Una Mujer Conforme Al Corazon de Jesus

August 13, 2017 | Author: Editorial Portavoz | Category: Solomons, Christ (Title), Wisdom, Jesus, Decision Making
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Descripción: Elizabeth George ha sido por mucho tiempo una fuente de aliento y sabiduría para las mujeres que...

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Día 29

Sabio ¡A

y, ay, ay, otra decisión que tomar! ¿Alguna vez te ha rondado un pensamiento como este en tu mente y en tu corazón? Como mujer de Dios, creo que tu vida es increíblemente complicada y exigente, ¿no es así? Tienes muchas responsabilidades, listas interminables de tareas pendientes, y se espera que desempeñes tus múltiples funciones y responsabilidades al tiempo que exhibes un espíritu apacible y tranquilo . ¿Qué podemos hacer las mujeres? ¿Cómo podemos siempre, o al menos la gran parte del tiempo, tomar las decisiones correctas que glorifiquen a Cristo? Ahora nos acercamos al final de nuestra lista de cualidades del carácter, mediante la cual hemos contemplado su esplendorosa manifestación en la vida de Jesús . Es una nueva bendición poder mirar a Aquel que ha sido perfectamente sabio y que, por lo tanto, constituye el mejor ejemplo que podemos seguir en nuestra búsqueda de la sabiduría .

Jesús nos muestra el camino La fuente de toda sabiduría Jesús, como Dios, tenía un conocimiento perfecto, y por lo tanto actuó a la luz de toda la verdad y de los hechos . Y, en su perfección humana, Jesús pudo también aplicar toda la verdad y los hechos con una sabiduría intachable . La sabiduría se revela en las decisiones que se toman, las acciones que se realizan, y las palabras que se hablan . Eso es precisamente la verdadera sabiduría: la correcta aplicación del conocimiento . Hoy queremos mirar de nuevo a Jesús y en especial su sabiduría . Tenemos 234

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que comprender cómo nosotras también podemos desarrollar la sabiduría que nos hará más como Cristo no solo en nuestra manera de vivir, sino en las decisiones que tomamos.

El camino a la sabiduría verdadera La sabiduría viene con el nuevo nacimiento que tiene lugar en el momento de la salvación, como descubrió Nicodemo durante una visita secreta a Jesús. Ya encontramos a Nicodemo en un capítulo anterior cuando hablamos acerca de la valentía. Pero hoy nos centraremos en un encuentro que tuvo con Jesús a comienzos del ministerio del Señor. A Nicodemo le interesaba cada vez más conocer acerca de Jesús. Una noche, este respetado erudito y maestro vino a encontrarse con Jesús y hablar con Él. Aunque Nicodemo vino de noche en secreto, se acercó a Jesús con un corazón dispuesto y sediento, y creía que Jesús tenía respuestas. Siendo un maestro también, Nicodemo vino a Jesús con un espíritu enseñable. Este es el escenario: un maestro de Israel acude a la fuente de toda sabiduría en busca de sabiduría. ¿Qué consejo sabio le dio Jesús a Nicodemo? Le dijo: “Os es necesario nacer de nuevo” (Jn. 3:7). En otras palabras, si Nicodemo realmente quería la sabiduría de Dios, tenía que empezar de nuevo. Tan pronto “naciera de nuevo” y creyera en Jesús como Mesías, tendría el poder para vivir y actuar según su nueva naturaleza. Experimentaría el poder transformador de la salvación.

E xamina tu corazón Conforme entiendas y aceptes el concepto del nuevo nacimiento, la sabiduría de Jesucristo se volverá parte de ti, y Él transformará tu vida. Este es el camino a la sabiduría: primero recibes en el nuevo nacimiento la vida eterna, el poder y la dirección del Espíritu Santo, y sabiduría. Luego, al seguir a Jesús, el Señor, el Santo, la luz de la verdad, te vuelves más y más consciente de cómo Jesús quiere que te conduzcas. En poco tiempo empezarás a aplicar la sabiduría que aprendes a tu proceso de toma de decisiones, las cuales serán más sabias.

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Tu lenguaje también se volverá más cuidadoso y agradable, porque escogerás hablar sabiamente. La sabiduría trabaja de adentro hacia afuera, empezando en tu corazón.

Lo que Jesús dijo a Nicodemo también es cierto para ti: debes nacer de nuevo. Si esto no ha ocurrido en tu vida, puedes empezar tu vida nueva hoy y comenzar a caminar en sabiduría: la sabiduría de Dios, celestial. Puedes abrazar a Jesús y a su gracia salvadora en cualquier momento. Puedes nacer de nuevo recibiéndole como tu Salvador.

La búsqueda de la sabiduría La Biblia dice que aquellos que están en Cristo tienen la mente de Cristo (1 Co. 2:16). En Él tenemos la capacidad de crecer en sabiduría si estamos dispuestas a pagar el precio para obtenerla. Uno de mis pasajes predilectos acerca de la sabiduría está en Proverbios, un libro sapiencial. Cuando lo leas, tal vez quieras tomar un lápiz o un bolígrafo y marcar los verbos que señalan lo que implica la búsqueda de la sabiduría. Así veremos lo que cuesta obtener sabiduría. “Hijo mío, si recibieres mis palabras, y mis mandamientos guardares dentro de ti, haciendo estar atento tu oído a la sabiduría; si inclinares tu corazón a la prudencia, si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz; si como a la plata la buscares, y la escudriñares como a tesoros, entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios. Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia” (Pr. 2:1-6).

Escudriña las Escrituras La sabiduría de Jesús acerca de la cual hablamos proviene de conocer su Palabra, la Biblia. Como afirmó el salmista en el Antiguo Testamento al exclamar: “¡Oh, cuánto amo yo tu ley!

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Todo el día es ella mi meditación. Me has hecho más sabio que mis enemigos con tus mandamientos, porque siempre están conmigo” (Sal. 119:97-98). Los eruditos judíos de la época de Jesús consagraban sus vidas al estudio de las Escrituras. No lo hacían para aprender acerca de Jesús como Mesías, sino para adquirir un conocimiento superior y entender las “tildes” de la ley (Jn. 5:39). Al tener el conocimiento como su meta, fallaron en comprender la verdadera importancia de leer y estudiar la Biblia. Como les dijo Jesús: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí” (Jn. 5:39). Jesús reprendía a estos eruditos porque eran incapaces de percibir el propósito de las Escrituras, las cuales revelan a la Persona, la obra y el carácter del Hijo de Dios. Las Escrituras revelan a Cristo. Y, cuando tú y yo leemos la Biblia, somos transformadas en la imagen de Jesús. Como las Escrituras mismas declaran: “Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Ti. 3:16-17). Hay poder transformador en la Palabra de Dios que nos capacita y transforma nuestra conducta en la semejanza de Cristo.

E xamina tu corazón Llegar a conocer a Jesús leyendo la Biblia te dará el conocimiento que necesitas para tomar decisiones sabias, mejores decisiones, y para hablar la verdad con sabiduría. El Señor tiene un plan para tu vida, un gran plan. Y a medida que escudriñas las Escrituras, te perfeccionas y te preparas para ese gran plan. Te impregnas del corazón de Jesús y de las cualidades que poseía, según te conformas a su imagen por medio de su Palabra. Y haces las obras de Cristo, el cual anduvo por doquier haciendo bienes (Hch. 10:38). En resumen, cuanto más crezcas en tu conocimiento de Cristo, más se revelará Él a ti, y más podrás reflejarlo en tu vida.

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Pide a Dios Es difícil comprender cómo Jesús, que era Dios encarnado, buscó la sabiduría del Padre por medio de la oración. Según lo que leemos en los Evangelios, y lo que hemos estudiado en este libro, Jesús hablaba todo el tiempo con Dios Padre acerca de las decisiones y asuntos que enfrentaba a diario. Él escogió limitar la manifestación de su naturaleza divina en lo que respecta a las decisiones que tomó. Él confió completamente en la sabiduría y la dirección del Padre. Incluso cuando se dirigió hacia la cruz, Él oró: “hágase tu voluntad” (Mt. 26:42). La oración es el camino a la sabiduría. A lo largo de tu atareado día, pide a Dios ayuda frente a cada decisión que debas tomar. Para algunas decisiones puedes hacer oraciones con más calma. E incluso en aquellas ocasiones en las que solo tienes un segundo para consultar a Dios, puedes preguntar rápidamente: “Padre, ¿qué debo hacer? ¿Qué debo decir?”. En Santiago 1:5 leemos: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios… y le será dada”. Abraza esta instrucción, y la promesa que la acompaña, como tu guía para tomar decisiones y elegir mejor. Así pues, en palabras de Jesús: “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá” (Mt. 7:7-8).

E xamina tu corazón Este es el mensaje para tu corazón: si quieres sabiduría, pídela a Dios. Pero entiende que cuando pides sabiduría, tienes que estar dispuesta a hacer lo que exige obtenerla… y hacerlo. Prepárate para hacer lo que sea necesario, como leer tu Biblia, obedecer lo que descubres en la Palabra de Dios, depender de la dirección de Dios por medio de la oración, buscar el consejo de personas sabias, y seguir el ejemplo de personas maduras que andan en el camino de la sabiduría de Dios. La sabiduría te llama. ¿Estás escuchando? La sabiduría dice: “Yo

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amo a los que me aman, y me hallan los que temprano me buscan” (Pr. 8:17).

Salomón pidió sabiduría. Un hombre de la Biblia en particular, llamado Salomón, sirve como ejemplo de cómo pedir sabiduría a Dios. Tal vez ya conozcas su historia. Salomón sucedió a su padre David, como rey de Israel. David fue un gran rey que logró unir a las 12 tribus de Israel bajo un mismo reinado. Bajo el reinado de David, la diminuta nación de Israel se convirtió en un poderío considerable. Después de la muerte de David, estoy segura de que Salomón se sentía un poco inseguro frente a sus nuevas responsabilidades como rey, de quien se esperaba que siguiera los pasos admirables de su padre. Entonces ¿qué hizo Salomón? Primero, la Biblia registra que él amaba al Señor (1 R. 3:3). Por consiguiente, era natural para él tomar el siguiente paso: orar. Salomón se presentó ante Dios y pidió sabiduría. Básicamente oró: “Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo” (ver v. 9). Dios honró la petición de Salomón y le dio sabiduría, y Salomón se convirtió en el hombre más sabio de las Escrituras, hasta que vino Jesús. Roboam no pidió sabiduría. Ahora comparemos a Salomón con su hijo, Roboam (1 R. 12:1-19). Como sucesor de su padre, este joven enfrentaba la misma situación de Salomón en el pasado: era un nuevo rey y necesitaba ayuda en la toma de decisiones acerca de la nación. ¿Buscó también sabiduría de Dios como su padre? Es lamentable, pero eligió seguir el consejo de sus jóvenes e insensatos compañeros. Tomó decisiones necias que culminaron en la separación de la nación de Israel con una guerra civil.

E xamina tu corazón Tú no tienes que gobernar un reino, pero sí tienes un hogar, tu familia, tus finanzas y tu vida que debes gobernar. Los resultados que coseches dependerán de lo que escojas: buscar la sabiduría

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de Dios y su dirección, o no hacerlo. Tus decisiones tendrán grandes consecuencias en tu vida y en la de los que te rodean. Por eso es sabio buscar la sabiduría de Dios y pedir su dirección. Resuelve seguir el ejemplo de Salomón y pide a Dios sabiduría diariamente.

Adquiere sabiduría Ser consciente de la necesidad de sabiduría es una cosa. Pero también debemos decidir obedecer lo que nos dice Proverbios 4:7: “Sabiduría ante todo; adquiere sabiduría; y sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia”. Lucas 2:52 dice que Jesús crecía en sabiduría. Y tal como Jesús en su humanidad pasó por todas las etapas normales de crecimiento, incluso crecer en la sabiduría que se adquiere con la experiencia y la madurez, nosotras debemos considerar el crecimiento en sabiduría como un proceso. La sabiduría no viene de la noche a la mañana. Pero sí puedes acelerar tu progreso trazándote como meta adquirir sabiduría. ¿Cómo puedes hacer que esto suceda? Paso #1. Desea la sabiduría: “Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, y que obtiene la inteligencia; porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata, y sus frutos más que el oro fino” (Pr. 3:13-14). Paso #2. Ora pidiendo sabiduría: “Si clamares a la inteligencia, y a la prudencia dieres tu voz… entonces entenderás el temor de Jehová, y hallarás el conocimiento de Dios” (Pr. 2:3, 5). Paso #3. Busca la sabiduría: “Si como a la plata la buscares [la sabiduría], y la escudriñares como a tesoros” (Pr. 2:4). Paso #4. Confía en la sabiduría de Dios: “Fíate de Jehová de todo tu corazón, y no te apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará tus veredas” (Pr. 3:5-6).

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Una mujer conforme al corazón de Jesús A diferencia de Jesús, tú no siempre tomarás las mejores decisiones ni elegirás lo mejor. No obstante, cuando eliges someterte a la voluntad del Padre y seguir su guía, reflejarás el corazón de Jesús. Te descubrirás viendo la vida desde su perspectiva. Empezarás a escoger mejores procedimientos. Serás bendecida con los resultados de la sabiduría que aplicas, y lo mismo ocurrirá con las personas a tu alrededor. Te convertirás en la mujer que deseas ser: una mujer sabia. Llegarás a ser “la mujer sabia [que] edifica su casa… [y que] abre su boca con sabiduría” (Pr. 14:1; 31:26). =

Oración <

Señor mío, Tú eres “sabiduría de Dios” (1 Co. 1:24). Tú creciste en sabiduría, anduviste en sabiduría, hablaste sabiduría, y viviste sabiamente. Tú has puesto un camino delante de mí. Que las decisiones que tome y las palabras que yo hable sean un reflejo de tu sabiduría. Amén.

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