Tomo 62 WSS

CONTENIDO ROMPIENDO BARRERAS (PARTE I) .......

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ROMPIENDO BARRERAS (PARTE II) ... ... ... ... ... 29 ROMPIENDO BARRERAS (PARTE III) . . . . . . . . . . . . . . . 59 ROMPIENDO BARRERAS (PARTE IV) ROMPIENDO LA BARRERA DE LA INCREDULIDAD DE ISRAEL ...... .....

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ROMPIENDO BARRERAS (PARTE V) ROMPIENDO BARRERAS Y ABRIENDO CAMINO PARA LOS ESCOGIDOS .. .. .. .. .. .. .. .. .. 113 ROMPIENDO BARRERAS (PARTE VI) ROMPIENDO BARRERAS PARA LA RESTAURACIÓN DE TODAS LAS COSAS

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ROMPIENDO LAS BARRERAS EN EL AMOR DIVINO ... ... ... ... ... ... ... ... . 183 ROMPIENDO LAS BARRERAS DE LA IGNORANCIA ... ... ... ... ... ... ... ... .. 207

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte I

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte I

Por William Soto Santiago 29 de noviembre de 1996 Cristianópolis, Brasil

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uy buenos días, jóvenes; un saludo en el amor divino de mi parte, en esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña “Rompiendo Barreras.” Que en esta ocasión Dios nos permita ver cómo romper todas las barreras existentes para obtener el éxito en todo momento. Jesucristo dice en Apocalipsis, capítulo 22, verso 16: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Que con el cumplimiento de esta promesa todas las barreras que ustedes tengan sean rotas en este Día Postrero. Jesucristo nos envía Su Angel Mensajero para ayudarnos, para que así todas las barreras sean rotas en este Día Postrero. Quiero decirles que el éxito o victoria es el producto del rompimiento de las barreras. Usted no puede tener una victoria o éxito si no ha roto las barreras correspondientes que se presentan ante usted. Ahora, jóvenes, podemos ver que la existencia de cada uno de ustedes aquí, y la mía también, ha sido porque ciertas barreras han sido rotas. Fueron rotas las barreras en su padre terrenal, en su abuelo, bisabuelo, tatarabuelo (y todos los tatarabuelos que estén por ahí para atrás), para

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que el gene que formó su cuerpo apareciera en este tiempo y se uniera con el óvulo de su madre en el vientre de su madre, y así producir el cuerpo que usted tiene; y para mí ha sido en la misma forma. Barreras fueron rotas en nuestros padres, tanto en papá como en mamá, para aparecer nuestro cuerpo terrenal. Y en el Programa divino podemos ver que fue rota la barrera del tiempo para aparecer nosotros en este tiempo final. Hemos venido, en cuanto a nuestras almas, de la eternidad; en cuanto al cuerpo físico, pues vino por medio de la unión de papá y mamá; es temporal; por eso cuando le pasa cierta cantidad de tiempo se pone viejo y después se muere; pero nuestra alma es eterna, y por eso es que nuestro nombre está escrito en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Ya cada uno de ustedes, igual que yo, estábamos en la mente de Dios como un atributo divino, por lo tanto somos eternos; porque los atributos divinos son eternos, son una parte de Dios, somos una parte de Dios; por eso es que Dios vino en carne humana en la persona de Jesús, para redimir a los hijos de Dios. Redimir significa volver al lugar srcinal; y por cuanto nosotros estábamos en Dios eternamente, por medio del sacrificio de Cristo somos restaurados a Dios o retornados a Dios. Y ahora en el Día que nos ha tocado vivir podemos ver de dónde hemos venido: de Dios. Y el que es de Dios, la Voz de Dios oye. Por eso es que estamos escuchando la Voz de Dios en este Día Postrero en el cual estamos viviendo; la Voz de Dios, la Palabra de Dios, el Mensaje de Dios para este Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino.

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Cristo dijo: “También tengo otras ovejas que no son de este redil, las cuales también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño y un pastor.” Por eso es que hemos escuchado Su Voz en este tiempo final; porque somos de Sus ovejas, y hemos sido colocados en el redil del Señor, que es la Iglesia del Señor Jesucristo; ese Cuerpo Místico de creyentes, compuesto por redimidos de Jesucristo por Su Sangre preciosa. Ahora podemos ver todas las barreras que han sido rotas para nosotros estar viviendo en este tiempo y tener la estatura que tenemos. Hemos roto un sinnúmero de barreras para llegar a donde estamos en la actualidad. Ahora, en lo espiritual también hay barreras que tienen que ser rotas en la vida de cada persona. Por ejemplo, Cristo habló del nuevo nacimiento cuando le dijo a Nicodemo: “De cierto, de cierto te digo, el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios.” O sea, no lo puede entender: no puede entender el Cuerpo Místico de Cristo, o sea, la Iglesia del Señor Jesucristo, que es el Reino de Dios, donde nacen los hijos del Reino por medio de creer en Cristo y recibir Su Espíritu Santo. Eso es algo que no puede ser entendido por ninguna persona, excepto que nazca de nuevo, que nazca en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo, que nazca del Agua y del Espíritu, como dijo Jesucristo. Ahora, para ese nuevo nacimiento, podemos ver que barreras también tenían que ser rotas. Para los días de Jesús, aunque El dijo que era necesario el nuevo nacimiento, todavía nadie podía nacer de nuevo, porque el sacrificio de Cristo no estaba realizado; tenían que ser rotas ciertas barreras para poderse obtener el nuevo nacimiento de cada escogido de Dios, de cada persona escrita en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la

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fundación del mundo. Ahora podemos ver las barreras que fueron rotas por nuestro amado Señor Jesucristo allá en la Cruz del Calvario al tomar nuestros pecados y morir allí por ellos y con ellos, para que así nosotros seamos libres de todo pecado. El rompió esas barreras para hacer posible el nuevo nacimiento de los hijos e hijas de Dios, y así crear una nueva Casa, una nueva Familia: la Familia del segundo Adán, que es nuestro amado Señor Jesucristo, El es el segundo Adán. Y todos los hijos de Dios que han creído en Cristo y han nacido por medio del Espíritu Santo, el Espíritu de Cristo, son descendientes del segundo Adán en la nueva Creación, en ese nuevo nacimiento con el cual hemos nacido en el Reino de Dios. Hemos tenido entonces dos nacimientos: uno para morir, el que hemos obtenido por papá y mamá; pero por medio de ese nacimiento hemos tenido la oportunidad de hacer contacto con la vida eterna, que es Jesucristo, y recibirlo como nuestro Salvador, y recibir Su Espíritu Santo, y así volver a nacer; ya no nacer de la descendencia del primer Adán, sino del segundo Adán, para obtener así nuestro cuerpo teofánico, y para el Día Postrero obtener el cuerpo físico y glorificado que hemos de tener para toda la eternidad. Ahora, podemos ver que tienen que ser rotas barreras para obtener la victoria en todo momento. Habrá una apretura y habrá una victoria que obtendrán los escogidos de Dios: la gran victoria en el amor divino, en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Amor Divino, y en la Dispensación del Reino, donde todos son llenos del conocimiento de Dios, de la Gloria de Dios manifestada en el Día Postrero en la Iglesia

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del Señor Jesucristo, en el Lugar Santísimo de ese Templo espiritual. Ahora, para llegar ahí, barreras han sido rotas, para pasar del Lugar Santo del Templo espiritual de Cristo al Lugar Santísimo, donde El nos ha colocado en este Día Postrero para pronto recibir nuestra transformación, como El ha prometido; y los muertos en Cristo resucitar en cuerpos eternos. Ahora podemos ver que hay grandes bendiciones. ¿Para quiénes? Para aquellos que romperán las barre-

ras en el Día Postrero y obtendrán la victoria, y así obtendrán todas las bendiciones divinas en toda su plenitud, incluyendo nuestra transformación y el rapto para ir a la Cena de las Bodas del Cordero en este Día Postrero. Ahora, no nos podemos ir hasta que esté completo el número de los escogidos de Dios. Y por eso llevamos el Mensaje por todas partes, conforme a la orden divina de nuestro Señor Jesucristo, que llevásemos Su Palabra por todo el mundo, predicando el Evangelio por todo el mundo y a toda criatura. Ahora, podemos ver que esa es una comisión dada por Jesucristo a cada miembro de Su Cuerpo Místico de creyentes. Su Iglesia como Cuerpo Místico tiene esa comisión, y cada miembro de Su Iglesia como individuo también tiene esa comisión; no puede estar con los brazos cruzados sin hacer nada para llevar el Mensaje de Dios, tiene que hacer algo; porque Dios no quiere vagos en Su Reino. La Escritura nos dice que repartió talentos, y luego los que los recibieron usaron los talentos y obtuvieron más talentos; pero hubo uno que recibió un talento y no lo usó:

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lo escondió en la tierra y se ocupó en sus propios negocios. Los negocios terrenales son perecederos, son temporales, y no nos podemos llevar nada de aquí de la Tierra, de las cosas que obtenemos en los negocios terrenales; solamente las cosas que hacemos en el Reino de Dios estarán con nosotros para siempre, convertidas en grandes bendiciones y recompensas de parte de Dios. Es como cuando una persona tiene un dinero y dice: “con este dinero yo no puedo suplir el hambre que tengo, no me lo puedo comer.” Pero lo convierte en comida, y sacia el hambre que tiene. Y nosotros, todos nuestros esfuerzos y todo el máximo de dinero que podamos usar en la Obra de Dios es convertida en grandes bendiciones en el Reino de Dios, que estarán con nosotros por toda la eternidad, y grandes galardones recibiremos en el Reino de Dios. Hay tres años y medio en los cuales estaremos en la Cena de las Bodas del Cordero, y ahí Cristo repartirá los galardones; mientras en esta Tierra la gente estarán pasando por los juicios de la gran tribulación; esos son los galardones que a ellos les corresponden. Pero a los escogidos de Dios les corresponden galardones celestiales, que Cristo dará en la Cena de las Bodas del Cordero allá en el Cielo, cuando tengamos el nuevo cuerpo y seamos raptados o arrebatados al Cielo para estar con el Señor en la Cena de las Bodas del Cordero. Ahora podemos ver las grandes bendiciones que Cristo tiene para cada uno de ustedes y para mí también, y para todos Sus escogidos de las edades pasadas con sus siete ángeles mensajeros. Ahora, las bendiciones más grandes son para los escogidos del Día Postrero, de la Edad de la Piedra Angular

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y Dispensación del Reino. ¿Y quiénes son esos escogidos? Pues nosotros que vivimos en este tiempo final. Ahora podemos ver que tenemos mucho trabajo en la Obra del Señor. Nos enseña la Escritura que el que trabaja en la Obra de la Cosecha, recibe salario. Vamos a ver cuál es este pasaje. Miguel lo tenía en estos días. Juan, capítulo 4, verso 34 en adelante. Y dice así: “Jesús les dijo: Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra.” Y esa es también nuestra comida: Hacer la Voluntad del que nos envió: Jesucristo, y acabar la Obra que El nos ha dado para llevar a cabo en este Día Postrero; así como también para los de las edades pasadas ellos tenían una comida en adición a la comida espiritual de la Palabra: era hacer la Voluntad del que los envió, de Jesucristo, y terminar la Obra que Dios les dio para la edad en que vivieron. Y ahora nos ha tocado a nosotros hacer la Voluntad del que nos envió, y llevar a cabo Su Obra hasta acabarla. Y en los Negocios del que nos envió (de Jesucristo, nuestro Padre, el que produjo en nosotros ese nuevo nacimiento) nos conviene estar, y estar haciendo Su Voluntad, trabajando en Su Obra hasta acabar la Obra que El nos ha dado para llevar a cabo. Esto es para ustedes, jóvenes, y para mí también, y para los adultos que están aquí, y para los niños que estén aquí, y para los que me puedan escuchar. Sigue diciendo Jesús: “¿No decís vosotros: Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega?” O sea, Cristo les está mostrando las plantaciones y está diciéndoles a ellos, en cuanto a estas plantaciones naturales: “faltan cuatro meses para comenzar la siega.” “He aquí os digo(ahora les va a hablar de otras planta-

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ciones): Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya están blancos para la siega.” Ahora, las cosas naturales o de la naturaleza representan las cosas espirituales. Así como hay una siembra y hay un crecimiento, y luego hay una cosecha en cierto tiempo... porque cada etapa tiene su tiempo: tiempo de sembrar y tiempo de cosechar. Ahora, el que mira al viento, no sembrará: piensa que el viento va a llevarse toda la semilla, por lo tanto no siembra; pero el que no mira las circunstancias que lo rodean, sino que mira el tiempo correcto para sembrar... Porque hay tiempo para sembrar; no importa que haya viento o haya sol o haya lluvia, cuando llega el tiempo de sembrar, hay que sembrar; no se puede uno detener. Cristo dijo: “El Hijo del Hombre es el que siembra la simiente. Y una cayó junto al camino, otra cayó en pedregales, otra cayó entre espinos; pero otra cayó en buena tierra.” Ahora, en la enseñanza de Jesús encontramos que El no nos enseña a preocuparnos de que una parte de la simiente, del Mensaje, caiga junto al camino; tampoco El nos enseña a preocuparnos que una parte caiga en pedregales, y que otra parte caiga entre espinos. El nos alienta mostrándonos que una parte cayó en buena tierra; por lo tanto una parte caerá en buena tierra, caerá en personas que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Por lo tanto, la misión es llevar la Palabra. Una parte va a caer en buena tierra. No importa que ustedes repartan mil, diez mil, cien mil o un millón de folletos, y piensen que muchas de esas personas no le van a prestar atención a lo que está dicho allí. Vean, Cristo dijo: “Una parte cayó junto al camino.”

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Esos son aquellos que oyen la Palabra pero luego el diablo saca del corazón de ellos lo que fue sembrado en el corazón, o sea, el diablo saca la Palabra que había sido sembrada en el corazón. Los que caen en pedregales son los que oyen la Palabra, la reciben con gozo, pero no tienen raíces, no tiene profundidad, no profundizan en la Palabra para que ella se arraigue allá en el alma. Son los que reciben un Mensaje, lo leen, y después no buscan más Mensajes, no siguen hacia adelante buscando dónde hay más Mensajes, y dónde se pueden reunir para escuchar las conferencias y también tener compañerismo espiritual alrededor de la Palabra con los demás que han creído. Esas personas no tienen arraigada la Palabra en el alma; por lo tanto, son de corta duración, y cuando les llega la apretura, los problemas, por causa de la Palabra, luego se apartan. Están también aquellos representados en terrenos con espina: Son aquellos que oyen la Palabra, pero los afanes de este mundo y el engaño de las riquezas, o sea, el afán de este mundo, tanto del trabajo como de la educación, como la de hacerse de una buena profesión o de una buena posición económica o social o política, o hacerse de dinero, obteniendo o teniendo un buen negocio que produzca, le consume todo el tiempo; y después dicen: “Es que yo no tengo tiempo para ir a escuchar una conferencia, no tengo ni tiempo para sentarme en mi casa y leer un folleto con una conferencia.” ¿Qué está sucediendo? Los afanes de este mundo que él tiene, y las riquezas, están ahogando la Palabra que él recibió allá en el alma, y la hace sin frutos, no produce fruto; viene a ser un simpatizante solamente, porque no lleva fruto. Ahora, esto es algo triste para las personas, pues Cristo

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dice: “¿Qué recompensa dará el hombre por su alma? ¿De qué le vale si granjeare o ganare todo el mundo y pierde su alma?” De nada le vale. Por eso Cristo dijo: “Buscad primeramente el Reino de Dios y su justicia; las demás cosas serán añadidas.” Porque son las añadiduras de la vida. Pero buscar el Reino de Dios, eso es buscar la vida eterna. Y cuando la persona recibe a Cristo como su Salvador por medio de la predicación de la Palabra, y recibe Su Espíritu Santo, ha entrado al Reino de Dios, encontró el Reino de Dios y entró al Reino de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo, y tiene vida eterna. Cristo dijo, San Juan, capítulo 6, verso 40: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” Lo importante es creer en Jesucristo como nuestro Salvador y recibir Su Espíritu Santo. Eso nos coloca dentro del Reino de Dios, dentro del Cuerpo Místico de Cristo. Por un Espíritu Santo tenemos todos entrada a ese Cuerpo Místico. Este es el redil del Señor, el redil de las ovejas del Señor, donde son alimentadas con la Palabra de Dios correspondiente al tiempo que les toca vivir; pues para cada edad o etapa de la Iglesia del Señor Jesucristo, en cada etapa Cristo ha enviado un mensajero, lo ha colocado en Su Iglesia, que es Su Casa, Su Familia, para que les dé el Alimento espiritual a tiempo, el Alimento correspondiente a esa edad. ¿Y cuál es el Alimento? La Palabra de Dios correspondiente a esa edad; porque “no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios,” que sale de la boca del mensajero que Dios ha enviado para

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esa edad al pueblo de Dios. Ahora podemos ver cómo han sido alimentados los escogidos de Dios en cada edad de la Iglesia gentil, de las siete edades, que ya han transcurrido. Y ahora nos encontramos en la Edad de la Piedra Angular siendo alimentados con la Palabra de Dios, con la Palabra que sale de la boca de Dios, con el Mensaje del Evangelio del Reino, el Mensaje de Jesucristo por medio de Su Angel Mensajero. Ese es el Alimento espiritual para cada uno de nosotros en este Día Postrero, para alimentar así nuestra alma con la Palabra de Dios. Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos. Cristo dijo (Apocalipsis 22:16): “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Lo envía con el Alimento espiritual para todos los hijos de Dios en este Día Postrero, dando testimonio de estas cosas que deben suceder pronto, conforme a como están en la Palabra de Dios, conforme a las profecías bíblicas correspondientes al Día Postrero. Ahora estamos viviendo en el tiempo en que El nos abre las Escrituras correspondientes al Día Postrero. Y ahora es que podemos saber abiertamente que los Días postreros son el quinto milenio, sexto milenio y séptimo milenio; y que el Día Postrero, del cual Cristo dice: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero,” es el séptimo milenio. Porque un Día delante del Señor es como mil años, y mil años es como un Día. Un Día de Dios o delante de Dios es como mil años para nosotros. Segunda de Pedro, capítulo 3, verso 8, así está dicho; y en el Salmo 90 y verso 4 (un salmo del profeta Moisés). No solamente David hizo composición de salmos, sino también el profeta Moisés.

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Ahora podemos ver dónde nos encontramos en el Reino de Dios, podemos ver en qué día: en el Día del Señor, en el Día Postrero, en el séptimo milenio, escuchando la Voz de Jesucristo que Juan escuchó en el Día del Señor, la Gran Voz de Trompeta, que es la Voz del Alfa y Omega, hablándonos directamente a nuestra alma en este Día Postrero, y dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto, en el Día Postrero; y abriéndonos el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; misterio que en otras edades y dispensaciones no había sido dado a conocer a los hijos de los hombres bajo las diferentes dispensaciones. Era un misterio que sería abierto en el Día Postrero a los escogidos de Dios en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, bajo el Ministerio de Jesucristo a través de Su Angel Mensajero operando los ministerios de Moisés por segunda vez y de Elías por quinta vez. Vean ustedes el misterio de la Venida de Jesucristo en Espíritu Santo, en el Día Postrero, operando el ministerio de Moisés por segunda vez, y de Elías por quinta vez, y de Jesucristo por segunda vez; ese es el misterio más grande de todos los misterios, y es el misterio que nadie conocía ni en el Cielo ni en la Tierra, pero que sería abierto a los escogidos de Dios en este Día Postrero. Y ya está abierto ese misterio a los escogidos de Dios del Día Postrero. Y ahora podemos ver las palabras del precursor de la Segunda Venida de Cristo, que dijo: “Será todo tan sencillo que será Dios ocultándose y revelándose en simplicidad.” Dios se ocultó en los profetas del Antiguo Testamento, de edades y dispensaciones también. Por ejemplo en Moisés: El se veló en carne humana en la persona de Moisés, y

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luego a través del profeta Moisés se reveló, se dio a conocer, y produjo la liberación del pueblo hebreo. Encontramos que también Dios se veló en carne humana en los demás profetas, y por medio de ellos se reveló; y por eso encontramos en la vida de los profetas un reflejo de Cristo; Cristo se reflejó a través de ellos. Por eso encontramos que David decía: “Horadaron mis manos y mis pies; contar puedo todos mis huesos.” Y también el profeta Isaías en el capítulo 53 habla de estas cosas. Y luego si leemos esas Escrituras todo parece que se está cumpliendo en esos hombres de Dios. Y aunque se cumplió parcialmente como un reflejo de lo que sucedería al Mesías en Su Primera Venida, encontramos que el cumplimiento pleno de esas cosas fueron en Jesucristo. Ahora, se reflejó en los profetas del Antiguo Testamento: la Primera y Segunda Venida de Cristo y las cosas que estarían sucediendo en la Primera y Segunda Venida de Cristo. También encontramos que en los mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil se reflejó la Segunda Venida de Cristo; y por eso encontramos que son habladas promesas en cada edad de la Iglesia gentil, las cuales se cumplieron parcialmente en los ángeles mensajeros, y en el grupo de ellos; pero para el Día Postrero se cumplirán en toda su plenitud en el Angel del Señor Jesucristo, en donde Cristo estará velado y revelado a través de carne humana en medio de Su Iglesia gentil, así como estuvo velado y revelado en carne humana en cada ángel mensajero de Su Iglesia gentil, y estuvo hablándole a Su Iglesia gentil en cada edad. Y ahora para el Día Postrero estaría velado, ocultado, en carne humana, y revelado a través de carne humana en

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y a Su Iglesia gentil. Pero el velo de carne no es el Señor Jesucristo, como tampoco ninguno de los siete ángeles mensajeros fue Jesucristo, pero en ellos estuvo Jesucristo velado y revelado en cada edad de la Iglesia gentil en la porción correspondiente a cada edad. Cristo dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” O sea, hasta el fin del reino de los gentiles, hasta el fin de los sistemas de los gentiles. Ahora podemos ver también qué es el fin del mundo: es el fin de todos los sistemas de los reinos gentiles para dar lugar al Reino de Jesucristo con todo el Sistema Divino, para el glorioso Reino Milenial, en donde toda la Tierra será llena del conocimiento de la Gloria de Jehová como las aguas cubren el mar. Ahora podemos ver en qué tiempo estamos en el Programa divino. Estamos en el tiempo señalado por Dios para El ocultarse en Su Angel Mensajero, en medio de Su Iglesia gentil; porque así como cada ángel mensajero de las siete edades de la Iglesia gentil fue un miembro del Cuerpo Místico de Cristo nacido en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo, del Agua y del Espíritu, así también el Angel del Señor Jesucristo es un miembro del Cuerpo Místico de Jesucristo, creyente en Jesucristo como su Salvador, redimido con la Sangre de Jesucristo, lavado con la Sangre de Jesucristo, y lleno del Espíritu de Jesucristo, como fueron los siete ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil. Ahora, la manifestación final de Cristo velándose en carne humana en Su Angel Mensajero y revelándose a través de Su Angel Mensajero, en el cumplimiento de Sus promesas para el Día Postrero; ese es el misterio de Jesucristo para el Día Postrero, revelado en el Día Postrero a

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través del velo de carne donde El se velaría, se ocultaría, en el Día Postrero. Dondequiera que esté la Palabra, que es Cristo, estará velada. Se ha velado en carne humana a través del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, en Sus mensajeros. Y para el Día Postrero la Palabra, el Verbo, está prometido para venir velado en carne humana nuevamente: Apocalipsis 19, verso 11 al 21. Eso es el Verbo hecho carne nuevamente en el Día Postrero en Su Angel Mensajero. El precursor de la Segunda Venida de Cristo nos dijo en la página 256 del libro de “Los Sellos” en español: “Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra, El vendrá en un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre.—” Eso es la Venida del Jinete de Apocalipsis, capítulo 19, en un caballo blanco: La Palabra de Dios encarnada en un hombre. Y si se va a encarnar el Verbo, la Palabra, en un hombre, tiene que ser en un profeta; porque la Palabra viene a los profetas, y toda revelación de Dios tiene que venir a un profeta, y por medio de un profeta pasar al pueblo de Dios. La revelación de los Siete Truenos, que es la Voz de Cristo, tiene que venir a un profeta, y por medio de ese profeta pasar a la Iglesia del Señor Jesucristo, para darle a conocer así el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. Pero todo será tan sencillo, dijo el precursor de la Segunda Venida de Cristo. Dice que el Séptimo Sello en su apertura o abertura será tan sencillo que muchos lo pasarán

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por alto. Dice: “será como vino Juan el Bautista y como el nacimiento de nuestro Señor Jesucristo, allá en un establo, en Belén de Judea.” Eso está por la página 472, más o menos, del libro de “Los Sellos.” Vean ustedes, la Primera Venida de Cristo, para ser cumplida, pues tuvo que nacer el velo de carne donde se cumplió la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios. Y para el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo, tiene que nacer el velo de carne donde estará Jesucristo en Espíritu Santo velado y revelado en el Día Postrero, en el cumplimiento de Su Venida como el León de la tribu de Judá, en el cumplimiento de Su Venida sobre un caballo blanco, como lo muestra Apocalipsis 19. Y eso es el Verbo, la Palabra, encarnada en un hombre. Y por eso Su Venida está prometida con Sus Angeles; porque en ese hombre, Cristo en Espíritu Santo coloca los ministerios de Moisés y de Elías, y los usa a través de ese velo de carne dando el Mensaje de Gran Voz de Trompeta. Y así estaremos escuchando en este Día Postrero la Gran Voz de Trompeta de los Angeles del Señor Jesucristo enviados para llamar y juntar a los escogidos de Dios; y estaremos escuchando la Trompeta de Dios, que es el Mensaje también del Evangelio del Reino. “Porque el mismo Señor descenderá del cielo con Aclamación, con Voz de Arcángel y con Trompeta de Dios.” Todo eso, para ser manifestado, encontramos que tiene que tener un velo de carne a través del cual hable con esa Trompeta de Dios, con ese Mensaje de Dios. Y la Trompeta de Dios, el Mensaje de Dios, para el Día Postrero ¿cuál es? El Mensaje del Evangelio del Reino para la Dispensación del Reino. Y con ese Mensaje es que Cristo le estará hablando por medio de Su Angel Mensajero a Su

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Iglesia gentil en el Día Postrero; y así estará llamando y juntando a todos los escogidos de Dios, y también estará hablándole más adelante al pueblo hebreo; y estará juntando a todos los escogidos del pueblo hebreo, que son 144 mil hebreos. El pueblo hebreo está esperando la Venida del Mesías, el Mesías, el Ungido. Mesías significa Ungido. Están esperando el Ungido con el Espíritu de Dios en el Día Postrero. Cristo, Mesías y Ungido significa lo mismo, es lo mismo; es el Ungido con el Espíritu Santo en el Día Postrero. Vamos a ver quién nos dice Apocalipsis, capítulo 7, que es el Mensajero que viene con el Espíritu Santo en el Día Postrero para llamar y juntar a los escogidos de Dios de en medio del pueblo hebreo. Ese es el Ungido con el Espíritu Santo, el Ungido con el Espíritu de Cristo en el Día Postrero, para llamar a los escogidos de Dios. Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante, nos dice: “Vi también a otro ángel que subía de donde sale el

sol, y tenía el sello del Dios vivo...” ¿Cuál es el Sello del Dios vivo? Es el Espíritu Santo. Y Jesucristo en Espíritu Santo ha estado en Su Iglesia produciendo el nuevo nacimiento de todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero; y ha estado velado en cada ángel mensajero, y ha estado hablando por medio de cada ángel mensajero. Y ahora para el Día Postrero el Angel Mensajero ungido con el Espíritu Santo para llamar y juntar a los escogidos de Dios, es este Angel Mensajero, el cual viene con el Sello del Dios vivo, con el Espíritu Santo, pues hemos sido sellados con el Espíritu Santo de Dios para el Día de la Redención. “No contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual habéis sido sellados para el Día de la Redención.” Efesios,

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capítulo 4, verso 30. Y capítulo 1, verso 12 al 14 también nos habla del bautismo del Espíritu Santo o Sello del Espíritu Santo, que es las arras de nuestra Redención o Salvación, o sea, el pronto pago; porque luego tendremos la plenitud del Espíritu de Dios, con un cuerpo eterno que hemos de recibir; y seremos todos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, con vida eterna en nuestra alma, en nuestro espíritu, y también en nuestro cuerpo; en ese cuerpo que hemos de recibir. Ahora podemos ver que muchas barreras estarán siendo rotas en el Día Postrero para así obtener la victoria y así tener el cumplimiento de toda promesa que Cristo ha hecho para Su Iglesia gentil, y luego para el pueblo hebreo. Las personas que van a la tierra de Israel en este tiempo se dan cuenta que ellos están esperando la Venida del Mesías. ¿Y saben lo que ellos dicen? Que están esperando al Mesías, y que el Mesías será un profeta. Esa misma promesa ha sido hecha a la Iglesia del Señor Jesucristo. La Primera Venida de Cristo hecha para el pueblo hebreo, su cumplimiento fue la aparición de un profeta: Jesucristo, el profeta de Nazaret; en El estaba la Palabra, el Verbo, hecho carne.“Y aquel Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, como la gloria del unigénito del padre lleno de gracia y de virtud).”(Juan 1:14). Era el Verbo hecho carne, la Palabra hecha carne en toda su plenitud, Dios velado en carne humana en la persona de Jesucristo. Y siendo el cumplimiento de la Primera Venida del Mesías, era un profeta; porque la Venida del Mesías es la Venida de un Profeta ungido con el Espíritu Santo en toda su plenitud, para cumplir las promesas correspondientes a ese tiempo. El Mesías, el

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Cristo, el Ungido, ¿ungido con qué? con el Espíritu de Dios, con el Espíritu Santo, en toda su plenitud. Por eso Jesús tomó la profecía de Isaías, capítulo 61, y la leyó aquí en el evangelio según San Lucas, capítulo 4, verso 14 en adelante, donde nos dice: “Y Jesús volvió en el poder del Espíritu a Galilea, y se difundió su fama por toda la tierra de alrededor. Y enseñaba en las sinagogas de ellos, y era glorificado por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado; y en el día de

reposo entró en la sinagoga, conforme a su costumbre, y se levantó a leer. Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí, Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres...” Aquí Jesucristo se identifica como el hombre, el profeta, ungido con el Espíritu de Dios, con el Espíritu Santo; estaba ungido con el Espíritu Santo en toda Su plenitud. Juan el Bautista dijo: “Yo no lo conocía, pero el que me mandó a bautizar me dijo: Sobre aquel que tú veas al Espíritu Santo descender en forma de paloma, y permanecer sobre él, ese es El, ese es Aquel al cual tú le estás preparando el camino, ese es Aquel que vendrá después de ti.” Juan decía: “Después de mí viene un hombre, viene uno (o sea, si viene ‘uno’ es un hombre, un profeta), del cual yo no soy digno de desatar la correa de su calzado, o de ponerme su calzado.” Ahora, si tenía calzado, pues era un hombre, al cual él le estaba preparando el camino; pero ese hombre sería un profeta ungido con el Espíritu Santo en toda Su plenitud,

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sería la Palabra encarnada en un hombre, en el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo, ungido con el Espíritu de Dios. El dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí.” Estaba sobre Jesucristo, como Juan lo había dicho. Por eso Juan dijo: “Este es aquel del cual yo dije: Después de mí viene un hombre (y ese hombre: un profeta), viene uno.” Y ese “uno,” cuando Juan lo vio, dijo: “Este es el hombre. Este es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.” Para la Primera Venida de Cristo fue presentado el hombre, el profeta, donde estaba el Espíritu de Dios en el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo, fue presentado como el Cordero de Dios. Pero Su Segunda Venida es como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. Ahora, sigue diciendo: “Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los

ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor.” O sea, el año agradable del Señor, que tipifica la Dispensación de la Gracia, en donde la predicación del Evangelio de la Gracia sería dada dando a conocer las buenas nuevas de la Primera Venida de Cristo y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario; y así dándole la oportunidad a todo ser humano para recibir Salvación. “Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” Miren la forma sencilla en que se cumplió esa Escritura: se cumplió en un obrero de la construcción, un carpintero

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de Nazaret, un hombre sencillo; y sin embargo en ese velo de carne estaba el Arquitecto, Ingeniero y Constructor del Universo completo. Y ahora cuando viene a la Tierra viene como un sencillo carpintero; pero era el Creador, el Constructor, del Universo completo. Dios en simplicidad. Cuando El se manifiesta en la Tierra, lo hace por medio de un velo de carne; y ahí es donde está la simplicidad, en un simple velo de carne la grandeza divina es manifestada, para que el velo de carne no se lleve la gloria, para que la gloria sea para Aquel que está en el velo de carne manifestándose. Juan el apóstol quiso darle gloria, honor y adoración al instrumento de Jesucristo donde Jesucristo se manifestaría en el Día Postrero, y se postró a los pies del Angel del Señor Jesucristo; y él dijo: “Mira, no lo hagas, yo soy consiervo tuyo y de tus hermanos, los que retienen el nombre de Jesús. Adora a Dios. Porque el testimonio de Jesús es el Espíritu de la profecía.” “No estés adorando al velo de carne, al Mensajero; sino adora al que lo envió, a Dios, a Jesucristo.” Porque los verdaderos adoradores adorarán al Padre en Espíritu y en verdad. Ahora podemos ver porqué Juan quiso adorar al Angel del Señor Jesucristo: porque vio a Jesucristo velado y revelado en Su Angel Mensajero; y pensó que lo podía adorar. Trató de hacerlo en dos ocasiones, pero en las dos ocasiones le fue prohibido. Ahora podemos ver que al que tenemos que adorar es al Dios Creador de los Cielos y de la Tierra, que es nuestro amado Señor Jesucristo. Y el Angel del Señor Jesucristo mostrará esto claramente; y le mostrará al pueblo que él no es Jesucristo, sino que él es el Profeta Mensajero enviado para la Dispensación del Reino con el Mensaje del Evange-

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lio del Reino; para con ese Mensaje dar testimonio de todas estas cosas que deben suceder en el Día Postrero, encabezando esas cosas la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo, en Su manifestación final. Ahora podemos ver todas las barreras que serían rotas para el cumplimiento de esas promesas, de las cosas que deben suceder en este Día Postrero. Para subir a la Edad de la Piedra Angular, la barrera del tiempo de las edades de la Iglesia gentil fue rota, y pasamos a una Edad Eterna. También la barrera de una dispensación fue rota; salimos de esa dispensación y entramos a una nueva dispensación: la Dispensación del Reino. Y así por el estilo podemos ver todas las barreras que han sido rotas para obtener la victoria y bendiciones de Cristo en este Día Postrero. Y todavía faltan algunas barreras. Y en el Nombre del Señor Jesucristo serán rotas esas barreras, y obtendremos la Gran Victoria en el Amor Divino en este Día Postrero, y seremos transformados, y seremos a imagen y semejanza de nuestro amado Señor Jesucristo, rompiendo barreras. Adelante jóvenes, rompiendo barreras en este Día Postrero y obteniendo la victoria siempre. Y así obteniendo las bendiciones de Cristo prometidas para esos valientes que siempre estarán rompiendo las barreras y obteniendo la victoria, y así obteniendo las bendiciones de Dios. Ha sido para mí un privilegio estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio de cómo romper barreras. Continuemos rompiendo barreras. Muchas han sido rotas. Rompan todas las barreras, todas las barreras circunstanciales que les rodeen. Rompan esas barreras y lleven a cabo la Voluntad del que nos ha enviado a vivir en esta

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Tierra, hasta que acabemos la Obra que El nos ha dado para llevar a cabo.

“ROMPIENDO BARRERAS.” Ese es un buen tema para esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña. Sobre este tema continuaremos hablando en la noche y todos los demás días de esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña. Sobre este tema podemos hablar todas las noches una conferencia o más de una conferencia, y también durante el día, durante un año, dos años, tres años, cuatro años... Podemos continuar predicando sobre este tema por todo el Reino Milenial también; porque bajo este tema se pueden reunir todas las promesas divinas correspondientes a este Día Postrero y a todo el Reino Milenial; bajo este tema podemos reunir todo el Programa divino prometido en la Escritura. Nuestro hermano Miguel trajo a la luz el Mensaje que él recibió en Puerto Rico por el 1974, entre los cuales hubo una de las conferencias titulada: “Rompiendo la Barrera del tiempo.” En donde se mostraba cómo romper la barrera para entrar a la Edad de la Piedra Angular y obtener todas las bendiciones que están ahí para los hijos de Dios. Ahora podemos ver que Dios nos ha dado la victoria frente a todas las barreras, y han sido rotas; y nos continuará dando la victoria frente a todas las barreras que estarán frente a nosotros; y serán rotas esas barreras: los escogidos escritos en el Libro de la Vida del Cordero serán completados, los muertos en Cristo serán resucitados en cuerpos incorruptibles, y nosotros los que vivimos seremos transformados en este Día Postrero. Y esa barrera será rota también en este Día Postrero. En el Nombre del Señor Jesucristo será rota toda barrera para recibir la transformación.

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Si El ha roto ya todas esas barreras que se presentaron frente a nosotros, ¿romperá las que faltan? Ya faltan menos, ya son menos que las que teníamos antes de comenzar. Y si El fue poderoso para romper las del pasado, también es poderoso para romper las que faltan, y obtener así la Gran Victoria en el Amor Divino. “ROMPIENDO BARRERAS.” En eso es que estamos. En eso es que está la Iglesia del Señor Jesucristo en la Edad de la Piedra Angular. En eso es que están los jóvenes en este Día Postrero: rompiendo barreras para obtener toda bendición prometida por Cristo para Su Iglesia para este Día Postrero. No se puede obtener ninguna bendición si no se rompe la barrera que hay frente a esa bendición. Ahora podemos ver que así fue para el pueblo hebreo, para entrar a la tierra prometida que estaba al otro lado del Jordán. Se rompió la barrera del Jordán, se abrió, y pasaron, pasaron en seco. Así también es para nosotros. Ha sido para mí un privilegio grande estar con ustedes, dándoles testimonio de cómo romper las barreras en este Día Postrero, para obtener todas las bendiciones de Dios. “ROMPIENDO BARRERAS.”Que Dios les bendiga y les guarde a todos; y será hasta la noche, Dios mediante, a la hora ya establecida: a las 7:00 de la noche, en este mismo lugar, para así recibir lo que Dios nos tenga para esta noche. Que Dios les bendiga y les guarde a todos, amados jóvenes, en esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña. Que Dios les bendiga, y ¡adelante rompiendo barreras! “ROMPIENDO BARRERAS.”

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte II

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte II

Por William Soto Santiago 29 de noviembre de 1996 P.M. Cristianópolis, Brasil

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uy buenas noches, amados jóvenes; que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también en esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña; y que en esta noche nos hable al corazón Su Palabra y nos abra el entendimiento en lo profundo de nuestra alma, y nos abra las Escrituras en esta noche. Amén. Quiero leer en San Mateo, capítulo 13, verso 10 en adelante, y dice de la siguiente manera, luego de Jesucristo haber explicado la parábola del sembrador. Si leemos el verso 8, veremos la buena parte o dónde cayó la bendición, o dónde se materializó la bendición de Dios por medio de la Palabra que cayó en buena tierra. Capítulo 13, verso 8 en adelante, vamos a leer. Dice así: “Pero parte cayó en buena tierra, y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.” La explicación de la buena tierra está en el mismo capítulo 13, verso 23, y dice: “Mas el que fue sembrado en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, y da fruto; y produce a ciento, a sesenta, y a treinta por uno.” La buena tierra es aquel que oye la Palabra y la entiende

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y lleva fruto. Los otros no llevaron fruto. Ahora, continuamos leyendo aquí mismo en San Mateo, verso 9, donde sigue diciendo: “El que tiene oídos para oír, oiga. Entonces, acercándose los discípulos, le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas? El respondiendo, les dijo: Porque a vosotros os es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no les es dado (‘a ellos no les es dado,’ a las demás personas).” Luego sigue diciéndonos: “Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; pero al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado. Por eso les hablo por parábolas: porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.” Una parábola que no es entendida no puede producir el beneficio de esa parábola para la persona. Ahora miren ustedes, les habla por parábolas, y viendo no ven, ni entienden. “De manera que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dijo: De oído oiréis, y no entenderéis...” Cuando una persona escucha una parábola sin ser explicada esa parábola, está escuchando pero no está entendiendo nada. Pero esa parábola tiene un significado y la persona necesita conocer ese significado para que le sea de provecho esa parábola; porque esa parábola contiene misterios del Reino de Dios. “Y viendo veréis, y no percibiréis (O sea, no se darán cuenta de lo que está siendo dicho). Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyen pesadamente, Y han cerrado sus ojos; Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y con

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el corazón entiendan.” Ahora, podemos ver aquí que hay dos formas de entender: una es con el intelecto y otra es con el corazón, o sea, con el alma, con la cual se obtiene la revelación de Dios. No es con el intelecto sino con el alma que se obtiene la revelación de Dios y se entiende esa revelación divina y se cree esa revelación divina; ahí es donde se recibe la revelación del cielo. Ahora, sigue diciendo Cristo: “...Y con el corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane (significa: y yo los salve).” Ahora, podemos ver que la persona cuando entiende con su corazón o en su alma y se convierte a Cristo, obtiene su salud espiritual, su sanidad de toda enfermedad del pecado, y recibe ahí vida eterna. “Pero bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen. Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis, y no lo vieron; y oír lo que oís, y

no lo oyeron.” Ellos estaban viendo la Primera Venida de Cristo, el evento que habían deseado ver los profetas y justos de Dios, los cuales hablaron de la Venida del Mesías. ¿Y qué estaban escuchando ellos? Ellos estaban escuchando la Palabra de Dios por medio del Mesías en la Primera Venida de Cristo; bienaventuranza que quisieron tener todas las personas del Antiguo Testamento; pero a los discípulos les tocó esa bienaventuranza. Ahora, para ver porqué les hablaba por parábolas, vean ustedes, para que viendo no vieran y entendieran, dice: “Y con el corazón entiendan, Y se conviertan, Y yo los sane.” Ahora miren en el capítulo 13, verso 34 al 35, de San

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Mateo, de las parábolas es dicho: “Todo esto habló Jesús por parábolas a la gente, y sin

parábolas no les hablaba (ahí están las parábolas del grano de mostaza, está la parábola del trigo y de la cizaña, está la parábola del sembrador, y todas esas parábolas que El dio para aquel tiempo. Ahora, ¿qué contenían esas parábolas? Sigue diciendo); para que se cumpliese lo dicho por el profeta, cuando dijo: Abriré en parábolas mi boca; Declararé cosas escondidas desde la fundación del mundo.” Podemos ver que en las parábolas de Jesucristo hay cosas ocultas, hay cosas que son habladas ahí, que son misterios desde antes de Cristo, o sea, desde Adán en adelante, y aun desde antes de Adán. En las parábolas de Jesús están los misterios del Reino de Dios revelados en parábolas. Pero la explicación de esas parábolas, encontramos que es lo que nos da a nosotros el conocimiento de esos misterios del Reino de Dios. La buena tierra es aquel que oye la Palabra y la entiende; y eso incluye el oir las parábolas y entender el significado de ellas. Ahora, necesitamos romper esa barrera para poder entender el contenido de esas parábolas. “ROMPIENDO BARRERAS.” Esta es la segunda parte. La primera parte de este tema: “ROMPIENDO BARRERAS,” fue en la mañana. Ahora vamos para la segunda parte. Mañana estaremos en la tercera y cuarta parte también. En la mañana en la tercera; o sea, ya esto es entre los jóvenes; y después en la noche también, ya será la cuarta parte de este tema: “ROMPIENDO BARRERAS.” ¿Y hasta cuándo llega este tema, Salomón? ¿Hasta el domingo también? Pues el domingo tendremos la quinta y

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sexta parte de “ROMPIENDO BARRERAS.” Y esperamos que Dios nos muestre muchas cosas para romper la barrera de la ignorancia de las cosas que debemos conocer en este Día Postrero. Hay que romper la barrera de la ignorancia para poder entender todas estas cosas que debemos conocer. Y para eso Jesucristo dice: “Yo Jesús les he enviado mi ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias.” (Apocalipsis 22:16). Para que las puedan entender todos los hijos e hijas de Dios, y sea rota la barrera de la ignorancia, y así conozcamos todas estas cosas que deben suceder pronto. Qué bueno es nuestro Dios, que para romper la barrera de la ignorancia de las cosas que deben suceder, nos dice: “Yo Jesús les he enviado mi ángel para dar testimonio de estas cosas en las iglesias.” ¿De qué cosas? De todas estas cosas que deben suceder pronto. Apocalipsis 22, verso 6:

“Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.” Y ese Angel no las trae en parábolas, pero las trae con las parábolas, con las parábolas que están en la Biblia, explicándolas. Y con la explicación de esas parábolas, se rompe la barrera de la ignorancia de lo que significan esas parábolas. “ROMPIENDO BARRERAS. Parte II.” Ahora podemos ver que en estas parábolas de Jesucristo están escondidos los misterios del Reino de los Cielos. El mostró el Reino de los Cielos en diferentes formas y en diferentes parábolas. Por ejemplo, en la parábola del sembrador mostró el

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Reino de los Cielos, y dijo que es semejante a un hombre que sembró buena simiente. Una parte cayó junto al camino, otra cayó en pedregales y otra cayó entre espinos; pero otra cayó en buena tierra, y llevó fruto a ciento por uno, a sesenta por uno y a treinta por uno. No es a ciento por ciento, sino a cien por uno. Se siembra uno y se cosechan cien. A ciento por ciento, si usted siembra cien, pues cosecha cien; o sea, que no está ganando nada. Pero ahí, al ciento por uno, sí que está ganando mucho. Cuando usted siembra cien granos de trigo y cosecha al ciento por ciento ¿qué está obteniendo? De cien que sembró, pues cosecha cien; obtuvo la misma cantidad. Pero ahora, si gana, pues tiene que cosechar al ciento por uno o al sesenta por uno o al treinta por uno; y es buena ganancia al treinta por uno. O sea, si usted siembra un grano de trigo y recoge treinta, pues tiene más de lo que tenía al comenzar; y después siembra esos treinta, y multiplica treinta por treinta, ¿y cuánto le da? Le da como 900. (Por ahí tenemos a Miguel con la calculadora). Luego siembra esos 900 y lo multiplica por 30 en la cosecha; ya eso es como 27,000 por ahí, ¿verdad? Eso es sacando así la cuenta a la ligera, ya que no tengo una calculadora por ahí a la mano; pero Miguel por ahí puede ver si es 27,000 o algo así. Yo lo saqué ahí a la ligera, multipliqué 3 x 9 que son 27, después le añadí los ceros, y no sé si le añadí ceros de más o no. ¿Eso es Miguel? Bueno, entonces estamos bien. Y después siembra esos 27,000 granos de trigo, y ahí yo me quedo porque hay que multiplicarlo por 30 de nuevo. Bueno, eso sería 810,000 granos de trigo. Bueno, pero miren ¿cuántas cosechas necesita? ¿cuántas siembras y cosechas necesita? Necesita unas cuantas para tener, digamos, 810,000 granos de trigo.

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Ahora, si produce a sesenta, ya no va a tener 810,000 granos de trigo; tendrá mucho más. Y si obtiene a ciento por uno, ya eso es mucho más. La buena tierra es el que oye y entiende la Palabra de Dios para la edad y dispensación que le toca vivir, y lleva mucho fruto. Ahora, ¿a cuánto quiere usted dar? A ciento por uno. Todo el mundo desea dar al ciento por uno. Ahora, observe usted los árboles y también las plantaciones de vegetales, de tomate, de lechuga, de zanahorias, vegetales y ensaladas, todas esas cosas, y árboles también, y usted notará unos arbolitos o unas plantas que son más hermosas que otras. Si buscamos bien la razón, encontrarán que tienen más humedad abajo en lo profundo, bajo la tierra, y eso le da oportunidad de que sus raíces se extiendan más y obtengan más alimento y la planta esté más hermosa: multiplica célula sobre célula más rápidamente que las otras; y cuando lleva el fruto, lleva más fruto y más hermoso; y también le da el sol a esa planta. Pero si ustedes colocan una planta donde no le da el sol, y luego donde no hay buena humedad, usted verá que no va a llevar ni a treinta por uno. Se requiere que el Sol de Justicia, Cristo, resplandezca sobre nosotros con los rayos de luz de Su Palabra, para que nos dé esas vitaminas que necesitamos; y que la humedad de la Palabra, siendo enseñada, llegue hasta nuestras raíces, y nos arraiguemos bien en el Programa divino, y obtengamos así vida para ser reproducida a través de nuestras vidas; y que también llevemos, por consiguiente, mucho fruto y hermoso fruto. Porque hay frutos que no pasan la inspección, y debemos nosotros llevar un fruto hermoso que pase inspección como los frutos que son para la

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exportación; son los mejores frutos, y tienen que pasar por cierta inspección. ¿Y saben ustedes una cosa? Que el fruto nuestro es para exportación, para el Reino de Dios, y para toda la eternidad; por lo tanto, vigile el fruto: Debe ser hermoso y perfecto, que pase la inspección de nuestro amado Señor Jesucristo. Ahora, viendo que en las parábolas están los misterios del Reino de Dios o Reino de los Cielos, los misterios de la Iglesia del Señor Jesucristo, la cual fue representada en el pueblo hebreo, y fue representada también en el tabernáculo que hizo Moisés y el templo que hizo Salomón... Y ahora el Templo de Dios en el Nuevo Testamento es la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso el pueblo hebreo no tiene templo; porque ya Dios tiene un nuevo Templo. Cristo dijo que aquel templo que el pueblo hebreo tenía iba a ser destruido, y no quedaría piedra sobre piedra que no fuera destruido. Pero El estaba mostrando que habría un nuevo Templo: Su Iglesia, donde El habitaría. El dijo que recibirían el Espíritu Santo y que El moraría en ellos y estaría con ellos. ¿Con quiénes? Con los miembros del Cuerpo Místico de Cristo, o sea, con la Iglesia del Señor Jesucristo. Ese es el Nuevo Templo en el Nuevo Testamento, ese es el lugar de morada de Dios en Espíritu Santo, como nos dice San Pablo en su carta a los Efesios, en el capítulo 2. Y ahí nos muestra quiénes son los miembros de la Iglesia de Jesucristo. Es importante que cada persona sepa quién es en la Iglesia del Señor Jesucristo. Capítulo 2, verso 19 al 22, dice: “Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios (miembros de la Familia de Dios, o sea, hijos e hijas de Dios; y eso significa: descendientes de Dios),

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edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo, en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor; en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.” Ese Templo de Dios o casa de Dios o edificio de Dios, para morada de Dios en Espíritu Santo, dice San Pablo que somos nosotros, o sea, la Iglesia del Señor Jesucristo, que es edificada con seres humanos. Somos colocados en ese Templo espiritual, somos edificados juntamente con todos los santos de las edades pasadas. Y para el Día Postrero la promesa es que Dios morará en ese Templo en toda Su plenitud. Durante las edades pasadas ha sido las primicias del Espíritu Santo morando en cada hijo de Dios, pero para el Día Postrero será la plenitud de Dios; será producida la Resurrección de los muertos en Cristo y la Transformación de nosotros los que vivimos, y así obtendremos el cuerpo eterno, y Dios morará en toda Su plenitud en cada una de esas personas que estarán con cuerpos eternos. Ahí es donde se cumple la redención del cuerpo, o sea, el momento en donde obtendremos la restauración en y a un cuerpo eterno. Seremos restaurados a vida eterna con un cuerpo eterno, para reinar con Cristo por mil años y luego por toda la eternidad. Y para eso hay unas cuantas barreras que tienen que ser rotas en el Día Postrero. Y la principal es la barrera de la ignorancia de las cosas que deben suceder en el Día Postrero. Esa barrera al ser rota y poder comprender todas estas cosas que deben suceder pronto, obtendremos así la

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fe, la revelación, para que se materialice en todos nosotros las promesas de Cristo de grandes bendiciones que están establecidas en la Escritura para Sus escogidos en el Día Postrero; y tendrá que venir la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Pero antes viene el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta llamando y juntando a los escogidos de Dios. Y así la barrera de la ignorancia se rompe para los escogidos de Dios; porque entonces entenderán las cosas que antes no entendían, y verán que esas grandes promesas son tan sencillas en cuanto a su cumplimiento en el Día Postrero. Encontramos que Jesús habló de los grandes eventos correspondientes al Día Postrero. Los colocó en diferentes parábolas y diferentes profecías y visiones, las cuales nosotros necesitamos entender para poder ver el cumplimiento de esas grandes profecías que fueron dadas en visiones y en parábolas por nuestro amado Señor Jesucristo. Encontramos que hay grandes profecías para el Día Postrero y necesitamos entenderlas. Jesucristo dijo en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, con esa Voz de Trompeta: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas.”O sea, las cosas que sucederán después de las que ya han sucedido en las siete edades de la Iglesia gentil, ahora Cristo las va a mostrar; porque no las mostró a ninguna de las siete edades de la Iglesia gentil; porque son promesas para ser mostradas abiertas, reveladas y cumplidas a Su Iglesia en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, donde El estará enviando a Su Angel Mensajero en el Día Postrero. Para cada edad del pasado Dios envió un ángel mensajero para cada edad, el cual dio testimonio con el Mensaje

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que Dios le dio para cada edad. Y para el Día Postrero El ha prometido enviar a Su Angel Mensajero para dar testimonio de estas cosas que deben suceder pronto. Este Angel Mensajero en el Día Postrero viene como este hombre del cual habló Cristo en San Mateo, capítulo 13 y verso 52, donde dice: “Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas (es semejante a un padre de familia).” Ahora, en San Mateo, capítulo 24, verso 44 al 47, Cristo pregunta: “¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que les dé el alimento a tiempo?” ¿A quién le va a dar el Alimento a tiempo? A los hijos e hijas de Dios, a los miembros de esa Familia, de esa Casa, la Casa de Dios, o sea, la Iglesia del Señor Jesucristo; esa es la Familia y Casa de Dios. Y Sus hijos, los miembros de Su Iglesia, son los hijos de esa Casa. Y para esa Casa, encontramos que Cristo ha enviado ángeles mensajeros de edad en edad; para las siete etapas de la Iglesia gentil envió siete ángeles mensajeros, y para el Día Postrero, para la Edad de la Piedra Angular, envía a Su Angel Mensajero. Ahora, Cristo pregunta:“¿Quién es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su casa para que

les dé el alimento a tiempo?”El Alimento de la Palabra de Dios, del Mensaje de Dios correspondiente al tiempo en que Dios envía ese mensajero. Cada mensajero recibió el Alimento espiritual para el tiempo en que vivió, para dárselo a los hijos de Dios en la Casa de Dios, o sea, a los miembros del Cuerpo Místico de

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Cristo. Y ahora pregunta: “¿Cuál es el siervo fiel y prudente, al cual cuando su señor venga le halle haciendo así?” O sea, ¿cuál es el siervo fiel y prudente que estará dándole el Alimento espiritual a tiempo? O sea, el Mensaje que corresponde a ese tiempo, al tiempo en que la Segunda Venida de Cristo sea cumplida. “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.” ¿Le halle haciendo cómo? Así. Dándole el Alimento de la Palabra de Dios a tiempo. No dándole un Mensaje de una edad pasada, diciéndole que ese es el Mensaje de esta edad, de la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. No. El siervo fiel y prudente al cual encontrará el Señor en Su Venida, estará dándole el Alimento a tiempo, el Mensaje del Evangelio del Reino, a los hijos e hijas de Dios en la Casa de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo. “Bienaventurado aquel siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así.

De cierto os digo que sobre todos sus bienes le pondrá.” Ahora, ese siervo fiel y prudente ya sabemos que es el Angel del Señor Jesucristo, del cual Cristo dijo:“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Ahora, Juan el apóstol vio todas estas bendiciones que recibió este Angel hasta ser colocado como administrador de los bienes de su Señor: “Sobre todos sus bienes le pondrá.” ¿Y para qué le pondrá sobre todos Sus bienes? Para que los administre en la edad en que lo envía y en la dispensación en que El lo envía. Ahora, no solamente de pan vivirá el hombre, sino de

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toda Palabra que sale de la boca de Dios. Ya podemos ver que ese Alimento que tiene que dar a tiempo es la Palabra que sale de la boca de Dios, de la boca del Mensajero de Dios para ese tiempo. Con ese Alimento, con ese Mensaje, es alimentado cada hijo e hija de Dios en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. Ahora, el hombre del cual Cristo habla aquí en el capítulo 13 y verso 52 de San Mateo: “Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro

cosas nuevas y cosas viejas.” Ahora, este Padre de familia, al cual ha puesto su Señor sobre Su Casa, saca de cosas que sucedieron en el pasado, ya esas son cosas viejas, pues ya se cumplieron; y también saca de parábolas que fueron dadas en el pasado: Toma todas esas cosas que aparentemente son viejas para muchas personas, las toma y las abre y muestra las cosas que estarán sucediendo en el Día Postrero; y también muestra las cosas que ya sucedieron en tiempos pasados, y puede mostrar cómo fue a la vista de Dios lo que sucedió en el pasado. No es suficiente con tener un conocimiento simple de la historia bíblica. Dentro de la historia bíblica hay grandes misterios de cosas, de eventos, que se llevaron a cabo desde el Génesis en adelante, incluyendo la creación de Adán y también la formación de Eva de una costilla de Adán, y también la caída del ser humano en el Huerto del Edén. Todas esas cosas son del pasado, pero él puede tomar esas cosas del pasado (que para muchos son cosas viejas) y abrirlas y mostrar qué sucedió en realidad en el pasado y lo que eso significa para la raza humana, y los beneficios o consecuencias negativas que produce en medio de la raza

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humana todo eso que ocurrió en el pasado. También saca cosas nuevas, las cosas que deben suceder en el tiempo presente. Toma esas cosas nuevas que Cristo prometió que daría a conocer cuando dijo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas.” Son cosas nuevas que deben suceder y que son mostradas a la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero. Ahora podemos ver cómo un hombre docto, o sea, un escriba docto en el Reino de los Cielos, o sea, en la Iglesia del Señor Jesucristo, es semejante a un padre de familia, que saca de sus tesoros cosas nuevas y cosas viejas, o sea, cosas del presente y cosas del pasado; y trae un cuadro claro a la Iglesia del Señor Jesucristo de todas estas cosas. Y así somos llenos del conocimiento de todas estas cosas nuevas que deben suceder y de las que están sucediendo; y de las cosas viejas, o sea, de las cosas que sucedieron en el pasado. Y con esas cosas del pasado trae una enseñanza de beneficio para todos nosotros; y actualiza esas cosas viejas, y trae una enseñanza, mostrando que aquellas cosas del pasado son tipos y figuras de las cosas nuevas que sucederían; porque Dios dice en el libro de Proverbios y en Eclesiastés que no hay nada nuevo debajo del sol. Nos enseña que lo que será, ya fue; y que lo que es, ya fue; lo que será, es ya; o sea, que lo que Dios hace es que restaura lo que pasó, en un nuevo ciclo divino, en una edad divina, una nueva edad divina y una nueva dispensación divina; y todas esas cosas que sucedieron son tipo y figura de las cosas nuevas que ocurren en una nueva edad y en una nueva dispensación; son la sombra de las cosas nuevas. Como el templo que hizo Moisés y el tabernáculo que

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hizo Salomón: es el tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo, de las cosas nuevas que Dios haría con relación a un nuevo templo. Y ahora podemos ver el Nuevo Templo; esa es la cosa nueva que Dios ha hecho en cuanto a un templo. Y cada hijo de Dios como individuo también es Templo del Espíritu de Dios, es un Templo de Dios; tiene lo mismo que tiene el Templo. El Templo tiene Atrio, eso tipifica el cuerpo nuestro; tiene Lugar Santo, eso tipifica el espíritu de la persona; tiene también Lugar Santísimo, lo cual tipifica el alma de la persona. Por eso es que la parte más importante del ser humano es el alma de la persona; ese es el lugar de morada de Dios, ese es el lugar del Trono de Dios en el ser humano, y ese es el lugar donde viene la Palabra de Dios y mora ahí; ese es el lugar de morada de Dios en Espíritu Santo en el ser humano; ahí es donde se recibe el Espíritu de Dios. Ahora podemos ver que somos un Templo de Dios como individuos. Y todo lo que estaba en el templo de Moisés y en el de Salomón estaría en cada hijo e hija de Dios como individuo, y en la Iglesia del Señor Jesucristo como Cuerpo Místico de creyentes. Ahora podemos ver el misterio de lo que es el ser humano. Es cuerpo, que es lo que podemos ver. A través de ese cuerpo la persona se expresa, se manifiesta, porque ha sido hecho carne; aunque ha sido hecho carne en un cuerpo mortal y temporal. Ahora, la persona además de ser un cuerpo físico, lo cual es la parte exterior, el atrio, también es espíritu; y tiene cinco sentidos en su espíritu, así como en su cuerpo tiene cinco sentidos también, así como tenemos vista, oído, olfato, tacto y gusto. Ahora, por medio de esos sentidos nos

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comunicamos con el mundo exterior. El espíritu también tiene cinco sentidos, y por medio de esos cinco sentidos nos comunicamos con la parte invisible o espiritual. Y en el alma solamente tenemos un sentido: el libre albedrío para creer o dudar la Palabra de Dios. Por eso es que Cristo enseñó que con el corazón es que se cree y es que se entiende. Es allá en el corazón, lo cual representa el alma de la persona, donde la persona o cree o duda; ahí es donde obtiene la revelación divina de parte del cielo. Encontramos que cada persona está compuesta así; y cada persona necesita saber cómo está hecho y cómo funciona, para poder sacar el máximo de beneficio a la vida que Dios nos ha dado, y romper toda barrera que exista para obtener todas las bendiciones del cielo. Las cosas de Dios son directamente con el alma de la persona, pero entran por los diferentes sentidos. Vean, ustedes oyen la Palabra cuando es enseñada y penetra hasta el alma; ahí usted la cree, si es un creyente; si no es un creyente, pues no la cree; solamente puede o creer si es un creyente, o no creer si no es un creyente; porque con el libre albedrío no puede hacer otra cosa. Ahora, encontramos que también usted lee la Palabra por medio del sentido de la vista; y esa Palabra pasa por uno de los sentidos o más sentidos del espíritu suyo, hasta llegar al alma de la persona, al alma suya; y ahí la persona la cree o no la cree; y la entiende o no la entiende; con el corazón se cree para justicia, con la boca se hace confesión para salvación. Ahora podemos ver que lo que creemos es lo que hablamos, damos testimonio con nuestra boca de lo que hemos creído en nuestra alma, en nuestro corazón; y cuando llevamos el Mensaje dando testimonio de todas las

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cosas que deben suceder en el Día Postrero, y a medida que van sucediendo las vamos viendo por medio de la predicación de ellas, y las vamos creyendo en el alma, y las vamos publicando, dándolas a conocer a otras personas, porque las hemos recibido en nuestra alma, las hemos creído en nuestra alma, y de ahí sale expresada esa Palabra que hemos creído, sale manifestada a través de la obra que llevamos a cabo; porque las obras dan testimonio de nuestra fe que está en el alma nuestra, las obras son la expresión de nuestra fe. Ahora, Dios ve la fe; los hombres ven las obras. Podemos ver que las obras de los creyentes en cada edad y en cada dispensación son la expresión de la fe que ellos tienen en sus almas, es un testimonio de lo que ellos creen, son cartas leídas de todos los hombres, por medio de las obras que ellos llevan a cabo en la edad en que están viviendo; eso da testimonio de la fe que está en el alma de cada uno de ellos como individuos y de la fe, la revelación, que está en la Iglesia del Señor Jesucristo en cada etapa por la cual está pasando. Y ahora encontramos que las Obras de la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero, en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, que es el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, las obras hechas en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, dan testimonio de lo que hay en el alma de la Iglesia del Señor Jesucristo y de lo que cree la Iglesia del Señor Jesucristo, o sea, la fe que hay en el alma de la Iglesia del Señor Jesucristo. El alma de la Iglesia del Señor Jesucristo viene a ser el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual, la Edad de la Piedra Angular, donde Dios mora y morará en toda Su

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plenitud en este Día Postrero, conforme a la promesa divina, porque ese es un templo para morada de Dios en espíritu; y por esa causa está representado en el tabernáculo que hizo Moisés y el templo que hizo Salomón. Ahora, podemos ver que para pasar de una etapa a otra, tienen que ser rotas algunas barreras. Por ejemplo, cuando se pasó de la Dispensación de la Ley a la Dispensación de la Gracia hubo barreras que fueron rotas y hubo una lucha; pero Cristo rompió esas barreras y obtuvo la victoria, y nació una nueva dispensación. Y ahora en el Día Postrero, cuando hay un cambio de dispensación, unas barreras han estado siendo rotas y una nueva dispensación ha nacido en este Día Postrero, donde son llamados los escogidos de Dios. Y esa nueva etapa o edad de la Iglesia del Señor Jesucristo está representada en el lugar santísimo del tabernáculo que hizo Moisés y del templo que hizo Salomón. Y ahora Cristo está materializando ese Lugar Santísimo en Su Iglesia con seres humanos latinoamericanos y caribeños; ese es el misterio que estaría abierto en el Día Postrero entre los latinoamericanos y caribeños. Para los latinoamericanos encontramos que es un misterio la existencia de los latinoamericanos y caribeños, y también para otras naciones es un misterio el pueblo latinoamericano y caribeño; pero miren, el misterio ha estado siendo abierto: es que con los latinoamericanos y caribeños Dios construiría la última etapa de Su Iglesia gentil, la etapa de la Edad de la Piedra Angular, la etapa del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual. Por eso es que en este tiempo Cristo ha estado rompiendo barreras para poder construir la nueva etapa de Su Iglesia, que es la del Lugar Santísimo de Su Templo espiritual.

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Cuando hay barreras para ser rotas, hay una lucha; pero Cristo es el que está edificando la Casa. “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los edificadores.” Eso lo dice la Escritura, Salmo 127: “Si Jehová no edificare la casa, en vano trabajan los que la edifican.” O sea, en vano trabajan los ministros: edificando casas, iglesias, congregaciones; pero si Dios no está en el asunto, y con ese trabajo no se está realizando la edificación del Cuerpo Místico de Cristo, entonces en vano están trabajando. Pero si Jehová, Jesucristo en el Nuevo Testamento, si El es el que edifica la Casa, los edificadores, los ministros, no trabajan en vano, sino que están trabajando en colaboración con nuestro amado Señor Jesucristo en la construcción del Templo espiritual de Cristo. Para eso se tiene que conocer el misterio del Reino de los Cielos, o sea, el misterio de la Iglesia del Señor Jesucristo y las diferentes edades por las cuales ha pasado; y ver, o sea, entender, en qué etapa de la construcción de ese Templo se encuentra la Iglesia del Señor Jesucristo siendo construida por nuestro amado Señor Jesucristo. Trabajar en otra etapa no es trabajar sabiamente. Nos corresponde saber qué etapa de la construcción es la que Cristo está llevando a cabo; y todos unidos a El trabajar brazo a brazo con El en Su Obra, la Obra del Día Postrero, que son los Negocios de nuestro Señor Jesucristo. Es como en un edificio que está siendo construido, y es un edificio muy alto, y se van construyendo las diferentes etapas o niveles o plantas; y cuando se llega a lo último, si las personas no saben que donde tienen que estar trabajando es en la parte de arriba, y se ponen a poner bloques y a colocar columnas en el primero, segundo, tercero o cuarto piso, o quinto o sexto o séptimo piso, están trabajando en

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una etapa que fue ya hecha; lo que están haciendo es dañando todo lo que ya fue construido. Ese tipo de obrero no hace un buen trabajo, está trabajando en vano; no está trabajando realmente en la construcción del Edificio de Dios, de la Casa de Dios, que es la Iglesia del Señor Jesucristo. Y en la Iglesia del Señor Jesucristo, siendo construida, no se puede estar con peleas tampoco. Unos obreros que están construyendo un edificio, si comienzan a discutir y a decir: “No, que esto es así.” Y el otro dice: “No. Esto es así.” “No, que esto hay que colocarlo así.” Y viene y le echa cemento a todo eso, y el otro dice: “No, eso no era así, hay que romperlo.” Y viene el Maestro de Obra y busca el Plano (porque hay que buscar el Plano, la Palabra, lo que está prometido para ser construido en ese lugar y en ese momento), y dice: “Ni lo uno ni lo otro está correcto. Hay que romper todo eso. Hay que hacerlo de acuerdo al Plano, de acuerdo a la Palabra de Dios.” Y todo el trabajo que hicieron se echó a perder. Se merecen que los echen fuera de la construcción de ese edificio. Tienen que tener armonía y dejarse guiar por el que tiene el Plano: Ese es el Maestro de Obra, ese es el que tiene que dirigir la labor; y tiene que ser de acuerdo al Plano, porque para eso se hace el Plano primero. ¿Para qué se va a hacer un plano y después construirse diferente a lo que está en el plano? Sería dinero gastado en vano. Pero Dios hizo Su Plano primero, y luego comenzó la construcción de Su Obra. Así es la Iglesia del Señor Jesucristo y así es también el universo completo. Todo está de acuerdo al Plano de Jesucristo. Ahora podemos ver que hay grandes misterios encerrados en las parábolas. Por ejemplo, la parábola del trigo y de

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la cizaña nos muestra los hijos del Reino, representados en el trigo, que son los hijos de Dios; y nos presenta los hijos del diablo, representados en la cizaña. Cristo habló de hijos de Dios e hijos del diablo, lo cual no podemos negar que es verdadero, existen hijos de Dios e hijos del diablo, nos enseñó Jesucristo, representados en el trigo y la cizaña. Pero el misterio de cómo entraron a existencia es revelado a los hijos de Dios, a los hijos del Reino, a la Iglesia del Señor Jesucristo. Y para el Día Postrero la Iglesia del Señor Jesucristo tendría un conocimiento claro de todas estas cosas que sucedieron en el pasado. Son cosas viejas, pero que han traído una consecuencia a la raza humana, y trajeron la muerte espiritual y también física de los seres humanos. Y podemos ver que los sabios de este mundo, por más sabios que hayan sido, no han podido escapar de la barrera de la muerte; pero Jesucristo venció esa barrera y se levantó al tercer día. Y para todos los escogidos creyentes en El, Cristo también romperá esa barrera, resucitando a los muertos en Cristo en cuerpos eternos y transformando a Sus escogidos que viven en el Día Postrero. Ahora, podemos ver que hay barreras que Cristo romperá en este Día Postrero para bendición de todos nosotros. Y todo eso está mostrado en las parábolas del Señor. La parábola del trigo y de la cizaña también contiene el misterio de los segadores. El dijo: “Dejen el trigo y la cizaña crecer juntos, y al tiempo de la cosecha (o tiempo de la siega) el Hijo del Hombre enviará Sus Angeles.” ¿Para qué? Para llevar a cabo la cosecha, porque es en el tiempo de la cosecha. Si envía en el tiempo de la cosecha Sus Angeles, ¿qué van a hacer? Recoger el trigo y colocarlo en el Alfolí de

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Dios, o sea, a los escogidos que estarán viviendo en el Día Postrero, los cuales serán llamados y juntados con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta; pues Cristo dijo en San Mateo 24, verso 31: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos.” ¿Dónde los van a juntar? En el Cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia del Señor Jesucristo. ¿En qué edad? En la Edad de la Piedra Angular. Eso es estar sobre el Monte de Sion, pues el Monte de Sion representa la Iglesia del Señor Jesucristo. Por eso ahí es que también serán colocados los 144 mil hebreos que recibirán la Palabra bajo el Ministerio del Angel que viene con el Sello del Dios vivo. Y en Apocalipsis, capítulo 14, verso 1, aparecen 144 mil con el Cordero, en pie sobre el Monte de Sion, y con el Nombre de su Padre y el Nombre de El, del Cordero, escrito en sus frentes. Apocalipsis, capítulo 14 y verso 1. O sea, que obtienen la revelación divina del Nombre Eterno de Dios y Nombre Nuevo del Señor Jesucristo. Ahora podemos ver todas estas cosas que están colocadas en diferentes parábolas y en diferentes profecías, profecías simbólicas, o sea, con simbolismos bíblicos, los cuales aparecen en el libro del Apocalipsis; cosas que no pueden ser entendidas a menos que Cristo no las abra en el Día Postrero. Ya El ha abierto algunas de ellas por medio de Su séptimo ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia gentil; pero hay otras que no fueron abiertas: las que corresponden al Día Postrero; para las cuales Jesucristo ha enviado Su Angel, para dar testimonio de estas cosas en las iglesias, y así abrir estos misterios del Reino de los Cielos, del Reino de Dios, y obtener así la revelación divina para ser transformados y raptados en el Día Postrero. Estamos viviendo en el Día Postrero, en el tiempo del

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fin o tiempo final. Estamos viviendo en el tiempo en que las profecías del Día Postrero ya se están cumpliendo; y continuarán cumpliéndose las que faltan. Cristo muestra que enviará Sus Angeles. Ese misterio de quiénes son Sus Angeles ya ha sido dado a conocer a la Iglesia del Señor Jesucristo. Sus Angeles son los ministerios de Moisés y Elías con el Mensaje del Evangelio del Reino, o sea, con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta siendo predicado en el Día Postrero, y así llamando y juntando a los escogidos de Dios, al trigo de Dios, en el Día Postrero. Miren ese misterio del Reino de los Cielos lo sencillo que era; pero no podía ser entendido hasta que no fue abierto a los hijos e hijas de Dios en la Iglesia del Señor Jesucristo. Y ese misterio es para ser cumplido en el Día Postrero, en la manifestación de Jesucristo a través de Su Angel Mensajero; ahí es donde se cumple ese misterio. Y la Gran Voz de Trompeta, que es la Voz de Cristo, estará sonando y proclamando el Mensaje del Evangelio del Reino por medio de Su Angel Mensajero. Vean lo sencillo que es ese misterio; pero es sencillo ahora cuando ya ha sido abierto, pero antes nadie entendía ese misterio. Ahora, podemos ver que hay otros misterios, los cuales están ahí en las parábolas, los cuales son abiertos en este Día Postrero. Podríamos tomar todas las parábolas que hablan del Día Postrero, y dar a conocer el significado de esas parábolas. Miren la parábola de la red, que un hombre echó, luego la sacó a la orilla llena de peces, peces buenos y peces malos; tomó los peces buenos y los colocó en cestas, o sea, los colocó aparte, y lo malo echó nuevamente al agua, porque eso no servía; porque eso no fue lo que él quiso obtener cuando tiró la red. Cuando se tira la red del

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Evangelio siendo predicado, trae de todo; pero la idea o la intención del pescador es traer peces. Ahora, Cristo con Su Palabra, Su Mensaje, lo que quiere es traer peces. Peces representa escogidos de Dios, hijos e hijas de Dios; y encontramos que lo malo que es obtenido cuando se saca la red a la orilla, luego es echado de nuevo al agua. Cristo dice: “Así será en el fin del siglo: saldrán los Angeles.” Ahí tienen a los pescadores que tomarán la red del Evangelio, la echarán, luego la sacarán, tomarán lo bueno, y lo malo echarán fuera. Vean ustedes, lo que dijo Cristo es: “Así será al fin del siglo: Saldrán los Angeles y apartarán los malos de entre los justos.” ¿Y qué harán con los malos? “Y los echarán en el horno de fuego.” Eso es en la gran tribulación. “Y allí será el lloro y el crujir de dientes.” ¿Ven lo que eso significa para el Día Postrero? Pero no es ningún problema para nosotros; porque para los buenos peces no hay ningún problema; son colocados en cestas y llevados ante la Presencia de Cristo. Encontramos que esos peces buenos son los escogidos de Dios. “Y enviará Sus Angeles.” Vean ustedes, ¿y qué harán? Recogerán lo bueno, y lo malo lo echarán al fuego, al horno de fuego, a la gran tribulación; eso es lo mismo del trigo y la cizaña. La cizaña será echada al horno de fuego, a la gran tribulación; y el trigo será colocado en el Alfolí de Dios. El Alfolí de Dios y las cestas donde son colocados los peces, significa lo mismo. Y el horno de fuego es la gran tribulación, significa lo mismo. Y los Angeles son los mismos Angeles: los ministerios de Moisés y Elías, operados por Jesucristo en Su Angel Mensajero. Ese misterio ha sido abierto a la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero. Ese misterio nadie lo conocía abiertamente,

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hasta que fue abierto por Jesucristo en Su manifestación final, por medio de Su Angel Mensajero en el Día Postrero, donde colocaría Sus ministerios del Día Postrero, los ministerios de Moisés por segunda vez y de Elías por quinta vez y de Jesucristo por segunda vez. Por eso las profecías que hablan de la repetición del ministerio de Moisés, y la repetición del ministerio de Elías, y la repetición del Ministerio de Jesús, esos ministerios y profecías que hablan de esos ministerios, en este Día Postrero es que están siendo abiertas esas profecías, esas Escrituras, para ser entendidas por la Iglesia de Jesucristo en este Día Postrero; y así romper las barreras de la ignorancia, y obtener los beneficios de los ministerios de Moisés por segunda vez, trayendo un Mensaje dispensacional y trayendo una nueva dispensación, la cual abre en el Día Postrero; y recibiendo los beneficios del ministerio de Elías por quinta vez, y recibiendo los beneficios del Ministerio de Jesucristo por segunda vez, como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. Es Jesucristo en Espíritu Santo el que tiene ministerios. Y en Su Angel Mensajero de Apocalipsis, capítulo 7, ungido por el Espíritu de Cristo, opera esos ministerios. Por eso ese Angel es el que llama y junta 144 mil hebreos en Apocalipsis, capítulo 7; porque en él los ministerios de Moisés y Elías son operados por Jesucristo en Espíritu Santo; por eso es que están prometidos los ministerios de los Angeles; y después aparece un solo Angel en Apocalipsis 7, llamando y juntando y sellando 144 mil hebreos, doce mil de cada tribu; pero allí están Moisés y Elías, allí están los Angeles, los ministerios de Moisés y Elías, en ese Angel Mensajero; y allí está el Espíritu de Jesucristo

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manifestado en Su segunda manifestación, el Ministerio de Cristo manifestado por segunda vez en la Tierra, y el ministerio de Elías por quinta vez y el de Moisés por segunda vez. Ahora podemos ver cómo para el Día Postrero estos misterios serían abiertos y también serían cumplidos. La interpretación de Dios, de esos misterios, es el cumplimiento de ellos; y la revelación siendo dada a la Iglesia del Señor Jesucristo es la enseñanza de esos misterios siendo cumplidos; y así esa enseñanza, esa revelación, llegando a lo profundo de nuestra alma en el Día Postrero, para así ser rotas todas las barreras que nos atan a esta Tierra para recibir todos nosotros la liberación; ser liberados y obtener el cuerpo eterno que tanto deseamos y que Cristo ha prometido para cada uno de nosotros. Estamos en un tiempo en que muchas barreras están siendo rotas; y las que faltan de ser rotas, serán rotas por el Espíritu de Cristo en el Día Postrero; y seremos libertados, libertados de la mortalidad o de la muerte, de la muerte física seremos libertados, es la promesa de Cristo. Ahora, podemos ver que hay barreras que tienen que ser rotas. La barrera del tiempo de las edades de la Iglesia del Señor Jesucristo durante las siete edades, tenía que ser rota; y ha sido rota para la Iglesia de Jesucristo pasar a una Edad Eterna, la Edad de la Piedra Angular. Rompió la barrera del tiempo de las siete edades de la Iglesia gentil, y pasó a una Edad Eterna, la Edad de la Piedra Angular, para escuchar la Voz de Cristo en el Día Postrero, esa Gran Voz de Trompeta, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en el Día Postrero, en el séptimo milenio. Ahora, la Escritura dice: “Abriré mi boca en parábolas y declararé cosas ocultas desde la fundación del mundo.” Y

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ahora para el Día Postrero, las cosas que fueron declaradas en estas parábolas, encontramos que Cristo ahora abre Su boca, o sea, la boca de Su Mensajero; porque la boca de Cristo son Sus mensajeros, de edad en edad. Por lo tanto, Su Angel Mensajero para el Día Postrero es la boca de Jesucristo; y de ahí saldrá la Palabra de Cristo, esa Gran Voz de Trompeta, tomando las parábolas y abriendo su boca en el sentido o explicación del contenido de esas parábolas; y así seremos llenos del conocimiento de todas estas cosas que deben suceder en este tiempo final; y así serán rotas todas las barreras para ser transformados y raptados en este Día Postrero. Adelante, jóvenes, reunidos en esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña, adelante rompiendo barreras, hasta que lleguemos a nuestra transformación, como El lo ha prometido para nosotros. Muchas gracias por vuestra amable atención y pasen todos muy buenas noches. Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar en esta noche. Será hasta mañana, Dios mediante, durante la mañana, y luego en la noche, para continuar viendo nuestro tema, y continuar rompiendo barreras. Mañana tendremos “ROMPIENDO BARRERAS, parte III.” Hoy tuvimos “ROMPIENDO BARRERAS, parte II.” Con nosotros Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar. Pasen todos muy buenas noches. “ROMPIENDO BARRERAS. Parte II.”

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte III

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte III

Por William Soto Santiago 30 de noviembre de 1996 Cristianópolis, Brasil

M

uy buenos días, amados jóvenes, reunidos en esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña; que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y nos hable directamente a nuestra alma abriéndonos las Escrituras del Día Postrero, y nos abra también el entendimiento a nosotros para comprenderlas. Amén. En esta ocasión quiero leer en Apocalipsis, capítulo 10, verso 1 en adelante, y dice de la siguiente manera: “Vi descender del cielo a otro ángel fuerte, envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego. Tenía en su mano un librito abierto; y puso su pie derecho sobre el mar, y el izquierdo sobre la tierra; y clamó a gran voz, como ruge un león; y cuando hubo clamado, siete truenos emitieron sus voces.” Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: “ROMPIENDO BARRERAS. Parte III.” Hoy veremos las barreras que serán rotas en este Día Postrero, conforme a las profecías. La lectura que hemos tenido nos habla de la venida del

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Angel fuerte. Es la Venida de Cristo, y dice que viene con Su rostro como el sol, viene con Sus ojos como llamas de fuego, viene envuelto en una nube (es una nube de gloria, es la columna de fuego), y viene con un Librito abierto en Su mano, y viene clamando, o sea, que viene con un Mensaje. Cuando una persona clama algo, está proclamando algo, o sea, está dando un Mensaje. Ahora, Cristo viene clamando a gran voz. Es una Gran Voz de Trompeta, es la Voz de Cristo con el Mensaje del Evangelio del Reino, clamando. Y nos dice que clama como cuando ruge un león, y siete truenos emiten Sus voces. Ahora, ¿por qué clama como cuando ruge un león? Porque no viene como Cordero, sino que viene como León. Como Cordero tenía que ser un balido, no un clamor como un león. Ahora, siete truenos emiten sus voces. La Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, clamando como cuando ruge un león, o sea, clamando con el Mensaje del Evangelio del Reino, representado en la Gran Voz de Trompeta, vean ustedes, produce siete truenos. Cuando hubo clamado, siete truenos emitieron Sus voces. Es como cuando un avión rompe la barrera del sonido, que seguidamente se escuchan unas explosiones, unos truenos; es que ha sido rota una barrera: la barrera del sonido. Y ahora aquí, con la Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, encontramos que la barrera del razonamiento o de la razón y otras barreras son rotas; ahí tenemos esa explosión consecutiva por siete ocasiones; siete truenos emitiendo sus voces, con la Venida de Cristo clamando como cuando un león ruge; porque están siendo rotas todas

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las barreras que tienen que ser rotas. La barrera de la razón humana es rota con la Venida de Cristo; pues la razón humana ha pensado que la Venida de Cristo será de esta forma, otros han pensado que será de esta otra forma; pero la Venida de Cristo romperá la barrera de la razón, con su razonamiento en cuanto a la Segunda Venida de Cristo. Esa es una de las barreras que será rota. Y la razón o razonamiento es uno de los sentidos del espíritu del ser humano. Y con ese sentido la persona lo que hace es razonar, y no puede comprender las cosas que no son razonables para la mente humana, para la mente del espíritu. Pero hay cosas que la razón humana no puede comprender; esas pertenecen al alma de la persona, para creerlas allá en lo profundo de su alma, y así ser una realidad en el alma de la persona, sin primero poderlas razonar, y no estar de acuerdo al razonamiento humano. Luego que ya está en el alma, de ahí comienza a salir hacia los sentidos; y desde adentro, desde el alma, comienza a enseñarle a los sentidos estas cosas usted mismo que es alma viviente; de adentro hacia afuera, con el Espíritu de Dios, comienza a colocar en los diferentes sentidos de su espíritu: en el sentido de la razón y en el sentido de la imaginación, que es otro de los sentidos y barreras que es rota en la Venida de Cristo; pero luego, de adentro hacia afuera, la persona que ha recibido la verdad divina de esta promesa, podrá poner sus sentidos en orden, de acuerdo a la verdad de esta promesa siendo cumplida en el tiempo final. O sea, que los sentidos no son los que van a enseñar a su alma; sino su alma, con el Espíritu de Dios, va a enseñar a sus sentidos, a los sentidos del espíritu y a los sentidos también del cuerpo; para así la persona tener un conocimiento de adentro hacia afuera; y ese conocimiento

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que es colocado dentro, lo coloca el Espíritu de Dios, en el Día Postrero, como lo hizo en otras edades del pasado por medio de la revelación divina traída por el Espíritu de Dios a través del mensajero que Dios envía para ese tiempo; como hizo en edades pasadas por medio de los mensajeros que envió en el pasado. Por eso Cristo dijo: “Te alabo, Señor del cielo y de la tierra, que escondiste estas cosas de los sabios y entendidos.” O sea, las escondió del intelecto humano, de aquellos sabios y entendidos en asuntos religiosos, que eran los doctores en divinidad, los teólogos de aquel tiempo, incluyendo el sumo sacerdote y el concilio del sanedrín, compuesto por setenta personas, setenta personas sabias en asuntos religiosos; o sea, que eran personas que tenían sus doctorados en divinidad; y Dios escondió de esos sabios estas cosas que estaban sucediendo en el cumplimiento de la Primera Venida del Mesías. La Venida del Mesías, el pueblo hebreo la estaba esperando. Todos sabían que sería un profeta, porque el Mesías es el hombre ungido con el Espíritu de Dios, y siendo el hombre ungido con el Espíritu de Dios, y siendo un profeta el Mesías prometido, pues tenía que aparecer un hombre donde el Espíritu de Dios estuviera, y estuviera cumpliendo en él las promesas mesiánicas de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo. Casi treinta años antes de comenzar la semana setenta, ya había nacido el velo de carne donde estaría cumplida la Primera Venida de Cristo, la Venida del Ungido como Cordero de Dios para quitar el pecado del mundo. Luego encontramos que tres años y medio antes de llegar a la mitad de la semana setenta y la vida al Mesías ser quitada,

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ya Jesucristo, el Mesías, estaba comenzando Su Ministerio, y todavía faltaban tres años y medio para llevar a cabo la Obra de Cordero de Dios muriendo en la Cruz del Calvario y quitando el pecado de todos los hijos de Dios. Ahora, podemos ver que Dios nunca está atrasado; podemos ver que en el Programa divino hay un proceso. Las personas cuando están esperando el cumplimiento de una promesa, deben entender que el cumplimiento pleno de esa promesa tiene un proceso que antecede a ese cumplimiento; tiene que comenzar, el cumplimiento de una promesa, tiene que comenzar en una forma pequeña. Vean ustedes, el cumplimiento de la promesa del Mesías como el Cordero de Dios comenzó naciendo Jesús en Belén de Judea, comenzó como un niñito naciendo de la virgen María; y ya estaba en la Tierra el velo de carne donde Dios, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, se manifestaría en toda Su plenitud; allí estaba el velo de carne donde el Verbo, la Palabra, estaría hecha carne en toda Su plenitud. “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante. Y el verso 9 de ese capítulo 1, dice: “Y aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.” Vamos a ver cómo lo dice aquí: “Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.”

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Aquella Luz verdadera, el Verbo que era con Dios y que era Dios, y que por El fueron hechas todas las cosas, ahora venía a este mundo. ¿Y cómo venía a este mundo? En forma de hombre, como un profeta; pero tenía que nacer primero para después tener Su ministerio y cumplir las promesas de la Primera Venida del Mesías. El verso 14 de San Juan, capítulo 1, nos dice:“Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del padre), lleno de gracia y de verdad.” Cuando el Verbo se hizo carne vino a ser un profeta que nació en Belén de Judea como un niñito. Pero miren, muy pocas personas supieron quién era ese niñito, muy pocas personas: María la virgen supo quién era ese niño, porque el arcángel Gabriel se lo dio a conocer; también José el esposo de María; también Simeón y Ana, los cuales estaban presentes cuando fue presentado Jesús allá en el templo; también unos pastores que estaban en el campo durante la noche cuidando el rebaño mientras las ovejas estaban en el campo. No era tiempo de nieve, o sea, no era la temporada de invierno, porque en temporada de invierno estaba prohibido (no se podía) tener las ovejas en el campo, porque se iban a congelar; tenían que estar en el aprisco. Ahora, en esta ocasión los pastores estaban en el campo con las ovejas, porque no era tiempo de invierno; y encontramos que en esa temporada fue que nació Jesús. Y el arcángel Gabriel con una hueste de ángeles estuvieron cantando para el nacimiento de Cristo: “paz para los hombres de buena voluntad en la Tierra.” Ahora, el arcángel Gabriel le apareció a estos pastores en el campo, durante la noche, y les dio las noticias que había nacido en Belén, en Belén de Judea, un Salvador, que

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es Cristo Jesús; y les fue dicho: “Vayan a Belén de Judea, y encontrarán allí el niño envuelto en pañales.” No en un abrigo, porque no era tiempo de invierno, sino en pañales. Ahora, pudo ser unos pañales improvisados de alguna tela de las que usaban para los bueyes cuando se le colocaba el yugo; pues ellos tuvieron que usar de las cosas que habían allí en el pesebre; y allí pues habían cosas que eran usadas para los animales. Ahora miren, el Mesías, el Rey de los Cielos y de la Tierra, el Creador de los Cielos y de la Tierra, ahora cuando se hace hombre se hace Emanuel, y es Dios con nosotros; vino en la forma más sencilla que un ser humano puede nacer: naciendo en un pesebre, era una Oveja que estaba naciendo; el lugar era apropiado, de acuerdo a lo que era la Primera Venida de Cristo. Pero miren, los grandes eruditos de la religión hebrea no podían llegar a un lugar como ese; porque el perfume que hay allí no es muy bueno para algunas personas. Pero los que están acostumbrados a estar en ese ambiente es un olor normal, de animales: bueyes, vacas, ovejas, burros y todas esas cosas. Pero eso es familiar para los pastores de ovejas y personas así, pero para los sumos sacerdotes, esos olores no le son muy agradables; así que ellos no estaban allí. Pero fueron invitados aquellos pastores de ovejas; y llegaron y encontraron al niño como les fue dicho, y contaron a María y a José lo que les dijo el arcángel Gabriel; y María guardaba en su corazón todas esas cosas. Qué feliz estaba María sabiendo que la Venida del Mesías como Cordero de Dios estaba siendo cumplida en ese niño que ella dio a luz; así le había dicho el arcángel Gabriel a ella también; y también el arcángel Gabriel se lo dijo a esos

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pastores, también se lo había dicho a José, el esposo de María. Ahora podemos ver cómo el arcángel Gabriel estuvo presente en la Tierra, dando a conocer esas buenas nuevas a ciertas personas que fueron elegidas por Dios para recibir esa revelación del cielo: el nacimiento de la Primera Venida del Mesías. Sin embargo esa revelación no fue dada al Sumo Sacerdote, ni al concilio del sanedrín, no fue dada a los doctores en divinidad, no fue dada a los teólogos de aquel tiempo, sino a personas sencillas. Cristo decía en Su Ministerio: “Señor, Dios del Cielo y de la Tierra, Padre, te alabo, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños.” ¿Qué cosas estaban ocultas de los sabios y entendidos? La Primera Venida del Mesías. Y aquellos hombres sencillos que creían en Jesucristo, estaban viendo, entendiendo, que en Jesús se estaba cumpliendo la Venida del Mesías, la Venida del Rey de Israel, que tanto había sido prometida en la Escritura, y de la cual se hablaba en medio del pueblo hebreo. Y la esperanza del pueblo hebreo estaba en la Venida del Mesías, y todavía está en la Venida del Mesías. En la actualidad las personas que van a Israel encuentran que ellos están esperando la Venida del Mesías, y ellos dicen que están esperando un profeta; porque el Mesías será un profeta. Ahora, para algunas personas eso suena un poco raro, pero la promesa es que el Mesías será un profeta. La Primera Venida de Cristo fue la Venida del Angel del Pacto, del Angel de Jehová, en carne humana manifestado, conforme a la promesa divina, en la persona de Jesús de Nazaret, este joven carpintero que nació en Belén de Judea y se crió en Nazaret. En un hombre de la construc-

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ción, o joven de la construcción, o un obrero de la construcción, un carpintero, se cumplió la Primera Venida del Mesías. Qué sorpresa para el pueblo hebreo. Era una sorpresa tan grande que no pudieron creer: que una promesa tan grande se fuera a cumplir en un hombre tan insignificante como un carpintero de Nazaret; pero se cumplió en ese obrero de la construcción; porque lo grande era lo que estaba dentro de aquel velo de carne. Ahora podemos ver que hubo un proceso hasta llegar Jesucristo a Su Ministerio cuando tenía casi treinta años. Tuvo un Ministerio de tres años y medio, y al final murió en la Cruz del Calvario; y Su muerte fue una sentencia, porque creyeron que El era un blasfemo, y lo condenaron a muerte el sumo sacerdote y parte del concilio del sanedrín y de los sacerdotes; y pidieron al gobierno romano que ejecutara esa sentencia dándole la pena máxima, que era la muerte en la Cruz del Calvario; como decir en algunos países, la pena de muerte en una silla eléctrica. Ahora, morir colgado de un madero era una maldición: “Maldito todo aquel que es colgado en madero.” Ellos quisieron colocarlo en un madero para que fuera maldito. Pero siendo el Mesías el Heredero de la Bendición de la Primogenitura, Heredero de los Cielos y de la Tierra: “el que te bendijere será bendito, pero el que te maldijere será maldito.” Y por maldecir a Cristo colgándolo en un madero, vean ustedes, la maldición se tornó en contra del pueblo hebreo; y la Sangre de Cristo ha estado siendo demandada de las manos del pueblo hebreo. Podemos ver que lo que ellos quisieron para Cristo y ejecutaron en contra de Cristo, luego se le ha tornado al pueblo hebreo en su contra, y por millones han estado siendo muertos por diferentes reyes y gobernantes de

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diferentes naciones; por cuanto rechazaron la Primera Venida del Mesías, del Rey de Israel, en aquel joven carpintero de Nazaret. Dios se veló en carne humana en Jesús y se reveló a través de carne humana por medio de Jesucristo. Eso era la Primera Venida del Mesías: la aparición de un joven carpintero, en donde estaba Dios, el Angel del Pacto, manifestado en toda Su plenitud; estaba velado y revelado a través de Jesús, a través de carne humana; y por eso Jesús es el Profeta de Nazaret; porque la Palabra viene siempre a los profetas. Toda revelación tiene que venir a un profeta. La revelación de Dios en la Primera Venida de Cristo vino a un profeta: Jesús, el profeta de Nazaret; un joven tan sencillo. Y vean, es el Profeta más grande de todos los profetas, y es el Profeta de la Dispensación de la Gracia. El rompió las barreras que hubo en aquel tiempo con Su Primera Venida, rompió la barrera del pecado, que estorbaba para la gente llegar a Dios, y rompió las barreras que estaban en aquel tiempo, que impedían que los santos del Antiguo Testamento resucitaran y luego fueran a la presencia de Dios. Cristo también le quitó las llaves del infierno y de la muerte al diablo, cuando fue al infierno; y luego salió del infierno, pasó al Paraíso; y de allí, teniendo las llaves del infierno y de la muerte, salió de la muerte y sacó de la muerte física, sacó a todos los santos del Antiguo Testamento; rompió la barrera que mantenía muertos los cuerpos de los santos del Antiguo Testamento. Vean ustedes la Primera Venida de Cristo rompiendo barreras; y también la Segunda Venida de Cristo estará rompiendo barreras para traer la resurrección de los santos

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del Nuevo Testamento, los santos del Cuerpo Místico de Jesucristo que han partido, y la transformación de nosotros los que vivimos. Ahora, miren ustedes, la Primera Venida de Cristo cumplida en un joven carpintero de Nazaret, en un obrero de la construcción; eso no es razonable a la mente humana, pero es la verdad divina que había sido prometida para ser cumplida en aquel tiempo. Ninguna otra persona fue hallada cumpliendo las promesas de la Primera Venida del Mesías; ninguna persona fue hallada que cuadraba con las promesas mesiánicas prometidas para ser cumplidas en la primera parte de la semana setenta, excepto Jesús. Pero era tan sencillo que ellos decían: “No reinará este sobre nosotros.” O sea, “ a este no lo queremos, no nos gusta, aunque diga que es el Mesías, y aunque todos digan que está en el tiempo preciso de la semana setenta, y aunque no hay otro que haga las cosas que El hace. A este no lo queremos y no lo recibimos como el Mesías prometido, no lo recibimos como el Rey de Israel.” Pero benditos todos aquellos que Lo recibieron, porque son benditos los que reciben al enviado de Dios, el cual viene en el Nombre del Señor. Bendito el que viene en el Nombre del Señor, y benditos los que lo reciben también; porque el que recibe a profeta en nombre de profeta, merced, o sea, recompensa, de profeta recibe. Recibe bendición, recibe la bendición de ese profeta que trae de parte de Dios para el pueblo. Por eso Cristo bendecía a Sus discípulos, a todos los que creían en El. Para ellos el misterio de la Primera Venida del Mesías estaba abierto; ellos reconocían por revelación del cielo que Jesús, aunque era un hombre sencillo, un obrero de la construcción, era el

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cumplimiento de la Primera Venida del Mesías; y nadie podía hacer aquellas cosas que El hacía, excepto Jesucristo. Uno del concilio del sanedrín, Nicodemo, reconoció esto y le dijo a Jesús, en una ocasión que vino a El de noche, le dice: “Sabemos que tú has venido de Dios por Maestro, porque nadie puede hacer las cosas que tú haces si Dios no está con él.” O sea, que Nicodemo reconoció que aquellas obras que Cristo hacía venían de parte de Dios. Nicodemo era un creyente en Jesucristo, pero no lo podía publicar en medio del concilio del sanedrín, porque cuando algunos, como Gamaliel y otros, llegaron a decir que “¿juzga nuestra Ley a alguno, sin primero escucharlo?” O algunas otras cosas que decían, le decían: “¿Eres tú también uno de sus discípulos? Estás engañado. Mira, busca las Escrituras y léelas, y verás que de Nazaret no ha salido ningún profeta.” Pero miren, estaba surgiendo el más grande de todos los profetas. Miren, de Elisabet no había salido ningún niño, pero luego estaba surgiendo el más grande de los profetas del Antiguo Testamento. De los nacidos de mujer no hubo ninguno mayor que Juan, pero el más pequeño del Reino de los Cielos es mayor que Juan; porque Juan pertenece a los siervos de Dios, y el menor del Reino de los Cielos pertenece a los hijos de Dios; y los hijos son mayores que los siervos; el más pequeño de los hijos es mayor que el más grande de los siervos; es mayor que Juan el Bautista, y es mayor que Moisés, y es mayor que cualquiera de ellos; aun que el profeta Elías. Ahora, miren, de Elisabet no había venido ningún niño, pero ahora viene uno bien grande, y no grande en tamaño, sino grande delante de Dios; porque la grandeza no está ni depende del tamaño de la persona exteriormente, sino de lo

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que Dios ha colocado dentro de esa persona. Todo hijo e hija de Dios es grande ante la Presencia de Dios, porque es un descendiente de Dios. Y una persona que tiene en su familia un hijo de Dios o una hija de Dios, esa madre y ese padre son bienaventurados. Si Zacarías, el sacerdote, y Elisabet, fueron bienaventurados al tener un hijo como Juan el Bautista, que era grande delante de Dios, ahora cuánto más grande es un hijo de Dios. Un hijo de Dios es más grande que un siervo, como lo era Juan y lo era Moisés; por lo tanto para nuestros padres la bendición ha sido mayor que la que tuvieron Elisabet y Zacarías; por eso oramos por nuestros padres, para que vivan eternamente en el Reino de los Cielos, en el Reino de Dios, y los tengamos para toda la eternidad; oren por ellos para que Dios se los dé; porque todos los que ustedes aman y los que los han amado a ustedes son de ustedes; y sus padres, nuestros padres, nos han amado desde que estábamos pequeñitos, nos han dado su amor; por lo tanto, son nuestros. Ahora, hay padres que son escogidos también, y esa bendición es mayor todavía. Así que le damos gracias a Dios por estas bendiciones tan grandes. Yo le doy gracias a Dios por conocer a los hijos de Dios del Día Postrero, le doy gracias por haberme enviado a Sus hijos, a Su Iglesia, en este Día Postrero, con el Mensaje del Evangelio del Reino, dándoles a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en el Día Postrero, en el tiempo final. Ahora, encontramos que la cosa más grande prometida para suceder en el tiempo final es la Segunda Venida de Cristo. Ahora, hemos visto el proceso por el cual pasó la Primera Venida de Cristo. Primero hubo una promesa en la

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Escritura, desde el Génesis: la simiente de la mujer; ése sería el Mesías. Luego el profeta Isaías habló más abundantemente de la Venida del Mesías, trajo más luz, y dijo que vendría por medio de una mujer virgen. También fue dicho que ese hijo sería Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz. Todas estas cosas fueron dichas de la Venida del Mesías: fue dicho que sería Emanuel, o sea, Dios con nosotros; sería la Venida del Angel del Pacto velado en un cuerpo humano. Y encontramos en el Antiguo Testamento que a medida que Dios iba hablándole a cada uno de Sus profetas acerca de la Venida del Mesías, le iba dando más información. Por ejemplo, al profeta Malaquías, que fue el último profeta aquí, o el último libro aquí en el Antiguo Testamento; porque el último profeta del Antiguo Testamento no fue Malaquías, ¿quién fue? Juan el Bautista. Y las cosas que Juan habló no están aquí en el Antiguo Testamento, sino que ya están escritas en el Nuevo Testamento. Ahora, en el Antiguo Testamento nos habla el profeta Malaquías, en el capítulo 3, nos habla acerca de Juan el Bautista, y nos habla acerca de Jesucristo; pero no coloca los nombres que ellos tendrían cuando estuvieran aquí en la Tierra. Eso lo que hace es que protege el velo de carne, para que así el diablo no sepa cuál es el nombre que va a usar el instrumento de Dios cuando aparezca; y aparece, y nadie sabe que se llamaría de ese nombre, excepto aquellas personas a las cuales el arcángel Gabriel les dio a conocer que el precursor de la Primera Venida de Cristo se llamaría Juan, y el precursado se llamaría Jesús. Miren cómo empieza el nombre de ambos, ¿no se dieron cuenta? Con una jota (“J”), por lo menos en español; en inglés también: John y Jesus. Así que podemos ver que tenían algo parecido en el nombre. Tenían también una “u”;

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la segunda letra del nombre de Juan y la cuarta letra del nombre de Jesús. Ahora, estaban en la familia; pues Elisabet y María eran parientes. Ahora, la primera vez que se encontraron Juan y Jesús, se reconocieron; aunque estaba cada uno de ellos dentro del vientre de la mujer donde habían sido formados. Pero miren ustedes, Juan fue lleno del Espíritu Santo cuando llegó Jesús, y brincó en el vientre de María. La promesa era: “desde el vientre de su madre será lleno del Espíritu Santo.” Y allí estaba en el vientre de María el que daba el Espíritu Santo. Y Juan sí que sabía lo que eso significaba cuando después predicaba: “después de mí viene uno del cual yo no soy digno de desatar la correa de su calzado; El les bautizará con Espíritu Santo y fuego.” Ahora, miren ustedes, ese fue el primer encuentro de Jesús y Juan; ambos en el vientre de sus madres; y luego, más adelante, encontramos que Jesús y Juan se encontraron; no sabemos si se encontraron antes de ese tiempo; pero en la historia bíblica encontramos que hay un lapso de tiempo, que le llaman un período oscuro de la vida de Jesús y también de la vida de Juan. De la vida de Juan se nos cuenta que se fue al desierto, se crió por allá por el desierto, desde niño, y luego apareció cuando tenía alrededor de treinta años; le llevaba seis meses a Jesús. Y luego encontramos que Jesús aparece en la historia bíblica cuando nació, luego cuando fue llevado a Egipto, luego cuando fue llevado de Egipto a Nazaret; y después de eso aparece a los doce años en el templo, cuando María y José fueron a Jerusalén a adorar a Dios como acostumbraban cada año; pero en esta ocasión Jesús se quedó. En las otras ocasiones no se había quedado en Jerusalén, por lo tanto no se cuenta

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nada; pero aquí algo ocurrió cuando tenía doce años, y ha sido contado en la historia; y ahí dijo: “en los Negocios de mi Padre me conviene estar.” María decía: “Tú padre y yo te hemos buscado.” Jesús la corrigió, diciéndole: “¿No sabías que en los Negocios de mi Padre me conviene estar?” Y los Negocios de Su Padre no era el negocio de la carpintería, no era el taller de la carpintería, sino que eran los Negocios de Su Palabra, los Negocios de Su Programa correspondiente a ese tiempo. Y allí Jesús estaba en los Negocios de Su Padre celestial, hablando la Palabra con aquellas personas, aquellos líderes religiosos; y se maravillaban de la sabiduría de Jesús. La Escritura dice que Jesús crecía en tamaño, o sea, estatura, en sabiduría, en conocimiento y gracia delante de Dios. Es muy importante que toda persona, a medida que va creciendo desde niño, vaya creciendo no solo humanamente, no solo físicamente, sino que vaya creciendo en sabiduría del Programa divino, en gracia delante de Dios, y en todas las cosas de Dios, para que así sea de bendición esa persona a medida que va pasando por las diferentes etapas de su vida; de modo que cuando él dé un vistazo a lo que ha sido su vida, desde que nació hasta el tiempo en que se encuentra, pueda ver que ha sido una vida llena de gracia y bendición del cielo, y a medida que ha ido pasando el tiempo ha ido obteniendo más conocimiento de Dios. Cada día usted debe tener más conocimiento de Dios y Su Programa; así como cada niño en la escuela, cada día que pasa debe tener más conocimiento de lo que se le enseña en la escuela. Una persona que comienza en el primer grado, comienza aprendiendo números, matemáticas, que es una de las clases; pero luego, cuando tiene 17 años, todos esperamos

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que en el campo de las matemáticas no solamente sepa sumar, uno más uno: dos (1+1=2), sino que ya sepa álgebra, geometría, trigonometría, y todas esas matemáticas que hay en ese campo, las cuales tienen diferentes nombres. Así es en lo espiritual. Toda persona entra al Reino de Dios por medio de Jesucristo, nuestro Salvador, reconociéndolo en Su Primera Venida como el Cordero de Dios que murió en la Cruz del Calvario llevando nuestros pecados, y así quitando el pecado del mundo; y todo niño que nace en la Tierra, pues nace sin pecado, porque Cristo los quitó. Pero cuando llega el tiempo en que tiene conciencia del bien y del mal, esa persona, no importa la edad que tenga, puede tener 5, 6, 7, 8, 9 ó 10 años, algunos entran a conciencia del bien y del mal antes que otros. Pero ya la persona cuando entra a estar consciente del bien y del mal, y salió de la inocencia y pasó a la consciencia, esa persona está llamada a arrepentirse de sus pecados; no de los que Adán y Eva cometieron, sino los que él ha cometido; y reconocer que es un pecador y que necesita un sacrificio por el pecado; y ése es el sacrificio del Cordero de Dios: Jesucristo. Algunos se dan cuenta de esta realidad cuando ya están bastante grandes; pero no importa el tiempo en que eso suceda, lo importante es que suceda en la vida de la persona, y reciba a Cristo como su Salvador, reciba la Obra que El realizó en Su Primera Venida, y así también reciba Su Espíritu Santo y nazca en el Reino de Dios esa persona. Pero luego, a medida que va pasando el tiempo, la persona debe también obtener conocimiento de las promesas de la Segunda Venida de Cristo. Y para el Día Postrero los hijos e hijas de Dios, obtendrán el conocimiento de la Segunda Venida de Cristo y su cumplimiento conforme al Programa

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divino. Ahora, podemos ver la importancia de ir creciendo en gracia, en sabiduría y conocimiento de Dios. No podemos estar estancados; tenemos que continuar creciendo. Eso añadiéndole célula sobre célula, así como le añadimos células sobre células a nuestro cuerpo; y por eso es que hemos crecido y hemos llegado a la estatura que tenemos. Y también, como mueren muchas células, se tienen que estar multiplicando en nuestro cuerpo para reponer las que se mueren. Si no son recuperadas, si no se reponen, el cuerpo va decayendo hasta que después se muere; eso es lo que sucede con el ser humano cuando llega a cierta edad, que ya pierde la capacidad de la reproducción de las células en la cantidad que se requiere para permanecer joven la persona. Es igual que el cabello: se caen muchos todos los días, pero algunas veces ni nos damos cuenta, porque es que también van naciendo muchos. Pero cuando se pierden la capacidad de reproducción para reproducir más cabellos, los que se caen no son recuperados, no se reponen, ¿y qué sucede? Pues cada día la persona encuentra que tiene menos cabello. Pero cuando estaba joven no notaba eso, y veía que se caía el cabello; y todo el mundo decía: “cada día tú tienes más cabello” Es la reproducción. Pero luego, cuando se llega a cierta edad, se pierde esa habilidad para reproducir la cantidad necesaria, y cada día va bajando la habilidad de reproducción, hasta que llega el tiempo en que ya no reproduce ninguno; y cuando ese tiempo llega hay que comprar una peluca, si es que no quiere verse así; pero si no tiene problema, pues no le interesa el que no se le vea cabello, y puede decir: “yo tengo todo mi cabello.” Y eso es verdad, si es un escogido de Dios; pero lo tiene en el otro

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cuerpo; cuando venga el otro cuerpo, ahí tiene todo el cabello. Lo puede mirar por fe, por revelación, a través de la Palabra. Cristo dijo: “ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.” Ahora, eso parece algo irrazonable, eso que está diciendo Jesús; porque de todos los creyentes en Cristo, a través de todas las edades, hubo muchos que perdieron parte del cabello, y algunos perdieron todo el cabello; y ahora ¿cómo se entiende esa Palabra de Cristo, que dice que ni un cabello perecerá, y algunos se han quedado calvos? Pero es que en el cuerpo eterno que Dios diseñó para nosotros desde antes de la fundación del mundo, diseñó también todo el cabello en él, y a ese cuerpo no se le cae ninguno. Así que podemos ver a través de la Palabra que ni un cabello nuestro perecerá. No importa que el cabello de este cuerpo terrenal se caiga, en el otro cuerpo tendremos todo el cabello que Dios ordenó para tener; ni un cabello perecerá. En palabras más claras, si para la cabeza de alguno de ustedes Dios diseñó un millón de cabellos, cuando obtengamos el cuerpo... si nuestro cuerpo terrenal se había quedado sin cabello, ¿cuántos cabellos tendrá usted en el nuevo cuerpo? Un millón de cabellos. No puede tener uno menos, porque Cristo dijo: “ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.” Así que no le va a faltar ni uno; tendrá todos los que Dios diseñó y ordenó para la cabeza de cada uno de ustedes y de la mía también. Ahora, podemos ver que hay un Programa divino, el cual Dios está llevando a cabo. No estamos aquí por mera casualidad, sino por elección divina. ¿Cuántos de ustedes dijeron: Yo quiero vivir en el fin del tiempo? Ninguno de ustedes. Fue Dios el que lo envió a usted y a mí para vivir en este tiempo, para estar en Su Programa correspondiente

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a este tiempo final. Este es el tiempo que desearon vivir todos los santos del Antiguo Testamento y todos los santos de la Iglesia del Señor Jesucristo de las edades pasadas; porque este es el tiempo prometido para la Segunda Venida de Cristo. Ahora, este misterio es el más grande de todos los misterios del Reino de Dios o Reino de los Cielos, y es el misterio que permaneció en la mente de Dios; y solamente por Palabra profética se supo cosas relacionadas a este misterio, pero no estaban abiertas al entendimiento humano; todo era un secreto en la mente de Dios. Aunque está en las parábolas la Segunda Venida de Cristo mostrada o prometida, está también en la vida de los profetas del Antiguo Testamento, y también en la vida de los ángeles mensajeros de la Iglesia del Señor Jesucristo; está reflejado todo en la vida de ellos, y está en las parábolas, en las visiones y en las diferentes profecías del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento; pero nada de eso abierto hasta el Día Postrero; hasta el Día Postrero en donde la Voz de Cristo, la Voz del Angel fuerte, rugiendo como un león, y siete truenos emitiendo Sus voces, hablan la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Y con Su Voz rugiendo como un león rompe la barrera de la razón o razonamiento, para darnos la revelación del misterio más grande del Reino de los Cielos, del cual Cristo dijo que ni los ángeles, ni el Hijo del Hombre, conocían cuándo sería el Día y la Hora. Este misterio estaba oculto de la mente humana, de los sabios y entendidos, como estaba oculto el misterio de la

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Primera Venida de Cristo de los sabios y entendidos; pero luego fue revelado a los niños; la Primera Venida de Cristo fue revelada a los niños. Así también la Segunda Venida de Cristo, el misterio más grande por el cual hubo silencio en el cielo por media hora, aproximadamente, es el misterio que a los niños del Reino de los Cielos, en el Día Postrero, estará siendo dado a conocer; y nadie conocerá este misterio, excepto por la revelación de Jesucristo a través de Su Angel Mensajero dando a conocer estas cosas que deben suceder pronto en el Día Postrero. Ese Mensaje del Angel del Señor Jesucristo, que es el Mensaje del Evangelio del Reino, que es la Voz de Cristo como una Gran Voz de Trompeta en el Día Postrero, en el Día del Señor, contiene la revelación del Séptimo Sello, la revelación de la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. El pueblo hebreo está esperando la Venida de Cristo; no saben que la Primera Venida ya se cumplió; por lo tanto él verá, el pueblo hebreo verá, la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores; pues el pueblo hebreo ha estado esperando a Cristo como Rey, y es para el Día Postrero que El viene como Rey, y el pueblo hebreo Lo verá. ¿Y qué está esperando el pueblo hebreo? Un profeta; porque la Palabra se hace carne siempre en un profeta; se vela, se esconde, ahí en carne humana; y a través de carne humana se revela al pueblo. La revelación del Séptimo Sello, que es la Segunda Venida de Cristo, tiene que ser primero velada para luego ser revelada. La revelación del Séptimo Sello primero tiene que velarse el Séptimo Sello, para luego revelarse el Séptimo Sello.

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El Angel que era diferente a los demás, que estaba cuando fue tomada la foto de los ángeles allá en el cielo formando una nube... Una nube no de agua, sino una nube formada por ángeles; por lo tanto es una nube de gloria. Hubo siete ángeles allí, pertenecientes a las siete edades de la Iglesia gentil; eran los siete ángeles mensajeros de las siete edades; pero hubo otro, diferente a los demás, del cual el precursor de la Segunda Venida de Cristo dijo: “ese era el que tenía el Séptimo Sello.” Y el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo. Por lo tanto, así como los siete ángeles mensajeros que allí estaban en sus cuerpos teofánicos, juntamente con el cuerpo teofánico de ese otro ángel mensajero, el cual arrebató al séptimo ángel mensajero y lo colocó con ellos; encontramos que así como aquellos siete ángeles mensajeros que estaban en sus cuerpos teofánicos tuvieron que venir a la Tierra manifestados en carne humana, y por medio de carne humana tener el ministerio correspondiente a cada edad en que fueron enviados... Eran ángeles ministradores de la Palabra de Dios a los herederos de salud, ángeles ministradores hechos carne humana en medio de los seres humanos, eran los siete espíritus de Dios enviados por toda la Tierra; porque en ellos estuvo el Espíritu de Dios en la manifestación correspondiente a cada edad. Pero ese otro Angel, que era diferente a los demás, también tenía que venir a la Tierra, para el cumplimiento del Séptimo Sello, velándose en carne humana y luego revelándose por medio de carne humana a los hijos de Dios en el Cuerpo Místico del Señor Jesucristo. El precursor de la Segunda Venida de Cristo nos dijo, en el libro de los Sellos, página 469, que ese Angel diferente a los demás era el que tenía el Séptimo Sello, o sea, tenía

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la Segunda Venida de Cristo. Y también nos dijo por la página 472 del libro de los Sellos, que el Séptimo Sello es la Segunda Venida de Cristo, sería como el nacimiento de Juan el Bautista y como el nacimiento de Jesucristo allá en Belén de Judea; o sea, que tiene que venir por medio de un nacimiento, tiene que venir por medio de un nacimiento el Séptimo Sello. Ahora, la pregunta es: ¿para qué tiempo nacería el velo de carne donde estaría manifestado ese Angel que era muy diferente a los demás? ¿Cuándo sería su nacimiento según la carne, o sea, por medio de papá y mamá? Y luego ¿cuándo sería su nuevo nacimiento, su nuevo nacimiento en el Cuerpo Místico de Cristo, por medio de creer en Jesucristo y recibir Su Espíritu Santo? Y luego ¿cuándo sería el nacimiento del Ministerio que Cristo operaría en él? ¿Cuándo comenzaría a operar ese ministerio el Angel que era muy diferente a los demás? ¿Y cuándo será la Adopción de ese Ministerio? ¿Y cuándo será la Adopción de ese Mensajero en el Reino de Dios? Porque una cosa es la Adopción de un ministerio, y otra cosa es la Adopción de un Hijo o una Hija de Dios. Con la Adopción de los hijos e hijas de Dios tendremos el cuerpo nuevo; pero la Adopción de un ministerio, encontramos que es como fue en el Monte de la Transfiguración; allí encontramos a Cristo siendo adoptado. Y aquello mismo que fue visto allá es la Venida del Reino de Dios y el Hijo del Hombre viniendo en Su Reino con Sus Angeles, o sea, con los ministerios de Moisés y Elías. Los ministerios de Moisés y Elías tienen que ser vistos manifestados en carne humana en la Venida del Hijo del Hombre, en la Venida de Cristo conforme a las profecías. Ahora, ¿habrá una sorpresa como la hubo dos mil años

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atrás? Para el mundo religioso de aquel tiempo era una sorpresa que la Venida del Mesías no la veían cumplida en medio del pueblo hebreo; pero estaba un grupo de personas que proclamaban que ya estaba cumplida la Venida del Mesías, y tenían como instrumento en el cual estaba cumplida la Venida del Mesías para ellos, a un obrero de la construcción, a un carpintero. Podían decir los líderes religiosos: “Ese es un buen líder para una unión de obreros; pero para ser el líder de Israel como Rey, no tiene las calificaciones.” Según ellos no las tenía, pero según la Palabra sí las tenía; porque el que estaba dentro de El era el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, en el cumplimiento de Su Primera Venida en carne humana, la Primera Venida del Verbo en carne humana en toda Su plenitud. En los profetas del Antiguo Testamento se había manifestado el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, en la porción correspondiente a cada edad, y había hablado por medio de ellos; pero luego en los postreros Días que comenzaron en los días de Jesucristo, Dios habló por medio de Su Hijo en toda Su plenitud, en Su manifestación a través de carne humana en toda Su plenitud. Ahora, tenemos unas preguntas, las cuales podían tener en aquel tiempo también. Para aquel tiempo vean ustedes las cosas que se cumplieron. Y el único que cumplió fielmente las cosas que el Mesías tenía que cumplir fue Jesucristo, y apareció en el tiempo exacto para cumplir la primera parte de la semana setenta de la profecía de Daniel; y a la mitad de la semana le fue quitada la vida al Mesías, como estaba escrito en las setenta semanas de Daniel; y no se dieron cuenta los líderes religiosos del pueblo hebreo

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que se estaban cumpliendo las promesas mesiánicas en la persona de Jesús de Nazaret, el carpintero de Nazaret. Todo era tan sencillo, y vino a ser parte del común del pueblo, vino a ser parte de la vida diaria del pueblo, todo este gran evento de la Primera Venida de Cristo. Era uno más de en medio del pueblo, pues la profecía decía: “De en medio de vuestros hermanos os levantará el Señor profeta como yo, a él oiréis.” Tenía que ser uno que estuviera en el ambiente mismo del pueblo, que comiera como comían los demás, que durmiera como dormían los demás, y que hablara como hablaban los demás. No uno que se fuera a pulir para tratar de venir hablando bonito, para que dijeran los grandes líderes religiosos: “Este es el Ungido de Dios, este es el Mesías de Dios.” Ahora podemos ver que se cumplió la Venida del Mesías en Jesús, el carpintero de Nazaret. Los líderes fariseos y saduceos decían: “¿No es este Jesús el hijo de José el carpintero de Nazaret? ¿No conocemos nosotros a José y a María y a sus hermanos también? ¿No están ellos con nosotros también aquí? Ahora, ¿cómo puede él decir que es el Mesías?” Pero era el Mesías. Y El dio testimonio que era el Mesías, mostrándolo con la Escritura, con las promesas correspondientes a aquel tiempo; porque la Venida del Mesías es identificada en y por la Escritura, y por eso Cristo usaba la Escritura y mostraba las promesas de la Primera Venida del Mesías, y les decía: “Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de ustedes.” El mostró que era el hombre ungido, el profeta ungido por Dios para ese tiempo, para el cumplimiento de la Venida del Mesías. El dio testimonio, y dijo que el Padre también daba testimonio, y no era su propio testimonio solo, sino que también el

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testimonio del Padre y el testimonio de la Escritura. Por eso les decía: “Escudriñad las Escrituras, porque en ella os parece que tenéis la vida eterna, y ellas son las que dan testimonio de mí.” Así es para la Segunda Venida de Cristo también. El decía: “Si ustedes no creen en mí, crean a las obras. Porque ellas son las que dan testimonio de que Dios me ha enviado”; daban testimonio las obras que El hacía, que Jesús era el Mesías; porque esas obras que El hacía eran las Obras que la Escritura decía que el Mesías haría en Su Primera Venida. Y para la Segunda Venida de Cristo, las obras que serán hechas en el cumplimiento de Su Venida, estarán dando testimonio del cumplimiento de la Segunda Venida del Mesías. El pueblo hebreo está esperando un profeta, y cuando venga ese profeta, dirán: “Esto era lo que nosotros estábamos esperando: un profeta ungido con el Espíritu de Dios, ungido con el Espíritu del Creador de los Cielos y de la Tierra.” Un hombre donde esté Dios morando en Espíritu Santo, eso es lo que está esperando el pueblo hebreo en el cumplimiento de la Venida del Mesías, para sentarse en el Trono de David y reinar sobre el pueblo hebreo. Y eso es lo que ellos van a recibir. Ellos no van a recibir otra cosa, ni les interesa otra cosa, a ellos les interesa un profeta ungido con el Espíritu de Dios en toda Su plenitud, donde ellos puedan ver que el Angel de Jehová, el Angel del Pacto, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, está ahí manifestado. Cuando ellos vean eso, lo van a recibir; y eso lo van a ver en medio de la Iglesia gentil, porque la Iglesia gentil tendrá esa bendición en el Día Postrero. La Iglesia gentil, así como ha tenido a Jesucristo en

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Espíritu Santo en cada ángel mensajero, en la porción correspondiente a cada edad, siendo manifestado Cristo a través de carne humana en cada ángel mensajero, para el Día Postrero tendrá la manifestación final a través de carne humana en Su Angel Mensajero. Y ahí estará el Angel que era muy diferente a los demás. Ese será el tiempo en que estará en carne humana ese Angel que era muy diferente a los demás. Y eso traerá las grandes bendiciones divinas para la Iglesia del Señor Jesucristo, para producir la fe para ser transformados y raptados en el Día Postrero, y para los muertos en Cristo ser resucitados. Ahora, el velo de carne será sencillo; siempre el velo de carne es la parte sencilla o simple del Programa divino; es ahí donde tropiezan siempre las personas; porque esa es la parte de la simplicidad. Vean ustedes, la Primera Venida de Cristo en un joven carpintero de Nazaret, un obrero de la construcción, eso era el velo de carne en cuanto a su oficio o profesión; pero en cuanto a lo que estaba dentro de El, era el Creador de los Cielos y de la Tierra. Ahora, para el tiempo final lo grande será Dios, Jesucristo, manifestado; pero lo sencillo será el velo de carne, el Angel del Señor Jesucristo, a través del cual Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestándose en el cumplimiento de las promesas correspondientes al Día Postrero, a la Segunda Venida de Cristo como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo. Ahora, ¿para qué tiempo habrá nacido ese velo de carne, humanamente hablando, por medio de un hombre y de una mujer? ¿Y para cuándo habrá nacido de nuevo? Lo único que sí podemos ver, o pensar, o averiguar, es

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cuánto tiempo o años tendrá ese ministerio el año que viene, y cuánto tiempo tendrá el instrumento o velo de carne donde Dios esté cumpliendo esas promesas. Eso es más sencillo para averiguarlo. Pero saber cuánto tiempo tendrá cuando comience la semana setenta, eso es como saber en qué año hemos de ser transformados y raptados. Así que podemos ver que es muy importante conocer la forma progresiva en que Dios lleva Su Programa y va cumpliendo de etapa en etapa las cosas que El ha prometido. Algunas personas pueden decir: “Cuando yo vea al pueblo hebreo recibiendo el Mensaje, yo voy a creer.” Si no creyó antes de eso, se le hizo demasiado tarde; es un buen candidato para la gran tribulación; porque los que van a ser transformados y raptados son llamados y juntados con la Gran Voz de Trompeta antes de la gran tribulación. La persona que diga: “cuando yo vea a los hebreos creyendo, yo voy a creer,” tendría que irse allá al pueblo hebreo, haber nacido allá, ser de ese pueblo allá y ser de los 144 mil elegidos para poder creer; porque esos son los que van a creer del pueblo hebreo; o sea, que van a creer desde lo profundo de su alma. Ahora, podemos ver que el Ministerio que le llevará el Mensaje al pueblo hebreo es el Ministerio que ellos verán en medio de la Iglesia gentil, el Ministerio de Cristo a través de Su Angel Mensajero operando los ministerios de Moisés y Elías y hablándonos el Mensaje del Evangelio del Reino en el Día Postrero. Eso así tan simple como ustedes lo ven es lo que obrará en medio del pueblo hebreo y romperá la barrera que hay, por la cual no han podido ver que Jesús es el Mesías, el Rey de Israel que ellos estaban esperando, pero que vino en tal simplicidad que no lo

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pudieron reconocer. Cuando reconozcan la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, entonces obtendrán el conocimiento de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios. Están buscando construir un templo para ofrecer a Dios los sacrificios de los animalitos, para obtener la misericordia de Dios, porque sin un sacrificio no hay misericordia que pueda obtener una persona; y el pueblo hebreo ha tenido muchos problemas, porque ha estado sin sacrificio; y el único sacrificio por el pecado es el de Jesucristo, y lo rechazaron; por lo tanto el juicio divino ha estado cayendo sobre el pueblo hebreo. Ahora, cuando reciban el sacrificio de Cristo los 144 mil hebreos, la bendición de Dios estará sobre ellos; se van a dar cuenta que no necesitaban construir un templo y ofrecer unos sacrificios de unos animalitos; porque ya el sacrificio del Cordero de Dios fue efectuado en la Cruz del Calvario. Ahora, el pueblo hebreo está esperando la Venida de Cristo, y el cristianismo está esperando la Venida de Cristo. ¿No le pasará al cristianismo lo mismo que le pasó al pueblo hebreo, en el Día Postrero? ¿Qué si Dios cumple esa promesa como cumplió la Primera Venida de Cristo: en un obrero de la construcción? ¿La recibiría o la rechazaría el cristianismo? El pueblo hebreo rechazó el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo en un obrero de la construcción, en un carpintero, no pudo creer que ese fuera el Mesías, no pudo creer que ese era el cumplimiento de las promesas mesiánicas. El cristianismo piensa o dice que ellos fueron unos incrédulos al rechazar a Jesús, el carpintero de Nazaret, como el Mesías. ¿Y qué si Dios hace lo mismo

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entre los gentiles, y luego le da la oportunidad al pueblo hebreo? El pueblo hebreo después va a decir lo mismo que dice el cristianismo acerca de los hebreos, que dicen que fueron unos incrédulos al no creer en aquel carpintero de Nazaret llamado Jesús, siendo Jesús el Mesías prometido. Si Dios cumple las promesas del Día Postrero en la misma forma, por medio de un velo de carne simple y sencillo, habrá un impacto muy grande en esta Tierra, porque nadie ha pensado en la posibilidad que nuevamente Dios cumpla la promesa de la Venida de Cristo en un obrero de la construcción; eso echaría por el piso todos los estudios teológicos relacionados a la Segunda Venida de Cristo, echaría por el piso toda la teología del cristianismo con relación a la Segunda Venida de Cristo, y se encontrarían en la disyuntiva, se encontrarían en una situación muy difícil: colocar a un lado las ideas teológicas e interpretaciones teológicas con relación a la Segunda Venida de Cristo y tomar el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo, aunque no esté de acuerdo a las interpretaciones teológicas, o decir: “Nosotros nos quedamos con nuestra teología en cuanto a la Segunda Venida de Cristo y rechazamos el cumplimiento de la Segunda Venida de Cristo como está siendo proclamado.” Eso fue lo que hizo el pueblo hebreo en cuanto a los líderes religiosos, eso fue lo que hizo el sumo sacerdote Caifás, el líder máximo de la religión hebrea. ¿Qué hará el líder máximo de la religión cristiana o del cristianismo? Habrá un momento en que habrá una manifestación en donde cada cual dará su propia opinión, como sucedió dos mil años atrás. Ahora podemos ver que estamos viviendo en el tiempo preciso para Dios cumplir Sus promesas correspondientes

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al Día Postrero; y eso romperá todas las barreras existentes en la mente humana y también en todos los campos de la raza humana: Romperá la barrera del razonamiento, la barrera de la imaginación y todas las demás barreras, y establecerá la promesa de Dios correspondiente a este Día Postrero. Ahora hemos visto en nuestro tema: “ROMPIENDO BARRERAS,” que estamos viviendo en un tiempo en que todas las barreras serán rotas en este Día Postrero, pues con la Venida del Angel fuerte, que es la Venida de Cristo, cuando clamó como cuando un león ruge, hubo una explosión de siete truenos, como cuando un avión pasa la barrera del sonido, o rompe la barrera del sonido y produce esas explosiones; y aquí los siete truenos surgen porque la barrera o las barreras que hay en medio de la raza humana, y en la mente humana, y en todos los campos de la humanidad son rotas con la Venida del Angel fuerte, con la Venida de Cristo en el Día Postrero. Ahora, no solamente ustedes, jóvenes, están rompiendo barreras, sino que el mismo Cristo con Su Venida estará rompiendo todas las barreras, y siete truenos emitiendo sus voces, dándonos a conocer el gran misterio de Su Segunda Venida, que es Dios velado y revelado en simplicidad; ese es el misterio de la Segunda Venida de Cristo. Y para dar a conocer este misterio, Jesucristo dice en Apocalipsis 22:16:

“Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” “ROMPIENDO BARRERAS.” Hemos visto cómo serán rotas todas las barreras en este Día Postrero. “ROMPIENDO BARRERAS. Parte III.”

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En la noche estaremos en el mismo tema: “ROMPIENDO BARRERAS. Parte IV.” Vamos a ver lo que Dios nos dará ahí, para ver qué cosas Dios tiene para nosotros en este Día Postrero, como bendición prometida en Su Palabra. Que Dios les continúe bendiciendo a todos, jóvenes, y adelante con Jesucristo rompiendo barreras. Con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar nuestra parte. Dios les bendiga. “ROMPIENDO BARRERAS. Parte III.”

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte IV Rompiendo la barrera de la incredulidad de Israel

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte IV Rompiendo la barrera de la incredulidad de Israel

Por William Soto Santiago 30 deCristianópolis, noviembre de Brasil 1996 P.M.

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uy buenas noches, amados jóvenes en esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña, aquí en Cristianópolis, en Brasil, es para mí una bendición grande estar con ustedes en esta ocasión para continuar con el tema de esta Convivencia: “ROMPIENDO BARRERAS.” En esta ocasión tendremos la parte cuatro (Parte IV) de este tema. Y para eso quiero leer en Romanos, capítulo 11, verso 23 al 36, donde San Pablo nos dice, hablando del pueblo hebreo y la incredulidad de ellos a la Primera Venida de Cristo (por lo cual fueron cortados y fue injertado el pueblo gentil). Ahora, San Pablo nos dice en el capítulo 11 de Romanos, verso 23 en adelante, acerca del pueblo hebreo: “Y aun ellos(el pueblo hebreo), si no permanecieren en

incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para volverlos a injertar. Porque si tú fuiste cortado del que por naturaleza es olivo silvestre, y contra naturaleza fuiste injertado en el buen olivo, ¿cuánto más éstos, que son las ramas naturales, serán injertados en su propio olivo? Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio,

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para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo, como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, Que apartará de Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, Cuando yo quite sus pecados. Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de los padres. Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de Dios. Pues como vosotros también en otro tiempo erais desobedientes a Dios, pero ahora habéis alcanzado misericordia por la desobediencia de ellos, así también éstos ahora han sido desobedientes, para que por la misericordia concedida a vosotros, ellos también alcancen misericordia. Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos. ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero? ¿O quién le dio a él primero, para que le fuese recompensado? Porque de él, y por él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos. Amén.” Basado en lo que sucederá con el pueblo hebreo en el Día Postrero, cuando Dios los llame por medio del Ministe-

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rio de Sus Angeles con la Gran Voz de Trompeta, llamando y juntando a los escogidos, el pueblo hebreo saldrá de la incredulidad y recibirá a Cristo en el Día Postrero. Basado en esta promesa para el pueblo hebreo, en nuestro tema: “ROMPIENDO BARRERAS. Parte IV,” estaremos viendo el rompimiento de la barrera de la incredulidad del pueblo hebreo en el Día Postrero; y también será rota la barrera de la incredulidad entre los gentiles, los cuales encontramos que en el Día Postrero hay millones que no creen en Jesucristo como su Salvador. Ahora, “Rompiendo la barrera de la incredulidad de Israel.” Esa es una de las barreras que veremos; y veremos cómo será rota en el Día Postrero para bendición del pueblo hebreo. “Rompiendo la barrera de la incredulidad de Israel,” o sea, del pueblo hebreo. Esta promesa que cita el apóstol San Pablo, en esta Escritura que leímos, se encuentra en Isaías, capítulo 59, y versos 18 en adelante; y dice así... Vamos a comenzar un poquito antes. Verso 15 en adelante de Isaías 59, dice: “Y la verdad fue detenida, y el que se apartó del mal fue puesto en prisión; y lo vio Jehová, y desagradó a sus ojos, porque pereció el derecho. Y vio que no había hombre, y se maravilló que no hubiera quien se interpusiese; y lo salvó su brazo, y le afirmó su misma justicia.

Pues de justicia se vistió como de una coraza, con yelmo de salvación en su cabeza; tomó ropas de venganza por vestidura, y se cubrió de celo como de manto, como para vindicación, como para retribuir con ira a sus enemigos, y dar el pago a sus adversarios; el pago dará a los de la costa.

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Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él. Y vendrá el Redentor a Sion, y a los que se volvieren de la iniquidad en Jacob, dice Jehová. Y este será mi pacto con ellos, dijo Jehová: El Espíritu mío que está sobre ti, y mis palabras que puse en tu boca, no faltarán de tu boca, ni de la boca de tus hijos, ni de la boca de los hijos de tus hijos, dijo Jehová, desde ahora y para siempre.” Aquí podemos ver el cuadro claro, en Isaías, capítulo 59, de donde San Pablo tomó la profecía de la restauración del pueblo hebreo con Dios. Ahora, esto nos muestra el tiempo y circunstancias que estarán rodeando al Programa divino para la restauración del pueblo hebreo en el Reino de Dios, para el pueblo hebreo ser redimido, y así ser restaurado en el Programa divino. Encontramos que el pueblo hebreo está esperando el cumplimiento de esta promesa. Para el cumplimiento de esta promesa, ¿el Redentor vendrá a dónde? A Sion. Y aquel Monte de Sion es tipo y figura de la Iglesia del Señor Jesucristo. Ese es el Monte de Sion que para el Día Postrero recibiría la Segunda Venida de Cristo, la Venida del Redentor a Sion. San Pablo en Hebreos, capítulo 12, nos dice desde los versos 18 en adelante: “Porque no os habéis acercado al monte que se podía palpar, y que ardía en fuego, a la oscuridad, a las tinieblas y a la tempestad, al sonido de la trompeta, y a la voz que hablaba, la

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cual los que la oyeron rogaron que no se les hablase más, porque no podían soportar lo que se ordenaba: Si aun una bestia tocare el monte, será apedreada, o pasada con dardo; y tan terrible era lo que se veía, que Moisés dijo: Estoy espantado y temblando; sino que os habéis acercado al monte de Sion, a la ciudad del Dios vivo, Jerusalén la celestial, a la compañía de muchos millares de ángeles, a la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos(la congregación de los Primogénitos escritos en el Cielo son nada menos que la Iglesia del Señor Jesucristo, con todos los nacidos en ella del Agua y del Espíritu al creer en Jesucristo como nuestro Salvador), a Dios el Juez de todos, a los espíritus de los justos hechos perfectos, a Jesús el Mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la de Abel.” Ahora, aquí podemos ver que el Monte de Sion viene a ser la Nueva Jerusalén. La Nueva Jerusalén como pueblo es la Iglesia del Señor Jesucristo, es la Jerusalén celestial; y el pueblo de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo, es también el Israel celestial o Israel espiritual, que tiene las promesas de la Segunda Venida de Cristo para el Día Postrero; porque es al Monte de Sion, a la Iglesia del Señor Jesucristo, a la cual El en Su Segunda Venida se presentará como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su manifestación correspondiente al Día Postrero en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. Para ese tiempo la barrera de las edades temporales de la Iglesia del Señor Jesucristo es rota, y la Iglesia del Señor

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Jesucristo entra a eternidad, entrando a la Edad Eterna de la Piedra Angular, para ahí darle la bienvenida a Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo; para los muertos en Cristo ser resucitados en cuerpos incorruptibles, y nosotros los que vivimos ser transformados. Primero se cumple la Venida de Cristo al Monte de Sion, o sea, a la Iglesia del Señor Jesucristo, y suena la Trompeta final o Gran Voz de Trompeta, que es la Voz de Cristo dándonos Su Mensaje final, el Mensaje del Evangelio del Reino en la Dispensación del Reino y Edad de la Piedra Angular, por medio de Su Angel Mensajero, al cual envía a Su Iglesia para dar testimonio de estas cosas que deben suceder pronto en el Día Postrero. “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.”Dice Cristo en Apocalipsis, capítulo 22 y verso 16. Y en Apocalipsis, capítulo 4 y verso 1, nos dice:“Sube

acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas.” El promete darnos a conocer las cosas que han de suceder después de las que han sucedido en las siete edades de la Iglesia gentil. Y ahora, para darlas a conocer a Su Iglesia en una nueva edad y en una nueva dispensación, donde han sido rotas las barreras de las edades y de las dispensaciones, y han subido a una nueva edad y a una nueva dispensación; ahí es donde por medio de Su Angel Mensajero, Cristo con Su Gran Voz de Trompeta le habla a Su Iglesia las cosas que deben suceder pronto. Apocalipsis 22, verso 6, nos dice: “Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel,

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para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.” Las cosas que El prometió que iban a suceder y que El las daría a conocer, ahora enviando Su Angel Mensajero las da a conocer, por medio de Su Angel Mensajero; porque en ese Angel Mensajero estará Jesucristo en Espíritu Santo, ungiéndolo, y por medio de él hablándole a Su Iglesia con esa Gran Voz de Trompeta, con esa Trompeta final, que es el Mensaje del Evangelio del Reino en el Día Postrero; a través del cual todas las cosas que deben suceder pronto serán abiertas, o sea, dadas a conocer. Todas las Escrituras proféticas que hablan del Día Postrero y las cosas que han de suceder son abiertas a la Iglesia del Señor Jesucristo en el Día Postrero; y así es rota toda barrera que impide que la Iglesia del Señor Jesucristo reciba la fe para ser transformada y raptada en el Día Postrero. Y obteniendo esa revelación de Jesucristo por medio de Su Voz, a través de Su Angel Mensajero, estará recibiendo la fe para ser transformada y raptada en el Día Postrero; cada miembro del Cuerpo Místico de Cristo será transformado si está vivo, y si partió será resucitado en un cuerpo eterno. Esa es la promesa para todos los miembros del Cuerpo Místico de Cristo de nuestro tiempo y también de las edades pasadas. Ahora, podemos ver que siempre Dios ha usado un instrumento de carne. Cristo nos dijo: “Yo estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo.” Y ahora en el fin del mundo, así como habló por medio de Sus ángeles mensajeros, nos estaría hablando por medio de Su Angel Mensajero prometido para ser enviado y ser dado a conocer toda cosa que debe suceder en el Día Postrero. Esas cosas están en la Escritura, son profecías dadas por

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Dios a través de Sus profetas del Antiguo Testamento y del Nuevo Testamento: están en parábolas, en sueños, en visiones, en diferentes formas; y todas son profecías correspondientes al Día Postrero, para el tiempo de la Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, rompiendo la barrera de la incredulidad y de la indiferencia de los seres humanos, y del pueblo hebreo como nación, donde habrá 144 mil hebreos que creerán; pero miren, hasta el momento no son creyentes, porque tienen la barrera de la incredulidad todavía; pero esa barrera Cristo la rompe en el Día Postrero, en Su Venida como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo, clamando como cuando ruge un León; y toda barrera será rota para el pueblo hebreo, para allí 144 mil hebreos recibir a Cristo y Su Mensaje del Día Postrero, por medio de Su Angel Mensajero, a través del cual Cristo estará rugiendo como un León, como León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. Pero el Angel del Señor Jesucristo no es el Señor Jesucristo; él es Su instrumento, Su Mensajero, a través del cual Jesucristo en el Día Postrero estaría manifestándose y hablándole a Su Iglesia gentil, y después al pueblo hebreo, y dándole a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en el Día Postrero; y así estará rompiendo la barrera de la incredulidad del pueblo hebreo y también del pueblo gentil; y estará rompiendo también la barrera de la indiferencia de los seres humanos hacia las cosas de Dios. “ROMPIENDO BARRERAS.” Eso es lo que Cristo estará haciendo en este Día Postrero: rompiendo todas las barreras que le impiden al ser humano poder entender el Programa divino. Y esas barreras para el Día Postrero serán

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rotas por medio del Ministerio de Jesucristo a través de Su Angel Mensajero, dándonos a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto; y así hasta la barrera de la ignorancia de las cosas que deben suceder es rota, y todos obtenemos el conocimiento de todas las cosas que deben suceder, y obtenemos el conocimiento de cómo ser preparados para recibir todas las bendiciones de Dios que El tiene para Su Iglesia en este Día Postrero. “ROMPIENDO BARRERAS. Parte IV.”Ese ha sido nuestro tema de esta noche. Hemos visto cómo será rota la barrera de la incredulidad para el pueblo hebreo: Es por medio del Ministerio de Cristo a través de Su Angel Mensajero. Y el pueblo hebreo será restaurado a la raíz srcinal, al olivo srcinal; será injertado nuevamente, o sea, será colocado en el lugar que le corresponde; y esa es una promesa para el pueblo hebreo. Ahora, San Pablo dijo cuándo sería este Gran Evento que Dios ha prometido en el Antiguo Testamento y también en el Nuevo Testamento. En el capítulo 11, en el cual leímos, en el verso 25, nos dice (Romanos): “Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos: que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya entrado la plenitud de los gentiles.” ¿Y qué significa eso? Hasta que haya entrado hasta el último miembro del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, hasta que haya entrado el último de los escogidos de la Iglesia gentil del Señor Jesucristo. Y cuando eso esté cumplido, y nosotros los que vivimos seamos transformados y los muertos en Cristo hayan resucitado, el Evangelio pasará al pueblo hebreo. Y así como los judíos trajeron el Evangelio a los

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gentiles, por medio del ministerio de San Pedro y San Pablo... San Pedro abrió la puerta a los gentiles como la había abierto a los judíos, pues él tenía la llave del Reino de los Cielos; él tenía la revelación de la Primera Venida de Cristo como el Cordero de Dios y Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, y abrió la Puerta, que es Cristo, la abrió al pueblo hebreo, a los judíos, abrió esa revelación con el primer Mensaje que les predicó; y comenzaron a entrar hebreos al Reino de Dios, o sea, a la Casa de Dios, a la Familia de Dios, a la descendencia de Dios, a la Iglesia del Señor Jesucristo, que es la Casa de Dios, la Familia de Dios, el Templo de Dios, la descendencia de Dios. Luego más adelante, en la casa de Cornelio, un gentil, fue Pedro enviado por Dios, les predicó el Evangelio de la Gracia; y ellos creyeron, y fueron llenos del Espíritu de Dios, y entraron al Reino de Dios aquellos que allí estaban, los cuales creyeron y nacieron de nuevo; nacieron en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo; y ahí quedó abierta la Puerta a los gentiles. Y luego vino San Pablo predicando entre los hebreos y después en medio del pueblo gentil; pues había sido enviado para los gentiles, para ser luz para los gentiles; porque Cristo, la Luz del mundo, estaría resplandeciendo a través de San Pablo y estaría alumbrando el entendimiento de los gentiles; y alumbra el entendimiento de los gentiles, el alma de los gentiles, en la primera edad de la Iglesia gentil en Asia Menor. Ahora podemos ver cómo el Evangelio pasó a los gentiles: de Asia Menor, luego Jesucristo en Espíritu Santo pasó a Europa, y en Europa tuvo cinco edades de la Iglesia gentil, donde levantó cinco mensajeros de en medio de los europeos, a través de los cuales se manifestó y cumplió

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cinco edades allí en Europa; luego pasó a Norteamérica, donde envió Su séptimo ángel mensajero, a través del cual se manifestó y cumplió Su Obra correspondiente a la séptima edad de la Iglesia gentil, habló por medio de él las cosas que tenía que hablar; y los que tenían que escuchar, escucharon, los que tenían sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Vean cómo la trayectoria de Jesucristo en Espíritu Santo se ha movido entre los gentiles; pues el Evangelio pasó a los gentiles. Y ahora en el Día Postrero nos encontramos en la América Latina y el Caribe, donde Cristo en Espíritu Santo ha pasado y nos está dando Su Mensaje final. En la América Latina y el Caribe se están entrelazando dos dispensaciones: la Dispensación de la Gracia con la Dispensación del Reino. Y por eso es que tenemos la enseñanza y el conocimiento de ambos Mensajes, ambos Mensajes dispensacionales. Tenemos el conocimiento del Mensaje de la Dispensación de la Gracia, que está basado en la Primera Venida de Cristo como Cordero de Dios, muriendo en la Cruz del Calvario, y luego llenando de Su Espíritu Santo a todos los creyentes en Jesucristo como el Cordero de Dios; los cuales en el tiempo en que creen lo reciben como su Salvador, y sus pecados son perdonados; o sea, se hace efectivo en ellos el Programa de Redención de Cristo, y la Obra que El hizo allá se hace efectiva para la persona cuando ha creído. Ahora, podemos ver la trayectoria del Evangelio entre los gentiles y del Espíritu de Dios entre los gentiles, de mensajero en mensajero y de edad en edad, hablando por medio de cada uno de Sus mensajeros. Y ahora en la América Latina y el Caribe se hace el entrelace de una edad

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con la otra edad, y de una dispensación con otra dispensación, y de un mensajero con otro mensajero, y de un Mensaje con otro Mensaje: Se hace el entrelace del Mensaje de la Gracia con el Mensaje del Evangelio del Reino, se hace el entrelace de la Dispensación de la Gracia con la Dispensación del Reino, y se hace el entrelace del séptimo ángel mensajero con el Angel Mensajero de la Edad de la Piedra Angular. Ahí es donde ocurre el entrelace, y una nueva dispensación surge entre los latinoamericanos y caribeños: la Dispensación del Reino, con la predicación del Evangelio del Reino. Y ese es el Mensaje que el pueblo hebreo está esperando, y ese es el Mensaje que será llevado al pueblo hebreo. Así como los hebreos trajeron el Evangelio a los gentiles, el Evangelio de la Gracia, ahora los gentiles, la Iglesia gentil, bajo el Ministerio de Sus Angeles, los Angeles del Hijo del Hombre, que son los ministerios de Moisés y Elías en el Angel del Señor Jesucristo, llevarán el Mensaje del Evangelio del Reino a los hebreos; y ellos lo recibirán. Eso es para cuando se complete el número de los escogidos de Dios de la Iglesia gentil, y sean resucitados los muertos en Cristo, y nosotros los que vivimos seamos transformados; y ahí estará completo el número, y estaremos transformados y con el cuerpo eterno para toda la eternidad. Para ese tiempo habrá una manifestación grande del Espíritu de Dios en toda Su plenitud en Su Iglesia, que estará en esta Tierra, la cual es compuesta de los muertos en Cristo que resucitarán y los que estamos vivos que seremos transformados; y ahí estará la manifestación más grande de todos los tiempos, que Dios haya tenido; y será una manifestación paralela a la manifestación de Dios en

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carne humana en la persona de Jesucristo, el grano de trigo que fue sembrado en tierra para reproducirse en los miembros del Cuerpo Místico de Cristo. Y con la manifestación de aquel grano de trigo, vean ustedes todas las cosas que ocurrieron; y para el tiempo final o Día Postrero, con la manifestación de todos los granos de trigo, que será la reproducción de Jesucristo en Su Iglesia o miembros de Su Iglesia, los cuales estarán en la estatura de un varón perfecto, y con un cuerpo perfecto y eterno, que hemos de recibir en el Día Postrero... Ahora, para ese tiempo habrá una manifestación en toda la plenitud de Dios; y el pueblo hebreo verá la gloria de Dios manifestada en Su Templo espiritual, en Su Iglesia, que es Su Familia o descendencia, los descendientes de Dios, los Primogénitos de Dios, que tienen la Bendición de la Primogenitura. El profeta Isaías, en el capítulo 61 y en el capítulo 60, nos habla del Día Postrero. Ahora miren, en el capítulo 60 y verso 7, nos dice, de la mitad de ese verso en adelante: “...Y glorificaré la casa de mi gloria...” ¿Y cuál es la Casa de la Gloria de Dios? La Iglesia del Señor Jesucristo. Y será glorificada esa Casa: Los muertos en Cristo tendrán un cuerpo glorificado, y nosotros los que vivimos seremos transformados y tendremos un cuerpo glorificado. Dios ha dicho: “Glorificaré la casa de mi gloria.” Eso es una promesa para cada uno de ustedes y para mí también, en este Día Postrero, en el tiempo en que El, Jesucristo con Su Iglesia, está rompiendo barreras. “ROMPIENDO BARRERAS. Parte IV.” Que Dios les bendiga y les guarde a todos, y pronto todos sean transformados y yo también. Muchas gracias por vuestra amable atención, y será hasta mañana, Dios me-

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diante, tempranito, ya que estaremos preparando todo para la transmisión a través de los satélites y de televisión. ¿La actividad a qué hora será? Estaremos entonces transmitiendo para Puerto Rico, para que graben la conferencia, o la estaremos grabando; una de las dos estaremos haciendo... Transmitiendo. Estaremos transmitiendo directamente a Puerto Rico, y allá grabarán la conferencia para transmitirla por los satélites, y por televisión y por la radio, para las congregaciones en los diferentes países, incluyendo la de Puerto Rico. Así que mañana tempranito aquí. Eso es para ustedes, pero también para mí. Así que mañana es un día muy importante en el Programa divino. Será hasta mañana, Dios mediante, en que estaremos en la conferencia: “ROMPIENDO BARRERAS. Parte V.” Y luego en la tarde estaremos en el mismo tema, pero Parte VI. Bueno, que pasen todos muy buenas noches. Buen provecho también, y que descansen y que madruguen también. Que no se les pegue la sábana, y tampoco a mí ni a Miguel, ni a Gian tampoco, ni a los ministros que están aquí en esta noche. Bueno, que Dios les continúe bendiciendo, y con nosotros Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar nuestra parte en esta noche. “ROMPIENDO BARRERAS. Parte IV.”

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte V Rompiendo barreras y abriendo camino para los escogidos

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte V Rompiendo barreras y abriendo camino para los escogidos

Por William Soto Santiago 1Cristianópolis, de diciembre de 1996 Brasil

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uy buenos días, amados jóvenes, en esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña, que las bendiciones de Jesucristo, nuestro amado Salvador, sean sobre cada uno de ustedes aquí presentes, y sobre cada uno de ustedes que están a través de los satélites, de la televisión y la radio también; y que en esta ocasión nos abra las Escrituras y el entendimiento en nuestra alma, y nos permita comprender Su Palabra. Amén y Amén. En esta ocasión quiero leer en Isaías, capítulo 11, verso 1 al 16. Este capítulo es un pasaje mesiánico, y quiero leerlo, porque aquí está profetizado lo que sucederá también en el tiempo final. Dice así: “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago

retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos;

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sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad ceñidor de su cintura. Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar. Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa. Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra. Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín; sino que volarán sobre los hombros de los filisteos al occidente, saquearán también a los de oriente; Edom y

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Moab les servirán, y los hijos de Amón los obedecerán. Y secará Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias. Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.” Nuestro tema para esta ocasión es: “ROMPIENDO BARRERAS. Parte V.” En este tema estaremos viendo a Dios, a Jesucristo, abriendo camino para los escogidos del cristianismo y del judaísmo también. “Rompiendo barreras y abriendo camino para el remanente, para los escogidos de entre los gentiles y también del pueblo hebreo.” Para el remanente del pueblo hebreo que ha quedado en este tiempo final, Dios ha prometido abrir caminos, para que entre Su pueblo Israel; y entrarán 144 mil hebreos por el camino que Dios abrirá en este Día Postrero. Un camino prometido para ser abierto en el Día Postrero. Ahora, hemos visto cómo Dios obró en el Antiguo Testamento: Dios rompió las barreras de la esclavitud, libertó al pueblo hebreo por mano de Moisés, usándolo como un instrumento Suyo, y así trajo la bendición prometida por Dios a Abraham, para la simiente de Abraham que estaría en esclavitud para ese tiempo. Dios había hablado al profeta y patriarca Abraham en el capítulo 15 del Génesis, versos 12 al 18, diciendo: “Mas a la caída del sol sobrecogió el sueño a Abram, y he aquí que el temor de una grande oscuridad cayó sobre él.

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Entonces Jehová dijo a Abram: Ten por cierto que tu descendencia morará en tierra ajena, y será esclava allí, y será oprimida cuatrocientos años. Mas también a la nación a la cual servirán, juzgaré yo; y después de esto saldrán con gran riqueza. Y tú vendrás a tus padres en paz, y serás sepultado en buena vejez. Y en la cuarta generación volverán acá; porque aún no ha llegado a su colmo la maldad del amorreo hasta aquí. Y sucedió que puesto el sol, y ya oscurecido, se veía un horno humeando, y una antorcha de fuego que pasaba por entre los animales divididos. En aquel día hizo Jehová un pacto con Abram, diciendo: A tu descendencia daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el río grande, el río Eufrates.” Ahora, aquí podemos ver que Dios habla al profeta y patriarca Abraham, el cual era el Profeta Mensajero de la Dispensación de la Promesa, era un Profeta mayor; porque un Profeta dispensacional es un Profeta mayor de los profetas mayores; o sea, que hay profetas para edades y también para dispensaciones. Ahora, los profetas para diferentes edades son más que los Profetas para las dispensaciones. ¿Saben ustedes cuántos Profetas dispensacionales Dios tiene en Su Programa? Solamente siete, siete Profetas dispensacionales. Ahora, encontramos que Adán fue el primero. Encontramos que luego le siguióSet. Luego como tercer Mensajero dispensacional encontramos al Profeta Noé. Luego el cuarto Mensajero dispensacional fue el Profeta y patriarca Abraham ; profeta Mensajero de la Dispensación de la Promesa, así como Noé fue el Profeta de la Dispensación del Gobierno Humano. Luego le siguió el ProfetaMoisés,

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el Mensajero para la Dispensación de la Ley, portando el Mensaje de la Ley para el pueblo hebreo. Luego le siguió el Profeta Jesús, nuestro amado Salvador, para la Dispensación de la Gracia, la sexta dispensación. Y como último el Mensajero para la Dispensación del Reino, portando el Mensaje del Evangelio del Reino en el Día Postrero, y con ese Mensaje abriendo la Dispensación del Reino y dando a conocer todas estas cosas que deben suceder pronto en el Día Postrero. Ese Angel Mensajero, Profeta Mensajero para la Dispensación del Reino, es mencionado por Jesucristo como Su Angel Mensajero. En Apocalipsis, capítulo 22 y verso 16, Cristo nos dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Y Jesús había dicho en Apocalipsis, capítulo 4, verso 1, con esa Voz de Trompeta: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas.” O sea, después de estas que han sucedido durante las siete edades de la Iglesia gentil en estos dos mil años que han transcurrido. Ahora, las cosas que deben suceder después de estos dos mil años que han transcurrido, están prometidas para ser reveladas a la Iglesia del Señor Jesucristo por el Angel del Señor Jesucristo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder pronto (las que han de suceder después de estas que ya han sucedido).” Y para darlas a conocer, Cristo dice: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio de estas cosas en las iglesias.” Apocalipsis 22, verso 16. Y Apocalipsis 22, verso 6, nos dice: “Y me dijo: Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el

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Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto.” ¿A quién envía para dar a conocer las cosas que deben suceder pronto? A Su Angel Mensajero. Ese Angel Mensajero de Jesucristo enviado para dar a conocer estas cosas es el séptimo Profeta dispensacional para la Dispensación del Reino, en el cual el Espíritu Santo, que es el mismo Jesucristo en Espíritu, viene en él revelado, manifestado, en el Día Postrero. Y por medio de él Jesucristo en Espíritu Santo estará dando a conocer las cosas que El dijo que daría a conocer, cuando dijo: “Sube acá, y yo te mostraré las cosas que han de suceder después de estas.” Ahora, hay que subir al lugar donde Cristo esté hablándole a Su Iglesia por medio de carne humana en el Día Postrero, hablando por medio de Su Angel Mensajero las cosas que deben suceder pronto. Si hubiera sido para el tiempo de San Pablo, había que subir a la primera edad de la Iglesia gentil, donde Jesucristo estaba en Espíritu Santo manifestado en el apóstol San Pablo. San Pablo decía: “no vivo ya yo; vive Cristo en mí.” Era Cristo en San Pablo, manifestándose y hablándole a Su pueblo y llamando y juntando todos los escogidos de la primera edad de la Iglesia gentil, los cuales estaban escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Por eso es que San Pablo nos dice que Dios estuvo llamando y juntando los que estaban escritos en el Libro de la Vida del Cordero. En el capítulo 13 del libro de los Hechos, cuando San Pablo predicó, encontramos aquí en el verso 46 en adelante: “Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os

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hablase primero la palabra de Dios; más puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles. Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra. Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia.” Ahora podemos ver que aquí nos dice: “Y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna.” ¿Es que hay personas ordenadas para vida eterna? Claro que sí. Están escritos en el Libro de la Vida del Cordero desde antes de la fundación del mundo. Cuando Dios en Su Mente preparó el Programa de Redención, encontramos que allí en Su Mente, Jesucristo como Cordero de Dios, fue crucificado; y luego se materializó cuando Jesucristo apareció en carne humana en medio del pueblo hebreo; pero ya eso estaba determinado por Dios desde antes de la fundación del mundo. Nos dice el apóstol San Pedro acerca de este gran misterio, en el capítulo 1 de su primera carta, verso 18 en adelante, dice así: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana

manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata...” Hemos sido rescatados no con cosas corruptibles, no con oro, no con plata, ni con ninguna otra cosa corruptible. Entonces ¿con qué hemos sido rescatados? Pedro nos dice: “...sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un

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cordero sin mancha y sin contaminación, ya destinado desde antes de la fundación del mundo...” Destinado o predestinado, ¿desde cuándo? Desde antes de la fundación del mundo. Por eso es que la caída en el Huerto del Edén no estorba para los hijos e hijas de Dios obtener vida eterna; más bien eso da lugar a la entrada al lugar de redención que Dios tuvo en Su Mente desde antes de la fundación del mundo; ya estaba destinado el Cordero de Dios, Jesucristo, para morir, aquí en la Tierra, cuando viniera en carne humana; ya eso estaba así destinado o predestinado. ¿En dónde estaba eso predestinado? Donde son las cosas predestinadas: en la Mente de Dios. Ahí Cristo fue destinado para morir en la Cruz del Calvario. O sea, que la muerte de Cristo en la Cruz del Calvario no tomó a Dios por sorpresa, a Jesucristo no lo tomó por sorpresa. Cristo dijo que El tenía que morir, pero también dijo que también tenía que resucitar y que sería al tercer día. Cuando Cristo le hablaba a Sus discípulos que El tenía que morir, que iba a ser tomado preso en Jerusalén, iba a ser juzgado e iba a ser condenado y lo iban a matar, pero al tercer día resucitaría; Sus discípulos se ponían muy tristes porque su Señor iba a morir, pero no miraban las palabras finales de Jesús: “pero al tercer día resucitaré.” Esa era la parte gloriosa: que no iba a quedar muerto, sino que iba a resucitar. Pero era necesario morir, para así, al tomar nuestros pecados, al tomar el pecado del mundo y hacerse mortal... Porque El no podía morir, es inmortal. El dijo: “Nadie me quita la vida, yo la pongo por mí mismo para volverla a tomar.” No podía morir. ¿Por qué? Porque no tenía pecado. La causa de la muerte es el pecado; la paga del pecado es muerte. Y Cristo no tenía pecado, por lo tanto

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nadie le podía quitar la vida; pero para poder morir tenía que tener pecado. Y Cristo se hizo pecado por nosotros, tomando nuestros pecados, y así se hizo mortal. Murió por nuestros pecados para que nosotros vivamos por El, por Cristo, seamos justificados por la fe en Jesucristo, y podamos vivir eternamente. Ahora, San Pedro nos sigue diciendo: “Pero manifestado en los postreros tiempos por amor de vosotros, y mediante el cual creéis en Dios, quien le resucitó de

los muertos y le ha dado gloria, para que vuestra fe y esperanza sean en Dios. Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.” Ahora podemos ver que la Obra de Jesucristo en la Cruz del Calvario ya estaba predestinada desde antes de la fundación del mundo por amor a nosotros por amor a todos los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del Cordero. Ahora, cuando Dios predestinó la Venida de Cristo y Su muerte en la Cruz del Calvario, El también estaba viendo por quiénes estaba muriendo Cristo. El predestinó por quiénes iba a morir. El no podía predestinar la Venida y la muerte de Cristo aquí en la Tierra sin tener aquellos por los cuales morir; pero en el Libro de la Vida del Cordero están los nombres de los que serían redimidos por la Sangre de Cristo.

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Podemos ver que por amor a nosotros Cristo vino a la Tierra, murió en la Cruz del Calvario, luego resucitó, ascendió al cielo, y luego el día de Pentecostés descendió en Espíritu Santo sobre 120 personas que estaban en el aposento alto el día de Pentecostés, y fueron llenos del Espíritu Santo; y allí nació la Iglesia del Señor Jesucristo. Allí lo que Cristo había dicho a Nicodemo se estaba convirtiendo en una realidad para 120 personas. Cristo había dicho: “De cierto, de cierto te digo, que el que no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios, o sea, no lo puede entender.” Nicodemo pensó que tenía que nacer por medio de una mujer por segunda vez, y le pregunta a Jesús: “¿Cómo puede hacerse esto?” Con esa pregunta Nicodemo muestra dos cosas: su ignorancia en cuanto al nuevo nacimiento y su situación para poder nacer de nuevo; porque le pregunta a Jesús: “¿Cómo puede hacerse esto? ¿Puede el hombre ya siendo viejo entrar en el vientre de su madre y nacer de nuevo?” O sea, que Nicodemo pensó que era un nacimiento como el que había tenido por medio de su mamá; y Nicodemo ya siendo viejo, quizás su madre o estaba muy ancianita o había muerto ya. Si había muerto, Nicodemo nunca podría entrar al Reino de Dios, si lo que Jesús exigía como requisito para entrar al Reino de Dios tenía que ser naciendo otra vez por medio de su madre. Pero este nacimiento que el ser humano obtiene por medio de una mujer, por medio de su madre, encontramos que es un nacimiento en la permisiva voluntad de Dios, es un nacimiento que coloca a la persona como un descendiente de Adán y Eva; coloca al ser humano como un descendiente de la raza caída; y por eso la persona aunque nace con mucha vida, muy jovencito, luego continúa

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creciendo, y a medida que va comiendo el alimento, se va convirtiendo en células sobre células, y sigue creciendo la persona, o sea, el cuerpo físico, hasta que llega a su estatura correspondiente. Y luego encontramos que a medida que van pasando los años se va poniendo viejo el cuerpo, hasta que o por la edad o por enfermedad o algún accidente, termina la vida de ese cuerpo. ¿Y por qué tiene que morir el cuerpo? Porque vino por medio de una raza caída, sentenciada a muerte a causa del pecado que entró a la raza humana; y por cuanto la paga del pecado es muerte, toda persona que nace en esta raza caída está sentenciado a muerte; no hay otra forma para el ser humano. Por eso es que aunque hemos tenido grandes científicos con todo el conocimiento que ellos han tenido, hasta para enviar satélites y cohetes a otros lugares, otros planetas; con todo y eso no han podido resolver el problema de la muerte del ser humano. Están buscando la inmortalidad, pero miren, ya lleva la raza humana seis mil años y no han conseguido la fórmula para continuar viviendo sin ver muerte; pero hay una fórmula, y esa es la fórmula que solamente un solo hombre sabe, ¿y saben quién es ese hombre? El que dijo que moriría pero al tercer día resucitaría. Ese es nuestro amado Señor Jesucristo. El tiene las llaves del infierno y de la muerte. Fue al infierno, pero salió del infierno. Fue allí, le predicó a las almas encarceladas que habían sido desobedientes en el tiempo de Noé, o sea, que no creyeron a Noé y su Mensaje, y fueron condenadas, porque no creyeron al Mensajero de la Dispensación del Gobierno Humano, que Dios les envió, dándoles a conocer las cosas que sucederían en aquel tiempo. Noé les dijo que vendría el juicio divino sobre la raza

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humana, pero ellos no creyeron que eso era verdad. Noé les decía: “vendrá un diluvio e inundará la tierra, y se ahogará todo el mundo.” Era un Mensaje sencillo. Pero la Escritura dice que no llovía sobre la Tierra, sino que de la tierra subía un vapor durante la noche, y era regada la tierra. Ahora, ¿de dónde va a venir un diluvio que inunde toda la Tierra, si en aquel tiempo era como sucede en Lima, Perú, y en otras ciudades del Perú, que no llueve, como llueve en otros países de la América Latina y de otras naciones? Y ellos no podían concebir lo que Noé estaba anunciando. Era más fácil concebir que un diluvio de fuego viniera en el Día Postrero, sobre la raza humana, que un diluvio de agua viniera sobre la raza humana. ¿Y por qué era más fácil? Porque en aquel tiempo y en este tiempo, hay fuego almacenado en bombas atómicas y diferentes bombas, las cuales están preparadas para la guerra; y eso las envían, explotan, y el fuego se enciende, y viene la destrucción. Ahora, el Mensaje de una destrucción con fuego, que será fuego atómico, está señalada para el Día Postrero. Pero para el Día de Noé era una destrucción con agua. Para aquel tiempo tenían el conocimiento del poder atómico, y sucedieron ciertas cosas que ocasionaron que el Mensaje de Noé se cumpliera. El mismo ser humano con el poder atómico que tenía, llevando a cabo ciertas cosas, ocasionó que lo que Noé dijo se convirtiera en una realidad. Ahora, siempre que Dios envía un Profeta dispensacional, por un lado hay un juicio divino a nivel mundial que va a venir, pero también hay una forma de escapar de ese juicio. Así que no podemos decir que nos vamos a poner tristes porque viene una destrucción, sino que tenemos que decir que estamos muy contentos porque hay una forma de escapar de ese juicio divino. Y esa forma la da Dios a Su

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pueblo, la da a conocer al darle a conocer las cosas que deben suceder pronto en esa nueva dispensación. Por medio del Angel Mensajero, o Profeta Mensajero para esa nueva dispensación, es dado a conocer lo que ha de acontecer, los juicios divinos, y también es dado a conocer cómo escapar del juicio divino. Es mostrado el Programa divino que trae bendición a los hijos e hijas de Dios. Cristo hablando del tiempo final, de la Venida del Hijo del Hombre, dijo que sería como en los días de Noé. Vean, en los días de Noé hubo un Mensajero dispensacional, el Mensajero de la Dispensación del Gobierno Humano, con el Mensaje para esa dispensación, y también llegó el fin de aquella generación, como para el Día Postrero está señalado que llegará el fin del reino de los gentiles con todos sus sistemas. Para el tiempo de Noé, Dios estaba con Noé: un hombre sencillo que tenía la revelación del cielo; aunque hubo muchas religiones en aquel tiempo, como las hay en nuestro tiempo, y como las hubo en todos los tiempos. Aun en los días de Moisés hubo religiones en Egipto y en otras naciones; pero solamente había un camino verdadero para los hijos de Dios, para el remanente del pueblo de Dios, para los escogidos de Dios del tiempo de Moisés. Ese camino fue abierto por Dios a través de Moisés en una nueva dispensación. El camino de Dios en una nueva dispensación fue abierto, porque Dios es el que rompe barreras y abre camino para Sus hijos, para Su pueblo; y eso fue lo que Dios hizo allá por medio del Profeta Moisés, un Profeta dispensacional, uno del pueblo hebreo. Ahora podemos ver que siempre que Dios va a enviar un Profeta dispensacional, tipifica ese tiempo en que lo va a enviar con el tiempo en que envió otros Profetas dispen-

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sacionales; aunque también lo tipifica con tiempos en donde envió profetas para edades, que no son tan grandes como los Profetas dispensacionales. Pero cuando Dios anuncia la venida de un profeta con otro profeta que vino en el pasado y era un Profeta dispensacional, eso significa que ese mensajero que Dios estará enviando es un Profeta dispensacional. ¿Y de ese tipo de Profetas solamente Dios tiene cuántos? Siete nada más; y ya ha enviado seis en el pasado; solamente le queda uno. ¿Y qué de los otros? Los otros ya pasaron por su dispensación e hicieron la labor correspondiente; pero no están muertos, ellos están vivos. Cuando Jesucristo resucitó, resucitaron con El todos aquellos Profetas dispensacionales, y están en la Presencia de Dios. Y para el Día Postrero solamente quedará uno, y con ése, Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestándose en él, lo estará ungiendo con Su Espíritu, como nos dice Apocalipsis, capítulo 7, acerca de este Angel que sube de donde nace el sol. Dice así de él:

“Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el sello del Dios vivo...” ¿Cuál es el Sello del Dios vivo? El Espíritu Santo. San Pablo en Efesios, capítulo 4, verso 30, dice: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención.” O sea, para el Día en que los muertos en Cristo resucitarán en cuerpos eternos y nosotros seremos transformados, y así obtendremos el cuerpo eterno, que es la redención del cuerpo; y así obtendremos la inmortalidad. Porque Dios abrirá camino a Sus redimidos. El romperá la barrera de la muerte, de la muerte física, así como rompió la barrera de la muerte espiritual; y ahora podemos ver que también El rompió la barrera de la muerte

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física y resucitó; por lo tanto El sabe cómo romper la barrera de la muerte física para nosotros y darnos la inmortalidad en un cuerpo eterno. El lo ha prometido y lo cumplirá. Y para eso El envía Su Angel Mensajero con el Sello del Dios vivo, con el Espíritu Santo; o sea, Jesucristo en Espíritu Santo en ese Angel Mensajero, al cual usará. Dice (Apocalipsis 7:2): “Y clamó a gran voz a los cuatro ángeles, a quienes se les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los

árboles, hasta que hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Y oí el número de los sellados: ciento cuarenta y cuatro mil sellados de todas las tribus de los hijos de Israel. De la tribu de Judá, doce mil sellados. De la tribu de Rubén, doce mil sellados. De la tribu de Gad, doce mil sellados (y sigue enumerando tribus, y doce mil sellados de cada tribu).” Y para ese llamado de estos escogidos de Dios de las doce tribus de Israel, Dios envía Su Angel con el Sello del Dios vivo, o sea, envía Su Angel Mensajero de la Dispensación del Reino ungido con el Espíritu Santo. Jesucristo en Espíritu Santo en Su Angel Mensajero estará llamando y juntando 144 mil escogidos de las doce tribus de Israel; estará Cristo revelado en Su Angel Mensajero llamando a Sus escogidos con el Mensaje de la Gran Voz de Trompeta, que es el Mensaje del Evangelio del Reino; Mensaje de y para la Dispensación del Reino. Por eso es que Jesucristo en Espíritu Santo unge a ese Angel Mensajero y opera en él los ministerios de Moisés por segunda vez y de Elías por quinta vez. Pero ese Angel Mensajero ni es Elías ni es Moisés, pero los ministerios de

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Moisés y de Elías estarán en él operados por Jesucristo en el Día Postrero, y el Ministerio de Jesucristo estará también en ese Angel Mensajero siendo operado por el Espíritu Santo, que es el mismo Jesucristo en Espíritu Santo en Su Angel Mensajero operando los tres grandes ministerios que han sido manifestados en esta Tierra: el de Jesucristo, el de Moisés y el de Elías. El de Moisés fue un ministerio dispensacional, el de Jesucristo un Ministerio dispensacional. El de Elías no fue un ministerio dispensacional, pero en el Día Postrero viene a ser un ministerio acompañado con dos ministerios dispensacionales; y así el Programa divino correspondiente al Día Postrero será llevado a cabo. Y Jesucristo romperá la barrera de la muerte, romperá la barrera de la esclavitud, y libertará a todos Sus hijos de entre los gentiles y también del pueblo hebreo; y obtendremos así la inmortalidad. Todo eso fue tipificado en el éxodo del pueblo hebreo, Dios libertando al pueblo hebreo y trayendo los juicios divinos sobre el imperio del Faraón; porque para el Día Postrero los juicios divinos caerán sobre el imperio de los gentiles; el imperio que en el Día Postrero estará en las manos del anticristo, del hombre de pecado, de la bestia. Pero ese imperio, ese reino, que comenzó con Nabucodonosor termina en el Día Postrero en los pies de hierro y de barro cocido, que serán desmenuzados para dar paso a un nuevo Reino, a un nuevo Imperio: el Reino o Imperio de nuestro amado Señor Jesucristo, ese glorioso Reino Milenial prometido para ser establecido en el Día Postrero. Y el Reino será dado al pueblo de los santos, como nos dice Dios a través del profeta Daniel en el capítulo 7 y verso 18. Ahí está claramente lo que sucederá en el Día Postrero.

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Dice: “Después recibirán el reino los santos del Altísimo, y

poseerán el reino hasta el siglo, eternamente y para siempre.” O sea, que no habrá otro reino; solamente el Reino de nuestro amado Señor Jesucristo. Los reinos de este mundo son temporales, como el cuerpo físico que la persona obtiene por papá y mamá es también temporal; pero el Reino de nuestro Señor Jesucristo es para toda la eternidad, y será establecido en el séptimo milenio, que es el Día Postrero, para el cual Cristo dijo, hablando acerca de los creyentes en El, en San Juan, capítulo 6 y verso 40, nos dice: “Y esta es la voluntad del que me ha enviado: Que todo aquel que ve al Hijo, y cree en él, tenga vida eterna; y yo le resucitaré en el día postrero.” Aquí está la promesa para los escogidos de Dios, los creyentes en Jesucristo que lo han recibido como su Salvador y han recibido Su Espíritu Santo, y por consiguiente han nacido de nuevo y han entrado al Cuerpo Místico de creyentes de Jesucristo, que es Su Iglesia, Su Cuerpo Místico; el cual comenzó el día de Pentecostés. Y de ahí para acá han estado creyendo en Cristo millones de seres humanos y recibiendo Su Espíritu Santo, y así entrando a ese Cuerpo Místico de creyentes, a la Iglesia del Señor Jesucristo. Ese es Su Reino, y esa es la forma para entrar al Reino de Dios. El que no nazca del Agua y del Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios, o sea, que no puede entrar al Cuerpo Místico de Cristo; pero del día de Pentecostés hacia acá, Cristo hizo posible la entrada al Reino de Dios de los seres humanos. Antes del día de Pentecostés no se podía entrar;

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los mismos discípulos de Jesucristo, aunque eran creyentes en El y habían predicado y habían echado fuera demonios, con todo y eso no habían nacido de nuevo, no habían entrado al Reino de Dios todavía; porque al Reino de Dios se entra creyendo en Jesucristo como nuestro Salvador y recibiendo Su Espíritu Santo. Ahora, eso nos muestra que el echar fuera demonios, sanar enfermos y tener algún don del Espíritu de Dios, no significa que la persona tiene el Espíritu Santo, no significa que la persona ha nacido de nuevo. Porque los discípulos de Jesucristo, enviados por el mismo Jesucristo, fueron predicando, sanando a los enfermos y echando fuera demonios, y todavía no habían nacido de nuevo. Por eso Jesucristo dice: “Muchos en aquel día me dirán: Señor, en Tu Nombre hicimos esto y lo otro.” O sea: “predicamos el Evangelio en Tu Nombre, oramos por los enfermos y se sanaron; lo hicimos en Tu Nombre. También echamos fuera demonios en Tu Nombre, también hablamos nuevas lenguas en Tu Nombre; y tuvimos diferentes manifestaciones de dones del Espíritu Santo.” ¿Pero qué Cristo dice que dirá a ellos? “Apartaos de mí obradores de maldad.” Los discípulos de Jesús predicaron, echaron fuera demonios, sanaron a los enfermos, y todavía no tenían el Espíritu Santo, no habían nacido de nuevo, no habían entrado al Reino de Dios; y uno de ellos, Jesús dijo que era un diablo; era Judas Iscariote, el que vendió a Jesucristo. La evidencia de que una persona tiene el Espíritu Santo es que recibe la Palabra de Dios para la edad y dispensación que le ha tocado vivir; la recibe en su alma y ahí la atesora. De edad en edad han entrado al Cuerpo Místico de Cristo las personas que tienen sus nombres escritos en el

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Libro de la Vida del Cordero, han escuchado la Voz de Dios, la Voz de Jesucristo, la Voz del Buen Pastor en cada edad en que Dios se ha manifestado por medio del mensajero de cada edad. Cristo nos dijo en San Juan, capítulo 10, verso 14 en adelante: “Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas.” Cristo poniendo Su vida en la Cruz del Calvario lo hacía por Sus ovejas, por los escogidos de Dios, por esas personas que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de Dios. Cristo dice: “También tengo otras ovejas que no son de este redil (o sea, que no son hebreos, son gentiles) ; aquéllas también debo traer(ahora, ¿cómo las va a traer?), y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor.” ¿Cómo las va a traer? Llamándolas, hablándole de edad en edad en medio de los gentiles, por medio de cada ángel mensajero; y así la Voz de Cristo estaría llamando a Sus ovejas de entre los gentiles para formar parte del redil del Señor Jesucristo, en donde el Buen Pastor es nuestro amado Señor Jesucristo, el cual de edad en edad ha estado pastoreando Sus ovejas, por medio del Ministerio que colocó en cada ángel mensajero de cada edad de Su Iglesia gentil. Tuvo siete pastores en las siete edades de la Iglesia gentil; pero era Cristo por medio de cada ángel mensajero el que pastoreaba Sus ovejas correspondientes a esa edad. Ahora, Cristo, el Gran Pastor y Buen Pastor de las ovejas de Dios... Encontramos que el ministerio de Pastor es el ministerio que atiende a las ovejas en el redil. Hay Pastores en diferentes lugares o congregaciones que atienden a las

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personas, a esas ovejas de Dios, y le dan el Alimento de parte de Dios. Ese es un Pastor local. Ese Pastor local tiene una responsabilidad: es el de dar el Alimento a tiempo a las ovejas que Dios ha colocado en esa congregación, y estar pendiente a esas ovejas, para que ellas tengan una buena vida espiritual con Dios. También encontramos que hay Pastores que atienden una edad completa, y todas las congregaciones y todos los Pastores de las congregaciones están bajo el Ministerio Pastoral de ese Pastor que Dios ha colocado para esa edad. Y ese Pastor es el ángel mensajero de esa edad. San Pablo fue el Pastor de la primera edad; y así cada uno de los ángeles mensajeros de las siete edades de la Iglesia gentil vino a ser el Pastor de su edad, a través del cual Jesucristo, el Buen Pastor, alimentó a Sus ovejas de esa edad, las llamó; porque la Voz de Cristo estaba en ese mensajero llamando Sus ovejas. Y Cristo dijo: “Y oirán mi Voz, y habrá un rebaño y un pastor.” Ese rebaño es la Iglesia del Señor Jesucristo que pasa por diferentes edades; y el redil y el rebaño del Señor, del Buen Pastor, en la primera edad estaba bajo el Ministerio de Jesucristo, el Buen Pastor, a través de San Pablo; allí estaba el rebaño del redil del Señor, allí estaba en Asia Menor, en la primera edad, y así ha sido de edad en edad. Hemos visto dónde han estado las ovejas del Señor en todo este tiempo que ha transcurrido: han estado en la edad que les tocó vivir, recibiendo el Alimento espiritual de la Palabra de Cristo, a través del mensajero que Jesucristo envió para esa edad. Luego, cuando hemos llegado al Día Postrero, Jesucristo todavía sigue siendo el Buen Pastor, para pastorear Sus ovejas en el Día Postrero, las cuales El llamaría con esa

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Gran Voz de Trompeta o Mensaje final, que es el Mensaje del Evangelio del Reino; y ellas escucharían Su Voz, la Gran Voz de Trompeta de Jesucristo, el Mensaje del Evangelio del Reino, dándoles la revelación divina de todas estas cosas que deben suceder pronto. Y ese es el Alimento espiritual para las ovejas del Señor Jesucristo en el Día Postrero, y son colocadas en el redil del Señor, en el Cuerpo Místico de Jesucristo, en la Edad de la Piedra Angular; y ahí son pastoreadas por Jesucristo, el Príncipe de los Pastores, a través de Su Angel Mensajero enviado para la Edad de la Piedra Angular y para la Dispensación del Reino. Ahora, hay Pastores de edades, y están bajo ese ministerio toda la gente que vive en ese tiempo, juntamente con todos los Pastores o Ministros de ese tiempo. Hay también Pastores dispensacionales; ya eso es un Pastor mayor. Pero el que está en un Pastor de una edad, es el mismo que está en un Pastor de una dispensación. Pero en un Pastor de una dispensación El está en una escala mayor, en una manifestación mayor, y con un Mensaje dispensacional para todas las ovejas del redil del Buen Pastor, nuestro amado Señor Jesucristo. Ahora podemos ver cómo para el Día Postrero las ovejas del Señor Jesucristo, que son los miembros del Cuerpo Místico de Cristo estarían siendo alimentados, siendo alimentados con la Palabra de Dios; “porque no solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios.” La boca de Dios son los mensajeros de Dios, los profetas de Dios, de cada edad y de cada dispensación; y de ahí es de donde sale la Palabra de Dios; porque Dios la coloca en la boca de Sus mensajeros, de Sus profetas: “profeta como yo os levantará el Señor

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vuestro Dios, a él oiréis,” dijo Moisés en Deuteronomio, capítulo 18, verso 15 al 23 o al 19. Y Moisés dijo lo que Dios tendría en ese profeta; porque para Moisés decir: “A él oiréis,” es porque tenía algo importante para decir ese profeta. Vamos a ver qué es. Dice: “Conforme a todo lo que pediste a Jehová tu Dios en Horeb el día de la asamblea, diciendo: No vuelva yo a oír la voz de Jehová mi Dios, ni vea yo más este gran fuego, para que no muera.” Así le dijo el pueblo a Moisés, y Moisés dice: “Y

Jehová me dijo: Han hablado bien en lo que han dicho. Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca...” ¿Dónde Dios coloca Sus palabras? En la boca del profeta que El envía para cada edad y para cada dispensación. Cuando es un profeta enviado para una edad, ahí está colocado el Mensaje para esa edad, para con ese Mensaje ser alimentados los hijos de Dios. Pero cuando envía un Profeta dispensacional, Dios coloca Su Mensaje para esa dispensación en la boca de ese Profeta; y él en su predicación trae el Mensaje para esa dispensación para la cual él es enviado. Porque de la boca del profeta de Dios para cada edad, sale el Mensaje de esa edad, sale la Voz de Dios para el pueblo; y del Mensajero enviado para una dispensación sale la Voz de Dios, la Voz de Jesucristo, como una Gran Voz de Trompeta, hablándole a Su pueblo el Mensaje de esa dispensación. Muchas personas dicen: “yo quiero escuchar a Dios.” Pues miren la forma sencilla de escucharlo: buscando el mensajero correspondiente al tiempo en que la persona vive, y escuchando su Mensaje; y ahí está escuchando a Dios, ahí está escuchando la Voz de Dios; y por consi-

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guiente está escuchando lo que Dios le está diciendo a usted como individuo, y le está diciendo a todo Su Cuerpo Místico de creyentes, y le está diciendo a todo ser humano; porque la Voz de Dios por medio del mensajero de una edad o de una dispensación es para todos los seres humanos. El mensajero de una edad o de una dispensación es el Pastor a través del cual Jesucristo, como el Buen Pastor, se manifiesta; y por consiguiente ese mensajero es el pastor de todos los seres humanos que viven sobre la Tierra en el tiempo correspondiente a esa edad. También así es para los que viven en el tiempo correspondiente a un Mensajero dispensacional: todos los que vivan en esa dispensación están bajo el Ministerio de ese Profeta Mensajero, para escuchar la Voz de Dios, la Voz de Cristo, por medio de ese Profeta Mensajero. Es en la boca del profeta que Dios envía, que Dios coloca Su Palabra. Dice: “Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos,

como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare.” Por eso Jesús decía: “Yo no hablo nada de mí mismo, lo que yo oigo al Padre hablar, eso es lo que yo hablo.” Y orando por Sus discípulos, dijo: “Padre, santifícalos en la verdad, Tu Palabra es la verdad. La Palabra que me diste, yo les he dado, y ellos la recibieron. Santifícalos en la verdad, Tu Palabra es la verdad.” Ahora, podemos ver que Dios le da Su Palabra al profeta de cada edad, y también al Profeta de cada dispensación. Y ese profeta la da al pueblo como Dios se la dio a él. Y el que es de Dios, la Voz de Dios oye en ese tiempo, por medio del mensajero donde Dios ha colocado Su Palabra, Su Voz.

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En una ocasión en que Jesús estaba predicando y la gente no comprendían lo que Jesús predicaba, porque les hablaba del Hijo del Hombre y les decía que era el pan de vida: “Yo soy el pan de vida que descendió del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.” Y les decía: “El que come de este pan vivirá eternamente.” También les decía: “Y el que no come mi carne y bebe mi sangre, no tiene vida permaneciente en sí.” O sea, que la persona es temporal, vive unos años aquí en la Tierra, después se muere, y (si no ha nacido en Cristo) no tiene promesa de resucitar con un cuerpo eterno en la primera resurrección. Tiene una promesa de resurrección, sí; resucitará en el cuerpo que tuvo cuando vivió aquí en la Tierra, para ir luego ante el juicio del Trono Blanco, para luego ser condenado por no haber creído en Jesucristo como su Salvador. Cristo le dijo: “El que oye mi Palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, más pasó de muerte a vida.” Pero también dice la Escritura: “mas el que no cree, ya es condenado.” Ya la persona está condenada, y lo único que falta es que vaya al juicio final para que reciba la sentencia por ser un incrédulo, y sea echado al lago de fuego, donde será exterminado en cuerpo, espíritu y alma también; será completamente aniquilado y dejará de existir su cuerpo físico, su espíritu también, y su alma también, como si nunca antes hubiera existido. Y eso es una cosa muy triste: una persona estar consciente que es un ser humano y que tiene la oportunidad de vivir eternamente y que no aproveche esa oportunidad, y que esté ocupando su vida en otras cosas y diga que no tiene tiempo para las cosas de Dios, para buscar lo que necesita para vivir eternamente; esa persona pierde todo

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derecho a la vida eterna. Aquí mismo lo dice. Veamos: “Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él

hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.” Y en el libro de los Hechos, capítulo 3 y verso 22 al 23, dice: “yo le desarraigaré del pueblo.” O sea, que la persona pierde todo derecho a la vida eterna; será desarraigado porque no escuchó la Voz de Dios a través del profeta donde Dios puso Su Palabra. Dios la puso en la boca de ese profeta, y toda persona que no escucha la Voz de Dios, pierde el derecho a vivir eternamente. Cristo dijo: “El que oye mi Palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna y no vendrá a condenación. Mas el que no cree, ya es condenado.” Ahora, en una ocasión una mujer que estaba escuchando a Jesucristo predicando, donde había una multitud escuchando a Jesucristo, de en medio de la congregación o de la multitud clamó diciendo: “Bienaventurados los pechos que mamaste.” Cristo dijo: “Antes bienaventurados los que oyen la Palabra de Dios.” Porque “el que oye la Palabra de Dios, tiene vida eterna, y no vendrá a condenación.” Así que la bienaventuranza está en escuchar la Palabra de Dios. Encontramos en el Exodo, capítulo 23 y verso 20 en adelante, que nos dice Dios de la siguiente manera... Vamos a ver aquí lo que nos dice: “He aquí yo envío mi Angel delante de ti para que te

guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he preparado.” Ese Angel es el que viene rompiendo barreras para introducir al pueblo a la tierra prometida. Y caminando con ese Angel el pueblo va hacia adelante a través de esas barreras que son rotas.

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El pueblo hebreo caminó hacia adelante con Moisés, con el cual estaba el Angel de Jehová; y cuando el Angel de Jehová manifestado en Moisés abrió el Mar Rojo, cuando Moisés extendió su mano con la vara y rompió la barrera del Mar Rojo, que les impedía cruzar al otro lado para escapar de la persecución del faraón, que estaba detrás de ellos con un ejército en carros para matar a los hebreos que habían salido liberados de Egipto por mano de Moisés, en donde estaba el Angel de Jehová manifestado; ahora estaban frente a una barrera: el Mar Rojo. Pero encontramos que en medio del pueblo hebreo estaba el Angel de Jehová manifestado en el profeta Moisés, un Profeta dispensacional. En la boca de Moisés estaba la Palabra de Dios. Por eso es que las cosas que Moisés hablaba se materializaban. Cuando habló las plagas, se convirtieron en una realidad, porque Dios había puesto en la boca de Moisés Su Palabra; y la Palabra de Dios es creadora. Ahora, podemos ver que por medio de Moisés, Dios le habló al pueblo hebreo. El Angel del Pacto o Angel de Jehová acompañaba al pueblo hebreo, y estaba manifestado en el profeta Moisés. Ese era el velo de carne del Angel de Jehová. Ahora, sigue diciendo aquí: “...y te introduzca en el lugar que yo he preparado.” ¿Quién es el que introduce en la tierra prometida al pueblo? El Angel de Jehová. Dice:

“Guárdate delante de él, y oye su voz...” Ahora, ¿cómo escucharía el pueblo la Voz del Angel de Jehová? Por medio del profeta Moisés; porque el Angel de Jehová le hablaba a Moisés y Moisés le hablaba al pueblo. Eso fue lo que Dios le dijo a Moisés: “Yo pondré mi Palabra en tu boca, tú les vas a hablar todo lo que yo te

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mande.” Moisés decía: “No van a creer en mí.” Pues claro que no iban a creer en Moisés, en quien iban a creer era en Dios. Moisés no se tenía que preocupar si iban a creer en él o no iban a creer en él; lo importante era que Dios había dicho que lo iban a escuchar e iban a creer; porque estarían creyendo lo que Dios prometió para aquel tiempo al profeta Abraham. Y ahora Dios le habla a Moisés con relación a lo que fue prometido para el pueblo hebreo al profeta Abraham. Vean ustedes, la promesa para el pueblo hebreo, para ser libertado, ya había sido dada al Profeta dispensacional Abraham. Pero ahora, por medio de otro Profeta dispensacional iba a cumplir esa promesa. Y Moisés tenía miedo; porque Moisés había estado en medio del pueblo hebreo, había nacido también en medio del pueblo hebreo, pues era un hebreo de la tribu de Leví; y cuando ya tenía unos cuarenta años, sabiendo que era un libertador (su madre le había enseñado muy bien las Escrituras), encontramos que trató de libertar al pueblo hebreo, pero no pudo; como príncipe del imperio egipcio no pudo. Había sido educado como un príncipe de Egipto, aunque era un hebreo, pero no pudo como un príncipe egipcio; porque la Obra de Dios no es con ejércitos ni con fuerzas, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová. Mató a un egipcio, y el faraón cuando lo supo lo estaba buscando con la policía y el ejército para matarlo, llevarlo preso, condenarlo y matarlo; y Moisés huyó, se fue para Madián y allá se casó con Séfora, hija de Jetro, un sacerdote de Madián, y vino a ser pastor de ovejas. Ahora miren, de ser un príncipe allá en el imperio egipcio, posición que había obtenido al ser criado por la hija del faraón como un hijo; encontramos que bajó a ser

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pastor de ovejas, oficio que era una abominación para los egipcios. Pero miren, Dios lo colocó en ese tipo de oficio, porque Moisés iba a pastorear las ovejas de Dios, que era el pueblo hebreo; por lo tanto necesitaba un entrenamiento de pastor físicamente, para después espiritualmente pastorear al pueblo hebreo, que eran las ovejas del redil de Dios. Aprendió muy bien el oficio de pastor, para después llevar a cabo el Ministerio del Pastor-Profeta, o Profeta-Pastor, pastoreando las ovejas de Dios, las cuales le dieron mucha candela por el desierto. Por diez ocasiones quisieron apedrear a su Pastor, quisieron matarlo, pensando que las estaba pastoreando mal; pero estaba pastoreando las ovejas de Dios correctamente. ¿Y quién garantiza que las estaba pastoreando bien? Vamos a ver lo que Dios dice, y entonces veremos si las estaba pastoreando bien. En Deuteronomio, capítulo 8, verso 1 en adelante, dice: “Cuidaréis de poner por obra todo mandamiento que

yo os ordeno hoy, para que viváis, y seáis multiplicados, y entréis y poseáis la tierra que Jehová prometió con juramento a vuestros padres. Y te acordarás de todo el camino por donde te ha traído Jehová tu Dios estos cuarenta años en el desierto, para afligirte, para probarte, para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.” En la trayectoria de la vida de una persona es mostrado lo que él tiene en el corazón para con Dios. Por eso vienen las pruebas a la vida de las personas; para que así salga de lo profundo del corazón el sentimiento que hay en el alma de la persona hacia Dios. Si ama a Dios con todo su corazón o si es solamente la persona un religioso que tiene una religión para que no digan que es un incrédulo y para

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así pensar que va al cielo. Cuando llegan los momentos difíciles, pruebas y aflicciones, ahí la persona automáticamente saca lo que está en su corazón. Ahí es donde las personas dicen: “Yo no sabía que recibiendo a Cristo como mi Salvador, yo iba a tener tantos problemas. Antes no tenía problemas, antes en mi casa me trataban mejor. Ahora me critican, bromean conmigo en cuanto a mi creencia, y así por el estilo.” Está pasando por un desierto como pasó el pueblo hebreo, donde le vienen sufrimientos, pruebas, problemas. Pero no hay que ver esos problemas como un problema, sino como una causa o un motivo que causará que salga de lo profundo del alma todo el amor que usted siente hacia Jesucristo, nuestro Salvador, y pueda decir: “yo he creído en Jesucristo como mi Salvador, y lo seguiré todos los días de mi vida, en las buenas o en las malas.” ¿Entiende lo que quiere decir en las buenas y en las malas? No tenga ningún problema o tenga todos los problemas del mundo que un ser humano pueda tener: “Aunque me encuentre como Job, diré siempre: Jehová dio y Jehová quitó. Nunca me apartaré de El. Estaré mirando la meta para la cual El me ha llamado: la tierra prometida del nuevo cuerpo.” ¿En qué otro camino hay la promesa de un nuevo cuerpo, un cuerpo eterno? Ni siquiera en el camino científico. En el camino de la ciencia encontramos muchos problemas. Algunas veces descubren algo muy bueno, y diez o veinte años después descubren que eso le está haciendo daño a la gente en otras cosas, y tienen que ir a arreglar el problema que causó eso que ellos creyeron que era muy bueno. Ahora podemos ver que el único camino que nos

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promete la vida eterna es el camino de Jesucristo. El que cree no es condenado, sino que tiene vida eterna; no será condenado, no tendrá que ir al juicio final para ser juzgado. ¿Y por qué? Porque todo el juicio que tenía que ser llevado a cabo en contra de cada uno de ustedes y en contra mío, ya fue llevado a cabo, y salimos libres. ¿Y cómo puede ser posible eso? Porque todo aquello por lo cual teníamos que ser juzgados y condenados lo tomó un hombre, Jesucristo, tomó todos nuestros pecados y la sentencia de muerte cayó sobre El; y si ya El lo pagó, pues ya nosotros no tenemos ninguna deuda. Es como cuando usted tiene una deuda de 100 millones de dólares, que eso sería acá ¿cuánto? Una deuda de 100 millones de reales. Esa realmente es una deuda real; el que la tiene no encuentra dónde meterse; y si no tiene ni un centavo para pagarla, mucho peor. Y así se encontraba el ser humano, con una deuda más grande, de 1,000 billones de reales o de dólares, y sin un centavo para pagarla, y con la sentencia de muerte por causa de esa deuda. El ser humano no encontraba dónde meterse; pero vino un hermano, el hermano mayor, que es el Dueño y Rey del universo completo, y dijo: “Echen para acá esa deuda. Yo la voy a tomar y la voy a pagar.” Y tomó esa deuda, y tomó todos nuestros pecados, y fue a la Cruz del Calvario y la pagó. Y ahora la Sangre de Jesucristo nos limpia de todo pecado. Nos limpió en la Cruz del Calvario. “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.” Ahora usted no debe nada, no es un deudor; y si comete algún error o algún pecado, se arrepiente delante de Dios, viene a Cristo como su Cordero, el sacrificio por el pecado, y al confesar a Cristo su pecado, Su Sangre nos

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limpia de todo pecado que cometamos. Es como cuando usted tiene una camisa o una ropa muy bonita, nueva, y se le mancha de momento con alguna tinta, usted dice: “Ya se me echó a perder la camisa (o si es mujer, la blusa o el traje).” Así puede pensar cualquier persona cuando un hijo de Dios redimido por Cristo, que ha creído en Cristo como su Salvador y ha recibido Su Espíritu Santo, y ha entrado al Reino de Dios, cualquier persona puede ver que cometa algún error, algún pecado, y dice: “Ya se echó a perder esa persona. Estaba limpiecito, pero ahora ya se manchó.” La Sangre de Cristo es como el blanqueador: usted toma la ropa que se le manchó, la pone en contacto con el blanqueador, y se le va la mancha; y la camisa o el traje, después usted ve que no se echó a perder, no está perdido, está limpio nuevamente. Y así es cuando cometemos errores o pecamos ante el Señor: no estamos perdidos; echamos nuestra falta o nuestro pecado en la Sangre de Jesucristo, y desaparece. Si usted va a buscar la tinta dentro del blanqueador, ¿cuántos la pueden encontrar? Desaparece. Es destruida en su composición; o sea, se descompone, se desintegra y deja de ser tinta; y salió de la camisa. No es que se quede en la camisa, sino que sale de la camisa y desaparece. Y así sucede con nuestras faltas y pecados cuando las echamos en el blanqueador de la Sangre de Jesucristo: sale de nosotros y es desintegrado el pecado y la falta que hemos cometido, y nunca más es vista. ¿Y saben ustedes una cosa? Que ni Dios la puede encontrar, que ni Dios la puede ver; porque está desintegrada. Ahora, eso regresó a su srcen, a lo que era antes de estar en usted. ¿Y qué significa eso? Que al regresar a su srcen, el srcinador del

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pecado fue el diablo, regresó al diablo, regresó a su srcen. Ahora podemos ver que no podemos desanimarnos en nuestra vida. Estamos caminando hacia adelante, a la tierra prometida, y Dios ha roto muchas barreras, y continúa rompiendo barreras hasta que lleguemos a la tierra prometida, hasta que la barrera de la muerte para cada uno de nosotros sea rota, y estemos con el cuerpo eterno; y de ahí en adelante nunca más cometeremos errores. Pero mientras estemos en este cuerpo, si nos descuidamos, cometemos errores y hasta pecamos delante de Dios; pero eso no quiere decir que ya nos perdimos. No. Eso lo que quiere decir es que somos un poquito descuidados. Y eso se puede corregir. Limpie sus pecados en la Sangre de Cristo, y siga hacia adelante; y se cuida de ahí en adelante de no volver a cometer las mismas faltas; pero si las comete de nuevo, pues hace lo mismo. Si se le mancha la ropa la primera vez, por ejemplo, a los varones se les mancha mucho el bolsillo de la camisa con tinta, porque algunas veces se nos olvida cerrar bien el bolígrafo y se mancha ahí la camisa; pero la echa en el blanqueador y se va la mancha, y la camisa no tiene que botarla, la sigue usando hasta que se acabe. Y así es en la vida del ser humano. No está perdido el ser humano si comete errores una vez y vuelve y los comete la segunda vez; pues vuelve y echa sus pecados en la Sangre de Jesucristo, desaparecen, y sigue adelante dándole gracias a Dios por Su amor y misericordia y por el Cloro, por el blanqueador de Su Sangre preciosa derramada en la Cruz del Calvario. ¿Ven que no podemos desanimarnos en nuestra vida? Tenemos que seguir adelante en este desierto de la vida hasta que lleguemos a la tierra prometida del nuevo cuerpo

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y a la tierra prometida del glorioso Reino Milenial. Cristo va con nosotros y está entre nosotros rompiendo barreras, para que podamos llegar a la tierra prometida del nuevo cuerpo. El romperá la barrera de la muerte para nosotros; y para eso es que San Pablo nos dice que será tocada la Trompeta, la Trompeta final, en I de Corintios, capítulo 15, verso 49 en adelante. Vamos a leer aquí. Vamos a ver lo que también nos dice el verso 45: “Así también está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante (el postrer Adán es Jesucristo). Mas lo espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal,

traeremos también la imagen del celestial. Pero esto digo, hermanos: que la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios (o sea, que una persona con el cuerpo físico, mortal y corruptible, no puede heredar el Reino de Dios y vivir eternamente con ese cuerpo corruptible. Ahora, El nos dice:), ni la corrupción hereda la incorrupción. He aquí, os digo un misterio (este es un misterio del Reino de Dios que nosotros necesitamos entender) : No todos dormiremos (o sea, no todos nos vamos a morir); pero todos seremos transformados...” Una transformación del cuerpo, en donde obtendremos un nuevo cuerpo eterno y glorioso para vivir por toda la eternidad, el cual no se pondrá viejo, ni se enfermará, y el

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cual será como el de nuestro Señor Jesucristo. Eso es un cuerpo celestial, es un cuerpo glorificado que hemos de obtener en el Día Postrero; y así seremos a imagen y semejanza de Jesucristo, nuestro Salvador, el segundo Adán; porque somos hijos del segundo Adán. Hemos aparecido en la Tierra como descendientes del primer Adán, pero cuando hemos creído en Cristo como nuestro Salvador, y hemos recibido Su Espíritu Santo, hemos tenido el nuevo nacimiento, hemos nacido en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Iglesia de Jesucristo; y ahora somos nuevas criaturas, hemos nacido en una nueva familia, donde tenemos muchos hermanos; por eso es que los discípulos del Señor Jesucristo se decían hermanos, y el mismo Jesucristo también les enseñó que ellos eran hermanos; y nuestro hermano mayor es nuestro amado Señor Jesucristo. La Escritura dice: “anunciaré a mis hermanos Tu Nombre.” ¿Quiénes son esos hermanos? Nosotros en nuestro tiempo, como lo fueron los demás hijos de Dios en otros tiempos. El es nuestro hermano mayor, que tomó nuestra deuda y la pagó, y ahora estamos libres, sin deuda ante la Presencia de Dios. Ahora, veamos lo que sigue diciéndonos aquí. Dice que todos seremos transformados. Ahora, ¿cuándo será eso? Dice: “...en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta.” Es muy importante ver que es a la final Trompeta, y es muy importante entender qué es la final Trompeta. La final Trompeta, siendo que la Voz de Cristo es escuchada en el libro del Apocalipsis, en el capítulo 1, verso 10 al 11, como una Gran Voz de Trompeta en el Día del Señor, diciendo: “Yo soy el alfa y omega, el primero y el último.” ¿Y quién

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es el alfa y omega? Nuestro amado Señor Jesucristo. Es la Voz de Jesucristo como una Gran Voz de Trompeta. Esa es esta Trompeta final para el Día del Señor. El Día del Señor es el séptimo milenio. Y dice: “porque se tocará la trompeta...” o sea, que tiene que ser tocada esa trompeta. En palabras más claras: Tiene que Jesucristo hablar en el Día Postrero. ¿Qué estará hablando? Su Mensaje final, el Mensaje del Evangelio del Reino por medio de Su Angel Mensajero. Ese Mensaje es la Trompeta final de la cual también Cristo dijo en San Mateo, capítulo 24 y verso 31: “Y enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos.” Los escogidos para el Día Postrero serían juntados con la Gran Voz de Trompeta siendo tocada o sonada por el Ministerio de los Angeles del Hijo del Hombre. Es esta misma Trompeta, es el mismo Mensaje del Evangelio del Reino, que es la Voz de Cristo en el Día Postrero hablándole a Su Iglesia y luego le hablará al pueblo hebreo, por medio de Su Angel Mensajero. Dice: “...porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles.” Primero se toca la Trompeta, o sea, primero la predicación del Evangelio del Reino, que es la Voz de Cristo para todos los seres humanos dándonos a conocer todas las cosas que deben suceder pronto; y los escogidos serán recogidos. Y cuando sea recogido hasta el último de los escogidos, luego vendrá la resurrección de los muertos en Cristo; y luego que veamos a los muertos en Cristo resucitados, nosotros seremos transformados. O sea, que primero viene la resurrección de los muertos y después la transformación de los que estamos vivos.

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Y la resurrección de los muertos, Cristo dijo que era para el Día Postrero. El dijo: “Y yo le resucitaré en el Día Postrero.” A todo aquel que vive y cree en Cristo, El le resucitará en el Día Postrero si ha muerto su cuerpo; pero si está vivo y ocurre la resurrección, pues será transformado. O sea, su cuerpo físico será cambiado en los átomos de su cuerpo, y será convertido o será transformado y obtendrá otro cuerpo, un cuerpo eterno, el cual está prometido para los que estén vivos en el Día Postrero y escuchen la Trompeta final, y luego vean a los muertos en Cristo cuando resuciten. Sigue diciendo: “Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción.” Claro que es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, porque si no es vestido de incorrupción, se pone viejo el cuerpo y se muere como ha muerto el cuerpo de los que vivieron en edades pasadas. Es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. “Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria.” Ahí es donde Jesucristo rompe la barrera de la muerte, y entramos a inmortalidad. Esa barrera va a ser rota para cada uno de ustedes y para mí también. Caminemos hacia adelante con Jesucristo, el Angel del Pacto. El está con nosotros. El dijo: “Y estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo.” El está con nosotros todavía, rompiendo barreras, hasta que rompa la barrera de la muerte y todos seamos transformados, y tengamos el cuerpo eterno y vivamos por toda la eternidad con ese cuerpo eterno, y

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reinemos con Cristo mil años y luego por toda la eternidad. “Rompiendo barreras y abriendo camino para los

escogidos.” Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes en esta mañana, dándoles testimonio de lo que Cristo está haciendo: Está rompiendo barreras y abriendo camino para los escogidos. Que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde; y hasta la tarde, Dios mediante, en que estaré con ustedes para la continuación de este tema: “ROMPIENDO BARRERAS.” Tendremos la parte VI en la tarde, en donde esperamos que El nos muestre cómo El estará rompiendo barreras para nosotros obtener Sus bendiciones en este Día Postrero. Hemos visto cómo El ha roto barreras y cómo ha abierto camino en este tiempo, en una nueva edad y en una nueva dispensación, para los escogidos de Dios en este Día Postrero, para poder obtener el conocimiento de todas estas cosas que deben suceder pronto, y ser preparados para obtener nuestra transformación y luego el rapto, para ir a la Cena de las Bodas del Cordero en el Cielo, donde Cristo estará repartiendo los galardones a todos Sus hijos por las labores que han realizado en la Obra de Jesucristo en el Día en que vivieron, juntamente con el ángel mensajero que tuvieron en la edad en que les tocó vivir. Será hasta la tarde, Dios mediante, cuando continuaremos con nuestro tema: “ROMPIENDO BARRERAS. Parte VI.” No sabemos con qué será acompañado ese tema. Hoy fue acompañado con “Abriendo camino para los escogidos.” Para los escogidos del cristianismo y también los escogidos del judaísmo; para los cuales está prometido un camino que será abierto; y ése es el camino de Cristo en la

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Dispensación del Reino, el cual es abierto para nosotros en este Día Postrero. Hemos visto a Jesucristo, el Angel del Pacto, “rompiendo barreras y abriendo camino para los escogidos” en este Día Postrero. Muchas gracias por vuestra amable atención y continúen pasando un día lleno de las bendiciones de Dios en esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña; y que Dios les continúe bendiciendo a cada uno de ustedes que están a través del satélite y de canales de televisión y de radio, y que pronto todos entremos al cuerpo eterno, pronto Cristo rompa la barrera de la muerte y entremos al cuerpo eterno con vida eterna. Que Dios les continúe bendiciendo a todos y les guarde, y dejo con nosotros nuevamente a Miguel Bermúdez Marín para continuar. “ROMPIENDO BARRERAS Y ABRIENDO CAMINO PARA LOS ESCOGIDOS. Parte V”

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte VI Rompiendo barreras para la restauración de todas las cosas

Primera Convivencia Juvenil Brasileña

ROMPIENDO BARRERAS Parte VI Rompiendo barreras para la restauración de todas las cosas

Por William Soto Santiago 1 deCristianópolis, diciembre de 1996 P.M. Brasil

M

uy buenas tardes, amados jóvenes presentes en esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña llevada a cabo en estos días. Y hoy, siendo el último día de esta Convivencia, estamos nuevamente presentes para seguir escuchando la Palabra de Dios en esta ocasión, bajo el tema: “ROMPIENDO BARRERAS.” En esta tarde tendremos la parte sexta. Y para eso leeremos dos Escrituras: la primera se encuentra en el libro de los Hechos, capítulo 1, verso 6 en adelante, y dice así... Esto fue cuando Jesús ya estaba resucitado y tenía que ascender al cielo; este fue el día de la despedida de Jesús, y en esta ocasión dice: “Entonces los que se habían reunido le preguntaron,

diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la

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tierra. Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos.” La otra Escritura la encontramos en el mismo libro de los Hechos, capítulo 3, en el segundo mensaje que predicó San Pedro. Comenzando en el verso 18 del capítulo 3 del libro de los Hechos; nos dice San Pedro: “Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo. Porque Moisés dijo a los padres: El Señor vuestro Dios os levantará profeta de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis en todas las cosas que os hable; y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo. Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. Vosotros sois los hijos de los profetas, y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad. Hablando ellos al pueblo, vinieron sobre ellos los

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sacerdotes con el jefe de la guardia del templo, y los saduceos, resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; y el número de los varones era como cinco mil.” Que Dios bendiga Su Palabra y nos permita entenderla. Antes de Jesús ascender al cielo, le preguntaron los discípulos si restauraría en ese tiempo el Reino a Israel; y ahora por medio del apóstol San Pedro Dios nos habla y nos dice que vendrá un tiempo para la restauración de todas las cosas; y dice: “Y él envíe a Jesucristo, que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas.” “ROMPIENDO BARRERAS PARA LA RESTAU-

RACION DE TODAS LAS COSAS.” Para la restauración del Reino de David sobre el pueblo hebreo, para la restauración del Reino de Dios sobre el pueblo hebreo y sobre toda la raza humana, para la restauración de todas las cosas que perdió Adán y Eva en la caída; las cosas que serán restauradas a los hijos e hijas de Dios en el Día Postrero con la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos. Cuando obtengamos el nuevo cuerpo tendremos restaurado todo lo que Adán y Eva perdieron en la caída; y estaremos con vida eterna, aún en el cuerpo que tendremos; cosa que perdieron Adán y Eva en la caída, pues ellos cayeron de la vida eterna. Pero ahora tenemos la promesa que vendrá el tiempo de la restauración de todas las cosas,

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en donde seremos restaurados a vida eterna, con un cuerpo eterno, para nunca morir, para permanecer jovencitos, representando siempre de 18 a 21 años, y sin nunca enfermarnos; y eso será ¿para cuánto tiempo? ¿Por cuántos años? Por toda la eternidad. Esas son bendiciones que están encerradas en el Programa divino, para ser cumplidas en el tiempo de la restauración de todas las cosas. Cristo, nuestro Salvador, ha estado rompiendo barreras para poder traer la restauración de todas las cosas, y el ser humano volver a tener vida eterna, aun en su cuerpo exterior o cuerpo físico, el cual obtendremos en la resurrección de los muertos en Cristo y transformación de nosotros los que vivimos. Ahora podemos ver el propósito de Cristo estar rompiendo barreras de edad en edad y de dispensación en dispensación; es para traer las bendiciones del cielo a los hijos e hijas de Dios, los Primogénitos de Dios, que tienen sus nombres escritos en el Cielo, en el Libro de la Vida del Cordero; los cuales tienen la promesa de ser restaurados en el Día Postrero, en los tiempos de la restauración de todas las cosas. Y podemos ver que esta restauración comienza con los hijos e hijas de Dios, los cuales serán restaurados a vida eterna con un cuerpo eterno en el Día Postrero, en donde el ciclo divino de la restauración de todas las cosas es manifestada. Ahora podemos ver que el ministerio de Elías es un ministerio restaurador, y aun el mismo ministerio de Elías es un ministerio que ha estado siendo restaurado de etapa en etapa; por ejemplo, estuvo Elías Tisbita en la Tierra con ese ministerio de parte de Dios, operado por el Espíritu de Dios en él, pero luego se fue al cielo en un platillo volador

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o carro de fuego, como le llama la Biblia; pero ese ministerio fue restaurado en Eliseo. Y cuando Eliseo abrió el Jordán con el mismo manto de Elías y en la misma forma que lo había hecho el profeta Elías, los hijos de los profetas que estaban al otro lado del Jordán, viendo este gran evento o gran milagro del profeta Eliseo, dijeron: “El espíritu de Elías ha reposado sobre Eliseo.” Porque el ministerio de Elías había sido restaurado nuevamente en la Tierra en la persona de Eliseo. Luego, más adelante, murió el profeta Eliseo; pero el ministerio de Elías fue restaurado nuevamente a la raza humana, en medio del pueblo hebreo. Fue restaurado en otro hombre. Jesús hablando de ese hombre en donde estaba el ministerio de Elías restaurado, dijo, hablando de Juan el Bautista: “Si ustedes lo quieren recibir él es aquel Elías que habría de venir.” Y cuando bajó del Monte de la Transfiguración, en el capítulo 17 de San Mateo, los cuales habían visto en el Monte de la Transfiguración al profeta Elías, y también habían visto al profeta Moisés, y habían visto a Cristo con Su rostro como el sol en esa visión del Monte de la Transfiguración; visión que profetiza la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino como Rey... Su rostro como el sol lo representa o tipifica o simboliza como Rey; porque así como el sol es el astro rey de nuestro sistema solar, Jesucristo es el Astro Rey de toda la Creación, Jesucristo es el Rey de reyes y Señor de señores. El es Rey en la séptima dimensión, El es el Rey Dios o el Dios Rey. El es Rey también en la sexta dimensión, la dimensión de la teofanía. Y El es Rey en esta Tierra. Y en Su Venida El es Rey de reyes y Señor de señores. Rey de los Cielos y de la Tierra también. El es Rey para reinar en la restauración de todas

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las cosas, en la restauración del Reino de David en medio del pueblo hebreo. Y ese Trono de David que lleva miles de años sin ser ocupado, está esperando por uno que lo ocupe. Y el pueblo hebreo lo está esperando, están esperando al Mesías; y el pueblo dice: “El Mesías vendrá.” Y cuando le preguntan: “¿Y cómo será el Mesías? ¿qué será el Mesías que ustedes están esperando?” Ellos dicen: “El Mesías que nosotros estamos esperando será un profeta.” Cuando dos mil años atrás estuvo el Mesías aquí en la Tierra, o sea, el Ungido con el Espíritu de Dios en toda Su plenitud, en algunas ocasiones quisieron tomar a Jesús para coronarlo y proclamarlo Rey; para que se sentara en el Trono de David. Pero aquel no era el tiempo todavía, porque El tenía que romper muchas barreras para que Su Reino no sea un Reino de mortales, sino de inmortales, y sea un Reino para toda la eternidad. Cristo restaurará el Reino de Dios en medio del pueblo hebreo, y restaurará el Trono de David, desde el cual Cristo reinará sobre el pueblo hebreo y sobre todas las demás naciones. Cristo como Hijo de Abraham es el Heredero al territorio de Israel, que Dios le juró a Abraham que le daría a Su descendencia. Y Cristo como Hijo de David es el Heredero al Trono de David; por lo tanto El recibe el Trono de David para reinar sobre el pueblo hebreo. Y como Hijo del Hombre El es el Heredero al Reino del planeta Tierra completo, como Hijo del Hombre, o sea, como profeta; porque cuando se habla de Hijo del Hombre se habla de un profeta ungido con el Espíritu de Dios. Por eso Cristo cuando tomó la Escritura de Isaías y consiguió el lugar del capítulo 61, lo cual está narrado en San Lucas, capítulo 4, El sabiendo lo que ese pasaje

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significaba, sabiendo que es un pasaje profético mesiánico y que parte de ese pasaje se estaba cumpliendo en esos días en El, y la otra parte se cumpliría en Su Segunda Venida, leyó la parte correspondiente a Su Primera Venida. Esto fue en la ciudad donde El se crió, o sea, Nazaret. Y dice, capítulo 4 de San Lucas, verso 17 en adelante: “Y se le dio el libro del profeta Isaías; y habiendo abierto el libro, halló el lugar donde estaba escrito: El Espíritu del Señor está sobre mí...” ¿Y qué significaba que el Espíritu del Señor estaba sobre El? Pues que El era el Ungido con el Espíritu de Dios. Y el Ungido significa: el Cristo, el Mesías. “Por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, Y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; A predicar el año agradable del Señor. Y enrollando el libro, lo dio al ministro, y se sentó; y

los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él. Y comenzó a decirles: Hoy se ha cumplido esta Escritura delante de vosotros.” ¿Por qué no continuó leyendo? Porque la otra parte de ese mismo verso 2 donde El se detuvo, decía: “y el día de venganza del Dios nuestro.” El para Su Primera Venida no estaría predicando el Día de venganza del Dios nuestro, no estaría predicando la destrucción del reino de los gentiles, que corresponde a los pies de hierro y de barro cocido que la piedra no cortada de manos herirá en el Día Postrero, en la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. El reino de los gentiles será quitado y será restaurado en

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este planeta Tierra el Reino de Dios, y también en medio del pueblo hebreo. Y Jerusalén será la capital de ese Reino, tanto del Reino de Israel como del Reino a nivel mundial; y el territorio de Israel vendrá a ser el Distrito Federal del Reino de Jesucristo en este planeta Tierra, sobre todas las naciones, sobre todos los seres humanos que vivirán en este planeta Tierra. Ahora, para ese tiempo habrá una cantidad grande de seres humanos que vivirán en cuerpos eternos. Los santos del Antiguo Testamento que resucitaron con Cristo y los santos del Nuevo Testamento, que son los miembros de la Iglesia del Señor Jesucristo; y también estarán allí 144 mil hebreos que resucitarán al final de la gran tribulación; porque ellos morirán durante la gran tribulación como mártires, porque la bestia, el anticristo, los mandará a matar, o sea, los matará por medio de los ejércitos que enviará para destruirlos; y así utilizando los gobiernos gentiles que él tendrá a su disposición traerá una persecución contra esos 144 mil hebreos; pero ellos, conforme a la Escritura, serán llamados, juntados y sellados con el Sello del Dios vivo en sus frentes, y tendrán el Nombre del Padre celestial escrito en sus frentes, y el Nombre del Cordero también. Apocalipsis, capítulo 7, verso 2 en adelante, nos habla de 144 mil hebreos, y del Angel Mensajero que les dará el Mensaje; el cual para el Día Postrero viene ungido con el Espíritu Santo en toda Su plenitud, llevando la Palabra de Dios al pueblo hebreo. Encontramos que ese es el Mensajero que el pueblo hebreo está esperando, porque ese es el Angel Mensajero que le dará el Mensaje al pueblo hebreo; y ese Angel Mensajero viene con el Sello del Dios vivo, viene con el Espíritu Santo; es el ungido del Espíritu Santo para el Día

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Postrero. Por eso ellos lo van a recibir y van a ver a Dios manifestado en toda Su plenitud a través de ese Angel Mensajero. Ellos verán que también es un Mensajero dispensacional, para colocarlos en una nueva dispensación, la Dispensación del Reino. Solamente un profeta dispensacional puede convertir al pueblo hebreo a Dios, a Cristo; y está prometido para aparecer en el Día Postrero; ellos lo están esperando, están esperando un Profeta ungido con el Espíritu Santo, un Profeta donde esté el Angel del Pacto manifestado en el cumplimiento de las promesas divinas para el pueblo hebreo, y también para la Iglesia gentil. Ahora, encontramos que en Apocalipsis, capítulo 14, verso 1, aparecen con el Cordero 144 mil hebreos ya sellados en sus frentes y con el Nombre de su Padre escrito en sus frentes, y con el Nombre del Cordero escrito en sus frentes; o sea, con la revelación del Nombre Eterno de Dios y Nombre Eterno de Jesucristo. Esa revelación la recibirán de parte de Dios a través del Angel que viene con el Sello del Dios vivo para la restauración del Reino de Dios en medio del pueblo hebreo, en donde será restaurado el Reino de David y Trono de David en medio del pueblo hebreo, con Jesucristo como el Hijo de David sentándose en el Trono de David. Por eso es que Jesucristo estaría rompiendo barreras; y lleva rompiendo barreras miles de años. En Su Primera Venida rompió todas las que tenía que romper, y luego de edad en edad ha estado rompiendo barreras; y en este tiempo todavía sigue rompiendo barreras. Y en cada ocasión que se rompe una barrera, el pueblo de Dios recibe grandes bendiciones de parte de Dios; y para el Día Postrero Jesucristo en Espíritu Santo estará manifestado en Su

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Angel Mensajero rompiendo barreras para la restauración del Reino de David en medio del pueblo hebreo, y así ser restaurado el Trono de David, conforme a la promesa divina. En San Lucas, capítulo 1 y verso 31 en adelante le dice el arcángel Gabriel a la virgen María: “Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESUS. Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre;

y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.” Ahora podemos ver aquí la promesa del Reino y Trono de David para ser dado a Jesucristo para reinar sobre la casa de Israel para toda la eternidad. Cristo encontramos que tomará el Reino de Israel, que es el Reino de David o Trono de David, en la restauración del trono de David y reino de David en medio del pueblo hebreo; y tendrá un Reino, para comenzar, de mil años: mil años de paz para Israel y para todas las naciones de este planeta Tierra, las cuales estarán bajo ese Reino de Jesucristo, el Hijo de David, el cual tiene derecho a reinar sobre toda la humanidad, porque El es también el Hijo del Hombre. Como Hijo del Hombre El es el Heredero al Reino de este planeta Tierra completo. También El es el Hijo de Dios; como Hijo de Dios El es el Heredero a los Cielos y a la Tierra también. El es el Heredero de todas las cosas, todo le pertenece a El, El es el Heredero de los Cielos y de la Tierra; y con la restauración del Reino de David en medio del pueblo hebreo, será restaurado el Reino de Dios en medio del pueblo hebreo y también en el planeta Tierra

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completo. Miren la bendición tan grande que hay para el Día Postrero en la restauración del Reino de Dios en el tiempo de la restauración de todas las cosas. Por eso es que la Segunda Venida de Cristo como el León de la tribu de Judá viene rompiendo barreras; conforme a la visión o sueño del rey Nabucodonosor, interpretada por el profeta Daniel: la piedra no cortada de manos, que es la Segunda Venida de Cristo, para el Día Postrero viene rompiendo la barrera de los pies de hierro y de barro cocido del reino de los gentiles, para la restauración del Trono de David en medio del pueblo hebreo, y la restauración del Reino de Dios sobre toda la raza humana. Cristo dijo, enseñando a orar a Sus discípulos: “Oren diciendo así: Padre nuestro que estás en los Cielos, santificado sea Tu Nombre...” Y nos dice: “venga Tu Reino,” en una de las cosas que dice. Como también nos dice que digamos: “perdona nuestras deudas (o sea, nuestros pecados) así como nosotros perdonamos a nuestros deudores.” Ahora, también El dice que pidamos el pan nuestro de cada día; pero pidamos el espiritual primero y después el material. ¿Por qué? Porque con el material continuamos viviendo, pero ese alimento material no nos da vida eterna, solamente temporal; pero con el Alimento espiritual obtenemos vida eterna. “No solamente de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.” Pedro dijo a Cristo: “Tú tienes palabras de vida eterna.” Esas Palabras de vida eterna es el Alimento espiritual para el alma de cada uno de nosotros, para vida eterna. “El que oye mi Palabra y cree al que me envió, tiene vida eterna, y no vendrá a condenación.” Por lo tanto, pidamos el Alimento espiritual primero, y luego el material también.

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El dijo que también pidamos la Venida del Reino de Dios. “Venga Tu Reino y hágase Tu Voluntad así como en el Cielo también aquí en la Tierra.” Y eso es para el establecimiento del Reino de Dios aquí en la Tierra, para que la Voluntad de Dios sea hecha aquí en la Tierra en medio de todas las naciones, y en todos los seres humanos, y por todos los seres humanos. Con la Venida del Reino de Dios viene la restauración de todas las cosas. La Venida del Reino de Dios encontramos que fue mostrada en el Monte de la Transfiguración. Encontramos allí, en esta visión, todos los elementos correspondientes a la Venida del Hijo del Hombre en Su Reino. El dijo que El recibió la comisión de un Reino, para irse y recibir un Reino y volver. Y ahora para el Día Postrero la Venida del Reino de Dios con Sus Angeles, el Hijo del Hombre viniendo en Su Reino o en el Reino de Su Padre, en gloria, con Sus Angeles, los cuales son Moisés y Elías, que aparecieron en el Monte de la Transfiguración; por lo cual los ministerios de Moisés y Elías estarán presentes en el Día Postrero, en los tiempos de la restauración de todas las cosas; para la restauración de todos los escogidos de Dios, de la Iglesia del Señor Jesucristo ser restaurados a la vida, y no a la vida temporal, mortal y pasajera, sino a la vida eterna. Los muertos en Cristo serán restaurados a la vida en un cuerpo eterno para vivir por toda la eternidad, y nosotros los que vivimos seremos restaurados a la vida eterna obteniendo un cuerpo eterno. Todo esto está prometido para la restauración de todas las cosas; y para el tiempo de la restauración de todas las cosas, todas estas promesas deben ser cumplidas, cada una en la etapa correspondiente. Por eso es que para este tiempo en el cual vivimos, que es el Día Postrero o séptimo

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milenio, si le añadimos al calendario los años de atraso que tiene, tenemos que entender que hemos llegado al tiempo de la Venida del Reino de Dios, al tiempo para la restauración de todas las cosas a la Iglesia del Señor Jesucristo, para así obtener el cuerpo eterno que Cristo le ha prometido a cada creyente en El nacido en el Reino de Dios. Estamos viviendo en el tiempo en que algunas barreras tienen que ser rotas. Y Jesucristo es un experto rompiendo barreras: rompió la barrera del infierno; le quitó las llaves al diablo del infierno y de la muerte, y vino y abrió la puerta y se salió del infierno; el infierno no lo pudo retener; no pudo mantenerlo preso allí. El salió de allí, le quitó las llaves al diablo, que las tenía, luego pasó al Paraíso. Las puertas en el Paraíso se abrieron, pues lo estaban esperando; ya Juan el Bautista estaba allí en el Paraíso, y lo habían recibido todos los santos del Antiguo Testamento. ¿Y de qué creen ustedes que Juan el Bautista les habló? Pues les habló que el Mesías pronto llegaría al Paraíso. Juan les decía: “Ya yo lo vi: Está en la Tierra, está en la dimensión de luz, tiempo y materia, está entre los seres humanos, allá en carne humana. Pero El va a descender, va a venir acá al Paraíso en Su cuerpo teofánico. No va a venir con su cuerpo físico, sino con su cuerpo teofánico, con el cuerpo teofánico con el cual se encontró con Abraham en diferentes ocasiones. Así que estén listos aquí en el Paraíso, que pronto llegará el Mesías. El tiene que hacer un sacrificio para poder luego venir aquí. Pronto lo va a hacer. Yo lo presenté al pueblo diciendo que El era el Cordero de Dios que quitaría el pecado del mundo. Y para quitarlo, así como el cordero pascual y el macho cabrío de la expiación, tenía que ser sacrificado para poder cubrir el pecado con Su Sangre, así Jesucristo tiene que morir, como el Cordero de

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Dios, como nuestra expiación, como nuestra pascua también, para quitar el pecado, el pecado que está cubierto con la sangre de los sacrificios que hemos efectuado cuando estuvimos en la Tierra; pero ahora el pecado que está cubierto será quitado de los que están en el Paraíso.” Juan les hablaba de estas cosas allá también. No iba a estar allí sin hablar. Allá ni se come, ni se duerme, ni se trabaja, pero sí se habla. Cuando nuestro hermano Branham estuvo allá, el 90 o 99 por ciento de las cosas que estaban haciendo allá era hablando con él; así que allí hay suficiente tiempo para hablar. ¿Cuántos les gustaría irse al Paraíso ya? Están captando muy bien el Mensaje. Es muy bueno allá el Paraíso, pero ellos dijeron: “Aquí ni trabajamos, ni comemos, ni dormimos; pero nosotros regresaremos a la Tierra (eso es la resurrección), tomaremos cuerpos y entonces comeremos.” Así que vean ustedes, tenemos unos buenos invitados para ofrecerles comida. Hay algunos que llevan pocos días o pocos años sin comer; pero Pedro... Pedro lleva bastante tiempo. De seguro Miguel trataría de decirle a Pedro: “Mira Pedro, yo soy pescador también; ven acá que vamos a preparar un buen pescado.” Así que podemos ver que ellos van a venir, van a estar con nosotros y comerán con nosotros. Así como los que han venido a esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña, de diferentes ciudades del Brasil, han estado comiendo con todos los demás; cuando vengan del Paraíso para esta Convivencia Juvenil que hemos de tener aquí, no por tres días o cuatro como esta de estos días, sino que la vamos a tener por 30 a 40 días; y en esa no solamente nosotros comeremos, sino que ellos también. Hubo una señora que estaba escuchando cuando yo

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decía que habían algunos que llevaban hasta dos mil años aproximadamente sin comer, y tenían muchos deseos de venir a la Tierra y comer; y la señora dijo: “No me vaya a enviar ninguno para la casa.” Pensó que le podía acabar lo que tenía en la casa, porque con tantos años sin comer le va a acabar la compra del mes. ¿Cómo fue que yo le dije, Miguel? Yo le dije: “No se preocupe, hermana, no le voy a enviar a ninguno para allá.” Cuando ella se dio cuenta, entonces dijo: “Mándeme todos los que quiera.” La promesa es que ellos resucitarán; y cuando los veamos, nosotros seremos transformados. Y ella no quería ver a ninguno por su casa. No sabía o no entendía que cuando los veamos, vamos a ser transformados. ¿Y por qué uno preocuparse? Si cuando hubo necesidad de comida en aquella ocasión en que Jesús estuvo con una multitud grande, en una ocasión de 4,000 personas, sin contar los niños y las mujeres, y en otra de 5,000 personas, sin contar los niños y las mujeres, solamente hubo unos panecitos y unos pececitos; y Jesús los bendijo y se multiplicaron, se multiplicó la comida. Y cuando estemos transformados seremos iguales a Jesucristo. Si hay poquito no hay necesidad de ir a comprar, puede ser multiplicado; y si no hay nada, pues puede ser creado. Dios le dio al pueblo hebreo maná en el desierto y carne también. Y vean ustedes, por 40 años. Por 40 años sin tener que trabajar y siendo mantenidos por Dios, y Dios dándole agua también. Agua, carne y pan, ¿qué más quieren? Y todavía protestaban. Por poco matan a Moisés en 10 ocasiones. Pero nosotros somos agradecidos a Dios por todo lo que El nos ha dado: por el Alimento espiritual y por el alimento material también; y sobre todo por la salvación que El nos

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ha dado gratuitamente. El ha roto barreras para poder darnos esas bendiciones, y sigue rompiendo las otras barreras que tienen que ser rotas para seguir bendiciendo a todos Sus hijos escritos en el Cielo en el Libro de la Vida del Cordero, hasta que rompa hasta la última barrera, y los muertos en Cristo obtengan su cuerpo eterno, y nosotros los que vivimos obtengamos nuestro cuerpo eterno; porque toda persona que nace, tiene derecho a un cuerpo. Hemos visto que cuando hemos nacido por medio de nuestros padres terrenales, tuvimos el derecho a un cuerpo, el cuerpo que tenemos; por lo cual le damos gracias a Dios que usó a nuestros padres terrenales, para luego hacer contacto con Cristo en esta Tierra y obtener el nuevo nacimiento; nacer del Agua y del Espíritu en Su Reino, en Su Iglesia, que es Su Casa o Su Familia, para así obtener con ese nuevo nacimiento un cuerpo teofánico, o sea, un espíritu teofánico primero; y para el Día Postrero obtener el cuerpo físico y eterno que nos corresponde como escogidos de Dios, como nacidos de nuevo del Agua y del Espíritu en el Reino de Dios, en la Iglesia del Señor Jesucristo. Esos son los que tienen derecho a un cuerpo eterno en el Día Postrero, en la resurrección de los muertos en Cristo y la transformación de nosotros los que vivimos; por eso es que Cristo continúa rompiendo barreras para la restauración del Reino de Dios en este planeta Tierra en medio del pueblo hebreo, y también en todo el planeta Tierra sobre todas las naciones y sobre todo ser humano. Hemos llegado al tiempo más glorioso de todos los tiempos, al tiempo en donde Jesucristo romperá las barreras que tienen que ser rotas para la restauración del Reino de David en medio del pueblo hebreo, y también para la

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restauración del Reino de Dios en el planeta Tierra completo. La restauración está prometida para el Día Postrero, la restauración de todas las cosas. San Pedro dijo que es necesario que el cielo retenga a Cristo ¿hasta cuándo? Hasta los tiempos de la restauración, hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas; de la cual habló Dios por medio de los profetas. Podemos ver que es un futuro glorioso para todos los escogidos de Dios que vivieron en el Antiguo Testamento, los cuales estarán en ese Reino, en esta Tierra, en cuerpos eternos; y también para la Iglesia del Señor Jesucristo, o sea, las personas que han sido parte de ese Cuerpo Místico de creyentes en el tiempo que les tocó vivir. El futuro más glorioso pertenece a ellos; o sea, a nosotros que vivimos en este tiempo y a los que partieron en el pasado teniendo su fe viva en el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob; el cual luego vino en carne humana y fue conocido por el nombre de Jesucristo. Por eso en el Nuevo Testamento no aparece el nombre de Jehová; porque el nombre de Jehová que aparece en el Nuevo Testamento ahora es el Jesús del Nuevo Testamento. Por eso el que le apareció a Moisés en aquella llama de fuego o columna de fuego, y le habló diciendo: “Yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob,” ese Angel del Pacto luego aparece en carne humana, y es conocido por el Nombre de Jesús. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y Su Nombre fue Jesús. Luego cuando murió, resucitó y ascendió al cielo, luego el día de Pentecostés descendió sobre 120 personas. Y luego más adelante, cuando Saulo de Tarso persiguió a los creyentes en Cristo, le apareció una luz del cielo más

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fuerte que el sol, y le dijo: “Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón.” Saulo siendo un conocedor del Antiguo Testamento, y viendo que el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, le había aparecido en esa columna de fuego a Moisés, y le había hablado y le había dicho que era el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, y Moisés le preguntó cuál era su nombre, y El le dijo: “Yo soy el que soy. Y le dirás al pueblo hebreo: Yo Soy me ha enviado a vosotros.” Ahora Saulo hace la misma pregunta: “¿Quién eres, Señor?” Y el Señor, Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, en esa columna de fuego, le dice: “Yo soy Jesús a quien tú persigues.” El Jehová del Antiguo Testamento, el Yo Soy del Antiguo Testamento, ahora cuando le aparece a Saulo de Tarso en el Nuevo Testamento, es el Jesucristo del Nuevo Testamento que fue crucificado en la Cruz del Calvario, y luego ascendió al cielo, y luego descendió en Espíritu Santo. Podemos ver este gran misterio del Yo Soy, del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Ahora podemos ver que el Yo Soy de Abraham, de Isaac y de Jacob, que es el Jehová del Antiguo Testamento, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, es el Jesucristo del Nuevo Testamento, es nuestro Dios, es nuestro Padre celestial. El es el que ha producido el nuevo nacimiento en nosotros, como también lo hizo en Sus escogidos de las edades pasadas. Y ahora nuestro Yo Soy es nuestro amado Señor Jesucristo, nuestro Salvador, que murió en la Cruz del Calvario. El ha estado en Su Iglesia en Espíritu Santo manifestado en cada ángel mensajero. El Yo Soy del Antiguo Testamento, que es el Jesucristo del Nuevo Testamento.

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San Pablo, que se encontró con el Yo Soy, y el Yo Soy le dijo: “Yo soy Jesús.” Vean, el Yo Soy es Jesús. “Yo soy Jesús,” le dijo a Saulo. Y ahora Pablo, en el Nuevo Testamento, ya convertido a Cristo, dice: “No vivo ya yo, vive Cristo en mí.” ¿Quién vivía en San Pablo? El Yo Soy del Antiguo Testamento, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob. Y rompió las barreras que Saulo tenía para ver, para entender, el Programa divino correspondiente a aquel tiempo; rompió las barreras de la ceguedad espiritual, y de la incredulidad, y lo trajo libre a Sus pies. Y aquel que había salido tan bravo como un león, destruyendo la Iglesia del Señor Jesucristo, vino a ser tan manso que después decía: “No vivo ya yo, vive Cristo en mí.” Cristo lo venció, venció al viejo hombre, venció a Saulo y trajo a Pablo, trajo un nuevo hombre: Pablo, el apóstol de los gentiles; el cual estará con nosotros muy pronto, cuando resucite en el nuevo cuerpo. Estaremos hablando con él y le invitaremos también a comer. Ahora, sabiendo que no vamos a tener ningún problema con la comida, ahora cualquiera diría: “Mándeme el grupo completo del primer mensajero para el día de hoy. Y para el día de mañana al ángel mensajero de la segunda edad con todo el grupo de él.” Y así por el estilo cada uno diría lo mismo. Pero miren, los vamos a tener todos en una Convivencia muy importante, donde estaremos disfrutando grandes bendiciones del cielo durante 30 a 40 días consecutivos, de tal forma que ese Gran Evento o Convivencia será conocido en el mundo entero. Y los cánticos que ustedes tienen, que dicen que la juventud brasileña estremecerá el mundo, se convertirá en una realidad, porque la juventud del Cuerpo Místico de Cristo, en el Día Postrero estremecerá el mundo.

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Ahora, alguno que sea un niñito no vaya a decir: “yo soy un niñito y no voy a poder estar allí.” Si es un creyente va a estar allí. Y si la persona es muy ancianita y no está destinada para morir, sino para ser transformada, no vaya a decir: “Como esa va a ser una convivencia de jóvenes, ni me van a invitar.” Usted va a estar tan jovencita como los jóvenes de 18 a 21 años que están en esta Convivencia; porque no va a ser un Congreso o una Convivencia de ancianitos, ni de niñitos tampoco, sino de jóvenes; de jóvenes de apariencia de 18 a 21 años. Y podemos bajar un poquito la edad también; hasta de 15 a 21 años. ¿Y por qué la podemos bajar? Porque hay jóvenes de 15 años que parecen que ya tienen 18. Así que va a ser un tiempo muy glorioso. Ese tiempo corresponde al tiempo de la restauración de todas las cosas, donde seremos restaurados a la flor de la juventud con un cuerpo eterno para toda la eternidad. Cristo está rompiendo barreras, y romperá la barrera del tiempo y de la muerte, y nos dará un cuerpo eterno, y así tendremos vida eterna en nuestra alma, vida eterna en nuestro espíritu, y vida eterna en nuestro cuerpo; en ese cuerpo que recibiremos y en ese espíritu teofánico que hemos recibido cuando obtuvimos el nuevo nacimiento. Ahora podemos ver el futuro de los miembros del Cuerpo Místico de Jesucristo. Es el futuro más glorioso que pueda tener un ser humano que haya pasado por este planeta Tierra. Y nosotros habiendo creído en Cristo con toda nuestra alma, habiéndolo recibido como nuestro Salvador, y habiendo recibido Su Espíritu, tenemos el futuro más glorioso que pueda tener una persona. “ROMPIENDO BARRERAS” para la restauración a la vida eterna de todos los hijos e hijas de Dios, rompiendo

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barreras para la resurrección de los muertos en Cristo, rompiendo barreras para la transformación de nuestros cuerpos, rompiendo barreras para nuestra traslación a la Cena de las Bodas del Cordero, rompiendo barreras para la restauración del Reino de David en medio del pueblo hebreo, rompiendo barreras para la restauración del Reino de Dios en esta Tierra, rompiendo barreras para la restauración de todo lo que perdió Adán y Eva a la Iglesia del Señor Jesucristo, en el Día Postrero. Para la restauración de todas esas cosas que fueron perdidas allá, Cristo en este tiempo está rompiendo barreras. Romperá todas las barreras, y obtendremos el cumplimiento de esas promesas. Y vamos con El hacia adelante; El va delante de nosotros guiándonos en el Camino, el cual es El mismo. El dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, y nadie viene al Padre, sino por mí.” El es el Camino. El va delante de nosotros. ¿No saben ustedes que el camino va delante de uno? Cuando usted toma el camino para ir a Brasilia o a San Pablo, ¿no está el camino delante de usted? El camino va delante de usted. Si el camino está detrás de usted y usted va para adelante y el camino está atrás, usted no va a llegar nunca a donde quiere ir, el camino tiene que estar adelante; por eso es que Dios dijo que El envía Su Angel delante de Su pueblo; porque El es el Camino. Vean ustedes, si el Angel tomaba hacia allá, hacia allá era el camino. Si el pueblo tomaba hacia acá, pues Dios no iba a estar con ellos allá. Y ahora, miren ustedes, cuando usted va por el camino, por la carretera, hacia Brasilia o hacia San Pablo; si la carretera toma hacia acá, la que va para San Pablo, y usted va para San Pablo, y usted toma para acá, ¿va a llegar a San Pablo? No llega, porque el

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camino tomó hacia acá. Y el Angel del Pacto, el cual estaba guiando al pueblo, siendo El el camino los iba guiando por el camino de Dios. Ese es el camino trazado por Dios. Y Jesucristo, el camino al Padre, encontramos que de edad en edad se ha ido moviendo hasta llegar a nosotros en el Día Postrero, en la América Latina y el Caribe para Su manifestación final, para nuestra entrada a la tierra prometida del Reino Milenial, y a la tierra prometida del nuevo cuerpo que El ha prometido. Ahora podemos ver que El va delante de nosotros rompiendo barreras, y nosotros vamos en ese camino pasando las barreras que El ha roto. Por lo tanto no hay barreras que se interpongan entre nosotros y las promesas que Cristo ha hecho para Su Iglesia. Porque El romperá todas las barreras y pasaremos libres todas esas barreras y llegaremos a la tierra prometida del nuevo cuerpo y a la tierra prometida del glorioso Reino Milenial.

“ROMPIENDO BARRERAS PARA LA RESTAURACION DE TODAS LAS COSAS”; para la restauración a la vida eterna con un cuerpo eterno y para la restauración también del Reino de Dios y Reino de David en medio del pueblo hebreo y en medio de todos los seres humanos. “ROMPIENDO BARRERAS. Parte VI.” Ha sido hoy nuestro tema. Rompiendo barreras para la restauración del Reino de David, que es la restauración del Reino de Israel. Miles de años el pueblo hebreo sin Rey; ¿pero saben ustedes una cosa? Ese es el Rey más seguro que nación alguna pueda tener; porque está aquí en la Biblia prometido para ser manifestado en el tiempo de la restauración de

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todas las cosas. Y si es el tiempo de la restauración de todas las cosas incluye la restauración del Reino de Dios en medio del pueblo hebreo, siendo restaurado el Reino de David, e incluye la restauración del Reino de Dios en este planeta Tierra sobre todos los seres humanos, e incluye la restauración de los hijos de Dios a la vida eterna con un cuerpo eterno; o sea, la restauración a todo lo srcinal, a todo lo que conlleva eternidad. Ha sido para mí un privilegio, jóvenes, estar con ustedes en esta tarde y todos estos días de convivencia, dándoles testimonio de Jesucristo rompiendo barreras para traer Sus bendiciones materializadas a cada uno de ustedes y a mí también. Que las bendiciones de Jesucristo sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y pronto todos seamos transformados y raptados, y tengamos la Convivencia Juvenil más grande que este planeta Tierra haya visto en su existencia: La Convivencia de todos los escogidos de Dios, de la Iglesia del Señor Jesucristo del pasado y de este día presente también. Que Dios les bendiga y muchas gracias por vuestra atención, y también por la invitación que me hicieron para estar con ustedes en esta Primera Convivencia Juvenil Brasileña que han tenido, la cual ha sido maravillosa; ha sido una bendición para mí y para ustedes también, por lo cual le doy gracias a Cristo. Les dejo nuevamente con nosotros a Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar nuestra parte en esta tarde, dándole gracias a Dios por Sus bendiciones derramadas sobre cada uno de los aquí presentes y también de los que han estado a través de las líneas telefónicas y del satélite hoy en la mañana, escuchando la Palabra de Dios.

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Que Dios les continúe bendiciendo a todos y nos veremos nuevamente, ya sea en estos cuerpos mortales o en el nuevo cuerpo. ¡Adelante rompiendo barreras juntamente con Jesucristo; porque El está rompiendo barreras, y nosotros vamos con El! Que Dios les bendiga y les guarde a todos. “ROMPIENDO BARRERAS PARA LA RESTAURACION DE TODAS LAS COSAS. Parte VI”

ROMPIENDO LAS BARRERAS EN EL AMOR DIVINO

ROMPIENDO LAS BARRERAS EN EL AMOR DIVINO

Por William Soto Santiago 18 de mayo de 1998 Guatemala, Guatemala ue Dios les continúe bendiciendo a todos en esta hermosa mañana en donde Dios nos permite tener esta actividad para compartir entre todos nosotros unos momentos de compañerismo alrededor de la Palabra de Dios y Su Palabra correspondiente a este tiempo final en el cual nos encontramos, y el cual es un tiempo maravilloso; pues nos ha tocado a nosotros vivir en el tiempo más glorioso de todos los tiempos, el tiempo en donde nuestro amado Señor Jesucristo nos ha colocado en la etapa más gloriosa de todas, la etapa de la Edad de la Piedra Angular. Ahora, veamos lo que nos dice Dios por medio de Su Palabra. Veamos en San Juan, capítulo 3, verso 9 en adelante. Esto es cuando tuvo la conversación Jesús y Nicodemo; cuando Jesús le habló del nuevo nacimiento, luego Nicodemo respondió (verso 9 en adelante): “Respondió Nicodemo y le dijo: ¿Cómo puede hacerse esto? Respondió Jesús y le dijo: ¿Eres tú maestro de Israel, y no sabes esto? De cierto, de cierto te digo, que lo que sabemos hablamos, y lo que hemos visto, testificamos; y no recibís nuestro testimonio. Si os he dicho cosas terrenales, y no creéis, ¿cómo

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creeréis si os dijere las celestiales? Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo. Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.” Que Dios bendiga Su Palabra en nuestros corazones y nos permita entenderla. Nuestro tema es: “ROMPIENDO LAS BARRERAS EN EL AMOR DIVINO.” Hemos visto que la única forma de salvación para el ser humano es Jesucristo: “Y de tal manera amó Dios al mundo (dice aquí), que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” Y el mismo Cristo nos dice que el que cree tiene vida

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eterna, y también nos dice que el que no cree, ya es condenado, porque no ha creído en el Unigénito Hijo de Dios. Dice: “El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.” Esto es algo muy importante para todo ser humano que vive en esta Tierra. El Amor de Dios, vean ustedes, ha sido manifestado para toda la raza humana, y ahora, la persona acepta el Amor de Dios o lo rechaza. Si lo acepta, recibe vida eterna; si lo rechaza, entonces ya es condenado, porque no creyó en el Unigénito Hijo de Dios. Aceptar o rechazar el Amor Divino, es aceptar o rechazar a Cristo como nuestro Salvador. Ahora, nosotros al recibir a Cristo como nuestro Salvador hemos entrado al Amor Divino, estamos en el Amor de Dios; y el Amor de Dios se manifiesta en nosotros, y se manifiesta dándonos la vida eterna, la salvación; y a través de nosotros se manifiesta hacia las demás personas: nosotros llevándoles la Palabra del Evangelio para que también reciban la bendición del Amor Divino, que es la salvación, al recibir a Cristo como su Salvador; y amamos a nuestros hermanos y a nuestros amigos. Y nos dice San Juan acerca de los que no aman a los demás (Primera de Juan 4:20): “¿Cómo es que amas a Dios que no has visto, y no amas a tu hermano que ves? Si no amas a tu hermano, que puedes ver, ¿cómo vas a amar a Dios, que no lo puedes ver?” O sea, que el Amor de Dios se manifiesta en nosotros hacia nuestros hermanos y hacia todas las demás personas; no solamente hacia nuestros hermanos en la fe, sino hacia todas las demás personas. Y vean ustedes, San Pablo nos enseña que permanecen

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la fe, la esperanza y el amor; pero la mayor de todas es el amor. Y dice que el amor nunca dejará de ser. La esperanza deja de ser en aquello que ya usted recibe; pues la esperanza, cuando usted está esperando algo y lo recibió, pues ya no tiene más esperanza de eso que estaba esperando, o sea, ya no la espera más, ya lo obtuvo; pero el amor permanece para siempre, porque continuaremos amando por toda la eternidad. Ahora, en cuanto a la esperanza también podemos decir que por toda la eternidad estaremos esperando el cumplimiento de cada promesa que corresponde a cada tiempo allá en la eternidad. Pero vean ustedes, todo lo podemos condensar en el amor. Cuando hay amor: hay esperanza, cuando hay amor: hay paz, cuando hay amor no hay temor, porque el amor echa fuera el temor; y cuando hay amor la persona tiene la corona de las virtudes, porque del amor proceden todas las virtudes; porque Dios es Amor, y de Dios proceden todas las virtudes. Ahora, al tener a Dios dentro de nosotros, pues tenemos el Amor Divino; y tenemos que dar lugar a que se exprese a través de nosotros en esa manifestación del Amor de Dios, del Amor Divino, tanto en nuestra vida como individuos, como también de nosotros hacia las demás personas; tanto hacia nuestros hermanos, como también a las demás personas, para que así el Amor de Dios llegue a las demás personas, llegue a los seres humanos por medio de la manifestación que El tiene en nuestras vidas. Y, vean ustedes, la fe... uno tiene que caminar hacia adelante en la fe con amor; porque caminar hacia adelante en la fe, sin amor, no funciona. La persona puede tener mucha fe, pero si no tiene amor nada es; porque el amor es

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la corona de todas las virtudes. Ahora, el amor tiene que expresar a través de nosotros todas esas virtudes, que son las virtudes establecidas por Dios para ser manifestadas en cada hijo e hija de Dios. Tenemos estas virtudes: fe, virtud, ciencia, templanza, paciencia, temor de Dios y amor fraternal (amor los unos para con los otros); y luego aquí la corona es el Amor Divino. Del Amor Divino proceden todas estas virtudes, porque proceden de Dios; y cada persona tiene que dejar que Dios manifieste en él todas estas virtudes. Y ahora, en la Iglesia de Jesucristo, a medida que ha ido avanzando... ustedes encontrarán en medio de los discípulos de Jesucristo, antes de recibir el Espíritu de Dios, hubo dificultades; porque siempre hay dificultades cuando Dios está llevando a cabo Su Obra, siempre surgen algunas dificultades, y el enemigo de Dios aprovecha toda oportunidad que los hijos de Dios le permitan, para tratar de hacerle daño a la Obra de Dios. Ahora vean, en el tiempo de Jesús Sus discípulos tenían problemas algunas veces unos con otros. Por ejemplo cuando Jacobo y Juan quisieron que Jesús les prometiera que estarían el uno a Su derecha y el otro a Su izquierda en el Reino venidero, y Jesús les dijo que eso no era posible, sino a aquellos a quienes era ordenado darlo (porque esa es la posición de los Dos Olivos, y ellos la querían para ellos en aquel tiempo); y ahora, cuando Jesús les dice que no era posible, los demás discípulos se enojaron con Jacobo y Juan. Pero Jacobo y Juan estaban buscando una bendición. Hay personas que no buscan bendición, y al no buscar ninguna bendición, pues son personas conformistas, que ni buscan una bendición o bendiciones de Dios, ni trabajan tampoco en la Obra de Dios. Cuando una persona sabe que

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es una bendición grande trabajar en la Obra de Dios, siempre estará trabajando en la Obra de Dios. Algunas personas dicen: “Yo quiero tener un galardón bien grande allá. Yo deseo que sea el más grande de todos los galardones.” ¿Saben lo que dice la Escritura? Les voy a decir: Es posible, porque habrá galardones pequeños y galardones grandes; pero la vida eterna es para todos los escogidos de Dios; pero de todos los escogidos de Dios: unos recibirán un galardón más grande y otros uno más pequeño. En el capítulo 16 de San Mateo, verso 27 al 28, dice: “Porque el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno conforme a sus obras.” Y en Apocalipsis, capítulo 22, verso 12, dice:“He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra.” O sea, que el galardón será de acuerdo a la obra que la persona haya hecho. Y ahora usted sabe de qué tamaño va a ser el galardón que usted va a recibir. Y si lo quiere más grande, ¿qué va a hacer? Pues trabajar más en la Obra de Dios, pero con Amor Divino; sin tirarle a un hermano o a otro, sino trabajando en Amor Divino. Y si necesita ayuda, decirle: “Dame la mano en esta labor, porque necesito que alguna persona me ayude en esta labor.” Y así trabajar unidos en Amor Divino toda la Iglesia del Señor Jesucristo de esta etapa gloriosa de la Edad de la Piedra Angular, que es la Edad del Amor Divino. La etapa del Amor Divino tiene las grandes bendiciones de Dios para este tiempo final, y tiene, para la solución a sus problemas, el Amor Divino. El Amor Divino es lo que Dios estará manifestando en

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la Edad de la Piedra Angular, así como en cada edad hubo la manifestación de una virtud. Pero ahora, para la Edad de la Piedra Angular, al estar manifestado el Amor Divino, ahí estarán manifestadas todas estas virtudes; porque en el Amor Divino están todas las virtudes. Y cada hijo e hija de Dios tiene que dejar que Dios manifieste en él todas esas virtudes; y tiene que trabajar en la Obra de Dios dejando que Dios manifieste en él todas esas virtudes, para que así la Obra de Dios camine siempre hacia adelante, y Dios llame y junte a todos los escogidos que faltan por llegar; y que cada día la Obra de Dios en los diferentes países crezca más y más, que vengan más al Cuerpo Místico de Cristo, o sea, todos los que están escritos; y que ninguno se vaya a ir del Cuerpo Místico de Cristo. Ahora, para eso, la Obra de Dios local, en cada país y en cada congregación, necesita comprender que la promesa que Dios ha hecho a Abraham, a Isaac y a Jacob y al pueblo hebreo es que no habrá oveja estéril. Y la Iglesia del Señor Jesucristo es un rebaño de ovejas, y la Iglesia de Jesucristo también podemos señalar que es una oveja; Cristo es el Pastor. Y ahora, si no hay ovejas estériles, pues todas estarán produciendo, trabajando en el Reino de Dios, y produciendo para el Buen Pastor, nuestro amado Señor Jesucristo. Y cuando una congregación, representada en una oveja... Las ovejas representan individuos y también congregaciones, y también al pueblo hebreo, como pueblo, y también como individuos. Y ahora, cuando una oveja va a parir, recuerden que tiene dolores de parto. ¿Y qué es lo que pare? Pues pare algo parecido a ella: una ovejita o un ovejito, el cual luego va creciendo. ¿Pero de dónde salió? De ahí, de esa oveja.

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Así también ustedes pueden ver a través de la historia bíblica, que la Iglesia del Señor Jesucristo, que nació el día de Pentecostés, comenzó a reproducirse; y de ese grupo salieron otros grupos. Pero en algunos momentos hubo dificultades, porque no comprendían algunas personas que eso era normal: que de un grupo viniera uno o dos o tres personas y vieran la necesidad de abrir otra Obra en otra ciudad o en un lugar para que vinieran más personas al conocimiento de Cristo, para así llevar el Mensaje por todos los lugares. ¿Y qué pasaba? No se entendían algunas veces. Gracias a Dios que Dios tenía a Pedro allí, el cual pues fue usado por Dios como el líder máximo, usado por el Espíritu Santo en medio de la Iglesia entre los hebreos; y luego Dios colocó a San Pablo entre los gentiles; dos poderosos apóstoles, los cuales pues comprendían estas cosas. Y miren ustedes, cuando apareció Pablo predicando entre los gentiles, hubo dificultades también, hubo problemas, y pensaron que era como una división, o como un grupo que tenía unas doctrinas contrarias a las de la Iglesia de Jesucristo; porque San Pablo no observaba ciertas cosas que la Iglesia en Jerusalén observaba; porque San Pablo tenía un conocimiento más amplio de ciertas cosas, y por cuanto era el mensajero para los gentiles, para la primera edad de la Iglesia gentil, pues tenía unos conocimientos que luego, cuando los dio a conocer a Pedro y a los demás apóstoles, ellos comprendieron acerca de este conocimiento que Pablo tenía, y reconocieron que él tenía cosas, revelaciones, que eran hasta difíciles de entender, las cuales algunos indoctos torcían, pero que Pablo había sido colocado, enviado, a los gentiles. Ahora vean, si no tenían Amor Divino se hubiera

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formado un tremendo problema; pero el Espíritu de Dios ha colocado Amor Divino en Su Iglesia, en el alma de cada hijo e hija de Dios. Y entonces le dicen a Pablo: “Bueno, Dios te ha enviado a los gentiles para que seas el apóstol de los gentiles,” y entonces oraron por Pablo y por Bernabé, y ellos fueron a los gentiles; y Pedro se quedó ministrando principalmente entre los hebreos; y ahí tenía dificultades también. Recuerden que la Iglesia del Señor Jesucristo a través de las diferentes etapas ha pasado por muchas dificultades, y aun dentro de la misma Iglesia han habido malos entendidos, o sea, falta de entendimiento de algunas personas; pero el Espíritu de Dios ha estado ahí y ha derramado Su Amor Divino sobre el alma de las personas; y aunque tengan algunas diferencias, no diferencias doctrinales sobre las doctrinas principales, sino diferencias sencillas, vean ustedes, amándose los unos a los otros, siguen hacia adelante. Si hubiéramos vivido en tiempos de San Pedro o San Pablo, o de los otros ángeles mensajeros, miren, hubiéramos visto más dificultades que las que nosotros vemos en nuestra edad. Ahora, nosotros necesitamos que el Amor Divino esté plenamente manifestado en nuestras almas; porque con el Amor Divino manifestado en nuestras almas, obtendremos la victoria, la victoria en el Amor Divino; y así veremos que cuando las ovejas están pariendo más ovejitas, pasan momentos de dolores, pero después se olvidan del dolor cuando ven los ovejitos ya, por la alegría de haber parido más de su simiente, de su raza. De esto también habló Cristo diciendo que la mujer cuando va a dar a luz tiene dolores de parto y sufre mucho,

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pero luego que ha dado a luz se olvida, no recuerda, esos dolores, por la alegría de haber traído al mundo un hijo, un hombre, una persona (San Juan 16:21). Y ahora, así siempre ha sido. Los discípulos, vean ustedes, pasaron por esas etapas cuando Jesucristo tuvo que morir, pero después se alegraron cuando El resucitó. Y ahora, la Iglesia de Jesucristo a través de su historia ha tenido difíciles etapas, y cuando se ha estado multiplicando podemos ver que de una congregación salen uno, dos, tres, cuatro, cinco o más; y si no comprendemos que es que Dios va a abrir más grupos, más congregaciones, pues nos enojamos con ellos. En Puerto Rico, pues, Dios ha levantado más grupos, y yo le doy gracias a Dios por eso; y permanecemos en armonía, en Amor Divino; en todo lo que yo pueda ayudarlos, los ayudo, y no tenemos problemas con ellos ni ellos con nosotros; porque comprendemos que es que la congregación, como una oveja, pues está dando a luz más ovejitas, más congregaciones, y eso es una bendición en el Reino de Dios. Miren, así es como se multiplican las congregaciones. Una congregación se multiplica si sale de esa congregación personas que abran más grupos, más congregaciones; y así uno los deja libres, que sigan trabajando y que sigan abriendo más grupos; y que de esa congregación que fue abierta salgan más personas y abran más congregaciones; y son congregaciones independientes. Así como las ovejitas que nacen no se quedan todavía con el cordón umbilical ahí conectado, sino quedan libres; y así van trabajando y van reproduciéndose. Y cuando uno viene a ver, uno dice: “¡Oye! ¡Todo lo que Dios ha hecho!” Y todo, vean ustedes, estaba aquí, salió, se expresó, se abrió otro grupo, y por allá

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otro más; y cuando miramos bien todo el panorama, Dios tenía una bendición grande en nuestra congregación, que se tenía que manifestar; y como único se puede manifestar es saliendo personas de nuestra congregación, llevando el Mensaje y abriendo más grupos, y dejando que sigan trabajando y abriendo más grupos, y sean independientes, sean libres. Porque no somos una denominación, sino que somos creyentes en Jesucristo, personas libres; y nos amamos los unos a los otros, sin necesidad de que los demás pertenezcan a la congregación a la cual nosotros asistimos; nos amamos todos, porque somos hijos e hijas de Dios, y Dios ha colocado Su Amor Divino en nuestras almas. No podemos poner en ningún momento barreras para solamente amar a los que están en nuestra congregación; sino, las barreras que puedan haber tienen que ser rotas, para que nuestro amor se extienda hacia todas las personas, y aun hacia los grupos de otras iglesias, y de otras congregaciones, para que así le expresemos nuestro Amor Divino hacia ellos. Hay congregaciones evangélicas y pentecostales que están recibiendo el Mensaje. Por ejemplo, en Perú nos preparó una actividad un ministro bautista con otros ministros bautistas. Allí estuvieron algunos de los que están aquí: Benjie, William, ¿y quién más? Miguel también. Por aquí está Miguel. Y fueron ellos los que prepararon la actividad. Y en Brasil, en una ocasión en Goiania, quien preparó la actividad fue un ministro con un grupo de ministros evangélicos y pentecostales, y nosotros éramos los invitados para la predicación, ¿y los cánticos también, Miguel? Todo. Y ellos hicieron la parte de preparar la actividad,

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conseguir el lugar, y todas esas cosas. Y no hace mucho, cuando pasé por Brasil, en el programa de actividades estaba incluida una Iglesia Presbiteriana; que el pastor, cuando estaban repartiendo los folletitos los hermanos, cayó en las manos del pastor presbiteriano un folletito, lo leyó, vio los teléfonos, y dijo: “Yo quiero que este predicador venga aquí y predique aquí en mi iglesia.” Y allí estuve con ese ministro presbiteriano y su congregación, y tuvimos una noche llena de las bendiciones de Dios. Así está sucediendo en muchos países; porque esta no es una obra humana, sino es una Obra Divina, en el Amor Divino. Por eso mantenemos buena relación con todas las iglesias, y compartimos la Palabra que Dios nos ha dado, la compartimos con ellos. Hay iglesias que están recibiendo los folletos y los videos, y también se los pasan a sus congregaciones, y les reparten los libritos, los folletos también, a su gente de su congregación; y nosotros no tenemos ninguna intervención con ellos; sino que todo lo que necesiten, que vengan, lo buscan, y se lo llevan; y cuando necesiten que algún predicador nuestro esté con ustedes, nos hacen la invitación, y ahí va a estar; y si me invitan a mí y a Miguel, ahí estaremos también; y así mantenemos ese compañerismo en Amor Divino. Porque nuestra edad es la Edad del Amor Divino. Es la primera ocasión en la historia de la Iglesia de Jesucristo, que la Iglesia de Jesucristo vive en una edad como esta: la Edad del Amor Divino; por lo tanto, la victoria que Cristo obtendrá será la victoria en el Amor Divino. Ahora, esta edad, la Edad del Amor Divino, es paralela a la Edad de la Primera Venida de Cristo, porque esta es la

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Edad de la Segunda Venida de Cristo; y allá fue manifestado el Amor Divino enviando Dios a Jesucristo como Cordero de Dios para Su Obra de Redención en la Cruz del Calvario, para salvación de todos nosotros. Y ahora, para nuestro tiempo, estamos en la Edad del Amor Divino para la Obra del Amor Divino prometida para este tiempo final, en donde ya tenemos asegurada la victoria; aunque todavía no hayamos tenido la lucha por completo, la batalla, pero tenemos ya la victoria con nosotros. ¿Por qué? Porque la tenemos en la Palabra profética, y nosotros la creemos; por lo tanto, la victoria ya es nuestra, y de Cristo, que es el que la obtiene para nosotros. Si está en la Palabra profética, ya es una realidad ahí en la Palabra, lo único que tiene es que materializarse; y se va a materializar conforme a como está prometida. Y si hay una victoria, es porque hubo una lucha; y esta lucha o batalla, recuerden que es en el Amor Divino. En la página 54 del libro de Citas, verso 464, dice nuestro hermano Branham... Esto fue en un lugar en que él estuvo predicando, en donde una persona se levantó hablando en lenguas y profetizando, y luego fue dada la interpretación; y miren lo que fue dicho: “Porque tú has escogido la senda angosta, la vía más dura; tú has andado en tu propio escogimiento, - ahora mire. Ahora este hombre... ahora cuiden como está escrito. Ustedes ven que está escrito en unas palabras extranjeras

- ‘tú has escogido la decisión correcta y precisa y ella es mi vía;’ - bendito Dios. ‘Ella es mi vía;’ El dijo - ‘por causa de esta decisión tan importante, una porción enorme del cielo te espera,’ - él nunca había oído acerca de la visión (o sea, la persona que está profetizando aquí, nunca había oído de la visión que había contado nuestro hermano

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Branham), (¿ven ustedes?) ustedes recuerdan la visión... ‘una porción enorme del cielo te espera(donde le dijeron que una porción enorme del cielo le esperaba). Qué decisión tan gloriosa has hecho tú.’ (¿Ven?) esto en sí mismo - ahora aquí está, de aquí en adelante yo no entiendo - ‘Esto en sí mismo es eso’ - paréntesis grandes alrededor de ello - ‘lo cual dará y hará acontecer la victoria tremenda en el Amor Divino.’ Yo no sé qué quiere decir eso. Esto vendrá a suceder... tal vez en la carpa pequeña uno de estos días puesta allá atrás, El lo hará notorio.” Ahora vean, está hablando aquí, y él piensa - dice que está relacionado con la visión de La Carpa, y lo que Dios le mostró en el cuartito pequeño. Vamos a ver otra página aquí... Vamos a ver dónde está aquí... Hay otras páginas... Vamos a ver la página 164 y la página 101.... Vamos a ver la 101 primero... Esto fue un extracto del Mensaje “Parado en la Brecha”, página 101, verso 880, dice:

“Y esto será conocido por la iglesia de hoy y la iglesia venidera (¿la iglesia de qué? Dice: la iglesia de hoy y la iglesia venidera; o sea, la iglesia de su tiempo y la iglesia que vendrá en otra edad), si Dios empuja a un hombre por un tubo y él no se mueve hasta que Dios le dice, es que no hay fe conectada en él. Es Dios empujándote a algo, y levanta tu ministerio a un lugar donde nadie puede hablar una palabra en contra de él. Pero de aquí en adelante, déjame hablarte primero con el Nombre del Señor antes que oigas porque tengo que ir por fe, tengo que hacerlo por fe, aunque yo creo que esté bien o mal, o lo que sea... yo escojo lo mejor y luego lo hago, y probablemente si esto mismo es una tremenda cosa que vendrá a acontecer y acontecerá, una tremenda victoria en el Amor Divino (y

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éste es el verbo antes del adverbio), este es el Amor Divino que es Dios. ¿Ven ustedes?... Y se necesita el amor de Dios que saque fuera al frente de la línea y lo ponga en la brecha por la gente.” O sea, que por Amor Divino la persona (para aquel tiempo pues nuestro hermano Branham) se pusiera en la brecha por el pueblo; para el tiempo final pues que el Mensajero del tiempo final, de la Edad de la Piedra Angular, se ponga, por Amor Divino, en la brecha por el pueblo, en favor del pueblo, para que la bendición de Dios venga al pueblo; y para eso tiene que dar el Mensaje. Y todos los escogidos de Dios, para ponerse en la brecha por el pueblo latinoamericano, tenemos que llevar el Mensaje a todas las naciones, a todas las personas, juntamente colocados en la brecha con el Mensajero de nuestra edad, en la Edad de la Piedra Angular; para que así la misericordia de Dios venga sobre todos los latinoamericanos y caribeños. Podemos ver que hay una Obra muy grande para este tiempo final, prometida para la Iglesia de Jesucristo. Y ya esa Obra ha comenzado a llevarse a cabo, y seguirá hacia adelante, en el Amor Divino, porque estamos viviendo en la Edad del Amor Divino. Y por eso nos sobrellevamos los unos a los otros en Amor Divino, nos perdonamos los unos a los otros y nos damos la mano para trabajar unidos. Cuando necesita un ministro de una congregación, que se le ayude, pues ahí le ayudamos; así una congregación con su ministro ayuda al otro ministro cuando necesita que lo ayuden; sin pensar que la labor que está haciendo el otro ministro va a ser para beneficio de su congregación; sin pensar así, sino pensando que será para beneficio del Cuerpo Místico del Señor Jesucristo, que es donde tenemos

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que traer a las personas para que así se complete el número de los escogidos de Dios correspondientes a la Edad de la Piedra Angular. Ahora, hemos visto el Programa de Dios correspondiente a este tiempo final, hemos visto que Cristo está llevando a cabo esa Obra; y miren, para que tengan un cuadro claro hasta dónde llegará esa labor de Cristo: Vamos a ver un lugar muy importante, en la página 10A, vamos a ver lo que nos dice aquí, 10A, verso 99, dice: “¡En el mismísimo minuto en que ese mundo denomina-

cional de afuera comienza a recibir este Mensaje, esa es exactamente la hora de Su Venida (o sea, la hora de la Venida del Señor); cuando ellos - cuando las vírgenes fatuas comprendieron que no tenían suficiente aceite en sus lámparas y cuando vinieron a golpear la puerta para obtenerlo, ahí fue exactamente cuando la Novia se fue, cuando las vírgenes prudentes se fueron. Ellas no entraron (o sea, las fatuas). No. Sus organizaciones no podrán entrar. Ellas no tendrán la oportunidad: en el momento en que el Mensaje esté en circulación, la Iglesia se habrá ido.” Ahora podemos ver que la gente de todas las iglesias, de todas las denominaciones, van a buscar el Mensaje; aunque ya será un tiempo bastante tardío, pero vean ustedes, la promesa es que el mundo denominacional va a buscar el Mensaje en el tiempo final. Y ahora... Miren dónde está eso también... Vamos a ver aquí: página 164 (párrafo 1458): “Yo tuve un sueño la otra mañana. No sueño muy a menudo, no soy un soñador. Pero yo soñé que vi a un hombre joven con grilletes, él estaba tratando de salir, y yo dije... Alguien me dijo: ‘Esa es gente horrible, no tenga

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nada que ver con ellos’ y yo vi a este hombre joven saliendo de sus grilletes, así que sólo lo dejé. Pensé; ‘Sólo veré lo que él hace’ así que él salió, y era un hombre simpático. Y vi a otros tratando de salir... Y ella dijo (o sea, una hermana que aparece en el sueño): ‘Hermano Branham, líbrenos de esto.’ Dijo, ‘Esto es una casa del infierno.’ Y dijo, ‘Usted ha sido entendido mal.’ Y dijo, ‘Estos... Y Ud. entendió mal a esta gente (o sea, la señora le dice: usted ha sido mal entendido, y usted entendió mal a la gente también) ‘Y miré allá al otro lado, y como un sótano muy grande, o... o paredes grandes, abajo debajo de una cueva muy grande; y grandes barras de hierro, ocho o diez pulgadas de grueso. Y gente, fuera de su mente, torcidos, brazos y piernas, golpeándose la cabeza así... Y ella estaba llorando, diciendo ‘Libre la gente, hermano Branham’ Dijo... dijo, ‘Ayúdenos estamos en aflicción.’ Ella misma, la conozco, ella pertenece creo que a la Iglesia de Cristo, o la Iglesia Cristiana, llamada Iglesia de los Hermanos. Así ella... Miré alrededor, y dije, ‘Yo quisiera poder.’ Y seguí mirando alrededor; y yo... mi cuerpo muy pequeño y esas barras muy grandes de hierro, y esa pobre gente allí adentro. Y Ud. no podía llegar a ellos, esas barras de hierro estaban de cerca, juntas. Y miré, y ellos estaban golpeándose la cabeza como si estuvieran fuera de su mente. Y vi algunas luces vacilando alrededor allí adentro. Y miré hacia arriba, y allí estuvo parado el Señor Jesús con unas luces de arco iris alrededor de El. El estaba mirando bien directamente a mí; dijo, ‘Libra esa gente.’ Y El se fue. Y pensé, ‘Pues, ¿Cómo podría yo librarlos? Yo no tengo fuerza suficiente en mis brazos para romper esas barras.' Así que dije: ‘Casa de Infierno, ríndete en el Nombre de Jesucristo’ y todo el crujir y toda la detonación,

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y las rocas rodando, y barras cayendo; y gente corriendo, gritando ¡Libertados! y gritando a lo alto de su voz(o sea, a voz en cuello), y todo fue libertado. Y yo estaba gritando entonces, ‘Hermano Roy Borders, ¿Dónde esta Ud? ¿Dónde está? ¡Dios está librando a Su gente! ¿Dónde está, hermano Borders?” Y eso es en el Amor Divino. Y eso va a materializarse ya muy pronto. Pero primero la bendición de Dios es con y sobre Sus elegidos, Sus escogidos, para llegar a la perfección, para que se complete el número de los escogidos de Dios y lleguemos a ser iguales a Jesucristo teniendo un cuerpo físico eterno y glorificado, y teniendo nuestro espíritu teofánico, el cual hemos recibido cuando creímos en Cristo y recibimos Su Espíritu Santo. Y ahora, vean ustedes, hay grandes promesas para ser cumplidas, pero todo esto es ¿en qué? En el Amor Divino. Por eso también damos la oportunidad a todas las iglesias de todos los grupos religiosos para que reciban el Mensaje, para que lo tengan en sus congregaciones, y para que lo vean en videos y lo lean en folletos; porque una bendición grande Dios tiene para la gente que están en las denominaciones también. Pero primero es la bendición para los elegidos de Dios, los escogidos de Dios, que son llamados y juntados en el Día Postrero, y después vendrá una bendición también para ese otro grupo de personas, las cuales verán la bendición tan grande que Dios tiene en Su Iglesia, la Edad de la Piedra Angular; y desearán esa misma bendición. Así que estemos preparados, ¿con qué? Con Amor Divino. Que el Amor Divino esté manifestado en vuestras almas y expresado hacia nuestros hermanos; y que también se exprese hacia otras personas. Pero nunca deje que vaya

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a estorbar alguna cosa en la expresión de su amor, del Amor Divino que está en usted, hacia su hermano. No vaya alguien a decir, de afuera: “Pero mira cómo nos van a hablar de amor y no se aman.” Deje que el Amor de Dios se manifieste en usted y se exprese hacia los demás hermanos y hacia las demás congregaciones; y trabajemos en armonía, en Amor Divino, aunque estemos en diferentes grupos o congregaciones; pero todos trabajando en Amor Divino, en la Obra de Cristo, y manteniendo compañerismo los unos con los otros; perdonándonos nuestros errores o nuestras faltas, y caminando siempre hacia adelante; y que no haya ninguna raíz de amargura en vuestras almas; porque toda raíz de amargura en el alma de una persona, destruye a la persona, espiritualmente, le hace tanto daño que la va enfermando espiritualmente y va produciendo odio en la persona si no saca esa raíz de amargura. Por eso es que Cristo nos enseña que nos amemos unos a otros. Y El dice: “Y en esto la gente conocerá que ustedes son mis discípulos: en que os améis los unos a los otros.” Y así ROMPIENDO LAS BARRERAS CON EL AMOR DIVINO obtendremos la gran victoria en el Amor Divino y seremos transformados y tendremos el nuevo cuerpo. Recuerden que todos estamos con una meta: y es obtener nuestra transformación. Por lo tanto, con raíces de amargura no sería posible obtener nuestra transformación, sino con Amor Divino. “ROMPIENDO LAS BARRERAS EN EL AMOR DIVINO.” Rompa todas las barreras, así como son rotas estas barreras y barrotes de hierro en este sueño que tuvo nuestro hermano Branham. Con Amor Divino es que se rompen todas las barreras, y en el Amor Divino es que se

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obtiene la gran victoria prometida para este tiempo final, para cada uno de ustedes y para mí también, y para el Cuerpo Místico de Cristo, para la Iglesia de Jesucristo, como Iglesia, como Cuerpo Místico, para este tiempo final, en donde todos seremos transformados y seremos iguales a nuestro amado Señor Jesucristo. Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, sean sobre cada uno de ustedes y sobre mí también, y nos llene de la plenitud de Su Amor Divino; y en nuestras vidas se exprese el Amor Divino de Cristo en toda Su plenitud, en este Día Postrero, en la Edad del Amor Divino; y pronto todos seamos transformados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Ha sido para mí un privilegio estar con ustedes en esta ocasión, dándoles testimonio del Amor Divino, y de cómo romper toda barrera. Caminemos hacia adelante y siempre usemos el Amor Divino para romper todas las barreras que se opongan a nuestro compañerismo los unos con los otros y a nuestra armonía y a nuestro trabajo en el Señor, en la Obra de Cristo de este Día Postrero, y perdonándonos los unos a los otros. Que Dios les bendiga y les guarde, y dejo nuevamente con nosotros a Miguel Bermúdez Marín. Ya en la noche, en la próxima actividad, estaré con todos los que estén en el lugar donde será la próxima actividad, donde estaremos también hablando sobre el tema: “Rompiendo las Barreras de la Ignorancia.”Esas son barreras también. Cuando se predica la Palabra, las personas que no saben, que no entienden, que pueden vivir eternamente... porque toda persona que no tiene el conocimiento del Programa de Dios

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piensa que la vida es ésta que tenemos, y que se muere la persona y nunca más vuelve a vivir; pero cuando se rompe la barrera de la ignorancia, dándole a conocer la verdad bíblica de que hay vida, y hay vida eterna por medio de Cristo, pues sale de la ignorancia, y la persona dice: “Pues esa es la clase de vida que yo quiero.” Y recibe a Cristo como su Salvador y lava sus pecados en la Sangre de Cristo, y recibe Su Espíritu Santo, y obtiene así vida eterna. Bueno, eso fue un adelanto del tema que tendremos en la próxima actividad. Vamos a ver... la próxima actividad va a ser ¿a qué hora, Tirzo? A las 19... eso es a las 7 de la noche, en Zona 18. Bueno, ya Tirzo, que sabe mejor que yo, ya les dirá dónde será. Vamos a dejar por aquí a Miguel con nosotros nuevamente. Y que Dios les continúe bendiciendo a todos, que Dios les guarde, y adelante caminando en el Reino de Dios, en la Edad de la Piedra Angular, en Amor Divino. Esa es la edad que nos ha tocado, la Edad del Amor Divino. Que Dios les bendiga y les guarde, y con nosotros nuevamente Miguel Bermúdez Marín. “ROMPIENDO LAS BARRERAS EN EL AMOR DIVINO.”

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ROMPIENDO LAS BARRERAS DE LA IGNORANCIA

Por William Soto Santiago 18 de mayo de 1998 P.M. Guatemala, Guatemala uy buenas noches, amados amigos y hermanos presentes aquí en Zona 18, en la ciudad de Guatemala, Guatemala; es para mí una bendición grande estar con ustedes en este nuevo lugar que dedican a Dios, que han dedicado a Dios, para el servicio de Dios, y para así escuchar la Palabra de Dios en este lugar, y perseverar sirviendo a Cristo, nuestro amado Salvador. Nos dice la Escritura en Isaías, capítulo 11, versos 1 en adelante, y Habacuc, capítulo 2, verso 14. Vamos a ver Isaías primero, capítulo 11, verso 1 en adelante, dice: “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová. Y le hará entender diligente en el temor de Jehová. No juzgará según la vista de sus ojos, ni argüirá por lo que oigan sus oídos; sino que juzgará con justicia a los pobres, y argüirá con equidad por los mansos de la tierra; y herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de sus labios matará al impío. Y será la justicia cinto de sus lomos, y la fidelidad

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ceñidor de su cintura. Morará el lobo con el cordero, y el leopardo con el cabrito se acostará; el becerro y el león y la bestia doméstica andarán juntos, y un niño los pastoreará. La vaca y la osa pacerán, sus crías se echarán juntas; y el león como el buey comerá paja. Y el niño de pecho jugará sobre la cueva del áspid, y el recién destetado extenderá su mano sobre la caverna de la víbora. No harán mal ni dañarán en todo mi santo monte; porque la tierra será llena del conocimiento de Jehová, como las aguas cubren el mar. Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa. Asimismo acontecerá en aquel tiempo, que Jehová alzará otra vez su mano para recobrar el remanente de su pueblo que aún quede en Asiria, Egipto, Patros, Etiopía, Elam, Sinar y Hamat, y en las costas del mar. Y levantará pendón a las naciones, y juntará los desterrados de Israel, y reunirá los esparcidos de Judá de los cuatro confines de la tierra. Y se disipará la envidia de Efraín, y los enemigos de Judá serán destruidos. Efraín no tendrá envidia de Judá, ni Judá afligirá a Efraín; sino que volarán sobre los hombros de los filisteos al occidente, saquearán también a los de oriente; Edom y Moab les servirán, y los hijos de Amón los obedecerán. Y secará Jehová la lengua del mar de Egipto; y levantará su mano con el poder de su espíritu sobre el río, y lo herirá en sus siete brazos, y hará que pasen por él con sandalias.

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Y habrá camino para el remanente de su pueblo, el que quedó de Asiria, de la manera que lo hubo para Israel el día que subió de la tierra de Egipto.” O sea, que será algo paralelo a lo que sucedió en el tiempo en que Dios libertó al pueblo hebreo y los llevó a la tierra prometida. Que Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos permita entenderla. Nuestro tema para esta ocasión es: “ROMPIENDO LAS BARRERAS DE LA IGNORANCIA.” Esto es rompiendo las barreras de las tinieblas de la ignorancia; porque cuando una persona está en ignorancia, lo que tiene en su cabeza, en su mente y en su alma es una condición de tinieblas por falta de la luz, del conocimiento de Dios. Y ahora, vean ustedes, así como Dios en el Génesis dijo: “Sea luz,” y fue la luz... ¿Por qué dijo que fuera la luz? Vamos a ver porqué. Algo pasaba por lo cual Dios tuvo que decir que fuera la luz. Dice Génesis, capítulo 1, verso 1 en adelante: “En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz. Y vio Dios que la luz era buena; y separó Dios la luz de

las tinieblas. Y llamó Dios a la luz Día, y a las tinieblas llamó Noche. Y fue la tarde y la mañana un día (o sea, el primer día de estos días, en donde Dios está llevando a cabo esta Obra).” Y ahora vean ustedes cómo también en San Juan,

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capítulo 1, nos dice la Escritura, hablándonos acerca del Verbo que era con Dios y era Dios... Vamos a ver cómo nos dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios. Este era en el principio con Dios. Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho. En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz en las tinieblas resplandece...” ¿Y cuando resplandece en las tinieblas la luz, qué pasa? La barrera de las tinieblas se va, desaparece. ¿Por qué? Porque la luz resplandece en las tinieblas, y se van las tinieblas porque llegó la luz; es rota la barrera de las tinieblas. “En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.” Vean, solamente las barreras de las tinieblas, solamente pueden ser quitadas las barreras de las tinieblas en el alma y en la mente de una persona, cuando viene la luz; y Cristo dijo: “Yo soy la Luz del mundo.” Cristo viniendo a la persona y r esplandeciendo en el interior de la persona rompe las barreras de las tinieblas en la vida de las personas. “La luz en las tinieblas resplandece, y las tinieblas no prevalecieron contra ella.” O sea, que esas barreras de las tinieblas no prevalecen contra la Luz, porque la Luz es más poderosa. Si usted quiere ver cómo huyen las tinieblas, durante la noche busque una luz, una buena luz o una linterna o un reflector, y usted téngalo en la mano, y se para en la oscuridad, donde hay muchas tinieblas; y dígale a las

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tinieblas: “yo te voy a hacer huir;” y prenda la luz; y verá cómo se van las tinieblas; y hasta donde llega la luz, la barrera de las tinieblas es rota. Y hasta donde llega la Luz del Evangelio son rotas las barreras. Y ahora, Cristo es el Verbo, la Palabra, y hasta donde llegue Cristo resplandeciendo, hasta ahí se rompen las barreras de las tinieblas, tanto en el alma de la persona, como en la mente, como en las naciones. Y ahora: “Hubo un hombre enviado de Dios, el cual se llamaba Juan.

Este vino por testimonio, para que diese testimonio de la luz, a fin de que todos creyesen por él. No era él la luz, sino para que diese testimonio de la luz. Aquella luz verdadera, que alumbra a todo hombre, venía a este mundo.” Y ahora, ¿cómo iba a venir a este mundo esa luz verdadera, el Verbo que era con Dios y era Dios, el cual creó todas las cosas? Ahora vendría a este mundo, ¿cómo? Vestido de carne humana; y continuaba siendo la Luz para alumbrar en el interior de todas las personas con el resplandor de Su Venida, predicando el Evangelio. Por medio de la enseñanza es que la persona obtiene la liberación de las barreras de las tinieblas, es libertada la persona. Cristo dijo: “Conoceréis la verdad, y la verdad os libertará.” (San Juan 8:32) Y Cristo es el Camino, Cristo es la Verdad y El es también la Vida. Y cuando una persona conoce ese misterio de Cristo, ¿qué sucede? Esa persona ha sido libertada de la oscuridad, de las tinieblas, de esa barrera de las tinieblas que le impide obtener la vida eterna. Y al ser libertada la persona, ¿qué obtiene? Entonces ha obtenido el conocimiento del camino de la vida eterna, que

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es Cristo, y toma ese camino. Y el camino de la vida es ¿hacia dónde? Hacia arriba. (Proverbios 15:24) ¿Y hacia dónde fue Jesucristo cuando resucitó? Hacia arriba. ¿Y hacia dónde van los escogidos de Dios cuando sean raptados y llevados a la Cena de las Bodas del Cordero? Hacia arriba también. ¿Y de dónde vienen las bendiciones de Dios? De arriba. Ahora podemos ver que aquel que estuvo aquí en la Tierra dos mil años atrás en carne humana, el cual es la Luz del mundo, dijo: “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del Hombre, que está en el cielo.” Y ahora, cada hijo e hija de Dios, ¿de dónde ha venido? Del Cielo, de la séptima dimensión. ¿Sabían ustedes eso? Antes de pasar a cualquier otra dimensión, estábamos en la séptima dimensión. ¿Y por qué? Porque estábamos en Dios, y la séptima dimensión es la dimensión de Dios; y de ahí vino también Jesucristo; por eso es que El es nuestro hermano mayor. Y ahora El viene a redimir a todos sus hermanos menores para llevarlos de regreso a Dios; y nos llevará de regreso a Dios con un cuerpo físico, eterno y glorioso y glorificado, como el de Jesús, y con un cuerpo teofánico eterno también. Así que iremos de regreso a Dios vestidos de carne humana. Así como un atributo de un padre terrenal sale de ese padre, ¿y a dónde va? Pues al vientre de su madre. Y luego cuando regresa a su padre, regresa vestido de un cuerpo de carne; y entonces es que puede tener compañerismo con su padre. Mientras estaba en los lomos de su padre ahí no tenía compañerismo, aunque andaba siempre con su padre; y cuando su padre comía, él estaba comiendo también, cuando su padre dormía, él estaba durmiendo también. Así

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como cuando Abraham diezmó a Dios, a Melquisedec, Leví (que era ¿su qué?): Abraham padre de Isaac, Abraham abuelo de Jacob, y Abraham bisabuelo de Leví; por lo tanto Leví era bisnieto; y el bisnieto, miren, estaba con su bisabuelo. ¿Y saben ustedes quiénes estaban ahí también? Todos los hijos del pueblo hebreo, todo el Israel terrenal estaba también allí. Por eso Dios le dijo: “Tu simiente, tu descendencia, será esclava en tierra ajena.” Miren, ya Dios hablándole de la descendencia de Abraham según la carne, que estaría en una tierra ajena. Dios no le dijo en qué tierra, reservó ese lugar en secreto. Y ahora, vean ustedes, nosotros en cuanto a la parte física, miren ustedes, estábamos en nuestro padre terrenal, y antes pues estábamos en nuestro abuelo, y antes en nuestro bisabuelo, y así usted sigue (eso es en cuanto al cuerpo físico); pero no podíamos tener compañerismo, confraternidad, con nuestro padre, con nuestro abuelo o con nuestro bisabuelo, hasta no aparecer vestidos de un cuerpo de carne. Y ahora, algunos no tuvieron confraternidad, compañerismo, con su bisabuelo porque se murió antes de aparecer usted en ese cuerpo físico; pero algunos sí, con sus abuelos y sus abuelas, y otros solamente con sus padres; pero vean ustedes cómo ese programa terrenal es tipo y figura del Programa celestial. Y ahora nosotros estando manifestados en carne humana aquí en la Tierra, estamos teniendo compañerismo, confraternidad, con Dios. Nos ha dado un cuerpo teofánico. Cuando hemos nacido de nuevo es que ha comenzado el compañerismo de nosotros con Dios y Dios con nosotros, y ese es un compañerismo espiritual, aunque nuestro cuerpo lo llevamos para donde quiera; y ahí nos colocamos

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en el lugar que sea, glorificamos a Dios, hablamos con Dios, y El habla con nosotros por medio de Su Espíritu, hablándonos Su Palabra. Y cuando tengamos el nuevo cuerpo entonces tenemos compañerismo físicamente también, estaremos con El a Su lado, caminaremos con El durante el glorioso Reino Milenial por este planeta Tierra, lo veremos en Su cuerpo glorificado, aquel cuerpo que resucitó en forma glorificada. ¿Por qué? Porque así como nosotros nos vemos los unos a los otros... ¿Por qué nos vemos los unos a los otros? Porque estamos en un cuerpo igual todos. Y cuando estemos en un cuerpo igual al de Jesucristo, entonces lo veremos a El también y tendremos compañerismo con El. Así como nosotros tenemos compañerismo los unos con los otros, así será también durante el Reino Milenial, y un poquito antes también: Cuando ya estemos transformados lo veremos a El en Su cuerpo glorificado, porque también nosotros tendremos un cuerpo glorificado, e iremos con El a la Cena de las Bodas del Cordero y allí estaremos con El también. Y todos los que deseaban ver a Jesucristo como era dos mil años, atrás cuando resucitó en aquel cuerpo en el cual apareció a Sus discípulos; y ninguno lo conoció, excepto en aquellas ocasiones en que El les hablaba, y entonces decían: “¡Pero si es Jesucristo! ¡Si es El!” Algo pasó con Su cuerpo; o sea, que Dios al resucitarlo y ser ese cuerpo glorificado... así como los muertos en Cristo cuando resuciten no van a ser conocidos físicamente por sus familiares. ¿Por qué? Porque resucitarán en un cuerpo eterno, en un cuerpo glorificado. Y si —digamos— su papá o su mamá, al ser creyentes en Cristo y ser elegidos por Dios, escritos en el Cielo, en el

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Libro de la Vida del Cordero, cuando resuciten, si eran unos ancianitos, y le aparezcan a ustedes; ustedes no van a estar esperando unos ancianitos, ustedes están esperando entonces unos jovencitos más jóvenes que muchos de ustedes. O sea, que los que tienen 30 ó 70 años, al estar esperando a sus padres, no van a estar esperando una persona de 30, 40 ó 60 años, sino que van a estar esperando una persona más joven que ustedes. O sea, que los hijos que están aquí en la Tierra todavía, que tienen 30 ó 50 ó 70 años, van a estar esperando a papá y mamá más jovencitos que lo que son sus hijos en la actualidad. Y eso parece una locura, aparentemente, que estemos esperando a nuestros padres jovencitos, de 18 a 21 años. ¿Y cómo pueden ser nuestros padres, si representan de 18 a 21 años? Es que en el otro cuerpo que ellos tenían, ellos fueron los padres de nuestro cuerpo terrenal; pero ahora nosotros tendremos un cuerpo como el de nuestro Padre celestial, que es el cuerpo glorificado de nuestro amado Señor Jesucristo. Y ahora, en ese nuevo cuerpo ya todos seremos jovencitos: los ancianos serán jovencitos, los jóvenes serán jovencitos, pero en cuerpo eterno; porque jovencitos en la actualidad, eso es vanidad. Es bueno estar jovencito, pero eso es vanidad, porque es pasajero; y algunos piensan que eso es para siempre. No, la juventud en el cuerpo físico es temporal. La persona comienza a morir después de los 20 años en adelante, por ahí comienza su cuerpo esa etapa de muerte; 20 ó 25 años ya comienza a decaer. La persona comienza un niñito, lleno de vida, va subiendo, subiendo, hasta que llega a su etapa máxima; vamos a decir, de los 15 a los 20 años, llegó a la cúspide ahí, y después comienza a bajar; y si no se ha cuidado bien

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la persona, la bajada que da es muy precipitada; los que no cuidan su cuerpo, tienen graves problemas. Por eso es que el cuerpo que Dios nos ha dado tenemos que cuidarlo. No podemos colocar en nuestro cuerpo cosas dañinas como vicios y cosas así. Es más, la Escritura dice: “El que destruya el templo de Dios, Dios lo destruirá.” Y ahora, al saber que somos Templo de Dios, del Espíritu Santo, tenemos que cuidar ese templo que es de Dios; porque en nuestro cuerpo el Espíritu de Dios ha venido al recibir a Cristo como nuestro Salvador y lavar nuestros pecados en la Sangre de Cristo; y El habita ahí dentro de nosotros, El está con nosotros; donde nosotros moramos, ahí está morando Dios también. Y ahora, por eso es que la persona tiene que vivir una vida apartada de las cosas dañinas, tanto cosas dañinas físicas como espirituales también. La persona está llamada a vivir apartada del pecado, porque la paga del pecado ¿es qué? Muerte. Y para llegarle la muerte a una persona, algunas veces se va enfermando, le vienen problemas de salud, pues en las maldiciones que Dios le dijo a Moisés que fueran habladas sobre el pueblo hebreo, están las diferentes enfermedades; pero las bendiciones, Dios dice: “Si oyes la Voz, mi Voz, y guardas mis mandamientos, no enviaré ninguna de estas enfermedades a ti, sino a tus enemigos.” O sea, que en las bendiciones está ser personas libres; la salud para la persona es parte de la bendición de Dios. Por eso es que El quiere que nosotros vivamos vidas santas, apartadas del mal, del pecado, y así tengamos la bendición también de la salud física. Y ahora, si alguno pues tiene problemas de salud, Dios es nuestro Sanador; si la persona puede creer lo que dice la Escritura: El llevó nuestras enfermedades, así como llevó

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nuestros pecados también; así como usted al recibir a Cristo como su Salvador, ¿recibe qué? Salvación. Y cuando usted acepta a Cristo también como Sanador, pues usted obtiene ¿qué? Sanidad del cuerpo. Ahora, eso tiene usted que creerlo en lo profundo de su alma. Cuando usted lleva esa verdad divina, esa Luz divina, hasta su alma, hasta el subconsciente, lo baja allá a su alma, eso se tiene que materializar en usted; así como se materializa en usted la salvación de Cristo, porque usted lo creyó allá en lo profundo de su alma. Y así son todas las bendiciones, todas las promesas divinas, que Cristo ha hecho, que Dios ha hecho, para Sus hijos; tanto las bendiciones del Antiguo Testamento, como las del Nuevo Testamento. Hay que creerlas, llevarlas allá en lo profundo del alma; y aunque las circunstancias sean contrarias, permanecer creyéndolas. Por ejemplo, una persona al creer en Cristo como su Salvador, cuando vienen difíciles momentos a su vida, y pruebas a su vida, la persona en su alma permanece creyendo que aunque tenga problemas, Cristo lo salvó y algún día tendrá un cuerpo nuevo, y vivirá por toda la eternidad. No importa los problemas que surjan en su vida terrenal, la persona en su alma cree que es imposible toda cosa negativa que le puede llegar de momento a su mente, pero no le puede llegar a su alma, porque la rechaza con algo positivo; con lo positivo usted combate lo negativo. Cuando pensamientos negativos malos vengan a su mente, ¿cómo los va a combatir? Pues piense cosas buenas, cosas positivas, y si usted piensa cosas positivas, ¿qué pasa? Los pensamientos negativos se van. Si usted en las tinieblas prende una luz, ¿qué sucede? Pues se van las tinieblas. Y

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así es en nuestra mente los pensamientos negativos. Recuerde que a toda persona le llegan pensamientos malos en algunas ocasiones. No deje que se queden ahí, porque si se quedan ahí, bajan al alma, y le harán gran daño; combátalos desde lo profundo de su alma, subiendo a su mente pensamientos positivos. Comience a pensar en las cosas de Dios, comience a cantar, y ahí se tienen que ir todas esas cosas dañinas. Y ahora, vean ustedes cómo la Luz hace huir las tinieblas. Y también la Escritura dice: “Resistid al diablo y (¿qué pasará?) de nosotros huirá.” Ese es el príncipe de las tinieblas; y resistimos al diablo ¿con qué? Con Cristo en nuestra alma y en todo nuestro ser; y tiene que huir de nosotros. Si trae malos pensamientos, tiene que huir con esos malos pensamientos para otro lugar y con lo que sea. Ahora, por falta de conocimiento muchas personas pierden grandes bendiciones de Dios, como dice Dios acerca del pueblo hebreo. Vamos a ver, en Isaías, capítulo 5, dice algo del pueblo hebreo, el verso 13, dice: “Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed.” Por falta de conocimiento, vean ustedes, pereció y fue llevado cautivo el pueblo hebreo en esa ocasión de la cual habla aquí la Escritura y en otras ocasiones también. Ahora, es muy importante obtener el conocimiento de Dios correspondiente al tiempo en que uno está viviendo. Dice Habacuc, capítulo 2, verso 13 al 14: “¿No es esto de Jehová de los ejércitos? Los pueblos, pues, trabajarán para el fuego, y las naciones se fatigarán en vano.” ¿Por qué? Porque la gran tribulación caerá sobre las

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naciones, y ese es el día ardiente como un horno que viene sobre las naciones. Dice:

“Porque la tierra será llena del conocimiento de la gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar.” Será llena la Tierra del conocimiento de la Gloria de Jehová. ¿Y dónde estaba la Gloria de Jehová en el templo? En el lugar santísimo. Y la humanidad será llena, durante el séptimo milenio, ¿de qué? De la Gloria de Jehová manifestada en la Segunda Venida de Cristo, en el Lugar Santísimo del Templo espiritual de Cristo, que es la Edad de la Piedra Angular. Y nos ha tocado esa bendición en el Templo de Dios, en ese Templo espiritual, en la Iglesia de Jesucristo. “Las cuerdas nos han caído en lugares deleitosos.” Nos han caído en el Lugar Santísimo de Su Templo espiritual. Y eso no fue porque alguno de ustedes dijo: “yo quiero esa parte del Cuerpo Místico de Cristo.” No; eso ya fue ordenado por Dios, destinado por Dios, programado por Dios, desde antes de la fundación del mundo. Nos ha tocado esta parte, la parte más importante del Templo espiritual de Jesucristo. Y así como dos mil años atrás se vivió en el tiempo de Juan el Bautista y de Jesús, y Juan el Bautista era el mensajero de la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo la Ley, y luego Jesucristo el Mensajero de la Edad de la Piedra Angular; y los que estuvieron con Jesucristo, Sus discípulos, los apóstoles, obtuvieron la bendición ¿de qué? Obtuvieron la bendición de los doce tronos sobre los cuales se sentarán y juzgarán al pueblo hebreo. Y ahora, para el Día Postrero hay grandes bendiciones para los que estarán trabajando en la Obra de Cristo, junto a la manifestación de Cristo en el Día Postrero, por medio de Su Angel Mensajero.

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Estamos viviendo en el tiempo más glorioso de todos los tiempos. Ahora, Cristo tendrá grandes bendiciones para todos los escogidos de Dios del Día Postrero. Y a medida que va avanzando el tiempo y la Luz va extendiéndose y las barreras van siendo rotas, la claridad en cuanto a las promesas divinas correspondientes a nuestro tiempo va siendo más y más clara cada promesa divina, de tal forma que hasta los niños la pueden entender. En muchas ocasiones mi niña América ha ido donde yo estoy; algunas veces muy tarde en la... algunas veces está dormida, durmiendo, con Erica, y yo estoy estudiando en la oficina, y de momento, a la 1 ó 3 de la mañana, me llega, me toca la puerta, y me dice: “Con el permiso papi, ¿puedo entrar? (porque no entra así sin pedir permiso, aunque la puerta yo la dejo abierta, pero toca).” Y yo le digo: “Sí América, puedes entrar.” Viene y entra y yo le digo: “¿Qué tú haces a esta hora levantada, América? ¿Y mami? ¿Dónde está mami?” — “Ella está dormida (me dice).” Y yo le digo: “¿Y tú qué haces a esta hora levantada?” Y comienza pues a darme conversación, porque quiere hablar conmigo; y comienza a decirme: “Mira papi, tú vas a ser transformado, y vas a tener un cuerpo joven, jovencito; y yo también voy a ser transformada.” Y comienza a hablarme acerca de la transformación; y algunas veces me habla de cómo va a ser el Milenio, de cómo vamos a estar en el Milenio, y me habla un sinnúmero de cosas que son bastante importantes. Y yo le pregunto a Erica: “¿Y cómo América sabe todas estas cosas de las cuales me habla?” Porque yo con ella no he estado hablando así personalmente estas cosas, y cómo ella ha captado todas esas cosas que son verdades bíblicas, que están prometidas para este tiempo. Ahora, vean ustedes, hasta los niños están entendido en

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este tiempo la Palabra, el Mensaje de Dios, para la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino. ¿No dice la Escritura que “de los chiquitos, de los niños, de los que maman, fundaste la alabanza”? ¿No hubo niños en el tiempo de Jesús que conocieron el cumplimiento de la Primera Venida de Cristo? Los hubo, y ellos proclamaron ese cumplimiento; cosa que los teólogos de aquel tiempo no podían comprender, ahora los niños la estaban comprendiendo. Bien dijo Jesús: “Te alabo Señor del Cielo y de la Tierra, que escondiste estas cosas de los sabios y entendidos y las has revelado a los niños, porque así te agradó.” No sé si ustedes también han tenido la experiencia de niños suyos que han hablado con ustedes cosas que usted algunas veces dice - algunos dicen: “Oye, pero esto yo no lo había entendido, y mira, ahora lo estoy entendiendo; me lo está explicando aquí mi nietecito o mi hijo o mi hija; ¿cómo pudo entender esto (y algunos dicen), lo cual yo pasé años para poder entender, y ahora un niñito o una niñita lo entiende? ¿Cómo puede ser posible esto?” Es que Dios también tiene Su vista colocada sobre los niños. ¿No dijo El: “Dejad los niños venir a mí”? “Dejen que vengan a mí, porque de los tales es el Reino de los Cielos.” Ahora podemos ver que Dios tiene cuidado hasta de los niños; y si los mayores se descuidan, se les van a adelantar más los niños que los mayores; o sea, se le van a adelantar a los mayores. Por eso tenemos que siempre estar obteniendo el conocimiento de Dios y Su Palabra, para que así las barreras de oscuridad que puedan haber en nuestra mente o en nuestra alma con relación a algunas promesas de Dios... Porque cuando no entendemos algo, pues estamos en oscuridad, en tinieblas, en cuanto a esas promesas. Pero

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la Luz resplandeciendo sobre la Palabra nos trae la revelación, y entonces decimos: “Ahora sí lo entiendo.” ¿Qué pasó? La Luz resplandeció e hizo huir las tinieblas, y ahora hay luz en su interior, en cuanto a esas Escrituras. Y así es en toda Escritura, en toda promesa divina. Por lo tanto la Luz de la Palabra revelada, sobre la cual el Espíritu de Dios está resplandeciendo, tiene que ser enfocada dentro de nosotros mismos, y también ser enfocada para las demás personas y para nuestra nación, y para todos los seres humanos que viven en este planeta Tierra. Porque la Tierra será llena del conocimiento de la Gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar. Vean, es una promesa. ¿Y con qué va a ser llena del conocimiento de la Gloria de Dios? Con el Mensaje del Evangelio del Reino, que es el Mensaje que gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo. Ese es el Mensaje Eterno del Angel de Apocalipsis, capítulo 14, verso 6 al 7, que viene predicando el Evangelio Eterno, viene con el Evangelio Eterno, para predicarlo a todo pueblo, nación y lengua. Y ese Mensajero fue reflejado en mensajeros de edades pasadas, como en Lutero fue reflejado, y en los demás mensajeros también; porque esos otros mensajeros de las edades trajeron la luz de su edad con el Evangelio de la Gracia. Y para la Dispensación del Reino y para la Edad de la Piedra Angular, con el Evangelio Eterno, con el Evangelio del Reino, Cristo a través de Su Angel Mensajero trae la Luz; y todo eso fue reflejado ya en los mensajeros pasados. Como en la Primera Venida de Cristo, Cristo siendo la luz del mundo, vean ustedes, todo eso fue reflejado en los profetas del Antiguo Testamento; ellos fueron la luz de

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cada edad (los mensajeros de cada edad), y los mensajeros de cada dispensación fueron la luz de cada dispensación; porque por medio de ellos, Dios, que es la Luz, resplandeció en cada edad o en cada dispensación. Cristo hablando de Juan el Bautista, dijo: “Juan era antorcha que ardía,” o sea, era una lámpara que estaba encendida, una antorcha; porque él era el ángel mensajero de la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo la Ley, y la Iglesia hebrea bajo la Ley está representada en el candelabro o candelero con siete lámparas y siete mechas encendidas; así como la Iglesia de Jesucristo, que es el Israel celestial, también está representado en el candelero o candelabro de oro, con sus siete lámparas y sus siete mechas encendidas, sumergidas en el aceite, el cual es el Espíritu Santo, el aceite del Espíritu Santo. Y ahora podemos ver que por esa causa Juan era una antorcha, una luz, que ardía y alumbraba en lugar oscuro; en lugar oscuro allí en la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo la Ley; y muchos quisieron caminar a su luz. Pero Cristo dice: “Mas yo tengo mayor testimonio que Juan.” ¿Por qué? Porque Juan era la luz de la séptima edad de la Iglesia hebrea bajo la Ley, pero Cristo es la Luz del mundo completo. Y Cristo siendo la Luz del mundo, en la Edad de la Piedra Angular... porque la Edad de la Piedra Angular es una edad que comienza en un territorio, pero se extiende por el mundo entero. Y ahora podemos ver que el Mensaje siempre, de la Edad de la Piedra Angular, comienza en un territorio, pero luego recorre la Tierra. Así es el Mensaje del Evangelio del Reino, como ha sido el Mensaje del Evangelio de la Gracia, que salió de Jerusalén para recorrer la Tierra, como el sol sale del Este para recorrer la Tierra y llegar hasta el Oeste,

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y luego regresar al Este de nuevo. Y ahora, el Evangelio de la Gracia, vean ustedes, ha recorrido la Tierra; y para el Día Postrero el Evangelio del Reino sale de la Edad de la Piedra Angular para recorrer la Tierra y llegar hasta el Este, hasta el pueblo hebreo. Ahora miren, el sol sale del Este, digamos que sale el día sábado, sale del Este, en la mañana, y regresa al Este en la mañana, pero de otro día; o sea, que Cristo el Sol de Justicia salió del Este en la Dispensación de la Gracia, en el comienzo de la Dispensación de la Gracia, para recorrer la Tierra hasta el Oeste. Y cuando regresa Cristo al pueblo hebreo, regresa en un nuevo Día dispensacional, regresa en la Dispensación del Reino, que es la séptima dispensación; pero había salido del Este en la sexta dispensación. Salió en el sexto día dispensacional, y regresa en el séptimo día dispensacional, y regresa como la Luz de un nuevo Día dispensacional; y con esa Luz la humanidad será llena del conocimiento de la Gloria de Jehová, como las aguas cubren el mar. Con la Luz de Cristo en Su Segunda Venida, el pueblo hebreo despertará; y las palabras de Isaías, capítulo 60, verso 1 en adelante, las cuales se cumplen primeramente en medio de la Iglesia gentil en el Día Postrero, en la Segunda Venida de Cristo, así como se cumplieron en la Primera Venida de Cristo en medio del pueblo hebreo, donde muchos se levantaron cuando vieron al Sol de Justicia resplandeciendo, dice: “Levántate, resplandece; porque ha venido tu luz, y la gloria de Jehová ha nacido sobre ti. Porque he aquí que tinieblas cubrirán la tierra, y oscuridad las naciones; mas sobre ti amanecerá Jehová, y sobre ti será vista su gloria.”

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Dice: “mas sobre ti amanecerá.” Cuando se habla de amanecer, se habla del Sol naciente, y esa es la promesa de Malaquías, capítulo 4, verso 2: “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia...” Y si nace, pues amanece, amanece un nuevo Día; porque el Sol sale ¿cuándo? En la mañana de un nuevo Día. Y aquí tenemos la promesa de un nuevo amanecer para el pueblo hebreo. Pero ese nuevo amanecer primero se cumple en medio de la Iglesia del Señor Jesucristo, en donde Cristo, el Sol de Justicia, en Su Venida, en la Venida del Hijo del Hombre con Sus Angeles, resplandeciendo en un nuevo Día dispensacional, en la mañana, o sea, en el comienzo de un nuevo Día dispensacional, resplandece y alumbra nuestro entendimiento, tanto en nuestra alma como en nuestra mente, y nos despierta a un nuevo Día dispensacional. Y luego al pueblo hebreo lo despertará a un nuevo Día dispensacional. El pueblo hebreo, vean ustedes, no despertó en la Primera Venida de Cristo a un nuevo Día dispensacional, al nuevo Día de la Dispensación de la Gracia, o sea, no despertó a la sexta dispensación, se quedó dormido el pueblo hebreo en la quinta dispensación bajo la Ley; pero en este tiempo final despertará en un nuevo Día dispensacional, despertará en el nuevo Día de la Dispensación del Reino, que es la séptima dispensación, despertará al séptimo Día dispensacional. ¿Y despertará cuándo? En el séptimo milenio, séptimo Día milenial. Y la Iglesia del Señor Jesucristo es despertada, porque las vírgenes prudentes son despertadas, y viene el Esposo, y las que están preparadas entran con El a las Bodas. ¿Quiénes son esas? Son las vírgenes prudentes, que son los escogidos de Dios, la Iglesia-Novia de Jesucristo, los que tienen sus nombres escritos en el Libro de la Vida del

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Cordero, los cuales han creído en Cristo como nuestro Salvador y han lavado sus pecados en la Sangre de Cristo; y a medida que van llegando, al escuchar el llamado de Cristo, van obteniendo esa bendición de parte de Dios, y son colocados en el Cuerpo Místico de Cristo, en la Edad de la Piedra Angular. Y ahora miren ustedes, en Isaías, capítulo 60, verso 7, en este pasaje donde hemos estado leyendo, dice: “...Y glorificaré la casa de mi gloria.” Y ahora, la Casa de Su Gloria es Su Iglesia, y será glorificada cuando los muertos en Cristo resuciten en cuerpos glorificados, cuerpos eternos, y nosotros seremos transformados, y entonces tendremos el cuerpo glorificado, y así todos estaremos en una condición glorificada, en un cuerpo glorificado, porque Cristo ha dicho, Dios ha dicho: “glorificaré la casa de mi gloria.” Así como Jesucristo fue glorificado, cada escogido de Dios será glorificado también. Ahora, podemos ver la bendición tan grande que Cristo tiene para todos Sus hijos en este tiempo final; por eso es que El en este tiempo final viene manifestado rompiendo las barreras de la ignorancia; porque cuando la persona obtiene el conocimiento de la Verdad, se cumple lo que Cristo dijo: “Conoceréis la Verdad, y la Verdad os libertará (o sea, os hará libres).” (San Juan 8:32) Hay que romper las barreras de las tinieblas de la ignorancia; y solamente pueden ser rotas por medio de la Palabra de Dios correspondiente a la edad y dispensación que uno está viviendo; porque esa es la Palabra que el Espíritu de Dios usa para manifestarse y romper las barreras de la ignorancia del alma y de la mente de los seres humanos; y hace huir las tinieblas de ignorancia del alma

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y de la mente de los seres humanos, como hizo huir las tinieblas cuando dijo: “Sea la luz,” y fue la luz. ¿Y qué pasó con las tinieblas? Huyeron, fueron rotas las tinieblas. Y así por medio de la predicación del Evangelio, Cristo proclama: “Sea la Luz.” Y es la Luz dentro del alma y de la mente de los seres humanos. Pero hay que hacer que llegue esa Palabra creadora hablada, para que la Luz resplandezca en el alma y en la mente de las personas. Hemos llegado al tiempo en donde la Luz está resplandeciendo en la América Latina y el Caribe, en una nueva edad, la Edad de la Piedra Angular, y en una nueva dispensación, la Dispensación del Reino, y con un nuevo Mensaje dispensacional, el Evangelio del Reino, que es el Evangelio Eterno de la Edad Eterna de la Piedra Angular; y esa es la Palabra creadora que resplandece y hace huir las tinieblas, rompe las tinieblas de la ignorancia en el alma y en la mente de los seres humanos. Por eso es que llevamos el Mensaje a todo ser humano en nuestra comunidad, en nuestras ciudades y en nuestras naciones. La Luz está resplandeciendo en la América Latina y el Caribe para hacer huir las tinieblas de la ignorancia del alma y de la mente de los seres humanos. Así como ha hecho en nosotros, hará en las demás personas. ¿Tiene que ser la Luz de qué edad?... La luz de Dios manifestada en la primera edad, esa luz que fue manifestada por medio del primer ángel mensajero, San Pablo, el cual fue esa mecha encendida en esa lámpara que fue la primera edad, vean ustedes, Cristo a través de San Pablo resplandeció, porque Dios lo colocó como luz para los gentiles. Por medio de esa manifestación que Cristo tuvo en cada ángel mensajero, la luz resplandeció en cada edad y alumbró a las personas de cada edad; allí

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estaba la Luz de Dios en cada edad. Y ahora es en la Edad de la Piedra Angular y en el territorio latinoamericano y caribeño, en el cual Dios nos ha colocado; no porque nosotros le pedimos a El que lo hiciera, sino porque El en Su Programa así lo había determinado; y estamos aquí en la América Latina y el Caribe por la perfecta voluntad de Dios. Y si alguno se ha ido a otra nación buscando mejores condiciones de trabajo, mejores condiciones económicas, el Mensaje le llegará a donde se encuentre, si tiene su nombre escrito en el Libro de la Vida del Cordero; por lo tanto, no hay problema con él; lo único es que si el juicio de Dios cae sobre esos lugares, puede perder todo lo que tiene de un momento a otro. Ahora, no sabemos hasta dónde llegue el juicio divino cuando caiga sobre la Tierra, durante la gran tribulación; no sabemos cuánto pueda afectar a la América Latina y el Caribe, pero estamos orando a Dios para que Dios libre a la América Latina y el Caribe de los efectos de esos juicios divinos. Puede ser que las costas sean afectadas bastante por los maremotos que han de venir a causa de los terremotos y volcanes y cosas así; porque los juicios divinos se van a derramar sobre el planeta Tierra; pero estaremos orando siempre por la América Latina y el Caribe; queremos que entre al glorioso Reino Milenial de nuestro amado Señor Jesucristo, queremos que el Reino Milenial se llene de latinoamericanos y caribeños. Cada ángel mensajero pues hubiera pensado lo mismo. Nuestro hermano Branham en una ocasión dijo: “Si Norteamérica hubiera recibido a Cristo (o sea, a Cristo en Su manifestación que tenía por medio de él; ahí está el secreto)...” ¿Qué hubiera sucedido? Dijo: “Ya estaríamos

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en el Milenio.” En una ocasión, por ahí del 1957 al 1959, él dijo: “Norteamérica recibe a Cristo en este año o no lo recibe.” O sea, que fue algo terminante: o lo recibe o no lo recibe, porque ya no tendrá más oportunidad. Pero ahora le ha tocado la bendición, ha pasado Dios la bendición, a los latinoamericanos y caribeños; y los latinoamericanos y caribeños están recibiendo a Cristo, la Palabra, están recibiendo Su Palabra, Su Mensaje correspondiente a este tiempo final, y la Luz está resplandeciendo en un territorio que estaba en tinieblas y sombra de muerte, como en Isaías, capítulo 9; como sucedió dos mil años atrás cuando Cristo en San Mateo, capítulo 4, verso 12 en adelante, fue predicando por el territorio de Zabulón y Neftalí, un territorio que corresponde a Galilea, que fue el territorio donde Jesús se crió. Vean, donde se crió Jesús, allí resplandeció la Luz, por ese territorio comenzó Su ministerio. Y ahora la Luz resplandece en un territorio gentil: Galilea de los gentiles corresponde ahora a la América Latina y el Caribe. Vean, allá era Zabulón y Neftalí, y ahora acá es la América Latina y el Caribe. Pero en la América Latina y el Caribe también están todas las demás bendiciones de las otras tribus, incluyendo la de la tribu de Judá, e incluyendo la de la tribu de José. Ahora, eso lo dejamos quietecito ahí, porque a través de otras conferencias ustedes pueden tener luz; porque la Luz ha estado resplandeciendo sobre esas Escrituras también. Pero veamos ahora que Dios está rompiendo las barreras de la ignorancia, las barreras de las tinieblas de la ignorancia en los latinoamericanos y caribeños; y nos ha estado llenando del conocimiento de la Gloria de Jehová,

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como las aguas cubren el mar; o sea, que ha comenzado la evangelización del Día Postrero, del séptimo milenio, con la predicación del Evangelio del Reino ¿dónde? Pues en la América Latina y el Caribe. Y esa es la misma predicación que el pueblo hebreo escuchará, porque el Mensaje del Evangelio del Reino gira alrededor de la Segunda Venida de Cristo con Sus Angeles; o sea, gira alrededor del Séptimo Sello, que es la Segunda Venida de Cristo. Y el Séptimo Sello con y como la Séptima Trompeta es la Venida del Señor; o sea, que los escogidos de entre los gentiles estarán viendo y escuchando la revelación, la apertura, del Séptimo Sello. ¿Estarán escuchando qué, y viendo qué? La Segunda Venida de Cristo, el misterio de la Segunda Venida de Cristo. Y el pueblo hebreo cuando esté escuchando la Trompeta final, esa Gran Voz de Trompeta, la Trompeta de Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante, ¿qué estará escuchando y qué estará viendo? Estará escuchando la predicación de la Segunda Venida de Cristo, estará escuchando esa Gran Voz de Trompeta, la Trompeta del Evangelio del Reino, predicando, revelando, el misterio de Su Venida como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores, en Su Obra de Reclamo. O sea, que el pueblo hebreo estará viendo lo mismo que nosotros estaríamos viendo en este tiempo final. Nosotros estaremos viendo el Séptimo Sello, y ellos estarán escuchando la Trompeta de Apocalipsis, capítulo 11, verso 15 en adelante, esa Gran Voz de Trompeta de la cual habló también el profeta Isaías en el capítulo 27, verso 13, donde dice de la siguiente manera: “Acontecerá también en aquel día, que se tocará con

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gran trompeta, y vendrán los que habían sido esparcidos en la tierra de Asiria, y los que habían sido desterrados a Egipto, y adorarán a Jehová en el monte santo, en Jerusalén.” Ahí tenemos el llamado para 144 mil hebreos, porque estarán escuchando ¿que? Esa Gran Trompeta prometida para el pueblo hebreo. Ellos estarán escuchando esa Gran Trompeta y estarán obteniendo la revelación de la Venida del Señor en medio de los escogidos, primeramente en medio de la Iglesia gentil y después en medio del pueblo hebreo. Ellos verán la Venida del Señor ¿dónde? En medio de la Iglesia gentil, y ellos dirán: “Este es al que nosotros estamos esperando,” así como vieron a José, y José se reveló a ellos ¿dónde? Entre los gentiles. Ahora, podemos ver que este misterio es un misterio que será abierto, cumplido, en este tiempo final. Vamos a ver si les puedo leer algo. Dice página 30 del libro de “Las Edades”, dice el Rvdo. William Branham:

“Ahora, ¿cuándo volverá el Evangelio a los judíos? Cuando se haya terminado la dispensación de los gentiles. El Evangelio está listo para volver a los judíos. Oh, si tan sólo les pudiera decir algo que está a punto de suceder hoy, en este nuestro día. Esta gran cosa que va a suceder recorrerá hasta Apocalipsis 11; y aquellos dos testigos, aquellos dos profetas, Moisés y Elías, trayendo el Evangelio de nuevo a los judíos.” ¿Quiénes le llevarán el Evangelio a los judíos? Moisés y Elías. Y ahora miren, ¿cuándo regresa el Evangelio a los judíos? Cuando se haya terminado la dispensación gentil. ¿Por qué? Porque es bajo la Dispensación del Reino que el Evangelio regresa al pueblo hebreo, y el Espíritu de Dios

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regresa al pueblo hebreo; y esto será bajo el ministerio ¿de quién? De Moisés y Elías. Dice:

“Moisés y Elías, trayendo el Evangelio de nuevo a los judíos.” ¿Y qué Evangelio llevan? El Evangelio del Reino. “Estamos listos. Todo está en orden. Igual como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles, así también los gentiles se lo llevarán de regreso a los judíos, y el Rapto sucederá.” Los gentiles se lo llevarán a los judíos, y había dicho que serían Moisés y Elías. ¿Por qué? Porque los ministerios de Moisés y Elías estarán primero en medio de la Iglesia gentil. ¿No estaban los Dos Olivos, uno a cada lado del candelabro, en la profecía de Zacarías, capítulo 4? Si estaban allí y todo eso representa a la Iglesia de Jesucristo, pues tiene que cumplirse en esa misma forma en este tiempo final. Y ahora, son los ministerios de los Dos Ungidos, de Moisés y Elías. Vamos a leerlo de nuevo, dice: “Todo está en orden. Igual como los judíos trajeron el Evangelio a los gentiles, así también los gentiles se lo llevarán de regreso a los judíos, y el Rapto sucederá.” O sea, que aquí está colocando antes del rapto el regreso del Evangelio a los judíos. ¿Y por qué será que lo coloca antes del Rapto? Tiene que haber una causa por la cual es colocado en esa forma. Ahora, vamos a ver si podemos conseguir otro lugar... Vamos a ver en la página 14, dice: “Era tiempo para que Dios (el Mesías) volviera a llevar Su Novia, y entonces presentarse (hacerse conocer) a Israel. Así que vemos a Dios viniendo nuevamente para tomar una relación humana con el hombre como el Hijo de

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David, Rey de reyes y Señor de señores, y como el Novio de la Novia gentil. No son dos dioses, sino simplemente UN SOLO DIOS manifestando Sus poderosos oficios y títulos triples.” Ahora, vean ustedes cómo aquí nos habla también de este gran evento. Y hay diferentes lugares donde nos habla de lo que será esa manifestación de Cristo. Por ejemplo, en la página 57 del libro de “Los Sellos”, dice: “Y vi otro ángel fuerte descender del cielo, cercado de una nube, y el arco celeste sobre su cabeza...’ Ahora, si Ud. se fija bien, notará que esta persona es Cristo, porque aun en el Antiguo Testamento El fue llamado el Angel del Pacto; y El ahora viene directamente a los Judíos porque la iglesia ha llegado a su fin. Bien, ahora continuando: ‘...y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego.’ ¿Recuerdan el ángel de Apocalipsis capítulo uno? Este es el mismo. Un ángel es un mensajero, y él es un mensajero a Israel. ¿Ve Ud.? La iglesia está a punto de ser raptada, El viene por Su iglesia.” El Mensajero a Israel, el Angel del Pacto, viene por Su Iglesia primero y después irá al pueblo hebreo. Pero ¿cómo es que viene? El viene también como el Jinete del caballo blanco de Apocalipsis 19; y El es este Angel del Pacto, este Angel que era diferente a los demás, el cual está aquí. Ese es el Angel que tiene el Séptimo Sello. El Séptimo Sello es la Venida del Señor, la Venida del Angel del Pacto, del Angel de Jehová, el cual es Jesucristo en Espíritu Santo. Y ahora, ¿cómo vendrá? Página 256 del libro de “Los Sellos”, dice: “Pero cuando nuestro Señor aparezca sobre la Tierra,

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El vendrá sobre un caballo blanco como la nieve, y será completamente Emanuel —la Palabra de Dios encarnada en un hombre.—” Eso será lo que verá la Iglesia del Señor Jesucristo: al Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, que es también el mismo Angel de Apocalipsis, capítulo 10, el Angel fuerte que desciende del cielo, el cual es este Angel; este es el Angel fuerte que desciende del cielo, este es el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el cual es Jesucristo en Su cuerpo teofánico; este es el mismo Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19. Pero ¿cómo vendrá en medio de Su Iglesia y luego en medio del pueblo hebreo? Vendrá en carne humana y será el Verbo, la Palabra, encarnada en un hombre. Y si conseguimos a ese hombre, encontraremos al Verbo, al Angel del Pacto, al Angel de Jehová, al Espíritu Santo, Jesucristo en Espíritu Santo, en carne humana manifestado en este Día Postrero, resplandeciendo en medio de Su Iglesia y después en medio del pueblo hebreo, y rompiendo las barreras de la ignorancia, las barreras de la ignorancia espiritual, las barreras de la ignorancia en cuanto a las cosas divinas correspondientes a este tiempo final; para que así todos tengan un claro entendimiento de todas las promesas divinas correspondientes a este tiempo final, y puedan ver la Venida del Jinete del Caballo Blanco de Apocalipsis 19, que es la Venida del Espíritu Santo, Jesucristo en Espíritu Santo, el Angel del Pacto, el Verbo, la Palabra, encarnada en un hombre: en el Angel del Señor Jesucristo. Ese es el misterio de la Venida de la Palabra encarnada en un hombre, ese es el misterio de la Venida del Angel de Apocalipsis, capítulo 10, el Angel fuerte que desciende del cielo; ese es el misterio de la Venida del Jinete del Caballo

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Blanco de Apocalipsis 19; ese es el misterio de la Venida del Hijo del Hombre con Sus Angeles. Es la Venida del Angel del Pacto, del Angel de Jehová, el Verbo, el cual se hizo carne dos mil años atrás y vino como el Cordero de Dios quitando el pecado del mundo; y para el Día Postrero se hará carne nuevamente y vendrá como el León de la tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores; vendrá este Angel, el cual se hizo carne dos mil años atrás en un velo de carne llamado Jesús. Y ahora la Escritura dice que El tiene un Nombre Nuevo. Muchas personas lo estarán esperando con el mismo Nombre que vino dos mil años atrás; pero El viene con un Nombre Nuevo. La piedra no cortada de manos dos mil años atrás con el Nombre Jesús, para el Día Postrero regresará y será la Palabra encarnada en un hombre; eso será la Venida de la Piedra no cortada de manos para el Día Postrero; y en la piedrecita, en esa piedrecita blanca, un Nombre Nuevo, el cual ninguno conoce, sino aquel que lo recibe. El Angel del Señor Jesucristo será el que conocerá ese Nombre Nuevo, porque él es el que recibe esa Piedrecita blanca, que es la Segunda Venida de Cristo, para revelarla a la Iglesia de Jesucristo y después al pueblo hebreo. Y ahí lo vamos a dejar, porque si continuamos por esa línea, hay muchas cosas, porque Dios ha prometido para el pueblo hebreo algo ahí con relación al Nombre también. Vean, en Zacarías, capítulo 12, verso 11, y capítulo 14 (lean todo el capítulo 12). Y el capítulo 14, verso 9, dice: “Y Jehová será rey sobre toda la tierra. En aquel día Jehová será uno, y uno su nombre.” Y también en Isaías... en Isaías también nos habla acerca del Nombre... Vamos a ver, Miguel, si tienes a la

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mano algo acerca del Nombre. De Isaías hay algo por aquí... vamos a ver dónde es... Tengo por aquí el 63 también... Isaías 59, verso 19, dice: “Y temerán desde el occidente el nombre de Jehová, y desde el nacimiento del sol su gloria; porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él.” O sea, el enemigo es el diablo, que vendrá en el anticristo, en el falso profeta, en la bestia, y traerá una apretura contra la Iglesia de Jesucristo y también contra el pueblo hebreo; pero Dios levantará bandera en contra del enemigo. Y esa bandera que levantará será la manifestación del Angel del Pacto en carne humana en el Día Postrero. Para no explicar mucho les dije así rapidito ese misterio. Y ahora, hay otros lugares. Vamos a ver algún otro lugar que nos hable, Miguel. Isaías 62:2, vamos a ver lo que dice. Vamos a ver desde el 1 hasta el 3, dice: “Por amor de Sion no callaré, y por amor de Jerusalén

no descansaré...” Y nosotros estamos en la edad ¿de qué? Del Amor Divino. Por lo tanto, en la manifestación de Cristo en el Día Postrero en Su Angel Mensajero, no habrá descanso por amor ¿a quién? A Sión y a Jerusalén, por amor a la Iglesia de Jesucristo y al pueblo hebreo. Sión representa la Iglesia de Jesucristo y Jerusalén representa al pueblo hebreo. “...Hasta que salga como resplandor su justicia, y su salvación se encienda como una antorcha.” ¿Y esto es para qué? Para romper las tinieblas de ignorancia de la Iglesia y del pueblo hebreo; para llenar del conocimiento de la Gloria de Jehová tanto a los hijos de Dios de entre los gentiles como al pueblo hebreo. Ahora, sigue diciendo:

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“Entonces verán las gentes tu justicia, y todos los reyes tu gloria; y te será puesto un nombre nuevo, que la boca de Jehová nombrará.” Un Nombre Nuevo. Vean, esto del Nombre Nuevo no es solamente del libro del Apocalipsis, sino que viene desde el Antiguo Testamento, donde Dios fue mostrando, por medio de cambiarle el nombre a Abram y también el nombre a Jacob por Israel; y así por el estilo cambiarle el nombre, por ejemplo, a Simón por Pedro, y a Saulo por Pablo. Vean ustedes, esto viene en una línea de pensamiento divino desde el Antiguo Testamento; o sea, que no es algo que viene de ahora, o que viene de este tiempo final, sino que viene ya de mucho tiempo atrás. En el capítulo 44, verso 5 de Isaías, dice: “Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel.” Ahora vean ustedes cómo viene todo esto desde el Antiguo Testamento. El 41:4 vamos a ver lo que dice por aquí: “¿Quién hizo y realizó esto? ¿Quién llama las generaciones desde el principio? Yo Jehová, el primero, y yo mismo con los postreros.” Pero aquí no nos habla del Nombre... Ah, pero aquí hay algo muy importante, en el 41, que había marcado; verso 27, dice:

“Yo soy el primero que he enseñado estas cosas a Sion, y a Jerusalén daré un mensajero de alegres nuevas.” Y ahora, el verso 10 del capítulo 42, dice... verso 9 en adelante, dice: “He aquí se cumplieron las cosas primeras, y yo anuncio cosas nuevas; antes que salgan a luz, yo os las

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haré notorias. Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin (¿desde dónde?) ...desde el fin de la tierra (y el comienzo es el Este, y el fin el Oeste).” El nuevo cántico ¿desde dónde? “Cantad a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra.” Porque el nuevo cántico sale ¿desde dónde, primero? Del fin de la Tierra, que es el Oeste, donde se encuentra la América Latina y el Caribe. O sea, de la América Latina y el Caribe es de donde sale este nuevo cántico de un nuevo Mensaje dispensacional revelando los misterios de Dios correspondientes a este tiempo final. Vamos a ver algo más... Miguel tiene por ahí para... O sea, que el Nombre de la Ciudad... Eso es Ezequiel 48, el verso 35, dice: “En derredor tendrá dieciocho mil cañas. Y el nombre de la ciudad desde aquel día será Jehová-sama.” Vamos a ver... Jehová-Sama, ¿saben lo que significa? Jehová está presente o Jehová presente. Y Jehová, que es el mismo Angel de Jehová, porque es el mismo Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el cual es llamado el Angel del Pacto o Angel de Jehová, así como estuvo presente en carne humana dos mil años atrás, estará presente en el glorioso Reino Milenial, en carne humana. Y ahí vamos a dejar ya por aquí, ya quietecito todo esto, ya que hay mucho aquí. Miren, el capítulo 52, verso 6, también nos habla algo, dice: “Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre...” Eso es una buena noticia para el pueblo hebreo y para la Iglesia de Jesucristo. Moisés quiso conocer el Nombre de Dios, le preguntó y le fueron dadas 4 consonantes. Moisés

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de seguro escuchó la pronunciación de esas 4 letras, pero miren, el pueblo hebreo no sabe cuál es el Nombre de Dios, o sea, ese Nombre Eterno de Dios no lo sabe pronunciar ni sabe cuál es; solamente fueron dadas esas 4 letras. “Por tanto, mi pueblo sabrá mi nombre por esta causa en aquel día; porque yo mismo que hablo, he aquí estaré presente.” Porque él estará presente, y al estar presente, así como se supo el Nombre de Dios para Redención al estar presente en carne humana, al estar presente en el séptimo milenio se sabrá ese Nombre que El dice que todo Su pueblo lo conocerá. De eso también habla el libro del Apocalipsis, en el capítulo 22, verso 4, donde dice: “...Y verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes.” Todavía si continuamos leyendo, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, miren ustedes, veremos acerca del Nombre. Dice capítulo 14, verso 1, dice: “Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte de Sion, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él y el nombre de su Padre escrito en la frente.” Ahora, ¿ven que a través de toda la Escritura habla del Nombre de Dios y habla de ese Nombre Nuevo y habla de que Su pueblo lo conocerá? Y en aquel Día Jehová será uno y uno Su Nombre (Zacarías, capítulo 14, verso 9). Ahora, todo esto que en la mente de los seres humanos y en el corazón de los seres humanos estaba en tinieblas, con la Luz de Cristo resplandeciendo en el Día Postrero, esas tinieblas de ignorancia en cuanto a estas cosas, esas tinieblas huirán, serán rotas esas barreras de tinieblas, o

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esas tinieblas que son una barrera que no les permiten comprender las cosas, pues Cristo resplandeciendo en el Día Postrero, por medio de Su manifestación en el Día Postrero, resplandecerá y hará huir, desaparecer, las tinieblas de ignorancia que hay acerca de todos estos temas bíblicos correspondientes a este tiempo final, porque este es el tiempo en que todas estas cosas serían entendidas. Estamos en el tiempo más glorioso de todos los tiempos: el tiempo en donde Cristo está rompiendo las barreras de la ignorancia. ¿Y eso lo está haciendo dónde? En la Edad de la Piedra Angular, que corresponde a la América Latina y el Caribe. Y hasta los niños, vean ustedes, están comprendiendo todos estos misterios divinos, los cuales están siendo abiertos en este tiempo final. Y el misterio más grande de todos los misterios, que es el misterio del Séptimo Sello, el misterio de la Segunda Venida de Cristo, es el misterio que para el Día Postrero sería abierto a la Iglesia en la Edad de la Piedra Angular y Dispensación del Reino, en el territorio donde se estuviera cumpliendo esa edad; y esa bendición nos ha caído a nosotros en el territorio latinoamericano y caribeño. Con razón el precursor de la Segunda Venida de Cristo dijo que los Truenos emitieron Sus voces en un idioma desconocido para él, pero conocido ¿para quiénes? Para todos nosotros. Los Truenos, la Voz de Cristo, viene rompiendo las barreras de la ignorancia; así como un avión cuando pasa de la velocidad del sonido, ¿qué hace? Rompe la barrera del sonido y se escuchan explosiones; y así es como se escuchan las explosiones de los Siete Truenos de Apocalipsis, capítulo 10. Es Cristo rompiendo las barreras de la ignorancia, y los Siete Truenos, por consiguiente, emitiendo sus voces.

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Ha sido para mí un privilegio muy grande estar con ustedes dándoles testimonio de Cristo rompiendo las barreras de la ignorancia. También rompe la barrera de edades, pues al romper la barrera pasa de una edad a la Edad Eterna de la Iglesia, que es la Edad de la Piedra Angular; y así como un avión cuando pasa esa barrera del sonido ya va viajando más rápido que el sonido, y cuando ustedes escuchan el sonido por acá, hace rato que él está muy lejos, porque ya él rompió esa barrera del sonido y lo que se escuchan son explosiones; pero el que sabe, comprende que es que rompió la barrera del sonido. Y ahora Cristo rompe las barreras, tanto de las edades, rompe las barreras también dispensacionales, y pasa de una dispensación a una dispensación nueva, la Dispensación del Reino; y pasa de una edad, de la séptima edad de la Iglesia gentil, a la Edad Eterna de la Piedra Angular; y pasa de un pueblo, del pueblo norteamericano, al pueblo latinoamericano y caribeño; va rompiendo barreras, y pasa de un idioma a otro idioma, rompe la barrera del idioma también; y ahora podemos ver cómo Cristo rompe las barreras. Y ahora rompe las barreras de la ignorancia de los seres humanos, allá en el alma y en la mente de los seres humanos. Para poder comprender todas estas cosas que El prometió que sucederían en este tiempo final: “Yo Jesús he enviado mi ángel para daros testimonio

de estas cosas en las iglesias.” Apocalipsis 22, verso 16. Que las bendiciones de Jesucristo, el Angel del Pacto, el Angel de Jehová, el Angel que era diferente a los demás, sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y rompa toda barrera que quede todavía en nosotros, y rompa la barrera terrenal y transforme nuestros cuerpos; rompa la barrera de

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la muerte, y rompa la barrera terrenal de esta dimensión en que estamos y transforme nuestros cuerpos, y vayamos con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero; rompa la barrera que nos aguanta aquí y nos lleve a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero, a la cual hemos sido nosotros invitados. “Bienaventurados los que son llamados a la Cena de las Bodas del Cordero.” (Apocalipsis 19:9). Que las bendiciones de Jesucristo sean sobre todos ustedes y sobre mí también, y pronto todos seamos transformados y llevados a la Casa de nuestro Padre celestial, a la Cena de las Bodas del Cordero. En el Nombre Eterno del Señor Jesucristo. Amén y amén. Muchas gracias por vuestra amable atención, amados amigos y hermanos presentes, y continúen pasando una noche llena de las bendiciones de nuestro amado Señor Jesucristo. Dejo con nosotros nuevamente al Rvdo. Miguel Bermúdez Marín para continuar y finalizar esta noche nuestra parte. Que Dios les bendiga y les guarde a todos. “ROMPIENDO LAS BARRERAS DE LA IGNORANCIA.”