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May 10, 2018 | Author: sifujuan | Category: Tai Chi, Muscle, Qi, Muscle Contraction, Qigong
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Nº 18

 VERANO



 2009



EDITORIAL  EDITORIAL 

C

ualquier práctica en la que entre en juego la conciencia de la unidad requiere, por un lado, de rigor y disciplina, y por otro de una gran apertura y contención de la experiencia. Este juego entre opuestos se traslada a cómo abordamos los ejercicios y a cómo vivimos nuestra vida. Los expertos en Taichi nos hablan de no utilizar la fuerza, de encontrar un equilibrio entre la energía justa y la relajación. Sobre eso habla el artículo que abre esta revista, intentando establecer la diferencia entre el esfuerzo y el sobreesfuerzo sobreesfuerzo.. Desde estas páginas siempre hemos defendido la idea de que el Tai Chi Chuan debería regirse por un espíritu integrador, y no excluyente. Sin embargo, una de las frases más oídas en este mundillo sigue siendo: «Eso no es Taichi». Unas veces se refiere a los que aplican demasiada fuerza al hacer Tuishou, otras a los que tienen un conocimiento demasiado superficial de las técnicas marciales. Y bien es verdad que en ocasiones el comentario alude a gente que simplemente imita movimientos sin tener idea de lo que hace, pero esa no es la cuestión que nos ocupa ahora. Faye Yip, una profesora con una sólida formación y una calidad innegable, nos recuerda en la entrevista central de este nú-

mero que es cada uno quien debe decidir lo que quiere obtener de la práctica del Tai Chi Chuan, ya sea fortalecer la salud, aliviar dolencias, controlar el estrés o alcanzar la habilidad marcial. Aunque también insiste en que debe haber un equilibrio entre los elementos de la práctica, y en que para alcanzar cualquier beneficio terapéutico son necesarios un conocimiento y una ejecución precisos de las técnicas integradas en las formas de Taichi. Pero si el objetivo que elegimos es la efectividad marcial, el trabajo de Lu Shengli sobre el entrenamiento de las aplicaciones nos pone los pies en el suelo. No basta con practicar trabajos de base, posiciones estáticas (sobre las que profundiza el artículo de Javier Seminario) mucha forma y mucho Tuishou. Hace falta una laboriosa y concienzuda práctica de las técnicas y sus variaciones, una sólida preparación mental y psicológica para dominar el miedo y mantener el centro, y mucha experiencia en situaciones reales. Y hablando de situaciones reales, Arieh Lev Breslow nos comenta los diferentes usos que hicieron tres de sus alumnas de sus conocimientos de Taichi durante el embarazo y el parto, y reflexiona sobre las posibilidades que ofrecen las artes internas para hacer frente a tan enorme reto.

EDITORIAL  EDITORIAL 

C

ualquier práctica en la que entre en juego la conciencia de la unidad requiere, por un lado, de rigor y disciplina, y por otro de una gran apertura y contención de la experiencia. Este juego entre opuestos se traslada a cómo abordamos los ejercicios y a cómo vivimos nuestra vida. Los expertos en Taichi nos hablan de no utilizar la fuerza, de encontrar un equilibrio entre la energía justa y la relajación. Sobre eso habla el artículo que abre esta revista, intentando establecer la diferencia entre el esfuerzo y el sobreesfuerzo sobreesfuerzo.. Desde estas páginas siempre hemos defendido la idea de que el Tai Chi Chuan debería regirse por un espíritu integrador, y no excluyente. Sin embargo, una de las frases más oídas en este mundillo sigue siendo: «Eso no es Taichi». Unas veces se refiere a los que aplican demasiada fuerza al hacer Tuishou, otras a los que tienen un conocimiento demasiado superficial de las técnicas marciales. Y bien es verdad que en ocasiones el comentario alude a gente que simplemente imita movimientos sin tener idea de lo que hace, pero esa no es la cuestión que nos ocupa ahora. Faye Yip, una profesora con una sólida formación y una calidad innegable, nos recuerda en la entrevista central de este nú-

mero que es cada uno quien debe decidir lo que quiere obtener de la práctica del Tai Chi Chuan, ya sea fortalecer la salud, aliviar dolencias, controlar el estrés o alcanzar la habilidad marcial. Aunque también insiste en que debe haber un equilibrio entre los elementos de la práctica, y en que para alcanzar cualquier beneficio terapéutico son necesarios un conocimiento y una ejecución precisos de las técnicas integradas en las formas de Taichi. Pero si el objetivo que elegimos es la efectividad marcial, el trabajo de Lu Shengli sobre el entrenamiento de las aplicaciones nos pone los pies en el suelo. No basta con practicar trabajos de base, posiciones estáticas (sobre las que profundiza el artículo de Javier Seminario) mucha forma y mucho Tuishou. Hace falta una laboriosa y concienzuda práctica de las técnicas y sus variaciones, una sólida preparación mental y psicológica para dominar el miedo y mantener el centro, y mucha experiencia en situaciones reales. Y hablando de situaciones reales, Arieh Lev Breslow nos comenta los diferentes usos que hicieron tres de sus alumnas de sus conocimientos de Taichi durante el embarazo y el parto, y reflexiona sobre las posibilidades que ofrecen las artes internas para hacer frente a tan enorme reto.

TAI CHI CHUAN REVISTA DE ARTES YESTILOS INTERNOS

Nº 18



VERANO





EDITORIAL



SUMARIO

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Esforzarse no es forzarse

 18

2009

El Taichi en el embarazo y y el parto

Arieh Lev Breslow Primera entrega de un extenso trabajo sobre lo que puede aportar el Taichi en la preparación y la vivencia de un momento tan crucial e importante como es el parto a partir de la experiencia de tres mujeres.

Juanolo Gutiérrez Es obvio que el esfuerzo es necesario para progresar en el Taichi, sin embargo el sobreesfuerzo puede hacernos retroceder y producirnos lesiones. ¿Nos esforzamos o nos forzamos en nuestra práctica y en nuestra vida cotidiana?

Número 18 • Verano 2009

www.taichichuan.com.es

914 296 872 Fotografía de portada

Teresa Rodríguez Pintura pág. 2

24

Teresa Rodríguez Deargos [email protected] Diseño Publicidad

Teresa Rodríguez Caligrafía

Xu Guoliang Wang Zuofeng

 11

Descubrir el Zhan Zhuang Gong

Javier Seminario La importancia del trabajo de posiciones estáticas es ampliamente reconocida, pero con demasiada frecuencia su práctica no lleva a ninguna parte. Proponemos un nuevo acercamiento al Zhan Zhuang desde un punto de vista terapéutico y marcial.

Eduardo Escudero, Raúl Fernández, Mayte Foulquié, Marina De Franceschi, Juanolo Gutiérrez, Arieh Lev Breslow, Li Chipang, Franck Montoro, Roger Paulo, Georges Saby, Ángeles Sánchez-Caballero, Javier Seminario, Lu Shengli, Marco Venanzi, Zhang Yun Edita

Luis Soldevila Ribelles C/ Verónica, 13 - 4º Int. Izq. 28014 - Madrid (ESPAÑA) ISSN: 1989-4058

Uno de los primeros discípulos americanos de Cheng Man Ching rememora su aprendizaje con el «viejo profesor» y describe las líneas maestras de la práctica con espada en solitario y con compañero.

Faye Yip: armonía y técnica

47 32

La práctica de las aplicaciones en las artes marciales internas

Puntos vitales para la práctica (IV): Laogong

Georges Saby Dentro de su recorrido por los principales puntos de acupuntura empleados en las artes internas, el autor se detiene ahora en el estudio del Laogong, reflexionando sobre sus funciones, matices y esferas de influencia.

Lu Shengli

Han colaborado en este número

NOTA DE LOS EDITORES La revista TAI CHI C HUAN  no comparte necesariamente las ideas y opiniones manifestadas por los autores de los artículos, ni se hace responsable de la calidad de los productos anunciados en los espacios publicitarios. En los artículos y secciones se omitirá el uso de títulos como «sifu», Maestro, Gran Maestro, etc. Cada escuela tiene sus propios criterios para la concesión y uso de dichos títulos, por lo que hemos considerado que su omisión evitará equívocos y confusiones. Con ello no pretendemos menospreciar ni poner en duda la calidad de la enseñanza de ningún profesor. No obstante en los espacios publicitarios cada escuela podrá incluir, como es lógico, los títulos que considere oportunos. Creemos firmemente que las artes marciales internas y el Chi Kung se deben aprender de la mano de profesores con los suficientes conocimientos y experiencia. TAI CHI CHUAN no se responsabiliza de los efectos que pueda tener la práctica sin supervisión

2009

Chen Man Ching y la esgrima de Taichi Entrevista con Ken Van Sickle

Faye Yip, hija y heredera de Li Deyin, nos habla sobre el estilo Sun, su experiencia personal y la importancia de conocer en profundidad las técnicas marciales sin descuidar el aspecto de cultivo de la salud.

Teresa Rodríguez [email protected]

Diseño y maquetación

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Teresa Rodríguez

Directora

Editor

 VERANO

Marco Venanzi

Li Chipang

Luis Soldevila [email protected]

SUMARIO

A menudo comprobamos que tras años de práctica de artes internas lo que hemos aprendido no funciona en un combate. Lu Shengli describe los pasos necesarios para entrenar eficazmente las aplicaciones.

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LIBROS

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INTERNET

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GLOSARIO

ESFORZARSE NO ES FORZARSE

Juanolo Gutiérrez

¿Tenemos la tendencia a «forzar o forzarnos» en nuestra práctica y vida cotidiana? En este artículo el autor trata de establecer la diferencia entre forzarse y esforzarse, apoyando sus reflexiones en sus conocimientos anatómicos y experiencia docente. Para desarrollar su estudio ha esc ogido como ejemplo la práctica de los estiramientos, describiendo lo que ocurre a nivel estructural cuando nos excedemos en un esfuerzo, y buscando las raíces psicológicas y sociales de esta actitud.

esforzarse no es forzarse

tai chi chu an • nº 18 • vera no 2009

C

reo que esforzarnos en hacer bien las cosas, aprender y profundizar en nuestro camino es saludable y necesario para avanzar. Sin embargo, creo que no lo es tanto el hecho de forzar nuestras acciones. Me gustaría comenzar a explicar esto desde un punto de vista anatómico y estructural, y para eso utilizaré un sencillo ejemplo que muestra cómo muchos de nosotros abordamos la práctica. Cuando estamos en clase y el profesor propone unos ejercicios de estiramiento muscular, queremos hacerlos bien… y ¡a tope! Si nos observamos, veremos que estamos forzando diferentes zonas corporales para llegar a nuestro objetivo que podría ser, por ejemplo, tocarnos la punta de los pies. No escuchamos lo que nos está diciendo el cuerpo en esos momentos (me duele, estoy incómodo…) sino que, por el contrario, le exigimos aún más esfuerzo para conseguir lo que deseamos. Es posible que, compensando en otras zonas corporales, lleguemos a conseguirlo y nos quedemos satisfechos, pues ese era «nuestro objetivo». Lo malo es que actuando así en lugar de hacernos más flexibles, podemos dañarnos o incluso lesionarnos.

Nivel anatómico y local Por un lado tenemos el músculo y, normalmente, en sus dos extremos están los tendones. A su vez los tendones suelen unirse a uno o más huesos. Tanto los músculos como los tendones están conectados al sistema nervioso, que controla el equilibrio entre tensión y relajación. El principal neuro-receptor que poseemos para asegurar este equilibrio es el huso muscular, que se encuentra localizado en el cuerpo del músculo y se encarga de controlar el tono muscular mediante el «reflejo miotático»: cuando un músculo se estira este reflejo hace que se produzca simultáneamente una contracción opuesta al estiramiento. Por

otro lado están los corpúsculos tendinosos de Golgi, localizados en el tendón. Su función es antagónica a la de los husos musculares, es decir, inhiben la contracción muscular. Cuando un músculo se contrae produce un estiramiento sobre sus tendones, lo que activa estos receptores. Una vez activados, provocan la relajación del músculo que está contraído: es el reflejo miotático inverso. Una diferencia significativa entre estos dos reflejos es que mientras el primero se pone en funcionamiento en el mismo momento en que el músculo se estira y produce la contracción de defensa, el reflejo inverso necesita que esta contracción se mantenga un

Hueso Tendón

Músculo

tiempo comprendido entre seis y ocho segundos para llegar a activarse. Por lo tanto, si hacemos estiramientos bruscos o realizamos los típicos «rebotes»,

se estimularán los husos musculares en cada rebote, pero no dará tiempo a que se activen los corpúsculos tendinosos. Lo que conseguiremos en realidad será una contracción corta y repetida del músculo o grupo muscular que queremos estirar, mientras que por otro lado lo estamos forzando y estirando al máximo. De esta forma más que estirarse pueden llegar a desgarrarse las fibras musculares. Para que un músculo o grupo muscular esté en disposición de estirarse, previamente debe estar relajado, por lo que el ejercicio se tendría que realizar de forma suave y lenta. En caso contrario, podríamos desencadenar, como hemos visto, la contracción del mismo músculo

esforzarse no es forzarse

tai chi chu an • nº 18 • vera no 2009

que queremos estirar. Si hemos llegado con lentitud hasta la posición y mantenemos ahí el estiramiento unos segundos, se anulan las respuestas del reflejo miotático y se activan las respuestas reflejas del aparato de Golgi, que conducen a la relajación muscular. Esto permite mejoras en la flexibilidad, ya que al conseguir mayor relajación muscular podemos aumentar la amplitud de movimiento en el estiramiento. Es importante detectar el momento en el que empieza la tensión producida por el ejercicio. Debe ser una tensión suave, en la que todavía podemos mantener la relajación postural y respiratoria. En ese momento es aconsejable parar, soltar, permanecer en l a postura, y después de un corto espacio de tiempo la musculatura cederá. De esta manera y aplicándolo gradualmente, obtendremos un estiramiento más efectivo y duradero.

Nivel estructural y global El complejo músculo-tendinoso se organiza en diferentes cadenas musculares que van recorriendo la totalidad de nuestra superficie. Por otro lado, los músculos, los tendones y prácticamente todas las estructuras que forman parte de nuestro organismo se encuentran rodeados por una especie de vaina o envoltorio llamado fascia. Estas fascias están unidas entre sí constituyendo un entramado o red que hace que todo el cuerpo esté interconectado. Es como si

formaran una malla alrededor y en el interior de nuestro cuerpo. Si al hacer un ejercicio no tenemos en cuenta la colocación del resto de nuestra estructura, la tensión que pretendemos liberar puede «viajar» a través de estas cadenas y entramados a otras regiones anatómicas. Por ejemplo, si queremos estirar los músculos isquiotibiales, situados en la parte posterior del muslo, debemos poner atención para que nuestra espalda permanezca recta. Si forzamos el estiramiento es muy posible que doblemos las rodillas, hundamos el plexo solar o levantemos y hagamos avanzar la barbilla, tensando así nuestra musculatura cervical. Si realizamos un ejercicio compensándolo en otras zonas de nuestro cuerpo, la tensión no se llega a eliminar, sino que se traslada a estas regiones corporales y reaparece en su lugar de origen al abandonar el ejercicio o al poco tiempo. Las fibras musculares que se han estirado tenderán enseguida a volver a su posición inicial de acortamiento. Un problema añadido es que, dependiendo de la frecuencia e intensidad con que realicemos el ejercicio, pueden aparecer lesiones en las zonas de compensación. Sin embargo, si tenemos en cuenta la

Dos ejemplos de posturas forzadas durante el estiramiento de los músculos isquiotibiales El plexo solar se hunde

Las rodillas se doblan y la barbilla se adelanta

colocación de los diferentes segmentos de nuestro cuerpo, el estiramiento será más efectivo y duradero. Debido a que se realiza en toda una cadena muscular, la tensión se elimina y por lo tanto las fibras musculares no volverán a su posición inicial al dejar de realizar el ejercicio. En resumen, cuando forzamos los ejercicios de estiramiento estamos creando un estrés excesivo al músculo y esto activa la respuesta neuronal de protección o husos musculares. También atravesamos el umbral del dolor y eso hace que el ejercicio se convierta en algo desagradable. Debido al dolor y al hecho de forzar perdemos la colocación correcta del resto del cuerpo, y entonces aparecen tensiones en otras zonas. Es posible que el resultado final sea que busquemos cualquier excusa para no realizar los ejercicios y que los abandonemos. Por lo tanto, parece claro que no es hábil actuar de esta manera en los estiramientos. Por supuesto, todos queremos ser muy flexibles, pero hay que aceptar que, en general, no lo somos, y que la manera de conseguirlo no puede ser forzando los ejercicios. Además, detrás del hecho de forzar existe una actitud rígida, y sería incoherente pretender

esforzarse no es forzarse

tai chi chu an • nº 18 • vera no 2009

buscar la flexibilidad con este tipo de comportamiento. Es más sensato escuchar nuestro cuerpo e ir atravesando y deshaciendo esa misma rigidez. Digamos que es mejor «esforzarse» en hacer correctamente los estiramientos, que «forzarse» para conseguir más elongación muscular en un intento, en mi opinión, equivocado. No es el «cuánto» sino el «cómo» lo que más nos debería importar. Mejor que obsesionarse o tener prisa en conseguir el objetivo de ser muy flexibles, es estar atentos al camino que debemos recorrer para lograrlo sin prisas. Es interesante entonces aprender a realizar los ejercicios relajadamente, de forma que por un lado no nos dañen

y, por otro, se conviertan en algo agradable. Puede que así comencemos a disfrutar de esta parte del entrenamiento que normalmente evitamos debido al dolor y a la incomodidad que conlleva. A base de actuar así en los ejercicios, desarrollaremos una nueva conciencia sensitiva que nos llevará poco a poco hacia el «no forzar». De esta manera cada vez que empecemos a exigirnos demasiado, podremos reconocerlo y volver a la relajación. El problema para la mayoría de nosotros es que no somos conscientes de que esta actitud de forzar es algo automático. Nos damos cuenta cuando nos cansamos o nos duele una parte del cuerpo, pero no somos conscientes de cuándo hemos comenzado a forzar. Si conseguimos estar presentes y atentos al momento en el que empezamos a forzar, podemos dominar y suavizar el impulso y mantenernos en un estado de relajación. En el caso de ser profesores, podemos ayudar a nuestros alumnos recordándoles constantemente que no fuercen las posturas y corregirles no sólo con nuestra voz, sino también mediante el contacto, invitarles a mantener la

atención en el ejercicio y señalar cuándo están forzándolo. El hecho de tocar una zona del cuerpo de nuestros alumnos, les facilita ser más conscientes de esa zona y de la tensión que en ella habita. También es importante indicarles cómo colocar el resto del cuerpo, ya que así pueden evitar las compensaciones y tener la posibilidad de desarrollar una buena conciencia postural global. Deberíamos cuidar también nuestra actitud, lo que estamos transmitiendo más allá de los ejercicios. Es posible que nosotros mismos estemos incitando a nuestros alumnos a forzarse. Por ejemplo, si somos mucho más flexibles que ellos, es mejor estar atentos para no provocarles el deseo de llegar a ser igual que nosotros. Aunque repitamos que los ejercicios deben hacerse más suavemente, cualquier alumno desea e intenta llegar a ejecutarlos como su profesor y eso le llevará a sobrepasarse en su esfuerzo. Quizás puede ser más

hábil exteriorizar menos nuestra flexibilidad y presentar objetivos mucho más cercanos y accesibles para ellos. Disfrutarán más de los ejercicios y conseguirán mejores resultados.

Las raíces de la actitud de forzar La actitud que conduce al sobreesfuerzo no sólo se da al hacer estiramientos. Para muchos de nosotros suele ser una constante en nuestra conducta. Y una vez llegados aquí ¿qué es lo que nos hace buscar constantemente el hecho de forzar, que en muchos casos va acompañado de sufrimiento? Podemos encontrar diferentes causas, todas ellas enraizadas de manera muy profunda en nuestro inconsciente: • Por un lado está la educación reci bida de nuestros padres y también en la escuela. Se nos presionaba para luchar y convertirnos en el mejor de nuestra clase o promoción, para conseguir el mejor puesto de trabajo, etc., a costa de lo

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esforzarse no es forzarse

tai chi chu an • nº 18 • vera no 2009

que fuera. Desde muy pequeños integramos la competitividad no sólo con los demás, sino también con nosotros mismos. Se nos enseñó que la letra con sangre entra y que hay que sufrir para lograr algo en esta vida. • Los valores de la sociedad no invi tan tampoco a detenerse para poder reflexionar y decidir lo que más nos conviene. Una sociedad arcaica, masculina e individualista como la que tenemos, nos lleva a vivir deprisa y al límite, a acumular, a tener una casa más grande, o un coche más caro. Si tenemos dos traba jos es mejor que uno, aun que canse mos y castiguemos más a

nuestro cuerpo, ni tengamos tiempo para nosotros, nuestra pareja, nuestros hijos. De alguna manera nos estamos forzando y sufriendo por ello. • Por último, tenemos una iglesia que siempre ha comprendido el sufrimiento y además lo ha aceptado, valorado e incluso premiado. Si trasladamos esta visión, digamos masoquista, a una disciplina o un trabajo de crecimiento personal podemos llegar a pensar que para poder progresar y crecer como personas, lo único que nos puede hacer avanzar es el sufrimiento. Castigarnos a nivel físico, emocional o mental con una práctica demasiado rígida puede llevarnos a vivir en una crisis constante. Soy de la opinión de que las diferentes crisis que

vamos atravesando a lo largo de nuestra vida, si las gestionamos correctamente, nos ayudan a evolucionar. Pero no por ello deberíamos buscarlas de manera constante (forzar las crisis) en un intento, de nuevo equivocado, de crecer más y más deprisa. Por otro lado, y seguramente porque la sociedad va cambiando hacia el otro extremo, está la nueva cultura del «no» esforzarse. Por ejemplo, «aprenda inglés sin esfuerzo», «hágase rico de manera fácil y rápida» o, siguiendo el hilo de este artículo, «cómprese una máquina que hará los estiramientos por usted de manera pasiva, sin ningún tipo de esfuerzo». Muchos de nosotros no hemos aprendido a esforzarnos para conseguir las cosas, se nos ha ido dando todo hecho. Y esto es posible que sea así debido al rechazo de la rigidez, en ocasiones extrema, que había en la educación de nuestros padres, tíos o abuelos. Si lo que debo hacer no me gusta, me hace estar

molesto, requiere un esfuerzo, duele, sabe mal o no me da ningún tipo de placer, lo rechazo. Cuando sentimos dolor, buscamos el camino fácil. Por ejemplo, si nos duele la espalda preferimos tomar una pastilla antes que hacer unos ejercicios o visitar a un masajista. Queremos quitarnos el dolor ¡ya!, y no nos preocupa qué nos está indicando. No queremos sentirlo más, no queremos sufrir. No sabemos ni podemos encarar un dolor, y mucho menos hacernos responsables de él. En esta huida, buscamos el placer, la satisfacción y la comodidad. Si trasladamos ahora esta otra visión, digamos hedonista, a las mismas situaciones que antes, buscaremos siempre el disfrute, el entretenimiento y cualquier situación que nos dé satisfacción. El peligro que veo en este caso es que cuando llegan los momentos duros de la práctica, y éstos llegan, podemos entrar en una inercia que nos hará evitarlos, perdiendo así la posibilidad de profundizar en ella. Quizás nos pa rezca suficiente el

esforzarse no es forzarse

tai chi chu an • nº 18 • vera no 2009

punto al que hemos llegado en la práctica, nos conformemos y no deseemos avanzar más. Pero esta actitud también podría responder a un miedo a encarar y atravesar esos momentos. Aunque creo que cualquiera de las dos visiones son respetables, soy más bien partidario de una combinación de ambas, pero nunca de sus extremos. Desde mi punto de vista es necesario poder compartir una práctica, disfrutar de ella y del grupo o shanga para tener un ancla de referencia. Necesitamos de nuestros amigos de camino. Pero si nos falta la disci-

plina, el compromiso y el objetivo por el que practicamos, podríamos generar una nebulosa de la que nos será difícil salir. Nos podemos quedar «enganchados» al mundo de los placeres y satisfacciones, y girar constantemente alrededor de las relaciones y las emociones. Habrá entonces una tendencia hacia la dispersión, con el riesgo de perder claridad y dirección. Del mismo modo, si lo que falta es esta parte más placentera, el resultado será demasiado duro y rígido. Puede darse una predisposición a aislarse, haciendo que las relaciones sean difíciles o incluso

conflictivas. En un extremo las personas se vuelven muy duras y exigentes consigo mismas y con los demás, poco flexibles, obsesivas y herméticas. La tendencia, en este caso, se dirige hacia la tensión. Quizás la línea media esté en no buscar el sufrir ni el no sufrir, sino en permanecer abierto a las experiencias que van viniendo. Por ejemplo, imaginemos que vamos a comprar cebollas. Si nos gusta llorar constantemente compraremos sólo de las que provocan lágrimas, si no queremos llorar cogeremos únicamente las que las no las provoquen, y si estamos abiertos a ambas posibilidades simplemente compraremos cebollas. Es probable que las que nos hagan llorar no sean tan agradables como las que no, pero estaremos dispuestos a vivir la experiencia que nos ofrecen tanto unas como otras. Teniendo en cuenta que todos tenemos un poco de todo, creo que el primer caso está muy relacionado con los valores que se nos han inculcado. Es una actitud autodestructiva. Si sólo buscamos las crisis entraremos en una rueda de sufrimiento constante que no nos permitirá crecer. Al igual que el hecho de forzar los estiramientos, nos hace sufrir y no nos deja, precisamente, estirar los músculos. No habrá espacio para relajarnos, descansar o respirar, sólo existirá una búsqueda de la dificultad, el conflicto y el sufrimiento. Después de una crisis necesitamos espacios de distensión para poder

esforzarse no es forzarse

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entender lo ocurrido y reflexionar sobre qué debemos hacer para evitar que ese mismo conflicto vuelva a aparecer. En el segundo caso, encontramos una actitud infantil relacionada con el miedo y la pereza. En cuanto algo nos duele, aunque sólo sea una simple molestia, tomamos algo para no estar incómodos. En realidad nos da miedo el dolor, el sufrimiento. No queremos esforzarnos en estar mejor, simplemente no queremos estar mal. Evitando las crisis, nos escapamos de forma constante de nosotros mismos. Si no encaramos nunca los conflictos que van apareciendo perdemos la oportunidad de avanzar en nuestro camino. Necesita-

mos de esos obstáculos para desarrollarnos y superarnos como personas. Por último, el tercer caso, me parece el más acertado. Más inteligente que volver la espalda a las crisis es permanecer abiertos cuando vienen y estar dispuestos a atravesarlas y sacarles provecho. Pero resulta igualmente eficaz saber disfrutar de los tiempos sin crisis. Las «no crisis» permiten reposo y acumulación, consolidación y gestación. Es el momento de integrar, reflexionar y comprender lo ocurrido. Además, este periodo nos prepara para el siguiente desequilibrio. Es la dinámica del yin y el yang. Muchas veces, cuando volvemos a practicar des-

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pués de haber parado durante un tiempo no demasiado largo, descubrimos que hemos avanzado. Parece como si algo que se estaba cocinando en nuestro interior necesitase una pausa para reposar y poder sacarle mejor gusto y provecho. He empezado el artículo hablando de la tendencia que nos lleva a forzar los ejercicios de estiramiento muscular y después lo he relacionado con nuestra manera de actuar en la vida. Podríamos decir que la misma causa que nos lleva a forzar un ejercicio, nos conduce a hacer lo mismo en situaciones determinadas de nuestro trabajo, las distintas relaciones que tenemos y ante la vida en general.

El patrón de forzar está muy arraigado en nosotros y por mucha práctica que hagamos, por mucho trabajo de crecimiento personal que estemos realizando, si no le prestamos la debida atención, nos acompañará durante todo nuestro «viaje». Creo que merece la pena entrenarse para ir «desaprendiendo» esta forma de actuar, quizás empezando por cosas sencillas, como pueden ser los ejercicios de estiramiento.  Juanolo Gutiérrez es diplomado en enfermería  y fisioterapia. Enseña Tai Chi desde 1994. [email protected] www.taichi-bodhisattva.org

DESCUBRIR EL  ZHAN ZHUANG GONG Javier Seminario

Este artículo representa un acercamiento profundo al  zhan zhuang desde un punto de vista terapéutico y marcial. A partir de su experiencia personal y sus estudios, el autor subraya la importancia del wu wei aplicado a la práctica.

Introducción Hace cinco años viajé a China para buscar una formación seria en las prácticas energéticas. Eso me llevó a descubrir un mundo de total contraste al conocer a profesores de diferentes escuelas y métodos. Unos eran médicos investigadores y otros artistas marciales con habilidades realmente sorprendentes. Todos ellos

basaban su práctica en el  zhan zhuang. Viendo esto tomé la decisión de darle al  zhan zhuang  la misma importancia que se le otorga en todos los libros y tratados que he leído en mis quince años de práctica de Tai Chi y Chi Kung. Así que empecé a practicarlo en varias ocasiones a lo largo de este tiempo, pero siempre lo abandonaba.

zhan zhuang

tai chi chua n • nº 18 • verano 2009

Para mi sorpresa y frustración descubrí que cada profesor tiene su propia forma de enfocar la práctica, a veces muy distinta de la de otros expertos e i ncluso, en ocasiones, radicalmente contradictoria. Estas diferencias son más acusadas entre las prácticas terapéuticas y las marciales, donde existen puntos considerados esenciales para una de las tendencias que resultan totalmente despreciados por la otra. Dentro de la rama marcial e incluso

de una misma disciplina también encontramos estas diferencias de opinión entre los profesores. Me encontré entonces frente a una verdadera labor de investigación, en la que aprendía técnicas y después las practicaba a diario durante un año. De esta manera, al tratar de comprender los motivos por los que un profesor en concreto concedía tanta importancia a un punto u otro de la práctica, pude ir sacando mis propias conclusiones. Aunque generalmente existen razones puramente marciales que considero poco equilibradas porque me han generado problemas, suelo valorar también lo que este enfoque pueda tener de positivo y adapto entonces esos aspectos a mi práctica. Mi idea es presentar el  zhan zhuang en este artículo siguiendo mi propia experiencia, conclusiones y práctica personal. Espero dar a conocer de esta forma un enfoque correcto de un sistema mucho más difundido que practicado, y que, en la medida de lo posibl e, contribuya a proporcionar contenido a la actividad energética que cada cual realiza.

Principios fundamentales La práctica básica del zhan zhuang es una práctica sencilla que consiste en elegir una postura dentro de la gran variedad existente y mantenerla permaneciendo inmutable durante un tiempo determinado. Podemos comenzar por cinco o

diez minutos hasta llegar a un mínimo de veinte. Lo ideal es permanecer en la postura cuarenta minutos y evitar practicar más de una hora. La práctica básica del zhan zhuan g consiste en «dejar que se haga». Si partimos de la base de que la energía tiene la capacidad de regularse y cultivarse por sí misma, podemos decir que uno de los fundamentos del  zhan zhuang  consiste en «dejar que la práctica se haga sola». Entender esto es el mayor reto con el que nos vamos a encontrar. «Si no se hace nada, todo se hace», dice una frase que en el  zhan  zhuang de base adquiere un enorme significado. Esto es lo que nos confunde y no terminamos de entender. Conocemos también la influencia de la mente sobre la actividad energética y sabemos que cuando adoptamos una actitud mental de tensión la energía se estanca en los órganos y en la estructura del cuerpo. Estas tensiones pueden originarse por diferentes causas que provienen de las situaciones a las que nos vemos expuestos durante nuestra vida diaria. Con la relajación del cuerpo y la mente el Qi puede liberarse, cultivarse y así regular el sistema.

Practicar a partir de la energía, no de la tensión La tensión produce sensaciones como la tirantez, el dolor, calor, entumecimiento, emociones bloqueadas, etc... Todas es-

Uno de los fundamentos del zhan zhuang consiste en «dejar que la práctica se haga sola» tas manifestaciones tienen que ver con una acumulación de energía que se ha estancado. En cuanto a la relajación, no consiste solamente en aflojar los músculos. La verdadera relajación es la liberación de la energía en cualquier postura o actividad física. Por esa razón no podemos empezar a cultivar la energía desde la tensión y, sin embargo, cuando abordamos la práctica de zhan zhuang la tendencia general es comenzar con la postura del «abrazo del árbol». Esto resulta sorprendente, no tanto por la popularidad de esta postura, sino más bien porque trabajar la energía partiendo de esta base conduce a la mente del practicante a un auténtico campo de batalla. Sólo hay un desafío entre él y la tensión que él mismo genera, y la actividad energética que pueda surgir se queda bloqueada en el pecho y l a cabeza. De esta forma el practicante puede ll egar a obtener sensaciones básicas de Chi a las que suele dar una i mportancia que no tienen realmente y apegarse a ellas sin evolucionar más allá.

zhan zhuang

tai chi chua n • nº 18 • verano 2009

Establecer una base sólida La práctica energética debe comenzar por posiciones básicas, cómodas y estructuralmente correctas, y dejar que la mente sea libre de abandonarse a experimentar, reconocer y descubrir. La primera etapa consiste en esto, descubrimiento y reconocimiento, y esta fase es primordial puesto que prepara el sistema. Una vez superada esta etapa, el entrenamiento energético se orienta hacia la práctica personal, bien sea marcial o con otros fines, pero para ello se necesita que el trabajo de preparación sea metódico y muy cuidado. En esta primera fase surgen los mayores cambios, las sensaciones evolucionan cada día, los órganos internos se activan naturalmente y los canales se desbloquean y preparan para un movimiento energético de mayor volumen. La energía surge de lugares donde lleva estancada mucho tiempo y esto permite unificar y afianzar la raíz en el dantian. Si admitimos que la práctica del  zhan zhuang  es energéticamente eficaz, que nos puede llevar a trabajos realmente fuertes y que se trata de nuestra salud, entenderemos por qué necesitamos un sistema energético adecuado que lo asimile y también la importancia de dedicarle tiempo y atención. Para ello el sistema del  zhan zhuang comprende diferentes posturas que podemos adecuar a las limitaciones de cada persona. Esto puede ir desde adoptar la

posición de tumbados o sentados hasta prácticas con un enfoque marcial de alto nivel y dificultad, cada cual, evidentemente, con distintos grados de eficacia. En cualquiera de las formas o posturas es importante mantener una estructura física correcta donde los meridianos, los músculos y el esqueleto formen un conjunto idóneo para el movimiento libre del Qi.

¿Qué sucede entonces? Los órganos internos se activan y comienzan a mover Qi por los meridianos. Esto requiere ciertas precauciones, porque al adoptar posturas cómodas las sensaciones que surgen cautivan al principiante y muchas veces alarga demasiado el tiempo de mantenimiento de la postura. Si esto ocurre puede pasar que al día siguiente o incluso a los dos días no pueda levantarse del sofá, no tenga energía vital ni fuerza para mantenerse en pie y anímicamente se quiera morir. Ha dejado a los órganos internos exhaustos, les ha exigido en exceso. La práctica correcta se asemeja al desarrollo de la capacidad muscular. Si trabajamos metódicamente, su desarrollo será el adecuado, pero si el primer día hay un exceso de entrenamiento, en los días siguientes los músculos no van a responder. Aunque no nos damos cuenta, es muy importante saber que estamos solicitando a los órganos internos un verdadero esfuerzo para mover

energía. Trabajar con un importante volumen de Qi requiere ejercitarlos como si se trataran de un músculo, con método y ciertos ritmos. Los órganos impulsan la energía por los meridianos, que se mantienen relajados y libres de tensiones y dejan espacio al Qi para que llene el cuerpo. Entonces comenzamos a percibir con claridad sensaciones que evolucionan continuamente. Por regla general y durante una misma práctica, podemos apreciar un cambio significativo cada diez minutos, pero esto constituye todo un proceso. Primero necesitamos un tiempo para adquirir la postura correcta y centrarnos en lo que hacemos. Después se activan los órganos y el Qi va abriendo los canales hasta llegar a la piel y al interior del cuerpo y, más tarde, se expande hacia fuera. Cada fase nos genera unas sensaciones diferentes, que varían en cada práctica y, llegado el momento, hay algunas de ellas que no vuelven a aparecer y otras que parecen estabilizarse. La respiración y el ritmo cardíaco también se estabilizan, esto significa que el sistema está listo y que se pueden acometer trabajos más intensos.

 Este proceso, por ser el más delicado y complejo, requiere de la atención y la supervisión de una persona experimentada para no caer en errores que puedan desviarnos. Cada día surgen nuevas sensaciones y experiencias, unas agradables y otras no tanto. Muchas veces el principiante

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queda desconcertado y le surgen dudas, o saca conclusiones propias que le llevan a experimentar por su cuenta apartándose del camino correcto.

La práctica terapéutica El Chi Kung forma uno de los pilares de la medicina tradicional china junto con la acupuntura, el masaje, la dietética y la fitoterapia. Se estudia en distintos países con el apoyo de organismos oficiales, tomando técnicas antiguas de salud, prácticas marciales y aquellas orientadas hacia la espiritualidad y la regulación emocional. La elaboración de sistemas con resultados evidentes proviene de la experiencia con los pacientes. De ella se sacan conclusiones, se toma lo que se muestra realmente efectivo y se descartan aspectos considerados más afines a la tradición que a su eficacia real. Esto es uno de los motivos por los que la ciencia médica entra en conflicto con las prácticas marciales más tradicionales. El método terapéutico básico del  zhan zhuang  pretende mantener el sistema energético repleto y activo para evitar disfunciones y potenciar la salud. La práctica que yo he estudiado trabaja desde el exterior hacia el interior, evitando que la energía salga del cuerpo y se disperse. Es primordial comenzar con posturas básicas y situar las manos a la altura del vientre para desarrollar una raíz firme en el dantian.

Al principio, el nivel al que colocamos las manos determina la altura donde se genera una mayor actividad energética. Esto se debe, entre otras razones, al fuerte vínculo que hemos creado a lo largo de la evolución humana entre la mente y la actividad manual. Inconscientemente las manos mantienen la atención en la zona donde se sitúan y ésta atrae al Qi. Una práctica con las manos a la altura del pecho sin haber desarrollado primero la raíz en el dantian genera tensión en los hombros, espalda, costados y pecho. Esta tensión supone una acumulación de energía en la zona más alta del cuerpo que cuando se libera es atraída por la fuerza del corazón y produce taquicardias. Si se aloja en la cabeza provoca falta de sueño, nerviosismo, hiperactividad mental, etc... Cuando el volumen energético aumenta puede traer problemas más serios. Este es un motivo importante por el que debemos comenzar la práctica situando las manos a la altura del vientre durante el tiempo necesario para que la raíz pueda desarrollarse. Cuando ya es firme podemos adoptar otras posiciones con la seguridad de que la energía está debidamente asentada. De esta forma el Qi permanece unificado y estable y la mente se mantiene muy tranquila y centrada. Mi profesor, el doctor Han Bin del Beijing Traditional Medicine Training Center es médico e investigador. Ha dirigido por encargo del gobierno chino

programas de investigación sobre los efectos del Chi Kung en determinadas enfermedades. El profesor insiste en que la práctica debe realizarse en estado de calma. A menudo me dice que debe ser como pasear por un bonito parque, cuando la mente está muy tranquila y abierta observando y disfrutando, uno se siente parte de la experiencia pero sin involucrarse o apegarse a ella, dejando que fluya. Esa es la manera natural que conduce a grandes logros.

La práctica del profesor Han En un principio mantenemos la atención y la respiración en el vientre. Los ojos permanecen cerrados y orientados hacia la punta de la nariz o bien entreabiertos y con la mirada dirigida hacia el suelo, en un punto situado a unos dos metros de distancia. La finalidad de todo consiste en focalizar la atención y mantener una consciencia del dantian. Como resultado, la energía se concentra, el sistema energético se vuelve hacia el interior y almacenamos Qi. En una segunda fase ya tenemos energía disponible, una raíz formada en el dantian y el sistema repleto. Entonces podemos llevar la atención al cuerpo de una forma más generalizada, tanto a los músculos, huesos y órganos como a la piel. Cuando logramos un estado del sistema energético donde los meridianos

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están activados y podemos mantener la conciencia del cuerpo físico, el Qi penetra y nutre cada célula, energizando también la sangre y los fluidos corporales. Hasta este momento hemos estado preparando el sistema interno, el microcosmos, y después pasamos a enfocar el entrenamiento hacia una interacción energética con el universo del que formamos parte y con el que nos relacionamos de manera directa. Uno de los sistemas de trabajo más conocidos concede un papel relevante a la respiración. La utiliza para mantener la mente centrada en el ejercicio y así darle una referencia importante sobre la actividad que debe llevar a cabo en la expansión y concentración del Qi. La respiración supone una ayuda inicial para la mente hasta que somos capaces de diferenciar las sensaciones de Qi y trabajar directamente con ellas. Entonces la respiración pasa a otro plano y pode-

mos emplearla de distintas formas dentro del mismo ejercicio. Así se induce el movimiento del Qi hacia dentro y hacia fuera buscando una conexión entre lo externo y lo interno por medio de los meridianos. Una vez lograda esta conexión permanecemos en calma con la atención en el dantian o en el cuerpo permitiendo que el intercambio de Qi se produzca naturalmente y disfrutando de la sensación de la regulación del sistema «como si observáramos un bonito paisaje». Cuando somos capaces de centrar la atención en un punto del vientre y al tiempo mantener una conciencia de todo el conjunto, las energías que nos rodean comienzan a fluir en nosotros hacia el dantian. Esto es posible desde un estado de conciencia sin pensamientos, donde los sentidos pueden estar ausentes o bien volverse extremadamente agudos y el concepto de tiempo desaparece. A esto le llamamos «estado Chi Kung», en

el que estamos mirando dentro y descubriendo desde la observación multitud de sensaciones y reacciones internas que practicando de otra manera se pasan por alto. Eso proporciona mucha información acerca del estado físico, energético y emocional que tenemos. Dentro de la rama terapéutica se diseñan posturas con la finalidad de estimular los meridianos a partir de la postura estática, teniendo en cuenta la patología, estación del año, la predisposición natural de cada cual, etc. Muchas veces necesitamos hacer más hincapié en terrenos específicos y para ello combinamos diferentes posturas de brazos y piernas donde queda más patente la estimulación de meridianos concretos. La mente se dedica a la visualización y relajación de los mismos a la vez que mantenemos un cierto estiramiento, y así estos canales energéticos se activan especialmente sobre el resto del sistema.

Marcialidad Personalmente no me produce gran interés la práctica marcial pero creo que el entrenamiento del Da Cheng Zhuang puede aportar aspectos muy destacables al sistema terapéutico. Es una práctica que trabaja desde adentro hacia afuera y abre rápidamente los canales, fortalece los órganos internos y permite exteriorizar Qi. Esto conlleva un efecto de limpieza en todos los sentidos. En esta modalidad los órganos internos movilizan Qi en los meridianos generando una fuerza externa. Por eso es importante preparar correctamente el sistema energético y, sobre todo, entrenar la capacidad de los propios órganos, ya que van a estar sometidos a un trabajo considerable. En un primer nivel de este sistema la actividad mental está centrada únicamente en la relajación del cuerpo y de los pensamientos. Entonces la energía surge, llena el cuerpo de manera gradual y

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ocupa el lugar de las tensiones. Debido a esto la relajación se hace más natural, y poco a poco la sensación del cuerpo físico y material va siendo sustituida por otra de plenitud, de energía y expansión. La mente se transforma en conciencia, ya no hay pensamientos, sólo es conciencia abierta de energía. Esto también incluye a los sentidos, y podemos llegar a tener los cinco sentidos completamente presentes. La presencia posibilita el cultivo de un sexto sentido, la intuición, y entonces somos capaces de percibir un ataque inesperado y reaccionar. En la práctica marcial es de vital importancia la capacidad de reacción, por eso se diseñan ejercicios para potenciar esta habilidad. El Zhan zhuang, en sus niveles más elevados, puede dotar al practicante de capacidad de intuición y reacción instintiva. La práctica del Da Cheng Zhuang genera sólidos vínculos entre el cuerpo, la mente y la energía. En ella mantenemos cada una de las diferentes posturas, la mente las asimila y surge el desarrollo de la energía en sintonía con la estructura física y mental. Los tres aspectos se fusionan y crecen juntos, creando un conjunto en perfecta armonía de poder y eficacia, de forma que el mínimo estímulo en cualquiera de los tres aspectos hace que surja una reacción instantánea del conjunto, expresándose con fuerza explosiva en un ataque o inhibiéndose y desapareciendo si es atacado.

En este sistema se practican de esta manera diferentes posturas. No son un gran número habida cuenta de que debe entrenarse cada una durante el tiempo suficiente, en contraste con otros estilos internos donde se invierte mucho tiempo en aprender series de movimientos con todas sus aplicaciones y variantes. En ellos el practicante invierte su energía en técnicas, agilidad, potencia, elasticidad, movimiento, respiración, ataques y de-

fensas... Sin embargo, las prácticas como el Yi Quan se fundamentan en el desarrollo del verdadero poder en detrimento de la variedad de ejercicios. Este poder solo puede obtenerse practicando las posturas estáticas con tiempo y dedicación. Una vez asimilado este trabajo se entrena Shi Li . Podemos definir este término como la aplicación del  zhan zhuang al movimiento. Practicándolo desarrollamos la capacidad para movilizar todo

ese potencial energético en una actividad marcial. Y una vez dominamos el Shi Li  llega el Fa Li , o fuerza explosiva. Shi Li es un entrenamiento de gran dificultad ya que debemos unificar perfectamente el cuerpo y el movimiento manteniendo una actitud mental muy concreta, bien asimilada primero en el zhan zhuang, y una armonía total entre el pensamiento y el no pensamiento, entre la actividad y la quietud, el estar y el no estar.

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La verdadera relajación es la liberación de la energía en cualquier postura o actividad física El entrenamiento Shi Li   consta de ejercicios de repetición muy básicos que, practicados con disciplina, se convierten en una verdadera expresión del poder interno, de eficacia sorprendente. Mi maestro Jin me decía: «Shi Li  son muchos  zhan zhuang, uno después del otro. Tai Chi son muchos Shi Li . Se debe comenzar así por la postura estática, luego Shi Li  y después el Tai Chi Chuan». Así, la práctica verdadera y tradicional del Tai Chi Chuan comienza también por desarrollar un buen sistema energético. Cultivar la energía significa permitir que se desarrolle naturalmente, despacio, con atención constante, cada día durante varios años, hasta que el dantian y los vasos estén repletos y nuestro Qi se unifique con el de la naturaleza, con el cielo y la tierra. Esto ocurre porque los órganos internos se fortalecen, la médula se nutre y el espíritu se eleva. Los pasos de la práctica del Tai Chi Chuan incluyen el zhan zhuang gong en

la postura Ma Bu  y la postura Quan en sus diferentes variantes. En la antigüedad, los practicantes del Tai Chi Chuan debían primero practicar estas posturas durante años para reunir más poder en las extremidades inferiores, y después entrenar con los ejercicios de empuje de manos. En cualquier arte marcial interno, el practicante debe saber que si no pasa por este refuerzo de habilidades específicas, sus extremidades inferiores carecerán de poder y será muy fácil que su centro de gravedad sea desviado.  En antiguos manuscritos se encuentran referencias al  zhan zhuang con respecto al Tai Chi como las que siguen: «Al principio se requerirá sólo cinco minutos de entrenamiento y progresivamente se aumenta la duración. Más tarde, después de un largo período de práctica, las extremidades inferiores reunirán un gran poder interno, mientras que el dantian estará lleno de Qi.»

tos hacia delante, hacia atrás, derecha e izquierda, centro, ataque y defensa, etc... Todas estas habilidades son esenciales en el Tai Chi Chuan».

  La práctica del Tai Chi supone un método muy natural, armónico, suave y equilibrado de regulación en todos los sentidos. Hay que dedicarle tiempo, ser perseverante y muy celoso en su aprendizaje. El practicante actual busca lo interno desde lo externo, invierte gran dedicación a la correcta ejecución de la forma buscando constantemente relajación y armonía, pero las sensaciones internas no llegan. Debe saber que se necesitan quince años de práctica diaria de una misma forma de longitud media para que surja por sí solo. Por eso creo que el practicante serio actual debe conocer métodos eficaces de desarrollo y manejo de energía como son el zhan zhuang y el Shi Li , saber adaptarlos y comenzar un verdadero cultivo interno. Entonces la práctica tiene sentido.

«Practica esta postura, no importa si puedes dedicar a otro entrenamiento mucho o poco tiempo. Si eres perseverante conseguirás todos sus beneficios al mejorar tus órganos internos y tu mente,y promover la circulación de Qi. Tu cuerpo entero ganará poder interno mientras la cintura y las piernas adquieren habilidades físicas para las artes marciales. El entrenamiento del  zhan zhuang  incluye desplazamien-

 Javier Seminario es especialista en Zhan Zhuang. Representa al China Beijin Internacional Acu puncture Training Centre de Pekín. Enseña Chi Kung Terapéutico y Tai Chi estilo Yang. [email protected]

EL  TAICHI EN EL 

EMBARAZO  Y EL  PARTO (I)

Arieh Lev Breslow En el mundo del Taijiquan existen escasas indicaciones verbales o escritas acerca de cómo practicar durante el embarazo, y casi ninguna sobre lo que la práctica puede aportar en la preparación y la vivencia de un momento tan crucial e importante como es el parto. En este artículo el autor trata de aportar al respecto las experiencias personales de tres mujeres muy próximas a él. Describe el modo consciente y abierto con el que ellas abordaron su preparación al alumbramiento practicando Taichi y cómo aplicaron sus principios en el proceso de dar a luz a sus bebés.

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i esposa, Anne, me dijo una vez que toda mujer embarazada sueña con vivir un parto ideal. Las mujeres desean tener una gestación normal y sin complicaciones, dar a luz de forma rápida e indolora y, por supuesto, tener un bebé sano. La mayoría, además, intenta encontrar la técnica o el método que les permita hacer realidad este sueño. El Dr. Grandy Read es el creador de la expresión «parto natural» y uno de los pioneros en este campo. En sus teorías defiende que es posible disminuir los dolores del alumbramiento con una preparación adecuada que ayude a reducir el miedo y la tensión de l a futura madre. Del mismo modo, Lamaze, cuyo método cuenta hoy día con numerosas seguidoras, hace hincapié en la preparación para el parto a través de técnicas psicológicas específicas orientadas a que la mujer aprenda a responder de manera positiva durante las contracciones. El Dr. Frederick Leboyer, otro innovador en este campo, defendía de forma muy convincente «un nacimiento sin violencia». Si consultamos la sección de salud y cuidados infantiles de cualquier librería importante, es fácil encontrar una gran cantidad de libros sobre el ejercicio y el parto que ensalzan, entre otros, los beneficios del Yoga y la natación. Sin embargo, no podemos encontrar ni un solo libro dedicado al Taichi y el parto. Este artículo

es un esfuerzo inicial para cubrir seme jante vacío. Desde aquí me gustaría compartir con los lectores las experiencias que han tenido con el alumbramiento algunas de mis alumnas y mi propia esposa, que también es profesora de Taichi.

Los cambios Hace poco una de mis alumnas, Victoria, se quedó embarazada de su primer hijo pocos meses antes de iniciar un viaje al extranjero. Al volver su cuerpo había sufrido una enorme transformación, y los cambios del embarazo la habían tomado por sorpresa. Ella, que siempre había tenido una constitución menuda y delgada, había

desarrollado a velocidad asombrosa una tripa grande y prominente que trastornó su sentido del equilibrio. También había engordado, lo que añadía aún más presión sobre los músculos de las piernas. Cuando se incorporó a las clases, sus movimientos me recordaban a los de una adolescente desgarbada. Había dejado de ser la mujer de movimientos gráciles que realizaba la forma de Taichi con tanta belleza. Durante las vacaciones no había practicado demasiado, y al verla ejecutar la forma me di cuenta de que su cuerpo ya no estaba bien alineado. Se quejaba de molestias en la espalda y se cansaba con facilidad. Era evidente que había perdido

el punto de equilibrio vertical en la parte superior del cuerpo, pero gracias a sus conocimientos de Taichi pudo recuperar pronto el buen camino. Al concentrarse en los principios del Taichi mientras hacía la forma, consiguió llevar a cabo rápidamente los ajustes que necesitaba. Mi trabajo con ella se centró en recordarle que debía elevar la cabeza como si estuviera suspendida del techo y «hundirse» en las articulaciones de la cadera. La columna recuperó el alineamiento y se alivió la presión sobre la zona lumbar. Además, al practicar la forma de manera regular aplicando el principio de la división de peso, sus piernas empezaron a recobrar la fuerza y le proporcionaron una base sólida para el tronco. Victoria recuperó rápidamente su gracia natural, continuó practicando Taichi durante todo el embarazo e incluso llegó a desarrollar una raíz más fuerte que antes. «Como soy pequeña -decía- siempre me han empujado. Me gustó sentirme sólida como una roca, más segura, y confiar en que tendría un parto fácil y un bebé sano». Aunque nuestro cuerpo está siempre en continuo cambio, no existe una transformación más rápida y radical que la del embarazo. El Taichi tiene la capacidad de fortalecer el cuerpo femenino y proporcionar seguridad a la mujer. La habilidad de integrar la postura y mantenerse rel ajada y flexible puede prepararla para la apertura

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del canal del parto. En lugar de resistirse al proceso de dar a luz y a la posibilidad del dolor, puede colaborar con la naturaleza en la creación del espacio necesario para que su hijo llegue al mundo. El Taichi dio a Victoria un sentimiento de control, la sensación de estar en posesión de su mente y su cuerpo. Y comenzó a confiar en sí misma y en su capacidad para adaptarse a las circunstancias, una actitud clave al acometer grandes empresas como la de un parto.

Del cuerpo a la mente La forma de Taichi puede ser útil en la sala de partos porque favorece la sensación de bienestar y además proporciona una actividad constructiva durante la espera entre contracciones. Durante el nacimiento de nuestro primer hijo, Anne y yo repetimos la forma incontables veces. Parábamos cuando venían las contracciones y seguíamos cuando pasaban. Para mí resultó muy útil, porque aquello me permitía compartir con mi esposa algo que ambos conocíamos y que era bueno para la salud. Pero existen otras maneras menos obvias en las que el Taichi puede ser de ayuda durante el parto. La mayoría de los estudiantes de Taichi interiorizan gradualmente el principio de  song , es decir, la capacidad de relajación interna. Anne y yo nos dimos cuenta de que era posible utilizar el concepto

Elisheva practica la forma de Taichi antes de entrar en la sala de partos del hospital

El Taichi permitió a Victoria tener sentimiento de control corporal y mental

un

de la relajación interior y la suavidad para crear las condiciones que favorecen un parto más leve y menos doloroso. Pensamos que, si una mujer se mantiene relajada y respira con profundidad durante el parto, es probable que experimente un alumbramiento más sencillo que si está tensa y tiene miedo al dolor y a lo desconocido. Anne siguió su propio proceso desde el nacimiento de nuestro primer hijo hasta el cuarto. Durante el parto pasó de hacer hincapié en trabajar la forma de Taichi a practicar casi exclusivamente con la mente y las técnicas de visualización. Esta evolución refleja el proceso natural que se produce en

cualquier practicante de Taichi después de muchos años de práctica y estudio. Es decir, se utiliza menos el cuerpo y más la mente. En los dos primeros partos, Anne empleó la forma como «algo positivo que podía hacer». En el tercero y el cuarto prescindió de la secuencia de movimientos, sin que eso significase dejar de hacer Taichi, ya que es un arte marcial basado en el trabajo interno que hacemos al ejecutar los movimientos de la forma. Este tipo de práctica puede y debería estar presente en cualquier circunstancia: mientras conducimos un autobús, cuando estamos sentados escribiendo en una mesa o al dar a luz. El conocido

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Principios como la relajación activa ( song ) y el no oponer resistencia a la fuerza pueden ser una ayuda eficaz para la embarazada experto en Taichi ya desaparecido, Jou Tsung-hwa, me dijo en una ocasión que debía desarrollar una doble mirada: una exterior, que se dirige hacia fuera y ve el mundo tal y como es, y otra interior, que se dirige hacia dentro e influye sobre los órganos internos y la energía del cuerpo. Normalmente se descuida el terreno de la mirada interi or y, de hecho, algunas técnicas animan a cultivar el enfoque opuesto al hacer hincapié en la concentración en un punto externo, como ocurre en el método de Lamaze. La combinación de principios del Taichi como la relajación activa ( song ) y el no oponer resistencia a la fuerza, puede ser un aliado sólido y eficaz tanto para la mujer embarazada como para su pareja.

La mirada interior fue muy importante en los partos de mi mujer y dos de mis alumnas, Elisheva y Naomi, que han sido madres recientemente.

La clave está en la relajación La mayoría de las personas teme al dolor. Durante una visita al hospital, antes del nacimiento de su primer hijo, Naomi oyó los gritos de una mujer que estaba dando a luz. Como es lógico, se asustó y pensó si también ella gritaría de dolor en su propio parto. No es raro que incluso las mujeres que ya han tenido varios hijos sufran ataques de miedo intenso cuando entran en el hospital. Son conscientes de que puede ocurrir cualquier cosa. Ninguna técnica, ni siquiera la del Taichi, puede ofrecer garantías absolutas. Dar a luz es un acontecimiento lleno de misterio y peligro, y también maravilloso. Como nos enseña el Taichi, durante las transiciones es cuando somos más vulnerables, sobre todo cuando hay mucho en juego. Anne y yo, que perdimos un hijo a consecuencia del Síndrome de Muerte Súbita Infantil (S.M.S.I.) somos muy conscientes de la fragilidad de un recién nacido. Hace poco que Elisheva tuvo a su cuarto hijo. Me contó que durante el embarazo se había sentido inquieta y que al acercarse la fecha en la que sal ía de cuentas la inquietud se transformó

con rapidez en miedo. Me dijo que cuando hacía la forma sentía que acumulaba fuerzas tanto física como internamente para hacer frente al parto. Y también que el Taichi le había hecho ver que podía ser fuerte y mantenerse rela jada al mis mo tiempo. Pa ra ella, la p ráctica fue un modo suave de ser fuerte. Una de las ideas más importantes en la práctica del Taichi es la de no oponer resistencia a la fuerza. Mahatma Ghandi denominaba su doctrina espiritual y política «la resistencia pasiva al mal». La cultura china tiene un concepto similar de pasividad, wu wei, que significa «no acción de acuerdo con las leyes de la Naturaleza». Mucho

antes que Gandhi, Lao Zi escribía en el capítulo 78 del Dao De Jing: Nada en el mundo es más suave y blando que el agua. Y sin embargo, en el combate contra lo sólido y lo fuerte no tiene igual. Lo suave supera a lo duro; lo blando supera a lo duro. Todo el mundo conoce este princ ipio, pero nadie lo pone en práctica.

El agua representa el ejemplo perfecto del wu wei   en acción, porque sigue su curso sin ofrecer resistencia y, sin embargo, puede cubrir o erosionar gradualmente cualquier cosa que se ponga en su camino.

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El Gran Cañón es la imagen perfecta del poder del agua. ¿Qué fuerza puede oponerse a las mareas? No es una casualidad que el agua, con su ligereza y capacidad para sostener algo a flote, sea el medio perfecto para proteger al bebé dentro del vientre materno. El agua, además, puede ser rela jante para la futura madre. Naomi y Elisheva pasaban largos ratos en el  jacuzz i, donde la calida d, la liviandad y el burbujeo del agua les ayudaba a relajarse y a sentirse seguras. Anne, sin embargo, prefería no utilizarlo. Una lección importante del Taichi es que

debemos escuchar y seguir nuestra voz interior, no hacer lo que otros nos digan que hagamos. Desde luego, esto no es nada fácil, sobre todo en un hospital. Por eso, es necesario que las embarazadas cuenten con todo un sistema de apoyo formado por su pareja, sus amigos y un equipo sanitario receptivo. Elegir el hospital y el apoyo adecuados es un requisito fundamental para que la experiencia del parto sea satisfactoria. En los clásicos del Taichi se dice: «muévete como un gran río». El río, en su fluir, transmite el sentido de suavidad y de propósito. Si una roca obstruye la

XII FESTIVAL INTERNACIONAL DE TAICHI  4 a 6 de septiembre - LALITA (ACEBO, CÁCERES) Laura Stone, Sam Masich, Nathan Managed, Bob Lowey, Mario Napoli y otros

Info: 927 141 629 / 687 483 361 [email protected]  www.lalita.net

corriente, el río la sortea rodeándola o cubriéndola. De igual modo, en Taichi se hace frente a la agresión mediante la relajación y la suavidad. Esto nos permite mantener una actitud receptiva hacia la energía de un oponente, para poder ale jarla de nuestro centro y neutra lizarla en el vacío. Estas ideas se pueden aplicar al proceso del parto. Tras el nacimiento de su hija, Naomi me explicó del siguiente modo cómo había usado la idea de wu wei : «Puedes reaccionar al dolor como si fuera algo dirigido en contra tuya que intenta hacerte daño. Esto te hace responder con dureza y rigidez. Pero si te

relacionas con el dolor como si fuera un proceso positivo que te ayuda, no sientes necesidad de resistir y estás en posición de tomar el control de esas fuertes contracciones musculares. Es como aceptar la agresión de tu oponente y utilizarla en tu propio beneficio». La experiencia del parto que tenga cada uno depende, en gran medida, de las decisiones que tomen los padres. Elisheva me dijo que cuando se dio cuenta de que estaba a punto de dar a luz, sencillamente cambió de actitud. Teniendo en cuenta que este iba a ser su cuarto hijo y, seguramente, el

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último, estaba decidida a hacer todo lo que estuviera en su mano para que fuera el mejor parto, y así fue. El Taichi nos enseña a utilizar la mente de acuerdo con el cuerpo. En términos de Taichi, la mente es el comandante y el cuerpo su ejército. Para utilizar el Taichi durante el alumbramiento deben ponerse en práctica las ideas de suavidad y relajación mencionadas incorporándolas a la forma instintiva de responder al parto. El Taichi enseña lo que el recién nacido sabe de forma natural. La resistencia a la fuerza es la armadura que adoptamos para defendernos contra un mundo hostil y,

a menudo, violento. No es fácil hacer nuestra la sabiduría de Lao Zi, según la cual lo suave siempre supera a lo duro. Cuando nos pregunta: «¿Puedes ser como un recién nacido?» La respuesta es que sí se puede ser más suave, más flexible y más resistente, pero requiere tiempo, trabajo y constancia. El empuje de manos es el ejercicio de Taichi en el que dos compañeros aprenden a empujar y ceder de manera espontánea. Normalmente, cuando una persona recibe un empujón, la reacción más natural es la de oponer resistencia a la fuerza. Anne lo expresaba de esta manera: «Cuando a una persona la

empujan, su impulso es devolver lo que le han arrojado, pero no hacer nada, relajarse y dejarse lle var, supone también realizar una acción. Necesitamos desarrollar mayor confianza en nosotros mismos, en que no pasa nada porque nos empujen y que podemos ser vulnerables y dejar de controlar». Para ella esta actitud desempeña un papel muy importante en los difíciles momentos de un parto, de una transición: «Durante el parto, la mujer siente que debería ser más activa y que si no lo es, está haciendo algo mal. Yo creo que debe confiar en su cuerpo y permitirle que se relaje por completo». A medida que Anne profundizó en su comprensión y práctica del Taichi fue capaz de aplicar estas ideas a sus propios partos. La experiencia obtenida le dio mayor seguridad en sí misma y le permitió tomar el control durante su tercer y cuarto embarazos. La segunda parte de este trabajo expone los posibles usos de conceptos como el equilibrio, el enraizamiento y la espontaneidad durante el parto.

Anne investigó la aplicación de los principios del Taichi en sus partos

Este artículo pertenece a la obra In the Garden of My Teachers, Essays and Writings on Taijiquan: 1987-2007 . Almond Blossom Press.

Jerusalén, 2008. Traducción: Ángeles Sánchez Caballero Fotografías: Archivo del autor Ilustraciónes: Teresa Rodríguez

 Arieh Lev Br eslow pract ica Taichichuan desd e hace más de treinta años. Ha enseñado Taichi  y Chikung en E uropa, Isr ael y Estad os Unidos. Es autor de libros sobre Taichichuan, Chikung  y meditación. Enseña Taichi en Je rusalén. [email protected] www.taichiwalking.com

ENTREVISTA CON FAYE YIP

 ARMONÍA Y TÉCNICA  Teresa Rodríguez

Faye Yip proviene de una importante familia de artistas marciales. Ha crecido absorbiendo la práctica de distintos estilos de Taiji. En esta entrevista desgrana a lgunos momentos de su infancia y explica las ca racterísticas principales del estilo Sun de Taijiquan. También señala los motivos por los que es importante conocer en profundidad las técnicas marciales sin descuidar el aspecto de cultivo de la salud.

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a gusto ver moverse a Faye Yip. Cuando ejecuta las formas es muy armoniosa, precisa y limpia. Marca los acentos en los movimientos con total seguridad y los impregna de una fuerza decidida cuando corresponde. Conoce muy bien lo que hace, para ella es algo natural que lleva en la sangre y que ha optado por trabajar y disfrutar desde pequeña. Actualmente reparte su tiempo entre su propio negocio de importación y las clases que imparte. Parece una mujer abierta, alegre y disponible, y nos recibe con gran atención y amabilidad para contestar a nuestras preguntas. Para comenzar nos gustaría que nos hablase del estilo Sun, de las razones por las que se creó y del impacto que produjo su aparición dentro del mundo del Taichi.

Cuando lees el libro de Sun Lutang, es casi como si emprendieras un viaje de descubrimiento del estilo Sun y también de su práctica, así que puedes entender muy bien de dónde viene. Sun Lutang se inició en el Taiji ya en su madurez, y por entonces era un maestro reconocido de Xingyiquan y Baguazhang. Obviamente, él introdujo en su estudio de la práctica toda su experiencia anterior en las artes marciales, y eso se refleja en el resultado final de su obra, el Taiji estilo Sun.

Él investigó los estilos Wu y Hao, y de ellos tomó, entre otras cosas, la posición alta. Se puede decir que hay dos planteamientos o teorías en cuanto a las posiciones cuando realizamos formas. Según la primera, hay que practicar con posturas abiertas y bajas, con una «estructura grande», lo que permite desarrollar fuerza y resistencia en la musculatura de las piernas. La segunda defiende que debemos hacer la forma en una posición natural. La postura del estilo Sun es muy práctica, podemos ver que es más alta, que los pasos son cortos pero ágiles, y los movimientos tienen una finalidad técnica, pero no sólo desde el punto de vista marcial. Creo que Sun Lutang fue la primera persona que puso un énfasis muy marcado en el aspecto de salud que tiene el Taiji. Podemos apreciar esto en sus escritos, y tiene que ver con el hecho de haber entrado en contacto con el Taiji a una edad avanzada, siendo ya un hombre reconocido en el mundo de las artes marciales. Por eso creo que lo que más le interesaba del Taiji era desarrollar el aspecto de rejuvenecimiento desde el interior utilizando la respiración, la coordinación del cuerpo y de los sentidos, y las energías internas. Y probablemente fue la primera persona que formuló por escrito y en detalle el concepto de artes marciales internas,

la idea de que el Xingyi, el Bagua y el Taiji tenían esas cosas en común. En el contexto tradicional, las artes marciales eran eso, artes de combate, al margen de su valor como ejercicio útil para mantenerse en forma y fortalecer los músculos, articulaciones y huesos. Pero no se consideraba que fuesen un tipo de ejercicio especialmente adecuado para personas maduras o con problemas de salud. En realidad, el estilo Yang era entonces muy popular por sus efectos beneficiosos para la salud, y estaba cubriendo las necesidades de la gente de la calle en este sentido. ¿Y cuál fue la reacción en el mundo de las artes marciales cuando se formuló esta capacidad de rejuvenecimiento y de cultivo de la salud del Taiji?

Yo diría que tuvo un efecto considerable, porque Sun Lutang era un hombre muy respetado. Aunque había millones de personas que practicaban artes marciales, muy pocas habían llegado a dominar su esencia. La mayoría seguía buscando, intentando llegar a ese punto. Y Sun Lutang ofrecía unos consejos, unas pautas muy valiosas sobre cómo mejorar, cómo hacerse las preguntas correctas para alcanzar ese objetivo. La forma del estilo Sun es muy interesante, y creo que últimamente se ha popularizado aún más porque a nivel físico no es tan exigente como las de

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otros estilos de Taiji. Las posturas son asequibles para personas que no tienen muy buena forma física. A menudo me encuentro con nuevos alumnos que tienen problemas de rodillas o de reumatismo, y que no están en condiciones de aprender el estilo Chen, ni siquiera el estilo Yang. En ellos las posiciones son demasiado abiertas y hay que mantenerlas durante mucho tiempo. Ambos tienen una estética muy bonita, pero son muy exigentes para las rodillas. Por eso el estilo Sun es una buena alternativa para personas que no están en forma o que sufren problemas por no tener unas piernas y rodillas fuer-

tes, ya que existe una alternancia del peso en las piernas que hace que no se las fuerce en exceso. Otra característica que ha contribuido a su popularización es que su forma no es muy larga ni co mplicada, por lo que resulta asequible incluso para personas bastante mayores, de más de setenta años, que son capaces de memorizar y practicar una secuencia fluida, rítmica y estimulante que no carga las piernas. Y sin embargo este estilo no se ha empezado a difundir ampliamente hasta hace muy pocos años. Recuerdo que cuando me vine a vivir a Inglaterra a principios de los

noventa, era muy raro ver exhibiciones de estilo Sun. Creo que fue en 1991 cuando mi padre empezó a enseñarlo en Europa. ¿Vino usted a Europa a raíz de las visitas de su padre?

Yo fui a completar mis estudios universitarios a Inglaterra. Había terminado la carrera pero quería hacer estudios de postgrado y mejorar mi inglés. Y más o menos en la misma época fue cuando mi padre empezó a dar seminarios y cursos en Europa. Le acompañé en los primeros cursos, en 1988-89, y en 1990 me trasladé a Inglaterra para seguir estudiando.

Según nos ha explicado, el Taiji estilo Sun se suele practicar a un ritmo más rápido de lo que se ve habitualmente. En principio eso debería ser otra ventaja para las personas que no tienen unas piernas muy fuertes, porque al pasar de una posición a otra con mayor rapidez las piernas se cargan menos...

Bueno, el estilo Sun tiene dos características fundamentales. Una es el traba jo de pasos , lo que s e llama el «medi o paso». Cada vez que avanza el pie adelantado, el atrasado lo sigue. Igualmente, al retroceder con el pie atrasado, el adelantado también retrocede medio paso. Esto se traduce en que

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el peso está cambiando constantemente de pierna. Así se crea un ritmo muy característico: paso, medio paso; paso, medio paso. Es lo que se llama en chino «paso ligero», huo bu. Se suele llamar huo bu Taiji, es como un apodo que se le da, porque es una de sus cualidades principales, que es ágil y ligero. La segunda cualidad más característica del estilo Sun es el movimiento de las manos. Cada vez que se conectan dos posturas se hace con este movimiento de apertura y cierre, es decir kai he. Por eso otro de los nombres que se da al estilo Sun es kai he Taiji. En China es bastante habitual esto de poner sobrenombres a un estilo, porque es una forma de recordar y tener presentes sus características fundamentales. Aparte de esto, en la coordinación, la estructura y la filosofía, el estilo Sun sigue los mismos principios que se expresan en los famosos diez puntos esenciales para el Taiji que formuló Yang Chengfu. En eso no hay diferencia: la energía sube a la coronilla, hombros bajos, pecho hundido, espalda recta, caderas relajadas, lo sustancial y lo insustancial, todos esos principios son los mismos. Esa agilidad en los pasos, ¿tiene también una finalidad marcial?

Sí, es muy lógico plantear esa cuestión, ya que el estilo Sun recibe la influencia de otras artes marciales, como el Xingyi

y el Bagua, y es muy probable que esta distribución del peso, que es diferente a la de otros estilo s de Taiji, proceda de otras disciplinas marciales. Desde luego se ve esa influencia en algunas posturas que recuerdan mucho al Xingyi, a la postura Santi, por ejemplo. En estas posturas, aunque quizá no sean tan «sólidas» como las posiciones bajas y abiertas, se puede avanzar y retroceder con mucha rapidez, por lo que hay una mayor agilidad en los movimientos. De hecho en l os combates de contacto se suelen ver más posiciones altas, con una distribución del peso de 70-30, o incluso 60-40. De todos modos, yo creo que en ese aspecto el trabajo de formas de los diferentes estilos sirve para practicar el enraizamiento, pero no significa que necesariamente se empleen después esas posturas bajas y abiertas en un combate de contacto. Si puedes trabajar en posiciones bajas y altas, en un combate tienes una mayor ventaja, mientras que si sólo trabajas posiciones altas y no tienes la capacidad de bajar, te puedes ver en apuros en determinadas situaciones, es una debilidad. Por eso, en la práctica de formas se puede trabajar a diferentes alturas. Ahora viene la pregunta inevitable... Siendo hija de una personalidad como Li Deyin, ¿cómo fue su infancia?

En el estilo Sun la conexión entre dos posturas se realiza con un movimiento de apertura y cierre. Las posiciones de las piernas son altas y permiten avanzar y retroceder con mucha rapidez.

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¿Empezó a practicar muy pequeña, qué recuerdos tiene...?

sensibilidad y la inteligencia. ¿A usted le enseñaron igual?

Bueno, igual que otros muchos niños, yo me crié oyendo historias de grandes hazañas, de héroes de las artes marciales que volaban, como Spiderman... (ríe) Y si aprendes artes marciales cuando eres pequeña es muy divertido, es genial... No es que yo tuviera un interés especial en estudiarlas, pero sí que leía comics e historias de artes marciales y me gustaba poder aprender esas cosas de verdad, era una suerte poder vivirl as en la realidad y no sólo en la fantasía. Para mí aquello no era un sueño, yo realmente vivía rodeada de artistas marciales, y en el momento en que muchos niños se imaginaban lo increíble que sería poder estudiar esas cosas, yo tenía la oportunidad de hacerlo. Recuerdo que cuando era pequeña me sentía muy orgullosa de poder decir, «veis, yo puedo hacerlo de verdad». Cuando tenía seis o siete años mi padre ya se dedicaba a la enseñanza, y empezó a mostrarme algo de  gongfu   de Shaolin. Era muy divertido aprenderlo, tengo recuerdos muy felices de aquella época.

Sí, supongo que esa es la tradición familiar. (ríe) Y creo que tiene bastante sentido. Cuando eres pequeña tienes mucha flexibilidad, y el  gongfu   de Shaolin te pone en muy buena forma, y además es muy bonito, muy divertido, y puedes presumir. (ríe) Recuerdo que cuando iba al colegio los niños me gastaban bromas y se burlaban un poco de mí porque aprendía Wushu y Shaolin, se ponían a hacer gestos como imitando las películas de artes marciales. Y había un niño que quería como ponerme a prueba, ver qué era capaz de hacer. No recuerdo muy bien cómo fue, pero yo salía por la puerta y él intentó hacer algo, no de verdad, sino como un amago de ataque o algo así, en plan tonto. Pero aquella vez se pasó un poco, fue demasiado lejos, y no sé, instintivamente pensé, «vale, te voy a enseñar lo que sé hacer». Y entonces lancé una patada, sin tocarle, claro, y le puse el pie junto a la cabeza. Recuerdo que se quedó helado, paralizado, pero lo mejor es que a mí me pasó lo mismo, me quedé igual, bloqueada, sin saber qué hacer. Me sentí mal, tenía la sensación de que no debía haberlo hecho, porque normalmente no hacía caso a aquel tipo de bromas. El caso es que me di media vuelta y me fui muy cortada, sin decir nada, pero bueno, aquel niño no se me volvió a acercar. (ríe)

Cuando entrevistamos a su padre nos contaba que su abuelo le enseñó de pequeño Shaolin para la flexibilidad, en la adolescencia Xingyi para que adquiriera potencia y rapidez, y por último Taiji para desarrollar la

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A veces les ocurre a los profesores varones que alguien quiere poner a prueba sus habilidades marciales. ¿Le ha ocurrido a usted algo parecido como profesora de Taiji?

No, la verdad es que a mí no me ha ocurrido. Sólo de pequeña o de joven en el colegio, pero nunca era nada serio. Y bueno, toco madera, espero que no me ocurra tampoco en el futuro. No, en general la gente es muy amable y educada y nunca se me ha acercado nadie de una forma agresiva o competitiva. Pero en Inglaterra hay un buen número de profesores varones que tienen una orientación marcial bastante marcada, que participan en competiciones o que forman a alumnos que compiten. En esos casos es más fácil que alguien quiera desafiarte o probar tus habilidades, y bueno, si esa es la orientación que has elegido, de alguna forma es lo que buscas, y no debería sorprenderte o molestarte. Quizá las mujeres que enseñamos Taiji presentamos una imagen un poco más pacífica, aunque tampoco se puede generalizar, pero creo que podemos enseñar de una forma un poco más equilibrada, para potenciar la salud y la relajación, aunque también expliquemos e incorporemos las técnicas a la práctica. Yo pienso que es muy importante comprenderlas y ser capaz de demostrarlas y explicarlas.

Aunque evidentemente no todo el mundo quiere entrenar las técnicas utilizándolas de una forma real para empujar, para hacer proyecciones, etc. Por eso pienso que es importante entenderlas, pero no creo que sea esencial practicarlas constantemente. Sin duda para algunas personas el objetivo principal es dominar las técnicas, utilizarlas y hacer que funcionen. En cualquier caso es evidente que practicar empuje de manos y trabajar técnicas con un compañero te permite dar un paso más, llegar más lejos y profundizar en el Taiji. Pero insisto, sí estoy convencida de que las técnicas se deben comprender con claridad, porque esa comprensión hace que tu trabajo de formas sea mucho mejor, más completo y profundo, lo que a su vez hace que la circulación de energía sea más fluida y más potente y que los beneficios para tu salud sean mayores. Yo soy flexible en cuanto a que mis alumnos practiquen empuje de manos o trabajen las técnicas por parejas. Creo que eso no es imprescindible para conseguir grandes beneficios de la práctica del Taiji. Pienso que a veces no es posible para

todo el mundo practicar las ocho fuerzas, empujar, bloquear, desviar, etc. Si puedes hacerlo y si te interesa, si quieres invertir tiempo en dominar este aspecto, perfecto, pero eso lo dejo a la elección de cada alumno, siempre que comprenda la mecánica de cada técnica y aprenda a integrarla en la forma. Esto sí es importante, porque incluso aunque no te interese el aspecto marcial, si no comprendes la técnica de cada movimiento, si sólo imitas lo que ves, la coordinación y la alineación del cuerpo pueden ser erróneas, puede que la cadera no esté donde tiene que estar, o que los

hombros no estén bien, o que se bloquee alguna articulación, y eso puede acabar provocando alguna lesión. Estoy convencida de que la claridad en las técnicas es esencial, y que es lo que permite poner en práctica los principios del Taiji. Además de las formas, ¿trabaja algún tipo de ejercicios de Qigong, o de respiración?

Sí, normalmente trabajamos una versión del Baduanjin, un poco diferente de la de la Asociación de Qigong de Salud, porque es una de las series más antiguas de Qigong que se conocen.

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¿Y durante la forma practican algún tipo de respiración?

La impresión que tengo a partir de mi experiencia, es que especialmente con los principiantes es mejor dejar que la respiración sea natural. Ya tienen muchas cosas que recordar. Las posiciones, el peso, las manos, ya estan muy ocupados con muchas cosas como para preocuparse por la respiración. Lo único importante es que no dejen de respirar. (ríe) Ya en serio, en esta fase no es importante cuándo se inspira y cuándo se espira. Con los principiantes nosotros hacemos algunos ejercicios de Qigong y de respiración por separado sin movimientos, o bien con movimientos sencillos. Así el alumno tiene tiempo suficiente para respirar sin tener que preocuparse de nada más. Cuando se está trabajando la forma, lo importante es dedicar toda la atención a las posturas, a la estructura. Cuando las posturas y los movimientos son muy fluidos y se conocen bien, entonces se debe empezar a trabajar sobre las técnicas. Y cuando se dominan las técnicas, entonces llega un momento en que la respiración se adapta naturalmente a los movimientos. Creo que el intento de trabajar sobre la respiración demasiado pronto provoca rigidez en el cuerpo. Así que pienso que la respiración es muy importante, pero según el nivel de práctica

en el que se encuentre el alumno. Utilizar la respiración puede ayudar a perfeccionar la postura y dirigir mejor la energía. Si se trabaja con intención puede ayudar a completar la técnica, a redondearla. Pero como decía, esto tiene que hacerse en el momento adecuado. Si se hace demasiado pronto puede crear conflictos. A veces cuando me preguntan esto utilizo un ejemplo que suele poner mi padre. Cuando ves a un deportista corriendo, o a atletas de alto nivel, ¿les preguntas cómo respiran al correr? Porque cuando el movimiento tiene un propósito, todo el cuerpo se coordina para lograr ese objetivo. En ese caso no tienes que pensar en cómo respiras, la respiración se adapta ella sola al movimiento. Vas a inspirar y espirar y todo el cuerpo contribuye en ese esfuerzo y ese objetivo. Es como cuando empujas, cuando haces an. Por eso la técnica es tan importante. Te aporta un objetivo en el que concentrarte. Cuando corres tu intención es llegar a la meta. Sin embargo, los atletas de alto nivel, los atletas olímpicos, si que trabajan sobre la respiración. Porque a ese nivel la frecuencia de la respiración, o el ritmo de la respiración, puede suponer la diferencia entre una medalla de plata y una de oro. La respiración puede hacerte ganar o perder décimas de segundo. En esos casos posible-

Las técnicas presentes en los movimientos tienen que comprenderse con claridad. El trabajo de formas se vuelve asi más completo y profundo, y la circulación del Qi se potencia y libera. Eso beneficia la salud.

mente no basta con respirar de manera espontánea. A eso era a lo que me refería: según la fase de la práctica en la que estás, la respiración tiene un significado y una importancia. En el Taiji es lo mismo. Al iniciar la forma ¿hacen algún tipo de preparación, de apertura o visualización de algún recorrido interno?

Creo que eso es más propio del Qigong. En el Qigong todo es respiración, propósito, intención. Desde el principio tienes los sentidos puestos en la respiración, el ritmo, la profundidad de la respiración... Para mí esa es la gran diferencia entre Qigong y Taiji. También hay técnicas, pero no son del mismo tipo. En Taiji son mucho más prácticas, en realidad van dirigidas a lo marcial. Mientras que en el Qigong no hay esa intención de bloquear, o desviar o empujar, en gran medida la intención está puesta en la respiración y en los canales. Desde el principio es muy importante entender la relación entre la respiración y los canales energéticos. Hay características y cualidades comunes, pero el objetivo, el fin, es diferente. En Taiji bloqueas y golpeas, desvías y contraatacas. En Qigong no hay esa intención, estás trabajando tu propia energía, observando tu interior. Por eso la relajación no es exactamente igual. Creo que esa es la gran diferencia entre ambas prácticas, el Taiji es un arte marcial y el Qigong no.

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¿Qué cree ud. que puede aportar el Qigong a la práctica del Taiji? ¿Podría contarnos su experiencia personal al respecto?

¿Personalmente qué le ha aportado a usted la práctica del Qigong?

Empecé a hacer Qigong después que Taiji. En realidad empecé con mi madre para echarle una mano. En muchas cosas nos hemos ayudado mutuamente, y esto fue algo así. Empecé a aprender Qigong porque mi madre estuvo muy en ferma, tuvo que operarse y tenía problemas de salud, y después de la operación decidió empezar a hacer Qigong para acelerar la recuperación. Estaba muy débil, no podía hacer Taiji ni nada mínimamente exigente, y empezó a practicar Liu Zi Jue, los seis sonidos secretos, y yo encontré otro sistema de Qigong que podía ayudarle. Justo entonces, como en los años ochenta, era cuando el Qigong estaba empezando a popularizarse de verdad, se hablaba mucho de la capacidades de sanación del Qigong. Así que empecé a hacer Qigong con mi madre, para apoyarla en aquello. Y de repente empezaron a divulgarse gran cantidad de sistemas de Qigong, más antiguos, más modernos, era como la fiebre del Qigong. En fin, a raíz de

Yo diría que hay gente a la que le cuesta relajarse practicando Taiji y a ellos es posible que el Qigong les permita relajar mejor la mente y el cuerpo cuando después hacen Taiji. Porque el ritmo de vida moderno es muy estresante, es una lucha contra el tiempo. A mí me pasa lo mismo, tengo tres hijos pequeños, mi familia, mi trabajo, una página web que mantener, un negocio de importación... Creo que nos pasa lo mismo a todo el mundo. Tenemos que atender demasiadas cosas. Por eso cuando más disfruto es cuando estoy en una clase. Entonces todo se calma, todo lo demás desaparece. Creo que todos necesitamos eso. Vivir sumergidos en esa tensión y esa preocupación veinticuatro horas al día, siete días a la semana, es forzar el cuerpo al máximo aquello le dediqué cierta atención a esta práctica y probé diferentes sistemas. Al final conservé los que me parecían más útiles, sobre todo las Baduanjin , que sigo utilizando con mis grupos de personas mayores, porque son muy beneficiosos para personas que tienen una salud muy delicada, problemas de movilidad, equilibrio, etc. Utilizamos el Qigong en esos casos.

todo el tiempo. Por eso hay que hacer algo, Taiji u otra cosa. Pero creo que hay mucha personas para las que la práctica del Taiji es una buena forma de desconectar de todo eso y centrarse en el cuerpo, en el movimiento. Es un buen remedio para la tensión de estos tiempos. Por eso probablemente los ejercicios respiratorios del Qigong pueden ayudar a relajar el cuerpo y la mente y sacar un mayor provecho del Taiji. Antes o después, todo el mundo tiene que encontrar una forma de desconectar. Agradecemos al Instituto Deyin España su ayuda para que esta entrevista fuese posible. Teresa Rodríguez es profesora de Qigong  y Taijiqua n del e stilo Chen. Tambié n ejer ce como terapeuta de shiatsu y técnicas de movimiento consciente. [email protected]

Traducción del inglés al español: Luis Soldevila Fotografías: Teresa Rodríguez

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LA PRÁCTICA DE LAS APLICACIONES EN LAS ARTES

Lu Shengli

No son pocos los practicantes de artes internas que tras años de trabajo se sienten frustrados y decepcionados al comprobar que lo que han aprendido no funciona en un combate de competición, y aún menos en un enfrentamiento real. En este artículo extraído del libro de reciente publicación Técnicas de combate de Taiji, Xingyi y Bagua, Lu Shengli analiza este problema y describe las bases y los pasos necesarios para entrenar eficazmente las aplicaciones.

MARCIALES INTERNAS

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La habilidad de evaluar al oponente y tantear sus habilidades con rapidez es un aspecto vital en el combate real

los movimientos siempre deben ser grandes para entrenar las habilidades internas. Sin embargo, al entrenar las aplicaciones los movimientos deben ser pequeños para que tengan la máxima eficacia. En la práctica de la forma se enfatiza la precisión del movimiento porque el movimiento correcto aumenta la conciencia y la fluidez de los componentes internos. Por otro lado, en el entrenamiento de las aplicaciones se hace hincapié en la habilidad de cambiar y variar los movimientos y las técnicas con suavidad y rapidez. La habilidad de cambiar es poder pasar de una técnica a otra fluidamente, mientras que la variación consiste en poder aplicar una técnica de diferentes modos en cada momento según lo requiera la situación. Cada técnica tiene muchas variaciones, y si se quieren desarrollar las habilidades de lucha, se deben dominar todas las variaciones. Normalmente estas variaciones no se aprenden en la práctica de la forma, y por ello hay alumnos que dedican muchas horas a las formas y que a menudo se desesperan al descubrir que sus técnicas no pueden aplicarse directamente en situaciones de lucha. Es importante que comprendamos los beneficios que pueden producir los diferentes métodos de adiestramiento y lo que queremos conseguir con nuestra

práctica. El entrenamiento de las formas no puede aportarnos una comprensión de las aplicaciones. Para ello es n ecesario entrenar las aplicaciones con sistemas como el chai shou. El proceso tradicional del estudio de las aplicaciones nos ayudará a comprender cómo utilizar las diferentes técnicas desarrolladas a través de la práctica de la forma. En el entrenamiento de las aplicaciones, el profesor debe explicar cómo pueden utilizarse en un combate real los movimientos de la forma y, especialmente si se quiere desarrollar habilidades internas de alto nivel, el profesor debe ofrecer su cuerpo como objetivo, de manera que sus alumnos puedan practicar la aplicación de cada movimiento con ellos. De este modo, los profesores pueden comprobar si los alumnos han comprendido de verdad las técnicas, y este tipo de comprensión es lo que les permitirá progresar a través de una práctica continuada y especializada hasta alcanzar la maestría. Aunque los pasos a seguir en el entrenamiento de las aplicaciones difieren entre unos grupos y otros, éstos pueden dividirse generalmente en dos tipos básicos: la aplicación de una técnica fija y la aplicación de variaciones. En cada caso se emplean diferentes métodos de entrenamiento. En la aplicación de una técnica fija, el profesor

explica cada movimiento con todo detalle y luego muestra cómo puede aplicarse correctamente, sobre todo en lo referente al ángulo y al momento. Sin un ángulo y un momento correctos no se puede ejecutar ninguna técnica eficazmente. Tras una explicación detallada, los alumnos deben practicar cada técnica con un compañero para poder «sentir» cuándo la aplicación es correcta. Esto se llama «entrenamiento alimentado» porque nuestro compañero nos va «alimentando» con diferentes movimientos y nosotros reaccionamos aplicando la técnica apropiada. En la aplicación de variaciones de una técnica el profesor explica todas las variantes posibles de cada aplicación. Las más comunes consisten en aplicar la técnica desde lados y alturas diferentes. Algunas requieren cambios significativos de los movimientos básicos. Los alumnos deben practicar cada variación de forma separada y comprender el significado subyacente de cada técnica, y por último deberán ser capaces de crear sus propias variaciones.

Evaluar al oponente La capacidad de evaluar al oponente y tantear sus habilidades con rapidez es un aspecto vital en el combate real. A diferencia de los combates de competición, donde a menudo los participantes se conocen, al menos por su reputación,

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y en muchos casos incluso por haberse enfrentado anteriormente, en un combate real los oponentes saben muy poco, si es que saben algo, de las habilidades del contrario. Hay poco tiempo para averiguar el nivel de experiencia y dominio del otro antes de empezar a pelear. Por eso debemos ser capaces d e captar la información que necesitemos con una mirada rápida y unos pocos toques. Juzgar al oponente se llama liang di   y es el primer paso en el desarrollo de las técnicas correctas de combate. Cada persona tiene una combinación única de habilidades, nivel de  gon gfu , condición física, hábitos y personalidad. Algunas de estas características pueden saberse al observar al adversario, algunas al probar sus habilidades y otras simplemente tocándole. La observación puede ofrecernos información relacionada con la constitución y las condiciones físicas del contrario. Podemos evaluar su velocidad y su potencia viendo cómo se mueve. Al observar la posición de sus pies o su forma de caminar también podemos ser capaces de discernir su nivel, su agilidad y estabilidad. Ponerlo a prueba con acciones de tanteo puede proporcionarnos información sobre aspectos clave de su personalidad, por ejemplo, si es paciente o impetuoso. Tocarlo sirve para evaluar su nivel de gon gfu .  Por ejemplo, ¿real-

mente sabe cómo cambiar la fuerza? Un juicio acertado de las características del adversario siempre nos dará ventaja en las situaciones de combate. Se dice que si nos conocemos bien a nosotros mismos y a nuestro oponente, nunca correremos peligro durante un enfrentamiento. Pero al mismo tiempo debemos tener cuidado de ocultarle nuestras habilidades.

Encontrar la distancia correcta Saber calcular y mantener la distancia correcta es muy importante para el uso eficaz de las habilidades de combate. Necesitamos determinar tanto la distancia segura como la mejor distancia para cada técnica. La distancia segura es aquella en la que el contrario no puede vencernos con su técnica, y la distancia de cada técnica es aquella en la que podemos ejecutar con éxito nuestra aplicación. Durante la lucha, primero debemos determinar cuál es la distancia segura necesaria que debemos mantener. Para hacer esta evaluación, debemos saber cuán rápido es nuestro oponente y qué tipo de técnicas tiende a utilizar. Antes de atacar debemos protegernos estableciendo esta distancia segura. Mientras la mantengamos podremos estar relajados y ajustar nuestros movimientos fácil y cómodamente. Si no estamos seguros de cuál debe ser,

debemos empezar manteniéndonos a cierta distancia del oponente e ir acercándonos a él a medida que tengamos una idea más precisa. Si intenta acercarse a nosotros, debemos movernos rápida y ágilmente para mantener la distancia segura. Una vez conozcamos sus capacidades, podemos dejar que se acerque en nuestro propio beneficio. Por ejemplo, podemos atraerle hacia nosotros para tenerlo a nuestro alcance. La distancia de la técnica es la que necesitamos tener para que ésta sea de la máxima eficacia. En el combate real es común estar «medio paso demasiado lejos» del contrario. Esto puede ocurrir porque dé un paso atrás de forma natural cuando nosotros nos acercamos a él, situándose un poco más allá de nuestro alcance ideal. Debemos anticiparnos a él y ajustar nuestros pasos con este fin. Eso requiere practicar el trabajo de pasos de una forma consistente y cuidadosa. En las artes marciales internas, las distancias de las técnicas son típicamente muy cortas. Se dice que si queremos golpear a nuestro oponente debemos estar lo suficientemente cerca como para que parezca que queremos besarle. En realidad es difícil lograr un equilibrio eficaz entre la distancia segura y la de la técnica. Es necesario practicar

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nuestros movimientos para poder neutralizar los ataques del adversario en lugar de simplemente retroceder. Ésta es una manera útil de mantener una distancia segura corta. También debemos prestar atención a los movimientos de avance del contrario y aprovecharlos para alcanzar y mantener la distancia de la técnica. Para desarrollar y perfeccionar estas habilidades hay muchas formas de entrenar nuestros ojos y nuestros pies. Con una práctica concienzuda podremos podemos desarrollar una buena intuición para mantener la distancia óptima.

Determinar el momento y la dirección El momento (timing) y la dirección están íntimamente relacionados. Estos términos se refieren a cuándo y desde dónde debe emitirse nuestra fuerza durante un combate. El principio básico de las artes marciales internas es que nunca debemos emitir nuestra fuerza directamente contra la fuerza del contrario. En general el momento óptimo para emitir la fuerza es justo el instante en que nuestro adversario está acabando una técnica y va a iniciar otra. Se dice que este es el momento en que la «fuerza vieja» del contrario ya ha pasado y la «nueva» todavía no ha llegado. En ese instante es cuando más difícil le resulta a nuestro oponente cambiar de técnica.

Sin un ángulo y un momento correctos no se puede ejecutar ninguna técnica eficazmente

La dirección más común para emitir la fuerza es en diagonal a la dirección del movimiento del oponente. La fuerza en diagonal no sólo es eficaz para defendernos de la emisión de la fuerza del contrario, sino también para desequilibrarlo y controlarlo más fácilmente. En muchos casos, puede ser incluso más útil seguir la dirección de su ataque que contraatacar utilizando una fuerza cruzada; pero normalmente esto no resulta fácil. En general, determinar el momento y la dirección correctos para la emisión de fuerza es muy difícil y requiere un entrenamiento exhaustivo. El empuje de manos es el sistema más habitual para desarrollar esta habilidad, ya que permite una práctica detallada y profunda de la aplicación de todas las técnicas.

Avanzar, retroceder, moverse hacia los lados Básicamente nuestro cuerpo puede desplazarse hacia delante, hacia atrás y hacia los lados. En general, cuando avanzamos en un combate para acercarnos al oponente, debemos bajar la posición. Esto hará que nuestro cuerpo esté más estable e integrado y que al contrario le resulte más difícil defenderse. Cuando retrocedemos para aumentar la distancia, debemos elevar la posición. Una posición más alta nos permitirá ver con mayor claridad al adversario y defendernos con más facilidad.

Los movimientos laterales son muy importantes y útiles en muchas situaciones, pero es difícil realizarlos correctamente. Debido a que los pasos laterales son menos naturales y menos habituales que los pasos hacia delante y hacia atrás, deben practicarse con cuidado. En el entrenamiento, el movimiento lateral siempre se combina con movimientos de avance y retroceso para crear una acción diagonal. Si avanzamos en línea recta contra nuestro adversario es muy probable que nuestra fuerza se encuentre directamente con la suya. Esto viola un principio importante y reducirá nuestras posibilidades de ganar. Si retrocedemos en línea recta para alejarnos del contrario, para él será fácil seguirnos y para nosotros será difícil cambiar la dirección y el timing de nuestros movimientos. No seremos capaces, por ejemplo, de trasladar el movimiento rápida ni fácilmente de atrás adelante. Dos puntos importantes a tener en cuenta cuando nos movemos lateralmente son: primero, mantener el cuerpo erguido para mantener el equilibrio y, segundo, sentirnos listos en todo momento para volver a avanzar hacia el adversario.

Proteger el cuerpo En las artes marciales chinas tradicionales, la habilidad de protegernos es tan importante como la de dañar al contrario, y hay muchas técnicas para desarrollar

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esta habilidad. En el pasado los practicantes de artes marciales tenían que estar preparados para responder a situaciones difíciles al instante, de modo que la habilidad de protegerse se convirtió en algo crucial y por ello era algo que se entrenaba de forma intensiva. Hoy en día los practicantes de artes marciales no tienen que enfrentarse a ese tipo de situaciones, y por tanto no incluyen técnicas de autoprotección en su entrenamiento diario. Dos aspectos importantes de estas técnicas son cómo protegernos cuando golpeamos al contrario con una fuerza intensa, y cómo protegernos cuando él nos golpea. A medida que progrese nuestra práctica, y sobre todo cuando aumente nuestra fuerza interna, seremos capaces de emitir cada vez mayores cantidades de fuerza. A continuación, la pregunta es cuánta fuerza podemos emitir sin dañarnos a nosotros mismos. La palma de hierro es la práctica más común para protegernos en esta circunstancia. Para el segundo objetivo son útiles las prácticas como la camisa de hierro, hacer que nuestro cuerpo sea lo suficientemente fuerte como para

les internas esta práctica requiere golpear de forma ligera, utilizar la fuerza del qi y los masajes con hi erbas después del entrenamiento.

resistir golpes potentes del oponente. Estas prácticas son una parte vital del entrenamiento. Aunque los tipos de entrenamiento pueden diferir entre los grupos, el principio básico es el mismo: la habilidad del cuerpo para resistir ataques fuertes se incrementa por medio de golpes repetitivos a objetos durante un largo período de tiempo. Aunque estas técnicas se incluían tradicionalmente en el entrenamiento de artes marciales internas, se practicaban de una forma especial. Dado que la sensibilidad es un componente fundamental en estas artes, se pone un gran cuidado para que los ejercicios de palma de hierro o camisa de hierro no interfieran en el desarrollo de esta habilidad. Las prácticas que endurecen el cuerpo también pueden reducir fácilmente su sensibilidad. La tradición de las artes marciales inter-

nas valora un cuerpo fuerte, pero también requiere que el practicante mantenga en todo momento la suavidad y la relajación en los movimientos. Estas cualidades son fundamentales en todas las técnicas y aplicaciones, y no deben sacrificarse por tener un cuerpo endurecido. Un error común es creer que la piel gruesa, áspera y callosa es indicativa de un buen entrenamiento. En realidad en las artes marciales internas la práctica correcta puede hacer que nuestra piel sea más suave. Un dicho de las artes marciales internas nos advierte que si encontramos a una persona con las manos muy suaves, debemos tener especial cuidado con ella. Los ejercicios para fortalecer la piel y los órganos suelen consistir en golpear sacos llenos de arena o polvo de hierro. En las artes marcia-

La práctica de las aplicaciones Aunque en el entrenamiento de las aplicaciones suelen emplearse muñecos, la técnica de entrenamiento más común y útil es la utilización de un compañero o ayudante. Se dice que el ayudante «alimenta» a su compañero simulando ataques que le permitirán practicar cada técnica de lucha y desarrollar una mayor conciencia del movimiento, el timing , la dirección, la relajación y la sensibilidad. Existen tres puntos de una importancia vital en el entrenamiento con compañero: deng zhao,  que significa esperar hasta que el oponente lance su ataque;  jie zha o, que se refiere a cómo hacer el primer contacto con las técnicas de ataque del contrario, y huan zhao , que describe cómo responder a dichas técnicas. El aspecto más importante del entrenamiento de   deng zhao  es anticiparse y ajustarse al adversario en el momento en que éste lanza su ataque.

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Concentrarnos en sus hombros, por ejemplo, nos ayudará a anticiparnos y a responder al golpe que va a lanzar. En   jie zhao,  el factor clave es el tiempo y el ángulo de nuestro movimiento cuando tocamos por primera vez al contrario. Cuando nos lanza un puño, por ejemplo, será más fácil para nosotros interceptar su mano si levantamos nuestra mano hasta su codo y luego la llevamos a lo largo del antebrazo hasta su mano, que si intentamos atrapar su mano directamente. Para la práctica de huan zhao , el objetivo más importante es combinar las técnicas de ataque y de defensa. A diferencia de las artes marciales externas, en las cuales las técnicas de ataque y de defensa se utilizan separadamente, primero defensa y luego

ataque, la mayoría de técnicas de las artes marciales internas incluyen elementos tanto de defensa como de ataque y éstos se aplican simultáneamente. Los puntos clave en la práctica de   huan zhao   son comprender y utilizar correctamente los principios de yin y yang y mantener todos los movimientos suaves y curvilíneos. Hay tres fases en la práctica con ayudante, aunque es necesario delimitarlas estrictamente. La primera consiste en la investigación detallada de cada técnica. Debemos comprender cada movimiento y pensar en cómo podemos aplicarlo en todos los casos posibles. Luego, nuestro ayudante debe simular cada caso y presentárnoslo o «alimentarnos» con él. Debemos repetir cada técnica una y otra vez hasta que nos

hayamos familiarizado por completo con ella y podamos realizarla correctamente. En este estadio, el ayudante no debe cambiar sus movimientos en respuesta a la ejecución de nuestra técnica. Así podemos dedicar toda nuestra atención a la aplicación de la técnica, y no a lo que nuestro compañero vaya a hacer a continuación. En la segunda fase debemos combinar varias técnicas y nuestro compañero debe presentarnos combinaciones de movimientos más complejas. En cada grupo de técnicas se requerirán más cambios por nuestra parte. Nuestra atención debe centrarse en los movimientos del cuerpo y en el trabajo de los pies. La tercera fase de la práctica con pareja se parece más al combate real.

Nuestro compañero debe presentarnos el tipo de desafíos que podemos encontrarnos en una lucha real de modo que podamos practicar las respuestas necesarias. Éste es el estadio más difícil, ya que muchas de las técnicas que es necesario practicar p ueden provocar lesiones serias. Puede ser de cierta ayuda una tercera persona que actúe como protector, pero quizá no sea suficiente, por lo que debemos ser muy precavidos. Es recomendable practicar primero todos los movimientos con lentitud y ap render a controlar nuestra fuerza. Gradualmente iremos identificando los puntos donde podemos provocar más dolor. Al practicar técnicas de control y agarre ( qin na), por ejemplo, tenemos que saber en qué punto debemos relajar el agarre

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para evitar lesionar al compañero. En la práctica de técnicas de puño y patadas, puede que sea necesario incluir en el entrenamiento el trabajo sobre un poste de madera. Al practicar con un compañero tenemos que controlar nuestra fuerza para evitar dañarle, pero cuando golpeamos un poste

podemos utilizar la misma técnica con más fuerza y experimentar cómo debería ser en un ataque real.

¿Estamos preparados para pelear? Hemos analizado diferentes aspectos técnicos del entrenamiento, y con una práctica diligente experimentaremos progresos. ¿Pero significa esto que podemos entablar un combate real con éxito? Por desgracia, la respuesta es un «no» rotundo. Todavía tenemos muchas cosas que aprender. Para enfrentarnos a un combate debemos prepararnos mentalmente. Dado que un combate duro siempre contiene un elemento de crueldad, probablemente nos pondremos nerviosos ante la perspectiva de la pelea, y este nerviosismo cambiará nuestra manera de movernos. Se dice que aplicar un cincuenta por ciento de tus habilidades en una lucha real es un logro notable. Pero para conseguirlo es necesario un entrenamiento psicológico. Los factores psicológicos son muy importantes en la lucha real. Necesitamos aprender a enfrentarnos a un ataque con ecuanimidad y resolución. La mayoría de los practicantes de artes marciales de hoy en día parti-

cipan en competiciones para demostrar sus habilidades, más que para pelear de verdad y lesionar o destruir al contrario; sin embargo, los factores psicológicos siguen siendo importantes. Primero, debemos entrenarnos para permanecer estables y relajados y no dejar que la intensidad de nuestro adversario nos afecte o nos controle. Segundo, debemos aprender a utilizar los factores psicológicos a nuestro favor, como herramientas para influir sutilmente en nuestro oponente. La manera en que nos presentamos ante el contrario, por ejemplo, puede infundirle miedo o puede engañarle para que infravalore nuestra habilidad. Cambiar el ritmo de nuestros movimientos a veces es útil para minar la confianza del oponente y confundirle sobre nuestras habilidades. Para aumentar nuestras posibilidades de éxito en un combate hemos de mantener la mente clara y relajada. En una pelea es fácil descentrarse, ponerse nervioso y olvidar las técnicas. La preparación física y mental puede ayudarnos a vencer estas tendencias comunes. Tenemos que prestar atención a nuestros puntos débiles y fuertes y a los de nuestro adversario, intentar atacar sus puntos débiles y ocultar los nuestros, y utilizar nuestros nuestros puntos fuertes al máximo. Si nuestro oponente domina algunas técnicas buenas o especiales, buscaremos

En general el momento óptimo para emitir la fuerza es justo el instante en que nuestro adversario está acabando una técnica y va a iniciar otra

aplicaciones marciales

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formas de neutralizarlas, no de esquivarlas. Se dice que el ataque es la mejor defensa, y esquivando no se elimina el problema. Por ejemplo, si el contrario se lanza hacia delante para agarrar nuestra pierna y nosotros retrocedemos para evitarlo probablemente fracasaremos, porque los pasos hacia atrás son más l entos que los pasos hacia delante. Podremos defendernos mejor si avanzamos que si retrocedemos, ya que avanzando nos será más fácil mantener el equilibrio y destruir el ritmo del movimiento del oponente. La paciencia es importante , sobre todo si nos enfrentamos a personas con unas habilidades similares o superiores a las nuestras. Es mejor admitir que la tarea no es fácil y que nuestra única posibilidad de ganar radica en que el contrario cometa un error. Podemos esperar pacientemente y vigilar para ver si nos da esta oportunidad. No obstante, eso no significa quedarse sin hacer nada. Debemos intentar mantenernos a salvo de sus ataques y buscar la forma de causarle algún problema. Wen, ling,  song ,  jin g y jue   son cualidades necesarias para la lucha, y estos conceptos tienen aspectos tanto psicológicos como físicos. Wen se refiere a la estabilidad tanto de la mente como del cuerpo, y esta

característica puede manifestarse no precipitándonos en la ejecución de las técnicas. En el calor del combate es fácil acelerarse en los movimientos, y nuestra mente también puede empezar a correr. Cuando nos precipitamos es muy probable que olvidemos lo que tenemos que hacer, así que es importante calmarse y dar a nuestras respuestas un ritmo medido. Ling significa «moverse con agilidad y viveza»,  song  denota relajación, y  jin g expresa una sensación de tranquilidad y calma.  Jue  significa «tomar decisiones resueltamente» y ejecutarlas sin vacilación. Si tenemos la posibilidad de ganar el combate, debemos aplicar la técnica al instante y con confianza. Las oportunidades se pierden rápidamente y puede que no aparezcan de nuevo. En el entrenamiento de las aplicaciones nunca debemos juzgar nuestra habilidad por el hecho de que seamos capaces de utilizar una técnica determinada. En cambio, preguntémonos si nuestra acción aplica correctamente un principio. A veces una habilidad elemental, o incluso una habilidad técnicamente inadecuada para una situación concreta puede

funcionar si se adhiere a un principio. Si nuestras técnicas siguen principios correctos, progresaremos. No debemos sentir frustración o rabia si no ganamos una pelea o fracasamos en la utilización de una técnica. Siempre debemos pensar en cómo aprender de la experiencia de manera que nuestra técnica mejore. La práctica y el entrenamiento pueden proporcionarnos un conocimiento básico y un desarrollo de nuestras aptitudes, pero para ser un buen luchador hace falta mucha experiencia en situaciones reales de combate. Si utilizamos lo que aprendemos en la lucha para afinar nuestro entrenamiento y lo que aprendemos en el entrenamiento para mejorar en nuestra lucha, poco a poco llegaremos a desarrollar nuestras posibilidades al máximo.

Lu Shengli se inició en el aprendizaje de las artes marciales a los diez años. En 1970 se convirtió en discípulo de Luo Shuohan y posteriormente de Wang Peisheng. Enseña en Pekín desde 1984, donde ejerce como instructor de artes marciales en Asociación de Taiji Quan estilo Wu de Pekín y como profesor en el Instituto de Tecnologías de la Información.

Este artículo ha sido extraído del libro  Técnicas de combate de Taiji, Xingyi y Bagua. E ditorial Paidotribo. Badalona, 2009.

Agradecemos a Lu Shengli, Zhang Yun, Roger Paulo y a la editorial Paidotribo que hayan hecho posible la publicación de este trabajo.

CHENG MAN CHING  Y LA  ESGRIMA DE TAIJI ENTREVISTA CON KEN V   AN SICKLE

esgrima de taichi

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E

n julio de 2008 se celebró en el hotel rural «La Pernice Rossa», en las colinas altas del Oltrepò Pavese italiano, un seminario de esgrima de Taiji con Ken Van Sickle, discípulo de Cheng Man Ching y uno de los pocos profesores realmente expertos en esta sutil y divertida especialidad del Taiji Quan. El nombre del lugar era un buen augurio, pues en la simbología china la perdiz representa la «afinidad electiva», un término originalmente químico, luego literario, que indica fuerzas que tienden a unir a la gente más allá de los límites impuestos por la cultura, la tradición y los reglamentos, y así fue, visto que practicantes de diferentes escuelas y edades muy distintas (incluida una valiente mujer de noventa años) se reunieron en un terreno común para plena satisfacción de todos. El ritmo de la práctica fue muy intenso, pero no agotador. Resultaron especialmente interesantes, además de la posibilidad de cruzar las hojas (estrictamente de madera) con muchas personas diferentes, los «duelos didácticos» que todo el mundo pudo realizar con el instructor, obteniendo información muy valiosa acerca de las propias cualidades y puntos débiles. Para mí fue una gran oportunidad de practicar y conversar directamente con un alumno de Cheng Man Ching. De hecho, Ken estudió con el «viejo profesor» de 1967 a 1975,

especializándose particularmente en la esgrima de Taiji. Como yo ya había visto en una sesión anterior, en el Foro Cheng Man Ching de Montecatini en 2006, Ken es una persona agradable y muy bien dispuesta, y lo que sigue es un resumen de nuestra charla.

¿Qué era lo que más te impresionaba de Cheng Man Ching? En primer lugar era la persona más relajada que he visto nunca. Al mismo tiempo, sin embargo, su mente estaba siempre activa, siempre involucrada en

algo, estaba constantemente presente, nunca desconectado de la realidad del momento. Aunque fue universalmente conocido como el «maestro de las cinco excelencias» (medicina, poesía, caligrafía, pintura y Taiji Quan), era realmente una personalidad completa, «todo terreno», cuya capacidad llegaba mucho más allá de esas cinco artes. Era muy amable y abierto en su enseñanza. Sabemos de personas que estudiaron con él en Taiwán, dónde se comportaba de modo algo reservado, tal y como se espera que sea un maes-

tro de Taiji. Pero cuando se instaló en Nueva York vio y apreció que la cultura era totalmente diferente, y cambió en consecuencia. Un ejemplo significativo del cambio es que enseñó la esgrima Taiji mucho más en Estados Unidos que en Taiwán, lo que ha provocado cierta perplejidad entre sus alumnos de allí.

¿Hay alguna enseñanza esencial de Cheng Man Ching que desearías destacar?  No tanto una enseñanza como una forma de enseñanza: el profesor Cheng era

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realmente capaz de transmitir habilidades a través del contacto corporal. No era inusual para mí sentir cómo emergía información de mi cuerpo algún tiempo después de haber practicado con él, aunque en el momento yo no hubiera entendido lo que estaba haciendo.

Las demostraciones de Tui Shou de Cheng Man Ching son famosas y están bien documentadas. ¿Puedes explicarnos lo que se experimentaba al ser empujado por el profesor Cheng? Te sentías como elevado por una gran ola, no se advertía presión o sensación de empuje en un lugar determinado del cuerpo, que se movía todo junto con el suyo. Era muy potente pero en ningún caso desagradable o perjudicial. De hecho, el profesor Cheng no hacía nunca fajin (manifestación explosiva de la fuerza), a pesar de que era perfectamente capaz de hacerlo, porque puede ser muy peli-

groso, especialmen te si la ola de fuerza pasa a través de los órganos internos. Ejecutaba más bien lo que se llama ti fang, literalmente «levantar y dejar ir», o «desenraizar». Ti fang  requiere sensibilidad y habilidad para conectar con las reacciones neuro-musculares del compañero, y lo ejecutaba de la siguiente forma: en primer lugar tocaba al compañero con una li gera presión que generaba una ola instintiva de resistencia. Justo en ese momento él se relajaba completamente, sin perder la conexión con el otro, generando en éste la sensación de caer como en un vacío seguido de un hundimiento hacia adelante como para encontrar apoyo (que no se encontraba, porque el profesor se mantenía suelto y relajado), e inmediatamente después seguía un retorno desde el pie adelantado hacia el pie atrasado, en un intento por recuperar el equilibrio. En ese momento el profesor se «hundía» en el compañero acelerando su movimiento hacia el pie atrasado hasta que la presión generada le hacía salir despedido. A veces se hundía por un espacio

de tiempo muy largo a través del compañero manteniendo su cuerpo relajado y permitiendo a los brazos flexionarse, para luego de repente volver a reconectar la propia estructura, creando de esta manera una presión entre ambos especialmente alta. Sólo en ese momento dejaba extenderse los brazos para seguir al compañero. No usaba nunca la fuerza de los brazos para empujar.

A menudo llamamos a la espada de Taiji «la espada como una pluma» (Feather Sword). ¿De dónde procede ésta expresión? Viene de algo que el profesor Cheng solía decir: hay que manejar la espada de madera, o incluso una pluma, como si fuera una hoja de acero afilada como una navaja hasta que seamos capaces de escuchar una verdadera espada como si fuera una pluma en nuestras manos. ¿A qué nivel de experiencia en Taiji aconsejarías e mpezar a aprender la esgrima? Es esencial tener una buena base en la forma y el Tui Shou. Un alumno no podrá disfrutar de la esgrima hasta que haya

desarrollado una buena capacidad para relajarse y escuchar. Desde este punto de vista cualquier sistema de entrenamiento interno, al margen del nombre del estilo o escuela, es una buena base. Incluso los practicantes experimentados se sentirán algo incómodos en su primer intento de manejar una espada, y mucho más cuando se trata de practicar con un compañero. De hecho es normal que pase bastante tiempo hasta que la espada se percibe realmente como una extensión de nuestro cuerpo.

¿Qué relación existe entre la práctica de la forma de espada y la esgrima libre del Taiji? La forma ayuda a desarrollar las conexiones dinámicas adecuadas entre nuestro centro de conexiones y las diferentes partes del cuerpo de la espada (empuñadura, centro de equilibrio, punta), hasta que la espada empieza a comportarse como una extensión de nuestro cuerpo. En segundo lugar, la forma es un repertorio de técnicas de

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lucha y esgrima, y casi todo lo que hacemos en la esgrima libre está contenido en la forma. Cheng Man Ching nunca dio muchas explicaciones sobre el significado de los movimientos de la forma, excepto a algunos de sus primeros estudiantes. En realidad lo que sucede después de haber practicado la forma y la esgrima libre durante bastante tiempo es que las aplicaciones parecen surgir por sí mismas de manera natural.

¿Estas aplicaciones son realmente eficaces? La forma de espada Taiji de estilo Yang que practicamos es una evolución de una forma o estilo anterior llamado Michuan, que originalmente enseñó Yang Luchan; el Michuan era considerado una tradi-

ción «interna» de la familia Yang, en contraste con lo que se llamó «estilo público», que más tarde enseñó abiertamente el mismo Yang Luchan y sobre todo Yang Chenfu. El Michuan estaba claramente dirigido al combate real y sus movimientos y técnicas eran sobre todo rectos, mientras que el «estilo público» expresa más claramente los principios del Taiji a través de sus característicos movimientos circulares y espirales. Algunos han cuestionado la eficacia real en la lucha del «estilo público», tratándolo como si fuera una especie de gimnasia suave para caballeros y damas refinados: en realidad, la correcta aplicación de los principios del Taiji lo hacen al menos tan eficaz como el estilo original.

¿Es útil usar una espada auténtica en la ejecución de la forma? Sin duda contribuye a mejorar la calidad del movimiento. El peso de una espada de acero obliga a conducirla con el propio centro y a mantenernos en la mejor condición de relajación posible durante la ejecución de toda la forma. Pero si uno utiliza demasiada tensión y

fuerza en los brazos se sentirá cansado y dolorido después de unos pocos movimientos. Por lo tanto, si uno está empezando a experimentar con la espada de Taiji, yo aconsejo probar con una espada real de vez en cuando, e ir aumentando la frecuencia a medida que se adquiere familiaridad con el arma. Otra herramienta útil para la práctica es la borla o las cintas de tela atados al pomo de la espada. Cuando el movimiento fluye correctamente la borla seguirá a la espada, pero apenas el gesto se embrolle, la borla se enrollará alredededor de la muñeca.

En las escuelas de espada  japonesas a menudo se practica el corte de gruesas cañas de bambú o rollos de paja. ¿Piensas que podría ser útil también para los practicantes de esgrima de Taiji? Cortar un objeto real es una prueba crucial para verificar la exactitud de la técnica, siempre y cuando se tenga suficiente experiencia. No es una práctica para principiantes. Se puede probar a cortar pedazos de madera (¡nunca ramas de árboles vivos!), o cualquier otro obje to similar. Pero si la alineación no es correcta, si se empuña la espada de forma demasiado flo ja o c on un mal án gulo de la muñec a, o si el movimiento no es impecable, se pueden producir graves accidentes.

La esgrima de Taiji respeta l os principios del combate real, por lo tanto el ataque está siempre supeditado a la protección del propio cuerpo Un buen corte es limpio, rápido y prácticamente no requiere esfuerzo. Si uno no tiene una espada china (jian) adecuada para el uso real, se puede practicar con un machete.

¿Cuáles son los principios esenciales de la esgrima de Taiji? La esgrima de Taiji respeta los principios del combate real, por lo tanto la autodefensa es lo primero. El ataque está siempre supeditado a la protección del propio cuerpo. En la práctica, la primera cosa que hay que aprender, y la más esencial, es a mantener la espada entre nuestro cuerpo y la espada del compañero. El segundo principio es el de mantener en todo momento un contacto

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los movimientos del centro de nuestro cuerpo. También hay que aprender a mover el cuerpo en un círculo alrededor del compañero, de forma similar a la caminata del Bagua Zhang.

sensible entre nuestra espada y la del compañero y tratar de sentir a través de esta conexión su fuerza, energía e intención. El tercer principio es «quitarse de en medio» cuando viene un ataque directo, no intentar nunca bloquear un ataque, pues eso sería utilizar fuerza contra fuerza, y se opone al principio de ceder. Lo que hay que hacer es desplazar el cuerpo lo suficiente para llevarlo a una distancia segura, sin alejarse demasiado en ninguna dirección, y reanudar de inmediato el contacto con la hoja del compañero. El movimiento circular es común a estos tres principios: mover la espada siempre girando junto con la del compañero. Obviamente, el movimiento circular de la espada está dirigido por

¿Cómo se entrena el movimiento circular de la espada? El ejercicio básico principal se denomina «punta inmóvil» ( stil l poin t ) y consiste en describir círculos con la espada mientras se mantiene la punta fija delante de uno. Inicialmente se hacen semicírculos, luego se aprende a hacer círculos completos en el sentido de las agujas del reloj y al contrario. Todos los movimientos se generan a partir del propio centro, que se conecta con el centro de equilibrio de la espada mientras que los brazos y los hombros se mantienen relajados. De esta forma se entrena otro principio fundamental, que es tratar de mantener la punta de la espada dirigida hacia la línea central del oponente, amenazándole en todo momento. De este principio se infiere, lógicamente, que nunca deberemos intentar atacar mientras la espada del compañero nos esté amenazando, pues seríamos alcanzados de inmediato. ¿Cuál es el objetivo principal del movimiento circular de la espada? El objetivo es adherirse a la hoja del oponente y seguirla constantemente

escuchando su fuerza y su intención (ting jin, «fuerza de escucha»). No se debe empujar ni presionar nunca sobre la hoja del oponente, y sí en cambio tratar de aprovechar cualquier exceso o carencia por su parte.

¿Puedes explicar qué entiendes por exceso y carencia? Un ejemplo de exceso es cuando el compañero presiona en cualquier dirección sobre nuestra hoja: esto nos proporciona la energía necesaria para atacar, moviéndonos a lo largo del mismo círculo y en la misma dirección y, a continuación, reducir el círculo en una espiral que lleva a nuestra hoja a tocar su cuerpo. Es una aplicación del principio de Taiji de recoger la fuerza del oponente para nuestra ventaja. Sentir los cambios de presión a través de la

espada es el nivel básico de ting jin en la esgrima.Un ejemplo de carencia es una apertura no intencionada de la guardia del oponente, o incluso una ligera disminución en su atención: en este caso hay que atacar de inmediato, debe convertirse en un reflejo automático que se activa en una fracción de segundo. Se puede entrenar este aspecto mientras se practica con un compañero: de repente, y sin ningún tipo de patrón preconcebido, abrir la guardia. Apenas uno de los dos muestra una apertura, el otro debe atacar inmediatamente.

¿Puede decirnos algo acerca del tipo de intención que se debe cultivar en la esgrima de Taiji? La intención es la misma que buscamos en el tui shou, así que me limitaré a subrayar algunos aspectos que son de particular relevancia en el contexto de la esgrima. Ante todo, moverse sinceramente: entregarse plenamente a la acción que se esté haciendo, de manera que el compañero reciba algo sustancial y no sólo un gesto externo. Esto afecta profundamente a la reacción instintiva del cuerpo y las fuerzas que se generan.

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Debemos aprovechar cualquier posibilidad que el oponente nos ofrezca para atacarle: es un generoso regalo, y sería grosero rechazarlo También significa que nunca se debe «fintar», en el sentido de que toda acción debe estar respa ldada por una verdadera in tenció n, de lo contrario la reacción que se espera del contrario simplemente no se produce. Debemos estar listos para aprovechar cualquier posibilidad que el oponente ofrezca para atacarle: es un generoso regalo, y sería grosero rechazarlo. Se puede mostrar gratitud cortándolo con dulzura, amabilidad y una sonrisa. La esgrima de Taiji requiere un profundo respeto por el cuerpo del otro, por lo tanto no se debe golpear nunca con fuerza. La seguridad es esencial para el pleno disfrute de la práctica. En cuarenta años de práctica, el único incidente que he pre-

senciado se saldó con un diente roto, un corte en la cabeza y algunos moretones en las muñecas. Creo que son unos resultados muy positivos en comparación con otros estilos marciales y deportes... Una cosa que puede ayudarnos a ser más cuidadosos y atentos es habituarnos a manejar la espada de madera como si se tratara de una verdadera espada, con el mismo respeto y atención que prestaríamos a una hoja de acero bien afilada. Por último, debo mencionar la primera y la más grave «enfermedad de la espada», que es el deseo de ganar. Esto puede ralentizar el aprendizaje o incluso interrumpir el flujo de información más profunda procedente del profesor y de nuestro propio cuerpo.

¿Dónde se debe dirigir la mirada mientras se practica la esgrima de Taiji? Al principio necesitamos centrar la vista para evitar que la mente vague, por lo que miraremos a la espada o a los ojos del oponente, pero más tarde hay que desarrollar una visión de conjunto, que es mucho mejor, pues enfocar la mente en un punto puede dejar la mente atrapada fácilmente. La clave es mantenerse centrado: si el contrario ataca y nuestra mente se dirige al punto que en ese momento está amenazado, el resto del cuerpo quedará al descubierto y será vulnerable.

¿Cómo se usa la mano sin arma en la esgrima? La mano no armada es fundamental: como en cualquier otra forma de entrenamiento de Taiji, todas las partes del cuerpo deben estar totalmente conectadas con el centro. En esencia esta mano equilibra constantemente la mano armada. También se puede utilizar, si se presenta la oportunidad, para controlar la mano del oponente mientras le atacamos con la espada. Por lo tanto, no hay que dejar nunca que la mano cuelgue inerte, debe estar viva. Lo mejor es tenerla lista para la acción delante del cuerpo, con una forma redondeada, teniendo cuidado de evitar que el codo se pegue al tronco. Si apuntáis el dedo índice y medio a la muñeca de la mano armada obtendréis la postura fácilmente. ¿Qué piensas de los torneos de esgrima Taiji? No soy demasiado partidario de los torneos de esgrima de Taiji o de Tui Shou. El nivel general no es lo suficientemente alto, por lo que muchas personas terminan utilizando la fuerza bruta en lugar de los principios del Taiji. El equipo de protección puede incluso empeorar la situación desde este punto de vista, aunque es bueno para la seguridad de los practicantes. Cheng Man Ching estaba siempre alegre y sonriente cuando practicaba con la espada, y debemos tratar de mantener vivo este espíritu.

Marco Venanzi es homeópata y responsable de la Asociacion Cultural «Il Drago che Nuota» para el estudio de prácticas tradicionales taoístas. Practicante de Aikido, Karate, Kenjitsu  y Iaido. Instructor de Tai Chi Chuan del estilo Yang del Prof. Cheng Man Ching, enseña en Milán siguiendo el método de la escuela Huang (Malasia). www.ildragochenuota.com Traducción del italiano: Guillem Bernadó

LAO GONG Georges Saby

Dentro de su recorrido por los principales puntos de acupuntura, el autor se detiene ahora en el estudio del punto Laogong, desgranando en este artículo sus funciones, matices y esferas de influencia.

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aogong (MC8) es un punto de acupuntura perteneciente al meridiano del Maestro del Corazón. Se encuentra situado en la palma de la mano, cerca de la base del dedo anular. En el campo del Qigong el Laogong engloba una zona circular más amplia localizada en la palma de la mano, que abarca los puntos de acupuntura 7 y 8 del canal energético Maestro del Corazón. La traducción literal de Laogong puede ser «palacio del trabajo». El sentido de este gong nos acerca a la noción presente en el Qigong de obra artesanal bien acabada, de trabajo manual y pericia. El valor del trabajo manual, ex-

presión práctica de la inteligencia humana, se encuentra aquí resaltado por la asociación del término gong con lao. Su significado es palacio, centro de residencia del emperador o bien, según la visión

tradicional china, centro del mundo. China se autoproclamaba «el Imperio del Centro» y su centro físico era el palacio del emperador. En la lengua popular francesa se expresa una concordancia de la mano con esta idea de palacio del trabajo, pero por una vía opuesta, en la expresión «no mover ni un dedo», cuando la pereza provoca una parálisis del impulso vital y obstruye toda posibilidad de realización. Este meridiano es conocido también como constrictor del corazón y pericardio. En la medicina tradicional china, este canal energético tiene la función de proteger al corazón en su calidad de órgano y también a la persona, considerándolo como centro espiritual. El Maestro del Corazón tiene la misma función que la guardia cercana al emperador y sus consejeros privados, es decir, crear un entorno que le mantenga protegido. Así, el pericardio  juega el papel de guardiá n de la puerta del emperador. En relación con esta imagen extraída de la antigua civilización china, la función de este meridiano consiste en administrar, en un sentido psicológico, el flujo de todo lo que viene al encuentro de nuestro corazón y nuestra alma. Dentro de la multitud de estímulos que nos llegan, hay algunos que son positivos y otros que

no. El papel del guardián es seleccionar y autorizar solamente los elementos que son positivos para nosotros. Como defensor de nuestro corazón este sistema orgánico es de una importancia vital y cuando se encuentra desbordado entramos en un estado de confusión emocional y/o psíquica. Desde un punto de vista más fisiológico, este canal protege al órgano del corazón y a toda nuestra esfera cardiaca. Por eso se encuentra implicado en los infartos de miocardio, ya que es responsable del buen funcionamiento venoso y arterial existente alrededor del corazón. La sensibilidad particularmente fina que posee la mano humana se encuentra localizada alrededor de la zona de Laogong. Podemos considerar este punto como el eje de una rueda alrededor del cual convergen siete radios: los cinco dedos y los dos huesos del antebrazo, el cúbito y el radio. Este centro sensible es un palacio abierto, una puerta que

puede batir en ambos sentidos. A nivel energético este mecanismo funciona como una bomba que por un lado recibe y aspira la energía y, acelerando su movimiento, la restituye y reenvía. En la tradición del Qigong podemos encontrar numerosos ejercicios de bombeo en los que se utiliza la apertura y cierre de ciertas zonas o guas. En las artes marciales chinas tanto externas como internas se aplica este tipo de ejercicios del Qigong. Por ejemplo, dentro del Boxeo de los Ocho Trigramas o Bagua zhang,  a veces ejecutamos este movimiento particular de bombeo durante la práctica de las ocho palmas principales. De esta forma podemos sentir el universo y también a un oponente, puesto que se trata de un arte marcial, para emitir energía en su contra o golpearle con mayor intensidad.

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El feng shui del suelo Puede parecer pueril, infantil e irrealista el hecho de entrenarnos para sentir el campo periférico que puede existir alrededor de un árbol, mezclar el nuestro con el suyo e incluso dialogar sensitivamente con él. Esto parece francamente estúpido desde el punto de vista que exponen los científicos racionalistas nalistas más duros acerca del mundo de lo o visible. v s e. Sin S embargo, en el mundo de laa sensación sens ó esto es muy posible, y las personas que erso realizan este tipo de prácticass tienen en una a vivencia objetiva y realista. Esta realidad proviene dee laa parte ar e menos visible del mundo y de nuestra nu ra existencia, y a veces tiene efectos directos en el ámbito de lo   manifiesto. Por ejemplo, cuando situamos mos las manos en la posición correspondiente ndiente a la l aguaz a , palma de la tierra en el Baguazhang, la sensibilidad puede indicarnos arnos cuá cuáless son las zonas sanas o malsanas sanas dee un terreno, sintiéndolas al pasar porr ar justo ju o po encima, como un zahorí con n sus varillas ar s de avellano. Lo que me permite hablar blar de estas est s cosas sin tener la impresión dee ser extravagante es la constatación que he vivido objetiva y repetidamente, de que numerosas personas que tienen la sensibilidad despierta, sin ponerse de acuerdo, encuentran en un terreno cualidades idénticas en las mismas zonas espaciales. Esta posibilidad se revela cada vez más

factible cuando se efectúa el test de forma «científica», sin que las personas que hacen el testaje se hayan visto antes ni haya habido comunicación entre ellos.

La imposición de manos De la misma m sma manera la palma de la tierra del d Baguazhang se encuentra re relacionada con la noción de lo que en otro tiemnoción d po en p en occidente e llamamos imposición de manos y cuyo significado ni i ado se recogió, un siglo atráss y tal vez atr v por error, bajo el término e rmino de magnetismo. Los intentos ntentos intelectuales que apuntan a da dar una base cientíimposición de manos fica a la imp asociándola sociándola con el magnetismo han ofrecido o re a los paladines de las cciencias en as llamadas l am «exactas» un incentivo para para la Así, han tenido a controversia. co la a oportunidad oportunid de oponerse a uno de los métodos terapéuticos más antiguos que q e existen exis en y rebatir su eficacia. Pero no porque or ue haya en un sector social algunos charlatanes hay que rechazar la integridad de este método. En el fondo la imposición de manos no se opone a la ciencia y es algo sano mientras no se considere superior o pretenda reemplazar a la medicina científica, puesto que ambas son de gran i nterés.

Con la imposición de manos entramos en el aspecto de restitución de la energía característico del punto Laogong. La energía pasa naturalmente a través de la mano y nosotros, de alguna forma, no tenemos nada que hacer. Existen numerosos métodos para esto, pero todos emplean la mano y el Laogong. Esta práctica a menudo se acompaña de una actitud espiritual pero funciona con independencia de cual sea la religión que practiquemos, incluso si somos ateos. La fe, el Espíritu Santo o el Qi no son propiedad de nadie. A occi dente han

llegado desde Japón los métodos de Yuki y después, de forma más reciente, el Reiki. La tradición china prescinde del concepto de Dios. Más bien orienta su pensamiento hacia una noción de armonía universal a la cual intenta adherirse íntimamente la persona que impone sus manos. En el Qigong terapéutico chino se utiliza la proyección del Qi a través del punto Laogong. Entre los que usan este método aunque sólo sea una vez, existen personas muy eficaces y competentes y otras que es mejor evitar debido a su falta de seriedad. En el fondo la calidad no es una cuestión de disciplina o del sector determinado al que se pertenezca, sino más bien tiene que ver con la humanidad de la persona. En todos los ámbitos hay gente buena y otros que lo son menos.

El masaje del Laogong El método de la relajación coreana se parece a los masajes pero en relación a ellos presenta una gran diferencia. En la relajación occidental que se ha importado de la India, como por ejemplo el Yoga Nidra, una persona tumbada per-

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Con las manos podemos curar, pero también recoger información sobre un adversario

sigue un viaje interior conducida por un guía de voz suave y un poco cavernosa. Durante la relajación coreana la persona está tumbada y se abandona a manos expertas en las técnicas vibracionales y no se pronuncia una sola palabra. El receptor adopta cada vez diferentes posturas mientras se le hace vibrar su cuerpo a través de un impulso manual preciso que se va desplazando y que incluye a veces al mismo tiempo un ligero estiramiento. El masaje cuidadoso de la zona de Laogong sobre el punto MC5 produce un efecto universalmente relajante que aporta un raro placer. El brazo del receptor se encuentra suspendido, su mano está sujeta firmemente por el pulgar y el dedo pequeño del masajista. Entonces se le masajea la musculatura de la mano utilizando de manera alterna los dos dedos pulgares, como si las patas aterciopeladas de un gato bailasen por ella.

Sentir el campo periférico De la misma forma que la mano puede curar a través de su imposición puede también sentir el campo periférico de un adversario y utilizar esta sensibilidad como fuente de información. La mayor parte del tiempo durante una situación de combate solemos emplear la vista, pero los practicantes avanzados usan todos sus sentidos. En el Taijiquan algunas prácticas antiguas de tuishou exigen que el practi-

cante desarrolle el tacto como otra fuente de información durante el combate a distancia corta. Se trata de ejercicios específicos de «manos pegajosas» destinados no sólo al desarrollo de la capacidad para absorber, desviar o rechazar, sino también a sentir la dirección de un ataque antes de que se desencadene. Además, este tipo de entrenamiento se realiza con los ojos cerrados. Una vez que la sensibilidad táctil se encuentra bien desarrollada, aquellos que se encuentren motivados pueden intentar utilizar la piel como un sexto sentido, que llegará a ser un detector periférico para el combate a distancia media o larga. Hace falta decir que este tipo de práctica concierne a los apasionados y especialistas, puesto que son pocas las personas que desarrollan completamente esta capacidad. Uno entra en el terreno de lo misterioso de una forma mucho más natural de lo que parece, cuando utiliza hasta el extremo uno de sus sentidos. Y cuando nos encontramos a una distancia respetable del compañero necesitamos una gran sensibilidad para detectar los fallos energéticos de su campo periférico. Para el ser humano esta sensibilidad del punto Laogong es un automatismo animal más o menos despierto. Inconscientemente estamos siempre en contacto con la posibilidad de estar informados de este modo. Nuestro cerebro posee

una parte profunda llamada «cerebro reptiliano» que funciona a través de automatismos. Instintivamente nos guía en lo cotidiano muy a menudo. Por ejemplo, nos lleva a querer o a no apreciar en absoluto a tal o cual persona de forma instantánea e irreflexiva, y a querer o no frecuentarla, a aceptarla o evitarla. Y eso nos conduce de vuelta a la relación del punto Laogong con la función que tiene el meridiano de acupuntura Maestro del Corazón como protector del corazón. Es suficiente estrechar la mano de alguien para sentir, evaluar y hacerse una idea de la impresión que se ha recibido. La zona Laogong es extremadamente sensible a todo aspecto de la relación con el entorno. Una mano flexible puede ser también callosa, y aun así revelar una armonía que se convierte en el palacio del trabajo descrito por la antigua tradición china, un lugar donde el emperador puede acudir a descansar y trabajar. George Saby lleva más de treinta años practicando y enseñando artes marciales internas, entre ellas Taijiquan de los estilos Yang antiguo, Chen y Wu, Bagua Zhang estilo  Jian g Ro ng J iao y Cao Yi Sh en, y dife rent es técnicas de Qigong. Además es terapeuta de Shiatsu Iokai y masaje chino Tui Na. [email protected] Traducción al español: Mayte Foulquié Fotografías de las manos: Teresa Rodríguez 

LIBROS LEVANTAR LA MIRADA Fundamentos para una práctica contemporánea JUAN GOROSTIDI BERRONDO Editorial: La Liebre de Marzo, Barcelona Año: 2008 522 páginas ISBN: 978-84-924-7002-0 17 x 24 cm Precio: 30€

Basta con hojear el índice de Levantar la mirada para darse cuenta de que, en el marco de lo escrito hasta ahora sobre Tai Chi Chuan, no sólo representa una novedad, sino también un hito: el de intentar otorgar al taichi practicado en Occidente la dignidad que aporta el mirar de frente los grandes desafíos de la época en que vivimos. Para el lo, lejos de fundamentarse en los tópicos orientalistas —como es común en el mundo de esta disciplina—, se propone la ardua y honrada tarea de una posible traducción de esta disciplina bajo la óptica de lo contemporáneo. El resultado es un ensayo provocador y polémico pero honrado, lúcido y a la vez abierto, don-

de no falta la poesía y en el que se propone de forma deliberada un ejercicio de reflexión cargado más de preguntas que de respuestas. Los tres grandes temas en que está organizado el texto (cuerpo, salud  y marcialidad ) están precedidos por un ensayo introductorio que anticipa el horizonte y el tono de esta obra: «Con el tiempo, he llegado a la conclusión de que [no preguntarse por la naturaleza del tai chi chuan] concierne al núcleo de su concepción actual…» Una de las características que define a los administradores de esta práctica es la negación del sentido o la necesidad de la reflexión… Se ha impuesto una actitud «esencialista»…

Situado pues en las antípodas del manual taoísta o de taichi al uso, Juan Gorostidi explora los tres ámbitos propuestos desde el exterior , en diálogo con la antropología, la psicología, la filosofía o la historia. Para el primero de ellos, hace una lectura de la historia del cuerpo y su relación con la identidad, antes de hablar sobre deporte, y TCC y traba jo corporal. Para el segundo, busca paralelismos entre las antiguas medicinas europeas y las orientales, para encarar después temas como Tratar con el dolor  y la enfermedad  o Las leyes de traducción cuerpo-emoción-mente. La marcialidad la encara con Algunas notas sob re  guerra y terror en el si glo  XXI  , Condi ción

humana y condición marcial y La práctica marcial sin perspectivas de guerra. Cada uno de estos estudios se completan desde el interior de la práctica, aportando traducciones y criterios apoyados en su larga experiencia como practicante y docente: La fase de carga  y los modelos dinámicos ; El diagrama  postural; El diseño de la forma o Las tres analogías, son algunos de los más de veinte temas que pueden atrapar al lector, suscitando preguntas, reflexiones o incluso desacuerdos. Cualquier cosa excepto indiferencia.

Marina De Franceschi 

libros

tai chi chua n • nº 18 • verano 2009

Ciencia, Tao y arte del combate FLAVIO DANIELE

TÉCNICAS DE COMBATE  de Taiji, Xingyi y Bagua

Editorial: Shinden Ediciones, Barcelona Páginas: 137 Precio: 16,80€ Año: 2008 ISBN: 9788496894105

LU SHENGLI Editorial: Paidotribo, Badalona 21 x 27,5 cm. 305 páginas Precio: 35€ ISBN: 978-84-8019-170-8

El equilibrio energético a través del tao MANTAK CHIA

Recientemente tuve la oportunidad

eficaces que conocía y las combinó en

básicas de mano, codo, hombro, cadera,

de conocer en persona a Lu Shengli, un

una forma de dieciséis posturas dirigida

rodilla, cabeza y pie, y de las principales

respetado experto en el estilo Wu del

a aportar al alumno el repertorio técni-

posiciones y pasos, así como una expo-

norte y miembro destacado de la Aso-

co necesario para resolver con éxito un

sición del entrenamiento del gongfu de

ciación de Taijiquan estilo Wu de Pekín.

enfrentamiento. Pero siendo consciente

base necesario para acometer la práctica

Tratándose de un aventajado discípulo

de que un recetario de técnicas no es su-

de las aplicaciones. Tras esta exposición de

del famoso Wang Peisheng, esperaba en-

ficiente, emprendió la redacción de este

los fundamentos, se describe la forma de

contrarme a un curtido luchador. Desde

libro, dirigido a guiarnos en la ardua em-

dieciséis posturas con las aplicaciones y va-

luego, el caballero de rasgos tranquilos

presa de llevar a la práctica el contenido

riaciones de cada movimiento.

y gestos suaves que me presentaron no

marcial de las artes internas.

Con todo, como explica en el último

lo parecía, pero como él mismo dice en

Una primera parte se dedica a los

capítulo, que publicamos en este número

su libro, «cuando te encuentres con un

principios básicos. En este apartado se

en forma de artículo, ni siquiera un sis-

hombre de manos suaves, desconfía».

exponen las diferentes teorías sobre los

tema de entrenamiento exhaustivo como

Editorial: Neo Person, Madrid Páginas: 252 Precio: 15,00€ Año: 2008 ISBN: 9788495973443

Tai Chi Chuan: Decoding the Classics for the Modern Martial Artist DAN DOCHERTY

Editorial: Crowood Press Páginas: 142 Precio: 14.99£ Año: 2009 ISBN: 3781847970848

Lu Shengli recibió de sus maestros

orígenes y la historia del Xingyi, el Taiji

el que aquí se describe nos convertirá en

una extensa y profunda formación en ar-

y el Bagua, y se analizan en detalle los

luchadores. Para eso será necesaria una

El Chi. Energía de vida

tes internas, pero además es un estudioso

principios y, lo que es menos habitual,

sólida preparación mental y experiencia

FRANCISCO  PERICÁS ÁLVAREZ

y un investigador incansable, y tiene una

los métodos de entrenamiento tradicio-

en situaciones de combate real.

vasta experiencia de combate a las espal-

nales de estas tres artes.

das. A partir de estos conocimientos teó-

En los siguientes capítulos el lector en-

ricos y prácticos, reunió las técnicas más

contrará una descripción de las técnicas

Luis Soldevila [email protected]

Editorial: Ediciones Tao, Madrid Páginas: 213 Precio: 20,00€ Año: 2009 ISBN: 9788493408091

INTERNET Raúl Fernández [email protected]

LA ESENCIA DEL TAI JI QUAN, LA ESCUELA DE LAS SEIS ARMONÍAS http://seisarmonias.netau.net/  Estilo: Tai Ji Quan, Xing Yi Quan, Ba Gua Zhang Idioma: Castellano

Parecía que no iba a llegar nunca, pero bi en está lo que bien acaba, así que me congratulo por fin en presentaros la página web de mi escuela de Tai Ji Quan, Liu He o Seis Armonías, también traducido como Seis Puertas o Seis Entradas, en referencia a las diferentes aproximaciones a través de las cuáles podemos acercarnos a los estilos internos de artes marciales chinas. La característica fundamental de nuestra escuela es el reconocimiento, investigación, análisis y práctica de los principios esenciales comunes a todos los estilos de Tai Ji Quan, e incluso en general de todas las artes internas. En base a esos principios no trabajamos un estilo de Tai Ji Quan en particular, sino que desarrollamos el tronco común a todos

ellos, sin perder de vista por supuesto las características que marcan la diferencia entre un estilo u otro (círculos más grandes, más pequeños, fuerza espiral, distintos enfoques de combate, etc.). De hecho los integrantes de nuestro grupo procedemos de diferentes escuelas (Chen, Yang, Wu) u otros sistemas como el Wing Chun. Nuestra práctica se desarrolla en Madrid, desde donde recibimos el sistema a través de las visitas periódicas que nos hace nuestro profesor, Daniel Azcárate, desde su lugar de residencia habitual en Houston (Texas). Daniel ha recibido el sistema Liu He como lo estamos recibiendo nosotros, de maestro a discípulo. Fue escogido como sucesor por el Dr. Luk Choi Wa, quien lo ha estado entrenando desde hace más de 25 años.

ESCUELAS Y ASOCIACIONES ESPAÑOLAS (IV) Qigong, Tuina y Taijiquan en Sevilla http://www.taichikungsevilla.com/  Centro CEITAI de Taichi chuan, Chi Kung y terapias tradicionales chinas de Barcelona http://www.ceitai.com/  Asociación de Tai Chi Chuan del Henares http://taichichuanhenares.spaces.live.com/  Instituto de Artes Marciales Filosóficas Bodhidharma http://www.institutobodhidharma-es.org/ 

Estilo: Todos Idioma: Castellano

Ah, de nuevo el Verano (en el Hemisferio Norte), el potente Solsticio, el Litha pagano, en el que el Sol, nuestro Padre, Atum, Ra, Amón, se encuentra en su punto álgido y desde ahí nos ofrece sus dones, la luz , el calor, la vida. «Salve, Khepera, en tu salida. Salve, Heru-Khuti Khepera, creador de tu propia manifestación» (Nota: Fragmento de la Adoración solar matutina de la Aurum Solis). Y de esta manera, subidos en tu barca solar, te acompañamos, y proseguimos nuestro camino, que se detiene en primer lugar en Sevilla, donde nos encontramos la página de «Qigong, Tuina y Taijiquan en Sevilla», que, a través de clases, cursos y terapias intentan acercar el Chi Kung de la Libertad Cósmica y otras Artes a la capital hispalense. De allí saltamos a Barcelona, al Centro Ceitai,

fundado en el año 2000 por Kazuko Onkai, en el que, mediante numerosas actividades, se transmiten diferentes estilos de Tai Ji Quan (Yang, Chen, Wudang), Caligrafía e Idioma Japonés, Qi Gong y Kung Fu. Nos acercamos ahora a la capital del Reino y nos detenemos en la «Asociación de Tai Chi Chuan del Henares», cuyo objetivo principal consiste en la difusión del arte del Taijiquan en el corredor del Henares y Madrid. Videos, artículos, cursos, es lo que encontraremos en su página. Para finalizar, la rama española del Instituto de Artes Marciales Filosóficas Bodhidharma, en el que estuve entrenando yo mismo hace unos años, especializados en Nei Kung, Tai Ji Quan y Aikido, haciendo especial hincapié en los aspectos filosóficos de estas Artes.

internet

tai chi chua n • nº 18 • verano 2009

TAODANCE, LA FUSIÓN DE LAS ARTES

YI QUAN, LOS GUERREROS DE LA QUIETUD

Taodance http://www.tao-dance.com/ 

The Yi Chuan Kung Fu Pages http://www.yichuankungfu.com/frpage.htm

Estilo: Tai Ji Quan, Qi Gong, Wu Shu. Idioma: Castellano.

Yiquan UK web-site http://www.yiquan.org.uk/  Association Yi Quan Yvelines http://www.yiquan78.org/  Dachengquan Yiquan http://yiquan.chinamartialarts.net/ 

En este caluroso verano, la página del carabanchelero José Rodríguez nos llega como un chorro de agua fresca, presentándonos una serie de propuestas tanto tradicionales como innovadoras,como podréiscomprobarsihacéis una visita a su web. José, autor de varios libros y manuales prácticos, nos propone el sistema Aqua Chi, de actividades en el medio acuático. Dicho sistema, desarrollado por él mismo, combina diferentes técnicas de Aquagym, water-pilates, chi kung, movimientos de danza acuática, masaje acuático, etc. Por otro lado, en el proyecto Tao-dance se fusionan la danza, las artes marciales y el movimiento terápeutico con base en

la filosofía Taoista de los elementos y la naturaleza, expresados a través de la danza de los 5 elementos, el Wu Shu Dance, la danza de la energía en movimiento y el empleo de armas tradicionales de artes marciales. Por supuesto no descuidan la práctica y difusión de nuestras artes internas favoritas, con un especial hincapié en el Tai Ji Quan y sobre todo en el Qi Gong, en palabras del propio José, «piedra angular donde se asienta mi trabajo, tanto por su inmensa sabiduría y su abierta y flexible filosofía (taoísta), como por la amplitud de sus técnicas que abarcan desde el trabajo corporal, energético, al plano mental y espiritual.»

IN TER 

Estilo: Yi Quan Idioma: Inglés, Francés

Llegamos ya al final de ésta vuestra sección favorita pero antes de irnos queríamos acabar presentándoos una de las artes marciales incluídas en el marco de las denominadas «internas», no muy conocida hace años, aunque en la actualidad se ha difundido bastante alrededor del globo; nos referimos al Yi Quan (también conocido como Da Cheng Quan). Wang Xiangzhai aprendió Xing Yi Quan en su juventud con Guo Yunshen, tras lo cual se dedicó a viajar por China y conocer y aprender con varios Maestros de artes marcia-

les, sistemas, estilos, etc, como el Tai Ji Quan, Fujian He Quan, Ba Gua Zhang, etc. Durante dicho período se dio cuenta de que se estaba cometiendo un error de base en general, y se le otorgaba una importancia excesiva al aprendizaje y práctica de la forma externa, perdiendo de vista la verdadera fuente del poder interno. Por esta razón realizó un trabajo de investigación y análisis que culminó con la creación del Yi Quan, boxeo de la mente o de la intención, caracterizado por carecer de formas específicas o movimientos o técnicas predeterminadas. Al contrario, el énfasis reside en la búsquedad del núcleo del poder interno dentro de uno mismo y su desarrollo en el silencio y la ausencia de movimiento; no por nada se les llama a los practicantes de este estilo «Los guerreros de la quietud». Sirvan las páginas web que hemos seleccionado para acercaros un poco más a estas interesantes artes.

GLOSARIO

Ba duan jin (Pa tuan chin). Ocho piezas de un brocado de seda. Esta conocida forma de Qigong se compone de ocho ejercicios que trabajan sobre estiramientos para fortalecer músculos, tendones y todo el sistema de órganos internos y meridianos. Se los describe por primera vez en el Xiu Zhen Shi Shu (Diez tratados sobre la restauración de la vitalidad original), del siglo VIII d.C. Muchos autores atribuyen el origen de esta forma al general Yue Fei de la dinastía Song, quien compuso los ejercicios a partir del Yi Jin Jing (Clásico de la transformación de los tendones) de Bodhidharma.

Bagua zhang (Pakua chang). Palma de los ocho trigramas. Arte marcial interno de claras raíces taoístas. Su creación se atribuye a Dong Haichuan. Su particularidad más evidente es su desplazamiento circular (se camina simbólicamente sobre los ocho trigramas del Yijing), los golpes con la palma y la posición espiral de todo el cuerpo durante las acciones.

Chen, estilo. Según las teorías dominantes, el estilo más antiguo de Taijiquan,

Este glosario es elaborado por la redacción y colaboradores de TAI CHI CHUAN,  y los caracteres chinos tradicionales y simplificados aparecen gracias a la colaboración de Eduardo Escudero. En esta sección se incluyen sólo los términos que aparecen en cada número, pero el glosario completo se encuentra a vuestra disposición en: http://www.taichichuan.com.es/glosario

basado en la investigación de Chen Wangting (c.1600-1680) que desarrolló un arte marcial inspirado en diferentes estilos de lucha. Fue creado en la aldea de Chenjiagou, distrito de Wen, provincia de Henan. Sus características principales son el estudio exhaustivo de la energía de enrollar seda (Chan si jin), un trabajo de posiciones riguroso y la unión de movimientos lentos y rápidos en armonía.

Cheng Man Ching, estilo . Se da este nombre a la adaptación del estilo Yang que realizó este célebre discípulo de Yang Chengfu.

Dantian  (Tan t`ien, Tantien). Campo del elixir alquímico (o Campo de cinabrio). Según la alquimia taoísta se considera que en el cuerpo humano la energía se acumula y filtra en tres centros vitales mayores, llamados dantian. De acuerdo con la tradición alquímica china, la energía vital va transmutándose y purificándose a medida que va pasando por estos «campos». En general, cuando en Taijiquan hablamos de dantian, nos referimos al situado en el vientre (inferior o medio, dependiendo de las escuelas).

Dao de jing (Tao te ching). Clásico del Dao  y el De.  Este clásico filosófico se atribuye a Lao Zi, en el siglo III o IV a.C. Se considera una de las tres obras capitales de la filosofía taoísta, y es la más críptica de todas. En ella se describe el significado de fundirse con el Tao y llenarse con el hálito indiferenciado del orígen.

Fa li. En Yi Quan, emisión de fuerza explosiva. A diferencia de otras artes marciales, la fuerza se emite en seis direcciones a la vez: arriba, abajo, delante, detrás, izquierda, derecha. Esta habilidad es el resultado de la práctica de Zhan Zhuang y Shi Li. Empuje de manos (ver Tui shou)

Forma, también llamada a veces rutina o secuencia. Serie de movimientos encadenados con un significado marcial en la que se integran todos los principios del Taijiquan uniéndolos en un movimiento continuo. En ocasiones el término «formas» se utiliza para referirse a los movimientos por separado y no al completo de la serie (por ejemplo, «Taijiquan de 48 formas»).

Gongfu  (Kungfu). Técnica llevada a la maestría gracias al tiempo y el esfuerzo. Alto nivel de habilidad en un campo concreto. No define genéricamente a las artes marciales. Hao, estilo (ver Wu / Hao, estilo)

Jian (Chien). Espada recta. Una de las cuatro armas principales del wushu, junto con el sable, el palo largo y la lanza.

Qigong  (Ch`i Kung, Chi Kung). Tipo de ejercicios cuyo objetivo es fomentar la calidad del Qi de la persona. Se conocen más de mil sistemas diferentes, y se suelen englobar en cinco escuelas principales: confuciana, taoísta, budista, marcial y terapéutica, aunque las combinaciones entre ellas son innumerables.

Qin Na (Chin Na). Técnicas de agarre, luxación y bloqueo de articulaciones.

Michuan (ver Yangjia Michuan, estilo)

Ocho Fuerzas (Ba fa). Son las ocho acciones básicas del Taijiquan (Peng, Lü, Ji,  An, Cai, Lie, Zhou y Kao), relacionadas con los Ocho Trigramas del Libro de los Cambios (Yi Jing). Representan diferentes maneras de dirigir y manifestar la fuerza interna  (jin). En las técnicas de Taijiquan suelen aplicarse combinadas, y rara vez se presentan aisladas.

Qi (Chi). Energía vital, relacionada tanto con el aire que respiramos como con los principios inmediatos de la alimentación. También puede significar «aliento» y simplemente «aire».

Santi shi. Postura base del entrenamiento de Xingyiquan.

Shen.  Uno de los Tres Tesoros. Puede traducirse como «mente» o «espíritu» y representa la energía espiritual y psíquica, la consciencia, la parte divina del ser, de naturaleza esencialmente luminosa. Es yang y se mueve de manera ascendente como el fuego. Se almacena en el dantian superior y es la luz de los ojos. En términos occidentales, podría considerarse como la energía del sistema nervioso. Fluye por los Ocho Meridianos Curiosos.

glosario

tai chi chua n • nº 18 • verano 2009

Shi Li.  Es la aplicación del Zhan Zhuang al movimiento. Practicándolo se desarrolla la capacidad para movilizar todo el potencial energético acumulado con el Zhan Zhuang en una actividad marcial.

Sun, estilo.  Estilo de Taijiquan creado por Sun Lutang (1861-1932) a partir de su experiencia en el estilo Wu/Hao, que aprendió de Hao Weizhen, y sus conocimientos de  Xingyi quan y Bagua  zhang. Es un estilo cerrado, con posturas estrechas y desplazamientos ligeros y vivos, de gran eficacia en el combate.

Tui shou (T`ui Shou). Empuje de manos. Es un tipo de entrenamiento esencial en Taijiquan y otras artes marciales internas que se practica entre dos personas. Su objetivo es desarrollar cualidades como la escucha, la adherencia, la suavidad, la fuerza de peng, la sensibilidad, etc. Es un trabajo que permite poner a prueba el avance en la práctica al tiempo que prepara al practicante para aplicar los principios del Taiji al combate. Existen las variedades de una y dos manos, con pies fijos y con desplazamientos, en secuencias preestablecidas o libre.

Tai Chi Chuan (ver Taijiquan)

Taijiquan (T`ai Chi Ch`üan, Tai Chi Chuan). Arte marcial chino inspirado en el diagrama del Taiji  (Polaridad Suprema). Es el más popular de los denominados «estilos internos» (Nei jia) del conjunto del Wushu chino. Su teoría comprende la tradición marcial, la filosofía china, la energética taoísta y los fundamentos de la medicina tradicional china. Entre sus características técnicas podemos citar el énfasis que pone en el control del adversario mediante movimientos de la cintura y la cadera, la adherencia y el uso de diferentes fuerzas  (jin). En la actualidad el término comprende tanto el arte marcial tradicional como el ejercicio para la salud y el deporte de competición basados en él.

Ting jin (T`ing chin). Fuerza de escucha. En Tuishou es la capacidad de percibir los movimientos del cuerpo entero del compañero a través del punto de contacto que mantenemos con él. Bien desarrollada, permite adivinar la intención del otro antes de que se concrete en un movimiento, pudiendo anticipar su ataque.

Wu wei. Principio de la «no acción»  en el sentido de no forzar, de seguir la corriente del Tao.

Wu, estilo. Rama del Taijiquan creada por Wu Jianquan (1870-1942), quien se basó en arte que le legó su padre, el guardia imperial de origen manchú Quan You, alumno de Yang Luchan. Su composición técnica es muy parecida al estilo de Yang Chengfu, aunque muestra una ligera inclinación del tronco hacia delante en algunas posturas, así como un trabajo general con círculos más pequeños. También incluye una forma rápida (Kuai jia). Al emigrar Wu Jianquan a Shanghai, el otro discípulo principal de Quan You, Wang Maozhai, quedó como cabeza del que sería denominado «estilo Wu del Norte». No confundir con el estilo Wu / Hao.

Wu / Hao, estilo. Estilo de Taijiquan desarrollado por Wu Yuxiang (1812-1880), quien fue alumno de Yang Luchan (estilo Yang) y Chen Qingping (estilo Chen). Contiene técnicas muy cerradas, con pasos altos y cortos, en las

que las manos trazan círculos pequeños y compactos. Por lo general, cada mano se mueve en su propio lado, sin cruzar el eje central. El estilo muestra muy claramente la dualidad «apertura-cierre» (Kai he) a lo largo de toda la forma. El estilo fue popularizado por Li Yiyu (1832-1892) y Hao Weizhen (1849-1920).

Xingyi Quan (Hsing I Ch`uan). Boxeo de la forma y la intención.  Arte marcial interno basado en la aplicación de la teoría de los Cinco Elementos y las técnicas de imitación de los Doce Animales. Se practica con mucha potencia, pero no se basa en la fuerza muscular, sino en el uso explosivo de la fuerza interna  (jin). En combate, su objetivo es destruir completamente la guardia del adversario atacando su línea central con avances y golpes directos, muy potentes, y usando todo el cuerpo al atacar.

Yang, estilo. Fue desarrollado por Yang Luchan (1799-1872), quien según la tradición pasó 18 años aprendiendo Taijiquan en Chenjiagou (los últimos seis directamente con Chen Chanxing) para más tarde transformarlo, escondiendo ciertas características «explosivas» del estilo Chen dentro de una apariencia de suavidad. Por sus características es posiblemente el estilo más difundido y practicado en el mundo. A partir de él se han creado varias sub-escuelas, como la de Cheng Man Ching (Zhen Manqing), el estilo Tung (Dong) y otros.

Yangjia Michuan, estilo.   Según la tradición es el estilo secreto de la familia Yang transmitido por Yang Luchan a su hijo Yang Chienhou. Su máximo representante en la actualidad es Wang

Yen Nien. Este estilo otorga una gran importancia al tui shou y las aplicaciones marciales.

dicina tradicional china, las funciones normales del Yi   se relacionan con un libre flujo de energía en el bazo.

Yi. Intención. Parte de la psique relacionada con el pensamiento y la intención, así como con la facultad de imaginar. En Taijiquan, el Yi  es el auténtico director de las acciones. Su entrenamiento es esencial, ya que será el que dirija la energía en una dirección correcta. El proverbio «Donde va la mente, va el Qi; donde va el Qi, va la fuerza» ejemplifica el uso correcto del Yi . En me-

Zhan zhuang  (Chan Chuang).  Clavarse como un poste.  Es el principal traba jo estático del Taijiquan, consistente en permanecer en una postura fija (por ejemplo, la de «abrazar el árbol») durante un tiempo determinado para desarrollar cualidades como relajación ( song), resistencia y fortaleza física, paciencia, respiración, sensación de  peng, control de los ejes corporales, etc.

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