Tesis Pregrado Gus

June 19, 2018 | Author: Gustavo A. Valenzuela Dellarossa | Category: Snake, Proteins, Aluminium, High Performance Liquid Chromatography, Medicine
Share Embed Donate


Short Description

Download Tesis Pregrado Gus...

Description

U N I VE R S ID A D D E C O N CE P C IÓ N FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Departamento de Ciencias Pecuarias

ESTUDIO PRELIMINAR DEL VENENO DE TACHYMENIS CHILENSIS  (SCHLEGEL, 1837) Y PHILODRYAS CHAMISSONIS (WIEGMANN, 1835) CAPTURADAS EN LA OCTAVA REGIÓN DEL BIOBÍO, CHILE.

MEMORIA DE TÍTULO PRESENTADA  A LA FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA DE LA UNIVERSIDAD DE CONCEPCIÓN PARA OPTAR AL TÍTULO DE MÉDICO VETERINARIO

GUSTAVO ANDRÉ VALENZUELA DELLAROSSA CHILLÁN – CHILE 2006

II

PÁGINA DE FIRMAS ESTUDIO PRELIMINAR DEL VENENO DE TACHYMENIS CHILENSIS  (SCHLEGEL, 1837) Y PHILODRYAS CHAMISSONIS  (WIEGMANN, 1835) CAPTURADAS EN LA OCTAVA REGIÓN DEL BIOBÍO, CHILE.

Profesor Patrocinante

 ______________________________  Daniel González Acuña Profesor Asistente Médico Veterinario Doctor en Medicina Veterinaria

Profesor Guía

 ______________________________  Fidelina González Muñoz Profesor Asistente Biólogo Marino Doctor en Ciencias Ambientales

Director Departamento de Ciencias Pecuarias

 ______________________________  Óscar Skewes Ramm Profesor Asociado Médico Veterinario Doctor en Ciencias Forestales

II

PÁGINA DE FIRMAS ESTUDIO PRELIMINAR DEL VENENO DE TACHYMENIS CHILENSIS  (SCHLEGEL, 1837) Y PHILODRYAS CHAMISSONIS  (WIEGMANN, 1835) CAPTURADAS EN LA OCTAVA REGIÓN DEL BIOBÍO, CHILE.

Profesor Patrocinante

 ______________________________  Daniel González Acuña Profesor Asistente Médico Veterinario Doctor en Medicina Veterinaria

Profesor Guía

 ______________________________  Fidelina González Muñoz Profesor Asistente Biólogo Marino Doctor en Ciencias Ambientales

Director Departamento de Ciencias Pecuarias

 ______________________________  Óscar Skewes Ramm Profesor Asociado Médico Veterinario Doctor en Ciencias Forestales

III

RECONOCIMIENTOS Primero que nada, deseo dedicar esta Tesis a mi madre, Sylvanna Dellarossa P., quien siempre depositó su confianza en mí y me apoyó incondicionalmente en todo momento durante mi carrera. Quiero agradecer a mi familia – mamá, hermanos, abuelos, tías – y a mis amigos por toda la ayuda y paciencia que me tuvieron durante este tiempo. También quiero extenderlo a mi Profesor Patrocinante, Dr. Daniel González Acuña, y a mi Profesor Guía, Dra. Fidelina González Muñoz, quienes acogieron mis ideas y se mantuvieron en todo momento a mi lado.  Además, quiero agradecer a la profesora Fabiola Cerda (Fac. Medicina Veterinaria) por indicarme cómo y con quiénes recurrir para ayudar con mi Tesis.  Al doctor Pedro Urrutia Ur rutia (Fac. Medicina Veterinaria) por facilitarme el Halotano para el mejor manejo de las culebras del estudio. Al doctor René Ortega (Fac. Medicina Veterinaria) por facilitarme el refrigerador del Laboratorio de Virología para congelar las muestras extraídas antes de enviarlas a Concepción y los marcadores para rotular los microtubos Eppendorf ®. A la doctora Juanita López (Fac. Medicina Veterinaria) por facilitarme las micropipetas para hacer las extracciones de veneno. Al doctor Armando Islas (Fac. Medicina Veterinaria) por  facilitarme los microtubos Eppendorf ® y la puntas de micropipetas utilizadas. A la profesora Victoria Merino (Fac. Medicina Veterinaria) por facilitarme “ Ice-Pack ” y cajas de plumavit para el envío en frío de las muestras a Concepción. A Andrés Rodríguez, auxiliar del Departamento de Patología y Medicina Preventiva, quien siempre tuvo la buena disponibilidad de facilitarme a cualquier hora la entrada al Laboratorio de Virología para guardar las muestras obtenidas.  Al doctor Manuel de Orúe por su indicación sobre la parte estadística del estudio realizado. A las doctoras Florence Hugues y Lucila Moreno, con quienes siempre

IV

pude contar para hacer los trámites de mi Tesis en Chillán cuando me era imposible estar ahí.  Al doctor Waldo Venegas (Fac. Ciencias Biológicas), que fue quien me presentó con la doctora Fidelina González, mi Profesor Guía, para trabajar en mi Tesis. Al doctor Juan Francisco Gavilán (Fac. Ciencias Biológicas) por permitirme ocupar el Laboratorio de Genética para mis experimentos. Al doctor Giancarlo de Ferrari (Fac. Ciencias Biológicas) por los papers  que me entregó para mi Tesis. Al doctor   Ángel Oñate (Fac. Ciencias Biológicas) por sus comentarios que aportaron a mejorar el escrito de mi Tesis. A la doctora Amparo Uribe (Fac. Ciencias Biológicas) por su ayuda con la parte de Espectrofotometría. Al doctor Silvio Pantoja (Fac. Ciencias Naturales y Oceanográficas) por su ayuda con la parte del HPLC. A la señora Ruth Chávez y al profesor José Cabello por su gran apoyo y buenas intenciones durante mi trabajo en el Laboratorio de Genética. A Cecilia Oñate por su ayuda con el SDS-PAGE en el Laboratorio de Genética. A los proyectos DIC-UDEC 200.031.085-1.0 y 203.031.095-1.0, Grupo de Investigación 03.C1.01, que me entregaron material y reactivos.  A José Fernández, bibliotecario de la sección Hemeroteca de la Facultad de Medicina (Universidad de Chile, Campus Medicina Norte) por su enorme gentileza cuando fui a buscar referencias bibliográficas a aquella biblioteca. A Andrea Caiozzi por su información sobre bioterios y biblioteca de la Pontificia Universidad Católica.  Al doctor Charif Tala por su gestión para la autorización del SAG al estudio realizado en esta Tesis. Al doctor Óscar Skewes por su gestión para la autorización del Comité de Ética del campus Chillán de la Universidad de Concepción al estudio realizado en esta Tesis. A la doctora Rosemarie Wilckens por sus comentarios sobre la representación del SDS-PAGE de la Tesis.

V

 A Javier Martinović, quien me autorizó amablemente a ausentarme de mi trabajo para realizar trámites en Chillán. Y a la señorita Mª Gabriela Ávila y a la señora Teresa Moreira, quienes me ayudaron con la obtención de las becas y poder  estudiar exitosamente la carrera que siempre quise, sin cuya ayuda, probablemente jamás hubiese podido cumplir este sueño; así como también a Rebeca Cares.  A todos ustedes, MUCHAS GRACIAS. También quiero aprovechar de pedir disculpas por si acaso se me ha olvidado mencionar a alguien que haya tenido una importante significancia en el desarrollo de esta Tesis, pero tengan por seguro que se los agradezco desde lo más profundo de mi corazón.

VI

TABLA DE CONTENIDOS Capítulo I. RESUMEN:

Página 1

II. SUMMARY:

2

III. INTRODUCCIÓN:

3

IV. MATERIALES Y MÉTODOS:

14

V. RESULTADOS:

17

VI. DISCUSIÓN:

19

VII. CONCLUSIONES:

21

VIII. REFERENCIAS:

22

IX. APÉNDICE:

28

VII

ÍNDICE DE FIGURAS Nombre Fig. 1. Tachymenis chilensis y Philodryas chamissonis : Fig. 2. Esquema de SDS-PAGE:

Página 9 17

VIII

ÍNDICE DE TABLAS Nombre

Página

Tabla 1. Pesos moleculares (kDa) de las proteínas encontradas en los venenos de culebras chilenas analizadas según SDS-PAGE:

17

Tabla 2. Resultado del análisis porcentual de los aminoácidos obtenidos de las proteínas de los venenos analizados:

18

 Apéndice 1. Planilla de identificación de los ejemplares colectados:

28

1

I. RESUMEN ESTUDIO PRELIMINAR DEL VENENO DE TACHYMENIS CHILENSIS  (SCHLEGEL, 1837) Y PHILODRYAS CHAMISSONIS  (WIEGMANN, 1835) CAPTURADAS EN LA OCTAVA REGIÓN DEL BIOBÍO, CHILE. PRELIMINARY STUDY OF TACHYMENIS CHILENSIS  (SCHLEGEL, 1837) AND PHILODRYAS CHAMISSONIS  (WIEGMANN, 1835) VENOM CAPTURED IN BIOBÍO’S EIGHTH REGION, CHILE. Las culebras de mayor distribución en Chile son la culebra de cola corta, Tachymenis chilensis  (Squamata: Colubridae) y la culebra de cola larga, Philodryas chamissonis  (Squamata: Colubridae). La toxicidad de un veneno es

directamente proporcional a la cantidad de proteínas que éste posee y el veneno de T. chilensis  es más tóxico que el de P. chamissonis . Sobre esta base, se intentó identificar las proteínas del veneno de T. chilensis  y de P. chamissonis , a través del uso de electroforesis en geles de poliacrilamida con dodecil sulfato de sodio (SDS-PAGE), así como también identificar y comparar el número de proteínas en ambos venenos, determinar y comparar la concentración de proteínas en ambos venenos, y determinar la composición de aminoácidos en bandas de proteínas del veneno de P. chamissonis . Para el estudio se utilizaron 20 individuos de P. chamissonis y 7 de T. chilensis . El veneno se extrajo mediante la técnica de Ferlan et al . (1983). Para el análisis se utilizó SDS-PAGE, espectrofotometría y cromatografía líquida de alta resolución (HPLC) reversa. Los resultados demostraron que ambos venenos poseen proteínas evidenciables con el uso de SDS-PAGE y sin diferencias entre la cantidad de bandas electroforéticas. La concentración de proteínas del veneno de P. chamissonis  fue mayor que la del veneno de T. chilensis . El veneno de P. chamissonis  es rico en alanina, histidina y treonina, pero pobre en leucina y lisina. Palabras claves: Colubridae, veneno, SDS-PAGE, espectrofotometría, HPLC.

2

II. SUMMARY The snakes of widest distribution in Chile are the short-tailed snake, Tachymenis  chilensis  (Squamata:

Colubridae) and the long-tailed snake, Philodryas 

chamissonis  (Squamata: Colubridae). The toxicity of venom is directly proportional

to the quantity of proteins that it possesses and the T. chilensis  venom is more toxic than that of  P. chamissonis . On this base, it was attempted to identify the proteins of  T. chilensis  venom and P. chamissonis venom, through sodium dodecyl sulphate-polyacrylamide gel electrophoresis (SDS-PAGE), as well as to identify and compare the number of proteins in both venoms, to determine and to compare the concentration of proteins in both venoms, and to determine the composition of  amino acids in protein bands of  P. chamissonis  venom. For the study 20 individuals of  P. chamissonis  and 7 of  T. chilensis  were used. The venom was extracted by means of the technique of Ferlan et al . (1983). The venoms were analyzed with SDS-PAGE, spectrophotometry and reverse high performance liquid chromatography (HPLC). The results demonstrated that both venoms possess proteins that can be proved through the use of SDS-PAGE and in a same range and without differences among the quantity of electrophoretic bands. The concentration of proteins of  P. chamissonis  venom was bigger of  T. chilensis  venom. The P. chamissonis  venom is rich in alanine, hystidine and threonine but poor in leucine and lysine. Keywords: Colubridae, venom, SDS-PAGE, spectrophotometry, HPLC

3

III. INTRODUCCIÓN Ofidios. Los ofidios son un grupo monofilético originado de ancestros lagartos, pertenecen al suborden Ophidia (= Serpentes), incluido en el orden Squamata de la clase Reptilia (Kochva, 1987). Los ofidios actuales están representados por unas 2400 especies, incluidas en unas 15 familias, de las cuales, las genuinamente venenosas son 3 (infraorden Alethinophidia; superfamilia Colubroidea): Colubridae, Elapidae y Viperidae (Rabb & Marx, 1973; Kochva, 1987). La familia Colubridae contiene alrededor del 75% de todas las especies vivas de ofidios (unas 1800) y está compuesta de, por lo menos, 6 subfamilias. Aún cuando éstas son consideradas inofensivas, alrededor de un tercio de ellas poseen colmillos capaces de inocular veneno, pudiendo algunas llegar a ser mortales para el hombre (McKinstry, 1978; Kochva, 1987; Weinstein & Kardong, 1994). Aparato venenoso de las serpientes. Según la disposición y la forma del aparato inoculador del veneno, las serpientes se dividen en 4 grupos: aglifas, opistoglifas, proteroglifas y solenoglifas. Las aglifas poseen dientes lisos y macizos (algunos géneros de Colubridae). Las opistoglifas poseen un par de colmillos en la extremidad posterior del maxilar con un surco para vaciar el veneno (algunos géneros de Colubridae). Las proteroglifas poseen un par de colmillos fijos en la extremidad anterior del maxilar con un surcoconducto para inyectar veneno (Elapidae). Las solenoglifas poseen un par de colmillos en la extremidad anterior del maxilar con una curvatura antero-posterior y un conducto central que lo atraviesa en toda su longitud, en reposo están en posición horizontal y en agresión se enderezan y se hacen verticales (Viperidae) (Gajardo-Tobar, 1947; 1958; Donoso-Barros, 1965; Kochva, 1987). El aparato venenoso de las serpientes está constituido por 6 estructuras: la glándula secretora de veneno, semejante a la parótida por su posición anatómica y estructura histológica; el músculo masetero, que funciona como aparato compresor automático de dicha glándula; los colmillos o dientes inoculadores; los

4

dientes de repuesto, para reemplazar al colmillo cuando se inutiliza; un repliegue membranoso, que cubre los colmillos en reposo; y el hueso basilar, en solenoglifas, un huesecillo que pone al colmillo en posición vertical u horizontal automáticamente (Gajardo-Tobar, 1947; 1958). La glándula venenosa es acinar con epitelio cilíndrico y células altas, con núcleo basal y citoplasma con granulaciones, y secreción de tipo mixta (Gajardo-Tobar, 1947; 1958). El veneno es almacenado en el lumen de la glándula (extracelular) y no intracelular, a diferencia de las glándulas salivales (Oron & Bdolah, 1973). La glándula del veneno en Colubridae se llama glándula de Duvernoy, en honor al morfologista francés George Louis Duvernoy (1777-1855) (Kochva, 1987; Weinstein & Kardong, 1994). Está localizada sobre los dientes maxilares posteriores, por donde se vacía a la cavidad oral mediante un conducto sencillo (McKinstry, 1983; Kochva, 1987; Weinstein & Kardong, 1994). En la glándula de Duvernoy no hay grandes reservas de veneno y, en la mayoría de las especies, la glándula no recibe conexión muscular directa, a diferencia de Elapidae y Viperidae (Sakai et al ., 1984; Weinstein & Kardong, 1994). Esta glándula está presente en la mayoría de las especies de Colubridae (opistoglifas y algunas aglifas) (McKinstry, 1978; McKinstry, 1983; Weinstein & Kardong, 1994). El ducto de la glándula de Duvernoy no forma un sello hermético con los colmillos, abriéndose a un reflejo del epitelio oral que rodea al colmillo. Los colmillos pueden estar o no acanalados, pero nunca forman un canal cerrado. Restringida a Colubridae, la glándula de Duvernoy es homóloga a las verdaderas glándulas venenosas de proteroglifas y solenoglifas. Diferencias en inervación y embriología confirman que la glándula de Duvernoy no es homóloga a la glándula parótida de los mamíferos (Weinstein & Kardong, 1994). Muchos Colubridae usan una secreción oral producida por la glándula de Duvernoy para capturar a su presa (Rosenberg, 1992). Envenenamientos producidos por opistoglifas y aglifas nublan la separación entre serpientes venenosas y no venenosas; ocasionalmente, el envenenamiento en humanos produce sintomatología clínica, fluctuando desde asintomáticos hasta fatales, entre estos envenenamientos, se pueden citar  Alsophis portorricensis (Heatwole &

5

Banuchi, 1966), Hypsiglena

ochrorhyncha  (Goodman,

1953), Heterodon 

platyrhinos  (Grogan, 1974), H. nasicus  (Kapus, 1964), Thamnophis couchi  (Vest,

1981), T. elegans  (Vest, 1981), Philodryas baroni  (Kuch & Jesberger, 1993), P. olfersii  (Nickerson & Henderson, 1976; Silva & Buononato, 1983/84); Rhabdophis  tigrinus (Mittleman & Goris, 1974), R. subminatus  (Mather et al ., 1978), Thelotornis  kirtlandii  (FitzSimons & Smith, 1958). En total, se han señalado 50 especies de

Colubridae implicados en envenenamientos humanos que hasta hace poco eran consideradas inocuas o sólo remotamente peligrosas, de éstas, 3 especies han resultado letales para el hombre, Dispholidus typus  (opistoglifa de África), Thelotornis kirtlandii  (opistoglifa de África) y Rhabdophis tigrinus  (aglifa de Japón)

(McKinstry, 1978; Rosenberg, 1992; Weinstein & Kardong, 1994). Así, aunque los envenenamientos humanos por opistoglifas son raros, el efecto potencial es similar al observado en algunas serpientes proteroglifas y solenoglifas. Estas observaciones enfatizan la necesidad para aumentar el estudio de la potencial toxicidad y farmacología de las secreciones de la glándula de Duvernoy (McKinstry, 1978; Rosenberg, 1992; Weinstein & Kardong, 1994). Las funciones de las secreciones de la glándula de Duvernoy son subyugar y lubricar a la presa para facilitar la alimentación y ayudar en su digestión, y también pueden neutralizar toxinas de los anfibios; siendo así parecidas a los venenos de Viperidae y Elapidae. En humanos, la mordedura puede o no producir reacciones de significancia médica (Weinstein & Kardong, 1994). En Colubridae, el indicador  morfológico primario de toxicidad es la presencia de la glándula de Duvernoy y el indicador morfológico secundario de toxicidad es la presencia de colmillos (McKinstry, 1983).

Culebras chilenas. La herpetofauna chilena, considerablemente variada en lagartos, es muy pobre en lo que respecta a culebras (Donoso-Barros, 1962). Es así que, en Chile continental, sólo existe 1 familia (Colubridae) con 2 géneros ( Tachymenis  y Philodryas ) y con un total de 5 especies ( T. chilensis , T. peruviana , P. chamissonis , P. tachymenoides  y P. elegans ) que, comparado con las más de 80

6

especies de lagartos, la fauna ofídica es totalmente exigua (Donoso-Barros, 1962; SAG, 2000). De éstas, las 2 especies que destacan en importancia, debido a su abundancia y distribución, siendo las únicas que habitan en el centro y sur de Chile, son la culebra de cola corta, T. chilensis  (Schlegel, 1837) y la culebra de cola larga, P. chamissonis  (Wiegmann, 1835) (Gajardo-Tobar, 1947; Schenone et  al ., 1954; Gajardo-Tobar, 1958; Donoso-Barros & Cárdenas, 1962; Schenone &

Reyes, 1965; Strozzi, 1966; SAG, 2000). Todas las especies continentales son opistoglifas (Gajardo-Tobar, 1947; 1958; Donoso-Barros, 1962; Donoso-Barros & Cárdenas, 1962); sus glándulas de Duvernoy son de color blanquecino con pequeñas lobulaciones, de las cuales, parte un conducto que las comunica con los dientes posteriores, que presentan un ligero canal, muy poco pronunciado en Philodryas  y proporcionalmente de mayor  tamaño en Tachymenis . La secreción es de tipo serosa (McKinstry, 1983) y de color blanco-lechosa (Donoso-Barros & Cárdenas, 1962). Dada su característica de ser opistoglifas, no inyectan su veneno sino que éste fluye por encima del último diente de la maxila, por lo cual, pocas veces lo inoculan en el hombre, puesto que necesitan morder con toda la arcada dentaria. Por este motivo, muchas personas que han sido mordidas por estas culebras solamente presentan lesiones traumáticas ocasionadas por sus dientes (Schenone et al ., 1954; Schenone & Reyes, 1965). Hasta 1938 se consideraban completamente inofensivas para el hombre por no existir antecedentes de ofidismo (Gajardo-Tobar, 1947; Schenone & Reyes, 1965). Debido a que los casos de ofidismo por estas especies son escasos y con efectos moderados, se han realizado pocas investigaciones sobre la estructura de sus glándulas de Duvernoy (Strozzi, 1966). No obstante, la literatura médica chilena ha registrado variados casos de ofidismo. Los sujetos intoxicados muestran dolor  intenso, edema frío y cianosis en el sitio de la mordedura, inflamación de los linfonódulos regionales, equimosis, sed, fiebre, fatiga o hipotermia, bradicardia, cefalea y astenia, pero con lucidez. Los enfermos se reponen en un plazo de 5 a 15 días, sin registrarse casos mortales (Johow, 1938; Rayo et al ., 1938; Schenone et al ., 1954; Gajardo-Tobar, 1947; 1958; Schenone et al ., 1954; Donoso-Barros,

7

1962; Schenone & Reyes, 1965). Sin embargo, pese a lo señalado, este tipo de accidentes puede evitarse al no tomarlas ni dejarse morder por ellas, porque solamente en estas condiciones logran abrir lo suficiente la boca para alcanzar la piel con los colmillos y poder inyectar su veneno (Donoso-Barros, 1962). T. chilensis  (Fig. 1a) se distribuye desde la III hasta la X Región (incluida la isla de

Chiloé) desde el nivel del mar hasta los 4000 msnm, prefiriendo hábitats más fríos y húmedos que P. chamissonis  (Hellmich, 1937; Greene & Jaksi ć, 1992; Ortiz et  al ., 1994). No sobrepasa los 60 cm de longitud, correspondiendo su cola a

alrededor de un 15% del largo total (de ahí su nombre vulgar de “cola corta”) (Schenone & Reyes, 1965; Greene & Jaksi ć, 1992; Ortiz et al ., 1994). Tiene una cabeza con contorno alargado, tonos café y 2 líneas negras a ambos lados de una banda occipital clara (Hellmich, 1937; Donoso-Barros, 1962). Tiene pupilas verticales y hemipenes en forma de maza con numerosas espinas cortas (Greene & Jaksić, 1992; Ortiz et al ., 1994). Las escamas dorsales forman 19 corridas al medio del cuerpo, siendo lisas, romboidales, subimbricadas y con sus vértices redondeados; las placas ventrales fluctúan entre 140 y 164; la placa anal está dividida y las placas subcaudales varían entre 35 y 54. La coloración de fondo puede variar desde un café grisáceo metálico oscuro hasta rojizo, sobre el cual hay, en la parte dorsal, una banda vertical angosta clara sobre un fondo café o gris, ribeteada por 2 cintas negras paravertebrales que se extienden hasta la cola; las partes laterales están recorridas por una cinta oscura, algo clara en el borde superior; la parte ventral está bordeada por una banda negra en su borde posterior, la cual, se puede prolongar hacia delante en la porción media (Hellmich, 1937; Schenone & Reyes, 1965; Ortiz et al ., 1994). Es una serpiente ágil que mata a sus presas mediante una mordida persistente en la que actúan secreciones venenosas. Posee dientes opistoglifos proporcionalmente alargados y grandes, que presentan un canal externo por donde inyecta el veneno; tiene un buen desarrollo de la glándula de Duvernoy. Se alimenta preferentemente de anfibios (Pleurodema , Eupsophus , etc.), aunque también de lagartijas ( Liolaemus ); sin mostrar un cambio ontogénico en dieta. Su reproducción es vivípara; el desarrollo embrionario se inicia a la salida de su letargo invernal y los nacimientos se pueden

8

observar a partir de fines de octubre. La cantidad de crías varía de 6 a 10 (Greene & Jaksić, 1992; Ortiz et al ., 1994). Es más agresiva que P. chamissonis  (Greene & Jaksić, 1992). T. chilensis  es considerada especie vulnerable para toda su distribución en el territorio nacional (Ortiz et al ., 1994; SAG, 2000). P. chamissonis  (Fig. 1b) se distribuye desde la III hasta la IX Región desde el nivel

del mar hasta los 1730 msnm, prefiriendo hábitats más cálidos y secos que T. chilensis , y ocasionalmente cercanos a las inmediaciones humanas (Hellmich,

1937; Greene & Jaksić, 1992; Ortiz et al ., 1994). Los adultos pueden alcanzar un tamaño de 150 a 200 cm de longitud, correspondiendo su cola a alrededor de un 30% del largo total (de ahí su nombre vulgar de “cola larga”) (Schenone & Reyes, 1965; Greene & Jaksić, 1992; Ortiz et al ., 1994). La cabeza es alargada (DonosoBarros, 1962). Tiene pupilas redondeadas y hemipenes considerablemente grandes con una doble hilera de espinas laterales (Greene & Jaksi ć, 1992; Ortiz et  al ., 1994). El cuerpo es robusto, con escamas dorsales que forman 19 corridas al

medio del cuerpo, siendo lisas, hexagonales, imbricadas y alargadas; las escamas ventrales forman placas únicas en número de 180 a 190 a lo largo del cuerpo, desde la cabeza hasta la placa anal, que está dividida; las escamas del dorso de la cola son hexagonales y redondeadas; las placas subcaudales varían de 90 a 110. El diseño dorsal está formado por una banda ancha café oscuro; a los lados está bordeada de negro y, por fuera, por una faja blanco-amarillenta que se diluye con el color amarillo-ocre de los lados del cuerpo; en el vientre son blancogrisáceas bordeadas de negro. En algunos ejemplares se presentan caracteres melánicos, lo que hace que el dorso puede estar salpicado de negro, al igual que el vientre (Hellmich, 1937; Schenone & Reyes, 1965; Ortiz et al ., 1994). Es una especie que mata a sus presas fundamentalmente por constricción. Sus dientes, opistoglifos, son ligeramente acanalados o carecen de canal de veneno; tiene un buen desarrollo de la glándula de Duvernoy. Su alimentación consiste principalmente de lagartijas ( Liolaemus ) y sapos (Pleurodema ), pero también forman parte de su dieta algunos roedores ( Octodon ) e incluso gazapos y polluelos; existe un cambio ontogénico en la dieta, depredando los individuos  jóvenes sólo presas ectotérmicas. Su reproducción es ovípara; las hembras

9

depositan desde 6 hasta 18 huevos elipsoidales de cubierta pergaminosa, que miden de 3 a 4 cm y no requieren atención parental (Greene & Jaksi ć, 1992; Ortiz et al ., 1994). Es un especie poco agresiva y los síntomas de su mordida son más

atenuados que los producidos por  T. chilensis  (Greene & Jaksić, 1992). Es considerada especie rara para su distribución en la Zona Norte y especie vulnerable para las Zonas Central y Sur (Ortiz et al ., 1994; SAG, 2000). Otra especie que, si bien no pertenece estrictamente al territorio chileno continental, se señala en el área del Pacífico que incluye a la polinésica Isla de Pascua, es la serpiente marina Pelamis platurus  (Elapidae: Hydrophiinae), ictiófaga, vivípara y de costumbres pelágicas. Sin embargo, jamás se ha registrado en las aguas de la costa de Chile continental (Donoso-Barros, 1962).

a

b

Fig. 1. Tachymenis chilensis (a) y Philodryas chamissonis (b).  Autores: Dr. Daniel González A. (a) y Dra. Fidelina González M. (b).

Estudios en venenos ofídicos. El veneno secretado por las glándulas de las serpientes tiene efectos variados. Los toxicólogos reconocen acciones como la digestión de los tejidos en el sitio de la mordedura, pudiendo llegar a quedar los huesos a la vista o producirse amputaciones completas por proteólisis. En otros casos, el veneno actúa sobre la sangre, con efectos coagulantes, anticoagulantes o hemolíticos. Sobre el sistema nervioso se pueden producir lesiones que determinan parálisis, muchas veces mortales, porque detienen los mecanismos respiratorios o de control sanguíneo.

10

 Algunas serpientes africanas son capaces de arrojar el veneno con excepcional puntería sobre los ojos, que al absorberse a través de la conjuntiva ocular origina severas intoxicaciones (Donoso-Barros, 1965). El estudio de la biosíntesis de los componentes del veneno a nivel molecular se inició a comienzos de la década del 1970 (Kochva, 1987). Los venenos de las serpientes son mezclas complejas de sustancias biológicamente activas, primariamente proteínas, las cuales, les permiten someter y digerir a su presa eficazmente, y reforzar la defensa contra potenciales depredadores. La farmacología, toxicología, bioquímica y otras propiedades de los venenos de Viperidae y Elapidae han sido estudiadas extensivamente; pero las características y propiedades de las secreciones producidas por la glándula de Duvernoy han recibido menor atención (Weinstein & Kardong, 1994). Según la especie, los venenos poseen distintos compuestos, principalmente fosfolipasas A, también proteasas, hemorraginas, citotoxinas, cardiotoxinas y neurotoxinas (Kochva, 1987). Los efectos in vivo e in vitro son similares (Mackay et al ., 1969). Cuando la glándula del veneno se vacía, tarda unas 2 semanas en reponerse, cambiando su composición al disminuir el porcentaje de agua y aumentar la concentración de las proteínas (Oron & Bdolah, 1973). La cantidad de veneno acumulado en la glándula es variable tanto a niveles intra- como interespecíficos; más bien parece haber una correlación entre el tamaño de la serpiente y la cantidad de veneno que produce (Kochva, 1987). Algunas muestras pueden contener una alta proporción de componentes no proteicos y pocos niveles de proteína, que pueden ser relativamente simples. La toxicidad de las secreciones de la glándula de Duvernoy es directamente proporcional al contenido proteico (Weinstein & Kardong, 1994). El veneno de proteroglifas y solenoglifas se ha estudiado bastante porque es fácil de obtener y tiene una clara significancia clínica. En cambio, obtener la secreción de la glándula de Duvernoy en cantidad suficiente es un proceso complejo y su importancia clínica es menor (Rosenberg, 1992; Hill & Mackessy, 1997). Caracterizar las propiedades y componentes de estas secreciones es difícil por la baja cantidad extraída, por la pobre recuperación de las fracciones proteicas y por 

11

el escaso apoyo económico para su investigación, las cuales, tienen una leve importancia médica y en salud pública (McKinstry, 1978; Weinstein & Kardong, 1994). Por lo tanto, el estudio del veneno de estas serpientes representaría una potencial fuente de nuevos compuestos a descubrir (Weinstein & Kardong, 1994; Hill & Mackessy, 1997). En serpientes proteroglifas y solenoglifas, la extracción se acompaña de una presión en los colmillos con el borde de un frasco y extracción manual y/o estimulación eléctrica de la glándula del veneno. Sin embargo, esta técnica no es apropiada en Colubridae, porque el ducto de la glándula de Duvernoy no forma un sello hermético con el colmillo y la musculatura estriada rara vez establece una inserción directa sobre la glándula. Tampoco hay una gran reserva extracelular en Colubridae, por lo que hay menos secreción lista para extraer. La obtención de muestras de la glándula de Duvernoy que sean significativamente grandes es compleja y es el principal obstáculo para la caracterización de la actividad biológica de estas secreciones. Por ello, para colectar secreciones de la glándula de Duvernoy se han descrito 4 métodos: (1) Lavado de las membranas orales, usando una micropipeta conectada a un frasco Erlenmeyer y éste a una fuente de vacío, la muestra se colecta en un tubo Eppendorf®, se congela y se liofiliza; (2) Directamente desde los colmillos, usando una micropipeta sobre el colmillo y la secreción se comienza a colectar lentamente en la pipeta, la secreción colectada se centrifugada y se filtrada, entonces se congela y se liofiliza; (3) Pipeta y estimulación parasimpaticomimética (Pilocarpina) combinadas con anestesia (Halotano o Isofluorano + Ketamina-HCl), posteriormente se une al sistema de la pipeta descrito anteriormente y (4) Maceración de la glándula posterior al sacrificio del animal, una vez removidas las glándulas deben mantenerse cuidadosamente en hielo y deben macerarse hasta homogenizarse en un frasco frío con hielo, entonces el macerado se extrae con suero fisiológico y se coloca en una solución tampón, luego se centrifuga, se filtra y se congela entre -30 y -70°C (Weinstein & Kardong, 1994).

12

En Colubridae, el principal componente que muestra toxicidad y actividad enzimática es la fosfolipasa A2, además existen compuestos con propiedades coagulantes y neurotóxicos (Rosenberg et al ., 1985; Kochva, 1987). Entre las propiedades inmunológicas de la secreción de la glándula de Duvernoy está la obtención de sueros antiofídicos monovalentes. Hay una significativa inmunorreacción cruzada entre los venenos de Viperidae y Elapidae y algunas secreciones de Colubridae (Weinstein & Kardong, 1994). La mayoría de los estudios farmacológicos han investigado los efectos hemodinámicos de las secreciones coagulopáticas ( Dispholidus , Thelotornis , Rhabdophis ); pero casi no hay datos con respecto a la neurofarmacología de la

glándula de Duvernoy, salvo pocos estudios en Boiga . Aunque se le ha dado relativamente poca atención al estudio de sus secreciones, hay un gran potencial de identificar nuevas toxinas y herramientas farmacológicas para estudiar  coagulopatías (Weinstein & Kardong, 1994).  Además, algunos compuestos de la secreción pueden ayudar, mediante filogenia, a la organización taxonómica, al entregar una importante fuente de información con respecto a la evolución de la glándula del veneno (Strydom, 1973; Weinstein & Kardong, 1994). En las especies chilenas, el veneno es viscoso, lechoso y con granulaciones. Las temperaturas altas lo destruyen y el frío lo mantiene. Se produce con mucha lentitud, desde 15 días en verano hasta 1 mes en invierno (Gajardo-Tobar, 1947; 1958). Está demostrado que el veneno de T. chilensis  es mucho más potente que el de P. chamissonis , ocasionando la muerte en una totalidad de ratones una dosis intraperitoneal de 0.5 mg en la primera versus 2.5 mg en la segunda (
View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF