Taylor, Vincent - Evangelio Segun San Marcos (Cristiandad, 1980, 840pp)

July 27, 2018 | Author: santelmo | Category: Gospels, Bible, Jesus, Religion And Belief, Religious Texts
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Short Description

Descripción: Classic commentary on the Greek text of the Gospel of Mark in Spanish translation...

Description

VICENT TAYLOR

EVANGELIO SEGUN SAN MARCOS

EDICIONES CRISTIANDAD

Este gran libro del escriturista británico V. Taylor (1887-1968) significa una de las estelas del desarrollo de los estudios bíblicos en nuestro tiempo. Lo publicó en 1952 y luego en segunda y reelaborada edición en 1966. Era entonces y sigue siéndolo todavía hoy el estudio más importante, tanto desde el punto lingüistico como exegético, de este evangelio. Será preciso que esperemos el volumen sobre Marcos de ]. Mateas en la serie «Lectura del NT» para que tengamos algo que pueda superarlo, debi- . do al avance indiscutible de la lingüística com· parada en los tres últimos lustros. Publicado en 1952, ¿cómo es posible que no se haya traducido hasta ahora al español? El hecho es lamentable, pero no insólito. Por aquellas fechas y hasta momentos muy recientes los estudios bíblicos · caminaban entre nosotros por sendas muy triviales y provincianas. Por otra parte, es un libro con graves dificultades de trasvase, sobre todo tipográficas, capaces de desalentar al editor más brioso. En él todos los textos evangélicos, así en el cuerpo del libro como en el comentario, se citan en su original griego, lo que dificulta su impresión y eleva notablemente el coste. En nuestra edición se han olvidado esos inconvenientes, tratando de emular, si no de superar, la edición inglesa, deseosos de ofrecer esta obra cumbre del modo más serio y responsable. El profesor Mínguez, buen conocedor de la materia, llega a afirmar en la presentación del libro que, puesto a salvar un comentario a Marcos de cuantos se han escrito hasta hoy, no dudaría en elegir éste de T aylor. Sus características son las habituales en los grandes escrituristas ingleses de nuestro siglo. Información exhaustiva, crítica perspicaz, análisis riguroso del asp~cto lingüístico y formal, pero sin olvidar que todo eso debe conducir a su trasfondo teológico. «Sintaxis, crítica y teología forman un todo indisoluble», afirma T aylor en los comienzos del libro. Se trata, pues, de un análisis filológico y lingüístico, realizado con criterio literario e histórico, en forma de que nos vaya entreabriendo la entraña teológica de los diversos relatos y pasajes. Sólo así lograremos penetrar realmente en el evangelio. Pues «la intención de Marcos, nos advierte T aylor, no fue escribir una historia, sino contarnos cómo empezó la «buena noticia' de Jesús Mesías, hijo de Dios».

En la sobrecubierta: Curación de la hemorroísa (Me 5,24-34) Rávena, San Apolinar Nuevo. Siglo VI

NUEVA BIBLIA ESPA1WLA Versión de las lenguas originales por L. AwNso ScHoKEL y J. MATEos 1982 págs. Ene. en skivertex Primera y única traducción de la Biblia a un idioma moderno realizada, según las exigencias de la lingüística y la semántica actuales, por correspondencias estructurales de lengua a lengua. Así se ha co'nseguido que el texto castellano exprese fielmente el sentido de los originales hebreo y griego y que pueda leerse y entenderse hoy como en la época en que se escribió. PIERRE BoNNARD

EL EVANGELIO SEGUN SAN MATEO 632 págs. Ene. en tela

C. H. Donn INTERPRET ACION DEL CUARTO EV ANGELJO 474 págs. Ene. en tela

LA TRADICION HISTORICA EN EL CUARTO EVANGELIO 450 págs. Ene. en tela

R. E.

BROWN

EL EVANGELIO SEGUN JUAN 1562 págs. en 2 vols. Ene. en tela

J.

MATEOS/J. BARRETO

EL EVANGELIO DE JUAN Análisis lingüístico

y comentario exegético 1095 págs. Ene. en tela }. }EREMIAS

]ERUSALEN EN TIEMPOS DE JESUS Estudio económico y social del mundo del NT 412 págs. Ene. en tela

LA ULTIMA CENA Palabras de Jesús 323 páginas

L.

ALONSO ScHOKEL/.T.

L.

S1cRE

PROFETAS Comentario teológ,ico 'Y literario 1381 págs. en 2 vols. Ene. en tela

EVANGELIO SEGUN SAN MARCOS

BIBLIOTECA BIBLICA CRISTIANDAD La dirige A. DE LA FUENTE ADÁNEZ

COMENTARIO BIBLICO «SAN ]ERONIMO». 5 tomos.

l. 11. 111. IV. V.

Antiguo Testamento l. 886 págs. Antiguo Testamento 11. 766 págs. Nuevo Testamento l. 638 págs. Nuevo Testamento 11. 605 págs. Estudios sistemáticos. 956 págs.

G. E. WRIGHT: Arqueología Bíblica. 402 págs. y 220 ilustraciones. R. DE VAux: Historia Antigua de Israel. 2 tomos, 454 y 366 págs. W. ErcHRODT: Teología del Antiguo Testamento. 2 tomos. l. Dios y pueblo. 478 págs. 11. Dios y mundo.-Dios y hombre. 536 págs.

L. ALONSO ScttoKEL / J. L. SICRE: Profetas. Comentario teológico y literario. 2 vols. 1381 págs. M. NoTH: El mundo del Antiguo Testamento. Introducción a las ciencias auxiliares de la Biblia. 400 págs.

J.

]EREMIAS: Jerusalén en tiempos de Jesús. Estudio económico y social del mundo del Nuevo Testamento. 410 págs.

J.

LEIPOLDT / W. GRUNDMANN: El mundo del Nuevo Testamento. 3 tomos. l. Estudio histórico-cultural. 541 págs. 11. Textos y documentos de la época. 447 págs. 111. El mundo del NT en el arte. 80 págs. y 323 ilustraciones.

P. BONNARD: Evangelio según san Mateo. 632 págs. C. H. Donn: Interpretación del cuarto Evangelio. 476 págs.

C. H. Donn: La tradición histórica en el cuarto Evangelio. 450 págs.

R. E. BROWN: El Evangelio según Juan. 2 vols. 1562 págs.

J.

MATEOS: El Evangelio de Juan. Análisis lingüístico y comentario exegético. 1095 págs.

V. TAYLOR: Evangelio según san Marcos. 836 págs.

VINCENT TAYLOR

EVANGELIO SEGUN SAN MARCOS Presentación de D. MINGUEZ FERNANDEZ profesor del Instituto Bíblico de Roma

EDICIONES CRISTIANDAD H uesca, 30-32

MADRID

Publicado en su original inglés por Macmillan and Co. Ltd., Londres, 8." ed. 1969 con el título THE COSPEL ACCORDING TO ST. MARK Lo tradujo al castellano ]. L. DoMÍNGUEZ VrLLAR revisión de

D.

MíNGUEZ FER1"ÁNDEZ

Derechos para todos los países de lengua española en EDICIONES CRISTIANDAD, SL Madrid 1979

Depósito legal: BU - 272. -

1980

. ISBN 84-7057-271-7

Printed in S pain Imprenta de Aldecoa. Diego de Siloe, 18. - Burgos

19866

CONTENIDO

D. Mínguez: Presentación ...

17

Prólogo a la primera edición

22

INTRODUCCION

l. Historia del evangelio en la Iglesia primitiva II. Historia del evangelio en la crítica moderna III. IV.

v. VI.

VII. VIII. IX. X. XI. XII.

Autor, fecha y lugar de composición El texto del evangelio . . . . . . . .. Vocabulario, sintaxis y estilo ... Trasfondo semítico del evangelio Las fuentes de Marcos El material de Marcos Estructura literaria del evangelio Estructura del evangelio .. . .. . .. . .. . Teología del evangelio . . . . .. Valor histórico del evangelio ... .. . .. .

29 35

50 56 67 77 89 99 109

122 130 144

COMENTARIO AL EVANGELIO

l.

INTRODUCCION

l.

2. 3.

(1, 1-13) ...

Juan Bautista ...... La referencia de J osefo a Juan Bautista Bautismo de Jesús .. . La tentación .. . ... ... . .. ... .. . ... .. .

161 161 169 170 175

10

CONTENIDO

Il.

4.

5. A)

12. 13. 14. 15. 16. 17. 18.

186

El endemoniado de la sinagoga ... Curación de la suegra de Pedro . . . . .. Curaciones al atardecer . . . . . . . . . . .. Jesús se retira a un lugar solitario Curación de un leproso . . . .. .

187 195 198 200 204 211

El paralítico y el perdón de los pecados .. . . . . . .. El significado de «Hijo del hombre» en Me 2,11 Jesús y el perdón de los pecados . . . Vocación de Leví .. . .. . . .. . .. . . . . . . Come con publicanos y pecadores . . . El ayuno .. . . . . .. . .. . . . . . .. .. . . . . Sentencias sobre lo viejo y lo nuevo El Sábado: Los campos de trigo . . . Sentencias sobre el Sábado .. . . .. . . . . .. El Sábado: El hombre de la mano seca ... .. .

(3,7-6,13)

Sumario: La multitud junto al lago Elección de los Doce ........... .

..

211 221 222 223 226 231 236 239 243 246

253 253 258

Acusaciones contra Jesús .. . . . . ... . ..

265

21. 22. 23.

265 268 272 277 277 280

24.

B)

179 182

CULMINACION DEL MINISTERIO EN GALILEA

19. 20. A)

Sumario inicial . . . .. . .. . . . . . . . . . . .. . Vocación de los primeros discípulos ...

Conflictos con los escribas .. . .. . .. . 11.

III.

179

Ministerio en Cafarnaún . . . ... . . . .. . 6. 7. 8. 9. 10.

B)

(1,14-3,6)

COMIENZO DEL MINISTERIO EN GALILEA

Temores de la familia de Jesús . . . Confabulación con Satanás . . . . . . . . . Sentencias sobre el hombre fuerte y la blasfemia El pecado contra el Espíritu Santo . . . .. . . . . Verdadero parentesco de Jesús . . . . . . .. . . . . Los hermanos de Jesús . . . . .. . .. . . . . . . .. . . ..

Enseñanza en parábolas ... 25.

Forma literaria de las parábolas El sembrador . . . .. . . . . . . . . ..

282 283 284

26. 27. 28. 29. 30. 31. C)

IV. A)

Finalidad de las parábolas . . . . . . . . . . .. Interpretación de la parábola del sembrador Sentencias ... ... ... ... ... . .. . .. . .. La semílla que crece en secreto . . . . .. El grano de mostaza ........... . Sobre el uso de las parábolas .. .

289 294 298 303 307 310 311

32. 3 3; 34. 35. 34. 36. 37.

311 318 328 332 338 344 349

La tormenta en el lago El poseso de Gerasa ... La hija de ]airo . . . . .. La hemorroísa ........... . La hija de ]airo (continuación) Jesús, rechazado en Nazaret Misión de los Doce . . . . . . . ..

MINISTERIO

FUERA DE GALILEA

(6,14-8,26) ...

Intermedio .. . .. . .. . .. . Recelos de Herodes Muerte de Juan Bautista ...

Primera multiplicación de panes y sus consecuencias 40. 41. 42. 43. 44. 45. 46. 47. 48.

C)

11

Relatos de milagro . . . . ..

38. 39. B)

CONTENIDO

Vuelta de los discípulos. Jesús se retira a un lugar solitario ... ... ... ... . .. ... ... . .. . .. ... Primera multiplicación de los panes ... ... Travesía del lago ... .. . .. . ... ... . .. Desembarco en Genesaret Lavarse Ias manos ... ... La purificación ritual ... ... La ofrenda (qorbán) ... . .. ... . .. El Qorbán ... ... ... ... ... Sentencias sobre la impureza ... ... La mujer sirofenicia ... . .. Curación de un sordomudo ... ...

357 357 358 361 371 371 375 382 388 391 397 398 401 402 408 414

Segunda multiplicación de los panes. Viaje a Dalmanuta y retorno a Betsaida... . . . . . . . .. . . . . . . .. .

420

49. 50.

420 426

Segunda multiplicación de los panes ... Petición de una señal del cielo . . . .. . . ..

12

CONTENIDO

51. El misterio de los panes . . . . .. 52. Curación de un ciego . . . . . . . . . . . . . ..

V.

A)

CESAREA DE FruPo: VIAJE A JERUSALEN

443

53.

Declaración de Pedro y primer anuncio de la Pasión

444

54.

Necesidad de llevar la cruz, sacrificio, venida del reino ............................. . Nota sobre Me 8,38 La transfiguración .. .

452 458

56.

57.

C)

Bajada del monte .. . El niño epiléptico .. .

Viaje a través de Galilea

459 467 470 478

58.

Segundo anuncio de la Pasión

478

59. 60. 61.

La verdadera grandeza . . . . . . El exorcista desconocido . . . . . . . . . Sentencias sobre el escándalo, la renuncia y la sal

480 484 487

Viaje a través de Perea y Judea ... 62. 63. 64. 65. 66.

D)

443

Mesianismo y sufrimiento . . . .. . ... . . . . . . . . . . . .

55.

B)

(8,27-10,52) . .. . ..

429 435

Divorcio y adulterio . . . Doctrina de Jesús sobre el matrimonio y el divorcio Los niños . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . El rico y ,la vida eterna .. . . . . . . . . . . Diálogo sobre las riquezas . . . . . . . . . . . . La recompensa . .. . . . . . . . . .

494 495 502 503 506 513 517

Etapa final del viaje a Jerusalén ...

520

67. 68.

521 524

69. 70.

Tercer anuncio de la Pasión .. . Petición de Santiago y Juan . . . . .. La dudosa tradición de Papías sobre la muerte de Santiago y Juan . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Reprensión a los diez: Rango y precedencia Interpretación de Me 10,45 . . . . . . . . . Curación del ciego de Jericó .. . .. . . .. .. .

528 529 532 534

CONTENIDO

VI. A)

B)

MINISTERIO

539

71. Entrada en Jerusalén .. . . . . . . . . . . .. . ... . . . 72. Maldición de la higuera .. . . .. . . . . .. 73. Purificación del templo . .. . . . .. . . . . . . . . .. Fecha de la purificación del templo . . . . . . . . . 74. La higuera seca. Sentencias sobre la fe y la oración

540 549 552 552 558

Enseñanza de Jesús en Jerusalén ... ... . ..

561

Autoridad de Jesús ... ... . .. ... ... Parábola de los viñadores homicidas . .. ... El tributo al César ... ... La resurrección ... ... ... El primer mandamiento ... El Hijo de David ... ... ... ... ... ... . .. Invectiva contra los escribas ... ... ... La ofrenda de la viuda ... ... . .. . .. ...

562 566 574 577 583 590 594 597

El discurso apocalíptico

600

83. 84. 85.

602 604

89. 90.

A)

(11,1-13,37) ...

540

86. 87. 88.

VII.

JERUSALEN

Acontecimientos precedentes

75. 76. 77. 78. 79. 80. 81. 82. C)

EN

13

La destrucción del templo Pregunta de cuatro discípulos Advertencia contra los embaucadores. Guerras, rumores de guerras, terremotos y hambre ..... . Sentencias sobre la persecución . . . . . . . . . . .. El execrable devastador y la gran angustia ... Advertencia contra los falsos mesías y los falsos profetas .................... . Venida del Hijo del hombre .. . Sentencias y parábolas sobre la vigilancia

PASION

y

RESURRECCION

14,1-16,8.(9-20) . . . . . . . ..

605 609 616 621 623 626

633

Hechos que culminan en la detención de Jesús

635

91. Complot de los sacerdotes . . . . . . . . . . . . . .. 92. Unción en Betania . .. . .. . . . ... ... . .. 93. Traición de Judas . . . . . . . . . . .. . . . . .. . . . . ..

636 639 645

14

CONTENIDO

94. Preparativos para la Pascua ... 95. Anuncio de la traición . . . . .. 96. La Ultima Cena . . . . . . . . . . .. 97. Anuncio de la negación de Pedro . .. . . . . .·. . .. 98. Getsemaní .................... . 99. Detención de Jesús . . . . . . . . . . ..



B) Juicio, crucifixión y entierro 100. Juicio ante los sacerdotes 101. La negación . . . .. . . . . . . . . . . . .. 102. Juicio ante Pilato . . . . . . . . . . .. 103. La burla de los soldados ... 104. La crucifixión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... , .. 105. El entierro de Jesús ......... , .... , ... , .... .

:,·..

C)

La resurrección . . . . .. 106.

646 651 656 662 666 674 680 681 691 698 707 710 725 729

Visita al sepulcro vacío El final largo . . . . . . . .. El final breve . . . . . . . . . . .. El Logion Freer . . . . . . . . . . ..

730 739 744 744

EX CURSOS

I. II. · UI. IV.

V. VI. VII. VIII. IX. X. XI. XII.

El bautismo de Jesús . . . Los Doce y los apóstoles . . . . .. . .. . .. Relación entre Me 6,30-7,37 y 8,1-26 ... Viaje de Jesús a la región de Tiro . . . . . . . . . Recopilación del discurso apocalíptico . . . . . . El juicio ante los sacerdotes . . . . . . . . . . . . . . . Paralelos al rel~to de la burla de los soldados Estructura literaria del relato de la crucifixión Las mujeres al pie de la cruz y en el sepulcro vacío Composición del relato de la p~sión y de la resurrección Fecha de la Ultima Cena . . . . . . Estudios recientes sobre Marcos

747 749 756 759 763 770 771 773 776 777 786 789

Bibliografía selecta . . . . . . . . . . ..

793

Términos griegos empleados en el evangelio . . . . . . . ..

801

Indice onomástico . . . . . . . ..

819

Indice analítico . . . .. . . . . .. . . ..

829

SIGLAS Y ABREVIATURAS

Revistas

AJT ATR CN CQR

ET Exp

HTR JBL

TR

jrs LQR NTS RB RTP Th ThLZ ThR ZN1W

American Journal of Theology. Anglican Theological Review. Coniectanea Neotestamentica. Church Quarterly Review. Expository Times. Expositor. Harvard Theological Review. Journal of Bíblica! Literature. Journal of Religion. Journal of Theological Studies. London Quarterly and Holborn Review. New Testament Studies. Revue Biblique. Revue de Théologie et de Philosophie. Theology. Theologische Literaturzeitung. Theologísche Rundschau. Zeitschríft für die neute~tamentliche Wissenschaft. Libros y otras abreviaturas

AA Aq. BDB ERE HDB HR HS

JE JHC LS

NTE

os PJ

SG SH

SNTS Th. TR

WM * **

An Aramaic Approach to the Gospels and Acts, por M. Black. Aquila. Brown, Driver, Briggs (Diccionario hebreo). Encyclopaedia of Religion and Ethics. Hastings, Dictionary of the Bible. Hatch, Redpath (Concordance to LXX). Horae Synopticae (J. C. Hawkins). Jewish Encyclopaedia. R. H. Flew, Jesus and His Church. Liddell-Scott (Diccionario griego). New Testament Essays. Oxford Studies in the Synoptic Problem, por W. Sanday. Tbe Parables of Jesus, por J. Jeremías. Studies in the Gospels. Sanday-Headlam. Studiorum Novi T estamenti Societas. Teodoción. Textus Receptus. Winer-Moulton (Grammar of the NT Greek). indica que se citan todos los pasajes del Nuevo Testamento. indica que se citan todos los pasajes de un determinado libro.

PRESENTACION l.

El autor

Heredero de una pura tradición británica, luchador solitario contra innumerables dificultades que le cerraron el acceso a la universidad, infatigable «servidor de la palabra» (Le 1,2) en su predicación y escritos, asceta disciplinado y científico rigurosamente sincero, inspirador y animador de jóvenes valores, pero sobre todo creyente de corazón, con una fe rayana en el pietismo, Vincent Taylor (1887-1968) es una de las figuras que llenan el último medio siglo de la historia de la exégesis. El horizonte geográfico de su actividad científica se reduce a un triángulo bien delimitado de la geografía británica. Richmond (Surrey) abarca el período de su formación para ministro de la Iglesia metodista; Londres, donde estudia por libre, le va concediendo sucesivos títulos académicos; por fin, Headingley (Leeds) es el centro de su gestión administrativa -primero Tutor, luego Presidente- y de su fecunda producción exegética. Esta última se desarrolla también en una triple oleada; y curiosamente cada una de las etapas comprende una trilogía. La primera época (1920-1933), en alternancia con su ministerio pastoral, es de cristalización y lleva la marca de su interés por problemas literarios e históricos en torno a la tradición evangélica. El primer libro The Historical Evidence for the Virgin Birth (1920) le confiere el título académico de doctor en filosofía. Seis años más tarde aparece Behind the Third Gospel (1926), que le proporciona el nuevo y supremo título de doctor en teología. En su último libro de esta primera serie, The Formation o/ the Gospel Tradition (1933), V. Taylor sintetiza críticamente las adquisiciones del nuevo método exegético «historia de las formas» y las introduce en el ámbito científico del mundo inglés. La segunda etapa (1937-1941) está dominada por un interés en el aspecto teológico del NT. La reflexión sobre el sentido de la muerte de Cristo, concebida como «sacrificio de expiación», da origen a una trilogía soteriológica: Jesus and His Sacrifice (1937), The Aton~'!1ent in New Testament Teaching (1940), Forgiveness and Reconctlzation ( 1941 ). Aquí se interrumpe la regularidad de sus grandes P~blicaciones. Un largo intervalo de guerra y de nueva actividad miblst~rial (1942-1952) desemboca en la última etapa de su producción íbhco-teológica (1953-1958). De nuevo una gran trilogía, esta vez

18

PRESENTACION

centrada en la Persona de Cristo: The Names of Jesus ( 1953 ), The Life and Ministry of Jesus ( 1954 ), The Person of Christ in New Testament Teaching (1958). Y llega el momento de su jubilación. Pero V. Taylor no deja de trabajar. Un nuevo libro, The Text of the New Testa::zent: A Short I ntroduction ( 1961 ), y una docena de artículos breves jalonan el ocaso irreversible de su actividad, que se apaga definitivamente en 1968. Pero su obra no muere con él. Es interesante que su última contribución lleve por título «Life after Death» (ExpTim 76 [1964] 76-79). ¿Simbolismo?, ¿profecía? El hecho es que V. Taylor, como .'el Cid Campeador, sigue ganando batallas después de su muerte. Prueba de ello es su obra póstuma The Passion Narrative of St. Luke: A Critica! and Historical Investigation ( 1972) y la huella imborrable que su pensamiento claro y preciso, su penetración y honestidad científicas y su profunda fe cristiana han dejado en el campo de la investigación bíblica. 2.

El comentario al Evangelio según Marcos

El largo intervalo de los años 1942-1952 no fue, en la vida intelectual de V. Taylor, un período desértico o de noche oscura. Fueron los años de una lenta maduración de la obra probablemente más representativa de su personalidad exegética: The Cospel According' to St. Mark: The Greek Text with Introduction, Notes and Indexes. Una tarea ambiciosa y de tal magnitud requería calma, concentración y tiempo; por eso no es de maravillar que la gestación durase diez años. Por fin, apareció el libro; más de 700 páginas, letra menuda y comentario a doble columna. Una larga Introducción pasa revista a los problemas generales que plantea un comentario: el autor y sus circunstancias, los posibles influjos y las fuentes, el lenguaje del evangelio y su composición, las vicisitudes históricas y la visión teológica. El comentario propiamente dicho, basado sobre el texto griego según la recensión de Westcott-Hort, recorre sucesivamente las siete grandes secciones, desmenuzadas en 106 perícopas o pasajes, en que Taylor divide el Evangelio según Marcos; de vez en cuando se intercalan acá y allá algunas notas complementarias sobre problemas concretos. Once excursos, de temática heterogénea y carácter más bien históricoinformativo, cierran el monumental volumen. La información es exhaustiva, la crítica perspicaz y equilibrada, la orientación más bien conservadora. El mismo Taylor describe indirectamente su comentario cuando afirma en la Introducción: «Sintaxis, crítica y teología forman un todo indisoluble» (p. 49). «Sintaxis» equivale prácticamente a filología. Y en este campo Taylor es exponente de la más genuina tradición británica. Discute casi cada palabra, estudia sus raíces en el griego clásico, en los papiros, en los Setenta ( = traducción griega del AT), aduce documentos y manus-

PRESENT ACION

19

critos, revisa las diversas traducciones inglesas aceptándolas o proponiendo otras nuevas más ajustadas al significado original. Lo mismo hace con las construcciones, sobre todo cuando se encuentra con expresiones típicas de Marcos difíciles, incorrectas, o simplemente mal transmitidas por la tradición textual. El trabajo es duro e ingrato, y Ja lectura se resiente y llega a veces a resultar verdaderamente gravosa; pero hay que romper la cáscara para poder saborear la pulpa. El terreno de la «crítica» es probablemente el más significativo; y entiendo por «crítica» la doble vertiente: literaria e histórica. Honesto y abundante en la exposición de las diversas teorías y opiniones sobre la proveniencia o la configuración de los diferentes materiales utilizados por Marcos, no se acobarda ante los santones de la crítica contemporánea; sinceramente no le convencen - y así lo expresani el hipotético original arameo, ni la suposición de un Proto-Marcos, ni la postulada multiplicidad de documentos anteriores ( = fuentes), ni las reconstrucciones del relato original propuestas por los reconocidos representantes de la «historia de las formas». Para Taylor, el valor «histórico» del evangelio en conjunto no admite duda. Cierto que en algunos casos parece que el acontecimiento ha sido retocado, ampliado o adaptado a las vivencias de la comunidad primitiva; otros pasajes -sobre todo, «sentencias»- se presentan muchas veces como agrupación de declaraciones y frases de distinta procedencia; no se pueden negar ciertos desarrollos legendarios (bautismo, transfiguración, visita al sepulcro vacío); algunos relatos de milagro dan la impresión de ser interpretación de una tradición original, o configuración de una experiencia primitiva. Pero, en conjunto, el autor es Juan Marcos; Papías tenía razón al llamarle «intérprete de Pedro»; el evangelio se escribió entre los años 65-67 y casi seguro en Roma; los innegables influjos de la catequesis y de la liturgia primitivas no han desfigurado el núcleo fundamental de los acontecimientos; la viveza de las descripciones y aun la crudeza de algunos relatos (Judas, Pedro, incomprensión de los apóstoles) llevan el sello de la más objetiva historicidad. Con todo, Taylor es hijo de su tiempo y de su ambiente. Anclado en la teoría de las «dos fuentes» (Marcos y Q) y fundamentalmente condicionado por la «historia de las formas», su crítica adolece de las consiguientes limitaciones. En la preparación de la segunda edición ( 1966) habría sido necesaria una revisión a fo~do, que hubiera tenido en cuenta las notables aportaciones de la «historia de la redacción» -uno de cuyos exponentes, W. Marxen, trabajó precisamente sobre Marcos- y la luz que arrojan sobre la comunidad primitiva los descubrimientos de Qumrán. Por último, una palabra sobre el aspecto «teológico». Se podría decir que aquí radican el motor y la inspiración de un trabajo tan arduo. Y el fruto se manifiesta no sólo en espléndidas páginas densas de cristología (por ejemplo, el secreto mesiánico), sino a lo largo de toda la obra, especialmente al final de las introducciones a las diversas perícopas Y en los remansos conclusivos en que desembocan los análisis filoló-

20

PRESENTACION

gicos y las disquisiciones de la crítica histórico-literaria. «La intención de Marcos -dice Taylor- no fue escribir una historia, sino contarnos cómo empezó la Buena Noticia de Jesucristo, Hijo de Dios» (p. 122; cf. Me 1,1). El comentario es, por lo tanto, una obra extraordinaria y aún hoy imprescindible para el estudio serio de Marcos. Si hubiese que salvar para la posteridad sólo dos comentarios a Marcos de entre los muchos aparecidos en este siglo, personalmente no dudaría un momento: el comentario de Vincent Taylor sería desde luego el primer agraciado.

3.

La presente traducción española

Se ha discutido mucho sobre el final del Evangelio según Marcos. Hoy día se admite comúnmente que el llamado «final largo» (Me 16,9-20) es ciertamente espúreo; lo cual nos deja ante un final extremadamente abrupto. Probablemente entraba en los planes del Espíritu Santo que el Evangelio según Marcos terminara sin acabar; la vida y la tradición de la Iglesia irían paso a paso completando la obra. Y los comentarios al evangelio son parte integrante de esa vida y de esa tradición eclesial. Todos estamos embarcados en esa tarea. El comentario de Taylor se publicó en 1952. Con todo, no se trata de una obra vieja; yo la llamaría «añeja». Y todos sabemos que el vino, cuanto más añejo indudablemente mejor (cf. Le 5,39). Por eso, puede parecer extraño que una obra tan importante haya tenido que esperar 27 años para ser ofrecida al público de habla española. Y así es; tal retraso es incomprensible. Quizá el nivel de nuestra cultura bíblica no haya echado de menos la presencia entre nosotros de una obra de esta categoría. También ha sucedido así en otros países; en realidad, el comentario de V. Taylor no ha sido apenas traducido a otras lenguas. Pero creo que la explicación radica en la diferencia de nivel cultural bíblico. Unos no echan de menos una cosa, porque ya la poseen; otros, en cambio, porque desconocen su existencia. Por eso la presell.te traducción colma una laguna importante en el panorama de la ciencia bíblica española. Se trata de una traducción completa; sin reducciones, ni simplificaciones. Sólo alguna vez se ha omitido la referencia a las diversas traducciones que dan las Biblias inglesas con respecto a algunas palabras determinadas; esto realmente tiene poco sentido para el lector español. Se ha conservado escrupulosamente la disposición y estructura del original inglés. Como fruto de ponderadas discusiones se vio la necesidad de conservar el texto griego, como lo hace Taylor; pero siempre seguido de la correspondiente traducción española (la de J. Mateos, en Nueva Biblia Española, ligeramente retocada de acuerdo con las exigencias del comentario). La calidad literaria del comentario original no señala precisamente una cumbre de la literatura inglesa; es más bien didáctica, clara,

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PRESENT ACION

sencilla. También en este aspecto la traducción refleja fielmente el original; se ha sacrificado la frase brillante a la claridad de la expresión, la paráfrasis explicativa a la exactitud de la idea, la estructura del giro o de la frase inglesa a su equivalencia española. Hay que agradecer a Ediciones Cristiandad su tesón por hacer realidad tangible lo que muchos creían un bonito sueño; al traductor, su consagración a una tarea tan importante; y finalmente a los lectores, su demanda insistente por tener entre las manos un comentario como éste de Vincent Taylor al Evangelio según Marcos. Instituto Bíblico Roma Junio de 1979

D.

MíNGUEZ, SJ

PRóLOGO A LA PRIMERA EDICióN

Se inició este comentario en los primeros años de la guerra -cuando no siempre era fácil tener acceso a las bibliotecas- con la convicción de que ya había llegado la hora de recoger las preciosas adquisiciones que gradualmente se habían ido acumulando, debido al trabajo de muchos investigadores del evangelio de Marcos. Más de medio siglo ha pasado ya desde que la editorial Macmillan publicó por vez primera el gran comentario de Henry Barclay Swete; y aunque otros exegetas han escrito obras eruditas, ningún inglés ha emulado la tarea de escribir un comentario de la misma talla. No es difícil buscar la causa. '.Es inmensa la bibliografía sobre problemas introductorios, textuales, lingüísticos, teológicos y exegéticos, en inglés, alemán, francés y sueco, en enciclopedias, monografías y revistas especializadas. Efectivamente, es fácil que el futuro comentarista se pase toda su vida leyendo y analizando estos estudios, y que al fin se encuentre con que apenas ha empezado a escribir su comentario, ya que, además de otras ramas de la ciencia, debe conocer la historia de la crítica en general y el desarrollo de la teología moderna, la exégesis del Antiguo Testamento, los apócrifos y seudoepígrafos, la literatura rabínica, las principales corrientes del pensamiento helenístico, la historia y la evolución del cristianismo primitivo y los problemas que plantean la ciencia de la religión y la filosofía. De hecho, tal empresa no descarta ningún conocimiento literario, artístico, litúrgico o teológico. Alguien pensará,• sin embargo, que lo que obligó a los investigadores a hacer una pausa no fue sólo la necesidad de asimilar una bibliografía extensa, sino el riesgo de la impresión de que se pretendía escribir un comentario definitivo a San Marcos, cuando muchos problemas importantes son todavía objeto de discusión. ¿Es que ha llegado la hora de meter la hoz porque la cosecha está lista, como diría San Marcos (4,29)? Creo que sí, con tal que reconozcamos que a su debido tiempo vendrán nuevas cosechas, quizá más abundantes y aún más prometedoras. Me apresuro a decir que con esta obra no he pretendido escribir un comentario definitivo. Me limito a dar cuenta de la marcha de los estudios y a estimular, quizá, a que otros emprendan la tarea. El progreso real no lo hace un solo comentario, sino más bien toda una serie de ellos. Para animar a los demás, diré que no hay tarea que

PROLOGO A LA PRIMERA EDICION

23

dé más satisfacción. Cuando se escriben monografías, por ejemplo, sobre las parábolas, el reino de Dios o el Hijo del hombre, hay que leer todo lo relacionado con esa investigación, pero otros temas, no tan atractivos, tienen que dejarse de lado por fuerza. Al escribir un comentario no es posible practicar este método. Hay que estudiar todos los temas que van surgiendo, y seguir las diversas líneas de la investigación. El comentarista se ve obligado a ser católico por simpatía, internacional por perspectiva, y hospitalario por convicción. Puesto que nadie puede estar adecuadamente preparado para emprender esta tarea, me siento obligado a indicar al lector los campos en los que ha de buscar una guía mejor de la que yo puedo ofrecerle; concretamente, los estudios patrísticos y el influjo semítico. Por lo que respecta a los estudios patrísticos, poco tengo que ofrecer, en parte porque no estoy preparado en esa materia y en parte también porque los comentarios clásicos de Swete y Lagrange satisfacen plenamente esa necesidad. Durante muchos años me ha interesado el problema de los semitismos y he seguido con atención los estudios más importantes; pero, aunque no sea profano en la materia, no soy en modo alguno un experto en semitística. Un comentario moderno no puede pasar por alto esta materia y, por ello, todo lo que he escrito en este campo lo he sometido al juicio de mis amigos, los doctores Wilbert F. Howard, Norman H. Snaith y Matthew Black. Les expreso mi agradecimiento por la amabilidad y exactitud de sus observaciones críticas; pero, desde luego, la responsabilidad de todo lo que he escrito es únicamente mía. De los muchos comentarios valiosos existentes, me siento especialmente deudor a los de Swete, J. Weiss, Lagrange, Rawlinson y Lohmeyer. Un comentario como el de Swete, que ha guiado a dos generaciones de estudiantes británicos, adquiere nuevo interés a los ojos de quien intente seguir sus huellas. Aun reconociendo que no constituye una guía adecuada para los problemas históricos, de lo que Swete era plenamente consciente, como indican sus prólogos a la segunda y tercera edición, no se puede menos de reconocer el valor de esta obra monumental y, especialmente, de sus aportaciones a los estudios lingüísticos, a la interpretación de los Padres y a las discusiones exegéticas. En cierto sentido la gran talla de Swete ha entorpecido el camino a sus sucesores. Si, con valentía, aunque también con humildad, me aventuro a seguir sus huellas, es porque ya no es posible seguir ignorando las cuestiones históricas, y porque disponemos de preciosos estudios que no existían en su tiempo. En este comentario he prestado especial interés al oscuro período subyacente a la composición del evangelio. Espero haber considerado adecuadamente la inapreciable tradición de Papías, que es tan preciosa que, de no tenerla, nos veríamos obligados a postular algo muy P.arecido. Pero el evangelio no ha de explicarse por la simple hipótesis de un testigo ocular de la era apostólica. Más de una generación separa a Papías de las obras y palabras de Jesús durante su minis-

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PROLOGO A LA PRIMERA EDICION

terio histórico; y el evangelio refleja, en muchos aspectos importantes, la liturgia, la teología y los intereses catequéticos de una Iglesia cristiana viva. A pesar de sus defectos manifiestos, el método de la historia de las formas nos ha impuesto esta convicción y, aunque la crítica de Bultmann y de otros autores sea excesivamente radical, aporta muchas ideas positivas y constructivas. Espero que mi estudio no sea polémico, ni mucho menos descortés, pues se puede aprender mucho de aquellos de los que forzosamente disentimos. El comentario se basa en el texto de Westcott-Hort, un tanto modificado. Los descubrimientos subsiguientes, en especial de los códices Washington y Koridethi, de los manuscritos sirosinaíticos, y de los papiros Chester Beatty, y los estudios posteriores sobre los textos occidental y cesariense y sobre las versiones georgiana y armenia, han establecido la convicción ampliamente compartida de que muchas lecturas adoptadas por Hort requieren una revisión; en este punto me ha parecido justo continuar los pasos iniciales dados por Swete hace ya tanto tiempo. He utilizado ampliamente el extenso aparato crítico del Nouum Testamentum Graece de S. C. E. Legg. Por esta razón no he querido ofrecer un aparato crítico propio, sino que he preferido discutir exhaustivamente una serie de lecturas variantes, en especial cuando repercuten sobre problemas exegéticos. El profesor T. W. Manson ha tenido la amabilidad de leer mis notas y examinar el texto; sus críticas y sugerencias me han ayudado enormemente. Por lo que respecta a problemas del judaísmo he empleado con frecuencia el extenso Kommentar de H. L. Strack y P. Billerbeck; al estudiar diversos aspectos de la teología neotestamentaria he explotado generosamente la fuente inagotable del Theologisches W orterbuch de G. Kittel. He consultado constantemente las gramáticas de Blass, Debrunner, Moulton, Howard y Robertson, así como el Vocabulary of the Greek Testament de Moulton y Milligan, y la Concordance to the Greek T estament de Moulton y Geden, auténtica mina de conocimiento teológico. Indicaré brevell}ente el método que he seguido. En la introducción he estudiado los problemas críticos, gramaticales, teológicos e históricos, para no tener que discutirlos después una y otra vez. En el comentario he dividido el texto primero en grandes partes y lue¡go en secciones que comprenden diversas narraciones y dichos de Jesús, todo ello precedido de breves introducciones; en notas separadas he estudiado problemas especiales. Al final del volumen he añadido unos cuantos excursos sobre problemas más amplios cuya solución tiene que ser por necesidad de carácter más general y especulativo. He pretendido así que el comentario sea útil a los lectores que sostienen opiniones distintas a la mía, porque creo que el éxito de un comentarista está en estimular a otros para que logren mejores resultados que él. He caracterizado con un asterisco las listas de citas que incluyen todos los pasajes de Marcos en que aparece una palabra griega concreta, y con dos asteriscos los pasajes que recogen

PROLOGO A LA PRIMERA EDICION

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el uso de esta palabra en todo el Nuevo Testamento. En las citas de otros comentarios y obras conocidas, sólo doy el número de la página y, cuando se trata de más de un libro, he recurrido al uso de abreviaturas. La bibliografía servirá de clave para comprender estas referencias. Espero que el empleo de abreviaturas no constituya ningún problema. Por regla general, he aportado todos los datos necesarios para el estudio, en especial cuando hay que sopesar imparcialmente los problemas. A la vez he expresado mis opiniones personales, porque creo que el lector debe saber qué piensa el comentarista; pero apenas es preciso añadir que mis opiniones no tienen otra autoridad que la que les confiere un estudio prolongado y profundo. Me es grato expresar el testimonio de mi profundo agradecimiento a algunos amigos que me han ayudado de múltiples formas. Además de los que he citado antes, quiero ahora dar las gracias a mis colegas, el Rvdo. Dr. H. Watkin-Jones y el Rvdo. A. Raymond George, que tuvieron la amabilidad de leer el manuscrito de la sección correspondiente a la teología del evangelio y la nota B sobre los Doce y los Apóstoles; al Rvdo. Owen E. Evans, M. A., B. D., que compuso el índice de nombres propios; y a los Rvdos. doctores H. G. Meecham, C. Leslie Mitton y C. Kingsley Barrett, que me prestaron su colaboración en la penosa tarea de corregir las pruebas. Estoy muy agradecido a la ayuda prestada con tanta generosidad, pero en último término mía es la responsabilidad de todos los posibles errores. Quiero también hacer pública mi gratitud por la cortesía y competencia del personal de R. y R. Clark, de Edimburgo, de fama internacional. Termino esta obra, en la que he trabajado durante una década, con la esperanza de haber contribuido un poco a explicar la importancia y el significado del evangelio de Marcos. Para mí es un privilegio inconmensurable el poder haber escrito un comentario a este evangelio, que es uno de los tesoros más grandes de la Iglesia y uno de los libros más influyentes y sobrecogedores de todo el mundo. VINCENT TAYLOR

Wesley College. Headingley, Leeds. 16 de diciembre de 1950.

INTRODUCCION

I HISTORIA DEL EVANGELIO EN LA IGLESIA PRIMITIVA

Por fortuna poseemos testimonios sobre el evangelio, que se remontan a los comienzos del siglo segundo. El primero es el de Papías, obispo de Hierápolis, en su obra Exégesis de los oráculos del Señor (hacia el año 140). La obra se ha perdido, pero se conservan importantes pasajes citados por Eusebio en su Historia Eclesiástica. Papías no sólo habla de Marcos, sino que reproduce el testimonio de un presbítero, generalmente identificado con Juan el Presbítero, contemporáneo suyo, aunque de más edad. La discutida referencia de Justino Mártir a las «Memorias» de Pedro y el testimonio de un prólogo antimarcionita son, según estudios recientes, un tanto posteriores. Sigue a continuación el testimonio conciso y fragmentario del canon Muratori, que puede datarse entre 170-190 después de Cristo. Al mismo período pertenece el testimonio de Ireneo en Adversus Haereses. Algo posterior es el de Clemente de Alejandría en Hypotyposes. El testimonio de Orígenes es de la primera mitad del siglo tercero; y el de Jerónimo, en su comentario al evangelio de Mateo, de finales del siglo cuarto. La carta de Bernabé (año 130), la de Clemente Romano a los Corintios (año 95), el Pastor de Hermas (año 145?), y la carta de Policarpo a los Filipenses (año 135) ofrecen indicios, aunque no ciertos, de que conocen a Marcos, pero no parecen atestiguar más que un conocimiento de la tradición sinóptica. Cf. The NT in the Apostolic Fathers, por un comité de la Oxford Society of Historical Theology; P. N. Harrison, Polycarp's Two Epistles to the Philippians, 285-8.

l.

Papías

He aquí el testimonio de Papías, tal como lo reproduce Eusebio en su Historia Ecclesiastica, III, .39-15: «Y el Presbítero dijo también esto: Marcos, como intérprete de Pedro, escribió con exactitud, aun·que sin orden, todo lo que recordaba, de los dichos y hechos de Jesús. El personalmente no había oído al Señor ni había sido discí-

30

HISTORIA DEL EVANGELIO EN LA IGLESIA PRIMITIVA

pulo suyo, sino que posteriormente había sido compañero de Pedro, como ya dije. El apóstol había adaptado su enseñanza a las necesidades (de sus oyentes), pero sin intención de componer un relato ordenado de las palabras del Señor. Así, pues, Marcos no se equivocó al poner por escrito las cosas tal como las recordaba, porque su única preocupación fue no omitir ni falsear nada de lo que había oído». El testimonio del presbítero termina en la primera frase; el resto refleja la opinión de Papías. El oficio de Marcos era el de intérprete, pero razonablemente podemos suponer que sus obligaciones eran también las de ayudante, como cuando acompañó a Saulo y Bernabé en el viaje misionero consignado en Hch 13-14. Del evangelio se podía deducir que fue también maestro, pero esto no lo dice el presbítero. La referencia a Pedro nos recuerda 1 Pe 5,13: 'AoTiásnm uµéi:c; ~ E.v Ba~uA.wvL OUVEKAE.KT~ Kal MápKovr¡v OEpµai:(vriv 'T!Epl i:~v ómpuv au1:0G (6), cpwv~ sin E.yÉVE'rO (11), µna OÉ (14 [-r~c; Bav (40), OÚV!J (40), 6pyLo8E(c; (41), EtlaVQV); 8,38 (Kat) y probablemente 5,22; 9,2.29, de la lista anterior. Para el juicio desfavorable de Lietzmann: JR 16, 97 («un texto 'convertido en cizaña'») véase PC, suplemento 23. 23. Indicadas con un asterisco.

MODIFICACIONES DEL TEXTO W H

9,19*

omite Eµou KaL EV TW npoaEUXE09aL au (op. cit., 160).

V

VOCABULARIO, SINTAXIS Y ESTILO

Según los cálculos de Swete, XLVII, y excluyendo los nombres propios, en el evangelio de Marcos aparecen 1.270 palabras distintas. De éstas, 79 no aparecen en ningún otro lugar del Nuevo Testamento, pero 41 de ellas aparecen en los LXX. De las palabras restantes, siete son hapax legomena: EKTCEpLoowc; (14,31), 1;'.vvuxo: (1,35), tmpáTC-rw (2,21), ETILOUV'rPÉXW (9,25), Ki:.cpo:ALÓW (12,4), TCpoµi:.pLµváw (13,11) y uTCEpTCi:.pLoowc; (7,37). Hawkins, 12s, ofrece una lista muy conocida y útil de 41 palabras y frases que aparecen al menos tres veces en Marcos y que no se encuentran en Mateo ni en Lucas, o que aparecen con más frecuencia en Marcos que en Mateo y Lucas juntos. Las «palabras y frases características» más notables son éstas: aTCÓ µo:Kpó0i:.v, OLaoi:ÉAAoµo:t, EK0aµ~Éoµo:t, EPXE'rat o E:pxov-rm usados como presentes históricos, EÓayyÉAlOV, EU0ÚLov (8,7*), Kopáo1ov (5,41, etc.), Kuváp1ov (7,27s'~), 1t''.41. 42 .4 Y'" .44; si hacemos lo mismo con la segunda, tendremos: 8, l"'(? ). 2.3 1'.4.5.6.7.8.9. Este sondeo es muy superficial, pero un desarrollo más detallado podría mostrar que la base de 6,35-44 es semítica y que la de 8,1-9 no lo es. Si los resultados son menos sorprendentes en otros pasajes de 1-12, quizá se deba a que gran parte de esos capítulos descansa sobre una tradición aramea.

VII LAS FUENTES DE MARCOS

El éxito que coronó los esfuerzos encaminados a determinar las fuentes utilizadas por Mateo y Lucas avivó, como es natural, la esperanza de descubrir también las fuentes de Marcos. La presencia de duplicados en su evangelio, el relato de la segunda multiplicación de los panes y las perícopas siguientes (8,1-26) comparadas con la narración de la primera multiplicación y con los acontecimientos que la siguieron (6,30-7,37), una serie de «extractos» procedentes de una fuente de sentencias (por ejemplo, 4,21-25; 8,34-9,1 y 9,42-50), el carácter peculiar del discurso apocalíptico del capítulo 13, los indicios que muestran la existencia de estratos en la narración de la pasión, y la ausencia en Lucas de un texto paralelo a 6,45-8,26, indican que Marcos utilizó fuentes anteriores. Determinar esas fuentes es ya otra cuestión. A Mateo y Lucas podemos compararlos entre sí, pero algunas secciones de Marcos sólo podemos cotejarlas con otras secciones del mismo evangelio y ver qué uso hicieron de ellas los otros dos sinópticos. Fundamentalmente la investigación ha intentado restablecer un bosquejo primitivo, el Ur-Markus o Marcos original, pero los resultados han sido en gran parte negativos. La investigación, sin embargo, no ha resultado estéril. Aunque ha sido imposible restablecer el Proto-Marcos, el evangelio mismo puede enseñarnos muchas cosas sobre la tradición tal como la encontró Marcos. Si se realiza esta esperanza, los resultados serán mucho más preciosos que el descubrimiento de un mero bosquejo hipotético. Daremos en primer lugar un resumen de las múltiples formas que ha adoptado la hipótesis del Ur-Markus. No nos parece provechoso exponer todas las formas, hasta las más variadas, de dicha hipótesis, sobre todo las que afirman que el supuesto original era más amplio que el evangelio canónico de Marcos 1 ; y como es preciso hacer una selección, lo mejor será exponer las opiniones de H. von Soden, E. Wendling y W. Bussmann. Daremos además una visión de las hiPótesis sobre la redacción y la recopilación del evangelio.

--

1. Moffatt, lntroduction, 192, cita a Ewald, Weisse, Schenkel y Réville.

1.

LA

HIPÓTESIS DEL UR-MARKUS

H. von Soden C. S. Patton discute en su obra Sources of the Synoptic Gospels (1915) las opiniones que von Soden expone en su libro Die wichtigsten Fragen im Leben ]esu (21907). El contenido y el estilo son los dos principios fundamentales que llevan a von Soden al descubrimiento del Ur-Markus. Así, distingue dos tipos de narraciones: las primeras, las más primitivas, concentran la atención en las palabras de Jesús; las segundas centran su interés en los acontecimientos. Me 2,1-3,6 es un ejemplo del primer tipo; Me 4,35-5,43, del segundo. Los Kerns.tücke son: 1,4-11.16-20.21-39; 2,1-3.6; 3,13-19.20-35; 4,1-8.26-32; 6,1-16; 7,24-30 (?); 8,27-9,1; 9,33-40; 10,13-31; 12,13-44; 13,1-6. 28-37. Defiende von Soden que estos pasajes pertenecen a la tradición original petrina y que Marcos fue intercalando otros materiales. Estos relatos llaman la atención por su frescura y colorido; en ellos se respira el aire de Palestina; no exponen temas teológicos y presentan a Jesús de una forma viril y humana. Obsérvese que la distinción que von Soden establece entre las narraciones centradas en las palabras de Jesús y las que se interesan por los acontecimientos, anticipa ya la obra de la historia de las formas, sobre todo de Dibelius. Von Soden hace también agudas observaciones sobre algunos relatos particulares. Por ejemplo, distingue 7,32-37 y 8,22-26 de 2,1-12 y 3,1-6. En el primer grupo, el principal interés se centra en la curación; en el segundo, el tema real no es el milagro, sino el perdón de los pecados y la ley sobre el sábado. Sin embargo, sus esfuerzos por descubrir una primera edición de Marcos se pueden considerar como un fracaso. Hemos de calificar de petrinas muchas narraciones extensas y detalladas con el mismo derecho que los privilegiados Kernstücke. Por ejemplo, los relatos de 7,32-37 y 8,22-26, antes citados, son más primitivos que las narraciones de 2,1-3,6, que, al concentr!lr su atención en un tema, han llegado a su forma actual mediante un proceso de desgaste. De este modo, si se adoptasen principios de selección diferentes, se podría postular la existencia de un Ur-Markus totalmente distinto. En una palabra, el método adoptado es muy subjetivo. Más aún, la unidad manifiesta del estilo de Marcos constituye una objeción formidable contra la hipótesis del Ur-Markus en todas sus formas.

E. Wendling Wendling expuso su hipótesis en la obra Ur-Markus (1905) y, con mayor amplitud, en Die Entstehung des Markusevangeliums ( 1908). Discutieron sus ideas Patton, op. cit., 77-87; Moffatt, Introduction, 227s; N. P. Williams, Oxford Studies, 389-421 y Lagrange,

LA H IPOTESIS DEL UR-MARKUS

91

É van gile selon Saint Marc, XL Vs. Wendling distingue tres etapas en Ja formación del evangelio, denominadas M1, M2 y M3 • El núcleo primitivo se asemeja al que presupone von Soden, pero el método por el que Wendling delimita las tres etapas es algo diferente. En el capítulo 4 distingue Wendling dos substratos, a saber, los versículos 1-9 + 26-33 y 10-25. El segundo es redaccional; y después de comparar 4,10-25 con otros pasajes, por ejemplo, 3,22-30, Wendling afirma también que es una inserción. En total, distingue dos bloques aislados, compuestos de elementos tardíos, y de esta forma expone Wendling una estructura triple. M1 es obra de un historiador, M2 de un poeta y M3 de un teólogo. Wendling defiende brillantemente su tesis y la corrobora con argumentos lingüísticos y doctrinales. Cita en su apoyo la teoría de Wrede sobre el «secreto mesiánico», y afirma que los motivos doctrinales influyeron en el proceso de recopilación. Sin embargo, aunque la hipótesis de Wendling es admirable, no convence. Una serie de presupuestos y consideraciones subjetivas, quizá menos que en los análisis de von Soden, pero rechazables con la misma decisión, constituyen una masa débil e inconsistente con la que se pretende construir un edificio incapaz de resistir los vientos de la crítica. Es particularmente vulnerable su distinción entre el historiador, el poeta y el teólogo. «¿Es que no pudo la misma persona ser un poco de todo?», se pregunta Stanton en su obra The Gospels as Historical Documents, II, 177. La ideas paulinas más características faltan en la supuesta obra del «teólogo», y el estilo peculiar de Marcos y las palabras y frases favoritas del evangelista aparecen con sorprendente imparcialidad en M1, M2 y M3 • Finalmente, tenemos que explicar también el orden del evangelio, que, aunque menos preciso de lo que creyeron antiguos comentaristas, sería extraño en un edificio construido con piedras distintas, con colores diversos y con diferentes estilos arquitectónicos 2 • La teoría de Wendling podría estudiarse también en el apartado correspondiente a las hipótesis redaccionales, pero hemos preferido clasificarla junto a la de von Soden porque M1, o M1 + M2, constituyen, en su opinión, el «Marcos original». Lo mismo puede decirse de la hipótesis aún más elaborada de Bussmann, a la que pasamos a continuación.

W. Bussmann

Ya hemos citado antes la obra de Bussmann titulada Synoptische Studien, publicada en tres partes durante los años 1925 a 1931. En Inglaterra se ha hablado poco de esta obra (cf. Manson, SJ, 20s, y dos recensiones mías en JTS 29, 757-760 y HJ 30, 378-80), pero en el continente se le dispensó una acogida bastante favorable (cf. las 2. Para el contenido de M', M2 y M' véase el oportuno resumen de Moffatt, op. cit., 227 o el análisis de Williams, op. et., 390-7.

92

LAS FUENTES DE MARCOS

observaciones de Otto, KGSM, 83-5; Schniewind: ThR [ 1930] 137s). Nos interesa aquí la primera parte de este amplio volumen, titulada Zur Geschichtsquelle. En líneas generales la teoría de Bussmann es una «hipótesis de tres etapas», como proponía Wendling, pero con método y argumentos distintos. La primera etapa, representada por el símbolo G, es el evangelio de Marcos tal como lo conoció Lucas; la segunda, B, es G ampliada por un redactor galileo y usada por Mateo como fuente; la forma final, E, es B tal como salió de manos de un redactor romano, es decir, el evangelio canónico de Marcos. La hipótesis no es esencialmente nueva. En Inglaterra N. P. Wiliiams y W. W. Holdsworth expusieron en 1911, independientemente, ideas semejantes. Al rechazar la opinión de Wendling, N. P. Williams 3 propuso la idea de que el evangelio de Marcos había circulado durante los años 70-100 d. C. por lo menos en tres recensiones: (1) la forma original, a la que le faltaban 6,45-8,26 y el capítulo 13; (2) otra que no incluía 6,45-8,26, utilizada por Lucas, y (3) el evangelio canónico de Marcos, usado por Mateo. La hipótesis de Holdsworth 4, que integra ideas expuestas anteriormente por A. Wright 5, está más cerca de la teoría de Bussmann. Holdsworth distingue ( 1) una primitiva edición palestina, usada por Lucas, a la que le faltaba 6,45-8,26; (2) una segunda edición, utilizada por Mateo y dirigida a los judíos de la diáspora, y (3) el evangelio de Marcos en su forma actual, compuesto por el evangelista y dirigido a la Iglesia pagana de Roma, que in· cluía pequeñas adiciones que faltan en Mateo y Lucas. El principal argumento de Bussmann consiste en rechazar la explicación de P. Peine 6, H. J. Holtzmann 7 y otros, según la cual el temor de Lucas a los duplicados explica su omisión de amplios pasajes de Marcos. Bussmann afirma que Lucas es el evangelista sinóptico que más duplicados tiene 8 , y que la ausencia en su evangelio de bastantes pasajes de Marcos se debe al hecho de que éstos no existían en la forma de Marcos que él usó 9 . De igual modo, las numerosas y pequeñas añadiduras que faltan en Mateo y Lucas, tales como nombres personales, números, palabras arameas y latinas, comentarios explicativos, indicaciones>locales y temporales, no pudieron existir en B, usada por Mateo, sino que las tuvo que añadir Marcos en E 10• La teoría de Bussmann no convence por varias razones. ( 1) La presencia de muchos duplicados en el evangelio de Lucas se debe a que el evangelista utilizó varias fuentes, Marcos, Q, L y las narracioOxford Studies in the Synoptic Problem, 389-421. The Christ of the Gospels, 59-73. 5. Synopsis', LVIII; The Gospel of St. Luke, 83. 6. Einleitung in das NT (1913) 138, donde Peine dice expresamente: «Evita los duplicados casi siempre». 7. Die Synoptiker ("1901) 19: «Elimina por principio las repeticiones aunque no le es posible evitarlas por completo ante la duplicidad de sus fuentes». 8. Op. cit., 57. 9. Op. cit., 105. 10. Op. cit., lOOs. 3. 4.

LAS

H IPOTESIS DE LA REDACCION

93

nes de la infancia, y de ningún modo excluye la posibilidad de que omita relatos de Marcos y pequeños detalles porque en otras fuentes encontró textos paralelos. (2) El temor a los duplicados no es de ningún modo la única razón propuesta por los críticos para explicar por qué Lucas omite pasajes de Marcos. Por ejemplo, a juicio de Hawkins 11 , las causas que explican la ausencia de Me 6,45-8,26 en el evangelio de Lucas son éstas: (a) el deseo de suprimir milagros realizados por medios materiales (7,32-37; 8,22-26); (b) el deseo de evitar repeticiones innecesarias; (e) una tendencia a omitir la controversia antifarisaica (7,1-23) y (d) la intención de «reservar a los Doce». (3) Es improbable que se deban a un redactor muchos detalles vívidos, como nombres, números, etc., en Marcos. Basta leer el texto G de Bussmann para convencerse de que es una composición artificial que nunca existió. ( 4) La posibilidad (o probabilidad) de que Lucas utilizase a Marcos, no como su fuente principal, sino como fuente complementaría, explica de la manera más sencilla por qué en el evangelio de Lucas faltan tantos pasajes de Marcos. El último punto reviste particular importancia. Apenas se ha caído en la cuenta de que la hipótesis de Bussmann y la teoría del ProtoLucas son tentativas independientes, que se excluyen entre sí, para explicar los mismos datos sinópticos 12 • Alguien afirmará que la teoría del Proto-Lucas es la explicación más segura, y en tal caso la hipótesis de Bussmann recibe un golpe mortal; pero, aun prescindiendo de esto, las observaciones anteriores ponen de manifiesto su carencia de todo valor. Dos hechos ofrecen ulterior refutación de la hipótesis de Bussmann: primero, aunque el evangelio de Marcos está subdividido en partes, éstas son homogéneas desde el punto de vista lingüístico; segundo, es probable que los casos en que Mateo y Lucas concuerdan en detalles mínimos en contra de Marcos se deban con frecuencia a asimilación textual 13 •

2.

LAS H IPOTESIS DE LA REDACCION

Las hipótesis del Ur-Markus podrían con razón incluirse en este apartado. Sin embargo, dado que pretenden restablecer la forma original de Marcos, difieren de las hipótesis que, en mayor o menor grado, admiten que nuestro Marcos es el evangelio escrito por el evangelista; con todo, estas hipótesis intentan distinguir en el evangelio elementos redaccionales posteriores.

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11. Oxford Studies, 66-74. 12. Hago esta observación en mi Formation of tbe Cospel Traditíon, 200. 13. Streeter, Tbe Four Gospels, 295-321.

94

LAS FUENTES DE MARCOS

]. Weiss La opinión de J. Weiss, expresada en Das alteste Evangelium (1903 ), podría incluirse tanto en el apartado anterior como en éste. Weiss duda de si Mateo y Lucas leyeron el evangelio de Marcos que nosotros poseemos, y con frecuencia asigna pasajes a un redactor ( Bearbeiter). Su opinión, por tanto, es una forma de la hipótesis del Ur-Markus 14 • Con todo, hace notar expresamente que, a su juicio, el redactor no alteró el plan global (Gesamtaufriss) de la obra original; su principal interés se centra en las diversas clases de material usado por Marcos. ]. C. Hawkins

Hawkins, en su obra Horae Synopticae (21909), 152, rechaza la idea del Ur-Markus y afirma que el evangelio actual de Marcos fue usado como fuente por Mateo y Lucas; pero añade este comentario: «Casi, pero no del todo». Hawkíns ve la mano del redactor en 1,1 («Jesucristo»); 9,41 («de Cristo»); probablemente también en «el evangelio» y «las persecuciones» de 8,35 y 10,29s; quizá también en la referencia a «los judíos» en 7 ,3; en los numerales 200 y 300 de 6,37 y 14,5; y quizá también la cifra 2000 de 5,13 y en el desacuerdo de los testigos en 14,56.59. V. H. Stanton La lista de adiciones redaccionales, según Stanton, es más amplia. Cf. The Gospels as Historical Documents, II, 142-5. 156-69. Entre las diferencias más pequeñas incluye: uso de la palabra «evangelio» en sentido absoluto en 1,1; l,14s; 8,35; 10,29; «el carpintero» en 6,3; la referencia a la unción con aceite en 6,13; la sentencia «el sábado está hecho para el hombre» en 2,27; la sentencia sobre el servidor de todos en 9,35; la frase «para todos los gentiles» de 11,17; las indicaciones ¡emporales de 4,35s; las frases «él no quería que nadie lo supiera» y «pues enseñaba a sus discípulos» de 9 ,30.3 la; «dos veces» en 14,30.72; y quizá «siendo sumo sacerdote Abiatar» de 2,26 y la referencia a los «escribas» de 9,14. Stanton afirma además que a la forma de Marcos que conoció Lucas le faltaban los pasajes siguientes: 3,22-30; 4,13b.24b.26-34; 6,45-7,23; 8,1-10.14.16-21; 9,41-50; 10,2,12; 11,llb-14.19-25; 13,10.34-37 y 14,3-9. Stanton, que rechaza las hipótesis de von Soden y de Wendling,. hace demasiadas concesiones. En términos generales se podría decir que nada puede objetarse, en principio, a las hipótesis de la redacción. Sin embargo, cuando no surgen problemas textuales, detectar elementos introducidos más tarde se convierte necesariamente en una 14. Aprueba (op. cit., 4) la opinión de C. Weizsacker en Untersuchungetr über die evangelische Geschichte ( 1864).

LAS

H IPOTESIS DE

LA

RECOPILACION

95

:onjetura; y cuando las hipótesis de la redacción superan ciertos límies, no se distinguen de las teorías del Ur-Markus, y entonce_s están :xpuestas a las mismas objeciones y críticas que estas últimas io_

3.

LAS HIPÓTESIS DE LA RECOPILACIÓN

Las hipótesis de la recopilación pretenden mostrar cómo utilizaon los evangelistas las fuentes escritas en la composición del evangeio. Según estas hipótesis, y a diferencia de las teorías de la redac:ión, el redactor y el evangelista son la misma persona. El interés se :entra, no en el destino del evangelio después de su puesta por es:rito, sino en el proceso que condujo a su composición. Los represenantes recientes más notables de estas hipótesis son Ed. Meyer, A. T. :adoux y J. M. C. Crum.

:d. 1\feyer Ed. Meyer, en su obra titulada Ursprung zmd Anfange des Chrisentums I-III (1921-23), pone de manifiesto cómo Marcos se refiere 1 los discípulos con mucha frecuencia, sirviéndose de la expresión (sus discípulos»; paralelamente, aunque de manera distinta, alude a o~cp); los tres relatos de las opiniones sobre Jesús en 6,14.16 y 8,28; los tres estratos del material del capítulo 4; las dos multiplica· " en 6,35-44 y 8,1-9, y los tres anuncios de la pa· dones de los panes sión en 8,31; 9,31 y 10,33s. Otros muchos puntos de interés y una valiosa exposición de argumentos lingüísticos y doctrinales son tratados en notas. Para quienes comprenden la importancia que tiene el estudio de la tradición anterior a la composición del evangelio de Marcos, la obra del doctor Cadoux es de gran interés, pero su teoría discutiese sobre quién era el mayor (9,33s) y que la moraleja se dirigiese a un grupo diferente. El argumento es válido si 9,33-37 es una unidad tradicional original, pero no si, como piensan muchos comentaristas, es una recopilación artificial de fragmentos auténticos. Asimismo la expresión «en casa» (10,10) indica un número limitado, pero no necesariamente doce. ¿Qué puede basarse en la tradición referente a la higuera seca (11,11)? Es verdad que en 10,32 y en 14,17 se trata de los Doce, pero es mucho suponer que cuando Marcos habla de «los Doce» o de «sus discípulos» se refiere al mismo grupo.

CONCLUSIONES

97

resulta excesivamente hipotética. Cit~remos solament~ dos ~ie':11plos que ilustran lo que acabamos de decir: ¿no es gratuito atribuir las tres sentencias de la Ultima Cena a tres fuentes diferentes, 14,22 a A; 14 24 a By 14,25 a C?; ¿no es igualmente arbitrario atribuir 16,2a.8b el resto de 16,1-8 a B, y el texto de Eusebio de Mt 28,18-20 a a C? Del mismo modo, los argumentos lingüísticos distan mucho de ser decisivos 18 . El valor real del estudio de Cadoux es que pone de manifiesto la gran variedad de la tradición oral de la que dispuso el evangelista; creemos que nuestra atención ha de concentrarse en el estudio de dicha tradición oral, y no en fuentes escritas, que son altamente hipotéticas.

A;

J.

M. C. Crum

A la misma conclusión nos lleva un estudio crítico de la obra estimulante de Crum, St. Mark's Gospel: Two Stages of its Making (1936). Crum distingue dos estratos: Marcos I y Marcos II. El primero es un relato evangélico, narrado tal vez por una persona que entre los años 30 y 60 creció en íntimo contacto con Pedro. Marcos II, que data aproximadamente del año 65, es otro escrito que elabora y amplifica Marcos I, que usa el lenguaje de los LXX, que refleja una cristología posterior y que se inspira en un documento estrechamente relacionado con «Q». Muchas observaciones interesantes de Crum subrayan la idea de que el evangelio de Marcos no se puede reducir a la narración de las memorias de Pedro, y que detrás del evangelio está la experiencia de una Iglesia viviente. Quizá se pusiese por escrito esta doble tradición, pero no creemos que puedan establecerse con precisión las fuentes que utilizó Marcos, que probablemente fueron muchas y relativamente breves.

CONCLUSIONES

El estudio de las hipótesis expuestas sería estéril si desembocase en unos resultados puramente negativos. Tal vez nos sintamos obligados a rechazar la hipótesis del Ur-Markus en todas sus formas, pero nos parecería indecorosa una investigación que terminase con un Requiescat Urmarcus 19 • Lo mismo cabe decir de la negativa a aceptar las hipótesis de la redacción y de la recopilación. No por ello fracasa el estudio crítico de los sinópticos, porque, aunque tengamos que 18. En una revista («Methodist Recorder» [1935]) W. F. Howard señala que los pretendidos semitismos de los especialistas se distribuyen así en los supuestos documentos: A 43, B 67, C 46. 19. Cf. Williams, op. cit., 421. Véase también Turner JTS 26, 346: «Un clavo más se ha clavado en el féretro de aquel viejo conocido de nuestra juventud, Ur-Marcus. Causó problemas en su tiempo, pero ya está muerto: no intentemos desintegrar su esqueleto». 7

98

LAS FUENTES DE MARCOS

rechazar una hipótesis concreta elaborada con mucha erudición y talento, hemos de seguir estudiando los argumentos en los que se basa y buscar una explicación mejor, con la seguridad de que algún investigador llegará a proponer una hipótesis más firme y de mayor alcance. La mayoría de los exegetas admite que el evangelista utilizó una sola fuente: la colección de sentencias de Marcos; pero aun en este punto las opiniones difieren cuando se trata de determinar la naturaleza, identidad y unidad de dicha fuente 20 • La importancia de las hipótesis expuestas consiste en que todas ellas suponen que el evangelista utilizó varias fuentes; esta suposición mantiene su probabilidad, aun cuando las fuentes no sean las entidades literarias descritas por Wendling, Bussmann, Meyer y sus sucesores. Por ello es preciso estudiar con nuevos planteamientos el material de Marcos; examinar qué tipos diferentes de tradición incluye su evangelio; considerar el carácter polémico o no de sus relatos; investigar si sus narraciones, o complejos narrativos, se componen de reminiscencias históricas, y determinar hasta qué punto los intereses catequéticos y doctrinales de la Iglesia de su tiempo influyeron en su evangelio. En los apartados siguientes estudiaremos todos estos problemas. 20.

Cf. infra., pp. l07s.

VIII EL MATERIAL DE MARCOS

El material del evangelio de Marcos es muy variado. La distinción entre relatos y sentencias, aunque es fundamental, no abarca toda la diversidad del material; por eso, intentaremos una clasificación más detallada. l.

Relatos declaratorios

Son narraciones breves en las que todo se subordina al deseo de referir un dicho de Jesús interesante e importante para la comunidad cristiana primitiva. Pertenecen a la forma que Bultmann ha denominado apotegmas y Dibelius paradigmas. El método de la historia de las formas ha logrado sus máximos éxitos al aislar y describir este tipo de narraciones, pero no parece sensato limitar las influencias configurativas de su carácter peculiar a la predicación o a discusiones en ambiente comunitario; ni basta tampoco encajonar esta forma en moldes demasiados estrechos. Un relato declaratorio se configura en una determinada etapa de su evolución, pero puede haber también narraciones que no hayan llegado a ese punto, o que hayan sufrido diversas modificaciones. El rasgo distintivo de estos relatos es que son de origen popular, y no tanto narraciones personales contadas por testigos oculares. A este tipo pertenecen, al parecer, unas veinte narraciones de Marcos: 1 l. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8.

2,5-lOa 2,16s 2,18-20 2,23-26 3,1-6 3,22-26 3,31-35 7,1-8 7,9-13 9,38s

-9.

10.

El perdón El comer con publicanos y pecadores El ayuno El sábado (los campos de trigo) El sábado (el hombre de la mano seca) La lucha contra Satanás El verdadero parentesco de Jesús El lavarse las manos Los donativos para el templo Los ayudantes que no son discípulos

11. 13. 14. 16. 18. 22. 24. 44. 45. 60.

. l. Las cifras de la columna de la derecha indican el número de las narraCiones en que hemos dividido el texto en el comentario.

100

EL MATERIAL DE MARCOS

11. 10,1-9 12. 10,13-16 13. 11,27-33 14. 12,13-17 15. 12,18-27 16. 12,28-34 17. 12,35-37 18. 12,41-44 19. 13,ls

El adulterio Los hijos La autoridad El tributo al César La resurrección El primer mandamiento El Hijo de David La limosna La destrucción del Templo

62. 63. 75.

77 78. 79. 80. 82. 83.

Quizá haya que incluir en esta lista otras narraciones como ( 64) la vida eterna, (65) los ricos, (66) las recompensas. Pero, en conjunto, probablemente sea preferible clasificar estas narraciones como relatos acerca de Jesús que, cuando escribía Marcos, aún no habían adquirido la forma típica de apotegma. Una característica de estos relatos es que la mayoría de ellos se integran en grupos ordenados con un criterio temático. Con seguridad puede afirmarse esto de los cinco primeros relatos consignados en 2,1-3,6 y de los cinco (nn. 13-17) de 11,27-12,37; y también de los números 6 y 7, 8 y 9, 11 y 12. El número 10 queda integrado en un grupo de sentencias en 9,37-50; el número 18 sigue a las sentencias sobre los que devoran los bienes de las viudas en 12,40, y el 19 se halla al principio del discurso apocalíptico del capítulo 13. Por tanto, hay razón para deducir que la disposición de estos relatos refleja intereses catequéticos. 2.

Relatos de milagro

El principal interés de estos relatos radica en la narración del milagro propiamente dicho. Por norma general, estos relatos tienen una forma tripartita, en la que se describen sucesivamente las circunstancias, el milagro en sí mismo, y la impresión causada por éste. Esta forma es el modo natural de relatar un milagro, pero obsérvese que muchas de las 11'ftrraciones de Marcos dan más detalles de lo que es normal en la denominada «forma típica», y que han llegado al evangelista por conductos más personales. Aun así, estas narraciones difieren de otros relatos sobre Jesús, por su contenido y por su disposición en el evangelio. En la lista que sigue, enumeramos 17 de estas narraciones: l. 2. 3. 4.

1,23-28 1,29-31 1,32-34

5.

2,1-4.lOb-12 4,35-41 5,1-20 5,21-24.35-43

6. 7. 8.

1,4045

El endemoniado de Cafarnaún Curación de la suegra de Pedro Curaciones por la tarde Curación de un leproso El paralítico de Cafarnaún La tempestad calmada El endemoniado de Gerasa Resurrección de la hija de Jairo

6. 7. 8.

10.

11. 32. 33.

34.

RELATOS DE MILAGRO

9. 10.

11. 12.

13. 14. 15. 16. 17.

5,25-34 6,35-44

6,45-52 7,31-37 8,1-10 8,22-26 9,14-27 10,46-52 11,12-14.20-22

La hemorroisa Primera multiplicación de los panes Jesús carnina sobre el agua Curación del sordomudo Segunda multiplicación de los panes Curación del ciego de Betsaida Curación del epiléptico Curación del ciego de Jericó Maldición de la higuera

101 35. 41. 42. 48. 49. 52.

57. 70. 72.

Como en los relatos declaratorios, es de notar la posibilidad de agrupar algunas de estas narraciones, pero con la diferencia importante de que los relatos de los diversos grupos se unen mediante indicaciones geográficas y temporales. Tal es el caso de las narraciones consignadas en 1,23-24 (números 1-3) y 4,35-5,43 (números 6-9). Prescindiendo de algunas excepciones (4,13,15), los relatos están asociados a lugares determinados, citados en la narración o en su contexto inmediato_ La viveza de los detalles, muchos de los cuales son peculiares de Marcos, hace que estas narraciones contrasten con los simples relatos sin fecha de las listas anteriores e indica que Marcos, para contar estos sucesos, dispuso de una información más directa que la tradición oral común de la Iglesia. 3.

Relatos sobre Jesús

Hay además otros relatos vivos y coloristas, semejantes a los re· latos de milagro, que no tienen una forma distintiva y que difieren de éstos por su contenido. El método histórico formal no da una clasificación útil de estos relatos, pues los términos wv~, 1,11.26; 5,7; 9,7; 15,34.37~'. ~oó:w, 15,34. Epriµoc; 1,4.12s; Epr¡µoc; -rónoc;, 1, 35.45; 6,31s.3Y'. «El desierto» es la región árida y despoblada al oeste del mar Muerto; pero, en general, puede decirse que la frase responde exactamente a la profecía. El'OLµásw, 10,40; 14,12.15s; 15,1 (?)'~. Marcos emplea 15 veces la palabra KÚptoc;, y dos veces en el título ó KÚpLOc; en el final no auténtico. Aquí se aplica a Dios, como en 5,19; 11,9; 12,ll.29s.36; 13,20, pero quizá Marcos piense en el Mesías; cf. 12,36s; 13,35. El hecho más notable es que nunca aplica KÚptoc; a Jesús, excepto en el vocativo de 7 ,28 y una vez en 11,3, con artículo, quizá en el sentido de «el maestro». En 2,28 es predicado: «El Hijo del hombre es dueño también del sábado»; en 12,9 se aplica «al señor de la viña»; y en 13,35 aparece en la expresión «el dueño de la casa». Estos hechos ilustran el carácter primitivo del uso que Marcos hace de esta palabra. ó KÚptoc; aparece en Lucas 16 ó 17 veces. El uso de Mateo concuerda con el de Marcos, mientras que Juan restringe probablemente la aplicación del título al Señor resucitado :cf. Bernard, St. John, 55s.132). Para TI¡v óoov Kupiou cf. "C~V ó5ov wü 8E00 (12,14 ). En la frase Eu8Eiac; TIOLEÍ:'lE -ró:c; 'lp[~ouc; au'loÜ, Eu0úc; se usa como adjetivo*. -rpl~oc;* es un sendero trillado; así Herodoto 8,140 y los papiros (VGT, 641 ). Swete pone un punto después de la cita; pero es preferible poner coma con WH, Nestle, Plummer y Lagrange; o punto y coma, como la RV. Esta puntuación establece una íntima relación de la cita con 1,4. Al parecer, lo que Marcos quiere afirmar es que al igual que la Escritura hablaba de una voz que clama en el desierto, así Juan viene predicando en el desierto. 4. '1 wó:vric; (aplicado al Bautista) aparece 16 veces*. Marcos muestra gran interés por Juan; cf. 1,6.9.14; 2,18; 6,14-25; 8,28; 11,30.32. No describe su nacimiento ni su familia, pero lo presenta como precursor de Jesús. Acentúa la idea de que aparece según los planes divinos; por eso emplea f.yÉVE'lO. El término puede relacionarse con Kr¡púaawv, formando así una construcción perifrástica; cf. 9,3.7, y véase Howard, II, 452; pero también puede ir solo, como en Jn 1,6; 2 Pe 2,1; 1 Jn 2,18, con un énfasis semítico. Cf. Lohmeyer, 12n; véase también RSV. ~amisw, 1,5.8 (bis).9; 6,14-24; 10,38 (bis).39 (bis); 16,(16)*, «sumergir», «Zambullir» es la forma intensiva de ~án'lw; está atestiguado en griego clásico, en los LXX (4) y en los papiros (VGT, 102). Cf. Flemington, lls. Kr¡púoow, 1,7.14.38s.45; 3,14; 5,20; 6,12; 7,36; 13,10; 14,9; 16,(15.20)*, «proclamar» ( < K~put;); aparece en griego clásico, en los LXX y en los papiros. Marcos describe aquí a Juan, lo mismo que en 6,14.24*, como ó ~an­ i:i~wv; en 6,25 y 8,28, como ó ~annoi:~c;, que es una forma usada exclusivamente por Mateo (7 veces), Le (3), y Flavio Josefo. En Marcos las dos formas son casi sinónimas, pero ó ~an'lil':wv realza más el carácter de acción. Si leemos Ka[ antes de Kllpúoowv el texto griego podría traducirse así: «el bautista y predicador» (cf. Swete, 3) o «el que bau-

166

INTRODUCCION

1,5

tizaba y predicaba»; pero Ka[ ha de omitirse con B 33 73 579 892 sa bo,

y o ¡3am:tsc.:iv ha de considerarse como nombre. Cf. J. Weiss, 127n.;

Gould, 6; Lagrange, 5; Turner: JTS 28, 150. El hecho de que no se den muchos detalles descriptivos al presentar a Juan, indica que Marcos escribía para lectores que conocían bien la obra y el ministerio del Bautista. Cada una de las palabras de ¡3á1rnoµo: µE-ravo[o:c; EicrµÉvoc; n'¡v óm¡iuv auwO. D lee ÓÉppr¡v (ÓÉpptv) y a pellem; Tumer: JTS 28, 151, acepta esta lectura en vez de i:plxac;, pero parece más probable que tengan razón Moulton y Milligan al explicarla como corrupción derivada de Zac 13,4 (VGT, 142). La frase Kal sWVT]V ÓEpµai:ívr¡v nEpl n'¡v ócrqiuv aUi:oO falta en D a b d ff r1 t vg (1 manuscrito), y Turner, 12; JTS 28, 151, cree que puede ser adición de un copista, tomada de Mt 3,4. Esta explicación es posible, pero es más probable que Marcos, que pensaba que Juan pertenecía al círculo profético y que era Elías, cuya venida había sido anunciada en Mal 3,1; 4,5s (cf. Me 9,9-13), la haya introducido deliberadamente. Para la idea de que Elías iba a ser el precursor del Mesías, véase Moore, II, 357-62. El alimento de Juan consistía en saltamontes y miel silvestre. Ó::Kpíc;*, Mt 3,4; Ap 9,3.7**; µÉA.t*, Mt 3,4; Ap 10,9s**; O:yptoc;*, Mt 3,4; Jds 13'~'-'. Se dice que los beduinos comen saltamontes asados o con sal. La miel silvestre es miel hallada en las rocas, o quizá la savia de algunos árboles. Cf. Billerbeck, I, 98-101; Lagrange, 7; Lohmeyer, 16; Gould, 8 («alimento del desierto»). Son muy interesantes los cambios estilísticos introducidos por Mateo. Mateo sustituye las construcciones perifrásticas por ELXEV 1:0 EVÓUf.lCX CtU'toO y ~ 5E. i:poqi~ f¡v aUi:oO aKpÍOEú)V~ EK Té0V oupav&v ¿t) El ó utóc; µou ó aya11r¡•óc;, EV ool EUbOKT]Oa. 9

'EyÉVE'TO.

11

ÉyÉ.VETO

post qiwvfJ.

Por aquellos días llegó Jesús de Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán. 10 Y en seguida, mientras salía del agua, vio rasgarse el cielo y al Espíritu bajar hasta él como una paloma. 11 Se oyó una voz del cielo: -Tú eres mi Hijo, a quien yo quiero, mi predilecto. 9

9. La vaga expres1on temporal EV ÉKE[vmc; i:a'lc; ~µÉpmc;, que se encuentra también 8,1; 13,17.24'', parece ser obra del redactor. Marcos quiere indicar que el bautismo de Jesús tuvo lugar durante el ministerio del Bautista. La construcción Kai ÉyÉVE'tO es rara en Marcos. En Lucas Y en Hechos la encontramos con frecuencia en tres formas: (a) Kal ÉyÉ· VETO (ÉyÉVE"l:O OÉ) í1A.8Ev; (b) Kai ÉyÉVE"l:O (ÉyÉVE"l:O OÉ) Kal ííABEv; (c) ÉyÉvErn OÉ (Kai €.yÉvEi:o) €.A.SE'lv. La primera es la que utiliza Marcos aquí y en 4,4*; la segunda está totalmente ausente, y la tercera aparece en 2,15.23*. Aquí, dado que va con Év ·ÉKELvmc; Taí:c; ~µÉpEt, «en forma corporal». El origen de la imagen de la paloma es oscuro. Para la literatura rabínica la paloma es un emblema de Israel. El Targum de Cant 2,12 compara el arrullo de la tórtola con «la voz del Espíritu Santo de salvación>>, pero el testimonio es tardío y Billerbeck, I, 125, lo desestima. La mejor explicación es la que relaciona la imagen con la visión del Espíritu generativo revoloteando sobre las aguas primigenias (Gn 1,2). Cf. las palabras de Ben Zoma, casi contemporáneo de los apóstoles, en B. Hag., 15a: «Contemplaba yo el espacio entre las aguas superiores y las inferiores, y entre ellas sólo hay un espacio de tres dedos, como suele decirse. Y el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas como una paloma incuba a su cría sin tocarla». En confirmación del testimonio de Ben Zoma, Abrahams, I, 49s, cita a Rashi, y dice: «Aun sin la analogía de Ben Zoma, a duras penas puede dudarse de que los sinópticos piensan en Gn 1,2». Cf. Lagrange, 13; Creed, 57; Bartlet, 92; Barret, 38s. Esta opinión es preferible a la de quienes ven en la paloma un símbolo de la amabilidad (Mt 10,16) o de la sabiduría divina (Filón, Quis rerum divinarum beres, 127) o de la gracia de Dios manifestada por la paloma que trajo buenas noticias a Noé (Gn 8,8-11) 12 • 11. Kal cpwv~ ÉK TWV oupavwv. La frase es muy abrupta, y probablemente hay que omitir ÉyÉVETO. Falta en ~* D ff t vg (1 manuscrito) e implica SU omisión el ~KOÚ08f1 (post oupavéiJv), atestiguado por 8 28 656 g1 geol syhier y Mt 3,17, Kal lóou q>wv~ ... Myouoa. La lectura puede ser una armonización con Le 3,22, yEvfo8at. Cf. Turner: JTS 28, 151s. Ti omite ÉyÉvno, WH y Nestle lo ponen entre corchetes, pero lo aceptan Souter, Swete y Lagrange. Lohmeyer, 20 n., lo omite. Desde d principio los copistas sintieron una imperiosa necesidad de suplir algo, Y el lector moderno ha de entender «hubo» o «vino». Puede conjeturarse que la ausencia de verbo se debe a una traducción excesivamente literal del original arameo. después de un verbo de movimiento. Los ejemplos donde significa «hacia dentro» son más numerosos, pero el contexto, el uso frecuente de tmf.pxoµo:t y, a veces, de f.µj3o:[VC.> determinan este significado. 12. Gunkel, Das Marchen im AT, 147-51, y Gresmann, Die Sage von der T~ufe ]esu und die vorderoríentalische Taubengottin: «Archiv für Relgionsw!ssenschaft» 20 (1920-1) 1-40. 323-359, explican el símbolo de la paloma recuprriendo al tema legendario en el que un pájaro determina la elección del rey. er
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