Triptico Almas del Purgatorio

¿Cómo podemos ayudar a las almas del purgatorio? Podemos ofrecer misas, comuniones, oraciones, penitencias y sacrificios y al hacerlo, ganaremos méritos ante Dios ya que Jesús dijo: “Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia.” Inclusive, podemos ofrecer sufrimientos o actos de caridad. La oración más sencilla es ésta: “Señor, te ofrezco por medio de María todo lo que yo pueda renunciar, en beneficio de las almas del purgatorio. Amén.” (5 ) También se pueden ganar indulgencias parciales o plenarias por esas almas. Para obtener indulgencias plenarias hay cinco formas principales: Rezo y meditación del Santo Rosario, en común; rezo-meditación del Vía Crucis en una iglesia; lectura de la Biblia por más de 30 minutos; adoración a la Eucaristía más de 30 min. Además, cada vez que desees ganar una indulgencia plenaria deberás unir a cualquiera de los actos anteriores una confesión (si deseas ganarla diariamente, una confesión semanal sería válida), una comunión, un acto de caridad y rezar por las intenciones del Papa (Padre Nuestro, Ave María y Gloria). Además puedes añadir a cada indulgencia plenaria, un acto de amor y misericordia por otras personas. (6) Por último, puedes ayudar a las almas del purgatorio fotocopiando y difundiendo este folleto, para que otras personas también puedan ayudarlas. O colaborar inscribiéndote gratuitamente para orar por las almas en el purgatorio, en cualquiera de las organizaciones católicas que tienen este apostolado: Hermandad Internacional de las Benditas Ánimas del Purgatorio: www.tenesperanza.org Benditas Almas: www.benditasalmas.org Felices: www.grupoalmasfelices.com.ar

El Purgatorio y las Almas de los Fieles Difuntos Fuentes de este folleto 1. Padre Jordi Rivero, http://www.corazones.org/diccionario/pu rgatorio.htm#Algunas_preguntas_y_respue stas . También los escritos de San Gregorio Magno (540 –604 D.C.), San Cesario de Arlés (470 – 543 D.C.), Tertuliano (155-230 D.C.), San Cipriano (200- 258) y San Agustín (354 - 430 D.C.). 2. Nº 1054 y además en los números 298, 954, 958, 1030, 1031, 1032, 1055 y 1371. 3. Padre Jordi Rivero, 1. 4. Tratado del Purgatorio, Sta.Catalina de Génova, http://www.corazones.org/ diccionario/purgatorio_catalina_siena.htm. 5. Padre Jordi RIvero, 1. 6. Folleto de la Sociedad Internacional de Ánimas Benditas del Purgatorio, de donde se tomaron partes de este folleto . En este portal podrás ver un video en el cual el Padre Jorge Loring S.J. explica claramente en pocos minutos, lo que son las indulgencias y cómo ganarlas. También podrás inscribirte para orar por las ánimas benditas.

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La Iglesia Católica Enseña la Existencia del Purgatorio Como Dogma de Fe

Ministerio de Apologética Católica Siloe www.apologeticasiloe.com

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Las almas del purgatorio nos pueden visitar si Dios les autoriza

“Las almas que partieron de este mundo en caridad con Dios, con verdadero arrepentimiento de sus pecados, antes de haber satisfecho con verdaderos frutos de penitencia por sus pecados de obra y omisión, son purificadas después de la muerte con las penas del purgatorio.” Esta doctrina fue proclamada durante el II Concilio de Lyón en 1274, el cual afirmó también la validez de los sufragios (o indulgencias) por esas almas. El Concilio de Trento en 1536 re-afirmó este dogma, el cual se basa principalmente en las enseñanzas de Jesús y en la Biblia: "Por eso mandó [Judas Macabeo] hacer este sacrificio expiatorio en favor de los muertos, para que quedaran liberados del pecado." (2 Macabeos 12, 46 y además en Mateo 5,26; 12,32; 1º Corintios 3,10-15; 2º Timoteo 1,16; 1º Juan 5, 16 y Apocalipsis 21:27). El Concilio Vaticano II (1962-1965) y el Papa Juan Pablo II en Lumen Gentium No. 49, 50 y 51, de nuevo re-afirmaron la doctrina del Purgatorio. Desde los primeros tiempos, la Iglesia ha honrado la memoria de los difuntos y ha ofrecido sufragios en su favor, en particular el sacrificio eucarístico, para que, una vez purificados, los fieles difuntos puedan llegar a la visión beatífica de Dios. (1) El Catecismo de la Iglesia Católica (editado en el año 1997) dice: “Los que mueren en la gracia y la amistad de Dios, pero imperfectamente purificados, aunque están seguros de su salvación

eterna, sufren una purificación después de su muerte a fin de obtener la santidad necesaria para entrar en el gozo de Dios.” (2).

Una gran parte de los fieles difuntos van al purgatorio y están necesitados de nuestra caridad, porque ya no se pueden ayudar a sí mismos Las almas en el purgatorio no están "dormidas" sino sufriendo la purgación y anhelando ir al cielo. Al llegar al cielo rezan agradecidas por los que oraron antes por ellas. Están ya salvadas por los méritos de Jesucristo y tienen asegurado el cielo. Nosotros sólo ayudamos con nuestras oraciones y penitencias a aplicar los méritos de Jesús, para apresurar su entrada en el cielo. (2) Recordemos diariamente, que “guardaríamos nuestra fidelidad al Señor con mucho más cuidado, si fuéramos conscientes en la fe, de que aquello que en este mundo no hayamos llegado a purificar de nuestros pecados con la ayuda de la gracia, habrá de ser purificado en nosotros solamente por Dios en la otra vida, mediante las penas del purgatorio.” (3)

Dios puede permitir, en Su inmensa Bondad y Misericordia, que algunas almas purgantes recurran a sus hermanos de la Iglesia Militante; es decir, nosotros. Son las almas del purgatorio (no nosotros en la tierra), las que procuran esa comunicación. No lo hacen para satisfacer alguna curiosidad nuestra sino para pedir auxilios, sufragios y oraciones. Nosotros en la tierra no podemos evocar esas visitas. Si ocurren las respetamos y respondemos para ayudarles (especialmente ofreciendo la Santa Misa). Por lo general, las benditas almas han visitado a personas piadosas o en camino a la santidad. Entre las personas que han recibido visitas de las benditas almas están: Sta Gemma Galgani, el Papa San Gregorio Magno, Sta Brígida de Suecia, Sta Catalina de Génova, Sta Faustina, Sta. Margarita María y otros. ¡No se puede negar el testimonio de tantos santos reconocidos por la Iglesia! Sin embargo, la Santa Iglesia no exige creer en revelaciones privadas. Estas no añaden ninguna nueva verdad a la fe. Si una visita particular de un alma del purgatorio ocurrió o no, no es materia de fe ni cambia nuestra fe. (4)