Todo Por Amor 41 - 80
December 27, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Todo por Amor
Todo por Amor Capítulo 41 Ya no te debo nada Victoria se mantuvo en silencio. Por otro lado, a Claudia le palpitó el corazón; fingió estar tranquila, pero no estaba segura de sí podía intimidarla. No sabía mucho de ella, excepto que se tenía en alta estima, así que arriesgarse y abordar la situación desde esa posición. Cuando Victoria no respondió, comenzaron a sudarle las manos debajo de la mesa. - ¿Qué? ¿No estás de acuerdo? -preguntó forzando una sonrisa. -Pareces nerviosa, ¿por qué? -preguntó, mirándola. -No, no estoy nerviosa. Es solo que… -Claudia casi reveló lo que de verdad sentía, pero enseguida se detuvo y continuó-: Bien, tómate tu tiempo para pensar. Tal como Victoria había dicho antes, Claudia realmente quería que tomara una decisión rápida, pero Victoria se quedó absorta en sus pensamientos. La verdad era que más allá de si firmaba el contrato o no, no le importaba mucho; incluso aunque no lo firmara, todo lo que detallaba, a excepción de la primera condición de ir al extranjero y no regresar por cinco años, era algo que quería hacer. En cuanto a la primera condición, no había decidido a dónde se instalaría, pero sin duda que sería lejos de Alejandro. - ¿Qué piensas? —Si bien le había pedido que se tomara su tiempo, Claudia había estado esperando por un momento y no pudo evitar preguntar. Victoria no sabía si lo hacía de forma deliberada, pero no pudo evitar decir: -Pensé que no estabas nerviosa. ¿Por qué tienes tanta prisa? ¿Hay algún error en el contrato? Claudia estaba estupefacta, pero hizo el mayor esfuerzo para sonreír antes de que Victoria firmara el contrato. -Bueno, entonces tómate tu tiempo para revisarlo. En efecto, te he estado apresurando, lo siento. Victoria le echó un vistazo y se tranquilizó. -Bueno, siempre y cuando respetemos las condiciones del contrato, ¿no nos deberíamos nada? -preguntó. -Si-respondió, asintiendo de inmediato. -Bueno -dijo. -Entonces, fírmalo -dijo dándole un bolígrafo, tras escucharla. Victoria miró el bolígrafo por un momento antes de tomarlo, pero en vez de firmar, jugó con él; lo dio vuelva entre los dedos en varias direcciones.
Todo por Amor Al verla, Claudia se ponía cada más nerviosa hasta que la otra mujer al final sonrió y dijo: -No firmare este contrato. En ese momento, Claudia abrió grande los ojos. - ¿A qué te refieres? ¿No lo firmarás? Victoria dejó el bolígrafo con un golpe sobre la mesa y se reclinó de forma tranquila. —No, no firmaré esta clase de contrato privado. Sin protección legal y sin un abogado a su lado, no podía firmar un contrato ambiguo. ¿Le debía un favor? Sí, pero eso no quería decir que se vendería para saldar la deuda. Claudia estaba visiblemente molesta. - ¿Qué haces? ¿Estás tratando de engañarme? -No -respondió de forma seria mientras sacudía la cabeza. -Si bien no firmaré el contrato, cumpliré todos los requisitos que mencionaste antes. -Hizo una pausa y continuó de forma lenta. – Si no hiciste este contrato para engañarme, entonces no debería importar si lo firmo o no. Claudia reprimió el enojo, pero la sonrisa no era para nada agradable. -Victoria, ¿estás pensando de más? ¿Cómo te voy a engañar? Si así lo quisiera, no te habría ayudado en primer lugar. No me malinterpretes, ¿sí? —Ah, ¿sí? Entonces, ¿de qué tienes miedo? -preguntó, sonriendo. Claudia no entendía lo que le quería decir. - ¿Miedo de qué? -Eres su salvadora, ¿no? No debes tener confianza en ti misma si me pides que firme el contrato. Tras escucharla, se reflejó furia en los ojos de Claudia. Cuando la escuchó mencionar el asunto, se sintió miserable y con miedo de que Victoria rememorara esos recuerdos de forma repentina. Claudia no sabía si era porque reprimía el enojo, pero su rostro hermoso tenía una expresión de enfado. -Si no insistieras en quedarte con este bebé, ¿necesitaría redactar este contrato? -Después de hablar, enseguida retomó la actitud amable y le dijo-: Solo confía en mí. No te engañaré. Victoria no se imaginó ver un cambio tan radical de actitud. No había sido testigo de ello y no pudo evitar maravillarse ante la habilidad de Claudia de cambiar en un instante.
Todo por Amor Entonces también confía en mí; incluso aunque no firme el contrato, aun así, haré todo lo que mencionaste -dijo, frunciendo los labios tras pensar en eso - ¡Tú! -Claudia no se imaginó que estaría tan segura de no firmar-. -Si no firmas, ¿cómo sé no cambiarás de parecer? -Incluso aunque lo firmara, ¿cómo sabes que no cambiaré de opinión? Si de verdad quisiera hacer algo, ¿realmente crees que una pequeña cifra por incumplimiento me detendrá? Claudia se quedó mirándola - ¿Qué quieres con exactitud? No quisiste abortar y estuve de acuerdo. ¿No puedes simplemente firmar para dejarme tranquila? Victoria frunció el ceño. -Señorita Juárez, espero que entiendas algo. Lo que suceda con el bebé es mi decisión, no la tuya. Para ser directa, Alejandro y yo estamos legalmente casados y los demás no tienen derecho a interferir. En cuanto a ti… Claudia empalideció, - ¿Qué quieres? -No quiero nada, es solo una cuestión de buena voluntad. Cumpliré con todos los requerimientos que mencionaste-dijo de forma seria. -Eso no es suficiente, ya que no confió en ti. ¿Cómo sé que no cambiarás de opinión más adelante? -Bueno, no hay nada que pueda hacer. -Victoria se encogió de hombros; lucía indiferente-. Si no puedes confiar en mí, entonces no deberías haberme ayudado en primer lugar o pedirme algún favor, ¿no? Después de escucharla, Claudia al final se tranquilizó un poco. En un principio, había pensado que Victoria sería fácil de engañar. Todo lo que tenía que hacer era establecer condiciones imposibles y después de que se rehusara, le daría el contrato, Cuando llegara el momento, lo firmaría cuando bajara la guardia. ¿Quién se imaginaria que Victoria estaría tan en alerta? . Apretó los dientes y la miró. - ¿De verdad puedes mantener la promesa? Victoria sonrió. Es un asunto simple. Si no pudiera hacerlo, no habría venido hoy. Y si ya he tomado la decisión, ¿por qué gastaría mi tiempo sentándome aquí contigo? Bueno, eso fue lo que dijiste.
Todo por Amor No había otra forma, ya que se rehusaba a firmar el contrato y ella no podía obligarla a hacerlo. Tenía que evitar a toda costa que Victoria hablara tonterías frente a Alejandro. Esa conversación debería ser útil para impedirlo. -Espero que siempre puedas cumplir la promesa y colaboremos de buena manera -dijo, sonriendo de nuevo después de estirar el brazo para estrecharle la mano. Victoria se quedó mirando la mano, pero no se movió. -De ahora en adelante, no te deberé ningún favor-dijo de forma serena.
Capítulo 42 Peligro Después de hablar, Victoria no pudo molestarse en perder más tiempo con ella, así que empacó sus pertenencias y enseguida se fue de la cafetería. Sin embargo, no se dio cuenta de que después de que se fue, Carlos, se sentó frente a Claudia y comenzó a preguntarle por ella. Después de salir, Victoria no se fue a casa y, en cambio, se puso de pie al costado de la calle, mirando a los autos pasar; sentía un gran alivio. No pudo evitar llamar a su padre, Antonio, para compartir la noticia de que había devuelto el favor, pero el teléfono sonó durante mucho tiempo y no contestó nadie. Le echó un vistazo a la hora y supuso que era probable que su padre estuviera ocupado con el trabajo, así que no volvió a llamarlo. Durante el resto del día, Victoria continuó acompañando a Griselda en el asilo. Como había hablado con Claudia por mucho tiempo, se demoró y llegó un poco tarde. -Señora Calire, ha llegado más de media hora tarde. La gran señora Calire la ha estado esperando durante mucho tiempo le dijo el cuidador cuando llegó. Tras escucharlo, Victoria se sintió un poco culpable. -Tenía que hacer algo de camino y me demoré. -Entonces entre rápido. -Bueno. Victoria aceleró los pasos y enseguida llegó a la habitación. Era probable que todos los cuidadores se hubieran ido al mismo tiempo y solo estaba Griselda en la habitación. Cuando Victoria estaba por entrar, de repente se detuvo, ya que vio que Griselda sostenía una foto y la miraba, aturdida. Si bien solo podía verle el perfil a la distancia, podía percibir una gran pena por parte de la mujer. -Abuela le dijo en voz baja y entró. Tras escucharla, Griselda recobró los sentidos y la miró, cambiando de expresión. -Victoria, llegaste.
Todo por Amor -Lo siento, abuela. Me topé con un problema en el camino y acabo de llegar. ¿Me esperaste mucho tiempo? La próxima vez si me vuelvo a demorar, me aseguraré de llamar-se disculpó, acercándose. -Tonta, solo fue un momento. ¿Cuánto tiempo pude haber esperado? Además, no hay nada que hacer en el asilo, así que no importa si espero mucho o poco tiempo. -No, eso no. Victoria sacudió la cabeza, se agachó y apoyó la cabeza en la pierna de la mujer antes de decir en voz baja-: Quiero informarte para que al menos mientras me esperas, sepas que estoy de camino a verte. -Pequeña… La voz gentil de Victoria la tranquilizó, estiró la mano para acomodarle el cabello y preguntó-: Entonces, ¿por qué no me cuentas lo que te sucedió de camino aquí? -Son asuntos de trabajo y es muy aburrido. Abuela, no hay mucho para decir. ¿Qué te parece si en cambio me cuentas una historia? -preguntó sonriendo tras hacer una pausa. Luego, tocó la foto en la mano de Griselda y dijo: Por ejemplo, la historia de esta foto. La mujer vaciló por un momento antes tocarle la frente de forma gentil. -Pequeña astuta. -Mmm-murmuró Victoria apoyando la cabeza en ella-. Quiero escuchar la historia, abuela. Bueno, te la contare. Al mediodía, Victoria recibió un mensaje de Alejandro preguntándole donde estaba. -En el asilo-, respondió brevemente. Poco después de que envió el mensaje, Alejandro respondió: «Iré a almorzar». Ella se sorprendió y preguntó: «¿No estás ocupado en la compañía?». -Si, todavía estoy en una reunión. Me tomaré tiempo para ir, respondió. La mujer no dijo nada y solo aceptó. No tenía nada para comentar en relación con que él se tomara tiempo del trabajo para ir al asilo a ver a su abuela. La reunión al final terminó. Después de experimentar la mordacidad de Alejandro durante varias horas, todos los altos ejecutivos en la sala de conferencias salieron pálidos, mirándose de forma apenada. Luego, sacudieron la cabeza, suspiraron y se fueron avergonzados. Alejandro se acomodó la corbata y miró el reloj; ya era hora, así que, si se iba al asilo en ese momento, llegaría a tiempo. Salió de la sala de conferencias de forma impasible. De repente, una mujer hermosa con un vestido blanco acomodándose el cabello caminó hacia él. -Ale.
Todo por Amor La voz de la mujer era suave y clara, lo que hizo que los altos ejecutivos la miraran. Alejandro hizo una pausa y vio que Claudia sostenía un contenedor de comida mientras caminaba hacia él. Dejó de estar tan serio al verla y caminó hacia ella. - ¿Qué estás haciendo aquí? Como los demás ejecutivos estaban allí, Claudia lucía un poco tímida y le dijo en voz baja: -Has estado ocupado en el trabajo en el último tiempo y no creo que hayas estado comiendo de forma adecuada, así que te prepararé un poco de comida que te gusta. Las personas a su alrededor no pudieron evitar suspirar con envidia y Claudia se ruborizó; lucía un poco avergonzada y agachó la cabeza. Las personas a su alrededor no hicieron nada más que observar lo que sucedía. -Señor Calire, es muy afortunado. -Si, todos envidiamos al señor Calire por tener tan buena fortuna. Trataban de halagarlo, pero no se imaginaron que no le gustaban las bromas sobre él y Claudia. De hecho, los miró de forma severa y penetrante. - ¿No tienen nada mejor que hacer? ¿O su desempeño de antes no les dio suficiente vergüenza? ¿Quieren tener otra reunión después de esto? Las personas alrededor de ellos enseguida se sintieron intimidados y no se atrevieron a hablar. En solo un momento, todos se fueron en silencio. Claudia, quien estaba de pie frente a Alejandro se sorprendió al ver que se enojaba y lo miró, sorprendida. «¿Por qué de repente se enojó? No dijeron nada malo, ¿no? Pero parece que no le gusta cuando las personas bromean sobre él y yo. Más importante aún, Claudia sentía que la habían humillado frente a ejecutivos de la compañía. Pensaba que era especial, así que se atrevió a esperarlo en esa oportunidad. También tenía pensado imponer su dominancia frente a sus colegas al hacerlo. De hecho, quería que todos supieran que ella era quien sería la jefa de la compañía, no Victoria. No obstante, no se imaginó que Alejandro se enojaría. ¿Qué te sucede, Ale? Tras escucharla, el hombre hizo una pausa y recobró los sentidos, un poco aturdido. No sabía por qué de repente había perdido el temperamento de esa forma. En ese momento, estaba muy molesto. -Nada, ¿por qué viniste hoy? -preguntó con los labios fruncidos. Claudia estaba estupefacta. Le había dicho, pero él se había olvidado, así que no tuvo opción más que repetir de forma incómoda lo que acababa de decir. Sin embargo, Alejandro parecía distraído.
Todo por Amor Claudia, gracias por tomarte la molestia, pero tengo algo que hacer y me tengo que ir —dijo al final, frunciendo el ceño. Luego, añadió girándose hacia su asistente-: Haré que alguien te lleve.
Capítulo 43 No soy una extraña - ¿Q-qué? Claudia no podía creer lo que estaba escuchando y no quería irse en absoluto. Ella esperaba que, después de almorzar, pudiera mostrarle el dedo lastimado en su oficina, así él se conmovería y se preocuparía por ella y ambos podrían quedarse en el lugar solos para tener privacidad. No obstante, parecía que eso no iba a ocurrir. La mujer intentó disimular lo decepcionada que estaba. -Ale, ¿a dónde irás? Si no vas a demorarte, puedo esperarte en la oficina -comentó avergonzada. -Lo siento, Claudia, pero voy a tardar. Deberías irte. -Yo… -Señorita Juárez, por aquí, por favor -dijo el asistente que se acercó a ella. Claudia no quería retirarse aún y se mordió el labio mientras observaba al hombre con los ojos enrojecidos. ¿Qué sucede? ¿Por qué es tan indiferente conmigo incluso aunque me comporte de este modo?». No obstante, Alejandro no notó que tenía los ojos llenos de lágrimas y se marchó de inmediato, como si tuviera un asunto urgente que atender. La mujer se mantuvo de pie en el lugar mientras lo veía desaparecer. -Señorita Juárez, ¿podemos retirarnos? Claudia miró al asistente de Alejandro, que estaba serio y le hablaba de manera apática; sentía que no le agradaba y en verdad era así. El asistente no la estimaba porque todos en la compañía sabían que estaba casado con Victoria. Como fue de ese modo a la sala de reuniones con una vianda, era evidente cuáles eran sus intenciones. Como estaba desde hacía tiempo con la señora Selva, el asistente sabía que era una mujer capaz y amable; por ese motivo, era tan molesto ver a Claudia comportarse de ese modo. Aunque el asistente estaba molesto, no dijo nada ya que él solo debía ayudar a Alejandro con su trabajo. Sin embargo, Claudia se negó a retirarse en ese momento porque se había esforzado mucho al cocinar y se lastimó un dedo. Si se marchaba, ¿cuál era el objetivo? La herida se iba a curar con rapidez y no serviría de nada agravarla para retrasar la cura y poder mostrársela a Alejandro. No podía perder esa oportunidad.
Todo por Amor - ¿A dónde ha ido Alejandro? -preguntó sonriendo al asistente-. ¿Regresará esta tarde? Si es así, ¿puedo esperarlo en su oficina? -No estoy al tanto de la agenda del señor Calire-contestó inexpresivo y de manera poco amigable. En cuanto a lo que sugiere, lo lamento, señorita Juárez, pero no será posible. No pueden ingresar extraños a su oficina cuando el señor Calire no está. -No soy una extraña-comentó entre dientes; no podía contener la ira. -No estoy seguro-concluyó. -Este asistente es muy molesto. Lo primero que haré cuando me convierta en la esposa del jefe de Grupo Calire será reemplazarlo; es un imbécil-. La mujer lo maldijo en su mente, pero se mostró tranquila y mantuvo la compostura. -De acuerdo, entonces, ¿podría llevarme? Por cierto, le preparé este almuerzo con gran esmero; ya que Ale no ha podido comerlo, puede quedárselo. Aunque detestaba al asistente, él trabajaba para Alejandro en ese entonces, así que debía. contenerse. Era mejor agradarle y tenerlo de su lado; no obstante, el joven retrocedió un paso y sacudió la cabeza. -Señorita Juárez, no puedo aceptarlo porque estaré en deuda con usted. Claudia estaba tan molesta que casi estalla de ira, pero, a fin de cuentas, el asistente la llevó a su casa. Cuando Alejandro llegó al asilo, ya casi era el momento y se relajó al ver a Victoria y a Griselda recostadas, una apoyada sobre la otra. Cuando la señora escuchó un ruido, lo miró y le hizo un gesto para que hiciera silencio; solo en ese momento, el hombre notó que Victoria estaba dormida apoyada en la pierna de la anciana. Como las piernas de Griselda eran débiles, Alejandro se acercó, se agachó con cuidado, la alzó y la acostó en la cama de al lado; dormía tan profundamente que ni siquiera se despertó cuando él la movió. De manera inconsciente, se restregó el rostro con la almohada suave y continuó durmiendo al mismo tiempo que abrazaba la manta. Al verla, el hombre no pudo evitar acariciarle con ternura la mejilla; ella lucía adorable cuando dormía y su piel era tan suave y delicada, que él no pudo evitar continuar acariciándola. -Intentas despertarla? -preguntó la señora en voz baja justo cuando él iba a volver a tocarla. No, abuela-contestó avergonzado; se aclaró la garganta y ya no la acarició. Griselda le pidió a Alejandro que la sacara en su silla de ruedas. -Me pidió que le contara una historia, se quedó dormida y ni siquiera llegué a la mitad – comentó en cuanto salieron del lugar. No sé si es porque soy muy mala haciéndolo o porque no ha descansado lo suficiente estos días.
Todo por Amor -Quizás no ha dormido bien porque tiene ojeras. Cuando le acarició la mejilla, notó lo cansada que lucía y la piel pálida resaltaba las ojeras. - ¿Qué sucede? ¿Por qué no ha descansado bien? ¿La has estado molestando? - ¿Molestarla? -dijo confundido-. No me atrevería; además, desde niños siempre ha sido ella la que me intimida a mí. - ¡ja! Eres un hombre, así que qué importa si te ha molestado. Incluso te comportas como si fueras la víctima. -No, no es cierto, solo digo la verdad. -De todos modos, no puedes intimidarla porque la aprecio demasiado. Aunque no sea mi nieta de sangre, la quiero como si en verdad lo fuera. Alejandro no dijo nada, ya que todos sabían que en verdad era así. -Mmm. Victoria no sabía cuánto tiempo había dormido, pero estaba exhausta y la cama era muy cómoda; cuando despertó, se estiró con pereza antes de incluso abrir los ojos. Cuando se despabiló, se encontró con Alejandro, que la miraba sonriendo. - ¿Despertaste? - ¿Alejandro?». Victoria se sorprendió al verlo sentado en el borde de la cama; cuando miró a su alrededor, se dio cuenta de que era la habitación de la anciana. - ¿Dónde está la abuela? -preguntó al mismo tiempo que se tocaba la frente porque estaba molesta con ella misma. ¿Cómo voy a dormirme? -La abuela está en un control con su doctor-explicó mientras la observaba-. ¿Cómo vas a dormirte mientras ella te contaba una historia? Nadie hace eso, excepto tú.
Capítulo 44 Ese tono de voz sarcástico La historia. Victoria comenzó a recordar que Griselda le estaba contando sobre su juventud y como se divertía cuando, de repente comenzó a sentir sueño. No quería interrumpirla, así que hizo un gran esfuerzo por mantenerse despierta y continuar escuchando, pero ni siquiera se dio cuenta de cuando se quedó dormida y se sentía mal por ello. -No quería dormirme ¿Crees que la abuela estará enojada conmigo? Ella te quiere demasiado, así ¿qué crees? Alejandro le conto que Griselda no permitió que él la despertara cuando llegó y ella bajó la mirada mientras se reía en voz baja.
Todo por Amor Como acababa de despertarse, lucia aún más ingenua y desorientada; al verla, él le acarició la frente. - ¿En qué has estado pensando todo el día? Ella se puso tensa; quizás estuvo un poco desorientada en cuanto se despertó, pero ya podía pensar con claridad. Se masajeó la frente mientras lo observaba desconcertada. En algunas situaciones, Alejandro la confundía y ella pensaba que quizás había comenzado a quererla un poco luego de estar juntos un tiempo. Esa ilusión la tuvo durante los últimos dos años, pero desaparecía en cuanto volvía a la realidad. Sin embargo, con el paso del tiempo, ambos comenzaron a conectarse y ella empezó a creer que en verdad estarían juntos por siempre. Por eso, se desilusionó tanto al ver cómo era en realidad la situación. En cuanto Claudia regresó, se convirtió en la prioridad de Alejandro. La mirada de la joven se tornó sombría al mismo tiempo que bajaba la mano sin decir nada y él dejaba de sonreír. Aunque ella no habló, él notó que en ese momento era mucho más apática. - ¿Qué sucede? -Nada-respondió y sacudió la mano-. Solo estoy un poco dormida aún. Intentó levantarse de la cama y, al verla, él le dio la mano para ayudarla, pero en cuanto la extendió, ella se alejó. Ambos se quedaron perplejos. -A esto te refieres con dejar de pelear? -Lo lamento, no volveré a hacerlo. La joven se dio cuenta de la mirada apática de Alejandro y cómo la observaba; se sentó sin su ayuda y, aunque se disculpó, el ambiente se tornó tenso por la manera en la que lo esquivó. Ella miró lo disgustado que él estaba y suspiro. La situación iba a tornarse peor si ambos debían permanecer allí y esperar a que Griselda terminara con su revisión. -No debería haberlo hecho, pero, de todos modos, la abuela regresará pronto, ¿no? ¿Por qué no te marchas tú primero? -sugirió. - ¿Qué dijiste? -preguntó de manera apática. -No te estoy echando de este lugar, pero ¿quieres que la abuela te vea así? Aún debes trabajar hasta tarde; yo le explicaré. La habitación quedó en silencio y Victoria bajó la cabeza sin decir nada más. Luego, Alejandro se retiró. Estaba muy molesto, pero, aun así, se contuvo y no golpeó la puerta al salir. Victoria respiro profundo e intentó mantener la compostura. Parece que será muy difícil soportar esta relación luego de lo ocurrido. Solo debo hacerlo algunos días más; después,
Todo por Amor todo estará bien-. Victoria esperaba que, cuando llegara el momento, Griselda aceptara la noticia con calma. Cuando la anciana regresó y preguntó por Alejandro, la joven le dijo que se fue a la oficina y Griselda asintió. -Creo que ni siquiera habría venido si tú no estuvieras aquí. Victoria estaba estupefacta. «¿Eso es cierto? ¿El vino porque yo estoy aquí?». No obstante, negó de inmediato esa idea, ya que no era importante de todos modos. Aun así, ellos iban a divorciarse, por lo que no tenía sentido pensar en esos asuntos que no iban a cambiar la decisión final. Alejandro regresó a la oficina con una expresión sombría. Continuaba molesto y, en cuanto ingresó, arrojó su abrigo al sofá. Su asistente, que lo había seguido todo el camino, se asustó; pensó en retirarse, pero tuvo un recuerdo y se quedó allí. Alejandro tardó un momento en calmarse; cuando se volteó, vio a su asistente de pie en la oficina. - ¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó. El joven se asustó y dejó la vianda sobre la mesa. - ¿Qué es eso? El hombre estaba muy cansado. -Es el almuerzo que la señorita Juárez preparó con esmero para usted, señor Calire. Cuando la dejé en su casa, lo dejó en el auto cuando no estaba prestando atención y me pidió que se lo trajera. El asistente se molestó al recordar esa escena; estaba a punto de retirarse luego de dejarla, cuando ella se la entregó y le pidió ese favor. No supo qué hacer porque él ya la había rechazado una vez; supuso que no podía tirarlo a la basura, así que lo llevó de regreso a la oficina. - «¿Preparó con esmero?». Alejandro había estado tan ocupado que no pudo almorzar; pensó que, al llegar al asilo, iba a hacerlo con Griselda, así que por eso no había comido con Victoria cuando despertó, pero no esperaba que ella lo echara del lugar. En otras palabras, no almorzó y estaba tan enojado que una comida preparada con cariño no iba a calmarlo. Aunque fuera uno de los mejores chefs del mundo a cocinarle, no iba a comer porque estaba muy molesto. -Ya comí; puedes quedártelo -dijo de manera apática. -Ah. -El asistente sacudió la cabeza-. Mejor no, señor Calire. La señorita Juárez me dijo que lo preparó especialmente para usted; no me atrevería a comerlo,
Todo por Amor Alejandro no esperaba que le respondiera eso y miró a su asistente con el ceño fruncido. - ¿Quién dijo que podías hablarme de esa manera sarcástica? El hombre fue tan poco amigable que el joven se acobardó. -Vete de aquí. Frunció los labios y salió de la oficina. Alejandro se sacó la corbata y la arrojó al sofá; luego se sentó y suspiró. «Qué gran día», pensó con sarcasmo. No solo Victoria lo había despreciado, sino que su asistente comenzaba a faltarle el respeto. Inesperadamente, el joven golpeó la puerta a tan solo unos minutos de haberse retirado. - ¿Y ahora qué? -preguntó de manera poco amigable. -Vino un repartidor y nos entregó esto-explicó con una bolsa de comida en la mano-. Dijo la señorita Selva ordenó este almuerzo para usted.
Capítulo 45 Eres muy bueno conmigo - ¿No tienes trabajo por hacer que de repente te transformaste en repartidor? ¿Quieres cambiar de…? -Alejandro se detuvo cuando se dio cuenta del nombre que había dicho el joven-. ¿Quién dijiste que lo envió? ¿La señorita Selva? -Así es; eso fue lo que me dijo el repartidor-asintió confundido. Alejandro también estaba consternado y, en ese momento, su teléfono vibró porque le llegó un mensaje de Victoria: -La abuela dijo que no habías almorzado, así que compré en un restaurante y pedí que te lo lleven. Acaban de decirme que ya te lo enviaron; «¿lo recibiste?». Aunque el hombre se alegró al leer el mensaje, estaba un poco perplejo. - ¿Acaso no estaba intentando evitarme a toda costa? ¿Por qué de repente estás tan preocupada por mí? -murmuró. Luego, miró a su asistente y dijo: Tráelo. El joven dejó la bolsa en la mesa justo al lado del almuerzo preparado por Claudia, lo cual resultaba un poco molesto. -Dijo que iba a darme el almuerzo que preparó la señorita Juárez, ¿no, señor Calire? -preguntó el asistente. -Mmm-murmuró Alejandro. -Pero, como yo ya he comido, ¿puedo entregárselo a otro en la oficina? No es apropiado desperdiciar la comida. El hombre frunció el ceño y el asistente pensó que no iba a permitírselo porque lucía molesto. -Ya te di la vianda y puedes hacer con ella lo que quieras. ¿Necesitas que yo apruebe un asunto tan irrelevante?
Todo por Amor -Entiendo. El asistente agarró la vianda con rapidez para evitar que su jefe fuera a arrepentirse. Claudia regresó cuando era casi la hora de salir de Alejandro. Luego de ir a su casa, pensó en lo ocurrido y no pudo relajarse. -Era el mediodía y debería haber almorzado. ¿Por qué se fue? Y lo más importante es por qué me ignoró. ¿Acaso no está en deuda conmigo? ¿No soy la persona más importante en el mundo para él? Ni siquiera me dijo a dónde iba-. Claudia estaba muy alterada. Cuando caminó por el área de los asistentes, ella vio al de Alejandro y a los demás empleados atareados, así que ingresó. -Señor Leiva. Pedro Leiva era el nombre del asistente; cuando levantó la mirada y vio a Claudia, se molestó un poco. - ¿Por qué está aquí de nuevo? -. No obstante, se puso de pie y le saludo de manera apática. -Hola, señorita Juárez. -Hola; lamento molestarlo, pero ¿Alejandro regresó? Hizo un gran esfuerzo por causarle una buena impresión porque quería que Pedro la defendiera y que hablara bien de ella con Alejandro. -El señor Calire regresó al mediodía. - ¿Qué? -pronunció atónita. - ¿Por qué no me avisó que regresó?». Se sentía avergonzada y se rio incómoda. -Iré a verlo, entonces comentó y se volteó para marcharse. -Espere, señorita Juárez. -Pedro sacó la vianda que tenía debajo de su escritorio y se acercó a ella-. Usted me pidió que le entregara esto al señor Calire. Claudia forzó una sonrisa y la agarró. -Como regresó al medio día, ¿la comió? ¿Le comentó cómo estaba la comida? Pedro tenía una expresión extraña. -El señor Calire dijo que ya había almorzado, señorita Juárez, así que me la entregó a mí. No era apropiado que la comiera, así que la compartí con los demás en la oficina. -El hombre hizo una pausa y continuó luego de un momento-: Todos dijeron que estaba deliciosa. -Qué… La mujer ya no podía continuar sonriendo al escucharlo; en principio, quería dársela a Pedro porque pensó que, como Alejandro no iba a regresar a almorzar, podía sobornarlo de ese
Todo por Amor modo. Nunca imaginó que él regresaría tan pronto. «Pero no solo no comió lo que le preparé, sino que incluso se la dio a su asistente y a los demás empleados». Se sentía desahuciada. -Señorita Juárez, ¿se encuentra bien? La mujer salió de su ensimismamiento y sonrió. -Estoy bien; iré a ver a Ale. -De acuerdo. Pedro dejó de sonreír en cuanto ella desapareció. ¡Toc, toc! -Adelante. Escuchó la voz apática e indiferente del hombre; Claudia abrió la puerta, ingresó y vio a Alejandro, que estaba serio y sentado en su escritorio. El hombre lucia muy atractivo cuando estaba concentrado trabajando; tenía las mangas de la camisa negra un poco arremangadas, se había sacado la corbata y tenía dos botones desprendidos, por lo que podían observarle el cuello. Los ojos oscuros con los que miraba la computadora parecían más penetrantes que de costumbre. Claudia sabía que él siempre lucia atractivo, sin importar cómo estuviera vestido o qué estuviera haciendo. Cada parte del rostro, incluso la mandíbula, era hermosa; tenía el rostro perfecto y un cuerpo esbelto, lo que hacía que luciera hermoso por completo y que pareciera de la elite. Solo un hombre como él podía estar con ella. Claudia estuvo sumisa en sus pensamientos hasta que Alejandro la miró con el ceño fruncido; en ese momento, se acercó a él. - ¿Claudia? -El hombre parecía molesto y, al verla, intentó ser un poco más amable-. ¿Por qué has venido? El aura apática e indiferente de Alejandro se disipó y Claudia le sonrió. -Noté que estabas atareado al mediodía, así que me preocupé y quería saber cómo estabas antes de que te fueras del trabajo. ¿Cómo ha estado tu día? ¿Ha habido algún problema? La mirada del hombre se tornó sombría al recordar lo que había ocurrido más temprano y le habló de manera muy poco amigable. -Todo está bien. La próxima vez, no necesitas venir a verme; puedes llamarme. La mujer se angustió y bajó la mirada; lucía desanimada. —Ale, ¿te causé algún problema por venir a tu oficina?
Todo por Amor Cuando él notó que estaba decepcionada, recordó la valentía con la que saltó al río para salvarlo. Como resultado, ella se lastimó, perdió la consciencia y puso en riesgo su vida; por eso, fue amable -Puedes venir cuando quieras. ¿Por qué eso sería un problema? Al escuchar que él ya no era indiferente, la mujer levantó la mirada. - ¿Estás seguro? ¿No te molesta que venga aquí? - ¿A qué te refieres? ¿Por qué me molestaría? -Ella era la persona que le salvó la vida-. De ahora en más, puedes venir cuando quieras. Como Claudia obtuvo la respuesta que esperaba, dejó de fingir y se acercó para agarrarle la mano. -Eres muy bueno conmigo. -Habría muerto en ese rio si no me hubieras salvado, así que puedes pedirme lo que quieras. Siempre y cuando esté a mi alcance, te ayudaré.
Capítulo 46 Atenta y considerada -Siempre y cuando esté dentro de su capacidad…”, Claudia casi expresó su pedido, pero logró contenerse. -No puedo mencionarlo ahora. Debo mantener la calma. Por lo tanto, le preguntó sobre Griselda. -No tuve la oportunidad de visitarla desde que regresé. Quiero visitarla dentro de unos días. ¿Está bien? Alejandro frunció el ceño y rechazó la idea. -Espera un poco más. Me preocupa que pueda afectar el estado de la abuela. La sonrisa de Claudia se desvaneció, puesto que la situación seguía siendo la misma. Por alguna razón, Griselda no parecía tenerle cariño. No obstante, dado que había salvado a Alejandro, la anciana la trataba con cortesía, pero eso era todo. Griselda era agradable y educada con ella solo por el hecho de que fue quien salvó a Alejandro. Aun así, trataba a Victoria como si fuera su propia nieta y eso era algo que Claudia no podía aceptar. Al final, la mujer asintió con amabilidad. -De acuerdo. Haré lo que digas. De todos modos, no pasaría mucho tiempo; solo necesitaba ser paciente. Victoria regresó a la oficina después de su descanso. Se había tomado las vacaciones en un apuro, así que a pesar de que hizo lo mejor que pudo para traspasar su trabajo antes de irse,
Todo por Amor la personal que la reemplazó no era lo bastante hábil para encargarse de todo. Cuando regresó, se dio cuenta de que había varios asuntos que había pasado por alto. Por lo tanto, estaba inundada de trabajo en cuanto regresó a la oficina; una gran pila de trabajo la esperaba. Solo al mediodía tuvo tiempo, para tomarse un descanso. A lo largo de la mañana, Jazmín entró unas cuantas veces para llevarle algunas bebidas. Al principio, la joven le llevó café y Victoria solo bebió un sorbo distraídamente, pero, en el momento que la amargura le tocó la lengua, recordó algo y volvió a dejar la taza sin seguir bebiendo. Cuando Jazmín volvió a entrar, vio que no había bebido el café y se había enfriado. -Le traeré otra taza de café, señorita Victoria -dijo la joven. -Jazmín, de ahora en más, tráeme agua en lugar de café-comentó Victoria tras levantar la mirada. - ¿Cómo? -Pensó que había escuchado mal-. ¿Y ya no bebe café? -Así es. Ya no bebo café. Jazmín era habladora y, cuando escuchó la respuesta de su jefa, preguntó: -Pero ¿por qué? El agua no la ayudará a mantenerse alerta. Victoria no respondió: somo la miró sonriendo. La muchacha se dio cuenta de que era entrometida, así que se rascó la cabeza con incomodidad. -Lo siento, señorita Victoria. De ahora en adelante, le traeré agua. -Gracias. Victoria volvió a sumergirse en el trabajo. Al pensarlo mejor, supo que no podía beber café y el té tampoco era una opción. Tenía una gran cantidad de trabajo y, si bebía un poco de cafeína, podría terminar consumiendo bastante durante el día; la mejor opción era el agua. Al final, Victoria tuvo tiempo para tomarse un descanso, se reclinó en la silla y cerró los ojos. exhausta. Unos instantes después, el teléfono comenzó a sonar. Ella miró la pantalla y vio que era Alejandro, así que atendió la llamada. - ¿Qué sucede? Si está relacionado con el trabajo, puedes llamarme al teléfono fijo de la oficina. El hombre al otro lado del teléfono hizo una breve pausa como si sus palabras lo hubieran detenido. Luego, se escuchó una voz distante. -No es sobre el trabajo. ¿Ya almorzaste? Si no lo has hecho, entonces ven -dijo rápido y cortante.
Todo por Amor Victoria no se imaginaba que la invitaría a almorzar. Ella vio la pila de trabajo que se asomaba en su escritorio y estuvo a punto de rechazarlo cuando escuchó otra voz a través del teléfono. -Deberías usar un tono más amable, Ale. También preparé el almuerzo para ti, Victoria. Te estamos esperando. La mirada de Victoria se tornó más tajante, pero su voz sonaba igual. -No será necesario. Ustedes dos pueden comer. Todavía tengo trabajo que hacer, así que no me esperen. Finalizó la llamada de inmediato. Dio la coincidencia que notó que Jazmín salía, así que se levantó y le preguntó: - ¿Vas a almorzar? -Si, señorita Victoria. ¿Quiere venir? -Por supuesto. Vamos juntas. Victoria tomó su teléfono y el bolso antes de seguir a Jazmín a la cafetería de la oficina. La asistente se sintió bastante halagada mientras caminaba junto a Victoria. Era la primera vez que almorzaba con ella en la cafetería de la oficina. Estaba encantada y seguía entablando conversación con ella. - ¿Está segura de que le gustará la comida de la cafetería? También podemos salir y comer lo que usted prefiera. -No hay problema. –Victoria sonrió-. La cafetería está más cerca, así que es más conveniente; podemos regresar directo al trabajo después de comer. —Oh… -Dado que había mencionado el trabajo, Jazmín se sintió culpable-. Lo siento. Todo es mi culpa. Si lo hubiera hecho mejor, no se habría acumulado tanto trabajo. Victoria la miró y no intentó consolarla. Estaba obligada a renunciar una vez que se divorciara, y la única persona bajo su supervisión era Jazmín, así que, cuando se fuera, a ella la ascenderían a su puesto para reemplazarla. En el pasado, Victoria había sido bastante indulgente con la joven. Ella misma se encargaba de la mayor parte del trabajo y le permitía que aprendiera despacio. No obstante, eso ya no podía ser posible. -Si te sientes mal al respecto, entonces, deberías esforzarte más en aprender esta tarde – respondió Victoria con brevedad. Jazmín se sorprendió, pero asintió con vehemencia. -Sí. Haré lo mejor que pueda para aliviarle la carga, señorita Victoria.
Todo por Amor Ambas formaron fila para conseguir la comida. Mientras esperaban, la multitud a su alrededor comenzó a murmurar entre ellos cuando vieron a Victoria. Una vez que ella se sentó, los demás comenzaron a hacer comentarios en voz alta sin importarles su presencia. -Vaya, vaya. La esposa del presidente almuerza en la cafetería con los demás. ¿Cree que es tan humilde por bajarse del pedestal? - ¿Humilde? Ay, por favor. Ni siquiera la llames la esposa del presidente. ¿Alguna vez has visto a la esposa del presidente trabajar de secretaria? Su futura esposa se encuentra en la oficina del señor Calire, ¿de acuerdo? Ellos no se molestaron en guardar silencio. Era como si asumieran que Victoria había caído en la desgracia y la degradaban a propósito. -Te refieres a la señorita Claudia Juárez de la familia Juárez, ¿verdad? La vi ayer. Le trajo el almuerzo al señor Calire y hoy también vino. Es tan atenta y considerada. -Escuché que, en realidad, es ella con quien el señor Calire quiere casarse. No solo proviene de una buena familia, sino que también es hermosa y, lo más importante, le salvó la vida al señor Calire. - ¿Y la otra persona? No tiene nada. No solo su familia se fue a la quiebra, sino que incluso tuvo que depender del señor Calire para obtener un trabajo como secretaria en Grupo Calire. No puede hacer nada por él. Victoria escuchó en silencio la ferviente discusión alrededor de ella. Incluso estuvo de acuerdo con lo último que dijeron. Era cierto que su familia no era de ninguna ayuda para Alejandro cuando se trataba de negocios. ¡Clane! Jazmín, que estaba sentada frente a Victoria, no pudo soportarlo más. Dejó de un golpe los cubiertos y declaró: - ¡Fueron demasiado lejos! ¡Voy a enfrentarlos! -Se puso de pie, enfadada. Sin embargo, Victoria le ordenó con tranquilidad: - ¡No te vayas! - ¡Señorita Victoria! -Siéntate ordenó con tono indiferente pero firme.
Capítulo 47 Dile que salga Al final, después de mirar la expresión indiferente de Victoria, Jazmín volvió a sentarse de mala gana. A continuación, no pudo evitar expresar su insatisfacción mientras se mordía el labio y estaba malhumorada.
Todo por Amor - ¿No oyó lo que dijeron, señorita Victoria? ¡Fueron demasiado lejos! Desearía poder cortarles la lengua. –preguntó la mujer con calma-. ¿Comenzarás una pelea por unas pocas palabras? ¿Qué dirán luego? ¿Que no solo me vi obligada a almorzar en la cafetería, sino que incluso me peleé con los otros empleados porque tocaron una fibra sensible? Jazmín frunció el ceño. -Esa no fue mi intención. -Por supuesto que lo sé, pero ¿crees que puedes conseguir algo al enfrentarlos? Sin importar si te defiende o no, no hay forma de que controles lo que salga de la boca de otra persona. Jazmín se mordió el labio. -Bueno, es que no puedo solo sentarme y escuchar que los demás la calumnien. Victoria se sintió bastante conmovida al ver que Jazmín se enfureció por ella. Jamás se imaginó que su asistente de apariencia cobarde tuviera un lado dominante. Suspiró con impotencia. -No cuenta como calumnia. La asistente abrió los ojos de la incredulidad. - ¿A qué se refiere? -No se equivocan. Mi familia se fue a la quiebra y no somos de ayuda para Alejandro. -No es cierto… -Jazmín la siguió defendiendo-. Que usted esté en la compañía es la mayor ayuda que hay. Con sus habilidades, cualquier compañía se elevaría a una altura inalcanzable con usted. Lo que dicen no es cierto. -Es suficiente la interrumpió Victoria y dijo-: Solo sigue almorzando. Si tienes tanta energía, es mejor que la inviertas en aprender el trabajo. Dado que Victoria no parecía molesta, Jazmín no quiso seguir haciendo más comentarios, así que reprimió la ira y siguió comiendo. Una vez que terminaron, ambas caminaron entre la multitud y se marcharon. La expresión de Victoria permaneció tranquila. -Mira cómo actúa como si no la molestara. Parece que no le importa que el señor Calire esté con otra mujer justo ahora. -Chist. ¿A qué te refieres con que no le molesta? Pero incluso si lo hace, ¿importaría? Igual estaría abandonada. Debería mantenerse tranquila y conservar la dignidad. -Apuesto a que comenzará a llorar en cuanto regrese a su oficina. La multitud en la cafetería siguió rumoreando. Por desgracia, Victoria estaba a punto de decepcionarlos, ya que, cuando regresó a la oficina, ni siquiera tuvo tiempo para llorar y tener
Todo por Amor autocompasión. Ni siquiera tuvo tiempo para pensar en eso que se suponía que debía molestarla. Tenía demasiado trabajo y estaba a punto de renunciar, así que tenía que encontrar a alguien que la reemplazara. A pesar de que no planeaba estar relacionada con Alejandro en el futuro, él la ayudó en los momentos difíciles, así que quería tener una separación amistosa. Por consiguiente, en el instante que las dos mujeres regresaron a la oficina, Victoria comenzó a asignarle muchas tareas a Jazmín. La joven estaba conmocionada. -T-tanto? ¿Y si no puedo terminar todo? Victoria no le mostró empatía. -Tendrás que quedarte hasta tarde entonces. Jazmín guardó silencio. No se atrevió a decir nada, pero tampoco creía que Victoria estuviera siendo dura con ella. Victoria fue quien la contrató y la guio. Cuando las secretarias y los asistentes en otras compañías salían a reuniones de negocios, tenían que beber en nombre de sus jefes y, en ocasiones, incluso tenían que llevarse la peor parte de soportar otras formas de acoso de personas desagradables e inmorales en dichas reuniones. Sin embargo, ella no experimentó nada de eso cuando estaba con Victoria. Al principio, asumió que las personas que tenían tanto miedo de tocar a Victoria irían por ella en su lugar y, efectivamente, la primera vez que fue con ella a una reunión fue víctima de acoso verbal. Era la primera incursión de Jazmín en el mundo laboral y el primer encuentro con un incidente como ese, pero como la otra parte era un cliente, no podía demostrar su disgusto. Ella estaba tan enfadada que se puso roja, pero no pudo decir nada. Fue entonces que Victoria, que estaba sentada junto a ella, miró a la otra persona con desdén y dijo: -Si no está interesado en hablar de negocios, señor Garro, entonces no nos sentaremos aquí ni perderemos más tiempo. Victoria hizo que Jazmín se levantara con ella y se marcharon del hotel pese a los intentos del hombre de disculparse y persuadirlas para que se quedaran. La brisa de la noche sopló contra ellas mientras que Jazmín miraba sorprendida a Victoria. - ¿E-está bien que nos vayamos así, señorita Victoria? - ¿Qué deberíamos hacer? ¿Quieres quedarte? -La miró. La asistente negó con la cabeza fervientemente. -N-no. -Exacto. Vamos. Victoria llamó a un taxi y se fue con Jazmín.
Todo por Amor -Cuando trabajas conmigo, no tienes que contenerte cada vez que suceda algo así. De lo contrario, estos hombres despreciables seguirán aprovechándose de ti. Por consiguiente, en el tiempo que Jazmín había trabajado con ella, apenas tuvo que sufrir agravios. Sabía que Victoria seguro le daba demasiado trabajo porque quería entrenarla. «¡No debo decepcionar a la señorita Victoria!». Después de animarse a sí misma, se sumergió en el trabajo. ¡Toc, toc! De pronto, alguien llamó a la puerta. Jazmín levantó la mirada hacia la mujer hermosa que estaba allí. Llevaba un vestido blanco y el largo cabello le caía con elegancia sobre los hombros. -Hola. Busco a la señorita Selva. Con solo una mirada Jazmín pudo reconocer quién era. «Es ella, Claudia Juárez; quien se quedó en la oficina del señor Calire cuando la señorita Victoria tenía fiebre, y la protagonista de los rumores de la compañía». La actitud de Jazmín era distante cuando recordó lo frecuente que habían sido las visitas de Claudia a la oficina, lo que resultó en que ridiculizaran a Victoria por almorzar en la cafetería. - ¿Hola? -repitió Claudia cuando no obtuvo respuesta alguna. Jazmín salió de su ensueño y respondió de manera cortante: - ¿Tiene algún motivo para querer ver a la señorita Selva? Está ocupada trabajando y puede que no tenga tiempo para entretenerla. Claudia percibió la hostilidad en el tono de Jazmín y en su mirada se reflejó la agresividad. Estuvo a punto de responderle cuando se escuchó una voz. -Adelante. Cuando Claudia entró, Victoria seguía ocupada con el trabajo. Esta levantó la mirada hacia la mujer que tenía una vianda en la mano. - ¿Estás inundada de trabajo hoy, Victoria? Sin importar lo ocupada que estés, igual deberías almorzar. Dado que no viniste, te aparté un poco de comida. Claudia dejó la vianda en el escritorio. -Gracias, pero ya comí -dijo tensa Victoria. La otra mujer bajó la voz. -No puedes estar preocupada de que te haga daño, ¿verdad? No hare algo tan tonto. Solo te traje un poco de comida. Victoria la miro con desdén.
Todo por Amor -Piensas de más, Simplemente, ya almorcé. No tendrás que traerme la comida tampoco, hare todo lo que dije, así que no es necesario que me vigiles de cerca-Después de una pausa, Victoria frunció los labios y agregó- Si estás tan preocupada al respecto, puedes vigilar a Alejandro todos los días. No poder acercarme a él si lo haces, ¿verdad? Ella no quería acercarse a él de todos modos. La sonrisa de Claudia se desvaneció. - ¿Cree que no quiero? Por desgracia, aun no puedo entrar a la residencia Calire -Oh-comento Victoria despacio- No puedes ingresar, pero eso no significa que no puedas decirle que salga, ¿no?
Capítulo 48 No tiene sentido intentar luchar Claudia se quedó inmóvil; no era que no pensara en eso. Ella intentó lanzar indirectas, pero no sabía si Alejandro las captaba o si fingía no darse cuenta. De cualquier modo, él no accedió. Claudia tampoco podía ser demasiado atrevida, «¿Y si piensa que soy una mujer fácil?». Por lo tanto, tuvo que soportar ese mal trago. Victoria arqueó las cejas cuando la mujer no respondió; de hecho, se veía pálida. - ¿O te metes conmigo porque no puedes hacer que él salga y se reúna contigo? Claudia levantó la cabeza y la fulminó con la mirada. Victoria se limitó a mirarla con diversión. - ¿Me equivoco? No debes hacer todo esto que es innecesario. Es evidente que me desprecias y. aun así, me trajiste el almuerzo. ¿Intentas probarle lo generosa que eres? Mi consejo sería que te lo ahorres. Si la persona que te gusta no gusta de ti solo porque no pareces lo bastante generosa, entonces deberías darte prisa y cambiar de persona. Las palabras de Victoria tocaron una fibra sensible de Claudia, por lo que apretó los puños. Era como si quisiera hacer pedazos a esa mujer. Victoria sonrió con dulzura. -Tengo trabajo que hacer. Si eso es todo, entonces puedes irte. Claudia estaba furiosa. Comenzaba a arrepentirse de haber intentado fingir ser generosa de mente abierta. Quería burlarse de Victoria, pero, al mismo tiempo, tenía miedo de que se molestara tanto como para hablar con Alejandro, así que se obligó a sonreír de nuevo. -No es necesario que seas tan hostil conmigo. Accediste a mi pedido, así que estamos a mano. Solo quiero ser tu amiga y cuidarte. A fin de cuentas, por nuestras edades, podrías considerarme una hermana mayor… Antes de que pudiera terminar de hablar, Victoria la interrumpió con desdén:
Todo por Amor -Soy la única hija de mi familia, señorita Juárez. Claudia guardó silencio por un instante y dijo: -De acuerdo. Supongo que el menú del día no es de tu agrado. Entonces, me voy. -Tomó la vianda y se marchó. En cuanto se fue, Jazmín entró de prisa. - ¿Por qué vino esa mujer, señorita Victoria? ¿La intimidó? -preguntó furiosa. Victoria se sobresaltó. - ¿No te agrada? Jazmín negó con la cabeza. - ¡Por supuesto que no! Si no fuera por ella, esas personas en la cafetería no habrían dicho todo eso de usted, ¡La detesto! La mujer le dio un vistazo a la asistente. - ¿Planeas quedarte en este trabajo durante mucho tiempo? -le preguntó. - ¡Si! -respondió sonriendo-. Me agrada estar aquí. Siempre y cuando no me despidan, entonces seguiré trabajando en Grupo Calire. La expresión de Victoria se tornó sombría. -Dado que, si te gusta, debería controlar tus emociones. Jazmín se quedó estupefacta por la forma en la que el tono y la expresión de su jefa se volvieron tajantes de manera tan abrupta. - ¿Q-qué? - ¿Sabes qué relación tendrán ella y Alejandro en el futuro? ¿Sabes si puedes darte el lujo de ofenderla o no? Si quieres conservar el trabajo aquí, controla tus emociones. No las exhibas todo el tiempo. El tono de Victoria era tan severo y despiadado que Jazmín se quedó conmocionada. Poco a poco se le enrojecieron los ojos y se quedó inmóvil en el lugar. No entendía por qué la regañaba cuando solo se ponía de su lado. -S-señorita Victoria, no intento mostrar mis emociones, es solo… solo que no me gusta que las demás personas hablen mal de usted, y esa mujer… Victoria frunció aún más el ceño y su tono se volvió más severo. -Me parece que aún no entiendes lo que digo, así que ahora escucha con cuidado. Al final del día, solo eres una empleada de Grupo Calire. ¿Cómo estamos relacionadas? ¿Por qué necesitaría que me defendieras?
Todo por Amor La asistente tenía los ojos llenos de lágrimas, pero se mordió el labio para evitar que cayeran. La oficina se sumió en un silencio total. Después de un rato, se escuchó el sonido de alguien que se aclaraba la garganta. - ¡Ejem! Victoria levantó la mirada y se percató de que Noel estaba de pie en la puerta. No sabía en qué momento había llegado. Por consiguiente, se volvió hacia Jazmín y le ordenó de forma tajante: –Vuelve a trabajar. La joven asintió, dado que no se atrevía a desobedecerla. Cuando pasó junto a Noel, él logró ver las lágrimas que le caían por las mejillas. ¿Escuchaste algo, Noel? -preguntó Victoria una vez que la asistente se fue. El hombre entró, cerró la puerta tras él y miró a Victoria un poco indefenso. - ¿Era necesario que le hablaras con tanta severidad? A pesar de que tus intenciones son buenas, corres el riesgo de que sean malinterpretadas. Ella bajó la mirada; su expresión permaneció indiferente. -No importa si las malinterpreta o no. De cualquier modo, pronto me iré. -Si no adoptaba un tono más severo con ella, entonces, seguiría inmersa en su mundo de ingenuidad. ¿Cómo sobrevivirá si no se vuelve más madura?». Victoria habló en tono despreocupado, pero fue suficiente para que Noel hiciera una pausa. Después de colocar el documento que había llevado sobre el escritorio, fingió preguntarle despreocupadamente: - ¿Te preparas para irte? ¿Cuándo? No le ocultaba nada a Noel, además de su matrimonio falso con Alejandro y el bebé. -Todavía no decido cuándo, pero sucederá pronto -respondió tras fruncir los labios. Noel arqueó una ceja y no dijo nada. A pesar de que ella no había fijado una fecha, dijo que sucedería pronto y la actitud que adoptó cuando regañó a Jazmín también era una pista sólida. Quizás deje la compañía dentro de un mes. Me parece que es hora de que yo también haga mis planes. Tras notar que Noel se había quedado pensando en silencio, Victoria no pudo evitar fruncir el ceño. - ¿En qué piensas? El hombre salió de su ensueño y la miró sin decirle nada. Victoria estaba preocupada.
Todo por Amor -No me digas que estás pensando en renunciar. -Ella se sobresaltó ante la más mínima posibilidad. No obstante, Noel le esbozó una sonrisa indescifrable. -No te preocupes. No pensaba en eso. Ella no quiso presionarlo, algunos asuntos estaban más allá del ámbito de su relación y no quería profundizar en los pensamientos de Noel. -Está bien, no te preocupes. Solo enfócate en tus asuntos. ¿En verdad planeas irte como si nada? -dijo el hombre al ver que ella se quedó en silencio y la miró de forma enigmática-. No intento criticarte, pero estuviste dos años con él. ¿Te vas en el momento que ella regresa? ¿No es muy débil de tu parte? Parece que eres una presa fácil. -Noel hizo una pausa y continuó despacio-: Victoria, jamás has sido la clase de persona que permite que cualquiera la pase por encima de esa manera. ¿Por qué cada vez que él está involucrado, te vuelves…? Ella bajó la mirada. Era cierto; cada vez que una situación lo involucraba a él, ella retrocedía y se volvía completamente indefensa. No era que no pudiera encontrar una manera de defenderse, sino que sabía que no era la dueña de su corazón, así que pensaba que no tenía sentido intentar y luchar por su cariño. Sabía que Alejandro no renunciaría a lo que sentía por Claudia solo por sus intentos de ganarse su corazón y tenía más dignidad que amor por alguien que no le correspondía.
Capítulo 49 ¡Vamos! Después de quedarse en la oficina de Victoria durante bastante tiempo, Noel decidió que era hora de que hiciera un movimiento, pero cuando salió por la puerta, se encontró con Alejandro y Claudia que también estaban a punto de salir de su oficina. Alejandro pareció tensarse en el momento que vio a Noel, emanaba un aura despectiva y escalofriante mientras lo miraba descontento. Al mismo tiempo, Claudia también pudo percibir la hostilidad del hombre cuando vio salir a Noel de la oficina de Victoria que estaba cerca de allí. -Parece que el señor Jara y Victoria son bastante cercanos. Por lo que puedo recordar, incluso salieron juntos a comer hace unos días atrás. -Alejandro solo arqueó las cejas y frunció los labios en silencio, mientras que Claudia continuó dando su opinión al notar la indiferencia en la expresión del hombre-: Si me preguntas a mí, me parece que el señor Jara trata bastante bien a Victoria. Desde que la familia Selva se fue a la quiebra, todos los demás la evitaron como si fuera una extraterrestre, pero él incluso entró a la misma compañía que ella, sin mencionar el hecho de que siguió en contacto con ella. En aquel entonces, creí que solo era
Todo por Amor un rumor cuando decían que el padre de Victoria trataba al señor Jara como a su yerno, pero ahora… puede que me haya equivocado. Claudia no insistió más en el asunto después de decir lo que pensaba, creía que había hecho lo suficiente para sabotear la impresión que tenía Alejandro de Victoria. «Dado que no puedo hacer mucho para detener a Victoria, debo hacer todo lo que pueda para convencer a Alejandro de que se olvide de ella». Como ella esperaba, el rostro del hombre se tornó sombrío en el momento que terminó de hablar, lo que indicaba que sus palabras lo habían afectado. No obstante, ella no parecía estar feliz, puesto que no esperaba esa reacción de Alejandro. Por ese motivo, no se atrevía a dejar que él supiera que Victoria estaba embarazada. - «Parece que tengo que acelerar un poco el asunto». Más tarde en la noche, Alejandro salió del baño con una bata que le cubría la parte inferior del torso. Con la parte superior del cuerpo al descubierto, tomó una toalla y se secó el cabello. Cuando entró a la habitación, notó que la luz en el interior seguía encendida. Mientras tanto, Victoria seguía ocupada con el trabajo, escribía en el portátil mientras usaba un par de auriculares inalámbricos, sentada en la cama. -Si, por favor, evalúalo y envíamelo de vuelta después de modificarlo -dijo ligeramente y daba instrucciones de vez en cuando, al mismo tiempo, escribía en el teclado con rapidez. Al ver esa escena, Alejandro dejó de secarse el cabello, estaba descontento. Cuando Victoria terminó la llamada y se detuvo, él se acercó a ella y le preguntó: - ¿No pudiste terminar de trabajar más temprano hoy? -No alcancé -respondió sin siquiera levantar la mirada. Por ese motivo, tenía que trabajar horas extras, así Jazmín podía ponerse al día con el trabajo. A pesar del sacrificio, consideró que era necesario por el bien de su asistente. -Hazlo mañana -comentó Alejandro después de un momento de silencio. Victoria tenía la cabeza gacha y las largas pestañas impedían que el hombre le observara los ojos. Ella levantó la mirada y apartó los ojos de la pantalla del portátil, luego, miró fijo el rostro del hombre tras escuchar su indiferente voz. Al mismo tiempo, Alejandro, que estaba de pie, fijó la mirada en ella desde arriba como si fuera su amo, emanaba un aura escalofriante que implicaba que estaba descontento. No obstante, ella entendió enseguida el significado detrás de sus palabras con tan solo mirarlo a los ojos. Pronto cerró el portátil y se quitó uno de los auriculares. -Ah, quieres irte a la cama ahora, ¿no? Me iré al estudio.
Todo por Amor En cuanto Victoria terminó de hablar, se levantó de la cama con el portátil en la mano. Alejandro no sabía que ella estaba demasiado tranquila en ese momento, dado que lo único que quería era terminar su labor y ver que Jazmín mejoraba en el trabajo. No obstante, cuando pasó junto a él, escuchó una pregunta sarcástica de su parte. - ¿Fue porque no tuviste suficiente tiempo? ¿O porque había algo más importante que el trabajo en lo que desperdiciaste tu tiempo? La mujer se detuvo de inmediato. - ¿A qué te refieres? -Se encontraba a unos pasos de Alejandro y ambos se daban la espalda. Sin darse vuelta, ella sujetó el portátil bajo la axila-. ¿A qué te refieres? ¿Quieres decir que no me comporté con seriedad en el trabajo? - ¿Lo hiciste? -Alejandro rio con disimulo-. Si te hubieras comportado con seriedad, no tendrías que trabajar horas extras en casa. Victoria no pudo evitar preguntarse qué le sucedía a ese hombre. Ninguno de los dos se dio vuelta mientras estaban de pie dándose la espalda. Poco después, Alejandro volvió a reír con disimulo y preguntó: - ¿Qué ocurre? ¿Te comieron la lengua los ratones? ¿Te divertiste conversando con Noel? En cuanto Victoria lo escuchó, se dio cuenta de inmediato de cuál era el motivo de su extraño comportamiento. «¡Ja, ja! Su ego otra vez le juega una mala pasada». Como era habitual, Victoria no tenía intención de discutir con Alejandro, así que se marchó sin molestarse en dar explicaciones. Sin embargo, ella sintió un fuerte agarre en la muñeca y, en el siguiente instante, la jalaron hacia atrás. Antes de que pudiera reaccionar, se encontró en los brazos de Alejandro y su portátil cayó al suelo. El hombre la inmovilizó en la cama mientras le sujetaba las manos por encima de la cabeza. - ¿Qué haces, Alejandro? Luchó para intentar liberarse, pero eso solo hizo que el hombre la sujetara con más fuerza y colocara una rodilla encima de su pierna para evitar que pateara salvajemente. Por otro lado, Victoria se enfadó tanto que mordió el brazo de Alejandro. A pesar de que el hombre tenía músculos firmes, eso no pudo protegerlo de los dientes afilados de la mujer. En cuestión de segundos, él sintió el dolor en cada nervio del brazo y arqueó las cejas del dolor. -Suéltame. - ¡Nunca! -respondió Victoria de manera confusa. - ¡Copo de nieve! ¡Suéltame! -respondió Alejandro, irritado.
Todo por Amor Sin darse cuenta, Victoria aflojó la mandíbula, dado que se quedó atónita ante la mención del apodo. Al mismo tiempo, Alejandro aprovechó la oportunidad y la tomó del mentón. Luego, la sujetó con fuerza y la obligó a que lo mirara a los ojos. En el fondo, Victoria sabía que era por el reciente incidente en el que le mordió el brazo hasta que sangró. Por lo tanto, se podía ver la sangre goteando en la comisura de la boca y su piel clara hacía que se viera aún más aterradora. Por otro lado, Alejandro se miró el brazo y vio una evidente marca de mordedura en la piel. Le esbozó una sonrisa despectiva a la mujer. - ¿Tenías que morderme tan fuerte, Copo de nieve? ¿Dónde está tu consciencia? -Hablando de eso, deberías dejarme ir si eres un hombre consciente -respondió Victoria, sorprendida de escuchar a Alejandro llamarla por ese apodo. Después de todo, no lo había hecho en mucho tiempo. Antes de que se convirtieran en pareja, él la llamaba de esa manera cada vez que la regañaba después de que ella lo enfadaba, pero, en ese momento, ese apodo se sentía diferente, al considerar las circunstancias. Al ver al hombre que intentaba intimidarla, Victoria sonrió y preguntó: - ¿Qué te preocupa de mí y Noel? Tu mirada desesperada me dice que estás celoso, pero ¿lo estás?
Capítulo 50 ¿Por qué estás celoso? - ¿Celoso? -, pensó Alejandro y se sorprendió. Luego, le presionó los labios con el dedo y dijo con voz grave: - ¿Y qué si estoy celoso? No te olvides que sigues siendo mi esposa. -Su voz era ronca y seductora. Mientras hablaba, se inclinó lentamente hacia ella; estaba tan cerca que Victoria podía sentir su cálido aliento contra el rostro. Justo cuando sus labios estaban a punto de tocarse, ella habló: - ¿Y qué si soy legalmente tu esposa? ¿Qué derecho tienes de estar celoso? Alejandro se detuvo de inmediato tras escucharla. Al ver su reacción, Victoria sonrió con desdén. -Permíteme reformularlo. Si estás celoso de mí, ¿qué será de Claudia? Cuando él la escuchó hablando de otra persona, su lujuria se desvaneció. Puesto que no esperaba que mencionara a Claudia, su mirada se tornó despectiva cuando dijo: - ¿Por qué la mencionas?
Todo por Amor - ¿No tengo permitido hacerlo? Entonces, ¿por qué debes mencionar a Noel? Alejandro permaneció callado. Después de mirarse entre sí en silencio, él la soltó y se bajó de la cama. Por su parte, Victoria se incorporó y se miró las muñecas; estaban rojas donde Alejandro la había tomado. -Es severo de su parte -murmuró la mujer mientras se levantaba de la cama y recogía el portátil del suelo. Puesto que el dispositivo había sido arrojado al suelo, ella lo abrió para verificar que funcionara bien. Un minuto después, se dio cuenta de que su portátil estaba roto, dado que no podía hacer que iniciara. Excelente. «Parece que no puedo trabajar esta noche». Al pensar en ello, suspiró y sacó su teléfono. -Detengámonos aquí, ya que algo anda mal con mi portátil. Continuaremos mañana en la compañía-, escribió. Luego, le envió el mensaje de texto a Jazmín y guardó el portátil en el bolso. Mientras ella ordenaba, Alejandro estuvo de pie junto a Victoria todo el tiempo. A pesar de que emanaba un aura despectiva, no se fue de la habitación. - ¿No seguirás trabajando? -le preguntó al ver que había guardado el portátil. Cuando ella lo escuchó, lo fulminó con la mirada y bramó: - ¿Cómo puedo trabajar si mi portátil está roto? ¿Con qué se supone que trabaje? Alejandro se quedó estupefacto y, después de un rato, se acercó a ella y extendió la mano. -Déjame verlo. -No -se negó Victoria. No quería que tocara su portátil cuando fue él quien lo rompió. Al percibir el tono de enfado de la mujer, Alejandro tragó saliva y dijo con sinceridad: – Te daré uno nuevo. A Victoria le resulto divertido. - ¿Crees que puedo darme ese lujo? Luego, se dio cuenta de que necesitaba el dinero después de tener al bebé. -El costo de un portátil es suficiente para comprar un montón de pañales y juguetes para mi bebé-. Mientras pensaba en ella, sus palabras dieron un giro. -Envíame el dinero a mi cuenta de PayPal. Alejandro se sorprendió al ver el cambio de actitud. Después de todo, de pronto, estuvo dispuesta a aceptar miles de su parte cuando antes rechazó los cheques que valían millones. Al pensarlo, sacó su teléfono y le transfirió siete mil. Le habría dado más dinero si no hubiera un límite de transacciones.
Todo por Amor Cando Victoria recibió la notificación en el teléfono, lo saco y la leyó. Cuando se dio cuenta de que Alejandro le había dado siete mil, frunció el ceño y dijo: -Es demasiado dinero. El hombre frunció los labios y enseguida inventó una excusa, puesto que tenía miedo de que ella no aceptara el dinero. —Es una compensación por lo que hice. Ella chasqueó la lengua y aceptó el dinero, luego, le devolvió seis mil y dijo: -Necesito mil para el portátil. Solo aceptaré lo que necesito. Cuando Alejandro vio que le había devuelto el dinero restante, bajó la mirada sin decir una palabra -Intenta mantener la situación clara entre nosotros. ¿Tiene que hacer esto? ¿Es por… él? -. Al día siguiente. Victoria gastó unos cientos de dólares para reparar su portátil. Puesto que no se quedaría en la compañía mucho más tiempo, decidió que no era necesario comprar uno nuevo. A fin de cuentas, sería una pérdida de dinero. A continuación, desayuno con Jazmín. Se encontraban sentadas en la cafetería y Victoria seguía hablando del trabajo. Mientras que Jazmín la escuchaba hablar, bebía resignada su leche de soja al mismo tiempo que miraba a Victoria. Por alguna razón, sentía que la mujer había estado trabajando duro últimamente. Además, le había estado enseñando aspectos notables. Mientras Jazmín pensaba al respecto, tragó la comida y preguntó: - ¿Puedo preguntarle algo, señorita Victoria? La mujer la miró cuando la escuchó, -Adelante-respondió. Entonces, la asistente miró a su alrededor con cuidado y se inclinó cerca de Victoria mientras decía: - ¿Se irá de la compañía? -Se da cuenta bastante rápido, pensó Victoria. Luego, frunció los labios y no dijo nada. Por otro lado, la asistente se puso nerviosa cuando vio la expresión de su jefa. -N-no quise entrometerme en sus asuntos, señorita Victoria. Es solo que ha estado trabajando duro en este último tiempo y me ha enseñado bastante. Por eso llegué a esa conclusión. Sin embargo, la otra mujer creyó que estaba bien contarle a Jazmín al respecto.
Todo por Amor -Sí. -No lo negó-. Por eso tienes que prestar atención a lo que te he enseñado, dado que no queda mucho tiempo. -Señorita Victoria… -La joven abrió los ojos de la incredulidad. Después de que Victoria completó su trabajo, cerró el portátil y dijo con indiferencia: -No les digas a los demás sobre esto. Jazmín asintió sin hablar. En ese momento, sintió que la invadía una ola de tristeza. «Por eso la señorita Victoria estaba tan enfadada conmigo ayer. Estaba perpleja y no sabía qué había hecho mal. Ahora que lo sé, debe haber sabido que se iba y tenía miedo de que no pudiera seguir protegiéndome. Por lo tanto, no quería que ofendiera a los demás». Al pensarlo, Jazmín se mordió el labio y miró a Victoria que estaba inexpresiva. - ¿Se divorciará del señor Calire? -susurró. - «A fin de cuentas, ¿por qué se iría de la compañía si no se van a divorciar? ¿Es por Claudia?». Victoria la miró con resignación. -Parece que no recuerdas nada de lo que te dije ayer-comentó. -No… yo… es solo… -Jazmín se mordió tan fuerte el labio que casi comienza a sangrar. - No quiero que se vaya. Victoria guardó silencio por un instante y dijo: -No hay motivos para estar tristes. Así es la vida. -Yo… Antes de que pudiera terminar de hablar, Victoria la interrumpió: -Date prisa y termina de comer. Todavía tenemos trabajo que hacer en la compañía. Jazmín se limitó a bajar la cabeza y terminar la comida; se veía deprimida. Antes de enterarse de ese asunto, había estado comiendo contenta; sin embargo, la comida que antes sabía deliciosa, le parecía insípida. Después de desayunar, ambas regresaron a la compañía. Cuando Victoria entró al edificio y vio el calendario en la pantalla grande, disminuyó el paso. Todavía quedan seis días para la cirugía de la abuela. Ah, el tiempo vuela. Espero que todo salga bien, tanto la cirugía como el divorcio entre Alejandro y yo».
Capítulo 51 Que tu deseo se haga realidad A pesar de que Victoria había rechazado a Claudia el día anterior, esta igual insistía en llevarle la comida. Mientras Victoria la observaba actuar como una buena persona, no pudo evitar
Todo por Amor encontrarlo divertido. Si bien no quería exponer a Claudia, tampoco quería hacerle un reconocimiento. -Victoria, debes estar débil por la enfermedad. Te preparé un poco de caldo de pollo. ¿No quieres probarlo Victoria apoyó la mano en el mentón al escucharla mientras la observaba. -No hay nadie aquí, así que ¿por qué sigue actuando? ¿No está cansada? Al pensarlo, dejó el bolígrafo y la miró. - ¿No estas cansada? A pesar de que le preguntaba si estaba cansada de fingir ser una persona que no era, Claudia ignoro la insinuación de Victoria y cambió de tema. - ¿Por qué lo estaría? Es una sensación maravillosa cocinar para alguien que amas y ves cómo termina tu comida. -Parecía que quería enfurecer a Victoria, así que ella agregó: Cuando tengas a alguien que te ame, sabrás a lo que me refiero. Estoy dispuesta a cocinarle el resto de mi vida si tengo que hacerlo -dijo y miró a Victoria intentando ver si perdía la calma. Sin embargo, ella estaba muy tranquila después de escucharla. -Oh, ¿en serio? Muy bien, entonces, espero que tu deseo se haga realidad pronto. En ese momento, Claudia sintió que había dado un puñetazo en el aire y estaba frustrada por la sensación de vacío. «¿Por qué siempre me sucede lo mismo? Sigo cruzando la línea, pero ella siempre mantiene la calma. Me pregunto si soy la única que se preocupa por esto». Jazmín entró a la oficina. Cuando vio a Claudia, estuvo a punto de decir algo, pero recordó el motivo por el cual Victoria la había regañado antes. Por consiguiente, se contuvo y dijo: -El señor Leiva vino a verla, señorita Victoria. -Haz que pase. En cuanto Pedro ingresó en la sala, se mostró encantado al ver a Claudia. - ¿También está aquí, señorita Juárez? La mujer se quedó un poco sorprendida ante su entusiasmo. ¿Está de mi lado porque ayer lo invité a comer? Si ese es el caso, esa comida no me costó mucho. - ¿Volvió a preparar el almuerzo? ¿Se lo dará a la señorita Selva? A pesar de que Victoria no sabía qué sucedía entre ellos, pudo suponerlo al observar la reacción de Pedro; sin embargo, no estaba enfadada al respecto. Como solía decirse: una persona talentosa escogería a un patrón de integridad. A juzgar por lo que sucedía, todos podían darse cuenta de que Claudia seria la señora Calire definitiva. Por lo tanto, era normal que intentaran acercarse a ella, así que Victoria no podía enfadarse por ello.
Todo por Amor Sin embargo, lo que Pedro hizo a continuación no fue lo que ella se imaginaba. De repente, el hombre señaló el recipiente con la comida y preguntó; -La comida de la señorita Juárez es la mejor, señorita Selva. Todos en la oficina dicen que es deliciosa. ¿No quiere probar un poco? -No, gracias. Ya comí-respondió Victoria negando con la cabeza. -Si usted no quiere comerla, ¿puedo hacerlo yo? Victoria se quedó atónita al escucharlo, puesto que no esperaba que él le pidiera eso. Luego, miró a Claudia y asintió. -Adelante. -Si no le importa -dijo mientras tomaba el recipiente con la comida y miraba a Claudia con felicidad. Su comida es la mejor, señorita Juárez. Los demás se mueren por probar su comida de nuevo. ¿Estaría bien si nos prepara comida todos los días? Claudia se quedó estupefacta al escucharlo y pensó que había oído mal. - ¿Q-qué? - ¿Me están pidiendo que traiga más comida?». -No se preocupe, no dejaremos que haga el trabajo gratis. Solo díganos cuánto le costará. – Pedro sonrió enseñando los dientes. Victoria miró desconcertada al asistente de Alejandro. En ese momento, se preguntaba si intentaba obtener el visto bueno o malo de Claudia. Después de todo, había algo extraño en sus palabras. Por su parte, Claudia tenía una expresión sombría. «¿Cuánto me costará hacer la comida? ¿Qué creen que soy? ¿Una sirvienta?». Pensaba que Pedro ya conocía la situación, pero no se imaginaba que se burlaría de ella. La peor parte era que ni siquiera podía atacarlo; a fin de cuentas, aún no era la señora Calire. En cuestión de segundos, Claudia fingió una sonrisa y dijo: -No es necesario que me paguen por algo tan pequeño. Si les gusta tanto, mañana comenzaré a prepararles el almuerzo. - ¿En serio? -A Pedro se le iluminó la mirada-. ¿Sería un problema para usted hacerlo? Además, el señor Calire ¿estará de acuerdo? Me temo que podría regañarnos. -No te preocupes. Hablaré con él al respecto -dijo Claudia con incomodidad. -Muy bien, le agradezco de antemano, señorita Juárez. Después de algo de tiempo, Claudia no pudo soportar quedarse en la oficina de Victoria y se marchó deprisa. Después de que se fue, la oficina se quedó en silencio y Pedro dejó con
Todo por Amor disgusto el recipiente con comida sobre la mesa. Al ver su reacción, Victoria estaba confundida. - ¿Quién quiere comer su comida? Es toda comida procesada, pero afirma que la prepara ella misma-dijo Pedro con desdén. -Si ese es el caso, ¿Por qué…? -Victoria no terminó la pregunta. Puesto que sabía que la mujer estaba confundida, Pedro sonrió y respondió: -La estoy ayudando, señorita Selva. Solo la apruebo a usted como la señora Calire. Victoria se quedó boquiabierta al escucharlo. Después de todo, Pedro era un hombre bueno. Puesto que ambos eran asistentes, trabajaban de manera independiente y tenían cargas de trabajo exigentes. En ocasiones, incluso iban a viajes de negocios juntos. Pedro era un colega extrovertido y bueno, pero ella no se imaginaba que estuviera de su lado. -No se preocupe, señorita Selva. Siempre creeré en usted sin importar lo que los demás digan. No me falle ahora. En ese momento, Victoria no sabía qué decir, dado que sabía que lo decepcionaría. Además, él ofendió a Claudia con sus palabras. Por fortuna, tenía algo de autoridad del lado de Alejandro, así que no lo castigaría por lo que hizo. Sin embargo, al pensarlo mejor, podría haber una posibilidad dado que Claudia había salvado a Alejandro antes. -No seas tan imprudente con esto en el futuro -le dijo ella de inmediato tras pensarlo. Pedro se quedó atónito cuando la escuchó. -No tiene que preocuparse por mí, señorita Selva. No creo ser imprudente. Además, no le hice nada; quería invitarme a comer y tenía buen sabor. Dado que creo que es bondadosa, le hice una propuesta y ella la aceptó. Nadie puede decir nada malo de mí. - ¿Y qué? -Victoria frunció el ceño-. ¿Crees que eres inteligente al hacer esto? Conoces la personalidad de Alejandro, ya que has estado junto a él durante muchos años. No vuelvas a hacer algo así en el futuro y ya no digas que estarás de mi lado.
Capítulo 52 ¿Intentas separarnos? Claudia salió de la oficina de Victoria con una expresión sombría. Le temblaban las manos mientras se agarraba el vestido. Nunca pensó que incluso Pedro, un humilde asistente, se atrevería a humillarla. Aunque no arremetió contra él, sabía que tampoco podía pasar por alto ese asunto. Por eso, en cuanto entró a la oficina, no pudo evitar contarle a Alejandro todo lo que le había sucedido. No se quejaba, ya que solo quería que él la consolara, pero el hombre no se movió después de que ella termino de hablar.
Todo por Amor - ¿Ale? -Lo miró confundida. En ese momento se dio cuenta de que él tenía las pupilas dilatadas y parecía estar aturdido a pesar de que estaba mirando fijo el portátil. Claudia lo llamó por su nombre suspirando, solo entonces Alejandro salió del trance y la miró mientras fruncia el ceño. -Volviste. Al oírlo, Claudia se quedó muda y pensó: «He vuelto hace un rato y he estado hablando con él todo este tiempo. ¿No se percató de todo esto?». En tanto pensaba en ello, su rostro se tornó un poco pálido y forzaba una sonrisa. -Sí. Hace bastante tiempo que he vuelto. Te estaba hablando, pero no me escuchabas. ¿Ocurre algo? -preguntó con cautela. En ese momento, Alejandro ya había vuelto en sí. Al oírla, sacudió la cabeza y dijo: No es nada. Luego, frunció fuerte el ceño al ver que el recipiente que ella tenía en las manos había desaparecido-, ¿Aceptó tu comida? - ¿No la devolvió ayer? -, pensó. Al escuchar su pregunta, Claudia negó con la cabeza. -No, aun no quiere comer lo que preparé. Dime, Ale, ¿sabe mal? A decir verdad, Alejandro no era exigente con lo que comía. Para él, la comida era solo un complemento para ganar energía. Por lo tanto, no podía decir si su cocina era espantosa o no. No obstante, ya que ella le había salvado la vida, él no le daría simplemente una respuesta; en su lugar, dijo con gentileza: No. No lo pienses demasiado. Sin embargo, si ella no aceptó la comida, ¿dónde está? Al principio, Alejandro solo quería saber qué había sucedido con el recipiente. A pesar de ello, por alguna razón, se sintió tranquilo cuando supo que Victoria se negó a comer lo que Claudia había cocinado; aunque no sabía por qué. Esta volvió a contarle lo sucedido. -Ya veo. -Tarareó en respuesta. -Resulta que Pedro comió la comida. No me extraña que volviera sin ella-. Después de eso, Alejandro guardó silencio. Claudia esperó un rato antes de darse cuenta de que él no accionaba, entonces lo llamó por su nombre de nuevo: -Ale… - ¿Qué sucede? -La miró. Cuando Claudia vio su expresión habitual, no pudo decir lo que quería. Por lo tanto, se contuvo y respondió: -No es nada.
Todo por Amor Al oírla, él volvió a pensar. Entonces, pareció irritarse por algún asunto mientras levantaba la mano y se pellizcaba el puente de la nariz. En ese instante, Claudia vio la marca de una mordedura en el brazo, por lo que enseguida su expresión cambió y le preguntó: - ¿Te lastimaste? Tras oírla, Alejandro se detuvo y siguió su mirada a lo largo del brazo. Al ver que había mostrado sin querer las marcas, no pudo evitar recordar cómo Victoria le había mordido el día anterior. En ese momento, sintió que le palpitaba la cabeza de dolor, entonces se tiró de la manga y respondió: -No es nada. - ¡Mentira!, pensó Claudia. Aunque solo había visto la mitad de la herida en el brazo, estaba segura de que era una marca de dientes. ¿Por qué tiene una mordedura en el brazo? Un hombre no podría haber hecho esto, ¿verdad? Eso solo significa…. Ella palideció al darse cuenta de que Victoria no había cumplido su promesa. Al día siguiente, Claudia fue a enfrentarse a ella con el pretexto de llevarle comida. - ¿Así me pagas? Por su parte, Victoria, que estaba esperando a que ella montara una escena, frunció el ceño cuando escuchó la acusación de esa mujer. - ¿De qué estás hablando? - ¡Deja de fingir! -dijo Claudia indignada mientras agarraba con fuerza el recipiente de comida. Aunque estaba furiosa, mantuvo la voz baja-. ¿Aún recuerdas la tercera regla de nuestro acuerdo? No puedes tener ningún contacto cercano con Alejandro antes del divorcio. ¿Lo recuerdas? Al oírla, Victoria apretó los labios y contestó: -Si. ¿Qué sucede con eso? - ¿De verdad lo hiciste? ¿Estás segura de haber cumplido tu promesa? -Si-asintió-. Aparte de tener que relacionarme con él delante de la gran señora Calire, nunca me he acercado a él. Ella sentía que había hecho un gran trabajo manteniendo su palabra. - ¡Estás mintiendo, rompiste nuestra promesa! -gritó. Tras ver que se estaba poniendo histérica. Victoria frunció el entrecejo-. Vi marcas de dientes en el brazo de Ale-comento Claudia de nuevo. Al mencionar eso, sintió que hervía de ira. Después de todo, solo podía haber un caso particular para que una mujer mordiera a un hombre. Cuando pensaba en eso, se enfurecía.
Todo por Amor Por otro lado, Victoria se sobresaltó en cuanto la oyó. Si Claudia no lo hubiera mencionado, habría olvidado que algo así había sucedido. - ¿Por qué no hablas? ¿Es porque eres culpable? Nunca quisiste cumplir la promesa, ¿verdad. Victoria? -le preguntó apretando los dientes. -Te equivocas. -Victoria levantó la cabeza de forma brusca y negó la acusación. Como quería devolverle el favor a Claudia, habría cumplido su promesa. Sin embargo, en realidad era culpa suya haberle dejado la marca de mordedura a Alejandro. - ¿Me he equivocado? Si es así, ¿por qué…? Antes de que pudiera terminar de hablar, Victoria suspiró y la interrumpió: -Creo que tengo que dejarte todo claro, Claudia. Como juré cumplir la promesa, no la romperé. Aun así, también espero que entiendas que algunas interacciones entre él y yo son pasivas. - ¿Pasivas? -Al oírla, Claudia se calmó lentamente. -No podemos exponernos delante de la gran señora Calire antes de que se lleve a cabo la cirugía —dijo Victoria mientras asentía. -Lo comprendo. No obstante, no es posible que muerdas el brazo de Ale delante de ella. ¿verdad? -Bueno, tienes razón. - ¿Estás admitiendo que rompiste nuestra promesa? -No. Si insistes en averiguarlo, solo puedo decirte que lo hice por resistencia. No falté a mi palabra. En cuanto a por qué Victoria tuvo que resistirse, Claudia tendría que suponerlo. Ya que le había prometido que cumpliría su promesa en la cafetería, estaban en paz. Como era de esperar, Claudia se quedó pasmada cuando la oyó. -Resistencia… ¿Mordió a Alejandro por resistencia? ¿Pero de qué? -. Al pensar en ello, abrió los ojos de par en par y a la vez se quedó confundida. - ¿Estás diciendo la verdad, Victoria? ¿Intentas separarnos a Ale y a mí porque nunca quisiste divorciarte de él? -Tengo que hacer eso? le preguntó impávida. ¿Crees que sería fácil separarlos cuando le has salvado la vida?
Todo por Amor Capítulo 53 Ni siquiera puedo tocarte - ¿Será que no confías lo suficiente en él? -Victoria sonrió ligeramente. No tengo que preocuparme por mi parte, así que ¡de qué tienes miedo! -Al ver que Claudia no cedía, Victoria añadió -No te preocupes. Muy pronto se llevará a cabo la cirugía de la abuela. Espera unos días más y tendrás lo que quieres. Mientras la intervención tenga éxito, me iré y no volveré dentro de cinco años Al decirlo, Claudia se fue calmando poco a poco, Tiene razón. Solo unos días más y todo habrá terminado. Cuando llegue ese momento, la relación entre ellos se disolverá, por lo que ya no voy temer. -Está bien, confiaré en ti por ahora. Espero que puedas mantener tu palabra. Apenas Claudia se fue, la oficina quedó en silencio, Victoria bajó la cabeza y se colocó la mano en el vientre. -Esperemos que esto salga bien, cariño. En cuanto todo haya terminado, mamá te llevará a casa del abuelo. Seguro que te querrá. Por cierto, Antonio la había llamado aquel día. Sin embargo, estaba ocupado y ella podía oír a varias personas que hablaban de fondo mientras la llamaba. Por lo tanto, no le contó a su padre lo que había ocurrido, ya que él estaba ocupándose de los asuntos de trabajo. Al final, hablaron un rato antes de colgar. El día anterior a la cirugía de Griselda era domingo. Victoria y Alejandro pasaron todo el día en el asilo con ella. Como a la joven le preocupaba que la abuela estuviera nerviosa por la intervención, compró muchas bisuterías para animarla. Luego, le contó a Griselda todos los detalles. interesantes y los clientes graciosos que encontró en la compañía, lo que la hizo reír alegremente a la anciana. Entretanto dialogaban, Alejandro se quedó mirándolas. Al principio estaba impávido, pero después esbozó una pequeña sonrisa al oír sus risas. En ese momento, le pareció que todo iba bien. Pronto entró el médico y habló de los preparativos para la cirugía. - ¿Por qué no paso la noche contigo, abuela? Puedo acompañarte si no puedes dormir-sugirió Victoria, ya que Griselda se sometería a una cirugía al día siguiente. -No, no, no. Le hizo un gesto para que se fuera-. Ya no soy una niña; no necesito que alguien se quede a mi lado. Vete a casa y descansa con Alejandro. Puedes volver mañana. -Pero… Griselda rechazó la idea de Victoria de quedarse a pasar la noche. Ya que la abuela se niega, vengamos mañana temprano -dijo Alejandro tras agarrarle el brazo a la joven.
Todo por Amor -Así es. Deberían irse a casa ya que se está haciendo tarde. No se queden aquí para interrumpir mi descanso. -De acuerdo, entonces. -Victoria solo obedeció. Luego, se acercó a Griselda y la abrazó-. Que duermas bien, abuela. Mañana estaremos aquí a primera hora. -Lo recordaré. Le tocó la nariz y a su vez habló-: Eres una mujer joven y, sin embargo, regañas más que yo. Al final, la pareja se marchó. En el camino de regreso, Victoria intentó hablar con él, pero se contuvo ya que el chofer también estaba allí. Alejandro no se dio cuenta de su reacción mientras hablaba de lo que debían hacer para las precauciones del día siguiente; su voz sonaba profunda y firme. Al oírlo, Victoria tarareó en respuesta. Cuando regresaron a casa, el chofer se marchó y la pareja volvió a su habitación. -Ve a ducharte y descansa un poco le dijo, en tanto se quitaba el traje. -De acuerdo. Victoria no se negó, sino que tomó su ropa. Después de pensar un momento, se dio vuelta y señaló-: Hay algo que quería preguntarte. Alejandro se había quitado la chaqueta y se estaba desabrochando la corbata. Al oírla, se detuvo y la miró. - ¿De qué se trata? - ¿Obtendremos el divorcio antes de la cirugía de la abuela o después? Tan pronto como dijo aquello, Victoria pudo sentir que Alejandro emitía un aura escalofriante. Tras eso, él la miró fijo. Al mirarlo directo a los ojos, Victoria se estremeció y sintió escalofríos. En esa fracción de segundo, se dio cuenta de que era un mal momento para mencionar ese asunto. Al fin y al cabo, Griselda iba a someterse a una cirugía al día siguiente, así que Alejandro no estaba de buen humor. Al pensarlo, se disculpó con él. -Discúlpame. No debí haber mencionado el tema. Lo hablaremos luego de la cirugía de la abuela. Descansa temprano, Alejandro. Después de hablar, se dio vuelta y se dispuso a marcharse, pero él le bloqueó el paso. - ¿Te mueres de ganas de divorciarte de mí? -le preguntó, mirándola fijo y con el rostro ensombrecido. -No. Es solo que… -Haré lo que deseas. -En ese instante, Victoria se quedó estupefacta y lo miró sin decir una palabra. Los ojos de Alejandro reflejaban indiferencia y su voz sonó tajante al hablar-: Nos divorciaremos cuando el Ayuntamiento esté abierto al público. -Se dio vuelta y entró al baño.
Todo por Amor - «¿Acaso no me pidió que me duchara primero?», pensó Victoria. ¡Bum! La puerta del baño se cerró de manera estrepitosa, lo que causó un fuerte ruido. Luego, el lugar enseguida se sumió en un silencio. Victoria se quedó allí parada y bajó la cabeza antes de sacar el acta de matrimonio de la caja de seguridad. Los papeles estaban muy bien conservados y parecían nuevos bajo la luz. Al mirar los documentos, Victoria recordó el día en que registraron su matrimonio. A decir verdad, ya estaba nerviosa durante la sesión de fotos. Se le tensó el rostro y el cuerpo en el acto y el fotógrafo se mostró insatisfecho después de tomar unas cuantas. -Relájese, señora. Es una foto de boda. Tiene que estar contenta. Vamos, sonría le dijo. Al oírlo, se puso aún más nerviosa. Estaba tensa hasta que alguien le agarró las manos. Inconscientemente, Victoria miró a Alejandro y trató de liberarse de su agarre. - ¿Por qué estás nerviosa? ¿No puedo tocarte? -En tanto él hablaba, sonrió y entrelazó los dedos con los de ella. Al sentir las manos entrelazadas, la joven se sobresaltó cuando sintió su calor. -Disculpe. Mi esposa es un poco introvertida. -Lo oyó decir al fotógrafo. En ese momento, Victoria se sonrojó y pensó: -Todavía ni siquiera han terminado de tomar las fotos de nuestra boda y ya me está llamando esposa-. Mientras pensaba en eso, Alejandro se inclinó de repente más cerca de ella, por lo que pudo sentir su aliento cálido contra la oreja. -No te preocupes. Haz lo que te pida el fotógrafo. Si te dice que mires a la cámara y sonrías, hazlo. Si no, no podrá tomarnos la foto si te pones nerviosa. -Entonces le miró el lóbulo de la oreja, que se había enrojecido por la timidez. En ese instante, su mirada se ensombreció y le mordió el lóbulo con suavidad sin pensarlo dos veces-. ¿Me has oído, Copo de nieve? -le preguntó con un tono amenazante.
Capítulo 54 Divorciarse Si Victoria pudiera dejar de recordar situaciones del pasado, pasaría sus días en un estado de aturdimiento. Sin embargo, solo duplicaría el dolor cuando los recuerdos volvieran a abrumarla. El afecto que él le mostraba despreocupadamente en el pasado se tornó desgarrador en ese momento. Apoyada en la caja de seguridad, cerró los ojos con desesperación. Si él tan solo pudiera corresponder a sus sentimientos. Aunque solo fuera un poco, no estaría tan desesperada como en ese instante. En cuanto volvió con el acta de matrimonio en manos, Alejandro acababa de salir de la ducha. Salió del baño con una expresión sombría. Justo cuando iba a pasar junto a Victoria, vio el documento que ella sostenía. Al verla, se quedó inmóvil y levantó la cabeza. Su rostro se ensombreció aún más ante esa visión. Victoria apretó el acta con impotencia al encontrarse con su mirada. Tras un segundo de silencio, él hizo una mueca de desdén.
Todo por Amor -Pareces ansiosa. Victoria se sorprendió por su comentario, entonces separó los labios, pero el nudo en la garganta le impidió hablar. Al final, se limitó a sujetar el acta con más fuerza mientras posaba la mirada en el suelo. ¿Qué espera que le diga? No hay nada que pueda decirle ni tiene sentido hacerlo. Al fin y al cabo, es idea suya divorciarse. La persona que de verdad quiere es la que le salvó la vida en aquel entonces. Además, también le estoy devolviendo sus favores. Lo dejaré así, puesto que no tengo nada que decirle. Después de tenerlo solo para mi durante dos años, no me arrepiento de nada. La historia que tenemos juntos puede ser una buena compensación por su ausencia en el futuro-. -La cirugía es mañana, así que ya no tenemos que fingir. Pasaré la noche en el estudio-habló Alejandro al fin. Luego, tomó la almohada y salió de la habitación. Victoria se quedó inmóvil un momento antes de dejar el acta de matrimonio en la mesa de noche. Tras eso, tomó la ropa limpia y se dirigió al baño. Al día siguiente, sonó la alarma del teléfono, así que se despertó. Aturdida, giró hacia un lado y la apagó; posteriormente, se sentó en la cama mientras se masajeaba la sien, ya que le palpitaba. La noche anterior no pudo dormir. bien. En un momento pensó en Griselda, luego en su divorcio y después en su hijo. No sabía la hora en la que se había dormido. Durante el resto de la noche, los mismos recuerdos la atormentaron en sus sueños. Tras tomarse unos segundos para ordenar sus pensamientos, se deslizó en la cama y se dirigió al baño para lavarse el rostro. Al entrar, Victoria se asustó al ver su reflejo en el espejo. Tenía ojeras visibles y el rostro pálido no hacía más que acentuarlas. Asimismo, tenía los ojos. enrojecidos y el cabello despeinado. Esa combinación la convertía en la definición andante de una mujer infeliz que llevaba una vida desordenada. Victoria examinó su reflejo en el espejo sin decir una palabra; no le gustaba nada verse así. Entonces, se lavó rápido el rostro y se peinó. Tras eso, se aplicó una mascarilla y decidió maquillarse después. Aunque no le importaba su aspecto, no quería preocupar a Griselda. Unos diez minutos más tarde, se quitó la mascarilla y empezó a cepillarse los dientes y a asearse. Por último, se maquilló un poco y se vistió con un atuendo casual. Cuando todo estuvo listo, se ubicó delante del espejo para asegurarse de que estaba presentable. Salvo los ojos enrojecidos, había alcanzado su objetivo. Sin embargo, no poseía ninguna magia para hacer desaparecer el enrojecimiento en un segundo. Por lo tanto, se puso unos anteojos luego de un momento de reflexión. -Que los demás piensen que es un accesorio-. En ese instante, su teléfono vibró, entonces lo tomó y vio un nuevo mensaje de Alejandro que decía: -Baja cuando estés lista. Te espero en el garaje-. El texto fue simple y breve.
Todo por Amor Victoria no sentía ningún afecto ni preocupación. Contestó con una simple respuesta antes de levantarse para tomar un abrigo y dirigirse a la planta baja. En el momento en que pasaba por la sala de estar, Héctor se acercó. -Señora Calire, hoy se va temprano. ¿Durmió lo suficiente anoche? Victoria esbozó una sonrisa. -Sí Por el abrigo que llevaba puesto y ya que pasó por la mesa del comedor sin detenerse, el mayordomo no pudo evitar preguntar: - ¿Necesita desayunar? Como era de esperar, ella negó con la cabeza. -No, gracias. Voy a salir. Esa vez, Héctor guardó silencio. A decir verdad, ya se había dado cuenta de que algo ocurría entre Alejandro y Victoria. Cuando él se despertó por la mañana temprano, también descubrió que su jefe había dormido en el estudio la noche anterior. Al notar que las luces de allí estaban encendidas, se acercó a verificar el lugar y vio a Alejandro. Este tenía ojeras y su expresión tampoco era la mejor, luego giró en dirección al mayordomo y le preguntó con voz ronca: - ¿Qué? Héctor se sobresaltó de inmediato ante la mirada de su jefe y no se atrevió a contestar. Tras eso, Alejandro no desayunó y se dirigió directamente al garaje con una mirada poco amigable. Al ver a Victoria salir de la casa, el mayordomo suspiró para sus adentros, impotente por no poder rectificar la situación. Victoria se colocó el abrigo en el camino. Hacía mucho frio a primera hora de la mañana y en el garaje aún más. Por eso, la joven se sorprendió al ver a Alejandro vestido solo con una camisa de vestir. Él tenía un cigarrillo entre los dedos mientras estaba apoyado en el auto. Al acercarse, ella pudo ver el marcado contraste entre ellos. El señor Calire estaba pálido después de pasar una noche sin dormir. Comparado con Victoria, que iba maquillada, el rostro demacrado del hombre marcaba una enorme diferencia con el de ella. Alejandro levantó la cabeza en su dirección cuando oyó el eco de unos pasos; su mirada se ensombreció al ver su rostro brillante. - ¿Dormiste algo anoche? -habló tras un momento, En cuanto dijo eso, la joven se dio cuenta de que su voz sonó ronca. Ella se sorprendió por unos segundos antes de asentir: -Dormí bastante bien anoche. ¿Y tú?
Todo por Amor Luego de apagar el cigarrillo, Alejandro la miró antes de contestar: -Lo mismo. -Me alegro de oírlo. Cuanto más examinaba su rostro, más pistas encontraba, que eran los ojos enrojecidos y las ojeras. -Se lo ve patético, pensó. -Por suerte, tuve la premonición de maquillarme y ponerme los anteojos. Hubo un silencio absoluto entre ellos poco después de que ella contestara. Alejandro se quedó allí de pie, sin molestarse en hablar ni en subir al auto; lo único que hizo fue observarla sin decir una palabra, con una expresión sombría. Su mirada era penetrante y Victoria se sintió incómoda por la forma en que la miraba, pero luego por fin se obligó a hablar: - ¿Nos vamos o no? El esquivó la pregunta respondiendo con otra: - ¿Por qué tanta prisa? -No estoy apurada -replicó. Simplemente me preocupa que tengas prisa. - ¿Por qué la tendría? -se burló tras lanzarle una mirada insondable. Ella desvió la pregunta y se hizo la tonta. - ¿Cómo voy a saberlo? Alejandro no dijo nada ante su réplica, sino que apenas consiguió decir algo que no estaba relacionado con lo que estaban hablando. -Trajiste todos los documentos necesarios? No quiero enterarme de que te olvidaste de traer algún papel cuando lleguemos más tarde a la oficina estatal. -Si, los traje. Los preparé anoche. ¿Cómo iba a olvidarme de traer documentos tan importantes? -refutó sin poder evitarlo. Después de eso, se dio vuelta hacia él. Incluso los viste anoche, ¿verdad? Alejandro se quedó perplejo. -Cariño, ¿te has preguntado alguna vez por qué eres tan consentida? Victoria le lanzó una mirada. -Todo es gracias a mi padre. «¿Espera que diga que es por él? ¡Es tan engreído!». En ese momento, Victoria ya había perdido la paciencia esperando a que Alejandro tomara la iniciativa. Al abrir la puerta, subió al auto antes de asomar la cabeza e instar diciendo:
Todo por Amor -Vámonos. Creo que la oficina estatal ya está abierta. Cuanto antes hagamos esto, más temprano podremos ir al asilo. -Se abrochó el cinturón de seguridad mientras decía aquello. Tras un breve silencio, Alejandro se sentó por fin en el asiento del conductor. Como era temprano por la mañana, el tráfico era fluido, así que llegaron sin ningún retraso. Era un día común y corriente, de modo que, cuando llegaron no había mucha gente, salvo algunas parejas. La mayoría de ellas estaban allí para solicitar el matrimonio; estaban abrazadas y se susurraban palabras afectuosas. Victoria y Alejandro eran exactamente lo contrario de las parejas que los rodeaban. Eran atractivos y altos, lo que les hacía llamar la atención todo el tiempo. Además, Alejandro caminaba por el interior del edificio con una expresión sombría; por lo tanto, los demás solo necesitaban una mirada para saber que la pareja estaba allí para solicitar la disolución de su matrimonio.
Capítulo 55 ¿Se sentirá culpable? Aunque no había muchas personas en la fila, debían esperar su turno. Victoria estaba muy cansada porque no había podido dormir la noche anterior, así que buscó un lugar para sentarse. Alejandro la siguió con una expresión apática y no se sentó a su lado cuando se acercó a ella. En ese momento, ella estaba tranquila y levantó la mirada. - ¿Por qué no te sientas? -No es necesario-contestó de manera inexpresiva sin siquiera mirarla. La joven comprendió qué estaba ocurriendo. No quiere estar cerca de mí, eso debe ser. Cuando nos divorciemos, podrá estar con Claudia, así que no tiene sentido que sea atento conmigo. Por fortuna, ella ni siquiera esperaba ser amiga de Alejandro luego de divorciarse. En principio, no le molestaba que no interactuaran entre ellos, pero mientras más esperaban, comenzaron a escuchar a la gente a sus alrededores murmurar. -Míralos. ¿Van a divorciarse? - ¿Qué? ¿Estás seguro? Parecen la pareja perfecta y aun así se divorciarán. -No lo comprendo. ¿Acaso creen que encontrarán otra pareja más atractiva? ¿Por qué se divorcian? Me angustia ver que van a separarse. Era imposible que no les prestaran atención a ellos, en especial porque eran muy atractivos. Como ambos lucían muy bien, las personas los consideraban como la pareja perfecta, lo que generaba aún más debate. Victoria escuchaba a la gente murmurar y, si ella lo hacía, Alejandro también porque estaba a su lado. No obstante, él se mantuvo serio y no reaccionó ante los comentarios.
Todo por Amor -Por cierto, ellos son muy jóvenes. ¿Crees que tienen hijos? Al escuchar, la joven se alteró e hizo un esfuerzo por no poner los ojos en blanco y calmarse. ¿Cómo es posible que la conversación se haya desviado tanto y mencionen eso?». –Tienen muy buenos genes; sería una pena que no tengan hijos. Al escuchar el comentario inocente, ella miró a Alejando y, tal como esperaba, tenía una expresión sombría. Desde que recibió ese mensaje y le sugirió estar un año lejos de él, el hombre no volvió a preguntarle sobre el asunto. La joven pensaba que Claudia se había encargado de todo, así que él no le preguntó. Además, él creía que ella había abortado y por eso no le consultó, pero en realidad continuó con el embarazo. - «Por favor, ya cállense», pensó. No obstante, la multitud estaba muy entretenida murmurando y ni siquiera les preocupaba si los protagonistas de la conversación se molestaban porque ya era una discusión agitada. -Deben tener hijos. Si fuera ellos, me encantaría tener varios con esos genes. Además, aunque me divorcie, los rostros hermosos de mis hijos me ayudarían a recuperarme. ¿No crees que sería una gran recompensa? -Si, estoy de acuerdo porque de lo contrario no tendría nada después de divorciarme. Además, todo cambia con el tiempo e incluso una mujer hermosa se convertirá en una anciana. No obstante, mientras mis hijos sean hermosos, podrán demostrar lo bella que solía ser en el pasado, ¿no crees? Los hijos se habían convertido en el objeto de la conversación. Victoria casi se desmaya; cuando ya no podía tolerarlo y se puso de pie para marcharse, Alejandro la detuvo. - ¿Tienes hambre? -preguntó en voz baja. - ¿Qué? Pensó que estaba alucinando y lo miró sorprendido. Aunque el hombre se mantenía inexpresivo, notó que ya no estaba tan malhumorado. - ¿Quieres comer? - ¿Me dices a mí? - ¿Con quién más podría estar conversando? -contestó con el ceño fruncido. -Ah, no, gracias. No tengo hambre -respondió y sacudió la cabeza. Luego, bajó la mirada mientras pensaba. - ¿Por qué cambió de repente su actitud? -. Era evidente. que estaba de mal humor cuando llegaron al lugar, pero, luego de escuchar a las personas. murmurar, parecía más animado e incluso estaba preocupado por ella. - ¿Será porque se siente culpable por haberme pedido que aborte?». -Pero no desayunaste insistió.
Todo por Amor -Si, pero no tengo hambre. Ella en verdad no tenía apetito. - ¿Estás segura de que no tendrás hambre después? No tendremos tiempo de desayunar de camino al asilo. Cuando le explicó la situación, ella comprendió de inmediato. -De acuerdo; vamos a desayunar. -Espera aquí; iré a comprarlo. Luego, Alejandro salió del edificio. De pie, afuera, no fue a comprar de inmediato, sino que se apoyó en la pared, encendió un cigarrillo y disfrutó la brisa fresca y mañanera. El hombre observaba el pelo para intentar ocultar sus emociones. Su mañana comenzó con Victoria molestándolo y tuvo que contenerse para no agarrarla por el cuello por ser tan despiadada. Por lo menos, cambió de opinión en cuanto ella aceptó desayunar. «¿Qué me sucede?». Victoria no esperaba que las personas que estaban murmurando se acercaran a ella y se sentaran a su alrededor como si fueran amigas. -Hola. ¿El hombre que se fue es su esposo o su novio? - ¿Por qué están aquí? ¿Van a casarse o a divorciarse? -Permítame preguntarle, ¿tienen hijos? Victoria se sentía abrumada. ¿No creen que se están contradiciendo con sus preguntas? Además, es muy inapropiado que se entrometan en la vida privada de alguien, en especial luego de haber estado haciendo comentarios frente a mí». -Lo lamento, pero es mi vida privada. No me siento cómoda ni quiero contarles mi historia a extraños comentó sonriendo. El grupo se sorprendió al oírla, pero no estaban molestos, sino que un poco avergonzados. Después de todo, aunque Victoria decidió no responderles, ella fue muy amable. De lo contrario, si se enojaban porque ella se defendió, iba a demostrar que el grupo no tenía ni límites ni modales. -Entiendo; no la obligaremos y le pedimos disculpas. Es que ambos lucen muy bien juntos y no pudimos evitar querer saber más sobre usted. -Es cierto; jamás había visto un rostro tan hermoso. -Gracias respondió sonriendo-. Ustedes también lucen muy bien. -Y nos lo dice la mujer más hermosa; me hará sonrojar. Solo para que lo sepa, tiene un rostro único; debería aprovecharlo.
Todo por Amor Aunque las mujeres eran muy entrometidas, Victoria no se enojó con ellas. Antes de que Alejandro regresara, ellas continuaron conversando a su lado, aunque la joven apenas respondía. No obstante, la consideraban como si fuera su amiga y le contaron sus historias de amor; la conversación finalizó cuando apareció una figura en la entrada. El grupo se disipó de inmediato y regresaron a sus asientos. Alejandro se acercó a Victoria y percibió varios perfumes a la vez, lo que lo molestó. - ¿Qué querían? -preguntó al mismo tiempo que le entregaba la comida. -Nada importante-dijo y agarró la bolsa luego de dudar un momento-. Solo querían saber por qué estábamos aquí.
Capítulo 56 Es nuestro turno. Luego de observar el contenido de la bolsa, notó que Alejandro había comprado solo comida chatarra y no quería comer eso, así que la dejó a un lado. - ¿No te gusta nada de lo que compré? -preguntó al ver el comportamiento de la joven. —No, es que no tengo hambre en este momento -respondió y sacudió la cabeza. El no dijo nada y se sentó a su lado. Como el hombre no estaba muy abrigado o quizás porque acababa de ingresar al edificio, Victoria percibió que estaba frío en cuanto se sentó; luego de un instante, notó que solo tenía una camisa de vestir e iba a hablarle, pero se arrepintió. Ambos permanecieron en silencio; aunque estaban muy cerca uno del otro, no parecían conectados entre sí. Victoria notó que las mujeres que estaban murmurando más temprano ingresaron con sus novios y salían con sus certificados de matrimonio. A medida que se retiraban, observaba cómo los hombres abrazaban por la cintura a sus esposas mientras que ellas le agarraban los brazos; las parejas lucían felices. Mientras los observaba, Victoria recordó el día que fue con Alejandro al ayuntamiento. Era un recuerdo hermoso para ella en contraste con la situación en la que se encontraba en ese momento. Mientras ella permanecía sumida en sus pensamientos, una persona los llamó y, al escucharlo, salió de su ensimismamiento, pero no se movió. -Es nuestro turno. Alejandro tampoco dijo nada y nadie podría saber en lo que estaba pensando; él tampoco se puso de pie. La persona volvió a llamarlos y Victoria suspiró al mismo tiempo que se ponía de pie. -Vamos dijo y comenzó a caminar. - ¡Espera! -exclamó para que se detuviera.
Todo por Amor Ella se alteró al escucharlo y se mordió con fuerza el labio para evitar voltearse; percibió el gusto a sangre y el dolor la hacía permanecer consciente de la situación en la que se encontraba. - ¿Qué ocurre? -preguntó sin siquiera mirarlo. Al ver su comportamiento, Alejandro frunció el ceño y justo cuando iba a hablar, comenzó a sonar su teléfono; Victoria se alivió al escucharlo. -Atiende el llamado, yo te esperaré aquí. Continuó caminando, pero luego de tan solo un paso, él le agarró la muñeca. -Espérame un instante-comentó mientras la sujetaba con una mano y sostenía el teléfono con la otra. Al ver la pantalla, frunció el ceño-. Me están llamando del asilo. Ella se volteó y dejó de intentar liberarse. - ¿La abuela está bien? ¡Contesta! -urgió mientras le sujetaba con fuerzas las manos a Alejandro. El hombre no notó que estaban tomados de las manos y respondió; ella estaba muy ansiosa y no sabía por qué, pero cuando Alejandro le dijo que lo estaban llamando del asilo, tuvo un mal presentimiento. Notó que al hombre se le desfiguraba cada vez más el rostro y no pudo evitar fruncir el ceño ella también. Cuando colgó, ella estaba aterrada y le sujetó con más fuerza las manos. - ¿Qué sucede? -La abuela no está bien-dijo ansioso. Ella no supo qué decirle. Un minuto después salieron del edificio y la persona que los había estado llamando, no pudo evitar lamentarse por su ausencia luego de llamar a la pareja que seguía después de ellos. De camino al asilo, Victoria estaba tan ansiosa que no podía dejar de morderse el labio; apretaba las manos, el corazón le latía con rapidez y no podía dejar de pensar. Me equivoqué. No debería haber ido primero al ayuntamiento, sino al asilo en cuanto desperté. No, ni siquiera debería haberme ido anoche de allí; tendría que haberme quedado con la abuela y acompañarla. Sabía que iban a operarla hoy, ¿por qué fui tan imbécil de dejarla sola luego de que me lo pidiera solo una vez? -. La joven cerró los ojos y apoyó la espalda en el asiento mientras se castigaba de manera innecesaria. No podía dejar de pensar y de recordar. Alejandro conducía a toda velocidad, pero fue muy cuidadoso; se detenía en los semáforos. cuando debía hacerlo, pero tenía el ceño fruncido. Mientras esperaba, notó que Victoria no se encontraba bien y se volteó para observarla; en ese momento, notó que tenía sangre en las comisuras de la boca.
Todo por Amor - ¿Qué te sucedió? Ella no le respondió; Victoria estaba pálida y con el ceño fruncido. Tenía los labios apretados y parecía que no lo había escuchado. Alejandro se alteró y le sujetó la barbilla para intentar abrirle la boca, pero fue en vano. La joven continuó mordiéndose y comenzaron a caerle gotas de sangre de la comisura mientras se resistía. -Victoria, ¿qué estás haciendo? ¡Abre la boca! Alejandro temía lastimarla si la sujetaba con más fuerza, así que solo le gritó y esperaba que así ella volviera a la realidad; no obstante, parecía que estaba en una pesadilla y nada iba a despertarla. De repente, tuvo un recuerdo. Victoria creció sin su madre desde pequeña; su padre la adoro e incluso la consintió demasiado. Para los demás, ella era perfecta y nada podía molestarla, pero, si alguien hacia una broma o mencionaba a su madre, se alteraba. Eso demostraba que la joven aún se preocupaba por ella, aunque nunca estuviera a su lado. Luego, conoció a la familia Calire y Griselda la apreciaba como si fuera su nieta. Ella solo había recibido el cariño y el cuidado de su padre y descubrió la diferencia entre el amor de un padre y el de una madre. Incluso le contó a Griselda sus secretos, pero Alejandro se enteró de eso por accidente cuando era más joven. Victoria visitaba de manera frecuente a la familia Calire cuando era joven; primero, iba a ver a Alejandro, pero, con el paso del tiempo, solo iba a visitar a Griselda. Una vez, Alejandro regresó a su casa y le dijeron que Griselda y Victoria estaban en el jardín y fue a buscarlas. Él escuchó cuando la joven le estaba contando a su abuela sobre su período; se quejaba de que tenía mucho flujo y que le dolía el estómago y deseaba que la anciana la abrazara. También escuchó que se ensució su vestido blanco preferido y que no había podido limpiarlo. Le contó todo a Griselda, incluso aquellos secretos que no le diría a nadie. Alejandro fue a buscarla, pero al escuchar de qué se estaba quejando, se avergonzó, no supo qué hacer y no se acercó a ella. Al pensar en ese momento, notó que Victoria apreciaba a Griselda mucho más y de una manera diferente al pasado; parecía que ella dejó de querer a su madre y solo estimaba a la anciana. Luego de calmarse, Alejandro le dio una palmada en la mejilla. -Victoria, despierta; la abuela está bien.
Capítulo 57 Mordida feroz Sin embargo, no importaba lo mucho que la llamaba, ella no le respondía; parecía que no oía nada de su alrededor. Alejandro comenzó a impacientarse y la miraba. El semáforo cambió a verde y no aceleró, por lo que todos los conductores de los demás autos comenzaron a tocarle bocina. El hombre los escuchó, pero los ignoró y se acercó a la joven; le sujetó la
Todo por Amor barbilla y la besó. Tal como esperaba, Victoria tenía los dientes apretados y no pudo abrirle la boca por mucho que lo intentaba. Tenía el ceño fruncido y decidió pellizcarle con suavidad la cintura; ella no soportaba las cosquillas y, aunque no gritó ni se apartó como solía hacerlo, reaccionó y Alejandro aprovechó para abrirle la boca. Como estaba tan cerca de ella, percibió el olor a sangre, pero antes de que pudiera reprenderla por hacerse eso, sintió un dolor agudo que lo hizo fruncir el ceño. - ¡Ay! -gritó. Sentía tanto dolor que quería empujarla y alejarla, pero se contuvo y volvió a pellizcar a Victoria, esa vez con más fuerza que la anterior. Luego de sacar la lengua de la boca de la joven, le sujetó la barbilla para que no volviera a morderse. -Si no reaccionas en este momento, Victoria, voy a continuar y será cada vez peor-dijo molesto. Quizás por la manera en la que habló, la joven se estremeció un poco y relajó la mandíbula. Luego de volver a la realidad, escuchó las bocinas, los gritos impacientes y los insultos de los demás conductores. Aun así, se sorprendió aún más al ver al hombre agitado frente a ella; percibió su aura masculina y él aún le estaba sujetando la barbilla. -Por fin despertaste. La joven parpadeó varias veces y dejó de morderse el labio que tenía lleno de sangre. Justo cuando estaba a punto de responderle, él la soltó y comenzó a conducir; Victoria recordó lo que acababa de suceder y miró a Alejandro. Notó que él también tenía sangre en el labio y que era su culpa. Quizás él se dio cuenta de que lo estaba mirando. -Si despertaste, deberías limpiarte. Asustarás a las personas en el asilo. Como sabía lo que había hecho, no le dijo nada y sacó un espejo de su bolso; en cuanto se vio, se sorprendió. Tenía marcas de sangre desde los labios hasta la barbilla y, si se presentaba así en el asilo, todos se aterrarían. Sacó algunas toallas húmedas de su bolso y se limpió; cuando se tocó los labios, sintió un dolor tan agudo que respiró profundo. - ¡Ay, me duele! -exclamó. Después, no dijo nada más, pero Alejandro la escuchó. - ¿Por qué te lastimaste así? Si no te detenía, te habrías hecho mucho daño. La joven se dio cuenta de lo que había hecho y se disculpó. -Lo lamento. No sé qué me sucedió, pero no podía detenerme. -Tu… ¿está bien? No se animó a preguntarle en detalle. Cuando hablaba le dolía el labio, pero intentaba soportarlo. Por otro lado, Alejandro entrecerró los ojos. - ¿Mi qué? ¿Por qué no continuaste la pregunta?
Todo por Amor La joven estaba perpleja, frunció los labios y no dijo nada. Su relación se había tornado tan vergonzosa que ya no sabía qué decirle. -No te atreves a continuar? -preguntó Alejandro. No obstante, Victoria solo bajó la mirada y se sentía incómoda, pero a Alejandro le causó gracia ese comportamiento. -Por fortuna no estoy muerto; casi me arrancas un trozo de lengua -explicó de manera apática. - ¿Lo dices en serio? -preguntó conmocionada. —¿Acaso no es evidente por la herida que tienes en los labios? Otra vez, se quedó perpleja. -Tiene razón; acabo de verme en el espejo. Me mordí muy fuerte y también se lo hice a él-. No sabía qué responderle, así que solo bajó la mirada y se disculpó de nuevo. -Lo lamento; si vuelvo a hacer esto, por favor, déjame sola. —¿Acabas de decir la próxima vez? -preguntó con el ceño fruncido-. ¿Le divierte lastimarse, señorita Copo de nieve? No vuelvas a hacerlo, ¿me oíste? Habría sido terrible que él no la ayudara este día. -No lo controlo, ¿cómo voy a saber si volveré a hacerlo o no? Alejandro la miró serio. -Tiene razón; no importa lo mucho que intenté detenerla y la llame, parecía que estaba perdida y que su cuerpo solo podía responder ante los estímulos externos. Debo hablar con el doctor sobre esto-. La abuela solo se descompensó -murmuró en voz baja-. Aunque aún no sabemos cómo está, su estado de salud ha sido muy bueno este tiempo. Si bien puede ocurrir algún inconveniente, lo peor que podría suceder es que no puedan operarla en los próximos días. No te asustes. Por lo que había ocurrido, Victoria logró calmarse -Estaba muy aterrada. Me preocupaba perder la cordura en cuanto escuchara lo que le ocurrió a la abuela. Pensándolo bien, Alejandro tiene razón, debo calmarme. -De acuerdo. Al llegar al asilo, el hombre detuvo el auto, abrió la puerta y se bajó. Victoria intentó hacer lo mismo. -Espera. - ¿Por qué? -preguntó y la miró con el ceño fruncido. La joven le entregó una toalla húmeda.
Todo por Amor -Límpiate la sangre que tienes en los labios. El hombre se sorprendió al escucharla, pero la obedeció. No obstante, la sangre se había secado durante el trayecto y tuvo que restregarse la toalla húmeda. -Tienes un poco aquí comentó la joven mientras le señalaba el lugar. El hombre volvió a intentarlo. – No, ese no es el lugar. Alejandro frunció los labios y continuó restregando la toalla húmeda con paciencia, pero Victoria dijo: ¿Por qué continúas limpiándote ahí si ese no es el lugar correcto? El hombre perdió la paciencia y le entregó la toalla a la joven. -Límpiame, por favor. Ella se quedó estupefacta. Le habría arrojado la toalla húmeda en el rostro por el comportamiento apático del hombre si no hubiera sido ella la que lo lastimó; sin embargo, lo ayudó. Como él era muy alto, tuvo que ponerse en puntas de pie y estaba incómoda; al verla, él se agachó un poco y tenía una mirada sombría. Ella se dio cuenta y se estremeció un poco al ver lo que acababa de hacer, pero continuó con su tarea mientras revisaba si tenía más heridas. Ella bajó la mirada y Alejandro no sabía qué estaba haciendo; al mismo tiempo que ella lo revisaba, él la observó con atención. -Dijiste que anoche no pudiste dormir bien, ¿verdad? -preguntó el hombre.
Capítulo 58 Suficiente, Alejandro Victoria lo miró al escucharlo y se sintió intimidada al observar sus ojos oscuros; parecía que podía leerle la mente. -Si-respondió con indiferencia sin siquiera mirarlo. - ¿Y por qué? -dijo con los ojos entrecerrados, observando su rostro y anteojos. ¿Por qué tienes ojeras? -En cuanto dijo eso, pareció haber comprendido-. Ahora entiendo por qué estás usando anteojos. Ella no supo qué responder y lo miró con desprecio. -Ya terminé de limpiarte, pero tienes el labio lastimado; deberías tomar alguna medicación. Vamos, entremos para ver a la abuela. La joven se volteó y Alejandro permaneció en el lugar un instante; luego, la alcanzó. -Tienes los ojos enrojecidos, lo que demuestra lo cansada que estás. ¿No dormiste en toda la noche?
Todo por Amor -Suficiente, Alejandro -dijo y comenzó a caminar más rápido; cada vez hacía más ruido con sus tacones. Luego de conversar con el doctor, descubrieron que la anciana se descompensó por la ansiedad. Todos sus signos vitales eran estables y no tenía ningún otro problema de salud desde que llegó al hospital. Al escuchar las novedades, se relajaron. «Por fortuna, solo se desmayó porque estaba nerviosa. Me alegra saber que no es un asunto grave», pensó Victoria. -No creo que sea apropiado que la operemos en el estado en el que se encuentra, ya que una mala salud mental puede provocar problemas graves. Si consideramos su estado físico, ella está lista para su cirugía, pero por cómo se encuentra psicológicamente, podría tener otras complicaciones -explicó el doctor. - ¿Qué debemos hacer? ¿Qué nos recomienda para tratarla, doctor? -preguntó Victoria preocupada. -En este momento, podemos darle medicación para calmarla, pero necesitamos que su familia presente esté para que un psicólogo les brinde asesoramiento. La joven comprendió la situación: Griselda tenía un problema de salud mental y no físico. Frunció los labios rojos y tenía una expresión sombría mientras Alejandro se acercaba para abrazarla. -Entendemos. Haremos lo mejor para apoyarla con su tratamiento. Discúlpenos un momento. -Si claro. Deberían ir a ver a la gran señora Calire-comentó el doctor. Alejandro y Victoria sentían como si estuvieran en un sueño; salieron de la oficina del doctor y fueron a la habitación de Griselda. Allí, había dos enfermeras vigilándola y se pusieron de pie al ver a la pareja ingresar. -La gran señora Calire está dormida, pero se encuentra bien. No deben preocuparse -explicó una de ellas. -Gracias, la controlaremos nosotros, así que pueden a ocuparse de sus asuntos-comentó Victoria angustiada. Se sentó al lado de la cama de la anciana; fue muy cuidadosa al acercarse y no hizo ruido. Griselda, que aún estaba dormida, tenía una expresión de calma y portaba su habitual aura elegante a pesar de todo el tiempo que había estado en el asilo. Cualquiera podía notar lo especial que era con tan solo mirarla allí, dormida. Tanto Victoria como Alejandro permanecieron en silencio en la habitación. Luego de media hora, sonó el teléfono de Alejandro y Victoria lo miró de inmediato casi al mismo tiempo que él lo colocaba en silencio. Como ambos estaban al lado de la cama, la joven vio el identificador de llamadas y leyó el nombre de Claudia.
Todo por Amor -Deberías contestar-murmuró en voz baja luego de mirarlo a los ojos. El hombre permaneció en silencio un momento y se retiró. En cuanto salió, a la joven se le desfiguró el rostro. ¿Por qué Claudia lo está llamando? ¿Él le dijo que íbamos a divorciarnos hoy? ¿Llamará para preguntar si ya no estamos casados?». Por otro lado, Alejandro se alejó lo suficiente de la habitación antes de contestar. - ¿Ale? -Dime. ¿Por qué estás despierta desde tan temprano? -preguntó; estaba de muy mal humor e hizo un gran esfuerzo por ser amable con ella. -Estoy despierta desde hace bastante tiempo en realidad. No pude dormir bien anoche porque estaba preocupada por la gran señora Calire. ¿Cómo se encuentra? Ale, sé que no es un buen momento para pedirte esto, pero en verdad estoy muy preocupada por ella. ¿Puedo ir a visitarla? No te preocupes, no permitiré que me vea. Me quedaré afuera y me iré en cuanto despierte; ni siquiera entraré a su habitación. Alejandro levantó una ceja por el comportamiento sumiso de la mujer. Ella era su salvadora y no merecía que la tratara así. Estaba a punto de asentir, pero cambió de opinión al considerar el estado de Griselda. -No operaron a la abuela. - ¿Qué? -comentó luego de un momento-, Atrasaron la cirugía o…? -Si; tuvieron que retrasarla porque la abuela se puso muy nerviosa y se descompensó -explicó mientras miraba en dirección a la habitación-. Vamos a tener que esperar un poco más para la cirugía. - ¿Por qué van a retrasarla? La mujer se quedó perpleja y observaba el vino tinto y el filete que había preparado; incluso había encendido velas aromáticas y no esperaba que la situación resultara así. -Si, no sabemos cuánto tiempo debemos esperar. Ella está dormida ahora, así que te llamaré luego. Alejandro colgó y regresó a la habitación. – ¡Bip, bip, bip! Claudia se quedó atónita al darse cuenta de que había cortado la llamada. Una de sus amigas salió de una de las habitaciones y se acercó a ella al ver que dejó el teléfono sobre la mesa. - ¿Qué sucede, Claudia? ¿Lo llamaste? Ella asintió, pero su amiga no se dio cuenta de lo desanimada que estaba.
Todo por Amor -Uy, felicitaciones. ¿Alejandro vendrá más tarde? ¿Podemos quedarnos a celebrar con ustedes? pregunto emocionada. -Si Claudia; tu amado Alejandro por fin se liberó de esa mujer y te convertirás oficialmente en la señora Calire después de esto, ¿no? -comentó otra de ellas. -Por favor, señora Calire no se olvide de nosotras cuando sea millonaria y poderosa. -Tienes que compartir tu fortuna con nosotras; espero tener un asiento vip en tu boda, ¿sabes? - ¡Yo también! Quiero estar en la primera fila. Por cierto, ¿puedes tirar el ramo de tu boda en mi dirección? Espero poder casarme con mi novio a fin de este año. -También vas a casarte? ¡Felicitaciones! -dijo la otra amiga. Conversaban felices y no se dieron cuenta de la expresión sombría de Claudia. Mientras más charlaban entre ellas, más se emocionaban. Luego de un momento, la mujer ya no toleró la situación. - ¿Pueden callarse? —gritó. Sus amigas estaban sorprendidas y no comprendían porqué había reaccionado así. -Claudia… -Ni siquiera intentan comprender lo que en verdad ha ocurrido y están haciendo suposiciones. A ninguna le importa cómo me siento; no creen que están exagerando un poco?
Capítulo 59 Quiere interponerse Era muy extraño que Claudia las regañara; por lo general, era amable y muy sociable con los demás. Las personas la consideraban como la mujer ideal debido a que era atractiva y amable, por lo que sus amigas se sorprendieron al verla tan alterada; la miraron consternadas. El ambiente se tornó tenso y Claudia volvió a la realidad al darse cuenta de que estaban en silencio; solo en ese momento se dio cuenta de lo que había hecho y que todas la observaban. -Lo lamento dijo luego de un momento-. Me alteré porque me puse de muy mal humor; les pido disculpas. La mujer no tenía más alternativa que disculparse para que continuaran teniendo una buena impresión de ella; comenzó a llorar de manera desconsolada y las lágrimas le caían por las mejillas. Sus amigas se sorprendieron por lo enojada que estaba hasta hacía un momento y que luego se disculpara y comenzara a llorar. - ¿Qué sucede, Claudia? No llores.
Todo por Amor -Dinos qué ha ocurrido; te ayudaremos. -Exacto, Claudia. ¿No estabas conversando con Alejandro por teléfono? Sus amigas la consolaron y le dieron pañuelos; tuvieron que esperar un momento a que ella se calmara. Claudia era una mujer joven, hermosa y lucía muy delicada y vulnerable cuando lloraba. -Si, acabo de llamarlo respondió mientras se secaba las lágrimas con la mano-. No van a divorciarse por ahora. Postergaron la cirugía de Griselda por lo que Alejandro y Victoria iban a tener que esperar para divorciarse. Aunque Claudia estaba avergonzada, sabía que no podía ocultarles la verdad. - ¿Qué? ¿No van a divorciarse? ¿Por qué no? -preguntó una de sus amigas. - ¿Acaso no dijeron que iban a hacerlo en cuanto terminara la cirugía de la gran señora Calire? ¿Por qué cambiaron de parecer? - ¡Ya sé! Esa zorra de Victoria debe haberlo convencido de manera descarada. Ella no quiere divorciarse, ¿no? Claudia intentó explicarles a sus amigas la realidad, pero otra de ellas la interrumpió. -Siempre supuse que Victoria estaba ideando un plan. ¿Recuerdan cómo lucía cuando la vimos la última vez? ¿Ella en verdad cree que va a ser la esposa de Alejandro por siempre por tan solo estar con él durante dos años? -No te preocupes, Claudia. Si intenta robarte a Alejandro, nos aseguraremos de darle una lección. -Debemos darle una cucharada de su propia medicina. En principio. Claudia pensó que no tenía más alternativa que esperar a que operaran a Griselda, pero, al escuchar cómo sus amigas querían darle una lección a Victoria, recordó que la joven estaba embarazada. -Si… Si mis amigas me ayudan a que Victoria pierda el bebé, ¿cómo resultaría la situación? Alejandro podría descubrirlo, pero, aun así, Victoria ya no sería una amenaza porque ya no estaría embarazada. Además, no podrán responsabilizarme porque yo no seré quien la lastime y aún seria la salvadora de Alejandro-. -No deberían hablar así comentó Claudia para fingir-. Estoy segura de que Victoria tiene sus motivos concluyó con amabilidad. - ¿Cuáles serían? ¿Cuál es la razón por la que alguien se quedaría con el novio de otra persona durante tanto tiempo? Apuesto a que quiere interponerse en tu relación; quizás, no quiere devolverte a Alejandro. Es una zorra descarada comentó una de las amigas.
Todo por Amor -Es cierto. ¿Por qué va a dejarlo si por ser la señora Calire tiene tantos beneficios? Eres muy amable, Claudia. ¿Por qué no interferiste cuando Ale quiso casarse con ella por conveniencia? - ¿Por qué no lo hice? Quería hacerlo, pero…. Claudia bajó la mirada y no dijo nada. -Deja de cuestionarla. ¿Acaso no saben lo gentil que es ella? Es probable que se haya sentido mal al ver lo pobre que eran los Selva y ahora Victoria exagera el estado en el que se encuentra su familia. Nunca he conocido a una persona tan despreciable como ella. -No te preocupes, Claudia. Nos aseguraremos de que se haga justicia esta vez. -Basta, chicas. -Claudia tenía los ojos llenos de lágrimas-. Sé que tienen buenas intenciones. pero ella ha estado cuidando a la abuela de Ale en el hospital y es una buena persona. - ¿Qué importa si lo es? Bueno, entonces le daremos una lección cuando ya no la cuide. Debemos. defenderte comentó una de sus amigas. -No quiero que hagan nada imprudente; hablaré con ella después -respondió un poco desanimada; luego, se secó las lágrimas y forzó una sonrisa-. De acuerdo. Comamos esta cena que preparé; me alegra saber que compré más comida. Traeré más ya que esto no es suficiente. -Claudia. -Dejemos de hablar de este asunto. Debemos embriagarnos y olvidarnos de nuestros problemas -dijo y abrió una botella de vino al mismo tiempo que se acercaba al armario para sacar más copas. Sus amigas se miraron entre sí y tomaron una decisión en ese instante. Tanto Victoria como Alejandro cuidaron a Griselda todo el día. La joven no tenía apetito, así que se apoyó en el borde de la cama y lucia enferma; parecía que ella era en realidad la paciente. Luego de un rato, el hombre la incentivó para que comiera un poco. -Debes comer. -No tengo hambre -respondió con el ceño fruncido. - ¿Crees que tienes poderes y que no necesitas comida para sobrevivir? -murmuró luego de un momento, Ella no había tenido hambre en todo el día, por lo que no comió nada; Alejandro notó que había perdido mucho peso, aunque no sabía si era su imaginación. La joven no volvió a hablar, así que él le dio un cuenco de gachas. -Debes comer; al menos algunas cucharadas. Victoria frunció el ceño al ver el bol; quería rechazarlo, pero dudó un instante y lo agarró. Tomó la cuchara e hizo un esfuerzo por comer. En verdad no tenía hambre, pero no podía
Todo por Amor hacer lo que quería porque estaba embarazada y ese bebé iba a ser su familia en el futuro; sabía que, como madre, era su obligación cuidarlo. Al pensar en ello, la joven tuvo apetito y comenzó a comer; luego de terminar el primer cuenco, tomó otro. Alejandro levantó una ceja al verla comer tanto y se sorprendió por el cambio en el comportamiento de la joven. Sin embargo, no dijo nada al respecto porque sabía que era bueno para ella. Ambos terminaron de comer en silencio, aunque él no tenía mucho apetito; por lo general, comía el doble que Victoria, pero ingirió lo mismo que ella ese día. Cuando terminaron, el hombre comenzó a limpiar todo mientras que Victoria se sentó en el sofá y lo miró. Estaba acostumbrada a ello y se conocían desde que eran niños; ella solía pedirle que limpiara cuando eran novios. Por lo general, él se quejaba, pero luego comenzó a hacerlo sin que se lo pidiera. Con el paso del tiempo, él comenzó a darle todo lo que necesitaba y cuidaba de ella. Ella disfrutaba ese comportamiento y no le daba importancia a la situación en la que se encontraba; incluso se encariñó con él al ver cómo la cuidaba a pesar de que su matrimonio fuera por conveniencia. Sin embargo, en ese momento, lo observó y se dio cuenta de que no importaba. sí estaban casados o no, ambos continuaban comportándose del mismo modo.
Capítulo 60 Desarrollar sentimientos Era probable que Alejandro fuera atento y cariñoso con Victoria porque habían sido amigos desde niños o bien porque sus familias eran cercanas. Quizás él la trataba como a una hermana y tal vez por eso era amable con ella estando o no casados. Sin embargo, lo que a Victoria le hizo gracia fue que ella acabó desarrollando sentimientos durante todo ese tiempo. Tras un instante, cerró los ojos para dejar de mirarlo. Griselda se despertó alrededor de las ocho de la noche. En cuanto abrió los ojos se encontró con el rostro de Victoria por encima del de ella. La joven la miraba fijo y la punta de la nariz prácticamente tocaba la de la anciana. Se veía muy preocupada. -Te despertaste, abuela. ¿Cómo te encuentras? ¿Sientes alguna molestia? ¿Tienes hambre? Griselda curvó los labios mientras miraba a la joven de tez clara y ojos muy abiertos que tenía ante ella. Victoria estaba preocupada sin duda, así que la gran señora enseguida agitó la cabeza. - «Esta jovencita es tan dulce», pensó. Victoria se humedeció los labios nerviosa al ver que Griselda negaba con la cabeza y guardaba silencio. Al final, terminó levantando la mano delante de ella. —Mírame, abuela. ¿Qué número es este? le preguntó. La anciana pudo notar con claridad que Victoria sacó dos dedos. Tenía la intención de separar los labios y dar la respuesta correcta cuando se le ocurrió una idea. -Uno contestó, solo para hacerle una broma.
Todo por Amor La joven se mostró sorprendida tras escuchar la respuesta. -Abuela… Victoria estaba a punto de llamar al médico cuando sintió que Alejandro le sujetó la muñeca. -Suéltame. Necesito llamar a un médico -pronunció con una mirada de asombro. El la miró un momento y no la soltaba. - ¿Estás segura de esto? -preguntó con tono exasperado. Entonces, la anciana se rio entre dientes. -Solo estaba bromeando, jovencita tonta. Estoy bien. Victoria notó la sonrisa de Griselda cuando volvió a mirarla. Entonces, ¿dijo la respuesta equivocada a propósito? No solo se siente bien, sino que incluso se siente bastante saludable como para hacerme una broma, ¿eh? -. Suspiró aliviada. -De verdad me asustaste, abuela le dijo mientras la abrazaba. Después, Victoria le dio un poco de gachas. Griselda comió lentamente con lapsos de tiempos espaciados entre cada bocado. La gran señora ya no quería más luego de comer la mitad del cuenco. Acababa de despertarse y su sistema digestivo no era tan eficiente como el de una persona joven, así que Victoria decidió que no la convencería para que comiera un poco más. Te daré de comer cuando tengas hambre más tarde, -Le ofreció. Griselda no dijo mucho después de eso, sino que solo se quedó sentada en silencio. Mientras tanto, Victoria estaba mucho más ocupada. Era una mujer atenta, así que se apresuró a ir al baño con un paño apenas Griselda terminó de comer. Luego, lo remojó en agua caliente y se lo dio a la abuela para que se limpiara las manos. -Deberían ir a casa -anunció la gran señora al cabo de un rato. Victoria se quedó pasmada. Alejandro, por su parte, elevó una ceja al oírla. - ¿De qué estás hablando, abuela? -le preguntó. Sin embargo, Griselda continuó con un tono tranquilo y relajado. A ella no parecía molestarle en absoluto su tono áspero. -Soy una mujer adulta y no deberían perder el tiempo conmigo. Dormir es muy importante. para los jóvenes de su edad. Deberían ir a casa a descansar. Las enfermeras se quedarán conmigo -pronunció. Incluso Alejandro pudo darse cuenta de que algo no estaba bien por como Griselda hablaba. - ¿Qué quieres decir con eso, abuela? Estamos pasando un momento contigo en el hospital. ¿Cómo puede ser una pérdida de tiempo? -le preguntó.
Todo por Amor Victoria le echó un vistazo a Alejandro y se dio cuenta de que no había una buena vibra en el ambiente. Entonces, dejó lo que tenía en las manos antes de caminar hacia Griselda. -No estamos pasando un momento contigo solo por obligación, abuela. De verdad queremos estar aquí contigo. ¿Por qué es una pérdida de tiempo? -dijo con dulzura. Griselda le palmeó la mano a Victoria para demostrarle que no tenía intención de perder los estribos con ella. Luego, se dio vuelta para mirar a su nieto. -Deberías llevar a Victoria a casa para que descanse un poco. Yo estaré bien ya que las enfermeras me cuidarán. La joven no entendía por qué la gran señora rechazaba su compañía cuando acababa de despertarse. En cuanto Alejandro oyó a la abuela, no se movió, sino que permaneció sentado con los labios fruncidos. En su apuesto rostro se visualizó una expresión sombría. - ¿Vas a desobedecerme, Alejandro? -dijo de nuevo. El frunció el entrecejo y Victoria se apresuró a pararse delante de él. - ¿Tienes alguna preocupación, abuela? ¿Quieres hablar de ello? -La joven estaba preocupada al ver la forma en que se comportaba sobre todo porque Griselda se había desmayado antes. -No tengo ninguna preocupación. Solo creo que mi mentalidad cambió después de envejecer. No quiero que ustedes trabajen tanto solo para cuidarme. No quiero molestarlos. -Suspiró mientras seguía hablándole a Victoria en un tono amable-: En realidad, ya no me importa someterme a la cirugía. No es importante para mí. La expresión de Victoria se ensombreció al oírla. - ¿A qué te refieres? ¿No te importa? ¿Cómo que no es importante, abuela? Todavía estás lo suficientemente sana como para recuperarte; además, el médico dice que la cirugía será un éxito. ¿Tienes miedo? En ese caso, me quedaré contigo hasta que te intervengan, ¿de acuerdo? Victoria entró en pánico al enterarse de que no quería someterse a la cirugía, por lo que se aferró a toda prisa a la mano de Griselda antes de agacharse en el suelo con una mirada de pánico. Era casi como si Victoria fuera quien tuviera que operarse. Griselda se sintió mal al ver su expresión. Se conocían desde hacía años, por lo que la anciana sabía que la joven nunca había recibido cariño maternal. Griselda comprendía que Victoria se volviera dependiente de ella al ser una figura femenina mayor a ella. Si la gran señora hubiera sido más joven, podría imaginársela tratándola como a su madre. - ¿Te parece bien, abuela? -Victoria la miró y esbozó una sonrisa esperanzadora-. Me quedaré en el asilo contigo o… Si no te gusta este lugar, podemos ir a otro sitio. El médico ha dicho que pueden operarte cuando estés más tranquila dijo.
Todo por Amor Su comentario sobre el asilo era exactamente lo que Griselda necesitaba oír. Esta apretó los labios. sin estar ni de acuerdo ni en desacuerdo. Al ver la expresión de la anciana, Victoria tuvo la sensación de haber acertado en lo que dijo. Por ello, tras meditar un poco más y, después de considerar toda la situación anterior, la joven intentó ofrecer otra sugerencia. - ¿Por qué no te llevamos a casa? Alejandro, que había estado escuchando su conversación, también miró a Griselda. La gran señora guardó silencio un rato, pero luego miró a Victoria antes de sacudir la cabeza. - ¿Abuela? Victoria se quedó perpleja. - ¿Lo entendí mal? Creí que prefería volver a casa con nosotros. Pensé que ya no le gusta estar aquí porque se ha quedado demasiado tiempo. -No quiero irme a casa. No quiero que mi presencia los moleste. Al menos habrá gente que cuide de mi en el asilo -dijo la anciana de manera rotunda mientras agitaba la mano-. Se está haciendo tarde, así que deberían irse ya a casa. Pueden pedirle a una enfermera que se quede conmigo. Me estoy cansando, por lo tanto, necesito descansar —añadió. Victoria quiso decir algo más, pero Alejandro la sujetó del brazo y la ayudó a levantarse. -Está bien. Deberías descansar un poco, abuela. Volveremos mañana. Al oír las palabras de Alejandro, Victoria lo miró con incredulidad. Estaba a punto de apartarlo cuando él la fulminó con la mirada. Luego, la agarró con firmeza y la sacó rápido de la habitación.
Capítulo 61 Debí quedar en deuda contigo Tras irse de allí, Alejandro tomó a Victoria de la mano antes de alejarse. A ella le costó bastante soltarse de su agarre. - ¿Qué haces, Alejandro? -Volvemos por hoy -respondió tras mirarla fijo y de manera tajante. - ¿No has visto la expresión de la abuela hace un momento? Quiere irse del asilo. No quiere quedarse aquí. -Frunció el ceño. Después del incidente de antes, Victoria especuló que Griselda debía estar preocupada por causar problemas a su familia si estaba en casa, así que se quedó en el asilo. Quería volver, pero no se atrevía. La joven estaba frustrada porque había visitado a Griselda todos los fines de semana y no se había dado cuenta de los sentimientos subyacentes de la anciana. Si lo hubiera sabido antes, la habría traído a casa y la habría cuidado. Tal vez hoy no se habría desmayado antes de la cirugía-.
Todo por Amor -Lo sé -La voz de Alejandro sonó grave-. Pero como has visto, ahora se niega a escuchar y está enfadada conmigo, -De repente, recordó algo y añadió-: No contigo. Al oír eso, Victoria se quedó perpleja. -Cierto. Cuando la abuela habló enojada, se dirigía a Alejandro, pero ella siempre ha sido amable y educada conmigo. Al pensar en ello, se sintió aún más desconsolada porque, a pesar de tener mal humor, Griselda tuvo que contener sus sentimientos al enfrentarse a ella. -Entonces, dejaremos que se calme por esta noche mientras volvemos a recoger las pertenencias. Mañana vendremos a buscarla. Victoria pensó un momento y se dio cuenta de que tenía razón. Sin embargo, también le preocupaba que un retraso prolongado pudiera aumentar el estrés de Griselda por quedarse sola en aquel lugar. - ¿No podemos traerla esta noche? -sugirió al pensar en eso. - ¿Esta noche? — Si. En realidad, todavía es bastante temprano. Podemos volver y hacer que las sirvientas limpien la habitación. Luego, podemos decirle a la abuela que nos espere para recogerla en dos horas. ¿Qué te parece? Creo que ese tiempo será suficiente para que se calme. Alejandro reflexionó un momento y asintió con un movimiento de cabeza. -De acuerdo. -Entonces, vamos a decírselo a la abuela ahora mismo. Luego, se dio vuelta emocionada para informarle a Griselda del plan. Después de que Victoria y Alejandro volvieron, la gran señora había estado sentada sola junto a la ventana, perdida en sus pensamientos mientras contemplaba la luz de la luna. De repente, oyó unos pasos familiares. Antes de que pudiera reaccionar, Victoria ya se había parado delante de ella. -Abuela, volveremos para pedirles a las sirvientas que limpien la habitación. Vendremos a recogerte dentro de dos horas. Por favor, espéranos aquí, ¿de acuerdo? -señaló con regocijo. En cuanto dijo eso, se dio vuelta y se marchó sin prestar atención a la reacción de Griselda. Antes de marcharse, le dio instrucciones a las cuidadoras para que la cuidaran bien, luego salió de allí con Alejandro. En el camino de regreso, estaba muy emocionada. Como Griselda volvía a casa, empezó a pensar en cómo decorar su habitación y a hacerle preguntas a Alejandro por el camino. Mientras tanto, él respondía con calma. Cuando se detuvieron en un semáforo en rojo, la miró y vio su perfil alegre, lo que le hizo pensar en su divorcio. Sin embargo, por su aspecto en ese momento, ella parecía haber dejado atrás ese tema. -Por cierto, puede que a la abuela le resulte incómodo subir y bajar las escaleras. ¿Qué tal si arreglamos que se quede en la planta baja?
Todo por Amor -Claro. Puedes llamar de antemano para que alguien limpie la habitación -asintió. -Es una buena idea. -Después de todo, nos llevaría casi una hora en volver a casa». De inmediato, llamó a la residencia. Apenas Héctor supo que Griselda regresaba, les indicó de inmediato a las sirvientas que ordenaran la habitación. Aunque ya era de noche, eso no les impidió seguir limpiando. Los Calire tenían muchas sábanas y fundas nuevas, y las sirvientas no tenían mucho trabajo durante el día. Entonces, aunque las sábanas fueran nuevas, se habían oreado ese mismo día o el anterior y seguían en perfectas condiciones. Victoria colgó el teléfono después de darle instrucciones, pero al mismo tiempo, el de Alejandro empezó a sonar de nuevo. El melodioso tono de llamada resonó en el auto, lo que hizo que sonara un poco brusco. Al principio, ella portaba una sonrisa, pero cuando oyó el tono de llamada, se quedó paralizada durante un segundo; luego, la sonrisa se desvaneció poco a poco. Entonces, se apoyó en el asiento y giró la cabeza para mirar por la ventanilla. Aparte del timbre, no se oía ningún otro ruido dentro del auto. Alejandro también notó el repentino cambio en el ambiente. -Conteste la llamada por mí, señorita Copo de nieve le dijo tras mirarla de reojo. Ante su petición, Victoria dudó un momento y luego se negó: -Contesta tú. -Estoy conduciendo. -Puedes detenerte y contestar. Irritado, Alejandro se rio entre dientes ante sus palabras. -De verdad te resulta tan difícil contestar por mí? -No. -Como la situación había llegado a ese punto, ya no le importó y dijo sin rodeos-: Pero no tengo ganas de ayudarte. Al ver su actitud obstinada y dominante, Alejandro no se sorprendió. Por casualidad, más. adelante había un estacionamiento temporal, así que condujo hasta allí. Después de detenerse, la miró por un momento y pronunció: -Si existe una vida pasada, debí quedar en deuda contigo para que me trates así. Luego, sacó el teléfono para comprobar el identificador de llamadas-. Es mi madre. Ante esas palabras, Victoria, que antes se había mostrado indiferente, se enderezó un poco y expresó de manera inconsciente: -Cómo puede ser…
Todo por Amor El teléfono había estado sonando durante bastante tiempo, pero después dejó de sonar de repente. Justo entonces, Alejandro miró el delicado y hermoso rostro de la joven mientras le preguntaba con voz grave: - ¿Quién creías que era? -Pues deberías llamarla. -Apartó la mirada, evitando el tema. Sin insistir más en el asunto, le devolvió la llamada a Catalina. A los pocos segundos de marcar el número, contestaron de inmediato. Como él había activado el altavoz, se la oyó en el interior del auto. -Ale, tu padre y yo acabamos de aterrizar y vamos de camino al asilo. ¿Cómo está tu abuela? ¿La han operado? -Todavía no. -Alejandro le explicó de forma breve lo sucedido y luego frunció el ceño-. ¿No crees que es demasiado tarde para que vengan ahora? -Lo siento, Ale. Tu padre y yo hemos estado muy ocupados últimamente. Tan pronto como supimos que la cirugía se había adelantado, pospusimos nuestro trabajo para poder venir a casa. Pensamos que estando tú y Victoria con ella, no habría problemas, pero esta vez me equivoqué. No volveré a cometer el mismo error. Catalina parecía fuerte y firme ante todos, pero era amable con su familia. Si alguien no la conocía bien, supondría que tenía el mismo comportamiento tierno y gentil cuando se enfrentaba a todo el mundo. La primera vez que Victoria notó ese marcado contraste en la residencia Calire, se sorprendió bastante. La mujer poderosa y autoritaria que se mostraba ante el público se había convertido en una persona dócil delante de su familia. Al principio, no entendía como una persona podía tener dos facetas. Sin embargo, cuando vio que Catalina calmó al instante a Emanuel, que estaba irritado, lo comprendió enseguida. La mujer era una persona inteligente que se preocupaba mucho por su familia. Su relación con Emanuel también era excelente. A su entender, disculparse con su esposo, sus hijos y sus mayores no consistía en ganar o perder; ese era el pensamiento que Victoria admiraba. Por desgracia, no podía hacerlo delante de Alejandro. Después de todo, él y ella no eran una pareja de verdad.
Capítulo 62 Eso es entre ella y yo A Alejandro lo convencieron las palabras amables de su madre. -De acuerdo. Victoria y yo la traeremos de regreso esta noche. No se molesten en ir al asilo; vengan a casa. —¿Llevarás a la abuela de regreso? -Catalina parecía algo sorprendida ante la noticia y preguntó -: ¿Victoria está allí contigo?
Todo por Amor El no respondió, miró a Victoria y le hizo una seña con la mirada. Puesto que la llamada estaba en altavoz, ella misma pudo escucharla. Hola, madre —dijo la mujer. Al escucharla, Catalina rio entre dientes con amabilidad. -Oh, también estás allí. Has trabajado duro cuidando a la abuela. -No es un gran problema. Gracias, madre, por preocuparte. A pesar de que Catalina no mostraba la misma amabilidad hacia ella como Griselda, igual mantenía los modales apropiados. Jamás la había regañado y cuando se enteró de que se iban a casar, se sorprendió un poco y dijo: -No esperaba que estuvieran juntos tan pronto. Creí que le llevaría mucho más tiempo para que alguien entendiera sus sentimientos. -Luego, estuvo de acuerdo. Sin embargo, en ese momento, Victoria no entendía muy bien el significado de sus palabras. «¿A qué se refería con entender sus sentimientos?». Pensaba que Catalina quizás no comprendía que Alejandro sentía algo por ella, por ese motivo dijo eso. No obstante, dado que ellos fingían estar casados, no insistió más en ese asunto. -De acuerdo, dado que la abuela los tiene a los dos para que la cuiden, tu padre y yo estaremos aliviados. Ya es muy tarde, así que no iremos ahora a causar problemas. Comamos juntos mañana. -Está bien -accedió Victoria. Después de eso, Catalina intercambió unas cuantas palabras con Alejandro y finalizó la llamada. Tanto el hombre como Victoria estuvieron en silencio durante el camino de regreso. Cuando el vehículo se encontraba cerca del destino, ella se volteó hacia la izquierda. -Te decepcionarás. El comentario repentino lo tomó por sorpresa y estaba confundido. -Dado que se pospuso la cirugía de la abuela, la fecha del divorcio también se retrasará explicó ella con calma. El hombre dejó la mano inmóvil sobre el volante; frunció los labios y dijo en tono despectivo: -De todos modos, no se suponía que fuera en este momento según el plan original. El estado de salud de Griselda era bueno, así que reprogramaron la cirugía medio mes antes y la fecha de su divorcio también se adelantó ese tiempo. Puesto que la anciana no podía someterse a la cirugía en ese momento, retrasaron la fecha, la cual no cambiaba mucho del
Todo por Amor plan original. Además, hacia bastante tiempo que él se había preparado para varias contingencias al considerar el estado de su abuela. Victoria lo aceptó y preguntó: - ¿Está bien? ¿Cómo se lo explicarás a Claudia? -Eso es entre ella y yo -respondió el hombre con el ceño fruncido. Ella esbozó una sonrisa irónica. -Tienes razón. Cuando llegaron a destino, antes de que él pudiera estacionar de manera apropiada, ella se bajó del auto y cerró la puerta de un golpe con un ruido sordo, lo que lo dejó estupefacto. Héctor, que escuchó que llevarían a Griselda de regreso, salió feliz a recibirlos cuando escuchó el ruido. Sin embargo, vio a Victoria que pasó junto a él inexpresiva, seguida por Alejandro que tenía expresión sombría. Le tomó algo de tiempo salir de su aturdimiento y se frotó la frente, confundido. - ¿Qué sucede ahora? Mientras tanto, Victoria fue directo a la habitación del piso de abajo donde se quedaría Griselda. Las sirvientas fueron eficientes, dado que ya habían cambiado las sábanas después de que ella llamó. Puesto que la casa ya estaba limpia en días regulares, además de cambiar las sábanas, no había necesidad de hacer nada más. -Señora Calire, la habitación para la gran señora Calire está casi lista. Por favor, dele un vistazo y díganos si hay algo más que le gustaría arreglar. Victoria miró a su alrededor y estaba bastante satisfecha. -Traigan algunas plantas en macetas, cambien las cortinas a un color más elegante y agreguen unas velas aromáticas relajantes. La sirvienta asintió y se marchó a cumplir las órdenes. Más de una hora después, ambos se dirigieron al asilo para recoger a la abuela. Durante las dos horas de espera, como su nieto y su nieta política le dijeron que iban a llevarla a casa, las emociones de Griselda eran una mezcla entre alegría y complejidad. Estaba encantada porque al fin podía irse del asilo, pero era complejo porque regresar a casa parecía ser un problema para ellos debido al estado en el que se encontraba. Después de todo, sin importar lo bien preparada que estuviera la casa, no era un asilo y, sin duda, dedicarían más atención a cuidarla. Sin embargo, antes de que pudiera pensar demasiado en ello, escucho la voz de un cuidador. -Gran señora Calire, el señor y la señora Calire vinieron a buscarla. -Griselda se puso algo nerviosa al escucharlo. Por el contrario, los cuidadores estaban muy felices y sonrieron al decir-: Ya empacamos sus pertenencias.
Todo por Amor Griselda no tenía mucho y todo estaba empacado en dos maletas. Ella estaba preocupada y quiso hablar, pero Victoria y Alejandro la interrumpieron al entrar: - ¿Abuela? Al ver que los cuidadores ya habían empacado el equipaje, Victoria le dijo a Alejandro por instinto: -Ve a llevar el equipaje de la abuela. El hombre arqueó una ceja, pero no se negó, sino que se acercó y tomó el equipaje. Por su parte, ella acercó la silla de ruedas. -Abuela, las sirvientas limpiaron la habitación en la que te quedarás. Puedes descansar una vez que lleguemos. ¿Tomaste una ducha después de que nos fuimos? Griselda negó con la cabeza, dado que estaba demasiado ansiosa incluso para darse una ducha. -Está bien. Te daremos un baño cuando regresemos a casa -dijo Victoria sin siquiera darle la oportunidad a la anciana de pensar en algo más. Empujó la silla de ruedas y se dirigió afuera mientras le indicaba algo a Alejandro con la mirada. Mientras estaba de pie en el lugar, el hombre miró el comportamiento de la mujer y no pudo evitar sonreír antes de tomar el equipaje y seguirla. En medio de la noche, Griselda y Victoria se subieron al asiento trasero del auto. A pesar de que era tarde y era la hora de descanso de la anciana, tenía una mirada alegre mientras observaba el paisaje de la ciudad que pasaba. Desde un costado, Victoria vio la expectativa en su rostro. -De hecho, no importa lo lujoso que sea el asilo, quedarse allí por demasiado tiempo hará que se sienta temerosa y aburrida-. Al pensar en ello, tomó el brazo de Griselda y se apoyó suavemente en el hombro. -En unos días, te llevaré al centro comercial -susurró. - ¿Puedo ir? -La anciana estaba gratamente sorprendida. -Le preguntaremos al doctor antes, pero ir una o dos horas debería estar bien. Griselda no dijo nada más, pero todos podían percibir que su estado de ánimo era bueno. A continuación, el ambiente en el auto mejoró bastante. Al principio, Victoria pensó en el ambiente placentero podía durar algo de tiempo, pero no sabía que cuando el auto se acercara a la entrada de la residencia Calire, vería una figura familiar y esbelta a cierta distancia. Incluso a mitad de la noche, esa persona insistió en usar un vestido blanco, estaba de pie en la entrada mientras se comunicaba con un guardia de seguridad. Al parecer, el guardia notó algo y señaló en la dirección. que estaban ellos. Al seguir el dedo, la figura esbelta se dio vuelta y los miró.
Todo por Amor En ese momento, las luces del auto brillaron en el rostro de Claudia, lo que hizo que sus facciones fueran bastante visibles. Cuando Victoria pensó en Griselda que estaba junto a ella, le dio un vuelco el corazón. - ¿Quién es esa joven? Se ve… bastante familiar.
Capítulo 63 Una extraña En un instante, Victoria sintió que se le aceleró el corazón y miró a Alejandro porque no sabía cómo responder a la pregunta de Griselda. A fin de cuentas, llegaban a ver bien a Claudia desde el asiento trasero y él también la había visto, puesto que estaba detrás del volante. Además, era la mujer que él amaba, así que era lógico que notara su presencia. A continuación, el hombre bajó la velocidad del auto y se detuvo en la entrada de la casa. Cuando estacionó, Claudia tomó su bolso, se acercó al asiento del acompañante y golpeó la ventanilla, la cual se bajó y ella esbozó una pequeña sonrisa. -Regresaste, Ale. ¿Cómo está la abuela? Lo siento, Sé que me dijiste que no me preocupara por ella, pero igual quise venir a ver-dijo y miró de manera casual el asiento trasero. Puesto que no vio a Victoria en el asiento del acompañante, sabía que estaría en el asiento trasero. En ese momento, Claudia pensó que Alejandro le había reservado el asiento del acompañante a ella y estaba encantada. No obstante, notó que había dos personas sentadas atrás; una era Victoria. y la otra era… En cuanto Claudia vio quién era, su expresión cambió drásticamente. ¿La gran señora Calire? ¿Qué hace aquí?». De repente, su intención de presumir ante Victoria por la declaración de Alejandro se desvaneció. La sonrisa que tenía desapareció y se preguntaba si Griselda malinterpretó lo que acababa de decir. - ¿Afectará mi relación con Ale?». Mientras Claudia permanecía perpleja, Griselda la miraba confundida. —¿No la recuerdas, abuela? Es Claudia, que salvó a Alejandro cuando era joven. Es su salvadora explicó Victoria con calma. -Eres tú y has crecido mucho. Por favor, acepta mis disculpas por no reconocerte antes —dijo la anciana. En cuanto supo quién era Claudia, Griselda la trató con amabilidad, dado que era la salvadora de Alejandro. Por otro lado, la mujer negó con la cabeza y sonrió. -Está bien, abuela. ¿Cómo me enfadaría por un asunto tan insignificante? Hablando de eso, yo tengo la culpa. Después de todo, hace bastante tiempo que no te visito debido a mi agenda ajustada. Espero que no me trates como una desconocida por eso. -Le pregunté a Victoria cómo estabas. Jamás me imaginé que estaríamos en contacto tan pronto. Claudia miró a Victoria tras escucharla. Antes de que pudiera decir algo, Alejandro elevó el mentón y dijo:
Todo por Amor -Sube al auto y hablemos. El clima era frío y ella solo llevaba un vestido. Tenía el rostro pálido, dado que estaba de pie en el viento frio, se veía lamentable. -Es tarde, así que no entraré. A fin de cuentas, seria inconveniente que lo hiciera. -Claudia sonrió y negó con la cabeza. Tenía la punta de la nariz roja debido al frio-. Además, vine aquí porque me enteré de la cirugía de la abuela. Puesto que está bien, puedo irme a casa tranquila ahora. —Al final, no se subió al auto y, en su lugar, soportó el clima frío mientras seguía de pie afuera. Cuando Victoria la escuchó, miró pensativa el vestido blanco de Claudia. Desde que descubrió su verdadera identidad, supo que no era coincidencia que estuviera vestida de esa manera y allí de pie. Se preguntaba si Claudia había perdido la paciencia cuando Alejandro no quiso divorciarse, así que fue allí a mitad de la noche sin pensarlo dos veces. Sin embargo, jamás se imaginó que se encontraría con Griselda. Mientras Victoria observaba a Claudia apoyada contra la ventanilla del auto y hablando de manera intima con él, se volvió demasiado apática para preocuparse por ellos. Lo único que deseaba era que Griselda no se viera afectada por eso. En ese momento, supo que Alejandro no dejaría a Claudia sola en el frío. Además, a Victoria también le preocupaba que él hablara de más por accidente, así que tomó la iniciativa y dijo: -No es tan tarde. Date prisa y sube al auto. Dado que la abuela regresó a tiempo, puedes quedarte aquí y hablar con ella por un rato. Haré que el chofer te lleve a casa más tarde. Invitó a Claudia en tono tranquilo. Cuando la mujer la escuchó, miró a Victoria sorprendida de que dijera algo como eso. No obstante, Claudia pronto supo el motivo y asintió. -Gracias, Victoria. Se acercó y se sentó con ellas. No tuvieron problema en sentarse en el asiento trasero puesto que todas eran delgadas. Además, Victoria estaba sentada tan cerca de Griselda que había bastante espacio en el asiento. Después de que Claudia se subió al auto, saludó a la anciana con entusiasmo, Mientras tanto, Victoria suspiró aliviada cuando vio que Claudia no se subió al asiento del acompañante. «Gracias a Dios es lo bastante inteligente», pensó. -Gracias por venir a ver cómo estoy, Claudia. Debes estar cansada. -Griselda fue amable con ella y ambas comenzaron a murmurar. Después de algo de tiempo, el auto se dirigió a la casa y se detuvo en el garaje. Luego, las sirvientas sacaron la silla de ruedas que habían preparado de antemano. Cuando la puerta del vehículo se abrió, Alejandro cargó a Griselda y la colocó con cuidado en la silla de ruedas. Cuando Claudia se bajó del auto, notó que Victoria se acercaba a la anciana y conducía la silla de ruedas. Al ver al trio junto como una familia feliz, se sujetó el vestido con fuerza. Sin embargo, pronto pensó en algo y sonrió de nuevo mientras los seguía.
Todo por Amor Por otro lado, Héctor estaba eufórico de saber que Griselda había regresado. Entonces, cuando escuchó algunos ruidos en la entrada, condujo a las sirvientas de inmediato para que los saludaran. Sin embargo, se quedaron conmocionados cuando vieron a los tres junto a Claudia, que no había sido invitada. Cuando la vieron, las sirvientas intercambiaron miradas y, dado que trabajaban para una familia adinerada, enseguida reprimieron sus emociones cuando Griselda se acercó a ellos. - ¡Bienvenida a casa, gran señora Calire! -Todos estaban encantados e incluso prepararon un espectáculo para ella. Antes de que ingresara al asilo, la anciana había presenciado varias presentaciones nacionales e internacionales. Después de un tiempo, se aburrió en el asilo, así que estaba interesada en el espectáculo que los sirvientes le habían preparado. Mientras, Victoria seguía de pie junto a Griselda y vio el entusiasmo reflejado en su rostro, por lo que no pudo evitar sonreír. Por otro lado, Alejandro observó la escena y parpadeó lentamente. Luego, sonrió y le susurró: -Fuiste tú quien organizó esto? Ella negó con la cabeza de manera inconsciente y respondió: -No. Debió haber sido idea de Héctor. El hombre chasqueó la lengua al escucharla. Al ver que su abuela estaba de muy buen humor también se puso contento. -Es un hombre muy considerado. -Por supuesto. De lo contrario, ¿cómo sería el mayordomo de la familia Calire? Él sonrió en silencio para expresar cómo se sentía. Mientras tanto, Claudia mantuvo distancia de Alejandro, dado que no quería revelar su relación con Griselda. Sin embargo, alcanzó a escuchar lo que él y Victoria decían, incluso mientras estaba detrás de ellos. -Se complementan muy bien y se ven maravillosos con sus atuendos oscuros que combinan. Es como si fuera la pareja perfecta, mientras que yo soy una extraña aquí, sin saber qué hacer-. En ese momento, un destello de maldad se reflejó en sus ojos mientras se mordía el labio.
Capítulo 64 ¿Debería cambiar de lugar por el bien de ustedes dos? Después de que el espectáculo terminó, todos ingresaron a la casa. Luego, Héctor le ordenó al chef que preparara algunas comidas que se ajustaran estrictamente a las condiciones de salud de Griselda. Sin embargo, dado que se hacía tarde, ella solo comió unos pocos bocados y dejó los cubiertos.
Todo por Amor -Gracias a todos. Estoy muy contenta -dijo Griselda. Luego, fue a higienizarse. Al principio, Victoria quiso ayudarla, pero la anciana le palmeó las manos con dulzura y dijo: No tienes que ayudarme; después de todo, todavía puedo caminar. – Antes de que la joven pudiera decir algo, Griselda ya se había dado vuelta hacia Claudia y dijo-: Se hace tarde. ¿Por qué no te quedas a pasar la noche? Dejaré que Victoria les pida a las sirvientas que te limpien una habitación. Claudia comía de forma distraída antes de que Griselda le hablara. Cuando la escuchó, negó con la cabeza de inmediato. -Está bien, gran señora Calire. No es apropiado que me quede. - ¿Por qué no? -preguntó la anciana-. Tenemos muchos cuartos de huéspedes en la casa. Además, no será un problema limpiar. Eres nuestra salvadora y es justo que te dejemos pasar la noche. Seria grosero de parte de Claudia seguir rechazando la invitación debido a lo que Griselda había dicho. Además, la mujer también quería quedarse a pasar la noche; a fin de cuentas, podría acercarse a Alejandro. Antes de que pudiera decir algo, Victoria sonrió y dijo en voz baja: -Señor Boreal, ¿puede decirle a alguien que limpie una habitación para la señorita Juárez? -Si, señora Calire. -El hombre asintió con la cabeza de mala gana. Mientras conversaban, Alejandro permaneció en silencio mientras estaba sentado en su lugar. Pronto, los demás se marcharon y regresaron a sus puestos, dejaron solos a los amos. Las pocas sirvientas que se quedaron atrás sintieron algo extraño y se escabulleron. Cuando nadie estaba a su alrededor, Claudia miró a Victoria, luego, al hombre y preguntó en voz baja: -Ale, ¿está mal si me quedo a pasar la noche? C-creo que debería irme. Por otro lado, Victoria observó a Claudia que seguía sentada a pesar de que había dicho que se iba. -Está bien. Puedes quedarte a pasar la noche -respondió Alejandro con indiferencia. -Entonces… Claudia miró a Victoria-. ¿Puedo quedarme a pasar la noche, Victoria? ¿Estarás descontenta al respecto? Cuando la otra mujer la escuchó, se quedó estupefacta. Después de todo, jamás se hubiera imaginado que estaría involucrada en ese asunto. ¿Por qué me pide permiso cuando ya le preguntó a él? Sabe que no puedo decir nada, aun así, quiere actuar extravagante». Al pensarlo, sonrió y se comportó con generosidad.
Todo por Amor -Por supuesto que no. Estoy feliz de que te quedes. Luego, arqueó una ceja y preguntó-: ¿Debería cambiar de lugar por el bien de ustedes dos? Cuando Alejandro la escuchó, frunció el ceño y la miró. Por su parte, Claudia se quedó desconcertada. - ¿A-a qué te refieres? -preguntó después de algo de tiempo. Victoria se acomodó el cabello detrás de la oreja; se veía relajada. -Lo dije en serio. Piénselo, señorita Juárez. Estoy segura de que entenderá. Se levantó y no quiso seguir hablando al respecto-. Llámame si necesitas algo. Haré lo mejor que pueda para ayudarte dijo y se marchó. Alejandro emanaba un aura escalofriante mientras la observaba irse. Junto a él, Claudia estaba sentada con una expresión desconcertada; después de todo, no había anticipado el comentario de Victoria. Al principio, quiso provocarla, pero jamás se imaginó que la mujer diría eso en voz alta frente a ella. Claudia miró al hombre con expresión triste. - ¿Dije algo malo, Ale? Lo siento. No sabía que se enfadaría. Creo que iré a casa -dijo mientras se ponía de pie y salía deprisa. Mientras pasaba, él extendió la mano y la tomó del brazo. -Quédate. No tienes que preocuparte por lo que diga -dijo con el ceño fruncido. -Pero… De pronto, Héctor se acercó y la interrumpió: -Señor, la habitación de la señorita Juárez está lista. - ¿Cómo? ¿Mi habitación ya está lista? Se fueron hace apenas unos minutos. ¿Cómo es posible que la hayan limpiado tan rápido?». Claudia miró sorprendida al mayordomo. Se preguntaba si había limpiado la habitación a fondo para ella. -De acuerdo. Sin embargo, Alejandro no estaba de humor para notarlo. En su lugar, la miró y dijo: Héctor te llevará a tu habitación. Descansa. -Se fue en la misma dirección que Victoria. -Ale… No obstante, él no la escuchó y, cuando se fue, le dio la espalda. Claudia se sintió molesta mientras estaba de pie en el lugar. Detestaba el hecho de que Victoria hubiera dicho esas palabras extrañas. Sin embargo, la voz distante de Héctor se escuchó antes de que pudiera seguir pensando al respecto. - ¿La acompaño a su habitación, señorita Juárez? A pesar de que a ella no le gustó su actitud, no podía hacer nada. Por lo tanto, fingió una sonrisa y dijo:
Todo por Amor -Gracias, señor Boreal. Sin embargo, el mayordomo ignoró lo que dijo y se marchó con expresión estoica. Ella solo pudo reprimir su descontento y fue detrás de él deprisa. Cuando Victoria fue a su habitación, cerró la puerta e ingresó al baño. Apoyó las manos en el lavabo y se miró en el espejo. Después de decir aquellas palabras, se sintió encantada de ver la expresión desconcertada de Claudia y la angustia de Alejandro. -Como era de esperar, uno solo puede ser derrotado a su manera», pensó, «Dado que se atreve a decirme peculiaridades, puedo hacer lo mismo. No necesito enfadarme por ella; puedo defenderme utilizando sus métodos. A fin de cuentas, todos saben cómo comportarse de manera lamentable. Mientras se encontraba sumida en sus pensamientos, alguien abrió la puerta del baño. Ella se sobresaltó y se volteó a ver a Alejandro entrar al lugar. Como era alto, el baño se volvió estrecho en cuanto ingresó. Frunció el ceño en cuanto lo vio. - ¿A qué te referías antes con esa declaración que hiciste? -preguntó con desdén mientras la miraba de manera sombría. Victoria se encogió de hombros y respondió: -Intento ayudarlos. ¿Qué más estoy haciendo? Alejandro frunció aún más el ceño y emanó un aura más intimidante. Por su parte, ella no quería estar en la misma habitación que él, así que planeaba irse. Sin embargo, no podía salir puesto que él le bloqueaba la puerta. -Muévete, por favor -dijo. Alejandro no se movió y se quedó firme como una roca. La mujer frunció el ceño y se escabulló por el hueco del lado izquierdo. Justo cuando estaba a punto de pasar, él se inclinó a la izquierda. y le bloqueó el camino. Ella se quedó estupefacta ante su conducta. Por consiguiente, lo miró en silencio y caminó hacia el otro lado; sin embargo, también le bloqueó el camino y no tenía intenciones de dejarla salir. Después de un rato, se hartó, así que levantó la cabeza y lo fulminó con la mirada. - ¿Qué quieres con exactitud? Si no tienes nada que hacer, puedes encontrar a tu……… Antes de que pudiera terminar la frase, Alejandro la tomó de los hombros y la sujeto contra la fría pared del baño.
Capítulo 65 No tocarme Incluso si Victoria hubiera usado un abrigo, habría sentido el frío de la pared. Además, Alejandro la sujetaba con firmeza de los hombros, lo que hacía que permaneciera inmóvil en esa posición. Luchó para liberarse de su agarre, pero sus esfuerzos fueron en vano y pronto se
Todo por Amor quedó sin aliento. Por lo tanto, levantó la cabeza y fulminó al hombre con la mirada mientras sonreía con desdén. - ¿Qué haces? ¿Estás enojado porque dije lo que pensabas en voz alta? -comentó. Por su parte, Alejandro miraba a Victoria con expresión sombría. La mujer ante él tenía ojos. radiantes que parecían brillar bajo las luces; se veía como si tuviera estrellas, lo cual era fascinante. Aparte de eso, tenía nariz respingada y labios rosados. Aunque estos eran suaves y dulces, sus palabras eran tan hirientes que él quería silenciarla y prohibirle que volviera a hablar. Mientras pensaba en ello, se inclinó de forma abrupta y la besó antes de que pudiera decir algo más. Cuando ella vio que él se acercaba, se sintió incómoda ante la situación. -Tú… —En cuanto pronunció la primera palabra, sintió unos labios familiares sobre los suyos, Antes de que Claudia interviniera en sus vidas, Victoria jamás había rechazado los besos de Alejandro. Después de todo, lo amaba y anhelaba su tacto. A pesar de que jamás lo había rechazado, se mostró tímida la primera vez que la besó. Además, sus besos eran intimidantes, al igual que su personalidad. Cada vez que se besaban, la sensación abrumante hacía que ella solo pudiera volver en si una vez que terminaba. Lo mismo ocurrió esa vez, quizás su beso fue tan intenso porque él estaba enfadado. La tomó de las mejillas y las presionó, lo que hizo que se deformaran. Ella podía sentir su presencia distante a su alrededor y el beso parecía expresar su frustración. Después de eso, lo apartó con todas sus fuerzas y lo abofeteó. La cabeza del hombre se sacudió a un lado y le quedó la mano marcada en el rostro. Además, tenía los labios un poco rojos, lo que le daba un aspecto siniestro a lo que antes se veía encantador. Después de algo de tiempo, volvió al voltear la cabeza y la miró fijo. Al percibir su mirada, Victoria lo miró con desprecio mientras se limpiaba los labios; luego, se acomodó la ropa y salió del baño. En cuanto se dio vuelta para irse, él la tomó del brazo y la tiró hacia atrás. De repente, su comportamiento generalmente tranquilo y sereno cambió a uno irritado. - ¿Enloqueciste, Alejandro? Si quieres tener sexo, deberías buscar a tu verdadero amor y no tocarme. Un destello se vio reflejado en los ojos del hombre cuando la escuchó. Entonces, la tomó del mentón con firmeza y dijo: - ¿Qué dijiste? Repite lo que acaba de decir. Ella levantó la cabeza y lo miró. Si quieres tener sexo, ve y encuentra a alguien más. No intentes usarme como una herramienta. Lo miró directo a los ojos y enfatizó cada palabra. Alejandro se enfureció; sin embargo, ella sonrió y dijo: ¿Debo recordarte la última vez que pasaste la noche con Claudia? No te preocupes, dado que me ayudaste cuando mi familia fue a la quiebra, los cubriré a ambos: la abuela no se enterará. ¿Qué te parece?
Todo por Amor - ¿A qué te refieres con que pasé la noche con ella? -preguntó y entrecerró los ojos. ¿Acaso malinterpretaste algo? - ¿Malinterpretar? - ¿Cómo podría malinterpretar algo que vi con mis propios ojos? -. Cuando él la miró se dio cuenta de que estaba molesta por un malentendido entre él y Claudia, sintió que le quitaban un peso de encima y su expresión se volvió más amable. -No es lo que crees -explicó con los labios fruncidos-. Esa noche…. Sin embargo, Victoria lo interrumpió de inmediato antes de que pudiera explicar lo sucedido: -No me interesa escuchar lo que sucedió esa noche. No tienes que decirme. - ¿Cree que puede engañarme porque no estuve allí? ¿Dirá que jamás pasó la noche con Claudia? -pensó. Por desgracia, ella se encontraba en la escena y vio a Claudia irse con él. Alejandro tampoco fue a casa en toda la noche e incluso llegó tarde al asilo al día siguiente. Ella no sabía lo que hizo esa noche, pero era demasiado perezosa para preocuparse por eso. Después de que sucedió todo eso, sintió que comenzaba a perderse. A pesar de que lo había amado durante muchos años, no quería ser una tonta que solo se preocupaba por amor. Cuando recordó el momento en que lo regañó, prometió que no volvería a vivir la misma experiencia. Para Victoria era demasiado aterrador porque no se sentía como ella misma. Después de que se tranquilizó, sus emociones se desvanecieron y, mientras lo miraba, parecía serena y tranquila. Por su parte, Alejandro también había percibido el cambio en Victoria y pudo observar su calma e indiferencia. Al verla, sintió una punzada en el corazón como si le hubieran clavado una daga. Después de algo de tiempo, rio con sarcasmo. -No tendré sexo con nadie más mientras no me haya divorciado de ti. ¿Me ves como una escoria? —dijo. Ella se había tranquilizado por completo y, cuando escuchó lo que dijo, mantuvo la calma y preguntó: - ¿Acaso te importa qué clase de persona eres para mí? - ¿No importa? -preguntó con los ojos entrecerrados. - ¿Quién sabe? -Victoria esbozó una pequeña sonrisa. Luego, le limpió con delicadeza la sangre en los labios de Alejandro. Su tacto fue muy suave cuando le rozó los dedos en los labios-. Lo siento. ¿Duele? Por favor, colócate un poco de medicamento en los labios. En cuanto a ti y a Claudia… Puedes pedirme ayuda si la necesitas. Estaré dispuesta a seguir la corriente. - ¿Estás segura de que quieres insistir con este asunto? -preguntó entre dientes mientras la tomaba de las muñecas.
Todo por Amor -Suéltame dijo ella con indiferencia. En lugar de soltarla. Alejandro sujetó la mano de Victoria con más fuerza. Después de eso, ella frunció el ceño y reaccionó de manera diferente a la de antes. -Me duele. Luchó un poco y, al ver que no podía liberarse de su agarre, se dio por vencida y se quedó allí dejando que le tomara la mano. Luego, bajó la mirada y no dijo nada. Poco después, hubo un completo silencio en el baño. De repente, alguien llamó a la puerta, pero lo ignoraron, Alejandro estaba demasiado enfadado para atender. Por otro lado, la persona que golpeaba volvió a hacerlo al ser ignorada. - ¿Qué ocurre? -preguntó el hombre molesto e impaciente. Inmediatamente, el sonido dejó de escucharse junto a la puerta y, después de algo de tiempo, resonó la voz suave de Claudia. —S-soy yo… Alejandro frunció el ceño al escucharla. Después de ver su reacción, Victoria rio por lo bajo y lo miró. -Vamos, suéltame. Si te quedas aquí más tiempo, tu querida Claudia se preocupará por ti — dijo mientras balanceaba con cuidado las manos entrelazadas.
Capítulo 66 ¿Qué hacen? El hombre frunció el ceño al escucharla. En ese momento, un destello despectivo se reflejó en sus ojos mientras emanaba un aura intimidante. Justo cuando Victoria pensaba que le haría algo, Alejandro se dio vuelta y se fue. Ella suspiró aliviada y sonrió de forma burlona. Por otro lado, Claudia apretó los dedos, nerviosa, mientras esperaba junto a la puerta. «Si escuché bien. Alejandro parece irritado, Como si hubiera sido interrumpido mientras hacía algo. importante-. Claudia se sintió inquieta por su reacción. Además, comenzó a entrar en pánico cuando Alejandro no abrió la puerta después de decir que era ella. «¿Qué está haciendo? ¿Por qué no abre?». Era un manojo de nervios. Cuando al fin el hombre abrió la puerta, ella levantó la cabeza de inmediato y lo miró de arriba abajo. «Sigue teniendo la misma ropa que antes. A pesar de que no se ha quitado la chaqueta, se ve arrugada». Claudia se tranquilizó a sí misma pensando que tener un poco de arrugas en la ropa era normal. Justo cuando levantó la cabeza y miró a Alejandro, notó que tenía una pequeña hendidura en los labios y sintió que se le helaba la sangre. Como el color del corte era claro, no lo habría notado si no hubiera estado tan cerca de él. Alejandro no se percató de su extraña expresión y preguntó vagamente:
Todo por Amor - ¿Qué haces aquí? Claudia recobró los sentidos y sonrió con incomodidad. -No tengo ropa apropiada, así que pensé en preguntarle a Victoria si podía prestarme algo. ¿Vino a pedir ropa?». - ¿Las sirvientas no te la prepararon? -preguntó con el ceño fruncido. Claudia negó con la cabeza en respuesta. Al ver su reacción, Alejandro frunció los labios y parecía estar descontento. Al percibir que el hombre se enfadaría, Claudia dijo: -No te enojes, Ale. Es normal que no me prepararan ropa de antemano dado que es la primera vez que me quedo a dormir. Le pediré prestada a Victoria si está dispuesta a hacerlo. El hombre frunció el ceño y recordó lo severa que fue. «No creo que esté dispuesta a hacerlo. Incluso si le presta ropa a Claudia, sin duda, me provocará una vez que se vaya», pensó. Mientras se encontraba sumido en sus pensamientos, escuchó la voz de Victoria a sus espaldas. -Estaré encantada de complacerte. Entra. Alejandro se dio vuelta en cuestión de segundos; Victoria se encontraba allí de pie y le sonreía a Claudia. Ya se había arreglado, peinado y acomodado la ropa. Se veía igual que antes; no obstante, como mujer, Claudia podía darse cuenta de que Victoria tenía labial antes de subir las escaleras. En ese momento, ya no lo tenía y Alejandro tenía un corte en los labios. A Claudia le costó bastante seguir sonriendo mientras seguía a la mujer al interior de la habitación. -Sígueme. Cuando Claudia ingresó, comenzó a mirar a su alrededor. El lugar era enorme y el baño tenía el tamaño de una habitación convencional. Dado que ella provenía de una familia adinerada, no le sorprendió mucho la distribución de la habitación. Sin embargo, sintió envidia cuando vio el armario que cubría casi la mitad de la habitación y estaba repleto de ropa de diseñador, de bolsos y joyas. Victoria se detuvo en esa sección y le dijo a la otra. -Da un vistazo y siéntete libre de tomar lo que te guste. También puedes escoger ropa que quieras usar mañana. Como eran casi del mismo tamaño y altura, a Victoria no le preocupaba que su ropa no le preocupaba que su ropa no le quedara bien a Claudia. En ese momento, solo estaban las dos en e armario. Claudia miró a la mujer y, al parecer, no tenía prisa de elegir la ropa. AL ver que la seguía observando, Victoria sabía que quería hablar con ella; no obstante, esperaría a que decidiera hablar. Como era de esperar, no pudo esperar más tiempo después de unos segundos.
Todo por Amor -Rompiste nuestra promesa, Victoria -dijo en voz baja. - ¿Cuándo lo hice? -preguntó tras quedarse paralizada -Tenías labial antes de subir las escaleras -respondió Claudia mientras miraba fijo los labios de Victoria La otra mujer supo lo que insinuaba; sucedió algo dado que ya no tenía labial, pero no sentía la necesidad de negarlo. -Eso significa que rompiste nuestra promesa. Eres una mentirosa. -No -Victoria negó con la cabeza –. Soy una persona confiable. Si no fuera por la abuela, ni siquiera querría estar cerca de él. Claudia se sintió irritada por lo que dijo, así que sonrió de forma irónica y agregó: -Estas diciendo que Ale es quien quiere estar cerca de ti? -La otra mujer no dijo nada- Deja de bromear. No hay manera de que él haga algo así. -Después de todo, ¿cómo Alejandro podría seguir con Victoria después de que ella regreso? -No estaría aquí si yo fuera una mentirosa, señorita Juárez. Lo único que tengo que hacer es decirle a la abuela la verdad. La expresión de Claudia cambio de forma drástica cuando escucho que mencionó a Griselda. - ¿Por qué, de repente, decidió posponer la cirugía? ¿Le diste algo? -preguntó Claudia. Tenía sus sospechas sobre Victoria, sentía que debió haberle dicho algo a Griselda, dado que esta habla decidido retrasar la cirugía cuando todo estaba bien. La expresión de Victoria se tornó sombría. -Deseo lo mejor para ella más que nadie. Claudia estaba desconcertada por lo sería que estaba Victoria, pero, luego, resopló con desdén y pensó: Deja de fingir que eres buena con la gran señora Calire. No creo que tratarías bien a esa vieja bruja si no fuera por Alejandro-, Algo necesitaba romperse para cambiar. Victoria detestaba. el hecho de que Claudia siguiera molestándola, así que le dijo sin rodeos: -Si no confías en mí, podemos olvidarnos de la promesa. - ¿Olvidarnos de la promesa? ¡De ninguna manera! ¡No dejaré que eso suceda!». La mujer reprimió la ira y fingió una sonrisa. -Por favor, no te enfades conmigo, Victoria. Me estaba poniendo un poco nerviosa porque te malinterprete. Para ser honesta, te creo; de lo contrario, no habría dejado que me demostraras tu gratitud. Es solo que amo demasiado a Alejandro y estaba nerviosa. Por eso hice comentarios poco razonables. No te preocupes. No volveré a decir algo así. Dio unos pasos hacia adelante, al parecer, para tomar la mano de Victoria.
Todo por Amor Esta retrocedió unos pasos y evitó su contacto. En ese momento, se escuchó la voz de Alejandro- desde afuera. —¿Qué hacen? La expresión de Claudia cambió de inmediato y respondió: -Estamos escogiendo atuendos. Saldremos en un segundo. -Luego, dejó de intentar acercarse a Victoria y solo escogió algunas prendas antes de irse. Cuando salió del vestidor, Alejandro la miró y dijo: - ¿Terminaste de escoger la ropa? -Si, ya la tengo. Regresaré a mi habitación -respondió Claudia sonriéndole. El hombre asintió en respuesta. Dado que se encontraban en la residencia Calire, él no la acompañó para evitar malentendidos. Por su parte, Claudia también se marchó deprisa. Después de que se fue, Victoria salió del vestidor y Alejandro frunció los labios mientras la miraba con una expresión contrariada. - ¿De qué hablaban allí? -preguntó
Capítulo 67 Náuseas matutinas -No es asunto tuyo. -Victoria le echó un vistazo. Tras escucharla. Alejandro se quedó callado. - ¿Por qué necesitas preguntar lo que sucedió cuando estuvimos allí durante solo tres minutos? - ¿Tienes miedo de que la lastime? -pregunto, divertida. -No me refería a eso. -El hombre frunció el ceño, claramente molesto. - ¿Qué sucede entonces? ¿Tengo que contarte todo sobre nuestras charlas de mujeres? Tras escucharla, pudo darse cuenta de que no tenía intenciones de ser amable con él; había cambiado mucho. Más allá de fingir frente a Griselda, lo trataba como si fuera un desconocido. Tras notar el cambio repentino, Alejandro no estaba contento. Antes de que esto sucediera, estábamos bien-, pensó. Mientras tanto, al ver que se había quedado callado, Victoria tomó la ropa y fue a bañarse. Luego, se metió a la cama para dormir. Durante todo momento, ignoró a Alejandro, quien al parecer era invisible. Molesto con la situación, el hombre fue al baño y se bañó. Luego, se recostó sobre la cama con expresión malhumorada. Si bien durmieron juntos, había una almohada larga entre ellos. Era como si estuvieran recostados sobre camas separadas. Como Victoria no había dormido bien la noche anterior, se quedó dormida apenas se recostó. Una vez que se tranquilizó, durmió bien. Cuando se despertó, Alejandro ya se había ido.
Todo por Amor Luego, miró la hora y frunció el ceño cuando vio que ya eran las ocho de la mañana; se había quedado dormida. De inmediato, se levantó de la cama y se higienizó antes de bajar las escaleras. Cuando bajó, se dio cuenta de que todos ya estaban en la mesa comiendo. Mientras se acercaba a ellos, de repente se detuvo cuando vio a Claudia sentada al lado de Griselda mientras la cuidaba. En ese momento, supo que trataba de congraciarse con la señora. Si bien no le gustaba lo que hacía, sabía que Alejandro se divorciaría pronto de ella y Claudia se convertiría en la nuera de Griselda, así que se sintió aliviada. Mientras caminaba hacia la mesa, Griselda fue la primera en verla. -Te despertaste, Victoria. Debes tener mucha hambre, ¿no? Ven y desayuna dijo agitando las manos. Los sirvientes enseguida pusieron los utensilios ante Victoria mientras ella se sentaba. Ella le sonrió y la saludó. -Buen día, abuela. ¿Como dormiste? -No dormí bien. Debe haber sido porque estaba demasiado entusiasmada por haber vuelto pronto. La mujer suspiró. Tras escucharla, Victoria la miró de forma preocupada. –Bueno, deberías descansar después de desayunar, abuela -dijo. -No te preocupes, estoy bien despierta ahora, pero me iré a dormir una vez que me canse dijo para tranquilizarla. En ese momento, el sirviente puso el desayuno de Victoria sobre la mesa. -Comamos -dijo Griselda al darse cuenta. -Bueno. -Asintió. A Claudia le molestaba que Griselda la tratara mejor que a ella, pero no podía hacer nada más que continuar cuidándola. -Prueba más, abuela. Es bueno para la digestión -dijo. -Gracias. -Griselda la trataba de forma cortés. Si bien ella también era buena con Claudia, no se comportaba de forma natural como cuando estaba con Victoria. Durante toda la conversación, Alejandro estuvo sentado de forma estoica. Tenía ojeras debido a la falta de sueño y una expresión malhumorada. Desde que Victoria había bajado, había mantenido la mirada fija en la mujer, pero ella parecía ignorarlo y se comportaba como si fuera invisible; no lo había mirado ni una vez. Debido a eso, frunció los labios, frustrado.
Todo por Amor Justo cuando Victoria tomó un vaso con leche y estaba por beberlo, un sirviente puso un cuenco de fumet de pescado frente a ella. -Beba esto, señora Calire. Era extraño que Victoria bebiera sopa en la mañana, ya que bebía jugo o leche, debido a que quería mantener el cuerpo en perfecto estado. Por ello, los chefs siempre contaban las calorías cuando preparaban las comidas. Sin embargo, Victoria no se sorprendió cuando vio que le llevaban la sopa. Después de todo, los chefs habían cambiado el menú tras la llegada de Griselda. No obstante, sabía que esa sopa no era para ella, por lo que suponía que Griselda quería que ella la bebiera. Como era de esperar, mientras estaba aturdida, Griselda sonrió y dijo: -Bebe un poco de sopa, estás muy delgada. Victoria miró la sopa por un momento antes de asentirle. -Gracias, abuela. No debería haber problema si como esto de vez en cuando. Si subo de peso, que así sea. Además, estoy embarazada, así que no debería hacer dieta como antes; necesito ingerir comida más nutritiva-. Tras pensarlo, tomó una cuchara para beber, pero justo cuando iba a hacerlo, sintió náuseas. En ese momento, su expresión cambió de forma drástica y, antes de que los demás pudieran reaccionar, tiró la cuchara y corrió tapándose la boca. Todos quedaron conmocionados por el accionar repentino y se quedaron inmóviles. Alejandro fue el primero en reaccionar y enseguida corrió detrás de ella con una expresión sombría. Luego, la otra persona que reaccionó fue Griselda. - ¿Qué sucede? ¿Está mal? La voz hizo que los demás recobraran los sentidos y se apresuraron mientras empujaban la silla de Griselda. En breve, Claudia fue la única que quedó en la mesa de comedor. Sostenía el cuenco sin moverse mientras estaba de pie allí; ni siquiera había notado que se le había caído la cuchara en el cuenco y había desparramado sopa; estaba pálida y solo tenía un pensamiento en mente. ¿Victoria’ acaba experimentar náuseas matutinas? ¡Debe ser eso! De otro modo, no debería sentir náuseas tras oler la carne. ¿Qué debería hacer? Nadie sabe que está embarazada y dudo que ella les diga. La gran señora Calire se habría enterado si hubiera tenido intenciones de decir algo, pero es una mujer. No solo eso, sino que es una mujer que ha sido madre. ¿Y si se percata de algo? Al pensar en eso, Claudia se alarmó, dejó el cuenco y enseguida los siguió. Había un baño en el primer piso. Cuando Victoria corrió hacia allí, enseguida tuvo arcadas en el lavatorio. Si bien estaba descompuesta, no vomitó nada porque se acababa de levantar y tampoco había comido mucho la noche anterior. Aun así, no podía evitar las náuseas que sentía. Después de un momento, comenzó a sudar y empalideció.
Todo por Amor En ese estado miserable, sintió las manos de alguien que le acariciaba la espalda. Tenía lágrimas en los ojos mientras sentía arcadas. Después de unos minutos, las náuseas desaparecieron, pero había perdido la fuerza, por lo que estaba débil y casi se cayó después de dar algunos pasos. En breve, sintió unos brazos sujetándola de la cintura mientras la alzaban. Cuando sintió que la levantaban, de forma inconsciente se acurrucó en brazos de Alejandro. En ese momento, Griselda llegó. - ¿Cómo está? -preguntó mirándola, preocupada. Alejandro tenía una expresión sombría mientras la abrazaba con fuerza. -No estoy seguro. La llevaré a un hospital mientras ustedes siguen desayunando. Mientras hablaba, Claudia llegó y su expresión cambió cuando escuchó que la iba a llevar al hospital. -Iré con ustedes -dijo, siguiendo a Alejandro cuando pasó a su lado.
Capítulo 68 Reflexivo ¿Quién se hubiera imaginado que la casa sería en caos después de la reacción repentina de Victoria? Mientras se acurrucaba contra Alejandro, todavía estaba confusa. A su lado, Claudia pareció haber pensado en algo y sugirió: -Nos llevará tiempo llegar al hospital, Ale. ¿Por qué no la llevamos a la clínica de mi amigo? Creo que debe ser intoxicación por la comida. Si bien la mujer aparentaba estar tranquila, ya estaba desesperada. Después de todo, Alejandro. sabría la verdad si la llevaba al hospital y, por ello, insistió en ir a la clínica de su amigo, ya que podría ocultar la verdad en caso de que tuvieran que hacerle un chequeo. Mientras lo pensaba, de repente se acordó de la última vez que Victoria tuvo fiebre y se rehusó a ir al hospital. Recordó que pensó que Victoria estaba haciéndole un berrinche a Alejandro por ella y, por eso, trataba de llamar la atención de él. En ese momento, Claudia la odiaba, pero tras pensarlo, entendía por qué se había rehusado a ir al hospital o tomar medicamentos; las pistas eran más que evidentes. - ¿Una clínica? -Alejandro frunció el ceño y rechazó la sugerencia-. Creo que es mejor ir al hospital, tiene un mejor estándar. No trataba de avergonzar a Claudia, ya que quería llevar a Victoria a un hospital y hacerle un chequeo porque sentía que debía estar muy incómoda por haber estado tan descompuesta. Sin embargo, Claudia tenía una expresión sombría cuando escuchó lo que dijo. «¿Cree que la clínica que le recomendé tiene bajos estándares?», pensó, mirándolo. Por desgracia, a
Todo por Amor Alejandro no podía importarle menos en ese momento, ya que estaba plenamente centrado en Victoria. De repente escuchó la voz débil de la mujer. -Detente. El hombre se detuvo y la miró mientras ella recobraba los sentidos. Le palmeó la mano y le indicó que la bajara, pero él frunció el ceño y no se movió. -Bájame dijo tras suspirar. -No te sientes bien, así que deberías ir al hospital -respondió Alejandro mientras la abrazaba con más fuerza. -Estoy bien ahora -dijo. -No estarías con arcadas si estuvieras bien. –Fue contundente con lo que dijo. Más allá de todo, no estaba dispuesto a dejarla. -Eso es porque olí un poco de… En un principio, iba a decir que se descompuso por el olor de la carne, pero se contuvo. Después de todo, Alejandro creía que ella ya había abortado y notaría que algo no andaba bien si le decía la verdad. Cuando Alejandro vio que se detuvo mientras hablaba, frunció el ceño. - ¿Qué sucede? Antes de que Victoria pudiera decir algo, Claudia se apresuró hacia ellos para intervenir. La sopa le debe haber parecido desagradable; yo también percibí el olor cuando la bebi. Victoria solo tuvo una peor reacción. ¿Puede ser que le desagrade el pescado? Tras escucharlo, Victoria le echó un vistazo, ya que Claudia tenía razón; odiaba el pescado. Como era de esperar, Alejandro la miró de forma sospechosa. -El fumet de pescado te resulta desagradable? Todavía dudaba de lo que le había dicho Claudia. Después de todo, Victoria no hubiera reaccionado así incluso aunque le desagradara el pescado, pero sabía que a ella no le gustaba comerlo desde joven, por lo que confiaba que sentía náuseas por el olor del pescado. -Yo también creo que huele desagradable, pero aquellos que lo aman no pueden percibirlo – añadió Claudia. Luego, pareció que pensó en algo y dijo: Es lo mismo contigo y la comida dulce Ale. -Aun así, no tiene sentido que reaccione así incluso aunque no le guste, pensó mientras miraba a Victoria. En ese momento, sentía que le ocultaba algo. Cuando recordó el informe
Todo por Amor destruido de Héctor, su mirada ensombreció. Sin embargo, antes de que pudiera seguir pensando, Victoria se movió. —¿Cuántas veces te lo voy a decir? Bájame. —¿Estás segura de que no quieres ver un médico? —preguntó mientras entrecerraba los ojos. Victoria suspiro profundo por el cansancio. -No estoy enferma, simplemente no quiero beber la sopa. ¿Debería ir al hospital por ello? Tenía un mejor semblante y ya no tenía los labios tan pálidos. No parecía que estuviera enferma y solo entonces Alejandro decidió bajarla. En cuanto Victoria apoyó los pies en el suelo, Claudia enseguida la abrazó. —¿Estás bien? Creo que es mejor si comes algo liviano después de que te vayas a casa. Debes estar débil, ya que te acabas de recuperar de la fiebre. Tal vez, es hora de que comas con menos aceite. Si bien Claudia se comportaba como si estuviera preocupada por ella, en realidad quería ocultarle la verdad a Alejandro. Victoria la miró con una expresión contemplativa, pero en breve la desestimo. Las dos habían llegado a un acuerdo, como Victoria había decidido que no incumpliría la promesa, ella tampoco lo haría. -Si. -Te llevaré a casa. Si te vuelves a sentir mal, te llevaré al hospital. -Bueno. Luego, Claudia la sujetó y volvieron a entrar a la casa. Mientras tanto, Alejandro se quedó allí mientras las veía irse. ¿Desde cuándo son tan cercanas? -. Cuando Alejandro se llevó a Victoria, Griselda quiso seguirlos, pero Héctor la había detenido. No se preocupe, gran señora Calire, el señor Calire sin duda cuidará de ella -dijo para tranquilizarla. -Así es. Con Alejandro a su lado, sin duda que cuidará de ella. Por el contrario, tendrá que cuidar de mi si los sigo, ya que estoy en silla de ruedas». Tras pensarlo, enseguida se tranquilizó. - ¿Quiere seguir comiendo, gran señora Calire? Sacudió la cabeza. ¿Cómo podía comer cuando estaba preocupada por Victoria? Se preguntó si Alejandro había estado cuidando bien de ella. Mientras más lo pensaba, más nerviosa se ponía, pero no había nada que pudiera hacer. - ¿Esa es la señora Calire? -exclamó un sirviente en ese momento.
Todo por Amor Cuando Griselda la escuchó, se dio vuelta y vio que Claudia la sujetaba mientras entraban a la sala. De inmediato, el sirviente supo lo que Griselda pensaba y le empujó la silla de ruedas. Al mismo tiempo, Victoria se dio cuenta de que la mujer estaba preocupada por ella, así que rechazó la ayuda de Claudia después de entrar a la casa y enseguida se apresuró hacia Griselda. - ¿Te asusté abuela? La mujer la tomó de la mano y sacudió la cabeza. - ¿Por qué volviste de repente? Pensé que te sentías mal. ¿Por qué no fuiste al hospital a hacerte un chequeo? -Estoy bien. Victoria sonrió y dijo de forma incómoda-. Es solo que no me gusta el pescado y es por eso que me dio náuseas cuando lo olí. - ¿Náuseas? -No habrías tenido tal reacción solo porque no te gusta, pensó. De a poco, pareció darse cuenta de algo.
Capítulo 69 ¿Por qué volvió? Nunca me gustó el pescado. -Así es, abuela. Para evitar que Griselda sospechara, Victoria inventó una historia. Cuando era niña, pensaba que era algo delicioso, pero vomitaba cada vez que lo probaba. Puede que haya quedado traumada cuando lo olí. Cuando Griselda la escuchó, dejó de tener una expresión pensativa. Después de todo, era normal que quedara traumada después de comer algo de tan joven. Sin embargo, todavía estaba preocupada por Victoria. —¿Esta segura de que estás bien? Es mejor si te haces un chequeo. -Está bien, abuela. No tengo nada. ¿Me veo enferma? -le preguntó. Griselda la miró de arriba abajo y se dio cuenta de que en efecto se había recuperado. Aun así, no pudo evitar pellizcarle las mejillas de forma gentil. - ¿Por qué no me dijiste antes que no te gustaba el pescado? -Es porque a ti te gusta, así que yo también quería probar. En un principio, pensé que no me volvería a descomponer porque soy adulta, pero quien se hubiera imaginado. Lo siento, abuela. Me aseguraré de informarte la próxima vez sobre la comida que no me guste. No volverá a sucederse quejó. -Está bien, cariño. Debes tener mucha hambre. Ven y come un poco.
Todo por Amor -Quiero comer sopa de pollo. -Le diré al sirviente que te la prepare. -Bueno. Justo cuando Victoria se puso de pie y pudo empujar a Griselda, Claudia le susurró: -Déjame hacerlo, todavía debes estar débil de las arcadas. Cuando Victoria la escuchó, la miró y supo que trataba de congraciarse con Griselda. Por ello, no dijo nada. Después de que Claudia se fue con Griselda, Victoria estaba por seguirlas cuando escuchó una voz desde atrás. - ¿De verdad vomitaste después de comer pescado cuando eras joven? Solo cuando escuchó la voz de Alejandro se dio cuenta de que estaba de pie detrás de ella. Se dio vuelta y se topó con su mirada penetrante. -Nunca te escuché comentar nada al respecto -añadió. Victoria apartó la mirada y se sintió culpable cuando lo miró. - ¿Por qué debería contar algo tan vergonzoso? -Conozco cada momento vergonzoso de ti-resopló tras escucharla. Como eran amigos de la infancia. Alejandro la había visto crecer, lo que quería decir que conocía todos sus momentos incómodos de la adolescencia. Victoria quedó sorprendida cuando lo escuchó. -Así es. Alejandro y yo nos conocemos de años, por lo que sabemos todo del otro. Algunas veces se preguntaba si Alejandro ni siquiera la amaría, incluso aunque Claudia no lo’ hubiera rescatado. Después de todo, estaban muy familiarizados el uno con el otro. Por ello, ¿cómo iba a enamorarse de ella cuando conocía todos sus malos momentos? -Hay mucho que no sabes de mi-dijo insistiendo. Luego, lo ignoró y se fue mientras que Alejandro pensó por un momento antes de seguirla. Después de lo que había sucedido, Victoria no había comido nada con aceite y trataba de comer todo lo más desabrido posible. Tenía miedo de revelar el secreto si volvía a comer ese tipo de comidas. Sin embargo, no se dio cuenta de que Alejandro observaba todos sus movimientos. Después de desayunar, Victoria sugirió llevar a Griselda a dar un paseo y Claudia insistió en ir con ellas, así que se fueron todas. En un principio, Alejandro quiso ir, pero se tuvo que quedar debido al trabajo. Por lo tanto, solo pudo recordarles que no se alejaran demasiado. -Las acompañaré, señor. Como están dando un paseo cerca, no creo que eso sea un problema – dijo Héctor en ese momento. -Bueno. Alejandro asintió-. Cuídalas.
Todo por Amor Había pasado mucho tiempo desde que Griselda se había ido del asilo, por lo que estaba entusiasmada y disfrutó de poder salir de la casa y observar otro lugar que no fuera el jardín del asilo. Quedó maravillada cuando vio personas caminar fuera de la residencia y la estructura de la casa. Como Victoria caminaba detrás de ellas, vio a Claudia sonreír mientras empujaba la silla de ruedas; lucía amable y paciente mientras hablaba con Griselda. Mientras las miraba, Victoria no pudo evitar admitir que Claudia sabía cómo comportarse como una persona amable y dulce. Además, sabía cómo conquistar a la abuela. Durante toda la tarde, Griselda se había reído a carcajadas por ella. Cuando se hicieron casi las once de la mañana, la señora se cansó. - ¿Está cansada, gran señora Calire? ¿Por qué no volvemos y descansamos? Casi es mediodía. Si quiere volver a salir, vendré mañana y la acompañaré-dijo Claudia en voz baja al darse cuenta. Griselda asintió, ya que estaba cansada. Luego, Claudia empujó la silla de ruedas a la casa mientras Victoria se quedaba detrás. Cuando Héctor la vio, caminó más despacio. -Señora Calire. -La llamó. Ella se dio vuelta y lo miró, confundida. - ¿Qué sucede, señor Boreal? Al ver que lo miraba confundida, el hombre estaba resentido. -Debería tomar las riendas de la situación -dijo en voz baja. - ¿Eh? —Al principio no entendió lo que le quiso decir, pero se dio cuenta rápido y sonrió. Está bien siempre y cuando la abuela esté feliz. Sin embargo, el parecía opinar lo contrario. -La gran señora Calire también estará contenta si la acompaña. Además, usted es su nuera, así que estará encantada. Victoria lo miró, sorprendida. Cuando vio el resentimiento reflejado en sus ojos, suspiró y no dijo nada. -No puede ser siempre pasiva, señora Calire. Ella le hizo un favor a los Calire en el pasado y ahora está tratando de congraciarse con la gran señora Calire. Si no actúa pronto, en breve la reemplazará-. continuó al ver que estaba tranquila. - ¿Reemplazarme?», pensó de forma autocrítica. El título de señora Calire nunca fue mío. Por ello, no hay forma de que me lo arrebate. De acuerdo con el contrato, ese título nunca fue mío. Si bien los demás piensan que soy la esposa de Alejandro, sé cuál es mi lugar».
Todo por Amor Héctor estaba ansioso cuando vio que Victoria se mantenía tranquila y no parecía ponerse nerviosa por lo que decía. - ¿Se divorciará del señor Calire?», pensó. Para ser honesto, a Héctor le agradaba Victoria. Después de todo, ella no los menospreciaba y los trataba bien. En cuanto a Claudia, era la salvadora de Alejandro, pero eso era todo. Alejandro no necesitaba casarse con ella por eso. Después de todo, ¿quién estaría dispuesto a salvar a otros o ser rescatado si perdiera la libertad después de hacerlo? Además, Héctor podía darse cuenta de que Alejandro estaba enamorado de Victoria, pero no había actuado porque Claudia le había salvado la vida. Héctor no podía entender lo que pensaba Alejandro ni descubrir por qué Claudia se había ido por dos años si de verdad lo amaba y había decidido regresar en ese momento. Mientras lo pensaba, se dio cuenta de que no entendía lo que le pasaba por la cabeza a la generación más joven.
Capítulo 70 Por el bien del bebé Luego de regresar y dejar a Griselda para que descansara, Claudia miró a Victoria. -Gracias. Ella sabía que la joven había tenido la oportunidad de evitar que se acercara a la anciana cuando estaban caminando, pero, aun así, la ayudó. -Lamento haberte acusado de mentirosa. En principio, ella no creía que se había postergado la cirugía de la anciana porque se descompenso; después de todo, ¿cómo una persona iba a desmayarse porque si porque estaba bien hasta hacia un instante? Creyó que Victoria y Griselda lo habían planeado todo por pedido de la joven. Claudia admitió que se equivocó al pensar eso y, luego de un rato, notó que la anciana no sabía nada y Victoria permitió que ella se acercara. En ese momento, supo que había hecho lo correcto y que Victoria era una persona agradecida. Cuando la escuchó, solo sonrió y no dijo nada. -Debo regresar. De lo contrario, la gran señora Calire sospechará, pero lo haré mañana. ¿Puedes invitarme? -Puedes venir cuando quieras -respondió Victoria con el ceño fruncido-. ¿Por qué debería invitarte? -Temo que la gran señora Calire sospeche de mí. Dudará si vengo por mí misma, pero será diferente si tú me llamas y creerá que tenemos una buena relación. La joven frunció los labios mientras la observaba y no dijo nada al respecto. Al verle la expresión, Claudia se acercó a ella como si fueran mejores amigas.
Todo por Amor - ¿Qué sucede, Victoria? No quieres que la abuela se angustie cuando te vayas, ¿verdad? Quiero acercarme a ella por su propio bien. -Tuvo un recuerdo y le brillaron los ojos-. Acabas de verlo tú misma; la abuela está feliz y, si mejora, la van a operar. En ese momento, tú puedes irte y continuar tu embarazo. ¿No es eso lo que quieres? Luego de estar algunos días juntas, la mujer sabía lo mucho que a Victoria le importaba Griselda. Aunque no estaba segura de sí Claudia lo hacía por Alejandro o por ella misma, sabía que no iba a perder el tiempo con una persona que estaba muriendo solo por el bienestar de él. Tal como esperaba, Victoria dudó un momento, pero aceptó, aunque no parecía contenta. -De acuerdo contestó y la miró impaciente-. ¿Me necesitas? De lo contrario, me iré. A Claudia no le molestó su comportamiento ya que obtuvo lo que quería y le sonrió. -Eso es todo; puedes irte y encargarte de tus asuntos. No olvides invitarme mañana. Para su sorpresa, Victoria se retiró antes de que terminara de hablar; como Claudia permaneció de pie en el lugar, se molestó, pero intentó calmarse. Cuando la joven fue a su habitación, se sentó en la cama porque estaba exhausta; no habían caminado mucho, pero estaba muy cansada a pesar de haber usado zapatillas. No obstante, no pensó mucho en lo sucedido porque debía encargarse de varios asuntos. Se dirigió a la sala de estudio con su portátil porque quería que Jazmín pudiera encargarse de todo cuanto antes. Aunque la joven trabajaba mucho para cumplir con todo lo que le pedía Victoria, no podía dejarla sola. La desventaja de tener que aprender tanto, era que podían surgir problemas, por lo que tenía que ayudarla. En cuanto ella abrió la portátil y se comunicó con la joven, la escuchó llorar de felicidad. -Regresó, señorita Victoria; habría muerto si no estuviera aquí. Victoria se quedó perpleja por la reacción. - ¿Por qué es tan difícil? En comparación a los últimos días, sentía que estaba en el paraíso. Usted tiene una vida muy difícil, señorita Victoria. Es aterrador. -De acuerdo comentó para interrumpirla y continuó-: No te preocupes; si ocurre un problema, soluciónalo. Después de todo, tendrás que hacerlo tarde o temprano. Victoria podía ayudarla en ese momento, pero Jazmín iba a estar en aprietos si cometía un error después de que ella se marchara. Alejandro no era un jefe gentil; cuando la llevó a su compañía para que aprendiera, era muy estricto al punto de que Victoria no lo reconocía. Cuando se equivocaba, él la reprendía e incluso a veces lo hacía frente a los demás subordinados, lo que resultaba humillante. Primero, se enojaba por lo que él hacía, se avergonzaba porque estaba enamorada de él y se quejó varias veces; sin embargo, él se molestaba y la miraba con el ceño. fruncido cuando lo hacía.
Todo por Amor ¿Estás triste porque te he llamado la atención? ¿Qué vas a hacer en el futuro? ¿Vas a llorar cuando tengas un problema? -, recordó que le dijo. En ese momento, ella estaba furiosa por lo que le dijo y se secó las lágrimas al mismo tiempo que apretaba los dientes. -Lo haré mejor la próxima vez», le respondió. Y así fue; cada vez lo hacía mejor. Alejandro era estricto, hasta que un día dejó de marcarle errores a la joven y se convirtió en una asistente. destacada; aprendió mucho sobre estrategias y formas de negociación. Mientras recordaba el pasado, estaba agradecida con él, ya que fue quien le dio la oportunidad de mejorar y, aunque ya no trabajaba en Grupo Calire, fundó su propia compañía sin ayuda del hombre. - ¿Señorita Victoria? La voz de Jazmín hizo que volviera a la realidad y comenzara a trabajar. Luego de quince minutos, resolvió todos los problemas de la joven y le dijo que intentara hacerlo sola. Cuando terminó, iba a continuar trabajando, pero comenzó a sentirse muy cansada y a bostezar de manera incontrolable, al punto que se le enrojecían los ojos. - ¿Por qué estoy tan cansada si anoche dormí bien? -. Mientras pensaba en ello, no pudo evitar acariciarse el vientre. -Mi bebé, ¿eres tú quien está cansado? No caminé mucho, pero ¿estás exhausto? -comentó sonriendo. También estaba hambrienta; notó que estaba comiendo mucho más de lo habitual, pero no le dio importancia porque tenía que alimentar a su bebé también. -De acuerdo, dejaré de trabajar por tu bien; iré a comer y luego a dormir-dijo mientras cerraba la portátil y se iba del lugar. De repente, una persona abrió la puerta del balcón de la sala de estudio e ingresó; el hombre era atractivo, tenía una mirada profunda y los ojos azules. Se acercó a Victoria, que en cuanto lo vio, se quedó estupefacta.
Capítulo 71 Lo mataré ¡¿Alejandro?! ¿Qué hace él aquí?». La joven estaba muy alterada. «Creí que estaba trabajando. ¿Por qué está en la sala de estudio? Ni siquiera lo escuché. ¿M-mencioné al bebé? ¿Alejandro me escuchó cuando ingresó?». Mientras la joven pensaba en ello, se puso pálida y miró nerviosa a Alejandro, pero frunció los labios e intentó mantener la calma. Por otro lado, él tampoco esperaba su presencia en la sala de estudio y al verla tan sorprendida, frunció el ceño y recordó había estado actuando de manera extraña durante los últimos días, como si le estuviera escondiendo algún asunto. Al pensar en ello, frunció los labios y entrecerró los ojos al mismo tiempo que le observaba el rostro pálido. - ¿Con quién hablabas?
Todo por Amor Se quedó estupefacta. -Entonces, ¿escuchó lo que dije?». No obstante, no se atrevió a sacar conclusiones por si era una trampa. «¿Y si me escuchó y me está poniendo a prueba?». - ¿Qué estás haciendo aquí? -preguntó luego de un momento-. Pensé que estabas trabajando. Ignoró por completo la pregunta de Alejandro. -Es una videoconferencia y no es necesario que vaya a la compañía. -Entiendo. Estaba usando esta sala porque creí que no estabas. Jazmín tenía algunas dudas y estaba conversando con ella -explicó con calma como si nada hubiera ocurrido. El la miró y no dijo nada, solo la observaba con atención como si quisiera ver a través de ella. -Pareces nerviosa. No supo qué responderle y él se acercó a ella. Estaban muy cerca uno del otro y la joven percibió su perfume. De inmediato y sin pensarlo, retrocedió un paso, pero en cuanto se movió, sintió que él le agarró la cintura, la abrazó con un poco de fuerza y la acercó al pecho. -Supongo que tengo razón; estás nerviosa. La sujetó con fuerza y la miró fijo a los ojos. ¿Con quién estabas conversando? -preguntó de nuevo. La joven no sabía si él la había oído o no porque habló en voz alta ya que creía que estaba sola. Si Alejandro la escuchó, significaba que sabía con exactitud qué había dicho, pero no estaba segura; además, debía mantener la calma y la compostura. - ¿Acaso no acabo de decirte? Estaba trabajando y conversando con Jazmín-respondió luego de levantar la mirada. - ¿Estás segura? -Alejandro no le creía y chasqueó la lengua-, ¿Crees que eres buena mintiendo, Copo de nieve? -No estoy mintiendo -dijo asustada; apretó los dientes y continuó-: ¡Para qué me preguntas si no me crees, Alejandro! Mientras hablaba, se apartó de él y la expresión del hombre se tornó sombría por cómo reaccionó. - ¿Estás enojada porque tengo razón? -dijo de manera apática-. De acuerdo; como estás diciendo la verdad, ¿te atreves a mostrarme tu historial de llamadas? - ¿Qué? Estaba perpleja-. ¿Cuántos años tienes? ¿No te parece infantil que controles con quién hablo? -Intentas darme órdenes? -comentó de manera apática y le sujetó la barbilla. -No seas ridículo; no puedo perder el tiempo ni tampoco darte órdenes. Puedes hacer lo que quieras.
Todo por Amor -Muéstrame tu historial de llamadas entonces dijo y estiró la mano mientras observaba lo sorprendida que estaba. - ¿Estás loco, Alejandro? -Creo que acabas de decir que puedo hacer lo que yo quiera. -Puedes hacer lo que tú quieras contigo, pero no conmigo. Deberías escuchar con más atención la próxima vez. - ¿Cuál es el problema? ¿No estabas conversando con Jazmín? ¿Por qué no me puedes mostrar la evidencia? ¿Acaso eso significa que estabas hablando con otra persona? La joven no le respondió. - ¿Era Noel? -preguntó Alejandro. En ese momento, Victoria comprendió el porqué del interrogatorio y de su comportamiento. Así que por eso es. Él me escuchó, pero no sabe qué dije y al verme tan nerviosa, cree que he llamado a Noel y no a Jazmín. Aun así, Noel… Esta es la tercera vez que Alejandro se molesta. por él-. Pensó en ello, pero no dijo nada. En ese momento, estaba tranquila ya que no le importaba que él creyera que estaba conversando por teléfono con otra persona. Al ver que no le respondía, se molestó. - ¿Por qué no me respondes? Su silencio la deja en evidencia. Entonces, ¿estaba hablando con Noel?». Aunque no había oído qué decía con claridad, notó que era amable. «Ella jamás me ha hablado así». Además, apenas escuchó sobre un bebé y que iba a ir a comer y a descansar, por lo que creyó que apodaba así a Noel y que le estaba diciendo lo que debía hacer. Estaba muy furioso al pensar que la mujer con la que estaba casado le hablaba así a otro hombre. Lo que más le molestaba era que Victoria estaba muy tranquila e incluso se encogió de hombros cuando le preguntó. No tenemos nada más que conversar; puedes creer lo que quieras. Cuando la escuchó, recordó que ella le había asegurado que había llamado a Jazmín, pero como la descubrió, ella le siguió el juego. En ese momento, le agarró la barbilla con tanta fuerza que Victoria frunció el ceño por el dolor. Esa vez, el hombre no la llamó por su apodo, sino que por su nombre completo. -Escúchame bien, Victoria Selva, si te atreves a estar con otro hombre antes de que nos divorciemos, lo matare. Al principio, Victoria no quería darle la razón, pero estaba muy sorprendida por cómo se estaba comportando. —¿Cuándo he estado con otro hombre? Además, ¿por qué crees que tienes derecho a decirme esto? Aunque esté con otra persona, ¿por qué tiene que importarte? ¿Acaso tú y Claudia son solo amigos?
Todo por Amor Si iban a discutir por ese asunto, Victoria sentía que podía defenderse. —Sabes muy bien cuál es la relación que tengo con Noel porque crecimos juntos. No obstante, ¿qué relación tienes tú con Claudia? Regresó para buscarte y te atreves a decir que no tienes nada. con ella? —Ella me buscó porque sabe la verdad. - ¿Qué verdad? ¿Nuestro matrimonio falso? ¿Por qué ella si puede acercarse a ti ya que sabe lo de nuestro matrimonio y Noel no? Alejandro, no me digas que ella puede hacerlo e incluso usar mi ropa mientras que yo ni siquiera puedo conversar por teléfono con un hombre.
Capítulo 72 Cambio de apetito Como Victoria no dejaba de hablar, Alejandro se dio cuenta de que no podía inventar una respuesta a todo lo que ella decía. Sabía lo asombrosa que era Victoria con sus palabras. Cuando la llevó a negociar por primera vez, se mostró tímida, ya que nunca había vivido una situación así a una edad tan temprana. Sin embargo, a medida que participaba en cada vez más casos, comenzó a desenvolverse mejor y era capaz de hacerse cargo de la situación de una manera rápida. Asimismo, reaccionaba con rapidez y tenía capacidad de pensamiento crítico. De ese modo, podía superar a su oponente. Por ejemplo, en ese momento estaba utilizando el mismo método contra él, por lo que Alejandro se dio cuenta de que no sabía qué decir. Después de todo, Claudia había ido a buscarlo e incluso llevaba la ropa de Victoria. Al ver que guardó silencio, esta sonrió de una manera poco amigable. —¿Por qué estás callado, Alejandro? Piénsalo. ¿Cómo te sentirías si trajera a otro hombre a casa y le dejara usar tu ropa? El permaneció en silencio. La sola idea de que Victoria llevara a otro hombre a la casa lo enloquecía, pero… Como sabía que había ganado la discusión, ella lo apartó, tomó su portátil y se marchó. Cuando regresó a la habitación, respiró aliviada. «Alejandro debe estar estupefacto por lo que le dije. Estoy segura de que no hará más preguntas. Todo está bien mientras mi secreto esté a salvo conmigo. Luego, guardó el portátil y bajó a la cocina a buscar algo de comer. En ese momento, el chef estaba preparando los ingredientes para el almuerzo. En cuanto la vio, la saludó de inmediato. Victoria miró a su alrededor y asintió: - ¿Preparó algún refrigerio esta mañana, señor Camacho? -Si. Andrés, el chef, enseguida se dio vuelta y abrió el armario que tenía detrás. Después, sacó unos bocadillos para Victoria. A ella se le iluminaron los ojos cuando vio que el plato estaba repleto de bollos de crema. Al ver su mirada, Andrés supo que había hecho los bocadillos correctos; por ello, sonrió y dijo:
Todo por Amor -Tome, señora Calire. Haré más por la tarde si le gustan. Sin embargo, consumir muchos alimentos dulces al día no es sano, así que prepararé otros refrigerios. Victoria no se negó, ya que se moría de hambre. En esos momentos, perdía el apetito cada vez que veía alimentos grasosos o crudos. No obstante, tenía antojo de dulces. Nunca anhelé tanto los postres como ahora. Los ojos de Victoria reflejaron ternura mientras pensaba en ello. «A mi bebé le deben gustar mucho los dulces. Cielos, debo estar atenta cuando dé a luz. Tengo que vigilar su ingesta de dulces. Después, salió de la cocina con el plato de refrigerios de buen humor. Tan pronto como los demás la vieron salir, rodearon a Andrés. - ¿La señora Calire acaba de llevarse un plato de bocadillos, señor Camacho? Andrés asintió con la cabeza sonriendo. -Parece que le gustan los postres de hoy. Preparen un poco de harina y fruta. Haremos algunos refrigerios para ella. -De acuerdo. Aunque, ¿sabe por qué la señora Calire tiene un cambio tan grande en sus preferencias de comidas, señor Camacho? Recuerdo que a ella no se le antoja lo dulce. -Qué pregunta más tonta. Las preferencias de la gente cambian con los años. Esto es común. -No estoy diciendo que esto no sea común para la señora Calire, señor Camacho. Solo digo que ella tiene un antojo diferente porque… -El empleado sonrió de forma misteriosa. - ¿Por qué? -Andrés lo miró confundido. - ¿Puede ser que esté embarazada? Al oírlo, Andrés se quedó sin palabras-, Mmm… Solo estoy suponiendo. Al fin y al cabo, el fumet de pescado que guisó estaba delicioso. No sentí ningún olor extraño cuando les serví. Sin embargo, la señora Calire tuvo una fuerte reacción después de olerlo. Mi cuñada tiene la misma reacción que ella. No soporta el olor de los alimentos crudos y es más sensible que nosotros. No solo eso, también tuvo un cambio de preferencia de alimentos. Cuanto más escuchaba Andrés, más sorprendido estaba. En definitiva, le parecía que el empleado tenía razón. -Si la señora Calire está embarazada, ¡tendré que cambiarle la comida!», pensó. Luego de comer los postres, Victoria se palmeó el estómago con satisfacción. - ¿Cómo no me he dado cuenta de que todo esto sabia delicioso? Parece que mi bebé es un aficionado a la comida-. -Te gusta comer—susurró Victoria mientras se palmeaba el estómago de nuevo con suavidad. Como el bebé aún era pequeño, su vientre era plano. Por lo tanto, era evidente que no respondería a sus palabras. Sin embargo, a Victoria le gustaba hablarle. Al cabo de un rato, estaba agotada, por lo que se cepilló los dientes y se fue a la cama. Al principio, quería descansar un breve momento, pero cuando se despertó y miró la hora, ya eran las dos de la tarde. En ese instante, se levantó rápido. - ¿Qué? ¡Me he quedado dormida!». La habitación
Todo por Amor estaba en silencio, así que de prisa se puso otra muda de ropa y bajó las escaleras. No obstante, no había nadie allí. En cuanto los sirvientes la vieron, la saludaron. -Ya se despertó, señora Calire. -Si. ¿Ya se ha despertado la gran señora Calire? -Victoria miró a la sirvienta. -Si, también almorzó. Justo cuando Victoria iba a preguntar por el paradero de Griselda, la sirvienta tomó la iniciativa y dijo: El señor Calire la ha sacado. - ¿A dónde fueron? -Oh… No estoy segura de eso. Para ser honesta, Victoria estaba preocupada ya que Alejandro era un hombre descuidado; temía que no supiera cómo cuidar de Griselda. Antes de que pudiera sacar el teléfono y llamarlo, la sirvienta señaló: -Acaba de levantarse, señora Calire. ¿Por qué no come algo antes? Tan pronto como Victoria oyó la palabra comes, sintió hambre. -Supongo que almorzare primero. -Le diré al chef que recaliente la comida. Victoria se sentó en la mesa del comedor y, mientras esperaba a que llegara la comida, sacó el teléfono y le escribió un mensaje a Alejandro que decía: ¿Dónde están?, Justo cuando estaba a punto de enviarlo, recordó de repente la discusión que habían tenido antes. ¿Pensará que estoy intentando fastidiarlo en cuanto vea el mensaje? Al fin y al cabo, peleamos hace un rato. Tras pensar en ello, cambió el mensaje y escribió: ¿Dónde has llevado a la abuela?, Después de editar el texto, estaba contenta con lo que redactó y se lo envió. Antes de que Alejandro respondiera, Andrés ya había colocado todo en la mesa. Cuando vio la comida servida, se dio cuenta de que eran porciones ligeras. En ese momento, se sobresaltó. Aunque había tenido una fuerte reacción esa mañana, no les había dicho nada a los chefs. En definitiva, tenía que mantener su embarazo en secreto; además, no se quedaría allí mucho tiempo. Por consiguiente, decidió dejarlo como estaba; aunque nunca esperaría que los chefs, fueran tan considerados. Apenas Andrés se acercó, ella le susurró con vacilación: -La comida parece diferente, señor Camacho, Andrés era un hombre honesto. Al oírla, sonrió y respondió: -La hice especialmente para usted, señora Calire. Victoria se preocupó tras escucharlo. - ¿De qué está hablando?
Todo por Amor Capítulo 73 Camina o te llevo Las palabras de Andrés contenían demasiada información, lo que hizo que Victoria se sintiera incómoda cuando lo oyó. ¿Acaso el señor Camacho descubrió algo de mis hábitos alimenticios? Al ver que tenía una expresión de desconcierto y las manos inquietas, él se rio entre dientes. -Ha cambiado de gusto de repente, así que he hecho algunos ajustes según sus preferencias ¿Hay algún problema, señora Calire? -Un cambio de gusto… Eso puede levantar sospechas si alguien oye esto. Al pensar en ello, apretó los labios y miró a Andrés con seriedad mientras susurraba: - ¿Está seguro de que mis gustos han cambiado, señor Camacho? Solo comí unos bollos de crema de más por la mañana, eso es todo. Al oír aquello, se quedó perplejo y se masajeó la nuca. -Bueno, tiene razón. Solo comió un par bocadillos de más, así que ¿por qué creo que sus gustos han cambiado? -. En cuanto se dio cuenta, se sintió un poco avergonzado. -Discúlpeme, señora Calire. Debo haber estado pensando demasiado. -Está bien, señor Camacho. Eso demuestra que está atento. He estado comiendo demasiada comida grasosa estos días y quiero cambiar mi dieta. Además, ahora que la abuela ha vuelto para recuperarse y se someterá a una cirugía más adelante, hagamos comidas más livianas. Elevó una ceja. Con cada frase, a él le parecían bastante razonables sus palabras. -No hay problema, señora Calire. Intentaré preparar comida más ligera a partir de ahora. En realidad, usted es muy atenta. -Victoria respondió sonriendo y permaneció en silencio, ocultando sus verdaderas intenciones-. Por cierto, ¿quiere algún refrigerio después de comer? He preparado un pudín de frutas para usted. -Pudin de frutas… Creo que no lo he probado antes-. Sin embargo, antes de que pudiera pensarlo, balbuceó: -Claro. Para cuando comprendió, vio que Andrés sonreía y asentía con la cabeza antes de alejarse. Sin palabras, se miró el vientre y pensó: ¡Pequeño glotón! ¡No soy yo quien quiere comer eso!». Culpó al bebé, sin sentir culpa alguna. De repente, su teléfono vibró, entonces bajó la cabeza para echar un vistazo. Alejandro le había enviado un mensaje que decía: -Salimos. Al leerlo, no supo qué decir. -Sé que han salido, pero te preguntaba a dónde habías llevado a la abuela-, pensó. Después de quedarse sin palabras durante un rato, no tuvo otra opción más que enviar otro mensaje: «¿Dónde? -. Esa vez, el respondió con rapidez: -Volveremos más tarde». Una vez
Todo por Amor más, no contestó directamente su pregunta. -Parece que no quiere decirme a dónde está. Quizás está con Claudia. Ahora que lo pienso, tiene sentido que no quiera que yo sepa si está con ella-. Luego de reflexionar, un atisbo de burla se visualizó en su mirada mientras le respondía: -No me importa dónde estés, pero te llevaste a la abuela. Conoces su estado, así que asegúrate de traerla temprano a casa. Necesita descansar-. Después de enviar el mensaje, Victoria guardó el teléfono y se concentró en la comida. En realidad, no tenía por qué preocuparse tanto. Alejandro era familia y Griselda era su abuela biológica: sin duda, no le haría ningún daño. Aunque hubiera que preocuparse, correspondía a ella hacerlo. Tras terminar de comer, subió las escaleras dado que no tenía nada. que hacer y Alejandro ya no respondió sus mensajes. Durante el desayuno del día siguiente, Victoria propuso la idea de invitar a Claudia, ya que se lo había prometido. Alejandro estaba bebiendo café, impávido cuando la oyó, por lo que posó la mirada de manera involuntaria en el rostro de ella mientras él fruncia el ceño. ¿Acaso Victoria no dijo ayer que mi relación con Claudia parecía ambigua? ¿Por qué la invita ahora? Enseguida, un pensamiento cruzó su mente. -Quizás se está comportando de manera obstinada y trata de provocarme. Ayer discutimos y nos ignoramos por este tema, así que seguro quiere tomar represalias utilizando el mismo asunto-. - ¿Por qué quieres invitarla? -le preguntó con calma tras pensar en ello. Victoria no esperaba que se opusiera a la idea, así que se quedó un poco sorprendida. Al fin y al cabo, eso lo beneficiaria, ya que terminaría con ella después de su divorcio. Para entonces, Claudia habría entablado una buena relación con Griselda y él se enfrentaría a menos regaños. -Se lleva bien con la abuela y sabe cómo hacerla feliz, por eso pensé que estaría bien llamarla e invitarla. - ¿Cómo puedes invitarla así? ¿Crees que no tiene trabajo? -respondió de forma tajante y apretando los labios al oír eso. Esa mañana, Griselda se despertó y sintió que parecía que había algo extraño entre los dos. Sin embargo, era común que las parejas jóvenes discutieran, lo cual era señal de una buena relación. Por lo tanto, no le prestó mucha atención, pero al oírlos hablar de ello, sonrió e intervino: -Tiene razón, Victoria. Tal vez tenga trabajo y ayer ya pasó todo el día conmigo. Quizás no sea apropiado pedirle que venga hoy otra vez. -Luego, extendió la mano y acarició la de Victoria—. No te preocupes. La joven ya se lo había prometido a Claudia el día anterior y lo había cumplido, pero Alejandro era quien se oponía a la idea. -Bueno, entonces no soy yo la que rompe la promesa-. Después de pensar en eso, miró a Alejandro antes de asentir hacia Griselda.
Todo por Amor -De acuerdo. No la molestemos. Creo que le agrada a la abuela y pensé que no se negaría si la invitábamos. Ante sus palabras, Griselda sonrió y no dijo nada más. Tras eso, continuaron con su desayuno, pero la expresión de Alejandro seguía siendo sombría. Desde que Victoria sugirió llamar a Claudia, el ambiente a su alrededor se había tornado escalofriante. Ese clima persistió hasta que terminaron de desayunar, cuando Griselda le sugirió a Héctor que la llevara a dar un paseo. El mayordomo aceptó y estaba a punto de acercarse cuando Victoria interrumpió diciendo: -Déjeme a mí. -En el momento en que ella apoyó la mano en la silla de ruedas, Alejandro le tomo la muñeca con fuerza. -Señor Boreal, lleve a la abuela a dar un paseo, pero vuelva en quince minutos. En el momento en que Héctor vio que se sujetaban las muñecas, asintió de inmediato: -Si, señor. Tras eso, empujó la silla de ruedas de Griselda con prudencia y se marchó. Con la presencia de la gran señora en ese momento, Victoria soportó el dolor del agarre de Alejandro y no reaccionó. Solo cuando Héctor sacó a la abuela, se liberó con fuerza. - ¿Qué te ocurre otra vez? En ese momento, miró con apatía hacia el vestíbulo, donde se encontraban las sirvientas. Luego, apretó los labios antes de susurrar: -Hablemos arriba. Sin embargo, ella lo ignoró y dijo con calma: -Creo que ya lo dejamos claro ayer. ¿Qué más hay que hablar? Con una expresión tranquila, él la miró fijo. -Camina o te llevo. Al oír eso, se quedó desconcertada. -Tienes tres segundos para pensarlo. -Espera, tú… -Uno. Ella lo miró, sin saber qué decir. «¿Por qué se ha vuelto tan infantil?». -Dos. -Alejandro, ¿estás…? Un segundo después, él dio un paso adelante y la cargó en brazos.
Todo por Amor Capítulo 74 No lo llames «bebé» Mientras Victoria se sentía confundida, solo tenía un pensamiento en mente: «¿No se suponía que tenía que contar hasta tres? ¿Qué sucedió con eso?». Como Alejandro era alto y tenía piernas. largas, llegaron rápido a la habitación. En un principio, Victoria pensó que una vez que regresaran allí, él la bajaría. Sin embargo, después de que Alejandro entrara, permaneció de pie y no la bajaba. -Bájame. Parecía que no la había oído, ya que solo agachó la cabeza y la miró en silencio. -Aclararé la situación con Claudia. Ante sus palabras, ella se sobresaltó. «¿Qué quiere decir? ¿Por qué quiere aclarar la situación?». - ¿Acaso no dijiste que mi relación con Claudia es ambigua? A partir de hoy, ella no aparecerá más delante de ti. No dejaré que vaya a la compañía, ni que venga a nuestra casa y tampoco dejaré que use tu ropa. Al oír eso, Victoria sintió que se le aceleraba el corazón. ¿Qué quiere decir con eso? ¿No dejará que Claudia vaya a la compañía o a nuestra casa? ¿Por qué está haciendo eso de repente?». - ¿Por qué? -preguntó y ya no sentía resentimiento. Entre tanto, Alejandro la miraba con seriedad. Su intensa mirada la alarmó un poco, pues no entendía por qué se comportaba así de repente. -Ya no puedes llamarlo -dijo. En ese momento, ella estaba completamente confundida. «¿Qué?». -Además, ya no lo llames «bebé ni muestres preocupación por él». -Alejandro apretaba los dientes mientras hablaba. En cuanto ella escuchó eso, se asustó. Por fin entendía por qué se había enloquecido y había dicho eso el día anterior en el estudio, ¡Resulta que ayer oyó algo y pensó que me refería a Noel cuando dije -bebé-! Creí que no había oído nada. Tan pronto como me oyó mencionar esa palabra, pensó que me refería a Noel. ¿Es por eso que mencionó el asunto de Claudia para que fuera justo? Sin embargo, no hay nada entre Noel y yo. Desde que me convertí en la señora Calire, solo en ocasiones me he puesto en contacto con él. A veces, ni siquiera nos comunicamos durante meses. ¿Cómo es que Alejandro apuntó a Noel? ¿Fue porque salimos a comer ese día?». - ¿En qué piensas?
Todo por Amor Justo cuando Victoria estaba perdida en sus pensamientos, la tajante voz de Alejandro se oyó de repente. Apenas volvió a la realidad, lo encontró mirándola fijo. A ella se le crispó la comisura de los labios. luego le palmeó el hombro con suavidad. —¿Podrías bajarme primero? «Él es increíble. ¿Cómo es que todavía me carga en brazos?». No solo la ignoró, sino que la abrazó con más fuerza y la miró de una manera penetrante. -No cambies de tema. - ¿Por qué no me bajas primero? ¿Crees que es apropiado hablar así? -le preguntó con impotencia. No tiene nada de malo respondió, en tanto su rostro permanecía serio. Al oír su respuesta, Victoria se quedó atónita. -Bueno, lo que tú digas. Cuando él notó su silencio, el ambiente a su alrededor se tornó aún más tenso. -No quieres cortar lazos con él, ¿eh? Victoria, ¿te das cuenta de que ahora eres una mujer casada? Ya que la situación había llegado hasta ese punto, ella no quiso seguir con más rodeos y preguntó: - ¿Y tú? ¿Sabes que eres un hombre casado? ¿Te das cuenta de la situación en la que te encuentras al decirme todo esto? -Luego añadió-: No olvides que nuestro matrimonio es falso. Después de decir eso, ella sintió que él se paralizó por un instante y su agarre pareció aflojarse. Como estaba abrazada a él, pudo sentirlo. De repente, bajó la mirada y se rio de sí misma. «Parece que es muy consciente de este hecho, pero lo ha olvidado por un momento. Quizás su ego le perturba el juicio. Es ridículo que aún tenga alguna esperanza en él. ¡Soy una tonta! Debería haberme dado cuenta en cuanto Claudia regresó; me había estado besando apasionadamente, pero se marchó de forma brusca cuando él oyó sonar el teléfono. Después de que se acostó a mi lado y mencionó el tema del divorcio, se acabaron todas las posibilidades entre nosotros”. Al final, Victoria lo apartó y se puso de pie. Incluso luego de volver a la habitación para descansar, Alejandro no fue tras ella. Ese día, Claudia no la llamó ni le envió ningún mensaje, sino que permaneció callada. Como no acudió a ella, Victoria no se sintió dispuesta a ponerse en contacto tampoco. Al día siguiente, Griselda insistió en que no necesitaba que la atendieran y fingió estar enfadada, puesto que temía que eso retrasara el trabajo de la joven pareja, así que Victoria no pudo discutir con la abuela y volvió a la compañía. Victoria y Alejandro se habían quedado en la casa esos últimos días para ocuparse del trabajo. No obstante, su progreso seguía retrasándose. Todavía era controlable cuando ella no estaba en la compañía, pero una vez que regresó, enseguida se encontró con mucho trabajo y apenas tenía tiempo para descansar. Por la tarde, por fin tuvo tiempo para
Todo por Amor relajarse, así que se recostó sobre el escritorio, incapaz de mantener los ojos abiertos. En el pasado, podía soportar un trabajo tan intenso durante uno o dos días sin problema, pero en esos momentos, solo una mañana trabajando la dejó agotada. Jazmín incluso le llevó el almuerzo de la cafetería. Sin embargo, la comida de allí no era sabrosa. Su asistente quizás temía que se quedara con hambre, entonces había pedido varios platos de carne para ella. Victoria sintió fuertes náuseas, por lo tanto, enseguida cerró la tapa del recipiente. - ¿No come, señorita Victoria? ¿Es porque no le he traído algo de su gusto? -No es eso. Sacudió la cabeza, negándolo-. Es que estoy muy cansada y no me apetece comer algo pesado. Bajaré por un caldo de arroz. Ante sus palabras, Jazmín se ofreció de inmediato diciendo: -Déjeme ir a buscarlo. -No te preocupes. Iré yo misma. Se levantó y se fue. La asistente quedó sola en la oficina, entretanto removía su almuerzo, abatida, «¿Por qué siento que no puedo ser de ayuda?». Había una tienda de caldo de arroz saliendo de la compañía. Por lo general, estaba más abarrotada por la mañana que a la hora de almorzar, así que no había filas cuando Victoria fue allí. -Quiero un cuenco de caldo de arroz y un poco de pan de natilla, por favor. Mientras pagaba, pensó: «La verdad es que el señor Camacho hace comida más deliciosa. La próxima vez, debería pedirle que me prepare el almuerzo con antelación y lo guarde en una lonchera. De esa manera, podré llevármelo al trabajo y almorzar». Durante la espera, se sintió aburrida, así que decidió mirar en su teléfono el trabajo que tenía que hacer por la tarde. Justo cuando estaba absorta en ello, sintió de repente que alguien con una mirada penetrante la observaba de espaldas. Tras quedar paralizada un instante, parpadeó varias veces antes de levantar la cabeza para mirar a su entorno. Había muchas personas y autos a su alrededor, pero todos estaban ocupados con sus tareas y nada parecía fuera de lo habitual. «Quizás estoy pensando demasiado. Luego, volvió a bajar la cabeza. Sin embargo, al cabo de un rato, esa sensación de ser observada se intensificó, incluso más. que la vez anterior. Tras apretar los labios, miró en esa dirección y se dio cuenta de que allí estaba estacionado un Bentley negro. Su carrocería apenas se veía y estaba perfectamente situada en el estacionamiento. - ¿Son imaginaciones mías? ¿Por qué siento que alguien de adentro me está mirando? -.
Todo por Amor Capítulo 75 Tan directa Mientras Victoria reflexionaba sobre ello, la dueña de la tienda interrumpió sus pensamientos al decir: -Señorita, el caldo y el pan de natilla están listos. Al instante, la joven volvió a la realidad y vio que la dueña ya había empaquetado su pedido, así que extendió la mano para tomarlo. Gracias. Ya he pagado. -Muy bien. ¡Cuídese y gracias por venir! Victoria tomó la bolsa y se marchó. Durante todo el trayecto de vuelta, sintió que alguien la observaba y solo dejó de sentirlo cuando entró al edificio de la compañía. «¿En verdad había alguien dentro del auto negro?». En cuanto regresó, pensó en acercarse a echar un vistazo. Después de todo, lo averiguaría yendo a comprobarlo. Sin embargo, al pensarlo mejor, sintió un escalofrió y decidió no hacerlo. «Como el auto estaba estacionado, nadie estaría adentro durante el día. Al pensar eso, se frotó los ojos y sintió que tal vez estaba pensando demasiado. ¡Cling! Llegó el ascensor, así que entró. Durante la ajetreada tarde, había olvidado por completo ese pequeño incidente a la hora del almuerzo. Hacia el final del día, Jazmín fue a buscarla. -S-señorita Victoria, Compañía Burgos ha planificado una cena para esta noche. -Apretó los dedos con nerviosismo; además, tenía el rostro un tanto pálido mientras luchaba por decir la siguiente frase. - ¿Tienes miedo de ir? -Victoria dedujo con facilidad lo que quería decir. Al oír eso, Jazmín asintió con la cabeza levemente y susurró: -Discúlpeme, señorita Victoria. Parece que me he vuelto un poco cobarde. Iré sola. Por favor, haga como si nunca lo hubiera mencionado. -Espera. La detuvo y se levantó antes de decir-: Ve y prepárate, iré contigo. «Aunque esta debería ser la última vez. -Gracias, señorita Victoria. Iré a prepararme enseguida. Como tenía que acompañar a Jazmín a cenar, le envió un mensaje de WhatsApp a Alejandro, informándole que tenía que trabajar hasta tarde, así que le pidió que volviera antes. El respondió tras un momento: ¿Trabajar hasta tarde? No recuerdo haber oído de que la compañía trabajara horas extra esta noche, Victoria replicó su respuesta y escribió: «¿No sabes lo que tienen que hacer las asistentes? Voy a acompañar a Jazmín para hablar de una colaboración».
Todo por Amor Luego, Alejandro volvió a escribir: «¿Por qué la acompañas? Él respondió sin entender por qué ella lo había redactado así. ¿No debería acompañarla Jazmín? ¿Por qué es al revés?», pensó el hombre. Victoria respondió: -Estoy guiando a mi sucesora. Si no, ¿quién se hará cargo de mi trabajo cuando yo ya no esté?». No quería ser tan directa, pero como quería llegar al fondo del asunto, decidió serlo. Como era de esperar, después de que ella enviara ese mensaje, el no respondió más. Al cabo de un rato, Victoria y Jazmín bajaron juntas las escaleras. - ¿Has llamado a un taxi? -le preguntó apenas se acercaban a la planta baja. - ¿Eh? Oh… Solo entonces Jazmín sacó su teléfono mientras se disculpaba señorita Victoria, lo he olvidado. Llamaré a uno ahora mismo. -Lo siento. La señorita Selva no se enfadó, sino que se limitó a asentir. Antes de que llegara el auto, ambas ya habían llegado a la entrada de la compañía. Un pensamiento cruzó la mente de Victoria y de manera inconsciente miró hacia el lugar donde el auto negro había estado estacionado al mediodía. Efectivamente, el vehículo ya no estaba allí, ya que un Volkswagen blanco había ocupado ese lugar. -Señorita Victoria, ¿qué está mirando? -preguntó Jazmín con curiosidad. Ante su pregunta, su jefa volvió a la realidad y sacudió la cabeza. -Nada. ¿Has conseguido taxi? -Si. Debería llegar en unos minutos. Perdóneme, señorita Victoria. Parece que soy descuidada con todo. Ella la miró y sonrió sin poder evitarlo. -No es para tanto. Todo el mundo tiene una primera vez. Los demás no tienen por qué hacerlo mejor que tú. Jazmín, no eres peor que nadie. Muestra algo de confianza y coraje; no tengas miedo. -De acuerdo. La asistente recuperó la confianza en sí misma después de escuchar esas palabras. Cuando Victoria se dio vuelta, Jazmín la observó en secreto. «La señorita Victoria… Es una excelente persona y muy capaz. ¿Cuándo seré como ella?». El lugar de encuentro designado era un bar. Luego de que salieron del auto, Victoria frunció el ceño al ver la animada y colorida escena que tenía delante. - ¿Quién eligió este lugar? Al instante, Jazmín se mostró impasible. -C-compañía Burgos.
Todo por Amor Apenas Victoria oyó eso, frunció el ceño aún más. -Los bares están abarrotados y son ruidosos, por lo que no son adecuados para las conversaciones de negocios. ¿Has intentado sugerir otro lugar? Jazmín se quedó boquiabierta ante esas palabras. -N-no lo sabía. Pensé que nos reuniríamos con ellos donde quisieran. Además, no sabía que era un bar antes de ir allí y tampoco parecía un lugar formal. -A partir de ahora, siempre que alguien sugiera un punto de encuentro, asegúrate de comprobar si es adecuado para el trabajo. Si no lo es, sugiere una alternativa. La asistente solo pudo asentir con impotencia. —Si, señorita Victoria. ¿Qué hacemos ahora? ¿Deberíamos no entrar? Con el entrecejo fruncido, Victoria apretó los labios. -Ya que estamos aquí, vamos. -Estaba agradecida de que le había informado sobre eso; de lo contrario. Jazmín habría estado allí sola esa noche y seguro se habrían aprovechado de ella-. Que el Departamento de Recursos Humanos contrate a alguien dentro de unos días para que te ayude; una persona que sea lista -dijo antes de entrar. Jazmín se sintió culpable y asintió a todo lo que dijo Victoria. Después de eso, encontraron la sala privada designada con la ayuda del personal del bar. Tras empujar la puerta, Victoria percibió de inmediato un fuerte olor a cigarrillos, alcohol y diversos aromas químicos. Al instante, le cambió el semblante y estuvo a punto de vomitar en el acto. Por ello, tuvo que retroceder unos pasos para respirar aire fresco del exterior. - ¿Qué me ocurre? ¿Tengo menor tolerancia a los olores luego de quedarme embarazada o es que soy demasiado sensible? ¿Por qué me dan náuseas estos olores? No es que no conozca estos aromas. Aunque al principio me sentía incómoda, poco a poco me fui acostumbrando a ellos. -Oh, mira quién está aquí. Es la señorita Selva. Una voz que transmitía bastante sorpresa se oyó desde el interior de la sala privada. César Burgos, el hijo del presidente de Compañía Burgos, tenía a una mujer de rasgos delicados y piel clara acurrucada entre los brazos cuando silbó en su dirección. «César Burgos… No esperaba. que fuera él-. -Pasen. Hagan lugar a la señorita Selva. Ante sus palabras, sus amigos se levantaron de inmediato y le hicieron lugar. Al ver aquello, Victoria se quedó perpleja, luego apretó los labios y lo miró. -Señor Burgos, ¿por qué no vamos a otra parte?
Todo por Amor - ¿Qué? -La miró sorprendido. Señorita Selva, ¿por qué deberíamos cambiar de lugar? ¿Sabe cuánto gasté en esta sala privada? -El olor a cigarrillo aquí es demasiado fuerte. No lo tolero-dijo con sinceridad. No esperaban que fuera tan directa. Los presentes se quedaron estupefactos por un instante, pero César sonrió y pronunció: -Llevo mucho tiempo oyendo que la señorita Selva es bastante directa y hoy por fin he podido comprobarlo por mí mismo. -Bueno, ¿nos vamos? -No podía molestarse con habladurías. En ese momento, el chasqueó la lengua y la examinó desde la distancia. Sin embargo, siguió sin responder a su pregunta.
Capítulo 76 ¿Cree que estoy aquí por diversión? —¿Por qué deberíamos trasladarnos a otro lugar, señorita? Todos somos amigos del señor Burgos, ¿hay algo que no debamos presenciar? No se preocupe, aunque sea un asunto privado, cerraremos los ojos -habló en voz alta un hombre malhumorado en la sala en medio del silencio. Luego de que Victoria oyó eso, frunció el ceño y observó al hombre pervertido con una mirada irada feroz. Después de estar tanto tiempo con Alejandro, Victoria estaba empezando a asimilar su aura. Por eso, con solo una mirada de ella, el hombre que había hablado se asustó al instante y se retiró ligeramente. Cuando Victoria apartó la mirada, él por fin se dio cuenta de lo que ocurría. -Maldita sea, ¿qué me sucede? ¿Cómo puedo tener miedo de una jovencita? ¿Estoy poseído?, -pensó. -Señorita Selva, quizás no sea conveniente que cambiemos de lugar. Si no soporta el olor, podemos dejar la puerta abierta para regular el flujo de aire. ¿Qué le parece? -Mientras César hablaba, sonreía como si quisiera devorarla. Un hombre que estaba al lado de él se apresuró a gritar órdenes: - ¿Oyeron eso? ¡Apaguen los cigarrillos y dejen de fumar! ¿Y si la señorita Selva se ahoga? Está aquí para discutir una colaboración. Si hay pérdidas, no podrán compensarlo. Sonaba sarcástico, lo que a Victoria le resultaba molesto. Si no estuviera guiando a Jazmín, se habría dado vuelta y se habría marchado. Pensó un rato y decidió pasar con su asistente solo cuando el olor se había disipado. Esta había estado siguiendo a Victoria al principio, pero al pensarlo un poco, se dio cuenta de que tendría que encargarse de la mayoría de los asuntos ella misma después de que Victoria se fuera, así que dio unos pasos hacia delante y se puso al lado de ella.
Todo por Amor La sala estaba alborotada y abarrotada de gente. Victoria eligió un lugar relativamente limpio y se sentó. Jazmín tomó asiento a su lado y pasó por alto todas las tonterías, luego sacó un documento y le dijo a César: -Señor Burgos, este es el contrato que hemos redactado. Puede echarle un vistazo… Antes de que pudiera terminar de hablar, el amigo de César tomó dos copas para las mujeres y las sirvió de inmediato. El señor Burgos estaba recostado en el sofá mientras cruzaba las piernas. -Hola, preciosa. No tienes que precipitarte. Estamos aquí para divertirnos, así que no deberías empezar a hablar de negocios. ¡Qué aburrido seria! Tomate una copa y conversa con nosotros – dijo, en tanto las miraba y esbozaba apenas una sonrisa. Jazmín retiró al instante el contrato, sin saber qué hacer por un momento. Entre tanto, Victoria no se movía y permanecía sentada en silencio. Su piel clara y sus bellos rasgos parecían aún más seductores bajo las luces. César la examinó, luego se crujió los dedos mientras su mirada se ensombrecía. Ella llevaba el atuendo más sencillo, pero se la veía tan sensual y, junto con el cuello esbelto, parecía una mujer poderosa estando sentada allí. César tragó saliva, sintiéndose un poco tentado. Si no fuera porque Alejandro se entrometía en sus asuntos, esa mujer ya habría sido suya en ese momento. -Vamos, bellas asistentes, no se queden ahí sentadas. ¡Beban! Jazmín era una persona tímida, así que cuando dijeron eso, se movió para tomar la copa. Sin embargo, después de ver que Victoria se mostraba impasible y no se moviera, cambió de opinión. Recordó que ella le había dicho que no alimentara la codicia de esa gente. - ¿Qué sucede? -Al notar que no se movía, César soltó a la mujer que tenía en brazos y se inclinó más cerca de Victoria-. Señorita Selva, ¿no está dispuesta a consentirme ni una sola vez? -Él tiene razón. Señorita Selva, estamos hablando del señor Burgos. ¿No puede complacerlo bebiendo solo una copa? -Estamos aquí para divertirnos, de todos modos. ¡Beba! Los presentes la incitaban, pero Victoria se limitó a mirarlo con indiferencia. - ¿Cree que estoy aquí por diversión? La sonrisa de César se desvaneció un poco. Si hubiera sido antes, habría sido más cuidadoso. por Alejandro, pero había oído algunos rumores últimamente, así que empezó a suspirar por ella de nuevo. Tras pensar en ello, César curvó los labios una vez más y recogió la copa, para luego acercarse más a Victoria.
Todo por Amor -Señorita Selva, aunque estemos hablando de negocios, no tiene que ser tan seria. Trabajó muy duro, pero ¿a dónde la llevó? Al final, él llevó a una mujer a la compañía delante de usted. Ahora que el asunto llegó a esto, debería hacer algunos planes, ¿no le parece? Victoria se preguntaba por qué César era tan imprudente, pero nunca pensó que fuera porque había recibido esa noticia. Lo fulminó con una mirada de desdén, como si le estuviera diciendo: -Aunque me separe de Alejandro, ¿cree que tendría alguna oportunidad? La sonrisa de César casi se desvaneció. Sabía que Victoria siempre lo miraba con desdén. Ya fuera antes o después de que los Selva quedaran en bancarrota, por mucho que él intentara perseguirla, ella nunca le dedicaba una mirada. -Me está mirando así otra vez, -Entrecerró los ojos con fastidio y su voz se tiñó de renuencia al añadir: Victoria, los Selva han quedado en bancarrota y usted solo tiene su posición actual gracias a Alejandro. ¿Qué derecho tiene a menospreciarme? ¿Acaso cree que sigue siendo la poderosa hija de la familia Selva? Él estaba a la altura del señor Calire en todos los aspectos y si le ponía las manos encima a Victoria, no sería como Alejandro, que codiciaba a otras mujeres y se las llevaba al trabajo. No obstante, la mujer que tenía delante no sabía lo que le convenía. Aunque César estaba furioso hasta ese punto, Victoria seguía mirándolo con indiferencia. -Diga algo. —El apretó los dientes y la fulminó con la mirada. - ¿Está seguro de que quiere que lo diga aquí? - ¡Si! Al verla ceder por fin, se sintió un poco ansioso. En cuanto sus amigos lo vieron así, no pudieron evitar intercambiar miradas. -Para ser honesta, no lo estoy menospreciando. Solo lo odio. Cuando César escuchó eso, se le tensó el rostro. - ¿Qué quiere decir con eso? - ¿Recuerda lo que usted y su amigo dijeron en el complejo termal hace cinco años? —¿Hace cinco años? Eso fue hace mucho tiempo, ¿cómo puedo…? —De repente, César recordó algo y su expresión cambió. Por aquel entonces, se enteró de que Victoria iría al complejo termal, así que hizo que su amigo lo acompañara a buscarla. César era un hombre presumido, así que cuando salió de la habitación para buscarla, se jactó ante él. -Amigo, con alguien como Victoria, no tendré que esforzarme para conquistarla, ¿no? —Olvídalo. La hija de la familia Selva es muy difícil de conquistar. Tienes que trabajar duro solo para conseguir que te vuelva a mirar-replicó su amigo.
Todo por Amor -Pf, ¿por qué debería trabajar duro por una simple mujer? Solo estoy jugando y me cansaré de ella al cabo de unos días. ¡Espera y verás! Cuando se enamore de mí, terminaré con ella enseguida. Poco a poco fue recordando sus alardes y cada frase era como un duro golpe para él. -Resulta que ella me oyó presumir en aquel entonces. No me extraña…. Las dos familias se llevaban bien y cada vez que él saludaba a Victoria, ella sonreía y asentía en respuesta. Sin embargo, desde aquel día, ella lo ignoraba por completo cada vez que la saludaba.
Capítulo 77 Cambio Al ver el rostro pálido de César, Victoria supuso que se debía haber acordado. -Y, ¿señor Burgos? No se olvidó lo que dijo en ese entonces, ¿no? -Señor Burgos, ¿qué dijo? -preguntó de forma curiosa un amigo a su lado. César estaba aturdido; siempre había pensado que Victoria lo menospreciaba por sus antecedentes e iba a detrás de personas más poderosas, pero nunca se imaginó que hubiera escuchado sus alardes. Cuando se dio cuenta de que sus comentarios habían causado que perdiera una potencial pareja, César quiso abofetearse. - ¡No es así! -exclamó apretando los dientes y explicó con ojos enrojecidos- Esas fueron tonterías que solté porque me pareció divertido. No tenía intenciones de ofenderla. En realidad, si solo estuviera bromeando, no habría ido hasta las aguas termales para buscarla solo porque se había enterado de que estaba allí. - ¿Divertido? -Victoria ladeó la cabeza como si estuviera pensando en eso. Un momento después, dijo despacio-: ¿El comentario fue divertido para usted, señor Burgos? - ¡No lo decía de esa forma! A lo que me refería era… -dijo. -Bueno, señor Burgos, retomemos el tema que nos compete. Estamos aquí para hablar de negocios. Si no tiene intenciones de trabajar con Grupo Calire, no nos quedaremos aquí mucho tiempo. César se rehusaba a ceder, ya que por fin se había enterado del motivo, entonces ¿cómo iba a dejar de hablar del tema? El hombre enseguida tomó la muñeca delicada y delgada de la mujer. -Señorita Selva, puedo explicar. Victoria frunció el ceño. -Suélteme. -No, por favor, puedo explicar. En aquel entonces, yo solo….
Todo por Amor ¡Pum! De repente abrieron de una patada la puerta que estaba a medio cerrar y todos en la sala quedaron conmocionados por el ruido. Unos hombres fornidos vestidos de negro entraron apresurados a la habitación. - ¿Quiénes son? ¿Quién los dejó entrar? -preguntó alguien. Luego, uno de los hombres fornidos lo tomó de la cabeza y lo estrelló contra el suelo. Como anfitrión del evento, César cambió la expresión mientras soltaba a Victoria de forma inconsciente. - ¿Qué están haciendo? ¿Acaso no saben a dónde estamos? ¿No saben quién soy? -preguntó, poniéndose de pie. ¡Bum! Acababa de hablar cuando lo golpearon en el rostro y salió volando. - ¡Ay! -gritó la joven sentada al lado de César de forma horrorizada. Jazmín también quedó atónita y sujetó la ropa de Victoria, quien nunca imaginó que sería testigo de algo así. ¿A quién había ofendido César? En todo caso, ya no podía quedarse allí. Victoria le echó un vistazo a la puerta y su expresión cambió. Unos hombres fornidos estaban de pie allí, bloqueando la puerta por completo. Si tomaba a Jazmín y se ponía de pie para irse, ¿la dejarían pasar? Eso fue lo que pensó, pero no se animó a actuar de forma impulsiva. Le sujetó la mano a Jazmín, haciéndole un gesto para que se quedara quieta. La mujer estaba tan asustada que solo podía esconderse detrás de Victoria. Las personas en el lugar podían darse cuenta de que no había forma de razonar con los hombres musculosos. Después de todo, incluso habían golpeado tan fuerte a César que lo habían tirado al suelo. Sin su apoyo, los demás estaban muy aterrorizados y no se atrevieron a hacer ningún ruido, por lo que el ambiente en la habitación se tornó inquietante. Justo cuando Victoria se preguntaba si debía moverse, el hombre fornido que le había pegado a César de repente caminó hacia ella y le hizo una reverencia de forma respetuosa. -Hola, señorita Selva. La mujer quedó conmocionada. «¿Qué está sucediendo? ¿Por qué me conoce? –, se preguntó y solo pudo mirarlo de forma sospechosa. - ¿Y tú eres? -preguntó. -Señorita Selva, nuestro amo quiere verla. El hombre incluso tenía una actitud caballerosa. - ¿Quién es tu amo? -preguntó. El hombre sonrió y mantuvo la pose original, pero no le respondió. Sin embargo, cuando ella se dio cuenta de que no la atacaría, suspiró con alivio; frunció los labios y se mantuvo inmóvil.
Todo por Amor -Señorita Selva, ¿sucede algo? Victoria luego le echó un vistazo a Jazmín, a su lado. - ¿Pueden dejarla ir? -Por supuesto -dijo el hombre fornido después de sonreír, sorprendido. Después de todo, su amo solo les había pedido que buscaran a Victoria, así que no les importaba nadie más. La respuesta la tranquilizó y, como habían decidido dejar ir a Jazmín, eso quería decir que no trataban de hacer nada malo, así que era probable que no fueran enemigos. De serlo, se habrían preocupado de que Jazmín pidiera ayuda. -Señorita Victoria, no puedo irme. Le sujetó el brazo con fuerza-. Me quedaré con usted. Tras escucharla, Victoria frunció el ceño. -Deberías irte antes. Le echó un vistazo; no estaba segura de sí la entendía, pero la joven ya no insistió. Luego, Jazmín seguía mirando hacia atrás mientras se iba y, ante la mirada de la multitud, se fue del lugar. En cuanto salió, enseguida corrió y tomó el teléfono para hacer una llamada. -Señorita Selva, ¿puede venir con nosotros? -El hombre fornido la volvió a invitar. - ¿Quién es tu amo? -dijo de forma tranquila, sin moverse. El hombre volvió a quedarse callado; era la segunda vez que le preguntaba. -Si no me dices, ¿puedo no ir? -La mujer ponía a prueba sus límites. El hombre quedó sorprendido y luego pareció que debatía algo. -Señorita Selva, nuestro amo es un viejo amigo suyo -dijo un momento después. - ¿Un viejo amigo mío? ¿Eso quiere decir que lo conozco?». Se le ocurrieron un par de nombres. Al ver lo respetuoso que era el hombre, sentía que no había muchos que se ajustaran a la descripción. Más allá de todo, era probable que no tuvieran malas intenciones, por lo que era mejor seguirlos que quedarse allí. Luego, se puso de pie y se fue con ellos. Mientras se iba, los hombres fornidos que habían irrumpido también se fueron. Cuando lo hicieron, la sala quedó hecha un desastre. En breve, la llevaron a una habitación presidencial vip; estaba decorada de forma extravagante y parecía un lugar para hablar de negocios, en la cual no había ningún olor desagradable a alcohol o humo. Nunca se imaginó que el bar tuviera lugares como ese y sentía que había aprendido algo ese día. -Señorita Selva, nuestro amo todavía está en reunión, así que estará aquí apenas termine. Por favor, espere aquí,
Todo por Amor Luego, alguien entró y le sirvió tentempiés y frutas. Cuando Victoria vio la comida sobre la mesa, su expresión cambió, ya que era su comida favorita. Al parecer, ese hombre la conocía bien, pero ¿quién era? Por algún motivo, Victoria se acordó de la mirada penetrante que sintió cuando fue a comprar caldo de arroz al mediodía. ¿Puede ser que sea la misma persona?». No probó la comida sobre la mesa y, en cambio, se sentó allí aburrida e incluso sacó el teléfono. Los demás no la detuvieron, ya que al parecer no tenían miedo de que llamara a la policía o algo así. Tras sacar el teléfono, justo vio un mensaje de Jazmín. -Señorita Victoria, ¿está bien? Ya me fui, pero todavía estoy afuera del bar». Cuando lo leyó, frunció el ceño. -No es seguro que una joven sola se quede aquí de noche; deberías regresar». “No, me tengo que quedar con usted. No se preocupe, ya llamé al señor Calire y estará aquí de inmediato.
Capítulo 78 Dame un abrazo Victoria nunca se imaginó que Jazmín optaría por la opción inteligente de llamar a Alejandro. La habría halagado por su inteligencia si no fuera por la pelea que mantenía. Además, el hombre podía regañarla tras enterarse del incidente de esa noche. El solo pensar en alguien como su padre regañándola le causaba frustración. Por lo general, los hombres trataban a sus parejas de forma gentil para no asustarlas, pero Alejandro se malhumoraba como lo haría un hermano. Era por eso que suponía que no sentía nada por ella. Mientras estaba absorta en sus pensamientos, se escuchó el sonido firme de pasos. -Señor Moreno dijo el hombre fornido de la puerta. - ¿Señor Moreno?». Victoria quedó estupefacta con el apellido. - ¿A dónde está? -preguntó el hombre con voz distante, pero conocida. -La señorita Selva está allí. —Bueno, puedes irte. —La voz era grave y ronca. La mujer se mantuvo sentada sin moverse, ya que había quedado estupefacta tras enterarse de la identidad de la persona. Los nombres de sus viejos conocidos se le habían cruzado por la mente, a excepción de Bautista Moreno. ¿Por qué es él?». Bautista encabezaba la lista de personas que más odiaba cuando eran jóvenes. Si bien era uno de los amigos de Alejandro, nunca la había respetado. Ese idiota le tocaba todo el tiempo las trenzas y por eso lo odiaba. Más allá de que la llamaba Tori, lo resentía mucho por contarle historias de Alejandro y Claudia.
Todo por Amor “¿Por qué no viniste a la fiesta de cumpleaños de Claudia? Alejandro le regaló un collar hermoso. ¿Lo has visto?». -Ayer, Claudia invitó a Alejandro a un baile de máscaras y ganaron el título de mejor pareja. ¿Por qué no viniste?». -Claudia le dio a Alejandro un suéter hecho a medida. Ella misma diseñó el dibujo de la espalda y le bordó las palabras en el hombre derecho. ¿Lo has visto?». Bautista seguía hablando de eso frente a Victoria y cada vez que lo hacía, ella siempre decía con seriedad: «Deja de contarme eso, Bautista. No me enterado de nada y no quiero saberlo. ¿Me escuchaste? Sin embargo, parecía que no podía entenderla porque nunca se detuvo. De a poco, ella se hartó hasta que un día escuchó en el jardín pequeño al propio Alejandro decir solo que pensaba en Claudia. Victoria nunca le volvió a hacer berrinches a Bautista después de eso, ni siquiera cuando sentía celos. No querer saber sobre ellos no cambiaba la verdad, ya que él solo estaba enamorado de Claudia. Luego, cuando Bautista notó su silencio cada vez que hablaba de ellos, nunca más los mencionó. El día que se fue del país, todos lo despidieron excepto Victoria. Él le había enviado un mensaje y le había pedido a Alejandro que le comprara un regalo de su parte. «Nos vemos, Tori». El regalo fue una bufanda. El color y la textura eran de su preferencia, pero la dejó en la caja después de echarle un vistazo y nunca volvió a abrirla. -Come un poco más. No tocaste la comida después de probarla. ¿Has cambiado tus gustos? ¿O esto no es de tu preferencia? Victoria se dio vuelta para ver a la persona que llegaba. Cinco años habían sido suficientes para borrar la apariencia adolescente y se veía más maduro y elegante con un dejo de sabiduría reflejado en su expresión. Estaba bien vestido con una camisa blanca y un traje oscuro. Tenía un pasador en la corbata de color claro, y era el motivo de su expresión, ya que no se imaginó que lo tendría después de tantos años. Su mirada penetrante al examinarlo hizo que Bautista levantara una ceja y sonriera. - ¿Qué sucede? ¿No me reconoces, Tori? Perdió los cabales tras escuchar el apodo. - ¿Quién es Tori? ¿Quién te dio derecho de llamarme así? Sonrió al ver las mejillas infladas. -Luces como un pez globo. ¿No eres mi pequeña Tori? ¿Pez globo? Le frunció el ceño. - ¿Puedes dejar de ponerme apodos?
Todo por Amor -Bueno, bueno. Se le acercó con una sonrisa afectuosa y le despeinó el cabello-. Dame un abrazo. - ¿Un abrazo?». Antes de que pudiera reaccionar, el hombre abrió los brazos y se acercó. El olor a cigarrillo era fuerte. El hombre percibió el leve aroma de Victoria al abrazarla, lo que hizo que sintiera mayor satisfacción. Habían pasado cinco años y nunca se había olvidado de ella. De haber ido al aeropuerto hacia cinco años, no habría necesitado esperar hasta ese día por un abrazo. Sintió una sensación delicada y de satisfacción, pero un vacío en su interior. No se atrevió a abrazarla con fuerza porque podía asustarla. -Te has convertido en una gran mujer, Tori. Hermosa, pero delgada. De repente, Victoria se acordó del mensaje que le había enviado antes de irse. Era conmovedor que alguien la extrañara a pesar de los años de separación. Aun así, consideraba que era inapropiado abrazarse cuando nunca habían sido amigos. Justo cuando estaba por empujarlo, vio por sobre el hombro que había alguien de pie en la entrada. Era Alejandro, quien se había apresurado en cuanto recibió el mensaje de ayuda de Jazmín, con ropa desarreglada. Con miedo de que Victoria no pudiera salir, hizo todo lo posible para llegar al lugar. Mientras trataba de recuperar el aliento, vio lo que sucedía y su expresión se tornó hostil, ya que no podía reconocer al hombre que estaba de espaldas. Ante la mirada desconcertada de la mujer, sonrió de forma poco amistosa. -Ven aquí, Victoria. La frustración era evidente en la voz de Alejandro, lo que implicaba que había perdido la paciencia. Por un momento, Bautista quedó estupefacto por la voz, pero luego sonrió. Con miedo de que Victoria lo empujara, el hombre enseguida la abrazó de la cintura y le susurró: - ¿No quieres saber cómo reaccionará si no haces lo que dice? “¿Cómo reaccionará?». Victoria no tenía que pensar dos veces para saber que dañaría el ego de Alejandro, dado que eso había sucedido varias veces, por lo que conocía la respuesta. -No… Antes de que pudiera terminar de hablar, Alejandro se acercó con una expresión sombría. ¡Pum!
Capítulo 79 Rencor Aunque Bautista se había preparado, no esperaba que Alejandro lo golpeara; el hombre no vio quién era la víctima mientras cubría a Victoria y le daba la espalda. La joven no dijo nada por la manera amenazante en que él la miraba, como si la estuviera cuestionando por no haberlo alejado. Bautista hizo un sonido con la lengua, se limpió la sangre y lo miró.
Todo por Amor - ¿Este es mi regalo de bienvenida? No creo que sea apropiado, Alejandro. La voz familiar alteró al hombre y solo en ese momento dejó de observarla para mirarlo; no pudo evitar avergonzarse y le tomo un momento para recomponerse. -Has regresado -dijo con indiferencia. -Parece que no estás feliz de verme -respondió al mismo tiempo que sacaba un pañuelo para limpiarse la sangre. - ¿Qué estabas haciendo? -preguntó mientras lo miraba de manera acusatoria. -Le estaba diciendo a Victoria si quería ver cómo reaccionabas cuando la abrazaba contestó con indiferencia mientras sonreía. El hombre no dijo nada y su aura era aún más sombría. «Así que era para ver cómo reaccionaba; creí que Bautista estaba enamorado de… -¡Chist! No esperaba que fueras tan violento -dijo con una ceja levantada. El hombre tosió incómodo y no respondió; sujetaba la mano de Victoria mientras conversaba con Bautista. - ¿Cuándo regresaste? ¿Por qué no me dijiste? -Tomé un vuelo en la mañana y llegué al mediodía -respondió mientras los observaba tomados de la mano. Al escucharlo, la joven recordó el vehículo negro que había en la compañía y la mirada abrasadora de esa tarde; mientras estaba sumida en sus pensamientos, ambos se miraron a los ojos. Alejandro no se dio cuenta porque solo le miraba la mano y creía que la piel era muy suave. Ya casi no estaban mucho tiempo juntos y no tenía oportunidad de tomarle la mano, pero, en ese momento, se dio cuenta del placer que había estado perdiéndose. Luego, entrelazó los dedos con los de ella, lo que provocó que Victoria frunciera el ceño. -Ya es tarde y no tenemos tiempo para una fiesta de bienvenida. ¿Qué te parece mañana? -Claro. Recuerda llamar a todo el grupo. -Está bien; entonces, nos iremos. -Adiós. -Vamos dijo aun sosteniéndole la mano y la guio fuera de la habitación. Cuando salieron, Bautista dejó de sonreír y se limpió molesto el labio herido con un pañuelo, que luego tiró al bote de basura. Luego de que la pareja saliera del lugar, Victoria tuvo un recuerdo. - ¿Dónde está Jazmín? «Vinimos juntas, pero se fue para buscar ayuda cuando me encontré con Bautista. Dijo que iba a esperarme, pero no sé dónde está.
Todo por Amor -Se fue contestó. - ¿Sola? —¿Qué importa? ¿Crees que ella iba a esperarte aquí? ¿Sabes a dónde estamos? Victoria no supo qué responder. «Otra vez; comenzará a retarme como su fuera una niña. ¡Siempre lo hace!». Se liberó de él porque estaba indignada. -Si, sé muy bien dónde estamos, ¿qué importa? Si me voy, Jazmín es la única persona que puede ocupar mi posición, así que es evidente que debo acompañarla a sus cenas de trabajo. - ¿Tenían que reunirse en este lugar? -preguntó con indiferencia. -Si. - ¿Qué dijiste? -preguntó con el ceño fruncido. Aún estaba molesto por el encuentro con César, que le faltó el respeto a Victoria porque Alejandro había estado con Claudia en la compañía. Por eso, ella se vio perjudicada por lo que rumoreaban los empleados y porque decían que la había abandonado. Victoria sabía que no podía guardarle rencor porque no tenía el derecho; de hecho, ella estaba muy agradecida con él. No solo Alejandro les dio una lección a esos bravucones, sino que también ayudó a su padre sin siquiera saberlo. También, le dio la oportunidad de aprender y mejorar al llevarla a la compañía. Ella debía estar agradecida, pero, por alguna razón, también le tenía rencor y comenzó a sentir celos. La joven era consciente de que no debía sentirse así e intentaba contenerse; quería creer que era positivo que Claudia y Alejandro estuvieran juntos porque ellos la habían ayudado. No obstante, siempre que se despertaba en la noche, recordaba la manera extraña en la que la miraron aquel día en la compañía y no podía dejar de pensar. «¿Por qué? Quiero saber el porqué. Debo esperar a que operen a la abuela; no será mucho tiempo, pero ¿por qué debía ir con Claudia y permitir que todos hablen de mí? ¿Por qué me enamore de él? Todo sería más sencillo si no lo amara. Era evidente que Alejandro no sabía en qué estaba pensando y solo la observaba de pie allí con los ojos enrojecidos; en ese entonces, notó lo agresivo que había sido. Pero si no la regaño, no sabrá lo malvado que es el mundo. ¿Y si la persona que veía esta noche no era Bautista y se encontraba con un extraño? ¿Qué habría ocurrido si no respondía la llamada de Jazmín? Podría haber resultado en un grave problema». - ¿Acaso no te dije que eligieras un lugar más apropiado para tener cenas de trabajo? Si la otra persona no está de acuerdo, entonces no te reúnes. Eres la señora Calire; nadie puede presionarte” -explicó con calma. - ¿Señora Calire? -Victoria se rio al escucharlo-. ¿Nadie puede presionarme? ¿Qué sucederá cuando ya no tenga ese título? -El hombre se detuvo y ella dijo en voz baja-: ¿Qué pensarán de mí cuando descubran que nuestro matrimonio es una farsa?
Todo por Amor La familia Selva ya estaba en bancarrota desde hacía mucho tiempo y ella era la más perjudicada. Durante los últimos dos años, la joven trabajó mucho para demostrar que no necesitaba el respeto de otros por el mero hecho de ser la señora Calire. A pesar de haberlo intentado, resulta que ella no era nadie si no fuera por ese título.
Capítulo 80 Me iré pronto Alejandro y Victoria no hablaron en el trayecto hasta la casa; la expresión del hombre era sombría por lo que y sujetaba el volante con tanta fuerza que parecía que iba a romperlo. Estaba consternado por lo que le había dicho la joven y nunca consideró que ella iba a irse algún día, lo que le hizo pensar que quizás había algún motivo por el cual ella lo mencionó en esa oportunidad; no pudo evitar mirarla. Luego de subir al auto, ella cerró los ojos y se acurrucó en el asiento del pasajero, como si quisiera aislarse del mundo exterior. Luego de vivir dos años juntos, él sabía lo mucho que ella se había esforzado, pero ese día parecía que se había decepcionado por la realidad. Cuando iba a buscarla. él se enteró del accidente por Jazmín; a fin de cuentas, la joven dudaba y no sabía qué hacer. Al verla, él la obligó para que le diera más detalles y, como era la mano derecha de su jefa, aprovechó la oportunidad para contarle lo que la molestaba. De acuerdo, señor Calire. Espero que no me culpe por decirle la verdad y no le cuente a la señorita Victoria que fui yo quien se lo dijo. «Ve al grano». Bueno, contestó y respiró profundo. El señor Burgos dijo que la señorita Victoria no necesitaba trabajar tanto porque usted fue con su amante a la compañía. También dijo que iba a abandonar a la señorita Victoria pronto y, como los Selva estaban en bancarrota, la iban a humillar. Mencionó que usted jamás la ayudó». “¿Qué dijiste?», preguntó enfurecido. “¡Señor Calire, yo no lo dije! ¡Solo le estaba contando lo que él dijo!». El hombre se masajeó las sienes e intentó contenerse, pero comenzó a dolerle la cabeza. Luego de media hora, llegó al estacionamiento subterráneo de la residencia Calire; la joven aún estaba acurrucada y. al abrir los ojos, se encontró con Alejandro que la estaba observando. -Deberías entrar primero; la abuela debe estar despierta esperándote. -De acuerdo, iré a saludarla -respondió y se sacó el cinturón de seguridad. -Espera. La joven se volteó y vio que él se acercó. El rostro hermoso del hombre estaba a solo centímetros del de ella y le observó los labios secos; se alteró y abrió bien grande los ojos al
Todo por Amor mismo tiempo que se alejó. Al verla, él se detuvo y la miró de manera sombría por lo que acababa de hacer. - ¿Por qué te alejas? ¿Tanto me desprecias? ¿Pensaste que iba a besarte? Cuando notó que estaba molesto, se dio cuenta de que quizás malinterpretó las intenciones del hombre; frunció los labios y dejó de mirarlo. Quería explicarle, pero no era necesario en ese momento. - ¿Por qué te acercaste de repente? -preguntó. Alejandro no le respondió y regresó a su asiento decepcionado. -Deberías irte. No olvides deshacerte del olor a alcohol antes de verla. Ella comprendió qué iba a hacer; solo quería saber si tenía olor a alcohol. Quiso responderle para dejar de sentirse avergonzada, pero no dijo nada. La joven se bajó, él sacó la llave del vehículo e hizo lo mismo. Se quedó un momento allí mientras usaba su teléfono. -Investiga por mí las recientes adquisiciones -dijo a una persona. Como ella no había bebido alcohol, solo se cambió la ropa por el aroma que tenía el bar. Luego, se lavó el rostro y fue a ver a Griselda, que aún estaba despierta y suspiró aliviada al ver a Victoria. -Estás a salvo, todo está bien. -La anciana le dio una palmada en la mano-. No sé si sobreviviré a la cirugía; quizás no vuelva a verte si no resulta bien, así que solo deseo que mis hijos y nietos se encuentren bien y saludables. —Abuela, ¿qué estás diciendo? -preguntó confundida-. Todo saldrá bien y estarás muchos años más con nosotros. ¡No vuelvas a decir eso porque me enfadaré! -Sé que te preocupas por mi -respondió al ver el comportamiento de la joven-. De acuerdo, está bien, intentaré sobrevivir. -Después, le acarició la mejilla y dijo: Te diré un secreto. - ¿Qué? ¿Sobre qué? -preguntó con curiosidad. -Cuando Alejandro se enteró de que estabas en problemas, se fue sin siquiera cambiarse de ropa; tampoco se llevó su abrigo y el clima es muy frío. La joven se sorprendió por lo que decía de su nieto; quizás la anciana notó que la relación de ambos se había tornado extraña. Victoria se dio cuenta de ello e iba a responderle, pero Griselda no se lo permitió. - ¿Aún están distanciados por aquella discusión? —preguntó. -No–contestó luego de fruncir los labios; ella en verdad no quería conversar sobre Alejandro— . Discutimos otra vez. - ¿Qué?
Todo por Amor -Fue por trabajo -dijo y se mordió el labio-. Tenemos distintas opiniones, así que… Fue la única excusa que se le ocurrió para convencer a Griselda, que no le creía. - ¿Fue una discusión por asuntos del trabajo? -Victoria no dijo nada y la anciana se rio-, ¿Está relacionado con esa mujer, Claudia Juárez? La joven no quería contarle, pero los ojos la delataron. -Abuela, tú…. -Claudia es una joven amable, atractiva y tiene buen carácter. Le salvó la vida a Alejandro y estamos en deuda con ella. Es normal que te preocupe, pero, Victoria, nadie en nuestra familia se ha casado dos veces. El abuelo ya no está, pero puedo asegurarte de que los hombres de esta familia son fieles. Ellos se quedan para siempre con la pareja que eligen. Griselda le explicó en detalle para disipar las dudas de Victoria sobre Claudia mientras que ella solo la observaba por lo detallista que era; no dijo una palabra. De hecho, los hombres de la familia Calire eran leales y se quedaban con la pareja que elegían por el resto de su vida, pero esa regla se basaba en la suposición de Griselda de que Alejandro estaba enamorado de Victoria. «Qué pena que no sepa que el verdadero amor de Alejandro es Claudia». Luego de escucharla, la joven sabía que debía irse pronto.
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