e m o c r á t i c a Venezolana, se p o d r á n encontrar en ella los mismos elementos que configuraban una c o n c e p c i ó n t í p i c a m e n t e nacionalista p e q u e ñ o b u r g u e s a . L o mismo en el "arevalismo" enGuatemala y en los movimientos nacionalistas y "antivelazquista" en Ecuador, etc. Es necesario pues destacar que, en estos países y desde el punto de vista p o l í t i c o , no e x i s t í a n obstáculos reales a las inversiones extranjeras en la industria y ellas no han encontrado limitaciones en todos los casos en que han juzgado conveniente dominar alguna rama productiva. Esta situación nos parece, por sí sola, suficiente para explicar el p o r q u é la industrialización en estos países, que empieza a partir de la posguerra, se hace b á s i c a m e n t e bajo el control directo del capital extranjero. Sin embargo, creemos que es necesario destacar las causas e c o n ó m i c a s m á s profundas, que están dadas por el modo propio de funcionamiento del capitalismo dependiente en estos países, a f i n de a s í poder comprender la situación objetiva que condicionaba las limitaciones de las concepciones nacionalistas p e q u e ñ o b u r g u e s a s . E n otras palabras, éstas eran el resultado de una situación de dependencia en los marcos de la cual el nacionalismo hallaba sus l í m i t e s. Trataremos, pues, de enumerar cuáles son, a nuestro juicio, las principales condiciones estructurales que posibilitan la intensificación de la p e n e t r a c i ó n extranjera a partir de la posguerra y su control sobre los sectores manufactureros.
Las dificultades enfrentadas por la revolución eran insuperables dentro del marco que ella misma se h a b í a propuest o , o sea dentro de los l í m i t e s del sistema d e m o c r á t i c o b u r g u é s . Sumergido en la aguda crisis e c o n ó m i c a i n t r í n s e c a al capitalismo dependiente boliviano, el gobierno revolucionario marchaba hacia la derrota. La debilitada oligarquía, j u n t o a los sectores conservadores de la p e q u e ñ a b u r g u e s í a , ambos aliados con el imperialismo, reiniciaron el retorno al poder y l o ejercieron en varias oportunidades, mediante sus representantes militares. Comprobada h i s t ó r i c a m e n t e la ineficacia del nacionalismo revolucionario p e q u e ñ o b u r g u é s , el MNR se divide dando origen al PIRN, aunque esta división resulta m á s a su r e p r o d u c c i ó n debilitada que a su efectiva superació n por una alternativa partidaria superior. En cualquier forma, la revolución boliviana fue m á s que un intento frustrado de nacionalismo p e q u e ñ o b u r g u é s . Fue, sobre todo, una experiencia latinoamericana de cuyas lecciones la R e v o l u c i ó n Cubana sacará provecho, posteriormente, al demostrar que las grandes transformaciones nacionales y sociales que en definitiva terminan con la dependencia, sólo se pueden emprender cuando se rompen definitivamente los límite s burgueses y se abre, enseguida, la etapa de c o n s t r u c c i ó n socialista.
LAS CONDICIONES QUE PERMITEN
126
LAS ESTRUCTURAS DEPENDIENTES
3. Los factores que permiten la penetración extranjero en los países del tipo B
del
capital
El análisis del nacionalismo p e q u e ñ o b u r g u é s , desarrollado en los dos í t e m s anteriores, entrega los elementos explicativos fundamentales de aquellos factores político-sociales que, debido a la debilidad manifestada en el terreno práctico y t e ó r i c o por las concepciones ideológicas y política s del movimiento antiimperialista, han sido incapaces de impedir el dominio imperialista como de orientar y controlar el sent i d o y el c a r á c t e r de la p e n e t r a c i ó n del capital extranjero en el sector industrial. Hemos destacado, tomando el caso del APRA y del MNR, los m á s claros ejemplos del nacionalismo en los países de tipo B, como, el nacionalismo p e q u e ñ o -
128
LAS ESTRUCTURAS DEPENDIENTES
En primer lugar, el tradicional control de los sectores exportadores por los enclaves. O sea, en la medida en que los sectores e c o n ó m i c o s principales de estas e c o n o m í a s ya están bajo domini o extranjero, su e x p a n s i ó n , en el interior de ellas hacia el sector industrial, se hace sumamente fácil. Dicha e x p a n s i ón deriva de que el sector exportador —una vez que está en manos extranjeras— entrega escasas divisas a la e c o n o m í a nacional, impidiendo a s í que, en estos países'; se realice el proceso, c o m ú n a los países del tipo A , de transferencia de estas divisas del sector primario exportador al sector industrial bajo control de empresarios nacionales. Como hemos destacado anteriormente, el Estado tampoco está en condiciones de invertir en el sector industrial, debido a que los recursos que controla y que provienen en gran parte de los impuestos pagados por los convenios con el capital extranjero en función de su e x p l o t a c i ó n agrícola o minera en el p a í s , son restringidas y se destinan básicament e a actividades de tipo benefactoras, sin que se logren los montos necesarios de capitales para inversiones más amplias de infraestructura. A s í , la escasez de divisas y la ausencia de empresarios con capitales nacionales determinan la instalación de industrias por mera iniciativa del capital extranjero. A s í t a m b i é n se entiende por q u é , el proceso de industrialización que recién comienza en la posguerra en algunos países del tipo B, esperaba ser promovido directamente por los inversionistas extranjeros. Las e c o n o m í a s nacionales no estaban en condiciones de reaccionar por sí mismas, creando industrias manufactureras, pues no t e n í a n en general recursos para la i m p o r t a c i ó n de maquinarias, dado que sus mayores fuentes de riqueza estaban circunscritas a la propiedad de los enclaves. Las maquinarias para la instalación de industrias, a partir de la posguerra, llegan, no como m e r c a n c í a s , sino corno inversión de capital extranjero. En estas e c o n o m í a s , ni siquiera se puede hablar de un proceso de conversión de las m e r c a n c í a s - m a q u i n a r i as en capital-maquinaria, porque, desde el inicio, las maquinarias ya llegan como capital extranjero. En estos casos, la presencia del capital extranjero tiene que ser tomada como un dato de la industrialización, es un componente de partida i n t r í n s e c o a ella y, por
LAS CONDICIONES QUE PERMITEN
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tanto, pierde sentido hablar de un proceso de desnacionalización de la industria, semejante al realizado en los países del tipo A . Las pocas industrias nacionales existentes sólo están en condiciones de sobrevivir, mientras algún moderno consorcio extranjero no está interesado en desplazarlas, por las condiciones superiores de competencia de que disponen, y cuyas características fueron apuntadas en el c a p í t u l o anterior. Sin embargo, es necesario señalar que este factor, derivado del control de la t e c n o l o g í a y de sus patentes y de los costos m u y inferiores de p r o d u c c i ó n - s e ñ a l a d o s antes como uno de los determinantes fundamentales para la p e n e t r a c i ó n del capital extranjero en los países del t i p o A— pierde en los países del tipo B , su importancia explicativa clave, por la ausencia de una base industrial nacional con la cual t e n d r í a que competir y disputar el mercado. E n estos países, m á s a ú n que en los 'del t i p o A , la estrategia del capital extranjero no está centrada en la competencia con las precarias industrias locales, que explotan algunas pocas ramas productivas tradicionales, sino volcada especialmente hacia la apertura de nuevas ramas que j a m á s h a b í a n sido instaladas, entre las cuales se destacan algunas a r m a d u r í a s de bienes de consumo duradero y , en algunos casos, cuando es alta la lucrad vidad, la p r o d u c c i ó n misma de parte de o la totalidad del producto. A s í pues, en estos países, n i siquiera puede hablarse de un proceso de sustitución de importaciones, por lo menos tal cual se ha realizado en los países del tipo A . Por una parte, la llegada de maquinarias extranjeras para instalación de industrias, como lo hemos planteado, no ha sido promovida a través de la utilización de divisas nacionales del sector primario. Por otra, la m a y o r í a de los a r t í c u l o s industriales, que empiezan a ser producidos localmente por las empresas extranjeras, eran desconocidos en estos mercados nacional les, sea porque no se los importaba o se les importaba en p e q u e ñ a s cantidades para consumo de un sector extremadamente reducido de la p o b l a c i ó n , sea porque - y ello es f u n d a m e n t a l - gran parte eran productos que c o r r e s p o n d í a n a nuevas inversiones y que, por lo tanto, eran recien ofrecidos al consumo aun en los países m á s desarrollados. Éste es el caso, por ejemplo, de los artefactos e l e c t r ó n i c o s
130 como televisores etcétera.
y
LAS ESTRUCTURAS DEPENDIENTES transistores,
los a r t í c u l os
plásticos,
Éstas son características distintivas y relevantes entre los dos tipos que d e b e r í a n tenerse en cuenta si se intenta discernir, con m á x i m o de claridad, la especificidad de cada uno de ellos. En segundo lugar; la penetración del capital extranjero es favorecido por el endeudamiento creciente de estas economías, resultado del estancamiento en que han vivido desde por lo menos una década y media antes de la posguerra. Esta s i t u a c i ón de estancamiento, a la cual nos hemos referido anteriormente, en el c a p í t u l o V , hace aguda la necesidad de la "ayuda" extranjera, sea a través de préstamos o de renegociaciones de la deuda externa, l o que genera las condiciones para que los llamados mecanismos acumulativos de la dependencia, a partir del 45, sean intensificados. La descapitalización de estas e c o n o m í a s , provocada por estos mecanismos, que se a m p l í a n en la medida en que se instalan nuevas industrias bajo c o n t r o l del capital extranjero y en que se aumentan las remesas de ganancias al exterior, consolidando progresivamente la situación de dependencia, hace ineficaz cualquier t i p o de política burguesa para impedir su p r o f u n d i z a c i ó n . En tercer lugar, la penetración del capital extranjero se explica por la alianza de los intereses vinculados a los enclaves con las oligarquías. Y a se ha planteado antes que los intereses del capital extranjero y de las oligarquías se complementan en el sentido de la m a n t e n c i ó n del sistema de e x p l o t a c i ó n existente. A s í como la oligarquía necesita del capital extranjero, debido a su incapacidad histórica de promover el desarrollo nacional, la existencia de la oligarq u í a es la c o n d i c i ó n de la a c t u a c i ó n del capital extranjero. En los p a í s es del t i p o B , a causa de la ausencia de burguesías industriales, la m a n t e n c i ó n del sistema, resultante del enfrentamiento y de las derrotas sucesivas de los movimientos populares, ha sido siempre tarea de las ciases oligárquicas. Se han servido ellas, para esto, de los aparatos represivos que, hasta la d é c a d a del 60 y en estos países, han cumplido, por l o general, fielmente, la tarea de guardianes del orden oligárquico-imperialista. Ésta ha sido, de hecho, la
LAS CONDICIONES QUE PERMITEN
131
única alternativa real frente a los fracasos de los movimientos populares. Se explica a s í por q u é , en la mayor parte de estos países, al revés de de l o que ha sucedido en los del tipo A , la d o m i n a c i ó n oligárquica no se ha debilitado a partir de la posguerra, sino que se ha fortalecido a ú n m á s . Pueden así comprenderse f e n ó m e n o s como la supervivencia y la revigorización del "velasquismo" en Ecuador, de los Pérez J i m é n e z , Betancourt y los Caldera en Venezuela, de los gobiernos oligárquicos en P e r ú , que s i s t e m á t i c a m e n t e han impedido la ascensión del aprismo al poder; y t a m b i é n de los gobiernos oligárquicos que en muchos países centroamericanos han aplastado todos los intentos m á s progresistas de reacción antioligárquica por parte de sectores de las clases medias. Esta situación sólo empieza a alterarse, en algunos países del tipo B , a partir de los años 60, primero con la R e v o l u c i ó n cubana y posteriormente, en P e r ú , caso éste que discutiremos un poco m á s adelante. Pero, a partir de entonces, la supervivencia de la oligarq u í a como clase dominante nacional a p a r e c e r ía a ú n m á s sometida a su vinculación estrecha con los intereses imperialistas. Ello condicionaba su paulatina e incondicional sumisión al imperialismo, dado que dicha oligarquía carecía de los instrumentos de presión y chantaje que t e n í a n las clases dominantes de los países del tipo A , a través de la m a n i p u l a c i ó n del movimiento popular. Como hemos destacado anteriormente, en estos países, el movimiento popular, en sus manifestaciones m á s expresivas, ha sido liberado y conducido por la p e q u e ñ a b u r g u e s í a que s o ñ a b a con la realización de una revolución burguesa y que, como tal, orientaba su política en contra de los intereses oligárquicos e imperialistas. La oligarquía no gozaba pues de condiciones para la m a n i p u l a c i ó n de estos movimientos. S ó lo contaba con el recurso de la represión y del respaldo en el imperialismo, haciendo cada vez m á s profundo su pacto con él. 1
Todos estos factores configuran el cuadro general explicativo de la irrestricta a c t u a c i ó n del imperialismo en estos países y la imposibilidad histórica de c o n c r e c i ó n de una política nacionalista en los marcos del capitalismo dependiente.
132
LAS ESTRUCTURAS DEPENDIENTES que asume la industrialización
en los
países
LAS CONDICIONES QUE PERMITEN
133
dependiente. El resultado de ello es la agudización de toda una serie 'de contradicciones irresolubles, cuyos aspectos más relevantes trataremos en seguida de destacar.
El proceso de industrialización en estos países no se realiza de la misma forma n i en la misma década. Hay casos., como el de Perú, en que éste empieza a desarrollarse en la posguerra, estimulado por la e x p a n s i ón del sector primario exportador que provoca una considerable e x p a n s i ó n del mercado interno. En otros como en los países centroamericanos, debido a las limitaciones de sus mercados, en buena medida t a m b i é n vinculadas a las limitaciones geográficas, sus industrializaciones sólo se vuelven atractivas para el capital extranjero cuando se puede articular el Mercado C o m ú n Centro Americano, a partir de 1960. A d e m á s , es necesario señalar que hay países, como por ejemplo Bolivia y Ecuador, por la forma irregular y discontinua por las cuales se han seguido instalando industrias manufactureras, no se ha llegado a configurar un proceso m á s o menos articulado de industrialización, sino más bien un desarrollo industrial localizado y parcial en algunas pocas ramas productivas. De cualquier forma, en estos países, la característica c o m ú n a todos es que al instalación de industrias manufactureras, se hacen: 1] bajo control directo del capital extranjero; 2] partiendo de un nivel tecnológico muy elevado que corresponde a los p e n ú l t i m o s niveles alcanzados por el desarrollo de las fuerzas productivas en los países capitalistas desarrollados; 3] con un alto control m o n o p ó l i c o de los mercados; 4] en las ramas productivas en las cuales los niveles de rentabilidad pueden ser m á s elevados, sin tomar en consideración las prioridades sociales y nacionales básicas. Tales características definen un proceso de industrialización que, en vez de promover, en las e c o n o m í a s nacionales, el funcionamiento del capitalismo dependiente de manera más equilibrada y coherente, tiende a acentuar progresivamente sus componentes anárquico s y disgregadores y a profundizar progresivamente su crisis estructural latente. La descapitalización, la incapacidad de absorción de mano de obra, la restricción de los mercados y la explotación intensiva de ellos, al lado del sometimiento de la
p o b l a c i ó n al consumo de determinados bienes sin capacidad de o p c i ó n , todos estos elementos configuran los p a r á m e t r o s en los cuales se lleva a cabo el proceso de a c u m u l a c i ó n
4. El carácter del tipo B
TERCERA PARTE
Contradicciones del capitalismo dependiente
IX
Contradicciones capitalismo
principales
dependiente
del
en los
países
del tipo A
1. Contradicción entre el mantenimiento agraria y la necesidad de mercados
de la
estructura
Ya ha sido señalado anteriormente que el desarrollo de la industria ha dependido básicament e del sector primario exportador, durante un largo p e r í o d o el m á s importante sector de las e c o n o m í a s dependientes. Tal hecho, explica la situación de compromiso existente entre las oligarquías terratenientes y la burguesía industrial y la imposibilidad de ésta de cuestionar radicalmente el modo de .funcionamiento de la estructura agraria. El resultado de l o anterior ha sido que el proceso de industrialización se ha desarrollado fundamentalmente en base al crecimiento de los mercados urbanos, sin poder generar una i n c o r p o r a c i ón extensa de los mercados rurales potenciales. Esto ha significado, sin duda, una limitació n sustancial para el desarrollo de la industria, limitació n que se hace cada vez má s patente en la medida que se incrementan sus niveles de productividad como consecuencia de la utilización de tecnologías m á s avanzadas. La e x p l o t a c i ó n intensiva de los mercados existentes, localizados en las zonas urbanas, no es capaz de resolver el problema de la capacidad ociosa de la industria que, en varias ramas, llega a variar entre un 30% a 4 0 % o m á s , f e n ó m e n o que ocurre en : todos los países. Todo esto genera graves consecuencias para el funcionamiento del capitalismo dependiente, pues, a d e m á s de l i m i tar la capacidad de e x p a n s i ó n de las industrias ya instaladas, hace cada vez m á s complejo el problema de la instalación de nuevas industrias y apertura de nuevas ramas productivas. 1137|
138
CONTRADICCIONES DKL CAPITALISMO DEPENDIENTE
Se busca una serie de soluciones para subsanar tal problema. Estas soluciones son de varios órdenes: 1] la intensificación del control m o n o p ó l i c o de los mercados existentes, l o que permite fijar los precios en niveles altos capaces de contrarrestar el aumento de los costos de p r o d u c c i ó n , como consecuencia de la capacidad ociosa existente; 2] la c o n t e n c i ó n de los salarios, Jo que significa someter la clase obrera a una intensa e x p l o t a c i ó n , compensando en parte la subutilización de la capacidad productiva instalada; 3] el incremento de las exportaciones; 4] la utilización del recurso de las subvenciones y créditos estatales. Todos estos recursos han sido utilizados con mayor o menor é x i t o en los países del tipo A y han evitado durante algunos p e r í o d o s el estancamiento e c o n ó m i c o , posibilitando la m a n t e n c i ó n del crecimiento industrial. Sin embargo,.ninguno de ellos resuelve en definitiva la necesidad i n t r í n s e ca del capitalismo de promover la apertura de nuevos mercados en el nivel nacional. La reforma de la estructura agraria se presenta, pues, como una c o n d i c i ó n indispensable para la p r o s e c u c i ó n de la industrialización. La c o n t r a d i c c i ó n entre la m a n t e n c i ó n de la estructura agraria tradicional y la necesidad de la conquista del mercado rural es, por tanto, el factor limitante m á s crucial del desarrollo capitalista dependiente. a. La alternativa burguesa para el desarrollo del capitalismo en la agricultura. Es necesario precisar con mayor claridad lo que significa la m a n t e n c i ó n de la estructura agraria tradicional. Ello significa la m a n t e n c i ó n de la gran propiedad latifundista de la tierra que, en un porcentaje m u y elevado, es subutilizada (especialmente en países como Brasil, Colombia, Uruguay y Chile) lo que limita el desarrollo del capitalismo en el campo. Esto porque mientras existe el m o n o p o l io de la tierra en manos de un n ú m e r o relativamente reducido de terratenientes, existe, en contrapartida, una oferta abundante de mano de obra. Tal situación tiene las siguientes implicaciones: a] los salarios agrícolas son excesivamente bajos y cubren mal los niveles m í n i m o s de sobrevivencia de la fuerza
EN LOS PAISES DLL TIPO A
139
de trabajo. Esto hace que la demanda rural de bienes de consumo industriales sea, en consecuencia, relativamente baja, b] siendo bajos los salarios agrícolas, la utilización intensiva de mano de obra se torna, en muchos casos, m á s lucrativa que la aplicación en alta escala de maquinarias e instrumentos agrícolas modernos. Este factor restringe la demanda de bienes de p r o d u c c i ó n , de parte de los empresarios agrícolas, tales como tractores, segadoras, trilladoras, etcétera. Pero, si bien tal consumo de maquinarias industriales es restringido en el agro, desde el punto de vista de su aplicación potencial, de todas maneras su utilización se impone en regiones en donde, sea por el tipo de producto, sea por los niveles de productividad requeridos, ellas resultan imprescindibles. Éste es el caso, por ejemplo, de los complejos agroindustriales de las modernas haciendas que producen determinados a r t í c u l o s para consumo estandarizado, (tanto para abastecer directamente a la industria alimenticia, como para la e x p o r t a c i ó n o, finalmente, en las haciendas localizadas en las proximidades de las grandes ciudades, para satisfacer la demanda más exigente de los sectores de más altos ingresos de las poblaciones urbanas que se abastecen por ejemplo en los supermercados, destinados a la oferta de productos de mejor calidad). En todos estos casos, se requiere un grado elevado de utilización de tecnologías, como son tipos especiales de semillas, el empleo de productos q u í m i c o s tales corno fertilizantes, abonos, etc., con el objeto de que se pueda lograr una mayor homogeneidad y buena calidad de la p r o d u c c i ó n (el t a m a ñ o , el gusto pueden ser determinados por la forma y el tipo de aplicación de t e c n o l o g í a s ). En todas estas regiones agrícolas, donde la tecnología industrial se impone, la ganancia del empresario capitalista tiende a acrecentarse por la c o m b i n a c i ó n de la utilización de tecnologías que determinan una alta productividad j u n t o al empico de una mano de obra abundante y barata. En las épocas de zafra, por ejemplo, se utiliza, en alta escala, la mano de obra del trabajador temporal. Dicho trabajador
140
CONTRADICCIONES DEL CAPITALISMO DEPENDIENTE
vive, la mayor parte del a ñ o , de la e c o n o m í a de subsistencia o en las p e q u e ñ a s ciudades, d e s e m p e ñ a n d o servicios esporádicos que, en muchos casos, son remunerados por día de trabajo o por un corto p e r í o d o en el cual se ios necesita. El empresario no tiene, en estos casos, ningún tipo de obligación en cuanto-al pago de días de descanso, vacaciones y leyes sociales en general. Esta forma de e x p l o t a c i ó n del trabajo adquiere una importancia muy grande. Sin embargo, aunque sea posible encontrar regiones rurales en donde el empleo de tecnología moderna se impone, éstas son, por un lado relativamente limitadas y , por otro, se combinan con factores que derivan de la m a n t e n c i ó n de los elementos tradicionales de la estructura agraria, como la existencia de una mano de obra abundante derivada del monopoli o de la tierra (lo que genera fenómenos como aquel del trabajo temporal) haciendo que el i m pacto del desarrollo capitalista en el campo sea restringido desde el punto de vista de e x p a n s i ó n del mercado y no alcance a tener los necesarios efectos dinamizadores para la e c o n o m í a en su conjunto. Tales hechos generan, en el agro, una situación h í b r i d a , que se caracteriza por la coexistencia e interacción de componentes de la antigua estructura agraria tradicional y precapitalista con los elementos de una estructura moderna y capitalista, aunque con el predominio de la primera en vastas regiones, en los países que hemos destacado. La estructura de clases de la e c o n o m í a rural tiende a hacerse m á s diversificada y compleja, así como tienden a diferenciarse los intereses de las clases. Entre las clases dominantes, se mantiene la presencia de los sectores latifundistas tradicionales y se desarrolla un sector de empresarios t í p i c a m e n t e capitalistas. Independiente del hecho de que el latifundista pueda funcionar como empresario capitalista, las características de ambos son distintas. La condición del primero es dada por la sola propiedad de grandes extensiones de tierra mientras que la del segundo reside en el hecho de que la tierra es 1. Véase, el informe de O D A , por ejemplo, para el caso de Brasil
EN LOS PAÍSES DEL TIPO A
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utilizada como un medio de p r o d u c c i ó n capitalista, independiente de que tenga o no la propiedad de ésta. Los latifundistas, mientras son propietarios de tierras, tienen sus intereses fundamentales vinculados con la mant e n c i ó n de sus propiedades a través de las cuales obtienen su renta, sea por medio de su e x p l o t a c i ó n directa, tota l o parcial, sea por medio del arrendamiento de éstas a campesinos o a empresarios. Pero, en todo caso, ellos buscan sus ganancias fundamentalmente a través de la e x p l o t a c i ó n del trabajo o del capital ajeno, ya que su capital es fundamentalmente la propiedad sobre la tierra. Esto implica que para ellos es primordial la m a n t e n c i ó n del statú quo del cual se benefician, aunque secundariamente, esté n de acuerdo con toda una serie de p o l í t i c as modernizadoras que los benefician directamente, como la creación de sistemas de crédito s agrícolas, la apertura de carreteras, la c o n s t r u c c i ó n de almacenes, los sistemas de irrigación, etc. Los latifundistas componen pues la clase m á s conservadora de la sociedad, en la medida en que sus intereses está n vinculados a la m a n t e n c i ó n de una forma de propiedad que es incompatible con el pleno desarrollo del capitalismo. Los empresarios capitalistas representan el sector m á s d i n á m i c o de las clases dominantes rurales. Esto es a s í porque ellos ven la agricultura como un campo de inversión de capital y, como lo plantea Marx, el capital incorporado a la tierra la transforma de simple materia en capital-tierra. Ahora bien, a los empresarios capitalistas es perjudicial la existencia de la propiedad privada de la tierra. Porque para hacerla producir necesitan invertir capital en su compra, a s í como en. las nuevas compras de tierras cuando necesitan expandir la p r o d u c c i ó n . Esto significa que se tiene que sacar una parte importante del capital de la esfera propiamente productiva. " E n la p e q u e ñ a agricultura, el precio de la tierra, que es la forma y resultado de la propiedad privada de la tierra, actú a como un factor que limita la p r o d u c c i ó n . En la agricultura en alta escala y con la gran propiedad agraria* 2
2. "Conversión de la ganancia en renta del suelo", El Capital lomo n i , FCE.
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CONTRADICCIONES DEL CAPITALISMO DEPENDIENTE
basada en el modo de p r o d u c c i ó n capitalista, la propiedad es t a m b i é n una limitación, pues restringe los gastos productivos del capital del granjero, que al final no le proporciona ganancias, sino al d u e ñ o de la t i e r r a . " La otra opción sería arrendar la tierra. Pero, el capital incorporado a la tierra se traduce en beneficios en la medida en que, buscando maximizar la ganancia, se utilizan procesos científicos m á s racionales en su e x p l o t a c i ó n . Cuando terminan los contratos de arrendamiento, estos beneficios son incorporados a la propiedad del d u e ñ o de la tierra. Y , progresivamente se aumenta el valor de la tierra y se encarece su arriendo. Tal hecho acarrea un enriquecimiento progresivo del d u e ñ o de la tierra, y de allí que Marx concluyera que el propietario de la tierra se enriquece debido al resultado del desarrollo social, lo que constituye uno de los obstáculos a la agricultura racional. Es debido a estos obstáculo s que la propiedad territorial, " a l llegar a una determinada fase del desarrollo, aparece como una forma superflua y nociva incluso desde el punto de vista del régimen capitalista de p r o d u c c i ó n " . 3
T e ó r i c a m e n t e , pues, en general desde el punto de vista del pleno desarrollo capitalista y en particular desde aquel de los intereses de los empresarios agrícolas capitalistas, la abolición de la propiedad de la tierra es una c u e s t i ó n fundamental. La nacionalización de la tierra sería la forma ideal a través de la cual sería posible romper los obstáculos al amplio desarrollo de las fuerzas productivas en el agro y fuera de éste. Por eso así lo formulaba L e n i n : "la nacionalización de la tierra es posible en la sociedad burguesa, contribuye al desarrollo e c o n ó m i c o , facilita la competencia y la afluencia de capital para la agricultura . . . " Para él, la nacionalización sería la consecuencia lógica de la revolución democrática burguesa en la agricultura y t e n d r í a como objetivo la e x t i n c i ó n de la renta absoluta. La tesis de la nacionalización de la tierra se vincula a la t e o r í a de la renta capitalista "como una variedad especial de rendimiento de una clase especial: la de los propietarios de tierras". 4
3. Ibid 4. Lenin, El programa agrario, Editorial Victoria, p. 101.
EN LOS PAÍSES DEL TIPO A
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Marx analiza dos tipos de renta de la tierra: la renta diferencial y la renta absoluta. La renta diferencial resulta de la limitació n de las tierras, en su e x p l o t a c i ó n por empresarios capitalistas, cuya forma de propiedad no es considerada. L o que se considera son las diferencias inevitables de fertilidad de la tierra, de proximidad de los mercados, de la productividad complementaria del capital invertido en la tierra, factores éstos que d e t e r m i n a r á n cuáles son las mejores y las peores tierras. Ahora bien, el precio del producto agrícola deriva de los costos de p r o d u c c i ó n en las peores tierras. Luego, "la diferencia entre el precio individual de p r o d u c c i ó n y el precio superior de p r o d u c c i ó n forma precisamente la renta diferencial. La renta diferencial se verifica infaliblemente en la agricultura capitalista, aun en el caso de la plena abolición de la propiedad de la tierra". Cuando la tierra es arrendada, esta renta es recibida por el propietario de la tierra, mientras que el arrendatario tiene que contentarse solamente con la ganancia media del capital. Cuando la propiedad es abolida, el Estado sustituye al antiguo propietario en la a p r o p i a c i ó n de esta renta. Esta renta sólo dejará de existir cuando desaparezca el sistema capitalista. La renta absoluta proviene de la propiedad m o n o p ó l i c a de la tierra. En la medida en que ésta impide la libre competencia, la nivelación de las ganancias y la f o r m a c i ó n de una ganancia media, el valor individual del producto puede superar el valor medio dando origen a la renta absoluta. "Por esto, la propiedad privada de la tierra, al frenar la libre nivelación de la ganancia de las empresas agrícolas con las no agrícolas, posibilita vender el producto agrícola no sólo por el precio superior de p r o d u c c i ó n , sino por un valor individual a ú n m á s elevado del producto, pues el precio de p r o d u c c i ó n se fija por la ganancia media del capital, pero la renta absoluta no permite que se forme esta ganancia 'media', asegurando por la vía m o n o p ó l i c a un valor individual más alto que el medio." 5
5. Lenin,
cit, pp. 105-106.
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De esta forma, la formació n de la renta absoluta "depende de que exista la propiedad de la tierra, de que exista en la agricultura un atraso que se a c u m u l ó durante el proceso histórico, atraso éste que es asegurado por el m o n o p o l i o " . La nacionalización de la tierra sería pues "por un lado, una reforma parcial en el marco del capitalismo —sustituyendo el poseedor de una parte de la plusvalía— y, por otro, la abolición de un monopolio que impide el desarrollo del capitalismo en general". Por esto "negar la propiedad privada de la tierra es expresar las exigencias del m á s puro desarrollo capitalista". Sin embargo, aunque se demuestre t e ó r i c a m e n t e que la abolición completa de la propiedad privada de la tierra corresponde a los más consecuentes intereses del desarrollo capitalista, ésta j a m á s se ha realizado en ningún país bajo el sistema capitalista. Esto porque tal solución trae en sí una profunda c o n t r a d i c c i ó n , en la medida en que consistiría en cuestionar profundamente la propiedad privada en un sistema cuya característica fundamental es la existencia de propietarios privados. Cuestionar la propiedad es cuestionar el sistema y ninguna burguesía, por más lúcida y consecuente que fuera, se atrevería a hacerlo. A d e m á s , hay otro aspecto de gran relevancia: para liquidar el latifundio es necesaria la movilización activa del campesinado y, movilizar al campesinado, para cuestionar la propiedad privada, es desencadenar una h e c h i c e r ía que fácilmente se p o d r í a volver en contra del hechicero. A d e m á s , en los países latinoamericanos, debido al compromiso histórico entre las oligarquías y las burguesías industriales, tal medida se presentaría a ú n más irrealizable. Esto porque, como ha sido discutido anteriormente, el sector agrario es el sector clave de donde provienen las divisas necesarias para alimentar el proceso de industrialización que financia la sustitución de importaciones. Más a ú n , hay que considerar t a m b i é n que, en la medida en que se mantiene la estructura agraria tradicional, la industrialización puede contar con una gran reserva de mano de obra que, funcionando como "ejército 6
6. Lenin, op. cit.,
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de reserva", es un importante factor de m a n t e n c i ó n de los bajos niveles de los sueldos obreros. Finalmente, en ú l t i m o factor merece ser destacado y es la llamada "territorialización burguesa". Esta tiene su origen, sea en la medida en que los propietarios de tierras utilizan sus ganancias para inversiones industriales sea, en lo que es mucho m á s relevante, en la medida en que los capitales generados en la industria se dirigen al campo a f i n de desarrollar actividades complementarias a ésta. Este es el ' caso, por ejemplo, de los complejos agroindustriales. En este caso si bien es cierto que inicialmente puede ser desventajoso inmovilizar capitales en compra de tierras, una j vez hecho esto se tiende a consolidar la c o n d i c i ó n de propietario del moderno empresario capitalista en el agro aunque muchas veces este proceso t a m b i é n puede ser usado simplemente como área de inversión puramente especulativa. En todos estos casos, los intereses del capitalismo industrial se mezclan y se combinan con los de la mantención del monopolio de la propiedad de la tierra. Todos estos factores hacen que la alternativa burguesa para el desarrollo del capitalismo en el agro no pueda ser la m á s consecuente desde el punto de vista de sus intereses t e ó r i c o s , puros de clase. En la práctica concreta, los intereses de clases sufren una serie de mediatizaciones que los hacen variar en función de compromisos objetivos y de l í m i t e s insuperables que los restringen de acuerdo a las posibilidades p o l í t i c a s y e c o n ó micas, h i s t ó r i c a m e n te condicionadas. La alternativa burguesa para el desarrollo de la agricultura ha sido limitada por el marco de la situación de compromiso en el cual se ha dado la "revolución burguesa" en América Latina. Como hemos • destacado antes, México ha sido el ú n i c o país en donde ésta se ha podido desarrollar con mayor profundidad y cuestionar el dominio oligárquico de la tierra. Pero a ú n allí, ésta tampoco ha podido llegar hasta sus últimas consecuencias, vale decir, la abolición de la propiedad privada de la tierra. No pudiendo pues ser radicalmente revolucionaria, la alternativa burguesa se limita a un reformismo gradual. Este reformismo consiste en tratar de resolver el problema agrario a través, por un lado, de medidas modernizantes y , por otro, mediante reformas parciales y localizadas en
Ejemplo muy claro de este tipo de reforma agraria lia sido la implementada en Chile por la Democracia Cristiana durante el gobierno de Eduardo Frei, en la cual esta c o n c e p c i ó n reformista se presenta en forma bastante "avanzada de acuerdo con los intereses de un moderno desarrollo capitalista en el campo. T a m b i é n son ejemplos de políticas de m o d e r n i z a c i ó n las políticas agrarias del estado de Sao Paulo, durante el gobierno de Carvallo Pinto o bien aquellas del estado de Pernambuco durante el gobierno de Miguel Arraes. De un modo general, se puede decir que la alternativa burguesa para el desarrollo rural consiste en no cuestionar radicalmente y en su conjunto la estructura agraria tradicional, promover un proceso de m o d e r n i z a c i ó n del campo en regiones consideradas estratégicas, creando las condiciones para una lenta e x p a n s i ó n del mercado rural y para el aumento de la p r o d u c c i ó n agrícola. De esta forma, no resuelve la c o n t r a d i c c i ó n básica que señalamos, limitando la posibilidad de una gran e x p a n s i ó n industrial y dejando latente la necesidad de eclosión de rebeliones campesinas.
regiones prioritarias en función de problemas e c o n ó m i c o s o políticos.
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Estas medidas se toman a partir de la década del 60, y son recomendadas t a m b i é n por el gobierno norteamericano con dos objetivos m u y claros: primero, provocar una relativa a m p l i a c i ó n del mercado y, segundo, contener el descontento social en el campo que se manifiesta de forma explosiva con la entrada en escena de un movimiento campesino con características nuevas y radicales, hasta entonces i n é d i to en el continente. Las medidas modernizantes consisten en la creación de una serie de facilidades para la e x p a n s i ó n del capitalismo en el campo. Son, por ejemplo: c o n s t r u c c i ó n de carreteras, sistemas de irrigación, almacenes, sistemas de c r é d i to a los productores, a s í como la e x t e n s i ó n de legislación del trabaj o a los asalariados rurales (fijación de sueldos m í n i m o s , derecho a vacaciones, servicio social, etc.) y la reglamentación de sistema de arrendamiento, etc. Las reformas agrarias buscan redistribuir tierras en zonas de conflicto social a f i n de disminuir el predominio del latifundio, sobre todo del latifundio improductivo. El objetivo fundamental perseguido es la expansión de ¡as clases medias en el campo, lo que interesa al sistema desde el punto de vista e c o n ó m i c o , pues amplí a al mercado y, desde el p o l í t i c o , pues funciona como amortiguador de las tensiones sociales. 7
8
7. AI respecto véase, el trabajo de Aníbal Quijano, "Los movimientos campesinos contemporáneos en America Latina", en Elite y desarrollo en América Latina editado por S.M.L. y A.E. Solari, Paidós, Buenos Aires. 8. Así se expresaba un vocero de la burguesía paulista, definiendo los objetivos de la retorina agraria en osla región: l's necesaria "la creación de una clase media rural como imperativo para el real funcionamiento de nuestro régimen democrático, a través del logro de un equilibrio social, económico y político en las áreas urbanas y rurales". "La finalidad de la reforma agraria es la creación en el campo de una clase media estable y próspera, a través de la ascensión a la propiedad privada de la tierra de un número creciente de trabajadores rurales, del inmediato mejoramiento de las relaciones laborales y del aumento de la productividad agrícola." ("1L.PES ofrece resultados de estudios para la reforma agraria", Jornal do Brasil 20 de enero de 1963.)
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b. El desarrollo agrícola y el campesinado. Para el campesinado, el desarrollo del capitalismo en el campo que se desarrolla en forma paulatina* y lenta, manteniendo la estructura m o n o p ó l i c a de la propiedad de la tierra, tiene consecuencias m u y grandes que son, por un lado, la acent u a c i ón del proceso de proletarización y, por o t r o , la disgregación de la p e q u e ñ a e c o n o m í a campesina de subsistencia. El resultado de esto es que se a c e n t ú a la situación de e x p l o t a c i ó n a que está sometido el campesinado, haciendo cada vez más precarias sus condiciones de existencia. Para demostrar c ó m o es afectado el campesinado por esta situación es necesario considerar diferencias m á s relevantes que existen entre los sectores campesinos. El campesinado puede, en general, ser agrupado en dos grandes sectores, o sea en el sector de los llamados campesinos a u t ó n o m o s , y en el de los asalariados. En la c a t e g o r ía de los campesinos a u t ó n o m o s , se pueden distinguir dos tipos de campesinos: a] los minifundistas, propietarios de p e q u e ñ a s porciones
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Cuando el campesino no posee recursos propios para la comercialización ( l o que ocurre en la mayor parte de los casos), es víctim a de la e x p l o t a c i ó n de los intermediarios. Existen otros sistemas de o b t e n c i ó n de renta-dinero, como por ejemplo, el caso del pago según el volumen de la p r o d u c c i ó n . En algunas regiones de Sao Paulo, se pagaba una determinada c u a n t í a de dinero al colono, por un n ú m e r o previamente establecido de árboles de café tratados y cosechados al a ñ o . Algunos propietarios p e r m i t í a n que se plantara, entre los árboles de café, algunos cereales como poroto, m a í z y, al final del a ñ o , se h a c í a un ajuste d e " cuentas en el cual se descontaban, en favor del p a t r ó n , los beneficios obtenidos por el campesino. Los asalariados agrícolas son los que viven de la venta de su fuerza de trabajo. Su sueldo depende de una serie de factores, a saber, del tipo de trabajo que realiza (especializado, semiespecializado o no especializado), del contrato de trabajo (permanente o temporal), de la incidencia o no de legislación laboral (hay regiones en donde la r e g l a m e n t a c i ó n j u r í d i c a carece de vigencia), etc.
de tierra, cuya p r o d u c c i ó n en base a la mano de obra familiar es lo fundamental para la subsistencia, y b] los p e q u e ñ o s arrendatarios, o los aparceros, o los colonos (las denominaciones varían según la región o el país) que no poseen tierras propias, trabajan en tierra arrendada, cuya forma de contrato de arriendo varía en múltiples modalidades que, a su vez, determinan el tipo de renta quedes corresponde por su trabajo. Las formas m á s usuales de renta varían entre la renta-trabajo y la renta-dinero. La rentatrabajo es la obtenida a través de la forma m á s explotativa a que está sometido el campesino. La obtiene trabajando algunos d í a s para el p a t r ó n y otros para sí mismo. Es una forma t í p i c a m e n t e servil (como la "corvea" medioeval) y aún m u y c o m ú n en regiones como el nordeste brasileño; la renta-producto es obtenida por medio de una relación contractual en la cual se establece la obligación del campesino de dar al d u e ñ o de la tierra una parte de la p r o d u c c i ó n (lo que puede variar entre la mitad o. la tercera parte). En general, se utiliza fundamentalmente la mano de obra familiar sin perjuicio de que, en casos en que la e x t e n s i ó n de tierra arrendada sea mayor, se emplee t a m b i é n mano de obra adicional en carácter permanente o temporal.
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Cuando se trata de p e q u e ñ o s arrendatarios, éstos difícilmente logran impulsar un proceso de a c u m u l a c i ón y hacer progresar su empresa. En general, la renta de la tierra sólo cubre las necesidades m í n i m a s de sobrevivencia. La parte de su excedente de p r o d u c c i ó n que se destina al comercio es, en general, controlada por intermediarios que les someten a otro sistema de e x p l o t a c i ó n , comprando sus productos por precios bajos que, muchas veces, son comprometidos antes de la cosecha con el objeto de liquidar deudas. En muchas regiones, la diferencia entre el precio del producto comprado al productor directo y el precio de venta al consumidor es aproximadamente de 300%. Finalmente, la renta-dinero es la renta que se obtiene mediante la venta del producto. Una parte de ella se destina al pago del uso de la tierra. Este tipo de renta otorga al campesino una'mayor independencia del d u e ñ o de la tierra pero, una mayor dependencia del mercado. Una mala cosecha o una catástrofe natural puede dejarlo arruinado.
Las relaciones salariales tienden a ser las predominantes en todas las regiones donde ocurre con mayor intensidad, un proceso de m o d e r n i z a c i ó n ; donde la utilización de maquinarias tiende a imponerse y donde nuevas tierras son incorporadas a un sistema de utilización intensivo y extensivo, desplazando los m é t o d o s m á s antiguos de p r o d u c c i ó n , liquidando las p e q u e ñ a s propiedades y los minifundios. E n las regiones llamadas de nueva colonización , la concentración de tierras tiende a manifestarse com o una necesidad imperiosa de la cultura moderna, de la agricultura en alta escala. El trabajo asalariado, de actividad complementaria de los minifundistas, tiende a imponerse como la actividad principal en la medida en que las áreas de minifundio tienden a restringirse progresivamente. El arriendo de peq u e ñ a s porciones de tierras se hace cada vez m á s dificultoso y la proletarización tiende a redefinir la c a t e g o r í a de los campesinos a u t ó n o m o s . La familia campesina, como unidad productora, tiende a ser desmembrada y a perder poco a poco su función e c o n ó m i c a en la medida en que gana terreno la agricultura en alta escala y la proletarizació n del
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trabajador rural. Su m a n t e n c i ó n se hace cada vez m á s difícil y precaria, en la medida en que pasa a depender solamente del ingreso salarial de algunos de sus miembros. Ahora bien, en primer lugar la oferta de trabajo asalariado es mucho mayor que la demanda; en segundo lugar, la demanda mayor es de trabajadores temporales para las é p o c a s de siembra y cosecha, lo que mantiene desempleados, por varios meses del a ñ o , un porcentaje elevado de trabajadores; en tercer lugar, el salario agrícola (salvo de los trabajadores especializados) no es suficiente para que el trabajador pueda mantener su familia, vale decir, alimentar a los hijos, a los parientes m á s viejos, etc.; en cuarto lugar, cuando la actividad principal pasa a ser el trabajo asalariado al lado de la restricción progresiva de la e c o n o m í a de subsistencia, ésta deja de suplir paulatinamente las necesidades básicas del campesino. De esta forma, él tiene que adquirir en el mercado todo l o que necesita: desde su a l i m e n t a c i ón hasta sus ropas, utensilios, medicinas, etc. Por todas estas razones, la unidad de la familia campesina tiende a romperse y a intensificar un f e n ó m e n o , por d e m á s corriente en los países latinoamericanos: el é x o d o rural. ¿Cuáles son, desde el punto de vista del campesinado, sus perspectivas y sus reivindicaciones frente a la situación de empobrecimiento cada vez m á s progresivo a que es sometido? Las perspectivas y las reivindicaciones están directamente relacionadas con la c o n d i c i ó n económico-social objetiva de cada clase o de cada sector de clase. Es por esto que, mientras al minifundista, el p e q u e ñ o arrendatario o el colono les interesa, sobre todo, tener la propiedad de la tierra, o sea, la propiedad sobre una e x t e n s i ó n razonable de tierra, a través de la cual pueda organizar su vida y la de su a los asalariados agrícolas les importa tener trabajo, sueldos mayores, g a r a n t í as sociales, etc. Las reivindicaciones de éstos son t í p i c a m e n t e reivindicaciones de la clase obrera y cuando estos plantean la propiedad de los medios producción en |-, . , . , k iillura, lo hacen de la misma forma que Jos obreros la propiedad sobre la fábrica: sea ft B sea como propiedad
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intereses colectivos priman sobre los individuales y éstos se realizan a través de aquéllos. Los campesinos a u t ó n o m o s , aunque en muchos casos, como lo hemos señalado, desarrollan t a m b i é n la función de asalariados, en la medida en que funcionan como "empresarios", aspiran al desarrollo de su propia empresa y a afirmarse como p e q u e ñ a b u r g u e s í a rural. La lucha de clases en el campo se manifiesta, pues, en la b ú s q u e d a de objetivos distintos, de acuerdo a la diversidad de los sectores campesinos. Mientras las reivindicaciones de algunos son a ú n t í p i c a m e n t e p e q u e ñ o b u r g u e s e s , en otros, éstas asumen el carácter proletario. Por un lado, se reivindica la propiedad privada de la tierra; por otro, hay la tendencia a cuestionarla, lo que conduce al cuestionamiento del sistema que la mantiene. Los asalariados agrícolas tienden pues a ser el sector m á s avanzado de los trabajadores rurales y tienden a una identificación m á s profunda con la clase obrera urbana. Sin embargo, h i s t ó r i c a m e n t e se ha demostrado ser mucho m á s complejas sus formas de lucha. Su inestabilidad laboral, permanencia de la precariedad de la aplicación de las leyes de trabajo y del carácter temporal de sus ocupaciones torna difícil su organización sindical y política, así como difíciles las condiciones de m a n t e n c i ó n y continuidad de sus luchas. Es por esto que las luchas de los asalariados no son las más comunes e intensas en el campo. Pero, cada vez que logran superar estas dificultades que se anteponen a su organización, este sector ha demostrado efectivamente su combatividad y capacidad de luchar por sus reivindicaciones. De cualquier forma, es indudable que los conflictos m á s agudos y que, de hecho, han cuestionado fuertemente la estructura m o n o p ó l i c a de la propiedad de la tierra fueron llevadas a cabo en regiones en donde predominaban el minifundio, el p e q u e ñ o arrendatario o las comunidades campesinas, (muchas veces de indígenas), cuyo m o t o r ha sido la r e t e n c i ón o la reconquista de sus trozos de tierra. 9
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9. Existen muchos ejemplos expresivos de esta combatividad como ha sido el caso de los cañeros en Uruguay, de los trabajadores agrícolas del nordeste brasileño, etc.
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trabajador rural. Su m a n t e n c i ó n se hace cada vez más difícil y precaria, en la medida en q u é pasa a depender solamente del ingreso salarial de algunos de sus miembros. Ahora bien, en primer lugar la oferta de trabajo asalariado es mucho mayor que la demanda; en segundo lugar, la demanda mayor es de trabajadores temporales para las é p o c a s de siembra y cosecha, lo que mantiene desempleados, por varios meses del a ñ o , un porcentaje elevado de trabajadores; en tercer lugar, el salario agrícola (salvo de los trabajadores especializados) no es suficiente para que el trabajador pueda mantener su familia, vale decir, alimentar a los hijos, a los parientes m á s viejos, etc.; en cuarto lugar, cuando la actividad principal pasa a ser el trabajo asalariado al lado de la restricción progresiva de la e c o n o m í a de subsistencia, ésta deja de suplir paulatinamente las necesidades básicas del campesino. De esta forma, él tiene que adquirir en el mercado todo l o que necesita: desde su a l i m e n t a c i ó n hasta sus ropas, utensilios, medicinas, etc. Por todas estas razones, la unidad de la familia campesina tiende a romperse y a intensificar un f e n ó m e n o , por d e m á s corriente en los países latinoamericanos: el é x o d o rural. ¿Cuáles son, desde el punto de vista del campesinado, sus perspectivas y sus reivindicaciones frente a la situación de empobrecimiento cada vez m á s progresivo a que es sometido? Las perspectivas y las reivindicaciones están directamente relacionadas con la c o n d i c i ó n económico-social objetiva de cada clase o de cada sector de clase. Es por esto que, mientras al minifundista, el p e q u e ñ o arrendatario o el colono les interesa, sobre todo, tener la propiedad de la tierra, o sea, la propiedad sobre una e x t e n s i ó n razonable de tierra, a través de la cual pueda organizar su vida y la de su familia; a los asalariados agrícolas les importa tener trabajo, sueldos mayores, g a r a n t í a s sociales, etc. Las reivindicaciones de éstos son t í p i c a m e n t e reivindicaciones de la clase obrera y cuando éstos plantean la propiedad de los medios de p r o d u c c i ó n en la agricultura, lo hacen de la misma forma que los obreros cuando reivindican la propiedad sobre la fábrica: sea bajo forma cooperativa, sea como propiedad estatal bajo a d m i n i s t r a c i ón obrera, de cualquier forma los
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intereses colectivos priman sobre los individuales y éstos se realizan a través de aquéllos. Los campesinos a u t ó n o m o s , aunque en muchos casos, como lo hemos señalado, desarrollan t a m b i é n la función de asalariados, en la medida en que funcionan como "empresarios", aspiran al desarrollo de su propia empresa y a afirmarse como p e q u e ñ a b u r g u e s í a rural. La lucha de clases en el campo se manifiesta, pues, en la b ú s q u e d a de objetivos distintos, de acuerdo a la diversidad de los sectores campesinos. Mientras las reivindicaciones de algunos son a ú n t í p i c a m e n t e p e q u e ñ o b u r g u e s e s , en otros, éstas asumen el carácter proletario. Por un lado, se reivindica la propiedad privada de la tierra; por otro, hay la tendencia a cuestionarla, lo que conduce al cuestionamiento del sistema que la mantiene. Los asalariados agrícolas tienden pues a ser el sector m á s avanzado de los trabajadores rurales y tienden a una identificación m á s profunda con la clase obrera urbana. Sin embargo, h i s t ó r i c a m e n t e se ha demostrado ser mucho m á s complejas sus formas de lucha. Su inestabilidad laboral, permanencia de la precariedad de la aplicación de las leyes de trabajo y del carácter temporal de sus ocupaciones torna difícil su organización sindical y política, así como difíciles las condiciones de m a n t e n c i ó n y continuidad de sus luchas. Es por esto que las luchas de los asalariados no son las más comunes e intensas en el campo. Pero, cada vez que logran superar estas dificultades que se anteponen a su organización, este sector ha demostrado efectivamente su combatividad y capacidad de luchar por sus reivindicaciones. De cualquier forma, es indudable que los conflictos m á s agudos y que, de hecho, han cuestionado fuertemente la estructura m o n o p ó l i c a de la propiedad de la tierra fueron llevadas a cabo en regiones en donde predominaban el minifundio, el p e q u e ñ o arrendatario o las comunidades campesinas, (muchas veces de indígenas), cuyo m o t o r ha sido la r e t e n c i ón o la reconquista de sus trozos de tierra. 9
9. Existen muchos ejemplos expresivos de esta combatividad como ha sido el caso de los cañeros en Uruguay, de los trabajadores agrícolas del nordeste brasileño, etc.
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Ahora bien, cuando empezamos a considerar los d e m á s países, encontramos t a m b i é n una situación de grandes conflictos y tensiones que se han manifestado, en Bolivia, en los primeros años de la década del 50 y que han culminado con la reforma agraria, promovida por la revolución; en el P e r ú , durante toda la d é c a d a del 50 y en el comienzo de los a ñ o s 60, en especial en la región del Cuzco. Situaciones igualmente conflictivas se encuentran en todos los países centroamericanos y en el Ecuador, en Venezuela, etcétera.
Estas consideraciones anteriores nos llevan a concluir que son los asalariados rurales los sectores que disponen de un mayor potencial de desarrollo de su conciencia proletaria y por lo tanto p o d r í a n plantear cambios m á s profundos de la estructura agraria. Por su parte los campesinos pobres (minifundistas, inquilinos, etc.) tienen mejores condiciones de mantener una lucha m á s prolongada en contra del sistema de d o m i n a c i ó n en el campo, sostenidos sea por la e c o n o m í a de subsistencia, sea por la venta aunque precaria de sus productos. En este sentido, en L a t i n o a m é r i c a han existido múltiples ejemplos de rebeliones campesinas a lo largo de su historia y en especial en los 50 y 60, cuando, en definitiva, la situación agraria empieza a hacer crisis en consecuencia de los efectos de la industrialización en el campo.
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En Brasil, se han manifestado varios conflictos campesinos como el de la región de Formoso, aquel de Parencatu y los de las Ligas Campesinas que se han generalizado por varias regiones. En Colombia, éstos se generalizaron por vastas extensiones, en especial en el sur y han asumido en muchos casos la forma de guerrillas y los enfrentarnientos con el ejército han sido violentos y constantes; en M é x i c o , a pesar de haber sido el país donde se hizo una reforma agraria más profunda y donde se ha distribuido el mayor porcentaje de tierras, los conflictos campesinos siguen siendo planteados y siguen cuestionando la existencia del monopolio de la tierra en todas aquellas regiones donde o la reforma agraria no ha sido efectuada o ha ocurrido un nuevo proceso de c o n c e n t r a c i ón de tierras. Las luchas campesinas se plantean en varias regiones, como en la de Guerrero. En Chile, que ha sido el país en donde en el gobierno d e m ó c r a t a cristiano, en los años 60, ha procesado una reforma agraria bastante audaz desde el punto de vista capitalista y modernizante, pero que sin embargo se ha procesado en forma m u y lenta y parcial, se han producido durante esta misma década numerosos conflictos campesinos que se manifestaban en las tomas de tierras y haciendas. En Uruguay t a m b i é n han ocurrido manifestaciones de lucha campesina, como las de los cañeros. Argentina, sin duda, ha sido el país en donde hasta ahora la estructura agraria ha sido menos convulsionada.
Mientras la lucha campesina se mantiene en los marcos burgueses, los campesinos a u t ó n o m o s son, sin duda, quienes ocupan las primeras filas en la lucha por la reforma agraria'. Pero, no cabe duda que, en las etapas superiores de la lucha por la socialización del campo, los asalariados serán quienes estén en condiciones de, en alianza con los obreros urbanos, ser la vanguardia de los cambios estructurales en la agricultura. Es evidente que, desde la perspectiva de las clases dominadas en el campo, el desarrollo agrícola t e n d r í a que realizarse cuestionando profundamente la propiedad monopólica de la tierra. La incapacidad del capitalismo para cumplir esta tarea sólo agrava las contradicciones e c o n ó m i co-sociales en el campo y a d e m á s transfiere parte de ellas a las ciudades, sea a través de los l í m i t e s que esto impone al proceso de industrialización, sea a través del crecimiento vertiginoso de los sectores marginales que, en gran parte, están compuestos por los campesinos desplazados del campo.
2. Contradicción entre la necesidad burguesa de un Estado protector de los intereses burgueses y las funciones del Estado "amalgamado" Ya se p l a n t e ó antes las condiciones en que se ha dado la h e g e m o n í a comprometida del poder e c o n ó m i c o y p o l í t i c o de la b u r g u e s ía industrial. Sin duda, los compromisos que ésta ha acordado en distintos niveles y con distintas clases, a
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la vez que la posibilitaban a ejercer su d o m i n a c i ó n , la limitaba en los marcos de un poder que seguía siendo t a m b i é n oligárquico y dependiente. Las consecuencias de estas limitaciones, si bien se hacen sentir desde u n comienzo como trabas al pleno desarrollo b u r g u é s , en la medida en que avanza el proceso de industrialización, se agudizan y profundizan los caracteres de crisis del sistema capitalista dependiente. Hemos visto anteriormente c ó m o , en relación al problema agrario, la p o l í t i c a m á s consecuente desde el punto de vista del desarrollo industrial tiene que ser sacrificada y c ó m o el capitalismo dependiente es incapaz de resolver las contradicciones entre los intereses oligárquicos e industriales en la estructura agrícola. E l compromiso oligárquico b u r g u é s que se realiza a través de la o r i e n t a c i ó n que se imprime en la política estatal tiende a 'mantenerse década tras década. Y si bien los intereses industrializadores son los que, en definitiva, predominan, y el Estado cumple s i s t e m á t i c a m e n t e las metas infraestructurales, abriendo camino para la realización de los requisitos del desarrollo b u r g u é s , sus funciones paternalistas siguen vigentes, restringiendo muchas veces la adopción completa de medidas indispensables para el pleno .desarrollo capitalista. Las contradicciones existentes entre los intereses industriales y el conjunto de la sociedad se han hecho sentir, muchas veces, en forma aguda. Estas contradicciones, si bien se presentaron siempre entre oligarquías y b u r g u e s í a s industriales, no era entre estas clases en donde los antagonismos se h a c í a n m á s agudos. Ésto s se manifestaban, sobre todo, en relación a los intereses opuestos de la gran b u r g u e s ía industrial con la clase obrera, las clases medias y la p e q u e ñ a b u r g u e s í a . La burguesí a industrial (sea nacional o extranjera) necesita, para poder lograr un mayor nivel de a c u m u l a c i ó n de capitales, que se promueva una p o l í t i ca e c o n ó m i c a de restricción de sueldos y salarios y de restricción de créditos a las p e q u e ñ a s industrias. Esta necesidad se ha manifestado h i s t ó r i c a m e n t e en varias oportunidades en todos estos países. La i m p l e m e n t a c i ó n de este t i p o de política e c o n ó m i c a represiva requiere un enfrentamiento,
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por parte del Estado, con todas estas clases y una ruptura de su carácter "amalgamado". Cuanto m á s profunda sea esta ruptura, más violento será el enfrentamiento que de ésta se desprende. Brasil ha sido el p a í s en donde ésta ha sido dada de manera m á s radical. La imposició n de los intereses burgueses industriales, a s í como la m a n t e n c i ó n de los privilegios oligárquicos han hecho necesaria una redefinición completa del papel del Estado frente a los intereses de los dominados. Este ha tenido que batirse, hasta las ú l t i m as consecuencias, en contra de los intereses de las clases dominadas, en especial del proletariado y del campesinado, pero a d e m á s ha dejado t a m b i é n desatendidas reivindicaciones básicas de las clases medias y de la p e q u e ñ a b u r g u e s í a. La "amalgama" de intereses que p r e t e n d í a representar un Vargas, un Kubitschech, un Janio o un Jango, en definitiva ha sido rota y se ha impuesto una política que c o r r e s p o n d í a claramente y sin subterfugios a los intereses del gran capital. Pero, aunque en Brasil se haya concretado el modelo m á s radical de represión e c o n ó m i c a y polític a en contra de las clases dominadas en función de las metas del desarrollo b u r g u é s , tampoco allí la b u r g u e s í a ha sido capaz de superar completamente la c o n t r a d i c c i ó n resultante de la necesidad de que el Estado, aunque siendo un ó r g a n o de su dominación tuviera que ejercer, ciertas funciones de p r o t e c c i ó n de intereses de otras clases. Esto porque, pasado el momento m á s agudo de los conflictos y definiciones, en que el Estado ha cumplido cabalmente sus funciones de instrumento de d o m i n a c i ó n , de nuevo se planteaban a éste tareas sociales y e c o n ó m i c a s que eran necesarias para mantener la estabilidad política y la continuidad del funcionamiento del capitalismo dependiente. Se ha logrado, desarticulando a través de la violencia el movimiento obrero y el naciente movimiento campesino, imponer una política de c o n t e n c i ó n salarial, aumentando la distancia entre el costo de vida y los 1 0
10. Véase Ruy Mauro Maríni, Subdesarrollo y revolución, Siglo X X I , capítulos I I y I I I .
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reajustes de los sueldos. Tal política, orientada fundamentalmente a la clase obrera, ha afectado a vastos sectores de las clases medias. Sin embargo, obligado a enfrentarse con la reacción del movimient o obrero y popular, las medidas represivas del Estado, si bien efectivas durante algunos p e r í o d o s , por s í solas son insuficientes para mantener el control rígido sobre las clases dominadas. El Estado b u r g u és ha de hacer concesiones, como ha ocurrido siempre en todos los países capitalistas, a f i n de que pueda rearticular y organizar el movimiento popular bajo su control. Y es a s í como él se ve forzado a crear organismos de asistencia social y de g a r a n t í a s de derechos m í n i m o s de los trabajadores, ha de conceder aumentos de sueldos que, si bien dado su carácter sumamente controlado no lleguen a afectar significativamente los niveles de a c u m u l a c i ó n, en cualquier forma representan l í m i t e s a la política e c o n ó m i c a estabilizadora de la b u r g u e s í a. El Estado tiene que reactivar la creación de nuevos empleos para las clases medias y no puede llegar hasta las ú l t i m a s consecuencias en su política en contra de los intereses de sobrevivencia de Ja p e q u e ñ a burguesía , pues necesita t a m b i é n de su apoyo p o l í t i c o . Todas estas concesiones, si bien en momentos de expansión general del sistema no presentan problemas hacia su realización, en las fases m á s críticas, que son inevitables debido al carácter cíclico del sistema capitalista, se transforman en problemas agudos, en contradicciones que la b u r g u e s ía tiene que tratar de resolver a través de una p o l í t i ca cada vez m á s violenta y fascistizante. Esta situación ha sido planteada en Brasil, particularmente en los años de crisis final de la década del 60, frente a lo cual ha sido necesario un nuevo golpe militar (que se c o n s u m ó el 13 de diciembre de 1968) que buscara, por la fuerza de las armas, crear las condiciones para la revigorización y nueva expansión del capitalismo brasileño. En los d e m á s países del tipo A , en donde la b u r g u e s ía no ha estado en condiciones, Como en Brasil, de desarticular el movimiento popular con tal profundidad, esta contradicción entre la necesidad de un Estado francamente defensor de sus intereses y los compromisos con las d e m á s clases, se.
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muestra de forma a ú n m á s aguda. E l caso argentino es m u y claro en este sentido, pues a pesar de la i m p l e m e n t a c i ó n de políticas represivas en todos los niveles no se ha logrado doblegar la fuerza del movimiento obrero y éste sigue cada vez con mayor vigor, cuestionando la d o m i n a c i ó n burguesa y arrancando de ésta concesiones que hieren el proceso de a c u m u l a c i ó n y que hacen dificultosa la superación de la crisis del capitalismo argentino. El caso chileno ha sido, dentro de los países del tipo A , el m á s opuesto al b r a s i l e ñ o . Si bien la b u r g u e s í a ha logrado imponer durante años sucesivos su polític a en contra de las clases dominadas, ha tenido que enfrentarse a un movimiento obrero fuertemente organizado y poderoso, frente al cual ha tenido que hacer múltiple s concesiones. Se han intentado y se han llevado a cabo muchas veces, durante la d é c a d a del 60, políticas francamente represivas. Sin embargo, la resistencia del movimiento popular ha logrado siempre restringir la p o l í t i c a represiva y finalmente imponerle una primera gran derrota con la victoria del movimiento popular expresada en el gobierno de l a Unidad Popular. México es el país en el cual, por haber tenido la m á s amplia "revolución burguesa", la b u r g u e s í a ha podido lograr una gran estabilidad e c o n ó m i c a y polític a institucion a l Ha sido, pues, el país en donde el Estado, aun cuando se ha presentado como el m á s d e m o c r á t i c o y comprometido con los intereses populares, ha podido desarrollar hasta h o y una polític a coherentemente comprometida con los intereses del capitalismo industrial, sin tener que enfrentar crisis m u y profundas. Claro que nadie desconoce el carácter altamente represivo del régimen capitalista mexicano, que se manifiesta en varias oportunidades y en contra de los. sectores que se rebelan en contra de la política burguesa como l o ha demostrado en los acontecimientos de Tlatelol1 1
11. Este libro fue terminado en el año 1970. En 1973 el golpe militar neofascista en Chile se hace bajo la inspiración directa del "modelo brasileño" su posibilidad de consolidación dependerá de la capacidad de lucha y de resistencia del pueblo chileno.
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co. Sin embargo, el fuerte control h e g e m ó n i c o que ejerce la b u r g u e s í a industrial integrada al imperialismo, sobre un aparato estatal (que ha sido utilizado h i s t ó r i c a m e n t e para limitar la d o m i n a c i ó n oligárquica y para mantener bajo su d o m i n i o a vastos sectores del movimiento popular), hace que, si bien exista la c o n t r a d i c c i ó n entre la necesidad de p r o t e c c i ó n de los intereses burgueses por parte del Estado y su función de "amalgama" de intereses de varias clases, ésta no haya asumido la forma critica como en los demás países del t i p o A . Esta c o n t r a d i c c i ó n que se manifiesta en todos estos p a í s e s y porque, como hemos visto, es un producto i n t r í nseco de la forma como ha sido posible el desarrollo del capitalismo latinoamericano, no puede ser resuelta en cuanto tal y sólo dejaxá de existir cuando l o mismo ocurra con el sistema que la ha engendrado.
3. Contradicción entre la necesidad burguesa de una politica económica nacionalista y la dependencia estructural Hemos discutido anteriormente las condiciones que posibilitan la nueva etapa de la p e n e t r a c i ó n del capital extranjero en los países dependientes y como éste se dirige hacia el sector industrial. Hemos planteado que esto genera un proceso, por un lado, de desnacionalización de la e c o n o m í a y , por otro, u n endeudamiento creciente, l o que tiende a profundizar el c a r á c t e r cada vez m á s estructural de la dependencia. En la medida en que el capital extranjero se a d u e ñ a de los sectores e c o n ó m i c o s m á s importantes y se constituye como parte fundamental y como pieza clave de las e c o n o m í a s nacionales, necesariamente se genera una situación en que, en consecuencia de su poder e c o n ó m i c o , sus intereses se imponen como parte del poder dominante nacional. De esta manera, el capital extranjero, o sea, los empresarios extranjeros, pasan a ser uno de los componentes m á s en la amalgama del poder que dirige el destino de las sociedades dependientes.
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Se empiezan a agudizar dos aspectos de la misma c o n t r a d i c c i ó n : l o ) Por un lado, el Estado b u r g u é s en cuanto e x p r e s i ón de los intereses del desarrollo del capitalismo, en el nivel nacional, necesita llevar a cabo una p o l í t i c a nacionalista que reduzca el proceso de endeudamiento, l o que es un factor constante de crisis; pero, por otro lado, en la medida en que este mismo Estado es a la vez u n representante de los intereses del capital extranjero al interior de la e c o n o m í a nacional, éste se ve limitado en la tarea de desarrollar una p o l í t i c a que no corresponde a los intereses de este mismo capital. 2o) Tanto desde la perspectiva de las empresas nacionales como extranjeras que a c t ú a n en territorios nacionales, interesa una polític a econ ó m i c a audaz en l o relativo a las exportaciones para los países vecinos, a fin de buscar, de esta manera, los mercados necesarios que, la m a n t e n c i ó n de la estructura agraria tradicional impide conquistar internamente. Pero resulta que en los países vecinos, a c t ú a n t a m b i é n empresas extranjeras, muchas veces incluso sucursales de los mismos grupos internacionales. Se plantea entonces la compleja contradicción en el nivel de los intereses de los capitalismos nacionales y en el nivel de competencia entre las propias empresas sucursales. Ahora bien, desde el punto de vista de las empresas., esta c o n t r a d i c c i ó n puede ser resuelta a través de la delimitació n de áreas de a c t u a c i ó n o a través de los pactos regionales de i n t e g r a c i ó n . Desde el punto de vista de los capitalismos nacionales, la cuestión no es tan sencilla. Esto porque el sistema capitalista dependiente latinoamericano siempre ha crecido bajo profunda crisis y la única respuesta para las crisis de crecimiento es la aplicación de p o l í t i c a s que conduzcan a la m a n t e n c i ó n del crecimiento. Ahora bien, los países dependientes que más se han desarrollado tienen la necesidad intrínseca de seguir desarrollándo se cada vez en forma m á s intensa. N o hay o p c i ó n intermedia; o desarrollo o estancamiento. Esto supone la resolución 12
12. Aunque es necesario señalar que, en muchos casos, dos empresas de un mismo, grupo económico pueden llevar hasta extremos la competencia entre sí. Sweezy y Baran en la obra El capital monopolista, (México, Siglo xxi, 1968), analizan este problema y dan ejemplo de situaciones de este tipo.
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del problema de los mercados lo que significa que los países en los cuales se ha dado u n mayor desarrollo de las fuerzas productivas traten de imponer su p o d e r í o sobre los países menos desarrollados como una necesidad vital que ultrapasa los l í m i t e s de los lentos acuerdos regionales y de las estrictas conveniencias del capital extranjero en cuanto tal. A l l í se hace presente la c o n t r a d i c c i ó n entre los intereses''\ de las subpotencias continentales y los intereses del imperialismo. T a l c o n t r a d i c c i ó n se ha manifestado como tendencia, especialmente en el caso de Brasil y de Argentina. A ambos interesa por ejemplo una ALALC, pero ésta, en 10 a ñ o s de existencia, no ha logrado cumplir los objetivos de e x p a n s i ó n de los mercados, en el nivel que necesitan estas e c o n o m í a s . Es por esto que Brasil, país que ha logrado mantener por 3 años sucesivos (desde el 69) una alta tasa de a c u m u l a c i ó n —lo que fue posibilitado por una feroz represión al movimiento obrero y popular— tiene una necesidad imperiosa de afirmar una polític a subimperialista sobre el continente, superando los acuerdos regionales y lanzándose a una audaz conquista de mercados. 13
Es evidente, que tal disposición subimperialista conlleva varios problemas, pues tiene que estar respaldada por un fuerte p o d e r í o militar con el cual se puedan respaldar los intereses e c o n ó m i c o s . . Más a ú n , es necesario tratar de implementar, en el niyel nacional, toda una política chovinista capaz de generar las bases de sostenimiento interno para una ofensiva expansionista en el nivel internacional. Brasil trata desde algunos a ñ o s , de crear las condiciones para implementar tal tipo de política. Uno de los intentos de realización de esta p o l í t i c a se demuestra en su actitud para con Bolivia, país al cual, después de la victoria del golpe militar de agosto de 1971, se destinan los capitales provenientes de Brasil en la b ú s q u e d a de la e x p l o t a c i ó n de sus riquezas naturales y destinados hacia inversiones industriales. 14
13. Esta argumentación ha sido desarrollada más en extenso por Theotonio Dos Santos, Dependencia y cambio social, CESO, Santiago, Chile, 1970. 14. La prensa boliviana ha divulgado, antes del golpe militar que llevó al poder al general Banzer, datos sobre la interferencia y ayuda
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Por otra parte, las disputas entre Brasil y Argentina que han adquirido m ú l t i p l es formas en los ú l t i m o s tiempos, sea en el terreno de la e m u l a c i ó n productiva manifestada en los intentos de ambas partes en el desarrollo de la industrialización a t ó m i c a ; sea en los conflictos fronterizos por la cuestión de la disputa de las aguas de la cuenca del Plata; sea en la disputa de recursos naturales bolivianos; todas estas disputas, m á s o menos encubiertas, esconden el objetivo fundamental de los dos p a í s e s m á s desarrollados del hemisferio sur que es lograr la h e g e m o n í a sobre el control de las riquezas y mercados del continente. 1 5
Sin embargo, toda esta disposición expansionista y subimperialista no es capaz de ocultar la profunda contradicción entre los intereses del capitalismo en cuanto sistema nacional y su carácter estructuralmente dependiente. Esto porque, para afirmarse un país como potencia subimperialista, necesita disponer en cuanto t a l : 1] de la capacidad de decisión sobre la o r i e n t a c i ó n de las inversiones básicas que se realizan internamente a f i n de poder orientarlas en el contexto de una polític a e c o n ó m i c a que corresponda a los intereses prioritarios del capitalismo nacional en su conjunt o ; 2 ] de la capacidad de implementar, en el plan internacional una p o l í t i ca de competencia orientada hacia las metas de conquista de dominio sobre los países vecinos que le garantice por l o menos una participación j u n t o 3 la hegemon í a imperialista. Estos dos requisitos básicos chocan con la o r i e n t a c i ó n de la polític a norteamericana en A m é r i ca Lati na, en la medida en que tiende, si bien favoreciendo, en todo caso a restringir el dominio de Estados Unidos sobre el continente. Es obvio, que E U no e s t a r í a dispuesto a conceder su dominio sobre L a t i n o a m é r i c a a algún p a í s subimperialista, sin embargo, estaría dispuesto a aceptar la brasileña en el complot militar que derrocó al gobierno del general J . J. Torres y al movimiento popular. Denuncias del mismo tipo han sido publicadas por el Frente Brasileño de Informaciones, órgano editado en Santiago de Chile. 15. Sobre este tema, véase el interesante artículo de Ruy Mauro Marini y Olga Tellicer de Brady, "Militarismo y desnuclearización en América Latina", Foro Internacional. No. 29, México, julio-septiembre de 1967.
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p a r t i c i p a c i ón en su d o m i n i o de un p a í s como Brasil, con tal que él siga aceptando el liderazgo de N o r t e a m é r i c a sobre el continente y esté de acuerdo en implementar, en lo fundamental, la p o l í t i c a que conviene a sus grandes empresas. Es la c o m p r e n s i ó n de tales limitaciones que lleva al gobierno neo nazista brasileño, como lo plantea R u y Mauro Marini, a reivindicar solamente la participació n m á s directa en la e x p l o t a c i ó n de los mercados y riquezas latinoamericanos, sin dejar de ser, con todo, u n socio-menor del imperialismo. Esto nada m á s representa la realista conciencia de la impotencia del capitalismo dependiente de cumplir la trayectoria que ha seguido el capitalismo en los países que se han transformado en grandes potencias. Si ésta es la realidad de los países dependientes en los cuales ha habido con mayor e x p a n s i ó n industrial, como Brasil y Argentina, es mucho m á s verdad para los d e m á s países que tienen que contentarse, mientras haya capitalismo, con su r o l restricto y subyugado en el sistema de d o m i n a c i ó n mundial. Esta c o n t r a d i c c i ó n no tiene, pues, condiciones históricas para ser resueltas, ella seguirá existiendo mientras exista capitalismo y su subproducto, el capitalismo dependiente.
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Contradicciones del capitalismo
principales dependiente
en los
países
del tipo B
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1. Contradicción industrialización
entre la necesidad de divisas para la y el control externo del sector exportador
La primera c o n t r a d i c c i ó n que señalamo s en los países del tipo B, consecuencia del carácter dependiente del desarrollo, es la que resulta de la necesidad de divisas para promover la industrialización, y a la vez, la imposibilidad de obtenerlas debido al control extranjero de la e c o n o m í a exportadora. Esta c o n t r a d i c c i ó n , como se ha visto, existe en forma latente en estos países desde hace muchas d é c a d as atrás, pero tiende a volverse aguda cuando se empieza a producir un desarrollo del proceso de industrialización, en forma un tanto m á s significativa en Perú y Venezuela, a partir de la posguerra, y en muchos otros países en los comienzos de los años 60, como es por ejemplo el caso de E l Salvador y Guatemala. Ya ha sido por d e m á s señalado que, en l o fundamental, las inversiones industriales son hechas por el capital extranjero l o que alcanza muchas veces un 80% del t o t a l de las inversiones. Tal hecho p o d r í a conducir a la consideración de que, efectivamente, en la medida en que a s í ocurre el proceso de industrialización, la i m p o r t a c i ó n de maquinarias pasa a ser secundaria para el funcionamiento de la econo* m í a , una vez que éstas llegan al país bajo la forma de inversión extranjera. Sin embargo, es necesario profundizar un poco m á s las consideraciones que h a c í a m o s en c a p í t u l os anteriores. Es cierto que, en los países del t i p o B, el problema de la sustitución de importaciones no se plantea en el mismo nivel en que ha sido formulado en los países del t i p o A ,
16. Ruy Mauro Marini, Subdesarrollo y revolución, op. cit.
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dado que, en aquéllos no ha existido una industrialización emprendida por capitales nacionales provenientes, en buena parte, del sector nacional exportador. Pero, independientemente de la forma y del carácter que asume la industrialización, éste es un proceso que, en la medida en que ella tiende a reorientar y reorganizar la vida e c o n ó m i c a y social de un país, ella tiende necesariamente a plantear, en el nivel del capitalismo nacional en su conjunto, la necesidad imperiosa que su proceso tenga que seguir hacia adelante y que, por consiguiente, es indispensable para el funcionamiento del sistema, en cuanto tal, la creación consecutiva de una serie de nuevas ramas y sectores productivos. Ahora bien, hemos visto que, en estos países, el capital extranjero penetra en forma secundaria, o sea, penetra en forma complementaria a su p e n e t r a c i ó n básica y prioritaria que es orientada hacia los países del tipo A , debido a una serie de factores que ya hemos destacado anteriormente. Pues bien, la industrialización se realiza, en forma incompleta, lenta, asistemática, irregular y no integrada, promovida en función complementaria de intereses externos al desarrollo capitalista del país, en la b ú s q u e d a de ganancias que tiende a concentrarse intensivamente en algunos sectores limitados. Esto se explica por las limitaciones reales al desarrollo potencial del capitalismo en estos países: mercados restringidos —por el relativamente p e q u e ñ o contingente poblacional, agravado por la vigencia de una estructura m o n o p ó l i c a de la tierra—, ausencia de infraestructura básica para el desarrollo industrial, bajo nivel de desarrollo tecnológico de la mano de obra, etc. Desde el punto de vista de las grandes empresas internacionales, que invierten en los países dependientes, es mucho m á s conveniente instalar, en estos países del tipo B, industrias livianas que requieren u n menor dispendio de capitales y para las cuales existe un razonable mercado que les es accesible y , para los productos m á s complejos, como los bienes de consumo duradero, instalar solamente plantas de montaje. Es el caso, por ejemplo, de muchos a r t í c u l o s e l e c t r o d o m é s t i c o s ; pero, sobre todo, de los productos específicamente e l e c t r ó n i c os que son o solamente armados o directamente importados. A estos países, se les reserva,
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pues, la c o n d i c i ó n de mercados de reserva para las industrias ubicadas en otras partes. Desde el punto de vista de la e c o n o m í a nacional, tal situación se hace cada vez m á s crítica. L a presencia de un proceso de industrialización, que se hace en base a un. . control altamente m o n o p ó l i c o y concentrado en algunos sectores, provocando efectos que desarticulan la e c o n o m í a tradicional sin generar, en contrapartida, los efectos dinamizadores capaces de superar los problemas provocados por la disgregación de la antigua estructura e c o n ó m i c a y sin crear las condiciones para un efectivo crecimiento de la e c o n o m í a nacional. La industrialización se realiza justamente en aquellas ramas que eran atendidas por la p r o d u c c i ó n artesanal o por la p e q u e ñ a empresa nacional. Estos sectores tienden pues a ser desplazados, a ser arruinados. La clase obrera industrial, n u m é r i c a m e n t e restringida (por la propia restricción del parque industrial y por el nivel t e c n o l ó g i c a m e n t e elevado que hace que la industria absorba poca mano de obra) es aplastada e c o n ó m i c a m e n t e por los siempre bajos niveles de sueldos y por las amenazas de desempleo. En los sectores no industríales —construcción civil, obras públicas, etc.— la situación es much o m á s precaria, pues es donde a c t ú a n , con mayor intensidad, las presiones del gran ejército de desempleados. Las clases medias, sean los profesionales, los técnicos y los empleados en servicios, en general, sienten cada d í a m á s restringidas las posibilidades de ascensión social, debido a la crónica situación de semiestancamiento, l o que genera una situación de inseguridad y de descontento por parte de los nuevos sectores que buscan incorporarse en el proceso e c o n ó m i c o . El campesinado, cuyos vastos sectores son progresivamente desplazados h a c í a l a s zonas urbanas, expulsados del agro por el m o n o p o l io de la tierra y por la crisis que la i n t r o d u c c i ó n de maquinarias provoca, por u n lado, y por otro, la decadencia de sectores agrícolas tradicionales, tienden a proletarizarse o a incrementar las filas de los vastos sectores marginales. Tal situación configura un cuadro de tensiones sociales cuyas perspectivas de resolución superan los marcos del
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vo cauce de desarrollo nacional de las fuerzas productivas. Y es por esto que, a la vez que se han golpeado parcialmente sectores dominantes tradicionales, se trata de estimular nuevos convenios con el capital extranjero y , aunque se trate de redefinir su a c t u a c i ó n - p o r ejemplo a través de la Ley de I n d u s t r i a - , no se logra alterar el carácter estructur a í m e n t e dependiente de la industria peruana. A d e m á s , la c o n d i c i ó n para que esta nueva p o l í t i ca fuera llevada a cabo en el Perú ha sido la de que el movimiento popular estuviera desarticulado y fuera incapaz de imponer una mayor radicalización sobre este proceso. Y es a fin de impedir que esto ocurriera, que ésta ha sido mantenida bajo una atenta represión que se ha hecho efectiva en contra de todos aquellos sectores que se mostraban m á s capaces de desarrollar una actuació n m á s consecuentemente antiimperialista y revolucionaria. El caso peruano ilustra, pues, m u y bien las limitaciones de una p o l í t i c a nacionalista y reformista que se mantiene en los marcos del capitalismo dependiente e ilustra una vez m á s hasta d ó n d e es precaria la utilización del débil capitalism o de Estado para oponerse al imperialismo y tratar de promover una política de desarrollo. En conclusión, se puede decir que, si bien existen en estas sociedades elementos que conducen a que la contradicción entre la necesidad del control del sector primario por el Estado y su dominio por el imparialismo, en muchos casos, pueda resolverse parcialmente; esto sólo se puede dar m a n t e n i é n d o s e el sistema, en el contexto de una nueva dependencia y a través de nuevas concesiones al imperialismo. Ahora bien, la resolución efectiva de tal c o n t r a d i c c i ón supone la liquidación del capitalismo dependiente.
sistema dependiente. El resultado, en el plano p o l í t i c o , es la radicalización que expresa, por una parte, una fuerte tendencia conservadora en amplios sectores de estas clases, que tienden a asumir u n comportamiento de m a n t e n c i ó n del statu quo a f i n de dar continuidad a su precaria situación e c o n ó m i c a frente a una sociedad en que predominan el desempleo, la marginálidad y las limitadas posibilidades, de m e j o r í a de las condiciones de vida. Por otra parte, sectores mucho m á s amplios tienden a adoptar una actitud de descontento y de r e b e l d ía en contra del sistema; a cuestionarlo y a intentar, a través de múltiple s formas, presionar en el sentido de su t r a n s f o r m a c i ó n . La respuesta, por parte de las clases dominantes, tiene que ser necesariamente la r e p r e s i ó n. R e p r e s i ó n p o l í t i c a y represión militar, como condiciones de la represión e c o n ó m i c a . Y los golpes de Estado, como forma m á s efectiva de represión, se transforman en una constante en la historia de estos países.
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Pero, en cualquier forma, tal solución no resuelve la c o n t r a d i c c i ó n entre la necesidad de mantener la dependencia para garantizar la sobrevivencia del régimen y la necesidad de cuestionarla para posibilitar el crecimiento e c o n ó m i co. L a ú n i ca posibilidad es fortalecer al Estado, para que éste pueda actuar como empresario y tratar de suplir, por lo menos, las lagunas m á s cruciales del desarrollo e c o n ó m i c o , a través de la o b t e n c i ó n , por parte de éste del control del sector primario. De esto resultan los intentos de nacionalización de algunas riquezas básicas, llevadas a cabo en Bolivia, en P e r ú y los p r o p ó s i t o s de hacerlas en Venezuela. De allí provienen las constantes amenazas de radicalización por parte de la burocracia civil y militar de origen p e q u e ñ o burguesa en muchos casos, que en estos países han ocupado el poder, frente a la crisis y precariedad del sistema de d o m i n a c i ó n oligárquico-imperialista. En donde este radicalismo ha llegado m á s lejos ha sido en Perú y se ha manifestado en la nacionalización del p e t r ó l e o , en la reforma agraria que ha afectado intereses oligárquicos nacionales y del capital extranjero, en la éstatización de algunos bancos, etc. Con t o d o, tales medidas si bien fortalecen el capitalismo de Estado son harto insuficientes para golpear definitivamente el sistema de d o m i n a c i ó n y abrir un efecti-
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1. Un análisis específico del carácter de las medidas económicas tomadas por la junta militar en el Perú, ha sido hecha por Aníbal Quijano Obregón, en Nacionalismo, neoimperialismo y militarismo en el Perú, Ed. Periferia, Buenos Aires, 1971.
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2. Contradicciones entre el mantenimiento agraria tradicional y la crisis del desarrollo
de la estmctura capitalista
En los países del tipo B, con la e x c e p c i ó n de Bolivia, los intentos de reforma agraria han sido m u y t í m i d o s y se ha conservado, en l o fundamental, la estructura de la tenencia de la tierra. N o nos detendremos en un análisis más detallado de sus características, ya que, en sus rasgos m á s esenciales, son semejantes al de los países del tipo A , d e b i é n d o se solamente resaltar que, en éstos, naturalmente, el proceso de moderniz a c i ó n expresado a través de la utilización de nuevas tecnologías y de relaciones de p r o d u c c i ó n t í p i c a m e n t e capitalistas, es mucho m á s intenso. E n los países del tipo B, la mayor incidencia de éstas se da en las regiones dominadas por los enclaves o en algunas regiones en donde predomina en la mayor parte de los casos, la agricultura para la exportación. En estos países, el problema agrario se plantea, no taato como un problema que l i m i t a la creación de un mercado para el desarrollo de la industria, ya que, por causa.de su desarrollo reciente en sus primeras etapas, ésta puede satisfacer sus necesidades iniciales en base a los mercados fundamentalmente urbanos. Pero, la m a n t e n c i ó n de la estructura agraria es t a m b i é n un problema c r í t i c o que entraba al desarrollo e c o n ó m i c o y social capitalista, en la medida en que, restringiendo el uso de la tierra, l i m i t a el proceso de a c u m u l a c i ó n de capitales en el agro, impidiendo que esto sirva de punto de partida, de creación de recursos para la p r o m o c i ó n del desarrollo industrial. Es necesario tener presente que, allí donde este proceso de a c u m u l a c i ón se realiza con mayor intensidad, es justamente en ios sectores exportadores que son, en buena medida, controlados por los capitales extranjeros —como ha sido, por ejemplo, el caso del banano en C e n t r o a m é r i c a . Este aspecto e c o n ó m i c o del problema se destaca cuando se lo considera desde el punto de vista de la e x p a n s i ó n capitalista. Sin embargo, su magnitud es mucho m á s amplia cuando se le enfoca desde un punto de vista amplio, desde una perspectiva p o l í t i ca y social m á s general, en que la m a n t e n c i ó n de la estructura agraria significa la m a n t e n c i ó n
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y el agravamiento progresivo de las condiciones miserables de existencia de vastos sectores de la p o b l a c i ó n campesina. Resultado de esto es la situación de incultura de las grandes masas, de precarias condiciones de salud, de inestabilidad laboral y de desempleo, a s í como la e x p u l s i ó n hacia las ciudades y la creación de éstas, de los cinturones de miseria en donde viven sectores provenientes de los ex campesinos. Las consecuencias de tal situación en el plano p o l í t i c o están expresadas en las constantes revueltas campesinas que ocurren en estos países y en su carácte r de enfrentamientos violentos en contra del orden establecido. A l l í , los conflictos se establecen sin mediaciones, dado que, en la m a y o r í a de los casos, el poder nacional es una e x p r e s i ó n mucho m á s directa de los sectores oligarquicos-terratenient.es. Es cierto que, en países como Bolivia y P e r ú ; en el primero, como consecuencia de la revolución y , en segundo, del golpe de Estado que c u l m i n ó con el gobierno de la actual j u n t a militar, la p e q u e ñ a b u r g u e s í a ha llevado a cabo u n proceso de reforma agraria con amplio apoyo campesino. En el caso peruano, es m u y temprano a ú n para juzgar sus resultados, dado que no se ha consumado a ú n dicha reforma. Sin duda, sus profundos objetivos reformistas han significado u n golpe en vastos sectores terratenientes y , al que t o d o l o indica sus consecuencias serán la apertura de u n proceso de m o d e r n i z a c i ó n del capitalismo peruano y la c o n s t i t u c i ó n de u n atractivo mercado que p o d r á ser u n fuerte e s t í m u l o para nuevas inversiones imperialistas en la industria. P o l í t i c a m e n t e , en la medida en que ésta se i m plementa, significará una c o n t e n c i ó n del radicalismo campesino, debido a que se logrará desarrollar un amplio sector de campesinos medios acomodados. En Bolivia, como ha sido discutido anteriormente, a pesar de la frustración a que condujo el fracaso de la reforma agraria en el contexto de la frustración general de la revolución de 1952, y a pesar del nuevo proceso de r e c o n c e n t r a c i ó n de las tierras, especialmente en la región de Santa Cruz, se ha logrado formar, entre el campesinado, un fuerte sector contrarrevolucionario y defensor del régimen oligárquico-imperialista. En otros países, donde la reforma agraria se ha dado, si
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CONTRADICCIONES DEL CAPITALISMO DEPENDIENTE
bien en forma limitada y con u n carácter que no traspasaba los l í m i t e s de u n proceso de m o d e r n i z a c i ó n , como es el caso de Venezuela y Guatemala, al lado de una política francamente represiva en las regiones m á s convulsionadas en donde ha actuado el movimiento guerrillero en los años sesenta, sin embargo, se ha logrado contener a corto plazo las tensiones campesinas y "pacificar" m o m e n t á n e a m e n t e el ,país. En cualquier forma ( y esta consideració n es válida t a m b i é n para el caso peruano debido a su c a r á c t er a ú n incompleto), la m a n t e n c i ó n de la estructura agraria tradicional y la necesidad de incrementarse u n amplio proceso de a c u m u l a c i ó n de capitales que sea orientado en el sentido de servir de base para la e x p a n s i ó n de la industrialización, sigue siendo una de las contradicciones fundamentales al desarrollo del capitalismo en estos países. Sus posibilidades de resolución pasan por u n profundo enfrentamiento con las oligarquías terrateneintes que, según indica el intento peruano, el imperialismo estaría dispuesto a apoyar o, por l o menos, a dejar que se cumpla siempre que hubiese condiciones para que sectores confiables de la p e q u e ñ a b u r g u e s í a pudiesen controlar el proceso sin mayores riesgos de que este control fuese perdido en favor de un movimiento revolucionario que cuestionara en su conjunto el sistema capitalista dependiente. La c o n c l u s i ón que podemos sacar es que, en los países del t i p o B , la d o m i n a c i ó n oligárquica terrateniente p o d r á seguir siendo cuestionada por la c o m p o s i c i ó n de una nueva alianza de fuerzas p e q u e ñ o - b u r g u e s a e imperialista, que busque dinamizar el sistema capitalista, siempre que sea posible neutralizar los sectores m á s radicales de la p e q u e ñ a b u r g u e s ía y a la clase obrera. E l imperialismo g a n a r í a, con esto, la posibilidad de una p e n e t r a c i ó n m á s amplia en estos países, siempre que se ampliaran sus mercados, favoreciendo la apertura de nuevas inversiones y de nuevos sectores productivos. La p e q u e ñ a burguesía ganarí a la posibilidad de realizar, controlando buena parte del aparato estatal, sus objetivos de modernización y de participació n m á s directa en el aparato institucional, abriendo nuevas oportunidades para aprovecharse de
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los frutos del desarrollo capitalista y de ascender socialmente a la c a t e g o r í a de sector dominante. Es obvio que esto sólo sería posible a través de la alianza con los d e m á s sectores oligárquicos-comerciales, exportadores, financieros, industriales, cuyos privilegios serían mantenidos en lo fundamental. Sin embargo, tal solución, si bien p o d r í a crear las condiciones para una relativa expansió n e c o n ó m i c a , t e n d r í a como resultado inevitablemente una p r o f u n d i z a c i ón de la dependencia y el traslado, hacia un futuro no m u y lejano, de agudos problemas e c o n ó m i c o s , p o l í t i c o s y sociales que derivarían de las nuevas contradicciones que se g e n e r a r í a n. El fortalecimiento del capitalismo de Estado dependiente sería mucho m á s aparente que real, dado que, los sectores industriales m á s importantes" seguirían siendo controlados por el capital extranjero. A d e m á s , hay que considerar que, de cualquier forma, debido a las condiciones que han sido señaladas anterioremente y , que no serían alteradas básicamente a ú n en un nuevo ciclo de e x p a n s i ó n e c o n ó m i c a , el capital extranjero no t e n d r í a interés en desarrollar, al interior de estas e c o n o m í a s el sector de bienes de producción. D i f í c i l m e n t e , pues, estos países e s t a r í a n en condiciones de seguir por el mismo camino de los países m á s desarrollados del tipo A y , en ellos a ú n m á s se h a r í a n presentes las limitaciones del capitalismo de Estado dependiente. Es por esto que, aunque se pudieran concretar las condiciones para una nueva oleada reformista y modernizante en estos países, la e x p a n s i ó n e c o n ó m i c a sería débil y limitada y, por lo tanto, las posibilidades de mantener subyugado al movimiento popular son tenues y e f í m e r a s .
XI
Los resultados y tendencias capitalismo
dependiente
del
en América
1. Los resultados del desarrollo
Latina
dependiente
El análisis que hemos intentado desarrollar (a pesar de sólo haber logrado configurar un bosquejo en el cual se trata de delimitar, en rasgos m u y generales, las característica s y contradicciones m á s relevantes de dos grandes tipos de desarrollo capitalista dependiente en L a t i n o a m é r i c a ) , nos permite evaluar, en grandes l í n e a s , el sentido y la orientación que asume este sistema en el continente. En síntesis, se puede constatar que, desde el punto de vista del funcionamiento de la e c o n o m í a , se realiza, en todos los países, u n proceso de m o n o p o l i z a c i ó n que refleja, a la vez, la centralización y c o n c e n t r a c i ó n industrial. Tal proceso afirma el predominio de la gran empresa extranjera en los sectores productivos fundamentales. O sea, en los países del t i p o B , en la mayor parte de los casos, no sólo se mantiene como se extiende el dominio extranjero sobre los recursos naturales, como a d e m á s la instalación de las industrias manufactureras se hace fundamentalmente bajo el control directo del capital f o r á n e o . En los países del t i p o A , los nuevos sectores industriales de bienes de consumo duradero y de bienes de p r o d u c c i ó n son controlados por los conglomerados multinacionales. Ocurre, pues, la desnacionalización progresiva de la propiedad de los medios de p r o d u c c i ó n , a l o que corresponde a la p é r d i d a s i m u l t á n e a del control nacional sobre el proceso productivo. Y , de esta forma, aunque se realice un proceso paralelo de fortalecimiento del capitalismo de Estado, en el plano e c o n ó m i c o esté se expresa en el crecimiento de su c o n t r o l sobre sectores infraestructurales que no compiten directamente con el capital extranjero, sino que su e x p a n s i ó n favorece al [173J
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funcionamiento de éste , sobre todo cuando impulsa el desarrollo de los sectores de energía, transporte, comunicaciones, etc. E l capitalismo de Estado tiende pues a combinarse con el capital extranjero y a compartir con él los mecanismos de poder y , m á s a ú n , a transformarse en el agente de la d o m i n a c i ó n burguesa-imperialista. Todas estas características se desarrollan dentro de los l í m i t e s impuestos por la imposibilidad de superació n radical de los o b s t á c u l o s al aumento del mercado interno, debido a la persistencia de la estructura agraria m o n o p ó l i c a tradicional, j u n t o a la intensificación de la m o n o p o l i z a c i ó n indust r i a l , de la acentuada c o n c e n t r a c i ó n de la renta, de los bajos niveles de i n c o r p o r a c i ó n de mano de obra al sistema productivo, etc., l o que conlleva, en contrapartida, la necesidad de la intensificación de la s u p e r e x p l o t a c i ó n del mercado existente. La disgregación progresiva de las relaciones precapitalistas en el campo, al lado de la m a n t e n c i ó n del latifundio, expulsa hacia las ciudades numerosos contingentes poblacionales que no pueden ser absorbidos por la industria debido a su c a r á c t er m o n o p ó l i c o y concentrado que utiliza una t e c n o l o g í a que requiere el empleo de relativamente poca mano de obra y por l o general calificada. La consecuencia de esto es que tienden a proliferar los sectores que no e s t á n efectivamente integrados en las actividades propiamente productivas, a inflar enormemente el sector servicios, a d e m á s de u n gran porcentaje de desempleados, para los cuales no existe posibilidad de incorporación al sistema productivo. Desde el p u n t o de vista social y p o l í t i c o , el proceso de m o n o p o l i z a c i ó n , c o n c e n t r a c i ó n y centralización se expresa t a m b i é n , en el nivel de los mecanismos de control social en general, en los instrumentos de f o r m a c i ón cultural y de opinión pública como la prensa, la radio, la televisión, los , periódicos. Se expresa, a d e m á s , en las ideologías y en , los partidos p o l í t i c o s de las clases dominantes que tienden a , agruparse y a superar viejas diferencias no sustanciales, tendiendo a predominar cada vez con mayor fuerza las tendencias derechistas, mientras las posiciones liberales y centristas dejan de tener cabida en u n proceso que se
LOS RESULTADOS Y TENDENCIAS
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caracteriza, cada vez m á s , por la polarización entre clases dominantes y dominadas. Este proceso es e x p r e s i ó n y , a la vez, consecuencia del rompimiento de las alianzas entre las clases dominantes y las clases populares que ha caracterizado todo el p e r í o d o populista y de ilusiones en un desarrollo nacional a u t ó n o mo. E l agotamiento de éste cede lugar a los golpes militares, cuyo objetivo es contener, por medidas de fuerza, la oposición popular al sistema de e x p l o t a c i ó n . Esto no impide que se realicen a ú n algunos intentos de corte neopopulista y liberalizantes como una o p c i ó n intermedia entre las tendencias m á s radicales, o sea de derecha y de izquierda. Sin embargo, estos intensos serían transitorios y por un breve p e r í o d o , hasta que la c o n f r o n t a c i ó n m á s aguda entre las clases antagónicas los frustrara en definitiva. E l resultado final a que conduce el desarrollo dependiente es, pues, el agudizamiento de las contradicciones entre la c o n c e n t r a c i ó n del poder e c o n ó m i c o y p o l í t i c o de las clases dominantes y el conjunto de la p o b l a c i ó n dominada. Tai c o n t r a d i c c i ó n , que lleva a la radicalización del régimen p o l í t i c o de las clases explotadoras y que asume, en muchos países, características neonazistas —cuya mejor expresión es B r a s i l - conduce a una radicalización p o l í t i c a acentuada de la clase obrera, del campesinado pobre y de sectores de la p e q u e ñ a b u r g u e s í a y de las clases medias, la que apunta en la dirección de la superación de sus ilusiones nacionalistas y reformistas y se orienta hacia una c o n f r o n t a c i ó n en términos de lucha de clases. , ,
2. Tendencias y alternativas del capitalismo
dependiente
Los resultados fundamentales del desarrollo dependiente tanto en los países del tipo A como en los del tipo B demuestran características similares en relación a todos estos aspectos que hemos destacado en el í t e m 1. E n este sentido sería en principio válido suponer que las tendencias generales serían en lo fundamental las mismas para el conjunto de los países del continente.
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CONTRADICCIONES D E L CAPITALISMO DEPENDIENTE
Sin embargo, no es ésta la realidad. Los resultados logrados por el desarrollo dependiente, en algunos países del tipo A , como son los casos específicos de Brasil, México y A r gentina, configuran tendencias que, si bien existen t a m b i é n en forma mucho m á s encubierta en otros países, no encuentran en éstos viabilidad histórica. Es el caso de las tendencias subimperialistas, que consistirían en la e x p l o t a c i ó n de u n p a í s dependiente m á s desarrollado sobre otros menos desarrollados, en la b ú s q u e d a del control sobre parte sustancial del mercado de é s t o s ; a través, no sólo de exportaciones, pero, sobre t o d o , de inversiones en sectores e c o n ó micos básicos —de recursos naturales o de instalaciones de industrias— l o que s u p o n d r í a un cierto d o m i n i o p o l í t i c o y militar por parte del p a í s subimperialista. Estas tendencias asoman como un producto de la d i n á m i ca generada por el sistema de e x p l o t a c i ó n , a las cuales sólo un profundo y radical proceso de cuestionamiento del funcionamiento de este sistema en cuanto tal p o d r í a detenerlas. Ellas existen en forma m u y encubierta en otros países (como es el caso de E l Salvador, donde estas tendencias se han revelado con mayor claridad a r a í z del conflicto bélico de este p a ís con Honduras que puso en claro el proceso incipiente, pero de cualquier forma expresivo, de la e x p l o t a c i ó n a que es sometida la e c o n o m í a hondurena a través de E l Salvador, país que, a partir de la f o r m a c i ó n del Mercado C o m ú n Centroamericano expande su base industrial por medio del crecimiento de inversiones extranjeras). Pero, si bien es cierto que se pueden notar indicadores de esta tendencia en estos países, éstos son, de por s í , intrínsecamente frustrados por la inexistencia, en ellos, de un fuerte sector de bienes de p r o d u c c i ó n . Ellos no t e n d r í a n pues condiciones de disputar la influencia sobre los mercados de los países m á s débiles industrialmente, con países como Brasil, México o Argentina. En estos países ha sido donde m á s se desarrolló el proceso de industrialización, donde ha sido m á s intensa la penetración del capital extranjero en la industria manufacturera, donde el fortalecimiento del capitalismo de Estado se ha dado de forma m á s estrechamente vinculado a la dominación imperialista, donde la ruptura de "compromisos" polí -
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ticos de las clases dominantes con las clases dominadas, han sido m á s radicales y , finalmente, en donde las contradicciones engendradas por el desarrollo capitalista dependiente se hacen m á s agudas, exigiendo soluciones m á s amplias y radicales. La necesidad, pues, de disminuir el impacto interno de sus contradicciones congénitas orienta, a estos países, como subproductos del imperialismo, hacia el dominio y la subyugación dé los d e m á s países latinoamericanos. L a historia del desarrollo capitalista ha confirmado siempre, en estos países y en varias circunstancias, la necesidad de realización de esta tendencia: el capitalismo, para sobrevivir necesita expandirse y para expandirse necesita imponerse y dominar. En estos países latinoamericanos, cuyos l í m i t e s internos hacia su e x p a n s i ó n son extremadamente difíciles de ser rotos completamente, la necesidad expansionista se plantea con mucha fuerza. Hoy, si esta necesidad está m á s presente e inmediata en Brasil, en Méxic o ó Argentina, esto se debe a la mayor intensidad que el desarrollo capitalista ha adquirido, en los últimos años, en estos países y , si bien la misma tendencia puede existir en forma encubierta en otros países del continente, sus posibilidades de desarrollo son incomparablemente menores, incluso en los d e m á s países del t i p o A , como Uruguay, Chile y Colombia. Esto se debe a que aunque el proceso de industrialización ha tenido, en estos países, muchas características semejantes a las de los tres primeros, él no ha sido lo suficientemente intenso para determinar una etapa cualitativamente nueva que se abra con el desarrollo interno del sector de bienes de p r o d u c c i ó n . Sea por las propias limitaciones naturales, tales como las demográficas, el caso en especial del Uruguay, pero t a m b i é n válidos para los d e m á s países; sea por los efectos paralizadores de la presencia de enclaves en Chile (que si bien no hayan logrado frustrar el proceso de industrialización p e r m i t i ó que sus efectos no pudieran ser ampliamente contrarrestados como en el caso de M é x i c o ) ; sea por el carácter relativamente más t a r d í o de la industrialización en Colombia, o por ú l t i m o , debido a las conveniencias del capital extranjero en concentrarse m á s en algunos países que le ofrecían mayores
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C O N T R A D I C C I O N E S DEL C A P I T A L I S M O DEPENDIENTE
ventajas en orden a e x t e n s i ó n de mercados, desarrollo de una infraestructura básica, e c o n o m í a s de escala, a d e m á s de contar t a m b i é n con amplias facilidades j u r í d i c a s , etc. Estas interpretaciones, si bien son sugerentes, no agotan la explicación del p o r q u é de la menor intensidad del proceso de desarrollo en un mismo tipo de países dependientes. Sería necesario recorrer el análisis específico de cada uno de estosp a í s e s ; pero, su ausencia no impide que se constate la escasa vigencia en ellos de posibilidades de. afirmación de las tendencias subimperialistas. ¿ L a posibilidad de realización de esta tendencia en estos países estaría sometida meramente a un proceso acumulativo gradual de desarrollo? En otras palabras, ¿se p o d r í a concebir que esta tendencia se realizaría en ellos una vez que se lograsen alcanzar determinados niveles de desarrollo? L a respuesta tiene que ser negativa. Porque, basta con que esta tendencia se afirme en Brasil, en Argentina o en M é x i c o para hacer variar completamente el sentido y las perspectivas del capitalismo dependiente en los d e m á s p a í ses del continente. N o es posible concebir una comunidad de subimperialismos. E l subimperialismo, para afirmarse, necesita una amplia área para su a c t u a c i ó n . Y esto significa que es necesario imponer a los d e m á s países latinoamericanos la situación de una doble e x p l o t a c i ó n ; por parte del imperialismo y del subimperialismo. Sólo para Brasil, Argentina y Méxic o hay la alternativa, dentro del actual sistema de d o m i n a c i ó n , de la e x p a n s i ó n del sistema en t é r m i n o s de subimperialismo. Para todos los d e m á s , no hay o p c i ó n dentro de este sistema, sino el destino de países capitalistas dependientes que, si bien pudiendo aún pasar por p e r í o d o s relativamente cortos de crecimiento, estimulados en alguna medida por políticas reformistas y modernizadoras, tienden, cada vez m á s , hacia una situación básica de estancamiento y crisis, en el contexto de la cual las posibilidades de desarrollo de las etapas m á s avanzadas de la industrialización a través del montaje del sector de bienes de p r o d u c c i ó n , son remotas. La única alternativa de desarrollo amplio que se presenta, para Chile, Colombia y Uruguay (asi como para los países del tipo B ) , está fuera del sistema capitalista y es la
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alternativa socialista. E l socialismo se presenta pues, para ellos, como la única o p c i ó n de desarrollo, dejando de ser u n ideal doctrinario y pasando a constituirse en una necesidad histórica. Si el socialismo es la única o p c i ó n para países como Uruguay, Chile y Colombia, lo mismo se puede decir, y con mucha mayor fuerza de argumento, para el caso de todos los países del tipo B . En éstos, las posibilidades de desarrollo, en los marcos de un capitalismo dependiente - a pesar de la viabilidad de i m p o s i c i ón de políticas reformistas que hemos contemplado a n t e r i o r m e n t e - son extremadamente reducidas y mediocres. Para Brasil, M é x i co y Argentina, el socialismo, (a pesar de que lo hemos planteado anteriormente, es mucho m á s viable e c o n ó m i c a m e n t e , y es la única vía para la ruptura de la dependencia), tiene que competir con la alternativa de desarrollo subimperialista. La alternativa subimperialista está, sin duda, condenada al fracaso, en la medida en que no resuelve las agudas contradicciones del desarrollo capitalista dependiente. Sin embargo, su viabilidad potencial, aun d á n d o s e por un plazo corto, es una amenaza terrible para América Latina en su conjunto. Si se puede suponer la supervivencia del actual sistema de d o m i n a c i ó n en el continente, el destino de los pueblos será cada vez m á s la intensa e x p l o t a c i ó n imperialista, mediatizada por el subimperialismo. En el nivel del sistema de e x p l o t a c i ó n , L a t i n o a m é r i c a se bifurca, y es necesario buscar en el nivel de la oposición popular a éste sus posibilidades de reunificación. O sea, que el capitalismo tiende a dividir el continente entre subpotencias dominantes y países dominados y sólo el socialismo p o d r á impedirlo y restaurar la unidad continental. Si es válido este análisis, lo que hasta ahora hemos llamado tipo A , tiende por cierto a romperse. La t i p o l o g í a , tal cual la definimos, es un recurso analítico para posibilitar un análisis histórico-estructural que, en cuanto tal, está sometido a las variaciones y cambios que sufren las sociedades dependientes en su movimiento real. Si el proceso de desarrollo ha tenido características semejantes en algunos países, lo que justificaba su inclusión en un mismo tipo, en la medida en que la posibilidad de afirmación de tendencias en algunos mientras que en. otros no, pasa a diferenciarlas en
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sus nuevas etapas, revelando calidades distintas en la orientación de sus procesos económico-sociales, es necesario redefinir la tipología para que ésta siga teniendo utilidad analítica. En cualquier forma, a ú n es temprano para que esto se haga. En ninguno de los tres países que hemos apuntado como posibles de realizar la tendencia subimperialista, se ha logrado hasta ahora transformarla plenamente en realidad. Por otro lado, en Chile, se empieza a dar, a partir de la victoria de la Unidad Popular, un proceso cuyos resultados pueden conducirlo m u y r á p i d a m e n t e a la alternativa socialista. En L a t i n o a m é r i c a , se viven, pues, momentos cruciales en donde las alternativas contempladas por la ciencia son sometidas a prueba por la lucha polític a de las clases sociales en c o n f r o n t a c i ó n . En estos momentos, el papel previsor de la ciencia está limitado por la práctica concreta del movimiento social, que es lo que, en definitiva, concretar á o no alternativas y tendencias. De todas maneras, cualesquiera que sean las direcciones inmediatas que asuma el proceso de desarrollo en los países latinoamericanos éstos son relativamente provisorios. Las contradicciones engendradas por el desarrollo dependiente t e n d e r á n a acentuarse cada vez en forma más profunda y a necesitar de respuestas cada vez m á s radicales que, seguramente, c o n d u c i r á n a agudos enfrentamientos entre las clases dominantes y dominadas, entre la alternativa burguesa m á s radical, el neofascismo y la alternativa proletaria, la revolución socialista.
impreso en cled y asociados calle 85 núm. 19 - col. puebla cp. 15020 - méxico, d.f. quinientos ejemplares y sobrantes 15 de noviembre de 1999
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