Una Cama para Tres

July 4, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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aclfa m uchas pero muchas noches que A ndrés no aclfa querIa irse irse a la cam a. TenIa m iedo de las pesadillas. M am a lo liamaba liamaba desde la ventana: A ndrés, a la casa. A ndrés daba vu eltas en la rrueda-rued ueda-rued a. — Andrés, a corner corner.. A ndrés revolvIa la la sopa con la cuchara. — An drés, lávate los dientes dientes.. A ndrés recorrIa con el cepillo todos los dientes, hast hastaa que q uedaban reluci relucientes. entes. — And rés rés,, llaa piyama.

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A ndrés se enredaba entre el pantalón. — Andrés, a llaa cama. A ndrés hacIa un nudo con las cobij cobijas, as, hast hastaa que m am a lo desenredaba. — Pero antes de dormir, cuéntame un cuento. Y mam a le contaba un cuento. — Y colorIn colorado, colorado, est estee cuento se ha acabado — decIa la voz de mam a, cuando Rizos de O ro salIa salIa corr corriendo iendo por el bosque.

 

Pero A ndrés necesit necesitaba aba m a's cuentos. M ama seguIa con C aperuci aperucita ta Roja. Y lo contaba

larguIsimo para que a And rés le di larguIsimo diera era sueño: — La m ama de C aperuci aperucita ta mandO una canas canasta ta Rena de cosas para la abuelita. abuelita. ZQ uieres saber qué cosas ilevaba Caperucita? Q ué ile ilevaba? vaba? — decIa Andrés Andrés.. — U na botell botellaa de leche, unas tor torti titas tas de m iel y gallet galletas as de vainilla.

 

—LY qué más?

—Un cuarto de mantequilla, una docena de huevos y media libra de harina. —Y qué más? —volvIa a preguntar. mos cada... a... y un litro de limonada... —Sal, pimienta y nuez moscad

—Y qué más? —Una esponja, un estropajo y jabón para los platos —seguIa la voz de mama, por todo el supermercado. Andrés bostezaba de aburrimiento. Pero ni por eso se dormIa.

—Esto es verdad

no miento y por hoy se acabaron los

y cuentos —decla mama, también aburridIsima con la historia.

 

Nunca era suficiente. Andrés queria ma's cuentos. —El ültimo, por favor.

Entonces mama, desesperada, le contaba un cuento que es solo contar ovejas.

contabà diez ovejas y contaba

veinte ovejas y ilegaba hasta cincuenta, pero Andrés querIa seguir con las cuentas.

Hasta que mama se quedaba ronca y furiosa. Con una voz muy feroz, exciamaba: —Te duermes inmediatamente y ni una oveja ma's Mama apagaba la luz. AsI, sin luz y sin voces, la noche parecla más sola. —Mama, Zpor qué se hace de noche y luego de dIa

y luego otra vez de noche y luego otra vez de dIa? —Porque si —decla mama.

Porque si no significa nada, pero a mama no le importaba. Querla irse a dormir a su cama. Y al fin desaparecIa.

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. . . ...

 

And rés se quedaba solo. Solo con la noche, ttem em blando de miedo. En ese mismo m omento, veI veIaa un dragon asomado a hi ventana. An drés se tapaba la cãra con las cobijas. Pero al dragon no le imp ortaba y se m etIa etIa en el cuarto. El dragon se m ovIa detrás de la cort cortina. ina. Andrés se hacIa el que no lo ha bIa visto. Pero e l dragon se sen sentaba taba a la orilla de la cama.

   

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Andrés cerraba los ojos para no mirar, hasta que se dormIa de verdad. Entonces el dragon se metIa entre sus sueflos y lo persegula por un laberinto. Justo cuando iba a atraparlo,

Andrés veIa la salida. AhI afuera lo esperaba papa, que

parecIa un dragon despeinado, a punto de escupir fuego. —;Auxili0000, socorro .., ahI viene y me atrapa —gri —gritaba taba

Andrés.

 

-Los dragones no existen. existen. Vuelve ahora mismo a tu cama y no te levantes... hasta m mañan añana. a. Puedo dormir con ustedes? -1N i lloo sueñe s ... N o hay sitio para los tres. Siem pre era la misma hist historia. oria. Ya nadie sabIa qué hacer. L a abuela le le preparó agua de lechuga con m anzana, yerbabuena y m ejorana. M ama le dio tres tres gotas de Im pacienci paciencia. a.

..

 

El doctor Astro le hizo un examen de sueño, le recetó un jarabe.y mandó a los papas al consultorio de la señorita Morales, que era una profesora experta en pesadillas: —Tres en la cama? Eso está mu muy y mal —opinó la señorita Morales—. Si lo dejan una noche, ahI se les va a —Se nota que esa profesora solo sabe dar clases —se quejaba mama—. La cosa no es tan sencilla. —Si yo descubro una receta contra las pesadillas, la

empaco en un frasquito y la vendo en los supermercados.

 

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Y nos hacemos millonarios, porque todos los papas del mundo van a querer comprarla —soflaba papa. Pero al dragon no lo espantaban los rernedios ni los proyectos ni los regafios, sino todo lo contrario. Su trabajo era asustar. Se sentIa la pesadilla ma's feroz de la ciudad. —Auxilio, —Auxi lio, socorro AM viene y me atrapa —gritaba Andres.

—Ahora tienes que ir tü —refunfuñaba papa. —Yo fui hace media hora —protestaba mama—. Til tienes que ir esta vez.

 

AsI pasaban las noches. De su cam a a la de Andrés. Una y otra y otra vez. Hasta que una n oche helada, con rayos y tempestad, papa y m am a se ri rindieron. ndieron. su cama? — LP uedo dormir en su — C on este frIo, frIo, no es mala idea. Q ue decida ttuu mam a. — Est Estáá bi bien en — di dijo jo mama— . Una noche, qué ma's da Y se pusieron pusieron de acuerdo. Era la primera vez. An drés se se acomo dó en m edio de llaa carna grande. estiró Calientico y delicioso entre papa y m ama. Primero estiró una pierna y lueg o estiró estiró la otra. Después sofló que era un avión y abri abrióó los dos brazos, com o si fueran alas alas.. La pobre m am a ya estaba en un bordecit bordecito, o, col colgand gand o de las sábanas, y el pobre pap a hacla equilibrio, con sus ppiernas iernas enorm es fuera del col colchón. chón. — Y a no aguanto ma's patadas — dijo papa. Y se fue, refunfuñando, para la la cam a de An drés.

 

—AquI si voy a dormir. Esta cama e s muy pequena pero es solo para ml. Y cuando estaba a punto de cerrar los ojos, lë pareció ver una sombra. Una sombra... Zde dragon? —Los dragones no existen —Se dijo papa a si mismo, con voz fuerte, de regaflo.

Al dragon, ya lo sabemos, le encantaban los regaños.

 

Por eso no se inmutó. Y se quedó muy callado junto a los pies de la cama, esperando... y esperando. Papa empezó a roncar muy despacio. Un ronquido y un silbido. El dragon se fue acercando. Dos ronquidos, dos silbidos. El dragon se recostó. Y puso su gran cabeza en la almohada... ide papa Tres ronquidos, tres silbidos.

 

El dragon contó hasta diez. Diez ronquidos, diez silbidos. Y se meti m etióó al laberinto laberinto de lo s sueños de papa. — Q ué llaberint aberintoo ma* s espantoso Hoy lo voy a recorr recorrer. er. Y si me queda g ustando, ca cada da noche volveré. Al cabo d e un rato, sonaron los alaridos. papa Rego' a la cam a, corri corriendo endo despavorido: — Aux i1i0000 , socorro AhI vi viene ene y me atrapa. atrapa. Q uién vi viene ene y teat teatrapa? rapa? — pregunt preguntóó m ama. — U n dragon fer feroz oz que escupe fuego — dij dijoo papa, un

poquito avergonzado. — No lo puedo creer creer:: Ltan grande y con pesadillas pesadillas?? V oy a traerte traer te unas g otas de R escate.

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— ,Puedo dormir con ust ustedes? edes? — suplicó suplicó papa. U na cama para tres? Si tü $iempre has repetido que es una incomod idad... idad... Y o siempre lo he repetido?... repetido?... Pero qué barbaridad .. .... Esta cama es gigan gigantesca tesca.. Aqu AquII caben tres. tres..... o m a's. Y colorIn colorado, colorado, papa y Andrés se han dorm ido calienticos cali enticos y abrazados. M am a también se ha dormido, encog ida en un rrincón. incón. Y el dragon, muerto de frIo, se se paso, de mad rugada, a la mism a habitaci habitación. ón. Si caben tres en la cama, caben cuatro... cuatro... ZP or qué no?

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