Tenorio cómico Chespirito

July 23, 2019 | Author: HortensiaMartínez | Category: N/A
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DON JUAN TENORIO Original de José Zorrilla. Versión Cómica de Roberto Gómez Bolaños Personajes:

CRISTÓFANO: ¿Peligroso? CIUTTI: ¡Como el diablo! CRISTÓFANO: ¿Cómo lucha? CIUTTI: ¡Como fiera! CRISTÓFANO: ¿Cómo huele?

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Don Juan Tenorio

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Don Luis Mejía

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Don Gonzalo de Ulloa, comendador de Calatrava, y padre de Doña Inés.

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Doña Inés de Ulloa

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Cristófano Buttarelli, hostelero.

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Marcos Ciutti, criado de Don Juan.

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Brígida, sirvienta de Doña Inés en el convento.

CRISTÓFANO: ¿De conciencia? conciencia?

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Don Rafael de Avellaneda, amigo de Don Luis El Capitán Centellas, amigo de Don Juan.

CIUTTI: Muy profunda

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Enterrador

Mientras DON JUAN escribe en el escritorio

CIUTTI: CIUTTI: Como establo… CRISTÓFANO: ¿De palabra? CIUTTI: Muy sincero

CRISTÓFANO: ¿Sinvergüenza? ¿Sinvergüenza? CIUTTI: ¡De primera!

de una taberna, afuera se oye bulla…

CRISTÓFANO: ¿Caballero? DON JUAN: Cuán gritan y arman jaleo, pero mal rayo me parta si en terminando esta carta, no la pongo en el correo. CRISTÓFANO: Buen carnaval CIUTTI: Buen agosto para rellenar la arquilla CRISTÓFANO: Quilla corre ahora por Sevilla poco gusto y mucho mosco CIUTTI: No permitas que el apuro te acongoje ni te abrume, tu negocio está seguro con lo que Don Juan consume CRISTÓFANO: Si no es molestia, doncel, yo quisiera saber esto, ¿qué clase de tipo es él?

CIUTTI: CIUTTI: De segunda… DON JUAN: Ciutti, vení cua CIUTTI: CIUTTI: ¡Sale, p’allá va! DON JUAN: Esta carta que aquí ves, en menos que te lo cuento debes llevarla al convento y entregarla a Doña Inés CIUTTI: ¿Hay respuesta que aguardar? DON JUAN: ¿Qué te importa a ti, pelmazo? CIUTTI: No se irrite, mi jefazo DON JUAN: Pues no me hagas enojar

CIUTTI: Tú pregunta, yo contesto

El CIUTTI se aleja y comienza a leer la carta

CRISTÓFANO: ¿Valiente?

DON JUAN: ¡Ve a cumplir con tu misión!

CIUTTI: ¡Donde quiera!

CIUTTI: Ya parto como el rayo, ¿me prestáis vuestro caballo? 1

DON JUAN: Mejor te doy pal camión. CIUTTI: Como dijo Nicodemos: ¡ay nos vemos! DON JUAN va a sentarse pero se le ha

VIEJO: Si es por cosa de dinero, toma y dejad de gemir. CRISTÓFANO: Eso es cohecho, señor, ¿no estáis cometiendo un yerro?

movido la silla. Se cae de sentón.

VIEJO: Con dinero baila el perro

DON JUAN: Les juro que yo tenía el comentario adecuado, pero el verso que seguía, tuvo que ser censurado.

CRISTÓFANO: Y también su servidor Se retira a contar el dinero. Llega cubierto COMENDADOR

VIEJO: ¿La Hostería del Laurel? CRISTÓFANO: En ella estáis, caballero. VIEJO: ¡Está en casa el CRISTÓFANO? CRISTÓFANO: Está usted hablando con él VIEJO: ¿No es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla…? Ay, ya me equivoqué de línea… ¿Es verdad que vos pensáis casaros con Doña Ana de Pantoja y…? No, ya la regué otra vez… ¿Es verdad que hoy por la noche Don Juan y Don Luis tendrán una cita con afán de organizar un desmoche, y que ese par de fulanos asistir aquí planean? CRISTÓFANO: ¿Cómo de que aquí planean, ni que fueran aeroplanos? VIEJO: Tu palabra es evasiva, más con palabra como esta, deduzco que la respuesta debe ser afirmativa. CRISTÓFANO: ¿Queréis pues alguna mesa? VIEJO: Tenéis dotes de adivino CRISTÓFANO: ¿Una botella de vino? VIEJO: Yo no tomo ni cerveza.

COMENDADOR: COMENDADOR: Aquí debe ser… ¡patrón! CRISTÓFANO: ¿Qué se os ofrece? COMENDADOR: Dar con el CRISTÓFANO CRISTÓFANO: Con él habláis, decid pues. COMENDADOR: ¿Es verdad que dos patanes muy bribones y afamados se encuentran aquí  citados para cometer desmanes? CRISTÓFANO: Eso cuentan, y a fe mía que la malicia lo inventa, pues nadie paga la cuenta como Tenorio y Mejía COMENDADOR: Bien, necesito una mesa CRISTÓFANO: Sí, señor, me lo imagino: sin cerveza y sin vino COMENDADOR: No, con vino y con cerveza CRISTÓFANO: Pero no hay dónde se siente VIEJO: Aquí hay lugar COMENDADOR: Muy gentil CRISTÓFANO: La cerveza es de barril VIEJO: Sin agraviar lo presente

CRISTÓFANO: Pues lo siento, caballero, pero aquí hay que consumir.

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COMENDADOR: Os agradezco la silla, mas os voy a suplicar que no comencéis a regar por doquiera la polilla

CENTELLAS: Ese no es ningún problema (saca su espada) ¡Levántense, parroquianos, que quiero ocupar la mesa!

VIEJO: ¿Me estáis llamando anciano?

AVELLANEDA: Y escucha bien, Butarelli, tenemos la lengua seca.

COMENDADOR: Y así quedamos a mano VIEJO: Es así como agradecen que se les haga un favor…¡Viejos favor…¡Viejos los cerros, señor y todavía reverdecen! COMENDADOR: Vaya sitio que me han dado, ¿no existe algo más placentero? CRISTÓFANO: Esta vez no, caballero, todo está ya reservado. Lo digo con gran empacho: no tengo nada vacío. COMENDADOR: ¿No tenéis nada vacío? ¿Y el cerebro qué, muchacho? CRISTÓFANO: Pues sí, el cliente, no en vano, siempre tiene la razón. Con permiso, buen anciano, con permiso, buen panzón. AVELLANEDA: Vinieron, y os aseguro que se efectuará la apuesta

CRISTÓFANO: (sacando las botellas) Aquí hay Palermo, Borgoña y Zorrento. AVELLANEDA: De lo que quieras sirve, Cristófano y dinos: ¿qué hay de cierto en una apuesta por Don Juan Tenorio a una a Don Luis Mejía hecha? CRISTÓFANO: Pues dejaron anticipo, y yo atento a sus monedas, les puse en el mismo sitio donde apostaron, la mesa. Y vedla ahí  con dos sillas, dos copas, dos botellas… ¡mas silencio! AVELLANEDA: ¿Qué sucede? CRISTÓFANO: A dar el reloj comienzan los cuartos para la hora. ¡Ved la gente que se entra!

CENTELLAS: Entremos pues. ¡Butarelli!

Entran Don Juan y Don Luis tratando de pasar desapercibidos. Se sientan en la mesa central.

CRISTÓFANO: Señor Capitán Centellas, ¿vos por aquí?

DON JUAN: Esa silla está comprada.

CAPITÁN: Sí, Cristófano, ¿Cuándo aquí sin mi presencia tuvieron lugar orgías que hicieron raya en la época?

DON LUIS: Ni que fuera mueblería m ueblería DON JUAN: Esa es la voz de Mejía

AVELLANEDA: Lo mismo digo de mí.

DON LUIS: Observación acertada…pero también se adivina lo que vos hacéis aquí.

CRISTÓFANO: ¡Capitán Avellaneda! Más, ¿tenéis reservación?

DON JUAN: Estoy en el rincón de una cantina oyendo una canción que yo pedí.

AVELLANEDA: No

DON LUIS: Luego, ¿vos sois el Tenorio?

CRISTÓFANO: Lo siento, no me queda un sitio disponible

DON JUAN: Eso también es notorio

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DON LUIS: ¡Don Juan! DON JUAN: ¡Don Luis! (se abrazan) DON LUIS: A ver, silencio, señores. Aquéllos que están ahí, ¿por qué no vienen aquí a escuchar los pormenores? VIEJO: No hace falta, no estoy sordo, puedo escuchar desde aquí  COMENDADOR: (cubriéndose) Lo mismo digo de mí. VIEJO: Bien contestado, mi gordo. DON JUAN: ¿Estamos listos? DON LUIS: ¡Estamos!

Francia fui por riquezas y tan solo en unos meses me burlé de los franceses y enamoré a las francesas (recibe aplausos ). El relatar todo el daño omito por causas obvias, pero tuve tantas novias como días tiene t iene el año (recibe más aplausos ). Me batí con muchos hombres, pero si surgen las dudas, pregúntenles a sus viudas para que sepáis sus nombres. El que quiera, que lo cuente, y espero hagan bien las cuentas: enamoradas, quinientas. DON JUAN: ¿Y los muertos? m uertos? DON LUIS: Ciento veinte. (Recibe aplausos y  una porra). A esto Don Luis se arrojó, y escrito en este papel está lo que él consiguió, mantenido está por él.

DON JUAN: Como quien somos, cumplimos DON LUIS: Veamos pues lo que hicimos

DON JUAN: Pues ahí les va la contraria y espero que escuches bien.

DON JUAN: Bebamos antes

DON LUIS: ¿Lo escribisteis vos también?

DON LUIS: Bebamos. ¡Butarelli! Sirve un tarro para brindar por la apuesta, que en una noche como esta hice con este chaparro. Recordarás que hace un año apostamos optimistas quién lograba más conquistas y provocaba más daño.

DON JUAN: Lo dicté a mi secretario. (Saca un rollo como de papel de baño) Yo a las cabañas bajé, yo a los palacios subí, y aunque nunca me perdí, no supe cómo llegué. (Recibe aplausos ). Tuve pleitos y lo pruebo sin peligro de morirme, porque a mí eso de batirme, ni siendo clara de huevo. ( Recibe aplausos). Yo también igual que tú, todo el mundo recorrí, de manera que asistí a la olimpiada en Moscú. Mas has de saber que en Rusia, aunque gané dos batallas, me quitaron las medallas…no contaba con su astucia. (Recibe aplausos). A Francia fui por amor…que en francés se dice amour… claro que fui en un tour pero a bordo del Concord. (Recibe aplausos ). Y por cierto que en París, de las novias que yo tuve, la primera con que anduve fue la hermana de Don Luis. L uis. (Porras)

DON JUAN: ¿De a cómo fue, de a tostón, de a centavo, de a pellizco, de a rasguño, de mordisco, patada, rayada o coz? DON LUIS: ¿Qué le parece si de plano dejamos tanto mitote y vamos directo al grano? DON JUAN: Ni que fuera guajolote…pero, g uajolote…pero, si así lo deseáis, empezad cuando queráis DON LUIS: (saca un rollo de papel) Pues bien, aquí están anotados mis delitos: unos son pequeñitos, pero otros, ya se verán. A

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DON LUIS: Mi hermana siempre fue seria, no creo que te corresponda, porque jamás hizo ronda con un enano de feria. DON JUAN: Perdona pero esta vez el tema voy a cambiar. ¿Sabíais que voy a ligar con la bella Doña Inés? CENTELLAS: ¿Qué tal, eh?

BRÍGIDA: Naturalmente Naturalmente que sí, sí, toma, la puedes leer. DOÑA INÉS: ¡Por San Judas Macabeo, que mis desvelos asista! No sé qué tengo en la vista que sólo garabatos veo. O escribe como un arriero, o tuvo la iniciativa de escribir esta misiva en un idioma extranjero.

DON LUIS: Golpe bajo, en efecto, pero ella preferiría ligar con Don Luis Mejía y no con cualquier insecto.

BRÍGIDA: Estimada Doña Inés, lo único que sucede es que la gente no puede leer cartas al revés (le voltea la carta). Pero vamos, pronto, léela.

DON JUAN: Gracioso en verdad está: ligar con Don Luis Mejía. Permíteme que me ría:  jaja jaja jaja já.

DOÑA INÉS: (Leyendo) “Doña Inés del alma mía” ¡Qué principio!

DON LUIS: En vez de risa forzada, ¿por qué no sacas la espada, o esperas que te reclame para imponerte mi ley?

BRÍGIDA: BRÍGIDA: Ya sabía…

DON JUAN: El que por su gusto es buey, hasta la coyunda lame.

DOÑA INÉS: Parece telenovela… “Luz de donde el sol la toma. Hermosísima paloma, privada de libertad. Si os dignáis por lo que escribo posar vuestros lindos ojos, los pies se me ponen flojos y se me caen del estribo”

DON LUIS: Es tu destino fatal morir por tu propia boca.

BRÍGIDA: Qué humildad y qué finura donde hay mayor rendimiento…

DON JUAN: Espérate, que ahora toca transmitir el comercial.

DOÑA INÉS: Brígida, no sé qué siento…

.-.-.-.-.-.-.-.-.-.DOÑA INÉS: ¿Una carta? BRÍGIDA: BRÍGIDA: Así es… DOÑA INÉS: ¿Quién la manda? BRÍGIDA: Tu galán. DOÑA INÉS: ¿Os referís a Don Juan? BRÍGIDA: Claro que sí, Doña Inés. DOÑA INÉS: ¡Hay que ver para creer! ¿Y la carta es para mí?

BRÍGIDA: Pero seguid la lectura. DOÑA INÉS: “Dime tú si acaso sientes lo mucho que me provoca al ver que tienes la boca toda cuajada de dientes. Es tu cara tan bonita y es tan grande grande mi capricho, capricho, que muchas veces he dicho: no está mal la muchachita. Los momentos llegarán en que  juntos estaremos. De manera manera que hay nos vemos. Atentamente, Don Juan.” Juan.” BRÍGIDA: Espera, muchacha, espera. Sin poderlo precisar, me ha parecido escuchar ruidos extraños afuera. (Llega DON JUAN a darle serenata)

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CIUTTI: Con permiso, con permiso, abran paso DON JUAN: Date prisa CIUTTI: Golpe avisa. DON JUAN: Como siempre a desatiempo, dime Ciutti, a qué le tiras

CIUTTI: ¿Pues qué queríais que hiciera? DON JUAN: Que mientras vaya subiendo, me detengas la escalera. BRÍGIDA: Ahí viene saltando el muro tan ágil como un lebrel. No cabe duda, es él. DOÑA INÉS: ¿Don Juan Tenorio?

CIUTTI: Es que tuve un contratiempo

BRÍGIDA: ¡Seguro! Pero viene acompañado.

DON JUAN: No me vengas con mentiras

DOÑA INÉS: ¿Acompañado por quién?

CIUTTI: Yo nunca os he mentido, y si he llegado tarde un momento, es que estuve metido en un embotellamiento.

BRÍGIDA: No sé, no lo distingo bien, pero ha de ser su CIUTTI. CIUTTI. (Dejándolo pasar ) ¡¡Sí, es él!! ¡Ahí está el cuerpazo!

DON JUAN: De acuerdo, pero tu aliento no es producto de paella, y siendo embotellamiento, derivado de botella… en fin, ustedes, amigos, amigos, ya terminó su comercio, y yo no quiero testigos que estén haciendo mal tercio.

DOÑA INÉS: (Cubriéndose el rostro ) ¡No lo dejéis pasar!

CIUTTI: ¿No lo acaban de escuchar? Como dijo Bonaparte: ya se me pueden largar con la música a otra parte. (Corre a los mariachis ) ¿Vais a subir? DON JUAN: Eso quiero CIUTTI: ¿Dónde pongo la escalera? DON JUAN: En el muro CIUTTI: ¿Por afuera? DON JUAN: ¡Ni modo que adentro, menso! (CIUTTI pone la escalera e intenta subir ) ¿Qué estás haciendo, pelmazo? ¡Yo a ningún pelafustán le cedo jamás el paso! CIUTTI: Yo sí, pase usted, Don Juan. DON JUAN: Gracias… (Reacción retardada) ¿Y ahora qué estás haciendo?

BRÍGIDA: Pero qué te ha de pasar, pasad, no le hagan caso. DON JUAN: Mujer que mi pasión encarna, ¿por qué me tratas así? ¿por qué te apartas de mí como si tuviera t uviera sarna? Responde, ¿por qué resistes? DOÑA INÉS: Porque venís sin clemencia a mancillar mi inocencia, pero ya que tanto insistes (Saca sus maletas y se las da a cargar. Don Juan a su vez se las entrega a Ciutti, y él se la lleva en brazos)

DON JUAN: Puedo decir con certeza que cuando cae en mis brazos, la mujer en estos casos, suele perder la cabeza ( se golpea la cabeza al salir ) BRÍGIDA. Si yo provoqué este lío, es necesario que huya. Mas si él salió con la suya, yo me salgo con el mío. (Saca a Ciutti  cargando) .-.-.-.-.6

DON JUAN: Bellísima Doña Inés, frágil como una gaviota, está Don Juan a tus pies y tú sigues dormidota. ¿Ella sabe donde se halla? BRÍGIDA: Ni la más leve sospecha. DON JUAN: Pues cuida que no se vaya, voy al fondo a la derecha. Ah, y si regresa mi criado, dile que no tardo mucho. BRÍGIDA: No tengáis ningún cuidado. DON JUAN: Gracias. BRÍGIDA: Las que os adornan, papucho. CIUTTI: ¡Ay, una bruja en persona! BRÍGIDA: ¡Ninguna bruja, soy Brígida! CIUTTI: Ah, es que viéndote tan rígida r ígida pensé que eras la llorona. ¿Es doña Inés?

BRÍGIDA: ¿Por qué me dices que no sin saber con evidencia si entre esta muchacha y yo hay alguna diferencia? CIUTTI: Perdonando el desacato, el contraste es evidente: junto a la Bella Bella Durmiente, la Momia de Guanajuato. BRÍGIDA: ¿Qué? (Inés despierta ) DOÑA INÉS: Oh, qué horrible pesadilla, ¿Estoy en el purgatorio? BRÍGIDA: Pero qué dices, chiquilla, es la casa del Tenorio. DOÑA INÉS: ¡Oh, no! Hundida en la negra zanja de la eterna burla y el mitote, para ser media naranja de este medio tejocote.

BRÍGIDA: Ahí no la ves. Parece que le dieron cloroformo

CIUTTI: No presuma de toronja, de mandarina ni pera quien quiso llegar a monja y no llegó ni a telera.

CIUTTI: Más merezco pero con eso me conformo.

BRÍGIDA: Es que este no es tu galán, él solamente es un criado.

BRÍGIDA: Te quisiera suplicar que no vayas a regarla: Don Juan prometió matar a quien se atreva a mirarla.

DOÑA INÉS: Entonces, ¿Quién es Don Juan?

CIUTTI: Me importa poco la muerte, me vale si me regaña. ¡Ay caramba cuánta suerte tienen los que no se bañan! BRÍGIDA: Si es que estás buscando novia, la solución es muy obvia: las parejitas están, organizadas aquí, Doña Inés para Don Juan, Doña Yo para Don Ti. CIUTTI: La triste repartición, ¡Qué destino tan ingrato! Los filetes pal patrón y los pellejos pal gato.

BRÍGIDA: Aquel que viene a tu lado. DON JUAN: Ya vine de donde andaba, se me concedió volver, ya hasta se me afiguraba que no te volvería a ver. DOÑA INÉS: Ay, Don Juan, Don Juan, qué dolor, casi-casi me desmayo. DON JUAN: Es el dolor del amor… DOÑA INÉS: ¡No, que me estás pisando un callo! DON JUAN: Perdón…con toda sinceridad, teniéndote cerca siento que me quedo sin aliento.

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DOÑA INÉS: Ojalá fuera verdad…pero seguid pronunciando vuestro florido discurso. Yo no tengo más recurso que seguiros escuchando.

DOÑA INÉS: Tus palabras me enajenan, tu presencia me alucina. Tus ojos me fascinan y tu aliento me envenena.

DON JUAN: Doña Inés del alma mía, luz de donde el sol asoma. Me he pasado todo el día nomás chiflando en la loma. ¿No es verdad, ángel de amor, que en esta apartada orilla, los camiones de la Villa van frenando con motor? Esa aura que vaga llena de los sencillos olores, ¿no tiene algo de motores sin tubo ventilador? Y la gente que se pasea por la ciudad todo el día, ¿no es verdad, paloma mía, que están respirando esmog?

DON JUAN: ¡Y dale con el aliento!

DOÑA INÉS: Oh, Don Juan, Don Juan, yo te imploro de tu hidalga compasión ¡Arráncame el corazón o ámame porque te adoro! DON JUAN: Aquí donde tú me ves, arrodillado contigo, yo solamente te digo: no comas ansias, Inés. Inesita reluciente de la nube colorada, si tienes amor pendiente ¡Tócale su retirada! Ya llegó el que andaba ausente, y ese no consiente nada. DOÑA INÉS: Pero lo decís con amargura, ¿es que no confiáis en mí? DON JUAN: No, Doña Inés, no es así, yo te quiero con locura. Mas para serte sincero, traigo una duda clavada: ¿cuando estabas encerrada, te cuidaban con esmero? DOÑA INÉS: Con mil cuidados prolijos, podéis tener la certeza de mi intachable pureza. DON JUAN: ¿Me lo juras? DOÑA INÉS: ¡Por mis hijos! DON JUAN: Yo nunca he puesto inquietud, hermosísima Doña Inés, porque me siento a tus pies capaz aún de virtud. v irtud.

DOÑA INÉS: Don Juan, Don Juan, no hay que ser, me siento desfallecer. Siento los tiesos tan dedos que hasta las tiemblas me piernan. Por eso los cantos gallan, por eso los ladros perran, y la verdad ya me siento embriagada por tu aliento. DON JUAN: Y yo que me la llevé al río pensando que era canoa. BRÍGIDA: Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que soy la ocasión de lo mismo que culpáis. Si con ansia sin igual solicitáis su perdón ¿Por qué queréis que obren bien si hacen mal la digestión. CIUTTI: ¡En mala hora, madre mía, ya llegó Don Luis Mejía! DON LUIS: Hace rato estaba afuera, pero el día en que yo me muera sé que tendrán que llorar. TODOS: Llorar y llorar, llorar y llorar. DON LUIS: Ya ves, Don Juan, lo que hiciste, pero vas a estar muy triste, pues yo te voy a matar. TODOS: Matar y matar, matar y matar. DON JUAN: Por tu actitud me doy cuenta de que estáis acelerado. ¿Con qué chiflas, desmolado, si no tienes herramienta? DON LUIS: ¡A Don Luis nadie lo mata! Y si presumiendo vienes, ¡Arráncate corcholata! que al cabo ni premio tienes.

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DON JUAN: Que empiece, pues el combate, ya que tanto afán demuestras. DON LUIS: Y si termina en empate, nos vamos a tiempos extras. (Don Juan se pone en posición) ¿Cómo, sin armas ni nada?

COMENDADOR: La mala suerte me escolta, todas las penas son mías… ¡y luego tú que querías casarte con John Travolta!

DON LUIS: ¿Y tu valor v alor en qué estriba?

DOÑA INÉS: Puedo estar equivocada, pero este hombre que aquí ves, con todo lo feo que es, pues pienso que peor es nada. Además yo no quisiera pasar la vida marchita como su abuelita que murió siendo soltera.

DON JUAN: (Saca un mosquetón) En esto: ¡Manos arriba! (en una equivocación recogen

DON JUAN: Pues bien, aquí se rompió una taza y cada quien para su casa.

los urinales y comienzan a pelear con ellos. A

COMENDADOR: Cuando la traición se fragua se intenta disimular.

DON JUAN: Yo no necesito espada

una distracción que le hace Ciutti, Don Juan vence a Don Luis)

DON JUAN: Ciutti, ¿qué te parece la forma en que he ganado? Tú viste cómo cayó. CIUTTI: Como tapa de excusado. BRÍGIDA: Y como dijo el mariachi: ¡Reguas con tepachi! DOÑA INÉS: ¡Ahí viene mi padre! CIUTTI: Amárralo pa que no ladre BRíGIDA: ¡Es el Comendador! COMENDADOR: ¡El mismo, sí, señor! ¿Dónde está ese condenado que mi m i paciencia desborda? DON JUAN: Ora sí se armó la gorda… Comendador…

DON JUAN: Chiquito se me hace el mar para hacer un buche de agua. COMENDADOR: Ya no te des tanto taco ni presumas de bribón: lo que tienes de zotaco, lo tienes de sacatón. DON JUAN: Ya estuvo bueno, ya Chole. Don Juan de miedo no peca (saca su espada ). Si no me indigesta el mole, cuanti menos la manteca. (Se baten a duelo de espadas. Sin querer el Comendador hiere a Ciutti en el  trasero)

CIUTTI: ¡Ay! Me han dejado a traición traspasado el corazón, que digan al verme inerte, que en terrible desafío, he sido herido de muerte en la región del bajío. ( Mientras Ciutti muere, el Comendador le da muerte a Don Juan)

COMENDADOR: ¡De rodillas! DON JUAN: ¡Ande, ya me atravesó! DON JUAN: Si no estuvieseis tan viejo… COMENDADOR: ¿Por qué te robaste a mi hija? DON JUAN: Uno a veces no se fija y empieza a agarrar parejo…

DOÑA INÉS: ¡Cariño, mi rey, papucho! ¿Estás herido, amor mío? ¡Responde! ¿Te duele mucho? DON JUAN: Nada más cuando me río.

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DOÑA INÉS: Dime que te sientes bien, que si no es así, de plano prefiero morir también. DON JUAN: Celebrar ya no podré mi cumpleaños en enero. DOÑA INÉS: ¿Por qué? ¡Responde por qué!

panteón. Siento que alguien se aproxima, pero tengo que hacer verso: ¿aproxima con qué rima? ¡Me salió sin gran esfuerzo! ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de parranda… parranda… ¿Buscáis algo, caballero?

DON JUAN: Porque yo nací en febrero

DON JUAN: Me llamo Don Juan Tenorio, ¿y vos?

DOÑA INÉS: ¿Algo más quieres decir? ¡Di la verdad, amorcito! ¿Piensas que vas a morir?

ENTERRADOR: Yo soy el sepulturero de este triste cementerio

DON JUAN: Pero nada más tantito

DON JUAN: No todo el mundo es poeta… perdonad si os digo que por lo flaco y lo grotesco, por un momento pensé que seríais un muerto fresco.

DOÑA INÉS: ¡Oh, no, qué será de mí! DON JUAN: Es obvio, vendrán a ti muchos galanes extraños, mas tú me prometerás que antes de cuatro años con nadie te casarás. DOÑA INÉS: Te lo juro y no vacilo, al cabo ni tengo ganas. DON JUAN: Ya puedo morir tranquilo DOÑA INÉS: ¿Dijiste cuatro semanas? COMENDADOR: Inés, ya lo véis.

ENTERRADOR: ¿Qué me habrá querido decir? DON JUAN: Quiero saber una cosa, pero respóndeme pronto. ¿Quién descansa en tanta fosa? ENTERRADOR: Pues puritito difonto DON JUAN: No es difonto, es difunto, pero si tú lo prefieres, di cadáver y punto.

CIUTTI: Por culpa de una mujer me mandaron por un cable, pero si he de fallecer, que me acompañe el culpable. ( Le

ENTERRADOR: Bueno, pues hay cadáveres

estrella un jarrón en la cabeza al 

ENTERRADOR: Sí, pero todita morida.

Comendador )

COMENDADOR: ¡Ay, ay, ay! Doña Inés, Good bye! BRÍGIDA: El peor coraje que he hecho al mirar tanto difunto, es ver tantos hombres  juntos y no sacarles provecho. provecho. En el panteón.

DON JUAN: El oído me rezumba el corazón: esta cosa es una tumba, luego estoy en un

DON JUAN: ¿Y son gente conocida?

DON JUAN: No me causa extrañeza, te lo digo con franqueza, ya que en los tiempos presentes un detalle he descubierto: muriéndose está mucha gente que antes nunca se había muerto. ENTERRADOR: Bueno, cada tumba tiene bien escrito su epitafio. Léalos si le conviene, pero en voz alta y despacio. DON JUAN: (Leyendo) “Aquí descansa un creativo de comerciales de altura. Para darle 10

sepultura se ha pedido un donativo.” Televidentes atentos, si la cuota no es muy alta, pongamos lo que hace falta, y enterramos a quinientos. ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de parranda… DON JUAN: A ver esta: “Los cronistas deportivos de uno y otro canal, parecían exclusivos de un pequeño santoral, y mostrándose tan parcos sólo hicieron oración a San Juan, a San Ramón, a San Ángel y a San Marcos. Y aunque los santos son tantos, pronunciaban muchas veces sólo el nombre de dos santos: San Plonadas y San Deces” Deces” ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de parranda… DON JUAN: A propósito de cronistas deportivos, ésta está relacionada: “Sin gloria, deslucida y muy raquítica, por todos los doctores desahuciada, enferma de tantísima política, se murió para siempre la Olimpiada” ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de complot… complot… DON JUAN: “Se murió Jimmy Carter de repente, y en el lugar donde las almas penan, la calaca dijo solamente: aquí nomás mis chicharrones truenan” ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de elecciones… DON JUAN: También También se murió Fidel. “Dolor profundo el que tuvo al comprobar en su partida, que los muertos se van al otro mundo, y los vivos, a Florida.”

DON JUAN: ¡Caramba, qué es lo que vi! Esto resulta irrisorio. Mira lo que dice aquí: “Aquí  yace Juan Tenorio” ENTERRADOR: No te hagas el yo no fui. No hace ni media hora, al ir pasando te vi salir de tu sepoltora. DON JUAN: De una sepultura, no. No comprendo a qué te atienes. ¿Acaso piensas que yo…? ENTERRADOR: También colgaste los tenes. DON JUAN: ¿Entonces aquélla vez, todo mundo falleció? ¿Don Luis, Don Gonzalo, yo? ¡Ciutti! ¿Pero Doña Inés? ENTERRADOR: Yes. Si tienes alguna duda, aquí está su sepultura. DON JUAN: Es su tumba, eso es obvio. ¿De qué murió? ¿Qué tenía? ENTERRADOR: Murió de novio… DON JUAN: ¿Novio? ENTERRADOR: No vio venir el tranvía. DON JUAN: ¡Caray! ¿Ya viste quién es? Es mi amada Doña Inés. ENTERRADOR: No estaba muerta, andaba de parranda…

DOÑA INÉS: Soy un fantasma viviente inmune a penas y achaques, pero vos sois un valiente, de modo que no le saques. DON JUAN: Quien diga eso blasfema porque asustarme yo, ¿cuándo? Pero cambiando de tema, vos ¿cómo la estáis pasando?

ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba en el beisbol… 11

DOÑA INÉS: Puedo decir que disfruto, mas claro no es una cosa que digan así, ¡qué bruto, qué cómoda está la cosa! Y estoy en el Purgatorio rezando por el Tenorio. Pero vos, ¿qué contestáis?

DON LUIS: Siempre son interesantes.

DON JUAN: Churin churin fun flais

DON JUAN: Y enamora más calacas

DOÑA INÉS: ¿Qué significado tiene?

DON LUIS: Satisfecho quedaré

DON JUAN: Silencio, creo que alguien viene.

DON JUAN: Entonces tú dices

DOÑA INÉS: Pues claro que sí, señor, mi padre, el Comendador.

DON LUIS: Vamos

ENTERRADOR: No estaba muerto, andaba de parranda…

DON JUAN: Pongamos de plazo un año y ya veremos juntos quién hace más alharacas. DON LUIS: Quién revive más difuntos

DON JUAN: Con que, señores, estamos en que la apuesta está en pie

COMENDADOR: No aguanto las apreturas. Contestadme, vos sabéis, ¿Por qué no hacen las sepulturas de talla 56? ENTERRADOR: Como dijo Omar: vaya uste a sabar. DON JUAN: Shh! Alguien viene por ahí. ¿No es acaso Luis Mejía? COMENDADOR: Seguramente que sí  DON JUAN: Ya me lo suponía DON LUIS: Ya veis, Don Juan, que quedamos, después de mil desaciertos, para siempre condenados a vivir entre los muertos. DON JUAN: Bien, ya que estamos acá, puedo hacer una propuesta DON LUIS: ¿De qué clase? DON JUAN: Otra apuesta. DON LUIS: Pero en qué consistiría. DON JUAN: Digamos, del mismo paño de aquellas que hicimos antes. 12

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