Vadou Jenny Gonzalez

January 29, 2018 | Author: baloaviana | Category: Haiti, Slavery, Africa, Politics (General), People
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Trabajo sobre el Vaduo religión de las regiones del Caribe....

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VAUDOU

Colección Monografías El pueblo es la historia

A 200 AÑOS DE LA INDEPENDENCIA, LA REVOLUCIÓN CONTINÚA

Jenny González Muñoz

VAUDOU: fe que llena de encanto a La Perla Negra de El Caribe

Caracas, 2009

Colección Monografías El pueblo es la historia Comisión Editorial Arístides Medina Rubio Pedro Enrique Calzadilla Luis Felipe Pellicer Asistente Editorial Joselin Gómez Correctora Katherine Castrillo Diagramación Orión Hernández Diseño de portada Aarón Lares Imagen de portada Colección africana, cortesía del Museo de Ciencias Naturales Equipo de apoyo Luisángela Fernández Impresión Printanet, C.A. Vadou: fe que llena de encanto a La Perla Negra de El Caribe Primera edición: Fundación Centro Nacional de Historia, Caracas, 2009 Fundación Centro Nacional de Historia.- Editor Final Av. Panteón, Foro Libertador, Edificio Archivo General de la Nación P.B. Caracas – Venezuela [email protected] Depósito Legal: If22820093014030 ISBN: 978-980-7248-14-3 Impreso en la República Bolivariana de Venezuela

Índice General

Resumen...............................................................................................................7 La Perla Negra de El Caribe............................................................................11 Un cómplice en La Perla..................................................................................19 Vaudou: ley espiritual de los hombres...........................................................22 El viajero sagrado..............................................................................................23 Las representaciones mágicas del vaudou.....................................................30 Los elementos del vaudou...............................................................................34 Las creencias del vaudou..................................................................................35 Los colores de la fe...........................................................................................49 Las ceremonias: rituales sagrados del vaudou..............................................50 Los sonidos de la fe..........................................................................................53 Ofrendas de sangre a los espíritus..................................................................55

Hombres comedores de hombres..................................................................56 La tierra de los muertos andantes...................................................................59 La magia de las muñecas..................................................................................62 Un fragmento de África está encajado en El Caribe...................................63 Fuentes bibliográficas.......................................................................................67

Resumen El vaudou es una práctica religiosa que tiene sus orígenes en el lejano Dahomey, tierra ancestral de África occidental, donde dioses y genios eran venerados por sus fieles de la manera más absoluta que se pueda comprender. El uso consecutivo de pinturas (como el kaolin, pintura vegetal de color blanco), muñecas, danzas, cantos, oraciones, danzas y tambores, constituyen el ritual para honrar a los loa (espíritus) del vaudou, una unión inquebrantable entre las etnias africanas y las establecidas en Haití, como nueva tierra de estos espíritus ancestrales. La situación de esclavitud, sostenida en las tierras americanas durante el período colonial (a partir del siglo xv, con la llegada de Cristóbal Colón), trajo una cantidad bastante considerable de hombres y mujeres de remotos lugares de la llamada “África negra”. Pero con ellos vino también su cultura y su religión. En las tierras de Haití la situación cobra un mayor repunte que imprime una característica bastante significativa, pues la cultura (danza, música, cantos) africana se queda de una manera absoluta instaurando una supremacía prácticamente insoslayable. A esto se debe agregar un factor que nos parece muy importante: la figura del créole, una lengua obtenida de la simbiosis de palabras de idiomas africanos con el francés, ya instituido por los colonizadores en esta parte de la isla. El créole avanzó con el pasar del tiempo soportando los avatares de las restricciones y prohibiciones, hasta alcanzar un alto sitial aún hoy día, cuando es, junto con el francés, lengua oficial de Haití. Otro aporte africano a esta nación es sin lugar a dudas, el

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vaudou: práctica religiosa que, con el culto a los loa (de origen netamente africano), sus ceremonias y la profunda fe de sus fieles, marca la parte más preciada de los habitantes de esta nación de América que con gran orgullo se debe seguir llamando La Perla Negra de El Caribe. Palabras claves: África, vaudou, Haití, práctica religiosa, culto a los muertos.

Vaudou: fe que llena de encanto a La Perla Negra de El Caribe

Mapa de Haití

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La Perla Negra de El Caribe

Situada entre las islas de Cuba y Puerto Rico, vecina limítrofe de la República Dominicana, y con una extensión de 27.750 km², se encuentra Haití. Primera nación negra americana que logra su independencia, llegando en el año 1804 a situarse en el puesto histórico de ser la primera república negra del Nuevo Mundo. El 5 de diciembre de 1492 el almirante aventurero Cristóbal Colón arriba a La Española, una parte de las llamadas Antillas Mayores (actuales República Dominicana y Haití), que se encuentra habitada por las culturas aborígenes arawak, caribes y taínos. Su población estimada entonces es de unos 300.000 habitantes. A mediados del siglo xvi, las tierras haitianas son ocupadas por el Reino de Francia, nación que instaura allí un fuerte y cruel sistema esclavista sustentado en la población proveniente del continente africano, pues ya en 1502 se introducen los primeros esclavos en las islas de El Caribe, llegando primeramente a La Española y asentándose definitivamente en el resto de las islas en 1530. Les Indiens Arawaks, que peuplent l’ïle à cette époque, accueillent les visiteurs étrangers avec hospitalité et vont même leur concéder des terres. Reconnaissants,

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ceux-ci ne mettront que quelques années pour décimer cette population et faire de l’île une base de conquête vers terre d’Amérique.1

Señalan Pradel y Casgha que los “indios arawak”, como pobladores autóctonos de estas islas, reciben a estos nuevos visitantes con hospitalidad. Dicha acogida contribuye para que el asentamiento de los viajeros extranjeros se extienda por tiempo indefinido, lo que les permite adueñarse de estas tierras e incluso hacer de esta isla una base prácticamente militar desde la cual salen expediciones que tienen la finalidad de conquistar otras tierras de América. La “hospitalidad” de los pobladores de las llamadas “nuevas tierras” da pie para que los conquistadores establezcan sus dominios en esta isla. Las utopías han encontrado un asidero real para la consecución de sus ideas. El espacio recién conocido permite a los viajeros dar rienda suelta a sus acciones y sueños por alcanzar las riquezas materiales, El Dorado, por las cuales salieron de sus propias tierras. Este afán de búsqueda de continuas posibilidades para acrecentar sus ganancias, trae consigo la necesidad de conseguir “mano de obra” para trabajar en función de dichos intereses. Esto, y la consecuente intervención moral y religiosa, son factores que van en detrimento de la calidad de vida de aquellos que otrora fueron hospitalarios huéspedes de unos visitantes que desembarcaron cansados del viaje y del mar. Los indígenas son vistos por los conquistadores como sujetos utilizables para las labores del trabajo rudo, en una suerte de esclavitud que merma toda posibilidad de convivencia pacífica y equitativa en cuanto a derechos humanos se refiere. En tanto, personajes como el sacerdote Bartolomé de Las Casas (1986) aboga a favor de los indígenas (de hecho él mismo ha concedido la libertad a los que conforman su encomienda) y testimonia, en 1542, que lo vivido hasta entonces es una “historia admirable de horribles insolencias, crueldades y tiranías ejercidas por los españoles hacia los indios occidentales”; esto, además de otras circunstancias, trae como consecuencia que los indígenas nativos sean sustituidos como “mano de obra” por hombres y mujeres que han sido traídos contra su voluntad en calidad de esclavos desde las lejanas tierras de África occidental. Esta

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Jacques Pradel y Jean Ives Casgha. Haití: la repúblique des moets vivants, p. 98.

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situación provoca un genocidio dirigido primeramente a los aborígenes nativos, y luego a una masacre de negros. En este sentido, el catedrático Federico Brito Figueroa, en su libro Historia económica y social de Venezuela, citado en Angelina Dos Santos (1987), señala que: En función de este contexto económico-social la conseja inventada por la historiografía colonialista, que considera a Bartolomé de Las Casas responsable de la introducción de la esclavitud negra en América, se cae por su propio peso. El régimen de producción, cuya irrupción en la historia definiría una nueva edad, es el único responsable de la transformación del nuevo continente en una zona de absorción de mercancía-esclavo (…) el 13 de febrero de 1502, cuando todavía Las Casas no había emitido su idealista declaración sobre el problema, ya habían comenzado a llegar negros esclavos… 2

Ciertamente, no es viable declarar a Bartolomé de Las Casas como el impulsor indirecto de la trata de negros africanos. El crecimiento de esta forma de economía impuesta por el colonialismo según los requerimientos cada vez más avasallantes, se había producido mucho antes de las declaraciones del sacerdote a favor de los indígenas. De cualquier modo, el acto mismo de la esclavitud, bien sea para una u otra etnia, es un verdadero ultraje a la moral y el respeto. Alexander von Humboldt (2005) acota: (…) es, sin duda, el mayor de todos los males que han afligido a la humanidad, ya se considere al esclavo arrancado de su familia en el país natal y metido en las bodegas de un buque negrero, ya se le considere como que es parte de un rebaño de hombres negros apriscados en el territorio de las Antillas; pero hay para los particulares sus grados en los sufrimientos y en las privaciones.3

Junto con los productos comercializados de tierras lejanas, tales como, la canela, nuez moscada, pimienta, azafrán, vainilla, y otra cantidad de especies, alimentos, e incluso productos de lujo, se instaura el tráfico de negros. Alexander von Humboldt, citado por Angelina Dos Santos 2 3

Federico Brito Figueroa. Historia económica y social de Venezuela, p. 129. Alexander von Humboldt. Ensayo político sobre la isla de Cuba, p. 220.

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(1987) habla sobre la venta de los esclavos, quienes debían tener unas características determinadas (como el ser jóvenes y sanos) para poder ser un “producto comercializable” apto. Es importante destacar, que al valor establecido se le agregaba una ganancia si el esclavo en cuestión tenía un oficio determinado, (carpintero, herrero) o conocía algún saber (leer y escribir). El valor comercial de un esclavo variaba: de 50 pesos, de 8 días de nacido, 300 pesos, de 15 a 38 años de edad, hasta 400 pesos, aquellos que tenían oficio. Un esclavo de 63 años de edad, valía 5 pesos, mientras que si contaba con más no valía nada. Los esclavos ofrecidos a la venta eran jóvenes de quince a veinte años. Todas las mañanas se les distribuía aceite de coco para que se frotasen el cuerpo y diesen a su piel un negro lustroso. A cada momento se presentaban compradores que, por el estado de la dentadura, juzgaban la edad y la salud de los esclavos, abriéndoles la boca con fuerza, como se hace en los mercados con los caballos.4

Los africanos fueron trasladados desde el golfo de Guinea, Senegal, El Congo y Angola, más allá, en la costa de Bénin (antiguo Dahomey), lugar donde se produjo la mayor explotación, lo cual le valió el nombre de Costa de los Esclavos. Hacia 1770 el agotamiento del “ganado humano” en estas zonas forzó el desplazamiento más al sur, a los territorios bantus. Les négriers les chargeaient le long du golfe de Guinée principalment : la prise venait de tout le littoral, du Sénégal, au Congo et à l’Angola. Cependant, la Côte des Esclaves, dans la baie de Bénin, fut de loin la plus exploitée, avec ses comptoirs de Lagos et surtout d’Ouidah, au royaume de Juda. Vers 1770, l’epuisement du cheptel humain devait déplacer le contre du traffic plus au sud, au nievau des territoires bantous.5

Es difícil precisar con exactitud cuántos africanos fueron arrancados involuntaria y agresivamente de sus países. Esta trata tiene en un comienzo, cerca de un centenar de millones de seres humanos, y hay quienes hablan de doscientos millones de víctimas. La llamada “madera de ébano” había sido trasladada, sin embargo, con sus culturas y sus religiones, las cuales 4 5

Angelina Dos Santos. Historia de Venezuela, p. 131. Jean Kerboull. Le vaudou magieou religion, p. 25.

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confrontaron, de una u otra manera, al catolicismo impuesto por los amos, dando lugar a un sincretismo donde el vaudou constituye el resultado más evidente por ser una verdadera herencia de sus ancestros africanos. Au fil des années, la colonie se développe avec des hauts et des bas. En moins de cent ans, les rapports des diverses populations s’inversent: les Blancs, qui étaint en majorité, forment en 1788 seulement 7 % de la population et les esclaves 88% ! Les 5 % restant sont constitués par des ‘libres’ et des mûlatres.6

Tal como lo reseñan estos autores, la población esclava aumenta vertiginosamente en un lapso medio, pues llega a alcanzar un 88% de la totalidad de los habitantes de la isla, superando con creces la cifra tanto de blancos como de mulatos y otros en condiciones diferentes a la esclava. Esta ventaja cuantitativa permite la paulatina organización de este sector, estando bien determinada por los guías vaudouloges, es decir, houngan y bokô, quienes afianzan más sus ideas emancipadoras, a partir de los sucesos desplegados desde el 18 de agosto de 1789, cuando es proclamada la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano e incluida en ella que los hombres nacen libres e iguales en derechos. Según relata Hugh Thomas (1998) en su libro La trata de los esclavos. Historia del tráfico de seres humanos de 1440 a 1870, citado en Gómez -Martínez (2007): La rápida despoblación de la isla La Española y la necesidad de trabajar las minas, inicia el rápido aumento de la población negra esclava. El rey Fernando el Católico autorizó el 22 de enero de 1510, en Valladolid, “el transporte de cincuenta esclavos negros, los mejores y los más fuertes disponibles para que trabajaran en la isla La Española (…) el 14 de febrero pidió a la Casa de la Contratación que enviara otros doscientos esclavos, a la mayor brevedad posible, para que fueran vendidos en Santo Domingo.7

La citada “despoblación” obedece a lo que ya referimos en cuanto al exterminio de indígenas nativos de la isla La Española, al ser sustituidos como “mano de obra” por otras personas de constitución física “más fuerte 6 7

Jacques Pradel y Jean Ives Casgha. Ob. Cit., p. 99. Hugh Thomas. La trata de los esclavos. Historia del tráfico de seres humanos de 1440 a 1870, p. 91.

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y resistente” para los rudos trabajos, no sólo en las minas, como asegura Thomas, sino también en las faenas agrícolas y de construcción, en las que no tenían prácticamente descanso. Como se ve en el texto, la extensiva explotación de las riquezas de La Española exige cada vez mayor cantidad de esclavos, “el rey Fernando el Católico autorizó el 22 de enero de 1510 (…) el transporte de cincuenta esclavos negros” para cubrir el trabajo en la isla, y veintitrés días después, el 14 de febrero, pide el envío de doscientos esclavos más para las mismas labores. Esto ilustra claramente la ardua y férrea explotación de la que estaban siendo víctimas los esclavos negros africanos en tierras americanas. Y esto, por supuesto, pone en evidencia la cantidad incontable de atropellos y vejaciones sufridas por los africanos en sus propias tierras donde fueron separados de sus familiares, sus propiedades, sus historias, para llevarlos a lugares desconocidos bajo condiciones infrahumanas, sin justificación alguna. Todas estas situaciones que van in crescendo son las que promueven, de una u otra manera, que se encienda la llama del pensamiento emancipador sobre todo en aquellos que vienen de ser líderes en sus propias comarcas, quienes en la mayoría de los casos, son sacerdotes religiosos, houngan, bôko. Así como lo evidencian estudiosos y literatos como Alejo Carpentier en su novela El reino de este mundo, el 14 de agosto de 1791, el houngan Boukman lleva a cabo, en Bois-Caïman, una ceremonia que es considerada como el punto de partida de la Revolución Haitiana. La nuit du 14 août 1791, deux cents esclaves sont réunis dans une clairière du Bois Caïman: chacun de ces hommes a été choisi, sur chaque “habitation” de l’ïle, en fonction de son influence. L’homme qui est à l’origine de ce rassemblement s’appelle Boukman. C’est un houngan. Dans l’assistance, tous les futur chefs de la Guerre d’Indépendance, en particulier le fameux Toussaint Louverture, son là. Boukman explique que ce sont les loas qui ont décidé de réunir ces hommes, non pas pour leur demander leur avis mais pour leur communiquer la DECISION des esprits.8

Efectivamente, acotan Pradel y Casgha, en esta fecha, alrededor de doscientos esclavos, se dan cita en Bois-Caïman, siendo previamente

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Jacques Pradel y Jean Ives Casgha. Ob. Cit., p. 99.

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mandados llamar por el houngan vaudou Boukman. A esta reunión asisten los que serán jefes de la Guerra de Independencia de Haití, entre ellos un personaje decisivo a la hora de la lucha: Toussaint-Louverture. El houngan sostiene que la importancia de esta reunión está dada porque es en atención a un llamado de los loa (espíritus), quienes van a “comunicar la decisión”. Como se observa, el papel relevante del vaudou es innegable en el inicio de este proceso. De hecho, aún en la actualidad, en las escuelas haitianas se enseña la historia de la independencia partiendo de este acontecimiento y su consecuente asociación con el vaudou. El largo paso emancipador tiene por protagonista a François Dominique Toussaint-Louverture, quien entre los años 1793 y 1802 dirige la Revolución Haitiana enfrentando a españoles, ingleses y franceses, hecho que lleva al luchador a la presidencia de Haití, sin embargo, esta situación no es aceptada de ninguna manera por Napoleón Bonaparte, quien lo manda a capturar siendo llevado a la prisión de Jure, Francia, donde muere en 1803. Pero, en ese momento, la noche se llenó de tambores. Llamándose unos a otros, respondiéndose de montaña a montaña, subiendo a las playas, saliendo a las cavernas, corriendo debajo de los árboles, descendiendo por las quebradas y cauces, tronaban los tambores radás, los tambores congós, los tambores de Boukman, los tambores de los grandes pactos. Los tambores todos del Vodú.9

Sin embargo, Jean Jacques Dessalines vence definitivamente a las tropas francesas en la Batalla de Vertièrres y un año más tarde proclama la independencia de Haití erigiéndose emperador. Luego de varios sucesos políticos y sociales sufridos en la nación caribeña, más acá, en 1957, es proclamado presidente François Duvalier, conocido popularmente como Papa Doc, quien gobierna dictatorialmente hasta 1971, año en el que muere. Desde el punto de vista social, Haití es un país muy original, constituido por una mayoría de habitantes descendientes de esclavos traídos de África durante el proceso colonizador, lo cual ha contribuido

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Alejo Carpentier. El reino de este mundo, p. 128.

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de manera profunda a la implantación de costumbres y modos de vida que han sobrevivido a miles de años de historia. Sin duda, lo que se que llama “la originalidad haitiana”, originalidad que es orgullo de todos los haitianos, comporta la clave de este asunto. No hay que olvidar que Haití es el único país de América que conquistó su independencia en una guerra en la que los esclavos exterminaron a los colonos y vencieron a un ejército colonial; el único en el que una religión pagana, el vodú, es practicada por la mayoría de la población, el único donde la lengua de los esclavos, el créole, se convirtió en la lengua materna de toda la población, el único cuya población desciende de esclavos y es mayoritariamente negra. Una guerra contra la metrópolis; una religión contraria al cristianismo, una lengua diferente de la de los antiguos amos. Un viento de rechazo sopla sobre la isla…10

La “originalidad haitiana”, “orgullo de todos los haitianos”, como devela Michelle Ascencio en el prólogo a la obra del etnógrafo, escritor y poeta haitiano Jacques Roumain, Gobernadores del rocío y otros textos (2004), es ciertamente la bandera que hondea desde este punto de El Caribe. Una tierra que se negó, desde siempre, a ser asesinada mil veces por las manos imperialistas. Aún hoy lucha por ser ella misma, por tener una identidad propia, heredada de aquellos otrora esclavos que la poblaron luego de la despoblación genocida. Hombres y mujeres que se niegan a las imposiciones a costa, incluso, de su propio detrimento económico. La religión o la creencia, como se quiera llamar, es uno de los ejemplos que mejor ilustran esta realidad: oficialmente es el catolicismo el que marca las pautas de la fe del pueblo haitiano, pero la práctica (tanto doméstica como pública) devela que es, en efecto, el vaudou (especie de sincretismo del politeísmo africano y del cristianismo católico) el que ejerce mayor influencia sobre el comportamiento (actitudinal y espiritual) de la población, teniendo mayor afluencia en los sectores rurales, donde puede alcanzar hasta un 80% de creyentes. Les planteurs et les marchands d’esclaves avaient intérêt à christianiser les Africains déportés pour éviter, croyaient-ils, leurs réactions agressives d’opprimés.

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Jacques Roumain. Gobernadores del rocío y otros textos, p. XX.

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L’esclave christianisé était plus facile à comprendre et à contrôler et, du fait de sa religion, docile, soumis et résigné.11

Los mercaderes de esclavos se interesaron con ahínco en “cristianizar” a los africanos, pues estaban convencidos de que estando estos bajo dicha conversión, iban a mermar en sus reacciones “agresivas de oprimidos”. En tal sentido, tanto comerciantes como amos pensaban que la cristianización facilitaría el control de los esclavos, haciéndolos “dóciles, sumisos y resignados”, tal como lo dictan las características de esta religión que está sostenida en el sentimiento del “sacrificio y la humildad”. Al subyugar la parte espiritual, se pretende acallar la capacidad de pensar desde la propia óptica. La fe es la que mueve al ser humano y, precisamente, en nombre de ésta y de la figura de dios, se han cometido los crímenes más terribles de la humanidad. La implantación del cristianismo, como luego veremos, pretendió y aún pretende, silenciar las grandes voces del vaudou, verdadera fe de estos hombres y mujeres africanos y sus descendientes, no sólo para frenar sus posibles pensamientos emancipadores sino para desdibujar la identidad del haitiano como tal. Otro factor importante de señalar en el caso haitiano, es el idioma que, tal como ocurre con la parte espiritual, la realidad oficial señala al francés, mientras que la realidad popular implanta la presencia de una lengua criolla, heredada de los esclavos, hablada por la mayoría de los habitantes de esta nación americana: el créole. Un cómplice en La Perla La Perla Negra de El Caribe desde siempre deseó su independencia. Por ello, los africanos llevados a esas tierras tan lejanas de las propias, las hicieron suyas construyendo un mundo muy particular que puede ser considerado, sin lugar a dudas, como una extensión de África occidental en América. Como tantos otros humanos subyugados, estos hombres y mujeres, senegaleses, bambaras, kiambas, arandas, minas, mahis, nagos, mayombes, mondongos, angoleses, además de aquellos provenientes de Dahomey, Nigeria y Guinea, entre otros tantos, establecieron de soslayo sus culturas

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Gert Chesi. Vaudou, p. 5.

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e idiomas como una manera de preservación incluso de la propia vida. En Haití, pues, se establece de manera categórica esta situación, muestra que aún hoy se conserva intacta en todas las manifestaciones de los saberes del pueblo, donde un elemento bastante significativo es el lenguaje, instituido en el créole, como lengua propia del ciudadano haitiano. A cette date, l’affrontement et le brassage des ethnies avaient également provoqué la mise en veilleuse des idiomes apportés d’Africa et adoption progressive d’un langage commun: le créole, où ne figurait plus qu’un îlot de termes sacrés africains, pieusement, nostalgiquement conservés par le Vaudou dans sa liturgie. La nouvelle ethnie haïtienne, issue des multiples ethnies africaines de la colonie, possédait donc un capital linguistique –création de son génie propre, ou, dérivation de la “lingua franca”, dialecte commercial du bassin méditerranéen au xvii siécle véhiculé dans les comptoirs de l’Afrique occidentale par les marins et les traiteurs.12

El créole (criollo) es un idioma, acota Kerboull, en el que no figuran más que términos sagrados africanos, conservados “nostálgicamente” por el vaudou en la práctica litúrgica. Cuando se crea, por así decirlo, esta “nueva etnia haitiana” (como unión de una cantidad de diferentes etnias africanas y algunas personas nativas), se impone la tarea de incorporar estas palabras africanas a la lengua francesa, creando así un idioma que luego se vio complementado por otras anexiones. En aquella época la variedad de “etnias” había igualmente provocado la puesta en marcha de idiomas aportados de África, acota Kerboull, “y la adopción progresiva de un lenguaje común: el créole, donde no figuraban más que lotes de términos sagrados africanos”, de esta manera la “nueva etnia”, implementó un genio propio, derivado de la “lingua franca”, traída del África occidental por los marinos y los que llevaban a su cargo la trata. El créole o criollo haitiano como el idioma instituido en Haití, herencia de los ancestros africanos, desde la época de la colonia se convirtió en “el cómplice” de los esclavos: en créole hablaban los sublevados para gestar el proceso emancipatorio, en créole hablaban los novios que se escondían de los amos, en créole cantaban en las noches los esclavos, en créole hablaban

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Jean Kerboull. Ob. Cit., p. 27.

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con los loa los creyentes del vaudou, en créole escriben los literatos, en créole piensa y conversa el haitiano de hoy. Su alcance se extiende a emigrantes haitianos residenciados en cualquier parte del mundo. Estructuralmente basado en el francés, es una mezcla de lenguas del África occidental, como el wolof y algunas lenguas gbe. Le fait qu’Haïti groupe les 9/10 des créolisant du monde entier suffit, en tout état de cause, á donner au pays une physionomie originale. Le fondement linguistique, l’un des principaux criètiers retenus par les ethnies pour vérifier l’existence et l’homogénéité d’une ethnie, y apparaît clairement: c’est le créole.13

Acota el investigador que el hecho de que Haití agrupe a nueve de diez hablantes del créole del mundo, le confiere una fisonomía original. Desde 1961 el créole haitiano es una lengua oficial junto con el francés, lengua esta última, que había sido la única literaria reconocida en Haití desde su independencia en 1804. Su uso en la literatura está en continuo crecimiento. Existen periódicos y programas de radio y televisión en créole, incluso el sistema educativo en Haití se imparte incluso en este idioma. El bilingüismo, punto de partida de la creación literaria de las islas, posibilidad de revelación del ser del antillano a través de las correspondencias y de las fricciones entre el créole, lengua nativa y materna, y el francés, lengua oficial, adoptada y extranjera para muchos haitianos, pocas situaciones lingüísticas se prestan a una discusión sobre la relación lengua y literatura, como las que observamos en las islas del Mar Caribe.14

Asegura Ascencio que este crecimiento del créole como lengua, es apoyado en su utilización en Haití por parte de los literatos de la nación, como ejemplo tenemos al poeta Frankétienne, quien en una entrevista que nos concedió con motivo de su visita a Venezuela en ocasión del Festival Mundial de Poesía, realizado en 2007, nos habló de la importancia que tiene para el pueblo haitiano el contar con el vaudou como asidero de la esperanza y de la fe, y del créole como idioma propio.

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Ibídem. Jacques Roumain. Ob. Cit., p. XVIII.

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En este sentido, la influencia de la cultura dahomeyana se ha conservado en varias regiones de Haití, sobre todo en el aspecto estético (instituido en las manifestaciones artísticas: música, danza, tallas, e incluso en el lenguaje) y religioso. Dentro de este aparte, el vocabulario créole se ha engranado al francés y, en algunas ocasiones al castellano, siempre haciendo uso de numerosas terminologías africanas (dahomeyas y nigerianas), presentadas tanto en su fonética como en su gramática. Vaudou: ley espiritual de los hombres Parmi la trentaine d’ethnies que Moreau de Saint- Méry recense dans la colonie, un peu avant la Révolution Française, nous retrouvons dans la liste de loas- divinités du Vaudou, comme on se le rappelle, repérés tant á Vallange qu’a Savana-Zombi, la trace de quinze d’entre elles : des Aranda aux Fon, des Bissagots, Canga, Caplaou aux Congos, des Haoussa aux Ibos, en passsant par les Mandingues, Mines, Mondongues, Nago, Popo, Soussou et Sénégalais (…) La brassage des ethnies s’est opéré dans le “meelting pot” de la colonie. Il a dégagé un dénominateur commun, oú les différents variétés se sont recontrées, non sans péripéties, au niveau religieux, point le plus fort de leurs cultures: le Vaudou.15

Tal como acota este etnógrafo, el vaudou, como práctica relacionada con la creencia y, por consiguiente, la fe, es practicado desde hace siglos en una treintena de etnias africanas, siendo traído por los esclavos negros durante el proceso de colonización americana, y constituyéndose en el común denominador (aún con algunas posibles diferencias), es decir, en el punto más fuerte de sus culturas. En el vaudou existe una lista de loa (divinidades o espíritus) que fueron trasladados a América desde el alma misma de los africanos subyugados y obligados a viajar y trabajar en tierras en las que otras culturas y otra religión marcan los caminos de sus habitantes. Estos loa, como veremos más adelante, mantendrán sus nombres originarios africanos, incluso dando

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Jean Kerboull.Ob. Cit., p. 26.

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calificativos a lugares geográficos, pero a su vez, “disfrazarán” su innegable presencia bajo nombres y personificaciones de santas y santos católicos. Siendo las leyes instituidas en la colonia tan severas con los esclavos, estos se ven forzados a hacer creer que están en un proceso de “suplantación” de su propia cultura, cuando en realidad lo que están haciendo es afianzar los niveles costumbristas y, sobre todo, la religión, quizá el punto más fuerte de su sabiduría. De hecho, el gobierno colonizador pone en funcionamiento la Ordenanza de 1704, en la que prohíbe específicamente a los esclavos “reunirse en las noches, bajo pretexto de participar en danzas colectivas o calendas” (Métraux, 1959). Estos bailes son prohibidos tanto a los negros esclavos como a los libres, siempre y cuando estos se realizaran pasadas las nueve de la noche. La penalización podía abarcar desde una fuerte multa en dinero hasta la detención del amo que consintiera tales reuniones. Les danses de nuit ou calenda étaient défendues aux hommes de couleurs et aux nègres libres passés neuf heures du soir et il leur fallait en plus, pour les danses, une autorisation du juge de police.16

Tal fue el grado de subyugación y, tal vez de temor, por la práctica de estas actuaciones, que en el año 1765 se crea la Primera Legión de Santo Domingo, la cual tiene como función primordial “disipar las asambleas y calendas de negros”, siendo la llamada “calenda”, no otra cosa que las danzas del vaudou. Este propósito, tal como la ya citada “cristianización” de los esclavos, tiene como finalidad frenar toda posibilidad de levantamiento o sublevación de esta clase. Situación que no sólo fue focalizada en los africanos, sino en todas aquellas personas o grupos que constituyeran un peligro para el imperio colonizador. El viajero sagrado La historia del vaudou en América comienza con el arribo de los primeros esclavos a Santo Domingo en la segunda mitad del siglo xvii. Algunos investigadores como Moreau de Saint- Méry describen las

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Alfred Métraux. Le vaudou haïtien, p. 26.

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condiciones sociales y económicas de la isla en la época de la colonia y allí agregan una lista de esclavos venidos de numerosas tribus africanas: senegalesas, bambara, kiamba, angolesas, nigerianas, dahomeyanas, guineas, etc., viendo a estos como contribuyentes directos de la población de Haití. En la urbe sagrada de Widah se rendía culto a la Cobra, mística representación del ruedo eterno, así como a los dioses que regían el mundo vegetal y solían aparecer, mojados y relucientes, entre las junqueras que asordinaban las orillas de los lagos salobres.17

Según datos obtenidos (Métraux, 1958, 1959), la palabra vaudou es una corrupción de “vaudois”, el nombre de una secta fundada en el siglo xii por Pierre Valdesius, pero que finalmente cayó en el término aplicado vagamente a hechiceros y brujos. Sin embargo, en Dahomey y Togo, algunas tribus pertenecientes al grupo lingüístico fon, hablan del vaudou como un dios, un espíritu, un objeto sagrado, es decir, según Métraux, todo lo que los europeos toman como un “fetiche”. The servants of the divinity are ‘hunsis’ (from the Fon hu –a divinity, and si– a spouse; the priest is the hungan, that is to say the “master of the god”. Objects used in ritual are still known by their Dahomean names: govi –pitchers, zin –a pot, asson –sacred rattle, azein –holy emblems, hunto –drum, etc.18

El antropólogo francés explica que el vaudou cuenta con sirvientes que asisten a las divinidades (personificadas en el houngan o sacerdote) llamados hunsin, palabra que proviene del fon hu, que quiere decir divinidad, y si, que corresponde a esposo o esposa. Ciertamente, como ya veremos, este tratamiento de esposo o esposa de la divinidad es totalmente acertado en lo que a su función se refiere. Por otro lado, Métraux acota que de Dahomey provienen términos que aún están en uso en algunos implementos sagrados, como el zin, que es una especie de vasija para colocar ofrendas; asson, o maraca sagrada; hunto, nombre dado a los tambores.

17 18

Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 28. Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 28.

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El vaudou es un “culto a los espíritus” que persigue una fusión o matrimonio con los loa, siendo en la práctica de ciertos ritos este matrimonio consumado realmente desde el punto de vista sexual, característica ésta que provocó tal conmoción entre los colonizadores que los hizo catalogar a las ceremonias del vaudou como orgiásticas. (…) les affaires de “mariages mystiques” constituent une curiosité qui montre que l’intimité entre les humaines et les loas peut parfois atteindre des sommets qui laissent rêveurs! Il est vraisemblable que l’initiation des adeptes du Vaudou, qu’on appelle alors ‘hounsi’, c’est-à-dire, littéralement “époux ou épouse des esprits”, passe par une union sexuelle avec la divinité. Il s’agirait en l’occurrence du loa protecteur de nouveau fidèle.19

Afirman Pradel y Casgha que los llamados “matrimonios místicos” muestran una verdadera intimidad entre los humanos y los loa. Estos marcan la iniciación de los adeptos al vaudou, llamados hounsi, es decir, literalmente “esposo o esposa de los espíritus”, lo cual se realiza o se consuma con la unión sexual con la divinidad. En otros países de América con influencia africana son realizadas, igualmente, prácticas religiosas que contienen ciertas semejanzas con el vaudou haitiano, aunque no con esa marcada práctica carnal con los seres del “más allá”. Así, por ejemplo están: Lucumi o santería, en Cuba; Obeah, en Jamaica; Macumba, umbanda, candomblé, en Brasil. Semejanza yoruba que se nota sobre todo en las personificaciones de dioses y genios. Le Vaudou peut étre, lui aussi, comme le grappillage sur le plan économique, considéré un palliatif à la dure vie des Haïtiens. Il tire son origine de l’Afrique. Les vaudouloges l’ont bien discerné: le polythéisme fon et yoruba de la culture béninoise (golfe du Bénin) est à la source du Vaudou haïtien.20

Según Kerboull, el vaudou puede ser considerado como una alternativa aparte para el plan económico, lo cual lleva a ser apreciado como un paliativo a la dura vida de los haitianos. Esta postura la sostienen ciertos nativos 19 20

Jacques Pradel y Jean Ives Casgha. Ob. Cit., p.99. Jean Kerboull. Ob. Cit., p. 31.

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(Frankétienne, 2007) quienes aseguran que la figura del vaudou, su existencia, ha sido un punto bien importante para la sostenibilidad del pueblo haitiano, no sólo en lo material (como fuente de turismo) sino en el acercamiento espiritual y en la fe para la búsqueda de nuevas soluciones, por medio de esta práctica original de África y establecida en Haití. Il y a injustice et naïveté à reprocher aux paysans de gaspiller une bonne partie de leurs aigres revenus en cérémonies païennes. Tant que l’assistance médicale sera inexistante dans les campagnes, le prêtre vaudou pourra compter sur une nombreuse clientèle. Le vaudou permet à ses fidèles de retrouver une forme rudimentaire de vie collective, de manifester leurs talents artistiques et leur procure le sentiment exaltant d’entrer en contact avec le surnaturel.21

Como devela Métraux, ciertamente hay injusticia e ingenuidad al reprochar a los ciudadanos por sus prácticas religiosas, puesto que ellos muchas veces se ven ayudados por la fe que profesan al no contar con una verdadera asistencia desde el punto de vista social o económico, ya que –lo que acotaba el investigador francés en 1958, se acopla a lo expresado por el poeta haitiano que entrevistamos en 2007– en la actualidad se sigue sufriendo el mismo mal. El vaudou, pues, al no haber asistencia médica en los campos, permite a través del sacerdote ocupar el lugar del médico. Además, en otro orden, el vaudou consiente a los fieles convivir comunitariamente, e incluso manifestar sus talentos artísticos al conectarse con el mundo sobrenatural. Según algunos investigadores (Métraux, 1959; Saint-Méry, s/f; Seabrook, s/f) el fin primordial de esta práctica religiosa es llegar al trance humano con la finalidad de que los loa puedan tener un médium que les permita solicitar favores y, a su vez, “ayudar” a los humanos a solventar ciertas necesidades, convirtiéndose así en una relación recíproca. Históricamente, para los esclavos este culto a los espíritus y la magia, era una especie de escape, un aspecto bastante importante y fuerte para la resistencia a la religión impuesta y, por consiguiente, a sus opresores. Prueba de esto es la promulgación del llamado Code Noir (Código Negro), “Edicto del rey sobre los esclavos de las islas de América (…) Luis, por la gracia de

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Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 52.

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Dios rey de Francia y de Navarra”, de fecha 10 de marzo de 1685, del cual resaltamos los siguientes artículos: Artículo 2: Todos los esclavos que estarán en nuestras islas serán bautizados e instruidos en la religión católica, apostólica y romana. Ordenemos a los habitantes que comprarán a negros recientemente logrados advertir de eso gobernador e intendente de dichas islas en unos ocho lo más tarde, apenas de multa arbitraria, los cuales darán las órdenes necesarias para hacerlos instruir y bautizar en el tiempo conveniente. Artículo 3: Prohibamos todo ejercicio público de otra religión que la religión católica, apostólica y romana, queramos que los contraventores sean castigados como rebeldes y desobedientes a nuestros mandos, defendamos a toda asamblea para este efecto, la cual declaramos las asambleas ilícitas y sediciosas, sujetas a la chica a pena, que hasta se efectuará contra los dueños que los permitirán o sufrirán con respecto a sus esclavos.

(www.afcam.org – el subrayado es nuestro)

Como se observa, la implementación obligatoria de una nueva religión, y por consiguiente, un nuevo modo de creencia, es dictaminada desde el punto de vista legal. Por otro lado, el bautismo era un instrumento que, según los católicos, garantizaba la fe de los negros. Sin embargo, esto en la práctica no es del todo cierto, pues la creencia, la fe, no se cambia de un momento a otro, lo que para algunos es una unción sagrada para otros es una simple agua sin ningún poder milagroso ni purificador. Lo señalado en el artículo 3 acerca de la prohibición de “todo ejercicio público de otra religión” que no sea la “católica, apostólica y romana”, y su consecuente castigo, no sólo a los practicantes en sí sino a los amos que consientan tales prácticas, es el ejemplo más fehaciente de lo que acotábamos en los apartes anteriores. Como consecuencia de estas prohibiciones, surge la necesidad que tuvieron los negros de “disfrazar” sus creencias y sus culturas. En los países de América, no sólo los esclavos negros, sino también los indígenas, unieron a sus propias creencias ancestrales las figuras de santas y santos católicos, para poder realizar sus ceremonias sin ser penalizados. En Haití el caso muy particular del vaudou, a pesar de la resonancia y

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la extremada fuerza que siempre ha tenido en la población, no fue una excepción, muchos tambores tuvieron que ser callados, muchas danzas suplantadas, muchos loa “vestidos” y “llamados” con nombres católicos, así, el símbolo de Legba (el protector de los caminos) es la cruz, Damballah en unas ocasiones se equipara a San Pedro y en otras a San Patricio, Ogún suele ser Santiago, Erzulie, la Virgen María. Dans les sociétés africaines, la religion est si intimement liée à la vie quotidienne qu’on saurait s’étonner de sa persistance dans le Noveau Monde malgré les facteurs qui auraient dû entraîner sa rapide disparition. Le culte des esprits et des dieux, ainsi que la magie, furent pour l’esclave à la fois un refuge et une forme de résistance à l’oppression.22

En las sociedades africanas la religión está íntimamente relacionada a la vida cotidiana –acota en el párrafo anterior Alfred Métraux (1958)– siendo esta característica más persistente en su trasplantación al Nuevo Mundo a pesar de los factores que podían incidir en su desaparición. Este culto a espíritus y dioses, e incluso la magia, fueron para los esclavos a la vez un refugio y una forma de resistencia para la opresión de la que estaban siendo víctimas. Según Moreau de Saint-Méry, citado por Alfred Métraux (1959), la palabra vaudou encierra lo maravilloso y lo sobrenatural, lo cual él identifica, en su manifestación más genuina, con la figura de la serpiente, personificación zoomorfa que se encuentra bajo los auspicios que comparten la fe. En el vaudou la serpiente proporciona conocimientos a los altos sacerdotes y sacerdotisas, conocimientos que ellos llaman “del rey y la reina”, del “maestro y maestra”, del “papá y mamá”. En este caso, el houngan y la mambo (sacerdote y sacerdotisa), como líderes de la familia del vaudou, tienen poderes ilimitados, en esta contienda. La serpiente (Damballah-wèdo) es utilizada, incluso actualmente, para hacer sacrificios en ceremonias a iniciados en el vaudou.

22

Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 25.

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(…) aquel rubicundo y voluptuoso abogado del Cabo que era Moureau de Saint-Méry había recogido algunos datos sobre hechiceros de las montañas. Apuntando que algunos negros eran ofidiólatras.23

Esta característica de adoradores de la serpiente la refiere ampliamente Alfred Métraux (1958) en su libro Le vaudou haïtien, en el que describe una ceremonia en la que la presencia del anfibio, inicialmente dentro de una caja sagrada, y su sangre, son elementos imprescindibles para la realización del ritual. En efecto, tal como lo acota Carpentier, es Saint-Méry quien asegura haber visto este ceremonial en “la parte francesa de Santo Domingo”. Es la serpiente la que confiere, a través de su sangre, poderes de clarividencia a la sacerdotisa. Les réunions du vaudou ont lieu secrètement, a la nuit, dans un «endroit fermé et à l’abri de tout œil profane» (…) La «reine» monte sur la boîte où se trouve la couleuvre et «nouvelle pythonisse elle est pénétrée du dieu, elle s’agite, tout son corps est dans un état convulsif, et l’oracle parle par sa bouche». Puis, la couleuvre étant remise sur l’autel, chacun vient lui faire une offrande.24

Devela Métraux (1958) que las reuniones del vaudou, en su zona de origen, tenían lugar secretamente en la noche, en un sitio cerrado y lejano de todo ojo profano. La llamada reina, que equivale a la sacerdotisa, carga consigo una caja en la que se encuentra una culebra, animal éste que le confiere un carácter de pitonisa manifestado a través de los dioses, quienes penetran su cuerpo en un estado convulsivo por medio del cual el oráculo se expresa. La culebra es entregada al altar como una ofrenda, característica que le otorga a esta práctica religiosa africana un culto a la serpiente. El vaudou americano, entonces, proviene de varias etnias africanas, estando en la etnia afro-haitiana constituido por la cultura africana traída por los esclavos, pero enriquecida con los aportes créoles y europeos en una práctica religiosa que tiene características del politeísmo heredado de Bénin (Dahomey), siendo un culto a los ancestrales dioses y genios, un homenaje a los loa o espíritus que transcienden los cuerpos, bien sea humanos, animales

23 24

Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 74. Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 29.

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e incluso objetos, siendo los houngan y los bokô, los sacerdotes, los médium, los canales de expresión de estas divinidades.

Símbolos ceremoniales (vèvè) del dios serpiente Damballah-wèdo, diseñado por el houngan Abraham, y reseñado en Métraux (1959)

Tal como ya acotamos, a raíz de las promulgaciones de la Revolución Francesa, el vaudou toma mayor fuerza como una práctica religiosa organizada, que sirve de bastión promotor de ciertas revueltas independentistas. Pero, la imposición del catolicismo a sus adeptos fue una condicionante que se ha trasladado a la época actual. Aquellos creyentes traídos en condición de esclavos, desde tierras como Dahomey, el Congo y Angola, acrecentaban en número trayendo consigo a sus divinidades y sus ritos, los cuales supieron integrar, de una u otra manera, al nuevo sistema al que habían sido adheridos. Las representaciones mágicas del vaudou Cultura doblemente trasplantada, pues vino desde África a América, una tierra en la que ya se estaba estableciendo otra cultura y otra filosofía (la europea, y este caso particular la francesa), la africana se impregna de los factores exteriores, pero toma para su particular puesta en escena

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una maravillosa cohesión con el medio que recién conoce para mantener su libertad. Tal como diría en una ocasión el gran visionario José Martí, se puede mantener preso el cuerpo, pero el pensamiento siempre estará libre, en este caso, el esclavo era el cuerpo físico, pero la magia del vaudou, como parte espiritual, siempre mantuvo a esos hombres y mujeres traídos involuntariamente, separados de sus familias y de su tierra, libres como el más eterno de los seres. Según investigadores como Lévi–Strauss, el vaudou desde hace cien años se ha venido desarrollado en dos vertientes: el público y el semipúblico, es decir, uno que se celebra en los santuarios de los fieles seguidores que están bajo la influencia de cierto y determinado houngan, como líder espiritual de una sociedad, en el que se permite la entrada de diversos tipos de adeptos; y otro más privado, con una recurrencia un tanto reducida. Kerboull (1973) a cota que sus estudios etnográficos han demostrado que el vaudou se presenta de dos formas: una que él llama “doméstica”, y otra que denomina “pública”, dentro de esta última incluye aquellas prácticas ceremoniales del vaudou que se realizan para los turistas, congresos de magia, lugares abiertos, sobre todo en Puerto Príncipe, etc. Mientras que el “doméstico” está enfocado a grupos familiares, lo cual coincide con lo expuesto por Alfred Métraux en 1958. Le culte des esprits ancestraux, en raison des obligations qu’il comporte, continue à maintenir, dans une certain mesure, la cohésion entre les membres d’une famille dispersée: lorsque les dieux et les génies réclament leur nourriture , la famille tout entière doit être présente et pratiquer aux frais…25

El vaudou, devela Jean Kerboull, es el culto a los espíritus ancestrales, en razón de las obligaciones que estos suponen. Es una especie de unión entre miembros de la familia que se perpetúa con la muerte, en la que los dioses y los genios reclaman sus alimentos, y donde la familia toda debe estar presente y practicar las ceremonias. Estas ceremonias son orales y se desarrollan totalmente en créole, siendo dirigidas y tuteladas por hombres y mujeres cuya presencia es absolutamente voluntaria. Tal como lo devela Kerboull (1973) este idioma es precioso y rico en terminologías lingüísticas de origen francófono, poco conocido (o nada) por los colonizadores u otras 25

Jean Kerboull. Ob. Cit., p. 46.

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personas no de origen africano-haitiano, lo cual le da una característica especial a la hora de establecer una comunicación, un contacto, sólo posible entre sujetos que comparten un mismo sentir, convirtiéndolos en confidentes desde su antiguas generaciones, por eso es llamada la “lengua de la complicidad”. La presencia del vaudou como práctica religiosa, constituye un aporte africano a la cultura latinoamericana, no sólo sostenido en la actividad ritual, sino también en la música y la danza, aspectos que, como veremos más adelante, son parte imprescindible de esta creencia. No obstante, ese arraigado camino transitado por el vaudou históricamente no ha sido fácil. Los sucesos acaecidos durante el proceso colonial y contemporáneo inclusive, así lo demuestran, pues su presencia choca literalmente con las políticas establecidas desde la iglesia católica y sus adeptos, quienes dan por sentado el carácter “primitivo” de estas prácticas etiquetándolas bajo paradigmas que lo presentan con mirada peyorativa y hasta snobista (en el caso, este último, de los turistas), negando de esta forma, toda posibilidad de respeto hacia este tipo de fe y sus creyentes. Pendant toute la période qui va de la proclamation de l’Indépendance au Concordat de 1860, Haïti a été, en fait, séparée de Rome et hors des cadres de l’Eglise. Elle n’était catholique que dans les déclarations solennelles de ses diverses constitutions. Le culte catholique n’avait pas été suspendu, mais il était tombé en des mains indignes (…) Loin d’éclairer le peuple, ils (les ecclésiastiques) l’entretiennent dans ses plus folles superstitions. L’un reçoit dix gourdes pour des prières que doivent faire venir la pluie dont un laboureur a besoin, l’autre accepte cinq piastres fortes pour un exorcisme qui doit rendre la tranquillité à une vieille femme que l’on accuse d’être loup-garou…26

Acota el etnógrafo francés que, efectivamente durante todo el período que se desarrolla desde la proclamación de la independencia en 1860, Haití ha estado separado de Roma y por ende de los cuadros de la Iglesia, pues esta nación no era católica más que en las “declaraciones solemnes de sus diversas constituciones”. Sin embargo, esta “separación” no es al pie de la letra, sino que está establecida, según los voceros de la iglesia, en

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Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 41.

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“manos indignas”, pues a su parecer, los eclesiásticos haitianos dan cabida a las “locuras supersticiosas” y exorcismos, actos estos del vaudou, lo cual emprende una suerte de persecución hacia la práctica religiosa enfocada en sus creyentes, es decir, los esclavos africanos. El papel del vaudou se convierte en un poder insoslayable para los esclavos. El sonido incesante de sus tambores sagrados, las danzas nocturnas, el furor de la magia, crean nerviosismo en los colonizadores, tal vez miedo. Por ello tratan de acallar sus voces. Sus resonancias son palabras del Más Allá en la tierra, oraciones que guían el camino de la emancipación, tal como sucedió en aquella noche del 14 de agosto de 1791, cuando un gran número de esclavos acudieron a Bois-Caïman, haciendo caso al llamado del houngan Boukman, para gestar el proyecto que desembocaría en la independencia de la República de Haití. La voz de los loa del vaudou se había hecho presente para guiar a sus adeptos. Au milieu de ce décor impressionnant les assistants, immobiles, saisis d’une horreur sacrée, voient une vieille négresse se dresser. Son corps est secoué de longs frissons: elle chante, pirouette sur elle-même, et fait tournoyer un grand coutelas au-dessus de sa tête. Une immobilité plus grande encore, une respiration courte, silencieuse, des yeux ardents, fixés sur la négresse, prouvent bientôt que l’assistance est fascinée. On introduit alors un cochon noir dont les grognements se perdent dans le rugissement de la tempête. D’un geste vif, la prêtresse, inspirée, plogue son coutelas dans la gorge de l’animal. Le sang gicle, il est recueilli fumant et distribué, à la ronde, aux esclaves; tous en boivent, tous jurent d’exécuter les ordres de Boukman.27

Esa ceremonia vaudou, como devela Métraux, incorpora a sus actos una cantidad impresionante de asistentes, quienes inmóviles, son a la vez espectadores y parte del ritual que lleva a cabo la sacerdotisa, quien canta bajo el trance sagrado que la hace tener una respiración entrecortada, silenciosa, ojos ardientes que se fijan en la oscuridad del paisaje. En medio de la ceremonia es sacrificado un cochino (símbolo de lealtad y silencio) y su sangre aún caliente es llevada a tocar los labios de cada uno de los

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Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 34.

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asistentes cerrando, de esa manera, un pacto con Boukman, un pacto con la patria, un pacto con la libertad, un pacto con el vaudou. Los elementos del vaudou El vaudou se funda en tres elementos, a saber: 1. Representativo.- Este engloba toda la mitología, los dioses y genios, sus relaciones, obligaciones, clasificación, presencia. Aquí es muy importante el engranaje de las tradiciones cultistas africanas y las americanas (¿o europeas?) personificadas en la creación haitiana, que se ha encargado de mantener vivos los mitos propiamente dichos. También es el espacio para los gestos y las actitudes de dioses y genios. Todo esto hace del vaudou una práctica religiosa evolutiva, viva y dinámica. (…) el mandinga solía referir hechos que habían ocurrido en los grandes reinos de Popo, de Aradá, de los Nagós, de los Fulas. Hablaba de vastas migraciones de pueblos, de guerras seculares, de prodigiosas batallas en que los animales habían ayudado a los hombres. Conocía la historia de Adonhueso, del Rey de Angola, del Rey Dá, encarnación de la Serpiente, que es eterno principio, nunca acabar, y que se holgaba místicamente con una reina que era el Arco Iris, señora del agua y de todo parto. Pero, sobre todo, se hacía prolijo con la gesta de Kankán Muza, el fiero Muza, hacedor del invencible imperio de los mandingas, cuyos caballos se adornaban con monedas de plata y gualdrapas bordadas, y relinchaban más arriba del fragor de los hierros…28

2. Motor.- Este corresponde a los ritos, es decir, las ceremonias y diversas modalidades utilizadas por los iniciados, houngan y bokô, y por los clanes, para honrar a los loa, y de esta manera, establecer el contacto para conocer los favores que estos piden y los que los fieles pueden recibir a cambio. Es realmente la maquinaria de la práctica del vaudou como tal. El establecimiento manifestado en el frenesí de

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Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 22.

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la danza, en las oraciones cantadas, en el sonido retumbante de los tambores. Varios sables colgaban de las paredes, entre banderas encarnadas, de astas pesadas, herraduras, meteoritos y lazos de alambre que apresaban cucharas enmohecidas, puestas en cruz, para ahuyentar al barón Samedi, al barón Piquant, al barón La Croix y otros amos de cementerios.29

3. Afectivo.- Es el que está caracterizado por las experiencias místicas que se hacen en presencia de los loa. Es un estado que va desde el frenesí de la posesión hasta la satisfacción tanto de los espíritus como de los fieles. El vaudou es una religión donde la posesión y el trance marcan su parte más esencial para llegar a los loa. Respondiendo a una orden misteriosa, corrió a la cocina, hundiendo los brazos en una olla llena de aceite hirviente. Ti Noel observó que su cara reflejaba una tersa indiferencia, y, lo que era más raro, que sus brazos, al ser sacados del aceite, no tenían ampollas ni huellas de quemaduras, a pesar del horroroso sonido de fritura que se había escuchado un poco antes.30

Las creencias del vaudou Los loa La palabra loa designa las divinidades, los genios, los espíritus ancestrales que son venerados en las ceremonias o en la intimidad individual. Según algunos autores (Kerboull, 1973) la palabra viene del francés “loi”, que quiere decir “ley”, quizá ciertamente una observación bastante viable, pues el loa impone “ley” al servidor, una ley de carácter imperativo, de corte natural engranado con la vida, personal y diversificada, en los múltiples espíritus que le acompañan. La figura de los loa ha sido recopilada por varias etnias africanas, principalmente de origen bantú, de hecho, el panteón de los loa incluye numerosos nombres que vienen dados según la etnia de origen y muchos 29 30

Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 33. Ibídem.

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de ellos responden a la etnia bantú, aunque también están presentes loa de otras etnias. Así, por ejemplo, tenemos dos grandes clases: los rada y los petro, las cuales a su vez se dividen en subgrupos de genios que tienen nombres de tribus africanas: Nago, Bambara, Anmine (Minas), Ibo, Mondongo; o de regiones de dicho continente: Congo y Wangol (Angola), Siniga (Senegal), Ogu-Badagri (originario de la población nigeriana Badagri) y Erzuli-FredaDahomey (Erzili de Whydah, ubicado en Damohey), razón por la cual a estos se les denomina nanchon (nación). Término que se aplica también a todo grupo de carácter religioso que venere indistintamente a espíritus y/o genios.

Detalle de máscara africana con imagen de Erzulie

Parmi les groupes mineurs de loa, il en est suffisamment importants pour faire figure de catégories autonomes ayant leur ritual propre. Cést notamment le cas des nanchon Ibo et Congo. Les vaudonistes font du terme fanmi (famille) un synonime de nanchon. La fanmi est une subdivision de la nanchon et ce terme ne devrait s’appliquer au sens strict qu’a des groups de loa étroitement apparentés.31

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Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 76.

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Devela el etnógrafo francés que, efectivamente, entre los grupos de loa menores figuran categorías de carácter autónomo que tienen ciertas características en sus prácticas rituales, entre las que destacan las naciones Ibo y Congo. También suele ser utilizado el término fanmi (equiparable a familia), que es una subdivisión de la nanchon, denominación que no debe ser aplicada más que para aquellos que comparten ceremonias y prácticas. La influencia directa de los loa de las etnias de Bénin (antiguo Dahomey), y su participación en las ceremonias del vaudou, infieren gran rol en cuanto a su actuación donde se les da un carácter triunfante, un carácter mágico, una jerarquización que les imprime una especie de “tendencia maléfica” (muy utilizada en la magia negra), lo cual también se relaciona con las ceremonias caníbales, de las que hablaremos más adelante. En este sentido, es conveniente acotar que el vaudou es una práctica tradicional que contiene un sistema dualista que introduce divinidades tanto benéficas como maléficas, donde actualmente no existe una diferenciación marcada entre los loa rada o petro, siendo posible, por ejemplo, la presencia de un Legba petro con características más violentas que las de su alter ego rada. Las divinidades del vaudou se congregan en los llamados panteones (houmfô), de los que hablaremos en su momento, siendo las principales las Fon y las Yoruba. Legba, Damballah-wédo y Aida-wédo, su mujer, Adónhueso, Agasú, Erzili, Agú-taroyo, Zaka, Ogú, Changó, así como otros tantos, tienen sus propios templos en ciudades y pueblos de países africanos como Togo, Nigeria y el mismo Bénin. Los panteones también dan cabida a divinidades de origen congolés y sudanés. Según Alfred Métraux (1958), en Dahomey la representación de la divinidad de manera antropomorfa es bastante común, aunque menos que en Nigeria, lo cual, al tomar en cuenta la directa influencia de Dahomey en el vaudou haitiano, explica esta característica en los ídolos de Haití, y también en Brasil, pues los yorubas igualmente tienen numerosas figuras antropomorfas. De allí el culto a ciertos animales como, por ejemplo, la culebra. Pero los loa, para los practicantes del vaudou, son protectores por excelencia. Ellos se encargan de cuidar, salvaguardar, a sus fieles, incluso prometiéndoles bienestar.

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A regular client of Lorgina’s humfo once told me all the benefits she had received from the loa: she would have been drowned in the sea if Ogu-balindjo had not helped in time; customs officers would have thrown her into prison if another god had not turned up at “the moment when the bayonets where crossed in front of her”, and finally Guédé himself took the trouble to avenge her on a rival by killing the rival’s brother.32

En relación a los testimonios recopilados por Aldred Métraux, se relata que algunos creyentes y practicantes han hablado de los beneficios que han recibido de los loa. Una cliente del houmfô de Lorgina hubiese muerto ahogada en el mar si Ogu-balindjo no la hubiese ayudado a tiempo; otras veces han salvado de la prisión e incluso han tomado venganza los propios Guédé para proteger a sus fieles. Durante la ceremonia el vaudousant generalmente se coloca en el lugar del loa protector (lo cual se sabe de antemano, pues viene dado por una especie de herencia familiar que ya ha estudiado detenidamente el houngan). El fiel sirve, entonces, de canal de expresión, de médium, para que su loa protector se comunique, inclusive con los otros loa presentes. La conformación física del houmfô es generalmente la misma. El techo sostenido por vigas pintadas en el centro, el “poteau-mitan”, que es el eje de las danzas rituales y sitio de estadía durante las diversas ceremonias que se realizan con carácter sagrado. Es el “camino de los espíritus”. El “poteau-mitan” es decorado por bandas de colores vivos. Según Métraux (1959), esta disposición es meramente ornamental, no obedeciendo a una significación simbólica. En los houmfô hay un espacio reservado para los loa petro y otro para los loa congo. En Haití, sobre todo en aquellos houmfô que tienen lugar en Puerto Príncipe, se suele colocar la bandera nacional, fotos de personajes de la independencia (Toussaint-Louverture, por ejemplo), imágenes de los propios loa, todo con fin decorativo, pues para las ceremonias como tal se utilizan objetos sagrados que son usados durante los servicios como depositarios de ofrendas u otros objetos sagrados (assein). Los loa responden a siete categorías, a saber:

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Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 95.

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Los rada o arada.- Rada es un nombre que viene del pueblo Arada, ubicado en Dahomey, y con el que se llamó originalmente a los oriundos de esta nación. Aquí se incluyen los loa “comulgantes”, es decir, los que tienen son dadores de favores. Ellos forman parte del grupo proveniente de Guinea. Son benefactores. Según los conocedores estos loa llevan una historia “que comenzó en América con la ayuda que dieron al negro arada Toussaint- Louverture, nacido siendo esclavo en 1743. Entre estos loa está, por ejemplo, Erzuli.



Los congos o limba.- Son, según acotan las fuentes orales, “más fuertes que los rada, quizá porque en ocasiones pueden recibir favores de éstos. En África, provienen de panteones formados por divinidades de origen fon y yoruba. Roulé, roulé, Congoa roulé! Roulé, roulé, Congoa roulé! A fort ti fille ya dansé congo ya-ya-ró! 33



Los pétro.- Son los loa verdaderamente créoles. Se les considera relacionados con Don Pedro, un personaje histórico que vivió durante el siglo xviii, y cuyo nombre, por razones desconocidas, sustituyó a otros de la misma nanchon africana, siendo objeto de ritos en su honor. La mayor parte de ellos son maléficos materiales de sus servidores, y por su predilección por la sangre se acostumbra mantenerlos a gusto mediante sacrificios de diferentes proporciones. Des loas rada sont pétrofies: se détachant par avatar de leur moyau d’originie, ils viennent s’intégrer aun catégories pétro et congo, dont ils partaget dés lors les qualifications. Ainsi ERZULIE, loa rada, a un antonyme ERZULIE gé rouge (aux yeux rouges); par transformations, ERZULIE est pétrofiée.34

Los loa rada son “petrofiados”, según su lugar de origen, ellos se integran a las diferentes categorías pétro y congo, participando con sus 33 34

Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 48. Jean Kerboull. Ob. Cit., p. 61.

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cualidades innatas y transformándose según sea el caso requerido. De esta manera, por ejemplo, un loa rada como lo es Erzuli, tiene su alter ego en Erzuli gé rouge (de los ojos rojos), en quien se transforma al ser “petrofiada”. El rito que realizan los fieles con estos loa, se suele llamar San Pedro, y deriva del conjunto de prácticas celebradas originalmente en el Congo y Angola. Muchos de estos ritos se relacionan con la fecundidad. El rito de San Pedro, especialmente relacionado con la “llamada del despertar”, contribuyó notablemente a crear el ambiente de la revolución esclavista haitiana del año 1791.35



Los guédé.- Son los genios de la muerte, maestros de los cementerios, guardianes del fuego. Sus orígenes se remontan a Dahomey. Este conjunto de deidades realizan funciones que por muchos han sido catalogadas como “orgiásticas”, por causa de las prácticas de los fieles al consumar el “matrimonio” con los loa (del que ya hablamos), aunque esto no es único de los guédé. Entre ellos está Baron Samedi o Simitié, quien es el Gran Señor, y tiene como emblema una cruz negra con adornos de plata, lo cual implica un sincretismo con el catolicismo.

Efectivamente, los guédé mayormente invocados son la tríada de Barones (Baron Samedi, Baron Cimetière, Baron-La Croix). Quienes toman parte en los vèvès, que son los dibujos rituales de las ceremonias, hechos de harina de maíz, al representar las tres cruces: la más importante en el centro, que es la que corresponde a Baron Samedi o Bravo; la segunda a la derecha para Baron-La Croix; y la tercera a la izquierda para Baron Cimetière, estando colocadas estas últimas un escalón más abajo que la principal. Los fieles concentran a los loa en lugares llamados panteones, llegando algunos a albergan alrededor de 700 loa, incluso hay quienes aseguran que puede haber más de 1 millón. Es de destacar que los loa tienen connotaciones muy parecidas a los seres humanos (pasiones, rabias, tristezas, alegrías), pues no hay que olvidar que son espíritus que han venido a la tierra de los mortales a cumplir ciertos designios del “más allá”, es por 35

José García Font. “Vidú, entre la religión y la magia” en Enciclopedia Planeta de las Ciencias ocultas y parapsicología, p. 160.

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ello que tienen personalidades distintas y son susceptibles a las ofrendas que se les proporcionan. Estas personalidades se manifiestan por medio del trance, cuando los loa entran en posesión del fiel correspondiente, por ejemplo, si un hombre es poseído por Marie Erzulie (espíritu femenino del amor) suele tener ademanes bastante femeninos; Ogún (espíritu de la guerra) puede tornarlo agresivo, furioso; Baron Samedi, da una prestancia de alta alcurnia. En el vaudou original de África occidental, según la opinión del investigador Gert Chesi (1979), quizá la dificultad que mayormente experimentan los no creyentes, es la ausencia de una jerarquía estructurada de los dioses. La forme africaine du vaudou est informée de ses obligations, du nom de sus dieux et du monde de sacrifices à practiquer essentiellement par les rêves et les transes de ses adeptes.36

La forma africana del vaudou es informada sobre sus obligaciones, nombre de sus dioses y manera cómo realizar los sacrificios esencialmente transmitidos a través de los sueños y el trance de sus adeptos. Los dioses existen con valores absolutos, con sus propios principios y personalidades. Si tenemos en cuenta que más que “dioses” son “espíritus” de personas ya fallecidas, son incontables en número e inclusive en cualidades, lo que, sin lugar a dudas, constituye un problema a la hora de encontrar una interpretación objetiva por parte de la cultura occidental. La mayoría de las religiones del mundo occidental obedecen a dioses omnipotentes y omnipresentes libres de pasiones mundanas, lejanos absolutos de los sentimientos humanos, con características, aptitudes y actitudes supraterrenales. Los dioses del vaudou, en cambio, son espíritus, loa, de personas (incluso de nuestra propia familia) que velan por sus herederos, ofrecen ayudas a sus fieles, piden por la satisfacción y/o resolución de sus necesidades y/o problemas, sienten, padecen, se alimentan (de allí las ofrendas). El vaudou es, por tanto, un verdadero culto a los muertos.

36

Gert Chesi. Ob. Cit., p. 8.

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Los loa comprados.- Son aquellos que se adquieren como herencia desde la niñez o que bajo la guía del houngan se adquieren, es decir, son espíritus de un antepasado del individuo que tiene el compromiso de cuidar de él toda la vida. Sin embargo, es acertado destacar que no son loa apartados de los que hemos referido, en esta categoría pueden estar ellos igualmente. También se les llama “guardianes”.



Los loa créoles menores o créoles puros.- Según Jean Kerboull (1973), estos incluyen las dos categorías que engloban a los “más religiosos” (rada) y los “más mágicos” (pétro), quienes están determinados según solución a la necesidad requerida. Les Congo, Pétro, Rada pètrofiès par avatars, Guédé, loas achetés appartiennent tous au pôl magique, celui du maléfice et de l’incantation, mais sont susceptibles d’hommenages religieux. Enfin, les loas créoles mineurs –ou créoles purs– assez inconsistants, gravitent autour de l’un ou l’autre pôle: des satellites. Quelquefois même ils vont se dissolvant dans un nébuleusse: le no man’s land du folklore, aussi peu typés que des farfadets ou des fées.37

Los congo, pétro, rada petrofiados, guédé, loa comprados, están presentes todos en el polo de la magia, bien sea con carácter maléfico o benéfico, en tal caso, siempre persiste su susceptibilidad a homenajes religiosos. Lo loa créoles menores –también llamados créoles puros– pueden ser, en ocasiones, partícipes tanto de un lado como de otro, es decir, pueden ser tanto malos como buenos, por ello se les suele denominar “satélites”. Según el antropólogo, en algunos casos incluso ellos se disuelven en la nebulosa: en la tierra de nadie del folklore, siendo confundidos con duendes y hadas. Espíritus con nombres sagrados •

Buen Dios.- Está más allá de las pasiones humanas. No es objeto de culto, ya que no tiene necesidades ni apetencias.

• Agué (Agué Ouo, Agué Taroyo).- Es el genio del mar y guardián de los marineros. Está acompañado de una sirena.

37

Jean Kerboull. Ob. Cit., p. 62.

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Parmi les loa qui règnent sur la nature, celui dont le domaine est le mieux délimité esta Agoué ou Agoué-taroyo. La mer, sa faune et sa flore ainsi que les bateaux qui la sillonnent et ceux qui vivent de ses ressources sont placés sous placés sous sa juridiction. On l’invoque sur le noms de «Coquille de mer», d’ «Anguille» ou de «Tétard l’etang». Il a pour emblèmes des bateaux en miniature, des avirons peints en bleu ou en vert, des coquielles ou des madrépores et parfois aussi petits poissons en métal.38

Expresa el etnógrafo francés que efectivamente, es Agoué-taroyo, el loa del mar, su fauna y su flora, e igualmente de los barcos, los cuales quedan bajo su jurisdicción al estar presentes en su recorrido acuático. Suele ser invocado con los nombres “Concha de mar”, “Anguila” o “Renacuajo de estanque”. El tiene por emblema barcos en miniatura, remos pintados de azul o verde, conchas y, en ciertas ocasiones, pequeños peces de metal. En el vèvè (símbolo ceremonial) que se muestra a continuación se pueden ver claramente el barco y el mar en conjunción con los otros dibujos de simbología vaudou.

38

Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 89.

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Símbolos de diversos loa (vèvè) trazados sobre el suelo antes de comenzar una ceremonia para Croixdes-Bouquets. El ensamblaje de estos diseños recubre una superficie de aproximadamente 6 metros de largo por 6 metros de ancho. En la línea número 1 se observa el ensamblaje de tambores; en la 2 se simboliza a Agoué-taroyo (figura del barco); más abajo se halla la línea 3, donde en el extremo derecho se ve la simbolización de Ogou-badagri, en el centro está el “poteau-mitan” (círculo), luego está un corazón, que es el símbolo de Erzuli; en la línea vertical que comienza debajo del “poteaumitan” está el símbolo de Damballah-wèdo, es decir, dos culebras subiendo; y, finalmente, en la línea de abajo, se vuelve a observar el ensamblaje de tambores, aunque con algunas variaciones en el diseño. En la parte central del “poteau-mitan” se encuentra el peristilo, y un poco más allá, se visualiza la cesta contentiva de harina y huevos. (Ver fig. 8 en Métraux, A. 1958: 146)

• Erzuli (Erzuli–Freda–Dahomey, Erzuli Cantor, Erzuli Zyeux rouges, Madre Erzuli).- Es la divinidad que simboliza al amor, la pureza, pero también la fuerza de la seducción. Su emblema es el corazón, característica que se pudo observar en el vèvè anteriormente expuesto y que se verá más adelante. Según los estudiosos (Métraux, 1958, 1959; Kerboull, 1973) este loa suele ser equiparado con Afrodita, ya que ambas se muestran bajo una imagen de belleza incomparable. Erzuli, en ocasiones, es colocada en un grupo de espíritus marinos, pero su verdadero sitial está en su personificación estrechamente relacionada con la belleza, el erotismo, la sensualidad, en fin, todo

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lo que puede englobar la gracia femenina. Tal es la fuerza de esta representación que en el cuarto destinado a ella en el houmfô, se suele colocar peines, pinturas de labios, cepillo de dientes, servilletas, pintura de uñas, es decir, los objetos que ayudan a la ornamentación de la mujer.

Vèvè de la diosa Erzuli-Freda-Dahomey (Ver fig. 5 en Métraux, A. 1958:98)

• Legba (Maestro de las encrucijadas, Legba pie roto).- Es el maestro cuidador de las calles y caminos, el guardián de las puertas y encrucijadas. su otro nombre señala que se presenta con un “pie roto”, lo cual lo obliga a utilizar muletas. Su símbolo es la cruz. En las ceremonias del vaudou es el primer loa evocado, para que abra los caminos a los demás. En Dahomey, Legba es el intérprete de los dioses, es el que establece la comunicación entre los hombres y las divinidades (de allí su invocación al inicio de las ceremonias). Ningún loa se manifiesta sin previa autorización de Legba. Se dice incluso, que él tiene “la llave del mundo espiritual”.

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On se représente Legba sous l’apparence d’un vieillard infirme, couvert de haillons, qui, la pipe à la bouche et une sacoche en bandoulière, avance péniblement, appuyé sur une béquille (cet objet est devenu son symbole et on le trouve accroché au mur de presque tous les sanctuaires (…) Celui qui reçoit Legba dans son corps est projeté sur le sol où il se débat frénétiquement, à moins qu’il ne reste inerte comme frappé par la foudre.39

Este loa se representa bajo una apariencia de anciano casi inválido, harapiento, con una pipa en la boca, un morral de viajero, y una muleta (de allí su nombre “pie roto”) que le debe ayudar a caminar, objeto éste constante en casi todos los santuarios. En el momento de la posesión, hace que el poseído caiga frenéticamente al suelo o que “quede inerte como tumbado por un rayo”. • Damballah (Damballah-wèdo) y Aïda-wèdo (su mujer).Damballah-wèdo es la divinidad serpiente. Preside la fertilidad y habita en ríos y pantanos. Sus símbolos son la serpiente y el huevo. Acota Métraux (1959) que las personas que se encuentran bajo la posesión de Damballah-wèdo hablan con dificultad, se estremecen en el suelo, trepan a los árboles o, en su caso, al peristilo del houmfô, tal vez porque están en cercanía con las serpientes y estos reptiles suelen estar en los árboles. Le blanc est son symbole; la nourriture et les boissons qui lui sont offertes doivent être de cette couleur. L’argent est un «metal blanc» dont il est le maître. C’est doc lui qui accorde la richesse et qui permet la découverte des trésors. Entre ceux-ci et l’arc-en-ciel, il existe de mystérieuses correspondances. Le diadème d’Aïda-wèdo assure la richesse à qui s’en empare.40

Tal como se ve, el blanco es el símbolo de Damballah-wèdo, por lo que, tanto los alimentos como las bebidas ofrecidas a su nombre deben ser de este color. También es el protector del dinero, por su característica de “metal blanco”, además tiene “misteriosas correspondencias” con el arco iris. En cuanto a Aïda-wèdo, su diadema asegura la riqueza y el bienestar material. 39 40

Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 89. Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 92.

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• Ogún (Ogún de los Hierros, Ogún Badagri, Ogún Yensen).- Es la divinidad de la piedra y el hierro. El patrón de los forasteros, pues les proporciona hospitalidad. Es una divinidad de origen nago. En él se engloban distintos loa. Se complaît au fracas des batailles qu’un hymne fair de lui le maître de la foudre et de l’orage, rôle qui, en vertu d’une tradition nago, est dévolu à Chango, loa du même groupe.41

Se comunica en el estruendo de las batallas con el rayo y la tormenta, lo cual es una tradición nago, atribuida concretamente a Chagó. • Guédé.- Tal como vimos, se refiere al conjunto de familias que reúnen varios loa: Baron Samedi, Baron La-Croix, Baron Piquant, Baron Cimetière, Guédé Nimbo, Brave Guédé, Capitán Zombi, Guédé-nibo y Mme. Brigitte. Simboliza a la vez la vida y la muerte. Su símbolo es la cruz. Algunos de ellos están ataviados con un sombrero de copa alta, lentes de sol y suelen fumar un largo tabaco. Una característica significativa es su voz nasal, lo cual lo distingue de los seres vivos (esto se verá más adelante cuando hablemos de la voz en los zombis). Según Métraux (1959), los miembros de la familia de los guédé ocupan respecto a los otros loa, una posición quizá marginal, ya que la ambigüedad de de su estado tiende, sin duda, a considerárseles como los genios de la muerte. Los otros loa les temen e incluso tratan de evitarlos. En las ceremonias se presentan luego de los demás loa.42 Respecto a la triada de los “Barones”, ésta forma una unidad en la que se puede divisar tres aspectos dentro de una sola y única divinidad (¿las Tres Divinas Personas?). En este caso, el Baron-Samedi se ve como “empresario de pompas funerarias”, teniendo como emblema una cruz negra; el BaronCimitière se representa portando instrumentos de sepulturero, es decir, la pala, el pico y el azadón. Los recipientes en donde se colocan las ofrendas para estos loa deben ser de color negro. Por su parte, el Baron La Croix coincide con la relación con los muertos de los dos anteriores. 41 42

Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 94. Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 99.

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En cuanto a Mme. Brigitte, por su carácter de esposa de la tríada, tiene igualmente, poder sobre los cementerios, y muy en particular sobre las mujeres enterradas. Guédé-nibo, como otra divinidad africana, tiene una relación con los otros loa de esta familia, estando sus atributos configurados con la magia impresa en los rituales, lo que en ocasiones, le da el rol de “jefe” de los guédé. En todo caso, tal como acotamos inicialmente, los loa son innumerables y sus representaciones incontables, pues van creciendo, uniéndose, y adoptando nuevas tipologías según la región. •

Loco.- Es el espíritu de los bosques, el patrón de los curanderos. Por su carácter de “espíritu de la vegetación” está estrechamente relacionado con los árboles. Este loa se presenta fumando una pipa y con un bastón en la mano Le culte de Loco se confond avec celui des arbres, tout spécialment avec celui des mapous ou fromagers antillais qui sont les plus hautes essences d’Haïti. Les offrandes qui leur sont offertes sont déposées dans des sacoches accrochées aux branches de l’arbre sacré.43

Métraux (1958) acota que Loco se confunde con la figura de los árboles, pues se personifica en ellos. Asimismo, tiene la característica de que las ofrendas para él son colocadas en sacos que son dejados bajo los árboles sagrados. • Simbi.- Son catalogados como los guardianes de las fuentes y los mares, por lo tanto para ellos es indispensable el vital líquido. Métraux cuenta que incluso los fieles que se encuentran bajo posesión de esta divinidad claman incesantemente por agua, se bañan en cubetas colocadas en el houmfô y sufren de una fuerte sed.

43

Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 95.

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Este vèvè simboliza al loa Simbi-yandé-zo (Ver fig. 4 en Métraux, A. 1958: 92)

Fai Ogún, Fai Ogún, Fai Ogún, oh! Damballah m’ap tiré canon, Fai Ogún, Fai Ogún, Fai Ogún, oh! Damballah m’ap tiré canon 44

Los colores de la fe Tanto los fieles que se inician en el vaudou, los creyentes y algunos penitentes, han adoptado la costumbre de llevar ciertas vestimentas en honor a los loa, de acuerdo a la gracia solicitada. Así podemos referir: el vestido de tela satinada azul, o en su lugar rosado o rojo; el vestido blanco o gris con cordón atado a la cintura y sandalias (ambos para las mujeres). En los hombres, una camisa de kaki, con tres botones rojos y un cordón del mismo color a la cintura. Sin embargo, las vestimentas más comúnmente usadas

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Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 65.

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son de muchos colores, donde cada uno está dedicado a un loa, entonces tenemos: el blanco es para Erzuli; el rojo para Agué u Ogún; el azul para TitKita; el negro para Bravo (Barón Samedi); entre otros tantos. De cualquier manera, todo depende de la penitencia impuesta. Las ceremonias: rituales sagrados del vaudou En el lugar destinado a la práctica ceremonial, el houngan debe dibujar un vèvè, con harina de maíz, desde la entrada hasta el poste central, éste tiene como función marcar una especie de guía a los loa. Tanto los houngan como las mambo (sacerdotisas), portan una maraca llamada asson, la cual generalmente, es hecha con semillas de sésamo o pequeños huesos de culebra (quizá una herencia ancestral venida de la antigua adoración por la serpiente). Estas ceremonias implican ayunos de hasta cuatro días, en los que sólo se permite comer arroz blanco sin sal. En la práctica vaudou tanto el trance como la posesión son fundamentales, pues implican un camino a seguir para la total comunicación entre los loa y los humanos. Alfred Métraux (1958) describe el trance en un relato del cual extraemos un fragmento. C’est le brusque départ de l’âme qui cause les tressaillements et les soubresauts caratéristiques du début de la transe (…) le possédé éprouvre le sentiment d’un vide total, comme s’il perdait connaissance. Sa tête tourne, ses jarrets tremblent. Il deviene alors non seulement le réceotacle du dieu, mais son instrument. C’est la personnalité du dieu et non le sienne qui s’exprime dans son comportement et ses paroles.45

En este sentido, la partida del alma suele ser brusca causando los estremecimientos y sobresaltos característicos del inicio del trance, lo que desemboca en un posterior sentido de “vacío”, es decir, se experimenta una pérdida de conciencia en la que el poseído no sólo es un instrumento de los espíritus, sino que se convierte en la personalidad de dios. En cuanto al santuario propiamente dicho, podemos acotar que se denomina “caye-mystères”, bagui, badji o sobadji. En él se encuentra una

45

Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 106.

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cantidad variable de altares (pé), en los que, a su vez, están ubicados los nichos. Sobre la tabla de ciertos altares se suele colocar un recipiente con agua, el cual está destinado para complacer las necesidades de los loa que tienen que ver con el medio acuático (de los que ya hablamos). También están, en el santuario, diversos objetos sagrados, como: cántaros, garrafas, platos consagrados a los “gemelos” (marassa), piedras, aceites, cartas, emblemas, botellas contentivas de diferentes líquidos, en fin, una serie bastante amplia de objetos de carácter sacro que serán utilizados en la ceremonia.

Soportes para objetos rituales (assein) (Ver fig.2 en Métraux, A. 1958: 69)

El houngan, antes de dar inicio a la ceremonia, dibuja en el piso un vèvè con los símbolos de los loa que se desea invocar, luego el ritual comienza con una danza denominada vitrer, que es un reconocimiento a los fieles.

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Modelo de vèvè, dibujo realizado por el houngan antes de iniciar la ceremonia

El sacerdote toma de la mano a los hunsi (sus ayudantes) para que lo acompañen en la danza. Luego de esto, se hace la presentación de los animales que serán sacrificados. Seguidamente, continúa la danza ritual con concurrencia de los otros fieles. Una ceremonia del vaudou digna de resaltar es el llamado “culto de los gemelos”, llamados marassa. Siendo éstos, como todos los loa, pertenecientes a diferentes nanchon africanas. Sin embargo, su presencia en Haití ciertas categorías diferentes, denominándolos “marassa créoles”, lo cual les confiere una estrecha relación con los espíritus pétro, que les confieren ciertos poderes maléficos. En este sentido, su culto se establece en la ofrenda de alimentos y bebidas que vienen directamente de los árboles. Aquellos que son poseídos por los marassa se comportan como pequeños niños, siendo autoritarios y caprichosos, pues los gemelos muertos son divinizados en las ceremonias siendo sus espíritus evocados a la tierra de los vivos para que su presencia se magnifique.

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Vèvè simbólico de Marassa-Dossou-Dossa (Ver fig. 6, en Métraux, A. 1958: 131)

Tomando en cuenta la ya explicada clasificación de los loa, como rada y pétro, se puede inferir que, tal como acota Métraux (1959) cada categoría de loa tiene sus propios ritmos de tambor, sus instrumentos musicales, sus danzas, sus salutaciones. Lo cual hace de estas prácticas innumerables y maravillosas. En la ceremonia rada la aclamación ritual desarrollada al final del canto que se realiza inmediatamente después del sacrificio, se denomina abobo; mientras que en la pétro, este mismo acto es llamado bilobilo, sólo en sus ceremonias se toma kimanga, que es una especie de ron haitiano aromatizado. Los sonidos de la fe Un elemento bastante importante en la ceremonia vaudou es el tambor, pues no sólo tiene una connotación física sino también sagrada ya que se suele ver incluso como “la forma tangible de la divinidad”. Es, en todo caso, un instrumento tallado en madera con diferentes emblemas

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o imágenes relacionadas con los loa, por ejemplo, vèvè. En el centro de la madera está el cuero prensado, que, como ya sabemos, es la parte que se encargará de dar el sonido. Existen diversos tipos de tambor: • Bula.- Es pequeño, se sostiene horizontalmente, y se toca con una especie de palillos que se asemejan a las baquetas de la batería. • Segond.- Es también llamado tambor medio. Se mantiene vertical entre las piernas. • Mamman o assoto.- Es más grande, quizá el doble, que el bula. Se toca con un mazo que tiene carácter litúrgico. El músico, para tocarlo, se lo coloca con una ligera inclinación sobre la rodilla izquierda. Este hecho, al volver a su memoria, lo llenó de zozobra haciéndole comprender que un tambor podía significar, en ciertos casos, algo más que una piel de chivo tensa sobre un tronco.46

La implicación del tambor con el ritual comienza en el mismo momento en el que es concebido y, posteriormente, fabricado, pues nace investido de un carácter sobrenatural. Según acota Métraux (1958), incluso la misma hacha con la que fue cortada la madera para hacerlo, tiene un signo sacro. En las ceremonias, tal como se pudo observar en el vèvè alusivo a Croix-des-Bouquets, los tambores son colocados delante del “poteau-mitan”, en el camino de los loa. Delante de ellos el houngan y la mambo realizan sus libaciones. Comme toutes les divinités, les tambours ont besoin des hommes pour renouveler leur énergie et leur force. Les sacrifices et les offrandes aux tambours font partie des obligations rituelles des sociétés vaudou. Cette cérémonie est connue sous le nom de « coucher tambour » ou bay manger tambou. Ces instruments

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Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 74.

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sont posés sur des feuilles de bananier à proximité des vèvè les représentant symboliquement.47 Como todas las divinidades, los tambores necesitan de los hombres para renovar su energía y su fuerza. Los sacrificios y las ofrendas a los tambores forman parte de obligaciones rituales de las sociedades del vaudou. Esta ceremonia es conocida con el nombre de « acostar el tambor « o bay manger tambou. Estos instrumentos son puestos sobre hojas de plátano o cambur cerca del vèvè que los representan simbólicamente.48

La fe del vaudou se manifiesta desde las voces de los tambores contestándose unos a otros, como entablando un diálogo sagrado, donde los cantos se entremezclan con el ritmo y las cadencias propias de aquellas entonaciones también venidas a tierras americanas en los barcos “negreros” que navegaron otrora desde África occidental. Allí, la conjunción con la danza, como principal acto ritual, llama a la presencia de los loa, de los espíritus, que se manifiestan desde las melodías y el frenesí configurado en el fragor del baile ritual, en franca armonía con las otras figuras simbólicas del vaudou. Ofrendas de sangre a los espíritus Otro elemento imprescindible de destacar, que está dentro del acto ceremonial, es el sacrificio, el cual tiene, como veremos a continuación, dos clases definidas que bien pueden trabajar en conjunción o por separado. Los sacrificios son mandados realizar por los houngan-bokô (intermediarios oficiales entre los loa y los servidores), quienes tienen la facultad de prescribir la ofrenda que se dará en sacrificio, bien sea para erradicar algún maleficio, o por petición del loa mismo. Generalmente, los sacrificios “más relevantes” se hacen (por herencia) para los loa rada. En las ceremonias se utiliza mucho el agua como expresión de purificación mística, en este caso, se dice, “el agua subterránea es el camino de la Guinea ancestral, es decir, del África por excelencia”. Es el elemento 47 48

Alfred Métraux. Ob. Cit., p. 163. La traducción es nuestra

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que lleva dentro de si las nostalgias enclavadas en los corazones de los antiguos esclavos y sus descendientes, pues muchos de esos africanos (la mayoría), no pudieron regresar a sus tierras de origen, pero (en el caso de Haití), hicieron su continuación en estas tierras americanas, que las hicieron suyas. Allí se instaura la creencia del retorno a África, siendo Haití, una parte de ella. Por lo cual, la muerte es considerada como “mística”, de allí la importancia del acercamiento por medio del sacrificio y, por consiguiente, de la sangre. Generalmente, los animales sacrificados son palomas, cerdos, gatos, perros, bueyes, gallinas, gallos, pollos, todo según lo necesitado por los loa. Es de hacer notar que estos animales han sido previamente escogidos, pues los sacerdotes han encontrado en ellos ciertas señales que les dicen que estos son los designados. El machete se hundió súbitamente en el vientre de un cerdo negro, que largó las tripas y los pulmones en tres aullidos. Entonces, llamados por los nombres de sus amos, ya no tenían más apellido, los delegados desfilaron de uno en uno para untarse los labios con la sangre espumosa del cerdo, recogida en un gran cuenco de madera. Luego, cayeron de bruces sobre el suelo mojado.49

Hombres comedores de hombres Algunas prácticas y creencias imprimen a Haití una cuota bastante alta de aire siniestro y a la vez encantador. Inspirados en sortilegios, caminan por las calles de pueblos, rutas y ciudades, personajes en busca de víctimas. Una atmósfera mágico-ritual crece en el ambiente. (…) de nombreux récits fon état de cannibalisme rituel, mais il faut les prendre pour ce que’ils sont, c’est-à-dire des rumeurs fondées sur des événements practiquement impossibles à situer dans le temps (…) On peut toutefois citer cet extrait du Moniteur haitien, journal oficier de la République, du samedi 20 février 1864: «Un crime abominable a étè comnis aux portes de la capitale.

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Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 65.

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Un enfant a étè égorcée, dépécée, coupée en morceaux, apprêtée comme il en serait d’un agneau ou d’un chevreau, et un horrible festin en a étè faot l’oncle et la tante …».50

Son numerosos los relatos sobre el canibalismo ritual. Rumores fundados sus acontecimientos prácticamente imposibles de situar en el tiempo. Sucesos que publican diarios haitianos, como los reseñados el sábado 20 de febrero de 1864, que cuenta que “un crimen abominable se ha cometido a las puertas de la capital. Un niño ha sido, degollado, despedazado, cortado en pedazos, preparado como que si fuera un cordero o un carnero, en un horrible festín en el que participaron el tío y la tía”. Degollado, despedazado, cortado en pedazos para un “festín” ritual. El canibalismo, aún durante la primera mitad del siglo xx, constituye una práctica realizada en algunas ceremonias en las que se rinde culto a la carne humana, de hecho el gobierno haitiano tuvo que prohibir este tipo de ritual por medio de leyes contempladas en el Código Penal (tal como veremos más adelante). Dentro de estas prácticas está la figura de lo que los haitianos han dado en llamar loup-garou, que son aquellos seres que levitan, que flotan durante las noches, buscando víctimas para comer, para chuparles la sangre. Son mackanda. Vampiros, que andan por ahí. Según investigadores como Kerboull (1973) y Seabrook (s/f), los loup-garou vienen a ser como los descendientes de los antiguos caribes de la Isla de Santo Domingo, a los que los españoles llamaron “caníbales”, por su semejanza con la palabra “caribe”, al pensar que comían carne humana. Su sinónimo mackanda, responde a los numerosos nombres de François Manckandal, esclavo personal de Lenormand de Mézy, de cuya vida parte un fragmento de la historia del escritor Alejo Carpentier, El reino de este mundo, siendo un personaje al que se le atribuyen muchas condiciones relacionadas con el vaudou, entre los que destaca el culto a la sangre y la metamorfosis. El manco Mackandal, hecho un houngán del rito Radá, investido de poderes extraordinarios por varias caídas en posesión de dioses mayores, era el Señor del Veneno. Dotado de suprema autoridad por los Mandatarios de la otra orilla,

50

Jacques Pradel y Jean Ives Casgha. Ob. Cit., p. 80.

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había proclamado la cruzada del exterminio, elegido, como lo estaba, para acabar con los blancos y crear un gran imperio de negros libres en Santo Domingo.51

La metamorfosis consiente a los seguidores del vaudou tomar diferentes formas de animales, lo que les permite estar en varios lugares en menos tiempo, sin ser descubiertos por aquellos que no deben encontrarlos. Esto se enlaza con los loups-garous, quienes, según cuenta la tradición oral, tienen la capacidad de transformar en bestias a sus víctimas y, a la vez, transformarse a sí mismos, en este caso, se les llama baka. A través de los baka los loas pétro y los loas comprados se manifiestan bajo su forma animal. De metamorfosis en metamorfosis el manco estaba en todas partes (…) Ahora sus poderes eran ilimitados. Lo mismo podía cubrir una yegua que descansar en el frescor de un aljibe, posarse en las ramas ligeras de un aromo o colarse por el ojo de una cerradura. Los perros no le ladraban; mudaba de sombra según le conviniera. Por obra suya, una negra parió un niño con cara de jabalí. De noche solía aparecerse en los caminos bajo el pelo de un chivo negro con ascuas en los cuernos.52

Según acota Kerboull (1973) las gentes de Haití dicen que los pétro toman forma animal en un blanco equivocado, es decir, que pueden convertirse en algo no muy conveniente, lo que ocasiona posibles problemas como el relatado respecto al “niño con cara de jabalí”. Legba, puede transformarse en puerco; cabeza sin cuerpo, en gallo, en perro o en gato; Marinette, en lechuza. Tanto la metamorfosis como el canibalismo cargado por los loupsgarous, son prácticas relacionadas con el vaudou que están íntimamente ligadas a una figura que ha sido objeto de cuentos, novelas, e incluso películas: el zombi.

51 52

Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 41-42. Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 45.

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La tierra de los muertos andantes En créole zobops, los zombis, son los llamados “muertos vivientes”, según Ramón Simo (1977), el hechizo que convierte a un muerto en zombi es una consecuencia del vaudou, aunque no mantiene ninguna dependencia directa con él. La estrecha relación del vaudou con los muertos, imprime un cierto aire de “realidad” al hecho sobrenatural que afianza la credibilidad sobre la posible existencia de los zombis. La tradición oral haitiana, sobre todo aquella proveniente de las zonas rurales más apartadas, asegura la existencia de los “muertos vivientes”, quienes son definidos como cuerpos que han sido sacados de su tumba a los pocos días de haber muerto, y bajo un hechizo secreto han sido dotados de la capacidad para respirar, comer, caminar y trabajar. En este sentido, algunos investigadores (Kerboull, 1973; Métraux, 1959; Casgha y Pradel, 1983) cuentan anécdotas recopiladas donde la figura del zombi es la protagonista de faenas de trabajos duros en fincas haitianas, lo cual crea una equiparación entre una suerte de “nueva esclavitud” y un “hechizo real”. (…) los miembros más representativos de la cultura haitiana se lamentan públicamente de que la ancestral costumbre de dedicar a las personas subnormales a la custodia de cosechas, terrenos agrícolas o cementerios haya dado origen a la creencia de que estos seres puedan tener una procedencia sobrenatural o mágica.53

Esta suerte de obligación no remunerada al trabajo es en la que insisten en contar las personas que han sufrido el hechizo de ser zombi, como Narcise Clovis, quien al ser entrevistado por los etnógrafos Jacques Pradel y Jean-Ives Casgha (1983), relata los avatares de su vida como “muerto viviente”, luego de haber sido asesinado por uno de sus hermanos a raíz de un problema doméstico. Sólo después de comer sal (alimento prohibido para los zombis) pudo volver a ser un hombre vivo. Je travaillais toute la tournée, excepté aux heures des repas. Je n’ai jamais étè maltraité, sauf le journ où on m’a déterré ; les hommes m’ont donné trois gifles.

53

Ramón Simo. “Los temibles zombis” en Enciclopedia Planeta de las Ciencias ocultas y parapsicología, p. 168.

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Mais c’est la seule fois dont je me souvienne. J’ai étè liberé parce que le bokôr était mort, tué par un des zombies qui s’était fâché du fait que la nourriture était amenée ce jour-lá en retard.54

“Yo trabajaba todo el día, excepto las horas de comida. Jamás fui maltratado, salvo el día en que fui desenterrado; los hombres me dieron tres bofetadas”. Según el testimonio de Narcise Clovis, quien asegura haber sido zombi, él mismo fue liberado de esta condición porque el bokô que lo había levantado de su tumba fue asesinado por unos zombis que estaban enfadados porque la comida se había retrasado. Un zombi puede ser liberado del hechizo al morir el bokô que le había impuesto el maleficio. Muchos han sido los intentos de los legisladores haitianos, tanto para prevenir los rituales caníbales, como en lo relativo a los zombis (lo cual se establece en el artículo 249 del Código Penal haitiano, citado más abajo), pero también los habitantes han tenido que tomar sus propias previsiones al ubicar las tumbas de sus familiares a las orillas de caminos o en los propios jardines de sus casas, como una manera de proteger los cadáveres durante los primeros días de enterrados, para que los bokô no puedan profanar la tumba y sacar los cuerpos para hacer sus trabajos rituales y eventualmente, convertidos en zombis. La tradición oral cuenta que no son aptos para rituales los cadáveres en estado de putrefacción. El artículo 249 dice: También se considerará intento de asesinato el empleo contra cualquier persona de sustancias que, sin causar una muerte real, produzcan un coma letárgico más o menos prolongado. Si, después de la administración de esas sustancias, la víctima ha sido enterrada, el acto será considerado asesinato, sin tomar en cuenta sus posibles consecuencias. (www.elmundoparanormal.com) Son muchos los testimonios recogidos, no sólo por la tradición oral sino por los estudios de los etnógrafos que hemos tomado como referentes para este trabajo, que relatan la experiencia de personas que aseguran haber

54

Jacques Pradel y Jean Ives Casgha. Ob. Cit., p. 30.

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reconocido a amigos o familiares suyos ya muertos, andando por las calles, con la mirada vaga y hablando con voz nasal (quizá por la costumbre de taponear las fosas nasales a los fallecidos) ambas características de los “muertos andantes”.

“Los zombies”, pintura del artista naïf haitiano Hector Hippolite, que era él mismo sacerdote vaudou. Aquí dos cadáveres reanimados son sacados de la tumba por un bokô, que les obligará a trabajar como esclavos semivivos.

Pero los zombis también pueden estar relacionados, en un primer momento, con pequeños niños muertos sin haber sido bautizados, y por ende, su alma ha quedado errante. No obstante, los zombis del vaudou, son personas adultas, sin recuerdos, sin valores morales, sin voluntad, que han sido enterrados posiblemente bajo efectos catalépticos, lo cual tal vez ha afectado sus capacidades psíquicas. (…) on munit le cadáver d’un sachet des minuscules semences de sésame (gigiri, roroli). De corps, pense-t-on, le mort, tout occup´à son imposible besogne: en filer

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l’anguille ou competr les graines, ne pourra répondre à l’appel des malfaiteurs, venus l’appeler et le «ressusciter».55

Los cadáveres para ser cuidados de los maleficios de los bokô deben ser enterrados junto con una bolsita contentiva de semillas (de sésamo) dentro de la urna, para que el espíritu se mantenga distraído contándolas y no escuche las llamadas del hechicero. La magia de las muñecas Una muñeca es diseñada con cabellos, trozos de ropa, sangre, saliva, carne, uñas… de la víctima. La masa se cuece entre las manos plenas de fe, la tela se impregna de energía, los alfileres se hunden en la carne yerta de ese objeto que se ha convertido en canal de comunicación, de expresión, de deseo. En los círculos tradicionales yoruba de Nigeria, la noción que se tiene de la muñeca y del fetiche como tal, es bastante negativa. Sin embargo, en Haití y países francófonos ubicados en la costa occidental africana, es un añadido más de las religiones animistas y del vaudou. Los fetiches se comparan con los orisha de los yoruba, que (como los loa) no son dioses, ni seres humanos, ni plantas, ni piedras, siquiera meros objetos, pero, están presentes en todas las representaciones de estas prácticas religiosas. En la cultura popular la figura de la muñeca es la que remite directamente al vaudou, aunque, ciertamente, no es éste su elemento más significativo. En alguna casa retirada –lo sospechaba– había una imagen suya hincada con alfileres o colgada de mala manera con un cuchillo encajado en el lugar del corazón. Muy lejos, se alzaba, a ratos, un pálpito de tambores…56

55 56

Jean Kerboull. Ob. Cit., p. 138. Alejo Carpentier. Ob. Cit., p. 120.

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Muñeca vaudou construida con barro, los alfileres negros atraviesan su pecho

Un fragmento de África está encajado en El Caribe A modo de epílogo podemos remitirnos a un breve recuento que nos acerca a considerar los aportes de las culturas africanas a América Latina, El Caribe, y concretamente a Haití, siendo conveniente visualizar el proceso social y político que ha vivido esta parte de la antigua isla La Española, en el transcurso de su historia como nación. A la llegada del almirante Cristóbal Colón, se desarrolla una serie de acontecimientos en los que el ensueño por las “nuevas tierras”, las riquezas y posibilidades abren un abanico de perspectivas para Europa y gran parte de sus ciudadanos. En 1517 el Rey Carlos V autoriza la trata de negros esclavos hacia la isla. En 1697 se lleva a cabo el Tratado de Ryswick, con el que se marca la separación oficial de la isla La Española, ocupada por Francia y España, quedando divididas en naciones diferentes: Haití (de ocupación francesa) y Santo Domingo (a cargo de los españoles). Con el tratado de Ryswick en 1697, España toleró a Francia la ocupación de hecho de la parte occidental de la isla. Nacen dos naciones compartiendo una misma isla, la parte occidental colonizada por los franceses, la parte oriental colonizada por los españoles. Este territorio fue objeto de posesión y disputa por parte de las potencias colonizadoras europeas, de los siglos xvii y xviii; disputas y ambiciones que dieron origen a la existencia de dos estados en una isla de apenas 77.000 km² de superficie, en donde conviven

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dos pueblos con diferencias evidentes en su conformación histórico nacional, raíces culturales, desarrollo económico y evolución política. (www.dominicana.com.do)

Todos estos acontecimientos traen, como es sabido, una serie de cambios para los ciudadanos de estas tierras, cambios que no fueron superados por muchos de ellos, pues se llegó a un brutal genocidio de autóctonos y el establecimiento bastante grande de culturas que nada tenían que ver con la idiosincrasia de estas personas. La traída de los africanos esclavizados fue un paliativo que ayudó, en buena parte, al exterminio de indígenas caribes, arawaks, taínos, pues, la fuerza de la “madera negra” era mayormente aprovechable para los rudos trabajos de las minas y el campo. Sábese con harta certidumbre que sólo las Antillas inglesas han recibido en los ciento seis años que precedieron al año de 1786, más de 2.130.000 negros fueron arrancados de las costas de África. En la época de la Revolución Francesa, el comercio de esclavos suministraba 74.000 por año; los 38.000 para las colonias inglesas, y los 20.000 para las francesas. Fácil sería probar que en todo el archipiélago de las Antillas, en el cual apenas 2.400.000 negros y mulatos (libres y esclavos) han encontrado desde 1670 a 1825 cerca de 5.000.000 de africanos (negros bozales).57

Agrega el sabio alemán: En estos cálculos chocantes acerca del consumo de la especie humana no han entrado en cuenta el número de desgraciados esclavos que han muerto en la travesía o han sido echados al mar como mercancías averiadas.58

Tal como ya vimos en apartes anteriores, el proceso consecuente de la trata de negros, trajo consigo la instauración de reglamentaciones que no perseguían más objetivo que el de oprimir más a los esclavos, así en 1685, el rey Luis xiv promulga el Code Noir (Código Negro), en 1790 es establecida la Asamblea Colonial por los colonos blancos. 57 58

Alexander von Humboldt. Ob. Cit., p. 227. Alexander von Humboldt. Ob. Cit., p. 228.

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Dichas situaciones de extrema subyugación comienza a hacer mella en los ímpetus de los oprimidos, de suerte que, en 1791, se empieza a labrar el camino que conducirá a la posterior liberación de los esclavos de Santo Domingo por los comisarios Sonthonax y Polverel, la abolición general de la esclavitud por la Convención, la promulgación de una Constitución bajo el mandato de Toussaint-Louverture, el Pacto de Amistad con Inglaterra, y la consecuente expedición de Leclerc, que pone fin a las expectativas de Toussaint-Louverture, lo cual trae la gran emancipación esclavista que dará paso, en 1804, a la Independencia de la República de Haití. En todos estos procesos que hemos referido, la presencia del vaudou ha estado de una u otra forma (a veces también en la negación) como parte constitutiva de los pensamientos gestadores de las acciones de los ciudadanos haitianos. Esta práctica religiosa, venida con los negros esclavos en los mismos barcos que cargan las desesperanzas y las vicisitudes, es un punto totalmente significativo, pues es, sin lugar a dudas, y aún hoy, la fuerza más plena de este pueblo. En el caso concreto de Haití, no sólo la cultura africana ha aportado la fibra para la realización de una serie ilimitada de maravillosas creaciones a nivel plástico, literario, escénico o musical. África es una presencia en este punto de El Caribe. Esto es lo que hace de Haití una nación diferente de todas las que forman parte de las Antillas y del Continente americano todo. (…) gracias a las plumas y los pinceles de Jean Price-Mars, Jacques Roumain, Hector Hyppolitte, Castera Bazile y otros intelectuales y artistas populares, la memoria colectiva del pueblo haitiano, que durante siglos había tenido como aposento y refugio la tradición oral y la religión vudú, sirvió de posibilidad objetiva para el trazo de coordenadas estéticas que permitieran a la nación de Toussaint Loverture reconocer la porción de humanidad que habían ofrecido al mundo desde su diversidad. (http://laventana.casa.cult.cu)

La Perla de El Caribe, es un hermoso azabache que brilla con luz propia entre las aguas del mar. Sus hijos se han negado a ser parte, otra vez, de un proceso y una cultura que no les pertenece. Siguen creyendo en el vaudou, como práctica ancestral heredada felizmente de la madre África.

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Aún resuenan en el aire los tambores rada, los tambores congo, los tambores pétro. El créole ha superado al francés fusionando sus cadencias. (…) tu tiara solar hundida a culatazos hasta el cuello la transformaron en carcán; a tu videncia le reventaron los ojos; prostituyeron tu faz púdica; amordazaron, aullando que era gutural, tu voz, que hablaba en el silencio de las sombras.59

Esa África “hundida a culatazos”, con los ojos reventados y de moral prostituida, evocada por Jacques Roumain, ha encontrado su voz en los cantos del vaudou, en el retumbar de los tambores, en las gargantas de Haití, haciendo de ella una tierra rica más allá de la lejanía. El oscuro, oscurísimo, que pinta la piel de los haitianos, es un dibujo más de aquellos que inspiraron las máscaras dahomeyanas, guineas, congolesas, nigerianas. Los cantos a Legba, Baron Samedi, Erzuli, Damballah-wèdo, Ogún… se oyen más allá de los confines haitianos y africanos. Damballah se desplaza, libre como nunca, por su tierra haitiana que también es África. Un aroma de encanto plena los vientos de esta perla de América.

59

Jacques Roumain. Ob. Cit., p. 100.

Fuentes bibliográficas Carpentier, Alejo. (2005). El reino de este mundo. Fundación Celarg. Caracas. Chesi, Gert. (1979). Vaudou. Edit. Fournier difusión. Austria. Dos Santos, Angelina. (1987). Historia de Venezuela. Edit. Monte Alto. Caracas. García Font, José. (1977). “Vudú, entre la religión y la magia”, en Enciclopedia Planeta de las Ciencias ocultas y parapsicología. Edit. Planeta Humboldt, Alejandro de. (2005). Ensayo político sobre la isla de Cuba. Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas. Kerboull, Jean. (1973). Le vaudou magie ou religion. Editions Robert Laffont. Paris. Métraux, Alfred. (1958). Le vaudou haïtien. Edit. Gallimard. France.

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U.S.A.

(1959). Voodoo. Oxford University Press. New York.

Pradel, Jacques y Casgha, Jean Ives. (1983). Haití: la république des morts vivants. Editions Du Rocher. Mónaco. Roumain, Jacques. (2004). Gobernadores del rocío y otros textos. Fundación Biblioteca Ayacucho. Caracas. Simo, Ramón. (1977). “Los temibles zombis”, en Enciclopedia Planeta de las Ciencias ocultas y parapsicología. Edit. Planeta Fuentes en la Red http://jennygonzalezmu-oz.blogspot.com http://laventana.casa.cult.cu www.afcam.org www.dominicana.com.do www.elmundoparanormal.com www.monografias.com

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