!tu Te Lo Buscaste! 3 - Emma Green PDF
August 28, 2022 | Author: Anonymous | Category: N/A
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En la biblioteca bibli oteca:: Juegos insolentes - volumen 1
A los 15 años, él er eraa mi peor enemigo. A los 18, mi primer pr imer amor. A los 25, nos volvemos vol vemos a encontrar, encont rar, por la más triste tr iste coincidencia de la l a vida... vida... Sólo que Sólo que se ha convertido convertido en todo lo que más odio.. Que odio Que debo vivir con él nuevamente. nuevamente. Que Que los lo s dramas nos persiguen persi guen y que ninguno de los dos ha logrado seguir adelante. Pulsa ppara ara conseguir un muestra muestra grat gr atis is
En la biblioteca bibli oteca:: Bliss - El multimillonario, mi diario íntimo y yo
Emma es una autor autoraa de éxito, éxito, ella crea, describe y le da vida a multimillo multimillonario narios. s. Son Son bellos, óvenes y encarnan todas las cualidades con las que una mujer puede soñar. Cuando un hermoso día se cruza con co n uno de verdad, debe enfrentar enfrentar la realidad: ¡bello ¡bello es conden co ndenarse arse pero per o con co n un ego sobredimensionad sobr edimensionado! o! Y arr ogant og antee con esto… Pero cont co ntrar rariament iamentee a los príncipes azules de de sus novelas, éste es muy real.
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bibli oteca:: En la biblioteca Pretty Escort - Volumen 1
172 000 dólares. Es el precio de mi futuro. También el de mi libertad. Intenté con los bancos, los trabajos ocasionales en los que las frituras te acompañan hasta la cama... Pero fue imposible reunir esa cantidad de dinero y tener tiempo de estudiar. Estaba al borde del abismo cuando cuando Sonia me ofr o freció eció esa misteriosa tarjeta, con un rombo ro mbo púrpura púrpur a y un número de teléfono con letras doradas. Ella me dijo: « Conoce a Madame, le vas a caer bien, ella te ayudará... Y tu préstamo estudiantil, al igual que tu diminuto apartamento no serán más que un mal recuerdo. » Sonia tenía tenía razón, r azón, me sucedió sucedió lloo mejor, m ejor, pero también también lo peor... peor... Pulsa para muestra grat gr atis is para conseguir un muestra
En la biblioteca bibli oteca:: El bebé, bebé, mi multimillo multi millonario nario y yo - Volumen Volumen 1
El día en el que se dirige a la entrevista de trabajo que podría cambiar su vida, Kate Marlowe está a punto de que el desconocido más irresistible robe su taxi. Con el bebé de su difunta hermana a cargo, carg o, sus deudas acumuladas acumuladas y los r etraso etrasoss en el pago de la rent r enta, a, no puede permitir que le quiten quiten este auto. ¡Ese trabajo es la oportunidad de su vida! Sin pensarlo, decide tomar como rehén al guapo extraño… aunque haya cierta química entre ellos. Entre ellos, la atracción es inmediata, ardiente. Aunque todavía no sepan que este encuentro cambiará sus vidas. Para siempre. Todo es un contraste para la joven principiante, impulsiva y espontánea, frente al enigmático y tenebroso millonario dirigente de la agencia. Todo… o casi todo. Pues Pues Kate y Will Will están unidos por por un secreto que pront pro ntoo descubrir descubrir án… aunque aunque no quieran. Pulsa ppara ara conseguir un muestra muestra grat gr atis is
bibli oteca:: En la biblioteca 1000 páginas de romances eróticos Horas de romances romances apasi apasionados onados y erót icos Encuent Encuentrr e en su totalidad cerca de 1000 páginas pági nas de
felicidad en las mejores series de Addictive Publishing: - Mr Fire y yo de Lucy K. Jones - Poseída de Lisa Swann - Toda tuya de Anna Chastel para conseguir un muestra Pulsa para muestra grat gr atis is
Emma M. Green
¡Tú te lo buscaste! uscaste !
Volumen olum en 3
ZNIL_003
1. Qué tontería
Valentine
¿Por qué siento como si Nils Eriksen y mi padre se miraran con desconfianza? Hace algunos minutos, Nils me « entregó » con mi papá, después de que me volvieran a secuestrar los dos peores secuestradores del mundo. Hace tan solo algunos segundos yo todavía estaba protestando a gritos acerca de esto: « Soy tu hija y no un objeto. No le pertenezco a nadie. Mucho menos al imperio Cox ». Ahora que el silencio regresó a la inmensa sala de la villa de Santa Monica, los dos hombres no se quitan quit an la mirada mir ada de encima. encima. Mi Mi madre madr e mira mir a a ambos, callada y sor prendida, como si estuv estuviera iera viendo viendo un partido de tenis invisible. La última vez que pasó esto, el único lazo que unía a Darren y a Nils era el de empleador y empleado. ¿Entonces por qué parecen estar debatiendo sin hablar? ¿De dónde viene esta complicidad repentina? ¿Y por qué tengo el extraño presentimiento de que están decidiendo quién me dirá primero pri mero algo? algo ? ¿O quizá quizá quién quién no lo dirá? dir á? – ¿Bueno, ¿Bueno , qué está pasando pas ando entre ustedes dos? do s? –preg –pr egunto unto al fin–. – Iba a decír telo…–co telo …–comi mienza enza Darr Dar r en, dudando–. dudando –. – Si están enamor enamo r ados ado s uno del o tro, tro , só sólo lo díganlo díg anlo.. No ser sería ía la prim pr imer eraa vez que mezcl mezclas as el trabajo tra bajo con otras cosas– co sas– digo a mi padre, irónicament ir ónicamente–. e–. – Valentine… Valentine… –contesta –co ntesta suspir ando, ando , como co mo si no le hicier hi cier a gr g r acia–. – Hablar me por po r mi nombr nom bree no es buena bue na señal. seña l. Siempr Siem pree empiezan em piezan así las noticias noti cias que termi ter minan nan con co n « tu tu perro perr o murió mur ió » o « papá papá y mamá se van van a divor divorciar ciar ». Intento ser graciosa para que el ambiente en este lugar sea más ligero y para calmar mis nervios. El vikingo esboza una sonrisa (al menos mis bromas funcionan con él), luego retrocede con pasos suaves y precisos que le permiten recargar una nalga en el brazo del sofá blanco. Al parecer, se está poniendo cómodo. cómo do. Esta Esta es otra señal que confirma confirm a mi mal m al present pr esentimient imiento. o. – Me niego nieg o a que puedas ser s er de nuevo víctima víctim a de otra o tra agr ag r esión… esió n… –anuncia mi padre–. padr e–. ¡Vaya! ¿Acaso su corazón de pronto empezó a latir por alguien más que no es sólo él? – …o a que o tra cosa co sa pueda poner pone r en r iesgo iesg o el futuro futur o del g r upo upo… … –continúa –co ntinúa diciendo dici endo co conn el mismo tono–. tono–. ¡Ay, lo siento! Estuve a punto de creer que Darren Cox era un ser humano. – …así es que contra co ntraté té al señor seño r Eriksen Er iksen de tiempo compl co mpleto… eto… ¿Será que de pronto mi padre se está preocupando por la salud de mi vida sexual? – …para …par a que sea tu guardia guar dia asig as ignado nado.. ¡¿QUÉ?! – Eso nunca. ¡No ¡No lo l o necesito! necesi to! –protesto –pr otesto de inmediato inm ediato–. –. – No es una propue pr opuesta sta ni una suge s ugerr encia, encia , Valentine Valentine.. – ¡¿Pones mi vida en manos mano s de algu al guien ien y yo no puedo decir nada?! –contesto –co ntesto enojada–. eno jada–. – Suelo pedirte pedir te tu opinió opi niónn para par a muchas cosas. co sas. Lo sabes bien, pero per o éste no es el caso. caso . Trabajas Tr abajas conmigoo desde hace vario conmig varioss años, deberí deberías as saber que… – No estamos estamo s hablando habl ando de ti– lo l o interr inter r umpo súbitamente– súbitame nte– ¡Se trata de mi vida! Además no estamos estamo s en una reunión de negocios. Esta es la vida real. Mi real. Mi vida. vida.
– Me habría habr ía gustado g ustado que me hablar as de esto– es to– se atreve atr eve a decir deci r mi madre– madr e– También Tambi én es mi m i hija. hi ja. – Ya Ya tomé tom é la decisi de cisión. ón. No discutir di scutiréé esto– esto – declar decla r a fríam fr íamente ente mientr mi entras as nos no s mir mi r a a las la s dos–. do s–. – ¡Y yo no dejar é que este neandertal neander tal me siga sig a a todos todo s lados lado s para par a que ataque a cualquier cualqui er hombr hom bree que se me acerque y para que deshaga por completo mi vida privada! –grito sin atreverme a mirar a Nils–. – Termi Ter minar narás ás acostumbr aco stumbrándo ándote. te. Se acaba la l a discusió dis cusión. n. Después de levantar los hombros, Darren piensa que el asunto está arreglado y se va del lugar sin decir nada más. Su huida y su cobardía me hacen gruñir de frustración mientras digo al menos una decenaa de groser decen gr oserías ías sin nada de de recat r ecato. o. –Después Ve a descansar, Ve desca mur a miunmadre madr quelaalfrente parecer par ecer está agotada ag sala otadadando que yo–. mi nsar, madrenena–mur viene a mura darme besoe en y se vamás de la pasos silenciosos. De inmediato volteo a ver a Nils que estuvo admirablemente impasible. A pesar de ello, creo poder percibir cierta desaprobación en su mirada tenebrosa. ¿Acaso le incomoda el ambiente general que reina en la casa de los Laine-Cox? ¿O sólo le molesta mi manera (ligeramente ingrata) de llamarlo por ot o tro nombre? nombre? – Lamento haber dicho « neandertal neander tal » –me –m e disculpo disc ulpo un poco po co apenada–. – Neander Neandertal, tal, cro cr o mañón, mañó n, salvaje… salva je… Ya me estoy acostumbr aco stumbrando ando–me –me contesta co ntesta con co n un tono medi medioo amigable e indiferente–. indiferente–. No es justo. jus to. ¡Los ¡ Los sobrenombres sobrenombres que ssee dicen durante el sexo se xo no cuentan! cuent an! queleyo… –¿Estará No tengo tengpensando o nada enlotumismo contra– co ntra– explico expl?ico para par a decir algo alg o en vez de que quedar darme me par ada mir mi r ándolo ándo lo–. –. – OK– asiente asi ente simplem sim plemente ente con co n su voz vo z ronc r oncaa y gr g r ave–. – Es solo so lo que detesto lo loss métodos méto dos dictator iales ial es de mi padre– padr e– insisto insi sto una vez más– No quier quieroo que mi vida se me escape de las manos… Me gusta mucho ser libre. – Lo sé. Me exaspera su rostro completamente impasible, su tono neutro, su manera de estar en completa tranquilidad y el hecho de que entienda perfectamente quién soy. Estamos muy lejos de la perfección en cuanto a nuestra nueva situación. Creo que es muy mala idea que esté pasando esto, si consideramos que nos acostamos cada vez que tenemos que dormir más o menos juntos y que no podemos siquiera hacer un trayecto en auto sin que terminemos peleando. En mi cabeza se encienden muchos focos rojos: no quiero que Nils Eriksen sea mi bodyguard bodyguard,, mucho menos que se vuelva un empleado en el grupo gr upo Cox, y no quiero siquiera que su simple presencia es esté té en mi vida. Quizá sólo como mi compañero sexual, pero no quiero que obtenga los otros dos puestos. No tengo la obligación de sacar este tipo de conclusiones ni siquiera en mi cabeza. Me conformo con comportarm compo rtarmee como princesa cansada cansada y desesperada, desesperada, sólo para molesta mo lestarr al int interesado eresado principal: pr incipal: – Bueno, Bueno , lloo que quier qui eroo ahor aho r a es ir a tomar to mar una ducha duc ha lar l argg a y muy cali caliente, ente, con co n la l a puer ta del baño cerrada con llave, antes de elegir mi ropa. Quiero ponerme algo que no parezca ropa deportiva ajustada ni una camiseta tres tallas más grande. Eso es todo lo que pido. El rubio colosal podría irse (y es justo lo que le acabo de proponer) pero se queda inmóvil, recargado sobre el brazo del sofá, como si esperara a que yo me moviera para seguirme. Parece como si estuviera estuviera terriblement terr iblementee seguro de él, como si dominara do minara la situación, pero pero ta también mbién par par ece ser completamente indiferente con lo que lo rodea. Incluyéndome. Parece como si a Nils Eriksen nada lo impresionara. Es por ello que lo admiro y lo envidio. Nuestras miradas se cruzan silenciosamente, demasiadoo tiempo, y su gris demasiad gr is acero termina poniéndome poniéndome nerviosa. ner viosa. – No me m e digas dig as que tu contra co ntrato to empieza em pieza desde ahor aho r a… –digo –dig o suspir suspi r ando ando–. –.
– Ayer que vine a buscarte buscar te no lo hice só sólo lo para par a volver vol ver a ver tu li lindo ndo tras traser ero… o… –contesta –co ntesta con co n su voz grave–. Mient Mie ntras ras dice est esto, o, sus ir is translúcidos se pierden pier den en mi cadera, como si estuvieran estuvieran buscando buscando ver mi trasero del otro lado, como si pudieran atravesar mi cuerpo. OK, quizá si puedan hacerlo… – ¿Y pensabas decír melo mel o cuando c uando te encontra enco ntrarr a escondido esco ndido bajo mi cama? –repli –r eplico co–. –. – Prefi Pr efier eroo estar sobre sobre las las camas en vez de de abajo de ellas– declara declara con una sonrisa en los lo s ojos–. oj os–. – No siem s iempr pree tú decides eso– eso – le contesto–. co ntesto–. – No es lo que yo r ecuerdo ecuer do en la última últim a noche. no che. Un punto para Orgulloso de suél.última respuesta, Nils me mira enfurecer mientras desliza su enorme mano bajo la manga de su camisa blanca blanca (quizá lo hace para para r ascarse la espalda, espalda, o quizá para rrecor ecordarme darme donde encajé mis uñas hace no mucho tiempo…). Como siempre tiene una respuesta para todo y no estoy de humor para jugar a esto (¡y mucho menos para perder varias veces…), decido exagerar un poco. Después de todo, se lo buscó. – No creo cr eo que compar co mpartir tir mi cama sea par te de tu nuevo trabajo traba jo.. Y si mi padre padr e también tambi én te paga pag a para par a eso, entonces para mí no eres un guardia. A menos de que quieras agregar una sección de « gigoló » en tu CV… – Al contra co ntrarr io de Cox, a mí no me gusta gus ta mezclar mezcl ar el trabajo tra bajo con co n otr otras as cosas– co sas– r eplica epli ca con co n su tono serio–. Creo que ese es otro punto para él… – Menos mal– m al– afir af irmo mo sin dejar dej ar de mir mi r ar arlo lo–. –. – Esperar Esper aréé afuer a. Avísam Avísamee si sales. sale s. Puedee seguir soñando que lo haré. A partir de ahora vamos a jugar a otra cosa. Pued co sa. El juego se lllama lama « Atrápame si puedes ». Luego de una ducha y de ponerme un pantalón formal, me encuentro al volante de mi Comet rojo, en dirección a la torre Cox. Tengo ganas de ponerme a trabajar lo más rápido posible para pensar en otra cosa y para probarle a mi padre que esto no es suficiente para desestabilizarme. Obviamente, no le dije al vikingo que vendría aquí y salí discretamente de la villa por una puerta puerta secreta. Me siento siento or gullosa gullo sa de mí misma mism a cuando cuando subo al ascensor ascensor y hasta hasta saludo con cierta cier ta felicidad felicidad (casi con júbilo) a Becca, Lewis y a todas las personas que me encuentro en el largo pasillo concurrido que lleva hasta mi oficina. Ni toda la fortuna de Darren Cox, ni los músculos de Nils Eriksen van a impedirme vivir mi vida como yo quiero. Azoto la puerta con un golpe de cadera enérgico y me sobresalto cuando descubro la silueta viril que obstruye casi toda la ventana de mi oficina. El cuerpo de Apolo me da la espalda. Es una estatua griega perfectamente inmóvil. Su piel clara y pura es como de piedra, pero su presencia, su carisma, la fuerza que emana de su cuerpo está muy viva. Es humana. Sobrehumana. Logro distinguir el final de un tatuaje negro que sale por su camisa color claro, a la altura de la nuca, y ese detalle me mata. No tengo tengo palabras. Su voz rocallosa ro callosa dice al fin: – Astuta pero no muy rápida. r ápida. – ¿Cómo ¿Cóm o supis…? supis …? De pronto se voltea, rápida y ágilmente. Yo interrumpo mi pregunta estúpida. – La pró pr ó xima xim a vez que quier qui eras as esca escapar par de alguien, alg uien, evita e vita hacerlo hacer lo en un auto conver co nvertible tible r oj ojoo –. – ¿Por que puede ser que estés cerca cer ca en tu hummer humm er caqui que se está deshaciendo deshaci endo?? ¡Te vi a tres tre s
kilómetros de distancia! le miento .
– Podr Po drías ías ser buena huyendo, huyendo , pero per o mentir no es lo l o tuyo… – mur m urmur muraa con co n su voz vo z vir il il–. –. – Tengo trabajo traba jo–– contesto co ntesto abriéndo abr iéndole le la puerta puer ta de mi o ficina– fic ina– ¿Qui ¿Quier eres es que te acompañe aco mpañe a la salida? – Conozco Cono zco el cami ca mino– no– dice sonr s onr iendo–. iendo –. – Bonita Boni ta tarde –digo –dig o r egr eg r esándole esándo le la l a sonr so nrisa, isa, para par a ser iróni ir ónica–. ca–. – Una última úl tima cosa– co sa– dice cuando está en el marco mar co de la puerta, puer ta, con co n lo l o s o jos jo s clavado clavadoss en los lo s míos mí os– – Quizá podría hartarme de estarte persiguiendo. Esta fue la última vez. Mi trabajo es cuidar de ti. Eso incluye hacerlo en el ascensor y en los pasillos de esta horrible torre. También en las calles concurridas de Los Angeles. Y, sobre todo, aunque tú no lo quieras, te voy a seguir de cerca, Valentine Laine, quejuego. no pierdas tu tiempo recuerda: esto no así es un Me están pagandocomplicando para esto. mi trabajo. Te cansarás antes que yo. Y Su mandíbula de iceberg y sus ojos color hielo me ponen la piel de gallina. Detesto las palabras que salen de su boca pálida y sensual. No me gusta nada su tono autoritario y amenazador, pero debo admitir admit ir que sabe sabe cómo sonar convincente convincente.. Y con la gracia g racia de un felino, el oso polar desaparece desaparece antes antes de que yo encuent encuentrr e algo inteligente inteligente par par a responde r esponderr le. *** Aunque en mi contra, nos acostumbramos poco a poco a nuestra cohabitación forzada en la semana siguiente. En realidad, no tengo otraaelección. bien lo prometió, vikingo me sigue todos lados y a cualquiera de mis destinos: las citas Como con mis clientes, al viajeel de negocios de dosa días en Seattle, a hacer las compras al supermercado, a las cenas profesionales, a las clases deportivas con Aïna… Él Aïna… Él siempre siempre está allí. En el avión, en la oficina o en la banda de la caminadora, siempre tengo la sensación de que alguien me observa desde lejos. Me doy cuenta de que Nils intenta ser lo más discreto posible pero sigue siendo un poco incómodo. Y embriagante, enloquecedor, seductor, excitante… y muchas otras cosas. A Ayyy… yyy… Además, me quejo de esto seguido (y él finge no escucharme). A veces bromea (y yo finjo que no me hace agracia). Evidentemente, mevatardo un poco másaen adaptarme pero siempre llegando un acuerdo. En el hotel,yo Nils automáticamente dormir en la habitación que terminamos está junto a la mía, en vez de que comparta compar tamos mos la misma pieza. En mi apartamento, apartamento, compartimos co mpartimos el mismo baño pero mandamos a traer un segundo refrigerador para evitar que él vacíe el mío. ¡La última vez, apenas apen as habían pasado pasado tres días desde que que me entregaron entregar on a domicilio do micilio mis compras com pras para par a dos semanas y ya no tenía nada que comer! A pesar de que se comporta como bestia salvaje, Nil respeta mi entorno. Siempre es sorprendentemente silencioso y ordenado. Ni una sola vez he tenido que decirle que baje la tapa del WC, que cambie el rollo de papel de baño o que tire a la basura la botella de leche vacía. Me cuesta trabajo admitir que el neandertal es un poco más evolucionado de lo que pensaba. Y cocina divinamente bien… Mi horno de microondas no ha tocado ni un solo platillo instantáneo desde que mi compañero de piso llegó aquí. Aunque, por otro lado, mis ensaladeras nunca se habían usado tanto. Para Nils esos recipientes sólo son pequeños tazones donde bebe medio litro de café en la mañana y medio litro de chocolate caliente a las 4 de la tarde. La primera primer a vez que lo sor prendí sentado sentado a la mesa, m esa, en la cocina, un sábado sábado por la tarde, frente a un
emparedado de crema de maní, no pude evitar evitar burlarme: burlar me:
– Pero Per o qué q ué lindo… li ndo… Nils Eriksen Er iksen sigue sig ue siendo si endo un gr g r an niño. niño . Me deja hablar y se toma su tiempo para masticar antes de tragar el enorme bocado que dejó un gran gr an hueco hueco en el pan de mesa. In Inten tento to no mir m irar ar sus labios glotones g lotones ni su poderosa poder osa mand m andíbula íbula (que no tiene nada de infantil) y sigo burlándome, sólo para evitar un silencio largo o un momento de sensualidad. – ¿De pronto pr onto sentiste nostalg no stalgia? ia? ¿Necesitabas ¿ Necesitabas un bocadil bo cadillo lo para par a sentir sentirte te mejor mej or ? ¿Qué extrañas extra ñas más, m ás, tu casa o tu muñeco de felpa? –pregunto haciendo una mueca de tristeza–. No sé por qué empiezo empiezo a actuar actuar como co mo la típica chica chica molest mol estaa en el patio de la escuela. Sólo quería desestabilizar desest abilizar un poco su calma y su seguridad, pero pero creo que no no lo estoy estoy logr lo grando. ando. – Es sólo só lo una costumbr co stumbre e (pone el dedo a su boca). boca). Desde siempre (chupa su pulgar). pulgar). Cuando estoy a solas… –insiste para hacerpulgar que mefrente calle–. Debería irme de aquí. Normalmente no soy de las que invaden los momentos íntimos de las personas, pero nada es normal con Nils. Mient Mientras ras nos hacemos los lo s indiferentes, Nils Nils me toma el pelo. Sabe perfectamente que me está poniendo nerviosa… y todo esto me vuelve aún más pueril. – Pobr e bebé. Con lo loss hor ho r ar ario ioss que tengo, tengo , segur seg uramente amente no tienes tiempo para par a comer co mer tu pos postre tre después de la escuela… –continúo cínicamente (y horripilantemente)–. – Como Com o si só s ó lo me quitara qui tarass el tiempo para par a hacer esto… –dice mientr m ientras as voltea vo ltea a veme vem e fijam fi jamente–. ente–. Un escalofrío me hace temblar. Intento ocultarlo. No entiendo qué es lo que quiere decir. Bueno, sí, lo sé muy bien. Y como me está sonriendo, él sabe que entendí. – ¿Te rer efier eres toesdasellas l asverbo mujer muj es que puedes verzado– por po r que si siempr empre que estar co – « Vrefi » esnoa todas ver boeres que yonohabría habr ía utilizado utili – dice para pareatienes provo pr ovocar carme, me, conmi con conmigo n los logo? s ?oj ojos os entrecer ent recerrado rados, s, antes antes de tocar tocarse se con la lengua la comisura co misura del labio–. labio –. – Si el po pobr bree machito m achito frustr fr ustrado ado en el que te conver co nvertiste tiste quier qui eree volver vo lver a ser se r li libr bre, e, la l a puer ta está por po r allá. – Si vuelves vuel ves a decir dec ir « pobr po bree » o algún alg ún diminutivo dim inutivo cuando te dirij dir ijas as a mí, m í, vamo vam o s a tener pro pr o blemas. blem as. Hago como que ignoro su amenaza, tomo el pequeño cuchillo sin filo que estaba sobre la tapa del frasco de la crema de maní y lo llevo a mi boca. Yo también sé cómo coquetear. Sólo que su mano aparece y me toma de la muñeca antes de que yo tenga si quiera el tiempo de probar la crema de maní. Me arr ebata ebata el cuchillo con un movimient mo vimientoo seco mientras mientras murmur m urmuraa con su sonr sonrisa: isa: – No debes debe s jugar jug ar con co n esto. esto . Podrías Podr ías lastim l astimar arte, te, mi pobr p obr e pr princes incesita… ita… Esa fue la primera primer a y la última vez vez que compartimos la hor ho r a del postre. Fue Fue muy peligr peligr oso. oso . Justo después de eso, fui a abrir la ventana de la cocina para respirar un poco (y calmar mis nervios). Me di cuenta de que ya no rechinaba al abrirla. Esto me tranquilizó y me conformé con agradecerle. Sin que yo se lo pidiera, el vikingo también reparó los botones rebeldes del lavavajillas y la llave de agua que me costaba mucho trabajo abrir. Me habría gustado ver la sesión de plomería. Nils recostado en el piso de mi cocina (pero ese es otro te tema). ma). Plomero, cocinero, chofer… No sabía que ser guardia era un oficio tan polivalente. Espero que al menos mi padre le dé una paga generosa. Porque no, yo no soy un regalo de todos los días. Seguramente a Nils deben molestarme muchas de mis malas costumbres. Hablo sola de vez en cuando (y respondo « nada » con un tono molesto cuando me piden que repita lo que estaba diciendo); casi siempre lo evito pero seguido me sirvo mucha comida y raras veces me termino mi plato; algunas veces tomo prestado su rastrillo supersónico para afeitarme las piernas, pero nunca logro volver a ponerlo en el mismo lugar de donde lo tomé para que no se dé cuenta. Nunca me ha dicho nada al r especto. especto. Y el salvaje sólo sonrió sonr ió cuan cuando do gri g rité té aterr aterrada ada para que me salvara de una enor enorme me cucaracha
negraa que estaba negr estaba tr tr epando epando por mi almohada almo hada (y que que resultó ser una enor enorme me mo mosca… sca… muer muer ta ta). ).
Nunca voy a admitir esto pero supongo que si logramos acostumbrarnos uno a otro es sobre todo gracias a él. Muy pocas veces había visto que un ser humano tuviera esta capacidad de adaptación. Y mucho menos en un hombre. En resumen, pude haber sido una compañera de piso muy incómoda, pero siento como si estuviera teniendo una verdadera vida de pareja en compañía de un hombre que yo ni siquiera elegí, con todos los compromisos necesarios y las discusiones obligatorias, pero sin las caricias fr ente ente a la televisión televisión o el sexo en la mesa del comedor. Sinceramente, ¡¿eso qué me importa?! Eso es lo que pasa en el día. En cuanto a la noche, Nils tiene una habitación asignada. Yo elegí que fuera la más alejada de la mía. Para vivir en armonía, acordamos algunas reglas para nuestra vestimenta nocturna. Yo no de debo dormir desnuda porque si no en esté algúntentado momento tiene que entrar en mi habitación para protegerme algún peligro (y para a hacerme salvajemente el amor contra la pared, en vez de ir a detener al ladrón enmascarado). En cuanto a él, tiene prohibido por completo salir de su lugar privado sin ponerse al menos un short y una camiseta (es cuestión de respeto y amabilidad. No tiene nada que ver con las hormonas, ni con golpes de calor ni con tentaciones visuales). Pude verificar, en una de mis noches de insomnio, que infringió la regla número uno mientras bebía una botella de agua, frente a la luz del refrigerador, vestido sólo con un bóxer (y mostraba sus hermosos ocho abdominales). Sin embargo, este hombre colosal tiene la buena idea de no roncar (paso seguido detrás de su puerta para escuchar… Mi madre siempre me enseñó que hay que asegurarse de que los invitados estén durmiendo bien). Y los dos hemos cumplido la regla de no volver a acostarnos (a pesar de que los dos amamos estar desnudos yimpecablemente romper las reglas). Voy a terminar ofendiéndome de que no lo intente… Pero creo que Nils Eriksen es demasiado rofesional como para hacerlo. Una noche, un poco después de las doce, me lo encuentro en plena sesión de abdominales, suspendido de una extraña barra de metal que puso en el marco de la puerta. – Lo siento –murmur –mur muraa mientr mi entras as se ejer e jercita– cita– ¿Te desper des perté?–. té?–. – No, iba i ba a acostar aco starme. me. – Este no es el camino cami no hacia tu habitación habitació n –dice con co n una sonr so nrisa isa antes de dejar dej arse se caer –. – ¿Y tú ibas a sali s alirr ? –preg –pr egunto unto par a cambiar cambi ar de tema–. Nils trae puesto sus zapatos deportivos, una short color negro brillante y una sudadera deportiva gruesa con capucha gris que tiene un bolsillo vertical de donde sale un gran sobre blanco. Una vez más puedo ver en ese sobre el nombre de Tilly Gomez escrito en medio. No sé por qué esto me preocupa. Nils guarda bien el sobre cuando se da cuenta de que lo vi y se pone en su actitud de hombre molest mo lesto: o: – Tengo Teng o que ir i r a cor co r r er si quiero quier o dejar de engor eng or dar. No sé cóm c ómoo tu maner a de comer co mer y tu pequeña talla se adapt adaptan an tan tan bien pero yo no funciono igual. ig ual. – Creo Cr eo que sólo só lo tengo un buen metabol me tabolism ismoo … –contesto –co ntesto simpl si mplemente–. emente–. ¿Acaso me está reclamando que como mucho? ¿O sólo está celoso de que yo no engordo? – Puedo enviar lo por ti, si es ur urge gente– nte– pr propo opong ngoo señalando señal ando con co n el dedo el sobr so bree que sale de su bolsillo–– Tenemos bolsillo Tenemos un servicio servicio de correo corr eo postal las veint veinticuat icuatrr o hor as. – No te preo pr eocupes. cupes. No es ur gente. ge nte. He aquí las frases y respuestas cortantes de Nils. Esta es su manera de decirme que ya no tiene ganas de seguir hablando. Cuando quiere, sabe muy bien volver a ser un cromañón de costumbres extrañas. En medio de esta incertidumbre tenebrosa, Nils quita la barra de tracción levantando los
brazos (y su sudadera se levanta hasta su vientre, dejándome ver una fina banda de piel clara. Como si
yo necesitara esto para excitarme). Luego la lanza con un movimiento bien calculado a su cama y azota la puerta de su habitación, mientras se aleja a paso veloz sin decir ni una palabra más. Sale de mi apartamento apartamento con co n las manos metidas en sus bolsil bolsillos, los, para par a ir a enviar el famoso famo so pequeñ pequeñoo paqu paquet etee a la misteriosa Tilly Gomez. ¡¿Será una ex novia?! O peor aún, ¿serán novios? Las dos hipótesis llegan a mi mente antes de que una tercera se imponga en mí: esto es algo que no me incumbe en absoluto. Aun así, ¿quién ¿qui én más tiene ti ene el privilegi privi legioo de mirar bajo su sudadera deporti depor tiva va además de mí? *** Este viernes pudo haber terminado con un buen filme, una pizza extra cheesy cheesy y y una cama suave y cómoda, pero no contaba con mis responsabilidades profesionales. Claro, me apasiona hacer reverencias y sonreír hasta que se me disloque la mandíbula para cortejar a los grandes monederos. Mientras me pongo otra capa de máscara en los ojos, recuerdo los nombres de los tres bebés tontos que Darr Darr en me encarg encargóó vigilar vig ilar esta esta noche. John Gardner. Gar dner. Jack Gardner. Jim Gardner. Tres Tres gr grand andes es cliente clientess potenciales, potenciales, tres millonar m illonarios, ios, tres tr es generaciones de hombres de negocios y una sola cena para seducirlos. Echo un vistazo a mi reloj y me –doy do y cuenta cuent a de es tiempo tiempo queque meya vaya. ¿No o lvidas lvida s alg alque g o?ya–dice mi guar guader dia está listo l isto,, en la l a entrada, entr ada, inspecci i nspecciona onando ndo mi vestido de diseñador–. Jala las mangas de su camisa, debajo de su saco. Sus bíceps se contraen para deleitar a mis ojos que se quedan mirándolo un instante muy largo. Es diabólicamente apuesto. Todo mi cuerpo se estremece. – ¿Como ¿Com o qué? –preg –pr egunto, unto, cuando cua ndo r egr eg r eso a tierr tier r a–. – ¿Un saco? saco ? ¿Algo ¿Alg o par p araa cubrir cubr irte? te? – ¿Para ¿Par a qué? –digo –di go levantando mis mi s hombr ho mbroo s desnudos–. desnudo s–. – Estamos Estamo s en febr fe brer ero… o… – ¿Vivimos VVivimos? ivimo moss ?en–repite Califo Cali forsonriendo–. r nia, Nils, Nil s, no en medio medi o de tu Norueg Nor uega… a… ¿Vivi – Bueno, sí, ¡Esto ¡Esto es tempor tempo r al! Muy te ¡Muy tempor mporal! al! Pront Pro ntoo podrás podr ás volver a tu ttierr ierr a fría, ¡te ¡te lo aseguro! asegur o! –grr uño (sin –g (si n pensar ni una de mis palabr as) mientr m ientras as voy vo y hacia la sali s alida–. da–. Y el vikingo se ríe en voz baja, observándome. Me volteo e intercepto su mirada. Se ve… encantador. Sexy… En vez vez de quedarme quedarme pensando pensando en cómo mi co corr azón se acelera, saludo a Ted, el chofer del auto auto que envió mi padre, y me subo en la parte trasera. E Ell vikingo llega conmigo y se instala instala cómodament cómo damente. e. En En el trayecto, me fuerzo en mirar el camino, en no oler su viril y discreto perfume, en no mirarlo de reojo. Es raro ver a Nils Eriksen vestido tan elegante. Se ve muy bien hoy. Su piel tan clara contrasta con el negro obscuro de la tela. El corte recto y ajustado del traje resalta cada uno de sus músculos. El pantalón alarga sus piernas y me imagino que moldea sus nalgas redondas y firmes. Se ve guapísimo. Y es así como estoy estoy divagando, en secreto, mientr mientr as veo pasar el asfalto fr ent entee a mis ojos. o jos. Unaa vez más, me maldigo por Un po r ser tan débil. débil.
*** – ¿Entonces todavía todaví a no se ha casado, casado , señor seño r ita Valentine? alentine ? –me interr inter r oga og a John Jo hn Gardner Gar dner después de que nos presentamos en el restaurante (mientras siento la mirada de Nils sobre mí a algunos metros de distancia) –. El hombre de sesenta años parece estar muy interesado en lo que no le incumbe y parece muy preocupa preo cupado do por el celibato celibato de su nieto, nieto, Jim. Jim . Al Al igual ig ual que su padre: padre: – A Jimmy Jim my le está costando co stando trabajo tra bajo encontra enco ntrarr a la mujer muj er indicada– indi cada– agr ag r ega eg a Jack mientr mi entras as vacía su copa de whisky whisky escocés– Quizá deberíamo deberíamoss dejarlos dejarlo s cenar juntos… Inhalo y exhalo y vida me privada retengo me para no contestar tontería. Aunque tiposería de entremetimientos en mi provoca ganas de alguna matarlos, no podría hacerloeste ya que un mal acto para los negocios. Además, evidentemente, Jim Gardner está más interesado en mirar al barman bar man de camisa ajustada aj ustada que que a mí. « Jimmy » es 100 % gay g ay y también amable y encantador. encantador. Todo lo lo contrario a su papá y a su abuelo que buscan casarlo, cueste lo que cueste, con el mejor partido para él, que soy yo. Ser la hija de Darren Cox Cox es una maldición iinterminable… nterminable… Los dos guapos viejos están bebiendo su tercer coctel cuando dejamos el bar lounge mientras nos escoltan hasta nuestra mesa. Las bromas atrevidas siguen sonando desde hace un buen rato y estoy a punto de inventar que tengo una indigestión severa para escapar. Lo único que me convence para que me quede es la actitud consternada de Jim. Si yo tengo que soportar a un Darren, él tiene que soportar a dos. Y eso que todavía no he visto vist o el resto del clan Gard Gardner… ner… – ¿Entonces, jó jóvenes? venes? ¿Van ¿Van a conoc co nocer erse se mejor mej or esta noche? noc he? –insiste –insi ste el abuelo mientra mi entrass come co me almejas–. – ¿Bíblicame ¿Bíbli camente, nte, es a lo l o que te refi r efier eres? es? –bro –br o mea el e l hijo hi jo–. –. – ¡Sí! Aunque no hay nada de piadoso piado so en lo que yo imag im agino ino… … –br –brom omea ea el más viejo viej o –. – Ya Ya basta–implo basta–im plorr a el nieto– nieto – Están incomo inco modando dando a la seño s eñorr ita Cox– Cox–.. ¿Yo? ¿Y o? ¿Incómoda? ¿Inc ómoda? ¡Para nada! Sólo tengo ganas de encajar mi cabeza en esa pared… suelo serdemás valiente. soportar muchas sinno protestar pero estabromas noche meGeneralmente siento cansada, harta sonreír y de Suelo estar fingiendo. Los doscosas cerdos dejan de hacer respecto de mi futura descendencia (que Jim me haría por obligación, en la obscuridad y sin ruido, mientrr as piensa en su último mient último amante), amante), yo mir o mi plato casi envidiando envidiando ser este este ostión. – ¿Quier ¿Qui eres es un trag tr ago, o, Valentine? alentine ? –preg –pr egunta unta Jack–. – No, gr g r acias. acias . No sé por qué, pero de pronto volteo hacia Nils. Su fuerza me tranquiliza, a pesar de la distancia. El vikingo me mira mi ra a los l os ojos o jos y de inmediato inmediato da un paso hacia mí. Le hago hago una señ señal al para decirle decirl e que no vale la pena, le sonrío tímidamente y me concentro de nuevo en mis clientes. Intento volver a sacar el tema de de negocios negocio s pero no tengo tengo éxito. éxito. – ¡Vamo ¡Vamos! s! –insiste –insi ste Jack, poniendo poni endo su enor eno r me mano en mi hombr hom broo desnudo desnudo–. –. ¡Si Jim pasa la prueba, yo yo seré ser é el patrocinador patrocinador!! Todo en él me da asco: su mirada libidinosa, su voz lúbrica, su aliento que apesta a alcohol. De pront pro ntoo me sobresalto so bresalto y una tonelada de insultos insultos llegan lleg an a mi mente, mente, pero Nils reaccionan ante antess de que yo pueda abrir la boca. No sé cómo le hace para llegar tan rápido pero el vikingo viene velozmente
para rescat r escatarme. arme. Un ext extraño raño calor se expande expande dentro dentro de mí cuando su voz cálida y viril vir il suena…
– No la l a toque– declar a mir mi r ando la mano m ano de Jack–. No necesita levantar la voz, hacer un escándalo o sacar su gran calibre. Su cuerpo es tan imponente, comparado a nosotros que estamos sentados, que parece un gigante. Un gigante que lanza llamas por los ojos hacia el hombre de negocios pervertido. – No me m e fuer ce a que se s e lo r epita… –lo amenaza amenaz a Nils, Nils , más impr im presio esionante nante aún–. Jack Gardner, completamente impresionado, al fin quita su asquerosa palma de mi hombro. Se quedaa mirando qued mir ando a mi guardia, g uardia, un poco asustado, asustado, mientras mientras Jim se disculpa disculpa por él. – Valentine, alentine , lo lamento– lam ento– me murmur mur muraa mientra mi entrass se levanta– Nuestro convenio co nvenio co conn el gr upo Cox sigue en pie y le prometo pro meto que nunca nunca más tend tendrr á que hacer hacer negocios nego cios con co n estos estos dos… do s… –Jack ¿Estos dos la qué? –le grpero ita John Joalhnparecer molesto mo lestono(sin (sisucede n atrever atr everse a mir m irar arcon de su frente fr ente a Nils)que –. está a punto de perdió lengua losemismo ancestro arremeter contra la sangre de su sangre. – ¡Buenas noches, noc hes, señor seño r es! ¡Fue un placer! placer ! –digo ir iróó nicamente nicam ente mientra mi entrass tomo tom o mi bolso bo lso–. –. El mesero se acerca justo en ese momento. Le indico con señas que quiero ordenar, frente a los ojos de los tres millonarios: – ¡Dos ¡Dos vasos vaso s gr andes de agua ag ua helada para par a estos dos! dos ! –digo –di go r efir iéndome iéndo me al padre padr e y al abuelo–.¡ abuelo –.¡Y Y una medalla medalla para par a el tercero!–. tercer o!–. A Jimmy se le escapa un unaa ri risita, sita, yo yo tomo a Nils de la manga y lo fuerzo fuer zo a seguirme seguir me hacia la salida. – Sé caminar cam inar so solo lo,, princes pr incesa… a… – Créeme Tenías los s puños puño se cerr cer r ados. ado antes s. Tuve de–murmur que les lmura es rom r ompier pieras asando la l a cara. car – Cr éeme,lo , siempr si empre pienso pi enso demiedo hacerlo hacer lo –mur a aceler ace lerando el a.paso– paso – Además sus dientes me r ecuer ecuer dan aún… aún… Me abre abre la puerta puer ta del del rest r estaurant aurante. e. Salgo y r espiro el aire air e fresco, fr esco, sin el hedor de lociones intensas intensas y pasadas de moda. Le sonrío al coloso. Me pone su saco sobre los hombros desnudos y caminamos hasta el auto auto que está estacionado en la esquina de la calle. Es verdad que ser seguida por un armario de hielo requiere tiempo para adaptarse, pero también debo admitir que esto tiene tiene sus vent ventajas. ajas. Como alejar a las personas perso nas indeseables, indeseables, por por ejemplo. Y cuando Nils lo hace, casi podría creer que no está actuando, que estaría dispuesto a matar a todos los que se me acerquen de más, como si se tratara de un asunto personal, como si… me quisiera en verdad. ¿Nils Eriksen? ¿Posesivo? ¿Celoso? Qué tontería Pero en alguna parte, muy en el fondo de mi mente de niña, se enciende una luz. Es como si esta idea loca, esta fantas fantasía ía surr ealista ealista me gust g ustara, ara, como co mo si a pesar de todas las señales señales de alarma alarm a que me dicen que no es para mí (demasiado rubio, grande, bestia, violento e indiferente de todo lo que conozco y espero), este salvaje salvaje fuera el único hombre que yo yo deseara r ealmente. ealmente. ¡Qué tontería!
2. La bofetada
Valentine
Una de las tradiciones que mi madre y yo nunca hemos dejado de hacer es comer juntas el desayuno, domingo en. la mañana. Para algunas familias esto es sólo una costumbre pero para nosotras eselalgo sagrado. sagrado Florence se toma muy en serio este ritual. Cada semana me reúno con ella en su terraza panorámica del primer piso, a las diez de la mañana en punto. Sobre la mesa de mármol claro suelo descubrir una montaña de pastelillos finos y otras delicias azucaradas que traen de la mejor repostería francesa de L. A. Mi madre, vestida con una hermosa bata de dormir de seda color pastel, me da un beso amoroso y luego me señala mi lugar asignado. Siempre me siento a la izquierda de la mesa, del lado del corazón, porque, según ella, es de buena suerte. Seguido le digo que ella necesita más que yo sentarse en este lugar pero me responde que es « el deber de una madre » dar lo mejor a su hija. Entonces se sienta a la derecha. Yo dejo de insistir, le doy un beso y tomo sin recato el pan de almendras que siempre me seduce primero. Luego, por una hora o dos, dependiendo de su estado de ánimo y de su salud, hablamos hablamos de mil sueños juntas, juntas, con la boca llena y lo loss ojos ojo s mirand mir andoo el océano. Aunqu Au nquee esta mañana mañana no llego lleg o sola a su piso. Estoy Estoy acompañada acompañada de un armario armar io de hielo hambri hambrient entoo porque por que se despertó despertó al amanecer (y ta también mbién porque por que tuvo tuvo una sesión de pesas anoche que yo presenc pr esencié ié por coincidencia… Yo solo pasaba por ahí, ya saben). Mi madre, sorprendida por esta presencia masculina, invita de inmediato a Nils a que se siente con nosotras. Luego va a encerrarse en su habitación, sin duda para que no se percaten de su pudor, y para quitarse la bata de dormir y ponerse un atuendo más apropiado. Guío a mi guardia hasta la terraza soleada. Hilda, la ama de llaves, ya está poniendo en la mesa otros cubiertos. Tengo que golpear varias veces las manos del vikingo para impedirle que tome el enorme pan de yema que aún está caliente. Mientras le doy las gracias a Hilda, un pan de chocolate desaparece. ¡Ah! La tarta de manzana tampoco sobrevivió. Tomo asiento, amenazando a Nils con la mirada. Él hace lo mismo y luego se quitaa el jersey quit jer sey depor deportivo, tivo, despidiendo despidiendo un olor olo r divino. Es Es una mezcla de jabón jabón para par a el cuerpo con piel masculina, naturalmente perfumada, con fragancia « picea de Noruega ». Intento concentrarme en otra cosa. Miro fijamente el horizonte, juego con un hilo que sale de mi blusa, golpeteo la mesa y luego termino embutiendo un panqué entero sólo para distraer a todos mis otros sentidos. No lo logro. El vikingo sigue siendo muy apetitoso. Incluso con la boca llena, me siguen dando ganas de devorarme devorar me ese postre. A mi lado Nils se estir estiraa sin ningún recat r ecato, o, moja mo ja glotonament gl otonamentee sus labios en el ugo de naranja y luego echa su cabello húmedo hacia atrás. Los músculos marcados de sus brazos me provocan. pr ovocan. Su boca boca entreabierta me llama… ll ama… Segundo panqué y no hay ningún resultado. – Hoy es domi do mingo ngo.. Quizá Qui zá no debiste levantarte levantar te antes a ntes de que sali salier eraa el sol so l –le digo dig o cuando lo veo bostezar–. – Tengo Teng o que hacer funcion funci onar ar toda una ag a g encia, pr princesa incesa –me contesta co ntesta mientr m ientras as cruza cr uza sus enor eno r mes brazos sobre so bre su torso– torso – No No es suficiente suficiente si sólo te cuido cuido a ti…
Transfer Tr ansfer ir el trabajo tr abajo.. ¿Has ¿Has escuchado esc uchado hablar de eso? eso ?
– Soy r esponsabl espo nsablee de una decena de hombr ho mbres. es. Sería Ser ía culpa mía mí a si el día de mañana no pueden seguir alimentado alimentado a sus hijos… – ¡SAFE ¡SAFE es muy gener g eneros osa! a! –digo –dig o cuando r ecuerdo ecuer do que dijo dij o esta palabr a una vez, al a l teléfo teléf o no–. – ¿SAFE? –interviene –inter viene mi madre madr e con co n una voz vo z elega ele gante–. nte–. Regresa vestida con un pantalón de tela ligera y un suéter delgado color gris claro que le permite estar est ar present pr esentable able frente a los ojos o jos del rubio r ubio gigant gig ante, e, protegida dentro dentro de su ropa demasiado holgada. – Search And Find Eriksen, Eriksen, mi agencia de detectives privados –le responde amablemente–. Me disculpo de nuevo por incomodarla, señora Laine-Cox. No pensaba sentarme con ustedes a la mesa. Sólo estoy estoy haciendo haciendo mi trabajo… Parece dio cuentapuede de laser timidez ti midez de mi madre madre y de que mi madr madree se s e sint s intió ió incómoda. Siempre olvido queque esteseneandertal muy atento… – El r efrig efr iger erado adorr de Valentine Valentine siempr siem pree está vacío vací o . ¡¡Hizo Hizo bien en e n venir a co comer mer aquí! –ríe –r íe mi m i madr m adree mientras se sienta– Qué bueno que usted piensa en sus empleados. Es raro encontrar buenos patrones en estos días. – ¿Prefi ¿Pr efier eren en que lo loss deje sentarse sentar se fr frente ente a fr frente? ente? –pr o pongo, pong o, contenta co ntenta de ver a mi madr e de muy buen humor humor–. –. – ¡¿Cómo crees?! cr ees?! –contesta –co ntesta mi madr m adre–. e–. ¡V ¡Vamos, amo s, sír sí r vanse! Sería inútil repetírselo dos veces. Nils llena y vacía su plato en tiempo récord. Dos veces. Mi madre abre los lo s ojos ojo s de par par en par cuando cuando descubr descubr e su apet apetito ito de ogr o.
– ¿Gusta que Hilda le pr prepar eparee algo alg o más? ¿Un omelette? om elette? ¿Un po poco co de carne? car ne? ¿Un empar edado? edado ? – propone mi madre– – ¿Todo ¿To do un rebaño r ebaño de cor co r deros der os a las br brasas? asas? –preg –pr egunto unto ir i r ónicamente–. óni camente–. El ogr o de ojos ojo s de niebla niebla ignora ignor a mi mala broma brom a y ordena un omelette omelette « completo completo ». Miro ir o cómo cóm o se relacionan mi madre y él mientras conversan de todo y de nada. Nils, que normalmente no es simpático ni muy locuaz, ahora está siendo muy amable y atento, como si dentro de él se estuviera r econstruyendo econstruyendo algo que estaba estaba roto. ro to. Flor Florence ence se comporta compor ta diferent diferente. e. Se Se ve cómoda cómo da ante ante la presenc pr esencia ia de Nils, como fascinada por este personaje. Quizá demasiado. Una pequeña luz roja se enciende en mi interior: tengo que tener cuidado con esta situación ya que mi madre tiene una facilidad especial para enamorarse de hombres brutales y poco recomendables (Darren es un inocente cordero comparado a sus ex parejas). Es Es algo tonto tonto pero Nils sigue siendo un misterio para mí. mí . Aunq Aunque ue siempre haya sido respetuoso y protector conmigo, debo mantener la guardia. Algunos hombres pueden cambiar por completo de la noche a la mañana. Y la mujer que ríe discretamente del otro lado de la mesa lo sabe muy bien, pues tiene varias experiencias al respecto. Y yo tamb t ambién… ién… aunque pasivamente. – Bueno, Bueno , ¿y cómo có mo ha funcio fu ncionado nado su cohabitaci co habitación? ón? –preg –pr egunta unta Flor Flo r ence mientr m ientras as me m e sir si r ve más m ás café c afé con leche–. – Valentine Valentine sigue sig ue viva –r –resume esume mi bodyguard – Y yo también. Entonces todo está bien. – Atrévete a tocar ese panqué de almendr alm endras as y verás ver ás que todo puede cambiar cambi ar r ápidamente ápidam ente –lo prevengo preve ngo sin dejar de mirar a mi precioso mi precioso –. – Maldita… –mur –m urmur muraa fingi fi ngiendo endo una tos–. tos –. – Trag Tr agóó n… –digo –dig o del mism m ismoo modo mo do–. –. – Al parecer par ecer ya se adaptaron adaptar on muy bien –comenta –co menta mi madre, madr e, divertida diver tida con co n nuestr nuestroo breve br eve espectáculo–. – Te recuer r ecuerdo do que Darr Dar r en le paga pa ga a Nils para par a que cuide cui de de mí, m í, mamá. m amá. Eso es todo. to do.
– Eso me r ecuerda ecuer da que el tipo de las cámar as de vigil vig ilancia ancia ya debe estar aquí –dice mientra mi entrass se
levanta– Tengo que dejarlas. – ¿Tan pro pr o nto? –mur –m urmur muraa mi madr e–. – El deber me llam l lamaa –confir –co nfir ma mo m o strándo str ándole le una enor eno r me sonr so nrisa isa que la hace ha ce reír r eír–. –. ¿Es en serio? Sólo falta que le bese la mano antes de irse. Justo antes de irse, mi guardia me mira un instante con sus ojos penetrantes y grises. Yo entiendo el mensaje (tengo que avisarle en cuanto me vaya de esta terraza) y le hago una seña para decirle que puedee irse pued ir se tranquilo. Su actitud insolente me hace sonreír cuando sutilmente toma el último panqué de almendras que está frente a mí. Desgraciado. Sexy y desgraciado. Nilalejarse– Nils s Eriksen, Er iksen,Ese como co mo sea…Esos A tuojos. edadEsa yo fuerza no habría habrque ía podido podi do de r esistir esis meamabilidad… –suspir a mi madre madr e mientra mi entrass lo – mira cuerpo. emana él.tirme Esa – ¡Mamá, ¡Mamá, estoy com c omiendo iendo!! – ¡Ups! ¡Pensaba en voz vo z alta! –dice so sonr nriendo iendo como co mo una jovencita jo vencita travies tr aviesa–. a–. Desde De sde hace hace meses mi madre no había sonreído de este este modo. modo . Una vez más, el vikingo hizo un milagro… *** Llego con dificultad hasta la torre Cox (o más bien Nils me lleva en su hummer), sabiendo de antemano quelalabuena reuniónvida del al lunes más interminable de todas) me espera. Mientras tanto, estáa gozando de otro(laextremo de los Estados Unidos, supuestamente paraAïna asistir conferencias acerca del calentamiento global. En Los Angeles son casi las ocho de la mañana y en Nueva York ya van a dar las once. Mientras yo me tengo que levantar al amanecer y andar soñolienta toda la mañana, ella apenas sale de la cama y, al parecer, se tiene que curar una resaca. O al menos eso es lo que me hace pensar su mensaje de texto: [¿Sabías [¿S abías que mezclar Ron y Vodka Vodka es mor m or tal?] [Claro. ¿Acaso tus lémures no te enseñaron nada?] [Parece que no. En cambio, el chico de esta noche me enseñó el arte del tantrismo…] [¿Y luego? ¿Tuviste un orgasmo?] [S [See. ee. Pero me habría gust g ustado ado más que se largar lar garaa sin mi ta tarr jeta de de crédit cr édito…] o…] [¡¿Bromeas?!] [No. [N o. Al Al parecer te tener ner dos or orgasmo gasmoss la misma noche no che cuest cuestaa caro. caro .] [¡¿A [¡¿Avisaste visaste al banco del robo r obo?!] ?!] [No. El Ron y el Vodka no me dejaron.] [¡Vololoniaïna Rakotonalohotsy! ¡Llama al banco DE INMEDIATO!] [¡Ohh! ¡¿Sabes escribir mi nombre?!] [¡Dije DE INMEDIATO!] [Te extraño.] [Yo igual. Llama al banco.] Nils se voltea hacia mí, como si estuviera esperando algo. No me había dado cuenta de que su hummer de G.I. JOE ya estaba parada frente a la torre Cox. Es hora de que baje de la carrosa. – ¿Algún ¿Alg ún pro pr o blema? blem a? –me pr preg egunta unta con una voz vo z sor so r prendentemente pr endentemente dulce–. dul ce–. Sus manos poderosas están completamente sobre el volante. Su piel es pálida, sus dedos finos y largos. larg os. Tiene Tiene unas manos muy delicadas delicadas para ser un salvaje. salvaje.
Y hace no mucho tiempo esas manos estaban por todos lados, en mi cuerpo…
– Dos pr proo blemas, blem as, de hecho– hecho – contesto co ntesto so sonr nriendo iendo li lige gerr amente cuando siento sien to que me pongo po ngo nerviosa– La reunión que me espera podría matarme. Y mi mejor amiga podría necesitar a un Nils Eriksen–. – ¿Aïna? Puedo enviar le a uno de mis mi s hombr ho mbres– es– propo pr opone ne el viking vi kingoo co compl mpletamente etamente ser io–. io –. Sus manos sueltan de pronto el volante de cuero y, en un instante, toman los dos teléfonos portables. Este hombre desenfunda a una velocidad increíble. Mmm… – Estaba bro br o meando, meando , Nils. – Yo no– insiste insi ste mientr mi entras as marca mar ca un número númer o – Habrá alguien alg uien frente fr ente a su casa dentro dentr o de diez minutos–. – No es necesar io io,, gr g r acias– acias – río r ío,, quitándole quitándo le el teléfono teléfo no–. –. Cuelgo Cu elgo la llamada y luego le aseguro asegur o que no tiene que que intervenir. intervenir. Sus Sus ojos ojo s desafiantes desafiantes penetr penetr an los míos. Extiende la mano y abre la palma. La intensidad con la que me mira pone fin a mi tentativa de r ebelión. Admir Admiroo su belleza salvaje, salvaje, ttrr ago saliva difícilmente difícilmente y le regr reg r eso el teléfono sin quejarme. – Vas Vas a lleg l legar ar tarde… tar de… –mur mura mur a sin si n dejar de mir mi r ar arme me ni un instante–. Confundida, me tardo un poco en darme cuenta de que tiene razón. Al fin tomo mi bolso de mano y abro la puerta sin dar dar me mucha prisa. – ¿Nils? ¿Nils ? –digo –dig o mientra mie ntrass salgo sal go del auto–. auto –. – ¿Mmmm? ¿Mmmm ? –Una Gr acias. Gracias . sutil se esboza en sus labios. Sus ojos miran todo mi rostro. Ese gesto llega más sonrisa dentro de lo que yo pensé. Cierro la puerta, esperando que con esto haya orden en mis ideas, pero nada pasa. Al fin salí de ese tanque. tanque. Doy algunos alg unos pasos paso s y luego lueg o su voz vo z me detiene. – Avísam Avísamee quince minutos mi nutos antes a ntes de que te vayas– me recuer r ecuerda da bajando baja ndo la ventani ventanill lla–. a–. – ¡Espera! ¡Esper a! –grito –gr ito mientra mie ntrass retr r etroc ocedo edo–– ¿No vas va s a venir veni r hoy? –. De inmediato inmediat o me arrepiento de haber hecho eesta sta pregunta ttonta. onta. – Me vas a extrañar, extr añar, ¿por ¿ por eso lo pr preg eguntas? untas? –se burla–. bur la–. – Sólo Só lo quería quer ía saber sa ber por qué algunos alg unos días me acom ac ompañas pañas y otro o tross no… no … Sostengo Sosten go su mirada mir ada y obtengo obtengo la l a respu r espuest esta. a. – Portúque of ofici icinas nas depero este siempre edifici edif icioo tengo están apr proteg otegidas idas por po rque el servici ser vicioodede seg segur uridad idad torr tor r e;y porque no las te das cuenta otro hombre cuida ti cuando yo de no la estoy; porque, por que, sinceramente, sinceramente, sus sus reuniones r euniones me dan ganas de darme un tiro… tiro … – Buena respuesta. r espuesta. Le sonrío y lo observo un instante. Su saco color caqui le queda bien. Sus ojos se ven particularmentee claro particularment claros, s, a la luz de la mañana. Un peque pequeño ño remolino r emolino se forma for ma en la parte trasera de su cabeza debido al respaldo del asiento y tengo ganas de tocarlo. Siento calor de nuevo. Nils voltea de nuevo a verme, preguntándose por qué sigo aquí. Cuando ve mi expresión, entrecierra los ojos mientras su mirada se posa sobre mis labios. Demasiado tiempo como para hacer que mi corazón se acelere. Luego Luego,, el gigant gig antee voltea sus sus ojos ojo s de humo humo y no logr log r a esconder esconder del todo todo su sonrisa so nrisa traviesa. – Feliz Feli z reunió r eunión, n, princes pr incesa… a… Cuando dice estas palabras con su voz grave y cálida, me hace una señal para que me vaya y arranca a toda velocidad. Es un maldito salvaje en su hummer. Maldito Mal dito corazón que casi se s e sale de mi pecho.
***
Mediodía. El Mediodía. El sol so l brilla br illa ahora ahor a en lo más alto del cielo de Los An Angeles geles Downtown Downtown y yo me ahogo ahog o en un océano de números, de proyecciones y de frases amables, diplomáticas e inútiles. El acuario hermético que funciona funciona como sala de reunión me impide respirar. r espirar. Desabot Desabotono ono el cuello de mi camisa y me enderezo en la silla. La voz monocorde de Lewis hace más insoportable la situación. Su presentación empezó hace más o menos siglo y medio. Del otro lado de la mesa, Darren garabatea enérgicamente una lista (probablemente está tachando los nombres de las próximas cabezas que r odarán), mientras Lana simula tener tener una nueva pasión pasión hacia los lo s diagramas diagr amas de la Bolsa. Algo me dice que no sól sóloo está simulando eso… e so… Alert a: nauseas. Alerta: nauseas . Apenas he dicho unas diez palabras desde el inicio de esta reunión. Me gusta la acción y no el bla bla blá. Una empresa como la nuestra evidentemente no puede funcionar sin una armada de mentes y de oradores tan brillantes como soporíficos. A mí lo que me gusta es probar, innovar, crear, ir a donde los demás todavía todavía no se han atrevido atrevido a llegar. Lo demás, las reuniones, r euniones, las videoconferencias, las reverencias y las presentaciones en prezi: Sáquenme de aquí. Normalmente me niego a pedir este tipo de cosas a los becarios, pero me estoy muriendo. Pido discretamente un café al muchacho que se aburre aquí cerca. Ésta es mi tercera dosis de cafeína desde que Nils me abandonó cobardemente al pie de esta maldita torre. Me pregunto a dónde habrá ido. ¿Qué lo mantendrá mantendrá lejo lejoss de mí? Lewis Lewis regr r egresa esa a su lugar y ahora es el tur tur no para que hable B Becca, ecca, la efe delempezar servicioa de ventas. Ella melamuestra una sonrisa de complicidad y yo leunos hago entender que puede hablar. Comienza presentación que hicimos juntas. Durante veinte minutos, Becca expone el nuevo sistema de referencias de los productos que imaginé en un momento de locura. locur a. El concepto concepto recibe una oleada de cumplidos, incluso incluso de parte de mi pro progenitor… genitor… que no ta tarr da ni tres minutos en volver a ser despreciable. – La pr próxi óxima ma vez, haz tú misma mi sma la pr presentació esentación, n, Valentine. alentine . No entiendo por qué dejas que una empleada te te robe r obe tus qu quince ince minutos minutos de glor glo r ia– me murmura mur mura maliciosamente mientr mientr as todos salen de la sala–. – Partimo Par timoss de mi m i idea i dea pero per o Becca lo desarr desar r olló ol ló junto conmi co nmigg o. Tiene quince año a ñoss de expe experr iencia ienci a y toma la palabra cada semana. Es la única que logra mantener más o menos despiertos a todos. Y, en cuanto a la « gloria »… – agrego con un tono irónico– no creo que tú y yo tengamos las mismas prioridades–. – No juegues jueg ues conmig co nmigo– o– me r egaña eg aña en voz vo z baja– Recuerda Recuer da lo que te dije dij e en tu prime pr imerr día aquí: « Nuestros empleados trabajan en la obscuridad para que la luz brille sobre nosotros nosotros,, los Cox. Eres mi heredera. Tu Tu lugar está está a mi lado, en lo más alto de la pirámide. » Abro Ab ro la boca para cont co ntest estar ar pero él me mata con la mirada mir ada y agrega agreg a entre entre dientes: – Se termi ter mina na la discusió discus ión, n, Valentine Valentine.. – Menos mal. m al. Mamá me está e stá esper esperando ando.. – ¿Cómo? ¿Cóm o? ¿No tenías tenía s cita con co n Microc Micr oclear lear ? – Cancelada. Cancela da. Estoy en la par pa r te más alta de la pirámi pir ámide, de, ¿r ecuerdas? ecuer das? Eso me da d a muchas muc has liber l ibertades… tades… –sonr –so nrío ío insolenteme inso lentemente nte mientras mientr as me m e alejo ale jo a gr g r andes paso pas o s–. A esto est o se le llama: cómo jugar a la niña malcriada malcri ada y caprichosa capri chosa sólo para hacer enojar al gran idio… Florence está dando pequeños saltos al pie de la torre cuando salgo. Se ve hermosa con su pantalón de mezclilla ajustado y su pequeño saco entallado. Se lanza a mis brazos mientras grita:
– ¡La vi, Valentine Valentine!! ¡¡La La vi y me m e quedé tranquil tr anquila! a!
– ¿Qué? ¿A quién? – ¡A Lana! ¡Casi ¡Casi se s e va cor co r r iendo cuando me reco r econo noció ció!! Es una… – ¡Ven! ¡Ven! –la interr inter r umpo tomándo tom ándola la de la mano m ano,, antes de que empiece em piecenn las gr oser os erías–. ías–. – ¿A dónde? dó nde? ¿No ir iremo emoss a comer co mer?? – No. ¡Vamo ¡Vamoss a que te relaj r elajes! es! Unaa voz viril r esuena Un esuena de pronto, a algunos metros detrás de mí. – ¿Cuál er a el plan, pr incesa? inces a? Volteo y me topo cara a cara con Nils, que parece no estar contento. De hecho, en lo absoluto. Me mira y me domina con su altura, con los ojos entrecerrados debido a su enojo. Tiene los brazos cruzados Es pero un cliché diabólicamente diabólicamente agr adable adable a la vista. – Deja al defrente. l lamar llam arme meun pr verdadero incesa, inces a, para par cliché, a empezar. empe zar. – ¿Qué estás haciendo haci endo?? –me mur m urmur muraa mi madre–. madr e–. – Nada. – Exactamente– gr uñe el viking viki ngo– o– « Nada ». Ni una ll llamada, amada, ni un mensa mensaje je para par a avisar avisa r me de tu salida inminente. inm inente. ¿A dónde pensabas ir sin mí? mí ? – ¡Valentine! ¡Valentine! –dice –dic e la traido trai dorr a, disg dis g ustada– ¿Quier ¿Qui eres es que te secuestr se cuestren en por po r tercer ter ceraa vez? – ¡Ah! ¡Ah! Están haciendo un equipo, equipo , ¿verdad? ¿ver dad? –suspir –suspi r o al verlo ver loss intercambi inter cambiar ar una mir ada casi de… complicidad–. – Nos pr preo eocupamo cupamoss por po r ti, nena. –Asumo Mmm… –dej a escapar escap ar mi eguar gua r dia–esta Yo Yo só sólo lo hago hagfrase o mi(también trabajo tra bajo.. el pequeño dolor en mi corazón) y mi –deja responsabilidad ignoro última entro por voluntad propia a la hummer color caqui. El tanque indestructible hace que el paisaje de California Califor nia se vea vea ligerament liger amentee feo. – ¡Nos vamo vam o s! –anuncia mi m i madr m adre– e– Puedes decir dec irle le adiós adi ós a tu pequeño auto conver co nvertible… tible… – Ah, sí– dice di ce acer cándose cándo se al monstr mo nstruos uosoo auto– a uto– Es… un vehícul ve hículoo impr esionante. esio nante. – No se deje dej e llevar l levar por su aspecto as pecto austero auster o – le confie co nfiesa sa mientr m ientras as abr a bree la l a guanter g uantera– a– Es muy cóm c ómoo da y sorprendentemente adaptada para conducir en la ciudad. – Nunca hay que dejar dej arse se llevar l levar por po r las apar a parienci iencias…–le as…–le sonr so nríe íe mi m i madr m adre, e, encantada–. Su reciente complicidad me exaspera pero también me da ternura. Mi madre parece estar más contenta tranqu tranquila ila desde así. que mi pegamento salvaje está a mi lado. Sin duda también es porque se siente más Quince minutos después, cuando Nils se da cuenta de que estamos llegando a un enorme centro comercial, comer cial, su sonrisa sonr isa burlona burlo na desaparece. desaparece. Y la mía se hace más grande gr ande.. – De compr co mpras… as… –mur –m urmur muraa mientr mi entras as se estacio e staciona– na– Qué hor ho r r o r. Yo Yo no fir mé un contra co ntrato to para par a esto esto.. – ¿Va ¿Va en contra co ntra de las r eglas eg las de segur seg uridad? idad? –pr egunto–. eg unto–. – No si s i me m e quedo con co n ustedes todo to do el tiempo tie mpo –suspir –suspi r a el gig g igante–. ante–. – ¡Enton ¡Entonces ces vamos vam os!! Le digo a mi madre que por las dos siguientes horas puede hacer lo que quiera y probarse todo lo que le venga en gana; que todo va a la cuenta de Darren y que cierto Nils Eriksen estará fascinado admirando y comentando cada uno de los atuendos. Mi madre ríe discretamente al ver la cara de apatía del colosal hombre que pasa la mano por su cabello rubio, sin saber qué hacer. Ah, Nils me mata con la mirada. mir ada. Es así como la princesa pri ncesa vence ve nce al viki v ikingo… ngo… En la primera primer a boutique boutique de lujo, Florence Flo rence se siente como en casa. Me río r ío al verla extasiada extasiada con todo
lo que mira y al ver cómo se disculpa por hacer correr a las vendedoras. Miro los pasillos sin
interesarme realmente en algo, mientras siento la presencia de Nils detrás de mí. Esta presencia que ahora se me hace familiar y que cada vez me incomoda menos. Mi madre está en su octavo descubrimiento cuando yo me pruebo el primer atuendo: una chaqueta de cuero particularmente bien entallada. – ¡Valentine, ¡Valentine, pr pruébate uébate este vestido! vestido ! –me dice dic e la compradora compulsiva fr compulsiva frent entee al espejo–. Me obliga a quitarme la chaqueta mientras observo el pedazo de tela al que ella llama « vestido ». Hago una mueca. Es demasiado corto, ajustado, escotado y demasiado « no para mí ». – ¿Mamá, en ver ve r dad? – No te haría har ía daño si juga j ugarr as a la l a chica chic a sexy de vez en cuando…– cuando …– me susur s usurrr a–. Veo enNuestras el espejomiradas a Nils que entrecierra lospasa. ojos, Es a algunos metros detrás impredecible, de mí, reprimiendo una sonrisa. se cruzan y algo como un sobresalto un corto circuito, un mini asalto inesperado. Su intensidad me estremece. Mi corazón se acelera. Un calor agradable pasa por mis entrañas. Mis células más estúpidas chocan entre ellas y el tiempo pasa, sin que mi bodyguard rompa ompa el lazo invisible que nos nos ata uno uno a otro. o tro. bodyguard r – ¡Toma! ¡To ma! –dice mi madr e (y ( y me m e hace so sobr bresal esaltar tarme) me) mientra mie ntrass me da un nuevo vestido colg co lgado ado de un gancho– Azul marino. Es corto pero no tan escotado. Elegante y sofisticado. ¡Este es el bueno! Camino hacia los probadores con un paso robótico, aún un poco desconcertada. Nils me rebasa y me hace una señal para que me quede detrás de él. Inspecciona la cabina antes de dejarme entrar en ella y él mismo cierra la puerta. Y pensar que está justo detrás de la fina pared mientras me desvist desvisto… o… Mis células¡Contrólense! vuelven vuelven a chocar como los autos autos chocones en las ferias. fer ias. ¡Malditas células! – ¿Te vas a quedar ahí toda to da la noche? no che? –se queja que ja final f inalmente mente el vikingo–. viking o–. – No log l ogrr o subir el cier ci errr e del vestido ve stido… … – ¿Dónde se quedó tu madre? madr e? –escucho –escuc ho que dice suspir suspi r ando–. ando –. – No la l a necesito. necesi to. ¡Ven! ¡Ven! La puerta se abre brutalmente y me encuentro frente a Nils. Frente a su inmensidad, frente a esta mirada intensa y feroz, frente a esta sonrisa que se dibuja poco a poco, a pesar de que intenta ocultarla. Me volteo y le doy la espalda. Sus manos se sienten particularmente suaves cuando las pone sobre mí para cerr ar mi vest vestido. ¿Te gusta? g usta? prarme egunto egme unto co unrtono amistos amichar stosoomimientr miexperienci entras as los lo sa… dos do s mir mi r amos amo s mi r eflejo efl ejo–. –. – Tendrán Tendr án que–lepagar pag doble docon blen por po aprove apr ovechar exper iencia… – Sólo Só lo di sí o no, Eriksen. Er iksen. Quise que mis palabras sonaran secas pero terminé haciendo la voz aguda. Sus ojos color gris acero se posan sobre mí, sobre mi rostro, mi boca, y luego bajan por mi cuello, mis senos, mi cintura, cint ura, mis piernas pier nas desnud desnudas. as. Trago con dificultad dificultad mientr mientr as murmura murmur a con su voz ronca: r onca: – No está es tá mal. mal . Un silencio ensordecedor se apodera de la cabina. Lo miro en el espejo. Está guapísimo. Nuestra cercanía se me sube a la cabeza. Mi piel se despierta hasta que algunas voces familiares se acercan. Es la voz de mi madre m adre y la de… Oh. Ra. Yos. No él. – ¡Nils! ¡Mi ¡Mi mamá! m amá! ¡Rápido! ¡Rápido ! Su expresió expresiónn cambia cuando cuando analiza mi rostro. ro stro. El guardia debe est estar ar leyen l eyendo do el miedo mi edo en mis ojos o jos y desaparece de inmediato. Me tranquilizo al fin y guardo la compostura. Cuando salgo de la cabina r econozco perfectament perfectamente, e, detrás detrás de un perchero lleno de harapos, har apos, al canalla que está está hablando hablando con co n mi
madre.
Musculoso. Look de motociclista. Cabello atado en una coleta. Sonrisa de bribón. Pascal. Mi cor corazón azón late late a mil por hora ho ra per peroo no del mismo modo que hace algunos segundos. – ¿Quién ¿Qui én es ese es e tipo? tipo ? –me pr egunta eg unta Nils cuando cuand o voy vo y con co n él, llejo ejoss de mi m i madr m adre, e, si sinn dejar de mir mi r ar a Pascal–. – Un fantasma del pas pasado ado.. – Tendrás Tendr ás que dar me más m ás info inf o r mació maci ó n al r especto– especto – me r egaña–. eg aña–. – Es el ex de mi mamá. mam á. Hace Hace ocho o cho años año s la mandó a urge ur gencias ncias.. Entonces Entonces ella ell a lo envió a prisi pr isión. ón. – ¿Y a ti? ¿Te hizo hi zo alg…? alg …? – No–respo No–r espondo ndo de inmediato inm ediato–– Bueno, no r ealmente. ealm ente. Só Só lo una vez. Pero Per o no tan fuerte–. fuer te–. –Los OK. Ya sé sufic Ya s uficiente… dice di ce el gi ante, descruzando descr lopero s brazo br azos–. s–.det músculos de iente… Nils se tensan t–ensan y se sgig e gdispone a intervenir intuzando ervenirlos yo lo detengo, engo, tomándolo del saco. – Espera. Esper a. No ahor aho r a. Quizá Quiz á mamá mam á ahor aho r a es lo sufi suficientem cientemente ente fuerte fuer te como co mo para par a afrontar afr ontarlo lo… … Necesita esto. – No me m e gusta g usta su pinta. No se acer a cercó có para par a hacerle hacer le un cumpli cu mplido do.. – Lo sé –contesto –co ntesto con co n la gar g argg anta cerr cer r ada–. De pronto, los ojos de mi madre se cruzan con los míos y descubro una mirada salvaje. Florence estáá dispuesta est dispuesta a arr arr eglárselas eglár selas sola. Sient Sientoo tanto tanto org o rgullo ullo por po r ella en est estee moment mom entoo que hasta hasta los ojos ojo s se me llenan de lágrimas. lágr imas. E Ess eso y el sentimiento sentimiento de pánico que se hace grande en mi interio interior. r. – No dejaré dejar é que le hag hagaa daño, daño , Valentine Valentine–– mur m urmur muraa el viking viki ngoo co conn la l a mir m irada ada fija f ija en el hombr hom bree que nosPascal hizo sufrir tan nuncatanto–. le to–. hizo nada a medias a mi madre. La idolatraba del mismo modo que la golpeaba. Es algo irónico para un hombre que tiene el oficio de vigilar la seguridad en los conciertos de rock por todo el mundo. Yo tenía 13 años cuando todo empezó; 16 cuando tuve que llamar a la policía porque la sangre de mi madre manchó las paredes. Pascal me daba terror pero el odio profundo que yo sentía sent ía hacia él me hizo mantener mantener la cabeza cabeza fría. fr ía. Me Me tocaron tocaro n algunos golpes g olpes pero nada compar comparado ado a lo que vivió mi madre, que todavía tiene las cicatrices. Físicas y emocionales. Verlo aquí, frente a ella, me hace sentir enferma. Muero de ganas de ir a rescatarla pero estoy consciente de que lo tiene que afrontar sola; de que tiene que volver a tomar el poder; hablar más fuerte que él él y decirle « no » por todas las veces veces que no no pudo hacerlo. hacerlo . – Se veatan débi l compar débil co mparada co n él… –dig –di g o analizándo anali zándolo los–. s–. Ahor Ahora entiendo mejor mej or.. ada con – ¿Qué? – Por Po r qué desconfía desco nfíass tanto de mí… m í… – Tú no me das miedo mie do,, Nils. No estoy mintiendo. Me doy cuenta en este instante de que me inspira un millón de cosas, excepto miedo. A pesar de su cuerpo de titán, Nils Eriksen se ha ganado mi confianza. Un poco poco más lejos, mi madre empieza a temblar temblar frente al motociclista que acaba acaba de de poner la mano sobree su cintura. sobr cintura. Acaba Acaba de sobrepasar los lo s límites y sé que lo peor está está por venir. Apr Apr ieto los dientes dientes y me acerco lent l entament amente, e, al igual que el hombr hombree de los ojos ojo s de niebla niebla que camina camina como mi sombra. som bra. – No me m e toques– toques – lo amenaza amenaz a mi madre, madr e, retr r etroc ocediendo ediendo–. –. – Flor Flo r ence, viajé vi ajé todo to doss estos esto s kiló kil ó metro metr o s por po r ti…–insiste ti…–insi ste Pascal–. Pascal –. – Los Iron Rocks Rocks tocarán en Los Angeles toda la semana. No estás aquí por mí. Aunque sí me seguiste segui ste hasta hasta aquí… Como antes. – Siempr Siem pree fuiste fui ste demasiado demas iado astuta para par a mi gusto– gus to– dice di ce el imbécil im bécil,, sonr so nriendo iendo–. –.
– Ya me viste y me escuchaste. escuchas te. Ya puedes irte– ir te– dice mi madr e, enojada– eno jada– Para Par a no vo volver lver nunca
más–. – Regr esa a Francia Fr ancia conmi co nmigo go.. – ¡Estoy casada! casada ! – Te perdo per dono… no… – ¡Pascal, tienes que curar cur arte! te! –dice de pr pronto onto mi madre, madr e, a punto de perder per der la paciencia– pacienc ia– ¡Est ¡Estás ás enfermo si crees cr ees que voy a ir a algún lugar lug ar contigo! ¡Estu ¡Estuvist vistee a punto punto de matarme! matarme! Las fosas nasales del hombre vibran. Su rostro cambia de inmediato y entonces recuerdo que éste es justo justo el momento en el que empiezan empiezan los golpes. g olpes. – Tú me llevaste l levaste a hacerlo hacer lo aquél día– dí a– dice con co n una voz vo z aterr ater r ador ado r a– Y estás haciéndo haci éndolo lo de nuevo… nuevo … Su gran mano, tan imprevisible como sus puños, se dispone a actuar y a golpear el rostro aterrado de mi madre, pero los golpes son interceptados por el antebrazo del vikingo. Si juzgo por el sonido que me revienta los oídos, puedo asegurar que la bofetada tenía una violencia increíble y que estuvo a puntoo de golpear punt g olpear a la persona perso na que más más amo en el mundo. Me precipito hacia ellos pero mi madre me detiene para dejar que Nils se ocupe del imbécil. En tan solo unos segundos, Pascal es empujado violentamente a una pared, con la nariz sangrando y el rostro destrozado por la mano del salvaje. Mi guardia lo somete con una facilidad increíble, antes de pedirle al responsable de la boutique que llame a las fuerzas del orden. En mis brazos, mi madre tiembla fuertemente y me doy cuenta de que está llorando. – No volver vo lveráá a hacer te daño, mamá… mam á… –gimo –g imo en su cuello cuel lo–. –. –Cuatro No nos nos volver volveráállegan a hacerdespués daño nunca, nun mi nena. policías deca, algunos minutos y nos interrogan, así como a otros testigos. Nils se comporta de una manera enternecedora con mi madre, murmurándole que enfrentó sus miedos y que demostró ser muy valiente. Le ponen esposas a Pascal y lo escoltan hacia la salida. Cuando pasa frente a su ex, mi madre le da una bofetada hiriente mientras dice: – ¡Nunca más! Es la primera vez que veo a mi madre ser violenta. Sé que sin duda esta será la última vez. Más que una venganza, ese golpe fue un mensaje claro y sin rodeos que no esperaba ninguna respuesta. Mi corazón se llena de nuevo de orgullo y me voy con este vestido que nadie piensa cobrarme, caminando tan cerca de Nils que nuestra piel se frota un poco.
3. Una unión acordada
Nils
– Sólo Só lo tengo cuarenta cuar enta minutos, mi nutos, ni uno más.
Declaro la voz so más molesta que tengo aunque parece que mi tono no provoca ningún efect efecto o en él esto ni escon su asqueroso asquero buen humor. – ¿Es ¿ Es así as í como co mo r ecibes a tu ador ado r able hermano her mano menor meno r que acaba a caba de lle llega garr a los lo s Estados Unidos? Unido s? – se burla Samuel mientras sube a mi hummer–. hummer –. – No, así es como co mo se r ecibe al hermano her mano fastidios fastidi osoo que uno cree cr ee que está en Francia Fr ancia y que ll llama ama diez minutos antes para que vayan a buscarlo al aeropuerto… ¡de Los Angeles! – ¿Desde cuándo ya no te gustan las l as sor so r pr presas? esas? – Desde que te cono co nozco zco,, Sam. Sam . Sólo Sól o sales sale s de Europa Eur opa cuando acabas de meter m eterte te en algún alg ún lío l ío.. Y sólo me llamas para que te ayude a salir de él. – Falso… Falso … –protesta –pr otesta débilmente–. débil mente–. ¡Te llamé ll amé de maner a sincer since r a para par a desearte desear te un fel feliz iz cumpleaño cumpl eañoss ayer! – Perdiste. Per diste. Mi Mi cumpleaño cum pleañoss es hoy. ho y. – ¡Rayos! –exclama– –excla ma– ¡Feliz ¡Feli z cumpleaño cumpl eaños, s, hermano her mano!! 35 años. ¡¿Eh?! – 34, Pero Per o gr acias de todos todo s modos mo dos.. Ahor Ahor a, ponte po nte el cinturó ci nturónn y cier r a la boca. boc a. En el asient asientoo del copiloto, copilo to, Samuel Samuel me abre gr andes andes los brazos, br azos, como esperando a que yo yo me lance a ellos. En vez de de eso, le doy un gr an empujón en el hombro hombr o ant antes es de arr ancar. ancar. Cr Cr et etino. ino. – ¿Y ahor aho r a qué trafic tr aficaste? aste? –le pr preg egunto unto mientr m ientras as conduzco co nduzco,, sin dejar de fruncir fr uncir el ce ceño–. ño–. – Nada impor im por tante, pero per o digamo dig amoss que no me haría har ía nada mal alejar alej arme me un poc pocoo par paraa descansar descansa r y para que me olviden. Sólo por algunos días… o algunos meses. m eses. – ¿Ahor a quién fue el pobr po bree a quien qui en estafaste? estafas te? –preg –pr egunto unto suspir sus pirando ando–. –. – Te asegur aseg uroo que se s e lo l o merecía– mer ecía– r íe levantando las manos mano s al a l cielo, ciel o, como co mo dici diciendo endo « ssoy oy ino inocente, cente, señor juez ». ¿Vamos a tomar una cerveza? – No, Sam. Sam . Sólo me quedan queda n treinta tr einta y siete si ete minutos. minuto s. Tengo un trabajo tr abajo,, ¿recuer ¿r ecuerdas? das? – ¡No te confo co nforr mas con co n trabajar tra bajar con co n los lo s burgu bur gueses, eses, viejo vi ejo!! – El burg bur g ués me paga pag a más que bien, pero per o no estoy segur seg uroo de que le agr ag r ade que deje a la niña de sus ojos sin vigilancia. Logré encontrar a un hombre para remplazarme una hora. Te dejo y me regr eso a trabajar. trabajar. – ¡Si juzgo juzg o por el humor hum or en el que estás, cr eo que haces algo alg o más que vigil vig ilar arla! la! Samuel ríe y yo me pregunto qué es lo que me detiene para no aplastar su cara en la ventanilla y hacer que quite su cara de: « estoy orgulloso de mí mismo ». Quizá no lo hago sólo porque lo extrañé. – ¿Entonces vivimo vivi moss en la l a casa del mil m illo lonar nario io?? – me cuestiona cuestio na con co n los lo s ojo o joss brill br illando ando–. –. – Yo tengo una habitación ahí. Tú te quedarás donde yo te diga. Como siempre. – OK, lo merezco mer ezco.. ¿Dó ¿Dó nde será? ser á? – El asiento asi ento traser tr aseroo de esta hummer, humm er, ¿te par ece?
– ¿Tengo ¿Teng o otra otr a opció opc iónn si contesto co ntesto que no? ¿Algo ¿Alg o como co mo un lug lugar ar co conn una verdader ver daderaa cama y un
techo…? – intenta intenta Samuel aunque sabe de ant antemano emano que no me impor im porta ta lo que le piense–. – Rento una vieja viej a casa en L. L.A. A. só sólo lo mientr mi entras as trabajo tra bajo con co n Cox. Sól Sóloo lo hag hagoo par paraa guar gua r dar mi miss cosas. Casi nunca estoy ahí. – ¡Cool! ¡Coo l! ¡¿Tiene una piscina?! pis cina?! – Siéntete afo a forr tunado si te doy do y permi per miso so de meter un dedo de do del pie dentro de la bañera bañer a –contesto –co ntesto de inmediato–. – OK, OK. Ya Ya entendí. Tengo que hacer como co mo que no estoy… – Y además tendrás tendr ás que hacer hace r me un favo f avorr a cambio cam bio del techo y del encubr enc ubrim imiento iento.. – ¡Te escucho! escucho ! Lo que tú quier as… – Te ocupar o cuparás ás de Willy Wil ly cuando me vaya por po r mucho tiempo. tiempo . – ¡¿Tu bestia salvaje?! sal vaje?! ¡Pero ¡Per o me va a comer co mer antes de que log l ogrr e que me m e haga hag a caso! caso ! – Los marsupial mar supiales es so sonn herbívo her bívorr os os,, Sam. Y si sigo sig o dejándo dejándolo lo solo so lo en el jar dín, va a termina ter minarr devorando incluso los árboles ár boles del vecino. vecino. – ¿Y yo ¿Y yo tengo tengo que impedirle que lo haga? ¡Estoy seguro de que pesa más que yo! – ¡Cobarde! ¡Cobar de! Tendrás Tendr ás que impedir im pedirle le que lo haga hag a pero per o también que coma co ma cosas co sas tóxicas, tóxic as, como co mo el portón. O que aterrorice al cartero cada vez que pasa. ¡Ah, y está prohibido que se suba al sofá! – Peor Peo r que un niño– niñ o– gr uñe Samuel, Samue l, un poco po co decepcio decepci o nado de su viaje–. vi aje–. – Ráscale Ráscal e el vientre vientr e si hay alg al g ún probl pr oblema, ema, eso siempr siem pree lo anestesia. anestesi a. Y ll llama ama a James Jame s si necesitas necesi tas a un vete veterr inario. inario . Su número número está está en el refriger refr igerador. ador. – ¿Eso es todo? todo ? ¿Ya ¿YaQuería me abandonas? abando ¿Ya ¿Yamo, a lleg ll egamo amos? s? ¿Mete dejar colon que tu bestia? llo r iquea sobreactuando un poco– decirtenas? que te Nils. Y que dejo ás todocon tengo…– llor – No tienes nada más que el asqueros asquer osoo contenido co ntenido de esa bolsa– bo lsa– digo dig o r eco ecogg iendo su mal maleta eta vieja viej a sobre el asiento trasero–. Mi hummer se estaciona en Sycamore Avenue, frente a la casa vieja y humilde que rento desde hace poco. Tiene tres habitaciones y un baño pero el precio es exorbitante (gracias a los precios de L.A.), y tiene un jardín lo suficientemente grande para que Willy pueda estar solo varios días sin volverse loco. Además, la casa se encuentra entre la villa de Santa Monica y la torre Cox donde trabaja Valentine. Es ideal para mí. Pude haber rentado algo más grande, más bonito y lujoso pero prefiero rentar algo útil. Además, sobra decir que no me interesa todo eso… Este lugar me sirve de dormitorio. seruna discreto cuando meunocupo de la de la hija de un millonario. O, para ser másPrefiero exacto, exacto, de princesa, hija hija de millonario millonar io seguridad insoporta insopor table. ble. Samuel no sabe que mi empresa dio frutos. En la agencia que creé, ahora contrato una decena de hombres que trabajan tiempo completo como detectives privados. Nunca habría pensado que esto me daría tanto dinero tan rápidamente. Entre eso y lo que me paga Darren Cox, tengo suficiente dinero para invertir en el proyecto que me interesa tanto desde hace varios meses: crear curaciones de urgencia hemostática para las heridas expuestas. Heridas de bala o de arma blanca, por ejemplo. De esas heridas que te hacen perder sangre en algún momento y en algún lugar donde no tienes nada de ganas de morir. Seguí el principio de las esponjas para las hemorragias de la nariz pero yo agregué activos analgésicos, desinfectantes y absorbentes. Asociándome con Roman (y su buen sentido para los negocios) y con Malik Malik (el genio de la biología), logr é desarr desarrollar ollar mi idea. Primero fue sólo para uso militar o policiaco, pero al ver cómo funciona, creo que mis curaciones podrán ser accesibles para todos. Se volverán indispensables indispensables en los paquetes paquetes de sobreviven sobr evivencia cia o de primeros primer os auxilios. auxilio s. En fin, mi hermano no tiene la menor idea del dinero que gano con el sudor de mi frente y quizá así es mejor. Aunque Sam sabe que Cox paga bien. Se le va a hacer extraño ver que la casa sólo tiene
dos pobres muebles y un refrigerador casi vacío. Estará contento porque seguro me queda una o dos
cer vezas en la alacena. Cer cervezas Cervezas vezas calientes. Cuando Cu ando regr reg r eso hacia la tor torre re Cox, tengo tengo una sonrisa en los labios. labio s. Me pone un ppoco oco feliz hacerlo sufrir. Poco después, después, a pesar de mi recibimiento glacial, g lacial, est estoy oy cont co ntent entoo de que est estéé aquí, conmigo, conmigo , en vez de bajo bajo vigilancia vig ilancia en algún lugar. O peor, en el cofre cofr e de un auto auto de hombres molest mo lestos os por po r que los timó. O aún peor, aunque es completamente posible, entre cuatro tablas de madera por ser un maldito estafador est afador que no supo porta por tarr se bien. *** Dos días después, apenas tengo tiempo de ver a mi hermano y tengo que dejarlo de nuevo. Le encargué que cuidara a Willy y ahora no sé por quién de los dos tengo que preocuparme. No tengo otra opción. Debo acompañar a Valentine a San Francisco. A veces llego a preguntarme si ella no multiplica sus viajes de negocios sólo para molestarme. A pesar de ello, obedezco sin quejarme. No tengo ganas de gruñir y darle motivos para llamarme salvaje de tal o cual etapa de la historia. Además, para ser honesto, tengo cuidado con lo que digo desde mi « encuentro » con el motociclista de cabello largo y de la mano pesada. O más bien desde que ese idiota conoció mis puños. Y la pared. Ese idiota atemorizó a Valentine y yo no voy a hacerle lo mismo con mi mal estado de ánimo a lo imbécil. Cuando llego, me aseguro de que la princesa esté bien encerrada en una nueva prisión dorada. Se trata de un ultra perolos aúnojos. así leLuego di un desaparezco gran billete avelozmente. un hombre para queaprovechar no deje de cuidarla si edificio no quiere quevigilado, le arranque Quiero que estoy en San Francisco para arreglar rápidamente un asunto personal: pagaré una pequeña visita a ese buen viejo No-Name. Es el tipo más vigilado de la prisión del estado de San Quentin y sigue sirviéndome como pista de investigación. Sólo habla conmigo, incluso si yo soy quien lo envió a prisión. Es normal. Con un pequeño acto de corrupción, logro que un guardia me acompañe al locutorio en el área de alta seguridad. El sicario termina por acudir al encuentro y sentarse frente a mí. Tengo la impresión de que sus músculos están más grandes desde la última vez que lo vi y de que su cráneo rapado tiene nuevos tatuajes grisáceos que se entrelazan con los demás. – Hol No-Name. No- Name. – Hola, ¿Por ¿Poa, r qué me mir as así, Erikse Er iksen? n? Si quier es uno igual ig ual tendrás tendr ás que venir aquí dentr dentroo para par a que te presentee a mi tatuador– present tatuador– dice divertido, con co n su voz for fo r zada–. zada–. Miro la enorme cicatriz que forma en su garganta un collar ampuloso, y me pregunto si sus cuerdas bucales también resultaron heridas cuando intentaron cortarle la cabeza. Su timbre de voz no va en lo absoluto con su físico fornido fo rnido y musculoso musculoso.. Sus grandes manos tienen tienen los nudillos heridos heri dos y su cuerpo es como el de un toro. Sin mencionar el cupo de caza de todas las personas que mató fríamente. – ¿Pudiste ¿Pudis te infor info r marte? mar te? –preg –pr egunto unto suspir sus pirando ando e ignor ig nor ando su répli r éplica ca anterio anter iorr –. – Depende de qué. – Lo sabes muy m uy bien. – ¿Acerca ¿Acer ca de la l a vida que te trae tra e aquí, Eriksen…? Er iksen…? –se burla–. bur la–. – Deja de jug j ugar ar conmi co nmigo go.. – Está bien, r elájate, eláj ate, soldado so ldado.. Se puede brom br omear ear un poco po co entr entree viejos viej os amigo ami gos– s– se mof m ofaa NoNo-Name–. Name–. – O también puedo larg lar g ar arme me en cualquier cualqui er momento mo mento y dejar te aquí. Esa es la difer dife r encia entre entr e tú y
yo.. yo
– Es lo que tú crees… cr ees… – ¡OK, nos vemos vemo s pronto pr onto!! –digo, –dig o, levantándome levantándo me par a poner po ner fin a esta maldita mal dita visita–. vis ita–. – Nadie Nadi e en e n el e l medio medi o conoc co nocee a los l os dos do s tipos tipo s que secuestr s ecuestrar aron on a llaa pequeña Cox–me Cox–m e infor info r ma al fin, para rete r etenerme–. nerme–. Me quedo de pie, hastiado, pero, con un gesto enfático en el mentón, lo incito a que continúe. – Desaparecier Desapar ecier on de la l a ruta. r uta. E Enn cuanto lleg lle g ar aron on a no sé dónde, dó nde, volvi vo lvier eron on a ir i r se. Al parecer, par ecer, con co n un buen botín. – ¿Quién ¿Qui én lo pagó? pag ó? – No tengo teng o esa info i nforr mació maci ó n. – Haz que tus contactos co ntactos ssee muevan. mueva n. Necesi Necesito to saber sa ber quién lo l o or denó denó.. – ¿Para ¿Par a qué? ¿Para ¿Par a tener el placer de volver vol ver a venir a verme? ver me? ¿Y poder po der mi mirr arte ar te en el espejo? espej o? Es muy lindo que hagas todos estos análisis mentales… –ironiza No-Name–. Pero, no te preocupes, amigo, no necesitas buscar pretextos. Seguiré recibiéndote en mi cabina cada vez que vengas a buscarme… – Vete Vete al car ajo, ajo , No-Name No- Name –digo –dig o antes de alejar al ejar me a paso pa so veloz–. velo z–. – ¿Qué pasa, Eriksen, Er iksen, ya te vas? ¿Tienes ¿Ti enes prisa pr isa de enviar envia r tu pequeño sobr so bree a Tilly Til ly Gom G omez? ez? Me detengo por un momento. Este imbécil sabe cómo impedir que me vaya y, sobre todo, sabe demasiadas cosas acerca de muchas personas. Incluido yo. Doy media vuelta para evitar caer en su uego. Mient Mientras ras me voy, apenas apenas lo escucho escucho gri g rita tarr : –Tengo ¡Vuelve ¡Vuelve cuando c uando as, amig am o! Te estaré estarvuelta é esperpara ando. andoromperle . unas ganasquier furiosas deigo! dar media los dientes uno por uno y borrar la sonrisa que debe formarse en su hocico de sicópata en este momento. Me conformo con salir de la prisión rápidamente. Ya no sé siquiera a qué carajos vine a este lugar. No me dijo nada nuevo, sólo confirmó confir mó lo que yo yo ya sabía. Su extraña extraña voz delirante sigue sonando sonando en mi cabeza cabeza como un eco. A partir de ahora, todas las visitas a No-Name me dejan un sabor amargo y metálico en la boca. Quizá es el sabor de la sangre, sangr e, el mismo que tiene tiene en las manos y el que cree que tenemos tenemos en común. Cada vez soporto menos su manía de hacerse el psicólogo y de compararme con él, con ese sociópata, asesino de la peor especie. Cada vez mis visitas a San Quentin son más cortas y un poco más tensas. tensas. Tendré Tendré que empezar a considerar dejar de hacerlo. hacerlo . *** De regreso a L.A., al día siguiente, busco a Valentine que se divierte perdiéndome entre dos r euniones, en el laberinto de los pasillos de la torr e Cox. En realidad no no me impor im porta ta lo que realment realmentee está haciendo ni con quién. Sólo quiero que la pequeña malcriada no se me escape. Físicamente, pues. En fin, sólo yo me entiendo. La encuentro en la recepción de su piso, con una sonrisa traviesa un poco falsa en sus rasgos finos y falsamente inocentes, detrás de Faith, su asistente que debe medir cerca de un metro ochenta. – Te encontré enco ntré –digo –dig o en voz vo z baja–. baja –. me estaba escondiendo esco perder –contesta ntesta cuandoa mis me ve– ¡Sólo intento encar g arme ar me de los lo s miembr mi embros os de –tu tu No familia que hacen hacen pndiendo–co erder tiempo tiemp o preciado pr eciado colaborador colabor adoras! as! encarg – ¿Mi fam…? fam …? ¡¿Samuel?! ¡¿Samuel ?! ¡¿Qué estás haciendo haci endo aquí?! – Estaba hablando cor co r dialmente dial mente con co n esta señor seño r ita tan encantador encantado r a cuando cuando… … – Detente –lo inter i nterrr umpo–. umpo –.
– Sobr e todo por po r que acaba de hacer exactamente lo mismo mis mo con co n Payton, la telefonista telefo nista que se fue
llorando al baño, hace un momento, en cuanto vio que tu hermano se interesó en Faith. – Yo Yo me encar enca r go de esto, esto , Valentine Valentine.. En En verdad ver dad eres er es un lindo l indo r eg egalo alo–– murmur mur muroo a mi hermano her mano–. –. Me sonríe de la manera más r epugnante epugnante y retrocede retro cede a medida que que yo avanzo hacia él. – Por Po r lo que veo, veo , sigues sig ues sin si n tener ganas ga nas de ir i r a tomar tom ar una cerveza– cer veza– constata co nstata mientras mientr as ríe–. r íe–. – Te lo r epito: epito : ¿Qué estás haciendo ha ciendo aquí? – ¿Está pro pr o hibido por po r la ley l ey venir a ver a su her mano al trabajo tr abajo?? – Estás respo r espondiendo ndiendo a mis mi s preg pr eguntas untas con co n preg pr eguntas, untas, ¿es en serio ser io?? – Willy está mal–declar mal –declar a Sam–. – ¿Ahor a qué le pasa? –pr egunto, eg unto, mor m or diendo el anzuelo anz uelo co como mo un imbécil im bécil–. –. – Se está dejando mor mo r ir. Le doy las últimas últim as g otas de mis mi s cervezas cer vezas y ni siquier siqui eraa las quiere quier e proba pr obar. r. Creo que te extraña demasiado. Estoy pensando en llamar al servicio social para reportar el abandono familiar… – Samuel Tor r es, no me fuer f uerces ces a ar a r r uinar tu hermo her moso so hocico ho cico de ángel. áng el. – OK, es só s ó lo que me estaba aburr abur r iendo– iendo – confie co nfiesa– sa– ¡Nunca nos vemos! vemo s! – Encuentra Encuentr a una novia no via y deja dej a de juga ju garr al espos es posoo abandonado abando nado conmi co nmigo go–lo –lo amenazo amenaz o –. Detrás de nosotros, escucho la risita discreta de Valentine. No me había dado cuenta de que seguía aquí y que nos escuchaba sin siquiera esconderse. – Puedes tomar toma r te un descanso, descanso , Nils. No me mover mo veréé de mi o ficina. fici na. ¿Sabías que tienes derecho der echo a días de descanso? descanso? – me sonríe, sonrí e, como si esta discusión discusión con mi hermano her mano la hubiera enter enter necido–. necido–. –Pongo No te mi pr eocupes. preo cupes.sobre Dameloscinco mi minutos nutos pa r a deshacer deshace mesimple de él. é l. gesto fraternal, sólo que presiono brazo hombros de par Sam, como run bien fuerte fuerte su cuello cuello para llevarlo más lejos de ella. – Tienes que ir te… – De hecho– hecho – comi co mienza enza a hablar habl ar como co mo si no me hubiera hubier a escuchado e scuchado–– ahor aho r a que hablas de enco e ncontra ntrarr una novia, ¿la pequeña malgache de trenzas sigue por aquí? – ¿Aïna? Creo Cr eo que viaja viaj a mucho pero per o sigue sig ue en Estados Estado s Unidos. Unido s. No dudes en ir i r a buscar buscarla. la. – Sería Ser ía demasia dem asiado do cansado… cansado … ¿Entonces qué opinas o pinas de Faith? – Está un poco po co ocupada. oc upada. No es tu estilo– estil o– digo dig o para par a disuadir dis uadirlo lo–– Ahora Ahor a lár g ate–. – ¿Ocupada? ¿Ocupa da? Yo Yo podr ía ar r eglar eg lar eso. eso . – – ¡¿Qué?! Me tomó tom ó una buena media medi a hor ho r a logr lo gr ar arlo lo.. Me r echazó dos do s veces pero per o la tercer ter ceraa logr lo gr é que me diera su teléfono. – Segur Seg uramente amente es falso fal so… … – ¿Entonces quién me está mandando mensajes mensa jes de texto? –se bur burla la mientr mi entras as agita ag ita su iPhone iPho ne cer cerca ca de mi cara, con una actitud victoriosa–. – Bueno, ya vi que encontr enco ntraste aste una nueva ocupació o cupación. n. ¡El ¡El asce ascenso nsorr está po porr allá! all á! En ese momento, las puertas se abren y escupen otro energúmeno en los pasillos de la torre Cox: Milo De Clare, el enamorado atemorizado de Valentine. Mi hermano entra antes de que el ascensor se cierre y luego me hace un gesto para decirme adiós mientras guiña el ojo de manera estúpida. Estoy contento conten to de ver que se vaya vaya pero no estoy seguro de sen sentirme tirme mejor mejo r con este intercambio. intercambio. – ¿Señor ¿Seño r Nilsen, Nilsen , verdad? ver dad? –dice –dic e el jov j oven en con co n traje tr aje mientr m ientras as me m e da la mano– mano – ¿Valentine ¿Valentine está aquí? – Nils Nil s Eriksen. Er iksen. Y soy so y su guar gua r dia, no su secr s ecretar etario io–– le l e r espo espondo ndo co conn una sonr so nrisa isa que sig si g nifica nifi ca « no estoy est oy bromeando br omeando ». Luego hago que se acuerde de mi nombre, estrechando fuerte y virilmente su mano. Sus huesos
van a acordarse de mí un buen rato. La telefonista regresó a su puesto y él le pide (sin siquiera un
buenos días) que le diga a « Miss Cox » que « Mister De Clare » la espera « impacientemente » en la recepción. Y obviamente no da las gracias. Todos estos hombres ricos no pueden decir ni una sola frase amable. Maldito imbécil. Hace poco tiempo, habría pensado que ese hombre era justo el tipo que necesitaba Valentine, un hombre ambicioso, rico, bien parecido, con todo en su lugar… pero un poco arrogante. Usa demasiado el teléfono para estimular su intelecto. Aunque la verdad creo que después de cruzarse tanto tan to en las fiestas fiestas de chicos ricos, r icos, aquí en la torre tor re o, evidentement evidentemente, e, en el ter ter ritorio ri torio de Cox, no creo que tengan tantas tantas cosas co sas de qué hablar. Sin embargo, embargo , creo haber haber entendid entendidoo que fue un acuerdo acuerdo de Darren. Darr en. De Clare Clare es el tipo ideal, así que su descendencia va a aceptar gentilmente unir su fortuna con la suya, cuando se haya hartado de holgazan holg azanear ear y esta esta parejita perfecta cree otro pequeño pequeño imperio imper io de beb bebés és ricos ri cos con co n pequeñas pequeñas cu cucharas charas de oro. ¡Súper, qué buen futuro! Aunque no estoy seguro de que la princesa rebelde esté contenta con estaa unión acordada est acor dada.. Pero Pero al final, a mí no me impor ta ta.. Ese Ese es problema pro blema de ella. Sólo me divierte incomodar al dandy dandy. Todo Todo lo tiene tiene asegurado por po r completo. Su vida vida es como una película donde todo es fácil, donde todo está calculado y escrito. Creo que le pusieron la alfombra roja en cuanto salió del vientre de su madre. Pobre mujer. Tengo que hacer un poco de justicia por ella. Por eso, cada vez que piensa que estará solo con Valentine, yo llego discretamente discretamente.. Acelero antes de que él pueda pueda abrir la puerta de mi hummer para par a recibir r ecibir elegant eleg antement ementee a la « Miss Cox Cox », sólo para que se esfuerce un poco, para ver que su cabello se agita y sude un poco su bigote. A veces, interrumpo galantes pretextandojusto algún asunto de seguridad. tiene que ser profesional. Incluso una sus vez citas estornudé violentamente cuando intentaba besar aUno su maldita « prometida ». ¿Qué? Un noruego también puede estar resfriado. No me gustaría que Valentine crea que la estoy pretendiendo o que estoy comenzando a luchar en esta supuesta pelea de gallos con él. Es sólo que no me gustan los « nuevos ricos ». No me parece mala idea que Milo Milo de Clare sufra un poco. poco . No No voy a quedarme quieto quieto para par a dejarle llaa vía libre. libr e. Si me lo encuentro en el camino, sólo tendrá que quitarme de ahí. Río discretamente. – Mister De Clare…–duda Clar e…–duda en decir la telefonista telefo nista con co n una pequeña sonr so nrisa isa for fo r zada– La seño señorr ita Cox se disculpa pero desafortunadamente tiene un imperativo personal y tiene que cancelar su cena. – Puedo esperar esper arla– la– contesta co ntesta con un tono molesto mo lesto–. –. Voy Voy a cambiar cambi ar la hor ho r a de la r eservació eser vación–. n–. – Su asi stente me dice asistente di ce que la seño s eñorr ita Cox Co x estará estar á dispo dis ponibl niblee hasta tarde, tar de, en la l a noche. no che. En ver verdad dad está muy apenada. Un segundo segundo más tarde, el moreno mor eno toma su te teléfono léfono del bolsillo inter inter no de su saco y lee el mensaje que acaba acaba de recibir mient m ientras ras murmur m urmuraa velozmente: velozmente: – « La reunió r euniónn se hace eter e terna na y luego lueg o tengo una video vi deoco confer nferencia encia que acaba ac aba después des pués de las 10 pm. pm . Sorry.. No Sorry No me m e esperes. esper es. Te Te llamo llam o mañana. m añana. » De Clare pasa la lengua por sus dientes perfectos, verifica que nadie haya escuchado esta humillación, y luego mira su enorme reloj, como si acabara de recordar que tenía otra cosa que hacer, ahora, justo en este instante. Hace como si tuviera que irse sin siquiera decir adiós. Lástima: el ascensor se tarda en subir y después en bajar. La telefonista mira hacia otro lado para no molestarlo. Yo no. Me quedo mirándolo presionar como enfermo el botón de la planta baja, con una mano en el bolsillo para verse relajado. Le digo un « ¡Buena noche! » y mientras pienso que a veces la vida hace usticia sola. En vista de que estoy bloqueado aquí por un momento, me permito sentarme en una especie de sala de espera open space. space. Es Es el puesto perfecto para par a obser observar. var. Sent Sentado ado en este gran gr an sillón, cuadrado pero
cómodo, tengo una vista panorámica hacia el acuario de cristal que funciona como sala de reunión y
hacia las oficinas de este piso. A través de las ventanas de cristal, puedo mirar a Valentine, con las piernas cruzadas y, al parecer, relajada. Se ve hermosa con ese traje masculino, con todo y corbata. Se ve extrañamente muy femenina. Es como Natalie Portman pero con más clase. Así se ve esta noche y me agrada saber que De Clare se perdió este espectáculo. Creo que no estaba tan relajada, si juzgo por la mirada que acaba de lanzarme cuando sale del acuario. Le respondo con un ligero movimiento de cabeza, para decirle « aquí estoy. Todo está bien », pero no estoy seguro de que esa fuera la pregunta que me hizo con los ojos. Digo discretamente a mi erección er ección que se calme y me hundo hundo en el sillón. silló n. Soy muy profesional. pro fesional. Mi Mi cuerpo suele tener tener ganas g anas de ella pero mi mente sabe que es una mala idea. No puedo hacer correctamente mi trabajo si tengo una relación personal con mi cliente. Y no soy de los que mezclan el trabajo con la vida íntima. Aunque todo sería más sencillo si no pareciera que la pongo nerviosa. Su hermosa boca y sus ojos negros negr os a veces veces parecen estar estar deseá deseándome. ndome. Cuando sólo se trata de un impulso físico, sé manejar la situación. Soy goloso con las mujeres y con otras cosas. Y sé manejar mis antojos. El problema es cuando siento impulsos sentimentales. Y esto es más difícil desde que me di cuenta de que Valentine-Laine no es una hija malcriada, ni la princesa que pensé. Ni cuando supe que vivió cosas muy difíciles con su madre depresiva y con los imbéciles hombres que tuvo como padrastros; o la violencia intrafamiliar; las responsabilidades que tuvo que afrontar desde muy joven… Me siento un poco más cercano a ella. Conozco todo esto por experiencia. Es por ello que reacciono instintivamente para protegerla, tranquilizarla y quererla. Por esoSon a veces mano sobre su espalda y mis dedos se enredan cosaspongo que ununa bodyguard no bodyguard no hace y que baja, ella no debería dejarme hacer.en su nuca… Un ruido fuerte de puertas y de sillas interrumpe brutalmente mi análisis. La reunión terminó. Los participantes salen de la sala. Algunos se dicen hasta pronto, hasta mañana. Las luces de las oficinas se apagan y el piso queda vacío. Valentine pasa frente a mí sin siquiera mirarme. Menos mal. Me levanto y la sigo. Está caminando un poco más rápido y enérgicamente. De hecho, creo que le gusta hacer esto. Tengo ganas de hacer que se enoje. Parece que no está de buen humor. Entonces, le abro la puerta de su oficina, amablemente. Ella me cierra la puerta en la cara, muy descortés. Y excitante. Me recargo en la pared de enfrente y, sin entender las palabras, escucho que hablan en diferentes lenguas. Sin duda es una videoconferencia entre varias personas. Los diferentes husos horarios explican qué la una cita infancia se hace adifícil. esta hora. Creoseque Valentine trabaja demasiado. Como yo. Malditos niños quepor tuvieron Siempre vuelven tenaces. Pasa una larga hora para que vuelva a haber silencio. Sólo dura un poco. Demasiado. Estoy agotado. Me gustaría ir a casa. Llevármela. Me acerco silenciosamente a su puerta. Es la única oficina que aún está encendida. No debería entrar pero lo hago. Y lo que veo me quita el aliento, como un buen golpe en las costillas. La encuentro tirada sobre el sillón, con los ojos cerrados, los pies descalzos, desca lzos, cruzad cr uzados os sobre so bre su escritor io bien acomodad acomo dado. o. Se ve ve asquero asquerosament samentee hermosa, hermo sa, frágil frág il y a la vez agotada, carismática y desamparada. Mi cuerpo y mi cabeza riñen dentro de mí. Mi voluntad sabe que lo más testarudo dentro de mí es mi deseo. Debería forzarme y luchar para resistir, pero no lo logro log ro.. La La quiero a ella. Maldit Malditaa princesa. Sólo espero que me diga que ella también también quiere. quiere. Por ahora, hace como si no se diera cuenta de mi presencia. Eso es casi como un sí. Avanzo, ella me escucha (lo sé por su sonrisa sonri sa fugaz que desaparece desaparece de inmed inmediato). iato). No abre los lo s ojos. ojo s. No se mueve ni ni un milímetro milímetro.. Este jugo me confirma que está de acuerdo. Sin apresurarme, paso su escritorio y voy detrás de ella. Acerco mis manos a sus hombros frágiles, los rozo, los acaricio. Valentine esboza una sonrisa cuando la toco. Ronronea de placer cuando la masajeo. Suspira cuando empiezo a desvestirla. No
estoy soñando: sus labios acaban de decir un « sigue ». Rayos, eso es un sí.
Esta chica siempre me sor Esta sorprenderá. prenderá. Y esta esta noche no ha terminado de maravillarme. maravillar me. Detrás de Valentine, deshago los botones de su camisa, uno por uno, de abajo hacia arriba. Siento que vibra vibra cada vez que mis dedos dedos rozan r ozan su piel. Tengo Tengo que retenerme retenerme para par a no arr ar r anca ancarr la solapa de su camisa de un solo movimiento. Aunque creo que le gusta esto, ir lenta y suavemente. Presionando un poco el respaldo, hago que el sillón se voltee y ella flexiona las piernas como reflejo. Así es como la maldita princesa se encuentra frente a mí, sentada, aún vestida. Lo único que se ve es la banda de piel desnuda y bronceada de su vientre. La corbata que trae puesta todavía me impide ver más. m ás. ¿Traerá sosté so stén? n? Valentine posa sus ojos negros y traviesos sobre mí. Luego lleva sus manos al nudo ligero de su cor bata, corbat a, como para facilitarme la labor. – Déjatela. Quería murmur m urmurar ar pero mi voz vo z ronca r onca suena un poco poco más fuerte. Me obedece, poniendo poniendo suavemente suavemente sus brazos sobre sobr e el sillón. sill ón. Aunqu Aunquee todavía no ha dicho la última palabra. Me Me habría so sorpr rprend endido ido si lo hubierr a hecho. hubie – Pensé que el e l ho hombr mbree hambr iento que eres er es iba a querer quer er un poco po co más…–se más…–s e sor so r prende–. pr ende–. – Se puede ser se r golo go loso so y paciente. pacie nte. – Quier Qui eroo ver eso–me eso –me dice di ce simple si mplemente–. mente–. No me gusta realmente recibir órdenes de ella pero en la boca de esta chica siempre hay cierto desafío y provocación. Si no me cree capaz de hacerla esperar, estará decepcionada. O todo lo contrario. Me arrodillo frente a ella. Lo hago delicadamente para que no tenga ganas de tratarme como a un caballo. Abro suavemente sus piernas para acercarme un poco más y su pequeño cuerpo se tensa al ver que el mío se acerca. Tengo unas ganas furiosas de recostarla sobre el piso, ahora mismo, y desvestirla salvajemente, pero me controlo. Asumo mi responsabilidad. Con los movimientos más lentos lent os posibles, po sibles, deslizo mis manos por sus hombros, hombro s, exactame exactament ntee entr entr e la tela de su camisa y la de su saco. Tuve cuidado en rozar sus senos. No hay sostén a la vista. A menos de que sea muy discreto. Con una mano sobre sobr e su nunca, nunca, hago que se incline hacia hacia adelante, adelante, luego dejo que resbale r esbale su saco a lo largo de sus brazos. Sólo le he quitado una de sus prendas y mi pantalón ya se siente apretado. Con su camisa blanca, abierta por completo, Valentine se hunde de nuevo en su sillón. Recarga la cabeza en el« Por respaldo pequeña narizpero me no desafía. No deja de tiempo mirar mis diciéndome ahora,y losuestás logrando, lo lograrás mucho ». ojos. Parece estar Ella perderá. Entre más esté segura de que voy a fallar, más tendré cuidado. Soy el tipo de hombres tan tenaces que siempre responden « sí puedo » cuando se les dice « ¿No eres capaz de hacerlo? ». Mi dedo índice roza su ombligo y luego baja. Esto parece ser muy fácil. Acerco mi boca y, con los dientes, desabrocho su pantalón, a la altura de la cintura. Hago lo mismo con la bragueta. Podría hundir completamente mi rostro entre sus piernas para devorarla, pero me conformo con suspirar. Mi respiración respir ación caliente caliente eriza er iza su piel irr ir r esistible. esistible. Es una una reacción r eacción química. Pue Puede de fingir ser indiferente tanto tan to como quiera pero per o su cuerpo siempre dir diráá la ver ver dad. Apenas Ap enas levant levantoo un poco sus nalgas para deslizar la tela sedosa sedosa y me m e tomo el tiempo necesar necesar io para liberar cada una de sus piernas, dejando que mis dedos acaricien el largo de sus extremidades, por la parte interna, hasta sus tobillos finos. Lo que sigue es asunto de sus pantaletas y mío. Maldito encuentro. Valentine se arquea y me coquetea. Desgraciada. Sabe hacerlo muy bien. Me muerdo la mejilla para impedirme morder los muslos desnudos o desgarrar esta estúpida tela ajustada. En vez de eso, pongo delicadamente mi boca sobre su sexo aún vestido. Puedo sentirlo húmedo, ardiente y
despidiendo despid iendo un discreto perfume suave y dulce. Es una tor tortu tura ra no poder comérmelo. comér melo.
– Vo Vo lveré lver é pr pronto onto –le mur m urmur muroo al a l clíto cl ítorr is invisi i nvisible ble que me seduce s educe detrás detr ás de su s u cor co r tina negr neg r a–. Levanto los ojos hacia su propietaria. Me sonríe, divertida. Sus labios vuelven a ponerse serios cuando los miro fija e intensamente, pero siguen entreabiertos, como si le faltara el aire. O como si esperaran que la besara. No No lo haré aún. Me vuelvo a poner de pie, doy algunos pasos hacia atrás y comienzo un strip-tease, ya que hoy uno tienee que hacer tien hacer todo por po r sí mismo en esta esta maldita tor torrr e. La princesa en encerr cerrada ada en su su torreón torr eón me mir a desvestirme, como si no hubiera visto el cuerpo de un hombre desde hace una eternidad. Sus ojos brillantes la traicionan. Lanzo mis zapatos a una esquina y mi camisa directamente sobre ella. Hay que hacer las cosas bien. La veo entreabrir la boca cuando me deshago de todo el resto con un solo movimiento: panta pantalón, lón, bóxer y calcetas. calcetas. Lo único que me salva ahora ahor a es mi billetera billetera que pongo sobr sobree una esquina del escritorio. Podría servirme. O servirnos, ya que conozco a alguien que no tiene r ealmente ealmente ganas g anas de esper esper ar. – Haces trampa…–bal tr ampa…–balbucea bucea con co n su voz vo z atrapada atr apada en el fondo fo ndo de su ggar arga ganta–. nta–. – Es mi juego, jueg o, so sonn mis mi s reg r eglas. las. Le sonrío. Si supiera que me muero por tomarla. Mi erección empieza a lastimarme pero no me importa el dolor porque sé que el remedio será delicioso. Se levanta de su sillón, invadida por su orgullo. Yo no soy para nada un hombre que sepa de arte pero pronto encuentro la imagen perfecta: Valentine Laine, de pie, en la única oficina alumbrada de una torre fría y sin alma. Afuera es de noche. Tiene la camisa blanca entreabierta, pantaletas negras y corbata, una mirada sombría que grita en Ahora silenciotengo y su que almahacer que segrandes revientaesfuerzos de impaciencia. para no ir a ponerla contra la pared. Si tan solo pudiera dejar de mirar… ahí. Me acerco con pasos de lobo, levanto suavemente su barbilla para que sus ojos miren los míos y me inclino para rozar su boca que me vuelve loco. Evidentemente, su boca está r oja, carnosa, car nosa, es una boca boca voluptuosa para este rostro de rasgos rasgo s finos. Es Es el toque de sensualidad sensualidad que que faltaba en medio de esta belleza andrógina, casi fría, que juega suciamente. Esta mujer es un misterio. En vez de besarla, la sigo desvistiendo. No quiero nada más que a ella, su corbata y a mí. Quiero resolver el enigma del sostén. Deslizo su camisa a lo largo de sus brazos y sus senos se revelan ante mí, pequeños, finos, firmes y terriblemente excitantes. Muero de ganas de apoderarme de ellos o de morderlos. Valentine sigue mostrando esta actitud traviesa, provocadora y falsamente bajo control, pero prueba de su deseo. Veo se que susduro pezones se su ponen duros y que la traicionan, ustoo tengo ust fr ente ente la a mis ojos. o jos.perfecta Me Me acerco más. Mi sexo pone y rosa ro sa vient vientr r e plano. Bajo progresivamente, a algunos milímetros de ella, pasando frente a su rostro, entre sus senos; luego por su corbata hasta descubrir su ombligo. Deslizo finalmente mis dos pulgares bajo las costuras de sus pantaletas y desaparezco esta maldita tela ajustada, lejos de mí – Hay infor info r mación maci ón que falta fal ta en tu expediente…–suspir expediente…–suspi r a de pronto pr onto–. –. – ¿Cuál? – Nils Eriksen Er iksen también hace strip-teas str ip-teasee de vez en cuando. cuando . Tiene mucha paciencia pacienc ia y es capaz de ponerse a mis pies. Esbozo una pequeña sonrisa, arrodillado frente a la insolente. Luego vuelvo a subir para dominarla dominar la desde desde lo alto. – ¿Sólo ¿Só lo eso? eso ? –insisto –ins isto en voz vo z baja–. baja –. – Señas par ticular es: le encantan e ncantan las cor co r batas femeninas fem eninas.. Valentine sabe cosas acerca de mí pero ignora todo lo que hay en ella que podría volverme loco. Su hermosa boca, sus pequeños senos sin sostén, sus tobillos minúsculos, su nuca desnuda debido a
su corte de cabello de hombre, su olor. Y, lo que más ignora es todo lo que me gustaría hacerle con
esa maldita corbata. Vendarle los ojos, atar sus manos… pero sé que aún no está lista para darme tanta confianza como para entrar en ese terreno. Sin embargo, siento que se está dejando llevar. Cada vez un poco poco más, que tiene tiene ganas de jugar conmigo co nmigo.. Entonces invento un nuevo juego sólo para ella. Con la punta de su corbata de seda, rozo sus pezones duros, uno después de otro. La desato y la deslizo suavemente por su cuello. Luego dejo la tela bajar a lo largo de su cuerpo frágil, rozar su vientre que vibra, deslizarse sobre la piel fina de su ingle, acariciar su sex sexoo en mi lugar, sólo un ppoco, oco, como com o si fuera una pluma. Valentine suspira y gime mientras su deseo se vuelve cada vez más grande. La siento empapada, temblando y frustrada. Quiero tomarla pero espero aún a que me reclame, que pierda nuestro pequeño juego de paciencia. – Tus manos, mano s, tócame tóc ame con c on las mano m anos…–susur s…–susur r a, quejándo quej ándose–. se–. – Aún no– so s o nr nrío ío volvie vo lviendo ndo a pasar la cor co r bata entre entr e sus labio l abios–. s–. – Tu boca…–dice bo ca…–dice poniendo po niendo su mano so sobr bree mi mejill mej illaa y su pulga pul garr sobr so bree mi boca–. bo ca–. – Pronto Pr onto–– gr g r uño entre sus dedos–. dedo s–. – Tu sexo…–or sexo …–or dena esta vez–. Pasa de la palabra a la acción tomando con toda la mano mi sexo. Aún de pie frente a mí, me toca con cierta cier ta ur ur gencia que me fascina. fascina. Le Le sugiero sugier o en voz baja que que me acaricie más m ás fuerte y ella obedece mis órdenes por primera vez. No tengo ganas de forzarla pero me encanta verla dejar de ser discreta. Valentine acelera y me enloquece, como me gusta. Sólo hay una bola de deseo que logrará liberar. Esta queprimera quiere vez controlar todo, una amante sentí desdechica nuestra y muero de esconde ganas dedentro verla soltarse. Ella explosiva, que pareceapasionada. huir de todoLotipo de violencia. Quiero mostrarle que puede disfrutar cuando le piden hacer algo y cuando quieren someterla. Me muerde un pezón sin avisarme y el dolor me hace sonreír. ¿Estoy soñando o me está agredien agr ediendo? do? Suelto la cor co r bata bata y levanto levanto a Valent Valentine ine del piso para sentarla bruscamen br uscamente te sobre su gr an escritorio. La pequeña lámpara cae y se estrella en el piso. A nadie le importa. La maldita princesa encaja las uñas en mis nalgas para acercarme a ella. Justo tengo tiempo para sacar un condón de mi billetera que también se cae. Esto sólo aumenta mi deseo. Tomo su cadera, me inclino para besarla y nuestrr o sexo se une al mismo tiempo nuest tiempo que nuest nuestrr a boca, en una explosió explosiónn de sensaciones. sensaciones. Gruño como com o un Como salvaje.unElloco, salvaje. remedio aún lo mejor quesuelo en mis recuerdos. hagoestodo que no tener permiso de hacer antes. Pellizco sus senos, rodeo su cintura estrecha con mis grandes manos, hundo mis dedos en la piel de sus muslos, la beso en la boca mientras me deslizo dentro de ella, primero lentamente, hasta que Valentine se abre, hasta que su ritmo se une al mío. Pronto, nuestra cadencia es evidente, firme y desenfrenada. Escucho a Valentine gritar cada vez que mi cadera choca contra la suya. La veo agarrarse de la orilla del escritorio y luego tomar mi nuca. Siento cómo tiembla y pierde el control. Tengo ganas de explotar pero estoy esperando a que ella esté igual. Sólo tiene que dejarse ir. Me meto en lo más profundo de ella con un último golpe de cadera que le corta la respiración. Ella me jala el cabello y finalmente se deja ir, se desborda. Su grito de éxtasis me provoca placer. Nunca había gritado tan fuerte. La abrazo mientras los dos temblamos, con los ojos oj os cerr ados y el cuerpo cuerpo abatido. abatido. Su orgasmo dura y Valentine termina mordiéndome violentamente el hombro, como para vengarse. – ¿Y ahor aho r a quién es la hambr ienta? –mur –m urmur muroo so sonr nriendo iendo–. –. Con la respiración agitada, los ojos brillantes y las mejillas enrojecidas, ella también ríe. Puedo
apostarr que la mujer pacifica tiene aposta tiene ganas de abofetearme.
4. ¿Q ¿Qué ué más m ás sabes?
Valentine
– Lo lamento, lam ento, pr incesa, inces a, es una ur urge gencia… ncia… Nils estacionar su tanque,dehaciendo rechinar neumáticos, justometido frente los a una casa de acaba fachadadeblanca y de ventanas madera con pinturalosvieja. Nunca había piespequeña en este barrio y no sé qué estamos haciendo aquí. Lo único que entendí, en el camino, es que mi guardia tiene ganas de matar matar a alguien. Su blanco blanco es Samuel Torr Tor r es, su her her mano, alias « el que pront pro ntoo no ten tendrá drá ni un solo diente ». Al parecer su hermano tenía que ocuparse del misterioso « paquete » pero prefirió dormir dor mir fuera de casa casa dos noches seguidas. seguidas. – Maldito ir irrr esponsable… espo nsable… –gr –g r uñe el vikingo–. viking o–. – Ya Ya lo dijiste. diji ste. ¿Insulto ¿Insulto siguiente? sig uiente? –sonr –so nrío ío mientr mi entras as mir m iroo la calle cal le desier des ierta–. ta–. – Lamento haberte haber te traído traí do aquí–mur aquí–m urmur muraa Nils–. Nils– . Abre la puerta del auto y toma todas sus cosas (teléfonos, audífonos, documentos aquí y allá y otros identificables). todo en sus mientras lo observo silenciosamente. Desdeobjetos nuestronoúltimo « derrape Mete descontrolado », bolsillos incluyendo cierta yo corbata unos días antes, no ha cambiado de comportamiento. Sin embargo, Nils que se disculpa dos veces seguidas, está anormal. Hastaa me preocupa. Hast pr eocupa. Sale del auto, auto, dando una vuelta rápida y diciendo: diciendo : – No me m e tardo tar do.. Sube la ventanilla ventanill a y po ponle nle lo l o s segur seg uros os a las puertas. puer tas. – ¡A tus ór denes! Sin preguntarle su opinión, salto también de la hummer y azoto la puerta detrás de mí. El coloso me mira, como si estuviera dudando entre dos opciones: regresarme inmediatamente inmediatamente al auto (por fuerza) o volver al volante para aplastarme con el auto y terminar conmigo de una vez por todas. Creo que está está muy enojado. – No tengo ningunas ningunas ganas ganas de jugar, Valentine–me regaña– No deberías estar aquí. Debí haberte llevado a Santa Mónica a esta hora. – No tengo doce doc e años año s y medio medi o , no hay toque de queda, no tengo planes para par a esta noche no che y no veo ningún francotirador que me esté amenazando. Y tengo muchas ganas de descubrir ese « paquete ». Después de decir esto, avanzo y atravieso el pequeño portón blanco, cruzándome en su camino. Troto hacia la puerta de la entrada cuando, de pronto, su enorme mano me toma de la cintura y me detiene por completo. Intento escapar pero Nils me toma más fuerte y clava su mirada gris en mis ojos. – Te quedarás quedar ás cer ca de mí–m m í–mee or o r dena con co n su voz vo z gr g r ave–. – ¿Si no, no , qué? – Si no, no , podr po drías ías desangr desang r ar arte. te. – ¡¿Qué?! – Nunca dije dij e que el « paquete » fuera fuer a civili civi lizado zado… … –balbucea mientr mi entras as g ira ir a la ll llave ave dentr dentroo de la cerradura–. Cada vez estoy más curiosa (y un poco confundida), entro en la casa y descubro una gran pieza de
entrada completamente vacía. Después hay una sala con muebles extraños que huelen raro. Nils me
hace una una seña para que lo siga mient m ientras ras abre las ventanas ventanas para dejar entrar entrar el aire air e a la planta baja. baja. – ¡Wil ¡Willy! ly! –gr –g r ita hacia haci a el piso de arr ar r iba– ¿Dónde ¿Dó nde te escondes, esco ndes, amig am igo? o? – ¡El marsupial mar supial!! –grito –gr ito al entender al fin– f in– ¿Él es el « paquete »? – Qué intelige inteli gente…–mur nte…–murmur muraa el giga gi gante–. nte–. Segur Seg uramente amente volvi vo lvióó a quedarse quedar se dor mi mido do en la bañera. bañer a. Subiré. Quédate aquí. En este este moment mom ento, o, sería ser ía inútil inútil insistir para par a acompañarlo. acompañarlo . – Ah, oye, oye , ¿Valentine ¿Valentine?? –dice volteando–. vol teando–. – ¿Sí? – Recuerda Recuer da lo que te dije dij e la pr imer im eraa vez. Cuando lo l o veas háblale hábl ale gentilm g entilmente. ente. Muy amablemente… Muy amablemente… No sé si está hablando en serio o no. Prefiero contestar con un « no » pero es imposible confir marloo pues Nils confirmarl Nils ya está subiendo subiendo las escaleras de tres en tres. tr es. – ¿Es brom br oma? a? ¿Nils? ¿Nil s? ¡Nils! No hay respuesta. r espuesta. Me recargo recarg o en la pared de la sala y examino la pieza mientras Nils va a buscar buscar a su animal salvaje. Y sin domesticar. Como él. De De pronto, pr onto, me da risa r isa imaginar imag inar a Nils Eriksen acariciando a un hámster hámster o a un perro perr o chihuahua chihuahua.. Ni lo pienses, pi enses, Valentine. alent ine. Como quiera… Un chihuahua con un bonito abrigo… Retomo mi inspección de la zona. Hay un sofá de piel raída, un sillón (que no combina) con una tela quedonde casi es unaplana. mesa Esto de centro metálica abollada, una vieja consola madera barniz estáuna unamalla, pantalla es todo lo que yamuebla la casa. Parece como de si todo estosin lo hubiera sacado de un cobertizo o de una fábrica en quiebra. Al menos todo está limpio y ordenado. Mis ojos recor r ecorrr en rápidamente rápidamente las paredes más o menos blancas, el el entarim entarimado ado del piso mal puesto puesto y el gr an venta ventanal nal que lleva lleva al jardín jar dín tr tr asero. asero . En el piso de arriba, arr iba, escu escucho cho que abren y cierran cierr an puertas puertas y la voz de Nils que parece impacientarse. Es en este momento cuando me doy cuenta de que no soy la única en esta pieza y de que dos ojos exorbitantes me miran con desconfianza. Me está mirando desde su escondite, detrás del sofá. Doy un salto y doy un grito estridente cubriéndome la boca. El marsupial (que seguramente pesa la mitad de lo que yo peso) sale de su escondite mostrándome los lo s dientes dientes y dando gruñidos gr uñidos de descontent descontento. o. – ¡Nils! –dig –di g o (no muy fuerte fuer te para par a intentar i ntentar no asustar a la l a bestia). bes tia). Nils, Nils , ¿me ¿m e escuchas? es cuchas? Creo Cr eo que lo lo encontré… – No te le acerques–m acer ques–mee or dena con co n calma calm a el viking viki ngoo que ya está en las escaler escal eras– as– Quédate de espaldas espald as a la pared y no lo mir es directament directamentee a los ojos. o jos. – ¡Está… está avanzando! avanzando ! –llor –llo r iqueo mientr mi entras as el gr an oso o so hambriento hambr iento se me m e acerca–. acer ca–. – ¡Wil ¡Willy, ly, amigo, amig o, so soyy yo! yo ! –le recuer r ecuerda da Nils– ¿Así es como co mo me recibes r ecibes?? El monstruo peludo deja de contemplarme como a una presa y pone su enorme trasero en medio de la pieza. Respiro Respiro al fin mientras el vikingo intent intentaa domarlo. domar lo. Se inclina y lo acaricia, pero el animal analiza a su amo con una mirada mir ada de desprecio. desprecio. Al Al parecer no le gust g ustóó mucho m ucho que lo abandonar abandonara. a. – Lo siento, siento , amig ami g o, pero per o al que tienes que com c omer erte te es a Sam, Sam , no a ell ella… a… Después de algunas caricias, la bestia está recostada sobre el lomo, con las cuatro patas al aire, ronroneando con las caricias de su amo. – Es fer oz… oz … y luego lueg o dócil dó cil.. Eso me r ecuerda ecuer da a algui al guien– en– digo dig o sonr so nriendo iendo insolenteme inso lentemente–. nte–. Nils se muerde las mejillas por dentro para evitar sonreír. Luego va a abrir el gran ventanal. La bestia corre hacia el exterior y descubro un jardín destruido, con arbustos tirados, el césped
arr ancado ancado y un banco de madera medio mordisqueado. mo rdisqueado. Su amo abre el saco de frutas que que trajo y echa
la fruta por todos lados. – Se aburr abur r e un poco po co de estar aquí… –me –m e explica–. expli ca–. – Tendrás Tendr ás que encontr enc ontrar arle le una novia– novi a– digo dig o inocentemente–. ino centemente–. – O no– no – refunfuña r efunfuña Nils mientr m ientras as va a buscar bus carlo lo– – Por diez minutos, minutos, Nils intenta intenta hacer hacer corr co rr er a su marsupial que no tiene ganas de hacerlo hacerlo.. Lo Lo que le gusta a él es descansar mientras come fruta y algunos hebras de césped que aún sobreviven. Me río a carcajadas cuando el coloso se recuesta en el piso y su « amiguito » se avienta alegremente sobre él. Willy se m mee acerca varias var ias veces, todavía todavía desconfiando, desconfiando, antes de esfumarse como loco. loco . Luego Luego termina aceptando el cuarto de manzana que le ofrezco y yo exteriorizo mi alegría diciendo expresiones tiernas y bobas. Y él a cambio vuelve vuelve a gruñir g ruñirme, me, poco amigable. Le tomo una foto cuando su pequeña lengua pasa sobre su enorme nariz y no me resisto al placer de enternecer enternecer a Aïna a lo lejos. lejo s. S Subo ubo la foto fo to en un mensaje y se lo envío, precisan pr ecisando: do: [Pista: Soy la mascota de cierto neandertal. ¿Quién soy y de dónde vengo? ¿De Australia, del país de los Ositos Cariñositos Cari ñositos o de Marte?] Marte?] Mi teléfono teléfono vibra al minuto minuto siguiente. siguiente. [¿De quién hablas? ¿De la enorme cosa peluda (¡que me dan ganas de acariciar!) o de tu apuesto hombre tatuado?] [No es MÍ hombre tatuado…] [Seee, claro… Es de alguien más…] [Tú ganas.¡Retiro Ya no más marsupiales. [¡Perdón! lo dicho! ¡Quiero (¡En ver!]la próxima foto te iba a sonreír!)] Le envío rápidamente la foto de la pequeña bestia (que no sonríe realmente pero que tiene un pedazo de manzana atorado en los dientes y eso hace que uno de sus labios se doble) y observo a Nils que regresa de su travesía en el fondo del jardín. Sonríe y está ligeramente despeinado. Se ve mucho más relajado r elajado después después de haber haber pasado pasado quince minutos minutos de locura lo cura con su marsupial mar supial regor reg ordet dete. e. – Ya Ya se sació sa ció.. Com Comió ió muchísim muchí simoo . Ya Ya podemo po demoss ir nos. no s. – ¿Vamo ¿Vamoss a dejar dej arlo lo so solo lo?? –me pr preo eocupo cupo–. –. – Sam acaba de jurar jur arme me que r egr eg r esará esar á mañana para par a ocupar oc uparse se de él– suspir suspi r a el r ubio– ubio – ¿Po ¿Porr qué? ¿Quieres tener tener un nuevo nuevo compañero de piso? – SiWilly es necesar io io… … ta vivir en un castillo – no necesita necesi castil lo de pr princes incesas. as. Es un anim animal al soli so litar tario io que duerme duer me veinticuatrr o hor veinticuat ho r as al día. Éste Éste es su hogar. hog ar. Aquí Aquí se siente bien. ¡Así ¡Así que ya vámonos! vámo nos! Cuando salimos de la pequeña casa de Sycamore Avenue, el marsupial ya está profundamente dormido dor mido sobre so bre el sillón, silló n, sobre el lomo, lomo , con el vientre vientre enorme enorm e a punt puntoo de explotar. explotar. – ¡Narcoleps ¡Narco lepsia, ia, es eso! eso ! –río –rí o mientr mi entras as sigo si go a Nils hasta su hummer hum mer–. –. – Ten cuidado con co n lo que dices de él– me so sonr nríe íe mi guar gua r dia, amenazándo amenaz ándome me falsamente–. fals amente–. Si te metes con Willy, te metes conmigo… – Qué lindo l indo–– digo dig o iró ir ó nicamente– nicam ente– Papá oso o so saca las l as gar g arrr as… – Súbete, ponte po nte el cinturó ci nturónn y cier cie r r a la boca– bo ca– me m e dice el salvaj sa lvaje–. e–. – OK, sólo só lo esta vez– concluyo co ncluyo,, satisfecha–. satisf echa–. ¡Siempree quiere tener la úl ¡Siempr última tima palabra, siempr s iempre! e! ***
Ya no sé cómo reaccionar. En En verdad no lo sé.
No es nada fácil entender lo que trama la mente de Nils Eriksen. Desde nuestro primer encuentro en Madagascar, sólo me he acostado tres veces con el vikingo. Sólo tres. Es un número razonable. Lo que no lo es tanto es todo lo demás. He fantaseado un millón de veces cuando vuelvo a pensar en sus besos fogosos y en sus movimientos de cadera. He soñado con él casi cada tercer día y he soportado su mal humor y sus modales de cromañón el resto del tiempo… Luego me acostumbré a él, hasta he pensado que algunos de sus defectos son encantadores. ¡Peligro! Es indescriptible. Su omnipresencia (que él intenta hacer discreta), su eterna respiración en mi espaldaa o, más espald m ás extraño extraño,, sus manos sobre sobr e mi piel. Sólo intent intentoo dejar de pregunt pr eguntarme arme a dónde nos va a llevar todo eso. Con Con él no hay promesas, no hay futur futur o, sólo só lo una gran cantid cantidad ad de escalofr escalofríos íos que no logro olvidar. Milo intentó hacer lo mismo. Muchas veces le di muchas oportunidades mientras pensaba que no daba realmente la talla. Su hermosa manera de hablar, sus buenos modales y su gran futuro ya no me interesan. Ya no puedo fingir ni acostarme con él. Incluso besarlo se volvió complicado. Ahora sólo mi bodyguard logr a provocar fiebre en mi cuerpo. cuerpo. bodyguard logr Nils es fogoso fog oso,, libre libr e e impredec impr edecible. ible. Tenemos Tenemos eso en común. Nuest Nuestro ross encuent encuentro ross cuerpo a cuerpo siempre son muy intensos. Fuera de eso, nunca nos besamos. Vivimos bajo el mismo techo sin estar untos realmente. Cohabitamos respetando el espacio del otro. A veces una palabra, una mirada o un movimiento me traicionan. traicio nan. Mi deseo hacia él y mi curiosidad cur iosidad rresurg esurgen en has hasta ta que que logr log r o calmarme. calmar me. Lo Lo mismo le pasa a él. Una caricia en la nuca, una mano en mi espalda baja, una sonrisa involuntaria, pequ pequeños detalles, detalles mo vimientos os tiernos y espontáneos espontáneos que no sé cómo inte interr pretar. O eños que me niego, movimient a interpretar… Mi guardia se queja del tráfico a esta hora del día. Y Yoo le ofrezco of rezco una manzana manzana para calmarlo. calmarl o. – ¿Crees ¿Cr ees que soy s oy un maldito mal dito marsupial mar supial?? –balbucea –balbuc ea rechazando r echazando la manzana–. m anzana–. – No, er a solo so lo para par a que te callar cal laras…–mur as…–mur muro mur o antes de mor m or der la fr f r uta–. Me quita la manzana amarilla y la muerde también, reduciéndola a la mitad. Me siento tentada a morderle el brazo para vengarme pero mi iPhone vibra en el bolsillo de mi pantalón ajustado negro. Lo tomo y descubr descubr o un mensaje no leído: [No me digas que me olvidaste una vez más…] – ¡Rayos! –gr –g r ito– ¡Mier ¡Mierda, da, mier mi erda, da, mier mi erda! da! – ¡Mil ¡Qué? –di ce G.I. f rcon enando precipi ecipitadamente–. tadamente–. – ¡M ilo! o! –dice Tenía que JOE, cenarfr co n él dentro depr ntro de… cuatro cuatr o minuto m inutos. s. – Cancélalo–di Cancélal o–dice ce Nils levantando los lo s hombr ho mbros os–. –. Su mirada está fija, tranquila y mirando el camino, pero sus manos se tensan ligeramente en el volante. – No puedo. puedo . Le Le hice lo mismo mi smo la última úl tima vez– vez – digo dig o r ecor eco r dando– dando – ¡Qué tonta so soy! y! – Quizá Qui zá es una señal– señal – murmur mur mura–. a–. – ¿Qué? – Nada. – Bueno, Llegar Lleg aremo emoss treinta tre inta minutos mi nutos tarde. tarde . ¡Olvida Santa Mónica! Mónic a! Vamos amo s al Summer Summer de Beverly Hills. ¡Aceler ¡Acelera! a! ***
Milo ya está sentado a la mesa, sobre un asiento azul del salón privado cuando llego con él… cuarenta y nueve minutos tarde. El dandy, vestido con su traje a rayas y una mecha de lado, no está
contento con mi percepción de la puntualidad ni con el noruego que me acompaña y que se coloca discretamente del otro lado de la pequeña pieza. – ¿No pudiste pudi ste dejar a tu perr per r o guar gua r dián afuer af uera? a? –me dice cuando c uando me sa saluda luda de beso–. beso –. – ¡Mil ¡Milo! o! – Como Co mo buen perr per r o guar gua r dián, tengo una audici a udición ón perfecta, per fecta, señor seño r De Clare– Clar e– dice di ce Nils Ni ls con co n una vo vozz glacial– Y no pienso moverme mover me ni un milímetro–. – ¿También ¿Tambi én tengo la oblig o bligació aciónn de darle dar le de com c omer er?? –contesta –co ntesta el dandy, con amar gur a–. – No, ya me comí co mí a diez hombr hom bres es como co mo tú hoy– dice di ce el r ubio g igante, ig ante, sonr so nriendo iendo–. –. – ¿Y si intentamos i ntentamos compo co mporr tarnos tar nos como co mo adultos? adulto s? –propo –pr opongo ngo r iendo, iendo , co compl mpletamente etamente incómo incó moda–. da–. – Para Par a eso hay que estar dotado do tado de un coefi co eficiente ciente intelectual i ntelectual super s uperio iorr a do doce…– ce…– se bur la Milo–. Mil o–. – Y un par de testículos– testículo s– declar decl araa Nils–. Nils –. – ¡Por favor favo r ! Esperen Esper en cinco cinc o minutos mi nutos antes de empezar empe zar el co concur ncurso so de machos mac hos.. M Mee gustar g ustaría ía or o r denar antes ant es dos tempuras…– tempuras…– suspiro mientras mientras me siento–. Pasa una hora y no ha habido ningún drama (ni algún concurso extraño). Milo pidió que pusieran música jazz en nuestro pequeño salón para que mi bodyguard bodyguard no no escuche nuestra conversación. Nils me vigila mientras controla las actividades de SAFE, golpeteando sobre su tableta y sus teléfonos. – Ven a vivir vivi r conmi co nmigo go por alguno alg unoss días, Valentine– alentine – insiste insi ste Milo– Milo – Puedo pro pr o teger te y este tipo podríaa regr podrí r egresar esar al país de donde donde vino… Lejos. Muy Muy lejos. – Ese tipo tipo me me salvó la vida dos veces y Darren lo contrato. Yo no fui. No tengo nada que decir al respecto. – Qué novedad– no vedad– ríe r íe el dandy–. – ¿Perdó ¿Per dón? n? – Si en verdad quisieras verdad quisieras deshacerte de él, podrías, y lo sabes. – ¿Te refi r efier eres es a matar m atarlo lo?? Ya Ya lo había pensado pe nsado…–br …–brom omeo eo–. –. – No. Sólo Sól o despedir despedi r lo lo.. Pero al par ecer no puedes p uedes estar sin él. él . – ¿Qué estás insinuando ins inuando?? –me impaci i mpaciento–. ento–. – Nada. El moreno guapo me lanza una mirada difícil de interpretar. Luego, levanta su copa de champán hacia mí para invitarme a brindar. bri ndar.
– ¿Vamo V Nosotros amos, s, olvide o lvidemo todo . Dejem Dejemos os de hablar habl ar de él… Mejor hablemo hablem o s de noso no sotro tros. s. – Nosotros? ? moss todo. – Aún tengo esperanza, esper anza, Valentine Valentine.. Sigo esperándo esper ándote… te… – Y yo sé que tienes tie nes muchas pr pretendientes– etendientes– so sonr nrío ío,, ssabiendo abiendo perfectamente per fectamente a dónde dó nde qui quier eree llleg legar ar– – Milo, yo no te he pro prometid metidoo nada. nada. – Lo sé, pero per o so soyy un hombr ho mbree que persever per severa. a. Y so soyy determina deter minado do–– me ssonr onr íe–. Si hubiera jugado con sus sentimientos, en este momento me sentiría culpable, pero ese no es el caso. Siempre fui completamente honesta con todos mis ex novios. Incluso a veces fui un poco fría. Me encariño y olvido a las personas rápidamente cuando me parece adecuado. No estoy buscando el gran amor ni al marido perfecto. Milo siempre lo supo. Salimos varias veces juntos. Nos acostamos. Y más.pase ¿Acaso que pase algo meses, más y que me enamore? claro. ¿Qué probabilidades haynada de que eso? espera Cero. Hace algunos pudeyohaber dicho que Sí, lo quería, incluso pude haber pensado pensa do en algo alg o más m ás a futuro futuro,, pero ya se me pasó. Lo Lo que me impide pensar pensar en Milo Milo De Clare Clare es otro hombre.
El futuro futur o no va más allá all á del mañana, m añana, par a mí le repito r epito gentilm ge ntilmente ente . – Entonces es eso. eso . ¿Signifi ¿Sig nifica ca que no me acompañar aco mpañar ás a la Black Gala Gala dentro de veinticuatro
horas? – Lo ol olvidé…– vidé…– dig di g o co c o nfundida–. nfundida –. – Perfecto Per fecto.. – ¡Ahí estaré! estar é! ¿A qué hor ho r a es? Doy una mordida al tempura mientras escucho distraída las explicaciones del « hombre ideal » (para usar una expresió expresiónn de mi querido queri do Darren, Darr en, que que quizá tiene tiene más esperanza en esta esta rrelación elación que el mismo Milo). Volteo la mirada hacia la derecha, ahí donde Nils está sentado, con las piernas abiertas, los codos sobre las piernas, respondiendo a las llamadas de sus muchachos. Intento olvidar todas las ideas locas e inolvidable ino lvidabless que pasan por por mi cabeza. El vikingo… vi kingo… está comiéndome, a mí… ***
Me abanico con la tarjeta de invitación en la mano, esperando que mi maquillaje no se esté derritiendo. El aire acondicionado funciona dentro del auto pero acabo de sentarme aquí y no he logrado log rado aún bajar la temperatura. temperatura. – Hace mucho calor calo r para par a un pr prim imer eroo de marzo mar zo,, Miss Cox– me sonr so nríe íe Ted, levantando su g or r a– ¡Casi estamos a treinta grados! Su cabello está completamente pegado a su cráneo debido al sudor. Asiento con la cabeza y suspiro de tranquilidad al sentir que el aire acondicionado está funcionando. Mi guardia nos alcanza en el auto y Ted puede arrancar. – Voy a dejar te r espir ar un poco po co,, esta noche– no che– me previene pr eviene Nils después de darle dar le la direcció dir ecciónn al chofer–. Habrá Habrá ta tant ntas as celebridades en el lugar lug ar que la seguridad segur idad será extrema. – ¿Estás siendo si endo amable amabl e conmi co nmigo go?? – No. Sólo Sól o so soyy bueno en lo que hago. hag o. – Y además sencillo senci llo…– …– sonr so nrío ío mientr mi entras as jalo j alo mi vestido negr neg r o–. – Ya Ya contacté co ntacté al or o r ganizado ga nizadorr – agr ag r ega eg a como co mo para par a ignor ig nor ar mi último últim o comentar co mentario io–. –. Nils pasa la mayor parte del trayecto escribiendo en el teclado de sus dos teléfonos y cuando levantaa la cabeza, lo hace para mirar levant mi rarme me con desconfianza: – alg únr espondo algún probl pr oblema? ema? – ¿Hay Ning uno– Ninguno– espo ndo so sonr nriendo iendo–. –. – ¿Por ¿Po r qué me mir mi r as así? así ? – Por Po r que traes tr aes puesto un traje tr aje negr neg r o. – Es una noche no che de gala. g ala. ¿Qué tiene? ti ene? – Pues… Te ves… ves … Mmmm… Te ves… Bien…–di Bien…–digg o sonr so nroj ojándo ándome me es estúpidamente–. túpidamente–. – Gracias Gr acias–– respo r esponde nde repr r eprim imiendo iendo una sonr so nrisa isa (per ( peroo no lo log lo g r a) –. Volteo mis mejillas enrojecidas hacia la ventanilla y me insulto internamente «¡¿Te ves… Mmmm… Te ves… Bien»?! Idiota. Bien»?! Idiota. Era suficiente si decías « Dentro de cuatro horas voy a pasarla bien. Con tu traje negro. negr o. O más bien sin él. » En cambio cambio le hice un gran cumplido y él a mí no. Qué grosero gro sero.. – tie nes otra tienes oestramuy co r dice esponder ? –preg –pr egunto de pr mientra ntras cr uzo mi miss pier nas desnudas–. desnuda s–. – ¿No Tu vestido m cosa uysa cor coque r to–respo di ce nder? sin si n quitar la unto mir m irada ada deonto su teléfo telmie éfono–. no–.s cruzo – ¡¿Perdó ¡¿Per dón?! n?! – Tu – vestido – es – muy m uy – cor co r to–repite to–r epite con co n su voz vo z de ultra ul tratumba–. tumba–.
– ¿Y eso te incumbe? incum be? – Tu segur seg uridad idad es mi pr prio iorr idad. Habría Habrí a pr prefer eferido ido que no ll llamar amar as tanto la atención, atenció n, esta noche. no che.
Con ese vestido vestido será ser á imposible. – Vo y a dejar lo así y pensaré pensar é que ese fue un cumplido cumpl ido esco escondido ndido entr entree tus palabr as…– lo molesto–. Se hace un silencio. silencio . El auto pasa sobr e un tope. Nils ajusta su corbata. cor bata. – Es difíci dif ícill que una chica se vea más m ás g uapa que q ue tú, Valentine– alentine – mur m urmur muraa de pronto pr onto,, mir m irando ando frente fr ente a él, como para evitar mi mirada– mir ada–.. Pero no puede evitar evitar que yo vea su mirada mir ada tr tr aviesa. OK… OK … Respira… ¡Dijimos que respiraras! ¡Necesito un extintor! *** Milo está esperando impaciente, deambulando por la alfombra roja para recibirme a la salida del auto… al igual que Aïna que, desesperada, da pequeños saltos cerca de él. Cuando veo a la traidora abalanzarse sobre mí con su vestido de noche, me volteo hacia Nils y me doy cuenta de la trampa que me tenía preparada: prepar ada: – Felicidades Feli cidades,, señor seño r so sopló plón– n– sonr so nrío ío al apuesto apue sto viking vi kingoo antes de besar a mi mejo mej o r amig ami g a–. Aïna casi me asfixia al abrazar abrazarme me frent fr entee a los flashes de los fotógr fotóg r afos. – ¡Quería ¡Quer ía sor so r pr prender enderte! te! –ríe –rí e Aïna–. ¡Gracias ¡Grac ias sexyguard sexyguard!! – Tengo Teng o nombr nom bree – suspir suspi r a el col c oloo so al mar m archar charse se de la l a red carpet –. – Y yo tengo una cita c ita con c on la mujer muje r más bella bell a de la noche noc he –exclam –e xclamaa Milo Mil o , tomándo to mándome me de la l a cader c aderaa de una forma ultra posesiva– po sesiva–.. Aïna entiende el mensaje y retrocede algunos pasos. Milo dirige su más bella sonrisa y su mirada más perfecta a los fotógrafos. Me está abrazando tan fuerte que casi no me deja respirar. Intento hacérselo saber discretamente discretamente pero me ignor ig nora. a. – ¡Con cuidado cuid ado,, De Clare! Clar e! –gruñe –gr uñe Nils que está a cinco ci nco metr metros os de distancia–. dis tancia–. – ¿Acaso no va a cerr cer r ar el hhoc ocico ico el perr per r o guar gua r dián? –murmur –mur muraa mi m i caball c aballer eroo , tomando tom ando más fuerte fuer te a su presa–. – Suéltame, Suéltame , Milo, Milo , me lastimas. lastim as. – ¡Suéltame Esper a algunas Espera alg si unas fotos fo tos más. m nservar ás. var tu viril – quier es conser co vir ilidad idad intacta! –respo –r espondo ndo en voz vo z baja, baj a, por po r fin li libr brándo ándome me de él–. Tomo la mano de AÏna y hago señas a Nils para decirle que ya es tiempo de que entremos en la gran sala tapizada de negro. Él no pone ninguna objeción. Este cambio en el programa parece convenirle. Nils asiente con la cabeza y luego camina algunos metros delante de mí, sin poder evitar observar a cada persona perso na que que me dispongo a pasar. Sin embargo, lo último que falta en este lugar son más guardias. Milo me alcanza en el pasillo e intentaa disculparse. intent disculpar se. Yo Yo le l e digo dig o que se aleje alej e y también que esta esta noche tendrá que olvidar o lvidarse se de mí. – ¡Eres mi pareja! par eja! – se opone o pone Milo–. Milo –. – no va a hacerle, hacer ell a ya encontró enco ntró algo alg o mejor mej or ! –sonr –so nríe íe Aïna hablando habl ando de ella el la mism m isma– a– ¡Alguien ¡Algui en que n¡Qué o va vas a romper rsomperle lele, lasella costillas! – ¡Tengo algo alg o que q ue decir te! Es Es impor im por tante – insiste, insis te, ignor ig nor ando a mi amiga ami ga–. –. – Milo, Milo , debes de parar par ar de ser tan posesi po sesivo vo – digo dig o tranquila tra nquilamente– mente– Eso sólo só lo me pro pr o voc vocaa ganas ga nas de
huir… Contrariado, el moreno guapo renuncia y da media vuelta. Nils se aleja también para darme un
poco más de libertad, después de echar un último vistazo para asegurarse de que todo está bajo control. Acepto una copa de champán. Aïna empieza la noche bebiendo Vodka y luego comenzamos nuestro descubrimiento de todas esas personas guapas e importantes que se vistieron de negro para venir a ayudar ayudar a los lo s más desfavor desfavorecidos. ecidos. Deslizo Deslizo un gran gr an cheque cheque con el nombre nombr e del grupo gr upo Cox por la ranura del cobre cerrado. Luego, me pongo a jugar a esconderme de Milo y de Darren, haciendo como que hablo con un tal Tim (un presentador de televisión de un canal que está teniendo éxito), luego con una tal Heather (que creo haber visto antes en una vieja serie de televisión). Aïna está hablando hablan do de ecología ecolog ía por todos lados (sobre (sobr e todo con las personas perso nas a las que que no les importa impor ta eell tema) y dirige diri ge miradas mir adas coquet coquetas as al barm barman an musculoso. musculoso. El ambiente es agradable en la gran sala alumbrada por inmensos candelabros brillantes. Una música suave envuelve las decenas de voces que se entrecruzan y los choques de las copas de champán Grand Cru que se vacían. Sigo sorprendida por la elegancia de este tipo de veladas de caridad. Se Se supone que quieren quieren r ecaudar ecaudar fondos en vez de gast g astarlo arlos. s. Busco constantemente a Nils con la mirada y siempre lo encuentro hablando seriamente con personas asombrosas. Parece que muchas celebridades lo conocen y lo aprecian. Personas de la crema y nata. Algunos son políticos y millonarios, como Charles d’Orléans, alias Charlie, por ejemplo, un diplomático de sangre real de una belleza extraña y angelical que yo había visto en compañía de mi padre. Los dos hombres ho mbres parecen par ecen ser muy cercanos, cer canos, pues pues se saludan caluro calurosament samente. e. Los dejaré deja ré adivinar adiv inar quién qui én de los l os dos es más fuerte fuert e cuando se tocan… t ocan… Aunque… Depende qui én… – Ven. Ven. ¡V ¡Vamos amo s a vercon a tuquién… hombr hom bre! e! –decreta –decr eta Aïna después de que el barman bar man oocupado cupado la ign i gnor or ó –. – No tengo teng o ganas ga nas de hablar habl ar con co n Milo– Milo – declar o antes de vaciar vaci ar mi copa–. co pa–. – ¡Estoy hablando habla ndo de Nils, Nils , chica mala! mal a! – Tampoco Tampo co con co n él– r ío mientra mie ntrass siento si ento que el alco al cohol hol empieza empi eza a subir s ubir a mi cabeza–. El vikingo escoge escog e este este instant instantee para interrumpirnos interr umpirnos mientras mientras me m e mira mir a de manera extraña. extraña. – Quizá Qui zá tendrías tendr ías que consumi co nsumirr algo, alg o, Valentine… alentine … – ¡Ya ¡Ya lo hice! –contesto –co ntesto sonr so nriendo iendo y levantando mi copa–. co pa–. – Me refi r efier eroo a algo alg o que se coma – dice suspir suspi r ando y haciendo hacie ndo una seña aall meser m eseroo –. La charola de los bocadillos llega a las manos de mi guardia, luego a las mías y no tengo otra opción m ás quemuy más alimentarme aliment de caviar. Nils sonr sonríe mientrasper me mira mi ra ente, masticar. masticar. – Actuaste bienarme con co ncon De blinis Clare…–me Clar e…–me murmur mur mura– a– íeAunque, perso sonalm nalmente, yo sí le habría habr ía quitado la posibilidad de tener hijos algún día–. – ¡Más ¡Más caviar cavi ar!! Me sobresalto y reconozco al famoso Charlie, a algunos metros de distancia, que llega con nosotros, mirando con antojo nuestros blinis. – Adelante– le so sonr nrío ío acercándo acer cándole le la l a charol char ola– a– Mi nombr no mbree es… – ¡Valentine ¡Valentine Cox! Conozco Cono zco a su padre… padr e… – Valentine Valentine Laine-Cox– Laine-Co x– preciso pr eciso r iendo cuando besa mi m i mano m ano–. –. – No sabía que Nils tenía amistades ami stades tan… hermo her mosas– sas– continúa co ntinúa el aristó ar istócr crata ata de la sonr so nrisa isa contagiosa, mient mientras meo– mi mira raopor po r completo a Aïna–. Aïna– – El placer es ras nuestro– nuestr br bro mea mi amig ami g ya, luego impr im provi ovisando sando. una r ever everencia encia que parece par ece más bien un tropezón–. – ¿No tienes tie nes un trono tr ono que reco r econquistar, nquistar, Charli Char lie? e? – balbucea bal bucea Nils, Nil s, mir mi r ando al cielo ci elo–. –.
– ¡Eriksen! ¡Eri ksen! –resuena –r esuena otra o tra voz vo z masculi mas culina–. na–. ¿Qué estás hac haciendo iendo aquí? Volteo de nuevo y descubro a Roman Parker. Conozco su reputación. Si recuerdo bien, es quien
hizo al « joven y misterioso millonario, súper guapo que tiene un pasado muy obscuro ». En otras palabras: « es la perfección en persona perso na ». Al menos es lo que dicen dicen los tít títulos ulos de las r evistas, evistas, no yo. En verdad tengo que dejar dej ar de leer l eer las l as revistas revist as de espectácul es pectáculos os en el dentista… denti sta… Mientras Aïna y Charlie se van en busca de la enésima copa de champán, Roman empuja afectuosamente al vikingo con un golpe de hombro y luego los dos hombres se estrechan fuerte y virilment viri lmentee las manos. – Valentine, te pr presento esento a Roman Rom an Parker. Par ker. Él fo forr ma parte par te de los lo s o r ganizado ga nizadorr es de esta velada. Roman, ella es la princesa que está en mis manos… – Valentine Laine-Cox– Laine-Co x– digo dig o estrechando estr echando la mano del mi mill llona onarr io–. io –. Lamento lo que dice mi guar dia. No está guardia. está acostumbrado acostumbrado a convivir con co n las personas. perso nas. Aún Aún le faltan algunas algunas horas hor as de for formación mación en relaciones personales… – ¿Algunas ¿Alg unas hor ho r as? ¡Qué gener g eneros osaa es usted! –bro –br o mea Par ker–. ker –. – Vo Vo y a buscar algo alg o para par a relaj r elajar arme–g me–grr uñe Nils, alejándo alej ándose–. se–. Sigo su gran cuerpo con la mirada y luego veo a lo lejos a Aïna que sigue acompañada de Charlie d’Orléans, satisfecho por el caviar y ahora se ve enamorado de mi mejor amiga. A pesar de mi gran curiosidad, mi mirada se concentra de nuevo en Nils. ¿Hay alguien más…? – No es fácil fáci l tratar tra tar con co n él é l pero per o es el hombr ho mbree más leal que cono co nozco zco – me m e confía co nfía Roman Rom an sig siguiendo uiendo él también también con la mirada mir ada al coloso–. – Aparentemente, Apar entemente, tiene tie ne amig am igos os que le l e tienen tiene n mucho m ucho afecto. afecto . Esa es una buena señal – digo di go mi mientra entrass lo obse o bservo rvo y aprendo aprendo poco a poco a conocerlo…– Nos miramos por un rat rato, o, el multimillonario multimillonario y yo, y sonreímos. – Me sor pr prende ende que tenga teng a tiempo para par a cuidar cuida r de usted y para par a ocupar o cuparse se de to todo do lo demás– demás – añade–. – SAFE le demanda mucho tiempo, tiempo , pero per o cr creo eo que sabe ar r églase ég laselas. las. – Sí, Sí , es un apasio apas ionado nado del trabajo tra bajo.. También trabaja tra baja de noche, no che, en nuestro nues tro negoc neg ocio io de cur aciones acio nes de ur urgencia. gencia. Nos está yendo muy bien… ¡L ¡Laa demanda no para! par a! – Nils Eriksen, Er iksen, ¿un hombr ho mbree de nego neg o cios? cio s? – mur m urmur muro, o, co como mo para par a per persuadir suadir me de eso e so.. – Nuestro Nuestr o amigo ami go está lleno ll eno de sor so r pr presas, esas, Miss Cox. Co x. Y en mi m i opini o pinión, ón, usted aún no ha termi ter minado nado de sorprenderse... Me muero por hacer un millón de preguntas, pero una pelirroja muy bonita nos aborda y repentinamente besa a Parker. – Amy, mi encantador encantado r a mujer muje r que marca mar ca su terr ter r itor ito r io – r íe Roman, Rom an, al presentár pr esentármel melaa (y de paso tocándole tocánd ole las l as nalgas) –. – Encantada – digo dig o estrechándo estr echándole le la l a mano– mano – Yo Yo so soy. y..... – Mi pequeña pro pr o tegida tegi da – interviene inter viene Nils, Nil s, lleno ll eno de iro ir o nía, antes de d e besar a Amy en la l a mejil mej illa–. la–. – Ahhh… La famosa famo sa – so sonr nríe íe la l a pelir peli r r oja–. oj a–. – ¿La famos fam osaa qué? – Eso r ima im a con co n « osa o sa »– sonr so nríe íe el vikingo viki ngo (al que muer o de ganas g anas de aabof bofetear etear)) –. Los tres amigos conversan por algunos minutos sin que yo logre sacarme algunos pensamientos de la cabeza. Si Nils se gana la vida con tanta facilidad, ¿por qué se empeña en ser mi guardia? ¿Por qué poner en ¿Por riesgoqué susobligarse otras actividades, mucho mejor techo remuneradas sin ninguna más interesantes)? a vivir bajo el mismo que yo, (yprivándose de duda su propio mundo? Trato de poner mi cerebro cer ebro en off pero per o es imposible. Da Da vueltas, vueltas, divaga, hecha hecha humo. D Dos os minut m inutos os
más tarde, estoy casi convencida de que Nils está enamorado de mí pero que una enfermedad mortal impide que me lo confiese. Estoy exagerando. Estoy diciendo cosas del tipo: « eso no pasa más que
en las películas ». Est Estee delirio deliri o solo me dura treint tr eintaa segundos. Lo miro, mir o, con ese tr tr aje negro y con su increíble increíble sonrisa sonr isa dibujada dibujada en en los labios. Si sigo así, así , voy a encenderme… ¡El misterio de Nils deberá esperar un poco más. Ahora, debo encontrar a Aïna y beber un gran vaso de agua! Me voy de mi contemplación y termino por dejar al grupo, disculpándome educadamente para ir en búsqueda de Aïna. Aïna. Cer Cerca ca de la or o r questa, encuent encuentrr o a Charlie. – ¿No ha visto a mi amig ami g a? ¿Sabe dónde… dó nde… – Desafor Desaf or tunadamente se s e me m e escapó es capó de las l as manos mano s – suspir s uspiraa eell joven jo ven hom h ombr bre– e– Creo Cr eo que cono c onoció ció a algunos empresario empr esarioss suizos. Esta Estaban ban interesados interesados en la explotación moderada moder ada del palo palo de ro rosa, sa, o alg algoo así. Los Los escuché escuché hablar de perseguir traficantes… traficantes… – Ya Ya veo, veo , gr g r acias. acias . ¡No ¡No es fácil fáci l ganar g anar fr frente ente al palo pal o de ros r osa! a! – sonr ío buscándola buscándo la con co n la mir m irada–. ada–. Al fin la encuentro después de cinco minutos de búsqueda, en medio de un círculo de una decena de hombres y mujeres que beben sin hablar. Puedo adivinar que está contando nuestro secuestro, diciendo los detalles más terribles… Así es Aïna: o se adora o se detesta. – ¿Valentine ¿Valentine?? Una mano familiar se posa sobre mi hombro. Volteo a ver y descubro a Milo frente a mí, con una sonrisa maliciosa en los labios. – Otro Otr o día d ía hablar habl aremo emos, s, Milo–. Milo –. – No es lo que tú crees cr ees – insis i nsiste te coloc col ocando ando su vaso vació sobr so bree una char ol olaa que pasa– pasa – ¡Otro, ¡Otro , on the rocks! rocks! – Milo… Milo … –¡Escúchame ! Contraté Contr até a un detective pr privado ivado… … – ¿Un detective? ¿Y qué más? ¿Vas ¿Vas a decir me que instalaste instal aste cámar as de seg segur uridad idad en mi casa? Comienzas a asustarme... asustarme... – ¡No es por po r ti, sino si no por tu Nilsen! – Eriksen Er iksen – digo dig o suspir suspi r ando– ando – ¿Y qué más? más ? – Tienes que despedir despedi r lo lo,, Valentine. alentine . Lo más pr proo nto posibl pos ible… e… ¡Es lo que he estado tratando tra tando de decirte desde desde hace rato! Este Este tipo es peligroso peligr oso.. El orgullo dandy afloja corbataQuizá fina color negro muy or gulloso so de sísumismo. demasiado. demasiad o. y me mira sonriendo. Parece estar un poco tomado y – No tengo teng o toda la l a noche, no che, Milo… Milo … – Te dije dij e que yo te proteg pr oteger ería. ía. – ¡¿Qué es lo l o que aver averig iguaste?! uaste?! – Al parecer par ecer a tu gor go r il ilaa le gustan g ustan mucho las mujer muj eres es ricas r icas.. No No eres er es llaa prime pr imerr a presa pr esa en su s u vida… Aprieto los puños. ¡¿Acaso en todo este tiempo Nils me ha estado utilizando?! – ¿Estás segur seg uroo de lo que dices? dice s? – Mi detective es un pr prof ofesio esional, nal, Valentine Valentine.. Si te lo digo dig o ahor aho r a es po porr que tengo las pruebas. pr uebas. Tengo Ten go unas ganas furiosas furio sas de llor ar. Debí Debí haberme dado cuenta cuenta de que no er eraa para mí. m í. Sólo Sólo pensé pensé en mis rescates enmo queélmi lo adora y en elengolpe cara de Pascal… ¿Cómo pude imaginar que un unbrutales, hombre como co nomamá estuviera estuviera interesado interesado mi for foen r tuna? tula na? – Sólo Só lo que la última últim a vez las l as cosas co sas termi ter minar naroo n mal– mal – continúa co ntinúa Milo– Milo – Muy Muy mal. mal. – ¿De qué hablas? habla s? –digo –di go temblando–. temblando –.
El mesero regresa con una copa para Milo. Un escalofrío recorre mi cuerpo. Miro a mi interlocutor mientras moja los labios en el líquido color ámbar. Mi cabeza intenta ordenar la
infor mación que acabo información acabo de recibir. L Los os ruidos r uidos a mi alreded alr ededor or desaparecen desaparecen y la multitu multitudd se borr a. –¿Algún –¿Alg ún probl pr oblema? ema? Tiemblo cuando reconozco la voz ronca del vikingo. Y, de inmediato, siento el calor de su mano sobree mi nuca. sobr nuca. – ¡Largo ¡Larg o de aquí, sicópata! sicó pata! –contesta el dandy, da ndy, interponiéndo interpo niéndose se entre entr e noso no sotro tros, s, para par a pro pr o tegerme–. teger me–. Sin impresionarse impresionar se ni un poco poco,, Nils Nils ríe r íe al ver a Milo inflar el pecho. pecho. – De Clare, Clar e, deja de beber y ve a tu casa. casa . – ¡Ella tiene que saber la ver dad! – ¿Cuál ver dad? –preg –pr egunto unto al fin co c o n una voz vo z débil–. débil –. Roman Par Par ker se acerca también, también, probablemente probablemente alertado por nuest nuestrr os gr g r itos ahogados. – Las hereder her ederas as son so n tu especiali especi alidad, dad, ¿no, ¿no , Erikse Er iksen? n? – No sabes de lo l o que hablas…– habl as…– gr uñe Nils Nil s con c on un air ai r e amenazado am enazadorr – Vuelve a casa a jug j ugar ar co conn tus bonitos autos. Sus palabras son afiladas como cuchillos. Ya lo había visto enojado, pero nunca como ahora. Estudio Est udio su cara, su mirada, mir ada, su su lenguaje corporal corpo ral y hay algo que me perturba. perturba. Mis ojos oj os se posan sobre sobr e Roman Parker y de inmediato inmediato siento siento su molestia. – Qué extraño extr año que la l a última últi ma esté e sté muer ta… – continúa co ntinúa mi m i ex–. Fue asesina as esinada. da. Es una oscur o scuraa histor his toria ia de diner diner o, ¿no es así? – ¿Qué? –me estre es tremezco mezco–. –. Inhalo y exhalo e intento no entrar en pánico. Milo es un hombre honesto, jamás me ha mentido hasta ahora, hasta ahor a, pero… pero … Nils, ¿un asesino? asesino? –¿Qué le l e sucedió sucedi ó a esa mujer m ujer?? –preg –pr eguntó untó de pr o nto a mi m i guar g uardia, dia, temb temblo lorr o sa–. – La cabaña se s e ince incendió ndió –me respo r esponde nde Nils sin mo m o strar str ar ninguna ning una emoció emo ción–. n–. – ¿Y? –insisto–. –insi sto–. – Y tú no tienes tiene s por po r qué saber el r esto de la histor hi stor ia… – r esponde espo nde fríam fr íamente–. ente–. El vikingo lanza una última mirada furiosa a Milo y luego decide que es hora de desaparecer. Seguido de Roman, se da la vuelta y se dirige a la salida. – ¡Valentine, ¡Valentine, abre abr e los l os o jo jos, s, por po r dios! dio s! ¡Ni siquier siqui eraa intenta i ntenta negar neg arlo lo!! ¡Le abriste abr iste la puerta puer ta a este es te tipo y le estás confiando toda tu vida, sin saber nada de él! Mis ojos siguen a Ahora Nils mientras se no aleja. TanYaintenso y carismático. Ahí va el hombre en quién confiaba ciegamente. mismo, ya lo sé. no estoy segura de nada.
Continuará... ¡No se pi pierda erda el sig siguiente uiente volumen!
En la biblioteca bibli oteca:: Call me bitch bitch
A Jude M Montgomer ontgomeryy, el irr ir r edimible dandi dandi millonario millo nario,, y a Joséph Jo séphine ine Merli Merlin, n, la guapa hablador habladoraa de mal carácter, se les confía el cuidado de la pequeña Birdie: una princesa de tres años, cuyo adinerado padre, Emmett Rochester, se divierte de lo lindo en las Bermudas con su chica. ¿Será un lindo engaño montado para reunir r eunir al mejo mejorr amigo de uno uno y a la hermana gemela de la otra? Si solamente… P Ponga onga en una residencia residencia lo londine ndinense nse a los peores peor es niñeros del planeta planeta y los mejor es enemigos del mundo, agregue agr egue una horrible horr ible niña mimada y de deje je cocer a fuego lento lento durant dur antee dos semanas. ¿El plan más más desastrr oso del universo desast universo o la recet r ecetaa para una pasión condimentada, condimentada, con justo lo que se nec necesita esita de de amor, odio, humor y deseo? Pulsa para muestra grat gr atis is para conseguir un muestra
En la biblioteca bibli oteca:: ¡Tú te lo buscaste! - 4
Tengo 24 años, un padre Tengo padre tiránico y un imperio babilónico que administrar. administrar. Mi Mi fo fortuna rtuna colosal y mi lindo trasero hacen hacen de mí el mejor mejo r partido en Los Ángeles. Si sonrío, sonr ío, todos desfallecen. Si ordeno, or deno, obedecen. obedecen. Pude Pude haber haber me llamado Mike, Mike, John o William, pero mis mi s cromoso cro mosomas mas decidiero decidieronn otra cosa. Entonces me llamo Valentine Cox, soy una mujer que debe imponerse en un mundo de tiburones, y nada ni nadie se resiste a mis encantos. Al menos hasta la llegada estrepitosa de Nils Eriksen, quien me salvó la vida, convirtiéndola en un caos improbable. Sin cesar, nuestros destinos coinciden, entrechocan, se mezclan, se entrelazan, y nuestrr os cuerpos nuest cuerpo s sólo quieren imitarlos... imitarlos...
© EDISOURCE, 100 rue Petit, 75019 Paris July 2016 ISBN ISB N 9791025732021 97910 25732021
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