VALDEZ CASTELLANOS, L. - Comunicación y Manejo de Sentimientos - Buena Prensa, México 1999

August 13, 2017 | Author: Alfonso S. de Haro | Category: Psychoanalysis, Love, Happiness & Self-Help, Unconscious Mind, Metaphysics Of Mind
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Descripción: El contenido de este libro le ha ayudado a muchas personas para mejorar su vida. Su aporte es en ese campo ...

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Com unicación y manejo de sentimientos

Curso popular para la maduración afectiva LUIS VALDEZ CASTELLANOS, S.J.

O B R A N A C IO N A L DE L A BUENA PR E N SA, A.C.

Comunicación y manejo de sentimientos Por: Luis Valdez Castellanos, S.J. Primera edición, abril 1999

Hecho en México. ISBN 968-7693-71-1 Con las debidas licencias.

Derechos © reservados a favor de: OBRA NACIONAL DE LA BUENA PRENSA, A.C. Apartado M-2181. 06000 México, D.F. Orozco y Berra 180. Sta. María la Ribera Tel. 55 46 45 00

Se terminó de imprimir esta primera edición el día 25 de abril de 1999, festividad de San Marcos, Evangelista, en los talleres de Offset Santiago, S.A. de C.V. Dr. Erazo 182. Col. Doctores. 06720 México, D.F.

OBRA NACIONAL DE LA BUENA PRENSA, A.C. Apartado M-2181. 06000 México, D.F. Orozco y Berra 180. Sta. María la Ribera Tel. 55 46 45 00 Fax 55 35 55 89 - [email protected] Orizaba 39 bis. Col. Roma Tels. 52 07 74 07, 52 07 80 62 Congreso 8. Tlalpan. 14000 Tels. 55 13 63 87, 55 13 63 88 Monterrey, N.L.: San Ignacio. Rayón 720 Sur, entre Padre Mier y Matamoros 64000 Monterrey, N.L. Tel. 3-43-11-12. Fax 3-43-11-21.

índice Primera Parte: Teoría Capítulo 1 Cómo es la persona humana........................9 Capítulo 2 Lo que más necesitamos en la vida.......... 17 Capítulo 3 El amor y la comunicación......................... 25 Capítulo 4 Nuestras emociones y sentimientos............31 Capítulo 5 El aprendizaje del diálogo........................... 39 Capítulo 6 Ideas equivocadas que hacen su frir......... 47

Segunda Parte: Práctica Ejercicio 1 Sensibilización........................................... 59 Ejercicio 2 ¿Qué son los sentimientos?.......................63 Ejercicio 3 Los sentimientos no son m alos...*............ 67 Ejercicio 4 ¿Por qué escondemos los sentimientos?.... 71 Ejercicio 5 Los demás no son la causa de mis sentimientos.................................... 75 Ejercicio 6 ¿Cómo manejar los sentimientos?.............79 Ejercicio 7 Aprender a conocer y comunicar los sentimientos.......................................... 85 Ejercicio 8 Amor equilibrado: amar a los demás y a uno m ism o............ 91

Presentación

“Sé p a cien te con todo lo que n o está en tu corazón. Trata de a m ar las p regu n ta s. N o busques ahora respu esta s qu e n o pu ed en darse, p o rq u e n o serías capaz de vivirlas. E l a su n to es v iv ir todo. Vive las pregu n ta s ahora. Q uizá p o co a p oco, sin s e n tirlo un día cerca ­ n o llegarás a v iv ir las respu esta s”. E l contenido de este libro ha servido para m ejorar la form a de vivir de m uchas personas de las C om unida­ des E clesiales de B ase en el barrio del Cerro del Judío en la Ciudad de M éxico. M uchos de los proyectos de trabajo en m edios populares han dado énfasis en la form ación religiosa y sociológica. Pero han dejado de lado el aspecto p si­ cológico. Esto ha tenido repercusiones en el cansan­ cio de las personas; en la im posibilidad de m anejar con flictos interpersonales, provocando desilusiones graves y una sensación de desintegración fam iliar. Este libro quiere ser una aportación sencilla para el conocim iento de la afectividad hum ana, y así apren­ der a m an ejarla m ejor. O frece m aterial para apoyar un curso de m anejo de sentim ientos. Los contenidos teóricos han sido tom ados de varios autores. El prin cipal ha sido John Pow ell, s.j. (E l secreto de p erm a n ecer en el a m or y Plenam ente vivo, p len a m en te h u m ano). Sin em bargo, dichos con ­

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tenidos han sido traducidos y adaptados para una m ejor com prensión. La segunda parte, dedicada a la práctica, se elaboró in icialm en te para los jóven es de la parroqu ia de Plátano y Cacao, en Tabasco. Posteriorm ente fu e adaptada para m edios m ás urbanos. Este lib ro fue pensado para el o los que dan el curso. Por eso se puso la parte teórica com o apoyo. Sin em bargo en la práctica h a servido que lo tengan y u tilicen tam bién los participantes del curso. N uestra fe en Jesu cristo liberador nos in vita a trabajar por la liberación in tegral de los pobres.

Lu is Valdez Castellanos, s.j.

PRIM ERA PARTE

TEORÍA

Capítulo 1

Cóm o es la persona humana

J-jos hom bres y las m ujeres nacieron para vivir en paz consigo m ism os y llen os de alegría profunda. Las personas no fueron hechas para la tristeza. Si estam os hechos para ten er u na vid a com ple­ tam ente feliz, ¿por qué h ay tan ta gente in feliz? Segu­ ram ente algo anda m al. Un escritor com puso un poem a que se llam a descom puesto. En E stados Unidos hay unas m áqui­ nas que si se les echa u na m oneda dan una bolsa con palom itas. El escritor vio a una m ujer que trata­ ba de explicarle a su h ijito de cuatro años que la m áquina estaba descom puesta y no podía dar las palom itas. La m am á le decía: La m áquina está descom puesta. N o puedes co m e r pa lom ita s, ¿ q u é n o ves qu e hay un le tre ro qu e d ice *.D escom pu esta *? P ero e l n iñ ito n o pod ía entender. P orq u e tenía las ga­ nas, tenía el d inero y veía las pa lom itas d en tro de la m áquina. Seguram ente algo andaba m al porque no podía co­ m er las palom itas. E l niñ ito qu ería llorar. El escritor que vio esto dijo: Señor, y o tam bién s e n tí ganas de llo ra r, p e ro p o r la gen te qu e se ha atorado, qu e ha llegad o a ser m áquina descom puesta, p e ro qu e está llen a de una gran bondad qu e otras p ersonas n ecesita n y n o pueden d isfru ta r p o rq u e segu­ ra m en te algo anda m a l d en tro de ellas. Todas las personas tenem os cuerpo y espíritu . Ten e­ m os necesidades físicas (com er, descansar, etc.), psicológicas (sentim os seguros con nosotros m ism os), espiritu ales (orar, am ar a E)ios). Si no satisfacem os cu alqu iera de esas necesidades se puede produ cir un daño a todo el cuerpo.

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1.1 La necesidad humana fundamental Los psicólogos están de acuerdo en que cuando u na necesidad fundam ental es satisfecha, todo lo dem ás se arm onizará -en un sentido general de bienestar. Esa necesidad es: • • •

Un am or verdadero y profundo de uno m ism o. U na aceptación alegre de uno m ismo. Un aprecio auténtico de uno m ismo.

¿Te suena raro lo anterior? Parece que som os alérgi­ cos a las palabras a m or a s í m ism o. La idea de gozar y celebrar nuestra propia bondad parece algo reirá. Pensam os que se trata de vanidad y egoísm o. ¿Nos asusta la reacción de los dem ás? A pesar de que es tan necesario llegar a am am os y a apreciarnos, es algo que nos cuesta mucho aceptar. Cuando perdem os la capacidad de apreciarnos y gozarnos, de ser nosotros, todo tipo de cosas oscuras y dolorosas irrum pen para llenar ese vacío. Un hom bre no puede estar en paz con otros hasta que no haya aprendido a estar en paz consigo mismo. Muchas tera­ pias en hospitales de salud m ental consisten en ense­ ñarle al paciente a que tenga una actitu d bondadosa, positiva y benévola con él m ism o. Todo com ienza en los prim eros años de nu estra vida. El bebé, aunque no hable, se pregunta constan­ tem ente: ¿qu ién soy? ¿soy alguien valioso? Si com o respuesta recibe m uchas caricias y afecto aprenderá algo m uy im portante: soy digno de que m e quieran, y n o tengo que h a cer nada, sino ser yo m ism o. Pero a la m ayoría de nosotros se nos ha dado otra respuesta. Se nos h a ofrecido un am or con dicio­ nado: por ejem plo, si haces esto, te q u iero; si te estás qu ieto, te doy... Cuando el niño crece le dicen: si ayudas en la casa... s i estás lim p io ... En el fondo, los adultos le están diciendo: tu va lor n o está en ti m ism o com o persona sino en tu buen com portam iento, en tus acciones. Es com o obligarlo a pagar un precio para que lo quieran.

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1.2 Ajustes a la realidad dolorosa El cuerpo humano es muy capaz de adaptarse a mu­ chas situaciones. Así, cuando el niño no ha recibido de sus papás y fam iliares el reconocim iento de que vale mucho, entonces com ienza a desarrollar mañas, tanto para evitar el dolor de no saberse alguien valioso, como para conseguir amor de los demás. La siguiente es una pequeña lista de esas mañas: ❖ ❖ ♦♦♦ ❖ ❖ ❖ ❖ ❖ ❖ ❖ ❖ ♦♦♦ ❖ ❖

Exageración de las cualidades o presum ir m enti­ rosam ente Constante crítica acusadora de los dem ás Sacar razones paira ju stificarse Perfeccionism o Rehuir a las relaciones personajes Autodesprecio C ólera (coraje m uy fuerte) O bediencia defensiva Convertirse en un solitario Valorarse dem asiado Presentar otra cara Negairse ad riesgo Cinism o y desconfianza Intentair ser sim pático todo el tiem po

Como resumen podemos decir que cada uno de noso­ tros al nacer somos únicos y m uy valiosos. Pero esto, al prin cipio sólo lo sabem os porque los dem ás nos lo dicen de palabra o con el aifecto. Por lo m ism o el que em pecem os a apreciam os a nosotros m ism os es en gram pairte un regalo de nuestros papás. Paira saber lo que sign ifica aimairse a sí m ism o, veam os lo que sign ifica am ar a otros: ❖ ❖ ❖

El am or aprecia y confirm a el gran valor y lo irre­ petible de la persona a la que se ama. E l am or reconoce y trata de satisfacer las necesi­ dades del que ama. El am or perdona y olvida las fallas del am ado.

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Cuando Cristo nos pide amar al prójim o como a nosotros mismos, la consecuencia clara es que todo lo que hacemos por nuestro prójimo lo hallamos también y primero por nosotros mismos. Es vma oferta en paquete. Tienes que amar a dos personas: a ti mismo y al otro. Pero no puedes amar realmente a uno sin amar al otro. Se trata de un amor como en vina balanza: que los platos pesen lo mismo. Si no se satisface la necesidad de quererse y apreciarse a uno m ism o, entonces vien e un deterioro general de la personalidad. Esto lo afirm a un gran psiqu iatra cuando dice: □

Todos los problem as psicológicos son síntom as de que uno no se siente valioso y digno.



La im agen que tiene de sí m ism o todo hum ano es algo determ inante para su com portam iento en la vida. Para que uno esté sano debe uno estim arse con sinceridad y realism o.

1.3 Las salidas o escapes La persona tendrá u na vid a satisfactoria en propor­ ción a la estim a y confianza que tenga de sí. Pero esto no lo puede lograr solo. Yo necesito de tu am or y tú necesitas del m ío. Juntos podem os triu n far o fraca­ sar, pero aislados y separados sólo podem os fracasar. El am or que vien e de los dem ás no lo podem os depo­ sitar en un banco; debe ser un proceso constante de ganarse la confianza, el am or de los dem ás. Cuando alguien ha fracasado en encontrar satis­ facción y paz in terior norm alm ente tiene estas cuatro salidas. Cada salida representa un escape al dolor que se siente cuando se fracasa com o persona.

1. Depresión: Es un sustituto del sufrim iento. Cuando el m otor interno de la persona está m uy acelerado la depre­ sión lo detiene y desacelera. La depresión con fre­ cuencia nos lleva a la autodestrucción.

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2. Cólera y conducta antisocial: La cólera es casi siem pre el resultado de un m iedo profundo y una inseguridad disfrazada. Como la de­ presión, la cólera tiende a liberar el dolor profundo del fracaso personal.

3. Locura: Es perder contacto con la realidad. En m uchas ocasio­ nes es una elección (irse a la fantasía) y un escape.

4. Enfermedades físicas: É sta es la salida m ás com ún porque es m ás fá cil adm itir un dolor físico que un fracaso personal, por­ que hay menos conciencia de desgracia y culpabilidad asociados a la enferm edad física.

1.4 Las personas adictas Las salidas anteriores de alguna m anera dism inuyen el dolor, pero éste continúa. Las personas entonces se hacen adictas a varias m aneras de m atar el dolor. Algunas escogen maneras negativas como el alcohol y la droga. Otras escogen m aneras neutras com o la com ida, y otras, positivas com o el trabajo. Com o conclusión, el dolor en sí m ism o no es algo m alo que hay que evitar a toda costa. Es un m aestro del cual podem os aprender m uchas cosas. Nos in s­ truye, nos in vita a cam biar. Si nos negam os a escu­ char al dolor y sus lecciones, lo que logram os es h acem os adictos a alguna m anera de m atar el dolor.

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Capítulo 2

L o que más necesitamos en la vida

E.

cam bio profundo de las personas nunca se realiza rápidamente. Los psicólogos llegaron al descubrim iento de que lo que realm ente cura y prom ueve el cam bio en las personas es tener am or y cariño de los demás. El am or cura y cam bia a las personas. ¿Qué es el am or? E l am or existe cuando la se­ guridad y el desarrollo de la otra persona llega a ser tan im portante com o m i seguridad y m i desarrollo. Pero hay m ás notas características del am or:

El amor no es un sentimiento Los sentim ientos son com o los yoyos que ju egan los niños: a ratos arriba a ratos abajo. Son inconstantes y cam biantes. Sin em bargo los sentim ientos están ligados al amor. No puedo buscar tu satisfacción, segu­ ridad y desarrollo como algo mío, si no existe una base de sentim ientos de cariño hacia ti.

El amor es una decisión, un compromiso El am or entre las personas es variado: de padres, de hermanos, de am igos cercanos, de am igos totalm ente cercanos y de pareja. Es im portante no ofrecer un com­ prom iso de am or que no podam os cum plir. La gente sin experiencia y que no ha acabado de m adurar tiende a hacer esto. Dice cosas bajo im pulso de em ociones fuer­ tes (en la noche bajo la luna) y al día siguiente sus palabras ya suenan vacías. N orm alm ente la gen te se esconde y defien de detrás de bardas de protección. A la llam ada d el am or salen, al principio titubeando, ante la esperanza del amor. Cuando sufren una decepción quedan desprote­ gidas y desnudas, y vuelven de nuevo al escondite, pero ahora con bardas más anchas.

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El amor efectivo es incondicional El am or se puede dar con condiciones o sin con dicio­ nes. Solam ente el am or sin condiciones es el que puede cam biar la vida de las personas a las que se les ofrece el am or/U na persona inicia su cam bio no por sentirse retado, sino por sentirse amada. El am or condicionado degenera en un am or como u n a balanza: cada quien tiene que poner su parte en el platillo para que la balanza esté pareja. Pero si por una tensión, por una pena o dolor, uno de los dos se distrae y no hace su pago m ensual a tiem po, el otro qu ita su parte para asegurarse de que en adelante sólo pondrá cuando el otro lo haga. Si una persona está am ando sin condiciones, la otra person a respon derá a ese am or. Aunque a lgu ­ nas veces la respuesta tarda. Tam bién puede pasar que si la respuesta tarda m uchísim o el que am a se puede desanim ar y la relación fracasará. Am ar sin condiciones al otro es algo a lo que nos vam os acercando y no siem pre logram os, ya que estam os m uy presionados por m uchas em ociones y necesidades personales.

El amor es para siempre E sta es una conclusión de la nota anterior. En el am or condicionado el com prom iso lleva unido un lí­ m ite de tiem po; te am aré m ientras... El am or efectivo no es com o el ju ego de baraja en que uno puede retirar su apuesta aunque vaya perdiendo. En el am or efectivo necesito saber, an­ tes de qu itarm e las m áscaras y d ejar los m uros protectores, que el am or que m e ofrece es una ofer­ ta perm anente. No puedo salir de m i protección para un am or tem poral.

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El compromiso del amor implica decisiones Se ha dicho antes que am ar es un com prom iso para ayudar al desarrollo, la seguridad y la satisfacción de la persona amada. Pero encontram os dos dificultades: □



Tus necesidades están cam biando constantem en­ te. Por eso tengo que estar descubriendo tam bién constantem ente tus necesidades actuales. Soy yo, y no tú, el que debe decidir sobre lo que debo hacer para ayudarte. Tam bién es cierto que m is decisiones no deben presionarte ni quitarte tu libertad. Yo debo ser com o soy y ofrecer m i ayuda, pero al m ism o tiem po, tú debes ser tú, con libertad de aceptar o rechazar m i ayuda.

Este es uno de los puntos m ás difíciles del am or: ser yo m ism o y dar m i ayuda de acuerdo a m i visión y nunca forzarte a aceptarla o responder.

El regalo fundamental del amor es hacer sentir al otro su valor como persona Si dijim os que la clave para la felicid ad hum ana es la capacidad para am ar, apreciar y celebrar la propia bondad, nos queda claro que la contribución del am or es fortalecer al otro para que se am e y se aprecie a sí m ism o. N osotros som os com o espejos para los dem ás. Nadie puede fortalecer su propia belleza y su valor personal si no es a través del espejo cariñoso del otro ser hum ano.

El amor pretende, no la posesión sino la afirmación del ser amado Es fundam ental que nuestro am or sea liberador y no posesivo. Siem pre debem os dar a los que am am os la libertad de ser ellos m ism os. El am or afirm a que el otro es diferente y no tiene que ser com o yo. El que am a de verdad dice: tú n o vin iste a este m u n d o para

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satisfacer m is necesidades. Yo n o vine a l m u n d o para cu m p lir tus ilu siones. Pero si nos com plem entam os será m aravilloso.

Los caminos y (a fuerza del amor La natu raleza hum ana está hecha para relacionarse con otras personas. La persona se relacion a y dialo­ ga. No es un anim al que no habla. La causa principal de toda enferm edad em ocional y psicológica es la incapacidad para crear relaciones profundas de am or. La n ecesidad n atu ral de ser am ados aparece desde los prim eros m om entos de la infancia. Los doctores y psicólogos piensan que lo que determ ina m ás la calidad de vida es la cantidad de afecto recibido en la infancia. Sólo a través de las experiencias de sentirse am ado, el niño puede llegar a la verdad de sí m ism o: que es u na persona valiosa y digna de am or. D espués de que el niño ha sido confirm ado en su valor se v a abriendo a la am istad con personas del otro sexo. Para u tilizar todo el poten cial que tenem os den­ tro, la persona debe ten er la experiencia de la am is­ tad profunda y verd ad era con una persona del sexo opuesto. Lo pensem os o no, el sexo, entendido de m anera am plia y sin redu cirlo a la reproducción, es un elem ento fu erte que en tra en toda relación hum a­ na. Se debe aceptar la sexualidad com o u na fu erza saludable y ben éfica que nos lleva a una realización m ás profunda de la personalidad y capacidad de vivir. Ante la presencia de algu ien de otro sexo, apa­ rece en nosotros una parte nueva, y es u n hecho, que algo ha sido despertado y avivado en nosotros. Las personas del sexo opuesto m e ayudan m ás fá cil­ m ente a salir de m is m uros de protección para in ten ­ tar u na relación interperson al im portante. E l am or entre hom bre y m u jer debe ser u na experiencia que libere y haga m adurar a los dos. Sin em bargo, no siem pre se consigue esto y entonces sacam os los disfraces. ¿Cuáles son estos disfraces del am or?:

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1. La conquista física: Es cuando uno de los dos ve al otro principalm ente com o fuente de p lacer físico y sexual.

2. La conquista psicológica: Se trata de algo m ás fino para seducir afectivam ente al otro, para conquistarlo y así dom inarlo, no sólo corporalm ente sino com o persona (que dependa de mí y de mis consejos).

3. La imagen idealizada Norm alm ente al prin cipio cuando un hom bre y una m ujer se enam oran n o es con base en lo que el otro es en realidad. Se enam oran con base en una im agen ideal. Esto pasa porque cada hom bre lleva en el in ­ consciente la im agen o la idea de lo que es una m ujer digna de am or o buena. A sí se explica por qué ciertos hom bres se enam oran de cierto tipo de m u jer (por ejem plo de las m orenas y que no sean delgadas). En el proceso del enam oram iento, las dos perso­ nas van desechando poco a poco la im agen que pro­ yectaron (que fue la prim era fuente de atracción) para descubrir la realidad de la persona que es más bella aún. Cada uno valora y prom ueve el m odo de ser del otro. Cada uno agradece a D ios el privilegio de asistir al crecim iento del otro.

Capítulo 3

Am or y comunicación

E l am or supone, es y hace m uchas cosas, pero básicam ente se practica en el acto de com partir. Un modo de com partir es la com u n ica ción . Cuando decidim os que la com unicación es el secreto para perm anecer en el am or estam os dicien ­ do que el secreto para segu ir enam orados es con ti­ nuar com partiendo y vivien do nuestro com prom iso. El prim er s í que se dijo con ten ía u na gran cantidad de sis. Uno de los escapes m ás com unes para no prac­ ticar las verdades (com o el am or) es su stitu ir los hechos con la discusión. Es m ás fácil discu tir verda­ des que vivirlas. A l dedicarle esfuerzos al am or es im portante que busquem os, de entrada, la unidad y no la felicidad. El escritor V íctor Frankl dice: La felicid a d es com o una m ariposa. M ien tra s m ás la persigues, m ás se te escapa. Pero si pon es a ten ción a otras cosas, ella viene y se posa suavem ente sobre tu hom bro. Para ser verdaderam ente feliz en el am or, una perso­ na debe qu erer la unidad, el com partir. A veces esta unidad supone m uchas cosas que son dolorosas, por ejem plo, decir la verdad en lu gar de m entir, adm itir sentim ientos de vergü enza en lu gar de cu lpar al otro. El esfu erzo de am ar nos lleva a la honestidad y trans­ parencia total. H ay dos form as de com unicación: el diálogo y la discusión. La siguiente distinción es m uy im portante:

1. Diálogo: Es la comunicación sólo de sentimientos y emociones.

2. Discusión: Es el com partir pensam ientos, valores, ju icios, ideas, etcétera.

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Cuando una pareja va a decidir sobre algo es im portante que antes se aclaren los sentim ientos de cada uno. El rom pim iento de la com unicación y del am or se debe siem pre a problem as em ocionales o de sen tim ien tos. Lo q u e'se debe evitar a toda costa es confundir un asunto que pertenece al cam po de la discusión (por ejem plo, cuánto gastaste en el m ercado) con otro que pertenece al cam po del diálogo (por ejem plo si m e siento apreciado y valorado en m i fam ilia). Norm alm ente no nos dam os cuenta de que nues­ tros problem as de relación básicam ente son em ocio­ nales, y de que sufrim os m ás por aquellas em ociones que aparecen cuando se pone en duda nuestra valía personal. La consecuencia de esta falta de concien­ cia es lo que se llam a em oción desplazada. M i m anera de sentir, m is sentim ientos son com o m is huellas digitales, únicas e irrepetibles en algún otro. Por eso, para conocerm e tienes que conocer m is sentim ientos. Porque m i m anera de pensar, m is con­ vicciones y valores en realidad no son originales en mí, sino que los aprendí de alguien m ás. Y sólo cuan­ do m e conoces a través del diálogo, en cu alqu ier m om ento de mi vida serás capaz de entender m is ideas, m is preferencias y m is decisiones que com par­ tim os eri la discusión. Las em ociones y los sentim ientos son m uy im ­ portantes para nuestra vida y para conocem os. Sin enjbargo, no pensem os que es lo único que tenem os. Tú y yo som os m ucho m ás que nuestras em ociones. Tenem os cabeza para conocer, para tom ar d ecisio­ nes, para aceptar o rechazar ideas. Adem ás tenem os la volu ntad, el corazón para am ar y pertenecerle a alguien, para ser com prom etidos y leales. A pesar de que son tan im portantes para la com unicación, nuestras em ociones no son las que tom an las decisiones. Tam bién es cierto que m is valores, m is creen­ cias y m etas en la vid a son m ás im portantes que m is sentim ientos, pero únicam ente cuando digo cóm o me siento ante mis valores, creencias y m etas seré capaz

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de percibir m i origin alidad o singularidad. Sin los ■entim ientos no podem os conocer a las personas. En cada m om ento de nuestra vida representa­ mos una conflu encia de m uchas cosas. En el centro está la propia im agen, pero es alim entada por m u­ chas corrientes y fuerzas. Cuando una persona siente que su im agen ha sido abollada y no quiere arriesgarse a otra lastim a­ dura, tom a u na actitu d defen siva y busca seguridad. Cuela o filtra la realidad para que no la lastim e. Si se vive así durante m ucho tiem po la vida es m uy plana y rutinaria. Todos los días son m uy parecidos. Esa persona se parece a un coche que tiene potencia de ocho cilindros, pero que sólo u sa un cilindro. Sería in ú til confrontar a una persona así. Se asustaría y se encerraría más.

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Lo que nos hace sa lir de esta actitud defen siva y de u n a vid a ru tin aria son las experiencias cu m b re de com unicación. U na experiencia cum bre es cuan­ do algu ien se com unica tan abiertam ente que el otro se siente invitado a salir de sí m ism o (y a dejar sus posturas tom adas) bacía una nueva experiencia. Estas experiencias cum bre tienen un efecto profundo en las personas porque se dan entre personas m uy cerca­ nas entre sí, porque inyectan una nueva vitalidad a esa relación y porque ayudan a salir de uno mismo. El cam bio profundo de las personas siem pre es lento, pero el hecho de cam biar y la esperanza de transform ación son reales. Es m ucho m ás fá cil discu tir un problem a ya que puedo cam biar de ideas. Pero es m ás d ifícil exponer un sentim iento ya que de m odo in stin tivo sé que estoy exponiendo algo m uy im portante. E l tem or m ás u n iversal de las personas es el de ser conocidas y luego rechazadas. Las personas que viven una relación de pareja deben constatar que toda ruptura en la com unicación com ienza por las em ociones. D eben aprender a com partir sus sen ti­ m ientos y a dialogar antes de llegar a u n a discusión.

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Capítulo 4

Nuestras emociones y sentimientos

E n el proceso de conocernos a nosotros m ism os tenem os que aprender a ser m uy abiertos para acep­ tar todas nuestras reacciones em ocionales. Y ante todo aceptar que nadie puede ca u sa r em ociones en los demás, aunque nos sentim os m ejor culpando a los dem ás de nuestras em ociones. La verdad es que tú no m e puedes hacer nada. Solam ente estim ulas o despiertas las em ociones que tengo adorm ecidas den­ tro de mí. La distinción entre ca u sa r y e s tim u la re s im por­ tante. Si yo pienso que tú m e hiciste en ojar te echaré la culpa y el problem a a ti. Así, m e voy enojado sin aprender nada de m í, y pensando que tú estás en el error porque me hiciste enojar. Si acepto que los demás sólo pueden estim ular las emociones que yo tengo latentes o adorm ecidas en mí, cuando salgan esas em ociones podré aprender algo de mí mismo. ¿Por qué sentí tanto miedo? ¿Por qué me asusté tanto con ese com entario que oí? En cada sentim iento y em oción se da una reve­ lación de lo que tengo dentro de mí. Es una autorrevelación. El único error negativo es aquel del cual no aprendem os nada. Es m uy im portante caer en la cuenta de que cada reacción em ocional nos está di­ ciendo algo de nosotros m ism os. Si quiero conocer algo de m í m ism o, por ejem plo mis necesidades, m i autoim agen, m i sensibilidad, m i program ación psicológica y m is valores debo escu­ char m uy sensitivam ente m is em ociones. Las em ociones son com o esos tém panos gigan ­ tes de hielo que flotan en el m ar. El 90% del tém pano de hielo está bajo el agua y no se puede ver. Sólo se ve el 10%, o sea la punta. Eso m ism o pasa respecto de las em ociones. Las personas sólo son conscientes de u na pe­ queña parte de sus em ociones. Esto se debe al m e­ canism o que se llam a represión. M uchos sentim ientos y em ociones nunca se pla­ tican. Esto pasa por dos razones. Prim era, por la duda de si los dem ás nos podrán entender y, segun­

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da, por el tem or de que la confesión de m is sen ti­ m ientos sea usada en m i contra. D esgraciadam ente las em ociones reprim idas no m ueren. Están com o encarceladas en un calabozo pero vivas. Y tienen influ en cia en toda la persona. Por ejem plo, una persona que reprim e sentim ientos de culpa, está siem pre, aunque lo hace inconscien­ tem ente, tratando de castigarse a sí m ism a. No se perm itirá nunca el éxito o el gozo sin dar explicacio­ nes. Los tem ores y la ira reprim idos se pueden con­ vertir físicam ente en insom nios, dolores de cabeza o úlceras. Si tales tem ores o enojos hubieran sido cons­ cientem ente aceptados y platicados con detalle a otra persona no se transform arían en insom nios o dolores de cabeza. ¿C uáles son las razones por las que reprim im os o enterram os las em ociones y sentim ientos que nos disgustan?

1. Porque desde pequeños nos enseñaron a hacerlo N uestros papás, por usar una im agen, nos grabaron un casete en nuestro cerebro. Y ese casete constan­ tem ente está repitiéndose. Por ejem plo, un niño que crece en una fam ilia donde hay m uchos pleitos, más fácilm ente expresará sus sentim ientos fuertes de cora­ je, pero a la vez enterrará los sentim ientos más suaves como la ternura, la compasión.

2. Juzgamos las emociones D ependiendo de la educación que recibim os trata­ m os de ju zga r a ciertos sentim ientos com o m alos y otros com o buenos. Por ejem plo: es bueno sen tir gra­ titud, pero es m alo sentir coraje. Tontam ente los papás les dicen a sus hijos: n o debes sen tirte triste, o n o tienes derecho a sen tirte así.

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3. Conflicto de valores Un ejem plo, si es m uy im portante para m i identidad ser m u y h om bre ciertos sentim ientos m e parecerán peligrosos para m i im agen. Tendré que sepultarlos para reservar mi masculinidad. No puedo aceptarme débil porque va contra mi hombría. Los sentim ientos enterrados son com o las perso­ nas rechazadas, nos pueden hacer pagar un precio alto por haberlas rechazado. El daño verdadero de la represión de los senti­ m ientos es que el proceso de crecim iento personal se viene abajo, al m enos tem poralm ente. Lo que la doctora Isabel K ubler escribe sobre la aceptación de la m uerte se puede aplicar para la aceptación de uno m ism o y de las realidades difíciles de la vida. Ella afirm a que el paciente al que le dicen que va a m orir atraviesa por varias etapas hasta que llega a aceptar su m uerte. ❖ ❖ ❖





La negación: no, y o no. Ccraje e indignación: ¿P or qué y o? ¿P or qué n o un teporocho o un drogadicto? Negación o regateo: si yo, p ero quizá... Se quiere hacer pactos o con el doctor (ya n o voy a fum ar) o coa D ios (iré a m isa todos los dom ingos). Resignación con depresión: s í yo, m aldita sea. El paciente pasa por una etapa de tristeza y de renun­ cie silenciosa. Enfrenta el hecho de la m uerte con mas realism o. La aceptación: s í voy a m orir, el trabajo de m i vida ya term inó, estoy listo. Viene una paz tranquila y silenciosa.

Este proceso es com o u n a esca lera . La d o cto ra K u b lerad vierte que si algú n fa m ilia r in terfiere en el procesa, tratan do de m an ten er a l p acien te en un escalót (por ejem plo en el prim ero y le dice: n o, tu no te tas a m o rir) el proceso se suspende au tom áH cam eite.

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Con el estudio de la doctora se quiere señalar que hay estados emocionales importantes, no sólo para los moribundos, sino para toda la gente. La gente quiere vivir plenamente, pero estas personas tendrán que pasar por periodos de negación (no aceptar algo de si mismo). Otros, de enojo y de regateos. Si quie­ nes los aman permanecen cercanos pero sin entro­ meterse, el proceso tendrá un final feliz. Para madurar y crecer es esencial recuperar las emociones y los sentimientos reprimidos. El doctor Freud que descubrió que tenemos el inconsciente, dice que todas las emociones se van al inconsciente y están constantemente tratando de lle­ gar a la conciencia. Al reprimir las emociones caemos en una reac­ ción en contrario o reactividad. Por ejemplo, si siento miedo, una manera de reprimirlo es reaccionar de manera agresiva. ¿Quieres saber lo que has enterrado en tu inte­ rior? Para animarnos a recuperar las emociones des­ plazadas al inconsciente es importante caer en la cuenta de que la naturaleza humana es muy bonda­ dosa ya que el inconsciente saca su contenido poco a poco, y en proporción a nuestras fuerzas. Por ej emplo, en la medida en que reconozco en mi las cuali­ dades que tengo, en esa medida tendré la confianza de enfrentar mis defectos. Existen diversos métodos para recuperar nues­ tras emociones perdidas:

1. El psicoanálisis Es el proceso de dragar o escarbar el inconsciente. Su regla básica es la asociación libre {decir todo lo que se le ocurra, suene cuerdo o no). Sin quitar la importancia de los psicoanalistas, se puede lograr este proceso a través de una amistad verdadera: al­ guien que nos acepte en nuestras altas y bajas y que no esté preocupado por las regias de coherencia en nuestra comunicación (si hablamos mal o bien, o nos equivocamos).

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2. El análisis psicosomático: Es una teoría del doctor Gendlin que afirm a que todas las em ociones reprim idas repercuten en algún sín to­ ma físico com o la tensión, el cansancio, los dolores de cabeza, etc. Con esa técnica uno em pieza a ser consciente de las reacciones físicas producidas por la represión de em ociones.

3. El análisis transacciona] Creado por el doctor Berne que piensa que el punto de partida de la terapia son las transacciones o in te­ racciones de las personas dentro de un grupo. Este m étodo lo popularizó el doctor H arris y adm ite que aunque som os influenciados profundam ente por los demás en nuestros prim eros años de vida, somos ca­ paces de liberam os de esas influencias.

Capítulo 5

El aprendizaje del diálogo

E.

diálogo se centra en la com unicación de los sen­ tim ientos y em ociones. Su fin alidad es h acer capaces a las personas de llegar a un conocim iento profundo, a un entendim iento y a u na aceptación m utua en el am or. En el diálogo no se trata de resolver problem as, de tom ar decisiones de dar y recib ir consejos. Todo esto corresponde a la discusión. Todos los sentim ientos son reacciones m u y n a tu ­ rales, resultado de innum erables influ encias espacia­ das a lo largo de la vida. Pueden ser estim ulados, pero nunca causados por alguien. Los sentim ientos no representan ningún peligro y de ninguna m anera tienen im plicaciones m orales. Nadie necesita nunca una razón, excusa o explicación por los sentim ientos que tiene. E stá perfectam ente bien el sen tir lo que nosotros sentim os. E l ú nico peligro real es ignorar, negar o reprim ir la m anifestación de nuestros sen ti­ m ientos. C allar o reprim ir los sentim ientos nos lleva a una distorsión generalizada de la personalidad y a una gran variedad de síntom as dolorosos. E l verdadero diálogo está caracterizado por una actitud de colaboración y no de com petencia. D ialo­ gar es un sencillo intercam bio de sentim ientos sin analizar, racion alizar o dar explicacion es de esos sentim ientos. Si una pareja descubre una belleza distin ta y nuevas profundidades de bondad en el otro, si tienen un sentim iento creciente de estar conociéndose más uno al otro, van triunfando en el arte de dialogar. La gente que quiera dialogar tiene que conocer los m otivos por los cuales quiere dialogar. Puede haber tres:

1. Necesidad de ventilación o desahogo Así com o se ven tila un cuarto por la m añana, a veces se siente la necesidad de ven tilar las em ociones en­ cerradas. Puede haber m om entos ocasionales en que

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sea necesario el desahogo, pero m ientras m enos se dé es m ejor. La ven tilación o desahogo es esen cial­ m ente egocéntrica pues lo im portante es que yo me sien ta bien, y uso al otro com o paño de lágrim as.

2. Manipulación Es presionar a la otra persona para que satisfaga m is necesidades. Cuando uno am a pregunta: ¿qu é p u ed o h a ce r p o r ti? El que m anipula tiene una pregunta escondida: ¿qué puedes h a cer p o r m i? El m anipulador com unica sus sentim ientos para que el otro haga algo por él, y se sienta responsable de esos sentim ientos. Por ejem plo, si yo me siento solo te lo puedo decir para que me conozcas. Pero tam bién puedo decírtelo de tal manera, con voz triste, cam biando la cara para que tú te sientas responsable de llenar ese vacío. Uso m i ven­ taja em ocional sobre ti para lograr que tú resuelvas mi problema.

3. Comunicación El único m otivo del cual puede resultar un verdadero diálogo es el deseo de com unicación, el deseo de dar al otro lo más precioso que puedo darle: a m í mismo en la autorrevelación y en la transparencia. Ante la sinceridad em ocional que se d a en el diálogo brotan dos problem as: la desconfianza en el otro y la necesidad de la seguridad. C onfiar en la otra persona es una opción o u na elección. Y el único m odo de aprender a con fiar es confiando. Voy a confíar en ti, aunque en este m om ento no tengo razones para estar seguro. Quizá m e desilu­ siones, pero voy a co rre r el riesgo, p orqu e te quiero. U na de nuestras necesidades m ás grandes es sen tim os seguros. Por eso nos duele tanto la in segu ­ ridad. A parte de sen tim os protegidos de las m ira­ das ajenas existe en algunas personas el m ito de la privacidad.

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Desea uno un lugar privad o donde no entre nadie, en donde estem os protegidos. Pero m ás que un lu gar reservado exclusivam ente para nosotros lo que nece­ sitam os realm ente es a A lgu ien (u n con fíd en te tota l) que nos conozca com pletam ente. O tros mucho.

(am igos

cerca n os) que nos conozcan

Para com unicar o decir las cosas a los dem ás, se necesita ju n tar dos actitudes: la bondad y la verdad. Si yo te digo algo con bondad pero no verdadero, caigo en el sentim entalism o. Si te digo algo con since­ ridad o verdad pero sin bondad, caigo en la crueldad. De todas las am enazas para el diálogo la m ás peligrosa es hacer ju icio s sobre uno m ism o o sobre el am igo con quien se dialoga. La razón m ás com ún por la que hacem os ju icio s es la creencia equivocada de que el otro ha causado mis sentim ientos. Por ejem plo, quedamos de acuerdo de vem os en una fiesta a las 9 de la noche. Tú llegas m edia hora tarde. Yo estoy m uy enojado. D ebería decirte esto com o u na cosa m uy sim ple (estoy enojado) dando a entender que hay algo en m í que m e hace reaccionar con rabia cuando me dejan esperando. H ay que pensar en los ju icio s y acusaciones que se pueden m eter en m is palabras, en el tono de m i voz o en las expresiones de m i cara:• • • • • • • • • •

podrías haber llegado a tiem po actuaste sin consideración no te im portan m is sentim ientos tú realm ente no me quieres siem pre llegas tarde eres un m acho lo hiciste para herirm e por eso no tienes am igos cualquier otro hubiera llegado a tiem po.

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H ay que resaltar que todos los ju icios me ponen a m í en una posición superior en el diálogo. Cuando yo decido que la ju sticia está de m i lado o tengo la razón m e siento superior a ti. Los ju icios son la m uerte del diálogo auténtico. Es m ás, la clase de ju icios que estam os tentados a hacer im plican una crítica in directa destru ctiva que es fatal por la propia aceptación, la propia aprecia­ ción y la propia celebración. La disposición que se debe tener para dialogar es: qu iero que m e conozcas. Vengo a dialogar en búsqueda de un entendim iento m utuo y no para ganarte o que m e ganes. El am or es liberador, y por eso m i am or por ti deberá dejarte en libertad de responder a tu m anera y a tu ritm o. En el diálogo existe el riesgo de que conozcas m is necesidades. Por ejem plo, si te digo m is sen ti­ m ientos de soledad y desánim o, la im agen de auto­ su ficien cia se acabará. A sí te descubro que tengo lim itacion es, te descu bro m i verdadero yo (no la im agen). Cuando m e conozcas en esa desnudez ¿per­ m anecerás conmigo y me vestirás con tu com prensión? Pero vale la pena correr este riesgo. Recordem os que el que ama pregunta ¿qué puedo hacer por ti? Si yo no quiero reconocer m is necesidades honesta y abiertam ente ante ti, entonces no hay lugar en m i vida para tu amor. Cada persona vive de u na m anera ú nica los sen­ tim ientos com unes a todos los hom bres. Por ejem plo, cada quien siente la tristeza de una m anera peculiar. Por lo mismo, el que habla en el diálogo debe describir sus sentim ientos de esa m anera pecu liar o particu ­ lar, y ser muy gráfico y expresivo. No decir: sien to m iedo, sino siento tanto m iedo com o un n iñ o perd id o en la V illa un 12 de diciem bre. Recuerda que son los sentim ientos lo que te hace diferente de los dem ás. D ios nos dio dos orejas pero sólo una boca. Los irlandeses piensan que es u na señal d ivin a de que debem os escuchar lo doble de lo que hablam os. El que logrem os dialogar depende de qué tan b ien sepa­ m os escuchar al otro.

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Quien no escucha al otro puede tener dos razo­ nes: o no le interesa, o se siente am enazado o en com petencia. Por lo tanto, el escuchar en el diálogo pertenece a l cam po de la com prensión y del am or. Al buen escuchador le in teresa solam ente entender y llegar a ese m om ento en que diga: te escucho, com ­ parto tu sentim iento, lo estoy sintiendo contigo. No sugiere soluciones fáciles, no tiene píldoras de com ­ pasión. No piensa su respu esta cuando el otro está hablando. Adem ás el buen escuchador conoce y respeta el que el otro sea diferente. H ay m ucha gente que al escuchar tiene dentro de sí u n a lista de asuntos que le perm iten ir calificando al otro, y está probando si está bien. Escuchar en el diálogo es poner más atención a lo que me quieren dar a entender que a las palabras m ism as. Es escuchar con el corazón m ás que con la cabeza. Hay que recordar que lo que cuenta no es lo que uno dice a las personas sino lo que ellas oyen. Cuando uno de los dos no quiere dialogar: ¿Q ué pasa cuando uno de los dos se abre en el diálogo y el otro no coopera? Recordem os que una persona no se abre cuando tiene m iedo. La persona que tiene un com pañero que no colabora debe pre­ guntarse: 1. ¿M e estoy com unicando com o un acto de am or o com o un desahogo o queriendo m anipular? 2. ¿He querido de verdad la unidad y ser cono­ cido o sólo busco m i propia felicidad? 3. ¿In vito a la otra parte a la apertura o la p re­ siono para investigar cosas que él no quiere com uni­ car? ¿La he em pujado a que se defien da por m i curiosidad? 4. ¿Me siento colaborando o com pitiendo? ¿Q uie­ ro que m i com pañero se abra más por mí que por él? 5. ¿Cóm o he recibido en el pasado los intentos del otro para abrirse? ¿He usado su revelación para cantársela?

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6. ¿Soy yo el tipo de persona que siem pre da consejos? ¿Pienso que yo sé lo que es mejor/ para cada persona aun cuando ellos no se dan cuénta? 7. ¿E stoy tan lleno de preocupaciones por m ia em ociones que no puedo estar presente y disponible para m i com pañero? La cuestión m ás dolorosa en el diálogo es la de los sentim ientos negativos. ¿Qué hago cuando siento coraje contra ti? Antes que nada, el crecim iento del am or verdadero requiere de una honestidad total entre las dos personas. D eberían estar de acuerdo en que estos sentim ientos dolorosos son tam bién recibidos com o los sentim ientos agradables. H ay que conven­ cerse de que las fricciones de las em ociones dolorosas no son del todo signo de fatalidad, sino de que son señal de vitalidad y salud en la relación. Cuando no hay tensiones y fricciones es signo de que algo anda mal. La crisis es en defin itiva invitación para crecer. E l com ienzo de casi todas las cuarteaduras que derrum ban el am or y el diálogo es lo que se llam a el “espíritu herido” . Por ejem plo, si te digo algo que te lastim a, yo puedo o no darm e cuenta de los efectos de m is palabras. Aunque tú no m e expresas tu dolor, si te sientes lastim ada, éste in flu ye en tu com porta­ m iento de revancha. Reconocer la necesidad del perdón es el signo m ás efectivo de restauración y curación de los espí­ ritus heridos. Ninguna relación puede ir lejos sin el perdón.

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Capítulo 6

Ideas equivocadas que hacen sufrir

J-/os sentim ientos vienen de nuestra m anera de ver las cosas. De nuestras ideas. La persona hum ana en ocasiones u sa bien su razón (es ra cion a l) y en otras no la usa bien (es irra ­ cional). El doctor E llis llegó a descubrir que cuando hay problem as psicológicos y em ocionales la raíz está en pensam ientos irracionales o equivocados. Esos pen­ sam ientos equivocados son fruto de las experiencias de aprendizaje durante nuestra in fan cia y después. Ese doctor afirm a que las personas n o son afec­ tadas em ocionalm ente o psicológicam ente por los acon­ tecim ientos, ni por las cosas, ni por otras personas. Sí son afectadas por la visión que se tien e de esos acontecim ientos y de las cosas. Por ejem plo, ser cha­ parro no es una cosa que cause disturbios p sicológi­ cos o em ocionales. Pero si yo, por m i m odo de ver las cosas exagero su im portancia entonces tendré pro­ blem as dolorosos. Por lo tanto el doctor E llis centra la esperanza de la felicidad y la plenitud en cam biar y reorgan izar el modo de ver las cosas, el m odo de pensar. D espués de revisar personas con problem as nerviosos y psicológicos se encontró que tenían en su m ente una lista de ideas equivocadas. D escubrió que pensar y creer esas ideas era lo que les estaba causando ese nerviosism o, las tensiones y m alestares. Esas ideas tienen una parte racional y otra irracional.

1. Debo ser querido y valorado por todos, especialmente por aquellos que a mí me importan más. C ualquier m eta inalcanzable, que solam ente nos d eja ante la posibilidad del fracaso, es una m eta irracional. Nadie será um versalm ente am ado y valorado. M ien­ tras más nos esforzam os por lograr esta m eta nos vol­ verem os más ansiosos, frustrados y autodestructivos.

U na orientación racional en este cam po incluye el deseo m uy hum ano de aprobación y de am or. Sin em bargo yo no puedo ni necesito tener el am or y la valoración de todos para ser feliz. No puedo sacrificar m is ideales, intereses y deseos por com prar aproba­ ción y cariño. Cuando alguien me critique exam inaré si es válida o no. V eré si el problem a es m ío o del que critica. Si es m ío trataré de cam biar. Si es del que critica, en­ tonces es su problem a.

2. Debo ser muy capaz, hábil y triunfador antes de que me considere a mí mismo como alguien valioso. A quí tenem os otra m eta im posible. Esto m e llevará a un esfuerzo sobrenatural, a un miedo constante al fra­ caso y a un com plejo de inferioridad. Ese esfuerzo tan grande acaba en enferm edades psicosom áticas y en un sentim iento de haber perdido el control racional sobre la vida. Me parezco a los bueyes que les ponen un anillo en la nariz para jalarlos. Lo que hay de razón en esa idea es que todos deseam os hacer bien las cosas, no por com petir sino por satisfacción. Lo racional es disfru tar aquello a lo que nos com prom etem os y no tanto ser em pujados por la obsesión del triunfo.

3. No tengo control sobre mi felicidad. Mi felicidad depende de los demás o de los acontecimientos. E sta idea irracion al es una m entira para evitar el reto y las responsabilidades. Es m ás fácil hacerle al m ártir que exam inar m i situación y hacer lo que me corresponde. Las personas que razonan bien saben que la felicidad es cuestión de a ctitu d es y éstas no pueden ser afectadas por fu erzas externas. La felicidad o in felicidad es el resu ltado de la m anera com o percibim os y valoram os los acon teci­ m ientos. La felicidad vien e de dentro de uno m ism o y no de fuera.

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4. Mis experiencias pasadas y los acontecimientos de mi vida me han marcado mucho. La influencia del pasado no puede ser arrancada. El engaño de esta frase está en creer que es im posi­ ble reaprender. Es cierto que cream os hábitos y cos­ tum bres pero es posible aprender nuevam ente otro cam ino de vida. Aceptar es una m anera de evitar el reto de cam biar. Las personas razonables aceptan la im portancia del pasado y su in flu en cia en la vida, pero saben que pueden cam biar haciendo lo siguiente: • • •

Reevaluando esa in flu encia del pasado Reinterpretando los hechos Revalorando la visión original

La gente razonable sabe que es m ás grande que los problem as que tiene.

5. Hay una solución perfecta para cada problema que tengo. Si no encuentro esa solución será un desastre para mí. No es cierto que exista solam ente una solución para cada problem a en la vida. Más aún, no resolver un problem a con la solución perfecta no es lin a catástrofe. Podemos aprender mucho y crecer con los fracasos. Si tengo ansias de encontrar la solución perfecta esa ansia me estorbará mucho para resolver el problema. La gente razonable sabe que para cada problem a puede h aber varias soluciones y alternativas. Pero tam bién es cierto que existen algunos problem as insolubles. Cuando la decisión de resolver los pro­ blem as es m ás grande que ellos, se pensará todas las opciones del m om ento y se escogerá la solución m ás adecuada.

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las cosas peligrosas o terribles hay que darles mucha importancia. Debo estar preparado para lo peor pensando mucho en esas posibles calamidades. 6. A

La falsedad envuelta en ese pensam iento irracion al es que preocu pam os por anticipado ayuda de alguna m anera. Pero esa anticipación puede acercar m ás a esa situación tem ida. El m iedo nos lleva a que se haga realidad eso que tememos. Tal preocupación lleva a exagerar mucho los acontecim ientos desagradables. La gente razonable sabe que preocu parse no ayuda y por lo m ism o in vierte su energía en valorar bien la situación y en decidir sobre lo que puede hacerse para evitar la posible tragedia. Cuando hay m iedos paralizantes, actu ar en contra de ellos hará que se desvanezcan poco a poco.

7. Debo depender de los demás y tener alguien más fuerte que yo con quien pueda contar. E sta creencia equivocada es una exageración de la dependencia. Lleva a u na vid a “para ser cuidado por" en lu gar de la independencia y de la seguridad per­ sonal. Este tipo de dependencia tiende a aum entar constantem ente: cada vez soy m ás y m ás dependien­ te. Y m ientras m ás dependiente soy, m ás estoy escla­ vizado a la persona a la cual estoy aficionado. La gente razonable quiere ser ella m ism a, tom ar sus propias decisiones y responsabilidades. C laro que está dispu esta a pedir y aceptar ayuda cuando la necesite, pero no entregará su vid a a nadie. Con gu sto acepta riesgos com o parte d el proceso de crecim iento. Si fa lla o está m al no piensa que es el fin del m undo.

8. Sí mi vida no resulta como la planee será un gran fracaso. Cuando me va mal es algo terrible. É sta es claram en te u n a id ea no razon able pues rara vez su ceden las cosas com o las plan eam os. E sta actitu d in vita a la fru stración . D esanim arse no ayu­

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da y sí em peora la situación. M ás aún, esta actitud lleva a creer que solam ente el cum plim iento perfecto de los planes lleva a la satisfacción y la felicidad. Creer esto es una buena fórm u la para la fru stración y la úlcera. La gente razonable trata de realizar eficazm ente sus planes pero im provisa cuando las cosas no salen bien. D esarrolla la toleran cia ante la fru stración y aprende a disfrutar las posibilidades de crecer, apren­ der y adaptarse a situaciones en que hay que dar m archa atrás. E stá por encim a de la situación en vez de que la situación esté encim a.

9. Es más fácil evitar ciertas dificultades y responsabilidades que enfrentarlas. La equivocación está en que m uchas veces es más doloroso y cansado evitar una responsabilidad que cum plir. Escapar de las responsabilidades siem pre lleva a m ás problem as y, a la pérdida de la autoconfianza y autorrespeto. La gente razonable gasta su energía haciendo lo que puede en lu gar de inven tar excusas y escapes. Si falla, estu dia las causas de la falla y trata de no repetirla. Esa gente sabe que hay m ás placer y satis­ facción en enfrentar las dificultades que en rehuirlas.

10. Algunas personas son muy malas y perversas. Deben ser juzgadas y castigadas. E sta creen cia equ ivocada supone que tenem os la facultad de ju zga r la responsabilidad, la conciencia y el conocim iento de los dem ás. Lo que aparece com o m al puede ser resultado de la ignorancia o la en fer­ m edad. La gente razonable sabe que n o puede ju zga r a las personas sino solam ente los acontecim ientos. Sabe que no tiene visión de rayos X para conocer la intención, la conciencia y el conocim iento de los de­ más. Se lim ita a una afirm ación sobre lo que se hizo en lu gar de tratar de ju zgar a quien lo hizo.

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11. Los problemas y las confüsiones de los demás deberán afectarme mucho. La equivocación está en la autodestructividad y la im paciencia, por hacer propios los problem as de los dem ás. No se niega una cercanía afectiva saludable con aqu ellos que sufren. Sin em bargo, el único cam i­ no para ayudar a los dem ás es m antener el equ ilibrio y así la paz aum enta. La gente razonable an aliza la situación de sus prójim os y trata de hacer lo que puede por ayudar. Si no se puede hacer nada, no pierde la paz ante situaciones im posibles.

SEGUNDAPARTE

P R Á C T IC A

RECOMENDACIONES 1. No apresurar a la gente en los ejercicios pues m ás vale calidad y profundidad que extensión. D ar­ les el tiem po necesario. H a ayudado no poner lím ite de tiem po y preguntar en los grupos cóm o van. 2. Nunca hacer grupos de trabajo de m ás de 4 personas para que nadie se escude o se pierda. A de­ más de que hay personas tím idas en los cursos, hablar de la afectividad es difícil. 3. U tilizar los cantos a discreción y com o des­ canso. 4. En los cursos hay que detectar a las personas que pudieran posteriorm ente capacitarse para dar el curso.

EJERCICIO 1 SENSIBILIZACIÓN Objetivo:

Saber por qué es bueno reflexion ar sobre nuestra afectividad

1. Canto 2. Explicación Q uizá todos hem os escuchado o sabido de alguna persona que ha intentado qu itarse la vid a o que lleva un largo tiem po sum ida en una depresión de la que no sabe cóm o salir. Estos casos nos dan tristeza y nos hacen pedir que uno nunca se vea en esa situ a­ ción tan desesperada. Todos nosotros m uchas veces no sabem os qué hacer con todo lo que sentim os dentro de nosotros m ism os y no sabem os cóm o controlarnos. Por ejem ­ plo, cuando nos insultan es m uy d ifícil con trolar el coraje que nos da. O tam bién cuando alguien nos dice algo que no nos gusta, nos entristecem os tanto que hasta nos cam bia el m odo de ser. Y así, vivim os con m iedo de que alguien diga algo desagradable de nosotros. A m uchos jóven es les cuesta trabajo expresar sus sentim ientos de cariño y am or a sus padres y herm anos. Los varones tienen m ucha dificu ltad para decir te qu iero a otra persona que no sea su novia. Y después de casados con los años se les hace más d ifícil decirle a la que fue su novia, y hoy es su es­ posa, que la quieren. Cuando son novios sí lo expre­ san y de casados se van olvidando... Hace falta aprender a conocer y con trolar lo que sentim os y lo que nos sucede dentro de nosotros. En la escu ela n o lo enseñan. Tam poco en nuestra fam i­ lia. Y por no conocer y por no aprender a m anejar las em ociones y los sentim ientos tenem os m uchos pro­

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blem as con las personas con las que convivim os. Este curso te ayudará bastante, y tú te sentirás feliz y en paz. M uchas personas se confiesan con el sacerdote y se acusan de sen tir celos, coraje o rabia. A l poco tiem po nuevam ente vuelven a confesarse de haber sentido coraje, celos, etc. Esto les causa m uchos problem as. Por eso es necesario aprender un poco del m anejo de los sentim ientos. Lo m ism o ten dría­ m os que hacer si querem os conducir un carro. ¿Qué pasaría si alguno de nosotros se pone a m anejar un carro sin haber aprendido antes a conducir?... Las consecuencias de no saber m anejar los sentim ientos pueden ser aún peores que las de m anejar un coche sin saber hacerlo.

3. Ejercicio Se pregunta por alguien que no sepa manejar coche. Preguntar en general: qué pasaría si le pido que me lleve en coche a un lugar lejano. Escuchar las res­ puestas. Si yendo en el coche se atraviesa una persona ¿qué pasará? Preguntar: ¿si la atropella se debe a que es una persona m ala? Escuchar las respuestas. Conclusión: si la persona atropella a alguien no es por ser m ala sino por no saber manejar. Igual pasa con nuestro corazón y las em ociones. Atropellam os a los demás no porque seamos malos sino porque no hemos aprendido a m anejar las em ociones y los sentim ientos. 4. Trabajo en grupo H acer grupos de 4 personas cada uno. Se nom ­ bra un secretario. Se responden las siguientes preguntas:• •

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¿Qué casos dram áticos conoces de personas que no han sabido m anejar los sentim ientos?



¿Qué problem as has tenido en tu vida poi de tus sentim ientos y em ociones? Una vez que term inan los grupos se hace un pk nario en donde los secretarios presentan la sínte­ sis de su grupo.

5. Canto 6. Explicación La afectividad es todo lo que tien e que ver con los sentim ientos, las em ociones, las pasiones y los esta­ dos de ánim o. Por eso en este taller verem os qué son los sentim ientos, de dónd* vienen, y sobre todo, cóm o m anejarlos. Tam bién aprenderem os a com unicarlos para que nuestro grupo se fortalezca y sea m ás uni­ do. En la escuela enseñan a desarrollar nuestra in ­ teligencia, la cabeza; pero pocas veces enseñan a desarrollar la afectividad, nuestro corazón. Aqu í en este taller, entre todos, aprenderem os poco a poco.

7. Canto final

no sienten, pero lo que han hecho es esconderlos. En otra reunión se verán las consecuencias negativas de reprim ir los sentim ientos. Los sentim ientos son reacciones norm ales de nuestro cuerpo y aparecen sin pedirnos perm iso. Se presentan m uchas veces cuando no los esperam os, y luego desaparecen. Los sentim ientos son algo m o ­ m entáneo y que va cambiando. Por ejemplo, si alguien nos dice: hu bo un accidente, yo puedo sentir m iedo. Y si luego me dicen: n o hubo heridos, me siento alegre porque nadie salió lastim ado. A sí vino el m iedo y la alegría. Los sentim ientos son com o los yoyos: a ratos abajo y a ratos arriba. Aunque todos tenem os sentim ientos, cada per­ sona tiene un m odo distinto de sentir. Según sea nuestro m odo de pensar, según nos hayan enseñado desde chiquitos, según las diversas experiencias de la vida, cada uno tenem os un modo m uy particular de sentir. A sí los sentim ientos son com o m is huellas digitales: únicas e irrepetibles en los dem ás. A veces creem os que lo m ás nuestro es el m odo de pensar. Pero nuestras ideas, los valores que que­ rem os vivir, no son nuestros, sino que los aprendi­ mos de los dem ás. Por ejem plo, si pienso que ser artista y cantante es lo m ejor en la vida, eso lo apren ­ dí en la televisión, o de lo que dijeron m is am igos o am igas. Si creo que ayudar a los dem ás es algo bu e­ no, eso me lo enseñaron desde pequeño. Lo que sí es nuestro, es nuestro m odo de sentir. Por eso para conocerm e a m í y a los dem ás tendré que conocer m i m odo de sen tir y el m odo en que los dem ás sienten. Los sentim ientos son la fu en te para conocernos. De ninguna m anera son un peligro del cual hay que huir. N o son m alos sino que nos ayudan a conocem os a nosotros mismos y a los demás. No son ideas o pensam ientos, son sentim ientos.

En resumen: ❖

Todos los hom bres y m ujeres del m undo tienen sentim ientos.

❖ ❖ ❖ ❖ ❖

L os sentimientos llegan y se van sin pedir permiso. L o s sentim ientos son m om entáneos y m uy cambiaintes. C ad a persona siente de m anera distinta y así nos diferenciam os de los dem ás. L o s sentim ientos son la fuente para conocem os a nosotros y a los dem ás. No son algo peligroso.

4. Canto 5. Trabajo en grupo Se hacen grupos de 3 o 4 personas. Se nombra un secretario. Se responden las siguientes preguntas: ❖ ❖ ❖ ❖

-*

¿C onoces alguna persona que sí com unica sus sentim ientos? ¿C onoces alguna persona que esconda sus senti­ m ientos? De todas las personas que tú conoces ¿son más las que esconden o reprim en sus sentim ientos? En tu casa ¿se expresan los sentim ientos o los reprim en? U na vez que term inan los grupos se hace un plenario en donde los secretarios presentan la sínte­ sis de su grupo. E l coordinador subraya aquellas cosas que se re­ pitieron más.

6. Citas Para los grupos cristianos puede ayudarles las siguien­ tes citas tomadas de la Biblia, en donde nos m uestran que Jesucristo tuvo sentim ientos y los expresaba. M t 9,36; M t 26, 37-39; M e 10, 13-16; Le 10, 21; Jn 11, 32-37; Jn 12, 27.

7. Canto final 65

EJERCICIO 3 LO S SENTIM IENTO S N O SO N M ALO S O bjetivo: Q uitar la falsa creen cia de que hay sen ti­ m ientos m alos 1. Canto inicial 2. Recordatorio Se les recuerda a todos el resum en de la reunión pa­ sada. Se vuelve a repetir para que se les vaya grabando. 3. Trabajo en grupo Se form an grupos de 3 ó 4 personas. Se nom bra un secretario. Se responden las siguientes preguntas: • •

¿H ay sentim ientos buenos y m alos? ¿Cuáles son? ¿Por qué son m alos y por qué son buenos?

-*■

A l term inar los secretarios com unican las res­ puestas de los grupos.

4. Explicación Sin ten er culpa m uchas personas de nuestro pueblo tienen la creencia equivocada que existen sentim ien­ tos m alos y que son pecado. Y estas personas sufren m ucho por creer así. D urante m uchos años se creía que la tierra era plana. Después de m uchos estudios e in vestigacio­ nes se descubrió que la tierra es redonda. La G eogra­ fía nos ayuda a entender esto. En la Iglesia católica, hace m uchísim os años, las autoridades decían que era m alo leer la B iblia y se prohibió su lectura. D espués de m uchos estudios e

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investigacion es se ve que la B iblia debe ser leíd a y vivid a por todos. Cam bió la form a de pensar. A lgo parecido pasó con los sentim ientos. Se ha creído durante m uchos años que ciertos sentim ientos son algo m alo. Por ejem plo, sen tir celos, sentir coraje, sen tir rabia, sentir atracción por una persona, etc. D espués 'de m uchos estudios y reflexiones se llegó a la conclusión de que los sentim ientos son reacciones norm ales de la persona, que son algo que nace rápidam ente y no depende de la voluntad de las personas. Unos ejem plos nos aclaran que los sentim ientos no son m alos. Si yo m e desatiendo, no desayuno ni com o nada, en unas horas surgirá un sentim iento de m alestar. Quizá sienta un vacío en el estóm ago. Siento ham bre. Sentir ham bre no es m alo. El sentim iento m e está dando un conocim iento y un m ensaje: nece­ sito atenderm e y alim entarm e. El sentim iento, en este caso, in dica que falta alim ento. Si alguien desatiende a su esposa, no la cuida, no le dice que la quiere, es m uy probable que surja en él un sentim iento de distancia, de soledad, de abandono. Q uizá sienta celos al verla triste con él y alegre con otros. Sentir celos no es m alo. E l sen ti­ m iento le está diciendo que necesita atender a su esposa, el sentim iento in d ica que hace fa lta m ás cercanía de los dos. Sentir celos no es m alo. Q uizá sea m uy desagradable y doloroso, pero no es m alo. Los sentim ientos no son m alos, sencillam ente aparecen y nos dicen lo que está su cediendo en nuestro in terior. Nos indican algo de nosotros m is­ m os. Si voy en autom óvil, y de repente m e fijo en el m arcador de gasolina, y veo que ya está a punto de acabarse no pensaré que el m arcador es m alo y que por eso hay que rom perlo con una piedra. Más bien tendré que agradecer que h ay algo que in dica que falta gasolina y así buscaré dónde llen ar el tanque. En otro m om ento el m arcador de gasolina m ar­ cará lleno. No es m alo el m arcador. A sí los sentim ientos no son m alos sino son indicadores o m arcadores de lo que tenem os dentro de nosotros m ism os. M ás bien

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tenem os que estar agradecidoaqu e nos indiquen, para así, si es necesario, llen ar lo que nos haga falta. H ay que aprender a aceptar los sentim ientos cuando se presenten, a reconocerlos (llam arlos por su nom bre: tristeza, m elancolía, añoranza, etc.) y com unicarlos a nuestros m ejores amigos. U na m uestra de que aceptam os los sentim ien­ tos es hablar no por los dem ás sino por uno m ism o. N orm alm ente por vergü en za decim os: "En este m o­ m en to n os s e n tim o s ...” Es decir, le colgam os a los dem ás nuestro sentim iento. Pero la verdad es otra. Debem os decir: "en este m om en to yo m e s ie n to ...” M antenerse en el error de creer que hay sen ti­ m ientos m alos nos hace m ucho daño, porque trata­ rem os de evitar y esconder esos sentim ientos y el reprim irlos nos qu ita alegría, la paz y nos hace vivir con un m iedo constante a que se repitan.

En resumen: ❖ ♦♦♦ ❖ ♦♦♦ ❖

Por ignorancia m ucha gente sufre por su m anera de pensar equivocada. Los sentim ientos nos revelan lo que sucede en nuestro interior. No h ay que rechazar sino aceptar los sentim ien­ tos. Tenem os que reconocerlos y llamarlos por su nom ­ bre. H ay que com unicar nuestros sentim ientos para aprender a controlarlos.

5. Trabajo en grupo

^

Se form an grupos de 4 personas y en cada grupo se nom bra uno que dirija la dinámica. A éste se le en­ trega una hoja con la lista de frases incompletas. El qu e dirige leerá la prim era frase y pedirá a cada uno del grupo que rápido y sin pensar m ucho com ­ p lete la frase. Ya que todos hayan contestado se volverá a leer la misma frase y pedirá nuevam ente que se com plete. A sí hasta repetir la m ism a frase

4

5 veces. Luego se pasará a la segunda frase y así hasta term inar la lista de frases. La lista de las frases para com pletar es:

• • • • • •

Yo m e siento alegre cuando... Cada vez que m e siento triste yo... A m í me m olesta que... Yo m e pongo serio cuando... Me da m ucha vergüenza cuando... Yo me siento en paz y tranquilo cuando...

•4

Se pregunta a todos: ¿cuál respuesta fue m ás fá­ cil y cuál m ás difícil? Se sacan conclusiones generales y personales.

6. Canto final

EJERCICIO 4 ¿POR QUÉ ESCONDEMOS LOS SENTIMIENTOS? «*

Consultar capítulo 4, páginas 31-37

O bjetivo: Conocer las causas por las cuales nosotros escondem os y reprim im os lo que sentim os 1. Canto inicial 2. Dinámica E l coordinador lleva a la reunión un trozo de h ielo y u na olla con agua sucia, de tal form a que al m eter el h ielo no se vea más que la parte de arriba que está flotando. Todo el grupo deberá ver que solam ente se ve u na parte y que el trozo m ás grande del hielo no se ve por estar abajo del agua. Si no se tiene el trozo de hielo se puede conse­ gu ir una fru ta redonda que flote en el agua (naranja, toronja, etc.). Tam bién se puede llevar u na cartulina grande con un dibujo de un tém pano de hielo flotando en el mar. Se hacen preguntas sobre lo que la gente está viendo. 3. Explicación Com o se dijo en el tem a anterior, cada sentim iento o cada em oción nos revela o enseña algo de nuestro interior. Eso nos perm ite saber cómo somos, qué cosas de la vid a nos preocupan m ás, etc. Si quiero conocer algo de m í m ism o, de m is necesidades afectivas debo escuchar m uy atentam ente a mis sentim ientos. Pero tenem os el problem a de que reprim im os

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n u estros sentim ientos. Las personas sólo se dan cuenta de una pequeña parte de sus sentim ientos. Esto se debe a que sin dam os cuenta los reprim im os o los encerram os como en una bodega. Pasa igual que con el h ielo o la fruta: sólo vem os o nos dam os cuenta de u na pequeña parte de nuestras em ociones. Lo d e­ m ás está escondido y no lo podem os ver. Algunas causas o razones por las que reprim i­ m os nuestros sentim ientos son las siguientes: 1. Porque desde m uy pequeños se nos enseñó a reprim irlos y esconderlos. Nuestros instintos m ás pro­ fundos fueron educados en los prim eros cinco años de nuestra vida por nuestros padres y por otras per­ sonas que influyeron en nosotros. Por ejem plo, un niño que creció en una fam ilia que vivía en pleito continuam ente, aprendió a expresar con facilidad el coraje, la ira. Pero a la vez está entrenado para repri­ m ir las em ociones m enos fuertes com o la ternura, la com pasión, etc. E l niño aprendió, casi sin darse cuenta, a expresar las em ociones fuertes, y a escon­ der los sentim ientos m ás suaves. 2. Por falsa creencia de que hay sentim ientos m alos y buenos. Porque si uno cree equivocadam en­ te que algunos sentim ientos son m alos entonces in ten tará esconderlos. Equivocadam ente algunos papás dicen a sus hijos: “No debes sentirte enojado”, o “no tienes derecho o razón de sentirte así” , etc. Y así los hijos aprenden a reprim ir algunos sentim ien­ tos o m uchas em ociones. 3. Porque se da un conflicto o choque entre dos cosas que considero buenas, y escojo una y entierro la otra. Por ejem plo, si yo pienso que es bueno expre­ sar los sentim ientos, pero por otro lado, tam bién considero bueno ser hom bre fuerte, trataré de es­ conder m i llanto para que no vean que soy débil. Así, con tal de no quedar m al con la im agen de hom bre fuerte, reprim o la tristeza, el m iedo, el llanto. Con m ucha frecuencia los dolores de cabeza, la gastritis, la úlcera, las gripas y los cansancios nerviosos nos vienen por reprim ir sentim ientos y em ociones. Los sentim ientos y las em ociones reprim idas son com o

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las personas a las que rechazam os: nos pueden ha­ cer pagar un precio m uy alto por haberlas rechaza­ do. Y es que los sen tim ien tos reprim idos no se m ueren, sino que siguen en nosotros y volverán a aparecer con más fu erza en otra ocasión, y quizá entonces ya no podam os controlarlos.

En resumen: ❖ ❖ ❖ ❖ ❖

Los sentim ientos y em ociones nos dan a conocer nuestro interior. Sin em bargo, casi no conocem os nuestros senti­ m ientos. Reprim im os los sentim ientos porque así nos ense­ ñaron. Reprim im os los sentim ientos porque creem os fa l­ sam ente que son m alos. Reprim im os los sentim ientos porque se da un cho­ que de valores.

4. Trabajo en grupo Se reúnen en grupos de 3 ó 4 personas. Cada quien responde por escrito las siguientes preguntas: ❖ ❖ ❖ ❖

-*■

¿Qué sentim ientos me resultan más fáciles con­ tar y cuáles me cuestan más trabajo? En m i vida diaria ¿cuáles sentim ientos expreso? En m i fam ilia ¿cóm o expresam os nuestros senti­ m ientos? En m i fam ilia ¿cóm o reprim im os nuestros senti­ m ientos? Una vez que term inaron com parten con su grupo las respuestas. En plenario se pregunta qué aprendieron en el ejercicio. E l coordinador resaltará lo más im portante.

5. Canto final 73

EJERCICIO 5 LOS DEMÁS NO SON LA CAUSA DE MIS SENTIMIENTOS O bjetivo: C onocer de dónde vienen los sentim ientos y aceptar que los dem ás n o son la causa de nuestros sentim ientos

1. Canto inicial 2. Recordatorio Se le recuerda al grupo el resum en de la reunión anterior.

3. Trabajo personal ■4

4

Se form an parejas en donde uno de los dos es A y el otro es B. Cada pareja se sentará frente a fren­ te. Prim ero A expresará sin h a b la r 4 sentim ien­ tos. Su pareja B después le d irá a A cuáles fueron los sentim ientos que le expresó. Se cam bian los papeles. B le expresará sin h a bla r 4 sentim ientos. A tratará de descubrir qué senti­ m ientos le trasm itió B. Se reúne todo el grupo y com partirán la experien­ cia que tuvieron por parejas.

4. Explicación ¿De dónde vienen los sentim ientos? Principalm ente de nuestra m ente, de nuestras ideas y de la visión que tenem os sobre las cosas. En algunos casos los sentim ientos vienen de nuestro' cuerpo, por ejem plo, si uno está enferm o, o m uy cansado. Pero prin cipal­ m ente nuestro m odo de pensar, nuestro m odo de vem os a nosotros m ism os y a los dem ás es lo que producen los sentim ientos.

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Un ejem plo. Si desde niño me enseñaron esta idea: “n o debo p en sa r n i d e cir n in gu n a crítica de m is padres p o rq u e sería un m alagredecido con e llo s ”. Cuando algu n a vez oiga que m i vecino Roberto critica a sus papás, seguram ente m e sentiré m uy m al y sien ta coraje, y quizá hasta m e den ganas de golpearlo. Aquí cu alqu iera d iría que el culpable de m i enojo fu e R oberto. Pero n o es cierto. Es la id ea que m e enseñaron la que m e produce esos sentim ientos. Si m e hubieran enseñado esta otra idea: “Los papás son hum anos y a veces se equivocan, se les pu ed e ayudar con una crítica ca riñ osa ”, y oigo que Roberto critica a sus papás, no m e m olestaré, y qu izá tenga curiosidad por saber por qué razón los está criticando. Si yo tengo m etida en la cabeza la prim era idea (que nunca debo criticar) R oberto lo que hace es despertar esa idea que yo tenía desde antes y estaba ahí. Si tengo la segunda idea (que hay que ayudarles a los papás), entonces Roberto no despierta nada. En el prim er caso, com o sí estaba esa idea, su crítica despertó la idea que ya estaba. Si no hay idea no despierta nada. Esto quiere decir que las personas y los aconte­ cim ientos solam ente despiertan algo que ya tenem os dentro, pero que no son la causa. Lo que pasa es que nos sentim os m ejor culpan­ do a otras personas de lo que sentim os: h icis te qu e m e enojara; m e h icis te s u frir con lo qu e d ijiste; h icis te que m e p u siera triste, etc. En resumen: ❖ ❖ ❖



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Los sentim ientos vienen principalm ente de nues­ tra m ente. Desde que som os bebés se nos va form ando nues­ tra m entalidad. Las personas y los acontecim ientos n o son la cau­ sa de nuestros sentim ientos sino solam ente des­ piertan algo que ya tenem os dentro. Es m ás fácil echar la culpa de nuestras em ociones a los dem ás que revisar nuestro m odo de ver la vida y nuestra m entalidad.



Cada sentimiento y cada emoción es una oportu­ nidad para conocerme.

5. Trabajo en grupo 4

Se forman grupos de 4 personas. Se nom bra un secretario. En cada grupo se leerá la siguiente lista de ideas. Cada quien deberá decir con cuál idea está de acuerdo.

Lista de ideas: c o n su lta r p á g in a s 47-54 •

• • •

• • • •

D ebo ser querid o y valorado p o r todos, especial­ m en te p o r aquellos que m e im porta n m ás: m i co ­ m unidad, m i fam ilia, etc. D ebo ser m u y efícien te en todo lo que hago antes de considerarm e alguien valioso. M i felicidad depende de causas que están fuera de m í: el destino, la suerte, m is hijos, m i fam ilia... N o debo pensar n i d ecir ninguna opin ión sobre m is padres p orq u e sería un m alagradecido con ellos. Siem pre debo pensar prim ero en los demás antes de pensar en m í, porque si no entonces seré egoísta. Los h echos de m i vida pasada m e m arcaron tanto que ya n o tengo posibilidades de cam biar. Algunas personas son m alas y perversas. Hay que culparlas y castigarlas. D ios n u n ca podrá perd on a r algunas de las cosas que h e hecho. P o r lo tanto nunca pod ré sentirm e a gu sto con É l n i a b rirle m i corazón. Al terminar se reúnen en plenario para compartir. El coordinador tiene dos funciones: 1) hacerle de abogado opositor de las respuestas que digan, a fin de profundizar y 2) ejemplifica las consecuen­ cias de pensar así.

6. Canto final 77

EJERCICIO 6 ¿CÓMO MANEJAR LOS SENTIMIENTOS? Objetivo: Aprender los

pasos para poder m anejar y orientar nuestros sentim ientos

1. Canto Inicial 2. Trabajo en grupo Se form an grupos de 3 personas que se lleven bien entre ellos. Se nom bra secretario. Cada uno deberá responder con sinceridad a las preguntas que vienen. No contestar cóm o se debe reaccionar, sino cómo se ha reaccionado (sin juzgar si estuvo mal o bien, los sentim ientos n o se ju z ­ gan). Se trata de tom ar una fotografía al m odo com o hemos reaccionado, y así conocem os. • • • • • •

¿Cómo he reaccionado ante un comentario ofensivo? ¿Cóm o he reaccionado ante una decepción de un am igo o am iga? ¿Cóm o he reaccionado ante un chism e sobre al­ guien que estim o? ¿Cóm o he reaccionado ante un com entario positi­ vo sobre m í? ¿Cómo he reaccionado ante la vergüenza de actuar y hablar en público? ¿Cóm o he reaccionado ante una caricia de alguien que m e quiere? El coordinador subraya aquellas cosas que sean más interesantes.

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3. Explicación En los tem as anteriores vim os que nuestro modo de pensar, nuestra m ente es la fuente de la m ayoría de nuestros sentim ientos. Pues tam bién nuestra m ente puede ap ren d er a reconocerlos y m anejarlos. Pode­ m os aprender a encauzarlos por varios cam inos. V ea­ m os el siguiente ejem plo. Si alguien m e in su lta yo puedo: • • • •



Enojarm e si creo que me ha hum illado o afectado m i dignidad. Tener miedo si me im agino que después del insulto puede golpearm e y yo no puedo defenderm e. Sentir indiferencia, si me doy cuenta de que el que me insultó me está confundiendo con otra persona. Sentir com pasión o lástim a al ver que el que me insulta perdió el control de sí m ism o y se está rebajando al insulto. Sentir am or por el que me insulta, si tengo la gran­ deza de perdonarlo.

Esto nos enseña que ante los acontecim ientos de la vida n o se reacciona de la m ism a m anera, sino que depende del sentido que le dem os con nuestro m odo de pensar. Aprendem os que podem os d irigir y orien ­ tar nuestros sentim ientos. Algunos sentim ientos producen un im pulso m uy fuerte para realizar algunas acciones. Por ejem plo, un sentim iento profundo de alegría nos im pulsa a cantar o abrazar a los que querem os. El sentim iento de coraje tratará de llevam os a ofender a otras per­ sonas. En cam bio, otros sen tim ientos nos quitan energía para realizar las tareas. Por ejem plo, un sen­ tim iento de m ucha tristeza nos qu ita la fu erza para asistir a u n a convivencia. E l m iedo m uchas veces nos d etien e y paraliza para que no hagam os una recon ciliación con algu ien con quien hem os peleado. Sin em bargo, con la in teligen cia podem os d irigir los sentim ientos y sus im pulsos. Tenem os tam bién voluntad que ayudada por los valores (am ar y perdo-

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nar a los herm anos) es la que m aneja nuestras deci­ siones. Si aprendem os a manejarlos, los sentim ien­ tos n o tom an la s decisiones, no nos llevarán con sus impulsos. Con nuestra inteligencia podem os controlar o regular la intensidad de nuestros sentimientos, igual que regulam os el calor de una fogata quitándole o poniéndole los troncos. Lo p rim e ro que hay que hacer para manejarlos es aceptarlos y no rechazarlos. No son algo malo sino algo muy natural que existe en todos los hom bres y mujeres y que nos perm iten conocem os a nosotros y a los demás. No asustarse aunque sean desagradables. Un segundo paso es ponerle nom bre concreto a lo que siento, o sea, b a u tiza r el -sentimiento. Ser m uy claro en el nom bre, por ejem plo, sien to celos, envidia, deseos de venganza, a tra cción sexual, e tc. Un tercer paso es preguntarm e ¿ p o r qué sien to esto? De ninguna m anera echarle la culpa a las per­ sonas o a los hechos de la vida, sino reflexionar sobre el origen del sentim iento. ¿Qué tengo dentro de mí que me hizo sentir así? ¿Qué idea está detrás de este sentimiento? Un cu a rto paso es tom ar distancia del sentim ien­ to. Es decir: “S í siento repugnancia, pero soy más que un sentim iento”. Tengo inteligencia, voluntad y corazón. Los sentim ientos son algo que cam bia cons­ tantemente. Son amigos que nos quieren ayudar. Un q u in to paso es saber a dónde m e im pulsa ese sentimiento, a dónde me quiere llevar. Y entones como en la fogata, aum entar la leña si querem os y vem os que es algo bueno para nosotros, o quitarle los leños, las ideas, si vem os que no nos llevan a algo que queremos.

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Resumen: Manejamos los sentimientos: ♦♦♦ ❖ ❖ ❖ ❖

Aceptándolos como una ayuda. Reconociéndolos y llamándolos por su nombre. Reflexionando qué me dicen de mi modo de ser y de pensar. Tomando distancia de ellos. Cambian mucho y no son eternos. Saber a dónde me impulsan o a qué me desalientan.

4. Trabajo en grupo -4 4

❖ ❖ 4

Se forman grupos de 4 personas. Se nombra un secretario. Se lee el siguiente texto y cada uno debe respon­ der estas preguntas: Di tres sentimientos que hayas tenido durante la lectura. ¿Cuál fue el más fuerte de los tres? Ese sentimiento más fuerte ¿qué te dice de tu modo de ser o de pensar?

NB: Este texto lo escribió un sacerdote. Cuenta lo que ocurrió cuándo confesó a su m am á y a anciana, a quien iban a operar al día siguiente de un tum or de cáncer. “Antes de la operación yo escuchaba lo que podía ser su últim a confesión, y como ella era m uy buena, para m í era un ejercicio de humildad. Yo le dije des­ pués las cosas que yo pensaba que Dios le diría en este m omento en que enfrentaba la muerte. Le dije, com o si fuera Dios quien le hablara, que gracias por todas las noches que velaste ju n to a tus hijos enfer­ mos, por todas las oraciones silenciosas que rezaste por ellos, por todos los frijoles que les serviste, por todas las tortillas que hiciste...

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Ella escuchaba atenta. Después de la bendición me abrazó y me dijo: ‘Hijo no te entristezcas ahora. No estés triste por mí, si no es hoy será mañana, o será alguna otra mañana, y si no este año será algún otro. Y a estoy lista para encontrar a Dios. Tú como sacerdote has sido llam ado a una vida hermosa, a hacer cosas hermosas por Dios y por la gente. Si tú te sientes triste por m i culpa eso apartará tu mente y tu corazón de tu vida y tu trabajo. Recuerda, si no es hoy será mañana; si no es este año será otro’. Luego m e dio un beso. Yo estaba llorando. Había conocido a mi madre más profundam ente que nunca, en el m om ento en el que se levantaba valientem ente ante la muerte, cuando otras personas se debilitan y se desanim an.” 4

Luego comparten en el grupo sus respuestas.

5. Canto final

EJERCICIO 7

I

APRENDER A CONOCER Y COMUNICAR LOS SENTIMIENTOS
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