Tema 38 - Revolución industrial e industrialización.docx
September 7, 2020 | Author: Anonymous | Category: N/A
Short Description
Download Tema 38 - Revolución industrial e industrialización.docx...
Description
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización
1
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización Índice Sistemático Introducción 1. Los factores de la Revolución Industrial 1.1. Las condiciones políticas 1.2. Las condiciones demográficas 1.3. Las condiciones sociales 1.4. Las condiciones económicas 1.5. Las condiciones tecnológicas 1.6. Factores de tipo geofísico 2. Revolución Industrial y revolución agraria A. Nuevas formas de propiedad B. Nuevas técnicas de producción C. Cambios en el mercado y en la actitud del propietario agrícola 3. Revolución Industrial y revolución comercial 3.1. El mercado interior 4. Los motores de la Revolución Industrial 4.1. La industria textil 4.2. El sector siderúrgico 4.3. El ferrocarril 4.4. Expansión a otros sectores 5. Modelos de Revolución Industrial 5.1. La Revolución Industrial Británica 5.2. La industrialización europea continental 6. Consecuencias de la Revolución Industrial 6.1. Consecuencias técnicas 6.2. Consecuencias sociales
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 2 Introducción La Revolución Industrial, junto con la Revolución Francesa, es el hecho histórico que habitualmente se utiliza para marcar el fin de la Edad Moderna y el inicio de la Contemporánea. Su importancia es evidente, ya que la Revolución Industrial abrió la puerta al crecimiento económico moderno. El mundo tal c omo ahora lo conocemos se basa en unos cambios iniciados entonces tales como el uso masivo de fuentes de energía fósiles o la concentración de la población en las ciudades. La expresión Revolución Industrial designa el cambio de una economía agraria y artesanal a otra dominada por la industria y la producción mecanizada. Este proceso transformador se inició a finales del siglo XVIII en Gran Bretaña y se extendió de forma irregular por otros países. Supuso un cambio de repercusiones mundiales cuyas características resultan imprescindibles para la comprensión del mundo actual. Sin embargo, hay que precisar que el término revolución puede inducir a engaño, pues lleva a pensar en un gran cambio sucedido en un corto espacio de tiempo, cuando en realidad la Revolución Industrial fue un proceso bastante lento. Los especialistas en la materia suelen dividir la Revolución Industrial en dos grandes fases. La Primera fase es la primera manifestación histórica del llamado crecimiento económico moderno, estuvo liderada por Gran Bretaña que se convirtió en la primera nación industrial y consecuentemente en la primera potencia mundial. El comienzo de la segunda Revolución puede situarse en el último tercio del siglo XIX, momento en que la industrialización, que hasta ese instante se había experimentado en otras naciones de forma desigual, eclosiona generando la aparición de nuevas potencias indust riales como EEUU, Alemania, Rusia, Francia o Japón. Como consecuencia de la búsqueda de nuevos mercados que sostuvieran el crecimiento económico, surgió el proceso histórico de expansión colonial que llevó al reparto del mundo (especialmente de Asia y África) por parte de las principales potencias. Relacionada con la Revolución Industrial está la noción de protoindustrialización, que se refiere a un sistema de producción de base rural que consiguió su máxima extensión en Europa central y occidental a partir de los siglos XVI y XVII, donde los agricultores combinaban el cultivo de la tierra con trabajos de hilar o de tejer en sus talleres domésticos, y los empresarios-comerciantes que habían encargado el trabajo controlaban la comercialización de la producción en mercados lejanos. Aunque ha sido objeto de polémica entre los historiadores, con este término se pretende resaltar que antes de la Revolución Industrial estricta ya habían sucedido una serie de cambios en la fabricación de manufacturas: las regiones donde se había desarrollado con anterioridad esta industria rural dispersa, libre de las restricciones gremiales, fueron más propicias a la aparición de industrias modernas. 1. Los factores de la Revolución Industrial Europa, en vísperas de la Revolución Industrial, había superado los niveles mínimos de subsistencia, si los comparamos con otras partes del mundo. En el caso inglés, dentro del ámbito europeo, se daba la renta per cápita más alta del continente. Esto significa que Europa era rica, comparativamente, ya antes de la Revolución Industrial. En el proceso de Revolución Industrial se produjeron las siguientes transformaciones básicas:
La aplicación de la ciencia y del conocimiento al proceso de producción. La especialización de la producción para el mercado nacional o internacional. El movimiento de población de las comunidades rurales a las urbanas. La ampliación de la unidad de producción, que se circunscribe a la empresa privada o pública. El movimiento de la mano de obra, que pasa de las actividades relacionadas con la producción de bienes primarios a la producción de bienes manufacturados. El uso intensivo de los recursos de capital. La aparición de nuevas clases sociales y profesionales determinadas por la relación con los medios de producción.
El fenómeno de la Revolución Industrial inglesa no admite una explicación lineal a partir de una causa única; la idea de una brusca ruptura ha sido superada por la de un desarrollo moderado pero constante, creador de las condiciones necesarias para el relanzamiento que se produce en los últimos decenios del siglo XVIII. Por lo tanto, entre 1780 y 1850, tienen lugar en Gran Bretaña una serie de cambios que globalmente forman parte de un proceso de modernización. Los cambios producidos en la población, la agricultura artesana y la sociedad son algunos de los cimientos sobre los cuales emerge la Revolución Industrial. Veamos algunas de las condiciones que posibilitan el progresivo origen y avance de ésta. 1.1. Las condiciones políticas La revolución liberal-burguesa, que se desarrolla en la sociedad preindustrial, cambia las condiciones sociales, económicas e institucionales del Antiguo Régimen :
Exigirá liberalizar las formas de propiedad, haciéndolas comercializables en el mercado.
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización
3
Acabará con el sistema de gremios, estableciendo la libre contratación de trabajo. Terminará con las restricciones impuestas a la producción y comercialización.
Si en el plano económico postula una economía de libre mercado, condición necesaria para la aparición del capitalismo económico, en el plano institucional y político crea las condiciones le gales que el desarrollo de este sistema exigirá en la práctica. El siglo XVII inglés vivió grandes transformaciones políticas, cuyo resultado fue delimitar las pretensiones de la corona, subordinar el gobierno a los intereses de los propietarios y proporci onar protección jurídica a las nuevas formas de propiedad. En este ambiente, una serie de cambios favorables relativos a la propiedad capitalista y su defensa por parte del poder político, permitieron la acumulación e inversión con plena libertad, proporcionando así condiciones legales en Inglaterra, inexistentes en otras regiones, que la situaron en ventaja de cara a un desarrollo espontáneo de la modernización y posterior nacimiento y evolución de la Revolución Industrial. En el continente, la empresa y la iniciativa individual permanecieron más tiempo paralizadas por una realidad social tradicional anclada en el pasado y las restricciones institucionales derivadas de la misma: los enormes arbitrios y poderes del Estado absoluto, los privilegios de la nobl eza hereditaria y la naturaleza no capitalista de las relaciones agrarias explican la menor disposición de las sociedades continentales al cambio económico dinámico. En el Reino Unido y Francia, países denominados del first comers por haber sido los primeros que se industrializaron (junto a Bélgica), hubo un mayor respeto por la iniciativa privada, y el intervencionis mo estatal fue menor. En los países que llegaron a la Revolución Industrial más tarde, los late comers (el mejor ejemplo es Alemania), los estados se convirtieron en agentes impulsores de la industrializa ción por razones obvias: los países precursores de un determinado sector productivo suelen empe zar con una tecnología elemental que ellos mismos consiguen mejorar reinvirtiendo sus beneficios, mientras que los que entran más tarde necesitan de unas ayudas e inversiones iniciales más fuertes para ponerse a la altura del nivel tecnológico existente. 1.2. Las condiciones demográficas Al tiempo que se produce la Revolución Industrial, y con una relación causa-efecto, se registra una revolución demográfica. Uno de los rasgos distintivos de la nueva economía industrial es que implica un crecimiento sostenido de la producción y de la población (en las fases precedentes cada a vance en la producción era normalmente neutralizado por un incremento en la población). En el siglo XVIII tiene lugar un proceso de cambio generalizado y uniforme de los ritmos de crecimiento y urbanización de la población europea; este cambio no tendrá retrocesos decisivos hasta avanzado el siglo XX. El nuevo modelo demográfico se caracteriza en el siglo XVIII por la reducción de la mortalidad catastrófica, que hay que poner en relación con ciertas mejoras en la higiene, pero sobre todo con la serie de bue nas cosechas que caracterizan a la primera mitad del siglo XVIII. Esto permite reducir la crisis de subsistencias y hace más resistente a la población frente a las enfermedades infecciosas. No es posible sostener, para el siglo XVIII, el tradicional argumento de los avances médicos como causa de reducción de la mortalidad; las vacunas no se generalizan hasta el siglo XIX (entonces sí serán factor de reducción de la mortalidad ordinaria), la cir ugía y la asepsia están poco desarrolladas y los hospitales no están al alcance de la población. En la 2ª ½ del s. XIX se puede comprobar la reducción de la mortalidad ordinaria, mientras se mantiene la tasa de natalidad, lo que permite el crecimiento de la población, e incluso permite hablar de una cierta explosión demográfica. En estrecha relación con las condiciones económicas agrícolas y con el desarrollo industrial, se producen fenómenos de éxodo rural y urbanización, de manera que cambia significativamente la relación de la población en favor de los centros urbanos e industriales. La concentración de población proporcionó los recursos humanos necesarios para el nuevo sistema de producción. En el caso inglés se constata un incremento de población desde 1740, hecho relacionado con las inmejorables cosechas del período 1730-55. Cuando en el último tercio del siglo los precios se eleven, la población no sufrirá un retroceso sino que continuará su progreso. Probablemente una mejor organización económica palió los efectos desastrosos que en otros momentos podía haber producido este hecho. Todo hace pensar que el incremento de población se produjo por primera vez sin pérdidas en los niveles de vida, lo que indica un incremento en la productividad capaz de sostener a un número creciente de individuos. Por consiguiente los cambios agrícolas fueron determinantes para esta explosión demográfica. 1.3. Las condiciones sociales La industrialización requiere un alto grado de movilidad social y también espacial y mental. El carácter abierto y móvil de la sociedad inglesa del momento favoreció el nacimiento espontáneo de la Revolución Industrial. La aristocracia inglesa participó en la actividad empresarial, aunque su importancia radicó más en la legitimación social del fenómeno histórico. La nobleza inglesa afirmó su condición buscando el
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 4 beneficio de forma activa. El interés económico hizo que se diese un grado de interrelación entre distintas categorías y posiciones sociales sin parangón en el continente. Dado el carácter rural de la mayor parte de las manufacturas, muchos agricultores fueron a la vez fabricantes o intermediarios; esto explica que los agricultores favorecieran las empresas industriales, lo que constituyó un estímulo poderoso para el desarrollo general. Veamos las características sociales que favorecieron el nacimiento de la Revolución Industrial : Apertura de la estructura empresarial: la unidad fundamental seguía siendo la empresa individual o familiar, pero el empresario inglés estuvo dispuesto a asociars e con familiares o amigos, tanto para encontrar capital como para ligar al negocio a individuos con habilidades específicas (Boulthon y Watt son el mejor ejemplo de alianza entre dinero y talento). La exclusividad en la ocupación impuesta por la ley, la tradición o el hábito, fue mucho menos rígida que en el continente, de manera que el hombre con algunos recursos tendió a buscar la mejor de las oportunidades. Movilidad en la fuerza de trabajo: lo que implica una fuerza de trabajo dispuesta a desplazarse a aquellas zonas donde se la necesita. Esto no estuvo exento de problemas, ya que hubo que adaptar gentes de los viejos oficios a los nuevos; hubo que adiestrar a la mano de obra para las nuevas técnicas, lo que frecuentemente produjo rechazo. Reclutamiento de la mano de obra industrial: hacia 1830 había cientos de mujeres, hombres y niños empleados en factorías industriales. Habían entrado allí a pesar del temor a lo desconocido, de su aversión a la disciplina y de su resentimiento ante la máquina que destru ía la forma de vida tradicional. Sustitución del hombre por la máquina: debió ir paralela a las fluctuaciones de los salarios, pero a la vez es evidente que la industrialización no hubiera avanzado si la mano de obra, indispensable, hubiese sido demasiado cara. La demanda de trabajo creció en Inglaterra en la segunda mitad del siglo XVIII; también lo hizo la oferta, aunque la Inglaterra del siglo XVIII no corresponde al modelo de sociedad preindustrial de oferta de mano de obra ilimitada. La propia industri a rural, que había absorbido los excesos de mano de obra, fue despidiendo trabajadores cuya experiencia será solicitada por los centros fabriles. Contratación de elementos marginales: las exigencias tecnológicas de la industria en esta primera fase, permitieron emplear elementos considerados en su momento como marginales (mujeres, niños o vagabundos), a la par que las instituciones sociales y políticas permitieron ciertos márgenes en la explotación del trabajo (jornadas intensivas, malos tratos). Cuando los avances técnicos y la limitación del trabajo infantil exigieron un cambio en la composición de la mano de obra, ya había una generación acostumbrada a este trabajo y su disciplina. Surgimiento del proletariado: a medida que la industria se urbaniza surge el verdadero proletariado, una fuerza de trabajo creciente y relativamente homogénea que contribuye a bajar el precio de los salarios. Es entonces cuando el capitalista desempeña un papel dominante en las relaciones de trabajo y la economía se benefició entonces de ese estímulo para la inversión, aunque para esto hubo que esperar al éxodo rural de mediados de siglo, al constante incremento de la población y al avance global de la economía y la sociedad capitalista. 1.4. Las condiciones económicas La Revolución Industrial puede considerarse como la fase de transición entre una economía rural y agraria y una economía industrial y urbana. Las condiciones que permiten el despegue radican en el seno de la economía preindustrial, la cual contiene elementos dinámicos para permitir el cambio. Por otro lado, requiere una acumulación inicial de capital que debió de tener orígenes diversos: agricultura, comercio o ahorro privado. Londres se convirtió en el centro financiero y monetario del mundo, concentrando incluso lo s capitales comerciales holandeses que se negociaban en la City. El ahorro privado tuvo un protagonismo importante en la primera fase de la Revolución Industrial. Fue necesario desarrollar un verdadero sistema financiero que permitiera la movilización de c apitales: se integraron recursos formando sociedades y compañías y se abre paso a la intervención activa de la banca; se inaugura la fase financiera de la economía con la creación de la bolsa y la emisión de acciones y obligaciones. Esta fue la manera de utilizar los ahorros personales e institucionales. 1.5. Las condiciones tecnológicas Las condiciones que dan lugar a la invención técnica hay que relacionarlas con el entorno cultural, económico, intelectual y social de Inglaterra. Parece claro que existía un nivel de capacidad técnica y un interés por las máquinas mayor que en otros países europeos, lo que no debe confundirse con el conocimiento científico. A pesar de los esfuerzos, la relación entre revolución científica y Revolución Industrial parece muy difusa hasta bien avanzado el siglo XIX. Se pueden diferenciar dos etapas cronológicas en el desarrollo tecnológico: entre comienzos del siglo XVIII y 1860, y entre 1860-1870 y 1950-1960. La primera se caracterizó por ser el periodo del artesano-inventor,
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 5 cuando el conocimiento científico se aplicaba de una manera muy limitada en los procesos de producción. La maquinaria en ese momento era sencilla, barata y fácil de manejar: al gunos ejemplos son la máquina de vapor, los primeros altos hornos o la mecanización del algodón. La imagen con la que asociamos las primeras industrias es la máquina de vapor de James Watt, que se basó en los estudios previos de Savery y Newcomen de finales del siglo XVII. La máquina de vapor acabaría siendo importante por su aplicación a todos los sectores: en el Reino Unido se pasó de 500 máquinas en funcionamiento en el año 1800 a 15.000 quince años más tarde. En la segunda etapa, entre 1860-1970 y 1950-1960, se aplicó el conocimiento científico y la tecno logía era más cara y compleja. Los progresos supusieron una creciente interacción entre científicos, ingenieros y empresarios, y se avanzó en diferentes campos: las energías eléctrica, hidráulica y las derivadas del petróleo acabaron superando al vapor. La metalurgia también a vanzó considerablemente y esto produjo un abaratamiento del acero y por tanto la generalización de su uso. Aún más importantes fueron los progresos en la industria química y eléctrica. En el proceso de cambio técnico se producen desequilibrios, cuellos de botella, que presionan a favor de la aparición de nuevas técnicas. Un ejemplo es cómo la lanzadera volante de Kay (patentada en 1733) había aumentado la productividad de los telares, que necesitaban más hilo del que les pro porcionaban las tradicionales ruecas. Bajo esta presión aparecieron innovaciones en las máquinas de hilar, hasta el punto de que a finales del siglo XVIII una serie de innovaciones permitieron aumentar su producción, por lo que en ese momento la presión recayó sobre las máquinas de tejer, los telares: en 1785 Cartwright inventó el telar mecánico, que movido por la máquina de vapor se difundió masivamente más tarde, ya en el siglo XIX . Los avances técnicos consisten básicamente en la aparición de nuevas máquinas y la puesta en explotación de nuevas fuentes de energía. El cambio tecnológico se convierte en el siglo XIX en el factor más dinámico del proceso de industrialización y viene a resolver la estrangul ación con la que chocaba la expansión de la economía británica: la escasez de madera (necesaria para la fabricación de todo tipo de instalaciones y móviles) y de energía (la humana, la animal y la hidráulica no podían servir de base a una economía industri al). Posiblemente los inventos cruciales que hicieron posible la Revolución Industrial y aseguraron un proceso continuo de industrialización y cambio técnico, sean la máquina de vapor, que supone la revolución vital en el campo de la energía, y el procedimiento de pudelación de Cort, que permitió disponer de hierro maleable, barato y aceptable. La energía de vapor, la maquinaria de hierro y las minas de carbón se desarrollan simultáneamente y esta trilogía fue la base de la aparición de la nueva industria. La revolución científica proporcionó al hombre las posibilidades conceptuales necesarias para poner a su servicio las múltiples formas de energía natural existentes en su entorno. El vapor, la nueva energía, encontró rápidamente multitud de aplicaciones, fundamentalmente en el terreno de las comunicaciones: se utilizó para impulsar embarcaciones fluviales, para el transporte terrestre, encontrando su eficaz aplicación cuando Stephenson construya la locomotora y la aplique con éxito al ferrocarril. El aument o con los metales trabajados, destinados específicamente a la construcción de máquinas, herramientas y primeros motores, fue básico para que continuase la industrialización. A medida que pasa el siglo XIX irán produciéndose avances (sobre todo en el último cuarto del siglo), pero ya no constituirán una nueva Revolución Industrial, sino avances efectivos sobre las técnicas precedentes 1.6. Factores de tipo geofísico Es importante tener en cuenta dos aspectos: la existencia de recursos naturales y la geopolítica. Si nos centramos en el primer aspecto, parece que la disponibilidad de determinados productos mine rales, principalmente carbón y hierro, fue determinante para el desarrollo de la Primera Revolución Industrial. De todos modos, cabe tener en cuenta que también son necesarios otros factores como la capacidad de producir bienes o servicios a unos costes competitivos. Además, siempre podemos encontrar excepciones: no todas las regiones con carbón y hierro se industrializaron, a la vez que algunos territorios sin estos recursos desarrollaron la industria moderna. La situación geopolítica debe considerarse también de gran importancia, y el mejor ejemplo es el de Gran Bretaña, que, gracias a su insularidad, evitó hasta 1939 que su territorio sufriera las grandes destrucciones que las guerras anteriores causaron en la Europa continental. 2. Revolución Industrial y revolución agraria Uno de los temas polémicos para los historiadores de la economía es el papel de la agricultura en el proceso de industrialización. Tradicionalmente se ha atribuido un papel central al cambio agrícola en la Revolución Industrial, en particular en la inglesa. Según esta explicación, habitual hasta hace pocos años, gracias a la desaparición de la explotación campesina, de la propiedad comunal y otras formas tradicionales de explotación de la tierra, además de la introducción de los cercamientos ( enclosures) y el aumento de grandes explotaciones, la tierra pudo aumentar su productividad, algo que era impres cindible para la posterior
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 6 Revolución Industrial. Esta agricultura más desarrollada pudo encargarse de proporcionar más materias primas y alimentos (sostener mejor a una población creciente y evitar las crisis de subsistencia), excedentes de mano de obra y capital para invertir. Según esta teoría, la revolución agrícola británica se basó en tres aspectos básicos: A. Nuevas formas de propiedad Las revoluciones del siglo XVII decidieron la supremacía a favor de las nuevas formas de propiedad, reconociendo la superioridad legal de la propiedad individual y acabando con el sistema de colonos. Las mayores transformaciones se llevan a cabo en la segunda mitad del siglo XVIII, cuando los terratenientes consolidan sus propiedades y las integran en la estructura capitalista, con el defini tivo movimiento de los cercamientos o enclosures sancionado por el Parlamento (Enclosure Acts). El precio de los cereales fue en aumento en la segunda mitad del siglo XVIII, como consecuencia del crecimiento de la población y de las ciudades; éste impulsó a los terratenientes a consolidar su iniciativa privada, acelerando el movimiento de los cercamientos y utilizando para ello su poder en el Parlamento. Los cercamientos fomentaban la introducción de las nuevas técnicas de cultivo, de drenaje y de experimentación. B. Nuevas técnicas de producción La necesidad de incrementar la producción para abastecer la creciente demanda exigía racionaliza r las explotaciones y todo el sistema agrario, eliminando las explotaciones de campos abiertos, roturando los terrenos comunes para utilización comercial provechosa y reduciendo a los pequeños propietarios (los grandes perjudicados de este proceso) incapaces de someterse a la influencia del mercado. Los rasgos esenciales de las nuevas técnicas de producción que caracterizan a la denominada revolución agraria fueron el cultivo continuo, las nuevas rotaciones (y cultivos como el maíz y la patata) y una asociación más estrecha entre labranza y ganadería. La siembra en surcos, que permite el uso del arado triangular y la penetración de las trilladoras (objeto de la primera mecanización al igual que las sembradoras) desde 1780, son los avances que permiten reducir mano de obra. La supresión del barbecho, mediante las nuevas rotaciones de cultivo a base de legumbres y forrajeras, permitió la ampliación de la zona de cultivo efectivo, así como disponer de forraje para la explotación ganadera. Todo ello contribuyó a una mayor productividad de la tierra y el trabajo. Parece seguro que la mayoría de los nuevos métodos no pudieron introducirse con eficacia en los campos abiertos, eliminados en el último cuarto del siglo XVIII con el movimiento de los enclosures. Esto permite pensar que la verdadera transformación se operó entre la última década del XVIII y la primera mitad del XIX. C. Cambios en el mercado y en la actitud del propietario agrícola La transformación agraria fue básicamente una reacción ante lo que estaba ocurriendo fuera de ella, es decir, el incremento del mercado que demanda alimentos y materias primas. El empr esario agrícola inicia una producción para el mercado, una especialización económica y una inversión en las nuevas técnicas, para obtener un beneficio que el aumento de población, la expansión industrial y la concentración en las ciudades le aseguran. Esta actitud de asumir riesgos, que se inició entre las capas sociales más altas, estuvo favorecida por el alza de los precios agrícolas. Sin embargo, investigaciones como las de Robert C. Allen (2004) están demostrando que las diferencias de productividad de la tierra entre regiones con o sin cercamientos eran pequeñas, y que las grandes explotaciones lo único que consiguieron fue un cierto ahorro de la mano de obra. Fue sobre todo en las pequeñas explotaciones familiares donde se incrementó el rendimiento de la tierra desde la Edad Media hasta el siglo XIX. 3. Revolución Industrial y revolución comercial Las condiciones para el desarrollo de la Revolución Industrial se gestaron, entre otros factores, como resultado de una economía orientada hacia un mercado en constante expansión. La expansión de los mercados, donde hombres activos compran y venden en busca de una ganancia, fue condición indispensable para impulsar la aplicación de nuevos métodos y técnicas que mejoraran e incrementara n la producción. En el caso inglés, este despegue comercial tiene mucho que ver con la progresiva articulación de un potente mercado interno y, en el exterior, con la relación tejida entre metrópoli y colonias. Inglaterra concentró sus esfuerzos en asegurarse privilegios comerciales y un imperio colonial; el Estado fue sensible a los intereses de los comerciantes y potenció el desarrollo de una marina mercante agresiva que abriera los mercados de ultramar. Desde el siglo XV, Inglaterra había desarrollado un a floreciente industria lanera que producía productos acabados más baratos y de mejor calidad, haciendo de este producto doméstico un bien de exportación básico. El segundo gran recurso fue el comercio de reexportación, convirtiéndose en el abastecedor europeo de los productos de ultramar. Dada su escasa capacidad de oferta al mercado mundial, la salida consistió en desarrollar una compleja red de transacciones comerciales cuyo centro era Londres. Mercaderes y armadores británicos obtenían grandes beneficios debido a su experiencia y la capacidad para asumir riesgos luego rentables en función de habilidosos
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 7 análisis de mercado. El comercio de reexportación provocó importantes efectos indirectos en la organización y las oportunidades económicas interiores, ya que se ejerció con los bienes y servicios producidos por la industria británica. El dato más significativo de la importancia creciente del comercio exterior es que las exportaciones inglesas (incluidas reexportaciones), se triplican entre 1660 y 1760. Pero es en el curso del siglo XVIII cuando Gran Bretaña pasa a controlar definitivamente los mercados mundiales: si en 1700 el continente europeo absorbía el 80% de las exportaciones británicas, en 1800 no llegaba a la tercera parte, lo que evidencia la creciente importancia de las colonias ultramarinas. En resumen, la importancia del comercio internacional resulta determinante para comprender la eclosión de la primera Revolución Industr ial y su posterior evolución hacia la segunda fase. Valoremos algunas de las razones qué podrían explicar semejante contribución: Generó una demanda sostenida para los productos de la industria británica. El comercio exterior da acceso a una gama amplia de nuevas materias primas susceptibles de transformación industrial cuyo resultado puede ser la fabricación de productos acabados de mejor calidad o más baratos (léase el caso del algodón, esencial para entender la revolución británica), además de abaratar tales mercancías por existir una mayor oferta de las mismas. Produce riqueza a nivel internacional: la venta de materias primas proporciona recursos a poblaciones de las regiones de origen para la compra de productos manufacturados de los países industriali zados. Creó en el interior del país un excedente económico, que contribuyó a financiar la expansión agrícola e industrial: los beneficios del comercio se invierten para obtener beneficios en las áreas que el propio mercado determina. Originó una estructura institucional y una ética en los negocios que pudo ser aplicada a la organización económica interior: la iniciativa empresarial, la asunción del riesgo, la práctica de organización y conocimiento del mercado fueron aplicados al desarrollo interior. Inició un desarrollo urbano que actuaría como factor de localización industrial: Glasgow y Liverpool, que habían crecido con la expansión comercial, concentraron recursos humanos, capitales e industriales. 3.1. El mercado interior El surgimiento del mercado nacional integrado es una de las condiciones necesarias para consolidar la Revolución Industrial. La dimensión del mercado aparece como la variable fundamental para incentivar el incremento de la producción y minimizar el riesgo de la inversión. Era necesa ria la existencia de amplios y estables mercados que absorbieran una producción masiva. Algunos factores explican la ampliación de la demanda interna para el caso inglés: Un incremento de la población: que unido al desarrollo urbano conlleva la aparición d e mercados más grandes o desconocidos hasta el momento. Londres, con un millón de habitantes, actúa como centro de demanda importante para el mercado interior. La ausencia de fronteras aduaneras internas (gracias al sistema político inglés) y de cargas feudales: estas circunstancias hacían del mercado inglés el más amplio y coherente de Europa. En el continente proliferaban las aduanas y los tributos regionales, que entorpecían la libre circulación de mercancías y contribuían a perpetuar unidades económicas semiautárquicas. El desarrollo del transporte: desde mediados del siglo XVII se dedicó una inversión continua y creciente de recursos públicos y privados a la extensión del sistema fluvial y a la construcción de puentes y carreteras. El ritmo de inversión aumentó notablemente en la segunda mitad del siglo XVIII: existían vías terrestres y de navegación que conectaban los centros industriales más importantes del norte con los Midlands, con Londres y el Atlántico. El desarrollo de los transportes permitió un a mayor integración de las economías regionales. Un nivel más alto de rentas: el poder adquisitivo per cápita y el nivel de vida eran sensiblemente más altos que en el continente. No existe ninguna medida precisa para calcular la renta nacional en el siglo XVIII, pero los testimonios parecen indicar que existía una mejor distribución de la riqueza, los sueldos eran más elevados y se disfrutaba de mayor abundancia (el pan blanco, que suele ser un indicador del nivel de vida, era de consumo corriente). Todo parece indicar que el trabajador inglés comía mejor y además gastaba una proporción menor de su renta en alimentación que los trabajadores del continente (lo cual es una característica endémica del Antiguo Régimen). Esto le permitiría gastar más en otros artículos. La estructura del consumo, en una sociedad abierta y móvil, era favorable al crecimiento de las manufacturas. El poder adquisitivo más alto de los sectores más pobres de la sociedad genera una demanda mayor de bienes, siempre que estén a su alcance; es decir, potencia la producción de artículos baratos susceptibles de ser producidos en masa y es el resultado de una mano de obra más barata. El crecimiento del mercado: fue también el resultado de intercambios frecuentes entre campo y ciudad. Sobre los vendedores no pesaban demasiadas restricciones, ni tradicionales ni legales. Se manifestó así una energía y una capacidad de expansión que, era el fruto de la mejora de las comunicaciones, del incremento de población, de una renta media elevada y d e una estructura de la demanda que favorecía el consumo de los productos estandarizados a bajo precio .
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 8 4. Los motores de la Revolución Industrial 4.1. La industria textil Normalmente se atribuye a la industria textil el papel de motor inicial de la Primera Revolución Industrial, de una manera muy evidente en el caso del Reino Unido, donde la industria lanera domés tica, muy importante desde la Edad Media, fue desplazada por la nueva industria del algodón. La tecnología del sector textil experimentó unas transformaciones trascendentales; además de las ya mencionadas en el apartado anterior destacan:
La Jenny de Hargreaves, máquina de hilar movida manualmente, que a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII consiguió incorporar hasta 120 huso s. La water frame de Arkwright (1769), máquina hiladora continua movida por agua y más tarde por vapor, conseguía un hilo más fuerte y permitía fabricar un tejido solo con algodón, lo que supuso una reducción de los costes. La mule de Crompton, una máquina hiladora que dio mayor calidad al tejido y las selfactinas, que eran movidas por la fuerza del vapor. El resultado fue que en poco tiempo el Reino Unido fabricó tejidos más baratos, de mayor calidad y en mayor cantidad que el resto de Europa, ya que disponía de algodón de Nortea mérica a buen precio. Los cambios en aquellas décadas no se produjeron solo del lado de la oferta, sino también por parte de la demanda: la revolución demográfica tuvo como consecuencia un incremento del consumo que favoreció el crecimiento del sector, a lo que más tarde se sumó un aumento de la exportación. También debemos tener en cuenta la aparición de un mercado interior integrado más potente, favorecido por la desaparición de barreras aduaneras internas, el desarrollo del transporte, el poder adquisitivo y la distribución de la riqueza entre los diversos grupos sociales. 4.2. El sector siderúrgico La industria siderúrgica fue otro sector fundamental en la Primera Revolución Industrial, aunque su impacto fue un poco más tardío que el textil y su gran desarrollo estuvo normalmente relacionado con la construcción del ferrocarril: a partir de 1830 en el Reino Unido y ya en la segunda mitad del siglo XIX en otros países europeos. Con anterioridad ya se habían producido inventos destacables en el Reino Unido: Darby había descubierto en 1709 la fundición del hierro con carbón mineral, lo que suponí a evitar la tala de bosques y las fraguas itinerantes. Más tarde, Onion y Cort descubrieron el método de pudelación que permitía que se obtuviese un hierro más fuerte. La aparición de la máquina de vapor permitió sustituir la madera por el carbón como fuente de energía, y de esta manera el país pudo aprovechar la ventaja que suponía disponer de abundante carbón y hierro. Las forjas tradicionales persistieron, aunque poco a poco se impusieron estos nuevos inventos. La industria siderúrgica británica se concentró cerca de las minas de carbón y sus productos se distribuían gracias a las redes de canales. Las regiones principales fueron los Middlands (Birmingham), que ya poseían a finales del siglo XVIII la mitad de los altos hornos del Reino Unido debido a la con centración de las minas de carbón y de hierro, y el sur del País de Gales, con su entorno dirigido hacia los puertos de Cardiff y Bristol . 4.3. El ferrocarril En el Reino Unido se produjo una primera revolución del transporte que en el siglo XVIII consiguió el acondicionamiento de las rutas terrestres, la potenciación de la navegación fluvial, la construc ción de canales y la mejora de los puertos. Por tanto, antes del ferrocarril el Reino Unido fue u n país privilegiado e incluso se puede afirmar que fue el primero en formar su mercado nacional, ya que disponía de la infraestructura necesaria para el transporte de mercancías a través de vías fluviales y un litoral extenso pero a poca distancia del interior. En cambio, otros países continentales o Estados Unidos seguían padeciendo graves dificultades para el transporte de las mercancías. Sin embargo, fue el ferrocarril lo que revolucionó los medios de transporte durante el siglo XIX. Su inicio lo encontramos relacionado con la minería, donde se usaban raíles de madera y vagonetas, y el gran salto fue posible con dos de las grandes innovaciones tecnológicas del siglo: la locomotora de vapor y los raíles de hierro. Tan pronto como cuando se solucionaron otros problemas como los estudios topográficos y la búsqueda de capital, la repercusión económica del ferrocarril superó las mejoras expectativas de sus impulsores. A mediados del siglo XIX las líneas de ferrocarril se multiplicaron por Europa y EEUU, lo que tuvo un gran impacto en la industrialización y en la economía. Algunos datos son ilustrativos: en 1840 había en el mundo 7.200 quilómetros de vías férreas instaladas, qu e pasaron a 37.600 en 1850, y 566.900 en 1888. El ferrocarril favoreció la demanda de productos de las industrias siderúrgica, mecánica y de la cons trucción. Finalmente, contribuyó a una nueva estructuración de las empresas que se convirtió en referente d e la
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 9 evolución de las empresas capitalistas, en un nuevo modelo que se basaba en el predominio de los managers y tecnócratas dentro de la empresa, la separación entre gestión y di rección, la tendencia a la concentración y la reducción progresiva de los beneficios. 4.4. Expansión a otros sectores El desarrollo de una industria mecanizada, concentrada en grandes unidades de producción, hubiera sido imposible sin una fuente de energía mayor que la fuerza humana o animal y no dependiente de la naturaleza. La solución llegó con un nuevo convertidor de energía, la máquina de vapor, que utilizaba una vieja fuente de energía, el carbón. La máquina de vapor superaba las limitaciones anteriores, consumiendo combustible mineral, permitiendo el suministro constante y concentrado de energía. Además, se seguía utilizando la fuerza del viento y la energía hidráulica, que representaban una importante proporción del consumo energético. El cambio tecnológico de las energías fue paulatino y estuvo presidido por pequeñas mejor as, que fueron tan importantes como los adelantos iniciales más espectaculares. Éstas iban desde los ajustes que perfeccionaban las piezas, al diseño de nuevo instrumental, más preciso y fácil de manejar. Poco a poco se abrió paso el trabajo de precisión estandarizado, que permitió la fabricación de piezas de recambio y el uso de moldes y plantillas para facilitar operaciones repetidas. La fabricación de acero fue un procedimiento costoso y de uso reducido, superado gracias a las innovaciones de Bessemer y Siemmens en la década de los 60. Se dio además la circunstancia de que fueron los países europeos los que avanzaron más rápidamente en la creación de la industria del acero; Inglaterra hubiera necesitado la reconversión de sus equipos industriales. La industria química y la construcción de maquinaria suelen ser relegadas en las historias de la Revolución Industrial, en parte porque ocuparon una posición derivada en el período inicial y su desarrollo estuvo en función de las otras ramas de la industria. La t extil arrastra de inmediato el desarrollo de la química con: lejías, ácidos, tintes, estampados, etc. impensables sin una transformación tecnológica paralela. El definitivo empuje lo recibe con la introducción de la electricidad como fuente de energía impulsora, lo que le permite ampliar la gama de productos a utilizar. Las industrias eléctricas y las químicas de fines del siglo XIX fueron las primeras que surgieron específicamente de descubrimientos científicos; además tuvieron un impacto sin precedentes p or la rapidez con que se dejaron sentir sus efectos y por sus aplicaciones. El último cuarto del siglo XIX abre la era del petróleo, que dará paso al motor de combustión. Estos avances no se harán efectivos hasta el nuevo siglo, pero la aparición de nuevas tecnologías y métodos de producción altamente especializados marcan la fase de apogeo de la Revolución Industrial. La época marca también la crisis de superproducción más fuerte que se había producido, y que sirvió para introducir la racionalización y la concentración empresarial y financiera: se inician los negocios a gran escala y se organiza el control del mercado con los trust y los cartels; desaparecen las pequeñas empresas y la banca desempeña un papel primordial en la nueva etapa del capitalismo financiero, único sistema para movilizar los descomunales capitales necesarios para la aplicación de las nuevas tecnologías. 5. Modelos de Revolución Industrial 5.1. La Revolución Industrial Británica En el caso británico, en muchas ocasiones se divide la Primera Revolución Industrial en dos etapas. La primera (1750-1830) constituye el momento en que se producen las transformaciones básicas antes explicadas como la revolución demográfica, la agraria y la industrial, en la que el sector textil fue el que tuvo una mayor transformación. En la segunda etapa (1830-1850) es cuando se desarrolló el ferrocarril, que atrajo grandes capitales, influyó sobre el mercado de trabajo y a su vez revolucionó otros sector es económicos, sobre todo la industria siderúrgica. En muchas ocasiones se han planteado las razones de la superioridad económica británica en aquellas décadas, y aún más teniendo en cuenta que había regiones en la Europa continental que dis ponían de las condiciones necesarias para experimentar un proceso parecido al británico y no lo consiguieron. Puede que los casos más significativos sean el holandés, que fue perjudicado por una estructura bancaria inapropiada, o el francés, cuyo fuerte régimen señorial frenó sus posibilidades. En cambio, en el Reino Unido coincidieron una serie de circunstancias, algunas ya mencionadas en páginas anteriores, como su estructura política (desde el siglo XVII el Parlamento había adquirido su ficiente poder para controlar las finanzas públicas y las arbitrariedades de la monarquía), la difusión de nuevas ideas económicas, la abundancia de carbón, los buenos sistemas de transporte, las inno vaciones tecnológicas, las mejoras en la actividad agraria, la mano de obra barata o el aumento de la demanda interna (ya partía de un nivel de vida más elevado que la Europa continental).Tampoco podemos olvidar que la Revolución Industrial encontró una sociedad relativamente móvil y con una parte de la aristocracia interesada en participa r en actividades empresariales.
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 10 Por tanto, los historiadores han descartado la existencia de una única causa decisiva que explicara el desarrollo industrial británico. Gracias a este, el Reino Unido se convirtió durante la primera mitad del siglo XIX en la gran potencia industrial y comercial, lo que a su vez también le permitió consoli dar su preeminencia naval y militar. Utilizó toda su fuerza para conseguir privilegios comerciales e ir extendiendo su imperio colonial, con lo que también podía abrir mercados en otros continentes: en 1700 el 80% de las exportaciones británicas se dirigían al continente europeo, un porcentaje que en 1800 había descendido a menos del 33%. Además, Londres pasó a ser la capital financiera y monetaria del mundo, al disponer de la moneda (la libra) de referencia en las transacciones internacionales, la que más confianza inspiraba . 5.2. La industrialización europea continental Hasta mediados del siglo XIX la industrialización en la Europa continental progresó lentamente, y la Primera Revolución Industrial tuvo una amplitud geográfica muy escasa. Bélgica fue el único país con niveles parecidos a los del modelo británico y, aunque sea más discutible, frecuentemente tam bién se incluye a Francia entre los first comers. En el caso belga, apareció una gran concentración industrial en torno a Lieja, donde la llegada de recursos carboníferos era más sencilla gracias a las redes de transporte existentes. Asimismo, se produjo hierro colado en suficiente cantidad como para abastecer el mercado interior y permitirse exportarlo a través del puerto de Amberes. Además, la banca belga tuvo un papel activo en la indus trialización y facilitó las inversiones. En cuanto a la industria francesa, aunque sus inicios fueron relativamente tempranos, los primeros núcleos industriales estaban demasiado aislados, por lo que el gran desarrollo llegó a partir de 1850. Algunos de los factores que explican este retraso son el menor crecimiento demográfico (menos demanda de productos y me nos oferta de mano de obra), el peso del sector agrícola en el conjunto de la economía francesa, una producción industrial demasiado dirigida a las clases altas, el intervencionismo del estado y la poca colaboración del sistema financiero. En cambio, Alemania es el ejemplo perfecto de industrialización tardía pero de gran éxito. Hay que recordar que la unificación alemana no se consumó hasta 1871 y que fue a partir de entonces cuan do se consumó su despegue político y económico, en los años de la Segunda Revolución In dustrial, lo que la convirtió en una gran potencia. Hasta aquel momento, aunque su territorio estaba dividido en diversos estados independientes, ya había progresado en el sentido de una unificación económi ca gracias a la Unión Aduanera o Zollverein de 1834, que permitió un primer impulso importante con el ferrocarril (y el consecuente desarrollo siderúrgico) y la mejora del sistema educativo. Además, Alemania tenía la ventaja de disponer de cuantiosas reservas de carbón y de hierro, en regiones como el Ruhr, el Sarre y Silesia, donde aparecieron unos primeros núcleos industriales. Por el contrario, amplias zonas de Europa (como la mayoría de España, de Europa oriental o el sur de Italia, por ejemplo) quedaron al margen de la industrialización durante déca das. 6. Consecuencias de la Revolución Industrial 6.1. Consecuencias técnicas Una primera consecuencia de la Revolución Industrial fue la separación definitiva y mucho más rígida entre el capital y el trabajo. Quien era el máximo responsable de la producción ya no era el artesano, sino los capitalistas que habían invertido y que en buena lógica buscaban el mayor rendimiento posible. En consecuencia, el trabajo pasó a ser considerado un elemento más del proceso productivo del que también se quería mayor productividad. Todo ello ocurrió porque se había introducido una nueva forma de organizar la producción que conocemos como Factory System (la fábrica), una de las innovaciones más importantes de la Revo lución Industrial, que consistía en producir concentrando toda la actividad en un solo edificio y en mecanizar el proceso de fabricación. Ambos elementos están relacionados: solo si todos los trabajadores están concentrados se puede invertir en grandes máquinas que aprovechen una misma fuente de energía, ya sea la máquina de vapor o los saltos de agua. Desde la perspectiva del empresario, estas nuevas fábricas también tenían otra ventaja, al permitir un mayor y más fácil control de los trabajadores. Esta nueva organización de la producción era muy jerárquica y supuso un cambio radical al incrementarse la división del trabajo. Se pasó del conocimiento del conj unto del proceso productivo que tenía el artesano a la separación en tareas concretas y especializadas, a la visión parcial y especiali zada que piden las nuevas formas industriales al trabajador dedicado solo a una pequeña parte del proceso de producción. Tanto los cambios tecnológicos como la nueva organización contribuyeron a la mejora de la productividad. El uso de nuevas técnicas se vio potenciado en la medida en que la organización del proceso de producción mejoró su eficiencia y se reorganizaron los canales comerciales.
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 11 6.2. Consecuencias sociales Con la mecanización se produjeron también cambios en las condiciones de trabajo que afectaron al nivel de vida de los trabajadores. El trabajo se deshumanizó para convertirse en un concepto eco nómico. Esto explica que una de las principales preocupaciones de las primeras industrias británicas fuera conseguir mano de obra dispuesta a adaptarse a los nuevos ritmos y a la rigidez horaria que imponía la fábrica, algo que chocaba con los hábitos de la era preindustrial que permitían mayor independencia e irregularidad. Muchos de aquellos trabajadores percibieron la entrada al mundo fabril como una verdadera degradación social, como un último recurso para conseguir su subsistencia, y no fue raro que las primeras fábricas tuvieran que recurrir a mano de obra forzada, como niños procedentes de orfanatos o pobres alojados en asilos. Sin embargo, una vez consolidada la industrialización, esta sí pudo disponer de abundante mano de obra barata procedente de tres orígenes: de trabajadores procedentes del campo, de la ruina de los artesanos que no podían competir con las fábricas y del rápido incremento de la población. Como los trabajos requeridos eran muy mecánicos, no era necesaria una mano de obra cualifica da. En otras palabras, en aquellas décadas de la Primera Revolución Industrial se produjo el definitivo desarrollo de una nueva clase social, la clase obrera o proletariado, que solo poseía su fuerza de trabajo como medio de subsistencia y que, en consecue ncia, estaba muy expuesta a los cambios económicos. La situación social y laboral de los trabajadores era ya deplorable antes de la industrialización, pero continuó empeorando y la degradación se hizo muy evidente tanto dentro de las fábricas como en los n uevos barrios industriales donde se concentraron: inexistencia de servicios básicos como alcan tarillado, viviendas precarias, contaminación, etc. En las fábricas los trabajadores sufrían jornadas de trabajo muy prolongadas (a menudo entre 12 y 17 horas), inseguridad en los salarios e insalubridad. A ello hay que sumar el empleo masivo de mano de obra infantil, más barata y fácil de disciplinar. Ya antes de la Revolución Industrial los niños habían trabajado tanto en tareas artesanales como en el campo, pero ahora sus condiciones laborales empeoraron con repercusiones, incluso sobre su propio desarrollo físico, al sufrir temperaturas elevadas y el ambiente inadecuado de las fábricas. A pesar de algunos acuerdos del Parlamento británico que habían limitado e l trabajo en las fábricas de algodón, en 1835 había en ellas más de 28.000 niños menores de catorce años Por tanto, la gran paradoja de aquellos años fue que mientras aumentaba la riqueza nacional de los países que se industrializaban, en particular de la primera gran potencia industrial que fue el Reino Unido, se reducía simultáneamente el bienestar de una parte importante de los ciudadanos. Estas consecuencias se agravaron debido a la aplicación estricta de las doctrinas del liberalismo más ortodoxo, que consideraba que el estado no debía intervenir en el orden económico y social y que se debía limitar a garantizar la existencia de un mercado de libre competencia. Estos principios implicaban que la regulación de las relaciones laborales y de las condiciones de trabajo fuera insuficiente, con la excusa de que debían ser negociadas libremente entre trabajadores y empresarios. Era lógico que aparecieran asociaciones obreras, que en las primeras décadas tuvieron la tendencia a centrarse en problemas laborales, pero progresivamente fueron dotando de más contenido político e ideológico sus reclamaciones. 7. Conclusión Buena parte de las virtudes y de los defectos de nuestras sociedades actuales de rivan de la Revolución Industrial. Por ejemplo, desde entonces nuestro modelo de crecimiento precisa del consumo masivo de fuentes de energía no renovables, primero carbón y luego petróleo. En la medida en que este patrón de desarrollo se vaya extendiendo a otros países, la presión sobre los recursos disponibles será cada vez más difícil de gestionar: el peligro de un gran encarecimiento del petróleo en los próximos años es bien real, a la vez que se constata que si toda la humanidad accediera al mismo nivel económico de los países desarrollados, la Tierra sería incapaz de ab sorber la contaminación generada y se necesitarían tres planetas para disponer de los recursos naturales necesarios. En otras palabras, de la misma manera que contemplada en perspectiva la Revo lución Industrial ha permitido que una parte importante de la humanidad haya conseguido unos niveles de bienestar impensables hace 200 años, los desafíos planteados se han convertido en una prioridad de nuestras sociedades .
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 12 8. La Segunda Revolución industrial 8.1. El desarrollo del capitalismo y las innovaciones tecnológicas. El cambio de la primera a la segunda revolución industrial se sitúa alrededor de 1870, y debe a una serie de transformaciones básicas: las nuevas fuentes de energía serán la electricidad y el petróleo. Los sectores punta del desarrollo son la industria química, la nueva metalurgia o las mecánicas del automóvil o del avión. Los nuevos países industriales serán Alemania y EE.UU., y desde 1868 (revolución Meijí) Japón. Es una etapa optimista pese a las crisis económicas. Incluso el proletariado ve mejorada su condición vital, transformándose en consumidor de productos más baratos. La segunda fase de la revolución industrial se caracteriza por centrarse en un capitalismo planificado:
Planificación económica: las bancas otorgan a una serie de familias el control de grandes recursos: Morgan, Rockefeller, Ford, Thyssen, etc. Además, surge la idea de la concentración empresarial: trust o empresas gigantes que nacen de la unión de varias y controlan un sector pro ductivo; holding (en Japón zaibatsu) que controlan todas las etapas de elaboración de un determinado producto). Por último, las empresas se organizan bajo nuevas formas jurídicas: sociedades limitadas, anónimas, cotización en bolsa, etc. Planificación científica: nueva estructura productiva: de una fase en la que los inventos son producto de mejoras artesanales descubiertas casi al azar, se pasa a una planificación científica en la estructuración productiva: el invento es fruto de un proceso de racionalización de la ciencia: primero se plantea una necesidad que es resuelta a partir de la investigación específica. También surge una nueva estructuración de la fábrica: comienza la producción en cadena (división atomizada del trabajo) preconizada por Henry Ford, en serie, etc. Planificación estatal: Las potencias orientan su política global a la búsqueda de espacios vitales donde puedan desarrollarse las necesidades del nuevo capitalismo, siendo ésta la primera preocupación estatal de los estados burgueses. Es el origen del imperialismo (búsqueda de materias primas y mercados). Esto va a plantear una dicotomía: los países capaces de asegurarse imperios coloniales son los que van a obtener un desarrollo económico mayor, mientras los países más débiles verán empeorar su situación relativa.
En el siglo XIX existe una fase hasta 1895 donde los precios decaen, no continuamente, pero sí de modo general. Hay variaciones importantes establecidas en torno a la p rimera crisis del capitalismo (1870–73). Pasada esta crisis, hay una cierta recuperación hasta la crisis de 1893 –96, en la que se vuelven a hundir los precios. Esto no quiere decir, sin embargo, que el nivel económico global en el último tercio del XIX sea una etapa de recesión, sino de cierta prosperidad económica. En 1873 se produce una gran crisis, la primera del capitalismo, de larga duración, sólo superada por la de 1929. Afecta especialmente a Europa central, nórdica y oriental. Es el crack alemán. Se produce en Austria (caída de la bolsa de Viena), coincidiendo con la euforia de la unidad alemana y las indemnizaciones de guerra que Bismarck impone a Alemania: se crea una euforia especulativa, finalmente acabada con una reacción en cadena provocada por la venta de acciones de una banca sin liquidez. La crisis afectó también a EEUU e Inglaterra, pero no a Francia (inmersa en el pago de los 5.000 m illones de francos a Prusia). Tras una nueva etapa expansiva, sucede una crisis menor en 1890: en Francia se hunden varios bancos con el escándalo de Panamá. Nuevos episodios críticos se desarrollan (casi con periodicidad decenal: ¿son intrínsecos al capitalismo, como opinan los marxistas?; ¿son simplemente crisis de crecimiento?), con especial importancia en 1907 (crisis de superproducción) y 1913, por la crisis de los Balcanes. A. Agricultura Terminadas las guerras napoleónicas hasta 1870 es la etapa de la agricultura metódica, con una actitud de explotación agrícola racional, lo que da lugar a cambios estructurale s en la propiedad: desamortizaciones, etc. La nueva demanda de productos agrícolas por parte de los emigrados a la ciudad incrementa las necesidades productivas, estimula la adopción de sistemas más aptos. A lo largo del XIX desaparecen en los países más a vanzados las hambres tradicionales, a partir de tres factores:
Cambios en las formas de la propiedad. Gran Bretaña fue el primer país en el que se realizaron importantes reformas. Se ponen en cultivo nuevas tierras, eriales y baldía, y se incrementa la productividad por trabajador y hectárea. Pero el sector agrícola británico sufrió a lo largo de la segunda revolución industrial un progresivo deterioro, ya que la política librecambista del gobierno facilita la llegada masiva del trigo estadounidense o de las carnes argentinas. En Francia las transformaciones son más lentas, teniendo que sufrir, además, la crisis de la filoxera de la vid, así como la competencia del trigo estadounidense y canadiense: ante esta
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 13 amenaza, el gobierno adoptó una política proteccionista. En Alemania, los junkers comenzarán la modernización de sus grandes propiedades. En los nuevos países colonizados por europeos (EEUU, Canadá, Argentina o Australia) las grandes extensiones de tierra permite la roturación de grandes ran chos especializados en un solo producto: cereales, vacuno u ovino, que por su enorme producción saturan el mercado, hacen que los precios bajen, suscitan problemas agrícolas. Ante esta competencia, Inglaterra y Suiza se especializan en productos lác teos, como prados, forrajeras, incluso remolacha. También suscita un enfrentamiento entre proteccionistas y librecambistas: defender a los campesinos, o abaratar el precio de alimentos básicos. Ello provoca la aparición de cooperativas agrícolas, e incluso de la presentación de peticiones por medio de movimientos organizados (sindicatos): incorporación del campo a la política.
Fertilización del suelo. El guano del Perú (abono de gaviota) se comienza a explotar tras 1850 por los ingleses, y desde 1860 los nitratos chilenos y sales potásicas de Alemania. Pero a partir de 1880 será la industria química la que proporcione nuevos abonos sintéticos. Además, la existencia de piensos compuestos permite una agricultura intensiva estabulizada: los excedentes pueden se r comercializados gracias a los nuevos medios de conservación (iniciados por Appert y continuados por Pasteur), así como los frigoríficos (1882). Esto permite una diversificación de la dieta.
Mecanización del campo. Inventos como la segadora de McCormick (1846) ahorraban dos terceras partes de la mano de obra campesina. Las gavilladora automática de 1878, las cosechadoras – trilladoras inventadas en California, etc., incrementan los rendimientos. El único problema para el campesino será el poder costear su adquisición.
B. Transportes La red ferroviaria se va uniendo a los centros secundarios. Pero la mayor revolución es el transporte individual. El surgimiento del motor de gasolina cambiará el panorama de los transportes, gracias a la invención del motor de explosión por Benz, y el de Diesel en 1893, aplicado pronto a los automóviles. En principio los automóviles son pequeños trenes, luego independizados de los raíles (1895). También son importantes los ciclomotores (generadores de un nuevo culto a la velocidad) . Peugeot incorpora el neumático inventado por Michelin, lo que provoca una intensa demanda del caucho y petróleo. Las compañías petrolíferas (que exigen gran inversión) serán por otra parte un modelo de concentración productiva. El automóvil arrastra a otras industrias auxiliares, como la siderurgia y metalurgia, y exige la mejora de la red de carreteras mediante la maccadanización (carreteras). El Ford T, muestra de producción en cadena, alcanzará los 15 millones de unidades, lo que da muestra de la gra n concentración industrial que esta producción implica. Paralelamente se desarrolla la aviación. El primer dirigible a vapor data de 1852, y Zeppelín aplicará el motor de explosión. A partir de 1903 EEUU desarrollará la industria de la aviación, que tendrá especial importancia con las contiendas militares mundiales. Dentro de las comunicaciones, se desarrolla el correo, telégrafo y teléfono. El sistema de sellos se divulga a partir de 1840 en Gran Bretaña. En 1879 en Francia se crea el Ministerio de Correos y Transportes. El telégrafo (sistema Morse) fue utilizado mediante un sistema visual en principio, con lo que suponía una dependencia respecto al clima. En 1850 se empieza a emplear el eléctrico (en 1860 se construye un cable transatlántico). La telegrafía o radio es desarrollada por Marconi. El teléfono (Bell, 1876) tardará casi 50 años en alcanzar formas de utilización individual apreciables. Otros instrumentos útiles para las comunicaciones son: la máquina de escribir (1886), el fonógrafo (1876), el cine (Lumière 1895–Edison 1896). Se pasa a un mundo interrelacionado (aldea global): creación de rutas marítimas y aéreas, canales de Suez y Panamá, carreteras y autopistas, etc. C. Transformaciones industriales Hasta 1914, el carbón sigue siendo la fuente de energía principal. Pero la gran novedad será el petróleo y la electricidad: ésta, a través de los saltos de agua, alcanza un desarrollo importante a partir de 1867 con la invención de la dinamo de Siemens. En 1879, Edison descubre la bombilla, y a partir de 1883 se construyen líneas de alta tensión (dan origen a la creación de grandes compañías eléctricas, como General Electric): así, a finales de los 70 comienzan a iluminarse las ciudades. Aplicada a la industria permite el desarrollo de nuevas formas de transporte (metro de París, ferrocarriles, tranvías) y la independencia de las fábricas respecto a las minas de carbón. Además, se trata de una energía limpia, fraccionable, de transporte instantáneo, etc. (como problema, la dificultad de almacenamiento, la necesidad de conjugar producción–consumo).
Tema 38: Revolución Industrial e Industrialización 14 El petróleo se conoce desde la antigüedad, pero su uso industrial data de mediados del XIX (sólo se empleaba en iluminación): pozos de Pensilvania (EE.UU.) y Bakú (Rusia). Su consumo se incrementará al par que la producción de nuevos motores, y la industria química dependerá desde tempranamente de él como materia prima (refinerías, plásticos, etc.) En la industria siderúrgica, la novedad principal es la posibilidad de hacer acero ininterrumpidamente, a partir de los convertidores de Bessemmer, Siemens, Martin y Thomas, que permiten aprovechar minerales menos puros (más sulfurosos): si en 1870 se producen 4 millones de Tm., en 1814 son ya 80 millones (el consumo por persona se incrementa notablemente) Como nuevos mate riales hay que destacar el cobre (usos eléctricos), aluminio, etc. La industria química se orienta masivamente a la producción de productos como la sosa (jabones), ácido sulfúrico (explosivos), colorantes, perfumes, medicamentos (ácido acetilsalicílico por la Bayer, penicilina tras el descubrimiento de Fleming, quimioterapia, etc.), materiales sintéticos como el rayon, plásticos, celuloides, etc. La textil experimenta también grandes transformaciones: la máquina de vapor permite la independencia respecto a los saltos de agua. Poco a poco se introducirán máquinas eléctricas y de gasolina. Un invento revolucionario es la máquina de coser en 1835 (Sigma): cada hogar puede ser un pequeño taller. EE.UU. y Japón (desde 186) harán la competencia a Europa. Por otra parte, nacen los grandes almacenes, innovaciones como la publicidad (desarrollo de la sociedad de consumo).
View more...
Comments