textos resueltos(Platón a Maquiavelo)
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Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo TEXTO DE PLATÓN “Pues bien, querido Glaucón, debemos aplicar íntegra esta alegoría a lo que anteriormente ha sido dicho, comparando la región que se manifiesta por medio de la vista con la morada-prisión, y la luz del fuego que hay en ella con el poder del sol; compara, por otro lado, el ascenso y contemplación de las cosas de arriba con el camino del alma hacia el ámbito inteligible, y no te equivocarás en cuanto a lo que estoy esperando, y que es lo que deseas oír. Dios sabe si esto es realmente cierto; en todo caso, lo que a mí me parece es que lo que dentro de lo cognoscible se ve al final, y con dificultad, es la idea del Bien. Una vez percibida, ha de concluirse que es la causa de todas las cosas rectas y bellas, que en el ámbito visible ha engendrado la luz y al señor de ésta, y que en el ámbito inteligible es señora y productora de la verdad y de la inteligencia, y que es necesario tenerla en vista para poder obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público”. (Platón: República, Libro VII, 517a-d). 1. Con respecto al texto: sitúa al autor en su momento histórico, señala el tema o el problema del texto, indica las ideas principales, muestra las relaciones entre ellas y explícalas. Platón nació en el siglo V a. C. y fue el discípulo más destacado de Sócrates. Después de varios viajes, con cuarenta años se afincó en Atenas y fundó una escuela llamada Academia, en la que estudiaría Aristóteles, que se convertiría en el mejor de los discípulos de Platón. El tema del texto es la explicación de la alegoría de la caverna previamente descrita por Sócrates a su interlocutor Glaucón. Las ideas principales son: La caverna representa el mundo de los fenómenos, que es aquello que vemos; la luz del fuego significa el gran poder de iluminar que posee las Ideas sobre los fenómenos. El conocimiento que posee el alma acerca de las Ideas es siempre un proceso ascendente, como el del esclavo liberado que sube hasta contemplar la luz del sol. El sol es la idea del Bien, que está en el ámbito de lo cognoscible. Ésta es la Idea más importante, puesto que es la causa de todo lo bello, lo justo y lo verdadero que existe. Sólo se puede conocer después de un proceso largo y doloroso del alma. El conocimiento de la Idea del Bien no sólo es teórico, sino práctico. Conocer el Bien es convertirse en sabio, tanto en la vida particular como en la política. La estructura del texto es la siguiente: 1
Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo 1. Necesidad de explicar a Glaucón el significado filosófico del mito de la caverna. 2. Explicación de ciertas equivalencia entre lo referido en el mito de la caverna con sus significaciones filosóficas. 3. Conclusión final: la Idea del Bien es el fundamento metafísico de lo real. Es causa de la verdad y de la sabiduría tanto teórica como práctica. En Platón es muy difícil separar sus reflexiones ontológicas de las epistemológicas. En este texto Platón aborda cuál es el fundamento metafísico de la Realidad, pero también trata sobre cómo el hombre puede llegar a conocer ese fundamento. Es muy claro el dualismo ontológico defendido por Platón: el mundo de los fenómenos, por un lado, y, por otro, el mundo de lo inteligible o de las Ideas. Influido por Parménides, Platón establece que al mundo de los fenómenos (la cueva en la alegoría) le corresponde el movimiento, la apariencia y las meras opiniones subjetivas. Es mundo de sombras, donde es muy difícil “ver” la verdad de las cosas. El mundo de las Ideas o Formas (el mundo de lo cognoscible) es estable, eterno y verdadero; en él las esencias son las que explican el significado de los fenómenos. La Idea del Bien (el sol en la alegoría) ocupa el lugar más alto e importante. La división ontológica anterior exige a Platón preguntarse por el conocimiento de las Ideas. En la alegoría, el esclavo sube con dificultad hasta la entrada de la cueva y, después de un tiempo de adaptación a la luz, llega a ver directamente el sol. Quien conoce realmente es el alma del hombre; sin embargo, el conocimiento de las Ideas es muy difícil, pues el alma humana tiene que partir de sus apegos materiales y de sus opiniones falsas para ir ascendiendo hasta la contemplación de la Idea del Bien. Son muy pocos los que alcanzan el final del proceso. Después de una educación larga y exigente, el hombre puede contemplar la Idea del Bien. Quienes así lo consiguen son los filósofos. El filósofo conoce que toda la verdad, la justicia y la belleza que existe en el ámbito material o fenoménico no procede de los fenómenos, sino de las Ideas. Por ello, la tendencia natural del filósofo es la contemplación de las Ideas, en especial de la idea del Bien; ello le supondría vivir retirado, al margen de los intereses del mundo. Sin embargo, Platón cree que la contemplación de las Ideas no puede ser un ejercicio egoísta del filósofo. La sabiduría conocida tiene que ser útil y práctica. Platón no concibe un conocimiento puro, independiente de los asuntos humanos. Por esa razón el filósofo tiene el deber moral, como el esclavo de la alegoría de la caverna, de interesarse por las preocupaciones del resto de los hombres. El carácter práctico del conocimiento de la Idea del Bien está en que el filósofo debe regir o gobernar la sociedad, de modo que él pudiera iluminar a quienes están en las sombras del mundo. La mejor sociedad sería la que estuviera 2
Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo gobernada por los filósofos, los cuales asumirían el gobierno por responsabilidad u obligación y no por gusto. En conclusión, Platón pretende subrayar la importancia de la separación entre fenómenos e Ideas, para destacar la necesidad de conocimiento del alma humana. Aquellas almas más preparadas obtienen el conocimiento contemplativo del Bien. De ahí que los sabios deban ocuparse del gobierno de la sociedad. Ontología, epistemología, moral y política están íntimamente ligadas para Platón.
TEXTO DE ARISTÓTELES “El hombre es, por naturaleza, un animal cívico […] La razón de que el hombre sea un ser social, más que cualquier abeja y que cualquier otro animal gregario, es clara. La naturaleza, pues, como decimos, no hace nada en vano. Sólo el hombre, entre los animales, posee la palabra. La voz es una indicación del dolor y del placer; por eso la tienen también los otros animales. (Ya que su naturaleza ha alcanzado hasta tener sensación del dolor y del placer e indicarse esas sensaciones unos a otros). En cambio, la palabra existe para manifestar lo conveniente y lo dañino, así como lo justo y lo injusto. Y esto es lo propio de los humanos frente a los demás animales: poseer, de modo exclusivo, el sentido de lo bueno y lo malo, lo justo y lo injusto, y las demás apreciaciones. La participación comunitaria en éstas funda la casa familiar y la ciudad.” (Aristóteles: Política). 1. Con respecto al texto: sitúa al autor en su momento histórico, señala el tema o el problema del texto, indica las ideas principales, muestra las relaciones entre ellas y explícalas. Aristóteles nació en el siglo IV a. C. Estuvo durante veinte años en la Academia de Platón convirtiéndose en el mejor discípulo de su maestro. Muerto Platón, Aristóteles viajó por varias ciudades griegas en las que enseñó filosofía y estudió ciencias naturales. Fue educador del hijo de Filipo II de Macedonia, el cual se convertiría en Alejandro Magno. De regreso a Atenas fundó su propia escuela a la que llamó Liceo. El texto explica por qué el hombre es un ser social y cuáles son las consecuencias que se derivan de ello. Las ideas principales son: El hombre es un ser social por naturaleza. La naturaleza tiene un carácter teleológico.
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Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo A diferencia de los animales, que sólo tienen voz, los hombres poseen razón o palabra. La finalidad de la razón o de la palabra es conocer lo bueno, lo justo y sus contrarios. El conocimiento racional de lo bueno, de lo justo y de todo lo que el hombre necesita para orientar su vida es un conocimiento social. No hay sociedad sin el conocimiento del bien y de la justicia. La estructura del texto es la siguiente: relación de ideas 1. El texto empieza con una afirmación que será explicada a lo largo de todo el fragmento de Aristóteles. 2. Después de la primera frase del texto, Aristóteles pasa a explicar el significado del carácter social del hombre. 3. La conclusión del texto se halla en la última frase cuando termina afirmando que el ejercicio de la razón humana es necesariamente social. Una de las grandes preocupaciones de Aristóteles es explicar por qué el hombre es un ser social o, como se dice en este texto, un “animal cívico”. El desarrollo del razonamiento aristotélico está basado en una comparación entre el ser humano y el resto de los animales (“abeja y cualquier otro animal gregario”). Los animales tienen voz, es decir, emiten sonidos que informan sobre dolor o placer, pero nada más. Los hombres también emiten sonidos que expresan dolores y placeres, puesto que son animales. Pero lo que hace del hombre ser mucho más que un animal es que es un ser racional. La razón o la palabra –no un mero sonido- es lo que define al hombre y lo distingue del resto de los animales. Ahora bien, la razón humana es una característica inmanente y necesaria del hombre, puesto que se halla en su naturaleza. La naturaleza humana hace del hombre un ser racional; los animales, en cambio, al poseer otra naturaleza distinta, no pueden nunca ser racionales. La naturaleza no hace nada en vano, afirma Aristóteles, porque la finalidad última y necesaria de la naturaleza del hombre es una vida guiada por la razón. Sin embargo, Aristóteles se pregunta sobre la finalidad principal de la razón humana. ¿Qué consigue el hombre con la razón o la palabra? Volviendo a la comparación con los animales, el filósofo griego afirma que la razón humana logra lo que los animales no pueden: conocer lo conveniente y lo inconveniente, lo justo y lo injusto, lo bueno y lo malo. Dicho de otro modo: con la razón conseguimos dar una orientación o sentido a la existencia. La conducta de los animales está determinada por la biología; en cambio, la conducta de los hombres necesita del apoyo de la razón para saber qué hacer en cada momento. Lo que verdaderamente diferencia al hombre de los animales es que aquél necesita del conocimiento para poder vivir, puesto que la biología no le es suficiente. Todo hombre desea por naturaleza saber, 4
Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo porque todo hombre necesita orientar su vida por criterios racionales y no instintivos. Ahora bien, el ejercicio de la razón es social o político. No hay una razón meramente aislada, ajena a la comunidad de hombres. Toda razón es comunitaria y es en la comunidad donde se desarrolla la naturaleza racional del hombre. Aristóteles no concibe una naturaleza humana y una razón abstractas, sin referencia a los hechos concretos que determinan las vidas de los hombres. La justicia, el bien, etc. son virtudes que la sociedad como tal debe buscar, puesto que la finalidad de toda comunidad es lograr una vida orientada a la bondad y a la felicidad de sus ciudadanos. Las virtudes intelectuales o dianoéticas (prudencia, entendimiento, sabiduría) junto con la justicia son las virtudes que una sociedad basada en la razón buscará como propias. Y todo ello por el bien de sus ciudadanos. Si la razón es por naturaleza social, también es verdad que no hay sociedad genuinamente humana sin la razón. La familia, las aldeas y finalmente la sociedad tienen finalidades particulares distintas, que sólo se podrán lograr mediante un uso adecuado de la razón. Sólo así la comunidad de hombres podrá alcanzar la autarquía, fin último de la polis.
TEXTO DE SAN AGUSTÍN “Donde no se dé la justicia que consiste en que el sumo Dios impere sobre la sociedad y que así en los hombres de esta sociedad el alma impere sobre el cuerpo y la razón sobre los vicios, de acuerdo con el mandato de Dios, de manera que todo el pueblo viva de la fe, igual que el creyente, que obra por amor a Dios y al prójimo como a sí mismo; donde no hay esta justicia, no hay sociedad fundada en derechos e intereses comunes y, por tanto, no hay pueblo, de acuerdo con la auténtica definición de pueblo, por lo que tampoco habrá política, porque donde no hay pueblo, no puede haber política” (San Agustín, La ciudad de Dios). 1. Con respecto al texto: sitúa al autor en su momento histórico, señala el tema o el problema del texto, indica las ideas principales, muestra las relaciones entre ellas y explícalas. Agustín de Hipona nació en el siglo IV en Tagaste (Cartago). De padre pagano y madre cristiana, en su juventud se dejó llevar por un ambiento muy alejado del cristianismo. Después de estudiar retórica y filosofía se convirtió al cristianismo convirtiéndose en uno de los pensadores y santos más influyentes de todos los tiempos. El tema del texto es la necesidad de la existencia de un pueblo para que exista sociedad y política. 5
Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo Las ideas del texto son: Un pueblo existe cuando entre sus miembros hay amor mutuo e intereses comunes que causan una concordia general. El amor mutuo y los intereses comunes que constituyen a un pueblo es resultado no de la justicia humana, sino de la justicia de Dios. Para que una persona sea justa necesita una vida racional, de dominio de sí, basada en el amor a Dios y a sus hermanos. Una sociedad justa es la constituida por personas justas. La estructura del texto es la siguiente: Es un texto enunciativo, compuesto por un único fragmento, en el que sin explicar ni detallar las ideas, el autor propone su tesis principal. La puntuación del texto contribuye a facilitar la rápida sucesión de afirmaciones, que se derivan entre sí como una cadena de razonamientos. En el libro La ciudad de Dios, al que pertenece este texto, Agustín de Hipona reflexiona sobre el sentido de la historia humana; su punto de vista es religioso y moral, no político. En consecuencia, el fragmento que comentamos hay que interpretarlo desde claves más teológicas o religiosas, que meramente políticas. En particular, San Agustín entiende que la historia es la búsqueda de la felicidad, la cual se halla en última instancia en la participación de Dios ya aquí en la tierra. Según esto la humanidad se divide en dos grandes grupos. El primero de ellos lo componen aquellos que se aman a sí mismos antes que a nada ni a nadie: son egoístas y están muy lejos de Dios, pues entienden que la religión coarta su libertad. Pertenecen a lo que San Agustín llama La ciudad terrena. El segundo grupo de hombres lo componen quienes aman a Dios sobre todas las cosas, incluso por encima de sí mismos; en Dios estos hombres encuentran la auténtica felicidad. Es lo que llama San Agustín La ciudad de Dios. La historia es la continua lucha de estas dos ciudades –o lo que es lo mismo, la lucha de estos dos tipos de hombres- que acabará con el triunfo final de la ciudad de Dios en el final de los tiempos. Pues bien, este texto describe brevemente algunas características de los que pertenecen a la ciudad de Dios. En ella los hombres se aman mutuamente es decir, predomina la ley del amor al prójimo, reflejo del amor a Dios entre los hombres. La ley del amor, que es lo contrario al principio del egoísmo o del individualismo característico de la ciudad terrena, es lo que define la relación cristiana entre los hombres y entre los hombres y Dios mismo. Ahora bien, el amor es resultado de la “justicia de Dios”, esto es, de la participación humana en la vida de Dios mismo en la sociedad. No es posible vivir con arreglo a los intereses comunes, y no egoístas, si no es en virtud de la
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Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo relación personal y comunitaria que tiene el hombre con Dios mismo. Amar al prójimo como a uno mismo es imposible si no somos auxiliados por Dios; pero para el hombre reconocer la soberanía de Dios significa que el hombre es amado por Dios mismo y puede ser salvado por Él. Por tanto la justicia no es resultado sólo de los esforzados intentos de crear una sociedad mejor. La justicia sólo se puede dar si el hombre vive la ley de Dios en su corazón y, con las correcciones debidas, las expresa en el orden social. En efecto, la justicia debe empezar por cada una de las personas: el dominio de sí misma, las virtudes de la prudencia, fortaleza y templanza pueden lograrse con la ayuda de Dios y su Gracia. De lo contrario el principio egoísta, que existe en todos los hombres, dominará en la vida humana. Una sociedad egoísta, de miembros cuyos intereses principales prevalecen sobre el bien común, es una sociedad que no merece el nombre de tal. La ciudad terrena no funda una sociedad humana fraterna (hermanos todos de un mismo Dios), sino un grupo de hombres en continuas disputas, que sólo se resuelven por razones de poder o dominación y no por consideración hacia los demás y hacia Dios. El auténtico pueblo es el pueblo que se deja guiar por la justicia, inspirada en Dios. Sólo así se podrá la garantizar una sociedad justa y pacífica en la que el hombre alcance la felicidad.
TEXTO DE STO. TOMÁS DE AQUINO “Para la salvación humana fue necesario que, además de las materias filosóficas, cuyo campo analiza la razón humana, hubiera alguna ciencia cuyo criterio fuera lo divino. Y esto es así porque Dios, como fin al que se dirige el hombre, excede la comprensión a la que puede llegar sólo la razón. Dice Isaías 64,4: ¡Dios! Nadie ha visto lo que tienes preparado para los que te aman. Sólo Tú. El fin tiene que ser conocido por el hombre para que hacia Él pueda dirigir su pensar y su obrar. Por eso fue necesario que el hombre, para su salvación, conociera por revelación divina lo que no podía alcanzar por su exclusiva razón humana. Más aún. Lo que de Dios puede comprender la sola razón humana, también precisa la revelación divina, ya que, con la sola razón humana, la verdad de Dios sería conocida por pocos, después de muchos análisis y con resultados plagados de errores. Y, sin embargo, del exacto conocimiento de la verdad de Dios depende la total salvación del hombre, pues en Dios está la salvación. Así, pues, para que la salvación llegara a los hombres de forma más fácil y segura, fue necesario que los hombres fueran instruidos acerca de lo divino, por revelación divina. Por todo ello se deduce la necesidad de que, además de las materias filosóficas, resultado de la razón, hubiera una doctrina sagrada, resultado de la revelación” (Tomás de Aquino, Suma de la Teología).
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Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo 1. Con respecto al texto: sitúa al autor en su momento histórico, señala el tema o el problema del texto, indica las ideas principales, muestra las relaciones entre ellas y explícalas. Tomás de Aquino nació en el siglo XIII cerca de Nápoles (Italia). Estudió en la Universidad de Nápoles, donde conoció por primera vez la obra de Aristóteles y también la Orden de los Predicadores, en la que decidió integrarse. En París conoció a su maestro Alberto Magno y obtuvo una cátedra de Teología en su Universidad. Destaca por su síntesis entre el pensamiento aristotélico y el cristianismo. El tema del texto es la necesidad de la teología para el conocimiento de Dios y la salvación de los hombres. Las ideas del texto son: La filosofía, que es necesaria, debe ser completada por la teología. La teología se basa en la revelación de Dios a todos los hombres, no sólo a los sabios o filósofos. Aunque la razón humana puede conocer algo de Dios, esto es muy insuficiente y con errores. El fin del hombre es su salvación, lo cual sólo es posible si el hombre conoce a Dios. La estructura del texto es la siguiente: 1. Comienza con una afirmación que intentará demostrar el texto: se necesita una ciencia de Dios (teología) para conocer mejor a Dios, pues la filosofía no basta. 2. El texto sigue con el razonamiento del autor para demostrar la afirmación anterior. 3. Termina el fragmento volviendo con la afirmación primera, ya demostrada. La finalidad última del hombre es la salvación del alma. Por supuesto, para ello es imprescindible tener un cierto conocimiento de Dios, que es quien en su misericordia nos puede salvar. Ahora bien, Dios no es un objeto de los sentidos, el conocimiento que tenemos de Él es a través de la razón, pero también de la fe. La filosofía es el conocimiento racional que mejor nos habla de Dios. Según Santo Tomás de Aquino la razón es muy importante para obtener un saber de Dios; sin embargo, el texto nos indica que la filosofía nos informa poco y mal de Dios. Sin duda, ello se debe a que nuestra razón es muy limitada para alcanzar la esencia de Dios. La única solución, pues, es obtener un saber
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Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo de Dios a través de la fe, es decir, mediante un conocimiento fundamentado directamente en la revelación de Dios al hombre. Gracias a la encarnación del Hijo de Dios, a su muerte y resurrección, el hombre sabe que su destino final último es vivir la Gloria de Dios. La revelación de Dios, expresada en la Biblia y en la Tradición de la Iglesia, informa al hombre no sólo de la meta final, sino de los medios con que cuenta para poder alcanzarla. Ahora bien, nada de esto sería posible si Dios no hubiera dado el primer paso de darse a conocer, primero al pueblo elegido –Israel- y, después, a todos los demás a través de Cristo. Por tanto, la fe es el conocimiento que posee el hombre de Dios; una fe que descansa en Dios mismo, pues no es resultado de un esfuerzo intelectual humano, sino un don o regalo hecho por Dios mismo. Sin fe tendríamos un saber muy pálido de Dios. El don de la fe es para todos; unos lo acogen y otros no. Sin embargo, para tener fe no se necesita ninguna cualidad especial, ni especiales dotes intelectuales. Por ello, para conocer a Dios y lo que nos ha prometido basta con la fe. La razón ayudará a expresar y a aclarar la fe, pero lo principal es estar tocado por la fe en Dios para que ésta nos ayude, a su modo, a penetrar en el conocimiento de lo divino. Tomás de Aquino no rechaza la razón; afirma que, cuando trata de Dios, debe ser completada por la teología. La fe, por otro lado, cuando se expresa en conceptos o palabras necesita de la razón para su argumentación y comprensión. Una fe sin razón es absurda. La fe para Santo Tomás es racional, porque se expresa en el hombre y es para el hombre y el hombre es un ser racional. Por ello, para santo Tomás no hay fe sin razón, como tampoco hay razón sin fe.
TEXTO DE GUILLERMO DE OCKHAM “Pero me parece que se ha de afirmar que de la potestad regular y ordinaria concedida y prometida a S. Pedro y a cada uno de sus sucesores por las palabras de Cristo ya citadas [“lo que atareis en la tierra, quedará atado en el cielo”] se han de exceptuar los derechos legítimos de emperadores, reyes y demás fieles e infieles que de ninguna manera se oponen a las buenas costumbres, al honor de Dios y a la observancia de la ley evangélica […] Tales derechos existieron antes de la institución explícita de la ley evangélica y pudieron usarse lícitamente. De forma que el Papa no puede en modo alguno alterarlos o disminuirlos de manera regular y ordinaria, sin causa y sin culpa, apoyado en el poder que le fue concedido inmediatamente por Cristo. Y si en la
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Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo práctica el Papa intenta algo contra ellos [los derechos de los emperadores y reyes], es inmediatamente nulo de derecho. Y si en tal caso dicta sentencia, sería nula por el mismo derecho divino como dada por un juez no propio”. (Guillermo de Ockham: Sobre el gobierno tiránico del Papa). 1. Con respecto al texto: sitúa al autor en su momento histórico, señala el tema o el problema del texto, indica las ideas principales, muestra las relaciones entre ellas y explícalas. Nació en Ockham (Inglaterra) en el siglo XIII. Fue franciscano y estudió en la universidad de Oxford; tuvo que defenderse de la acusación de herejía e incluso llegó a ser excolmugado por el Papa Juan XXII. Huyó a la corte de Luís de Baviera. Cuando éste murió repentinamente, Ockham se reconcilió con la Iglesia y el Papa Clemente IV lo perdonó, después de pedirle que se retractara. El tema del texto es la separación entre el poder civil (emperadores y reyes) y el poder religioso (el Papa y la Iglesia). Las ideas del texto son: El poder temporal de emperadores y reyes es independiente del poder espiritual del Papa. El poder imperial tiene su fundamento en Dios, pero no en la Iglesia, sino en el derecho natural. Del evangelio no se deriva un poder temporal del Papa: su poder no está en la confirmación de emperadores, sino en un ámbito meramente espiritual. La estructura del texto es la siguiente: 1. Hay una primera parte, en la que el autor presenta su tesis principal. Correspondería a las dos primeras ideas anteriores. 2. En la última parte, que empieza después del punto seguido de la línea octava, (De forma que el papa…) Ockham saca la conclusión de que el Papa cometería injusticia si no respetara los derechos de los emperadores y reyes a gobernar al margen del poder papal. Afirma, incluso, que serían nulas sus decisiones. Una cuestión central en el siglo XIV fue la relación entre Iglesia y Estado. La tesis principal que defendió Guillermo de Ockham, que es la del texto, es la independencia del poder del emperador respecto del Papa. En efecto, Cristo no confirió a Pedro ni a sus sucesores poder temporal alguno, sino poder espiritual. La autoridad espiritual del Papa, afirma Ockham, no puede ejercerse en el orden temporal o mundano porque ello significaría abandonar el plano que le es propio de la Iglesia. La consecuencia política de ello, es clara: para Ockham el Papa no puede reivindicar ninguna subordinación y dependencia del emperador. La legitimidad política de éste no se halla en la confirmación del Papa. 10
Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo La segunda idea del texto aborda el fundamento del poder político. Ockham mantiene el carácter religioso de todo poder político; afirma que es Dios el fundamento del poder de emperadores y reyes; sin embargo, el Papa no interviene, como sabemos, en consolidar ese poder. Lo que afirma Ockham, por tanto, es que el emperador gobierna por obra y gracia de Dios, pero sin intervención de la Iglesia. En concreto, la idea de nuestro autor es que el emperador gobierna a través de unos electores que representan al pueblo, en el cual reside la voluntad de Dios. A través de los electores, se hace presente Dios fundamentado el dominio del emperador. Aunque el texto no lo nombra, lo cierto es que Ockham está pensando en el derecho natural como fuente de legitimidad política: se trata de un derecho, anterior a cualquier ley política, que emana directamente de Dios y que otorga unas obligaciones y derechos a todo hombre por ser criatura de Dios. Según Ockham Dios quiere, a través del derecho natural –y no mediante la intervención del Papa- que los hombres elijan a sus gobernantes, si bien es cierto que ese derecho se expresa de distintas maneras, según las sociedades y los periodos históricos. Todo lo anterior implica una serie de consecuencias internas para la Iglesia. Ockham pretende salvaguardar a la Iglesia de la subordinación al poder de los emperadores. Puesto que el poder y la propiedad son realidades mundanas, en las que no debe intervenir la Iglesia, ésta queda salvaguardad de los vicios que causan el poder. El ámbito de la iglesia es el espiritual, esto es la salvación de las almas, que es lo que Cristo desea. Propiedad y poder no forman parte de la naturaleza humana, sino que son efecto del pecado, en cuanto que constituyen el desarrollo histórico de la capacidad dada por Dios al hombre de dominar las cosas y tener autoridad sobre otros hombres. Parece entonces claro que cualquier iniciativa del Papa sobre la legitimidad política del poder civil es nula. Ni se funda en el evangelio, ni en el derecho natural. Es perjudicial para el emperador, pero principalmente para la misma Iglesia.
TEXTO DE GALILEO
“Persistiendo, pues, en su primera decisión de desprestigiarme a mí y a mis cosas por todos los medios posibles, sabiendo cómo yo en mis trabajos de astronomía y de filosofía sostengo, sobre la constitución de las partes del mundo, que el Sol, sin cambiar de lugar, permanece ubicado en el centro de las revoluciones de las esferas celestes, y que la Tierra que se mueve sobre sí misma, gira en torno a él; y además oyendo que voy confirmando tal posición, 11
Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo no sólo refutando los argumentos de Ptolomeo y de Aristóteles, sino aportando otros muchos en su contra, y especialmente algunos referidos a los efectos naturales, cuyas causas tal vez no puedan explicarse de otra forma, y otros astronómicos dependientes del conjunto de los recientes descubrimientos celestes, los cuales claramente refutan el sistema ptolemaico y concuerdan y confirman admirablemente esta posición; y tal vez desconcertados por la reconocida verdad de otras proposiciones afirmadas por mí, distintas de las comúnmente sostenidas, y desconfiando ya de su defensa, mientras permaneciesen en el campo filosófico, se han decidido a intentar proteger las falacias de sus discursos con la capa de una fingida religión y con la autoridad de las Sagradas Escrituras, utilizadas por ellos con poca inteligencia, para la refutación de razonamientos ni entendidos ni conocidos”. (Galileo: La carta a Cristina de Lorena). 1. Con respecto al texto: sitúa al autor en su momento histórico, señala el tema o el problema del texto, indica las ideas principales, muestra las relaciones entre ellas y explícalas. Galileo Galilei nació en Pisa en el siglo XVI, fue uno de los máximos protagonistas de la revolución científica, que daría lugar a la época moderna. Perfeccionó el telescopio, descubrió las manchas solares y los satélites de Júpiter, inventó el barómetro y el termómetro y puso las bases para descubrir el reloj de péndulo. El tema de este texto es el mal uso que algunos hacen de la religión y de las Sagradas Escrituras para rechazar la investigación científica. Las ideas principales son: Tal como afirmaba Copérnico, el Sol ocupa el centro del universo y la tierra gira en torno a él. La nueva física está basada en la observación empírica y supone un rechazo de la física de Aristóteles y Ptolomeo. Interpretar las Sagradas Escrituras no como un libro religioso, sino como un texto científico, supone hacer un uso incorrecto de la religión, que entorpece el avance de la nueva física. La estructura es la siguiente: 1. Hay una primera parte en el texto, mediante la cual el autor da una serie de razones para llegar a la conclusión final, que se lee en las últimas frases. Las razones expuestas por Galileo no se explican, sino que sólo se nombran; están rápidamente expuestas y separadas por punto y coma. 2. La conclusión final, que está al final del texto, da sentido a todo el fragmento y enuncia el tema: las relaciones a veces conflictivas de la religión y la ciencia En este texto el autor sólo apunta, sin explicar, los motivos de ese conflicto. 12
Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo Galileo parte de las investigaciones de Copérnico y Kepler. En particular asume una serie de ideas de Copérnico que chocarán con la antigua física, defendida por Aristóteles y el astrónomo Ptolomeo (siglo II a.C.). Para poder explicar una serie de fenómenos astronómicos inexplicables por la física antigua, Copérnico propone la hipótesis del heliocentrismo, asumida por Galileo: el centro del universo no lo ocupa la tierra, sino el sol. Éste está inmóvil y alrededor de él gira la tierra y el resto de los planetas conocidos. Galileo está igualmente de acuerdo con Copérnico en que nuestro planeta tiene al menos dos movimientos: el de rotación sobre su eje y el de traslación alrededor del sol. Sin embargo, a diferencia de Copérnico, Galileo pensaba en que este esquema copernicano describía fielmente los hechos. En efecto, Copérnico creía que el heliocentrismo y sus consecuencias eran una mera hipótesis que explicaba los fenómenos mejor que la astronomía de Ptolomeo. Nada más. Galileo, en cambio, creyó firmemente en que la hipótesis heliocéntrica se verificaba en los hechos mediante las observaciones empíricas que él realizó. Este fue uno de los puntos de fricción con la Iglesia Católica. Así pues, Galileo basaba sus conclusiones científicas no tanto en esquemas meramente matemáticos, sino en la combinación de matemática y observación. Se suele afirmar que fue Galileo quien definió y utilizó por vez primera el método experimental científico o también llamado método resolutivocompositivo. La clave de los hallazgos físicos de Galileo (y posteriormente de Newton) se halla en el uso del nuevo método científico. Por todo lo anterior se entiende que Galileo rompa con la tradición física griega y medieval. Las obras de Copérnico y Kepler le ayudaron a ello; además, la invención de mejores aparatos de medida, junto con el nuevo método que ponía el énfasis en la experimentación y el uso de las matemáticas aplicadas a la naturaleza, hacía posible que Galileo pudiera poner las bases de la nueva física que culminaría con Newton. El texto termina aludiendo a los obstáculos de la Iglesia contra los nuevos descubrimientos de Galileo. El autor ofrece en dos expresiones las claves que, según él, explican esos obstáculos. En primer lugar, no es una religión verdadera, sino “una fingida religión”. Para Galileo la religión que se opone a la investigación científica no se atiene a su ámbito, que es el espiritual o religioso y no el de las ciencias. En consecuencia, piensa Galileo, ciencia y religión poseen campos distintos e independientes, que no se deben interferir. En segundo lugar, y en consonancia con lo anterior, la Iglesia hace una interpretación de las Escrituras “con poca inteligencia”. Con esta expresión el autor rechaza una interpretación literal de la Biblia, cuando ésta alude al Universo. La Biblia, afirma Galileo, no es un libro científico, sino religioso. Religión y ciencia en absoluto se oponen, pues están en esferas de conocimiento distintas. 13
Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo
TEXTO DE MAQUIAVELO “Pero, siendo mi propósito escribir algo útil para quien lo lea, me ha parecido más conveniente ir directamente a la verdad de la cosa que a la representación imaginaria de la misma. Muchos se han imaginado repúblicas y principados que nadie ha visto jamás ni se ha sabido que existieran realmente; porque hay tanta distancia de cómo se vive a cómo se debería vivir, que quien deja a un lado lo que se hace por lo que se debería hacer, aprende antes su ruina que su preservación: porque un hombre que quiera hacer en todos los puntos profesión de bueno, labrará necesariamente su ruina entre tantos que no lo son. Por todo ello es necesario a un príncipe, si se quiere mantener, que aprenda a poder ser no bueno y a usar o no usar de esta capacidad en función de la necesidad”. (Nicolás Maquiavelo: El Príncipe).
1. Con respecto al texto: sitúa al autor en su momento histórico, señala el tema o el problema del texto, indica las ideas principales, muestra las relaciones entre ellas y explícalas. Maquiavelo nació en la República de Florencia en el siglo XV; fue diplomático después de la caída de los Médicis. Después de que éstos volvieran al gobierno de Florencia, Maquiavelo fue destituido y torturado. El tema de este texto es que, teniendo en cuenta los hechos, el buen príncipe es aquel que subordina la moral a los fines políticos más convenientes. Las ideas principales son: Para hacer un análisis político correcto debemos practicar el realismo político, es decir, atenernos a los hechos y no construir utopías o modelos imaginarios ideales. El gobernante tiene que subordinar la moral a la política, de modo que la conciencia en absoluto sea un obstáculo para lograr los fines políticos previstos. La política es una ciencia independiente. La estructura es la siguiente: 1. El texto tiene dos partes definidas por las dos ideas que contienen. La primera parte defiende el realismo político (o pragmatismo) como método de 14
Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo estudio en el ámbito político. Ello significa que Maquiavelo rechaza las utopías o sociedades ideales. 2. La segunda parte presenta la consecuencia central de un análisis realista: el buen gobernante no es un gobernante bueno, sino uno que toma decisiones según criterios de pura eficacia política, aun cuando le pueda suponer la realización de actos inmorales. La historia de la política encuentra en Nicolás Maquiavelo (1469-1527) uno de los autores que más han influido. Este texto informa de dos ideas importantes en el pensamiento de este autor. La primera es el método de estudio de la política. En este aspecto Maquiavelo está mucho más cerca, por ejemplo, de Aristóteles que de Platón. En efecto, al igual que Aristóteles, Maquiavelo cree que la política es una ciencia y que, como tal, su estudio debe efectuarse ateniéndose a los hechos históricos y a cómo es la naturaleza humana tal como se muestra en la vida de los pueblos. Lo contrario es construir “representaciones imaginarias” o, lo que es lo mismo, dejarse llevar por los deseos personales e inventar una sociedad ideal o perfecta, no histórica e irrealizable, como hizo Platón con su República o Tomás Moro en su libro llamado Utopía. El método utópico o imaginario no es científico y, por tanto, se revela inútil para conocer las condiciones reales de un buen gobernante. La ciencia no es el estudio de lo que deberían ser las cosas, sino de lo que son. Es evidente que entre el deber ser y el ser hay una diferencia muy grande. El deber ser busca la realización de un ideal o modelo; pero la ciencia política (y la práctica del gobierno) no puede basarse en la búsqueda de ideales, sino en el desarrollo de la naturaleza humana tal como es. Esto es lo que se ha llamado realismo político. Ahora bien, toda ciencia supone un campo bien definido y diferenciado respecto de otras disciplinas. Maquiavelo siente la necesidad de distinguir la política de la moral y de la religión. Según nuestro autor lo específico de la política es el poder y la conservación del Estado, es decir, instaurar una comunidad política y dotarla de estabilidad y permanencia. Esta última idea contrasta con el pensamiento ético-político escolástico y con la concepción griega de la política. Para el cristianismo la vida humana no se agota en el orden natural o físico, sino que hay una dimensión trascendente, orientada a la salvación. Por ello en el Estado no se agota el sentido de la existencia humana. Para el cristianismo la política no es un fin en sí mismo. En consecuencia, el Estado –y la política- debe someterse a fines superiores o trascendentes de tipo moral y religioso. Maquiavelo, en cambio, niega toda trascendencia a la vida humana; para él el sentido de la vida es inmanente al mundo. La moral, como la religión, debe subordinarse a los fines políticos. Respecto del cristianismo, Maquiavelo afirma incluso que pone al hombre en inferioridad de condiciones para luchar por el poder. El buen gobernante no se puede dejar llevar por una moralidad basada en valores como la humildad, la mansedumbre o la caridad –valores típicamente cristianos-, pues entonces 15
Historia de la Filosofía, textos de Platón a Maquiavelo nunca adquiriría el poder, o se lo arrebatarían con facilidad los codiciosos, los egoístas y los déspotas. El cristianismo interpretado así hace débiles a los hombres, según el parecer de Maquiavelo. Por todo lo anterior el texto afirma que si se quiere mantener un príncipe tiene que aprender a “ser no bueno”. Política y moral están separadas. No se trata, por supuesto, de que el príncipe sea siempre inmoral: en la medida de lo posible debe procurar el bien. Sin embargo, en el caso de que haya conflicto entre política y moral siempre tendrá que prevalecer el interés político. De ahí que el texto termine diciendo que el príncipe deberá aprender a “usar o no usar” la capacidad de hacer el bien “en función de la necesidad” política del momento.
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