Tratado de Lógica

October 23, 2020 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Monseñor

FELIX

HENAO

BOTERO

T R A T A D O DE LOGICA

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E d i t o r i a l "UNIVERSIDAD PONTIFICIA BOLIVARIANA" Midal ín - Colombia Universidad Pontif. Bolivarian *M! C M L V I . . í

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Inst. de Administración

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IMPRIMATUR TIBERIUS, Archiepiscopus Medellensis D i e XVII februarii A. D. MCMXL

NIHIL OBSTAT Gulielmus Gómez, Cationicus Censor Die XVII februarii A. D. MCMXL

A D V E R T E N C I A S Esta obra, fruto de la experiencia relizada sobre un ambiente de estudiantes, eclesiásticos o universitarios, durante treinta años, se propone interesar a los alumnos por la Filosofía y llevarles al ánimo la idea de que todos los acontecimientos y estudios tienen nexos imprescindibles con ella. Hemos querido suprimir lo que consideramos propio de especialización y nos hemos propuesto la tarea de darles a conocer esa cadena de pensadores y pensamientos relativos a la Lógica, desde Sócrates y Platón hasta Husserl y Maritain, a fin de realizar modestamente el lema "Nova et Vetera". El mundo actual lucha en tres campos: el marxista destructor; el kantista laico y el que, siguiendo a Santo Tomás, llega hasta León XIII y Billot. Nosotros, tomistas por formación y convencimiento, creemos honradamente servir a nuestra causa exhibiendo las teorías contrarias con absoluta honestidad y refutándolas sin dejar de reconocer por ello lo verdadero que encierran o el mérito de sus autores. Hemos creído necesario extendernos sobre Kant cuyo influjo continúa en el mundo científico, constitucional y filosófico; y en la inducción para reinvindicarla como creación de la ESCUELA, asunto éste no siempre esclarecido por los mismos tratadistas de nuestro lado. El mérito puede estar en ser adaptada a nuestro medio. Ni todo lo antiguo ni sólo lo nuevo: no creemos estar equivocados al decir que la escolástica es la filosofía que conviene a Colombia y entienden los universitarios. Hemos procurado, en la segunda edición que hoy aparece, esclarecer puntos obscuros y llenar lagunas. Nos pareció conveniente dar a conocer someramente las doctrinas recientes, pasajeras pero importantes. Hicimos una síntesis de la doctrina del conocimiento según Santo Tomás, que se echa de mey / —5 — omi;-: \\

AUTORES «CHIVARIAMOS fc ^

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nos en no pocos tratados de Lógica. Finalmente, en la metafísica de la historia expusimos mejor el concepto providencialista de la misma. Agradecemos a los colegios y universidades que nos han honrado aceptando el libro como texto. TERCERA EDICION Hemos clarificado algunas nociones obscuras y añadido gráficos y ejemplos para hacer más comprensible la Lógica. Agotadas las dos primeras ediciones, publicamos la tercera para conmemorar el vigésimo aniversario de la fundación de la Universidad Pontificia Bolivariana. Hemos recibido estímulo de todo el país; de España, México, Argentina y Chile, tanto de Prelados como de universidades, seminarios, colegios y revistas. Nuestro sincero y emocionado agradecimiento. EL AUTOR

INTRODUCCION A LA FILOSOFIA Actualidad de la filosofía. — El estudiante que llega por primera vez al estudio de la filosofía, trae generalmente un concepto demasiado brumoso o inadecuado respecto a la importancia, a la actualidad y trascendencia de los estudios filosóficos. No pocos jóvenes han oído despreciar la filosofía en discursos parlamentarios o en folletines de moda; otros se imaginan que solamente los eclesiásticos deben estudiar tal asignatura; quiénes conceptúan que esta edad nuestra no está para las lucubraciones de la metafísica ni para emplear el tiempo en una gimnástica intelectual, buena para los tiempos en que no existían los adelantos de la mecánica, de la física, de la química y de la biología. De ahí que sea preciso decirle al alumno desde la primera clase, cómo es importante y actual el conocimiento de lo que los filósofos antiguos y contemporáneos han dicho acerca de los más graves problemas que vienen agitando el pensamiento humano. Un estudiante de bachillerato no puede desentenderse de las luchas sociales, ideológicas, políticas, universitarias y académicas que acontecen actualmente en la vida humana. Pero es lo cierto que quien desee darse cuenta sobre un régimen totalitario y sus conveniencias y peligros; sobre un régimen corporativo y sus aplicaciones al mundo moderno; sobre un régimen marxista y la razón de ser de su materialismo; o acerca de las distintas concepciones de la democracia, tendrá indispensablemente que adquirir nociones filosóficas relativas a la familia, al Estado, a la propiedad, a los derechos de las escuelas y universidades, de los sindicatos y de las asociaciones gremiales. Además, el estudiante de hoy sabe prácticamente que desde su ingreso a la universidad se le hacen test para calcular su capacidad nemotécnica, su facilidad de atención, la perspicacia de su espíritu. Y esos test evaniun son un resultado de la psicología experimental, que es una parte de la filosofía. ^

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AUTCKE5 POUVAWANOS UNIVERSIDAD

PONTIFICIA

BOLIVARIANA

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Otras veces, los padres de familia tienen que dar datos precisos de toda la historia del niño o del joven desde que fueron concebidos, en el día del nacimiento, en los primeros días de la infancia; porque una concepción defectuosa o tarada, una gestación en medio de zozobras maternales, un alumbramiento prematuro o lleno de dificultades, deficiencias del sistema glandular, en la nutrición, en el ambiente familiar, tienen un influjo a veces desastroso en la posterior evolución de la inteligencia y de la voluntad. Ahora bien: los lazos que tiene la biología con la filosofía son tan estrechos que ni el naturalismo del siglo pasado, ni el laboratorio positivista pudieron romperlos. La filosofía enseña la honestidad de las costumbres, la trascendencia del matrimonio, el origen de la vila, los derechos del niño, las obligaciones paternas, el influjo del medio familiar, de la educación religiosa, etc., por lo cual ^os higienistas contemporáneos están aceptando hasta con placer espiritual el principio del gran pedagogo belga Hovre: "Nadie es biólogo si no es filósofo y teólogo" (1). La historia y la geografía no pueden prescindir en manera alguna de los principios filosóficos. Un comunista dirá que la historia obedece solamente al factor económico; un positivista como Taine enseñará que el medio ambiente determina físicamente el acontecer de los hechos humanos; un diletantista como Renán afirmará que la historia es una mentira convencional; y un católico demostrará que no obstante el influjo del factor económico, del medio ambiente y de la herencia, presiden los destinos humanos la Providencia divina y la cooperación de la libertad individual y social. Tanto la geometría como la antropogeografía tienen que saber el por qué de ciertos cambios en fronteras territoriales, de numerosas invasiones efectuadas en los distintos continentes, del influjo que tuvo determinada religión o una especial filosofía sobre la constitución de un imperio, la desmembración de una patria o la demarcación territorial de un pueblo independiente. Y esa búsqueda de causas pertenece a la filosofía unas veces y otras a la sociología, que se nutre de principios filosóficos o no es sociología. . • Vv En el mismo año en que el estudiante empieza, la filosofía se empeña en iniciar o profundizar conocimientos sobre química, física o matemáticas. Ahora bien: las nociones de mo-

1) — "Nemo biologus nisi philosophus, nisi teologus".

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vimiento, espacio, tiempo, dimensión, unidad, límite, etc., que son imprescindibles y básicas en la física, se enseñan en filosofía; los conceptos sobre cambios, reacciones, mezclas, conversiones, sustancia, accidente, permanencia de la materia y cambios en la forma, que ocurren a cada paso en la química, se esclarecen por la filosofía; qué son el número, la unidad, la diversidad, la multiplicidad, la infinitud, el límite, la extensión, el espacio, las dimensiones, como se pregunta a cada paso en álgebra o geometría, no pertenece a ellas dilucidarlo, sino a la ciencia de las causas, que es la filosofía. El transformismo trasciende hoy tanto al laboratorio como a la política, y la verdad científica o el error manifiesto de dicho sistema lo dilucida por inducción o por deducción el filósofo, acompañado del naturalista y del sociólogo. El estudiante que frecuente nuestra biblioteca podrá darse cuenta cabal de que el derecho civil, el comercial, el constitucional, y sobre todo el penal, varían de un pueblo a otro y de un régimen al opuesto, al menos en las cuestiones positivas. Y es porque unos admiten el derecho natural y otros lo niegan; unos gobiernos son positivistas o materialistas y otros son católicos o al menos espiritualistas; aquéllos prefieren la autoridad a la libertad y éstos practican lo contrario. Mas, las ideas sobre derechos, deberes, libertad, autoridad, estado, nación, patria, familia, individuo, persona física o moral, se dilucidan en la filosofía. Y ya dijo el pensador italiano de Cremona: "La historia es un silogismo; las universidades son las premisas y el pueblo la consecuencia". No en bald^ Bonaparte, Stalin, Hitler, entre otros, se han dado cuenta de que la autonomía universitaria, especialmente en los estudios jurídicos, era un impedimento para sus regímenes imperialistas. Por eso mismo quitaron los fueros a las universidades y eliminaron la libertad de pensamiento, que estaban consagrados en los estatutos de los respectivos centros culturales y educacionistas de sus estados. El pensamiento moderno investiga con pasión las tradiciones aborígenes sobre la vida, la propiedad, la creación, la existencia de Dios, la forma del matrimonio, a fin de sacar datos inductivos para demostrar la veracidad o falsedad del e^olucionismo. Pero a nadie se le oculta que esa ansia de conocer tales experiencias obedece a la natural dialéctica de1 espíritu humano.



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AUTORfS ^OLIVARIAMOS

CAPITULO I DEFINICION DE LA FILOSOFIA Definición. Aunque el estudiante ignora todavía las leyes de la definición y sus distintas clases, sí tiene una noción sencilla y clara de lo que significa definir. Nominalmente filosofía quiere decir amor a la sabiduría, (Philein*. amar; Sophia: sabiduría). Según una tradición que refiere Diógenes Laercio (I, 12; VIII, 8), Pitágoras fue el primero que sustituyó la palabra sabiduría por la de filosofía, porque como refiere Santo Tomás (In Ium. Metaph., 1, 3) como los antiguos sofistas solieran llamarse simplemente sabios, Pitágoras, interrogado acerca de su profesión, no quiso llamarse con la presuntuosa denominación de sus antecesores sino solamente con el nombre de filósofo, es decir amante de la sabiduría. Realmente considerada la filosofía puede definirse: "Ciencia de todas las cosas por sus últimas causas y principios, conocidos por la luz d e la razón" (1). Explicación: Se dice ciencia, que es: "Conocimiento cierto y sistemático de las cosas por sus causas universales" (2). A) Se dice cierto para distinguirlo del conocimiento conjetural; B) Sistemático, con lo cual se indica que los conocimientos filosóficos y científicos han de ser ordenados y metódicos; C) Por las causas, ya que el conocimiento científico no se obtiene solamente en la observación de los hechos, sino que de éstos asciende hasta dar con las causas próximas o 1) — "Scientia omnium rerum per altissimas causas et principia natural! rationis lumine comparata". 2) — "Cognitio certa et systematica rerum per causas universales".

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remotas; D) Universales, porque como dice Aristóteles (Met., I, 1) "No hay ciencia sino de lo universal. Lo particular no es objeto del conocimiento científico". Se dice de todas las cosas porque no hay objeto creado ni increado, sustancial o accidental, existente, posible o meramente lógico, que no caiga bajo el estudio de la filosofía. Por sus últimas causas. Y qué es causa? Causa es el ser en acto que influye en el ser de otro. Las causas pueden ser de cuatro especies, a saber: eficiente, formal, material y final. Con ejemplos se esclarecerá la división anterior. CAUSAS PRIMERA Incausada

DIOS

Principal. (Obra en virtud de su ser) SEGUNDA Causada

eficiente formal final material ejemplar

Instrumental (Obra movida por el agente principal)

el lápiz la máquina de escribir.

La estatuta de Bolívar hecha por Tenerani tiene por cau~,a eficiente al autor de la misma (id a quo). La causa eficiente de nuestro ser son nuestros padres y la remota Dios. Causa material es aquello de lo que se hace una cosa 'id ex quo), como el mármol de la estatua de Bolívar, como las células en la formación del hombre. Causa formal es aquello por lo cual una cosa es lo que es, determinado en su ser, y por lo tanto, distinta de todo lo que no es ella v. gr.: el hombre es una especie determinad' 1 por el alma racional; el animal es un género definido debido a la sensibilidad; la planta ocupa una categoría especial por la vida que la distingue de los inorgánicos. Por lo tanto causa formal es aquello por lo cual el ente es lo que es (id quo ens est id quod est). —

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Causa final es la razón que induce a obrar (id cuius gratia aliquid fit). Así, u n estudiante se dedica a profundizar materias para hacer una carrera brillante, o para darles guso a sus padres, o para cumplir con su deber, o para ganar dinero, o con el solo objeto de ilustrarse, todo lo cual constituye una causa final. En la metafísica se verá que los anticausalistas son numerosos y que la causalidad eficiente, formal, material y fina i de las criaturas tiene una demostración perentoria. Se demosrará asimismo que los más furiosos enemigos de la causalidad, como son Marx, Freud y Ferri, la admiten y aun exageran sin pretenderlo. Y cuando el estudiante de bachillerato siga una carrera, especialmente si es la de derecho, verá cono el problema d e las causas tiene una trascendencia definitiva en el civil, en el penal, etc. Dijimos no solamente causas sino últimas causas, puesto que la filosofía no se contenta con buscar las causas próximas, como lo hace el científico; ella va hasta las últimas razones, los constitutivos supremos de las cosas. Así, en Teodicea inquirirá sobre el origen de los seres, en psicología sobre la razón última de la imputabilidad humana, en metafísica respecto al constitutivo de todo ser creado o de todo ser corpóreo, en lógica sobre las causas de los errores y de los distintos sistemas, etc. Principios. El principio es: "aquello por lo cual una cosa es, sucede o se conoce" (3). V. gr. el punto es el principio de la línea, Dios es principio de las criaturas, el principio de contradicción es uno de los principales de toda ciencia, el principio de causalidad es otra de las bases del conocimiento filosófico, conocido u n principio general en matemáticas se sacan las conclusiones. Conocidos por la luz de la razón. Cuenta la historia que la habitual serenidad de Santo Tomás se vió perturbada cuando su contendor Siger de Bravante pretendió hacer creer que el Angélico Doctor involucraba los argumentos filosóficos con pruebas tomadas de la Revelación. Y en verdad, en el prólogo de la "Summa contra gentiles" advierte el gran filósofo cristiano que sus pruebas para la conversión de los paganos on elaboradas por la razón humana. Los teólogos católicos

3) — "Id quo aliquid est aut fit aut cognoscitur".

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laman Teodicea al tratado que estudia a Dios y sus atributos por la luz de la razón, y Teología al que investiga y razona apoyado en las pruebas tanto de la Revelación como de la razón; así como denominan Etica al estudio de las costumbres con las luces humanas y Teología moral a la investigación de las mismas con la doble prueba de la Revelación y de la razón. LOS GRANDES PRINCIPIOS

LOGICOS

19 De identidad = La verdad es la verdad. 29 De contradicción = La verdad Deductivos -< no es el error. 3? De equivalencia = Dos verdades que coinciden con una tercera, coinciden entre sí. De razón suficiente = Nada sucede sin razón suficiente. 29 De las leyes = Las leyes de la naturaleza son constantes. 3*? De causalidad = No hay efecto sin causa.

Inductivos

METAFISICOS

De identidad = Lo que es, es. De contradicción = Una cosa no puede ser y no ser al mismo tiempo. De equivalencia = Dos cosas iguales a una tercera, son iguales entre sí. De razón suficiente = Todo lo que sucede, tiene razón suficiente.

MORALES

1? Haz el bien y evita el mal. 29 No hagas a otro lo que no quieras para tí. 39 Da a cada uno lo que le pertenece.

RELIGIOSOS

19 Ama a Dios sobre todas las cosas. 29 Ama al prójimo como a tí mismo, por Dios.

Fije el estudiante estos principios para la vida —

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CAPITULO II DIVISION DE LA FILOSOFIA Aristóteles la dividió en dos grandes ramas: especulativa y práctica. La especulativa trata de las cosas como son; y la práctica de las cosas como deben ser. Por eso con frecuencia oiremos hablar de las cosas del ser y de las cosas del deber ser. La filosofía especulativa o real se subdivide en física y metafísica; aquella, llamada igualmente filosofía natural, busca las últimas causas de las cosas materiales, tanto de todas en general (cosmología) como especialmente de los vivientes (psicología). Esta, o sea la metafísica, considera las cosas inmateriales, bien praecisive, esto es, aquellas que pueden estar o no con la materia, como ente, uno, verdadero, bueno, causa (metafísica general u ontología), o bien negative, esto es, las cosas que no puedan tener materia, v. gr. Dios (Teodicea). La práctica se subdivide en lógica y ética. La lógica estudia los actos de la mente para obtener la verdad; y la éticr os actos humanos en orden a la felicidad. r S

Especulativa (Del ser)

Ontología Cosmología ] Psicología Teodicea

El ser Mundo corpóreo El alma Dios

Actos de la mente Actos humanos

Escolio. — Por cuál de las distintas ramas de la filosofía debemos empezar? No es una la respuesta a este interrogante por parte de los distintos filósofos : unos empiezan por la

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psicología experimental, por considerarla más fácil y atractiva; otros por la lógica, por distintas razones, entre las que sobresale la apuntada por Santo Tomás (in-Boeth. De Trinitate, c. VI, a. 1, ad 3 m.): "En el aprendizaje empezamos por aquéllo que es más fácil, a no ser que la necesidad requiera otra cosa. A veces es necesario no principiar por lo más fácil sino por aquello de lo cual depende el conocimiento de las cosas que siguen. Por esto al estudiar filosofía conviene empezar por la lógica, no por ser ella más fácil que las demás ciencias, sino debido a que las demás ciencias dependen de ella, puesto que la lógica enseña el modo de proceder en todas las ciencias". "Es preciso saber primero el modo de la ciencia que la ciencia misma" (1).

1) — "Oportet enim primum scíre modum scientiae, quam scientiam ipsam" (Santo Tomás de Aquino). —

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CAPITULO III DE LA LOGICA Definición. — La lógica es la "ciencia de los actos de la razón en orden a conseguir la verdad" (1). Explicación: Se dice ciencia de los actos de la razón. Y la razón es el mismo entendimiento en cuanto procede por discurso de lo conocido a lo desconocido. Y su propio acto es el raciocinio; mas como el raciocinio consta de un juicio, y el juicio de aprehensiones, son tres los actos de la razón: simple aprehensión o idea, juicio y raciocinio. Una misma ciencia puede tener un objeto material común con otras, porque objeto material es aquello que se considera o estudia. La lógica y la psicología, por ejemplo, tienen un mismo objeto material: los actos de la mente; pero se diversifican en el objeto formal, esto es en el modo o respecto peculiar que cada una de esas ciencias considera. Así la psicología estudia los actos de la mente en su naturaleza, en su causa eficiente y en sus principios contitutivos, y la lógica los estudia con el fin de que le sirvan para encontrar la verdad. Se dice en orden a conseguir la verdad, puesto que el estudio que se hace en este tratado sobre idea, juicio y raciocinio; métodos inductivos y deductivos; sistemas, hipótesis y analogías; posibilidad de conocer, y distintos criterios para distinguir la verdad del error, va encaminado exclusivamente a descubrir la verdad, a demostrarla o a evitar los errores. Trata la lógica de las segundas intenciones o del ente de razón y no de las primeras intenciones, que pertenecen a la 1) — "Scienti^ ^ctuum rationis in ordine ad veritatem inveniendam".

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metafísica. Son segundas intenciones aquéllas que la razón encuentra en las cosas, no como existentes en ellas sino como consecuencia de la consideración que la razón hace de las mismas. De esa manera hablaremos en lógica de especies, géneros, raciocinios, predicables, que no existen propiamente en la naturaleza de las cosas, auncuando la mente nuestra tiene necesidad de fijarse en ellas a fin de formarla. No puedo decir, v. gr. Pedro es especie, pero sí puedo afirmar que el hombre es especie. Especie es una segunda intención; y si digo: Pedro es hombre, hombre es una primera intención. Cuando lleguemos al problema de los universales, básico en toda filosofía, sabremos con mayor claridad lo que significa la idea universal metafísica y la idea universal lógica. División. La lógica se divide en formal y material. Llámase formal la que considera la forma misma, esto es, las operaciones del pensamiento, haciendo abstracción de todo contenido particular. Se la puede definir: "La ciencia de las condiciones generales de la verdad", o bien, "la ciencia de la concordancia del pensamiento consigo mismo". Fúndase en los grandes principios de identidad y de contradicción, de los cuales se sigue: 1) Que todo lo que es idéntico a lo que ya está pensado es necesariamente verdadero, siempre que lo pensado sea asimismo verdadero. Y la razón es que todo juicio o izonamiento en este caso representa al espíritu la necesidad 2) Que todo lo que es contradictorio es necesariamente falso, puesto que toda idea, todo juicio y todo raciocinio representa en este caso al espíritu la imposibilidad. 3) Que todo lo que no es ni contradictorio, ni idéntico a una verdad presupuesta no es ni necesariamente verdadero, ni necesariamente falso, ya que toda idea, todo juicio, todo raciocinio en este caso representan al espíritu simples posibilidades (Boirac, Logique, ch. I, 2). Las reglas formuladas por la lógica formal derivan por lo tanto de la esencia del pensamiento y son la condición primera de las operaciones intelectuales. Tienen la ventaja de ser universales, esto es, válidas para todos los espíritus y para todos los casos; y son relativamente a priori porque, no suponiendo otra cosa que el conocimiento del espíritu humano, no exigen la noción previa de los objetos particulares que se quiere estudiar. Lógica material, llamada así porque ella considera el pensamiento en relación con los objetos variados que forman su materia y consecuentemente establece las reglas diferentes — 18 —

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que el espíritu debe aplicar a los diversos órdenes del conocimiento. Se la define: "La concordancia del pensamiento con los objetos reales". Las reglas de la lógica material son particulares, puesto que se aplican a diversos objetos de la misma índole; y son a posteriori por suponer alguna noción previa de los objetos particulares. Esas reglas especiales se denominan métodos, o sea los caminos que es preciso seguir para llegar a la verdad. Lógica crítica, es el tratado de los criterios de certeza y de la validez del conocimiento. Algunos autores como Kant, Müller, etc., pretendieron restringir toda la lógica a la formal, y establecer entre ésta y la material un antagonismo completo. Pero aunque se distingan, como un fin común las reúne, no se oponen; ese fin es la verdad por descubrir. Una lógica ausente de la verdad (la lógica formalista moderna y el logicismo a ultranza) absolutamente divorciada de la realidad, sería un estudio inútil y falso. Además, la lógica material depende estrechamente d^ la lógica formal, porque el espíritu no puede encontrar la verdad si no está de acuerdo consigo mismo. Por lo tanto, para tener seguridad de la verdad, dos condiciones son necesarias y suficientes: que el espíritu esté de acuerdo consigo mismo (lógica formal), y no tenga contradicción el pensamiento con los objetos reales (lógica material). Otra división. — Más clara que la anterior y más adaptada al estudiante es la célebre división tradicional en dialéctica, metodología y criteriología. Trata la dialéctica del mecanismo de los actos de la mente (idea, juicio y raciocinio); versa la metodología sobre los caminos que deben seguirse para encontrar la verdad (inducción, deducción); y estudia la criteriología tanto la posibilidad del conocimiento como los diversos criterios o fuentes de la verdad (evidencia, razón, autoridad, sentidos internos, etc.). Lógica natural y lógica artificial. — Aquélla es la natural capacidad del hombre normal para descubrir la verdad: y ésta es aquella misma capacidad estudiada a fondo por los sabios y dotada de reglas y principios científicos en orden a la posesión de la verdad. No basta la lógica natural, porque ella no conoce los sistemas, ignora las reglas del silogismo difícilmente desentraña los sofismas o adquiere suficiente habilidad para no dejarse involucrar por los errores o arrastrar — 19 —

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por los idola de que hablaron Platón y el frustrado canciller Bacon. Escolio. — La lógica será ciencia o arte? Participa tanto de la naturaleza de la ciencia como de la del arte, pero más de aquélla que de ésta. Es ciencia porque su fin es descubrir la verdad y sus causas, lo mismo que el error y sus consecuencias; es arte (recta ratio factibilium) puesto que posee la lógica reglas y métodos para obrar, lo cual es patrimonio del arte. Sin embargo es arte analógicamente, porque su objeto propio no son las cosas particulares y reales sino las formas o intenciones del pensamiento. Breve historia de la Lógica. — La lógica como ciencia autónoma es una creación del genio griego. El mérito de haber establecido por primera vez la doctrina lógica, con clara conciencia de sus problemas, pertenece a Aristóteles cuyo Organon es uno de los monumentos imperecederos de la inteligencia humana. Pero Sócrates, contra los sofistas, ya se había aplicado a la indagación de conocimientos objetivamente válidos y a encontrar conceptos universales independientes la opinión y del arbitrio. Y aunque se le considera como el descubridor del concepto y de la definición, no formuló la teoría del conocimiento ni estatuyó una doctrina lógica. Platón con su doctrina d e las ideas distingue ya diversas operaciones lógicas: la conceptuación, la definición, la deducción y la división. Mas el sistematizador de la lógica f u e Aristóteles. Sus discípulos reunieron sus escritos admirables con el título de Organon, con las siguientes partes: categorías, hermenéutica, primeros analíticos, últimos analíticos, tópicos y refutación de los sofistas. Pero la designación de lógica no es de Aristóteles sino acaso de Zenón, fundador de la escuela estoica. En la Hermenéutica trata la proposición y el juicio; en los Primeros Analíticos el silogismo (su tratado principal); en los Ultimos Analíticos estudia la demostración, la división y e1 conocimiento; en las Categorías analiza los términos y los conceptos generales (categorías) bajo las cuales caen todos los demás; los Tópicos examinan el razonamiento dialéctico o probable; y en la Refutación de los Sofistas discute y refuta las argumentaciones que tienen especie de verdad. Aristóteles (384-322 a. J . C.) es el verdadero fundador de la lógica; y desde entonces dió orientaciones a fin de que ella no fuera u n mero arte sin razonamiento o una ciencia de lo concreto sin aspiraciones a las causas supremas o un mero deporte in—

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telectual sin objetos válidos o principios aplicables a la realidad. Su lógica está unida a la metafísica sin confundirse con ella. La Edad Media trabaja tenazmente en la silogística y se agita con el gravísimo problema de los universales, mucho más actual hoy de lo que creen comunmente los tratadistas y filósofos. El mundo moderno se debate entre los positivistas y materialistas, de u n lado (nominalistas), los conceptualistas, del opuesto (neohegelianos, neocríticos) y en medio el realismo moderado que sigue generalmente la filosofía católica. Una especie de logicista medieval fue Raimundo Lulio en su Ars magna et ultima, quien pretendió organizar un sistema de principios supremos de los cuales deberían extraerse los subalternos por medio de un cálculo conceptual. Por otro lado aparecían Alberto Magno y Bacon a quienes más tarde siguieron Vinci, Bacon y Galileo. La doctrina de los hechos y de la experiencia tratada por Bacon en el Novum organon y en la obra De la dignidad y aumento de las ciencias, es una doble reacción contra la escolástica por un lado y contra el formalismo de Lulio por otro. Con Descartes empieza la llamada filosofía moderna, no sólo por el influjo que ha tenido en la filosofía posterior, sino también por su método criteriológico radicalmente distinto a los tradicionales; con él empiezan intensos estudios sobre filosofía crítica. Después de Descartes aparece Kant con su idealismo lógico y su formalismo apriorístico. Pero no se crea que Kant ertenece al psicologismo: "En verdad, dice, hay lógicos que suponen en la lógica principios psicológicos; pero es tan absurdo introducir tales principios como derivar la moral de la conducta de la vida". Kant es normativista y su lógica está explicada en su Manual de lógica y en algunos trabajos monográficos. Si Francisco Bacon es esencialmente inductivo, Kant es esencialmente apriorista y deductivo; en el medio se debaten los filósofos católicos. En el siglo X I X J u a n Stuart Mili, siguiendo las huellas de Bacon, afirma el valor experimental de la lógica; y para Mili aun las verdades matemáticas proceden de raíces inductivas. En el mismo siglo X I X aparece el psicologismo, que hace depender la lógica de la psicología; con matices muy diferentes, encarnan el psicologismo Lipps y Wundt y otros. Idealistas contemporáneos estudian los objetos lógicos por sí — 21 —

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mismos y aun cuando no nieguen el valor normativo de las regulaciones lógicas ven en la lógica una ciencia teórica que investiga determinados objetos, así como la matemática estudia los objetos matemáticos por sí mismos. Tales son Husserl y Pfánder, etc. Finalmente con Lotze y Windelband la noción del valor en la lógica crea una escuela que hoy ocupa la atención del mundo de la filosofía. En el siglo presente descuellan entre los grandes escolásticos de la lógica Matiusi y Billot en Roma; Maritain en Francia, Mercier en Bélgica, Yves Simón en Estados Unidos de Norteamérica, Derisi y Sepich en Argentina, Oswaldo Robles y Vasconcelos en México y no pocos en Colombia, amén de numerosos tratadistas que exponen victoriosamente la filosofía peripatética y las grandes tesis tomistas. No obstante las innumerables vicisitudes que ha sufrido la lógica, el Organon de Aristóteles continúa siendo el máximo tratado en esta materia. Entre los modernos filósofos de la lógica citamos finalmente a dos que representan escuelas de verdadero imíujo en las generaciones actuales: Hegel, con su dialéctica conceptual, quien estatuye como básico que "toda realidad es razón y sólo lo racional es real"; pero la dialéctica hegeliana rechaza todos los principios tradicionales y asienta un evolucionismo logicista que se mueve por tesis, antítesis y síntesis, aplicables según él a todo orden de conocimientos. Las categorías hegelianas son las formas de la evolución del ser lógico. Y Mercier, cuya criteriología reivindica la filosofía trascenden1al, profundiza el problema del conocimiento y confronta la inducción contemporánea con las grandes bases deductivas.



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CAPITULO IV DE LA IDEA Y EL TERMINO La idea (del griego idein: ver) es la primera operación de la mente. Nuestra mente tiene una visión semejante a la de los ojos corporales, pero mil veces más lúcida porque es abstracta, y prescinde por lo tanto de los actos particulares. Se le llama también concepto, ya que toda idea es un engendro mental; simple aprehensión, porque capta el objeto en la mente sin afirmar ni negar; verbo mental, para distinguirla del verbo oral; intención, porque es el acto mediante el cual la mente tiende al objeto. La idea es la representación de la naturaleza de los seres, que puede desempeñar bien el oficio de sujeto, bien el de predicado. Como sujeto de una proposición es siempre, en último análisis, individual (Mercier), porque el primer objeto del pensamiento es tomado de la experiencia sensible, incapaz de percibir otra cosa distinta a la realidad individual y concreta; y porque sólo el individuo es, en el sentido riguroso de la palabra, sujeto. Aristóteles le llama proté usia (sustancia prima), la cual es incomunicable a ningún otro sujeto. A este sujeto individual el pensamiento atribuye todos sus predicados, de donde se originan dos grandes y trascendentales problemas dialécticos: 1) Qué representa y qué dice el predicado del sujeto? He aquí el estudio de las categorías o predicamentos lógicos; 2) Cómo se une al sujeto y cómo se le atribuye? Es el estudio de los predicables. De los Predicables. — Porfirio, discípulo de Plotino (siglo III después de J. C.), prologó los libros del Estagirita con su Isagoge o introducción a los predicables, en la cual reunió toda la doctrina peripatética de esta cuestión. Suelen definirse los predicables diciendo que son: "los distintos modos como una naturaleza universal puede tener relación con sus inferiores y predicarse de ellos unívocamente", o también son "las

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universalísimas clases como las ideas generales se predican de los inferiores". Los modos de predicabilidad son cinco: género, especie, diferencia, propio y accidente. Cuando una idea general se predica de los inferiores como esencial y determinable, se llama género; si se predica como esencial y determinada se denomina especie; si se predica como esencial y determinante, toma el nombre de diferencia. Si se predica como necesaria pero no esencial, se llama propio; si como contingente, recibe el nombre de accidente. Género Especie IDEAS PREDICABLES < Diferencia Propio Accidente

Determinable. Determinada. Determinante. Necesaria, pero no esencial. Contingente.

Del Género. — El género es una idea determinable apta para estar en muchos. El género se determina en varias especies, las cuales a su vez son formadas por la reunión del género y la diferencia. V. gr. animal es un género; las diferencias racional e irracional constituyen, al determinarlo, dos especies: el hombre y el bruto, es decir, el animal racional y el animal irracional. El género se divide en supremo, intermedio e ínfimo. Es supremo el que no tiene otro género sobre sí, por ejemplo substancia; intermedio el que está colocado entre el supremo y el ínfimo, por ejemplo viviente; a ínfimo el que no tiene debajo de sí sino especies, v. gr. animal. De la Especie. — Especie es una idea universal común y determinada, apta para estar en muchos individuos. Dijimos que el género era determinable, y que la especie es determinada por la diferencia, que es determinante. Los géneros intermedios pueden también ser considerados como especies en relación con el género anterior; y así la especie que sigue inmediatamente al género supremo es suprema; especie intermedia es la que está colocada entre la suprema y la especialísima y especie especialísima es aquélla que no tiene bajo sí sino los individuos. Cuerpo es especie suprema; viviente y sensitivo, son intermedias y hombre es la especie especialísima, por constar del género ínfimo y di— 24 —

TRATADO

DE LÓGICA

ferencia específica. Un poco más adelante veremos que la definición esencial consta de género próximo y diferencia específica. Género Género Género Género

Supremo Intermedio Intermedio Infimo

... ...

Substancia Cuerpo .. Viviente . Sensitivo Hombre .

. .

Especie Especie Especie Especie

Suprema. Intermedia. Intermedia. Especialísima.

La especie tiene gran trascendencia en dialéctica y metodología, en la clasificación científica, metafísica y en derecho y ciencias naturales. Desde ahora advertimos que la incompleta o inexacta definición de especie ha sido una de las causas de los errores transformistas. De la Diferenci.a — La diferencia de una idea universal común y determinante. Determina al género en especies. Tanto el género como la especie y la diferencia se predican de los inferiores unívocamente, es decir, en significación totalmente idéntica. La diferencia es también suprema, intermedia o ínfima, según que determine el género supremo, intermedio o ínfimo. La diferencia es parte constitutiva de la esencia y es siempre algo positivo, auncuando se exprese con fórmulas negativas, como irracional, insensible. Finalmente la diferencia es más noble que el género, puesto que lo determinante es más noble que lo determinable, lo propio que lo común. La diferencia suprema es v. gr. corpórea e incorpórea; la intermedia es v. gr. sensitiva e insensitiva; la ínfima es v. gr. racional e irracional. Hay una diferencia llamada específica que al juntarse con el género próximo constituye la especie ínfima o la especialísima. Del Propio. — Vistos ya los predicables esenciales, pasemos a los que no lo son, es decir a los que no constituyen el ser sino que lo acompañan, necesariamente (propio), o contingentemente (accidente). Los griegos hablaron de género (guenos), especie (eidos), diferencia (diaforá), propio (idión) y accidente (symbebecós). El propio es una idea universal común, necesaria pero no esencial: "Proprium dicitur quod convenit soli aliqui speciei, omni et semper". Así: un propio en metafísica será la risibilidad en el hombre, la incorruptibilidad en los seres inmateriales, la limitación en todas las criaturas; y un propio lógico —

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será la univocidad de todos los predicables, y la necesidad en toda proposición apodíctica, la alteridad en el derecho, la indisolubilidad del matrimonio. Del Accidente. — Llámase accidente predicable (distinto del accidente, categoría lógica, como ya lo veremos), una idea universal común y contingente; v. gr. amabilidad, belleza, distinción, nobleza de modales, blancura, en el terreno metafísico; claridad u obscuridad de una idea, en el terreno lógico. Por no distinguir lo accidental de lo propio en el terreno científico, se han originado numerosas equivocaciones, especialmente entre los transformistas; de tal suerte que para muchos de ellos es más importante el ángulo facial o el peso del cerebro que la misma racionalidad. Escolio. — No pueden ser sino cinco los predicables porque una idea puede predicarse de los inferiores o esencial o accidentalmente. Si esencialmente, lo puede ser como determinable, determinante o determinada, lo cual constituye el género, la diferencia y la especie. O bien, no esencialmente, y entonces se predica como algo inherente mas no constitutivo, o como algo meramente contingente, es decir, que pueda estar o no estar en el sujeto del cual se predica. En este caso tendremos, respectivamente, el propio y el accidente. Mas como no hay término medio entre lo esencial y lo que no lo es, sigúese que solamente son cinco los predicables.

DE LOS PREDICAMENTOS O CATEGORIAS. — Son las distintas maneras como el predicado se atribuye al sujeto. Aristóteles enumeró diez géneros supremos de predicados o atributos cuyo total equivale virtualmente a todos los tesoros del pensamiento humano, y bajo los cuales haya cabida cualquier concepto. Y son: substancia y accidente. El accidente se subdivide en cantidad, cualidad, relación, acción y pasión, tiempo, lugar, sitio y hábito. A) DE LA SUBSTANCIA. — Santo Tomás la define diciendo que es: "aquéllo a lo cual compete estar en sí y no en otro como en su sujeto" (1). Suele dividirse la substancia, con Aristóteles, en primera y segunda; la primera (proté usía) es aquélla: "que de nin1) — "Id cui debetur esse in se et non in alio tanquam ín subiecto". —

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TRATADO DE LÓGICA

gún sujeto se predica, ni está en sujeto alguno" (2). Como este hombre, este caballo, y lógicamente este sujeto, este predicado: son substancias primeras los individuos. La sustancia segunda (deutere usía) es: "aquélla que no está en sujeto alguno pero se predica de u n sujeto" (3). Por ejemplo, género, especie, etc. La sustancia primera se subdivide en completa e incompleta en el orden de sustancia y en el orden de especie. Completa en el orden de substancia es la que puede subsistir por sí misma, v. gr. el alma humana; incompleta en el orden de substancia es la que no puede subsistir sin otro coprincipio, como el alma del bruto. Substancia completa en el orden de especie es la que puede desempeñar todas las operaciones específicas, v. gr. el hombre, que tiene conjuntamente todas las operaciones de la especie humana, cuales son: nacer, crecer, multiplicarse, pensar, querer, morir, etc. Incompleta en el orden de especie es la que no puede ejercer todas las operaciones específicas auncuando sea subsistente, v. gr. el alma humana. Es obvio advertir que no podemos poner ejemplos lógicos de la substancia primera por ser ella una primera intención, que se aplica sólo a los individuos reales. La substancia tiene otras denominaciones unívocas, a saber: esencia, o sea lo que constituye un ser en su especie quiddidad, porque la substancia responde a la pregunta quid est hoc?; naturaleza, porque es principio radical de las operaciones; forma, porque es lo principal en los constitutivcs del ser; y especie, porque es la substancia, y no los accidentes, lo que la constituye. B) DEL ACCIDENTE. — Se define: "aquéllo a lo cual compete estar en otro como en su sujeto de inhesión" (4). El estudiante se preguntará fácilmente si el alma humana, que está en el cuerpo, es un accidente. Pero él mismo podrá saber sin gran dificultad que el alma no está adherida al cuer-

2) — "Quae nequae de subiecto aliquo dicitur, ñeque in subiecto aliquo est". 3) — "Quae non est in subiecto, sed dicitur de subiecto". 4) — "Id cuius quiddidate debetur esse in alio tamquam in subiecto inhaesionis". —

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po sino informándolo, vivificándolo y determinándolo a una especie superior al cuerpo mismo, que es la humana. 1) De la Cantidad. — Se define: "el accidente extensivo de la substancia y la fuente de la divisibilidad de la misma". Este predicamento tiene una gran importancia por ser la base de las ciencias matemáticas y físicas, por tener aplicación en el problema teológico de la permanencia de la cantidad en la transustanciación, y porque desde Descartes todos los mecanicistas la han confundido con la substancia material. Desde ahora advertimos que u n cuerpo dado puede cambiar de cantidad y de extensión permaneciendo una la substancia, lo cual es suficiente para declarar que la cantidad y la substancia material se distinguen realmente. La cantidad se divide en continua, contigua y discreta. Continua es aquélla cuyas partes se unen con un término común físico, v. gr. un kilómetro; decreta es aquélla cuyas partes se unen con un término común moral v. gr. el número, una clase, un ejército; y contigua es aquélla cuyas partes no tienen hiatos y existe en el mundo físico por lo menos en los electrones. La cantidad es base de la extensión, de la divisibilidad, del número, de la línea, de la superficie y del término del volumen. En la cantidad se funda el célebre principio de equivalencia: "Dos cantidades iguales a una tercera son iguales entre sí", base del silogismo metafísico. El número aplicado a los espíritus pertenece a otra cantidad que se llama trascendental y no es predicamento. 2) De la Cualidad. — L a cualidad es el accidente que modifica la sustancia en su ser o en su operación. Implica la cualidad u n modo de la substancia y una determinación de lo abstracto por lo concreto. La cualidad se divide en hábito y disposición. Hábito es una cualidad difícilmente movible, propia de los seres racionales en sus facultades superiores, como son la inteligencia y la voluntad. El hábito es sustantivo cuando modifica el ser mismo, v. gr. pensar; y operativo cuando modifica la operación del ser, como estudiar con tenacidad. Hábito operativo bueno cuando perfecciona la operación del ser, v. gr. la abstinencia; operativo malo cuando va en detrimento del mismo ser que obra, v. gr. la embriaguez. El hábito es difícilmente movible porque nuestras facultades superiores se adhieren con más tenacidad que la sensibilidad, que es versátil. —

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TRATADO

DE LÓGICA

El hábito se crea con la repetición de actos de la misma naturaleza y se desarraiga con actos contrarios a los que lo crearon. El hábito tiene mucha trascendencia en los problemas de la conciencia, de 1? psicología, de la pedagogía, de la imputabilidad, en los actos humanos. Un moralista, un médico y un penalista tienen que hacer estudios especiales sobre la naturaleza del hábito y el aumento o disminución de la imputabilidad para poder tratar a los reincidentes, a los enfermos y a los delincuentes consuetudinarios. El hábito engendra igualmente la costumbre que es una de las más bellas fuentes del derecho y ha precedido generalmente a la legislación escrita. Por los hábitos de los primitivos se está conociendo la etnología moderna, la prehistoria de la humanidad. La disposición es una cualidad fácilmente movible, propia de la sensibilidad: u n caballo domesticado, un perro educado, el pugilista, tienen disposiciones que fácilmente se olvidan o aminoran con la suspensión aún temporal y corta de los ejercicios que las crean. El estudiante sabe que un deportista tiene que entrenarse siempre que va a la pista, y que un caballo de carrera tiene que estar sometido a un régimen que demanda numerosos cuidados, so pena de perder lo adquirido. Divídese también la cualidad en potencia e impotencia; en pasión y cualidad pasible; en figura y forma. La potencia es la cualidad que dispone a la substancia para obrar o reaccionar, y es por lo tanto un principio próximo de la operación, distinto de la naturaleza que es el principio radical. Las potencias del alma se cuentan en esta categoría, lo mismo que las potencias del ver, oír, sentir, etc. La impotencia significa u n a potencia operativa débil o defectuosa, como la del niño para andar, la del anciano para ver. La pasión significa una cualidad que determina en el sujeto un cambio corporal o un movimiento del apetito sensitivo. Son pasiones el amor, el odio, la esperanza, el deseo, la ira, etc. Y la cualidad pasible son ciertas modalidades del objeto sensible que provocan en nosotros reacciones pasionales como lo dulce y lo amargo. La figura y la forma contituyen la cuarta especie de cualidades. Llámase forma la disposición artificial de un cuerpo, como la que tiene la estatua de Bolívar. Y figura es la disposición natural de las partes cuantitativas de la materia, v. —

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gr. la figura del hombre y la del castor, o la de los Farallones del Cauca. 3) De la Relación. — Tan difícil es este predicamento que ya el mismo Aristóteles se quejaba de tenerlo que tratar a pesar de la repugnancia que sentía en la explicación de problemas poco accesibles a los alumnos. Pero como la relación es u n hecho real, es imprescindible tratarla tanto en lógica como en metafísica. El estudiante de un instituto católico tendrá que investigar a fondo el problema de la relación, porque los constitutivos de las personas divinas son relaciones subsistentes reales. Aristóteles la definió: el accidente "ad aliquid". Su ser es totalmente respectivo. Hay relaciones de igualdad, como las que existen en dos líneas parelelas A-B y C-D, cada una de las cuales mide un metro; de cantidad, como el número cuatro es el duplo de dos; de cualidad, como la que se tienen dos hermanos gemelos cuyos rasgos fisonómicos se parecen; de causalidad, como la que existe entre el vapor y la máquina; de finalidad, v. gr. el ojo que dice relación a la visión. Podemos añadir la relación que existe en todo derecho, ya que, según Santo Tomás, el derecho dice intrínsecamente alteridad. Por eso mismo dicen los latinos y repiten los moralistas el principio "nemo sibi iniustus", nadie es injusto consigo mismo. La relación tiene dos propiedades: la nota in y la nota ad. Por la nota in la relación de las criaturas, que es siempre accidental, adhiere al sujeto; y por la nota ad es un predicamento aparte, que denota un respecto entre dos términos, un orden de uno a otro. Hay relaciones reales y lógicas, mutuas y no mutuas. Real es la relación que existe en la naturaleza de las cosas, prescindiendo de la inteligencia humana que las descubre, v. gr. la que existe entre el padre y el hijo; lógica, aquélla cuya existencia es totalmente fruto del pensamiento, v. gr. las que hay entre figuras geométricas que hay en mi mente. Mutua es aquella cuyos términos dependen uno de otro, v. gr. entre el maestro y el discípulo, puesto que no hay maestro sin discípulo y, viceversa, no hay discípulo sin maestro: no mutua, cuando solamente uno de los términos depende: el Creador no depende de la criatura, pero la criatura depende del Creador. 4 y 5) De la Acción y de la Pasión. — Santo Tomás definió la acción "actus huius ab hoc", o sea el acto del agente — 80 —

TRATADO DE LÓGICA

en otro, como calentar el agua. Y la pasión es "actus huius ut in hoc", como ser calentado. 6) Del Tiempo. — Lo definió Boecio: "Numerus motus secundum prius et posterius", número y medida del movimiento corpóreo, según un antes y un después. El tiempo supone los cuerpos de los cuales es accidente; una relación entre varios como el sol y la tierra; una sucesión de movimientos, y por lo mismo una anterioridad y posterioridad, En metafísica se demostrará que el tiempo no es una categoría subjetiva como quiso Kant, ni un atributo de la divinidad como pretendieron Fenelón y Clarcke. La duración de los espíritus se denomina evo, y la de Dios eternidad, que suele definirse con Boecio, el gran autor "De consolatione philosophiae" y maestro eximio, "posesión total, simultánea y perfecta de una vida interminable" (5). El evo se define: "una duración de los seres inmateriales, que tuvieron principio pero no tendrán fin". 7) Del Lugar. — El lugar es: "Extrema superficies corporis continentis, inmovilis, prima", la superficie externa e inmóvil que rodea a un cuerpo. Pero el lugar interno son las partes fuera de partes, y por lo mismo depende de la extensión interna. 8) Del Sitio. — El sitio es la disposición y orden de las partes en el lugar. Así: estar en pie, de rodillas, acostado. 9) Del Hábito. — Fue definido por Alberto Magno: "Corporis et eorum quae circa corpus sunt adiacentia". Así, el tener porte militar, el estar vestido de monje, de deportista, es tener el predicamento de hábito, distinto totalmente del hábito cualidad. A NTEPREDICAMENTOS. — Llámanse así las condiciones necesarias para que una idea universal o un ser se catalogue entre los predicamentos. Son tres: A) Que sea unum psr se, es decir, que tenga una sola esencia y una sola existencia; de otra manera sería imposible que perteneciese a un solo predicamento. B) Que sea simpliciter finitum, ya qu e lo infinito no puede catalogarse. C) Que sea logice univocum, pues si fuera equívoco o análogo no podría predicarse de los inferieres d e una manera idéntica. 5) — "Interminabilis vitae tota simul et perfecta posesio".

TRATADO DE

LÓGICA

ARBOL PORFIRIANO. — Los escolásticos tomaron de la Isagoge de Porfirio una síntesis admirable, denominada árbol porfiriano, que sirve para que el alumno tenga un resumen claro de toda la doctrina anterior: SUBSTANCIA V

V

Incorpórea

Corpórea -A

CUERPO A

V

V

Inanimado

Animado ^

...

.

sr

-

VIVIENTE A

V

V

Insensitivo

Sensitivo a

V

_

•\r ANIMAL _ .. , A

Racional

V""

Irracional HOMBRE

DIVISION DE LA IDEA. — La idea s e divide en clara y oscura, cuando con ella se representa un objeto que se puede distinguir de otro o no. En distinta y confusa, cuando se tiene noticia de las principales notas que represente una idea o no se tiene. En completa e incompleta según que represente todas las notas, aún las más simples, o no. En comprensiva y meramente aprehensiva, según que conozca la cosa en cuanto es inteligible, tanto en sí misma como relativamente a todas las demás a las cuales dice orden, o real o posible. Es manifiesto que tener ideas comprensivas es patrimonio de Dios. Y puramente aprehensiva en el caso contrario.

DEL TERMINO El término es la manifestación externa de la idea, distinto del término mental, que es el mismo concepto. El término oral se puede dividir de la siguiente manera: A) en significante y no significante, según que fuera de sí mismo represente algo distinto de sí, o no. Así: blitri es no significante, y especie es significante. B) en fijo y vago: el — 32



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primero representa algo constantemente, v. gr. Dios; el segundo puede tener varias significaciones al arbitrio de quien lo pronuncia, como naturaleza. C) en unívoco, equívoco y análogo. Unívoco es el que se aplica a varios en significación totalmente idéntica como hombre; equívoco, el que se aplica a varios en significación totalmente diversa, como accidente en categoría y en predicable; y análogo, el que "se predica d e varios en significación parte igual y parte diversa", v. gr. el ser (6). Subdivídese la analogía en de atribución y de proporcionalidad. Analogía de atribución es la que se aplica a varios en orden a uno, al cual le compete principalmente, v. gr. sano, que se aplica propiamente al animal y se atribuye a la medicina, al color, al líquido, a las costumbres. Y analogía de proporcionalidad, cuando la razón significada por el término análogo está en muchos, según alguna proporción; así por ejemplo: DIOS CREATURA (Increado) = (Creado) SER SER Convienen en que Dios y la creatura tienen ser; difieren en el modo de ser. La analogía de atribución es propia, como en el caso anterior; e impropia cuando interviene la metáfora. Así cuando digo que el hombre ríe como el prado ríe, aplico una analogía impropia o metafórica. Cuando tenemos ideas análogas permanece en nosotros cierta oscuridad. Así, todas las ideas que tenemos de Dios, de su ser, de su naturaleza, de las personas divinas, de los atributos, son analógicas. De ahí que necesariamente, con necesidad metafísica, para nuestra razón siempre habrá misterios en Dios. Quien los niegue nada sabe de Dios. El término, tanto mental como real, se divide: 1) En término de primera intención y de segunda intención. Aquél es el que significa la cosa según sus predicados reales, conocidos por la mente por conocimiento directo, como hombre en esta proposición: "Pedro es hombre". Este tér6 — "De diversis predicatur secutidum rationem partim partim díversam" (Santo Tomás, In XI Met., 1. 3.). —

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eandem

TRATADO DE LÓGICA

mino se llama también en metafísica universal directo, real, metafísico. Y de segunda intención es aquél que significa la cosa, según los predicados que le competen, en cuanto que es entendida y se conoce por aprehensión refleja, como hombre en esta proposición: "El hombre es especie". 2) En positivo y negativo; el primero significa una forma, como justo, sabio, sujeto, predicado; el segundo, la carencia de una entidad, como ceguera. 3) En concreto y abstracto, según que signifique un compuesto de sujeto y forma, como blanco, que consta de sujeto y blancura, o de la forma removida del sujeto, como blancura. El concreto se dice lógico o real, según que la forma se distinga del sujeto por la sola consideración de la mente e independientemente de la misma. El primero es puramente lógico, por ejemplo Dios, que se distingue del acto puro sólo mentalmente. Y el segundo es metafísico, porque tiene fundamento en la realidad, v. gr. hombre se distingue de risible. 4) En absoluto o connotativo; aquél significa lo que es por sí, como Pedro, banca y todos los sustantivos; y éste significa lo q u e adyace a otro, como estudiante, correcto, etc. 5) En categoremático y sincategoremático; el primero puede por sí ser sujeto o predicado de la proposición, como hombre, sabiduría; el segundo no puede desempeñar esos oficios sino unido a otro, como todo, alguno, etc. 6) En singular y común; el singular significa un solo individuo: "Singulare est cuius essentia est incommunicabilis", el singular es aquel cuya esencia es incomunicable (Santo Tomás In Im. Sent., D. 24, q. 2, ad. 5 m.), v. gr. Pedro; el común es el que significa muchas cosas, analógicamente o unívocamente, v. gr.: hombre, especie. 7) En colectivo y distributivo; el primero se aplica a muchos, pero no puede predicarse de cada uno, como ejército; pero sí el segundo, como discípulo. 8) En trascendental y no trascendental; compete el primero a todas las cosas, y son res, ens, unum, bonum, aliquid y verum; el segundo, se aplica a una clase o categoría, como substancia, cantidad, hábito. COMPRENSION Y EXTENSION DE LOS TERMINOS'. — Llámase comprensión de un término el complejo de propie—

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dades o atributos del mismo; así hombre tiene las siguientes propiedades: racional, animal, viviente, sensitivo, corpóreo, sustancia, ente; y ente no tiene sino una comprensión: el ser. Extensión de una idea o de un término es el número de individuos a quienes se puede atribuir; así el ente se dic e de todos los individuos, y Dios se dice sólo de uno. PRINCIPIO DE LA COMPRENSION Y LA EXTENSION. — "A mayor comprensión, menor extensión; a máxima extensión, mínima comprensión; y viceversa". Dios tiene máxima comprensión y mínima extensión; el ente tiene máxima extensión y mínima comprensión. Y a medida que se baja en el árbol porfiriano crece la comprensión y decrece la extensión. Este principio debe grabarlo el alumno con sumo cuidado, porque es uno de los puntos básicos de la lógica, y el no aplicarlo con exactitud da pie para numerosos sofismas. Máxima comprensión

Todas las perfecciones.

Mínima extensión

Un solo Dios.

Máxima extensión

Todos los seres son entes.

Mínima comprensión

El ente no dice sino una perfección: ser.

DIOS

ENTE

Ejemplo práctico de las categorías para que el estudiante las descubra: Bolívar, pequeño de cuerpo, nervioso, dictaba continuamente, se emocionaba. Nació en Caracas; fue padre de cinco repúblicas; luchó veinte años sin descanso. Dormía en hamaca y tenía u n porte entre majestuoso y arrollador. Sus estatuas se multiplican en Europa y América.



35 —

CAPITULO V DEL JUICIO Y LA PROPOSICION DEL JUICIO. — Aristóteles (III de An. c. 6) lo definió: "La oración por la cual el entendimiento dice algo de otro afirmando o negando" (1). Los modernos suelen definirlo: "El acto por el cual la mente expresa la identidad o desigualdad de dos ideas". Esta definición es recta con tal que la palabra idea se tome con un concepto objetivo. DIVISIONES DEL JUICIO. — Se divide el juicio: 1) En afirmativo y negativo como: "El hombre es racional". "El animal no es racional". 2) En verdadero y falso, según q u e la inteligencia componga y divida lo que hay que componer y dividir, o al contrario. V. gr. "Dios es justo". "El predicable es análogo". 3) En necesario y libre, según que en la enunciación del juicio usemos de la evidencia de la cosa o del arbitrio de la voluntad (Cfr. Remer). V. gr. "La línea recta es la más corta de las líneas". "Yo estudiaré filosofía". 4) En prudente e imprudente, según que al juzgar tengamos sólido fundamento, o nó. Por ejemplo: "Estados Unidos son una nación rica". "Todo hombre es justo". 5) En a priori y a posteriori según que el predicado se diga del sujeto independientemente de la experiencia o dependientemente de ella. V. gr. "Dos cosas iguales a una tercera son iguales entre sí". "La Universidad Pontificia Bolivariana intensifica los estudios de filosofía". Los antiguos escolásticos 1) — "Oratio qua intellectus aliquid dicit de altero aífirmando vel negando". —

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llamaban a posteriori al juicio que procedía del efecto a la causa, y a priori al que iba de la causa al efecto. 6) En analítico y sintético; el primero procede del análisis de las nociones; el segundo de la experiencia o de la autoridad. V. gr. "La línea es mayor que el punto". "El efecto supone una causa". "Ningún contingente es necesario". "Los libertadores estudiaron en colegios católicos". "Sucre fue casto". "Bolívar murió católicamente". Kant define el juicio analítico: "Aquel cuyo predicado está contenido formalmente en la comprensión del sujeto". Más adelante al estudiar la doctrina kantiana, veremos la importancia que tiene fijar con exactitud la significación del juicio analítico. Advertimos que las proposiciones que contienen definiciones esenciales no se consideran propiamente como juicios analíticos, ya que vienen a ser puramente lógicas las distinciones entre el sujeto y el predicado. REGLAS FORMALES DEL JUICIO. — 1) del principio de identidad, es verdadero y legítimo cuyo atributo esté contenido en la comprensión (Cfr. Bossuet, L. II). Por ejemplo: "La parte es el todo".

En virtud todo juicio del sujeto menos que

2) Por el principio de contradicción es falso y absurdo todo juicio cuyo atributo sea contradictorio al sujeto: v. gr. "La criatura no es creada". 3) Puede ser verdadero todo juicio cuyo atributo no es idéntico ni contradictorio al sujeto. V. gr. "El sujeto es predicable". Las dos primeras clases de juicios pertenecen a la lógica formal, que se ocupa solamente de juicios analíticos. La tercera ley pertenece a la lógica aplicada, que se ocupa de juicios sintéticos o experimentales.

DE LA DEFINICION Y DE LA DIVISION DE LA DEFINICION. — Aristóteles dijo de ella: "La oración que significa lo que es la cosa" (2). Oración, porque consta de muchas voces que indican la esencia de la cosa. Lo 2) — "Oratio significans quod quid est". —

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TRATADO DE LÓGICA

que es la cosa, por ser propio de la definición decirnos lo que es la cosa. PARTICION DE LA DEFINICION: — En nominal y real. La primera significa la etimología de la palabra, v. gr. epistemología: tratado de la ciencia; axiología: tratado de los valores; ginecología: estudio de las enfermedades d e la mujer; biología: tratado de los vivientes. La segunda consiste en explicar la naturaleza de una cosa y determinar lo que ella es (to tí éstin) como dijo Aristóteles; y se subdivide en esencial, causal y descriptiva. La definición esencial explica la cosa por los constitutivos intrínsecos, físicos o metafísicos. Físicos, v. gr. "El hombre consta de alma y cuerpo"; metafísicos, v. gr. "El hombre es animal racional"; "La planta es un cuerpo viviente". Hay que anotar de nuevo que la definición metafísica esencial consta de género próximo y diferencia específica, como en las enunciadas. La causal explica la cosa asignándole las causas extrínsecas de la misma, es decir, la eficiente, la final o la ejemplar. Así: El alma humana se definiría: "La forma q u e es producida por Dios de la nada" (eficiente); "La forma capaz de felicidad eterna" (final); "La forma producida a imagen y semejanza de Dios" (ejemplar). Finalmente la descriptiva define la cosa por sus accidentes propios, como "El hombre es un animal risible" (Cfr. Geny). LEYES DE DEFINICION. — Ya Aristóteles había advertido en lo Tópicos que la definición debe tener sus reglas, entre las cuales enumera la primera: 1) Que la definición sea más clara que lo definido, ya que a eso tiende la definición. Pecan contra esta regla quienes definen lo mismo por lo mismo y los que emplean metáforas para definir. 2) Que sea breve, para retenerla fácilmente y en bien de la claridad. 3) Que no sea negativa, a no ser que se trate de definir el defecto de una cosa o de contradictorios. Cuando se dan definiciones negativas sabemos qué no es la cosa, pero no qué s la cosa. —

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4) Que sea recíproca, es decir, que el sujeto pueda reemplazarse por el atributo, tratándose de definiciones esenciales. 5) Que nada redunde ni nada falte. Así en las definiciones esenciales es superfluo enunciar las propiedades del sér, ilógico enumerar las propiedades del ser, e ilógico enunciar los accidentes. CONSECUENCIAS. — A) No podemos definir el ente, ya que sobrepasa a todos los géneros y diferencias. B) Ni los individuos, ya que ellos no tienen diferencias específicas, y se distinguen entre sí sólo por caracteres accidentales. C) Ni a Dios, porque es infinito.

DE LA DIVISION. — Dividir es partir el todo en sus partes: "Oratio totum aliquod in suas partes distribuens". Lo q u e se divide se llama dividendo, y las partes divisiones. Lo que se divide puede ser nominal o real, según que sea una partición de la voz en varias significaciones o de la cosa en varios miembros. PARTICION DE LA DIVISION REAL. — Santo Tomás (1^ p, q. 76) distinguió tres clases de todos: universal, integral y potestativo, de los que se siguen tres clases de definiciones reales. Todo universal es el que tiene partes subjetivas en las que la forma o la virtud está en cada una, v. gr. el hombre cuya esencia y cuya virtud está en cada uno de los individuos. Todo integral es el que consta de partes integrantes en el cual la forma no está toda, ni en cuanto a la esencia ni en cuanto a la virtud, en cada uno de los individuos, como una familia, la Universidad Pontificia Bolivariana. Todo potestativo es aquel en el cual la forma está toda en cuanto a la esencia pero no en cuanto a la virtud, en cada una de las partes. Así el alma humana está toda en cuanto a la esencia en el sensitivo y en el vegetativo, pero no en cuanto a la virtud. Hay también todo lógico, todo físico y todo metafísico cuando las partes son respectivamente lógicas, físicas o metafísicas. —

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TRATADO

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REGLAS DE L A DIVISION. — 1) Que se haga en pocos miembros, los cuales, si fuere necesario pueden subdividirse: Así el animal lo dividimos en racional e irracional; y a éste en volátil, acuático y terrestre. 2) Que sea adecuada, es decir, que ni sobren ni falten dividendos. 3) Que ninguno de los miembros sea igual al todo; y 4) Que se haga, en cuanto sea posible, por partes substanciales, o al menos por las principales. Sería mala una división lógica como ésta: los predicables son género y diferencia; las definiciones son descriptiva y causal; la filosofía es metafísica y ética; la lógica trata de criteriología y silogismo, etc. Recapitulando podemos decir: A) Que la definición desenvuelve la comprensión de la idea y la extensión se esclarece en la división. B) Para definir es suficiente enumerar el género próximo y la diferencia específica; y para dividir es suficiente enunciar los grupos inmediatamente anteriores. C) Siendo el individuo indefinible por su comprensión ilimitada, no cae bajo las definiciones esenciales.

DE LAS PROPOSICIONES La manifestación externa del juicio se llama proposición, que puede definirse con el filósofo: "La oración en la cual hay verdad o falsedad" (3). PARTICION DE LA PROPOSICION. — En simple y compuesta. La primera es aquella "en la cual se enuncia una cosa de un sujeto", como "Dios es santo". Compuesta es aquella en la cual se enuncian varias ideas que se unifican por la unidad" (4), como "Santo Tomás es santo, filósofo y conductor". PARTICION DE LA PROPOSICION SIMPLE. — Se divide en necesaria, imposible y contingente, según que el 3) — "Oratio in qua venim vel falsum est". 4) — "In qua enuncíatur plura quae coniunctione

fiunt unum".

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predicado exprese algo que puede convenir o nó al sujeto. Ejemplos: "El género es predicable" (necesaria); "La especie es análoga" (imposible); "El hombre es rico" (contingente). En afirmativa y negativa, según que el predicado se adecúe al sujeto o se remueva del sujeto. Ejemplos: "Animal es género", "Hombre no es género". EXTENSION DE L A S AFIRMATIVAS Y NEGATIVAS. — Regla primera: En la proposición afirmativa el predicado se toma siempre en toda su comprensión, pero no en toda su extensión. Lo primero, porque de lo contrario se afirmaría falsamente la identidad entre el sujeto y el predicado y lo segundo, porque el predicado puede aplicarse a otros distintos del sujeto. Así en "hombre es especie" quiere decir que tiene todas las notas de la especie; pero en "hombre es mortal" no significa que todo mortal sea hombre, sino que éste es uno de los mortales. E n las definiciones esenciales es obvio que el sujeto y el predicado son recíprocos. Regla segunda: En la proposición negativa se toma el predicado en toda su extensión, pero no en toda su comprensión. Lo primero, p o r q u e de lo contrario falsamente se removería el predicado del sujeto. Así cuando digo: "Ninguna sustancia es accidente", quiero decir que entre todos los accidentes no hay uno que sea substancia. Lo segundo porque para que una cosa no sea igual a otra no se requiere que discrepen en todo; así cuando digo que "ningún bruto es hombre" no pretendo enunciar que entre el hombre y el bruto no hay propiedades comunes. Se divide también la proposición simple en universal, singular, particular e indefinida, según que el sujeto sea un término universal, singular, particular o indefinido. Ejemplos: "Todo predicable es unívoco". "Pedro es individuo". "Algún viviente es sensitivo". "Hombre es especie". PARTICION DE LA PROPOSICION COMPUESTA. — Se llama rigurosamente proposición compuesta la enunciación que contiene varias proposiciones simples (Cfr. Lovaina y Port Royal). Son las siguientes: A) Copulativa, que contiene varios sujetos o varios atributos unidos por u n a conjunción afirmativa o negativa, y o ni. Esta proposición es verdadera sólo cuando todas sus partes lo son; v. gr. "El género ni es análogo ni equívoco". "El hombre es risible y racional". —

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B) Disyuntivas, las que establecen una incompatibilidad y una alternativa a la vez, y se unen por la partícula o; v. gr. "O es de día o es de noche". Para que sea verdadera es preciso que los términos de la disyuntiva sea de tal manera opuestos, que entre ellos no pueda haber contradicción; por ejemplo: "O es finito o infinito". "Una proposición es verdadera o falsa". C) Condicionales, las que comprenden dos partes unidas por la partícula si, una de las cuales (condicionado) depende de la otra (condición). Para que sea verdadera, es preciso que haya consecuencia entre el antecedente y el consecuente; v. gr.: "Si el alma humana es inmortal, es espiritual". "Si es criatura, es finita". "Si Dios es Creador, es omnipotente". E) Relativas, las que expresan un orden o respecto; v, gr.: "Tal la vida, tal la muerte". "De tal palo tal astilla". Son verdaderas cuando entre ellas existe un verdadero nexo. F) Adversativas, aquellas que comprenden varios juicios diferentes unidos por partículas discrepantes; v. gr.: "No es sencillo pero sí útil el estudio de la lógica". La verdad de estas proposiciones depende de la verdad de las partes y de la oposición que entre ellas se establece (Cfr. Mercier). PROPIEDADES DE L A PROPOSICION. — Se llaman propiedades de las proposiciones las que competen a las mismas en cuanto que se comparan entre sí. De esa comparación surge fácilmente la verdad o aparece claramente la falsedad y son varias, entre ellas la oposición y la conversión. DE L A CONVERSION. — Acuérdese el alumno de las leyes acerca de la extensión y comprensión y fácilmente concluirá lo siguiente: 1) Que toda proposición universal afirmativa se convierte en particular afirmativa; porque el predicado de las afirmativas tiene extensión menor y debe conservar la cualidad de afirmativo. 2) La proposición particular afirmativa se convierte sin cambio, porque como ambas son particulares y afirmativas conservan la cualidad y la extensión. V. gr. "Algún hombre es virtuoso". "Algún virtuoso es hombre". 3) Las proposiciones universales y negativas se convierten en universales negativas. V. gr.: "Ningún género es análogo". "Ningún análogo es género". Porque estando el predi—

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cado de la proposición negativa en toda su extensión, debe convertirse en universal negativa para que conserve la extensión y la cualidad. 4) La proposición particular negativa no se puede convertir, ya que como el predicado de la negativa tiene extensión mayor, debería pasar a universal negativa; pero es claro que de un particular no sale un universal; luego, no se puede convertir. La conversión consiste, pues, en deducir una proposición de otra, transponiendo los términos. DE L A OPOSICION. — Se llaman opuestas las proposiciones que, teniendo unos mismos sujeto y atributo, difieren, bien por la cualidad, bien por la cantidad o por ambas a una. Las proposiciones opuestas se llaman contradictorias cuando difieren en cualidad y cantidad. Son contrarias, cuando, siendo ambas universales, difieren sólo en cualidad. Son subcontrarias dos particulares que difieren en cualidad. Y subalternas las que difieren sólo en cantidad. Todo predicable es unívoco

CONTRARIAS S U B A L T E

N

Algún predicable es univoco

Ningún predicable es unívoco

S

R R A 1 D C D C R R N

U

B A

L

I

R

N A S

E

T E R N A S

I SUBCONTRARIAS O

Algún predicable no es univoco

Nota. — A, significa universal afirmativa; E, universal negativa; I, particular afirmativa, y O, particular negativa. VERDAD Y FALSEDAD DE LAS OPUESTAS. — 1) Las contrarias pueden ser ambas falsas, porque admiten término medio; pero no ambas verdaderas, porque se violaría el principio de contradicción al afirmar la una todo lo que la otra niega. —

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2) Las proposiciones subcontrarias pueden ser ambas verdaderas cuando el predicado es contingente; una verdadera y otra falsa cuando el predicado es necesario; y son el término medio de las contrarias. No pueden ser ambas falsas, porque entonces las correspondientes contradictorias, que son contrarias entre sí, serían ambas verdaderas, lo cual demostramos ser falso. 3) Las proposiciones subalternas no son propiamente opuestas, ya que la universal encierra a la particular, y ambas tienen la misma cualidad. 4) Las proposiciones contradictorias tienen que ser una verdadera y otra falsa, porque si nó se violaría el principio de contradicción. Nota. — Algunos autores suelen colocar las propiedades de las proposiciones en el raciocinio, y las llaman deducción inmediata, porque, dada una proposición, se sabe inmediatamente la verdad o falsedad de la otra.

PRIMEROS PRINCIPIOS LOGICOS Toda proposición demostrable descansa en un principio evidente, y todo raciocinio de las ciencias particulares se basa en premisas que no pueden ser demostradas, porque de otra manera sería preciso admitir una serie infinita de demostraciones, lo cual repugna en sí y contradice a la conciencia que es un criterio umversalmente válido para escolásticos, fenomenístas y positivistas. Tres son los grandes principios lógicos que son presupuestos de todo raciocinio, pero no pueden servir de premisa mayor: el de identidad, el de contradicción y el de alternativa. Se enuncian así: "Cuando en un juicio el concepto sujeto es idéntico, total o parcialmente al concepto predicado, el juicio es necesariamente verdadero". V. gr. "Todo triángulo tiene tres ángulos". El principio lógico de identidad se funda en el correspondiente principio ontológico "Lo que es, es", porque una lógica que prescinda de la realidad es pura ficción. El principio de contradicción se enuncia: "Un juicio no puede ser verdadero y falso simultáneamente". Como e l anterior, el principio de contradicción se funda en el correspon—

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diente principio ontológico que se enuncia así: "Una cosa no puede ser y no ser simultáneamente". El principio de alternativa o de tercero excluido dice: "Entre dos proposiciones contradictorias no hay medio". El principio de contradicción sostiene que dos juicios contradictorios no pueden ser ambos verdaderos. El de tercero excluído dice que uno es verdadero y otro falso, necesariamente. Pero el principio de tercero excluido no decide cuál es el verdadero y cuál el falso.

CAPITULO VI DEL RACIOCINIO Así como el juicio consta de ideas, el raciocinio se compone de juicios. Llámase raciocinio intuitivo, el inmediato de que hablamos hace poco y discursivo, o simplemente raciocinio, aquel acto tercero de la mente mediante el cual de una verdad conocida sacamos otra desconocida: "Processus mentís quo unum ex alio cognoscimus". Y es llamado por Santo Tomás "Discursus secundum causalitatem", porque las proposiciones deben ser entre sí como el principio y el principiado. De tres partes consta el raciocinio: de aquello ele lo cual se infiere (antecedente); de aquello que se infiere (consecuente), y del nexo que intercede entre el antecedente y el consecuente (consecuencia). Es obvio que el consecuente debe contenerse en el antecedente. Mas, a fin de que no sea una repetición, debe estar contenido sólo implícitamente. La manifestación externa del raciocinio se llama argumentación, y la argumentación más perfecta se llama silogismo. Consta un silogismo de dos partes: premisas y conclusión o consecuente. En las premisas hay dos términos llamados mayor y menor que se comparan con otro llamado medio, a fin de obtener una conclusión, según aquel principio: "Dos verdades que coinciden con una tercera coinciden entre sí". El silogismo tiene materia y forma. La materia son las premisas (próxima), y los términos (remota). La forma es la disposición de los términos apta para concluir. REGLAS DE LA ARGUMENTACION 1) De lo verdadero no se sigue sino lo verdadero; de lo falso se puede seguir lo falso y lo verdadero. Lo primero por—

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que como el consecuente se contiene en el antecedente, si éste es verdadero tiene que serlo aquél. Lo mismo cabe decir cuando de lo falso se sigue lo falso. Y cuando se sigue lo verdadero de lo falso es porque no hay consecuencia. Así de esta proposición falsa: "El hombre es asno", se sigue como verdadera la siguiente: "Luego, el hombre es animal"; y como falsa: "El hombre es cuadrúpedo". 2) De lo necesario no se sigue sino lo necesario; pero el necesario se puede también seguir del contingente y de lo imposible. Lo primero, porque si se siguiera lo contingente o lo imposible, de la verdad se podría seguir la falsedad, ya que lo necesario siempre es verdadero. Y lo segundo, porque con algún extremo necesario puede estar unido un medio contingente. Y lo tercero, por la regla que sigue. 3) Del imposible se sigue cualquier cosa, pues como el imposible es falso, y yá hemos demostrado que de lo falso se puede seguir lo verdadero o lo falso, luego etc. 4) De lo contingente se puede seguir lo contingefite y lo necesario, pero no lo imposible. Lo primero y lo seguido porque puede haber conexión entre un contingente y otro, o de un contingente con un necesario. V. gr.: "El filósofo disputa, luego existe"; "El mundo existe, luego Dios existe". Recuerde el estudiante los principios lógicos que hemos estudiado al fin de las proposiciones, y tenga muy presente que el raciocinio se funda en esos mismos principios. LEYES DEL SILOGISMO Como la materia del silogismo es doble, remota y próxima, cuatro leyes dicen orden a los términos y otras cuatro a las proposiciones. Las reglas del silogismo están comprendidas en las siguientes síntesis: la. Tum re tum sensu, triplex modo terminus esto. lia. Aeque ac praemissae extendat conclusio voces. Illa. Nunquam contineat médium conclusio oportet. IVa. Aut semel aut iterum medius generaliter esto. Va. Utraque si praemissa neget, nihil inde sequetur. Vía. Ambae affirmantes nequeunt generare negantem. Vlla. Nil sequitur geminis ex particularibus unquam. Villa. Peiorem sequitur semper conclusio partem. —

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EXPLICACIONES DE LAS LEYES CON RAZONES Y EJEMPLOS. — Primera ley: "Tanto en la cosa como en el sentido tiene que haber sólo tres términos". La razón de la ley anterior está en la estructura misma del silogismo, en el cual se establece la comparación de dos verdades con una tercera. Ahora bien, si hubiere más de tres términos, esa comparación no sucedería. Peca contra esta regla el siguiente silogismo: "Algún predicable es especie; algún predicable es género; luego algún género es especie", porque "algún predicable" tiene dos suposiciones, de las cuales la una no envuelve la otra implícitamente. Segunda ley: "La conclusión no debe tener mayor extensión que las premisas". Porque la conclusión no es sino el resultado de la comparación de las premisas, y nadie da de lo que no tiene. Es falso el siguiente silogismo: "Todo animal es sensitivo; todo animal es substancia; luego, toda substancia es sensitiva"; porque "substancia" en la proposición menor, como es predicado de afirmativa tiene extensión menor, y por lo tanto no puede ser sujeto universal en la conclusión. Tercera ley: "El término medio no debe entrar en la conclusión". Porque ya sirvió de punto de comparación con los extremos, su presencia en la conclusión sobra. V. gr. es falso el siguiente silogismo: "Pedro es pequeño; Pedro es químico; luego, Pedro es u n pequeño químico". Cuarta ley: "El término medio debe estar tomado en toda su extensión, al menos en una de las premisas"; de otra manera los extremos no se compararían con uno sino con dos. Por eso no es válido el siguiente silogismo: "Todo caballo es mortal; todo elefante es mortal; luego, todo caballo es elefante". Quinta ley: "De dos negativas no se puede concluir". Porque si dos discrepan con un tercero, no s e puede concluir la concordancia en el consecuente. De ahí que sea malo el raciocinio: "Ninguna idea es imagen; ningún principio es imagen; luego, ningún principio es idea". Sexta ley: "Si ambas premisas son afirmativas, no se puede sacar u n a conclusión negativa". Porque si los extremos convienen con u n tercero, no se puede afirmar la discrepancia en la conclusión. Así es inválido razonar: "Toda definición esencial es por género y diferencia; "el hombre es un animal racional", es una definición esencial; luego, no es por género y diferencia". —

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Séptima ley: "Si ambas son particulares no se puede concluir". Porque si ambas fueren afirmativas, el término medio estaría tomado en ambas particularmente, o si ambas negativas, de dos negativas no se puede concluir; o si una afirmativa y otra negativa, las premisas no contendrían sino un solo término universal, el predicado de la premisa negativa; pero como la conclusión habría de ser negativa, su predicado debería ser universal, y siéndolo, en la conclusión debería también serlo en las premisas; por consiguiente, el término medio —que no puede ser idéntico al predicado de la conclusión— sería particular en las dos premisas. Esta ley- puede reducirse a la primera. Octava ley: "La conclusión sigue siempre la peor parte". Y por lo mismo, si hay una premisa particular, particular debe ser la conclusión; y si hubiere una negativa, la conclusión debe ser negativa. Porque si no, en el primer caso se pecaría contra la segunda ley, y si hay una negación, hay una discrepancia que debe aparecer en la conclusión. SILOGISMO CONDICIONAL Es aquél cuya premisa mayor es condicional, y la menor categórica. REGLAS P A R A LA VERDAD. — Afirmada la condición se sigue el condicionado; ya que, purificada la condición, el condicionado pasa a absoluto. V. gr. "Sí hay criaturas, hay Creador; es así que hay criaturas; luego, hay Creador". O bien, uno lógico: "Si hay juicios, hay ideas; es así que hay juicios; luego, hay ideas". Negado el condicionado, debe negarse la condición. Por ejemplo: "No hay Creador; luego, no hay criaturas". "No hay juicios; luego, no hay ideas". Pero hay que advertir que: A) De la negación de la condición no se sigue la negación del condicionado, como en éste: "Si el mundo existe, Dios existe; pero el mundo no existe; luego, Dios no existe" (falso). B) Ni por la afirmación del condicionado se puede inferir la afirmación de la condición. "Dios existe, luego el mundo existe" (falso). —

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SILOGISMOS IRREGULARES Llámanse así los que aparentemente tienen menos o más de tres términos. Son: A) El entinema (de en-zymeiszai: reservar). Es un silogismo en el cual se sobreentiende una premisa o la conclusión. V. gr.: "El propio es predicable; luego es unívoco". B) Epiquerema. Cuando cada una de las premisas tiene en sí la razón de ser, v. gr.: "Es lícito dar muerte al injusto agresor: La ley natural y la positiva lo autorizan. Ahora bien: Clodio ha sido injusto agresor de Milón: Sus antecedentes, su escolta, sus armas lo prueban. Luego, era permitido a Milón dar muerte a Clodio" (Cicerón Pro Milone). C) Polisilogismo. Es aquel razonamiento que encadena diversos silogismos, de tal suerte que la conclusión del primero sirva de premisa mayor del que sigue, y así sucesivamente. V. gr.: "El hombre debe conocer sus causas eficiente y final; es así que Dios es la causa eficiente y final del hombre; luego, debe conocerlo. El conocer a Dios es adquirir una perfección; el que adquiere una perfección se ennoblece más a sí mismo; luego, el que conoce a Dios se ennoblece a sí mismo", etc. D) El sorites (sorós: montón) es una serie de proposiciones encadenadas de tal suerte que el atributo de la precedente se convierte en sujeto de la siguiente, y así sucesivamente hasta que se unen el primer sujeto y el último predicado. Por ejemplo: "El alma humana es inteligente; el inteligente es espiritual; el espiritual es incorruptible; el incorruptible no tiene materia; luego, el alma humana no tiene materia". E) El dilema (Dis-lemma: dos proposiciones), llamado por Cicerón complejo y por San Jerónimo silogismo cornudo, es una argumentación en la que, propuestas dos proposiciones disyuntivamente, se acosa al adversario con cada una de ellas. Tal era el de Tertuliano para demostrar que Trajano era injusto con los cristianos cuando Plinio le preguntaba si era preciso interrogar a los cristianos, a lo cual el emperador había respondido: "No les preguntes; pero, si son llevados a tu tribunal, condénalos". De lo cual Tertuliano argumentó contra el emperador: "Los cristianos son malos o inocentes: si malos, por qué prohibes preguntarlos; si inocentes, por qué mandas condenarlos?". Hay que procurar que el dilema no pueda ser retorcido por el adversario, y que no deje un término —

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posible de escape entre las dos alternativas, es decir, que no admita término medio.

SOFISMAS Se llama falacia, paralogismo o que toma por verdaderas y ciertas, dosas; o aquella en que se saca de sión que lógicamente no dimana de

sofisma la argumentación premisas er: óneas o dulas premisas una concluellas. Son numerosos:

1) Sofismas de inducción, cuando se hace una observación falsa, como la de los evolucionistas, con Haeckel a la cabeza, al afirmar la existencia de las móneras. O cuando se hace una interpretación errónea de los datos observados; como la que hicieron con la mandíbula de Heidelberg o con el "homo sinensis". 2) Sofismas de deducción. Se dividen en dos clases: los de dicción, en los que la equivocación está en los términos; y de extradicción, cuando la falacia está en el sentido. Sofismas de dicción: A) Los que toman una palabra en distinto sentido, como sucede a menudo con la palabra democracia, que tiene un significado distinto empleada por los comunistas, por los liberales o por los demócratas cristianos. B) Tránsito de sentido compuesto a sentido dividido. E¡emplo: las palabras de Jesús en el Evangelio: "los ciegos ven, los cojos andan, los sordos oyen", son verdaíderas tomando estas cosas separadamente; pero no en sentido compuesto. Sofismas de extradicción: A) Petición de principio. La hay cuando se supone establecido lo que se va a demostrar. Así Marx supone que la materia es eterna, mas no lo demuestra. Así el positivismo se declara agnóstico respecto a la vida sobrenatural y a los milagros de Cristo, pero no quiere demostrar, por estar seguro del fracaso quizás, que los hechos del Evangelio no son historia. Los positivistas niegan a priori los milagros y nosotros los demostramos a posteriori. B) Círculo vicioso. Cuando se demuestra una cosa por ora que no está demostrada. Ejemplo: Descartes demuestra la —

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veracidad divina por la evidencia, y la evidencia por la veracidad divina. C) Sofisma del accidente. Consiste en confundir lo accidental con lo esencial. Tales los transformistas que basan cambios específicos en mutaciones accidentales. D) Non causa pro causa. Cuando se toma la sucesión como causalidad. Así los mismos transformistas que encontraron huesos de hombre cercanos a huesas de animales dedujeron precipitadamente que el hombre procedía de las especies inferiores. E) Ignorancia de] elenco. Ocurre cuando el raciocinio prueba demasiado o no prueba lo suficiente, o prueba otra cosa distinta de lo que se quería demostrar. También acontece cuando dos disputan ignorando los términos mismos de la controversia. Así es frecuente que los enemigos de la Iglesia afirmen contradicción entre la fe y la filosofía, a pesar de que numerosos de ellos ignoran la filosofía. Los que niegan la Trinidad sin saber qué es naturaleza, persona, relación, etc.

FIN DE LA DIALECTICA



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CAPITULO VII NOCION GENERAL DEL METODO Hay u n lazo necesario entre la lógica formal y la lógica aplicada o metodología. La lógica general aporta sus elementos a la metodología, y esta no hace sino darles una inflexión especial, una aplicación , a los distintos modos del conocimiento. La noción del método acompaña a todo saber que pretenda ir más allá de la experiencia vulgar. El método otorga al saber su firmeza, su coherencia, su validez; es como su principio organizador y su garantía. Pero es preciso que el método siga dominado por la lógica formal, que le suministra principios universales a fin de poseer validez y seguridad. Podemos definir el método con Lahr: "El conjunto de procedimientos que debe emplear el espíritu humano en la búsqueda y la demostración de la verdad". A los métodos verdaderamente científicos han precedido siempre, como es natural, los métodos empíricos. Los procedimientos sucesivos llevados a cabo por los investigadores y que han tenido buen éxito, estudiados luego por los filósofos, han dado lugar al nacimiento de una metodología verdaderamente científica y racional. Algunos autores se contentan con una exposición y demostración de los métodos válidos, formales, lógicos y universales. Tales son, v. gr. De María, Geny, Remer, Boyer, y otros eminentes profesores romanos. Otros, por el contrario, son demasiado sucintos, tanto en la metodología general como en la aplicada, como sucede en el texto de Lovaina. Entre los textos americanos nos referimos especialmente a la Lógica de Francisco Romero y Eugenio Puccíarelli por ser de las más modernas y por seguir paso a paso la filosofía de Husserl, todos logicistas, y u n poco al margen de las grandes concepciones metodológicas construidas en la edad media. En ellos, la —

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tendencia especial en este campo es llevar la lógica material o aplicada a la criteriología. Los dos célebres profesores franceses, Lahr y Sortais, amplían demasiado la metodología especial en cada ramo del saber, lo cual no parece justificarse si se tiene en cuenta que cada ciencia posee métodos peculiares, dirigidos por los grandes métodos generales, que a ellas corresponde especializar. Nosotros vamos a procurar seguir en esto, como en todo, el justo medio, que es el gran derrotero de los escolásticos. Método viene de las palabras griegas metá, odós, o sea ca. mino para seguir; el método científico es por lo tanto el camino que conduce a la ciencia.

UTILIDAD E IMPORTANCIA DEL METODO 19 — Siendo el método u n camino ya trazado con grandes esfuerzos mentales y con experiencias, fracasos y victorias de muchos siglos; habiendo intervenido en su estudio y discriminación sabios de diversa índole; y sabiendo que hay métodos probados ya, y conquistados definitivamente para la investigación ulterior, nosotros, los que en el siglo X X estudiamos estas cuestiones, debemos agradecer a los pensadores de otros siglos el que nos hayan economizado pérdida de tiempo y de energía. 2? — Las mismas experiencias pasadas nos indican que hubo edades preferentemente deductivas, otras en que predominó la inducción; éstas en las que, siguiendo a Descartes, se extremó de tal manera el método matemático que se quiso aplicar el método deductivo a la física; y otras en que los científistas llegaron hasta querer cuantificar lo psíquico, mas fueron felizmente refutados por Eucken, William, Liberatore, Gemelli, Spalding, Boutroux, Henry Poincaré, Bergson, Maritain, Hovre y otros muchos. Hoy día el biologismo, el naturalismo y el cientifísmo marchan a la deriva, mientras la metafísica regresa al pensamiento contemporáneo. 3° — El genio griego intuyó y analizó no sólo la deducción sino también la inducción, mucho más profundamente de lo que se cree generalmente y se afirma en numerosos tratados de la inducción. Adelante veremos cómo Maritain en su tratado sobre la Lógica ha reivindicado como grandes inductivos tanto a Aristóteles como a Alberto Magno y Santo —

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Tomás. Pertenece al mismo Maritaín el haber logrado que el mundo contemporáneo de la filosofía se interese por conocer al gran filósofo d e Lisboa Juan de Santo Tomás, el cual, de haber sido seguido, estudiado y popularizado a su tiempo, le hubiera evitado a la filosofía y al mundo científico el influjo cartesiano, que tantas desviaciones produjo y produce todavía. 4 9 — Los genios tienen gran necesidad del método, ya que su imaginación vivaz, su intuición rápida, su espíritu creador, sin Un freno metodológico, fácilmente se salen del camino que conduce a la verdad. La vida práctica nos está enseñando que un hombre mediocre, metódico y tenaz, llega, o~más rápidarrwhte o con mayor certidumbre," al descubrimiento de la verdad que un hombre genial desordenado. Ya lo había anotado el autor del Novum Organon: "Claudus in via antecedit cursorem extra viam". Y el autor del Discurso del Método anotaba con razón que los que no andan sino lentamente pueden avanzar mucho más, siempre que sigan el camino, que aquellos que corren y se alejan del mismo. Otros sabios, anotaba Fontenelle, rompen el puente después de haber pasado el río, queriendo ser admirados más bien que seguidos. Por otro lado no hay que pensar que el método supla el talento, aunque sí sea grande su ayuda. El intento de Bacon de pretender que las altas verdades se mecanicen y se conviertan en un laboratorio maquinal, no solamente recorta las alas al pensador sino que ello nos llevaría a sacar de nuestras facultades superiores el menor partido posible. El mas difícil de los métodos, por ser el más encumbrado, es el de la "experiencia mística", cuyos máximos exponentes son Santa Teresa y San Juan de la Cruz, los dos mayores psicólogos de la historia, según lo afirman pensadores de las más disímiles corrientes. Ambos siguieron las doctrinas de Santo Tomás enseñadas en Salamanca.

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CAPITULO VIII Métodos Generales: ANALISIS Y SINTESIS La orientación acorde con el pensamiento humano y con el sentido común en los estudios metodológicos, está claramente sintetizada por Santo Tomás (la. p., q. 85, a. 8, ad lm); " . . . en la adquisición de la ciencia no siempre los principios y elementos son los primeros, puesto que algunas veces de los efectos sensibles nos elevamos al conocimiento de los principios y causas de los inteligibles: pero adquirida ya por completo la ciencia de los efectos depende siempre del conocimiento de los principios y elementos; porque, como dice también Aristóteles (ibid.), "creemos que sabemos, cuando podemos referir los efectos a sus causas". La palabra análisis, de analío, es u n procedimiento que va de lo compuesto a lo simple, que estudia las partes del todo, que descompone el todo en sus partes. Y síntesis, de syníizemi (componer), es la reconstrucción del todo descompuesto por el análisis. El que divide, analiza; el que define, sintetiza. NECESIDAD DEL ANALISIS Y DE LA SINTESIS. — Es indispensable el análisis por la complejidad de los objetos; por la falibilidad de nuestra inteligencia: por las numerosas causas que intervienen en la producción de un mismo efecto; por las dificultades que ofrecen las relaciones de causa a efecto, de principio a consecuencia. De donde procede la urgencia de dividir las facultades a fin de reducirlas. Por lo tanto todas las ciencias analizan: el físico estudia las leyes del movimiento, de la electricidad, del sonido, de la luz, separadamente; el químico, los metales, los metaloides, los elementos, individualmente; el botánico, clasifica las plantas por las flores; el psicólogo estudia, una después de otra, las facultades —

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del alma, sus propiedades; el historiador divide las épocas y períodos lo mismo que el literato; y así en las demás ciencias. Con este mismo método analítico muchas ciencias que antes se habían incorporado a la filosofía o a las matemáticas tienen hoy una autonomía relativa; tales son la física, la sociología, la hermenéutica, etc. Sin análisis, la síntesis es imposible; y Cousin escribió con razón: "Done synthese, sans analyse, science fausse et imaginaíre; analyse sans synthese, science incomplete. Mieux vaut sans doute une science incomplete qu'une science fausse; mais ni l'une ni l'autre ne sont la vraie science". Es igualmente imprescindible la síntesis; porque si es verdad que sin análisis el conocimiento es superficial y vago, sin 'a síntesis será necesariamente incompleto. En efecto: la ciencia no se detiene solamente en el conocimiento detallado de las partes; ella pretende aún saber qué puesto desempeña cada una de ellas en la acción total y cómo funcionan todas ellas unidas. Los conductores de los pueblos han sido generalmente hombres de ideas síntesis; así Moisés, Solón, Licurgo. T^ene una importancia manifiesta en la vida científica el descubrir la relación que liga los hechos a las causas y las causas a los efectos: este segundo método es lo que se llama síntesis. Habiendo estudiado nosotros el silogismo y sus leyes tan severas como aplicables, basta recordar su estructura para irse cuenta de la importancia que tiene la síntesis en la investigación, y la síntesis es deducción. DOS CLASES DE ANALISIS Y SINTESIS. — Se distinguen análisis y síntesis experimentales y síntesis y análisis racionales. Los primeros estudian hechos o seres concretos, espirituales o materiales; los segundos, ideas o verdades más o menos abstractas o generales. ANALISIS Y SINTESIS EXPERIMENTALES. — Pueden ser de dos maneras: por separación o reunión real de las partes, si se trata de substancias materiales, o por separación o reunión mentales, si de substancias espirituales o fenómenos suprasensibles (Lahr). El análisis experimental real lo lleva a cabo el químico cuando descompone el agua en sus elementos; el físico al descomponer el color blanco en morado, azul, verde, anaranjado, rojo e índigo; el anatomista cuando hace la disección de un cuerpo animal para comprobar el lugar de los órganos, su funcionamiento y m u t u a subordinación. —

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La síntesis experimental real es practicada por el químico cuando del ázoe y del hidrógeno forma el amoníaco; por el físico, cuando recompone la luz blanca, haciendo converger todos los rayos del espectro sobre un mismo punto. Hay análisis experimental mental cuando en psicología se distinguen los hechos emocionales, intelectuales y volitivos; cuando en sociología se discriminan las instituciones, las legislaciones, los acontecimientos, con el fin de desentrañar las leyes que presiden el origen y el desenvolvimiento de las sociedades. Hay síntesis experimental mental cuando el historiador resucita el pasado coordinando los acontecimientos de una época; cuando el naturalista reconstruye idealmente las plantas y los animales, coadunando los elementos orgánicos descubiertos por el análisis. ANALISIS Y SINTESIS RACIONALES. — A) Análisis racional: se hace no por descomposición sino por resolución. Y consiste esencialmente en reducir la cuestión propuesta a una cuestión más simple, ya resuelta, como cuando se establece una cadena de proposiciones, comenzando por aquella que •>e quiere demostrar, terminando por una proposición conocida, y de tal manera que partiendo d e la primera cada una sea una consecuencia necesaria de la que le sigue; de ahí resulta que la primera es una consecuencia de la última y, por lo tanto, verdadera como ella. El análisis no es pues otra cosa que un método de reducción (Duhamel. Métodos en las ciencias de razonamiento). B) Síntesis racional: Es la marcha progresiva del pensamiento que va del principio a la consecuencia, de la condición al condicionado, del principio a la solución del problema, del general al particular, del mas simple al más compuesto. Por ejemplo, en la demostración de un teorema geométrico ocurren conjuntamente ambos procedimientos, análisis y síntesis.

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Se va a probar que los tres ángulos de un triángulo suman 1809; para ello se reduce este enunciado a proposiciones más simples, a otros teoremas ya demostrados en el encadenamiento de la geometría euclidiana. Tómese el triángulo ABC; trácese por el punto C la paralela CD a la línea AB y prolongúese la recta AC hasta el punto E. El ángulo b es igual al ángulo b' por alternos internos respecto de la recta BC. El ángulo a es igual al ángulo a' como correspondientes respecto de la línea AC. Sumando los términos de estas dos ecuaciones ordenadamente, tenemos: Angulo a más ángulo b es igual a ángulo a' más ángulo b'. Pero, ángulo a' más ángulo b' igual a ángulo ECB. Luego: ángulo a más ángulo b igual a ángulo ECB. Ahora bien: ángulo c más ángulo ECB igual a 1809, porque la suma de los ángulos construidos sobre una línea recta vale 1809. Luego ángulo a más ángulo b más ángulo c igual a 180° que es lo que se iba a demostrar. Nota. — Para que el análisis y la síntesis valgan, deben ser completos y graduales. Completos, es decir, que el análisis llegue hasta los elementos simples o irreductibles a fin de que de allí parta la síntesis; y graduales, porque de otra manera sucedería lo que anotó Descartes en Las reglas para la Dirección del Espíritu: "Como un hombre que al pie de un edificio pretendiera lanzarse hasta la terraza, despreciando la escalera o no percibiéndola". EMPLEO Y ANALISIS DE L A SINTESIS. — Ninguna de las dos es suficiente por sí misma, y ambas se suplen a una y se controlan. Hay ciencias eminentemente analíticas, como las naturales; y otras preferentemente sintéticas como la geometría. En esta ciencia, cuyos principios son perfectamente claros, es más práctico enunciar las leyes generales a fin de deducir de ellas las aplicaciones y consecuencias, con lo cual se simplifica el trabajo. En otras, como en la metafísica, cuyos principios son difíciles, dará mejor resultado proceder analíticamente de las consecuencias a los principios. —

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ESPIRITU ANALITICO Y ESPIRITU SINTETICO. — El espíritu analítico es minucioso, preciso, exacto, detallista; y el sintético es comprensivo, arrojado y gusta de la visión de conjunto. El primero describe con precisión y conoce fácilmente las diferencias que distinguen los objetos observados; / el otro descubre analogías, afinidades y construye. En los grandes períodos analíticos los genios se ocupan en preparar el material, y en los sintéticos se procede a la edificación. La Edad Media, observa con firmeza Sortais, se caracteriza por espíritu de síntesis; y el siglo XVIII por el espíritu de análisis. El abuso del análisis engendra una miopía intelectual y evita sacar conclusiones y leyes útiles para la ciencia; el abuso de la síntesis engendra una ciencia vaga, conceptuosa y poco cimentada. Hay genios como Santo Tomás, en los cuales ambos métodos se coordinan, pero preside la síntesis; otros, como Pasteur, en los cuales el análisis es predominante, sin que la síntesis sufra menoscabo. Algunos como Cuvier, demasiado analíticos; y otros como Saint Hilaire, excesivamente sintéticos. Nuestro siglo está reaccionando fuertemente contra el descuido de la síntesis y contra la tendencia mecanicista y positivista de los dos siglos anteriores.

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CAPITULO IX METODOS INDUCTIVOS Y DEDUCTIVOS Objeción. — Siendo el método deductivo el procedimiento del espíritu que procede de principios a consecuencias, de causas a efectos y de leyes a fenómenos; y el inductivo el que va del fenómeno a la ley, del efecto a la causa, de la consecuencia al principio, parece lógico que a nadie se le haya ocurrido confundirlos o negar el valor lógico de la inducción o de la deducción. Sin embargo Stuart Mili pretendió demostrar que la deducción se reducía a la inducción, con el argumento siguiente: "El silogismo está totalmente en la mayor; y como la mayor es el resultado de una inducción, se sigue que la deducción se reduce a la inducción". Para Mili la proposición menor es absolutamente inútil. "Todo raciocinio deductivo, dice el filósofo inglés, puede reducirse a esta fórmula clásica: Todos los hombres son mortales; es así que Cayo es hombre, luego Cayo es mortal". Tal raciocinio es inútil y nada nos enseña; encierra, además, siempre una petición de principio. En efecto, para afirmar que todos los hombres son mortales es necesario que sepamos con certeza que Cayo es mortal; para que se pueda enunciar la mayor, hay que estar cierto de la conclusión. Siendo así, a qué viene semejante raciocinio? Y no se diga que la conclusión está contenida implícitamente en las premisas, porque afirmar implícitamente una cosa es afirmarla sin saberla, y si no se sabe, con qué derecho se afirma luego explícitamente? Respuesta. — Esta objeción que pretende hacer nugatorio el método deductivo en favor de la inducción, ha sido resuelta admirablemente por el cardenal Mercier (véase el texto de Lovaina): "No es verdad, dice, que el ejemplo citado por Stuart Mili sea tipo del raciocinio: presentado en esta forma justifica todas las objeciones del filósofo inglés. Parecería, en efecto, que la mayor del silogismo es una proposición colecti—

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va, una forma abreviada que resume todos los casos particulares. "Mas la mayor de un verdadero silogismo ni siquiera es una proposición actualmente universal, que contiene la conclusión como caso particular, sino una proposición en la que se enuncia, de un concepto abstracto, una propiedad general. Mediante la menor, se aplica luego en la conclusión esta propiedad abstracta a un sujeto particular que participa de la naturaleza del concepto abstracto del sujeto de la mayor. "He aquí, pues, cómo debe enunciarse el citado ejemplo: La naturaleza humana está sujeta a la muerte. Es así que este individuo, Cayo, posee la naturaleza humana. Luego Cayo es mortal. "De este modo la mayor no contiene actualmente la conclusión ni implícita ni explícita, pero es la causa eficiente de la formación de este juicio (non est id ex quo elicitur conclusio, sed id quod generat conclusionen). "En resumen, el error de Stuart Mili está en suponer que en todo raciocinio la mayor es una proposición colectiva que contiene un conjunto de proposiciones particulares. La esencia del raciocinio, por el contrario, consiste en hacernos ver que un predicado que conviene naturalmente a un sujeto abstracto, conviene, por vía de consecuencia, a tal sujeto concreto y particular". Pero tampoco silogismo, como lo no ser aprioristas estudiado a fondo

se puede pretender reducir la inducción al pretende el mismo cardenal Mercier. Para soltaremos esta dificultad cuando hayamos en qué consiste el procedimiento inductivo.

DE LA INDUCCION Aristóteles definió la inducción: "Una operación del espíritu que consiste en ir de lo particular a lo general". Precipitadamente dividió Lahr la inducción en socrática, aristotélica y baconiana. Porque Sócrates lo que realizó propiamente fue generalizaciones; Aristóteles en su ejemplo de los Analíticos no hizo una enumeración completa ni solamente habló de la inducción en aquel pasaje; y no fue Bacón el creador o sistematizador de la inducción. Ya demostraremos, con Sor tais y Maritain entre otros, que Aristóteles, Santo To—

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más y Alberto Magno fijaron claramente la estructura de la inducción y dieron los principios que sirvieron a Bacon y Mili para completar su estudio. Nosotros creemos que la inducción no debe llevar apelativos, ya que su significación, su eficacia para probar, las leyes que la rigen, los procedimientos, y su técnica, pertenecen a innumerables sabios y son el desarrollo del sentido común y de la natural capacidad que tiene nuestra mente para ir buscando las causas y leyes y principios, observados los efectos, fenómenos y consecuencias. ETAPAS DE L A INDUCCION. — Como la inducción versa sobre hechos, fenómenos y consecuencias, es preciso partir de la observación, continuar con el estudio de la hipótesis, proseguir con la verificación de la misma por medio de nuevas observaciones y esperimentaciones para luégo sacar de allí la enunciación de leyes y causas generales. A) DE LA OBSERVACION. — Observar es considerar atentamente seres, hechos o fenómenos para descubrir sus causas y leyes. No tratamos aquí de la observación interna o psicológica sino de la física y externa sobre los fenómenos del mundo circundante que percibimos por las sensaciones, condicionadas por los órganos de los sentidos. El gusto contribuye reconociendo algunas substancias químicas; el olfato nos advierte la presencia del gas; aprecia el oído los sonidos musicales; el tacto nos da a conocer la extensión, la forma, la resistencia, la temperatura; y la vista, los colores, las distancias, las formas y figuras, la extensión, etc. Para observar son precisas ciertas condiciones físicas, como órganos sanos y medio sano; se requieren instrumentos para suplir la insuficiencia de los sentidos mediante el aumento de su capacidad, como el telescopio y el microscopio; o de su precisión como el dinamómetro y el higrómetro. Un observador debe ser curioso; "la curiosidad es el comienzo de la ciencia", escribió Aristóteles. Newton, Galvani, Volta, Caldas, Mutis, fueron hombres de una curiosidad permanente. Sagaz, a fin de distinguir lo esencial de lo accidental. Imparcial, para que no obren los prejuicios sino la verdad. Atento, para que haya reflexión. Y paciente hasta salir con el descubrimiento de la causa buscada. Se cuenta que Pasteur observó cincuenta mil gusanos d e seda antes de descubrir la naturaleza de la epidemia que amenazaba arruinar la agricultura. La precipitud y los prejuicios perjudican seriamente la observación científica y encadenan al hombre a su —

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opinión, impidiéndole buscar la verdad: "Non quia vera sed quia sua est" escribió San Agustín en las Confesiones. La observación debe proceder con orden, con precisión, con exactitud; de otra manera, o se escapan fenómenos que deben ser observados, o no se encuentra la verdadera causa i e los mismos. Sirve la observación para constatar el hecho, para fundar las experiencias, para formular hipótesis, para crear espíritus tenaces y muchas veces ella ha sido causa de grandes descubrimientos científicos. Un parlamentario, un médico, un psiquiatra, que carezcan de fineza en la observación, fracasarán fácilmente. Y hoy día el laboratorio funda sus grandes éxitos en la paciencia de los observadores. El observador adquiere con frecuencia una probabilidad, base de la conjetura y de la hipótesis, que es la segunda etapa de la inducción. "El resultado de la observación tiene alcance meramente individual y descriptivo: la observación se refiere a objetos singulares y termina con la enunciación de lo percebido en ellos" (Cfr. Francisco Romero). B) DE LA HIPOTESIS. — La hipótesis es como una anticipación a la experiencia, pero nunca una creación arbitraria. Suele definirse: "La suposición de una causa o de una/ ley destinada a explicar provisionalmente un fenómeno, hasta que los hechos la confirmen o contradigan". No proviene generalmente la hipótesis de una intuición sino de un saber en potencia, de una ciencia acumulada en observaciones, a la cual le faltaba una razón causal. Teóricamente coordina resultados, suministra explicaciones y aguijonea el espíritu para continuar buscando la verdad: y prácticamente oriente al experimentador al sugerirle nuevas investigaciones. No se diga que la hipótesis es un proceso anticientífico por basarse en suposiciones, ya que ella por sí misma no afirma tesis sino que plantea problemas que deben ser resueltos con la experiencia; tan cierto es esto, que hombres tan amantes de la verdad como Santo Tomás, empiezan todas sus cuestiones con el utrum célebre de la escolástica, y que el gran jurista de Bolonia, Graciano, tiene entre una de las partes principales de su Decretum, la hipótesis.

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División de la hipótesis. — Divídese la hipótesis en particular y general, en representativa y explicativa. Las particulares se reñeren a una ley elemental, como cuando alguien opina sobre algún movimiento de la tierra; las generales reúnen varias leyes elementales en una ley que las comprende a todas unifórmente; v. gr. la hipótesis de la nebulosa primitiva de Laplace o la unidad de las fuerzas físicas de Sechi. Son representativas las que permiten introducir en un conjunto de hechos cuya causa se desconoce una ley provisoria que facilite su estudio, y son explicativas las que no solamente facilitan la representación de los fenómenos sino que también pretenden dar la razón de ser de los mismos; v. gr. la teoría de las ondulaciones en física. Ventajas y daños de la hipótesis. — Para que una hipótesis sea útil es preciso que el hecho que se trata de explicar sea verdaderamente real; que la hipótesis sea posible por no contradecir ningún hecho cierto; y que sea sencilla: de otra manera se involucrarían los resultados y los estudios. Puesto lo anterior, las hipótesis desempeñan un papel importante en la ciencia: el descubrimiento del pararrayo por Franklin, de la fermentación por Pasteur y otros, han sido precedidos de hipótesis geniales. Con razón Claudio Bernard la llamó el primum movens del racionamiento científico. Además como la hipótesis agrupa hechos diversos, establece fácilmente comparaciones y elimina las causas que no intervienen ciertamente en la producción de los hechos. Si se abusa de la hipótesis cuando se pretende imponerla sobre la verdad o cuando se rehusan las experiencias que la confirmen o rechacen, se llegará fatalmente al error. C) EXPERIMENTACION. — Puesta una hipótesis que f u e precedida de la observación, deb e continuar lógicamente la confirmación de la misma, mediante nuevas observaciones o la experimentación, a fin de que ella pase al dominio de la ciencia o sea descartada por inútil, ineficaz o falsa. El observador es pasivo, y activo el experimentador, por lo cual a la experimentación la llaman observación provocada. Pero no es esa sola la diferencia, porque la atención del observador y los instrumentos que usa provocan observaciones en que el hombre no es un mero espectador; la diferencia especial está en que la experimentación provoca un fenómeno que no se presenta naturalmente. —

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El experimentador debe tener todas las condiciones del observador, de que ya hemos hablado, mas una imaginación creadora que engendre la idea directora con la ayuda de la inteligencia. Hay cuatro modos de experimentación fundados en aquellos principios célebres de la Escuela: Posita causa, ponitur effectus. Variata causa, variatur effectus. Sublata causa, tollitur effectus. Los que Bacon aplicó así: A) Variatio experimenti, como cuando se cambian las condiciones de la materia, de la temperatura, del lugar, para verificar una ley o ensayar u n remedio. B) Productio experimenti, o sea repetir la experiencia en proporciones mayores, como cuando el médico eleva la dosis para curar un enfermo, o cuando se quiere confirmar la dilatación de los cuerpos por el calor, elevando más y más la temperatura. C) Inversio experimenti, o hacer la contraprueba. Por ejemplo, después de descomponer el amoníaco, rehacerlo por síntesis. D) Sortes experimenti; suceden cuando los grados anteriores no han servido, y entonces se hacen tanteos para ver el resultado, como cuando el médico aplica inyecciones, que cree tóxicas, sobre un animal. Hay ciencias que pertenecen a la observación, como la astronomía, la geología; y otras a la experimentación, como la física, la química, la fisiología. No todas las experimentaciones son lícitas, y por eso se ensayan inyecciones peligrosas in anima vili. D) BUSQUEDA DE L A S CAUSAS. — En lo que llevamos visto no se ha llegado a la etapa final de la inducción que consiste en el descubrimiento de las causas, es decir, de "los antecedentes necesarios y eficaces de un fenómeno". Es difícil buscar las causas por la complejidad de la naturaleza, porque intervienen muchos antecedentes en la producción del fenómeno o porque es difícil discernir lo que es verdadera causa de lo que es simple condición. Y como la causa no se encuentra por simple inspeción, pertenece a la inteligencia descubrirla por medio del razonamiento inductivo, valiéndose de los indicios eliminatorios llamados método de la coincidencia constante y de la coincidencia solitaria. METODO DE L A S COINCIDENCIAS CONSTANTES. — Consiste en que un consecuente vaya constantemente unido a un antecedente, valiéndose de las tablas de comparación de Bacon, a saber: 1) Tabla de presencia, cuando se anotan todas las circunstancias que producidas traen la aparición del —

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fenómeno. 2) Tabla de ausencia, cuando se anotan todas las circunstancias que desaparecidas hacen desaparecer el fenómeno. Y 3) Tabla de grados, cuando se anotan todas las circunstancias que crecen o decrecen en proporción con el fenómeno (Cfr. Novum Organon). Así eliminados todos los antecedentes que no llenan las condiciones, quedan sólo aquéllos que las cumplen, y éstos son la causa. El método anterior ofrece dificultades, por ser vago, por ser indefinido y muchas veces incierto, ya que difícilmente sorprenderá ciertos antecedentes fortuitos. Además, la extrema complejidad de los fenómenos hará multiplicar las experiencias indefinidamente. METODO DE LA COINCIDENCIA SOLITARIA. — Como riguroso, corto y determinado prefieren los científicos el método de la coincidencia solitaria, que carece de los defectos del anterior y posee precisión científica. Consiste en dejar un solo antecedente en presencia de un solo consecuente, y como no hay efecto sin causa, aquel antecedente es la causa verdadera. Fue Mili, en su Sistema de Lógica, quien ideó los modos prácticos para llevar a cabo el método de la coincidencia solitaria. El primer modo se llamó de concordancia, cuando una sola circunstancia es común a todos los casos en que u n fenómeno se produce; de esta manera se ha descubierto que la causa de la sensación de un sonido es la vibración. El segundo es el de la diferencia; ocurre cuando en un caso se presenta un fenómeno y concurren varias circunstancias, y en otro caso en que aquel fenómeno no se presenta, concurren todas las circunstancias menos una: esta es la causa del fenómeno. El tercero, o de las variaciones, sucede cuando varía el fenómeno y varía uno solo de los antecedentes. Así, en el método anterior basta quitar la vibración para quitar el sonido; y en el presente, se intensificaría para que se intensifique el sonido. Y por último el método de los residuos, como cuando para explicar las irregularidades en los movimientos del planeta Urano, Leverrier descubrió la causa: el planeta Neptuno.

FILOSOFIA DE LA INDUCCION Hasta ahora no hemos tratado sino de los métodos, de la técnica inductiva; y nos falta unlversalizar las relaciones averiguadas, generalizar la experiencia y sacar del particular la —

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ley general por medio de la operación del espíritu, como fue definida la inducción en los Tópicos por Aristóteles. VERDADEROS CREADORES DE LA INDUCCION. — Antes habíamos advertido que algunos filósofos, aun escolásticos, reivindicaban para Bacon y Mili el método inductivo y la teoría general de la inducción. Y que Maritain y Sortais, entre otros, estaban revaluando este concepto y demostrando que tanto Aristóteles como Santo Tomás, Alberto Magno y J u a n de Santo Tomás son los verdaderos filósofos de la inducción. Sin razón, Lahr llama inducción completa la aristotélica e incompleta la baconiana. Llama inducción completa i a mera enumeración de todos los individuos o hechos para concluir a una ley; e incompleta la enumeración de algunos, que comprende virtualmente la de todos. Aristóteles conocía perfectamente la inducción incompleta: "Loin de avoir une notion de l'induction plus etroite que la notre, Aristote avait d'elle une notion plus large et plus compréhensive" (Maritain) . Aristóteles trata del mecanismo lógico de la inducción en los Primeros Analíticos (I.II., c. XIII), en los Tópicos (I.XII) y en los Segundos Analíticos (I.XVIII). Y cuando él enseña que para que la inducción sea válida en su integridad hay que enumerar las partes contenidas bajo el universal, entendía, como ya lo explicó el mismo Averoes, que esa enumeración podía ser formal o virtual. Y quien lea el capítulo XXII del segundo libro de los Primeros Analíticos, se dará cuenta de que el filósofo puso u n ejemplo de inducción incompleta: "El hombre, el caballo, la muía, viven largo tiempo; es así que el hombre, el caballo y la muía son animales sin hiél; ¡uego, los animales sin hiél, viven largo tiempo". Pero Aristóteles no quiso hacer una enumeración completa, porque él muy bien sabía que en las ciencias de la naturaleza sería irrealizable, como lo prueba el hecho de que hizo preceder la enumeración de los animales sin hiél de la expresión: tales como (oión). Además, en los Ultimos Analíticos enseñó claramente que se puede suplir la enumeración y legitimar el paso de casos observados a la totalidad de los casos, con tal de que sean de la misma naturaleza. Finalmente en la Historia de los Animales (IV, 66) enumera muchos otros animales sin hiél, como ciervos, focas, delfines, etc. Santo Tomás por su parte entendió de esta manera a Aristóteles en sus Comentarios a los Segundos Analíticos (II, 4) y en el libro In VI Eth. (lee. 3) al tratar claramente del silogismo y de la inducción con las siguientes palabras: "Conviene que toda doctrina o —

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disciplina se haga partiendo de lo conocido. Porque no podemos llegar a lo desconocido sino por lo conocido. Existe sin embargo una doble vía para llegar a lo conocido: una por inducción y otra por silogismo. Por la inducción nos inducimos a conocer algún principio o algún universal al cual llegamos por la experiencia de los singulares. En tales universales así conocidos procede el silogismo. Conclúyese que existen algunos principios de los cuales procede el silogismo y que no se verifican por el silogismo. De otra manera se procedería en infinito. Conclúyese que el principio del silogismo es la inducción". Por su parte Alberto Magno no sólo reivindicó la autonomía de la inducción sino que además abordó la teoría de la inducción incompleta en u n comentario a los Primeros Analíticos (I.II Tract. VII, c. 4), y en otro a los Tópicos (I.I. Tract. III c. 4). E n el siglo XVIII el gran filósofo portugués Juan de Santo Tomás trató en la Lógica y en numerosos artículos, de la significación de la inducción virtualmente completa, de su estructura y valor probatorio. Bacon en su Novum Organon y en De Dignitate, además de haber hecho los procesos de que hemos hablado y señalado el método de eliminación que sirvió para las explicaciones de Stuart Mili, inició u n gran movimiento, al menos con su influjo. Pero como ya lo anotaba un autor francés en el examen de la filosofía de Bacon (De Maistre), antes de él, Vinci, Galileo, Keppler, Gilbert, practicaron admirablemente el método experimental "done Bacon n'a jamais pu se servir". VALOR LOGICO DE L A INDUCCION. — a) La inducción se funda en el principio de las leyes que se formula de tres maneras: "La naturaleza es regida por leyes. Las causas obran de una manera uniforme. Las mismas causas producen siempre los mismos efectos". Por su parte el principio de las leyes se funda en el principio de razón suficiente, que se enuncia así: "Todo tiene razón de ser" o "Todo lo que sucede, sucede con razón suficiente". Como se demostrará en metafísica, el acaso, la fortuna y el hado, son quimeras, y toda causa segunda tiene una determinación a producir efectos de u misma naturaleza. b) Los que negaron el valor probatorio de la inducción se fundaron en que nuestros sentidos jamás nos dan cuenta sino de los fenómenos, casos o hechos particulares; pero no quisieron advertir que es patrimonio de la razón humana, por —

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medio de la reflexión, buscar las causas, la naturaleza, la esencia, que no caen bajo el dominio de los sentidos. Respuesta: Ya hemos visto en el procedimiento inductivo, cómo por la observación, la hipótesis y la experimentación, se preparan los materiales con el fin de que podamos averiguar la causa eficiente, el antecedente constante, la razón del acontecer de un fenómeno. Además sería ilegítimo concluir de unos pocos casos observados a u n a ley para todos, si la observación hecha por nosotros no perteneciera a la naturaleza del sujeto, que es idéntica en toda la especie. Sin embargo, sabiendo que las causas producen los mismos efectos, que la naturaleza es constante en sus manifestaciones, que las especies de todos los órdenes tienen una estructura substancialmente idéntica, es no solamente lícito sino absolutamente lógico concluir de un dato que pertenece a la naturaleza para aplicarlo a todos los individuos que poseen la misma. Con varios ejemplos se esclarece la cuestión. Cuando Volta vió que por el cruzamiento de dos metales se movían las ranas disecadas; cuando Pasteur demostró que en las fermentaciones verificadas por él existían amibas que las provocaban; cuando Montoya y Flórez descubría en algunos casos observados, la causa del carate; cuando Caldas observando cómo la temperatura de ebullición del agua disminuía a medida que la altura sobre el nivel del m a r aumentaba, descubrió u n barómetro para medir dicha altura; cuando Miguel Servet descubría la circulación de la sangre en algunos individuos, pudieron enunciar con razón las leyes aceptadas por todo el mundo científico, basados en la constancia de la naturaleza. c) No puede reducirse la inducción al silogismo, porque la fuerza probatoria de este último reside toda en la conexión de los términos o conceptos entre sí. U n silogismo no se prueba por la experiencia sino porque el término mayor y el menor coinciden con un tercero, que es el punto de comparación. El silogismo está colocado en un plano de ideas universales y se basa en los principios que ya hemos considerado, de identidad, contradicción y tercero excluido. Al contrario la inducción actúa en un plano de lo concreto, y su razón de ser está en la enunciación suficiente de individuos o fenómenos esenciales, para concluir a la ley de la naturaleza. En la inducción no hay término medio, y el que ocupa su lugar es la enumeración de individuos o de partes. d) Por el siguiente cuadro comparativo se advertirán más fácilmente las diferencias existentes entre el silogismo y el —

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razonamiento inductivo (M, significa término medio; T, término mayor, y t término menor): INDUCCION M Pedro y Santiago y Pablo y Juan (Y el universal

M Todo sér razonable

T está dotado de la palabra

son hombres

Es así que el hombre

M es un sér razonable

está dotado de la palabra

Luego el hombre

T está dotado de la palabra

están dotados de la palabra

que se realiza

M Pedro y Santiago y Pablo y J u a n

Luego el hombre

SILOGISMO

en)

El anterior cuadro pertenece a Maritain, quien agrega: "En los dos casos se tiene una conclusión que expresa una verdad general y que une dos conceptos entre sí. Pero en el silogismo la mayor expresa la conveniencia entre un concepto (Pr.: dotado de la palabra) y otro concepto (S.: el hombre); en la inducción, al contrario, se expresa la conveniencia e n t r e un concepto (Pr.: dotado de la palabra) y una serie de individuos tomados individualmente (Pedro, Santiago, Pablo, Juan)". La tarea de reducir la inducción al silogismo, al menos en la forma aparente, no es nueva. Ya Alberto Magno había estudiado el problema y dado una solución sintética diciendo: "La inducción no se reduce al silogismo formalmente sino materialmente, es decir que la forma de ambos es semejante" (1) (Prior., 1, II tract. VII, c. IV). SOFISMAS SOBRE LA INDUCCION. — Respecto de la inducción se han dado distintos modos de apreciarla, inexactos unos, falsos otros e incompletos los más. Para no alargarnos demasiado vamos a analizar brevemente las teorías de la escuela escocesa, con Reid a la cabeza; las de Ravaisson y Claudio Bernard, a quien siguen de cerca Wundt y Jevons, y las de Stuart Mili. 1) — "Inductio in syllogismum reducitur materialiter et non formaliter, ita quod forma inductionis reducatur in forman syllogismi". — 75

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La escuela escocesa. — Tomás Reid en su "Ensayo sobre las facultades intelectuales del hombre" afirma que la inducción no es u n resultado de la razón sino de un instinto ciego y primitivo de nuestra naturaleza y que sobre nuestro espíritu ejerce presión determinante el axioma: "Efectos semejantes proceden necesariamente de la misma causa". Según él, el razonamiento inductivo será así: "Las leyes de la naturaleza son estables y generales; es así que nosotros hemos confirmado tal ley por la experiencia; luego, esta ley es estable y general". Desde ahora anotamos lo que diremos en criteriología: que un instinto ciego no puede ser criterio de verdad. Y la teoría de Reid es falsa porque la experiencia no nos da leyes estables y particulares, sino la razón; y porque él no hace sino plantear la| cuestión pero no resuelve el problema de por qué dada una relación se prueba una ley. Teoría de Ravaisson y Claudio Bernard. — Según ellos la inducción es una deducción condicional que, verificada por la experiencia, pasa a una deducción definitiva. Pero ya hemos dicho y probado que la inducción ni es deducción, ni es silogismo. Y si Claudio Bernard invoca el principio del determinismo absoluto de los fenómenos, que él cree hijo de la constitución de nuestra inteligencia, ese principio es más bien la uniformidad de la naturaleza, fundamento próximo de la inducción; y esa uniformidad no es una creación de nuestra mente sino un hecho científico incontestado. El empirismo de Stuart Mili. — Para la escuela asociacionista, y especialmente para Stuart Mili (Sistema de Lógica Inductiva y Deductiva), cuando dos fenómenos se presentan juntos en nuestra conciencia, adquieren para ella el carácter de antecedentes y consecuentes. La asociación continua, crea un hábito que, aunque a veces lo contradice la experiencia, logra formar la convicción de la generalización. En este problema parece que Stuart Mili ha dado impulso a ciertos agüeros populares de asociar a un ruido, a la aparición de un animal, a un número determinado, un acontecimiento próspero o fatal. "La inducción, escribió Hume, que nos hace creer que la misma causa sea seguida de los mismos efectos, es un simple hábito producido por la repetición constante de la misma experiencia, la cual nos lleva a creer naturalmente y sin el au- 7 6 -

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xilio de ningún principio, que el porvenir se asemejará al pasado". Respuesta. — Pertenece a la psicología demostrar la falsedad del origen empírico del principio de causalidad. Por lo pronto debemos tener en cuenta que si la inducción es proucto del hábito, el anciano, como tal, debería tener una gran dosis de inducciones, y el niño ninguna. Además esa asociación no nos da sino probabilidades, mientras las leyes inductivas son ciertas. Finalmente no hay razón para asociar la experiencia presente a la futura, siendo así que la experiencia es esencialmente contingente, particular y mutable, y no nos puede revelar las distintas sensaciones de otros, hombres en el futuro.

LA ANALOGIA La inducción procede de idéntico a idéntico, mientras que la analogía va de lo semejante a lo semejante. La inducción produce certeza, y la analogía engendra sólo probabilidad. Hay analogías espontáneas, procedentes de simple asocioción de ideas; y analogía refleja, que surge en virtud de un razonamiento, mediante el cual pasamos de un caso a otro semejante. Tal es el caso de Marte, cuyas características son bastante iguales a las de la tierra, y sin embargo apenas tenemos probabilidad de la existencia del hombre allá. Para que la analogía esté exenta de errores es preciso que la inducción previa no sea supuesta sino demostrada; y que la deducción subsiguiente se haya fijado suficientemente en las diferencias y no pretenda concluir sino a lo que la analogía puede darnos: la probabilidad. Hay casos en que la analogía está prohibida, como pasa en la punibilidad de los delitos semejantes, ya que los códigos penales estatuyen: "Nuila poena sine lege". Tiene la analogía ventajas que son sumamente útiles para explicar la transformación de un gran número de formas verbales y para las comparaciones, metáforas y alegorías de la literatura. En las ciencias físicas ha dado origen a numerosas hipótesis; y en las psicológicas es el fundamento de nuestros juicios sobre los demás. Tiene peligros como el juicio temerario, que de ella emana fácilmente; y perjudica a la idea —

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cuando la ofuscan las imágenes. Para que sea legítimo su uso es preciso fijarse en semejanzas serias, no despreciar las diferencias ni pretender que ella sea una inducción. Pero Darwin y los evolucionistas han procedido de analogías accidentales entre el mono y el hombre para concluir que éste procede de aquel. Lo cual es falso e ilógico.



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CAPITULO X DE LA CIENCIA Podemos definir la ciencia con Mercier: "Un conjunto de proposiciones evidentes y ciertas, necesarias y universales, sistemáticamente organizadas, deducidas mediata o inmediatamente de la naturaleza del sujeto y que dan la razón intrínseca de sus propiedades y de las leyes de su acción". Por la ciencia el hombre quiere saber el por qué de las cosas y el cómo de las mismas. En el por qué averigua las causas, y en el cómo las leyes. Y cuando Bacon escribió: "Ver e scire per causas scire", reprodujo el pensamiento aristotélico de los escolásticos, sintéticamente enunciado así: "Scientia est cognitio rerum per causas", la ciencia es el conocimiento de las cosas por sus causas. CARACTERES DEL CONOCIMIENTO CIENTIFICO Y V E N T A J A S DE L A CIENCIA. — Para que una ciencia lo sea verdaderamente, debe ser, como ya lo dijimos al principio de la lógica. A) Cierta, que repose sobr e principios evidentes y que no saque las consecuencias precipitadamente ni las afirme como ciertas cuando son probables. B) Con objeto formal, en virtud del cual la ciencia se especifica, ya que el objeto material las une muchas veces. Así la física y la astrología convienen en demostrar la redondez de la tierra; y la teología natural (teodicea), y la teología dogmática, convienen en demostrar la existencia y las perfecciones de Dios; pero se distinguen en los métodos de la demostración y en el objeto formal que considera cada una de ellas. C) Encadenada y metódica, porque la ciencia es un lazo entre proposiciones, seres o hechos. Conocer científicamente —

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es "hacer de muchos, uno" o reducir la diversidad a la unidad como afirmó Platón. Y Balmes escribió que "mientras una inteligencia es más elevada, más decrece el número de ideas, porque esa inteligencia superior encierra en un pequeño número de ideas lo que las inteligencias de un grado inferior distribuyen en un número más grande. El número de ideas se va reduciendo en las inteligencias creadas a medida que ellas se aproximan al Creador, y El, la Idea por excelencia, el Sér infinito, la Inteligencia infinita, ve todo en una sola idea: idea simple, única, inmensa, idea que no es otra cosa que su esencia misma" (Balmes, Arte de llegar a la verdad. C. 26). D) Universal, ya que los individuos y fenómenos son limitados en el espacio y en el tiempo; aparecen y desaparecen: "Non datur scientia de individuo" escribieron los escolásticos, siguiendo a Sócrates y Aristóteles, no se da ciencia de individuo. CLASIFICACION DE LAS CIENCIAS. — Pueden dividirse las ciencias en especulativas y prácticas. Las especulativas se subdividen en física, matemática y metafísica, porque hay tres grados de abstracción: la del movimiento (física), la del número (matemática) y la del sér (metafísica). Y las prácticas por su parte se subdividen en lógica y ética, que tratan respectivamente del modo de ser de los actos de la mente para encontrar la verdad, y del modo de ser de los actos humanos para llegar al Sumo Bien. Las ciencias antedichas son todas subordinantes, porque usan de principios propios, no deducidos de ninguna otra ciencia, y tienen objeto formal totalmente diverso de las demás. Los tratadistas de lógica olvidan clasificar la sagrada teología en el número de las ciencias, siendo así que es la principal, la más bella y la más difícil. El cardenal Newman en su Estudio sobre las Universidades, lo demuestra perentoriamente; y no hay que olvidar el principio de San Anselmo: "La fé busca la inteligencia"; y aquel otro del Espíritu Santo: "Es razonable la fé" (1). Entre las muchas clasificaciones que se han dado de las ciencias preferimos, por su claridad y sencillez, la siguiente de Sortais, un poco adicionada: 1) — "Rationabile obsequium fidei". -

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TRATADO DE LÓGICA !

CIENCIA

DE LAS

METAFISICA

CIENCIAS:

GENERAL:

SAGRADA TEOLOGIA

ONTOLOGIA

,

1) Geometría. n Aritmética. Algebra. Cálculo integral y diferencial. Mecánica. Astronomía.

2) 3) 4) 5) 6)

CIENCIAS MATEMATICAS

n CIENCIAS BIOLOGICAS

ra CIENCIAS

<

FISICAS

1) 2) 3) 4) 5) 6)

Paleontología. Botánica. Zoología. Patología. Etnología. Fisiología.

1) 2) 3) 4) 5)

Geología. Geografía Física. Mineralogía. Física. Química.

CIENCIAS

1) Psicología Experimental. — 2) Lógica. — 3) Etica. — 4) Estética.

TV CIENCIAS

J

CIENCIAS SOCIALES

CIENCIAS METAFISICAS

O

POLITICAS

*

MORALES

V

PSICOLOGICAS

1) Filosofía. — 2) Economía Política. — 3) Derecho. — 4) Política. — 5) Derecho de gentes. — 6) Historia. — 7) Geografía Política. — 8) Sociología. r ^ 1)

METAFISICA ESPECIAL A. Cosmología racional. — 2) Psicología racional. — 3) Teología racional. — 81

-

,

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El siglo X I X se caracterizó por la profusión de clasificaciones: D'Alembert, Ampere, Compte, Spencer, Claudio Bernard, y otros muchos, hicieron esquemas de clasificación, barridos hoy por el reaparecer de la metafísica y el quebranto intelectual del cientifismo naturalista y del positivismo a ultranza. Para que haya una clasificación científica debe hacerse de acuerdo con los objetos de la naturaleza y no según los caprichos del pensamiento o los prejuicios de escuela. "La ciencia —escribió Aristóteles— se divide como la cosa, esto es, como su objeto". Por eso mismo la ciencia debe proceder d e lo simple a lo compuesto, de la generalidad a lo complejo, de lo superior a lo inferior, y ha de guardar la jerarquía de los valores intelectuales. La clasificación que aceptamos con las adiciones de la Sagrada Teología y de la sociología, procede por orden natural, porque empieza con la extensión y los fenómenos físicos, continúa con los fenómenos biológicos y psicológicos, para llegar a lo que es más íntimo: la naturaleza, la esencia de los seres, esto es, de la materia, del alma y de Dios; y marcha por orden de complejidad creciente, porque las abstracciones de la metafísica general y de las matemáticas son menos complejas que los fenómenos físicos, éstos menos que los biológicos, los biológicos menos que los psicológicos; éstos menos que los sociales y los sociales menos que el estudio de la naturaleza de los seres. Y finalmente indica la perfección creciente de los objetos por conocer, ya que comienza por el estudio de las abstracciones, pasa al estudio de la materia no organizada, continúa con la vida vegetativa y animal, luego con la vida psicológica y social y finalmente se eleva al estudio de la naturaleza del mundo, del alma y de Dios. F I N DE L A METODOLOGIA



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CAPITULO XI DE LA VERDAD PRELIMINARES. — En la Metafísica del conocimiento expuso el profesor alemán Nicolai Hartman un acucioso análisis de lo que sucede cuando conocemos, e hizo una descripción del conocer como un hecho. El influjo de Hartman en este campo se hizo sentir en Müller, Hessen, Romero-Pucciarelli y Messer. Vamos a tratar de dar una síntesis sencilla y corta del pensamiento de Hartman. El conocer es una relación entre dos miembros, sujeto y objeto, que permanecen distintos entre sí. Esa relación es una correlación, pues el término sujeto sólo lo es en cuanto el otro es objeto suyo. Pero esa correlación no es recíproca, porque es propia función del sujeto captar y aprehender, y del objeto ser aprehensible y ser aprehendido. El objeto no cambia por virtud del conocimiento, pero sí el sujeto, porque en él se produce la conciencia del objeto. "Esta conciencia del objeto puede ser considerada como el hecho de trasladarse al sujeto la constitución del objeto". Todo conocer se orienta hacia un ser independiente del sujeto cognoscente, y está además convencido de haberlo captado. Ambos pueden existir por sí, sin esta correlación. Pero sin ser sujeto ni objeto el uno para el otro. Al deshacerse la correlación, el objeto deja de serlo para el sujeto; pero el sujeto sigue siendo sujeto, pero no cognoscente sino acaso sujeto que siente y quiere. (Cfr. Pucciarelli, pág. 104). Ya Santo Tomás había dicho que conocer es adueñarse y que todo conocimiento dice relación del sujeto al objeto. DISTINTAS POSICIONES RESPECTO AL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO. — En el decurso de la criteriología estudiaremos a espacio las teorías de Kant, Descartes, los positivistas, los escolásticos antiguos y nuevos y los aprioristas



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ingenuos. Pero a fin de que el estudiante tenga un concepto global de lo que vamos a discriminar, damos una breve síntesis de las distintas posiciones respecto al problema del conocimiento. El escepticismo real duda realmente de la veracidad de nuestros conocimientos y no quiere salir de esa posición sino que sostiene su duda respecto a todos los actos de la razón humana y de su misma aptitud para conocer la verdad. La duda metódica de Descartes no niega que podamos llegar a la verdad, pero pone dicha duda metódica como posición inicial del espíritu; y, partiendo del enunciado "yo pienso, luego soy", que él cree primera base inconmovible y cierta, pretende hallar la verdad. Kant en la Crítica de la razón pura afirma que nuestro conocimiento es de los solos fenómenos elaborados por la mente bajo la acción de los noúmenos, sin que de éstos podamos tener conocimiento alguno cierto. Entre las cosas en sí y las formas a priori de la mente no tenemos relación conocida. Conocemos sin embargo los noúmenos por la razón práctica, impulsada por el imperativo categórico. El sujeto, por tanto, crea su objeto, y el entendimiento posee moldes propios, distintos ellos, que imprime en la posterior elaboración de los hechos, mediante instrumentos apriorísticos que se llaman categorías, actividades y funciones sintéticas aptas para organizar y constituir la experiencia. El empirismo sostiene que no hay otra materia de conocimiento que la experiencia sensible; niega por lo tanto las verdades universales, los principios lógicos y el fundamento filosófico de la inducción. Todo razonamiento se reduce en última instancia a juicios de experiencia sensible. Para el empirismo, pensar es clasificar. La escolástica sostiene con Santo Tomás que la verdad está en los sentidos materialmente, y que nada hay en la inteligencia que no haya pasado por los sentidos; que el hombre conoce por una especie de intuición las primeras verdades, porque hay verdades indemostrables, o de otra manera tendríamos una serie infinita de demostraciones. La experiencia no nos proporciona sino fenómenos reales, y pertenece a la razón descubrir causas, leyes y principios mediante la inducción. Las verdades metafísicas están en el modo de concebirlas en la inteligencia que abstrae, y lo que se concibe de las mismas, en las cosas. Las verdades lógicas o de orden i-

TRATADO

DE LÓGICA

!

deal, como los principios matemáticos y las segundas intenciones de la lógica formal, están en la inteligencia, tanto en lo que son como en el modo de concebirlas, pero el fundamento remoto está en las cosas. Husserl refuerza la tesis escolástica al afirmar que la intuición sensible da ocasión para que funcione la intuición ideal, y que es prerrequisito para que haya abstracciones mentales. El cardenal Mercier y Sertillange, aceptando todas las grandes tesis escolásticas, difieren en el método de la demostración, parten de una definición meramente lógica de la verdad y de una voluntaria abstención de juzgar sobre nuestra capacidad para conocer o no la verdad, y así combaten con sus mismas armas a los idealistas kantianos y a todos los que niegan la experiencia sensible. El realismo ingenuo o dogmatismo exagerado afirma a priori que nosotros debemos presuponer a todo conocimiento tres verdades primitivas: el sér que piensa, el principio de contradicción y la aptitud del espíritu para conocer la verdad. No se trata propiamente de admitir la existencia de adhesiones espontáneas necesarias como hecho psicológico, ya que tales adhesiones las admiten todas las filosofías. El problema que se trata de averiguar aquí propiamente es si la necesidad de admitir esas adhesiones, es ciega o reflexiva. Santo Tomás habló de verdades indemostrables, precisamente por la claridad lógica de las mismas y la evidente relación entre el sujeto y el predicado. El idealismo de Berckeley. Como reacción contra el escepticismo de H u m e y el sensualismo de Locke, conceptuó que nosotros no podemos tener conocimiento del mundo sensible y que nuestros conceptos respecto al mundo exterior no representan las cosas en sí mismas, sino que las ideas sólo representan las mismas ideas. Y para explicar el problema de cómo vienen las ideas a nuestra mente, recurre a una intervención inmediata de Dios, quien vacía en el espíritu nuestro ciertas especies madres, de las cuales se deduce la ciencia. Para Bergson hay u n conocimiento analítico y racional y una intuición filosófica. El primero capta lo inorgánico, lo práctico, lo utilitario; pero no conoce propiamente. Conocer es propio de la intuición filosófica, "especie de simpatía intelectual por la cual nos transportamos al interior de un objeto para coincidir con lo que tiene de único y, por lo tanto, de inexpresable". — 85

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El tradicionalismo aniquila la capacidad de nuestra inteligencia para conocer la verdad, al conceptuar que el único criterio de verdad es la revelación divina. Para Spengler la historia es el único saber, porque el saber científico y la cultura representan un saber de segundo grado, derivado de aquella: "No hay verdades sino con relación a un determinado tipo de hombres. Mi filosofía es ella misma expresión y reflejo del alma occidental, a diferencia, por ejemplo, de la antigua y de la india; y lo es sólo en su actual estado de civilización". La filosofía de Spengler, a quien sigue Dilthey, s e llama relativismo historicista. Ortega y Gasset es de tal escuela. El psicologismo de Wundt conceptúa que todas las categorías y leyes lógicas son meras leyes empíricas y normas psíquicas, calcadas sobre u n desfile de hechos, producto de nuestra inteligencia, y elaboraciones contingentes. Los valores lógicos y los principios no son otra cosa que la encarnación de las aspiraciones humanas, carentes de objetividad (Por aquí despunta la razón práctica de Kant y aparece, trasladado a la lógica, el inmanentismo de los modernistas).

LA VERDAD Distintas definiciones se han dado respecto de la verdad, según que ella se realice como manifestación de la inteligencia (veritas vocum), y así la definió San Agustín: "Veritas est qua ostenditur in quod est". O también puede definirse por razón del fundamento que tiene en la cosa (veritas rei), y por eso dijo el mismo San Agustín: "Verum est id quod est". O, finalmente, por la conmensuración que tiene la inteligencia con la cosa (veritas cognitionis), y en ese sentido Santo Tomás la definió: "La verdad es la adecuación del entendimiento a la cosa" (1). Y el filósofo judío Isaac: "Adecuatio rei et intellectus". La verdad puede ser in essendo, metafísica o trascendental, que pertenece a todos los seres como propiedad inherente, y de ella trata la metafísica; in significando, que depende de la aptitud de las palabras para significar lo que la inteli1) — "Veritas est adecuatio res ad intellectum". —

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gencia conoce de las cosas, y pertenece al tratado de ideas y términos; o de la intención del que habla, en cuanto que intenta manifestar o no su conocimiento, lo cual constituye la verdad moral o veracidad, cuyo estudio pertenece a la ética; y finalmente la verdad formal, porque la forma d e la verdad compete per se a la inteligencia y es suya propia, y puede definirse: "La adecuación de la inteligencia con su objeto". La verdad lógica es un término interior de la operación intelectual. La verdad trascendental se divide en substancial y accidental. Es substancial en cuanto que se conforma con la inteligencia divina creadora, ya que la inteligencia divina es mensura rerum. Y accidental por cuanto que es medida de nuestra inteligencia. Substancial: Conformidad de las cosas con la inteligencia divina. No falla nunca. Trascendental o Metafísica

<

Q

Accidental: Conformidad de las cosas con la inteligencia humana. Puede fallar nuestra mente al captarla.

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Lógica

Conformidad de la inteligencia consigo misma. Admite error.

Moral

Conformidad de lo que pienso con lo que digo. Se le opone la mentira.

veraau se aic e primero de la inteligencia que de la cosa, porque en la inteligencia es donde primero se encuentra la razón formal de la misma, consistente en la conmensuración intencional entre la inteligencia y la cosa. La verdad material o trascendental del ente se identifica con el ente mismo, del cual sólo se distingue racionalmente. E n ese sentido los filósofos afirman: "La verdad y el ente se convierten" (2).

2) — "Verum et ens convertuntur".

rsidad Pontlf. BoHvariana ]\ ONSENOR F É L I X H E N A O

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, Formalmente a verdad lógica, ya lo dijimos, está en la ' iméKjénciá 1 ,^orqu > el entendimiento tiene por fin ser actua"" ~~ctcTpor las semejanzas de las cosas, y de esta manera "fieri intencionaliter omnia". La inteligencia nuestra, puede no solamente representar la entidad abstracta de una cosa, sino también indirectamente la misma cosa existente y singular. La inteligencia humana, por una composición del juicio, junta en ella misma ambos términos, de los cuales resulta la adecuación, la razón formal de la verdad. Desde ahora anotamos que la verdad no consiste formalmente en la cosa ni en el acto de la inteligencia, sino en una adecuación entre el sujeto y el objeto, real o no. Esa adecuación suele llamarse "constitutivo formal de la verdad o conmensuración entre la inteligencia y la cosa".

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CAPITULO x n POSICION INICIAL DEL ESPIRITU RESPECTO A LA VERDAD A) El escepticismo universal es falso Trataremos de averiguar en este primer problema criteriológico si la posición inicial del espíritu respecto a la verdad debe ser el escepticismo universal, o la duda metódica, o el dogmatismo exagerado, o el realismo moderado. Pirro en la antigüedad, y más tarde Agripa y Sexto Empírico, afirmaron que de hecho nadie había llegado a conseguir la verdad, y que por lo tanto era preciso desconfiar absolutamente de la capacidad de nuestra inteligencia. En la Edad Media Nicolao de Ultricuria sostuvo la misma tesis; y en la Edad Moderna Montaige, Bayle, Hume y otros mantuvieron la misma posición de duda real y de escepticismo total. Los argumentos de los escépticos se reducen a dos: 1) La conciencia atestigua que frecuentemente nos engañamos. Por lo tanto, en un caso dado, es razonable suponer siempre que nos engañamos. 2) Argumento del diadelo. Por el cual los antiguos dialécticos hacían ver el círculo vicioso de afirmar una proposición cualquiera justificándola por otra, ambas inciertas y oscuras; y después la segunda por la primera. En primer lugar, los escépticos prejuzgan, al suponer a priori la ineptitud de la inteligencia para conocer la verdad. Además los escépticos violan la ley d e la lógica que prescribe no tener una conclusión más extensa que las premisas; y



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ellos, de las frecuentes equivocaciones de nuestra inteligencia, deducen la total incapacidad de la misma. Respuesta. — El argumento del diadelo supone arbitrariamente que nosotros tenemos que probar toda suposición por otra, y así indefinidamente. Pero hay principios que se justifican, porque el acto de la inteligencia que conoce el sujeto, conoce el predicado simultáneamente, de los cuales dice Santo Tomás: "Es propio de tales principios que no sólo son verdaderos de suyo sino que también reluce su verdad" (1). Quien enuncia por ejemplo el principio de sentido común: "El todo es mayor que cada una de las partes", no necesita recurrir a una demostración posterior, porque quien comprende el sujeto todo, sabe que no equivale a una de las partes; y quien sabe qué cosa es parte, inmediatamente se da cuenta de que no es el todo. El escepticismo, o afirma su doctrina, o la niega, o duda de ella. Si lo primero o lo segundo, ya tenemos ahí una contradicción, porque quien afirma o niega, ya no duda; y si duda de su doctrina podemos contestarle con San Agustín (De Trinitate, 1, 10, 14): "Si duda, entiende que duda; si duda, sabe que no sabe; si duda sabe que no debe consentir temerariamente. El que duda, por otra parte, de todas estas cosas no puede dudar; las cuales si no fuesen así, no podría dudar de cosa alguna" (2). De lo cual se concluye que el escepticismo se contradice como sistema. Finalmente, aquellas proposiciones respecto a las cuales nosotros tenemos adhesiones espontáneas, no negadas por ningún sistema, nos dan testimonio de que nosotros algo podemos saber, al menos espontáneamente; pero ya demostramos que también las podemos conocer reflexivamente; luego, la posición escéptica del espíritu es falsa, contradice los datos de la conciencia, y carece de validez lógica.

1) — "Proprium est horum principiorum, quod non solum necese est ea per se vera esse, sed etiam necese est videri quod sint per se vera" (In Im Pst. An., 1. 19). 2) — "Si dubitat, dubitare se inteligit; si dubitat, scit se nescire; si dubitat, indicat non se temere consentiré oportere. Quisquís igitur aliunde dubitat, de is ómnibus dubitare non debet; quae si non esent, de ulla redubitare non posset". — 90



TRATADO

DE LÓGICA !

Además, la conciencia psicológica que no falla porque no juzga, nos dice que conocemos. B) La duda metódica es insostenible Para que no se crea que nosotros prejuzgamos a Descartes, vamos a copiar literalmente sus principios, a fin de poder hacer una crítica serena y criteriológica. Hé aquí los principios del método cartesiano: 1) Hay que empezar por la duda de todas las cosas, aun de los principios matemáticos; y principalmente, porque oímos que Dios puede todas las cosas que quiere; por consiguiente, quizás nos quiso hacer falibles aún en las cosas que creemos conocer ciertamente. cia to, yo de

2) De esta duda universal debemos exceptuar la existendel sujeto que piensa y duda. Por ello el principio "cogiergo sum" es el primero de toda filosofía: "Por lo tanto, pienso, luego yo soy, es la primera y ciertísima cognición todo orden filosófico" (3).

3) De este principio se infiere que todo aquello es verdadero: "quod valde clare et distincte percipimus". Porque después de aquel principio, afirma él, inquirió qué sería preciso para que tengamos una enunciación como verdadera y cierta. Y como ya había encontrado una verdad cierta, juzgó que semejante a ésa había otras certezas percibidas como ella, clara y distintamente. Por lo cual: "Todo aquéllo que muy clara y distintamente concebía, era verdadero". (Discours de la méthode c. 4). 4) Entre las cosas que yo veo clara y distintamente se distingue Dios como existente y veraz. Y de esta verdad se deducen las demás; porque "Video omnis scientiae certitudinem et veritatem ab una vera Dei cognitione pondere, adeo ut, priusquam illam nossem, nihil de ulla re scire potuerim" (Med. V*). Refutación. — Es absurda la duda cartesiana, porque aun cuando él afirm e que no asienta sino un hecho de conciencia al decir "cogito, ergo sum", la veracidad de la conciencia es 3) — "Ergo ego cogito, ergo sum est omnium prima et certísima cognitio, quae cuilibet ordine philosophandi ocurrat" (Princ. Phil. p. I, N
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