Tradiciones de Granada - Francisco de P. Villa-Real

March 3, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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EL LIBRO DE LAS

IRADICIQNI POR

B .m m D E P .m L W i i Y V A L D IV IA , catedráLico da Historia de !a Universidad de Granada, COK DMA-CARTA ESOíOeO D DE El EXC EXCMO MO,, SEÑOR

;

N IC O L A S D E P A SO Y D E L G A D O , • .

F i s c a l   d e l . C onsejo   d e   E s t a d o ,

V,CORRESPONDIENTE DE L A R é AL  ACADEMIA DE LA HrSTOÍtIA.

; GRA NA DA .



tmp. de L a   L e a l t a d ,  A c a r g o de J , G . G a r r i d o .

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VILLA-REAL.

EL LIBRO DE LAS TRADICIONES

 

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EL LIBRO DE LAS

T H A D IG IO N E S D E G R A N A D A POR

D . F R A M S C O D l P .V l lU - R B i l Y VALDIVIA,

catedrático de Historia de la Universidad de Granada, COK UNA CAETA PEÓLOfiO DEL EXCMO. SEÑOR

D . N IC O L Á S D E P A S O Y D E L G A D O , F i s c a l   d e l  C oksejo   d e  E s t a d o ,

Y CORRESP CORRESPONDIENT ONDIENTE E DE L A R e AL  ACADEMIA DE LA HiSTOhIA.

Gr a n a d a .

Imp. de L a  L e a l t a d , á cargo cargo de de J- G. Garrido. 1888.

 

INTRODUCCIÓN

En todas todas las épocas, époc as, y por todos todos los hom tradicional nal de  bress amantes de la historia tradicio bre Granada,  se han ido recogie recogiendo ndo con gran cuidado, y exquisito celo, celo, las tradiciones  y Leyendas  de esta hermosa ciudad. Y ora ora can tando las glorias de la dominación árabe, y sus goces sensua sen sualist listas, as, ora ora ensalzando las grandezas y heroísmo de los conquistado conquist ado res castellano cast ellanos, s, siempre ha habido habido ocasión, para que los hechos nobilísimos en ella rea lizados, puedan narrarse con interés, des pertando pertan do la más viva viv a curiosidad curio sidad,, y el afán afán más decidido, por conocer todas estas histo rias, conservadas por la tradición. Desde que á fines del pasado sigl si glo, o, dos esclarecidos literatos, gloria de Granada, comenzaron comen zaron á demostrar su gran entusias entu sias mo por estos trabajos, con sus preciosos es tudios, que en forma de Gacetillas,  y de P a seos,  dieron á luz hasta hasta que á mediados mediados del del siglo actual, varios poetas y novelistas acep-

 

VIII

taron la forma narrativa para escribir taron esc ribir sus apreciadas leyendas, se ha ido necesariamente formando un precioso arsenal de Tradiciones de Granada,  no interrumpido hashas ta hoy, hoy, que demuestra, demues tra, bién á las clar claras as,, el empeño con que en esta histó his tóri rica ca ciudad ciudad se cultiva cultiva, , lo que que d áesu pasado se á los nombres no mbres Echevarrí Eche varría, a, refiere. La Chica, ChicYa, así, H idalgo, Martínez Martínez de la Rosa Ro sa,, Lafuente AlcánAlc ántara, y otros, que como historiadores de Granada nad a aparecen, aparecen, deb debem emos os añadir, los de de W a s hington Irving, Fernandez y González, Soler de la Fuente, Luis Lui s de Montes, Salido, Sali do, Ji Jim m énezz Serrano, ne Serran o, Milán y Navarrete, Navarrete , y muchos más, que hace algunos años escribieron preciosas tradiciones de esta ciudad, así como, los que que en nuestros nuestros dias di as,, añaden con con sus leyendas, leyenda s, tradiciones y cuentos, cuent os, nueva nueva vida, vid a, á la historia tradicional tradicio nal de Granada Gran ada.. Reco Re coge gerr algunos otros otros episodios de nuestra tr a historia his toria local; exponerlo expo nerloss en forma tratradicional dicion al por cuenta cuenta propia, y despues desp ues reareasumirr en pocas pági sumi pá gina nas, s, todas y cada una de las Tradiciones de Granada,  no coleccionadas hasta ha sta el dia, dia, tal tal es el fin que que anima anima al al presente libro. Al escribirlo, solo me guia un pensamiento; seguir segu ir el el camino que otros me traz trazaron aron,, y reuniendo las flores todas que mil y mil literatos é historiadores recogieron en los hermosos jardines de la ciudad de la belleza, erVmor'yMa“''gálantería, poder con tod'as ellas formar un ramillete, donde naturales

 

PRIMERA PARTE.

T R A D IC IO M E S

O R IG IN A L E S DE

p . p R A N C IIS S C O DE Y

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yiLLA-pEA L

yALDIVIA.

 

Hay ciudades en España, donde el misterioso encanto del del pasado se refleja en sus monument monu mentos, os, se simboliza en sus insti in stitu tucio cione nes, s, se dá á conocer, conoc er, en una palabra, palabr a, en cualquie cual quierr pequeño destello destello de su antiguo antig uo poderío; poderío; pero pero con dificul di ficultad tad podrí pod rí encontrarse una como Granada,  donde donde la imaginación imagin ación y el sentimiento, más agradablemente se conmuevan, recordando record ando en cada cada puerta pue rta,, en cada cada calle, y áun en cada edificio, edifi cio, un magnífi mag nífico co episodio de su peregrina historia. La religión y la política, la literatura y las artes, todo nos revela el el inmenso inmenso poderío de esta ciuda ciu dad, d, que despues de ser el último últim o asilo del fanatismo Musulmán en nuestra pátria, había de ser ser más más tartar de,, y para de para siempre, siempre , el baluarte balua rte inespugnab inesp ugnable le de las creencias católicas. católicas. Fuerza Fue rza y decisión en la gente gen te Mora; Mora; heroísmo heroísmo y grandeza en el conquistador castellano. Hé aquí los caractéres caracté res distinti dist intivos vos de sus moradores, en los tiempos que antecedieron y siguieron á la conquista de Granada por por los Monarcas Monarcas Católicos, Cató licos, y que reflejados con grandes detalles detalles en su histor his toria, ia, nos nos ofrecen mil mil y mil sucesos prodigi prod igioso osos, s, lo mismo mismo en la ruda tarea de la camp ca mpañ aña, a, que en la delimos delimosa a calma del del hogar ho gar doméstico, doméstico , donde donde la tradición  ha

 

-4 sabido conservar perfectamente el tipo  caraclerístico de los hijos de Granada. Consultando archivos; evocando los recuerdos de la ancianidad, ancia nidad, y leye leyendo ndo los los manuscritos más anti ant i guos gu os que hemos hemos hallado, hall ado, es como como podemo podemoss ofrecer estas tradiciones,  reñejo las seis primeras prim eras de la so ciedad árahe, árahe, y sus aficiones; aficiones; y retrato retrato aproximado las seis últimas, de la raza conquistadora, y sus cos tumbres caballerescas.

 

I.

E L N A T A L IC I C IO I O D E A IX IX A .

 

Tranquilos y gozosos estaban los Granadinos con el paternal reinado de de Aben Ismail, Isma il, que con su prudente administración, había alejado las guerras y discordias civile civ iles, s, cuando la muerte arrancó de sus sienes una corona, que jamás empañara ninguna acción vergonzosa. Estaba Est aba descansando de las fatigas del del gobierno gobierno en su alcázar alcázar de Almerí Alm ería, a, y viendo cercana la muerte, precipitadamente mandó llamar á su hijo Muley Hacem,  encargándole, sigu si guie iera ra en un todo la acertada acert ada conducta conduct a que le cautivo cautiv o el amor amor desús des ús vasallos, vasallos, y sobr so bret etod od o, que que jamás se enemistara con el monarca Castellano, con quien abosantes celebrara un amistoso tratado. Bién pront pronto o olvidó este rey, e l juramen jura mento to prestado ante el lecho mortuorio de su virtuoso padre pad re.. Exalt Ex altad ada a su imagin ima ginació ación n con la pomp pompa a y el el lujo de

 

la córte granadina, fué su primer pensamiento em bellecer en cuanto pudiera el palacio magnífico, re sidencia de los reyes, fundado por Alhamar. Dispuso al efecto, que de Córdoba Córdoba viniesen arquit arq uitect ectos, os, do radores pintores, pronto en sa salon lones es,, ydonde dond e solo solo ybién se respiraba el aquellos bienestar bien estarrégios y la pazz más tranq pa tra nqui uila, la, ó los cantos guerreros guerre ros que en ardecían al soldado, respirábase únicamente únicam ente la vo luptuosidad m is exquisita, exqu isita, parecien pareciendo do más bien el templo del amor, que el asiento de la justicia, y de las morigeradas costumbres de un gran rey. Y no podí podía a ser de de otra maner ma nera. a. Todo Todo era cal c alcu cu lada obra de Muiey Hacem Ha cem,, que casado casado hacía tres añoss con su hermosa prima Aix año A ixa, a, pensaba pensaba ofrecer o frecer le el poderío poderío de su reino rei no,, revestido de de los más en en  cantadores atractiv atra ctivos, os, que que pudo pudo soñar la imag im agin ina a ción árabe. En E n efecto, efect o, determinó presentarla como como su reina al al pueblo granad gra nadino ino,, y para para ello escogió el dia de su natalicio,  tan celebrado siempre por aquel aqu el pueblo pu eblo.. Era Er a este, el dia dia quinto quin to del del mes R amadan ma dan,, del año 864 864 de la E g i r a , (1460 (1460 de la era crist cri stian iana), a), y en aquel solemne solemne dia todo reflejaba refle jaba alegría y público regocijo regocijo en la ciudad ciu dad,, que hasta entonces había llorado entristecida la pérdida de su bondadoso rey. Se habían había n dirigido dirig ido emisario emisarioss á los los reinos vecinos, vecin os, y á los goberna gob ernadores dores de las provin pr ovincias cias cerca cer cana nas, s, para pa ra que asistieran asistie ran á la fiesta fiesta que iba á celebrarse, celebrar se, y juntos todos en la gran mezquita, se pidió á Allah porr el Alfaq po Al faquí uí mayor del del reino, protección prot ección para lo los reyes rey es,, proclamándose proclamá ndose por por el AYaly, que desde en en  tonces se reconociera ccom omo o reina á la afortunada afortu nada esposa de Mu ley. le y.

 

-9 — Conclu ida esta Concluida esta ceremonia, salió tod toda a la comitiva comiti va por el Zacatín Zacatín arriba arriba hacia la Alba Al bam m bra, br a, y pasando por la c-dle de Gomere Gome rez, z, penetraron en el bosque bosq ue que i’ode i’odea a el Alcázar Alcá zar,, por ¡a puerta llamada llam ada de Laujár, que dá entrado á aquel mágico recinto. Ra dia nte de g-rac diante -racia ia y hermosu herm osura, ra, iba la reina por por las calless de Granada, calle Gran ada, infundiendo gratas esperanza esperanzass á todos, con su angelical sonrisa; el pueblo en ma sa les acompañó hasta la fortale for taleza, za, despidiendo despidie ndo á sus monarcas monarcas con los los im s atronadores atronadores viva v ivas, s, que llenaban de alegría el corazón de los reyes. Una persona, sin embargo, embar go, leyó en el semblante semb lante de la reina, rei na, el horóscopo horóscopo fatal de de su destin des tino, o, y sin anteverse á g r it ita a r , por no ser conoci con ocida da,, dijo di jo á me dia voz, pero entendido de algunos: a\Ay de Gra-^  Gra-^  nada hajo nada ha joel el reinado de A i x a ; el desti destino no se cumplirá,  cumplirá,  la felicid feli cidad ad anidará anida rá poco poco en su lecho lecho conyugal; conyug al; una  una  cristiana crist iana le robará el corazón de su esposo, y estas estas   disensiones pr prep epar arar arán án más más tarde tarde la pérdida pérd ida de de la  la  Ciuda Ciu dad d querida querida del Pro Pr o feta fe ta,, en el reinado reinado de su hijo hi jo!» !» En breve plaz plazo o se había hab ía de ver cumpl cumplido ido aquel aque l fatal augu au guri rio, o, y conquistada conqui stada para para siempre siemp re la perla perla de Occidente. Esta espontanea lamentación vióse perdida bién pronto, en en el confuso alboroto albo roto de la muche muc he dumbre, dum bre, que gozosa gozosa hubier hub iera a entrado en el palacio desús reyes. Pero siendo esto imposible, penetraron solo so lo los comisionados, comis ionados, y reunidos reuni dos todos en el salón de Coma) ex,  ex,  salieron de él el rey, rey , y la rein re ina, a, para para que esta viese viese el arreglo arr eglo del palaci pal acio, o, que que para ella había realizad realizado o su galante espo esposo. so. Llevó'a Llevó 'a primero al Tocador, Tocador,   perfumado asilo de la belleza, bellez a, y recinto sagrad sag rado o del del amor, amor , dond donde e pudo pudo admirar admir ar el refinarefi na-

 

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  10-

miento del buén gu gust sto, o, en los objetos destinados á su uso, y en el ador adorno no d dee la habi habitac tación. ión. De allí p paasaron al Mirador de Lindaraja,  desde donde pudieron observ observar ar el panoram panoramaa delicioso de la cañada dell Dauro de Dauro,, toda sembrada d dee cárm cármene enes, s, y de arb arbooledaGra enca encanta ntadora dora. . Yeía Yeíanse nse des desde de contemplaba allí las mil torre torres de Grana nada, da, y cuando extasiada Ái Áixa xas «-lod lodo o esto es tuyo tuyo,,  tanta gr grand andeza eza,, le dijo Muley; «todo to do tepertenece', pero pe ro tu conducta sera se ra la norma de

mía» [Yano ofrecimi ofrecimiento ento que má máss tarde le hi hizo zo olvidar su segu segunda nda mu mujer, jer, ZZoraya, oraya, la hermosa hija de la castellana de Martos! Recorrieron despues el Patio de la alberca,  donde los pintados pececillos parecían alborozados saludar á su nueva señora; y el de los leones,  cuya magnífica fuentee saltando en forma de cascada, despi fuent despierta erta en aquell aqu ellos os sitios la melancolía más su subli blime me;; lo loss do doss templetes templet es later laterales ales estaban ocupado ocupadoss j;or la lass mú músisicas llevadas llev adas p para ara llaa fiesta, y á las pue puerta rtass de la sala de las dos hermanas,  una comisión de hermosísimass jóv ma jóvene enes, s, esperaban á su soberana, pa para ra sa saluludarla en nombre de las bellas Granadinas. ¡Qué de ilusorios proyectos formaron ambos esposos en aquel espacioso salón; leian y releían con afán aquell os inmortales poemas, graüados en el má aquellos márrmol po porr los poe poetas tas d é la cór córte, te, entre eell estuco y e l oro, or o, y solo el de deseo seo de conoce conocerr las ref reformas ormas re reali ali-zadas en aquel asilo d del el place placer, r, hizo á la reina salir de tan misterioso recinto. Gozosos fueron al Patio de los naranjos,  contemplando en él la rriqu iquísi ísima ma vejet vejetación ación de aquel paperfu mados dos   raje; visitaron el mirab, la rauda, y los perfuma baños',  la sala que ma mass tarde había de lla llama maise ise de

 

—Illos  Abenc  Abencerraje errajes, s,  y en cuya limpia fuente se había de sellar con sangre inocente el crimen del más celoso decreto, decre to, y contentos volvieron otra ve vezz a all gr gran an salón dé déla la/w /wsh sh‘‘ci«, d dond onde e la córte les esperaba con impaciencia. Se rec recitar itaron on allí grac graciosa iosass ju jug g ia ias, s, y se cantar cantaron on los epitalamios más tiernos: colocados lo loss reyes en almohadones riquísimos, y embriagados con los más gratos perfum perfumes, es, tuv tuvo o lu luga garr ante sus ojos la fiesta más sorprendente que presenciara Granada. La reina rein a se halla hallaba ba med medio io exta extasia siada da en los brazos de su espo esposo, so, y con frecuencia repetía: «¡Que Allah   arrebatee mi vida, s i me arrebat me falt fa lta a fu enamorad enamorado o cariñoln

Todo el dia duró la fiesta, y por la noche cuando las comisiones volvieron á la ci ciud udad ad,, quedando en ei palacio so solo lo lo loss reyes reyes,, y sus guardia guar dias, s, la herm hermoosa A ix ixa a , pre presa sa del má máss ce celos loso o pre presen sentim timien iento, to, dijo á Mul Muley ey:: «/ «/Po Porr A / M , que vela nuestro amor, te f u  r o , espo esposo so de mi alma, que sabré ser se r siempre siempre honra hon ra da y p u r a , aunque aunque faltes á mi cari cariñ ño-, o-, pero pe ro que que si otra  mujerr logra arran muje ar rancar car mi imág imágen en de tu corazón, cora zón, sa sa  bré dar á conocer al mundo, mun do, la vengativa vengativa sangre que  correpor mis venas!n

Dijo,, y un cariño d Dijo de e su esp esposo oso fué la contestación que obtuvo. obtuv o. L Las as som sombras bras de la noche velaron el sueño d de e lo loss reyes de Gra Granad nada, a, formando mi ilusorios proyectos, sin presumir siquiera, que hién pronto se iba á cu cump mplir lir e ell horóscop horóscopo o del atrevido

 

—12” alfaqui,   con la declaraci alfaqui, declaración ón de guerra á los lo s cristiacrist ianos, y con los amores amores del rey, re y, y la hermosa hermosa nazarena,   que por su belleza había rena, ha bía obtenido ya el signi= signi= ficativo título áe Estrella de la mañana  mañana  (1). (1) La descripció descr ipción n de estas estas fiestas, está sacada de los los autores árabes, que la relatan con todos sus detalles. En recuerdo de la Sultana de Granada, hay en esta ciudad una calle call e que lleva llev a el el nombre nombre demiora, y que subiendo desde la cuesta del Pescado, á la plaza donde está edificado edi ficado el el Cuarto R e al, al , parece recordar recordar por por rara rara coincidencia, la historia de los últimos monarcas granadinos.

 

II.. II

EL CASTILLO DE MONDÜJAR

 

I.

Ex iste Exis te en la la provincia de Granada Grana da un espacio fe raz y delicioso, verdadero paraíso de Andalucía, co marca dispuesta dispue sta siempre s iempre por por naturaleza natura leza rá la fiesta y al placer pla cer,, y que que ya desde la domin dominaci ación ón de los árabes en nuestra páí p áíri ria, a, fué apellidada con con razón razón Valle ele Lecrin,  el recinto de la alegría. Serpenteado Serpent eado su camino camin o por por hermosísimos huer hu er tos, y productivos produ ctivos caseríos caser íos,, ofrece la perspectiva más agradable que imaginarse puede, y lleva al al ma ideas de alegría espontánea espon tánea,, que allí allí la natu na tura ra leza inspira. lez inspi ra. Los Los recuerdos históricos agradab agr adable le mente se suceden, y en delicioso armónico concier to, van hermanándose con lo pintoresco del paisaje, y la feracidad del suelo. Poco antes de llegar al Padul,  primer pueblo pue blo de esta es ta comarca com arca,, se se encuentra encu entra el sitio de todos todos cono cido con el nondare del Suspiro del Moro,  en re cuerdo, y en memoria, del último que lanzara Eoabdil,, al ver dil ver desaparecer para siempre ante sus ojos ojos

 



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á Granada.Más allá se asientan B i r c a l   y Cozmjar, Cozmjar,   célebres por las luchas lucha s y tornéos en sus plazas ce ce  lebrados, lebra dos, en tiempü tiempü de los los árabes, árabe s, y en la recon rec on quis qu ista ta.. Vénse Vén se á la derecha derecha del del camin cam ino, o, y por por la amena cañada que describe el barranco del Torren te (llamado entre naturale natu rales s caudaloso río), una serie de pueblos, pueblo s, los entre los que majestuoso majestuos o se pre senta el de 31elegis, 31elegis,   como como recuerdo de de sus antiguas anti guas glorias, al residir allí la córte de Granada, durante un corto periodo de agitaciones en la ciudad. Mass hácia la izquierda, Ma izquier da, y en en un terreno quebr que bra a do, se encuentra Pinos del Rey,  Rey,  célebre patria del cardenal carde nal Bonel Bonel y Orbe Or be:: al otro lado está Tahláte, Tahláte,   con su puente colosal y suhistórica capilla, recuer do imperecedero de las las luchas entre cristianos crist ianos y moriscos; y por últim úl timo, o, como límite de aquel valle delicioso, se encuentra Lanjarón, Lanjarón,   apellidado con Justicia, el paraíso del mundo, y llamado á compe ti tirr por por sus aguas medicinale medic inales, s, con los puntos más más frecuentados del extranjero. Sobre las naturales excelencias de estos pueblos, álzase orgulloso el de Mondújar, Mondújar,   con con su vetusto cas tillo, til lo, y su vegetación riqu riquísim ísima, a, que si bién no pue de ofrecer al viajero todas las alegrías que atraigan la muchedum much edumbre, bre, present presenta a en en cambio, cambio , sus. sus. históricos recuer rec uerdos, dos, que parecen hermanados herman ados con con su posi ción tof)Ográñca, tof)Ográñca, en el Y a lle de Le L e crín cr ín,, al pié de Sierra Sier ra Nevada, y al abrigo de otr otro o cerro elevadís elev adísiimo, como para guardar con sigiloso respeto uno de los más preciados tesoros de la ci civi vili liza zaci ción ón y el el ar te Mahometanos. Mahome tanos. En la falda de ese ese cerro, cerr o, desco des co llaba llab a majestuoso el el castillo de los los árabes ára bes,, la mora da régia de Miiley-Hacem. y su perjúra favorita: so-

 

=17lo nos queda hoy del del mismo, los los fragmentos fragm entos que atestigu ates tiguan an su grand gra ndeza eza,, como como solo solo nos nos resta de aquella civilización civilizaci ón y aquel poder, el el recuerdo más ó menos menos brillant bril lante e de sus pasadas glori glo rias as.. Los res tos de fortalezas que se se conser con servan van,, testigos són de de las luchas militares militar es allí libradas; libra das; los vestigios de jardines y baños públicos, púb licos, que aun hoy se advier ten, prueba son, y muy cumplida, de que allí tuvo su asiento el amor, dando dando con él entrada entra da al buén bu én gusto y á la coquetería natural de la mujer, mucho mas realzado este este en en aquel aquel sitio real, por el encan enca n to que supo inspirarle inspi rarle la crist cri stian iana a esposa esposa del del mo narca.

II.

Corrían los años de 1456 á 1467. 1467. Florec Flo recien iente te lá raza de los Alhamares, continuaba con su poderoso imperio en la córte de Granada. Gran ada. La feliz adminis admi nis tración de Ismael II y su bondadoso carácter, fueron causa de que los moros lomasen grandes bríos en sus empresas, empres as, y que que validos del natural de de Enriq En rique ue IV de Castil Cast illa la,, perdiesen perdiesen,, po poco á poco poco la depend dep enden encia cia,, y obligado denigrante vasallaje en que antes se en contr aban, contraba n, para para con con los monarca monarcass cristia cris tiano nos. s. No fué pequeño auxiliar para el rey de Granada, el infante Muley Mu ley,, que en sus diversas diversas campañas campa ñas,, antes de de ser

 

-

18—

elevado al solio, probó elevado probó su actitud actit ud para la guer gu erra, ra, V las prendas de de que se hallaba adornado, adorna do, para para re re  girr los destinos de su pueblo; el habe gi ha berr hecho pri sioneros al obispo de Jaé Ja é n , y al conde de Casta Ca stañe ñe da, así como su valor en la batalla del Madroño, ra zones fueron más que suficientes, para que el pue blo entusiasm entu siasmado, ado, le aclamase su señor á la muer mu er te de Ismael, Ism ael, sin presumir presumir siquie si quiera, ra, que su arro ganc ga ncia ia y su valor va lor,, sería más tarde causa de la pér dida de de su poder poder y de su grandez gran deza. a. Enorgu En orgulleci llecido do y altivo, al al par par que sabio sabio y pru pru  dente, ocupó el solio de sus mayores el décimo no veno rey de los granadinos: pacífico y floreciente se mantuv man tuvo o su poder, sembrando el terror en las avanzadas crist cri stian ianas as,, hasta el punto de responder tem erario temerari o á los embajadores de de los los monarcas cató licos lic os,, que ya en 1478 ocupaban ocupaban el sólio de Cast Ca sti i lla,, por lla por muerte de Enriqu Enr ique e IV I V . No No reflexionó cier cier  tament tam ente e el valeroso valeroso Muley lo que su respuesta respu esta en trañ tr añab aba, a, pues de otr otro o modo, modo, hubiera evitado la de de solació n y el llant solación lla nto o que trajo tra jo consigo la espantosa guerra comenzada por su arrogante desafío, y con cluida clu ida más más tarde en el reinado de su hijo hi jo,, con la pérdida de la ciudad querida del Profeta, en manos del ejército de la C ruz. ru z. La administración administración de de su pueblo, pueblo, y el arreglo in - , terior de su palacio, fueron las las primeras primeras aspiracio nes del orgulloso Muley Hacen: cediendo esteá las exigen exi gencias cias de de su familia fam ilia,, y obedecie obedeciendo ndo pactos pactos an terior ter iores es,, decidióse decidióse á aceptar por por esposa, y elevar al rango ran go de sulta su ltana na,, á su ambiciosa prima A ixa ix a , que si bién bién sus buenas cualidades le valían ya el califi cativo honroso honroso de Horra, (la (la honesta), su carácter carácte r

 

—10emprende empre ndedop dop,, y su insaciable ambición, ambici ón, fueron cau sa más más tarde, tarde , de amar am arga garr los últimos últi mos dias dias del rey su esposo, esposo, y de sembrar de llanto, y de desolación las calles de Gran Gr anad ada, a, en en aras de su ambición ambici ón unas veces, vec es, de su corazón herido heri do otras, otras , hasta el punto de alzar una una barrera barrera entre los bandos bandos por por su causa levantados, y desorganizar portanto las fuerzas del rein re ino, o, que fueron más más adelante adelant e no pequeña ayuda para el desenlace de la sa sang ngrie rienta nta lucha luch a entonces comenzada. El corazón corazón de Muley no estaba halagad hala gado o ya por por el amor amor de su esposa; su intelig int eligenci encia a soñaba solo solo en conquistas: esto, unido al natural desvío desvío que la altanería de Aixa le inspirara, inspi rara, causas fueron fueron cier cier  tamente tament e del del acont ac ontecim ecimien iento to que más había habí a de in in  fluir en en los los destinos destinos de su vida vi da.. Halagado por por sus cortesano cort esanos, s, y siempre siempr e rodeado rodeado de placeres, placer es, se le ofreció como su esclava, por su valido Aben-Farrax una hermosísima doncella, que venida no hacía mucho á la córte del monarca, era ya la admiración de todos, tod os, por por unir un ir á su semblante sembl ante la la belleza de las hijas del cristiano, así como la sensual conformación de las huríes prometidas por por el Profeta. Profeta . Enardecido el monarca por por tan halagü ha lagüeña eña rela ció n, ardió en deseos ción, deseos de pos posee eerr tan preciada joy jo y a , y solo solo puso tres semanas sema nas de lérmino' lérm ino'para para que se le presentase la doncella en su palacio, á hacer la vida de la infeliz concubina. Entretanto la desgraciada Isabel, que este era su nombre, nom bre, lloraba lloraba amargamente su desventura, y la pérdida doloro dolorosa sa de su anciano padre. Hija Hi ja única de!! comendador de comenda dor de Mar M ario ios, s, tué educada bajo las más severas prácticas prácti cas de lla a piedad piedad cris cristia tiana, na, y pro-

 

-c o 

metida etida á D . Alonso de Yene Ye nega gas, s, groseramente se le le arrebató arreba tó de los brazos braz os de su padre, padr e, por una desenfrenada turba de agarenos agar enos,, que asaltando asaltand o te merarios el el cast ca still illo, o, entró en el mismo á sangre sang re y fuego fue go,, llevando como trofeo de su hazaña á la her he r mosísima Is Isab abel, el, la que desmayada so la trasportó traspo rtó á Grana Gra nada, da, casa casa de su aya la conversa conversa A rtaj rt aja, a, di di  rectora, áno dudarlo, del infame atentado enel’caslillo realizado. Trasladada la pobre pobre huérfana huérfa na á una mezquina mezqu ina casa del del A lbai lb aicín cín,, su salud se debilit deb ilitaba aba,, al paso paso que su meridional fantasía iba concibiendo concibiendo dichas sin cuento, cuento , en el paraíso que servía de palacio á los reyes de Gran Gr anad ada. a. Bién conocía conocía la astuta Artaja Art aja el carácter carác ter de la castellana caste llana de Martos; Martos; ya y a empezó des des  de luego á calc ca lcu u lar, la r, cuál cu ál sería sería el fruto de de su infa in fa mia,, pero mia pero sin sospechar siquiera que albergab alber gaba a en en su casa, ca sa, la mujer muj er que había habí a de hacer hace r caer por por su base el poderoso reino de Alhamar. En tal ocasión, fué cuando el valido Aben-Farrax, supo sup o la existencia exist encia de esta esta mujer pereg pe regrin rina, a, y de acuerdo con con la infame renegada, renega da, ordenaron el mem e-dio -d io de ir conven con vencien ciendo do á Isab Is abel el,, para que bajo el pretexto de una partida de placer, se arrojase des cuidada cuid ada en las redes amorosas amorosa s que el monarca le preparaba. Todo fué artificio y engaño para seducir á esta esta inocente jove jo ven. n. Se le hizo ver las delicias mayores mayores del universo, del univ erso, anidando en el palacio de los reye re yes; s; se halagó su natural ambición de mujer, y vencien do esta á todas ¡as consideraciones consideraci ones soci so ciale ales, s, caminó cami nó decidida al palacio de la Alharnbra, no del todo extraña á las aspiraciones del monarca.

 

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Su belleza belleza y su candor, enloquecieron á Muley Hacen: Hace n: quedó desde entonces entonc es preso en el corazón de Isab Is abel, el, y ya pudo esta conceptua conce ptuarse rse dueña dueñ a de loss destinos lo destinos de Grana Gra nada. da. Bién lo comprendió ella ella,, cuando despues de alejados todos, y sola en presencia del del rey, re y, arrodillóse á sus plan p lanta tas, s, y le pidió su su protección protecció n y su su cariño, cariñ o, ya que en el mundo no tete nía nadie que pudiera defenderla. El encanto de de su voz, voz, y la belleza de su rostro, dicen los autores árabes que de esto se ocupan, entusiasmaron tus iasmaron de de tal modo odo al al padre de Boabd Boa bdil, il, que en un arranque arr anque de amoro amoroso so trasporte traspor te le dijo con entusiasmo: —Mi vida y mi reino serán s erán tuyos; tuy os; no quiero seas seas un mi esclava esc , pues desde desde el Dispón instante instant eá quemomento te v i , reina haslava, sido de mque i corazón. tu capricho de palacios palacios y jar j ardi dine nes; s; tu voluntad volun tad es es la ley de mi reino; rein o; no queriendo, queri endo, en cambio cam bio de lo que te concedo, sino que^sie que^sientas ntas por mí la ardorosa pasión pasión que tu belleza me me ha inspirado insp irado:: siént sié ntela ela,, y entonces al nombre de mi amada que hoy te otorgo,, añadiré gustoso el soberano go soberano titul ti tulo o de reina de de Granada. —Ni me ci ciega ega la ambición ambici ón ni me atormenta atorm enta el orgullo, contestó resuelta la encantadora Isabel. Si algo ambicioné ambici oné en la vida, vid a, fué un cariño verdadeverdad ero, una pasió pasión n vehemente vehem ente,, tal tal como como mi corazón cora zón puede satisf sat isface acerla: rla: siéntela por por mí, mí , podero poderoso so rey re y , y la posesión posesión completa comple ta de tu cariño, cari ño, será para mí título títu lo más más glori glo rios oso, o, que las las coronas coronas y palacios que en tu delirio me ofreces. —Mi cariño ya lo tienes tie nes,, sultan sul tana a de de mi corazón;

 

teng te nga a yo el tuyo en absoluto abso luto,, y te presentaré á mi pueblo como su predilecta señor señora. a. — Otorgado queda queda el mió, añadió añadió Isabe Is abel; l; veremos veremos si tus palabras palabr as están en armonía con tus obras; que si es a sí sí,, tengo un corazón corazón capaz de hacerte hacer te sentir las alegrías más dulces dulces que que mujer alguna supo inspirarte. Dicho lo cual se separa sep araron, ron, para soñar el uno con el amor de su nueva esclava esc lava,, y para para pensar la otra en cuán cerca tenía de realizar el ideal que qu e en su niñez concibiera, de ser la esposa de un monar ca,, y hacer ca ha cer la vida del del Orie O riente nte en la ciudad ciuda d que h a  bía siempre halagado su fantasía.

II IIL L

Poco tiempo llevaba la desgraciada Isabel de morar en el palacio palac io de la Alha Al ham m bra; br a; ya era de to doss públicamente do públicame nte conocida, y el entusiasmo gene ge ne rall la aclamaba por ra por su singula sin gularr belleza, belleza , con con el s ig  nificativo nombre de  Zo  Zora raya ya,, luc lucero ero de la ma maña ñana na::  opue op uesto sto su dulce dul ce carácte car ácter, r, al rencoroso rencoroso y atrevido de A ixa ix a , iba ganando ganan do en la pública opinión opin ión,, com como aquella perdía sucesivamente en consideración y en respeto de reina; tales desavenencias habían de pro ducir en el corazón corazón de la legítima legít ima soberana, sober ana, espanesp an-

 

-2 3 tosos proyectos tosos proyectos de veng ve ngan anza, za, que realizados má máss tarde, amargarían la inconcebible felicidad que ante todos disfrutaban el monarea granadino, y su dicho sa cautiva. Ya rayaba ra yaba en locura locu ra lo que este demostraba pú blicament blic amente e por por aque aq uella lla,, pues á más de la solicitu solic itud d cariñosa y tierna con que velaba el satisfacer satisface r los máss insignificantes má insignificant es caprichos capricho s de Zoraya Zor aya,, no perdía ocasión de ofrecer á su pueblo una señalada mues tra d é la felicida felicidad d que embargaba su alma. Tan pronto era la reina de los torneos de Biba-Rambla, y la que adjudica adju dicaba ba el merecido merecido premio, como la que, qu e, con con una languid lang uidez ez de de todo todo punto punto oriental, orie ntal, di vertíase recostada en los salones del Generaüfe, es cuchando los cantores y ju jugl glar ares es,, ó procuraba ador mecerr su exaltada mece exalt ada imaginaci imag inación ón con con las escenas escenas ma rítimas rítim as y las continuas contin uas partidas de placer, que en su obsequio se daban con con frecu fre cuen encia cia,, en los miste mist e riosos palacios de Aynadamar. Tenía, Ten ía, sin embargo, una aspiración continua; continua; soñaba siempre con un castillo suntuoso, donde re cordando el que le vió nacer nac er,, fuera ella la legíti leg ítima ma señora, y construido para su regalo, no turbase en él su dulce calma, calm a, sino los los enamorados suspiros susp iros de su amante. No se hizo hi zo mucho tiempo tiemp o esperar la realiz real izaci ación ón de este deseo, deseo, pues que estando un día medio medio ador mecida con el delicioso encanto de ios perfumes perfume s y olorosas flores, que cubrían los pebeteros orientales del suntuoso suntuos o salón de! de! Gene Ge neraü raüfe, fe, pudo pudo en ella m^s el dese deseo o que la modestia, y halagando hala gando al cariñoso cariñ oso rey re y , le dijo con supli su plica cant nte, e, pero pero encantadora encan tadora voz: voz: — Dueño Dueño y señor mió: agradecido agrade cido os está mi co-

 

-=t4-= razón á los continuos favores razón favores que os dignáis dig náis dlspensarmet ya veis correspondo con con lealtad lealta d á vues vu es tro desinteresad desinteresado o cariño, cariñ o, y que la pasión pasión que hace algún alg ún tiempo os juré ju ré,, ni ha sido sido engaña eng añador dora, a, ni tiene otra aspiración que corresponder corresponder con con vehe veh e mencia á la que por por mí sent se ntís. ís. Gozo como nunca nu nca pude soñar, soñar , con las delicias delici as sin cuento cuent o de que me rodeáis; pero tengo un deseo hace tiempo, que rea lizado, nos nos proporcionaría proporcionaría algunas algun as puras alegrías alegr ías en la vida, vid a, y más tarde, tard e, tal vez, fuese nuestro pre dilecto retiro. — Habla Ha bla,, y serás servida, dueña absoluta de mi alma; que tu voz en .son de súplica súpli ca se deje escu esc u char, ch ar, y hasta mi corona corona arrojaré á tus plantas, pa pa ra que se satisfagan satis fagan tus más pequeños capric cap richos hos.. Pero Per o creo creo adivi ad ivinar nar,, mi predilecta Isab Is abel el,, cuáles son son tus aspiraciones: aspiraci ones: he sorprendido sorprendido tu secreto no ha ha  ce mucho, mucho , y ya tengo prep prepara arado do hasta has ta el lugar luga r en en que se editiquc edit iquc el suntuoso castillo con que soña bas, ba s, en el que podam podamos os libremente gozar goza r de nues nues  tro tr o amor, y dond donde e tal tal vez vez disponga disponga Alah Ala h que retí re tí-rados pasemos los últimos dias de nuestra vida. En efecto; apenas iban trascurridas quince lunas de la anterior conversación, cuando un dia presentó se de improviso Mulcy Hacen en el tocador de su sul tana favorita favor ita,, y con la infant inf antil il -alegría de todo co co razón verdaderamen verda deramente te enamorado, enamorado, anunció anunc ió á Zoraya ray a tener ya del del todo todo concluido conclu ido el castillo casti llo retirado retirad o y misterioso que soñaba soñaba en su imagin ima ginaci ación ón.. Se lo presentó edificado en el centro del Valle de Lecrín, llama lla mado do así por por habe ha berr colocado el Profeta en dicho valle va lle las alegrí ale grías as y los los placeres todos todos que en el mundo mund o se disfr dis frut utan an,, en el el cerro que domina a! a! puepu e-

 

blo de Mondú Mondújar, jar, y desd desdee donde su vista po podía día gozar del panorama delicioso que la naturaleza ofrece. Enloquecida Isabel con tan halagüeña nueva, solicitó de su señor visitarle cuanto antes, fijándo se el dia de la primera fiesta, el del aniversario del entronizam entr onizamiento iento de Muley, para que á su exp expan an sión interior se uniese también el público regocijo, que entu entusiasm siasmado ado aclamase á la rein reinaa de su co co razón. Sería difíci difícill desc describir ribir la fiest fiestaa primera celebrada en el ca cast still illo. o. La có córte rte tod todaa de Gr Grana anada da acompañó á los felices -amantes á esta partida de placer, que dando entre tanto la rencorosa Aixa llorando lágri mas debr sa sang enmando el do máselreti retirado rado la Álha Ál ham m bra, a,ngre yretra traman mo modo do deaposento alzar á sudepe queño Boabdil en contra d dee su pad padre re M ule uley. y. Bién ajenos de esto se hallaban hall aban todos di divir virti tién én dose do se en eell casti castillo llo de Mondúj Mondújar. ar. Na Nada da en él falt faltab abaa al refinamiento orienta oriental,l, habiendo traído para edi ficarle ficar le lo loss mej mejores ores arquitect arquitectos os d é la lass cercan cercanías, ías, y bién pro pronto nto lo loss sencillos alde aldeanos anos de aqu aquellas ellas co marcas, vieron elevarse los muros y altísimos torreo nes de la régia morada, que tan precipitadamente se construía. Con no disimulado encanto cogió Muley á su pequeña Isabel, y fué enseñándole una por una, las habita hab itacion ciones es todas de dell castillo: allí había salo salones nes grandiosos, grandi osos, perfectament perfectamentee alhaja alhajados, dos, y co con n unas luces hermos hermosísim ísimas; as; veíase también un suntuoso mirab, copia de el del palacio de Damasco; las ter mas era eran n deli delicio ciosas sas,, así ccomo omo puro y encantador el ambien amb iente te d dee los jard ja rdin ines es:: pero don donde de puso tod todoo su

 

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esmero el enamorado Muley esmero Mu ley fué en el tocador de Zoraya, Zor aya, que po por su elegancia y suntuosidad estuvo estuvo llamado llam ado á compet com petir ir con el tocador de la reina rein a del palacio de Alhamar. No se descuidó por esto la na tura tu rall fortificación del del castil castillo, lo, pues que sus sólidos sólidos muros cubiertos estaban de aspilleras, asp illeras, por por donde donde defenderse pudieran de cualquier acometida. — Aquí Aq uí lo tiene tie nes, s, como como lo soñabas, predilecta de rnii alm rn al m a, dijo di jo Muley; tuyo es, como como tuyo tu yo es de an tigu ti guo o mi corazón. Que tu eterno cariño sea la re compensa que rae ofrezcas, en cambio del título de reina con que públicamente te proclamo. — Mi corazón sabes que ya es tuyo tu yo,, bondadoso rey:: soñaba rey soñaba con un palacio, pala cio, y despierto despierto en el pa raíso; este retiro y tu amor, amo r, valen más más que todas las coronas que puedas ofrecerme; quedémonos en esta delicia del icia,, pues presiento que eo Granada Grana da nos nos amenazan dias de negro infortunio, y horas de san gre y exterminio. No se engaña en gañaba ba ciertamente el corazón corazón de Zora y a. El grito gr ito de rebelión se dejaba oir por por las calles de la ciudad, ciuda d, y dando por por pretexto la desgraciad desgr aciada a expedici expe dición ón de Muley Mu ley,, la pérdida pérdida de la ciudad de Alhama, y las correrías del rey Fernando, hizo que loss abencerrajes, acaudillados secretamente por lo por A ix a , se apoderasen apoderasen de Boabdil, á quien quie n su madre descolgó por por la torre torre de Coinare Coin arech, ch, y poniéndose frente afrente del rey y de sus parciales, les decla ró formal forma l bata ba talla lla,, que duró toda la noche del 13 de Mayo de 1482, siendo siendo adversa á los derech der echos os de Muley, Mu ley, que impotente impotent e por por el amor de de Zoraya, per manecía con ella impasible en el palacio de los A l-

 

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lijares, esperando el desenlace de la fatal contienda que se libraba en las plazas y en las calles. La guardia negra n egra al al mando mando de Abul Abu l Cacim Ven V eneeg a s , y los los amigos que no habían perecido, perecid o, notific not ifica a ron al amanecer al rey, re y, el triste desenlace de la ac ción acci ón,, y el estruendo estruend o del del populacho en su contra, cont ra, y sirviéndole de escolta le acompañaron de nuevo al Cast Ca stillo illo de Mondújar, Mondúja r, de donde donde no hacía mucho ha bía salido con el corazón lleno de ilusiones. — Solo Solo en este este sitio y en tu compañía, compa ñía, es como como disfruto verdadera verdadera tranqu tra nquilid ilidad, ad, dijo Isabel al afli gido rey; quedémono quedémonoss aquí, aqu í, mi querido Muley, y deja á Boadidl y los suyos que medren en sus deseos. verletriunfantes; vencerme to .—Antes to. Ya saldrem saldmoriría, remos os de dque e aquí triunfan tes;por yacomple nueva mente reinaremos en Gran Gr anad ada, a, y entonces entonces te juro ju ro por Alah, que públicamente celebraremos nuestro enlace, enla ce, y público será será también el abandono de de Ai Aix xa. D ijo ij o , y el monarca se internó en sus habitac hab itacion iones, es, imaginando el modo de destruir á sus contrarios.

IV .

Poco tiempo permaneció Poco permaneció retirado el Rey Re y de de Gra Gr a nada na da,, y su favorita Isabel, Isabel , en en el Castillo de Mondú jar. Bién pronto se presentaron en él algunos gran des señores señores de Almería y Baza, que ofreciendo des interesadamente su leal apoyo á Muley Ha Hacem cem,,

 

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enardecieron sus ab abatidos atidos ánimos, y le decidieron á acometer la empresa m.ás .ás teme temeraria raria de su vi vida da.. Reunida cuanta gent gentee recogieron de aquellas cer canías, se vinieron á la ciudad, y escalando los mu-, ross de la Álh ro Álham ambr bra, a, entraron en el palacio sem sem brando bran do la desol desolació ación n y el llanto p por or'' donde pas pasa a ban. ba n. l a no se circu circunscr nscribió ibió la mata matanza nza á la regia morada:: los acom morada acometedores etedores se extendie ext endieron ron po porr las calles y las plazas, trabándose en ellas un unaa luc lucha ha fant fa ntást ástica ica,, een n que vencidos po porr el número los se cuaces de Mu Muley ley,, debieron, corno rno el anciano rey rey,, su salvación á la fu fugg a , huyendo precipitad precipitadamente amente á la ciudad de Málaga, donde bién pronto se le reu nió Zoraya, Zora ya, que más d dee una vez le impi impidió dió tomase parte en el peli peligro, gro, y que de haber escuchado sus rue gos,, más feliz hubiera sido co ruegos con n no haber llev lleva a do á cabo las correrías de Tarifa y Gibraltar Pero suerte inconst^-nle hace que los moros partu pa rtuhjn hjnos os dí‘ Mule Muleyy salgan y; y;-'¡: -'¡:ce cedo dore ress een n la lu luch chaa de la Ajarquía, y la loca muchedumbre aclama con ardor ard oro.ío o.ío en entu tusi sias asm m o, aaii que po poco co antes era el ob ob jetoo de sus od jet odio ioss y sus maqu maquinaci inaciones. ones. Bién co com mirrende irren de enton entonces ces Boabdi Boabdill cuál eera ra el desti destino no que le aguardaba, y ¡rara evitar su desgraciada suerte, or ganiza los crisa tian tianos, os, una que expedición dan dando do po porrnumerosa resultado contra una complet completa derrot der rota, a, es hecho prisionero eell infeli infelizz esposo de Zoraida. No perd perdonó onó cier ciertamen tamente te el valeroso Mu Muley ley esta ocasión favorable para volver á colocarse en el tro no de sus mayores mayores,, Aprovechando Aprovechan do la debilidad é impotencia de los secuaces de Boabdil, presentóse de repente con Zoraya enBiba-Rambla, y el pueblo ve-

 

-29-= leidoso que un año antes le arrojó del trono, le acla ma entusias entu siasmado mado,, y decidido le le acompaña hasta el palacio de la Alhambra,el 13 de Mayo de 1483. Solo A ixa ix a , la orguliosa espo esposa sa del del mon m onar arca, ca, no tomó parte entonces en el público regocijo. Recor daba por un un lado, lado , preso á su hijo hij o predile pred ilecto cto en el castillo casti llo de Luce Lu cena na,, y veía por por otro arrebatada arrebat adass las las caricias de su esposo por la cristiana cautiva, y he rido su corazón por por los los sufrimien sufrim ientos tos de madr ma dre, e, y los los terribles celos de ofendida esposa, abandonó alta nera el palacio de sus antepasados, yendo á escon derr sus sufrimientos en una mode de modesta sta casa del A lbaicín. Tal determinación determinación fué juzg ju zgad ada a por por Muley com como o signo del del más refinado refinado desprecio, y jurando jura ndo ven garse de de su altiva altiv a esposa, determinó determinó publicar pub licar fies tas en Granada, en celebración de su vuelta al tro no, y para obsequiar obsequia r por su pasada desgra des gracia cia á la cristiana Isabel. Isa bel. Grandes Gra ndes justas justa s y torneos torneos se cele braron en la ciudad; laminarias sin cuento ale graron más y más más los los hermosos hermosos jardin jar dines es de la A lhambra; simulacros de regatas y combates navales, tuvieron tuviero n lugar en en los los grandiosos estanques estanques de de A inadamar. En todos ellos Zora3'a era la rein reina a de la fiesta, probando con sus halagos halag os y con sus dulces maneras man eras,, cuán feliz procuraba hacer la vida del del abatido rey. Sus dos hijos Cad y Nazar, dieron bién á conocer la ardorosa sangr sa ngre e que corría por por sus venas, venciendo vencien do á pesar de su corta edad, eda d, en los torneos de Bi Biba ba-R -Ram ambl bla, a, y gozoso gozoso el padre con el prematuro valor desús hijos, soñaba al ver en ellos sucesores dignos dig nos de su pode poderr y de su gran gr ande deza za.. Amarg Am argaba aba,, sin embargo, embar go, la la ardorosa ardorosa pasión pasión de

 

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M uley ule y el ver que aunque aparec aparecía ía Zoraya practi prac ti cando los ritos rito s del Corá Co rán, n, más de una un a vez en se creto la había sorprendido orando á la usanza cris tiana, tia na, y besando besando con religioso respeto respeto unas reli reli  quiass que le acompañaban quia acompaña ban siempre si empre como recuerdo recuerd o de la piedad de su difun dif unta ta madre. mad re. No dejaba de comprender la discreta Isabel cuán to sufría el monarca monarc a al no identi ide ntifica ficarse rse con é! en creencias religiosas. Mucho tiempo pudo luchar con su cariño, cari ño, venciendo má máss en ella su ferviente fervi ente en tusiasmo cristia cris tiano; no; pero ero despues de la desgraci desg raciada ada jornada que qu e le less condujo condu jo á Málaga , fueron tales las indicaciones de Muley, paraque públicamente abju rase la religió rel igión n de sus padres, que no pudo menos de prometerle que así lo lo efectuaría efect uaría cuando cuan do solem sole m nemente pudiera pudiera hacerlo hace rlo en su castillo casti llo de Mondújar. Lleg ado el caso del vencim Llegado ven cimien iento to y en medio de las fiestas en su obsequio obsequio celebradas, celebrada s, acercóse MuMu ley á Zora Zo raya, ya, y le recordó con cariños car iñoso o ademán e! e! cumplimiento de su palabra. —Fijad —Fija d el dia, le contestó contestó resuelta la cautiva; decid cuándo partiremos á m.l retirado castillo. — Al momento que tú quieras, quie ras, contestó el mo narca. Señalóse el dia de la ceremonia, y en él parecía el castillo casti llo verdaderament verdad eramente e la córte córte de Gran Gr anad ada; a; la muchedu mbre se agrupaba muchedumbre agru paba por por aquellos alrededo alrededo res, celosa celosa de admira adm irarr la incomparable incompa rable belleza de Isabe Is abel, l, que en aquellos aque llos momentos iba iba á dejar tal tal noüibre noü ibre par para a tomar tomar cd significativo de Zoraya. Inútil Inút il sería describir desc ribir el sufrimiento sord sordo o de es ta infeliz m ujer, uje r, en la la noche que precedió á su sa-

 

=31crificio religioso. religioso . Veia, Ve ia, por un lado, la figura de su padre, pad re, maldiciendol maldic iendola a desde desde la tumba por su infer infe r nal apostasia; apost asia; escuchaba escuch aba por otro, las encantado ras palabras pala bras de Muley Mule y ofreciéndol ofrec iéndole e los tesoros de su amor, ásus hijos, suplicándole que complaciesen á su padre, y ai recordar que cuanto era en el mun do á este se lo debí de bía, a, no no vaciló vaci ló un momento más, y tran tr anqu quila ila se presentó presentó en el mirab del castillo con la sonrisa en los labios, labio s, pero pero destrozada el alma, alm a, y abjurando su antigua religi rel igión ón,, entró entró en la de Mahoma para para soñar en su delirio con ilusorios para pa raí í sos, y cfrecernos un ejemplo de los los tristes trist es efectos de una pasión reprobada, cuando esta no es corre corre  gida gid a por por las saludabl salu dables es máximas máxi mas de la piedad cris cri s tiana. No bién bié n concluy concl uyó ó la desgraciada desgra ciada Isabel I sabel de pro nunci nu nciar ar la última últim a palabra palabra de su traidor perjurio, perju rio, cuando cuand o cayó cayó desmayada d esmayada en los los brazos del del viejo rey re y , qu e con fuerzas superiores á su avanzada edad, la que llevó á su cuar cu arto to,, y arrodill arr odillándose ándose á su lado lado la dejó recostada en una cómoda cómoda alcat alc atif ifa. a. Un prolongado suspir sus piro o fué la señal de de haber vuelto vuel to en sí sí la nueva mahometana, cuando ya á su lado le decía con en tusiasmo el anciano Muley Hacera; — Bién comprendo comprendo lo que vale tu sacrif sa crificio icio,, en cantadora Zoraya... mas por lo mismo que sé, cuanto este signiíica, no quiero dilatar el merecido premio prem io de de la ufrenda que hoy ho y me ha presentado present ado tu tu corazón. Mañana partiremos partiremos á la Alharnbr Alha rnbra, a, y pú pú  blico será será nuestro nuestr o matrim mat rimoni onio o ante todo el pueblo de Granada. —Más me concedes con esa publicidad, rey y se ñor mió, que con todos los tesoros de la tierra; que

 

-32-= aun que aunqu e !a hija hi ja del del comendador comendador Solis Solis fué tu mujer antes que tu amante ama nte,, este ha ha sido hasta ahora el tí tulo con qne se le señaló por por la muche mu chedum dumbre bre,, amargando amarg ando más y más más el orgullo orgu llo de mi raza, raz a, que encuentra más nobleza en ser la esposa de un hon rado rad o labriego, labri ego, que la ambiciosa mance ma nceba, ba, de un poderoso monarca. En efecto, al dia dia si sigu guien iente, te, el el palacio de la A l hambra hambr a ofrecía el espectáculo más grandioso que nunca pudo pudo presentar. presenta r. Toda la córte córte estaba allí reunida, deslumbrando á la belleza de las encanta dorass jóvenes atraídas dora atraí das por por el espectáculo espec táculo,, la si sin n gularr hermosura gula hermosura de Zoraya, que con con su riq ri q u ís ísi i mo traje orienta!, y ciñendo la diadema diadema de reina, rei na, parecía una misteriosa creación del del fantástico fantástic o au tor de las Mil y una noches. Comenzada la ceremonia y coloc Comenzada colocad ado o Muley H a cem á la derecha de Zoraya, entró el venerable Gadí del Consejo, y con voz mesurada, al par que gra ve,, leyó ve leyó la decidida voluntad volunta d del rey, rey , de hacer hace r pú blico su matrimonio, prévio el repudio de la sulta na A ixa ix a , queá qu eá continuación continuación se le comunicaría, comun icaría, ya que era pública la determinación del monarca. Todo fue júbilo Todo júb ilo en en aquellos aquello s momentos en el pa pa  lacio fundado por por Alham Alh amar ar;; los los vítores se sucedían suce dían unoss á otros, uno otros , y el el entusiasmo entusias mo no pod podía ía contener cont enerse, se, á pesar de encont enc ontra rars rse e todos en presenci pre sencia a de los los reyes; reye s; solo solo Zoraya sentía en su alma algo alg o que la afligí afl igía; a; tenía ten ía como el presentimiento presenti miento de dias de luto y de tristeza; trist eza; pero pero se guardó mu muy y bién de par ticipárselo á su esposo. Encargóse por este á AbeiiHamet el comunicar á

 

A ixa ix a lo ocurrido, y presuroso desempeñó desempeñó la comi sión del rey, re y, no sin que en su alma ardiesen ardies en los más espantosos deseos de venganza. — A traeros traeros vengo, ven go, sultana sultana de Grana Gr anada, da, la más más infausta nueva que nunca nunca pudisteis escuch esc uchar, ar, dijo Aben Abe n Hamet Hame t en presencia de la primera esposa esposa del monarca. — ¿Ha ¿Ha muerto acaso mi mi Boabdil? ¿Le amenaza al gún peligro? — No señora, que vive para vengaros veng aros;; pero pero os traigo tra igo el acta oficial de vuestro vuestr o repudio, repudi o, y del del c a  samiento de Muley con su esclava renegada. — Nunca creí que á tanto se atreviese atre viesen, n, aunque aun que secretam secr etamente ente,, y ya de antig ant iguo uo tod todo eso eso lo sabía; pero yo juro ju ro á esa cristiana cris tiana maldita, mald ita, que, qu e, ó me bo rraré rra ré el nombre con que se me conoce, ó muy poco poco ennoblecerá sus sienes la real diadema que hoy tor pemente me arrebata. — Siempre pod podéis éis contar con con vuestros vuestro s Aben Ab ence ce-rrajes rra jes,, dijo Aben Hamet en un arranque arran que de de fideli fideli  dad y entusiasmo. — Con Con ellos ellos siempre siempre cuento, cuento , respond respondió ió Aixa; Aixa ; y sabed sabed estoy dispuesta á entreg ent regar ar á Isabel la per per la de Occid Oc ciden ente, te, antes que verla verla regida por su im potente rey, y su renegada esposa. Separáronse al al mome m omento nto de proferir profer ir esta estass pala pala bras, para tramar el plan que había de colocar otra vezz en el trono al desventur ve desve nturado ado Boabd Boa bdil, il, y abrir abr ir las puertas de Granada á los reyes de Castilla.

 

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34

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V.

Tiempo hacia que se encontraba prisionero Boabdil en poder poder de los crist cri stian ianos. os. Receloso y pensativo pensa tivo arreglaba en su imaginación imagi nación los los medio medioss de reco brar br ar su perdido poderío, cuando por por mediació medi ación n de su madre A ixa ix a , y los los acertados acertados consejos consejos de los los ca pitanes cristianos crist ianos,, decidiéronse decidiéronse los los Católicos mo narcas á poner en libertad a! régio prisionero, pre vio el pleito homenaj home naje e de su desinter de sinteresada esada adhe adhe  sión si ón,, y con el laudable propósito propósito de que atizan ati zando do los bandos y disensiones civiles, les hiciese más fá cil la conquista de Granada. Con no pequeña impaciencia llegó el rey desven turado á la frontera de de su reino; allí supo con con sor sor  presa haber habe r quedado reducido su partido á unos cuantos leales servidores, que agrupados agrupa dos en torno de su madre vivía vivían n casi olvidados en un modesto modesto albe rgue en el barrio del albergue del Alb A lbai aicí cín. n. No le arredró la noticia notic ia ni le hizo ceder en sus ambiciosos ambicios os proy pr oyec ec tos, sino que entrando presuroso cuando descuida doss se encontraba do encon traban n los los habi ha bitan tantes tes de su ciudad ciu dad querida, quer ida, enarboló la bandera bandera de la rebelió reb elión, n, y en menos me nos de dos horas hallábanse hallában se teñida teñ idass en sangr sa ngre e de zegríes y abencerr.i aben cerr.ijes, jes, las las plazas plazas y las calles: call es: salió vencedor en esta esta refriega el viejo rey: rey : hizo pacto con su hijo de cederle parte de su poder en

 

—33— Almería, á donde iría Boabdil á establecerse acompañado pañad o de sus secuaces y de de la la inflexible inflex ible A ixa ix a . No fué bastante para para Zoraya ver desaparecer desap arecer de Granada á su terrible enemiga: la ed edad ad y los los su frimi'*ntos iban debilitando ya su valor, y solo que daba vivo en su alma el ardoroso cariño hacia su es poso. Las últimas escenas de sangre sang re y de desola ción que había había presenciado, entristecieron de tal modo su espíritu, que la alegría iba por momentos huyendo huy endo de de su lado, lado , y parecía parecía haber ha ber desaparecido la felicidad, para para dar entrada solo solo al sufrimie sufr imiento nto y la pena. Poco tardó el sagaz Poco saga z Muley Mule y en advertir los sufri su fri mientos de su adorada adorada Zoraya: Zoraya: atribuyólos atribu yólos al sen timiento por la pasada lucha, y deseando halagarla con co n una nueva victor vic toria, ia, proyectó una una correría por los campos campos de Utrera Utre ra y los de Rond Ro nda, a, que, qu e, siendo desgraciada para para los los moros, vino á tras trastorn tornar ar to dos los proyectos del del Re R e y , y á sumir sum ir en espantosa tristeza el abatido ánimo de Zoraya. Viendo esta el precipicio á que se inclinaban, y obedeciendo á los impulsos impul sos de su corazón, presentóse un dia ante su su esposo y con cariñoso ademán le dijo; — Bien Bie n sabes, pod podero eroso so Muley, Muley , cuáles han sido sido mis aspiraci aspi raciones ones desde desde que quiso A lha lh a h que nos nos conociéramos: tu cariño ha sido sido solo solo mi única úni ca feli fe li cidad cid ad,, y ni la corona real real me me ha deslumbrado deslum brado,, ni los tiempos de amargu ama rgura ra me han hecho proyec tar vengativo veng ativoss planes; tu reino reino bambolea ya por por los partidos, parti dos, como como la palma palma se mueve ligera liger a al im im  pulso de contrarios contr arios viento vie ntos. s. Solo Solo nos queda esta est a ble el manantial manantia l riquísimo de nuestro cariño car iño,, y el el religioso religio so respeto con con que nos nos tratan nuestros hijos. hijo s.

 

-36-Tomemos una determinación decisiva, y que no Tomemos vuelva más más á correr por por nuestra nues tra causa la la sang sa ngre re de tus súbditos por las calles de Granada. — Ya había yo pensado pensado en eso, mi querida Zora Z ora-ya,, dijo Muley ya Mu ley;; pero pero la idea de arra a rrancar ncar de tus sieness la diadema real, siene re al, que con con tanta dignidad dign idad os os tentas ten tas,, y el pensar que ha ha de sucederme sucederm e mi ambi am bi cioso hijo, me detienen y me detendrán siempre en mis proyecto proy ectos. s. Dame un remedio á tantos males mal es,, y satisfechas serán tus aspiraciones. — Separa Sep arado do tu imaginación la la idea idea de mis mis su frimientos, le contestó la atribulada Zoraya; el bri llo de una corona vale mucho menos que la tr tran an quila qu ila paz paz que debes á tu pueblo. pueb lo. Y respecto á los designios de Boabdil,destruyelos en buen hora; pe ro sea colocando colocando en tu luga lu garr al digno dig no walí wa lí de de Má laga la ga,, al que te ayudó a yudó á vencer en la Ajar A jarqu quía ía,, á tu hermano Abdalá Abda lá el Zagal; Zag al; con él se se acabarán acab arán las disensiones civiles, y mientras gozaremos nosotros de la calma de mi adorado castillo. — Acepto como como buenas tus razones, razones , contestó Muley. Mu ley. Dentro Den tro de dos dos semanas semanas se alzará en la A lhambra hamb ra el estandarte de mi herm he rman ano, o, y nosotros nosotros saldremos con nuestra córte al castillo casti llo de Mondújar. E n efecto efecto;; trascurrid trasc urrido o aquel aquel plazo, se presenta presen ta ba el Zagal Zag al en el régio alcázar, alcáz ar, y públicam públi camente ente se proclamaba la abdicación de Muley Hacem, y el en tronizamiento del del nuevo rey. E l desgraciado desgr aciado padre (le Boabdil salía salía entretanto entretant o acompañado de su es posa po sa é hijos, hij os, á busca bu scarr en la soledad el lenit len itiv ivo o para sus pesares.

Llegados al castillo que que otras otras vec veces es hab había ía sido el

 

” =37asiento del del place placen n y de la alegr ale gría ía,, comenzó Muley á sollozar amargam ama rgament ente e pensando en su adorada ciudad. No fué bastante el el inmenso amor y los solícitos cuidadoss de Zoraya y de sus hijos para volre cuidado vo lrerr al viejo rey la alegría ale gría que había perdido. perdi do. Poco más más de tres mases permaneció permaneci ó triste tris te y reflexivo reflex ivo en la régia morada, aspirando el balsámico olor de las flores y el aire puro de las mon m onta tañas ñas;; pero ya á mediados de Octu mediados Oc tubr bre e de 1184, su salud se que qu e brantó bran tó de de tal modo, que llamando alrededor de de su lecho á su esposa é hijos, les habló de esta manera: — E s llegada la la hora hora de mi muerte. muert e. Muero, Mu ero, sin embargo, emba rgo, tranquilo tran quilo,, amargando solo solo mis últimos momentos, tu espantosa soledad, soledad, Zoraya Zoraya mia, mi a, y la tristeza de vuestra posición, hijos de mi alma. Pre siento la pérdida no lejana de la ciudad querida del Profeta: si es esto to ocurre, ocu rre, vuelve más más bién á tus an tiguos lares, pobre Isabel, que seguir sufriendo el más afrentoso afrent oso desprecio en la negra neg ra suerte suert e que á loss hijos de Alha lo Al hah h se les destin de stine; e; antes vuelvas vuel vas á serr cristia se cris tiana na,, encantadora hurí hur í de mis desvelos, desvelos, que verte nunca desde la tumba ser la desgraciada esclava de mi hijo. — castillo No te aflijas por pertenece, nosotros, nosotros, será le replicó este que nos nuestroZoraya; retiro, y antes viviré como súbdita de Isabel de Castilla, y volveré á profesar su religión, que consentir nunca en lleva lle varr el nombre de la asquerosa amante ama nte de Boabdil. —Oid ya entonces mis últimas palabras: c(Es mi voluntad volun tad ser enterrado een n el cer cerro ro má máss  alto de mi reino, »

 

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38—

D ijo , y la voz voz había espirado espirado en su garg ga rgan anta ta.. E l reino de Granada quedó quedó sin su legítimo rey, rey , y la infeli inf elizz Zoraya Zoray a sin su adorado esposo. Todo fué llanto y desolación en el castillo; los servidores recordaban las buenas buena s prendas del del rey que había muerto, mue rto, y m 's de de cien cien esclavos esclavos lograron su libertad en aquel dia tris tr istís tísim imo, o, para llorar las prendas prendas nada comunes del que fué su señor. No bién supo el Zagal Zag al la muert mu erte e de de su herm he rman ano, o, cuando presente presente en Mondújar, Mond újar, ordenó ordenó se cum cu m p lielie sen todas todas sus disposici disp osiciones. ones. Traslada Tras ladado do el cuerpo á la ciudad ciu dad,, quiso qu iso colocarse colocarse en en la rauda de los los rere yes;; pero yes pero á ello se opuso Zoraya, Zora ya, y tuvo su enteent erramiento en en el pico más más alto del c e n o de Solair Sol air,, que desde desde entonces enton ces es llamado el cerro cer ro de Muley Hacem Ha cem.. A llí encontró la soledad, que solo solo podía podía darle la deseada deseada calma; allí, al lí, lejos de sus enemigos enem igos,, estuvo exento exen to de la envidia y de las demás pasiopas iones, ne s, y pudo ver antes que nadie la vergonzosa vergonzos a entrega que de su trono trono había hab ía de hacer al cabo de ocho años el hijo hij o que amargá ama rgára ra los los último últ imoss dias de su existencia. Entretanto Zoraya permaneció tranquila en el castillo casti llo de Mondújar; ajena á las las disensiones políticas, y solo atenta al bienestar desús hijos, gozaba cariñosa con los desvelos de éstos, y únicamente atribu atr ibulab laba a su existenci exis tencia a el recuerdo de sus pasadas alegrías.

 

 

39-

VI.

Habían trascurrido ocho años desde la muerte de Muley Hacen, y la situación situa ción interior inter ior y exterior exter ior del Reino granadino había cambiado por por completo. Enardecido Enard ecido el bando de Boabdil con la muerte muer te del del Rey su padre, alzóse poderoso en contra del Zagal, y despues de de una lucha luch a de cerca de tres años añ os,, en tró por fin triun tri unfan fante te y sin obstáculos obstá culos en el pala cio de sus mayores. Se le reservó al Zagal una som bra de soberanía en algunos algu nos pueblos de Almerí Alm ería a y Málaga, y así viéronse por fin apaciguados los ban-' das civiles de Granada. Pero un enemigo mis m is encarnizado llamaba llamaba á las puertas de la ciudad san s anta ta,, y anunciaba anunc iaba con sils victorias la completa ruina del imperio de Alhamar; El atrevido reto de Muley iba produciendo producie ndo sils efectos, y el estandarte de Castilla se alzaba ya or or gulloso por los campos de Granada Gra nada.. Las sucesivas conquistas de Fern Fe rnan ando do é Isabel Isabel sobrecogieron de tall modo ta modo el abatido abati do espíri esp íritu tu de Boabdil, Boa bdil, que con traidora cobardía, y desobedeciendo temeroso los consejos varoniles de su madre Aixa y del valiente Muza, entregó e ntregó la la capital capi tal de su reino á lo loss monar monar  cas Cató Ca tóli licos cos,, el el 2 de Ener En ero o de 1492. Más caballero y más digno que su padre le creia, no olvidó en las capitula capi tulacione cioness con los los cristian cris tianos os celebradas , hacer más llevadera llevade ra la desgraciada desgra ciada

 

-io — suert e de Zoraya suerte Zoraya y de de sus hijos hij os,, á quienes nunca trató sino como cariñoso cariñ oso hermano her mano.. Reservóle Reserv óle á esesta el castillo de Mondújar con sus riquísi r iquísimas mas poseposesiones, y para sus hijos una dilatada y fértil región en la táa de Orgiva. No poco agradeció Zoraya el delicado obsequio de su pasa pasado do enemig ene migo. o. Quiso dar también las gracias de estos beneficios á la magnánima Isabel, y pasando á la ciudad para besarle las manos, deshecha en llanto contó á la reina su desgraciada historia. La belleza y el el singular singula r talento de de Zoraya cautiv cau tivaaron á los los católicos monarcas, mona rcas, y cariñosos la tratr ataro ta ron, n, haciéndola algún algú n tiempo permanecer permanecer en su compañía. Era el principa prin cipall objeto objeto de los los reye re yes, s, al seguir segu ir tal con ducta, conduc ta, no solo solo rendir rendir justo tributo á la desgradesgr aci cia, a, sino también ver de atraer á la religión relig ión cris cr is-tiana aquella alma arrebatada por la pasión. Los consejos consej os de ios ios reyes, rey es, y la prudencia prude ncia del primer arzobispo arzo bispo de Granada lograron tal resultado, ha ha-ci ciend endo o que á los dos dos meses de estar est ar Zoraya Zor aya en la córte,, se reconciliase córte reconciliase con con sus antiguas antigu as creencias. Volvie Vol viendo ndo á tomar toma r el nombre de Is Isab abel el,, en el sosolemne lem ne acto apadrinado por por los monarcas de Casti Ca sti-lla.. Sus hijos también abrazaron lla abrazaron la fé católica, tomando el apellido de la ciudad que los vió nace na cer, r, y enlazados con las más nobles casas de España, fueron ascendi asce ndient entes es de los los actuales actual es marqueses de Campotéjar, y de otras ilustres familias. Sin emba em bargo rgo,, no satisfacían á Isabel de Solís las delici del icias as de la córte; córt e; absorta sn alma en el recu re cuer er-do, y sin más más esperanzas esperanzas ya que las que el cielo pudiera inspirarle, pensando que únicamente en la

 

soledad soleda d hall hallaría aría len lenitivo itivo á sus pesare pesares, s, soli solicit citó ó y  obtuvo de ios reyes permiso para retirarse á sucas=  sucas=  tillo, til lo, sin pensar si siquiera quiera qu quee n no o muy tard tardee había de  experimenta exper imentarr allí el mayor mayor de de lo loss sufrimientos. sufrimientos. Tras Tras  formó po formó porr completo completo eell mirab en cat católi ólica ca capi capill lla, a, y  al m mismo ismo tiempo que se bendecí bendecíaa el templo leva levanntado en Mond ondújar újar por la piedad de los reyes, es, tení teníaa  la sanción religiosa el oratorio de Isabel. Tranquila y confiada pasó poco más de un año en su solitario retiro, y hasta separada de sus hijos que ganosos de nombre nombre seguía seg uían n la Corte de Castilla Cast illa cuando cuand o á mediados mediados del del año 1494, y apenas tras tr ascu cu-rridos dos dos de la conqu con quist ista, a, se alzaron temerario tem erarioss los msoros oro s dlas e Mondúja Mon dújar, pretexto opr imido midos por just ju stic icia iassr,y bajo soldad soldados os y ende son sonser deopriataque acometieron acometieron el destacamento destacamento cristia cris tiano, no, haci ha cién én-dose do se despues fuertes fuert es en la nueva igle ig lesi sia. a. No fué fu é en en vano esta precau p recaución: ción: pues que sabedor Hernán Hern án Perez del Pulgar Pu lgar del peligro en que estaba la guar gu ar-nición nici ón de Mondújar, Mondú jar, acomete furioso con los los cabacab alleross de su mando llero mando á aquella aque lla desenfrenada turtu rba , que rechazándoles en la acometida, ba, acome tida, les les hicie hi cie-ron encerrarse encerr arse en una de las primeras primer as casas del del pueblo, donde pasaron la noche expuestos á morir, á no haber sido sido por por el el valor de P ulga ul gar, r, que, qu e, esperando recursos recurs os se defendió con denuedo hasta el nuevo dia, en que los clarines anunciaron la llegada del socorro. Llegó este, en efecto, traido por el Gran Capitán: salvaron á los heróicos cristianos, y destrozaron á los moros, que en su infernal rabia, quemaron el techo de la igle ig lesi sia, a, (com (como o aún hoy se advierte), te ), escapando escapando a esconder esconder su humi hu milla llació ción n y su verver güenza güen za en las escabrosas escabrosas crestas de Sierra Nevada. Neva da.

 

-42=Atón ita y llena de estupor había presenciado la Atónita infeliz Isabel la pasada pasada refriega refr iega;; desde desde su castillo, casti llo, pudo seguir los movimientos de la lucha, dispuesta á escapar hacia ha cia la sierra sierr a á la menor menor señal de acome acome  tida, tid a, hasta el siguien sigu iente te dia en que conocedo conocedora ra del vencimiento de los los cristiano crist ianos, s, brindó con su alo a loja ja miento á los esforzados esforzados capitanes Pulg Pu lgar ar y Gonz Go nza a lo de Córdoba. Córdob a. Presurosos Presurosos fueron ellos á ofrecer sus respetos respetos á l a noble dama, dam a, ganosos de conocer el ponderado ponderado palacio palaci o de los árabes; árabe s; algunos algu nos de la escolta acompañaron á los los jete jetes, s, y no fué pequeña la admiració admir ación n y el espanto de todos, cuando al en en  trarr la tra la comitiva en el régio salón salón y apercibir apercib ir Isabe Isa bell á uno uno de los los guerreros guerre ros recién venidos de de Ca Cast still illa, a, desmayóse de repente, lanzando lanzando un grito grit o penetra pe netran n te y agudo. La palidez del caballero puso á todos en deseos de conocerr aquella historia misteriosa, descifrada más conoce tarde cuando cuand o volvió volvi ó en sí la desmayada señora y á sus plantas plan tas se arrojó el esforzado capitán Alonso de Yenegas. — Es posible, posible, Isabel de mi alma, que te te encuen encue n tre ahora para perderte? perderte? De qué me sirve buscarte busca rte sin cesar, si ahora despiertas á mi presencia en bra zos de la muerte? muer te? — He muerto para tí, mi prometi prometido do de de otro tro tiem ti em po;; la edad de las ilusiones po ilusiones ya ha pasado, pasa do, y solo solo queda en mi corazón un recuerdo de agradecimien to por el que tanto quise qu ise.. Ye ó bus b uscar car en en la gue gu e rra una distracción á tus pesares, y no tte e acuerdes de mí sino para para llorar llora r mi desventu desve ntura. ra. Fu é tal el decidido Fué deci dido ademán con con que la noble se ñora pronunció pronun ció estas estas palabras, que el esfo esforza rzado do

 

guerrero no pudo escuchar escu char más aquella voz que tanto le enloque enlo quecía, cía, y saliendo presuroso de la estancia, tan cia, donde donde creyó hallar halla r su dicha dic ha,, desapare desapareció ció de sus compañeros, sabiéndose mucho despues su desgraciada muerte, acaecida en el fragor del combate. No consintió Pulgar que permaneciese más tiempo Isabel Isab el de Solís en el cast ca still illo. o. Los Lo s doloro dolorosos sos rere cuerdo cue rdoss la mataban, y así, as í, obligándole obligándole á dar el ú ltimo adiós a aquel asilo misterioso de sus placeres y alegrí ale grías, as, la acompañó acompañó hasta hast a la corte, yendo despues á morir practicando las más esclarecidas esclareci das virvi rtudes, en un pequeño  p  pu u e ll llo o de Castil Cas tilla. la.   Pronto se dejó sentir sen tir el aband abandono ono en el castillo de Mondújar. Mond újar. Dado Dad o por vía de donación á guerreros guerr eros sin nombre, nom bre, fué sucesivamente sucesiva mente destruyéndose por por la acción del del tiempo y la incuria incu ria de de los hombres, hom bres, quedando hoy solo de él unas destruidas murallas, para ser testigos mudos de su pasada grandeza (1). (1) Los restos restos que quedan de esta antigua ant igua fortal for taleza eza,, son hoy propiedad, como los predios cercanos, dei Excmo. Señor Teniente Tenient e general D . José Riquelme Riqu elme y Gómez; y á él se debe el conservarse aquellas aquel las ruinas, que de otro otro modo modo hubiehubie ran desaparecido, desaparecid o, á seguirse seguir se buscando buscand o en el castillo tesoros tesoros árabes, como como el que según tradi tradición ción,, se encontró encontró allí all í en el pa= pa= sado siglo.

 

III.

MUZA ¥ SU AMADA,

 

A todo todo el que visitara visitara el Albaicín Alba icín de Granad Gra nada, a, por el año 1489, no podría menos de llamarl llam arle e la atención, atenc ión, una casa, mitad mitad palacio, mitad fortaleza, que edificada en el último últi mo extremo del del barrio barr io del Hage Ha geri ritz, tz, daba daba señales inequívocas inequívocas por por su anti an tiqu quí í sima constr con struc ucció ción, n, de que no había sido sido levantada por los árabes. Rodeada de preciosos huertos, cria dos con cuidadoso esmero, y guardada por un enor me mastín que aterrorizab aterro rizaba a con sus alaridos alar idos á los vecinos, era un misterio para todos, extrañando so bremanera el el silencio sepulcral que allí reinab rei naba, a, y la absoluta carencia de relaciones de sus moradores, con los habitantes de la ciudad. Sin embargo; aquella casa estaba ocupada ocu pada,, y te nía en en el el barrio un nombre si sing ngul ular ar.. Se le llamaba la casa de la Judia,   efecto sin duda de que hacía algunos años vivía en ella una dama dama israelit isr aelita, a, con con su hija, á quien nunca habían logrado ver los veci

no? de las casas cerca cer cana nas. s. La más absoluta calma calma reinaba en en aquel edific edi ficio, io, y solo la curiosa curio sa avidéz dell pueblo de pueblo había logrado aver av erig igua uar, r, que que la señor señor judía judí a á que nos nos referimos refer imos,, era oriunda oriun da de Córdoba, Córdob a, donde estuvo casada, con un moro principal, muer to hacía algunos años en la guerra, defendiendo co-

 

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rno un valiente rno valien te la fortaleza de Yelez Ye lez,, cuando fué to mada por los cristianos. Desde entonces, Sara, tal era su nombre, no qui so seguir segu ir viviendo viviendo en su país natal, nat al, y fijo siempre en su alma el recuerdo de su esposo Ali-Basán, tras ladóse á Granada, y adquirió aquella casalos demoros, extra ño aspecto, que nunca quisieron vivirla los porr ser tradició po trad ición, n, que en tiempos tiempos lejanos leja nos,, la cons truyeron los cristianos. La situación situación particular parti cular de aquel edificio edificio aisla ai slado do,, agradó sobremanera sobremanera á la jud ju d ía, ía , que así podría podría fá cilmente vivir separada del mundo, á quien aborre cía desde la muerte de su esposo, y dedicarse con con ahinco ahi nco á la educación educa ción religios reli giosa a y social de su pe queña hija Esth Es ther er,, único fruto fruto de su matrimonio. Acompañóse solo solo de su fiel servidor E lias, lia s, único que habí ha bía a de verse en aquel palacio, pala cio, y los los demás demás criados cria dos,, y guardas gua rdas del murado castillo, castillo , ios ios escogió de entre los los árabes, árabes , que jamás jam ás conocieron á su se se ñora, ño ra, ni á su h ija ij a , y que creían hallarse hallarse al servicio de un encantador, ó un agorero. El viejo Elias, era mudo para todos, y nunca pudo conocerse en el ba rrio, los misterios que encubría aquella casa de su yo apartada y misteriosa. Algunos años pasaron tranquilos, para la madre, y para la hija. Esta, encerrada muy niña en aquella casa, desconocía en absoluto lo que era el mundo, y sin reparo atendía las diarias indicaciones, indicacion es, y sanos sanos consejos de su cariñosa cariñosa madre, mad re, que no perdonaba ocasión de mantener vivo en el corazón de Esther el recuerdo recue rdo de la tierna tier na memoria memoria de de su padre, padr e, y de irla fortaleciendo, de dia en dia, en las práeticas é histo rias de la ley de Moisés.

 

-=|9-_ Mas aquella niña, que era tan pudorosa conaoRa» quél qu él,, llevaba en sus venas la sangre san gre ardiente de los los árabes, y no será extraño, que si inocente y cando rosa pudo ver ver pasar, sin darse cuenta cuen ta de de ello ello los los pri meros años de su vida, vida , llegara un dia, dia , en que su alma sonara con ser la heroína de escenas tan apa sionadas como las de Rut, y las de Lia, y su virgen corazón deseara por momentos romper la dura cár cel en que por su destino se le tenía encerrada. Sa ra,, logró con ra con sus halagos y atinados atinados consejos, de de tener en su velóz carrera las peligrosas aspiraciones de la imagin ima ginaci ación ón de Esth Es thér ér,, que á los 15 años de de su edad, se hallaba en su más completo desarrollo, y vivía bajo las las creaciones de su meridional fant fanta a sía. Pero llegó un momento, en que el velo que cu cu  bría la inocente inocent e alma de aquella casta jove jo ven, n, se des des  corriese de una manera violenta, violen ta, y su corazón de fueg fu ego, o, quedara abrasado ante la viva llama de un sentim sen timien iento, to, que que si bien lo desconocía desco nocía,, era era por por ella ella presentido. El dia 14 de Abril de 1489 atravesaba el Albaicín el valiente Muza, Muza , jefe jef e de de las tropas encargada encar gadass de de la defensa de la ciuda ciu dad, d, en busca busc a de los los revoltosos que en aquel populoso populoso barrio engrosaban engro saban las filas de los contrarios á Boabdi!, cuando llevado del mis terio que para todos despertaba el palacio de la Ju día, y recelando siempre de esa raza, no tuvo repa ro, atropellando por por todo, todo , en penetrar en aquella casa á viva fuer fu erza za,, y regist reg istrán rándola dola á su placer, place r, con vencers ven cerse, e, no se ocultaba oculta ba allí la temida temida conspira conspi ra ción que perseguía. Pero Pe ro si no pudo dar con los los enemigos enem igos que busbu s-

 

abo-

ca ba,, otro peligro caba peligr o mayor encontró á su paso, que había hab ía de ser el eterno tormento de su vida. Por más cuidado que en aquella infausta noche tuviera la diligente dilig ente Sara, Sa ra, no pudo pudo evitar que Muza Muza reparase repa rase en su hermosísima hermosísima hija, hi ja, y que Eslh E slher er,, viendo al guerrero guerre ro creyese reconocer en él, al ser ideal ideal que que había ha bía visto en sus ensueños ensueños de amor. Y en verdad, verd ad, que era para para cautiv cau tivar ar á cualquier cualqu ier hombre hom bre,, belleza tan deslumbradora como la de la joven jove n is isra raeli elita ta.. Pálida como como la blanca luz de la luna lu na;; rodeada su cara por un marco de negro y sedoso sedoso cabe ca bello llo,, que qu e cubría sus hombros, y voluptuoso cuello; con con su seno palpitante á impulsos de sentimientos há tiempo comprim comprimidos; idos; y su talle gentil gen til,, movido cual palmera del desierto, por contrarios vientos; parecí cía a una cre creaci ación ón fantástica, que hizo hizo vacila va cilará rá guegu errero tan esforzado como Muza. L a doncella doncella á su vez prendóse de de la gent ge ntile ileza za del moro, y desde desde aquel aque l momento momento suya fué su alma y suya su volun vol untad tad.. Mas, Ma s, recatada y pudorosa pudorosa cual debi de biera era,, no dejó dejó escapar esca par un solo solo que quejid jido o á su coracor azón, y al salir el mancebo de aquella casa, solo pensó en el bien que perdía per día,, y que aquel aque l hombre se llevaba consigo su razón, y su albedrío. Sara sintió no no poco poco aquel acontecimie aconte cimiento nto que la separaba por el momento del misterio en que vivía. Pero,, no temió Pero temió por por el gue g uerr rrer ero, o, que nunc nu nca a se le conoció amor alguno algun o en Gran Gr anada ada,, ocupado de continuo como se hallaba en sus fatigas guerreras. As í es que la madre de E slh Así sl h er, er , creyéndose creyéndose más segura segu ra que nunca en su retiro, retir o, no hizo alto en aquel suceso, y descuidada siguió sigu ió practicando practic ando la

 

-SI™ misma vida que de ordinario lleva llevaba ba desd desdee que se estableció en la ciudad. Muzaa entre tanto Muz tanto,, n noo po podía día olvidar las delicadas facciones, y ace acento nto virginal de la joven ju jud d ía ía.. Y he= rida su alma con el primer rayo de amor, pasó algu nos dias sin pode poderr apa aparta rtarr de sí la candorosa im ima a gen de la donc doncella ella d del el Álba Álbaicín icín.. E fa extrañ extrañoo ver aquel guerrero, que había pasado los cuarenta años primeros de su vida, inse insensible nsible al cariño de mujer alguna, despertársele este de una manera vio lenta y apasionada, y olvidarlo todo, por consagrar se al recuerdo de aquella niña, que como él, nunca había ha bía ofrecido sacrificio algu alguno no en el aaltar ltar de Cu pido. El re cora corazón del guer guerre rero , dominó su ra razón zón.. de El homb hombre sezónsobrepuso aro, l soldado soldado, , y ávaliéndose los mil medios deque podía disponer, hizo llegar á manos de E Esth sther er una expresiva car carta, ta, mensajera de la pasión. La judía saltó de gozo a! ver se reali zaban su suss ensu ensueños eños,, y obedie obediente nte á los impulsos de su alma, sacó recursos de su imaginación para burlar á su madre, y al viejo guardador Elias, y más de una noche, pudo en el jardín de aquella casa, entregarse con Maza a las puras querellas de su amor. A s í pasaron lo loss el ella las, s, y el fue fuego go de la llam llamaa que les consumía ssee iba encen encendiend diendoo más y más. Un Unaa noche noc he en que po porr rara coinci coincidencia dencia se había adela adelan n tado la hora de la cita, y en que ocultos bajo verde emparrado emparra do hac hacían ían á la luna piadoso te test stig igoo de su dicha, una saeta lanzada desde cercana distancia vi no á estrellarse en llaa resist resistente ente amadura d dee Mu Muza, za, e que apercibido del peligro que corría, celoso del ho-

 

—si nor de Es Esth ther er,, antes que de! suyo prop propio, io, y cono ciendo habí habían an ssido ido desc descubie ubiertos rtos,, dijo á su amada: — Hu Huye ye,, luz de mis ojos. Esc Esca])a, a])a, linda gac gacela, ela, pues el cazador trata de aprisionarte. Procura tran quili qu iliza zarr á tu ma madre, dre, que mañana podrás ser la su sul l tana que aliente mi corazón y fortalezca mi alma. —Adiós,,., solo dijo la judía, y presurosa huyó entre el verde césped del jardín, para ocultarse en sus habitaciones, confiando ser reclamada por Mu zo al dia siguiente, para hacerla su esposa. El guerrero guerrero islamit islamita, a, sa saltó ltó sin dificultad alguna las tapias de dell ja jard rdín ín,, cual otras vec veces, es, y re resuelto suelto á cumplir cump lir su palabra á la doncella, vo voló ló á la A lh lham am-bra, br a, logrando de Boabdil el permis permiso o par para a aquella unión que había dí‘ labrar su dicha. Al d día ía sigu siguien iente te un lucid lucido o e escuadrón scuadrón de ca caball balle e ría escoltaba á dos personajes de im impo port rtan ancia cia,, que subían subía n las cuesta cuestass del del Ch Chap apiz iz.. Llegad Llegados os á la casa de la ju d ía ía.. Muza y el santón más renombra renombrado do de Gran Gr anad ada, a, golpear golpearon on la féi' féi'rea rea puerta de la morada de Es Esth ther er.. E l viejo Elias franqueó la entrada, y cuando cuan do conoció el deseo de Muza, de ha habla blarr con su señora, seño ra, y hacer su es espo posa sa á la pequeña isr israe aelit lita, a, notició notici ó al fer feroz oz caudillo que la noche ant anterior erior h a  bían marchado ambas, amb as, sin saber saberse se á dón dónde de se en en caminaban. No hubo hub o tor tormen mento to que no empl empleas ease e Muza para hacer hablar al vie viejo. jo. T Tod odos os lo loss medios iima magi gina na biles los puso en jnego; pero nada y cu cuan ando do de desspu pues es d de e re regi gist stra rarr la cas casa a toda, v de enviar env iar emisa emisarios rios po porr lo loss alred alrededore edores, s, se conven convenifió ifió de que había perdido el bién que tan pronto creía poseer, reunió su gente y cual tigr tigre e del desierto desierto,,

 

—53marchó á la vega á escaramucear con los cristianos, como co mo único únic o medio medio de distraer la terrible pena que le destrozaba el alma, alm a, y buscando ocasión ocasión para para sa sa  tisfacerr la satánica sed de venganza tisface vengan za que le ator mentaba.

IL

E n el mismo momento en que Muza Muza desaparecía de la casa de E sth st h er, er , una vez sorprendido en sus dulces dulc es coloquios de amor, amor , el el fiel fiel servidor servidor de Sara, Sar a, el viejo viej o Elias Eli as,, anunci anu nciaba aba á la Judía Jud ía el peligro peligr o en que estaban, estaba n, eunestas emblemáticas emblemáticas palabras: palabras: — Mi noble señora, señor a, el gavilán gavi lán de pardas pardas plumas, y torva mirad mi rada, a, tiende tiend e sus alas para para aprisiona apri sionarr en sus garras gar rasá á la inocente y descuidada descuidada paloma. P re re  ciso es huir hu ir de estos sitios, siti os, si no queréis que sean sean infructuosos los cuidados de toda vuestra vida. — ¿Qué decís, decí s, Elias? Eli as? ¿ Qué Qu é peligro nos nos amenaza? amenaza? ¿Quién ha podido podido descubrir la joya joy a inapreciable que cuidadosamen cuidad osamente te guardábam guar dábamos os en este retiro? retiro? —Muza, —M uza, el herma h ermano no bastardo de Boabdil Boa bdil.. es el amante de vuestra hija. Hace un momento, lessorpreodí pre odí en el jar ja r d ín, ín , y á su estrella debe el galán habe ha berr escapado escapado del certéro golpe de mi balles bal lesta ta.. Pero, Pe ro, una una vez vez descubierto, descubie rto, ha huido presuroso, presuroso, y Esth Es ther er se encuentra en sus habitacienes, habitaci enes, tem temeros erosa a de que conozcáis la historia hist oria de sus extraños extra ños amo res.

 

—5í™ AI momento la señora señora judi ju dia a reunió reuni ó lo más preciprec iso para su uso, y llamando á su h ija ij a , entraron en una litera, liter a, y salieron recatadas de aquella casa, ca sa, alumbrán alum brándole doless el nuevo sol sol bién lejos de Gran Gr anad ada, a, y camino camin o de la ciudad de Alha Al ham m a, ocupada por por los los cristianos. Allí Al lí tenía Sara Sara una una amiga de su infancia infa ncia,, D.® E lele na de Castro,, esposa del esforzado capitán D. Alfonso Gutié Gu tiérre rrez, z, y á aquella casa ca safu fué é á pedir hospit hos pitalialidad la judía para evitar á todo trance los amores de su h ija ij a , á quien mejor mejor quería verla casada con un cristian crist iano, o, que hacerla hacer la esposa esposa del del feroz caudillo caudi llo de Mahoma. Fue ron las viajeras perfectamente recibidas por Fueron por Elena, que por por entoncesse hallaba sola sola en Alh Al h ama,, pues ma pues su marido y su hijo D. D . García estaban en en la guerr gue rra, a, entre las tropas que ponían cerco á Gr Graanada. Su casa era un antiguo antig uo castillo árabe, en en un extremo ext remo del del pueblo, pueblo , reedificado por por aquella aque lla noble fam fa m il ilia ia,, y donde donde nada se echaba echa ba de menos para el el cónio có niodo do bienes bie nestar tar.. El castillo fué convertido en torre señoria señ orial, l, y á su lado lado constru con struyóse yóse un hermoso edificio, con su gótica capilla, rodeando todo un foso, parala necesaria defensa de aquella improvisada fortaleza. E n dicha casa casa pasaro pasaron n Esther y su madre, cuatro tr o mese mesess tran tr anqu quila ilas, s, si bién encerradas y ocultas, ocult as, que tal tal era e! destino eterno de la jov j oven en ju d í a . La madre creía ya segura segura á su h ija, ja , y esta esta ni por un momento podía borrar borr ar de su mem.o mem.oria ria la imagen ima gen de Muza, que qu e había sido su primer ensueño de amor. Fiaba al porvenir la curación de su pena y confiada aguardaba que su amante descubriese su retiro, ya

 

que ella, siimnmente vigilada,nada podía noticiarle que qu e esclarecies esclar eciese e el misterio de su desaparición de Granada. Dióse por por entonces una acometida de los los crist cri stia ia-nos, á las puertas mismas de la ciudad de Alhamar, y en ella ella tuvo tuvo la desgracia d ecae ec aerr herido, her ido, aunque nó de gravedad, el guerrero D. García Gutierez, hijo de D.' D.'"" Elena Ele na de Castro Cas tro,, y acercándose la estación délas dé las nieves, que tan tan peligrosa peligrosa hacía la campaña, camp aña, y tan perjudicial perjudi cial era para la curación de las las heriher idas, fué trasladado D. García á su casa de Alharna, donde dond e pudiera restablecerse restab lecerse al calor de de una madre tierna y cariñosa. cariños a. Ni un momento se separó D.^ Elena déla cabecera de su h ij ijo. o. Le ayudaron ayuda ron en tan piadosa piadosa tarea Sara y Esther, y cuando el joven guerrero entró en vías de de curació cur ación, n, supo supo la historia hist oria de la hermosa j u día, dí a, y bendijo bendij o }a }a suerte que le hizo caer herido, heri do, para para poder po der ser atendido por por una hermosura tan incominco mparable como como la de aquella aque lla niña ni ña.. El agradecimiento y la amistad fueron dando plaza al amor, y cuando ya completamente restablecido debía march ma rchar ar al ejército, ejérc ito, dilató su vuelta solo solo porr gozar de po de la presencia de aquella aque lla mujer muj er s ing in g u lar. Más de una vez estuvo por declararle su pasión, pero le retraía retra ía la diferencia diferenci a de religió rel igión n que les separaba y el recuerdo de sus pasados amores. Hubo un día en que ya pudo más su ardiente pasión que que las consideraciones que guarda gua rdarr debiera debiera á la isra is rael elit ita, a, y obedeciend obe deciendo o solo solo á los impulsos de su corazón, le participó parti cipó el amor amor intenso que sus g rara cias y belleza había sabido inspirarle, y con frase vehemente y expresiva le rogó accediese á su cariño.

 

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La doncella, con un aplo aplomo mo y naturali nat uralidad dad que no era de esperar en su corta edad, le hizo presen pre sente te cuánto era era su agradecimiento por por la predilección predilecc ión que le demostrab demos traba, a, pero que entre ent re ellos solo solo podía existir exis tir una amistad sincera sincera y desapasionada. Para nuestro amor hay una barrera impenetrable; la diversidad versi dad de nuestros dioses, dioses, y el juram jur amen ento to eterno etern o hecho á mi primero primero y único únic o amante. ama nte. No insistió insisti ó D . Gar G arcí cía. a. Comprendió lo que es una mujer mu jer creyente y apasionad apasionada a y juzg ju zgó ó mejor mejor fiar al tiempo el logro de sus deseos. Valióse Valiós e de una eses tratagema, disculpable en todo corazón enamorado. Notició á su madre el pensamiento que había con c on-cebido de de lograr por medio medio del virtuoso F r . Juan Ju an de la Encarnación, capellán de aquella casa, la conversión de las las jud ju d ías, ía s, y la noble noble señora, señora , ignorant ign orante e de los los designios de su hij h ijo, o, suseribió de buén grado á tan religiosa empresa. El buén capellán, comenzó su tarea con verdadero ardor cristiano. S a r a , que desde la muerte de su esposo esposo vio bién claro clar o la situación situ ación difícil difíc il de su raza, entre ent re moros moros y cristia cris tianos nos,, y que por por otra otra parte parte estaba encantada de las virtudes de su amiga, ami ga, las las juzg ju zgó ó pruden p rudente, te, h i ja s de su r e ligi jas li gión ón,, y á los los diez meses de estar en aquella aque lla casa, recibió el Bautismo en la capilla capil la del del castill cas tillo, o, apellidándose desde desde entonces Magdale Ma gdalena, na, como ofrenda á sus pasados pasados errores relig rel igios iosos os.. E sthe st her, r, aunque más joven y menos menos firme firme en la ley de Moisés, recordaba el ódiode Muza á los nazarenos, ren os, y se resistía á cambiar de de cu culto lto.. Pero fueron tales tal es los atinados consejos consejos de todos, ejerció tal inin fluen flu encia cia en su alma el ejemplo de la conversión de

 

- r i  su   madre,

la que habiéndole hecho comprender que Muza Mu za,, olvidado de su pasión, gozaba sus impuros amores en el harem, har em, mienlras mie nlras que ella en ei c ris ri s tianismo, podía por lo menos hallar la resignación y el consuelo para sus pesares, que aquella denodada jo ven, jove n, viend viendo o enelB en elBau autis tism m o la regeneración regeneración de su espíritu, espíri tu, y el áncor áncora a desu des u salvación salvación para para dulcificar las amarguras amarg uras de su vida, vid a, le abrazó abrazó de buén grad gr ado, o, recibiendo el nombre de Lu L u is isa, a, por ser el Santo que celebraba la Iglesia el día desu conversión. Ya creía D. García que el camino de sus esperanzas estaba expedito, expedi to, y que que la nueva cristian cris tiana a acceacce dería á sus amor am ores es.. Mas Mas un nuevo nuevo desenga dese ngaño ño le aguardaba. Cuando pasado algún tiempo, insistió en sus pretensiones, no logró tampoco ser correspondido. Doña Luisa excusóse con con su primera prim eramo mor, r, y con con entereenter eza sin igual. Juró ser de Muza, á quien ella lograría convertir conver tir á su nueva doctrina, doctrin a, ó dedicaría su alma alma á Dios, Dio s, encerrando en un claustro sus marchitas marchit as ilusione ilus iones. s. Con una una dignidad incomparable hizo comprender á D. García, que ó cesaba en sus solicitudes, tud es, haciendo ha ciendo justic jus ticia ia á la rectitud de su carácter, te r, ó se vería oblig ob ligad ada, a, mal mal que le pesara, á retire tirarse con su su madre de aquella casa, no sin noticiar á D."* Elena la oblig o bligada ada causa de tan extr ex trañ aña a resolución. El jóven guerrero, con la caballerosidad de aquellos tiempo tie mpos, s, prometió á la doncella volvería volver ía al dia siguien sigu iente te á la campaña; campañ a; mas, le rogó rogó rendido, rendi do, que siquiera el cariño de hermana le otorgase, para que el puro recuerdo recue rdo de su amista ami stad, d, le fortaleciese fortale ciese en en las batallas. id 

 

“ 58— Co n la más Con más tierna tie rna afición afic ión se lo prometió prom etió D. D."* L u i sa,, añadiéndole que desde sa desde allí ó desde el claustr clau stro, o, sus oraciones irían iría n encaminadas al logro de su dicha, y de su felicidad. Con el el alma destrozada destrozada se despidió D . García Garcí a de su hermosa huéspeda. Notició también á su madre, y á la nueva Magdalena, Magdale na, su obligado propósito propósito de volver al al dia siguient sigu iente e á h   campaña, y sintiendo todos separación tan dolorosa, retiráronse á sus habitac bi tacion iones, es, para buscar busc ar en el silencioso y apartado retiro ret iro de la noche el posible consuelo á tan disti di stinntas amarguras. Ninguno de nuestros personajes pudo conciliar el sueño en las primeras horas de la noche. Y cuando el más más absolut abso luto o silencio silen cio reinaba en la ciudad ciud ad y sus cercan cer canías ías,, el el atalaya de aquella fortaleza avisó presuroso presuros o del del peligro peligr o que que todo todoss corría cor rían. n. Un suceso suceso muy mu y frecuente en en aquella aquella época, iba iba á tener luga lu gar. r. Los moros, escudados escudados en en las sombras de la noche, no che, acometían aquella aquell a casa, para para huir hu ir á la mañana siguiente, despues de sembrar la desolación y la muerte. D . García Gar cía puso á seguid se guida a en en movimiento movimien to á todos los habitan hab itantes tes del castill cas tillo. o. Aprestáron Apres táronse se todos á la defens de fensa. Comenzó el ataque; númer número oa. ponía en peligro la vidaladesuperioridad los los sitiados; sitiados ;del y cuando sus moradores supieron, en la confusió conf usión n del momento, moment o, que eran tropas árabes al mando de Muza, Mu za, las las que acometían, comprendieron el fin de aquella aque lla empresa, é incapaces para para vencer, ven cer, decidieron escapar todos por por un secreto secreto subterr sub terráneo áneo,, que les condujo bién lejos de la ciudad. Muza, Mu za, que enterado enterado por por sus espías espías había hab ía sabido

 

—59— por fin el sitio donde donde se hallaba su amada Esth Es ther er,, realizó tan tan atrevida expedi exp edición ción,, seguro de rescatar resca tar el bién por que tanto suspir sus piraba aba.— .— Y cuando, con con ahinco ah inco,, arremetía arremetía contra el castillo cas tillo,, y había había logra logra  do forzar las las poternas, y penetrar en él, fué gran gra n de su estupor est upor,, al no encontr enco ntrar ar á nadie en aquel aqu el misterioso recinto.—Fanático, corno todos los de su raza,, juzgó raza juz gó sortilegio de Sara aquella evasión; no no halló, hal ló, felizmente feliz mente,, la entrada del subterráneo subterrá neo desco desc o nocido, noci do, por por donde todos todos escaparon, escapa ron, y maldiciendo su estrella, que cada vez le separaba más del ardien te y único ún ico amor de su vida, pegó pe gó fuego fue go á aquella casa, que creyó crey ó maldita mald ita,, y á todo todo escape huyó de de Alhama, antes que pudieran darle alcance las avan zadas cristianas.

íll.

No sin dificultad dificultad llegaron los fugitiv fug itivos os de A lba lb a nia,, al fin del nia del subterr sub terráneo áneo,, por el el que pudieron escapar de una muerte cierta. Todavía les domina ba el terror terror de la feroz acome acometid tida a de la noche noche anterior, cuando en medio de! campo, tuvieron ne cesidad cesid ad de determ det ermina inarr la resolución que habían habí an de de tomar en vista de las las circu c ircuns nstan tancia cias. s. Alojáronse durante dura nte el dia en una aldea aldea cercan ce rcana, a, y mientras tanto dirigióse dirig ióse D. García á la ciuda ciu dad, d, para conoc conocer er el resultado de la invasión de los moros.—Dolorosa fué la impresión que recibió, viendo su casa conver-

 

_60tida en ceni cenizas, zas, y su carác carácter ter guer guerrero rero se resistía á cree creer, r, cómo hab habían ían po podid didoo escapar esc apar ilesos los si si tiador tia dores, es, sin haber sid sidoo hosti hostilizados lizados po porr lo loss ha habi bi tantes de Al Alha ham m a, sintiendo so solo lo no ha habe berr pereci do en el ca cast still illo, o, antes que aban abandon donarl arlo, o, com comoo obligadamente lo hizo, por salvar á su madre, y de más habitantes de la casa. Provisto de de lo necesario, recogió á su fam famili ilia, a, y marchó con el ella la,, en dirección á Á Ánt nteq eque uera ra,, dond dondee vivíaa un viví unaa her herma mana na de su padre, en cu cuya ya cas casaa po dían est estar ar hasta que su padre decidiese lloo que ha ha bía de ha hace cer, r, una vez termin terminada ada la cam campañ paña. a. E l, po porr su parte, volv volvió ió á la gu guer erra ra,, cumpliendo la promesa que hici hiciera era á Es Esth ther er,, llevándose el alma envenenada por el el suí suírim rimie iení níoo y llaa pena, p pero ero con tando con la la amist amistad ad sincera que le prometiera do do ña Luisa. Pocos meses acompañó esta á su madre y amiga, en An Anteq teque uera. ra. Su co coraz razón ón est estab abaa herido, co con n su frimientos tan continuados, y la terrible escena presenciada en A lh lham ama, a, no pod podía ía borrár borrársele sele de su imag im agin inaci ación ón.. Para ella, la tentativ tentativaa de Mu Muza za er eraa la demostració demost ración n má máss palpable de que su amor conti nuaba siendo ta tan n ñrme ñrme,, com comoo el di dia, a, en que po porr última vez le viese en Gr Gran anada ada.. Ma Mass la ferocidad brutal del gu guer errer rero, o, contrastaba notablemente con la du dulz lzur uraa de su alm alma, a, y po porr otro lado, las puras docti'inas de su nueva re relig ligió ión, n, le separ separaban aban cad cadaa dia más del sueño primero de su vida. Así es, que no pudiendo resistir la triste existen cia y el continuo combate, que diariamente libraba con co n su coraz corazón, ón, quiso bu busc scar ar en la tra tranqu nquili ilidad dad de dell claustro un len leniti itivo vo á sus pesares. Que asi pod podía ía n noo

 

ser infiel infiel á sus primeros primeros juram jur ament entos, os, y conquistar para par a su alma alma la felicida feli cidad d de que estaba privada en el mundo. Sin exlrañeza recibió la noticia not icia,, su madre, madre , com com-pañera inseparab inse parable, le, y quizás autora autor a de todas todas sus sus amargu am arguras. ras. Y sin darle darle tiempo, para para que la reflereflexión xi ón le hiciera hicie ra variar de propósito, entró como como novicia vic ia en el convento de Santa Clara de Ante(}uera, Ante(}uer a, decididida á profesar, profes ar, en cuanto pasara pasara el tiempo, necesariamente prescrito por los estatutos de la orden. Ruda fué la luch Ruda lu cha, a, que la infeliz doncella doncel la tuvo tuvo que sostener, con su lacerado lacerado corazón, en los pripri meros dias que pasó pasó en el conv co nven ento to.. Veía por un lado á Muza arrostrando arrost rando todos todos los peligr peli gros os,, por poseerla see rla.. Recordaba por otro, los los consejos de su mamadre,, y las sanas máximas de dre de la moral moral cristia cris tiana na,, que le prohibía prohibía tener amore amoress con con un infiel. inf iel. En alguna algun a ocasión oca sión se le presentó la imagen image n de D . G arcí ar cía, a, con con quien quie n hubiese hu biese podido podido ser feliz, llevando llevando su nombre, al amparo de su nueva religión. Pero su resolución era irrevocab Pero irre vocable, le, y por por nada, ni por nadi na die, e, desistió de su empeño, deseando con con ansia ans ia pasase el noviciado, novicia do, para para poder dar el último adiós á sus ilusion ilusi ones, es, y á sus pasados pasados ensueñ ens ueños.— os.— La época de la profesión profesión solemne solemne se acer ac erca caba ba,, y si bién bié n decaía decaía en sus fuerzas fuerza s físic fís icas as,, el esfuerzo moral la sostení sost enía, a, y á impulsos impuls os de de su resoluci r esolución ón y de sufé, pudo al parecer tranquila, ver llegar el dia de abandonar abandon ar para siempre las ideas de realizar reali zar las ilusion ilus iones es que hala h alagar garon on los los mejores años años de su vida.

 

Entretan to D . Garc Entretanto G arcía, ía, había cumplido cumplido con con lealtad lealtad la palabra que empeñara empeñara á la doncella don cella.. Seguía Segu ía la suerte sue rte de la campañ camp aña a al lado de su padre, padr e, y con frecuenc frec uencia ia sabía de doña doña Luisa Lu isa por conducto conduc to de su buena bue na madre, madr e, á todo fué obra del momento; y comprendiendo la gran traición de que fuera víc tima, tim a, huyó á todo todo escape, esca pe, de aquella visión que le revelaba la última de sus desventuras. Gozosos tomaron posesión los soldados de la cruz

 

de la ciudad de Granad Gr anada. a. Bién pronto pronto la alegría cundió cundi ó por por ella, ell a, y para para todos todos hubo dias de de públi pú blico co rego re goci cijo. jo. Solo los moros moros que quedaban queda ban al amparo de las la s capitula capi tulacion ciones, es, veian veian recelosos, recelosos, no no salir del todo favorecidos, como creían, con los nuevos con quistadores. Al Katib logró, al parecer, el fruto de sus afanes con cuantiosos cuant iosos donativos de los reyes rey es,, á quienes qui enes diariamente demandaba el cumplimiento de las franquicias franq uicias y derechos para los los de su raz r aza. a. Pero Pero estos no se cump cu mplía lían, n, y los los judíos iban ya atrave atr ave sando en la ciudad ciuda d la misma trabajada trabaja da existe exi stenci ncia, a, que llevaban entre los árabes. Algun Alg unos os año añoss- pasaron así. as í. Pero agotada la pa ciencia de Al Kat K atib ib,, trató de envenenar á los reyes para vengarse ven garse de de ellos, por por la la falta de cump cu mplim limie ien n to en sus promesas; pero pero cogid cog ido, o, es entreg ent regado ado á la inqu in quis isic ició ión, n, que en un auto solemne, le hizo com prende pre nder, r, aunque aun que tarde, tard e, cuál cuá l es siempre siem pre el precio precio de la traici tra ición ón,, y que divorciando di vorciando por completo á cristianos y ju d ío s , prepa preparó ró en no lejano plazo, la completa expu ex pulsi lsión ón de estos de de los los dominios domin ios espa ñoles (í). (1) En el sitio sit io donde estuvo edific edi ficada ada la cue c ueva va de este hechice hech icero, ro, se vé hoy una modesta modesta ermita, ermita, dond donde e descan san los fieles, fiele s, que todo todoss los los viernes viern es del año, van á subir con con religioso entusiasmo, entusiasm o, la llamada C u e s t a d e l P e r d ó n ,   que da acceso al Sacro-Monte.

 

V I.

EL HIJO DE BOABDli

 

•1  

Triste y solitaria solitaria se encuentra la Alha A lhamb mbra ra de Granada, el dia 1.' de Enero de 1492 (dia 4 del mes de Rabie Rabie l . ° del del año musulmán 897.) Todo es es lutoy lut oy desolación en aquel palacio suntu su ntuoso. oso. Los rostros de los árabes, revelan el sufrimiento, y por doquie  All lla ah  ra solo solo se escuchan escuch an estas e stas solemnes palabras: palabr as:  A althar:  (Dios es grande). ¿Qué pasa pasa en la ciudad ciu dad,, y en el el alcázar alcáz ar morisco, morisco , que parece no se respira respir a por doqu do quie ier, r, más que el emponzoñado emponzoña do hálito háli to de de la tristeza? Causa este pe= sar, y origina esta desolación, un suceso importan tísimo que derrumbaba la monarquía monarquí a nazarita naza rita,, y daba paso paso á los hijos hijos de la cruz en el edén florido flor ido

de los los musulm mus ulmane anes, s, en la Damasco de Occid Oc ciden ente, te, La guerra sin tregua entre moros y cristianos toca ba á su fin; los tratos y capitulaciones entre ambos ejércitos estaban ya firmados, y al día siguiente iba á entregarse la ciudad á los monarcas de Castilla y Aragón. Por entonces Boabdi Por Boa bdil, l, {el rey infortunado),,  llo roso y apesadu apes adumbr mbrado, ado, de la rudeza de su suer su erte te,, y lo adverso de su estrella, se hallaba sumido en el máss profundo abandono en las habitaciones má habitacio nes inte inte  riores del palaci palacio o de invierno que fundára fun dára A lh a m ar. ar . De pronto la voz del muzain  (sacerdote), se

 

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deja oir, y saliendo del letargo en que yacía, reúne ásu madre, la terr terrible ible A ix ixa a , y á su desgraciad desgraciado o hijo Muley, y todos se dirigen al patio de la mezqui-  ia,  ¿cel ¿c eleb ebra rarr p por or última vez, en aquel encan encantado tado recinto las diarias abluciones. Se terminan estas, y las demás sagradas ceremonias, y desjmes muy conmovido conmov ido dice Boa Boabdil bdil,, a tod todos os lo loss ind indiv ivid iduos uos de su familia, especialmente á su hijo;  A  Alla llah h lo quiso,  madre mía, mía , madre de mi alma; ya no volveremos á   gozar de estas estas delicias; ya no respiraremos respira remos más más esto estoss  suaves perfu per fume mes, s, y nos adormecerán adormecerán otras guzlas guzl as en en  las hermosas noches noches del estío: los fl flor orid idos os bosques bosques de de  mi Alhambra los olvidaremos para siempre, y en cam bio viviremos en en los los arenales arenales desiertos del A fr ic a . Y   tú, hijo mió querido, queri do, digno digno de ceñir mil y mil coro nas, serás ser ás com como yo, yo , súbdito súbdito de otro rey re y y vivi vi virá ráss de  tus hazañas y de tus proezas ....... La voz voz se le ahogó en la ga garg rgan anta ta.. N Nii una pala pala-bra de consuelo le dirigió entonces su cruel y ven gativ gat iva a madr madre, e, que le hacía respons responsable able de la pér dida de Granada. E n cambio sus hermanos y su hij hijo, o, le prod prodiga iga ron lo loss consuelos más más exq exqui uisit sitos os,, y animándole cuanto pudieron pudi eron,, le hicier hicieron on salir de su abatimi abatimien en to con estas consoladoras frases; —Nunca el Profeta abandona á los creyentes fie les. Si hoy pierd pierdes es á Gr Gran anad ada, a, víctima d del el inf infort ortu u nio, ni o, qu quizá izá mañana pue puedas das volv volver er á ocup ocupar ar tu trono ó crea cr earr o otro tro d de e im im¡: ¡: 0!‘tancia en lejanas tierras. Que el desal desaliento iento no te dom domin ine, e, ni te con consum suma a la pen pena a por nuestra suerte; co con n tu cariño seremos felice felices, s, cualquiera que sea nuestra situación en la vida. Aquí llegaba en su conveisación, cuando las

 

tint as de la noche, tintas noch e, comenzaron á dibujars dibu jarse e en el horizonte; horiz onte; la luna con su plateada plateada luz, lu z, reverberó sus encantos enca ntos,, en e n los los bosques bosq ues,, en las cascada cas cadas, s, y en en loss cónicos lo cónicos capiteles del palacio, palaci o, y entonces Boabdil, di l, sin poder poder resistir resis tir al deseo deseo de despedirse despedir se uno por uno de aquellos parages, acompañado de su hi jo, salió misteriosamente del alcázar, y atravesando aquel bosque bosque divino div ino,, que en en esa noche parecía parecía un misterioso paraiso, visitó para darle su último adiós ioss agradable io agra dabless sitios de de recreo de  Ainad  Ainadamar  amar   y de Undnraja;   recordó Undnraja; recordó en ellos ellos las las jug ju g las la s y contin con tinua ua das fié.-í fié.-íta tass allí pasadas, pas adas, y mirando por vez postre post re ra aquellas aquella s mansiones de placer y de alegr ale gría ía que le recordaban recordaban su juve ju ven n tud, tu d, pasaron pasaron &\ Generalife, Generalife,   cuyos deliciosos deliciosos jardi jar dine nes, s, aun en aquella época, arrobaron e! alma de estas personas desg de sgra racia ciada das, s, en el éxtasis de amo amorr y de sentimiento sentimien to más más subli sub li mes; allí tuvieron presentes tristes historias de pa sado sa doss galante gala nteos, os, relacionados relacionados con con una página san grienta de la historia de Granada; Gran ada; allí por por otra otra parte se señalaban señala ban mil mil y mil secretas secreta s conferencias conferenc ias diplomáticas, donde había jugado Boabdil un papel importantísimo importan tísimo:: y sobre todo allí su hijo Muley se había pasa pasado do casi diariam diar iamente ente sus primeros años, allí había recibido reci bido sus primeras primer as enseñanzas ense ñanzas.. Estos recuerdos fatigaron durísimamente el alma del último últi mo rey de Gran Gr anad ada: a: así que presuroso vol vió al alcáz alc ázar ar,, y desde la parte alta del mismo don de lodo se descubr desc ubría ía,, no pudo menos de exclamar excl amar apt'sadumbradü: «Adiós «Adi ós nuestra querida Alhambra; Alhambr a; adiós nuestro nuestro   hermoso herm oso pala pa laci cio. o. Y a no volveremos volveremos á gozar goza r en tus tus    jarr d ines  ja in es,, ni á dis d isfr frut uta a r tus tus hermoso hermososs baños baños:: n i en el 

 

 patio de los Leones escuch escuchare aremo moss las armoniosas armoniosas músicas que que entretenían entretenían nuestros ocio oc ios, s, n i oiremos oiremos otra  otra  vez al Cadi Cadi en el salón de la Just Ju stic icia ia,, n i á nuestros nuestros   guerr eros y diplomá  guerreros diplomáticos ticos en el de Embajado Emb ajadores. res. ¡ A y !   tod to do pasó para pa ra nosotros, nosotr os, que Alhamar Alha mar nos perdone, perdon e,   si no podemos resistir á entregar esta maravilla á Fernando é Isabel . d — Valor Va lor,, padre mió, mió , dijo Muley; Muley ; retirémonos de aquí y no pensemos ya más en el pasado; tengamos fé en el porvenir; porve nir; y ahora descansemos de tantas tan tas emociones; hoy hemos sentido como niños; presentémonos témo nos mañana como héroes en la desgrac des gracia. ia. E stas palabras tan dignas, dichas por un adolescente, hicieron hicie ron tanta tan ta impresión en el ánimo de su padre, que callado callado y silencioso silencioso se se retiró sin replicar replic ar á sus habitaciones.

11.

Poco más de la media noche sería, ser ía, cuando el ú ltimo tim o rey de Gran Gr anad ada, a, sin despertar despe rtar á muchos de sus leales servido serv idores, res, y presa presa el alma de mortal mortal angu an gust stia ia,, reunió r eunió á los los individuos todos todos de su su familia li a , y silencioso y mudo, agobiado de etern eternos os recuerdos, cuerdo s, traspasó por por última últ ima vez los umbrales umbra les de la Alhambra, saliendo misteriosamente perla puerta de Hierro, Hier ro, y cual fugitivo fugit ivo preso preso de inexp in expugn ugnable able fortaleza forta leza,, se alejó alejó recatado de la ciudad que le vió n ace ac e r, dond donde e reinara, rein ara, y en la que tanta sangre sangr e se

 

-ill-

había derramado por su causa.Parecía al verle marchar, ch ar, que la maldición de su padre padre caía cual cu al candente lava sobre sobre su frent fre nte, e, y que el el espectro de las pasadas sad as guerras civiles, civile s, le perseguía perseguía en su cam ca m ino. in o. Ni una palabra, ni un gemido se escuch esc uchab aba. a. Atravesó la comitiva la puerta deElvira, y los camposs cercanos á la ciuda po ciu dad, d, y en menos de una hora estaban en Santa Sant a Fé, Fé , en el real de los los cris cr istia tiano nos. s. Allí Boabdi!, con la entereza y re.solución que presta la desg de sgra racia cia,, ratificó rati ficó á los los reyes las condicione condic ioness sobre sobr e la rendición rendi ción de Grana Gr anada: da: allí presentó á los conquistadores conquistad ores los los individuos de su familia fam ilia,, y allí escuchó dulces palabras de consuelo, que encenencen dían más más y más la ira de su su madre y despertab despe rtaban an el altanero altaner o orgullo orgull o de su hijo; hi jo; así que cuando los los reyes de Cast Ca stilla illa ofrecían ofre cían á este dejarlo á su lado lado con la consideración consideración de infante infa nte,, él en un arranque de dignidad sublime, impropia de su edad, les contestó: « H ij ijo o de la desgracia desgracia y venido al mun mundo do en la época del sufri suf rimi mient ento, o, no quiero debe deberr á vuestra vues tra magagnánima nánim a grandeza grandez a mi condición en la la córte. So S o y jo joven ven    y con con el fa v o r de Alha Al hah, h, creo creo podr po dréé conqu conquista istarm rmee un  un  nombre nom bre entre entre los azares azare s de la guer gu errr a. Os agradezco,  agradezco,   sin embargo, vuestras ofertas, aunque no pueda aceptarlas.n las .n — Bién pruebas, jove jo ven, n, le dijeron los los reyes, reye s, la ardoro ard orosa sa sangre que corre p por ortu tuss venas; que Dios Dios premie premi e tu resolución, y mejore mejore tu advers adversa a fortuna, fortu na, —y abrazándole abrazándole y abrazando á sus padres fueron fuero n desped des pedido idoss cortésmente hasta fuera del del reducto, para pa ra partir silenciosos silenciosos al dia siguien sigu iente te con dire di reccción á la Alpujarra.

 

Los monarcas castellanos se prepararon prepararon despues á hacer su entrada triunfal triunfal en la ciudad ciu dad,, escuch esc uchánándose do se luego en ella solo solo gritos de júb jú b ilo il o , y alardes de entusiasmo, cuando poco antes la cubría el negro manto de la tristeza. Máss tarde, subía la sierra Má sierra del del Padul Pad ul una triste comitiva.. Eran Boabd comitiva Boabdil il y su familia, famili a, que por por últi úl ti-ma vez iban á divisar á Gran Gr anad ada. a. Llegados Llegado s á lo lo alto de la montaña mon taña,, instin i nstintivam tivamente ente volvieron los los ojos á la ciudad ciu dad,, y largo rato permanecieron silencios silen ciosos. os. U n cuadro trist tri stísi ísimo mo se ofrecía of recía á los los ojos del espectador. Veíase en el centro al rey destronado, destron ado, y á su hijo: hij o: detrás de de ellos á su madre y á sus dos dos hermanos, y en último término término hasta cien caballeros moros moros que acompañaban al rey en su desgrac gr acia ia.. El silencio no se interr int errum umpía, pía, sino por por las lágrimas de Boabdil contemplando á Granada adormecida mecid a entre sus cárm cárm.en .enes es florid f loridos, os, y viviíi v iviíicada cada por sus dos dos ri rios os,, cuando cuand o de pronto pronto su madre, mad re, la inflexible A.ixa, mirándole con centelleantes ojos le dice con satánica rabia: o-Llora ahora^ mujercilla,  mujercilla,  la pérd pé rdid ida a de ese rein re ino, o, que com como hombre nunca su-=   piste  pi ste defe defend nder er.^ .^))  La reacción reacción de Boabdil al al escuch esc uchar ar estas palabra pala bras, s, fué violentísim violen tísima, a, pero pero nada pudo contestar; lanzó un suspiro, suspiro,   emblema emblem a de todos los los tormentos tormen tos de su alma, alm a, y huyó cual gacela acobaracob ardada, por la pendiente opuesta de la montaña. Desde entonces enton ces es conocido este sitio con el poético nombre de Ojo de las lágrimas,  lágrimas,  ó el Suspiro del   moro. E l rey desgraciado desgr aciado vivió bien poco poco tranquilo tran quilo en un rincón déla Alpujarra, Su hijo le estimulaba diariamente para salir de situación tan triste, tris te, y al

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