tratamiento drogadiccion

June 7, 2016 | Author: Lucero Galindo | Category: N/A
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NOTA: Ésta es una hoja informativa sobre los hallazgos de las investigaciones sobre enfoques eficaces para el tratamiento del abuso de las drogas y la drogadicción. Si usted está buscando tratamiento, por favor llame al 1-800-662-4357 (1-800-662-HELP) para obtener información sobre las líneas telefónicas de emergencia, los servicios de consejería o las opciones de tratamiento que hay en su estado. Este número pertenece al Servicio Nacional para el Tratamiento del Abuso de Alcohol y Drogas, que forma parte de la Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental (SAMHSA, por sus siglas en inglés). También se pueden encontrar los programas de tratamiento para la drogadicción en cada estado en la página electrónica www.findtreatment.samhsa.gov. La drogadicción es una enfermedad compleja que se caracteriza por el deseo, la búsqueda y el consumo compulsivos, y en ocasiones incontrolables, de la droga que persisten a pesar de las consecuencias adversas y graves que resultan. Si bien el camino a la drogadicción comienza con el acto voluntario de tomar las drogas, con el tiempo queda comprometida la habilidad de la persona para poder decidir no consumir drogas, y la búsqueda y el consumo de la droga se vuelven compulsivos. Esta conducta es en gran parte el resultado de los efectos de la exposición prolongada de la función cerebral a la droga. La adicción es una enfermedad del cerebro que afecta múltiples circuitos cerebrales, entre ellos los relacionados con la gratificación y la motivación, el aprendizaje y la memoria, y el control de las inhibiciones sobre el comportamiento. Dado que el abuso de drogas tiene tantas dimensiones y altera tantos aspectos de la vida de una persona, el tratamiento no es sencillo. Los programas eficaces de tratamiento suelen incorporar muchos componentes, cada uno dirigido a un aspecto particular de la enfermedad y sus consecuencias. El tratamiento para la adicción debe ayudar al paciente a dejar de usar drogas, a mantener un estilo de vida libre de ellas y a lograr un funcionamiento productivo en la familia, el trabajo y la sociedad. Puesto que típicamente la adicción es una enfermedad crónica, las personas simplemente no pueden dejar de consumir drogas por unos días y curarse. La mayoría de los pacientes requieren cuidados a largo plazo o varios episodios de tratamiento para lograr la verdadera meta de la abstinencia continuada y la recuperación de la vida productiva. Con demasiada frecuencia, la adicción no recibe tratamiento. Según la Encuesta Nacional sobre el Uso de Drogas y la Salud (NSDUH, por sus siglas en inglés) llevada a cabo por la SAMHSA, 23.2 millones de personas de 12 años de edad en adelante (9.4 por ciento de la población estadounidense) necesitaron tratamiento para el abuso de drogas ilícitas o problemas con el alcohol en el año 2007. De estas personas, 2.4 millones (10.4 por ciento de las que necesitaban tratamiento) fueron atendidas en un centro especializado (es decir, un hospital, una clínica de rehabilitación de drogas o alcohol o un centro de salud mental). De manera que 20.8 millones de personas (8.4 por ciento de la población de 12 años o mayores) que necesitaban tratamiento para el abuso de drogas ilícitas y del alcohol no lo recibieron. Estos cálculos son similares a los de años anteriores.1

Principios para un tratamiento eficaz Las investigaciones científicas realizadas desde mediados de los años setenta muestran que el tratamiento puede ayudar a los toxicómanos a dejar de consumir las drogas, evitar las recaídas y recuperar con éxito sus vidas. Basándose en estas investigaciones,

se han identificado los siguientes principios clave que deben formar la base de cualquier programa de tratamiento eficaz:       



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La adicción es una enfermedad compleja que se puede tratar y que afecta el funcionamiento del cerebro y el comportamiento. No hay un solo tratamiento que sea apropiado para todas las personas. El tratamiento debe tener acceso fácil. El tratamiento eficaz atiende las distintas necesidades de la persona, no solamente su drogadicción. La permanencia en el tratamiento durante un periodo adecuado de tiempo es esencial para su eficacia. La consejería –individual o de grupo– y otras terapias conductuales son las modalidades de tratamiento para la drogadicción usadas con más frecuencia. Los medicamentos constituyen un componente importante del tratamiento para muchos pacientes, especialmente cuando se ofrecen en conjunto con consejería y otras terapias conductuales. Se debe evaluar frecuentemente el tratamiento y los servicios que recibe cada persona, modificándolos cuando sea necesario para garantizar que se ajusten a cualquier cambio en sus necesidades. Muchos drogadictos también presentan otros trastornos mentales. El manejo médico de la desintoxicación es apenas la primera etapa del tratamiento para la drogadicción y por sí solo hace poco para modificar el abuso de drogas a largo plazo. El tratamiento no necesita ser voluntario para ser eficaz. Se debe mantener una vigilancia continua para detectar posibles recaídas durante el tratamiento. Los programas de tratamiento deben proporcionar una evaluación para el VIH/SIDA, la hepatitis B y C, la tuberculosis y otras enfermedades infecciosas. Asimismo deben proporcionar consejería para ayudar a las personas a modificar o cambiar aquellos comportamientos que hacen que corran riesgo de contraer o propagar enfermedades infecciosas.

Enfoques para un tratamiento eficaz Las terapias de medicamentos y conductuales, especialmente cuando se usan en conjunto, son elementos importantes de un proceso terapéutico general que a menudo comienza con la desintoxicación, seguida por el tratamiento y la prevención de las recaídas. La disminución de los síntomas del síndrome de abstinencia puede ser importante al iniciar el tratamiento, mientras que la prevención de las recaídas es necesaria para mantener los efectos del mismo. En ocasiones, y al igual que con otras enfermedades crónicas, los episodios de recaídas pueden requerir que el toxicómano repita etapas anteriores del tratamiento. Un cuidado continuo que comprenda un régimen de tratamiento individualizado que tome en cuenta todos los aspectos de la vida de la persona puede ser esencial para lograr y mantener exitosamente un estilo de vida sin drogas. Este cuidado abarca servicios médicos y de salud mental, así como opciones de seguimiento (por ejemplo, sistemas de apoyo familiar y comunitario).

Medicamentos

Los medicamentos se pueden utilizar para ayudar en el manejo de los diferentes aspectos del proceso del tratamiento. El síndrome de abstinencia. Los medicamentos ayudan a suprimir los síntomas del síndrome de abstinencia durante la desintoxicación. Sin embargo, la desintoxicación con ayuda médica no es en sí un “tratamiento”, sino que es apenas el primer paso en el proceso de tratamiento. Los pacientes que se someten a un proceso de desintoxicación con ayuda médica pero no reciben tratamiento adicional, muestran patrones de abuso de drogas similares a aquellos que jamás fueron tratados. Tratamiento. Pueden usarse los medicamentos para ayudar a restablecer la función normal del cerebro, prevenir las recaídas y disminuir los deseos de consumir la droga. Actualmente hay medicamentos para tratar la adicción a las sustancias opioides (la heroína y la morfina), al tabaco (la nicotina) y al alcohol, y se están desarrollando otros medicamentos para tratar la adicción a los estimulantes (la cocaína y la metanfetamina) y al cannabis (la marihuana). Sin embargo, la mayoría de las personas con problemas graves de adicción son toxicómanos múltiples (consumen más de una droga) y necesitan tratamiento para todas las sustancias de las que abusan. 





Sustancias opioides: La metadona, la buprenorfina y, para ciertas personas, la naltrexona, son medicamentos eficaces para el tratamiento de la adicción a los opiáceos. La metadona y la buprenorfina actúan sobre los mismos lugares del cerebro que la heroína y la morfina, por lo que reducen los síntomas del síndrome de abstinencia y alivian el deseo vehemente por la droga. La naltrexona bloquea los efectos de la heroína u otras sustancias opioides en sus receptores y solamente debe usarse en pacientes que ya se han desintoxicado. Debido a problemas de adherencia a las indicaciones de uso de esta droga, la naltrexona no se usa tan ampliamente como los demás medicamentos. Todos los medicamentos ayudan a los pacientes a apartarse de la búsqueda de drogas y otros comportamientos criminales y los hacen más receptivos a los tratamientos conductuales. Tabaco: Ahora existen numerosas formulaciones de terapia de reemplazo de la nicotina que se pueden obtener sin receta médica, entre las que se encuentran los parches, el spray, el chicle o goma de mascar y las pastillas para chupar. Además, la Administración de Drogas y Alimentos de los Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) ha aprobado dos medicamentos de prescripción para tratar la adicción al tabaco: el bupropión y la vareniclina. Tienen distintos mecanismos de acción en el cerebro, pero ambos ayudan a prevenir las recaídas en las personas que buscan dejar el tabaquismo. Se recomienda combinar cada uno de estos medicamentos con tratamientos conductuales, entre ellos las terapias individuales y de grupo, así como líneas directas de ayuda telefónica para dejar el tabaquismo. Alcohol: Existen tres medicamentos aprobados por la FDA para el tratamiento de la dependencia del alcohol: naltrexona, acamprosato y disulfiram. Existe un cuarto medicamento, el topiramato, que está arrojando resultados alentadores en estudios clínicos. La naltrexona bloquea los receptores de opioides que participan en los efectos gratificantes del consumo de alcohol y en el deseo vehemente de beber. Reduce la recaída al abuso del alcohol y es muy eficaz en muchos pacientes, pero no en todos, lo cual posiblemente se deba a las diferencias genéticas. Se cree que el acamprosato reduce los síntomas del

síndrome de abstinencia prolongada, tales como el insomnio, la ansiedad, la intranquilidad y la disforia (estado emocional desagradable o incómodo, como la depresión, ansiedad o irritabilidad). Puede ser más eficaz en pacientes con dependencia aguda. El disulfiram interfiere con la degradación del alcohol, lo que resulta en una acumulación de acetaldehído que, a su vez, produce una reacción muy desagradable de rubor, náuseas y palpitaciones si el paciente consume alcohol. Si bien puede haber dificultades con el cumplimiento del tratamiento, el disulfiram puede ser muy eficaz entre los pacientes con mucha motivación.

Tratamientos conductuales Los tratamientos conductuales ayudan a que los pacientes se comprometan con el proceso de tratamiento, modifiquen sus actitudes y comportamientos relacionados con el abuso de las drogas y aumenten sus destrezas para llevar una vida más saludable. Estos tratamientos también pueden mejorar la eficacia de los medicamentos y ayudar a que las personas continúen en tratamiento por más tiempo. El tratamiento del abuso y la adicción a las drogas se puede llevar a cabo en entornos muy distintos usando una variedad de enfoques conductuales. Los programas de tratamientos conductuales ambulatorios abarcan una gran variedad de programas para los pacientes que visitan las clínicas a intervalos regulares. La mayoría de los programas incluyen consejería individual o en grupo para el abuso de las drogas. Algunos programas también ofrecen otras formas de tratamientos conductuales como: 



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Terapia cognitiva-conductual, que ayuda a los pacientes a reconocer, evitar y enfrentar aquellas situaciones en las que hay más probabilidad de que abusen de las drogas. Terapia familiar multidimensional, que fue desarrollada para adolescentes con problemas de abuso de las drogas y para mejorar el funcionamiento de la familia en general, trata los diversos factores que influyen sobre los patrones de abuso de las drogas. Entrevistas de motivación, que aprovechan de la disposición favorable de las personas para cambiar su comportamiento e ingresar a tratamiento. Incentivos para realzar la motivación (manejo de contingencias), que usan el refuerzo positivo para fomentar la abstinencia de las drogas.

Los programas de tratamientos residenciales también pueden ser muy eficaces, especialmente para las personas que tienen problemas más graves. Por ejemplo, las comunidades terapéuticas son programas sumamente estructurados en los que los pacientes permanecen en una residencia, generalmente por un periodo de 6 a 12 meses. Las comunidades terapéuticas se diferencian de otros enfoques de tratamiento principalmente porque usan a la comunidad (el personal tratante y las personas en recuperación) como factores clave de cambio para influir en las actitudes, percepciones y comportamientos asociados con el consumo de drogas de los pacientes. Entre los pacientes en las comunidades terapéuticas se pueden encontrar aquellos con historias relativamente largas de drogadicción o que han estado involucrados en actividades criminales serias y aquellos con un funcionamiento social sumamente deteriorado. Ahora también se están diseñando las comunidades terapéuticas para acomodar las

necesidades de mujeres embarazadas o con niños. El enfoque de la comunidad terapéutica es la reinserción social del paciente a un estilo de vida libre de drogas y de crímenes.

Los tratamientos dentro del sistema de justicia penal El tratamiento dentro de una institución del sistema de justicia penal puede lograr evitar que el delincuente regrese a un comportamiento criminal, sobre todo si el tratamiento continúa durante su transición de vuelta a la comunidad. Los estudios demuestran que no es necesario que el tratamiento sea voluntario para que sea eficaz.

Para más información Para información detallada sobre los enfoques de tratamiento para la drogadicción y para ejemplos de programas específicos cuya eficacia ha sido comprobada por la ciencia, lea la publicación del NIDA titulada Principios de Tratamientos para la Drogadicción: Una Guía Basada en Investigaciones que se encuentra en línea en Principios de Tratamientos para La Drogadicción: Una Guía Basada en Investigaciones (español) o en inglés. Para información sobre el tratamiento de los toxicómanos dentro del sistema de justicia penal, lea la publicación del NIDA en inglés titulada Principles of Drug Abuse Treatment for Criminal Justice Populations: A Research-Based Guide (Principios de Tratamientos para la Drogadicción en las Poblaciones de Delincuentes: Una Guía con Base Científica).

Referencias 1. Los datos vienen de la Encuesta Nacional sobre el Uso de las Drogas y la Salud (anteriormente conocida como Encuesta Nacional de Hogares sobre el Abuso de Drogas), una encuesta nacional de americanos de 12 años de edad o mayores, realizada por la Administración de Servicios de Abuso de Sustancias y Salud Mental (SAMHSA, por sus siglas en inglés). Para leer la información de la última encuesta puede ir a www.samhsa.gov. 2. El tratamiento para la drogadicción tiene como finalidad ayudar al adicto a dejar la búsqueda y el consumo compulsivos de la droga. El tratamiento puede darse en una variedad de entornos, de muchas formas distintas y por diferentes periodos de tiempo. Puesto que la drogadicción suele ser un trastorno crónico caracterizado por recaídas ocasionales, por lo general no basta con un solo ciclo de tratamiento a corto plazo. Para muchas personas, el tratamiento es un proceso a largo plazo que implica varias intervenciones y supervisión constante.

3. 4. Existen varios enfoques con base científica para tratar la drogadicción. El tratamiento para la drogadicción puede incluir terapia de la conducta (como terapia individual o de grupo, terapia cognitiva o manejo de contingencias), medicamentos o una combinación de ellos. El tipo específico de tratamiento o la combinación de tratamientos varía según las necesidades individuales del paciente y, con frecuencia, según el tipo o los tipos de drogas que use. La gravedad de la adicción y los intentos anteriores para dejar de consumir drogas también pueden influir en el enfoque del tratamiento. Finalmente, los adictos suelen sufrir de otros problemas de salud (incluyendo otros trastornos mentales), ocupacionales, legales, familiares y sociales, los cuales deben tratarse de forma concurrente. 5. Los mejores programas de tratamiento ofrecen una combinación de terapias y otros servicios para satisfacer las necesidades individuales de cada paciente. Las necesidades específicas pueden relacionarse con aspectos como la edad, raza, cultura, orientación sexual, sexo, embarazo, consumo de otras drogas, problemas de salud concurrentes (p. ej., depresión, VIH), crianza de hijos, vivienda y trabajo, además de antecedentes de abuso físico y sexual. 6. El tratamiento para la drogadicción puede incluir terapia de la conducta, medicamentos o una combinación de ellos. 7. Hay medicamentos, como la metadona, la buprenorfina y la naltrexona, que se usan para tratar a personas adictas a las sustancias opioides, mientras que para los adictos al tabaco existen preparados de nicotina (parches, chicles, pastillas y vaporizador nasal) además de los medicamentos vareniclina y bupropión. El disulfiram, el acamprosato y la naltrexona son medicamentos usados para tratar la dependencia al alcohol, la cual se presenta comúnmente junto con otras drogadicciones. De hecho, la mayoría de las personas con adicción severa son consumidores de diversas drogas y requieren tratamiento para todas las sustancias que abusan. Incluso se ha comprobado que las personas que tienen problemas con el alcoholismo y el tabaquismo pueden recibir tratamiento simultáneamente para ambos problemas. 8. Los medicamentos psicoactivos, como los antidepresivos, los ansiolíticos, los estabilizadores del estado de ánimo o los antipsicóticos pueden ser críticos para

el éxito del tratamiento cuando los pacientes tienen trastornos mentales simultáneos, tales como depresión, trastorno de ansiedad (incluyendo el trastorno de estrés postraumático), trastorno bipolar o esquizofrenia. 9. Las terapias de la conducta pueden ayudar a motivar a los toxicómanos a participar en el tratamiento para las drogas, ofrecen estrategias para afrontar el deseo de consumirlas, enseñan maneras de evitar las drogas y prevenir las recaídas, y ayudan en el manejo de las recaídas en caso de que éstas ocurran. Las terapias de la conducta también pueden ayudar a mejorar las destrezas de comunicación, las relaciones interpersonales y la crianza de hijos, así como la dinámica familiar. 10. Muchos programas de tratamiento emplean terapias tanto individuales como de grupo. La terapia de grupo puede brindar refuerzo social y ayudar a fomentar la abstinencia y un estilo de vida sin drogas. Algunos de los tratamientos conductuales más establecidos, como el manejo de contingencias y la terapia cognitiva conductual también se están adaptando para uso con grupos a fin de mejorar la eficacia y el ahorro de costos. Sin embargo, sobre todo en adolescentes, puede haber un peligro de efectos iatrogénicos o involuntarios del tratamiento en grupo; es por ello que los terapeutas capacitados deben estar al tanto de tales efectos y monitorearlos. 11. El tratamiento del abuso y la adicción a las drogas se efectúa en distintos entornos usando una variedad de enfoques farmacológicos y conductuales. 12. Puesto que trabajan en distintos aspectos de la adicción, las combinaciones de terapias de la conducta y medicamentos (cuando los hay) por lo general parecen ser más eficaces que cualquier enfoque usado por sí solo.

Terapia de la conducta para adolescentes Los adolescentes con problemas de abuso y adicción a las drogas tienen necesidades de tratamiento particulares. Los estudios han demostrado que a menudo se deben modificar los tratamientos diseñados y probados en poblaciones de adultos para que surtan efecto en los adolescentes. La participación de la familia es un componente de suma importancia para las intervenciones dirigidas a los jóvenes. Abajo se muestran ejemplos de intervenciones conductuales que emplean estos principios y han mostrado ser eficaces para tratar la adicción en jóvenes.

Terapia multisistémica La terapia multisistémica (MST, por sus siglas en inglés) maneja los factores asociados a comportamientos antisociales graves en niños y adolescentes que abusan de las drogas y el alcohol. Estos factores incluyen las características del niño o adolescente (p. ej., actitudes favorables al uso de drogas), de la familia (mala disciplina, conflictos familiares, abuso de drogas de los padres), de los compañeros (actitudes positivas hacia el uso de drogas), de la escuela (deserción escolar, bajo rendimiento académico) y del vecindario (subcultura delictiva). Cuando participan en tratamientos intensivos en ambientes naturales (el hogar, la escuela y el vecindario), la mayoría de los jóvenes y sus familias completan un ciclo entero de tratamiento. La MST reduce significativamente el uso de drogas en los adolescentes durante el tratamiento y por lo menos hasta seis meses después del mismo. Al disminuir el número de encarcelamientos y de colocaciones de jóvenes fuera de sus hogares, se compensa el

costo de proveer este servicio intensivo y se mantiene en un nivel bajo la carga de casos de los profesionales clínicos.

Lecturas adicionales: Henggeler, S.W.; Clingempeel, W.G.; Brondino, M.J.; and Pickrel, S.G. Four-year follow-up of multisystemic therapy with substance-abusing and substance-dependent juvenile offenders. Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry 41(7):868-874, 2002. Henggeler, S.W., et al. Home-based multisystemic therapy as an alternative to the hospitalization of youths in psychiatric crisis: Clinical outcomes. Journal of the American Academy of Child and Adolescent Psychiatry 38(11):1331-1339, 1999. Henggeler, S.W.; Halliday-Boykins, C.A.; Cunningham, P.B.; Randall, J.; Shapiro, S.B.; and Chapman, J.E. Juvenile drug court: Enhancing outcomes by integrating evidence-based treatments. Journal of Consulting and Clinical Psychology 74(1):42-54, 2006. Henggeler, S.W.; Pickrel, S.G.; Brondino, M.J.; and Crouch, J.L. Eliminating (almost) treatment dropout of substance-abusing or dependent delinquents through home-based multisystemic therapy. The American Journal of Psychiatry 153(3):427-428, 1996. Huey, S.J.; Henggeler, S.W.; Brondino, M.J.; and Pickrel, S.G. Mechanisms of change in multisystemic therapy: Reducing delinquent behavior through therapist adherence and improved family functioning. Journal of Consulting and Clinical Psychology 68(3):451-467, 2000.

Terapia familiar multidimensional para adolescentes La terapia familiar multidimensional (MDFT, por sus siglas en inglés) para adolescentes es un tratamiento centrado en la familia que está dirigido a pacientes externos adolescentes con problemas de abuso de alcohol y otras drogas. La MDFT examina el uso de drogas de los adolescentes en términos de una red de influencias (del propio adolescente, de su familia, de compañeros, de la sociedad) y sugiere que la reducción del comportamiento no deseado y el aumento del comportamiento deseado ocurren de diversas maneras en entornos diferentes. El tratamiento comprende sesiones individuales y en familia que se llevan a cabo en la clínica, el hogar o con miembros de la familia en el tribunal de familia, la escuela u otros lugares de su comunidad. Durante las sesiones individuales, el terapeuta y el adolescente trabajan en tareas importantes del desarrollo, como la toma de decisiones, la negociación y las habilidades para resolver problemas. Los jóvenes adquieren destrezas vocacionales y la habilidad para comunicar sus pensamientos y sentimientos para poder manejar mejor las presiones de la vida. Se realizan sesiones paralelas con miembros de la familia. Los padres analizan su estilo particular de crianza de los hijos y aprenden a distinguir la diferencia entre influenciar y controlar. También aprenden cómo ejercer una influencia positiva sobre sus hijos que sea acorde con su desarrollo.

Lecturas adicionales: Dennis, M., et al. The Cannabis Youth Treatment (CYT) Study: Main findings from two randomized clinical trials. Journal of Substance Abuse Treatment 27(3):197-213, 2004. Liddle, H.A.; Dakof, G.A.; Parker, K.; Diamond, G.S.; Barrett, K;, and Tejeda, M. Multidimensional family therapy for adolescent drug abuse: Results of a randomized clinical trial. The American Journal of Drug and Alcohol Abuse 27(4):651-688, 2001. Liddle, H.A., and Hogue, A. Multidimensional family therapy for adolescent substance abuse. In E.F. Wagner and H.B. Waldron (eds.), Innovations in Adolescent Substance Abuse Interventions. London: Pergamon/Elsevier Science, pp. 227-261, 2001. Liddle, H.A.; Rowe, C.L.; Dakof, G.A.; Ungaro, R.A.; and Henderson, C.E. Early intervention for adolescent substance abuse: Pretreatment to posttreatment outcomes of a randomized clinical trial comparing multidimensional family therapy and peer group treatment. Journal of Psychoactive Drugs 36(1):49-63, 2004. Schmidt, S.E.; Liddle, H.A.; and Dakof, G.A. Effects of multidimensional family therapy: Relationship of changes in parenting practices to symptom reduction in adolescent substance abuse. Journal of Family Psychology 10(1):1-16, 1996.

Terapia familiar breve y estratégica La terapia familiar breve y estratégica (BSFT, por sus siglas en inglés) está dirigida a las interacciones familiares consideradas como las que mantienen o agravan el abuso de drogas y otros problemas conductuales concurrentes de los adolescentes. Tales problemas incluyen problemas de conducta en el hogar y en la escuela, conducta opositora, delincuencia, asociación con compañeros antisociales, conducta agresiva y violenta y conducta sexual riesgosa. La BSFT se basa en un enfoque de tratamiento de los sistemas de la familia, en el que las conductas de los miembros de la familia son consideradas interdependientes hasta el punto de que los síntomas de cualquier miembro (el adolescente adicto, p. ej.,) son indicadores, al menos en parte, de todo lo demás que ocurre dentro del sistema familiar. La función del terapeuta de la BSFT es identificar los patrones de interacción familiar que están asociados con los problemas de conducta del adolescente y ayudar a cambiar los patrones que preservan dichos problemas. La BSFT está concebida para ser un enfoque flexible que puede adaptarse a una amplia variedad de situaciones familiares en distintos entornos (clínicas de salud mental, programas de tratamiento de abuso de drogas, otras instancias de servicio social y el hogar de la familia) y en distintas modalidades de tratamiento (como intervención primaria para pacientes externos, en combinación con tratamiento residencial o diurno, y como un servicio de cuidados posteriores al tratamiento residencial).

Lecturas adicionales: Coatsworth, J.D.; Santisteban, D.A.; McBride, C.K.; and Szapocznik, J. Brief Strategic Family Therapy versus community control: Engagement, retention, and an exploration of the moderating role of adolescent severity. Family Process 40(3):313-332, 2001.

Santisteban, D.A.; Coatsworth, J.D.; Perez-Vidal, A.; Mitrani, V.; Jean-Gilles, M.; and Szapocznik, J. Brief Structural/Strategic Family Therapy with African- American and Hispanic high-risk youth. Journal of Community Psychology 25(5):453-471, 1997. Santisteban, D.A.; Suarez-Morales, L.; Robbins, M.S.; and Szapocznik, J. Brief strategic family therapy: Lessons learned in efficacy research and challenges to blending research and practice. Family Process 45(2):259-271, 2006. Santisteban, D.A.; Szapocznik, J.; Perez-Vidal, A.; Kurtines, W.M.; Murray, E.J.; and Laperriere, A. Efficacy of intervention for engaging youth and families into treatment and some variables that may contribute to differential effectiveness. Journal of Family Psychology 10(1):35-44, 1996. Szapocznik, J., et al. Engaging adolescent drug abusers and their families in treatment: A strategic structural systems approach. Journal of Consulting and Clinical Psychology 56(4):552-557, 1988.

Terapia de Conducta en la Drogadicción INTRODUCCION La dependencia de una droga depende de 3 factores: 1. Características farmacodinámicas de dicha droga, cantidad, frecuencia y vía de administración. 2. Características personales (edad, rasgos psicológicos, vulnerabilidad al estrés) y antecedentes psicológicos. 3. Naturaleza del medio sociocultural general y condiciones ambientales concretas. Abuso: uso no médico de sustancias. Cualquier forma de consumo en que el riesgo de corre el sujeto es mayor que el beneficio que se consigue con la utilización de una droga. Potencial de abuso de una droga depende de su capacidad de actuación en los centros cerebrales del pacer: la heroína inyectada recuerda las sensaciones del orgasmo. Lo que diferencia la drogadicción de otras formas de conducta humana es la naturaleza del refuerzo: el consumo de drogas es autorreforzador. Es decir, la gratificación por la experiencia con drogas es la experiencia en sí misma. Y además hay reforzadores secundarios condicionados al consumo: ciertas compañías, algunas músicas, la visión de algunos lugares… Además los efectos inmediatamente reforzantes de las drogas predominan sobre los no reforzantes y más remotos del castigo social. El consumo habitual de drogas desencadena una secuencia de fenómenos:   

Dependencia física Tolerancia Dependencia psicológica



Efectos perjudiciales para la salud

Dependencia física: se traduce en el “síndrome de abstinencia” si se suprime el consumo. Tolerancia: estado de adaptación caracterizado por la necesidad de aumentar la dosis para conseguir el mismo efecto. Algunas como la cocaína y las anfetas generan un nivel muy alto de tolerancia. Dependencia psicológica: necesidad subjetiva y compulsiva de autoadministrarse la droga que suele medirse registrando la cantidad de esfuerzo que el sujeto es capaz de desplegar para conseguir la droga. Esta dependencia es la más resistente a la terapia.   



Potenciación: suma de los efectos de dos drogas que interactúan. Antagonismo: fenómeno opuesto. Tolerancia cruzada: al consumir una droga, aparece tolerancia no solo a esa droga, sino también a otra del mismo tipo e incluso de otros: la heroína provoca tolerancia cruzada a la morfina y viceversa. Dependencia cruzada: capacidad de una droga para suprimir los síntomas de abstinencia producidos por otra: la metadona con la heroína (base para la mayoría de métodos de desintoxicación).

Resumen: la dependencia física es responsable de los fenómenos biofarmacológicos presentes en las toxicomanías, tales como el síndrome de abstinencia, la tolerancia, la potenciación, la dependencia cruzada, el antagonismo y la tolerancia cruzada. La dependencia psíquica (componente nuclear de todas las toxicomanías) está relacionada, a su vez, con la resistencia a “dejar la droga” y con las recaídas. EVALUACIÓN CONDUCTUAL DE LAS TOXICOMANÍAS Evaluación específica del consumo de drogas Evaluación específica se refiere a: 1. 2. 3. 4. 5.

tipo de drogas dosis vías de administración momentos de consumo circunstancia en que se consume.

Procedimientos de evaluación: 

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autoinformes: especialmente escalas de evaluación de ingesta de drogas y horas diarias de autorregistro. Adolecen de falta de sinceridad, motivación y cooperación. medidas fisiológicas: análisis de orina. Especialmente utilizada en los programas con metadona. observación directa: muy limitada por restricciones legales, etc.

Evaluación de otras conductas relacionadas con el consumo Áreas: 1. Condiciones físicas y salud en general 2. Situación económica: de cara a elaborar un programa que desarrolle habilidades profesionales. 3. Situación legal: la libertad provisional contingente con la incorporación de un programa terapéutico es uno de los mejores predictores de recuperación del heroinómano. 4. Grado de cohesión social y familiar 5. Condiciones psicológicas y repertorio conductual del sujeto.: ansiedad, depresión, distorsiones cognitivas, disfunciones sexuales, etc. Selección de los objetivos terapéuticos Hay que individualizar los objetivos terapéuticos ya que los toxicómanos no constituyen un grupo compacto. PROCEDIMIENTOS DE INTERVENCION Referidos al tratamiento de heroinómanos Motivación para el tratamiento  

Suele ser muy baja y fluctuante. El grado de motivación inicial se relaciona con el éxito en el tratamiento.

3 factores influyen en la motivación: 1. la falta de acceso a la heroína. 2. la presencia de estímulos aversivos asociados al consumo de drogas: problemas legales, expulsión del hogar…. 3. La existencia de incentivos o de respuestas alternativas al consumo de drogas: a diferencia de los alcohólicos y por la edad en que surge la toxicomanía (adolescencia) los heroinómanos requieren un proceso de integración, no de reintegración y por ellos la terapia no puede limitarse a un tratamiento de desintoxicación. Modelo conductual de tratamiento Supuesto básico de este modelo: el consumo de drogas es una conducta aprendida que se adquiere y mantiene con arreglo a los mismos principios de aprendizaje que cualquier otra conducta. Desde este modelo la adicción se mide en el grado de probabilidad de que aparezcan ciertas formas de conducta aditiva, las cuales traen consigo un grupo de consecuencias

positivas y a su vez, se reduce la posibilidad de otras conductas no adictivas.

1. El tratamiento puede centrarse en la modificación de las circunstancias antecedentes del consumo, por ejemplo, apartando al toxicómano del ambiente accesible al consumo. 2. Puede centrase en la modificación de las consecuencias fisiológicas del consumo, por ejemplo, los programas con metadona o con antagonistas o las técnicas aversivas. 3. Puede centrarse en la adquisición de consecuencias positivas por la abstinencia, por ejemplo, el apoyo social. Típico de las terapias de condicionamiento operante. 4. Puede centrarse en el entrenamiento de habilidades deficitarias y de solución de problemas y en promover actividades y relaciones alternativas reforzantes; Ejemplo de los programas en ambulatorios. Terapias de condicionamiento operante Las comunidades terapéuticas 

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Especialmente indicadas en heroinómanos jóvenes, con profunda dependencia y con recursos conductuales y familiares muy débiles. Razón: la adicción está controlada en estos casos por factores externos. Basadas en el concepto de AUTOAYUDA y APOYO DEL GRUPO. Enfoque que ha demostrado utilidad en cualquier tipo de conducta compulsiva, ya que dota al sujeto de unos recursos personales que le van a ser de utilidad para las recaídas. Funcionan a cómodo de entorno estructurado y posibilitan un control de la conducta durante la 24 horas e impiden, al apartarlo de su contexto habitual, una parte de los factores desencadenantes del consumo. Se alientan pautas de conducta más adaptadas que son reforzadas mediante la aprobación del grupo y de un estatus mayor dentro de éste. Desventajas: o viven juntos sólo drogadictos, lo que da lugar a conversación que giran en torno a… o se trata de una vida muy simplificada.

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si son estancias muy largas (+ 1 año) se pueden plantaera problemas de hospitalización como apatía o pasividad. El tipo de actividades se centra en: 1. planificación de cada día. 2. trabajo y formación. 3. ocupación del tiempo libre. 4. relaciones sociales. 5. planificación de la vida futura. 6. tratamiento de dificultades individuales (ansiedad, depresión…) Se usan los contratos de contingencias combinados con sistemas de fichas, que aumentan la motivación del sujeto. El sistema de nivel progresivo , complementario de ambos, consiste en una serie de etapas progresivas en las condiciones materiales y asunción de responsabilidades: el paso de un escalón a otro está en función de las conductas del toxicómano. La duración del tratamiento como tal no es un factor decisivo. El criterio de tiempo se sustituye por el de “mejora de conductas”: el éxito de la terapia está asociado a los cambios de conducta deseados y por ello el programa dependerá de cada paciente. Pero : cuanto mayor sea la estnacia, mayor probabilidad de recuperación completa. La eficacia de una comunidad terapéutica depende: o de la selección adecuada y homogénea de los componentes o del engarce con programas de rehabilitación ambulatoria a la vuelta del sujeto a la vida normal.

Los programas de mantenimiento con metadona Metadona: Opiáceo sintético capaz de controlar la dependencia física sin producir euforia ni síntomas de abstinencia, tiene tolerancia cruzada con otros opiáceos, es de acción duradera, barata, y carece de efectos a largo plazo; Objetivo: evitar el síndrome de abstinencia y el deseo de consumir heroína en los adictos. Objetivos del programa: 1. 2. 3. 4.

suprimir el consumo de heroína eliminar accidentes infecciosos y sobredosis suprimir el flash del toxicómano facilitar el contacto con el centro terapéutico para promover medidas de rehabilitación social.

Desventajas: 1. no se sabe si el régimen de metadona debe continuar toda la vida. 2. su administración a largo plazo tiene los mismos riesgos médicos que cualquier otro opiáceo. 3. puede aparecer un mercado negro de metadona. 4. crea tolerancia. 5. abandonos muy frecuentes.

Efectividad de este tratamiento: se relaciona con el tiempo de permanencia en el programa, la obtención de empleo y la evitación de actividades delictivas. No son, en general, superiores a otros tratamientos. Es imprescindible incorporar además, una rehabilitación de los déficits educativos, profesionales, familiares y sociales. Puede ser un tratamiento de elección en el caso de sujetos no adolescentes, con fracasos reiterados en otros programas, dispongan de pocos recursos personales y sociales y tenga alta frecuencia de delitos. Los programas con antaganistas Objetivos: que no dependa de ningún opiáceo. Requiere una previa desintoxicación y consiste en fármacos (NALTREXONA) que bloquean la acción del opiáceo. La eficacia de la naltrexona se explica desde la “extinción”. Indicado: en etapas breves, sujetos jóvenes o de corta evolución, cuando se prevé una recaía y en los recién dexintoxicados y excarcelados. En general: en etapas de transición. Desventajas: abandono del programa. Terapias aversivas Objeto: reducir las propiedades reforzantes fisiológicas de las drogas y las incitaciones antecedentes relacionadas con su abuso Consisten en: el apareamiento repetido de un estímulo nocivo con la secuencia de conductas que llevan al consumo de drogas y con la gran variedad de incitaciones ambientales: 1. la inyección y los efectos de la droga 2. los pensamientos e imágenes asociados al ritual del consumo de drogas y a los efectos esperados. 3. las descripciones verbales relacionadas con el consumo de drogas. 4. las jeringuillas y otros instrumentos al efecto. 5. los lugares habituales de consumo. Objetivo: que estos estímulos lleguen a evocar repuestas aversivas condicionadas, tales como rechazo o ansiedad. Hay 3 variedades de terapia de aversión: química, eléctrica y encubierta. Aversión química: se emplean fármacos inductores de vómitos, como la emetina o apomorfina. Estas técnicas han tenido cierta eficacia en el alcoholismo. Inconvenientes: rechazo por parte de los toxicómanos y objeciones éticas. Además,

requieren alto índice de motivación. Aversión eléctrica: es el más usado en terapia aversiva. Ventajas:     

puede variarse el estímulos para producir efectos diferenciales los efectos son inmediatos fácil de administrar sin necesidad de vigilancia médica pocas contraindicaciones físicas pueden usarse aparatos portátiles para administrarse uno mismo la descarga fuera del laboratorio.

Aversión encubierta ó sensibilización encubierta: emparejamiento repetido de escenas imaginadas sobre el consumo de drogas con escenas imaginadas de sucesos desagradables, tales como la naúsea. Objetivo: crear una aversión condicionada a las drogas. Ventajas:    

el empleo de las experiencias propias del toxicómano, que facilitan la generalización a la vida real. la posibilidad de recurrir a una amplia gama de condiciones del EC que se ajustan a la vida real (personas, lugares, etc.) la desaparición del carácter físico de la aversión (típico de la química y la eléctrica). la posibilidad de ensayos sin la presencia del terapeuta.

Dificultad: al presentarse la conducta y las consecuencias contingentes a ella de forma imaginada, es difícil identificarlas y controlarlas. Conclusiones sobre las terapias aversivas 



La terapia de aversión parece más eficaz cuando el toxicómano puede utilizarla a manera de autocontrol. Proceso que puede facilitarse mediante el uso combinado de aversión química (en el tratamiento) y aversión verbal (en el mantenimiento). Estas técnicas deben formar parte de programas más amplios, ya que no actúan en sí mismas, sobre el establecimiento de conductas alternativas.

Entrenamiento en habilidades sociales y de solución de problemas Un programa integrador debe prestar atención a :   

desarrollar en el sujeto un repertorio de conductas alternativas adecuadas. reorganizar el ambiente social y profesional del sujeto. enseñarle estrategias de solución de problemas para enfrentar problemas tales como manejo de ansiedad y depresión.

Pueden llevarse a cabo de forma ambulatoria o en comunidades terapéuticas, siendo los resultados parecidos y sin embargo mucho más caras estas últimas. Ahora bien:

Los programas ambulatorios son más apropiados cuando el toxicómano tiene un grado de implicación con la droga no muy grande, pocas complicaciones judiciales y tienen ciertos recursos psicosociales. Y son más efectivos cuanto más intensos Se han desarrollado en los últimos años terapias conductuales para hacer frente a los déficits sociales de los toxicómonanos y constan de :   

entrenamiento en asertividad entrenamiento en relajación técnicas de búsqueda de empleo

El entrenamiento en HHSS con heroinómanos se centra en la mejora de las relaciones interpersonales. Se “adiestra” al sujeto, por medio de modelado, instrucciones y ensayos de conducta, en argumentos adecuados para recharzar las dorgas en adelante. Aún no se sabe con certeza si las habilidades aprendidas en la clínica se generalizan a la vida cotidiana del toxicómano. Sí hay algunos estudios prometedores sobre la eficacia, a corto plazo, del entrenamiento en habilidades de búsqueda de empleo: se ha observado una generalización de las habilidades aprendidas en la clínica al medio habitual del sujeto. Se trata, en definitiva de entrenarles en el desarrollo de conductas reforzantes incompatibles con el consumo de drogas: 

la planificación del tiempo libre y el establecimiento de relaciones sociales al margen del mundo del a droga son un objetivo prioritario desde un enfoque conductual-comunitario.

La manipulación de las consecuencias de la conducta ofreciendo el máximo refuerzo ambiental por no estar intoxicado y castigo o supresión del refuerzo por tomar drogas: control de contingencias. Los contratos de contingencias establecen compromisos recíprocos entre el terapeuta y el paciente, especificando el tipo de refuerzos que el sujeto va a recibir de forma contingente al no consumo. Es muy importante prestar atención a las necesidades y problemas de cada sujeto: consumo de alcohol, tabaco, ansiedad, depresión… En la fase final del programa se trata de enfocar la intervención como un entrenamiento en autocontrol y trabajar con la pareja y /o padres del sujeto para diluir progresivamente la relevancia del terapeuta. El uso combinado del autocontrol y del entrenamiento en habilidades para desarrollar conductas alternativas al consumo de drogas, junto con las estrategias operantes para modificar las consecuencias reforzantes de la conducta adictiva, son los ELEMENTOS NUCLEARES DEL ENFOQUE MULTIDIMENSIONAL. Esquema de un programa amplio de tratamiento

EFICACIA DE LOS PROCEDIMIENTOS DE INTERVENCION Estudios de evaluación Se han hecho muy pocos, dos de los cuales merece la pena señalar: En la Clínica de Jóvenes de Copenhague: se hizo un seguimiento de todos los toxicómanos tratados entre 1969 y 1972 que llevaban al menos 16 meses de alta. Resultados: 1. 2. 3. 4.

el 47% no había sido sancionado penalmente el 70% trabajaba de forma regular o estudiaba el 76% tenía una vivienda adecuada casi un 60% no consumía drogas.

El DARP (Drug Abuse Report Program): recoge datos de toxicómanos tratados en 52 centros estatales de EEUU y Puerto Rico. Este informe abarca una muestra 27.500 pacientes durante un seguimiento de 5 años. Resultados: 1. Los programas de mantenimiento con metadona, las comunidades terapéuticas y los programas ambulatorios resultan efectivos, siempre que tengan una duración superior a 3 meses. 2. Los programas ambulatorios son más eficaces para los no excesivamente dependientes o que no consuma opiáceos diariamente. 3. Para los consumidores diarios son más eficaces los programas con metadona o las comunidades terapéuticas. 4. Los programas con metadona son más indicados en personas de mayor edad, varones, negros y muy dependientes. Los ambulatorios en jóvenes, blancos, mujeres y poco dependientes. Las comunidades terapeúticas se sitúan en un nivel intermedio. 5. La mera desintoxicación tiene resultados muy pobres similares a los de grupo control sin tratamiento. 6. Las “pérdidas” de pacientes son enormes en todas las modalidades, sobre todo en las primeras fases.

Problemas en la evaluación del tratamiento de las toxicomanías Tales problemas derivan de dos fuentes: a) las características clínicas de la toxicomanía: 



 

La presentación de problemas múltiples de conducta: problemas médicos, sociales, psiquiátricos (depresión), relaciones familiares conflictivas, desempleo… El deterioro de las conductas del toxicómano: los problemas judiciales y médicos dificultan el establecimiento de unos objetivos específicos de intervención psicológica. La falta de motivación ante el tratamiento. El problema de las recaídas.

b) los problemas metodológicos de evaluación: 





 



Selección de una muestra homogénea de pacientes: los heroinómanos no lo son ni en edad, ni en nivel cultural, etc. De ahí que no puedan evaluarse comparativamente los tratamientos. Medidas objetivas de evaluación: Se ha recurrido frecuentemente al autoinforme que es un procedimiento poco válido. Se señala el uso de medidas tales como análisis de orina aleatorios. Diseños experimentales bien elaborados: la demanda terapeútica ha sido tan apremiante que ha impedido una atención cuidadosa a la evaluación de los resultados a largo plazo. Evaluación de los efectos del tratamiento en el seguimiento: que no se limiten a la dicotomía recaída/no recaída. Grado de atracción y mantenimiento en el programa: las tasas de rechazo inicial y de abandono posterior deben ser criterios de evaluación de cualquier programa terapéutico. Evaluación de conductas colaterales: tales como abuso de alcohol.

CONCLUSIONES Se puede tratar a los toxicómanos con eficacia, si se desarrollan estrategias adecuadas de motivación, se seleccionan los pacientes para cada programa, se establecen tratamientos multidimnensionales y se usan las técnicas terapéuticas en los momentos oportunos. Sobre la prevención de recaídas: 



Requerir a los sujetos la prácticas de la conducta adaptativa en una situación real de riesgo puede aumentar la generalización de las habilidades de afrontamiento adquiridas en clínica. Si un sujeto sólo evita el peligro, quizá logre una recuperación objetiva (no consumir drogas), pero puede sentir intranquilidad subjetiva. La recuperación total (objetiva y subjetiva) sólo se produce cuando el sujeto se expone en una fase avanzada del tratamiento, a los indicios de riesgo de forma regular y no tiene dificultades para resistirse a las conducta adictivas.



El cambio en las expectativas de eficacia personal, más que la extinción, puede ser la clave de la eficacia terapéutica de las técnicas de exposición en el tratamiento de conductas adictivas.

Se recomienda el trabajo en equipo, de manera que la cohesión del grupo de terapeutas pueda hacer frente al desaliento y a la pérdida de autoestima profesional que puede surgir. Leer más sobre: "Áreas de Intervención Terapéutica" - See more at: http://online-psicologia.blogspot.com/2011/02/terapia-de-conducta-en-ladrogadiccion.html#sthash.38VkIyoF.dpuf

Qué hacer si descubres que tu hijo consume drogas

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Online Universitywww.aiu.eduBachelors in Psychology, Earn your Bachelor's Degree Online. La mayoría de los padres y madres de adolescentes a lo que más temen es a que sus hijos consuman drogas, o más bien a que se conviertan en adictos a estas sustancias. Es normal que esa posibilidad provoque el miedo o el pánico en los padres de chicos y chicas porque la adicción a las drogas puede destruir sus vidas y dañar gravemente a toda la familia. Y es que las drogas no solo son dañinas por sí mismas, también inducen comportamientos en los adolescentes que pueden resultar peligrosos. Conducir bajo los efectos de sustancias estupefacientes es muy peligroso o tener relaciones sexuales también lo es en esas condiciones. Y es que estando bajo la influencia de las drogas, chicos y chicas pueden tomar decisiones, como no usar condón, por ejemplo, que afectan gravemente a su seguridad. Qué hacer cuando se sospecha que un hijo consume drogas Algunos padres viven obsesionados con la posibilidad de que sus hijos se droguen. Deben saber que eso no es bueno ni para su hijo ni para ellos. Lo correcto y lo más sano es no permitir que esa posibilidad nos obsesione. Estar cerca de nuestros hijos, conocer a sus amigos, charlar habitualmente con ellos y seguir de cerca cómo van en la escuela suelen ser comportamientos que permiten detectar a tiempo la aparición de problemas, incluido el consumo de drogas. Cuando padres o madres sospechen que su hijo o hija adolescente pueda estar consumiendo sustancias, deben asegurarse. Si no saben cómo pueden recurrir a un experto. Un consejero de la escuela o una asociación de las que protegen a los jóvenes de las drogas pueden darles información suficiente como para averiguarlo. Existen síntomas que también pueden indicarles si algo así está ocurriendo. Qué hacer cuando se comprueba que el adolescente sí está consumiendo En muchas ocasiones, los padres descrubrirán que su temor era infundado, que su hijo o hija no es un drogadicto. O incluso pueden descubrir que su adolescente ha probado alguna droga pero no es un consumidor habitual. Pero también puede ocurrir que lo que descubran es que, efectivamente, su hijo o hija es un adicto. Tanto en el caso de que descubran que solo es un consumidor ocasional como en el de que averiguen que su hijo es adicto es recomendable asesorarse sobre qué hacer. La solución en el primer caso suele ser mucho más sencilla y un experto puede ayudar a los padres a conseguir que su hijo o hija no acabe en la drogadicción. Pero cuando el problema ya es grave, cuando el adolescente se ha convertido en un adicto, la solución es mucho más difícil y el camino para salir del problema será largo y tortuoso y lo más probable es que acabe afectando a toda la familia. Por eso los padres deben estar preparados para entrar en esa lucha. Pero también deben entrar en ella con esperanza, las adicciones se curan y los chicos pueden volver a llevar una vida normal y exitosa, pero van a necesitar mucha ayuda, también de sus padres. Qué hacer con un hijo adicto





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Buscar ayuda. La forma de salir de una adicción es mediante terapia. Unas veces con psicoterapia y otras, dependiendo de la sustancia a la que sean adictos, de la gravedad de su adicción y de la propia personalidad del adolescente, con medicación. Pero el que debe establecer cuál es la fórmula ideal para nuestro adolescente debe ser un experto. Por eso lo primero que deben hacer los padres cuando descubran que tienen un hijo adicto es buscar consejo. A través del propio médico del adolescente, de un consejero o de una asociación de ayuda a jóvenes drogadictos. Cualquiera de esas soluciones es buena si conducen a los padres del adolescente con problemas a un experto en adicciones juveniles. Hablar con el adolescente. Para que un tratamiento contra la adicción funcione es fundamental que el adicto reconozca que lo es y quiera curarse. Por eso es imprescindible que los padres hablen con su hijo y traten de hacerle ver la situación tal y como es. No es fácil, la mayóría de los adictos niegan su adicción y la presión no ayuda a que lo reconozcan. Suele ser mucho más efectivo tener paciencia, huir de las regañinas continuas y establecer una estrategia para no ceder en el intento. Apoyarle y darle amor. En el difícil proceso de salir de una adicción, el adolescente va a nacesitar la ayuda y el amor de sus padres. Mantenerse firmes. Pero ese amor inmenso no significa que se deba ceder al chantaje, un intento habitual por parte de los adictos para poder continuar con su adicción. Los padres deben tener claro que su hijo es un enfermo, que las estrategias de chantaje emocional a las que, casi seguro, recurrirá forman parte de la enfermedad y para que se cure es imprescindible no ceder a ellas. Tomar decisiones difíciles. Una de las decisiones más díficiles que puede tener que tomar un padre o una madre es abandonar a su hijo y a veces, con los hijos adictos, deben hacerlo. Si el hijo insiste en su adicción y su comportamiento altera profundamente la vida de la familia y a otros hermanos y la vida en la casa se hace insostenible, hay ocasiones en que la solución pasa por alejar al adicto de la familia. Es una durísima decisión que algunas veces los padres deben tomar aunque jamás sin el consejo del experto que esté tratando o haya tratado al adolescente.

Cómo lograr que tu hijo diga no a las drogas

Las adicciones son el mayor temor de los padres de adolescentes Por Victoria Toro Ads:     

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Títulos de Maestríawww.aiu.eduUniversidad en línea para adultos, con mas de 30 especialidades. Fundacion Genesiswww.fundagenesis.orgTratamiento-Proceso de internado. Alcohol,drogadiccion, Personalizado Es quizá el mayor temor de los padres de adolescentes, que sus hijos empiecen a consumir drogas. Algunos de esos padres viven aterrados la entrada de sus hijos en la adolescencia porque no saben qué hacer para impedirlo. Y es que a pesar de las campañas que luchan contra las drogas, el consumo parece ir en aumento. Lo primero que deben saber los padres de adolescentes es que no existe una receta mágica que evite al cien por cien que sus hijos caigan en una adicción. Pero la buena noticia es que sí se puede hacer algo para prevenirlo. O, mejor dicho, se pueden hacer muchas cosas. Qué son las drogas El consumo de drogas es como se llama a tomar sustancias que afectan al sistema nervioso central. Esas sustancias pueden ser legales e ilegales. Aunque cuando hablamos de adolescentes, en la inmensa mayoría de los países también la mayoría de ellas son ilegales. Qué es adicción Hay que distinguir entre el consumo esporádico de esas sustancias y la adicción. Esta última es

como se conoce al hábito regular de consumo que interfiere en el desarrollo normal de la actividades de la vida. Cómo prevenir el consumo de drogas en adolescentes 











Sinceridad. Muchos padres, que han consumido drogas en su juventud, tienen una gran duda sobre si hablarles o no de ello a sus hijos adolescentes. La mayoría de los expertos recomienda que no se mienta a los chicos. Eso no quiere decir que haya que contarles necesariamente que uno tomó drogas pero a la pregunta de si las tomó, si ese es el caso, esos expertos aseguran que es mejor decir la verdad. También recomiendan que se aproveche esa circunstancia para explicarles que se dejó de tomarlas porque hacen daño. E incluso que se busque algún ejemplo que conozcan de los perjuicios que causan las drogas. En ese caso, es más fácil que el mensaje negativo sobre esas sustancias les llegué a los adolescentes. Escuchar. Los padres y madres que escuchan a sus hijos los conocen mejor. Y escuchar quiere decir dejarlos hablar sin recriminaciones constantes o sin juzgarlos. Dejar que se expresen y mostrar respeto por sus opiniones. Eso no quiere decir que haya que mostrar acuerdo con ellas necesariamente. Normas claras. La disciplina es necesaria y lo mismo ocurre en el caso de las drogas. Es imprescindible que los adolescentes sepan sin ningún género de dudas que sus padres no van a tolerar que tomen drogas. Aunque los expertos recomiendan también que ante el frecuente caso de que los chicos prueben algún tipo de sustancia, los padres sean comprensivos. Enseñar a decir no. Es muy frecuente entre adolescentes que estos sigan al grupo, si los demás toman drogas, ellos también. Por eso es muy importante críar hijos con alta autoestima y seguros de sí mismos que se atrevan a decir que no cuando quieran decir no. Incluso aquí podemos darles un argumento, "Mi madre o mi padre me mataría si tomo drogas", que usen a sus padres para decir no en ese momento. Hablar con ellos. Una comunicación fluida con los hijos consigue que la relación sea de confianza y de esa forma es mucho más fácil para los padres detectar cualquier peligro. Conocer a los amigos. Es muy importante conocer a los amigos de los hijos adolescentes, eso hace más fácil anticiparse ante comportamientos de riesgo.

Qué hacer si consumen Los padres de adolescentes deben observar a sus hijos para intenar detectar si tienen problemas, y no solo con las drogas, pero es bueno que sepan cómo detectar el consumo de estas y, en general, como están siempre sus hijos. Aunque observarles no quiere decir que haya que someterlos a una constante presión porque eso puede ser negativo. Si se detecta que un hijo ha consumido drogas lo más importante es saber si ha sido un consumo ocasional o es un hábito constante. En el primero de los casos es posible que la cosa no vaya a más, aunque habrá que estar atentos y hablar con el chico o la chica sobre el daño que pueden hacerle las drogas. Si se trata de un hábito frecuente, lo más indicado es buscar ayuda. Puede ser el doctor del adolescente, el consejero de la escuela o profesionales de una asociación que combata el consumo de drogas. Ellos asesorarán a los padres sobre qué soluciones puden encontrar al problema de su hijo.

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