Trabajo Competencias Cominicativas

April 24, 2019 | Author: Laura Leguizamon | Category: Bridge, Engineering, Aluminium, Science (General), Ciencia
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Trabajo sobre el libro José María Villa El violinista de los Puentes colgantes

Laura Tatiana Leguizamón 3021220704

Profesora: Blanca Lía Tamayo

Universidad la Gran Colombia Facultad de Ingeniería Civil Competencias Comunicativas 1 Bogotá 2012

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Contenido

Pág.

INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………… ....3 1. RESUMEN………………………………………………………………………….. 4 1.1 Capítulo uno……………………………………………………………………. 4 1.2 Capítulo dos…………………………………………………………………….. 4 1.3 Capítulo tres…………………………………………………………………….. 5 1.4 Capítulo cuatro…………………………………………………………………. 6 1.5 Capítulo cinco…………………………………………………………………... 7 1.6 Capítulo seis……………………………………………………………………. 8 1.7 Capítulo siete…………………………………………………………………… 9 1.8 Capítulo ocho …………………………………………………………………. 10 1.9 Capítulo nueve………………………………………………………………... 11 1.10 Capítulo diez…………………………………………………………………. 12 1.11 Ñapa…………………………………………………………………………... 12 2. COMENTARIO……………………………………………………………………. 14 3. BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………… 15

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INTRODUCCIÓN

En el presente trabajo es sobre el libro José María Villa el violinista de los puentes colgantes, en donde se trata la vida y obra de este importante ingeniero colombiano. Podremos conocer sobre sus metas y sueños y como logro cumplirlos atravesando por infinidad de dificultades y el cómo fue un hombre desapegado del dinero y apegado a las cosas sencillas y la sabiduría que brindaba el conocimiento.

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RESUMEN

Capítulo uno

Como acostumbraban los peones después de la paga, se unieron en el campamento, sacaron diversos instrumentos y así, comenzaron a sonar los bambucos, cuándo ya se había reunido un gran grupo, llego José María Villa con su violín. Así se reunía siempre toda la peonada durante los sábados, pero esta fiesta era especial, la que anunciaba el término de la obra.

Desde donde se encontraban, se observaba como una gran hamaca, que le daba un aire de paisaje oriental. Habían terminado el puente aun con todos los pronósticos negativos y puso a prueba su obra encerrando 400 novillos traídos de fincas cercanas en el puente durante 20 minutos. Un año después del suceso, inauguraron oficialmente el puente, acompañando por la asistencia de la gente más pudiente. Observaron la unión de la cordillera occidental con la central, prediciendo así un futuro próspero. Iniciaron la celebración llena de pólvora, música y agua bendita que roció el obispo para bendecir el puente. Después de varios discursos, llegó el turno de José María Villa. Habló sobre todas las exigencias y dificultades, y al final lograron con gran esfuerzo terminar el puente.

Luego de eso brindaron, José María Villa arriba del puente y Celebro también el haber cumplido uno de los sueños de su padre ya muerto. El puente estaba ahora donde su lo imagino.

Capítulo dos

Una tarde, estaba Sinforiano Villa observando el atardecer y fumando tabaco, se encontraba pensando en asuntos políticos, cuando de pronto vio aparecer a su

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hijo José María que no veía ya hace varios años, desde que él se había ido a estudiar ingeniería en los Estados Unidos.

Josema como lo llamaban, entro directo a la cocina y se dispuso a comer. Estuvo callado comiendo mientras todos le hacían preguntas, su hermano Enrique solo dijo “ya le llegara el momento de hablar”. El, había sido el único que pudo entender la única carta que mando en su ausencia. Cuando José María termino de comer dio a todos los abrazos y palabras que tenía guardadas.

Él había regresado con la idea de construir puentes colgantes. Conto a todos sobre su experiencia en la construcción del puente de Brooklyn.

 Al amanecer salió al corredor de su casa, y recordó como soñaba tener largas piernas y dar grandes zancadas de una montaña a otra, pero ahora lo haría con puentes. Un rumor empezó a correr de que por su ingenio y talento el mismísimo Thomas Alva Edison le había pedido que trabajara con él. Su padre nunca lo supo, murió sin atreverse a preguntarle nada, sabía que su hijo era muy discreto y no le gustaba ser el centro de atención.

Capítulo tres

Colombia a mediados del siglo IXX, se empeñó en construir caminos, pero debido a la guerra por la que atravesaba el país eran los generales quienes firmaban leyes para construir caminos. La ilusión de los Antioqueños era llegar al mar y llevar sus productos al mercado. José María Villa pensó que sería el mejor momento para realizar su fantasía de los puentes colgantes. Luego de varios días, empaco sus cosas y se marchó. Josema se encontró con Manuel Uribe Ángel amigo de su padre, estuvieron charlando largas horas, José María le hablo sobre su proyecto de los puentes colgantes y Manuel le mostro diversos diversos apuntes, que luego Josema le pidió copiar.

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El camino por el que cruzaban cada vez se hacía más estrecho y corrían el peligro de caerse. Como los caminos eran construidos en línea recta transitar por las montañas era muy difícil. Cuando llegaron a Medellín se despidieron y José María se dispuso a recorrer el pueblo, primero fue a la plazoleta y luego a la universidad.

El patio, las aulas y los largos corredores en los que estuvo en sus días de estudiante. Recordó su época de profesor y la pasión que nació por enseñar. Recorrió cada uno de los talleres de la escuela de artesanos que ahora se utilizaban en la creación de armas y municiones. Se vinculó a la universidad nuevamente, donde desarrollo un rifle, luego fue comisionado para ir a Estados Unidos a comprar máquinas para la escuela y también armas y municiones.

Capítulo cuatro

José María fue nombrado ingeniero jefe, en la construcción de un puente entre Jericó y Fredonia. El camino hacia Fredonia era montañoso y la neblina era muy espesa. El llegar al rio Cauca José María se dedicó al trabajo de estudiar el terreno para la construcción del puente. Reunió peones hombres de aquella región y comenzó a pensar en donde sería mejor conseguir los materiales y maquinaria para la construcción del puente e instalo su campamento.

Tiempo después recibió la visita de unos empresarios que le pedían su apoyo en la construcción de un puente entre Yarumal e Ituango. Aunque dudo un momento si podría con la construcción de dos puentes al mismo tiempo, termino aceptando. Los dos lugares de construcción estaban ubicados cada uno en cordilleras diferentes y muy distantes el uno del otro. Los empresarios pudieron celebrar un año después el término del puente y colocaron un retrato de José María allí en el puente de Ituango. En ese tiempo participo en la construcción de puentes más pequeños algunos financiados por su propia cuenta.

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 A principios de noviembre de 1985 se terminó el puente entre Jericó y Fredonia, aunque tuvieron que prestar el puente para el paso de las tropas del ejército. En la época de la guerra se metió en el mundo de las matemáticas y planteaba retos en el espacio que tenía en el periódico. Tiempo después comenzó un nuevo proyecto y emprendió un viaje ahora con destino al sur. Hacía poco tiempo había terminado un trabajo sobre la posibilidad de construir un puente entre Sopetrán y Santa fe de  Antioquia.

Cuando ya estaba adelantada la obra en el sur, le informaron la aprobación para construcción del puente. Aunque iba a ser un gran reto, la batalla contra las fuerzas de la naturaleza iba a ser difícil. La nueva obra seria de mayor magnitud, exigiría más dinero, más trabajo y más tiempo, pero no más ciencia.

Capítulo cinco

 Al fin iba a comenzar la construcción del puente. En Santa Fe de Antioquia había gran entusiasmo, la construcción traería consigo muchos beneficios a esta población junto con Sopetrán. Aunque los pesimistas decían que tal hazaña era imposible, y que el puente se vendría abajo.

José María comenzó con los preparativos para dar inicio al trabajo, definió los materiales y técnicas que usaría tratando de reducir al mínimo los gastos pero sin sacrificar la estabilidad del puente. Elaboro una lista de las piezas que necesitaba traer del exterior. Abrió también la carta para contratar obreros, artesanos y carpinteros. Aunque con quien Josema se amoldo fue con Heliodoro. Para los trabajos más arriesgados contrató mineros para quienes no había ninguna dificultad insuperable. Poco a poco el ponteadero se llenaba de trabajadores.

Empezaron a llegar las primeras piezas del extranjero, el trámite y transporte fue fácil por la urgencia con que se necesitaban. En una de las paredes Josema colgó un calendario para marcar las fechas importantes. En las noches, en la cantina se reunían a hablar y tomar aguardiente. Las paredes se encontraban llenas de ecuaciones y bosquejos con los que daba explicaciones a los obreros. 7

Tiempos después el gobierno mando una comisión para revisar su trabajo, intentaron de muchas maneras buscarle el pierde, José María contestaba de la mejor manera y así tuvieron que a regañadientes dar un informe positivo del trabajo. Josema libre por fin de las inspecciones, junto con Heliodoro colgaron prototipos del puente para probarlos y encontrar así el diseño exacto de cómo debía ser el puente para resistir el viento.

Capítulo seis

Josema se encontraba pensativo, estaba con Heliodoro observando la roca en donde tenían planeado monta unas bases para el puente. Todo el trabajo que habían realizado se había perdido, la montaña se derrumbó. José María no sabía cuál era el error el mismo navego el rio Cauca para encontrar el mejor lugar para la construcción.

Desde pequeño su curiosidad fue muy grande y creía que no había nada prohibido, en una ocasión aunque su madre le negó el permiso de ir a la procesión de la virgen en Medellín, porque tenía un dedo hinchado aun así se escapó, se libró de la reprimenda recitando unos versos y además recibiendo aplausos.

Volviendo al ponteadero José María y Heliodoro seguían observando la roca, fueron a buscar sus instrumentos musicales y tocaron hasta que se ocultó el sol. Luego Josema se acostó sobre la roca y comenzó a contarle a Heliodoro una historia de su vida, le hablo de cuando fue a estudiar ingeniería a los Estados Unidos y un día de sorpresa recibió una carta que venía de Antioquia y decía que el país estaba en quiebra a causa de la guerra y no podían seguir costeando su estancia allí. Una idea descabellada se le ocurrió, le propuso al consejo directivo del instituto que lo dejaran presentar un examen de todas las materias que le faltaban cursar y así poder graduarse. Comenzó libro a libro de cada materia a mirar su índice y resolver los problemas. Así estuvo estudiando hasta que llegó la hora de presentar el examen. Muchos quedaron sorprendidos con los resultados que obtuvo y así fue como Josema se graduó como ingeniero mecánico.

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Cuando su relato acabo Heliodoro lo felicito y luego por el cansancio se fueron a dormir. Al día siguiente las paredes del campamento amanecieron llenas de fórmulas y gráficas, así Heliodoro supo que no tendrían ninguna dificultad insuperable. Inmediatamente comenzaron a construir unos arcos para evitar los derrumbes.

Capítulo siete

Que hoy tendrían una visita anunció Pedro el cocinero mientras servía el desayuno, esa mañana al prender el fogón la leña había sonado de manera distinta dijo él. Pedro era grandulón y había trabajado en una empresa de ferrocarriles en donde sufrió un accidente en una pierna. Era un hombre muy dado a los agüeros y siempre cargaba amuletos para protegerse. Luego de las comidas siempre contaba historias de espantos. Al terminar José María su desayuno cruzo el puente a pie y se dio cuenta que al otro lado de rio estaba Abraham García quien era miembro del consejo de administración de la compañía del puente. El hombre quedo aterrado al cruzar el puente a pie y Josema lo molesto diciéndole que las mujeres eran más valientes pues había sido una la primera en cruzarlo,  Abraham se sintió vergüenza de sí mismo por su cobardía pero quedo muy satisfecho al ver las ganancias que habían obtenido del pontazgo y encargo a Josema para que terminara el camino para que se pudiera usar el puente, y puso a su disposición varios obreros.

Luego Abraham comenzó la inspección y quedo muy descrestado por la explicación que Josema le daba sobre todas las piezas que usarían en la obra. El trajo también buenas noticias pues varias de las piezas que habían encargado llegarían pronto. Continuaron con la inspección hasta que llegó la hora del almuerzo. Abraham regreso muy contento a Medellín llevando la noticia de que el puente se terminaría pronto sin prever las necesidades por las que tendría que pasar.

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Capítulo ocho

Josema andaba de un lado a otro cuando tenía problemas por pequeños que fueran. Su preocupación no solo se debía a que sus hombres estaban enfermos sino por todo lo que tenía que hacer para que no se parara la obra. El trato que el paludismo que ya había hecho estragos en otros sitios no los afectara, así que obligo a todos a tomar remedios caseros que su hermano Enrique, quien era médico les recomendaba.

Estaba ese día tan distraído que no se había dado cuenta que los obreros estaban reunidos en un solo sito. Allí en donde ellos se encontraban había un hombre que decía ser curandero, con una serpiente en sus y decía tener un antídoto para la mordida del animal. Todos estaban impresionados por todo lo que aquel hombre hizo. Cuando aquel hombre se marchó, Josema fue a su cuarto y telegrafió convocando a una reunión a la junta del puente. La reunión no se realizó y su preocupación aumento porque cada día quedaba menos dinero. Y ese no era el único percance, varios materiales que necesitaban no habían llegado por distintas circunstancias. Al darse cuenta que desde allí no podría hacer nada empaco y se fue a Medellín. Cuando regreso Heliodoro le informo que en su ausencia un ingeniero había venido a revisar la obra. Esto le causo a Josema mucha desconfianza.

 Al fin el gobierno de Antioquia prometió suministrar los recursos necesarios, pronto comenzarían con la siguiente fase del puente. Ya tenían listo el grupo de hombres que tejerían los cables, poco a poco iban enredando cables, y otros se encargaban de revisar que no hubiera ningún error. Luego sobre los cables se empezó a tejer una especie de red, ya estaban en la etapa más fácil cuando Lisandro cayó al rio, fue la única víctima que quedo de la construcción.

En diciembre de 1984, luego de una gran fiesta todos los hombres empacaron sus cosas y se marcharon. Heliodoro regreso a su trabajo de telegrafista y allí en su oficina lo encontró la muerte. En la orilla oriental del rio ubicaron la casa de administración en donde cobraban el pontazgo. Por esos días Josema recibió una crítica errónea sobre el puente hecha por el ingeniero Francisco Escobar quien 10

había resultado ser el que había ido a revisar la construcción del puente. José María paso largas noches escribiendo un documento para su defensa sobre todos los errores que aquel ingeniero había cometido, lo culpo por su falta de franqueza e ignorancia sobre el tema de la construcción de puentes.

Capítulo nueve

Josema no perdía la esperanza de construir los dos pasadizos laterales que faltaban, para el tránsito de peatones. Muy de mañana José María empezaba su  jornada, luego del desayuno se encerraba en su cuarto a escribir. Tuvo mucho tiempo para hablar con María su hija, con frecuencia jugaba con ella a los acertijos tratando de que ella entendiera las matemáticas. Cuando su familia pasaba temporadas en el ponteadero, tocaba su violín y le susurraba al oído “hija la música ayuda a vivir”. Aunque no era creyente, acompañaba a su familia a rezar  el rosario. Muchas veces, en sus caminatas se sentaba en la plaza central con su  joven amigo Ricardo García nieto de Heliodoro y pasaban horas enteras jugando ajedrez.

En 1897, lo buscaron para que hiciera los pilotes del puente Navarro, que se construía en Honda. El trabajo fue corto y cuentan que la noche que recibió el dinero del contrato los escondió en sus botas, al otro día descubrió que alguien se lo había llevado. Uno de sus trabajadores le mostro una página del periódico, que ofrecía un premio de 60 libras esterlinas a quien resolviera un problema matemático. Meses después le entregaron una carta con el dinero.

La guerra de los mil días la más larga y violenta de todas, convirtió el puente de Occidente en paso obligado de los huestes revolucionarios. Josema supo que ya no podía hacer más para defenderlo, y una vez más tomo rumbo a Medellín.

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Capítulo diez

La situación en Medellín a principios de siglo de siglo no eran fáciles, pues la guerra dejo al país en ruinas. José María quien nunca se había preocupado por  ahorra paso por grandes penalidades. Fue director de la escuela de artes maquinaria pero tuvo que renunciar al poco tiempo por la falta de recursos, e ingreso a ser profesor de la escuela de minas en donde varias de sus clases fueron muy famosas.

Las clases se prolongaban de más cuando Josema comenzaba a hablar sobre sus experiencias. Y aun hoy los nietos de quienes fueron sus alumnos cuentan historias sobre. En esos días estaba tan metido en sus propios pensamientos que en una ocasión entro a dormir por equivocación a la casa del vecino.

Y también tuvo para dedicarse a otras de sus grandes pasiones el observar el firmamento, fue uno de los que tuvieron la oportunidad de presenciar el paso del cometa Halley por el cielo, pero le chocaron los comentarios de la prensa sobre que el cometa colisionaría contra la tierra. En las tardes acudía a los cafés de la bohemia en la calle del comercio. En donde participaba en tertulias sobre las polémicas del momento uno de sus contertulios fue Alejandro López con quien discutía diariamente. Unas de las tardes de diciembre de 1913 López llego a cumplir su cita y al darse cuenta que él no se encontraba allí supo que él había muerto. Tomo una pluma y escribió sobre el que había sido solo un ingeniero sino uno de los hombres más sabio que hubiera conocido.

Ñapa

El profesor de larga barba atravesaba de lado a lado un alambre y le iba colgando piedras y pequeños objetos. Al final retaba a un alumno que siempre se sentaba en la primera fila y permanecía pendiente de sus palabras. El puente de occidente era para Juan de Dios Higuita uno de sus más bellos recuerdos de infancia. 12

 Arreglar el puente se le convirtió en una obsesión. Importo aluminio de gran resistencia, para dar más resistencia a la estructura colgante. En 1978 el puente fue declarado monumento nacional. En su primer bicentenario se pensó de nuevo en su restauración, cuentan que muchas veces han encontrado a Beatriz Helena, templando los cables que decidió reemplazar siguiendo el secreto de Josema. Cuando acercaba su oído a ellos lograba escuchar las notas musicales sol-re-lamí. El puente de Occidente es una gran caja de música.

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COMENTARIO

Este libro nos deja una enseñanza muy buena, sobre todo a nosotros como futuros ingenieros civiles, como el que debamos saber que el dinero no es lo más importante, y que la mejor satisfacción que podemos obtener siendo ingenieros civiles es el poder ver que nuestras obras beneficien al desarrollo de la sociedad, ya que hoy en día es muy común escuchar a los que estudian ingeniería civil que lo hacen solo por el dinero que podrían obtener trabajando en esta profesión, y esto no quiere decir que el dinero no importe pero nunca debe ser lo que guie nuestros sueños porque terminaremos siendo sus esclavos.

El saber que como a Josema se nos presentaran infinitos problemas a través de nuestra carrera pero siempre debemos poner la mejor cara a las dificultades, y que aunque parezca que todo está perdido nuestra recursividad como ingenieros nos llevara a encontrar buenas soluciones, si alguna vez cometemos errores en nuestras decisiones que tomamos aprender de ellos para ser los mejores en nuestro trabajo.

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BIBLIOGRAFÍA LOZANO, Pilar. José María Villa el violinista de los puentes colgantes. Editorial Panamericana. Bogotá, 1998.

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