Teoria Clown
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Descripción: "Teoría" del Clown...
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Clown Existen variadas definiciones del “clown”, distintos referentes se han acercado a una definición desde su experiencia. Existe y existirá una profunda discusión acerca de la definición, lo que es cierto es que cada uno puede tener la suya propia.
Jaques Leqoq (Maestro de Philippe Gaulier) mediante un comentario esboza unas palabras podrían ser una definición: "Muchos hombres de circo han perdido la naturaleza esencial del clown. Esta esencia tal como la ofrecen los mejores clownes tradicionales, se encuentra dentro de la debilidad fundamental del ser humano, en las particularidades que en un cierto sentido hace de cada uno de nosotros un "fracaso". Para encontrar su clown hay que buscar nuestras debilidades esenciales, reconocerlas experimentarlas, mostrarlas y burlarse públicamente de ellas e, incidentalmente, hacer reír a otros". Eric de Bont (Fundador de Clown Scholl International): “No llevar la nariz, no significa dejar de ser clown, todos llevamos un clown dentro. Nos muestra nuestros fracasos y a ser imperfectos. Cuando el público se ríe del clown, se ríen de sí mismos. El clown es un personaje que cree que va a hacer algo, fracasa estrepitosamente, lo encaja y con la misma confianza inicia la siguiente aventura. Debemos aprender de él en este mundo en el que importa la perfección, el control y el éxito. En latín clown significa: in fracasibum exitum est. La vida es más hermosa con carácter de clown. Eso no quiere decir que un payaso sea siempre muy alegre”. Gabriel Chame Buendía (Fundador del Clu de Claun 1985) “EI clown es esa parte de cada uno, el propio ridículo que hace reír y emocionar a los demás. Para conseguir este objetivo, es necesario abandonarse, auténtica y generosamente. Querer hacer reír a una audiencia, esperar con júbilo su reacción, y tomar conciencia de que nadie se ríe. ¡Ahí está el ridículo! Una buena experiencia para nuestra dignidad, un verdadero y molesto sentimiento. Ignorarlo, esconderlo, no servirá de nada, es evidente, y es una de las primeras experiencias para quien quiere hacer reír. El clown sin saber, sin comprender, cree en todo e intenta hacer todo bien, de un modo tan extremadamente positivo, que queda fuera de la sociedad. Un antihéroe que reencuentra la inocencia, la simplicidad, y una conciencia madura de la infancia”
“Siempre me ha fascinado en el clown una libertad que surge inesperadamente. Que escapa a tu control, como si no te perteneciera, una energía liberada que no has buscado, que aparece cuando menos te lo esperas y te sorprende. Como si la fuerza que sale de tu cuerpo la empujara otro, otro que no eres tú, a pesar que eres quien lo ejecuta. Otro que crees conocer y recuerdas, un ser que duerme en ti y se despierta de una sacudida. Alguien con quien has convivido toda tu vida, está en libertad con toda la fuerza de la naturaleza, una fuerza vertiginosa, e infantil, que te embriaga de un estado de profunda idiotez. Esta energía desmesurada, puede ir tan lejos que su acción toma formas inéditas y de diferentes lecturas, rompe estilos preconcebidos, invade el inconsciente del público saltando toda barrera intelectual o conceptual. Esta fuerza extraordinaria, le da a tu cuerpo, libertad y placer, te sientes integrado, fluido, preciso y claro. El Clown, es un ser extravagante, que supera toda lógica y llena de una poesía extraordinaria cada acto”. Lila Monti (payasa) define al clown como: “Alguien que usa o no una máscara muy pequeñita y se deja ver completamente desnudo. Es tener esta enorme libertad de mostrarse a sí mismo para que los demás se rían. Además es un comunicador, puede provocar, conmover, enojar, etc” Chacovachi (Payaso): “Un buen payaso es el peor actor del mundo, no puede dejar de ser el, más humano, mas practica, más universal. Tiene que tener un montón de cualidades y calidades técnicas y dramaturgia para poder triunfar. Encuentra un vestuario, un nombre, hace un pre convocatoria, convocatoria, una fase de comienzo, un par de rutinas, una pasada de gorra y una rutina final, y vas a una plaza y lo intentas y lo logras y si sobrevives eres un payaso. En cambio para ser clown tienes que ser exitoso. Para ser payaso hay que creértela, el clown es blandito, el payaso es jodido”
Bases y técnicas Estos aspectos solo existen para fundamentar nuestro trabajo, el clown se va orientando o es ya un oficio, una profesión, por lo cual se debe fundamentar lo que hacemos, felizmente esta “teoría” ha sido investigada y ha surgido de la práctica y esperemos siga así. La teoría aun sigue siendo una referencia. -
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La mirada: La mirada del clown es un espejo a través del cual vemos su interior y nuestro reflejo en él. Por tanto, es transparente. Sus intenciones se ven, incluso cuando intenta engañar. (Jesus Jara) La escucha: La escucha del clown es abierta, como no piensa, lo único que lo guía en sus acciones es la escucha, física y verbalmente. Lo orienta a lo que debe hacer y entra en un conflicto con lo que quiere hacer. Las emociones y el impulso: El clown expresan sus emociones sin ponerles límite y pueden pasar instantáneamente de una a otra. (Alex Navarro). Las emociones del clown son su plataforma de acción, es decir, detrás de cada acto hay una emoción que lo motiva. (Jesús Jara.) El clown tiene que seguir el impulso, que vine de dentro de una emoción o de un estado, eso hace que se desencadene sus acciones (G. Chame). El clown lucha entre lo que quiere hacer y lo que tiene que hacer. (Wendy Ramos) El juego: El payaso está preparado para jugar, si deja que su cuerpo entre en los juegos del ritmo y la exageración, si permito a mis emociones fluir en juegos de expresión y comunicación, si abro mi corazón a la risa, y si sobre todo es honesto, entonces el público jugará con el payaso de buena gana. (Alex Navarro). El clown encuentra el placer en el juego, a pesar que el juego lo ponga en una norma social displacentera, esto es un activador que genera una reacción, lo cual hace que vuelva a encontrar un juego. De Gabriel Chame El objetivo del clown es: No perder. Sin embargo, inteligentemente encuentra la forma de perder, mientras más errores encuentre, va ser mas dinámicos los cambios, decide hacer algo y tiene un problema, lo dinámico es, como encuentra su trampa el mismo. 1. Irónica dramática: La gente sabe lo que el payaso no sabe. 2. Promesa dramática: Genera la tensión en el publico. Puedes o no cumplir la promesa. Si la promesa es más grande que el hecho. 3. Activación: La palabra, una acción te activa, tiene que tener conocimiento de lo que te activa. 4. Beneficio cómico: Empezar a percibir si lo que hace el payaso tiene beneficio cómico. 5. El payaso no va de “A” a “B”: Tiene que encontrar el sistema de hacer perder al otro, de hacerse perder a el mismo. El payaso respeta el obstáculo, encuentra el obstáculo, cuantos más obstáculos en su objetivo más divertido es. La inteligencia del jugo es ser estúpido: No cualquiera puede ser estúpido dirigido por sí mismo, y que la gente diga “wauu que estúpido”, cuando alguien solo quiere ganar es menos inteligente. No puedes caer en la trampa artificialmente: tienes que encontrar la fineza, encontrar el desequilibro y aprovechar para caer en el. No hay que mostrar que tú te equivocas, pero hay que conseguir equivocarse. No hay que ser el tonto, hay que caer en la tontería profundamente. Las acciones del payaso son progresivas y no apuradas.
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El clown puede conducirse de manera cruel, siempre y cuando se produzca un efecto distanciador de dicha crueldad para el que mira: inconsciencia al hacerlo, exageración al imaginarlo, excentricidad en la forma de realizarlo, rectificación inmediata. (Jesus Jara)
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Cuando un payaso se pone monótono pierde muchísima profundidad, es mejor trabajar con todo lo diferente que encontremos, todo esto es un proceso, pero no mental. (Chacovachi)
La poética del clown (Jesus Jara) - El Clown representa nuestro mejor otro yo y la posibilidad, por tanto, de practicar la esquizofrenia sana. - El clown es y siempre debe ser auténtico. - El clown es sincero y espontáneo. - El clown es apasionado, todo lo siente y lo hace al 100 % de intensidad. - El clown es la esencia de nuestro niño interior filtrada por las experiencias. - El clown es creativo y la creatividad se manifiesta en su estado más puro ante las limitaciones - El clown es un ser libre y, desde esa libertad, se relaciona con el espacio, el tiempo, los objetos y las personas. Sus emociones En el registro emocional de un clown, éste puede pasar de un estado a otro con la misma rapidez que lo sienta dentro de sí. Sienta la emoción que sienta, es imprescindible que el clown transmita siempre ternura. El clown no es consciente de exagerar. Si lo hace, es debido a su apasionamiento, que le hace creer en la veracidad de su exageración. El clown es complejo, es decir, está compuesto de variadas características que conforman sus múltiples rasgos de personalidad, lo cual le confiere una gran riqueza expresiva, emocional y personal. El clown tiene una buena autoestima. Cree en su inteligencia, aún cuando ésta le traicione, lo cual ocurre con bastante frecuencia. El clown es un ser vulnerable pero no frágil. Al contrario, casi siempre animoso y positivo frente a las dificultades. Su relación con el exterior El clown es curioso ante el mundo que le rodea. El clown no acepta más reglas que las que requieren el presente inmediato y el amor y el respeto al ser humano. El clown no busca problemas. Se los encuentra constantemente y ello le moviliza. El clown no pretende divertir sino divertirse. No busca hacer reír sino el cariño del público. La risa y la diversión se producen como consecuencia del choque entre el espíritu y la lógica del clown, por un lado, y los de la sociedad y los demás, por otro. El clown juega constantemente. Es su manera de explorar, de aprender, de conocer, reconocer y relacionarse. Es su forma de vivir. Sus dualidades El clown condensa en sí mismo a Don Quijote y Sancho Panza. Es idealista y pragmático. Soñador y realista. El clown es persona de grandes proyectos y objetivos, pero en el camino suele encontrar pequeñas cosas que atraen su atención y se convierten en prioritarias. El clown puede ser blando o duro, fuerte o débil. Todo depende de su estado anímico, sus motivaciones y su soledad o compañía. Su lenguaje En la manera de expresar del clown, una imagen vale más que mil palabras, aunque una frase corta a tiempo explica más que mil gestos excesivos. En el clown, la comprensión y utilización del lenguaje es lógica y primaria. Su lado oscuro El clown no insulta, expone sus opiniones y/o emociones a través de palabras que juegan ese rol. En su boca, cualquier palabra puede cumplir ese objetivo: cantábrico, entelequia, tontornillo, raciocinio, pinacoteca, toliliputiense, etc. El clown no transmite violencia… ni cuando agrede. El clown puede conducirse de manera cruel, siempre y cuando se produzca un efecto distanciador de dicha crueldad para el que mira: inconsciencia al hacerlo, exageración al imaginarlo, excentricidad en la forma de realizarlo, rectificación inmediata. Sus acciones En la manera de comportarse del clown, no existen tonterías. Todo lo que hace tiene coherencia, la suya. Eso convierte cualquiera de sus actos, incluso el más absurdo, en normal. El clown permanece en constante estado de máxima sensibilidad, es decir, exento de la obligación de tener que hacer algo, y atento a cualquier percepción que le catapulte a hacer. El mundo de los payasos gira en torno a sus problemas y cómo resolverlos. El clown siempre encuentra solución a cualquier dificultad, su solución clown. Esto es, impensable para cualquier otra persona, pero satisfactoria para él y coherente con su forma de ser. Ser Clown significa estar Clown. Percibir, sentir, accionar y relacionarse desde un estado payaso, que consiste en estar contigo mismo, tendiendo un puente hacia los demás a través de la mirada. El estado payaso es la suma de todas las particularidades que conforman esta Poética. Del libro El Clown, un navegante de las emociones, de Jesús Jara. Ed. Proexdra.
Entrevista a Eric de Bont . ¿Pero hay diferencia entre Eric de Bont y su clown? La diferencia entre el humano y su clown es muy fina. No se trata de ponerse la nariz y hacer el tonto. Es enfrentarte a tus propios miedos e inseguridades. Trabajar el clown es una terapia, aunque ese no es el objetivo, sino hacer un teatro que haga reír pero que te encoja el corazón. . Dice que todos llevamos un clown dentro, ¿cualquier persona puede serlo? Sí. Aunque no tenga la técnica, la presencia o el sentido del ritmo, el alma de su clown sale enseguida. . ¿Y solo tenemos un clown dentro o tiene personalidades múltiples? El clown es como el ser humano, tiene emociones. Tienes un clown triste, alegre, feliz, enfadado Los hay que muestran una intensidad de emociones y otros que son como Droopy, el perro, que tienen la misma cara triste y feliz. Se alimenta de tus emociones, pero tira siempre hacia el absurdo. Si un clown, por ejemplo, quiere cantar flamenco pero la voz no le llega, ¿cómo lo soluciona? Desde el absurdo. Pegándose, clavándose cosas. Tiene un dolor insoportable, pero es el nuevo Camarón. Si una clown quiere planchar y la plancha está fría, le pone una película porno para que se caliente. . Buscar la inocencia perdida, ¿eso quiere decir que no hay maldad en un payaso? No. No tiene mala intención. Puede hacer daño pero no a propósito. Al clown le gusta hacer trampas a su compañero, pero si le hace daño, deja el juego, se preocupa y le ayuda. La maldad está en los bufones. El público se ríe del clown, el bufón se ríe del público. . ¿De qué se ríe un clown? De lo mismo que se ríe un ser humano. El clown tiene cerebro de guisante. Tarda tiempo en entender la situación. Es importante que, en el escenario, no se ría como él mismo porque pierde el papel.
Palabras de Gabriel Chame En mi trabajo pedagógico investigo sobre un carácter histriónico que le pertenece a cada uno; como cada uno conserva una suerte de payaso, no por esto cada persona es un payaso profesional, un artista de escena si no que todos tenemos una calidad clownnesca: todos los seres humanos somos inocentes, tontos, esto es una calidad humana. Todos somos bastante tontos y tomar conciencia de ello con humor es muy sano. Lo que no quita que siempre es chocante en términos sociales. Para aprender a reírse de uno mismo es necesario permitir que los demás se rían de uno. Esto nos provoca una experiencia ridícula, lo que llamo una experiencia tragicómica. Un aspirante a artista de escena lo acepta y lo lleva muy bien, entiende que la movilización interna, el hecho de que le pase algo fuerte, que tenga un momento de desequilibrio interno, le permite descubrir, abrir zonas ocultas de su expresión y comunicación teatral llegando de una manera más autentica al público y, al contrario de traumatizarse, le produce un placer enorme el hecho de penetrar en capas ocultas de su ser al mismo tiempo que libera su ridículo, abre su imaginación y redescubre su capacidad de juego. El público ríe con toda seguridad, ya que reconoce, de alguna forma inconsciente, esa experiencia en sí mismo; se ríe y comparte al mismo tiempo lo terrible y lo cómico. Puede haber estudiantes que no quieran profundizar en esto, y que prefieran divertirse, ellos y al público, de otras formas, sin querer implicarse. Esto es lo que se dice “hacer el payaso”, y no “ser payaso”. Pero indudablemente el personaje clownnesco es un personaje trágico desde todo punto de vista. Podemos hablar de “destino trágico del clown” pero yo precisaría más llamándolo, “necesidad trágica del clown”. Quiero decir: indudablemente un personaje inocente que genera torpezas se dirige a un destino tragicómico, el destino de los que desatan la risa a pesar suyo, pero una vez que sabes que puedes hacer reír y lo disfrutas, lo cómico necesita de lo trágico y se convierte en una necesidad; sin lo terrible de cada experiencia, el clown no hace reír, por lo menos con el nivel de intensidad que permite reflejar el alma del ser humano -su parte más inocente-, que está escondida en cada uno de nosotros. Paradojalmente lo tragicómico le ofrece al actor, belleza, poesía, espontaneidad y la inocencia que tienen los niños. Un gran tesoro. O sea que es muy raro: por un lado te diviertes haciendo tonterías con toda libertad, sin juicio, y por otro, es muy grave lo que estás haciendo, es decir, haciendo el ridículo. Trabajo y me divierto investigando sobre quién es el que hace reír dentro tuyo. ¿Quién es el pequeño boludo que llevamos dentro? Creo que esto abre muchas puertas pues lo que se logra en el actor es que quite solemnidad, que quite importancia, que se abra a formas mucho más amplias, donde todo puede ser, su imaginación es amplia. Cuando eres niño tu imaginación es amplia pero después la vas cerrando y crees que esto es esto, eso es aquello. Ese es el objetivo que busco en la risa y su pedagogía: abrirle puertas al artista de escena, actor, acróbata, bailarín, mago, etc. Generar en él mayor conciencia de sus posibilidades; o sea que la risa la busco como un hecho pedagógico, una fuente de comunicación, investigo estéticamente al mismo tiempo que intento escarbar en las cuestiones humanas. Creo que la gente tiene miedo también a hacer reír y dice “ay, pero no voy a poder!” ¡Sí, sí puedes! Pero claro está que la gente no se va a reír de “tu ingenio” (ya que para lograr lo que estoy diciendo hay que ser muy ingenioso, hacer todo para que vaya en tu contra, con verdad y finesa). El público se va reír de tu desgracia y de tu locura, ya que es la desgracia y la locura de todos, la que el payaso muestra, sintetiza, poetiza, en un acto de liberación, de quitarse miedos, La risa libera del miedo a la muerte; el miedo nos paraliza, la respiración se detiene y ¡zasss, nos reímos, la respiración vuelve, estamos vivos. La gente cree que para hacer reír hay que ser ingenioso, ser inteligente ¡y sorprender con buenos chistes! Esto es lo que hacen en stand up,
no? Son gente ingeniosa, gente que hace chistes, buenísimos, divertidísimos y mucha gente lo hace muy bien, y muchos más lo hacen pésimo. Es una manera más de ver a la risa, que pasa por la palabra y la distanciación personal, creando sorpresas en el discurso. Es una manera aparentemente moderna, más bien clásica de hacer chistes. Es estar por encima de los demás, ser más inteligente. Esto provoca admiración en el público. El clown está más integrado a lo que pasa en ese discurso; si el clown quiere contar un chiste, lo cómico no es el chiste, es lo que le pasa por querer contarlo, y los problemas que le suceden por querer hacer reír a los demás, nos reímos de lo tonto que es, no de lo inteligente. (Pero está claro que el artista tiene que ser muy inteligente para parecer tan tonto). El clown provoca amor en el público, lo queremos, lo protegemos. Pero igual que los monologuistas, hay muchos buenos clown y demasiados pésimos. Como en cualquier disciplina artística hay una técnica a dominar que solo se depura después de muchos años de trabajo. Al comienzo descubres tomando riesgos que es muy divertido hacer tonterías y que la gente se reír de ti, que esto a muchos les gusta (otros entran en pánico), empiezas a dejar que la gente se ría, estás más vulnerable, y poco a poco, te descubres manejando la risa del publico con tus debilidades, por que estás haciendo todo para que suceda. Y el público se empieza a identificar con ese personaje. Se ríen, se identifican con y toman afecto por ese personaje, se ríen porque ven algo en él y se dicen -de forma inconsciente- “¡que pelotudo, que pelotudo!” mientras está diciendo: que pelotudo soy yo. Esto es muy hermoso, es un hecho poético. El trabajo que hago ataca el ego. Abre otra óptica de la vida y sus contenidos, hace todo más relativo y menos importante, no por eso superficial. La gente la pasa muy bien y muy mal. Muy bien porque te diviertes mucho, te conectas con tu lúdica, tu niño/a, eres libre; Muy mal porque te pierdes, no puedes entender con la cabeza, todo pasa a gran velocidad, y cuando quieres entender y ser gracioso forzadamente, no se ríe nadie, y ahí vives una verdadera experiencia clownesca, la del ridículo. Cuando no se ríe nadie, el actor se preocupa y no quieres pasar por esa experiencia, quieres más bien huir, desaparecer, o lo más común, sobreactuar para tapar lo obvio, el vacío. Pero si observamos bien, bien, veremos que no es más que una de las desgracias que viven los payasos, un problema mas que tiene que confrontar este trágico antihéroe. Es cierto que no hay de donde agarrarse, que no hay un texto a decir o interpretar, que no hay circunstancias dadas del pasado, de dónde viene a dónde va, que estás en un verdadero vacío, pero si te dejas llevar por ese vacío y aceptas lo que pasa –y, sobre todo, te ríes de lo trágico de la situación (mezclado con un agudo sentido del ritmo y la precisión, ojo!)- el payaso sale y te trasporta nuevamente a ese placer tonto. Tengo una frase:”cuando nadie se ríe, si tú te ries, el publico empieza a reír”. Se ríen de verte contento en la puta mierda, pero para esto hay que aceptar que lo intelectual debe esperar y lo intuitivo debe predominar. Cuando estás en escena no entiendes nada, lo mejor es dejarse llevar, no luchar, aceptar. Tienes que saber que los problemas son las fuentes de inspiración que harán comunicar e interesar al público, es la acción misma de la trama, el problema es el alimento del payaso. Estamos educados a rechazar los problemas en la vida desde siempre, aquí tienes que surfear en ellos, buscarlos, intuirlos. Ahí está el hecho trágico, “La necesidad trágica del clown”. Hay algo más que hace que se produzca de una forma cómica, “ser positivo”. Lo trágico es un hecho humano, el del payaso es un arte que habla de los humanos; el payaso se parece a los hombres, los hombres somos todos en algún momento payasos en la vida, somos llanos y horizontales frente a dios o el diablo, somos pequeñas almas que hacemos lo que podemos. Pero la particularidad trágica del clown es ser siempre positivo. Quiero decir que si eres siempre positivo y llevas adelante algo y dices “yo creo en esto”, vas derecho a tu destino trágico. Ínsito que lo trágico no es una tragedia donde muere gente, se sufre o dramatiza, no, lo trágico tiene que ver con las dificultades humanes que vivimos todos cada día. O sea: está el héroe y el antihéroe y el héroe dice: ¡¡vamos!! Y el antihéroe dice: ¡si vamos! Pero lo dice y desde que empieza a ir tropieza, todo le va mal. Pero el clown sigue adelante a pesar de las dificultades y es capaz de realizar esta tarea cueste lo que cueste, se rompe la crisma por conseguirlo o encuentra resoluciones insospechadas para nuestra razón. Cualquier persona renunciaría ante lo imposible salvo el héroe que tiene el designio de los dioses y su valentía o el clown que avanza positivamente y hace cosas absurdas para conseguir su objetivo sin darse por vencido. Después hay que ver si lo consigue o no. Muchas veces el clown consigue hacer lo que quiere y otras veces no: lo vemos en los clásicos del cine mudo; esto depende de lo que tengas ganas de contar, pero lo bello y poético es la creatividad del payaso, todo lo que ha hecho para conseguirlo es el espectáculo que hemos visto. Con el tiempo consigues elaborar esta técnica pero lo más importante para mi es: entrenarse sobre qué tienes para decir, qué nos quieres contar, de qué vas a hablar. Enfrentar a un alumno a su propio ridículo, lo hago como un entrenamiento para quitarse el miedo, no lo haría como un espectáculo. Creo que hay que ir descubriendo, investigando no sólo cómo eres, cuán divertido puedes ser, sino qué quieres contar con ese personaje y cómo contarlo. Aceptar el no saber te permite esa búsqueda constante, estás perdido y atento a que descubres, no te agarras a lo estereotipado de la risa sino que estás observando que en tu propia incertidumbre está lo cómico paradojalmente. No es más que una disciplina artística como cualquier otra; hay momentos que será divertido y otros en los que uno se siente perdido. Ser artista implica que nunca se llega, que no puedes establecerte, que estás todo el tiempo en una disconformidad que genera una expresión nueva en cada instante, que te preguntas sobre de los humanos y al mismo tiempo conectas con su aspecto más tonto, más frágil y mas libre. Ser Clown no es solamente componer un personaje teatral o circense, ni ser autor de tu espectáculo. Es ser poeta; no hacer poesía, sino ser la poesía. Un acto poético hecho de músculos, un camino, una elección única y para siempre, algo que marca, hasta el límite de lo desconocido.
Alex Navarro y Caroline Dream www.clownplanet.com Las bases del clown: Uno no actúa un Clown, uno lo es. Obsérvate a ti mismo... tus acciones, tus reacciones, tu manera de ser, de caminar, de ver el mundo, de expresarte. Y exagérate a ti mismo. La búsqueda del clown es la búsqueda del propio ridículo. Expresarte siendo tu mismo, siendo natural, es fantástico. Pero tienes que jugar la naturalidad desde un estado de energía alta. Si lo haces con una energía ordinaria, podrías estar comprando en el mercado. No has de ser diferente, pero si mas grande, que la imagen que tienes de ti mismo. Ser clown es atrapar la atención de la gente... y robarles el corazón. Convierte tus debilidades personales en FUERZA TEATRAL Ser clown es la máxima libertad: la libertad de tomar riesgos. NO TE DEFIENDAS. Si un clown le baja los pantalones a otro, este no lo impedirá, observara como le bajan los pantalones desde la ingenuidad hasta que se dé cuenta que está en evidencia ante el público. Luego puede vengarse, pero de entrada no se defiende, deja que las cosas ocurran. TOMA PLACER EN TODO LO QUE HACES. Si tu no disfrutas, nadie lo hará. No puedes comunicar placer a menos que lo sientas. El clown juega a tope, pues no tiene nada que perder, y por lo tanto es... ¡¡¡LIBRE!!! Ese es el placer con el cual el público conecta. Si estas incomodo, distraído o aburrido en escena, el público lo nota y se aleja de ti. En escena estas en la luz y el publico en la oscuridad. Cuando las luces brillan sobre ti, debes volverte más grande que la vida. (Philippe gaulier) EL CLOWN ES... Ingenuo. Pero no infantil. Entusiasta. Se emocionara con cualquier cosa que le propongan y esta siempre entusiasmado de tener un público con quien compartir. Inocente y vulnerable. Se dejara hacer cualquier cosa, básicamente porque es inocente y no se espera que le hagan algo malo. No se defiende (pero después puede vengarse). Nos muestra su vulnerabilidad y eso es lo que le hace más humano y lo que más nos toca. Torpe y estúpido. Siempre se equivoca o mete la pata. Hace las cosas al revés, por ejemplo si hay un piano y la silla está lejos, no moverá la silla hacia el piano, moverá el piano hacia la silla. Curioso como un niño ante todo lo que le ocurre o se encuentra. Soñador y realista al mismo tiempo. Claro en todo lo que hace. Hasta la última persona de la sala, o la más estúpida, ha de entender su intención y sus actos. Honesto. Cree en lo que hace. Esta desnudo ante el público, mostrándose tal como es. Se tu mismo lo más profundamente posible y ganarás el corazón del público. EL CLOWN HA DE ESTAR. Relajado y confortable en escena. En comunicación con el público (escucharlo). La cuarta pared está detrás del público. Atento a lo que ocurre a su alrededor, aprovechando cualquier cosa imprevista que ocurra para incorporarla a su mundo. Disponible. EL CLOWN. Quiere ser amado Quiere ser como los demás (como un niño que quiere ser adulto). Entra en contacto directo e inmediato con el público y su juego está influenciado por estas reacciones. Mira y ve! al público. Comparte con el público... todo lo que hace, todo lo que le ocurre, todo lo que se le ocurre. Escucha la risa (o su ausencia) Expresa sus emociones a tope (y puede pasar de una a otra en un instante) Tiene emoción y/o intención, en todo lo que hace. Es más visual que textual.
VIVE EN EL FRACASO Fracaso de la pretensión: El clown realiza un número lamentable que él cree genial. Anuncia la proeza del siglo y es apenas una pirueta o un malabar de tres pelotas. El público reirá. Fracaso del accidente: El clown no logra hacer eso que él quiere (un equilibrio que no se logra dentro de un taburete, una caída después de un simple salto, etc. Reconoce sus fracasos. Cuando un clown fracasa, es decir... hace algo y no provoca la risa (cuando eso es lo que pretendía), en general conseguirá una risa si reconoce su fracaso. La forma de reconocer ese fracaso, variaría en función del clown. Aprovecha sus éxitos. Si hace algo que funciona (provoca risa), es un as en la manga que puede utilizar en otro momento en el que algo no funcione para conseguir nuevamente una risa. Piensa simple. Actúa con el corazón y no con la cabeza. En realidad no piensa, ¡hace! ¡Es! Empuja las cosas al extremo. Cualquier cosa puede empujarse hasta extremos inverosímiles. Y es en esos extremos donde casi con toda seguridad conseguirá hacer reír al público. Tiene problemas, porque es estúpido, torpe y encima tiene una gran boca. No busca problemas, se los encuentra. Dirá que si a cualquier cosa con tal de seguir en el escenario, aunque probablemente se meterá en un lio, por ejemplo si le preguntan si habla ruso, dirá "Por supuesto. He sido profesor de ruso durante 25 años", y en realidad no tiene ni idea. Entonces le dan un texto para que lo traduzca. Ya se ha metido en un problema. Puede tardar siglos en hacer algo (o incluso no llegar a hacerlo nunca) porque se distrae con cualquier cosa por insignificante que sea. Sale al escenario con energía de ganador incluso si su personaje es un perdedor (en tal caso saldrá con la energía del mas gran perdedor de la historia) En general tiene un tempo más lento que el de una persona normal. Es decir... al clown le ocurre algo que lo pone en evidencia ante el público, por poner un ejemplo cualquiera, sale con una maleta, se le abre y se le cae todo lo que lleva en su interior. Una persona normal reaccionaria con inmediatez recogiéndolo todo y tratando de pasar desapercibido, el clown no. Ósea, se le abre la maleta y cae todo lo que hay en su interior: Mira todo en el suelo (pausa 1...2...3... para asimilar lo que e ha ocurrido) mira al público (pausa 1...2...3... para mostrar su vulnerabilidad, es decir.... para que el público vea que se siente en evidencia "joder... se me ha caído todo y encima me han visto"), lo recoge todo y vuelve a mirar al público (pausa 1...2...3... como diciendo "aquí no ha pasado nada"). Esa pausa (ese tempo 1...2...3...) es el tiempo que el clown necesita para asimilar lo que le ha ocurrido y para mostrar al público como se siente, y es también el tiempo que el publico necesita para "leer" que es lo que le está ocurriendo al clown. Toma riesgos. Si algo no funciona, es decir no hace reír al público, o empujara al extremo lo que hace o buscara nuevas vías de decir lo mismo, o hará algo totalmente diferente
Resumiendo... No actúes, se real. Cuanto más natural seas, cuanto más honesto, más cerca estarás de tu clown. Pero recuerda.... energía alta!!! Mira y ve al público, escúchalo y compártelo todo con él. Se ingenuo y estúpido, pero no infantil. Muestra tu vulnerabilidad. Ten siempre una emoción y/o una intención. Y no ilustres las emociones, ¡exprésalas con tu mirada, con tu cuerpo! Reconoce tus fracasos y aprovecha tus éxitos. Haz reír con lo que eres, con como haces las cosas. Es más importante él “como” que el “que”. Es decir... es más interesante conseguir la risa con como haces algo más que con lo que haces en sí mismo (bueno... también, pero lo primero es más importante). No busques la risa, encuéntrala.
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