Tema María Discípula misionera
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Descripción: Guía para elaborar catequesis tomando encuenta las dimensiones del aprendizaje y el método inductivo emplea...
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Tema 35 María mi Madre, discípula misionera. Objetivo: Los catecúmenos valorarán en María el modelo de discipulado misionero para fortalecer en su vida cotidiana el Seguimiento de Jesús. Materiales a utilizar: Imagen o poster de María. Flores para cada participante. Florero. Dimensiones que se intencionan desde Pasos del método catequístico diocesano EJEMPLO el método Te sugerimos esperar en la entrada del salón a los catecúmenos con una flor, indicándoles • Fraternizar Este parte la potenciamos con signos, que pueden ir a colocarla en el florero cercano a la imagen, orando un ratito frente a dicha gestos, bienvenida, juego rompehielo. imagen. Actitudes y • Oración inicial breve, que introduzca y percepciones Para iniciar la sesión de catequesis oramos comunitariamente consagrando nuestra vida a esté relacionada con el tema que se va María: Oh Señora mía. (Anexo al final). a compartir
1. UBICAR Adquirir e integrar el conocimiento
Este paso tiene como objetivo partir de los conocimientos previos de los participante; hacer apetitoso lo que se va a compartir, relacionar y hacer cercano el conocimiento a la realidad del adulto. Para ello podemos ayudarnos de cuentos, signos, preguntas, cantos, anécdotas, sentidos, cualquier
Se tiene a la vista de todos un poster e imagen de la Virgen María con el letrero “María modelo de discípula misionera” Escuchamos el canto: Madre, maestra y discípula. Relacionándolo con tu vida subraya lo que te haya gustado del canto y compártelo con tu hermano de a lado (5 min). Escribamos ahora en nuestro cuaderno lo que nos hace pensar el letrero: “María, modelo de discípula misionera”.
estrategia es buena, siempre y cuando nos Algunos de nuestros hermanos pueden compartir en el grupo general algo de lo que ayude a rescatar los conocimientos que ya escribieron. tienen los participantes.
2. ORIENTAR Con este paso buscamos que los adultos accedan al conocimiento nuevo, en nuestro caso el conocimiento nuevo lo tomamos de las sagradas escrituras y el magisterio de la Iglesia. Recomendamos no elaborar rollos, no somos nosotros los que enseñamos, estamos en un enfoque constructivista, más bien buscar contenido relacionado al tema en el Catecismo de la Iglesia Católica o en los documentos de Aparecida, Verbum Domini o de la CEM, u otros y pensar en una estrategia que pueda ser trabajada en la comunidad de aprendizaje o también personalmente.
TEXTO BÍBLICO (10 min). Leamos el siguiente texto bíblico: Jn 2, 1-‐11. De manera personal volvemos a leer el texto bíblico, centrando nuestra atención en los siguientes versículos. • En los invitados a la boda: La Madre de Jesús, Jesús y sus discípulos. (2, 1-‐2) • La necesidad descubierta por María: “No les queda vino” (2,3) • La indicación de María: “Hagan lo que Él les diga” (2,5). • Después de la boda los que se dirigen a Cafarnaúm: Jesús, su madre, hermanos y discípulos. (2,12). ¿Qué nos hace pensar estos versículos en relación al discipulado de María? Se comparte en plenario y se cierra con la siguiente frase: El texto bíblico que hemos escuchado y ahora comentado es más conocido como “Las bodas de Caná” en el podemos constatar que María es mencionada como la Madre de Jesús y relacionada con el discipulado de su Hijo. Acerca de su ser discípula misionera buscaremos luces en los documentos desde nuestras comunidades de aprendizaje. Actividad en comunidades de aprendizaje Leamos las siguientes frases extraídas del Catecismo de la Iglesia Católica y del Documento de Aparecida y enfocando nuestra mirada en María discípula misionera, subrayemos los rasgos o características relacionadas a ello.
EL MAGISTERIO DE LA IGLESIA NOS DICE DE MARÍA DISCÍPULA MISIONERA La máxima realización de la existencia cristiana nos es dada en la Virgen María quien, por su fe (cf. Lc 1, 45) y obediencia a la voluntad de Dios (cf. Lc 1, 38), así como por su constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (cf. Lc 2, 19.51), es la discípula más perfecta del Señor. (DA 266) Con ella, providencialmente unida a la plenitud de los tiempos (cf. Ga 4, 4), llega a cumplimiento la esperanza de los pobres y el deseo de salvación. La Virgen de Nazaret tuvo una misión única en la historia de salvación, concibiendo, educando y acompañando a su hijo hasta su sacrificio definitivo. (DA 267) La Virgen María realiza de la manera más perfecta la obediencia de la fe. En la fe, María acogió el anuncio y la promesa que le traía el ángel Gabriel, creyendo que «nada es imposible para Dios» (Lc 1,37; cf. Gn 18,14) y dando su asentimiento: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. (CEC 148) Durante toda su vida, y hasta su última prueba (cf. Lc 2,35), cuando Jesús, su hijo, murió en la cruz, su fe no vaciló. María no cesó de creer en el «cumplimiento» de la palabra de Dios. Por todo ello, la Iglesia venera en María la realización más pura de la fe. (CEC 149) Perseverando junto a los apóstoles a la espera del Espíritu (cf. Hch 1, 13-‐14), cooperó con el nacimiento de la Iglesia misionera, imprimiéndole un sello mariano que la identifica hondamente. Como madre de tantos, fortalece los vínculos fraternos entre todos, alienta a la reconciliación y el perdón, y ayuda a que los discípulos de Jesucristo se experimenten como una familia, la familia de Dios. En María, nos encontramos con Cristo, con el Padre y el Espíritu Santo, como asimismo con los hermanos. (DA 267) María es la gran misionera, continuadora de la misión de su Hijo y formadora de misioneros. Ella, así como dio a luz al Salvador del mundo, trajo el Evangelio a nuestra América. En el acontecimiento guadalupano, presidió, junto al humilde Juan Diego, el Pentecostés que nos abrió a los dones del Espíritu. Desde entonces, son incontables las comunidades que han encontrado en ella la inspiración más cercana para aprender cómo
ser discípulos y misioneros de Jesús. Con gozo, constatamos que se ha hecho parte del caminar de cada uno de nuestros pueblos, entrando profundamente en el tejido de su historia y acogiendo los rasgos más nobles y significativos de su gente. Las diversas advocaciones y los santuarios esparcidos a lo largo y ancho del Continente testimonian la presencia cercana de María a la gente y, al mismo tiempo, manifiestan la fe y la confianza que los devotos sienten por ella. Ella les pertenece y ellos la sienten como madre y hermana. (DA 269). Leídos los números comenten lo que han aprendido a partir de lo subrayado. Refinarlo y profundizarlo
3.
Sustentar
Con este paso pretendemos asegurar que los conocimientos adquiridos se lleven a la dimensión de valores y actitudes. Aquí se trata de que los catecúmenos profundicen más los conocimientos y deduzcan actitudes humanas y cristianas para que en el siguiente paso puedan con más facilidad comprometerse a vivenciar o expresar.
Expresen en un dibujo comunitario lo que descubren son las actitudes presentes en María que hablan de su ser discípula misionera. Escriban en el dibujo una frase que sintetice lo que hoy han valorado de María discípula misionera. En plenario compartimos explicando nuestro dibujo y frase.
Reflexionemos de manera personal: Tomando conciencia de la realidad que vive mi comunidad y familia En este paso buscamos llegar a • ¿Qué puedo hacer según lo que he aprendido de María? compromisos concretos, desde el • ¿Qué rasgos de María discípula misionera quiero cultivar en mi vida?
4. Actuar
Aplicarlo significativamente
enfoque educativo nos dicen que en esta dimensión el propósito es que el conocimiento adquirido y profundizado sea utilizado con sentido, en nuestro caso, que lleve al catecúmeno a un aterrizaje en su vida lo que ha aprendido y esto mismo lo lleve a
celebrar la fe en comunidad. 5.
Celebrar
Junto a un poster de María, pegamos los dibujos realizados en la comunidad de aprendizaje. Nos reunimos alrededor de esos signos y decimos juntos la siguiente oración: María, Madre de Jesucristo y de nosotros los discípulos, gracias por estar cerca de nosotros, cuidando nuestras personas y trabajos, cobijándonos, como a Juan Diego y a nuestros pueblos, en el pliegue de tu manto, bajo tu maternal protección. Te pedimos como madre, perfecta discípula y pedagoga de la evangelización, que nos enseñe a ser hijos en tu Hijo y a hacer lo que Él nos diga (cf. Jn 2,5) (Cf. DA introducción). Cantamos nuevamente: Madre, maestra y discípula.
6. Asimilar Potenciar hábitos mentales
(Una propuesta de pregunta que sintetice todo el tema)
¿Por qué María es considerada la discípula más perfecta del Señor? Por su fe (cf. Lc 1, 45) y obediencia a la voluntad de Dios (cf. Lc 1, 38), así como por su constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (cf. Lc 2, 19.51) (DA 266)
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