Tp Barberos
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BARBEROS HISTORIA: En la sociedad moderna, un barbero es una persona que afeita y realiza diferentes estilos de cortes de cabello. Teniendo esto presente, nos debe sorprender que históricamente los barberos eran; no sólo individuos que cortaban el cabello; si no que también eran los curanderos y los sacerdotes de sus comunidades. En el año 500 AC, los barberos del Hemisferio Oriental (Asia, África, y Europa) llegaron a ser las personas más importantes y respetadas. Los hombres viejos eran muy supersticiosos y ellos estaban convencidos de que el cabello sobre la cabeza permitía que espíritus tanto buenos como malos entraran en el cuerpo. Si una persona era poseída por espíritus malos, se creía que sólo el barbero tenía la capacidad de sacarlos, cortando el cabello. Los barberos prosperaron en todas partes donde existían grandes supersticiones sobre el cabello. En el Siglo V AC los barberos llegaron a ser figuras muy prominentes en Grecia. Las rivalidades existieron entre los hombres de Atenas sobre la excelencia de sus barbas. Los barberos hicieron del rasurado de barbas un arte, y los miembros más prominentes de la sociedad griega frecuentaban sus tiendas. Filósofos, Poetas, y Hombres de Estado viajaban con regularidad a las Barberías para discutir las noticias del día, y rápidamente se convirtieron en centrales noticiosas, tanto en lo político como social y deportivo. El arte de barbería se hizo un aspecto tan importante de sociedad griega que un ciudadano prominente fue derrotado en una barbería porque la barba de su opositor estaba mejor degradada. En el siglo III AC, Alejandro Magno condujo los macedonios a conquistar Asia. Pero muchas batallas se perdieron, porque los persas tiraban a los macedonios al suelo halando sus barbas y luego apuñalándolos. En vista de ello, Alejandro ordenó a todos sus soldados mantenerse bien afeitado. Los civiles continuaron con las peleas, y las barbas perdieron su auge. Los barberos eran desconocidos en Roma, hasta que, en el 296 AC, Ticinius Mena viajó desde Sicilia e introdujo el concepto de afeitado, convirtiéndose entonces en algo muy de moda. Los romanos les agrado tanto arte de la barbería que invertían con frecuencia varias horas diarias en las barberías, recortándose el cabello, rasurándose, y realizándose la manicura y los masajes. Los barberos llegaron a ser figuras tan importantes que fue erigida una estatua en conmemoración del primer barbero en llegar a Roma. Luego, Hadrian fue emperador; en vista de que su cara estaba cubierta de cicatrices, decidió dejarse crecer la barba para cubrir sus imperfecciones. Como la sociedad contemporánea de roma seguía estrictamente las reglas de sus jefes las barbas se hicieron nuevamente de moda. Con cada cambio, barberos conservaron su importancia Durante los diez primeros siglos de la Era Cristiana (d.C.), muy pocas personas fueron capaces de leer o escribir. Los monjes y sacerdotes fueron considerados como las personas más actualizadas y por consiguiente, se convirtieron en los médicos de las épocas obscuras. Mientras la mayor parte de las enfermedades son fácilmente curadas hoy, estas eran entonces, a menudo fatales. "El sangramiento", o drenaje de la sangre del cuerpo de una persona, era el método popular para curar la enfermedad, y los clérigos permitían que los barberos siendo personas calificadas en el uso de navajas, actuaran como su asistente. El clérigo practicó la medicina hasta 1163. Luego un Consejo de Tours, reglamento que la actividad de manipular la sangre humana era un sacrilegio para el clero; y así los barberos se convirtieron en los únicos individuos que realizarían tal acto. “Los cirujanos-Barbero” comenzaron a prosperar en toda Europa. Así la población común y la realeza viajaban a las barberías para afeitarse y rasurarse, además de tratar sus enfermedades. Los barberos rápidamente ampliaron su reputación como cirujanos y
comenzaron a practicar la odontología, para aumentar sus ingresos. Esto hizo que los dentistas de la época se enfurecieran forzando a los reyes y consejeros para que interfirieran, pero los barberos continuaron practicando la odontología por muchos siglos. Para mediados del Siglo XIII, los barberos de París, conocidos también como las Hermandades de San Cosmos y de San Dominio, fundaron la primera escuela de instrucción quirúrgica para barberos. Luego la escuela creció y fue modelo para otras escuelas de cirugía durante la Edad Media. Así como la práctica de cirugía se desarrollaba, muchos cirujanos-barbero no mejoraron las técnicas. Los Barbero-Cirujanos inexpertos e incultos dominaban el área de la cirugía, logrando que las infecciones postoperatorias se hicieran cada vez más comunes. El Alcalde y el Canciller de Londres se dieron cuenta en 1416, y aprobaron una ordenanza " prohibiendo a los barberos encargarse del cuidado de cualquier persona enferma, mutilada o en peligro de muerte, a menos que este halla sido llamado dentro de tres días después del suceso, para que ellos presentaran al paciente a uno de los maestros del Gremio de Cirujano-barbero. " Para 1450, el parlamento incorporó el Gremio de Cirujanos y la Empresa de Barberos. Las actividades de los barberos fueron limitados al afeitado, el recorte de cabello, arreglo dental, y la sangría. Un consejo superior, compuesto por dos cirujanos y dos barberos, fue creado para supervisar la concesión de diplomas a cirujanos. Aunque los cirujanos resintieron a las firmas de los barbero requeridas en sus diplomas, los barberos eran sumamente favorecidos por la monarquía y tenían un gran poder en la sociedad. La ciencia de la medicina avanzo rápidamente, y para los barberos se hacia cada vez más difícil adquirir las habilidades practicadas por dentistas y cirujanos. Los cirujanos, que siempre resintieron la relación que compartían con barberos, solicitaron al parlamento una investigación sobre la materia. La incorporación entre cirujanos y barberos fue cercenada en Inglaterra en junio de 1745 por la sanción del rey. Louis XIV; similar en Francia y, para fines del siglo XVIII, prácticamente a todos los barberos europeos les fue relegado el derecho de practicar la cirugía y la odontología excepto en las comunidades donde no había doctores y dentistas. TAREAS DE LOS BARBEROS: Durante la primavera, en la edad media, la gente acudía a las barberías de los pueblos y ciudades no necesariamente a cortarse el pelo o afeitarse, sino también para que le arrancaran una muela o le sacaran sangre. Luego ampliaron sus servicios hasta abarcar intervenciones de cirugía menor tales como sajar diviesos, vendar úlceras y extraer muelas. Algunos barberos se especializaron en operaciones más serias, llegando a tratar cataratas o hernias. En los pueblos pequeños llevaban a cabo operaciones relativamente complejas, como por ejemplo reducir fracturas o realizar trepanaciones (cortar una porción del cráneo para aliviar la presión sobre el cerebro). Barberos como sangradores Para explicar la afición a las sangrías como remedio, hay que referirse al pensamiento científico de la época que, basándose en la obra de Galeno, el gran médico del siglo II, concebía la buena salud del cuerpo como un discurrir armonioso de los fluidos y humores internos (sangre, flema, bilis, atrabilis, etc.), en tanto que la enfermedad estaba originada por las “obstrucciones’ de este flujo o por la presencia de humores venenosos. Así pues, la sangría era el principal remedio para restablecer el equilibrio interno y de ella se llegó a hacer un uso comparable al de la aspirina en nuestros días. La manera eficaz de realizar una sangría era de la forma siguiente: la paciente, sentada en un taburete de poca altura ofrece el brazo izquierdo estirado; para dar estabilidad al miembro, sostiene firmemente con la mano un largo bastón apoyado en el suelo, mientras que la mano libre sujeta la bacía en la cual se va a recoger la sangre. A su lado, el barbero-cirujano sostiene un paño con la mano con la que acaba de sajar una vena en sentido longitudinal con una aguja en forma de gancho, mientras que, con la otra mano, estira la piel para facilitar de este modo el flujo de la sangre. Otras veces, se prefería hacer la incisión en la vena de la
frente: puesto el paciente cabeza abajo, después de haberle rasurado el pelo, se le anudaba al cuello un pañuelo a modo de lazo hemostático para que, de esta manera, se engrosara la vena que iba a ser sajada. El barbero tenía a mano recipientes con líquidos tonificantes, por lo general agua de azahar, para utilizarla en el caso de que el paciente perdiera el sentido durante la sangría; si esto no bastaba para reanimarle, se le suministraba algún vino especialmente fuerte. Para facilitar la cicatrización de la vena, se cubría luego la herida con un misterioso polvo, elaborado por el mismo barbero-cirujano según receta secreta transmitida de generación en generación: conocemos una compuesta, entre otros ingredientes, por sangre humana desecada y pulverizada, piel de liebre, cuerno de ciervo quemado y polvo de estiércol de mulo negro, recogido durante el mes de mayo. Otra cura especialmente enérgica era la que empleaba el barbero para eliminar el dolor de cabeza del paciente: después de habérsela rasurado, le arrimaba a la piel desnuda una sartén candente, que el desventurado debía soportar durante el mayor tiempo posible. La técnica de la sangría tenía una versión más suave en la aplicación de las sanguijuelas (su principal utilidad medicinal actual es reducir rápidamente los hematomas y la hinchazón localizada); este método se utilizaba especialmente en los establecimientos termales, que acogían a quienes podían permitírselo. En las termas, los barberos estaban muy solicitados, puesto que antes de iniciar cualquier ciclo de curas era indispensable efectuar una sangría. Conocemos los elementos de un curioso acuerdo que tuvo lugar entre cuatro barberos y el municipio de Rapolano, centro de los establecimientos termales de la región de Siena, en Italia: a cambio de la exclusividad de la práctica de las sangrías en las termas locales, los cuatro debían estar a disposición de los habitantes del castillo los miércoles y los sábados, para cortarles gratuitamente el cabello, rasurarles la barba y sacarles las muela. Barberos como sacamuelas Estos barberos lo mismo afeitaban que pelaban, pero eran especialmente esperados en las aldeas y cortijos, por sus labores de sacamuelas. Y es que cuando una muela se picaba y los dolores se hacían insoportables, la presencia del barbero era imprescindible. Este maestro de los dientes, sin más ayudas que unas tenazas con forma parecidas a la de unos alicantes que pasaban de generación a generación, como testigo del oficio, y de un trago de aguardiente ratero que pedía con voz enérgica le dieran en la casa donde estaba al paciente, se disponía a sacar la muela desvariada para que dejara de molestar al infortunado. En Europa, las actitudes con respecto a la higiene dental empezaron a cambiar en el siglo XIV. En 1308, los cirujanos barberos, a parte de la extracción, la principal operación dental del cirujano barbero consistía en limpiar y blanquear los dientes. Unos dientes blancos y relucientes eran muy apreciados, y el cirujano barbero procedía primero a limar los dientes del paciente con un áspero instrumento metálico, después de lo cual los frotaba con aquafortis, una solución altamente corrosiva de ácido. Esto permitía lucir unos dientes muy blancos durante algún tiempo, pero destruía por completo el esmalte y causaba la pérdida masiva de los dientes en edad muy temprana. No obstante, la vanidad era muy fuerte, y la limpieza dental por medio del ácido continuaba en Europa durante el siglo XVIII. IDENTIFICACIÓN: El poste de barbero El poste de barbero es un símbolo familiar en el mundo entero, aun así pocas personas saben que simboliza las actividades médicas que muchos barberos practicaron una vez. Consiste en un cilindro encerrado en una cápsula transparente, con un diseño en forma de hélice que lo recorre, por lo general rojo. Al girar provoca la ilusión de que las rayas suben. Durante la sangría, era costumbre que el paciente apretara fuertemente un poste con una mano, para que las venas se hincharan y la sangre manara libremente. El poste estaba pintado de rojo para minimizar las manchas de sangre, y cuando no lo utilizaba colgaba junto
a la entrada de la tienda, como anuncio, envuelto en la gasa blanca que se utilizaba para vendar los brazos ya sangrados, Con el tiempo, este poste rojo y blanco fue adoptado como símbolo oficial de los gremios de barberos cirujanos. El pomo dorado que más tarde se añadió a la parte superior del poste representaba la bacía de cobre que servía para recoger la sangre y también para preparar la espuma del afeitado. Cuando cirujanos y barberos se separaron, estos últimos conservaron el poste. Así, la franja roja representa la sangre, mientras que la blanca simboliza los vendajes utilizados para tapar las heridas. El color azul fue añadido posteriormente por mero patriotismo (recordemos que es un invento made in USA), lo que explicaría que algunas de las barras más antiguas no incluyan este color. Otras teorías apuntan a que los colores azul, blanco y rojo, es una referencia patriótica a Francia por que: - Ahí se inició la costumbre de la barbería comercial por nombrarlo de alguna manera. - En estos lugares (antes de la revolución Francesa) hacían las veces de foros políticos y de discusión de los clientes que allí llegaban, pues según ellos fue mucho su esfuerzo y lo que aportaron a la causa francesa.
Carteles comerciales La mayoría de los barberos practicantes realizaban su trabajo en un establecimiento público, y solían anunciar sus servicios con un cartel que representaba una mano levantada, de la que goteaba sangre, y una sangradera para recogerla. Las sangraderas eran de barro cocido, peltre o plata, y solían tener unas marcas en el interior para señalar la cantidad recogida. EL SANTO San Martín de Porres nació en Lima el año 1579. Era hijo de un hidalgo español, D. Juan de Porres, y de una mulata, Ana Velázquez. San Martín aprendió el oficio de barbero, que incluía el de cirujano y la medicina general. Ayudaba a los pobres sanándoles gratuitamente y aprovechaba sus intervenciones para hablarles de Dios a sus pacientes. Se le atribuyeron numerosos milagros, entre ellos, la extracción de muelas sin producir dolor a muchos enfermos. Cuando la viruela se extendió por Lima, la labor de este Santo se multiplicó, dándose entones, el milagro de multilocación, que le permitía estar sanando simultáneamente a varias personas en distintos lugares. San Martín falleció a causa de una enfermedad y de múltiples ataques del demonio el 3 de noviembre de 1636, siendo elegido este día para señalar la cantidad recogida. BIBLIOFRAFIA: http://www.selecciones.com/acercade/art.php?id=613 http://www.barberiaelcapitan.com/hist.htm http://blogs.ya.com/rachelangelo/c_114.htm http://hechos2006.blogspot.com/2007_09_01_archive.html http://espanol.answers.yahoo.com/question/index?qid=20080312055505AAXfSdF
http://weblogs.clarin.com/podeti/archives/000380.php http://www.sierradebaza.org/relatos/Relato_06-08.htm http://www.cecilgoitia.com.ar/cepillo_dentalypasta.htm
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