Traidores 1

April 19, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Carlos Manuel Acuña

Los

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Carlos Manuel Acuña

Los traidores

Ediciones del Pórtico

Dedicatoria Dedico este libro a mi familia que soportó con paciencia mi dedicación para llevar adelante este trabajo; a mis amigos que comparten las vicisitudes de ser “políticamente incorrectos”; muy especialmente a quienes hicieron posible este primer tomo con descarnadas revelaciones sobre la Guerra Contrarrevolucionaria y el accionar novedoso y cruel de los oponentes a los que las Fuerzas Legales debieron adaptarse sobre la marcha y, a los presos políticos, civiles, militares, de las Fuerzas de Seguridad y Policiales que hoy sufren las consecuencias de haber cumplido con su deber y sus conciencias. Finalmente, a quienes apoyaron la llegada de este libro a los lectores: en particular a mis amigos César Barros Bies, Horacio Fernández Shoo y Pablo Coni Molina que, como todos los otros, persisten en el honorable rol de argentinos que luchan. El autor

Intimidades de la Guerra Revolucionaria “El olvido es sumamente peligroso. Por desgracia, el conocimiento de la historia del siglo xx es muy imperfecto a causa de la ignorancia generalizada y de diversas falsificaciones interesadas”. Julián Marías. (Revista del Diario La Nación, 29 de junio del 2003, página 31)



Prólogo Los lectores se percatarán de que este libro no es la continuación de “Por Amor al Odio”, cuyo tercer tomo está aún demorado por razones de fuerza mayor, pero su contenido tampoco relega lo que allí tenemos escrito y falta publicar. En realidad, lo que hoy ofrecemos es una visión complementaria, informativa y actualizada en función de los tiempos que vivimos, de las tensiones progresivas que dividen peligrosamente a la sociedad argentina y de la acumulación de nuevos datos y elementos de esa tragedia que fue la Guerra Revolucionaria y que nunca fueron relatados. Por eso creemos que la riqueza de estas páginas también reside fundamentalmente en dicha circunstancia esclarecedora. De allí que una parte del título que hemos elegido reclame la importancia histórica que poseen estas revelaciones que llegan a la superficie para integrarse a ese fenómeno extraordinario que motoriza el interior, el alma diría, de ese compendio substancial y sustantivo que constituye la opinión pública. Ella es la gran destinataria que deberá juzgar, como en este caso, secretos de ese pasado sangriento que involucra a argentinos que pelearon con sus convicciones, a veces con sus bajezas y que sus derivaciones persisten gracias a un mezquino interés político que involucra a los triunfadores de ayer transformados en víctimas de hoy. También a políticos distraídos, igualmente comprendidos de una u otra manera por los hechos y a jueces que deberán soportar el resultado de sus acciones presentes gracias a las minuciosas conclusiones de las investigaciones que se realizan y acumulan en archivos obligadamente resguardados y casi listos para incorporarse, como continuación de lo que aquí anticipamos, al segundo tomo en elaboración. Sin esfuerzo, podemos decir que los episodios y antecedentes que hoy salen a la luz ratifican aquello de que por encima de las diferencias étnicas, culturales y geográficas, la naturaleza del hombre es única e indivisible y se expresa en todas las circunstancias. Pero es en la guerra –y especialmente en las guerras civiles por el odio que las alimenta– donde el conflicto, que gira en torno de la vida y de la muerte, constituye la máxima oportunidad para que esa naturaleza se revele en toda su magnitud, en toda su crudeza y salvajismo. Por eso este primer libro con esta apasionante y reveladora temática, también trata de traiciones crueles y lealtades sinceras o por conveniencia hasta hoy desconocidas por la opinión pública; de asesinatos alevosos que 

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formaron parte del terrorismo organizado y aporta elementos de juicio para entender mejor lo ocurrido en el plano estratégico, político y moral de lo que da en llamarse “los años setenta”. La información que aportamos gracias a la colaboración de numerosos protagonistas que necesariamente deben permanecer en el anonimato y pusieron a lo largo de varios años a nuestra disposición documentos y otras pruebas contundentes que respaldan a este trabajo incuestionable, contiene asimismo un análisis sobre el origen de comportamientos sociales e intereses geopolíticos que caracterizaron al mundo bipolar de la Guerra Fría que, es necesario decirlo, fue una de las causas de lo que globalmente llamamos la subversión y que hoy se resume en el vocablo generalizado de terrorismo. Se trata de un proceso complejo, ahora extendido, aunque se pergeñó especialmente para esta región del mundo donde la Argentina apareció, por múltiples razones, como el blanco más apetecible pero no conquistado, hasta entonces, militarmente. Sin embargo –y aquí lo explicamos pese a que es objetivamente apreciable– ese peligro hoy está en la puerta gracias a la continuación de esa guerra por otros métodos que enumeraremos enseguida y que ocupan una parte de las páginas de lo que hoy llega a manos de los lectores. Lo hacemos con la certeza que ofrece el conocimiento del presente, donde la inseguridad pública en el orden interno –inseguridad legal y física– sólo es comparable con otra que ocupa un lugar superior en las inquietudes que se abalanzan sobre el ánimo y el pensamiento: la indefensión virtualmente absoluta en que se ha colocado a la República. Aunque no nos detengamos en sus detalles, tenemos que agregar en nuestro prólogo con el que pretendemos resumir muy apretadamente las motivaciones de este libro, que el proceso revolucionario al que aludimos se remonta al 31 de diciembre de 1958, cuando por indicación del presidente de su país, general Dwight David Eisenhower, el embajador norteamericano Earl T. Smith le recomendó con vehemencia al entonces presidente de Cuba, Fulgencio Batista, que debía abandonar el cargo para permitir la formación de un gobierno democrático destinado a superar la crisis impulsada por la guerrilla castrista. Vana ilusión reiterada en muchas ocasiones. El intento fracasó y poco después triunfó la Revolución Cubana que puso a Fidel Castro y Ernesto Guevara de la Serna, alias el Che, en el centro de un poder que convirtió a Latinoamérica en un sangriento campo de batalla y de propaganda marxista financiada por la ex Unión Soviética a través de La Habana. Antes de proseguir con este prólogo debemos insistir con otra realidad. Es la que nos muestra como inexplicable la continuación del conflicto habida cuenta de la modificación del escenario estratégico mundial del que colapsó una de las potencias del conflicto bipolar y así la referida Guerra Fría, cuya polarización fue determinante de la Guerra Revolucionaria en América Latina, convirtiéndola consecuentemente en internacional. Ese nuevo escenario nos habla del rotundo fracaso del comunismo como



Prólogo

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sistema, lo que amplía la curiosidad por la persistencia en continuarlo bajo distintos disfraces que aggiornan su propuesta. El lenguaje utilizado por la propaganda para disimularlo entre nosotros adquirió el nombre de progresismo. Los llamados “Foros Sociales” en América Latina donde el “Foro de San Pablo” ocupa un organizador lugar prominente del que es un instrumento el denominado “Socialismo del Siglo XXI” con el que el presidente de Venezuela, teniente coronel Hugo Chávez intenta crear un movimiento regional de ese signo, es una ampliación de esta maniobra que aparece como una mezcla de ideologismo y política antihistóricos, sumados al narcotráfico en auge e incorporado a otros intereses económicos que se muestran aparentemente indefinidos y a veces hasta contradictorios pero, eso sí, exportadores de una violencia a la vieja usanza aún no instrumentada en su plenitud. Somos conscientes de que estas afirmaciones resumen en exceso lo ocurrido y lo que ocurre; aunque decidí abordarlas con estas pocas palabras introductorias por cuanto son un tema básico que queda incluido de hecho en este escrito que hoy se prolonga en el campo de las luchas políticas y partidarias e institucionales. Aunque resulte evidente, pensamos que ese tema se anuda al agregado de otras armas como es la desculturalización, la progresiva modificación de los estilos y costumbres, el ideologismo en la educación, la conquista de los medios de comunicación social, la alteración del lenguaje que provoca una paulatina modificación del pensamiento, la vulneración del derecho positivo que no sin esfuerzo se había logrado en Occidente, la tergiversación de la historia, el debilitamiento del sentido de pertenencia y por ende, del de identidad y la capacidad de retransmitirlo, el manipuleo de la Justicia adecuándola al interés político y la consecuente desarticulación del factor militar, componentes todos estos que provocan la puesta en marcha de un proceso de disolución del Estado soberano. En pocas palabras, el avance de la decadencia para reemplazar el vacío que ésta deja. Si bien de la lectura del índice ubicado al final del libro surge con claridad la temática a la que nos referimos, la mención de la Justicia merece aquí un comentario adicional aunque sea breve en exceso. Hay jueces buenos y jueces malos y con seguridad los primeros son más que los segundos, pero el corrupto comportamiento de estos últimos –corrupción en todos sus matices pero preferentemente en el moral o doctrinario, si se prefiere– aporta una cuota determinante en el objetivo de este libro y su continuación, pues esos jueces no sólo evitaron una adecuada investigación de sucesos que no son ajenos al contenido de estas páginas, sino que además y fundamentalmente aceptaron la trasgresión de una norma por la cual bregaron con reconocida insistencia las dirigencias de nuestro mundo occidental: la irretroactividad de las leyes. Concurrentemente, esas dirigencias crearon un andamiaje jurídico cuya solidez ha sido vulnerada en la Argentina con la escandalosa cuota de parcialidad y alevosía que produjo otras conse-

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cuencias cuya exteriorización aún no se ha manifestado con toda su fuerza. Muertes injustas, testigos falsos, causas inventadas, premios políticos y materiales a delincuentes que disfrazaron sus actos bajo el paraguas político, se entrelazan entre sí con nombres y apellidos que ya complican y complicarán más todavía a los jueces protagonistas. Todo esto hizo que este primer libro ofrezca de hecho un subtítulo que seguramente llamará la atención: “traidores y dobles traidores”. La referencia no sólo desmitifica el montaje de una exitosa propaganda interesada, sino que explica con claridad el papel desempeñado por aquellos subversivos que una vez detenidos decidieron colaborar con las Fuerzas Legales. Lo hicieron a la perfección, delataron a sus compañeros de lucha, relataron los planes y proyectos de las bandas que operaban, aceptaron los beneficios obtenidos por su comportamiento tanto en lo personal como a sus familias, reconstruyeron sus vidas económicas y en varios casos informaron que sus organizaciones resolvieron asesinar a sus compañeros militantes por disidencias internas. Lo hicieron con argumentos tan endebles y vacuos que hieren las sensibilidades más firmes y duras. Estos muertos suelen figurar como desaparecidos. Pero… ¿por qué dobles traidores…? La respuesta es simple: primero traicionaron a sus compañeros y luego, una vez concluido el gobierno militar, volvieron a traicionar olvidándose de lo que habían denunciado; ocultaron la doblez que le costó la vida a sus amigos y reincidieron en su conducta traidora para perjudicar a quienes fueron sus captores y los ayudaron a salvar sus vidas. Lo crematístico suele vencer a la moral, sobre todo en los espíritus más débiles, espiritualmente enfermos y con una conducta emparentada a la de los testigos falsos y la de quienes los aceptaron y aceptan. La lista, larga y minuciosa, se ampliará en la próxima entrega de esta saga que revela por primera vez estas intimidades de la Guerra Contrarrevolucionaria que desnuda, posiblemente con crueldad, esa naturaleza humana a la que nos referimos al comienzo. El Autor

A modo de introducción

La razón de ser de este libro Este libro tiene por finalidad ampliar y profundizar el conocimiento de una parte todavía oculta de la Guerra Revolucionaria que sufrió la Argentina en la década de los años setenta y comenzó a inicios de la anterior. Para ello nos referiremos en detalle a la trayectoria de muchos de los terroristas cuya actuación los llevó a convertirse en paradigmáticos, en un emblema vivo y activo de lo que significó el conflicto antes y después de los años más duros de la guerra y que hoy reaparecen en la escena política a través de sus testimonios en el plano jurídico, donde continúa una parte del enfrentamiento que provocaron Lo que aquí se relata, inédito y sorprendente, forma un conjunto descarnado –a veces doloroso según la opinión de quienes leyeron este trabajo antes de su publicación– de lo que puede llevar a un ser humano a apartarse de los valores no ya fundamentales, sino mínimos para desenvolverse en la vida. No vamos a hablar aquí en este resumen introductorio que convoca a la lectura, de cuestiones sentimentales que podrán o no afectar a los actores que en el futuro afrontarían remordimientos apurados por el paso de los años, sino que aportaremos una información histórica, objetiva, demostrable y demostrada, que sirve para pintar un aspecto del escenario que estuvo en juego durante el conflicto que persiste. En esta parte del libro que ahora leen quienes deberán juzgar lo acontecido, no queremos detenernos en el análisis de un sistema que progresivamente fue utilizado con un innegable e inteligente montaje, sino acercar a los lectores elementos de juicio para que puedan apreciar hasta dónde puede llegar “la condición humana”, con sus lados positivos y los extremos opuestos que a veces dudamos en calificar de terribles pues siempre hay instancias que los superan. Esos elementos de juicio y los hechos correspondientes son los que forman la esencia informativa de una parte substancial y desconocida, hasta ahora, de cómo se desarrolló buena parte de la guerra. Es la que lleva consigo un conjunto de circunstancias que configuran la verdadera historia de muchos ex terroristas prominentes, algunos emblemáticos para las bandas que integraron y dirigieron y que ahora 13

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reaparecen en los estrados de la justicia como Testigos Necesarios para continuar por otros medios la guerra que ellos y sólo ellos desataron. Lo que aquí van a leer está destinado a la opinión pública en general, pero también tiene algunos destinatarios preferenciales: los jóvenes que comienzan a interesarse por los problemas públicos y la política que los determina, los miembros de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, Policías y civiles que sobrevivieron a la lucha y cuyos hijos poseen la vocación de sus padres y sobre todo, está destinado a los integrantes de la Justicia que entre otras, tienen la enorme responsabilidad de mantener una Institución básica para la convivencia sociopolítica y de intervenir, en consecuencia, en la proyección derivada de lo ocurrido que aún divide, forzosamente, a los argentinos. En pocas palabras, tienen la misión de contribuir a reestructurar un pilar ancestral del Estado Argentino que se desangra y destruye por los cuatro costados.

“Asco y tristeza” Lo que relatamos es una historia –o si se prefiere, un conjunto de historias– que expresan las intimidades de esa guerra donde ocupa un destacado lugar uno de los fenómenos más clásicos de todo conflicto de esta naturaleza: “La traición”. Pero en nuestro caso aparece un nuevo factor agravado de este disvalor: la figura del “doble traidor” cuya función se apreciará a lo largo de estas páginas y fue la que principalmente señalaron quienes nos dijeron que les provocó asco y tristeza el conocimiento de esa parte de nuestra historia más reciente y oculta. Con ello, surge una pregunta tal vez difusa e indefinida que inevitablemente flotará para siempre en la conciencia y ánimo de todos aquellos que llegaron a conocer las intimidades del conflicto. Nosotros ya transitamos ese camino. Ahora, les toca a nuestros lectores participar de este fenómeno moral que en el caso específico que nos ocupa lleva una pesada carga de delaciones, de muertes y supervivencias logradas dentro de un sistema de inteligencia que hizo posible derrotar a una revolución dirigida desde el extranjero. En cifras –y así lo leerán– podemos decir que más del 20 por ciento de los detenidos por las Fuerzas Legales después del 24 de marzo de 1976, fueron arrestados por ellas como consecuencia de las traiciones de los militantes a sus propias organizaciones armadas. Estos se transformaron en verdaderos operadores de la lucha, delataron, denunciaron, marcaron a sus amigos, jefes o subordinados, maridos o esposas y en algunos casos hasta los capturaron. En función de su exitosa tarea se aceleró la derrota terrorista y acortó sensiblemente el desarrollo de la Guerra; en esas funciones llegaron a viajar libremente por el país y el exterior subvencionados por las Fuerzas Legales y facilitaron notablemente el triunfo de la ley sobre un proyecto revolucionario que se impulsó desde

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más allá de nuestras propias fronteras. Muchos de ellos viven aún en el exterior. En algunos de los niveles dirigentes, gracias a esa “mano de obra barata y descartable” de inocentes militantes de aquella época, muchas veces primó la apetencia económica por encima de los ideales y proyectos. Muchas veces, los innumerables secuestros terroristas tuvieron esta finalidad repugnante.

Los traidores, el progresismo y el disfraz de los derechos humanos En el desarrollo de esta trama podrá apreciarse la magnitud que alcanzaron las estructuras guerrilleras, la dimensión de la guerra sorda que se vivió y se podrá saber cómo y por qué se produjo el fenómeno de “los traidores,” cuya importancia es más significativa al darse en un medio ambiente fanatizado al extremo. Como una conclusión obligada de los componentes que hasta aquí hemos abreviado, los lectores –jueces, militares, policías, políticos, periodistas y estudiosos– podrán deducir, inferir, relacionar, entender y anticipar, las condiciones perversas en que se desarrolla la nueva etapa revolucionaria que hoy está en plena ejecución bajo el disfraz del vocablo progresismo, abarcativo del mismo enfoque del pasado aunque actualizado frente a la modificación del escenario global y estratégico que influye abiertamente en la región en que vivimos, sin que se dimensione en forma precisa la proyección de este importante problema que ya afecta nuestro futuro como República. Sin apartarnos de la vigencia de ese utilizado disfraz progresista que dirige una minoría hábil y sin limitaciones morales, por su trascendencia y la estrecha relación que posee el tema con los acontecimientos que todavía vivirá la República antes y después de la aparición de este trabajo, recordaremos que ya en 2003 escribimos que “en toda guerra existen dos factores prioritarios: la información para conocer qué hace o hará el enemigo y la desinformación para confundirlo y tratar de paralizarlo. En la “nueva guerra” que soportamos se ha incorporado un nuevo elemento que ocupa el lugar principal del conflicto: “La estrategia del disfraz”. Así, hoy el principal disfraz que está en plena vigencia utiliza un valor superior pero denigrado por su uso político parcial y psicológicamente concurrente: se trata de los Derechos Humanos.

  H. Verbitsky: De La Habana a la Fundación Ford. Página 41. Ediciones Del Pórtico. Obra de este autor. 

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Los jueces y fiscales Usados como elemento de combate, tergiversados en su aplicación a favor de unos y en detrimento de otros, el proceso que sintetizamos marca un rumbo exacto y preciso. Desde el poder –y esta afirmación incluye a los jueces y fiscales– se califica arbitrariamente a quienes hipotéticamente los violaron y se argumenta a favor de aquellos que presuntamente aparecen como víctimas. En la práctica se desconoce que estos últimos cometieron delitos aberrantes signados por una violencia ideológica que alcanzó límites inimaginables: atentaron contra el Estado incluso durante gobiernos constitucionales, provocaron muertos a mansalva, asesinaron a mujeres y niños y lo que es más grave, ese manipuleo no ofrece siquiera un horizonte de pacificación posible y constructora. La voluntad es inversa porque sigue comprometida –con algunas excepciones– en la continuidad revolucionaria o el retorcimiento de la venganza y de eso forma parte esencial la ruptura jurídica dedicada a seguir este camino por la vía judicial. Más aún, sentencias contrarias a derecho encubiertas bajo la figura de “lesa humanidad,” aparecida con posterioridad a los delitos imputados, condenan a quienes dentro de la legalidad cumplieron órdenes acorde con las normas de la guerra para la cual fueron formados. Por el contrario, favorecen a quienes se levantaron subversivamente contra el orden constituido, participaron de esa guerra armada contra sus compatriotas y ahora, como combatientes rasos, traidores simples o doble traidores, actúan como una demostración palpable del agotamiento político de todo lo que comentamos. Como dijimos, la apetencia crematística también forma parte del trasfondo de este quiebre institucional. De aquí en adelante, a este factor se le suma el de la droga y el narcotráfico, pero durante la etapa que tratamos en estas líneas ese nuevo componente incorporado como novedoso elemento del conflicto moderno, no era determinante de los acontecimientos que narramos. Para facilitar la comprensión de esta colaboración histórica que formulamos, la hemos dividido en dos partes: la primera trata del ser militar y del ser político, factores que a su modo, son opuestos pero también concurrentes de un mismo problema. Al ingresar en la segunda –es donde está implícita la “culposa distracción” de los políticos – que contiene hechos, definiciones e historias inéditas de la guerra acordes con el índice correspondiente. Hemos limitado al máximo las correcciones literarias de su contenido y preferimos respetar en la mayoría de los casos el clásico lenguaje utilizado en esta clase de documentos y en especial el utilizado en los partes de inteligencia que también servirán para la confección de la segunda parte de este libro, como una extensión de lo que aquí anticipamos y otras intimidades –seguramente más graves– relativas a su manejo. Esto que dejamos dicho produce a veces a lo largo de las páginas una aparente reiteración de los hechos y personajes, pero sólo se trata de am-

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pliaciones tendientes a dibujar mejor las circunstancias y actores, para no dejar en el aire las consecuencias de su desempeño y perfeccionar el entendimiento de los sucesos y protagonismos históricos. Más aún, los lectores atentos observarán que en algunos de los testimonios se repiten casi textualmente pasajes de otros, pero ello se debe a que nuevos protagonistas cuya trayectoria tratamos, no fueron ajenos a los hechos. Hacemos esta advertencia para que el lector pueda seguir la ilación de los acontecimientos sin necesidad de retroceder en las páginas para constatar la cronología que le ofrecemos. También, además del Índice, para ayudar al lector, consignamos un nomenclador de siglas indicativas de organizaciones terroristas, de la estructura montada en todo el arco legal para combatirla y otras relacionadas con el problema y aclaramos que en esta primera presentación abundamos en los casos correspondientes a la Armada por ser los primeros –aunque aún incompletos pero elocuentes– que hemos ordenado para llegar al público. Por cierto, serán los jóvenes, los analistas e historiadores y todos los profesionales que hemos mencionado a lo largo de esta Introducción, quienes tendrán la última palabra de lo que dejamos en sus manos.

Título I La situación argentina Capítulo I

La oligarquía que domina al país En algún lugar del Arte de la Guerra de Sun Tzu y sus analistas chinos decían en su bien conocido Ssu-ma-Fa que uno de los principales problemas de los Estados consistía en los diferentes sistemas de valores absolutamente discordantes entre el ámbito civil de los burócratas y el marcial de los militares. Sabemos todos como en nuestro país se llegó a una guerra interna muy dura (devenida en internacional por su amplitud regional y financiación externa) que conocimos por impulso de dos doctrinas filosóficamente diferentes, enfrentadas en todo el mundo durante buena parte del siglo XX. Es tan grave lo que nos ocurrió y reiteradamente graves las extendidas consecuencias vigentes en este decenio del nuevo siglo –pese al tiempo transcurrido entre el inicio de los hechos que nos convocan en estas páginas– que consideramos necesario al comenzar a escribirlas, aunque sea sinópticamente, efectuar algunas pocas consideraciones dada la trascendencia que adquiere el intento de transformar lo que significa ser militar en la Argentina. El asunto alcanza una dimensión especial en los tiempos que corren, en los que se avecinan y en el ejercicio civil de la política que está llamado a definir los destinos de la Nación. Cuando ya se había lanzado en todos los campos el enfrentamiento de los dos sistemas de valores discordantes en ese siglo XX, la lucha se profundizó progresivamente por los medios más diversos, iniciándose en el terreno de las armas, prolongándose en la propaganda y logrando hasta hoy día su penetración en todos los estamentos pese a la derrota militar de una de las partes. El gramscismo que busca conquistar las mentes, la cultura y los sentimientos, es, hasta hoy, la principal metodología que conquista las mentes, fenómeno que reemplaza al conflicto frontal. Desde sus orígenes, esas fuerzas discordantes tenían algo en común: pese a sus notables diferencias, los dos sectores enfrentados coincidieron en una suerte de identificación: ambos asumieron el rol de los valores militares, ambos pusieron en el escenario dos ejércitos y es aquí donde se produjeron grandes confusiones porque unos lo eran y los otros pretendían serlo, sin saber que para tener valores y pensamientos marciales son necesarias muchas décadas, centurias y asumir la profundidad de la historia, además de otras grandes diferencias de fondo. 19

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Desde los años ochenta, la Argentina insiste con una extraña amalgama de necesidades circunstanciales para adoptar y aplicar medidas de gobierno que contraponen las formas y contenidos de todo sistema político. Las excepciones siempre existen pero sirven para confirmar la regla. Aquí el mecanismo es “formal” y muchas veces artero y poco sincero, largamente estratificado y siempre con expresiones evaluadas minuciosamente pero sólo pensadas para obtener alguna ventaja del partido o el movimiento que es dominado por la lucha por el poder. Esta ha devenido en el objetivo principal de lo que es una actividad superior destinada, en su esencia, a encontrar el mejor camino para satisfacer las necesidades colectivas. Hacer política es una tarea intelectual, creadora e intuitiva y obviamente espiritual, pues junto con las ideas pone en juego el respaldo de los valores e interpreta las condiciones del momento. Por eso, la mala política es correlativa a la época en que se procesa y más tarde o más temprano, ocurrirá el enjuiciable comportamiento de sus actores que merecerán las sanciones de los hombres y de la memoria histórica. Hoy, entre nosotros el sistema político es casi cortesano y formador de una burocracia que alcanza niveles insólitos cuanto más grande es el paraguas del ideologismo utilizado para cubrir los verdaderos y ocultos objetivos. Entre nosotros, antes no fue así, pero eran las grandes épocas denostadas de la construcción nacional, cuando se absorbían distintas culturas y orígenes para hacer ese ser argentino formado por imposición de la pampa poderosa, como nos enseñó Ezequiel Martínez Estrada en su olvidada Radiografía de la Pampa. Ambos, militares y civiles entroncados en un objetivo común, participaron de esa inmensa tarea fundacional y si las formas más íntimas de sus estilos expresaron diferencias, éstas quedaron superadas por el esfuerzo y la dedicación de las dirigencias que intervenían activamente en la administración de los intereses públicos. Incluso hubo civiles que vistieron uniforme y militares que actuaron como verdaderos políticos y estrategas. ¿No lo fueron, acaso, Belgrano, Güemes, Mitre, Rosas, Urquiza, Sarmiento, Dorrego, Roca y tantos otros de distinto signo? Desde siempre la forma y el espíritu que regían los asuntos civiles y políticos, no fueron los mismos que correspondían al ámbito militar. Es más: si las formas y el ánimo que caracterizaban a los primeros se extendieran a los segundos o viceversa, las virtudes ciudadanas declinarían y quedaría afectado el normal desenvolvimiento de la sociedad. Hoy pagamos las alteraciones que describen este escenario, esta realidad cotidiana fácilmente perceptible por aquellos que se dedican al periodismo, a la investigación o a recoger estos datos para hacerse una composición de lugar útil para un análisis que suele caer en saco roto. Incluso por quienes tienen responsabilidades concretas para actuar y jerarquía para tomar decisiones con miras al bien común. Ciertos empresarios, por ejemplo.



Cap . i - La

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Observamos que en niveles superiores del ámbito político el alcance de las palabras suele ser relativo aunque denoten formalmente una construcción culta. El habla adopta un tono que, excediéndonos, podemos calificar como lánguido y hasta monótono cuando se producen discusiones o enfrentamientos para satisfacer a los observadores o conquistar adherentes y salvo excepciones, eluden muchas veces expresar públicamente pensamientos precisos que, en privado, reconocen, dado que las circunstancias merecen un tratamiento distinto al que pregonan pero puede no ser políticamente correcto. La simulación impone su estilo y más de un caricaturista –es decir, un observador que aplica esa forma superior de la inteligencia que es el humor y la ironía– lo ha reflejado en sus dibujos que muestran a un orador que promete y convoca públicamente para luego reírse en la intimidad con sus colegas y amigos de lo que había dicho. En ese estilo adoptado por la nueva oligarquía que domina al país –es decir, los organizados partidariamente con cuotas de poder, las corporaciones sindicales, empresariales, profesionales y más recientemente las llamadas redes sociales– tienen muchos representantes que son corteses y se cultivan a sí mismos para servir a sus pares o a un público conquistado para que los vote. Este mundo dominante tiene sus reglas no escritas: no se es convocado no se adelanta y rige una espera organizada con un tejido y destejido de promesas y compromisos; si les hacen preguntas, prefieren vaguedades y en esa vigilia paciente aguardan el momento preciso para expresarse según lo que estimen conveniente. Hasta parece difícil el avance con propuestas, ofrecimientos y reclamos, pues ante cualquier dificultad en el entramado agobiante cargado de psicología, intuición y audacia, rápidamente se retrocede para reubicarse. Así, buena parte de los políticos profesionales dedican su tiempo a este ejercicio sin descanso y continúan amoldándose a las cambiantes realidades formadas con esta impronta olvidadiza que moldea a la historia pequeña, suprime compromisos y elude responsabilidades. Pero también dejan varias preguntas pendientes: ¿Cuál es la concepción del rol que debe cumplir la Argentina y cuáles son los objetivos que vislumbran…? De hecho, queda instalado el reinado de la impericia, el signo marcador de la Argentina de hoy, del “todo vale” y de la decadencia integral. Las formulamos entre muchas otras pues el desconocimiento y la incultura forman parte del comportamiento de esa oligarquía y la desinformación casi nunca la suplen los asesores. De allí que en su mayoría, repetimos, carezcan de la capacidad para concebir la posible o mejor ubicación del país en el mundo y, por supuesto, la de llevar adelante una organizada tarea de prospectiva para prever, competir, avanzar o defenderse y, en el caso de perder, encontrar las mejores y posibles soluciones para salir airosos de una eventual derrota o un traspié. Obviamente, lo que dejamos dicho también abarca la inexistente política inmigratoria, la ausente organización de alianzas políticas y militares y aunque en nuestro aparato de relaciones exteriores existan personas capacitadas para participar de estas

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tareas, obviamente no son consultadas y hasta deben soportar el desprecio clásico de los ignorantes con poder. Otra vez y con pocas palabras, vamos a señalar que hablamos de la crisis de representatividad y de una dirigencia ausente. Con estos vacíos se elabora la mayor parte de los discursos que desde hace muchos años y cargados de promesas incumplidas que siempre se repiten, se pronuncian en el ámbito político que, a su vez, fue inficionado por el poder de una sociedad “casi secreta” que lidera las apariencias que perfilan a la política argentina. Ya lo explicamos pero conviene agregar que ésta se caracteriza por un lenguaje elusivo de las causas profundas y reales de los conflictos que vive la República. Esos discursos plagados de lugares comunes, advocaciones a la igualdad, la paz y la democracia, la promesa de un destino de grandeza y las culpas siempre adjudicadas a gobiernos anteriores, son lugares comunes repetidos a modo de sonsonete ejercido como una obligación moral pero formulado exclusivamente para una convocatoria a ejercer responsabilidades ajustadas a estos conceptos, aunque sin ofrecer normalmente siquiera las pautas concretas, realistas y posibles para poder enfrentar los problemas que se abaten y ahogan. Aquí está el meollo de la cuestión pues la idea es no ofrecer flancos que puedan afectar el perfil blando y maleable que se debe mostrar siempre. Incluso cuando se llega a situaciones extremas en que necesariamente debería producirse la ruptura y la consecuente confrontación, se deriva hacia una situación laxa y como esos juegos infantiles de antaño, todo se reinicia sin solución de continuidad. Esto último no siempre es definitivo pero tal vez sea una explicación aproximada de la liquidación de las Fuerzas Armadas y lo que éstas todavía representan como parte sustantiva de un Estado que se agota y corre el riesgo de convertirse en fallido. De tal manera, el ser militar tiende a ser desplazado como factor de referencia e institucional, pese a que la dinámica de los hechos políticos universales contemplan a la violencia profesionalmente preparada para jugar un rol político dentro del esquema legítimo. En reemplazo de su influencia y de su capacidad representativa, contenedora de los desbordes y reserva activa, su ausencia ha contribuido al proceso de deconstrucción de los valores que genéricamente llamamos gramscismo y plantea un dramático choque cultural que llega a modificar el lenguaje, las relaciones sociales y los parámetros dentro de los cuales se produce la normal evolución de las generaciones.

Capítulo II

El ser político y el ser militar Valga esta apretada descripción para mostrar de paso, la gravedad de lo que vivía la Argentina cuando en los setenta se produjeron expresiones categóricas y contundentes con frases duras surgidas desde distintas bancas del Congreso para “aniquilar” a los terroristas. Entre muchos otros, el diputado nacional justicialista de origen sindical, Alberto Stecco, recomendó la sanción de leyes que otorgaran amplios poderes a las Fuerzas Armadas “…sin que con ello se quiebre la libertad para perseguir a los subversivos y matarlos como ratas porque no merecen vivir en este suelo” (Diario de Sesiones, páginas 2506, 2532 y 2533). Todo eso ocurrió, fue real y hoy no se recuerda pues el principal esfuerzo colectivo en el actual ámbito político está dirigido a ignorarlas, olvidarlas y eludir el sentido de aquellas expresiones que exigían una solución tajante para el grave conflicto. Ya lo dijimos, modificar la historia también es una de las formas de la “Guerra Moderna”, sea de Cuarta Generación o Guerra Molecular como se denomina al actual y permanente conflicto, con sus hipótesis cambiantes adaptadas a los humores, la moda que también se maneja o la fortaleza o debilidad de los objetivos a demoler, mal que les pese a nuestros políticos.

Por qué existen diferentes códigos de justicia En el ámbito militar en cambio, a la inversa de lo que contiene esta sucinta descripción de lo político en la actualidad, se habla en forma directa, precisa y sin alternativas, pues la guerra o el conflicto es algo que tiene vigencia permanente con diversas formas y expresiones que siempre hay que seguir con detenimiento y ofrece un escenario que puede ser fijo, movedizo o simultáneamente ambas cosas, donde toda prevención es poca y requiere decisiones rápidas y contundentes. Llegado el momento, si la formación no es buena se producirá el fracaso y la derrota. Lo que se ordena no debe dar lugar a dudas y debe hacerse sin objeciones: lo que se dice se mantendrá con firmeza, sea para ordenar o responder. 23

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Por eso existen diferentes códigos de Justicia y es imposible juzgar conductas militares con los códigos y fueros civiles. La supresión arbitraria de los primeros forma parte de una concepción política contraria al derecho natural al mismo tiempo que facilita el manipuleo político e ideológico. Por añadidura, es imposible juzgar situaciones de guerra con normas dictadas para los tiempos de paz. Al tratar este tema con amigos militares, estos asienten con naturalidad y consideran que así transcurre la normalidad de la relación profesional, común a todos los institutos armados del mundo y aclaran que pueden darse matices por tradición y costumbres formales, pero que en los hechos la base instructiva, cultural y de relación, es exactamente la misma, aun cuando puedan darse y de hecho se dan, relaciones coloquiales durante la convivencia social. Sin embargo, también dicen, la jerarquía y las órdenes se mantienen expresa o larvadamente –más lo primero que lo segundo– lo que es indispensable para establecer –especialmente en situaciones críticas– la cadena de mandos, un instrumento fundamental para desempeñarse con éxito en cualquier circunstancia, desde las más extremas hasta las más simples. Así, nadie duda que una orden será cumplida pues beneficia y da seguridad al conjunto. Por eso, la vida de riesgo requiere el cumplimiento absoluto de este principio que, además, asegura alcanzar los objetivos tanto para avanzar, mantener una posición o emprender la retirada, siempre con las menores pérdidas posibles. Así fue cuando se desplegó la fuerza para aquella guerra iniciada antes de los setenta y se prolongó casi toda esa década como etapa preparatoria para la que estallaría poco antes de la siguiente. Las conducciones militares fueron reemplazadas acorde con los reglamentos; sus experiencias y formación son el ejemplo básico que se traslada a los sucesores, pero la única que permanece inalterable es la oligarquía política inconmovible a las nuevas realidades estratégicas que se acentúan con el transcurso del tiempo. Desde entonces hasta hoy los mandos, que son reemplazados en el tiempo a diferencia de lo que sucede en la oligarquía política, o se hacen políticos luego, lo que resulta virtualmente imposible, o se mantienen firmes en su rol de militares y cuando llega el momento de retirarse como activos de la Fuerza a la que pertenecen, deben hacerlo carentes de la experiencia necesaria para enfrentar ese otro idioma si es que llega el momento de hacerlo.

La nueva guerra En aquellos años 70 los militares se expresaron en esa forma directa y firme; existía una nueva clase de guerra, con contenidos novedosos, estrategias concebidas fuera del terreno del combate y perder era perder a manos de un poder internacional ajeno a los Estados de la región y a las



Cap.

ii

- El

ser político y el ser militar

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formas civiles, políticas y económicas de las naciones atacadas. Y lo más importante de ese enfrentamiento, es que se trataba de una verdadera guerra, una condición espiritual y profesional con modalidades, estilos y formas diseñados estricta y precisamente para ejercer todo aquello para lo que fueron formados. Cuando las fuerzas estuvieron desplegadas y combatían en el territorio nacional, había que centrarse en la singularidad de la tarea y actuar decisivamente. Cuando se está en batalla las armaduras de la guerra no permiten doblegarse. En la línea de contacto o en los carros de guerra no se puede –ni se necesita– observar las formas habituales de la convivencia civil; quienes guarnecieron las bases, los fuertes y las ciudades no se escabullían ni emigraban para conducir desde lejos, desde Europa por ejemplo, una guerra en la Argentina. no concurren a eventos sociales ni políticos, deben enfrentar la lucha dura y atenerse exclusivamente a las circunstancias que la determinan. Tienen que aferrarse a las acciones bélicas en forma integral. Así son las formas militares y así difieren de las que se utilizan para la política. En alguna otra parte el Wei Liao Tzu dice: “Los militares toman lo marcial como su tronco y lo civil como semilla. Quien pueda investigar y comprender a ambos conocerá el significado de la victoria y la derrota”. El ámbito civil es el que puede distinguir entre el beneficio y el daño, sopesar lo primero y los por qué. Allí actúa quien debe decidir entre beneficio y daño o entre seguridad y peligro.

Los políticos no estuvieron a la altura de lo que estaba en juego Durante nuestra guerra interna los políticos no estuvieron a la altura de lo que estaba en juego y por consiguiente no fueron capaces de dictar las pautas para llevar adelante el conflicto y los pocos que firmaron órdenes serias hoy son atacados y procesados por el inexistente delito de Lesa Humanidad, que en ese entonces no figuraba en nuestros códigos hasta 1998. El sector militar es el que debe contrarrestar al enemigo para lo cual la norma consiste en atacar con vigor, defenderse, impedir el éxito del agresor y aplicar toda su capacidad intelectual y anímica para alcanzar el único fin que establece el combate: la victoria. Hoy olvidamos la guerra sucedida y paradójicamente el sector político, con todas sus formas, su lenguaje y características, le recrimina judicialmente las órdenes que él mismo impartió a toda la estructura armada de la Nación para enfrentar a un enemigo que, por añadidura, impuso reglas novedosas y crueles que determinaron nuevas tácticas y estrategias para el combate. Más aún: lo que se dirimía era un conflicto internacional, acentuado en la región, con la Argentina de entonces elegida como blanco principal,



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con un frente de batalla no convencional, sin líneas definidas para el combate y con claras definiciones aportadas por las experiencias francesas en Indochina y Argelia. Roger Trinquier, el coronel francés que fue el primero en estudiar el modernizado fenómeno en su libro Guerra de Guerrillas, también fue el primero en quejarse amargamente del principal problema que tuvieron sus fuerzas en Argelia: “Aquí ganamos la guerra y en París la perdemos por culpa de los políticos”. Aquí sucedió algo parecido. En 1973, al asumir Héctor J. Cámpora la presidencia de la Nación, con el respaldo expreso de todos los políticos –hubo sólo dos excepciones– se liberó a peligrosos terroristas sentenciados o en pleno proceso por la Cámara Federal en lo Penal de la Nación (CAFEPE) mediante una amnistía sin condiciones. La medida reanimó la guerra y generó una brecha enorme entre políticos y militares. Los guerrilleros cumplieron su promesa de retomar las armas y esta acción, expresiva de la mayor irresponsabilidad política ocurrida en la historia de la Argentina moderna, fue la causa principal de nuestra tragedia, de los “desaparecidos” y de los más de veinte mil hechos terroristas, centenares de heridos, miles de muertos y el intento sistemático de ocultar esta verdad irrefutable.

Capítulo III

La guerra se ganó en el terreno de las armas y se perdió en el político Entre nosotros, el actual sistema reprocha sin reparar en el peso de las órdenes impartidas y sin recordar las circunstancias que las motivaron. Todas las Fuerzas cumplieron exitosamente la misión para las que fueron convocadas, se adecuaron sobre la marcha a las nuevas estrategias que se abatieron sobre la sociedad, comenzaron a entender que libraban un conflicto que tenía sus raíces en el exterior y sus complicidades en el territorio, factores todos estos que convergieron en el escenario global determinado por la Guerra Fría del mundo bipolar de ese entonces. No es posible asegurar que todos los jefes y responsables de la Guerra tuvieran la visión internacional de lo que originaron aquí y en la región, pero lo cierto es que, como hoy, la injerencia extranjera, ideológica y material, constituye el eje de un conflicto que no ha concluido pese a las modificaciones del escenario estratégico mundial que acelera y profundiza una violencia que ya no podemos enfrentar. Pasaron los años y la venganza montonera invalidó lo que en todos los países se llamaría hoy “Una lamentable guerra interna revolucionaria importada” y, al confundir los sistemas, los lenguajes y las formas de los años 70, recomenzaron la guerra. Mientras se desarrollan los Juicios de Lesa Humanidad en medio de esta mezcolanza de conceptos arbitrarios, frases y contra frases sin mayor sentido, asistimos a una suerte de obra teatral de contenido mágico, sobre un gran teatro montado en tantas ciudades del país en los cuales los jueces, instalados en los estrados de las salas de audiencia, esconden tras sus rostros impasibles su conciencia de que no están presidiendo juicio verdadero alguno, que los acusados por crímenes de hace treinta años están absolutamente condenados antes de comenzar el juicio por el único crimen comprobado: haber aplastado la subversión de los setenta usando el sistema, idioma, métodos y actitudes que les exigían las leyes y reglamentos vigentes a esa fecha. Que los “testigos necesarios” no son confiables surge fácilmente. No son más que emisarios de los ex subversivos encaramados en el gobierno, verdaderos testigos estrellas y enemigos a muerte de los imputados y lo más grave 27

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es que muchos de ellos fueron importantes traidores que enviaron a la muerte a cientos de sus compañeros como verdaderos apóstatas de su causa. Fueron traidores a aquella militancia terrorista en nombre de un peronismo que no los cobijó, esa misma que en nombre de la tiranía cubana y del marxismo internacional destruyó cuanto país tocó con sus dictaduras asesinas cuando se instaló en ellos. Hoy aquellos grandes traidores durante la Guerra revolucionaria por ellos iniciada vuelven a traicionar, pero no sólo a los militares a los que al fin y al cabo odian a muerte, sino a sus principios militantes y osan mostrarse víctimas de un sistema militar que sólo se movió por órdenes constitucionales en defensa de la Nación en peligro de dejar de serlo porque ellos, los militantes, luchaban para tomar el poder por la fuerza.

Las pruebas no interesan: se arman y repiten en todos los casos para ejercer una persecución jurídica y judicial Las pruebas no interesan. Se arman, se repiten como letanías. No es importante ni siquiera pensar en los miles de muertos que ellos originaron con sus traiciones. No importa, la condena está cantada y es en general irremediable. Sin temblarles el pulso muchos de estos jueces firman y firmarán sentencias y órdenes de prisión inmediata vulnerando principios fundamentales del derecho, puesto que pese a saber perfectamente que esos hombres son objeto de una rabiosa persecución política, no levantan un dedo en defensa de la Justicia que juraron solemnemente impartir. No está demás recordar que lo hacen en pleno conocimiento de que en todos esos juicios se traiciona, uno a uno, los principios básicos del Derecho Penal (como surgió de conversaciones con jueces en los baños de Comodoro Py que costaran el cargo a un magistrado…). Salvo algunas honrosas excepciones, no se atreven siquiera a pensar en la posibilidad de declarar en sus sentencias que esos presuntos crímenes están prescriptos, que las leyes y tratados penales no pueden aplicarse retroactivamente, que la amnistía es un derecho definitivamente adquirido y que los indultos no pueden ser anulados. La permanencia en el cargo, futuros ascensos y las ansiadas jubilaciones ingresarían en un terreno no incierto sino de seguras consecuencias negativas. Para no despertar la indignación del gobierno de turno, la gran mayoría de ellos llega al colmo de negar la prisión domiciliaria a estos perseguidos pese a la evidencia de que las prisiones no están preparadas para atender debidamente a hombres de entre sesenta y ochenta años, motivo por el cual mueren uno a uno en sus prisiones. Valga al respecto recordar al lector la estadística llevada al detalle –en el momento de escribir estas páginas– sobre los muertos en prisión y los jueces que más mérito han hecho al respecto sobre un total de 145 muertos en prisión o detenidos de distintas formas.



Cap.

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- La

guerra se perdió en el terreno de las armas…

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Cito algunos párrafos de Abel Posse en uno de sus artículos, cuando dice que a los militares: “Se los discriminó judicial y jurídicamente, alterando uno de los fundamentos básicos del derecho (argentino y mundial): la no retroactividad de la ley, especialmente la penal. Se anularon indultos con irritante parcialidad… También se fabricó una visión casera de los delitos de lesa humanidad. (¡Excluyendo al terrorismo!). “Ametrallar a conscriptos indefensos mientras se duchaban, como sucedió en el ataque terrorista al regimiento de Formosa, es monstruoso y de lesa humanidad, sea que los asesinos hayan vestido uniforme o lo hayan hecho con boinas guevaristas como las que usaba Gorriarán Merlo. “Se negó a los oficiales toda exculpación por el juramento de obediencia y verticalidad ante sus mandos, principio básico de todas las fuerzas armadas del mundo, sin el cual sería imposible actuar y comandar en una guerra.” “De modo que… los que ejercieron la violencia por orden del Estado carecen de toda esperanza legal. Los violentos del otro sector, con sus miles de atentados, reciben un trato inaceptable en sociedades civilizadas o son protegidos internacionalmente como en el caso del chileno Apablaza Guerra tan mencionado últimamente o el del etarra Lariz Iriondo, amparados legal y políticamente por el gobierno argentino, pese a su condición de asesinos y terroristas… Esto hace que se desmorone el edificio legal desde sus bases romanas y germánicas e instaura un inédito caos, al afectar el rigor de la razón jurídica”. Desde ahora, la ley a medida de la voluntad política dominante será una anomalía que podría extenderse más allá del tema de los años “70”. Como dice Posse, el drama actual de la Argentina no se detiene en la injusticia que padecen estos mil prisioneros políticos y sus familias –el número baja por los que mueren y sube por los que se incorporan a las denuncias– privados de los derechos que tiene cualquier otro procesado penal, privados incluso de verdaderos procesos que garanticen sus defensas y encerrados en cárceles que, debido a la edad de estos hombres, se convierten en cámaras de muerte. El drama es, además, que esta persecución feroz y sistemática se ha convertido en el pivote sobre el cual gira y se desarrolla el proceso de destrucción de todo nuestro orden jurídico y de todas nuestras instituciones, especialmente aquellas sin las cuales no hay Nación posible: la Justicia, las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Seguridad y Policiales, paulatinamente deshonradas, desarmadas y con concretos ejemplos de corrupción provocados, entre otras causas, por la progresiva degradación del Estado y concurrentemente, esta terrible epidemia subversiva que asola a nuestra Argentina. Este libro, básicamente documental, se relaciona de modo directo con estos juicios e intenta mostrar varias “Historias no conocidas de la guerra que vivió la Argentina en los ’70”; desarrolla denuncias a los juicios, al manejo político actual de esta Justicia casi revolucionaria; da opiniones fundadas sobre la intensidad de la guerra que se vivió y esencialmente,

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como dice su segundo título, muestra a más de 75 testigos necesarios con sus antecedentes terroristas y sus traiciones militantes. Testigos que son absolutamente parte de los que acusan y están comprometidos concretamente en uno de los dos bandos en guerra, es decir fueron “enemigos abiertamente declarados” de los acusados por delitos de Lesa Humanidad; y pese a ello son presentados por las fiscalías federales en los juicios orales donde se imputa a esas personas con quienes combatieron abiertamente en una Guerra impulsada por el marxismo internacional.

Capítulo IV

Una estafa de múltiples aristas El desarrollo de este trabajo mostrará los siguientes temas: Primero, el entorno de las Historias Terroristas que protagonizaron los traidores en cualquiera de sus categorías; Segundo, las acciones cometidas contra sus organizaciones armadas y la cantidad de personas que enviaron a la muerte; Tercero y simultáneamente, las narraciones de sus roles como eficientes colaboradores de las áreas de inteligencia militar; Cuarto, su desempeño como dobles traidores, título que les hemos asignado a aquellos que declaran historias cuidadosamente elaboradas para actuar contra quienes les permitieron salir del “Infierno” y reconstruir sus vidas. Al final del libro consignamos una bibliografía esclarecedora para legos, políticos y muy especialmente para quienes pertenecen al Poder Judicial. La guerra y las ofertas crematísticas que se giraron como un negocio para quienes las administraban y administran mediante un eficiente montaje de distintas formas de victimizarse, muchos de estos dobles traidores se convirtieron en buscavidas o mercenarios de la traición. La primera vez traicionaron sus ideales y entregaron a cientos de sus compañeros de las organizaciones de las que formaban parte; en muchos casos –tal como lo relatamos más adelante– a cambio de una simple oferta verbal formulada por un terrorista prestigiado en su medio y con una reconocida trayectoria pública, detenido con anterioridad y ya en plena función colaboracionista. La conversación inicial, generalmente breve, lo convencía de lo estéril de la lucha desplegada durante todos esos años, lo que marcaba normalmente el débil perfil ideológico y psicológico del detenido. Más tarde traicionaron por segunda vez a quienes durante la guerra les salvaron la vida cuando ellos y sus organizaciones armadas solo querían matar, matar y matar. Pasaron los años llenados con una propaganda sostenida, inteligente y organizada mediante canalizaciones financieras a costa de los contribuyentes. De allí los secretos oficiales que la caracterizan y forman parte de 31

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la estafa organizada que suele disfrazarse de contribuciones benéficas a diversas estructuras montadas especialmente con esa finalidad. Hoy, estos colaboradores de otrora vuelven coordinadamente a los estrados para participar de los juicios orales a ratificar con historias unificadas y delineadas por especialistas, pertenecientes o simpatizantes de las viejas organizaciones, las que ahora están enlazadas por las llamadas Organizaciones de Derechos Humanos entre las que se destacan las ONG extranjeras, que forman parte de un proyecto político mucho mayor y universal. El regreso, sin gloria y signado por novelescas mentiras que parecen no pesarles moralmente, pone en marcha la teatralizada danza de las segundas traiciones. Así, acordaron negar su condición de militantes terroristas o la pertenencia a algunas de las bandas, asegurando que fueron torturados y vejados de mil formas, inventando y agregando nombres de personas inocentes con la finalidad de que se los incorporara a las causas armadas con el fin de llevar adelante los procesamientos y relatando historias imposibles de comprobar; armando verdaderos circos de mentiras, la mayoría, desmintiendo toda acción terrorista ejecutada por sus manos, y esperando cobrar los juicios civiles que devendrán a futuro. Aquí reside la explicación de una parte de sus conductas y el interés de los abogados comprometidos ¿Para qué si no se proponen cifras fantásticas como embargos y para eventuales garantías reales inalcanzables que permitan la libertad de quienes realmente lo merecen…? Por un instante convocamos a nuestros lectores para que mediten unos segundos acerca del factor económico que rodea a esta gran estafa. Fondos para compensar a supuestas víctimas de un inventado terrorismo de Estado; fondos para compensar a sus familias cuando se trate de desaparecidos; fondos para acallar supuestos padres que reclaman su parte; fondos para girar al exterior a víctimas que residirían fuera del país; esfuerzos para aumentar el número de desaparecidos y con ello los recursos del Estado –de la sociedad– para alimentar supuestas compensaciones; fondos para pagar a los intermediarios (a veces ocultos) las comisiones previamente pactadas; fondos para las Madres de Plaza de Mayo cuya titular tiene a sus hijos vivos en el exterior y libra decenas y decenas de cheques rechazados sin que intervenga la Justicia y el gobierno continúe con sus aportes mensuales; fondos en fin, para convertir en millonarios a progresistas que consideran al dinero como un instrumento de satisfacción política. ¿Acaso no hubo divisiones en las estructuras guerrilleras por la distribución de los dólares obtenidos con los innumerables secuestros…?

Tres objetivos fundamentales Este libro quiere contribuir a desentrañar la historia completa de la guerra desarrollada en nuestro país en la década del 70; busca rescatar la otra



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- Una

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parte de la verdad sobre lo ocurrido y hoy la ofrecemos a la opinión pública con la necesaria precisión con que debe construirse la historia. Estas páginas contribuyen a mostrar que hubo una guerra muy dura y de varios años librada por organizaciones armadas militantes y contra el Estado Nacional y sus insituciones (FF.AA., de Seguridad y las policías) y el conjunto social de la Argentina. Y conviene –aún a riesgo de iterarlo hasta el aburrimiento– recalcar que dichas organizaciones fueron estructuradas, equipadas e instruidas por la intervención directa del Estado terrorista cubano, para lo cual contó con la distracción (¿culposa o dolosa?) de las grandes naciones de la tierra y los organismos internacionales. En segundo lugar, aportamos datos casi todos desconocidos de más de setenta y cinco de los hoy “Testigos Necesarios” que están diariamente acusando en todos los juicios orales y públicos a sus vencedores de hace 30 años, aportando muchos datos a lo poco que se conoce de ellos y que, como por necesidad conceptual, queda consignado reiteradamente desde el comienzo del mismo y en cada “Caso” desarrollado. Sorprenderá al lector el elevado nivel que, como terroristas, tuvieron muchos de ellos en el texto que detallamos. Como tercer objetivo, deseamos neutralizar el permanente resentimiento de muchos de los vencidos de ayer que hoy ocupan cargos en los distintos poderes del Estado y simultáneamente satisfacer la honorabilidad de quienes sufrieron o sufren prisión como un acto de servicio –dato que no es menor pues expresa una voluntad y una formación que necesitará la República cuando llegue el momento de la pacificación real– y sobre todo deseamos contribuir al restablecimiento de aquello que es imprescindible para ser respetados como Nación: la Justicia. Aquí debemos detenernos unos segundos para sopesar el sentido de estos tres objetivos fundamentales. Buscar la verdad histórica y aceptarla sin la explotación de venganzas, será uno de los caminos que nos permitirá superar el resentimiento ideologizado, la única vía posible para alcanzar una convivencia civilizada que permitirá el funcionamiento institucional de las diferencias políticas y el respeto entre unos y otros. Entender la voluntad y estoicismo con que los perseguidos de hoy enfrentan su presente como un acto de servicio y comprender que esos valores son determinantes para la recuperación del futuro institucional de la República, significa, nada más y nada menos, que tener la clara percepción y el convencimiento de que mientras esta situación no se corrija, persistirá el impulso disociador que vive nuestra sociedad. Disociador en lo moral y espiritual pero también en el mantenimiento de la unidad territorial, hoy en verdadero peligro. Finalmente, aceptar la vigencia intelectual, espiritual y política de todo este conjunto no excluyente de realidades vigentes, será un acto de madurez que, desgraciadamente, aún no se vislumbra en el horizonte de la Patria enferma en que vivimos. Y en buena medida esto es así porque la Justicia, elemento fundamental de este apretado escenario que apenas hemos dibujado –elemento que va más allá de la concepción abstracta de su

contenido– tiene a sus hombres y mujeres encargados de aplicarla contagiados de una decadencia ya próxima a no tener retorno. Y cuando esto es así…

Título II Desarrollo

Capítulo V

A la búsqueda de los “Testigos Necesarios” Bastante antes de iniciada aquella sutil persecución a las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales en la presidencia de Raúl Ricardo Alfonsín, se puso en marcha la organización de una red de conexiones nacionales e internacionales para la detección de quienes en el pasado habían sido detenidos por las Fuerzas Legales. Poco después, se buscó a aquellos que habían sido colaboracionistas y se negoció con ellos para su intervención en lo que serían los futuros juicios orales que deberían sentenciar a quienes enfrentaron a las organizaciones terroristas. Para montar esta verdadera estructura que requirió negociaciones previas y apoyos internacionales asi como rastrear a quienes se habían instalado en el exterior con otras identidades –los que en su mayoría se negaron a cumplir con lo que se les solicitaba– se utilizó la base de datos que había formado el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) desde el momento en que Horacio Verbitsky se hizo cargo de la presidencia del organismo financiado por entidades extranjeras, especialmente la norteamericana Fundación Ford. Se acordaron los términos contractuales con los subversivos que estaban dispuestos a participar; éstos pasaron a adoptar la condición de Testigos Necesarios, habida cuenta que la mayoría de ellos estuvieron cautivos durante años hasta el final de la guerra y, además, conocieron a muchos de sus captores. Hoy se dan interesantes formas de comportamiento en los juicios pues las declaraciones aparecen construidas casi como un calco unas de otras, pese a lo cual son consideradas como una verdad irrefutable por parte de la mayoría de los jueces intervinientes. Se selecciona a los candidatos a ser procesados según hayan sido nombrados más de una vez en algún lado, ya sea por ser verdad, como por mentiras urdidas últimamente o por alguna relación de las viejas organizaciones militantes con los ex detenidos y hoy testigos necesarios. Por su parte, los fiscales, no indagan como se espera de su función y los defensores luchan por demostrar los testimonios falsos, y vanamente intentan formular preguntas demostrativas de las mentiras esgrimidas por esos “testigos necesarios”. Objetivamente, las declaraciones 35

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de éstos son rayanas en lo ridículo por varias razones: los argumentos y episodios relatados son siempre similares, todos tuvieron la suerte de poder quitarse las vendas y observar a sus captores en un descuido de éstos, pese a la eficiencia que les asignaban; todos fueron capaces de observar y reconocer el lugar donde estaban detenidos pero en todos los casos el vuelo de la imaginación tropieza con la falta de informaciones completas o datos contradictorios. Así, estos testigos confunden circunstancias y personas, mienten sobre los hechos observados y tergiversan las circunstancias, fechas y horarios; mencionan la presencia de presuntos captores pese a que éstos pudieron demostrar que se desempeñaban en otros lugares distantes –incluso en el exterior– los días y horas mencionados por estos testigos –no muy hábiles actores teatrales– son normalmente equivocados e inexactos y lo más destacable es que en muchas declaraciones formuladas años antes por las supuestas víctimas o terceros detenidos junto con ellos, surge claramente que estos actuales declarantes habían operado junto a las Fuerzas Legales de aquel entonces y en compañía de las personas que hoy acusan. Demostraciones sucesivas pusieron de manifiesto que fueron precisos y eficientes “colaboradores” de esas Fuerzas Legales y que sin su participación nunca se hubiesen logrado los cientos de detenciones que permitieron desbaratar a las organizaciones del terrorismo argentino.

La colaboración de los que cambiaron de bando Consecuentemente, puede decirse que durante esos años, la participación de los detenidos que optaron por cambiarse de bando, resultó tan destacada que sus trabajos muchas veces fueron inapreciables. En esta clase de enfrentamientos, una palabra, el simple recuerdo de la ubicación de una “casa de seguridad” que utilizaban las bandas para refugio de quienes debían apartarse por un tiempo del combate, referencias aproximadas de estos lugares que solían ser tan “compartimentados” que eran muy pocos quienes los conocían, constituyeron datos esenciales para futuras detenciones, descubrimiento de arsenales clandestinos y hasta para detectar “cárceles del pueblo” donde se ubicaban a secuestrados por el terrorismo. Los secuestrados casi siempre eran militares o policías que después podían ser asesinados o utilizados para un intercambio que nunca se concretaba, o empresarios por los que se solicitaban rescates, los cuales, encerrados bajo tierra, sobrevivían, en condiciones infrahumanas. Estos traidores se acostumbraron totalmente a su papel colaboracionista, a su nueva vida, y con el tiempo desarrollaron algo así como una gimnasia para la delación. Existían diferentes categorías: desde los simples “marcadores” que acompañaban en los automóviles a los encargados de encontrar en la vía pública a terroristas –especialmente en las ciudades más pequeñas y barrios importantes– hasta verdaderos operadores antisubver-



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v

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sivos cuya misión consistía en tomar el primer contacto con el prisionero, explicarle cuál era su situación, qué ventajas podía obtener si colaboraba y cómo le aseguraban el impedimento para que sus compañeros tomaran venganza por su nuevo desempeño. Pasando incluso por operadores de inteligencia en el exterior de nuestro país. Esta tarea no siempre resultó fácil y a veces demandó tiempo, pero siempre se alcanzaba el éxito, en particular a partir del momento en que los jefes abandonaron a su tropa militante y muchas veces soñadora de la lucha a muerte, incurriendo en la canallada más vil y demoledora que ocurre cuando se elige el camino de las armas y se entra en combate sea del lado legal o del lado guerrillero; eso es traición y no fue por razones estratégicas sino por miedo. Algunas veces se utilizaba el argumento de algunos pocos pesos, con facilidades para las familias de los traidores e incluso para salir del país con recursos y trabajo en el exterior.

Una nueva clase de “combatientes”: el “quebrado” y el traidor De esta manera apareció en la escena una nueva clase de combatiente: el quebrado, colaborador y traidor, con distintos grados de entusiasmo para llevar adelante su tarea. Documentos falsos, promesas de todo tipo siempre cumplidas, libertad de movimientos dentro de los lugares de detención e incluso trabajos externos relacionados con el tema central de la Guerra Contrarrevolucionaria, se convirtieron en una habitualidad de esa lucha cuya evolución ha sido documentada y constituye prueba irrefutable de lo que dejamos dicho. ¿Cómo se originó en los detenidos esa acción común de “delatar”, de “marcar” en la calle y “colaborar” así con las Fuerzas Legales? ¿Cómo se entiende este comportamiento que cuenta con testigos y documentos válidos que lo certifican? Hubo varias causas y formas que veremos más adelante. Su conocimiento permitirá al lector llegar fácilmente a la conclusión que este factor de la lucha apareció como una forma de beneficio tanto para los detenidos como para las Fuerzas Legales. Una vez adquirida la categoría de detenidos clandestinos, se les ofrecía alternativas de todo orden que iban desde el resguardo de sus vidas; lo meramente crematístico hasta el arrepentimiento, aunque uno de los motivos más generalizados fue la necesidad de alejar el peligro de futuras venganzas por parte de las organizaciones a las que pertenecían o pertenecieron. Esto último permitió que en varios centenares de casos los ex terroristas liberados jamás se acercaran a los estrados, al menos en forma voluntaria, aunque –como lo dijimos precedentemente– se dieron negociaciones exitosas que llevaron a muchos ex terroristas involucrados con la venganza a participar en la parodia a la que ahora asistimos y comentamos.

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Con seguridad ha sido una decisión política y doctrinariamente equivocada la que tomó el Estado para darle vigencia legal y retroactiva a la figura penal de Lesa Humanidad que no existía antes de 1998. En consecuencia, esa misma figura es pasible de ser aplicada a todos los “testigos necesarios” habida cuenta que se la hace regir para quienes combatieron a la subversión. A sabiendas, los “testigos necesarios” actuaron con plena conciencia de lo que provocarían sus actos, lo que hace abarcativa la extensión de esta figura jurídica y el principio de igualdad ante la ley. De igual forma la decisión de procesar exclusivamente a más de mil militares, miembros de las Fuerzas de Seguridad y Policiales y en muchos casos a personal civil adscripto a esas Fuerzas, –hasta a un periodista inocente– a los que se acusa de cometer esos presuntos delitos, viene a transformar la acción penal en una clara y evidente manifestación de revanchismo, es decir, en un acto ajeno y hasta contrario a la objetividad de la norma por más discutible que sea ésta. La parcialidad ideológica profundiza la anomalía que comentamos e invalida cualquier avance en la materia, avance que llegará a la prevaricación con todas sus implicancias. Vale una última consideración importante: de la lectura de antecedentes de los traidores, el lector podrá apreciar la cantidad de hechos de tipo terrorista en los que cada uno de ellos participó durante su militancia, grados y organización dentro la que trabajaba y sacar la conclusión hoy tan negada que “La Argentina vivió un guerra revolucionaria interna desatada por las organizaciones terroristas contra el Estado y sus Instituciones”… Así lo expresa la llamada causa 13 que dictó sentencia a las juntas, aunque podría señalarse –y esto deberá ser motivo de otro trabajo– que en realidad fue parte integrante de una guerra internacional librada en territorio patrio, pues debemos tomar en cuenta que las fuerzas terroristas tuvieron formación doctrinaria y militar por parte de instructores cubanos, desde donde partían subversivos a distintos países de la región, en cumplimiento de las conclusiones de la OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad), realizada en la Habana en 1967 cuando se resolvió exportar la revolución a todos los países de la región.

Funcionaron verdaderos “tribunales revolucionarios” Del análisis que ofrecemos, observamos la medida del compromiso alcanzado por cada uno de estos terroristas devenidos en traidores, pero también el grado delictual que alcanzaron aquellos que resolvieron montar y hasta intervenir en la aplicación de penas de muerte en los casos en que el traidor era detectado. Los llamados Tribunales Revolucionarios fusilaron incluso por presunción o por cometer actos menores contemplados en los códigos elaborados para regir la vida interna de las bandas. Debemos aclarar que esta tarea de traidores o jueces revolucionarios, según los casos, no se limitó a actos aislados, pues se convirtió en una rei-



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teración con lo que la responsabilidad culposa se extendió en el tiempo. De esta manera, disponer su procesamiento legal es una imposición establecida por las leyes vigentes de la República de no mediar una intencionalidad política o ideológica por parte de quienes ejercen el poder en el Estado y la Justicia.

Infiltrados en sus propias organizaciones Con toda lógica, estas actitudes colaboracionistas muchas veces colocaron a los traidores que operaron como verdaderos infiltrados dentro de sus propias organizaciones y arriesgaron sus vidas a partir de un íntimo convencimiento de lo que hacían. De por medio estaban sus compañeros que adquirían la categoría de muertos potenciales como resultado de su colaboración activa con las Fuerzas Legales. Dejamos para nuestros lectores la valorización moral de estas conductas duales, donde la lealtad se convertía en un mero y despreciable vocablo, al igual que la amistad o los vínculos afectivos, valores todos éstos que fueron despreciados y sometidos a los fines personales que perseguían. Como vamos a ver más adelante, los casos ocurridos fueron numerosos y reiterados, pero para un mejor ajuste a las pruebas que hemos obtenido mencionaremos en este tomo únicamente aquellos hechos comprobados a los que hemos llegado gracias a una documentación de múltiples alcances, pues una base substancial de este trabajo consiste en las informaciones suministradas por las propias bandas en sus publicaciones habituales como podemos ver en la bibliografía y las referencias que se detallan. Comentarios, relatos o partes de inteligencia de autoría comprobada, que daban cuenta del funcionamiento de estos Tribunales Populares con el fin de ejemplificar y disciplinar a los militantes, cualquiera fuera su categoría o graduación jerárquica. Las penas menos severas correspondían a disidencias parciales y operativas respecto de la política adoptada en circunstancias especiales, como sucedió una vez con Galimberti a quien se le restringió su capacidad de decisión y se lo trasladó de la “columna” norte que dirigía. Existe en proceso de investigación otra cantidad de asesinatos no categorizados con la necesaria claridad, circunstancia que mencionamos pues esas víctimas figuran como desaparecidas y engrosan los correspondientes listados elaborados con fines de propaganda o para explotar el negocio de los “derechos humanos” del que, como se sabe, se ignora cantidades y monto de los subsidios en centenares de miles de dólares que no son informados por la correspondiente Secretaría de Estado que, en contravención de la ley, guarda celosamente esta información. No obstante se conoce a una buena parte de parientes de desaparecidos que cobraron importantes indemnizaciones. Dichos desaparecidos figuran en documentos oficiales y sus nombres se incorporaron a los monumentos

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que los recuerdan. Aclaramos que estamos hablando de aquellos casos de militantes que fueron asesinados por sus propias bandas al ser considerados delatores o traidores, lo que permite inferir que estos acusados y condenados a muerte fueron nada más que piezas descartables, destinadas luego a formar parte de un sistema de exterminio muy sofisticado de represión interna, ya en el gobierno constitucional, a engrosar el número de “desaparecidos” con derivó en fines comerciales, lo que permite una calificación más tétrica de este sangriento escenario. De allí que la cifra de “treinta mil desaparecidos” no es gratuita, dicho esto en todos los alcances de la expresión. Ese mito de forzada instalación en el imaginario público, forma parte de una organizada propaganda que no resiste análisis. Los combatientes caídos apenas sí superan la cifra de seis mil quinientos (6.500).

Capítulo VI

Muertes y relatos de los juicios revolucionarios Entre los asesinados por las organizaciones guerrilleras mediante estos Tribunales de disciplina con sus “Juicios Revolucionarios”, se mencionan algunos con la correspondiente causa del procesamiento y otros sin esa formalidad, tal como consta en la documentación capturada y las publicaciones de las distintas bandas que hoy están disponibles al alcance de cualquier interesado. Algunos de esos muertos son: Agustín Canello (Acusado de traición) Carlos Baglieto Estela Edén de Baglieto Mario Cascotilla Agustín Chávez Miguel Pozo Zenón Sánchez (Acusado de permitir que información propia cayera en poder del enemigo). Pedro Guzmán (Acusado de indisciplina). César Groswald y Adolfo Rotblat; fusilados (Miembros del EGP (Ejército Guerrillero del Pueblo, que dirigió Jorge Masetti en Orán, Salta): fusilados. El EGP tuvo varios muertos, entre ellos el mismo Masseti cuyo cuerpo nunca se encontró, el jefe militar del grupo, Hermes Peña, miembro de la guardia personal de Guevara y capitán del Ejército cubano y Jorge Guille también caído en combate). Otros integrantes del EGP que perdieron la vida fueron: (Ver Por Amor al Odio, primer tomo, página 73, de Carlos Manuel Acuña)

Jesús Ranier (traición). José Luis Aspiazu (Ver Caso 64). Los hermanos Sabao Domínguez César Carneval (muerto de hambre). Marcos Szlachter (ídem). Diego Magliano (ídem). Antonio Paúl (despeñado). 41

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En los dos casos que consignamos a continuación, hemos considerado conveniente ampliar los detalles:

por las extremidades inferiores (...). Entre sus ropas, se encontró un documento de identidad de Fernando Haymal.

17. Fernando Haymal: Como consecuencia de la detención y muerte de Marcos Osatinsky, el militante montonero Fernando Haymal, NG: “Valdés”, fue condenado a muerte por “delación”. También se le imputó, entre otros cargos, haber provocado la caída de varios terroristas, causar el pase a la “ilegalidad de compañeros” y con su actitud “haber favorecido un triunfo político-militar al enemigo”. El caso Haymal tiene varias particularidades que lo hacen especialmente peligroso para quienes utilizan la historia (devenida en historieta) de los 70 con fines políticos y/o rentísticos. Primero, su nombre fue incluido en los nuevos listados del Nunca Más, retocados en el año 2006 por la Secretaría de Derechos Humanos a cargo de Eduardo Luis Duhalde personaje ubicado en la estructura terrorista por encima de las organizaciones armadas, conectado inicialmente con las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) y luego con Montoneros además de las otras organizaciones subversivas. Ya más cerca en el tiempo, Duhalde también intervino en la creación del Movimiento Todos por la Patria que condujo el terrorista Gorriarán Merlo, durante los años 80 y que ocupa un lugar en la historia cuando atacó al Regimiento de La Tablada durante la presidencial constitucional de Raúl Alfonsín. Según el “actualizado” listado, Fernando Haymal habría sido, entonces, víctima de las Fuerzas Armadas. ¿Cómo comprobar que esto no fue así? Pues los propios terroristas montoneros confesaron la verdad, a modo de hazaña, en su revista Evita Montonera, en octubre de 1975: “Fue ejecutado en Córdoba –decía la publicación– el delator Fernando Haymal (Valdés), en cumplimiento de la sentencia dictada el 26 de agosto por el Tribunal Revolucionario”.- Fernando Haymal no fue víctima de las Fuerzas Armadas, sino del propio terrorismo que utilizaba como método de lucha revolucionaria la organización en la que él participaba. ¿Cómo seguir comprobándolo? Pues el diario cordobés “La Voz del Interior” cubrió la noticia de su muerte informando que: “Alrededor de las 18.30, se detuvo (…) un automóvil Peugeot color blanco, ocupado por varios sujetos. Los desconocidos llevaban secuestrado a un hombre joven a quien, tras detener la marcha del coche, lo hirieron de dos balazos en el tórax. Luego, los criminales abrieron una de las puertas y procedieron a arrastrar al herido con el automóvil en marcha, reteniéndolo

18. Hilda Clara Gerardini; no era militante aunque simpatizaba con el ERP por su esposo, Ramón Ibáñez, NG: “Plomo”. El fue detenido a principios de enero en un domicilio donde estaba refugiado con él Marcelo Kurlat, NG: “Monra” Jefe de la Columna Norte de Montoneros con su hija Mariana. Kurlat era esposo de Mercedes Inés Carazzo, NG: “Lucy” a quien conoceremos en el Caso 6 de este libro –también traidora– quien ya estaba detenida en la mencionada institución naval. “Plomo” Ibáñez llamó telefónicamente a su mujer desde la ESMA, alertándola para que abandonara el lugar porque sería atacado por un grupo naval; concretamente le dice que con algún pretexto “se raje”; ella partió velozmente pero no le avisó al Monra sobre lo que iba a suceder. Se supone que esa llamada fue inducida por personal naval. El operativo se realizó de acuerdo con lo previsto y Kurlat resultó muerto durante los hechos de violencia en que derivó el procedimiento, pero su hija resultó sana y salva gracias a la arriesgada acción de un oficial de marina que logró rescatarla en medio del tiroteo y poco después fue entregada a sus abuelos. Pocos días después, Graciela Daleo, NG: “Victoria” a quien conoceremos también en este libro en el Caso 20 y quien se encontraba todavía en libertad como miembro activo de Montoneros fue quien secuestró a Hilda Clara Gerardini, la mujer de Ramón “Plomo” Ibáñez para formarle un “Juicio Revolucionario”. El cargo fue “colaborar con el enemigo y provocar la caída del Jefe de la Columna Norte Ramón Kurlat, NG “Monra” con el agregado de “No haber dado parte a la organización de la detención de su esposo por las Fuerzas Legales” El “Tribunal Revolucionario” estuvo conformado por: Jesús María Luján, Horacio Mendizábal y Graciela Daleo y la sentencia que dictó fue “muerte por fusilamiento”.

  H. Verbitsky. De La Habana a la Fundación Ford. Página 41. Ediciones Del Pórtico. Obra de este autor. 

  Comunicado de Montoneros a oficiales y aspirantes titulado “Juicio revolucionario a Fernando Haymal”. Copia en poder del autor.    Diario La Voz del Interior, Córdoba, 3 de septiembre de 1975. Copia en poder del autor. 

Graciela Daleo: La preferida de los fiscales La única integrante de ese Tribunal Revolucionario que hoy está con vida es Graciela Daleo, convertida en una habitual y muy solicitada “testigo estrella” especialmente seleccionada por las Fiscalías. Ya declaró varias veces y en el momento de redactar este libro, lo hace en el juicio oral contra miembros de la Armada por la Causa ESMA. Ese tribunal revolucionario, del que formó parte la Daleo, condenó a muerte a Hilda Clara Gerardini quien inmediatamente fue fusilada, suceso del que debe tomar conocimiento la familia de esa joven asesinada que,

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además, no era militante de esa ni ninguna organización terrorista. Este hecho, por sus especiales características y la circunstancia que una de sus asesinas además de estar en libertad testimonia ante la justicia, debe ser conocido no sólo por la opinión pública a través de nuestros lectores, sino también (y diríamos que casi especialmente), por los fiscales y jueces que escuchan sus palabras, los ex montoneros que por no pertenecer a los niveles dirigentes ignoran la catadura de quien es Graciela Beatriz Daleo, hoy acusadora implacable en los tribunales orales. Este apretado relato sirve para la calificación del personaje pero también contribuye a que se tenga una clara conciencia de quienes fueron aquellos que se abrogaron el derecho de cobijarse bajo el título de “Jueces Revolucionarios”; sin ningún mandato constitucional para matar fuera del fragor del combate y ampararse detrás de “la valentía” que otorga apuntar sin riesgo con un arma a quien está incapacitado físicamente para defenderse… y apretar el gatillo.

Su desempeño como colaboradora de la Armada Además y atento al interés político demostrado por las autoridades para revelar los entretelones e intimidades de la Guerra, debemos comentar que esta “combatiente militante” mientras estuvo detenida durante casi dos años en dependencias de la Armada, también entregó a muchos otros montoneros de los que en su mayoría no se sabe qué ocurrió con ellos. Pese a esto y demás antecedentes de quien es algo así como un personaje destacado de la subversión, hoy desempeña un rol seleccionado como “Testigo Necesario” en los enredos judiciales con los que se pretende elevar una curiosa categoría moral de los derechos humanos, pese a su condición de “doble traidora” alcanzada a costa de la vida de otros para obtener beneficios en su favor. En coincidencia con estos valores básicos vulnerados a través de un relato histórico fácilmente demostrable, es interesante que el lector –y con él la opinión pública– conozca además los detalles correspondientes al comportamiento de los otros dos “jóvenes idealistas” que junto con “Victoria” Daleo fueron los “Jueces de facto” en el “Juicio Revolucionario” que nos ocupa. Veamos:

Los otros dos “jueces” del fusilamiento • Uno de ellos fue el ya mencionado Jesús María Luján, NG: “Gallego Willy”, un militante montonero que intervino en la toma de “La Calera”, en Córdoba, el 1° de julio de 1970, en lo que fue el segundo suceso en importancia con que esta banda se presentó en público después del asesinato del teniente general Aramburu. También participó en el secuestro del ejecutivo alemán de la Mercedes Benz, Heinrich Franz Metz el 24 de octubre de



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1975, liberado luego del pago de un importante rescate. Luján llegó a ser miembro del Consejo Nacional de los Montoneros, organización en la que llegó al cargo de segundo comandante. Fue detenido durante la contraofensiva el 14 de septiembre de 1979, cuando estaba al mando de un pelotón de las llamadas TEA (Tropas Especiales de Agitación). Su cuerpo fue encontrado al costado de la ruta Panamericana. (Ver libro Los de abajo. Págs. 314 y 315). • El restante “juez” fue el ya citado Horacio Alberto Mendizá­bal, NG: “Hernán” destacado cuadro que operó en las organizaciones Tacuara, Descamisados y finalmente en Montoneros como parte de la Conducción Nacional o CN (Carolina Natalia en la jerga militante), llegó a tener responsabilidades como Secretario Militar y Comandante del “Ejército Montonero.” También era conocido por varios sobrenombres, especialmente “Mendicrim o Lauchón”. En agosto de 1975 fue detenido en Córdoba donde demostró su peligrosidad al lograr fugarse. Mendizábal, posiblemente el terrorista más inteligente de esos años, fue el coordinador inicial del vínculo logrado entre los montoneros con la OLP (Organización para la liberación de Palestina) en la época que su fundador Yasser Arafat, era el comandante superior de esa organización terrorista para occidente –y que al momento de esos viajes de contacto a los que nos referiremos varias veces– tenía en su carta orgánica como objetivo básico la aniquilación del Estado de Israel. Esa coordinación tuvo por finalidad enviar a Palestina la mayor cantidad posible de militantes montoneros para ser entrenados por la OLP en sus campos de adiestramiento con instructores especialmente seleccionados. A cambio los terroristas argentinos proveyeron una planta para la fabricación de un explosivo inventado y desarrollado en nuestro país por los químicos montoneros quienes se iniciaron confeccionando explosivos elementales y llegaron a un producto de altísima calidad. Se trataba de un explosivo (exógeno o C2) que después fue utilizado por la OLP en muchos atentados cometidos durante la década del 70 y comienzos de los años 80 en Europa. Mendizábal reapareció durante la Contraofensiva del 79 cuando su principal tarea consistió en dirigir las transmisiones de radio “Liberación” hasta que fue detenido el 19 de septiembre de 1979 en el supermercado “Canguro”, de Munro. (Ver libro La Memoria de los de Abajo, Roberto Baschetti, Vol I y II, De la campana, Campana de palo, 2007 págs. 43 y 44). FUENTES: Ver Revistas de la militancia. • Ver Argentina y sus Derechos Humanos Ed. Libertad 1978 de José Luis Aspiazu.

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• Ver Norte-Chaqueña del 01/06/03 Informe Especial de Mario Vidal. Zapata Soñéz Reynaldo Amalio. • Ver “Por amor al odio” –capítulo sobre la Aparición del Ejército Guerrillero del Pueblo. De Carlos Manuel Acuña. Ediciones Del Pórtico. • Ver B1 (Revista Vitamina para la Memoria de la Guerra en los 70) Año III – Nº 11 en Pág. 13 Correo de lectores - Carta de un terrorista a la Revista B1, entre otras cosas habla de una Operación Gallina (Aspiazu, J. L.) y Operación Buchón (Zapata Soñéz), donde Montoneros fusila a estos integrantes de su organización por delación como veremos más adelante.

Capítulo VII

La “distracción” de los políticos y de los jueces

Condenados no ejecutados Los nombrados a continuación fueron “Juzgados en ausencia” por los Tribunales Revolucionarios” y condenados a muerte; sus nombres fueron anotados en listas donde se fijaban las siguientes indicaciones: “… A ser ejecutados cuándo y dónde se los encuentre”. La causa fue, en términos generales: “Por acciones de abandono de la tropa militante o traición” ellos fueron: Rodolfo Galimberti Juan Gelman Roberto Quieto Pablo Fernandez Long Roberto Mauriño Julieta Bullrich Claudia Genoud • Ver: Revista Evita Montonera Nº 8 y causa 13. • Ver: Código de Justicia Revolucionario de 6 Capítulos y 52 Art. Publicado en la Revista Evita Montonera el 04/10/75.

Los puntos a dilucidar son ¿Quiénes ordenaron esos asesinatos?… Un Juicio Revolucionario ¿Tenía valor legal? Los fusilamientos ordenados por esos tribunales… ¿No implican la figura delictual de Lesa Humanidad, aplicable a los responsables? ¿Fue una acción sistemática o prevista para ser aplicada metódicamente? ¿No existe una normativa que permita el procesamiento?… ¿Qué información se les suministró a los parientes de los muertos acerca de sus decesos? ¿Se les dio datos falsos para acusar como responsables a las Fuerzas Armada, de Seguridad o Policiales? ¿Cuántos de estos familiares cobraron indemnización por sus muertes? ¿Hablamos de una guerra o de una representación mediática de actos políticos continuadores de esa misma guerra por otros medios y a cargo de los mismos “jóvenes idealistas”? ¿Podemos hoy simplificar el desarrollo de esa gravísima guerra internacional desplegada aquí entre el Estado con sus Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales que defendían a una civilidad agredida y enfrentada por estructuras armadas con la finalidad de hacerse del poder total…? ¿Puede esa simplificación limitarse a la aclaración de las falsedades relatadas de tal manera que permitan la persecución de las Fuerzas Legales por los mismos tribunales que el enemigo estaba dispuesto a suprimir…? ¿Puede creerse entonces que fue la sociedad toda que resolvió un buen día realizar una campaña de exterminio por razones arbitrarias jamás explicadas…? El Poder Judicial está en condiciones de dar una respuesta a estos interrogantes, pues sobran las pruebas que están en su poder o a su disposición, pero falta la vocación política para utilizarlas y el valor cívico para hacerlo. Por añadidura denotan un sometimiento no explicitado a la doctrina llamada justicia transicional, que consiste en un amoldamiento a esta forma de actuar promovido por sectores de poder en el orden internacional. Lo sintetizado en este libro es parte de las “Historias no difundidas de la Guerra Revolucionaria de los 70 vivida por la Argentina”. La excepción la constituyen los libros elaborados por investigaciones como las que permitieron éste y que jamás fueron desmentidas. También parte de la gran cantidad de publicaciones de ex militantes a las que nunca se recurre, 47

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planteándose la contradicción de que en los mismos juicios realizados contra las Juntas Militares, se reconoce expresamente que hubo una guerra aunque se diluyen las explicaciones sobre el por qué, en el banquillo de los acusados se coloca a quienes reprimieron por orden de un gobierno constitucional pero se exime a quienes precisamente iniciaron esa guerra e incluso lo reconocen en sus libros en donde se vanaglorian de sus actos. Esta carga contradictoria prevalece sobre todo este proceso que analizamos, incluye de manera reiterada el interrogante que comprende al tema de los “tribunales especiales” y sus “juicios revolucionarios” y lo que surge con un calificativo sobre la insistente “distracción” de las dirigencias políticas y partidarias, que con las escasas excepciones que se destacan en este barroso escenario, o no toman posición o literalmente pasan por alto estos componentes del conflicto. Por citar algunos ejemplos casi tomados al azar, nos preguntamos: ¿Acaso los ejemplares 8 y 13 de la Revista Evita Montonera no relatan con la suficiente pulcritud los casos de los “colaboracionistas” sentenciados a muerte…? Por consiguiente corresponde preguntarse una vez más los motivos determinantes de este silencio sostenido durante tantos años y cabe entonces el intento de elaborar respuestas posibles que deberían estar a cargo de la Justicia. Más allá de una simple sugerencia, todo indica que existe la intención de negar su existencia y descalificar absolutamente las acciones militares de esa época, como una Guerra Antisubversiva, como un hecho real sucedido en nuestro país contra un agresor concreto, estructurado, con rangos, códigos, normas y reglamentos, e ignorar aviesamente que hayan existido las autoridades constitucionales con nombres y apellidos que discutieron y pensaron y terminaron llevando al Estado –ante la situación de agitación creciente– a la utilización todos los resortes establecidos por las leyes en vigencia para enfrentar a quienes explicaron de manera expresa que su acción política armada tenía la finalidad de apoderarse del poder mediante el uso de la fuerza y que una vez alcanzado ese objetivo, modificarían y aplicarían otra Constitución Nacional no sólo ajena sino contraria al sentir de las mayorías. En consecuencia, con justa y objetiva razón podemos señalar que esta secuencia de hechos y circunstancias con la que se castiga a quienes cumplieron con lo estatuido por la ley y los valores políticos, es la resultante de una minuciosa revancha ideológica que, además, conlleva en su instrumentación un negocio que busca beneficios crematísticos y de cualquier otra naturaleza a una de las partes involucradas en este conflicto. También podemos orientar nuestras reflexiones hacia el terreno de los intereses estratégicos y geopolíticos que sobrevuelan la región, pues existen extrañas coincidencias que corren paralelas a lo que ocurre en la Argentina. Colombia, por ejemplo, pese al respaldo constitucional y político con que sus Fuerzas Armadas combaten contra el narcotráfico, registra 1.800 militares presos de diversas jerarquías, acusados en su mayoría de



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atentar contra los “derechos humanos”, como si estos pudieran contemplarse en pleno fragor de la lucha y en cumplimiento de expresas misiones impartidas por las autoridades legítimas. La tarea militar colombiana es tan exitosa que además de recuperar territorio en manos de la narcoguerrilla, logró desplazarla, reducirla y descendió a Colombia al quinto lugar como “exportadora” de cocaína. Ahora el primer puesto corresponde a la Bolivia de Evo Morales, el segundo a México, el tercero al Perú y el cuarto a la Venezuela de Chávez. El lector sabrá decir donde está la Argentina. En el Congreso latinoamericano organizado por UNO América en septiembre de 2009 con sede en Buenos Aires y Montevideo, quedo en claro que esta era una estrategia regional organizada por el foro de San Pablo para desarticular a las Fuerzas Armadas de la región. Los países menos afectados por tal situación eran en ese entonces Chile y Brasil, “casualmente” presididos por líderes socialistas.

El negocio de los “derechos humanos” A esta altura de nuestras reflexiones, es necesario volver sobre el “negocio” varias veces millonario en dólares de los llamados “derechos humanos”, que ya no ofrecen dudas sobre una corrupción organizada y sistemática entre los responsables del Estado y las estructuras reconocidas como representativas de este tema, interesadas en ampliar las denuncias para lucrar con ellas y mantener las tensiones políticas en un reciclaje incalificable e interminable. Tanto, como para destacar que sólo se atienden pecuniariamente los reclamos de las familias de quienes dicen ser víctimas del aparato bélico del Estado y no las de aquellos que cayeron a manos del terrorismo. Obviamente, en este supuesto caso, el manejo de los “resarcimientos” sería diferente y los “intermediarios” no lucrarían con los beneficios sistematizados, según surge del avance de las investigaciones. Las cifras hablan por si solas. Organizaciones civiles hablan de más de 18.331 victimas del terrorismo (a septiembre de 2011 según censo de CELTYV), cuyos parientes no recibieron resarcimiento alguno; a la inversa y acorde con la ley 24.411 ya se han contabilizado más de 4.000.000.000 U$S (cuatro mil millones) destinados a parientes de los terroristas que cayeron durante la guerra. Al respecto, podemos añadir que este tópico de la guerra que se prolonga a través de acciones como la que sintetizamos, posee aspectos colaterales como es el intento de ocultar la importancia que tuvieron los “colaboradores, quebrados, arrepentidos, recuperados o traidores” para acortar la duración de la guerra y la consiguiente derrota de las organizaciones a las que pertenecieron, lo que forma parte de los acuerdos económicos y políticos para lograr su comparendo ante los estrados judiciales. Los Testigos Necesarios o “Estrellas” como los llamamos a menudo, están especialmente instruidos –entrenados, diríamos– para la teatraliza-

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ción de su cometido bajo la orientación de determinados niveles de las organizaciones terroristas y los coordinadores de juicios designados por la Procuración General, la Secretaría de Derechos Humanos y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) que dirige Horacio Verbitsky… Ver Parte III de este libro.

“El terrorista no busca ganar sino persistir…” La pregunta es ¿por qué no formular una denuncia a partir del cotejo de sus declaraciones consignadas en todas las causas abiertas en el país? ¿Por qué no actuar si la realidad de los hechos está descripta por los mismos militantes, combatientes o sus biógrafos en sus libros o escritos producidos cuando el gobierno constitucional de Menem ya había echado su manto de pacificación sobre el pasado? Igualmente, se podrían utilizar los pasajes de aquellos libros cuyos autores, muchos de ellos, casi un tercio fueron ex terroristas, quienes decidieron expresar y dejar en claro que habían sido reales combatientes y no simples “jóvenes idealistas”. Es verdad que los libros más serios salieron cuando a mediados de los noventa, durante el gobierno de Menem, los ex militantes y/o cercanos adherentes creyeron que “la cosa se había acabado” y debían contar la verdad de la guerra y porque la hicieron de forma de no quedar como “imberbes jóvenes idealistas”. Hay muchos títulos, algunos de los cuales los pueden encontrarse en el final de estas páginas donde mencionamos la bibliografía sugerida para los lectores dentro de la que esta la utilizada para este libro. Vale por último recordar la simple cita de la Revista La Nación en su artículo “Paranoia” de Juan Villoro, del 30/08/08 en Pág. 30: “… A diferencia de otros combatientes, el terrorista no busca ganar sino persistir. Su estrategia no es el triunfo sino el daño. Uno de sus recursos básicos consiste en infiltrar al enemigo para afectarlo en mayor proximidad. Por eso el combate del terrorismo implica una doble defensa: contra el adversario y contra los compañeros que pueden estar a su servicio. En esta encrucijada nada es tan difícil ni peligroso como creer en alguien…”

La arbitrariedad jurídica Lo que dejamos escrito en esta primera parte no son simples detalles de un problema que prolonga las consecuencias de la guerra hasta nuestros días y que seguramente la extenderán en el tiempo con el consiguiente deterioro institucional y político del país. Esto es así por la extensión de las fallas legales que caracterizan a los juicios llamados de “Lesa Humanidad” en los que, arbitrariamente, se ha extraído a una de las partes de los anticonstitucionales procesos legales



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que se han instrumentado. Esa arbitrariedad consiste, nada más y nada menos, que en suprimir las complicidades –voluntarias, expresas y reconocidas– de quienes fueron colaboradores necesarios para el desmantelamiento de las organizaciones terroristas, cualquiera fuesen sus nombres o siglas, y que una vez cumplida esa tarea que de alguna manera u otra les salvó la vida y el futuro, en muchos casos se han vuelto en contra de sus benefactores o simplemente, han eludido sus responsabilidades. Lo que escribimos en estas páginas habla de la vida y de la muerte de miles de personas y pretende, entre otras cosas, puntualizar este aspecto de la tragedia histórica vivida por una Argentina que permanece elegida como blanco preferido de la crueldad política.

Capítulo VIII

“…Los que están vivos es porque colaboraron…” (Expresiones de Hebe de Bonafini)

A continuación, el lector, sumando a las informaciones obtenidas a lo largo de este trabajo, encontrará una sucesión de respuestas no excluyentes a los interrogantes que persisten acerca de cómo es posible y por qué los jueces sentencian en los distintos casos y casi por unanimidad de la manera en que lo hacen, y junto con los fiscales incurren en el enorme riesgo de sufrir las consecuencias por haber cometido el delito de prevaricación. Si bien sobrevuela en todo estos procesos el interés de avanzar luego civilmente a favor de los querellantes, éstos –o más correctamente expresado, quienes los dirigen– además de haber armado la trama con el tiempo necesario para cubrir todos los aspectos de este insólito proceso, también desarrollaron con inteligencia una intensa propaganda para favorecer ante la opinión pública los resultados buscados. Más aún, podemos señalar que sin esa propaganda exitosa no se hubiera adoptado un rumbo histórico y político que hoy intentamos desentrañar. La ausencia de una acción en contrario incorpora una importancia adicional de igual o mayor peso que merecerá un análisis por separado, para lograr una respuesta demorada aunque no resulte exacta al interrogante que sí es perfecto: ¿Puede modificarse artificialmente la verdad sobre el derrotero histórico y en oposición a la realidad…? Si es afirmativa, al menos cabe plantearse ¿hasta dónde es cierta la concepción generalizada de lo que fue y es el mundo y cuál ha sido la real evolución de la humanidad? En nuestro caso, cualquiera fuese la evolución final de este problema y aunque esa evolución implique una reversión integral de lo que sucede, al margen de la desazón que este asunto ya ha generado, también es una circunstancia que dejará su huella en la consideración histórica de toda una época. Problema que merece un intenso trabajo de prospectiva, en un intento de acercarnos al futuro para corregir lo que haya que corregir, tarea que en la Argentina de hoy suena a imposible porque sus instrumentos también han sido desmantelados. De allí que la reconstrucción de la República, la 53

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reimposición de los valores permanentes y el sentido de pertenencia, será un trabajo, una empresa de proporciones notables y desafiantes.

Definición de traidores y la aparición de dos líneas Dice Ana Longoni en la Introducción de su libro Traiciones, página 11: “En un programa de Mirtha Legrand, Hebe de Bonafini dijo “…Los que están muertos eran todos los héroes, los que están vivos es porque colaboraron…” y después lo reiteró en una conferencia de prensa, según señala Graciela Daleo, sobreviviente de la ESMA, en su libro “Nosotros además somos testigos” y en entrevista a la revista Milenio, marzo del 2001, pág. 115. La definición simple de “Traidores” no es precisamente bienvenida en parte de los actuales “testigos necesarios” que actúan en la mayoría de los juicios y, por lo tanto, han surgido como casi siempre sucede en este asunto de profundo carácter ideológico, dos grandes líneas. Una primera da por aceptado la extendida sospecha sobre los sobrevivientes que dice que todo “desaparecido reaparecido” es un “traidor, un marcador, un buchón o un doloso quebrado moral de la militancia”. Este primer encuadre llevó incluso a la Asociación de Madres de Plaza de Mayo a sugerir que un desaparecido reaparecido “No es víctima del aparato represivo del Estado sino sospechoso de complicidad con él”. La segunda línea ante la reacción colectiva originada por la aseveración popular sobre los traidores, es la aparición de otros sobrevivientes que ya hoy son aceptados y bienvenidos en los juicios como “testigos estrellas”. Son los que participaron en forma individual o colectiva mostrando su verdad y quieren demostrar que ellos mismos han logrado pugnar por hacerse escuchar. Asumen el papel de víctimas y se muestran, a veces, como desaparecidos que reaparecieron. Esta circunstancia originó una seria discusión en el seno de las organizaciones de derechos humanos donde también se abrieron dos grandes líneas: una por la aceptación, porque favorece el desarrollo de los juicios y a la inversa; otra que cuestiona de distintas maneras la entrega de tantos militantes a cambio de la vida de a quienes catalogan como verdaderos “traidores”. En el medio, vibra la cuestión financiera del “negocio reparador.” Dentro de estas dos corrientes, las organizaciones de derechos humanos aún tratan de decir en las instrucciones para sus “testigos estrellas” que no se autoinculpen como militantes y nieguen que estuvieron encuadrados en las estructuras terroristas. De esta manera quieren que aparezcan solamente como “jóvenes idealistas” sometidos a crueles tormentos que no les dieron alternativas para resistir. Esta posición se basa en la necesidad de no admitir el reconocimiento de la participación de muchas de las víctimas del Estado en alguna de las formas de terrorismo o de violencia política de aquellos años. Es por eso que se busca reivindicar la figura del desaparecido como víctima inocente.



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Por tal motivo las defensas de los actuales acusados deben soportar verdaderas patrañas legales ante el encuadre que se hace de los presos políticos como delincuentes de Lesa Humanidad, una figura jurídica, repetimos, desconocida en el momento de los presuntos hechos.

Los testigos necesarios A partir de la causa 13 (o Juicio a los Comandantes de las Juntas Militares del Proceso de 1976 al 83), el Estado dejó de lado las pruebas científicas para darle relevancia exclusivamente a los dichos de los testigos, como bien lo evidenció el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) con su labor. Ahora bien, estos testigos de cargo que revisten la condición de víctimas, amparados por la jurisprudencia con la figura del “Testigo Necesario” originada en dicha causa, aunque se los considere víctimas, no ocupan el rol de víctimas inocentes y éste es un punto importante a dilucidar en el futuro judicial argentino cuando llegue el momento de que estas causas sean vistas a la luz de una justicia equilibrada. Esto debe ser así porque ellos fueron, en muchísimos casos, los responsables de provocar la acción de los agentes del Estado y por lo tanto no son ajenos a los hechos: los provocaron. Esta situación, donde el testigo de cargo es testigo y víctima a la vez, afecta directamente el derecho de defensa, pues frente al imputado aparece un testigo que, protegido por los recaudos que les son propios a las víctimas, invalida a la defensa para interrogarlo con la debida profundidad, como lo haría con un testigo común como forma de asegurar el amplio ejercicio de la defensa. El resultado es que el testigo absolutamente protegido desconoce límites para falsear la realidad de los hechos.

El armado de las denuncias dirigidas por Firmenich, Haidar y Montoto La lectura crítica de las denuncias formuladas a lo largo de estos treinta años, evidencian un armado minucioso con el fin de avanzar en las ansiadas sentencias. Esto queda demostrado mediante múltiples testimonios coordinados entre sí, y cuando las acusaciones resultan insuficientes, aparecen nuevos testimonios para satisfacer los buscados resultados penales. Sin dudas el primer armado de denuncias, como ya ha sido reconocido por Osatinsky, se hizo para la conferencia dada ante la Asamblea francesa el 12 de octubre de 1979, en París, hecha por tres ex detenidas de gran capacidad intelectual; militantes que liberadas en su momento por la Armada, viajaron a Europa donde fueron ayudadas a preparar esa denuncia.

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En el armado de denuncias a lo largo del tiempo, para el caso ESMA, colaboró mucho el libro de Gasparini “Montoneros final de cuentas”, donde el autor ofrece una explicación de lo ocurrido en ese viejo instituto naval en varios casos que incorporaron numerosos y hasta pequeños detalles. Ese libro sirvió hasta tal punto para dar coherencia a los argumentos de la militancia, que con referencia a ese texto se habla de una “dirección de libreto”. Así, se sabe que entre los delatores liberados existió una excelente coordinación aunque la sinceridad de algunos de ellos los llevó a señalar que en Europa esa tarea estuvo principalmente a cargo del “Turco” René Haidar y Mario “Pascualito” Montoto, ambos miembros de la Conducción Nacional de Montoneros en Europa quienes, a su vez, reportaban a Mario Firmenich sobre los avances logrados.

Baltazar Garzón se suma al negocio Esta tarea que tenía en la mira a la ESMA y si era posible a otros Lugares de Reunión de Detenidos alcanzó un importante grado de perfección en la investigación denuncia y pedido de extradición de decenas de militares argentinos desde Madrid por el Juez Baltazar Garzón, en el año 2005. En ella se describió una coherente y detallada sucesión de hechos, acciones, temas y títulos respecto de ese lugar de detención que parece que hubiese vivido personalmente la experiencia a las que se refiere. Garzón, ahora suspendido por la Justicia española, logró esto último luego de muchas reuniones con varios “traidores” a sus compañeros de militancia ya liberados y viviendo en Europa y otras personas vinculadas con la subversión argentina. Miguel Bonasso dio una clara y creíble versión de cómo se difundían hechos y circunstancias a través de los medios. En efecto, en su declaración dada el 29 de noviembre de 2000 ante el juez Bonadío en el marco de la causa Chacras, preguntado para que diga ”… de qué fuente extrae la conclusión que Conrado Gómez fuera secuestrado por el Grupo de tareas 3.3 de la ESMA? Respondió:”… tomo conocimiento de esta circunstancia a través de diversos testimonios de detenidos en la ESMA, el testimonio de Gómez Miranda en el libro HIJOS, del propio Gasparini en sus artículos recientes del diario Clarín y de causas judiciales…”. Este ejemplo puso de manifiesto que una vez armado el discurso se lo retroalimenta desde las mismas fuentes y sólo se cambia al interlocutor que lo repite cómo propio. También Mario Villani a quien describimos en el Caso 63, en su declaración ante los estrados del Tribunal Oral Federal (TOF) Nº 5, confirmó que el listado que él posee es el producto de: “… largos años de investigación de En la jerga de la organización se denominaba “Carolina Natalia” a la Con­ ducción Nacional de Montoneros. 



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parte nuestra… es como un trabajo colectivo… es muy difícil que una persona aislada pueda reconstruir tanto dato, más en las condiciones que cada uno de nosotros tuvo que vivir estos hechos…”. Por otra parte Graciela García, descripta en el Caso 23 reveló lo que resulta obvio en el armado de las denuncias, desde el comienzo de las detenciones cuando sostuvo algo parecido a que: “…cuando volvíamos o cuando nos juntábamos nos contábamos todo lo que oíamos para ver qué era cierto y que no…”. Así también, tanto Milia de Pirles, a quien describimos en el título III, Caso 41, como Villani confirman el reemplazo del trabajo que le es propio a la justicia, es decir la reconstrucción objetiva de los hechos a partir de testimonios imparciales. Lo que evidencia Villani es que existe una reconstrucción previa, de allí la permanente referencia al “nosotros”. Por lo tanto, los testimonios lo único que hacen es recrear esta reconstrucción comprometida, que no ha sido realizada con las garantías de imparcialidad necesarias que debe exigir el Estado, pues ya sin dudas y con una fuerte tendencia, prima el deseo de muchos de los testigos necesarios de privilegiar la imposición de venganza al ejercicio de la justicia o por lo menos donde la Justicia debería notar que se está ante un gran armado escénico que tiene más de conspiración militante –como en los comienzos de los años 70– que de investigación jurídica para establecer justicia. Estos manejos explican, como el nombre de un simple oficial de la Armada, de baja jerarquía y mucha inteligencia a quien Gasparini quiso comprometer y del que no había referencia previa de su presencia en la ESMA, haya tenido difusión internacional y fuera empleado por todos los testigos en testimonios brindados en diferentes países cuando aún no existía Internet. El particular ingreso de este oficial en el circo de denuncias permanentes, fue consecuencia de la acción sistemática de Gasparini y tal circunstancia confirma que la repetición de un dicho o la puesta en escena de una persona por uno o más testigos, no es indicio que éste sea verdadero. El artilugio en este o en muchos otros casos –en desarrollo en los juicios de todo el país– es colocar un nombre y luego pasearlo como consigna militante y a partir de que el conjunto de testigos del juicio que sea; tomó conocimiento que existía un señor con tal nombre y apellido, fuese quien fuese, si era o no era tal no importa, ya está puesto. Así es como puesto un nombre en el escenario adecuado, además de asignársele una identificación también se le asigna un rol y los correspondientes delitos. Resulta claro que la expresión “nos hemos enterado”, está repetida y hace evidente la presencia de la primera persona del plural “nosotros”, es decir, “la militancia”, a la que están atadas sin dudas las declaraciones en todos los otros juicios orales y a las que distintas defensas acusan y señalan como clara referencia del armado de las causas. De igual forma aparecen imputaciones de nuevas personas con el pasar del tiempo, cuando se hace poco creíble que 25 ó 30 años después de los hechos

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hayan surgido nuevos imputados inventados por esta coordinación evidente y concreta, y lo más grave, con la aceptación de los Fiscales federales. En esta coordinación no es ajeno el fuerte apoyo gubernamental mediante múltiples ayudas para consumar una nueva “Represión Estatal” más moderna, sutil e inteligente, encubierta y mediante el uso de jueces utilizados, presionados o sumisos, sólo para cobrar venganza.

¿Yo militante…? ¡No…! Durante el desarrollo de los juicios en los Tribunales Orales Federales –TOF´s– de todo el país, las querellas impusieron el cuestionamiento a las defensas de los acusados de ejercer el derecho a interrogar libremente a los Testigos Necesarios, –también llamados en este libro “Testigos Estrellas”– sobre su militancia en las organizaciones armadas de la década de los setenta. Habida cuenta que tal reconocimiento, dada las garantías jurídicas actuales, no incrimina en absoluto al testigo, cabe preguntarse: ¿Por qué existe esa prevención? La respuesta es simple: los querellantes prevén que en el futuro, cuando estas causas sean revisadas sin las presiones que ahora existen o bien si en algún momento y a los mismos efectos llegaran a instancias internacionales, donde el terrorismo es llamado como tal y donde las acciones de las organizaciones armadas que eliminan poblaciones con fines políticos quedan incursos en crímenes de lesa humanidad sin tiempo de extinción, sus clientes, es decir, los terroristas de los setenta, difícilmente puedan superar los escollos legales. Por otra parte es fundamental para los objetivos del revanchismo histórico poder transformar, por medio de las declaraciones, un conflicto armado en una persecución política, por ello es importante entre otras cosas que la mayoría de los testigos nieguen su vinculación con Montoneros o por lo menos con estar encuadrados realmente en las estructuras de ésa u otra militancia. Es decir que desconocer e ignorar la militancia de los testigos necesarios o, entre nosotros, testigos estrella, afecta el derecho a la defensa. En primer lugar, establecer dicha condición y reconocerla como tal pone en crisis el supuesto de la inexistencia de un conflicto armado, encuadre correcto de lo acaecido en nuestro país. Justamente esta concepción jurídico –política impulsó y privilegió el uso del Código Penal por sobre el Código de Justicia Militar para entender en un conflicto armado, violando así el principio de aplicación de la ley más benigna y del Juez Natural en perjuicio de los imputados. En realidad el Código de Justicia Militar tiene siempre penas más severas cuando se trata de delitos demostrados, por lo que en la parodia judicial contra las integrantes de las fuerzas legales se ha utilizado una mezcla de dichos códigos con los que se alcanzaron las graves sentencias aplicadas.



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En segundo lugar, contribuye a una justa evaluación de los dichos de los testigos necesarios –o estrellas– en beneficio de la búsqueda de la verdad, pues la condición de militantes de éstos los distingue de la gente común y consecuentemente de los testigos comunes, normalmente ajenos a los hechos y despojados de todo tipo de intereses. En tercer lugar, conocer su militancia permite también tener presente que las conductas aprendidas en los setenta se encuadran en ciertos parámetros que se conservan aún hoy en los organismos de derechos humanos a la hora de imputar, distribuir delitos y achacar responsabilidades entre los procesados.

La opinión de Firmenich y una incógnita sobre Roberto Quieto Veamos algunas aseveraciones de dos jefes de la guerra de esa época. Primera: La de un duro del conflicto, Caparrós, coautor de una serie de libros que sintetizan aspectos importantes de la confrontación, donde pondera y resume el comportamiento de quienes se decían combatientes por la democracia y objetivos superiores. Lo singular de sus expresiones en esas ediciones de cinco tomos y en el artículo que motiva esta parte del trabajo que llega a nuestros lectores, es que reconoce que hubo una guerra, un enfrentamiento cruento, extremadamente violento que debatía la suerte de la República. Martín Caparrós se deshace en insultos contra el general Luciano Benjamín Menéndez (como veremos más adelante), y quienes integraron en ese entonces el Tercer Cuerpo de Ejército del que era su comandante, conceptos que por inercia traslada a los soldados del presente. Pero lo importante de su artículo no son sus insultos sino que reúne una verdad a toda voz, que no fue aceptada ni por el fiscal ni por quienes integraron el tribunal de marras y esa verdad es el reconocimiento pleno, cabal, expreso y contundente que hubo una verdadera guerra, que la parte sublevada quería conquistar a sangre y fuego el poder de la República, y que en consecuencia, lo que hicieron Menéndez y demás soldados, los hombres de las Fuerzas de Seguridad y las policías, fue defenderla, combatir contra esa delincuencia desatada, asesina, responsable de matar hombres, mujeres y niños, de secuestrar, asaltar y robar en nombre de una ideología que ahora quieren reivindicar mediante la persecución que se realiza contra los hombres de uniforme de aquella época. Segunda: De una entrevista realizada por Felipe Pigna a Mario Firmenich, el máximo Comandante de Montoneros, la que sirve para sacar conclusiones respecto de si esa banda era una organización armada de corte terrorista, o si era un grupo de jóvenes idealistas, y también cuáles eran sus condiciones como militantes de una organización político-militar; sigamos la entrevista atentamente:

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FP ¿Cómo surge la organización Montoneros? MF: “La Organización Montoneros fue la fusión de un sinfín de grupos preexistentes. Grupos que militaban en la Juventud Peronista de fines de la década del ’60. Había un denominador común en muchos de esos grupos de nuestra generación. Cuando digo “nuestra generación” me refiero a nuestra generación de la Juventud Peronista. “Después, con el tiempo se dio lugar a la Teología de la Liberación, un asunto que para esa época no estaba localmente instalado, aunque si se debatía el impacto residual del Concilio Vaticano II y de las encíclicas de Juan XXIII y luego de Pablo VI. En el caso particular del grupo al que yo pertenecí, que era el grupo que constituimos con Abal Medina, Carlos Maguid, Emilio Maza, Carlos Capuano Martínez, Norma Arrostito, y otros, este grupo venía de la revista Cristianismo y Revolución, en particular. Se había nucleado alrededor de una figura que estaba liderando, un carismático y un referente de este pensamiento como el cura Mugica, que había tenido como referente, y primer conductor organizativo a Juan García Elorrio. Alrededor de la revista Cristianismo y Revolución se generó una propuesta que dio lugar a un proyecto político organizativo que se llamó primero “Comando Camilo Torres” e inmediatamente, al poquito tiempo, cambió el nombre por “Comando Peronista de Liberación”. Este es el origen de la organización. Hubo muchos grupos que tuvieron vinculación con esta propuesta en el interior del país, pero como ya era un organismo clandestino no era fácil dejarlos acceder sin vulnerar la inteligencia que nos protegía. (Nota: Firmenich oculta –tal vez lo ignoraba– que del “Cordobazo” participaron los llamados “Sacerdotes del Tercer Mundo” que realizaban su Segundo Encuentro Nacional en Colonia Caroya, Córdoba, y ya impulsaban abiertamente la denominada “Teología de la Liberación.” La que comenzó a difundirse a fines de 1968, luego del Congreso Episcopal Latinoamericano efectuado en Medellín – Colombia. Ver Por Amor al Odio, Tomo I, de este autor. Editorial Del Pórtico.

FP ¿Cómo se decide el pase a la clandestinidad? MF: Cuando Perón se muere no había más que esperar que esto ocurriera. Y todos sabíamos, por la lectura de la historia, que cada golpe de Estado era más sangriento y salvaje que el anterior. Duraba más tiempo que el anterior. “De modo que lo único que podíamos esperar con la muerte de Perón y con el poder en las manos de Isabel Perón y López Rega era que llegara el momento del golpe de Estado. Además, se esperaba que esto fuera muy pronto. Cualquier hombre de la calle podía decir en aquella época que Isabel no iba a durar tres meses. De



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modo que antes de esos tres meses nosotros decidimos preservarnos pasando a la clandestinidad. Y esto fue un grave error estratégico, un error político. Aquel hecho del 1° de mayo de 1974 se agudiza con el pase a la clandestinidad”. FP ¿Cómo se llega a sumar las FAR a Montoneros? MF: En los años ’70 había múltiples organizaciones. Organizaciones que nacieron como peronistas, otras que nacieron como marxistas leninistas, un partido comunista armado, otras con posiciones maoístas y otras con posiciones trotskistas. Y surgió una con una posición intermedia de naturaleza guevarista que eran las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). Roberto Quieto era el máximo referente de las FAR. Las FAR luego de un corto proceso de existencia como organización pública, a través de un debate interno, define como tesis central el tema del nacionalismo popular revolucionario. Su dirigente máximo en ese entonces era Olmedo, que murió en un enfrentamiento en Córdoba poco tiempo después. Olmedo desarrolló esta tesis de que la estrategia y la identidad política del proceso que requería una formación social era de naturaleza nacionalista-popular-revolucionaria. Y que el movimiento político y social que expresaba en la realidad concreta este pensamiento era el peronismo. De modo que las FAR convergieron en peronistas. Se dio un proceso de fusión de organizaciones en el cual las organizaciones eran convergentes en la medida que había mayor afinidad política. Las FAR convergieron más tardíamente al peronismo y, en ese sentido, fue la última organización que se fusiona dentro de la organización Montoneros. El máximo referente de esa organización, Roberto Quieto formó parte de la conducción integrada de algunas organizaciones. Si bien no era el número uno de la organización integrada FAR-Montoneros –era el número tres–, aunque públicamente por ser el uno de FAR, era como si fuese el Nº 2 y tuvo una significación política importante en los años ’73 y’74. FP ¿Qué impacto tuvo la muerte de Quieto? MF: Fue un impacto político y emocional muy fuerte para nuestra fuerza. Nuestra fuerza en su ideología tenía como un elemento significativo el tema del “hombre nuevo”. No era sólo una sociedad nueva, un cambio de estructura, un cambio de marco jurídico o un mero cambio de propiedad de los medios de producción; se trataba de una sociedad nueva también culturalmente, espiritualmente. Una sociedad que construya un hombre nuevo y ese hombre nuevo era el futuro de la sociedad. Se suponía que los militantes revolucionarios tenían que aproximarse o ser casi ese hombre nuevo. De modo que la evidencia de un quiebre en la tortura de un cuadro en la jerarquía de Quieto ponía en crisis estos conceptos. ¡Cómo era posible que aquél que tenía que ser el hombre nuevo pudiera cantar en la tortura!

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Este fue el problema. Nosotros establecimos a partir de ahí dos cosas. Por un lado, un juicio en ausencia a Quieto, que tenía un valor realmente simbólico. Sabíamos que no tendríamos ningún rastro de él. Era un juicio que en definitiva implicaba establecer jurisprudencia para la conducta ante la represión que se avecinaba. En ese juicio Quieto fue condenado a muerte por cantar en la tortura, condenado por delación. Tenía la intención de decir “no admitimos la delación, no nos parece razonable que alguien delate, aunque las torturas puedan ser muy tremendas”. Porque la delación o la traición es el verdadero óxido que destruye una organización clandestina. Si no existiera la posibilidad de la delación, no sería posible destruir una organización clandestina. Ésta es la realidad. Éramos todos muy conscientes de eso. Hay una película muy famosa que es La Batalla de Argel, que muestra cómo la tortura destruye el Frente de Liberación Argelino. A raíz de ese proceso, nosotros decidimos establecer que los hombres y medios de conducción no tenían que ofrecer el margen de la delación en la tortura. Y la única forma de evitar eso –nadie puede garantizar antes de pasar por la tortura que no va a hablar– era morir antes de la tortura. Allí fue que se estableció para los miembros de la conducción la obligatoriedad de la pastilla de cianuro, para no entregarse vivo. ¿Para qué la pastilla de cianuro? Porque uno podía estar armado y combatir, pero eso no garantizaba que no cayera vivo. Uno puede ser capturado vivo. Uno puede caer herido, y se te acaban las balas y a pesar de estar armado y de combatir se puede caer vivo. Todos tenemos un ejemplo muy claro: el “Che” Guevara fue capturado vivo, y si el “Che” Guevara fue capturado vivo ¡Quién podía garantizar que no! De modo que establecimos la pastilla de cianuro. Y esto originó un gran debate dentro de la organización. En realidad, la conducción recibió una crítica generalizada de la organización, que consistía en decir que se establecía un privilegio para los miembros de la conducción. Los miembros de la conducción teniendo pastillas de cianuro tenían el privilegio de no ir a la tortura y el resto de los militantes de la organización no tenían esos privilegios. Y allí fue entonces que se decidió generalizar la pastilla de cianuro para evitar la delación en la tortura. FP ¿Qué sucedió tras el pase a la clandestinidad? MF: Lo que ocurrió fue que cuando nosotros pasamos a la clandestinidad, como dije antes, esperábamos que el golpe de estado se produjera inmediatamente. Eso no ocurrió. Ocurrió una estrategia política del golpismo que fue conocida como la estrategia del fruto maduro, que consistía en dejar al gobierno de Isabel hasta el hartazgo de la sociedad, hasta que hubiera casi un clamor golpista. Esto nos puso en la situación de haber pasado a la clandestinidad y que no obstante siguiera en curso un proceso político –con depresión, con violencia, con una guerra civil, que a cualquiera lo podían matar en



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la calle–, pero un proceso político al fin. Y como nosotros no habíamos pasado a la clandestinidad solamente para una autopreservación personal, sino como parte de una organización que pretendía tener una estrategia política, pues no podíamos tener una estrategia política que ignorara la existencia de un parlamento, de un margen de libertad de prensa, que ignorara la existencia de elecciones periódicas, etc. De modo que se hizo necesario, en cierto modo, un paso atrás a la idea de pasar a la clandestinidad y construir estructuras políticas legales. E inclusive hubo un momento, cuando Rocamora fue ministro del Interior del gobierno de Isabel, que hubo un discurso del gobierno que intentaba una especie de apertura del diálogo y nosotros tomamos el guante. Buscamos el diálogo con el gobierno planteando como requisito que terminara el accionar de las Tres A. Ése era nuestro requisito básico y esto implicaba desplazar a López Rega, que no tenía absolutamente ningún consenso político. Uno podía tener diferencias con Lorenzo Miguel, pero él representaba una base social, tenía poder político, era una cosa perfectamente reconocible. Uno podía tener diferencias políticas con Martiarena, pero él era un líder político en Jujuy. Aún con sectores como el Comando de Organización o Guardia de Hierro. Eran sectores de activismo político reconocibles. Pero la Triple A no era activismo político reconocible, era una organización de mercenarios y López Rega no tenía ninguna base de representación política... El único requisito nuestro era “cortemos con la Triple A y quitémosle poder político a López Rega, que no representa a ningún poder político”. Pero no fue factible, no hubo eco, porque había ya una presión militar sobre el gobierno de Isabel, que de algún modo solamente toleraba al gobierno a pesar de todas sus inconsistencias en la medida en que fuera una avanzada de represión de lo que iba a ser después el proceso. Si el gobierno de Isabel hubiera querido dar marcha atrás a esta represión, automáticamente perdía el mínimo respeto que quedaba, podríamos decirlo así, que el sector golpista tenía sobre él. FP ¿Cuál era el objetivo de Montoneros? MF: La estrategia no era también salvar gente. Si hubiésemos tenido esa estrategia directamente no empezábamos. La estrategia nuestra era transformar la estructura del poder en la Argentina, no salvar gente. Una cosa es concebir una política desde el punto de vista de lo que podemos llamar “Amnesty International”, que se dedica a salvar gente, y otra cosa es una política planteada desde el punto de vista de una estrategia de poder que pretende modificar la estructura de toda la sociedad. “El objetivo de una organización humanitaria es salvar gente. El objetivo de una organización política no es salvar gente, es tomar el poder con el mínimo costo posible. “Estando legitimado en aquellas circunstancias a nivel mundial; el planteamiento del carácter bélico de guerra revolucionaria, o la guerra

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de guerrillas, en la que podíamos tomar el caso cubano o la guerrilla urbana con insurrección final del caso argelino, o la guerra denominada guerra regular o irregular, en la guerra de Vietnam. “No hay nada más fácil que desertar de una organización clandestina: nadie sabe tu nombre, si conocían tu nombre legal, nadie sabe el nombre de tu documento falso, nadie sabe tu domicilio, nadie sabe tu cobertura, cómo te presentas frente a la sociedad, frente a tu barrio. Es muy fácil, no concurrir a una cita y separarse de la organización. Eso es todo lo que hay que hacer. De modo que el concurso explícito de la voluntad cotidiana de los militantes es lo único que hace posible el desarrollo de la acción ‘No hubiera sido moralmente legítimo iniciar la lucha en el año ‘70’ y en el año ‘77 decir ‘No, como se puso muy fea, ahora nos borramos’. No era decoroso, eso no es consistente. Nosotros tuvimos una decisión que la tomamos desde el primer día, desde que se funda la organización. No en vano teníamos una consigna ‘Perón o muerte’ al principio, y luego ‘Patria o muerte’ peleábamos hasta morir o triunfar; esta era la norma de la militancia montonera.” Fin de cita. Nota: En su respuesta a Pigna sobre la captura de Roberto Quieto, Firmenich elude la posibilidad de que este emblemático guerrillero hubiese pactado con el Ejército su libertad y futuro económico junto con su familia. El tema siempre alimentó comentarios en tal sentido y es un hecho cierto que después de la captura de Quieto se lograron grandes avances en la lucha contra los montoneros. Cuando circuló la noticia acerca de su detención, entre éstos cundió el pánico o al menos puede decirse que además de la caída de personas y lugares, una virtual parálisis afectó, transitoriamente, a la banda. El cuerpo de Roberto Quieto jamás fue encontrado. ¿Vivirá en Europa…? Ahora bien, más allá del reconocimiento explícito que hace Firmenich sobre ser o no ser militantes de sus respectivas organizaciones armadas, surge permanentemente que la participación necesaria de los traidores o delatores a sus causas terroristas, fue determinante para aniquilar el aparato subversivo, tal como expresa Gillespie en su libro “Montoneros los soldados de Perón” cuando dice que “…Sin los montoneros las Fuerzas Armadas no hubiesen podido destruir a los montoneros…”. Años después, en la época en que estaba por asumir el poder Néstor Kirchner como jefe del matrimonio “militante,” en la Argentina sucedía lo siguiente según esta fuente: Diario Reforma (México D.F., México) del 15 de agosto del año 2003. Byline: Carlos Arias: Títulos “Ordena un juez argentino captura de ex montoneros”. “Acusan a ex guerrilleros de traición”. “Afirma magistrado que jefes rebeldes entregaron a sus compañeros”. BUENOS AIRES.- “El juez federal argentino Claudio Bonadío ordenó la captura de tres ex jefes del movimiento guerrillero Montoneros (pero-



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nistas de izquierda), incluyendo a su líder Mario Eduardo Firmenich, acusándolos de haber ‘facilitado’ la entrega de unos 20 miembros de esa organización a los militares durante la llamada ‘contraofensiva’ que tuvo lugar en 1980…”. La pregunta al juez citado sería ¿Realmente, qué sucedió, doctor?

¡Una sorpresa! En ese sentido se puede decir que los “Colaboradores”, traicionaron y/o colaboraron en los distintos lugares de detención mediante acciones de distinto tipo, más o menos alejadas de toda norma civil y todas atadas, sin excepción, al funcionamiento militar que las combatió y cuyos miembros hoy son acusados de crímenes de Lesa Humanidad. Por lo expuesto hasta aquí, se puede decir que fue una decisión legalmente acertada la que adoptó el Juez Federal de Rosario Vera Barros, cuando procesó el 28 de marzo de 2008 en esa ciudad, por Asociación Ilícita Agravada y Tortura a varias personas, de las cuáles el más conocido es Ricardo Chomicki (NG: “Cady”) quien brindó su apoyo como detenido “…marcador de sus compañeros de la organización…” imputación que se puede extender a todos los traidores y dobles traidores citados en el Título III de este libro. El mencionado Juez de Rosario ha logrado escapar sin dudas, de la dirigida mano de la actual Justicia Argentina, y dictaminó además, que el asesinato del Coronel Larrabure fue un crimen de lesa humanidad. Con este saludable fallo se inició otro camino para la búsqueda de la verdad al abrir la nueva o vieja caja de Pandora de la Guerra Antisubversiva en la Argentina, negocio de pingües ganancias para los exhumadores de cadáveres y los traficantes explotadores del dolor ajeno. ¡Oh sorpresa! En este caso de Chomicki el juez citado lo hizo contra un oficial montonero “colaborador” que asistió a las Fuerzas Legales en su papel de “marcador” de sus compañeros de la organización. Chomicki fue procesado y detenido por más de un año en el penal de Marcos Paz y actualmente está excarcelado a la espera del juicio. Este hecho es prácticamente desconocido por la opinión pública. Asimismo ese juez ordenó la detención nacional e internacional de José Baravalle NG. “El Pollo”, librada a Interpol en el inicio del 2008 por residir en Italia; por igual causa que Chomicki, y este último termina de la forma que explica la revista italiana, Panorama, del 2008, información que reproducimos a continuación con el siguiente título: “Cuando las apariencias engañan: la doble vida de dos exilados argentinos en Italia y su trágico final”. “José Baravalle y su mujer Graciela Porta”. La doble vida de los argentinos de la estupenda localidad italiana de Biella, al pie de los Alpes ítalo-suizos. Escribe en la revista italiana Panorama de abril del 2008 firmado por Annalia Venezia:

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“Una tranquila pareja de 50 años es acusada de torturas y crímenes contra la humanidad. El se suicida y ella es arrestada. Buenos Aires: entréguenla”. El artículo destacaba que: “… Parecían una pareja de 50 años como otras, eran de nacionalidad argentinos de origen italiano, llegaron a Biella 30 años atrás y llevaban una vida tranquila. Hasta el 26 de agosto, cuando la policía tocó a su puerta con una orden de captura internacional, desde la Argentina por medio de Interpol. Comienza el relato: “Ella, Graciela Porta NG: “La corcho”, propietaria de un puesto que vende camisas en el mercado comunal, recibe en casa el aviso, emitido por un juez federal argentino de la ciudad de Rosario, y la arrestan: las acusaciones son por asociación ilícita, tortura, homicidio y crímenes de lesa humanidad.” “El marido, José Baravalle – NG: “El pollo”, ex director del supermercado A&O, jubilado desde hace 6 meses, sabe perfectamente que a él le espera el mismo destino. Pero no puede esperar.” “Así, decide terminar con su vida; las últimas dos llamadas son para su abogado, Piero Chiorino, al cual le pide entre lágrimas la defensa de su mujer y para su hermano Gabriel, al cual le pide ocuparse de sus dos hijos.” “Después escribe una carta pidiendo perdón a los familiares que será encontrada en un bolsillo de su pantalón, y en la oscura noche se lanza desde el Puente di Chiavazza, a pocos cientos de metros del centro de la ciudad. Entre tanto la esposa es trasladada a la cárcel de máxima seguridad de Vigevano.” “En la ciudad están todos sorprendidos por la doble vida de José y Graciela. ¿Qué puede haber pasado en realidad? ¿Cómo pueden dos personas en apariencia normales, ser consideradas culpables por crímenes contra la humanidad?” “José Baravalle conocía la respuesta, pero era una historia que quería olvidar. Podría haber vuelto en el tiempo, entre 1967 y 1973, a Rosario, Argentina, cuando él y su mujer, con poco más de 20 años, se hacían llamar con nombres de guerra: ‘El Pollo’ y ‘La Corcho’. Militaban en Montoneros, grupo guerrillero de izquierda, nacido peronista y después tomando posiciones siempre más radicales.” “Entonces eran dos estudiantes, ella medicina y el economía, que tenían ideales peronistas y habían decidido combatir por la libertad” cuenta su hermano, Gabriel Baravalle. Pero las cosas no salieron como esperaban, y en 1976, con la llegada al poder del Gral. Jorge Rafael Videla, El Pollo fue secuestrado por los militares de Agustín Feced, jefe del Servicio de Información de la Policía de Santa Fe”. “Así comenzó su calvario” sigue el hermano, también residente de Biella, “José después de un año de tortura, empezó a hablar. Fue obli-



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gado a dar nombres de sus compañeros, porque si no lo hacía habrían matado a él y a su familia”. “Siguieron otros 3 años de prisión, porque Porta y Baravalle eran considerados sujetos peligrosos para la seguridad del Estado argentino. Después, gracias a la doble ciudadanía (ella era originaria de Monferrato y el de Alessandria), pidieron la autorización para venir a Italia. Y así fue…”. “En realidad mi hermano estuvo un año más en la cárcel de la Argentina, en el 84, había vuelto a Rosario para el funeral de nuestra madre y fue arrestado en el aeropuerto” continúa Gabriel. “Hacía poco tiempo que habían comenzado los juicios por crímenes de guerra y él figuraba entre los imputados. Después de un año fue declarado inocente y excarcelado”. “En la Argentina, muchos piensan de esta manera. El caso fue reabierto por la justicia federal y los testimonios del proceso llamado genéricamente causa FECED son convincentes que, en los tres años de prisión, Porta y Baravalle habrían colaborado activamente con el jefe del Servicio de Informaciones. Los testimonios que los acusan sostienen que en el año 1984 Baravalle fue declarado inocente porque el miedo al régimen recientemente caído era grande y nadie tenía el coraje de declarar en contra suya.”

Hasta la CONADEP reconoce a los “colaboradores” La CONADEP, sigla por la que es conocida la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, redactó un “Informe” (libro editado por EUDEBA bajo el título Nunca Más), en cuyos párrafos considera a Baravalle miembro de los Lugares de Reunión de Detenidos o LRD –Legajo 04277– donde fueron encarcelados, y desaparecidos muchos opositores del gobierno militar... Este libro nombra siempre a esos centros como LRD o sea lugar de reunión de detenidos.

Capítulo IX

La simulación como práctica de guerra A mediados del 2005 las leyes de Punto Final y Obediencia Debida, aprobadas en el año 1986, habían dispuesto la suspensión de los procesos en sustanciación a casi la totalidad de militares imputados (que luego fueron indaultados por Menem), fueron declaradas inconstitucionalmente nulas por el Congreso Nacional y confirmadas por las CSJN, permitiendo así la reapertura de los procesos, tal como el de quien fue jefe de Policía de Santa Fe, comandante de Gendarmería Agustín Feced, a los considerados responsables de la desaparición de personas. No faltan declaraciones de ex prisioneros que recuerdan a José Baravalle en operaciones represivas y torturas para con sus ex compañeros”. Así concluye el relato de Venezia: “Baravalle traicionó a los montoneros y participó del terrorismo de Estado”: “Algunos lo recuerdan como su carcelero” sostiene Ángel Ruani, ex montonero y testigo del proceso. “Baravalle y Porta actuaron entre junio del 76 a diciembre del 77, en el servicio de informaciones de Rosario: deben saber cómo fueron muertos y dónde están los cuerpos sepultados de nuestros compañeros”. Ruani no es el único en hablar de ellos como miembros activos del Servicio de Informaciones. En las actas del proceso a Feced, testimoniaron muchas personas: Félix Manuel López, Carmen Lucero, Azucena Solana, María Inés Lucchetti de Betanin, Hugo Papalardo y Alfredo Vivono. FUENTES: Ver la causa llamada genéricamente FECED 1 ó CAUSA Nº 120/08 Imputados: Ramón Genaro Díaz Bessone, José Lofiego, Marco Temario, Ramón Vergara, José Scortichini, Ricardo Chomicki, etc., Agustín Feced y otros sobre homicidio y tortura.

En ejecución el juicio en el Tribunal Oral federal de Rosario donde los jueces del Tribunal son: Jorge Venegas Echagüe; Beatriz Caballero y Omar Pauluchi. El juicio oral comenzó el 21 de julio del 2010 y entre otras cosas se sostiene: “Mentiras. Muchas historias no son precisas, las fechas no corresponden y algunos dicen haber reconocido a mi hermano sólo por la voz” replica Gabriel. “Después de 25 años se reabrieron los procesos, pero con los años las pruebas fueron ensuciadas y fueron creados falsos culpables. Terminará de esta manera: ningún culpable. Yo y mis 7 hermanos, que 69

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todavía viven en Rosario, estamos convencidos de la inocencia de José y Graciela, y mi cuñada, hoy la única imputada, que no sólo sea inocente, sino también que no sepa nada de todo esto.” En 1979, José Baravalle declaraba, durante el curso de un proceso empezado por algunos Montoneros en España “no dije nada más que lo que sabía, aunque no sirvió de mucho, no dije menos porque me habrían matado. Arruiné la vida de mucha gente, pero no de tantos como hubiera podido” El mismo Baravalle recuerda esto en la carta que deja a sus familiares. “Mi única culpa fue que no pude resistir a las torturas, ¿cuál es el límite humano?”

Del diario Página 12 Entre tanto, el diario argentino Página 12 publica una entrevista al ex guerrillero Ruani donde dice: “…podemos intentar entender el drama de Baravalle. Pero si era de verdad inocente podría haber declarado en contra de Feced para ayudar a sus compañeros que combatieron por él. En vez de decidir suicidarse, llevándose consigo los secretos a la tumba”. Ahora el destino de la viuda Graciela Porta depende del ministro de Justicia italiano pues “la Convención Italo-Argentina del 87 prevé que, en el caso que haya un mandato de captura internacional contra un ciudadano italiano, la concesión de la extradición sea facultad del Ministro” explica el abogado Massimo Condinanzi, uno de los defensores de Porta. La mujer, después de dos noches en la cárcel de máxima seguridad de Vigevano, pasó a una detención domiciliaria a la espera de conocer su destino. “Logramos hacerla salir de la cárcel porque, teniendo la doble ciudadanía, tiene los mismos derechos que un ciudadano italiano. Tenemos que esperar la llegada del pedido de extradición que fue anunciado”. “Los hijos de la pareja, Andrés y Gregorio, que vivían en Londres, volvieron a Italia para apoyar a su madre. En su blog Andrés, afiliado al partido comunista, recuerda una frase del escritor Paco Ignacio Taibo: “Los hombres de acción son poco prácticos. La misma acción los aleja de su meta”. José y Graciela buscaron, en vano, alejarse de su pasado pero habían sido traidores a la militancia… eso es grave porque la traición es un disvalor que se llevará en la sangre de por vida, hará insoportable cualquier acto de introspección que se realice bajo cualquier circunstancia y tornará imposible el sueño tranquilo. El acto de dormirse para superar el cansancio, llevará consigo el peso insoportable del recuerdo del acto traicionero. ¿Como será el proceso mental de todos los involucrados en los casos de dobles traidores…? ¿Cómo será el ánimo que se instalará en las conciencias que acompañará para siempre el alma de los jueces y fiscales que condenaron y condenarán al considerar estas traiciones para definir sus sentencias…?



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La militancia es reconocida por los propios testigos necesarios Obstrucciones sistemáticas Pese a la obstrucción sistemática de las querellas para evitar el conocimiento sobre el verdadero comportamiento delictual de los testigos, es factible hacer una sana crítica de sus dichos a partir del reconocimiento que la mayoría hizo sobre su propia actividad revolucionaria. En efecto, en muchos juicios se ha producido el tácito reconocimiento de haber sido miembros activos de las organizaciones guerrilleras. Por otra parte, la actividad de la militancia no se circunscribe exclusivamente a la construcción del discurso de los Testigos Necesarios, pues ésta viene acompañada por un plexo de actividades políticas y de prensa que presionan al Tribunal y terminan por reducir el debate judicial a un mero trámite formal, cuyo resultado no se espera diferente al ya anticipado públicamente por aquellas. Realmente las condenas expresan un reflejo de las acciones de la militancia, como manifestación de una voluntad política ilimitada, sin frenos morales o éticos, como sucedió en los años en que las bandas terroristas pretendieron tomar el poder por la fuerza.

Otros motivos para negar la militancia en los juicios Primera razón: El acto de mentir está vinculado con las conductas de supervivencia del ser humano. El hombre miente para protegerse y en este caso la mentira se aplica a la conveniencia de mostrarse como víctimas inocentes, atrapadas por un enemigo cruel que disponía de las vidas ajenas en ejercicio de una actitud sistemática y culposa. Predispone a la justicia y a la opinión pública a favor de su posición, respalda las declaraciones testimoniales y apunta a incidir en el montaje de una argumentación idéntica y repetida sin solución de continuidad que crea un cuadro necesario para la incidencia cultural en la interpretación de la historia del conflicto. La opinión pública siempre está privilegiada y es considerada como el objetivo principal en la nueva forma de guerra que también apela al factor emotivo como forma de penetración en los sentimientos colectivos. Además, en todo momento cada ex terrorista adopta la táctica de la autoprotección y del ocultamiento para la consecuente disociación de la realidad que aportan estos componentes, debido a la esquizofrénica doble vida de los militantes, lo que quedó muy bien expresado en el libro “Ese Infierno” escrito por cinco ex detenidas en la ESMA durante dos o más años cuando, por ejemplo, dicen: - Liliana Gardella, una de las coautoras, renunció a declarar como testigo ante el TOF 5 y confirmó la conducta de negar la militancia en la clandestinidad. Las autoras de este trabajo inauguraron esa ten-

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dencia permanente cuando mucho antes que los Testigos Estrella expresaron: - Gardella: “…afuera de nuestra captura ya teníamos experiencia en lo que llamábamos clandestinidad, en ocultar nuestra militancia ante los demás.” pág. 33. - Munu Actis Goretta también abona ese dialogo cuando afirmó: “Yo todos los días salía a barrer la vereda de mi casa con la mejor cara, como todas las vecinas y había que salir de compras con la misma canasta para luego poder usarla para sacar luego algo que no quería que te vieran”. Pág. 33. Por último, Adriana Marcus agrega: “Tenías que cuidarte en no entrar en contradicciones”. Pág. 39. En otro pasaje, refieren la práctica del uso de la mentira como herramienta de engaño metodológico y militante necesaria para vivir en la clandestinidad. Así dicen: - Munu Actis: “…uno tenía la experiencia de mentirles a todos los vecinos…” Ver Caso 3 de este libro. - Miriam Lewin: “En el trabajo también simulábamos. Nadie sabía de nuestra verdadera vida, nadie sabía que militábamos, qué llevábamos en los bolsos, qué escondíamos entre las carpetas de la facultad; en casa decíamos que íbamos a bailar y nos íbamos a una reunión de ámbito, o a una manifestación; o a un acto relámpago”. Ver Caso 37. - Elisa Tokar: “Todos los que sobrevivimos teníamos una práctica de disociación. Una agilidad. Sin esa habilidad, no habríamos podido sobrevivir”. Ver caso 61. - Munu Actis: ¿Seguiremos teniéndola? - Elisa Tokar: “Si, en otra medida tenemos esa agilidad para moldearnos a situaciones nuevas y difíciles”. - Miriam Lewin: ¡somos todos embaucadores profesionales! Pág. 59. Segunda razón: Como consecuencia de esa necesidad de mentir para ocultar, es que se produjeron y producen tantas contradicciones de esos Testigos Necesarios en los juicios orales, y ahí se ve que no son exclusivas del ámbito de la justicia. Igualmente hay un discurso para el público y otro para los Tribunales donde más de una vez se han producido falsos testimonios, verdaderos errores garrafales que serían objetados si se aplicara una verdadera Justicia. Tercera razón: Se puede afirmar sin error que los miembros de las organizaciones armadas que cumplieron el rol de colaboradores de las Fuerzas Legales para luego transformarse en Testigos Necesarios, fueron especialmente entrenados a esos efectos, favorecidos por la experiencia adquirida durante la militancia que los hizo duchos en crear falsos perfiles de una vida necesitada del engaño permanente para desempeñarse y sobrevivir.



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Esa conducta, también estuvo presente en sus declaraciones bajo juramento en el juicio de la causa 13 y está presente en todos los demás, donde el contenido de las declaraciones de la mayoría insiste en negar la pertenencia a alguna de las bandas terroristas y, por cierto, en lo que hace a su colaboración con las Fuerzas Legales, mentiras todas éstas que se extienden a las falsas imputaciones a los procesados.

Los “errores” tolerados por la justicia Todo este entramado confluye en el montaje de falsas historias, recuerdos contradictorios para trazar un cuadro de situación del que surgen flagrantes errores tolerados judicialmente pese a las observaciones y reclamos de los abogados defensores. Su desarrollo revela una preparación previa, que podría hilvanarse trabajosamente por parte de los defensores si se permitiera su elaboración para insertarlo en los juicios, pero que quedan librados a la imaginación e instrucciones previas recibidas por los Testigos Necesarios. De los centros de coordinación de denuncias de la Capital Federal, Córdoba, Rosario, Neuquén, San Juan, Salta, Mar del Plata, Bahía Blanca, Resistencia, Corrientes y otros menores, parten a dar testimonio ante los juzgados los distintos Testigos Estrellas y coordinadores que en la práctica nunca conocieron ni participaron de los hechos motivo de sus declaraciones.

La metodología que se adoptó, una prohibición aceptada y un libreto único para testimoniar Esto que dejamos dicho es uno de los tantos motivos que los lleva a recurrir –pese a que está específicamente prohibido– a frecuentes recordatorios y listados para corregir los errores de sus falsas declaraciones. Los jueces, impávidos, no dan lugar a las quejas de las defensas y las contradicciones son rápidamente enmendadas mediante estas consultas improcedentes que deberían otorgar el carácter de nulidad a las actuaciones convertidas de esta manera en actos políticos e ideológicos. Dada la profundidad del tema que motiva estas líneas, resulta interesante detenernos un poco más en la metodología aplicada. Generalmente, los antiguos colaboradores de las fuerzas militares construyeron con antelación un libreto central destinado a darle coherencia argumental a sus relatos, según la Causa en desarrollo; libreto que se repite en cada una de las situaciones referidas a los respectivos acusados que los demás testigos deberán reiterar organizadamente para darle una posterior coherencia a las declaraciones. En estas circunstancias, si los “Testigos Estrellas” desean ocultar tal o cual conducta porque los dejaría claramente expuestos como simples traidores, delatores o entregadores, dan un discurso bien

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armado para que todos los Testigos Necesarios participen de una estrategia de simulación, donde se intente probar que hubo “colaboración simulada”, aunque dicha estrategia nunca haya existido; pero sí la colaboración. Lo más grave, no serían estas técnicas ilusorias ni tampoco la traición incurrida sino que dichas estrategias de simulación produjeron a sabiendas cientos de muertes y desapariciones de aquellos jóvenes compañeros de militancia. Las ayudas escritas llevadas ante los estrados resultan fundamentales para que los testigos no se aparten del libreto; veremos varios ejemplos en el Título III, Capítulo XVI, “El Manejo de la Venganza.”

Capítulo X

En que consistió la colaboración Como llevamos visto a lo largo de este trabajo, “la traición” estuvo en la entraña de la Guerra. Creció a medida que ésta avanzaba y se perfeccionaban dos factores esenciales de la lucha: la incorporación de nuevos oponentes, que la hizo más cruenta para ambas partes, y el perfeccionamiento de los métodos aplicados en un conflicto que era novedoso para la experiencia argentina. La traición tuvo dos facetas en el tiempo: la principal, que caracterizó de manera casi excluyente a los detenidos en los “años de plomo”, fue la entrega que ejecutaron de centenares de “Jóvenes Idealistas” cuando vendieron a sus amigos, sus proyectos, sus ideas y sentimientos y algunos a sus propias esposas. Las causas fueron muchas como podremos concluir luego de leer el capítulo XI. La segunda, materializada por aquellos casos de quienes ya maduros y formados, vuelven a traicionar como Testigos Necesarios o como funcionarios a sus organizaciones iniciales, mintiendo y degradando aquella mística militante,o a las FFLL que los habían capurado y obviamente siempre a sus ex compañeros. Ejemplos hubo muchos, ya veremos varios casos en este libro. Valgan dos ejemplos militares que ocurrieron con los marinos Carlos F. Lebrón y Julio César Urien –el primero traidor a su fuerza, era teniente de navío, organizó y participó de varios atentados al volver de Francia a donde lo había enviado la Armada para especializarse. Cayó muerto durante un encuentro sorpresivo en Tucumán horas antes de asumir un mando importante en su carácter de Montonero (“Nombre de guerra teniente Antonio”), en la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez, del ERP. Ambas organizaciones habían acordado iniciar operaciones con la presencia montonera en el terreno. El segundo fue el actor principal de la célebre traición del guardiamarina Julio César Urien en el año 1972 en la ESMA, destino al que había llegado para reforzar la unidad permanente de Vigilancia y Seguridad de esa escuela. Con muertos en su haber, fue detenido y sentenciado, luego amnistiado (26 de mayo del 73), y posteriormente, apresado mientras construía una “cárcel del pueblo” montonera. Pasados los años, fue “premiado” 75

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con su reincorporación, ascenso militar de dos grados, remuneraciones atrasadas y varios cargos públicos por el gobierno de Kirchner… También hubo algún caso parecido en el Ejército que demuestra la audacia de estas acciones, por cierto inimaginables en las Fuerzas, ni pensadas siquiera bajo el manto de compromiso institucional que desde más de un siglo y medio envolvía su mística y la formación castrense. Iniciaremos esta parte del libro con un breve relato de otro hecho que obligó a reforzar las medidas de seguridad y prevención ante el avance y audacia traicionera de los terroristas. Ocurrió en la escala superior del nivel intermedio de la Policía Federal Argentina. Corría el año 1976 donde los principales temas de los argentinos giraban en torno de la guerra, del descalabro económico que caracterizaba los finales del gobierno constitucional, sus grandes divisiones internas y la preocupación de los dirigentes de los sectores más diversos que se aproximaron a las Fuerzas Armadas para debatir el futuro y rogarles que se hicieran cargo del poder; otro tema concurrente era el esfuerzo de los radicales por no alejarse de lo que serían los futuros acontecimientos de los que ya estaban informados, y los intentos realizados por el mismo Ricardo Balbín por encontrar una salida posible a la anarquía que se profundizaba. Todo esto formaba parte de una realidad aplastante, sumada a las constantes anécdotas sobre secuestros, asesinatos, asaltos que aportaban su cuota de tragedia a una vida cotidiana signada por el miedo, la angustia y el estallido de las bombas.. Tres parejas de viejos amigos se reunían todas las semanas a almorzar en uno de los célebres “carritos” convertidos en restaurantes con vistas al río en la Costanera Norte. Siempre el mismo: “Los Años Locos” –nombre adecuado para la época– y dentro de lo posible, la misma mesa. Los temas de la conversación se mezclaban también con los familiares y los proyectos para el futuro. Uno de los concurrentes, Alberto Wáshington Ovide (alias “capitán Bochín”), era subcomisario de la Policía Federal Argentina y siempre escuchaba con atención las opiniones y sentimientos de los contertulios. Todos coincidían en sus reflexiones y se despedían con afecto a la espera del próximo almuerzo. La intimidad era estrecha pero cuatro de los presentes ignoraban que sus palabras y conclusiones acerca de los problemas que se vivían, eran motivo de análisis, de un verdadero examen psicológico sobre la actitud de la opinión pública ante el desarrollo de los hechos. Uno de ellos, policía de una graduación inferior, debió tomar su guardia al anochecer de un sábado e inició la rutina con una inspección de los calabozos donde se encontraban los presos para constatar su estado de salud y atención. Una prisionera le llamó la atención y de espaldas, creyó reconocerla. La sorpresa fue enorme: mencionó su nombre y de inmediato ésta respondió con una voz angustiante que lo nombró con pedido de ayuda. ¡Sos vos…, aquí se ha cometido un error...! y siempre de espaldas, la mujer sollozó y solicitó que le avisaran a su novio, nada más y nada menos que el



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subcomisario Ovide. Obviamente, el policía informó de inmediato a la superioridad lo que causó el consiguiente revuelo: la detenida era un cuadro montonero de importancia. La novedad provocó una reacción inmediata y en la mente de los jefes y oficiales que comenzaron a intervenir, comenzaba a dibujarse la inquietud de hasta donde llegaba la infiltración que venía a descubrirse en plena guerra. Tras algunos cabildeos, se resolvió citar por la radio policial a Ovide. Este, sospechó de inmediato y ordenó al conductor del vehículo en el que viajaba para cumplir una misión del servicio, que lo dejara por unos instantes frente a una galería comercial. Pasaron las horas y el jefe no regresaba. El conductor llamó para consignar su preocupación y solicitó instrucciones. En síntesis, Ovide había huido. Pasaron los meses y durante un tiroteo con subversivos, “Bochín” resultó doblemente herido en un brazo y el pecho. Impertérrito, no supo explicar qué lo llevó a traicionar y disparar contra sus camaradas. Atendido y enyesado –incluso alrededor de la parte superior de su cuerpo– una vez descansado y en condiciones, fue trasladado a la oficina correspondiente para prestar declaración. Era muy importante –y grave– que un oficial jefe de la Federal estuviera tan involucrado con el terrorismo. ¿Habría más infiltración? ¿Cuáles fueron los motivos determinantes de la traición? ¿Su novia era tan convincente como para transformarlo de esa manera? Para entonces, su compañera “La Petiza”, había suministrado las primeras informaciones. Atentados cometidos por orden de Ovide, colaboradores, futuras misiones previstas, fabricación y colocación de explosivos y listas de asesinatos a cometer. Por cierto, las preguntas que debía responder Ovide eran muchísimas y cuando estuvo en condiciones de caminar, fue llevado para que hablara. Ya en el cuarto piso del Departamento Central y frente a la amplia escalera, se dio vuelta para distraer a quienes lo llevaban y de un salto se lanzó por el hueco para caer, cuatro pisos más abajo, en medio de un gran estrépito. Traidor con un resto de dignidad o por lo menos evitó dar información clave que sin duda poseía… Con el correr de los días, “La Petiza” se convirtió en una precisa y entusiasta informante. Suministró nombres, direcciones y proyectos y mostró tal predisposición que pasadas algunas semanas, salía a la calle a comprar cigarrillos. Ese fue el inicio de una prolongada y activa relación; evaluaba el comportamiento de los detenidos o de quienes ya se sabía cómo o dónde operaban, suministró direcciones y vínculos, sacaba conclusiones de los interrogatorios y cuando la guerra llegaba a su término, con una nueva identidad, pasaporte y dinero salió del país para iniciar una nueva vida.

El traidor siempre defrauda a su entorno El colaboracionismo puede definirse como aquellas conductas que tienden a auxiliar o cooperar con el enemigo y consecuentemente es entendido

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como una forma de traición a la organización original y conlleva la delación de compañeros. Técnicamente, traicionar es renegar con dichos o acciones (sean éstas voluntarias o involuntarias), de un compromiso de o hacia una asociación o grupo de pertenencia. Social y políticamente, la traición consiste en defraudar a amigos, familia, grupo étnico, religión o cualquier otro grupo donde se comparten valores, principios y voluntad para alcanzar determinados objetivos. A menudo, cuando se formula el cargo de traidor, aparecen controversias y disputas y hasta se debaten los intereses morales o materiales afectados. En términos legales, la traición puede ocurrir individual o grupalmente y adquiere mayor relieve cuando la deslealtad es a la Nación a la que se pertenece. La historia es rica en ejemplos de este tipo que suelen culminar con la pena de muerte a los implicados. Tanto es así que el tema de la traición, viejo como la humanidad, es contemplado por el Derecho Internacional Público y cada Estado determina taxativamente cuáles son los actos que implican el crimen de traición; algunos de los más tipificados son: • Sublevarse y/o incitar a otros a sublevarse contra la autoridad del Estado; • Conspirar contra el gobierno o intentar un golpe de Estado; • Asesinato o intento de asesinato de altas autoridades legítimas; • Difundir ideas contrarias al orden establecido; • Terrorismo; • Espionaje; • Colaborar o asociarse con Estados declarados "no gratos" o enemigos de la nación; • Cooperar o colaborar con otras naciones durante el período de estado de guerra. En términos políticos el término “traidor” es utilizado peyorativamente entre disidentes de un mismo grupo político y también se recurre a este vocablo para sindicar a aquellos que incumplen con sus deberes públicos. Aquí y a título de reflexión, dejamos para nuestros lectores la pregunta acerca de qué es lo que sucede hoy en la Argentina e integra el meollo de estas páginas.

El colaboracionismo “El colaboracionismo” suele ser mote aplicado con una intensidad menor al de traidor aunque puede convertirse en el anticipo de la calificación de esto último. Más benigna, es la interpretación de “colaboracionista”, a



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a propósito de lo acaecido en los distintos lugares de detención durante la Guerra Revolucionaria de los 70, cuando la victoria no puede entenderse sin considerar en qué medida colaboraron los hoy “Testigos Necesarios” devenidos en instrumentos indispensables para el despliegue de los juicios que adquieren claramente la dimensión de una segunda fase de esa Guerra, que ya se cobró un centenar y medio de vidas en prisión de quienes la ganaron en la primera etapa. La actitud opuesta al colaboracionismo –la lucha contra el invasor– está representada históricamente por los movimientos de resistencia pasiva o armada. Los colaboradores o colaboracionistas muchas veces actúan a cambio de favores, reconocimiento, intereses, y otros, pero también por compartir, y frecuentemente asimilan la ideología y el comportamiento del oponente que lo ha capturado. Tan compleja es la psicología del ser humano, que por aquello de las compensaciones o de la necesidad de convencer de su cambio de posición, no es raro que el colaboracionista, traidor o como se prefiera, adopte actitudes más drásticas y contundentes que las que caracterizan el comportamiento de su nuevo patrón. La palabra colaboracionismo fue introducida durante la República de Vichy (1940-1944) en la Francia ocupada, por el propio Mariscal Pétain quien, en un discurso radiofónico, exhortó a los franceses a colaborar con el invasor alemán. Posteriormente, el vocablo en cuestión pasó a designar la actitud de gobiernos de países europeos que apoyaron la ocupación alemana durante la Segunda Guerra Mundial. Actualmente se lo aplica a los miembros capturados de movimientos terroristas cuando caen en manos de las fuerzas legales, se doblan o quiebran y pasan a trabajar en contra de sus grupos originarios. Otros ejemplos de colaboracionismo ocurrieron en mayor o menor grado en Los Balacanes, y especialmente el uso del término “Quisling”, en varios lugares de Europa, pasó a significar sinónimo de colaboracionista. Tito, el mariscal comunista que construyó Yugoeslavia, hoy desvencijada y fragmentada, supo mantener una cierta independencia de la Unión Soviética, lo aplicó para referirse a los fascistas croatas que apoyaron a los alemanes durante la invasión de éstos a su País. También se utilizó el mote “colaboracionismo” durante la Segunda Guerra Mundial en los combates contra los soviéticos, cuando bálticos y ucranianos respaldaron a las tropas alemanas invasoras en un vano intento por liberarse de los comunistas rusos. Un forcejeo de conciencia Dentro de este orden de pensamiento vamos a traer a colación unos casos interesantes sucedidos en la Argentina, cuando ex terroristas ya detenidos revelaron durante las conversaciones previas a sus cambios de

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posición, que su militancia no ayudaría a instalar un sistema de contenido nacionalista, sino que concluiría en la instauración de un régimen similar al soviético. Ahí nace un profundo forcejeo de conciencia que a veces se prolongó según las personalidades y formación de cada uno y que se tradujo en un tránsito difícil pero normalmente fluido entre los afectos a los amigos de militancia más los motivos que los había llevado a ejercerla y la nueva visión que adquirían poco a poco del mundo y la realidad del mismo. En muchas oportunidades la transformación estuvo favorecida por el factor religioso, lo que por cierto fue más claro entre los militantes montoneros. Los Testigos Estrellas emplean una denominación falsa para esta actitudes, a las que caracterizan doctrinariamente como “estrategia de resistencia y supervivencia” e ignoran expresamente que estas conductas se dieron a partir de los factores que hemos sintetizado y que por cierto no fueron nada ajenas a la habilidad doctrinaria y profesional ejercida por las unidades de Inteligencia y Operativas de las Fuerzas Legales. ¿Fueron colaboradores los ex terroristas argentinos que delataron y entregaron a tantos cientos de compañeros de militancia para que cayeran en las manos de un Estado que combatía para evitar sucumbir a un poder extremista lleno de intereses internacionalistas, mientras sus agentes cumplían órdenes legales concretas para aniquilarlos…? A medida que en los distintos juicios se suceden los testimonios de estos simples “Entregadores”. Llama la atención el énfasis puesto por ellos mismos, para negar su condición de militantes pero siempre acorde con un mismo libreto y con argumentos virtualmente idénticos para negar esa lamentable condición de colaboracionistas. Sin embargo, pese a las negativas específicas de los declarantes, se advierte que en sus declaraciones aparecen puntos en común, reiteraciones calcadas unas de otras pese a las diferencias de circunstancias y a patrones de conducta personal que no siempre son iguales. Veamos algunos de los importantes factores colectados como determinantes, los que con su sumatoria permitieron obtener de importantes y convencidos terroristas” tanta desobediencia y colaboración. El detallado análisis que se agrega a continuación surgió de muchas consultas y conversaciones a lo largo de años con viejos actores vivos o ya muertos de las Fuerzas Legales y de ex terroristas “No conversos”… Los enunciaré sin un orden necesariamente secuencial pero numerados formalmente mas allá de los capítulos.

Capítulo XI

Factores que coadyuvaron a que se concretara esa profunda y valiosa “colaboración” 1. Consecuencias psicológicas de la vida del terrorista en la clandestinidad El primer factor que favoreció la “colaboración” de los detenidos que hoy declaran en los juicios, fue la forma de vida a la que debían atenerse los militantes en la clandestinidad, forma plagada de tensiones desgastantes y cansadoras a las que no siempre todos se amoldaban satisfactoriamente una vez pasados los primeros momentos que ofrecían algo así como una atmósfera de aventura, sobre todo a los más jóvenes. Pero a medida que avanzaban las acciones de guerra y las consiguientes presiones operativas, la clandestinidad se hizo cada vez más y más necesaria para preservar a las organizaciones ilegales y su funcionamiento. Rápidamente se desarrolló un aislamiento político y social de la masa de la población que no quería más violencia. Eso lo notaban los militantes y pronto se sumó la desilusión provocada en los cuadros militantes de medio nivel por la defección de los jefes que a la larga fue un arma terrible contra la militancia. Era una guerra verdadera y activa, sin pausas y ajustada a condiciones especiales que se acentuaban por su característica preferentemente urbana y la reducción del ámbito de las acciones, donde un vecino cualquiera podía detectar movimientos sospechosos, llamarle la atención la presencia de jóvenes poco comunicativos mudados al barrio o los movimientos nocturnos de terceros visitantes a las “casas seguras”. Además, se sabía que la capacidad de inteligencia oficial había llegado a poder evaluar los contratos de alquileres más o menos recientes que eran estudiados pues fueron una de las tantas formas de detectar esas casas. Por lo tanto, los militantes sabían que la protección así adquirida era insuficiente y el ritmo de vida los llevó naturalmente a despersonalizarse y a la simulación permanente. En estos casos, lo ficticio puede convertirse en una carga agobiante. Dice Ana Longoni en su libro Traiciones…: “El modelo de militancia que se impuso en aquellos que optaron por el pase a la clandestinidad, se 81

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extendió como mandato moral con una dimensión ética y hasta religiosa presente en la concepción de la militancia política incuestionable, en el renunciamiento a la vida privada, a los ámbitos de pertenencia y de actividad específicos”. (Ver libro Traiciones de Longoni, pág. 181).

Paradójicamente entre las primeras víctimas de la clandestinidad, además de las muertes de “sus enemigos de la revolución”, fueron sus propios militantes, quienes alejados de la contención de su grupo familiar, quedaron expuestos a serias presiones sicológicas para las que la mayoría no estaban preparados y provocaron graves desórdenes de personalidad.

2. “Un trato cotidiano con la muerte” El hecho relatado por Héctor Schmucler cuando dice: “Los guerrilleros en Argentina sabían que la lucha en la que se habían empeñado los colocaba en un trato cotidiano con la muerte. Morían y mataban. Encontrando un lugar en lo heroico de la gesta con su inmolación de ser necesario…” Esta construcción mental de hecho –la comparación es útil– forma parte esencial de la larga formación del militar de carrera, quien es preparado para enfrentar a un enemigo como si fuese a desembarcar de noche en una playa enemiga fuertemente defendida. Lo mismo que ocurre cuando un piloto, previo repaso del estado de los instrumentos del avión, se dispone a atacar por segunda vez con plena conciencia de que recibirá fuego antiaéreo y esto es así porque sabe que enfrenta una lucha donde perder es morir. Para ambos, militar o guerrillero, formar parte de una gesta heroica –aunque la comparación objetiva es valorativamente inversa– constituye un estilo obligado y buscado, y la muerte deja de ser un costo excesivo ante el sentido que adquiere el éxito final. (Este pensamiento básico en los militares que enfrentaron a la guerrilla argentina parece que no pasó por las mentes de los dirigentes –sobre todo de los montoneros– que prefirieron instalarse a 10.000 km de distancia y ordenar desde allí resistir o el contraataque…). Esta descripción merece un agregado referido a la alienación moral ínsita en el ánimo de las organizaciones que, en su intimidad, no dejaban de percibir el componente ilegal de sus acciones, componente sólo compensado por los fines perseguidos. Aquí aparece una dicotomía en los procesos judiciales de los que habla este libro y donde, con superficialidad, se juega con el concepto de ilegalidad. Si decimos esto de un modo tan directo, se debe a que en la interpretación generalizada por parte de los jueces respecto del comportamiento de las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales, se las tilda como “organizaciones ilegales o ‘asociaciones ilícitas’…”.



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3. Las órdenes de Perón antes de asumir Es notable como esa definición de “morían y mataban” representó durante el período constitucional de los años 73 al 76 la paradoja de que en esos tres años ya habían muerto o desaparecido centenares de montoneros y erpianos como resultado de una fuerte represión delineada por el propio Perón, cuando éste autorizó a fines de 1973 la utilización de “cualquier medio” para poner fin a la infiltración de izquierda en su movimiento. Esto sucedió poco después de las elecciones que lo ungieron por tercera vez Presidente de la Nación con el 62 por ciento de los votos. 48 horas más tarde, los montoneros asesinaron al secretario general de la CGT, José Rucci quien gozaba de un profundo afecto por parte de Perón. Menos de una semana después, éste ordenó una reunión de gobernadores, legisladores, incluso con la presencia de aquellos que militaban en el extremismo como el gobernador Bidegain, de Buenos Aires, –cuya hija además era una reconocida activista– ministros y otros funcionarios con quienes acordó el dictado de “La orden reservada del Consejo Superior Peronista”; el diario La Prensa publicó íntegramente su contenido –que ordenaba suprimir la acción subversiva. No hubo dudas al respecto y pronto se conocieron sus efectos. Durante esos tres años murieron unos 650 terroristas. Entre ellos Ortega Peña quien dirigía junto con nuestro conocido Eduardo Luis Duhalde, la revista Militancia que fue descalificada por el propio Perón. Había nacido la Triple A.

4. Cómo comenzaba la captación de los prisioneros El ingreso a cada “Centro de Reunión de Detenidos” producía en los militantes la primera conmoción. Había llegado el momento tan temido ampliado por la propaganda y con ese ánimo y psicológicamente debilitados, arribaban con poca o ninguna voluntad de resistir, un factor que evaluaban sus opresores para avanzar en los interrogatorios y captación del subversivo como así también la circunstancia de haber vivido mucho o poco en la clandestinidad. Esto último y sobre todo para los casos más prolongados, que los obligó a alterar su personalidad, el sentido de pertenencia, e incluso dudar de su ideología era una circunstancia altamente favorable para obtener la ansiada información. Así, la obligación de proteger a los compañeros y la estructura del sector de la banda a la que pertenecían estaba debilitada y esa clandestinidad, la organización celular, la pastilla de cianuro y los códigos de justicia revolucionarios devinieron en una utopía fortalecida por el hecho de que sus líderes a partir de mediados de 1976 se habían retirado al extranjero. Sólo dejaron a sus subordinados la orden de resistir y suicidarse si eran detenidos. Verdadera representación teatral de

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una orden esquizofrénica “Resistir hasta la muerte… mientras yo tomo champagne en Francia…”. En este sentido fueron contestes las declaraciones del Teniente de Navío Enrique Yon (hoy muerto) quien se desempeñó como jefe de operaciones del “Grupo de Tareas”, entre octubre de 1977 y enero de 1978. En su declaración sin juramento del 14 de agosto de 1985 glosada en el caso de Graciela Daleo dijo: “… el desmembramiento de la conducción de montoneros y fuga al exterior de los miembros de la Conducción Nacional hacía que los terroristas capturados mostraran una predisposición rápida a colaborar…”, por cierto con una suerte de sentimiento de frustración y desengaño por la actitud de sus jefes. Menos perceptible, más profunda, era algo así como una segunda conmoción luego de la captura.

5. En el límite de la resistencia moral Muchos de los que operaban en la clandestinidad durante los años 76 y 77 habían llegado al agotamiento y al límite de su resistencia. Sin embargo continuaban atrapados por el fuerte sentimiento de pertenencia que la organización aún conservaba. De todos modos, la proximidad de la muerte se hacía una percepción inevitable en la mente del subversivo y se acentuaba a medida en que éste entendía que el aparato del Estado ajustaba su capacidad represiva, obtenía el éxito que hacía evidente la reducción de la capacidad terrorista y crecía una batería de leyes, decretos, reglamentos y regulaciones antiterroristas. Pero además se planteaba con una fuerza creciente, el rechazo de la opinión pública a estos actos de violencia. El proyecto electoral de actuar en alguna provincia norteña a través del Partido Peronista Auténtico con el que los montoneros querían expresarse, resultó un fracaso que se sumaba a una atmósfera de crítica y rechazo. Inevitablemente, esto también influía en el ánimo del combatiente más que en el periférico o en el simple simpatizante que no arriesgaban sus vidas; sólo su libertad y esto los hacía más prudentes y menos activos en su desempeño, lo que afectaba la eficiencia operativa. Lentamente, se perfilaba el comienzo de la derrota. Por eso es difícil concebir cómo, sabedores los jefes montoneros y del ERP que estaban infiltrados, ordenaron el ataque a Monte Chingolo o, años más tarde, la Contraofensiva, para enviar a sus “jóvenes idealistas” (o ¿Tropas de asalto?) hacia una muerte segura.

6. La cómoda conducción terrorista desde el exterior Así se sucedieron las acciones que ya en 1977 demostraban a los militantes que casi diariamente perdían compañeros de lucha en enfrenta-



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mientos abiertos y encubiertos. Esto generaba una creciente sensación de inseguridad entre los militantes lo que sucedía mientras unos pocos elegidos de las organizaciones habían iniciado la diáspora con un cuartel general que deambulaba cómodamente entre Roma, Madrid, ciudad de México y La Habana mientras aquí morían los integrantes de las bandas sin apoyo, sin uniformes, sin grados y sin saludo militar como habían hecho obligatorios los exilados para las reuniones del Consejo Superior. Pablo Giussani, Montoneros la soberbia armada, pág. 66).

Por un lado, el período de éxitos iniciales los había convencido del triunfo de la Guerra Revolucionaria, y por el otro, no llegaban los momentos del gran lanzamiento de esa revolución popular mientras se sucedían, uno tras otro, los desastres militares en el abierto enfrentamiento que habían gestado contra el Estado y se hacía evidente la resistencia de la población contra su proyecto. La sensación de derrota disminuía progresivamente la voluntad de lucha y luego, de resistencia. La búsqueda de una oferta estable y con futuro expreso se convirtió en una exigencia cada vez menos subliminal. Fue entonces cuando a partir de la prevista evolución de la guerra, varios Centros de Detención de Prisioneros jugaron un papel trascendental para encontrar una solución a las inquietudes y angustias que la moral militante ya no les permitía.

7. El primer encuentro con el “Colaborador en ejercicio” Un importante factor que favoreció la “colaboración” estuvo vinculado con el contacto personal que se producía cuando el terrorista detenido ingresaba al temido lugar de detención y la primera cara que lo recibía, una vez abierta la puerta de la habitación, era la de un viejo militante que lo saludaba, serio pero con afecto. Sobran los testimonios de esos momentos, de esa primera impresión que recibía quien esperaba lo peor. De ese instante, de ese impacto en la mente de quien estaba prevenido al máximo. El detenido ignoraba dónde se encontraba y ésta solía ser la primera información que recibía como parte de un procedimiento estudiado. Después venía la primera conversación, el intercambio de las noticias “provistas” y a solas, por un “Colaborador en ejercicio”, generalmente un ex militante de su misma estructura. El efecto era aún mayor cuando ese militante detenido mucho antes era “Un bronce”, es decir, alguien de mucho predicamento en la organización a la que ambos pertenecían. Son los casos ocurridos a lo largo de casi un año que tuvieron como protagonista a Norma Arrostito en la ESMA, cuya aparición ante el novel detenido lo dejaba literalmente “shockeado”. Todo un golpe psicológico y una intensa afectación emocional. La actitud colaboradora no demoraba en manifestarse.

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8. Los mitos de cada lugar de detención Normalmente abrumado por las condiciones de la militancia y preparado para lo peor, casi siempre con el espíritu derrotado al ser detenidos y luego de ser llevados y sentirse en algunos de esos lugares de detención como la ESMA, La Perla, El Olimpo, Campo de Mayo, La Casita y otros de los más importantes que habían sido denunciados por las organizaciones de derechos humanos como parte de los aparatos de propaganda de las organizaciones; la desazón era tremenda, mezcla de temor, bronca y falta de fuerzas. El detenido se enfrentaba así a una mezcla de incógnitas y certezas poco promisorias pero con bastante rapidez, al constatar la distancia y la contradicción que existía entre la realidad y esas denuncias, caía primero en un íntimo debate y crisis mental con sentimientos encontrados que lo llevaban poco a poco a transitar desde la duda hasta la colaboración, pasando por esas etapas normales de expresión humana de las crisis enumeradas en el acápite de “La Desobediencia” que surgía entre la mayoría y se afirmaba rápidamente con el correr de los días. La fama que cada lugar de detención tenía entre los miembros de las bandas en la ciudad que fuese, trascendía sus límites y lo hacía sentir muy mal al detenido. Entre los militantes se había creado un mito abrumador que dejaba desconcertado al recién llegado al palpar una realidad impensada. En la práctica y dadas las circunstancias no todo era tan malo como decían y el efecto que producía ese encuentro con viejos militantes aceleraba la predisposición colaboradora. Esto quedó reflejado por Jorgelina Ramus, en su declaración ante la Secretaría de Derechos Humanos (SDH), dada el 1 de setiembre de 1994 donde afirmó que: “… participaban en los interrogatorios los miembros del “Mini Staff”, lo que producía más efecto de desmoralización que la tortura, sobre todo cuando los que participaban habían sido sus jefes…” importante e inolvidable declaración inculpatoria.

9. Los propios compañeros pedían que colaboraran - Jorgelina Ramus decía en esa declaración que: “…había compañeros que nos hablaban y nos decían que lo único que nos quedaba era colaborar y era muy rara la sensación porque ellos parecían estar muy contentos…”. - Elisa Tokar, también detenida en la ESMA es un ejemplo realmente muy explícito al respecto; en las declaraciones en las que recordó que fue inducida a colaborar, dijo: “… Además del shock emocional que uno sufría por la caída y encima te mostraban compañeros que creías que estaban muertos y estaban ahí, vivos”… “en el fondo, vos elegís…”.



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En otro pasaje dice: “se acercó la Chinita (apodo de Lidia Vieyra) y me dijo algo que no llegué a entender en ese momento, pero después pude descifrar algo como “…en el fondo vos elegís…” Más adelante dice: “En los primeros días también se acercó Daniel Lastra, NG: “Emilio” y me dijo algo acerca de que ‘tenía que colaborar’ él hablaba como un tipo totalmente recuperado” (Ese infierno tan temido, op. pág. 55).

- Carlos Muñoz detenido de la causa ESMA en su última declaración testimonial en el juicio oral del TOF5 dijo: “…cualquier compañero te puede decir que en el medio de la tortura o en la pos tortura alguno se acercaba a decir ‘…mirá, por qué no cantás?’ Y no eran los oficiales de marina, era gente que estaba secuestrada los que venían a decirte eso…”. Luego de su testimonio agregó que: “…mi amigo Víctor Fatala, que sí, en un momento vino, yo estaba muy mal, estaba muy golpeado y vino a decir mirá, fíjate que podés hacer…” .

10. La presencia en los interrogatorios de detenidos que ya colaboraban Si bien muchos testigos circunscriben la presencia en los interrogatorios dentro de la ESMA de los miembros del llamado “Mini staff”, estructura tipo estado mayor, conformada por montoneros dentro de ese lugar de detención, quienes eran colaboradores que asesoraban a la cabeza de la unidad naval; lo cierto es que todos los colaboradores participaban de esa actividad. Sara Solar de Osatinsky nos da un testimonio demoledor como puede comprobarse sobre quien confirmó en su declaración ante este el tribunal que juzga por causa ESMA que “… ingresaron a su interrogatorio una montonera que no recordaba su nombre y Norma Arrostito y que cuando la vió a Norma no lo podía creer…”. Es interesante la declaración de Rut Marcus glosada a Fs. 6.173 de los autos principales de la “MEGACAUSA ESMA” cuando dijo luego de haber sido interrogada por Marta Bazán, (Montonera detenida en ese lugar de detención, fallecida en los años 90), “…que una persona le dijo que iba a tener una visita agradable, ingresando Coquet, otro montonero detenido ahí, que le explicó “…cómo era el funcionamiento en la ESMA…”. La sola presencia de los colaboradores en aquellos interrogatorios –hoy muchos de ellos “Testigos Necesarios” en los actuales juicios, era lo suficientemente traumático como para impactar psicológicamente al recién llegado, quien comenzaba a colaborar y se comprometía con una nueva militancia, sin que mediase la aplicación sistemática de la tortura ni métodos salvajes

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ni sádicos como mendazmente difunden cada vez que pueden. Es evidente que para lograr la actitud de colaboración del recién llegado, tuvieron incidencia la presencia de los colaboradores y el trato diferente al esperado que recibieron.

11. La continuidad de la militancia externa en cada lugar de detención Continuar con formas de la militancia externa en el interior de los distintos lugares de detención fue otra de las características que favoreció la “colaboración”. Esta se materializó con la aceptación por parte de las Fuerzas Legales de un significativo cambio en el trato con los detenidos muchos de los cuales –y con las prevenciones del caso– vivieron en su transformación como verdaderos agentes, pues pasaron a desempeñarse en el exterior de las instalaciones de detención como excelentes militantes clandestinos. Miguel Bonasso evidenció esta continuidad cuando sostuvo que Miguel Ángel Lauretta NG: “Caín” “…Proseguía en la ESMA trabajos que había llegado a dominar en la Orga…”. (Recuerdos de la muerte, op. cit, pág. 364).

Lo cierto es que se mantuvo la actividad de estos militantes mediante el cumplimiento de funciones y conductas similares a las de la militancia que ejercían en la organización a la que pertenecían, aunque hubo oportunidades en las que con toda lógica la reunión o reencuentro con antiguos compañeros de militancia recreaba inconscientemente el factor romántico que envuelve a cualquier actividad guerrillera o antiguerrillera por ese sentimiento de sentirse defendiendo la sociedad. Despojados de los peligros de sus prácticas clandestinas; no necesitaban fingir más, ni exponerse a la pastilla de cianuro y en consecuencia podían comenzar a recuperar sus personalidades desquiciadas por la exposición y tremendo desgaste de la doble vida impuesta por sus militancias externas. Sin embargo una de las características del trato que dieron continuidad a la militancia clandestina y eficiencia en la obtención de información por las Fuerzas Legales fue el mantenimiento del trato con “su identidad militante” que durante la clandestinidad, –los ahora Testigos Necesarios– habían construido mediante el uso de los nombres de guerra (NG: en lugar de usar el nombre legal). Práctica obligatoria para eludir la acción de la justicia y la delación. Al respecto existen decenas de ejemplos de La Perla, el Olimpo, La ESMA y otros centros de detención lo que hacía que los militantes colaboradores se sintieran más contenidos. En pocas palabras más identificados y satisfechos en sus nuevos roles consigo mismo.



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Hay abundantes testimonios que hacen referencia a los colaboradores por sus nombres de guerra o apodos, sobre todo cuando se refieren a una persona que no conocían con anterioridad; de igual forma hay testimonios amplios que desvirtúan a aquellos ex guerrilleros que aducen que se los trataba sólo con un número, lo que persigue un objetivo político de “mostrar denigración a la persona”. Esa es una mentira y es falsa y susceptible de ser encuadrado su uso como tal y como una herramienta militante pues esos dichos buscan la victimización de los “colaboradores, buchones traidores o quebrados…”.

12. La enorme información que se tenía sobre las organizaciones a las que pertenecían La magnitud de la información que disponía la inteligencia militar llevaba al recién llegado a la rápida conclusión que no tenía sentido ninguna forma de resistencia para proteger lo que de alguna manera ya se conocía. Esa enorme cantidad de información caía como un mazazo sobre la cabeza del recién detenido produciendo mucha más zozobra y desconcierto, en el fondo la “seguridad de que estaba todo perdido…”. Una detenida de la ESMA, confirmó en su declaración dada ante la jueza Riva Aramayo el 21 de septiembre de 1998, “…que vio un pedazo de organigrama en el sótano confeccionada en cartulina y que era increíble la información disponible…”.

13. La técnica de seguridad de los militantes apresados Las técnicas de clandestinidad, no eran invento local sino que resumían décadas de experiencias internacionales, prescribían mecanismos cotidianos de contacto y control entre los integrantes de cada eslabón orgánico, que permitían detectar rápidamente la caída de un miembro del grupo y dar el aviso para que los restantes huyeran. Las instrucciones del “Manual de las Milicias Montoneras” en su capítulo 9.1 con todos los detalles de contrainteligencia a usar o actuar en caso de detección, persecución, detención, resguardo, declaraciones, la protección de la organización celular, la pastilla de cianuro, el grave castigo a la traición por colaborar con el enemigo, así como instrucciones sueltas usados como boletines por el ERP que los militantes debían seguir en caso de detención, eran normas elaboradas para sortear el peligro de perder la libertad y evitar vulnerar la estructura que usaban los terroristas empeñados en la guerra revolucionaria. Las conducciones de Montoneros y ERP ordenaban a sus integrantes que eran capturados o detenidos sólo 24 horas de silencio de manera de escapar ante la ausencia de uno de ellos, de acuerdo con lo establecido por cada célula y sus contactos frecuentes de seguridad.

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El que caía detenido a su vez tenía la obligación de resistir y no declarar hasta una vez pasada la hora tope que garantizaba que el resto de la célula o los compañeros de vivienda estuviesen a salvo. Por tal motivo, en algunos de los más importantes lugares de detención, inicialmente se trataba de obtener la información lo más rápido posible para, de esa manera, continuar con el atado de los cabos sueltos. Cuando la información obtenida sobre las estructuras era muy grande y por ende disminuía la necesidad de la rapidez, era otra la clase de información que se necesitaba para avanzar en la desarticulación de las bandas y el esclarecimiento de determinados temas. Así, no se insistía sobre el detenido cuya falta de experiencia o de formación no le permitía entender o percatarse cómo frases sueltas, gestos o contradicciones en las que había incurrido, ratificaban datos ya obtenidos o confirmaban supuestos que enriquecían vías de investigación ya iniciadas. Cuando se llegaba a ese punto, el tenor de la información que se buscaba era más profundo y el interrogatorio se postergaba por un tiempo o se lo estiraba artificialmente, lo que le permitía inferir al terrorista detenido que había superado el lapso de seguridad que beneficiaría a los restantes miembros de su célula o estructura. Así, se sentía satisfecho con la “resistencia ofrecida” y psicológicamente se volvía más predispuesto para otros cambios en su vida de detenido, una condición que ya consideraba inevitable De tal manera los lugares más grandes de detención cambiaron rápidamente el método aplicado a los interrogatorios, pues se hizo evidente que para obtener mejores resultados era necesario respetar los tiempos tácticos de protección de la organización al que debía atenerse el militante que había caído preso. De esa forma al recién llegado se le quitaba un peso de encima y por la suma de los elementos de juicio obtenidos o que obraban en su poder, las Fuerzas Legales ya sabían que tarde o temprano la célula o estructura en cuestión u otras vinculadas caerían en manos de la ley. Esta técnica que se perfeccionaba con el correr de las semanas, constaba de una segunda etapa que se ponía en marcha de inmediato y que consistía en organizarle al futuro colaborador el contacto con otros que ya cumplían esa función. En la guerra, esta tarea más bien silenciosa fue más importante que poner un difícil empeño en obtener una información aparentemente más urgente y perentoria que podía exigir violencia. La prioridad era conquistar a un próximo y voluntario “colaborador” y lo que en un comienzo parecía una necesidad no lo fue tanto. Resultaba manifiesto que para los militantes que voluntariamente estaban dispuestos a llegar al suicidio, la detención era un riesgo absolutamente calculado, conocido y sobre todo aceptado. Inclusive estaban preparados para ser expuestos a la tortura luego de la privación de libertad, como bien lo refleja el referido manual destinado al militante o activista montonero. Romper con esta expectativa fue lo que fortaleció las acciones de varios de los lugares de reunión de detenidos cuyas pesquisas fueron orientadas de manera lógica a obtener información no solamente táctica sino orienta-



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da hacia aspectos más profundos como eran las esferas de mayor responsabilidad de las organizaciones armadas.

14. Crear “la comodidad” como instrumento del combate Era una clave destinada a los extenuados y noveles detenidos. A medida que los militantes se incorporaban a los equipos que funcionaban en sus lugares de detención, no fueron pocos los que evidenciaron cambios de temperamento y conducta al encontrarse distendidos y ajenos a las agotadoras exigencia de la clandestinidad. Así solían expresarlo y la primera exteriorización fue, lisa y llanamente hacer efectiva la predisposición a hablar. Por ejemplo. - Susana Jorgelina Ramus, (NG: “Jorgelina”) dijo en oportunidad de encontrarse en la quinta que disponía en Del Viso un grupo operacional de la Marina: “… Yo estaba contemplando el parque de la casa y era tanta la paz y me sentía tan bien que escribí que en ese momento me sentía feliz, era como si el tiempo me hubiera detenido y la vida era estar ahí sola sintiendo mucha paz…” (Ver Sueños op. cit. pág. 78, ver caso 51). En otro pasaje agrega: “…cuando iba a la peluquería Andrea o a cenar a los años Locos o a la casa de Del Viso o cuando compartíamos tardes enteras de mate y charla en el sótano con Serafín y Ana y a veces Caín y Emilio en el laboratorio de fotos o esas tardes en “la huevera” (por tener revestimientos de cartones usados para separar huevos que servían para aislar los sonidos) haciendo desgravaciones y escuchando a Tarragó Ros en un equipo sensacional. La música, la radio, la lectura, las charlas con algunos compañeros, las salidas, todo eso hacía la vida más amable. Todos teníamos algunos trucos para pasarla lo mejor posible…” (Ver “Sueños…” op. cit., pág. 95).

Otros prefirieron dejar cartas o misivas en el momento de la partida de la ESMA o enviarlas con posterioridad, aunque hoy son justificadas como parte de un plan de simulación fríamente concebido. Lo cierto es que reflejaban o reflejan el estado de ánimo de quien la remitió, pues dejar una misiva en el momento de salir del lugar de detención para cumplir con obligaciones adquiridas o enviarla mucho tiempo después, no fue una condición necesaria para la liberación que se operaba con o sin la epístola referida. - Lidia Cristina Vieyra luego de haberse radicado en Europa escribió una carta a Generoso, peritada en mayo de 2009 según constancia de fs. 20165, dónde con relación a sí misma dice: “…he descubierto en Cristina, sus inmensas ganas de vivir, de ser feliz, de ser una persona

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normal de 22 años,” y agrega: solo puedo decirles que soy feliz y en mi felicidad están Uds…”. - María Alicia MILIA de PIRLES, (NG: “Susana” ó “La cabra”) en una misiva fechada al día siguiente de haber dejado la ESMA glosada a fs. 5.576 de la causa 10.326 le dice a Febres, “…Parece mentira que hoy nos vamos. No quiero dejar de saludarlo dado que Ud. fue siempre una persona dispuesta a lo que le pidiesen…”. Luego agrega: “…Termina otra etapa de mi vida, se abre una nueva y tengo fe y fuerzas para encararla (…) sólo me queda agradecer todo lo que Uds. han hecho por nosotros. Con todo cariño Susana. 20 enero de 1979…” Ver Caso 41 de este libro. - Miriam Lewin también reflejó la distensión que experimentó luego del paso por la ESMA, a la que había llegado con 12 kilos debajo de su peso normal: “…La gente que me conocía de antes y me vio después me decía que me notaba distinta, mucho más tranquila, más madura.” (Ese Infierno… Ver op. cit., pág. 62 y pág. 111).

15. Un tema ríspido de la guerra: la tortura En todos los lugares de detención de los terroristas, particularmente en los de las Fuerzas Armadas donde la masa de los oficiales que revistaban era de una formación sólida, se cuestionó desde siempre la tortura y tantas veces no se la aceptó. Simultáneamente surgieron los lógicos fundamentos para rechazarla. Veamos. El Manual de las Milicias Montoneras en el capítulo dedicado a las torturas, pág. 94 a 99 analiza cual es el su finalidad cuando afirma: “Hay que tener presente aquí, que salvo algunas policías zonales, ellos no se interesan por buscar por medio de torturas, la culpabilidad de uno, sino que su interés es descubrir la mayor cantidad de datos de una organización”. Habida cuenta que los propios militantes se asombraban de la magnitud de la información que las Fuerzas Legales disponían sobre las “organizaciones”; que se respetaba el tiempo límite de seguridad; que los propios colaboradores invitaban al recién llegado a colaborar y que era evidente la falta de necesidad de obtener información urgente, el tema de la tortura pasó a formar parte de un espejismo propagandístico desplegado para la opinión pública. En los hechos, lo que se impuso fue “la práctica de convencer”. No hay duda que ese convencimiento se unió al cambio psicológico que empezó a registrarse entre los militantes cuya acción comenzaba a revertirse lentamente, sobre todo por el incremento de las detenciones en manos de las Fuerzas Legales. Richard Guillespie, en su libro Soldados de Perón, pág. 376, basado en un documento producido en Ginebra referido a la experiencia de los



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Montoneros con la Marina de Guerra dice: “El mayor cambio lo indujeron los propios militantes que llegaban sin voluntad de resistencia y la ESMA fue sensible a esa condición. Los pocos montoneros que sobrevivieron a la pesadilla de la detención dejaron bien claro en sus subsiguientes testimonios, que la mayoría de los Montoneros que cayó en las manos del enemigo lo hizo con la moral prácticamente destruida, muchos de ellos hablaron sin demorarse”. Veamos las opiniones de personas comprometidas en el tema. Hay testimonios de determinados jefes y oficiales hoy enjuiciados, que reflejan que por parte de éstos existió un convencimiento genuino de rechazar la aplicación de la tortura. Formación, cultura y estilo se sumaron a esta decisión. La persuasión y el peso de las opiniones de los “colaboradores más antiguos” sobre los detenidos Influyeron poco a poco y en algunos casos muy rápidamente para obtener las informaciones que se ampliaban en conversaciones sucesivas cuyos componentes, perfectamente graduados para afianzar ese estado de “comodidad” al que aludimos en renglones más atrás, llevaban a una dependencia emocional pero sobre todo de “confianza y gratitud”. Con el correr de los días y como expresión de lo que dijimos en el prólogo de este trabajo sobre la naturaleza humana, esto se lograba naturalmente y por cierto ayudaba el contraste con las prevenciones que había recibido el militante acerca de las presuntas y horribles torturas que lo esperaban. Todas estos aspectos –llamémoslos componentes psicológicos– contribuían a afianzar la nueva situación que también poseía una dosis de desconcierto –es necesario explicarlo– éste comenzaba con la primera pregunta del interrogatorio que consistía en pedirles a los militantes que respondieran si sabían dónde se encontraban. El desconcierto se acentuaba ante la presencia de otros subversivos que ya eran colaboradores y adquirían el rol de testigos ratificadores del nuevo rumbo que podía adoptar el detenido. Esta descripción es válida para entender los procedimientos de la guerra donde la opción de esta metodología aportó excelentes resultados que favorecieron y apuraron la derrota militar de las bandas. Podemos agregar que con el tiempo, esos resultados se ampliaron y así muchos testigos reconocieron explícitamente que no fueron torturados. Veamos los siguientes 23 testimonios: Hablan y escriben los detenidos Nilda Oráci afirmó: “… contra todas mis presunciones al llegar a mi nuevo destino (la ESMA) me trataron muy amablemente y me hicieron pasar a una salita donde me sacaron la capucha […] y el Coronel (que me llevó) se retiró, recomendando que se me tratara bien y que volvería para controlar cómo me encontraba […] después me entero, es la Escuela de Mecánica de la Armada. En este lugar me dejaron descansar unos días y luego comienzan a charlar (ya que no era específicamente un interrogatorio)

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sobre diversos temas sociales y políticos y tratar de convencerme de lo incorrecto de mis convicciones […]”. Declaración del 3 de febrero de 1984. En sede diplomática, Madrid. En legajo 37 Oráci (sic) ante la Cámara Federal a fs. 166 (refoliada).

Griselda López, en su testimonio ante la CONADEP del 2 de marzo de 1984 da cuenta de haber sido detenida en la ESMA habiendo recibido un “…trato muy correcto sin ningún tipo de apremios”. Jaime Dri, recordó en el libro de Bonasso que en la ESMA lo habían “…tratado bien sin tutearlo ni vejarlo” (Miguel Bonasso, Recuerdos… op. cit., pág. 79).

Evangelina Quiroga, en su declaración testimonial consignada en el acta correspondiente a la 29ª sesión del 16 de febrero de 2005 del juicio a Scilingo, afirmó “…que al llegar a la ESMA fue interrogada pero no le aplicaron picana…”. Graciela García, en su declaración ante estos estrados no refirió haber sido torturada mediante pasaje de corriente eléctrica. Ello es conteste con lo afirmado más adelante cuando expresó con relación a un documento que tenía en su casa: “fuimos a buscar el documento, era más lo que yo decía que lo que tenía el documento…”. Julio Margari, en su declaración del 6 feb. 1987 a fs. 2071 vta. dice: en este acto el compareciente desea exponer que durante todo el tiempo que permaneció alojado en la ESMA, “…nunca fue sometido a torturas […] que […] nunca presenció la tortura de algún detenido”. Angel Strazzeri, en su declaración del 29 de octubre de 2008, glosada dijo: “…que su esposa fue detenida y liberada el mismo día, y no fue torturada, ni maltratada ni golpeada”. Amalia Larralde, declaró el 5 de febrero de 1987 en causa ESMA. Ante la Cámara Federal, en agregado sin acumular al sumario militar DGPNJ4 35/95 “S” A fs. 137 Dice: Adriana Marcus, liberada a fines de 1979 “cree que no fue torturada”. Elvio Vassallo, expresó el 14 septiembre 1995, ante Subsecretaría de Derechos Humanos, a fs. 6946 dijo: “[…] no fui torturado [...]. No fui golpeado por parte de los oficiales”. Marisa Sadi, se desprende de sus dichos dados en el juicio oral a Febres y en su declaración ante el juez Torres del 4 de noviembre de 2008 que fue interrogada pero no fue sometida a torturas. Laura Inés Dabas de Correa, en su declaración ante la CONADEP glosada a fs. 32.757 correspondiente al legajo 004979 del 21 de junio de 1984 dijo: “…en el período que estuvo en el lugar ESMA tuvo tres



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interrogatorios, en los cuales era bien tratada y trataban de convencerla para que colaborara con ellos”. Miriam Lewin, se desprende de sus dichos que no fue torturada en la ESMA. Es conteste con ello su afirmación que pasó de la Fuerza Aérea a la ESMA, “…pero no para ser interrogada…” (Ese… óp. cit pág. 244), y su declaración en la causa 13 cuando afirmó: “…en la Escuela de Mecánica de la Armada no fui sometida a ninguna tortura física…”. Inés Olleros, en la causa 13, no está probado que sufriera tormentos. Pilar Calveiro, se desprende de sus dichos: “…que en la ESMA no fue torturada…”. Laura Reboratti, detenida en la ESMA, en su declaración del 22 de febrero de 1984 ante la CONADEP dijo:”…que no fue maltratada.” Liliana Gardella, en su declaración del 15 de diciembre de 2004 dijo: “…que fue interrogada pero que nunca fue torturada físicamente en la ESMA.” Victor Fatala, confirmó en su declaración dada el 13 de febrero de 1987 glosada en el leg. A caso 70, que Víctor Sergio Cetrángolo “…no fue torturado.” Andrea Bello, en su declaración en el juicio oral a Febres, aunque no lo afirmó de manera específica, se desprende de su testimonio que no fue sometida a tortura, ya que conversó con un oficial, sí fue a Capucha y luego comenzó a realizar tareas. Sara Solarz, se desprende de sus dichos y la mención de estas circunstancias que realizó Bonasso en su libro Recuerdos de la muerte cuando afirma que el Tigre dio orden de no torturarla. (Ver Recuerdos… op cit pág. 45). También el capitán Pernías lo confirmó en su declaración ampliatoria ante este tribunal. No obstante Solarz ante los estrados del TOF5 afirmó que había sido torturada. Elizabeth Turra, fue interrogada y según sus propios dichos no fue torturada. Así consta en su declaración ante la CONADEP y los de Luis Alberto Vázquez acreditados en su declaración del 19 de febrero de 1987 glosada en la causa 960 que corre por cuerda separada. Alberto Girondo Alcorta, según sus propios dichos ante estos estrados cuando afirmó: “… En mi caso no fui torturado”. A fs. 32.857 el denunciante dice expresamente que no fue torturado ni mal tratado, solo fue interrogado sobre el paradero de sus hermanos. Angel Alberto Laurenzano, en su declaración ante el juez Torres del 4 de noviembre de 2008, glosado a fs. 41.407 refirió “…que fue interrogado mucho aunque de manera coloquial sin malos tratos”. Mario Villani, en el juicio oral a Febres cuya desgravación está glosada en autos principales dijo: “…a mí me torturaron dos días (…) en el Club

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Atlético, en todos los otros campos esa tortura la del interrogatorio y de la picana no la sufrí personalmente”. Basterra, un “artista” Todos los testimonios expresados se contraponen con la actitud asumida por gran parte de los Testigos Necesarios quienes fueron instruidos en el armado de toda una batería de expresiones dolorosas y actuadas. Es factible que alguna vez el procedimiento haya tenido connotaciones más severas, pero en tal caso fue la excepción que no se ajusta en las exposiciones armadas para impactar anímicamente en jueces y fiscales. El mejor ejemplo de mentiras armadas es el de un ex detenido quien creó una representación teatral a saber: Víctor Melchor Basterra el 30 de mayo de 1984 ante la CONADEP declaró que “…fue sometido a interrogatorios, atormentándolo con aplicaciones de picana eléctrica…” y no refirió haber sufrido consecuencias cardíacas. Pero tres meses después el 30 de agosto de 1984 presentó una querella criminal que originó la causa 18.206 del Juzgado Federal N° 30, donde dijo. “… me ordenaron que me desnudara y luego de atarme los tobillos y las muñecas a los extremos de una cama, sobre la cual había un colchón de goma espuma, me ataron un cablecito a un dedo del pie derecho y comenzaron a picanearme y a golpearme, el trato fue sufrido por mí casi permanentemente, excepto en los momentos que iba al baño, hasta las 11 horas del día siguiente… Durante las sesiones de torturas tuve dos paros cardíacos, del primero me atendió un médico del que solo escuché su voz, lo que posteriormente me permitió reconocerlo como un detenido llamado Jorge Vásquez, al que decían Caballo Loco. Este individuo señaló que dado mí estado físico podían seguir con el interrogatorio”. Luego agregó: “… A raíz del segundo paro, fui atendido por el médico del grupo de Tareas 3.3, al que llamaban Tommy, quien aconsejó seguir con el tratamiento pero con prudencia…”. - Un año más tarde Basterra en su declaración en el Juicio a las Juntas, dada el 22 de Julio de 1985 en la parte pertinente, aportó con lujo de detalles sobre una presunta tortura que permite, ya transcurrido el tiempo, formularse una serie de preguntas, todas ellas de difícil respuesta. En primer lugar la pregunta obvia es ¿Cómo supo que sufrió un paro cardíaco? Ya que en condición de paro se encuentra inconsciente, por lo tanto en dicho estado no puede dar fe de haber escuchado las voces de los médicos. - Situación que resolvió en su declaración ante el Tribunal Oral 5 que juzga la ESMA cuando con referencia a su interrogatorio dijo: “…y así comenzó: horas, horas y horas…en algún momento me dio una especie de espasmo cardíaco, no sé, prácticamente casi me desmayo…”. - Redireccionado por la Fiscalía; la que puso en su boca expresiones no referidas hasta ese momento en su declaración, le preguntó: “¿Ud. mencio-



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nó que en una ocasión tuvo como una especie de espasmo que casi se desvanece, que hay una persona que se acerca y dicen que pueden seguir?”. El Fiscal ayuda a refrescar la memoria En efecto Basterra, refresca la memoria y rápidamente cae en la cuenta que debe acusar a una persona, y respondió titubeante: “Después hubo otro, hubo otro de esas circunstancias, hubo otro, también, con más o menos las mismas características… yo entraba en una especie de… quedaba medio exánime sin respuesta…”. Luego agregó: “…Los tipos me seguían dando máquina, prácticamente quedaba inconsciente. La 1ra vez una persona me atendió y dijo “que sigan”, la segunda vez me atendió un médico que había ahí, uno que le decían Tommy…”. - Para hacer más creíbles sus dichos agregó algo nunca antes revelado: “Me acuerdo que hicieron un comentario jocoso sobre la cantidad de palpitaciones que tenía una persona, ‘che tiene como 150…eso no es nada…un piloto en picada tiene 130…’ ese fue el comentario… este… bueno… eh… si ustedes quieren ayudarme…”. (Referencia: Simon RP. “Syncope In”: Goldman L, Ausiello D, eds. Cecil Medicine. 23rd ed. Philadelphia, Pa: Saunders Elsevier; 2007: chap 427).

16. La interacción entre las Fuerzas fue constante. Las especialidades Es así como un ex funcionario del actual Ministerio de Defensa durante varios años y viejo montonero, Martín Tomás Gras Craviotto, (NG: “Chacho”), reconoció en una de sus declaraciones la interacción del Ejército en la ESMA cuando, ante los estrados dijo: “…Cuando uno entraba al sótano… aprendí que el que sacaba la foto no era de la ARA sino del Batallón 601 de Ejército… hasta finales del ´77 el control del 601 era permanente…”. María Milia de Pirles, (NG: “Susana o La Cabra”), El día 09/02/2005 en su declaración en el Juicio Oral al Capitán Scilingo en Madrid, España, la Sra. Pirles entre otras cosas declaró: “Había tres grupos: el operativo, el rotativo e inteligencia. Había gente que no intercambiaba funciones”. “No había anarquía, todo estaba planificado, los marinos no son anárquicos. Había personas que no pertenecían a la Armada, había de la policía federal, de penitenciaria y personal rotatorio. Todos actuaban ordenadamente”. Tienen valor estas aclaraciones que hace una experimentada militante de muchos años en la clandestinidad y alta capacidad operativa como fue Milia de Pirles. Ver Caso 40, sus antecedentes.

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El valor de este comentario es importante para que sea leída por todos los fiscales y Jueces de los actuales juicios que desconocen absolutamente lo que es o fue el ambiente operativo bélico, sus funciones, sus tensiones, sus vivencias y las condiciones de combate. No forman parte del “fuero natural” que para eso existía y existe en los países normales del mundo. Son simples aficionados incompetentes para la función que desempeñan. No es ajena a esta aclaración para los lectores el hecho de por qué la mayoría de los defensores del personal de las Fuerzas Armadas y de Seguridad procesados aluden a la violación de los derechos de sus defendidos, cuando hablan de la ausencia de los “Jueces Naturales” que deberían ser jueces militares y luego los más altos tribunales de la justicia nacional. Valga también esta aclaración ya que siempre las organizaciones de DDHH aluden a los “Juicios de Nuremberg” pues es necesario que se tome en cuenta que los jueces de ese sonado juicio que culminó el fin de la Segunda Guerra Mundial, fueron casi todos auditores militares o jueces militares con vasta experiencia. Volviendo a la necesidad que los fiscales y jueces sepan algo del fuero y del estilo militar, sus formas y costumbres, es que tiene valor sustancial lo declarado por Pirles ya que los denunciantes y lo que es más grave, los miembros de la Justicia, confunden las especialidades, las normas que las rigen para sus actos operativos, donde las armas a las que pertenecen distinguen a unos y a otros pero sin abandonar lo esencial que describimos al comienzo de este trabajo cuando por algo nos extendimos en la definición del “ser militar”. Estos gravísimos errores trazan un panorama plagado de confusiones y vacíos que sólo pueden ser detectadas objetivamente por quienes poseen un conocimiento íntimo del escenario por haber vivido muchos años en el tema y eso sólo lo puede proveer el funcionamiento de los tribunales naturales ahora suprimidos. En las cuestiones humanas todo tiene su razón de ser y por eso la existencia de Códigos de Justicia Militar que funcionan en todas las Fuerzas Armadas del mundo con penas mucho más severas, cuando corresponden, que las aplicadas por los Códigos Penales para un mismo delito. El problema debió atenderse con mayor intensidad a medida que la guerra se extendía y se ampliaba –fenómeno que ya era asumido por la población en general– y donde la sutileza obligaba a tareas más contundentes y una mayor interacción entre las diferentes disciplinas militares. La aparición de la Guerra Revolucionaria en nuestro país sorprendió inicialmente y en general a nuestras FF.AA, preparadas –salvo grupos de élite en cada Fuerza– para el desarrollo de conflictos clásicos. Una de las características primordiales para encarar ese tipo de guerra radica en el empleo de una estrategia basada en la aplicación integral de la Inteligencia (Indochina, Argelia). De allí que fuera el personal de esta área de las FF.AA. el que estuviera, en principio, más informado y capacitado para llevar adelante las acciones contrarrevolucionarias.



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Se fue aprendiendo sobre la marcha. Tuvo un enorme efecto pedagógico la decision de los Comandantes Militares de rotar al personal militar en actividad de todos los distintos componentes de los centros operativos antisubversivos, hecho que además confirmó “la respuesta institucional” a esta guerra. En este momento la lucha acentuó la separación de las funciones, las Fuerzas empeñadas en la lucha contra la subversión comenzaron a tener experimentados hombres operativos, normalmente comandos, equipos dedicados específicamente a la confrontación activa en el terreno. Si nos sentimos obligados a efectuar estos comentarios, se debe a que en los ámbitos civiles –judiciales, periodísticos o políticos– se ignoran totalmente las capacidades que caracterizan a cada una de las armas y así se registran definiciones o interpretaciones sobre lo actuado durante la confrontación, adjudicándoles a unos y a otros la generalidad de “funciones de inteligencia”, como si ello fuese útil para adjudicar responsabilidades y el cumplimiento de tareas ordenadas por la superioridad a las que se les suele adjudicar un aire misterioso. Seguramente, prima aquí un estilo recatado, serio y a veces inexpresivo por parte de quienes despliegan obligaciones que así lo requieren. Estas diferencias básicas originaron –sobre todo durante los primeros tramos activos del conflicto– muchos inconvenientes a las Fuerzas Legales. Por eso es correcta la observación de Milia de Pirles cuando expresa “… Había gente que no intercambiaba funciones”. Sólo los políticos le asignan a los esforzados hombres y mujeres de Inteligencia una funcionalidad que en realidad no tuvieron, salvo la de obtener información, analizarla, compararla, evaluarla, calificarla y trazar escenarios reales o posibles. Los anticipos también son fundamentales en estas cuestiones.

17. La disciplina y normas militares dentro de los lugares de reunión de detenidos se cumplieron estrictamente La disciplina existente no se circunscribía a un determinado grupo jerárquico, sino que toda la estructura estaba sometida a su imperio. El incumplimiento de las normas era sancionado con una amplia gama de medidas, desde leves a muy severas. El jefe de Operaciones de un grupo de la ESMA teniente de navío Jorge Perren, por ejemplo, en su testimonio dado el 2 de junio de 2006, en la causa 7.694, afirmó: “…en octubre de 1976 tuvimos un lamentable caso de un oficial no permanente que intentó apoderarse la vajilla de un departamento allanado, lo que determinó que un oficial más joven lo denunciara ante mí; di parte al entonces capitán de navío Chamorro Comandante del Grupo de Tareas 3.3. (GT), el cual me constituyó en la figura del Código de Justicia Militar de oficial a cargo de una prevención sumaria, por la cual, la superioridad dispuso de inmediato la separación del grupo de este oficial, el traslado a su destino, debiendo cumplir un largo arresto y su posterior baja de la Institución”.

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La mayoría de los testimonios de los distintos Lugar de Reunión de Detenidos reconocen la existencia de inspecciones que evidencian que las actividades de los Grupos de Tareas estaban bajo control de la superioridad, en todas las Fuerzas Armadas. De igual forma quiero remarcar una necesaria aclaración tantas veces mencionada como necesaria por todos los oficiales que he conocido, tal como es hablar sobre los imprescindibles suboficiales de cada fuerza armada o de seguridad. Componentes integrales en aquellas estructuras de combate en esa sorda lucha interna que se vivió en la Argentina. Nunca defeccionó ninguno ni lo hace hoy cuando lamentablemente son acusados con sus jefes de entonces. Todos ellos fueron sobresalientes miembros de las Fuerzas Legales, cumplieron órdenes y hoy la Justicia no debería imputar a ninguno en absoluto, por cuanto sus funciones estaban encuadradas y eran órdenes del servicio debajo de los oficiales y Jefes. Lo hacen porque no queda duda que la venganza de los ex militantes, hoy en el poder, quiere de toda forma, destruir la esencia misma de la existencia de las Fuerzas Armadas y de Seguridad, tal como es su disciplina, sus formas, sus normas y estructuras que son ecuménicas y milenarias. Para ellos, “los vengadores setentistas”, esto no importa; los procesan como a los oficiales esperando delaciones que nuca han sucedido, por ser ellos hombres íntegros, sanos y respetuosos, absolutamente profesionales que debían en su momento acompañar a sus jefes en esa lucha contra el terrorismo al que le ordenaron aniquilar. Lucha que compartían en su fueron intimo y familiar. No hubo casos de suboficiales en las distintas fuerzas que se hayan presentado a sus superiores para solicitar que se los eximiera de participar de lo que fue la Guerra contra la Subversión. Para todo el conjunto militar y de las FFSS, lo primero era –y es– el cumplimiento de las órdenes impartidas al margen de sus coincidencias respecto de la misión que debían cumplir De las Fuerzas Armadas hay muchas constancias que relatan cómo se mantenían aún con un año de diferencia de antigüedad de sus oficiales y jefes, las distancias jerárquicas y la subordinación a todas las normas de la vida castrense.

18. El trato evidenciaba los beneficios obtenidos Silvia Labayru De Lennie, (NG: “Mora”), en su declaración en el juicio ESMA, preguntada si la colaboración o su simulación le generaba privilegios, respondió: “…si, por supuesto que sí.” Es evidente que pese a lo riguroso del trato inicial, los Testigos Necesarios, rápidamente pasaron a desempeñarse en otras condiciones, en efecto veamos: Martín Gras fue descripto por Miguel Bonasso en el libro Recuerdos de la Muerte, incorporado por Jaime Dri como parte de su declaración, en pág.



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409 de la siguiente manera: “Los acuerdos se hacen para romperse pensó el Pelado (Jaime Dri) cuando entró a la oficina de Chacho (Martín Gras). Sólo le faltaba la ventana como la del cuarto de Mateo (Alberto Eduardo Girondo Alcorta, NG: “Mateo”), para llamarse alegre. Estaba ordenada limpia, con el escritorio surtido de marcadores, cortapapeles, lápices, tijeras. Amén de una mesa auxiliar para la máquina de escribir. Chacho recibía una copia de todas las publicaciones que diariamente llegaban al archivo para recortar y además algunas exquisiteces como la colección completa de la revista Estrategia, que lucía en un pequeño librero” Más adelante dice, “…Chacho vestía un vaquero limpio y una camisa a cuadritos impecablemente planchada…”. Hebe Lorenzo a Fs. 12093 de los autos principales recordó que en el caso del gordo Alfredo: “…este se presentaba bien vestido, aseado, bien alimentado…”. Carlos Muñoz, evidencia las diferencias entre aquellos que estaban militando y los detenidos en la ESMA, en su declaración en la causa 13/84 Carlos Muñoz dice: “Yo lo veo a Fatala, lo veo a Calabozo, viene y me dice que ellos estaban bien, yo los veo en muy buen estado al lado de lo que era mí estado, muy bien vestidos sin grilletes, sin esposas, sin capucha, fumando un cigarrillo…”. Graciela Daleo, en el marco de la causa 13, afirmó que Alfredo Buzzalino tenía un régimen especial, o sea, él estaba algunos días, durante el día, en la Pecera y a la noche se iba a dormir a su casa. ( Anexo V leg. DaleoCastillo Fs. 117). Miriam Liliana Lewin de García, (NG: “LiIi, “Peny”, “Gringa”, “Polaca”, “Colorada” o “Michi”), en “Ese Infierno…” dice: “…Chiqui (María Milesi) viene a verme al cuarto donde yo estaba encerrada y tenía una túnica bordada y unas pulseritas de mostacilla. Yo estaba toda desgreñada, con un pollerón negro y un pantalón grande que se me caía cuando me paraba. Ella estaba arreglada, maquillada, prolija. Me explicó que a los marinos les gustaba que uno se vistiese bien porque era un síntoma de recuperación”. Eva Bernst de Hansen en su testimonio ante la CONADEP ratificado en sede judicial describió la Pecera de la siguiente manera: “…era un lugar amplio con oficinas a ambos lados muy bien puesto con aire acondicionado, en la entrada hay una especie de living con sillones, un lugar para escuchar música con televisores…”. En su declaración ante los estrados del TOF (Tribunal Oral Federal) 5, agregó que, “…salíamos a comer, nos llevaban a comer a los Años Locos, en una oportunidad nos llevaron al Unión Bar. A mí me llevó a bailar en una oportunidad el Puma. Me dijo ¿querés que te lleve a bailar? Sinceramente yo les digo hoy desde el lugar donde estaba yo quería ir donde fuera a tomar algo salir, quería salir…”. En su declaración refirió que “… luego de comentarle una infidencia sobre Mariano a Weber, este: tuvo una relación más cercana conmigo,

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me dijo que yo me parecía a una hija de él, me regaló en invierno polleras, me traía cigarrillos, me hacía alcanzar chocolates, ese tipo de cosas...”. Más adelante, en el capítulo 3, sobre Weber dijo: “…él le consiguió un trabajo a mi papá, porque mi papá no tenía trabajo, (…) porque no teníamos como vivir, en un momento hizo el comentario que mi familia era muy pobre, casi indigente le llevó carne en un par de oportunidades...”. Mario César Villani en la Audiencia del 22 de junio de 2010 en el TOF 5, demuestra como el trato era muy lógico para una guerra tan dura como la que se vivía al decir: “…Nos dejan ir de franco… y así seguí saliendo y volviendo hasta que en un momento me dijeron que ya no vuelva, quedate en tu casa, tu trabajo y me dieron un número de teléfono. Cuando me dejaron salir me decían ‘si querés escaparte, escapate, pero llevate a toda la familia’. Un sábado a la noche para volver el domingo a la noche, o viernes para sábado o dos días en casa. Este proceso duró mucho tiempo, se fue desarrollando hasta que, finalmente, en un momento me dijeron que ya no vuelva…”. El fiscal pregunta: En la última etapa de su cautiverio en proceso de liberación lento, ¿Cómo hacía para ir a la ESMA? “…Nos dejaban en un bar cerca de la ESMA, en la calle Ramallo, de ahí al mismo bar, nos buscaban con un auto y nos entraban a la ESMA., luego Nos hicieron credenciales para pasar por la guardia, íbamos solos. Si éramos más de uno, alguno tenía que llamar para que nos vinieran a buscar...”

19. La protección física de los “colaboradores” Las estructuras militares en muchos casos ante el peligro de represalias por parte de la organización armada o de otras fuerzas legales que por fallas informativas pretendiese tomar medidas en su contra, les brindó a los “colaboradores” un esquema de protección física y social, que en algunos casos se extendió a su familia. Así se diluían temores que eran fundados, como lo demostraron las circunstancias vividas por ejemplo: Sara Solarz de Osatinsky en su declaración ante el juez Torres, el 14 de junio de 2007, En oportunidad de haber viajado a nuestro país para resolver un problema con su pasaporte, dijo: “… inmediatamente tomo el avión de nuevo, no vuelvo a la ESMA yo tomo el avión, levantamos vuelo y una de las turbinas deja de funcionar (…) y vuelvo a Ezeiza (…) yo no tenía la posibilidad de quedarme en Ezeiza, me iba a secuestrar cualquier otra fuerza (…), entonces llame a la ESMA y me dieron protección…”.



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20. Cuidados sociales El relato de algunos ejemplos son importantes y verdaderos testimonios. Veamos: Eva Bernst de Hansen, categorizada por Miguel Bonasso, como “la boluda,” (Recuerdos de la muerte, pág. 405). En su testimonio ante la CONADEP, ratificado en sede judicial, refirió aspectos de la protección que le dio la ESMA, dijo: “…que tiempo antes de salir la dicente le fue conseguido un trabajo afuera como encargada de un negocio de venta de calzado, llamado calzados Valeria en una galería de Villa Ballester”, (…) siguió diciendo “…que antes que fuera a trabajar le compraron ropa, es decir, le dieron plata y la acompañaron a comprar ropa para que pudiera estar presentable en el trabajo…” . Más adelante agrega que: “… antes de darle la libertad le dicen que debe alquilarse una vivienda en Capital. Que no fuera a la casa de los padres, para lo cual le dan dinero y la trasladan en coche a buscar departamento. Que conjuntamente le asignan un responsable de la declarante a quien debía concurrir en caso de tener algún problema”.

21. Pagos de viáticos y de haberes Eva Bernst de Hansen: en su testimonio ante la CONADEP, ratificado en sede judicial refirió que: “…le dieron también dinero para viáticos”. Amalia Sarralde Ello es conteste con lo afirmado ante ese estrado por quien dijo “…que recibía plata para viáticos…”. Miriam Lewin en la causa 13 dijo que durante el período que los testigos refieren de libertad vigilada, trabajó en las oficinas de Massera “… y percibía sueldo”. Carlos García en su declaración en la causa 13, afirmó que durante el trabajo que realizó en el diario Convicción durante el período de libertad vigilada, “cobró sueldo”. El entonces teniente de navío, Jorge Perren, en su declaración prestada el 17 de julio de 1985, glosada en el legajo 20 correspondiente a Daleo dijo: “…me consta que cobraba regularmente un sueldo para sus sustentos. En Bolivia no me queda ninguna duda, dado que pidió ella ser trasladada a este país, en carácter de agente, para tener una fuente de trabajo…”. Elvio Vasallo en su testimonio ante la Secretaria de Derechos Humanos del 14 de septiembre de 1995 dijo: “…que hubo gente que le dieron la posibilidad de ir al exterior, a Osatinsky y a Susana, que eran las personas que yo conocía, incluso los ayudaban económicamente…”.

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Amalia Larralde afirmó que le daban dinero en concepto de viáticos. Y lo declarado por Jorge Perren, en su declaración sin juramento del 17 de julio de 1985 cuando afirmó “…que le constaba que en el año 1978 Graciela Daleo cobraba regularmente un sueldo”.

22. Cuidados médicos y prevención anti-cianuro Muchas evidencias de declarantes en juicios establecen que recibían atención médica mientras colaboraban. Así las cosas, en todos esos centros también se les salvó la vida a muchos colaboradores que habían ingerido la pastilla de cianuro. Mientras los montoneros los mataban los miembros de las Fuerzas Legales les salvaban la vida. Suicidas con cianuro según órdenes de la Conducción Nacional El único miembro de la Conducción Nacional que se suicidó al tragar la pastilla, fue el “oficial Superior” Julio Roqué, (NG: “Lino”), en marzo de 1977, después de un enfrentamiento a tiros, en una vivienda de la zona Oeste, y herido, antes que lo apresaran. Liliana Inés Goldemberg, (NG: “Pastito”), ex esposa de Nelson Latorre, NG: “Pelado Diego”), se suicidó al ser “marcada”, mientras intentaba cruzar la frontera en lancha desde el Paraguay, durante la contraofensiva. (Revista Vencer Nº 5 de 1980).

Eduardo Escabosa, acompañaba a “La Pastito” y se suicidó junto con ella. Francisco “Paco” Urondo, se suicidó en Mendoza, el 15 de junio de 1976, antes de ser apresado por una patrulla militar. (Confesiones de un Montonero, pág. 42 y 161)

Carlos Valladares, (NG: “Oveja”). El 1º de octubre de 1976 fue sorprendido en el Aeropuerto de Carrasco, Uruguay, y se tomó la pastilla de cianuro. (La Voluntad tomo III , Pág. 176/7).

Tucho Valenzuela. Salvó a la CN en México y lo mandaron a la muerte en la Contraofensiva. Algunos casos en que militantes fueron salvados luego de tomar cianuro: • Ricardo Héctor • Carlos Caprioli • Lisandro Cubas



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23. Atención de cuestiones familiares Juan Gasparini “El escritor”, en una postal adjuntada en autos y peritada, le agradeció a Generoso el trato que éste le había dispensado a su madre y le escribió de esta manera: “…Recibí noticias de mi madre emocionada por el trato que le dispensaste (…). No sabés lo que representa para mi vieja un poco de afecto en estos últimos tiempos tan duros para ella. Estos gestos tuyos representan más para mí más que si los hubiera recibido personalmente…”. Otras ventajas para los colaboradores en casi todos los centros de detención, incluían la solución de problemas económicos de padres e hijos, y las presencias con atenciones durante las fiestas de cumpleaños y de fin de año, además de misas periódicas para quienes las pedían. Se llegó al corazón mismo de las organizaciones A medida que se conocen las intimidades de esta fase de la guerra, resulta innegable que, algunos centros de detención crearon un método de recuperación, y en muchos casos favoreció la colaboración y la voluntaria delación de compañeros. El resultado fue que se pudo avanzar informativamente hacia el corazón mismo de la organización, gracias a los propios montoneros e infiltrar al ERP, lo que facilitó la gran cantidad de detenidos que colaborarían voluntariamente, y sin más presiones que el montaje psicológico de una relación que los libros de texto pueden explicar fácilmente. La generalización de esta tendencia contribuyó, sin duda, a la progresiva desmoralización de los activistas y de sus colaboradores, pues en muchos casos sus propios servicios de inteligencia solían enterarse de lo que ocurría. En otros, la simple deducción de la forma en que se desarrollaban algunos hechos, era un indicio más que suficiente. Por cierto, esto hizo que la operatoria de las bandas acentuara su prudencia, compañera inseparable de la desconfianza y concurrentemente, de modificaciones en la modalidad operatoria. A esta altura de la guerra es donde nació el verdadero y profundo concepto de “Traidores” que, con los años –y ya en este presente– igualmente conflictivo pero con otro estilo, derivó en lo que fácilmente obliga a definir como “Dobles Traidores”. Nuevos y distintos tiempos alteran las formas de una misma lucha.

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Título III

PRIMERA CONCLUSIÓN En síntesis, los militantes que ingresaron a los Lugares de Reunión de Detenidos más importantes del país, tomaron contacto con colaboradores conocidos por su militancia, quienes los inducían, de manera activa o pasiva, a colaborar. Sin torturas, su gran mayoría, en los hechos, ingresaba en una “nueva forma de militancia”. En muchos casos el “objetivo de cada detenido era diferente”. Pasados los momentos iniciales de desconcierto y desazón, el militante se afianzaba en el nuevo papel que había adoptado. Unos, más decididos, lo hacían rápidamente, otros más lentos, parecían meditar sobre los términos de su comportamiento pero finalmente todos asumían el objetivo: La destrucción de la organización armada a la que habían pertenecido. Así, pasaban a ser un engranaje importante en la lucha. Lo sabían, como también que a mejores resultados su situación podía cambiar, aunque éste no tenía por qué ser el factor más importante dentro del nuevo esquema en que comenzaban a desempeñarse. Después de las primeras marcaciones y los hechos que derivaban del aporte de sus conocimientos, los colaboradores, imbuidos de su nuevo rol no ajeno de riesgos concretos, o potenciales, en la medida que se filtrara la nueva realidad, adoptaban una actitud clara frente al combate, es decir, su composición de lugar era la de cumplir con un “objetivo diferente…” En muchos casos bien precisos, hoy parte de esos militantes volvieron a modificar su comportamiento, y por aquello de que quien “traiciona una vez lo vuelve a hacer”, esos mismos traidores que se desempeñaron de una forma en circunstancias de verdadera importancia táctica y hasta estratégica, pese a que en el pasado de angustia, temores y peligros fueron amparados por sus captores, se vuelven contra ellos y actúan como dobles traidores, previas negociaciones con sus antiguos compañeros de militancia. En el olvido quedan las misiones que cumplieron junto a las Fuerzas Legales durante años, los amigos que cayeron y los dolores que provocaron los acontecimientos de los que fueron protagonistas importantes.

“Yo

te entrego y vos me salvás…”

Capítulo XII

Cómo salen a la luz los datos de tantos traidores No fue fácil juntar los antecedentes que se describen en este primer libro que consigna los nombres y desempeño de más de setenta y cinco traidores que entregaron a centenares de sus compañeros de militancia, de trabajo y en el afecto y el drama en que vivieron durante años con el peso de esa carga moral. Otros, que tomaron un camino distinto, rehicieron sus vidas, cumplieron con su palabra, y en el país o en el exterior, son empresarios, empleados, estudiosos y casi siempre buenos padres de familia, pero quieren olvidar. En “Recordando con ira”, La guerra antiterrorista de la ESMA, según el blog Harry Magazine.com de mayo de 2006, se expresa: “Tanto de la lectura de las causas 18.967/2003, como de la 761 y de todas las causas llevadas a juicios orales, grande fue la sorpresa al ver cómo se repetía siempre una metodología en tantos juzgados de diferentes causas en todo el país; como metodología surge que las declaraciones de los denunciantes han sido orquestadas y coordinadas en el tiempo y con posterioridad a los hechos denunciados”. La comparación de tantas declaraciones formuladas ante los juzgados con las grabaciones de los testimonios realizados ante los Tribunales Orales Federales en todo el país, nos muestran una coordinada tarea basada en componentes comunes y un mismo modelo imitado constantemente. Llegar a esta conclusión demandó esfuerzos, pero la sumatoria de antecedentes poco a poco comenzó a dibujar una técnica de perfiles repetidos. Pese a las enormes distancias entre las sedes judiciales, los abogados comenzaron a reparar en una circunstancia significativa: la unificación de conceptos, palabras y argumentos relativos a hechos ocurridos después de 30 años atrás. La reiteración de circunstancias para relatar el pasado por parte de personas, muchas veces de escasa cultura y rudimentaria capacidad expositiva, reveló la existencia de un hilo conductor para la creación de relatos y exposiciones. Los testigos, vendados, aseguran que lograron espiar los rostros de sus captores y los lugares de detención; no lo dicen, pero quieren demostrar una hipotética falla por parte de quienes los habían apresado, e incluso han atestiguado más de 30 años después de los 107

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sucesos, precisando reconocimientos de personas en base a las tonalidades de la voz, el uso de perfumes o colonias, de sus mocasines de tal tipo, etc. Grotesco, pero sucedió en un Tribunal oral de Corrientes. Es cierto que fue muy difícil unir y documentar comentarios y críticas de parientes, abogados y periodistas, pero a medida que progresaron los juicios y las consiguientes fallas procesales, la insistencia de los testigos en caer en los mismos lugares comunes, y el cotejo que espontánea e inevitablemente realizaron los abogados defensores de todo lo que dejamos sintetizado, permitió llegar a la conclusión de la existencia de ese hilo conductor. Complementariamente, otros datos y elementos de juicio provistos por los dichos de los mismos testigos, las contradicciones en que incurrían, y la abierta ayuda que recibían de los abogados querellantes para redondear adecuadamente sus declaraciones, son elementos que configuran un estado de cosas que merecen revisarse, tanto en lo que se refiere a su contenido, como a las consecuentes responsabilidades que les corresponde a todos los protagonistas. Los juicios en primera instancia o denuncias de los primeros años de la democracia ante la CONADEP narraron hechos, circunstancias y detalles, que con los años sirvieron de base para armar los juicios en primera instancia, e incluso crearon los elementos para alimentar el desempeño de los fiscales. Pero al reiniciarse inconstitucionalmente muchos años después estos juicios, se produjeron declaraciones con marcadas diferencias o reiteradas similitudes, que en elevada proporción, deben señalarse como amañadas, alejadas de la verdad objetiva, y simultáneamente, pasaron a alimentar leyendas urbanas relacionadas con los acontecimientos que formaron parte de la guerra. Los mismos informes surgidos de la CONADEP tuvieron varios pedidos de nulidad por haberse detectado graves contradicciones, especialmente, en lo relativo a nombres, lugares y hechos. Siempre aparece un detenido que describe a militares para imputarlos y enseguida son tomados, apoyados o confirmados por otros detenidos que dicen conocer la versión del hecho denunciado, a su vez, por comentarios de otros militantes, con la evidente y arbitraria intención de fortalecer y crear un infundado marco de veracidad, que en un paso posterior, permitirá potenciar la existencia de un hecho presunto, que más tarde adquiere un valor de leyenda como mencionamos. A nadie le consta, pero todos comienzan a repetirlo como resultado de una técnica sin duda exitosa. Esa técnica, verdadera obra de arte política y de explotación ideológica, se sustenta entre otras cosas en la repetitividad de nombres y sucesos, y en la inferencia de esos y otros hechos que luego adquieren una supuesta realidad, y una vigencia que se hace incuestionable, sin excluir en este aspecto de la tergiversación de la verdad, a cierto periodismo que luego enriquece el supuesto con más datos suministrados por las fuentes interesadas. Así se establecen acusados a los que rápidamente se les asigna el carácter de imputados, pero lo que se oculta –y esto sí es sistemático– es que los acusadores –además de sus crímenes terroristas iniciales– participaron en un pie de



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igualdad, agravado en su condición traidora, por ser también coautores en el cometido de los supuestos delitos represivos asignados a los acusados, con quienes trabajaron con eficacia y eficiencia. Como disimulado telón de fondo está el organizado negocio de las indemnizaciones, que constituyen una verdadera trama de beneficiados que forman parte activa de este proceso.

Centenares de detenidos gracias a los “colaboradores” Casi todos los denunciantes que describimos en este libro han sido, previo a su detención, cuadros eficientes y peligrosos de los autodenominados “Ejército Montonero” o “Ejército Revolucionario del Pueblo” y luego, con diferentes matices fueron, (“colaboradores”, “entregadores” , “delatores” o “marcadores”) que proveyeron datos y toda clase de información a las Fuerzas Legales. Esto permitió la detención de varios cientos de militantes de las organizaciones terroristas. Contribuyeron ampliamente al conocimiento de la organización, la composición y el funcionamiento de las columnas operativas en la que se desempeñaban, las jerarquías y capacidades de sus mandos, los nombres de aquellos subversivos que desempeñaban otras tareas, las conexiones con otros grupos y misiones asignadas, como los inmuebles, armas y efectos con que contaban. Los “colaboradores” eran muy valiosos dado que gracias a ellos los tiempos de la guerra contra el terrorismo se acortaron, las bajas se redujeron permitiendo que la acción se limitara principalmente a la búsqueda y encuentro de los miembros de la conducción nacional de las dos organizaciones principales, es decir, de los “Oficiales Superiores”. Los “colaboradores” tenían un régimen diferenciado de los otros detenidos con los cuales casi no tenían contacto. Según su situación personal, los “colaboradores” mantenían distintos grados de relación con sus familiares y allegados, lo cual estaba regulado por la necesidad de mantener su existencia en secreto para evitar que las organizaciones a las que pertenecían formalmente, conocieran la realidad, porque para ellas ya eran bajas en combate. También era necesario tenerlos detenidos sin que el conjunto de las Fuerzas Armadas y de Seguridad estuvieran al tanto de su condición de colaboradores, dato que sólo era informado a los niveles superiores. La obvia finalidad de esta reserva era mantener una protección de contrainteligencia y evitar filtraciones, lo que era algo más que un simple detalle minuciosamente controlado. Tan férrea y efectiva fue esta norma de seguridad que salvo excepciones sólo hoy y ahora toma estado público todo esto que dejamos dicho. Los “colaboradores” facilitaban el interrogatorio de los flamantes detenidos, convenciéndolos o sugiriéndoles que la guerra debía terminar, que para ellos estaba perdida y que por consiguiente era necesario evitar más víctimas. Los análisis que se les trasmitía e incluso los que se elaboraban en conjunto –factor que contribuía a otorgarles un nuevo sentido integrador, de pertenencia–

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tendían a demostrar que la Conducción Nacional de Montoneros estaba ciega y que instalada en el exterior donde sus jefes se preservaban, desconocían la real situación; y a esa altura de los acontecimientos los combatientes, como carne de cañón, desempeñaban un triste e injusto papel de condenados a la derrota o lo que era peor, a la muerte por una causa perdida. Durante las conversaciones mantenidas con los detenidos esta argumentación ajustada a la realidad adquiría mayor peso cuando los interlocutores pertenecían a Montoneros, habida cuenta que la organización carecía de alternativas o sellos de perfil independiente bajo los cuales pudieran disimular la militancia, sobre todo desde su declaración pública de asaje a la clandestinidad, que dejó inermes a los miembros de todas sus ramas. Así su horizonte militante estaba aparentemente diluido y podían ser blancos fáciles de la fracción mayoritaria del peronismo ortodoxo. Lo mismo ocurría con los activistas del ERP brazo armado de la organización– sobre todo los de baja graduación, que creían que en casos extremos podían intentar la mimetización en grupos afines al Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y en organizaciones no beligerantes, aunque éstas estaban permanentemente bajo la lupa, incluso las que por ese motivo formaban parte del amplio abanico del radicalismo. Lo cierto es que la pertenencia a grupos menores no era pantalla suficiente para resguardarse y mucho menos cuando actuaban en medios juveniles y educativos donde buscaban influir idelógicamente.

Consecuencias inexorables Esta situación someramente explicada y que en parte consignamos con anterioridad, fue determinante para que la organización terrorista urbana más grande del mundo de esa época fuera derrotada militarmente. Esto es lo que no perdonan los sobrevivientes, que han logrado nuevos reclutamientos a los que intentan insuflarles el mismo fanatismo pese a que las circunstancia convierten a sus argumentos y objetivos en antihistóricos, apartados del nuevo escenario mundial, tal como podrían explicarlo los venezolanos respecto del grotesco e infantil “Socialismo del Siglo XXI”. No puede dudarse que la prolongación de los fuertes lazos creados con los hombres de las Fuerzas Legales con quienes estuvieron conectados, obedeció a la necesidad de preservarse de las represalias que, sin duda, sufrirían de sus ex compañeros. Esto hizo que los “colaboradores” afirmaran esos vínculos y que la abrumadora mayoría de ellos se excluyeran de las tentaciones que convencieron a unos pocos a actuar como “Testigos Necesarios” o mejor dicho, “Dobles Traidores” y por lo tanto acusadores de quienes en el pasado los protegieron. La falta de esta clase de testimonios, hizo que los querellantes elaboraran instrucciones especiales para el comportamiento en los estrados judiciales de quienes, a partir de 1979, comenzaron por presentar organizadas denuncias que luego darían pie al inicio de esos Juicios Orales, con las consiguien-



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tes y confusas contradicciones. Por cierto, la tolerancia de los magistrados a estas irregularidades los convirtió en cómplices, una actitud que no se justifica ni mucho menos, con algunas explicaciones brindadas en voz baja en el sentido de que, en realidad, se tratan de “sentencias políticas”. Lo menos que puede decirse es que se trata de verdaderos y anómalos casos de antología que ponen claramente de manifiesto las confusas contradicciones que comentamos y, lo que es más grave, la tergiversación de la verdad, un asunto que inexorablemente tendrá sus consecuencias. Antes o después.

Los números hablan por sí solos Los números hablan por sí solos. Una breve y primera investigación que podrá ajustarse en el segundo tomo, nos habla de un grupo de unos 120 importantes “dobles traidores” provenientes del total de los Lugares de Reunión de Detenidos, pero que también hubo un número por lo menos tres veces mayor de “Sólo Traidores a sus organizaciones”, los que una vez liberados por las Fuerzas Legales –muchos de ellos luego de varios años de detención– nunca hicieron denuncia alguna, no cobraron indemnizaciones e incluso no se presentaron a la CONADEP. Los antecedentes de los “entregadores” que figuran en estos 78 casos iniciales detallados en este primer libro, muestran una información que se destaca por la cantidad de hechos terroristas que involucraron a cada uno de los nombrados y la clase de “colaboración brindada” durante el prolongado lapso en que la expusieron. Este detalle de información se consignó expresamente para los jueces y –dicho sea de paso– para los “distraídos políticos”, quienes no pueden desconocer que los ex terroristas y ex militantes, hoy Testigos Necesarios que desfilan por los estrados, integraban organizaciones militarizadas que durante años de democracia y luego de un gobierno militar, atentaron, secuestraron, mutilaron y asesinaron a muchas personas antes de ser detenidos y hoy lo niegan o aparentan ser “jóvenes idealistas”, sinceros representantes de sueños democráticos y de emancipación ideológica... ¿O no lo saben los fiscales y jueces? ¿O fue mentira que hubo una guerra? ¿Fue un invento de los medios de comunicación social? ¿Fue sólo un tema de militares malignos y confabulados? ¿O acaso es verdad lo que siempre dicen en voz baja los miembros del Poder Judicial cuando hablan en privado y sinceran las circunstancias que se viven…? “Si sus respectivas Fuerzas no los defienden –dicen–, qué podemos hacer nosotros que nos dejan cesantes o sin jubilación si no cumplimos las órdenes del poder político…”. Las preguntas y respuesta que dejamos expresadas y el escenario que de ellas se desprende es, seguramente, uno de los contenidos más dramático del quiebre de las instituciones básicas de la Nación y ponen de manifiesto varios factores que hacen a la conducta de la sociedad, caracterizada por la anomia, la anemia y la abulia.

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Obviamente, las respectivas Fuerzas podrían haber adoptado actitudes más contundentes, precisas y coherentes, acordes con lo que significan en sí mismas, la información obtenida durante y después de la guerra y el conocimiento acerca de la proyección internacional de los viejos hechos reunidos en una nueva interpretación de la historia con miras al futuro. Más específicamente, no repararon en la proyección regional de la nueva etapa geopolítica que ya había comenzado, en la permanencia de Cuba en el escenario latinoamericano y el mantenimiento de sus lazos con sectores de los distintos países, incluso donde materialmente fueron derrotados. Pero las cosas fueron distintas. En un plano más acotado y pese al simbolismo que entraña respecto de lo que estaba en juego, la mayoría de las nuevas conducciones militares surgidas del ámbito político en el poder, creyeron que la situación después del triunfo de las armas, permanecería políticamente estática. No supieron entender la profundidad de la victoria obtenida y por ende, de lo que se avecinaba y que, casi sin respiro, la guerra continuaría acomodada a las nuevas circunstancias. El oponente nunca daría cuartel. Así, iniciada la revisión de lo acontecido durante “los setenta”, las Fuerzas no supieron aportar más elementos de juicio a la etapa abierta en 1983, lo cual al menos habría sido un acto de lealtad para con los hombres de cada institución que cumplieron o impartieron órdenes para defender al Estado. Pero el caso es que cualquier expresión justificatoria comenzó a imponerse como una posición de rebeldía, de sublevación. Los políticos en general que siempre estuvieron detrás de todos los pronunciamientos armados, ingresaron al silencio y a negar que aquello fue una guerra pese al pronunciamiento judicial en tal sentido. La hipocresía es aplicada descarnada y amenazadoramente, pero las pruebas sobrevivieron, existen, incuestionables, en archivos que sirvieron para confeccionar libros e informes, los viejos ejemplares periodísticos perduran como fuentes y sobrevive la vocación para imponerse, poco a poco, al ímpetu del verdadero negocio que se montó en torno de los derechos humanos, un fenómeno que también deberá dilucidarse en instancias internacionales. Agregaremos, que a la inversa de los senderos que se bifurcan y que Jorge Luis Borges nos dejó para el goce imaginativo, en este asunto no existe un laberinto sino un camino único para colocar a las cosas en su lugar y revertir el proceso de alteración de la historia. Tan importante y trascedental es este profundo componente de la argentinidad, que si esa reversión NO llegara a avanzar para imponerse, comprometería para siempre la unión nacional y la concordia social. Asimismo y por hacer comparaciones que pueden ser ilustrativas para quienes no se tomaron el trabajo de averiguarlo pese a los importantes roles que cumplen en la sociedad, estos “testigos estrellas” eran los militantes más encarnizados, los combatientes más activos de organizaciones terroristas que nada tienen que envidiar a la actual Al Qaeda, tan elogiada por Hebe de Bonafini, jefa de las Madres de Plaza de Mayo.



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Tampoco que esos Testigos Necesarios que hoy acusan a quienes los derrotaron en nombre del Estado, en su momento siguieron las enseñanzas del marxismo internacional en su lucha por la toma del poder por la fuerza, aquí y en aquellos países donde se repitió la misma forma de matar para alcanzar sus objetivos en busca de ese poder absoluto. Es muy importante para los neófitos e incrédulos receptores de la intensa propaganda elaborada para abordar estos temas, que puedan apreciar que no se trata de “perseguidos políticos” ni de “jóvenes idealistas”, lo que aporta una circunstancia adicional: ni Hebe de Bonafini, ni Horacio Verbitsky, ni Estela de Carlotto, ni Carlos Kunkel, ni Eduardo Luis Duhalde, ni Rodolfo Mattarollo, ni tantos otros que al margen de su carácter secundario, forman parte de esa acción política, ideológica y revolucionaria, nunca son imputados por apología del delito. Por lo contrario, transitan por la vida institucional de la República con sus mensajes intencionados, desvalorizadores de la cultura que define a la sociedad a la que pertenecemos los argentinos y a la que agreden con una constancia que encuentra complicidades –voluntarias o involuntarias– entre quienes aseguran defender esos valores y principios. Por ejemplo, insistimos, muchos jueces que ya incurrieron en la prevaricación de la que deberán dar cuenta.  Dada la importancia de esta temática que ya produce consecuencias y alteraciones en la vida de la sociedad argentina, debemos reiterar para aquellos que observan la posibilidad de vacíos informativos en este trabajo –y para aquellos que no se percatan de esto último– que éste es el primero que abordamos con este enfoque inédito sobre la intimidad de la tragedia desatada en los años setenta y originados en los albores de los sesenta. Lo hacemos por cuanto resulta claro que hoy está afectado uno de los pilares básicos de la arquitectura institucional de nuestra sociedad. Me refiero a la Justicia, fenómeno que ha encontrado respuestas y colaboraciones en ese ámbito para desbrozar el tema de los Simples y Dobles Traidores cuyo tratamiento jurídico es uno de sus tantos componentes morales. De allí surge la notable trascendencia de lo ocurrido que brinda enseñanzas históricas necesarias de desentrañar de manera completa y definitiva para contribuir al esclarecimiento de las futuras generaciones. Que para ello podamos contar con y de otros actores del drama que diariamente expresan de muchas formas su desacuerdo con el dislate de la Justicia tuerta; merecerán el reconocimiento público, es un dato significativo y alentador para ese futuro pues corregirá errores presentados a la consideración pública como parte de la nueva forma que adquirió una guerra que es innecesario volver a definir. La información nació principalmente de documentos de Internet; de archivos depositados en los Juzgados; de las declaraciones de la misma CONADEP y de tantos libros escritos a partir de los años 90, por militantes y analistas objetivos a los que les hemos agregado aquella información de inteligencia sustentada en la experiencia memoriosa de hombres de todas las Fuerzas, sin excepción, quienes colaboraron con nosotros desde los puntos más distantes del País después de largas jornadas de patrióticos

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esfuerzos que nos obligan a un sentido reconocimiento. Con miras a la mejor elaboración del próximo libro, hemos reservado, en el exterior, una buena parte de esa información que, históricamente ilustrativa, contribuirá al objetivo que nos hemos propuesto. Para los casos de la Armada, la tarea se vio muy facilitada porque pudo reunirse la mayoría de los documentos de los sumarios realizados, en sede militar, entre los años 1983 al 85. Gracias al Servicio de Inteligencia Naval, con la firma de sus jefes, fueron incorporados al cuerpo X de la causa 761, como antecedentes, donde se sindicaba, con detalle, a muchos ex terroristas como activos militantes de Montoneros, en general y con el aporte de la información de inteligencia sobre sus antecedentes. Estas actuaciones fueron elevadas al juicio de la Causa 13. Para los casos del Ejército los antecedentes llegaron mediante el acopio de información guardada durante todos estos años, entre los cuales existen escritos de los enemigos actuantes en ese entonces. Al leer los antecedentes sobre estos “jóvenes idealistas” que fueron en su mayoría muy buenos combatientes, se observa claramente el mito utilizado para dinamizar sus pensamientos y conductas, mediante el inteligente montaje de los mensajes y propuestas elaboradas por especialistas cubanos en acción psicológica. Mezclaban propuestas y consejos asignados a la personalidad de Ernesto Guevara de La Serna, (NG: “el Che”), transformado en una referencia convocante y ejemplificadora, presentada como una necesidad a imitar por ser elevadora de todos aquellos valores que se explotaban en las predispuestas mentes juveniles donde el sentido del riesgo y la aventura también ocupaban su lugar. (Ver El Canalla de Nicolás Márquez, donde se disociaba con claras palabras de Sebreli, la personalidad psicópata y asesina del Che). Del mito, los escritos pasaban en forma expresa o subliminal a la formación de un odio planteado como justiciero e imparable y señalado como único camino para el ejercicio de la violencia, elevada como constitutiva de la conducta a seguir. Se la presentaba como ineludible en función de las circunstancias que consideraban objetivas y señaladas como el único camino posible y reparador de una injusticia mostrada en sus facetas más repugnantes, pero con culpables que debían ser eliminados. Causas y efectos deseables se presentaban como principios superiores que se ofrecían a esos jóvenes como “la vanguardia” de una epopeya que sería reconocida cuando se alcanzara la utopía propuesta Es interesante la lectura de alguna frase vertida por quienes fueron combatientes, que coinciden en expresar que “…no estoy arrepentido pero estaba equivocado…”. Comparemos y evaluemos sus carreras de militantes con sus actuales declaraciones en los distintos Tribunales Federales donde la mayoría desmiente su condición militante y de pertenencia a algunas de las bandas, definiéndose sólo como aspirantes a crear a un “nuevo hombre” en la sociedad universal y, por cierto en la Argentina de aquellos años.

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Caso 1: José Pedro Almirón NG: “Ernesto” JERARQUÍA: Oficial 2º Montonero DNI: 10. 844.206, viudo con 5 hijos.

Provenía de la llamada Juventud Peronista (JP) y operaba en Montoneros como integrante del Frente Territorial de la Unidad Básica de Combate - UBC de Corrientes, cuyo jefe era Osvaldo Isidoro Colombo, Oficial 2º, NG: BETO responsable de la misma, con DNI falso quien con ese nombre había muerto en un enfrentamiento con la policía el 07/11/76, en Corrientes. Participó en la Operación Gallina y fue jurado del Juicio Revolucionario realizado al militante montonero José Luís Aspiazu, Oficial 2º, NG: “Lito”, que concluyó con su posterior fusilamiento realizado el 13/08/76 en Corrientes; el pelotón también estuvo integrado por Zapata Soñez, NG: “Corto”, quien actuó como presidente del tribunal acompañado por Pedro Francisco Moressi, NG: “Rolo” y Osvaldo Isidoro Colombo NG: “Beto” . Fuente: Ver Norte-Chaqueña del 01/06/03. Informe Especial de Mario Vidal.

Almirón fue acusado de quedarse con una parte del dinero destinado mensualmente a la Columna del NE, de Montoneros, que, mensualmente, alcanzaba a los doscientos cincuenta mil dólares (U$ 250.000) Testimonio Fuente: Ver http://www.foros.abc.es/cgi-local/foraabc/ultimatab

La estructura de la zona Noreste tenía varios frentes y José Pedro Almirón militaba en el llamado Frente Territorial. 115

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En su casa tenía dos embutes (depósitos), uno grande con 5.000 proyectiles de distintos calibres y otro chico con documentos y bibliografía, entregados a Elida Olga Goyeneche Tellería de Sobko, Aspirante, NG: “Lucía” de Corrientes. Participó además en la “Operación Primicia”, a órdenes de su jefe del Pelotón de Combate de la UBC Corrientes, NG: “Beto”. Ambos fueron los encargados de controlar la Compañía Retén del Regimiento, donde fueron asesinados los soldados que se duchaban y el heroico conscripto Hermindo Luna. Este subversivo se entregó en su domicilio de la provincia de Corrientes, propiedad de su padre, José Floro Almirón, miliciano NG: “Pibe” y pasó a ser informante de la policía local. Así entregó la posta sanitaria consttuida durante el ataque al Regimiento Monte 29 de Formosa y a su responsable Arnaldo Gómez. Fuente: Ver El Tábano del 10/06/07.

Como complemento de estos antecedentes, adjuntamos la declaración de la viuda de Aspiazu; Norma Benzo de Aspiazu –este último fusilado por un tribunal disciplinario– quien dijo: “José Pedro Almirón: obtuvo su grado de Oficial en dos hechos como Aspirante, al colaborar en la muerte de un teniente 1º del Ejército, en Resistencia, en el 73 y de un dirigente del Comando de Organización, Víctor Sánchez en el 74; si bien no estuvo en la ejecución, participó de la operación.” “El grado de Oficial 2º lo ganó con la Operación Primicia, conformando un Pelotón de Combate con Colombo de Jefe, Piérola, Testa, Vargas, Díaz, Rolón, Niveyro, Aspiazu y Boero. “Almirón prestaba la casa de su padre José Floro Almirón, Miliciano, NG: ‘El Pibe o Chico’ y fue el fabricante de los embutes encontrados. De él dependía María Julia Catalina Moressi, Aspirante, NG: ‘Mariela’. “En la casa también se guarecía Fernando Gabriel Piérola oficial 2º, NG: ‘Dani o Damián’, estudiante de Arquitectura, quien era un importante eslabón del Servicio de Finanzas de la Columna 27, cuyo secretario general era Reynaldo Zapata Soñez, Oficial 1º, NG: ‘Corto o Petizo o Diego o Ronco o Retamozo’ y conducía la 4 UB Combate. “Almirón traidor a la causa de los montoneros, se quedaba con dinero de la Columna en complicidad con Piérola y Zapata, situación –continuaba la viuda en su declaración– sospechada por mi marido José Luis Aspiazu, Oficial 2º, NG: ‘Lito’ responsable de la UBCL (apoyo logístico de la Columna 27 Corrientes - Misiones) que tenía un presupuesto de U$S 250.000 mensuales, los que se esfumaban en este triángulo de personas mencionadas, por lo que tenía intención de efectuar la denuncia. “¿Pero a quién hacerla? Es allí donde los implicados alertados, no sé por quién, comienzan a organizar pruebas contra mi marido, para hacerle un Juicio Revolucionario.



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“Por la Operación Gallina, Almirón, luego de fusilado Aspiazu; es detenido en averiguaciones por 3 semanas y medias y puesto en libertad, aduciendo que no sabía nada de lo que pasaba en la casa del Juicio Revolucionario; para ello con el antecedente favorable que produjo anteriormente, cuando entrega al “Huevo” Gómez.” No obstante, con dudas, las autoridades militares sin tener real idea de su accionar el 08/11/76 lo vuelven a detener y permaneció detenido “colaborando con las Fuerzas Legales” hasta agosto del año 80 en que le permiten la opción de salir del país luego de más de tres años durante los cuales delató a numerosos militantes del área NE de la banda. El CELS lo ubicó en Alemania y lo convenció de viajar a la Argentina con todo pago por las Fundaciones Rockefeller y Ford, para que participara de la causa seguida contra los miembros del Ejército, ahora encausados en Corrientes. La Secretaría de Derechos Humanos le pagó un sueldo para que actuara como testigo, y además fue indemnizado con $101.900 de aquellos años (1991-92), de acuerdo con lo establecido por la Ley 24 043. Hoy es Uno de los tantos Testigos Necesarios. El caso de este Almirón quien tiene asimismo los nombres de Guerra “Ernesto” o “Chengo”, es un caso típico de traidor a sus compañeros de militancia y luego doble traidor, a quienes le permitieron rehacer su vida junto con su familia, en el exterior. CONCLUSIÓN Jose Pedro Almirón mientras estuvo en la militancia participó de variados atentados que produjeron heridos y muertos, conformó un Tribunal Revolucionario que condenó a muerte a conciudadanos y luego de detenido, delató y marcó a sus ex compañeros de militancia, produciéndose detenciones, muertos; algunos permanecen desaparecidos, constituyendo elementos suficientes para ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 2: Marta Remedios Álvarez, NG: “Peti” ORGANIZACIÓN: Montoneros. GRADO: Aspirante. FUE DETENIDA en junio de 1976 y liberada en junio de 1978. TIEMPO de detención efectiva: Dos años, situación que luego se modificó por la de “detención controlada”. Nº LEGAJO CONADEP: 02719.



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y dinero para gastos iniciales de ubicación aunque varios optaron por quedarse en el país. En la ESMA, Marta Remedios Álvarez simuló formar pareja con Alfredo Buzzalino, y de hecho no tuvo con él su hijo, como suele decirse equivocadamente. Ya estaba embarazada de su pareja real al ser detenida. Federico Mera nació el 1º de marzo de 1977, lo atendieron en el Hospital Naval. Luego el niño permaneció con su madre hasta que fue entregado a la abuela materna, el 16 de julio de 1977. 1. TESTIMONIO n Testimonio 1 Fuente: Ver Causa ESMA.

1. MILITANCIA No se dispone de información al respecto. Se sabe que actuaba en las áreas de prensa y gremial en la territorial Zona 9, Ámbito de Comunicaciones. Su responsable era Alfredo Buzzalino, NG: “Gordo Alfredo” quien la habría “entregado” a sus captores. El 26 de junio de 1976 fue detenida junto a su compañero Adolfo Kilman y otra mujer NG “Rita” y su marido Javier Otero, quien era conscripto de la ESMA; según sus afirmaciones, al momento de la detención estaba embarazada. Durante su cautiverio, integró el llamado “Mini Staff” junto con Graciela García, NG: “Negrita”, María Isabel Murgier, NG: “Estela ó Marisa”, Marta Bazán, NG: “Coca”, Anita Dvatman, NG: “Anita”, y Alfredo Buzzalino, NG: “Gordo Alfredo”. Al Mini Staff lo llamaron de esa forma porque estaba estructurado como un estado mayor, muy bien organizado y rápido en sacar conclusiones de apoyo táctico para ejecutar eficientes operaciones de inmediato contra la organización Montoneros. Sus miembros habían demostrado desde el inicio una gran predisposición a colaborar; eran inteligentes, también los detenidos más antiguos de la ESMA, lo que les permitía a las Fuerzas Legales disponer de una fuente creíble, valiosísima y permanente de información sobre las actividades de este sector de la banda. Información que se derivaba también a otros Grupos de Tareas y a las otras fuerzas armadas, en particular, al Ejército de quien dependía el Grupo de Tareas. Por esa eficiencia demostrada día a día sus miembros tenían un régimen de vida muy particular, desempeñándose, luego de un tiempo, como empleados civiles administrativos en aparentes oficinas donde mantenían contactos con sus familias y salían de franco los fines de semana o cuando lo necesitaban. Al finalizar la guerra, fueron liberados y enviados al lugar del mundo que ellos eligieron, beneficiados con pasajes pagos, pasaportes

El 4 de octubre de 1995 se presentó ante la Dirección Nacional Técnica de Prevención de la Subsecretaria de DDHH y Sociales, y declaró por 2ª vez con el aporte de detalles que evidenciaron un profundo conocimiento del grupo operativo de la ESMA; agregó que inicialmente le programaron entrevistas para que pudiera visitar con su hijo a su madre, hasta que en el año 1978, se le permitió egresar, temporariamente, de la mencionada institución naval para visitar a su familia durante tres días, transcurridos los cuales la iban a buscar para que no corriera riesgos en la calle. La casualidad es una enemiga cierta y concreta en estas lides de perfiles novelescos pero vividos con crudeza. Dijo Marta Álvarez: “Mi pareja en la ESMA era Alfredo Buzzalino, él tenía mucha culpa conmigo porque nos conocíamos de afuera (era su responsable en la “Orga”). Alfredo y yo lo que hicimos fue un trato, a él le convenía porque yo estaba embarazada y esto le daba nueve meses de vida, él lo planteo y yo lo acepté”. “…Mi hijo nace el 1º de marzo de 1977, su actual nombre es Federico Emilio Francisco Mera y al momento de la inscripción era Federico Emilio Álvarez…” Mientras permaneció en la ESMA, realizó trabajos administrativos en “La Pecera” (análisis de prensa y traducciones). También se desempeñó en la Cancillería junto a Graciela García y en una empresa productora de videos comerciales. NOTA ACLARATORIA: “Las citas nacionales” Al lector le llamará la atención este subtítulo que resume una metodología acorde con lo que fue la Guerra de esos años y ofrece un indicio –nada más que un indicio– de lo que fue la dimensión de la lucha cuyas alternativas poco a poco comienzan a conocerse. Demoradas por el peso político que provoca “el negocio de los derechos humanos”, tuvieron entretelones y hechos cuyo desarrollo dibujaron un escenario que en ocasiones adquirieron –como lo dijimos más arriba– el perfil de una trama cinematográfica.

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En octubre de 1976 la participación de Marta Álvarez resultó fundamental para implementar el sistema de las “Citas Nacionales”, tanto por su personalidad como el esmero demostrado en esta faceta de la confrontación que permitió la captura de gran cantidad de militantes montoneros de muy alto nivel. Más aún, puede decirse que su contribución en algo acortó el desarrollo de la lucha y fortaleció las acciones militares del combate. Esta verdadera tarea de arriesgado espionaje surgió de una circunstancia muy activa por el ritmo que se había alcanzado durante el conflicto. Los militantes debían encontrarse para pasar órdenes, alertas constantes, consignas y el resultado de las tareas cumplidas en otros lugares que, de una u otra manera, se relacionaban con la que cada uno de ellos debía cumplir. Prácticamente los lugares seguros para los encuentros no existían y tampoco medios de comunicación como los actuales, por lo que estaban obligados a determinar sitios adecuados que previamente eran reconocidos y verificados para cubrir emergencias sorpresivas. Esto era tan importante y todavía más complicado, pues incluía para determinados casos, a los encuentros periódicos indispensables para cualquiera de las necesidades de la organización. Todos estos encuentros se llamaban “citas” y su descripción, causas y requisitos permiten concebir una idea aproximada de la profundidad con que se desarrollaban los hechos. Previo a la concreción de cada una de las “citas” se cumplía con una serie de relevamientos de seguridad como, por ejemplo, pasar en un taxi, mirar alguna señal en un cartel o ventana semiabierta, cierta pintada en una pared o bien hacer una caminata cruzada con la persona que debía entrevistarse. Esta, según llevara un diario o una bolsa de compras indicaba al otro que todo estaba tranquilo… o a la inversa. Si ocurría esto último significaba una señal de alarma adicional y generalizada. Las “citas estancas” y los “pies telefónicos” Había citas permanentes o “estancas”, así llamadas en similitud a los compartimentos de los barcos, cerrados e inviolables y “citas de emergencia”. Las primeras se cambiaban cada tantos días y las segundas se establecían mediante el uso de los denominados “pies telefónicos”. Estos últimos consistían en un viejo sistema irlandés igualmente utilizado por la resistencia a los alemanes en Europa. Eran números que pertenecían a personas inocentes a quienes se contrataba mediante pagos mensuales para recibir mensajes cuyos destinatarios podían ser plomeros, electricistas, mecánicos o proveedores en general, quienes escribían frases que bajo apariencias sencillas contenían códigos muy simples que indicaban los lugares para las próximas citas. Así, la conexión se concretaba a través de teléfonos no controlados; las llamadas era periódicas y el inocente “pie telefónico” recibía y retransmitía cuando lo llamaban, palabras claves previamente convenidas para concretar las citas.



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Éstas se sucedían en distintos sitios elegidos según fueran las jerarquías de los que se debían encontrar. Cuando se trataba de miembros de la Conducción Nacional se las llamaron “Citas Nacionales” y obviamente las medidas de seguridad, reiteradas con insistencia y al máximo, se manejaban dentro de un círculo muy restringido de militantes, por lo que su conocimiento previo marcaba el alto nivel de los detenidos que se entregaban a las Fuerzas Legales. Marta Remedios Álvarez recuperó su libertad el 1º de junio de 1978. Posteriormente y al cambiar la situación, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y resentimiento y a veces para obtener algún beneficio, se presentó como testigo en diferentes causas. n Testimonio 2 Fuente: Marta R. Álvarez en su declaración para la Megacausa ESMA, además de las alternativas sobre su parto, los antecedentes añade que:

“…Durante su cautiverio, dio a luz a un niño el día 1° de marzo de 1977, para lo cual fue trasladada al Hospital Naval “Dr. Pedro Mallo”. Luego, se provocó una infección por no haber retirado completamente la placenta, para lo cual fue nuevamente trasladada a ese nosocomio. Su hijo permaneció junto a ella en la ESMA, hasta el 16 de julio de 1977, fecha en la que el bebé fue entregado a la abuela…” Luego, dos policías y un Oficial de la Armada la condujeron al Registro Civil de Olivos y anotaron a su hijo bajo el nombre de Federico Emilio Francisco Mera, antes de entregárselo a sus abuelos. Refirió que en el caso de Silvia Labayrú, se siguió el mismo procedimiento…” n Testimonio 3 Fuente: El 18 de julio de 1985, por declaraciones efectuadas por Miriam Lewin, testigo de la fiscalía de la Cámara Federal de Apelaciones de Cap. Federal (Juicio a los Comandantes.

Sostuvo que:“… formó parte del ‘Maxi Staff’ de detenidos que colaboraban con la Escuela y tenían trato especial, permitiéndole ir a sus casas y volver al lugar de trabajo, en esas condiciones también se encontraban junto a Marta Álvarez, Marta Bazán, Alfredo Buzzalino, Cristina Vieyrra, María Isabel Murgier, etc…”

n Testimonio 4 Fuente: Ver libro Recuerdo de la Muerte, Miguel Bonasso, págs. 398 y 399.

El autor relata comentarios de Jaime Dri, dirigente Montonero detenido en la ESMA, que logró fugarse durante un operativo. También expresa: “…Otro de los puntales del “Mini Staff” era Graciela, La Negrita... A estos especialistas se sumaban… Peti, antigua aspirante de Prensa en la

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Capital Federal, que participaba en los interrogatorios; Silvia Labayrú, que alcanzó notoriedad en la ESMA por haber colaborado con Astiz en la infiltración de las madres de plaza de mayo; y otros dedos implacables como Federico Ibáñez, Oscar Paz, Jorgelina Ramus y el ya conocido Caín, Miguel Ángel Lauletta...” n Testimonio 5



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cuando ya llevaba un mes de detenida. Lo que ocurrió –según su propio testimonio– el 26 de junio de 1976, Laura Reboratti fue liberada el 27 de julio de 1976. O sea que en aproximadamente un mes, Marta Álvarez ya gozaba en la ESMA, de todas estas atribuciones. Se supone que el que la acompañó en esa oportunidad, fue Alfredo Buzzalino, con NG “Gordo Alfredo”, quien había sido su responsable en la “Organización original” dentro de la Organización Montoneros.

Fuente: Declaración de Susana Jorgelina Ramus ante la Justicia el primero de septiembre de 1994.

“Las detenciones posteriores a marzo-abril ’77, ya eran solo personal de la Marina, la técnica empezó a ser algo menos violenta, y en cambio, participaban en los interrogatorios los del “mini staff”, que producía un gran efecto desmoralizador. Sobre todo cuando los que participaban habían sido sus jefes”. “Hubo distintas actitudes, no se pueden igualar. ‘Coca’ Marta Bazán (fallecida), el ‘Gordo Alfredo’ Alfredo Buzzalino, ‘Estela’ ó ‘Marisa’ María Isabel Murgier y otros, estaban compenetrados o parecían Y MARCARON MÁS DE 300 COMPAÑEROS EN LOS PASEOS…”. Como se dijo antes Marta Álvarez era una de las integrantes del ‘Mini Staff’. n Testimonio 6 Fuente: en Tribunal Oral Fedaral 5.

En el actual juicio oral que se está desarrollando por la Causa ESMA, el día 20 de mayo de 2010, prestó declaración indagatoria Laura Alicia Reboratti, quien según expresó, estuvo detenida en la ESMA. Entre otras cosas, manifestó lo siguiente: “Estando sola en el cuarto de interrogatorios, entró una pareja de civil (el hombre algo ‘gordito’) y me preguntaron: ¿Vos quién sos? Luego de conversar con ellos cierto tiempo, entró “el Inglés” (Whamond), y la pareja le dijo: ‘Es una perejila’. Luego se fueron. Laura Reboratti fue liberada 27 de julio de 1976 y manifestó que pasado cierto tiempo, se enteró de que la mujer que estuvo con ella en esa oportunidad, fue Marta Álvarez...”. 3. COMENTARIO Simplemente lo expresado en esta breve síntesis demuestra que: Marta Álvarez interrogaba (estamos hablando desde julio del 76 cuando llevaba poco tiempo de detenida en la ESMA) y se movía dentro de la Casa de Oficiales de la ESMA sin custodia y con absoluta libertad. Asi mismo Marta Álvarez ingresaba a los cuartos de interrogatorios sin ser acompañada por un oficial o “verde”, quedándose a solas con el detenido e influía decididamente con su opinión, en el grado de responsabilidad de las personas capturadas para que continuaran detenidas o fueran liberadas. Estas actividades las desplegó la detenida a partir de julio de 1976

4. Análisis particular Esta testigo tiene mucho valor en sus declaraciones iniciales ya que estuvo en ESMA desde mediados del año 1976, durante más de dos años. Formó parte del llamado “Mini Staff”, y fue la primera de ese grupo en declarar traicionando a quienes le dieron la oportunidad de rehacer su vida. Sus palabras quedan consignadas en el legajo CONADEP de 1984 Nº 02719. (Un año después de terminado el Proceso de Reorganizacion Nacional). Fue su 1ª declaración. El 4 de octubre de 1995, se presentó ante la Dirección Nacional Técnica de Prevención de la Subsecretaria de Derechos Humanos y Sociales, declaró por 2ª vez detalles de profundo conocimiento del grupo operativo de la ESMA; con su denuncia, comprometió a varios miembros de la Armada, y suministró un listado similar al de las tres declarantes anteriores formuladas en 1979. Hizo descripciones de las organizaciones que conoció desde su detención con una asombrosa minuciosidad. El 1 de septiembre de 1999, declaró por 3ª vez ante el Consulado General de Italia para informar que estuvo detenida en la ESMA entre esas fechas, y denunció a varios de los componentes citados anteriormente, es decir, en el año 1979. En septiembre de 2000, figuró en el Escrito de la Acusación Popular (en España) solicitando la extradición de Miguel Ángel Cavallo, en la “Relación individualizada de 94 de las 110 personas detenidas ilegalmente y sometidas a tortura hasta diciembre de 1978, y que recuperaron la libertad, con especificación de las circunstancias conocidas que las mismas atravesaron”. El 21 de febrero del 2005, declaró por 4ª vez ante la Audiencia Nacional; Sala en lo Penal, Sección Tercera en Madrid, en el Juicio Oral al Cap. Adolfo Scilingo ante el Sr. Presidente, Dr. García Nicolás y dos magistrados (ver acta de juicio oral al capitán de corbeta Adolfo Scilingo). Ante el Ministerio Fiscal, declaró los detalles de su detención coincidiendo con lo declarado anteriormente. El 22 de marzo de 2005, declaró por 5ª vez en fs. 14.113 “…que entre los permanentes estaban… y nombra a los que ella dice que eran todos los que integraban la estructura del año 1976. Completa su declaración con detalles de todo tipo sobre lo sucedido y quienes eran responsables para ella, según consta en fs. 14.115 de la causa ESMA.

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El 30 de marzo del 2005 se la citó nuevamente para que prestara su 6ª declaración la que comienza a fs. 14.131 del Tomo 67, donde habló detalladamente sobre la Causa “Chacras de Coria” y después el juez la invitó a declarar en relación con los hechos que involucraron a Rodolfo Walsh. Un ejemplo que surge claro y puntual, se da con Marta Remedios Álvarez quien en 1984, aportó una lista permanente de oficiales de marina y otras fuerzas; en la Causa Donda, abierta en enero de 2007, declaró mediante una representante legal, la Dra. Carolina Varsky, quien hizo llegar una 7ª declaración y sin imputaciones específicas, agrega nombres de algunos otros oficiales en el listado de presuntos imputados, por primera vez como parte del Grupo de Tareas 3.3.2. ¿Por qué aparecen nuevos nombres 31 años después? ¿Es utilizada Marta Remedios Álvarez para levantar nuevos cargos y ampliar la nómina de acusados? ¿Los incorporó alguna organización de DDHH a último momento…? Dejamos la pregunta latente a la espera de una respuesta que con toda lógica aparece dentro del marco de estos relatos. 5. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras estuvo bajo control de las Fuerzas Legales durante la Guerra Revolucionaria 70, Marta Remedios Álvarez, fue una colaboradora dinámica y permanente. Lo hizo de muchas formas en detrimento de su organización Montoneros, brindó información, asesoró sobre organización y marcó en la calle a miembros de los grupos internos. Participó en los interrogatorios de los detenidos en el GT3.3. Hoy, lo niega, configurando falso testimonio pero sus acciones se desarrollaron en todo el proceso represivo que le tocó vivir en un pie de igualdad con los represores a quienes hoy acusa. Está comprobado que la susodicha, con esa colaboración con las Fuerzas Legales fue determinante para la captura de tantos de sus compañeros de militancia originando muchas muertes, desapariciones y sufrimientos en distintas personas. Por ello y básicamente por los asesinatos y actos de terrorismo cometidos durante su trayectoria, debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 3: Nilda Noemí Actis Goretta NG: “Munu”, “Bety” ORGANIZACIÓN: Montoneros. GRADO: Aspirante. Detenida en junio de 1978 en la vía pública fue liberada a comienzos de febrero de 1979. Viajó a Venezuela, con pasajes pagados por la Armada, el 16 de junio de 1979.

1. MILITANCIA Militó en Ensenada, provincia de Buenos Aires, localidad cercana a La Plata. En un tiempo estuvo ligada política y sentimentalmente al subversivo Habbeger, con NG: “Cabezón”, uno de los dirigentes terroristas más buscados de toda la guerra por sus amplias vinculaciones políticas, entre ellas, al ex ministro de Economía José Bër Gelbard, con quien habría hecho gestiones de especial interés para el Partido Comunista. En enero de 1972 Nilda ingresó a la JP, Territorial Ensenada con la jerarquía de “miliciana”. Su ámbito lo integraron quienes tenían los nombres de guerra “Kuki”, “Charo”, “Suso”, “Chela”, “José” y “Julián”, este último era su responsable. En agosto de 1972 se incorporó como encargada de prensa en la Unidad Básica de Montoneros - Territorial Ensenada, donde trabajó preferentemente para realizar trabajos de diagramación y fue promovida en diciembre de 1974; un año después en el domicilio de la calle 60, n° 382, vivió en concubinato con una persona de apellido Randazzo, NG: “Tano”, vinculado al ERP. En mayo de 1975 formó pareja con Enrique Desimone, NG: “Peter” de jerarquía Oficial 1º, con quien vivió en la ciudad de La Plata durante casi dos años. En septiembre de 1975 coordinó tareas con grupos de la Universidad de Buenos Aires y en abril del año siguiente inició en la UBA estudios sobre Comunicaciones. El nombre de guerra de su responsable era “Checo” y ofició como asistente y enlace con la Secretaria Militar correspondiente a La Plata, ciudad donde en un enfrentamiento murió su concubino “Peter”, quien estaba a cargo de esa secretaría y a quien nos vamos a referir enseguida. 2. TESTIMONIOS n Testimonio 1 (Fuente: Libro La Memoria de los de Abajo, Roberto Baschetti, Vol. I, págs. 157 y 158, Editorial La campana de palo. Año 2007).

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“Enrique Desimone, compañero de Nilda Actis Goretta, conocido como ‘Peter’, Militante peronista y montonero, asesinado en La Plata, provincia de Buenos Aires, el 22 de noviembre de 1976. Resistió hasta morir con otros compañeros en una casa de la calle 139, entre 49 y 48. Con él cayeron: Roald Montes y su esposa Mirta Noemí Dithurbide, Elida D´Ippolito, María Graciela Toncovich y Miguel Tierno”. Nilda Noemí Actis Goretta continúa su militancia en el área militar de montoneros platenses, donde sus responsables eran: NG: “Ricardo” (muerto en un tiroteo), NG: “Silvia” (desertó en 1976), NG: “Checo” (desertó en 1977). Su ámbito estaba integrado por: NG: “Liliana” (muerta en tiroteo), NG: “Julián” (desertó en 1975). Febrero de 1977: La causante queda “desenganchada” de su ámbito y en abril de ese año se traslada a la Capital Federal. Poco después, en agosto, se conectó con la estructura militar de la Zona Sur, donde operaba el hoy diputado nacional Carlos Kunkel. El mes siguiente, el hermano de “Peter”, Edgardo Desimone, concurrió a la pensión de Quilmes y Balcarce, donde vivía Nilda, para entregarle una herencia de 100 millones de pesos, cifra que equivalía a unos 600.000 dólares y en el mes de diciembre se “desenganchó” otra vez de la banda. Al año siguiente –1978– Nilda volvió a La Plata para ingresar a la Secretaría Política de los montoneros de esa zona, cuyo responsable máximo era Miguel Francisco Villareal, NG: “Cacho” o “Chufo”, un cuadro de la Columna Oeste que además de biólogo, era delegado sindical del INTA. Estaba casado con Silvia Tolchinsky, quien había ingresado al país para planificar y ejecutar la “Contraofensiva Montonera”. Sus subordinados eran los terroristas que respondían a los nombres de guerra “Jorge” y “Susana”. Durante el año 1978, la causante trabajó en la galería Jardín, local “El Estribo” y en mayo de 1978, decidió salir del país juntándose con Miguel Francisco Villareal quien le proveyó dinero y documentación falsa. El 19 de junio de 1978, fue detenida en la vía pública “marcada” por la NG: “Mili”, la mujer de Máximo Nicoletti, NG : “Alfredito” –importante buchón del que hablaremos más adelante– pero que pasó muy inadvertido. En la ESMA luego de pasar por los interrogatorios, se la incorporó al “Maxi Staff” y se le asignaron tareas administrativas. Dados sus conocimientos de dibujo, se la asignó al sótano para que trabajara como diagramadora en el área de documentación y así logró amplias facilidades que, incluso, llegaron a permitirle salidas para encontrarse con su familia. (Fue la encargada de reconstruir la filigrana de las cédulas y documentos de identidad falsos; lo hacía a la perfección debido a sus habilidades con el dibujo y la pintura). Por supuesto que esto último le significó tener mayores facilidades que el resto de los detenidos, tomar contacto con su familia, tener salidas de la ESMA y mejorar su calidad de vida donde por ejemplo dormía en la enfermería que había en el sótano.



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n Testimonio 2 (Fuente: Libro Recuerdo de la Muerte, Miguel Bonasso, pág. 514, 1994).

“La ‘Munu’ entregó a su responsable, un oficial 1º que le decían ‘Cacho’. Cayó empastillado con cianuro.” n Testimonio 3 (Fuente: Libro La Memoria de los de Abajo, Roberto Baschetti, págs. 276 y 277, Vol. II, De la Campana, Campana de Palo, 2007).

Miguel Francisco Villarreal: Biólogo: Delegado Sindical en el INTA. Para todos sus amigos era “Chufo”, era un cuadro montonero que fue detenido el 9 de julio de 1978 a la edad de 33 años en pleno centro de Buenos Aires (cuando salía del bar “El Foro” de Tribunales e ingresaba al subterráneo) logró tragar la pastilla de cianuro. Recibió de su organización post mortem, el honor “Al héroe en combate en su máximo grado: en el grado del “Comandante Fernando Abal Medina’”. Parece que igual hicieron las FFAA luego de la lucha contra la subversión pero es importante ver que estas organizaciones tenían incluso condecoraciones de combate, algo bastante alejado del comportamiento de simples “jóvenes idealistas”. Luego de aproximadamente ocho meses y debido a otras prioridades, fue retirada de la ESMA asignándole funciones administrativas (tareas de contabilidad) en otras instalaciones. Para ello, le alquiló un departamento en Ugarteche y Cabello y debía concurrir en horario de oficinas, a un local ubicado en la calle Ciudad de la Paz, donde funcionaba una miniempresa de reciclado de casas, a cargo de un civil. Se le había dado un número de teléfono, para que llamara en caso de necesidad. n Testimonio 4 Militancia reconocida por Actis Goretta en el libro Ese Infierno. Con relación a su militancia, Actis Goretta en el mencionado libro de su autoría, Altamira, Memorias, 2006, dice: “Yo siempre había militado en La Plata (2) y cuando vine a Buenos Aires conseguí un contacto en la zona Sur (3) en la provincia, para seguir militando. Sería abril o mayo de 1977. Para que me engancharan, escribí la historia de mi vida en un papel finito, con letra muy pequeña, y debajo puse, bien grande: Engánchenme y pasé la cartita”. Actis Goretta también dice: “En noviembre de 1976, se produjo una caída muy grande en La Plata y secuestraron a mi marido. Era la segunda gran caída. Desde hacía tiempo se planteaba que yo debía irme porque era bastante conocida, pero no podía hacerlo porque mi compañero debía quedarse allí. Cuando él cayó pensé en irme. Pero los miembros de la conducción de la Organización me pidieron que me quedara: había llegado mucha gente nueva que no conocía la zona y querían que yo los ayudara a ubicarse”.

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En la página 8.182 del cuerpo 38 de la Causa “ESMA”, Nilda Actis Goretta dice algo muy importante referido al “Mini Staff” y al “Maxi Staff”, para entender las denuncias posteriores de los testigos necesarios de esa mega causa ESMA y porque algunos de ellos se demoraron hasta 20 años en declarar: Veamos lo que escribió: “…claramente el primer grupo formado (según me dicen otros detenidos) en el comienzo del grupo de tareas trabajaba al lado de los oficiales con quienes ahora coinciden ideológicamente y por lo tanto en su práctica represiva. La mayoría de este grupo minoritario, en el momento de mi incorporación al “proceso de recuperación” ya se encontraba viviendo fuera de la ESMA…”. Como pueden apreciar nuestros lectores –y en algún momento deberán entenderlo los jueces y fiscales– la importancia de estas informaciones no es menor por cuanto salvando las distancias, equipara a las partes en pugna con abstracción de las posiciones políticas, en una idéntica acción de guerra, de un mismo conflicto, donde la iniciativa estuvo al comienzo a cargo de las organizaciones terroristas que merecieron una respuesta inevitable, respaldada por la opinión pública de modo evidente. Asimismo y esto es lo novedoso y original de este conflicto extendido artificialmente en el escenario, es que los oponentes por una razón u otra, fueron protagonistas directos de los hechos con el agravante en muchos casos, de la ya explicada doble traición con su enorme carga de inmoralidad. Actis Goretta no tiene límites en sus reflexiones y en lo que se refiere al “Mini Staff” formado por Buzzalino, Álvarez, García, Bazán, Murgier y Dvatman y al resto del “Maxi Staff” como Labayru, Lauletta, Girondo, Carazzo, Cubas, Burgos, Gras, Gasparini, Osatinsky, Martí, Pirles y otros, da nombres y apellidos que deben considerarse en el momento de las definiciones jurídicas. A comienzos de febrero de 1979, esta militante de indudable y destacada actuación, fue liberada gracias a la demostrada cooperación que cimentó mientras estaba detenida lo que nos habla a las claras de una personalidad de difíciles condiciones psicológicas. A la luz de su actual comportamiento en los estrados de la justicia, es oportuno recordar que liberada, el 16 de junio de 1979 viajó a Venezuela con pasajes pagados por la Armada. El 21 de octubre de 1984, en su edición de ese día, el diario La Voz mencionó a Nilda Noemí como “testimoniante” sobre “actos ilegales de la represión” junto con varios integrantes del “Maxi Staff”, Lisandro Cubas, Graciela Daleo, Rosario Quiroga, Andrés Castillo, Martín Gras, Ana María Marti, Sara Solarz de Osatinsky, Alicia Milia de Pirles y Norma Susana Burgos. En febrero de 1985, renovó su pasaporte y dio como lugar de residencia a Caracas, Venezuela, hasta que en 2001, publicó el libro –del cual es coautora– Ese Infierno (Editorial Sudamericana) junto a otras cuatro liberadas de la ESMA como lo son Miriam Lewin, Liliana Noemí Gardella, Tokar y Aldini.



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3. Presentaciones ante la justicia En diciembre de 1983, Actis Goretta presentó en Venezuela un informe de 45 fojas sobre el Comando donde incluye: “Datos y experiencia personal en el grupo de tareas de la ESMA, Planos y descripción física del asentamiento del grupo operativo, creación, organización y funcionamiento de éste, detenidos en la ESMA, detenidos que vi con vida en la ESMA durante mi estancia allí, venta de viviendas sustraídas a los detenidos desaparecidos y lista detallando al personal que integró el grupo.” De su lectura, resulta obvio que su contenido fue copiado del informe “patrón” que escribieron “Osatinsky, Martí y Pirles” el 12 de octubre de 1979. El 24 de julio de 1984 produjo una declaración en Caracas y el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas le envió un cuestionario de preguntas a Venezuela de donde regresó el 14 de agosto de 1986, pero antes, el 26 de julio de 1984, en Caracas, preparó una denuncia ante la CONADEP relacionada con su estadía en la ESMA, cuya parte sustantiva reiteró el 24 de febrero de 1987. El 4 de agosto de 1998, en Buenos Aires, efectuó una declaración testimonial ante el juez Bagnasco, relacionado con su permanencia en la ESMA y trece años después –el 12 de junio de 2001– siempre con relación al tema ESMA y ya en Buenos Aires, efectuó una declaración testimonial ante el juez Bonadío que fue seguida de una cascada de presentaciones similares, a saber: El 18 de marzo del 2004, en Buenos Aires, en el Juzgado 12, y otra, el 23 de mayo del 2005, hasta que el 6 de mayo del 2010, declaró como testigo en el Juicio Oral que se desarrolló en el Tribunal Oral Federal de la Capital Federal, siempre sobre la Causa ESMA. Su declaración fue una exposición casi textual de una parte del libro, criticando duramente al oficial responsable de su caso e ironizando algunos pasajes y ridiculizando sus procederes. Al finalizar su declaración, un defensor le preguntó: Dr. Solari, defensor de varios acusados: “¿Ud. perteneció a Mon­ toneros? Actis Goretta: “No”. Presidente del Ttibunal: “¿Quiere agregar algo más?” Actis Goretta: “Doy este mi testimonio que es absolutamente la verdad…” Esta afirmación constituye un falso testimonio evidente que puede probarse sin esfuerzo, por lo que es inconcebible que no haya sido tomado en cuenta por la Justicia, lo que, estimamos, invalida lo actuado en esta causa. Fuente: Declaración Testimonial de la causante en el Juicio Oral, el 6 de mayo del 2010, que se está llevando a cabo en el TOF 5 contra imputados en la Causa ESMA.

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4. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras mantuvo su militancia en la organización terrorista participó en muchos cargos y realizó una intensa actividad subversiva, originando muchas muertes y sufrimientos en distintas personas. Luego de detenida bajo control de la Armada, Nilda Actis Goretta, entregó a sus compañeros de militancia y colaboró intensamente y de muchas formas con las Fuerzas Legales. Por todo lo expuesto, la susodicha militante, se hace pasible de ser acusada por delitos de lesa humanidad.



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Caso 4: Roberto Aníbal Ahumada Kurtz NG: “Beto” ORGANIZACION: Montoneros GRADO: Oficial 1º PROFESION: Químico Industrial ESTADO CIVIL: Casado con María Laura Tacca de Ahumada, detenida durante el mes de octubre de 1976. Fue liberada a mediados de 1977, con su marido viajaron al Brasil. HERMANO: Carlos Ahumada radicado en Méjico y dueño de una cuantiosa fortuna al parecer proveniente de fondos facilitados por su hermano hace 30 años. Carlos y su hermano Roberto tienen con Cuba una relación especial, y con sus autoridades, al igual que con el Servicio de Inteligencia de Méjico, que lo ha protegido desde hace muchos años… Actualmente Carlos está acusado en ese país de una gran estafa. DETENIDO en septiembre de 1976 fue liberado a fines de 1978/principios de 1979. Nº LEGAJO CONADEP: No tiene, nunca se presentó a denunciar nada ni existe constancia de cobro de indemnización alguna. 1. MILITANCIA Fuentes referenciales: Libro Galimberti”De Perón a Susana, de Montoneros a la CIA, Marcelo Larraquy, Roberto Caballero, Aguila,r 2010, págs. 64, 137, 139, 140, 141, 150, 165, 166, 168, 175, 181, 184, 189 y 639. Libro La memoria de los de abajo, Roberto Baschetti, Vol. I, De la campana, Campana de palo, 2007, página 24. Diario Clarín 27/9/73 y julio de 1985. Revista El Descamisado, junio de 1973. Fuentes varias de Google de Internet Y otras varias de Internet y libros relacionados con la GR de los ’70.

Aparece JAEN En marzo de 1967, en“La Perla”, la confitería frente a Plaza Once, se fundó la “JAEN” “Juventudes Argentinas por la Emancipación Nacional”. La mesa fundacional de JAEN la integraron Rodolfo Galimberti, María Cristina Álvarez Noble, Coco Estela, el Vasco Mauriño, Dippi Hafford, el Vasco Othacehé, Mario Izzola, y los profesores Pérez Lindo y Norberto D´Atri. Meses después llegaría un empleado de la CONEA, Roberto Ahumada, posteriormente apodado con NG: “Beto”, quien era químico industrial y ocuparía un papel vital en la Agrupación. Ahumada inició así, su actividad militante en la “JAEN”. Dados sus conocimientos de químico industrial, en esta organización desarrolló di-

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versas tecnologías para ser utilizadas en acciones subversivas contra el gobierno del general Juan Carlos Onganía. Con un documento elaborado por la “JAEN”. denominado “De la Resistencia a la Ofensiva”, el mensaje de Perón a la juventud y el discurso de Montoneros con la voz de Firmenich en su bolso, Galimberti recorrió el interior del país durante todo el año 1971, para buscar contactos regionales y organizar los dispersos grupos juveniles. Lo acompañaban Jauretche, la “Negra” Roldán y el “Beto” Ahumada, miembros de la Junta Política Nacional de “JAEN”.. A pesar de que a mediados de 1971 no sumaban más de cincuenta cuadros,“JAEN”. quería conmover a la sociedad. Despertarla. No creían que desde la guerrilla “foquista” se pudiera tomar el poder. “Su proyecto político incluía la rebelión contra el sistema, la suspensión de la producción, el sabotaje y las movilizaciones populares”. Galimberti y su grupo, se ponían al frente de cualquier manifestación barrial, se sumaban a la huelga de cualquier fábrica, y hasta difundían su prédica en las representaciones callejeras del grupo de actores dirigidos por el actor progresista Norman Brisky, miembro de Montoneros que más tarde integraría la Conducción Nacional. Con el paso del tiempo y el aumento de la agitación, el “Beto” Ahumada en base a sus conocimientos, desarrolló técnicas terroristas cada vez más sofisticadas. Después de la bomba “molotov” básica, se elaboraron una serie de explosivos cuyo perfeccionamiento quedó en manos de este militante. La más popular de sus invenciones fue la pelotita de ping pong, que se rellenaba de ácido sulfúrico y clorhidrato de potasio. En ella el ácido se encendía en dos minutos. Al arrojarla, era una bola de fuego expansiva. Cuando querían detener el transporte público, las colocaban en los tanques de nafta de los colectivos estacionados y se transformaba en un cóctel explosivo. Además, Ahumada explicaba muy sencillamente a los militantes cómo se armaba una bomba molotov y también las zonas donde debía operarse. Construyó el famoso “caño”, con un caño galvanizado de 4 pulgadas y tapas en sus extremos, relleno de explosivo y elementos metálicos (tuercas, tornillos, clavos, etc.). Inventó un gel similar al que usan los lanzallamas que utilizan las Fuerzas Armadas, consistente en una especie de Napalm, que se envasaba en botellas. Cuando ardía, no había forma de apagarlo. Otro explosivo, eran las “termitas” que producían hasta 1500 º C de calor y que agujereaban el cemento. También fabricó las “bombitas de humo” con insecticida “Gamexane”, que dificultaba la visión más allá de dos metros. Asimismo, las bandas tenían expertos en interrumpir los semáforos. Con esta variedad de explosivos y procedimientos, “JAEN” no buscaba otra cosa que generar el caos. En un determinado momento, Galimberti apreció que debía sumar más apoyos para afianzar su liderazgo en la JP. En el local de la calle Chile



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creó un ámbito de discusión, abrió las puertas a los grupos peronistas de cualquier tendencia, recorrió el interior del país a la caza de nuevos compañeros, ofreció charlas, entrevistas y conferencias explicando la “Estrategia dura de Perón para tomar el poder y construir el SOCIALISMO NACIONAL”. Su grupo de leales eran Osvaldo Jauretche, “El Beto” Ahumada, Mario Herrera, el periodista Jorge Bernetti (actual jefe de prensa y difusión del Ministerio de Defensa) y Andrés R. Castillo (montonero, NG: “Ángel”, “Carlitos” o “Casildo”); Ver Caso 14. Viaje al Líbano El 18 de julio de 1972, el “Beto” Ahumada participó como orador, ante 18.000 personas en el acto organizado en el estadio de Nueva Chicago, en el barrio de Mataderos, bajo la sigla “Luche y vuelve”. Como una demostración de lo que fue la incipiente red terrorista internacional de esa época y la concurrencia de intereses de todo tipo, el “Beto” Ahumada viajó con Galimberti a Jalina, Líbano, a recibir adiestramiento militar. Galimberti con su gente fueron recibidos con honores en los campamentos de la OLP. En septiembre del 72, el grupo “JAEN”.realizó su última operación insurreccional antes de su traumática disolución: una docena de cuadros divididos en seis parejas, provocaron el incendio parcial de algunos supermercados de Buenos Aires con los explosivos armados por “Beto” Ahumada con las pelotitas de ping pong. Uno de esos cuadros resultó con quemaduras y fue detenido. Esto produjo una conmoción interna en la conducción del “JAEN” y Galimberti, Herrera y Ahumada lo expulsaron a Jaureche. Perón ingresaba a la casa ubicada en la calle Gaspar Campos 1065, en la localidad bonaerense de Vicente López, después de un acuerdo establecido con el entonces presidente de la República, teniente general Alejandro Agustín Lanusse. Allí Roberto Ahumada y Dardo Cabo se ocuparon de organizar la seguridad del acceso y las inmediaciones para la llegada de Perón. Un dispositivo juvenil mantuvo el control del tránsito e intervino en la famosa reunión de Ricardo Balbín con Perón, oportunidad en que el primero tuvo que sortear una peligrosa y descontrolada oposición de grupos activistas, tan agresivos que se temió por la vida del dirigente radical quien debió ingresar por la parte trasera de la vivienda mediante una escalera y a través de un patio vecino. Se comentó que Perón tomó el pulso del descontrol, lo habló más allá de la cortesía con el jefe tradicional del viejo Partido y hasta le ratificó que el cordón de “seguridad” que le habían formado era tan poderoso como para lograr una seguridad adicional del corredor aéreo que pasaba por encima de su casa. Lo hablado entre ambos mantuvo sus secretos más allá de las informaciones públicas para un periodismo ávido por conocer ese hecho histórico, pero posteriormente se evaluó la circunstancia de que Perón había prometido que tomaría medidas para evitar situaciones como la vivida. Lo cierto fue que el futuro Presidente demostró con alguna reticencia

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en sus palabras, que era algo así como un prisionero de los jóvenes revolucionarios que querían rodearlo en detrimento de los sectores tradicionales del Justicialismo. En los hechos, puede decirse que este suceso aceleró su decisión de retomar el manejo de lo que se llamó la ortodoxia, fue uno de los detonantes de los acontecimientos posteriores y fortaleció su idea de hacer un arreglo político con los radicales. Dentro del viejo partido, el oponente más serio que tenía Balbín para cualquier entendimiento de este tipo, fue Raúl Ricardo Alfonsín, cada vez más lanzado hacia posiciones de izquierda que Balbín siempre frenó hasta el día de su muerte. A fines del ’72, Galimberti ya respondía a la estrategia guerrillera y tenía la certeza de que iban a matarlo, pero seguía conduciendo la JP en la clandestinidad. Nadie lo reemplazó. El “Beto” Ahumada recibía sus instrucciones y pasaba cintas con sus discursos en los actos de la juventud. Galimberti advertía que “la sangre derramada no será negociada”. Realizaron actos multitudinarios y llenaron la cancha de Atlanta y Argentinos Júnior. En la noche del 16 de abril de 1973, Galimberti organizó una reunión entre Cámpora –a la sazón presidente electo– y los jefes guerrilleros Firmenich y Perdía en la casa de su novia, Julieta Bullrich. Como Montoneros ya había asesinado al general Aramburu, la reunión “no debía trascender”, el “Vasco” Mauriño y el “Beto” Ahumada, se ocuparon de la seguridad. Tropas de élite Disuelto el “JAEN”, el “Beto” Ahumada con Galimberti se incorporaron a Montoneros, transformándose rápidamente en cuadros político militares de elevado nivel, nexo entre la JP y el aparato militar de esta organización. Posteriormente, Ahumada en 1975, actuó en la Regional Tucumán de Montoneros En 1974, la Organización Montoneros creó los “GEC” o Grupos Especiales de Combate. Estas unidades se formaron con posterioridad al asesinato del ex ministro de Interior del gobierno del general Lanusse; doctor Arturo Mor Roig, en junio de aquel año. Un proyecto luego concretado de “conformar tropas de elite”. Éstas, a diferencia de otras unidades montoneras, actuaban en cualquier jurisdicción del país. Sus principales líderes fueron Horacio Mendizábal, NG: “Vasco”, muerto en 1979 y Roberto Cirilo Perdía NG: “El Pelado Carlos”, indultado, quienes junto a Norberto Habbeger, NG: “Cabezón”, desaparecido en 1979, provenían de “Descamisados” la cual se fusionó con Montoneros en 1972. Previamente, el 30 de junio de 1969 había asesinado a uno de los dirigentes más capaces que tuvo la CGT y el sindicalismo argentino: Augusto Timoteo Vandor. El asesinato del comisario Villar Montoneros eligió como “blanco” al jefe de la Policía Federal, comisario Alberto Villar, “la síntesis de la represión” para las bandas armadas del marxismo. Villar había llegado a operar al frente de elementos de la



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Policía Federal Argentina, en Tucumán y otras jurisdicciones –hoy estaría procesado–; condujo personalmente acciones armadas contra los terroristas, gozaba de un enorme prestigio y aceptó el cargo por un insistente pedido personal del propio Perón. Sobre él, centraron el esfuerzo principal de inteligencia Rodolfo Walsh y Horacio Verbitsky, quienes tomaron conocimiento de que en los astilleros “ASTARSA” del Tigre, había entrado a reparaciones, la embarcación “Marina”, propiedad del jefe policial. Quien obtuvo la información, fue Roberto Ahumada, NG: “Beto”. El siguiente paso del GEC, fue determinar el plan, el orden y los ejecutores. De este modo fueron designados dos pelotones integrados cada uno por cinco montoneros perfectamente adiestrados, todos comandados por “El Vasco” Mendizábal, la coordinación del “Beto” Ahumada, una combatiente NN, otros dos, NG: “Nacho” y “Pipo” (que habían participado en el asesinato de Rucci), más Alfredo Nicoletti, NG: “Alfredito” y su señora también militante. Se relata en el Caso 46 del libro. Planifican el asesinato de Rucci En agosto de 1973, por directivas de Mario Firmenich, NG: “Pepe” y Roberto Quieto, NG: “Negro”, la Conducción Nacional de Montoneros, decidió llevar a votación, “el asesinato de José Ignacio Rucci”, quien era, nada más y nada menos, que secretario general de la CGT y uno de los verdaderos apoyos de Perón. El motivo político de esta decisión tenía un cierto sentido desde el curioso punto de vista de la banda, pues los jefes eran conscientes que ya se había iniciado sobre ellos el desplazamiento en lo que podría llamarse la interna peronista que se jugaba en el Congreso, gremialmente y con el poder en diversas provincias. Más aún, creían que Perón se volcaría a favor de quienes demostraran mayor capacidad de movilización, concepto que confundían con la realidad política a la que consideraban que podían modificar y que, por ende, podían acceder al poder mediante el uso de la violencia que sería respetada por el mismo Perón. Olvidaban que éste era militar, que una de sus mayores ambiciones –el tema formó parte del acuerdo político que lo trajo de regreso a la Argentina– era la de volver a vestir el uniforme de general y que, además, contaba con el respaldo de las Fuerzas Armadas. En consecuencia, los montoneros generaron la idea de que tenían que “desafiar al general Perón y demostrarle que existía y que de ahí en más debería negociar con ellos”. Todos los jefes montoneros que participaron en la reunión estuvieron de acuerdo: Fernando Vaca Narvaja, Marcos Osatinsky, Roberto Cirilo Perdía, Norberto Habbeger, Norma Arrostito, María A. Berger, Horacio Mendizábal y Rodolfo Galimberti. Previamente el Jefe de la Regional I de la JP (Organismo de superficie de la banda) Juan Carlos Dante Gullo, NG: “Canca”), había puesto en marcha su tarea de acción psicológica, pues ordenó a sus integrantes que se

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pintaran consignas y se las repitiera en los actos. La misma era breve pero elocuente: “Rucci traidor, a vos te va a pasar lo mismo que a Vandor”. La CN dispuso que la acción militar debía ejecutarla la Columna Capital de Montoneros. La misma estaba integrada por los siguientes oficiales jefes: Horacio Mendizábal, Roberto Cirilo Perdia, Norberto Habbeger y Francisco Urondo. Subjefes: Juan Julio Roquë NG: “Lino”, Lorenzo Konkurat, NG: “Jote”, Julio Cesar Urien y Lidia Masaferro. Nexos con las organizaciones de superficie: Roberto Ahumada, Juan Carlos Dante Gullo y Miguel Ángel Ponce. Las tareas de inteligencia que se extendieron aproximadamente cuatro meses estuvieron a cargo de Nelson Latorre, NG: “El Pelado Diego” y Rodolfo Walsh NG: “Esteban”. Y el grupo contó con la colaboración de la JTP de FOETRA, para “pinchar” los teléfonos y munirse de ropa de técnicos y credenciales. Los vehículos para realizar la operación fueron robados. El montonero Miguel Ángel Lauletta (NG: “Caín”); Caso 10 de este libro, fue el responsable de obtener los mismos –un Peugeot 504 y un Fiat 1600– y fraguar la documentación. Luego del asesinato, ambos vehículos fueron abandonados en el cruce de las calles Emilio Lamarca y Venancio Flores y encontrados por personal Policial, a las 19.30 del día del hecho, 25 de septiembre de 1973. Roberto Ahumada, NG: “Beto”, fue detenido por la Armada en septiembre del 76 junto a su mujer, y debido a la colaboración que prestó en la ESMA, fue liberado y ambos salieron del país rumbo a Brasil para posiblemente proseguir mas tarde viaje a España. Nunca más volvió a contactarse con la militancia. Su posterior existencia se convirtió en un misterio… Un Ahumada se desvanece en el aire Roberto Ahumada es un desaparecido en vida y no ha sido Doble Traidor pero la causa de Seguridad Federal de la que él y otros fueron responsables tiene aún testigos vivos; evaluemos que ocurrió en el mes de agosto de 2009: Con el asesoramiento jurídico del ex juez nacional doctor Norberto A. Giletta, el ciudadano Hugo Raúl Biazzo, comisario retirado de la Policía Federal Argentina en 1976, reclamó que se realizara la investigación pertinente sobre lo que considera uno de los mayores atentados terroristas cometido en la historia del país, dado su impacto y los consecuentes afectados. Esta presentación judicial incorporó importantes elementos de juicio sobre ese episodio de guerra revolucionaria, al tiempo que aportó datos inéditos y nóminas de participantes, entre ellos los montoneros Miguel Bonasso y Horacio Verbitsky, obviamente entre muchos otros, así como consideraciones jurídicas inéditas sobre el tema. En su parte substancial dice así:



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“Hugo Raúl Biazzo, por mi propio derecho y sin revocar el poder oportunamente otorgado al Dr. Norberto A. Giletta, quien me patrocina en este acto; manteniendo el domicilio procesal constituido en Cerrito 520, piso 8º, of. G-H, en las actuaciones que se sustancian bajo el nº 7.379/03 al señor Fiscal respetuosamente digo: Hace ya más de un año denuncié ante el tribunal federal en turno el atentado con explosivos perpetrado por guerrilleros terroristas contra el comedor de la entonces Superintendencia de Seguridad Federal de la Policía Federal Argentina, del que resulté con heridas cuyas secuelas invalidantes hoy perduran.” Hugo Raúl Biazzo recuerda muy bien quien fue responsable de cada tema en ese atentado y es testigo víctima del Beto y sus andanzas. Hace poco la justicia cerró esta causa contra Bonasso y Verbitsky. 2. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Se desconocen. En la carpeta no existe ninguna declaración testimonial ni documento judicial alguno. Ahumada no se ha presentado a cobrar indemnización alguna. Y no ha denunciado a nadie. 3. DATOS DE INTERES DE LA FAMILIA AHUMADA (Fuentes: Diarios de México del año 2008 y 2009 que se pueden obtener de Informador Público y otros medios).

Los hermanos Ahumada, a pesar de estar aparentemente distanciados entre sí, se niegan a hablar de su familia y de las condiciones en las que llegaron a México. Todo indica que lo hicieron exiliados o escapados, alrededor del inicio del gobierno militar del teniente general Jorge Rafael Videla, pero cuando la represión estuvo en marcha de manera coordinada, muchos argentinos comenzaron, en 1975, a llegar a México. Existe al respecto una hipótesis que actualmente se menciona en ese país en razón de que Carlos Ahumada está fugado por estafas y reaparece la figura de los dos hermanos y es sólo eso, una hipótesis que dice: “…existía un dirigente de Montoneros en Argentina llamado Roberto “Beto” Ahumada, que tuvo relación bastante cercana con el manejo de recursos de esa organización armada que fue tan poderosa en los primeros años de 1970 en la Argentina.” Ahumada muy buen combatiente pertenecía a una de las alas más extrañas en lo político e ideológico de esa organización. Había transitado desde grupos nacionalistas que giraban en torno de la extrema derecha católica a la izquierda socialdemócrata sin ningún paso por el marxismo extremo o algo parecido.

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Galimberti: un extraño personaje Aunque ya hablamos de él, el desarrollo de la documentación que conforma este libro nos obliga volver a este curioso personaje que en su trato personal derrochaba simpatía, daba respuestas inteligentes pero también sabía, instintivamente, cuando debía callarse y evitar la discusión, incluso cuando trataba de explicar su situación familiar, o cuando suministraba información a elementos de la inteligencia militar. Galimberti, muy popular en su ámbito, encabezaba una corriente que podríamos calificar como propia dentro del aparato subversivo y su comportamiento fue tan particular, tuvo tantos contactos en Europa y otras partes del mundo que hay evidencias varias que determinan que trabajó con los servicios palestinos, con el servicio francés, y por último con serios contactos con miembros de la CIA (es posible que ese cambio de bandos, le haya ocasionado la muerte en una compleja operación por problemas de la anestesia varios años después…). También últimamente y antes de su fallecimiento, solía visitar a militares detenidos en sedes militares y llevarles cigarros de regalo. Algo que aún no alcanzan a digerir en las bases de las organizaciones de Derechos Humanos, paradójicamente, es quien ha sido el cobrador del secuestro con el pago de rescate más cuantioso de la historia argentina, el de los hermanos Born propietarios mayoritarios de la empresa Bunge y Born, y base del funcionamiento económico de la Organización Montoneros. La pregunta viene enancada en otra, en definitiva ¿A dónde fue a aparar una parte sustancial de los 60 millones de dólares del rescate? Siempre tomaba café en la confitería ubicada en la esquina de Tagle y Avenida del Libertador donde tenía entrevistas con toda clase de personas –incluso elementos de nuestra inteligencia militar– y entrado en carnes, no dejaba de sonreír cuando mantenía estas reuniones abiertas. Rodolfo Galimberti murió hace unos diez años de un infarto durante la intervención quirúrgica en Buenos Aires; se llevó muchos secretos, uno de ellos es el relativo al destino de los fondos obtenidos con el secuestro de los Born. Galimberti –también conocido como “El loco Galimba”– se habría encargado del cobro y parte de las inversiones que se hicieron con esa fabulosa suma de dólares. Para entonces, “El Beto” Ahumada era uno de sus hombres de confianza… Lo cierto es que coincidentemente con la fecha del año 77 en que los hermanos Ahumada llegaron a México, también llegaba Galimberti a ese país y con él, “El Beto”, el inefable, inteligente y evaporado terrorista que como tantos otros se borró para siempre. Fue detenido a su regreso de México, pero dejado en libertad en 1979, vía Brasil viajó a Europa junto a su mujer, quien no dejó rastro alguno. El destino del dinero por el secuestro de los Born El hecho es que el dinero del secuestro de los Bunge y Born tuvo, por lo menos, tres destinos internacionales: uno, menor, fue Panamá (entonces gobernada por Omar Torrijos), otro fue México y una tercera parte fue a



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Cuba. Hubo innumerables disputas entre los distintos grupos en que se fragmentó la Organización Montoneros por participar de esos dineros que, finalmente, nunca se supo muy bien dónde quedaron. Hasta aquí, los datos duros, aunque debemos señalar que existen una llamada “pista suiza” y el relato de un cubano disidente. Las preguntas serían muchas. Dado que nunca se ha esclarecido cuáles son los vínculos concretos económicos entre Carlos y Roberto Ahumada, también hay preguntas que son obvias: ¿Tienen alguna relación estos hermanos Ahumada con aquel ex dirigente de Montoneros?, ¿Será posible que el dinero de Ahumada tuviera alguna relación con el que terminó en Cuba a fines de los 70?, ¿Cuál es, si no, el vínculo político y de negocios que pudiera tener Roberto Ahumada con los cubanos? ¿Por qué al parecer la inteligencia mexicana, donde por años hubo y hay algún ex montonero argentino en cargos de importancia, ha protegido todo lo que está relacionado con el apellido Ahumada? ¿Ese ex montonero tuvo o tiene alguna relación con Ahumada? Una fuente mejicana deja en duda una posible inversión realizada en su pais, y también relata las disidencias entre ambos hermanos con lujo de detalles, pero como esta visto nunca se sabrá la verdad. ¿Para quién trabajaron o trabajan? ¿De qué vive Firmenich en Europa, además de sus ingresos como profesor…? 5. CONCLUSIÓN En base a todo lo relatado, y más allá de si el “Beto” estuviese o no profitando con algunos amigos de militancia y su familia de una parte del botín de los hermanos Born, no existen dudas sobre la cantidad de personas contra las que atentó y mató en su vida como militante subversivo. De igual forma no quedan dudas sobre que mientras estuvo bajo control de las Fuerzas Legales, en la Armada, Roberto Ahumada, colaboró intensamente con esa Fuerza y brindó valiosa información sobre la Organización Montoneros que originó una cantidad de muertes y desapariciones. Es verdad que no se lo puede tildar de doble traidor ya que nunca más apareció en escena ni acusó a miembro alguno de las Fuerzas Legales en los juicios que actualmente se sustentan. Por su militancia y entrega de compañeros debe ser procesado por Lesa Humanidad.

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Caso 5: Roberto Jorge Quieto Argañaraz, NG: “Negro” ORGANIZACIÓN: Montoneros JERARQUÍA: Oficial superior, de los pocos detenidos en toda la guerra.

Ya nos habíamos referido anteriormente a este personaje de notable capacidad, memoria y eficacia organizativa, pero la secuencia que impone la documentación en nuestro poder obliga a insistir en otros aspectos de su trayectoria. Roberto quiso evitar la “colimba”. Era estudioso y decidió ingresar al Colegio Militar: cuenta su hermano José Luis que, como su padre no estuvo de acuerdo, logró una beca a partir de un examen de muy buen puntaje. A los dos años dejó el Colegio Militar porque –sostenía– no aguantaba el maltrato de un superior. Estudió abogacía en Buenos Aires (se recibió con medalla de honor en 1962), y trabajó entre tanto como boletero de cine de barrio, empleado en la Bolsa, luego en el Banco Nación. Era jovial. Para nada peleador ni pendenciero, un tipo muy negociador, paciente, muy político, le decían normalmente El Vasco. En 1960 había viajado a Estados Unidos con el decano de la Facultad de Derecho y unos quince estudiantes de buen promedio, invitados a un curso en la Universidad de Tulaine, en Nueva Orleáns. Eduardo Jozami y él se iban por la noche a escuchar jazz al barrio francés. “…Allí nos hicimos amigos, nos llevábamos bien…”.  Quieto tuvo una activa trayectoria entre la izquierda argentina. Fue representante legal del Sindicato de Periodistas donde actuaba con el ya mencionado Jozami, y fue uno de los primeros viajeros en “beber de las fuentes revolucionarias cubanas” y así participó en La Habana de la reunión de la OLAS. Allí tuvo las primeras conexiones con el marxismo terrorista de otras partes del mundo y en particular latinoamericano, que para 1976 ya respondían al proyecto cubano. Con Juan Carlos Portantiero se separó del Partido Comu-nista Argentino (PCA), que se oponía a la lucha armada. En 1963 crearon el Movimiento Vanguardia Revolucionaria y más tarde –en 1967– junto con otros disidentes del PCA constituyeron el Partido Comunista Revolucionario (PCR) que propiciaba la acción violenta para acceder al poder. En 1970, Quieto fue cofundador de las Fuerzas Armada Revoluciona­ rias (FAR) y tuvo activa planificación y participación en la llamada “Ope­



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ración Gabriela” que consistió en la ocupación de la localidad bonaerense de Garín realizada el 30 de julio de 1970, con el saldo de una señora, clienta del Banco Nación y de un policía que resultaron asesinados. En diciembre de 1972 fue uno de los ideólogos más importantes que intervino en la fusión de FAR con los Montoneros, que había nacido dos años antes –con el asesinato del general Aramburu– que fue oficializada el 12 de octubre de 1973. Aquí hablamos de otra cosa: Quieto, además de desaparecido –o esfumado, si se prefiere (buenas fuentes dicen tener conocimiento de su lugar de residencia en Europa)– debe rendir cuentas a la justicia y de él debe afirmarse que está “doblemente ausente”: el rótulo de traidor con el que lo caracterizó Montoneros, nunca fue revisado, y de esa manera quedó confinado en un vacío sin memoria. Más aún, no son pocos los jefes montoneros que circulan en plena libertad o visitan los estrados judiciales para testimoniar contra quienes les brindaron una nueva oportunidad en la vida, renuentes a explayarse sobre el fin que tuvo este terrorista, posiblemente uno de los mejor informados del aparato montonero en todos sus aspectos. En 1960 también participó de los contingentes que visitaron Cuba y en 1964 el Che Guevara y sus escritos lo ilusionaron y es así que luego desarrolló una importante trayectoria con importantes hitos de la militancia setentista: el Che, la lucha contra los gobiernos de Juan Carlos Onganía y Alejandro Agustín Lanusse, la creación de las FAR, la fuga de Rawson, la primavera de 1973, la masacre de Ezeiza, el terror de la Triple A; la clandestinidad y el frenesí militarista, el aislamiento político, la escalada represiva, el golpe. Pero hay un silencio nunca roto, el impuesto por el estigma lapidario de la traición. De eso no se habla… y tampoco se vuelve. La situación que desembocó en su caída a manos de las fuerzas legales en una acción clandestina durante un gobierno constitucional (encuentro familiar en la playa) con las consiguientes consecuencias (aparente tortura, posibilidad de arrancarle información calificada por su jerarquía que sirvió para golpear duramente a Montoneros y posterior desaparición hasta el día de hoy) se dio en el marco de un cuadro político-personal complejo, donde deben analizarse cómo se entrelazaron históricamente las distintas variables que intervinieron. Su caída y el inimaginable modo en que se produjo fue un shock que conmocionó a la militancia. Aún no se había recuperado del asombro y el abatimiento cuando se conocieron las imputaciones de delación que, a la semana, la Conducción Nacional hizo a Quieto. Fue un golpe durísimo. No sólo por el peso de tal cargo sobre un oficial superior en una organización como Montoneros, sino por haber sido uno de los más severos con los temas de autoprotección y silencio. Para muchos militantes implicó entrever por primera vez la posibilidad de que la organización no fuera indestructible; para otros, que ya planteaban cuestionamientos, empezó a tomar cuerpo el fantasma de la derrota. La mañana siguiente de su apresamiento, lunes 29 de diciem-

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bre del 75, la noticia aparecía en el recuadrito insertado en El Cronista Comercial y también en Clarín, sumándose luego Crónica y los diarios vespertinos.  El sábado 3 de enero comenzó a circular internamente en la Organización Montoneros la versión de que el “Negro” Quieto estaba dando información a sus captores. Al principio hubo quienes no lo creyeron, pero enseguida llegó por las vías orgánicas la información “oficial” de que habían caído algunos locales de importancia conocidos sólo por él y que no cabían dudas acerca de su responsabilidad. Casi inmediatamente la Conducción decidió levantar la campaña a favor de su aparición, campaña que incluía pintadas, acciones callejeras y gestiones de cualquier tipo. Días después se anunciaba que se iniciaría el correspondiente Juicio Revolucionario, obviamente “en ausencia”. Tras el estupor y la consternación, bases y cuadros militantes debieron afrontar una situación compleja. Al modo en que se había producido la caída de Roberto Quieto –violando las reglas de seguridad que él mismo había impuesto y posibilitando con ello que se lo capturara vivo– se sumaba la acusación de delación. En una organización que quería imponer el culto al heroísmo, al sacrificio personal y al enaltecimiento del “hombre nuevo”, delatar en medio de un suceso plagado de intimidades, era inadmisible. Cada militante se armó como pudo ante hechos tan fuertes: unos se resistieron a aceptarlos, otros los incorporaron “naturalmente” como uno de los escollos de la guerra, hubo quienes centraron su esfuerzo en buscarle alguna explicación. En relación con la figura de Quieto, en muchos prevaleció la compasión y el silencio; no pocos se aferraron al enojo y la ira ante la traición del jefe que habían admirado. Seguramente amenazado por quienes lo detuvieron delató las “citas nacionales” de la conducción de Montoneros, ello permitió la caída de muchísimos militantes guerrilleros y pertrechos en manos de las Fuerzas Legales. Los Montoneros entonces lo condenaron a muerte por “haber cantado”. (Fuente: Nadie Fue J. B. Yofre, Ed. Sudamericana 2008). Con la caída del “Negro” Quieto aparecieron un importante arsenal de Montoneros en Villa Martelli, dos locales donde funcionaba la Conducción Nacional, una cárcel del pueblo con armamento y explosivos, una casa en Córdoba de la Conducción Nacional con armamento y explosivos, un local de la Conducción y un local comercial. Todo ello además sumado a la información escrita que estaba depositada en esos lugares. Hay versiones que dicen que las Fuerzas Legales lo mantuvieron resguardado hasta 1978 en que se decidió enviarlo al extranjero. No está comprobado. Este militante no figura como “desaparecido” en los anexos del Nunca Más ni existe denuncia al respecto para cobro de indemnización alguna.



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CONCLUSIÓN Por lo que representó Roberto Jorge Quieto Argarañaz NG: “Negro” organizador de una de las máquinas terrorista más importante que funcionó en la Argentina y en la región –la más numerosa y activa para la toma del poder por las armas– y las enormes consecuencias derivadas de lo que podríamos calificar como su “caída”, podemos decir que fue uno de los grandes acontecimientos de la guerra. Apenas fue “detenido”, además del encautamiento de material y documentos, se inició una cascada de detenciones de dirigentes revolucionarios de alto nivel y responsabilidad ejecutiva de la banda. Quince militantes de esta categoría fueron detenidos e interrogados, hecho que también contribuyó para acortar la guerra, aunque demostró cuál fue el nivel de responsabilidad que le cupo. Por eso no queda duda que si se quiere ser justo y Quieto Argarañaz estuviese vivo, debería ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 6: María Patricia ASTELARRA NG: “Ana o Pata” D.N.I. N° 11.825.616. De estado civil soltera, estuvo en pareja con Luis Lorio (JUP Bs. As.), sin hijos, luego con Gustavo Contepomi (año 75), de quien tuvo un hijo varón. Estuvo domiciliada en Mayor de Sarria 2do piso, Barcelona, España (dato de agosto de 1985). En Córdoba en 1979 residió en calle Ituzaingó N° 438 del barrio Nueva Córdoba - Dpto. PB. Su padre fue directivo de la fábrica La Cantábrica y vivía con su mujer en Buenos Aires. ORGANIZACION: Montoneros GRADO: Aspirante



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Con ambos las Fuerzas Legales mantuvieron un “trato especial” En septiembre de 1976 fue trasladada a “La Rivera” y luego de unos días, a la Unidad N° 5 (Buen Pastor) donde tuvo un hijo varón, el que al mes fue entregado a sus padres que fueron a buscarlo y se lo llevaron. En marzo de 1977, fue puesta en libertad y se alojó en el departamento de su suegra, en Ituzaingó 438, B° Nueva Córdoba, donde continuamente recibía la visita de su concubino Gustavo Contepomi. Durante los meses que estuvo en La Perla, trabajó de acuerdo con sus condiciones resultantes del embarazo, en tareas de oficina. Sus parientes directos (padres) por medio de un pariente de la Marina que estuvo en contacto con el 2do. Comandante del III Cpo. de Ejército, en el año 1976 les confirmó su estado de detención a “Disposición del Área 311”. 4. TRABAJOS IMPORTANTES EFECTUADOS

1. MILITANCIA Se inició en la organización en los años 72/73 en la Capital Federal y trabajó en la JUP junto a su pareja, Luis Lorio, donde tuvo una importante acción de militancia iniciándose como miliciana y alcanzando a llegar a aspirante, para pasar luego al aparato militar de Córdoba, Regional III. Al momento de su detención Gustavo Adolfo Ernesto Contepomi (responsable de la sección militar) dependiente del jefe de Regional Córdoba, Tomas Molinete, oficial mayor y de su concubina Teresa Meschiatti NG: “Tina” y de la Unidad Básica de Combate (UBC). 2. HECHOS SALIENTES EN LOS QUE PARTICIPÓ 10 y 30 junio 75: Ídem a Contepomi (Ver caso 18). 29 de Oct. 1975: Ídem a Contepomi, actúa en el grupo de apoyo (SALAS). Nov/Dic 1975: Ídem a Contepomi, apoya el asesinato y robo de armamento en proximidades de la terminal de ómnibus de Córdoba. Enero 1976: Ídem a Contepomi, actúa en el grupo que incendia “Stakel” y “Rancho Grande” con muertos y heridos. 3. LUGAR DE DETENCIÓN DONDE COLABORÓ CON LAS FUERZAS LEGALES Detenida 1 de julio 76 y trasladada a La Perla, junto con su pareja, Gustavo Contepomi (NG: “Pablo”), Oficial 1° Montonero del aparato militar (en el barrio Bajo Palermo). Llegó embarazada de 5 meses y ambos negociaron con las Fuerzas Legales, pasando Contepomi a “colaborar activamente”.

En el corto tiempo en La Perla, Patricia Astelarra ayudó a su pareja Gustavo Contepomi y a Andrés Remondegui, ver Caso 52, haciendo gráficos, organigramas y planos relacionados con Montoneros a la que pertenecía. Astelarra y Contepomi hacia fines del 77 en adelante mantuvieron contacto asiduo con ex compañeros, en especial con Remondegui, recopilando datos junto a Contepomi que luego sirvieron para escribir el libro (Los sobrevivientes de La Perla). Astelarra no declaró en el Juicio a los Comandantes (causa 13). Igual que Contepomi no declaró en el juicio Brandalissis en el 40/M/08. Astelarra actualmente reside en Córdoba, es dueña de la peletería que lleva su apellido –“Astelarra”– y acusó a su familia de cobrar un rescate por parte de una fuerza militar para liberarla, pero la investigación quedó en la nada. 6. CONCLUSIÓN Está demostrado que Patricia Astelarra, miembro de la Organización Montoneros, como militante tomó parte en importantes acciones y en resonantes atentados terroristas y luego de ser capturada en Córdoba, agregó mucha información al centro de detención y al sistema de inteligencia militar por ser miembro de la estructura logística de la banda en esa provincia. En el lugar de detención ejerció su colaboración durante casi cuatro años, con resultados inestimables, en el sentido de restarle capacidad operativa a su organización de pertenencia. Consecuentemente, este proceder permitió que cayeran muchos de sus compañeros, algunos de los cuales figuran como desaparecidos. Sin dudas por sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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La organización de las fap. El fracaso de “Taco Ralo” y los esfuerzos de Cooke Caso 7: Víctor Melchor Basterra, NG: “Vasco”. ORGANIZACIÓN: FAP, Peronismo de Base y luego Organización Montonera. PROFESION: Técnico Gráfico. DETENIDO el 10 de agosto de 1979 junto con su esposa Laura, pero ella fue liberada a mediados de ese mes y año. Basterra –un verdadero artista del que hemos hablado– fue liberado en julio de 1981. Continuó trabajando como PCI (Personal Civil de Inteligencia) para la Armada hasta agosto de 1984. Nº LEGAJO CONADEP: 05011

1. MILITANCIA Ex gráfico, Víctor Basterra que se incorporó en 1970 como militante del Peronismo de Base en el gremio de los gráficos y las FAP. También tuvo relación con Montoneros. Llevado por Enrique Néstor Ardetti, a quien conoció en una reunión gremial realizada en Florencio Varela (provincia de Buenos Aires) en el año 1969, se integró a una estructura militar, participando en varias acciones junto con militantes del ERP y encuadrado posteriormente en la estructura de Prensa e Inteligencia de la Regional La Plata de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas); llegó a ser responsable regional. Las FAP se habían formado como grupos aislados de esta denominación apenas concluía la década de los años cincuenta y originalmente obedecieron al impulso de defender al peronismo que había sido derrocado en 1955. Eran grupos pequeños, desconectados entre sí, cuya acción no pasaba de enfrentamientos callejeros, robos de menor cuantía y asaltos destinados, según algunos argumentos, a juntar recursos para cuando llegara el momento de organizar el regreso de Perón al poder. Esta desorganización operativa o falta de estructura, hizo muy difícil su detección hasta que en el año 1967, a partir del Sector III de la Sección Argentina del ELN (Ejército de Liberación Nacional) –formado en Cuba–, obviamente de inspiración castrista y concebido como una red entre diversos países de la región, el nombre de FAP adquirió otra dimensión y pasó a formar parte de los primeros intentos revolucionarios montados para operar en el país



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a instancias del “gordo Cooke”, un ex diputado nacional y ex ministro del Interior del último gobierno de Juan Domingo Perón que, pese a que se carteaba con él, el ex presidente jamás aceptó la insistida sugerencia de viajar a Cuba para organizar un gran movimiento continental junto con Fidel Castro pero bajo otro disfraz: en este caso, el peronismo. Cooke, a instancias de su pareja, la comunista Alicia Eguren –después del triunfo de Cámpora y previo a un inmediato viaje a La Habana, ésta había declarado que en la Argentina “habrá marxismo con o sin elecciones”– ya se había convertido en un promotor del PCA. Perón lo sabía y tomó distancia de sus planes. Septiembre de 1968, las FAP establecieron un campamento en El Plumerillo, “Taco Ralo”, provincia de Tucumán, se trataba del Destacamento Guerrillero “17 de Octubre”, campamento que se conoció públicamente como “Taco Ralo”. Esta experiencia constituiría el único intento de guerrilla rural de las FAP, cuyas primeras acciones, desordenadas e inorgánicas, comenzaron a aparecer en 1960. “Taco Ralo” se formó con militantes de la JP (Juventud Peronista) que luego confluirían con Gustavo Rearte, para conformar el Movimiento Revolucionario Peronista “17 de Octubre” (MRP-17). También lo integraron sobrevivientes del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (MNRT) de José Luis “Joe” Baxter y de las Fuerzas Armadas de la Revolución Nacional (FARN) de Ángel Bengochea. En sus bases políticas, exigieron el regreso de Perón como condición para la paz social. Acusaron al gobierno del general Juan Carlos Onganía de haber transformado el país en “una colonia”. El 19 de septiembre de 1968, el grupo fue desbaratado, su principal dirigente, Envar El Kadri y losotros 13 integrantes fueron detenidos. A pesar de la derrota sufrida en “Taco Ralo”, las FAP se consolidaron como Grupo Armado Peronista creado para la guerra de guerrillas, esencialmente urbana, convirtiéndose en el más importante grupo armado hasta el 1972. Incluyeron a militantes que provenían tanto del Movimiento Nacionalista Revolucionario Tacuara (izquierda nacionalista católica), como de Movimientos Revolucionarios de Izquierda, todos impactados e influidos por el efecto que ejercieron las triunfantes revoluciones de Argelia y Cuba. Entre ellos estaba Víctor Basterra. Igualmente, se encontraban militantes peronistas experimentados como los citados Envar El Kadri y Carlos Caride, (fundadores en abril de 1958 de la Primera Reunión de la Juventud Peronista Revolucionaria): Bruno Cambareri, Diego Ruy Frondizi, Manuel Belloni, Juan Carlos Guías Saclatin, Daniel Balbuena Lepore, los ex seminaristas católicos Arturo Ferré Gadea y Gerardo Ferrari, Juan Carlos Baffi, Raúl Juan Peressini, Rodolfo Walsh,NG: “Esteban” o “Neurus”, Horacio Verbitsky, NG: “Perro” y Miguel Zabala Rodríguez, entre otros. Envar El Kadri transmitió sus experiencias de Medio Oriente y África, hablando sobre Nasser y la Revolución Árabe o sobre la lucha anticolo-

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nialista en el Congo. Una tarde cuando Envar El Kadri disertó sobre la revolución en Argelia, que apenas comenzaba, los militantes presentes incendiaron el Consulado de Francia, ubicado frente a la Plaza San Martín, en pleno centro de la ciudad. Entre los que integraron este grupo, se encontraba Víctor Melchor Basterra. El concepto era que “los jóvenes idealistas”, deberían ejercer la violencia revolucionaria para retornar a esa soberanía popular que asociaban sin ninguna duda, con el retorno de Perón. Todo argumento era válido a la hora de hacerles empuñar las armas y combatir. A estos principios adhirió Víctor Basterra, hoy enfervorizado acusador de militares investido como “Testigo Necesario”. En el año 1970, un cierto número de guerrilleros de las FAP que actuaron en “Taco Ralo”, colaboraron con veteranos sindicalistas –entre ellos el dirigente grafico Raimundo Ongaro– junto a quien se encontraba Enrique Néstor Ardetti, NG: “Ramón” como jefe de la Regional La Plata de las FAP y el grafico Víctor Melchor Basterra, NG: “Vasco” como jefe militar de esa Regional que habían desempeñado importantes funciones en la CGT de los Argentinos, presentada en Córdoba Sport Club en mayo del 68, al crear una organización peronista revolucionaria: llamada Peronismo de Base (PB) para actuar preferentemente en las fábricas. Antes de pasar a integrar la estructura de prensa de la organización terrorista y producir su órgano de difusión Campana de Palo y distintos documentos internos, desde el 18 de mayo de 1973 hasta el 30 de diciembre de 1973, Víctor Melchor Basterra, NG: “Vasco” integrando parte de la estructura militar de las formaciones especiales de las FAP y las Fuerzas Peronistas Revolucionarias, conjuntamente con integrantes de otras organizaciones terroristas, participó, entre otros, de los siguientes asesinatos, secuestros y atentados: 22 de mayo de 1973, asesinato de Dirk Kloosterman, Secretario General de SMATA. 23 de mayo de 1973, emboscada y tiroteo contra Luis Giovanelli, Noemí Darrin y Luis Cianelli, directivos de Ford. Todos fueron heridos. El primero falleció el 25 de julio de 1973. 25 de mayo de 1973, participó en los gravísimos disturbios producidos durante la asunción del presidente Cámpora. 30 de mayo de 1973, amenazas extorsivas a la Empresa General Motors. 25 de junio de 1973, asesinato de Alberto Armesto, senador de la provincia de Buenos Aires e intendente de Campana por el Peronismo. 3 de julio de 1973, secuestro en La Plata de Jorge Victoriano Grinbaum, abogado. 3 de julio de 1973, secuestro en Quilmes del empresario Domingo Bertana. 5 de julio de 1973, copamiento del Consulado Uruguayo en la ciudad de La Plata.



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8 de octubre de 1973, secuestro en La Plata del industrial Mario Carminati. 10 de octubre de 1973, asaltó a un depósito de medicamentos del Laboratorio Bagó S.A. en la calle Murgiondo 744, de Valentín Alsina. El 7 de noviembre de 1973, integró el grupo que secuestró al coronel Florencio Emilio Crespo, que realizaba el Curso Superior de Estrategia en la Escuela Superior de Guerra en la Capital Federal. El hecho ocurrió en las inmediaciones de la estación ferroviaria de La Plata, donde vivía, esquina de Avenida 1 y 44 en circunstancias en que se dirigía a tomar el tren hacia Buenos Aires. Durante los años 74, 75 y 76, la organización continúa con el cometido de otros atentados donde también participa Víctor Melchor Basterra: - Tortuguitas - Sub-Prefectura del Tigre (robo armado) - Banco Alemán - Trasatlántico del Palomar - Cárcel de Mujeres de Buenos Aires (liberan a cuatro reclusas) - Patronales de Bagley e Hilanderías Olmos - Secuestro del presidente de la firma Volottine e Hijos de la industria metalúrgica - Colocación de explosivos en el local de “Prensa Médica” - Colocación de explosivos en la fábrica PREEYMAT. Basterra además, imprimió gran cantidad de folletos y libros de carácter subversivo y terrorista para la organización. A partir de 1975, cuando el Poder Ejecutivo impartió la orden a las Fuerzas Armadas de intervenir en la Guerra Revolucionaria y “aniquilar el accionar subversivo”, la organización sufrió numerosos fracasos, derrotas y bajas, hasta quedar “desarticulados” y solamente con un “poder de combate residual”. A comienzos de 1977, con una organización dividida y debilitada por la represión, lo que quedaba de la Conducción Nacional: Raimundo Aníbal Villaflor, NG: “EL Negro”; al frente del Sector denominado FAP –Comando Nacional–, Rubén Palazzesi, NG: “Pocho” y Enrique Ardeti, NG: “El Gordo”; deciden disolver las estructuras que aún se mantenían, a fin de preservar a los cuadros y activistas sobrevivientes. Ante esta situación, en 1978, Villaflor junto a Ardeti y Palazzesi, deciden suspender su limitado funcionamiento, hasta que existan condiciones más favorables y “guardar todo” lo que disponía la organización, para continuar la lucha armada en el futuro. Se guardan los fierros (las armas), los dólares, la documentación, y el resto de la infraestructura en varios embutes y el funcionamiento se limita solamente a contactos informales periódicos. El 3 de agosto del ’79, caen José Luis Hazan, NG: “Pepe”, junto a su mujer Josefina Villaflor (hermana del “Negro”) militantes del PB – FAP en el gremio de los gráficos.

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El 4 de agosto del ’79, son capturados Raúl Villaflor, NG: “Negro Raúl”, junto con su compañera María Elsa Martínez Barreiro, NG: “La Petisa Lucía”. En agosto del ’79, junto con los dirigentes nacionales de las FAP, cae en Córdoba, Rubén Palazzesi, NG: “Pocho” y en un “embute” de su casa, encuentran gran cantidad de armas y explosivos. El 6 de agosto del ’79, cae, en Florencio Varela, Enrique Ardetti, NG: “El Gordo Ramón”, ocurriendo algo similar a lo que pasó en Córdoba, se realizan varios allanamientos y se capturan en varios “embutes”, gran cantidad de dinero, armas y explosivos. El 10 de agosto del ’79, fue detenido Víctor Basterra junto a su esposa Laura que fue liberada como lo explicamos precedentemente. En sus declaraciones en la ESMA, manifestó lo mismo que lo hizo ante la Justicia en el Juzgado Federal 12; su testimonio es el siguiente: 2. TESTIMONIO Sostuvo que: “…Cuando lo capturaron, lo golpearon le sacaron una muela y le desplazaron el maxilar inferior. Lo esposaron, le colocaron una capucha y lo subieron al asiento trasero de un coche. Lo llevaron a un sótano, lo hicieron desnudar y le “dieron picana”. Tuvo un espasmo cardíaco pero lo controló un médico. A su compañera le dieron un “cachetazo” fuerte que le quedó la cara marcada. Lo llevaron a “Capucha” y le colocaron grilletes. Allí se dio cuenta que había otros detenidos también con grilletes, esposas y capuchas, separados por tabiques de madera. En verano hacía mucho calor y en invierno, mucho frío. Había hombres de guardia vestidos de verde. A principios de septiembre, le dijeron que lo iban a trasladar a una isla en el Tigre porque venía a visitar la ESMA la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH). Eso ocurrió el 2, 3 ó 4 de ese mes. En la isla no había ni estructura ni servicios suficientes como para albergarnos. La estadía duró aproximadamente un mes. En marzo, le dieron una cama y como era obrero gráfico, lo bajaron al sótano, inicialmente para escribir su historia. En las fiestas, los bajaron a todos los que estaban en Capucha, los hicieron dejar los grilletes y las capuchas en otro lugar y los sientan en una mesa, con manjares. Había vino, era inexplicable. Fue llevado a un gabinete de falsificación de documentos… su encargado le enseñó a trabajar con filigranas, la fluorescencia de las tintas, etc. Todo lo destinado a falsificar documentos. Había una insoladora, equipo para fabricar sellos, filigranas, etc. Se especializó en eso.



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Hacía casi todo tipo de documentos. Lo básico era el DNI, cédula de la Policía Federal, carnet de conductor y credencial de la Policía Federal. En 1980 llegaron a hacer el nuevo pasaporte. Entre los que hizo, estaban los cuatro pasaportes que se le dieron a Licio Gelli. En Navidad… en un momento determinado, a todos los que estaban en “capucha” los llevaron a una quinta, había un asado, algunos jugaron al vóley, otros se tiraron a una pileta de natación… en un momento determinado, con una compañera, se preguntaron cómo podían hacer para fugarse de ese lugar. Era imposible, había un cerco de fuego… pero lo pensaron… Nombra a algunas personas que según él, vio detenidas. Nombra a personal militar que según él, se desempeñaba en el GT. Comenzaron a llevarlo a su casa. Luego lo dejaban en la parada del colectivo e iba solo. A partir del año 81, comenzó a llevarse los negativos de las fotos que sacaba. Los saco de la ESMA en sus genitales. Esencialmente son fotografías de personas, instalaciones, listados, documentación, material manuscritos, etc. Es una parte; no es todo porque es muy extenso. Pudo sacar algunas fotos del interior de la ESMA diciendo que estaba probando un flash nuevo. Pudo observar que oficiales del GT, hicieron una depuración de la documentación existente, microfilmando e incinerando. Concurrió a la ESMA hasta el 3 de diciembre de 1983. A partir de ese momento, permanecía en su casa. No obstante ello seguían controlándolo. Este control se prolongó hasta el año 1984. En ese año, hizo la denuncia –en secreto– ante la CONADEP y había presentado su denuncia en el CELS. Previamente llevó a su familia a Neuquén. A la madre, le hicieron firmar un poder especial y la despojaron de la casa. Piensa que el tema estará en investigación. En documentación, había unos casilleros de madera llenos de documentos. Un día descubrió la credencial de periodista de Rodolfo Walsh (comienzos de 1980). La militancia que tenían los miembros a la cual él pertenecía, era en realidad la de “luchadores sociales”. Querían un mundo mejor. Había que acabar con eso. Al llegar a la ESMA, Víctor Basterra, aceptó brindar toda la información que disponía de la Organización, transformándose en colaborador. Funcionaba por su experiencia en la militancia casi como un verdadero PCI (Personal Civil de Inteligencia). Era experto en falsificación de documentos, sellos de goma y dinero, revelando en el gabinete fotográfico y laboratorio del GT 3.3. en esa función, a Miguel Ángel Lauletta, NG: “Caín”, cuando éste quedó en libertad. En 1982, falsificó los pasaportes de la operación “Algeciras”, prevista como un atentado o serie de atentados navales contra buques británicos anclados frente al Peñón de Gibraltar, durante la Guerra de Malvinas, pero

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fue criticado por su mala calidad. Ver Caso 46. La operación fracasó por causas fortuitas. En diferentes “paseos”, Víctor Melchor Basterra marcó a varios compañeros de la organización los que ya eran escasos para esa época de la Lucha Contra la Subversión. Tomaban precauciones adicionales y habían aprendido que trasladarse sin disfraces y en determinados horarios resultaba peligroso. Para comienzos de los ochenta la situación había cambiado, primaba un ánimo más defensivo en reemplazo de la prepotencia que duró toda la década anterior y posiblemente esto último facilitó la captación de los prisioneros convirtiéndolos en “colaboradores”. En su calidad de virtual PCI, Basterra gozaba de absoluta libertad para salir y entrar de la ESMA, según sus necesidades. Parece que no tuvo intención alguna de escapar o de contactarse con la militancia de la que él era un verdadero “Bronce” por su experiencia y años de acción armada. Victor Basterra fue liberado de hecho en julio de 1981 pero continuó trabajando en “su destino” como PCI (Personal Civil de Inteligencia) hasta el mes de agosto de 1984 y cobrando sueldo. Cuando se fue, se llevó consigo una considerable cantidad de negativos de fotos tipo carnet, que le había sacado al personal del Grupo de Tareas para confeccionar documentos. También se llevó negativos de algunas fotos sacadas a detenidos e interior de la ESMA. Posteriormente y al cambiar la situación, para “intentar lavar su traición”, para plasmar su odio y resentimiento y/o para beneficiarse económicamente, se ha presentado como testigo necesario en diferentes causas. En varias declaraciones que realizó luego ante la justicia, consta que mientras estuvo colaborando con la ESMA como agente de Inteligencia, recibía un sueldo equivalente al de un suboficial principal de la Armada. 3. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA / ACTIVIDADES Declaró como testigo en la Causa 13 a las Juntas Militares. Declaró en Madrid, España ante la Audiencia Nacional. Declaró en Juzgados Nacionales y Provinciales. En 1983 habría viajado a México para declarar en contra del capitán Cavallo. En el año 2003, denunció a NG: “Jeringa” Barrionuevo como represor por medio del programa Punto Doc. En el año 2004, junto al Presidente Néstor Kirchner visitó el predio de la ESMA. Las fotos que retiró de la ESMA, las entregó a todos los organismos judiciales donde declaró y medios de comunicación social (diarios, revistas, etc.) para su difusión y han servido de material para procesar a muchos miembros de las Fuerzas Legales.



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4. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que antes y después de haber estado en la Organización Montoneros, desarrolló una militancia sangrienta y realmente violenta durante muchos años, teniendo cuantiosos antecedentes como los sintetizados y que acreditan a muy pocos terroristas vivos. Demostró una gran habilidad para escapar a numerosas encerronas y búsquedas de las Fuerzas Legales durante años. Luego de detenido bajo control naval, Basterra, colaboró con la Marina y otras Fuerzas, sea falsificando documentación como brindando importante información dado su gran conocimiento de la organización y lo que podemos definir como la historia misma sobre lo realizado por los militantes del PB y las FAP así como los lugares donde se habían guardados los medios para continuar la lucha armada. Sus apoyos permitieron a las Fuerzas Legales operar muy eficientemente en la Lucha Contra la Subversión en el país y en el exterior y acreditó la entrega de varios de sus ex compañeros de militancia originando muertes y desapariciones. Por ello y por todas las acciones violentas, atentados y muertes por él producidas, debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad. Además de las causas por “colaborador” y terrorista asesino, debe ser procesado por “Falso Testimonio” por lo recientemente declarado en el juicio oral en el TOF 5, cuando al ser interrogado por el doctor Solari sobre si ¿Participó en alguna organización armada? Manifestó “que no…”.

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Caso 8: Norma Susana BURGOS de CARIDE, NG: “Laurita” ORGANIZACIÓN: FAP y luego Montoneros. GRADO: Miliciana. DETENIDA en enero de 1977 fue liberada aproximadamente en enero de 1979. Según su deseo, viajó a España. Tiempo de detención efectiva: dos años Nº LEGAJO CONADEP: 01293.

1. MILITANCIA Estudiante de Ciencias Económicas en la Universidad de La Plata. 1971 - Norma Burgos Inició su militancia en la Juventud Peronista de Mar del Plata, participando en su captación ideológica el cura párroco de la Parroquia “Jesús Obrero”. 1962 - En el bar de la facultad de derecho de la UBA, el 9 de junio, en un tiroteo, es asesinada la estudiante de 20 años, Norma Melena. A los pocos días Carlos Caride, fue detenido junto al militante Alberto Polidoro, a quienes se les secuestra armamento y credenciales de la Fuerza Aérea; fueron sindicados como responsables del asesinato y encarcelados. Sale de la cárcel en el año 1968 incorporándose a las FAP, asesinando, en 1969, a un policía por lo que es nuevamente encarcelado. Puesto en libertad, se incorporó a Montoneros, para integrar la Columna 2, y así pasó a formar parte de la Conducción Nacional. 1969 – Carlos Caride fue detenido al resistirse a un allanamiento en su domicilio, circunstancia en la cual hirió mortalmente a un oficial principal de la Policía Federal; Jorge Alfredo Mato y dejó herido al Comisario Juan Carlos Caballero y a otro oficial de policía llamado Jorge Bruzzone. Fue liberado en 1973 con la amnistía dictada por el Presidente Cámpora pero ya integraba la Conducción Nacional de Montoneros. Fuente: Libro La Memoria de los de Abajo, Roberto Baschetti, Vol. I, De la campana, Campana de palo, pág. 107.

1973 - En esa ciudad, conoció al terrorista de las FAP, Carlos Caride, el cual se desempeñaba como secretario de Turismo de la municipalidad local, designado por el gobernador Bidegain. Ambos establecieron una relación y comenzaron a vivir en concubinato, unión que con el transcurso del tiempo, daría como frutos, dos hijas. Desde muy joven, Carlos Caride había sido miembro de Tacuara y luego evolucionó hacia el Peronismo, formando parte del Movimiento de



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la Nueva Argentina. Más tarde, con las FAP, Caride había intervenido en Taco Ralo y Tucumán al mando de Envar El Kadri. 1974 - El 24 de abril, en un procedimiento efectuado por la Policía Federal en la ciudad de Mar del Plata, con el fin de capturar a la causante y a su concubino Carlos Caride, es detenido el padre de ésta, Rafael Burgos. Se le secuestra un arma de fuego y se le iniciaron actuaciones ante el Juzgado Federal de Azul caratulado “Burgos Rafael y otros, atentado a la autoridad, hurto, tenencia de armas de guerra”, en Mar del Plata; Causa 16.096. Caride participó en el siempre rememorado secuestro de los hermanos Born y de un industrial pesquero Marplatense y en febrero de 1974, en ocasión de la visita del Presidente uruguayo Bordaberry a la Argentina para un encuentro con el General Perón; se logró frustrar un atentado planeado por Montoneros contra ambos presidentes donde él participaba. Resultaron detenidos aproximadamente 30 terroristas entre los cuales se encontraba Caride. Luego fue excarcelado. (Ver Por Amor al Odio, de Carlos Manuel Acuña)

1975 - Norma Susana Burgos, conoció en Villa Gesell a Dagmar Hagelin durante ese verano, en las playas de esa localidad bonaerense. La vinculación la hizo el abogado Edgardo Waissman, segundo esposo de la madre de Dagmar Ingrid Hagelin y a quien conocía por haber sido uno de los abogados defensores de presos políticos consultados, cuando la última detención de Caride. 1976 - Junto con su concubino Carlos Caride, Susana Burgos, fue traslada a la Capital Federal donde vivía María Antonia Berger, NG: “Anita”, Oficial 1º de Montoneros. Ostentaba la jerarquía de miliciana y vivía en la calle Alberdi Nº 3036 de San Andrés, provincia de Buenos Aires. Es interesante recordar quién fue María Antonia Berger, quien había participado en el copamiento de la ciudad de Garín, el 30 de julio de 1970, que fue la acción fundacional de las llamadas Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) que, con un perfil peronista pero doctrinariamente marxista, utilizaron para copar a Montoneros, acentuar en ellos la ideología de ultra izquierda y finalmente hacerse cargo de esa organización cuando era previsible que su poder comenzaría a declinar. Para tener una idea de la capacidad organizativa de la izquierda, esta tarea de penetración y modificación doctrinaria había comenzado mucho tiempo atrás, en la cárcel, cuando las figuras más capaces de la izquierda, que estaban presas, organizaron metódicamente, frecuentes reuniones ideológicas con los montoneros también presos. Envar El Kadri, detenido por el fracaso de Taco Ralo, se percató de lo que ocurría y por eso ingresó en un proceso de depresión. Coincidentemente, reflexionó que ya se daba un cambio generacional y que quienes habían sido tradicionales conductores del peronismo, comenzaban a correr el riesgo de un desplazamiento

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por parte de nuevos elementos protagonistas en un escenario distinto al que habían imaginado. María A. Berger formó parte del asalto a un camión militar cargado con armas en la ruta 8, el 29 de abril de 1971, cuando fue asesinado el Teniente del Ejército Argentino, Mario Asúa –el primer hecho de ese nivel y audacia de la guerra– e intervino en un robo de armas a un soldado en el Regimiento de Infantería Aerotransportado 14 del Ejército Argentino. Detenida y encarcelada en la cárcel de Rawson, Chubut, participó de la “espectacular fuga” de ese penal, junto a otros “famosos” delincuentes terroristas, alguno de los cuales secuestraron un avión en Trelew y lograron huir a Chile donde los amparó el presidente Salvador Allende quien, contra toda norma del derecho, a la semana les facilitó viajar a Cuba pese a la gravedad del delito cometido. (Ver Por amor al odio, de Carlos Manuel Acuña). Sobreviviente de Trelew Ella no logró concretar la fuga y fue capturada junto con 18 militantes para ser alojada en la Base Aeronaval “Almirante Zar” de Trelew. Como es conocido, allí se produjo un intento de fuga, donde murieron 16 de los 19 terroristas detenidos. Resultó herida y logró sobrevivir; curada en el Hospital Naval de Puerto Belgrano a donde fue llevada de urgencia en avión junto con dos restantes sobrevivientes, se restableció y luego fue llevada detenida a la U-2 de Villa Devoto, de donde salió en libertad por esa amnistía promovida por Héctor J. Cámpora el 25 de mayo de 1973. Salvo dos excepciones conocidas –los diputados nacionales Balestra y Falabella– todos los bloques estuvieron de acuerdo con dejar en libertad a los delincuentes terroristas apresados por los delitos que brevemente hemos descripto para algunos casos, incluso a los dirigentes de las organizaciones que para entonces estaban seriamente golpeadas o disminuidas. La irresponsable medida política se cumplió. El Congreso sancionó la Ley pese a los anuncios y amenazas de las grandes Organizaciones subversivas que “la guerra continúa” y que “a cada guerrillero le espera su fusil”. Este hecho fue determinante de la forma en que se desarrolló el resurgimiento del terrorismo en la Argentina en esa segunda etapa que se inició el 25 de mayo de 1973, al liberarse cientos de terroristas que estaba detenidos y salieron nuevamente a matar. Asimismo, fue determinante el cambio que produjo en la metodología de represión al disolver la Cámara Federal Penal de la Nación (CAFEPE), y toda legislación antiterrorrista con la cual se había combatido a la subversión dentro del campo de la Ley. No más de un año después, el mismo Perón ordenaba aniquilar esa guerrilla –como veremos al final del libro– y allí nació la forma en que el Estado inició sus formas de ataque en cuanto lo echó a Cámpora y a los montoneros del poder. Por otra parte Carlos Caride murió el 29 de mayo de 1976 en la localidad de Haedo, provincia de Buenos Aires, donde resultó baleado durante



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un enfrentamiento con la custodia de un alto jefe policial a la que un comando montonero quería desarmar. Gravemente herido, sus compañeros lo cargaron en un vehículo y lo llevaron a la posta sanitaria, pero murió durante el trayecto. Para no entregar su cuerpo a las Fuerzas Legales, decidieron enterrarlo en el jardín de la casa que habitaba junto con su concubina, Susana Burgos. Esta “Testigo Necesario” para la Causa ESMA, sabe bien que esta es la verdad del trágico episodio. 2. TESTIMONIO Fuente: “La Voluntad”, Tomo 5, Eduardo Anguita, Martín Caparros, 1º edición del sello Booket, pág. 111.

“–Cacho, tengo que darte una mala noticia”. Cacho (indicativo de Envar El Kadri) tuvo un sobresalto y pensó en sus padres). –Dale Norma, hablá. –Lo mataron a Carlitos (Caride) Cacho no dijo nada, se quedó con la mirada perdida, se olvidó del tiempo y el lugar. Carlos Caride era como su hermano, su compañero de tantos años y tantas historias, y ya nunca más lo iba a esperar con un mate para contarle la última y reírse o indignarse con él. Quiso decir algo pero no le salía una palabra”. “Perdió peleando en una operación por Haedo. Había ido con un grupo de compañeros medio nuevos, para foguearlos, a desarmar unos canas que estaban de custodia en una casa que parecían fáciles, pero los tipos reaccionaron bien y tenían a otro cubriéndolos en la terraza de la casa y se tirotearon y ahí le dieron a Carlitos. Parece que los compañeros alcanzaron a cargarlo y se lo llevaron a la posta sanitaria, pero cuando llegó, ya estaba muerto”. –La reputa madre…. ¿Y la chiquita ya había nacido? –No, todavía no, parece que tiene que nacer en estos días. –Ni siquiera pudo conocer a su hija, carajo. –Parece que los compañeros lo enterraron en un jardín, para que el enemigo no supiera que había caído Carlos Caride, para que no disfrutaran de su puta victoria…” 3. CONCLUSIÓN PARCIAL Según el último testimonio, Carlos Caride nunca estuvo en la ESMA. Pero María Eva Bernst, detenida el 15 de enero de 1978 manifiesta haberlo visto en dicho lugar. ¿Cómo hizo? Esa expresión fue inventada. 1976: El 29 de diciembre, la hija menor de Norma Susana Burgos de entre dos y tres años, se comió accidentalmente una pastilla de cianuro. La llevaron urgente a una Sala Asistencial de la Matanza, donde murió.

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1977: El 26 de enero, N. S. Burgos fue capturada por un Elemento de Tareas de la ESMA. La detuvieron en un colectivo; los vehículos con el personal persiguieron al transporte, obligaron al chofer a que se detuviera, la bajaron y la metieron en uno de los coches en el asiento trasero y la llevaron a la ESMA. Allí, si bien Burgos se trataba de un “cuadro” muy importante y con mucha información, se le tuvo la lógica consideración que le correspondía a quien en menos de un año había perdido a su concubino, Carlos Caride y a su hija. Por cierto, la orden fue prudencia “con los interrogatorios” y así se hizo. Su presencia en la ESMA generó conversaciones acerca de la realidad que vivía el país y el papel que cumplían militantes como ella, en tanto sus jefes ya habían iniciado el camino del exilio dorado. Lógicamente, la prisionera, que había soportado tantas desgracias en su fanatizada lucha, ingresaba en un terreno de dudas que todavía no tenía respuestas concisas y se preguntaba con qué recursos vivían en Europa los jefes de los que había recibido instrucciones y ahora órdenes de resistir a toda costa. En un momento dado le informaron que sería liberada y le indicaron que hablara con sus padres para recomendarles no presentar el recurso de “habeas corpus” y seguidamente la asignaron para trabajar dentro del Grupo de Tareas en el llamado “Maxi Staff” (en “La Pecera” en el área de Acción Psicológica) donde comienza a escribir a máquina y realizar trabajos administrativos. A partir de ese momento, accedió a “colaborar” con la Armada, brindó valiosísima información que ella conoció en razón de su relación con Carlos Caride y María Antonia Bergard, llamada Berger en todos los documentos y conocida de esta última manera. Es a partir de ese momento cuando se efectuaron allanamientos a algunos domicilios donde ella estuvo con los mencionados Caride y Berger, allanamientos que permitieron secuestrar documentación, numerosas armas de guerra (cortas y largas), elementos diversos y accesorios para la confección de granadas y artefactos explosivos. Manejó a la perfección los “pies telefónicos”, método que, como lo explicamos, usaban con montoneros para enviar y recibir mensajes en código. Su inteligencia, iniciativa y actividad, se evidenciaron rápidamente y se transformó en una de las colaboradoras mas positivas del “Maxi Staff” y fueron muchos los logros obtenidos por el Grupo de Tareas en base a la información que ella proporcionó. Por ejemplo, una inconmensurable caída de miembros de su organización, tanto en la calle como en las llamadas “casas seguras” y otros lugares de reunión. Inicialmente participó con un oficial de la ESMA en una “Operación de Infiltración” haciéndose pasar por hermana de un desaparecido. Concurrió en dos oportunidades y luego pidió que la sacaran por temor a ser reconocida. Su lugar lo ocupó a partir de ese momento Silvia Labayru. 1979: el día 25 de enero, fue liberada y viajó a España, según su deseo. Posteriormente y al cambiar la situación, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, o para obtener algún otro beneficio, se ha presentado como testigo en diferentes causas.



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Denuncias copiadas y los máximos entregadores de sus compañeros 4. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Norma Susana Burgos hizo su primera denuncia en Suecia, el 13 de diciembre de 1979, ante la Secretaria de Relaciones Exteriores de ese país, como testigo del secuestro de Hagelin; dijo concordar con las denuncias de Paris, del 12 de octubre del ’79, efectuadas por Milia de Pirles, Osatinky y Martí, y denuncia a quienes participaron de ese secuestro. Luego hizo descripciones detalladas de muchos hechos y anécdotas vividas dentro de la ESMA. Declaró como colaboradores principales a Buzzalino, Álvarez, Caprioli, García, Bazán, Lauletta, Murgier, Carazo y otros; asimismo nombró con detalles a muchos miembros de la ARA como pertenecientes al GT. 1980: Participó en Londres en la preparación y ejecución de un “escrache” a oficiales y suboficiales de la Armada que prestaban funciones en la Comisión Naval que funciona en dicho país. Logró realizar filmaciones de tres de ellos. 1981: Junto a Sara Solarz de Osatinsky, Ana María Martí y María Milia de Pirles, efectuó declaraciones a la prensa en Gran Bretaña, acusando a oficiales de la Armada como responsables de haber aplicado torturas. El informe “es prácticamente una copia” del que presentaron las tres mujeres arriba mencionadas, el 12 de octubre de 1979, en la Asamblea Francesa y que ella ayudó a confeccionar. Esto constituye algo más que un detalle, pues fue una de las primeras demostraciones de los estudiados ensayos que pusieron en marcha un minucioso proyecto –implementado desde un principio, ahora perfeccionado y que pese a lo evidente la justicia pasó por alto– de hacer coincidir a las distintas categorías de testigos con idénticas descripciones de lugares y personas. Sin embargo, esto no impidió ni impide que surjan contradicciones –algunas flagrantes y que no resisten análisis– como por ejemplo mencionar la presencia de oficiales y suboficiales en determinadas dependencias donde se realizarían sesiones de torturas, cuando esas personas acusadas con asombrosos detalles de falsas coincidencias, pudieron probar que se encontraban en otros lejanos destinos en cumplimiento de misiones y órdenes que igualmente pudieron comprobarse. Hace una denuncia ante la CONADEP, legajo Nº 01293, en Madrid a los 27 días del mes de marzo de 1984. Desde el 30 de marzo de 1987, por el Juzgado Nacional de Primera Instancia Criminal Correccional Federal Nº 5, Secretaría 14, tiene pedido de captura por Falso Testimonio, Causa 2513 - Expte 871-24-015886. En España declaró ante el Juzgado Central de Instrucción de la Audiencia Nacional de Madrid, el 28 de mayo de 1997, y ratificó denuncias anteriores.

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En la Argentina, Norma Susana Burgos, declaró ante el juez Bagnasco, el 13 de julio de 1998, sobre embarazos, partos personas y documentos falsos, en página 14.698 del Cpo. 70 Causa ESMA. En España, Valencia, ante el juez Torres, en sede diplomática, el 25 de octubre de 2004, explica y detalla a varios miembros de la Marina; habla de una masacre en una iglesia, del Caso Walsh, traslados y presuntos delitos que afirmó conocer. Participó en Madrid del juicio oral a Scilingo, donde declaró y ratificó informes anteriores y nombres de personas de la Armada. Esas declaraciones las formuló el 9 de febrero de 2005, declaró en el juicio a Scilingo. Repudiada por los mismos montoneros 5. CONSIDERACIONES VARIAS Brindó valiosísima información que ella conocía en razón de su relación con Carlos Caride y Maria Antonia Berger. Se la acusó de haber sido la entregadora de Dagmar Hagelin, quien estaba en su casa el día de su captura. Fue repudiada por militantes montoneros por su colaboración con los militares del proceso, en la entrega de compañeros. Antes de que lo hiciera Silvia Labayru, participó en dos oportunidades en un intento de infiltración en el Grupo de Madres de Plaza de Mayo, haciéndose pasar por la hermana de un desaparecido. Luego desistió por temor a que la descubrieran sus amigos de la militancia. En una de sus declaraciones dijo: “…sobre el destino final de los traslados, sólo pueden dar cuenta los miembros de las juntas militares argentinas…”. 6. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas sobre su participación desde muchos años en la militancia armada que generó la guerra civil e internacional en la Argentina. Ejecutó numerosos actos de violencia que causaron muertos y heridos. Luego de ser capturada y mientras estuvo bajo control de las Fuerzas Legales en la Armada, Norma Susana Burgos colaboró intensamente y de muchas formas en detrimento de su organización, sea brindando información, asesorando, infiltrándose en distintas organizaciones de Derechos Humanos y delatando a miembros de las distintas ramas internas de Montoneros, así como interrogando en la sede de la ESMA a integrantes montoneros detenidos. Por sus actos terroristas se produjeron víctimas inocentes y daños, y además por su colaboración cayeron muchos de sus ex compañeros detenidos o muertos y algunos permanecen desaparecidos por lo que también debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 9: Alfredo BUZZALINO NG: “Gordo Alfredo” ORGANIZACION: Montoneros. GRADO: Oficial. Fue detenido en junio de 1976 y liberado aproximadamente a principios de 1978. El tiempo aproximado de trabajo con las Fuerzas Legales (FFLL) como uno de los más fieles colaboradores que tuvo la Armada, se extendió durante más de siete años. Hoy, denuncia a quienes le mostraron otra forma de vivir sin sembrar ideología de muerte. Su trabajo original fue en el área de la Publicidad. Nº LEGAJO CONADEP 03316

1. MILITANCIA Dirigente del Sindicato de Publicidad. Físicamente es petisón, gordito, con expresión temerosa y difícilmente al hablar miraba a su interlocutor a los ojos. Parecía que “siempre” ocultaba o temía algo. Muy poco confiable. Eludir la mirada y las respuestas frontales y corteses una constante de su estilo. En el Grupo de Tareas (GT) no lo quería nadie, y a pesar de que generaba desconfianza era muy útil en su cometido. Su célula estaba conformada por Marta Álvarez, NG: “Peti”, (ver Caso 2; María Teresa Ravignani, Caso 48 ESMA) y Ricardo Manuele a quienes “marcó” y fueron detenidos. Los “paseos” con los marcadores Ni bien fue detenido por un Equipo de Tareas de la ESMA, manifestó sus deseos de colaborar y proporcionar a sus captores toda la información que conocía sobre el personal, instalaciones, organización y funcionamiento de Montoneros. Ese acuerdo lo negoció directamente con el comandante del Grupo de Tareas, el capitán de navío Jacinto Chamorro, convirtiéndose de hecho en el primer colaborador formal de ese lugar de detención. Su compromiso comenzó a demostrarlo de inmediato con hechos, durante “los paseos”. Estos consistían en la salida de efectivos en dos o más vehículos con “marcadores”, los que previamente asesoraban sobre por dónde era más “productivo recorrer” y en qué horarios hacerlo para poder localizar militantes y así capturarlos en operaciones rápidas y eficientes. El sistema dio excelentes resultados en todas las ciudades donde se ejecutó. Tener un gran conocimiento de la “organización” y fundamentalmente una excepcional memoria visual, casi fotográfica, le permitió “marcar” a

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centenares de compañeros. Más de cuatrocientos, según Bonasso en su libro Recuerdos de la Muerte, págs. 398 en adelante. También era muy útil y apoyaba al área inteligencia en el análisis de la documentación capturada, fundamentalmente en la verificación de fotografías, identificación de personas, NG (nombres de guerra), grados, antecedentes, ámbito, etc. Buzzalino y otros buenos “colaboradores” Durante su cautiverio, integró el llamado “Mini Staff”, junto con Graciela García, NG: “Negrita”; María Isabel Murgier, NG: “Estela” ó “Marisa”; Marta Bazán NG: “Coca”; Anita Dvatman NG: “Anita” y Marta Remedios Álvarez NG: “Peti”. Lo llamaron de esa forma porque era un elemento de asesoramiento del Grupo de Tareas y estaban absolutamente dispuestos a colaborar, eran los detenidos más antiguos y además su presencia diferenciada permitía disponer de una valiosísima y permanente fuente de información y asesoramiento acerca de la Organización Montoneros así como de sus debilidades, para operar mejor sobre ellos y contribuir a su aniquilamiento. (Posiblemente, la descripción de los resultados obtenidos por la tarea realizada por estos colaboradores, no sea trasmitida en toda su dimensión. Muchas veces durante conflictos similares, la casualidad permite obtener resultados importantes. En los casos que consignamos, esa suerte de casualidades –por así llamarlas– debían multiplicarse varias veces por la calidad de sus componentes y permitían obtener éxitos constantes que, en definitiva, permitieron trazar un cuadro con todos los componentes, acortar el desarrollo de la guerra y de esa manera hacerla menos sangrienta). Debido a su colaboración y entrega a su nueva causa, los colaboradores seguían un régimen de vida muy particular (eran como empleados civiles administrativos, trabajaban en oficinas, mantenían contactos con sus familias y salían franco los fines de semana o cuando lo necesitaban). Al disminuir la intensidad del conflicto, fueron liberados y enviados al lugar del mundo que ellos eligieron (con pasaje pago, pasaporte y dinero para gastos). En la ESMA, este terrorista formó aparente pareja con Marta Remedios Álvarez, quien estaba embarazada antes de ser detenida. Luego de nacer el niño (anotado como Federico Mera) el 1º de marzo de 1977 en el Hospital Naval, se separaron. El niño fue entregado a la abuela materna, el 16 de julio de 1977. Dijo Marta Álvarez: “Mi pareja en la ESMA era Alfredo Buzzalino, él tenía mucha culpa conmigo porque nos conocíamos de afuera (era su responsable en la “Orga”). Alfredo y yo lo que hicimos fue un trato, a él le convenía porque yo estaba embarazada y esto le daba nueve meses de vida, él lo planteó y yo lo acepté”. Declaraciones en Causa Esma 12.317 posteriormente ella sintetiza eso en su declaración en el TOF 5 el 6 de agosto de 2010 “…Mes de septiembre



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77, mi hijo nace el 1ro de marzo del 77, con Bursalino Alfredo estuve hasta que nació.” El “Maxi Staff” Mas tarde, se conformó el “Maxi Staff” integrado por Silvia Labayrú NG: “Mora”; Miguel Ángel Lauletta NG: “Caín”; Carlos Caprioli, NG: “Chancho”; Lisandro Cubas, NG: “Chito”; Cristina Vieyra, NG: “La chinita” y otros, con los mismos efectos y condiciones. Mientras estuvo en la ESMA, Alfredo Buzzalino colaboró activamente, brindando valiosa información de la Organización, participando incluso, en los interrogatorios. Se jactaba de tener el record de compañeros “marcados”. Ahora, treinta y cuatro años después de ser detenido por terrorista quiere hacer lo mismo marcando personal de las Fuerzas Armadas y de Seguridad. Capturas en las “Citas Nacionales” En octubre de 1976, su participación resultó fundamental para la implementación y ejecución de las “Citas Nacionales”, donde fueron capturados gran cantidad de militantes montoneros de alto nivel. Posteriormente y después al cambiar la situación, no formuló declaración alguna transcurridos más de veinte años de concluido el proceso militar. Es evidente que no lo hizo porque su problema no es “intentar lavar su traición” ya que no lo podría compensar de ninguna forma. Tan solo con ver el testimonio Nº 2 de Bonasso citado más abajo, es entendible lo expresado. Tampoco para plasmar alguna revancha por resentimiento pero sí seguramente para beneficiarse económicamente, y poder iniciar un proceso de integración o acercamiento con una “Nueva tendencia política de la izquierda” donde se siente bien como de hecho parecía que ocurría en el año 2005. Un record de “entregas” y una investigación sobre premios por intercambios especiales No existe en toda la Nación Argentina un “entregador” de ningún ramo delincuencial que haya entregado tantos cientos de personas como este personaje ladino y mentiroso. Se ha presentado últimamente, cuando perdió “el temor”, aparentemente su característica psicofísica más importante. Como testigo en diferentes causas y en el momento de escribir este libro, está muy avanzada una investigación sobre un intercambio de denuncias por beneficios varios ofrecidos a él por una organización relacionada con los años 70. 2. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Alfredo Buzzalino, detenido el 21 de junio de 1976 y liberado a fines de 1979, continuó trabajando para la ESMA con libertad controlada, hasta 1984, según sus propias declaraciones.

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Denuncia por primera vez, el 18 de abril de 2004, veinte años después de concluido el Proceso de Reorganización Nacional y con posterioridad a la eliminación las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, a una enorme cantidad de personal naval y de las Fuerzas Armadas. Actualmente es proclive a inculpar a nuevos integrantes cada vez que se lo indican.



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Oficina de Inteligencia. A los dos primeros les ponía una D. La información me la pasaba “Felipe” o “El Gordo Alfredo” (Alfredo Buzzalino) que solía estar en los interrogatorios y luego pasaba los datos obtenidos”. También debía llevar el control de las cajas de archivos, en donde quedaban algunos documentos personales secuestrados, su número de caso y alguna identificación, si la había”. n Testimonio 4

3. TESTIMONIOS

Fuente: Declaración de Susana Jorgelina Ramus ante la Justicia el 1 de septiembre de 1994.

n Testimonio 1

“Las detenciones posteriores a marzo-abril ’77, ya eran sin Ejército y la técnica empezó a ser algo menos violenta y en cambio participaban en los interrogatorios miembros del “Mini Staff”, que producía más efecto de desmoralización que la tortura. Sobre todo cuando los que participaban habían sido sus jefes”. “Hubo distintas actitudes, (que) no se pueden igualar. “Coca” Marta Bazán (fallecida), el “Gordo Alfredo” Alfredo Buzzalino, “Marisa” María Isabel Murgier y otros, estaban compenetrados o parecían estarlo y marcaron más de 300 compañeros en los paseos”. Esta información de más de “300 entregados” en relación al caso Buzzalino es más benévola y no es exactamente la dada por Bonasso en Recuerdos de la muerte cuando habla de casi 400 compañeros militantes entregados por Buzzalino a las Fuerzas Legales (FFLL) en poco más de un año.

El máximo entregador de sus compañeros El 18 de julio de 1985, por declaraciones efectuadas por Miriam Lewin de García, testigo de la fiscalía de la Cámara Federal de Apelaciones de Capital Federal (Juicio a los Comandantes), “…sostuvo que formó parte del “Staff” de detenidos que colaboraban con la Escuela y tenían trato especial, permitiéndole ir a sus casas y volver al lugar de trabajo; en esas condiciones también se encontraban junto a la causante, Marta Bazán, Alfredo Buzzalino, Cristina Vieyra, María Isabel Murgier, etc. …”. n Testimonio 2 Fuente: Libro Recuerdo de la Muerte, Miguel Bonasso. Pág. 332.

“…De todos modos la mayor parte (de los integrantes) del “Mini staff” se encontraba en la Argentina, listos para operar, como el Gordo Alfredo Buzzalino, un ex aspirante montonero que en sus buenos tiempos ocupó la Secretaría de Organización del Sindicato de Publicidad. Alfredo resistió quince días la tortura, pero luego negoció directamente su colaboración con el Delfín (Alte. Chamorro). Inmediatamente se puso activamente a explotar sus conocimientos, evocando datos precisos y marcando gente en la calle. En menos de un año desde finales del 76 hasta mediados del 77, entregó unos cuatrocientos militantes. Los marinos lo despreciaban pero su eficacia lo ubicó en un nivel de decisión al que no accedían todos los colaboradores: participaba en las reuniones de los martes, donde se determinaba quienes serían trasladados”.

4. Lo más interesante de las declaraciones Declaración del 18 de abril de 2005 dice: “Estando en la ESMA nunca relacionó “traslados” e “inyecciones” con “vuelos de la muerte”. Dice que se escuchaba que venían camiones a buscar personas y que se las llevaban a Ezeiza, pero era algo que se escuchaba muy así, como comentario y no como una certeza de que alguien lo hubiera visto. También se decía, que Elena está enterrada en terrenos de la ESMA y que “las monjitas” (sic) están enterradas en el Tigre. Pero todo esto es producto de cosas que han escuchado y que ni siquiera puede adjudicar concretamente a alguno de los represores”. Las jerarquías de la organización, eran respetadas igual que en la Marina (Carlos Muñoz, Coco Fatala, Latorre, Lucy).”

n Testimonio 3 Fuente: Declaración de Susana Jorgelina Ramus ante la Justicia el 01/09/1994.

5. CONCLUSIÓN

“Empecé a trabajar en una oficina en planta baja (que daba a un jardín) que le decían “Dorado”. Allí había una oficina chica donde estaba “Felipe” (Tte. Retirado Spinelli – fallecido) y el “Duque” (Capitán Retirado Whamond también fallecido). Ellos procesaban la información proveniente de los interrogatorios. Yo estaba al lado, en una oficina más grande y pasaba fichas con nombres de detenidos o desaparecidos o que estaban buscados. Formaba parte de la

En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras estuvo bajo control de las Fuerzas Legales (FFLL) en la Armada, Alfredo Buzzalino, colaboró tan intensamente que los militantes lo consideraron muchas veces como un hombre de la organización legal. Fue quien más militantes “entregó o delató” de la historia de Montoneros. Debido a esa actitud, se

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explicaba su presencia en algunos interrogatorios y su opinión en más de una reunión donde se definía el destino de los detenidos. Todo esto le hacen encabezar la lista de traidores a la militancia y ser altamente merecedor por la cantidad de muertos y desaparecidos, así como por los falsos testimonios en que incurrió; a ser procesado por crímenes de Lesa Humanidad.



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Caso 10: Cristina Callizo NG: “Sargento Susana” Organización: “ERP” Compañía “Decididos de Córdoba” Tuvo años de militancia antes de su captura: desde 1973, es decir 4 años hasta su detención. Existe constancia de su participación del copamiento de la Fábrica Militar Villa María donde dio muerte a dos policías. En 1974, el ERP planeó el ataque simultáneo a dos blancos militares: uno, el copamiento de la mencionada fábrica y el otro, el Regimiento 17 de Infantería Aerotransportada en donde se produciría la masacre de Capilla del Rosario. El objetivo de ambas operaciones era la obtención de armamento. Esta organización sufrió unas 20 bajas en enfrentamientos con las Fuerzas Policiales y del Ejército. Se calcula que, aproximadamente, 60 guerrilleros ingresaron al establecimiento fabril, 15 de ellos tomaron el motel “Pasatiempo” y otros 15 habrían actuado como apoyo táctico en el exterior del objetivo. Según el relato de un taxista de apellido Guzmán que a las 23:00 horas llevó a una pareja al motel y fue apresado por los guerrilleros, el trato fue correcto. Se les explicó que realizaban un “operativo revolucionario” y después les sirvieron gaseosas y sándwiches. “Los guerrilleros empuñaban armas automáticas y llevaban cinturones con proyectiles”. Entre ellos se llamaban con nombres como “Carlos”, “Jorge” o se decían “hermano”. En un momento se oyeron dos balazos, que fueron efectuados contra una pareja que llegó al motel en un automóvil y se alejó al notar algo sospechoso en el lugar e hicieron la denuncia a la policía. “Los balazos no les hicieron perder la calma”, relató Guzmán. Uno de ellos, que estaba afuera, entró e informó al que parecía su jefe: “Se me disparó una pareja y puede ir a avisar a la policía”. El jefe del grupo le respondió: “Dejá que venga la policía, los vamos a recibir bien”. Mientras tanto, los guerrilleros se comunicaban con el exterior utilizando radiotransmisores. En la página 13 se describe “El combate de Villa María”: Parte de guerra del 10 agosto de 1974, publicado por la revista Estrella Roja, que operaba como un medio de propaganda del ERP. “Siendo las 22:00 hora del día sábado 10, la Compañía “Decididos de Córdoba,” integrada por los Comandos Altera, Alejandro Ulloa, Miguel Ángel Polti, Juan Taborda y Ludeña, procedieron a copar la Fábrica Militar de Villa María. Previamente habían copado un hotel próximo a la fábrica, a fin de ordenar la marcha de la operación... Después de retirarse del cuartel, el grupo de choque se dirigió nuevamente al hotel –base operativa– donde nuestros cinco compañeros estaban en-

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frentando a la policía, sumándose inmediatamente al combate. Los policías fueron reducidos, (hubo dos muertos). Habiéndose cumplido la operación de acuerdo a los planes previos, la Compañía “Decididos de Córdoba” se retiró en orden…”. (Ver Por amor al odio, de Carlos Manuel Acuña) Cristina Callizo fue detenida en una cita en 1976 y llevada a La Perla, donde permaneció y colaboró durante 6 meses, tarea que se caracterizó por entregar muchos dirigentes medios de Córdoba. Su conocimiento de las estructuras hizo que fuera trasladada al Batallón de Inteligencia 601 a la Capital Federal donde colaboró hasta 1981, previa entrega de todos los integrantes de su célula y miembros de la conducción provincial y regional. Se recibió de abogada y representa en Córdoba a la ONG de DDHH autodenominadas “Abuelas de Plaza de Mayo”. Vive actualmente en la capital de la provincia. No se ha presentado como testigo a un reconocimiento como lo hizo su hermana. Ver Caso 11. CONCLUSIÓN Esta demostrado que Cristina Callizo, NG: “Sargento Susana”, fue una activa terrorista de los años setenta y luego de detenida se convirtió en una activa colaboradora con las Fuerzas Legales por casi cinco años durante la Guerra antiterrorista de los años 70 en la zona Córdoba y Capital Federal. Con sus denuncias produjo la caída de muchos combatientes que fueron detenidos o que cuando se resistieron murieron en combate o algunos figuran hoy como desaparecidos. Sin dudas por sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 11: Liliana Beatriz Callizzo NG: “Chela” DNI N° 10.376.499.- Nac. 12 de Diciembre de 1951 PROFESIÓN: Técnica de Agricultura Ecológica DOMICILIO: Pachacupec 7781 B° Quisquisacate Estado Civil: Soltera, habiendo vivido en pareja en 1974, con el terrorista del ERP, Raúl Horr; en el año 1975, nace su único hijo, Manuel Nicolás Horr. Cobró indemnización por tres años de detención de 1976 a 1979. ORGANIZACION: PRT - ERP A cargo de la célula de propaganda y distribución de la Reg. Córdoba del PRT (organización muy vinculada a la Conducción). 1. MILITANCIA Entre 4 y 5 años de funcionamiento en la militancia. Se inició entre 1971-1972, en el PRT - ERP manteniendo relaciones amorosas con varios militantes de la organización. A principios 1973, el 18 de febrero participó en forma secundaria en el copamiento del Batallón de Comunicaciones 141, con asiento en el Parque Sarmiento, Córdoba. Participó el 10/11 agosto 1974 –entre otros hechos– en el copamiento de la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos Villa María. En el Hotel Pasatiempo, junto con su concubino, remató a un policía. Este fue detenido el 2 de diciembre de 1974, en una estación de servicio, junto con Miguel Ángel o José Ángel Gauna y Alfredo Trento, todos combatientes del PRT - ERP. Estrechamente vinculada con la conducción del PRT Reg. Córdoba. Y en varias oportunidades se salió de su encuadre y participó en varias acciones militares con su concubino en 1975. Este fue detenido en 1975 por el secuestro del directivo de Transax (Juz. Fed. N° 1, del entonces Dr. Rodríguez Villafañe, autos caratulados “Asociación ilícita calificada y privación ilegítima de la Libertad” donde se cobró una importante suma de dinero para su liberación). Sobre este tema, la mencionada Callizo miente cuando afirma que el “Comando Libertadores de América” allanó su domicilio (era el de sus padres); en realidad, fue la Policía de la provincia de Córdoba y la Policía Federal quienes realizaron la operación en Garibaldi 1481/85.- Barrio Pueyrredón. Callizo logró huir y a partir de ese momento pasó a la clandestinidad (fs. 511 y 11540 causa Atienza, expte. 17.526). El 24 de mayo de 1975, participó como integrante de un comando que libera a 26 terroristas de distintas organizaciones, de la cárcel Buen Pastor, (realizó observaciones desde la cúpula de la iglesia Los Capuchinos, Fte. De la Cancel).

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Participó en el secuestro del empresario Raúl Minetti (1975), por U$S 3.000.000, al que mantuvieron prisionero en la Imprenta –Cárcel del Pueblo– de calle Fructuoso Rivera N° 1035 - B° Observatorio (Imprenta) Ver Jóvenes Idealistas, pág. 92. El 30 de julio de 1975, participó en actos de intimidación pública, que se prolongaron durante dos horas de acción directa y donde murieron tres policías, en pleno centro de la ciudad de Córdoba. El 20 de agosto del 75 tuvo participación activa en el ataque a la Jefatura de Policía durante una operación que estuvo a cargo de Enrique Gorriarán Merlo, actuando la Callizo en acciones secundarias de distracción y apoyo (para liberar a Osatinsky), durante un combate que produjo 2 ó muertos. 23 de diciembre de 1975: actuó en el intento de copamiento del B. Ars. 601 de Monte Chingolo, operación a cargo del PRT - ERP, integrando una de las dos escuadras de la Compañía “Decididos de Córdoba”, junto a su hermana Cristina Raquel NG: “Sargento Susana”. Esta última vive en Bolívar 45 Dto.1 “D” – Córdoba. Esta, señora –“Sargento Susana”–, era pareja de uno de los más conocidos guerrilleros del PRT- ERP, llamado Luján Carlos Murúa, encargado de información durante los hechos y autor de varios homicidios, muchos de ellos de personal policial. Habría muerto en la ciudad de Buenos Aires. 2. LUGAR DE DETENClÓN DONDE COLABORÓ Fue detenida el 1 de septiembre de 1976, en B° Parque Atlántica, en el domicilio de Mirta Mieres. Aquí la Callizo dijo que la Mieres era su patrona y que ella le cuidaba el niño, cuando en realidad era una “COLABORADORA”, lo que la benefició y fue puesta en libertad a los dos días. (La Mieres) fs. 11540- Causa Atienza Expte. 17.526. En 11.550, de la misma causa, ante una pregunta de la jueza, sobre haber pertenecido a una organización subversiva. En la foja 11.549, desde el exterior del país dijo en relación a haber pertenecido a la banda PRT-ERP, que el secuestro al directivo de Transax era una causa armada por los militares (Juzgado Federal Nº. 2 Dr. Zamboni Ledesma). Hecho del año 1975. La Callizo apenas ingresó a la La Perla (1º de sept. de 1976), prometió colaborar, y de inmediato se abocó a tareas de localización de militantes prófugos. Al segundo o tercer día de detención realizó el reconocimiento de la imprenta –Cárcel del Pueblo– calle Fructuoso Rivera 1035 del Barrio Observatorio (donde cuidó al entonces mayor Larrabure secuestrado y luego asesinado por el ERP, caso que hoy ya está clasificado como delito de lesa humanidad). Se destacó trabajando con Piero Di Monte mancomunadamente en trabajos de inteligencia, y entre otros trabajos, incrementó su abdomen con una especie de almohada para simular un embarazo avanzado, a fin de lograr la captura de una militante montonera, Teresa Piazza de Córdoba, en la Maternidad Nacional, donde ésta concurría para controlar su avanzada gravidez.



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Con la detención de Piazza, se logró posteriormente, ubicar a su marido, Jerónimo Córdoba, encerrado clandestinamente en un domicilio particular de B° Alto Alberdi (Sta. Rosa N° 2628, pasando Mariano Castex). En virtud de su buen desempeño y elaboración, adquirió ciertas ventajas. Gozó de permisos, francos y licencias tanto en casa de sus progenitores, en casa de los Sosa (familiares de Piero Di Monte) y de la Geuna, en Río Cuarto, esto a partir de abril de 1977, es decir a los 7 meses de ser detenida y en jun/julio de 1977 asistió al velatorio de su padre. Miente cuando dice que solo en nov. 77 le avisan a sus padres de su paradero, (ver fs.11545 de la Causa Atienza), inclusive los fines de semana ella se reintegraba a La Perla sola y por sus propios medios, según dice en la misma foja y causa, los días lunes. Es más, fue autorizada para el cumpleaños de su hijo Nicolás para ir a la casa de sus padres, cuando éste cumplió dos años. No solamente se dedicó a la búsqueda, localización e identificación, sino también hizo tareas de acompañamiento en control de rutas, ejecución de allanamientos, reconocimientos de detenidos, lancheos, etc., lográndose detener a importantes compañeros de militancia. A fines de 1977, se realizó por su conocimiento una buena detención de elementos militantes del Partido Comunista Marxista Leninista Argentino (PCML-A), en Córdoba, capital e interior (Río de Los Sauces, provincia de Córdoba, diciembre del 77). A fines de 1977 fue autorizada a dejar La Perla para ir a vivir en un domicilio particular, ubicado en Juan de Dios Filiberto N° 1446, del Barrio Ampliación Pueyrredón, junto con su hijo y su nueva pareja. A fines de 1978, va a vivir con ellos su hermana, la “Sargento Susana”, quien a su vez era “colaboradora” del Batallón de Inteligencia 601, ubicado en la esquina de Viamonte y Callao, de la Capital Federal, en tanto ella lo hacía también en la calle. Riobamba al 100 o 200, próximo al diario Crónica. Esa vivienda de la calle Juan de Dios Filiberto, había sido alquilada a instancias de Horacio Dottori NG: “Tte. Miguel” del ERP. Ver Caso 22, que vivía en la esquina de la misma calle y Suipacha. Liliana Beatriz Calizzo, al igual que el resto de los “colaboradores” comenzó a percibir un pequeño sueldo desde mediados de 1977 y pasó a la categoría de “Libertad Vigilada” a fines de 1979, y no desde marzo de 1978, lo que sostiene a los efectos de aumentar su indemnización estatal. En el 2003 o principios del 2004, al suicidarse el coronel Enrique Anadón, hizo declaraciones a Página 12, referidas a su detención y a la muerte de este jefe, expresando entre otras cosas, que había tornado esa determinación por “falta de moral”, que lo conocía bien y que había estado detenida hasta fines de 1979. Para la visita de la Cruz Roja Internacional (CRI) en agosto de 1978. Ver párrafos referidos a este acontecimiento, en ficha de Piero Di Monte, Ver Caso 21.

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Abril de 1978: ingresó como funcionaria rentada al Centro de Prensa del EAM 78 (Mundial de Fútbol), sito en el Jockey Club, trabajando como intérprete de francés, cargo conseguido por el Ejército para que ganara unos pesos. En varias oportunidades y como una acción de la jefatura del Destacamento de Inteligencia 141, por los años 77-78, para darle esparcimiento y distracción junto a otras detenidas, Liliana Beatriz Callizo fue llevada a clubes nocturnos de la ciudad, con una cobertura que le brindaba seguridad. Así como también lo hicieron Geuna, Illovich, Zárate y Suzzara. Ver casos 26, 30 y 59. En agosto de 1979, Cristina Raquel Callizo salió del país vía Brasil, juntamente con su hermana también militante (Sgto. Susana) del ERP, “Compañía Decididos de Córdoba”. Callizo, Suzzara, Illiovich, Roca (en La Perla) y Di Monte en el Destacamento de Inteligencia 141 realizaron un importante trabajo de delación e identificación no sólo del PRT - ERP sino también de otras organizaciones subversivas a las cuales conocían a la perfección así como a casi todos sus contactos. En mayo y julio 1977 participó de la organización del desfile militar para detectar terroristas. En el año 1977, participó junto a Suzzara, Geuna, Meschiatti y Contepomi en el curso Comando del Ejército Argentino como instructora de interrogación (en los terrenos próximo a La Ochoa) (Ver declaraciones de Suzzara y otros), causa Morad, Emilio Expte. 14434. Febrero 1978: participó como personal de seguridad del Festival de Cosquín para la detención de militantes de las distintas organizaciones terroristas. NOTA: Para mayor ilustración, sobre la imprenta de calle Fructuoso Rivera N° 1035 de Observatorio Cba. Ver fojas 176. Los llamaban jóvenes idealistas sobre Raúl Minetti - Ver fs. 92. Misma publicación. Habla de U$S 3.000.000 de rescate, en el hecho es abatido un terrorista de apellido Ludeña (estudiante de Medicina). Liliana Beatriz Callizo, ya en plena democracia, en el año 2000 aproximadamente, asistió a una reunión que se llevaba a cabo en una casa de la calle San José de Calazans n° 300, donde se trataban temas relacionados con la organización de entidades de derechos humanos y que había sido gestada por el abogado Orzoacoa, cuya esposa de apellido Gómez, estaba desaparecida. Los presentes al notar su presencia, la insultaron y echaron de la casa por “delatora” y “traidora”. A partir de esa fecha pasó a militar en “Abuelas de Plaza de Mayo” Delegación Córdoba, con oficinas en la calle 9 de Julio al 700. En el año 2008 fue testigo en el juicio Brandalissi, oportunidad en que declaró contra el personal militar con quienes trabajó más de dos años. NOTA: Luego de residir en Cuesta Blanca, localidad próxima a Carlos Paz, el sonado Gorriarán Merlo se instaló en Córdoba en el domicilio de Cristina y Liliana Callizo, junto a sus padres y una tía; también



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lo hacía Juan Manuel Murúa NG: “Federico” que era la pareja de su hermana. Esta información como tantas otras que hemos reunido para trazar el cuadro de situación histórica que ofrece este libro, también tiene como fuente los propios escritos de los terroristas que nunca imaginaron que llegado el momento se produciría un entrecruzamiento de su contenido con el adicional de la información reservada –en algunos casos secreta pero comprobable– que hoy brindamos a nuestros lectores. En este caso hemos recurrido al libro Memorias de Enrique Gorriarán Merlo, titulado “De los setenta a La Tablada,” pág. 251. Marzo de 1975 Noviembre de 1975 y entre otras cosas allí expresa que “…también estuve allí cuando fue la fuga del Buen Pastor y durante el ataque a la Jefatura de Policía”. 4. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras integró la Organización Montoneros cometió una cantidad enorme de muertes, atentados, secuestros y demás actos terroristas. Luego cuando estuvo bajo control de Ejército, Liliana Beatriz Callizo, colaboró intensamente con éstas, sus condiciones como militante no condicen con sus posteriores entregas de tantos compañeros de la organización. Esas muertes, delaciones y traiciones originaron una cantidad importante de detenidos y desaparecidos lo que merita que sea procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Entrenamiento en Cuba y Montoneros en Tucumán Caso 12: Pilar Calveiro de Campiglia, NG: “Mercedes” ESTADO CIVIL: Casada con Domingo Horacio Campiglia, Oficial 2º de Mon­toneros, quién en 1978 ascendió a Oficial Superior y pasó a integrar la Conducción Nacional. HIJOS: Dos, Mercedes y María Campiglia. DOMICILIO CONOCIDO: Fijó su domicilio en la calle Monterrey Nº 314, Depto. 307, Colonia Roma, México. DETENIDA EL: 07 de mayo de 1977, en San Antonio de Padua, Pcia. de Bs. As por un elemento de la Fuerza Aérea. LIBERADA: el 25 de octubre de 1978 desde la ESMA y fue enviada al exterior junto con sus hijas. ORGANIZACIÓN: Montoneros. GRADO: Oficial. LEGAJO CONADEP Nº: 4482

2. MILITANCIA Mar. 1973. Pilar Calveiro de Campiglia, integró una comisión o delegación que viajó a Cuba para recibir cursos militares. Concurrieron 15 miembros de las FAR y alrededor de 10 miembros de Montoneros. Ya en esa época se preveía la conveniencia de una futura fusión de ambas bandas. En Cuba se formó un grupo de 25 efectivos, 15 de las FAR y 10 de Montoneros (los 5 montoneros restantes, cuyos datos se desconocen, se separaron del grupo para realizar otras tareas). Algunos de los concurrentes fueron: Domingo Campiglia, NG: “Caballo loco” (FAR); García, NG: “Petrus” (FAR); Pilar Calveiro de Campiglia, NG: “Mercedes” (Montoneros); Debray, NG: “Pendejo” (Montoneros); Camacho, NG: “Cordero”; Masa, NG: así como los siguientes de identidad desconocida que respondían a los siguientes nombres de guerra: “Nico“; “Malena”; “Lola”; “Juan Cepillo”; “Mujer de añamen”; “Gorda”, “Tala”; “Alfredo”, “Negro”; “Juan el manco”, “Negrita” esposa de “Juan el manco”; “Inglés”; “Chiro”; “Jorge” y “Gordo”. La estadía en Cuba duró cinco meses, de marzo a septiembre de 1973. Los combatientes realizaron cursos para el uso de todo tipo de armas, tiro, combate en localidades, explosivos, fabricación de bombas caseras y defensa personal. La instrucción se impartió en un cuartel cercano a La Habana llamado “Punto Cero”. Durante dos meses tuvieron lugar cursos “especiales” de información, fabricación de proyectiles, comunicaciones, cerrajería, tiro con morteros, bazuca, cañón sin retroceso y ametralladora.



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El viaje a Cuba se realizó con el siguiente itinerario: por avión Ezeiza, Santiago de Chile, Zurich, Praga, Moscú, La Habana. El regreso se hizo también por avión saliendo de La Habana, Moscú, Praga, Zurich, por tren a Paris y de Paris a Ezeiza, por avión. Para el viaje, se utilizaron documentos falsos y se contó con el apoyo de la Embajada Cubana para realizar los trámites de visa. Septiembre de 1973. La causante recibió la jerarquía de oficial segundo, su responsable es el NG: “Chacho” (oficial primero), y pasó a integrar la célula de territorial en el partido de Tigre. La misma estaba integrada por los NG: “Gato”, “Pablo”, “Marisa”, “Petiso” y “Mario”. Marzo de 1974. La causante es promovida a la jerarquía de Oficial y destinada al Partido 3 de Febrero a integrar una célula conducida por María Antonia Berger y formada por los NG: “Bocha”, “Caña” y “Mónica”. Posteriormente se hace cargo de la célula mencionada, Carlos Caride, NG: “Gabriel”, ascendido a oficial 2ª. Diciembre de 1975. La causante es destinada a una Unidad de Tucumán, integrando junto a “Nani” y el “Negrito”, una célula del “Servicio de Presos”, que tiene como misión la atención económica y legal de sus detenidos. Surgió una “nueva clase de guerra” Al comienzo de las operaciones del ERP en la selva tucumana con su Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez –nombre elegido en homenaje de un obrero del azúcar caído en un enfrentamiento urbano con la policía y por ser uno de los pocos adherentes o simpatizantes que socialmente no provenía de los sectores medios o medios altos– los montoneros se percataron que ese frente rural coincidía con los principios básicos de la guerrilla que se resumía en el axioma guevarista que proponía la estrategia “del campo a la ciudad”. Por las condiciones topográficas de la Argentina, su extensión, la natural resistencia de los sectores del campo a las propuestas terroristas, la Guerra Revolucionaria era casi excluyentemente urbana y en las ciudades se producía la masa del reclutamiento, preferentemente en los ideologizados medios estudiantiles, circunstancia que también limitaba a todas las bandas. Ya en 1963, el llamado Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP) que condujo el periodista argentino Jorge Masetti, se denominó inicialmente Ejército Guerrillero de los Pobres, en consideración de las dificultades económicas –a veces marginales– de la población elegida para iniciar las operaciones con apoyo militar cubano: Orán, en la provincia de Salta, zona de montes, de pequeños productores, muchas veces con una economía agraria de supervivencia y habitantes, estrictamente, locales. La operación fracasó por varios motivos. El gobierno radical que presidía Arturo Umberto Illia ordenó la represión que quedó en manos de la Gendarmería Nacional a órdenes del general Julio Alsogaray; los habitantes fueron los primeros en denunciar a la Gendarmería la presencia de los

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guerrilleros y colaboraron con datos que fueron importantes para derrotarlos después de casi un año. Los terroristas fueron vencidos, Masetti y un colaborador huyeron hacia la cumbre de los montes, los restantes fueron apresados o murieron en accidentes o por el efecto del hambre. Como culminación de las operaciones, el general Alsogaray pronunció declaraciones en el sentido de que había “surgido una nueva clase de guerra”, que se habían roto las normas clásicas y que había que prepararse para el devenir. De hecho, el mensaje estaba dirigido a los políticos, a los legisladores de todos los partidos representados en el Congreso del gobierno constitucional, a los mismos militares y a la opinión pública que pareció no hacerse eco de este mensaje premonitor del futuro. El fracaso anterior entre 1959 – 1960 de los Uturuncos en Tucumán, tampoco influyó en los planes subversivos que contenían instrucciones que estaban por encima de las posibles realidades de triunfar sobre una sociedad adversa a la violencia y fuerzas militares y de seguridad con gran capacidad profesional y material. Pocos años después, mientras se desarrollaba la Organización Latinoamerica de Solidaridad (OLAS) en La Habana (1967), para organizar el lanzamiento revolucionario en toda la región, desembarcaría el propio Che Guevara en la selva boliviana para morir en manos de los mismos de quienes decía que “él venía a liberar” y con este ritmo de acciones y errores terminaba la década de los años sesenta y se preparaba el drama de los setenta que las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales lograron virtualmente desbaratar en sus inicios, hasta que sobrevino durante la corta presidencia de Héctor J. Cámpora, la amnistía que puso en libertad a los combatientes, periféricos y simpatizantes y buena parte de su dirigencia, amnistía que unida a la disolución de la CAFEPE y la derogación de toda legislación antiterrorista permitió lo que sobrevino casi inmediatamente, siempre bajo el gobierno constitucional. Reunión en Moscú Los montoneros se percataron que el ERP les había tomado la delantera con la apertura de la guerra rural en Tucumán y resolvieron adquirir, al menos, una presencia activa que tuvo dos etapas: al comienzo y en los finales del enfrentamiento para reforzar la capacidad insurgente, pero como se sabe, esto fue inútil y hasta produjo diferencias internas en la organización Montoneros, pues en su encandilamiento, un sector mayoritario creyó que podría actuar en el campo político electoral a través del llamado Peronismo Auténtico que se tradujo en una significativa derrota electoral De todos modos, el “Grupo de Monte” que intentaban organizar los montoneros, inició una instalación precaria. Abrió conexiones en la capital de la provincia con miras al aprovisionamiento y al manejo político. Ya en la selva tucumana quiso coordinar sus acciones con el ERP que llevaba la ventaja de haber iniciado desde la década del sesenta, el relevamiento de



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la zona. El tema que curiosamente, le fue informado al gobierno radical (en ese entonces tenía el aditamento de “del Pueblo”) cuando a los presidente y vicepresidente en ejercicio, Arturo Umberto Illia y Carlos H. Perette les fue anticipado por el gobierno soviético, interesado en la compra de granos y alimentos argentinos. Concretamente a Perette le mostraron un gran mapa de arena con banderitas donde operaba el Partido Comunista de la URSS y organizaciones colaterales de izquierda y le dijeron casi en voz baja: “…Pronto Ustedes van a tener allí un serio problema…”. El grueso dedo del ministro estaba puesto sobre la provincia de Tucumán… y luego cambió de tema, se apagaron las luces del amplio salón o sala de situación y se retiraron, pero el mensaje había sido trasmitido y fue un reflejo firme del interés de Moscú por las importaciones desde la Argentina. (Ver Por Amor al Odio, de Carlos Manuel Acuña y el posterior comportamiento comercial entre los dos países). Ya en julio de 1976, la conducción montonera resolvió el traslado de Pilar Claveiro de Campiglia a la Capital Federal para que transmitiera sus experiencias y opinión, en tanto su esposo, Domingo Campiglia, NG: “Petrus”, permaneció en Tucumán, donde quedó a cargo del único e incipiente “Grupo de Monte” que en esa zona tuvo destacado Montoneros. Pilar Calveiro cae presa y mucho más tarde sale del país. En mayo de 1977. Pilar Calveiro de Campiglia fue detenida en horas de la mañana en San Antonio de Padua, Prov. de Bs. Aires por un grupo de civiles armados de la Fuerza Aérea. A partir de ese momento, Pilar Calveiro permaneció privada de su libertad en los siguientes centros de detención: En la “Mansión Seré”, en Ituzaingó, Prov. de Bs. As., bajo jurisdicción de la Fuerza Aérea, desde el 07 de mayo hasta el 17 de junio de 1977. En la ESMA estuvo desde el 17 de junio hasta el 10 de agosto de 1977. En la Comisaría de Castelar, desde el 10 de agosto al 12 de septiembre de 1977. En una dependencia de la Armada, en la Avda. Panamericana y Thames, Prov. de Buenos Aires, desde el 12 de septiembre al 17 de octubre de 1977. Por último, desde el 17 de octubre de 1977 hasta recuperar su libertad – el 25 de octubre de 1978 por un año, nuevamente en la ESMA. Salió del país con documentación y pasajes de la empresa Iberia, suministrados por la Armada, junto a sus hijas Mercedes y María Campiglia y con Lila Pastoriza, quien desde la ESMA también salió en libertad en esa fecha. 2. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Confeccionó informes sobre los lugares donde permaneció detenida (Mansión Seré, ESMA, Comisaría de Castelar y Casa del SIN), detalló las

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instalaciones, al personal que vio detenido y al que operaba en cada uno de los centros, etc. Respecto de la ESMA dijo que su estadía duró aproximadamente dos meses, que fue interrogada por un tal “Cortés” y que nunca se utilizó contra ella la tortura física. También manifestó que mientras estaba en la ESMA, observó a un grupo de secuestrados que había optado por actuar de acuerdo con los intereses y concepciones de los marinos, convirtiéndose prácticamente en “Fuerza Propia” de la Armada ya que colaboraban directamente en las tareas represivas; ella perteneció al grupo llamado “Mini Staff”. En la ESMA, trabajó en La Pecera y se encargó de la realización de síntesis de prensa que se elaboraba diariamente. En la parte trasera de la oficina que compartía en La Pecera con otros secuestrados, había un télex, por el que llegaban los cables de las distintas agencias. En las declaraciones que hizo ante la justicia, narró claramente su permanencia en cada uno de los lugares donde permaneció detenida, suministrando información sobre su alojamiento, dependencias que había en esos lugares, personas detenidas, personal que estaba a cargo, etc. Calveiro quiso escapar de la Mansión Seré, arrojándose por una ventana, causándose numerosas fracturas, ante lo cual fue enyesada, lo que es corroborado por testigos que declararon en la causa. Según ella, se fracturó un brazo, la nariz, el talón y varias costillas”. La llevaron al Hospital Aeronáutico y la atendieron en traumatología, le sacaron radiografías y la enyesaron. Durante su estadía en la ESMA, Pilar Calveiro dijo no haber sido sometida a tormentos. Febrero de 1985. La causante testimonió ante la CONADEP según Legajo Nº 04482 y figura en el libro Nunca más, en pág. 152. En septiembre de 1985, la causante figura en un listado de personas para declarar por exhorto en la Causa 13 que se sigue en la Cámara Federal contra las Ex Juntas Militares. En 1998, en una nota aparecida en el diario Página 12, en donde publicita su próximo libro Poder y desaparición de los campos de concentración en la Argentina editado por Colihue, la causante manifiesta abiertamente contra la ARA y hace mención a distintos hechos de dudosa veracidad que dice conocer. Como parte de la campaña destinada a los juicios que comentamos, el 3 de enero de 2005 se publicó una nota en el diario Página 12, cuyo título fue “Pilar Calveiro, sobreviviente de tres campos de concentración de la dictadura”. Editorial Sergio Kisielewsky. Aparece el Juez Garzón En el caso del capitán (R.) Ricardo Miguel Cavallo, cuando fue detenido en Cancún, México, se comprobó que no tenía causas en ese país ni en la Argentina, mientras en España figuraba con otro nombre y el



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juez español Garzón estaba de vacaciones. Gracias a la presentación de un Habeas Corpus iniciado por la abogada mexicana Pilar Noriega que representaba a la causante, al marino se lo retuvo unos días más, hasta que el discutido juez Garzón volvió de sus vacaciones y en ese momento confirmó que Ricardo Miguel y Miguel Ángel eran la misma persona. Para entonces, Garzón, convertido en una especie de celebridad en materia de derechos humanos, gozaba de una intensa promoción en los medios y evidenciaba un interés político que ascendía en la medida en que formulaba declaraciones públicas y apuntaba a instalar la aceptación de internacionalizar todo lo lo atinente a los derechos humanos. Si esto se lograba, el espectro de juicios y la posibilidad de transformarse en un referente obligado en la materia, le otorgaría un poder en todos los campos que superaría a los relacionados con estos problemas y afirmaría la consiguiente influencia en crecimiento, lo que parecía imparable hasta que apuntó a la problemática interna española, intentó retrotraer el tema de manera unilateral a lo ocurrido durante la guerra civil e ingresó en un terreno de arbitrariedades que lo llevaron rápidamente a la acusación de prevaricato. La Justicia de España lo suspendió en sus funciones y pese a la animada defensa que hizo la izquierda –especialmente la extranjera– de su persona, en momentos de escribir este libro se encuentra al borde de la suspensión definitiva. Pese a los aspectos técnico-jurídicos que rodean al tema, puede inferirse que desde todos los sectores primó el concepto y el deseo de no volver a las divisiones ya superadas y mantener la unidad interna de la Nación. De esta manera, Garzón, pieza clave del negocio de los derechos humanos, ya durante la visita realizada a Cristina Fernández de Kirchner en el 2010 mostró que quedaría marginado y hasta perdería su condición de convertirse en un simple recuerdo. Pero no nos apartemos de Pilar Calveiro, quien actualmente es doctora en Ciencias Políticas por la Universidad Autónoma de México y ha participado en varios congresos nacionales e internacionales. Es autora de los libros: Desapariciones, memoria y desmemoria de los campos de concentración argentinos y Política y/o violencia. Una aproximación a la guerrilla de los años 70. “Quienes condujeron la guerrilla deben reconocer sus errores…” Es considerada una de las montoneras que ha reconocido los errores cometidos por la Conducción Nacional de su Organización, y ha escrito varios artículos al respecto. En uno de ellos dice: “quienes condujeron la guerrilla deben reconocer sus errores” (Clarín, 16/10/05). Según una carta escrita por Reneé Haidar, NG: “Turco”, coordinador con “Pascualito” Montoto de tantas denuncias en Europa de liberados de los distintos Lugares de Reunión de Detenidos, hecha al Consejo Nacional de Montoneros el 13/04/79 (existe copia), manifestó que en una entrevista que mantuvo con ella en Europa, la notó “algo dura”.

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De esa reunión también participaron Miguel Bonasso, el Pelado Dri y “Pascualito” Montoto, otro de los coordinadores de las denuncias. Dice Haidar: “su actitud ante la Orga, era pésima. Piensa muy mal de la Conducción. Piensa que Pepe es el responsable de una línea que ella define como fierrera y que ese militarismo implica una tremenda debilidad política ideológica. Por eso ella dice ‘los que caen cantan sin que los toquen y después colaboran con los milicos y que eso no lo discutan porque ella lo vio con sus propios ojos’. La actitud hacia el enemigo es pésima.” Dice Haidar: “tiene una actitud hacia los milicos incomprensible. Me contó que en la ESMA la habían rescatado del infierno y hablaba con ponderación y agradecimiento hacia ellos”. Su marido, Horacio Domingo Campiglia, nació el 6 de junio de 1949 y estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires. En 1970 ingresó a las FAR y se destacó como uno de sus mejores cuadros militares y en 1974, ya como montonero, estuvo a cargo de una UBC en la Matanza, provincia de Buenos Aires. En 1975 fue trasladado a Tucumán como instructor para preparar una columna de Monte, proyecto que no pasó de su faz inicial y en 1977 se hizo cargo de la Secretaría Militar Nacional. En octubre de 1978 pasó a ser miembro de la CN de Montoneros, como oficial superior con el cargo de segundo comandante. Fue secuestrado, detenido y desaparecido en Río de Janeiro el 11 de marzo de 1980 cuando volvía a nuestro país para sumarse a la contraofensiva contra el gobierno militar. Viajaba con Mónica Pimus –esposa de Eduardo Binstock–, que corrió igual suerte. Su esposo, Eduardo Binstock, años después fue secretario de DDHH de la provincia de Buenos Aires durante la gestión del gobernador Solá. 3. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras estuvo militando tuvo una formación sobresaliente en lo ideológico y militar para actuar como terrorista; ella es uno de los tantos ejemplos de formación en Cuba de los sectores juveniles a los que se preparaba para la toma del poder por la fuerza. Realizó múltiples actividades terroristas. Más tarde, cuando fue detenida y quedó bajo el control de las Fuerzas Legales, Pilar Calveiro colaboró intensamente con ellas a quienes “entregó o delató” decenas de militantes en distintos Lugares de Reunión de Detenidos. Esa actitud originó detenciones, muertes y desapariciones lo que sumado a los delitos aberrantes cometidos durante su militancia la hace merecedora a ser procesada por cometer crímenes de Lesa Humanidad.



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Caso 13: Mercedes Inés CARAZO NG: “Lucy” ORGANIZACIÓN: FAR – Montoneros JERARQUÍA: Oficial Mayor. DETENIDA: en octubre de 1976 fue liberada en el primer semestre del 80, y viajó al Perú. Tiempo de detención efectiva: tres años aproximadamente

1. ACTIVIDADES ACADÉMICAS El 27 de diciembre de 1962, asumió el cargo de presidente del Centro de Estudiantes de Física, Matemáticas y Meteorología. En 1964, fue ayudante del Curso de Ingreso en Física, en la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad Nacional de Buenos Aires. El 28 de febrero de 1966, fue elegida titular para representar la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales – Frente Universitario de Acción Popular. En 1967, se recibió como licenciada en Ciencias Físicas en la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. El 31 de marzo de 1969, fue tratada por una comisión de seguridad del Estado (Legajo 2929) calificándola como “Los antecedentes reunidos hasta la fecha no son suficientes para calificarla de acuerdo con los términos de la Ley 17.401”. 2. MILITANCIA En el año 1960, su familia se encontraba vinculada con Rogelio Frigerio y Arturo Frondizi; su padre era uno de los más allegados al jefe radical intransigente y posteriormente fundador del desarrollismo. A partir de ese entonces, se incorporó a la banda montoneros a través de las FAR, junto con su marido Marcelo Kurlat, conocido como NG: “Monra”. En esa época las actividades se relacionaban con temas de propaganda y de movimiento estudiantil universitario. Simultáneamente realizó acciones con grupos armados en diversos operativos. El 26 de junio de 1969, fue sindicada de haber actuado conjuntamente con su esposo en los 17 atentados a los supermercados “Minimax”, una operación que por su espectacularidad, coordinación y efectos, resultó impactante y posesionó al terrorismo en la opinión pública. El 28 de abril de 1970, habría tomado parte, junto con su marido, en el asalto cometido al Banco de Don Torcuato. Participó en el robo del cadáver del general Aramburu: el 16/10/1974 con Montoneros, cuando se profanó la tumba del ex presidente por ellos asesinado, en el cementerio de la Recoleta.

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El operativo estuvo a cargo del oficial primero terrorista “Paco” Urondo, NG: “Italo” (periodista, luego caído muerto en un enfrentamiento), participando además, entre otros, Julio César Urien, NG: “Felipe” (ex guardiamarina, preso desde 1972 hasta 1973 por intentar una rebelión militar con su compañía de Infantería de Marina destacada en la ESMA); Alicia Pierini, NG: “Licha” (quien en la década del 90 fue subsecretaria de Derechos Humanos y luego legisladora por la ciudad de Buenos Aires); Carlos Lebrón, NG: “Sordo”, “Gordo Pancho” (teniente de navío dado de baja por traición, muerto en 1976 en Tucumán, días antes de asumir un cargo operativo en la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez); oficial segundo Marcelo Cerviño, marido de Jorgelina Ramus (muerto más tarde en un enfrentamiento). A fines de 1975, la ascendieron al grado de oficial mayor dentro de la organización Montoneros, desempeñándose como secretaria de relaciones internacionales de esa organización, al mismo tiempo que continuó con sus actividades de propaganda y acciones armadas. El 21 octubre de 1976, Mercedes Inés Carazo fue detenida por un Grupo Operativo Naval. La captura se produjo en la Avenida La Plata y Rosario de la Capital Federal, en momentos que se dirigía a una reunión con la Secretaría Nacional. Encapuchada, fue arrojada a la parte de atrás de un Ford Falcón. Así la mantuvieron durante un rato, hasta que se verificó si se trataba de la persona buscada: el reconocimiento lo hizo nada menos que Miguel Angel Lauletta, NG: “Caín”. En la ESMA fue sometida a interrogatorios y a los habituales primeros pasos tendientes a obtener la cooperación de los terroristas detenidos. Así se dispuso que ingresaran al recinto, para intervenir en el proceso, a María Isabel Murgier, NG: “Marisa”, integrante de Montoneros y a Roberto “Beto” Ahumada”, dirigente de la JP. De inmediato surgió la sorpresa y la consiguiente duda sobre la actitud a asumir. El primer paso, quedó cumplido. Más tarde y tranquilizados los ánimos, Mercedes Inés Carazo (“Lucy”) escuchó a los compañeros de la acción terrorista, quienes le manifestaron que lo más conveniente era que se sincerara, que no resistiera y contara todo lo que sabía pues, de lo contrario, sólo lograría empeorar su situación. “Todo tenía un límite”, le dijeron, y tarde o temprano informaría lo que “ellos” querían. Después sobrevino la soledad para la reflexión. Se había dado el segundo paso y en soledad “Lucy” meditó sobre el notable vuelco que había sufrido su vida. Debido a su importante jerarquía –oficial mayor– el trato hacia ella fue diferenciado manteniéndola aislada del resto de los detenidos y esto también influyó en su ánimo. A fines de noviembre, le pidieron que escribiera la “historia política de las FAR” para lo cual le ofrecieron toda la bibliografía que había en la ESMA sobre el tema. Le asignaron un lugar de trabajo, le dieron una máquina de



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escribir, mejorando el trato, la comida y las condiciones de vida. Además, le iban mostrando algunas de las personas que ingresaban recién detenidas. El 10 de diciembre de 1976, le dijeron que se estaba montando un operativo que pretendía detener a su marido, Marcelo Kurlat, NG: “El Monra”, pidiéndole que participara, a lo que ella se negó. Esa noche la llevaron a la enfermería de la ESMA donde vio a su marido gravemente herido –quien se sorprendió al verla con vida– que le informó que su hija había sido llevada a la casa de los abuelos. Más tarde la esposa del “Beto Ahumada”, María Laura Tacca, le informó que Kurlat, murió camino al Hospital Naval. Mercedes Inés Carazo reclamó que le informasen sobre el paradero de su hija y le permitieron hablar a la casa de sus padres, donde le confirmaron que la niña –Mariana– estaba con ellos. Luego de aproximadamente un mes, le permitieron mantener contactos personales con su hija y con su madre en una quinta. En relación al libro sobre la Historia política de las FAR, creyó encontrar una suerte de convicción para escribir y fortaleza para soportar la detención, pero decidió cortar en el momento de la fusión con Montoneros, porque en realidad sentía que la reflexión sobre la historia, contrastada con la derrota que verificaba día a día, la debilitaba. Sentía más lealtad con las personas que con la “causa” montonera, en especial al enterarse por Martín Gras y el “bichito” que la Conducción Nacional se había refugiado en Europa, mientras planteaban una contraofensiva estratégica a los cuadros que quedaban en el país. En diciembre de 1977, fue seleccionada junto con Marta Bazán, NG: “Coca”, para trabajar en Europa (Centro Piloto París). Viajaron con un funcionario importante de la Cancillería y con el capitán de navío Jorge Perren. La misión de este primer viaje fue el sondeo y para la ocasión se alquiló un departamento en la Rue du Pont de Lodge, aparentando ser sociólogas vinculadas con la Marina. En esa oportunidad, junto con Marta Bazán mantuvo una entrevista con el embajador argentino en Francia, Tomás de Anchorena, y con la secretaria de la embajada, Elena Holmberg. El objetivo consistía en organizar un grupo de trabajo para difundir en qué consistía la realidad del fenómeno terrorista en la Argentina, mejorar su imagen en el exterior y establecer una comparación con otras organizaciones similares (Brigadas Rojas, ETA, IRA, etc.). Recibían todos los periódicos y veían los principales programas periodísticos de TV. Esa misión preliminar duró aproximadamente un mes y regresó a la Argentina. A los pocos días volvió a viajar nuevamente a Francia, esta vez con María Isabel Murgier y su hija Mercedes. Aún estaba el capitán de navío Perren y más tarde se hizo cargo el teniente de navío Enrique Yon. También trabajaron otros oficiales navales. Regresó a Buenos Aires en agosto de 1978 y luego de cierto tiempo, se decidió trasladar “el equipo” a Madrid, España, para realizar una tarea similar, con menos trabajo y la concreción de un libro de tapas ce-

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lestes, redactado en inglés y castellano, con brutales fotos de la violencia en la Argentina. Este grupo se encontraba a cargo de otro oficial de la Marina. En marzo/abril de 1979 todos regresaron a la Argentina. Ella con su hija, se alojó en la casa de unos parientes. Ya en octubre de 1979 algunos ex detenidos, liberados por las Fuerzas Legales habían comenzado a hacer declaraciones en Europa de lo ocurrido en la ESMA y se le acusa de ser cómplice de esas declaraciones. La llevaron a trabajar a un centro de documentación ubicado en la calle Zapiola y Jaramillo que había sido casa de familiares de un oficial de marina. Entre otros colaboradores, en ese lugar trabajaba Nelson Latorre, NG: “Pelado Diego”. Debido a la situación de angustia que padecía, solicitó salir del país, lo que se concretó el 1º de abril de 1980; viajó al Perú donde vive actualmente. Por cierto, debió informar su domicilio. En 1981 dos oficiales la visitaron en Lima y le llevaron sus documentos personales, y otros oficiales la visitaron esporádicamente durante algunos años. En 1996 se desempeñaba en la Universidad Nacional de Ingeniería del Perú y en el 2004, como coordinadora del Centro de Innovación Tecnológica Cites, del Ministerio de la Producción de Perú. (Fuente: Información extraída de sus declaraciones ante la justicia).

Posteriormente y al cambiar la situación, tal vez para “intentar lavar su traición”, adecuar su estado de ánimo y afrontar otras necesidades, se presentó como testigo en diferentes causas. Un pedido de Verbitsky 3. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA y DIFUSIÓN En septiembre de 1998, declaró en la “Causa Monjas” ante la jueza Riva Aramayo pero fue contactada por amigos de Verbitsky quienes la habrían convencido para que se presentara para contar todo sobre la ESMA. Especialmente fue visitada por Sara Solarz de Osatinsky pero habrían de transcurrir 16 años antes de que declarara por primera vez… Lo hizo en Lima el 21 de septiembre de 1998 (luego de quince años de terminado el PRN), oportunidad en que confesó que fue oficial mayor montonero y a partir de ahí nombró a distintos miembros. Hizo su segunda declaración el 10 de noviembre del 2004, luego de eliminadas las leyes de Obediencia Debida y Punto Final. En esta ocasión, describió en detalle a personas y hechos sucedidos en el GT y aseguró que en ese período convivió con todos los integrantes del ya explicado “Mini Staff” y con buena parte de los militantes y terroristas que mencionamos a lo largo de este trabajo.



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Informó haber estado en París en dos oportunidades y en España para trabajar presionada por elementos navales con el aporte de nombres y la aclaración de que poco más tarde trabajó en el Perú para la Secretaría de Inteligencia del Estado. El 21 de diciembre de 2004, declaró en la “Causa Chacras de Coria” y ya más tarde, en el año 2010, en el Tribunal Oral 5, expuso ante los jueces detalles de su permanencia en la ESMA y los correspondientes a los actos cometidos durante su cautiverio, sus viajes y estadías en el exterior. 4. TESTIMONIOS n Testimonio 1 (Fuente: Recuerdo de la Muerte, Miguel Bonasso, págs. 319 a 325, 6º Edición 2004).

Como ya explicamos, “El Monra” Marcelo Kurlat cayó en una casa de la calle Aráoz de Boulogne el 10 de diciembre del 76. Unas horas antes había sido detenido Federico Ibáñez, NG: “Plomo”, quien entregó la dirección donde Kurlat vivía y, desde su cautiverio, le permitieron llamar a su esposa donde estaba Kurlat “Guardado”. Le avisó que buscara cualquier pretexto para irse de su casa con sus hijas y no alertara nada al “El Monra”. La mujer, que no pertenecía a la militancia, cumplió con el pedido de su marido. Al rato llegó el Grupo de Tareas de la ESMA y “El Monra” se resistió a tiros para evitar caer preso. Por un megáfono los marinos le dijeron que venían de parte de “Lucy”, Mercedez Inés Carazo, su mujer, que pedía por la vida de su hija Mariana, de diez años. “El Monra”, para protegerla del combate, la había encerrado en un placard. Este accedió y la niña fue retirada por un oficial naval –que la entregó a sus abuelos– y su padre continuó el tiroteo hasta resultar herido. Fue trasladado de inmediato a la ESMA para su atención y allí se le permitió reunirse con su mujer. n Testimonio 2 Fuente: Libro Galimberti, Larraquy. Caballero, pág. 285.

La mujer del “Plomo” Ibáñez, luego estableció un encuentro con “Vicky” Graciela Daleo, que era amiga de su marido, para entender qué había sucedido, pero Montoneros no tuvo contemplaciones y luego de montar un juicio revolucionario, la condenó y la fusilaron. Federico “Plomo” Ibáñez estuvo cautivo en la ESMA y luego fue liberado. ¿Es un doble traidor? El sábado 11 de diciembre cayó la nueva Conducción de la Columna Norte. Apenas habían reemplazado a Magario y Pancho Rivas, que rompieron con la Organización con un documento de disidencia.

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Fueron abatidos “Quique” Juárez; Marcelo Cerviño, NG: “Chicho”; Delpeche; “La Negra” Raquel Zunino y los NG: “Ignacio”, “Fermín” y “Bombón”. ¿Quién llevó adelante ese fusilamiento que parece encuadrado en leyes de guerra pero no de Lesa Humanidad? Debe responderlo alguien de la militancia que aún vive…

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Caso 14: Andrés Ramón Castillo, NG: “Ángel”, “Carlitos”, “Casildo” o “Quique” ORGANIZACIÓN: Montoneros GRADO: Oficial 2º. DETENIDO en mayo de 1977 fue liberado en abril de 1979. Tiempo aproximado de detención dos años. Nº LEGAJO CONADEP: 07389.

5. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que Mercedes Inés Carazo fue una experimentada militante que realizó variados actos terroristas durante muchos años de militancia antes de ser detenida, causando muertos y heridos. Posteriormente a su captura colaboró intensamente con las Fuerzas Legales (FFLL), en particular con la Armada de muchas formas y en detrimento de sus organizaciones FAR y luego Montoneros. Lo hizo brindando información, trabajando en el exterior para golpear la imagen de Montoneros; escribió una historia de las bandas, asesoró sobre organización y delató a miembros de ellas junto con otros detenidos en el GT. Por toda esa colaboración cayeron varios terroristas detenidos o muertos y algunos de ellos figuran como desaparecidos. Sin dudas por todas sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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1. MILITANCIA Este sinuoso, parcial y olvidadizo sujeto, denunciante contumaz de violaciones de los derechos humanos, ya sea ante la CONADEP o en la conocida Causa 13/84 contra los Comandantes Generales en Jefe de las Fuerzas Armadas como “imparcial testigo” de cargo al que supuestamente no le corresponden las generales de la ley, mostró una incontinencia verbal asombrosa y una memoria destacada. Lo llamativo es lo que dejó en el tintero de su azarosa vida, para tratar de obtener réditos que lo dejen bien posicionado en las distintas coyunturas por él creadas. Actualmente es un declarante en la causa ESMA. En 1969 fue delegado general de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro. Un año después –1970– estaba vinculado como “activista” en la agrupación “Juventud Peronista” relacionada con Rodolfo Galimberti. En abril de 1973 ingresó a Montoneros en la Agrupación Juventud Trabajadora Peronista, como subordinado al oficial 2º montonero Mario Mayorga y al oficial Emiliano Acosta. El 22 de mayo de 1973 intentó el secuestro del ejecutivo de la empresa SWIFT de La Plata, Sr. Volinsky. Durante el período comprendido entre 1973 y 1976 ostentó la jerarquía de oficial 2º en la organización y utilizó alternativamente los nombres de guerra de “Ángel” o “Carlitos”. En 1975 fue detenido junto con otros individuos por averiguación de antecedentes y posteriormente fue puesto en libertad. También ese año de 1975 figura mencionado en el libro Nunca más, CC 27 Corrientes, Misiones, como secretario de organización y responsable de la Unidad Básica de Combate en Goya, Corrientes y con parte de su grupo participó de la Operación Primicia en el ataque al Regimiento en Formosa. Logró salvar su vida y abandonó la organización por un tiempo, por pedido de su familia, a comienzos de 1976. Al reengancharse, Castillo deambuló por varios frentes que citamos a continuación.

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1976: En una unidad sindical de Capital, es subordinado del oficial 1º de Montoneros, Jesús María Luján, NG: “Gallego Willy”. En una unidad de la zona Oeste de la Capital Federal quedó subordinado a un oficial de Montoneros, Ascone, NG: “Enrique”. En una unidad de la zona Norte de la Capital Federal, fue subordinado del oficial 1º Collarini, NG: “Ernesto”. Dicha célula, también estaba integrada por la hija de Rodolfo Walsh, NG: “Cabezona” y el oficial Ernesto Casariego, NG: “Lucho”. El 4 de junio de 1976, por resolución Nº 895, fue dejado cesante de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro. 1977: Integró la Agrupación Confederación General del Trabajo en la Resistencia –CGTR– de Montoneros. Subordinado al oficial Armando Croatto, NG. “Petete”; mantiene la jerarquía de oficial 2º. 1977: En abril de ese año habría atentado contra cinco supermercados Disco de la Capital Federal. Se desconocen en detalle los delitos cometidos por Castillo como miliciano, aspirante, oficial y oficial 2º, por los que obtuvo dichas promociones pero se suponen muchas y variadas acciones delictivas que deberían investigarse. Un Grupo de Tareas de la ESMA lo capturó el 19 de mayo de 1977 en la Capital Federal. Aparentemente, entregado por sus propios compañeros que lo delataron. Una trayectoria espinosa que pasó por alternativas asombrosas Fue cargado en una ambulancia y llevado a la ESMA. En el vehículo estaba Alfredo Buzzalino, seguramente quien “lo marcó”. Al llegar a la ESMA fue llevado a un cuarto para ser interrogado e inmediatamente después quedó alojado en el 3º piso en el lugar denominado “Capucha”. En los días sucesivos fue sometido a nuevos interrogatorios.



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Primicia”, del historiador y periodista Ceferino Reato.

Dice que el 5 de octubre de 1975, intervino en ese ataque terrorista, en Formosa: Lo hizo “con aproximadamente 70 montoneros, en el ataque al Regimiento de Infantería de Monte 29 de Formosa. Entre otros estaban Raúl C. Yaguer, Mario L. Koncurat, Miguel A. Bustos, Néstor C. Salas, Raúl E. Estigarribia, Reynaldo A. Zapata Soñez, José Niveyro, José L. Aspiazu, y José P. Almirón. “De información clasificada que circula, se sabe que uno de los jefes de pelotones de combate en Formosa, fue Castillo, oficial 2º montonero, NG “Quique”. Mencionado en el CC 27, Corrientes, Misiones, como secretario de Organización y responsable de la UBC Goya”. “Logró salvar su vida fugándose en el avión de AA que secuestrado, aterrizara en un campo de Susana –Santa Fe–, abandonando posteriormente la Organización por pedido de su familia en 1976 y ocultándose en la Capital Federal, como representante sindical del seguro en la Asociación Bancaria y dejado cesante el 24/03/76”. “Mi nombre de guerra antaño era “Quique”, tenía el grado de oficial 2º y a cargo de una Unidad Básica de Combate (UBC) de la Célula de Combate (CC) 27 y formaba parte de la Conducción de la Columna por reemplazo y no por promoción, ocupando un lugar en la Conducción Regional. De hecho participé en Formosa con 10 ‘soldados’ magníficamente preparados por Salvador que recibiera instrucción militar en Cuba y con sorpresa respondieron de una manera no suficientemente valorada y quedarán muchos compañeros jalonando nuestra errónea apreciación”. n Testimonio 3 Fuente: Libro Nadie Fue, Juan B. Yofre, pág. 246, Sep. 2009

2. TESTIMONIOS

Dice que: En pleno gobierno constitucional peronista, los “soldados del ejército de Firmenich”, asesinan a diez soldados, un suboficial y un oficial del “Ejercito de San Martín” que estaban cumpliendo con su deber con La Patria”.

n Testimonio 1

n Testimonio 4

Fuente: Audiencia en el TOF 5 del 7 de julio de 2010.

Fuente: Revista B-1, Vitamina para la Memoria de la Guerra de los 70’ “, Año III, Nº 11, pág. 13, firmado por “Quique”.

“Desde muy joven tengo militancia política, incluso anterior a la JP, a los 15 años fui detenido por primera vez por ser CGT. Milité en distintos grupos, participé del Operativo Cóndor con otros compañeros, desviamos un avión a Malvinas para la reivindicación de la soberanía.” Participó del ataque al Regimiento de Formosa n Testimonio 2 Fuente: Libro “Nunca Más”, EUDEBA 1984, pág. 242; y “Operación

Dice que: “Logra salvar su vida, abandonando la organización por pedido de su familia en 1976, pero sus propios compañeros lo delataron y un Elemento Operativo Naval de la ESMA lo capturó el 19 de mayo de 1977. Conducido a la ESMA, luego de colaborar con la Armada durante casi dos años –lo que motivó que salvara su vida– fue dejado en libertad”. ¿Hasta que punto este terrorista participante de tantos atentados y muertes como el ataque formal al regimiento de Formosa colaboró con las Fuerzas Legales? Tenemos un ejemplo muy trascendente para evaluar su compromiso

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con la Armada ya que a menos de un año de su detención y durante 1978 trabajó bajo el mando del oficial 1º Martín Tomás Gras quien se desempeñó en Bolivia (junto a su familia) como jefe de una larga misión de Inteligencia en el exterior. Bajo el mando del “colaborador” Tomás Gras, también fue seleccionado por capacidad y confianza ganada con los “represores” un equipo seleccionado conformado por: Juan Alberto Gasparini, NG: “Gabriel”, Graciela Daleo, NG: “Victoria” y Andrés Castillo, NG: “Quique”. (Todos ellos muy jerarquizados montoneros y ahora también célebres “doble traidores”). Vivieron juntos en una casa que alquilaban en la ciudad de La Paz como agentes de la SIDE, desde fines del 78 hasta abril del 79. Todos ellos, fueron enviados con coberturta de la SIDE, seleccionados por la Armada para trabajar en la campaña presidencial del general Pereda Asbún, candidato del entonces presidente boliviano Hugo Banzer Suárez. La cobertura empleada era de especialistas en publicidad y marketing de una empresa de publicidad cuyo nombre esta en el Caso 29 y que fue creada a tal efecto por la SIDE. Esta empresa tenía oficinas en la calle Federico Zuazo N° 1553, 2° piso, de la ciudad de La Paz; casilla de correo 2510 y los teléfonos 343539 y 322063. Se puede preguntar: ¿Fue Castillo sometido a servidumbre? ¿Se le habrá violado de alguna forma? ¿Si no escapó o denunció su situación por qué fue? ¿No tenía otra solución que trabajar dependiendo de un gobierno militar que odiaba? n Testimonio 5 De sus declaraciones en el TOF5: el día 7 de julio del 2010 donde dijo respecto de cómo salvó su vida: “…Un día de enero el Capitán D´Imperio (uno de los jefes de la patota del Servicio de Inteliencia Naval (SIN) se presenta como el nuevo jefe de un Grupo de Tareas (GT) y dice yo te voy a largar, me habían llevado de visita familiar a casa de mi padre, me acompañó un suboficial de la marina y un policía federal y en otros casos personal penitenciario, un día me llevan de visita y me dicen que lleve el bolso con mi ropa (que aún conservo) “porque no volvés”. Me lleva a casa de mi padre, Rolón me visitó un par de oportunidades me dijo te vas a ir a Venezuela, la visa te la voy a conseguir yo, me vino a buscar, me llevó a ver a Monseñor Gracelli, le solicité la visa, dijo que me la iba a conseguir y así fue. Vino a verme Rolón: me dijo vas a viajar tal día, a tal hora, y ese día me vino a buscar y me acompañó a Ezeiza y me entregó el pasaje con la compra de la Armada, me dijo “guardalo te va a servir”. Viajé a Venezuela, me dieron un número de teléfono para llamar, la clave creo que era Serra, no llamé nunca. Fue el 11 o 12 de marzo del 79. Estuve en Venezuela unos meses y después viaje a Madrid…”.



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n Testimonio 6 Fuente: Artículo en Correo de Lectores de la revista B1 (Vitamina para la Memoria de la Guerra en los 70), Año III Nº 11, pág. 13.

Dice que en 1978, fue sindicado por ex detenidos subversivos, como colaborador de las Fuerzas Legales. Él forma parte con otros muchos detenidos de un gran grupo de aquellos que se hicieron activos colaboradores de las Fuerzas Legales proporcionando datos para realizar nuevas operaciones, señalando en la calle a sus antiguos compañeros de militancia, información varia y análisis político, cuando no, como interrogadores. Muchos eran vinculados a las FF.AA. o a algunos de sus miembros, prestándoles su colaboración, convertidos en uno más de la represión. En abril del 79 fue liberado, y el 20 de ese mes y año viajó por Aerolíneas Argentinas a Caracas con pasaje pagado por la Armada (Cuenta Corriente Nº 0990033) según su declaración en la Embajada Argentina en Madrid el 7 de marzo de 1984 ante la CONADEP.

3. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA En 1982, la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, recibió desde Suiza, testimonios de personas que dicen haber sido detenidas e interrogadas en forma ilegal, entre las que se encuentra el causante. El 23 de febrero de 1982, Andrés Castillo y Graciela Daleo en el testimonio conjunto elaborado en Madrid y presentado ante la ONU que forma parte del legajo CONADEP Nº 4816 de Graciela Daleo dijeron: “…los testimoniantes pueden citar como prisioneros de los cuales les consta su colaboración efectiva y continuada con el Grupo de Tareas (GT) a los siguientes: Alfredo Buzzalino, marcador y asesor sindical de Massera; Marta Álvarez, marcadora, trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores; Anita Dvatman, marcadora, se casó con un oficial de marina, Graciela García o Bompland, marcadora, trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores en las oficinas de prensa; Marta Bazán, marcadora, junto a Alfredo Buzzalino viajó acompañando al almirante Massera en el viaje que hizo a Europa en 1977, a fin de señalar posibles militantes argentinos exiliados; junto a otra “marcadora” María Isabel Murgier, quien trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores y en el Centro Piloto Paris, Carlos Caprioli, “marcador”, abogado asesor del GT Daniel Lastra, “marcador”, que trabajaba en los talleres gráficos del almirante Massera, Miguel Angel Lauletta, “marcador” quien se encargó de la falsificación de los documentos requeridos por los marinos para apropiarse de los bienes de los secuestrados y viajar al exterior para proceder a nuevos secuestros y asesinatos, Mercedes Inés Carazzo, asesora política de Massera, trabajó en el Centro Piloto París. Alfredo Nicoletti y Mili, su mujer, “marcadores”, se asociaron con el capitán de corbeta D’Imperio e instalaron un negocio que provee a la Armada material submarinista. Federico Ibáñez y Oscar Paz, “marcadores”, estaban al frente

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de la inmobiliaria instalada por los marinos para administrar las propiedades sacadas a los detenidos de la militancia; Antonio Nelson Latorre, fue asesor político de Massera, Jorgelina Ramus “marcadora”, trabajó como secretaria en la agencia de detectives que instalaron algunos miembros…”. Más adelante en el Caso 19 de Graciela Beatriz Daleo existe otro comentario sobre este testimonio conjunto y sobre el tema de los curas Palotinos que demuestran mentiras sostenidas en el tiempo. 1983: Al reconocerlo, Andrés Castillo acusó públicamente a un periodista español Héctor Sayago, redactor del espacio TVE - Plaza Mayor, como ex-torturador de la Escuela de Mecánica de la Armada, donde afirma haber estado detenido desde 1977 al 1979. “Como consecuencia de una denuncia por injurias, originada por el mencionado Sayago, el causante fue detenido en España. El 16 de abril de 1983, fue puesto en libertad por el juez Carnero con prosecución de la causa.” (Fuente: El País 17 de abril de 1983). Reuniones preparatorias y coordinadas con denunciantes en Venezuela, España y la Argentina Como expresan otros denunciantes, Castillo se reunió en Venezuela, en España y luego en la Argentina con varios de los principales denunciantes de lo vivido en la ESMA, reuniones casi todas coordinadas a fines del año 79 y comienzos de los años 80 por ex montoneros, actualmente con cierto renombre local por sus actuaciones empresariales. De ahí, luego, de encontrarse con otros declarantes en la Argentina, viajó a España donde hizo su primera declaración el 23 de febrero de 1982 (veinte meses antes de terminado el PRN) ante la Comisión Argenti­na de Derechos Humanos de la ONU en Ginebra y luego otra declaración en la Embajada Argentina en Madrid el 7 de marzo de 1984 para la CONADEP donde tiene su legajo Nº 07389. Más adelante, en el Caso 39, veremos que junto a Graciela Beatriz Daleo, NG: “Victoria” en su testimonio conjunto con esa ex terrorista, ambos mienten. El 7 de noviembre de 1983, denunció ante la CADHU (España) haber sido secuestrado en la ESMA. Hizo un detallado relato de su detención y a la vez denunció haber sido torturado por jefes y suboficiales navales. Dentro de la denuncia, trata de describir el funcionamiento y organigrama de la Fuerza de Tareas como así también, una descripción de militares y detenidos que permanecieron en la Escuela de Mecánica. ¿La pregunta es como llegó a tener tanta confianza con los miembros de la Armada que lo controlaban para obtener tanta información de detalle? ¿Qué dio a cambio? ¿Cuántos muertos y desaparecidos surgieron de sus entregas? El 17 de abril de 1984, el causante, junto a Graciela Daleo y Alberto Girondo Alcorta se incorporaron nuevamente a la organización Montoneros.



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1985: Aparece citado en el libro Nunca más de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP) en la página Nº 142/3, adjudicándosele el Legajo Nº 07389. El 19 de julio de 1985, en el diario Clarín del 21/07/85, una noticia hizo saber que por pedido del fiscal Julio Cesar Strassera, prestó declaración como testigo en la Cámara Federal que juzgó a las ex Juntas Militares e involucró al almirante Emilio Eduardo Massera como partícipe directo en secuestros de personas con el seudónimo de “Cero” o “Negro”. “Manifestó que pudo salvar su vida debido a un trabajo que elaboró por pedido de uno de los tenientes de navío en el cual demostraba que el movimiento obrero había sido infiltrado siempre por elementos extraños. El mismo fue realizado dada su condición de gremialista”. El 21 de julio de 1985, el causante integró la lista Verde, encabezada por Miguel Unamuno y Juan Carlos Dante Gullo, para las elecciones internas del distrito metropolitano del Partido Justicialista que se realizaron ese día. En el cuaderno de pruebas de la Fiscalía, sobre el cual se basó la acusación a los comandantes de las Juntas, el causante figura como testigo del cautiverio de Eduardo G. Horane. El 8 de febrero de 1991, como secretario gremial de una entidad bancaria, concurrió al programa del Dr. Mariano Grondona “Hora Clave”, para explicar el funcionamiento de esa entidad, ante la inminente privatización. El 7 de junio de 1991 al realizarse las elecciones internas en los bancos de la Nación y Provincia de Buenos Aires, la lista alentada por el causante, miembro de la Mesa Nacional de la Asociación Bancaria, decidió no presentarse y apoyar la fracción del dirigente Juan Zanola hoy preso por ladrón y estafador. El 1 de junio de 1993 figuró entre los dirigentes de la Asociación Bancaria que solicitó audiencias urgentes con el presidente Carlos Saúl Menem y el ministro Domingo Cavallo, para reclamarles que garantizaron la fuente de trabajo de los empleados de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro, cuya privatización se suspendió. El 9 de abril de 2003: apareció como el ex montonero que trabaja en la Caja de Ahorro y Seguro S.A., cumpliendo funciones en la comisión gremial interna, con el cargo de delegado general. En el 2004, participó de la visita a la ESMA, con la comitiva que acompañó al Presidente Néstor Kirchner. Andrés Castillo fue detenido el 19 de mayo de 1977; sin embargo figura como testigo en la mayoría de los casos ESMA de los años 1976 y 1977 antes de su captura. Incluyendo personas que murieron en enfrentamientos, se suicidaron con cianuro, “NN”, personas que figuran sólo con su nombre de guerra tales como “Rita”, “el Topo”, el Gallo”, “la Turca”, etc.). Jurídicamente, ¿cómo se explica esto?, ¿qué figura delictiva configura en tan “serios juicios” mentir diciendo haber visto delitos tan graves y no haber estado temporalmente en ese lugar?

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4. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras estuvo en la militancia antes de ser detenido, tuvo años de participación pero sus acciones no fueron importantes en la ejecución de estos graves delitos. Luego de detenido y bajo control de la Armada, Andrés Castillo, colaboró intensamente con esta fuerza y sus acciones favorecieron fuertemente para la derrota militar de las organizaciones terroristas. Sus acciones en la ESMA, así como en el exterior en tareas ordenadas por las Fuerzas Legales, permitieron la captura o muerte de muchos militantes de su organización. Sus declaraciones, a partir del momento en que quedó libre, imputan a denunciados permanentes y a nuevas personas como formando parte o concurrentes a la ESMA. Con los años siguió militando y actualmente se presta a hacer nuevas declaraciones, de algunas de las cuales lo menos que puede decirse es que pueden ser tildadas de dudosa veracidad. Por toda la colaboración y por sus delaciones cayeron muchos terroristas, ya sea detenidos o muertos y algunos de ellos figuran como desaparecidos. Sin dudas por sus acciones debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.



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Casos 15 y 16: Juan Carlos CLEMENTE, NG: “El Perro” y Juan Martín Martín

1. ANTECEDENTES VARIOS En Tucumán, para sus compañeros de extracción laica de la Juventud Peronista, Clemente era lo que llamaban “un cristianucho”. Hijo de un suboficial del Ejército, comenzó su militancia en la Parroquia de Monserrat del barrio Echeverría y en la Juventud Obrera Católica. Aunque estudió hasta quinto año de Medicina, no fue militante universitario sino barrial y villero. “Yo era el jetón del barrio”, se definió ante el tribunal antes de entregar la que sería la primera lista de desaparecidos encontrada desde el retorno de la democracia en 1983. En 1975 allanaron su casa varias veces y en una de ellas secuestraron a su hermano Alberto (“El Casche”, es decir el perrito) y a su cuñada. Reaparecieron a los cinco días, pero él optó por ir a vivir a Salta con su mujer, María del Carmen. Al año siguiente volvió a Tucumán, a trabajar en un ingenio. Según su testimonio, fue entonces cuando lo secuestraron. Su mujer, que había quedado en Salta con su hijo recién nacido, fue secuestrada mientras él estaba cautivo. Durante mucho tiempo, los ex compañeros de Clemente sospecharon que fue un “traidor”, incluso un “infiltrado de los servicios”, en particular con la policía de Tucumán y llegaron a acusarlo no sólo de “colaborar con los represores” sino hasta de “participar en las torturas”. 2. Testimonio “El perro” Clemente, de militante a colaborador. (Fuente: Clarín del 06 de octubre de 2010 desde Tucumán. Corresponsal).

Respecto de Juan Martín Martín, ex responsable local de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) la diferencia es que cuando éste zafó de la Jefatura, se fue a España y denunció en plena dictadura a sus captores, aunque nadie puede juzgar moralmente a personas que pasaron por estas situaciones extremas El caso de Juan Martín Martín se ventiló el miércoles 24 de febrero del 2010 en el juicio oral de Tucumán: Carlos María Gallardo fue secuestrado dos veces. En 1975, estuvo prisionero en la Escuelita de Famaillá, durante 12 días. Luego, a fines de diciembre del siguiente año, un grupo lo interceptó en la calle y fue trasladado a la Jefatura de Policía de la Capital, donde permaneció más de tres meses.

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Allí, según su declaración, fue torturado en reiteradas ocasiones, mantenido maniatado y vendado en una celda mínima, comiendo sólo una vez al día, sin ser nunca juzgado por ningún tribunal. Afirmó que pese a sus condiciones pudo enterarse que Juan Martín Martín –considerado uno de los testigos más importantes– se encontraba en ese mismo lugar. (Fuente: Contrapunto – DeI igual al igual)

Gallardo relató que “estaba las 24 horas esposado, tirado en el piso, vendado, con una comida diaria”. Agregó que “cuando circulaba para ser llevado adonde me interrogaban la única persona que pude ver fue a Guillermo Miguel, diputado provincial de Santiago del Estero”. En otra ocasión logró ver a otra persona. Un ex compañero de militancia. Se trataba de Juan Martín Martín. “Uno de los primeros días de mi secuestro, se paró una persona delante de mí, yo estaba tirado a manos esposadas, él también, me dijo “Galleta” (un apodo del secundario), yo soy fulano de tal”. Yo me quedé callado, ante el miedo de ser molido a palo”. Me manifestó: “Quedate tranquilo, porque se sabe que terminaste de militar en el ’74 y no sabés una mierda”. Esa persona era Juan Martín Martín”, recordó. 3. CONCLUSIÓN Por la colaboración que en la zona NO de nuestro territorio brindaron a las Fuerzas Legales, Juan Carlos Clemente y Juan Martín Martín; hayan sido miembros de Montoneros o infiltrados en ellas y luego arrepentidos y por la cantidad de personas que “delataron” o “entregaron” los que por acciones posteriores originaron detenciones, muertes y desapariciones, es que ambos deben ser procesados por delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 17: Roberto Cocloz, NG: “Teniente Pancho” o “Tony”

Último oficial de inteligencia del ERP. Entregó a Rafael Perrota, a empresarios, funcionarios e hijos, de altos jefes militares Fue el último jefe de inteligencia del PRT-ERP. Por un error de su proceder fue detenido por casualidad pero luego de negociar la salida de su esposa e hija a Barcelona, España, autorizada el 23 de junio de 1977, entregó a Rafael Perrota, oficial del ERP y una serie de contactos; empresarios, militares, financieros, funcionarios, periodistas, el hijo de un Comandante en Jefe de una de las FFAA, y dos hijos de un ex Comandante. Su cargo le permitió obtener un aceptable pasar mientras estaba detenido y en razón de la gran cantidad de personas que apoyaban a la militancia y él conocía, ya sea en forma voluntaria como forzada, entregó a muchos personajes importantes de la actividad económica y del juego. Datos obtenidos de “Nadie fue” de J. B. Yofre, Ed. Sudamericana 2008, pág. 256. Se debe agregar, y tal vez sea un halago para quien fue el último jefe de Inteligencia de una organización tan poderosa como fue el ERP, que Roberto Cocloz no tiene antecedentes alguno en ningún servicio de inteligencia de no menos de 10 países, por supuesto no figura en Internet, no se sabe si vive ni donde puede estar actualmente. No ha efectuado denuncias ni pedido indemnización alguna. ¿Notable la eficiencia de este “Joven idealista”? ¿Eran cuadros capaces de estar en la clandestinidad? Al menos en este caso, la respuesta es afirmativa. CONCLUSIÓN Como queda consignado, este activo miembro de la banda PRT-ERP, Roberto Cocloz, fue un activo colaborador de las Fuerzas Legales y por sus delaciones y entregas, así como las muertes y desapariciones que se originaron a partir sus datos, más la colaboración brindada a las Fuerzas Legales durante años, debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 18: Gustavo Adolfo Ernesto Contepomi NG: “Pablo” Profesión: arquitecto, soltero, separado de Patricia Astelarra. Cobró indemnización. DNI N° 10.445.490 ORGANIZACIÓN: Montoneros Jerarquia: Oficial 1ro.

1. MILITANCIA Se inició en la Organización Montoneros en 1970/71, en la ciudad de Buenos Aires, luego trasladado, donde desarrolló una intensa actividad militante, iniciándose como miliciano y pasando luego, ya como oficial, al aparato militar de Córdoba. Al momento de su detención era responsable de una de las secciones militares junto con su pareja, Marta Patricia Astelarra, NG: “Ana” o “Patricia”, Ver Caso 6; embarazada de cinco meses, detención que se produjo el 1 de julio 1976, en el barrio Bajo Palermo (casa alquilada por la organización).

2. HECHOS SALIENTES EN LOS QUE PARTICIPÓ 26 de febrero del 75: Participó en el secuestro del cónsul honorario de USA en Córdoba, John Patrik Egan, oportunidad en que su esposa, Cirila Leonart de Egan logró escapar escondiéndose en una casa vecina. Egan fue introducido por Montoneros en una camioneta a Villa Allende. Dos días más tarde fue arrojado a las 23:00 hs. en Barrio Chacabuco, en una calle de tierra. El cadáver presentaba varios impactos de bala. (Ver Los llamaban Jóvenes Idealistas de Victoria Villarruel, pág. 131)

Entre el 10 y 30 junio 75 participó en las acciones revolucionarias por la organización Montoneros y PRT-ERP, efectuaron, en horas de la tarde, con numerosos actos de intimidación pública en la zona céntrica de Córdoba, con cortes de calles y avenidas, bombas y bombas panfletarias, hogueras, rotura de vidrieras, et., provocando un verdadero caos en momentos de gran concentración pública. Aquí Contemponi intervino en la planificación, distribución de puestos y funciones de las fracciones que de él dependían. 29 de oct. 1975: Participó en el asesinato del gerente de personal de Productos Diversificados de la fábrica Fiat-Concord, Samuel Alberto Salas, de 43 años casado con Julia Lehmann, 3 hijos (12, 11 y 3 años). Lo hizo con Grimaut, NG: “Negro Lito”; Araujo, NG: “Ciro”, y Andrés Remondegui, NG: “Chacho” y otros. Ver caso 52.

(Ver Los llamaban Villarruel).

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Noviembre - Diciembre 1975: Asesinato y “recuperación de armamentos”. En la Av. Sabattini, en un lugar próximo a la terminal de ómnibus, un comando montonero a su mando, asesina al oficial de Policía y estudiante de medicina, Eduardo Robles, para robarle el arma reglamentaria. Enero 1976: A cargo del jefe de la Regional Córdoba, Molinette, NG: “Tomás” y su concubina Teresa Meschiatti, Oficial 1ra. NG: “Tina” y Unidades Básicas de Combate (UBC) y milicianos, desplegaron un vasto operativo en una amplia zona del coqueto y tradicional barrio Cerro de Las Rosas, con la finalidad de atacar el local bailable “Stakel” y el gran restorán “Rancho Grande”, incendiaron ambos locales y asesinaron a dos agentes de policía a cargo de la custodia. El despliegue fue amplio, rápido y preciso, con cortes de calle y avenidas y acciones de distracción y bloqueo. Gustavo Contepomi fue otro de los responsables de este operativo. Ver Caso 18. Además participaron el oficial 1ro. Andrés Remondegui, NG: “Chacho”. Ver caso 52 y la secretaria. Regional Graciela Geuna, NG: “Gringa.” Ver caso 26; Oficial 1ro. “Willie” y otros. Ver diarios de la época, crónicas y fotografías al respecto. 3. LUGAR DE DETENCIÓN DONDE COLABORÓ CON LAS FUERZAS LEGALES Detenido el 1 Jul. 76 y conducido a La Perla junto a su pareja María Patricia Astelarra NG: “Ana” o “Pata”. Ver Caso 6, también militante activa de Montoneros que llegó a Córdoba a principios del año 1975, trasladada desde Bs. As., separada de Luis Llorio, también de la JUP - Montoneros. La Astelarra llegó embarazada de cinco meses, y ambos negociaron la libertad de la mujer, pasando Gustavo Contepomi a colaborar activamente. Al momento de su detención era el responsable de la Ju­ven­tud Universitaria Peronista (JUP), de esta regional, participando de las reuniones del estado mayor de la Conducción Regional. Por esta época residía en la avenida Sabattini, pasando la calle Sargento Cabral, planta alta. Gustavo Contepomi, se integró a una mesa de montoneros “colaborando” con la Geuna de los Santos; Remondegui, Caso 52 y la Meschiatti, Caso 40, a la que se suma en los finales del 76, todos con el régimen especial en cuanto al trato. Esta conformación y colaboración de estos subversivos, lo atestiguan: di Monte (PRT-ERP), la Callizo (causa Atienza, Expte. 17526) y Margarita Sastre (declaración del 7 de Nov. 2006, Juz. Fed. 3, Causa Atienza Expte. 17526 Fs. 5). Gustavo Contepomi proporcionó la información de base para actuar sobre Prensa N° 1 de Montoneros, con datos para su localización, vivienda

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ubicada en el barrio Yapeyú, calle Rosario de Santa Fe, casi esq. Patria, comprada por la organización a nombre de un colaborador, que ya había sido detenido, de apellido Fourcade. Es de acotar, que la documentación personal de este sujeto, sus documentos de identidad, los había confeccionado la oficial 1° de Montoneros, Celia Teresa Meschiatti, a cargo de la Sección de Documentación de la Regional Córdoba de Montoneros, que aún no había sido detenida. El allanamiento se llevó a cabo el 23 de septiembre del 76 con todo éxito. También Contepomi proporcionó la información para eliminar la base militar y logística de la Regional Córdoba ubicada en calle Sucre 1800 B° Alta Córdoba, procedimiento que se concretó el 21 de agosto de 1976, secuestrándose numerosos armamentos, munición y explosivos. Entre este armamento había varios fusiles GARAND, de la Marina (cal. 7.65 mm). Ver diarios locales de la época, entre ellos La Voz del Interior. Estas dos caídas provocaron desazón entre los militantes de Montoneros de la Regional Córdoba. Con respecto a la vivienda, también era de Montoneros y fue adquirida poniendo como compradora y propietaria, a la Sra. Bucco, suegra de quien al momento de su detención era el responsable de la Juventud Universitaria Peronista (JUP) de esta Regional. Por esa época residía en Av. Sabatini, y Sargento Cabral, planta alta.

4. TRABAJOS EFECTUADOS PARA LAS FUERZAS LEGALES Remondegui y Gustavo Adolfo Contepomi fueron marcadores implacables, participando tanto de lancheos, control de vehículos públicos, puentes y barrios, como así mismo de interrogatorios de detenidos. Desde mediados de 1977 pasó al régimen de visitas a familiares, quienes alquilaron viviendas en Carlos Paz, inclusive en dos oportunidades visitó la casa de sus padres, en la ciudad bonaerense de Lincoln, una de ellas en Navidad de 1977. Mayo/julio 77 participó de la seguridad en el desfile militar (detectar terroristas). Marzo/julio 78 tuvo activa participación en todo lo atinente al funcionamiento y seguridad del complejo del Estadio Córdoba y en la sede del EAM para el mundial de fútbol disputado en la Argentina. Remondegui colaboró con la pareja Contepomi-Astelarra en la realización del libro Los sobrevivientes de La Perla, que escribieron. 1977: participó del Curso Comando del Ejército Argentino como otros militantes detenidos y relatados en este libro. Febrero 1978: participa del Operativo Seguridad del Festival de Cosquín (detectar terroristas). Entregó a todos los miembros logísticos del Área Federal, es decir en Buenos Aires, La Plata y Córdoba para lo cual lo hicieron viajar a los distintos destinos donde podía colaborar. Entregó además a los directivos de la empresa “Mac Kentor” que llevaba dinero de secuestros y rescates de Montoneros.



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6. TESTIMONIO Que compromete seriamente a Gustavo Adolfo Contepomi. En la ciudad de Córdoba, ante la Justicia Federal de Córdoba a los diecisiete días del mes de noviembre del dos mil seis, siendo las 9.45 hs., llamarse Susana Margarita Sastre, D.N.I Nº 11.976.770, argentina, nacida el 17 de octubre de 1955 en Bell Ville, provincia de Córdoba, hija de Marcos Sastre y de Aurora Galletti, domiciliada en Avda. La Plata 1864, de estado civil divorciada y de ocupación empleada, que sí sabe leer y escribir. Dijo: “…que en este acto acompaño fotocopia certificada de la declaración que presté en el año 1985 en el juicio a las Juntas Militares, ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, que yo fui detenida el 11 de junio de 1976, que yo estaba caminando por la calle, iba a encontrarme con la Sra. Ferreira de Franchi… “En mi secuestro interviene Texas, que era el sargento Tejeda y también estaba Cecilia Suzzara, nombrada en el Caso 56; Texas venía caminando del brazo de una chica a la que luego supe que era Cecilia Suzzara, había otras dos personas, a una de ellas le decían Ropero, era un muchacho joven, alto, rubio, tendría unos 25 ó 27 años, creo que era el yerno de Herrera, a esta persona lo matan posteriormente en un enfrentamiento, había además otros hombres, todos vestidos de civil, nadie uniformado, andaban en dos o tres autos.” “Había médicos detenidos, la primera que me atiende porque las vendas en los ojos nos producía conjuntivitis, mucha picazón y ardor, entonces una noche la guardia me lleva a un cuarto en donde estaban Dora Zárate, De los Santos y Cecilia Suzzara, y allí Zárate me pone gotas en los ojos, esta oficina, era la primera al lado de la entrada con camas cuchetas, al principio la que atendía a los detenidos era esta Dorita, pero como no se dedicaba mucho, el que termina haciéndose cargo de esa tarea era Cacho Álvarez que estaba en la cuadra. Las que estuvieron adelante fueron Zárate, De los Santos, Suzzara, más adelante estuvieron Pinchevsky y Chacho Remondegui, todos los demás estuvieron en la cuadra. Zárate, De los Santos y Suzzara nunca estuvieron en la cuadra, seguramente estaban más cómodos y después cuando empezaron a mandar a algunos detenidos a trabajar en las oficinas, Pinchevsky, Remondegui y Contepomi pasaban gran parte del día adelante y volvían por la noche, después fueron quedando todo el tiempo allí, aunque a veces volvían a la cuadra. También quedaban detenidas al irme, Liliana Callizo, Gustavo Contepomi, Piero Di Monte, Di Toffino. De Rosa Gómez de Avendaño, ella pedía todo el tiempo que la dejaran viva por sus hijos, estaba en un mismo colchón con Tita Buitrago y con Ana Iliovich, ellas tenían el rol de servir la comida, el mate cocido, limpiar a veces. Trabajaban en unas oficinas que no vi en La Perla, era Piero Di Monte que seguía en la cuadra. “También estaban al tiempo en que yo dejo La Perla (para colaborar en otras áreas del país). Liliana Callizo, Gustavo Contepomi que había sido

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detenido con su esposa Patricia Astelarra, cuando lo detienen él tenía una pierna enyesada; también estaba Fermín De Los Santos, Zárate, Suzzara y Pinchevsky y Remondegui, todos ellos seguían detenidos en diciembre de 1976. También Horacio Dottori estuvo detenido y seguía en La Perla cuando me hicieron trasladar a otras zonas…” Entre agosto y septiembre del 97, quedó en libertad vigilada. NOTA: Luego de su liberación Gustavo Contepomi concreta su unión matrimonial con la ex subversiva María Victoria Roca NG: “Sofía” y se dedican a explotar comercialmente un complejo deportivo en la ciudad de La Falda, donde se habían radicado. Año 2008: no se presentó como testigo para el juicio a “Menéndez y Otros” Tribunal Oral N° 1. Sí lo hizo su esposa, María Roca. Año 2010: se estima que aún mantiene lazos de amistad con Andrés Remondegui. 7. CONCLUSIÓN En base a lo expuesto, no existen dudas de que durante su militancia en distintos crímenes terroristas y luego de ser detenido y mientras estuvo bajo control de las Fuerzas Legales, en particular del Ejército, Gustavo Adolfo Ernesto Contepomi agregó mucha información al sistema de Inteligencia militar que facilitó a otros centros operativos la obtención de muchos éxitos contra Montoneros. En el lugar de detención permaneció colaborando por casi cinco años. Su jerarquía de Oficial 1º montonero le permitió sumar a su conocimiento la información que poseían otros miembros de la banda en Córdoba, Capital Federal, Rosario y La Plata. Esta capacidad fue determinante para que las Fuerzas Legales pudieran infligir golpes rotundos a su orgnaización. Todo esto amerita que ambos sea procesado por delitos de lesa humanidad.

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Caso 19: Lisandro Cubas, NG: “Chito”, “Bocón” ORGANIZACION: Montoneros. GRADO: Oficial 2º DETENIDO el 20 de octubre de 1976 y liberado a principiosde 1979 con destino a Venezuela. Nº LEGAJO CONADEP: 06974.

1. DATOS DE INTERÉS Su padre es comandante mayor de Gendarmería y tiene un tío coronel del Ejército. De profesión técnico electricista. Alumno del Liceo Militar General San Martín desde el 10 de marzo de 1965 hasta el 4 de diciembre de 1968. Terminó su bachillerato. Cursó la Licenciatura en Administración de Empresas. En 1969, trabajó en la Editorial Abril, hasta mayo de 1976. 2. MILITANCIA En 1973, comenzó a militar en el peronismo, en la Uni­ dad Básica “Mártires de Trelew”, en la zona de la Matanza. Actuaba en las sociedades de fomento y en las villas de la zona. Asegura que nunca participó en un atentado aunque en esos años creía en la estrategia de la guerra popular prolongada. En 1973, el causante integró y dirigió una célula integrada por: Vernetti (aspirante), Giardinelli, Rodríguez, Marotta, Eva Escudero, Neyra. En 1974, ingresó a Montoneros, para hacer trabajos barriales en zona de Villa Insuperable, Matanza; integra la agrupación Juventud Peronista. El causante recibió instrucción en uso de armas cortas en una casa ubicada en Ezeiza. Sus instructores fueron NG: “Beto” y Amalia Larralde, NG: “Andrea”. En agosto de 1975, con la jerarquía de “aspirante”, reemplazó a Nicolás Zuletta (muerto en un enfrentamiento) en la dirección de la JP. Utilizaba como nombres de guerra “Bocón” o “Chito” y su identificación mediante el uso de teléfonos lo hacía como Bocalandro o Cilens. Militaba en la Secretaría de Organización de la Columna Oeste. De agosto de 1975 a marzo de 1976, formó parte de la Columna Oeste, trabajó en el frente “Territorial” y estuvo a cargo del barrio Villa Insuperable. Su responsable fue NG: “Aníbal” (oficial). Sus subordinados fueron: José Fernández, NG: “Gallego” (miliciano); Roberto Pérez,

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NG: “Grandote” (miliciano); Juan Funes, NG: “Juancito” (activista); Alberto Cabrera, NG: “Yoyo” (activista); esposa de Alberto Cabrera, NG: “Negra Ercilla” . En octubre de 1975 habría participado en el secuestro del industrial de Mercedes Benz (Metz), por el cual la empresa pagó $4.000.000 de dólares; el secuestro se realizó el 24 de octubre de 1975. Además habrían participado: el oficial mayor ,NG: “Quique” (a cargo de la operación), Amalia Larralde, NG: “Andrea” y otros. En 1976, se hacía llamar Bocalandro o Cilens y hacía citas en los teléfonos 760-2275 y 771-4780. Desde marzo a junio de 1976, habría sido responsable territorial de La Matanza (Villa Insuperable - Tablada Tapiales). En mayo de 1976, fue promovido a la jerarquía de oficial montonero y en julio fue “profesionalizado”, percibiendo una asignación mensual por parte de Montoneros de $ 950.000.Durante 1976, mantuvo contacto con la mayoría de los cuadros superiores y medios de la Conducción, por ser “enlace” de la Columna Oeste. Su responsable era María Antonia Berger, NG: “Anita” (oficial mayor). Sus subordinados fueron: NG: “Lita” (aspirante), Juan Jurado, NG: “Joaquín”, Hagelin, NG: “Marta” (miliciana). Fue detenido el 20 de octubre de 1976 por un grupo de la ESMA y aceptó colaborar aportando la información que tenía sobre Montoneros, cosa que hizo a partir de formar parte del “Maxi Staff”. Era eficiente y proporcionaba los nombres y direcciones completas, ofreciéndose a ser marcador, actividad que desarrolló muchas veces. Mientras estuvo detenido en la ESMA, formó pareja con Rosario Evangelina Quiroga, NG: “Lula” –viuda– con quien después de liberados se casaron y viajaron a Caracas, Venezuela. El 19 de enero de 1979, viajó a Venezuela con pasaje pago por la Armada y con una carta de recomendación del secretario privado del vicario castrense Emilio Graselli. Posteriormente y al cambiar la situación, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y resentimiento y en la mayoría de los casos para obtener algún beneficio y luego de establecer un acuerdo con quienes controlan la actual situación en la estructura subversiva, ambos se presentaron como testigos en las diferentes causas. 3. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Cubas fue liberado por la Armada y viajó a Caracas, Venezuela. Declaró por primera vez en el año ’79 ante el Consulado Argentino, testimonio para ser presentado ante la Audiencia Nacional de España y por expreso pedido de la Asociación de ex Detenidos y Desaparecidos y posteriormente en el juicio iniciado por el juez español Baltasar Garzón. Como aporte Cubas



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menciona: “…a la búsqueda de justicia y verdad que adelanta este histórico proceso judicial…”. En la página 16.681 de la causa ESMA y en adelante, cita los nombres y grados de treinta miembros de la Armada, cinco miembros del Ejército, tres de Prefectura, seis de Policía Federal y dos del Servicio Penitenciario. Casi cincuenta miembros del Grupo Operativo. De inmediato menciona decenas de personas detenidas y vistas por él con vida, que permanecían a ese momento desaparecidas y que conoció en la ESMA. Describe, por nacionalidad, varios detenidos. Cita además con mucho detalle, que denota una gran vivencia y acceso a todo lo que sucedía en esa organización naval, muchas circunstancias de resonantes operativos o acciones efectuados por ese grupo legal y en algunos casos, los detenidos o fallecidos en esas circunstancias. Siempre nombra miembros de Grupos de Tareas. En 1984, Cubas y su mujer hacen denuncias ante la CONADEP, él con Legajo Nº 06974. El 19 de octubre de 1983, en un reportaje periodístico, declara haber visto durante su cautiverio a un importante número de personas y en su denuncia relata su captura y posterior tratamiento en la Escuela de Mecánica de la Armada. Da a conocer una nómina de oficiales que habrían integrado el grupo operativo de la ESMA, tanto de la Armada, como de otras fuerzas, como asimismo a distintas personalidades del ámbito civil. Presentó planos de las instalaciones de “El Dorado” en la ESMA y fotocopias de los boletos de vuelo de Aerolíneas Argentinas, comprados por la Armada; denunció además otros “centros clandestinos de detención”. El 24 de julio de 1984, se presentó ante la Embajada Argentina en Venezuela y prestó una declaración conjunta con Rosario Evangelina Quiroga, ante la Comisión Nacional de Desaparición de Personas. En el mismo acto realizó una declaración sobre Jaime Colmenares, Hidalgo Solá y Elena Holmberg. En el año 1985, fue visto junto a Rosario E. Quiroga, en la Capital Federal, en oportunidad de haber sido testigos por “exhorto” del fiscal Strassera en el Juicio a las Juntas Militares. El 19 julio de 1985, presentó un testimonio en Caracas para la causa 13/84. El 2 de abril de 1986, el Juzgado Federal de San Isidro, a cargo del juez Piotti, pidió antecedentes de Daniel Quinteros, Lisandro Raúl Cubas y Amalia Larralde de los años 1975 y 1985. En octubre de 1989, fue beneficiado por el indulto promulgado por la presidencia del Dr. Carlos Menem, Decreto Nº 1003. El 2 de mayo de 2001, declaró en la Causa “Chacras de Coria”. El 17 de febrero de 2005, declaró en videoconferencia desde Comodoro Py, a la Audiencia de Madrid, en el juicio al ex capitán Silingo. Relató que en la ESMA formó parte del denominado “proceso de recuperación” a través del que se buscó “recuperar los valores cristianos” de varios detenidos.

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De acuerdo con todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras estuvo en Montoneros participó en muchos atentados terroristas a lo largo de varios años. Luego de detenido bajo control de la Armada, Lisandro Raúl Cubas, colaboró intensamente produciendo numerosos éxitos para las Fuerzas Legales. Sus acciones en la ESMA, así como en el exterior en tareas ordenadas por las Fuerzas Legales, permitieron la captura o muerte de muchos militantes de su organización, en particular por el período en que estuvo colaborando. Sus declaraciones a partir del momento que quedó libre imputan a denunciados permanentes en todas las causas. Con los años siguió militando y actualmente se presta a hacer declaraciones de dudosa veracidad. Por toda la colaboración que brindó a sus captores y por sus delaciones cayeron muchos terroristas, detenidos o muertos y algunos de ellos figuran como desaparecidos. Sin dudas por todas sus acciones debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 20: Graciela Beatriz Daleo NG: “Victoria”

En esa oportunidad dijo: “Como parte de este programa, tuve que hacer distintos tipos de tareas como desgrabar escuchas, hechas por el Servicio de Inteligencia de la Marina”. También citó los vuelos de la muerte, diciendo: “Una vez me trasladaron a una base naval en el sur. Allá amenazaron con ‘vacunarme’ para ser ‘trasladado’. Yo ya sabía lo que eso significaba. Cuando me llevaron de vuelta a la ESMA, me metieron en un avión de carga. No podía dejar de pensar que en cualquier momento abrían las compuertas y me tiraban.” 4. CONCLUSIÓN

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ORGANIZACIÓN: Montoneros GRADO: Oficial, cuadro muy experimentado de Montoneros ESTADO CIVIL: Casada con Fernando Cuesta, Secretario General de la Filial Mar del Plata de la Asociación Bancaria pero fue concubina de Horacio Mendizábal NG: “Hernán” quien fue secretario militar de Montoneros, además ella fue su asistente y custodia. DETENIDA el 18 de octubre de 1977 y fue liberada a principios del 1979. Nº LEGAJO CONADEP: 04816.

1. MILITANCIA Fue una de las detenidas con mayores antecedentes de militancia clandestina de Montoneros. En el año 1965, mientras cursaba el 5º año de la Secundaria, comenzó a trabajar en la Villa de Retiro, donde hizo un curso de comunismo en un Centro de Estudios Sociales patrocinado por la Federación Argentina de Entidades Democráticas Anticomunistas (FAEDA). Luego se integró a un grupo denominado “Acción Misionera Argentina” dirigido por el padre Mugica y como tal, fue a Tartagal junto a un grupo integrado por el citado sacerdote, Carlos Ramus, Fernando Abal Medina y Mario Eduardo Firmenich. También estuvo relacionado con esta actividad, Cirilo Perdía quien operaba dentro del grupo llamado Descamisados. En 1966, se integró al movimiento denominado “Cristianismo y Revolución”, reuniéndose en casa de García Elorrio dónde recibió instrucción de Fernández Arregui, Gonzalo Cárdenas y John Williams Cooke. Este grupo estaba constituido por Ramus, Firmenich, Casiana Ahumada, Abal Medina y José Ventura, entre otros. Además recibió instrucción en manejo de armas y explosivos. Cabe destacar que la Daleo se integró desde sus inicios con lo que sería la organización político militar Montoneros y participó de la construcción ideológica y terrorista de esta banda. Ese mismo año –1966– Graciela Daleo junto a Perdía, Ramus, Carlos Mujica y Firmenich, se dedicaron a infiltrarse y movilizar sindicatos, por ejemplo, de obreros químicos, obreros cañeros etc., para armar un instrumento de movilización social que se llamó “La marcha del hambre”. En 1967, participó en los encuentros denominados “Con Camilo Torres” –quien había caído en un enfrentamiento armado en Colombia– que se de-

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sarrollaron en Chile y Uruguay, oportunidad en que recibió instrucciones de la Juventud Peronista. Los encuentros posiblemente estuvieron dirigidos por García Elorrio. Ese mismo año, ya integrada a “Cris­tia­nismo y Revolución” al que se había sumado, entre otros José Ventura y algunos jóvenes que propiciaban la apóstata Teología de la Liberación. Esta había logrado el aporte de unos pocos seminaristas que incluso, en los años setenta cayeron como “combatientes” montoneros. Sin poder precisar la fecha realizó un curso de “alfabetización” concebido como un instrumento de penetración ideológica, que impartía el ideólogo brasileño Paulo Freire, creador de la Pedagogía del oprimido. En 1970, Graciela Daleo participó en dos acciones de copamientos de puestos policiales de la Capital Federal. En 1973, como integrante de la JP, participó en las movilizaciones del 12 de marzo, 25 de mayo y 20 de junio. Previamente, en el mes de enero, se incorporó como “militante” en la JP circunscripción II Parque Patricios de Capital Federal. Su actividad la desarrolla dentro de la “Agrupación Evita”. En 1974, Ingresó con la jerarquía de “colaboradora” al Servicio de Finanzas de Montoneros. Trabajó Graciela Daleo en la empresa bodegas “Calise”, de Mendoza. En esta empresa, se realizaban reuniones en las que participaban miembros de la “Conducción Nacional” y el Consejo Nacional de Montoneros, entre ellos: Mario Eduardo Firmenich, NG: “Pepe” y Roberto Quieto, NG: “NEGRO”. Aparte de administrar los bienes de la empresa, cumplió funciones de retirar y entregar dinero a las distintas columnas de la Organización. Para ello realizaba viajes por las provincias de Mendoza, Córdoba y Santa Fe. Daleo mantuvo reuniones con el empresario David Graiver, importante administrador de dinero de Montoneros. Ver caso 25. En 1975 fue promovida a la jerarquía de “aspirante” y trasladada a “Logística Especial”, donde el responsable era una persona de NG: “Ricardo”. Se desempeñó como secretaria en una empresa de la organización Montoneros que tenía como “fachada” dedicarse a la “importación y exportación”. En 1975, la causante mantuvo siete reuniones con una persona de apellido Rubinstein, representante de Graiver, quien estaría fuera del país. Graciela Daleo participó en el atentado a la Seccional 11 de la Policía Federal y al puesto caminero de Rivadavia y Gral. Paz, luego de los cuales fue ascendida.. En diciembre de 1976, secuestró a Hilda Clara Gerardini, esposa no militante de Ramón “Plomo” Ibáñez, para hacerla comparecer en un Juicio Revolucionario por colaborar con el enemigo y provocar la caída del jefe de la Columna Norte Ramón Kurlat, NG: “Monra”, por “No haber dado parte a la organización de la detención de su marido por las Fuerzas



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Legales”. Ese tribunal –como ya vimos estuvo conformado por Jesús María Luján, NG: “Willy” o “Gallego”, Horacio Mendizábal, NG: “Hernán” y Graciela Daleo– la condenaron a muerte y ¡¡LA FUSILARON!! Graciela Daleo ya funciona con la jerarquía de “oficial” en la “Secretaría Militar”- Departamento Prensa, siendo su responsable el NG: “Juan”. En 1976 dentro de la Secretaria Militar de Montoneros, cumplía función de asistente y custodia de Horacio Mendizábal, su concubino, NG: “Hernán”, secretario militar montonero. Ambos vivían en una casa que compartían con Hugo Ramos, NG: “Chilo” y su mujer, Ana María Marti, NG: “Chiche”, (ver caso 38), ubicada en San Martín, domicilio donde se planificó el atentado contra el general Cardozo, en ese entonces jefe de la Policía Federal, cuya autora material fue Ana María González. En el año 1977, integró la estructura de la Secretaría Política de la Columna Sur Montoneros, donde actuó en el planeamiento de varios atentados en Avellaneda y Berazategui, y tuvo como subordinados a los NG: “José”, “Marcela”, “El Negro” y “Conejo”. El 18 de octubre de 1977 a las 11 de la mañana, fue detenida por un grupo de la ESMA, en la estación Acoyte del subterráneo, fue “marcada” por otro detenido de ESMA. En esa oportunidad llevaba en su poder, tres pastillas de cianuro que no alcanzó a sacar para ingerirlas. Fue conducida a la ESMA, interrogada y alojada inicialmente en el sector denominado “Capucha” donde aparentemente iniciaban la permanencia en ese destino. Al poco tiempo fue incorporada al “Maxi Staff” y comenzó a trabajar en “La Pecera” en la parte denominada “archivo”. Su aporte para dar detalles de la organización fueron determinantes para tantos éxitos sucesivos del Grupo de Tareas. Junto con Juan Gasparini y Andrés Castillo, fue enviada por la Armada para apoyar la labor de Martín Gras como agente de la Side en Bolivia, con todo pago, manteniendo una gran libertad para escaparse, excepto por una reunión diaria con alguien de control. Como tal participó en una operación de apoyo a un candidato a presidente de ese país. La pregunta es ¿por qué no escapó cuando tenía toda la libertad de hacerlo y sobre todo la capacidad militar e intelectual para poder encararlo? No hay dudas que estaba protegida por el sistema y temía a sus ex compañeros militantes a quienes delató y entregó reiteradamente. Graciela Daleo sabía por distintos detenidos que llegaban que era conocida su actitud delatora. Fue liberada a principios de 1979. En 1984 fue procesada por partícipe en el secuestro de los hermanos Born y tiempo después –1989– indultada por el presidente Carlos Menem. Posteriormente y al cambiar la situación, tal como lo hacen otros testigos “dobles traidores”, plasmar su odio y resentimiento o para buscar algún beneficio económico, se ha presentado como testigo en las diferentes causas.

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2. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA La Daleo asegura haber visto en la ESMA, a la mayoría de las personas que figuran como “casos” en esa Causa que abarca el lapso de los años 1976 y 1977, junto a Andrés Castillo, lo que significa una mentira o falso testimonio por haber sido detenida el 18 de octubre de 1977, según consta en su declaración inicial y de siempre. En 1979, luego de su liberación se recibió en la comisión de Derechos Humanos de la ONU una “denuncia testimonial” producida por la causante junto Andrés Castillo. En 1980 participó en la confección de un trabajo titulado “Nacimiento Desarrollo y Destrucción del Terrorismo en la Argentina”. El 23 de febrero de 1982, la División de Derechos Humanos de la ONU recibió de Suiza, testimonios que denuncian la detención e interrogación por integrantes de las Fuerzas Armadas en forma ilegal, por parte de la causante y Andrés Castillo entre otros cuyo texto es el siguiente: “…Graciela Daleo y Andrés Castillo en el testimonio conjunto elaborado en Madrid y presentado ante la ONU dijeron: “…los testimoniantes pueden citar como prisioneros de los cuales les consta su colaboración efectiva y continuada con el GT a los siguientes”: “Alfredo Buzzalino, marcador y asesor sindical de Massera; Marta Álvarez, marcadora, trabajo en el ministerio de Relaciones Exteriores; Anita Dvatman, marcadora; Graciela García o Bompland, marcadora quien trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores en las oficinas de prensa; Marta Bazán, marcadora.” Valga decir que junto con Alfredo Buzzalino viajó acompañando al almirante Massera en el viaje que hizo a Europa en 1977 para señalar posibles militantes argentinos exilados. En el caso 14 (ver…) se mencionan a varios subversivos que participaron de la comisión que operó a órdenes del propio almirante Massera. Algunos de ellos instalaron en París una agencia de investigaciones y otros, como Federico Ibáñez, Oscar Paz, Antonio Nelson Latorre y Jorgelina Ramus lo hicieron como aparentes administradores de propiedades inmobiliarias. En 1982, Graciela Daleo además presentó un testimonio ante la embajada argentina en España. En 1983, corrobora una denuncia realizada por Andrés Castillo contra el periodista Héctor Sayago, a quien sindica como ex torturador y colaborador de la ESMA, aclarando que fue compañera en cautiverio de Castillo. El 25 de octubre de 1983, la causante figura en la lista de presuntos desaparecidos publicada en el diario Clarín. El 17 de febrero de 1984 –en plena presidencia del Dr. Raúl Ricardo Alfonsín– Daleo junto a Castillo y Alberto Girondo se reincorporaron a Montoneros. El 7 de marzo de 1984, Graciela Daleo efectuó una denuncia contra la Armada y habría expresado que “Todos los militares son mis enemigos y si pudiera los mataría a todos”.



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El 24 de mayo de 1984, compareció ante la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas y ratificó en todas sus partes, el testimonio que ofreciera ante la embajada argentina en España, el 7 de marzo. El 6 de noviembre de 1984, el juez Blondi del Juzgado Federal 3, efectuó un careo entre la causante y el capitán Pernías en la Causa “Barbeito Salvador y otros”. El 9 de julio de 1985, en el juicio a las Juntas Militares, declaró entre otras cosas, que fue secuestrada y llevada a la ESMA, el 18 de octubre de 1977. El 27 de septiembre de 1986, el juez Luft Carlos, denegó la eximición de prisión bajo cualquier tipo de caución de J. Magario, Juan Gasparini y la causante, involucrados en la causa seguida contra Fimenich, a raíz de secuestro extorsivo de los empresarios y hermanos Jorge y Juan Born, más dos homicidios calificados cometidos en oportunidad de ese hecho. Sin embargo la Cámara Federal de La Plata, revocó la orden de detención de los mismos y decidió la libertad de los acusados dado que no encontró “Constancia alguna que indique que la causante haya participado de los hechos que se les imputan”. El 13 de febrero de 1987, declaró ante la Cámara Federal. El 20 de febrero de 1987, la “Cruzada Anticomunista Cristiana” publicó una solicitada titulada “Descalificados”. Aparece dentro de un grupo de testigos utilizados para condenar a las Fuerzas Armadas argentinas, figurando una relación en la que está incluida la causante. En 1988, la causante habría trabajado en el estudio del abogado González Gartland, ex militante PRT-ERP. El 2 de septiembre de 1988, junto a Susana Barros, Andrea Bello, Liliana Gardella, Miriam Lewin y Elisa Tokar, fue una de las firmantes de una carta, que apareció en el diario Página 12, revelando el deseo de las embarazadas con las que compartió su cautiverio, de que sus bebés fueran entregados a sus respectivas familias. El 6 de septiembre de 1988, fue detenida por personal de civil en su lugar de trabajo. El 7 de septiembre de 1988, los defensores de la causante, Eduardo Luis Duhalde y Carlos González Gartland, emitieron una aclaración de las actuaciones contra su defendida, donde precisaron que la prisión preventiva dictada por el juez Luft, fue impugnada por nulidad y consecuentemente apelada ese día solicitando la excarcelación de la detenida. El 22 de septiembre de 1988, el fiscal de la Cámara de San Martín, Dr. Juan Basavilbaso, pidió la prisión preventiva de la causante por su vinculación por el secuestro extorsivo de Metz, directivo de Mercedes Benz, hecho ocurrido durante la década del 70. El 13 de noviembre de 1988, el Centro de Estudiantes de la Facultad de Sociología, decidió llevar como candidata a residente a la causante. Gana las elecciones y ocupa el cargo desde la cárcel de Ezeiza.

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El 3 de diciembre de 1988, es sobreseída definitivamente en la causa por el secuestro de los Born. El 14 de diciembre de 1988, el fiscal Romero Victorica interpuso un recurso extraordinario, contra la resolución que declaró prescripta la acción penal en contra de Graciela Daleo. El 22 de junio de 1989, se presentó su abogado González Gartland, a pedir un certificado para obtener la renovación del pasaporte, restringido en razón del pedido de paradero de Daleo en la “Causa Laura Di Domenico”, tramitada por el Consejo Superior de las Fuerzas Armadas (CONSUFA). En 1989, fue favorecida por el indulto dictado por Menem (Decreto 1003). La causante pidió que sea declarado inconstitucional en su caso, por haber sido impuesto por confabulaciones entre directivos de Mercedes Benz y el SIN. El 24 de octubre de 1989, hizo una presentación ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, reclamando que no se aplicara, en su caso, el decreto del Indulto. El 10 de abril de 1991, la Cámara Federal de San Martín, dictó prisión preventiva contra la causante, sosteniendo que estaba probado que ésta manejaba las inversiones de la organización Montoneros. El 1 de agosto de 1992, la causante se encuentra prófuga, condición declarada por la justicia federal de San Martín. El 2 de julio de 1992, la publicación Propuesta, publica una carta de la causante desde su exilio en Cuba, en la que arenga por la continuación de la “lucha armada contra la revolución.” El 8 de abril de 1993, la Corte Suprema de Justicia de la Nación cerró la causa contra la causante al convalidar el indulto a su favor. EL 3 de enero de 1994, Causa 41811, “Secuestro extorsivo, expte. 00601-1530, Juzgado Federal San Martín Sec. Nº 3. El 4 de octubre de 1996, ofició como testigo en el juicio al capitán Alfredo Astiz. El 19 de septiembre de 1997, declaró ante el juez Garzón. El 16 octubre 1997, Causa 959, expte. 587-02-230797, por “Secuestro extorsivo”, tiene sobreseimiento parcial definitivo, expte. 175696 01-02-90, Sec. 584-1593/87, Juzgado del Dr. Piotti. El 28 de febrero de 2001, declaró en la “Causa Chacras de Coria”. El 22 de abril del 2002, declaró en los “Juicios por la Verdad de Mar del Plata”. El 10 de julio 2003, participó en una charla debate sobre las “Leyes de Impunidad” y el “Caso Cavallo”, junto a Lila Pastoriza y Ana Maria Careaga secretaria de Derechos Humanos de la Unión de Trabajadores de Prensa de Buenos Aires. El 17 de febrero 2004, declaró nuevamente en la “Causa Chacras de Coria”. El 21 de marzo de 2004, la causante recorrió el predio de la ESMA, junto al Presidente Kirchner y su comitiva.



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El 7 de febrero de 2005, declaró en España en el juicio contra Scilingo. “Ningún oficial de la ESMA podía ignorar que allí funcionaba uno de los mayores centros clandestinos de detención, tortura y desaparición durante la dictadura militar”. Detalló las zonas más macabras como ser el sótano, donde estaba la “Avenida de la felicidad” donde eran trasladados para su desaparición. Graciela Daleo declaró que estuvo sometida a tres simulacros de fusilamiento, y después se convirtió en una de las detenidas seleccionadas para el período de recuperación “mano de obra esclava”, en la denominada “pecera”. EL 19 de mayo de 2005, publicó un artículo titulado: “A donde vayan los iremos a buscar”. En el libro El presidente que no fue, del militante montonero, Miguel Bonasso (pág. 318), éste se refiere a Graciela Daleo ante la muerte del sacerdote católico Carlos Mujica de la siguiente forma: “Carlos Mujica había sido su maestro, el primero que le fundamentó la necesidad de apelar a la lucha violenta para acabar con la explotación, cuando todas las otras vías estaban cerradas y agotadas. Sentía que, como alumna, lo había superado; que él se había quedado atrás, que les había dado los elementos y la manija para ir a doscientos por hora y había seguido caminando a paso de tortuga. Se decía que, en realidad, eran los límites que solían tener lo curas, que podían comprometerse mucho pero tenían un tope, el techo que les ponía la iglesia, y que su única posibilidad de saltar ese tope era romper con ella. Pero era terrible que ahora estuviera muerto”. 29 de abril del 2010: declaró como testigo en el juicio oral que se desarrolla en el TOF 5 por la Causa “Donda” y otros… Luego de una “Muy buena y preparada exposición” de entre dos y tres horas, en la que permanentemente reiteró que estando en cautiverio, sólo pensaba en morirse; primero para no quebrarse y delatar a sus compañeros y segundo para dejar de sufrir. Cuando llegó el turno de las preguntas por parte de los abogados de la defensa, se le preguntó: Señora Daleo, ¿Ud. militó en Montoneros? Dijo: No. Porque yo era “aspirante” y para ser Montonero había que ser “oficial”, (¡Esto constituye una mentira absoluta!). ¿A qué le teme la señora Daleo? Si está todo de su lado, ¿Puede temerle al futuro? No, es demasiado inteligente para pensar en eso, entonces ¿porque niega su militancia en Montoneros? Señora Daleo: Cuando la detuvieron, ¿Ud. llevaba pastillas de cianuro? Dijo luego de dudar unos instantes: Sí… Ante esta respuesta sobre que llevaba pastilla de cianuro ¿queda alguna duda que era montonera? Lo era como se acredita en tantos documentos, en los comentarios del jefe máximo Mario Eduardo Firmenich, y en otros testimonios varios de decenas de libros escritos por ex montoneros. Con antecedentes tan perfectos y demostrativos de su decidida actuación y vigoroso temperamento llama la atención la facilidad en

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que incurre en falso testimonio. Graciala Daleo no ignora que ofrece un amplio flanco expuesto ante una objetiva y despolitizada investigación judicial independiente. Otro punto indicativo de su falso testimonio al sostener que no era montonera, lo explica Eduardo Anguita, actual director del dominical Miradas al Sur y Martín Caparrós, columnista del diario Critica de la Argentina. Lo hacen ambos en la página 143, del Tomo 4, del libro La Voluntad. (Los dos escritores fueron buenos combatientes) en uno de cuyos pasajes detallan un almuerzo entre Firmenich y sus antiguos compañeros que fue organizado por Graciela Daleo, un domingo de 1974. Según la fuente: diario Perfil, Política, pág. 24, Domingo 20 de septiembre de 2009, se desarrolló una conversación así: “…En un momento, uno de los invitados le preguntó a Firmenich sobre el atentado contra Rucci. “Bueno, evaluándolo ahora yo considero que fue un error”, contestó Firmenich. ¡¿Cómo?!, reaccionó el preguntón. “Si, fue un error. Nosotros creímos que tirándole al Viejo un fiambre sobre la mesa, íbamos a poder negociar en mejores condiciones, y la historia nos demostró que no era así. Fue una decisión política equivocada…”. El tribunal oral obviamente no acepto el falso testimonio que la defensa de algunos acusados pidió siendo tan claro y fácil de investigar. ¿Por qué no lo aceptaron los jueces correspondientes? Simple, pues cabe interpretar que ellos son parte de la parodia y el grotesco. 4. ANÁLISIS PARTICULAR Graciela Beatriz Daleo hizo su primera denuncia ante la Co­­mi­sión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) la que luego consta al comienzo de su legajo CONADEP Nº 04816. En esa oportunidad efectuaron una denuncia detallada de miembros del GT con nombres completos y sobrenombres. Denuncian personas con todo detalle como pocos, así como la cantidad de hechos que vivió o vio hacer en la ESMA. De igual forma, su informe detallado sobre otros detenidos encontrados en la ESMA es tan minucioso que denota su conocimiento a fondo de todo lo que sucedió en ese lugar. A modo de ejemplo de las mentiras armadas y sostenidas durante años veamos un caso claro que marca esta circunstancia en forma precisa y fue desde hace muchos años desarrolladas por Graciela Daleo y Andrés R. Castillo NG: “Ángel”, “Carlitos” o “Casildo”. Veamos: En el legajo N° 04816 de la CONADEP está el testimonio de Graciela Daleo y Andrés Castillo, donde se detalla la declaración ante la CADHU y ella expresa según sus propios dichos”: “…a mediados de 1976, fueron asesinados tres sacerdotes y dos seminaristas de la orden los Palotinos, que vivían en una parroquia en Buenos Aires, inculpando a un oficial de marina en esta operación…”



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Como para ratificar la declaración de la CONADEP, que dice que en la madrugada del 04 de julio de 1976, fueron asesinados los sacerdotes de esa comunidad palotina de San Patricio; Alfredo Leaden, Pedro Duffau y Alfredo Kelly, y los seminaristas Salvador Barbeito y Emilio Barletti; religiosos que fueron muertos en la Parroquia San Patricio del barrio de Belgrano. El 18 de abril de 1985, ante la Cámara Federal el Dr. Arslanián preguntó a Daleo: “¿Puede decir al tribunal cuándo fue detenida o privada de su libertad?”. Daleo responde: “…El 18 de octubre de 1977…” Es decir que Daleo es detenida 15 meses después del hecho lamentable de los curas Palotinos, pero esta diferencia parece no importarle a nadie ya que la fecha de su detención ocurrió más de un año después del episodio de los curas palotinos, y en el mismo acto no menciona nunca la intervención de ese oficial de marina, en los hechos de San Patricio ¿Por qué? ¿Dónde se entero? ¿Cómo es que todo sea tan poco preciso durante el desarrollo de un juicio de tamaña importancia? La investigación judicial tuvo dos etapas: la primera encabezada por el juez Guillermo Rivarola –de reconocida probidad– en los años 1976 y 1977; la segunda fase comenzó en agosto de 1984 y estuvo a cargo del juez Néstor Biondi, quien de acuerdo con el testimonio conjunto ante la CADH que figura en el legajo CONADEP de Daleo y Castillo efectuado por ambos. Según el periodista Kinmel dirigieron la sospecha hacia la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA). El oficial de marina inculpado era el entonces teniente de navío Antonio Pernías de la Armada. El día 6 de noviembre de 1984, como ya se dijo anteriormente fue careado con Graciela Daleo por el Juez Biondi del Juzgado Federal 3. Durante el desarrollo del careo, la Daleo se desdice de lo aportado en su denuncia anterior, en donde cita como testigo a Sara Osatinsky en el mismo acto alude que ella no había estado presente, quedando marcado un dúo de denunciantes mentirosos que se complementan entre si: “Daleo y Castillo”. ¿Qué pasó luego? Nada, sólo se afectó al oficial de la Marina y así se sigue con una historia armada desde años… Vale destacar como poco común o anormal en estos casos, que ningún denunciante de la ESMA salvo Daleo y Castillo mencionaron el episodio de San Patricio nunca, y menos en forma precisa. El periodista Eduardo Kinmel quien efectuó la investigación arma y utiliza para consolidar la prueba teórica a ex integrantes de la Marina y así nombra a “Miguel Ángel Balbi” quien dice que relató en el tribunal que un ex “compañero de armas”, Claudio Vallejos, le había confesado su participación En el homicidio juntamente con el teniente de navío Aristegui y el suboficial Cubalo…”. Todas mentiras. Para que los lectores midan la enorme malla que desde años pretende ocultar “el progresismo militante” con sus acciones sin limites, golpeando arteramente a los miembros de las Fuerzas Legales de cualquier forma; van estas aclaraciones donde de lo investigado en fuentes públicas y nava-

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les el tal teniente de navío Aristegui no existía a la fecha de los sucesos ya que el único oficial de ese apellido egresó en diciembre de 1985. Por otra parte ningún Miguel Ángel Balbi perteneció a la Armada en esa época, de igual forma que el denunciado suboficial Cubalo. Por otra parte el ex conscripto Claudio Vallejos, se incorporó a la Armada el 1 de febrero de 1977, y es dado de baja el 1 de mayo de 1978, cometió en su momento deserción y la Junta de Reconocimientos Médicos lo declaró inepto por estar afectado de “personalidad psicopática histérica”. Vallejos a su vez tenía un frondoso prontuario policial y judicial y luego de unos pocos años hizo notas periodísticas inventadas en el país y en el exterior a cambio de beneficios económicos. Este valioso aporte para clarificar los hechos, en particular el relacionado con los sacerdotes de la orden de los Palotinos. El libro se publicó en noviembre de 1989 y en 1991 se le inicia a Eduardo Kinmel una causa por presuntas calumnias. En octubre de 1995, la jueza Angela Braidot, considerando que estaba acreditado el delito de injurias, lo condenó a un año de prisión en suspenso y a pagarle al juez Rivarola 20.000 dólares en carácter de indemnización. La Daleo, como vimos, estuvo unos meses en Bolivia conviviendo con Gasparini y Castillo mientras trabajaban para la SIDE, controlados por personal naval. Ver casos 18, 24 y 48. Luego volvió a Argentina y obtuvo, a través de un contacto de la Iglesia Católica, un pasaje de la Armada a Venezuela, en 1979. En Venezuela se contactó con Cubas, Quiroga, Castillo y otros donde seguramente ajustaron datos para las denuncias que inició luego de su viaje a España para radicarse definitivamente. De España regresó en 1984 e hizo su primera denuncia el 24 de mayo de 1984. (Cinco meses después de instaurada la democracia). Posteriormente inició recorridos a través de distintos juzgados declarando por segunda vez en el Juzgado Federal Nº 6, por tercera vez ante la Secretaría 17, y por cuarta vez, en el juzgado Nº 8, secretaría 123. En sus declaraciones expresó claramente que compartió trabajos con Andrés Castillo, Susana Burgos, Alicia Milia, Sara Osatinsky y otros, es decir con varios de los declarantes que denunciaron a todos los procesados por la causa ESMA o relacionados desde el inicio de las denuncias, las que obviamente se han coordinado. Observe el lector que siempre son los mismos, unos pocos, quienes formulan estas acusaciones, denuncias y juicios de valor que corresponden a un mismo libreto. Graciela Daleo fue detenida el 18 de octubre de 1977; sin embargo figura como testigo en la mayoría de los casos ESMA 1976 y 1977 (incluyendo personas que murieron en enfrentamientos, se suicidaron con cianuro, NN, personas que figuran con su nombre de guerra “Rita”, “El Topo”, El Gallo”, “La Turca”, etc). Jurídicamente hablando,



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¿cómo se explica esto? Si no es por el armado fraudulento de las declaraciones de los testigos necesarios… 5. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras formó parte de la militancia, durante muchos años efectúo importantes acciones terroristas que incluyeron varios asesinatos. Repasen los lectores los antecedentes de militancia de esta notoria subversiva, donde no cabe duda alguna de haber sido una activa “oficial” Montonera, muy comprometida con su militancia, sus cargos y acciones y con la muerte de tantas personas en su haber. Luego, cuando estuvo bajo control de las Fuerzas Legales, Graciela Daleo, colaboró intensamente con éstas, incluso en operaciones de Inteligencia en el exterior. Su vida es un ejemplo de militancia combatiente y en las declaraciones como testigo necesario, niega tal cosa que fácilmente puede ser contrastada en sus declaraciones con su vida como activa terrorista, militante y las varias veces acusada por la Justicia e incluso amnistiada como tal. Su colaboración por haber pertenecido a Montoneros fue importantísima para la detención de decenas de militantes de esa organización y algunas de sus ramas. Es evidente que Graciela Daleo, debe ser inculpada por Falso Testimonio al afirmar en el Juicio Oral, que se está desarrollando en el TOF5 y ante una pregunta de uno de los defensores –el doctor Solari–, manifestó que, “…ella no era montonera porque era aspirante y para pertenecer a la organización había que ser oficial…” Señores jueces esto es ¡absolutamente mentira! Las jerarquías de los encuadrados Montoneros, con grado, adiestramiento y funciones dentro de la organización eran. milicianos, aspirante, oficial, oficial 2, oficial1, oficial mayor y oficial superior. Esto figura en su Manual de las Milicias Montoneras. Si a ello sumamos la “entrega” de tantos de sus compañeros una vez detenida por la información que ella brindó y por sus delaciones, lo que motivó que cayeran muchos terroristas, ya sea detenidos o muertos, y muchos de ellos que figuran aún como desaparecidos. Sin duda alguna Graciela Daleo debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 21: Piero Italo Argentino Di Monte, NG “Héctor” NACIDO: 29 julio 49 en Italia. PASAPORTE: Comunidad Europea 759-707. DOMICILIO: (dato del 06 mayo 2003) en Via Da Polenta Samaritana 15 Verona - Italia. PROFESIÓN: Técnico industria alimentaria. ORGANIZACION: PRT-ERP. Cobró indemnización junto a su esposa por estar detenido los años 77/79.



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Merlo, la que tenía por objeto la liberación de Marcos Osatinsky, quien estaba a cargo de la Regional Córdoba de Montoneros. Allanado su domicilio, donde vivió, en 1976, en calle Galicia 325, B° Colón, Secc. 12. Se detiene a varios parientes, todos del mismo apellido y relacionados con la militancia, a saber: Mario (Clase 51 D.N.I. N° 8.411.048 argentino), primo. Antonio (clase 50 D.N.I. Nº 8.074.864. Nacido el 21 de mayo, estudiante de ingeniería), primo. José Pablo (clase 53 D.N.I. N° 10.920.273. Estudiante de ingeniería, estudiante de 5to. Año Ing), primo. Aldo (clase 1974 Nac 2 abril Tec. Const. Est. 4to.). Hermano, italiano, todos de apellido Di Monte. Sus padres residen en San Francisco provincia de Córdoba.

1. MILITANCIA Se inicia en la actividad sindical, en el gremio ATILRA (lechería), siendo uno de los mas activos dirigentes de la Delegación Córdoba, llegando entonces a incorporarse al PRT-ERP en el año 1970, donde escaló hasta llegar a ser el responsable sindical de la Regional Córdoba. Fue detenido por el Ejército Argentino, el 10 de junio de 1976, en su departamento de calle Rosario de Santa Fe al 200, de la ciudad de Córdoba, junto a su pareja Graciela Ester Sosa (embarazada de 5 meses). Fs. 835 Causa Atienza- Expte. 17.526. Trabajó luego de detenido dentro del Destacamento de Inteligencia del III Cuerpo de Ejército, donde colaboró hasta 1980. Vive en Italia, en una ciudad cercana a Verona. 2. HECHOS SALIENTES EN LOS QUE PARTICIPÓ Toma y copamiento de la Fábrica Militar de Villa María (10/11 agosto 74). Años 1970 - 1975, en varias oportunidades toma la planta Sancor, camino a San Francisco, Ruta 19, B° Palmar, tomando rehenes a sus directivos. Proporciona información para el secuestro del gerente y subgerente, donde obtiene un rescate importante de dinero. Uno de los secuestrados fue el señor Cavagliatto, residente actualmente en Sunchales (Santa Fe). Entre junio y julio de 1975, en Fs. 875, Juz. Federal N° 3, dice que “cambia de domicilio” (Juzgado Federal), Causa expte. 17.526.- Fs 835. pero en realidad esto significó su pase a la clandestinidad. 20 de Ago. 1975: Participó activamente en la planificación del copamiento a la D-2 Inteligencia de Policía - Jefatura de Policía, en el centro de la ciudad de Córdoba, actividad realizada con otros militantes, junto al “Tte. Miguel”, Horatio Dottori y la cúpula de la Regional Córdoba, del prt-erp, realizan luego la operación que estuvo a cargo de Gorriarán

3. LUGAR DE DETENCIÓN DONDE COLABORÓ En el lugar de detención La Perla, fue detenido el 10 de junio de 1976, ofreciéndose a colaborar en forma inmediata, y poniendo como condición que su esposa o concubina, fuera puesta en libertad, procediéndose a llevarla a la casa de sus padres, en calle Agustín Garzón N° 3842 del barrio Altamira, Córdoba (Flia. Sosa). Funcionaba un vivero. Al momento de su detención el nombrado integraba el Estado Mayor del PRT-ERP de Córdoba, el que estaba así integrado: Responsable Regional, Hugo Castello Soto. Responsable sindical y jefe de la Compañía “Decididos de Córdoba” del ERP, Piero di Monte, NG: “Héctor” y Arturo Ruffa, NG: “Martín”. Según la terrorista montonera, María Patricia Astelarra, Piero di Monte, fue trasladado a la S-2 del Dest. Icia 141 “General lribarren” a los tres meses de detención, teniendo en cuenta que la Astelarra, estaba en condiciones de realizar esta afirmación, ya que ella misma admite que estuvo hasta fines de septiembre o principios de octubre de 76, luego ella pasó a la Unidad Penitenciaria 5 Buen Pastor. Al momento de pasar a trabajar al Destacamento Inteligencia 141, Di Monte, fue ayudado monetariamente para su mantenimiento y a su familia, alternó en distintos lugares de detención y en distintas ciudades, entregando, entre otros, a sus suegros al Destacamento Inteligencia 141 y luego estableció su domicilio en el departamento de la calle Asturias 2276 de barrio Colón. 4. TRABAJOS EFECTUADOS Su declaración fue brillante, propio de alguien que conocía a fondo la organización del PRT-ERP.

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El orden de batalla de esta banda terrorista había caído en los montes tucumanos en febrero - marzo de 1976, él ayudó a su descifrado y encuadre, unido todo ello a su condición de dibujante, mencionado como tal por Susana Margarita Sastre, otra militante y testigo del PRT-ERP, según declaró al respecto ante el Juez Federal Nº 3 el 17 Noviembre del 2006, folio 2, donde dice “…que Piero Di Monte me muestra el organigrama del PRT-ERP y todos sus componentes con detalle…” . En Fs. 11, la Sastre señala que la mujer Graciela Ester Sosa estuvo detenida uno o dos días. Dato también confirmado por Héctor Kunzmann fs. 1040 Causa Atienza-Expte. 17526. Miente Di Monte al decir que su concubina estuvo detenida en La Perla hasta 1979, y con respecto a él, también miente, pues cuenta que estuvo detenido hasta fines de 1978, así cobraron las respectivas indemnizaciones estatales por tales espacios de tiempo de detención. Cuando cae parte de la conducción de PRT- ERP en Moreno, provincia de Buenos Aires, en marzo de 1976, fue llevado a Córdoba para marcar la imprenta nacional de la organización, en Barrio Observatorio, Fructuoso Rivera Nº 1035. En esa oportunidad Di Monte mantuvo una reunión con Panicha; este alto miembro de la Organización, viejo conocido suyo, compartiendo camaradería y afecto, prueba el nivel con que di Monte llegó a moverse dentro de la banda terrorista. Piero Di Monte sabía que el mayor Larrabure había estado secuestrado en “la cárcel del pueblo” que existía en esta casa de Barrio Observatorio, unos días luego de la toma a la Fábrica Militar de Villa María. Esta casa era conocida también por Liliana Beatriz Callizo, quien participó en el cuidado y seguridad de esta “imprenta - cárcel del pueblo” Callizo la reconoce en el 76. En ese momento ya habían caído en agosto de 1975, Di Monte, Liliana Callizo, Graciela Geuna, Cecilia Suzzara, Ana Beatriz Iliovich y Gustavo Contepomi, casi todos en libertad vigilada a partir de los primeros meses de 1978, trabajando en “La Rivera”. Ante la visita de la Cruz Roja Internacional, se ofrecen a pasar por detenidos y entrevistarse con personal de dicha comitiva, Callizo, inclusive, ofrece la dirección de sus padres para que de ser necesario, los entrevisten (José Garibaldi 1481/85), de Barrio Pueyrredón, Córdoba. NOTA ACLARATORIA: El fallecido capitán, Carlos José González Minardi, junto a la cuñada menor de Piero Di Monte (hermana de Graciela Sosa), oficiaron de padrinos de su hija, nacida en la Argentina a fines 1976; la ceremonia de bautismo fue oficiada en la capilla La Candelaria, de B° Villa Argentina, Córdoba. Esta cuñada de Dimonte fue empleada del local comercial del grupo, sito en calle San Martín 70, centro de la ciudad de Córdoba.



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Por medio de familiares de Piero Di Monte, obtiene pasaporte italiano, logrando salir del país, a fines de 1979. 5. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Hizo denuncias varias. Tiene legajo CONADEP. En el año 2008, declaró en Tribunal Oral en el juicio Brandalissi. Se presentó al TOF que juzga a los militares de Córdoba y hubo expresiones cuando llegó nuevamente a la sala Piero Di Monte, informado sobre las acusaciones de Acosta (personal del Ejército), dice: “Yo pensaba que la defensa se podía mover de otra forma, pero está claro cuál es el problema: ellos cometieron errores, ¿y sabe cuál fue el error? Nosotros quedamos vivos. Somos los únicos que podemos denunciar realmente lo que pasó. Nosotros somos fruto del error de ellos… El problema es que teníamos que estar todos muertos y se equivocaron; lo siento por ellos… tendrían que habernos matado. Yo les agradezco esos errores…”. 6. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto no hay dudas que mientras estuvo en la militancia ejecutó sonadas operaciones terroristas donde hubo muertos y heridos. Luego de ser detenido y mientras estuvo bajo control de las Fuerzas Legales en particular el Ejército, Piero Italo Argentino Di Monte, colaboró intensamente con las mismas. Sus condiciones como militante no condicen con sus posteriores entregas de tantos compañeros de la organización. Esas delaciones y traiciones originaron una cantidad importante de detenidos y desaparecidos, lo que sumado a los crímenes cometidos durante su militancia, lo hacen merecedor de ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 22: Horacio A. Dottori, NG: “Teniente Miguel”

Caso 23: Graciela GARCIA ROMERO NG: “La negrita”

Organización: “ERP” y Compañía “Decididos de Córdoba” Años de militancia: Antes de su captura, cinco (1971 a 1976).

ORGANIZACIÓN: Montoneros GRADO: Aspirante. DETENIDA en octubre de 1976 y liberada en enero de 1979. Nº LEGAJO CONADEP: 003426.

Fue jefe de Operaciones de una de las fracciones militares más importantes del ERP en el país, ejecutora de muchos atentados y muertes. Fue detenido en una cita en 1976 y pasó a “colaborar” en la ciudad de Córdoba. Fue llevado a “La Perla” donde actuó hasta 1979 (durante 3 años y varios meses). Tuvo una gran habilidad para no dejar casi evidencias incriminatorias, pero existen varios testigos que manifestaron que por sus delaciones e información, cayeron todos los integrantes de la Compañía “Decididos de Córdoba,” y también detalló los operativos que realizaron. Muy hábil para mimetizarse obteniendo beneficios hasta en la clandetinidad, se cree que vive en Brasil, cerca de Sao Paulo, donde se desempeña como físico y matemático. CONCLUSIÓN Está demostrado por distintos declarantes y actuales denunciantes que mientras estuvo en la militancia fue un activo terrorista que recibió el mando de la fracción militar del PRT – ERP en la provincia de Córdoba. Luego de ser capturado por la fuerza Ejército, Horacio A. Dottori fue un “colaborador” muy detallista y denunciante, por casi cuatro años, de las Fuerzas Legales en la zona Córdoba. Como producto de esa colaboración que cayeron muchos terroristas, detenidos o muertos, y algunos figuran como desaparecidos. Sin dudas por sus acciones debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

1. MILITANCIA y ACCIONES EN DETENCION No se dispone de mayores antecedentes de su pasado militante antes de ser capturada en razón de su capacidad para mentir y pasar inadvertida en sus acciones, característica que siempre la destacó. Ella misma declara que era militante. Lo hace en su declaración testimonial en el Tribunal Oral Federal (TOF5), en la audiencia realizada el 5 de agosto de 2010. Dra. Gransky: ¿Nos puede relatar el día de su secuestro? García: “…me secuestran el 15 de junio de 1976, tenía una cita con una compañera de la militancia, Diana García, en una confitería en Córdoba y San Martín. Cuando salimos por San Martín, a la altura del Teatro Paidós, sentí un brazo que me inmovilizó a la altura del cuello y Diana estaba contra la pared”. En su legajo de CONADEP consta que debía reunirse con una subordinada, Diana García. Es decir que estaba encuadrada en la militancia y tenía un superior al que reportar, tal como ella dice, que era Miguel Ángel Garaycochea. Tema que no plantea así en el TOF 5 en el 2010. Durante su cautiverio integró, junto con María Isabel Murgier, NG: “Estela ó Marisa”; Marta Bazán, NG: “Coca”; Anita Dvatman, NG: “Anita” y Alfredo Buzzalino, NG: “El Gordo Alfredo” el llamado “Mini Staff”, así denominado según lo explicado en el Caso 2 de este capítulo. Debido a ello, seguían un régimen de vida muy particular (eran como empleados civiles administrativos que trabajaban en oficinas, mantenían contactos con sus familias y salían franco los fines de semana o cuando lo necesitaban). Al finalizar la guerra, fueron liberados y enviados al lugar del mundo que ellos eligieron (con pasaje pago, pasaporte y dinero para gastos). Dijo que mientras permaneció en la ESMA realizó trabajos administrativos. ¿Es la inteligencia un trabajo administrativo? No lo es. En la audiencia realizada el 8 de agosto de 2010, en el TOF 5, durante el juicio oral a quienes le salvaron la vida, lo niega: “…Mini Staff catalogado como el nivel mayor de colaboración con los marinos ahí adentro. No fue grupo de amigos ni adentro ni afuera, nunca

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marqué a nadie en la calle. Nunca presencié torturas, ni participé, nunca participé, en tareas de inteligencia, hablo desde mí…”. Suponiendo que eso pudiera ser cierto, la pregunta para esta señora sería: ¿Señora Graciela García, a usted la gente del GT la puso en el Mini Staff porque recitaba poesía, les cantaba música clásica, componía poemas que atraían a los represores, les caía muy simpática, dominaba el inglés o el francés o porque les daba información importante, marcaba a sus compañeros de militancia y porque hacía buenos trabajos de inteligencia para ellos? Sería una buena pregunta de la fiscalía en el TOF 5, ¿No le parece señor lector? En octubre del 76, su participación resultó FUNDAMENTAL para la implementación y ejecución de las “Citas Nacionales”, en las que fueron capturados gran cantidad de militantes Montoneros. Posteriormente, y al cambiar la situación, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y resentimiento y en la mayoría de los casos para obtener algún beneficio, se ha presentado como testigo en las diferentes causas. 2. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Hace su presentación en el Ministerio de Justicia y Derechos Humanos el 12 de agosto del 2005. Es importante analizar que hizo su primera declaración a más de 30 años de ocurridos los hechos. Manifiesta que un día la bajan al sótano y separan en grupos de tres; a ella le toca con María Isabel Murgier y Carlos Caprioli, otros dos buenos “marcadores”. A los pocos meses de detenida, se le permitió hablar por teléfono con su familia y luego la llevaron a visitarla. En cuanto a la estructura interna organizativa de la ESMA, menciona a un sector llamado “Mini Staff” en el que se hacía trabajar a los detenidos y otro denominado “Maxi Staff”. Dice que los oficiales deslizaban comentarios entre ambos, a los efectos de crear dudas entre ellos. Durante 1978 fue “obligada” a trabajar en la Cancillería junto a Elisa Tokar, Cristina Vieyra y Marta Remedios Álvarez para el canciller Montes. A fines de 1978 y 1979, la hicieron concurrir a trabajar a unas oficinas en Libertad entre Santa Fe y Arenales. A esa oficina concurría el capitán Yon mediante llamados telefónicos a Bienestar Social. En 1979 la nombraron en el Ministerio de Bienestar Social junto a Marta Bazán (muerta) y Miriam Lewin. Los últimos controles que tuvo, fueron del capitán Yon mediante llamados telefónicos a Bienestar Social. También menciona que en una oportunidad integró un grupo para controlar las fronteras en Paso de los Libres, Corrientes. Lo repite en el TOF 5, en la audiencia del 5 de agosto de 2010: “…nos llevan a Paso de los Libres y a cargo de Espejaime, y nos vuelven a llevar a la ESMA. “A fines del 77 me dejan ir porque se casaba una hermana…”



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Este testimonio se ratifica y amplía en una fuente de la militancia, el libro Sueños sobrevivientes de una Montonera, de Susana Jorgelina Ramus, pág. 69: “Me acuerdo cuando nos llevaron a las fronteras (a mí a Paso de los Libres y Colonia) con el objetivo de hacer guardia en los pasos durante varios días para reconocer a algún compañero que intentara pasar por ahí. A Paso de los Libres fui con NG “Coca” (Marta Bazán – muerta) y NG “La Negrita” (Graciela García Romero) en julio del 78. Parábamos en un hotel muy lindo, con pileta de natación y todas las comodidades. En el restaurante había muchas mesas con entradas de las que uno podía servirse todo lo que quisiera”. En el TOF5 vuelve a contar algo interesante pero aparentemente sin influencia alguna en el juicio: “…Yo tuve documentos falsos, los quemé en algún momento, los usé cuando viajamos a Paso de los Libres…” ¿Qué significa señores jueces que tuvieran documentos falsos? ¿Se los darían a quienes no les tenían confianza? Relacionemos este pequeño hecho con su reticencia a no declarar hasta el año 2005, más de 34 años luego de ser detenida. ¿Por qué tantas cosas ocultas? Refiere que nunca fue llevada a la calle Besares 2025. Sólo fue una vez de visita cuando estaba la empresa “Croma” porque allí trabajaban María Isabel Murgier y Marta Álvarez. Posiblemente, para justificar su no presentación a la Justicia durante 34 años, declara el 12 de agosto del 2005, según consta en su legajo CONADEP Nº 03426, que: “En el tiempo del funcionamiento de la CONADEP se entrevistó con un funcionario que se negó a recibirle el testimonio porque ella no quiso firmarla por miedo. Esto hizo que no pudiera presentarse al Juicio de la Juntas…”. Declaración imposible de verificar hoy pero justifica en parte los 34 años de silencio ¿Por qué no habló pero sí pudo cobrar hace muchos años los $235.000 dólares de indemnización por haber estado detenida…? 3. ANÁLISIS PARTICULAR El dominio de los nombres denota que conoció a todos los miembros del GT 3.3 de la Esma y el detalle de cómo funcionaba. Formó parte del llamado “Mini Staff”, asesores directos del GT, durante una parte de 1976 y todo 1977. Salió a trabajar en la Cancillería en 1978, conociendo y denunciando varios integrantes de la Armada. También trabajó durante 1979 en el Ministerio de Bienestar Social. Quedó en libertad en 1980. Después de eliminadas las leyes de Obediencia Debida y Punto final; declara por 2ª vez el 30 de agosto del 2005 (ver Cpo. 73 foja 18.177 a 18.182). Realiza una nueva y profusa declaración sobre detalles de todo tipo y denuncia a muchos componentes del GT. Agrega que tuvo una etapa de libertad vigilada y ahí supo que su hermana, escribana, fue obligada a realizar actos notariales bajo la presión de su vida.

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Su hermana Emilia Marta también fue investigada por el juez Torres y declara que tuvo que firmar documentos falsos por coacción de algunos miembros de la ESMA, para asentar nuevos dueños de propiedades inmuebles por estar Graciela “desaparecida” y vivir con el terror de su muerte si se negaba a hacerlo. Tema que nunca quedó esclarecido sobre si fue víctima o parte de un complot. 4. TESTIMONIOS n Testimonio 1 Fuente: Libro Recuerdos de la muerte, Miguel Bonasso, págs. 398 y 399, 1994.

“Otro de los puntales del “mini staff” era Graciela “la Negrita”. También se le computaba una inmensa cantidad de caídas. Ella sola pulverizó la Secretaría de Organización de Montoneros. Durante mucho tiempo, fue la amiga del ‘Jefe’, pero después que el marino dejó de utilizarla para esos menesteres, siguió siendo su consejera favorita. Sus ojos y oídos dentro de la ESMA”. Lo importante señores jueces es que Miguel Bonasso fue montonero pero, por sobre todo, fue un periodista preciso a la hora de acusar, en particular a los traidores de su militancia y no acusa exageradamente cuando le computa una inmensa cantidad de caídas. n Testimonio 2 Fuente: Declaración ante la justicia el 1 de septiembre de 1994 de Jorgelina Ramus:

“Las detenciones posteriores a marzo-abril 77´, ya eran sin el Ejército y la técnica empezó a ser algo menos violenta y en cambio participaban en los interrogatorios los del “Mini Staff”, que producía más efecto de desmoralización que la tortura. Sobre todo cuando los que participaban habían sido jefes”. “Hubo distintas actitudes, no se pueden igualar. “Coca” Marta Bazán (fallecida), el “Gordo Alfredo” Alfredo Buzzalino, “Estela o Marisa” María Isabel Murgier y otros, estaban compenetrados o parecían y marcaron más de 300 compañeros en los paseos”. 5. CONCLUSIÓN Por todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras estuvo bajo control de la Armada, Graciela García Romero, colaboró intensamente con la Marina, entregó o delató, como expresa Jorgelina Ramus más de 300 compañeros de militancia, y miente en sus declaraciones ante la justicia. Por sus entregas pudo acceder al tan nombrado “Mini Staff” incluso participando en la preparación de operaciones de Inteligencia y trabajando para las Fuerzas Legales en distintas oficinas públicas.



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Si a ello sumamos la “entrega” de tantos de sus compañeros una vez detenida por la información que ella brindó a sus captores y por sus delaciones lo que motivó que cayeran muchos terroristas, ya sea detenidos o muertos y muchos de ellos que figuran como desaparecidos. Sin dudas Graciela García Romero debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 24: Liliana Noemí Gardella NG: “Emilia” “Chaqueña” ORGANIZACION: MONTONEROS GRADO: Oficial 2º. Fue detenida a fines de noviembre de 1977 y liberada en enero de 1979.

1. INFORMACIÓN Nació en el Chaco donde terminó sus estudios secundarios. Luego vino a Buenos Aires a cursar la carrera de antropología. No se dispone de mayores antecedentes militantes excepto que en la Universidad de Buenos Aires militaba activamente en el área de JUP. 1977. El 25 de noviembre llega a la ESMA, detenida en el andén de la estación de trenes de Mar del Plata. Trabajó activamente en el área documentación de ese lugar de detención. 1979. Viaja a Italia con su pareja, Máximo Carnelutti, NG: “Javier”; DNI 10158061, donde nació su única hija. Se separó y regresó al país cuando asumió la presidencia el Dr. Raúl Alfonsín. A partir de ese momento, continuó y finalizó su carrera de antropóloga. Posteriormente y al cambiar el escenario político institucional, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y resentimiento y en la mayoría de los casos para obtener beneficios diversos se ha presentado como testigo en las diferentes causas. El 19 de noviembre de 2001, declaró en el “Juicio por la Verdad” en Mar del Plata. En el 2001: Es coautora, junto a Miriam Lewin, Nilda Actis Goretta, Alicia Tokar y Cristina Aldini del libro Ese Infierno: Conversaciones de cinco mujeres sobrevivientes de la ESMA, presentado en Argentina por la editorial Sudamericana. 2006: feb. Ingresó el 15 de septiembre de 2003 (Leg. 439) en el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires y se desempeña como técnica ayudante. Es miembro de la planta permanente del área de Planificación. 2. TESTIMONIO (Fuente: 1 de septiembre de 1994. Declaración ante la Justicia de Susana Jorgelina Ramus):

“Allí también trabajaron Oscar Paz NG: “Juanjo” (fallecido), “La Chinita”, Lidia Vieyra y una compañera chaqueña de nombre Liliana (no sé si era real o de guerra) que había caído en Mar del Plata, no sé el nombre exacto y que fue liberada unos meses antes que yo”.



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3. CONCLUSIÓN En base a lo expuesto, estuvo detenida en la ESMA y su egreso de ese lugar se produjo por sus marcaciones como expresan algunas evidencias por lo que, Liliana N. Gardella, delató a varios militantes como ella y merece por lo actuado y las efectos producidos, ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 25: Juan Alberto Gasparini, NG: “Dr. Paz”, “Gabriel”, “Eugenio”, “Alejandro” INDULTADO POR MENEM ORGANIZACION: Montoneros JERARQUIA: Oficial 1º DOMICILIO DESCONOCIDO: en Ginebra, Suiza. DETENIDO: en enero de 1977 fue liberado en diciembre del año 1978. Tiempo de detención aproximadamente dos años. Nº LEGAJO CONADEP: 01455.

1. MILITANCIA En 1972 se integró al Frente de Izquierda Popular (FIP), de La Plata, en tareas de adoctrinamiento. Luego ingresa a las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), como “combatiente”, realizando pintadas, “volanteadas” y “relevamientos” de dependencias y domicilios de integrantes de las FF.SS. y empresarios. En 1973, ingresó con la jerarquía de “aspirante” a la Agrupación Montoneros. Durante el año 1974, Juan Alberto Gasparini fue trasladado a una sub-unidad en Bahía Blanca. Fue jefe de la Regional Sur donde participó en el asesinato de un policía. En 1975, habría sido el encargado de las finanzas de Montoneros, función que le permite viajar a Francia, Inglaterra, EE.UU., México, Brasil y Panamá. Participó del “relevamiento” de la Comisaría Segunda de Mar del Plata, colocó bombas en domicilios de dos empresarios y un jefe policial, y secundó al terrorista Arturo Lewinger, secuestrando al empresario de la construcción Dazeo. Con Firmenich NG: “Tonio” efectuó los primeros contactos con Arafat en Palestina. Posteriormente Montoneros trasladó una de sus fábricas de explosivos a ese país. Para 1976, habría ascendido a la jerarquía de oficial primero en Montoneros en el ámbito de la Secretaría Técnica Nacional. Participó desde el comienzo en la negociación por la que Montoneros acordó entregarle a Graiver U$S 17.000.000, parte del rescate de los hermanos Born, para que los invirtiera en sus bancos en los Estados Unidos proporcionándoles importantes intereses mensuales. En 1975, se había trasladado a Nueva York a prestar servicios junto a Graiver para obtener



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experiencia en el negocio bancario y además, custodiar el capital que le habían confiado. Gasparini, quien usaba entre otros nombres de guerra el de “Dr. Paz”, conocía todas las actividades de Graiver en EEUU. Sus médicos, sastres, secretarias, restaurantes lujosos donde realizaba negociaciones con importantes hombres de la política de la Argentina y otros países centroamericanos, que ubicaban sus fortunas mal habidas en cuentas secretas que les proporcionaba Graiver en su Banco de New York o en el Banque pour L´Amerique du Sud que tenía en Bruselas a cargo de Alberto Naón, antiguo funcionario del Banco Central de Argentina, que Graiver había tentado para hacerse cargo del Banco de Bélgica. Pero no todo era trabajo para Gasparini. Aparentemente también disfrutaba de costosas relaciones femeninas que le proporcionaba Graiver como política para comprometerlo en la estafa que el banquero estaba imaginando llevar a cabo, para nunca devolver los dineros que había recibido de Montoneros. De ese dinero Graiver invertiría en importantes proyectos en la Argentina como Papel Prensa y el Bristol Center (enorme edificio del centro de Mar del Plata de casi media manzana frente al Casino que nunca fue terminado) y emprendimientos en el negocio editorial que desarrollaba bajo el asesoramiento de su socio Jacobo Timmerman, que le demandaba fuertes sumas de dinero para cumplir con el sueño de transformarse en importante hombre de negocios y de la política argentina. Graiver, un hombre de inteligencia superior y visión de futuro, sabía que los medios de comunicación eran la llave para ejercer el poder que tanto anhelaba. Con apenas 30 años ya había sido funcionario del Ministerio de Bienestar Social durante el gobierno del general Lanusse bajo la tutela de Francisco Manrique quien le abriría, junto con el periodista Bernardo Neustadt, las puertas para relacionarse con la clase política y empresarial de la época. Graiver le había manifestado a Gasparini que sólo tenía dos obstáculos para llegar a la cima del poder en Argentina: “… su religión judía y su origen humilde al ser hijo de un inmigrante radicado en la capital de la provincia de Buenos Aires, La Plata…”. Gasparini, a instancia del banquero Graiver, había alquilado un departamento en la Quinta Avenida de New York en una zona muy cara y distinguida, vestía trajes de las mejores sastrerías, y se transformó en un ejecutivo acorde con el nivel de vida del banquero al que tenía que seguir siempre. En una oportunidad en que fue visitado por sus superiores de la Organización Montoneros, fue cuestionado por el ritmo de gastos y estilo de vida que llevaba. Se justificó alegando que no podía moverse junto a Graiver y ser un “pobre diablo”. Este cuestionamiento se acentuó al morir Graiver imprevistamente en un accidente de aviación en México lo que hacía desaparecer al principal responsable del manejo de los $ 17.000.000 de dólares de Montoneros. En razón de lo poco que se tenía para reclamar los montos al banco de Graiver y como tampoco se conocía qué cuentas manejaba Gasparini en

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EEUU y Panamá, el “Dr. Paz” comenzó a ser investigado por sus superiores y como primera medida se le ordenó trasladarse a Buenos Aires. Juan Alberto Gasparini siempre manifestó que los fondos habían desaparecido acusando a Naón de habérselos apoderado, pero como Naón estaba detenido en Bélgica bajo proceso de la justicia de ese país como consecuencia de la quiebra fraudulenta del Banque pour L´Amerique du Sud, el único testigo y resguardo del dinero era Gasparini quien había garantizado a sus superiores que el dinero estaba seguro, dado que disponía de la documentación que le había entregado Graiver como constancia de los U$S 17.000.000.Estos documentos consistían en tres pagarés, firmados por Naón como responsable del BAS a nombre de Empresas Catalanas Asociadas, sociedad creada en Panamá a instancias de Graiver. Esta S.A. fue creada en los estudios de los abogados panameños Durling y Durling para ser utilizada como cobertura, para documentar la deuda de Graiver con los Montoneros. Cuando inesperadamente muere Graiver, la Organización le ordena, como se expresa párrafos arriba, que se traslade a Buenos Aires, para presionar a la mujer de Graiver, Lidia Papaleo, y recuperar los fondos invertidos. Usa el nombre ya expresado de “Doctor Paz”. Pero es otra historia… que al momento de escribirse este trabajo estuvo nuevamente en la primera plana de los diarios. El 10 de enero de 1977, Gasparini fue detenido por personal naval en la oficina del abogado Conrado Gómez, ubicada en el 1º piso de un edificio situado en Avenida Santa Fe y Rodríguez Peña de esta Capital. “Delató” a la Marina la información que disponía de Montoneros a cambio de su vida y su seguridad. Ese mismo día un Elemento de Tarea de la ESMA lo llevó a su domicilio, para detener a su esposa, también montonera. Se le dijo a Gasparini que por el portero eléctrico le informara la situación y que se entregara. Éste se negó aduciendo “el nivel” de la esposa. Lo que significaba que dejaba a su mujer librada a su suerte. En consecuencia debió actuar el contingente naval. Al ser intimada a entregarse, su esposa Mónica Jáuregui y otra montonera, Azucena Victorina Buono, se resistieron arrojando una granada e iniciándose un violento tiroteo que se prolongó por casi dos horas. Al finalizar el tiroteo e ingresar al departamento, encontraron a las dos mujeres en el dormitorio, con las municiones agotadas y suicidadas con cianuro. Los dos pequeños hijos se encontraban llorando en la bañadera cubiertos con colchones y mantas, felizmente ilesos. La operación fue considerada un fracaso por las Fuerzas Legales, pues la mujer murió y antes de hacerlo destruyó importante documentación. Los niños fueron entregados a los abuelos. Azucena Victorina Buono, fue pareja de Benigno Pedro Gutiérrez, NG: “Chacho” jefe de la columna de Montoneros de Bahía Blanca, muer-



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to en un enfrentamiento con fuerzas conjuntas, en la calle General Paz al 200, el 20 de julio de 1976, fue el asesino del cabo Rojas y del soldado Papini del Ejército Argentino, en la entrada del barrio Palihue de esa ciudad, en diciembre del año 1975 y del comisario Ramos, jefe de la Dirección de Inteligencia de la Policía de la Provincia de Buenos Aires. (Referencias: “Desaparecida Forzada” Libro Nunca más, Anexos, Tomo I, pág. 470. Jaúregui Campana Mónica Edith, 11-01-77, DNI 5865076, Buono Izquierdo Azucena Victorina, 11-10-77, LC 6437530, Libro Nunca más, Anexos, Tomo I, pág. 1474. También figura con el nombre de “Olga Adaya)”. Posteriormente y al cambiar la situación, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y resentimiento y en la mayoría de los casos, para beneficiarse económicamente, se ha presentado como testigo en diferentes causas. 2. PRESENTACIÓN ANTE LA JUSTICIA y DIFUSIÓN DE SUS IDEAS Juan Alberto Gasparini fue liberado, al igual que Cubas, Quiroga Castillo y Daleo, y fue enviado por la Marina unos meses a Bolivia, donde trabajó y convivió con Daleo haciendo trabajos de inteligencia política para la campaña presidencial de 1979 en La Paz, al general Pereda Asbún candidato del entonces presidente boliviano Hugo Banzer Suárez. Según él, era controlado por personal de la Agregaduría Naval. Volvió a Argentina y obtuvo su libertad viajando a Europa en 1979. En Ginebra se unió con Amalia Larralde, NG: “Andrea”, luego que fue liberada ella de la ESMA, con quien convivió un tiempo y luego se separaron. En 1981, presentó una denuncia ante la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, por presuntas irregularidades ocurridas en la ESMA. Su primera denuncia fue efectuada el 21 de enero de 1983 (once meses antes de terminar el PRN) en las oficinas de la delegación de la ONU en Ginebra, donde vivió como refugiado político desde el 5 de marzo de 1981. Realmente es un retrasado en sus denuncias respecto a otros liberados en el 79 y es posible que este retraso se deba a su culpabilidad respecto de la entrega que hizo de la estructura financiera y del dinero de Montoneros a las Fuerzas Legales. Lo que Gasparini dijo sobre lo ocurrido en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), amplía y concuerda con los testimonios precedentes de las tres primeras denunciantes del año 1979: 1) Alicia Marta Milia de Pirles NG: “Susana”, Legajo CONADEP Nº 05307, Caso 41. 2) Sara Solarz de Osatinky NG: “Quica”, Legajo CONADEP Nº 03967, Caso 58. 3) Ana María Martí NG: “Chiche”, Legajo CONADEP Nº 04442, Caso 39. Así como Susana Burgos Caso 8 y Martín Gras Craviotto Caso 29.

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Desde Ginebra, a partir de 1983 en particular, comenzó a trabajar en periodismo, escribiendo artículos y libros en los que hace denuncias detalladas, con nombres y apodos del personal que dice haber conocido. Hoy continúa con esa tarea.

2. TESTIMONIOS Acta en su legajo de CONADEP; revista Qué hacer de Lima, Perú; revista Uno más Uno. El 21 de enero de 1983, en las oficinas de la legación sueca en Ginebra y en presencia de Hakan Ander, secretario de esa embajada y de Lara Jonsson, presente también en representación oficial del gobierno escandinavo, Gasparini efectuó una declaración personal como consta en el acta respectiva datada en esa ciudad el 18 de marzo de 1983. Gasparini en ese documento refiere sus conocimientos acerca de la desaparición de Dagmar Hagelin, acta que figura en los archivos de la CONADEP Nº 01455; y que entre sus párrafos, en la página 2 dice: “…haber sido militante del sector radicalizado del Movimiento Peronista de Argentina (la llamada tendencia revolucionaria del Peronismo). Antes del triunfo electoral del 73 participó en actividades clandestinas contra la dictadura militar de aquel entonces. Trabajaba apoyando el gobierno constitucional hasta el arribo a la presidencia de María Estela Martínez de Perón, inmediatamente después de la muerte del jefe de Estado Juan Domingo Perón. Es así que manteniendo su identidad peronista pasará a la oposición puesto que el gobierno toma, según él, un carácter netamente antipopular. La toma del poder por los militares en marzo del 76 encontrará a Gasparini implicado nuevamente en una militancia antidictatorial clandestina…”. Esta declaración hecha en francés fue reproducida en Perú en julio del 83 redactada en forma de artículo y no de acta. Es de hacer notar que siempre se niega a aceptar que era Montonero por lo que la pregunta es ¿con cuál de las dos grandes organizaciones militantes clandestinas estaba implicado?, ¿por qué niega lo que es obvio y esta ratificado por tantos? En cada revista o artículo y en sus libros nombra a partir de 1983 a varios oficiales de la ESMA, y también habla de las razones que hicieron que un pequeño número de prisioneros haya salvado la vida. Gasparini ha publicado más de 15 libros, la mayoría relacionados con la experiencia de su organización y denuncias sobre las FF.AA. En 1985 cuatro liberados: Juan Alberto Gasparini, Alberto Eduardo Girondo, Graciela Daleo y Martín Tomás Gras, brindaron sus testimonios al periodista Francisco Mercado, a revistas y a diarios de la Argentina, al que suministraron detalles y nombres ya conocidos por las denuncias iniciales, pero ésta fue su primera publicación importante en nuestro país.



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Fue un gran coordinador intelectual de publicaciones en Europa y México desde 1983 en adelante; hasta hoy que sigue en Suiza. El 7 de febrero 1984, envió una carta a la familia de Conrado Gómez, secuestrado por el caso “Chacras de Coria”. El 9 de abril 1984 escribe otra carta. El 15 de abril escribió una carta a la hermana de Cafatti, otro ex detenido en la ESMA. En 1984, regresó a la Argentina, proveniente de Suiza. En 1985, figuró como prueba testimonial en el Caso Conrado Higinio Gómez relacionada con las “Chacras de Coria”. En 1986 un comunicado del CELS, informó que el juez de Instrucción Martín Irurzún, inició la denuncia por la posible comisión de delitos de violación de deberes de funcionario público, interpuesta por el abogado Marcelo Parrili, contra el procurador general de la Nación Juan Octavio Gauna y los fiscales federales Juan Martín Romero Victorica y Alfredo Bisordi. La resolución fue tomada en el recurso de Habeas Corpus interpuesta por Parrilli en beneficio de Gasparini. Dicho abogado sostuvo que las pruebas sobre las cuales se basaba el organismo encabezado por Gauna, fueron obtenidas por torturas durante el período en que el causante estuvo detenido en la ESMA. En 1986, el ex oficial de la Policía de Buenos Aires, Carlos A. Hours, pidió al fiscal Romero Victorica citar a Juan Alberto Gasparini para prestar declaración en la causa que se seguía contra Firmenich, por el secuestro de los hermanos Born. 1986: En la Causa 26.094 seguida contra Firmenich, se apeló a la denegación del pedido de eximición de prisión formulado a favor de los prófugos Raúl Magario, Graciela Daleo y Gasparini. Fue procesado por asociación ilícita calificada, encubrimiento de secuestro extorsivo de los hermanos Born y extorsión, exigencia bajo amenaza de muerte a Papaleo e Isidoro Miguel Graiver de la devolución de las inversiones efectuadas por Montoneros en el grupo económico financiero Graiver. Durante el proceso estuvo prófugo. 1987: En el libro titulado La pista suiza, vuelca todo su resentimiento hacia las Fuerzas Armadas. y sus Grupos de Tareas y los tormentos que dice haber sufridos en la ESMA. Ese año figura en una lista de testigos utilizados para condenar a las Fuerzas Armadas (FF.AA.) firmada por la Cruzada Cristiana Anticomunista. Figura entre los corresponsales en Ginebra de Página 12. 1988: Juan Alberto Gasparini habría tenido intención de incomodar a la Cancillería Argentina con sus notas en Página 12, como la publicada con referencia al entonces capitán Astiz en la que culpa a la Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Entre Ríos de verter expresiones en su contra. La Cámara del Crimen confirmó el sobreseimiento, entre otros, de Juan Alberto Gasparini en la causa iniciada por agravios al periodista García Lupo, en relación a la libertad por falta de méritos, a favor del ex agente de

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inteligencia militar, Leandro Sánchez Reisse. 1988 en Montoneros - Final de cuentas. Juan Gasparini, Punto Sur S.R.L., Buenos Aires. págs. 19 y 20 dice: “Las Fuerzas Armadas Peronistas tuvieron su acto fundacional en el año 1968, en la localidad de Taco Ralo”. Pero dejemos que Juan Gasparini relate los orígenes de este grupo: “La Revolución Cubana no sólo iluminó doctrinariamente a Manuel Enrique Mena, el jefe justicialista de los Uturuncos. Siguió repercutiendo en el peronismo e impulsó a su vanguardia a concretar su acción dentro de las normas de la guerrilla rural. Así explican las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP) la radicación del “Destacamento Montonero 17 de octubre” en las cercanías de Taco Ralo, una población tucumana que no llegaba a los dos mil habitantes.” “Pero la gendarmería terminó desbaratando la nueva guerrilla campesina. Cuando Arturo Ferré Gadea, Héctor Verdinelli, Envar el Kadri, Carlos Caride y otros cinco compañeros se preparaban reconociendo el terreno, fueron arrestados; era el 19 de septiembre de 1968...”. “Cuba también brindó sus campos de entrenamiento militar para que los futuros guerrilleros pudieran acceder a todas las técnicas necesarias para el combate. Esto puede ser ampliado mediante el testimonio de Juan Gasparini, ex integrante de Montoneros, Manuel Justo Gaggero (ex miembro del Ejército Revolucionario del Pueblo) y Jorge Omar Lewinger, ex miliciano de las Fuerzas Armadas Revolucionarias”. 1990: Es indultado por el presidente Menem en orden a los delitos que se le imputaban por el secuestro de los hermanos Born, obviamente como parte del contingente montonero que lo ejecutó bajo el mando de Roberto Quieto. 1991: El 18 de enero acusó recibo de la notificación del fiscal Romero Victorica. 1991: Hace un protocolo notarial 0.089.535, como Acta Nº 1 hizo la siguiente declaración jurada: “En la ciudad de Zurich, Suiza, a los dieciocho días del mes de enero del año mil novecientos noventa y uno, ante mí, el funcionario consular autorizante y con arreglo a lo prescripto en el artículo veinte inciso “C” de la ley número 20.957 y en el artículo 248 “A” del Reglamento Consular, comparece: Don Juan Alberto GaspariniI, argentino nativo, viudo, nacido el 30 de abril de 1949 en la ciudad de Azul, provincia de Buenos Aires, titular de la Libreta de Enrolamiento Nº 4.988.873, domiciliado en la ciudad de Ginebra, Suiza, persona hábil, mayor de edad, de mi conocimiento doy fe y dice: Declaro oficialmente ante el cónsul de la República Argentina en Zurich, Suiza, acusando recibo de la notificación del Sr. Juan Martín Romero Victorica, fiscal federal, Juzgado Federal de Primera Instancia en la Civil, Comercial y Contencioso Administrativo Nº 1, Calle 85, número 1770, 1650 San Martín, provincia de Buenos Aires, República Argentina, recibida por telefax, convocándome ‘como testigo de la fiscalía a prestar de-



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claración’, instándome a ‘adoptar las previsiones pertinentes para rendir testimonio’, relativo a ‘la causa 41811 instruida con motivo del secuestro extorsivo del que fueron víctimas los hermanos Juan y Jorge Born’. Razones de índole personal y familiar me impiden actualmente dirigirme a la ciudad de Buenos Aires. Es de dominio de su fiscalía que soy viudo, con dos hijos menores y trabajo como periodista en la ciudad de Ginebra, Suiza. Deploro que por ahora me sea imposible viajar al país salvaguardando condiciones materiales y de seguridad adecuadas, en estos instantes difíciles para la República y el mundo. Le ruego acepte por el momento reemplazar mi presencia física por esta declaración, realizada como dispone la ley argentina para quienes residen en el exterior y no pueden hacerse presentes en el país. “Sin embargo y en respuesta a su requerimiento específico confirmo por la presente la autoría de mi libro “El crimen de Graiver”, publicado en Buenos Aires, Argentina, por “Ediciones B”, en julio de 1990, desde entonces en venta en las librerías del territorio nacional. Reitero que todo lo que digo, describo y revelo en este libro corresponde a la verdad histórica. Dicho trabajo, producto de una larga investigación de varios años, confirma que 14 millones de dólares, provenientes del rapto de los hermanos Jorge y Juan Born, fueron embolsados por la organización Montoneros en la ciudad de Ginebra, Suiza a mediados de 1975. Esa suma fue posteriormente introducida en el holding perteneciente al finado David Graiver y su esposa, Lidia Papaleo de Graiver, operación que contó con la cobertura de la sociedad panameña, Empresas Catalanas Asociadas, fundada por el banquero húngaro-chileno José Elein a instancias de David Graiver. Como se demuestra en el libro, esa transacción fue concertada entre dirigentes del grupo guerrillero allí mencionado (algunos bajo nombres supuestos) y el matrimonio formado por Lidia Papaleo y David Graiver. Este último ordenó documentar la inversión en su nombre solicitándole al director de uno de sus bancos, el BAS, el Dr. Alberto Naón, ciudadano argentino hoy residente en Ginebra, Suiza que suscribiera la documentación correspondiente, quien así lo hizo. Manifiesto mi convicción de haber contribuido con ese libro y con este testimonio a que los fondos capturados por los Montoneros sean restituidos a los damnificados, bajo el control que ejerce el Estado por medio de la justicia. Quedo a la disposición del señor fiscal para ampliar, aclarar y profundizar esta declaración en la eventualidad de una futura visita a la Argentina. Leído que le fue, se ratificó de su contenido, firmando como acostumbra hacerlo por ante mí, doy fe.” Firma: Juan Gasparini, Nº de orden: 523, Nº de arancel: 2ª, Derecho percibido Frs. 66. Hay un sello oval del Consulado General de la República Argentina-Zurich- Hay una firma y sello: Alfonso Von Der BeckeKlüchtzner, Ministro - Cónsul General. Será un acto de la justicia determinar si esta declaración jurada de Juan Alberto Gasparini, ex montonero, es falsa o verdadera.

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Sólo una mentira más en la larga serie de falsos testimonios judiciales de este ex terrorista, que ocupara uno de los puestos más importantes dentro de una organización clandestina, su estructura financiera, sangre y savia de su funcionamiento. Juan Gasparini fue el jefe del Ámbito de Finanzas Nacionales de los Montoneros al momento de ser capturado por las FFAA el 10 de enero de 1977. Comparemos con otros datos sueltos acumulados con el correr de varios años: Frente al juez Bonadío, Gasparini declaró bajo juramento y como testigo de la querella, haber sido sólo un inocente ciudadano que fuera detenido el 10 de enero del 77 al concurrir a las oficinas de un tal Higinio Gómez a pagar el alquiler de un departamento. También frente al mismo juez, Marcelo Hernández, otro testigo de la querella, declara bajo juramento manifestando haber sido detenido en el mismo lugar, la oficina de funcionamiento del ámbito Finanzas Nacionales de Montoneros, de la cual él era segundo cabecilla, siendo su jefe en esa oficina Juan Alberto Gasparini. Lo mismo declararon los marinos que encabezados por Jorge E. Perren estuvieron a cargo de la captura de Gasparini en 1977 y hay más innumerables evidencias al respecto. Pese a que esta vez Hernández decía la verdad, comete luego sucesivos y notorios falsos testimonios. Basta leer el expediente y tener una elemental noción de interpretación de textos en el idioma de Cervantes de forma que el juez los despreció. ¿Qué hace ante esto el exótico y derecho humanístico Claudio Bonadío? ¿Con ambos ex terroristas y a la sazón falsos testimoniantes? ¡Nada, por supuesto…! Es la justicia de los derechos humanísticos al servicio de las izquierdas otrora violentas, por ideología oportunista o para tapar conocidas corrupciones. Gasparini siguió haciendo declaraciones: 1996: Fue el primer testigo en declarar en la causa de Garzón. 1998: El 29 de junio publicó en el diario Clarín el artículo “Testimonio de una mujer que asistió partos en la ESMA”. 2000: Publicó el artículo “Recuerdos de un periodista que estuvo secuestrado en la ESMA” en Clarín. 2000: El 7 de noviembre, declaró en la Causa “Chacras de Coria”. 2001: Publicó el artículo “El botín de Chacras de Coria” en el diario El Litoral. 2001: El 22 de mayo, declaró en la Causa “Chacras de Coria”. 2001: El 24 de mayo, declaró en la Causa “Chacras de Coria”. 2001: El 8 de septiembre, publicó una carta en correo de Prensa Obrera, “El derrumbe de la ESMA”. 2005: El 25 de abril, declaró en la Causa “Chacras de Coria”. Libros publicados por Juan Gasparini: La pista suiza, 1986; Montoneros, final de cuentas, 1988; El crimen de Graiver, 1990; David Graiver: El banquero de los Montoneros, 1990; La conexión suiza, 199; El testigo secreto, 1988; Borges: La posesión póstuma,



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2000; La delgada Línea Blanca, 2000; La prueba, 2001; Mujeres de dictadores, 2002; La fuga del Brujo: historia criminal de José López Rega, 2005; La Injusticia Federal: El ocultamiento de los jueces y la historia negra de la SIDE en los sobornos del Senado, 2005; Manuscrito de un desaparecido en la ESMA. El libro de Jorge Cafatti, 2000. Colabora como periodista entre otros con los siguientes Medios de Comunicación Social: El Periódico de Cataluña (Barcelona, España), Proceso (México), El Tiempo (Colombia), La Nación (Chile), Infosud (Suiza), Veintitrés (Argentina), CNN (Español), Agencia France Press (Francia). Algunos ejemplos de sus colaboraciones, todas ellas orientadas a denostar la figura de los militares del Proceso y en general de todos los militares aunque huberan guardado conducta intachable, vieja forma gramsciana de proceder para dañar al enemigo: El 12 de junio, Juan Gasparini escribió para Página 12 : “Chau secreto bancario” a partir de la confirmación hecha por cuatro bancos suizos, sobre la existencia de cuentas numeradas o cajas fuertes, a nombre de militares argentinos. Se posiciona hablando de que es un avance, ya que permite que las mismas puedan ser confiscadas, permitiendo hallar los archivos con datos de los desaparecidos. Especula sobre que también se podría encontrar dinero o valores obtenidos por las FF.AA. durante el Proceso de Reorganización Nacional. Al costado del citado artículo, se publica la nómina de militares argentinos que cursó el juez Garzón a la justicia de Suiza, con lo cual se incrementa el efecto negativo sobre la imagen militar. El 17 de febrero de 1998: Clarín levanta la investigación del juez Bagnasco que solicitó información a Suiza sobre archivos desaparecidos. Se implica a cuatro generales y un almirante, todos retirados. El medio hace una especulación jurídica a partir de supuestas denuncias de familiares de desaparecidos e instala la posible imputación de Astiz y Bussi en la desaparición de menores. El 10 de marzo de ese año, Gasparini como periodista del diario Clarín, aprovecha el viaje del juez Bagnasco a Suiza por el caso IBM-Banco Nación, para insistir en la campaña de involucrar a los militares que tienen cuentas en ese país con hechos de desaparición de personas y de menores. Hace foco en Astiz como principal sospechoso. El 22 de mayo del 98: siempre en Clarín, evidencia la intención de Bagnasco de solicitar a Suiza que se investigue a más militares por posibles cuentas secretas en bancos suizos. En la lista figuran varios, tanto del Ejército como de la Armada. El 18 de agosto de 1998: Silvana Boschi y Juan Gasparini muestran al juez de la corte Augusto Belluscio interesado en la investigación por desaparecidos. Señalan que los pasos hacia un fallo por el Caso Lapacó (madre de una desaparecida en cautiverio) son polémicos. Involucran al Ejército, destacan que el caso no parece encuadrar en ningún procedimiento conocido y lo definen como de carácter “muy excepcional”.

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El 15 de septiembre de 1998: el caso de la investigación de la cuenta de Bussi en Suiza. El dato nuevo es que, desde ese país, se hizo entrega al juez Garzón del expediente de la cuenta de ese origen. El periodista menciona en el texto de la nota a todos los involucrados en la investigación del juez Garzón, con énfasis en ex oficiales de la ESMA. El 15 de septiembre de 1998: Juan Gasparini retoma en Clarín el caso de la investigación del diario Clarín da espacio a una declaración del Ministerio de Relaciones Exteriores de España, que desdice el enfoque dado por Juan Alberto Gasaparini a declaraciones del canciller de ese país, en torno del apoyo al juez Garzón. Se desnuda la operación del periodista Juan Gasparini y del diario, de presentar al Gobierno español como si respaldara los procesos que lleva adelante Garzón. Nunca se pudo encontrar ninguna cuenta de militares en Suiza. El 10/09/00: Los periodistas de la redacción de Clarín, Olga Viglieca, Héctor Pavón y Guido Braslavsky, desarrollan en el suplemento dominical “Zona”, una nota titulada “Gerentes de la ESMA & Cía”. La detención de Ricardo Miguel Cavallo en México desnudó una red de empresas creadas al parecer por Jorge Radice y un grupo de civiles, dedicadas a la “Seguridad Inteligente” de personas y vehículos, que permite el control de información estratégica en América Latina. A continuación, Juan Gasparini, enviado especial a Mendoza por Clarín, firma una nota titulada “Mendoza, donde los marinos levaron anclas”. Pero, de las denuncias hechas a voz en cuello por Gasparini sobre la red de empresas montadas y de seguridad inteligente, nada quedó. Sólo el deterioro de la imagen de los militares de entonces y de ahora. El 15/10/02: Gasparini publicó el libro Mujeres de Dictadores, que retrata un costado poco frecuente de recientes dictaduras en varias latitudes y cuenta la historia de las mujeres con las que los dictadores compartían su vida privada. 3. TESTIMONIO Fuente: Testimonio del 1° de septiembre de 1994 de Susana Jorgelina Ramus DNI 6.178.807 ante la Subsecretaría de Derechos Humanos.

Su declaración da origen al legajo LD 1809 del 01.09.94. La copia está firmada por Alicia B. Pierini y Norma S. Maratea. “Yo lo sé porque cuando caí, al que era mi compañero en ese momento, Jorge Muneta, que había caído a su vez “cantado” por Juan Alberto Gasparini y que Jorge fue finalmente ‘trasladado’…”.

4. CONCLUSIÓN Por todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras Juan Alberto Gasparini estuvo en la militancia fue un partícipe imprescindible de cuanta



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operación financiera realizara Montoneros en el país, y en particular en el exterior, además de participar en otras actividades subversivas como asesinatos, secuestros, colocación de artefactos explosivos y atentados varios. Luego de ser detenido y bajo control de las Fuerzas Legales de la Armada, Juan Alberto Gasparini colaboró muy eficientemente con ellas. Además cometió alta traición con sus más allegados con ejemplos tales como: Entregó a su mujer. Entregó al compañero de Jorgelina Ramus. Entregó finanzas y bienes de Montoneros por valor de más de 16 millones de dólares. Apoyó y trabajó directamente bajo las órdenes de Martín Gras Craviotto, NG: “Chacho” y junto con Andrés Castillo, NG: “Quique” y Graciela Daleo, NG: “Victoria” cuando éstos se encontraban en Bolivia como agentes de Inteligencia trabajando para la SIDE, por imposición a distancia de una tarea requerida por la ESMA, y en apoyo de la campaña presidencial de un ciudadano boliviano, hecho del que existen varias pruebas testimoniales. Entregó a cuanta persona se le acercó en sus años de militancia y hoy niega haber sido militante montonero cuando otros miembros de esa organización lo denuncian como tal. ¿Por qué tiene miedo el Sr. Gasparini? Sus acciones de delación, traiciones y entregas acompañando el accionar de las Fuerzas Legales contraterroristas y hoy negando todos esos hechos lo convierte en uno de los más importantes doble traidores que transitan por los estrados judiciales, proveniente del mundo del periodismo y las finanzas. Debe ser procesado por cometer delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 26: Graciela Susana Geuna, NG: “Gringa” DNI. Nº 11.865.723 Nacida el 3 de Set. 55. ORGANIZACIÓN: Montoneros JERARQUÍA: Oficial DETENCIÓN: 10 de junio de 1976 Hija de Roberto Rodolfo y de Leonora Leardini, hermano Roberto Marcelo –empresario–, vive en Río IV, Córdoba. Dirección: Pedernera 166, Río IV o Central Social Protestante. Rue Du Villaga. Suiza 1205 Ginebra. Año 1978 Avda. Chacabuco 375/385, Central.



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nes llevan a cabo estos operativos. Murieron dos policías y la JUP y la UES fueron reforzadas por el aparato militar de Montoneros. Participaron entre otros Molinete, Meschiatti, Geuna, Zorla (Dirección y Planeamiento), José María Luján, NG: “Willi”, oficial mayor; Grimaul, NG: “Negro Lito”; Gustavo Contepomi, NG: “Pablo”; oficial 1°; Andrés Remondegui, JUP, NG: “Chacho” (Ver diarios de la época, enero 76). Trabajó siempre con cinco militantes de JUP y de la UES. Participó en el funcionamiento del secretariado regional; en el domicilio de Pringues, B° General Paz, donde vivía la Geuna y su marido Jorge Cazorla y allí efectuaban reuniones de la cúpula regional y la misma oficiaba de secretaria, poseyendo en consecuencia importante información de la organización que marcó el nivel y el grado de confianza en sus informaciones.

1. MILITANCIA Se inició en 1974 en la Juventud Universitaria Peronista (JUP), órgano universitario de Montoneros y que usaba la simbología peronista. Por su capacidad, pronto fue militante de importancia, hecho que sumado al convencimiento de “su causa” le facilitó alcanzar en breve el grado de aspirante, paso previo a oficial. 2. HECHOS SALIENTES EN LOS QUE PARTICIPÓ Se incorpora a la JUP después del Navarrazo. 1974-1975: Encabezó innumerables volanteadas, panfleteadas, barricadas y pintadas en la Facultad de Derecho de la U.N. Córdoba donde estudiaba abogacía, cursando hasta su detención 20 materias (abril 76, expulsada). El 10 y 30 de julio del 75, participó en las dos grandes operaciones milicianas conjuntas entre ERP y Montoneros que se realizaron en horas de la tarde, en momentos de gran concentración de personas en la zona céntrica de Córdoba, (17:00 a 18:00 hs.), provocando un verdadero caos y actos de intimidación pública. (Ver diarios de la época). En enero de 1976, la Regional Córdoba de Montoneros estaba a cargo del oficial mayor Tomás Molinete, NG: “Miguel” y siendo su secretaria la oficial 1° Teresa Cecilia Meschiatti, NG: “Tina”. Caso 40. (A cargo también de documentación). Las organizaciones paralelas o de fachada, JUP y UES (Unión de Estudiantes Secundarios), habían pasado a ser comandados por oficiales de Montoneros. En el caso de la JUP, el jefe era el oficial 1° Andrés Eduardo Remondegui y se concretaron dos operativos, con resultados cruentos: Ataque a la confitería Stakel y al restaurante “Rancho Grande”. Como se ha señalado en otros casos, en enero de 1976, las organizacio-

3. LUGAR DE DETENCIÓN Fue detenida en su casa de Pringues, de B° Gral. Paz, junto a su esposo Jorge Cazorla, el 10 de junio de 1976. A los pocos días de su detención y según sus declaraciones, es entrevistada por el coronel Raúl Fierro, quien le preguntó sobre sus familiares, dado que había visto su nombre y datos en el Comando de Cpo. Piero Di Monte en sus declaraciones (Causa Atienza Expte. 17526), se refiere al coronel Fierro, cuando hace la confesión (blanqueo) sobre Geuna, diciendo conocer a sus familiares. A su vez en la foja 942/8432 vta., hay dos foliaciones: Causa Atienza, Expte. 17526, a una pregunta si había una persona asignada a cada organización, dijo “...que hubo un momento que la persecución a Montoneros, fue lo más importante, pero habían reunido a un grupo de detenidos montoneros, que colaboraban, haciendo una verdadera tarea de inteligencia: Contepomi, Meschiatti, Geuna y Remodegui”. Luego sigue otra pregunta y aclara que aquellos, del ERP, que no colaboraron, eran Kunzmann y otros; en la misma causa, foja 1041, señala que Remondegui-Contepomi-Geuna-Meschiatti, estaban permanentemente en la oficina y gozaban de libertad. Además de otras actividades y acciones en la oficina trabajaban junto a Kunzmann en 1977. Ver declaración causa Atienza expte. 17526 foja 1043. 4. TRABAJOS EFECTUADOS CON LAS FUERZAS LEGALES Marcó a varios militantes montoneros, entre ellos, a un tal Bovio, que finalmente se escapó, al negro “Lito” Grimaut, que también se escapó, y a una tal NG: “Mara”. En nov/diciembre de 1976, en la agrupación Evita Montonera, la banda advirtió que había que cuidarse de la “Gringa” Geuna, que estaba

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colaborando con las “fuerzas de la represión” y que se la había visto en muchas oportunidades, en vehículos y tareas de “lancheo”. Remondegui señala a Geuna como partícipe en tareas de patrullaje o “marcación” en el festival de folckore de Cosquín, como así también para el campeonato mundial de fútbol de 1978, en Córdoba, ya sea en la sede del EAM (Jockey Club) o en el estadio mundialista. Octubre de 1976: Identifica al responsable de la base 1 de Montoneros en Córdoba, sita en calle República de Siria, barrio Gral. Bustos. Este se había desempeñado en la legislatura provincial hasta el 24 de marzo de 1976. El 2 de Nov. 76, se concretó el procedimiento a dicha sede operativa de Montoneros, resistiendo al mismo y muriendo tres militantes de la organización terrorista.



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Caso 27: Alberto Eduardo Girondo Alcorta, NG: “Mateo” ORGANIZACIÓN: Descamisados, Montoneros GRADO: Oficial 1º. DOMICILIO en 1994: Rue du Pressoir, puerta 30, Paris, Francia. DETENIDO en mayo del año 1977 y liberado en enero de 1979. Tiempo de detención aproximada un año y ocho meses. Nº DE LEGAJO CONADEP: 07190

5. OTROS COMENTARIOS Graciela Susana Geuna gozó de un tratamiento especial y privilegiado. Visitaba a sus padres en Río Cuarto, los recibía a todos cuando viajaban a Córdoba y se hospedaba en el Hotel Dora. Visitaba a la familia Mensaque en la localidad de Mendiolaza (Gran Córdoba), también a la Flia. Antonicelli, de amistad de Suzzara, en Cabalango y su departamento en calle La Rioja, centro de Córdoba. Ya en libertad, se le consiguió trabajo con el abogado Jorge Arturo Juárez Dover, en calle Chacabuco 187, Edificio TYTA (Corcemar). Para la visita de la Cruz Roja Internacional: Ver texto citado al respecto mencionado en el Caso 21 de Piero Di Monte. En mayo y julio 77 participó en seguridad durante el desfile militar (para detectar terroristas). Sale del país 07 de mayo de 1979, con pasaporte a su nombre, rumbo a Europa. Año 2008 no se presentó en el juicio causa Brandalisi. 6. CONCLUSIÓN Está demostrado que Graciela Susana Geuna, oficial de Montoneros fue activa militante que intervino en varios atentados con muertes. Luego de ser detenida en Córdoba, agregó mucha información al Lugar de Reunión de Detenidos y al sistema de Inteligencia donde permaneció colaborando por casi cuatro años. Su colaboración fue inestimable durante ese tiempo en la zona Córdoba lo que hizo que, como producto de esa colaboración, cayeran muchos terroristas detenidos o muertos en combate y en tanto algunos figuran como desaparecidos. Además de ser doble traidora, porque ahora hace denuncias, cobró una cantidad importante de dinero, luego marcadora, más tarde “sufrida exilada en Suiza” y ahora denunciante de sus captores. Sin dudas por sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

1. MILITANCIA Antes de finalizada la década de los años sesenta, este terrorista inició una intensa carrera de violencia al intervenir en los asesinatos que tuvieron como blanco a los dirigentes sindicales de la ortodoxia justicialista. Así cayeron dos de los gremialistas más importante de la época: Augusto Timoteo Vandor y luego el del secretario de la CGT, José Alonso, quien cayó acribillado a balazos cuando acababa de salir de su domicilio rumbo a la central obrera. En 1970, el causante integró un grupo denominado “Juventud Peronista de Vicente López” conducido por Juan José Azcona, que realizó trabajos de tipo político, propaganda y adoctrinamiento en el Partido de Vicente López. También formó parte de un grupo de adoctrinamiento político dirigido por “Beto Simona”, que se dictaba en una pensión ubicada en Cangallo y Montevideo. Durante 1970 el grupo fue provisto de armamento, materiales de sanidad y documentación falsa por la organización “Fuerzas Armadas Peronistas” (FAP). A partir de 1970, el grupo “Descamisados” generó su propio aparato logístico. En 1971, dirigió un destacamento del grupo “Descamisados” integrado entre otros por: Ojea Quintana, NG: “Ángel,” Desimone, NG: “Peter,” Alicia Camps, Saavedra Lamas, NG: “Damián”. En 1972, junto con su esposa, María Mercedes Bogliolo, NG: “Mecha” o “Josefina” –“aspirante” de Montoneros– formaron un grupo de “Descamisados” acompañados por los NG: “Juan,” “Pedro,” “Dora” y “María”. Participaron en los siguientes actos delictivos: • Voladura del yate “Bigua”. • Voladura del edificio del Centro Naval del Tigre.

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• Ataque a un patrullero policial en Munro, provincia de Buenos Aires. causando la muerte de un policía. El causante trabajó legalmente en la empresa “Bullrich S.A.” Girondo Alcorta, donó al grupo terrorista al cual pertenecía, una gruesa suma de dinero proveniente de la venta de su herencia (campos ubicados en Pehuajó, Prov. de Bs. As.). En la tramitación de esta venta participaron los abogados de la Organización Montoneros: Lisandro Brebbia, NG: “Domingo” y Juan Carlos Ceruti, NG: “Bubi”, a quienes Alberto Eduardo Girondo les otorgó un poder general. En mayo de 1972, integró un destacamento del grupo “Descamisados” sucesivamente dirigidos por Horacio Mendizábal, NG: “Hernán” y Oscar de Gregorio, NG: “Sordo Sergio”. Junto a “Mecha”, luego de volar el yacht “Biguá”, intervino en el asalto al banco de Galicia en Don Torcuato, utilizando un uniforme de capitán del Ejército, obtenido por Mendizábal. Interviene en el atentado a un patrullero en Munro, en proximidades de la Panamericana, junto a “Hernán”, Rufino Lazcano, “Mecha”, “Alicia” y Elsa Cosaca “Pací”. “Mateo” fue quien remató al policía herido. Para esa operación se usó el pie telefónico 791-9960 de calle Benedetti 2613, Olivos. En septiembre de 1972, junto a Carlos Cardinal, secuestraron a un empresario de Phillips y Lezcano se encargó de cobrar el rescate. En enero de 1973, ya integrado a Montoneros, es jefe de una UBC (Unidad Básica de Combate) en la zona de San Isidro, integrada por los NG: “Lorenzo”, “Gustavo”, “Topo”, “Eduardo” y el “Negro Raúl”. Girondo Alcorta pasa a integrar la Columna Norte, dirigida por Oscar de Gregorio, NG: “Sordo Sergio”; el causante tiene a cargo la Unidad Sindical de la zona de San Isidro. En julio de 1973, Girondo Alcorta se desempeñó en la Columna Norte a cargo de una Unidad Sindical, integrada entre otros por Jorge Lizazo, NG: “Nono”. En diciembre de 1973, formó parte de la conducción de la Columna Norte de la Organización Montoneros, teniendo como jefe a Aída D’ Ippolito, NG: “Gorda Amalia”, NG: “Ramón”, concubino de “Amalia”, “Aníbal”,”Clara” y “Lorenzo”. Participó del atentado y muerte de José Ignacio Rucci el 25 de septiembre de 1973. Trascendió que dicho atentado fue planificado u ejecutado por la “Conducción de la Columna Norte”, habiendo participado los NG: “Ramón”, “Aníbal”, “Lorenzo” y “Mateo”. También participó Marcelo Kurlat, NG: “El Monra”. Año 1974: Figura como productor agropecuario. En junio de ese año el causante pasó a desempeñarse como secretario militar de la Columna Capital de la Organización Montoneros. Simultáneamente con Norma Esther Arrostito, NG “Gabi”, cuyos subordinados eran tres jefes de Secciones de Combate: NG: “Aníbal”; NG: “Raúl”, “Negro”, Fassano, NG: “Alejandro” y Marcelo Cerviño.



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En agosto de 1974, Girondo Alcorta, NG: “Mateo” íntegró la conducción de la Columna Capital de la Organización Montoneros. La conducción de la columna era ejercida por Sicardì, NG: “Negro Joaquín”. Girondo se desempeña como jefe de una Unidad Sindical, integrada entre otros, por Andrés Castillo, NG: “Ángel” y NG: “Cabezona”, hija del oficial montonero, jefe de inteligencia, Rodolfo Walsh. El 19 de septiembre de 1974, participó junto con Quieto, Cacho, Román, Aníbal y Clara, en el secuestro de los Born. El 1 de noviembre de 1974, participó en el atentado del cual fueron víctimas el comisario general Villar y su mujer; fue conducido por José López, y planificado por Alberto Eduardo Girondo con la acción de “Alfredito” Nicoletti, Caso 46; “Mecha” Bogliolo, mujer de Girondo, cuando se enteró de que también había muerto la mujer de Villar, cuestionó duramente este aspecto en el ámbito de la organización, argumentando que “se habían violado las reglas de juego”. A raíz de ello, la Columna Norte sacó un documento crítico elaborado por el abogado Radrizzani Goñi en su estudio de la calle Tucumán del barrio céntrico capitalino. En abril del 1975, el causante se desempeñó como jefe de la Columna Capital de la Organización Montoneros, estando subordinado al mismo como jefe de Unidad Logística, Sergio Puiggrós, NG: “Federico” y NG: “Clara”. La conducción de la Regional Bs. As., estaba ejercida por Julio Roqué, NG: “Lino”, Fernando Vaca Narvaja, NG: “Vasco” y Sicardi, NG: “Joaquín”. Como jefes de columna se desempeñaron: Tolchinsky, NG: “Juliot” (Columna Norte), Pereyra Rossi, NG: “Carlón” (Columna Norte), Alberto E. Girando, NG: “Mateo” (Columna Capital), Coronel, NG: “Negro” (Columna Sur). En 1976, se llevó adelante el “Operativo Botones”, que consistía en asesinar a policías y sacarles el arma. En diciembre de 1976, Girondo, De Gregorio, Quique Juárez de la JP, Clara y Aníbal, colocaron un explosivo plástico en la confitería Santa María. Planificó con Rodolfo Walsh y Hernán Mendizábal, el “caño” del 2 de julio en Seguridad Federal. Según “Mecha”, su mujer, Girondo planificó “el caño” que puso de Dios en la Subsecretaría de Defensa que produjo 14 muertos (Girondo era el jefe militar de la Columna Capital). En febrero de 1977, el participó de varias reuniones con Rodolfo Galimberti, NG: “Loco” y Lewinger, NG: “Josecito”, secretario militar de la Columna Sur. El 15 de mayo de 1977, el causante fue detenido por un Equipo de Tareas de la ESMA en el parque Chacabuco de la ciudad de Buenos Aires. Se resistió, intentó escapar y fue herido en la pierna izquierda por disparos de armas de fuego, hecho que motivó posteriormente una intervención quirúrgica y una rehabilitación.

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Durante los interrogatorios que le hacen en la ESMA, denuncia la casa donde se encontraba su mujer “Mecha” Bogliolo. El 16 de junio, el GT destaca un pelotón al lugar para capturarla. La mujer se resiste con armas de fuego y explosivos y resulta muerta. Los dos hijos quedaron en poder de la familia. Durante su permanencia en la ESMA, en función de sus conocimientos de idiomas, realizó innumerables traducciones de importantes documentos recibidos y propios, estos últimos para ser distribuidos en el exterior. El 19 enero de 1979 es liberado por la ESMA y viajó a Paris, Francia, con Ana María Pirles. Extravió su pasaporte en Francia, donde se quedó a vivir. Posteriormente y al cambiar la situación, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y resentimiento y en la mayoría de los casos, para obtener algún beneficio, se ha presentado como testigo en diferentes causas. El 26 de marzo de 1982 ya radicado en Francia, trabaja para una editorial. El 17 de febrero de 1984, se tiene conocimiento que juntamente con otros liberados, se habían reincorporado a Montoneros. Sin fecha de regreso a la Argentina, reiniciada su actividad en la Organización Montoneros. Trabajó como ayudante de Pierre Ajame, jefe de redacción del Nouvelle Observatour. En el año 2000, convive con Ana María Pirles y luego con una francesa en el 200 de Avda. de Maine.



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Parrilli, ambos del Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), por “haber permanecido detenidos ilegalmente durante distintas fechas”. El 20 de febrero de 1987, el fiscal federal Carlos Luft, le dictó procesamiento por presunta participación en el secuestro extorsivo de los hermanos Juan y Jorge Born (septiembre de 1974). En septiembre de 1988 escribe sobre torturas en la ESMA y nombra a varios oficiales de Marina como miembros de las GT. El 6 de diciembre de 2003, como sobreviviente de la ESMA, declaró en el expediente abierto por la “Desaparición de las monjas francesas” Alice Domon y Leonie Duquet. “Girondo relató al juez Sergio Torres que vio a Domon en la ESMA, con señales de haber sido sometida a tormentos y que una semana después supo de su ‘traslado’, es decir, su asesinato, a cargo del prefecto Héctor Febres”. A pedido de los abogados Horacio Méndez Carreras y Mirta Mántaras, mencionó a tres marinos como los torturadores del grupo de familiares de desaparecidos que fue secuestrado en diciembre del 77, en la Iglesia de la Santa Cruz. En el año 2004, el juez federal Sergio Torres y el fiscal Eduardo Taiano, le tomaron testimonio en España y Francia (entre el 23 de octubre y el 5 de noviembre del 2004) donde viajaron para recopilar documentación y escuchar testimonios de ex detenidos en la ESMA durante el PRN, exiliados desde entonces en Europa. En febrero de 2005, declaró en el juicio a Scilingo. 3. TESTIMONIOS

2. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA 1980, luego de liberado, participó en la elaboración del documento “Nacimiento, desarrollo y destrucción del terrorismo en la Argentina”. El 13 de agosto de 1982 envió a la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, en Suiza, un testimonio que consta de 37 fojas, titulado “Testimonio sobre el Centro de Detención Secreto de la Escuela de Mecánica de la Armada”; en el mismo hace referencia a los malos tratos y las torturas que soportaban los detenidos por las FFAA argentinas. El 12 de junio de 1984 tramita en el consulado de París el extravío de su pasaporte. El 6 de septiembre de 1984 realiza en sede judicial, un testimonio ampliatorio de la denuncia presentada en la ONU. El 1 de agosto de 1985 responde un exhorto ante la Embajada Argentina en París. El 15 de enero de 1986 declara ante el juzgado francés, por el “Caso Monjas”. El 14 de mayo de 1986 figura entre los testigos que se encuentran en el país, quienes son presentados por los abogados Jorge Baños y Marcelo

n Testimonio 1 Fuente: “Sumario Militar”, Firman Hugo Osvaldo Di Rocco, Capitán de Navío RS, Secretario Juez de Instrucción Militar y otros oficiales de justicia naval. Presenta una carta remitida por un señor Alberto Giusti (Pas 5.562.254), Avenue de Chisy 75013, Paris, France”.

“El Alberto Eduardo Girondo, alias Mateo, que se jactaba de fierrero, planificador de los operativos militares que hoy más nos desprestigian, terminó como una laucha colaborando con el enemigo. Entregó a su mujer y no se tomó la pastilla pues no tuvo el coraje de tantos compañeros que prefirieron la muerte antes que venderse a la dictadura. Toda esta mierda hizo que se borrara del país para evitar terminar muerto por una causa muerta, perdida por soberbios mentirosos que como el Pepe Firmenich y Mateo Girondo, sólo buscaron su propio rédito económico y político, dejando en la terraza a sus soldados del pueblo. Sepa señor, Alberto Eduardo Girando, junto con “Monra” Marcelo Kurlat, reventó al compañero Ignacio Rucci en septiembre de 1973. Yo militaba en Columna Norte; me acuerdo que ese día llego herido en la cabeza a nuestra posta sanitaria y con una esquirla en el pulmón el compañero “Negro Sebastián”. Girondo también participó en el caño al asesino

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Villar; él lo hizo detonar con un tele explosor; como el atentado le costó la vida a la mujer de Villar, recuerdo la indignación de “Mecha”, cuestionó en nuestro ámbito esta muerte, que rompía las reglas de juego impuestas. Esto usted lo puede verificar en un documento que produjo la Columna Norte en octubre de 1973; ese documento lo redactó el abogado creo Radrizani Goñi en su estudio de la calle Tucumán de la Capital Federal. Girondo también participó en la captura de los hermanos Born junto al Negro Quieto (otro traidor), Chacho, Aníbal y Clara. Ellos todos están muertos menos “Mateo” Girondo. La ‘guita’ del rescate se la quedó la Conducción para vivir afuera del país, haciéndose que ellos eran los que manejaban las cosas importantes; eso lo discutimos con Pepe Lamarca en Madrid; hablamos también de la pastilla de cianuro, un invento de Diego y de Mateo; así buscaban evitar que los compañeros se quebrasen y colaboraran con el enemigo. Esta era la teoría promovida por Duhalde, Bonasso, Perdía y Mendizábal. Era preservar a los “mejores necesarios”. Pero “Mecha” murió combatiendo, nunca quiso tener encima la pastilla, a pesar de la insistencia de Girondo. “Mecha” había pensado que su marido la había tomado el día que desapareció, pero no fue así; negoció y colaboró. Pero quiero seguirle contando algunas cosas más sobre este traidor de Girondo…” “He crecido pero para ello tuve que ver mucha sangre derramada inútilmente. “Mecha” murió o desapareció, pero antes hubo alguien que la convenció que el matar era un bien para nuestro pueblo, y ese mismo que la convenció, fue quien la entregó a sus verdugos…” n Testimonio 2 Finaliza diciendo en la declaración: “Girondo fue uno de los inventores, junto al “Pelado Diego”, de la pastilla de cianuro. Esa era la ‘teoría de la preservación de la Conducción Nacional’ promovida por Quieto, Duhalde, Bonasso, Perdía y Mendizábal”. En mayo de 1978 se elimina la obligación del suicidio y queda abolido el uso de la pastilla. 4. CONCLUSIÓN Por todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras estuvo en la militancia fue uno de los más experimentados y sanguinarios terroristas de “Descamisados” y Montoneros habiendo realizado resonantes atentados que están documentados por doquier, produciendo cantidad de muertos, heridos y desaparecidos. Luego de capturado y bajo el control de la Armada, Alberto Eduardo Girondo, colaboró intensamente con la misma. Sus condiciones de famoso militante con tantos hechos en su haber no condicen con sus posteriores



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entregas de tantos compañeros de la organización. Esas delaciones y traiciones originaron una cantidad importante de detenidos y muertos, entre ellos su propia esposa, algunos de los cuales figuran aún como desaparecidos lo que hace que deba ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 28: Arnaldo Gómez NG: “Huevo” Jerarquía: Aspirante Organización: Montoneros

Dueño de la Posta Sanitaria en Corrientes Capital, una veterinaria, donde se operó al herido en el RI Monte 29, Gómez Estigarribia, con el apoyo Sanitario y Evacuación, y desde donde después fue conducido a la Clínica del Rosario. Fue capturado y delató a una docena de militantes en Corrientes y Chaco. Fue un “imparcial” Testigo Necesario o testigo de cargo contra los recientes oficiales juzgados en Corrientes. ¿Puede este montonero ser un imparcial testigo necesario en un Tribunal Oral Federal (TOF) para acusar a militares que combatieron a su organización en Corrientes o cualquier otra ciudad? CONCLUSIÓN Arnaldo Gómez fue en la militancia ejecutor de varios atentados y luego de ser detenido por las Fuerzas Legales del Ejército, colaboró activamente y con sus delaciones, entregó a varios de sus compañeros de militancia que han muerto o aún están desaparecidos, y por todo ello, debe ser acusado de cometer delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 29: Martín TomÁs Gras Craviotto NG: “Chacho” ORGANIZACIÓN: inicialmente en FAR, confluyó en Montoneros GRADO: oficial 1º. DETENIDO: en enero de 1977, junto con Fernando Perera y fue liberado en agosto del ’79. Tiempo aproximado de detención dos años y medio Nº LEGAJO CONADEP: 08029.

1. ESTUDIOS CURSADOS En 1950 inició sus estudios primarios en la Escuela Nacional 213 de Campo de Mayo, donde cursó hasta el quinto grado. En 1969 se recibió de abogado, Universidad Nacional de Tucumán, matrícula 1240; en esa época ejerció la presidencia de la Agrupación Humanista de la provincia de Tucumán. 1970-1971: profesor adscrito de Derecho Político, de la Universidad Nacional de Tucumán. Otros cargos ocupados fueron: profesor titular de la Historia de las Civilizaciones en la misma Universidad; ex investigador del Consejo Federal de Inversiones de la República Argentina; ex miembro del Cuerpo de Abogados del Estado de la provincia de Tucumán. Otros cargos desempeñados: asesor de la Municipalidad de Tucumán, abogado de sindicatos. Refugiado político en España en los términos de la Convención de Ginebra para los Refugiados de 1951. 2. MILITANCIA En 1969, tomó contacto con Mario Roberto Santucho, NG: “Robi” máximo dirigente del ERP, por intermedio de Nélida Villagra, Agustín Villagra, NG: “Claudio” y José Fernando Hevia, todos inspirados en organizarse contra el gobierno militar de Onganía en busca de soluciones progresistas - socialistas. En 1970 el causante, por mediación de los hermanos Villagra, pasa a formar parte de las FAR, luego de concretar una reunión con Carlos Eduardo Olmedo NG: “Germán”. El 26 de julio de 1971 se realizó una operación conjunta entre FAR y Montoneros que consistió en el copamiento de la subcomisaría de Villa Mariano Moreno (alrededores de San Miguel de Tucumán) vistiendo uni-

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formes de la policía provincial, lo que les permitió sorprender a la guardia. Robaron armamentos, encadenaron a los policías, realizaron pintadas de propaganda y en la huida se tirotearon con otro grupo policial e hirieron gravemente a dos agentes. Participaron: José Coronel, Eduardo Candioti, Jorge Mende, Fernando Vaca Narvaja, Martín Gras y Susana Lesgari (los dos últimos sobreseídos judicialmente). El 27 de agosto de 1971 fue puesto a disposición de la Cámara Federal en lo Penal de la Nación y alojado en la cárcel de encausados de Rosario, provincia de Santa Fe. Condenado a 4 años y seis meses por asociación ilícita calificada. La causa fue caratulada: “Asociación ilícita calificada en concurso material con explosivos y tenencia de armas de guerra contra la autoridad”. La organización responsable fue FAR y sus integrantes: Martín Gras, José Coronel, Raúl Ameri, y Luis Martínez Novillo (todos sentenciados. Gras a 4 años y 6 meses de prisión en mayo 1972). Se atribuyó a esta célula la voladura y destrucción total de un edificio del Golf Club de Rosario (ocurrido días antes), en mérito a la llamativa cantidad de explosivos y armamentos que les secuestraron de la casa operativa. El 14 de marzo de 1973 el causante, proveniente de Rawson junto con otros cuatro, fue puesto a disposición del juez federal Lucio Eduardo Vallejo (Chubut). El 25 de mayo de 1973 es beneficiado por la Ley de Amnistía decretada por el presidente Cámpora, Ley 20.508. En octubre de 1973, se desempeñó como profesor en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Tucumán. Realizaba actividades de adoctrinamiento marxista. El 7 de julio de 1974, propuesto por el Dr. Holver Martínez Borelli, elemento que consentía el desarrollo de actividades subversivas dentro de la casa de estudios, fue contratado por la Universidad Nacional de Salta, en el proyecto de diagnóstico y optimización de los recursos naturales y humanos de la llanura pampeana y áreas de bajo riesgo del resto del país, convenio refrendado por la Universidad Nacional de La Plata, Río Cuarto y Salta. En septiembre de 1974 se lo vio junto a Eduardo González Paz y su mujer Nora Graciela Spagni, ambos montoneros. El 12 de septiembre de 1974 fue detenido junto a su concubina Susana Beatriz Buscetto, en la ciudad de Salta, en oportunidad de llevarse a cabo una reunión. Fueron puestos en libertad al día siguiente cuando su defensor, Dr. Enrique Hernán Fister, ex ministro de Gobierno de la provincia de Salta, presenta un Habeas Corpus. En octubre de 1974 al causante, que participó de una reunión de montoneros realizada en Salta, se le instruye un sumario por tenencia ilegal de un automóvil. Interviene en la causa el Dr. Balbín; Miguel Gallo y el fiscal, Carlos Arturo Ulivarri que disponen la libertad de Martín Tomás Gras, secuestrando el vehículo para entregárselo posteriormente a la concubina del causante.



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El 7 de octubre de 1974, Martín Tomás Gras junto a su concubina, es detenido en Mendoza en inmediaciones de donde se encontraban realizando reuniones los comandantes guerrilleros. Es interrogado y manifiesta que estaba alejado de toda actividad subversiva y se encuentra en la ciudad de Salta contratado por la Universidad de esa provincia. En 1975 fue acusado por infracción a la ley 20840 con intervención del juez Ricardo Lona. En 1975 participó en el sanguinario asalto al Regimiento 29 de Infantería de Monte de Formosa, logrando escapar. También consiguió escapar del allanamiento de la “fábrica de armas” (taller de montaje) que los terroristas mantenían en Villa Domínico. 1976: Es responsable de la organización de Montoneros en Salta. El 14 de enero de 1977 es detenido junto a Fernando Perera cuando asistió a una cita con Pablo González Langarica (montonero). Fueron golpeados y Perera, herido, murió a las 72 horas. Fue conducido a la ESMA donde, según manifiesta fue interrogado y torturado. Al tercer día de su detención fue llevado a su casa de la cual se llevaron muchos objetos y destruyeron el resto. El 19 de enero de 1977, en el juzgado del Dr. Marquad se presenta un recurso de Habeas Corpus a favor del causante y se contesta que éste no consta con detención alguna. Martín Tomás Gras luego de su interrogatorio, durante aproximadamente un mes, pasó a estar aislado, y luego comenzó a trabajar en “La Pecera”, lugar de trabajo de “detenidos colaboradores”; asignado a la parte política, la tarea era recopilar datos de la actualidad y hacer análisis. Gras manifiesta que a mediados de 1977 fue llevado a la. R. O. del Uruguay en un intercambio de detenidos y que permaneció alojado en una dependencia de la Armada uruguaya y trasladado por sus captores regresó luego a la ESMA. Luego de una intensa y realmente muy precisa colaboración para aniquilar al terrorismo en la Argentina solicitó en 1978, por razones familiares, su alejamiento del Grupo de Tareas (GT). Produjo una de las revistas que se editaron en 1978 desde el Ministerio de RR.EE. para mejorar la imagen del país en el exterior. La Armada, a su pedido y para resguardar su seguridad y la de su familia, le consiguió el ingreso a la SIDE y su envío a Bolivia, todo un suceso novedoso por sus antecedentes terroristas y porque la tarea era en el exterior. En 1978, Martín Tomás Gras se desempeñó en Bolivia junto a su esposa e hijo. Tuvo a sus órdenes a un equipo seleccionado conformado por Juan Alberto Gasparini, NG: “Gabriel”, Andrés Castillo, NG: “Quique” y Graciela Daleo, NG: “Victoria”. (Todos ellos muy jerarquizados montoneros y ahora también célebres “doble traidores”). Vivían juntos en una casa que alquilaban en la ciudad de La Paz como agentes de la SIDE, desde fines del 78 hasta abril del 79. Con el seudónimo de “Licenciado Reyes” y respondiendo al nombre de Jorge Reyes, se desempeñaba como gerente administrativo de la empresa “Álamo”.

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Todos ellos, Juan Alberto Gasparini, NG: “Gabriel”, Andrés Castillo, NG: “Quique” y Graciela Daleo, NG: “Victoria”, trabajaron en la campaña presidencial del general Pereda Asbún, candidato del entonces presidente boliviano Hugo Banzer Suárez. La cobertura empleada era de especialistas en publicidad y marketing de la empresa de publicidad de ese nombre que fue creada a tal efecto por la SIDE. Esta empresa tenía oficinas en la calle Federico Zuazo N° 1553 2° piso de la ciudad de La Paz; casilla de correo 2510 y los teléfonos 343539 y 322063. Se puede preguntar: ¿Fueron sometidos a servidumbre? ¿Se los habrá violado de alguna forma? ¿Si no escaparon es porque le temían a quién? ¿No tenían otra solución que trabajar dependiendo de un gobierno militar que odiaban? Mientras realizaban la tarea de SIDE para la campaña electoral de Pereda Asbún, los nombrados reportaban diariamente al delegado de la SIDE en la Embajada Argentina en Bolivia, donde les pagaba los sueldos y los gastos operativos. A mediados del 79, Daleo y Gasparini regresaron a Buenos Aires. En agosto del 79 se le permitió a Martín Tomas Gras viajar a Europa vía islas Baleares. En esas islas había estado su mujer durante el tiempo de su detención en el Grupo de Tareas (GT) para resguardarla ante las amenazas de la Organización Montoneros por el trabajo de su marido. De las islas pasó a España continental, donde permaneció como refugiado político y continuó con su colaboración con la ESMA. Posteriormente y al cambiar la situación, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y seguro resentimiento o para obtener algún cargo político, se ha presentado como “Testigo Necesario” en diferentes causas. 3. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA/ACCIONES/DIFUSIÓN Su capacidad y participación activa de tantos hechos y acciones, lo hacen un profundo conocedor de todo lo sucedido y sus actores. Conocedor del “Mini Staff” estuvo por la ESMA trabajando en Bolivia para la SIDE, por órdenes del Grupo de Tareas de la ESMA, junto a Castillo, Daleo y Gasparini. Con éstos conformó un equipo de acción psicológica de apoyo a un candidato presidencial. En 1980, en Francia, coordinado con Norma Burgos, otra doble traidora, más otros liberados como las tres declarantes iniciales, escribe un libro sobre El terrorismo, cuyo texto fue utilizado en distintas partes de la Causa ESMA. Martín Gras aparece como un conocedor a fondo de todas las personas implicadas en la guerra interna. (Denuncia textual efectuada más de tres años antes de terminar el PRN). En algunos encuentros relata que uno de los coordinadores de las denuncias en Europa y posteriormente del reclutamiento para la Contraofensiva,



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era Mario Montoto, NG: “Pascual”, hoy un importante empresario de varios emprendimientos en el país de quien dependía “El Turco” René Haidar. También en 1980, Gras participó en la realización de un trabajo titulado: “Nacimiento, Desarrollo y Destrucción del Terrorismo en la Argentina” El 23 de diciembre de 1981, figura en una relación de dirigentes terroristas radicados en el exterior, que efectuaron declaraciones contra la Argentina ante organismos internacionales de solidaridad, sobre el tema de los Derechos Humanos. En 1981, participó con una televisora española, del primer “escrache” a militares argentinos de la embajada en Londres, donde participó también Norma Burgos. En el año 1982, la Comisión de familiares de delincuentes subversivos distribuyó en el país y en el exterior, un folleto denominado “Caso Astiz”, donde incluyen testimonios de supuestos detenidos desaparecidos, aludiendo a la participación del ex capitán Astiz. En 1982, Hebe de Bonafini acompaña un escrito con el testimonio de Martín Gras a la Causa 10.299 del fuero de provincia de Buenos Aires, el diario La Voz hace referencia a este testimonio en su edición del 23 de septiembre de 1982. El 6 de diciembre de 1984, solicitó pasaporte y refugio político ante el consulado en Madrid. Declara en la CONADEP con legajo Nº 08029. En 1985 es aceptado como testigo de cargo en el juicio a las Juntas Militares Argentinas. En el cuaderno de pruebas de la fiscalía en el Juicio a los Comandantes como prueba testimonial en los casos de Bettiní, Hugo A. y Sergio Tarnopolsky, figuran las siguientes personas: a. Juan Guelar, Testigo de la detención. b. Martín Tomás Gras, Testigo del cautiverio. c. Liliana Elvira Pontoriero, Testigo del cautiverio. d. José Daniel Pugliese, Testigo de la detención. e. Luís Jerónimo Morgan, Testigo del cautiverio f. Liliana Victoria Pastoriza, Testigo del cautiverio. g. María Alicia Milia de Pirles, Testigo del cautiverio. 1985: el 6 de agosto presentó en Madrid una declaración ante la Cámara Federal. En diciembre de 1985, en un artículo del libro El diario del Juicio, Editorial Perfil, se consigna su testimonio en el fallo de la Cámara Nacional de Apelaciones de la Capital Federal, en el juicio que se le sigue a las Juntas Militares, Capítulo XI – Cuestiones de Hecho. En noviembre de 1993, el causante habría regresado al país y se habría desempeñado laboralmente en el COMFER. El jueves 13 de abril de 1995, Martín Gras Craviotto, montonero de raza como demuestra su militancia, envió una misiva al Dr. Federico Fassano, director del diario La República, publicada por “El ojo digital” que dice entre otras cosas: “Algunos salieron del país y desde afuera, có-

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modamente y disponiendo de buen dinero, dieron órdenes suicidas a los que quedamos dentro. Otros desaparecieron momentáneamente y se hicieron periodistas”. Un ataque a fondo a Horacio Verbitsky El artículo, del que hay copia de la hoja del diario, se titula “Un ex Montonero acusa a Verbitsky” y en un pasaje de una larga entrevista dice: “… En especial, lo que quiero es referirme a otro personaje de esa época, entonces desconocido públicamente, pero de gran actividad en la clandestinidad, aunque hoy aparece como un probo periodista, afecto a los golpes de efecto a salir en televisión y a ser citado en los medios de prensa extranjeros. Me refiero a Horacio Verbitsky, a quien en los años de fuego conocí por su nombre de guerra: ‘El Perro’.” Señala que “desde el comienzo de su militancia anduvo en la inteligencia del ejército montonero, columna a la que ayudó a organizar junto al gloriosamente desaparecido Rodolfo Walsh, un militante que supo morir por sus ideales”. El ex guerrillero recuerda que “como oficial montonero, el Perro Verbitsky fue uno de los principales autores de nuestros reglamentos, que eran nuestras Biblias, porque en ellos hallábamos todo lo que necesitábamos saber para nuestra actividad militante: Desde la fabricación de clavos miguelitos hasta la forma de hacer explosivos caseros, sin olvidar cómo atacar un objetivo, cómo ejecutar la acción y cómo huir de la escena”. Quiero destacar que somos varios los sobrevivientes por haber zafado a tiempo, aunque fueron muchos los que quedaron en el camino, torturados, o fusilados o con destinos que ignor.o ‘El Perro’ –sentencia– también es un sobreviviente, pero de aquellos que no merecen consideración alguna: Es un traidor, un verdadero traidor, como tantos que tuvimos en nuestras filas. Un traidor que supo hacer la suya, con su afán enfermizo por figurar y llenarse los bolsillos de dinero.” Sostiene que “si bien nunca ocultó su pasado montonero macabro, sí se cuidó muy bien de siquiera dar indicios al respecto. Cuando lo veo en televisión me hierve la sangre. No puedo creer que tamaño delincuente se yerga en defensor a ultranza de las víctimas, y en censor de los victimarios (aunque a éstos no vale la pena recordarlos sino para saber si es posible ejercer justicia revolucionaria con enemigos). ¿Por qué no se les pregunta a las organizaciones de derechos humanos, como las Madres de Plaza de Mayo, qué piensan realmente de un tipo así?”. Afirma que la trayectoria de Verbitsky, “es la del peor de los quebrados, porque a lo largo de estos años ha ido sirviendo a aquellos que ayer consideraba sus enemigos, como a los radicales de la ya desaparecida ‘Coordinadora’. Este quebrado me hace acordar a otros, que lucraron con la muerte de los compañeros y aprovecharon para asegurarse el futuro económico. Algunos podrían decir que yo también soy un quebrado,



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y es posible que así sea, aunque me considero sólo un sobreviviente de una época feroz, en la que muchos peleábamos por un ideal mientras éramos traicionados o considerados meros números en un juego del que nadie podría salir victorioso”. Añade “Éramos jóvenes y animosos, queríamos cambiar el mundo y lograr uno mejor. Pero ello no fue posible, no sólo porque el enemigo de afuera ganó la guerra, sino porque el enemigo de adentro comenzó a desenmascararse cuando las cosas empezaron a ir verdaderamente mal”, asegura. “Algunos salieron del país y desde afuera, cómodamente y disponiendo de buen dinero, dieron órdenes suicidas a los que quedamos dentro. Otros desaparecieron momentáneamente y se hicieron periodistas. Huelga decir entre quienes estaba ‘El Perro’ Verbitsky. Este fue uno de los que más utilizó a los jóvenes, fue uno de los que menos empacho tenía en mandarlos al muere, en aras de la causa”, acusa el Chacho. “También era el censor de las conductas montoneras, como oficial de inteligencia, parte de su tarea consistía en señalar a los quebrados a la horda, compañeros, que eran sometidos a juicio revolucionario y castigados, a veces con la muerte. También marcaba los objetivos: empresarios, milicos, políticos, enemigos, a los que había que secuestrar, ejecutar o “convencer”. “Como milicianos del Ejército Montonero tuvimos una preparación teórica, estudiamos la guerra revolucionaria llevada a cabo en Argelia y en Vietnam”. “Coincidimos y admiramos por ese medio la contrarrevolucionaria, con métodos muy parecidos a los nuestros. ¿Qué quiero decir con esto? Que sabíamos a lo que estábamos expuestos, y que si en un principio lo hacíamos por convicción, después lo hacíamos como parte de una vorágine de locura.” “Fueron tiempos violentos, locos, que se tragaron a los de uno y otro bando. Que el arrepentimiento me suena a utopía. Nadie se arrepiente de nada. Ni Scilingo, ni Vergés, ni Verbitsky, ni yo”, prosigue.” “¿De qué puedo arrepentirme? ¿De haber luchado por un ideal? Pude haber estado equivocado, pero no estoy arrepentido. Los militares tampoco. No lo olvidemos. Lo que me preocupa de los actuales arrepentidos es que se ‘arrepienten’ ante ‘El Perro’. ¡Que llamativo!” “Perdone la extensión y la confusión de algunos pasajes de esta carta, pero es lo primero que escribo sobre mi vida montonera desde esos años de fuego. Y eso se siente adentro.” Chacho, ex oficial segundo del Ejército Montonero No es el primero ni será el último en afirmar tamañas aseveraciones sobre Verbitsky, pero son pocos los que han atacado de tal manera a este sujeto. 1997: En la Universidad de San Miguel, Craviotto dictó materias de “Comportamiento Democrático” a personal policial de la provincia de Buenos Aires. Sería jocoso si no fuese patético. Juan Carlos Coronel fue reclutado por Gras y asumió en 1997 como director administrativo del Ministerio de Justicia bajo la gestión

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de Granillo Ocampo. El día de la asunción se realizó una reunión de la que participaron Coronel, Perdía, Pierini y Bettini. Establecieron que el conflicto con las FF.AA. se resolvería solo cuando todos los militares terminasen presos. En marzo de 1999, el causante solicitó la renuncia al cargo de vocal del directorio del Instituto Nacional de la Administración Pública. Resumen: Acéptase la renuncia presentada por el Dr. Martín Tomás Gras (DNI Nº 8.087.445) al cargo de vocal del Directorio del Instituto Nacional de la Administración Pública. 2003: Fue profesor de la Universidad de Tres de Febrero. 2004: “Desígnase secretario de desarrollo y promoción del citado organismo, (instituto de asociativismo de economía social) como excepción a lo previsto en el artículo 7º de la ley nº 25.827, al Dr. Martín Tomás Gras”. 2004: El 2 de noviembre, participó del IX Congreso Internacional del CLAD (sobre reforma del Estado) como director del Departamento de Administración y Economía de la Universidad Nacional de 3 de Febrero. 2004: El 8 de noviembre declaró en las causas de “Chacras de Coria y Monjas”. 2004: El 18 de noviembre, volvió a declarar en la Causa “Chacras de Coria”. 2005: El 10 de febrero, declaró en el juicio a “Scilingo”. Fue funcionario del Estado en el Ministerio de Defensa a partir de 2006 e iba a ser encargado de llevar a cabo la reforma de los planes de estudios de las Fuerzas de Defensa que la ministra de Defensa, Nilda Garré inició en agosto de 2007. Debido a una gran cantidad de denuncias en contra de esa idea y al gran malestar de los cuadros intermedios de las FF.AA. se anuló su designación y fue enviado a trabajar a las órdenes del actual secretario de DD.HH. de la Nación, Eduardo Luis Duhalde. Este “oficial 1º” del Ejército Montonero, Martín Gras Craviotto, fue asignado ahora, a través de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, a perseguir a los militares que lo capturaron y salvaron. Martín Gras tiene antecedentes académicos, ya que no hace muchos años enseñaba “Comportamiento Democrático” en la Universidad de San Miguel, siendo sus alumnos de entonces miembros de la policía de la provincia de Buenos Aires. (¡Insólito! Ideología pura). Hoy es jefe de carrera en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, la cual está íntimamente relacionada con la ministra Garré, y además es el centro de difusión educativa y cultural del pensamiento palestino, financiada y apoyada por Cuba, Venezuela, Irán y China, cuyo terrorismo ha sido aliado permanente de Montoneros. Se desempeñó en 1995 (década menemista) como abogado del COMFER, cuyo presidente fue Henoch Aguiar.



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4. CONCLUSIÓN Por todo lo expuesto, no existen dudas de que Martín Tomás Gras, NG: “Chacho” mientras estuvo en la militancia fue un experimentado terrorista que ejecutó resonantes crímenes, estragos, atentados y hechos de distinta naturaleza de las FAR inicialmente y luego de Montoneros, hechos que ocasionaron muchos muertos, heridos y desaparecidos. Luego de ser detenido y bajo control de la Armada, Martín Gras Craviotto colaboró intensamente con ésta y “entregó” partes sensibles de su banda armada e incluso hay varios testigos que consignan las delaciones efectuadas y personas entregadas, dónde y a quienes se los dio. Se desempeñó en el exterior a cargo de un grupo de Inteligencia dependiendo de la SIDE bajo control de la ESMA. Hoy acciona permanentemente como denunciante de las FF.AA. en su calidad de “Testigo Necesario”. Su accionar de doble traidor es altamente censurable y muchas son las pruebas de colaboración y delación, lo que motivó que cayeron muchos terroristas, ya sea detenidos o muertos y muchos de ellos que figuran como desaparecidos. Sin dudas Martín Gras Craviotto debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 30: Ana Beatriz Iliovich NG: “Cecilia” D.N.I. N° 11.622.365. Nacida en la ciudad de Bell Ville (sur de Córdoba), el 12 de octubre 55. Hija de Ernesto (médico) y Cecilia Beatriz Pen Fold (bioquímica). Domicilio: Córdoba 220 Bell Ville (original) Estudiaba historia en la Universidad Nacional de Córdoba. ORGANIZACION: PRT-ERP. Responsable de la zona este que comprendía el sector sureste de la ciudad de Córdoba hasta los barrios Ferreyra y Avellaneda.



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Luego, en el caliente año 1975 participó entre el 10 y 30 de julio en los ya nombrados actos de intimidación pública, concretados en el centro de la ciudad de Córdoba y barrios aledaños, donde resultaron muertos 3 policías. 20 de agosto de 1975: Ana Beatriz Iliovich organizó actos de distracción, con bombas, panfleteadas, cortes de calles y avenidas, quema de cubiertas, etc., sembrando el pánico. Otras fracciones, lideradas por Enrique Gorriarán Merlo, intentaron desde el pasaje Santa Catalina, copar la División de Inteligencia (D2) y el resto del edificio Cabildo, sede de la Jefatura de Policía de Córdoba, tratando de liberar al jefe montonero, Marcos Osatinsky. 3. ACTIVIDADES EN EL LUGAR DE DETENCIÓN CON LAS FUERZAS LEGALES

1. MILITANCIA Al margen de su activismo estudiantil en fracciones marxistas universitarias, participando en asambleas y movilizaciones, se ligó a muy temprana edad (17) años, al PRT-ERP, siendo su conexión directa, el erpiano René Caro, con quien tuvo un romance. Puso pasión en su militancia y pese a su corta edad, pronto escaló posiciones en la organización subversiva, hasta llegar a ser responsable de la Zona Este, a principios de 1976. La ciudad estaba dividida para el funcionamiento del PRT-ERP en cuatro zonas, comprendiendo dichos territorios todo lo concerniente a la actividad estudiantil, plantas fabriles y administración pública. La Zona Este era importante porque comprendía complejos industriales como Perkins, Thomson Ranco, Fiat, Materfer, a los cuales debía atender en cuanto a la infiltración de militantes del PRT-ERP, organizar panfleteadas, actos relámpagos, apoyo a manifestaciones, etc. Además, cada zona contaba en 1975 - 1976, con una escuadra del ERP para accionar militarmente. Las cuatro escuadras juntas, integraban la Compañía “Decididos de Córdoba” y cada una estaba a cargo de un “sargento”. Con ello contaba la juvenil Iliovich para actos de intimidación, atentados explosivos, aprietes a obreros díscolos, captación y formación de estudiantes, etc., y si era preciso, llegar a alguna eliminación física. Podía actuar como superior en el lugar de la acción de cualquier escuadra de la compañía. 2. HECHOS SALIENTES EN LOS QUE PARTICIPÓ COMO MILITANTE En la noche del 10 al 11 agosto 74, el ERP, efectuó el copamiento de la Fábrica Militar de Villa María, donde resultaron muertos y heridos, tanto de Fuerzas Legales como de los extremistas. Ana Beatriz Iliovich colaboró días antes en tareas de chequeo pre-copamiento y obtención de datos que hacían a la operación (horarios, vehículos, movimientos externos, controles policiales, etc.)

Detenida en barrio Alta Córdoba, Ana Beatriz Iliovich en una cita el 15 de mayo de 1976, a las 11:00 y conducida a “La Perla”. Allí, fue llevado a su presencia “René Caro”, con quien como se había dicho, mantuvo relaciones sentimentales y la había introducido en la banda subversiva. lliovich rompió en llanto, instándola Caro a colaborar. Este individuo ya hacía tiempo que estaba pasado a las Fuerzas Legales. La lliovich no supo explicarse por qué, al poco tiempo, a Caro no lo vio más, enterándose a posteriori que estaba en libertad y en Buenos Aires. Con la llegada de Piero Di Monte, el 10 de junio de 1976, al mes de su detención, se despliega junto a Suzzara y componen la mesa de trabajo del PRT-ERP y comienzan a trabajar ordenadamente en trabajos relacionados con la organización, prófugos, armamento, documentación, etc., de esa banda terrorista. Ana Beatriz lliovich tenía un amplio conocimiento de terroristas tanto en el ámbito gremial, como militar, debido a sus cuatro años intensos de militancia, y por el puesto que llegó a ocupar, cercano a la conducción regional, circunstancia admitida por ella misma. El 24 de diciembre de 1976 participó, con el resto de detenidos en La Perla, en la celebración permitida por la Guardia de la Gendarmería Nacional, en donde ella inclusive, cantó la canción “Cantares”, una marcha característica de esa Fuerza. Marzo 1977: Se le permitió contacto postal con sus padres residentes en Bell Ville. Junio de 1977: Se entrevistó personalmente con sus progenitores por primera vez. Después seguiría con un régimen de francos semanales. Primeros meses de 1978: Colaboró como detenida en centro de detención La Ribera, ante la visita de la Cruz Roja Internacional, junto a otros detenidos. Marzo de 1978: Ana Beatriz lliovich pasó al régimen de “libertad vigilada” tras solicitar permiso para estudiar y adoptó como domicilio el de su abuela Celia, en Av. Vélez Sarsfield Nº 286, 2do. piso.

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Desde principios de 1979 y hasta fines de ese año, reside en Resistencia, Chaco. En 1980, se fue a vivir a Lima, Perú, donde tenía familiares directos. 4. DECLARACIONES EFECTUADAS 29 de junio de 1998: declaró en el Consulado de España presentando un informe por escrito en Lima, Perú, Fs. 3351 hasta 3377 causa Díaz, Expte. 17552. 3 de Nov. 2004: Juzgado Federal 3 Fs. 3368 a 3370 Ídem anterior. En mayo-junio del 2008 declara ante el TOF Nº 1 Causa “Brandalisis” convocada por la defensa y fue muy renuente y de escaso valor. Actualmente Ana Iliovich es psicóloga, vive en Mendiolaza, Córdoba. Fuente: La Voz del Interior del 3 de julio del 2008 informa. “Será una ex detenida en el centro clandestino “La Perla”, que podría exculpar a un acusado. El fallo contra el ex represor y otros siete militares por torturas y muertes en la dictadura se conocerá a fin de mes” “Esta mañana se inicia la última audiencia de la etapa testimonial, con la presentación de Ana Iliovich, cuyo nombre surgió de la primera audiencia, ya que fue nombrada por otra sobreviviente de La Perla, Teresa Meschiati, La declaración frente al Tribunal Oral Federal N° 1 de Córdoba fue solicitada por uno de los acusados en ese tribunal, porque la testigo podría confirmar si éste fue derivado a otro cuartel militar antes de que comenzara la sucesiva violación de derechos humanos en esa cárcel ilegítima. Ana sabía y conocía todo porque, de hecho, se movía por todos lados y estuvo casi cuatro años colaborando con sus defensores.” 5. CONCLUSIÓN Está demostrado que Ana lliovich fue una activa militante que desarrolló muchos actos terroristas en Córdoba. Luego de detenida por el Ejército ejerció eficaz colaboración en la Guerra Contrarrevolucionaria de los años 70 en nuestro país y como producto de ese trabajo cayeron muchos terroristas detenidos o muertos, y algunos de ellos figuran como desaparecidos. Sin duda por sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 31: Mirta Susana Iriondo NG: “Norma” D.N.I. N° 11.192.961. Nacida el 29 de abril de 1954. Domiciliada (datos Nov. 2004) en Allende 765, 2do. Piso, Dpto. 8 B° Cofico, Córdoba. Hasta fines de 1976 vivía en B° Villa Warcal­de, vivienda comprada con dinero de OCPO (Organización Comunista Poder Obrero). Al momento de su detención en abril 1977, convivía con el jefe terrorista de OCPO, Luis Fabre, NG: “El Zorro”, con quien ya había tenido un hijo llamado Bruno. Detenida en “La Perla” se enamoró del militante Héctor Teodoro Kuzmann, NG: “Quique” y pronto quedó embarazada. Así nació Natalia en noviembre del año 1978, Bruno ya tenía tres años y medio. Dada su libertad, ambos viajaron al exterior y se exiliaron en Suecia. Regresaron al país y hasta el 2008 figuraba como profesora en el Instituto Universitario Aeronáutico, de la FAA, donde habría trabajado unos 6 años. Actualmente, es responsable del Ministerio de Defensa en la Fábrica de Reparación de Aeronaves FADEA, Córdoba. 1. MILITANCIA Se inicia en 1972 en medio de los tumultuosos años de los 70 del estudiantado universitario de Córdoba, plagado de organizaciones revolucionarias de izquierda. Cuando comenzaba a estudiar abogacía en la Universidad Nacional de Córdoba, adhirió a la fracción estudiantil OCPO, Organización Comunista Poder Obrero dentro de las llamadas “Brigadas Rojas”. Ésta comenzó a funcionar como Corriente Universitaria Revolucionaria Socialista (CURS), de tinte maoísta. La CURS, si bien no tuvo gran desarrollo en cuanto a cantidad de personas, se multiplicó en acciones militantes en reuniones, actos y marchas, pintadas, movilizaciones de apoyo a obreros y otros hechos de este tipo, llegando hasta la colocación de bombas en domicilios de dirigentes obreros de derecha y de figuras políticas. Esto sucedió entre 1972 y 74 y Mirta Susana Iriondo sobresalió netamente entre sus compañeros, encumbrándose en la OCPO, concurriendo a grandes convocatorias nacionales como la del Frente Antiimperialista Socialista (FAS), V Congreso, Rosario. La OCPO de 1975, creó su brazo armado y lo Ilamó “Brigadas Rojas”, con pocos operativos realizados pero en todos ellos actuaron con extrema crueldad. La Iriondo, pese a su juventud, pasó a tener cargos en la conducción, teniendo en cuenta dos aspectos:

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1) Su empeño y dedicación a la organización sumados a su inteligencia. 2) Su relación sentimental con Luis Fabre, jefe regional de OCPO por 1976. En su militancia terminó siendo secretaria de la organización.

2. ACCIONES MÁS IMPORTANTES EN QUE PARTICIPÓ Toma de la Comisaría Monte Cristo (Gran Córdoba) sobre ruta N° 19 donde asesinaron a dos policías y robo de armamento de la dependencia. Voladura de la Subcomisaría de Toledo (Gran Córdoba) sobre Ruta Nacional N° 9. Asesinato del coronel de Inteligencia Dalla Fontana, en Valle Hermoso Punilla, Córdoba (Feb. 1976) (Ver diarios de la época). Agosto de 1976: Atentado al camión del Batallón de Comunicaciones 141, en la Ruta 9, Km 688, donde participan 10 militantes como “grupo comando”. El conductor fallecido del camión era el cabo José Antonio Bulacio, quien iba acompañado de los soldados clase 55 Suárez y Quijano. El cabo Bulacio fue obligado a descender y tirarse sobre la ruta. Luego los terroristas le disparan varios balazos que le provocaron la muerte. (Ver diarios de la época a fs. 2041 del Juicio). El armamento y cascos robados, fueron recuperados al mes siguiente en un procedimiento efectuado en el barrio San Salvador de la ciudad de Córdoba. El 10 de octubre de 1976 fue asesinado el ingeniero Juan Ignacio Lozano, gerente de producción de Renault Argentina, cuando salía con su esposa y sus hijos del oficio religioso dado en la iglesia de Roma y Bouchardo, del barrio Pueyrredón. (Ver diarios de la época). Al entregarse el predio de La Perla del Ejército a la provincia, y aparecer la terrorista Ana Mohaded (OCPO - BR), fue reconocida por la hija del Ing. Lozano, como una de las asesinas de su padre. En estos hechos, Mirta Susana Iriondo tuvo activa participación en la planificación de los crímenes y luego participó en la reunión o “citas de control” de las operaciones realizadas. La OCPO - BR tuvo una cincuentena de militantes, realmente pocos, pero dejaron su impronta en la sangrienta Córdoba de los años 75, 76 y 77. Cabe destacar que esta organización pensada para crecer y extenderse desde la provincia, contó con una buena cantidad de armamentos y explosivos, que se recuperaron por lo general y que probablemente fueron llevados a Buenos Aires dada su importancia y calidad. Ante las caídas producidas en 1976, el jefe regional Luis Fabre, NG: “El Zorro” y su pareja, Iriondo, deciden por razones de seguridad, trasladarse a Buenos Aires, abandonando la casa operativa de Villa Warcalde. Arriban a Buenos Aires en la primera semana de abril de 1977 y fueron alojados en la casa de un matrimonio ella, Fabre y el pequeño Bruno que entonces tenía un año y nueve meses de edad.



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Unos diez días más tarde –el 19 de abril de 1977– la Iriondo, cuando iba con su hijo a reconocer el domicilio que le habían alquilado, fue detenida en la localidad de La Lucila, en la provincia de Buenos Aires. Al ver el cerco de las Fuerzas Legales intentó escapar abandonando a su hijo Bruno y portando en su cartera una pistola calibre 9 mm. que no llegó a disparar. Fue capturada, como también su compañero Luis Fabre y el hecho significó un golpe importante para esta curiosa organización destinada crear un nuevo foco de lucha y enfrentamientos. Respecto del niño fue recogido por el personal actuante. Cabe destacar que a los pocos días de su detención, el matrimonio o pareja que los hospedaba fue detenido, sin duda delatados por la Iriondo. Veinte días después –29 de abril de 1976– ésta fue trasladada a Córdoba para trabajar en la oficina de La Perla y ocuparse de la mesa de OCPO-BR, aportando datos de militantes, de la organización de la banda terrorista y de casas operativas, entre ellas la casa del barrio de Villa Warcalde y de otra casa del barrio El Trébol, un tema que, obviamente, conocía a la perfección. En tanto, Fabre fue nuevamente llevado a Buenos Aires. Fueron muy importantes los indicios que brindó para la localización del nuevo secretario de la regional Córdoba de OCPO, el arquitecto Ruedi, quien al resistirse cuando era interceptado el 4 de octubre de 1977, en el B° Cerro de Las Rosas, fue muerto en la vía pública. Como consecuencia y por otros detalles aportados por ella, cayó la vivienda operativa de B° San Rafael, donde residía Ruedi. La Iriondo, tras este trabajo de inteligencia y delación, fue asignada a tareas de reparto de comida y atención de terroristas detenidos, junto a la militante del PRT-ERP Servanda Buitagro. Sus primeras salidas de franco, en agosto de 1977, en dos o tres oportunidades, fueron precisamente al domicilio de Buitrago, y luego comenzó a visitar a sus padres en el B° Rivadavia, a quienes se había entregado su hijito Bruno. Este se convirtió en todo un tema de desavenencias familiares pues su hermana y otros miembros del grupo, le recriminaron permanentemente que en el momento de su detención en La Lucila hubiera abandonado a Bruno en ese crucial momento. La Navidad y el Año nuevo de 1977, las pasó en casa de sus padres. Por ese tiempo, “Norma”, oficializaba su relación amorosa, en La Perla, con el oficial montonero Héctor Anselmo Teodoro Kunzmann, NG: “Quique” y vivían en el mismo alojamiento. Con el tiempo –noviembre de 1978– nació una hija que se llamó Natalia. El último aporte como delatora será también durante esa época, en que informará que un tal Ortega había participado en la interceptación del camión que conducía el cabo José Antonio Bulacio, en la Ruta N° 9, Km 688 y donde resulta asesinado el suboficial en forma vil. (Ver narración Juicio Brandalisis 40/M/08, fs. 2025/2035). Concurre como “marcadora” juntamente con su pareja Kunzmann, al Festival Nacional de Folclore de Cosquín.

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Durante los meses de abril y mayo de 1978, al dar la novedad de su embarazo, se incrementan sus privilegios en cuanto a sus salidas y francos. Va también de visita a la casa de la montonera Mabel Tejerina, NG: “Alicia” que alquilaba un departamento en 27 de abril al 1200, B° Alberdi, Córdoba. Los primeros días de noviembre de 1978, pasa a “libertad vigilada” y a residir en la casa de Mabel Tejerina. Ante el inminente nacimiento de su hija Natalia resuelve quedarse a vivir en el domicilio de sus padres. Kunzmann, según él mismo lo dice, también pasó a “libertad vigilada” y a residir en la casa de Mabel Tejerina. Fs. 1040 Causa Atienza Expte. 17.526. En el 79 sale del país, con sus dos hijos y Kunzmann vía Rio de Janeiro. (Ver Fs. 1031 Causa Atienza Expte. 17.526). En marzo de 1980 según declaraciones de Kunzmann, viajan a Suecia, donde son asilados como “presos políticos” según la convención del 28 de julio de 1951. También declara que presentó un documento en Estocolmo, Suecia, sobre todo lo acontecido durante su detención en Córdoba, Argentina. Declaró en el Juicio oral (TOF 1) Causa Brandalisis, el 4 de julio de 2008. Córdoba. Actualmente Mirta Susana Iriondo es subsecretaria de Investigación Científica y Desarrollo Tecnológico del Ministerio de Defensa a partir del 1 de septiembre del 2007, Subsecretaría de Innovación Científica y Tecnológica de la Secretaría de Planeamiento. Anteriormente fue encargada de la empresa Loocked de aviones en Córdoba. Vive en Buenos Aires. CONCLUSIÓN Está demostrado que Mirta Susana Iriondo, fue una activa militante de su organización, realizando múltiples atentados y acciones terroristas como oficial de Brigadas Rojas de OCPO. Luego de capturada por el Ejército, en el Gran Buenos Aires, agregó mucha información al sistema de Inteligencia militar para poder detener el accionar de su organización militante muy cerrada y compartimentada. En el centro de detención de Córdoba, donde colaboró durante más de tres años, desarrolló una importante acción de delación. De esa forma logró que pudieran obtener éxitos importantes que le quitaron capacidad operativa a la organización militante marxista de la que formó parte activa. Este proceder permitió que como producto de esa colaboración cayeran muchos terroristas detenidos o muertos y algunos figuran como desaparecidos. Sin dudas por sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 32: Héctor Teodoro Kunzmann NG: “Quique” D.N.I. N° 5.956.601 NacIMIENTO: 02 de nov. 1946, Hijo de Teodoro y de Lea Schonhals. Domicilio: Colón N° 448 Mod. 2 PB Dpto. 3 Paraná, provincia de Entre Ríos. Fue empleado judicial y luego municipal en Paraná. En sus declaraciones Kunzmann dice que en 1974/75, fue detenido varias veces. ORGANIZACIÓN: Montoneros –Juventud Peronista (JP)– con el grado de aspirante.

1. MILITANCIA Se inicia en la Juventud Peronista (JP) colateral de Montoneros, encargada de la captación y adoctrinamiento de jóvenes para incorporar a la organización. Entre 1974-75, por ser un activo militante, la Policía entrerriana (Div. Inteligencia) lo detiene varias veces pudiendo zafar en el límite. Por estos problemas, sin cobertura y siendo muy conocida su militancia, fue trasladado a Córdoba en los meses de septiembre y octubre de 1976, rentado por Montoneros y con el grado ya de “aspirante”, a la célula territorial. Vivía en una pensión en B° Altamira, al este de la capital cordobesa, en calle Agustín Garzón al 3600.

2. HECHOS SALIENTES EN LOS QUE COLABORÓ CON LAS FUERZAS LEGALES Luego de su detención, Kunzmann se dedicó a delatar a toda la célula territorial a la que pertenecía, marcó casas y citas que permitieron la detención de 5 ó 6 militantes (entre ellas, la jefa o responsable de la estructura). En sus declaraciones, manifestó que participó de esos procedimientos, pero lo que no dice es que lo hacía en calidad de “delator marcador”. Al margen, dice también que fue llevado (y dice no saber en calidad de qué) como a “treinta” procedimientos. (Ver declaraciones Fs. 1026/1048 (de fecha 30 diciembre 2002, Fs. 1027 1 ra./1037 y 2da. 1038/1048). En enero/febrero 77 pasa a trabajar en las oficinas por ser buen dactilógrafo junto a Geuna, Remondegui, Contemponi y otros (fs. 1038 Causa Atienza Expte. 17.526). Organiza todo el sistema de procedimientos, lancheos, vehículos públicos, por su experiencia adquirida en la Secretaría o Célula Territorial.

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También colaboró en la confección de organigramas, con los nombrados en el punto anterior. Kunzmann fue detenido gracias a una “cita” en la sala de juegos existente al lado de la galería Cinerama, Av. Colón 373, Centro Córdoba, el día 09 de diciembre de 1976. Mencionó a Andrés Remondegui, Gustavo Contepomi, Graciela Geuna, Dora Zárate, Cecilia Meschiatti, y del PRT-ERP a Horacio Dottori, Liliana Callizo, Piero Di Monte, Beatriz Suzzara y Ana Iliovich, que fueron los primeros detenidos en obtener beneficios y determinadas concesiones para el desplazamiento dentro del predio La Perla (Fs. 1038 al 1040/41). En la última foja, Héctor Teodoro Kunzmann detalla cómo eran los simulacros de “fusilamientos” para ablandar a los recién detenidos. También participaba en convencer a los detenidos subversivos para que hablaran y colaboraran con las Fuerzas Legales. Navidad de 1976, participa de la guitarreada organizada en la cuadra por el personal de Gendarmería Nacional y también para fin de año, se realiza otra reunión en La Perla, donde también concurre personal militar de Inteligencia que procedió a saludar a los “colaboradores”. En abril de 1977, a su pedido, pasa a trabajar al taller mecánico en La Perla, puesto u ocupación que le permitía andar en ese lugar con más libertad, pero lo privó de ver en detalle qué ocurría propiamente en las oficinas y otros movimientos. A esto, él mismo dice que en agosto de 1977 y por su colaboración brindada, se le autoriza escribir a sus familiares de Paraná, ex esposa, hijos y padres. A fines de 1977 y antes de que naciera su hija, Héctor Teodoro Kunzmann toma contacto con sus padres que habían viajado a Córdoba cuando ya gozaba de un régimen de franco, y por no contar con parientes, se alojaba en la casa del militante del ERP, “Horacio” y Sra., en Juan de Dios Filiberto y Suipacha, barrio Pueyrredón, en Córdoba, y también en la casa de Mabel Lía Tejerina, NG: “Alicia”, Caso 60, en B° Alberdi. Antes de Navidad de 1977: se le dio una licencia especial a la ciudad de Paraná y se le proporciona para mayor seguridad, un contacto militar del Destacamento de Inteligencia 123 “Paraná” donde debía preguntar por el capitán Navone y teléfonos para cualquier emergencia. A las pocas horas de andar por la ciudad de Paraná, fue detenido por la policía entrerriana (Inteligencia - Investigaciones), pero fue puesto en libertad en forma inmediata al tomar participación personal militar. Luego pasó ambas fiestas sin inconvenientes para regresar a La Perla, en los primeros días de 1978. Desde este viaje, surge un hecho o una duda. ¿Pudo Héctor Teodoro Kunzmann haber trabajado para inteligencia militar o policial? En medios militares de Inteligencia de Córdoba y en cuadros bajos y medios se plantean esta sospecha, lo que se debe al encadenamiento de hechos ocurridos desde su detención en diciembre de 1976:



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donde tuvo un muy buen trato; al poco tiempo y tuvo un trabajo cómodo y especial; sus francos poco después de su detención pueden ser sospechosos, así como el permiso que gozó para concretar un noviazgo, trabajando cómodo en el taller; su actuación en más de “30 operativos”; su libertad condicional y finalmente su libertad definitiva. El análisis dice que de no contar con algún tipo de acuerdo previo y al estar tan “quemado” en Paraná, Kunzmann fue trasladado a Córdoba para un mejor rendimiento. Abona más esta teoría, al margen de ser paranaenses ambos, el hecho que conocía detalles personales a fondo del capitán Carlos Alberto González y de toda su familia porque él había trabajado con su padre en la Municipalidad. Todo lo antedicho generaba dudas acerca de su eventual pertenencia orgánica al Ejército. En 1978, vuelve de vacaciones. Al poco tiempo oficializó su relación con Mirta Iriondo, de la OCPO, en La Perla. A los pocos días concurrió como “marcador” al Festival Nacional de Folclore, en Cosquín. Luego continúa con las salidas de francos, y concurrió regularmente a la casa de Mabel Lía Tejerina, en tanto avanzaba el embarazo de Mirta. Su hija Natalia nació el 6 de Nov. 78, su pareja Iriondo pasó a la casa de sus padres de Barrio Rivadavia. Por desavenencias con los padres de la Iriondo, la pareja, junto con los niños Bruno y Natalia, pasaron a vivir a la casa de la Tejerina en el barrio Alberdi. Kunzmann consiguió trabajo en una empresa de construcción de caminos, luego pasó a trabajar en la fábrica de pinturas llamada “Romero Caniza”- Ver sus propias declaraciones. Los primeros meses del 79, salió del país vía Río de Janeiro, tomando contactos con Horacio Dottori (residente allí) y éste le ayuda a relacionarse con distintos organismos de la embajada de EE.UU. en Brasil. En marzo de 1980, la pareja y niños viajaron a Suecia, donde se los asiló como “presos políticos”. En Suecia se entrevistan con Carlos A. Pusetto, NG: “Damián”, Caso 49, oficial de Montoneros que también había optado por salir del país. Efectuó denuncias contra las FFAA en el tribunal RJ- Sell, en Suiza. Hace un testimonio actualizado, basado en sus declaraciones ante la CONADEP en 1984 donde habría declarado: “…El próximo paso fue la libertad vigilada. Desde fines de 1977 y durante todo 1978 fuimos abandonando La Perla los 17 detenidos detenidos-desaparecidos ‘antiguos’, siendo mi ‘turno’ a principios de noviembre de 1978 quedando en el lugar sólo tres compañeros más... Mi salida se produjo sólo unos pocos días después de la de mi entonces compañera, ‘Norma’, Mirta Susana Iriondo, embarazada a punto de parir y con quien compartí durante todo 1978 la salida mensual de los fines de semana. Nuestra hija Natalia Alejandra Kunzmann nació sólo unos días después, el 6 de noviembre de 1978.

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Caso 33: Silvia Labayru De Lennie NG: “Mora”

Nos fuimos a vivir a una casita alquilada que nos cedió una de las compañeras detenidas junto con la beba y su hermano Bruno, hijo de ‘Norma’ en su anterior matrimonio. Dado mis conocimientos en tareas administrativocontables, rápidamente conseguí trabajo en una empresa de construcciones de caminos…” Con su pareja, valiosa colaboradora del ya mencionado OCPO, Mirta Susana Iriondo se fue a vivir a Suiza. También participó en la confección de un documento, junto a Mirta Susana Iriondo, sobre aspectos relacionados con sus detenciones en La Perla. En el juicio causa “Brandalisi 40/M/08, declara en TOF 1°, el 24 junio 08.

ORGANIZACIÓN: Montoneros. JERARQUIA: Aspirante. Informaciones de Capital Federal. LEGAJO CONADEP: 06838.

1. MILITANCIA 3. CONCLUSIÓN Está demostrado que Héctor Teodoro Kunzmann, cuadro de Montoneros, detenido en Córdoba fue una activo terrorista mientras estuvo en la militancia. Luego de detenido proveyó mucha información en La Perla donde permaneció colaborando por casi cuatro años. El haber sido pareja de una “colaboradora” cuyo origen era OCPO, permitió a la Inteligencia militar aumentar los conocimientos de esa organización. Su colaboración fue inestimable durante ese tiempo en la zona Córdoba, lo que permitió que cayeran muchos terroristas detenidos o muertos y algunos figuran como desaparecidos. Sin dudas por sus acciones debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

Militó en una célula de informaciones y, entre otras cosas, en 1975 participó en la colocación, activación y explosión de una bomba en la confitería Santa María donde hubo 2 muertos. El 26 de diciembre de 1974, fue detenida mientras se encontraba en la Unidad Básica “Beto Simona” de la Juventud Peronista denominada “Tendencia Revolucionaria” (Zavala Nº 3331, Cap. Fed.). En el lugar se secuestraron murales escritos por la JTP y JP, panfletos refrendados por las organizaciones de “Tendencia Revolucionaria”, una bandera argentina con la inscripción “Montoneros” y otros elementos relacionados. Se instruyeron las actuaciones correspondientes con la intervención del juez federal Dr. Carlos A. Gentile, Secretaría del Dr. Rodríguez. El 30 de diciembre de ese mismo año, el juez federal Pasolino, Secretaría del Dr. Julio Strassera (fiscal que años más tarde, se desempeñaría como representante del ministerio público, en el juicio incoado por el gobierno del Dr. Raúl Alfonsín) solicitó la detención de la causante en la Causa Nº 2361/74 por infracción a la Ley Nº 20.840. Recuperó la libertad el 2 de enero de 1975. En julio de ese mismo año, había sido promovida a la jerarquía de “aspirante”, ingresando a la Unidad de Informaciones; sus responsables fueron NG: “Polo” y el secretario militar de Zona Capital Alberto Girando, NG: “Mateo”, Caso 27. En junio de 1975, fue promovida a la categoría de “miliciana”. En julio de 1976 planificó y ejecutó numerosas acciones terroristas. Por ejemplo: en el transcurso de ese año, participó con un grupo dependiente de Alberto Girondo del “chequeo” de un empresario, contra el cual atentaron con un explosivo. El artefacto fue activado en la confitería Santa María ubicada en Barrancas de Belgrano, y como consecuencia de la explosión muere en el acto la terrorista NG: “Gabi”, resultó con heridas de consideración la NG: “Teresa” Labayru, y la NG: “Cali” resultó ilesa. Fue capturada el 29 de diciembre de 1976 en la Capital Federal y conducida a la ESMA donde colaboró proporcionando valiosa información de Montoneros.

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Como en el momento de la captura estaba embarazada, en la ESMA tuvo una niña que nació sin inconvenientes. El parto fue asistido por un médico de la Institución. Participó con un oficial naval en una compleja y prolongada operación de infiltración en las organizaciones Montoneros y de Derechos Humanos, haciéndose pasar por hermana de un desaparecido. Lo hizo tan bien, que fue tildada de traidora por las Madres de Plaza de Mayo. Su cuñada, María Cristina Lennie, nacida el 12 de julio de 1946, NG: “Lucía” –también montonera– en un intento de captura realizado el 18 de mayo de 1977, por personal la Armada, en el barrio del Abasto; se tomó una pastilla de cianuro y a pesar de los esfuerzos, resultó imposible salvarle la vida. Había sido secretaria de Roberto Quieto, NG: “El Negro”, jefe histórico de las FAR. (Ver relato sobre la caída de Quieto Argañaraz en este libro, Caso 5). (Fuente: Libro La Memoria de los de Abajo, Roberto Baschetti, De la campana, Campana de palo, pág. 295).

Silvia Labayru recuperó su libertad el día 16 de junio de 1978 y luego de una semana, viajó con su hija a Madrid, España –en un vuelo de la compañía Varig, con pasajes suministrados por la Armada–, donde reside actualmente. Posteriormente y al cambiar la situación, para “intentar lavar su traición”, para plasmar su odio y resentimiento y/o para beneficiarse de diferentes de alguna forma, se ha presentado como testigo en diferentes causas. 2. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Y ACCIONES VARIAS Exposición de Silvia Labayru ante la CONADEP el 31 de julio de 1984). Presentada por Silvia Labayru ante Graciela Fer­nández Meijide de la CONADEP, en la Embajada Argentina en Madrid, España. (Reproducción textual). “En la fecha 31 de julio de 1984 comparece espontánea­mente ante esta Comisión Nacional Silvia Labayru, quien mani­fiesta: “El GT efectuó distintas tareas de infiltración en distintas instituciones. Esta actividad se intensificó al tiempo que decaen los secuestros y desapariciones de militantes políticos. En la mayoría de los casos la infiltración no fue más allá de simples tareas informativas. Pero en el caso de las Madres de Plaza de Mayo condujo al secuestro y desaparición de las mis­mas. Es el único hecho que haya tenido este fin que conozco mientras estuve secuestrada. Este caso lo conozco directamente.” “El oficial de apodo Niño, entonces teniente de fragata, poseía una relativa experiencia en trabajos de infiltración en organismos militantes. Tal vez por eso fue asignado a fines de 1977, para realizar estos hechos que son los que me ocupan en esta declaración.”



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“Según tuve conocimiento, entre los meses de octubre y noviembre de 1977, Niño comienza a acudir a misas, actos y reuniones de carácter público que ya desarrollaban entonces los familiares de desaparecidos. Su trabajo comenzó a dar frutos al poco tiempo, utilizando la identidad de Gustavo Niño. De este modo aparecía como hermano de un desaparecido verdade­ro del mismo apellido. Del grupo de inteligencia, que dirigía las actividades del GT, surgió la iniciativa de que el Teniente Niño comenzara a ser acompañado en algunas ocasiones por una secuestrada con el fin de aumentar la credibilidad de su labor. Esta iniciativa se fundaba en el hecho de que el Teniente Niño había hecho ya un relevamiento suficiente de las actividades vinculadas a los derechos humanos y desapariciones como para pasar a otro nivel como era concurrir los jueves a la Plaza de Mayo. Al principio, lo acompañó un par de veces otra secuestrada. En una de esas ocasiones, la Policía Federal intervino y perturbó el desarrollo normal de la marcha, a raíz de lo cual Niño se enfrenta con la policía en defensa de las Madres. El suceso sirvió para hacerse conocido entre los familiares que asistían a la plaza. Desde este episodio en adelante, ella y Niño ya podían “considerarse” como la misma persona. Luego la secuestrada que hasta ese momento acompañó a Niño fue reemplazada por la declarante. Esta elección se debía, según se me dijo, a que yo tenía un aspecto físico y edad apropiadas para desempeñar el papel de hermana menor de Niño. Además, la secuestrada a quien sustituí era esposa de un conocido dirigente político y podía ser reconocida. Mi persona en cambio no ofrecía ese riesgo”. “Fui con Niño una vez a la Plaza de Mayo y a dos o tres reuniones en la Iglesia de la Santa Cruz. La cuarta vez fui a una casa en La Boca. Paralelamente, él siguió concurriendo solo a otras reuniones que se realizaron durante ese período.” “La cuarta y última vez que concurrí a una reunión fue en un domicilio particular en el barrio de La Boca, en la Capital…” y así sigue todo el relato y termina diciendo: “Sin lugar a dudas, el papel que me tocó jugar en estos hechos que relato constituye la huella más traumática de todo cuanto padecí durante el año y medio que permanecí secuestra­da”. En Apartado dice: “…Por lo demás no creo que mi concurrencia a las reuniones mencionadas pueda aportar datos significativos. Durante las mismas, se discutían las tareas habituales en orga­nismos de este tipo: peticiones a ministerios, divulgación, etc. Y por cierto en las mismas se ponía de manifiesto la apropiada mimetización que lograba el teniente Niño, completada por la presencia, en algunas ocasiones, de una supuesta hermana menor, que era yo. Ejecutado el múltiple secuestro, los sucesos que ocurrieron a continuación, se desarrollaron dentro de la ESMA”. La pregunta importante es cómo puede decir que no cree que pueda aportar datos significativos de esas reuniones. ¿No habló nunca, cada vez que fue, cómo desempañaba su rol? ¿Qué mentía para aparecer junto a su acompañante?

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Nombres de otros detenidos reconocidos por ella en declaraciones de la Causa ESMA: Norma Arrostito, Roberto Ahuma­da, Laura Tacca de Ahumada, Ramón Ibáñez, Mercedes Caraz­zo, Miguel Ángel Lauletta, María Isabel Murgier, Dagmar Hagelin, Ana Dvat­man y otros (Ver lista adjunta). Nombres o apodos de represores: Nombra a ocho oficiales reiterados en otras declaraciones de otros testigos necesarios. Duración de su detención un año y medio.



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Isabel Murgier, Carlos Caprioli, Marta Bazán (fallecida), Anita Dvatman, Silvia Labayru, Federico Ibáñez, Oscar Paz (fallecido)…”. n Testimonio 3 (Fuente: Declaración de María Milia de Pirles en su informe).

“Con respecto a Silvia Labayru, recuerda que le comentaron que tuvo familia en la ESMA (una beba) pero que la vio en pocas oportunidades dentro de la misma. Que esa chica nunca estuvo en capucha ni en capuchita mientras la dicente estuvo detenida en la ESMA”.

COMENTARIOS SOBRE ESTA EXPOSICIÓN Esta exposición, realizada en el año 1984 ante la CONADEP y que luego el juez Torres y el fiscal Taiano tomaron como base para imputar a una considerable cantidad de personal de la ESMA en el hecho, independientemente de que, desde el punto de vista jurídico, carece de valor según fallo de la CSJN que juzgó a las Juntas Militares, La mayor parte de su contenido contiene frases sin ningún sustento ni constancia alguna para juzgar la causa ESMA, sino que se trata de afirmaciones meramente subjetivas que no permiten un juicio sobre la razonabilidad, divorciando de tal modo cuestiones que inexorablemente deben unirse en una decisión judicial: los hechos, modo, tiempo y lugar con las reales y concretas pruebas. Del relato que hace ante la CONADEP sobre esas detenciones, habría presenciado uno solo de los doce producidos. En los demás está probado que no estuvo presente pero sus expresiones son tomadas como datos concretos por la Justicia cuando dijo: “…También me dijeron que se iban a producir otros secuestros de familiares allegados al grupo de la Iglesia de la Santa Cruz… Más tarde supe, también por boca de los oficiales, que algunos de los familiares fueron secuestrados…”. Todas deducciones inadmisibles en un juicio penal. 3. TESTIMONIOS n Testimonio 1 Fuente: Recuerdo de la muerte, de Miguel Bonasso, pág. 399.

Dice: “Silvia Labayru que alcanzó notoriedad en la ESMA por haber colaborado con Niño en la infiltración de las Madres de Plaza de Mayo.” n Testimonio 2 Fuente: Declaración de Miguel Ángel Lauletta del 10 de febrero de 2005.

“En tareas de Inteligencia en la ESMA, trabajaron: “…Marta Álvarez, Alfredo Buzzalino, la “Negrita Graciela” Graciela Bompland, María

n Testimonio 4 26 de octubre de 2004, embajada Argentina en Madrid, España –con la presencia del señor fiscal de la Causa del Juzgado 12, Dr. Taiano (10 fojas). “Preguntada en relación a la llamada masacre de la Iglesia de la Santa Cruz, señala que no puede aportar más datos, más allá de los precisados con anterioridad en sus declaraciones. Desea aclarar expresamente que la circunstancia de encontrarse junto a (…) en todo el desarrollo que éste estuvo en la infiltración a la organización de familiares, previo obviamente al suceso propio de las detenciones del hecho en particular, que era claramente obligada sin tener oportunidad alguna de negarse a ello, que nunca acompañó en forma voluntaria sino que en su condición de detenida-rehén, era obligada a participar de las reuniones y de los encuentros en la Plaza de Mayo junto a (…), estimando que ello obedeció probablemente al parecido físico que podría existir entre la declarante y (…) pudiendo pasar como hermana de éste. Deja constancia que no fue la primera persona que fuera obligada a este suceso. Deja también constancia que ella no participó de todo el operativo de (…) en cuanto a su infiltración en la asociación, supo que él fue a muchas más reuniones y actividades por su cuenta. n Testimonio 5 Fuente: Libro El infiltrado, de Uki Goñi, Editorial Sudamericana.

En una de sus declaraciones aduce como posible razón de la liberación: “…ser hija de militar, mínima actividad política, ser mujer embarazada, etc. En un momento dado toman la decisión de comenzar a liberar a secuestrados que habían sido objeto de un “proceso de recuperación”. “…En mi caso influyó la fuga de un detenido, Horacio Maggio en la liberación…” Respecto a gestiones hechas para su liberación: Expresa, “el Hábeas Corpus y gestiones de mi familia ante altos oficiales de las FF.AA.”

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n Testimonio 6 “No se olvidan de Astiz” del domingo 25 de enero de 1998 - Publicado en edición impresa por Uki Goñi. La Nación expresaba:

“A casi veinte años de ser liberada de las cadenas de la ESMA, Silvia Labayru, una ex montonera secuestrada en diciembre de 1976, cuenta por primera vez a un medio periodístico cómo fue su cautiverio, por qué salvó su vida y qué clase de relación la unió a Alfredo Astiz, que la presentaba como su hermana durante sus operativos de infiltración”. Relata que: “Alfredo Astiz tomó el panfleto. La monja Alice Domon se hallaba presente. Estaba firmado por el Partido Comunista Marxista Leninista (PCML). La monja ni pestañeó”. Astiz no lo podía creer. Después de seis meses de paciente trabajo había finalmente encontrado “evidencia” de que las Madres de Plaza de Mayo eran apoyadas por la “subversión”. A los pocos días dos monjas francesas, cuatro jóvenes del PCML y seis madres y parientes de desaparecidos que solían reunirse con Astiz en la Iglesia de la Santa Cruz fueron detenidos en operativos... “Cuando apareció el nombre de este grupo, eso les desató la decisión de detener masivamente a toda esta gente, aún a los que eran del partido”, dice Silvia Labayru. Ella, la Labayru dice: “El tema del marxismo era para los marinos intragable, tenían la teoría de que los montoneros podían tener posibilidades de sobrevivir porque eran un grupo que tenía una base nacionalista y que por lo tanto eran recuperables, se compartía una visión nacional o nacionalista de la política, pero que los marxistas eran absolutamente irrecuperables, como si fueran el demonio”. Labayru ha sido severamente cuestionada por su papel en la infiltración. “He tenido la idea de que esa gente que me criticó no discriminaba entre los que eran víctimas y los que eran verdugos. Me trataban como si fuera una persona que no había sido secuestrada. Me sorprende que no hicieran una distinción tan elemental. Creía que el horror se había terminado cuando salí de ahí adentro. Luego me tocó vivir durante muchos años un castigo en que la gente ni siquiera quería oírme, se me negaba la posibilidad de la más elemental defensa”. La actitud de la dirigencia de Montoneros en el exilio era, especialmente complicada. “Firmenich y compañía literalmente mandaron a un suicidio entre comillas a miles y miles de jóvenes sin el más mínimo prurito. He leído documentos allí en la ESMA que llegaban de la dirigencia de Montoneros, desde Roma, donde decían que el costo de la Guerra Revolucionaria iba a ser de diez a quince mil jóvenes que iban a dar su vida, pero que era el precio de la guerra. Mientras, ellos tomaban el café en el Trastevere. Tú, que tenías veinte años y estabas allí dentro decías, yo por lo menos decía: « ¡Vaya, vaya!» Me parecía penoso estando allí dentro. Me sigue pareciendo mucho más penoso desde la perspectiva actual”. “Él nunca forzó la situación. En todo caso, no veía con buenos ojos las relaciones entre los oficiales y las secuestradas. Sentía conmigo una vincula-



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ción de clase y de raza. Respetaba a mi familia y el hecho de que era casada y una joven madre. Le estaré eternamente agradecida de que se haya comportado así sintiendo lo que sentía. Era un suplicio quedar sola en la compañía de otros oficiales que no mostraban esa consideración”. Fin de cita. 4. NUEVAS DECLARACIONES Luego de su exposición ante la CONADEP (el 31/07/84), Silvia Labayru realizó otras declaraciones testimoniales ante otros organismos jurídicos: En esta declaración ante CONADEP y en ficha desaparecida-liberada dice claramente que sólo militaba en la Juventud Peronista, cosa totalmente falsa como se ha podido leer. 29 de diciembre de 1984: Resolución del Poder Judicial de la Nación, Caso Nº 684 Labayru de Lennie Silvia, Causa 13. “…y de Martín Gras quien fue oído mediante similar rogatoria oportunamente (exhorto diplomático) señalando que la causante (refiriéndose a Silvia Labayru) gozaba en la Escuela de Mecánica de la Armada de un régimen “especial” ya que casi nunca se la veía allí y tenía permiso para trasladarse a su domicilio…” En el mismo documento, unos renglones más abajo dice: “…Sus dichos no se encuentran corroborados por testigos presenciales…” 18 de febrero de 1985: Declara en la Administración de Justicia, Madrid, España (cuatro fojas). 17 de octubre de 2000: Juzgado Central de Instrucción Nº 5, Audiencia Nacional de Madrid, España declara en 17 fojas y nombra a la mayoría de los integrantes del GT que conoció. En todas estas “nuevas declaraciones” (en total 35 fojas) incluida la realizada el 26/10/2004 en la Embajada Argentina en Madrid, España, con la presencia del fiscal de la Causa, doctor Taiano, quien le realizó una considerable cantidad de preguntas, Silvia Labayru menciona el nombre de aproximadamente 18 oficiales que según ella, vio en la ESMA desarrollando diversas actividades. 5. CONCLUSIÓN Por todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras estuvo en la militancia efectuó atentados que produjeron varias victimas. Luego de ser detenida bajo control de las Fuerzas Legales de la Armada, Silvia Labayru colaboró intensamente con ellas, de muchas formas y en particular favoreciendo la infiltración e infiltrándose junto con oficiales militares en estructuras de DDHH que luego fueron diezmadas producto de esa infiltración. Sus acciones actuaron directamente en detrimento de la organización mili-

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tante Montoneros y en la captura y desaparición de personas. Por toda esa colaboración cayeron muchos terroristas detenidos o muertos y algunos de ellos figuran como desaparecidos. Sin dudas por sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 34: Amalia María Larralde NG: “Andrea” ORGANIZACIÓN: Montoneros. GRADO: Aspirante. DETENIDA en agosto de 1978 y fue liberada durante 1979.

1. MILITANCIA En 1974, estudió enfermería y cursó el primer año de medicina en la UBA. En octubre de 1974, viajó a Colombia a un Congreso de la Juventud Independiente Cristiana (J.I.C.) con un grupo dirigido por: Jorge Adur, Alejandro Sackmen, Marcos Lohlo, Raúl Zavalía, Lucio Rojas, Eduardo Bittis y María Bellaria. En 1974, los NG: “Beto” y “Andrea” Amalia Larralde, le dan instrucción para uso de armas cortas a Lisandro R. Cubas, NG: “Chito” en una casa ubicada en Ezeiza. En 1975, comienza a militar en Montoneros, en una célula del “Servicio de Presos” de la Columna Norte con la jerarquía de “miliciana”. En su captación participó Jorge Adur (sacerdote). Recibió instrucción militar de uso de armas cortas y preparación de explosivos. En junio de 1975, es trasladada a Territorial Hurlingham siendo su responsable el NG: “Tito”. En julio de 1975 fue trasladada a Sanidad de la Columna o Zona Oeste, siendo responsable un tal Grigera con NG: “Gerardo”, participó, además, Ayala, NG: “El Viejo”, afiliado al Partido Peronista de la localidad de Quirno. En octubre de 1975, Amalia María Larralde habría participado en el secuestro del industrial de Mercedes Benz, ingeniero Metz, por el cual la empresa pagó 4.000.000 (cuatro millones) de dólares; el secuestro se realizó el 24 de octubre de 1975. Además habrían participado: Oficial, NG: “Quique” (a cargo de la operación), NG: “Pepe”, NG: “Coco” y Amalia Sarralde, NG: “Andrea” En octubre de 1977, pasa a integrar una célula de Informaciones realizando tareas de chequeos de empresarios y miembros de las Fuerzas Legales. Una vez detenida, Amalia María Larralde se hizo “colaboradora” de la ESMA, proporcionando importantes datos para realizar nuevas operaciones, señalando en la calle a sus antiguos compañeros de militancia, locales donde funcionaban diferentes áreas de la organización y domicilios. Por ello tenía beneficios, por ejemplo calidad de vida, contactos telefónicos con sus

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familiares, visitas a su domicilio donde pasaba todo el fin de semana, etc. Luego del retiro del almirante Massera fue destinada a trabajar en una casa sita en Zapiola 3696 del barrio de Núñez, oficina de prensa de Massera. En la misma dirección trabajaron Antonio Nelson Latorre y Alfredo Buzzalino (Ver El libro del Diario del Juicio). Posteriormente Amalia Larralde, al cambiar la situación, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y resentimiento y en la mayoría de los casos, para beneficiarse de alguna forma económicamente, se ha presentado como testigo en diferentes causas.



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dos. Agrega, sin precisar detalle alguno, que esos miembros de la marina secuestraron y torturaron a militantes de Uruguay, Paraguay, Bolivia y Nicaragua y “si mal no recuerdo” de Brasil y Guatemala. El 2 de noviembre de 2004, declaró en París ante el fiscal Taiano Causa “Chacras de Coria”. 3. CAUSAS EN LA JUSTICIA En el año 2006, Amalia Larralde tiene una causa abierta por Delito de Defraudación (prontuario 25).

2. DECLARACIONES ANTE LA JUSTICIA El 1 de julio de 1979, declaró ante el juez Valdovinos. En 1980, reside en Ginebra, Suiza, junto a Juan Alberto Gasparini. En noviembre de 1981, Amalia Larralde hace una presentación escrita ante la CONADEP (36 fs.) y ante el grupo de trabajo sobre desapariciones forzadas o involuntarias de personas – División DD.HH de la ONU, Ginebra, Suiza. El 24 de noviembre de 1983, declaró la madre de Amalia Larralde, ante un juez de Instrucción Militar. El 10 de septiembre de 1984, declaró en Suiza (como la señora de Gasparini) en un exhorto del Juzgado de Instrucción Militar. En julio de 1985, Amalia Larralde efectuó declaraciones como testigo de la fiscalía ante la Cámara Federal de Apelaciones de la Capital Federal, en el juicio que se seguía a las Juntas de Comandantes en Jefe, como parte del “Maxi Staff” de detenidos que colaboraban en la ESMA. El 21 junio de 1985, el Juzgado Federal de Morón, a cargo del juez Edgardo Miguel Gaynor, pide antecedentes a la Armada sobre el período 1975 y 1985 respecto de José Daniel Quinteros, Lisandro Raúl Cubas y Amalia Larralde. El 2 de abril de 1986, el Juzgado Federal de San Isidro, a cargo del juez Alberto Piotti, pidió antecedentes Daniel Quinteros, Lisandro Raúl Cubas y Amalia Larralde, entre los años 1975 y 1985. El 5 de febrero de 1987, Amalia Larralde declaró ante la Cámara Federal. El 21 de julio de 2003, Amalia María Larralde acusó en Ginebra, Suiza al capitán de corbeta (RE) Ricardo M. Cavallo. Dijo: “Acabo de firmar mi testimonio, para que sea incorporado al sumario que se le instruye a la dictadura militar en mi país, sobre los hechos que me constan durante mi cautiverio en la ESMA, donde estuve secuestrada y fui torturada...”. Aseguró haber visto actuar a Cavallo, como uno de los oficiales operativos permanentes en la ESMA…” . Describió que, entre febrero y marzo del año 1979, los oficiales que operaban en la ESMA eran los mismos declarados por todos los ex deteni-

4. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que Amalia Larralde mientras estuvo en la militancia participó en muchos atentados que causaron victimas. Luego de detenida en esta Fuerza, entregó lo que conocía, delató a muchos militantes como ella y merece, por lo actuado y las detenciones, muertes y desapariciones ocurridas ser procesada por delitos Lesa Humanidad.

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Caso 35: Antonio Nelson Latorre NG: “El pelado Diego” ORGANIZACIÓN: Montoneros. GRADO: Oficial Mayor. PROFESIÓN: Químico Industrial. DETENIDO: el 13/14 de mayo de 1977 y liberado a fines de 1978 principios de 1979. Nº LEGAJO CONADEP: No tiene, nunca se presentó a denunciar nada ni a cobrar indemnización alguna. Murió de muerte natural.

1. TESTIMONIOS sobre sus acciones y su militancia n Testimonio 1 (Fuente: Libro Recuerdo de la muerte, Miguel Bonasso, Edición definitiva, pág. 470).

“En el momento de su caída, “Diego” era jefe de Capital. No lo torturaron ni diez minutos, medio disco, como se solía decir y cantó todas las citas con el secretariado de ese ámbito. Gallo, el jefe de sindical se envenenó; Ascone, responsable de textiles, intentó huir, lo hirieron y murió en la enfermería de la Escuela. Los otros: el Gordo Castillo, la Quica Osatinsky y el propio Mateo, fueron detenidos por el GT. “A cambio, negoció la vida de su mujer Liliana Goldemberg, a espaldas de ella. Los marinos le permitieron hablar por teléfono. “Me quebré, bichito… –avisó Diego– Rajá porque en treinta minutos llega la patota. “¡La puta que te parió! – fue la respuesta de “La Pastito”, su mujer. n Testimonio 2 Fuente: Libro La Memoria de los de abajo, Enrique Bas­chetti, Vol. I, De la Campana, Campana de palo, págs. 234 y 235.

“Liliana Goldemberg también se había iniciado en las FAR donde también era conocida con el NG: “La Pastito”. Se quitó la vida el 4 de agosto de 1980 (se tomó la pastilla) al tratar de ingresar por la frontera argentina del Iguazú y ser detectada por las fuerzas represivas. Venía a sumarse a la contraofensiva contra la dictadura militar con el grado de oficial en las fuerzas montoneras y a su cargo estaban tareas de solidaridad con presos políticos y familiares”. n Testimonio 3 (Fuente: Montoneros: final de cuentas. Puntosur Edito­res, 1988, páginas 85 y siguiente. Texto del libro de Juan Gasparini), quien dijo:

“El autor compartió prisión en la ESMA con el llamado “Pelado Diego”, ofi-



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cial montonero captado por los marinos. Antonio Nelson Latorre, “Pelado Diego”, fundador de las FAP (Fuerzas Armadas Peronistas), luego fusionados a Montoneros) a cargo de la columna Capital Federal de Montoneros entregó a sus subordinados al ser secuestrado por efectivos de la ESMA el 13 de mayo de 1977. Volvió a la luz afiliado al “masserismo”. Posiblemente se hizo orgánico del SIN (Servicio de Informaciones Navales) como Alfredo Máximo Nicoletti (“El Gordo Alfredo”) asesino del comisario Alberto Villar. Pertenecía al sector Inteligencia de Montoneros.” El “Pelado Diego” estuvo con “Esteban” o “Profesor Neurus” (nombres de guerra del asesino Rodolfo Walsh) durante cuatro meses haciendo la “inteligencia previa” al asesinato del dirigente obrero José Ignacio Rucci”. (Ver: Infórmese en www.diario7.com.ar y Escríbanos a ed.dia7@ gmail.com). En Internet hay varias páginas que ratifican que las tareas de “inteligencia”, que les demandaron unos cuatro meses a los ejecutores, estuvieron a cargo de Antonio Nelson Latorre, NG: “Pelado Diego” y Rodolfo Walsh, NG: “Esteban” o “Neurus”. Ambos “oficiales de inteligencia” de Montoneros. Contaron con la “colaboración” de los muchachos de la JTP de FOETRA, para pinchar los teléfonos y munirse de ropa de técnicos y credenciales. n Testimonio 4 Fuente: Revista Militancia, de Ortega Peña y Duhalde, Nº 31 “Latorre y Gasparini y el cura Mugica.” Una foto del Padre Mugica vestido de gorila y detrás de una reja (esta foto estaba ubicada en la sección “La Cárcel del Pueblo” donde se colocaba a los senteciados por la Orga).

A continuación el siguiente texto: “Dos mil años de política terrena ha enseñado mucho a la Iglesia Católica que es la negación del democratismo interno, sin embargo, comprendió hace muchos siglos las ventajas de tolerar las distintas corrientes que se forman en su seno. A un ala conservadora y retrógrada se opone siempre un ala liberal progresista. Una jerarquía prooligárquica, convive con sacerdotes del pueblo. Están los curas humildes y silenciosos, y están las estrellas publicitadas. A esta última especie pertenece Carlos Mugica súper star.” “El padre Carlos (como lo conocen las feligresas de su antigua parroquia de Santa Elena), por el cura Mugica (como le dicen en los ambientes políticos) o Carlitos (como lo llaman los vecinos de Copérnico y Gelly Obes, el verdadero corazón del barrio norte), siempre ha sido un movimientista nato. Como queriendo resumir en su persona todas las corrientes internas de la iglesia, trata de ser al mismo tiempo un conservador-progresista, un oligarca popular, un cura humilde y bien publicitado.” “Un revolucionario y defensor del sistema. Y así le va con el resultado.” “Lo dicho no es una acusación gratuita. Con su defensa apasionada del celibato eclesiástico y del acatamiento sin protestas a la jerarquía, es tolerado por los pre-conciliares, como “un muchacho rescatable.”

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“Su pertenencia al Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo lo refiere a los sectores de avanzada. Su hábitat en el barrio norte y sus amistades le permiten no romper los lazos creados en su carácter de Mugica Echagüe. Su labor religiosa en la Villa Comunicaciones lo emparenta con el pueblo. Su condición de colaborador de Bernardo Neustadt en la revista Extra le abre las puertas de la contrarrevolución, avalado por su círculo de relaciones (aunque a pedido de algunos amigos como el almirante Hermes Quijada, amigo de la familia). Todo mezclado como en el poema de Guillen”. “La biblia y el calefón”, diría Discépolo. Ayer misa por Carlos Ramus, luego responso a Bianculli, guardaespaldas de la UOM y hoy un oficio religioso para Isabelita (siempre queda la excusa que la religión no hace distingos políticos, como si él fuera el único cura de la aldea).” “Como si fuera un corcho, siempre flotando aunque cambie la corriente. Montonereando en el pasado reciente, lopezrregueando sin empacho después del 20 de junio, Carlitos Mugica, cruzado de oportunismo, ha devenido en “¡Depurador ideológico!” Sigue: “…desde páginas de la revista Mayoría del 19-03-1974 órgano de los ultramontanos, donde escribía con el mismo desparpajo con que escribía en Cristianismo y revolución, pontifica sobre la ‘alineación ideologista’ de nuestra juventud. Con citas a Pascal y del burócrata Zorila, rebate en cuatro líneas a todo pensamiento revolucionario y termina preconizando ‘la reconstrucción moral del hombre argentino’. Y si esto fuera poco, tiene la osadía de negar el aporte de la juventud que desde hace muchos años riega a diario con su sangre el suelo de nuestra patria dándole el siguiente consejo de pavo infatuado: ‘…que renuncie a buscar la revolución en los libros y ascienda al pueblo asumiendo sus problemas reales (…)’. Por todo lo expuesto quede Carlos Mugica preso en la cárcel del pueblo, aunque se quede sin asistir al casamiento de la hija de Llambí con Sergio Patrón Uriburu.” ¡Al sábado siguiente lo asesinan! n Testimonio 5  



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ellos, con actos de fuerza. Dicho de otro modo su mención ha servido para justificar actos de fuerza, tanto golpes militares, frentes subversivos violentos o aún una convocatoria sorpresiva a elecciones libres para poner fin a un gobierno militar… Algo puede haber habido: en contraste con el resto de la prensa, el diario Noticias minimizó la cobertura del asesinato. Ante la protesta de lectores y de algunos redactores, Firmenich publicó cuatro notas apologéticas de Mugica que, de ser cierto lo de la autoría de su muerte, eleva todo el análisis del tema montonero a la “esquizofrenia y la hipocresía” de la Conducción Nacional (CN). Sobre todo de Firmenich, que eligió a Mugica para bendecir la ceremonia de su propio casamiento. ¿Qué podía negociar Mugica con el “Brujo” a quien recurría por sus villeros? ¿“Galvanizaban la fuerza propia”, matándolo?  Quizás los Montoneros creían impedir cualquier entendimiento dentro del peronismo. ¿Qué opinan señores Jueces? ¿Se pueden admitir estas declaraciones y seguir administrando justicia contra los militares que combatieron, también con errores a esos asesinos…? n Testimonio 6 Antonio Cafiero afirma claramente que al padre Mugica lo mataron los montoneros. El político peronista confirmó, en el programa “Tiene la palabra” que se difundió el 17 de octubre de 2008, algo que estaba circulando desde hacía mucho tiempo en los medios; que al cura Mugica lo asesinó la misma banda que lo hizo con Rucci: Montoneros. Importante testimonio para la historia. El asesinato del cura Mugica. “Muchos militantes que sobrevivieron a aquello han atestiguado, además, que varios de los atentados contra sedes de agrupaciones adictas a la “M” fueron en verdad autoatentados cuyos propósito tendía a que no se alentaran esperanzas de un arreglo negociado “en” el peronismo. No es menor decir que Antonio Nelson Latorre, NG: “El pelado Diego”, luego de ser liberado, nunca declaró ni en contra ni a favor de nadie. Entendió que la guerra cruenta entre hermanos debía terminar. Murió de muerte natural a fines de los 80.

(Fuente: Confesiones de un montonero: El Asesinato del Cura Mugica).

“Muchos militantes que sobrevivieron a aquello han atestiguado, además, que varios de los atentados contra sedes de agrupaciones adictas a la “M” fueron en verdad autoatentados cuyo propósito tendía a que no se alentaran esperanzas de un arreglo negociado ‘en’ el peronismo.” “Según él, el hecho se había justificado por la conducta que tuvo en el último tiempo quien fuera fundador del Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo en la Argentina; se lo evaluaba como próximo a López Rega, lo que podía despertar ilusiones contrarias a la política de ruptura con el justicialismo...” Vale como aclaración que tantos jacobinos como ultramontanos herederos de Maquiavelo trataron de purificar las sociedades corrompidas según

3. CONCLUSIÓN No quedan dudas que Antonio Nelson Latorre fue un conspicuo dirigente terrorista de Montoneros, que participó en resonantes atentados que produjeron muchos muertos. Luego de ser detenido por la Armada fue un importante “colaborador” que entregó muchos compañeros de militancia y contribuyó al aniquilamiento de la banda a la que pertenecía tal como era la misión de las Fuerzas Armadas (FFAA). Pasó a formar parte del Servicio de Informaciones

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Caso 36: Miguel Ángel Lauletta, NG: “Caín”

Navales, según expresan otros terroristas y murió de muerte natural. No hay duda alguna de que si “El pelado Diego” estuviera vivo debería ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

ORGANIZACIÓN: Montoneros JERARQUÍA: Oficial. Inteligencia Capital – Falsificación de documentos. DETENIDO: en octubre de 1976 y liberado en marzo del 1979. Tiempo de detención aproximada dos años y medio. LEGAJO CONADEP: Nº 02843.

1. MILITANCIA 1976: Funcionaba en el Servicio de Documentación del Área Federal de Montoneros. 14 de octubre de 1976: en el momento de su detención por personal de la ESMA, tenía en su poder un revolver calibre 38 y gran cantidad de elementos para falsificar documentación. De inmediato entrega a su compañero de ámbito Abel Sellini, cuyo padre tenía una casa de sellos y grabados. Arribado a la ESMA, sin dudarlo se aviene a “colaborar” con la Armada revelando toda la información que poseía de Montoneros a cambio de mejoras en su vida y la de su familia y así “marca” o “entrega” importantes datos para sus posteriores capturas. Es así como en la tercera semana de octubre, comienza a “desclavijar” las Citas Nacionales, saliendo “de patrulla” y “marcando” en la calle a numerosos compañeros de militancia, entre ellos en pocos días comienzan a caer: Alberto Girondo, NG: “Mateo” por quien sentía un gran desprecio por considerarlo “clasista”. Ojea Quintana y Daniel Lastra, NG: “Emilio”, integrantes de un Grupo Especial de Combate (GEC), en febrero de 1977 y en circunstancias en que efectuaban un reconocimiento en la zona de Acassuso. Rodolfo Walsh, NG: “Neurus”, jefe de Inteligencia de Montoneros. Armando Fioritti; Mercedes Carazzo, NG: “Lucy”, a María Milia de Pirles, NG: “Susana” y Alcira Graciela Fidalgo, mujer de “Tucho” Valenzuela. Fue uno de los detenidos que más compañeros delató. Si bien no formó parte del “Mini Staff” por su especialidad; al ser uno de los primeros detenidos considerados con condiciones para transformarse en “colaborador”, comenzó a llevar un régimen de vida similar al de ellos, los del “Maxi Staff” y a tener contactos con su familia, salida a su casa los fines de semana, etc.

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También por sus habilidades particulares, en el sótano del Casino de Oficiales de la ESMA, comenzó a montarse un laboratorio de fotografía y diagramación. Su fuerte: la falsificación de documentos. Habida cuenta de su antigüedad como detenido, a medida que transcurrió el tiempo comenzó a sentirse como si fuese el encargado del sótano y a todos los “colaboradores” que iban llegando después, “les aplica la tira” (en la jerga militar es como decir que les va imponiendo su mayor antigüedad). También dada su posibilidad de hablar con los oficiales por su trabajo específico, (había un muy estricto control en la emisión de documentos), empezó a tomarse ciertas atribuciones: daba órdenes al resto del personal de colaboradores que trabajaba en el lugar y “manejaba” algunas “internas”. Compartía el laboratorio normalmente con Ricardo Coquet, NG: “Serafín”. Para dar un ejemplo de la superioridad que él sentía tener sobre el resto de los colaboradores que por diversas causas trabajaban en tareas de construcciones, reparaciones y mantenimiento del área Logística en el sótano, al hablar de ellos se refería despectivamente como “La perrada”: Fermín Sena, Martínez, NG: “Bichi”; Vasallo, NG: “El Tío” y Ayala, NG: “Mantecol”. También frecuentaron el sótano por razones de trabajos de imprenta, que realizaban fuera de la ESMA, Daniel Lastra, NG: “Emilio”; Alfredo Margari, NG: “Chiquitín” y Carlos García, NG: “Roque”. Todos los nombrados, pertenecientes a Montoneros fueron liberados durante 1979. A fines de 1977, llegó detenida a la ESMA Rosario Evangelina Quiroga, NG: “Elena”, mujer de Oscar de Gregorio, NG: “El Sordo Sergio”, miembro de la Conducción Nacional de Montoneros, que fue capturado en Uruguay, resultando gravemente herido; murió en abril del 78. Ella fue asignada a realizar trabajos en el sótano. A partir de ese momento, resultaron evidentes los esfuerzos y el acoso que hizo Miguel Ángel Lauletta sobre ella para “conquistarla”. Para su mala suerte, ésta estableció una relación sentimental con Lisandro Cubas, NG: “Chito”, también detenido en la ESMA, Caso 19, pero que trabajaba en “La Pecera”. Ambos formaron pareja y cuando fueron liberados, se fueron a vivir juntos a Caracas, Venezuela. Los dos pertenecían a Montoneros. Lauletta fue el responsable en su momento de “manejar” los “pies telefónicos”, sistema que descubrió el área de inteligencia y que consistía en una forma de comunicación adaptada y muy difundido, a partir de mediados de 1976 por la organización, para transmitir mensajes. El concepto de Lauletta era “…que muriera la mayor cantidad de montoneros posible para asegurarse que cuando todo pasara y recuperara su libertad, no correr riesgos…”. Posteriormente y al cambiar la situación, para “intentar lavar su traición”, para plasmar su odio y resentimiento y para beneficiarse de alguna forma, se ha presentado como testigo en diferentes causas. 1996: Luego de años de ser liberado, aduciendo ser atacado constan-



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temente por sus antiguos compañeros, y por ende quedarse permanentemente sin trabajo, pasó a colaborar con la Subsecretaría de Derechos Humanos a cargo de la abogada Alicia Beatriz Pierini, NG: “Licha”, militante montonera, tarea por la que percibe una remuneración mensual. 2. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Fue un hombre de mucha confianza para el GT, de hecho es quien más documentos falsos habría fabricado durante su detención. Su declaración sobre nombres de personas detenidas y miembros de la Armada es muy detallada y completa. Repite los nombres de las mismas personas que todos los otros declarantes históricos. Hizo su primera denuncia el 2 de octubre de 1997 ante la Subsecretaría de Derechos Humanos y Sociales del Ministerio del Interior, incorporada su denuncia en CONADEP con Legajo Nº 02843. Recién lo hizo catorce años después de concluido el Proceso, lo que indica las dudas que vivió antes de hacerlo o si fue inducido a formalizarlo. Entre 1999 y 2000 pasó a colaborar en charlas sobre Derechos Humanos y “esclarecimiento a los jóvenes”, en la parroquia y colegio San Patricio de los “padres Palotinos”. Posteriormente hace su 2º denuncia en el juzgado del juez Adolfo Luis Bagnasco, el 25 de marzo de 1999, haciendo un relato pormenorizado de hechos vistos y vividos y de personas que trabajaban en la ESMA. 2000: Declaró en la Causa 7964/99 donde se imputa a personal naval por procedimientos efectuados contra las finanzas de Montoneros. 2001: Se presentó ante el juez Claudio Bonadío, el 8 de mayo, y sus relatos son completos y detallados. Abarca otras áreas de la organización y aporta muchos detalles que permiten completar las denuncias del fiscal de la causa. 2002 - 2003: Participó en el Grupo Imagen Cristal, para dar charlas de autoayuda en el Programa de Salud Mental Barrial del Hospital Pirovano, entre otros lugares. 3. TESTIMONIOS n Testimonio 1 (Fuente: “Rafael y sus cuadros”, Quintín, 08/12/05, Internet www. bonk.com.ar. “Lauletta según otro Monto).”

“Hace muchos, muchos años, cuando yo era un militante de superficie de la JUP sin estar encuadrado en los Montoneros (les juro que tal cosa existía), solía tratar con pichones de políticos. Entre ellos, había uno al que llamábamos con poco cariño “el enano” que era unánimemente detestado (tenía otros sobrenombres más crueles, tales como “el adoquín”). El tipo era un

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incordio: molesto, desagradable, mal bicho, de esos que viven del prójimo y nada le dan a cambio. Tenía pocas luces, al punto que nunca llegó a aprobar una materia de Exactas y su complejo de inferioridad lo llevaba a ser torvo y resentido. Para colmo, el personaje tenía una obsesión: el verticalismo. Solía tratarnos de “pequeños burgueses”, individualistas y oligarcas. Y frente a las órdenes que la conducción montonera le bajaba, no se le ocurría la posibilidad de desobedecerlas, ni siquiera de discutirlas. El enano solía pasearse con un libro titulado “ Cómo ser un cuadro peronista”, obra que no he vuelto a ver (y que a veces me parece una alucinación retrospectiva) pero que según las citas que nos leía de ella, exhortaba a dar la vida por Perón y el movimiento sin tener nunca un momento de duda.” “La palabra favorita del enano, y la usaba constantemente, era ‘traición’. No hay duda de que no hubiera vacilado en fusilar a sus compañeros si la dirección lo exigía. Pero ser fiscal en los juicios revolucionarios no fue su destino. En cambio, Miguel Lauletta –así se llamaba el enano– fue detenido en la ESMA, donde ‘se pasó al bando de los militares’ y se dedicó con singular entusiasmo a cazar a sus ex compañeros. En particular, participó del asesinato de su mejor amigo, el antiguo responsable montonero de Exactas. Todos los testimonios concuerdan sobre su conducta, desde el que recoge el libro de Bonasso hasta el mío personal. Un día lo vi en el asiento trasero de un Falcon verde en Córdoba y Suipacha y se me heló la sangre.” n Testimonio 2 Comentarios de María Inés Roqué Fernández (hija de Julio Roqué, NG: “Lino” importante jefe montonero muerto en un enfrentamiento en mayo de 1977 en Haedo. Directora del film “Papá Iván” (Mex.-Arg.): “…No sólo de los tres que acá comentamos, sino de todos los documentales “para la recuperación de la memoria” (como suele llamarse a los que tratan el drama político argentino de los ’70), que hayamos visto hasta ahora, éste está realmente entre los mejores. Por su buena factura, que elude inútiles chichecitos de edición, por lo concentrado del asunto, que muy poco se distrae del camino, por el modo equilibrado con que expone lo familiar y lo colectivo de la historia, y lo bueno y lo malo del personaje en cuestión, y sobre todo por la franca actitud de la realizadora.  “En algún momento dije que hubiera querido un padre vivo, y no un héroe muerto”, comenta, y no se desdice. El suyo es un apretado, bien sentido, acercamiento de una hija a su padre, con particular mezcla de respeto y reproches, lo que es muy interesante, porque el aludido era un famoso líder montonero, el profesor Julio Roqué, alias ‘Lino’, muerto en auténtico tiroteo, cuando el grupo de tareas del Puma Jorge Perren logró cercarlo en su refugio de Haedo. Pero antes de llegar a ese episodio, surgen otros ajustes de cuentas, y también algunas sonrisas. “El comienzo luce dentro de lo habitual en toda biografía hecha desde el afecto. Testimonios de cariño y admiración por parte de familiares, amigos y ex



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alumnas que hoy tienen, como dice una de ellas: ‘treinta años más, probablemente treinta kilos más, y treinta desengaños’. Recuerdos de noviazgo, en boca de la esposa, Azucena Fernández. Pero a los pocos minutos, de esa misma boca, también, surge la principal disidencia: ‘la vida es para vivirla, no para inmolarla’. “Pacifista, asustada por la cantidad de armas y dinero que encontraba en su propia casa, la mujer se negó a acompañar al marido en su “paso a la clandestinidad”, como hicieron otras. Ya antes, cuando él había estado preso, se negó a llevarle las criaturas, para que lo visitaran y cantaran marchas revolucionarias en el patio de visitas, como los hijos de otros militantes. Separada, debió criar ella sola a los chicos, bancarse allanamientos, exiliarse. Se le quiebra la voz, al evocar los buenos sentimientos del marido, tan mal encauzados, y también a la hija se le quebrará la voz, al preguntarse luego cómo decirle a los otros lo que le pasa con toda esta historia tan dolidamente suya.” “Ya para entonces, viene el relato de la muerte, contado por el hombre que lo ocultaba, “el tío” Héctor Vasallo, el histórico dirigente Roberto Perdía y otro ex guerrillero, Miguel Ángel Lauletta, a quien Miguel Bonasso acusa “de entregador y hasta de cobarde asesino…” “Hay un muy interesante contrapunto entre ambos, pero ahí la autora parece quedarse corta, o acaso prefiere no repreguntar, no echar a sus heridas la sal de las traiciones y mezquindades que también hubo en toda esa ‘gloriosa juventud’ de los ’70.” “En vez de contrapunto, el relato termina con un juego a dos voces: la de un ex militante, Pancho Rivas, que reconoce dudas y equivocaciones, y la de la hija y autora, que advierte el poco remedio de su obra, y se pregunta si el padre alcanzó a cuestionarse algunas cosas, en algún momento. Su entonación, propia de una argen-mex, y ocasionales subtítulos traduciendo voces lunfardas, evidencian también otro tipo de lejanía. Esta es una producción mayormente mexicana. Argen-mex es también la entonación de la madre, que habla de “tú” pero todavía tiene arrastres cordobeses, y alguna jota en vez de ese en las plurales. Lo que queda, después de tanto tiempo y tanta lágrima.” Hasta ahí la película, que apenas dura una hora. Recordemos, para cerrar estos comentarios, que María Inés se formó en México. Para cerrar éstos y abrir otros, claro. Firmado Daniel Sendrós. n Testimonio 3 (Mas testimonios de la hija de Julio Roqué, NG: “Lino”: entregado por Lauletta sin lugar a dudas).

“Por el libro Recuerdos de la muerte, de Bonasso, sabia de Lauletta y empecé a buscarlo. Recibí el apoyo del equipo de investigación de Coco Blandstein y Ernesto Jauretche. Lauletta estuvo presente durante el operativo y le pregunté si propuso un brindis ante la muerte de mi padre. Eso figura tal cual en el libro de Bonasso y esto fue corroborado por otros testi-

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monios de gente que estaba en ese momento en la ESMA. Necesitaba saber cómo habían sucedido los hechos. Lauletta había sido de Montoneros y se hubiese esperado otra actitud, si hasta los mismos militares hablaron de la valentía de cómo murió mi papá. Que Lauletta estuvo ahí no queda duda, no lo niega, pero ahí se termina el diálogo, porque no puede seguir hablando. El proceso para conseguir la entrevista fue muy complicado, finalmente se concretó en un pasillo del Hospital Pirovano, con un fondo blanco y donde circulaba gente y con luces de neón que dificultaban todo. Ese era su lugar de trabajo y supongo donde se sentiría más seguro. En ese momento coordinaba un grupo de Salud Mental...” n Testimonio 4 Declaraciones de Lauletta al Buenos Aires Herald.

“Pese a la negativa de los militares de la pasada dictadura, diversos testimonios prueban que las Fuerzas Armadas mantenían un estricto control de sus prisioneros.” Según declaró al diario Buenos Aires Herald, Miguel Ángel Lauletta, un ex militante montonero que estuvo detenido en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), la dictadura en sus servicios centrales de Inteligencia registraba “metódicamente” toda la información sobre los detenidos. El montonero, conocido como “Caín”, reconoció que colaboró con sus captores delatando y “marcando” a sus compañeros de militancia, a cambio de protección para su familia y privilegios en la detención. n Testimonio 5 (Libro Recuerdo de la muerte, Miguel Bonasso, página 303):

“El que más lo impresionó fue Miguel Ángel Lauletta, a quien el pueblo de las profundidades había bautizado “Caín”. Petiso, panzoncito, puro bigote, el Caín proseguía en la ESMA el trabajo que había llegado a dominar en la Orga: era un genio para falsificar documentos. Los viernes por la tarde se iba ‘franco’ a visitar a su mujer y sus hijos y los domingos por la noche regresaba al sótano borracho como una cuba. Lloraba entonces y se ponía pegajoso y lubrico. Rondaba como un buitre en torno de Elena, pavoneando de su poder de capo y sugiriéndole abiertamente que si se acostaba con él podía ascender a La Pecera, el mágico recinto de los elegidos”. Recuérdese que Elena era Rosario Evangelina Quiroga, quien se puso de novia con Lisandro Cubas, Ind. “Chito” y al ser liberados, se casaron y se fueron a vivir a Venezuela. En pág. 310 dice Bonasso: “El Caín largó la uña y lo miró fijamente.” –“Yo no me juego por nadie” –escupió y atacó una segunda uña. –“No, no digo que te juegues” –se apresuró a decir Jaime (Jaime Dri) –“Sólo que si te preguntan o algo así”… El falsificador volvió a dejar la manicura y se pasó un índice grasiento por el bigote.



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–Mirá Pelado –empezó– “Yo puse mucho en esto. No sé si me entendés. Entregué mucho. Y me voy a asegurar de que las cosas salgan bien para poder vivir tranquilo.” Jaime no captaba en toda su magnitud la insólita confesión de Caín aunque le pareció advertir que tenía los ojos húmedos y enrojecidos. –Yo entregué hasta mi mejor amigo. Los dos se quedaron en silencio. Caín rubricó su frase apretando los labios y moviendo la cabeza en una afirmación obsesiva. –Así como lo oís. Por eso no voy a descansar hasta que caiga el último montonero. Se inclinó hasta casi tocar el rostro del Pelado. –Porque mientras exista un montonero existirá la posibilidad de que me peguen un tiro. Así de sencillo. Entonces te digo, yo no voy a descansar. No. No he descansado y no voy a descansar”. Se ratifica que es expresión escrita por Miguel Bonasso. En pág. 346 dice Bonasso: “Le daba asco el gordo Alfredo y toda la cohorte del “Mini Staff”. Tanto asco le daban que un día le contó al Pelado una anécdota muy significativa: volvían a la ESMA con el cadáver de Lino –un cadáver desfigurado por la bomba de exógeno que él mismo se puso cuando vio que estaba perdido– y el Caín se acercó a Perren para felicitarlo. ‘Hay que festejar’ –dijo Caín. “El Puma” (indicativo del capitán Jorge Perren), respondió seco “Festejar nada. Yo no festejo la muerte de un enemigo que supo demostrar tanto coraje”. n Testimonio 6 El 18 de diciembre de 1998, Página 12 publica: Se realizó la audiencia de conciliación en una causa por calumnias e injurias iniciada por Miguel Ángel Lauletta contra el periodista y editor responsable del diario Página 12, Fernando Sokolowicz. “Su historia fue contada por Miguel Bonasso en el libro “Recuerdo de la Muerte.” Sin embargo, Lauletta, alias Caín, no presentó ninguna demanda por lo que allí decía hasta que el 13 de abril de 1995, Página/12 publicó un artículo donde el periodista reproducía parte de la información sobre Lauletta. En el texto Caín era descripto como un hombre ‘torvo y obsecuente con los verdugos’, alguien que de víctima pasó ‘a convertirse en alguien igual o peor que sus antiguos victimarios, en la medida que no aporta datos o tareas, sino que pone todos sus talentos al servicio del exterminio’. A raíz de esta nota Laulettta inició acciones legales contra el diario, y acusó a sus querellados de aprovechar el medio y sus condiciones de ‘periodistas’, entre comillas, como figura en el texto de su demanda. En la audiencia de conciliación, Bonasso no se retractó de sus dichos y señaló que ya se había expresado en términos semejantes sobre Lauletta en su libro publicado en 1984, sin recibir reclamo jurídico alguno”.

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n Testimonio 7

n Testimonio 10

Fuente: Denuncia por privación ilegitima de la libertad. Oficio dirigido al Consejo Supremo de las FFAA; Marcelo Parrilli, Abogado (CSJN, Tomo 14, Fs. 347) Declaración de la Sra. Nélida del Carmen Pizarro de Fidalgo, en función de la privación ilegítima de la libertad sufrida por su hija, Alcira Graciela Fidalgo: (04/12/77).

Fuente: Artículo del diario La Nación, del martes 20 de mayo de 1986.

“Así, al abandonar Alcira su domicilio, tenía en mente concurrir al cinematógrafo, razón por la cual se encaminó hacia la calle Lavalle (carta Ferrara, 31-2-82). En dicha calle es ‘marcada’ por un sujeto llamado Miguel Angel Lauletta y consecuentemente, secuestrada por un grupo de sujetos que actuaban en combinación con aquél. Este grupo se hallaba integrado por (nombrar a tres personas), entre otros que no se han podido identificar.” “Los motivos presumibles de dicho secuestro, serían utilizar a Alcira Hidalgo para ubicar a Tulio Valenzuela, con quien se había casado en 1970, y separado de hecho a partir de 1973. Sin embargo, quien la ‘marcó’, Miguel Ángel Lauletta, sabía perfectamente que ésta no tenía actividad ‘subversiva’ alguna, ni vinculación a ninguno de los grupos con quienes las FFAA se hallaban en plena ‘guerra sucia’. Tampoco portaba armas, ni ofreció resistencia alguna al accionar de quienes la detenían.” n Testimonio 8 Fuente: Declaración de Carlos García “colaborador detenido” en la ESMA, marido de Miriam Lewin:

“También desea exponer el caso de una persona apodada “Caín” quien si bien era prisionero, colaboraba con el personal de la ESMA lo que le consta por haberlo visto que se movía con libertad, daba órdenes e ingresaba a la sala de torturas en el momento en que se hallaba atormentando a algún prisionero, recordando que ello ocurrió cuando el dicente era torturado.” n Testimonio 9 Declaración de Alfredo Buzzalino, “colaborador detenido”:

“Víctor le advirtió que tuviera mucho cuidado con Caín. Tres compañeros habían sido secuestrados y llevados a la ESMA, y como tenían experiencia en falsificación de documentos fueron enviados a realizar ese trabajo. Demostraron tener conocimientos superiores a los de Caín, el cual temiendo que llegaran a reemplazarlo, informó a los mandos que eran ‘irrecuperables’. Como consecuencia, se los ‘trasladó’ y nunca se volvió a saber de ellos. Caín quedó como dueño del laboratorio. Quique decidió esforzarse para no cometer errores y llevarse lo mejor posible con sus compañeros. Tenía muy presente las palabras con las que Caín lo había recibido: Bueno Quique, a trabajar bien y a esmerarse, de lo contrario en cualquier momento te vas para arriba.”

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El asesinato de Rucci. No se describe el asesinato pues el mismo se encuentra detallado en “Operación Traviata”: Sobre el asesinato de José Ignacio Rucci y la responsabilidad de la organización terrorista Montoneros, en el mismo declaró en Tribunales el periodista Eugenio Méndez, autor del libro Confesiones de un Montonero. Rucci fue asesinado el 25 de septiembre de 1973 al salir de su domicilio de la calle Avellaneda 2953, cuando se disponía a ascender a un automóvil. Allí recibió una descarga de fusilería que lo mató de inmediato… Trascendió que ante la jueza federal Amelia Berraz de Vidal, el periodista sostuvo que la investigación sobre el asesinato de Rucci, “le llevó 18 meses de trabajo y que había arribado a la certeza de que fue muerto por la Columna Capital de Montoneros, según decisión de los máximos dirigentes de la organización”. “Que los que decidieron el crimen fueron Mario Eduardo Firmenich, Roberto Quieto, Fernando Vaca Narvaja y Marcos Osatinsky, con el agregado posterior de Roberto Cirilo Perdía, Norma Arrostito, María Antonia Berger, Horacio Mendizábal, Rodolfo Galimberti y Clemente Yaguer”. “Agregó que la operación estuvo a cargo del jefe de Columna Francisco, “Paco” Urondo. Aseguró Méndez que participaron alrededor de 13 guerrilleros y que también se recibió ayuda de Rodolfo Walsh, NG: “Esteban”; El montonero, Miguel Ángel Lauletta, NG: “Caín” obtuvo los vehículos y fraguó la documentación” y agregó el testigo una lista de 20 ex integrantes de la Columna Capital de Montoneros. Se presentó el ejemplar Nº 6 de la revista La Causa Peronista, año I, donde Mario Firmenich dice en Córdoba: “…así se van amontonando todos, uno sobre otro, en el mismo lugar que Vandor, Alonso, Rucci y Coria”. El Nº 5 de la revista “Evita Montonera”, año I, pág. 18 dice: “La sangre de los compañeros peronistas caídos el 20 de junio…no fue ni será olvidada…” José Rucci ajusticiado por montoneros el 25-09-73… También presentó otras revistas editadas por las organizaciones terroristas donde Montoneros y sus dirigentes se atribuyen el hecho. Ante la siguiente pregunta: ¿Los coches, de dónde lo sacaron? Méndez respondió: “Se robaron en meses anteriores porque había que falsificar la documentación. De eso se encargaba Caín: eran un Peugeot 504 y un Fiat 1600. Al Peugeot 504 patente B – 927-846, Montoneros los secuestro el 06 de julio de 1973; el Fiat 1600 patente B- 953-048, el 07 de septiembre de 1973”. Los dos vehículos fueron abandonados en el cruce de las calles Emilio Lamarca y Venancio Flores y encontrados por personal Policial a las 19.30 del día del hecho, 25 de septiembre de 1973 (Véase la Instrucción del Expediente 8372, págs. 22, 24, 26 y 77).

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4. ASPECTOS DE INTERÉS EXTRAÍDO DE SUS DECLARACIONES Juzgado 12. El 3-05-2007 dijo: “Que el ‘Loco Nicolás’ puede ser Nicolás Lépido que él tiene entendido no pasó por la ESMA”. El 10 de febrero de 2005 dijo: “Estando en cautiverio recuerda el episodio de las monjas francesas. Le han cargado toda la culpa a Astiz, pero ese ha sido un episodio en donde estuvo involucrado el Batallón 601 que estaba en Viamonte y Callao.” “No puede decir cuándo fue el traslado de las monjas. Sabe que primero ‘levantan’ en la Boca en la casa de Remo Berardo, un atelier, donde se juntaban. Después ‘levantan’ en la iglesia de Santa Cruz y más tarde Ramos Mejía. La secuencia la conoció después, pero el día que los llevan a la ESMA los vio a todos amontonados en el fondo. Dice que empiezan a inventar que Astiz estaba metido en el asunto y en realidad, la decisión se había tomado mucho más arriba de él que era teniente de corbeta. Mientras estaba con los secuestrados amontonados en el fondo pudo el dicente ver a “Cortés”. Este era el nombre de guerra de Nº 2 del Batallón 601”. El 25 de marzo de 1999 dijo: “Tanto el intercambio de detenidos en general, como el traslado de mujeres a la ESMA a los efectos de dar a luz en particular, se efectuaba desde Campo de Mayo, Seguridad, Base de Submarinos de Mar del Plata, de Rosario, de Aeronáutica, del Batallón de Infantería de Marina con asiento en La Plata y del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. Que recuerda a esta altura del acto, que uno de los oficiales de Ejército de mayor rango que visitaba la ESMA, era Roualdes”. 5. CONCLUSIÓN Por todo lo expuesto, no existen dudas de que durante su militancia Miguel Angel Lauletta fue un activo criminal terrorista y, mientras estuvo bajo control de las Fuerzas Legales durante la Guerra Revolucionaria que se desarrolló en la Argentina en los 70, colaboró intensamente con la Armada, de muchas formas, y en particular favoreciendo la delación de sus pares y la falsificación de documentos del personal militar con los cuales pudieron operar coberturas ilegales, tanto en el país como en el extranjero. De esa forma logró mejorar el rendimiento de las operaciones de las Fuerzas Legales que fueron diezmando las estructuras de las organizaciones terroristas subversivas. Por toda esa colaboración cayeron muchos terroristas detenidos o muertos, y algunos de ellos figuran como desaparecidos. Sin dudas por sus acciones debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 37: Miriam Liliana Lewin de García, NG: “LiLi, “Peny”, “Gringa”, “Polaca”, “Colorada”, “Michi” ORGANIZACIÓN: Montoneros. JERARQUÍA: Aspirante. ÁMBITO: Informaciones. DETENIDA: en mayo de 1977 por la Fuerza Aérea Argentina. Llevada a la ESMA en marzo de 1978. Fue liberada a principios del año 1979. Tiempo de detención efectiva aproximadamente un año y nueve meses. Nº LEGAJO CONADEP: 02365

1. MILITANCIA EN GENERAL Abril de 1974: Integró un grupo anarquista denominado “R.E.S.” Hay quienes dicen que militó en una célula de informaciones y que participó en la activación de un explosivo en la confitería Santa María donde murieron dos personas. Junio del 1974: Fue detenida por infracción a ley 20.284. El 2 de enero de 1975 recuperó la libertad. Julio de 1975: se vinculó a la organización terrorista Montoneros en calidad de “activista”, integrando la agrupación Juventud Universitaria Peronista, actuando en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires. Año 1976: Es promovida a la jerarquía de “soldado” de la organización subversiva Montoneros. Imparte instrucción militar en el uso de armas cortas y explosivos a cuadros bajos de la columna Oeste de esa organización. Diciembre de 1976: Junto con Eduardo Giorello, Juan Eduardo Estévez y Patricia Palazuelos estuvieron implicados en un atentado con explosivos de un edificio de la Fuerza Aérea Argentina. Año 1977: Es destinada a la estructura militar de Montoneros en la Zona Oeste en el partido de La Matanza, utilizando los indicativos “Gringa” y “Lili”. 16 de diciembre de 1977: Registra orden de captura. Es detenida por la Fuerza Aérea Argentina y llevada a Mansión Seré. Según sus propias declaraciones, fue secuestrada el 17 mayo de 1977 a eso de las 17 y 30 hs. en la parada del colectivo 28, en el límite de la Capital Federal (Avenida General Paz). “Cuando me disponía a subir al colectivo, sentí un grito a mis espaldas: ‘¡Policía!’, y unos brazos que me sujetaban desde atrás, inmovilizándome”. Habría intentado tomarse una pastilla de cianuro, cosa que fue evitada por los hombres de las Fuerzas Legales. Tenía 19 años.

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Permaneció 10 meses en la Mansión Seré. No se registran otros antecedentes militantes de esta detenida. El 26 de marzo de 1978: Casi un año después, Miriam Liliana Lewin fue enviada a la ESMA. Ahí pasó a ser “colaboradora” de la Armada, donde la destinaron a las tareas de prensa en el sótano, hasta que el 10 de enero de 1979 la dejaron salir en “libertad vigilada”. La FAA quería “cerrar” la Mansión Seré y como Miriam Lewin era una de las detenidas destacada, al más alto nivel de ambos lugares de detención se hizo una coordinación para llevarla a la ESMA y de esa forma, preservar su vida. No se la liberó de inmediato porque en la calle también correría altos riesgos. Al llegar, inicialmente se le asignaron trabajos administrativos en la Pecera y el sótano. Más tarde, su trabajo, consistió en organizar y difundir sus encuentros con periodistas extranjeros que viajaban a Buenos Aires para ver de cerca la dictadura. Continuó la nota: “…Les podíamos servir como materia gris por nuestras capacidades. Yo presencié algunas de sus conversaciones con periodistas en cócteles donde sus explicaciones mostraban a la Argentina como un paraíso, y aseguraba que las denuncias por los crímenes de la dictadura, eran una campaña de desprestigio montada en el exterior.” 1979 - 1980: Luego de ser liberada de la ESMA, comenzó a trabajar en las oficinas del almirante Massera, colaborando en las oficinas que éste tenía en el 10º piso de un edificio de la calle Cerrito a metros de Santa Fe. Año 1985: Por intermedio de la Asesoría Jurídica de la Armada, se enviaron antecedentes de la causante a la Cámara Federal. 2. ANTECEDENTES PROFESIONALES Realizó cursos de perfeccionamiento en los EE.UU., en la CNN, en Atlanta y en el Poynter Institute de Florida, entre otros. Miriam Liliana Lewin trabajó en las revistas Crisis, Somos y Para Ti; fue secretaria de redacción de Delitos y Castigos, una revista policial literaria. Colaboró también en Interviu de España y el diario La Prensa de Nueva York. En 1992 comenzó su labor en Canal 13 y realizó distintas coberturas internacionales en Rusia, Israel, la Franja de Gaza, Alemania, Polonia, Francia, Italia, Gran Bretaña y los EE.UU. Fue nominada para varios premios. Participó del programa “Cámara del Crimen”, que se emitió por el canal de cable Todo Noticias (TN) y Canal 13. Desde 1997 integra el equipo de “Telenoche Investiga” y en el 2000, obtuvo el premio broadcasting a la excelencia periodística por su trabajo. En 1999 fue periodista de Canal Azul.



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El 1 de agosto de 2001, editorial Sudamericana presentó el libro Ese Infierno, referido a los relatos de cinco mujeres que se reunieron para intercambiar recuerdos y experiencias durante su detención en la ESMA, cuya coautoría le pertenece junto a Nilda Actis Goreta, “Munú” (muralista), Elisa Tokar, empleada administrativa y estudiante de Psicología Social, Liliana Gardella, antropóloga y Cristina Aldini, docente y concejal de Vicente López y ella.

3. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA/DIFUSIÓN Febrero de 1985: Prestó declaración testimonial ante la Comisión Nacional Sobre la Desaparición de Personas (CONADEP), Legajo Nº 2365, habiendo sido citada en el libro Nunca más, páginas 74 y 134. 18 de julio de 1985: Prestó declaración ante la Cámara Federal de Apelaciones de la Capital Federal, a pedido del fiscal Julio Strassera en el juicio substanciado a las Juntas Militares. Durante ese juicio el juez, Dr. Arslanian, le preguntó si había sido torturada a lo que Miriam Lewin respondió textualmente: “No, en la Escuela de Mecánica de la Armada no fui sometida a ninguna tortura física.” En la misma declaración, mencionó a su novio, Juan Eduardo Estévez, a su amiga Patricia Palazuelos (que habría puesto una bomba en el edificio Cóndor, hija de un brigadier), y al novio de ésta, Eduardo Giorello, destacando que todos están desaparecidos. Sin embargo, ninguno de ellos figura ni en las listas de la CONADEP, ni en ningún otro listado de desaparecidos. ¿Confusión, desinformación o falso testimonio? ¿Le preguntaron a las familias? 4. Testimonio Fuentes: Varias de las FFAA; Patricia Palazuelos figura como “Ejecución sumaria” en el libro de la CONADEP, “Nunca más”, Anexos, tomo II, pág. 679, con fecha del hecho 13/08/79.

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Eduardo Giorello no figura y Patricia Palazuelos murió durante un procedimiento, tiempo después de la detención de Miriam, junto a su concubino Eduardo Giorello, NG: “Tano”, en una vivienda de San Isidro, calle Don Bosco al 800, al ser rodeada por Fuerzas Conjuntas. Aparentemente, Giorello mató a Patricia y luego se suicidó. Previamente habría preparado un artefacto explosivo de tiempo que, al explotar, destruyó prácticamente toda la vivienda. Aparentemente la idea era producir bajas en las Fuerzas Conjuntas, cuando éstas ingresaran al lugar luego de su suicidio. Los cuerpos de ambos quedaron en el lugar totalmente destrozados por la explosión. Meses después, cuando Lewin estaba en la ESMA, dijo que perteneció a la JP, pero tenía en su poder la pastilla de cianuro, ésta fue “autorizada por la Conducción para los Montoneros” (Mario Firmenich, dio vía a su uso, en caso de ser detenidos). También en sus declaraciones de la Causa 13, Miriam Lewin habló de la columna Oeste, cosa que la JP no tenía, por varias reincidencias se puede decir que miente cada vez que puede. Veamos algunos diálogos en el Juicio a los Comandantes: “… Dr. Arslanian; Dr. Alvarado y Miriam Lewin: Dr. Alvarado: Una sola pregunta señor presidente, al referirse a Patricia Roisinger también se refirió la testigo a su marido, y dijo que era un militante del ala Oeste, ¿qué quiso decir con eso? Dr. Arslanian: ¿Un militante del ala Oeste, de qué organización? M. Lewin: “Entiendo que de la Juventud Peronista, yo no conocía exactamente la militancia”. Miriam no pudo suicidarse, le sacaron de su boca la pastilla de cianuro, cuando civiles armados, aparentemente del Servicio de Inteligencia Aeronàutica (SIA), la detuvieron. Después fue traslada a la ESMA, donde terminó siendo secretaria de Massera, conoció a Astiz, quién la invitó a salir, fueron a comer a la costanera y a tomar un café, antes de su viaje a Sudáfrica (en ese entonces Miriam tenia 19 años y Astiz era teniente, allí le dejó su dirección en Mar del Plata y en Sudáfrica). Dr. Arslanian: Zapiola y Jaramillo, esto importó su libertad. ¿Usted tenía libertad de movimiento o mantenía una suerte de situación de detención de la libertad? M. Lewin: “Yo mantenía una suerte de situación de extrema atención y le voy a explicar por qué; ese domicilio era conocido por los marinos, en varias oportunidades yo atendí el portero eléctrico y era un oficial que venía a decirme que tenía que estar a tal hora en tal lugar. En una oportunidad de su viaje a Sudáfrica, toca el timbre de mi casa el teniente Astiz; yo me sobresalto, bajo y me dice que me quiere invitar a cenar para despedirse; yo había mantenido charlas circunstanciales en la pecera con Astiz. Me hace subir a su auto, me lleva a comer a la Costanera, después me lleva a tomar café a un café del barrio de Belgrano donde él alega haber pasado buenos



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ratos en su primera adolescencia y me da su dirección en Sudáfrica y en Mar del Plata por si alguna vez yo necesito algo de él; aquí, en una agenda mía del año 1979 he encontrado esta servilleta que pongo a disposición del Tribunal”. Dr. Arslanian: Entréguela al secretario, esto corresponde a qué, este papel que usted está entregando... M. Lewin: “Es la dirección del teniente Astiz en Sudáfrica y en Mar del Plata”. Dr. Arslanian: ¿Es del puño y letra?... M. Lewin: “Del teniente Astiz”. Dr. Arslanian: ¿Del teniente Astiz? M. Lewin: “Usted puede imaginarse señor, yo sabiendo en qué cosas estaba la gente de la Escuela de Mecánica de la Armada implicada y el hecho de que a cada rato viniesen a tocar el timbre de mi domicilio, me ponía bastante nerviosa; aparte no se me permitía tomar otro trabajo. Yo alegaba que en el exterior iba a estar mejor, que tenía parientes en buena posición, que me ofrecían trabajo; nada de esto surtió resultado”. Dr. Arslanian: La protegieron de otras fuerzas “le dijeron que los padres le alquilaran un departamento” para evitar que las otras fuerzas la “chuparan”. M. Lewin: “…Bueno, el Alte. Massera al pasar a retiro, abrió una oficina en la calle Cerrito, en el décimo piso, Cerrito 1136, se dice que se va a constituir una oficina de prensa, habíamos comenzado a enviarle a Massera resúmenes de prensa que confeccionábamos a primera hora de la mañana; yo era encargada de confeccionarlos para lo cual me traían todos los diarios aproximadamente entre cuatro y media y cinco de la mañana, o sea que en la última etapa ése pasó a ser mi principal trabajo dentro de la ESMA.” Entonces en un determinado momento me dicen “decile a tus padres que alquilen un departamento, no podes ir a vivir a tu casa porque las otras fuerzas te van a ir a chupar”, efectivamente, mis padres, haciendo un gran esfuerzo económico me alquilan un departamento” y yo paso a vivir en ese departamento.” “Como la oficina de Massera todavía no estaba bien estructurada, me destinan a trabajar a una casa que se encontraba en el barrio de Núñez, en la calle Zapiola 3696, Jaramillo y Zapiola, esa casa era propiedad de los padres del teniente Radice, quien ya no revistaba más en la Armada sino que se desempeñaba como secretario del Alte. Massera en las oficinas de la calle Cerrito.” “A esa casa se había trasladado todo el material que existía en la pecera, el archivo del diario Noticias, libros, documentos, escritos políticos, todo el material que se había confeccionado en la pecera se traslada a esa casa, en esa casa trabajaba no sólo yo sino otros detenidos que habían quedado en la misma situación, trabaja transitoriamente esa chica Larralde antes de que por su insistencia, deciden dejarla ir del país, trabaja Antonio Nelson Latorre, Alfredo Buzzalino, Mercedes Carazo, y visitaba esa casa otra

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detenida que había sido retenida en el país de nombre Nilda Noemí Actis Goreta”. Dr. Arslanian: ¿Debe interpretarse que su abandono definitivo de la Escuela coincide con el retiro del Alte. Massera? M. Lewin: “Es posterior”. Dr. Arslanian: ¿Cuánto tiempo más usted permanece desde el retiro del Alte. Massera en la Escuela de Mecánica de la Armada? M. Lewin: “Yo no recuerdo la fecha exacta del retiro del almirante, pero yo permanezco en la Escuela hasta el 10 de enero de 1979”. Dr. Arslanian: ¿A partir de ese momento usted va a trabajar a las oficinas de la calle Jaramillo? M. Lewin: “De la calle Zapiola y Jaramillo”. Dr. Arslanian: ¿Como secretaria del almirante Massera? M. Lewin: “Sí, pero no en Cerrito 1136, sino en Cerrito 1126, Dpto. 4, en esas oficinas trabajaban otros periodistas que estaban encargados de la prensa de Massera, confeccionábamos las gacetillas, se me enviaba a repartirlas a diferentes agencias noticiosas”... Dr. Arslanian: ¿Percibía usted un sueldo? M. Lewin: “Sí, percibía sueldo, un sueldo bastante mínimo en ese momento, en ese momento se constituye a la vuelta de la oficina de prensa del almirante Massera lo que se podría denominar una agencia de notas por lo menos ellos la llamaban así, esa agencia de notas constaba de una teletipo; ahí trabajaba una ex secuestrada que había pasado a colaborar activamente con la Marina, de nombre Graciela Garcóa Bompland, que con nombre falso, trabajó en el Ministerio de Relaciones Exteriores en la oficina de prensa, en ese lugar al que también acudía una tal Sra. de Rubinstein que tengo entendido que se encargaba de las Relaciones Públicas del grupo de tareas, era una señora que era ejecutiva de la empresa Alto Paraná y que después fue directora de Relaciones Públicas del Ministerio de Relaciones Exteriores y posteriormente directora de Relaciones Públicas del Ministerio de Bienestar Social; se pretendía modificar, como en el Centro Piloto París, la imagen argentina en el exterior, para ello la Armada organizaba por así decirlo viajes de periodistas a la Argentina, para que estos periodistas a su regreso a sus países de origen, pudiesen en alguna forma modificar esta imagen que ellos consideraban tan deteriorada a raíz de las violaciones a los Derechos Humanos.” “Tuve oportunidad de entrar en contacto con dos de estas delegaciones, pero mi relación más estrecha por mis conocimientos de inglés, fue con la Delegación Norteamericana. La Delegación Norteamericana estaba compuesta por un periodista de origen cubano, de nombre Manuel de Dios Unanue otro periodista portorriqueño de nombre Luís Alonso y un periodista de apellido Yang del diario Newsworld que pertenece a la Iglesia Moon, la Iglesia de Unificación. Había también un camarógrafo, tuve oportunidad de ver a una Delegación Italiana pero no recuerdo los nombres porque al no saber italiano, desde la oficina de prensa de Massera, no se me comisionó para acompañarlos”.



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Miriam Lewin, militante, se casó con otro terrorista detenido en ESMA, Carlos García, a quien conoció cuando ambos estaban detenidos por actividades subversivas. Sospechada de haber tomado parte en 1977 en el atentado al almirante Guzetti, marino baleado en la cabeza y dejado por muerto por un comando montonero. Autora, con otras compañeras terroristas, de un libro presentado en agosto de 2001, Ese Infierno que cuenta su tiempo en las “cárceles de la dictadura”. Si era “infierno”, ¿cómo es que quedaron tantos sobrevivientes? Cuenta Página 12: “¿Y vos, por qué sobreviviste?”, le preguntó la hermana de una desaparecida a Miriam Lewin cuando fue a hacerle una entrevista… La realidad es que colaboró intensamente con las fuerzas militares (tal cual surge claramente de su declaración en el juicio a las Juntas, el 18 de julio de 1985), que incluso le permitieron llamar y visitar a sus familiares mientras estuvo detenida, y luego la dejaron salir del país. Se autodenomina “ex-presa política”. Jamás reconoció públicamente haber actuado en una organización guerrillera. Se presenta como “una joven idealista que en la década del ’70 ayudaba a los pobres y soñaba con un mundo mejor”. Se contradice en Página 12, ya que primero dice que “éramos seres humanos normales comprometidos con sus ideales y con las contradicciones propias de la forma en que esos ideales se habían organizado”, pero más adelante habla de la pastilla, “esa dosis de cianuro que todo militante montonero guardaba”, y sigue el reportaje: “…mi sacrificio por los demás –cuenta Miriam– ponerme la pastilla en la boca, mirar al cielo y decir gracias por poder morir así”. Frente a tantos datos aportados por la misma Miriam Lewin, resulta sorprendente y necesario incluir las recientes declaraciones de esta mujer, cuando frente a los hechos de público conocimiento, confesó su verdadera raíz revolucionaria, en un correo electrónico, cuya receptora, la señora Silvia Gladis Abagnato, (l) autorizó su difusión: “Respeto su opinión –respondiendo a los comentarios de la señora Abagnato– y no quiero polemizar. Es verdad, formábamos parte de una organización que mataba y ponía bombas. Nunca, nunca, dijimos que no teníamos nada que ver con la militancia. Al contrario, la asumimos bien de frente”. Siendo aceptado lo expresado como una realidad, resultan evidentes las mentiras de la ex montonera Miriam Lewin en sus declaraciones ante la justicia en 1985, ya que su carácter militante en esas declaraciones, comparadas con sus recientes manifestaciones, no eran la de una simple integrante de la “juventud universitaria peronista” sino de “una operadora de alto nivel” en la organización revolucionaria Montoneros, al expresar con sus propias palabras: “…formábamos parte de una organización que mataba y ponía bombas. Nunca dijimos que no teníamos nada que ver con la militancia”. Miriam Lewin logró abandonar la Argentina en abril de 1981 para radicarse en Nueva York, donde convirtió en profesión el periodismo que practicaba desde la escuela primaria.

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Regresó en septiembre de 1984 y su testimonio fue clave en el juicio contra las Juntas Militares y para revelar que muchos niños nacieron en las celdas de la ESMA, mientras sus padres eran hechos desaparecer. Siempre que pudo incluyó entre los denunciados, a Ricardo Miguel Cavallo. En julio de 1985: Habría tenido prohibida la salida del país por estar sospechada de haber tomado parte en 1977 en el atentado al contraalmirante (RE) César Guzzetti, quien fue baleado en la cabeza y dejado por muerto por un comando montonero. 20 de febrero de 1987: En el diario La Prensa, se publica una solicitada suscripta por la Cruzada Cristiana Anticomunista bajo el título “Testigos utilizados para condenar a las fuerzas armadas argentinas”, figurando la causante en la relación de testigos. 8 de diciembre de 1993: Realizó una crónica sobre el general Videla para el Canal 13 de Capital Federal, a la salida de la Capilla Stella Maris, donde se había efectuado una misa, a la que asistió el citado general. 8 de enero de 1998: El periodista Oscar Cardoso la entrevista por la Rock & Pop. La misma relata que estuvo detenida en 1977 en una “casa operativa” de la Fuerza Aérea y que luego fue derivada a la ESMA. En ese diálogo, criticó la decisión de instalar un monumento en el predio de la ESMA, opinando que no puede haber reconciliación si no hay justicia, condenando al tiempo el indulto a los militares. 11 de junio de 1998: El periodista Nelson Castro la entrevistó por Radio del Plata sobre el tema de la apropiación ilegal de menores. La entrevistada operó sobre la imagen naval al contar su detención en la ESMA, al dar cuenta de cómo se torturaba y sobre la existencia de una lista de espera en el Hospital Naval para la entrega de bebés en cautiverio. Año 1999: Mantenía relación con los integrantes de una oficina denominada Centro de la Acogida de Solicitantes de Asilo (AGECAS), que funciona en la ciudad de Ginebra, Suiza. Año 2000: Trabajó como investigadora de “Telenoche Investiga” de Canal 13, programa para el que hizo distintos temas, muchos de ellos orientados contra los militares. Registra domicilio en Caseros 3183, Capital. 10 de octubre de 2001: Acompaña la segunda serie de “Telenoche Investiga”, ciclo periodístico conducido por María Laura Santillán y Juan de Micelli. Al mismo tiempo, continúa desempeñándose como cronista del noticiero Telenoche. Fue notoria su manipulación de la información durante la transmisión de Canal 13 de los hechos de diciembre de 2001 en Plaza de Mayo. A las 01:15 del 20 de diciembre salió por celular pintando un “cuadro desgarrador de terribles masacres”, sin percatarse de que el propio canal mostraba la imagen de la plaza casi vacía. Prosiguió su inventado show mientras se escuchaba la voz desesperada de un locutor en off que le decía: ¡Miriam, Miriam, tenemos imagen directa de la plaza en el aire, desde arriba!… Recién al tercer intento, Miriam Lewin se dio cuenta y enmudeció abruptamente, mientras desde estudios pasaban a una piadosa tanda comercial…



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17 de septiembre de 2002: Continuaba integrando el staff periodístico de “Telenoche Investiga”, junto a Luis Otero, María Laura Santillán, Juan de Micelli y Mario Markic, quien se inicia en este ciclo. Año 2003: Integra la conducción, junto con Daniel Tognetti del programa “Punto Doc.” que se emitía por América TV, los días lunes a las 23.00 y los miércoles a las 22.00 siendo la voz cantante en cuanto tema surgía en relación con los DDHH. 26 de junio de 2003: El periódico mexicano La Reforma publica un testimonio de la causante sobre el capitán Ricardo Cavallo, extraditado de Méjico a España. “…Cavallo cumplía la doble función de secuestrador y relacionista público de la Armada. Un día hacía un secuestro y al día siguiente cenaba con periodistas extranjeros u organismos de derechos humanos del exterior. Era capaz de las dos cosas, Yo lo conocí en esas circunstancias y recién después me enteré de que era un represor. Era de una actitud políticamente correcta, con el tono adecuado, que tenía habilidad para agradar a los demás.” Año 2006: Presentó la edición inglesa de Ese infierno en Nueva York. Conversación con mujeres sobrevivientes de la ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) con las otras cuatro nombradas anteriormente. Miriam: “todos pagamos un precio por sobrevivir, pero no todos los precios fueron iguales”… Adriana: “Lo pagaron los que abandonaron la militancia, los que se fueron, los que se quedaron, todos tuvieron que negociar o poner algo en juego para sobrevivir”… Pero fallaba (la pastilla) más en el caso de los militantes de base que la fabricaban artesanalmente, obviamente, sin posibilidad de verificar su funcionamiento.” Miriam: “Yo la había hecho con un rouge de cotillón y con varias vueltas de cinta aisladora negra para que no le diera la luz. Pero hasta que mordí eso ya me la habían sacado…  5. CONCLUSIÓN Por todo lo expuesto, no existen dudas de que Miriam Lewin, fue una activa militante terrorista que ejecutó actos terroristas de Montoneros. Luego en la ESMA colaboró de distintas formas con ellas y en particular favoreciendo la delación de sus pares. Sus acciones tuvieron efecto en detrimento de la organización Montoneros. Además brindó información, asesorando sobre la aspectos de la organización, delatando a miembros de las distintas estructuras internas y asesorando a las fuerzas legales en las actividades hoy sindicadas como de Lesa Humanidad. Por toda esa colaboración cayeron muchos terroristas detenidos o muertos y algunos de ellos figuran como desaparecidos. Sin dudas por sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 38: Mirtha Susana Clara Loyudice de Salas NG: “Sandra” o “La Gorda”

Caso 39: Ana María Martí NG: “Chiche”

ORGANIZACIÓN: Montoneros. JERARQUIA: oficial.

ORGANIZACIÓN: Montoneros. GRADO: Oficial 2º. ESTADO CIVIL: Casada con Hugo Alberto Ramos NG: “Chilo”, Oficial montonero, vivían en una casa de San Martín, provincia de Buenos Aires. Vivió mucho tiempo en Europa, sea en Valencia, España, en Suiza 17 Chemin de la Scie (CP 1290), Versoix, Ginebra, Detenida el 18 de marzo de 1977 en la estación ferroviaria “El Tropezón” en la Prov. de Buenos Aires y liberada el 19 de diciembre de 1978. Nº LEGAJO CONADEP: 04442.

1. MILITANCIA La mencionada está acusada en la Causa Néstor Carlos Salas y otros S/Infracción a la Ley 20.840 en el Juzgado Federal de Resistencia. Participó en acciones secundarias de apoyo para la Operación Primicia realizada en el ataque al Regimiento de Monte 29. Fue detenida en su domicilio en Resistencia en la calle Brown 1955 el 9 de octubre de 1975 por su participación en la toma del aeropuerto El Pucú, posible asesina de los policías cabo Argentino Nori Alegre y sargento Efraín Casimiro Benítez. En ese lugar se secuestró: 1 itaka 12.70 mm y munición, 1 pistola 11.25 mm y munición, 1 revólver 32 y munición, 1 revólver 22 y munición, 1 revólver 38 y munición, 1 PAM 1 con 190 proyectiles de 9 mm más 3 detonadores de granadas de guerra. Su declaración en el Juzgado, con abundantes nombres de participantes de la organización, permitió detener a unos 30 militantes de la organización Montoneros. Hoy fue “imparcial testigo necesario” de cargo en la Causa Margarita Belén. CONCLUSIÓN Mirtha Susana Clara Loyudice de Salas fue concreta ejecutora de crímenes y atentados durante su militancia y luego de ser detenida con sus delaciones entregó a varios de sus compañeros de militancia que han muerto, o permanecen desaparecidos por ello debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

1. MILITANCIA 1966: La causante se radicó en España. Permaneció en ese país hasta mediados de 1967, pasando a residir en Francia hasta 1970 donde obviamente pasó a dominar el francés y donde se presume que la captó la tendencia revolucionaria de ese país. Entre los años 1970 y 1971, al regresar al país, se incorporó a las “Fuerzas Armadas Revolucionarias” (FAR), en “justicia social”, “enganchada” por su marido. Luego integró Montoneros. 1972: Ana María Martí desarrolla tareas logísticas de apoyo en la fabricación de artefactos explosivos y armamentos; recibe instrucción militar en la zona de Puerto Madryn, siendo su instructor el NG: “Colorado Adrián”. 1973: Este año, realizó intensa actividad de propaganda, interviniendo en numerosas pintadas y “panfleteadas”. Pasa a ser rentada por Montoneros, percibiendo una asignación mensual de $12.000.En septiembre de 1973, participó junto al NG: “Colorado Adrián”, quien comandó la operación del copamiento del edificio central de Obras Sanitarias de la Nación (Avenida Córdoba, Capital Federal). Participaron además los NG: “Pedro”, “Felipe” (oficial) y “Pablo” (oficial primero). La operación consistió en la reducción de la guardia, del director, su mujer y dos hijos y el robo de armamento del personal de seguridad. Desde junio de 1974 hasta abril de 1975, Ana María Martí no militó por encontrarse enferma. 1975: En el periodo comprendido entre agosto de 1972 y marzo de 1975, convive con su marido, Hugo Alberto Ramos, oficial de Montoneros, NG: “Chilo”, en una vivienda que alquilan. Tienen montado un pequeño taller donde se fabrican chapas patentes, clavos “miguelitos” y se comienza a fabricar un nuevo tipo de granada, cuyo diseño proviene de Córdoba. 1975: “Chilo” es trasladado a la fábrica de armamento de Montoneros denominada “José Sabino Navarro” de muy importante desarrollo.

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1975: Ana María Martí utilizó como arma permanente una pistola 9 mm y una granada que llevaba en su cartera; llevaba además una capsula de cianuro en la boca, para ingerirla en el caso de que se intentara su detención. En mayo, fue trasladada al área federal de la Organización. Esta área era conducida por Horacio Mendizábal, NG: “Hernán”, oficial superior de Montoneros y contaba con tres departamentos: Logística, Operaciones e Informaciones. Ana María Martí se desempeñó en el Departamento Logística, dependiendo del oficial mayor NG: “Edgardo”. Integró el Servicio de Distribución del Departamento Logística del Área Federal de la Organización, funcionando con el nombre supuesto de “Señora de Suarez” en el teléfono 760-2275. Mantenía vinculación con el Servicio de Producción del Departamento Logística que estaba integrado por: Jefe de Producción: NG: “Marcos” (oficial segundo). Jefe de Talleres: NG: “Juan Carlos” (oficial segundo). Jefe de Explosivos: NG: “Silvio” (oficial). Jefe de Diseños: NG: “Colorado” (oficial). En su vivienda, en el año 1975, se fabricaban granadas. Mantenía vinculación con Canosa, NG: “Marcelo”; oficial jefe del Servicio de Distribución y con el jefe del Departamento Sanidad, NG: “Federico” (oficial). 1976: En junio, en el domicilio del montonero “Hernán” Mendizábal, un cuadro famoso de Montoneros, también se planificó el atentado y asesinato del general Cardozo, el cual fue ejecutado por la militante montonera Ana María González quien como recordamos se hizo amiga de la hija del general, accediendo a la casa paterna y le puso una bomba debajo de la cama que la destrozó. El día 21 de septiembre, Ana María Martí participó en un atentado montonero contra la Brigada de Investigaciones de Caseros, prov. de Buenos Aires. 1977: Fue trasladada con el grado de oficial, a Territorial de la Subzona Norte, provincia de Buenos Aires. Mantenía enlace de distribución con el aserradero “Estable­cimiento Don Jacinto”, ubicado en la localidad de Machagay, provincia del Chaco; éste era dirigido por una persona llamada Leopoldo Jordan y se utilizaba como apoyo logístico del personal que Montoneros desplazaba en el monte. El 18 de marzo de 1977, Ana María Martí fue detenida por un contingente de la ESMA, en la estación ferroviaria “Tropezón” en el Gran Buenos Aires. Al llegar a la ESMA dice que la alojaron en el cuarto 13 y la interrogaron largamente. Luego fue incorporada al “Maxi Staff” y comenzó a trabajar en “La Pecera” en la parte archivo, junto a Solarz de Osatinsky, Pirles, Orazi y Eva, y también inició el régimen de los detenidos transformados en “colaboradores” (mayor libertad, mejores condiciones de vida, alojamiento, contactos y visitas con las familias, etc.). Hacía traducciones de otros idiomas. Ana María Martí se convirtió en una eficiente colaboradora de la ESMA proporcionando importantes datos para realizar nuevas operaciones, seña-



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lando en la calle a sus antiguos compañeros de militancia, locales donde funcionaba el área logística de la organización, domicilios y análisis político. Tuvo posibilidades de hacer visitas a sus dos hijos y pasar todo el fin de semana en el domicilio. Estas facilidades no se regalaban. Sus conocimientos de la organización, su experiencia como guerrillera urbana, su militancia y la cantidad de medios y personas entregadas por ella a la Armada eran méritos suficientes para obtenerlas. 1979: Es liberada de la ESMA y el 29 de junio, salió del país rumbo a Europa junto a sus hijos. En marzo/abril de 1979 se presentó en la casa de la abuela en Valencia, (Puebla de Fernal), el prefecto Febres para controlarla. Al día siguiente se cambió de domicilio (barrio la Malvarrosa). Posteriormente y al cambiar la situación, Ana María Martí en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y resentimiento y en la mayoría de los casos, para beneficiarse de alguna forma, se ha presentado como testigos en las diferentes causas. 2. ANÁLISIS PARTICULAR El día 12 de octubre, Ana María Martí junto a Sara Solarz de Osatinsky y Maria Alicia Milia de Pirles (el grupo más selecto de la guerrilla urbana femenina que hayan trabajado juntas en cualquier lugar de reunión de detenidos de la Argentina) fue una de las tres expositoras que realizaron una conferencia de prensa en dependencias de la Asamblea Nacional Francesa, auspiciada por la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU) en París, Francia. En esa oportunidad se leyó y entregó un informe detallado y completo de la base de operaciones del Grupo de Tareas, instalado en la ESMA para enfrentar el ataque terrorista. Luego de esa conferencia, se refugió en Suiza desde 1979 hasta 1983. Estos detalles deben ser compartidos en todos sus alcances y expresiones con lo expresado en los Casos 41 de María Alicia Milia de Pirles y Caso 58 de Sara Solarz de Osatinsky más adelante. 1984: En abril, su marido, Hugo Alberto Ramos, NG: “Chilo”, hace declaraciones públicas en el diario La Voz, manifestando ser secretario del Consejo del Peronismo Revolucionario de Zona Sur. 1985: En enero, su hijo Vladimiro Ramos, DNI 21.445.321, junto a su padre Hugo Alberto Ramos, realizan un curso militar en Medio Oriente, dirigido por la Organización de Liberación de Palestina (OLP). En julio, junto a un gran número de ex militantes montoneros, por disposición de la fiscalía, declaró por exhorto en el juicio que se llevó a cabo a las Juntas Militares en la Cámara Federal. 1987: el 20 de febrero, en una solicitada de la Cruzada Cristiana Anticomunista, titulada “Descalificados” y subtitulada “Testigos utili-

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zados para condenar a las FF.AA.” figura, entre otras, Ana María Martí refiriendo que los mencionados pertenecieron a organizaciones subversivas. (Fuente: La Prensa).

2. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Y DISTINTOS ORGANISMOS La primera denuncia completa contra la ESMA se produjo el 12 de octubre del año 1979 ante la Asamblea General de Francia, por tres importantes liberadas del GT, una de ellas Ana María Marti y las otras dos las citadas en este caso y los casos 41 y 58. Valga aclarar que la lista de personas denunciadas presentada en esa oportunidad, fue la base inicial de todas las declaraciones posteriores en tribunales extranjeros y nacionales contra la ESMA. Esta lista se fue completando luego por muchas otras denuncias en los años 83, 84 y más adelantes. Pasadas decenas de años, en particular desde el año 2005 a hoy, luego de eliminadas las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, aparecieron listas de “nuevos represores…” más al gusto y paladar de las organizaciones lideradas por el CELS. Incluso en algunos de estos casos aparecen otras personas agregadas en los procesos, una extraña capacidad de aumentar la memoria de los declarantes a lo largo de décadas completas… en hechos sucedidos casi treinta años atrás, lo que va de contrapelo con las opiniones de la medicina respecto a la memoria… Por lo leído de los actuales más de 250 cuerpos de la causa ESMA, en el primer semestre de 1979, existía en el Grupo de Tareas una considerable cantidad de ex integrantes de la organización terroristas que habían actuado hasta entonces en calidad de “colaboradores” con el área Inteligencia del GT; área con la cual estos colaboradores materialmente convivieron diariamente durante largos meses, esfuerzos y trabajos y los que fueron dejados en libertad definitiva por órdenes superiores de la Armada, luego de cambiar su comandante a principios del año 1979. A casi todos se les entregó documentos o pasaporte policial, pasaje aéreo y algún dinero para que rehicieran su vida en el lugar que ellos eligieran. Muchos quedaron en Argentina por decisión propia. A los que quisieron irse al exterior se les entregó pasaporte policial, pasaje aéreo y dinero para que recomenzaran sus vidas en el país extranjero que eligieran. Ana María Martí fue una de esas personas. Martí fue un importante cuadro montonero. Como vimos participó activamente en variados atentados en los que hubo muchas víctimas muertos y heridos más muchos daños materiales y luego, detenida ella, entregó a cuanta persona se le cruzó en sus paseos o por denuncias surgidas de los análisis de los interrogatorios que hacía de las grabaciones del GT del que pasó a formar parte casi orgánica como analista.



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Tres de ellas que tuvieron grado de oficial montonero y adquieren particular relevancia en esta historia; estuvieron detenidas desde inicios y mediados de 1977, trabajaron eficientemente en la intimidad de la GT y fueron dejadas en libertad, ellas fueron: a. Ana María Marti, NG: “Chiche”, Legajo CONADEP Nº 04442, detenida 18 de marzo 1977. b. Alicia Marta Milia de Pirles, NG: “Susana”, Legajo CONADEP Nº 05307, detenida el 28 de mayo . c. Sara Solarz de Osatinky, NG: “Kika”, legajo CONADEP Nº 03967, detenida el 14 de mayo de 1977. Además declararon las tres nombradas ante la ONU, la Cruz Roja Internacional, Amnesty International y el ACNUR (Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados) y ante varios otros estrados, inicialmente en Europa incluso en USA. Este trabajo efectuado por las tres denunciantes y varios otros liberados trabajando en España constituyó, años más tarde, la base de la investigación del juez Garzón y su posterior pedido de captura de muchos militares argentinos. También así se inicia la historia triste y dolida de muchos militares, policías y esencialmente marinos que a partir de aquel momento hasta hoy, fueron transmutaos de “valerosos combatientes de la Nación” enviados a “aniquilar al terrorismo subversivo– a vilipendiados “represores genocidas” cuya persecución judicial no tiene límite en el tiempo y que, para colmo de males, han sido abandonados y traicionados por las cúpuas de sus Fuerzas. ¡Ni Franz Kafka logró plasmar en su “Proceso” un escenario tan irreal y perverso! Esta denuncia fue coordinada con otros ex-montoneros residentes en Europa (como se nombrará más adelante), con el patrocinio de la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU) y fue presentada in voce por en la Asamblea Nacional de Francia, con el auspicio del vicepresidente de ese cuerpo legislativo, Bernard Stasi. Esta presentación tuvo difusión inicial en Francia y de inmediato se diseminó en otros países europeos, por ejemplo, el diario español El País del 28 de octubre del 1979, al día siguiente en el diario ABC también de Madrid, así como en periódicos de Italia e Inglaterra, detallando dónde se encontraban en ese momento varios de esos componentes del GT. Esta denuncia también motivó que fueran “escrachados” por primera vez desde el inicio del PRN, miembros de las FF.AA. argentinas en la ciudad de Londres. Estas informaciones sirvieron de base, más otras declaraciones como las de Scilingo, para que el juez Baltazar Garzón quien muchos años más tarde iniciara sus ataques y pedidos de extradición a los ex miembros del GT que funcionaba en la ESMA y de muchos otros militares argentinos.

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Esta y otras declaraciones de otros liberados, en general realizadas antes del fin del Proceso y en los dos primeros años de la democracia, fueron, con pocas excepciones la base de todos los procesos judiciales a personal naval existentes hoy en el año 2011. Debe estar claro para el lector que estas tres mujeres de amplia trayectoria terrorista, en cantidad de años de militancia armada y en calidad de sus acciones, (Como leerán en los curriculums terroristas de los tres casos: 39; 41 y 58) se hicieron traidoras a sus propios compañeros de organización haciéndose partícipes activos y necesarios para llevar adelante la represión del terrorismo colaborando intensamente con las Fuerzas Legales. Después de casi treinta años vuelven a traicionar, verbo bien conocido por ellas, pero ahora a sus viejos jefes militares con los que estuvieron en la guerra colaborando intensamente al grado que “sólo los montoneros podían derrotar a los montoneros…”. Posteriormente a aquellas denuncias en Europa; en el entre tiempo las tres ex detenidas fueron seleccionadas en los años 84 y 85 para declarar ante la CONADEP en 1984/5, tal como consta y surge de los legajos consignados en este libro. Veinte años más tarde también las tres son “Testigos necesarios” de los amañados juicios de la venganza “marxista-montonera” desarrollados bajo una óptica particular de la “Justicia Transicional” en el juicio oral de la causa ESMA. Es importante considerar cuánto tiempo estuvieron trabajando juntas en el GT como para repasar, archivar en sus memorias entre ellas informaciones de todo tipo para que organizadamente, y luego en libertad cruzarlas entre ellas y con las de otros “liberados” y preparar esa primera y todas las subsiguientes declaraciones a lo ancho y largo del mundo. No hay dudas que estas tres denunciantes fueron personas hábiles e inteligentes. Por otra parte, por sus declaraciones se desprende que fueron conocedoras de todos los detalles de con quiénes y cómo funcionaba el GT, ya que habían sido capturadas en la época de más actividad terrorista y trabajaron activamente con muchos de los miembros de esa organización naval y otros detenidos/as que incluso estaban colaborando desde mediados de 1976. En agosto de 1983, Ana María Martí hizo varias presentaciones ante la Comisión de los DDHH de Naciones Unidas, asi como variadas declaraciones en Ginebra, Berna y Zurich, Suiza, algunas relacionadas con mujeres embarazadas, pero nada dicen de las que fueron atendidas y sus hijos viven con sus abuelos o padres hoy. Todas constan en la Causa ESMA. Con los años sus declaraciones y denuncias se fueron sumando siendo actualmente una “Testigo Necesario” importante en el juicio de la Causa ESMA en finalización del Juicio Oral a la edición de este libro, donde sus acusados serán condenados fríamente por las denuncias como las que esta persona hizo siendo actora y parte de lo que se imputa a los acusados. Un mamarracho jurídico y un buen negocio para varios.



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4. EL DURO EPISODIO VIVIDO CON SUS HIJOS En un falso testimonio menciona, así como sin darle importancia alguna que, mientras estaba detenida en la ESMA, a veces visitaba a sus padres que vivían muy cerca, en la intersección de Republiquetas y Cuba. Luego habla de que sus hijos permanecían en la casa de un matrimonio en la localidad de Escobar y denuncia que fue allanada por el Ejército y sus hijos “secuestrados”. Finaliza contando que luego de un tiempo les fueron entregados a fines de 1978, asustados y en malas condiciones y que enseguida viajó con ellos, en libertad, a España. La verdadera historia es otra, existiendo muchos testigos militares y ex montoneros, impensables para muchos, los que pueden atestiguar oportunamente convocados: “Al ser detenida en 1977 Ana María Martí de Ramos, sus dos hijos Vladimiro Ramos Martí y Carmela Ramos Martí –de 6 y 4 años de edad– fueron inmediatamente entregados al abuelo materno, domiciliado en el barrio de Núñez, cerca de la ESMA, donde la madre los visitaba con mucha frecuencia. Un año después, el padre de los niños, Hugo Alberto Ramos, NG: “Chilo”, oficial montonero, peligroso y fanático sujeto, secretario militar de Columna Norte de Montoneros que no había caído preso, se los quitó al abuelo a punta de pistola y se los llevó a vivir nuevamente en la clandestinidad con él. Al ir a visitarlos la madre el viernes siguiente, se enteró de lo sucedido, regresando a la ESMA con un ataque de nervios, clamando ayuda y pidiendo la cabeza de su marido. La Marina intentó localizar a Ramos infructuosamente, por ser un clandestino total. Finalmente los hijos aparecieron meses después en un allanamiento de otra Fuerza en Escobar, en la guarida de una pareja de montoneros (de apellido Nadal) donde los dejó el padre, por tener que viajar a Brasil para realizar tareas de la organización terrorista. Por aviso de esa Fuerza y gestiones del GT, los niños volvieron a su madre, que quedó libre en ese momento y viajó a Europa con ellos a fines de 1978. Este salvaje suceso, fue el motivo principal de su divorcio. En síntesis, sus dos hijos pasaron dos veces momentáneamente bajo la responsabilidad de las FFAA por compartir la clandestinidad de sus padres y en ambos casos fueron devueltos a su familia. Constituyen ejemplos de devoluciones de niños y serán pruebas de las defensas. Su madre deberá afrontar los careos del caso y está expuesta al delito de falso testimonio bajo juramento.   5. CONCLUSIÓN Por todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras militó en Montoneros fue una activa terrorista con el cometido de numerosos atentados y asesinatos convenientemente registrados.

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Bajo control de las Fuerza Legales durante la Guerra Revolucionaria que se desarrolló en la Argentina en los años 70, Ana María Martí colaboró intensamente con éstas, entregó una enorme cantidad de información sobre la organización a la que pertenecía, sus recursos y la estructura en razón del alto cargo que ejercía al momento de ser detenida. Su activa participación como delatora y marcadora, más las muertes y atentados terroristas ejecutados por ella y las producidas por sus acciones de delación y traición a sus ex compañeros de militancia, la hacen segura acreedora a ser procesada por delitos de Lesa Humanidad. Además puede ser procesada por Falso Testimonio por la tergiversación proceso vivido por sus hijos.



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Caso 40: Teresa Celia Meschiatti NG: “Tina” D.N.I. N° 4.739.472 Pasaporte Argentino N° 5.222.654 Nacida el 4 de Julio de 1943- Domiciliada en agosto del 2003 en Francois Besson 2-1217- Meydin- Ginebra- Suiza profesión: Asistente Social. En el año 1975, residía con su pareja (Molinete) en calle Garibaldi casi esquina Bulnes, B° Pueyrredón, Córdoba, En 1977/78, en la ciudad de Cosquín, Córdoba. Sus progenitores vivían en Buenos Aires y se trasladan a Cosquín temporalmente. ORGANIZACIÓN: Montoneros: Oficial 2º. A cargo de la Documentación de la Regional Córdoba y Secretaría Regional como concubina del jefe de la Reg. Cba. Eduardo Molinette NG: “Tomás” 1. MILITANCIA Año 1969, afiliada al Partido Comunista, era fanática desde sus orígenes casi adolescente. Inició su carrera como humanista en 1967, cuando la Juventud Comunista se separó del PCA, conformó el Partido Comunista Revolucionario (PCR) y, debido a que proclamaba la toma del poder por las armas, decidieron crear el brazo armado, al que llamaron Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR). La Meschiatti siguió con fuerza revolucionaria todo el proceso de transformación. Año 1969: ya era una activa militante, participó con las FAR cometiendo innumerables hechos armados, desde asaltos a bancos, desarme de policías y entre otras cosas el recordado robo al Policlínico Bancario, donde hubo 2 muertos, 1970: toma contacto con Eduardo Molinette, quien ya era un encumbrado dirigente, junto con Roberto Quieto y Marcos Osatinski, jefes de la FAR. 1970: participa en la toma de la localidad de Garín (Buenos Aires) el 30 de julio. 1971: interceptan un traslado de armamento en Garín, donde muere asesinando el teniente del Ejército Azúa. En ambos operativos participó la Meschiatti junto con su pareja Molinette. 1972: La misma organización, en Córdoba, asalta la sucursal Banco de la Provincia sobre la Ruta 20, matando al agente de facción, pero la policía montó un cerco en barrios aledaños y varios elementos de la FAR resultan capturados, en tanto la guerrillera Liliana Gelin, cae muerta al enfrentar al personal policial que la perseguía. Ver diarios de la época. 12 de octubre de 1973. Se fusionan las FAR con MONTONEROS, participa la Meschiatti en el acto en el que anuncian la unidad guerrillera, en

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Bvar. San Juan y Av. Vélez Sarsfield, en Córdoba. Este acto contó con la adhesión del gobernador de Córdoba, Ricardo Obregón Cano, pro montonero declarado abiertamente. Este acto en Córdoba fue 5 días después, el 17 octubre de 1973. Ver publicación Jóvenes idealistas de la Dra. Victoria Villarruel, pág. 217. 19 de Set. 74: Participa de la “Operación Mellizas”, donde Montoneros secuestra a Juan y Jorge Born. En el hecho asesinan al chofer Juan Carlos Pérez, y al director de la empresa Molinos Río de la Plata, Sr. Alberto Bosch. Los hermanos Born fueron liberados meses más tarde, después de pagar u$s 60 millones. David Graiver facilita la vía económica para encauzar parte del dinero del secuestro y la suma de u$s 14 millones, fueron pagados en Suiza y transferidos al circuito financiero del banquero. Otra vía fue el Banco Nacional de Cuba, se cree que a través de la base montonera en Lima, bajo control de Horacio Verbitsky. págs. 93 y 182 del libro “Se llamaban Jóvenes Idealistas”, de Victoria Villarreal. La Meschiatti y su pareja Molinetti actuaron en tareas operativas de secuestro, siendo “Tina” una de las pocas mujeres que actuaron. Todo lo aquí expresado fue corroborado en su tiempo por los “Colaboradores” militantes montoneros Remondegui y Contepomi. Ver artículo de Noticias de Juan Gasparini, ex oficial montonero, aparecido el 2 de junio de 2007, Ver Caso 25 de este libro; militante del área Finanzas, detenido por la ESMA y amplio colaborador a punto tal que participó realizando operaciones en el exterior para la SIDE del PRN y para la Armada. Ver además este hecho citado recientemente libro de Victoria Villarreal, págs. 93 y 182. En el año 1975 la banda terrorista Montoneros organiza y pone en funcionamiento la Sección Documentación y fue elegida la Meschiatti para ser integrante en ese rubro. Viajó a recibir un curso a la República de Cuba, esto según narró ella misma. En enero de 1976, se halla presente en Córdoba, con su concubino Molinette que había sido asignado como jefe de la Regional Córdoba, participando de los atentados de “Stakel” y del restaurante “Rancho Grande”. Acciones que veremos en los Casos 18 y 52 de este libro. La Meschiatti estuvo a cargo de la documentación de la Regional Córdoba y fue admirable la destreza para desempeñarse en tal cometido. Alquiló un departamento en B° Alta Córdoba. Y también adquierieron en el Paraje Garibaldi, de B° Pueyrredón, sólo realizaron el boleto de compra y venta, con una entrega importante de dinero, pero nunca escrituraron. Desde ese momento, la Meschiatti participó de todas las reuniones de la conducción cordobesa de Montoneros, a la vez que puso en funcionamiento un nuevo sistema de citas de las distintas células de la organización, con uso de teléfonos-buzón o pies telefónicos. Ver capítulo 20 así como los casos de Contepomi y Remondegui los que fueron construidos en el detalle de cómo organizarlos y por eso, al momento de su detención, ambos, al confor-



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mar la “Mesa Montoneros” en su colaboración hacia las Fuerzas Legales, aportaron la metodología de ciframiento implantado. Precisamente, valga la paradoja, su caída se produce por el mismo sistema por ella creado. 2 HECHOS SALIENTES EN QUE PARTICIPÓ PARA LAS FFLL Detenida en “cita” (por ella programada) el 25 de setiembre de 1976 en Av. Patria esquina Lima (Iglesia San Francisco Nonato) en horas de la tarde y trasladada al Centro La Perla. De inmediato se integra directamente a la “Mesa Montoneros”, integrada por Remondegui-Contepomi (que había delatado el sistema que permitió su detención) y la Geuna. Trabajó allí con ahínco y tesón en la detención de militantes montoneros y casas operativas aun funcionando. En este trabajo, la Meschiatti fue de suma importancia, pues entregó la “célula documentación” con sus integrantes y muy importantes materiales para la falsificación de documentos como fueron: La nómina de Registros Civiles, con sus autoridades y por los años en función de casi todo et país, clasificado por provincias y localidades. La nómina de distritos militares, sus jefes y del detalle con los años en función, datos personales y familiares. Los sellos de registros civiles y distritos militares oficiales, ovalados y muestras fotocopiadas de las firmas que correspondían a cada caso, con su correspondiente sello aclaratorio. Confirma la realización, por ella, de documentos falsos a distintos militantes de la organización, como así también documentación falsa para la adquisición de viviendas Ver también a fs. 1046 ver expte. 17526 Causa Atienza, donde ella misma confirma esta tarea. Abundantes libretas de enrolamiento y cívicas en blanco. Documentación del registro del automotor a esa época, provincial; tarjetas de propiedad automotor en blanco y formularios del registro también en blanco. Además, la Meschiatti, se encargaba de dar el documento falso a un militante, y de confeccionarle una “historia ficticia” la que debía memorizar para su “pantalla ante la policía o controles callejeros, etc. El sistema estaba instrumentado para enfrentar la eventualidad incluso de interrogatorios de los militantes si caían detenidos por organizaciones varias de las Fuerzas Legales. Posteriormente a su detención estos trabajos fueron explotados en distintos Centros de Detención del Iº, IIº, IIIº Cpo del Ejército, en la ESMA y en los servicios de informaciones de las tres Fuerzas. A fines de 1976, la Regional Córdoba de Montoneros había sufrido un quiebre en dos por la acción de las Fuerzas Legales: el Secretariado Regional y la Secretaria Gremial realmente aislada del resto de la organización. En consecuencia, la Secretaria Gremial con los pocos gremialistas de Izquierda que existían quedó aislada, sin conexión con el resto de la organización, pero igual funcionando.

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La MESCHIATTI trabajó denodadamente para entregar ambas fracciones a Ejército y por distintos indicios logró ubicar la zona donde podrían estar funcionando las mismas, resultando la zona externa de B° Villa Cabrera - Alto Verde, con resultado positivo: los encuentros eran a cuatro, cinco cuadras, entre responsables gremiales y la conducción. Montados los patrullajes, se dio que aproximadamente a las 08:00, en el bar y confitería “Los Cubanitos”, en Av. Octavio Pinto al 2000, se detectó la presencia de tres elementos subversivos (célula gremial montonera), entre ellos Jerónimo Córdoba, entablándose un recio tiroteo, huyendo los ilegales y Córdoba muy herido. Estos elementos esperaban que personal de la conducción los buscara para encontrarse. La Meschiatti pensaba que su concubino Molinette, el jefe regional, ya había sido muerto tras su caída en septiembre de 1976, por eso había avanzado en la “detección” de la casa operativa donde funcionaba la Conducción y efectivamente, gracias a su colaboración, se había llegado al objetivo. Rastrillada la zona se dio, al cabo de dos horas, con la vivienda en cuestión, llamada por su estilo, el “Castillo”. Esto ocurrió el 9 de marzo de 1977. El enfrentamiento duró una hora y cerca de las 11:30 finalizó, muriendo siete (7) personas de los elementos terroristas. Lo de “Los Cubanitos” y “El Castillo” fue publicado por diarios locales con abundantes detalles. Se ha dicho que la Meschiatti había pensado que su concubino no estaba ya en Córdoba, en tanto personal policial buscaba la identificación de los subversivos muertos. Pasadas las horas circuló el rumor de que uno de ellos podría ser Molinette. Por ello, como a las 21:00, dio detalles para confirmar o desvirtuar tal versión, como por ejemplo una operación de cadera que el jefe insurrecto tenía. Confirmado por este este dato que se trataba de Molinette, se le comunicó a la Meschiatti que había muerto. La guerrillera se vio sorprendida y entró en un estado de crisis y desesperación, pues ella había sido la que había facilitado la detección y muerte de su compañero y padre de su hijo. Mayo-junio 1977: Participa junto a otros militantes colaboradores como Geuna, Callizo, Remondegui, Contepomi, Suzzara, Iliovich y Kunzmann, en los actos-desfiles conmemorativos del 25 de Mayo, realizados sobre Avs. Maipú-Chacabuco. Aquí puede verse a la Meschiatti, según una fotografía del diario La voz del interior, en el palco oficial, tras el mismo comandante del 3er. Cpo. de Ejército, general Menéndez. Por ese tiempo, la Meschiatti, pide no ser trasladada a otro lugar de detención (manejaba los dossier, en la oficina) y era consciente de sus privilegios y trato que se le dispensaba (fs. 2075/2080- Juicio 40/M/08Causa Brandalisis y otros). En la misma causa, preguntada por el Tribunal, divaga y contesta con generalidades a preguntas que la puedan complicar, como decir “no sé“,



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“aprecio”, “se supone”, “creo”, etc. así como nunca pudo precisar en dónde pudieron haber estar los cuatro militantes subversivos motivo del juicio. Llegó a decir en sus declaraciones que había venido a Córdoba “para ser mamá”, es decir a una actividad infantil, inocente, cuando su tiempo en Córdoba fue de pura militancia y al momento de su detención en una “cita operativa” con la célula Sanidad Nacional, portaba una pistota calibre 9 mm. En Oct/Nov. 77: se suma al sistema de francos, de los mismos colaboradores, y lo dice ella misma (también lo dice en el Juicio del T.O.F. Nº 1, misma causa 40/M/08. Dic. 77: En la localidad de Colonia Caroya, dicho por ella en el mismo juicio, colabora en la detención de un colaborador del PRT/ERP. Marzo-abril 1978: Con la ayuda que recibía de las autoridades militares, alquiló una casa en la entrada de la ciudad de Cosquín. Ella dice en sus declaraciones, que desde esa localidad, de lunes a viernes, se trasladaba en ómnibus diferenciales, “como si fuera a trabajar a una oficina”. También según sus dichos, a su niñito (de 4 a 5 años) lo solía atender el Dr. Raúl Acosta, conocido médico de Cosquín. (Expte. 12627 Fs. 11860) A mediados de 1978 se niega a recibir la visita de sus suegros (los padres de Molinette) quienes se enteran de la suerte corrida por su hijo. También en junio participa de las tareas de inteligencia en el Estadio Córdoba, durante el desarrollo del Mundial de Fútbol. 1978: Entre agosto y diciembre, concurría al Destacamento de Inteligencia 141, para distintos trámites, entrevistando en varias oportunidades al capitán José Alberto González. Por esa fecha también solía entrevistar al “colaborador” Carlos A. Pussetto (montonero) que vivía en B° Panamericano. Fines de 1978, principios de 1979: Participa de operativos para la “contraofensiva” de Montoneros, estableciéndose en la frontera paraguaya –Asunción–, junto a Dora Privitera y a órdenes de un sargento ayudante del Ejército del Dest. de Inteligencia 141). Ver datos de Aduana y Migraciones. A fines de 1979 la Meschiatti, subrepticiamente, abandona el país. 3. DECLARÓ ANTE LA JUSTICIA La Meschiatti dice que fueron subversivos o militantes Montoneros colaboradores de La Perla, de más jerarquía los que más delataban, nombrando como tales a Remondegui-Geuna y Contepomi, que elaboraron informes, croquis, organigramas completos, etc., pero ella, ladina y maliciosamente lo omite. Realizó sus declaraciones ante tantos estrados y tribunales, que su relato podría ser publicado casi textual en un libro. Según contó personalmente al tribunal, su primer testimonio lo hizo “ante la ONU, después en Holanda, en el 84 testimonié ante la CONADEP, testimonié en Roma, testimonié ante Garzón, y en Córdoba testimonié como unas 10 veces, además del testimonio que di en la causa Menéndez”.

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La testigo refirió que “pasaron 33 años desde aquella época, y nosotros hemos podido trabajar e investigar sobre las listas de personas que pasaron por La Perla, y recuerdo unas 15 personas que vivían en la provincia de Santa Fe”. Teresa describió las características de La Perla, con nombres y apellidos de la estructura de mando y recordó a los militantes secuestrados de origen santafesino. “El 9 de febrero lo secuestran al Cabezón Toniolli, como nosotros le decíamos”, señaló Meschiatti y agregó: “A Toniolli lo secuestran junto con una muchacha, (Analía) Arriola, que hacía un mes que estaba en Córdoba y había ido a la cita –donde la secuestraron– con sus dos hijos pequeños porque no tenía donde dejarlos, por esto los militares la consideraban una perra. En esa época La Perla estaba muy llena y por la tarde se llevaban todos los días a tres personas en unos camiones. Arriola estuvo tres o cuatro días, y se fue en uno de los camiones. A María Graciela de los Milagros Roldán y a un chico (Mario Alberto) Nivolli, también se los llevan en los camiones, eran de Santa Fe”. La testigo relató detalles de todo tipo como si realmente estuviese libre para poder presenciar todo lo relatado. Cuando el tribunal habilitó las preguntas, el defensor del represor Juan Amelong, Héctor Galarza Azzoni, le preguntó a la testigo bajo qué régimen estuvo en La Perla, si se movía libremente, si estaba tabicada. Meschiatti le explicó a Galarza que no quiso detenerse en los detalles sobre su tortura, pero “…tengo marcas de tercer grado en el cuerpo, para mí la época de las torturas es la época del año de las bermudas, porque es cuando se me ven las marcas”. Y concluyó: “Yo cada vez que tengo que testimoniar sobre esto, sufro. Ustedes preguntan, pero yo sufro, y no me quiero detener sobre esto…”. 1. CONCLUSIÓN Está demostrado que esta oficial mayor montonera tuvo activa participación en ejecutar personalmente a algunas personas y realizar varios atentados. Sus largos años de militancia la hicieron conocida nacionalmente hasta que es detenida en Córdoba en 1976. En coordinación con otros detenidos en Córdoba logró mediante su colaboración muy buenos resultados las Fuerzas Legales durante casi cuatro años. Este proceder permitió que como producto de esa colaboración cayeran muchos terroristas detenidos o muertos y algunos figuran como desaparecidos. Hoy denuncia por todos los estrados lo que ella vio sólo por haber colaborado entregando a sus compañeros de militancia. Sin dudas por sus acciones Teresa Celia Meschiatti debe ser inculpada de delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 41: María Alicia Milia de Pirles, NG: “Susana”, “La Cabra” ORGANIZACIÓN: Montoneros. GRADO: Oficial. ESTADO CIVIL: Viuda de Roberto Rufino PIRLES (oficial montonero). Ingeniero químico graduado en la Universidad Nacional del Litoral. DOMICILIO: Viviría en Alicante, España. DETENIDA el 28 de mayo de 1977 y fue liberada el 19 de enero de 1979. Nº LEGAJO CONADEP: 05307.

1. MILITANCIA María Alicia Milia era uno de los principales cuadros femeninos de las organizaciones militantes de la historia de los 70. Veamos algo de su largo “currículum terrorista”. De ella se supo que: 1964: Participó en los campamentos que el padre jesuita José María Llorenz organizaba en la provincia de Mendoza integrando el CUT (Campamento Universitario de Trabajo). Abandona el CUT por disidencias con el padre Llorenz. 1967: MARÍA ALICIA MILIA comenzó a militar como activista en una agrupación peronista radicalizada “Ateneo Universitario” que funcionaba en la Universidad del Litoral. El “Ateneo” mantenía ligazones políticas con otros grupos de izquierda como “Cristianismo y Revolución”, cuyo dirigente era el “Gordo” Maza en Córdoba, con la “Agrupación de la Universidad Católica de Córdoba” uno de cuyo dirigente eran Alberto Molinas Benizzi y Jorge Rende, con “Peronismo de Base” cuyo dirigente era el “Gringo” Alberione de Córdoba y con la “Juventud Peronista”. 2. TESTIMONIOS n Testimonio 1 Fuente: Libro La memoria de los de abajo, Roberto Baschetti, Vol. II, pág. 58, De la campana, Campana de palo, 2007.

Dice que: Alberto Molinas Benizzi, ex cadete del Liceo Militar Gral. Belgrano, escolta del abanderado del año 1962, murió cuando era miembro de la Conducción Nacional de Montoneros. Cayó en el llamado “Combate de la calle Corro 105” cuando el 29 de septiembre de 1976, la casa en que estaba reunido con otros cuatro compañeros María Victoria Walsh, Ismael Salame, Ignacio Beltrán y José C. Coronel, fue sitiada por Fuerzas

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Conjuntas. Resistieron por horas. Al final del enfrentamiento él y Victoria Walsh se pegaron un tiro para no caer con vida en manos de los militares. Era oriundo de Santa Fe. El “Ateneo” organiza charlas de adoctrinamiento sobre “Proceso de Liberación”; “Filosofía Humanista”; “Doctrina Marxista”, “Nuevas Expresiones Marxistas” (Mao, Guevara, Giap, Debray) y “Doctrina Social de la Iglesia”. Que los dirigentes del “Ateneo”, fueron, entre otros: Fred Mario Ernst, NG: “Mormón”; Raúl Yaguer, NG: “Roque”; Carlos Meneses; Raúl Bracco; Fernando Vaca Narvaja, NG: “Vasco”; Jorge Obeid, NG: “Turco”; Domingo Pochettino. El “Ateneo” a fines de 1967, tenía características militares y celulares, siendo responsable Raúl Yaguer, NG “Roque” o “Lucio” e integrando entre otros por: Maria Alicia Milia, indicativo “La Cabra” o “Susana”, Raúl Bracco y Sonia Kindrasiux. El “Ateneo”, abre nuevos frentes: barrial, estudiantil, sindical, territorial y relaciones políticas con los distintos grupos políticos radicalizados. 1968: Marta Alicia Milia actúa en el frente territorial y luego integra el “Peronismo de Base”. Es secundada por René Oberlin, Domingo Pochettino, Marta MorandiI, el “Patón” Silva y la mujer de Sebastián Poeron, NG: “Kitty”. 1969: La nombrada integra una célula de combate de Montoneros dirigida por su esposo Roberto Pirles y Raúl Bracco, NG: “Carpincho”, Iribarren, NG: “Goyo” y René Oberlin. n Testimonio 2 Fuente: Libro La memoria de los de abajo, Roberto Baschetti, Vol. II, págs. 86 y 87, De la campana, Campana de palo, 2007.

Dice que: Rene Oberlin, acorralado por Fuerzas Conjuntas a la salida de una panadería (en donde había un teléfono publico vigilado) en Burzaco, provincia de Buenos Aires, se tomó “la pastilla” un 6 de septiembre de 1977 para evitar caer con vida. En esos momentos actuaba en la columna Sur de Montoneros. Hasta fines de 1969, Marta Alicia Milia de Pirles, recibe instrucción militar en una localidad denominada “Puente Miure”, antiguo camino a “Esperanza” y “Monte Zapatero”. Los que ofician de instructores en armas son integrantes de “la vieja JP”, Debia y Banegas entre otros. En el periodo considerado, esta célula comienza el desarrollo de fabricación de explosivos, reparación de armas y tareas de tipo tipográfico (taller de Fred Ernst, taller de Yaguer y Bracco, etc.). 1971: Es trasladada a un ámbito de logística en Córdoba, que es conducido por su esposo Roberto Rufino Pirles donde le corresponde organizar la parte Sanidad. Entre los colaboradores en tareas sanitarias para Montoneros la causante trata con: a. Ricardo Jofre



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b. “Ciro”; oficial segundo y funcionario del gobierno de Obregón Cano. Se constituyen cuatro UBC (Unidad Básica de Combate), dividiendo la ciudad de Córdoba en cuatro zonas para operar una en cada una y darse apoyo mutuo. 1971: Revista en la UBC ubicada en la zona noroeste de la ciudad de Córdoba, donde se desempeña como jefe de su esposo. También integra la UBC Noroeste con Pedro Quiroga, NG: “Abel” y Osvaldo Suárez, NG: “Bambi”. n Testimonio 3 Fuente: Libro La memoria de los de abajo, Roberto Baschetti, Vol. II, págs. 146, De la campana, Campana de palo, 2007.

Dice que: Pedro Quiroga. Provincia de Córdoba. El 7 de octubre de 1974 muere en combate, defendiendo una “cárcel del pueblo” de Montoneros, donde estaba retenido un directivo de INTE S.A., por el que se había pedido rescate y beneficios para los trabajadores de esa industria. 1972: Marta Alicia Milia prestó servicios en una UBC de Córdoba dirigida por Mario Eduardo Fimenich, NG: Pepe, el cual es secundado por Roberto R. Pirles y Juan Carlos Chiocarello, NG: “Oscar”. Dic 1972: La causante integra una UBCL (Unidad Básica de Combate Logístico). Esta UBCL es dirigida por su esposo y esta integrada por NG: “Ciro” y Maria Elpidia Martínez, NG: “Negrita”, la compañera en ese momento de Mario Eduardo Firmenich, NG: “Pepe”. 21 de febrero de 1973: Es detenida juntamente con su marido, quien se encontraba prófugo a raíz de su participación en el copamiento de la localidad de San Jerónimo Norte (provincia de Santa Fe) ocurrido en junio de 1971 y Carlos Arturo Carullo quien también se encontraba prófugo a raíz de su participación en el atentado al intendente de Santa Fe, Dr. Conrado Puccio ocurrido el 18 de febrero de 1972 y también Elsa Guadalupe Sedran, concubina de Carullo, todos pertenecientes a una célula extremista de los militantes Montoneros. 26 de febrero de 1973: Al inspeccionarse el domicilio de Marta Alicia Milia, se secuestraron gran cantidad de armas y munición de guerra. Se labraron actuaciones por Asociación Ilícita, Robo, Falsificación de Documentos e Infracción a la Ley 17.401. 25 de mayo de 1973: La causante recibe el beneficio de la recordada Amnistía por Decreto Ley 20.457 del PEN, del reciente Presidente Cámpora quien al día siguiente con la propuesta del entonces ministro del Interior Esteban Righi y actual procurador general y jefe de los fiscales que acusan actualmente a los miembros de las Fuerzas Legales de aquellos años 70 que los vencieron en la guerra interna. Amnistía que liberó a mas de mil cuadros militantes de ambas organizaciones terroristas, Montoneros y ERP, los que estaban detenidos y muchos de ellos condenados por la recordada Cámara Federal en lo Penal. Amnistía

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que permitió a las organizaciones terroristas mencionadas volver a asolar el país con sus atentados y muertes y así encerrar al gobierno constitucional de Perón lentamente hasta que el desasosiego popular y político llevó al golpe de estado militar del 24 de marzo del 76. 27 de mayo de 1973: Comprendida la Ley Nº 20.508 (amnistía) sancionada por el Congreso de la Nación y promulgada por Decreto Nº 18 del PEN, Marta Alicia Milia sale en libertad. Jun. 73: La causante, integrando la organización terrorista Montoneros, es trasladada a Tucumán integrando un “Frente Territorial”, dirigido por NG: “Nariz con Pelo” e integrada, entre otros por Salame, NG: “Turco” y Ramón Ponce, NG: “Gringo”. La causante es puesta a cargo de la Zona Este de la banda del río Salí. Nov. 1973: El Frente Territorial que integra Marta Alicia Milia de Pirles se reestructura debido a la fusión entre Montoneros y FAR. El Frente Territorial pasa a ser dirigido por José Carlos Coronel, NG: “Negrito” y es integrado entre otros por Salame, NG: “Turco”, Sabrasky, NG: “Toño”, NG: “Pancho”, NG: “Pichón” y NG: “Gorda”. n Testimonio 4 Fuente: Libro La memoria de los de abajo, Roberto Baschetti, Vol. I y II, De la campana, Campana de palo, 2007.

Dice que: Beltrán (oficial 1º), pág. 62, José Carlos Coronel, NG: “Julián”, pág. 138, (Vol. I), Ismael Salame, NG: “Turco”, pág. 190, (Vol. II) (todos Montoneros), cayeron en combate con Fuerzas Conjuntas, en una casa de Villa Luro (conocido como el combate de la calle Corro 105), el 29 de septiembre de 1976, con Molinas y Victoria Walsh. El combate duró aproximadamente 3 horas,tres muertos en combate y 2 suicidiios. Febrero 1974: Marta Alicia Milia pasa a integrar la “Columna Capital Tucumana” de Montoneros, que es dirigida por su marido e integrada entre otros por: - Martínez Novillo, NG “Gaita”. - NG: “Rolando” - Miguel Ángel Bustos, NG: “Guillermo”. n Testimonio 5 Fuente: Libro La memoria de los de abajo, Roberto Baschetti, Vol. I, págs. 87, De la campana, Campana de palo, 2007.

Dice que: de los nombrados, Miguel Ángel Bustos, fundador de la Agrupación de Estudios Sociales (AES) en la Universidad Católica de Córdoba en 1967, del Peronismo de Base cordobés en 1968, participó del “Cordobazo”, dirigente de la JP, fue encarcelado, recuperó la libertad con la amnistía de Cámpora el 25 de mayo de 1973, cayó en combate en Corrientes. La “Columna Capital Tucumana” tiene su asiento en la Universidad Tecnológica hasta marzo de 1974 y luego consigue un local de funciona-



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miento ubicado en la calle Sarmiento y Roca; este local habría sido alquilado por Valladares, NG: “Oveja”. n Testimonio 6 Fuente: Libro “La Memoria de los de Abajo, Roberto Baschetti, Vol. II, págs. 256 y 257, De la campana, Campana de palo, 2007.

Dice que: Carlos Augusto Valladares, NG “Oveja”, miembro del Consejo Nacional Montonero, murió en el aeropuerto de Carrasco, República Oriental del Uruguay, el 18 de diciembre de 1977 cuando venía de Brasil. Al ser descubierto, se tomó la pastilla de cianuro. La Columna hace instrucción militar en una localidad denominada Raco en el camino a Vipos. Julio 1974: Marta Alicia Milia es destinada a una UBL que es dirigida por NG: “Guillermo”, el cual es secundado por NG: “Hippie” (hijo del general Alsogaray). Abril 1975: La causante es trasladada a Córdoba a la Secretaría Técnica que conduce junto con NG: “Cachito”. La Secretaría Técnica funciona en el mismo local donde funciona la Conducción Nacional de Montoneros y es el lugar de vivienda de Mario Eduardo Firmenich, NG: “Pepe”. Mayo 1976: Es trasladada al Área Federal –Secretaría de Organización– siendo responsable Oscar Rubén de Gregorio, NG: “Sordo Sergio”. En esta secretaría revistan: Jefe de Finanzas Juan A. Gasparini, NG: “Gabriel” Jefe de Presos Adriana Lesgart, NG: “Patricia”. Jefe de Comunicaciones NG: “Adrián”. n Testimonio 7 Fuente: Libro La memoria de los de abajo, Roberto Baschetti, Vol. I, págs. 297 y 298, De la campana, Campana de palo, 2007.

Dice que: Adriana Lesgart, participó en el “Cordobazo”, fundadora de la “Agrupación Evita” Rama Femenina, primera secretaria de la Rama Femenina del Consejo Superior del Movimiento Peronista Montonero. Estaba a cargo de los presos políticos y sus familias. Desapareció el 21 de septiembre de 1979. Octubre 1976. Marta Alicia Milia se hace cargo de la Secretaría Técnica de Montoneros con responsabilidad directa sobre las funciones de “enlace” y “custodias” de la Conducción Nacional. Febrero 1977: A raíz de la muerte de su marido, Roberto Rufino Pirles en un enfrentamiento entre personal de la custodia que lo trasladaba de un penal a otro y delincuentes subversivos, la causante difunde una versión tendenciosa de los hechos, cuyo principal fin era desprestigiar al I Cuerpo de Ejército y a funcionarios del Servicio Penitenciario. “Dice que su marido estaba preso en una cárcel de La Plata (Unidad Penitenciaria Nº 9) y fue

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fusilado en una presunta fuga. No tenia causa. Su marido era peronista. Ese evento conocido salió en los periódicos. Fueron dos, su marido y un compañero, Dardo Cabo y luego murieron más cuyos nombres no fueron dados. Esto sucede la noche del 5 al 6 de enero de 77. Había sido detenido en San Miguel de Tucumán en marzo de 1975”. 28 de mayo 1977: Marta Alicia Milia es detenida por un grupo de la ESMA mientras circulaba por la calle Roca a pocos pasos de las vías del FFCC Mitre, en la localidad de Florida, Prov. de Buenos Aires. Aparentemente esta activa montonera fue sobrina de un mentado almirante anterior al proceso. Se hizo “colaborador” eficiente de la ESMA, proporcionando importantes datos para realizar nuevas operaciones (dado su nivel y el trato que ella compartió con la CN). Esto le permitó obtener beneficios particulares, por ejemplo calidad de vida, contactos telefónicos con sus familiares, visitas a sus hijas, a su domicilio en la provincia de San Juan, etc. Incluso ser liberada al exterior cuatro años antes de finalizar el Proceso Militar. El 19 de enero de 1979 fue puesta en libertad y conducida a Ezeiza, donde le dieron pasajes para Caracas, en vuelo de Aerolíneas Argentinas. Posteriormente y al cambiar la situación, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y resentimiento y en la mayoría de los casos, para beneficiarse económicamente, se ha presentado como testigo en diferentes causas. n Testimonio 8 Al salir en libertad, manifiesta en su informe, existente en la Justicia entre varias cosas que mientras estuvo en la ESMA: - Fue sometida a un simulacro de fusilamiento. - Fue interrogada y torturada mediante el uso de picana eléctrica. - El proceso de recuperación cree que tenía como intención salvar a unos cuantos prisioneros. - Había tres grupos: el operativo, el rotativo e inteligencia. Había gente que no intercambiaba funciones. Todos actuaban ordenadamente. - Había embarazadas y hubo unos 7 u ocho partos. Asistió a uno de ellos, el de Ana Castro. - Fue “marcada” por un sujeto al que le decían “Caín” y su apellido era Lauletta. - El encargado de las embarazadas era un oficial de la Prefectura. - Conoció muchos casos de mujeres embarazadas pero la mayoría de ellas provenía de otros lugares de detención. - Con respecto a Silvia Labayru, recuerda que le comentaron que tuvo familia en la ESMA (una beba) pero que la vio en pocas oportunidades dentro de la misma. Que esa chica nunca estuvo en capucha ni en capuchita mientras la dicente estuvo detenida en la ESMA. - Que el hecho de que en la ESMA se asistiera madres que venían del



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Ejército, Aeronáutica y/o Coordinación Federal, muestra la cooperación frente a una política común que se había fijado la Junta Militar. - Habla de “los traslados” y los explica –según dice ella– que le contó un oficial pero sigue el libreto común de todas las declaraciones. - Recuerda por ejemplo a Alcira Fidalgo que fue marcada y entregada por Miguel Ángel Lauletta alias “Caín”. De ella dice claramente que era militante peronista revolucionaria, que fue detenida el 4 de diciembre de 1977 en la cola de un cine de la calle Lavalle. Que había sido la mujer de Tulio Valenzuela, famoso terrorista, asesino con quien se había casado en 1970, y separado de hecho a partir de 1973. - Dice que el GT estuvo siempre bajo el mando de oficiales del arma. Lo integraban además miembros de otras fuerzas legales como algunos oficiales del Ejército, oficiales y suboficiales de la Prefectura Naval, Policía Federal y Servicio Penitenciario Nacional. Nombra a todos los que conoció. - Hace una descripción detallada de la organización del GT el que se divide en tres grandes unidades: Operativa, Inteligencia y Logística y da detalles que solamente habiendo convivido estrechamente con los miembros de esa organización podía conocer. - Que el personal rotativo provenía solo de la Marina y permanecían del orden de dos meses y operaban militarmente. Pasado ese tiempo volvía a su respectivo destino. Obviamente nadie de las fiscalías le preguntó porqué se había ganado la confianza de sus captores para permitirle acceder a tanta información de detalle. 3. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA y ORGANISMOS NACIONALES E INTERNACIONALES. La primera denuncia completa (Ver Caso 39 de Ana María Martí) contra quienes la detienen, del GT de la Armada se produjo aquel 12 de octubre de 1979, ante la Asamblea General de Francia con las otras dos militantes mencionadas en el caso citado, hablada en francés por María Alicia MiIia de Pirles. Recordar que la otra terrorista liberada que da la conferencia en París es el caso 58 Sara Solarz de Osatinsky. Vale recordar lo expresado en el Caso 39, Martí; sobre que la lista denunciada de personas presentada en esa oportunidad, fue la base inicial de todas las declaraciones posteriores en tribunales extranjeros y nacionales. Esta lista se fue completando luego por otras denuncias de otras personas en los años ’83, ’84 y posteriormente, más de 20 años después en particular desde el año 2005 en adelante, luego de eliminadas las leyes de OD y PF por Kirchner, fue ampliada en un discurso que parece calcado por varias personas. Seguramente es un clisé claramente coordinado y con otros intereses. Estas tres mujeres, quienes habían entregado o “marcado” a decenas de sus compañeros, debían sin dudas remediar la traición y así fue como en

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el exterior elaboraron ese detallado informe con la ayuda otros exiliados y liberados sobre la ESMA y genéricamente sobre el Proceso; en él denunciaron las formas de operar, sus métodos y alcances, así como una identificación completa de los componentes del grupo operativo, con nombres completos y sus apodos. Como se expresó, las tres declarantes, con Milia de Pirles a la cabeza, por dominar el francés, brindaron un testimonio completo sobre donde estuvieron detenidas por más de un año, en algún caso casi dos, siendo liberadas cuando aún faltaban más de cuatro años para terminar el PRN. Declaró además ante la ONU, la Cruz Roja Internacional, Amnesty Intenational y el ACNUR (Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados). Esta declaración de Paris fue la base de la investigación del juez Garzón años más tarde y el posterior pedido de captura de tantos militares argentinos. El 16 de diciembre 1979, el Gobierno español habría regularizado la condición de “refugiada política” de que goza Alicia María Giménez de Pirles, que podría tratarse de la causante, dado que el apellido materno es Giménez. Esta situación regularizada, existiría hasta que entre en vigor la “Ley del Derecho de Asilo Político”. Entre 1985 y 1998 declaró una media docena de veces en España y alguna vez en Francia en general basada en la declaración inicial del año 1979 y en otros detalles puntuales, tal como figuran todas sus declaraciones en la Causa ESMA. Es importante pensar cuanto tiempo estuvieron juntas estas personas, para recordar y repasar entre ellas informaciones de todo tipo cruzadas con otros “liberados” en Europa. No hay dudas sobre que estas tres denunciantes, fueron personas hábiles y muy inteligentes a cuenta de los cargos desempeñados en Montoneros. Por otra parte por lo amplio de sus declaraciones, fueron conocedoras de todos los detalles de con quiénes y cómo funcionaba el GT, ya que habían sido capturadas en la época inicial, cuando se desarrollaba la mayor actividad antiterrorista y trabajaron activamente con muchos de sus miembros y con casi todos los detenidos importantes de ese lugar de detención. De lo expuesto en el Caso 39 y en éste, vale preguntar para el lector agudo ¿En razón de qué esta persona pudo conocer tanto del funcionamiento del GT sino fue porque se había ganado la confianza absoluta de quienes la detuvieron por terrorista? ¿Cómo se explica que “combatientes de la Armada tan vituperados” como “feroces”, tal como los describen las organizaciones de DDHH, podían permitirse esas debilidades y luego dejarlos en libertad, en pleno Proceso Militar y cuando no se vislumbraba su término? ¿Qué extraño análisis llevó a la Armada incluso pagarles el pasaje para irse al lugar del mundo donde deseasen? ¿A cambio de qué fue eso? Claramente más allá de todo otro análisis Milia de Pirles fue totalmente traidora a su militancia y formó parte del sistema antiterrorista por lo que son en todo caso para la Justicia Transicional parte del aparato represivo



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a desterrar… como venganza. El 9 de febrero 2005 declaró en España en el juicio al Cap. Scilingo (24º Sesión). Ese informe presentado el 12 de octubre de 1979, por Milia de Pirles y las causantes de los casos 39 y 58 consta de 142 fojas y en general incluye 16 anexos con un detalle absoluto de cómo funcionaba el lugar de detención, los procedimientos, las operaciones de inteligencia en el exterior, los mandos intermedios y superiores de la Armada y el Ejército en algunos casos, detalles de otros lugares de detención, sus vivencias y sacrificios, listados enormes del personal de GT y de cientos de otros detenidos pero nada dijeron de sus extraordinarios aportes a las Fuerzas Legales para el éxito del aniquilamiento de la organización de la que formaban parte. Montoneros. Como ya vimos mucho de este material, casi textualmente, es parte del pedido de extradición efectuado por el ex juez Garzón de militares argentinos. 5. CONCLUSIÓN Por todo lo expuesto, no existen dudas de que María Milia de Pirles, por su cargo en la militancia y los años de participación en ella, fue una de las mayores combatientes de la organización Montoneros provocando gran cantidad de muertes y heridos. Posteriormente al ser detenida y mientras estuvo bajo control de la Armada volcó un importante esfuerzo en apoyo de esa fuerza, fue originante de incontables detenciones que originaron enfrentamientos y muertes, presenció interrogatorios y analizó declaraciones. Por sus crímenes terroristas, por la cantidad de victimas que originó con sus delaciones durante su colaboración, es segura imputada para ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 42: Carlos Raimundo Moore NG: “Charlie” ORGANIZACIÓN: ERP. JERARQUÍA: Sargento.

1. ACCIONES COMO DETENIDO POR LAS FFLL Fuente: La Voz del Interior (Córdoba).

Cuando en la década de 1970 las diferencias ideológicas se dirimían a sangre y fuego, Carlos Raimundo Moore, alias “Charlie”, formaba parte de la organización armada Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). “Charlie” cayó preso en la ciudad de Córdoba el 13 de noviembre de 1974 por su participación en el copamiento armado a la Fábrica Militar de Pólvora y Explosivos de Villa María, ocurrido 10 de agosto de ese año. Participó al igual, que la mujer y Fermín Rivera en el copamiento de la Fábrica Militar de Villa María, donde secuestraron al coronel Larrabure (posteriormente torturado y asesinado). Actualmente vive en Inglaterra. Fue “agente y colaborador” de la Policía de Córdoba hasta 1980. Durante 6 años. Relata Moore “…me transportaron a la “primera escuelita” que era la comisaría de Unquillo y luego de nuevo al D-2, para posteriormente a mí y a mi mujer, (Mónica Ceballos) nos llevaron a una ratonera, una casa, ubicada en barrio Pueyrredón, y después nos devolvieron al departamento de Informaciones de la Policía”. Precisó que en abril de 1975 “me llevaron al calabozo, y el 6 de ese mes me escapé por primera vez, me recapturaron y comencé a negociar mi situación legal con mi mujer para poder reencontrarme con ella”. Moore fue arrestado junto con su mujer, Mónica Elena Cáceres, y ambos permanecieron en el temible D-2 seis años. El 13 de noviembre de 1980, unos meses después de que Cáceres recuperara la libertad y abandonara el país, Moore se fugó en situaciones todavía confusas y se reencontró con su familia en Brasil. La historia escrita y contada por detenidos que pasaron por el D-2 y otros centros de detenciones y torturas que funcionaron desde antes y luego del golpe militar del 24 marzo de 1976 –entre ellos La Perla y el Campo de la Rivera– dan cuenta de que “Charlie” fue uno de los guerrilleros que pasó a “colaborar” muy activamente con las FFLL. El relato de ex detenidos que figuran en los legajos de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP), entre ellos el de Teresa Meschiatti, revelan que “varias personas que residen en el exilio confesaron haber sido torturadas por Moore” (declaración en Ginebra, Suiza, del 20 de marzo de 1984).



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“Charlie” Moore fue imputado como “autor penalmente responsable de los delitos de asociación ilícita, partícipe secundario en robo calificado, privación ilegítima de la libertad calificada, lesiones leves y lesiones graves calificadas, todo en concurso real”. El fiscal pidió 13 años de prisión para Moore. El 22 de noviembre de 1980, La Voz del Interior dio cuenta sobre el pedido de condenas para 13 de los atacantes al polvorín militar, pero en un subtítulo de la nota señaló: “Fugó un imputado”. Se refería a “Charlie” Moore. En efecto, el ex guerrillero se fugó del país el 13 de noviembre de 1980, unos días antes del pedido de condenas. Recaló en San Pablo, Brasil. Moore tiene hoy 55 años y vive desde 1980 en Inglaterra con Mónica Cáceres; la hija de ambos, Natalia (30), y la madre del ex guerrillero, Beatriz (81). Moore aceptó mantener dos extensas conversaciones telefónicas con La Voz del Interior, uno de cuyos primeros fragmentos completan esta página. “–¿Hasta cuándo estuvo? –Hasta el día que me escapé, el 13 de noviembre de 1980. –¿Estuvo sólo en el D-2? ¿O pasó también por La Perla? –Me pasearon por varios lugares. Estuve en el Campo de la Ribera dos veces, y tres en La Perla. –¿Fue testigo de crímenes o torturas mientras estuvo detenido en el D-2? –Mirá, interrogaban fuerte; como a uno no lo tenían solo en la prisión, nos sacaban a limpiar el patio, nos insolaban, nos tabicaban y desde ahí se sentía el griterío y el puterío. Le llamaban puterío, por usar el término que se usaba ahí adentro. –¿Qué era el puterío? –Ellos nunca siguieron debidamente el orden de “caídas” (se refiere a los que se “quebraron”). Cuando yo vine al exilio, les pedí un juicio y propuse que lo hiciéramos a través de Amnesty, pero no querían saber nada. No querían saber nada porque yo les iba a dar el orden de “caídas” de muchos que estaban cacareando que no habían hablado y que no habían dicho nada. Les iba a patear el estofado a más de uno. Entonces, no querían saber nada con el juicio político. –¿Quiénes torturaban? –De la tortura hay varios aspectos. Si vos lo analizás como un cuerpo profesional, los de Informaciones eran buenos efectivos. Yo no veo a los ingleses disolviendo un aparato de seguridad así, por más que se les fue la mano en Irak. Era un departamento de informaciones perfecto. Eran buenos para informar y también para contra informar. –¿Cómo es esto? –Cuando yo caí, eran todos policías de calle de una trayectoria increíble; “el Negro” Moro Merlo, Romano, Pereyra. Eran tipos que se habían pasado la vida en la calle. La tarea de contra informar era el vulgar conocimiento

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de la calle. (Mario) Santucho (fundador del ERP) la pifió fiero. Si yo tengo que hacer una crítica, Santucho falló en muchas cosas. Una: ignoró la capacidad de la Policía para enfrentarnos. –¿Estaría dispuesto a declarar? Me está reconociendo que conocía demasiado… –Hay un síndrome que se llama de Estocolmo, en el cual el detenido se identifica con el captor. En mi caso, era al revés: ellos se identificaban conmigo. Yo era un poco del staff. Yo podía hablar, yo lo asesoraba mucho al director de Inteligencia. Él me llamaba y pedía mi opinión. –Pero entonces, ¿colaboraba o no? –Yo podía decir lo que otros no se atrevían. Tanto tiempo de estar ahí adentro… Ellos me consideraban y me incorporaban como si fuera un staff asesor. 2. CONCLUSIÓN Como expresa Carlos Raimundo Moore, en los años 70 participó de una sonada acción terrorista y luego de detenido participó activamente como “delator”, “entregador” y “colaborador” entregó, marcó o hizo detener con sus acciones a muchas personas de la militancia de las que muchos fueron detenidos, muertos o están desaparecidos por ello debe ser extraditado y procesado por delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 43: María Julia C. Morressi Estructura: Montoneros. Jerarquía: Aspirante.

Entregó al Ejército a los participantes de la Operación Gallina, del asesinato por fusilamiento luego del Juicio Revolucionario de José L. Aspiazu, oficial 2º de Montoneros, acusado de mal uso de fondos de la organización. María Julia Morressi participó en su custodia y en su casa se llevó a cabo el asesinato. Fue detenida en averiguación de datos en octubre del 76 por ese mentado fusilamiento pero dejada en libertad posteriormente. Ha sido “imparcial testigo” de cargo en el reciente juicio que se llevara a cabo en Corrientes a un grupo de oficiales condenados por crímenes de Lesa Humanidad. Es la viuda de Fernando Piérola, muerto en el enfrentamiento de Margarita Belén, causa donde hace sus declaraciones como testigo de cargo necesario. ¿Puede esta ex montonera ser una imparcial testigo necesaria en el TOF de Corrientes o en el Chaco por causa Margarita Belén? ¿Acaso no fue partícipe necesaria del asesinato de un compañero de militancia bajo el pretexto de aplicar “justicia revolucionaria? ¿Puede la viuda de un muerto en combate, hace 30 años declarar como imparcial testigo de cargo siendo que no estuvo en el lugar de los hechos, como si hubiese estado? CONCLUSIÓN Todas las respuestas llevan a la conclusión que María Julia C. Morressi debería ser procesada por delitos de Lesa Humanidad y subsidiariamente por “falso testimonio”.

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Caso 44: Ana María Mohaded, NG: “Negra de Arte” DNI. N° 13.178.906, Nac. 08 de agosto de 56 en Esquiú, provincia de Catamarca. Hija de Alfredo y Estrella Dulab. Domicilio: Pasaje Perrini, B° Paso de Los Andes, Córdoba Viuda con una hija y profesión docente, en la UNC y UN de Catamarca, Otros: Domicilio: calle 5 N° 595 B° Talleres Este Cba., Av. Olmos33 3° Centro Catamarca. ORGANIZACIÓN: OPCP-BR (Organización Comunista Poder Obrero y Brigadas Rojas).

1. MILITANCIA Al ingresar en 1973 a la UN de Córdoba, se anota en la carrera de Arquitectura y en la Escuela de Arte. Se incorpora inmediatamente en la Organización Corriente Universitaria para la Revolución Socialista (CURS), de tendencia socialista maoísta. Desarrolla una actividad intensa en cuanto a faz discusión política revolucionaria, participando en actos, movilizaciones, marchas, etc., en apoyo a reacciones obreras y estudiantiles, llegando hasta la colocación de artefactos explosivos en domicilios de obreros de tendencia derechista y figuras políticas. Intervino activamente cuando las autoridades decidieron el cierre de la Escuela de Artes por 1974/75, siendo ella integrante del centro de estudiantil y representante de esos movimientos nacionales por el CURS. También interviene en movimientos nacionales, como los realizados en la ciudad de Rosario, en este caso las FAS (Frente Antiimperialista Socialista) en su V Congreso. En 1975, las OCPO crea el brazo armado, al que llama “Brigadas Rojas” siendo una de las principales integrantes de esta banda armada, caracterizada en Córdoba por su manifiesta crueldad. La Mohaded prestaba su domicilio en B° Talleres para las reuniones, encuentros y escondites de militantes combatientes. 2. HECHOS SALIENTES EN LOS QUE PARTICIPÓ Toma de la Comisaría de Monte Cristo, Ruta 19 Gran Córdoba. Dos (2) policías muertos y robo de armamento. Ver diarios de la época. Voladura de la Sub Comisaría de Toledo –Gran Córdoba–. Ver diarios de la época. Febrero del 76: Asesinato del Coronel Dalla Fontana, Valle Hermoso, Córdoba, Ver diarios de la época.



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Agosto 1976: Asalto al camión del Batallón de. Com. 141, cuando se desplazaba por la Ruta Nac. N° 9, Km. 688, en proximidades de B° Ferreyra –Gran Córdoba– donde iban los conscriptos Suarez y Quijano, resultando muerto el cabo conductor del vehículo. Ver diarios de la época. Ver fojas 2041 Juicio 40/M/08 Junio de 2008. El armamento y vestuario fue recuperado en un procedimiento en B° San Salvador. Asesinato del Gerente de Renault Argentina La OCPO-BR, le encomienda el relevamiento y estudio de detalles de vivencia de un gerente de la Renault que vivía en B° Pueyrredón, llamado Juan Domingo Lozano. Cuando los datos y detalles habían sido correctamente levantados, realizan una reunión en casa operativa, donde elaboran una operación para dar muerte al gerente. El relevamiento concreto fue realizado por la Mohaded. Llegado el momento de la ejecución, los terroristas se movilizan en un Peugeot y una Ami Citroen. Los guerrilleros se desplazan en distintos lugares próximos. Ella y un tal “Pollo” se encaminan a las proximidades de una iglesia de B° Pueyrredón, esto ocurrió el 10 de octubre de 1976, en horas del medio día, cuando ya finalizaba el oficio religioso. El industrial Lozano había ido con su mujer y sus hijos. Salen a la vereda y al hacer unos metros, la Mohaded rápidamente procede a separar a la mujer de su marido, en tanto el “Pollo” dispara varias veces contra Lozano. Luego, los asesinos, huyen hacia donde estaba “René” en un vehículo y son llevados al centro de la ciudad. Ella se baja y se dirige al Parque Sarmiento a la “Cita de Control”, Ver diarios de la época y declaraciones de la Mohaded, el día 21 Mar 77. Es detenida el 06 diciembre de 1976, ingresa a la UP 1 de Córdoba, pasando el 30 marzo 1977 a disposición del PEN. Se le hacen tres consejos de guerra y actitud el JIM 41 (abril de 77- julio 79 y diciembre 79) donde aporta datos importantes para las FFLL. 08 julio de 1977: Confirma disposición del PEN. En 1978 pasa a Villa Devoto (Bs. As.) 09 abril 1979 vuelve a la UP.1 1981: Pasa a la UP 5 de Mujeres - Buen Pastor, a disposición del Juzgado Federal N° 1 del Dr. Puga. 1981: Recibe condena por asociación ilícita calificada, Art. 213 bis. CPA en cuanto a la exigencia art. 210 bis CPA. 5 años y no se la encuadra como autora de homicidio y el 23 de junio de 1982, queda en libertad por el tiempo de detención. 1984: Hizo dos declaraciones en la CONADEP de Córdoba. Declara en la causa 13, contra los Comandantes en Jefe. El 24 de abril del 85, solicita autorización para salir del país y se dirige a Suiza. 10 de junio de 2008: declara en el Juicio 40/M/08 “Brandalisis”, en TOF 1 Córdoba.

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NOTA: Para mayores datos, ver los informes sobre los casos 31 Iriondo y 59 Suzzara. En particular sobre los distintos atentados. 3. CONCLUSIÓN ANA MARÍA MOHADED Por sus crímenes terroristas como militante de las OPCO-BR durante sus años de militancia activa y por los aportes de información en sus declaraciones que originaron detenciones de militantes, debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 45: María Isabel Murgier NG: “Estela” ó “Marisa” ORGANIZACION: FAR - Montoneros. GRADO: Aspirante a oficial del ámbito de Finanzas. DETENIDA el 16 de octubre de 1976 y fue liberada a fines del año 1978. Nº LEGAJO CONADEP: Se desconoce.

1. MILITANCIA No se cuenta con muchos antecedentes al respecto pero su capacidad como abogada la había posicionado en una carrera ascendente dentro de la organización Montoneros durante unos tres años. Participó con Víctor Jacobo Noé, de profesión abogado, en una organización dedicada a defender a los presos políticos. El Dr. Noé trabajaba como docente en el Instituto ILVEM de educación secundaria, sito en la calle Combate de los Pozos, esquina Rivadavia, en Buenos Aires. Murgier fue detenida el 16 de octubre de 1976, en la esquina de las avenidas Pueyrredón y Córdoba, por un grupo de la ESMA, subida a un automóvil y encapuchada. Fue trasladada a la ESMA, bajada al sótano e introducida en uno de los cuartos de interrogatorios. Tiempo después, manifestó haber reconocido a quien la torturó. El 26 de octubre de 1976, el Dr. Noé habría sido detenido en la Confitería “El Molino”, en la esquina de las avenidas Callao y Rivadavia. Junto con el Dr. Noé, aparentemente fue detenido Eduardo Serrano Pérez. Se infiere que el Dr. Noé fue denunciado por Murgier dentro de un paquete de sus “entregas”. Como producto de la captura y de la colaboración de Murgier, logró obtenerse valiosísima información relacionada con las “Citas Nacionales” (los puntos de encuentro del más alto y de todos los niveles superiores de Montoneros), lo que motivó, a fines de octubre de 1976, la caída de una gran cantidad de militantes de alto nivel de esa organización. A pesar de ser su amiga, se divulgó la información de que Murgier habría “marcado” a Graciela García, NG “La Negrita”. 2. TESTIMONIOS n Testimonio 1 Fuente: Libro Recuerdo de la muerte, Miguel Bonasso, Edición definitiva, 1994, págs. 398 y 399.

Dice que: “A estos especialistas –habla del “Mini Staff”–, se sumaba “Estela”, implacable marcadora que provocó una verdadera hecatombe

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en La Plata y el sur de la provincia de Buenos Aires, que cayó por “La Negrita” de quien era y de quien siguió siendo muy amiga”.



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volver al lugar de trabajo, en esas condiciones también se encontraban junto a Marta Alvarez, Marta Bazán, Alfredo Buzzalino, Cristina Vieyra y María Isabel Murgier, etc.”

n Testimonio 2 Fuente: Libro Galimberti, M. Larraquy, Roberto Caballero, Aguilar, Sep. 2010, págs. 282 y 283.

Dice que: “El 20 de octubre, el almirante Emilio Massera logró afianzar su proyecto represivo autónomo del resto de la Junta Militar. Esa semana fue a parar a la mesa de tortura de la ESMA una militante que en el doblez de su cartera tenía gran parte de las “citas nacionales” –los puntos de encuentro de todos los niveles de Montoneros en el país– y también “las citas federales”, que llevaban directamente al Área Federal. Tal fue la cantidad de información obtenida, que los miebros del GT de la Armada no dieron abasto para cubrir las citas. En zonas del interior, a pesar de algunas reticencias iniciales –querían mantener el control absoluto de la represión– delegaron al Ejército las tareas Operativas. En dos días Montoneros sufrió la caída de alrededor de un centenar de militantes. Fue un golpe del que nunca podría recuperarse. De inmediato cayeron la Secretaría Política, la Secretaria de Organización y la Secretaria de Propaganda y Adoctrinamiento. Las bajas llegaron hasta estructuras de Capital, que en los primeros seis meses, se habían mantenido casi intactas. Para preservar la cúpula de la organización, Montoneros optó por una retirada estratégica: el primero en irse fue Firmenich)”. Murgier fue alojada durante un tiempo en “Capucha” hasta que por su actitud y condiciones pasó a integrar el “Mini Staff”, junto con Graciela García, NG: “Negrita”, Marta Bazán, NG: “Coca”, Anita Dvatman, NG: “Barbarella”, Marta Álvarez, NG: “Peti” y Alfredo Buzzalino, NG: “Gordo Alfredo”. Lo llamaron de esa forma porque estaban dispuestos a colaborar, eran los más antiguos y además permitía disponer en la ESMA de una fuente permanente de información y asesoramiento sobre Montoneros de tanto valor que, como producto de la captura de “Estela”, logró obtenerse valiosísima información relacionada con las “Citas nacionales y federales”. Debido a ello, seguían un régimen de vida muy particular, los miembros del “Mini staff” eran como empleados civiles administrativos que trabajaban en oficinas, mantenían contactos con sus familias y salían franco los fines de semana o cuando lo necesitaban. Al finalizar la guerra, fueron liberados y enviados al lugar del mundo que ellos eligieron. Se supone que Mourgier permaneció en Argentina desde su libertad hasta hoy. n Testimonio 3

n Testimonio 4 Fuente: Declaración de Susana Jorgelina Ramus ante la Justicia el 01/09/1994.

“Las detenciones posteriores a marzo-abril 77´, ya eran sin Ejército y la técnica empezó a ser algo menos violenta y en cambio participaban en los interrogatorios los del “Mini Staff”, que producía más efecto de desmoralización que la tortura. Sobre todo cuando los que participaban habían sido jefes”. “Hubo distintas actitudes, no se pueden igualar. “Coca” Marta Bazán (muerta), el “Gordo Alfredo” Alfredo Buzzalino, “Marisa” María Isabel Murgier y otros, estaban compenetrados o parecían y “marcaron” más de 300 compañeros en los paseos”. n Testimonio 4 Fuente: Según lo que se desprende de lo escrito por Baschetti Roberto, Campana de palo, De la Campana, Bs. As., 2007 en su libro La memoria de los de abajo si se compara con lo expresado por Miguel Bonasso en Recuerdos de la muerte.

Durante su cautiverio, integró el llamado “Mini Staff”, junto con María Isabel Murgier, NG: “Marisa”, Marta Bazán, NG: “Coca”, Anita Dvatman, NG: “Anita” y Alfredo Buzzalino, NG: “Gordo Alfredo”. Lo llamaron de esa forma porque estaban dispuestos a colaborar, eran los más antiguos y además, permitía disponer en la ESMA, de una fuente permanente de información y asesoramiento de Montoneros ¡VALIOSÍSIMA! n Testimonio 5 Fuente: El 8 de agosto 10 en el TOF5 Graciela García dice: “Otra vez me suben a un auto, pero cuando me destabiqué, manejaba Dante G. Velázquez, en un garaje cerrado, habían tendido una mesa y estaba dos oficiales, Whamond y otras personas, Alvarez, Bursalino y Murgier y me sientan a comer como si no pasara nada; la brutalidad y la perversión como si fuera todo normal…”. Esta declaración de un testigo necesario de la causa ESMA demuestra que M. I. Murgier formaba parte de una estructura cohesionada y sin fisuras dentro del GT 3.3

Fuente: El 18 de julio de 1985, por declaraciones efectuadas por Miriam Lewin de García testigo de la fiscalía de la Cámara Federal de Apelaciones de Capital Federal (Juicio a los Comandantes).

3. OTRAS CONSIDERACIONES

Sostuvo que: “… formó parte del “Mini Staff” de detenidos que colaboraban con la Escuela y tenían trato especial, permitiéndole ir a sus casas y

En marzo del ’78, fue llevada a París, Francia junto a Mercedes Carazo, NG: Lucy, donde trabajó en el Centro Piloto París. Su tarea consistía en juntar

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la información sobre la Argentina de los principales medios de comunicación del mundo y enviarlos a la Cancillería Argentina bajo control de la Armada. Denunció el nombre de los oficiales que estuvieron con ella trabajando en ese centro. Cuando regresó de París comenzó a trabajar en una casa próxima a la ESMA en una empresa denominada “Chroma” S. A. que realizaba audiovisuales. En esa empresa también trabajaban Marta Álvarez y Carlos Bartolomé. El directorio de la empresa estaba conformado por civiles aunque algunas veces aparecía algún oficial de la Armada. También conoció las oficinas del almirante Massera en la calle Cerrito cuando este se retiró de la Marina. En 1979 inicia un régimen de libertad vigilada, en la casa de la hermana, situación que se va diluyendo en el tiempo hasta desaparecer para el año 83.



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Caso 46: Máximo Fernando Nicoletti NG: “Gordo”, “Alfredito” ORGANIZACIÓN: Montoneros. GRADO: Aspirante. FECHA DE NACIMIENTO: aproximadamente año 1953 . PADRE: Pino Nicolletti, le da su apellido pero no es hijo de él. Muerta la madre, el padre se radica en Brasil sin mantener a la fecha de los hechos contacto con su hijo. MADRE: Murió. Era española, estuvo sólo tres años casada con Pino. DETENIDO a fines del año 1977 fue liberado a principios del 1979. Legajo CONADEP: No tiene, nunca se presentó a denunciar nada ni a cobrar indemnización alguna.

4. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA 1. MILITANCIA y ACCIONES El 19 de mayo del 2005 comparece ante el juez Oyarbide. Se aprecia que la presentación fue convocada (no voluntaria) en función del juez interviniente en la causa, que no es el titular del Juzgado 12 donde se instruye la Causa ESMA. Es posible que se trate de las investigaciones realizadas con motivo del episodio relacionado con “Chacras de Coria”. Luego de liberada, no se conoce ninguna otra presentación en ningún otro organismo judicial nacional o internacional, ni declaraciones contra la ESMA en ningún medio de comunicación. 5. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas de su militancia en las organizaciones subversivas terroristas. Asimismo mientras estuvo bajo control de la Armada, durante la Guerra Revolucionaria que se desarrolló en la Argentina en los años 70, María Isabel Murgier, colaboró activamente con la fuerza brindando información y asesorando sobre la organización Montoneros. Esa activa “colaboración” originó detenciones y algunas desapariciones, además de haber producido golpes muy grandes a la estructura a la que perteneció. Por todo ello debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

Las personas consultadas en Madryn manifestaron que Máximo se había destacado en natación con aletas y obtuvo un titulo a nivel nacional en la especialidad y la mayoría se mostró sorprendida por el rol que se le otorga en esa súper banda con la que cometió delitos en los años 90. Incluso algunos viejos habitantes de Madryn llegaron a señalar que “no tenía agallas para las cosas que se le imputan”. Vaya si se equivocaban, no conocían a Máximo. Ocultaba bien sus actividades políticas y la mayoría de los vecinos desconocía las intimidades de este hombre salvo algunos de la vecina ciudad de Trelew, que conocieron su actividad en la cúpula de la Juventud Peronista. Máximo Nicoletti, alias “Alfredito” era en 1972 uno de los responsables de la Juventud Peronista de Trelew (Chubut), y fue uno de los principales encargados de la apoyatura logística en la fuga de los presos políticos del penal de Rawson, el 15 de agosto de 1972, algunos de los cuales fueron recapturados y muertos durante un intento de fuga, el 22 de agosto en la Base Naval Almirante Zar. Nicoletti se enroló en la agrupación Montoneros donde cobró fama no precisamente por ser una persona sin agallas. Pero cambiando la tendencia de su vida se puede decir que son varios los hechos resonantes por los que “Alfredito” quedó en la historia. 1972: Para el año de los hechos de Trelew, “Alfredito” o “El gordo Alfredo” ya no sólo era un excelente nadador con aletas, era, además, un avezado buzo que hacía reparaciones de averías de barcos y practicaba caza submarina. 1974: Para el operativo del comisario Villar, el 1 de noviembre de ese año un grupo de Montoneros, entre quienes se encontraba Máximo Nicoletti

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integraba el grupo de los GEC (Grupos Especiales de Combate) que liderados por “El Vasco” Mendizábal, junto a “Nacho” y “Pippo” (que habían participado del asesinato de José Ignacio Rucci), perpetró el asesinato del jefe de Policía Federal, comisario Alberto Villar y su mujer, Elsa María Pérez. Uno de los hombres de búsqueda de información, originario de FAR, el conocido Norberto Ahumada, NG: “Beto” informó que la embarcación de Villar había entrado en reparaciones en los astilleros ASTARSA. Una discreta vigilancia y tareas de inteligencia permitieron saber a Montoneros que el 1 de noviembre, Villar pensaba realizar una navegación con su esposa. Entonces se decidió entrar en acción. La intervención de Nicoletti sería clave para este operativo, dadas sus condiciones profesionales. Además el equipo de combate resultó reforzado por haber sumado al experimentado montonero Roberto “Beto” Ahumada, Caso 4. Ambos serían capturados más tarde, por el GT de la ESMA, junto a su mujer y mucho después también liberados por la colaboración prestada mientras estuvieron detenidos. Nicoletti y el NG: “Pippo”, aproximadamente en la madrugada del viernes 1 de noviembre, se sumergieron en las aguas del Tigre con equipo adecuado y aproximadamente 20 Kgs. de trotyl (explosivo que se puede emplear debajo del agua) que colocaron debajo del asiento del conductor en la embarcación del comisario Villar. La explosión despidió el cuerpo de la mujer hasta la ribera del riacho. El cuerpo del comisario, en cambio, fue encontrado completamente mutilado junto a los restos de la embarcación. Cuando éste llegó con su esposa, embarcaron en la lancha y lentamente se alejaron del muelle, desde la costa hicieron detonar el explosivo mediante control remoto. El plan inicial consistía en provocar la detonación mientras la embarcación todavía se encontraba amarrada al muelle, para así también, matar a los custodios, pero la presencia de otras personas, los hizo desistir. Tanto Villar como su esposa murieron instantáneamente. 1975: se monta el atentado a la fragata misilística Santísima Trinidad de la Armada para el día 22 de septiembre. El buque gemelo del Hércules y la Sheffield de la Marina inglesa se encontraba en el astillero Río Santiago ultimándose su construcción. La fragata Santísima Trinidad sufrió una gran perforación en el casco a causa de las cargas colocadas en su base por los buzos del GEC. Si bien esto no impidió su finalización ya que la escasa profundidad permitió recuperarla rápidamente, sí le acarreó problemas futuros. Para un Nicoletti el tema de atacar embarcaciones de forma inusual le venía de familia, pues durante la Segunda Guerra Mundial su padre participó en el proyecto de “torpedos humanos” de la Regia Marina Italiana. 1977: en mayo, participó en el atentado contra el almirante César Augusto Guzzetti, por entonces ministro de Relaciones Exteriores de la dictadura, produciéndole heridas que lo dejaron incapacitado. Fue capturado por el GT. Tras ser detenido y sin que mediaran amenazas ni torturas, pasó a participar del “Maxi Staff” del grupo de ex comba-



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tientes que colaboraba con el Grupo de Tareas de la Marina, “entregando” y/o “marcando” a miembros de Montoneros cuando recorrían, con patrullas de civil de las Fuerzas Legales las calles de Buenos Aires. En 1978, cuando las diferencias con Chile por el canal de Beagle pusieron al país al borde de la guerra, gente de la Armada se comunicó con Nicoletti. Los marinos le pidieron que preparara un plan para realizar una operación similar a la de Río Santiago, pero esta vez sobre barcos chilenos. Sin embargo, la mediación papal evitó el conflicto y por ende el plan se dejó de lado. 1979: Continuó trabajando para el Servicio de Inteligencia Naval y fue enviado a Venezuela para realizar tareas de inteligencia entre los núcleos de exiliados, hasta que fue reconocido y tuvo que volver al país. El 2 de abril de 1982, Nicoletti estaba en Miami, cuando recibió las noticias de la recuperación de las Islas Malvinas. Cuando avanzó el conflicto, la Armada comenzó a evaluar la posibilidad de atacar un objetivo británico en Europa. La idea era mostrarle a Europa los riesgos de tener a una parte importante de la flota de la OTAN tan lejos de casa. La “Operación Algeciras” estuvo desde su inicio bajo el mando directo del almirante Jorge Isaac Anaya, integrante de la Junta Militar en su carácter de comandante de la Armada y mentor de la recuperación del archipiélago. El 22 de abril, Anaya convocó a su despacho del Edificio Libertad, en la zona de Retiro, al jefe del Servicio de Informaciones Navales (SIN) y al jefe de operaciones del EMGA para actualizar la situación enemiga y completar detalles operativos. El plan diseñado por Anaya era simple. Un grupo debía trasladarse y aproximarse a la base naval que Inglaterra posee en el Peñón de Gibraltar, frente al puerto de Algeciras. Una vez allí, equipados con los correspondientes equipos de buceo, debían colocar minas submarinas de muy buena calidad y eficiencia comprobada, en uno o dos de los buques de guerra ingleses en la base del Peñón. El marino designado sería el enlace con Buenos Aires, pero la faz operativa estaría a cargo de Nicoletti y unos pocos buzos civiles y algunos buzos tácticos de la Marina. La operación era una copia de los que realizaron los italianos en la Segunda Guerra Mundial, cuando con buzos y torpedos humanos hicieron estragos en la flota inglesa, que recalaba en el puerto de Alejandría. De alguna manera Nicoletti pensaba reeditar aquella fuerza de su padre, que fuera ideada por la Marina militar italiana en la época de Mussolini. El 3 de mayo de 1982, el día después del hundimiento del “Belgrano”, la Junta Militar ordenó al comando la destrucción de cualquier barco británico lo antes posible. Unos días después atracó en Gibraltar una fragata y el comando decidió atacar de inmediato. Pero las autoridades españolas, que los tenían bajo vigilancia desde el día anterior –por información británica– detuvo a todos los integrantes del grupo. “Desperté en el hotel a la

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mañana, junto con “El Marciano”, con la habitación llena de policías”, relató. Nicoletti, Héctor y Latorre fueron capturados ese mismo día, cuando fueron a renovar el alquiler del automóvil que utilizaban para sus desplazamientos. Y todos fueron devueltos a la Argentina en el más riguroso secreto. 1984 en adelante: Máximo “Alfredito” Nicoletti permaneció ligado a la Prefectura Naval trabajando en su especialidad, como instructor de buceo del cuerpo “Albatros”, con el que tuvo una participación protagónica en los dos alzamientos carapintadas de Mohamed Ali Seineldin, en diciembre de 1989 y 1990. Nicoletti se separó de su mujer, Liliana Chiernajowsky; quien luego se casó con quien seria el vicepresidente de Fernando de La Rúa en el gobierno de la Alianza, Carlos “Chacho” Alvarez. No es menor decir que Máximo “Alfredito” Nicoletti, luego de ser liberado, y durante toda la década de los 80, nunca declaró ni en contra ni a favor de nadie. Entendió que la guerra cruenta entre hermanos debía terminar. Años más tarde separado de la Armada y de la Prefectura, en 1994 incurrió en actos delictivos. 1994: El 28 de febrero, Máximo Nicoletti, junto a varios cómplices protagonizó un sonado asalto a un camión de caudales. La banda estaba formada por dos ex guerrilleros (uno de Montoneros y otro del ERP) que luego de ser capturados por las Fuerzas Legales habían pasado a colaborar con la represión, más tres agentes en actividad de la Policía Federal; dos ex suboficiales del Ejército y un agente del Servicio de Inteligencia Naval (SIN). Robaron 1.800.000 dólares sin producir bajas. Todos fueron detenidos en poco tiempo por la policía, menos “El gordo Alfredo”, aunque más tarde, y de una manera casi cinematográfica, fue detenido. Pasó cinco años tras las rejas y no está claro por qué recuperó la libertad. Nicoletti dice a quienes se lo cruzan que no tiene sentencia firme y se benefició con la aplicación del dos por uno. 2. CONCLUSIÓN Máximo Fernando Nicoletti, NG: “Alfredito”, no es precisamente un boy-scout. Ex montonero, ex traidor a su militancia desde la ESMA colaborando con las Fuerzas Legales, luego miembro del Servicio de Inteligencia de la Marina, ex agente de la SIDE y afín al “carapintadismo”, ha desarrollado importantes méritos para ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 47: José Niveyro NG: “Pocho” ó “Galeto” Oficial 2º de Montoneros 5 de octubre 75: A cargo de controlar el retén en el ataque al RI Monte 29 de Formosa.

Por su rol de combate es el posible asesino del soldado conscripto Hermindo Luna y de los demás soldados conscriptos que en esos momentos se encontraban en las duchas. Es mencionado en la causa de Néstor Carlos Salas y otros S/Infracción a la Ley 20.840 del Juzgado Federal de Resistencia. El Frente Sindical tenía poco desarrollo, y Montoneros puso un oficial a cargo con la misión de organizarlo y tomar contacto con desenganchados, colaboradores e integrantes de Montoneros de antes. De hecho trabajaba en jurisdicción del Frente Territorial. José Niveyro, nacido el 24 de octubre de 1950 en Mercedes, provincia de Corrientes, domiciliado en Sarmiento 802 de la misma localidad, casado con la aspirante NG: “Julia.” Contador Público Nacional, comenzó su actividad política en Montoneros en el Frente Estudiantil, en el Instituto Popular de Mercedes. Estudiaba en la Facultad de Ciencias Económica de Concordia desempeñándose en la JUP con nivel aspirante y dependía de Marta Medina, oficial, NG: “La Negra” responsable de la JUP que trabajaba en Coca Cola de Concordia. Se desempeñó como secretario general de FULNER – Federación Universitaria para la Liberación Nacional de Entre Ríos y representante del Peronismo Auténtico de Entre Ríos, con profuso desarrollo de agitación pública. Por estar demasiado en superficie y estar así “quemado”, fue trasladado a la Columna 27 Corrientes, donde le asignaron responsabilidades en la UBC Corrientes, y lo pusieron bajo la responsabilidad de Carlos Alberto Zamudio, NG: “José”. Es evidente que se relacionó además, con Osvaldo Isidoro Colombo, NG: “Beto,” jefe militar de UBC Corrientes, por medio de mensajes escritos. Su actividad de militante llenaba estantes de información. Participante de varios atentados en Entre Ríos, Corrientes y Resistencia con resultados secundarios para la organización. El 5 de octubre de 1975 participó de la Operación Primicia. Su regreso del ataque se realizó en el Boeing de AA que aterrizó en un campo de la localidad de Susana, Rafaela. Previamente a esa operación, Montoneros había impesto commo norma de seguridad para la organización, su apar-

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tamiento de la misma y el regreso a Mercedes. A partir de allí continuó con sus estudios de Ciencias Económicas en Concordia. Entregador del jefe militar de la Columna Santa Fe, durante su detención en ésa. Comete falso testimonio en la Causa Margarita Belén como “imparcial testigo”, siendo denunciado por los militares detenidos en esa causa.



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Caso 48: Eduardo Pinchevsky NG: “Negro Paco” ORGANIZACIÓN: Montoneros con grado de oficial. NOMBRE DE GUERRA: NG: “Negro Paco”. AÑOS DE MILITANCIA ANTES DE SU CAPTURA: cinco años de 1971 al 1976.

CONCLUSIÓN La evidente participación de José Niveyro como entregador y delator de otros militantes, más su participación en asesinatos y copamientos lo hacen merecedor a ser procesado por cometer delitos de Lesa Humanidad

Militó en La Plata, donde intervino en numerosos atentados, y conoció a los jóvenes Kirchner de aquella época. Detenido en Córdoba a fines de 1976 cuando fue a hacerse cargo de la JUP de Medicina. Fue llevado a La Perla, lugar de detención donde colaboró intensamente hasta fines de 1981. Luego se recibió de médico. Entre las marcaciones más importantes de este terrorista están las delaciones de todos los miembros de la JUP de diversas universidades. Fue llevado a La Plata y colaboró con la Policía de la provincia de Buenos Aires para la “marcación”, detención y reconocimiento de terroristas detenidos. Con otros miembros de su organización Montoneros, efectuó trabajos muy detallados en el lugar de su detención. TESTIMONIO Declaración de Susana Sastre que implica a Eduardo Pinchevsky ante la Justicia Federal de Córdoba: En la ciudad de Córdoba, a diecisiete días del mes de noviembre del dos mil seis, siendo las 9.45 horas dijo llamarse Susana Margarita Sastre, DNI Nº 11.976.770, expresó: “…que en este acto acompaño fotocopia certificada de la declaración que presté en el año 1985 en el juicio a las Juntas Militares, ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, que yo fui detenida el 11 de junio de 1976, que yo estaba caminando por la calle, iba a encontrarme con la Sra. Ferreira de Franchi, yo le llevaba una carta de un hijo en la que le contaba que había tenido un bebe y allí me secuestran, mis secuestradores ya sabían que yo iba a ir a ese lugar, pues poco antes que yo había sido secuestrada la Sra. de Franchi, yo no sé cómo la detuvieron a ella, me enteré después que estaba detenida pues la vi a ella y a su hija de quince años en el mismo lugar al que a mí me llevaron. En mi secuestro interviene Texas, que venía caminando del brazo de una chica a la que luego supe que era Cecilia Suzzara, había otras dos personas, a una de ellas le decían Ropero, era un muchacho joven, alto, rubio, tendría unos 25 ó 27 años, creo que era el yerno de Herrera, a esta persona lo matan posterior-

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mente en un enfrentamiento, había además otros hombres, todos vestidos de civil, nadie uniformado, andaban en dos o tres autos.” “Había médicos detenidos, la primera que me atiende porque las vendas en los ojos nos producía conjuntivitis, mucha picazón y ardor, entonces una noche la guardia me lleva a un cuarto en donde estaban Dora Zárate, De los Santos y Cecilia Suzzara, y allí Zárate me pone gotas en los ojos, esta oficina, era la primera al lado de la entrada con camas cuchetas, al principio la que atendía a los detenidos era esta Dorita, pero como no se dedicaba mucho, el que termina haciéndose cargo de esa tarea era Cacho Álvarez que estaba en la cuadra. Las que estuvieron adelante mío fueron Zárate, De los Santos, Suzzara, más adelante estuvieron Pinchevsky y Chacho Remondegui, todos los demás estuvieron en la cuadra. Zárate, De los Santos y Suzzara nunca estuvieron en la cuadra, después cuando empezaron a mandar a algunos detenidos a trabajar en las oficinas, Pinchevsky, Remondegui y Contepomi pasaban gran parte del día adelante y volvían por la noche, después fueron quedando todo el tiempo allí, aunque a veces volvían a la cuadra…” Se recibió de médico y ejerció en una localidad de La Pampa. Es así como fue reconocido en esa provincia según lo expresado a continuación: En la página “El Aguantadero” en el periódico Lumbre.com para ver en www.periodicolumbre.com.ar/articulo/353/la-pampa-represores-al-banquillo.html Dice: “La complicidad de los sucesivos gobiernos justicialistas con el ominoso pasado tiene otros puntos de referencia, demostrativos que La Pampa fue una suerte de aguantadero donde encontraron refugio algunos personajes estrechamente ligados a la dictadura.” “Dos de ellos aparecieron en el área de Salud Pública después de veinte años de permanencia en la provincia, gozando de la más absoluta impunidad. Ambos salieron a la luz pública merced a sendas investigaciones periodísticas.” “Se trata del médico Eduardo Pinchevsky, acusado de colaborar con la dictadura en el campo de concentración La Perla que funcionaba en la provincia de Córdoba, quien integraba el cuerpo profesional del Hospital de Toay.” “El otro represor es Mario Oscar Bazán, cabo enfermero del Ejército, quien había llegado a La Pampa en 1987 y fue descubierto por una investigación de una Comisión Investigadora” “Si Bazán y Pinchevsky pudieron permanecer en La Pampa tantos años viviendo como cualquier vecino; si los médicos denunciados por asistir a las víctimas de torturas caminan tranquilamente por las calles y se mantienen activos en su profesión; si alguno de los torturadores gerenció durante una década una cámara empresaria y otro operó políticamente para un gobernador; si otro dirige una empresa de seguridad; si el principal delator presidió el PJ y tuvo en sus manos importantes decisiones políticas; si el mismo personaje fue la mano derecha de otro gobernador; si el actual mandatario colaboró con la dictadura militar; y si buena parte de la sociedad pampeana ha tolerado en silencio tanta impunidad es evidente que algo pasa.”



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“El juicio que comenzará el 2 de agosto debería servir no sólo para condenar a los que ejecutaron las acciones represivas sino para extender ética y moralmente esa condena a quienes por acción u omisión permitieron tanta barbarie…” La pregunta que surge de inmediato es: ¿A quiénes les interesa remover ese triste pasado? La respuesta es una sola… CONCLUSIÓN Está demostrado que Eduardo Pinchevsky, cuadro de Montoneros, detenido en Córdoba, aportó mucha información al centro de detención La Perla, donde permaneció colaborando por casi cuatro años. Su colaboración fue inestimable durante unos cinco años en distintos lugares del país lo que hizo que, como producto de ella, cayeran muchos terroristas detenidos o muertos y algunos figuran como desaparecidos. Sin duda por sus acciones debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 49: Carlos Alberto Pusetto NG: “Julián” DNI. N° 10.591.501 Nacido el 27 de febrero de 1953 en la provincia de Bs. As. DOMICILIOS: 1980 en Suecia con información de junio del 2009, que seguía en Europa bajo la protección de organismos sociales de DDHH. ORGANIZACION: Montoneros, oficial de la Unión de Estudiantes Secundarios (U.E.S.). Era el jefe responsable en Córdoba de U.E.S. 1. MILITANCIA La mayor parte de su actividad terrorista la desplegó en Bahía Blanca, como activista, político de adoctrinamiento y acciones militares varias, que merecieron el calificativo de sobresalientes por lo que fue ascendido de “aspirante” a “oficial”. A fines de 1975 se juntó con Mabel Tejerina, aspirante del área territorial que tenía problemas con la organización y con intenciones de desertar de la misma, por lo que fue sancionada y el mismo Pussetto se encargó de “hacerle cumplir el arresto a su compañera”, en la casa de un “miliciano”. Ya en 1976, en un operativo, Pusetto mató a un policía de apellido Papini, razón por la que fue trasladado a Córdoba junto con Tejerina, pudiendo ellos haber llegado aproximdamente en junio/julio 1976; ahí fue designado a cargo de la UES local. La primera tarea fue reorganizar una célula y mientras ejecutaba esa tarea fue detenido en la primera cita en la terminal de ómnibus de Córdoba. 2. HECHOS SALIENTES EN LOS QUE PARTICIPÓ Fue detenido por personal militar el 22 de noviembre de 1976, en el lugar descripto, y conducido a La Perla donde colaboró hasta fines de 1980 (4 años). Por su escaso tiempo de residencia en Córdoba, no conocía casi nada de la organización “hacia arriba pero sí hacia abajo”, en detalle, así como las técnicas de captación usadas con la juventud. Delató a toda su estructura, con militantes del colegio Montserrat y del Manuel Belgrano, y por sus contactos en Bs. As., tanto en UES como JUP, se convirtió en un elemento muy útil en Córdoba para reconocer a militantes que eran trasladados de Bs. As., por estar reconocidos y haber pasado a la categoría de “quemados”. Pusetto gustaba mucho vestir la ropa de combate militar, con insignias de “sargento”, para las tareas de “paseos”, controles de rutas, puentes, zonas aledañas, etc.,



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En los veranos de 1978/79, trabajó en la marcación y seguridad del Festival Nacional de Folklore de Cosquín. Entre marzo / abril 78, junto con Gustavo Contepomi, ambos vestidos de combate y con efectivos de la Br I Aerot IV, realizaban un control del tren que procedía de Buenos Aires; en la ciudad de Río Segundo, detectaron un militante montonero que se resistió con un arma de fuego; una pistola 9 mm y fue abatido. (Ver diarios de la época y declaraciones de Kunzmann, Remondegui, Contepomi, y Meschiatti (Causa Atienza Expte. 17526) ).

Desde mediados de 1977 a principios de 1978, al igual que el resto, gozó de un régimen especial de salidas y un sueldo, por parte de las autoridades militares. En diciembre de 1978 obtuvo la libertad vigilada en la ciudad de Córdoba. En 1979 salió del país. En el año 1980, se juntó con Héctor Teodoro Kunzmann y Mirta Susana Iriondo en Suecia. No se ha presentado nunca a declarar en ningún juicio. 3. CONCLUSIÓN Está demostrado que Carlos Alberto Pusetto, oficial montonero con activa participación subversiva, ejecutó personalmente a algunas personas y realizó varios atentados. Al peligrar su permanencia en Bahía Blanca fue trasladado a Córdoba donde es detenido y colabora eficientemente con las Fuerzas Legales en coordinación con otros detenidos en La Perla durante casi tres años. Con ello se lograron muy buenos resultados para la desarticulación de Montoneros. Este proceder permitió que cayeran muchos terroristas, detenidos o muertos y algunos figuran como desaparecidos. Sin duda por sus acciones debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 50: Rosario Evangelina Quiroga NG: “Lula”, “Elena” ORGANIZACIÓN: Montoneros. GRADO: Oficial 1º. CASADA con José Luis Herrero, montonero, NG: “Antonio” o “Miguel”, desaparecido el 9 de marzo de 1976. Luego concubina de Oscar de Gregorio, NG: “Sordo Sergio”, oficial superior de Montoneros hasta que éste muere en la ESMA en 1978. Posteriormente concubina de Lisandro Raúl Cubas, montonero, NG: “Chito” a quien conoció en la ESMA. Al ser liberados, ambos viajaron juntos a Caracas, Venezuela y se radicaron allí. Detenida el 15 de diciembre de 1977 en la República Oriental del Uruguay junto con otras personas, fue liberada el 19 de enero de 1979. Nº LEGAJO CONADEP: 06975.



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La causante se desempeñaba en la Universidad Nacional de San Juan. A esa altura ya era “aspirante” de Montoneros, organización de la cual recibía asignaciones familiares. Tenía y usaba documentación falsa. 19 de abril 1976: El Comando de la IV Brigada Aerotransportada con asiento en la provincia de Córdoba, ordenó la detención de varias personas –relacionadas con las Organizaciones terroristas ERP y Montoneros– entre las cuales se encontraba Rosario Evangelina Quiroga. 30 de abril 1976: La causante es dejada cesante en la Universidad Nacional de San Juan (Dirección de Bibliotecas), mediante Resolución 360/76, por estar dentro de los alcances de la Ley 21.260. En el año 1977 se traslada a Buenos Aires y actúa en la Columna Norte de Capital Federal con el grado de “oficial”. A su vez es designada asistente de Oscar de Gregorio, NG: “El Sordo Sergio”, oficial superior de Montoneros a cargo de esa columna, con quien forma pareja. En junio del 77 viajan a Brasil y luego a Uruguay. n Testimonio 2

1. MILITANCIA En Córdoba, fue muerto un hermano de la causante y su cuñada, mujer de éste, escapó del Buen Pastor, unidad penitenciaria de la provincia de Córdoba, hacia Buenos Aires. El día 9 de marzo de 1976, antes del golpe de Estado, su marido Luis Herrero (oficial montonero), NG: “Antonio” o “Miguel”, fue detenido en horas de la tarde en la ciudad de Mendoza, hacia donde había viajado. Su suegro, preocupado por la falta de noticias, viajó a Mendoza a buscarlo, fue a la pensión donde normalmente se hospedaba, pero allí le devolvieron las pertenencias y le dijeron que la noche del 9 de marzo la Policía había allanado la habitación. En uno de los documentos que presenta Rosario Evangelina Quiroga ante la justicia manifiesta que, a partir de ese entonces, nunca más tuvo noticias de su marido. El 19 de enero de 1979, cuando salió en libertad de la ESMA, le habrían entregado un certificado de defunción de su marido, según el cual su muerte se produjo en La Matanza, provincia de Buenos Aires. 1. TESTIMONIOS n Testimonio 1 Fuente: Libro Nunca Más, Anexos, Tomo I, Eudeba, pág. 448, 2º barra y Legajo CONADEP 6471.

Dice que: El primer marido de Rosario Evangelina Quiroga, José Luis Herrero Regio, figura como “Desaparición Forzada”.

(Fuente: libro “La memoria de los de abajo”, Roberto Baschetti, Tomo I, De la campana, Campana de palo, pág. 149/150). Dice que:

Oscar De Gregorio era miembro de la Conducción Nacional de Montoneros, capturado en Colonia, Uruguay, en el sector Migraciones, el 15 de noviembre de 1977. Fue llevado a Montevideo donde simuló colaborar para entregar una cita, pero una vez en la calle, salió corriendo. Fue gravemente herido en el abdomen por disparos de armas de fuego y trasladado a la ESMA (Buenos Aires), donde fue sometido a una operación quirúrgica para intentar salvarle la vida. El 7 de marzo de 1978, fue trasladado a Institutos Militares de Campo de Mayo, donde fue interrogado por personal del Ejército. Luego lo regresan a la ESMA, donde finalmente murió, el 25 de abril de 1978. El 15 de diciembre de 1977, Rosario Evangelina Quiroga fue capturada por Fuerzas Conjuntas Uruguayas, en el balneario “Lagomar”, en la casa que tenía en ese lugar. Junto a ella, estaba Susana de Barrey, quien murió al ingerir una pastilla de cianuro. En dicho operativo también se detuvo a Miguel Ángel Estrella, a Rolando Pisarello, a su esposa María del Huerto Milesi de Pisarello, su hija de cuatro meses y a Jaime Dri. Posteriormente fue trasladada a la Argentina –junto con otras personas– en un avión pequeño y llevada a la ESMA, donde permaneció detenida aproximadamente un año y un mes. Sus hijas de cinco, cuatro y tres años, fueron restituidas a sus familiares desde la ESMA. Excepto Jaime Dri, que se escapó de su custodio durante una operación de “control de fronteras” en el límite con el Paraguay, el resto de las personas nombradas más arriba como detenidas en la ESMA, fueron todas liberadas. Al llegar a la ESMA y luego de la muerte de su compañero, le asignaron trabajos administrativos, mejoraron su calidad de vida, la llevaron perió-

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dicamente a ver a sus hijas y también a San Juan para ver a sus padres y al resto de su familia. Si bien fue interrogada, en la ESMA nunca se la torturó. También trabajó en la función pública y en el diario Noticias. Se convirtió en importante colaboradora de la ESMA, proporcionando numerosos datos para nuevas operaciones dada la importancia y la jerarquía superior de su concubino, Oscar De Gregorio. El 19 de enero de 1979 fue puesta en libertad y conducida a Ezeiza, donde le dieron pasajes para Caracas en vuelo de Aerolíneas Argentinas. Posteriormente y al cambiar la situación, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y resentimiento y en la mayoría de los casos, para beneficiarse de alguna forma, se ha presentado como testigo en diferentes causas. 5 de septiembre 1985, fue vista en compañía de Lisandro Cubas, NG: “Chito”, en la intersección de la avenida Santa Fe y la calle Cerrito. Ambos eran testigos, por exhorto, del fiscal Strassera, en las causas que se seguían a los integrantes de las Juntas Militares en la Cámara Federal. Fijaron domicilio en el edificio Aldabar, piso 4º, Depto. 26, Marrón de Cuvi, Caracas, Venezuela. 28 de septiembre 1986: El Juzgado de Instrucción Militar Nº 4 solicitó informes sobre la causante. El 20 de febrero de 1987, figura denunciada en una solicitada “Descalificados”, Testigos utilizados para condenar a las FF.AA, con pie de imprenta “Cruzada Cristiana Anti-Comunista”. 3. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Rosario Evangelina Quiroga declaró por primera vez en Caracas, Venezuela, en el año 1979, cuatro años antes del fin del Proceso de Reconstrucción Nacional, igual que su marido, denunciando a más personas de la Armada que éste. En julio de 2000, firmó una solicitada por el juicio y castigo a los culpables de la represión militar. Recibió Pliego Interrogatorio del Poder Judicial de la Nación (15/05/01). Hizo una profusa declaración en la Embajada Argentina en Venezuela 26/07/01. Presentó solicitud de querellante (21/11/03). Efectuó declaración en el Juzgado 12, Sec. 23 (2/08/04). Actuo como declarante en el juicio oral al Capitán Scilingo, Madrid, España el 16/02/05. Efectuó una nueva declaración en el Poder Judicial de la Nación el 2/08/04. Denunció la desaparición de su primer marido, José Luis Herrero. Sin fecha.



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4. ANÁLISIS PARTICULAR En sus primeras denuncias hace mención a muchas personas que ella conoció en la ESMA y cumpliendo funciones en otros organismos de la Armada o en la función pública, donde fue a trabajar estando detenida. Incursiona en detalles de interrogatorios, formas de operar y el armado de un Staff de asesoramiento con detenidos “recuperados”; habla de supuestos procederes con embarazadas, de otros centros de detención e incluso agrega algunas fotos. Posteriormente hizo una denuncia en 1984 ante la CONADEP (Nº Legajo Nº 06975). 5. CONCLUSIÓN Por su militancia como oficial 1º de Montoneros y su estrecha vinculación con la Conducción Nacional constituye parte de esa “asociación ilícita” responsable de numerosos crímenes terroristas. Asimismo, no existen dudas de que mientras estuvo bajo control de las Fuerzas Legales, durante la Guerra Revolucionaria que se desarrolló en Argentina, Rosario Evangelina Quiroga, colaboró intensamente con las mismas, esencialmente brindando información sobre miembros componentes de la organización Montoneros. De toda la colaboración que brindó a sus captores y por sus delaciones cayeron muchos terroristas algunos de los cuales figuran como desaparecidos. Sin duda, por sus acciones militantes y por sus colaboraciones de todo tipo a las Fuerzas Legales, debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 51: Susana Jorgelina Ramus, NG: “Jorgelina” ORGANIZACIÓN: Montoneros. GRADO: Aspirante JP. DETENIDA: 13 de enero de 1977 y dejada en libertad en enero de 1979. Tiempo de detención aproximadamente dos años.



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telefónicos con sus familiares, visitas a sus domicilios donde algunos pasaban todo el fin de semana, etc. Posteriormente y al cambiar la situación, en algunos casos para “intentar lavar su traición”, en otros para plasmar su odio y resentimiento y en la mayoría de los casos, para beneficiarse de alguna forma, se ha presentado como testigos en diferentes causas. 2. DECLARACIONES ANTE LA JUSTICIA n Testimonio 1

1. MILITANCIA Hermana de Carlos Gustavo Ramus, fundador de Montoneros y uno de los integrantes del grupo que secuestró y asesinó al General Aramburu. Carlos Gustavo murió en un enfrentamiento en William Morris, provincia de Buenos Aires. Su marido, Marcelo Cerviño, ex seminarista, militante de la JP, era un cuadro montonero responsable de la secretaria de la Organización. Caído en un enfrentamiento con fuerzas conjuntas entre el 10 y 11 de diciembre de 1976 junto a Enrique Juárez, NG: “Quique” y otros compañeros. En ese momento se iba a hacer cargo de la Columna Norte de la Organización. Marcelo no estaba de acuerdo con el uso de la pastilla de cianuro de manera tal que se resistió hasta la muerte. En enero de 1977 convivía con Jorge Carlos Muneta, quien resultó detenido el día 12 de ese mes. Al día siguiente, 13 de enero de 1977, fue detenido por personal de la Armada en un departamento ubicado sobre la calle Pacheco de Melo y la Avenida Pueyrredón, de la ciudad de Buenos Aires, junto con Cándida García (madre de su compañero Jorge Carlos Muneta). Su hija fue dejada con unos vecinos. Fue conducida a la ESMA y durante su cautiverio fue interrogada, según manifiesta mediante fuertes acciones y golpes. Le preguntaban por dinero, armas, granadas y equipos de comunicaciones que decían habían encontrado en su casa, cosa que ella desconocía. Fue trasladada a un sector llamado “Capucha” donde permanecían con el rostro cubierto y manifiesta haber sido violada por “un verde”. Hace la denuncia y las autoridades de la ESMA adoptan severas medidas disciplinarias con el responsable, sacándolo del destino y enviándolo al sur para ser dado de baja luego, según dijeron… Se hizo colaboradora de la ESMA en poco tiempo, proporcionó importantes datos para realizar nuevas operaciones, señalando en la calle a sus antiguos compañeros de militancia, locales donde funcionaban diferentes áreas de la Organización, domicilios y análisis político, cuando no interrogadora. Todos tenían beneficios, por ejemplo, calidad de vida, contactos

El 1 de septiembre de 1994 declaró ante la Justicia. Entre otras cosas, manifestó: “No declaré anteriormente ni en los juicios de los ex Comandantes porque no tuve confianza en el manejo de la justicia de Alfonsín ni en el uso que se daría a mi testimonio”. “Después de una semana de detenida, pude hablar con mi suegra y con mi hija”. “Estuve en Capucha aproximadamente tres meses, luego me pasaron a un camarote”. “Empecé a trabajar en una oficina en planta baja (que daba a un jardín) que le decían “Dorado”. Allí había una oficina chica donde estaba Felipe (teniente retirado Spinelli) y el Duque (capitán retirado Whamond). Ellos procesaban la información proveniente de los interrogatorios. Yo estaba al lado, en una oficina más grande y pasaba fichas con nombres de detenidos o desaparecidos o que estaban buscados. Formaba parte de la oficina de Inteligencia. A los dos primeros les ponía una D. La información me la pasaba Felipe o “EL Gordo Alfredo” (Alfredo Buzzalino), que solía estar en los interrogatorios y luego pasaba los datos obtenidos”. También debía llevar el control de las cajas de archivos, en donde quedaban algunos documentos personales secuestrados, su número de caso y alguna identificación, si la había”. “Allí también trabajaron Oscar Paz, NG: “Juanjo” (muerto) y la “China” Lidia Cristina Vieyra, sobrina del Almirante Massera”. “Al lado había un salón donde se preparaban los grupos de oficiales que tenían que salir a un operativo a buscar algún compañero”. Dice que: “la llevaron a dar “paseos” con otros compañeros con el objetivo de reconocer compañeros por la calle y “marcarlos”. “Las detenciones posteriores a marzo-abril 77´, ya eran sin Ejército y la técnica empezó a ser algo menos violenta y en cambio participaban en los interrogatorios, los del “Mini Staff”, lo que producía más efecto de desmoralización que la tortura. Sobre todo cuando los que participaban habían sido jefes”. “Hubo distintas actitudes, no se pueden igualar. “Coca” Marta Bazán (muerta), el “Gordo Alfredo” Alfredo Buzzalino, “Estela” Maria Isabel Murgier y otros, estaban compenetrados o parecían y marcaron más de 300 compañeros en los paseos”.

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n Testimonio 2 El 4 de febrero 2005 declaró ante la Justicia: “Había casos especiales, los que se llamaban “Mini Staff” que sí podían disponer de dinero y visitas a sus familias cuando quisieran, incluso pasar un tiempo en sus casas sin tener que dormir en la ESMA”. “Para todos los demás había un régimen de visitas”. “Había dos grupos básicos, el de Inteligencia y el Operativo. Los dos ocupaban el área del Dorado, así se llamaba a un sector del Casino de Oficiales.” “Era un gran salón dividido por paneles de madera prefabricada, las que separaban la oficina de Inteligencia del salón donde trabajábamos algunos secuestrados: “El Gordo Alfredo”, “Peti” “Juanjo” (Oscar Paz muerto) yo y eventualmente “La Chaqueña” (Gardella), “La China” (Vieyra) y Amalia Larralde, quien estuvo muy poco tiempo, al igual que “Alfredito” (Máximo Nicoletti) y su compañera, más “Ramiro” y su mujer”. “Los encargados de recibir la información de los operativos eran Whamond (capitán retirado, muerto) y Spinelli (teniente retirado, muerto), que estaban siempre en la oficina de Inteligencia”. “Spinelli era mi jefe, me daba datos de compañeros detenidos o buscados y yo debía volcarlos en una ficha y ordenarlos en un fichero. También debía llevar el control de las cajas de archivo, en donde quedaban algunos documentos personales del secuestrado, su número de caso y alguna identificación, si la había. Los “casos mil” eran otros, ya que los secuestrados no pasaron ese número”... n Testimonio 3 (Referencias: Libro “Confesiones de un montonero”, Eugenio Méndez, Editorial, pág. 167).

Dice que: “Ramón también estaba en emergencia, como toda el área. Habían descubierto que el dedo que había marcado a todos, era el de Jorgelina Ramus. “Paco” tenía una cita con una compañera de Jorgelina y llegó tarde. Así pudo ver como en 24 de Noviembre y Constitución un grupo de hombres que estaban “jugando al fútbol”, dejaron de hacerlo y a una seña de Jorgelina –que estaba en una tintorería– capturaron a la compañera. Al poco tiempo, el mismo “Paco” cayó en la trampa”. Mariano Laplane, NG: “Paco”, oficial montonero, hijo del general Alberto Numa Laplane, fue capturado por el GT en 1977 y llevado a la ESMA. Su padre, a través del Ejército, logró la liberación. Viajó a Europa con su mujer, también montonera”.



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Colonia y Paso de los Libres, para detectar compañeros que vinieran del exterior y marcarlos. Que yo sepa ese procedimiento no dio resultados en el ’78. A Colonia fui con Marta Bazán –muerta– y nos pusieron de custodia a una uruguaya armada de los servicios uruguayos que no parecía policía sino ex militante. Nos hacían hacer guardia en la frontera de 9 a 18. Ahí le toca a Dri hacer frontera por Paraguay y aprovechó para escapar…”. n Testimonio 5 (Fuente: Libro “Sueños sobrevivientes de una montonera”, Susana Jorgelina Ramus, pág. 69).

Dice que: “Me acuerdo cuando nos llevaron a las fronteras (a mi a Paso de los Libres y Colonia) con el objetivo de hacer guardia en los pasos fronterizos durante varios días para reconocer a algún compañero que intentara pasar por ahí.” “A Paso de los Libres fui con NG: “Coca” (Marta Bazán, fallecida) y NG: “La Negrita” (Graciela García) en julio del 78. Parábamos en un hotel muy lindo, con pileta de natación y todas las comodidades. En el restaurante había muchas mesas con entradas de las que uno podía servirse todo lo que quisiera”. 1994: El 1 de septiembre declaró ante la Subsecretaría de DDHH. 2000: Publicó el libro “Sueños sobrevivientes de una montonera”. En general, allí reproduce casi textualmente lo manifestado en sus declaraciones, con el “relleno literario” de un escritor. Veamos –como ejemplo– algunos párrafos: “Yo me fui a Francia porque tenía una tía en Marsella a la que le había pedido asilo, ella no me contestó pero igual me fui con Mariana que tenía 5 años”. “A Paso de los Libres fui con “Coca” Marta Bazán y “Graciela” Graciela García en julio del 78. También fuimos a Colonia con “Coca”. “A mi madre y a mi hija las vi luego de estar cinco meses en la ESMA”. “El año pasado fuimos con mamá a William Morris (lugar donde murió su hermano) porque todos los años le hacen un homenaje, a él y a Fernando (por Abal Medina), el 7 de septiembre, que quedó como el “Día del Montonero”, también te hicieron un monolito a ambos, pero siempre lo destruyen los gorilas. Yo estoy orgullosa de ser tu hermana…” 3. CONCLUSIÓN

n Testimonio 4 (Fuente: Declaración de Susana Jorgelina Ramuz el 1 de septiembre 1994)

“Para el Mundial se organizaron grupos de cautivos que iban con oficiales de inteligencia a puestos de países limítrofes. A mí me tocó ir a

En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras actuó bajo el control de las Fuerzas Legales durante la Guerra Revolucionaria que se desarrolló en Argentina en los años 70; Susana Jorgelina Ramus colaboró intensamente con las mismas.

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Su activa participación como militante montonera y luego como delatora y marcadora, más las muertes y algunas desapariciones producidas por esas acciones de traición la hacen segura acreedora a ser procesada por delitos de lesa Humanidad.



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Caso 52: Andrés Remondegui NG: “Chacho” Organización: Montoneros, oficial. Años de militancia: antes de su captura: desde 1972. Participó en la quema de “Rancho Grande” y de “Stakel”; dio muerte a un policía. Intervino en el asesinato del gerente de Sancor, Sr. Salas, en 1976.

Cayó detenido al allanarse su domicilio en Barrio Maipú, Córdoba. Llevado a La Perla, “colaboró” hasta fines de 1980, por más de tres años. Delató a todos los integrantes de la JUP de las distintas facultades y otros miembros de otras organizaciones subversivas. El causante formó pareja con María Victoria Roca, NG: “Sofía”. Vive en La Falda, Córdoba. Andrés Remondegui fue un oficial montonero con activa participación en asesinatos, ejecutó personalmente a algunas personas y realizó varios atentados. Mediante su colaboración durante los casi cuatro años de permanencia en La Perla, en coordinación con otros detenidos en Córdoba, se logró infligir serios golpes a la organización de su militancia, logrando neutralizarla. 1. TESTIMONIOS n Testimonio 1 Que compromete a Andrés Remondegui fue la Declaración de Susana Sastre ante la Justicia Federal de Córdoba. En la ciudad de Córdoba, a diecisiete días del mes de noviembre del dos mil seis, siendo las 9.45 horas dijo llamarse Susana Margarita Sastre DNI Nº 11.976.770, expresó: “…que en este acto acompaño fotocopia certificada de la declaración que presté en el año 1985 en el juicio a las Juntas Militares, ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, que yo fui detenida el 11 de junio de 1976, que yo estaba caminando por la calle, iba a encontrarme con la Sra. Ferreira De Franchi, yo le llevaba una carta de un hijo en la que le contaba que había tenido un bebé y allí me secuestran, mis secuestradores ya sabían que yo iba a ir a ese lugar, pues poco antes que yo había sido secuestrada la Sra. De Franchi, yo no sé cómo la detuvieron a ella, me enteré después que estaba detenida pues la vi a ella y a su hija de quince años en el mismo lugar al que a mí me llevaron. En mi secuestro interviene

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Texas, que venía caminando del brazo de una chica a la que luego supe que era Cecilia Suzzara, había otras dos personas, a una de ellas le decían “Ropero”, era un muchacho joven, alto, rubio, tendría unos 25 ó 27 años, creo que era el yerno de Herrera, a esta persona lo matan posteriormente en un enfrentamiento, había además otros hombres, todos vestidos de civil, nadie uniformado, andaban en dos o tres autos.” “Había médicos detenidos, la primera que me atiende porque las vendas en los ojos nos producía conjuntivitis, mucha picazón y ardor, entonces una noche la guardia me lleva a un cuarto en donde estaban Dora Zárate, De los Santos y Cecilia Suzzara, y allí Zárate me pone gotas en los ojos, esta oficina, era la primera al lado de la entrada con camas cuchetas, al principio la que atendía a los detenidos era esta Dorita, pero como no se dedicaba mucho, el que termina haciéndose cargo de esa tarea era Cacho Álvarez que estaba en la cuadra. Las que estuvieron adelante mío fueron Zárate, De los Santos, Suzzara, más adelante estuvieron Pinchevsky y Chacho Remondegui, todos los demás estuvieron en la cuadra. Zárate, De los Santos y Suzzara nunca estuvieron en la cuadra, después cuando empezaron a mandar a algunos detenidos a trabajar en las oficinas, Pinchevsky, Remondegui y Contepomi pasaban gran parte del día adelante y volvían por la noche, después fueron quedando todo el tiempo allí, aunque a veces volvían a la cuadra…” n Testimonio 2 Que compromete a Andrés Remondegui fue la declaración testimonial de Teresa Celia Meschiatti, Legajo Conadep Nº 4279 dice: Me llamo Teresa Celia Meschiatti, soy argentina, nacida el 4.7.43 en Capital Federal, DNI. N° 4.739.472; dijo: “Fui secuestrada el 25.9.76 en la ciudad de Córdoba y llevada a La Perla donde permanecí hasta el 28.12.78, fecha en que fui dejada bajo libertad vigilada en el domicilio de mis padres, sito en la ciudad de Cosquín, Córdoba. El 17.2.80 huyo del país junto a mi hijo Gustavo. Actualmente soy refugiada política en Suiza. He regresado al país actualmente”. Entre otras cosas relata: “El día 9 de marzo de 1977 aproximadamente entre 8 y 9 horas de la mañana, un vehículo del Destacamento de Inteligencia circulaba por el Barrio de Villa Cabrera, la misión era inspeccionar la zona con Jorge Romero, NG: “Palito”, personal civil y Andrés Remondegui, NG: “Chacho” antiguo secuestrado, se detuvieron en un bar llamado Los Cubanitos. Dentro del bar se encontraban dos jóvenes (uno de ellos de apellido Córdoba), que fue reconocido por “Chacho”, generándose un violento tiroteo entre Romero y los dos jóvenes que logran huir. Uno de ellos iba muy mal herido: porque había huellas de sangre en el piso y en la calle; Romero y Remondegui subiéndose al vehículo en que venían, recorren el barrio sin encontrarlos. Inmediatamente informan por radio a La Perla y a la sede central del Destacamento llamado Base, quien decide transformar el opera-



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tivo (que hasta ese momento era clandestino) en legal, enviando una patrulla uniformada (en la jerga llamada “los verdes”)…” 2. CONCLUSIÓN Durante su militancia como oficial montonero cometió atentados y asesinatos, y según declaraciones de otros militantes, Andrés Remondegui con sus procederes y como producto de su colaboración con las Fuerzas Legales, fueron detenidos o muertos o figuran desaparecidos muchos compañeros de organización. Sin dudas por sus acciones debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 53: María Victoria ROCA NG: “Sofía” D.N.I. Nº 11.971.396 Domicilios: 25 de mayo y Los Nogales, La Falda, Córdoba. Padres: Luis Alberto Roca y Alicia Ferreyra separados en 1976, su madre vivía en Bv. San Juan al 700 u 800; ama de casa de profesión. Casada con Andrés Remondegui (Montoneros) y tiene dos hijos, profesan ahora un culto evangélico. ORGANIZACION: PRT-ERP. Miembro activo de la Juventud Guevarista, organización estudiantil universitaria.

1. MILITANCIA 1974: Maria Victoria Roca integraba grupos de discusión política de izquierda en barrios Alto Verde y zona del Cerro de Las Rosas, sin adherir a ninguna banda terrorista. 1975: Fue captada y pasó a militar en la Juventud Guevarista, JG; organización que actuaba en los medios secundarios y universitarios de Córdoba y con aproximación con el MAS (Movimiento al Socialismo), movimiento vinculado al PRT, y participó activamente en acciones milicianas como elemento de choque del PRT en actos, pintadas, marchas, quemas de gomas etc., y en todos los movimientos de agitación en todos los centros estudiantiles de la UNC y establecimientos secundarios nacionales de Córdoba. Activa formadora de grupos de agitación política con vasta experiencia que fue lo que alertó a las Fuerzas Legales por su capacidad para generar más jóvenes revolucionarios. 2. HECHOS SALIENTES EN LOS QUE PARTICIPÓ CON LAS FUERZAS LEGALES Detenida en la plaza de B° Los Naranjos, en una “cita”, en la tarde del 16 de mayo de 1977 y marcada por Cecilia Suzzara. Detenida en La Perla, trabajó en la mesa del PRT-ERP JG, siendo de mucha utilidad en tareas de reconocimiento fotográfico, detención de prófugos, junto a la Callizo, Suzzara, Iliovich. También participó de muchos lancheos con personal militar de las unidades de la Guarnición Militar. A fines de 1977 comenzó a ir a la casa de su madre sita en Bv. San Juan al 700 en calidad de franco y a la vez inició una relación amorosa con el montonero Andrés Remondegui, con el que tiene dos hijos, viviendo el La Falda.



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Colaboran ambos (Roca y Remondegui) con Gustavo Contepomi y Patricia Astelarra en la confección del libro Los sobrevivientes de La Perla. Según declaraciones en el Juzgado Federal 3 Fs. 736/748 29 de abril de 99, Fs. 742 29 de julio de 1984 y Fs. 743/748 del 3 de marzo de 1987, Declaró en el juicio “40/M/08. Causa Brandalisis”. Liberada definitivamente luego de más de tres años de “colaboración” . 3. CONCLUSIÓN Por lo expuesto, no existen dudas que durante su militancia en el PRT desarrolló una intensa actividad en la captación de menores estudiantes para incluirlos en actividades subversivas. Además, mientras estuvo bajo el control de las Fuerzas Legales durante la Guerra Revolucionaria que se desarrolló en la Argentina en los años 70, María Victoria Roca colaboró intensamente con las mismas por casi cuatro años, incidiendo especialmente en la detención de personas muy jóvenes en la zona Córdoba de nuestro país. Como producto de esa colaboración cayeron muchos terroristas detenidos o muertos en enfrentamientos y algunos figuran como desaparecidos. Sin duda por sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 54: Néstor Carlos Salas NG: “Martín” ó “Flaco” Organización: Montoneros. Jerarquía: Oficial 1º.

A cargo de controlar una Compañía del RI Monte 29, por su rol de combate fue el posible asesino del subteniente Ricardo Massaferro. Causa Néstor Carlos Salas y otros S/Infracción a la Ley 20.840 Juzgado Federal de Resistencia. En su casa el 9 de octubre 1975, en Resistencia calle Brown 1955, se secuestró, 1 Itaka calibre 12.70 y proyectiles, 1 PAM y 190 proyectiles, 1 Pistola calibre 11.25 y varias cajas de proyectiles, 1 revólver calibre 32 y proyectiles, 1 revólver calibre 22 y proyectiles, 1 revólver calibre 38 y proyectiles y 3 detonadores de granadas de guerra. En el Juzgado Federal de Resistencia al ser detenido entrega muchos nombres de sus compañeros atacantes al cuartel del regimiento. 1. TESTIMONIO Sin dudas, la importancia que la Conducción Nacional asignaba a parte de la Regional Nordeste se puede apreciar en la distribución de los recursos. En agosto del 76 el Servicio de Finanzas Área Nacional envía al Servicio de Finanzas CC 26 Chaco-Formosa, la partida mensual de $ 648.000 para ser distribuido de la siguiente manera: Resistencia $100.000; Goya ciudad $ 48.000, Colonia Este $ 15.000, Colonia Sur $ 115.000 y Colonia Norte $ 226.000; Formosa $ 50.000 y Posadas-Virasoro $ 94.000. Otra idea que hay que tener presente como esquema de razonamiento, aunque el mismo era muy flexible, es que un aspirante conducía a 5 milicianos; un oficial a 5 aspirantes; un oficial 1º podía conducir según la regional de 2 a 5 oficiales. Dentro de esa organización el Secretario de Organización de esa Regional era Néstor Carlos Salas, oficial 1º, NG: “Martín” o “Flaco”. CC 26 y responsable de la UBCL Resistencia, hasta que cae detenido el 9 de octubre de 1975. 2. CONCLUSIÓN Los grandes hechos terroristas cometidos por Néstor Carlos Salas, antes de caer en combate, los entregados por sus delaciones o los traiciona-



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dos, lo sindican claramente a Salas como un militante traidor y que como producto de sus acciones se produjeron muertes y desapariciones. Por lo expuesto debería ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 55: Fernanda Santos de Buitrago NG: “Tita”

Caso 56: Susana Margarita Sastre NG: “Soledad”

organización: PRT-ERP miembro de la Compañía “Decididos de Córdoba”. Años de militancia antes de su detención: desde 1972 hasta 1976

DNI. N-11.976.770 Nacida el 17 de octubre de 1955, en Bell Ville, provincia de Córdoba, Domiciliada: La Plata Nº 1864, Bell Vllle. Estado Civil Divorciada Nov. 2006, hija de Marcos y Aurora Galletti, ORGANIZACIÓN: PRT ERP

1. HECHOS SALIENTES EN LOS QUE PARTICIPÓ Fue siempre activista sindical del gremio Sanidad. Fue detenida en 1976 en su domicilio en barrio Alta Córdoba. Fue llevada a “La Perla” donde en poco tiempo pasó a “colaborar”, delatando y marcando a otros terroristas. Colaboró con las Fuerzas Legales por casi 5 años. Entre sus colaboraciones más importantes están las delaciones y marcaciones que hizo de todos los miembros del Frente Sindical de todos los gremios de Córdoba. Hay otras denuncias contra Fernanda Santos de otros militantes que la han nombrado en “Los sobrevivientes de La Perla” libro escrito por Astelarra, Contenpomi, Remondegui y Roca. Otros miembros de su organización con quienes trabajó y colaboró en los lugares en que trabajaba: Ana Iliovich, Liliana Callizo, Piero Di Monte, Cecilia Suzzara y Cristina Callizo. Viviría en una localidad cerca del Chaco.

1. MILITANCIA Se inició en la Federación Juvenil Comunista (FJC), brazo juvenil del Partido Comunista (PC). En ese marco, militó en la liga de madres de familia, colateral del PC y FJC. Cuando fue a Córdoba a estudiar, se anotó en la Escuela de Asistencia Social, UN de Córdoba, y comenzó a participar en todos los actos de las organizaciones universitarias de izquierda. La Escuela de Asistencia Social era una de las casas de estudio más politizadas de la UN Córdoba, con una influencia casi total de las organizaciones revolucionarias marxistas, como el PRT-ERP, Montoneros (JUP), Poder Obrero, PC, TERS, Tupac, etc., obteniendo por sus tareas un gran conocimiento de militantes que generalmente se congregaban en varias reuniones en claustros y la vía pública. Presentaba una personalidad cándida y a veces descuidada, pese a estar funcionando en una organización clandestina, ideologizada, cuya militancia exigía destreza y reflejos rápidos. Pero a su vez manifestaba interés y cierta pasión, por ello cumplía tareas de enlace y correo, llegando a conocer a los principales militantes guerrilleros de Córdoba.

2. CONCLUSIÓN Fernanda Santos integró la estructura militar de mayor actividad terrorista en la provincia de Córdoba, fue luego colaboradora por casi cinco años de las Fuerzas Legales durante la Guerra Revolucionaria que se desarrolló en Argentina en los años 70 y como producto de esa colaboración cayeron muchos terroristas detenidos o muertos y algunos figuran como desaparecidos. Sin duda por sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

2. HECHOS SALIENTES EN LOS QUE PARTICIPÓ En este funcionamiento la Sastre se movió con cierta inteligencia dentro de sus capacidades y participó en los tumultuosos años revolucionarios de Córdoba, estudiando o ayudando a los gremios clasistas que quebraron la paz social de la provincia (73/74/75), mezclado todo con actos criminales. En este panorama, fue activa en la coordinación de los actos del activismo subversivo en las aulas y vía publica. 3. ACTIVIDADES EN LUGAR DE DETENCIÓN El 11 de junio de 1976, a las 16:00, fue detenida por Fuerzas Legales en la plaza San Martín –llamada “Plaza de Los Burros”– comiendo facturas,

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“en una cita,” con la ayuda de la colaboradora y marcadora del PRT-ERP Cecilia Suzzara. Fue llevada a La Perla para ubicarla con la militante guerrillera Ana Iliovich NG: “Cecilia” también del PRT-ERP –por haber sido compañeras en un colegio de Bell Ville de donde ambas eran oriundas–. Ésta le explica qué condiciones y reglas regían en La Perla. Luego llevan a su presencia al militante guerrillero Piero Di Monte, uno de los jefes del PRT- ERP Regional Córdoba, a quien la Sastre ya conocía por su militancia y comienzan a trabajar juntos en la mesa de esa organización. Reconoce a Dora Privitera, a la Suzzara, a Fermín de los Santos, a la Callizo, a Iliovich, a la Geuna, ya que dormían en las oficinas. Asimismo, reconoce a Contepomi y Remondegui por utilizar ese dormitorio en algunas oportunidades. En cuanto a Piero di Monte, comprueba que además de colaborar en La Perla, lo hacía en el Destacamento de Inteligencia 141. El mismo día de la detención de Susana Margarita Sastre, Piero Di Monte le muestra en el Lugar de Reunión de Detenidos organigramas y gráficos del PRT-ERP que él estaba confeccionando. Es de notar que Piero, NG: “Héctor” había caído el día anterior y ya estaba “colaborando”, (10 de junio) (fs. 3390/93) causa Pérez Esquivel - Maria Elena Martínez Expte. N° 9.481). En razón del puesto que ocupaba la Sastre, correo de enlace, al momento de su caída portaba una carta de un militante clandestino para entregarla en la “cita”. Este conocimiento de correo la hace incorporar a la mesa de trabajo con Di Monte, aportando datos precisos de muchos activistas de la ciudad. Estas delaciones y marcaciones motivaron las detenciones de muchos militantes. Desde el primer momento, Sastre tuvo un trato diferencial, ubicada en forma aislada para evitar contacto con los otros detenidos, ya que las autoridades (oficiales) iban a concederle la libertad, dada su poca militancia y compromiso con la organización. Al ser detenido Horacio Dottori NG: “Tte Miguel” del ERP, la Sastre ante su presencia, lo reconoció como militante. En estos procedimientos que se realizaban en la zona de Villa María, era llevada Susana Margarita Sastre como “marcadora”, lo que terminó con la detención de la subversiva Sandrino, que resultaó herida (26 de agosto de 1976). Por esta época ya colaboraba con la limpieza y arreglo de oficinas. Para mantenerla más aislada fue destinada a lavar y limpiar automóviles en el taller de mantenimiento. Luego el 27 de diciembre, el capitán Gonzalez la llevó a La Ribera y quedó en la enfermería aislada del resto de los detenidos, poniendo fin a su estadía en La Perla. Fue una de las protegidas del mencionado capitán que era quien la llevaba a Bell Ville a ver a sus padres y quien finalmente la dejó en libertad. La amistad Sastre-González, perduró por años y por el año 1985/86, se veían en Buenos Aires, manteniendo patéticas charlas ya que el capitán



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había entrado en una grave crisis emocional que culminó con su suicidio. Todos estos datos son extraídos de declaraciones de Iliovich, Geuna, Suzzara, di Monte, Dottori, Contepomi y Astelarra y está claro que se veían en la enfermería de La Ribera además la Mohaded y Mirta Iriondo. Declaró en 1985, en la causa 13 a los Comandantes archivada en Pérez Esquivel - María Elba Martínez, Expte. 9481, el 17 Nov. 2006 J. Fed. 3 Fs. 3375 en adelante. 10 de junio 2008 (fs. 2053-2059 Juicio 40/M/08 “Brandalisis”. Repite permanentemente que le decían que no hablara para no involucrarse con el resto de los detenidos y que éstos le decían que era una “perejila”, palabra ésta que la lastimaba mucho. 3. CONCLUSIÓN Está demostrado que Susana Margarita Sastre desarrolló intensas actividades de agitación en los medios estudiantiles y sindicales cordobeses como integrante del PRT-ERP y luego fue colaboradora por casi tres años de las Fuerzas Legales durante la Guerra Revolucionaria que se desarrolló en Argentina en los años 70 en la zona Córdoba, y como producto de esa colaboración cayeron muchos terroristas detenidos o muertos y algunos figuran como desaparecidos. Sin duda por sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 57: Haroldo Senn NG: “Haroldo” No se tienen los datos de filiación pero sí su actual actividad y función política en la provincia de Córdoba. Si bien existen fundadas dudas sobre la legitimidad de sus cargos, fue notoria la actividad que desempeñó en Montoneros bajo la jerarquía de “oficial” y quedaron claras constancias de las tareas que desarrolló en ese rol. Sin perjuicio de lo cual también existen serias razones sobre su real identificación con la organización subversiva y la posibilidad de haber sido un “agente encubierto.” 1. DESCRIPCIÓN DE SUS ACTIVIDADES Y DENUNCIAS Un testigo en el juicio al ex juez Víctor Brusa y cinco policías santafesinos, Carlos Chiarulli, ratificó su denuncia contra un ex compañero de militancia que hoy es legislador de Schiaretti en la provincia de Córdoba, Haroldo Senn, a quien aseguró haber visto en un centro de dwetención como si fuera un represor más. “Entraba y salía de la Guardia de Infantería Reforzada como si nada. Entonces, nosotros creemos que era un colaborador de los grupos de tareas. Pero a eso tendrá que investigarlo la justicia”. Caso inverso posiblemente a los anteriores, es probable que haya sido un PCI infiltrado en Montoneros que obró de “infiltrado entregador” y eficiente “marcador” de tantos militantes que murieron. Hoy es un señor varias veces funcionario y actual legislador oculto en el tiempo de aquellas “viejas y lejanas entregas”. Veamos un poco este ejemplo de militante: La noticia de que el legislador cordobés Horaldo Senn habría sido un infiltrado en Montoneros, que trabajó traicionando, colaborando o infiltrado, sacudió el ambiente político de Córdoba. A partir de allí trabajó la justicia federal santafesina. Por lo pronto Emiliano Álvarez, santafesino que militaba en la Juventud Peronista (JP), en el “circuito de Rafaela” desde antes del golpe militar del 24 de marzo 1976, dijo que: “… en 1977 sufrió el secuestro, del que también fueron víctimas su hermano y su cuñada”. Testimonió en la Justicia y dejó mal parado a Senn, de quien recuerda que, antes del golpe militar, se presentó en la JP Regional II, como un “oficial de Montoneros” que se hacía llamar “compañero Haroldo”. Los relatos de Álvarez se suman a los que brindaron ya en la justicia otros ex militantes de aquella época trágica, como Carlos Chiarulli y Realdo Gastaldi. Agregó que: “Nosotros militábamos en la JP de Rafaela, que abarcaba los pueblos que están sobre la Ruta 34, como Suardi, Villa Trinidad, Sunchales, Ceres, San Guillermo. El circuito estaba conducido (entre el 73 y el 74), por un compañero llamado Gaviolo, que terminó detenido”.



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Al preguntársele cómo conoció a Senn respondió: “Yo militaba en la JP y a principios de 1975 Montoneros pasó a tener un rol cada vez más militarizado. Ahí es cuando aparece Senn. Vino como oficial montonero y entró como una especie de interventor dentro del grupo. Todavía recuerdo su voz marcial, casi militar. Era una persona fría. Se hizo cargo del grupo y nos planteó que pasábamos a depender de él. Nosotros lo conocíamos como “compañero Haroldo”. Ahí Gaviolo quedó desafectado de la conducción de la JP. Muchos años después yo me entero de que éste tal Haroldo era Senn. Álvarez recuerda que al poco tiempo de la llegada de Senn, fue apresado Gaviolo y que Senn, el hoy legislador del gobernador Schiaretti, era el único que conocía los sitios de “seguridad” donde se alojaban militantes que también fueron secuestrados. “En 1976 agarraron a mi hermano y mi cuñada, que después fueron liberados en Devoto y en Coronda”, relató. Más adelante destaca: “Nosotros nos sorprendimos por la forma marcial que nos impuso y nos produjo mucho desagrado, porque vino a romper el vínculo de amistad”. “…Entre 1976 y 1977 se dio una gran persecución en la zona y ahí es cuando secuestran a mi hermano y a mi cuñada. Uno de los compañeros más conocidos de los que están desaparecidos era un estudiante de veterinaria de Esperanza. Lo secuestraron junto con su esposa. Ella es Miriam Edith Nencioni y él Daniel Trípodi, que era oficial montonero.” “Muchos compañeros sostienen que la caída del “Petiso” Trípodi y de Miriam fue porque los entregó Senn. El único que conocía la “casa de seguridad” de ellos era Senn. Nadie sabía tampoco dónde vivían mi hermano y mi cuñada, salvo Senn.” En cuanto a si Álvarez mantuvo trato directo con Senn, expone: “Tuve un trato muy corto. Recuerdo que, al poco tiempo que se presentó como “el compañero Haroldo”, cayó Gaviolo. Y agrega que “…se cuidaban de él: inmediatamente después de que empiezan a caer los compañeros, se corría la versión de que no había que andar cerca de “Haroldo”. Para nosotros era un infiltrado. Este hombre nunca fue detenido y era un oficial de alta graduación de Montoneros...” “Nosotros tenemos relación, nos comunicamos y a partir de que se reactualizan los juicios por delitos de lesa humanidad, comenzamos a tener más información”. 2. DATOS DEL JUICIO BRUSA Es Carlos Chiarulli en el juicio al ex juez Víctor Brusa el primero quien menciona a Senn. “Y nosotros decidimos aportar todos los elementos que tenemos”. También destaca que: “…Hay compañeros que por suerte están vivos y vieron entrar a Senn asiduamente a la jefatura de Policía de Rafaela. Entraba y salía permanentemente. Respecto a cuando volvió a verlo, Álvarez

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destaca: Lo vi acá en la Legislatura. No podía asociar que era el mismo, pero los compañeros me decían: “Mira, ese que está ahí es Haroldo”. Me acerqué para mirarle los ojos y era él. Nosotros no tenemos dudas de que es una persona que jugó un rol que no era el mismo que el de los compañeros que sufrieron la tortura y tuvieron que colaborar. No es lo mismo. Algunos piensan que quizá Senn habló por la tortura; pero no, no fue por eso. No es el caso. Senn nunca estuvo detenido…” Esta declaración de Álvarez confirmaría la versión en el sentido de que Senn ya formaba parte de un servicio secreto y que el mismo fue infiltrado en Montoneros. Las tareas de responsabilidades de militancia le permitieron informar de contactos, relaciones y lugares vitales para llevar adelante el plan de desaparición y muertes en Santa Fe y Rafaela, a mediados 1977principios de 1978. En el juicio a Víctor Brusa, Carlos Chiarulli declaró que escuchó la voz de Senn en la Guardia de Infantería de Santa Fe. A esto se sumó el escrito presentado por los ex militantes de la Juventud Universitaria Peronista (JUP), Realdo Gastaldi y Emiliano Álvarez, ante el fiscal Alejandro Luengo, donde expusieron sobre el accionar de Senn. Gastaldi aseguró que meses antes del golpe, el militante Héctor Bertona (desaparecido), le advirtió acerca de la posible calidad de infiltrado de Senn. “Me dijo: ‘Pásale el dato a los demás compañeros, que tengan cuidado con Senn porque puede ser un infiltrado’”, señala Gastaldi. Se agregan otros comentarios y uno de ellos proviene de un ex militante montonero, quien asegura haber visto a Senn “entrar varias noches seguidas al edificio del D2” de Santa Fe, ubicado en la esquina de San Martín y Obispo Gelabert. “Lo vieron entrar con la patota como uno más”. Una mujer que habita en una provincia mesopotámica sostiene que Senn estuvo presente en el momento que la torturaban y que participó. Agregó que él mismo fue el que entregó la casa de Santa Fe donde ella vivía con su compañero y otro miembro de Montoneros, acribillados el 6 de septiembre 1976. “Yo soy la persona que lo puede incriminar a Senn y él lo sabe bien”, asegura esta mujer quien espera ansiosamente el juicio que intentará echar luz sobre 58 asesinatos y desapariciones ocurridas en Santa Fe. “Los que conocen lo que ocurría por esos tiempos en Santa Fe saben que Senn era un dirigente de importancia en Montoneros; inclusive que en determinado momento llegó a ser el responsable en la zona. Por lo cual nadie se explica cómo pudo sobrevivir, cuando toda la columna a la que pertenecía terminó muerta, desaparecida o exiliada”, se pregunta Realdo Gastaldi quien al mismo tiempo recuerda su militancia con Mario Totereau, Héctor Bertona, Jorge Trod”, “Eran todos dirigentes que compartían militancia con Senn, y hoy están desaparecidos”. También amplía Realdo Gastaldi (refiriéndose a Celso Angellini y Marita Strickler): “A Celso lo vi en la cárcel de La Plata. Me alegró verlo vivo, pero él me contó que Senn los había entregado”.



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3. OTROS COMENTARIOS RELACIONADOS Otra parte de la historia la cuenta Jorge Pedraza, también ex detenido, quien asegura que habló con Marita Strickler. “Cuando ella estaba en La Casita en marzo del 77, le reconoce la voz a Senn y se da cuenta de que él los había entregado”. A mediados de 1977 Montoneros había sufrido una destrucción prácticamente total de sus cuadros más importantes de conducción en Santa Fe. Por ello desde Córdoba, se había enviado a su persona de confianza, que era oriundo de Santa Fe, a analizar la situación y ver si se podía llevar adelante una reorganización. En la primera reunión que el enviado efectuó en Santa Fe, un compañero le informó que lo sucedido se debía seguramente a que algún militante de la conducción santafesina de Montoneros había realizado una entrega de cuadros militantes y de sus casas operativas. De otra manera no se podía comprender por qué tanta destrucción en tan poco tiempo. Por ello, se inicia la reorganización por afuera de los contactos existentes.  Juan Carazzone, desde Viedma, egresado de la misma facultad que Senn, dijo: “A todas las personas que yo contacté en los años sucesivos les quedó la sospecha de que Senn tal vez haya estado aportando información”. A esta ola de testimonios se suma Emiliano Álvarez: “Él termina en 1976 sus estudios de veterinaria mientras sus compañeros sufrimos persecución, exilio y muerte”. Algunos sostienen que Senn tuvo un problema interno en su militancia y que fue degradado y que a partir de allí habría comenzado a “colaborar” y “delatar” con las fuerzas de seguridad a sus compañeros de militancia. Otros por el contrario, sostienen que directamente era un infiltrado. Su militancia era tan comprometida que dirigió varios por varios años el Centro de Estudiantes de Veterinaria. La duda a develar es si Senn habría sido un PCI, un simple traidor, o un quebrado voluntarioso. En Reconquista, Santa Fe, se tramita una causa a la que el Ministerio de Defensa respondió remitiendo las carpetas de antecedentes de 50 PCI de la época dictatorial, donde aparecen varios ex-militantes peronistas que cumplían dicha función. (Fuentes: Prensamare 16:49 del 01-04-2010; Página 12 del Domingo 13 de diciembre de 2009 y un diálogo con Rosario/12).

4. CONCLUSIÓN Sea como haya sido el proceder de este señor Haroldo Senn en los años 70, ya sea un infiltrado o un montonero, es evidente que entregó, marcó con sus acciones a muchas personas de la militancia de las que muchos fueron detenidos, muertos o están desaparecidos, por ello debe ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 58: Sara Solarz de Osatinsky NG: “Kika”, “Jenny”, “Marie” ORGANIZACION: FAR – Montoneros. GRADO: Oficial 1º. ESTADO CIVIL: Casada con Marcos Osatinsky Schlossberg (tucumano), uno de los fundadores de las FAR (muerto en agosto de 1975). Detenida el 14 de mayo de 1977 en Capital Federal fue liberada el 19 de diciembre de 1978 saliendo hacia Europa, donde fue una de las principales originantes de la primera denuncia contra el lugar de detención la ESMA el 12 de octubre del 1979. Nº LEGAJO CONADEP: 03967

1. MILITANCIA Una de las montoneras con mayor prontuario militante que existió en la Argentina, comparable con Norma Arrostito pero con más tiempo en la acción. Actuó, acompañando a su marido Marcos Osatinsky Schlossberg, principalmente en Córdoba y alrededores, siguiendo el derrotero de las FAR y luego de Montoneros. Las FAR, una de las organizaciones terroristas con dirigentes de mayor nivel intelectual y político. En éstas actuaban en ese momento, Roberto Quieto, Caso 5 de este libro, Marcos Osatinsky, Ana María Nicomedi de Jáuregui, los hermanos Lewinger, Campiglia, Goldemberg y Marcelo Kurlat. Las FAR fueron adiestradas en Cuba en 1967 y su jefe era el paraguayo José Carlos Eduardo Enrique Olmedo. Como subjefe aparecía Lucio Marcos Osatinsky Schlossberg, quién asumió la conducción al resultar abatido Olmedo en el “Combate de Ferreira”. Como segundo jefe quedó entonces el “Negro” Quieto. Otros miembros instruidos en Cuba fueron: Sara Solarz de Osatinsky , NG: “Kika”, “Jenny” o “Marie” , Arturo Lewinger Weinreb,NG: “Chacho”, “Gaucho” o “Chachovsky” y su hermano, Jorge Omar Francés, “Mayor Josecito” (en homenaje a Olmedo), y los psiquiatras Antonio Caparrós y Marta Rosemberg. En sus comienzos las FAR transitaron por el CNRR (Comité Nacional de Recuperación Revolucionaria). Escisión del PCA, inicialmente maoísta, devenido castrista, la famosa forma de penetrar al Peronismo llamada “entrismo”, motivo éste que casi los lleva a enfrentarse a tiros con los



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también maoístas (finalmente trotskistas) de las FAL, que se negaban a simular posturas “populistas”. La ruptura se produjo en su campo de entrenamiento en Cuba en 1967, cuando ambas vertientes formaban el sector 2 del Ejército de Liberación Nacional (ELN). Sara Solarz y su esposo participaron en el “Cordobazo” de mayo de 1969. Asolaron Resistencia, Corrientes, Rosario y Córdoba (29/30 de mayo de 1969), también colaboraron en el “Viborazo”, el 15/17 de marzo de 1971. El matrimonio se jactó de haber conducido los incendios simultáneos de 17 supermercados Minimax, el 29 de junio de 1969 (al mes exacto del Cordobazo), cuando su presunto dueño, Nelson Rockefeller, visitaba el país. La pareja Osatinsky participó en forma protagónica en la toma de la localidad de Garín, que materializó el lanzamiento público de las FAR. (Operativo Gabriela, 30 de julio de 1970), donde asesinaron al cabo 1º de la policía provincial, Fernando Eduardo Sullings y una mujer, durante el asalto a la sucursal del local del Banco Provincia, acción atribuida a Sara Solarz. También actuaron juntos en el robo de armamentos a un camión del Ejército, en Pilar, el 29 de abril 1971, donde asesinaron al teniente 1º del Ejército Mario César Azúa y le produjeron graves heridas, al soldado conscripto Vacca, que agonizó durante años hasta su muerte, el 3 de febrero 1975. En 1971 proyectaron tres operaciones conjuntas llamadas Sonia I, II y III. La “Sonia I”, fue el asesinato en Córdoba –con FAR y Montoneros– del ex jefe de la Policía provincial, Mayor Sanmartino (29 de julio 1971). La segunda, “Sonia II”, fue el asesinato en Rosario, del General Juan Carlos Sánchez, Comandante del 2º Cuerpo de Ejercito en la que participó como cómplice el PRT-ERP. En esa acción, también murió la señora Dora Cucco de Ayala la que atendía su modesto kiosco de diarios y revistas en las inmediaciones. La tercera “Sonia”, no llegó a consumarse (consistía en enterrar vivo al futuro comandante general del Ejército) cuando vieron que el blanco iba a ser otro general. Por ese entonces, Marcos Osatinsky ya había sido detenido y estaba preso en el penal de Rawson - Chubut (cárcel para presos de máxima peligrosidad), donde planeó y condujo la cruenta fuga del 15 de agosto de 1972 –durante la cual fue asesinado el guardiacárcel Juan Valenzuela– que permitió a los prófugos tomar en Trelew un avión comercial, previamente secuestrado, desviado a Chile (bajo el gobierno de Salvador Allende), para luego dirigirse a Cuba. En 1972, las Fuerzas Armadas Revolucionarias –FAR– que se fusionaron con Montoneros en Córdoba el 12 de octubre de 1973, en su Boletín Nº 4 analizaron los “acuerdos y diferencias” entre FAR y Montoneros.

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Explicaron: “Nuestro objetivo final es la toma del poder para la construcción del socialismo, sistema social en el que la propiedad de los medios de producción está en manos de los que lo producen, la tierra en manos de quien la trabaja…”. Al mismo tiempo proclamaban “la Guerra revolucionaria” o la “guerra popular prolongada” y reclamaron para si la adhesión de la “clase obrera peronista”. El 29 de mayo de 1973, ya amnistiado e indultado Marcos Osatinsky por el Gobierno de Cámpora, festejaron en Córdoba, en el palco oficial, el aniversario del “Cordobazo” junto a los Presidentes Salvador Allende de Chile y Osvaldo Dorticós de Cuba; los mandatarios cordobeses Ricardo Obregón Cano y Atilio López; gobernador y vice respectivamente y los sindicalistas “clasistas” Tosco y Salamanca. Ya fusionados Montoneros y FAR, se produjo su expulsión de la Plaza de Mayo por parte del General Perón aquel recordado 1º de mayo de 1974. Marcos Osatinsky fue muerto en Córdoba el 21 de agosto de 1975. Su féretro apareció dinamitado ante el monolito que recuerda a Facundo Quiroga en Barranca Yaco, el 14 de septiembre 1975. Como consecuencia de la detención y muerte de Osatinsky, el militante montonero Fernando Haymal, NG: “Valdés”, fue condenado a muerte por delación por un “Tribunal Revolucionario”. Entre otros cargos, además de delación, se le imputó “haber provocado la caída de otros terroristas, el pase a la “ilegalidad de compañeros” y “haber causado con su actitud, un triunfo político-militar al enemigo”. Ver capítulo 6 de este libro. En 1976, Sara Solarz de Osatinsky perdió a sus dos hijos. José (nacido el 26 de octubre 1960) montonero, muerto en un enfrentamiento con una patrulla policial, el 2 de julio de 1976 a la edad de 16 años, y Mario Andrés (nacido el 28 de febrero 1957) también montonero, muerto en un enfrentamiento en Córdoba (“La Serranita”), con personal del Tercer Cuerpo de Ejército, el 25 de marzo de 1976. Tenía 18 años. Junto a él, también cayó su compañera Rosa Elena Ocampo NG: “Chochi”. Sara Solarz fue detenida el 14 de mayo de 1977 en Capital Federal, en la calle Bruitz y Directorio a las 11 de la mañana, por un grupo de hombres de la ESMA, quienes la golpearon en la cabeza y perdió el conocimiento. Después, personas de civil comenzaron a interrogarla y, al notar su reticencia a suministrar información, le aclaran que se le brindaba la oportunidad de colaborar espontáneamente en conocimiento de los padecimientos que había sufrido por la pérdida de marido e hijos. Más tarde hicieron que otros detenidos la visitaran con la intención de convencerla. Fue trasladada a la ESMA y llevada al sótano. Cuando volvió en sí: ¡gran sorpresa! la acompañaban dos montoneras que había conocido y creía muertas: Norma Arrostito y Mercedes Carazo. Antes del 25 de mayo, la introdujeron en una pieza de interrogatorio. Allí había dos hombres del Ejército, que no pudo identificar pero eran de Córdoba. Le dijeron que “venían de esa ciudad y la conocían desde hacía mucho tiempo… a principios del 73, uno de ellos le dijo: …fui yo quien la



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siguió durante tres horas, era antes de las elecciones del 11-03-73, en el mes de febrero o enero”. En un determinado momento, en la ESMA decidieron abrir una pieza para embarazadas y la dejaron ir a esa pieza. Conoció a varias mujeres en esa situación y asistió a varios partos. La incorporaron al “Maxi Staff” y la hicieron trabajar en “La Pecera”. Su tarea era recibir los diarios y recortes de noticias de todo el mundo que llegaban de la Cancillería, bajo responsabilidad de la Armada y separarlos en “buena imagen” y “mala imagen” del país. Venían en diferentes idiomas (sueco, francés, holandés, español, inglés, etc.). Como Osatinsky conocía algo de varios idiomas, separaba fundamentalmente lo que venían con “buena imagen”. Tenía alguna noción de francés, de inglés, holandés, o sueco. En “La Pecera”, junto a Martí, Milia de Pirles, Orazi y Eva, también comenzó a seguir el régimen de los detenidos transformados en “colaboradores” (mayor libertad, mejores condiciones de vida, etc.). Durante su permanencia en ese lugar, proporcionó importante información que fue capitalizada por los oficiales de inteligencia, lo que permitió realizar exitosas operaciones. A fines de septiembre del 77, el Comando del GT decidió que la llevaran a Tucumán para reclamar la herencia de sus padres, que habían fallecido. Debía tomar contacto con el hermano quien era abogado y a quien no había visto desde hacía muchísimos años. Por su parte, la familia de Sara sabía que ésta había sido secuestrada. Un oficial fue el responsable de la tarea. Inicialmente le adelantaron al hermano la previsión del viaje. El 2 de octubre llegaron a Tucumán y logró entrevistarse con su hermano, hablar con él y coordinar la implementación del cobro de la herencia de sus padres. En esa oportunidad, el oficial que la llevaba le dijo al hermano que Sara, en función de su situación, estaba previsto que fuera a vivir Europa en un futuro cercano. Resuelto el problema en Tucumán, volvió a viajar nuevamente a esa provincia (2 de noviembre) para juntarse nuevamente con su hermano y cobrar la herencia de sus padres. Le entregaron un maletín donde estaba el dinero, en plata argentina. De vuelta en la ESMA, alrededor del 18 de noviembre, fue llevada a vivir a una quinta de la localidad de Del Viso. A partir de ese momento, sus idas a la ESMA eran esporádicas. En la quinta estaba junto con Ana Maria Martí, esperando la entrega de sus hijos. Estando en la ESMA en varias oportunidades, fue llevada a cenar a la Costanera junto con otros detenidos. El 18 de noviembre nació el hijo de Patricia Rosemblit de Pérez Rojo y ella asistió al mismo. Para que pudiera salir del país, se le confeccionó un pasaporte a nombre de Valeria Linares. El apellido Osatinsky era muy conocido y podía generarle problemas en cualquier control nacional o internacional.

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Le entregaron la documentación, pasajes y el día 19 de diciembre de 1978 viajó rumbo a Madrid, España. Al aeropuerto la acompañaron dos jefes del GT y le hicieron entrega de su herencia, de un valor aproximadamente de U$S 40.000. También viajaron con ella Ana María Martí y sus dos hijos, Vladimiro y Carmela. Se radicaron en Valencia, España. El 3 de enero fue a visitarlas a Valencia el prefecto Febres. Les comentó que venía para ver cómo estaban y planificar una operación que se había decidido realizar en el exterior para ubicarlo a Jaime Dri, escapado de la ESMA. Febres se fue con Osatinsky a Roma y Martí se quedó en Valencia con los niños. Arribados a Roma buscaron el lugar y en una calle bastante oscura, se apareció una persona que se acercó a Febres y le dijo: “Largála, dejála libre” y él le preguntó ¿quién sos? Y él le dijo directamente “Soy Croato”. Era realmente Croato. A partir de ese momento se produjo un incidente entre ambos, mientras Croato seguía diciendo “tenés que largarla, dejála en libertad”. Febres agarró del brazo a la Osatinsky y se la llevó del lugar. Croato se retiró. Luego de consultar por teléfono con Buenos Aires, Febres llevó nuevamente a Osatinsky a Valencia y se retiró regresando a Buenos Aires. Cuando Osatinsky pidió asilo político en Suiza, el pasaporte a nombre de Valeria Linares lo entregó a las autoridades y así pudo recuperar su identidad. La decisión de las “tres mujeres” que habían estado en la ESMA (Solarz de Osatinsky, Milia de Pirles, y Martí), en el sentido que iban a dar una conferencia de prensa cuando fueran liberadas, ya la habían tomado con antelación. Inicialmente no sabían quién iba a declarar, cómo iba a declarar, qué es lo que iba a decir, etc. En el verano del 79, por primera vez, a fines de agosto, tomaron contacto con la gente de la organización Montoneros y se enteraron que iban a participar en una conferencia de prensa. Un pequeño grupo se juntaba en Madrid, del cual participaban Ana María Marti y María Alicia Milia de Pirles se reunieron durante quince días para preparar el testimonio. También estaba Jaime Dri. El testimonio tal como se describe en los casos 39 y 41 lo hicieron ante la CADHU (Comisión Argentina de Derechos Humanos) que funcionaba en Madrid reunidos con Eduardo Luis Duhalde –hoy secretario de Derechos Humanos– y Gustavo Roca, éste último de notable participación en el Cordobazo y con firmes conexiones cubanas. En esos días empezaron a evaluar varias posibilidades. Inicialmente se pensó en hacer una presentación en los EE.UU., pero finalmente se decidió hacerla en la Asamblea Nacional de Francia, con el auspicio del vicepresidente de ese cuerpo legislativo, Bernard Stasi. En la fecha prevista se hizo la declaración, y luego de exponer, firmaron lo que declararon y se fueron a Suiza. Posteriormente y al cambiar la situación, para “intentar lavar su traición,” para plasmar su odio y resentimiento y para beneficiarse de diferentes formas, se presentó como testigo en la Causa ESMA y otras.



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2. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA y ORGANISMOS NACIONALES e INTERNACIONALES Como ya se expresó con mucho detalle en los casos 39 y 41, la primera denuncia completa contra la ESMA se produjo el 12 de octubre del año 1979. Ese día, junto a María Alicia Milia de Pirles y Ana María Martí, protagonizaron una conferencia de prensa en dependencias de la Asamblea Nacional Francesa, auspiciada por la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU) en París, Francia, donde entregó un informe detallado de la Base de Operaciones del GT instalado en la ESMA, para enfrentar al ataque terrorista. Luego de la conferencia se refugió en Suiza desde el año 1979 hasta el año 1983. Declaró ante el juez Bañasco cuando fue a Suiza y ante la jueza Servini de Cubría en el 2007, en el juzgado de Torres. Los cargos ostentados por las tres declarantes antes de ser detenidas tienen mucha importancia por ser ejemplos casi únicos por su extensa militancia pero además, las tres han sido asesinas en su vida guerrillera, participando en múltiples atentados y acciones famosas de la Argentina pero, esencialmente, estas tres mujeres han “entregado” o “marcado” a decenas de sus compañeros. Sara Solarz debía sin dudas remediar la traición y así fue como elaboró con las otras dos terroristas ese detallado informe sobre la ESMA, sus formas de accionar, sus métodos y alcances, así como una identificación completa de los componentes del GT con sus nombres completos e indicativos operativos. Esta denuncia fue coordinada con otros montoneros residentes en Europa, con una aparente cooperación de Montoto, NG: “Pascualito” y de Firmenich, NG: “Pepe”, más el patrocinio de la Comisión Argentina de Derechos Humanos (CADHU), y presentada “in voce” en la Asamblea Nacional de Francia con el auspicio del vicepresidente de ese cuerpo legislativo, Bernard Stasi. Esta y las declaraciones de otros liberados, también realizadas antes del fin del Proceso y en los dos primeros años de democracia, fueron las declaraciones base de todos los procesados judiciales a personal que revistó por la ESMA existentes hoy. Posteriormente, Sara Solarz de Osatinky, NG: “KIKA” declaró con legajo CONADEP Nº 03967. Resulta evidente pensar en los antecedentes como terroristas de estas tres actuales denunciantes las que por el elevado nivel que tuvieron dentro de la Organización conocían y sabían enorme cantidad de detalles técnicos, tácticos y estratégicos lo que permite entender la calidad de las entregas de compañeros, lugares, historias, embutes, armas, explosivos, propaganda, etc. que deben haber efectuado a las Fuerzas Legales. Por otra parte, se desprende de sus declaraciones que por la calidad de sus trabajos ganaron la confianza de quienes las tenían detenidas y así

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accedieron a conocer tantos detalles de con quiénes y cómo funcionaba el GT, ya que habían sido detenidas en la época más dura de esa guerra con dos bandos claramente definidos, tal como taxativamente quedara testimoniado, en la Causa 13, dirimida contra las Juntas Militares durante el gobierno de Ricardo Alfonsín. Valga decir que ese famoso Juicio de repercusión mundial se desarrolló partiendo de la premisa que en la Argentina hubo una guerra de “Dos Demonios” las organizaciones guerrilleras marxistas y las FF.AA. y de SS del Estado argentino. Posteriormente cuando la Asamblea Permanente por los derechos Humanos (APDH) es reemplazada por el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) y comienzó a campear la aplicación tuerta de la justicia transicional en Argentina desapareció el segundo demonio quedando sólo para ser juzgados los agentes de las FF.AA. y de SS del Estado. También se hace lógico pensar el ¿Por qué y cómo ganaron la libertad estas tres terroristas faltando aun cuatro años para finalizar el proceso militar? Proceso que a esa fecha era impensado que terminaría tan débil y desvencijado como ocurrió.



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Caso 59: Cecilia Beatriz Suzzara NG: “Marcela” PROFESION: Abogada. Domicilio: Av. Colón 442 4to. Piso Dpto. 6. Córdoba (Mayo 98), en el 2003 seguía viviendo allí. Hermanos: Viviana. Bioquímica, casada con un vendedor de autos, vive en Sucre 25/35 B° Centro Córdoba. Hermano: Gustavo, es oficial de Marina con residencia en el NE de Argentina, no ha tenido relación con ella. Tiene otro hermano, Mario, que vivía en el Algarrobal, Mendoza. Según datos disponibles, Suzzara hasta el año 2003 era soltera. Hizo una denuncia en la CONADEP y cobró su indemnización. ORGANIZACIÓN: PRT-ERP Responsable de la Regional Córdoba, del brazo juvenil-estudiantil de dicha organización, llamado “Juventud Gue­ varista”

1. MILITANCIA 3. CONCLUSIÓN Sara Solarz de Osatinky fue cofundadora de la organización subversiva terrorista FAR y más tarde oficial 1º de Montoneros. Durante su militancia en esos roles cometió múltiples acciones criminales de envergadura: asesinatos (personalmente), secuestros, atentados, robos, copamientos y diferentes hechos terroristas con el objetivo de tomar el poder político e implantar un sistema comunista al estilo cubano. Por otra parte, una vez detenida y bajo el control de las Fuerzas Legales, de la Armada colaboró intensamente y en forma eficiente con esa fuerza, marcando y delatando a muchos militantes que resultaron detenidos, muertos o permanencen desaparecidos a la fecha. Por tal suma de crímenes formando parte de ambos bandos debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

Entre 1971/72, se inició en el PRT de la provincia, fue escalando posiciones y por su dedicación, interés e inteligencia, alcanzó el puesto de máxima responsabilidad, dirigiendo la Juventud Guevarista Regional Córdoba. Fue detenida el 24 marzo de 1976, por una patrulla militar, en el B° Cerro de Las Rosas, frente al Canal de Televisión 12, en horas de la tardenoche. Suzzara en aquellos años lucía un físico atractivo lo que unido a su actitud provocativa le daba cierta ventaja para captar adherentes para el PRT, mediante el establecimiento de relaciones sexuales ocasionales. Por expresiones de quienes la conocieron también era habitué como concurrente a peñas y clubes bailables de la noche de Córdoba. 2. HECHOS MÁS SALIENTES EN LOS QUE PARTICIPÓ Entre el 10 y el 11 agosto de 1974, participó activamente en el copamiento de la Fábrica de Pólvora y Explosivos de Villa María, concretado por el PRT-ERP-Compañía Decididos Córdoba. Allí desempeñó tareas de contención y seguridad en el hotel alojamiento “Pasatiempo”, copado previamente para servir como base de operaciones por su proximidad el predio militar. En los años 74/75: Desarrolló una actividad muy importante en los ámbitos secundarios y universitarios de la ciudad de Córdoba, destacándose en la captación y reclutamiento de nuevos adherentes para el PRT-ERP, lo cual le valió ser conocida en el ambiente estudiantil como “la zurda”. Ella

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conocía a muchos militantes de su organización y de las otras, siendo ponderado su “trabajo” por la conducción regional del PRT-ERP. 24 de mayo de 1975: Participó en la liberación de 25 detenidas en la UP 5, Cárcel del Buen Pastor, realizada por el PRT-ERP con todo éxito, donde ella realizó tareas de distracción y contención. 30 de julio de 1975: Participó en los luctuosos actos de “intimidación pública” llevados a cabo por la organización PRT-ERP, donde murieron tres policías, desplegando acciones de panfleteadas, abundantes bombas, cortes de calles, interrupción del tránsito, explosivos, etc. en toda la zona céntrica y alrededores, ocupando Suzzara los alrededores del Cdo. Radioeléctrico sobre Mariano Moreno y Duarte Quiróz; junto a una sección de “Decididos de Córdoba”. 20 de agosto de 1975: El PRT-ERP, dirigido por el responsable regional Gorriarán Merlo, realizó un operativo militar para el copamiento de la División Informaciones (D2) de la policía cordobesa con el objeto de: “ajusticiar a todo el personal de esa dependencia.” (Mattini Luis). Intervino un contingente importante de la Compañía “Decididos de Córdoba.” En las maniobras y acciones de distracción de los alrededores participó la Juventud Guevarista, y en ella se destacó Suzzara por su desempeño. Hubo 5 policías muertos y 10 heridos; los terroristas tuvieron 4 bajas. 3. LUGAR DE DETENCIÓN DONDE PRESTÓ SU COLABORACIÓN Detenida en la tarde-noche del 24 de marzo de 1976 por personal del B. Comunicaciones 141, que cubría el operativo en la planta de TV canal 12, en el B° Cerro de las Rosas, portando una gran valija de viajes donde llevaba gran cantidad de panfletos y material propagandístico del PRT-ERP, lo que llamó la atención al personal militar. Fue llevada detenida a La Perla. Suzzara gozó de un trato preferencial, alojándose en forma aislada del resto, con una habitación exclusiva, lugar donde comenzó a colaborar en forma entusiasta y eficiente. Su primera tarea fue la identificación de militantes que componían el PRT-ERP Regional Córdoba. Días antes de su detención había localizado en los montes tucumanos el orden de batalla de la organización, pero en cada rol figuraba puesto y nombre de guerra no así la identificación completa. Tarea ésta que inició satisfactoriamente hasta la llegada de Piero Di Monte, con un conocimiento más estratégico unido a sus dotes de dibujante. Ambos conformaron una excelente dupla de delación y efectividad que fue letal para la subversión con la eficiente colaboración además de la Callizo (Caso 10). La Suzzara, “motu proprio” en todos los casos, demostró un entusiasmo desbordante por colaborar y delatar. Mantuvo con el personal militar una camaradería como si hubiese pertenecido a las FF.AA., inclusive en este rol



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tomaba una actitud rayana en lo íntimo, que en parte fue tolerada por su antecedente de un hermano oficial de otra fuerza armada. Era tal su comportamiento y asimilación al Destacamento de Inte­ ligencia 131 que se la seleccionó para realizar un curso de Comando del Ejército Argentino. En uno de los ejercicios complementarios fue llevada por personal de Inteligencia como una componente de su dotación, para desempeñarse como “interrogadora de prisioneros de guerra”, actitud en la que mereció reconocimiento superior por la soltura y solvencia demostradas. ¡Otro hecho del tipo kafkiano de los tantos vividos en esta guerra entre argentinos! Y una paradoja de la vida argentina: uno de los alumnos interrogados en el curso de 1977, fue un hijo del Tte. General Jorge Rafael VIDELA retirado hace tiempo. (Ver declaraciones de Suzzara en causa Morard Emilio 14434). Según declaraciones de Héctor Ángel Kuzmann, NG: “Quike” y Mar­ garita Sastre NG: “Soledad”, Suzzara, Geuna y Dora Zárate de Privitera vivieron siempre en un dormitorio aparte y nunca en la cuadra (declaración 17 Nov. J:F: 3 - Fs. 5). Miente en cuanto a su régimen de francos y salidas, ya que gozó de un especial tratamiento, conformando pareja con un integrante de Ejército a fines de 1977, cuya primera residencia fue el departamento céntrico sito en Obispo Trejo N° 373/375 2do. “E”. En diciembre de1977, participó del casamiento del sargento Miguel Lemoine, al que concurrió con su hermana Viviana acontecimiento registrado y publicado en el periódico “El Penalista”, donde aparece la nombrada en plena fiesta, en muy buen estado de ánimo, distendida y alegre. Tanto el periódico citado y las páginas donde están impresas las fotografías, fueron registradas y selladas por el Juzgado Federal 3 de Córdoba. En 1978, al presentarse la Cruz Roja Internacional en Córdoba, se presentó voluntariamente para fingir estar en prisión en La Rivera, junto con otros “colaboradores” de “La Perla”, tales como Piero Di Monte, Callizo y Geuna (declaración Di Monte Fs. 928, Causa Atienza, Expte. 17.926) Ver casos 10, 21 y 26. Antes de recuperar plenamente su libertad, tuvo permiso en varias oportunidades para visitar a sus padres en Mendoza, donde fue con su pareja e integrante de la Fuerza. Conviene aclarar que desde marzo del 78 pasó a gozar de “libertad vigilada” junto al resto de los colaboradores. Con excepción de la Sastre que había salido en el 76, Piero Di Monte, Astelarra, Remondegui, y Contepomi, que se fueron durante meses anteriores. Cobraron indemnizaciones por mucho más tiempo al que realmente estuvieron detenidos. Mientras estuvo con libertad vigilada Suzzara concurría a una casa de verano ubicada en la localidad de Cabalango (Dpto. Punilla Córdoba), propiedad de la familia Antonicelli, parientes de su madre y de igual apellido, donde iba con su pareja. Además ambos también visitaban a los Antonicelli, en su departamento céntrico ubicado en Avenida General Paz esquina La Rioja.

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En 1980/81, se asoció a Dora Zárate de Privitela con quien mantuvo desde un principio una amistad muy estrecha y regentearon una guardería infantil. 4. MARCACIONES. INTERROGATORIOS La Suzzara, con amplio conocimiento del PRT-ERP local, al margen de su trabajo excepcional, con el orden de batalla acompañada por Piero di Monte, trabajó intensamente en la marcación y delación del área a su cargo, es decir la “Juventud Guevarista” actitud y acción que le pesó y le pesa al ir cambiando la situación y de la que trata de zafar de lo que realmente fue: una “gran delatora”, espontánea y sin ser apremiada. La JG tenía como principal asiento el colegio “Manuel Belgrano” y con menor incidencia en otros establecimientos secundarios y universitarios. La JG, al igual que la JUP y UES (de Montoneros) integrado por jóvenes, tenían en Córdoba preparación militar y en algunos casos hasta portaban armas y eran expertos en operativos milicianos. La Suzzara eliminó totalmente a la JG de Córdoba. Trabajó en lancheos o paseos y reconocimientos personales o fotográficos, “ratoneras”, vigilancias, etc., etc. Mayo/julio 77: participó en la seguridad de los dos desfiles militares para detectar terroristas presentes en ese acto. En 1978, ingresó por gestión militar a ATSA (Asociación de Trabajadores de Sanidad Argentina) sita en Lima y Esquiú. Allí efectuó un trabajo brillante para bloquear el accionar del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) que hostigaban a la conducción sindical, logrando neutralizar ese foco de subversión latente. En febrero participó de la seguridad del Festival de Cosquín, para detectar terroristas. En 1980 retomó sus estudios de Derecho, recibiéndose de abogada e instalando su oficina en calle 9 de julio al 100, B° Centro Córdoba. Se recalca que Suzzara, durante su libertad vigilada, jamás fue molestada ni intimidada ni sufrió ningún tipo de presión. Sobre este particular fue que por 1982, luego de un incidente que dijo tener con un profesor, “sufrió la visita de dos miembros del Ejército que la amenazaron seriamente en su domicilio…”.



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en este acto acompaño fotocopia certificada de la declaración que presté en el año 1985 en el juicio a las Juntas Militares, ante la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional Federal de la Capital Federal, que fui detenida el 11 de junio de 1976, que yo estaba caminando por la calle, iba a encontrarme con la Sra. Ferreira De Franchi, yo le llevaba una carta de un hijo en la que le contaba que había tenido un bebé y allí me secuestran, mis secuestradores ya sabían que yo iba a ir a ese lugar, pues poco antes que yo había sido secuestrada la Sra. de Franchi, yo no sé cómo la detuvieron a ella, me enteré después que estaba detenida pues la vi a ella y a su hija de quince años en el mismo lugar al que a mi me llevaron. En mi secuestro interviene Texas, que venía caminando del brazo de una chica a la que luego supe que era Cecilia Suzzara, había otras dos personas, a una de ellas le decían “Ropero”, era un muchacho joven, alto, rubio, tendría unos 25 ó 27 años, creo que era el yerno de Herrera, a esta persona lo matan posteriormente en un enfrentamiento. Había además otros hombres, todos vestidos de civil, nadie uniformado, andaban en dos o tres autos. Había médicos detenidos, la primera que me atiende porque las vendas en los ojos nos producía conjuntivitis, mucha picazón y ardor, entonces una noche la guardia me lleva a un cuarto en donde estaban Dora Zárate, De los Santos y Cecilia Suzzara, y allí Zárate me pone gotas en los ojos, esta oficina, era la primera al lado de la entrada con camas cuchetas, al principio la que atendía a los detenidos era esta Dorita, pero como no se dedicaba mucho, el que termina haciéndose cargo de esa tarea era Cacho Álvarez que estaba en la cuadra. Las que estuvieron adelante mío fueron Zárate, De los Santos, Suzzara, más adelante estuvieron Pinchevsky y Chacho Remondegui, todos los demás estuvieron en la cuadra donde dormíamos pero Zárate, De los Santos y Suzzara nunca estuvieron en la cuadra, después cuando empezaron a mandar a algunos detenidos a trabajar en las oficinas, Pinchevsky, Remondegui y Contepomi pasaban gran parte del día adelante y volvían por la noche, después fueron quedando todo el tiempo allí, aunque a veces volvían a la cuadra…’.” 4. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA Tiene Legajo CONADEP. Año 2008: Se presentó como testigo en la causa Brandalissi declarando en contra del personal militar.

5. TESTIMONIO Declaración de Susana Sastre que implica a Cecilia Beatriz Suzzara ante la Justicia Federal de Córdoba: “En la ciudad de Córdoba, a diecisiete días del mes de noviembre del dos mil seis, siendo las 9.45 horas dijo llamarse Susana Margarita Sastre, DNI Nº 11.976.770, expresó: ‘…que

5. CONCLUSIÓN Cecilia Beatriz Suzzara desarrolló una intensa tarea de capacitación de menores estudiantes cordobeses en su calidad de dirigente de la Juventud Guevarista, con el objeto de incorporarlos al PRT-ERP.

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Como militante participó en asonadas y estragos múltiples en la provincia de Córdoba. Intervino activamente en copamientos militares, penitenciarios y policiales que causaron muertes a integrantes de las Fuerzas Legales. Finalmente, al ser detenida, colaboró en forma inexplicablemente espontánea para detectar a sus camaradas de antaño, con una inusitada identificación e integración con sus captores. Esas declaraciones y traiciones originaron una notable cantidad de detenidos, muertes y desaparecidos que merita que sea procesada por delitos de Lesa Humanidad.



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Caso 60: Mabel Lía Tejerina (de Ludeña) NG: “Alicia”, “La Raba” DNI. N° 10.737.931 Nacida. El 05 de noviembre del 53, en Bahía Blanca. HIija de Carlos y de Carmen Azumendi. Domiciliada: ex calle Paz N° 225 actual: La iglesia Vieja 8925, de B° Rivera Indarte. Córdoba Capital (1997). Anterior domicilio: (otro) 27 de abril 1175, Dpto. 10. Estado Civil: casada con Luis Ludeña Campos, médico terapeuta, 5 hijos, empleada municipal y de Juncadella. ORGANIZACIÓN: Montoneros. Grado: aspirante. Vive actualmente en Córdoba, Capital.

1. MILITANCIA Se inicia militando en la Juventud Universitaria Peronista (JUP) rama montonera estudiantil, en Bahía Blanca (provincia de Buenos Aires). Estudiaba en la Universidad Nacional del Sur la carrera de Biología. Fue detenida y al poco tiempo fue puesta en libertad y mantuvo una discreta militancia, figurando en las listas de las Fuerzas Legales como “activista de la JUP”, lo que por fines de 1975, principios de 1976, la imposibilitó de continuar estudiando. Se liga amorosamente con el oficial montonero Carlos Alberto Pusetto, Caso 49; el que también detectado por las Fuerzas Legales, los obligó a ambos a una peligrosa clandestinidad, hasta que la organización ilegal “les dio el pase” a Córdoba, en tanto a ella la ascendieron a aspirante”. Por los meses de julio/agosto del 76 ya en Córdoba, Pusetto se hizo cargo de la organización montonera que cubría establecimientos secundarios, en especial el Colegio Monserrat y el Colegio Manuel Belgrano. Mabel Lía Tejerina pasó a funcionar en el área territorial como era normal para los recién trasladados, manifestando su intención de “desertar” de Montoneros, razón por la cual fue castigada con “arresto” y el encargado de controlarla era el mismo Pusetto. En el área territorial cumplía tareas de propaganda y capacitación en distintas zonas de la ciudad y obviamente en forma clandestina. El 7 de diciembre de 1976, fue detenida en una cita en la vía pública. Vivía en la calle Sol de Mayo, del B° Quinta Santa Ana, Alberdi, Córdoba Capital, con otra militante de la organización. Su militancia más activa en la organización la desplegó en Bahía Blanca, donde se caracterizó, entre 1973/75, como agitadora y organizadora de toma de facultades, marchas, panfleteadas etc.

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3. HECHOS REALIZADOS CON LAS FUERZAS LEGALES Detenida, fue conducida a La Perla el 7 diciembre de 1976, donde hacía poco tiempo estaba ya detenido Pusetto, aunque la parte sentimental entre ambos estaba quebrada. También, como ya se ha manifestado, la Tejerina, venía teniendo altibajos en su militancia, y permaneció en La Perla hasta la época del Mundial de Fútbol (junio 78) Previo a ello, desde fines de 1977, comenzó a gozar, al margen de una retribución, de francos que compartía con la terrorista Servanda Buitrago y el mismo Pusetto. Padecía por esa época de una “hepatitis” y estuvo internada en el Hospital Militar de Córdoba, visitada por Héctor Kunzmann. Gozó de una libertad vigilada desde junio de 78 y luego se instaló en El Bolsón (Bariloche) unos meses. Desde agosto de 1978, se fue a vivir con Luis Ludueña Campos en un departamento en 27 de abril 1175, en el barrio Alberdi, quién era entonces estudiante de medicina y con quien se había puesto de novia. Esta relación terminó en casamiento del cual surgen cinco hijos (según declaraciones propias de Pusetto y de Héctor Kunzamann, Mirta Iriondo y Cecilia Beatriz Suzzara). 4. TESTIMONIO De las declaraciones del 4 de febrero 85, Juzgado Militar 171 Córdoba. Más en 1985 del Juzgado Federal N° 2 de Córdoba; y del 27 de octubre de 97, en el Ministerio del Interior antes de cobrar indemnización y del 10 de abril de 2000, ante el Juzgado Federal N° 3, Córdoba, se obtienen datos como los siguientes: Otros miembros de su organización que trabajaron con Mabel Lía Tejerina fueron: Ana Iliovich, Horacio Dottori, Piero Di Monte, Cecilia Suzzara, Graciela Geuna, Santos de Buitrago, Cristina Callizo, Héctor Kunzman, María Victoria Roca, Eduardo Pinchevsky, Andrés Remondegui, Carlos A. Pusseto, Teresa Meschiatti, Gustavo Contemponi, Patricia Astelarra y Mirta Susana Iriondo. 5. CONCLUSIÓN Está demostrado que la aspirante, Mabel Lía Tejerina, desarrolló activa militancia como agitadora en el ámbito estudiantil y realizó varios atentados. No alcanza a ser una estrella de la organización donde militaba pero al ser detenida por las Fuerzas Legales, en coordinación con otros detenidos en Córdoba, organizó una verdadera y detallada cacería de ex compañeros



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de militancia. Su colaboración fue inestimable durante más de tres años. Este proceder permitió que, como producto de esa colaboración, cayeran muchos terroristas detenidos o muertos y algunos figuran como desaparecidos. Sin dudas por sus acciones debe ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 61: Beatriz Elisa Tokar NG: “Mónica” ORGANIZACION: Montoneros. GRADO: Aspirante. FECHA DE: detención el 21 de septiembre de 1977 y su fecha de liberación fue en agosto de 1978. LEGAJO DE CONADEP: No obtenido.

1. MILITANCIA Fue militante de la Juventud Trabajadora Peronista (JTP) y luego de Montoneros, no se dispone de información de su militancia anterior 2. DECLARACIONES VARIAS Fue detenida el 21 de septiembre de 1977 a las 20,00 aproximadamente, por personal del GT de la ESMA, mientras caminaba por la avenida Maipú en la localidad de Olivos, provincia de Buenos Aires. Concurría a una cita con NG: “Yeti”. Seguramente marcada por otro militante no identificado. Fuentes: Sus declaraciones varias que figuran en las actuaciones del Juzgado federal Nº12 relacionadas con la Causa ESMA contienen alguno de los conceptos como los que siguen: Que tenía que caminar de una confitería hasta un cine y allí se iban a encontrar. Cuando estaba haciendo eso, la atrapan cuatro individuos, la golpean y la meten en un auto. Que fue conducida a la ESMA, donde permaneció detenida y fue apremiada (manifiesta haber recibido golpes). Permaneció dos o tres días en un cuarto vecino al número 13, en un sótano, esposada y encapuchada. Que allí la interrogan y en sus declaraciones en distintos juzgados y en su libro con otras cuatro montoneras, menciona una cantidad de detalles que recuerda de su vivencia como detenida: “…nombres o apellidos o varios NG: “El Gallego” Héctor, Adrianita Silva, compañera de facultad, Juan Carlos Marsano, “Pipo” Chipoleti o Chipollini, (no recuerda bien los apellidos), “Pipo” Estéfano, Pedro, otro compañero del que sabía que también había estado detenido en la ESMA y Ojea Quintana. Que le traen a Ricardo Coquet y a Daniel Lastra. Apa­rentemente ella entra en una confusión porque ellos estaban en perfecto estado. Coquet,



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NG: “Serafin” y Lastra, NG: “Emilio”. Lastra era gráfico y Coquet tenía tareas manuales aunque tenía un problema en los dedos. Que luego le preguntan a Beatriz Elisa Tokar si conoce a Norma Arrostito, le dicen que sabe de ella. Les cuenta que, por lo que sabe de los diarios, la mataron en una calle de Lomas de Zamora y le dicen que todo lo que dicen “son camelos” y cual sería su sorpresa cuando le llevan a su presencia a “Gabi”, encapuchada y esposada. Y manifiesta que cuando le sacan la capucha le ordenan a Gabi: ¡Decile lo bien que estás acá! Frente a las preguntas que le hacían los interrogadores, ella no contestaba absolutamente ninguna, nada ni bien ni mal, absolutamente nada. La miraba, nada más. Tokar no entendía nada. Dice que luego fue conducida al área conocida como “Capucha”, donde permaneció encapuchada y con grilletes. Le dicen que escriba la historia de su militancia; no sabe o no quiere recordar si llegó a hacerlo. Que en el área llamada Capucha le asignaron un número, el 481, por el que la reconocerían en adelante. Le asignan una colchoneta separada por dos aglomerados pequeños de menos de un metro. Fue pasando el tiempo. Le traían de vez en cuando algo de comer, una taza de mate cocido frío y un sándwich con carne, también frío. Con el tiempo, esto fue variando, de acuerdo con la guardia que estaba apostada. Lo mismo para el baño… tenían que esperar hasta que los llevaran. Expresó también que en una oportunidad, pudo levantarse la capucha y la vio a Susana Siver, embarazada, la conocía de la facultad de derecho. Ella estaba en un pañol, en la puerta y de repente dejan entrar a un chico que después le dicen que era su compañero, Marcelo Reinhold (ellos eran pareja). Que en una oportunidad, se acercó el prefecto Febres y le preguntó si sabía escribir a máquina, como contestó que sí, Febres le dijo que la llevarían al sótano para hacer unos trabajos. En ese lugar, estaban Ana Ponce y Alicia Milia, trabajando con una máquina Compouser. Para ella todo era bastante confuso. En ese lugar las mencionadas y otros hacían un informe llamado “Informe Cero”, en tres idiomas diferentes, cuyo objetivo era cambiar la “imagen argentina” en el exterior. Estuvo unas dos horas y luego la llevaron de regreso a Capucha. A partir de ese momento, le fue asignado el manejo de la Compouser, ubicada en el sótano y también le asignaron tareas en “La Pecera”. Expresó que un día le ordenan no bajar más al sótano y que la llevaron directamente a “La Pecera”, donde le asignaron un lugar y otra tarea… tenía que leer revistas y cortar notas que hablaran de la Argentina, luego hacer una síntesis de esas notas… Ahí está con María Inés Imaz, NG: “La vieja María”. Más adelante llegó otra compañera que se llamaba María Eva.” La realidad de Beatriz Elisa Tokar es que se hizo “colaboradora” del GT de la ESMA, proporcionando importantes datos de Montoneros, que sirvieron para realizar nuevas operaciones y lograr considerables éxitos.

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Eso le reportó una mejor calidad de vida, contactos telefónicos con sus familiares, etc. Siguiendo sus declaraciones expresó, además que: Que en “La Pecera” tuvo más capacidad para moverse y pudo entrar a diferentes lugares como la pieza de las embarazadas. Manifiesta haber visto a Susanita, le presentaron a Inés Pegoraro y a María José. Que en otra oportunidad –ya la habían llevado a Susanita al Hospital Naval– entró y vio a una beba muy bonita”. Califica según sus palabras que en “La Pecera” la vida era un circo permanente, fingiendo con los oficiales, escuchando lo que querían que supiéramos pero nada dice de la calidad de sus trabajos para la Armada ni de los beneficios que obtenía por su trabajo para la represión. Pasando el tiempo manifestó que “…fueron trayendo mujeres de Mar del Plata, a las que las nombra, incluso a Alfonsín de Cabandie. El hijo de “Paty” Mancuso fue devuelto con su verdadero nombre a sus parientes…”. Dice también: “…Una vez nos llevaron a un “lancheo” (paseo) para que marquemos a quien conociéramos por la calle”. Algunos comentarios eran: “Pipo Estéfano, que había sido compañero mío de militancia. ‘Mirá qué gil, podría estar vivo y se tomó la pastilla’; ‘La esposa de Girondo podía haber hecho otro gesto, hizo un gesto como de sacar un arma y le pegaron dos tiros y luego vieron que no tenía armas’.” Un día le dice un jefe “estuve pensando en llevarte a Relaciones Exteriores, pensalo…”. No tenía posibilidad de negarme, si lo hacía era la muerte. En nuestra condición de secuestrados, detenidos y desparecidos, me llevaron un par de veces a Relaciones Exteriores, pero no tenía ropa adecuada… hasta que comenzó el Mundial de Fútbol y me dijeron que seguiría con lo que estaba haciendo en “La Pecera”. ¿Cuál era la calidad de sus aportes a las Fuerzas Legales para ese ofrecimiento? Cuando terminó el Mundial de Fútbol, la volvieron a llevar al Ministerio de Relaciones Exteriores, a cargo de la Armada donde trabajaba en un sótano que había sido cocina y había sido transformado en “oficina de prensa y difusión”. “En un pasillo, donde había varias oficinas, estaban Fanny Rubinstein (Relaciones Públicas) y Graciela García, NG: “La Negrita”, que estaba en la misma condición que ella. La llevaron a otra oficina en Cancillería que habían montado como oficina de difusión. Su tarea específica consistía en seleccionar y archivar las notas publicadas sobre Argentina de los MCS de todo el mundo”. Manifiesta también que debió armar libros con fotos de Argentina, lujosamente encuadernados, que luego fueron enviados a todas las embajadas en el exterior. Según sus conocimientos, la campaña fue realizada por una agencia inglesa o americana y también desde el Centro Piloto París. Manifiesta que iba constantemente a verla algún oficial del GT al que le habían asignado un lugar en Cancillería. También iban a visitarla a Marta



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Bazán, Marisa Murgier, Ricardo Coquet, etc., pero no tenían tareas ahí. Creía que a la única a quien llevaban era a ella. Estando en la oficina de ellos o de Graciela García, recibían muchísimos llamados telefónicos del Centro Piloto París hablaban con Graciela, Fanny Rubinstein o Estela Casas, que estaba en Relaciones Públicas. Recuperó paulatinamente su libertad. Desde el mes de mayo de 1978, cuando comenzó a trabajar en la Cancillería y hasta el mes de agosto de 1978 en que fue obligada a regresar a la ESMA a pasar la noche. A partir de esa fecha y hasta fines de 1980, cuando la Fuerza Aérea se hizo cargo la Cancillería era llevada a pernoctar a la casa de sus padres. Su trabajo siguió siendo el mismo: recortar notas y hacer copias que dejaba en el escritorio del capitán Whamond, que se iban acumulando en el mismo. Un ministro de la casa, las leía y/o las cambiaba de lugar. Fue pasando el tiempo y no se sentía con fuerzas para irse. Expresa que se casó y estuvo casi hasta el nacimiento de su hija trabajando en la Cancillería. Habló con el jefe para decirle que se iba y éste le ofreció dinero para que se fuera. Así pudo dejar ese lugar de trabajo… 3. OTROS TESTIMONIOS Del TOF 5: Prestó declaración el viernes 23 de abril de 2010, en el Juicio Oral que actualmente se está desarrollando sobre lo ocurrido en la ESMA y como aspectos salientes expresó: Mencionó el nombre y/o apellido de quienes según ella, la capturaron. Mencionó el nombre y/o apellido de varios oficiales que según ella, se desempeñaron en la ESMA, incluyendo acusación de abusos en los interrogatorios. De la lista de imputados, reconoció a varios. Mencionó los nombres y apellidos y NG de varias mujeres y hombres militantes que según ella, vio detenidos en la ESMA: “Gras, Burgos, Pelado Diego, Girondo, Gasparini, Ana Martí, Alicia Milia, Lila Pastoriza, la Negra Orazi, el Gordo Alfredo, Marta Alvarez y no recuerda otros”. Agrega a otros detenidos: “Alcira Hidalgo “La Biónica”, Milia y Ana María Ponce, Margari, Carlos García, Coquet, Rosita, etc…”. Mencionó que el caso más cercano fue Graciela Daleo. “Estaba al lado mío y pude ver el estado en que estaba…”. Sin embargo cuando hace esa afirmación nada dice la actuación judicial ni es interrogada por el fiscal sobre como es que a menos de 30 días de estar detenida ella, ya estaba en condiciones de estar junto a un oficial mayor montonero de la elite terrorista como era Graciela Daleo como para asegurar lo que dice del mal estado de ella. Parece muy armada la declaración. Mencionó también que “…algunas embarazadas eran visitadas por oficiales de otras Fuerzas. Un caso particular: Alfonsín de Cabandie. Un coronel, que era el jefe del lugar de donde venía, le regaló una cadenita. Una semana

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antes del parto, la bajaron de nuevo y un capitán del Ejército, le dijo que no había un centro de recuperación, que tuviera su bebé y luego verían…” Mencionó que “…los “verdes” eran estudiantes de ahí, de la ESMA, que cubrían guardia dentro del sistema de seguridad. Había algunos que hacían lo mejor que podían pero otros tenían un trato más violento, incluso hubo violaciones (no comprobadas). Sus tareas eran que estuviéramos en el lugar donde estábamos y nos desplazaban cuando teníamos que movernos, según órdenes de los “Pedros”… Mencionó que “…los “Pedros” eran los suboficiales de guardia que estaban a cargo de los “verdes” y que tenían todas las llaves... “También estaban los “Gustavos”, que eran los choferes…” Mencionó que dentro de la ESMA, “…entre los detenidos, había dos grandes grupos, el “Mini Staff” y el “Maxi Staff”. Graciela, Marisa y Coca eran del “Mini Staff”…” Mencionó que antes de las fiestas, “…el prefecto Febres, la hizo levantar, bajar al sótano y le dijo que llamara a su mamá y le dijera que la pasaríamos a buscar. La sentó en la parte de atrás de un auto y las llevó a la Costanera, habló muy poco con su madre, no le pudo contar nada de nada… hablaron de temas familiares…” Mencionó que para fin de año “…en las fiestas de fin de año de 1977, vinieron Massera y Chamorro para saludarnos por las fiestas…” Explicó cómo se plasmó el libro: Ese infierno. Conversaciones con cinco sobrevivientes de la ESMA: “Primero nos encontramos para charlar y grabar las conversaciones… le hizo muy bien recordar cosas que tenía medio borradas. Después surgió la idea de las desgrabaciones… se lo dieron a distinta gente y algunos les dijeron de hacer un libro…, para ella no era la idea de hacer un libro histórico, sino contar el sentimiento de cinco mujeres pasando por ese lugar. De ahí surgió la idea de hacerlo. Comenzamos a reunirnos con Actis, caso 3; Aldini; Lewin, caso 37 y Gardella, caso 24 en abril del 98´ y el libro salió impreso aproximadamente en agosto de 2001…” 4. DECLARACIONES ANTE LA JUSTICIA Declaró en un Tribunal Oral dos veces y una en Italia. Dice que declaró ante jueces, no en juicio, tres, cuatro veces… o cinco, no recuerda. Hizo una presentación para ser tenida en cuenta como parte querellante en forma individual. Hizo una presentación para ser tenida en cuenta como parte querellante junto a Lila V. Pastoriza, Carlos García, Miriam Lewin, Carlos Lorkipanidse y Osvaldo Barros. Escribió y elevó a la justicia, un “Testimonio de su cautiverio en la ESMA” de 14 fojas.



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5. CONCLUSIÓN En base a todo lo expuesto, no existen dudas de que mientras actuó bajo el control de las Fuerzas Legales de la Armada durante la Guerra Revolucionaria que se desarrolló en Argentina en los años 70, Beatriz Elisa Tokar colaboró intensamente con las mismas. Su activa participación como militante montonera y luego como delatora y marcadora de sus ex compañeros de militancia, lo que produjo detenciones, muertes y algunas personas que permanencen como desaparecidas. Esas acciones la hacen segura acreedora a ser procesada por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 62: Edgar Tulio Valenzuela NG: “Tucho” o “Marcos” Organización: Montoneros. Jerarquía: oficial superior.

Fue el asesino el general de división Jorge Cáceres Monie y su esposa Beatriz Isabel Sasiaín. Participó de muchos atentados terroristas en diversas zonas del país desde 1972 en adelante, muchos de ellos descriptos en los casos anteriores donde formaba parte de las operaciones. Era considerado un cuadro agresivo y eficaz. Edgar Tulio Valenzuela, NG: “Tucho”, sanjuanino, fue miembro de la Conducción Nacional de Montoneros y pasó a la historia tras desnudar la “Operación México”. Fue detenido en Mar del Plata el 2 de enero de 1978 y negoció atentar contra Firmenich en México. Tucho viajó con tres militares a ese país para engañar a los dos dirigentes de Montoneros, mientras su mujer embarazada se quedó como rehén en la quinta de Funes junto a su hijo mayor –de un matrimonio anterior– llamado Sebastián y su hija que nació meses más tarde. Al llegar a la capital azteca, Valenzuela quebró su pacto y destapó en una conferencia de prensa el verdadero objetivo de su viaje y quiénes eran sus acompañantes, con lo cual se montó un escándalo internacional por lo que los militares fueron retenidos por el gobierno mexicano y fueron devueltos inmediatamente a Buenos Aires. Él se reinsertó allá a la organización militante. Alertada por Valenzuela, la Conducción Nacional de Montoneros escapó a Cuba y allí lo sometió a “juicio revolucionario” que decidió su retroceso jerárquico por “inconducta revolucionaria”. Luego, como “premio” a su lealtad que les había salvado la vida, decidieron enviarlo de regreso a la Argentina para participar en la Contraofensiva. Se suicidó en el aeropuerto de Posadas en 1979, al ser reconocido por una patrulla militar. 1. CONCLUSIÓN Este asesino confeso, llamado Edgar Tulio Valenzuela si no hubiese ingerido la pastilla de cianuro antes de responder por sus múltiples crímenes hoy debería ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Caso 63: Mario César Villani, NG: “Tito”, “Medina” ORGANIZACIÓN: Montoneros (Militante de agrupaciones sindicales vinculadas al Peronismo Revolucionario) JERARQUÍA: Oficial. DETENIDO: en noviembre de 1977, estuvo en varios lugares de detención y con distintas FF.AA. PUESTO EN LIBERTAD en agosto de 1981. Tiempo de detención aproximada 3 años y medio. LEGAJO CONADEP: 06821

1. DATOS ACADÉMICOS En diciembre de 1953, ingresó al Liceo Naval Almirante Brown. En 1957, egresó con la promoción Nº 5. El 19 de julio de 1973, fue secretario académico de la Facultad de la Plata. Integrante de la JTP. Sería miembro de cierto nivel de Montoneros. 2. MILITANCIA En 1973, fue activista Agrupación Peronista de Trabajadores Docentes de la Universidad de la Plata. En 1975, formó un grupo de activistas en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA), que se integró al frente de profesionales, organismo de superficie de Montoneros. Hacia fines de año comenzó a actuar simultáneamente como miliciano logístico, dependiente del área federal de Montoneros. En abril de 1976, por razones de seguridad abandona la CNEA y la actividad en el Frente de Profesionales. Participó en el desarrollo y producción de los equipos de radio Liberación TV (RLTV) para interferir en las emisiones de los canales de TV. Compró una casa en Ramos Mejía con fondos de Montoneros. Año 76: tuvo su participación como técnico en el atentado al teniente general Jorge Rafael Videla y con las cargas explosivas colocadas en la Superintendencia de Seguridad Federal. Estos dispositivos, fueron desarrollados por Mario César VillaniI, NG: “Tito”, oficial a cargo del Departamento de Radio Liberación - Televisión

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- Audio - Logística y Electrónica Militar de la organización Montoneros. Fueron empleados por primera vez en el atentado al teniente general Jorge Rafael Videla en el Comando General del Ejército, explosivo accionado por Horacio Verbistky desde detrás de las columnas de la recova del ministerio de Economía, control remoto con un dispositivo EED200 espoleta electrónica a distancia de hasta 200 metros de alcance. Se repitió su uso en las cargas explosivas colocadas en la Superintendencia de Seguridad Federal, dispositivo EE30 - espoleta electrónica de hasta 30 minutos de retardo, por lo que es partícipe necesario de las muertes originadas. En 1977, trabajó para Alejandro R. Lanusse S.A. como técnico electrónico. Ascendió a miliciano dentro de Montoneros. Se desempeñó en el taller 2 de Radio Liberación del Dto. Prensa y Difusión de la Secretaría Nacional de Prensa, Propaganda y Adoctrinamiento de la citada organización. En junio viajó a Río de Janeiro donde le entregaron material de prensa y documentos para introducir en el país. El 18 de noviembre de 1977, fue detenido al salir de su casa, siendo llevado al Centro de Detención “Club Atlético”. Los Montoneros lo dieron por desaparecido. En noviembre de 1977, a raíz de su inmediata colaboración fueron detenidos algunos militantes terroristas. Por otra parte, entregó la casa de Ramos Mejía, la que contenía proyectiles, material para construir equipos RLTV, cámaras fotográficas, ampliadora fotográfica, etc. En diciembre de 1977, fue trasladado al Centro “El Banco”, su segundo lugar de detención; donde integró el “Consejo”, grupo de detenidos que desarrollaba tareas de mantenimiento y atención diaria de otros detenidos. En abril de 1978, montó un taller de comunicaciones en su lugar de detención y además se encargó del mantenimiento eléctrico de vehículos. Desarrolló tareas de inteligencia relacionadas con RLTV. En agosto de 1978, fue trasladado al “Olimpo”, su tercer lugar de detención y volvió a montar el taller continuando con las mismas tareas. En enero de 1979, Mario César Villani pasó al grupo “OMEGA”, en Quilmes, para desarrollar la misma actividad. Era su 4º lugar de detención. En marzo de 1979, llegó a la ESMA. Su quinto destino como detenido. Durante el desarrollo de la causa ESMA dijo en el TOF5 en el año 2010: “…Principalmente me interrogó un oficial del Ejército queriendo saber qué pasaba con los equipos de comunicación nuevos del Olimpo, me habían hecho montar un taller de electrónica donde mantenía todo lo que se robaba...” Ideó un sistema para sus captores por el cual cuando un teléfono era interceptado, se sabía también el número de la persona con que se estaba hablando. Sistema tan común treinta años después. “Perfeccionó” la picana eléctrica, según él con el único fin de que los torturados sufrieran menos. Fuente: Libro “Confesiones de un montonero.” Méndez Eugenio, Ed. Sudamericana Planeta, Bs. As. 1986.



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En agosto de 1981 fue dejado en libertad desde la ESMA. En 1982, se lo alentó a desarrollar tareas de su especialidad en la actividad privada, prestándole para tal fin instrumental del laboratorio de electrónica del curso de alumnos especialista en armas de la ESMA. Su relación en ese lugar seguramente fue fácil por sus cinco años del Liceo Naval. Posteriormente y al cambiar la situación, para “intentar lavar su apoyo a las Fuerzas Legales traicionó”, para plasmar su odio y resentimiento y/o para beneficiarse de alguna forma, se ha presentado como testigo en diferentes causas. 3. PRESENTACIONES ANTE LA JUSTICIA / ACCIONES El 10 y 13 de abril de 1984, declaró en el juzgado Dr. Gerome. En agosto de 1984, fue uno de los testigos de la causa 8893, que trata la privación de la libertad de Fernando Brodsky. El 5 de agosto de 1986, fue testigo ante la Cámara Federal, en el juicio al ex agente de Inteligencia de la PFA, Juan del Cerro, “Colores”. El 8 de marzo del 85, declaró en el juzgado Dr. Comenau. En julio de 1985, declaró en la Causa 13. El 10 de febrero de 1987, declaró ante la Cámara Federal. El 20 de febrero de 1987, en una solicitada de la Cruzada Cristiana Anticomunista, titulada “Descalificados” y subtitulada “Testigos utilizados para condenar a las FF.AA.” figura el causante, entre otros, refiriendo que los mencionados pertenecieron a organizaciones subversivas. Fuente: La Prensa de esa fecha. El 27 de octubre de 1999, declaró en el Juicio por la Verdad de La Plata. El 12 de septiembre de 2001, Felisa Gorfinkiel, declaró ante una comisión de la Agencia Judía para Israel: “Yo tengo la ilusión es como,…así como Villani me mintió en muchas cosas, que se compró su propio cuento, también sea mentira eso…”. El 25 de marzo de 2002, pronunció un discurso ante Memoria Activa (AMIA) El 8 de febrero de 2005, Mario César Villani declaró en el juicio a Scilingo. La última información es que se desempeña como técnico del INTI desde 1989 en el Centro de Física y Meteorología. 4. INFORMACIÓN COMPLEMENTARIA Mario César Villani, fue detenido el 18 de noviembre de 1977, estuvo detenido en cinco centros de detención ubicados en la ciudad de Buenos Aires

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y GBA como fueron: El Club Atlético, el Banco, el Olimpo, Cuatrerismo Quilmes, y la ESMA de donde fue liberado en agosto de 1981. Es posiblemente el único detenido que tuvo cuatro años de detención con las Fuerzas Legales del área Capital Federal a diferencia del interior donde ese tiempo es similar a muchos detenidos. En todos esos lugares, por su profesión de físico, colaboró con sus captores en todo lo relacionado con la electrónica (reparaciones y mantenimiento). En marzo de 1979, fue llevado a la ESMA. Fue integrado al grupo de detenidos a recuperar, y junto a otros detenidos, confeccionaba boletines de prensa con recortes de periódicos y los días lunes, debían elaborar, según los temas, un editorial. Este sector era llamado “La Pecera” porque los tabiques eran de acrílico y estaban así a la vista y bajo control. En el momento en que la Comisión Interamericana de la OEA se presentó a inspeccionar las instalaciones de la ESMA, el testigo manifestó que: “…todos los que estaban destinados en la ESMA, participaban en la estructura y marcha del Centro de Detención, hasta los alumnos de la Escuela de Mecánica de la Armada que eran llamados “los verdes”, y cumplían funciones de vigilantes hasta el director; uno de esos estudiantes, de 17 años que solía consultarle temas de física y matemáticas, le comentó que había pensado desertar porque no quería seguir siendo parte del mecanismo de exterminio.” (Este última afirmación según las palabras de Villani). 5. ALGUNAS ACLARACIONES Entre sus declaraciones dice: “…Me secuestraron el 18 de noviembre de 1977, en plena dictadura. Un año antes había caído uno de mis mejores amigos, el físico Antonio Misetich. Aquel mismo día presenté mi dimisión de la CNEA. Claro, lo que tenía que haber hecho era irme del país. Me puse a trabajar de cualquier cosa. Hasta que me secuestraron. Sospechaban que andaba cerca del peronismo y podía ser montonero. La persona que me delató, era la pareja de un montonero. La deducción no era difícil. Pero no sabían qué preguntarme porque ignoraban cuál era mi compromiso. Siguieron sin saberlo…” “…Me llevaron primero al Club Atlético, un campo de concentración que hoy está demolido. Era una instalación de la Policía Federal. Después pasé por otros, hasta que me trasladaron a la ESMA, donde llegué en marzo de 1979. Estuve allí hasta agosto de 1981, fecha en la que salí en libertad. Libertad con comillas, porque aún estábamos en dictadura. Simplemente me dejaron ir a mi casa. Pero me seguían controlando…” 6. CONCLUSIÓN Montonero que en base a su capacidad técnico-científica, Mario César Villani desarrolló artefactos letales que causaron estragos, muertos y he-



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ridos múltiples. Una vez detenido colaboró en forma activa para la aprensión de camaradas y localización de estructuras de su organización clandestina. Sus acciones provocaron detenciones, muertes y desaparecidos. Por todo ello y como activo colaborador de las Fuerzas Legales deber ser procesado por delitos de Lesa Humanidad.

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Casos 64 y 65: Reynaldo Amalio Zapata Soñez oficial 1º NG: “Corto” o “Ronco” o “Santiago” o “Martín” o “PetiSo” y Ángel Zabala Rodríguez NG: “El Zorzal”



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Vale la aclaración que después de una reunión de Ángel Zabala Rodríguez, NG: “El Zorzal” de la JP- Montoneros, quien tenía íntima relación con el ministro de gobierno del Chaco, Florencio Tenev, se logró la liberación del actual diputado Kunkel y la captura y detención de más de 100 personas comprometidas, “entregadas“ por el “Zorzal” como moneda de cambio. Posteriormente el juez liberó 82 personas quedando 18 detenidos e implicados en el suceso. CONCLUSIÓN

Zapata Soñez formó parte de la Conducción de la Regional Nordeste como secretario político; Columna 26 Chaco, Formosa como secretario general, compuesta por las Unidades Básicas de Combate - UBC Resistencia; Interior del Chaco y Formosa y la UBCL Resistencia del cual era responsable. Participó en la “Operación Primicia”, donde se desempeñó como jefe de uno de los pelotones de combate (sobre diez en total) a cargo de “oficiales” que atacaron el Regimiento de Infantería de Monte Nº 29 de Formosa. Este militante también fue prófugo de la emboscada Margarita Belén el 13 de diciembre 1976 en el enfrentamiento entre Montoneros y el Ejército en la Operación Tampón, para liberar detenidos de la organización. La CONADEP lo da como desaparecido en Chaco el 1 de diciembre 1976. Por esta razón la familia cobró al Estado Nacional indemnización de US$ 225.000 según salió en su momento en http://www.foros.abc.es/cgilocal/foraabc/ultimatab Carta de un terrorista a la revista B1: entre otras cosas habla que el causante participó de una Operación Gallina donde se hizo un juicio y se condenó a muerte a José Luis Aspiazu. Reynaldo Amalio Zapata Soñez como presidente del tribunal en el Juicio Revolucionario que le hicieran a uno de sus integrantes, a José Luis Aspiazu oficial 1º Lito y su posterior asesinato el 13 de agosto 1976 en Corrientes. (Ver Norte-Chaqueño del 1 de junio 2003, Informe especial de Mario Vidal). La masa de los hombres caídos de la Regional Nordeste los entregó Reynaldo A. Zapata Soñez durante su detención, siendo jefe de la Columna 26. (Ver revista B1: Vitamina para la memoria de la Guerra en los 70, Año III – Nº 11 en pág. 13 Correo de lectores). Una de las tantas acciones terroristas de alta traición fue el copamiento del Destacamento Policial de Colonia Aborigen, Machagai, Chaco, el 15 de abril 1974, con resultado de un suboficial de la policía herido, cabo 1º M. Acuña, con participación de Zapata Soñez y su gente y en aquel momento la detención inicial, cuando era un joven militante de Montoneros, del entonces ex diputado nacional de la JP Carlos Kunkel y el sacerdote Jaime Zorokde, como ejecutores.

Como oficial montonero, Reynaldo Amalio Zapata Soñez desplegó una intensa actividad militar en la conducción de un pelotón de combate en el ataque al Regimiento de Formosa; en el copamiento a un destacamento policial del Chaco y en la emboscada a una patrulla del Ejército, operaciones terroristas que provocaron múltiples muertos, heridos y daños. Después de ser detenido colaboró con las Fuerzas Legales en la identificación de militantes de su zona, lo que produjo detenciones, muertes y desaparecidos. Por otra parte a Ángel Zabala debe tomárselo y encuadrarlo como otro vergonzante colaborador de la organización Montoneros con las Fuerzas Legales. Se los presenta a los dos militantes en el mismo caso por estar íntimamente relacionados, acciones que terminaron produciendo muertes y desaparecidos o seriamente afectados sobre 100 entregados y 18 que quedaron detenidos por fuerzas policiales. Por lo expuesto ambos deben ser procesados por delitos de Lesa Humanidad.

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