Tema 70. El Teatro Español a Partir de 1940
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Tema 70. El teatro español a partir de 1940 I. Panorama general del teatro español de posguerra II. El teatro del exilio III. Teatro neobenaventino. IV. Teatro cómico y del absurdo V. Teatro de compromiso humano y social. VI. Teatro evasivo y adicto al Régimen VII. Teatro Experimental VIII. El teatro de las dos últimas décadas. El teatro independiente. IX. Conclusiones Bibliografía
80 y 90
I. Panorama general del teatro español de posguerra Por cuestiones metodológicas, abordaré con mayor profundad la ideología que las cuestiones meramente biográficas de los autores y, dentro de aquélla, las ideas que pueden verse reflejadas en las respectivas obras de teatro. En primer lugar se mencionarán aquellos autores que, con el fin de la Guerra Civil y la implantación del Régimen decidieron o fueron obligados a exiliarse. Por otro lado, en España asistiremos a una primera época, en la que predominará la comedia intrascendente, de corte benaventino, humor simple e ideología burguesa, donde a veces se presenta una crítica social, o más bien de costumbres, muy superficial. Ya en la quinta década del siglo, el teatro español comenzará a ser cada vez más permeable a las influencias europeas, sobre todo a una ideología existencialista, que generará un teatro de protesta y denuncia, representado por Buero Vallejo, Alfonso Sastre y Lauro Olmo. Habrá que esperar a los años 70 para que esta permeabilidad ideológica, se refleje en la utilización de nuevas formas dramáticas y recursos escénicos vanguardistas, que abrirán el paso al teatro que surge en los 90 y llega a la actualidad. II. El teatro del exilio Es el caso de Max Aub, Casona, Paulino Masip y algunos componentes de la Generación del 27. La obra del exilio de MAX AUB su gran variedad y fecundidad, prosecución de una producción que ya se presentaba como prometedora antes de la Guerra. A estos años pertenece su “Teatro Mayor”, una denominación que, aunque en principio sólo hace referencia a la duración de estas obras, también denota la calidad de estas producciones. La primera obra de Aub en el exilio es La vida conyugal, escrita en 1942 y publicada en 1944, a las que pueden añadirse otras en un acto y otras de tema policiaco Así fue, Un anarquista y Los excelentes varones. De éstas, cabe destacar Así fue por la utilización de la técnica del encadenamiento retrospectivo de sucesos. Alejandro Rodríguez Álvarez, más conocido como ALEJANDO CASONA (1903-1965) comienza su carrera dramática en 1934, con el estreno en Madrid de La sirena varada, obra que había sido galardonada con el premio Lope de Vega un año antes. El exilio no provocará en Casona una ruptura temática –la fuga espaciotemporal- ni estilística. En este periodo publica Prohibido suicidarse en Primavera (1937), a la que seguirán tres obras consideradas de menor importancia: Romance a tres noches (Caracas, 1938), Sinfonía inacabada (Montevideo, 1939) y Las tres perfectas casadas (1939). El teatro de RAFAEL ALBERTI (1902-1999) nunca ha tenido el tratamiento extenso ni la consideración que pudo merecer la obra dramática de García Lorca, pero son varios los caracteres originales que le han otorgado un lugar en la historia del teatro. Alberti escribió casi toda su obra dramática antes (El hombre deshabitado, 1930) y durante la Guerra,pero no será hasta 1956 cuando estrene Noche de guerra en el museo del Prado, en la que diferentes personajes de cuadros allí expuestos cobran vida durante los bombardeos franquistas. De corte mucho más poético serán obras como El trébol florido (1940), La gallarda(escrita en 1945-46) y El adefesio, subtitulada Fábula del amor y las viejas (1944). Entre 1936 y 1951 PEDRO SALINAS escribió catorce obras teatrales, de las cuales dos están compuestas en tres actos (La isla del tesoro, Ella y sus fuentes) y el resto en uno. A éstas hay que sumar,
Tema 70. El teatro español a partir de 1940 Los Santos publicada en España por su hija en 1981 y que no pudo añadirse a su Teatro completo (ed. Aguilar), por motivos políticos. De MANUEL ALTOLAGUIRRE (1905-1959) cabe destacar su obra dramática Las maravillas (1958), trasunto del dolor y la muerte, que sugiere un acercamiento a la mística. Por otro lado, emparentada a su labor de escritor teatral está la de autor de guiones cinematográficos, como El rufián dichoso, de 1947, que recoge varias escenas de obras cervantinas. También optaron por el exilio autores como GERARDO DIEGO (1896 – 1987) que escribió lgunas obras de corte vanguardista, entre las que se podría destacar El cerezo y la palmera; PAULINO MASIP (1899 – 1963) revelado como un gran dramaturgo antes de la Guerra y que publicó nuevas piezas, tendentes a la farsa simbólica, como El hombre que hizo un milagro (1940), obra de carácter tragicómico y El emplazado (1940). ÁLVARO CUSTODIO (1913-1992), también exiliado en Méjico, se ocupó de la creación de grandes espectáculos basándose en textos clásicos, además de otras obras originales, como La borrachera nacional, Los muñecos no están de acuerdo y Matahari: la espía que nunca espió. III. Teatro neobenaventino. Al acabar la guerra, se unieron las dificultades económicas, la hostilidad del régimen y un asfixiante ambiente de censura social que encadenada por completo las posibilidades de expresión. Estas circunstancias provocaron un buscado divorcio entre los intereses del público y lo que la empresa teatral podía y quería ofrecer. Bajo este epígrafe, Ruiz Ramón (HTE,s. XX, pág.314) engloba la producción de una serie de autores cuyo mérito fue simplemente asimilar unos determinados clichés y técnicas dramáticas. De este modo, autores como Pemán, López Rubio y Ruiz de Iriarte coinciden en poseer oficio y calidad en la construcción de piezas y diálogos, cuyo fin último es hacer sonreír al espectador, con un humor que combina la inteligencia con lo nostálgico. La principal característica de estas comedias es que no hay verdaderos conflictos y los personajes son meros arquetipos. Los autores más destacados de este grupo son: Jose María Pemán (1897-1981), Claudio de la Torre (1895-1973), Joaquín Cavo Sotelo (1905 – 1993), Juan Ignacio Luca de Tena (18971975), Jardiel Poncela (1901-1952), Ruiz Iriarte (n. 1912) y Agustín de Foxá (1903-1959). Ruiz Ramón agrupa la producción de JOSÉ MARÍA PEMÁN en cuatro géneros principales: teatro histórico en verso (Por la virgen capitana ,1940), piezas de tesis, casi siempre combinada con crítica de costumbres (Almoneda 1937), comedias costumbristas de tema intrascendente y farsa castiza (Los tres etcéteras de Don Simón, 1958) y el teatro simbólico-poético. Cuando ya se había dado a conocer como novelista, antes de la guerra, CLAUDIO DE LA TORRE (1895 – 1973) Ya durante la posguerra, el autor continuará este esfuerzo renovador con las obras Hotel Terminus (1944) y Tren de madrugada (1946), dramas testimoniales sobre la guerra europea. 1 Felipe Pedraza1 considera a J. CALVO SOTELO el más notable continuador del modelo benaventino en la posguerra. De este modo, la mayor parte de sus comedias son una actualización de los caracteres propios de la comedia anterior. En general, la producción de Calvo Sotelo es muy variada, de manera que podemos distinguir obras que van desde la comedia intrascendente, por ejemplo ¡Viva lo imposible! O el contable de estrellas (1945), en colaboración con Miguel Mihura, hasta los dramas de tesis, con intención satírica y moralizadora, entre los que cabe destacar Milagro en la plaza del progreso (1953). De las obras con inspiración histórica escritas por JUAN IGNACIO LUCA DE TENA (1897 – 1975) cabe destacar ¿Dónde vas Alfonso XII? y ¿Dónde vas, triste de ti?, en las que lo simplemente anecdótico predomina sobre la Historia. Por su parte, JARDIEL PONCELA (1901-1952) fue autor de un teatro bienhumorado, caracterizado por la distorsión ingeniosa, las situaciones extrañas, complicadas e, incluso absurdas, que bien pueden considerarse sucesoras de las Greguerías de R. Gómez de la Serna e, inspiradoras, en cierto modo, del teatro absurdo de Mihura. Ya en 1940 estrena Eloísa está debajo de un almendro, en la que destaca su tratamiento desproporcionado de las unidades dramáticas junto a su ingenioso uso del lenguaje Recursos similares pueden rastrearse en otras comedias del autor, tales como Tu y yo somos tres (1945), denominada por él mismo “comedia psico-ilógica”. LÓPEZ RUBIO (1903 – 1996) se distingue por su capacidad de construcción dramática y el acierto de su diálogo; le falta, sin embargo, como a la mayoría de estos autores, profundidad en el tratamiento del tema, 1
Pedraza Jiménez, Felipe B.: Manual de literatura epañola. XIV. 2003. Madrid, Cenlit ediciones. Pág. 130
Tema 70. El teatro español a partir de 1940 casi siempre de índole amorosa. Entre sus obras destacan Celos del aire (1950), La venda en los ojos (1954) y Las manos son inocentes (1958). A estos autores, podemos añadir a VÍCTOR RUIZ IRIARTE (1912 – 1982) autor de El puente de los suicidas (1944), obra con reminiscencias casonianas, que le proporciona su primer éxito, y AGUSTÍN DE FOXÁ (1903 – 1959) cuya obra Baile en Capitanía (1944) es un drama en verso estructurado en una sucesión de cuadros líricos.
IV. Teatro cómico y del absurdo Paralelamente a la Generación o Grupo del 27, surge en España un ramillete de humoristas, tanto dramáticos (Miguel Mihura) como gráficos (“Tono”, K-Hito) , que van a empeñarse en la renovación del humor. Un humor que, como heredero de las Greguerías de Ramón Gómez de la Serna o de las obras de Jardiel Poncela, y reflejo del que por entonces representaban Beckett y Eugene Ionesco en Europa, se basará en la lucha contra el tópico y las fórmulas lingüísticas anquilosadas, con las que pretende acabar el teatro del absurdo. MIGUEL MIHURA (1905– 1977) escribe su primera obra, Tres sombreros de copa, en 1932, aunque no podrá ser estrenada hasta veinte años después, debido a las reticencias e incluso el rechazo que provocó entre los empresarios y editores de la época. En Tres sombreros de copa, podemos ver el rechazo del autor a todo lo que supone espíritu burgués y convencionalismo (personajes El Odioso Señor y Don Sacramento), para enfrentarle el espíritu libre, aunque a veces inocente de Dionisio y Paula. Se trata de un conflicto claramente ideológico, la contraposición de dos conceptos vitales distintos (mensaje social), que se presentan por medio de situaciones absurdas y diálogos disparatados. La trayectoria literaria de EDGAR NEVILLE (1899 -1967) evoluciona desde el vanguardismo de su juventud (La vía láctea, 1917), pasando por el teatro comprometido, durante la guerra (Frente de Madrid, 1940), hasta la alta comedia, en obras como El baile (1952). La originalidad de Neville reside en el humor irónico y en la hipérbole con intención desmitificadora, y también en las situaciones absurdas. Aparte de estos nombres, hay que mencionar un grupo de autores cómicos considerados menores: por un lado, entre los discípulos de Benavente, encontramos las últimas obras de Gregorio Martínez Sierra, así como, en el otro extremo, a los herederos del teatro del absurdo: J. Martín Elizondo, J. Campos García, A. García Pintado y Germán Ubillos. V. Teatro de compromiso humano y social. Con el estreno, en 1949, de Historia de una escalera, además de iniciarse la obra dramática de ANTONIO BUERO VALLEJO, comienza el nuevo drama español fundado en la necesidad insoslayable del compromiso con la realidad, que parte de la preocupación existencial para acabar inquietando y removiendo los valores de la sociedad. Se trata de un teatro opuesto tanto a la evasión lírica como al tremendismo ideológico (Ruiz Ramón, pág. 337), que necesitará de diversos medios para eludir la censura, tales como la deslocalización de las acciones o la utilización de nombres con fonética extranjera. Entre las características generales de la obra de Buero Vallejo, Bonnín Valls destaca( p.47-51): 2 La consideración de la obra dramática como pieza literaria. La importancia de las acotaciones, abundantes y minuciosas La temporalidad y atemporalidad. El verdadero protagonista de la obra de Buero es el hombre, de ayer, hoy, mañana y siempre. El interés por lo histórico, como vía para crear la sensación de contemporaneidad en el espectador de cualquier época. El uso de la alegoría, es decir, de valores figurados que permiten distinguir dos niveles de interpretación: uno superficial y otro, simbólico, más profundo El propósito estético. En este sentido, Buero buscaba la creación de una obra de arte como algo acabado, concluso, que provoque la reacción e incluso la identificación del espectador con el drama que se escenifica. Para ello, se utilizan diversos procedimientos, desde el simbolismo hasta, quizás paradójicamente, el distanciamiento bretchiano. 22
Bonnín Valls, I: El teatro español desde 1940 a 1980. Barcelona, 1998. Págs. 47-51
Tema 70. El teatro español a partir de 1940 Rebelde a las clasificaciones, la obra dramática de Buero Vallejo se integra en una serie de planos que aparecen superpuestos en sus primeras obras (lo simbólico y lo realista, lo existencial y lo social) y que irán evolucionando a lo largo de su trayectoria dramática. El tema común que liga toda su producción es la tragedia del individuo, analizada desde un punto de vista social, ético y moral. ALFONSO SASTRE (n. 1926) es, junto a Antonio Buero Vallejo, el mayor representante del realismo social, que invadió los escenarios españoles a partir de la década de los 50. Es precisamente en 1950 cuando Sastre funda el T. A. S. (Teatro de Acción Social), un grupo de autores de teatro que pretendían hacer de su obra un instrumento de crítica y reforma de la sociedad. Los avatares del estreno y las características de Escuadra hacia la muerte (1953) bien pueden tomarse como ejemplo de la concepción dramática de Sastre y las repuestas que ha generado su obra. Sólo duró dos representaciones en cartel, hasta que la censura decidió retirarla y prohibirla, tras las desairadas reacciones de un sector de la crítica. La obra presenta las reflexiones y conflictos de seis hombre jóvenes y un cabo, condenados a formar parte de una escuadra de castigo, que tiene la misión de dar la alarma cuando comience la ofensiva enemiga y, por tanto, de ser los primeros en morir irremisiblemente. Pérez Minik distingue en la trayectoria dramática de Alfonso Sastre tres etapas: la primera con un predominio de las inquietudes existenciales –Escuadra hacia la muerte (1953); la segunda etapa caracterizada por una especial intención de denuncia social – Tierra roja (1954) y una etapa caracterizada por el distanciamiento épico, que se inicia con Asalto nocturno (1959) y acaba incluyendo las obras: M.S.V. o La sangre y la ceniza (1965) y La taberna fantástica (1966) entre otras. Dentro de la corriente reales cabe situar a los autores que siguen, si no la tendencia, la brecha abierta por Buero Vallejo y Sastre, escribiendo un teatro de protesta y denuncia radicalmente contestatario. Siguiendo a Ruiz Ramón, podemos señalar que los temas fundamentales del teatro realista, siempre referidos al contexto social español, serán la explotación del hombre por el hombre, las condiciones inhumanas del proletariado, la discriminación social, la violencia y crueldad de las “buenas conciencias”, la dureza e inmisericordia de la opinión pública… Por este motivo, los protagonistas de estas obras no siempre se presentarán individualizados, sino a menudo en forma de colectivos sociales, cuya situación se pretende denunciar. LAURO OLMO (1922-1994) es el autor de La camisa (1962), "drama popular". Recrea el Madrid de 1960, en un barrio de chabolas y emigrantes. Las habladurías de la vecindad, sus relaciones, las constantes expresiones de pobreza y de ilusiones frustradas crean un vivo cuadro de miseria y desolación, símbolo de la España pobre de la época. Por otro lado destaca la obra de CARLOS MUÑIZ (1927-1994), quien para algunos ocupa el primer lugar entre los autores inconformistas continuadores del realismo social iniciado por Buero y Sastre. En el teatro de Muñiz se observa una crítica realista, aunque sin caer en el naturalismo, ya que el autor no deja de aportar ciertas dosis de subjetividad. De hecho, el realismo alcanza toda su fuerza expresiva a través de la exageración, incluso la caricaturización, que, junto con el subjetivismo subyacente, generan un arte expresionista y absurdo. Este estilo expresionista se encuentra, especialmente, en su obra más representativa: El tintero (1960). Frente al teatro aburguesado y desprovisto de inquietudes socio-políticas, y paralelo a la tendencia que representan estos dos autores, RODRÍGUEZ MÉNDEZ (1925) muestra una obra en consonancia con la problemática de la vida española, crítica e ideológicamente opuesta al Régimen. Pese a los problemas que siempre tuvo para estrenar, debido a la censura, presenta una obra amplia y voluminosa, que arranca con El milagro del pan y los peces (1953), obra en un acto a la que siguen, entre otras muchas Vagones de madera (1958) y Flor de Otoño (1967), donde el tema del terrorismo anarquista se funde con la perversión sexual (Pedraza). La obra fue refundida en 1978 con el título Un hombre llamado “Flor de Otoño”. Desde mediados de los 70, Rodríguez M. ha continuado incansable su labor dramática, aunque se ha visto cada vez más desatendido por la crítica. El teatro de MARTÍN RECUERDA (1926) es heredero de Lorca por su sensibilidad, su exaltación de la libertad y su desinhibición. Granadino como Lorca, situará también sus dramas en una Andalucía trágica y violenta, poseída por oscuras pulsiones y represiones sexuales. A Valle-Inclán debe las escenas salvajes de multitudes: mujeres oprimidas y maltratadas, propias del teatro de la crueldad. Entre sus
Tema 70. El teatro español a partir de 1940 obras destacan Las salvajes en Puente San Gil (1961) y Las arrecogidas del beaterío de Santa María Egipcíaca (1977) Finalmente hay que recodar la obra teatral de ANTONIO GALA (1936) muy amplia, aunque ha gozado más de los favores del público que de una parte de la crítica. Antonio Gala se inicia en el teatro con una obra de corte casoniano, Los verdes campos del Edén (1965), hasta que acaba participando del realismo propio de su tiempo (Los buenos días perdidos, 1972).
VI. Teatro evasivo y adicto al Régimen Bajo denominación “Teatro evasivo y adepto al Régimen” y diamentralmente opuestos a la tendencia anterior, puede situarse la producción de autores como Alfonso Paso, Jaime Salom o Jaime Armiñán, quienes, lejos de las preocupaciones sociales de ideológicas del Realismo, acabarán produciendo un teatro más intrascendente. ALFONSO PASO (1926-1978) comienza creando un teatro de clara intención social, con obras como Juicio contra un sinvergüenza (1952) y Los pobrecitos (1957), aunque pronto pasa a amoldar sus obras a los gustos del público burgués, habituado a las representaciones amables, como Vamos a contar mentiras (1961), Los derechos de la mujer (1962) o Las que tienen que servir (1962). En el extenso repertorio dramático de JAIME SALOM (1925 - …) predominan las comedias de intriga, de entretenimiento, con la exposición de problemas psicológicos en los que no se llega a profundizar. Por otro lado, gusta de enfrentar a personajes de distintos caracteres, para crear un conflicto que atraiga al espectador, o poner en escena personajes colectivos (Juegos de invierno, 1964). El teatro de JAIME DE ARMIÑÁN (1937 - …) se define por dos características fundamentales, el humor y el corte poético, de evocaciones casonianas. Con estas premisas, podemos considerar, con Ruiz Ramón, que las obras de Armiñán son en su mayoría “comedias de enredo”, salpicadas de esporádicos golpes de ingenio. Entre las obras de Armiñán se pueden destacar Sinfonía acabada (1955), y La pareja (1963). JUAN JOSÉ ALONSO MILLÁN (1936 - …) se hizo popular hacia finales de los años 60 y durante los 70 con un teatro ligero e intrascendente que jugaba la baza del erotismo. Sus obras más representativas son El cianuro … ¿sólo o con leche? (1963) y Pecados conyugales (1966). A estos autores podrían añadirse también otros nombres como Pedro Laín Entralgo, Julio Manegat, Luís Escobar, Juan Carlos Castro, Juan Germán Schroeder, Marcial Suárez y Eduardo Criado. VII. Teatro Experimental A partir de los años finales de la década de los sesenta y durante toda la década de los setenta algunos autores encuadrados en el teatro social de denuncia comienzan a buscar nuevas formas de expresión alejadas del Realismo. Así, surge una especie de vanguardia teatral que tiene como finalidad la renovación del género dramático. Esta renovación, según sus autores, estuvo encaminada a hacer del teatro un “espectáculo total”, que supone el desplazamiento del argumento a un segundo plano, en beneficio de técnicas propias de otros espectáculos: luces, sonidos, coreografías … una nueva concepción del espectáculo dramático que va a afectar a todos sus elementos. Por otro lado, los personajes son a menudo simbólicos, representan conceptos, instituciones … lo que les llevará a la potenciación de la quinésica gestual, en detrimento del simple diálogo. Este teatro experimental comienza a andar en España gracias a la creación de una gran cantidad de grupos independientes de teatro, alejados de los circuitos comerciales, como los catalanes “Els Joglars”, “La Fura dels Baus” o “Tricicle”; los madrileños “Los Galiardos”, o “TEI (Teatro Experimental Independiente)”; los sevillanos “Esperpento” o “La Cuadra”, y algunos otros grupos nacidos en otras ciudades, como “Akelarre” (Bilbao), “Corral de Comedias” (Valladolid) o “Quart 23” (Valencia). Dos autores españoles, además de los grupos teatrales mencionados, destacan por su labor renovadora desde los años sesenta: Francisco Nieva y Fernando Arrabal NIEVA (n. 1927) es un autor completamente entregado al arte teatral, ya que ha trabajado como director escénico, figurinista, escenógrafo y, por supuesto, autor dramático. Sus obras presentan influencias del surrealismo y del esperpento, y suelen tratar temas humorísticos, la mayoría de las veces
Tema 70. El teatro español a partir de 1940 humor negro. El mismo autor ha clasificado su obra de la siguiente manera: teatro furioso, teatro de farsa y calamidad y teatro de crónica y estampa. El “Teatro furioso”, con influencias del esperpento de Valle-Inclán y de la pintura de Goya, tiene como finalidad la denuncia y la lucha contra las injusticias. En este grupo destacan El combate de Ópalos y Tasia (1953), Coronada y el toro (1973) y Nosferatu (1973). FERNANDO ARRABAL (n. 1932) es el autor español más conocido en el extranjero actualmente. Exiliado en Francia, escribe tanto en francés como en español, con gran éxito. Su teatro se caracteriza por la mezcla de elementos surrealistas, esperpénticos y absurdos, en busca siempre de la provocación. Denomina al conjunto de sus obras teatro pánico (derivado del dios griego Pan). En ellas trata temas como el erotismo, la oposición a la guerra y a la tiranía o la absurdidad de la religión. A partir de los años cincuenta publica sus primeras obras, próximas al absurdo. De este periodo cabe mencionar Pic-nic (1952) y Cementerio de automóviles (1965), que destacan por el magistral uso del lenguaje. En los años sesenta desarrolla el teatro pánico, mezcla de situaciones reales e imaginarias, un surrealismo que queda plasmado en obras como El arquitecto y el emperador de Asiria (1966). Desde los años setenta Fernando Arrabal mezcla las dos etapas anteriores, consiguiendo una obra original y vanguardista, cuyas obras más representativas son La balada del tren fantasma (1975), Oye, patria, mi aflicción (1975) y Ceremonia por un negro asesinado (1991). VIII. El teatro de las dos últimas décadas. El teatro independiente. Años 80, 90 y primera década del 2000 Durante las últimas décadas, la escena española asiste a un proceso de liberación no sólo de las convenciones estéticas del teatro, sino, más radicalmente, de las normas psicológicas y de expresión de la realidad. Esta última generación de dramaturgos tiene sus mayores exponentes en autores como Ruibal, Sanchis Sinisterra, Alonso de Santos, Alfonso Vallejo, Pedrero etc. A continuación esbozaré obra y caracteres dramáticos de algunos de ellos. JOSÉ RUIBAL (Pontevedra, 1925) define su teatro como "verbo en movimiento". Comienza en los años 50 con Los mendigos (1957), donde presenta la miseria y la especulación política que la produce. Un esquema coherente se mantiene en sus obras breves: La secretaria (1957), Los ojos (1969); o extensas, como El hombre y la mosca (1968) y La máquina de pedir (1969), sobre la manipulación de la pobreza por quienes la causan. Las fronteras entre el género narrativo y teatral las transitará SANCHIS SINISTERRA (n. 1940) durante los años 80, a través de dramaturgias de obras de autores del siglo XX como Joyce, Kafka o Cortázar, pero también a partir de textos de los Siglos de Oro y de las Crónicas de Indias. La obra de Sanchis Sinisterra siempre presenta un continuo movimiento entre la tradición y las líneas dramáticas contemporáneas, del que es un buen ejemplo su obra Ñaque (1980), texto en el que se adivina ya la presencia de Beckett. El autor valenciano explora muy diferentes temáticas: parte de un teatro de carácter histórico - que va desde la conquista de América, con Trilogía americana, transita por la Guerra Civil española -¡Ay Carmela! (1986) - y llega a la realidad actual, pasada por un filtro de extrañamiento. En estas obras se muestra muy crítico con la sociedad de consumo (Marsal Marsal, 1996). ALONSO DE SANTOS (n. 1942) estrena su primer texto original, ¡Viva el duque, nuestro dueño! en 1975, aunque tuvo que esperar a 1980 para alcanzar su primer gran éxito, gracias a La estanquera de Vallecas, a cuya divulgación ha contribuido en gran medida su adaptación cinematográfica. Parecido es el caso de Bajarse al moro (1984), obra muy bien aceptada por público y crítica, y que luego se llevó al cine. Desde una permanente aspiración a la innovación y la transgresión estética, el teatro de ALFONSO VALLEJO está orientado hacia una clara superación del realismo, a través de una escritura marcada por la introspección analítica y filosófica. Dentro del conjunto de su producción cabe destacar By-fly (1973), Ácido sulfúrico (1975), El cero transparente (1977) y Sol ulcerado (1983). LUIS RIAZA ( n. 1925) se dio a conocer a finales de los sesenta con obras como Los muñecos (1968), Las jaulas (1970), El desván de los machos y el sótano de las hembras (1974) y El palacio de los monos..
Tema 70. El teatro español a partir de 1940 JERÓNIMO LÓPEZ MOZO (1942) es el autor más prolífico de la generación nacida en los años 40. Movido siempre por un afán experimentador, ha sabido interpretar las diversas orientaciones de la dramaturgia moderna, bajo un común denominador: la denuncia En 1964 escribe su primera obra, Los novios o la teoría de los números combinatorios, a la que siguen varias piezas breves con un marcado tono de protesta La primera obra larga de López Mozo es Collage (1965), que en realidad se compone de doce escenas sueltas, donde se observan varios temas y técnicas. Por su parte, el teatro de ROMERO ESTEO (n. 1930) se caracteriza, sobre todo, por la ruptura de convencionalismos a todos los niveles (lingüístico, argumental y técnico). Fiestas gordas del vino y del tocino (1973). La carrera de JUAN MAYORGA (n. 1965) como autor público arrancó en 1989 al lograr un accésit en el «Marqués de Bradomín» con Siete hombres buenos. Desde entonces ha publicado o estrenado piezas como: Más ceniza, El traductor de Blumemberg, Concierto fatal de la viuda Kolakowski, El sueño de Ginebra … IGNACIO DEL MORAL nos muestra una visión de nuestra sociedad inmediata y real, una sociedad aparentemente cordial, humana y armónica pero presidida, realmente, por la injusticia y el terror enmascarado en las desigualdades más atroces, que sufren a nuestro alrededor unos seres determinados de carne y hueso. En su teatro observamos un lenguaje incisivo, directo, teatral, así como la tendencia a hacer girar sus obras alrededor de una metáfora eje. En Papis (1992), el símbolo es encarnado por las gaviotas del Manzanares. Tres corrientes pesan sobre AMALIA G. CABALLERO: el realismo crítico urbano procedente de la generación anterior (la de Alonso de Santos y Fermín Cabal), el mundo teatral calderoniano y el existencialismo, con el suspense temporal, que hiciera famoso Priestley. Uno de sus rasgos diferenciadores es la tendencia a tratar temas de actualidad social pero a los que se conduce desde lo puramente testimonial o reivindicativo hacia el terreno de lo simbólico y existencial. Entre sus obras destacan, por ejemplo: Rosaura (el sueño es vida), de 1983, Sol y sombra (1989) y Ministros por la cara (1996). Entre las producciones dramáticas de PALOMA PEDRERO (1957- …) destacan: La llamada de Lauren (1985), una obra, típica de Pedrero, en la que dos personajes revelan un momento de crisis en su relación y la búsqueda de la identidad, Resguardo personal (1986), Invierno de luna alegre (1987) y Besos de lobos (1991), representada por primera vez en los Estados Unidos. El teatro de Paloma Pedrero se caracteriza por su metateatralidad, «teatro dentro del teatro», por su espíritu revisionista, que constantemente pone en duda las normas sociales tradicionales, especialmente entre los sexos. La labor dramatúrgica de ITZIAR PASCUAL (n. 1967) comenzó en los noventa con su primer texto ¿Me concede este baile?, de 1991, al que seguirían Confort (1992), Me llamo Blanca (1992) y un texto breve: Memoria (1993). La visión aguda del mundo y a veces lacerante en los dramas de ANGÉLICA LIDDELL (n. 1966) corresponde a una actitud trágica, al desplaneamiento de las situaciones a causa del exterior. El destino aparece como marca fulgurante, pero también ligado a la semiótica vivencial de occidente, bien a través de la interiorización y exploración de los mitos, bien a través del viaje por los arquetipos colectivos de civilizaciones marcadas por la violencia, la hipocresía, el dinero, la religión, el poder o los dirigentes que ofrecen a sus locatarios o ciudadanos el sueño falso 4, actitud propia de obras como Lesiones incompatibles con la vida (2003) y Mi relación con la comida (2004).3 IX. Conclusiones Como se ha visto, el teatro de la posguerra española se vio en un primer momento encorsetado por la vigilancia de la censura, que espoleó a los autores de la comedia banal y costumbrista. Hasta los años 50, no asistiremos a obras críticas y de tema social, aunque disfrazados de temática existencial. En los últimos años, el género se va desprendiendo de sus ataduras para dar paso a elementos u argumentos, en principio ajenos a la dramaturgia, pero cada vez más habituales en el afán de creación de un “espectáculo global”.
Alberto Augusto Miranda, “Angélica Liddell: antífona en el siglo XXI”, en introducción a Lesiones incompatibles con la vida 34
Tema 70. El teatro español a partir de 1940
Bibliografía: · AUGUSTO MIRANDA, A.: “Angélica Liddell: antífona en el siglo XXI”, en introducción a Lesiones Incompatibles Con La Vida / Lesões Incompatíveis Com A Vida. Edições Do Buraco, bilingue, Lisboa, Junho 2003 · BONNIN VALLS, I. El teatro español desde 1940 a 1980 Barcelona, 1998, ed. Octaedro · de MIGUEL MARTÍNEZ, E. El teatro de Miguel Mihura. 1997. edics. Univ. De Salamanca 2ª ed. · MENÉNDEZ PELÁEZ, J. et al. Historia de la literatura española vol. III León, 2005, ed. Everest · PEDRAZA, E. RODRÍGUEZ CÁCERES M. Historia de la literatura española. XIV. Dramaturgos y ensayistas Estella (Navarra), 2003, Cénlit ediciones. · RUIZ RAMÓN, F. Historia del teatro español. S. XX Madrid, 2001, ed. Cátedra
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