Tales From Pizza Plex 1

March 7, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
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1 El juego de #  Lally Scott Cawthon Kelly Parra ndrea Waggener

Traducción no oficial por oficial por Moshinojutsu

 

 

 

 Contenido   Portadilla Frágil El Juego de Lally En Construcción Acerca de los Autores Rompecabezas Copyright

 

 

 

  LA

NOCHE ERA FRÍA. LAS GOTAS DE LLUVIA SE ESPARCÍAN POR LA CARRETERA COMO PEQUEÑAS BOLITAS. EL DESTELLO DE LAS LUCES DE EMERGENCIA ROJAS Y AZULES SE REFLEJABA EN EL PAVIMENTO MOJADO Y EN LOS RESTOS DE UN SEDÁN ESTRELLADO CONTRA UN ÁRBOL ROTO. Vamos, chico. Quédate conmigo, quédate conmigo — susurró susurró Jack, el  — Vamos, Técnico en Emergencias Médicas. Gotas de lluvia resbalaban por su rostro mientras bombeaba sus manos contra la caja torácica de un adolescente.  — ¡Despejado! ¡Despejado! — gritó gritó su compañero, Dave.

 Jack levantó los brazos bElrazos cuando Dave cargó casergó una corriente eléctrica en el corazón del chico. cuerpo del menor sacudió en el camino de grava mojada.  Jack comenzó a bombear el pecho del muchacho de nuevo.  — Vamos, Vamos, chico. Regresa a nosotros.

Todavía odavía no hay pulso, Jack. Ha pasado mucho tiempo. Tenemos que  — T llamar. Una vez más. Vamos, chico.  — Una Una vez más, intentaron revivirlo, pero fue en vano. Maldita sea. —   Jack se recostó, se limpió la lluvia y el sudor de la nariz  — Maldita con la muñeca — . Llama. — Después Después de un momento de arrepentimiento,  Jack cubrió al chico con una lona. Se puso de pie y se dio un minuto. Siempre era doloroso perder a alguien tan joven. Escuchó una roca deslizarse por el suelo.  Jack giró la cabeza hacia la maleza negra detrás del árbol.

 

«¿Había alguien allí? ¿Quizás un animal?» No podía ver nada a través de la cortina de lluvia. Rodó los hombros, recogió un maletín médico y se alejó. Guardemos todo y traigamos al forense aquí.  — ¿El ¿El chico no lo logró? — le le preguntó el oficial oficia l Manor en su camino de

regreso a la ambulancia.  Jack negó con la cabeza. No se pudo esta vez.  — No  — Qué Qué pena. Esta carretera es peligrosa, y mucho más durante las

tormentas como esta. Cómo si no lo supiera, con las llamadas que he tenido aquí en el  — Cómo pasado... —   Jack se interrumpió mientras colocaba la bolsa en la furgoneta El oficial Manor empujó su linterna hacia la oscuridad.  — Y justo aquí, cerca de un cementerio de todos los lugares en los que

pudo haber sucedido. Se sienten las malas vibras.  — Solo Solo es una coincidencia — dijo dijo Jack.

Un movimiento repentino llamó su atención. Jack entrecerró los ojos contra la lluvia y desvió su atención hacia el cuerpo. Había una forma oscura bajo la lluvia. ¿Había alguien inclinado sobre el cadáver? Por una fracción de segundo, se le erizó el vello de la nuca; luego se sacudió el sentimiento. Parpadeó para asegurarse de que sus ojos no le estaban jugando una mala pasada. Había alguien. Bajo, delgado, frágil. La forma se cernía sobre el cuerpo del chico muerto, haciendo algún tipo de movimiento con las manos, ma nos, de un lado a otro. Entonces lo vio. «Un cuchillo».  Jack dio un paso adelante.  — ¡Oye! ¡Oye! ¡Aléjate de él!

La forma cabello largo yenhúmedo la cara, la luz brillaba en eloscura arma y saltó, algo seunbalanceándose la manoledecubría la figura. Entonces la cosita se escapó de vuelta a la oscuridad de la maleza.

 

 — ¿Qué ¿Qué pasó, Jack?  — preguntó preguntó el Oficial Manor, escaneando la

oscuridad.  Jack señaló hacia la maleza oscura.  — Vi Vi a alguien. Inclinado sobre el cuerpo. Era... eh... era un niño, creo.

Tal vez una niña. El Oficial Manor caminó alrededor, moviendo su linterna alrededor de la escena. Volvió con una ligera torcedura en los labios. Estás seguro de eso, Jack? ¿Un niño caminando por aquí? ¿Cuánto  — ¿¿Estás tiempo llevas de turno?  Jack se encogió de hombros.  — Voy Voy por las veinticuatro horas. Sí, Sí , necesito dormir un poco.  — Tal Tal vez no debería haber mencionado el cementerio. Te hizo pensar

en fantasmas. Solo estaba bromeando, ya sabes.

 Jack volvió al cuerpo del chico y recogió la última bolsa médica. Tal vez estaba imaginando cosas. La lona se movió.  Jack saltó.  — ¡Santo ¡Santo cielo, Dave, está vivo!

¡¿Qué?!  — ¡¿Qué?!  — ¡El ¡El chico! ¡Se movió! ¡Toma la camilla!

¿Estás seguro?  — ¿Estás ¡Solo ven aquí!  — ¡Solo  Jack le arrancó la lona al chico. chico. Vio la cara del chico manchada de sangre, vio cómo tosía y aspiraba aire. El chico gimió. A-ayuda…   — A-

 

 Jack sacó sa có el oxígeno portátil y deslizó la máscara de aire sobre la boca del menor.  — Está Está bien, chico, respira, aquí estamos. Bonito y sencillo. Has estado

en un accidente. Te vamos a llevar al hospital y te van a cuidar muy bien. ¿Recuerdas el accidente? El chico asintió levemente. Conducías un poco demasiado rápido bajo la lluvia. El coche se  — Conducías estrelló en el árbol. Aguanta, chico. Te acaban de regalar un milagro. ☆☆☆ 

 Jessica empujó la fregona mojada por el suelo del hospital. hospital . «De un lado a otro. De un lado a otro.» Recordaba ese dicho de algún lugar anterior... Solo que no recordaba de dónde. «Algo del pasado». Un escalofrío la recorrió mientras sus manos temblaban sobre el palo de la fregona. Apretó el agarre para que dejara de hacerlo. Sintió que el personal del hospital pasaba a su lado. Sintió que la miraban. Inclinó la cabeza hacia delante para que su espeso pelo negro le tapara la cara lo más posible. Para no ser vista. Para no llamar la atención. Nadie le decía nada más que lo necesario. No hablaba con ellos a menos que le hablaran. Todos los días, después de las clases, realizaba su trabajo y fregaba el suelo del ala médica deolor los niños. acostumbró al olor del desinfectante y al lúgubre de losSeenfermos. Escuchaba loslimpiador murmullos del personal. Prestaba atención a los pitidos de las máquinas médicas conectadas a los niños enfermos. Estudaba las distintas pisadas que oía en los duros suelos de baldosas. A veces pasos suaves, a veces chasquidos de tacones o pisadas de gente más grande.  — El El doctor dice que estás muy bien, Brian. Estás comiendo mejor. El tratamiento va bien. Eso es maravilloso, hijo — dijo dijo una voz de mujer desde

la habitación del paciente que Jessica estaba cerca.  — Sí, Sí, supongo que sí — murmuró murmuró Brian.

 

 — Aguanta, Aguanta, amigo, estarás mejor antes de que te des cuenta  — dijo dijo un

hombre.  — Y luego podrás volver a casa y descansar en tu propia cama.  — Me Me he sentido un poco más hambriento.  — Es Es tan bueno escuchar eso — dijo dijo la mujer.

¿Cuándo podré irme a casa?  — ¿Cuándo  — Espero Espero que pronto, hijo — respondió respondió el hombre — . Cuando lo hagas, te daremos tu pizza favorita de Freddy’s Mega Pizzaplex. Haremos  una

fiesta. ¿Cómo suena eso?  — Bastante Bastante bien — contestó contestó el chico.

El hombre se rio.  — Ese Ese es mi chico.  — Bri Bri  — dijo dijo la mujer — . ¿Qué son todos estos copos extraños en tu

pecho?  — ¿Eh? ¿Eh?

Mira, Harry. ¿Qué es esto? Dios mío, ¿a qué tipo de hospital lo  — Mira, trajimos?  — No No sé. Parecen pedacitos de plata — dijo dijo el hombre — . Relájate, Jane,

estoy seguro de que hay una explicación razonable. Lo han estado cuidando bien aquí. Incluso tú misma lo dijiste.

Enfermera Macy,  —Lo sé, s é, pero…La mujer gritó desde la habitación  —  — Enfermera

por favor, ¿puede alguien venir a la habitación de mi hijo? Sí, señora Ramon. ¿Brian está bien? — preguntó preguntó la enfermera Macy.  — Sí,  —Sí… pero ¿qué ¿qué es esta cosa extraña en mi hijo? No quiero nada nada en él

que lo enferme más.  — Hmm... Hmm... No sé qué es eso. — La La enfermera entró y revisó el pecho de Brian y le quitó las extrañas escamas — . No creo que sea nada grave, señor

y señora Ramon. Haré que el personal lo barra y consiga algunas mantas nuevas.

 

 — Por Por favor, no quiero ningún limpiador ni nada sobre él que pueda

dañar su recuperación.  — SSí,í, señora Ramon. No se preocupe, nunca dejaríamos que eso

sucediera.  Jessica empujó la fregona lentamente por el pasillo. «De un lado a otro. De un lado a otro.» ☆☆☆  Ella es muy extraña  — murmuró murmuró un asistente de enfermería a la  — Ella enfermera Macy mientras almacenaban suministros en un carrito médico.  — ¿Mmm? ¿Mmm? ¿Jessica? Tranquilo. Se mantiene a sí misma. Nunca crea ningún problema. — La La enfermera Macy se encogió de hombros — . No hay

nada de malo en eso.  — Bueno, Bueno, ellatapando se ve muy frágil.rostro Parececon quesuuna pluma podría derribarla. Y siempre está su lindo cabello.  —  Se estremeció Se  —  . Me asusta la forma en que acecha. No es normal. Obviamente está viva y, sin embargo, en realidad no.

La enfermera Macy negó con la cabeza.  — Has Has estado viendo demasiadas películas de terror, Colin.  — ¿Cómo ¿Cómo crees que a la gente se le ocurren estas ideas para películas

de miedo? Ven cosas que los asustan y escriben sobre ellas.  — Estoy Estoy segura de que también estabas en una etapa incómoda a los

catorce años.

No estamos hablando de mí. Además, hablé con más gente. Traté de  — No preguntarle algo el otro día y ella solo me miró y parpadeó como si hablara un idioma extraño o algo así. La enfermera Macy suspiró.  —Ay, Colín…  Sonido metálico.

En ese momento, algo cayó detrás de ellos, haciéndolos saltar.

 

Colin dejó escapar un eeek infantil. La enfermera Macy miró hacia abajo y vio una lata oxidada tirada en el suelo del hospital. Ella frunció el ceño.  — Eso Eso es extraño. ¿De dónde vino esto? es to? — murmuró. murmuró.

Miró a izquierda y derecha y vio a Jessica trapeando no muy lejos de ellos. Oh, Jessica, ¿te importaría recoger esa lata la ta y tirarla? No sséé de dónde  — Oh, vino. Debió haberla dejado un carrito de la cocina o algo así. Tendré que decirles que tengan más cuidado con su basura.  Jessica asintió en silencio y, arrastrando el trapeador, recogió la lata y la arrojó a un bote de basura cercano. Gracias. Ah, ¿y Jessica?  — Gracias.  Jessica levantó lentamente la cabeza y su cabello se separó para revelar sus delicados rasgos. Sus ojos eran oscuros. «¿No solían ser de un marrón más brillante?» se preguntó la enfermera Macy. Un pequeño lunar estaba salpicado en lo alto de su hermosa mejilla izquierda, pero su piel parecía haber perdido parte del rubor rosado que alguna vez tuvo. Sus labios eran delicados y carnosos. Su rostro era delgado y muy bonito. Realmente podría aparecer en revistas. Estás haciendo un buen trabajo para nosotros. — La La enfermera Macy  — Estás le dirigió una pequeña sonrisa.  Jessica sonrió y pareció iluminar sus rasgos abatidos.  — Me Me alegra.  —   Jessica habló en voz baja, pero la alegría no llegó ll egó a sus s us

ojos. Apuesto a que eres de gran ayuda ay uda en casa con tu familia. ¿Ayuda con  — Apuesto la limpieza de la casa con su mamá o papá? La enfermera Macy observó a Jessica simplemente asentir y alejarse para continuar trapeando el pasillo.  — Ya Ya te digo, espeluznante — dijo dijo Colin en voz baja.

La enfermera Macy solo agitó su mano hacia él.

 

 — O Oh, h, silencio. Es solo una niña y tú eres un hombre adulto. Creo que

podrías enfrentarte a ella si te atacara. Colín se estremeció.  — No No estés tan segura.

Aunque la enfermera Macy bromeaba con Colin, podía admitir para sí misma, y no explicar por qué, que mirar la oscura mirada de Jessica casi le rompía el corazón. ☆☆☆ 

En su descanso, Jessica entró en la capilla del hospital. La habitación estaba vacía de familiares afligidos. Le gustaba así, tener la capilla para ella sola. Era raro, pero era pacífico y tranquilo y le permitía orar. Pasó la mano suavemente por los bancos de madera que bordeaban el camino hacia el altar y eligió el primer asiento. Al frente de la habitación había una gran cruz de madera colgada en la pared. Olió las flores blancas frescas expuestas a ambos lados de la habitación. Había tres hileras de pequeñas velas esperando ser encendidas. Música instrumental tranquila reproducida a través de un altavoz de pared. Sacó la gruesa cadena de plata que colgaba alrededor de su cuello por debajo de su camisa y la levantó por encima de su cabeza, colocando el colgante en su palma. El colgante había sido una vez un corazón entero, mucho más grande y grueso. Ahora era undel poco más grandeconque una incrustados luna creciente, aproximadamente ancho de su pulgar, rasguños en un lado. «Ya casi.»  Juntó las manos alrededor del colgante y cerró los ojos. «Por favor ayúdame a hacer el bien y continuar con mi propósito. Por favor, ayúdame a hacer una diferencia. Por favor, ayúdame a ayudar a otros que están enfermos. Dame la fuerza para corregir mis errores. Dame el coraje para hacer lo correcto. «Gracias ─»

 

 — Hola, Hola, señorita, ¿está bien?

 Jessica parpadeó y dejó de rezar. No había oído a nadie entrar en la capilla. Miró hacia arriba a rriba para ver al sacerdote de pie junto al banco. Llevaba un traje negro con cuello blanco. Su cabello era oscuro con mechones grises y sus cejas eran gruesas sobre unos amables ojos marrones. Había pequeñas líneas al lado de sus ojos cuando sonreía.  — Estoy Estoy bien — respondió respondió en voz baja.  — SSoy oy el Padre Jeremías. Te he visto aquí antes. ¿Cuál es su nombre,

señorita?  Jessica. —   Jessica bajó la mirada y frotó el colgante con el pulgar.  —   — ¿Hay ¿Hay algo en lo que pueda ayudarte, Jessica?

 Jessica negó con la cabeza.  — No No gracias.

El padre Jeremías se sentó en el banco frente al de ella.  — T Tee ves pálida, Jessica. ¿Te sientes bien? ¿Hay algo que pueda

conseguirte? ¿Un bocadillo? ¿Un poco de agua? ¿Deberías estar descansando?  — M Mee siento bien. Creo que... probablemente me veo mejor cuando

estoy trabajando.  — ¿Trabajando? ¿Trabajando?

Aquí quí en el hospital, en el ala de niños. Ayudo a mantener los pisos  — A limpios. «De un lado a otro. De un lado a otro.» —  La  La enfermera Macy dice que estoy haciendo un buen trabajo — añadió. añadió. Esperaba estar haciendo un buen trabajo. Este trabajo había sido la oportunidad perfecta para acercarme a quienes necesitaban su ayuda. Era raro para ella encontrarse con otros enfermos en el mundo exterior. Se había enterado del accidente de coche la noche anterior por casualidad. Un milagro, algunos podrían llamarlo. Había oído el terrible chirrido de los neumáticos, choque del coche contra árbol. Le había tomado tiempo llegarelallíáspero a través de la fuerte lluvia. Habíaelvisto llegar la ambulancia

 

y los técnicos de emergencias médicas intentaban salvar al chico. No habían sido capaces de salvarlo. Pero ella sí. Se alegró de haber estado allí para ayudar. Sin embargo, se había acercado y casi la atrapan. Ella nunca podría permitir que eso sucediera. Ah, h, sí, conozco a la enfermera Macy. Una enfermera muy cariñosa.  — A  — El El padre Jeremiah asintió — . Estoy seguro de que estás haciendo un buen trabajo.  — Se Se aclaró la garganta — . Sabes, Jessica, algunas personas vienen aquí pidiendo ayuda en sus oraciones, y con frecuencia escucho a aquellos que tienen cargas que liberar o curación que experimentar. Expresar nuestras preocupaciones, nuestros problemas, nos ayuda a soltar lo que nos pesa en la mente y en el corazón.  Jessica simplemente dijo — : Eso es bueno. Sentía que ya estaba dejando ir algo muy importante a su manera. Nunca compartía sus pensamientos con nadie porque nadie podría entender realmente por lo que estaba pasando.  — SSii alguna vez sientes la necesidad de hablar con alguien, estoy aquí casi todos los días para hablar, si así lo deseas. Estoy feliz de ayudar en todo lo que pueda.  Jessica asintió con la cabeza, manteniendo la mirada baja, mientras frotaba el colgante con el pulgar. ¿Qué es esa cosa encantadora que tienes ahí? Debe ser muy especial  — ¿Qué para ti.  Jessica simplemente continuó frotando su pulgar sobre el colgante y no habló más. Después de un momento, el padre Jeremiah dijo en voz baja — : La paz sea contigo, Jessica — y la dejó sola. Después de unos momentos más de oración, Jessica deslizó la cadena hacia atrás sobre su cabeza y se levantó del banco. Según su rutina habitual, fue a uno de los baños del hospital. Cerró la puerta con llave y caminó hacia el pequeño espejo sobre el lavabo. Inspeccionó los círculos oscuros bajo sus ojos y la palidez de su delicada piel. Algunos podrían pensar que era encantadora, pero la verdad era que cada día se veía más frágil. Ser encantadora fue una vez todo lo que siempre había querido. Podía sentir

 

la debilidad apoderarse de su cuerpo con cada niño que ayudaba, con cada raspado del colgante. Llevaba una sudadera negra y pantalones negros, e incluso zapatillas negras. El negro no era un color acogedor. Mantenía a la gente alejada de ella. Le ayudada a recordar que no estaba allí a llí para disfrutar de la vida, ssino ino que tenía que mantenerse enfocada en su propósito. Del bolsillo de su pantalón, sacó un polvo compacto. Abrió la tapa y acarició el aplicador suave en el polvo y se aplicó puntos en la cara con el corrector. Era un marfil bastante suave que le daba un aspecto más fresco. Después de guardar la polvera, se pellizcó los pómulos para darse un poco de color. Sus pestañas eran naturalmente oscuras y espesas, y sus labios carnosos y bonitos. Cuando solía sonreír, la gente le devolvía la sonrisa y se interesaba por lo que decía. Jessica solía sentir que ciertas cosas eran importantes, como su apariencia, la mejor ropa, los mejores amigos, los chicos más lindos, pero en realidad no eran tan importantes como alguna vez pensó. Ahora todo era diferente, y nunca sonreía a menos que tuviera que hacerlo.  Jessica salió del baño para volver al trabajo. trabajo. Las luces se atenuaron para la noche y el personal se había calmado. Mientras sacaba el trapeador y el cubo rodante de un armario de limpieza, escuchó el leve sonido de dibujos animados cerca. Dejando su fregona a un lado, Jessica siguió el sonido hasta la habitación de un nuevo paciente. Un niño pequeño con cabello castaño estaba acurrucado de lado, dormido, sosteniendo un elefante verde de peluche. Estaba solo.  Jessica se volvió vol vió pa para ra mirar detrás de ella y no vio a nadie mirando en su dirección. Entró en silencio en la habitación y se pasó la cadena por la cabeza, agarrando el colgante. Sacó el cuchillo del bolsillo trasero y abrió la hoja. Si alguien entrara, pensaría que estaba tratando de lastimarlo. Pero no, nunca soñaría con lastimar a nadie. Quería ayudarlo de una manera que solo ella podía. Nunca le contó a nadie sobre su propósito de ayudar a los enfermos. Otros no serían capaces de entenderlo. Ella tampoco lo había

 

entendido, hasta que recibió el golpe de su vida de que ya no era la niña que alguna vez había sido. Al lado de la cama del niño, Jessica comenzó a raspar bruscamente el colgante con su navaja de bolsillo. bolsill o. Pequeñas virutas de plata cayeron sobre el niño mientras dormía. Mientras raspaba, su pecho pareció apretarse. Su pulso se hizo más lento y su respiración se volvió superficial. Estos sentimientos en su cuerpo fueron la forma en que supo que estaba ayudando a este niño a sanar. Cuando sintió que era suficiente, deslizó la cadena por encima de su cabeza y el colgante una vez más debajo de su camisa, cerró la hoj hojaa y guardó la navaja. El niño parpadeó y abrió los ojos. Los ojos aazules zules la miraron con interés. ¿Eres un ángel? — susurró. susurró.  — ¿Eres  — No No — susurró susurró ella —  no  no soy un ángel. Vuelve a dormir.

Pero no tengo sueño.  — Pero Los labios de Jessica se torcieron. Tus ojos me parecen bastante somnolientos. Creo que, si cierras los  — Tus ojos y cuentas ovejas, pronto obtendrás el descanso que necesitas para hacerte fuerte. Arrugó la nariz.  — ¿Ovejas? ¿Ovejas? ¿Por qué ovejas?

Está bien, ¿qué te gustaría contar, entonces?  — Está  —Creo que quiero contar… elefantes. elefantes. Me gustan los elefante elefantess verdes.   — Está Está bien, puedes contar elefantes. Adelante, cierra los ojos y cuenta.

El niño cerró los ojos y dijo — : Un elefante verde, dos elefantes el efantes verdes, tres... — Pronto Pronto se volvió a dormir.  Jessica se giró para irse y casi tropezó cuando una ola de debilidad se apoderó de ella. Algo resbaló por el suelo. Se agarró al marco de la puerta y se equilibró mientras la sensación de desmayo desaparecía. Se lamió los labios secos y vio un resorte oxidado junto a la puerta. Sus ojos se

 

abrieron. Rápidamente agarró el resorte y salió de la habitación para terminar su trabajo de la noche. ☆☆☆ 

 Jessica se sentó sola en una mesa de laboratorio en la clase de Ciencias e Ingeniería en la Escuela Secundaria West Wilson. Prefería sentarse sola, pero parecía suceder de forma natural. se atrevía a sentarse al ladosiempre de la chica rara que apenas hablaba, queNadie apenas participaba en su mundo. Se sentía cansada y distante. La Sra. Willoughby Wil loughby estaba parloteando sobre un nuevo proyecto y, si se lo permitía, Jessica podría alejarse de su mente y alejarse de la realidad actual. No estaba segura de por qué seguía yendo a la escuela. Tal vez era para mantener la pretensión. Su antigua vida estaba ahora muy lejos de ella. Realmente no había nada aquí para ella, ella , aparte de que no quería complicar las cosas llamando la atención sobre sí misma faltando fal tando a la escuela o incluso sacando malas notas. Realmente podía prescindir de los muchos aromas de perfume, olor corporal y comida chatarra que la rodeaban todos los días. Las conferencias aburridas, los chismes de adolescentes, las miradas de profesores y alumnos. Y sin mencionar el ruido general de la escuela: pies que golpean, voces que gritan, casilleros que cierran de golpe, música, maldiciones, llantos y risas. Mucho ruido. Tantos recordatorios constantes de niños de su edad que eran normales, con amigos, problemas de adolescentes y familias en casa que los amaban, incluso si no siempre recordaban estar agradecidos por ellos.  Jessica tuvo una casa una vez vez.. Había tenido una familia. Lo había tenido todo y un día lo dejó todo por tomar la decisión equivocada. Si había algo que Jessica había aprendido en su vida, era que algunas decisiones no se pueden revertir, y lo único que podía hacer era avanzar lo mejor que pudiera.  — Mira, Mira, es la chica espeluznante — susurró susurró un estudiante detrás de ella.

Alguien rio.  — Apenas Apenas habla. ¿Qué pasa con ella? — otra otra chica quería saber.

Es como un maniquí que apenas se mueve.  — Es

 

 — Mark Mark Johnson dice que se arrastra por el cementerio.

Oh, Dios mío, ¡como un maldito zombi! ¿Quién hubiera pensado que  — Oh, West Wilson tendría sus propios muertos vivientes?  Jessica no dijo una palabra. Lo había escuchado todo antes. «Chica zombi. Maniquí. Bruja. Muerto viviente.» Aunque hizo todo lo posible para no llamar la atención, todavía lo hacía. Pero no el tipo de atención que solía recibir. Se había convertido en el blanco de chismes, burlas y, a veces, bromas. En general, ella era una solitaria. Una chica que a menudo era evitada mientras caminaba por los pasillos de la escuela o se sentaba en la cafetería a almorzar, lo que le sentaba muy bien. Cuanto más la evitaban, más fácil era salir de esta realidad actual de la escuela secundaria. Hubo algunos susurros más de las chicas antes de que algo pequeño golpeara la parte posterior de su cabeza y cayera al suelo. Más risas estallaron. Incluso algunas risas de los estudiantes de los alrededores.  Jessica se alisó el cabello con la mano, sin molestarse. mole starse. ¡Muchachas! — la la Sra. Willoughby regañó — . ¿Hay algún problema? —   — ¡Muchachas! La Sra. Willoughby era una maestra bastante joven. Llevaba gafas de montura oscura y, a menudo, lucía una cola de caballo negra. Era una de esas maestras que hablaba con las manos y estaba ansiosa por participar en clase. Sin embargo, pareció dejar a Jessica en paz. Una de las chicas se aclaró la garganta. No hay ningún problema, Sra. Willoughby.  — E Espero spero que no. Creo que preferirían salir con sus amigas a almorzar que ayudarme a limpiar el laboratorio de ciencias hoy.  — No, No, estamos bien, Sra. Willoughby.  — G Gracias, racias, eres muy amable. Ahora, ¿puedo continuar sin que me

interrumpan groseramente?  — Sí, Sí, Sra. Willoughby — respondieron respondieron las chicas juntas.

En la mesa de laboratorio junto a ella, un chico recogió el borrador usado que había rebotado en la cabeza de Jessica. Se lo arrojó a las chicas.

 

 — Realmente Realmente maduro — murmuró. murmuró.

¿Cuál es su problema? — susurró susurró la chica, molesta.  — ¿Cuál  — Él Él es nuevo. Él no conoce la realidad de la chica zombie.

 Jessica miró al chico y luego miró hacia otro lado. De hecho, era nuevo en la escuela. Está bien, clase, elijan a sus compañeros — anunció anunció la Sra. Willoughby,  — Está con un aplauso — . Asegúrense de elegir a alguien con quien sepan que pueden hacer el trabajo en lugar de alguien con quien vayan a perder el tiempo. Esto será el cincuenta por ciento de tu calificación trimestral, así que háganlo bien.  Jessica parpadeó. ¿Elegir compañero? ¿Qué se había perdido? El chico nuevo se puso de pie y se acercó a su mesa.  — Hola Hola — dijo dijo — . ¿Quieres ser mi compañera en el proyecto?

 Jessica tragó saliva. Supuso que tenía que hacerlo. No era como si fuera a recibir otra oferta. Ella asintió. Se sentó junto a ella en la silla vacía.  — Soy Soy Robert.  —   Jessica.

Este proyecto será algo genial, ¿eh?  — Este  Jessica asintió lentamente, sin saber de qué se trataba. No había estado prestando atención. Robert tenía una constitución atlética, con cabello color miel, ojos color avellana y piel dorada. Llevaba una camiseta azul claro con cuello y jeans desteñidos. Había un brazalete de cuero trenzado en su muñeca derecha. Era el tipo de chico del que hubiera querido que le prestaran atención en su antigua vida. Ahora deseaba ser invisible.  — Me Me transfirieron de fuera de la ciudad  — continuó continuó — . Mi papá es

ingeniero consiguió un el nuevo aquí.con Estaba entusiasmado con esta clase. — Robert Ryobert se echó pelo trabajo hacia atrás la mano.

 

¿Estaba emocionada? Jessica se estremeció. ¿Que estaba haciendo? Se suponía que debía guardarse para sí misma.  — Sí, Sí, es divertido, ¿sabes? Cosas de construcción. Pero esta será mi

primera vez en una clase como esta.  Jessica asintió. Solía pensar que construir cosas también era divertido.  — Esas Esas chicas estaban actuando como tontas  — dijo dijo en voz baja, encogiéndose de hombros — . Había chicas así en mi otra escuela. Nunca me junté con ellas. Piensan que es genial ser así , supongo, cuando… no lo

es. No me molesta.  — No Levantó las cejas. De verdad? Eso es genial. La mayoría de la gente no diría eso.  —   — ¿¿De Luego sonrió — . No puedo creer que construiremos nuestro propio mini robot.  Jessica miró a lo lejos. «Oh, perfecto.» ☆☆☆ 

Después de la escuela, Jessica se sentó en una mesa en el patio de la escuela, esperando a Robert. Tuvieron un par de sesiones de clase para planificar el proyecto del bot y decidieron hacer un mini robot rodante que llevara artículos en su espalda controlara un control remoto. El problema era que tenían quey se subir y bajar con la bandeja. Robert había desarmado un viejo auto de control remoto y descubrió los componentes para activar su bot. Robert dejó caer una caja de cartón sobre la mesa, lo que provocó que  Jessica retrocediera. Sacó su viejo coche de control remoto.  — L Lee pregunté a la Sra. Willoughby cuánto podemos usar de esto en el  — dijo bot. Me dio una lipapel sta dealoJessica. que podemos y nouna podemos dijo amarillo Robert, entregándole el lista Hoy vestía camisausar de color

 

pálido que se abotonaba al frente con una sudadera gris. Jessica usaba su típico atuendo completamente negro.  Jessica tomó la lista que él le entregó.  — Necesitamos Necesitamos encontrar otros componentes para los que tenemos

que reemplazar.  — Sí, Sí, lo se. ¿Qué vas a hacer más tarde? La Sra. Willoughby quiere que

reutilicemos tantos componentes como podamos en lugar de comprarlos. Tal vez podamos ir al depósito de chatarra y ver qué podemos encontrar.  Jessica parpadeó rápidamente un par de veces.  —Eh…   — Sé Sé que necesitamos un par de resortes, algo para usar como bandeja.

Tal vez cableado antiguo. Yo ─yo no puedo — ella ella tropezó.  — Yo  — ¿Eh? ¿Eh? — Robert Robert la miró con el ceño ligeramente fruncido.  — No No puedo ir allí. Yo ─yo tengo que ir al hospital, a trabajar. Me olvidé.

Roberto se encogió de hombros. Oh, bueno, podemos ir otro día. Tenemos tiempo.  — Oh,  — No No  — dijo dijo Jessica un poco demasiado severa. Podía sentir que su

interior comenzaba a temblar. Comenzó a empacar su cuaderno en su bolso — . Me tengo que ir. Robert la miró con sorpresa.  — ¿¿Ahora? Ahora? ¿Pensé que íbamos a trabajar en el proyecto? Hicimos un

horario. Debemos mantenerlo si queremos terminar a tiempo.  — H Hoy oy no puedo. Mañana. Ve al depósito de chatarra, ¿de acuerdo? No

es lo mío.  — Está Está bien. Es para el proyecto, ya sabes. Tampoco es que me guste

pasar el rato en los depósitos de chatarra. ¿Estás bien? Agarró la muñeca de Jessica y esta se apartó como si la hubieran picado — . ¿Estás enferma o algo así? Te ves un poco pálida.

 

 — No, No, me siento bien.

¿Quieres que te acompañe a casa? No es un problema. Puedo ir  — ¿Quieres contigo. Tal vez no deberías estar sola.  — No. No. No necesito ayuda, ¿de acuerdo? Te veré mañana.  — Agarró Agarró su

bolso y rápidamente salió corriendo de la mesa. Se sintió débil, como si pudiera desplomarse en cualquier momento. Se las arregló para salir de la escuela y apoyarse en un árbol. Agarró su colgante con mano temblorosa y cerró los ojos. Su aliento se filtró fuera de su boca rápidamente. «Todo va a estar bien.» «Todo va a estar bien.» Después de unos momentos, Jessica logró calmar su respiración. Lamió sus labios secos mientras se acomodaba. No sabía lo que le había pasado. Había aprendido a calmar sus emociones o al menos enmascararlas de los demás. No podía dejar que sus emociones estallaran así de nuevo. La hacía demasiado vulnerable, y cuando era vulnerable, no podía pensar con claridad. Se dirigió dirig ió hacia el cementerio. El viento se había levantado y estaba soplando su cabello salvajemente. El cementerio se había convertido en su santuario en los últimos meses. Un lugar tranquilo y pacífico. Cuando entraba en el cementerio, a menudo se detenía a leer las lápidas para familiarizarse con las almas que habían sido sepultadas. Se preguntó acerca de su propia tumba y qué diría su piedra. Era más que probable que nunca tuviera un entierro. Mientras paseaba por las tumbas, su mente volvió a Robert. Realmente no había conocido a un chico tan amable y confiado antes. Si se s e lo permitía, podría comenzar a gustarle, lo cual no era posible ahora. Tal vez en su vida anterior podría haberse abierto a tener una verdadera amistad, tal ta l vez algo más. Pero todo eso cambió el día que tomó una decisión. Y cada día estaba haciendo todo lo posible posi ble para compensar esa elección. Ahora tenía un propósito y se apegaba a él.

 

Se dirigió a la más lejana y antigua de las criptas familiares. Allí, escondido entre las tumbas, había un pequeño mausoleo hecho de piedra, con vidrieras oscuras. Enredaderas viejas y secas cubrían la parte superior y colgaban por los lados de la estructura, remendadas con telarañas blancas. Agarró la manija oxidada y apoyó el pie en la parte inferior de la puerta, empujando con todo lo que tenía dentro. La pesada puerta crujió al abrirse y raspó el suelo. Las partículas de polvo giraban bajo la luz del sol. Sacó su pequeña linterna y entró, y cerró la puerta hasta que estuvo rodeada por la oscuridad. Encendió la linterna y caminó hacia la parte trasera del pequeño recinto, pasó lo que supuso que era una familia de personas muertas apellidada Holloway, luego dobló una esquina hacia una pequeña área para sentarse que estaba hecha de piedra. Había limpiado todas las telarañas de tantas arañas como pudo en este pequeño escondite. El  jardinero descuidó esta sección del cementerio ya que las tumbas tenían más de un siglo. Se arrodilló sobre su saco de dormir y agarró un paquete de fósforos para encender tres velas amarillas colocadas a un lado. Dejó caer su mochila y se sentó en el saco de dormir y la almohada. Aquí podría bajar la guardia. Nadie podía verla. Nadie podía juzgarla. juzgarla . Nadie podía preguntarse por ella en absoluto. Estaba a salvo por ahora.  Junto a ella, tenía una bolsa de lona con su ropa negra característica. Un pequeño kit para pasar la noche con algo de maquillaje, un cepillo para el cabello, un cepillo de dientes y artículos de tocador. Mantenía su vida simple. un pata pequeño objetoblanca, de su yantigua Metióde la su mano enen la bolsa y Tenía sacó una de conejo la dejóvida. colgando dedo la cadena corta. Solía llevarla consigo a todas partes, pensando que le traería buena suerte. Ahora ella no creía en la buena suerte. Pero era un pequeño recordatorio de quién solía ser y quién nunca volvería a ser. Se acostó en el saco de dormir y se permitió descansar antes del trabajo. ☆☆☆ 

 Jessica se dio cuenta de que la enfermera Macy tarareaba en voz baja en el puesto de enfermería mientras realizaba sus tareas de fregado. No tenía sentido, en realidad. Sin sentido en un sentido extraño. La rareza era el tema de su vida estos días.

 

Pero lo que realmente le preocupaba era el cansancio que pesaba sobre cada centímetro de su cuerpo. Su agarre en el trapeador era inestable y, aunque se movía a un ritmo lento, estaba cansada. Era un cansancio profundo hasta los huesos que se había vuelto más y más frecuente cada día. Solía tener mucha fuerza, y ahora a menudo deseaba el momento en que el colgante había sido un corazón completo y ella había hab ía estado llena de energía. La verdad era que había estado ocupada las últimas noches con los pacientes. Levantó una mano temblorosa hacia el colgante que estaba debajo de su camisa. Definitivamente era más pequeño ahora, más delgado. Un temblor de miedo le recorrió la columna vertebral. Levantó la barbilla.  — Puedo Puedo hacer esto — se se dijo a sí misma. Con toda la fuerza que pudo

reunir, continuó empujando el trapeador. «De un lado a otro. De un lado a otro.» Hola, Jessica, es un hermoso día, ¿no?  — La La enfermera Macy  — Hola, reflexionó, un mechón de un rizo rubio se movió en su frente mientras caminaba hacia ella. La enfermera Macy siempre usaba uniformes médicos en tonos de naranja, azul, verde o morado. A veces, los patrones tenían personajes divertidos o estampados de animales. Hoy había gatos haciendo caras tontas en su top. Su sonrisa era acogedora y, aunque Jessica hizo todo lo posible por mantener la distancia, la enfermera Macy tenía esa energía que atraía a los demás hacia ella.  Jessica asintió.  — ¿Quieres ¿Quieres saber por qué es un hermoso día? — preguntó preguntó la enfermera

Macy.  Jessica hizo una pausa y la miró como esperaba.  — ¡¡La La mayoría de nuestros pacientes en esta ala han mejorado de alguna manera!  — dijo, dijo, con una brillante sonrisa — . Están comiendo. Incluso

sonriendo. La mayoría de las veces hay una gran tristeza que sientes en este piso. Pero ahora, hoy es un buen día. Cuando hay sonrisas y comidas, y el dolor ha disminuido, es como magia. En mi línea de trabajo, tienes que

 

tomar las victorias cuando puedes conseguirlas, Jessica. Jessica . Recuérdalo. Toma las victorias cuando puedas. A Jessica le gustó eso. Recordaría ese consejo. La enfermera Macy miró fijamente a los ojos de Jessica.  — ¿Cómo ¿Cómo te sientes hoy, Jessica?

 Jessica apartó la mirada.  — Bien. Bien.

Qué ué bueno. ¿Algo nuevo en tu vida? ¿Qué tal la escuela?  — Q El agarre de Jessica se s e hizo más fuerte en el trapeador.  — Nada Nada nuevo. Todo está bien.  — Me Me legra oírlo. Bueno, el deber llama. Hasta luego.

 Jessica la vio saludar con la mano para visitar a otro paciente. pa ciente. Aunque disfrutaba estar cerca de la enfermera Macy, cada vez le resultaba más difícil evitar sus preguntas directas sobre su vida personal. De repente vio que la enfermera se detenía justo en medio del piso.  — Caramba, Caramba, ¿qué está pasando con toda esta basura? Jessica, hay un

tenedor viejo en el suelo. ¿Te importaría limpiarlo? Entre esto y los extraños copos…  «Maldita sea. Se perdió otro.» Está bien — respondió respondió Jessica.  — Está  Jessica caminó lentamente hacia el viejo tenedor y lo recogió. ¿Un tenedor? ¿de verdad? — dijo dijo en voz baja. Luego puso los ojos en  — ¿Un blanco y lo tiró a la basura. Fue entonces cuando notó a alguien nuevo. Había una adolescente de su edad. Estaba acostada en la cama, usando audífonos. Tenía el pelo rojo y diminutas pecas en las mejillas. Ella jugaba solemnemente con el teléfono en su mano. Había tres vasos de gelatina vacíos en su mesa auxiliar.

 

 Jessica empujó el cubo de la fregona más cerca de la habitación y la chica se fijó en ella. Se quitó los auriculares.  — Hola Hola — le le dijo a Jessica.  — Hola Hola — respondió respondió Jessica.

¿Trabajas aquí?  — ¿Trabajas  Jessica asintió. La chica frunció el ceño. ¿Por qué querrías pasar tu tiempo libre con niños enfermos?  — ¿Por «Porque quiero ayudarlos.»  — Por Por el trabajo — dijo dijo en cambio.  — ¿Cuál ¿Cuál es tu nombre? — preguntó preguntó la chica.

 Jessica.  —   — SSoy oy April. Me ingresaron temprano esta mañana. No me está yendo

bien con mi tratamiento. Probablemente veas a muchas chicas como yo por aquí.  — A veces — dijo dijo ella.

¿No te molesta estar cerca de esto?  — Agitó Agitó su brazo alrededor de  — ¿No sí misma.  Jessica negó con la cabeza.  — ¿Se ¿Se supone que debo tratarte diferente?

No, o, pero mucha gente lo hace. No sabes cuántas veces veo miradas  — N de lástima o tristeza, y a veces miedo. Como si pudieran enfermarse también si están mucho tiempo cerca de mí. No veo eso en tus ojos. Se miraron la una a la otra por unos momentos. Entonces Jessica le dijo — : Tengo que volver al trabajo. Está bien, um, deberías pasar por aquí a quí en algún momento. Estaré aquí,  — Está desafortunadamente. Comiendo gelatina de lima.

 

 Jessica asintió mientras apartaba su balde. ☆☆☆ 

Conseguí onseguí algunos resortes, cableado, algunos pernos y listones de  — C metal. ¿Qué te parece esta bandeja? Es vieja, pero está bien, ¿verdad?  — llee dijo Robert a Jessica mientras estaban sentados en una mesa de laboratorio en clase — . Es justo del tamaño adecuado para el mini bot.  Jessica se sentó en silencio mirando los artículos que Robert aparentemente había rescatado del depósito depósi to de chatarra. Quería tirar toda la basura sucia de la mesa. Pero en lugar de eso, se quedó quieta como una estatua. Inamovible. Sin emociones. Como si la vista de la basura vieja no le molestara en absoluto. No estás diciendo mucho — le le dijo Robert.  — No  Jessica lo miró a los ojos, vio la curiosidad y desvió la mirada. mira da.  — Sí, Sí, esto funcionará bien.  — Excelente. Excelente. Después del otro día, pensé que tal vez había hecho algo mal. Tal vez ya no querías ser mi compañera. — Se Se encogió de hombros — 

. Además, es un poco tarde para encontrar a otra persona.  — No, No, te dije que no me sentía bien.  — Abrió Abrió el puño y señaló la bandeja — . Es del tamaño correcto. Hiciste un buen trabajo.  — Lo Lo sé, ¿verdad?  — Robert Robert se echó el pelo hacia atrás con la mano —  

Estaba emocionado cuando la encontré. Este bot va a ser genial, Jess. Solo espera y verás.  Jessica se congeló al escuchar el viejo apodo con el que sus amigos más cercanos la habían llamado una vez. vez . Sintió que se le formaba un nudo en la garganta y tragó saliva. No sabía lo difícil que sería interactuar más en la escuela y con Robert en este proyecto. Se necesitaba mucha fuerza de voluntad para mantenerla en su asiento y no huir de todo. Recordarle el pasado y traer más de él al presente no era lo que quería. La Sra. Willoughby pasó junto a su mesa con su cuaderno para marcar su progreso.

 

 — Bien, Bien, Robert y Jessica. Ambos están juntando sus componentes a tiempo. Me gusta su iniciativa. Revisó los planos que habían elaborado —  

Parece que su bot se está comenzando a crear. Buen trabajo, ustedes dos. Veamos cómo comienzan las compilaciones en los próximos días y el cómo van progresando.  — Está Está bien — dijo dijo Robert con una sonrisa.

 Jessica asintió.  — ¿Cómo ¿Cómo te sientes acerca del proyecto, Jessica?  — la la Sra. Willoughby

le preguntó directamente.  Jessica se resistió. La señora Willoughby Willo ughby solía evitar hablar con ella.  — Um, Um, me siento bien. Va a ser genial — respondió respondió ella con torpeza.

¿Te gusta trabajar con Robert?  — ¿Te  Jessica miró a Robert y luego volvió a mirar las piezas sobre la mesa. Sí — murmuró murmuró ella — . Es un buen compañero.  — Sí  — También También lo es Jessica  — intervino intervino Robert —   — . Ella ha trabajado muy

duro ayudándome con el diseño y manteniéndonos encaminados.  — Me Me alegro de que todos estemos bien, entonces  — dijo dijo la Sra. Willoughby, con una pequeña sonrisa — . Volveré a consultar con ustedes

en un par de días sobre su progreso. Mantengan el trabajo duro. La Sra. Willoughby caminó hacia la mesa de al lado y Jessica pudo sentir que sus hombros se relajaban. Robert se frotó las manos, la emoción brillaba en sus ojos. Empecemos, Jess.  — Empecemos,  Jessica observó a Robert colocar algunos componentes para la estructura del mini robot. Era muy consciente de que aún no se había movido para ayudar. Había colocado cuatro listones de metal que conectarían para enmarcar el mini bot. Tres de laspieza piezasparecía de metal eran obviamente viejas y del depósito de chatarra. Una fresca y recién comprada.

 

«Anda, toma una», se dijo a sí misma. Pero no se atrevía a superar su vacilación. Las piezas usadas estaban sucias y viejas, y apestaban a óxido y grasa. Le recordaban cosas que preferiría olvidar. Pero sabía que no podía evitar esto para siempre. No podía dejar que Robert hiciera todo el trabajo del minibot. Eso no sería justo. El desapego era su mayor defensa. A veces imaginaba sus sentimientos como si fuera una zarigüeya. Cuando una zarigüeya se sentía en peligro o amenazada, se congelaba en un estado catatónico. Jessica imaginó que sus sentimientos serían así. Cuando era fuerte, podía arreglárselas a rreglárselas para cerrar sus sentimientos internos hasta que la amenaza terminara. En este momento, ella era la zarigüeya. Su aversión a esta basura no la afectó. De hecho, estuvo congelada por dentro hasta que la amenaza a sus sentimientos había pasado. Lentamente alcanzó las sucias tablillas de metal. Sintió el frío acero en su agarre, y la atrajo hacia ella. La miró mientras le daba la vuelta y examinaba los bordes oxidados. Podía tocar cualquier cosa del depósito de chatarra y estar bien. No la dañaría ni afectaría sus sentimientos. Volvió a dejarla y se frotó los dedos contra la pernera del pantalón y exhaló un profundo suspiro. «Victoria.» ☆☆☆ 

La enfermera Macy estaba revisando los signos vitales de Billy. El color había regresado a sus mejillas y su apetito había aumentado, lo que a su vez le dio más energía.  — Lo Lo estás haciendo muy bien, Billy. Estás comiendo todas tus comidas

como un niño grande y tomando tu medicina.  — ¡Soy ¡Soy un niño grande!  — declaró declaró mientras pasaba un avión de juguete

sobre su brazo.  — Sí, Sí, lo eres.  — H Hola, ola, enfermera Macy, ¿cuándo podré volver a ver al ángel?

 

 — ¿Ángel? ¿Ángel? — preguntó preguntó la enfermera Macy, con curiosidad.

Sí, el ángel que me ayudó a sentirme mejor.  — Sí,  — ¿Ah ¿Ah sí? ¿Cómo te hizo sentir mejor el ángel?

Ella lla vino a mí en la noche, y luego me sentí mejor. No estoy seguro  — E de cómo lo hizo. Debe haber usado magia. Me agrada. Quiero volver a verla. Vaya, aya, eso es genial. Debes tener un ángel guardián cuidándote, Billy.  — V Billy levantó sus pequeños puños en señal de triunfo. ¡Sí, tengo un ángel guardián!  — ¡Sí, Mientras se movía, diminutas motas revoloteaban sobre su manta. La enfermera Macy vio los copos de plata con consternación. ¿Qué era esto? Rápidamente los sacudió de la manta de Billy.  — SSí,í, eres un chico afortunado. ¿Te veré más tarde y te traeré algo de

budín? ¿Cómo suena eso?  — ¡Mmm! ¡Mmm! Que sea de chocolate, por favor. f avor.

Está bien. Volveré en un momento.  — Está En ese momento, hubo un fuerte sonido metálico fuera de la habitación de Billy.  — ¿Qué ¿Qué fue eso?

La enfermera Macy salió de la habitación y en el centro del pasillo se encontró con ¿un trozo de silenciador de coche? La frustración la atravesó. atrav esó. Esto sto se está poniendo ridículo. ¿Quién está jugando estas bromas? —   — E Vio a Jessica cerca, trapeando — . Jessica, ¿viste que alguien dejó caer esto? Los ojos de Jessica se abrieron. Um, no, no vi a nadie más en el pasillo.  — Um,  — Bueno, Bueno, alguien piensa que es divertido, y no lo es  — dijo dijo un poco fuerte para que el culpable la escuchara — . Así que será mejor que se

detengan. Por favor, Jessica, toma unos guantes y tira esta basura. Estoy

 

tratando de mantener el piso limpio. Si recibo una visita sorpresa de los altos mandos y encuentran esta basura, estaremos en un gran problema.  Jessica asintió y se apresuró al armario del conserje. La enfermera Macy frunció el ceño. Llamó L lamó y consultó con las enfermeras en los otros pisos, y nadie más estaba viendo basura en sus áreas. Estaba solo en el ala de niños por alguna razón. Decidió dar un paseo por el piso para ver si podía encontraba más en las habitaciones de los pacientes. Dobló por un pasillo y, efectivamente, ¡encontró un par de tornillos grasientos! «Qué desagradable.» La enfermera Macy apretó los dientes. Una vez que descubriera quién estaba haciendo esto, les iba a dar un buen regaño sobre lo peligroso que es dejar objetos industriales en el suelo para que alguien se tropiece con ellos. Sin mencionar lo antihigiénico que era para sus pacientes enfermos en el hospital. Incluso podría entregarlos a la seguridad del hospital para darles un buen susto. Se puso los guantes de goma que estaban metidos en su bolsillo y recogió los pernos y continuó hasta que encontró una pequeña lata oxidada. Deslizó Desliz ó eso hacia arriba, pero tampoco vio a nadie alrededor. Luego se encontró justo en frente de la capilla del hospital. «¿Está el culpable dentro?» Se preguntó. Tiró la basura en un basurero cercano junto con los guantes sucios y entró a través de la música tranquila. Había una anciana sentada en el centro de los bancos, pero la enfermera Macy no podía imaginarse que ella fuera la bromista. Dio un paso más adentro y caminó hacia el frente de los bancos, buscando a alguien que pudiera sospechar.  — Hola Hola — dijo dijo el Padre Jeremías detrás de ella.

La enfermera Macy saltó y se llevó ll evó una mano al pecho mientras se giraba.  — Hola, Hola, Padre — dijo dijo en voz baja — . Lo siento, no lo vi.

Levantó sus pobladas cejas.  — ¿Cómo ¿Cómo está hoy, enfermera Macy?  — Estoy Estoy bien, Padre. ¿Cómo está usted?  — Como Como siempre. ¿Viene de visita?

 

Ella comenzó a asentir, y luego su rostro se calentó por la mentira. Bueno, estoy buscando a alguien que ha estado jugando algunas  — Bueno, bromas en el piso de los niños. Dejando pedazos de basura alrededor. Nada grave, espero. Podría serlo, así que necesito ponerle fin. Pero todavía no puedo descifrar quién es.  — Estoy Estoy seguro de que pronto descubrirás la verdad.

Ella asintió.  — E Eso so espero. Padre, por cierto, hay una niña llamada April en nuestro

piso. Sería bueno que pudiera visitarla y ponerla en sus oraciones. Le vendría bien un poco de ánimo.  — G Gracias racias por decírmelo. Lo haré. ¿Cómo está nuestra amiga Jessica?

La enfermera Macy sonrió.  — Oh, Oh, ¿conoce a Jessica? Está bien, creo. Ella hace un buen trabajo para

nosotros. Él frunció el ceño. Me preocupa. Es tan frágil. Tan tranquila. He estado orando por ella  — Me últimamente. Ella visita aquí a menudo.  — E Eso so es bueno, Padre. Yo también me preocupo por ella.

Creo que le vendría bien una amiga.  — Creo La enfermera Macy asintió. También lo creo.  — También El padre Jeremiah sonrió.  — Bueno, Bueno, la paz sea con usted, enfermera Macy. Que tenga un buen

resto de día.  — Gracias, Gracias, Padre. Lo mismo para usted.  — Espero Espero que descubras a tu bromista. Sólo recuerda que debes ir con

cuidado con quien sea. Todos tienen una historia que aún no conocemos. Sí padre. Recordaré eso.  — Sí

 

La enfermera Macy suspiró y comenzó a regresar al trabajo cuando su pie golpeó contra algo. Se agachó para recogerlo. Entrecerró los ojos ante el descubrimiento. Era una cerradura oxidada. ☆☆☆ 

 Jessica se sentó en una silla en el taller del padre de Robert mientras Robert soldaba algunos cables en el mini bot. El taller estaba bastante limpio, pensó. Estantes con cajas etiquetadas alineados en una pared. Había una mesa de trabajo que estaba apoyada contra la pared opuesta. Y otra mesa de trabajo en el centro en la que estaba trabajando Robert. Estaba de pie al otro lado de la mesa con gafas protectoras. Se había sentido indecisa de tener esta próxima reunión en su casa. Era demasiado cercano, demasiado personal. Pero Jessica sabía que tenían que trabajar juntos para completar el mini bot, y el siguiente paso tenía que ser soldar las entrañas del mini bot y el brazo que hacía que la bandeja subiera y bajara. Robert apagó la herramienta de soldadura y se levantó las gafas.  — C Creo reo que ya casi está. Sabes, Jess, realmente tenemos que ponernos de acuerdo en un nombre para el minibot. Se llevó las gafas a la frente.  — Me Me gusta llamarlo Mini Bot.

Aunque Jessica no tenía la intención de ser graciosa, Robert se rio entre dientes.  — Mini Mini Bot, el MB, ¿eh?  — SSí,í, podríamos simplemente darle un número, como el Mini Bot 5000.

Roberto hizo una mueca.  — No No es muy original.

Los robots no siempre son originales. A veces simplemente están  — Los hechos de chatarra vieja y aburrida.  — De De repente, una gran tristeza se apoderó de Jessica y apretó los puños. Realmente había pensado que había superado tristeza y el dolor de su situación y se había decidido por la aceptaciónlageneral.

 

Pero últimamente, las emociones y los sentimientos habían regresado en los momentos más extraños. ¿Por qué ahora? ¿Qué había cambiado?  — No No siempre se trata de dónde empezaron las cosas, Jess. Se trata de

lo que haces con todas las piezas una vez que las tienes.  Jessica frunció el ceño.  — Mi Mi papá me dijo eso una vez, y siempre se quedó conmigo. Recuerda,

es ingeniero. Siempre está creando algo a partir de piezas.

 — Toc, Toc, toc — dijo dijo la mamá de Robert al entrar al taller sosteniendo una bandeja con un plato de brownies y dos vasos de leche — . Pensé que, a

ustedes, ingenieros trabajadores, les vendría bien un poco de combustible para el cuerpo.  — T Tenía enía el cabello rubio miel como Robert, pero era más baja y su rostro más suave. Jessica notó que tenían la misma sonrisa de bienvenida. Su mamá colocó la bandeja en la mesa de trabajo lateral.  — Gracias, Gracias, mamá — dijo dijo Robert.

 Jessica pensó que ella también debería decir algo.  — Gracias. Gracias.

Espero que te gusten los brownies y la leche, Jessica. ¿Tienes alguna  — Espero alergia?  — No. No.  — Bien, Bien, disfrútalos. Espero ver el mini robot terminado.

La mamá de Robert se fue, y Robert agarró la bandeja y la llevó a su mesa. La dejó, agarró un brownie y le dio un mordisco.  — Estos Estos son los mejores  — dijo dijo con la boca llena — . Mi mamá es una

panadera increíble. Prueba uno.  Jessica dudaba en tomar uno. Observó a Robert masticar ssuu brownie y luego tragar un poco de leche. La verdad era que le encantaban los brownies. Eran su postre favorito. Pero ella nunca se permitía disfrutar de los dulces ni de nada que la conectara con su antigua a ntigua vida. Creía que ya no los merecía.  — Vamos, Vamos, sabes que quieres uno — le le dijo Robert.

 

 Jessica inclinó la cabeza hacia un lado. Supongo... que puedo comer uno.  — Supongo...  — ¿No ¿No se supone que debes comer azúcar o algo alg o así?

Um, no realmente. —   Jessica tomó tomó un brownie. Y Yaa podía podía oler el cacao  — Um, y la mantequilla. Tomó un pequeño bocado y cerró los ojos. ¡El brownie tenía un sabor celestial! Oh Dios mío. Eso es realmente bueno  — murmuró, murmuró, disfrutando del  — Oh dulce regalo. Tee lo dije. Hornear es uno de los pasatiempos favoritos de mi mamá.  — T Um, ya sabes, Jess — dijo dijo Robert —   — . No me has contado mucho sobre ti o sobre tu familia. ¿Qué hacen tus padres?  Jessica parpadeó.  — Nunca Nunca preguntaste.  — Bien Bien ─ 

interrumpió para eludir la  — Y no me gusta mucho compartir  — interrumpió conversación sobre la familia, y tomó otro bocado maravilloso. Él sonrió.  — C Como omo si no lo hubiera notado. No eres como las otras chicas.  — L Loo sé. No estoy tratando de ser engreída. Solo sé que soy... diferente.

Rara.

 — Yo Yo no te llamaría rara. Quiero decir, a otras chicas que he conocido

les gusta hablar de sí mismas. A veces demasiado. Preocúpate por mucho drama. Manejas las cosas de manera diferente, en silencio. Es agradable.  Jessica no sabía qué decir. De todos modos  — continuó, continuó, y luego se aclaró la garganta — . Sabes  — De que soy nuevo aquí y no tengo muchos amigos. Sí.  — Sí.  — ¿Te ¿Te has enterado de que se acerca el baile bail e de graduación?

 

Ella asintió. No soy un junior.  — No  — Yo Yo sí.

 Jessica lo miró a los ojos ojos y Robert pareció sonrojarse. Se pasó una mano nerviosa por el pelo. Me preguntaba si te gustaría ir conmigo.  — Me  — ¿Qué? ¿Qué?

All baile de graduación. Pensé que sería divertido ir juntos.  — A  Jessica lo miró en estado de shock, su brownie medio comido en su mano. Realmente estaba sin palabras. Había trabajado tan duro para separarse de la escuela, de los demás, para ser lo más invisible posible, y ahora había conocido a un chico nuevo, que extrañamente no pensaba que era rara y quería llevarla a el baile de graduación como si fuera una adolescente normal.  — Es Es en una semana — dijo, dijo, rápidamente, para llenar el silencio. ¿Crees

tendrás que trabajar? Tal vez puedas pedir permiso.  —Eh… 

Sus mejillas enrojecieron. Quiero uiero decir, si quieres ir conmigo. A menos que ya te hayan  — Q preguntado…  ¿Quién le preguntaría a la chica zombie?  — Nadie Nadie me ha preguntado.

Roberto sonrió.  — Entonces, Entonces, ¿qué dices, Jess? ¿Te gustaría ir conmigo? ☆☆☆ 

Esa noche, Jessica corrió a la capilla del hospital. Su corazón latía rápido. Por primera vez en mucho tiempo, su objetivo estaba ensartado, como si ya no pudiera ver la línea de meta.

 

Y no se sentía nada bien. Se sentó en el primer banco y miró al vacío. No sabía qué hacer. Se había ido de la casa de Robert con torpeza, diciéndole que tenía que averiguar si podía tener la noche libre. Se lo haría saber. Y ella había venido directamente a la capilla en busca de orientación. Se quitó el colgante por la cabeza y lo apretó entre sus manos, cerrando los ojos. «Por favor, ayúdame a saber qué hacer. Por favor f avor guíame. Nunca pensé que esto pasaría. Había hecho un plan, y ahora las cosas han cambiado. Hice lo mejor que pude para mantenerme sola y hacer lo correcto y ahora... todo parece estar desmoronándose.» ¿Debería orar contigo, Jessica?  — preguntó preguntó el padre Jeremiah a su  — ¿Debería lado.  Jessica tragó saliva.  — No No sé. Quiero decir, si quiere. El padre Jeremiah se sentó junto a ella. ella . Por unos momentos, se sentaron sentaro n en silencio.  — No No sé qué hacer  —   Jessica finalmente le habló al padre Jeremiah mientras miraba fijamente su colgante — . Siempre creí que este colgante

me daba fuerza. Para que cuando trabajara con los niños enfermos, pudiera darles una parte para ayudarlos ay udarlos también. Pensé que había encontrado este trabajo por esa razón. Para ayudar a otros. Para redimirme por la mala elección que había hecho en el pasado. Pero ahora las cosas están cambiando... y me pregunto si está bien volver a recuperar algo de mi propia vida. Sin embargo, no estoy es toy segura de sí está bien. Y lo peor es que estaba muy segura de que estaba en el camino correcto.  — ¿Por ¿Por qué sientes que no puedes darte eso a ti misma, Jessica?

Por el pasado. — Un Un temblor irradió a través de su cuerpo. El pasado,  — Por el pasado. El horrible pasado — . Yo ─simplemente no tomé la decisión correcta. Quiero comorazón lleguépara donde Renuncié a todo. Así que tenía que decir, haber así unaesbuena eso,estoy. ¿verdad? Y ahora solo

 

estoy pidiendo una pequeña parte de vuelta. No es algo tan grande, de verdad. Sólo una pequeña cosa para mí. ¿Es demasiado malo preguntar?  Jessica miró su colgante. Era tan delgado delg ado aahora. hora. Apenas quedaba nada. ¿Era demasiado tarde para pedir algo a cambio? ¿Se merecía siquiera preguntar? ¿Por qué no tenía una respuesta?  — P Por or supuesto que no. Cuando trabajamos para otros, también

debemos estar abiertos a recibir. Si damos en exceso, perdemos el equilibrio y podemos enfermarnos o ponernos tristes. Dar a los demás es un gran regalo, pero sí, Jessica, Jess ica, retribuirnos a nosotros mismos también es un regalo. Dios ama a todos sus hijos y quiere que todos sientan felicidad y amor.  Jessica lo miró directamente a los ojos por primera vez.  — ¿Es ¿Es eso realmente cierto? ¿Cómo lo sabe?

El padre Jeremiah enarcó las cejas. Porque sé en mi corazón que es verdad.  — Porque ☆☆☆ 

El padre Jeremiah observó a Jessica levantarse l evantarse lentamente y marcharse, con la cabeza inclinada por la tristeza. «Pobre niña.» Desea Deseaba ba poder ser de más ayuda para ella. Pero sabía por experiencia que no podía salvar sal var a todos. Solo podía hacer todo lo posible para guiarlos. Comenzó a levantarse cuando miró hacia el suelo s uelo y encontró un círculo de metal con púas en los bordes. Lo recogió, estudiando el objeto. Algún tipo de equipo, al parecer. «Esto es extraño». Frunció el ceño y miró hacia la puerta por la que Jessica acababa de salir. ☆☆☆ 

 Jessica caminó de regreso al piso piso de los niños. Las luces se bajaron para para la noche. Podía escuchar los pitidos de las máquinas y el aire que soplaba oxígeno. La mayoría de los niños estaban dormidos. Sin embargo, April todavía estaba despierta.

 

 — Ven Ven aquí, Jessica. Te vi — la la llamó April.

 Jessica había tratado de pasar desapercibida. No estaba haciendo un buen trabajo últimamente. Entró en la habitación de April.  — Hola. Hola.  — ¿Dónde ¿Dónde está tu fregona? — quería quería saber April.

Aún en el armario de la limpieza.  — Aún Hubo un latido de silencio entre ellas. Es cáncer de sangre, por si te preguntas por qué estoy aquí — le le dijo  — Es April. Había círculos oscuros debajo de sus ojos como los que Jessica había cubierto con maquillaje — . Pronto volveré a perder mi cabello. Estaré calva de nuevo.  Jessica no respondió.  — Eres Eres bonita  — dijo dijo April, estudiándola — . Háblame de tu escuela. Tu

vida. He estado entrando y saliendo de la escuela durante los últimos dos años. Me perdí un montón de cosas. Mis amigos apenas me hablan ahora. No saben qué decir. Creen que no quiero oír lo mucho que se divierten, pero lo hago. Yo solía jugar baloncesto. Soy atlética o solía serlo. Lo que no daría por correr por una cancha y tirar canastas de nuevo... nuevo.. . Pero ahora puedo hacer eso en mi imaginación. Así que dime. Por favor. Solo por unos minutos, ayúdame a ser parte de tu mundo.  Jessica agarró el colgante que colgaba de su cuello y lo hizo rodar de un un lado a otro de la cadena. cadena . Sabía que en realidad no tenía una vida. No llaa que ella realmente quería. Pero si embellecer un poco lo maravillosa que era su vida ayudaría a April, entonces intentaría hablar de sí misma. Apoyada contra la pared, Jessica le contó sobre Robert y el Mini Bot. Le dijo lo amable que él era con ella cuando otros no lo habían sido. Que el proyecto estaba a medio camino y que acababa de invitarla al baile de graduación. April escuchó con una sonrisa y algunas preguntas, con desmayos por Robert y la posibilidad de ir al baile de graduación.

 

 — Tal Tal vez algún día, podré ir al baile graduación  — dijo dijo April —   — . Puedo

soñarlo, ¿verdad?  — Irás Irás al baile de graduación — dijo dijo Jessica — . Si lo crees.  — Me Me lo puedo imaginar. Estaría completamente curada. Mi cabello

estaría completo y saludable. Creo que tendría un vestido rosa brillante o uno verde, con zapatos a juego. Iría con un buen chico como tu amigo Robert. Bailaría toda la noche y me reiría con mis amigos. Tal vez incluso sería parte de la corte real de baile. Luego saldríamos todos juntos a algún lugar, como la playa. Correríamos alrededor de una pequeña fogata y hablaríamos de nuestros sueños. Las estrellas y la luna brillarían sobre nosotros, y tal vez un chico me daría su abrigo porque tenía frío. Luego, cuando todo estuvieran en silencio y estuviéramos solos, me daría un beso bajo las estrellas. Sería la mejor noche de mi vida…    Jessica imaginó la escena junto con April, pero en lugar de April era  Jessica teniendo la mejor noche de su vida en el baile de graduación. Jessica sintió que anhelaba una experiencia maravillosa y normal tal como la había descrito April.  — Estoy Estoy cansada ahora. — April April se acomodó en la almohada y cerró los

ojos. Hablaremos de nuevo en algún momento, Jessica. De acuerdo.  —   Jessica apretó el colgante mientras miraba a April.  — De «Puedo ayudarla» ¿Pero se suponía que ayudaría a todos? Las palabras del padre Jeremiah flotaron en su cabeza. «Dar a los demás es un gran regalo, pero sí, Jessica, retribuirnos a nosotros mismos también es un regalo.» Con la culpa pesando sobre sus hombros, Jessica se deslizó en silencio hacia el pasillo oscuro. ☆☆☆ 

Después de la escuela, Jessica y Robert estaban listos para una primera prueba con el mini bot. Robert quería un lugar tranquilo para que otros estudiantes no los molestaran.  Jessica sugirió s ugirió el cementerio. El día era sol soleado eado y el cementerio estaba bastante vacío de visitantes.

 

 — Tenías Tenías razón. Es bastante tranquilo aquí  — dijo dijo Robert mientras

miraba a su alrededor.  — Sí Sí  — dijo dijo Jessica mientras lo conducía a una sección lejana y vacía de

un estacionamiento. ¿Cómo terminaste encontrando este lugar? — preguntó. preguntó.  — ¿Cómo  Jessica parpadeó.  —Em, bueno…  Sus ojos se abrieron. Oh, h, ¿conoces a alguien enterrado aquí? Caray, lo siento.  — O  — Oh, Oh, no. No importa — dijo, dijo, sin tener una explicación que él pudiera entender — . Vamos a prepararnos.

El pequeño bot se fusionó con varias piezas de metal del depósito de chatarra y los componentes restantes comprados en la ferretería, con una bandeja plana en la parte posterior. El brazo había sido fusionado con un tubo de aluminio, con los cables metidos dentro. Todavía no estaba pintado ni nombrado oficialmente, pero estaba listo para una prueba. Robert dejó el minibot en el suelo y luego colocó una lata de refresco en la parte posterior de su bandeja.  — E Está stá bien, Jess, esta es nuestra primera prueba del Mini Bot 5000  — 

anunció Robert. Los ojos de Jessica se abrieron.  — ¿Lo ¿Lo nombraste así después de mi elección? ¿Pensé que dijiste que no era lo suficientemente original?  — SSí,í, pero es el mejor nombre que tenemos. Y MB se merece uno. Mini

Bot 5000. ¿Estás lista para tomar algunas notas? Últimamente, al estar con Robert y experimentar su amabilidad, Jessica sentía una calidez desconocida dentro de ella ell a cuando pasaba tiempo con él y cuando él le hacía gestos agradables como elegir su nombre para el Mini Bot. no tiempo podía recordar haberse sentido antes.segura O taldevez habíaRealmente pasado tanto que lo había olvidado. Noasí estaba si eso estaba bien o mal, pero sabía que disfrutaba sentirse bien.

 

Ella asintió. Cuaderno listo.  — Cuaderno  — Está Está bien, encendiendo el Mini Bot 5000. Encendiendo el control remoto. Aquí va.  — Robert Robert empujó la perilla del controlador hacia

adelante. Hubo una pausa, luego el Mini Bot se desplazó una pulgada hacia adelante y comenzó a rodar. ¡Sí, está funcionando! — gritó gritó Robert.  — ¡Sí,  Jessica sonrió cuando la emoción por crear algo nuevo se apoderó de ella. ¡Realmente lo hicimos!  — ¡Realmente  —Bien, aquí va la prueba prueba definitiva… definitiva… — Robert Robert presionó un botón en el

control remoto y la bandeja se elevó lentamente. Luego volvió a accionar el botón y la bandeja volvió a bajar.  — Está Está bien — dijo dijo con entusiasmo — . ¡El ascensor funciona!

Robert le indicó al Mini Bot 5000 que girara a la derecha y luego a la izquierda, luego de vuelta para detenerse frente a los pies de Robert justo antes de que una rueda se cayera sorprendentemente. El Mini Bot 5000 cayó a un lado. La lata de refresco se volcó y cayó al suelo. Se quedaron mirando la rueda mientras rodaba hacia un lado. Luego se rieron.  —   — . Tuvimos Podemosprimera Podemos arreglarejecución eso  — dijo, dijo, le sonrió a Jessica con nuestra delyMini Bot 5000. Formamos un éxito buen equipo, socia.

 Jessica asintió. Sí. — Respiró Respiró hondo — . ¿Y Robert?  — Sí.  — ¿Sí? ¿Sí?

Algo se agitó en su estómago.  — Me Me gustaría ir al baile de graduación contigo.

La sonrisa de Robert se hizo más grande.

 

 — ¿Lo ¿Lo harás? Genial. Conseguiré los boletos mañana en el almuerzo. Puedo verte en tu casa antes del baile…   — Um, Um, no, puedo reunirme contigo allí. Será más fácil para mí.  — ¿Está ¿Está segura?  — Sí. Sí.

Ah, okey. Podemos ir a comer después si quieres. Todavía no  — Ah, conozco todos los buenos lugares para comer, pero tal vez puedas decirme cuál es tu favorito. Quizás.  — Quizás.  — SSolo olo hazme saber cuál será el color de tu vestido tan pronto como

lo sepas. Entonces puedo intentar combinar el esmoquin si es posible. Depende de lo que esté disponible en el alquiler. «¿Color del vestido?» Ah, okey.  — Ah,  — M Muy uy bien, genial, Jess. Será divertido. ¿Quieres hacer los honores y recuperar esta rueda en Mini Bot 5000? — Él Él le ofreció la llave.

 Jessica sonrió levemente y tomó la llave inglesa.  — Por Por supuesto. ☆☆☆ 

La enfermera Macy observó a Jessica trapear el piso. Definitivamente algo estaba mal. Jessica miró al vacío, apenas moviéndose. Por lo general, su cabeza estaba baja, ya que la chica estaba haciendo todo lo l o posible para no ser notada, y hoy estaba como si estuviera en trance. La enfermera Macy recordó lo que había dicho el padre Jeremiah. «Le vendría bien una amiga.»  —   Jessica, ¿estás bien?  — La La enfermera Macy le preguntó — . ¿Necesitas

un descanso? ¿Qué tal un poco de agua? Podrías estar deshidratada.  Jessica parpadeó.

 

 — No, No, estoy bien.

¿Estás segura?  — ¿Estás  Jessica asintió. Si necesitas ayuda con algo, no dudes en preguntar.  — Si  Jessica la miró un momento y la enfermera Macy comenzó a sentir que  Jessica se olvidaría de hablar cuando finalmente parpadeó.  — Voy Voy a ir al baile de graduación.

La enfermera Macy sonrió, felizmente sorprendida. s orprendida. ¡Eso es maravilloso! ¿Quién es el chico afortunado?  — ¡Eso  — Su Su nombre es Robert. Es mi compañero de ciencia.  — Apuesto Apuesto a que estás emocionada.

 Jessica no respondió. ¿Hay algo más que te moleste?  — La La enfermera Macy le preguntó.  — ¿Hay Deseaba saber lo que estaba pasando por su mente. Nunca unca antes había estado en un baile de graduación. No sé qué  — N esperar. Y no sé qué hacer con un vestido. La enfermera Macy miró a Jessica con compasión. Quería preguntarle, ¿qué hay de tu mamá o papá? ¿O un hermano o un pariente? Pero sintió que esas preguntas personales podrían cerrar completamente a Jessica en este momento vulnerable. No conocía la historia personal de Jessica, pero entendía que Jessica era frágil y reservada sobre su vida. Parecía haber una tristeza en ella que nunca parecía desaparecer. Según la experiencia de la enfermera Macy, el trauma profundo generalmente era la causa de eso en los niños que cuidaba. La enfermera Macy siempre tuvo este impulso dentro de ella para ayudar a los demás, especialmente cuidando a los  jóvenes. Aunque Jessica no era una paciente, podía decir que la niña necesitaba su ayuda.  — ¿Necesitas ¿Necesitas ayuda con eso? — le le preguntó suavemente.

 Jessica miró al suelo por un momento, luego la enfermera Macy la l a vio asentir con la cabeza hacia arriba y hacia abajo. Era muy difícil para Jessica

 

pedir ayuda, y la enfermera Macy sintió un ardor en el pecho de que confiaba en ella lo suficiente como para pedirla.  — Estaré Estaré feliz de ayudarte, Jessica. Pronto tendré un descanso para

almorzar. Podemos ir directamente a los grandes almacenes y te daré algunos consejos sobre vestidos. ¿Qué te parece?  — Eso Eso sería genial.

Te diré cuando sea el momento.  — Te ☆☆☆ 

 Jessica estaba de pie con un vestido lila ceñido hasta los tobillos frente a un espejo en el área de prueba de una tienda departamental. Había flores fl ores pálidas grabadas en el diseño. El material se sentía suave s uave en su piel y debajo de sus dedos mientras se pasaba la mano por la cadera. No recordaba haber sentido un vestido tan suave antes. Se había probado unos cuantos antes este. Había tantos coloyres colores de vestidos: rosa, blanco,oazul, rojo ydenegro. Vestidos cortos largos. Fuera del hombro conamarillo, tirantes finos o gruesos. Faldas abullonadas o rectas. Vestidos que brillaban o destellaban. Quería vestirse de negro, pero la l a enfermera Macy la convenció de probar algo con color. Jessica no había mirado la etiqueta del precio, pero apenas usaba el dinero que obtenía del trabajo en el hospital, así que tenía muchos ahorros para comprar el vestido y unos zapatos. za patos.  —   Jessica, te ves deslumbrante  — dijo dijo la enfermera Macy, con su tono

alegre.  Jessica realmente se miró a sí misma. Había perdido más peso recientemente, pero aún era bonita, con sus pómulos altos y sus labios carnosos. Su cabello aún era espeso y brillante. Sus hombros y brazos se veían delicados con el vestido. En el espejo, vio que sus labios se curvaban y, por un momento, pudo creer que era una chica normal que se compraba un vestido para ir al baile de graduación con un chico que le gustaba y al que también le gustaba. Que su vida era normal y perfecta.  — Creo Creo que me gusta — dijo dijo con una pequeña sonrisa.  — A mí también. Vamos a conseguirte unos zapatos a juego.

 

En el fondo, Jessica sabía que esto era como un cuento de hadas, y que todo podría estallar y volver a ser como antes. Le había preguntado al padre Jeremiah estaba bien permitirse tener algo para sí misma, y él parecía pensar que estaba bien. Para ella, el padre Jeremiah representaba la vida, la muerte y el perdón. Tenía que saber lo que estaba bien y lo que estaba mal... ¿verdad? Porque ahora Jessica se sentía insegura y frágil. Sentimientos S entimientos con los que no se sentía cómoda en absoluto. La enfermera Macy trajo un par de sencillos zapatos morados a juego.  — ¿Qué ¿Qué opinas?

 Jessica se los puso y su altura subió cinco centímetros.  — Combinan. Combinan.

¡No solo combinan, sino que son perfectos! Te verás hermosa en la  — ¡No noche del baile de graduación, Jessica, y te lo pasarás de maravilla. ¿Puedes caminar bien?  Jessica trató de caminar y se sintió un poco torpe.  — Uf. Uf. No es tan fácil como parece. He visto a muchas mujeres usar

tacones... pero caminan con tanta naturalidad. La enfermera Macy se rio.  — Alguna Alguna vez fueron como tú. Con algo de practica lo dominarás en

poco tiempo. Solo debes saber que es normal que te duelan un poco los pies, especialmente después de bailar. No me preguntes por qué usamos estas cosas y nos torturamos. Pero hacen que nuestros pies se vean bonitos, ¿no lo crees?  — Así Así es.

 Jessica miró a la enfermera Macy en el espejo mientras le daba consejos sobre cómo caminar con confianza. La enfermera Macy siempre había sido amable con ella, al igual que lo era con todos sus pacientes. Cuando otras personas en el hospital evitaban a Jessica, la enfermera Macy siempre trataba de hablar con ella y ahora estaba aquí ayudándola cuando Jessica más lo necesitaba. Érase una vez en su vida anterior, Jessica pudo haberla considerado una verdadera amiga, y si hubiera sido una chica normal, hubiera querido ser enfermera como la enfermera Macy.

 

Alguien a quien admiraba por su actitud positiva y la forma en que se preocupaba por sus pacientes. Llevar alegría a otros que estaban enfermos realmente era un regalo como el del que hablaba el padre Jeremiah.  — Apuesto Apuesto a que a tu familia le encantará el vestido que elegiste  — dijo dijo

la enfermera Macy, buscando la mirada de Jessica en el espejo.  — Um Um  — ddijo ijo Jessica mientras trataba de pensar en una respuesta.

Supuso que a un padre típico le hubiera encantado ver a su hija con un bonito vestido de graduación. Pero ese no era el caso de Jessica. Trató de pensar en algo que decir, pero su mente se quedó en blanco. Una dependienta pasó junto a ellas en el probador y se detuvo.  — W Wow, ow, tu hija se ve hermosa. ¿Es para el baile de graduación?

 Jessica y la enfermera Macy se miraron en el espejo y Jessica no supo cómo responder. Simplemente miró sus zapatos, con su cabello protegiendo su rostro. Si que se ve hermosa, ¿no es así?  — dijo dijo la enfermera Macy de  — Si repente — . Sí, es para el baile de graduación y este es el vestido perfecto. ¡Definitivamente nos llevaremos el vestido y los zapatos!  Jessica levantó la cabeza y parpadeó con asombro. No cuestionó por qué la enfermera Macy no corrigió a la vendedora acerca de ser s er su madre. Supuso que en realidad no importaba. A veces, las explicaciones requerían demasiada energía. Era mejor dejar que los demás vieran lo que querían ver. Mientras Jessica continuaba mirándose a sí misma, dejó que la esperanza se esparciera dentro de ella por primera vez en mucho tiempo. La noche de graduación iba a ser perfecta. ☆☆☆ 

Después de su turno, la enfermera Macy quería una buena comida caliente mientras veía uno de sus programas de televisión favoritos. Se prometió que lo conseguiría muy pronto. Hacía una semana que había llevado a Jessica a comprar su vestido de graduación, y había estado luchando consigo misma sobre lo que debía hacer. ¿Debía dejar las cosas

 

como estaban y dejar que Jessica se ocupara de sus asuntos, as untos, o debía actuar para ayudarla? Finalmente había decidido tomar medidas. La enfermera Macy volvió a revisar la copia de la solicitud de trabajo de  Jessica que había enviado al hospital y trató de no dejar que la culpa la afectara por invadir la privacidad de la niña o violar la ley HIPAA. Leyó la dirección de Jessica y la puso en la aplicación de GPS de su teléfono para guiarla a la casa de Jessica. Sintió que estaba haciendo esto en el mejor interés de Jessica al a l llegar a la verdad de la vida familiar de la adolescente. La enfermera Macy sintió que, si sabía lo que estaba pasando en casa, entonces podría ayudarla. Tal vez hablaría con sus s us padres o su tutor. Explicaría sus preocupaciones sobre la salud y el comportamiento de Jessica. Tal vez incluso les haría saber que  Jessica necesitaba ayuda emocionalmente.  Jessica era una chica maravillosa. maravillosa . Se merecía el apoyo de la familia para las cosas como el baile de graduación. Se merecía a alguien que se preocupara por ella. Merecía ser feliz. La enfermera Macy sabía que Jessica ocultaba algo sobre su vida hogareña, pero no estaba segura de qué podía ser. Sí, tenía la costumbre de meter la nariz donde no debía, pero eso era lo que la convertía en una muy buena enfermera. Investigaba los hechos para ayudar mejor a sus pacientes, y con Jessica no sería diferente. Cuando la enfermera Macy veía a alguien al guien necesitado, se acercaba para ayudar. Debía hacerlo, especialmente teniendo en cuenta que la pobre niña tuvo que pedirle a su compañera de trabajo que la ayudara a conseguir un vestido para el baile de graduación. ¿Dónde estaba su madre o su padre? ¿O su tutor? ¿Por qué una chica de catorce años no tendría a quién recurrir? Era tan triste, y ella simplemente no podía soportarlo. Unos minutos más tarde, condujo por una parte más antigua de la ciudad. Algunas de las la s farolas estaban quemadas y pudo ver que muchas de

 

las casas estaban en ruinas. Había un par de ventanas tapiadas con pintadas en las puertas del garaje.  — Gire Gire a la derecha en Cemetery Lane  — le le transmitió su aplicación.

La enfermera Macy giró a la derecha. La noche era clara y las estrellas brillaban sobre el pueblo. Pasó por delante del cementerio y, mirando las lápidas oscuras, sintió que un escalofrío le recorría la espalda. «La pobre niña vive cerca del cementerio», se dio cuenta. Abajo, al final de la calle, estaba la última casa en ruinas de la manzana. «Girando a la izquierda estaré ahí.» La enfermera Macy se detuvo en la acera y estacionó su auto. Salió y pulsó el llavero de su coche para cerrar las puertas. Respiró hondo y se puso el abrigo alrededor del cuello para protegerse del frío de la noche. Simplemente les explicaría a Jessica y a su familia que estaba preocupada por ella y que quería asegurarse de que estuviera bien. Luego pediría hablar a solas con su tutor y explicarle sus preocupaciones. No quería avergonzar a Jessica en absoluto. Caminó por el pasillo agrietado hasta la puerta. La luz era tenue y podía ver la luz en el interior a través de las cortinas. La pintura se estaba desconchando de la casa y la puerta. La enfermera Macy llamó. Oyó ladrar a un perrito y pasos antes de que la puerta se abriera. Una anciana con gafas estaba de pie en la puerta. Tenía rulos en el pelo y no tenía dientes. La enfermera Macy se dio cuenta por la forma en que fruncía los labios. Su piel estaba arrugada y pálida. Llevaba una túnica vieja y desgarrada del color de las nubes grises de tormenta.  — ¿Sí? ¿Sí? — dijo dijo la anciana mientras miraba a la enfermera Macy a través de

sus gruesos anteojos.  — Hola, Hola, soy la enfermera Macy ─ 

Enfermera? No necesito ningún chequeo. Me hicieron uno el otro  — ¿¿Enfermera? día. Cállate, Pipsy — le le dijo la anciana al perrito que ladraba.

 

 — Oh Oh no, trabajo con Jessica. ¿Es su abuela? — La La enfermera Macy podía

entender claramente por qué Jessica no tenía el apoyo que necesitaba. Si vivía con su abuela, probablemente tenía que cuidar a esta mujer y no al revés. ¿Quién dijiste? No tengo mi audífono puesto. No puedo escuchar tan  — ¿Quién bien como antes. La enfermera Macy se inclinó más cerca.  —   Jessica. ¿Ella está aquí? ¿Puedo hablar con usted sobre Jessica?

¿Jessica? No conozco a Jessi-ca.  — ¿Jessica? La enfermera Macy parpadeó confundida, dio un paso atrás para mirar el número de la casa. Um, ¿esto es Cemetery Lane 333?  — Um,  — Sí, Sí, pero debes haberte equivocado de casa. Aquí no hay ninguna Jessi-

ca. Ahora, tengo que volver a mis programas. Tampoco quiero comprar nada. Oh, bueno, lo siento. No sé qué pasó ─   — Oh, La puerta se cerró en su cara, y luego la luz del porche se apagó. La enfermera Macy suspiró con frustración.  — ¿En ¿En qué parte del mundo estás, Jessica? ☆☆☆ 

 Jessica estaba en total oscuridad. Su entorno estaba completamente tranquilo a excepción de su respiración. Había un frío que penetraba en su piel, directo a sus huesos, y se estremeció. Se tocó los brazos desnudos y luego la ropa. Sintió el material de su vestido de graduación. «¿Por qué estoy usando mi vestido de graduación?» Se preguntó. ¿Dónde estaba? Extendió las manos frente a ella, tratando de avanzar a tientas, pero no vio nada delante ni nada detrás de sí. El miedo se apoderó de ella. No estaba en ninguna parte. ¿Había muerto mientras dormía? ¿Así era el más allá?

 

¿Estaba en algún tipo de mundo intermedio? Pero no podía haber muerto, se dio cuenta. Todavía no era su momento. Todavía tenía que ir al baile de graduación. Todavía tenía que ayudar a April. Buscó a tientas el colgante y agarró el metal que siempre se sentía tibio al tacto. Todavía estaba alrededor de su cuello. Empezó a caminar hacia adelante, con pasos lentos y vacilantes. vacila ntes. No sabía cuánto tiempo caminó. Pareció una eternidad. De la nada, finalmente escuchó un crujido. ¿Un paso? ¿Un movimiento? Hola  — susurró susurró — . ¿Hay alguien? Por favor, si estás ahí, di algo. Me  — Hola temo que, no puedo ver nada. Por favor. No sé qué hacer. Sin respuesta.

Se lamió los labios secos mientras continuaba avanzando tratando de llegar a alguna parte. A cualquier sitio. ¿Había una pared? ¿Una puerta, tal vez? Otro sonido vino de su alrededor. Metal crujiendo contra metal.  Jessica se congeló al tomar conciencia. «No.» El sonido volvió a producirse, pero esta vez justo detrás de ella. Un escalofrío de terror le recorrió la columna vertebral.  Jessica se echó a correr. Se precipitó hacia delante tan rápidosi como pudo, con los brazos agitándose a su alrededor, preguntándose chocaría con algo. Unos pasos metálicos pisaron detrás de ella. Rápido, demasiado rápido. «Cerca. Muy cerca.» Parpadeó, tratando de adaptarse a la oscuridad, pero aún no podía ver nada. En el frío, un sudor brotó de su cuerpo mientras corría, tratando de escapar de la cosa aterradora que la perseguía. Un apretón tenso se curvó alrededor de su brazo.

 

 Jessica gritó. ¡No por favor! ¡Aléjate de mí! ¡Alguien ayúdeme!  — ¡No Rápidamente, el agarre le arrancó el brazo del hombro. Sintió el cálido chorro de sangre correr por el costado de su cuerpo. Su cuerpo vibró en estado de shock. Su boca se abrió, jadeando por aire. Entonces sintió un agarre en su otro brazo.  Jessica trató de zafarse cuando sintió que le quita quitaban ban el brazo del hueso.  Jessica cayó con dolor y agonía, y pareció que tomó una eternidad chocar contra el suelo duro y frío. Escuchó más crujidos y movimiento de metal sobre ella, y luego sintió que algo frío agarraba el colgante de su cuello antes de que se lo arrebataran. ¡No, no me quites el colgante!  Jessica se despertó con un grito aterrador. Estaba en su saco de dormir en el suelo de piedra del mausoleo. Se empujó contra el banco de piedra a su espalda y agarró su mini linterna, encendiéndola. Su corazón se sentía como si fuera a latir a través de su piel. Hizo girar la luz, buscando algo en la noche. Escuchó sonidos de metal crujiendo contra metal. Pero solo podía escuchar su aliento saliendo de su boca y los grillos cantando en la noche. No vio nadasola. a su alrededor excepto muros de piedra. Estaba verdaderamente Tocó el colgante contra su pecho mientras se calmaba. Estaba a salvo.  — Todo Todo está bien — dijo dijo en voz alta, y esperó el amanecer.

Cuando los suaves rayos de luz se asomaron a través de la ventana de vidrio de colores, Jessica miró alrededor de su entorno oscuro y rancio. Desde que estaba en el mausoleo, por primera vez lo vio como lo que realmente era: un lugar frío y oscuro para los muertos. No para alguien vivo. No era para alguien que quería vivir .

 

☆☆☆ 

Al día siguiente, durante la clase de Ciencias e Ingeniería, llegó el momento de presentar el Mini Bot 5000 a la Sra. Willoughby y a la clase.  Jessica se sentó junto a R Robert obert en su mesa de laboratorio. El Mini Bot 5000 estaba sentado en la mesa entre ellos. Habían pintado algunas de las partes del color favorito de Robert, azul. Jessica sostuvo el informe escrito final en sus manos para entregarlo con la presentación. Se sentía nerviosa, lo cual era extraño para ella. ell a. Notó que Robert movía la pierna arriba y abajo. Parecía nervioso también. Habían probado el Mini Bot 5000 unas cuantas veces más y, en general, todo había funcionado. Pero como aprendieron a lo largo del proyecto, algo podría salir mal en cualquier momento. Durante sus otras pruebas, el Mini Bot 5000 había quemado un cable, que tuvo que ser reemplazado. Los resortes se habían roto y hubo que arreglarlos. Y ahora la presentación final f inal estaba aquí, para bien o para mal.  Jessica quería que Robert se sintiera mejor. Sacó algo al go de su mochila y lo sostuvo en su mano mientras escuchaban la presentación de los otros estudiantes. Cuando la clase aplaudió, empujó a Robert en el hombro. Él la miró. Toma — dijo, dijo, y abrió la palma de su mano. Era su pata de conejo de  — Toma la suerte. Levantó las cejas.  — ¿Una ¿Una pata de conejo?

Es para la suerte. Sé que lo haremos bien, pero puede que te haga  — Es sentir mejor tener un poco más de suerte de tu lado. Sonrió mientras tomaba la pata del conejo. Esto es genial. Gracias, Jess.  — Colgó Colgó la cadena corta a la que estaba  — Esto unida en su dedo como ella lo había hecho muchas veces antes.  Jessica le devolvió la sonrisa.  — De De nada.

 

 — También También tengo algo para ti.  — Se Se aflojó la correa de cuero trenzado que llevaba en la muñeca y se la entregó — . Me gustaría que tuvieras esto.

Ella sacudió su cabeza.  — Pero Pero es tuya. Siempre la usas.  — Ahora Ahora me gustaría que la tuvieras.

 Jessica tomó el brazalete y lo deslizó en su muñeca y apretó la banda hasta que quedó bien. Sintió un extraño calor en su pecho. Gracias — dijo dijo en voz baja.  — Gracias Noo puedo esperar por esta noche. El baile de graduación va a ser  — N divertido.  Jessica sintió un aleteo nervioso en el estómago al pensar en el baile de graduación.  — Robert Robert y Jessica, ustedes son los siguientes.

Robert se puso de pie, deslizando la pata de conejo en su bolsillo.  — Mira, Mira, son Ken y Barbie zombie  — dijo dijo la chica detrás de ellos, y

siguieron algunas risas. Robert los ignoró, y Jessica sonrió porque él no dejó que se le metieran debajo de la piel. Levantó el Mini Bot 5000 y se dirigieron al frente de la clase. Les tomó quince minutos discutir todo su plan para Mini Bot 5000: el diseño, los componentes, la construcción del bot y las pruebas y tribulaciones que siguieron con las pruebas.  — Y ahora veamos el Mini Bot 5000 en acción — anunció anunció Robert. Sorprendentemente, Robert le entregó el controlador a Jessica para realizar la presentación del Mini Bot 5000 a la clase. Entonces todos los ojos estarían sobre ella sola. Ella casi no lo tomó. Estaba acostumbrada a ser invisible, a que la pasaran por alto y la olvidaran. Robert le dedicó una sonrisa tranquilizadora.  — Puedes Puedes hacerlo — susurró. susurró.

 

Con una mano temblorosa, tomó el controlador. Encendió un interruptor en el Mini Bot 5000 y luego el control remoto. Robert agarró la lata de refresco y fue al otro extremo del piso de presentación. Empujó la perilla para mover el robot hacia Robert. Mini Bot 5000 chisporroteó al principio como de costumbre, luego se movió hacia él. Lo detuvo justo a sus pies, luego pulsó el botón para que la bandeja se elevara. Robert colocó la lata en la bandeja y Jessica presionó el botón para que la bandeja volviera a bajar. La lata se tambaleó, pero permaneció en posición vertical. Luego retrocedió y dio la vuelta al Mini Bot 5000. Se lo llevó a la Sra. Willoughby y levantó la bandeja para que su maestra tomara el refresco.  — B Bueno, ueno, gracias, Mini Bot 5000. Espero que no les importe si la tomo dijo la Sra. Willoughby. Levantó el refresco, abrió la pestaña y tomó un  — dijo sorbo — . Delicioso.

Los estudiantes se rieron. Un mini robot exitoso, ustedes dos. Gran trabajo. — Elogió Elogió su trabajo  — Un mientras la clase aplaudía. Robert sonrió y, aunque todos los ojos estaban puestos en Jessica, a ella no le importó. Ella le devolvió la sonrisa a él. Mientras se recostaban en sus asientos, una chica se acercó a la mesa de Jessica y Robert. Jessica automáticamente agachó la cabeza, con su cabello deslizándose contra su rostro.  — Hola Hola — le le dijo la chica a Jessica — . Soy Tina.

 Jessica levantó la cabeza y parpadeó sorprendida. Oh, hola.  — Oh, La chica tenía el pelo castaño recogido en una cola de caballo. Llevaba una sudadera negra y jeans desteñidos. Jessica la notó en clase un par de veces. Se mantenía reservada y a menudo estudiaba sola.  — Tu Tu bot es realmente genial — dijo dijo Tina.  — Gracias. Gracias. Um, me gustó el tuyo, también. El brazo móvil, ¿verdad?

 

 — SSí,í, gracias. Me emparejé con Blake. Él está bien, pero quizás la

próxima vez podamos trabajar juntas.  Jessica miró a Robert, pero él estaba hablando con otro estudiante.  — Sí, Sí, tal vez podamos — respondió. respondió.  — Está Está bien, nos vemos, Jessica.

Está bien, adiós... Tina.  — Está  Jessica no podía creerlo. Otro estudiante realmente quería hablar con ella y posiblemente trabajar con ella en un proyecto en el futuro. Estaba acostumbrada a que la evitaran, y ahora otro estudiante quería estar cerca de ella. Tragó saliva, tratando de comprender lo rápido que estaban cambiando las cosas. Y tenía miedo de que le estuvieran empezando a gustar los cambios. ☆☆☆

  Después de la escuela, Jessica pasó por la habitación del hospital de April. La chica estaba dormida. El baile de graduación sería pronto, pero ella quería entrar y ver cómo estaba April. «Tal vez hable con el padre Jeremiah de nuevo». Pasó por la estación de enfermeras, donde escuchó a la enfermera Macy hablando con Colin, el nervioso asistente.  — April April tiene fiebre muy alta y hemos probado diferentes antibióticos para bajarla. Por alguna razón, nada funciona  — dijo dijo la enfermera Macy,

claramente frustrada.  — Eso Eso apesta  — dijo dijo Colin — . Ella es una chica dulce. Habla conmigo y

me hace muchas preguntas sobre mi vida. Maldita sea, me siento impotente cuando los medicamentos que se  — Maldita supone que funcionan no ayudan en absoluto. Es frustrante. Quiero ayudar a estos niños, no solo consolarlos.  Jessica agarró el colgante y se preguntó si estaba haciendo lo correcto al ir al baile de graduación en lugar de ayudar a April. Ver a April acostada

 

en la cama, pálida y frágil, mientras tenía la oportunidad de ayudarla parecía muy malo. Tenía que estar perfectamente segura de que estaba tomando la decisión correcta.  — Oh, Oh, Jessica — dijo dijo la enfermera Macy cuando la vio.

 Jessica dio un paso adelante.  — ¿Sí? ¿Sí?

Quería hablar contigo sobre algo importante.  — Quería  Jessica parpadeó. Está bien.  — Está  — Es Es la noche del baile de graduación, ¿verdad?

 Jessica asintió.  — Quiero Q —  uiero quey te diviertas mucho. Elpasar rostropor detula casa enfermera Macy se sonrojó . Um, bueno, anoche traté —  deEl para ver cómo estabas, pero hay un error en la dirección de tu casa que has anotado en el hospital. ¿Es una dirección antigua?

 Jessica parpadeó rápidamente. «Oh, no.» De repente, se disparó una alerta en la habitación de April. La enfermera Macy desvió su atención. Llama al médico — le le gritó a Colin mientras corría a la habitación de  — Llama April con otras dos enfermeras.  Jessica observó consternada cómo la enfermera Macy revisaba las máquinas conectadas a April. Ella exigió algo de las otras enfermeras, y  Jessica las vio poner un vial de medicina en la vía intravenosa de April. Pronto la alerta de April se apagó.  Jessica sintió una presión en el pecho. Tomando aliento, se apresuró a la capilla para ver al padre Jeremiah. Abril no estaba bien. El baile de graduación era esta noche. Su sueño todavía pesaba¿Estaba en su mente. signifi caba? significaba? ¿Estaba¿Estaba tomando la decisión decisi ón equivocada? siendo¿Qué demasiado egoísta? evitando su destino?

 

Todo era demasiado. La presión de ayudar a los demás. La incertidumbre de qué hacer. Simplemente no podía manejarlo. manejarlo . Cuando llegó a la capilla, el padre Jeremiah estaba hablando con un hombre que lloraba. El padre Jeremiah le susurraba con una mano en el hombro. Jessica caminó hasta el primer banco y se sentó. Se quitó el colgante y lo sostuvo en sus manos. «Por favor, ayúdame a entender si estoy haciendo lo correcto. He tomado decisiones equivocadas antes. ¿Podrías enviarme una señal, por favor? Para mostrarme lo que tengo que hacer. Siento que ya no puedo hacer esto. Por favor, necesito una señal.» Pero no le llegó ninguna señal. Ninguna respuesta apareció en su cabeza.  Jessica se sintió muy sola. Era el mismo sentimiento que había sentido cuando supo que había cambiado para siempre. Se había jurado a sí misma que nunca volvería a sentirse así. Pero era como si hubiera vuelto a lo mismo.  Jessica necesitaba necesitaba prepararse para el baile de graduación, pero tenía otra pregunta importante que hacerle al padre Jeremiah. Lo miró y vio que todavía estaba hablando con el hombre afligido. Quería saber si realmente había una vida después de la muerte. No parecía que ella obtendría su respuesta ahora. Dejó la capilla y esperaba estar haciendo lo correcto al devolverse parte de su vida. ☆☆☆ 

La noche del baile había llegado. A Jessica se le hizo un nudo en el estómago cuando entró al baile de graduación con Robert a su lado. La música parecía rebotar en las paredes. Los adolescentes charlaban y reían, vestidos con bonitos vestidos y esmóquines oscuros. La pista de baile se veía llena y todavía había más  jóvenes sentados en las mesas. Había un rincón habilitado para tomar fotografías y largas mesas llenas de bocadillos y bebidas. Los chaperones estaban a un lado, viendo bailar a los menores.

 

Robert le había dado un ramillete. Una bonita rosa blanca con aliento de bebé, atada con una cinta morada. Por suerte, la enfermera Macy le había contado lo del boutonniere, o no habría tenido uno para él. Algunos de los chicos que se burlaban de ella la miraron y Jessica vaciló. vacil ó. Probablemente no esperaban que la chica zombie fuera al baile de graduación, y mucho menos que tuviera una cita. Probablemente estaban esperando que ella hiciera algo loco como atacarlos con sus colmillos de vampiro o algo así. No, no le saldrían colmillos, pero podría caerse de cara. Entre dormir poco, hacer todo el trabajo para la presentación y la emoción de prepararse para el baile de graduación, Jessica estaba exhausta. Se había arreglado en el mausoleo en lugar del hospital como había planeado, temerosa de volver a encontrarse con la enfermera Macy y tener que responder preguntas sobre dónde vivía. Jessica no tenía idea de lo que le diría a la mujer. En realidad, nunca tenía que mentir sobre su vida porque, por lo general, la gente se mantenía alejada de ella. A la luz de las velas con un pequeño espejo de mano, tuvo que ponerse capas adicionales de maquillaje en la cara para cubrir la piel poco profunda y las ojeras debajo de los ojos. Se había puesto pu esto un poco de sombra de ojos teñida y se había dejado el pelo largo suelto. Sus nervios estaban prácticamente disparados, pero estaba decidida decidi da a disfrutar cada minuto de esta experiencia de graduación. En el fondo, sentía que esta podría ser su última oportunidad de experimentar algo muy especial.  — Te Te ves muy bonita, Jess — le le dijo Robert.

Ella lo miró y sonrió mientras se adentraban más en la habitación. Gracias. Te ves muy bien, también. Llevaba un esmoquin negro muy  — Gracias. bien ajustado con un chaleco morado claro. El boutonniere de rosas blancas estaba prendido a la chaqueta de su traje. ¿Quieres bailar primero o tomar algo de beber? — preguntó preguntó Roberth.  — ¿Quieres  Jessica miró a su alrededor, preguntándose qué hacer primero. Quería absorber cada parte de la experiencia.  — Vamos Vamos a bailar primero.

 

 — Está Está bien.  — Robert Robert la llevó a la pista de baile. Se apretujaron entre

las parejas mientras un ritmo lento comenzaba a sonar a través de los parlantes. Robert puso sus manos alrededor de su cintura y ella puso sus manos sobre sus fuertes hombros. Olía a una colonia tenue que debió haber usado solo para el baile. Se dio cuenta de que las cosas cambiaron para ella en el momento en que conoció a Robert. Durante las últimas semanas, poco a poco se había acercado a ella y la había ayudado a abrirse a él y a algunas de las experiencias que nunca pensó que volvería a tener, como hacer amigos, estar más presente en su vida... incluso algo a lgo tan simple como disfrutar de su postre favorito. Había pensado que la única forma de cumplir su propósito era mantener distancia de los demás. Pensó que merecía estar sola por sus errores del pasado. Pero no importa cómo trató de mantenerse ma ntenerse alejada de los demás, no había funcionado. Había llegado a conocer a la enfermera Macy, a Robert, y ahora incluso estaba haciendo nuevos amigos como Tina. Y aquí estaba, en el baile de graduación. No podía creer que esto estaba sucediendo. Algo bueno. Algo especial. Para ella. Tal vez a pesar de que había cometido errores en el pasado, podría ser perdonada y ser merecedora de más en la vida. Tal vez el padre Jeremiah tenía razón en estar abierto a recibir felicidad e incluso... amor.  Jessica y Robert se balanceaban adelante y atrás al ritmo de la música lenta. Era hermoso, de verdad, incluso estando lleno de tanta gente. Podía sentir que empezaba a sudar por todo el calor que la rodeaba. Sin embargo, no importaba. Esta era una noche que siempre recordaría, por lo que podía reproducirla una y otra vez en su mente tantas veces como quisiera.  — ¿Jessica? ¿Jessica?

 Jessica miró a los ojos de Robert. Era como si el tiempo se hubiera detenido. Se inclinó hacia su oído para hablar por encima de la música a todo volumen.

 

 —   Jessica, quiero que ssepas epas que realmente me gustas. Conocerte estas

últimas semanas ha sido muy especial. Cuando me mudé aquí, pensé que sería la misma experiencia aburrida que en mi otra escuela. Pero cuando te conocí, vi que eras diferente. di ferente. Me hiciste sentir diferente. Él se echó hacia atrás y le sonrió. Ella se inclinó hacia su oído.  —Tú también me gustas, gustas, Robert. Me has has ayudado… ayudado… a salir salir un un poco más

de mi caparazón. Estaba acostumbrada a mantenerme sola. No tengo muchos amigos, pero has sido un buen amigo para mí. Él sonrió cuando ella se reclinó.  — Me Me alegro de haber podido ayudar, y estoy feliz de que vinieras al

baile de graduación conmigo.  — Yo Yo también.

Pasó un momento mientras se miraban. Entonces Robert se inclinó hacia ella. Iba a besarla. «Oh, por…» Nunca antes había besado a un chico. Su estómago se agitó. Sintió que el sudor le caía por un lado de la cara. La mejilla de Robert se deslizó contra la humedad de su rostro. Sintió sus labios rozar los de ella. Robert se tambaleó hacia atrás.  — ¿Qué ¿Qué es esto? — Se Se pasó la mano por la cara y Jessica se quedó helada.

Había grasa oscura en la cara de Robert. En sus labios. Se quedó congelada de horror. Grasa vieja, resbaladiza y sucia. Y era de ella. «Oh no, no, no.»

 

Algo dentro de ella se quebró. Como si llevara l levara dentro de sí esta delicada copa de esperanza y sueños y felicidad. Y ahora la copa se rompió, derramando todo lo que ella siempre había querido. dijo, frenética —. Déjame ayudar…   —  Se acercó a  —Yo… lo siento  —  — dijo, — Se Robert, tratando de ayudarlo. Él se apartó.  — Ugh, Ugh, qué asqueroso — escupió. escupió. Se limpió la boca, escupió en el suelo.

«Asqueroso.»  Jessica dio un paso atrás y golpeó a alguien. Cuidado  — espetó espetó una chica, luego la miró y sus ojos se abrieron  — Cuidado como platos — . Oh, Dios mío. «Esta era, esta era la señal que había estado esperando.» Los chicos dejaron de bailar para mirarla. Algunos la señalaron. Otros hicieron muecas de disgusto. Las chicas de la clase de ciencias se reían de ella. Había tomado la decisión equivocada otra vez. No debió haber venido. Una ola de densa oscuridad la envolvió. Los sonidos entraban y salían de sus oídos. Roberth. El baile. Los estudiantes. Las decoraciones. Todo se desvaneció como si nunca hubiera existido. Y así era como se suponía que debía ser. Este mundo no era para ella. Era para otra persona que lo merecía. Podía sentirse a sí misma girando, corriendo, mientras las lágrimas corrían por su rostro. La música a todo volumen desapareció. La fría noche la envolvió. Y todo lo que pudo hacer fue correr. Correr lejos, muy lejos.

 

☆☆☆ 

La enfermera Macy estaba revisando los expedientes de sus pacientes en la estación de enfermería. Estaba preocupada por la salud de April. Tenía miedo de que no hubiera esperanza para la joven. Mezclada con su preocupación por su paciente estaba su preocupación por Jessica. No había tenido la oportunidad de hablar más sobre la dirección de la niña, pero no iba a dejarlo pasar. Cuando Jessica regresara al trabajo mañana, la sentaba y realmente le preguntaba sobre su familia. No más excusas. Solo esperaba que Jessica estuviera pasando el mejor momento de su vida en el baile de graduación. Colin se acercó a ella. April no está mejorando. Su pulso es filiforme. Sus signos vitales son  — April débiles. La fiebre sigue alta. La enfermera Macy suspiró.  — Lo Lo sé. Es la única que no ha mejorado. No es bueno. Acabo de llamar al padre Jeremiah para que venga y rece algunas oraciones en su nombre. Estoy abierta a cualquier milagro para esa jovencita. Actualizaré a su médico de inmediato. De repente, la puerta del hospital se abrió con una fuerte conmoción. La enfermera Macy y Collin volvieron la cabeza hacia la puerta. Collin tomó aire.  — ¿Qué ¿Qué demonios?

¿Jessica? — gritó gritó confundida la enfermera Macy.  — ¿Jessica?  Jessica se veía terrible. Su rostro estaba pálido. Líquido pparduzco arduzco corría por su rostro desde la frente, los ojos y la nariz. El líquido había goteado por su cuello sobre su hermoso vestido, que habían comprado no hace mucho tiempo.  Jessica parecía salvaje. Loca. La enfermera Macy se adelantó para preguntarle qué sucedió, pero se detuvo en estado de shock cuando Jessica Jess ica pasó corriendo junto a ella. Unas

 

pocas tuercas y tornillos se esparcieron detrás de ella, dispersándose. Les siguieron una llave inglesa vieja y un pedal de bicicleta oxidado que cayó al suelo. Los ojos de la enfermera Macy se abrieron cuando Jessica entró corriendo a la habitación de April.  — Necesitamos Necesitamos a seguridad — le le dijo Colin detrás de la enfermera Macy.

Entonces Jessica cerró la puerta de golpe. La enfermera Macy y Colin corrieron hacia la puerta. Está atascada — escupió escupió Colin, luchando por girar la manija.  — Está La enfermera Macy golpeó la puerta con la palma de la mano.  Jessica, abre la puerta. Háblame por favor.  —  A través del cristal de la habitación del hospital, vio a Jessica quitarse el collar de encima de la cabeza. Era el colgante que siempre la había visto usar. ¡Entonces ella de alguna manera estaba con un cuchillo! ¡Jessica!  — ¡Jessica!  Jessica comenzó a quitarle el amuleto encima de la cama de April.  — ¡Date ¡Date prisa, abre esa puerta!  — La La enfermera Macy llamó a Colin y a

un guardia de seguridad que se había acercado corriendo para ayudar.  — Lo Lo estoy intentando, pero bloqueó la puerta con algo — dijo dijo el guardia

de seguridad.

La enfermera Macy golpeó el cristal.  —   Jessica, por favor. f avor. ¡Abre la puerta! Necesito ver a abril. Pase lo que

pase, vas a estar bien. Puedo ayudarte.  — ¿Qué ¿Qué está pasando?

La enfermera Macy se volvió para ver al padre Jeremiah.  — Es Es Jéssica. Se ha encerrado en la habitación de April. No podemos

entrar.

 

 — Tal Tal vez pueda ayudar.

En ese momento, el guardia de seguridad y Colin pudieron empujar la puerta para abrirla, deslizando lo que sea que estaba bloqueando la puerta.  — Gracias Gracias a dios.  — La La enfermera Macy entró corriendo. Vio a April

todavía dormida en la cama. Pero, ¿dónde estaba Jessica?  — Oh, Oh, qué asco  — dijo dijo Colin, señalando el suelo — . ¿Cómo llegó todo

eso aquí?

Allí, en el suelo junto a la cama de April, había una pila de piezas de metal, acero barras, engranajes, engranajes , pernos y basura de desguace. Del montón goteaba grasa maloliente, como si fuera sangre.  — ¿Qué ¿Qué está pasando? — susurró susurró la enfermera Macy.

¿Podría haber salido por la ventana?  — preguntó preguntó Colin. Miró por la  — ¿Podría ventana, pero la encontró cerrada. El guardia de seguridad revisó el baño. La enfermera Macy sacudió la cabeza desconcertada mientras se giraba hacia la puerta.  — Padre Padre Jeremiah… Jessica se ha ido. Simplemente desapareció. No entiendo… ella estaba justo aquí.

El padre Jeremiah entró en la habitación. Miró la pila de metal con una tristeza tranquila, como si entendiera algo que nadie más podía. Luego hizo la señal de la cruz y comenzó a orar. En ese momento, la enfermera Macy escuchó que el monitor cardíaco de April se nivelaba a un ritmo fuerte y saludable.

 

 

 

 

 

  ES

DEMASIADO BUENO PARA SER VERDAD, PENSÓ SELENA, SONRIENDO MIENTRAS ESTIRABA LA MANO DE CADE. AL GIRAR SU TODOTERRENO HACIA LA LARGA Y SINUOSA CARRETERA QUE CONDUCÍA A SU NUEVA CASA, CADE MIRÓ A SELENA Y LE DEVOLVIÓ LA SONRISA. LUEGO VOLVIÓ A MIRAR LA CARRETERA.  Una brisa cálida se deslizó a través de la ventana abierta del pasajero y sopló algunos mechones del largo cabello castaño rojizo de Selena sobre sus ojos. Ella se rio y los apartó. Se volvió para mirar el atractivo perfil de su prometido. Cade no notó su mirada. Sus ojos estaban en el camino por delante. «¿Cómo tuve tanta suerte?» Se preguntó Selena a sí misma. Todos los amigos de Selena S elena estuvieron de acuerdo en que Cade fue una captura increíble. Él lo tenía todo. Para empezar, Cade era el epítome del cliché: alto, moreno y guapo. Con cabello negro ondulado y ojos verdes hundidos bajo cejas negras y pobladas, Cade tenía el tipo de rostro que un novelista romántico describiría como “cincelado”.  Selena pensaba que Cade parecía una estrella de cine fuerte y robusta. Tenía la nariz prominente, la boca llena de dientes blancos y rectos y la barbilla cuadrada de un héroe de acción. Incluso tenía un hoyuelo encantador en la barbilla, y su s u boca se arqueaba de una forma torcida entrañable cuando sonreía. Tenía el tipo de patillas que crecen a la velocidad de la luz; aunque Cade se afeitaba todas las mañanas, su “sombra de las cinco en punto” aparec ía a las 10:00 a. m. A eso se le sumaba su apariencia de “Podría golpearte si quisiera”.  Afortunadamente, sin embargo, Cade no andaba golpeando a la gente. No tenía el cerebro ni la personalidad pers onalidad de un héroe de acción. Él no era un "hombre de querían hombres". Selena sus no músculos le gustaban hombres así, los hombres que queAsintieras y te los contaban historias de sus proezas atléticas. Cade era mucho más sutil que eso. Sí, estaba en forma

 

y practicaba varios deportes, y sí, tenía músculos muy finos, muchas gracias. Pero había más en Cade que su apariencia. Cade era inteligente y motivado: se había graduado entre los mejores de su clase en la universidad y tenía un gran trabajo bien remunerado en informática en una de las mejores empresas. También era romántico, atento y divertido. Como si todo eso no fuera suficiente, Cade era limpio, ordenado y sabía cocinar. Ah, sí, y amaba a su s u madre. La madre de Cade era la razón por la que él y Selena se mudaban a su ciudad natal. Sí, su nueva empresa estaba ubicada allí, pero solo se postuló después de sugerirle a Selena que se mudaran porque su madre estaba “llegando” a esa edad. La madre de Cade había dado a luz a Cade cuando tenía cuarenta y tantos años, por lo que cumpliría setenta este año. Cade quería estar cerca de su madre para ayudarla si lo necesitaba. Selena pensaba que eso era muy dulce. Además de todo lo demás, Selena reflexionó refle xionó mientras apretaba la mano de Cade, Cade ahora tenía a Selena, S elena, y ella también era un partido increíble increíble.. Selena sonrió ante su autoelogio. Pero bueno, era cierto. Selena era inteligente y agradable, y sabía que los hombres la encontraban hermosa. De hecho, fue su apariencia lo que pagó su título universitario. Era alta y esbelta por naturaleza, y había modelado desde que tenía dieciséis años. Le había ido muy bien en el mundo del modelaje. Sus ganancias habían cubierto con creces la matrícula universitaria y el alojamiento y la comida; su combinación de piel pálida y ligeramente pecosa, grandes ojos color avellana, pómulos salientes y labios sensuales (según su agente) era, por razones que ella nunca comprendió del todo, muy codiciada. Sí, Selena y Cade eran la pareja perfecta. E iban a casarse en unas pocas semanas. Era como un cuento de hadas, sin trolls ni ogros... ogros.. . al menos hasta ahora. A veces, en medio de la noche, Selena se despertaba de repente. Su pecho se sentiría apretado, su piel fría f ría y pegajosa. Supuso que era un mini ataque de ansiedad y la hacían sentir estúpida. Se asustaba no porque algo anduviera mal, sino porque todo estaba bien. Todos los amigos de Selena tenían algún tipo de drama en sus vidas. La vida de Selena navegaba

 

perfectamente. ¿Qué fue lo que dijeron sobre el otro zapato? En esos momentos de pánico en medio de la noche, Selena sabía que estaba esperando que cayera ese zapato. Pero no estaba cayendo hoy. Selena apartó la mirada de Cade y miró por la ventana abierta junto a ella. Estaba encantada con lo que vio. Selena y Cade habían asistido a la universidad en una gran área metropolitana; allí también había nacido y crecido Selena. Selena no odiaba la ciudad en la que había vivido toda su vida, pero tampoco la amaba. Siempre había gravitado hacia el campo, la naturaleza y los pueblos pequeños. La ciudad natal de Cade no era exactamente una ciudad pequeña ahora. En realidad, había sido un pueblo pequeño hasta que la empresa de tecnología para la que trabajaría Cade había establecido su sede en la zona. El enorme complejo había creado cientos de nuevos puestos de trabajo y atraído a miles de personas nuevas a la región, le había dicho Cade a Selena. Se construyeron nuevas subdivisiones. Los centros comerciales aparecieron fuera del núcleo original de la ciudad. Sin embargo, Cade y Selena no vivirían en las nuevas áreas. Habían comprado una antigua granja pintoresca que se asentaba en sus propios cinco acres de prados y huertos de manzanos en las afueras de la ciudad. La casa de dos pisos de color gris pálido (más el ático) con el enorme garaje independiente y el gran porche delantero necesitaba reparaciones, pero Cade y Selena pensaron que el trabajo sería divertido. Cuando terminaran, tendrían una casa perfectamente adecuada para ellos. Selena estaba emocionada de mudarse a la casa y comenzar las renovaciones, pero tuvo que esperar dos semanas para eso. Cade era anticuado; no vivirían juntos hasta después de casarse. Cade levantó una mano del volante y señaló a través del parabrisas. Los de la mudanza nos ganaron aquí... por poco.  — Un Un rastro de  — Los humor zumbaba a través de su voz suave y profunda. Cade tenía una gran voz para hablar, podría haber sido un disc jockey.

 

Selena miró hacia adelante. Una furgoneta de mudanzas de color azul brillante entraba en el camino de entrada que pasaba junto a los manzanos que rodeaban la granja que ella y Cade habían comprado juntos.  — Pensé Pensé que tenían otra parada que hacer. Deben haber tomado el desvío — dijo dijo Selena.  — N Noo tenían que visitar tres tiendas de campo porque eran muy lindas y podrían tener ropa vintage — bromeó bromeó Cade.

Selena se rio. Cade sonrió ante el sonido. Le había dicho que su risa sonaba como la de una princesa de dibujos animados. Aunque la voz de Selena al hablar era baja y suave, su risa era aguda y musical.  — Siempre Siempre espero que los pajaritos animados y las criaturas del bosque vengan corriendo cuando te ríes — le le había dicho Cade en su segunda cita.

Eso podría haber sido cuando ella se enamoró de él. Selena juguetonamente golpeó el brazo de Cade. Encontré ncontré dos sombreros antiguos y una impresionante bufanda hecha  — E en casa en esas tiendas. Y yo tenía que tener ese vestido vintage. Escribiré sobre las tiendas en mi blog; será un gasto comercial.  — Esa Esa es mi chica  — dijo dijo Cade — . Siempre pensando como un

emprendedor. Selena sonrió. Esa era otra de las la s grandes cualidades de Cade. Apreciaba el éxito de Selena. En la universidad, Selena se había especializado en negocios y el año anterior, como parte de un proyecto de clase, había iniciado un negocio en línea: un blog y un sitio web dedicados a ayudar a las mujeres a ser ellas mismas. Creó productos de información: libros electrónicos y paquetes de audio que mejoraron la autoestima de las mujeres y las ayudaron a verse y sentirse lo mejor posible. Sus paquetes y su blog se hicieron tan populares tan rápidamente que Selena había ganado lo suficiente de toda la empresa para igualar la contribución de Cade al pago inicial de su nueva casa (su parte era una herencia de su tía abuela recientemente fallecida). Selena planeó continuar con el negocio después de casarse; estaba encantada de poder trabajar en casa. Quería ser s er la novia de campo consumada, una ama de casa feliz... que también estaba construyendo un imperio en línea.

 

Cade giró hacia su camino de entrada. Se inclinó hacia adelante con entusiasmo, con los ojos brillantes. A Selena le encantaba verlo tan feliz. Cade nunca era realmente infeliz, pero se inclinaba hacia el lado tranquilo y serio. Había sido muy intenso con sus s us estudios; ella asumió que él sería igual con su trabajo. Estaba muy entusiasmado con su nuevo trabajo. Había estado hablando de eso la mayor parte del camino hasta aquí. Cade detuvo el todoterreno junto al camión de mudanzas. Apagó el motor y giró para mirar a Selena.  — ¿Listo ¿Listo para esto? — le le preguntó a ella.  — ¿Qué? ¿Qué? ¿Mudarte a nuestra casa o casarte?

Ambas cosas.  — Ambas  — No No puedo esperar.

Selena tomó su mano y besó sus dedos. Cade tenía las mejores manos, grandes y cuadradas con los más leves rastros de pelo negro. Entrelazó sus s us dedos largos y delgados con los de él, gruesos y de grandes nudillos. Ella levantó sus manos.  — Hagámoslo. Hagámoslo.

Soltando a Cade, Selena sonrió y abrió la puerta del pasajero. Salió de la camioneta e inhaló el dulce olor de las diminutas flores blancas de los manzanos.  — ¡Guau! ¡Guau!  — Selena Selena extendió los brazos y giró en círculos — . ¡Voy a poder ver estas flores cada primavera! Cade salió de la camioneta y se rio del entusiasmo de Selena. Saludó a los dos tipos musculosos que estaban abriendo la parte trasera de la furgoneta. Los encargados de la mudanza, Ed y Bailey, habían recogido primero las cosas de Cade; luego llegaron al departamento que Selena había compartido con su compañera de cuarto, Val, y agregaron sus pertenencias a la camioneta.

 

 — Pensaba Pensaba que pasemos la tarde aquí supervisando la mudanza, y luego te llevarte a la casa de mi mamá — dijo dijo Cade.  — Suena Suena bien. — SSelena elena se quedaría con la madre de Cade hasta la boda.

Cade rodeó la parte delantera del todoterreno. Le dio a Selena un beso rápido.  — ¿¿Quieres Quieres abrir la casa? Iré a hablar con los de la mudanza. Cade se

dirigió hacia los dos hombres grandes.

Selena sonrió y se dirigió hacia el porche que bordeaba el frente de la casa. Le encantaba ese porche. No podía esperar para comprar un columpio para el este. ☆☆☆ 

Selena se paró frente a la chimenea de piedra en la gran sala de estar  justo más allá de la pequeña entrada con piso de pizarra de la casa de campo. Sostenía una tablilla con sujetapapeles y revisó la cómoda que llevaba Ed, el más grande de los dos mozos musculosos. Eso va en el segundo dormitorio a la derecha en la parte superior de  — Eso las escaleras — le le dijo.  — Entendido Entendido — respondió. respondió. Se dirigió hacia las escaleras.

Un par de segundos después, Bailey entró en la casa con un gran baúl de vapor marrón apoyado en su hombro. Selena frunció el ceño al viejo y sucio baúl con las correas de cuero envejecidas y los cierres, la cerradura y los bordes de latón deslustrados y abollados. abollados . Arrugó la nariz ante el olor a humedad del baúl, que se podía oler incluso a varios metros de distancia.  — ¿Qué ¿Qué está haciendo eso aquí? — preguntó preguntó ella.  — No No me pregunte  — dijo dijo Bailey — . Yo solo hago mi trabajo.  — Movió Movió

el baúl. Selena suspiró y señaló el suelo. Bailey dejó el baúl a unos metros de Selena y salió de la casa. Selena se acercó al baúl y lo miró. Frunciendo el ceño, se colocó el portapapeles bajo el brazo y se inclinó para levantar el baúl. Bailey lo había llevado como si no fuera tan pesado.

 

Cade apareció por la puerta momentos después de que Bailey se perdiera de vista.  —Casi han terminado con…  — Cade Cade se detuvo cuando vio a Selena

frente al baúl. Su cara se sonrojó y su mandíbula se tensó. ¿Qué estás haciendo? — chasqueó chasqueó él.  — ¿Qué Selena se encogió al borde de su voz. Su tono era agudo y estaba envuelto en lo que casi sonaba como un gruñido. Cade nunca la había atacado así antes. Nunca se había visto tan molesto antes, tampoco. No estaba segura de cómo responder. Selena decidió que comenzaría con su mejor ceño fruncido. Había perfeccionado la expresión desde la infancia. La había usado regularmente con su hermano mayor. Sin embargo, solo había tenido que sacarle la mirada un par de veces antes a Cade, una cuando él no había elogiado las galletas con chispas de chocolate que había horneado para él en el aniversario de su primera cita, y otra vez cuando él había hecho un comentario sarcástico sobre cuántos zapatos tenía. Desde entonces, no le había dado da do motivos para mirarlo con el ceño así... hasta ahora.  — ¿Qué ¿Qué quieres decir con qué estoy haciendo?  — Selena Selena se lanzó hacia

él. ¿Qué estás haciendo? Pensé que acordamos traer solo nuestras  — ¿Qué mejores cosas. Podemos permitirnos comprar cosas nuevas. No necesitamos chatarra vieja de segunda mano tirada por ahí. Cade se apresuró. Tomó el codo de Selena y comenzó a alejarla del baúl. Aunque no quería alejarse del baúl, porque quería abrirlo y ver qué era tan importante que Cade se pondría nervioso al respecto, dejó que él la llevara al otro lado de la habitación. El rostro de Cade se suavizó de nuevo en sus líneas plácidas normales. Tomó aire.  — Lo Lo siento. No quise ser así contigo.  — Le Le dio su sonrisa torcida

característica — . Lo que acordamos traer fueron f ueron nuestras mejores cosas y nuestros recuerdos. Estoy bastante seguro de que muchas de tus cajas están llenas de fotos y recuerdos de tu infancia.

 

Selena se encogió de hombros. Sí. Pero esto — señaló señaló el baúl —   — Sí.  — , cuando te pregunté por él la primera noche que fui a tu casa, dijiste que era solo un baúl viejo. No dijiste que estaba lleno de recuerdos. Entonces, pensé que, dado que estaba tan andrajoso, lo dejarías atrás. ¿Qué hay dentro? Cade pasó su brazo alrededor de los hombros de Selena. Sel ena. Se encogió de hombros.  — O Oh, h, solo algunas cosas viejas de mi infancia. Recuerdos. Como

acordamos. Selena hizo una mueca.  — ¿No ¿No puedes guardar tus recuerdos en algo más, no sé, ¿moderno?

¿Pensé que le gustaban las antigüedades, señorita “Tengo que tener  — ¿Pensé ese vestido vintage”? Selena sonrió. Él tenía un punto.  — Está Está bien, así que no es moderno. ¿Qué tal simplemente... más bonito? Menos… espeluznante. Esa cosa parece que pertenece a una casa

embrujada o algo así. El brazo de Cade se apretó alrededor de Selena por un instante. Se relajó tan rápido como apretó, por lo l o que podría haber imaginado la breve sensación de tensión en los músculos de Cade.  —  T Teedijo prometo café dijo Cade. que no insistiré en que usemos el baúl como mesa de  — 

Miró a Selena y le dedicó otra de sus sonrisas irresistibles. ☆☆☆ 

Selena había llegado a conocer bastante bien a la madre de Cade durante el par de años que ella y Cade habían salido. La señora era muy dulce. Con el pelo negro canoso que llevaba recogido en un moño, era mucho más baja que el 1.87 de Cade. Tampoco estaba tan en forma como su hijo. La mamá Cade (quien le había queredondos la llamarayJanice) recordaba Selena de a su propia abuela. De pedido hombros vientrelesuave, Janicea parecía tan dulce como actuaba. Tenía un rostro en forma de corazón con

 

ojos verdes hundidos como los de Cade, y sus arrugas, líneas de sonrisa alrededor de los ojos y la boca, de alguna manera se sumaban a su rostro agradable en lugar de restarlo. Parcialmente a los pantalones de poliéster pastel y las blusas florales, Janice parecía la mamá del campo por excelencia, y estaba claro que se sentía cómoda con quien era. A Selena S elena le gustaba eso de Janice, y Selena esperaba pasar más tiempo con su futura suegra. Sabía que Janice era una gran cocinera y una panadera aún mejor (habían pasado varias vacaciones en la casa de Janice), y Selena estaba emocionada por aprender todos los trucos culinarios de Janice. Selena decidió que le pediría a Janice que comenzara con el pollo asado que sirvió la primera noche que Selena se fue a quedar con ella. ¿Cómo logró Janice que el pollo estuviera tan perfectamente húmedo por dentro y crujiente por fuera? Selena tenía que saberlo.  — Oh, Oh, todo es un juego de manos, querida  — había había dicho Janice,

inexpresiva. A diferencia de la voz profunda de su hijo, la voz de Janice Ja nice era de niña; sonaba más como una preadolescente que como una persona mayor. Selena parpadeó hacia ella.  Janice y Cade se rieron. Ella siempre dice eso cuando alguien la felicita  — comentó comentó Cade,  — Ella estirando la mano para acariciar la mano manchada de hígado híg ado de su madre.  Janice le guiñó un ojo a Selena.  — Solo Solo estoy bromeando, querida. Te enseñaré. Se trata de obtener la temperatura de cocción correcta... y un par de secretos más que te compartiré. Selena sonrió y se echó hacia atrás, totalmente llena. Era bueno que no planeara volver a modelar. Comer así no le haría ningún bien a su figura. Sin embargo, no estaba demasiado preocupada por eso. Planeaba dar largos paseos por todos los grandes caminos rurales cerca de su nueva casa. Selena miró alrededor del acogedor comedor de Janice. Janice vivía en una gran casa blanca estilo rancho. Según Cade, la casa cas a solía estar vinculada a un rancho real que pertenecía a sus bisabuelos, quienes habían sido

 

dueños de varios cientos de cabezas de ganado. Sin embargo, cuando nació Cade, la familia había dejado la ganadería. Sus abuelos habían vendido la mayor parte de la tierra y se habían quedado con unos pocos acres para tener privacidad alrededor de la casa. El padre de Cade había sido abogado. Había muerto de un ataque al corazón cuando Cade era joven. Como a Janice le encantaban las figuritas de cerámica, los tapetes y los muebles mullidos, el interior de la casa cas a de Janice era mucho más complicada de lo que Selena prefería. Pero también era hogareña. Sentías que podías relajarte y ser tú mismo en esta casa.  Janice se puso de pie y empezó a recoger los platos sucios de su mesa de caballetes de roble. Selena empezó a ayudar, pero Janice le hizo señas para que se fuera.  — Pastel Pastel de queso para el postre, ¿alguien?

El brazo de Cade se disparó. Janice se rio.  — Tomaré Tomaré un pedazo y luego regresaré a la casa  — dijo dijo Cade — . Me

levantaré temprano mañana. Quiero salir a correr antes del trabajo.  Janice palmeó el brazo de Cade.  — Ese Ese es mi chico. En buen estado físico.  — Ella Ella sonrió — . Y por comenzar su nuevo trabajo.  — Se Se volvió para mirar a Selena. Y se acerca

una boda. Es todo tan emocionante. Seguro que lo era. Selena quería reírse a carcajadas de alegría. al egría. Ella sonrió ampliamente a Janice.  — M Muchas uchas gracias por dejarme quedarme aquí y por ayudarme con la

boda.  — Oh, Oh, no digas tonterías, querida — dijo dijo Janice — . De nada.

Selena esperaba que las dos semanas que pasaría con Janice fueran un torbellino de preparativos para la boda, pero resultó que Janice tenía todo bajo control. Selena solo tenía algunos detalles que manejar. Tenía más tiempo para trabajar de lo que pensaba.

 

Debido a que Janice era una mariposa social con un número aparentemente interminable de clubes y comités, rara vez estaba en casa durante el día. De hecho, estaba tan ocupada que Selena se preguntó por qué Janice necesitaba la ayuda de Cade. Pero no importaba. Selena estaba feliz de estar aquí. Sin embargo, estaba ansiosa por mudarse a su nueva casa. Mientras estaba con Janice, Selena se alojaba en la antigua habitación de Cade, que Janice no había cambiado desde que Cade se mudó. Selena pensaba que era lindo que la colcha de temática espacial de Cade todavía estuviera en la cama doble y sus cortinas con dibujos de constelaciones todavía colgaran sobre las ventanas. Le conmovieron las estanterías repletas de novelas de ciencia ficción y libros de texto de ciencia, matemáticas y programación informática de la vieja escuela. También le divertía la colección de juguetes de peluche y figuras de acción que coexistían en la parte superior de la cómoda y el escritorio escondido en la esquinadedefotos la habitación. También tenía curiosidad. notado algunos álbumes y álbumes de recortes apilados enHabía el piso del pequeño armario donde colgaba su ropa. Cade nunca le había mostrado fotos de su infancia; esperaba que los álbumes le mostraran lo que se había estado perdiendo. Cuatro días antes de la boda, Selena se dio cuenta de que estaba demasiado inquieta por sus próximas nupcias como para trabajar. Janice estaba fuera. Cade estaba en el trabajo. Selena cerró su computadora portátil, que había metido entre varios astronautas de juguete y una rana de peluche, y se acercó a la puerta del armario. Abrió la puerta y se sentó con las piernas cruzadas en el suelo frente a la pila de álbumes. Selena alcanzó el primer álbum. Sacudiéndose el polvo de la cubierta, Selena abrió el libro encuadernado en cuero y sonrió ante la foto del niño desdentado que la miraba desde la primera página. Cade había sido tan lindo de niño como guapo de hombre. Selena comenzó a hojear las fotos.

 

Las dos primeras páginas de fotos eran tomas bastante normales de Cade con su mamá y su papá frente a un pastel de cumpleaños. La tercera página, sin embargo, era un poco rara. Al principio, Selena no sabía lo que estaba mirando. La foto mostraba al pequeño Cade casi en la oscuridad. A su alrededor, la luminiscencia de colores brillantes casi saltó del fondo de tinta de la imagen. Selena se dio cuenta de que Cade debía haber estado en una arena de luz negra. Al pasar la página, Selena vio una foto de Freddy Fazbear, el homónimo de la l a pizzería Freddy Fazbear's. Selena había oído hablar de la pizzería, pero Cade nunca la había mencionado. Era extraño. Algunas fotos más revelaron que la arena ar ena de luz negra estaba en Freddy's Pizzaplex; en una foto, Cade estaba señalando el letrero rojo brillante de Pizzaplex. Selena también había oído hablar de Freddy's Pizzaplex. Fue uno de los primeros centros de diversión familiar construidos en el estado: una combinación de sala de juegos y carnaval interior con juegos, atracciones ypaseos comida. teníapero una foto de Cade casi todos los juegos en Elel álbum complejo, la mayor partefrente de lasa fotos se tomaron en lay arena de luz negra. Según un enorme cartel en la parte trasera de la arena, el lugar se llamaba El Juego de Lally. Eso era algo de lo que Selena nunca había oído hablar. El lugar parecía bastante espeluznante. Por alguna al guna razón, incluso el simple hecho de estudiar una foto hizo que Selena se estremeciera. Un golpe detrás de Selena la sobresaltó. Dejó caer el álbum y se dio la vuelta.  — Lo Lo siento, querida  — le le dijo Janice — . No quise asustarte. Es este

envejecimiento en mis piernas. A veces me mareo y camino directo hacia las paredes. — Se Se rio.  Janice, vestida con un traje pantalón de poliéster azul claro, entró en la habitación. ¿Qué tienes ahí, querida?  — ¿Qué Selena recogió el álbum perdido. Ella se puso de pie.  — Oh, Oh, uno de los viejos álbumes de fotos de Cade Ca de — dijo dijo Janice — . Que divertido.  — SSee acercó a la cama doble y se sentó. Palmeó el colchón — .

Muéstrame lo que encontraste.

 

Selena se unió a Janice en la cama. Sentada y abriendo el álbum, Selena inhaló el aroma floral del perfume de Janice mientras hojeaba las últimas páginas que había estado mirando. La siguiente imagen del álbum era otra toma de Cade señalando alegremente el cartel del Juego de Lally. Janice tocó el cartel y sonrió.  —  Oh. Tengo muy buenos recuerdos de ese lugar.  — ¿Freddy's ¿Freddy's Pizzaplex?  — Bueno, Bueno, sí, pero especialmente de Lally.  —   Janice pasó su dedo índice sobre la imagen — . Era el juego favorito de Cade. No podíamos sacarlo del lugar. Creo que, si hubiera podido vivir allí, lo habría hecho.  — Se Se rio.

Selena levantó una ceja. La arena oscura con sus brillantes diseños geométricos de color verde neón y púrpura y amarillo y las cuevas y cavernas de aspecto prehistórico no le parecían muy atractivas. Había algo… fuera de lugar, algo que la hacía sentir nerviosa por razones que no podía discernir.  Janice se acercó a Selena y pasó la ppágina. ágina. Miró la siguiente foto y se rio. Selena no se rio. Su sentimiento de inquietud se profundizó cuando miró la foto de Cade con lo que, a primera vista, parecía ser una versión hostil del típico fantasma amigable, pero a segunda vista era claramente un robot. Es Lally — dijo dijo Janice, hurgando en la cara blanca y redonda del robot  — Es  justo por encima de sus ojos negros sin alma. Selena se frotó la nuca. Se sentía como si las hormigas salieran de su cabello.  — L Lally ally estaba allí para ser una compañera de juegos para los niños que

no tenían un amigo para jugar. A los l os mejores amigos de Cade no les gustaba el juego tanto como a él, por lo que generalmente estaba solo en la arena.  Janice estaba sentada junto a Selena, pero por alguna razón, su voz sonaba como si viniera de muy lejos. Selena estaba tan hipnotizada por Lally Lal ly que sintió que la habían sacado de la antigua habitación de Cade y llaa habían absorbido en la foto con el pequeño e inquietante robot. Era difícil decirlo por la foto porque Selena no sabía qué altura había tenido Cade en ese moment momento, o, pero Lally parecía parecía medir entre 90 y 1.20

 

cm. Era mayormente blanca y lisa (¿con una capa exterior de plástico o goma?), el robot calvo tenía brazos y piernas articulados, y en cada curva de sus extremidades, las articulaciones eran negras. La L a misma negrura unía su cuello y torso. Al caparazón exterior del robot se le había dado una definición vagamente humana: tenía orejas pequeñas y una nariz pequeña, con un leve rastro de cejas levantadas sobre los ojos negros sin párpados, y una sutil definición muscular en el torso y las extremidades. Su boca era una curva apenas levantada, de labios gruesos. Selena se estremeció cuando Janice pasó a la siguiente página del álbum. á lbum. Selena había olvidado que Janice estaba allí. Janice no notó el ligero movimiento de Selena. Señaló la siguiente imagen, en la que Lally y Cade estaban juntos. El robot estaba colocado de modo que parecía estar mirando a Cade con una expresión que Selena pensó que era vagamente hostil. No, no hostil... posesiva. La foto era la última del álbum. Janice se frotó los dedos sobre él y suspiró.  — U Unn día, alguien robó a Lally. Y ese fue el final de esto.

 Janice miró su reloj.  — O Oh, h, querida. Iba a hornear un lote de panecillos de trigo. trig o. ¿Te gustaría

aprender a hacerlos? Cade los ama. Selena seguía mirando la foto de Cade y Lally. Miró a Janice. ¿Cade se puso triste? — preguntó. preguntó.  — ¿Cade  Janice se volvió.  — ¿Qué ¿Qué quieres decir, cariño?  —Cuando se llevaron a Lally… ¿Cade se puso triste?

 Janice tomó el álbum de Selena y lo cerró. No querida. Él estaba asustado.  — No  Janice se acercó al armario a rmario y volvió a colocar el álbum en la pila. Luego se cepilló las manos enérgicamente.  — Me Me voy a cambiar. Te veré en la cocina, querida.

 

Selena quería preguntarle a Janice a qué se refería. ¿Por qué Cade se asustó? Pero Janice claramente había terminado con la conversación. Ella salió corriendo de la habitación. Selena tomó un suéter. De repente sintió frío. Cuando Cade apareció un par de horas más tarde, al final de su jornada laboral, los escalofríos de Selena habían pasado. Estaba sudando cuando Cade entró en la cocina y dijo — : ¡Esos rollos huelen muy bien! Aprender a amasar perfectamente la masa había distraído a Selena de su miedo anterior. Sin embargo, ver a Cade lo trajo de vuelta. Selena se guardó sus pensamientos durante una cena de sopa de frijoles, verduras frescas y panecillos caseros. Sin embargo, al final de la comida, estaba lista para confrontar a Cade al respecto. Estaba tan distraída con el recuerdo de las imágenes del viejo álbum de Cade que no podía mirarlo a la cara sin ver también la cara del robot. Como si sintiera que Selena quería hablar con Cade en privado, Janice echó a Cade y Selena a la terraza.  — Yo Yo me encargo de los platos. Ustedes dos tortolitos necesitan tiempo

a solas. Selena no discutió con Janice. En cambio, tomó la mano de Cade y lo llevó por la puerta trasera. Cade se echó a reír cuando ella tiró de él hacia el gran planeador acolchado verde en el borde de la gran extensión de tablones de cedro que abarcaba la mayor parte de la parte trasera de la casa de Janice. ¿Vamos a besarnos?  — preguntó preguntó Cade, apretando a Selena mientras  — ¿Vamos se sentaban. Selena no resistió su abrazo, pero después de unos segundos, se gundos, se apartó. Se dio la vuelta para poder sentarse de lado en el planeador y mirar a Cade directamente.  — Uh-oh Uh-oh  — dijo dijo Cade — . Estás usando tu expresión de hablemos de

nuestros sentimientos.

 

A pesar de la tensión que había sentido desde que miró el álbum de Cade, Selena sonrió.  — Me Me conoces tan bien.  — Y planeo pasar el resto de nuestras vidas conociéndote mejor.

¿Ven? Era muy romántico. Selena era una mujer muy afortunada. af ortunada. Una imagen de los pequeños Cade y Lally pasó por la mente de Selena. Ella respiró hondo y lo dejó salir. ¿Por qué nunca me hablaste de Freddy's Pizzaplex?  — preguntó preguntó  — ¿Por Selena. Cade la miraba con cariño cuando Selena empezó a hablar, pero al final de su pregunta, él había apartado la mirada de ella. La sonrisa fácil en su rostro desapareció por un instante. Cuando la sonrisa volvió, no se veía tan fácil.  — De De todo lo que pensé que ibas a decir  — Cade Cade se rio entre dientes  — no no imaginé que fuera eso. — Su Su risa fue un poco forzada.  — ¿¿Y Y bien? ¿Por qué nunca mencionaste Freddy's? Miré uno de sus

álbumes de fotos esta tarde y estaba lleno de fotos tomadas allí. Tu mamá dijo que amabas el lugar, especialmente esta extraña atracción llamada El  juego de Lally. Un músculo se contrajo en el rabillo del ojo de Cade. Apretó los labios.  — Nunca Nunca dijiste nada Lally empujó empujó Selena   y claramente te gustaba porque tienes un sobre montón de —  fotos con ella. ella .  —  y

Cade se encogió de hombros. Entrecerró los ojos.  — ¿Me ¿Me has contado todo lo que te gustaba g ustaba cuando eras niña?

Selena parpadeó ante la pregunta defensiva. Se cruzó de brazos.  — Puede Puede que haya olvidado algunas cositas, pero sí, en su mayoría te he

contado mis cosas favoritas. Y has hablado mucho de tu infancia. Pero nunca mencionaste Freddy's o a Lally. Tu mamá dijo que Lally La lly era tu juego favorito y le costaba mucho sacarte del lugar. Eso es un gran problema para un niño. Es extraño que no lo hayas mencionado.

 

Cade miró por encima del hombro de Selena. El sol acababa de esconderse detrás de las onduladas colinas al oeste de la casa del rancho. El cielo era rosa. Una brisa helada empezó a agitar las hojas de los rododendros que flanqueaban la cubierta. Algunas de las flores de color púrpura brillante de los arbustos se liberaron de sus ramas y bailaron en el aire.  — ¿Cade? ¿Cade? — incitó incitó Selena — . ¿Qué sucede? Estás actuando extraño.

Cade se levantó. olo tengo algunos malos recuerdos de esa época, ¿de acuerdo?  — SSolo Alguien resultó herido. No me gusta hablar de eso. Sin esperar la respuesta de Selena, Cade dio media vuelta y regresó al interior de la casa. Al pasar por la puerta, llamó a Janice... cálidamente, sin rastro de la frialdad que había endurecido las palabras que acababa de lanzarle a Selena. ¿Quieres ayuda con eso, mamá?  — ¿Quieres ☆☆☆ 

El día de la boda de Selena fue todo lo que ella esperaba que fuera. Casi. Aunque la mamá de Selena había querido organizar una boda tan exagerada que no se hubiera podido llevar a cabo en el planeta Tierra, Selena, Cade y el papá de Selena (quien estaba financiando todo y estaba feliz de estar de acuerdo en que menos era más) convenció a la mamá de Selena de que una boda casual era más de buen gusto. El hermano de Selena, David, que era tan guapo como Selena era bonita pero que pensaba que los jeans y una camiseta negra eran “moda”, ofreció el argumento ganador — : Si no estás de acuerdo con lo que quiere, ella y Cade terminaran por no celebrar la boda. En lugar del ridículo vestido esponjoso que había elegido la madre de Selena, un vestido en el que Selena parecía merengue, Selena eligió un elegante vestido vintage de seda con cuello alto, mangas largas y falda semi ancha. En lugar de un velo con una cola de seis metros, solo tenía un pequeño ramo de flores en el cabello, que había arreglado en un estilo francés igualmente elegante y simple. Cade vestía un traje azul marino con

 

camisa blanca y corbata blanca. Además de este guardarropa reducido, eligieron usar flores de manzano locales y margaritas blancas para sus flores. La mamá de Selena había pedido una gran fiesta nupcial, pero Selena y Cade habían elegido que solo su mejor amigo los acompañara. Felizmente sonriente, la pelirroja Val, con un vestido de cóctel azul marino de línea A, era la asistente de Selena. Sel ena. Uno de los compañeros de universidad de Cade, el larguirucho y afable Greg, que vestía pantalones azul marino y una camisa camis a blanca, era el padrino de Cade. Aunque la madre de Selena había abogado por un lugar exclusivo para la boda y una recepción elegante, una vez más cedió a la preferencia de Selena, que era casarse al aire libre. Janice había ofrecido su patio trasero para el lugar de la boda y la recepción. Ella y su ejército de amigas del vecindario también organizaron la recepción compartida poco ortodoxa, pero divertida y fácil. Mientras Selena estaba de pie bajo el cenador cubierto de flores de manzano exuberante verde detrás de la casaundehombre Janice, de se enfrentó aensuelnuevo esposojardín después de que el ministro, cabello rizado que siempre sonreía, entonara — : Ahora los declaro marido y mujer.  — Este Este era el momento, el que Selena había estado imaginando durante tanto tiempo. Selena miró a los ojos entornados de Cade y esperaba sentir nada más que la oleada de amor y alegría que había tenido en su mente. Desafortunadamente, la realidad no estuvo a la altura de sus expectativas. Aunque Selena sintió su amor por Cade cuando él le sonrió y se sintió feliz de serdesusunueva sintió algo que nunca pensó que sentiría el día boda.esposa, Sentía también a Cade… sospechoso. Por primera vez en los dos años que había estado con Cade, Selena no confiaba completamente en él. Algo sobre su extrañeza sobre el baúl y su afición por el desagradable pequeño robot estaba molestando a Selena. Puede besar a la novia — le le dijo el ministro a Cade.  — Puede Cade se inclinó y tomó a Selena en sus brazos. Su abrazo la hizo pensar en toda su historia juntos. Le recordó cuánto lo amaba. Así que, mientras lo besaba, se guardó su nebulosa desconfianza.

 

Más de cien personas asistieron a la boda de Selena y Cade, y debido a que les habían dicho que se “vistieran para divertirse”; no se vistieron para impresionar. Todos la pasaron muy bien. La comida fue increíble, y la banda acústica local fue inesperadamente talentosa y tocó de todo, desde bluegrass hasta rock y música clásica, lo que logró hacer felices a todos en un momento u otro. Bailar no era e ra uno de los talentos de Cade (un hombre tenía que tener algunas deficiencias); se las arregló para pasar a través de su canción lenta, y se puso tonto y se sacudió por la pista de baile como un hombre electrocutado durante las canciones rápidas. Selena bailó con todo su corazón. Se divirtió mucho. Al final de la recepción, antes de que Selena y Cade subieran a su camioneta (ahora adornada con serpentinas y latas y con un cartel de RECIÉN CASADOS en la parte posterior), la familia de Selena se acercó a ella para desearle lo mejor. El apuesto padre canoso de Selena, felizmente casual con pantalones y una camisa azul claro con el cuello abierto, la abrazó primero. Mientras la abrazaba, susurró — : Estoy muy orgulloso de ti, y recuerda siempre ser tu misma. Confía en tus instintos. Elige siempre la alegría. — SSelena elena se apartó y sonrió a los ojos húmedos de su padre. Se secó sus propias lágrimas.  — Te Te amo, papá.

Su hermano la abrazó a continuación. Él también le susurró un consejo al oído — : No lo arruines. Cuando la madre de Selena, que se mantuvo firme y usó un costoso vestido de crepé de diseñador para la boda (Selena tuvo que admitir que le quedaba bien a su hermosa, alta y majestuosa madre), abrazó a Selena por última vez y le preguntó — : ¿Estás feliz?  — Selena Selena honestamente pudo responder — : Sí. Para entonces, Selena casi se había olvidado de la extraña sensación que había tenido sobre Cade. Decidió que acababa de tener nervios antes de la boda. Esa decisión se solidificó durante las dos maravillosas semanas que siguieron.

 

Cade y Selena habían decidido posponer su luna de miel. Por un lado, Cade acababa de empezar en su nuevo trabajo y, por otro lado, querían canalizar su tiempo libre y su dinero para arreglar la granja. En consecuencia, pasaron su noche de bodas en su nuevo hogar. El día siguiente era domingo, y pasaron el día acurrucados en su nueva cama tamaño king con dosel (su regalo de bodas el uno para el otro), leyendo revistas de diseño y muestras de pintura. Puede que no haya sido la idea de todos de un día perfecto, pero Selena se sentía como si estuviera flotando en una nube. La nube flotante, sin embargo, cayó en picado a la Tierra al día siguiente. sig uiente. Cade se fue a trabajar antes de las 7:00 am del lunes. Selena comenzó su día más tranquila. Aunque a Cade le encantaba salir a correr por la mañana, a Selena no le gustaba levantarse temprano y tampoco le gustaba correr. Después de que Cade se fuera, dio una caminata larga y enérgica y cuando regresó, se preparó un té de hierbas con especias de melocotón. Todavía con las mallas y la camiseta que había usado en su caminata (a Selena le encantaba trabajar en casa), llevó el té a su “oficina” alrededor de

las 9:30. La oficina de Selena era una pequeña habitación libre justo al lado de la sala de estar. Todo lo que contenía en este momento era una mesa plegable de metal blanco que sostenía su computadora portátil y una lámpara de escritorio, su silla de escritorio de respaldo alto gris suave (el único mueble de oficina en el que había derrochado) y montones de cajas de archivos. Selena tenía grandes planes para esta sala, que tenía la intención de implementar durante la próxima semana. Pero primero, necesitaba hacer un poco de trabajo real. Todavía flotando en la euforia posterior a la boda, Selena sonrió mientras abría su computadora portátil. Hizo clic en el ícono del tablero de su sitio web y comenzó a leer los comentarios más recientes de sus lectores y a responderlos. En el tercer comentario, el lector agradeció a Selena por ayudar a mantener el “equipaje viejo” en el pasado. Las palabras descarrilaron por

completo losSelena planespensara de trabajo de Selena... hicieron que en el pasado ocultoporque de Cadeinmediatamente y su reacción antinatural ante su curiosidad por su horrible baúl.

 

Selena respondió al comentario del lector, pero no pudo concentrarse en el siguiente. Se puso de pie. Iba a averiguar qué había en el maletero. Selena no sabía si el baúl de Cade tenía algo que ver con lo que sucedió en Freddy's Pizzaplex, pero él había tenido la misma reacción tensa ante ambas cosas. Y Selena había sentido el mismo sentimiento inquietante sobre ambos temas. Algo que Selena no pudo identificar iden tificar le dijo que las dos cosas estaban relacionadas. Después de la confrontación sobre el baúl en la sala de estar el día en que los encargados de la mudanza entregaron sus cosas, Cade levantó el baúl y dijo — : Lo dejaré en el rincón más oscuro del ático. Nunca tendrás que volver a verlo. Él sonrió y le guiñó un ojo a Selena, y ella le devolvió la sonrisa. Sin embargo, su intercambio de luz había sido falso. Al recordar el momento ahora, Selena recordó cuán forzada había sido la sonrisa, el guiño y la sonrisa. ¿Qué pasa si quiero volver a verlo?  — dijo dijo Selena en voz alta ahora.  — ¿Qué Cerró su portátil y se puso de pie. Las zapatillas de tenis de Selena hicieron pequeños chirridos contra el piso de madera vieja y desigual cuando salió de su oficina y trotó hasta el segundo piso. Cuando llegó a ese es e piso, se apresuró por el largo pasillo hacia la puerta del ático. Al llegar a la puerta, respiró hondo y la abrió de un tirón. Una bocanada de polvo flotó hacia el pasillo, lo que hizo que Selena estornudara. Un leve olor a humedad siguió al polvo. A diferencia del ático de la casa en la que Selena había crecido, que tenía una de esas escaleras plegables, plegables , se llegaba al ático de la granja por un tramo normal de escaleras, aunque un poco más estrecho que las escaleras que conducían del primer piso al segundo. Las contrahuellas de madera de las escaleras estaban torcidas y gastadas, pero eran resistentes. Selena agarró la barandilla pintada de blanco: la pintura estaba sucia por años de uso y se estaba astillando. Subió las escaleras. Aunque Selena había explorado el ático con deleite cuando ella y Cade habían recorrido la casa antes de comprarla, no había vuelto al espacio con

 

techo inclinado desde que trasladaron sus cosas a la casa. Habían Ha bían accedido a que sus artículos de almacenamiento a largo plazo se colocaran aquí. Todo lo demás estaba abajo. Selena no había tenido una razón para venir aquí... hasta ahora. Si era honesta consigo misma, Selena tenía que admitir que había es estado tado esperando esta oportunidad de venir aquí y mirar en el baúl de Cade. Incluso distraída como había estado con la boda, se había puesto mentalmente a averiguar qué había en el baúl en la parte superior de su lista de tareas pendientes. El misterio la irritaba. Selena llegó a la parte superior de las escaleras y tomó el tirador de la única bombilla expuesta que iluminaba el ático. Tiró de la cuerda. Una luz blanca brillante se unió al resplandor amarillo del sol que entraba por las ventanas abuhardilladas en ambos extremos del gran espacio. Debido a que aún no habían acumulado muchas cosas que necesitaban almacenamiento a largo plazo, solo unas pocas cajas de recuerdos y álbumes de fotos, una pila de equipaje y varios contenedores de plástico llenos de decoraciones navideñas (A Selena le encantaban las vacaciones), el ático todavía estaba bastante vacío. Solo un par de docenas de cajas estaban apiladas en el extremo sur del espacio. Selena miró a su alrededor y se fijó en los travesaños bajos, la parte inferior aislada del techo, el suelo de madera gris envejecido y el cristal turbio de las ventanas con cristales. Ella y Cade tenían planes de terminar el ático y convertirlo en una gran sala de recreación... y tal vez algún día podría ser una sala de juegos para sus futuros hijos. Se invertiría mucho trabajo en ese proyecto. Pero por ahora, al menos el ático funcionaba como almacén. Selena se acercó a las pilas de cajas. «Cade debe haber dejado el baúl detrás de ellas.» O no. Detrás de las cajas, Selena solo encontró más cajas. El baúl no estaba allí. Ella frunció el ceño y se dio la vuelta en un círculo. Dado que el ático no tenía armarios ni habitaciones ocultas, era obvio que el baúl no estaba donde Cade había dicho que lo iba a poner.

 

Él mintió. Selena rechinó los dientes. Sintió que sus hombros se tensaban. Todas sus sospechas, que había ocultado con éxito desde ese momento durante la boda, volvieron a inundarla. Su esposo le estaba ocultando algo. ¿O se había deshecho del baúl después de todo? Selena apostaría mucho dinero a que no lo había hecho. Resoplando de molestia, Selena salió del ático y trotó escaleras abajo. Cerró la puerta del ático y se quedó de espaldas. Miró de un lado a otro del pasillo. ¿Dónde había escondido Cade ese baúl? Bueno, si estaba en esta es ta casa, Selena lo iiba ba a encontrar. Cerró la puerta del ático y pensó por un momento. «¿Dónde pudo ponerlo?» El garaje, decidió. Ahí es donde lo habría puesto si hubiera sido Cade. El garaje era más dominio de Cade que de Selena. Era un garaje para tres autos y planeaba convertir un tercio en un taller. Los otros dos puestos serían para sus vehículos. Aunque Cade tenía muchas herramientas, equipo deportivo y cosas de  jardinería, no había tanto como para enterrar un baúl. Solo tomó unos quince minutos de hurgar en el garaje para determinar que el baúl no estaba allí. «¿Ahora qué?» Selena volvió a la casa. La granja no era enorme, solo tenía unos dos mil pies cuadrados, con tres dormitorios y un baño y medio. En total, la casa tenía cinco armarios más una despensa. Selena empezó en la despensa. Estaba bastante segura de que el baúl no estaba allí porque había entrado y salido de la habitación varias veces... pero podría haber estado enterrado debajo de cajas de ollas y sartenes que aún no había abierto. No lo fue así.

 

Selena se dirigió al armario de los abrigos. Sin suerte. Probó el armario de la ropa blanca, el armario de su habitación (una vez más, no esperaba encontrarlo allí y no lo hizo) y el armario de la habitación que iban a preparar para los invitados. Nada. El último armario estaba en lo que ahora era una habitación completamente vacía. No habían decidido qué sería esta habitación, así que la cerraron por ahora. Selena no había estado en ella desde el día en que hicieron su oferta por la casa. La puerta de la habitación vacía crujió cuando Selena la abrió. El sonido recordaba tanto a la banda sonora de una película de miedo que a Selena no le habría sorprendería encontrar el baúl justo detrás de la puerta, abriéndose como las fauces abiertas de un demonio listo para... Selena entró en la habitación. Estaba vacía. Apretando la mandíbula, Selena cruzó la habitación y abrió la puerta del armario. Frunció el ceño. Aunque la barra para colgar del armario estaba vacía y el estante encima estaba vacío, debajo de la barra y el estante había una pila de cajas. Este armario debería haber estado tan vacío como la habitación. ¿Por qué había cajas en él? Selena alcanzó una caja. La levantó y prácticamente la arrojó sobre su cabeza. Era tan ligera que su ascensor era excesivo. Sacudió la caja. Estaba vacía. Selena cogió la siguiente caja y la siguiente. Cada caja estaba vacía. ¿Por qué Cade habría llenado este armario con cajas vacías? Habían acordado desarmar las cajas para reciclarlas. Solo había una razón para apilar cajas vacías. Habían sido utilizadas utilizad as como una pantalla improvisada... para ocultar algo. El calor comenzó a palpitar en los oídos de Selena, comenzó a sacar cajas vacías del armario. Ocho cajas vacías, las tiró al suelo de madera de la habitación vacía. Luego miró una pila de mantas detrás de las cajas. ¿Qué hacían las mantas aquí? Deberían haber estado en el armario de la ropa blanca.

 

También había una sola razón para la pila de mantas. Creaban una bonita capa gruesa; ellas también estaban destinadas a ocultar algo. Emitiendo un gruñido de ira, Selena tiró las mantas a un lado. Y ahí estaba. El baúl se agachaba frente a ella. Sus dos broches y su cerradura centrada se parecían a una cara gruñona que la miraba. Una cara canosa y gruñona. Selena no perdió el tiempo. ti empo. Cayó de rodillas. Abrió los broches con dos fuertes clics metálicos. Luego trató de abrir la cerradura. Pero no se abriría. Estaba, bueno, cerrado. ¿Dónde guardaría Cade la llave? Selena se sentó sobre sus talones. La llave podría estar en cualquier lugar. Selena miró la cerradura. ¿Podría abrirla? Selena le dio al baúl un ceño fruncido, luego se puso de pie y salió sali ó de la habitación. Trotó por el pasillo y bajó corriendo las escaleras. Se metió en su oficina. Sentada, abrió su computadora portátil y se conectó a Internet. Sus dedos estaban sobre el teclado, preparándose para escribir cómo forzar la cerradura de un baúl de vapor , pero luego dejó caer sus manos. Cerró la computadora portátil. Al diablo con eso. No quería perder el tiempo con el aprendizaje de cómo forzar un candado. Estaría mejor rompiendo la cerradura. Selena se levantó y salió de su oficina. Tardó solo unos minutos en volver al garaje y conseguir algunas herramientas. Sin estar segura de lo que necesitaría, Selena agarró un martillo, una palanca y un par de destornilladores. Una vez que los tuvo, regresó a la casa, corrió escaleras arriba y entró en el tercer dormitorio. Se dejó caer al suelo frente al baúl. Selena nunca antes había necesitado abrir un baúl de vapor, así que no sabía lo que estaba haciendo. Tal vez debería haber buscado un vídeo sobre cómo abrir un baúl antes de asumir que sería pan comido. Rápidamente descubrió que la palanca y el martillo no eran útiles. Golpear y hacer

 

palanca con la herramienta grande hizo poco más que hacer mucho ruido y dejó algunas rasgaduras irregulares más en la sucia tela de pato marrón que cubría los listones de madera del baúl. Sin embargo, cuando Selena abandonó las herramientas más grandes y recogió los destornilladores, tuvo más suerte. Finalmente abrió la cerradura del baúl usando un ataque de palanca de dos puntas con ambos destornilladores. Cuando la cerradura se soltó del baúl y cayó al suelo, dejó caer los destornilladores e hizo un pequeño movimiento de puños.  — ¡Sí! ¡Sí! — cantó. cantó.

Ansiosa, puso sus manos a ambos lados de la tapa. Empezó a levantarlo. Desde abajo, un ruido sordo le dijo a Selena que la puerta principal acababa de cerrarse. Oyó pasos, los pasos de Cade. Cade, su intrigante y astuto marido, estaba en casa. Y hombre, estaba en problemas. Con su ira superando su curiosidad, Selena soltó la tapa del baúl. Se puso de pie de un salto y salió corriendo de la habitación. Bajó corriendo las escaleras para enfrentarse a su marido mentiroso. Cade levantó la vista de sacudirse el agua del cabello cuando Selena llegó lleg ó al final de las escaleras.  — Vaya, Vaya, realmente se está cayendo el cielo  — dijo dijo Cade — . Pensé en

volver a casa y almorzar con mi hermosa esposa, y a mitad de camino, el cielo decidió tratar de ahogarme. Selena miró por la ventana. Debió haber empezado a llover mientras ella abría cofre. Ni siquiera se había dado cuenta. Selena volvió a mirar a Cade. Vio que su polo verde oscuro y sus pantalones caqui estaban empapados. Normalmente, Selena habría hecho una broma sobre sacarlo de su ropa, pero no tenía ganas de bromear. No le importaba lo empapado que estaba. Selena apretó los puños contra sus caderas.

 

 — ¿Por ¿Por qué no pusiste el baúl donde dijiste que lo ibas a poner?

Cade se secó la cara y miró a Selena.  — ¿Qué? ¿Qué?

Ell baúl. No lo pusiste en el ático. Lo escondiste detrás de cajas vacías  — E y mantas. ¿Por qué hiciste eso? El rostro de Cade se volvió tan pétreo que realmente podría haber sido cincelado. ¿Lo abriste?  — ¿Lo Selena le frunció el ceño. No respondió a su pregunta. Cade corrió hacia Selena. Sus mocasines empapados hacían ruidos blandos al golpear el suelo de madera. Él la agarró de los brazos.  — ¿Lo ¿Lo abriste?  — R Repitió. epitió. Esta vez, lanzó las palabras tan rápido que

corrieron juntas.  — No No respondiste mi pregunta — dijo dijo Selena.

Cade le dio a Selena una pequeña sacudida.  — ¿Lo ¿Lo abriste?

Selena hizo una mueca cuando los dedos de Cade apretaron sus brazos. Ella se soltó de su agarre y se alejó de él. ¡¿Lo abriste?!  — volvió volvió a repetir. Esta vez las palabras estaban  — ¡¿Lo espaciadas — : ¿Lo ─abriste? Su tono era bajo, casi amenazante. ¡No! — ladró ladró Selena — . Estaba a punto de hacerlo, pero te oí llegar a  — ¡No! casa y... Cade no esperó a que terminara. Pasó junto a ella y subió las escaleras. Selena lo miró boquiabierta por un instante. Luego se sacudió la sorpresa y corrió tras él. Cade llegó al tercer dormitorio segundos antes de que Selena lo alcanzara.

 

Cuando lo hizo, él estaba de rodillas frente al baúl. Tomando una respiración profunda, levantó la tapa del baúl. Selena se colocó detrás de Cade y miró hacia el cofre. Ella exhaló su aliento reprimido. El cofre estaba vacío. Completamente vacío.  — No No  — suspiró suspiró Cade — . Levantó la cabeza y miró a su alrededor.

Estaba ceniciento. Su mirada recorrió la habitación. Sus ojos se humedecieron. Por un segundo, Selena pensó que iba a llorar. Luego se pasó una mano por la cara y volvió a mirar el baúl vacío.

Selena no sabía qué esperaba encontrar en el baúl, pero verlo vacío la inundó de alivio. Todavía no sabía cuál era el trato con Cade y el baúl, pero al menos no contenía algo horrible.  — Lo Lo siento mucho — dijo dijo Selena.

Selena puso su mano sobre el hombro de Cade. A través de su camisa mojada, podía sentir su hombro temblando. A pesar de estar empapado, no sentía frío, por lo que supuso que estaba temblando porque estaba muy enojado con ella. Después de todo, no solo había dejado en claro que no confiaba en él, sino que también había violado su confianza. Había hurgado en sus cosas privadas. Se habría puesto furiosa si él le hubiera hecho eso. Aunque no es que tuviera algo que ocultar. Realmente, lo siento mucho. Yo solo… oh, no lo sé. Simplemente me  — Realmente, molesté, porque eras muy reservado sobre ese estúpido baúl. Pero lo siento mucho. Debería haber confiado en ti. No debí haber…  Cade se levantó. Se volvió y envolvió sus brazos alrededor de Selena. Está bien. Está bien.  — Está Selena no estaba segura de que estuviera bien. Presionada contra su pecho cubierto por la camiseta mojada, podía sentir s entir su corazón acelerado, y sintió la tensión en los músculos de sus brazos y hombros cuando le devolvió el abrazo. También olió algo alg o que nunca antes había olido en Cade: era el olor a sudor rancio. Ella dio un paso atrás y lo miró a la cara. Su frente estaba húmeda. Se había limpiado la lluvia, así que no era eso. era transpiración. Él estaba asustado. Eso era lo que estaba oliendo, era el hedor del miedo.

 

Selena sabía que no estaba bien. No importaba lo que había dicho Cade. Sin embargo, no descubrió lo mal que estaba hasta esa noche. Cade se había acomodado bastante rápido después de cerrar el baúl y volver a guardarlo en el armario. Había ignorado las cajas vacías esparcidas y las mantas. Era como si no las viera. Lo más probable es que no quisiera explicar por qué se había tomado tantas molestias para esconder un baúl vacío. Selena estaba tan tranquila por el baúl vacío que no presionó a Cade sobre por qué lo había escondido de la forma en que lo había hecho. En cambio, ella había dicho alegremente — : Nos haré sándwiches de atún. Cade se había cambiado de ropa. Al bajar las escaleras con otro par de pantalones caqui y un polo azul oscuro (el guardarropa de Cade era un poco limitado), había conversado sobre su trabajo trabaj o mientras comían. Selena le había hablado de su paseo matutino. La conversación había sonado bien, con todos los toques de humor correctos, pero no había estado del todo bien. Había un trasfondo en sus palabras, uno que ambos ignoraron. Cade había regresado al trabajo después del almuerzo. Selena se obligó a olvidar todo el asunto del baúl. También tenía que hacer algo de trabajo. La cena fue un poco más normal que el almuerzo. Había probado una nueva receta de pasta y Cade había dicho que le encantó. Incluso había tomado una segunda ración. Solo un mínimo rastro de tensión había permanecido entre ellos cuando se prepararon para ir a la cama. Sin embargo, la tensión tensi ón volvió cuando Cade le dio a Selena un beso en la mejilla y le dijo que estaba exhausto y que necesitaba dormirse. Por lo general, se abrazaban antes de instalarse, se acurrucaban juntos y hablaban somnolientos sobre sus planes para el día siguiente. Pero eso no sucedió esta noche. Cade se metió debajo de las sábanas y cerró los ojos. Selena estaba completamente despierta, pero se metió en la cama junto a él y apagó la luz. Yacían uno al lado del otro, sin tocarse, sin hablar. Selena escuchó la respiración uniforme de Cade. Fingía estar dormido, pero no lo estaba. Había un siseo saliente en su aliento al iento cuando estaba realmente dormido. Selena no escuchaba el siseo.

 

Selena, que practicaba meditación y yoga, era más experta en fingir que dormía. Disminuyó la respiración y relajó todos sus músculos. Sabía que parecía estar dormida, pero no lo estaba. Selena no estaba segura de cuánto tiempo se concentró en su respiración antes de escuchar a Cade moverse. Sintió que las sábanas se levantaban, una corriente de aire frío f río aleteaba contra sus brazos desnudos. El colchón se movió. Cade estaba levantado. El piso crujió. Se estaba alejando de la cama. Selena apenas abrió los ojos. Movió la cabeza lenta y silenciosamente. Debido a que aún no habían acordado un esquema de color para el dormitorio, las dos ventanas con paneles que daban al patio pa tio trasero estaban cubiertas solo con los endebles visillos que los dueños anteriores habían dejado. Los visillos hicieron poco para bloquear la luz. Ahora dejaban entrar el resplandor de una luna de tres cuartos en vaporosos destellos que se esparcieron por la habitación. Selena podía ver claramente a Cade en ese destello. Selena vio como Cade se arrodillaba. Su S u cabeza desapareció por debajo del nivel del colchón. Parecía estar mirando debajo de la cama. Cade levantó la cabeza. Selena cerró los ojos. Escuchó sus pasos alejarse de la cama. Abrió los ojos de nuevo. Cade se movía lentamente por la habitación. Parecía que estaba buscando algo. Su cabeza ca beza giró de izquierda a derecha y de regreso mientras se movía de su lado de la habitación al de ella. Por su lado, abrió la puerta del armario. Miró en el armario, empujando hacia atrás la ropa, durante unos segundos, luego cerró la puerta. Selena volvió a cerrar los ojos cuando Cade se dio la vuelta. Se concentró en su fácil respiración mientras Cade rodeaba la l a cama y volvía a meterse bajo las sábanas. Esta vez, la respiración de Cade volvió a su familiar ritmo de silbido unos minutos después de acostarse. Selena tardó un rato en unirse a él en el sueño. Y ese sueño no duró mucho. Los pasos de Cade despertaron a Selena. Tumbada de lado ahora, miró el reloj. Solo había pasado una hora desde que apagaron las luces por

 

primera vez. Cade estaba al acecho de nuevo. Al escuchar atentamente, se dio cuenta de que él estaba pasando por la misma rutina de búsqueda. Selena se debatió entre encender la luz y preguntarle a Cade qué estaba haciendo. Antes de que se mudaran a esta casa, antes de que ella se enterara de su peculiar apego al baúl y su misterioso pasado en Freddy's, Selena habría enfrentado el problema de frente. No habría dudado en preguntarle a Cade qué estaba haciendo. Ahora sabía que incluso si hacía eso, no obtendría una respuesta. Y todavía no estaba dispuesta a lidiar con más evasivas de Cade. Cade volvió a la cama y volvió a dormirse. Selena también. Repitieron este proceso tres veces más esa noche. A la mañana siguiente, Cade parecía agotado cuando se levantó para salir a correr. Selena estaba tan cansada que se volvió a dormir hasta que Cade regresó de su carrera. Fingió que todavía estaba dormida mientras él se duchaba y se preparaba para el trabajo. No se levantó de la cama hasta que escuchó a su todo terreno dirigirse por el camino de entrada. Selena soportó la paranoia nocturna de Cade durante casi una semana antes de que finalmente tuviera que preguntarle qué estaba pasando. Para entonces, se arrastraba por la falta de sueño. Estaba harta. En la séptima noche que Selena se s e despertó y vio a Cade mirando mira ndo debajo de la cama, suspiró profundamente y se inclinó para encender la lámpara de tarro de jengibre en su mesita de noche. La cabeza de Cade se disparó. Con el pelo despeinado, parpadeó ante la repentina iluminación. Parecía un niño pequeño atrapado en el acto de alguna travesura. Selena se deslizó hasta quedar sentada.  — ¿Qué ¿Qué estás haciendo exactamente?

Cade parpadeó de nuevo.  — ¿Qué ¿Qué quieres decir? — preguntó preguntó tontamente.

Selena tiró de las cobijas y cruzó sus brazos sobre ellas.

 

 — N Noo te hagas el tonto. Sabes lo que quiero decir. Has estado saltando

dentro y fuera de la cama como una caja sorpresa durante la última semana. ¿Qué está pasando? Actúas como si estuvieras buscando al hombre del saco. Cade se frotó los ojos e hizo una mueca. Suspirando, se levantó y se sentó en el borde de la cama. Selena miró fijamente sus anchos hombros y la forma en que su cabello se rizaba detrás de las orejas. Amaba esos rizos. ¿Cade?  — ¿Cade? Cade se volvió y luego se deslizó bajo las sábanas con ella. Se recostó y se movió para poder mirarlo. Él también se acostó, frente a ella. Selena extendió la mano y tocó la mejilla de Cade. Estaba rígido y frío. Miró los círculos oscuros bajo sus ojos; habían estado allí desde la noche en que había comenzado a actuar paranoico. Cade se estiró y tomó su mano. Él besó sus nudillos.  — Nunca Nunca quise contarte nada de esto. Solo quería olvidarlo. Pero ahora…   — Cade, Cade, ¿qué pasa? ¿Qué está pasando?

Cade respiró hondo. Abrió la boca, luego la cerró. Él se apartó de ella.  — Lo Lo siento. Necesito estar de pie para esto.

El estómago de Selena dio un vuelco. ¿Qué iba a decirle? Volvió a sentarse, pero se envolvió en el edredón. A pesar de que la temperatura de la habitación era suave, se sentía helada. Cade comenzó a pasearse por la habitación. Mamá te dijo que alguien robó a Lally, pero eso no es cierto.  — Mamá Miró a Selena. Ella no dijo nada. Se concentró en componer su rostro en una expresión de tranquila falta de juicio.

 

 — Lo Lo que sucedió  — continuó continuó Cade — , fue que estaban haciendo

renovaciones en Pizzaplex, y un andamio de construcción se derrumbó durante una ronda del Juego de Lally. El colapso abrió un agujero en la pared exterior del juego. Cade se acercó a la ventana y miró hacia la noche. La luna estaba casi llena ahora. Su resplandor plateado puso a Cade en el punto de mira.  — El El auditorio fue evacuado y el de Lally fue cerrado porque Lally desapareció, — continuó continuó Cade —  Se  Se suponía que la habían robado.

Pero dijiste que eso no fue lo que pasó — dijo dijo Selena.  — Pero Cade la miró. Sacudió la cabeza y luego se volvió hacia la ventana.  — Durante Durante semanas después de que se cerró la arena de Lally, seguí

viendo a Lally. La vi por todas partes. La vi encima de mis estantes un día. Una tarde, estaba en mi escritorio, detrás de mis astronautas de juguete. Una vez, separé los abrigos en mi armario y vi a Lally de pie al fondo del armario, mirándome. La vi una vez en el baño, detrás de la cortina de la ducha. Varias veces la vi en el patio trasero. Siempre se estaba escondiendo, como si estuviera jugando un juego perpetuo de escondite. La piel de gallina subió por los brazos de Selena. Ella los frotó. Cada vez que la veía, siempre estaba congelada en el lugar, siempre  — Cada sonriendo con esa media sonrisa que tenía. — Cade Cade dejó de hablar. Se frotó los brazos como si también tuviera la piel de gallina. Selena se aclaró la garganta.  — ¿Alguien ¿Alguien te estaba gastando una broma?

Cade se giró. Su expresión era de resignación.  — Eso Eso deseaba. Pero no. Lally me siguió a casa.

Selena se quedó sin aliento. Su corazón coraz ón comenzó a latir tan fuerte en su pecho que estaba segura de que Cade podía oírlo.

 

 — Lally Lally me molestó durante semanas antes de que finalmente la detuviera.  — C Cade ade le dio a Selena una sonrisa ligeramente triunfante — .

¿Conoces el cuarto de costura de mamá? Selena asintió. Un día cuando ella estaba en una de sus reuniones, saqué todo de esa  — Un habitación. Entonces no era mucho. Solo tenía la máquina de coser en la mesa, ese maniquí en el que pega sus patrones y algunos contenedores de plástico. Vacié la habitación y arrastré el baúl dentro de la habitación. Supuse que Lally no sería capaz de resistirse a esconderse en él. Selena se mordió el labio y permaneció en silencio.  — Esperé Esperé una hora. Luego corrí a la habitación y cerré el baúl. La atrapé.

Selena frunció el ceño.  — ¿¿Miraste Miraste en el baúl para asegurarte de que estaba allí?

Cade negó con la cabeza.  — N Noo quería arriesgarme a que volviera a salir. Terminé por cerrarlo.

Sabía que estaba dentro. Selena miró al hombre que hasta ese momento había pensado que era una de las personas más inteligentes que había habí a conocido. Cade era un genio de la programación y podía hablar de casi cualquier tema. Su mente era aguda y su lógica impecable. Normalmente. único Selena concluir lo que de decir Cade fueLo que una que parte de supudo psique estabasobre atrapada en acababa su infancia. Estaba tan traumatizado por la destrucción de su juego favorito fav orito que había creado una elaborada fantasía a su alrededor. Tenía que ser eso. Obviamente, Cade no había “atrapado” nada. Había cerrado con llave un baúl vacío. Pero en su fantasía infantil, se había convencido a sí mismo de que su atormentadora había sido contenida. Fue su confianza en que había encerrado a Lally lo que hizo que su miedo al robot desapareciera. Por eso dejó de tener alucinaciones con Lally. Obviamente había estado alucinando. No había otra explicación. Cade volvió a la cama. Se sentó y giró hacia Selena.

 

 — Di Di algo.

Selena tomó aire. Luego L uego expuso su teoría. Terminó con una historia de su propia infancia.  — M Mee recuerdas a mi mejor amiga, Zoey, pasó por una fase cuando

estábamos en primer grado. Estaba segura de que un gran monstruo morado vivía debajo de su cama. Realmente Real mente estaba segura de eso. Hablaba de eso todo el tiempo. Eventualmente, sus padres hicieron algo similar a lo que hiciste tú. Dijeron que estaban tendiendo una trampa para el monstruo, y “atraparon”— Selena Selena puso comillas en el aire alrededor de la palabra —   el el monstruo en una caja grande. Después de eso, Zoey estuvo bien. A ti te pasó lo mismo. Cuando un niño está convencido de que algo quedó atrapado y ya no podía hacerle daño, por eso el miedo desapareció. Cade comenzó a sacudir la cabeza en medio de la historia de Selena. Al final, estaba sacudiendo la cabeza con tanta fuerza que el pelo le caía sobre los ojos. Lally no es un monstruo morado imaginario. Es real. Y estaba en ese  — Lally baúl. Antes de que lo abrieras. Selena no se perdió el uso del tiempo presente de Cade. «No estaba ahí. Lally no estaba ahí.» Selene decidió dejar de lado este preocupante detalle por el momento. Era más de lo que podía soportar. Se deslizó por la cama y tomó la mano de Cade. Cade, ade, cariño, no había nada en ese baúl. Eras un niño pequeño, un  — C niño traumatizado, y te tranquilizaste diciéndote que Lally La lly estaba encerrada en el baúl. Por eso dejaste de verla. Es psicología básica. Cade no respondió. Durante varios segundos, se quedó congelado, mirando al suelo. Finalmente, Cade apretó de mala gana la mano de Selena.  — Tenemos Tenemos que dormir un poco.  — Se Se metió debajo de las sábanas — .

Apaga la luz. Selena abrió la boca para protestar. Sabía que Cade estaba rechazando su explicación. Pero estaba cansada y no quería pensar más en eso. Apag Apagóó

 

la luz y se acostó. Cade se deslizó y la envolvió en sus brazos, cuchareándola. Selena se obligó a concentrarse en la calidez familiar de Cade. Y se obligó a ignorar el ritmo frenético de los latidos de su corazón, que podía sentir contra su espalda. Incluso después de que el ritmo cardíaco de Cade se desaceleró y se quedó dormido, Selena una vez más permaneció despierta durante mucho tiempo. ☆☆☆ 

El siguiente par de semanas transcurrieron relativamente sin incidentes. En varias noches, Selena y Cade pasaron la noche con Janice. La ayudaron con las tareas del hogar y cenaron con ella. Si no estaban con Janice, Cade trabajaba hasta tarde. Trabajó tan tarde que se perdió la cena. Llegaba a casa poco antes de las diez o así. Tomaba una taza de té o chocolate caliente, hablaba sobre su día y luego se iba a la cama. Tanto Selena como Cade estaban durmiendo a ratos, pero estaban durmiendo. Si Cade se estaba levantando durante la noche, Selena no lo escuchaba. Sin embargo, los círculos oscuros debajo de sus ojos no desaparecieron. Selena se mantuvo ocupada durante el día tanto con el trabajo como con las renovaciones. La primera semana después de que Cade le hablara de Lally, Selena se lanzó a montar su oficina en casa. Le dio un nuevo acabado al piso de madera y pintó las paredes de un verde musgo. Colgó cortinas en franjas grises y del mismo verde que las paredes, luego salió y encontró la alfombra, el escritorio, el aparador y un nuevo juego de archivadores perfectos. Colgó sus grabados favoritos en las paredes y declaró que la oficina estaba terminada. Una vez que terminó con la oficina, Selena demolió el medio baño. Se sentía genial balancear un mazo una y otra o tra vez. Golpear acero pesado contra baldosas de porcelana fue deliciosamente catártico. el fin de semana, después de que destruyó el baño, Selena y Cade Ca de Durante embaldosaron

 

el piso e instalaron un inodoro, un tocador y un lavabo nuevos. Ambos días trabajaron de sol a sol. ¿Había algo un poco frenético en su ritmo? Probablemente. Pero ninguno de los dos lo mencionó. Después de que terminaron el medio baño, Selena se convirtió en una pintora excéntrica. Después de acordar un color gris pardo pálido pál ido para las paredes, con molduras blancas, pintó todo el piso principal. Cuando terminó, ella y Cade se embarcaron en una maratón de compras de muebles y compraron un juego de comedor de cerezo antiguo, antig uo, un sofá azul marino y un sofá de dos plazas, una alfombra azul marino con un patrón geométrico crema y gris pardo, un sofá de roble mesa de centro y dos mesas auxiliares a juego, y un par de lámparas antiguas de latón para las mesas auxiliares. Selena encontró las cortinas de tweed marrón y azul oscuro perfectas para la sala de estar, y luego compró febrilmente cojines y obras de arte. Pasó varias horas arreglando y reorganizando los muebles, ysillón finalmente se decidió unadeconfiguración sofá yque el de dos plazas en el por centro la habitación.que Los colocaba colocó deelmodo flanquearan la chimenea. El comedor y la sala se terminaron a finales de mes. La cocina iba a requerir un profesional, por lo que aún no habían abordado eso. Sin embargo, con la mayoría de las principales áreas de estar completas, Selena decidió que era hora de invitar a algunas personas. Cade había hecho muchos amigos nuevos en el trabajo. En las pocas noches que él no trabajó hasta tarde, él y Selena fueron invitados a varias cenas para que él y Selena pudieran conocer a los nuevos compañeros de trabajo de Cade y sus cónyuges. Entre estas personas y los amigos que Selena hacía en sus paseos y durante sus compras, estaban desarrollando una agradable red social.  — Vamos Vamos a cenar con los Peterson, los Taylor y los Lee este fin de semana  — sugirió sugirió Selena una noche mientras se acurrucaban en el sofá y bebían chocolate caliente — . Les debemos todas las cenas.

¿Les debemos?  — dijo dijo Cade. Le sonrió a Selena — . ¿Me he perdido  — ¿Les algo? ¿Firmamos un contrato de ojo por ojo cuando cenamos en sus casas? Selena golpeó ligeramente su muslo.

 

 — Sabes Sabes lo que quiero decir.

Sí, lo sé, señorita etiqueta.  — Sí, Selena puso los ojos en blanco. Estoy pensando en algo casual que sea lo suficientemente acogedor.  — Estoy Podríamos hacer una barbacoa. Claro — respondió respondió Cade. Dejó su taza y puso su brazo alrededor de  — Claro Selena — . Eso suena divertido. En noches como esta, Selena casi podía convencerse a sí misma de que todo estaba bien. Casi podía olvidarse del baúl y de Lally. Casi. La noche de la parrillada tuvieron un clima perfecto. Hacía calor y el cielo estaba lleno de estrellas brillantes que parecían haber sido colgadas sobre sus cabezas como decoraciones de fiesta. Después de un festín de hamburguesas, ensalada de macarrones, ensalada verde, papas fritas y mazorcas de maíz seguidas de brownies caseros (la receta de Janice; Cade dijo que sabían igual que los de su madre), las cuatro parejas se acomodaron alrededor de la hoguera de gas que Selena había instalado hace unos días. antes de la reunión. Todos estaban reclinados en las lujosas sillas sil las de jardín a rayas azul marino y crema que ella había comprado el día anterior. ¿Qué hay de las charadas? — preguntó preguntó Selena.  — ¿Qué Grace Peterson, una mujer menuda con cabello rubio muy corto, saltó de su silla.  — Quiero Quiero estar en el equipo de Hugh.  — Tocó Tocó a su esposo, Ron, y lo hizo cambiar de lugar con ella. Ron, un chico inusualmente pálido con largo cabello castaño, puso los ojos en blanco mientras se entregaba con buen humor al juego de sillas musicales de su esposa. Notó la mirada inquisitiva de Selena.  — Hugh Hugh es un aficionado al cine y la literatura — explicó. explicó.  — Más MásTheresa. bien tieneTheresa, como unauna locura con la trivia dijo hombros dijo la esposa de Hugh Taylor, pelirroja alta  —  y de anchos, empequeñecía a su marido bajo y calvo. Pero dejando de lado las

 

apariencias, parecían ser una pareja perfecta. Era imposible pasar por alto que estaban locos el uno por el otro. Selena sonrió.  — Bueno, Bueno, entonces yo también quiero estar en el equipo de Hugh.

Todos rieron. Grace se levantó.  — Tengo Tengo uno.

Hugh y Selena, y su otra compañera de equipo, Ava Lee, una morena atlética, la miraron. Cuando Grace hizo el signo universal de “película”, Hugh guiñó un ojo a Selena y Ava. Ellas sonrieron. Grace levantó siete dedos.  — Siete Siete palabras — dijo dijo Selena innecesariamente.

Grace levantó un dedo.  — Primera Primera palabra — dijo dijo Ava.

Gracia asintió. Entonces ella sacudió la cabeza. Volvió a levantar un dedo. Selena frunció el ceño, confundida. ¿Punto?  — preguntó preguntó Hugh. Se inclinó hacia Selena — . La clave es el  — ¿Punto? dedo único. ¡Punto de ruptura! — gritó gritó Selena.  — ¡Punto Cade soltó una carcajada. Son solo tres palabras, cariño.  — Son Selena se sonrojó. Grace negó con la cabeza. Empezó a levantar y bajar los brazos como si estuviera volando.  — Los  — ssoltó Los pájaros oltó Se sonrojó aúnrio más el segundo en que las palabras salieron de Selena. su boca. Luego se . Ignórenme. Tengo  — en problemas con las matemáticas.

 

Todos los demás también se rieron. Grace se mordió el labio inferior. Entonces sus ojos se iluminaron. Mostró los dientes y desvió la mirada hacia el extremo izquierdo. Parecía trastornada. De nuevo, Selena gritó sin pensar.  — El El Resplandor.  — Estaba Estaba bastante complacida consigo misma por

darse cuenta de que Grace estaba imitando la expresión enloquecida del actor estrella en esa película. Todos rieron.

Selena se tapó la boca con una mano. Ella negó con la cabeza, luego dejó caer la mano y también se rio. Realmente no puedo contar, ¿verdad?  — Realmente Miró a Hugh. Él le sonrió. Luego dijo con calma — : Alguien voló sobre el nido del cuco. Grace aplaudió y se apresuró a chocar los cinco con Hugh. Selena negó con la cabeza.  — Perdón Perdón por ser tan densa.

Ava se rio. Es la adrenalina. ¿Quién tiene tiempo para contar palabras? Casi digo  — Es El Resplandor también; simplemente me ganaste. Selena se sintió aliviada de que nadie la estuviera haciendo sentir estúpida por soltar respuestas de dos palabras a una pista de siete s iete palabras. Ron se puso de pie y comenzó a representar una pista para su equipo.  Jugaron tres rondas de charadas: Hugh era una enciclopedia de trivia ambulante, por lo que adivinó fácilmente lo que actuaron sus compañeros de equipo. Después de la primera ronda, Selena mantuvo la boca cerrada para evitar más vergüenza. Pero su equipo venció rotundamente al equipo de Ron, que incluía a Theresa, Cade y Marshall, el esposo de Ava.

 

Finalmente, Ron levantó las manos. Me rindo. Tenemos que jugar a otra cosa. — Cogió Cogió su taza de plástico  — Me y la miró. Selena se puso de pie.  — ¿Te ¿Te gustaría otro refresco de crema?

Ron miró el gran cuenco lleno de hielo que contenía las bebidas enlatadas. Creo que me los bebí todos.  — Creo Selena se rio. Tenemos más en el frigorífico del garaje. Iré a buscar un poco. ¿Estás segura? — preguntó preguntó Ron — . Puedo beber algo más. No quiero  — ¿Estás ser una molestia.  — No No te preocupes — le le aseguró Selena.

Ava llamó a Marshall.  — ¿Por ¿Por qué no vas a buscar tu guitarra al auto, cariño? Podemos tocar

Name That Tune. Hugh gimió. Ava le guiñó un ojo a Selena.  — La La música es el agujero oscuro en el verso de trivia de Hugh.

Selena sonrió. Soy bastante bueno inventando títulos de canciones.  — Soy  — Date Date prisa, entonces  — dijo dijo Ava — . Mantendremos los mismos

equipos. Tal vez puedas llevar a Hugh. Me estoy apurando — dijo dijo Selena, riéndose.  — Me «Qué noche tan divertida», pensó, mientras se dirigía a la vuelta de la casa hacia el garaje. Estaba muy contenta de haberlo sugerido. Selena no había tenido mucho tiempo a solas con Cade durante la noche, pero lo había estado observando. Había estado a gusto, riendo y hablando con facilidad. Parecía su antiguo yo. Estaba aliviada.

 

Empujando la puerta trasera del garaje, Selena encendió una luz. Se quedaron sin bombillas con el vataje va taje correcto y tuvieron que sustituir las bombillas débiles de 60 vatios en las luces del techo. Las bombillas no arrojaban suficiente luz para iluminar todo el garaje. g araje. Gran parte del espacio se asentaba en bolsas de oscuridad lúgubre. Selena pasó junto a la camioneta y su nueva camioneta roja pequeña (la habían llevado a casa la semana anterior). Caminó hacia la nevera adicional pegada a la pared. La nevera estaba flanqueada por varias pilas de cajas que Cade aún no había tenido tiempo de desempacar. Su espacio de taller aún estaba esperando a ser instalado. Junto a las cajas, la cortadora de césped, la podadora de malezas, el soplador, la recortadora de arbustos, las mangueras y algunas otras cosas de mantenimiento del jardín estaban enredadas y Cade prometió que lo “resolvería” pronto. Junto a este revoltijo, una aspiradora de taller estaba sentada encima de un banco de trabajo de metal que Cade aún no había colocado. Cuando Selena llegó a la nevera, su s u mirada se deslizó sobre la aspiradora de la tienda. Empezó a abrir la puerta del frigorífico. Su mano se congeló. Volvió la mirada hacia la aspiradora de la tienda. El corazón de Selena se catapultó hasta su garganta. Ella jadeó.  Junto a la aspiradora de la tienda, un pequeño robot blanco con ojos negros estaba de pie. Era Lally. Tenía que serlo. Se parecía al robot de las fotos. El robot no se movió, pero estaba frente a Selena. Sintió que la estaba observando. Por varios segundos, Selena se quedó congelada. congel ada. Mientras los latidos de su corazón se aceleraban y los ácaros invisibles se arrastraban por sus brazos, miró a Lally conmocionada. Cuando Lally permaneció inmóvil, Selena abrió la nevera y tomó un paquete de seis refrescos de crema. Dejando que la puerta del frigorífico se cerrara de golpe, miró hacia la aspiradora de la tienda de nuevo. En los segundos que tardó en abrir y cerrar la nevera y volver a mirar en esa

 

dirección, se debatió si deseaba que el robot se hubiera ido o siguiera allí. ¿Cuál era peor? El robot todavía estaba allí. Selena dio media vuelta y corrió de regreso a través del garaje. Cerrando la puerta detrás de ella, corrió alrededor de la casa, disminuyendo el ritmo solo cuando estuvo a la vista de sus invitados. De vuelta cerca de la hoguera de gas, le entregó una lata de refresco a Hugh y puso el resto de los refrescos en el recipiente con hielo. Caminó casualmente hacia Cade. Marshall estaba afinando su guitarra. Todos los demás estaban charlando. Cade estaba conversando con Ava sobre un problema de codificación que enfrentaban en el proyecto en el que estaban trabajando  juntos. Selena se acercó a Cade y le puso una mano en el brazo. No podía podí a pasar por alto el hecho de que su mano estaba temblando. Miró a Ava. Lamento interrumpir, pero necesito robarlo por un minuto.  — Lamento Cade levantó una ceja en cuestión.  — Yo, Yo, eh, te necesito en el garaje un minuto, cariño  — le le dijo Selena.  — ¿Todo ¿Todo bien? — preguntó preguntó Cade.  —Oh, sí. Solo… — Le Le dedicó a Ava una sonrisa forzada — . Lo siento.

Lo traeré de vuelta enseguida. Ava sonrió.

 — No No hay problema. — Se Se volvió hacia su marido.  — ¿Qué ¿Qué sucede? — preguntó preguntó Cade cuando Selena tomó su mano y tiró

de él hacia el garaje. Ella estaba trotando. Tropezó con la raíz de un árbol. Entonces él también comenzó a trotar, notando su urgencia. Selena vaciló en la puerta del garaje.  — ¿Vas ¿Vas a decirme qué está mal?  —preguntó Cade.

 

Selena no le respondió. Ella respiró hondo y abrió la puerta. Las luces del garaje seguían encendidas. Las había dejado puestas a propósito. No había querido apagarlas antes de salir del garaje, no con esa cosa allí. El hecho de que no se moviera cuando ella se fue había hecho muy poco para reducir su nivel de pánico. Selena entró en el garaje y señaló hacia la aspiradora de taller. Mira  — dijo dijo ella. Después de hablar, se armó de valor para hacer lo  — Mira mismo que le pedía a Cade que hiciera. ¿Qué estoy mirando? — preguntó preguntó Cade.  — ¿Qué Selena parpadeó al lugar vacío en el banco de trabajo al lado de la aspiradora de la tienda. El robot se había ido.  — Estaba Estaba ahí — dijo dijo ella.

¿Qué había ahí?  — preguntó preguntó Cade — . ¿Se metió aquí un mapache?  — ¿Qué Ahuyenté a uno la semana pasada. Selena negó con la cabeza. Rápidamente escaneó el garaje. El robot no estaba a la vista, pero eso no significaba nada. El garaje tenía demasiados lugares para esconderse. Selena gimió. Ahora se estaba volviendo tan paranoica como lo estaba Cade. Cade se paró frente a Selena.  — Voy Voy a preguntar de nuevo. ¿Qué está pasando?

Selena lo miró. Ella tragó.  —Yo… vi… vi a Lally Lally.

Quiero decir, creo que era Lally. Era un robot blanco que se veía exactamente como el de la foto y…   — ¿Dónde ¿Dónde la viste? — interrumpió interrumpió Cade.

Selena señaló.

 

 — Al Al lado de la aspiradora de la tienda.

Cade cruzó el garaje. Miró alrededor de la mesa de trabajo y detrás de las cajas a ambos lados de la nevera. Luego se volvió y comenzó a buscar en el resto del garaje. Selena estaba de pie cerca de la puerta, preparada por razones que no tenían ningún fundamento en la lógica para correr. Su mente era una maraña de pensamientos incoherentes. Un divertido div ertido sonido parecido a un ruido blanco zumbó en sus oídos. ¿Qué estaba pasando aquí? Cade volvió con Selena. Un surco arrugaba la piel entre sus cejas. No me la imaginé — dijo dijo Selena.  — No  — Yo Yo no dije que lo hicieras — dijo dijo Cade.

comenzó Selena.  —Pero… — comenzó Cade tomó su mano. No se resistió cuando él la sacó del garaje y cerró la puerta detrás de ellos. Él también dejó las luces encendidas.  — Tenemos Tenemos invitados. Se van a estar preguntando qué estamos

haciendo. Selena asintió. Él estaba en lo correcto. Ahora no era el momento de hablar sobre lo que había visto. Tampoco era el momento de pensar en ello. Doblaron la esquina de la casa, y Selena pegó su feliz sonrisa de anfitriona.  — Lo Lo siento — gritó gritó ella.  — Un Un pequeño problema con los roedores — mintió mintió Cade.

Selena notó lo natural que sonaba la mentira. Pero ella tampoco se tomó el tiempo para pensar en eso. ☆☆☆ 

El día después de la cena, Cade se había ido cuando Selena se despertó. Y esta encontró una nota en su almohada.

 

La nota, supo de inmediato, contenía otra mentira — : Lo siento. Me llamaron al trabajo. Te amo. Cade nunca era llamado a trabajar los sábados. Simplemente la estaba evitando. No quería hablar de lo que había pasado. Bueno, ella tampoco. Quería olvidarse de eso. Selena se levantó y miró afuera. El día era brillante, pero no tenía ganas de dar un paseo. ¿Qué tenía ganas de hacer? La verdad era que por mucho que quisiera olvidar lo que había pasado, Selena estaba desconcertada. Realmente, realmente desconcertada. Selena se levantó, se puso la bata de felpa azul oscuro y salió al pasillo. Lo que necesitaba era un largo baño caliente. Mientras se arrastraba hacia el baño, pensó en la suite principal que pretendían tener. Planearon derribar una pared y robar algo de espacio del dormitorio de invitados para poder crear un baño de suite para el dormitorio principal. Acababan de discutir, un par de días antes de la reunión, si ocuparse de eso o de la cocina a continuación. Estaba pensando que el baño debería ser lo primero. Selena entró en el baño. Dejó la puerta del baño abierta. Siempre dejaba deja ba la puerta del baño abierta cuando se bañaba, incluso cuando Cade estaba en casa. No le gustaba empañar la habitación. Selena abrió el grifo al final de la tina con patas debajo de la ventana y dejó correr el agua hasta que se calentó. Ajustó la temperatura, colocó el tapón de drenaje y vertió en el agua algunas sales de baño relajantes musculares. Las sales de baño eran una combinación de sales de Epsom y aceites esenciales de geranio y enebro. Selena inhaló los aromas de los aceites y dejó que trataran de calmarla. Fracasaron miserablemente, pero esperaba que el baño en sí mismo hiciera el truco. Debido a que la casa de campo se encontraba en la parte delantera de sus cinco acres, y la superficie estaba cubierta de manzanos alrededor de la parte trasera de la casa, Selena nunca se preocupó por correr la persiana sobre la ventana sobre la bañera. Su propiedad estaba aislada y era privada. No había nadie alrededor.

 

Selena esperó hasta que la bañera estuvo medio llena. Luego dejó caer su bata y comenzó a quitarse el camisón. Cuando estuvo casi sobre su cabeza, se congeló. Tiró la camisa de dormir hacia abajo. Alguien la estaba mirando. Estaba segura de eso. Selena se inclinó hacia la ventana y examinó el patio trasero. Entrecerró los ojos y miró hacia los árboles. Su mirada se disparó de un árbol a otro. No vio a nadie. Selena frunció el ceño. Aún más nerviosa ahora que antes, alargó la mano y tiró de la persiana. Luego se volvió y cerró la puerta del baño. El baño de Selena no fue tan relajante como esperaba. De hecho, fue casi una tortura. Intentó varias veces recostarse y cerrar los ojos, pero estaba demasiado alerta. Seguía pensando que podía escuchar sonidos provenientes de otra parte de la casa. Una vez, estuvo segura de haber escuchado un crujido en el techo del ático. Dos veces creyó oír pasos en las escaleras. Finalmente, después de solo quince minutos, Selena S elena se dio por vencida. Salió de la bañera, la vació y rápidamente se puso la bata. Corriendo de regreso al dormitorio, se vistió con jeans y una camiseta. Luego recorrió toda la casa, asegurándose de estar sola. Selena revisó cada habitación y cada armario. Incluso miró dentro del horrible baúl, que ahora estaba de nuevo en la parte trasera del armario del tercer dormitorio. Todavía estaba vacío. Después de asegurarse de que estaba sola, s ola, Selena trató de trabajar. No sirvió de nada. No podía concentrarse. Seguía escuchando sonidos en la casa. Una vez, cuando el compresor del refrigerador se puso en marcha, prácticamente saltó de la silla. El trabajo no estaba funcionando. Era un nudo de nervios. Selena abandonó su oficina. Agarró su bolso, salió a la camioneta ca mioneta y salió de la ciudad. Pasó la tarde buscando antigüedades. Al volver a casa con una falda vintage, una mesa de recibidor antigua y un par de candelabros de peltre centenarios, trató de decirse a sí misma que se imaginaba todo lo que había sucedido la noche anterior y esa mañana.

 

Sin embargo, durante las próximas dos semanas, quedó muy claro que Selena no había imaginado nada. Realmente estaba siendo observada. O eso o estaba perdiendo la cabeza. No importaba lo que hiciera cuando estaba es taba en casa, sentía un hormigueo entre los omoplatos. De hecho, podía sentir la mirada de alguien, o algo, clavada en ella. Tampoco era solo cuando estaba sola. Ocurría cuando Cade estaba cerca, durante las tardes y los fines de semana también. Después de solo una semana de la implacable sensación de ser observada constantemente, Selena, que permaneció despierta durante la noche, decidió que las búsquedas superficiales que había hecho por toda la casa... buscando en cada ca da habitación y armario... no eran lo suficientemente minuciosas. El consejo del día de la l a boda del padre de Selena brotó y le dio un codazo — : Confía en tus instintos.  — Su Su instinto le dijo que necesitaba buscar en cada rincón y grieta de su casa. Cuando Cade se fue a trabajar al día siguiente, sig uiente, Selena se aseguró de que la casa estuviera bien cerrada para que nada ni nadie pudiera entrar mientras ella buscaba. Luego recorrió cada pequeño espacio de la casa. Abrió todos los armarios y todos los cajones. Miró debajo de cada mueble. Miró detrás de todo lo que tenía más de una pulgada de espacio detrás. Sin embargo, en medio de esta búsqueda, en su dormitorio, Selena se detuvo y se sentó en el suelo. Dejó caer la cabeza entre sus manos. ¿A quién estaba engañando? No estaba siendo vigilada electrónicamente. No solo era totalmente irreal, sino que no se ajustaba a los hechos. Selena se levantó del suelo. Bajó Baj ó a su oficina y cerró la puerta detrás de ella. Tiró de la persiana. Se sentó en su escritorio y abrió su computadora portátil. Abrió un nuevo documento. En la parte superior, escribió: Hechos. Luego escribió los hechos tal como los conocía: 1. Lally era un robot que realmente existió. 2. Lally desapareció de Freddy's Pizzaplex. 3. Cade vio a Lally después de que desapareció. 4. Cade pensó que había atrapado a Lally en el baúl.

 

5. Cade mantuvo el baúl con él, bajo llave, a partir de ese momento. 6. Selena abrió el baúl. 7. Cuando Cade abrió el baúl, estaba vacío. 8. Selena vio a Lally en el garaje. Selena había tomado una clase de lógica simbólica en la universidad. Había sido una materia optativa, elegida como una broma, pero lo que aprendió le resultó útil ahora. Pasó sus hechos a través de una ecuación lógica y llegó a dos posibles conclusiones. Ninguno de las dos la hacía feliz. Una conclusión lógica, basada en los hechos, era que Lally era real. Y aunque no es tan fácil de probar, el corolario de esta conclusión fue que Lally estaba mirando a Selena. Esta conclusión, sin embargo, era tan loca (lógica o no) que llevó a la otra conclusión posible: Selena estaba es taba perdiendo la cabeza. Pensando que la ayudarían en el mundo de los negocios, negoci os, Selena también había tomado varios cursos de psicología en la universidad. En uno de los cursos, estudiaron la paranoia. Las personas paranoicas, que sufrían delirios, siempre estaban convencidas de que sus conclusiones eran lógicas. El problema, sin embargo, era que sus conclusiones se basaban en falacias lógicas. Selena repasó su lista de hechos. ¿Estaba realmente segura de que eran hechos? ¿O simplemente se estaba aferrando a la lógica para encubrir el hecho real, que se estaba volviendo paranoica y delirante? Selena borró el documento y cerró su computadora portátil. Sus manos temblaban. No podía quedarse en esta casa ni un segundo más. Selena salió de su oficina. Ignorando la conciencia inmediata de ser observada mientras caminaba hacia la cocina, agarró su bolso y se dirigió a la camioneta. Mientras salía del garaje, se dio cuenta de adónde tenía que ir. ☆☆☆

 

 

 — Bueno, Bueno, hola, querida  — dijo dijo Janice cuando abrió la puerta y vio a

Selena de pie en el porche delantero.  —Lamento no haber llamado llamado primero, pero… 

 Janice desechó las palabras de Selena.  — ¿Qué ¿Qué te dije de llamar y de tocar la puerta? Mi casa es tu casa. Puedes

entrar y salir cuando quieras.  Janice le había dado a Selena una llave de su casa el día que Selena y Cade se casaron, y de hecho le había dicho a Selena que tratara la casa de  Janice como si fuera suya. Selena, sin embargo, no había sido capaz de hacer eso. Además, temía que, si lo hacía, Janice supondría que la política de puertas abiertas era recíproca. Selena amaba a Janice, pero no quería que su suegra apareciera sin previo aviso.  Janice, que vestía un delantal rosa pastel con volantes sobre pantalones de poliéster amarillo y una blusa con estampado floral amarillo y verde, condujo a Selena a través de la sala de estar hasta su gran cocina antigua. Los zapatos planos de cuero de Janice golpeaban el suelo de linóleo amarillo y azul. En la cocina, Selena inhaló profundamente. La habitación olía a mantequilla, canela y azúcar. El olor era tentador. Casi la hizo olvidar por qué estaba aquí.  Janice hizo un gesto hacia los ingredientes para hornear y los moldes esparcidos sobre sus encimeras de fórmica amarilla.  — Estaba Estaba preparando un lote de mis panecillos de canela elevados para el club de damas — dijo dijo Janice — . ¿Te gustaría ayudar?  — Me Me encantaría — dijo dijo Selena honestamente.

Tal vez hacer rollos de canela era mejor idea que tener la conversación que ella quería tener. Hornear suele relajar a Selena. Esperaba que así fuera hoy. Selena fue a la despensa y sacó un simple delantal azul (sin volantes) de la parte trasera de la puerta de la despensa. Janice le había dado el delantal a Selena para que lo usara cuando cocinaran juntas.

 

 — L Los os volantes simplemente no te sientan bien, querida. Eres demasiado

hermosa para ocultar esas elegantes curvas bajo volantes. Durante la siguiente hora, Selena y Janice extendieron la masa y la espolvorearon con mantequilla, canela y azúcar. Luego enrollaron la masa y la cortaron en molinillos de canela clásicos. clá sicos. Después de que los panecillos estuvieron en el horno, Janice puso agua al fuego para el té.  — ¿Tu ¿Tu especia de durazno habitual, querida?  — ¿Tienes ¿Tienes manzanilla? — preguntó preguntó Selena.

Oh, Dios mío — dijo dijo Janice — . ¿Necesitas un desestresante?  — Oh, Podrías decirse.  — Podrías  Janice no preguntó por qué Selena necesitaba un desestresante. A Selena le gustaba eso de Janice: nunca se entrometía.  Janice preparó el té y ella y Selena Sel ena se sentaron en la mesa redonda de la cocina de Janice. Selena jugueteó con un mantel individual a cuadros azul pálido y amarillo mientras dejaba que Janice hablara sobre su club de bridge durante unos minutos, pero luego Selena decidió que la conversación que había llegado a tener no podía postergarse más.  — Hablando Hablando de juegos  — dijo dijo Selena en lo que sabía que era una transición patética — , ¿qué era lo que le gustaba tanto a Cade del juego de

Lally? A Janice no pareció importarle el abrupto cambio de tema. Por qué, ya sabes, no estoy segura. — Tomó Tomó un sorbo de té.  — Por  — Es Es gracioso lo que preguntas. Eso es algo que me pregunté en ese

momento. Al principio, pensé que eran los colores de la arena. Nunca le ha gustado mi paleta de colores más suaves. Selena pensó en los ricos burdeos, verdes oscuros y azules profundos que a Cade le gustaba usar con sus omnipresentes pantalones caqui. Ella asintió.  — P  —  Pero ero que el no estaba que Debido lo que era  Janice se recostó endecidí su silla —   eleso juego lo hizo bien. sentirCreo especial. a que el juego era solo para dos, y Lally era un robot, creo que Cade sintió que era el

 

niño elegido o algo así. Ahora, solo el cielo sabe por qué necesitaba ese sentimiento. Como hijo único, recibió mucha atención de mi parte y de su padre, hasta que su padre falleció, por supuesto. Descanse su alma. al ma. — Ella Ella sacudió su cabeza — . Pero tal vez eso fue parte de eso. Era hijo único, tal vez quería un hermano. Quizás Lally era como una hermana para él. Realmente no estoy segura. Sé que Cade no quería compartir a Lally con nadie.  — ¿Qué ¿Qué quiere decir? — preguntó preguntó Selena. Oh, h, solo recuerdo lo molesto que se puso Cade un día cuando otro  — O niño pequeño, un niño que conocía de la escuela llamado Daniel, se coló en el juego. Oh, mi Dios. Cade estaba enojado. Estaba furioso. Su carita estaba toda jodida y roja cuando llegó a casa ese día; ¡El juego es solo para dos! me decía una y otra vez. Habrías pensado que Daniel había hecho algo imperdonablemente atroz en lugar de simplemente si mplemente la acción relativamente benigna de colarse en el Juego de Lally Lall y con Cade. —   Janice suspiró — . Daniel era un niño dulce, con adorables pecas en la nariz. Conocí a su madre. Fue tan trágico que muriera en un horrible accidente. Selena dejó su taza de té tan rápido que traqueteó en el plato. Janice no se dio cuenta.  — ¿Qué ¿Qué accidente? — preguntó preguntó Selena.

 Janice se levantó y caminó ha hacia cia el horno. Encendió la luz del horno y se inclinó para mirar a través de la ventana de vidrio en la puerta del horno.  — Oh, Oh, están subiendo muy bien. Realmente estás aprendiendo a amasar,

querida.

¿Un accidente? — Selena Selena trató de que Janice volviera a encarrilarse.  — ¿Un  Janice actuó como si no hubiera oído la pregunta. Tal vez no lo hizo. Selena había notado que Janice tendía a entrar y salir de las conversaciones a voluntad, como si a veces tuviera mejores cosas en qué pensar que lo que se estaba hablando. Selena intentó una pregunta diferente. ¿Por qué a Cade le gustaba tanto Lally? Creo que Lally es…   — ¿Por  — De De aspecto aterrador — sugirió sugirió Janice.

 

Selena enarcó las cejas. Sí.  — Sí.  — T Tiendo iendo a estar de acuerdo. Pero en ese entonces, los niños pequeños

son criaturas extrañas. A Cade también le gustaban los caracoles y las babosas cuando era pequeño. Siempre los estaba pinchando con palos, no para lastimarlos, eso sí. Solo quería ver qué harían. Pensaba que eran fascinantes. Selena sonrió ante la imagen de Cade pinchando una babosa. Entonces su mente reemplazó la imagen de Cade y la babosa con una de Lally. L ally. Selena se estremeció.  — ¿Cómo ¿Cómo funcionaba Lally, exactamente? ¿Estaba programada para

correr y esconderse, o para acercarse sigilosamente a los niños, o qué? Selena quería entender cómo el robot podía estar haciendo lo que estaba haciendo en su casa. Estaba casi 100 por ciento segura ahora de que Lally era su acosadora.  — Oh, Oh, no, nada de eso, querida  — respondió respondió Janice. Lally no se movía.

Los niños tenían que cargarla y esconderla ellos mismos. Me parecía algo tonto. Por supuesto, si escondes la cosa, sabes dónde está. Pero era un  juego simulado, supongo. Selena parpadeó hacia Janice. Abrió la boca para hacer otra pregunta, pero no salió ninguna palabra. palabra . ¿Qué más había que preguntar? Selena sabía sa bía lo que necesitaba saber. Limpiándose los ojos repentinamente húmedos con una mano temblorosa, Selena se puso de pie.  — Tengo Tengo que llegar a casa y hacer algo de trabajo — mintió. mintió. ☆☆☆ 

Si a Janice le pareció extraño que Selena prácticamente salió corriendo de la casa y saltó a la camioneta, Janice mantuvo su reacción oculta. Sonrió y saludó mientras Selena se alejaba. Selena se las arregló para saludar nerviosamente a cambio. No pudo esbozar una sonrisa.

 

Con las manos agarradas al volante con tanta fuerza que empezaron a dolerle, Selena quemó caucho mientras aceleraba para alejarse de la casa de Janice. Ignoró el límite de velocidad. Aunque sus ojos estaban en la carretera, en realidad no la estaba viendo hasta que su mirada se desvió hacia un todoterreno que se aproximaba. Un todoterreno muy familiar. Era Cade. Selena miró al frente cuando pasó junto a su esposo. ¿La había visto? Cade a menudo tenía visión de túnel cuando conducía. Tal vez no se había dado cuenta de la camioneta. La camioneta roja brillante. Selena miró por el espejo retrovisor. El todoterreno se apagó y se dirigió hacia la casa de Janice. ¿Y qué si Cade la vio? Tal vez Selena estaba exagerando. Tal vez ella solo pensó que sabía lo que estaba pasando. Y de nuevo, tal vez estaba saltando a conclusiones lógicas que no eran lógicas en absoluto. Una onda de algo que se sentía como electricidad estática se deslizó por la columna de Selena. ¿Era una ansiedad infundada o un miedo totalmente  justificado? Selena no lo sabía. Todo lo que sabía era que quería escapar. ¿Estaba huyendo de Lally... o de Cade? ¿O estaría huyendo de sí misma? No importaba. Estaba huyendo. De vuelta en la granja, Selena corrió por el pasillo hasta la puerta del ático. Vacilando por sólo un par de segundos, abrió la puerta y subió los escalones al trote. En lo alto de las escaleras, tiró rápidamente de la cuerda para encender la bombilla desnuda. Miró a su alrededor. El ático se veía igual que las últimas veces que lo había revisado.

 

Corriendo por el espacio abierto, Selena agarró dos maletas, las dos más grandes. Las arrastró por el ático. Sus ruedas de goma hacían ruidos de roce contra las tablas combadas del piso. Selena empujó las maletas fuera del ático, hacia el rellano en la parada de las escaleras. Luego arrastró las maletas por las escaleras. El ruido sordo, sordo, sordo, sordo, sordo, sordo de su avance por las escaleras la hizo estremecerse. Al pie de las escaleras, Selena empujó las maletas al pasillo. Se volvió y cerró la puerta detrás de ella. Arrastró las maletas por el pasillo hasta el dormitorio. Selena no se había permitido sentir nada desde que salió de la casa de  Janice. No creía que pudiera funcionar si se permitía sentir. Sin embargo, cuando Selena levantó las maletas sobre la cama, sus emociones exigieron ser reconocidas. Comenzó a llorar. Basta — se se reprendió Selena a sí misma. Se secó los ojos. Necesitaba  — Basta concentrarse. Selena corrió a la cómoda y comenzó a sacar su ropa. Trató de pensar con la suficiente claridad como para tomar sólo lo que realmente necesitaba. Aparte de empacar y salir de la casa, no tenía un plan claro en mente. ¿Cómo podría? No estaba razonando. Estaba reaccionando. Selena terminó con la cómoda y se dirigió hacia el armario. Estaba alcanzando la manija de la puerta cuando escuchó un ruido sordo abajo. Se congeló. Conteniendo la respiración, Selena escuchó. Acababa de empezar a respirar de nuevo cuando el ruido sordo fue seguido por un crujido... que no estaba muy lejos. Selena se volvió y miró fijamente la puerta abierta del dormitorio. ¿Por qué no la había cerrado? Abandonando su trabajo de embalaje, Selena cruzó hacia la puerta abierta. Miró hacia el pasillo. Estaba vacío. Un solo toque provino de las escaleras que conducían al primer piso. Selena miró hacia el dormitorio. ¿Debería ignorar los sonidos y seguir empacando?

 

No, no había manera. Si no estaba aquí sola, quería saberlo. Selena caminó de puntillas hacia las escaleras. Estiró el cuello para examinar todo el vuelo. Estaba vacío. Selena miró a su alrededor. De acuerdo, haría esto sistemáticamente. Comenzando con la habitación vacía, Selena comenzó su búsqueda. Primero abrió el armario y revisó el baúl. Estaba vacío, por supuesto. Selena se trasladó al a l dormitorio que tenían la intención de convertir en una habitación libre. Ahora tenía una cama, pero la cama no estaba hecha y no habían agregado ningún otro mueble. Selena se puso de rodillas y miró debajo de la cama. Nada. Se puso de pie y fue al armario. Selena había puesto la parte menos usada de su guardarropa en este armario. Tenía demasiada ropa… eso lo sabía. Pero le encantaba la ropa.

Había puesto la mayoría de sus hallazgos antiguos en este armario. Abrió la puerta del armario y apartó los vestidos largos y las faldas. No había nada detrás de ellos. Lo único que había en el suelo del armario eran un par de docenas de pares de zapatos de Selena, los que no cabían en el armario del dormitorio principal. En el estante sobre la ropa, las cajas de sombreros que contenían los sombreros que rara vez usaba estaban apilados casi hasta el techo. Selena salió de la habitación de invitados. Abrió el armario de la ropa blanca. También contenía solo lo que se suponía que debía contener: montones de toallas y sábanas y fardos fa rdos de papel higiénico y toallas de papel llenaban los estantes del armario. Selena cerró la puerta del armario. Selena ya sabía que no había nada en su dormitorio. Acababa de estar allí. También acababa de revisar el ático. Tuvo que bajar. Selena caminó lentamente hacia la parte superior de la escalera. Escuchó. Dos clics y un traqueteo llegaron desde la dirección de la cocina. Selena se armó de valor. Dio un paso tan ligero lig ero como pudo en el primer escalón.

 

Haciendo todo lo posible por evitar los l os crujidos de las escaleras, Selena bajó sigilosamente a la sala de estar. Allí, hizo una pausa. Un leve sonido de rasguños vino del comedor. Se dirigió al lugar. Todavía tenían que llenar el aparador apara dor que venía con el juego de comedor color cereza. Sus vitrinas superiores estaban vacías. Selena corrió hacia la cabina y abrió los gabinetes inferiores. También estaban vacíos. El comedor estaba separado de la cocina por puertas corredizas. Estaban metidos hacia atrás para que la puerta estuviera abierta. Selena la atravesó y examinó la cocina. Estaba desierta. Cruzó hasta la despensa. Abrió la puerta y miró los estantes llenos de alimentos enlatados y en cajas, suministros para hornear y pequeños electrodomésticos de cocina. Sintió que sus lágrimas intentaban regresar. Se había divertido mucho organizando la despensa. Pero eso había sido antes…  Un chirrido vino de la sala de estar. Parecía que algo estaba siendo arrastrado. Selena agarró un rodillo del estante de la despensa más cercano. Corrió hacia la sala de estar, con el rodillo rodil lo de amasar amartillado sobre su hombro. El salón estaba vacío. Selena bajó el rodillo. ¿Ahora qué? Había buscado por toda la casa. Miró hacia las escaleras, pensando en su trabajo de embalaje abandonado. ¿Estaba exagerando? Selena se acercó al sofá y se sentó. Dejó el rodillo en el asiento junto a ella. Se apoyó en el suave respaldo del sofá y cogió un almohadón a rayas color topo y crema. Abrazó la almohada. ¿Estaba simplemente siendo paranoica? ¿Estaba a punto de hacer estallar su matrimonio, su nuevo matrimonio, sin una buena razón? Selena recordó el consejo del día de la boda de su hermano — : No lo arruines. — ¿Lo ¿Lo estaba arruinando?

 

Algo crujió detrás del sofá. Selena buscó a tientas el rodillo cuando empezó a girar. Antes de que Selena pudiera agarrar el rodillo o ver lo que había detrás de ella, una mano le tapó la boca. El corazón de Selena se aceleró. Intentó gritar, pero la mano ahogó el ruido. Selena trató de alcanzar el rodillo. El dorso de su mano golpeó contra él y rodó por el sofá. Golpeó la alfombra con un ruido sordo.  — Shh Shh — dijo dijo Cade.

Selena torció el cuello para poder mirar hacia arriba y detrás de ella. Cade estaba inclinado sobre el respaldo del sofá. ¿Se había estado escondiendo ahí detrás? ¿Por qué? ¿Qué estaba haciendo? ¿Había sido él quien estaba haciendo todos esos sonidos? De nuevo, ¿por qué? Selena miró con ojos desorbitados a su marido. Cade se llevó el dedo a los labios. Su mirada, intensa... casi trastornada... recorrió toda la habitación. Selena miró fijamente el rostro del hombre que había amado durante más de Ydos años. Eraeraunalguien rostroa quien que creía conocer mejor suyo propio. el hombre también conocía muyque bien.el Había planeado pasar su vida con él; él era como una extensión de ella. Ahora apenas lo reconocía. Sí, Cade todavía tenía el cabello y las cejas negras y espesas, los ojos verdes, las mejillas esculpidas sombreadas s ombreadas por sus bigotes negros como de costumbre. Todavía tenía la boca ancha y los dientes blancos y parejos. Pero todas esas características ahora parecían distorsionadas de alguna manera. Parecían haber sido infectadas, teñidas por algo oscuro y amenazante.

 

Selena trató de apartar la cabeza de la mano de Cade. La atrajo con más fuerza contra el respaldo del sofá, girándole la cabeza para que no pudiera verlo más. Sintió la presión de su cabeza contra la parte superior de la de ella. Si molestas a Lally — susurró susurró Cade — , terminarás en el baúl después.  — Si Selena sintió que se le salía el fondo del estómago. Luchó por aspirar aire por la nariz, que estaba parcialmente cubierta por la palma dura y caliente de Cade. El aliento de Cade era agrio. Nunca antes había tenido un aliento así. Había olido su aliento al iento matutino, su aliento de ajo y su aliento de mantequilla de maní, pero esto era acre, como si él estuviera exhalando el veneno que había mantenido escondido dentro durante muchos, muchos años.  — Prométeme Prométeme que no gritarás si retiro mi mano  — susurró susurró Cade.

Su susurro fue tan bajo que Selena apenas pudo distinguir las palabras. Su cálido y repulsivo aliento sopló en su oído. Selena asintió varias veces. ¿Por qué molestarse en gritar? Nadie más que Cade la escucharía de todos modos.  — ¿Lo ¿Lo prometes? — susurró susurró Cade.

Selena asintió de nuevo. Cade apartó la mano de la boca de Selena. Se volvió y abrió la boca. Cade hizo otro gesto de silencio. Se inclinó aún más cerca de ella. No hables. Realmente no quieres molestar a Lally — susurró susurró Cade.  — No Selena usó cada gramo de fuerza de voluntad que tenía para mantener su expresión en blanco. No se movió ni emitió ningún sonido. Cade se apresuró a rodear el sofá y se sentó junto a Selena. Ella no volvió a mirarlo. No podía mirarlo de frente. Y se quedó en silencio. Sin embargo, dentro de su mente, Selena estaba gritando a todo pulmón. Corría hacia la puerta. Estaba afrontando la única conclusión lógica presentada por los hechos: su marido estaba loco.

 

Selena miró hacia la entrada. ¿Podría llegar a la puerta principal antes de que Cade la atrapara? Miró a Cade. Él ladeó la cabeza hacia ella. Entonces él también miró hacia la puerta principal. Sacudió la cabeza, lentamente, una vez. Volvió a escanear la habitación. Cade estaba sentado lo suficientemente cerca de Selena para que ella pudiera sentir el calor de su musculoso muslo contra el de ella. Estaba tan familiarizada con la sensación sólida de él, pero ahora la presión contra su propia pierna se sentía extraña, invasiva.  — Tú Tú mataste a Daniel, ¿no? — susurró susurró Selena.

No supo qué iba a hacer la pregunta hasta que salió de su boca. No se había permitido pensar conscientemente en la conclusión, había llegado cuando Janice le contó sobre el niño que había muerto. Pero claramente, Selena lo sabía. ¿Por qué otra razón había corrido a casa para empacar? ¿Por qué otra razón había planeado dejar al hombre que amaba? Cade se volvió para mirarla. Sacudió la cabeza. No — susurró susurró — . Volvió a negar con la cabeza — . Fue Lally. Se volvió  — No y miró detrás de ellos. Estiró el cuello para mirar hacia las escaleras. Sacudió la cabeza por tercera vez — . El juego es solo para dos. Espinas de terror cayeron en cascada a través del sistema nervioso de Selena. Se le cerró la garganta y luchó por respirar. De alguna manera, sin embargo, pudo mantener su expresión tranquila. Selena bajó la mirada, buscando el rodillo. Sus hombros se hundieron. El rodillo había girado sobre la alfombra cuando golpeó; ahora estaba debajo de la mesa de café. Selena nunca podría alcanzarlo antes de que Cade reaccionara. Volviéndose hacia Cade, Selena trató de parecer cariñosa y preocupada. Saber lo que hizo Lally debe haber sido terrible para ti  — susurró. susurró.  — Saber Cade miró a Selena como si no tuviera idea de lo que estaba hablando. Reprimió su repugnancia y tocó el antebrazo de Cade.

 

 — C Cade, ade, cariño, si Lally está aquí, tenemos que irnos. ¿Por qué no nos

vamos? Cade frunció el ceño. Se volvió y miró hacia la puerta principal. Sacudió la cabeza. Selena no pensó. Ella solo actuó. Saltando del sofá, Selena se abalanzó sobre la lámpara de latón en la mesa auxiliar más cercana. Sacó el cable del enchufe del suelo. Cade empezó a ponerse de pie y alcanzar a Selena, pero antes de que pudiera hacerlo, ella agarró la lámpara por el cuello, haciendo crujir la pantalla del tambor. Luego balanceó la lámpara como un bate de béisbol. Golpeó su base contra un lado de la cabeza de Cade. Cade se tambaleó hacia atrás y luego cayó sobre la mesa de café. Se golpeó la sien contra la mesa y estaba fláccido cuando se desplomó en el suelo. Selena no esperó a ver si Cade se movía. Dejó caer la lámpara y se fue. Debido a que el cuerpo de Cade bloqueó el camino de Selena hacia la puerta principal, se dirigió hacia la cocina. Sin embargo, no había dado dos pasos cuando vio una pizca de blanco por el rabillo del ojo. Selena desvió la mirada hacia él. Mientras lo hacía, Cade gimió y se movió. Selena perdió su capacidad de razonar. Dio media vuelta y subió las escaleras al galope. En lo alto de las escaleras, Selena se dio cuenta de que había sido una idiota. Debería haber intentado llegar a la puerta trasera. Ahora, sin embargo, estaba en el segundo piso. Aquí A quí arriba, no tenía forma de salir de la casa a menos que quisiera saltar desde una ventana del segundo piso. Miró hacia atrás escaleras abajo. Escuchó a Cade gemir de nuevo. No, no podía arriesgarse a bajar allí de nuevo. Miró hacia el pasillo. ¿Dónde podría esconderse? Un sonido de pelea vino de la sala de estar. Selena corrió por el pasillo. Cuando llegó a la puerta del dormitorio de invitados, entró corriendo en la habitación.

 

Corrió hacia el armario, lo abrió y se sumergió en el velo de su ropa vintage. Se volvió y cerró la puerta del armario. Puede que no haya sido el mejor escondite del mundo, pero la familiaridad de sus cosas la reconfortaba. Podía recurrir a ese consuelo para ayudarla a pensar en su próximo paso. En este momento, ella no sabía qué hacer a continuación. Sabía que no podía esconderse aquí para siempre, por supuesto. La casa no era tan grande. Si Cade la buscaba, eventualmente la encontraría. Sin embargo, tal vez antes de eso, se le ocurriría un plan. Selena se agazapó detrás de los viejos vestidos. Su respiración era tan ruidosa en la estrecha oscuridad que sonaba como si estuviera compartiendo el espacio con una jauría de perros jadeantes. Selena tragó aire durante varios segundos. Tenía que calmarse. No podría escuchar a Cade si todo lo que podía oír eran sus propias inhalaciones ondulantes. Selena se convirtió en una pequeña bola apretada. Observó la oscuridad que la rodeaba. Aunque un hilo de luz entraba en el armario por debajo de la puerta, solo era suficiente para dar a la ropa que protegía a Selena una presencia fantasmal. Selena se quedó mirando las tenues formas flotantes y trató de estabilizar su respiración. Selena estaba empezando a recuperar el control de sí misma cuando la ropa que la envolvía crujió. Y luego un susurro salió de la oscuridad. El mensaje del susurro fue breve, pero estaba lleno de significado.  — Hola. Hola.

Selena gritó más fuerte de lo que jamás había gritado en toda su vida. ☆☆☆ 

La conciencia de Cade nadaba en la oscuridad. Sus pensamientos estaban cubiertos por la oscuridad. A través de esta nada mental, sin embargo, le llegaba el sonido. so nido. Escuchó el eco de gritos desgarradores.

 

Luego, la cortina del olvido también amortiguó su oído. No era consciente de nada en absoluto. ☆☆☆ 

Cade levantó la cabeza. Él gimió. Se sentía como si un equipo de construcción estuviera clavando clavos dentro de su cráneo. Poniendo una mano en su cabeza, Cade hizo una mueca. Sintió un nudo cerca de su sien. Intentando sentarse, parpadeó para concentrarse. La habitación dio vueltas. De repente sintió náuseas. Dejó de moverse y simplemente se sentó, de espaldas al sofá. Cade trató de encontrar un pensamiento coherente. Su mente se sentía lenta, blanda. ¿Qué estaba haciendo en el suelo? Cade trató de recordar... ¡Selena! Cade luchó por ponerse de pie. La habitación giró de nuevo, pero logró mantenerse en pie. ¿Cuánto tiempo había estado inconsciente? Miro su reloj. Demasiado tiempo. La niebla en su cerebro se disipó dis ipó abruptamente.  — ¡Selena! ¡Selena! — gritó gritó Cade.

El pecho de Cade se contrajo. Salió corriendo de la sala de estar. Corriendo por el comedor, Cade irrumpió en la cocina. Corrió Corri ó hacia la despensa y abrió la puerta. Estaba vacía. Saliendo disparado de la cocina, Cade se apresuró a presuró por el pasillo hacia la oficina de Selena. Miró hacia la habitación. Cuando no la vio, corrió al medio baño. Tampoco estaba allí. Cade volvió a la sala de estar. Revisó el armario de los abrigos. No encontró nada más que abrigos y botas.

 

Cade corrió hacia las escaleras. Subió los escalones de dos en dos y estuvo en el pasillo de arriba en segundos. Corrió por el pasillo, abriendo puertas a medida que avanzaba. Miró hacia hac ia el baño y su dormitorio. Revisó el armario principal. Cade volvió corriendo al pasillo. Se dirigió hacia la habitación de invitados. Luego se detuvo.  — No No — susurró. susurró.

Cade se volvió y miró hacia la puerta cerrada del tercer dormitorio. La puerta era solo una puerta, pero de repente pareció latir a un ritmo que coincidía con el rápido ritmo cardíaco de Cade. Cade dio un paso hacia la puerta. Vaciló y se estabilizó. Dio otro paso. Finalmente, se obligó a moverse normalmente de nuevo. Corrió hacia la puerta. La mano de Cade se deslizó del pomo cuando trató de agarrarlo. Sus palmas estaban sudando. Se las limpió en sus pantalones caqui y volvió a agarrar el pomo. Lo giró. Cade entró en la habitación vacía. Sin molestarse en mirar a su alrededor, Cade corrió directamente al armario. Abrió la puerta y tiró a un lado las mantas apiladas en el baúl. Cayó de rodillas frente a él. Cade agarró la tapa del baúl. Tomando una respiración profunda, Cade abrió el baúl.  — No No — gritó gritó Cade.

Cade sintió que su rostro se contraía de horror. Las lágrimas llenaron sus ojos. Se tapó la boca con la mano para no vomitar. Quiso apartar la mirada del espantoso contenido del baúl, pero no pudo. Mientras seguía mirando el baúl, los hombros de Cade se convulsionaron. Su pecho se agitó. Finalmente, no pudo mirar más. Cayó hacia atrás. Dejó caer la cabeza entre sus manos.

 

Sin embargo, la cabeza de Cade se levantó cuando un susurro llegó desde arriba del baúl. Venía del estante vacío sobre la barra para colgar en el armario. El susurro contenía seis palabras familiares:  — El El juego es solo para dos.

Las palabras siseadas llegaron hasta Cade como el rocío de una niebla tóxica. Lo engulleron y luego lo dejaron en silencio. ☆☆☆ 

Cade llegó a lo alto de la escalera que conducía al ático de su nueva casa. Dejó la pila de tres cajas que había subido por las escaleras. Miró a tra través vés del ático a su hermosa prometida. ¿Cómo pudo haber tenido tanta suerte? Había ganado el premio gordo, otra vez. Debbie era hermosa. Rubia, de ojos azules, pequeña y tan dulce como deslumbrante: Debbie era el sueño de cualquier hombre. Y para Cade, ella era una realidad.  — Hola, Hola, cariño — dijo dijo Debbie — . Esto es lo mejor, ¿no? Nunca he tenido

un ático antes. Cade sonrió. Amaba el entusiasmo de Debbie por la vida. Por encima de ellos, la lluvia golpeaba en el techo del ático. El suave golpeteo era relajante. También lo estaba el cielo oscuro y nublado que colgaba bajo sobre la casa como un chal gris. Cade y Debbie se mudaban a su nueva casa, una gran casa victoriana en las afueras de la ciudad. Habían Ha bían conseguido la casa por una canción porque necesitaba mucho trabajo. Pero a Cade no le importó; le gustaba una casa para arreglar. Cade se acercó a Debbie y envolvió sus brazos alrededor de sus hombros delgados.  — Sí, Sí, es genial... como tú.

 

Debbie se rio. Ella inclinó la cabeza hacia atrás y besó el hoyuelo en la barbilla de Cade. Saliendo de su abrazo, miró alrededor de la habitación.  — No No veo la hora de terminar este ático  — dijo dijo Debbie — . Será un estudio de arte increíble.  — Cruzó Cruzó hasta la gran ventana octogonal en el extremo este del ático. Extendió los brazos y luego giró en círculos — .

Cuando salga el sol, esta ventana dejará entrar una luz increíble.  — Un Un estudio de arte increíble para una artista increíble — dijo dijo Cade.

Debbie se rio. Regresó con Cade. Tú eres el que es increíble. Programador jefe de la empresa de  — Tú tecnología más grande del estado. Es difícil de superar eso. Cade le dio a Debbie una mirada de “ay, caramba”, pero no estuvo en desacuerdo. Su nuevo trabajo iba a ser genial. Todavía no podía creer que lo había conseguido. No podía esperar para empezar. Tuvo que alejarse de su madre para aceptar el trabajo, pero ella no se molestó por eso. Janice le había asegurado que estaría bien.  — F Fue ue dulce de tu parte regresar para estar cerca de mí, cariño ca riño — había había dicho —  y me encantaba tenerte cerca, pero ahora… ahora creo que debes

seguir adelante. Y soy perfectamente capaz de cuidar de mí misma. Debbie se alejó de Cade Ca de y comenzó a mover cajas. Puso una caja encima de una pila de dos. Luego ladeó la cabeza y miró detrás de la pila.  — O Oye, ye, nunca antes había visto ese baúl. ¿Qué hay en esta cosa vieja?

Cade se acercó a Debbie y le pasó el brazo por la estrecha cintura.  — Oh, Oh, es solo equipaje con cosas de mi infancia.

Cade condujo a Debbie hacia la puerta del ático.  — E Estoy stoy listo para un descanso, nena. Bajemos y tomemos un poco de

esa limonada que nos dejó la nueva vecina. ¿Cómo se llamaba? Algo pasado de moda. Debbie sonrió. Winifred.  — Winifred.

 

 — Ella Ella — dijo dijo Cade.

Cade acompañó a Debbie fuera del ático y se volvió para apagar la luz. Vacilando, medio escuchando a Debbie parlotear sobre una tía que tenía el nombre anticuado de Octavia, Cade miró el baúl. El viejo cofre maltratado parecía mirar hacia atrás a Cade mientras él lo miraba. Cade apagó la luz. Cerró la puerta del ático. ☆☆☆ 

El trueno retumbó cuando los cielos se oscurecieron aún más. El ático estaba envuelto en sombras. No se podía ver nada más que negrura en el vasto espacio... hasta que dos pequeños puntos de luz se asomaron por encima del viejo baúl.

 

 

 

 

 

  E

¡ STO ES IRREAL! MAYA LEVANTÓ LA VISTA Y VIO SU REFLEJO EN EL TECHO DE NEÓN CON AZULEJOS DE ESPEJO. SUS OJOS BRILLARON EN ROJO BAJO LA LUZ ABRASADORA.  — 

 — 

POR UN INSTANTE, MAYA SE ESTREMECIÓ. EL EXTRAÑO RESPLANDOR DE SUS OJOS LA HACÍA PARECER UNO DE LOS MUERTOS VIVIENTES DE UNA PELÍCULA DE ZOMBIS. MAYA SE SACUDIÓ Y CAMBIÓ RÁPIDAMENTE SU MIRADA.  ¿No te lo dije?  — gritó gritó Jaxon para ser escuchado por encima de la  — ¿No música rock de los 80 a todo volumen que latía a su s u alrededor. Se sacudió las rastas, dio un gran g ran mordisco a la pizza y miró de Maya a su amiga rubia rojiza Noelle, que entraba miraba ycon la pista amarilla brillante de la montaña rusa que salíaasombro de los tubos luminiscentes entrelazados como serpientes a lo largo de la vasta extensión más allá del comedor. Noelle, con sus pecas destacándose bajo las luces brillantes, tomó su refresco. Tengo que admitir que pensé que “Mega Pizzaplex”  era más  — Tengo exageración que realidad, pero esto es genial. — Aspiró Aspiró a través de su pajita y saltó al ritmo de la música. Su cola de caballo se balanceaba de un lado a otro.  — ¡¿No ¡¿No es genial?!  —   Jaxon dejó caer su porción de pizza a medio comer — . Esto es más que genial. No puedo esperar para probar una cabina

de realidad virtual.  — La La cabina de AR primero, Jax — dijo dijo Maya. Miró más allá de una hilera

de carritos que se deslizaban y se concentró en el recinto de vidrio cerca del Tilt-A-Whirl con tema de pizza (cada cápsula en el paseo tenía forma de cobertura de pizza). La gran cabina con forma de burbuja era la única razón por la que quería venir aquí esta noche.  Jaxon puso los ojos en blanco.

 

 — Sí, Sí, sí, sí, cumpleañera. Todo es acerca de usted.  — Mostró Mostró su

característica sonrisa traviesa y le dio un codazo a Noelle, quien le dio a Maya una mirada tonta. Maya adoptó una pose glamorosa exagerada y se miró de nuevo en el espejo. Bajo las luces psicodélicas que destellaban a su alrededor, su cabello largo y negro parecía una mancha de aceite que reflejaba un caleidoscopio. Con la cabeza inclinada, sus ojos ya no parecían rojos, eran de su color marrón oscuro normal. Pensó que, entre su piel oscura y sus facciones llenas, su vestido rojo y la rosa roja detrás de su oreja, se parecía un poco a una bailarina de flamenco. Maya volvió su atención a sus amigos. Les arrojó una servilleta hecha una bola. olo porque llegué a los dieciséis antes que ustedes dos perdedores  — SSolo no es razón para odiarme. Todos se rieron. Maya notó que el ladrido de sus risas apenas hacía mella en el clamor a su alrededor. La música, a pesar de lo fuerte que era, competía con tantos sonidos que era difícil distinguirlos todos. Sin embargo, Maya podía distinguir el traqueteo de la montaña rusa sobre s obre sus vías, el zumbido de los karts, la música metálica y los pings y bleeps de los juegos de arcade, los zumbidos de las etiquetas láser y, superponiéndolo todo, los sonidos de gritos felices y parloteo. La hermana de Maya, Elena, odiaría este lugar, pensó Maya cariñosamente. A Elena le gustaban las cosas tranquilas y pacíficas. Mega Pizzaplex de Freddy Fazbear era exactamente lo contrario de tranquilo y pacífico. Elena también habría odiado el caos de colores brillantes en el Pizzaplex. Mientras que a Maya le encantaban los tonos vibrantes de las joyas, a su hermana le encantaban los blancos, los grises y los pasteles. Maya miró su vestido rojo sangre, luego desvió su mirada hacia la camisa ca misa naranja brillante de Jaxon y la blusa rosa fuerte de Noelle. Miró a su alrededor. Incluso sus ropas brillantes se perdían en el arcoíris del Pizzaplex. Maya y sus amigos se apretujaron en una mesa de esquina es quina en el comedor principal. La sala era enorme, pero estaba tan atestada de mesas de laminado rojo brillante y sillas con respaldo cromado que parecía más

 

pequeña de lo que era, especialmente porque cada mesa estaba llena de familias, niños y adolescentes voraces comiendo pizza. Los meseros vestidos con camisas rojas del uniforme de Freddy Fazbear, con collares de brillo multicolor alrededor de sus cuellos, apenas podían pasar por los pasillos mientras corrían por la sala sirviendo pizzas y bebidas. Las puertas batientes de la cocina al otro lado de la habitación estaban en movimiento casi constante. Dondequiera que Maya mirara, colores brillantes y luces centelleantes brillaban, parpadeaban y resplandecían. Parecía que todo en el Pizzaplex estaba espectacularmente iluminado. Las luces LED estaban por todas partes. Formaron marcos alrededor de todas las mesas y los carteles llamativos con el tema de Freddy's en las paredes, y delinearon los cuadrados del piso de tablero de ajedrez en blanco y negro. Todo lo que no estaba envuelto y resaltado en LED se iluminó con neón. Arcos resplandecientes formaban la entrada al comedor y a todos los demás lugares de entretenimiento en el Pizzaplex. Alternando con los carteles temáticos de Freddy's envueltos en LED, el arte de neón con la forma de los personajes de Freddy's y las porciones de pizza resplandecían en rojos, azules, verdes, amarillos, rosas, morados y naranjas. El techo espejado captó toda esta luz y la refractó, enviando prismas de color por todas partes. Fuera del comedor, en el centro del techo abovedado del Pizzaplex, una cúpula de vidrieras con motivos de pizza retroiluminada en el centro del techo redondo del centro comercial emitía rayos de aún más color sobre el movimiento constante de abajo. Maya pensó que el efecto era como un ballet de todosen losun matices que jamás había visto, todo el lugar parecía estallar y parpadear movimiento constante de des deslumbrantes lumbrantes tonos brillantes.  — Sabes Sabes que dieciséis es solo una construcción, ¿verdad? — gritó gritó Jaxon.

Maya se estremeció cuando una pizca de pizza parcialmente masticada aterrizó en su brazo. Ella arrugó la nariz y se la cepilló. Estaba acostumbrada a que Jaxon escupiera comida sobre la mesa. Se S e emocionaba mucho cuando hablaba. Cuando se emocionaba por algo, sus palabras se juntaban y se olvidaba de respirar. Al final de sus demasiado frecuentes monólogos, estaría jadeando por aire.

 

 — La La edad de una persona no es real  — continuó continuó Jaxon — . Es solo un

pensamiento. Su existencia depende de la mente del sujeto. Noelle gimió.  — Oh, Oh, no otra vez. ¿No podemos dejar la ciencia en la l a clase de ciencias?

Maya palmeó el brazo de Noelle con simpatía. Sin embargo, la verdad era que a Maya le gustaba la ciencia, incluso cuando no siempre la entendía. El principal interés de Maya era la biología, específicamente la botánica. Le encantaba cultivar cosas; su madre decía que era una cuidadora nata. Pero las reflexiones de Jaxon sobre física podían ser divertidas de escuchar. Noelle frunció el ceño a Jaxon.  — Y Y,, además, la edad no es un pensamiento. Es un hecho empírico. Maya

ha estado viva durante dieciséis años, sin importar lo que su mente tenga que decir al respecto.  Jaxon agitó ag itó la mano como si rechaza rechazara ra las palabras de Noelle. Maya Ma ya se quedó mirando la mano grande y oscura de Jaxon. Jaxon era alto y de piel color ébano. Su madre era jamaicana y su padre era del sur profundo. Parecía que debería ser una estrella del baloncesto, pero odiaba los deportes. Él pertenecía a la ciencia y filosofía. Le encantaba hacer preguntas sin respuesta y tratar de responderlas durante horas y horas. Pero, ¿qué está vivo?  —   Jaxon contrarrestó la lógica de Noelle. Se  — Pero, inclinó hacia adelante, prácticamente rebotando en su asiento — . Anoche, leí un artículo sobre algo llamado inmortalidad cuántica. Es una teoría que dice que en realidad nunca morimos. Noelle miró hacia el techo de espejos como si pudiera ayudarla. Suspiró tan fuerte que ni siquiera la cacofonía que los rodeaba pudo silenciar su exasperación.  Jaxon la ignoró. Mira, está relacionado con la teoría de muchos mundos. No importa  — Mira, qué rama de la realidad sigas, tu conciencia está experimentando la existencia. Cada camino conduce a más existencia. Nunca podemos experimentar nada más que la existencia. Entonces, seguimos y seguimos.  — Bueno, Bueno, seguro que sigues y sigues — dijo dijo Noelle.

 

Maya se rio. Noelle ni siquiera sonrió ante su propia broma. Se cruzó de brazos y miró duramente a Jaxon.  — L Laa gente muere todo el tiempo. ¡La idea de la inmortalidad es una

locura! ¿Me estás diciendo que cuando mi tío murió, murió , en realidad no murió? Su voz se elevó al final de la pregunta. Noelle había estado muy unida a su tío, y ella había estado conmocionada y devastada un par de semanas antes cuando él murió en un accidente automovilístico. Maya tocó brevemente el brazo de Noelle suavemente.  Jaxon, tan ajeno a las emociones reales como de costumbre, no no notó el malestar de Noelle.  — Bueno, Bueno, la inmortalidad cuántica solo se aplica al observador.

Entonces, en realidad no podemos saber con certeza si está realmente muerto. Quiero decir, su conciencia podría haberse ramificado en un camino que no lo ha llevado a la muerte. Nadie ha visto cómo sería el final del juego porque el observador aún no ha estado allí. Lo L o que nos parece real puede no ser lo que realmente es real, así que…  Maya, al notar la expresión cada vez más oscura de Noelle, empujó a  Jaxon.  — ¿Ya ¿Ya terminaste de comer? Quiero dirigirme a la unidad AR.

 Jaxon miró su plato vacío. Pareció sorprendido de encontrar menos pizza. Noelle exhaló como si estuviera soplando su malestar. Ella ladeó la cabeza y señaló a Jaxon. La pizza es una construcción, ya sabes  — dijo dijo Noelle — . Solo existe  — La en tu mente.  Jaxon sonrió.

 

 — Touché, Touché, chica. — Le Le ofreció a Noelle su puño, y ella, aparentemente

habiéndole perdonado su insensibilidad, chocó su puño con el de ella antes a ntes de ponerse de pie. ☆☆☆ 

Maya, Jaxon y Noelle se tomaron de los brazos cuando salieron de una cabina de VR y se adentraron en la cuando multitudchocó que corría un lugarque de entretenimiento a otro. Noelle chilló con undeempleado vestía un disfraz de Montgomery Gator. La mascota caimán verde fosforescente le dio unas palmaditas en la cabeza a Noelle y siguió adelante.  — Roxanne Roxanne Wolf es un gran personaje — dijo dijo Jaxon — . ¿La has visto?

Maya tiró de su brazo.  — Sí, Sí, la vimos. Oye, te dejé arrastrarme a una cabina de VR y ahora es

mi turno. Vamos. La cabina de AR está por aquí.  Jaxon se resistió. Señaló una línea que serpenteaba hacia la entrada de la montaña rusa. Quiero ir a Fast Freddy — dijo dijo Jaxon — . Se supone que ese lugar tiene  — Quiero lo último en alta tecnología de montaña rusa.  —   Jaxon sacó un folleto de su bolsillo — . Aquí dice que cada automóvil tiene un panel táctil y que puedes elegir tu propia música. Cinco géneros para elegir. Hay 28 luces LED programadas para cambiar de color durante el viaje.  —   Jaxon señaló más allá de las largas filas — . ¿Y ves? Tiene una plataforma de carga móvil. Nunca se detiene por completo.  — Agitó Agitó el folleto — . Y tiene cámaras, algunas a bordo y otras en la pista. Los láseres activan los dispositivos de sincronización y las computadoras graban las imágenes y crean un video que se sincroniza con cualquier música que elijas. elij as. El video se descarga y se envía a ese quiosco. —   Jaxon señaló una pequeña estructura parecida a una choza que estaba cubierta de luces estroboscópicas — . Todo se hace en menos de un minuto para que puedas llevarte el recuerdo definitivo. Ese sería un gran regalo de cumpleaños, ¿no crees, Maya?  —   Jaxon inhaló profundamente para volver a llenar sus pulmones. Los coches de la montaña rusa pasaban a toda velocidad por encima de sus cabezas. Maya sintió una ráfaga de aire rozar su rostro. Los gritos de los pasajeros de la montaña rusa lastimaron sus oídos. Ella sacudió su cabeza.

 

 — Luego. Luego. La cabina de AR primero.

 Jaxon agachó la cabeza. Luego se inclinó elaboradamente.  — Lo Lo que usted diga, milady.

Maya se rio. El acento sureño de Jaxon destruyó su intento de inglés antiguo. Vamos — instó instó a sus amigos.  — Vamos Noelle y Jaxon siguieron el ejemplo de Maya. Tiró de ellos para alejarlos aleja rlos de la entrada de la montaña rusa y pasar junto a los columpios gigantes y los coches de choque. Al principio, a Maya no le había gustado mucho la idea de celebrar su cumpleaños en Freddy's Pizzaplex. Cuando Jaxon le mostró los anuncios del lugar, pensó que eran tan exagerados que eran tontos. Tenía que admitir que Fazbear Entertainment sabía cómo ganar dinero. Antes de la gran inauguración de Pizzaplex, la empresa vendió miles de miniproyectores de hologramas a precios superrebajados, y lo primero que mostró el proyector fue un Glamrock Freddy holográfico haciendo su arenga:  — ¡¡Hola Hola chicos! ¡¿Quieren pizza?! Bueno, Fazbear Entertainment no ha

escatimado en gastos para desarrollar el centro de diversión familiar más extremo del mundo: ¡Freddy Fazbear's Mega Pizzaplex! Con tres pisos de altura, es la pizzería más llamativa, radiante, rockera y segura que el universo jamás haya visto. ¡Por supuesto que Freddy y la banda están emocionados de conocerte! Utilizando lo último en tecnología animatrónica, puedes divertirte con las estrellas. Entonces, en tu próximo cumpleaños, ¡deja que Mega Pizzaplex de Freddy Fazbear te convierta en una SUPERESTRELLA!  — E Ess el lugar perfecto para celebrar tus dulces dieciséis  — había había dicho

 Jaxon. Maya se había resistido al discurso de Jaxon incluso cuando él había enumerado todas las posibilidades de entretenimiento. Por supuesto que tienen un escenario para las actuaciones de los  — Por animatrónicos, y tienen una sala de juegos jueg os y un láser tag, — le le había dicho —  

 

pero también tienen un teatro, columpios gigantes, toboganes toboga nes y tubos para escalar, y atracciones, incluido un montaña rusa y autos chocadores y gocarts eléctricos de última generación y un dulce carrusel. Ah, y juegos de carnaval. Tal vez pueda ganarte un Freddy de peluche. Quédate quieto, mi corazón palpitante — había había respondido Maya.  — Quédate Cuando Maya siguió negando con la cabeza, Jaxon habló aún más rápido. También tienen locas cabinas de VR y lugares de juegos de rol. Ah, y  — También tienen esta unidad de AR especialmente para cumpleaños. Es su principal atracción, porque Freddy's siempre ha puesto énfasis en la celebración de cumpleaños.  — Sé Sé lo que es la VR, pero ¿qué es la AR?  — Maya Maya había preguntado a

pesar de sí misma. Los ojos de Jaxon se habían iluminado. Le encantaba explicar las cosas.  — AR AR significa realidad aumentada. Es una forma de cruzar el mundo

real con el mundo virtual. Básicamente, los objetos en el mundo real son mejorados por percepciones generadas por computadora. Se supone que el del Pizzaplex es realmente increíble; utiliza todo tipo de modalidades sensoriales: visual, auditiva, somatosensorial, olfativa e incluso háptica.  — ¿Háptico? ¿Háptico? — había había cuestionado Maya.

Háptico significa agarrar algo… básicamente, la unidad AR en  — Háptico Pizzaplex te permite alcanzar y agarrar cosas que ni siquiera están ahí. AR básicamente juega con la realidad. La tecnología puede ser tanto constructiva como destructiva, lo que significa que puede agregar cosas al mundo físico o sustraerlas. Mientras que la VR reemplaza por completo la realidad con una simulada, la AR es una mezcla de lo real y lo virtual. La unidad AR en Pizzaplex se llama ¡El mundo te celebra! Te da la ilusión de que todos en Pizzaplex están participando en celebrarte. Básicamente, es como tener una gran fiesta de cumpleaños sin todo el dinero y los problemas. ¡Es la mejor manera de pasar un cumpleaños! Esto fue lo que convenció a Maya de seguir la idea de Jaxon. Aunque sabía que su familia y todos sus s us amigos celebrarían su cumpleaños, también sabía que no sería la gran cosa. Su familia no tenía dinero para una “fiesta” como ella quería. Sonaba muy bien tener todo un Pizzaplex lleno de gente

 

de fiesta con Maya en su cumpleaños. Así que aquí estaban, ¡y ella quería que comenzara su fiesta! Maya y sus amigos ya llevaban unas horas en el Pizzaplex. Primero deambularon, luego comieron (ante la insistencia de Jaxon) y luego fueron al área de VR (nuevamente, ante la insistencia de Jaxon). Durante este tiempo, Maya se había hecho una idea bastante clara del llugar. ugar. El Pizzaplex se instalaba en un círculo. En el centro del círculo, las rampas conducían a un recinto de luz negra creado para los niños más pequeños. El área parecida a una cueva estaba llena de barras para trepar, toboganes y bloques de construcción de espuma que brillaban intensamente; todo esto se montó alrededor de un foso de bolas de purpurina. Bancos acolchados para padres vigilantes rodeaban el área. Por encima de esta zona de juegos subterránea, una grandiosa rotonda de teatro de dos pisos hizo erupción como un castillo de cuento de hadas bajo la cúpula de vidrieras. El resto de los lugares de entretenimiento y las tiendas (por supuesto, las tiendas en el Pizzaplex vendían ropa, disfraces, recuerdos y juguetes con el tema de Freddy's) rodeaban el Pizzaplex. Entre estos lugares y el teatro, una pista de karts se entrecruzaba por encima y por debajo de los pasillos que conducían de una parte del Pizzaplex a la otra. Varias cabinas de VR estaban espaciadas a lo largo de las pasarelas. Y, sobre todo, las vías de la montaña rusa entrelazadas con los tubos de escalada. Los dos sistemas parecían una instalación de arte moderno serpenteante, o una serpiente suspendida esperando para devorar a todas las personas que se afanaban debajo de ella. Maya arrastró a sus amigos entre la multitud, tirando de Jaxon mientras intentaba virar hacia el área de juegos de rol. Su mirada estaba puesta en el premio: la unidad AR. Estaba a solo unos metros de distancia y estaba...  — ¡¿Cerrado?! ¡¿Cerrado?! — exclamó exclamó Maya.

Maya se detuvo tan abruptamente que Jaxon chocó contra ella. Noelle se estrelló contra Jaxon. Los dos gruñeron y miraron a Maya. Luego miraron en la dirección de su mirada. La unidad AR parecía una bola de nieve gigante... solo que sin la nieve.

 

Su base era de color rojo brillante, y dentro del vidrio transparente y grueso, una silla tapizada en oro parecida a un trono estaba sentada en el centro de la burbuja transparente. Un letrero de neón intermitente parpadeaba sobre el cristal esférico: ¡El mundo te celebra! Estrellas de neón y serpentinas rodeaban las palabras. Desafortunadamente, otro letrero estaba adherido a una cinta amarilla brillante, similar a la cinta de las escenas de crimen, que se extendía a lo largo de la entrada de la unidad AR. Ese letrero decía: Cerrado. Bajo construcción. ¡¿Bajo construcción?! — espetó espetó Maya — . ¿Cómo pueden hacer un gran  — ¡¿Bajo alboroto sobre una atracción “premier” y ni siquiera terminarla antes de que abran? ¡Eso es publicidad engañosa! Maya se volvió para fruncir el ceño a Jaxon.  — ¡Dijiste ¡Dijiste que tendría mi gran fiesta!

La expresión generalmente animada de Jaxon estaba floja mientras miraba la unidad AR cerrada. Sus hombros se hundieron. Lo siento Maya. No lo sabía.  — Lo Noelle abrazó a Maya.  — Vamos. Vamos. No es gran cosa, ¿verdad? Nos tienes. Y  — deslizó deslizó su brazo hacia afuera para indicar toda la conmoción en el Pizzaplex —  no  no es como

si no hubiera nada más que hacer. Maya parpadeó para quitarse las lágrimas que habían salido de la nada. Se sentía como una mocosa mimada por estar tan molesta y no quería llorar frente a sus amigos. Pero estaba muy decepcionada. Tenía muchas ganas de usar el AR. Maya frunció el ceño ante el cartel de cerrado. Luego apretó la mandíbula y respiró hondo. Miró a su alrededor. Nadie estaba prestando atención a ella y sus amigos. Tomó una decisión. Corrió hacia adelante y se agachó bajo la cinta amarilla. Noelle jadeó.  — ¡Maya! ¡Maya! ¡No puedes entrar ahí!

 

Maya cruzó el umbral y miró a Noelle y Jaxon. Parece que si puedo. ¿Vienen?  — Parece Noelle negó con la cabeza. Miró por encima del hombro y miró hacia arriba. Maya siguió la mirada de Noelle. Un enorme recinto curvo con espejos se cernía sobre una gran área marcada como Solo para empleados: el espacio parecía lo suficientemente grande como para albergar todas las oficinas y la maquinaria detrás de escena que deben haber estado operando algo tan elaborado como el Pizzaplex. Estaba claro que los espejos eran bidireccionales, y el recinto elevado era donde la seguridad vigilaba el Pizzaplex. Obviamente, con la ayuda de las docenas de cámaras de circuito cerrado de televisión que Maya había notado en todos los lugares donde ella y sus amigos habían estado, estaba segura de que un grupo de empleados importantes y mal pagados estaban jugando al Gran Hermano allí. Sí, podrían estar mirando, pero a ella no le importaba. Pueden venir y arrastrarme si quieren  — dijo dijo Maya — . Voy a entrar.  — Pueden Vengan conmigo o no. Noelle y Jaxon intercambiaron una mirada. Jaxon se encogió de hombros.  — ¿¿Qué Qué es lo peor que pueden hacer? ¿Echarnos? Miró con anhelo la montaña rusa y luego se encogió de hombros de nuevo — . Siempre

podemos ir a casa y trabajar en nuestros proyectos de ciencias. Noelle resopló.  — Claro. Claro.

Maya les dio la espalda a sus amigos y entró en la cabina AR. Solo se adentró unos pocos pies antes de escuchar a Jaxon y Noelle correr detrás de ella.  — ¡Esto ¡Esto es genial! —   Jaxon rodeó la silla, luego se inclinó y la examinó.

Hay un procesador aquí debajo.  — Hizo Hizo un gesto hacia el cristal que  — Hay los rodeaba — . El vidrio será la pantalla que se sumará a lo que ahora se

 

puede ver a través de la cúpula.  — Se Se agachó y recogió una diadema que parecía tejida que había estado, casi escondida, en el asiento de la silla — . Esto parece un dispositivo sensorial. ¿Ves?  — Levantó Levantó la diadema e indicó un entramado de nodos en el interior de la misma — . Creo que esto aumentará tus sentidos para que tu experiencia se sienta real en todos los sentidos. Creo que la forma en que funciona es…   — Cómo Cómo que sea — dijo dijo Maya. Se lanzó a la silla y agarró la diadema. Si

la seguridad los había visto entrar en la cabina AR, A R, no tenía mucho tiempo. Tomó asiento. Maya se puso la diadema. Miró a su alrededor. Nada había cambiado.  — ¿Cómo ¿Cómo se enciende? — preguntó preguntó Maya.

 Jaxon se inclinó. Jugueteó con algo. De repente, las paredes de vidrio de la cabina AR desaparecieron. Maya podía ver directamente la enorme extensión del Pizzaplex. Y estaba lleno de globos de cumpleaños, serpentinas y montones y montones de regalos de cumpleaños. También se llenó con cientos de personas que soplaban matracas y vitoreaban. ¡Era como si todos en el Pizzaplex se hubieran detenido para concentrarse en Maya! Todos los adultos y niños en los pasillos se giraron para mirarla. Todas las personas en el comedor la miraban con las copas en alto. Las atracciones todavía estaban en movimiento, pero todas las personas en ellas estiraban el cuello para ver a Maya mientras pasaban o giraban. Tanto los clientes como los empleados le sonreían a Maya como si fuera la persona más importante del planeta.  — ¡Sorpresa! ¡Sorpresa! — gritaron gritaron todos al unísono.

Maya sintió un escalofrío de importancia mientras miraba a la multitud. Luego volvió a llorar cuando vio a su familia. Estaban todos allí. Sus padres y Elena, su tía Sofía y su tío Rafael. Rafael . Su tía Luciana y su tío Peter. Vio a todos sus primos, incluso a su favorito, el pequeño Axel. Vio a sus vecinos: los gemelos Davis saltaban y saludaban a Maya, y los tres hijos de los Thompson sostenían una gran pancarta de feliz cumpleaños. Incluso el viejo Sr. y la Sra. Lambert, la pareja gruñona que vivía al otro lado de la calle de la casa de Maya, estaban entre la multitud. La Sra.

 

Lambert levantó un plato de su premiado pastel de café (ganador del gran premio en la feria del condado durante veinte años seguidos, querida); El amor de Maya por ese pastel de café fue f ue lo que la hizo ganarse el cariño de la pareja, por lo demás eran unos cascarrabias. Maya vio a su maestra favorita, la Sra. Carpenter, y a su ministro, el pastor Ben. Vio a todos los miembros de su coro y a sus compañeros de clase de la escuela. Todos llevaban sombreros de fiesta y todos parecían que el cumpleaños de Maya había sido el día más feliz de sus vidas. Mientras Maya se esforzaba por identificar a todas las personas que conocía, la multitud se separó y Glamrock Chica, con su vestido rosa brillante brillando bajo las luces también brillantes, saltó a la vista y se dirigió hacia Maya. Empujaba un carro grande. El carrito tenía un enorme pastel de cumpleaños de seis niveles niv eles cubierto con un glaseado cremoso y decorado con rosas rojas dulces, la flor favorita de Maya. Dieciséis velas enormes parpadearon sobre el pastel. Maya se dio cuenta de que estaba sonriendo tanto que le empezaron a doler las mejillas. Pero sonrió aún más cuando la banda de Freddy's comenzó una bulliciosa versión rockera de Feliz cumpleaños, y todos comenzaron a cantar. Maya extendió la mano y agarró las manos de Jaxon y Noelle. ¿Ven? Después de todo, si estaba funcionando.  — ¿Ven?  — ¡Feliz ¡Feliz cumpleaños, Maya! — Noelle Noelle abrazó a Maya y luego dio un paso

atrás para que Jaxon pudiera seguir su ejemplo. Maya sonrió ante el aroma a cereza del champú de Noelle y el olor del aliento a pizza de Jaxon. Entendió que la escena es cena frente a ella no era real. El Pizzaplex no podría haberse transformado repentinamente en la fiesta de cumpleaños de sus sueños. Todas las personas que conocía no solo se transmitieron mágicamente, y las que no conocía, por supuesto, no estaban interrumpiendo su diversión para hacer un gran escándalo de un completo extraño. Pero se sintió real. Y los olores familiares de sus amigos la anclaron a lo que era realmente real. La combinación de real y no real era embriagadora. Sacó a Maya de sí misma y la llevó a la fantasía de la diversión y la risa.

 

Al principio, parecía que Maya solo estaba observando la celebración a su alrededor, pero a medida que avanzaba, avanz aba, ya no era una observadora. Fue atraída a la fiesta tal como lo habría sido si fuera real. Después de que la banda de Freddy's terminó el Feliz Cumpleaños, todos comenzaron a cantar.  — ¡Pide ¡Pide un deseo! ¡Pide un deseo!  — Maya Maya sonrió e imaginó que este

momento duraría para siempre. Luego apagó las velas. Su humo se elevó en espiral mientras todos vitoreaban. Maya rio encantada. La banda de Freddy's comenzó a tocar una de sus canciones de rock favoritas. Jaxon agarró la mano de Maya y la hizo girar hacia la multitud, que retrocedió y formó un círculo alrededor de una pista de baile improvisada en el centro de la pasarela.  Jaxon y Maya no eran pareja; ella pensaba en él más como un hermano que como un amigo, pero los dos siempre habían bailado bien juntos.  Jaxon tenía algunos movimientos serios y Maya era elegante por naturaleza. A medida que comenzaron a saltar al ritmo entrecortado de la canción, se deslizaron en una serie de pasos intrincados que nunca habían practicado pero que tenían que parecer coreografiados para su audiencia. Maya se sintió como una reina del baile cuando Jaxon la hizo girar y la sumergió e incluso la volteó sobre su hombro. Cuando terminó la canción, la multitud enloqueció y más parejas llenaron el espacio abierto mientras comenzaba una nueva canción. Bailaron y bailaron y bailaron. Maya no sabía cuánto tiempo había pasado cuando Jaxon, sudoroso y sonriendo como un maníaco, la condujo entre la multitud hasta el pastel. Allí, Glamrock Chica le entregó a Maya un cuchillo reluciente, que podría haber dado miedo en cualquier otro entorno, y Maya cortó el segundo nivel de su hermoso pastel. Obtuvo el primer trozo y casi se desmaya de felicidad cuando sus dientes se hundieron en el dulce húmedo con sabor a pistacho y crema de mantequilla. Sus sabores favoritos. Varios empleados se apresuraron a ayudar a repartir el pastel. Todos abrazaron o chocaron los cinco con Maya cuando pasaron pas aron junto a ella. No

 

conocía a ninguno de ellos, pero todos actuaban como si fueran amigos desde hace mucho tiempo. La música seguía sonando a todo volumen, y la multitud seguía riendo, bailando y parloteando. Maya se sintió un poco como una pelota de playa que rebota al pasar de un grupo de juerguistas al siguiente. La abrazaron una y otra y otra vez. Recibió besos, palmaditas y un ¡te quiero! de todos sus familiares. Su beso favorito fue el del dulce y pequeño Axel: el lametón estuvo húmedo y pegajoso por la mancha de glaseado en su boca. El tiempo continuó expandiéndose y comprimiéndose de una manera extraña y desorientadora cuando Maya de repente se encontró sentada cerca de la enorme pila de regalos envueltos en colores brillantes. Su mamá, después de susurrar que el regalo especial de Maya de parte de ssus us abuelos llegaría más tarde como siempre, comenzó a entregarle los regalos a Maya y ella los abrió uno por uno. La mayoría de los regalos estaban envueltos en papel con motivos florales; todos sabían cuánto amaba las flores. Todos los regalos dentro de los paquetes festivos eran cosas que amaba; recibió ropa de colores vibrantes, montones de novelas románticas y libros sobre jardinería, partituras y CD's de su música favorita, maquillaje y joyas, ositos de peluche, carteles y estampados de flores y lindos gatitos, lociones perfumadas, jabones y velas, un teclado, una guitarra nueva y, finalmente, una computadora portátil nueva y una cámara (estos eran para ayudarla a fotografiar y catalogar las flores que cultivaba, dijo su mamá). La apertura de regalos parecía interminable. Maya en realidad comenzó a sentirse culpable; estabatodos segura que Sin ver embargo, sus regalos quea ser aburrido para los de demás. cadaabiertos vez quetenía miraba las personas que la rodeaban, parecían estar divirtiéndose; estaban totalmente atentos. Maya no podía imaginar una celebración de cumpleaños más perfecta. Quería que durara para siempre. ☆☆☆ 

Maya, Jaxon y Noelle se agacharon debajo de la cinta y miraron a los bulliciosos grupos de niños y familias que disfrutaban del Pizzaplex.

 

 — N Noo puedo creer que ellos se pareciera a mi fiesta de cumpleaños hace unos segundos — dijo dijo Maya.  — Te Te dije que sería genial.  —   Jaxon sonrió como si él mismo hubiera

diseñado la unidad AR. Maya se inclinó hacia él.  — Sí, Sí, lo hiciste. ¡Y tenías razón! No puedo creer que no nos hayan echado de allí  — dijo dijo Noelle,  — No

mirando hacia la cabina de seguridad. Maya siguió la mirada de Noelle. Ella frunció el ceño. Noelle tenía razón. Seguramente, tenían cámaras en la unidad AR; alguien debió haberlos visto. Maya se encogió de hombros.  — Cómo Cómo sea. Estoy contenta de haber tenido mi gran gr an fiesta.  — ¿Ahora ¿Ahora podemos subirnos a la montaña rusa? r usa? — preguntó preguntó Jaxon.

Maya se rio.  — Sí. Sí. Subámonos a la montaña rusa.

Los amigos se unieron de nuevo del brazo y se dirigieron a la fila de la montaña rusa. Mientras se abrían paso entre la multitud de personas felices, Maya sintió que estaba más flotando que caminando. Su fiesta de cumpleaños virtual, o aumentada o lo que sea, fue la mejor celebración de cumpleaños que había tenido. No era que no apreciara los picnics de cumpleaños que su familia solía organizar para ella, los eventos de comida compartida que siempre se llevaban a cabo en su jardín y siempre incluían un pastel básico bási co y una piñata barata. Pero ella quería el tipo de fiesta que acababa de tener en la unidad AR. Ahora había tenido una. Era una chica feliz.  — A Admito dmito que esta montaña rusa tiene un aspecto llamativo  — dijo dijo Noelle mientras hacían cola para el viaje — , pero no veo cómo una

montaña rusa de tres pisos puede ser muy divertida. No llegará lo suficientemente alto. Miró hacia el vértice de la montaña rusa.

 

 — No No es la altura lo que la hace emocionante  — dijo dijo Jaxon — . Es la

velocidad, y el loop-the-loops, y las... otras cosas.  — ¿Qué ¿Qué otras cosas? — preguntó preguntó Maya.  — Ya Ya verás — dijo dijo Jaxon en tono siniestro — . Mwah ja ja ja.

Noelle puso los ojos en blanco. No puede ser tan aterrador.  — No Pero lo fue. Maya y sus amigos no tuvieron que esperar mucho antes de ser los siguientes en la fila para uno de los autos con rayas amarillas y rojas que se dirigían hacia el área de carga en constante movimiento. Los autos eran lo suficientemente grandes para tres personas si no les importaba que quedaran apretados, así que Maya y Noelle siguieron a Jaxon a uno de los autos. Tiraron de las barras de seguridad con fuerza sobre sus pechos como se les indicó, y tan pronto como las barras encajaron en su lugar, el auto desapareció en un túnel oscuro.  — Rock Rock and roll, ¿verdad?  —   Jaxon gritó mientras alcanzaba el panel

táctil frente a ellos. La libreta era lo único iluminado en la oscuridad.  — ¡Por ¡Por siempre! — gritó gritó Noelle.

Las notas base palpitantes dieron paso a un riff de guitarra chirriante, y el auto aceleró. Mientras aceleraba en un giro, un zorro pirata gigante apareció repentinamente frente a ellos. Levantando un gancho reluciente, el zorro golpeó sus cabezas con el afilado acero justo cuando el auto se sacudía hacia la izquierda. Maya y Noelle gritaron. Jaxon gritó. El auto giró en un círculo cerrado, luego l uego se disparó hacia arriba y volcó, lanzándolos, boca abajo, en otro giro en U antes de voltearlos repentinamente y escalar. A partir de ese momento, el viaje fue borroso para Maya. Cada pocos segundos, parecía que otro personaje de Freddy's, iluminado cegadoramente y más grande que la vida, aparecía de la nada y los asustaba tontamente. Después del tercer susto de dientes animatrónicos afilados que se precipitaron hacia su cara, Maya cerró los ojos. A partir de ese

 

momento, el viaje fue un caos de movimiento, sonido y luz que destellaba detrás de sus párpados. Afortunadamente, aparentemente terminó tan rápido como comenzó. Cuando el auto redujo la velocidad, las barras de seguridad se soltaron y Jaxon saltó del auto. Noelle trepó tras él. Maya cerraba la marcha, tambaleándose. Estaba segura de que el viaje le había robado algunos de sus huesos; sus piernas se sentían como tentáculos de medusa. ¡¿No es este el mejor?! — gritó gritó Jaxon mientras agarraba las manos de  — ¡¿No Maya y Noelle — . Vamos a buscar nuestros videos. — Los Los arrastró hacia el pequeño quiosco cerca del área de salida de la montaña rusa. Un par de minutos después, tuvieron sus vídeos personalizados. Maya no estaba segura de que alguna vez miraría el suyo. No necesitaba ver una versión de sí misma con los ojos cerrados aterrorizada a cien millas por hora, o a la velocidad a la que iban. Jaxon había estado gritando las velocidades durante el viaje, pero Maya lo había ignorado.  — ¿Ahora ¿Ahora qué? — preguntó preguntó Jaxon.

Maya negó con la cabeza.  — Tú Tú eliges, Jax.  — Ella Ella había venido aquí esta noche para la fiesta de

cumpleaños en AR, y la había conseguido. Realmente no le importaba lo que hicieran ahora. ☆☆☆

 

Eran más de las diez cuando Maya empujó la puerta trasera de la pequeña y luminosa cocina de su familia. Colgó las llaves en un perchero  junto a la nevera retro turquesa. Sus padres, como ella esperaba que fuera, estaban sentados en la mesa con cubierta de azulejos multicolores, bebiendo chocolate caliente y  jugando a las cartas. Era su rutina previa a la hora de acostarse, y Maya sospechaba que era una buena excusa para esperar despiertos a que su hija adolescente llegara a casa. La mamá de Maya sacó una tarjeta y le sonrió a Maya.

 

 — ¿Te ¿Te divertiste, cariño?  — Maya Maya sonrió — . ¡Fue grandioso! Incluso

mejor de lo que Jaxon dijo que sería. No vas a creer todo lo que tienen allí. El… —   — Maya Maya se detuvo. Estuvo a punto de contarles sobre la unidad de AR, pero para hacerlo, tendría que contarles sobre la fiesta de sus sueños con todo lo que siempre había querido en una fiesta de cumpleaños. No quería que pensaran que no apreciaba las fiestas que organizaban para ella.  — ¿Te ¿Te subiste a la montaña rusa?  — preguntó preguntó el padre de Maya — . Leí sobre eso. Apuesto a que es genial. Maya se rio.  — Suenas Suenas como Jaxon. No podía dejar de hablar de eso.  — Maya Maya le tendió la cinta de vídeo que consiguió en el quiosco — . Aquí hay un vídeo

de nuestro viaje. Puedes verme gritando y cerrando los ojos tan fuerte como pude. La madre de Maya negó con la cabeza.  — Oh, Oh, eso suena divertido. — Sus Sus palabras estaban llenas de sarcasmo.

Maya se acercó a su mamá y le dio un abrazo. Apoyando la mejilla contra la parte superior de la cabeza de su madre, cerró los ojos para sumergirse en la suavidad de los rizos negros cortos de su madre, salpicados de gris. Su mamá olía a jazmín, como siempre. Maya se enderezó, luego dio un paso alrededor de la mesa y se inclinó para darle a su papá un abrazo rápido. La parte superior de su cabeza no era blanda. Mantenía su cabello ralo ral o en un corte rapado, que se sentía como una gran rebaba contra la barbilla de Maya. Pero a ella no le importaba. Amaba a su papá y la forma en que siempre olía a tinta y tóner. Maya soltó a su papá y se volvió hacia la estufa de gas, como el refrigerador, también era turquesa y tenía un estilo que parecía un vestigio de los años 50. Sabía que le quedaría suficiente chocolate caliente en la sartén. Lo vertió en una taza y se unió a sus padres en la mesa. Tomó un sorbo del rico chocolate. ¿Reparto la próxima ronda?  — ¿Reparto  — Por Por supuesto — contestó contestó su papá.

 

Maya sonrió al ver a sus padres terminar partida. Por milésima vez, pensó en lo afortunada que era de tener unos padres tan estupendos. Su madre, morena, pequeña y bonita, era maestra de escuela primaria, pero siempre tenía mucho tiempo para cuidar de su familia. El padre de Maya, con su rostro sencillo arrugado con líneas de sonrisa alrededor de los ojos y la boca, tenía una tienda de artículos de oficina e impresión. Trabajaba muchas horas, pero de alguna manera siempre hacía que Maya y Elena sintieran que eran el centro de su mundo. Pasaba tiempo con ellas todos los días. Cuando sus padres terminaron partida y su padre repartió las cartas para una nueva partida, Maya volvió a pensar en la fiesta de la unidad AR. No estaba segura de por qué había sido tan importante tener esa experiencia de ser el centro de atención de todos; no era como si estuviera descuidada. Tal vez fue que sus padres eran tan relajados que nunca nada se sentía como un gran problema. A veces, Maya quería que las cosas fueran emocionantes en lugar de simplemente felices. Maya recogió sus cartas. Por ahora, sin embargo, respirando el aroma del chocolate en la taza frente a ella y mirando las caras contentas de sus padres, estaba feliz. Después de más o menos media hora de jugar a las cartas, Maya besó a sus padres, se despidió y se dirigió dirig ió al baño por el estrecho pasillo. Se tomó su tiempo en el pasillo, deteniéndose para mirar las docenas de fotografías familiares enmarcadas que cubrían las paredes. Por supuesto, las fotos habían estado allí durante años, pero la fiesta le había recordado a Maya a todas personas queantes la amaban. Quería durantelasunos segundos de cepillarse losdetenerse dientes. en sus imágenes Cuando Maya finalmente llegó a su habitación, ni siquiera se molestó en ponerse el pijama. Fue aniquilada de repente. Simplemente se dejó caer en su cama gemela. Golpeó el colchón con tal fuerza que la estructura de la cama se deslizó por el suelo de madera. Elena se sentó en la otra cama metida en la pequeña habitación.  — ¿Qué? ¿Qué?

 

En el brillo amarillo apagado de una luz nocturna abovedada, Maya pudo ver que el rostro de Elena estaba arrugado y su cabello negro rizado estaba enredado.  — Lo Lo siento, El — dijo dijo Maya — . Sólo soy yo.

¿Qué hora es? — Elena Elena se frotó los grandes ojos marrones, unos que  — ¿Qué se parecían a los de Maya. Tarde.  — Maya Maya saltó de su cama y se movió a la cama de Elena — .  — Tarde. Acércate. Elena refunfuñó, pero se escabulló. Maya se s e acurrucó junto a su hermana y la envolvió en un abrazo. Maya saboreó la suave calidez de los hombros vestidos de franela de su hermana mientras miraba alrededor de su pequeña habitación. Con solo las dos camas y una mesa de noche, junto con una cómoda y una mesa que servía como escritorio para ambas, la habitación había sido el dominio de Maya y Elena durante toda su vida. Maya recordó cuando la habitación había sido pintada de rosa y las colchas eran blancas y con volantes. Ahora la mitad de la habitación estaba pintada del color favorito de Maya, rojo, y la mitad de la habitación estaba pintada de gris. La colcha de Maya tenía un diseño de rosas. El de Elena era azul pálido. Maya pensó en todos los regalos que había recibido en su gran fiesta de cumpleaños. Ella sonrió. Era bueno que no hubieran sido reales. ¿Cómo habría metido todas esas cosas en esta pequeña habitación? Lástima que la AR no pudo haber evocado una casa grande para ella y su familia. Pero eso era una tontería. Maya amaba esta es ta casa compacta. Estaba llena de recuerdos felices. ¿Cómo podría una casa c asa nueva y grande competir con eso?  — ¿Qué ¿Qué pasa? — preguntó preguntó Elena.

Maya se rio.  — Es Es mi cumpleaños.

Elena entrecerró los ojos ante los números azules brillantes en su radio reloj, que estaba en su mesita de noche compartida. No hasta dentro de cuarenta y dos minutos y quince segundos.

 

Maya volvió a reír y apretó a su precisa hermana. Bueno, ya casi. De todas formas, ya tuve mi gran fiesta.  — Bueno, Elena frunció el ceño. Pero yo no estuve allí.  — Pero  — ¡Sí ¡Sí estuviste! Todos estaban. ¡Fue la mejor fiesta de todas!

Elena arrugó su ancha nariz e hizo una mueca a Maya. Se retorció para liberarse del abrazo de Maya. Eres rara.  — Eres Eres rara.  — Eres Elena puso los ojos en blanco y se dejó caer de nuevo en la cama.  — Sal Sal de mi cama. Necesito que mi cerebro duerma.

Maya sonrió. La madre de Maya siempre les decía a sus hijas que necesitaban su sueño reparador, pero Elena, cerebral y despreocupada por la belleza, no estaba de acuerdo con eso. Ella decía que tenía un sueño mental que la ayudaba a ser más inteligente. Mientras que Maya había conseguido apariencia, Elena había obtenido cerebro. Elena podría haber sido más baja y sencilla que Maya, pero lo que le faltaba en belleza lo compensaba con inteligencia y confianza. Elena estaba un año detrás de Maya en edad; estaba años por delante de Maya en educación y logros. Maya estaba es taba contenta de ser una adolescente. Elena tenía prisa por ser adulta. Era una genio de las matemáticas y al año siguiente iba a matricularse en la universidad local. Maya no tenía envidia en absoluto de la brillantez de Elena. De hecho, Maya estaba súper orgullosa de Elena. Maya estaba contenta de ser Maya, y celebraba celebr aba la Elenadad de Elena. Sin embargo, había sido increíblemente agradable ser el centro de atención en su fiesta de cumpleaños en Pizzaplex. Maya normalmente no llegaba a brillar así. Fue una experiencia que nunca olvidaría. ☆☆☆ 

Al día siguiente, la familia de Maya le organizó la fiesta de cumpleaños habitual en el porche y el césped frente a su casa. Debido a que el patio

 

delantero de la casa era pequeño, la fiesta siempre se extendía a la calle y a los patios vecinos. Aunque la decoración era mínima, los robles gigantes y los sauces llorones que cobijaban las pequeñas casas del barrio brindaban toda la belleza que Maya podría haber pedido. El cumpleaños de Maya era en mayo (aparentemente la inspiración para su nombre), y siempre hacía calor en esta época del año. Como de costumbre, los colibríes iridiscentes y las mariposas monarcas amarillas revoloteaban en los macizos de flores en la base de las barandillas del porche frente a la casa de Maya. Eran mejores que los globos. Este año, además de la simple y habitual pancarta de Feliz Cumpleaños colgada en el frente de la casa, la decoración también incluyó un cartel de Dulces Dieciséis que habían hecho los primos más jóvenes de Maya. El gran cartel de cartón estaba rotulado con crayones y decorado con purpurina y dibujos infantiles de rosas rojas. La piñata tenía la forma habitual de un caballo con forma vaga (a Maya ni siquiera con le gustaban caballos), Maya, y el pastel era uno grande y plano de chocolate un Feliz los cumpleaños, inclinado escrito en un glaseado en tubo comprado en la tienda. La celebración no podría haber sido más diferente a la del Pizzaplex. La única similitud fue la presencia de toda la familia y amigos de Maya y la ofrenda de la Sra. Lambert de su galardonada torta de café. El pastel fue realmente bienvenido; Maya prefería el pastel cubierto de manzana y migas al de chocolate que su familia siempre tenía para ella. Gracias por venir, señor y señora Lambert — dijo dijo Maya cuando fue a  — Gracias sentarse con ellos. Habían traído sus propias sillas plegables y se habían instalado bajo el nudoso roble cerca de la calle. Vieron la fiesta como si fuera una guerra en lugar de una celebración, con el ceño fruncido grabado entre sus cejas.  — Hmmph Hmmph — dijo dijo el Sr. Lambert de manera predecible.

Espero que hayan disfrutado de mi premiado pastel de café — dijo dijo la  — Espero Sra. Lambert. ¡Estaba delicioso, como siempre!  — le le dijo Maya. Quería abrazar a la  — ¡Estaba anciana, pero la postura erguida y los hombros rígidos de la Sra. Lambert eran muy buenos como una señal de alejamiento.

 

Maya dejó a los Lambert y se dirigió hacia el porche. Mientras cruzaba el patio, se frotó las sienes. Esta mañana, cuando se había levantado, le dolía la frente, justo donde un par de nódulos de la diadema de la AR habían tocado su piel. Supuso que la banda para la cabeza solo le había irritado la piel, pero ahora el dolor se parecía más a un dolor de cabeza leve.  — ¡Hola, ¡Hola, cumpleañera! — llamó llamó Noelle.

Maya se olvidó de su dolor de cabeza y se unió a sus amigos. Después de cortar el pastel de cumpleaños, Maya y los otros niños y adolescentes se turnaron para golpear la piñata. Como siempre, los mellizos Davis, los rubios Wesley y Wendy, balanceándose al unísono, fueron los que abrieron el papel maché. Luego pelearon entre sí por agarrar primero los dulces. Todos los demás se quedaron atrás. Las competencias de los niños altos y desgarbados de trece años eran infames: era mejor no interponerse en su camino. Aunque esta fiesta tenía una pequeña mesa de regalos, regal os, la apertura actual no fue un punto focal del asunto. La mamá de Maya siempre enfatizaba que los regalos eran opcionales.  — La La presencia es mucho más importante que los regalos  — decían decían

siempre sus invitaciones. Sabía que las personas del vecindario de Maya y de su escuela no eran acomodadas. La costumbre en las fiestas de la familia de Maya era que el celebrante del cumpleaños abriera un regalo aquí y allá, allá , si la persona que daba el regalo quería verlo abierto. Como de costumbre, los más entusiastas de los obsequios de Maya fueron los niños Thompson. Donny (diez), Parker (seis) y Aurora (cinco) eran los tres hijos favoritos de Maya (después de sus primos, por supuesto). Ella era su s u niñera frecuente porque sus padres, todavía bastante jóvenes porque se casaron cuando tenían dieciocho años y tuvieron a Donny unos meses después, aún no habían superado su necesidad de fiesta. Iban a discotecas con regularidad. Sin embargo, eran excelentes padres y la Sra. Thompson era una panadera increíble. A Maya le encantaba quedarse en la impecable cocina de los Thompson después de que la pareja regresara de sus citas.

 

 — ¡Tiempo ¡Tiempo de Snickerdoodle!  — decía decía el Sr. Thompson, y Maya y los

Thompson comían cada uno una de las galletas grandes y blandas mientras el Sr. Thompson contaba chistes. Sus chistes favoritos eran el típico humor de papá. Toc, toc — había había dicho el Sr. Thompson unas noches antes.  — Toc, Maya había respondido obedientemente: ¿Quién es?  — ¿Quién  — Alpaca. Alpaca.

¿Cuál Alpaca?  — ¿Cuál  — Yo Yo empacaré el equipaje. Empacarás el coche.

Maya y la Sra. Thompson habían gemido al unísono. El Sr. Thompson siempre lograba hacer reír a Maya varias veces mientras la acompañaba a su casa. Las galletas y las bromas eran geniales, pero la pareja también se encariño con Maya. Durante los últimos tres años, desde que se mudaron a unas casas más allá de la casa de Maya, los niños Thompson habían hecho regalos de cumpleaños para Maya. El primer año, le dieron marcadores hechos con bajalenguas (la Sra. Thompson era enfermera) y bolsas de almuerzo marrones decoradas con crayones y brillantina que parecían haber sido usadas. El año pasado, había “collar”le comprado  hecho limpiapipas. año, los niños se habían esforzado alunmáximo; ha bíancon habían hecho un álbumEste de recortes construido con más bolsas de almuerzo marrones y lleno de botones pegados, cuerdas y fotos de los tres niños.  — ¡Esto ¡Esto es maravilloso! — dijo dijo Maya efusivamente cuando insistieron en

que abriera su regalo. ¡Elegí los botones! — anunció anunció Aurora, de nariz respingona. Ella sonrió  — ¡Elegí con orgullo, y sus hermanos resoplaron.  — Bueno, B —  ueno, un gran trabajo. Ag radezco Agradezco el esfuerzo que le han puesto les hiciste les dijo Maya. Los niños aceptaron sus todo abrazos de agradecimiento y corrieron a ver si Wesley y Wendy habían dejado algún dulce.

 

Maya apreció todo de su fiesta, y se lo pasó en grande jugando con sus primos, en especial el pequeño Axel, la tía Sofía y el más pequeño del tío Pedro. Axel era un niño de cuatro años de cara rechoncha con ojos muy oscuros y una sonrisa que nunca desaparecía. A Maya le encantaba cuidarlo. Estaba obsesionado con los pastelitos, y lo tocaron tanto tiempo que a Maya le dolían las palmas de las manos cuando Axel fifinalmente nalmente se sintió lo suficientemente somnoliento como para acurrucarse en su regazo y dormir. Cuando la tía Sofía, con sus largas trenzas enrolladas en la parte superior de su cabeza en un nudo intrincado, levantó a su hijo menor, besó a Maya en la frente.  — Feliz Feliz cumpleaños, sobrina.

Gracias, racias, tía Sofía. Maya sonrió cuando Sofía levantó una ceja — .  — G Quiero decir gracias, tía Sofía. (Al principio lo dijo en inglés, luego en español). Los abuelos de Maya habían venido a los EE. UU. antes de tener a sus hijos, Sofía, Luciana y la madre de Maya, Violeta. Aprendieron inglés de inmediato y se aseguraron de que sus tres hijas fueran bilingües desde el principio. Lo mismo sucedió con sus nietos. Entre ellas, la madre y las tías de Maya habían dado doce nietos a los abuelos maternos de Maya. Sofía y Peter fueron responsables de seis de ellos. Luciana y Rafael tuvieron cuatro hijos. La madre de Maya cerraba la marcha con sus dos hijas. Recientemente, Sofía se había obsesionado con celebrar la herencia puertorriqueña de la familia y estaba tomando lecciones de español. Ella insistía en que Maya también aprendiera. Maya la complacía con alguna frase ocasional. Afortunadamente, los padres del padre de Maya no estaban tan interesados en las raíces de sus antepasados.  — E Enn su mayoría, somos irlandeses, pero creo que tenemos algo de checo, algo de griego y algo de galés en nosotros — le le había dicho el padre

de Maya cuando ella le preguntó al respecto. Se alegró de que nadie estuviera obsesionado con esa herencia; ni siquiera podía imaginar tratar de aprender gaélico o, aún más difícil, checoslovaco. También estaba contenta de que su padre fuera hijo único. No es que no quisiera a sus

 

primos, los amaba. Pero las reuniones familiares eran lo suficientemente caóticas sin que hubiera más niños pequeños corriendo. Después de que las tías, los tíos y los primos de Maya se fueron, Maya y sus padres se instalaron con los abuelos de Maya alrededor de una pequeña fogata en el patio trasero. Era tradición de la familia que los abuelos le dieran a su nieto un regalo especial de cumpleaños después de que terminara la fiesta. Maya siempre amaba esta parte de su cumpleaños, al igual que amaba a sus abuelos. Los dos pares de abuelos de Maya no podrían haber sido más diferentes. Los padres de su madre eran de piel oscura, bajos y redondos, ssus us rostros arrugados por años de sonreír, sus manos callosas por años de trabajo. Tenían un negocio de construcción. Con poco más de sesenta años, ambos podían manejar un martillo tan bien como cualquiera de sus empleados más  jóvenes; incluso la abuela de Maya podía clavar un clavo con solo dos golpes. Los padres del padre de Maya, por otro lado, eran altos, pálidos y de aspecto suave. Autoproclamados hippies envejecidos, “Nana” y “Pappy”

eran artistas, y lo único que revelaban sus manos eran los colores de la pintura que usaban en sus últimas creaciones. Parecían más jóvenes que sus sesenta y tantos años, y sonaban incluso más jóvenes que eso.  — Entonces, Entonces, tienes dieciséis años, Maya — dijo dijo Pappy ahora. Le palmeó

la rodilla. Maya notó que las manchas de la edad se unían a las pecas en el dorso de las manos de Pappy. Pappy reflejaba la parte irlandesa de los antecedentes familiares de su padre. Mientras que su padre tenía el cabello negro, el cabello de Pappy era castaño rojizo. Porque este es un año especial, cariño  — dijo dijo Nana —   todos  — Porque colaboramos para conseguirte algo, bueno, especial.  — Miró Miró a su marido y a la abuela y el abuelo — . ¿No es así? La abuela asintió. Sacó una bolsita de terciopelo rojo del bolsillo de su delantal de cuadros vichy, que no se había quitado a pesar de que había salido de la cocina horas antes. Lo tendió y Maya lo tomó. Maya tiró del cordón de la bolsa y le dio la vuelta. Una fina cadena de oro con un delicado colgante de rosa dorada cayó de la bolsa.

 

 — Oh Oh —   jadeó Maya — . ¡Es hermoso!

Nana le dio un codazo a Pappy.  — Te Te dije que a ella le encantaría.

Pappy se encogió de hombros. Le guiñó un ojo a Maya.  — Voté Voté por uno de esos artilugios de videojuegos. Pensé que alguien de

tu edad querría algo más tecnológico. Maya negó con la cabeza. Ya he tenido suficiente tecnología, Pappy.  — Sonrió Sonrió ampliamente al  — Ya pensar en su fiesta de cumpleaños virtual de la noche anterior — . Esto es perfecto. Elena ayudó a Maya a ponerse el collar y luego abrazó a su hermana.  — Feliz Feliz cumpleaños, hermana mayor.

Los padres y abuelos de Maya abrazaron a Maya a su vez. Cuando terminaron, el papá de Maya, con la luz del fuego haciendo que el cuero cabelludo que se veía a través de su ralo pareciera brillar, sacó su guitarra. Maya y sus padres y abuelos cantaron viejas canciones populares durante la siguiente hora, hasta que Elena dijo que su cerebro necesitaba dormir. Cuando Maya se acomodó debajo de las sábanas sá banas esa noche, escuchando los ronquidos de Elena (su hermana siempre si empre se dormía en segundos), Maya se presionó la frente con los dedos. El ligero dolor de cabeza que la había molestado ahora. intermitentemente durante todo con el día palpitabaen con más insistencia ¿El dolor estaba relacionado su tiempo la cabina de AR? No, pensó Maya, probablemente solo era una coincidencia. Simplemente estaba demasiado cansada. Maya cerró los ojos. Realmente había sido un cumpleaños perfecto. Había tenido su gran fiesta y su fiesta tradicional. Todo estaba bien en su mundo. Maya cerró los ojos y se relajó para dormir. ☆☆☆ 

Cuando cuándo Maya miró atrás, hacia final de todo, no pudo identificar fácilmente todohacia comenzó a salirelextrañamente mal. Recordaba el primer susto, por supuesto. Pero en ese momento, no parecía tan extraño.

 

Triste, sí, pero no extraño. Después de todo, no era raro que las mujeres de sesenta y dos años tuvieran cáncer de mama. Y no era raro que perdieran la batalla contra la enfermedad, incluso después de semanas de quimioterapia y radiación. Además del diagnóstico de cáncer de la abuela, no sucedió nada fuera de lo común en el año siguiente al decimosexto cumpleaños de Maya. Las cosas eran bastante normales... excepto por los dolores de cabeza recurrentes de Maya. Los dolores de cabeza, aunque molestos, nunca habían sido lo suficientemente serios como para contarle a nadie sobre ellos. En secreto, se había preguntado si la banda para la cabeza de la cabina de AR había causado algún tipo de daño en los nervios. Sin embargo, dado que la cabina estaba cerrada cuando la usó, no creía que tuviera derecho a quejarse con nadie al respecto. Además, el dolor era leve e intermitente. Se dijo a sí misma que no era nada. El decimoséptimo cumpleaños de Maya no se pareció en nada a su decimosexto. Aunque la abuela trató de insistir en que la fiesta siguiera como de costumbre, nadie estaba de humor para celebrar nada. La noche anterior al cumpleaños de Maya, la abuela lucía como una copia transparente de su antiguo yo, como si alguien con manos temblorosas hubiera tratado de transferir su imagen a papel de calco endeble. En la noche del decimoséptimo cumpleaños de Maya, Maya no estuvo sentada alrededor de una fogata con sus padres, hermana y abuelos. En cambio, ella y el abuelo, los padres de Maya, su hermana, sus tías y tíos y sus primos se apiñaron alrededor de la cama de la abuela en la sala de estar de la abuela y el abuelo. La abuela había insistido en fallecer en casa, por lo que convirtieron la habitación previamente acogedora y cómoda en una habitación de enfermos. Era una habitación apenas lo suficientemente grande para contener a todas las personas que habían venido a despedirse de la mujer perdida en la cama estrecha. Y era una habitación que no era lo suficientemente grande para contener todo el amor que la familia tenía por esta mujer que estaba cerca de dar su último aliento. La habitación también era inadecuada para albergar el dolor que nació y creció hasta su máxima estatura cuando la segunda abuela se fue.

 

Más tarde, mientras Maya y Elena se aferraban la una a la otra en la cama de Elena, Maya preguntó — : ¿Por qué la abuela? ¿Por qué no el viejo señor Vance de la calle? Lo vi patear a su perro una vez. Él es un imbécil. ¿Por qué no él? Elena abrazó a Maya con más fuerza.  — No No funciona así. No hay una lista de buenos y malos como la que tiene Santa. Es biología y química y ADN y…    — Y un bachillerato de ciencias… — Maya Maya se echó a llorar. Tocó la rosa

dorada que colgaba de su cuello. No se había quitado el collar especial desde que se lo puso. Ahora lo sostenía con fuerza, como si al sostenerlo pudiera sostener a su abuela. Cuando Maya finalmente se metió en su propia cama y trató de acomodarse para dormir más tarde esa noche, no estaba nada relajada. No todo estaba bien en su mundo. Acababa de perder a una de sus personas favoritas en el planeta. ¿Qué sería lo siguiente? ☆☆☆  La respuesta a la pregunta de Maya llegó en unos pocos días. A Pappy le diagnosticaron cáncer; estaba en su cerebro. Y era de rápido crecimiento. No pudo cuidar de sí mismo dentro de un mes de recibir su diagnóstico. Maya y su familia extendida se turnaron para hacer todo por Pappy. Y antes de que Pappy llegara su fin, el abuelo recibió su diagnóstico.  — recibieron  — le Él no va a luchar Él le dijo de Mayaestaban al padreendelaMaya día que la noticia. Mayala ymadre sus padres mesael del comedor, picoteando los platos de espagueti. Nadie tenía apetito. Sin embargo, la madre de Maya era estoica; sus ojos estaban secos. Maya, por otro lado, sintió que se estaba ahogando en lágrimas. También tenía problemas para respirar; era como si un gran troll se hubiera posado en su pecho y le estuviera quitando el aire. ¿Por qué le estaba pasando esto a su familia?

Mientras Maya se preparaba para ir a la l a cama esa noche, Elena se sentó frente a la computadora que compartían.

 

 — Si Si solo fueran la abuela y el abuelo  — dijo dijo Elena, tocando algunas teclas — , sospecharía que hay algo cancerígeno en sus materiales de

construcción. Pero también es Pappy. ¿Quizás sus pinturas? Maya miró por encima del hombro de su hermana. Cuando Elena hizo clic con el mouse y la pantalla pasó de un artículo a las palabras Página en construcción. Elena suspiró dramáticamente.  — Me Me voy a la cama — dijo dijo Maya.

Elena dijo — : Mm  — e hizo clic con el mouse para abrir una nueva ventana de búsqueda. Durante las siguientes noches, Elena se quedó despierta hasta tarde investigando las causas del cáncer. Maya no era buena para la investigación, así que pasaba su tiempo libre leyendo a sus abuelos. Pappy, por supuesto, ya no la entendía. Pero ella sabía que él era consciente de su presencia. El abuelo seguía diciéndole diciéndo le que debería dejar de perder el tiempo atendiendo a un “viejo pedorro” moribundo. Deberías tener una cita — le le dijo varias veces.  — Deberías Maya trató de recordar la última vez que le importó tener una cita. Solo unos meses antes, se había enamorado del mariscal de campo del equipo universitario junior. Ahora, cuando miraba su sonrisa despreocupada y su cabello despeinado, se sentía molesta. Envuelta como estaba con sus abuelos enfermos, Maya no prestaba atención a lo que pasaba con los demás. Fue solo después de que Nana contrajo cáncer y murió, solo unos días después de que el abuelo y Pappy se fueran, que Maya emergió de su niebla de dolor lo suficiente como para notar que las personas a su alrededor estaban contrayendo la temida enfermedad. El Sr. y la Sra. Lambert sucumbieron poco después de la muerte de los abuelos de Maya. Maya ni siquiera sabía que estaban enfermos hasta que sus hijos mayores aparecieron para cerrar y vender la casa. Maya se sintió mal cuando se enteró; no había ido i do a verlos desde que la abuela ab uela se enfermó.

 

Extrañamente, se preguntó vagamente qué sería de la galardonada receta de pastel de café de la Sra. Lambert. Pero ella no pensó en eso por mucho tiempo. El Sr. y la Sra. Davis fueron los siguientes en ser diagnosticados. Luego el Sr. y la Sra. Thompson. Maya ni siquiera se había da dado do cuenta de que no le habían pedido que cuidara a los niños durante un tiempo porque había estado muy preocupada por sus abuelos. abuelo s. Cuando se enteró de que es estaban taban enfermos, fue a ver a los Thompson y se ofreció a ayudar a cuidar de ellos y de los niños. Hizo lo mismo por la familia Davis. Correr de un lado a otro entre las dos casas y la suya ocupaba todo su tiempo libre después de la escuela. En la escuela, apenas estaba consciente. Sin embargo, estaba lo suficientemente consciente como para darse cuenta de que escuchaba la palabra cáncer mucho más de lo que debería. Mii hermano fue admitido en la sala de oncología anoche — dijo dijo Brynn,  — M la animadora principal del equipo universitario, a su equipo mientras Maya pasaba arrastrando los pies por delante de su mesa en la ruidosa cafetería. Cuidamos a mi hermana en casa  — dijo dijo la mejor amiga de Brynn,  — Cuidamos Makenzie — . El hospital dijo que la sala de oncología está llena. En realidad, no hay camas en todo el hospital. Cuando la gente va a la sala de emergencias, estacionan las camas en el pasillo. Brynn no tuvo respuesta a eso. Las otras chicas en la mesa estaban igualmente despreocupadas. Maya se detuvo y los miró. Ellos no la notaron. ¿Probaste ese nuevo rímel del que te hablé?  — Brynn Brynn le preguntó a  — ¿Probaste una de las otras chicas. La chica, una bonita rubia, aleteó sus pestañas. ¿No lo notas?  — ¿No Todos en la mesa admiraron las largas pestañas de la chica. Maya negó con la cabeza y llevó llev ó su bandeja a la mesa donde Jaxon y Noelle ya estaban sentados.

 

Maya se dejó caer en una silla de plástico y golpeó su bandeja sobre la mesa cubierta de laminado con cicatrices. Hizo un gesto hacia la mesa de las porristas.  — ¿Puedes ¿Puedes creerlo? Están actuando como si no fuera gran cosa.

¿Cómo qué no es gran cosa?  — preguntó preguntó Noelle.  — ¿Cómo Maya frunció el ceño a su amiga. Todo el cáncer.  — Todo  Jaxon se encogió de hombros. Mi mamá fue diagnosticada la semana pasada.  — Mi La boca de Maya se abrió. ¡Lo siento mucho! ¡No dijiste nada!  — ¡Lo  — ¿Qué ¿Qué que acre decir? preguntó preguntó Jaxon.llenaron Excavóelenaireel —  chile en su bandeja. Loshay olores de —  tomate y cebolla . ¿Quieren ir al Pizzaplex Pizzapl ex este fin de semana? Aparentemente, el nuevo espectáculo de animatrónicos es bastante increíble.

Maya miró a Jaxon. Desvió la mirada hacia Noelle, que estaba mordisqueando una ensalada. Noelle estaba totalmente relajada.  — ¿Es ¿Es en serio?  — preguntó preguntó Maya. La palabra salió aguda y demasiado

fuerte.  Jaxonsey volvieron Noelle fruncieron Maya. Varios chicos en las mesas vecinas y miraronela ceño Maya acon las cejas levantadas. Maya bajó la voz y se inclinó hacia sus amigos. Por qué estás actuando como si todo lo que está pasando fuera  — ¿¿Por normal?  Jaxon y Noelle intercambiaron una una mirada desconcertada. Jaxon miró a través de la mesa a Maya.  — Um, Um, ¿porque lo es?

Maya golpeó la mesa con la mano. El golpe atravesó las caóticas conversaciones y el tintineo de los cubiertos en la habitación. Por un

 

segundo, los sonidos se detuvieron y varias cabezas giraron en dirección a Maya. Maya ignoró el escrutinio. Mantuvo su voz baja y firme cuando habló de nuevo.  — ¿No ¿No te has dado cuenta de que parece que todo el mundo tiene

cáncer? Mi tía Sofía acaba de ser diagnosticada. Mi tío Rafael fue diagnosticado hace un mes. Y todos mis abuelos han muerto por eso en los últimos trece meses. Es raro. Algo está pasando.  Jaxon se encogió de hombros. Ell cáncer apesta, seguro. Pero no hay nada extraño en ello.  — E Maya abrió la boca para discutir, pero ¿cuál era el punto? Cogió su bandeja y salió de la cafetería. Ya no quería andar con sus amigos. No tenían ni idea de cómo se sentía. No podía soportar mirar sus rostros despreocupados. Durante las próximas semanas, Maya vio cada vez menos a Jaxon y Noelle. Llegó el verano y sus amigos consiguieron consig uieron trabajo en la hamburguesería local. Maya no tenía tiempo para un trabajo. Dividía su tiempo entre el hospital, donde se sentaba con sus tías y tíos (la tía Lucía y el tío Peter ahora también tenían cáncer) mientras recibían quimioterapia, y las casas de sus tías y tíos, donde ayudaba a cuidar de los primos mayores, cuatro de los cuales ahora se estaban muriendo de cáncer. También ayudó a los Davis y los Thompson. Maya pasaba sus días preparando comida, cambiando sábanas, vaciando orinales y repartiendo medicamentos. Se pasaba las noches dando vueltas y vueltas y escuchando a Elena roncar. Cuando los abuelos de Maya se enfermaron, Elena había sido compatriota en la necesidad de respuestas de Maya. Pero Elena hacía tiempo que había dejado de ir a la biblioteca. Cuando Maya le preguntaba por qué tantas personas morían de cáncer, Elena simplemente se encogía de hombros y metía la nariz en su último libro de texto de matemáticas. Maya a veces pensaba en tratar de averiguar qué estaba pasando por sí misma. Aunque no le gustaba investigar, investiga r, sabía cómo hacerlo. Pero, ¿cuándo tendría tiempo? Estaba demasiado ocupada cuidando a los enfermos.

 

Una tarde a fines de agosto, a solo unos días del comienzo del último año de Maya, esta finalmente recibió una buena noticia. Su maestra favorita, favorit a, la Sra. Carpenter, tuvo su primer bebé. Noelle se detuvo para contárselo a Maya. Las dos chicas se pararon frente a la lavadora y la secadora en la casa de Maya. El padre de Maya había estado enfermo durante un mes. Debido a que su mamá estaba enfocada en cuidarlo, Maya ahora estaba haciendo todo lo demás en la casa: cocinar, limpiar, ir i r de compras, lavar la ropa, incluso pagar las cuentas. No estaba segura de cuánto tiempo más sería capaz de hacer eso. El tratamiento de quimioterapia de su padre lo estaba debilitando mucho. ¿Cuánto tiempo podría seguir trabajando? ¿Cómo lo escuchaste?  — preguntó preguntó Maya mientras ella y Noelle  — ¿Cómo doblaban una hoja.  — Mi Mi mamá está en la sala de cuidados paliativos del hospital. Cuando

me aburro de sentarme con ella, voy a la guardería a mirar a los bebés.

Maya quería llamar la atención de Noelle por la forma brusca en que habló sobre la condición de su madre, pero también quería centrarse más en algo esperanzador para un cambio. Un nuevo bebé era esperanzador.  — ¿Todavía ¿Todavía está en el hospital la Sra. Carpenter? — preguntó preguntó Maya.

Noelle negó con la cabeza. Creo que ella y el bebé se fueron a casa.  — Los Los ojos de Noelle se  — Creo iluminaron — . ¿Quieres ir a verlos? Maya asintió.  — No No vive muy lejos de aquí. Vamos en bicicleta.

Maya y Noelle tardaron solo quince minutos en pedalear las pocas cuadras hasta la casa de la Sra. Sra . Carpenter. Llegaron a la pequeña casa estilo cabaña justo cuando una nube de tormenta de verano soltó un aguacero y un trueno retumbó en el cielo. Dejaron las bicicletas en el estrecho camino de entrada y corrieron al porche delantero cubierto. Cuando tocaron, un relámpago iluminó el cielo detrás de ellas. ella s. El trueno volvió a sonar segundos después cuando la Sra. Carpenter abrió la puerta.

 

 — ¡Muchachas! ¡Muchachas! ¡Qué linda sorpresa!

La Sra. Carpenter no era mucho mayor que Maya y Noelle. Había comenzado a enseñar en el segundo año de Maya. Era una mujer alta y esbelta con cabello castaño ondulado y ojos verdes brillantes; fácilmente podría haber pasado por una adolescente, incluso ahora, de pie en su entrada sosteniendo un bulto cubierto con una manta contra su hombro. Maya estiró el cuello para echar un vistazo al niño.  — ¡Felicidades! ¡Felicidades!  — dijo dijo Maya — . Vinimos a ver a su bebé.  — Maya Maya le

tendió un ramo de rosas que había recogido de su jardín justo antes de que ella y Noelle se subieran a sus bicicletas. Con todo lo que estaba pasando, Maya no había tenido tiempo de cuidar sus flores, pero parecían cuidarse solas. Las flores de color durazno en la mano de Maya eran saludables y fragantes. Mientras sostenía las flores, de repente a Maya se le ocurrió que deberían haber traído algo para el bebé.  — Oh, Oh, lo siento — soltó soltó Maya — . Deberíamos haber traído un juguete o algo para él, ¿o ella? La Sra. Carpenter retrocedió y les indicó a las niñas que entraran a su casa. Entraron en una pequeña pero ordenada sala de estar. Era brillante, con paredes blancas y muebles tapizados en amarillo. La habitación olía a cera para muebles de limón. Y toda la casa olía a café recién hecho. Esto sorprendió a Maya; había estado en las casas de sus tías y tíos después del nacimiento de cada uno de sus primos más jóvenes. Sus casas siempre habían olido a una mezcla de pañales sucios, talco, saliva y leche dulce; era lo que Maya consideraba como “olor a bebé”, un olor característico que parecía venir con los bebés.  — Ella Ella  — dijo dijo la Sra. Carpenter — . La he llamado Cecilia.  — Se Se detuvo frente a una pequeña chimenea de piedra — . ¿Te gustaría cargarla?  — ¡Por ¡Por supuesto!  — Maya Maya aceptó el bulto que le ofreció la Sra.

Carpenter. Acercando al bebé a su pecho, Maya inhaló y olió... nada. Volvió a oler. Nada. Ni una sola cosa. Eso era raro.

 

Maya movió al bebé, acunando cuidadosamente la cabeza del bebé con una mano. Con la otra mano, Maya apartó la manta que cubría la cara del bebé. Maya jadeó. Y casi deja caer al bebé de la Sra. Carpenter. «¿Este es el bebé de la Sra. Carpenter?» Maya miró horrorizada lo que sostenía. Hizo Hi zo todo lo que pudo para no devolvérselo a la Sra. Carpenter y salir corriendo de la casa gritando. Tragando saliva, consciente del sudor que le corría por la columna, Maya miró a la Sra. Carpenter. La Sra. Carpenter sonrió a Maya, luego miró con orgullo y alegría a su nueva hija. Maya desvió su mirada hacia Noelle. Noell e. ¿Había visto Noelle lo que sos sostenía tenía Maya? Sí. Noelle estaba mirando directamente a la cara del bebé. Pero en realidad, no había cara a la que mirar. Había una cabeza, sí. Pero la cabeza no tenía rasgos. Parecía una cabeza de muñeca transparente sin terminar. Luchando por mantener su expresión compuesta, Maya comenzó a mecerse hacia adelante y hacia atrás como si estuviera cargando a un bebé real. Con voz temblorosa, comenzó a cantar una canción de cuna. Noelle comenzó Sra. Carpenter sobreSubrepticiamente los horarios de alimentación y Mayaasehablar alejó con de sula amiga y su maestra. retiró la manta para poder ver toda la... cosa... en sus brazos. No, esto no era un bebé. No sabía lo que era. Pero no era un bebé. Suave y lánguido, como una muñeca de trapo llena de gelatina gelati na y sin vida, el contenido flexible de la manta de bebé era un maniquí inerte: un bebé contenido en una repugnante piel resbaladiza y translúcida. Debajo de la piel, los contornos más débiles de filamentos de color azul pálido se extendían por todo el cuerpo de la cosa. Parecían venas, algo así. Aparte de estos hilos apenas perceptibles, el relleno de la cosa cos a era tan claro como su cubierta exterior.

 

El verano antes de que Maya y sus amigos visitaran el Pizzaplex para la celebración de su cumpleaños en la sala de AR, Jaxon había arrastrado a Noelle y Maya a ver una película de ciencia ficción sobre la clonación. Lo que sostenía Maya le recordaba a los clones sin terminar. No era un infante. Era como un marcador de posición para un bebé.  — ¿Me ¿Me la llevo? — dijo dijo la Sra. Carpenter.

Maya se dio la vuelta. Intentó encontrar su voz, pero no pudo. Asintió en silencio y le devolvió el flácido… ¿qué?  … ¿ser? ¿criatura? No bebé, eso era seguro. Maya le entregó a Cecilia a su madre.  — ¿Les ¿Les puedo traer un refrigerio, chicas? — preguntó preguntó la Sra. Carpenter.

No, gracias — dijo dijo Maya justo cuando Noelle dijo — : Claro.  — No, La Sra. Carpenter miró de Maya a Noelle. Maya frunció el ceño a su amiga.  — Necesito Necesito volver a casa  — le le dijo Maya a la Sra. Carpenter — . Tengo mucho que hacer. Fue muy amable de su parte visitarnos  — dijo dijo la Sra. Carpenter — . A  — Fue Cecilia le gusta ser el centro de atención.  — La La Sra. Carpenter miró a Cecilia como si el bebé fuera la cosa más linda del mundo — . ¿No es así, pequeña? — La La Sra. Carpenter acarició la cara suave y blanda del bebé. Maya sintió náuseas. Um, tenemos que irnos. Adiós, Sra. Carpenter.  — Um, Maya agarró la mano de Noelle y sacó a su amiga de la casa de la maestra. En el camino de entrada, Maya aspiró un aire que olía a ozono y tierra húmeda. La tormenta se había ido tan rápido como había llegado. El suelo estaba empapado y el calor del sol estaba convirtiendo la humedad en vapor que se elevaba desde la tierra y el pavimento como fantasmas efímeros. Maya se inclinó y sostuvo su estómago. Se sentía mareada y débil.

 

 — ¿Estás ¿Estás bien? — preguntó preguntó Noelle.

Maya se enderezó. Le lanzó a Noelle una mirada desconcertada.  — ¿No ¿No viste eso?

¿Ver qué? ¿A Cecilia? Es una linda bebé.  — Noelle Noelle estudió a Maya — .  — ¿Ver ¿Qué sucede contigo? ☆☆☆ 

Maya no tuvo tiempo de pensar mucho más en el “bebé”  de la Sra. Carpenter el resto del día. Bueno, eso no era cierto. A pesar de que estaba ocupada, Maya realmente no podía pensar en nada más que en el bebé de la Sra. Carpenter y la extraña reacción de Noelle hacia “ella”. Pero a Maya la asustó tanto que se obligó a concentrarse en otra cosa cada vez que la imagen de la criatura lánguida entraba en su mente. Al final del día, se convenció a sí misma de que se lo había imaginado todo. Además, la noticia que recibió durante la cena hizo a un lado todo lo demás: su madre ahora tenía cáncer. Le dieron esta noticia a Maya con calma mientras la mamá de Maya servía estofado de res y su papá le pasaba la canasta de pan, una canasta que contenía panecillos que le recordaban a Maya la cabeza sin rasgos de Cecilia. «No. Basta», se dijo a sí misma. No iba a pensar en eso. Maya le entregó la canasta a Elena sin darse vuelta. Maya no tenía hambre de todos modos. Cogió su cuchara y la hizo girar en su estofado, haciendo dibujos circulares en el caldo perfumado con estragón. Sus padres iban a morir. ¿Cómo podían sentarse aquí a comer como si todo estuviera bien? ¿Por qué Elena estaba parloteando sobre sus próximas clases universitarias? Maya dejó caer su cuchara con un ruido.  — ¡Elena, ¡Elena, detente! — chasqueó. chasqueó.

se congeló con una cabeza de bebé, no, panecillo, panecill o, a medio camino de Elena su boca.

 

Ella levantó las cejas. ¿Cuál es tu problema?  — le le preguntó a Maya — . ¿Cómo piensas en ir  — ¿Cuál a la Universidad si mamá y papá se s e van a morir? — preguntó preguntó Maya. Miró de Elena a sus padres. El papá de Maya palmeó la mano de Maya.  — Oh, Oh, no te preocupes, cariño. Tú y Elena estarán bien. Sé que parece

que no tenemos mucho, pero hemos estado ahorrando. Hay muchos fondos para que ambas puedan ir a la Universidad. Y esta es ta casa está pagada. El papá de Maya volvió a comer tranquilamente su guiso como si acabara de hablar de la tormenta del día.  — Esto Esto es maravilloso, cariño  — le le dijo a la mamá de Maya — . Como

siempre. La mamá de Maya sonrió. Cogió la canasta ca nasta de pan y se la ofreció a Maya.  — ¿Estás ¿Estás segura de que no quieres un rollo, cariño?

Maya saltó de su silla, se tapó la boca y salió corriendo de la habitación. Apenas llegó al baño antes de vomitar. ¿También ella tenía cáncer ahora? ☆☆☆ 

No, Maya no tenía cáncer. Su mamá la llevó al hospital al día siguiente. Los médicos realizaron las pruebas habituales. Maya, a diferencia de la mayoría de la población ahora, estaba bien. Aunque bien no era la palabra correcta para describir a Maya en absoluto. No había nada bien en ella. Maya era un desastre. Aunque la escuela había comenzado de nuevo, no era la forma en que Maya había imaginado su último año. Por un lado, la mayoría de los maestros regulares estaban muertos o agonizantes. La mitad de su clase estaba enferma. La actividad favorita de Maya, el coro, fue cancelada, al igual que la mayoría de las actividades extracurriculares. No había suficientes participantes.

 

Y, aun así, nadie actuaba como si algo anduviera mal. A Maya nunca le había gustado ver las noticias. Nadie en su familia lo hacía. Preferían hablar de eventos felices y hacer cosas divertidas que mantenerse al tanto de lo que iba mal en el mundo. Pero últimamente, Maya no podía dejar de ver las noticias. Se encontraba pegada a la pantalla del televisor cada vez que estaba dentro del alcance de uno. Era como ver un accidente automovilístico. Era horrible, pero no podía evitarlo. Sin embargo, la noticia no la cautivó porque todo fuera pesimismo. De hecho, la noticia era exactamente lo contrario del pánico que sería razonable en la situación actual. En lugar de sobrios informes sobre enfermedades y muertes, los noticieros brindaban actualizaciones animadas sobre la cantidad de personas diagnosticadas, tratadas y fallecidas. Era como ver un teletipo de estadísticas de cáncer, todas desplazándose desplazá ndose por la pantalla con un fondo de música instrumental alegre y la alegre narración de los presentadores de noticias.  — Otras Otras 342.128 personas murieron en China ayer, Bob — anunció anunció una

presentadora de noticias de pelo esponjado como si estuviera dando un marcador de fútbol —   — . ¿Cómo están las cosas en Europa?  — Similares, Similares, Pam. El último conteo fue 312,572  — respondió respondió Bob — .

Gran Bretaña ha aprobado una ley de cremación masiva para manejar la gran cantidad de fallecidos. Sin embargo, a pesar de lo extraños que eran estos informes sin emociones, no eran lo que mantenía a Maya despierta por la noche. Sus ojos no estaban pegados en la oscuridad debido al cáncer. Ni siquiera su propia familia enferma la mantenía despierta. No. Lo que le impedía cerrar los ojos eran los bebés. O realmente, los no bebés. No podía dejar de pensar en las cosas inacabadas, vagamente con forma de bebé, que ahora pasaban por recién nacidos en el mundo. La Cecilia de la Sra. Carpenter fue el primero que Maya vi vio, o, pero ahora sabía que Cecilia no era una aberración. Todos los recién nacidos se parecían a Cecilia. Ninguno de los bebés era normal.

 

Y peor que eso. No solo no nacieron normales, sino que estos nuevos niños tampoco crecían normalmente. Un par de días después de ver a Cecilia por primera vez, Maya había ido a la farmacia. Bordeando un letrero de Acera en Construcción, Maya había visto a la Sra. Carpenter subiendo a su auto.  — Hola, Hola, señora Carpenter — había había llamado Maya.

¡Hola Maya!  — ¡Hola  — ¿Cómo ¿Cómo está Cecilia? — Maya Maya había preguntado, solo por ser educada.

En realidad, no quería saber nada de lo que la Sra. Carpenter llamaba su bebé.  — Oh, Oh, ella está bien, es genial  — había había dicho la Sra. Carpenter, y había

hecho un gesto hacia el asiento del pasajero de su todoterreno. Mirando más allá de la Sra. Carpenter, Maya había mirado el bulto que esperaba ver atado en un portabebés. Pero lo que vio en el asiento del pasajero no era un bulto del tamaño de un bebé. Era del tamaño de un niño... Algo similar simil ar a ¿una masa? tan desestructurada que era poco más que un contorno vagamente humano, lo que la Sra. Carpenter llamaba Cecilia era un montón caído de material pegajoso que se derramaba por los bordes del asiento del pasajero. Inmóvil, la niña-cosa se dejó caer sobre el cuero sin vida. Pero no estaba sin vida. ¿Cómo era posible? ¡Había ¡Ha bía más que cuadruplicado su tamaño en solo dos días! Y la Sra. Carpenter claramente no pensaba pens aba que esto fuera extraño. Probablemente no pensó que era extraño porque estas criaturas maniquí inertes estaban en todas partes ahora. Maya no podía ir a ninguna parte sin ver una de esas cosas nauseabundas en alguna etapa de desarrollo. ☆ ☆ ☆ 

Para Navidad, los padres de Maya estaban instalados en camas de hospital en la sala de estar familiar. Con gotas intravenosas en sus brazos, yacían con las manos unidas, viendo vie ndo películas antiguas mientras Maya corría tratando de mantenerse al día con el cuidado. Su cuidado y el cuidado de Elena.

 

Elena también estaba enferma ahora. Ella fue la última de los seres queridos de Maya en ser diagnosticada. Jaxon y Noelle se estaban muriendo. Todos los primos de Maya se estaban muriendo. El Sr. y la Sra. Davis se habían ido; los gemelos estaban solos, y estaban enfermos y moribundos. El Sr. Thompson ya había muerto, pero la Sra. Thompson aguantaba, apenas. Ella se estaba muriendo, y ahora sus hijos también estaban enfermos y muriendo. Todo el mundo estaba muriendo. Y los muñecos-bebés llenos de gelatina nacían a diestro y siniestro, creciendo (al parecer) cada vez más rápido con cada día que pasaba. Un número inquietante de ellos había comenzado a aparecer en público. Se acumulaban en los estacionamientos, se acumulaban en las esquinas de las calles. No se movían. Simplemente yacían en montones, como montículos de escombros de aspecto humanoide, apilándose porque nadie los estaba removiendo. Maya no podía entender por qué los montículos seguían creciendo más y más. ¿De dónde venían? Un par de días antes de Navidad, el pastor Ben visitó su casa. Cuando Maya abrió la puerta principal vacilante (temiendo encontrar a uno de los nuevos “niños” vecinos, también conocidos como muñecas, tirado en el porche), se sintió más que aliviada al ver que su ministro le sonreía como si no lo hiciera. No tengo un cuidado en el mundo. Maya lanzó sus brazos alrededor del hombre de hombros anchos con el cabello rubio rebelde.  — ¡Pastor ¡Pastor Ben! ¡Sigue vivo!

Maya no había ido a la iglesia en meses. ¿Cuándo había tiempo para la iglesia? Además, había visto en las noticias que las iglesias se habían convertido en clínicas para los moribundos.  — Por Por ahora.  — El El pastor Ben se rio entre dientes — . Aparentemente,

no es mi momento... todavía. Maya miró de cerca al pastor Ben y se dio cuenta de que él también estaba enfermo. Su piel tenía la misma palidez gris que estaba viendo en todos los que conocía y en todos los que no conocía. Había perdido mucho peso desde la última vez que lo había ha bía visto. Parecía una percha humana para su camisa

 

y pantalones negros; su alzacuello litúrgico blanco ahora le quedaba dos tallas más grande. Fingiendo que todo estaba bien, Maya abrió la puerta e hizo pasar al pastor Ben a la casa. Hizo un gesto ges to hacia la sala de estar, donde sus padres cantaban villancicos débiles pero animosos. El pastor Ben sonrió ampliamente cuando saludó a la mamá y al papá de Maya.  — ¡Qué ¡Qué ruido tan alegre! — exclamó. exclamó.

Como si fuera perfectamente normal, el pastor Ben agarró una silla del comedor y la acercó a la cama del padre de Maya. Luego se unió al canto, agregando su barítono completo a la soprano filuda de la mamá de Maya y al tenor rasposo de su papá. El pastor Ben le hizo señas a Maya, pero ella no tenía ni un solo fa la la la la en ella. Ella le dedicó una sonrisa pálida y dijo —: Tengo que…  — Salió Salió corriendo de la habitación antes de que pudiera terminar. Estaba en la cocina preparando un sándwich sá ndwich de mantequilla de maní para Elena cuando el pastor Ben entró unos minutos más tarde. Lo miró y dejó caer el cuchillo que sostenía.  — ¿¿Qué Qué está pasando, pastor Ben? ¿Por qué todos están muriendo?

El pastor Ben se sentó en una silla de la cocina.  — No No nos corresponde a nosotros preguntar por qué. Se nos da cada

día para vivir, no para cuestionar.  — Pero, Pero, ¿qué pasa con esas cosas en todas partes? — preguntó preguntó Maya.

El pastor Ben frunció el ceño confundido.  — ¿Qué ¿Qué cosas?

Maya hizo un gesto hacia la calle. La gente de gelatina.  — La El pastor Ben todavía parecía perdido. Maya levantó las manos, exasperada.

 

 — ¡¡Esas Esas cosas que parecen muñecas hechas de silicona dentro de una

envoltura de plástico! El pastor Ben negó con la cabeza.  — El El Señor no distingue la vida por su apariencia. Toda la vida es sagrada.  — ¡Pero ¡Pero esas cosas no tienen vida! — gritó gritó Maya — . Son solo ─   — ¿Eso ¿Eso es mantequilla de maní?  — interrumpió interrumpió El pastor Ben — . Me

vendría bien un sándwich. Siento Si ento que nunca tengo tiempo para comer, con todos los funerales y bautizos. Maya miró con ojos desorbitados a su ministro.  — ¿Bautiza ¿Bautiza a esas cosas?

El pastor Ben sonrió.  — Es Es parte de mi trabajo, Maya.

Maya negó con la cabeza. ¿Qué más podría decir? Se sentía como si estuviera en un barco que se hunde y nadie más que ella sabía que se estaba hundiendo. No importa cuánto corriera tratando de hacer sonar la alarma, todos continuaban con sus asuntos como si el mundo estuviera como debería estar. Suspirando, Maya puso el sándwich que había estado haciendo para Elena en un platillo. Se lo entregó al pastor Ben. Él le dio unas palmaditas en la mano en señal de agradecimiento. Levantando el sándwich, el pastor Ben dijo — : El mundo es una paradoja, Maya. Un balance de lo bueno y lo malo. La gente se muere, sí, pero la vida prolifera. No solo están naciendo bebés a un ritmo sin precedentes, sino que también se están convirtiendo en adolescentes y luego en adultos en cuestión de días en lugar de años. Las tragedias y los milagros tienden a ir de la mano.

 

Maya ni siquiera trató de discutir con el pastor Ben sobre su uso de la palabra bebés. Estaba viendo lo que quería; estaba viendo lo que no estaba allí. ¿O tal vez ella era la que veía lo que no estaba allí? ¿Eran reales los seres de gelatina? Sí, tenían que serlo. Maya no era lo suficientemente imaginativa para conjurar esas cosas horribles. Durante los siguientes días, Maya trató de encontrar los milagros de los que había hablado el pastor Ben. Pero fue inútil. El ministro estaba tan delirante como todos los demás. Una noche, tarde, después de que Maya hubiera limpiado el vómito de Elena, vaciado los orinales de sus padres y cantado a su madre, cuyo dolor ya no era manejable, para que se durmiera, Maya salió a su jardín de flores inactivo. Sentada en el pequeño banco de madera que su padre le había hecho unos años antes, miraba los tallos quebradizos y sin flores y trataba de recordar los colores vivos que solían llenar el jardín en el verano. Tan pronto como trató de imaginarse las flores, se dio cuenta de que tenía problemas para ver el color. Todo estaba tan descolorido y gris ahora. Los enfermos y los moribundos… eran caparazones sin color. ¿Y las nuevas

cosas-maniquí? Eran recipientes transparentes, llenos de nada más que gel límpido, como medusas con forma humana. Como había hecho muchas veces desde que su mundo comenzó a desmoronarse, Maya sintió por su rosa dorada. La sostuvo con fuerza mientras se reclinaba y miraba las constelaciones. Aunque el mundo debajo de ellos ya no brillaba intensamente, las estrellas todavía brillaban en la extensión opaca del cielo nocturno. Maya parpadeó mientras miraba las estrellas. estrellas . Inhaló profundamente y se enderezó. El destello había desencadenado un recuerdo, un recordatorio de la unidad AR en el Pizzaplex. Fue entonces cuando todo empezó a ir mal. ¿No fue así? Maya se llevó una mano a la sien. El dolor de cabeza apenas perceptible que la acompañaba a diario había comenzado la mañana después de que

 

ella estuviera en la cabina de realidad aumentada. Pero, ¿qué tenía que ver ese dolor con todo lo demás? Maya trató de recordar cuándo a su abuela le diagnosticaron cáncer por primera vez. No podía recordar cuánto tiempo después de su cumpleaños, la abuela se enfermó. Probablemente no lo recordaba porque en ese momento no era digno de mención. Por supuesto que fue molesto y triste, pero no fue f ue de ninguna manera peculiar. ¿Y si…?   — ¿Maya? ¿Maya? — gritó gritó una voz débil.

Maya soltó su colgante de rosa dorada, saltó y entró corriendo a la casa. ¿Era su mamá o Elena? Primero corrió hacia su mamá y la encontró dormida. Corrió por el pasillo hasta su dormitorio. Elena estaba alcanzando el contenedor de plástico en la mesita mes ita de noche. Maya lo agarró y lo colocó debajo de la barbilla de Elena. Mientras sostenía el cabello de su s u hermana mientras Elena vomitaba por enésima vez ese día, Maya se reprendió a sí misma por tomarse el tiempo para sentarse afuera. No podía darse el lujo de sentarse bajo las estrellas. Y no tenía tiempo de preguntarse — : ¿Y si…? Maya no tendría tiempo el día siguiente ni el siguiente ni el siguiente por que debía correr de un familiar o amigo enfermo al otro. Ya no se molestaba en ir a la escuela. De todos modos, solo había unas pocas clases disponibles. No habría salido de la casa en absoluto si hubiera podido evitarlo. Odiaba estar en la calle. Los maniquíes de gelatina ge latina estaban por todas partes ahora. Parecían multiplicarse cada vez más rápido. Abarrotaron las tiendas y bloqueaban las aceras. Había nudos de ellos en todos los lugares a los que Maya tenía que ir. ¿Y cómo llegaron a dónde estaban? Maya nunca había visto moverse una de las cosas. Tenían extremidades, pero las extremidades no parecían

 

funcionar. Sólo podían tumbarse. Tampoco hablaban. ¿Cómo podrían? No tenían boca. No tenían órganos ni sangre ni cerebro. No eran humanos. Eran solo seres humanos ficticios, inexplicablemente objetos en crecimiento que nunca se convertían en nada que realmente funcionara. Y no solo crecieron. Se multiplicaron… por su cuenta. 

Un día, de camino a la casa de Jaxon, Maya casi choca ssuu bicicleta cuando vio que una de las criaturas transparentes de repente producía una criatura transparente más pequeña. Maya no estaba lo suficientemente cerca de las cosas, afortunadamente, para ver claramente lo que sucedió, pero parecía que la nueva y flaca no-vida se deslizó fuera de la más grande como un bebé saliendo del canal de parto. Maya se tapó la boca con una mano para sofocar un grito. ¿Cómo era eso posible? ¡Las pilas de seres de gelatina estaban dando a luz a más seres de gelatina!  — ¿No ¿No crees que es extraño?  — le le preguntó Maya a Jaxon mientras se

sentaba junto a su cama una tarde. Ella estaba tratando de hacerle tragar una bebida de proteína. Los padres de Jaxon habían muerto semanas antes. Su hermana mayor también. No había dejado que eso lo molestara.  — P Puedo uedo hacerme cargo de mí mismo. Todos tenemos que hacer eso ahora, ¿verdad?  — Después Después de enterrar a su familia, siguió adelante como

si todo fuera sobre ruedas. Todavía leía sus libros de ciencia y filosofía. Todavía bailaba con la música a todo volumen de su estéreo portátil. Pero luego se enfermó también. Había ido cuesta abajo rápido.  Jaxon se las arregló para tomar un sorbo del batido de proteína de vainilla que Maya le ofreció, pero inmediatamente lo escupió. El olor agrio de la vainilla hizo temblar la nariz de Maya. Maya lo intentó de nuevo, pero Jaxon empujó débilmente la botella.  — ¿Qué ¿Qué es extraño?  — preguntó. preguntó. Su voz previamente profunda era

apenas audible y era áspera, como si sus cuerdas vocales estuvieran atrapadas en zarzas.  —Todas las… cosas por ahí. — Maya Maya agitó su mano hacia la calle.

 

Mientras se volvía en esa dirección, vislumbró varias de las criaturas gelatinosas de telaraña apiladas fuera de la ventana.  Jaxon miró hacia la ventana y se encogió de hombros.  — Todas Todas las experiencias son válidas.  — Tosió. Tosió. La sangre manchó su

labio inferior. Maya extendió la mano y limpió la boca de Jaxon. Ella miró el reloj. Tenía que ir a casa y ver a Elena. ¿Pero qué pasaría con Jaxon? Ya no podía cuidar de sí mismo. Noelle tampoco. Su familia también se había ido. Maya había estado corriendo de su casa a la de Noelle a la de Jaxon a varias de las casas de sus vecinos durante días. Solo sus padres, sus dos primos menores y su hermana estaban con su propia familia. Había mudado a sus primos a su propia casa para poder cuidarlos.  — Me Me tengo que ir  — dijo dijo Maya — . No estoy segura de que mis padres

vayan a durar el resto del día.  — Maya Maya colocó la bebida de proteínas en la mesita de noche de Jaxon — . Bébete esto cuando puedas. Se dio cuenta de que acababa de hablar sobre la muerte inminente de sus padres sin llorar. Supuso que sus conductos lagrimales se habían secado.  — Volveré Volveré por la mañana.  — Maya Maya revisó el IV de Jaxon. Rápidamente

reemplazó la bolsa que dispensaba su medicación. «Puede que me haya quedado sin lágrimas», pensó Maya, pero había adquirido más habilidades de enfermería de las que jamás había esperado tener. Cuando empezó a cuidar a todos sus amigos y parientes enfermos, apenas podía encargarse de las tareas de limpieza sin enfermarse ella misma. Ahora podía limpiar el vómito y la orina y cualquier otra cosa que el cuerpo necesitara expulsar sin pestañear. Además de eso, ahora podía aplicar inyecciones sin dolor y cambiar fácilmente los catéteres intravenosos. La Sra. Thompson le había enseñado cómo hacer eso, antes de que la mujer se enfermara tanto que no pudiera hacer nada en absoluto. Maya recordó cuando solía tener sueños para su futuro.

 

A veces había pensado en ser doctora. A veces había pensado en ser bióloga o botánica. Ahora no pensaba en ser nada. Todo lo que podía hacer era estar allí para las personas que amaba. Y tenía que moverse si iba a estar allí para todos los que quedaban a su cuidado. Maya se inclinó y besó la frente de Jaxon. Una de sus rastas grasientas le rozó la mejilla.  — No No te preocupes por mí  — dijo dijo Jaxon con voz áspera. Ve a cuidar a

tu hermana. Los ojos de Jaxon se cerraron; se estaba quedando dormido. Maya acomodó sus cobijas. Luego salió de su casa. Bordeando a la gente de gelatina, volvió a casa en bicicleta. ☆ ☆ ☆ 

Cuando Maya regresó a su casa, se sorprendió al encontrarla casi rodeada de montones de maniquíes. Había tantos en la carretera, en las aceras y en el callejón detrás de la casa que parecían más un organismo en lugar de varios sacos individuales de gelatina translúcida. Maya apenas logró pasar entre un conglomerado de cosas para entrar por la puerta principal. En el interior, cerró la puerta de golpe y echó el cerrojo. Luego corrió hacia la ventana delantera y bajó las persianas. Fue solo después de sumergir la habitación en la oscuridad total que se volvió para ver a sus padres. Y se dio cuenta de que no estaba escuchando lo que debería haber escuchado. Durante los últimos días, la respiración de sus padres había sido flemática y dificultosa. Inhalaban como si chuparan con una pajilla y exhalaban en un sonido acuoso que Maya apenas a penas podía soportar escuchar. El sonido de su lucha por conseguir aire había sido implacable. Parecía resonar toda lahaciendo. casa, alcanzando a Maya sin importar dónde estuviera o lo que por estuviera

 

Pero ahora ese sonido se había ido. Maya encendió una lámpara y cruzó al lado de su mamá. Su madre estaba quieta, con los ojos abiertos y vidriosos. Maya cerró suavemente los ojos de su madre. Cambiando su mirada a su papá, Maya vio que sus ojos ya estaban cerrados. Pero él estaba igual de inmóvil. Él también se había ido. Maya quería quedarse al lado de sus padres, pero no tenía tiempo. Se había ido demasiado tiempo. Necesitaba revisar a su hermana y sus primas. Los amo, mamá y papá — susurró. susurró. Luego corrió a la habitación habi tación de sus  — Los padres. Maya había puesto a sus primos más pequeños en la cama ca ma tamaño queen de sus padres. Los había rodeado de almohadas para que no pudieran caerse de la cama. Ahora recogió a Axel y lo abrazó. Sus mejillas ya no estaban regordetas. No había sonreído en mucho tiempo. Pero todavía estaba es taba aceptando leche o jugo de su vasito con forma de rana favorito. Maya tomó rápidamente la taza y empujó la abertura de la taza en la boca floja de Axel. Mientras lo instaba a beber, miró a su hermana, April, que tenía cinco años. April siempre había sido un tornado de niña, dando vueltas constantemente porque le encantaba bailar, o azotando de una actividad a otra. Nunca había sido capaz de quedarse quieta. Ahora April apenas se movía. Sus habituales coletas alegres y brillantes estaban lacias y sin brillo. Maya había querido lavarle el cabello a April durante días, pero debía darle prioridad a alimentarla a ella, a su hermano y a los demás que tenía a su cargo. April, niña — dijo dijo Maya.  — April, Los ojos de la niña se abrieron.  — ¿Puedes ¿Puedes comer algo? — Sin Sin dejar de sostener la taza con sorbos para

Axel, Maya trató de pasarle un pequeño recipiente de pudín a April. April cerró los ojos y frunció el ceño. Ella sacudió su cabeza.

 

Al mismo tiempo, Axel se apartó a partó del vasito y vomitó sobre el pecho de Maya. Maya rápidamente acomodó al niño en la cama y se aseguró de que no hubiera aspirado nada del vómito. Ella lo limpió lo mejor que pudo y luego se apresuró al baño. Quitándose la camisa, Maya se lavó. Salió del baño y se dirigió a su dormitorio. Agarrando una camiseta de la parte par te de atrás de la puerta, se la puso. Hizo una mueca cuando olió el sudor. Esta camisa no estaba mucho más limpia que la que acababa de quitarse. Pero no tenía ropa limpia. No había tenido tiempo de lavar la ropa en… no podía recordar la última vez. 

Elena, tumbada sin fuerzas en su cama, gimió. Maya corrió a su lado. Al revisar el soporte intravenoso, vio que la bolsa intravenosa de Elena estaba vacía. Ella estaba adolorida. Maya tomó una bolsa nueva. Fue entonces cuando se dio cuenta de que no había una. Se había olvidado de reponer los suministros. Tenía que volver a salir. ☆ ☆ ☆ 

Cuando quedó claro que el personal médico no podía atender a todos los enfermos y moribundos, el gobierno instaló dispensarios de quimioterapia en cada ciudad. Quienes tenían seguro, podía simplemente recoger el medicamento y administrarlo ellos mismos en lugar de ir a las salas de quimioterapia... si estaban lo suficientemente bien como para hacerlo. Maya era la única que quedaba en su familia y en su vecindario que era lo suficientemente fuerte para ir a cualquier parte. La última vez que había estado en el dispensario, había tratado de abastecerse de suficiente para todos los que estaba ayudando. Obviamente, no había tomado suficiente. Después de darle a Elena tanta agua como ella aceptaría e intentar, sin éxito, darles más comida a Axel y April, Maya tomó las llaves del auto y se dirigió al garaje. El dispensario estaba demasiado lejos para andar en bicicleta. Y, además, la gente de gelatina hacía que los paseos en bicicleta fueran angustiosos.

 

No era que estos sacos humanoides parcialmente formados fueran peligrosos. Por lo que Maya había podido decir, los l os seres vacíos que parecían globos de agua transparente con forma vagamente humana eran benignos. No tenían suficiente sustancia para ser malévolos. E incluso si lo fueran, ¿qué podrían hacer? No podían moverse. Pero su existencia era suficiente para asustar a Maya. Las cosas, en su propio mal, enviaron escalofríos a lo largo de la columna vertebral de Maya. Debido a que eran tan antinaturales, la gente-muñeca ge nte-muñeca inquietaba a Maya. Y si se detenía a pensar en ello, Maya esperaba que tarde o temprano se convirtieran en una amenaza. El gran volumen de ellos era escalofriante. ¿Cuánto tiempo pasaría antes de que cubrieran toda la superficie del planeta? Se aseguró de no detenerse muy a menudo a pensar en eso. En el garaje, Maya puso en marcha la minivan de su familia antes de presionar el abridor de la puerta del garaje. Si las personas de gelatina estaban amontonadas en el camino de entrada, Maya no quería arriesgarse a que se derramaran en el garaje antes de que pudiera poner en marcha la camioneta. Maya apenas esperó a que la puerta del garaje despejara la parte superior de la furgoneta antes de poner marcha atrás y pisar el acelerador. ac elerador. Como había temido, varios de los espeluznantes maniquíes estaban en el camino de entrada. Bueno, los aplastaría si fuera necesario. Maya retrocedió con fuerza fuera del garaje y volvió a pulsar el botón de apertura. Debido a que su mirada estaba en el camino detrás de ella, Maya no estaba segura de si alguna de las cosas de gelatina gelati na se derramó en su garaje. Pensó que, si lo hicieron, se ocuparía de eso más tarde. Una vez que tuvo la camioneta en la calle, fue relativamente fácil navegar a través de las colecciones de sacos para chupetes. Además de los maniquíes, las calles estaban casi vacías. Casi todos estaban enfermos o en casa cuidando a los enfermos. Maya solo vio algunos autos mientras

 

navegaba por la ciudad. El resto estaba estacionado en sus caminos de entrada o metidos en sus garajes. Algunos estaban en estacionamientos, pero la mayoría de los lotes estaban vacíos. La gente estaba muriendo, pero no caían muertos donde estaban. Eso era lo raro de todo. No era como un apocalipsis zombie ni nada. No hubo un virus o un químico asesino liberado por un país extranjero. Era cáncer, y aunque la enfermedad estaba matando a la gente rápidamente, todos tenían tiempo de llegar a un hospital o a su casa para morir. Por eso la comunidad de Maya ahora parecía un pueblo fantasma, literalmente. Las cosas-muñeco, si ignorabas su extraña consistencia gelatinosa y el hecho de que no iban a ninguna parte, eran extrañamente similares a los espectros. Pero Maya sabía que no eran fantasmas. No eran... bueno, en realidad no eran nada. No tenían corazón, ni emociones. No tenían espíritu. Eran como globos de la nada en recipientes de plástico, como restos humanos. Cuando Maya había visto a Cecilia por primera vez, la cabeza del bebé le había recordado a Maya los panecillos panecill os de la cena de su familia, pero ahora veía las gelatinas más como masa cruda que como un producto terminado de cualquier tipo. Eran como masa esperando para entrar en el horno y hornearse. Al acercarse al dispensario, el camino de Maya estaba bloqueado por un cartel de Carretera en Construcción. Empezó a girar a la derecha para desviarse, pero luego frenó y se quedó mirando el cartel. ¿Qué pasaba con todos los carteles de En Construcción que había estado viendo? Maya frunció el ceño, su mente volvió a otras señales similares... comenzando con la que había estado frente a la unidad de AR. Golpeó con los dedos el volante mientras trataba de dar sentido a la frecuencia con la que había visto tales señales. Sin embargo, a su cerebro no se le ocurrieron ideas coherentes al respecto. Finalmente, se encogió de hombros y sacudió la cabeza. Puso el coche en marcha de nuevo. Maya pudo conducir el resto del camino hasta el dispensario sin incidentes. Allí, fue un poco más difícil evitar las aglomeraciones de cosas gelatinosas para entrar al edificio industrial de techo plano, pero lo logró.

 

Solo quedaba una mujer de servicio detrás del escritorio. No parecía ser mucho mayor que Maya. Podría haber sido una estudiante universitaria antes de que todo esto comenzara. Y probablemente había sido bonita. Ahora obviamente estaba enferma; sus ojos estaban hundidos, y su tez era del color de la ceniza. Apartándose un mechón de cabello castaño aceitoso de su rostro, la mujer desechó el intento de Maya de completar el papeleo correcto. Solo toma lo que necesites.  — La La voz de la mujer era apenas un  — Solo susurro, como papel de seda susurrando en una corriente de aire. Maya no discutió. Llenó las bolsas de mano que había traído con tantas bolsas de medicamentos intravenosos como pudo meter en ellas. Luego salió corriendo del edificio. En el estacionamiento, Maya se sorprendió al ver que varios montones de personas de gelatina ahora rodeaban las filas más externas. ¿Habían estado allí cuando llegó? ¿Simplemente no los había notado? Maya no se detuvo a considerar la pregunta porque una gran pirámide de gelatina estaba ahora cerca de la minivan. Corrió hacia el vehículo, tiró las bolsas de mano y cerró la puerta de golpe. Tenía el motor encendido y la furgoneta en marcha justo cuando varios nuevos seres de gelatina caían del montón más cercano y aterrizaban cerca del parachoques delantero. Retrocedió rápido y salió corriendo del estacionamiento. A propósito, Maya mantuvo la mirada al frente. No iba a mirar por el espejo retrovisor para ver lo que había detrás de ella. De camino a casa, Maya consideró pasar por la tienda de comestibles. Había llenado la cocina con sopas enlatadas, enlata das, cartones de budín y botellas de bebidas proteicas, pero pensó que debería agregar más a lo que tenía. Sin embargo, cuando llegó a la tienda, el estacionamiento estaba casi enterrado por las cosas de gelatina. Estaban por todas partes, como gelatina moviéndose sin recipiente. No podía enfrentarse ni siquiera a intentar abrirse camino a través de la masa temblorosa. Regresó a su barrio. La calle de Maya estaba llena de criaturas diáfanas cuando llegó.

 

Miró el camino hacia su casa. Parecía que su camino de entrada se había convertido en un enorme montón de gelatina. Miró a su derecha. La furgoneta estaba parada frente a la casa de los Thompson, y solo algunos de los maniquíes estaban tirados tira dos alrededor de la estructura de dos pisos. Maya estaba tratando de cuidar al último miembro sobreviviente de la familia, Donny. Pensó que también podría dejar el auto allí y correr para ver cómo estaba. Con suerte, podría correr a casa detrás de las casas, manteniéndose alejada de la mayor cantidad posible de gente de gelatina. Maya se detuvo en el camino de entrada de los Thompson. Rápidamente salió del auto, colgándose sus bolsas de medicinas sobre su cuerpo. Corriendo detrás de la casa, entró por la puerta trasera, la cerró con llave detrás de ella.  — ¡Donny, ¡Donny, soy yo! — gritó. gritó.

Un débil gemido le respondió. Maya dejó las bolsas en la mesa de la cocina desordenada. Suspiró mientras miraba alrededor de la habitación sucia y descuidada. Atrás quedaron las superficies brillantes y las sartenes y utensilios bien ordenados que estaba acostumbrada a ver en los dominios de la Sra. Thompson. El fregadero estaba lleno de platos. Los mostradores mos tradores de granito estaban llenos de manchas; Maya no quería pensar en qué fluidos eran. La habitación olía a podrido, como a comida en mal estado. Maya trató de recordar estar sentada en la cocina de los Thompson comiendo snickerdoodles y escuchando los chistes malos del Sr. Thompson. Maya casi podía escucharlo ahora.  — Toc, Toc, Toc.

¿Quién está ahí?  — ¿Quién  — Cáncer. Cáncer.  — ¿Cuál ¿Cuál cáncer?  — ¿El ¿El cáncer ve que estoy ocupado?

 

Ese había sido el último chiste que le había contado. Se obligó a fingir que se reía. Y lloró copiosamente cuando él le puso un sobre lleno de dinero en efectivo en la mano.  — ¿¿Cuidarás Cuidarás de los niños hasta que lleguen los servicios infantiles?  — 

había preguntado suplicante. Maya asintió. No tuvo el corazón para decirle que los servicios infantiles no podían mantenerse al día con todos los niños huérfanos. Cuidaría de Donny, Parker y Aurora hasta el final. Mientras buscaba en el refrigerador una taza de fruta, Maya se preguntó si los recuerdos de sus tiempos felices en esta habitación realmente habían sido en esta vida. Parecía que le había pasado a otra Maya, tal vez en una de esas realidades paralelas de las que a Jaxon le gustaba hablar. Maya se congeló con una mano en la nevera. «Realidad paralela.» «¿Era esto real?» Regresó a la pregunta de qué pasaría si la l a había estado molestando desde que había mirado las estrellas. ¿Y si esto no era real? Después de todo, ¿cómo podría ser real? ¿Todos muriendo de cáncer? ¿Las calles llenas de seres gelatinosos de rápido crecimiento? ¿Y si todavía estaba en la cabina de AR? Si lo estaba, ¿cómo podría saberlo? Pensó de en simpatizantes, su gran fiesta no de se cumpleaños. Cuando festejadoParecía con la multitud había sentido virtualhabía en absoluto. tan real como cualquier otra cosa que hubiera experimentado. Entonces, ¿cómo sabía si esto era real? Maya agarró una taza de frutas y sacó la mano de la nevera. Cerró la puerta de la nevera con un golpe sordo. La nevera zumbaba y Maya se quedó dónde estaba, hipnotizada por el sonido... hasta que se oyó un ruido sordo desde la parte trasera de la casa. Maya salió de su trance, rápidamente agarró una bolsa de medicinas del bolso y salió trotando de la cocina. Había sonado como si Donny se hubiera caído de la cama. Se apresuró a su habitación.

 

Efectivamente, Donny estaba en el suelo. ¿Qué estás haciendo ahí abajo, amigo?  — le le preguntó Maya  — ¿Qué alegremente como si su rostro no estuviera contorsionado por el dolor, como si sus labios no estuvieran agrietados y como si no fuera tan esquelético como un cadáver. Donny murmuró algo que sonó como “brr”, pero ella sabía que él estaba tratando de decirle que había dejado caer a “Bert”, su caimán de peluche. Maya recogió el muñeco de peluche caído con saliva incrustada. Luego, levantó sin esfuerzo lo que quedaba del niño travieso con el que solía jugar al escondite.  — ¿Puedes ¿Puedes comer algo de fruta?  — preguntó preguntó ella, levantando la taza de

frutas. Donny negó con la cabeza. Maya suspiró y cambió su bolsa intravenosa. Miró su reloj mientras lo hacía. Tenía que volver a casa. Elena había estado sin medicamentos durante demasiado tiempo. Y tenía que intentar conseguir algo en April y Axel. En el camino, debería ver cómo estaban las gemelas Davis. Maya colocó la taza de frutas en la mesita de noche de Donny. Metió a Bert bajo el brazo laxo de Donny. Volveré, pequeño — le le dijo.  — Volveré, Él parpadeó hacia ella. Sus ojos se movieron, como si se diera die ra cuenta de quién era ella. Por un segundo, su rostro parecía más animado. Débilmente, levantó una mano y señaló al otro lado de la habitación. Maya se volvió y examinó los estantes que abrazaban la pared opuesta. La cama de Donny. ¿Qué estaba señalando?  — Prsss Prsss — dijo dijo Donny.

Maya lo miró a la cara. Su expresión era intensa. Estaba decidido a que ella entendiera. Maya cruzó los estantes. Y lo vio. Había un paquete torpemente envuelto con suhacia nombre en el estante.

 

Con una mano temblorosa, lo recogió. Un trozo de papel de construcción plegado rojo estaba pegado al paquete. Abrió el papel y leyó — : ¡Feliz cumpleaños, Maya! — Reconoció Reconoció las letras grandes y torcidas de Donny. Maya volvió a mirar a Donny. Él la observaba con más atención de la que había visto en él durante días. Regresó a su cama y abrió el paquete. Sacando un “ jarrón”, una lata rociada con color oro y decorada con rocas pintadas del mismo color, descubrió que sus lágrimas no se habían secado después de todo. Se derramaron de sus ojos y cayeron en cascada por sus mejillas mientras miraba la cara tensa pero ansiosa de Donny.  — ¡Esto ¡Esto es hermoso! — exclamó exclamó ella.

Donny parpadeó. Luego cerró los ojos, satisfecho. Maya se dio cuenta de que el regalo debía haber estado allí desde su decimoséptimo cumpleaños. Probablemente lo había olvidado. ¿Por qué lo había recordado ahora? Limpiándose los ojos, Maya se s e inclinó y besó la frente de Donny. Sostuvo el jarrón contra su corazón y salió de la habitación. De vuelta en la cocina, Maya se echó agua en la cara. Cogió sus bolsas de mano y metió el jarrón con la medicina. Miró por la ventana de la cocina y se tensó cuando vio cuántas personas más de gelatina estaban en el patio delantero de los Thompson. Iba a tener que escabullirse por la puerta trasera y bajar por el callejón. Se coló en el cuarto de servicio junto a la cocina y abrió la puerta con cautela. Maya exhaló aliviada. El patio trasero de los Thompson estaba vacío de maniquíes. Salió de la casa y cerró con llave la puerta detrás de ella. Trotando hacia la parte trasera de la propiedad, entró en el callejón. Ella se congeló. Aquí, el camino no estaba tan limpio. El callejón estaba repleto de criaturas de piel clara. No habría forma de evitarlos por completo.

 

Sin embargo, no formaban una masa sólida. Maya pensó que sería capaz de abrirse camino entre ellos. Respiró hondo y echó a correr a gran velocidad. Seis casas se encontraban entre la casa de los Thompson y la casa de Maya. La primera pertenecía al señor Vance, el viejo mezquino que pateaba a su perro. Maya miró por la ventana trasera cuando pasó, y casi tropezó cuando vio que él la vio. ¿Todavía estaba vivo? Había pensado que todos los ancianos estaban muertos. «Probablemente el hombre era demasiado irritable para morir», pensó mientras aceleraba el paso. Los gemelos Davis estaban a dos puertas de ella. Solo le tomó unos segundos llegar a su cerca trasera. Desafortunadamente, sin embargo, la parte trasera de la casa de los Davis estaba rodeada por pieles transparentes. El ritmo de Maya vaciló. ¿Debería intentarlo? Estudiando a las criaturas alrededor de la casa Davis, Maya pensó que vio un camino a través de ellas. Pero entonces, mientras observaba, el camino desapareció. Las cosas se reproducían cada vez más rápido, justo ante los ojos de Maya. Esto era lo más cerca que había estado de ellos cuando habían producido más de sí mismos. De hecho, podía ver sus masas temblorosas convulsionándose antes de expulsar nuevas versiones más pequeñas de sí mismos. Hicieron esto una y otra vez. Estaban... desovando. No, no podía arriesgarse a entrar en la casa de los Davis. Necesitaba llegar a Elena y sus primos más temprano que tarde. Los gemelos tendrían que esperar. Maya aceleró el paso de nuevo. Maya esquivó una horda de criaturas gelatinosas. Luego corrió a toda velocidad hacia la parte trasera de su casa. Allí, quedó consternada al ver que su amado jardín estaba enterrado en las gelatinosas personas-cosas. Apenas había espacio suficiente para que ella pasara rápidamente junto a ellos y entrara por la puerta trasera. Cuando pasó junto a la última de las criaturas antes de abrir la puerta a tientas, la rozó. La sensación fría y aceitosa de la piel de la cosa la hizo

 

estremecerse. La bilis subió por la parte posterior de su garganta. Se lo tragó y cerró de golpe la puerta trasera. Le echó el cerrojo y se apoyó contra los paneles de madera maciza, con el pecho agitado. Durante varios segundos, Maya no pudo moverse. Sus propios miembros se sentían tan insustanciales como los de las cosas fuera de su puerta. Un débil llanto proveniente de la habitación de sus padres la animó de nuevo. ¡Ya voy! — No No sabía si era Axel o April quien había gritado.  — ¡Ya Cuando entró en la habitación, se dio cuenta de que era April. Axel estaba inconsciente, sus pequeños puños se s e cerraron con fuerza alrededor de la parte superior de la manta sucia que lo cubría. Maya se encogió al ver la suciedad. Tenía que encontrar tiempo para lavar la ropa de cama y limpiar a todos. Corriendo al lado de April, Maya dejó caer las bolsas y recogió el recipiente de pudín que le había dejado a la niña. No había sido abierto, por supuesto. April se revolvió en la cama, con una mueca dolorosa en su rostro. Maya agarró a April y la envolvió en un abrazo. Estoy aquí, pequeña. Estoy aquí.  — Estoy April gimió y volvió a gritar. Maya apartó el cabello húmedo y enmarañado de April de su frente sudorosa. Meció a la niña en sus brazos y comenzó a tararear una canción de cuna. Maya no estaba segura de cuánto tiempo tarareó y se meció. Mucho tiempo, decidió, cuando se dio cuenta de que uno de sus brazos se había entumecido por soportar el peso de April. A pril. Maya acomodó a su prima en la cama. Luego miró a Axel. Los puños de Axel ya no estaban cerrados. Sus pequeñas manos estaban flojas. Así era su cara. Él se había ido. Maya cerró los ojos, esperando que las lágrimas fluyeran de nuevo. No aparecieron. Tal vez había agotado sus reservas cuando vio el regalo de Donny.

 

Abriendo los ojos, Maya se inclinó y besó la piel ya fría de Axel. Adiós, mi dulce niño — susurró. susurró.  — Adiós, Con el espíritu tan entumecido como su brazo, Maya se levantó. Se dio la vuelta y salió de la habitación de sus padres. Enderezando los hombros, se dirigió por el pasillo para ver a Elena. ¿Se habría ido ella también? ¿Qué tan mal se sentiría si así fuera?  Justo afuera de su puerta, Maya se s e hundió en el suelo. Cerró los ojos y dejó caer la cabeza contra la pared con un ruido sordo. Apenas sintió el impacto. No podía más. ¿A quién estaba engañando? No había forma de que pudiera seguir tratando de alimentar y medicar a las personas que le quedaban para cuidar. ¿Cuál era el punto? Todos iban a morir. Todos menos Maya. Maya abrió los ojos. ¿Por qué no se enfermaba? ¿Por qué no le pasaba lo mismo que a los demás? Era como si ella estuviera en el punto focal de todo. Al igual que lo había estado en su gran fiesta de cumpleaños. Tal vez todavía estaba en la cabina de AR. Maya se tocó la frente, donde aún percibía un leve dolor. Había estado demasiado ocupada para prestarle atención, pero estaba allí. ¿Estaba allí porque la diadema todavía estaba en su lugar? Maya negó con la cabeza. No, todo esto era demasiado… intenso para

ser parte de algún tipo de escenario generado por computadora. Pero, ¿por qué estaba pasando? ¿La cabina de realidad aumentada de alguna manera había alterado el mundo entero? ¿O había saltado a un universo paralelo? Maya suspiró. No sabía lo suficiente como para responder a estas preguntas. Probablemente nadie lo sabía.

 

Maya se puso de pie. Tenía que dejar de sentir lástima por sí misma. Y todavía necesitaba ver a Elena. Incluso si Elena iba a morir, se merecía todo el consuelo que Maya Ma ya pudiera ofrecerle hasta entonces. Maya miró hacia la ventana del dormitorio mientras cruzaba hacia la cama de Elena. Y ella deseaba no haberlo hecho.  Justo en el tiempo que había pasado en el pasillo, pas illo, los seres gelatinosos gel atinosos fuera de su casa se habían multiplicado de manera alarmante. Una montaña de ellos estaba presionando contra la casa, como si tratara de fusionarse con la vivienda. Maya se quedó mirando el frágil cristal que cubría la ventana. Tal vez la amenaza que había sentido deslizándose junto con las criaturas de gelatina finalmente había llegado. Pero, ¿qué podía hacer al respecto? Maya decidió jugar al avestruz. Fuera de la vista, fuera de la mente. Le dio la espalda a la ventana y fue al lado de su hermana. Elena estaba tan quieta que Maya pensó que se había ido. Sintió la frágil muñeca de su hermana. No, Elena estaba viva. Apenas. Un pulso débil revoloteó contra su piel delgada. Sin mirar a la ventana, Maya metió la mano en una de las bolsas y sacó una bolsa de medicina. La conectó y comprobó el ritmo del goteo. No estaba segura de por qué se estaba molestando. Elena obviamente estaba inconsciente, y probablemente fallecería sin despertar. Pero Maya necesitaba sentir que estaba haciendo algo. Maya estaba comenzando a acostarse en la cama junto a su hermana cuando la ventana detrás de ella se hizo añicos. Maya se dio la vuelta cuando una serie de fuertes crujidos y traqueteos resonaron por toda la casa. Ella gritó. Los seres gelatinosos ya no presionaban contra la casa. Entraban a raudales en la casa cas a a través de las ventanas rotas. Chapoteando a través de

 

la abertura dentada como un pulpo transparente con un número infinito de patas, la agregación de humanoides viscosos era más líquida que sólida. Entraron en la habitación como si fueran un espantoso tsunami lleno de medusas que se elevaba hacia la playa. Maya se volvió hacia Elena. Se inclinó para levantar a su hermana, pero se dio cuenta de inmediato de que Elena ya no respiraba. Su pulso apenas había desaparecido. Maya no quería dejar el cuerpo de su hermana en la habitación, pero cuando algo resbaladizo comenzó a rodear el tobillo de Maya, no pudo pensar más. Todo lo que podía hacer hac er era reaccionar. Se dio llaa vuelta y salió corriendo de la habitación. Corriendo por el pasillo, Maya dobló la esquina hacia la cocina. No tenía un plan sólido en la cabeza, pero una parte de su mente pensó que, si podía llegar al garaje, estaría a salvo. El garaje no tenía ventanas, y tanto la puerta del garaje como la puerta principal eran gruesas y fuertes. ¿Cuánto tiempo podría aguantar allí? No pensó en el futuro. Todo lo que quería hacer ahora era alejarse de la masa blanda de humanoides de gel. Siempre había pensado que las cosas no tenían sentido. Pero ahora se preguntaba. ¿Tenían alguna intención? Si así era, ¿qué querían? Maya miró hacia la cocina. Y Jadeó. La cocina estaba llena de criaturas. Miró a su izquierda. Así estaba la sala de estar. Todas las ventanas de la casa quedaron destrozadas. La puerta de entrada había sido destrozada. Las cosas-muñeco se precipitaban hacia ella desde todas las direcciones. A pesar de que cada cosa de gelatina individual no actuaba por sí sola, excepto para expulsar más cosas de gelatina, la congregación de ellas creó movimiento. Eran como motas de tierra, una de ellas podría ser inofensiva, pero combinadas, tenían suficiente peso y fuerza para enterrarla si caían en cascada sobre ella. Si las cosas tenían una intención, era comunal, y no parecía buena. La estaban rodeando lenta pero seguramente. Maya se abalanzó hacia la puerta que conducía al garaje. La abrió y saltó a la oscuridad antes de cerrar la puerta detrás de ella.

 

Al instante, se dio cuenta de su error. Cuando había salido de la casa antes, no había cerrado la puerta del garaje lo suficientemente rápido. Evidentemente, algunas de las criaturas se habían caído antes de que la puerta se hubiera derrumbado. Maya fue superada por una masa blanda, fría y viscosa. La sensación era repugnante: se sentía como si se hubiera arrojado a un tazón de fideos de arroz pegajosos. Los seres gelatinosos llenaron el garaje. Y ahora incorporaron a Maya como si fuera una parte esencial que faltaba en su colectivo. Se entrelazaron a su alrededor, fusionándose con ella. Asfixiándola. Buscando consuelo y fuerza, Maya buscó a tientas su rosa dorada. Cuando la encontró, apretó el puño alrededor de esta, tratando de llenarse del amor que representaba. Ojalá fuera una rosa mágica, como unos zapatos de rubí que pudieran transportarla de vuelta a …  La boca y la nariz de Maya se llenaron de la maleable papilla de las criaturas que la abrazaron. Luchó por tomar aire, esperando que cada respiración fuera la última. Pero su último aliento no llegó. El peso esponjoso y en constante expansión floreció sobre ella, y se sintió como si su cuerpo no pudiera soportar la presión por más tiempo. Pero lo hizo. Maya no podía ver nada. No podía oír ni oler nada. También había ido más allá de los sentimientos. De lo único que era consciente era de la fuerza sobre ella, e incluso eso se estaba volviendo demasiado para que su mente lo comprendiera. ¿Por qué no estaba muerta todavía? ¿Cuándo terminaría esto? Maya trató de inhalar y no pudo. Con suerte, esto terminaría pronto. ¿O no?

 

 

 

 

 Acerca de los  Autores Scott Cawthon es el autor de la exitosa serie de videojuegos Five Nights at Freddy's, y aunque es diseñador de juegos de profesión, es ante todo un narrador de corazón. Se graduó del Instituto de arte de Houston y vive en con su familia Texas. Kelly Parra  es autora de las novelas de Graffiti Girl, Invisible Touch y otros cuentos sobrenaturales. Además de sus trabajos independientes, Kelly trabaja con Kevin Anderson & Associates en una variedad de proyectos. Vive en Central Coast, California, con su esposo y sus dos hijos.

Andrea Rains Waggener  es  es autora, novelista, escritora fantasma, ensayista, escritora de cuentos, guionista, redactora, editora, poeta y miembro orgulloso del equipo de escritores de Kevin Anderson & Associates. Sobre el pasado prefiere no recordar mucho, fue ajustadora de reclamos, tomadora de pedidos por catálogo de JCPenney (¡antes de las computadoras!), secretaria de la corte de apelaciones, instructora de redacción legal y abogada. Escribiendo en géneros que varían desde su novela para chicas, Alternate Beauty, hasta su libro de instrucciones para perros, Dog Parenting, hasta su libro de autoayuda, Healthy, Wealthy and Wise, hasta memorias escritas como fantasma y horror, misterio y proyectos de ficción convencionales, Andrea todavía se las arregla para encontrar tiempo para ver la lluvia y obsesionarse con su perro y sus proyectos de tejido, arte y música. Vive con su esposo y dicho perro en la costa de Washington, y si no está en casa creando algo, se la puede encontrar caminando por la playa.

 

 

 

  Gil gruñó mientras luchaba por liberar un endoesqueleto de metal maltrecho de debajo del borde del escenario de madera combado. El sudor que saturaba su cabello y su frente goteaba desde su ceja izquierda hasta su ojo. El líquido salado picaba. Gil maldijo, soltó el tobillo del endoesqueleto y se secó el ojo.  — Nunca Nunca saldremos de aquí — se se quejó Gil. Se enderezó y se volvió para

inspeccionar las sucias ruinas de la vieja pizzería que él y sus compañeros de trabajo debían renovar. Gil no sabía cuántos años tenía el lugar, pero definitivamente había visto días mejores. Estaba sucia y lleno de basura y desechos, la mayoría de los cuales consistían en endoesqueletos animatrónicos desechados, piezas robóticas de metal pesado que eran difíciles de levantar y transportar. Gil estaba harto de arrastrar las cosas. Gil alcanzó la botella de agua que había dejado en el borde del escenario. Tomó un trago y contempló el trabajo aparentemente interminable que tenía por delante. Endoesqueletos robóticos, los marcos de acero vagamente en forma de esqueleto humano sobre los cuales se construyeron todos los animatrónicos de Fazbear Enterprises, estaban apilados por todas partes. El lugar parecía las secuelas de un Armagedón robótico. La vieja pizzería no solo estaba repleta de esqueletos de metal desechados, sino que también estaba llena de mesas y sillas rotas y taburetes con tapa de vinilo rojo, montones de vigas de madera y bloques de cemento, y montones de escombros de hormigón y metal. Extrañamente, platos y tazas de color azul brillante, verde y rojo, junto con manteles de rayas moradas, estaban esparcidos entre los escombros más grandes. Esta parte de la pizzería era su comedor principal, una gran sala de paredes rojas dominada por un escenario rectangular. Aunque la mayoría de los sistemas eléctricos de la pizzería estaban dañados y Gil y sus compañeros de equipo tuvieron que instalar insta lar luces de trabajo alrededor de

 

la habitación, las luces del escenario, por razones que nadie entendía, siempre brillaban intensamente. Una fila de luces penetrantes y redondas se alineaba en el frente del escenario y también rodeaba un escenario semicircular más pequeño al lado del grande. En cada extremo del gran escenario, más focos brillaban desde filas de viejos parlantes que estaban en silencio, sus superficies negras oscurecidas oscureci das por quién sabe cuántos años de suciedad.  Justo cuando Gil dejó su botella de agua y se preparó para inclinarse sobre el endoesqueleto atascado, Danny, el ansioso castor de veinte años que volvía loco a Gil con su constante charla alegre y — : ¿no es divertido?  — sse e arrastró desde debajo del escenario. Danny trajo consigo una nube de polvo. Gil arrugó la nariz ante el olor ol or fétido que flotaba debajo del faldón delantero agrietado del escenario. Danny se retorció por el suelo de linóleo a cuadros blancos y negros y se alejó del escenario. Sostuvo el extremo de una cuerda que estaba atada aSeotro endoesqueleto la estructura robótica rotaaldetrás de él. deslizó con facilidad,y arrastró sin engancharse en nada parecido que estaba tratando Gil. Este es el último debajo del escenario  — dijo dijo Danny — . ¡Es bastante  — Este genial ahí abajo!  — ¿Genial? ¿Genial?  — Gil Gil frunció el labio — . Solo si te gusta la suciedad y las telarañas. — Él Él resopló y agitó una mano para indicar toda la habitación en la que se encontraban — . No hay nada bueno en este lugar.

Danny se puso en pie de un salto. Se sacudió los pantalones caqui perfectamente arrugados y la camisa vaquera perfectamente planchada. «¿Quién plancha una camisa de mezclilla?» se preguntó Gil. Danny se veía y actuaba como un niño de mamá; cabello rubio peinado con precisión y cara demasiado linda iban con su actitud alegre, con sus historias sobre su amada madre y su obsesión por seguir las reglas. reg las. Aunque Gil era solo unos años mayor que Danny, Gil pensaba en Danny como un niño. Gil era lo opuesto a Danny. Como nunca usaba nada más que jeans y camisetas, Gil nunca había planchado nada en sus veinticuatro años en el planeta.

 

Ni siquiera le agradaba su madre, y evitaba las reglas como la peste. Gil tampoco sería nunca descrito como lindo, le gustaba pensar en sí mismo como rudo... y malo. Gil era uno de esos tipos que las mujeres decían odiar, pero querían en secreto; no podían resistirse a su cabello castaño desgreñado, su rostro sin afeitar y sus inquietantes ojos castaños oscuros. Gil negó con la cabeza. Este trabajo no terminaría tan rápido como deseaba. Y no solo por trabajar con tipos como Danny. Hay ay demasiado trabajo aquí solo para nosotros cuatro  — dijo dijo Gil.  — H Miró al otro lado de la habitación hacia los otros dos hombres del equipo de renovación; Owen y Carlo estaban es taban trabajando juntos para agregar otro endoesqueleto a una pila en crecimiento cerca de la única salida de la antigua pizzería. Todas las demás puertas y ventanas del lugar estaban obstruidas por pesados bloques de madera y cemento.  — De De ninguna manera vamos a terminar todo antes de la fecha límite que nos dieron  — continuó continuó Gil —   — . Los de traje no tienen idea de lo difícil que es romper estas cosas. — Gil Gil hizo un gesto hacia el endoesqueleto que

Danny ahora estaba arrastrando por el suelo.  — SSii dejaras de quejarte tanto, el trabajo iría mucho más rápido  — dijo dijo

Danny. Gil le dirigió a Danny un ceño fruncido, que Danny ignoró. Danny siguió hablando. Estos endoesqueletos son fascinantes. Y estamos haciendo buen  — Estos ejercicio. Es como que te paguen por hacer ejercicio.  — Flexionó Flexionó un bícep ciertamente impresionante y sonrió — . Además, creo que es genial cómo vamos a renovar este lugar para que vuelva a ser como era en su apogeo. Escuché que están pensando no solo en arreglarlo y preservarlo, sino incluso en conmemorarlo, como convertirlo en un museo o algo alg o así. Creo que es increíble que estén construyendo el nuevo Pizzaplex sobre este antiguo lugar. Es realmente un honor ser parte de este tipo de proyecto. Gil puso los ojos en blanco y le dio la espalda a Danny.  — Voy Voy a salir a tomar un poco de aire fresco — dijo dijo Gil.

 

 — Pero Pero te tomaste un descanso hace unos quince minutos — dijo dijo Danny.

Sí, bueno, me estoy tomando otro. — Gil Gil se dirigió hacia la única salida  — Sí, de la vieja pizzería. ☆ ☆ ☆ 

Al ver un aguacero tan fuerte que parecía una cortina gris en lugar de gotas de agua individuales, Theo se acurrucó junto a su compañero de trabajo y amigo Bryce, un tipo alto y flaco que era mucho más fuerte de lo que parecía. Ambos intentaban refugiarse debajo de andamios de metal, que no estaban a la altura de la tarea de mantenerlos secos. La lluvia salpicó las pesadas botas de trabajo de Theo mientras fruncía el ceño al gran camión de reparto que retrocedía hacia él con un estridente bip-bip-bip que atravesaba los sonidos crepitantes y tamborileantes de la lluvia. Theo tosió y se alejó del oloroso escape del camión. Bryce se tapó la nariz y negó con la cabeza.  — ¿Qué ¿Qué pasa con la entrega?  — preguntó preguntó Bryce — . Ni siquiera hemos

cerrado nada todavía. Teo se encogió de hombros. Él y Bryce habían sido parte del equipo de construcción que trabajaba en Mega Pizzaplex de Freddy Fazbear durante varias semanas, el tiempo suficiente para que Theo aprendiera que hacer preguntas nunca era una buena idea. Theo pensaba que mucho de lo que sucedía en el Pizzaplex era extraño, como construir un moderno complejo de entretenimiento sobre los restos de una vieja pizzería, por ejemplo. Pero a Theo no ledeimportaba. paga era el trabajo era en largo. Incluso después todo esteLatiempo, el excelente Pizzaplex ytodavía estaba su etapa incipiente; actualmente parecía una jaula de metal gigante en forma de cúpula. Theo y su equipo, y todos los demás trabajadores trabaja dores del proyecto, estaban terminando de colocar las barras de refuerzo y el hormigón que formarían la estructura esquelética del edificio. El camión se detuvo y un tipo grande de pelo rizado saltó de la cabina. Protegiendo un portapapeles debajo de una chaqueta liviana livia na que se empapó de lluvia en segundos, el hombre corrió hacia Theo y Bryce.

 

Theo retrocedió para dejar sitio al hombre, que olía a sudor y a menta verde. El hombre, haciendo estallar el chicle que mascaba vigorosamente, asintió en señal de agradecimiento y se sacudió como un perro. Theo y Bryce fueron rociados. Theo señaló el portapapeles del hombre.  — ¿Necesito ¿Necesito firmar?

El hombre asintió y le entregó el portapapeles a Theo. Una ráfaga de viento sopló la lluvia debajo de los andamios y el papel en el portapapeles revoloteó. Theo examinó rápidamente la página mojada. Levantó una ceja. ¿Animatrónicos de última generación? Bryce tenía razón. Era extraño recibirlos ahora, cuando el edificio era poco más que un marco abierto. Pero a Theo le habían dicho que se suponía que su equipo recibiría y descargaría este envío. Entonces, firmó la orden de entrega.  — Gracias Gracias  — dijo dijo el hombre grande. Hizo estallar su chicle, dio media

vuelta y corrió hacia la cabina del camión. Arrojó el portapapeles adentro, luego trotó hacia la parte trasera del camión. El hombre abrió un gran pestillo de metal; hizo un golpe metálico. Luego levantó la puerta de un tirón, que se abrió con una serie de chirridos y golpes. El hombre retrocedió bajo el andamio. Juntos, él, Theo y Bryce miraron hacia la parte trasera del camión. Bryce jadeó.  — Vaya Vaya — dijo dijo el hombre. Dejó de mascar chicle.

Theo frunció el ceño.  — La La orden de entrega decía nuevos animatrónicos de última generación. — Señaló Señaló — . Entonces, ¿qué pasa con ese?

El hombre sacudió su cabeza. Dio un paso adelante y saltó a la parte trasera de la camioneta. Theo intercambió una mirada con Bryce y luego siguió al hombre. Bryce se quedó dónde estaba.

 

El interior del camión estaba oscuro y olía a aserrín y aceite de motor. La lluvia que golpeaba el techo de metal del camión se amplificó en el pequeño espacio; sonaba como si varias personas estuvieran golpeando la parte superior del camión con martillos. Theo y el conductor del camión estudiaron una colección de animatrónicos de apariencia amigable. amiga ble. La mirada de Theo pasó de un robot a otro. Todos ellos brillaban con una perfección nueva... todos excepto uno. Este animatrónico era cualquier cosa menos brillante, reluciente y amigable.  — ¿Qué ¿Qué pudo haber hecho esto? — preguntó preguntó Teo.

El conductor del camión sacudió la cabeza y movió los pies nerviosamente.  — No No tengo idea.

Theo negó con la cabeza.  — Pues Pues van a necesitar otro guitarrista. ☆ ☆ ☆ 

Tan pronto como se abrió la parte trasera de la camioneta, Gil dejó el refugio de la media pared de cemento donde le gustaba tomar sus descansos. La pared estaba a unos pocos pies del marco exterior del Pizzaplex, y ninguno de los trabajadores de la construcción tuvo problemas con él pasando el rato allí. Ahora, sin embargo, Gil se puso al lado del tipo alto y delgado que esperaba debajo del andamio. El chico no notó a Gil al principio. Estaba mirando al conductor del camión grande y al otro tipo, un hombre de unos treinta y tantos años, de hombros anchos y con una calva cada vez más pequeña. En realidad, el tipo alto estaba mirando más allá del conductor y el hombre calvo prematuramente. Estaba mirando al robot desmontado. des montado. Gil también miró al robot. Sonriendo, corrió bajo la lluvia y saltó a la parte trasera de la camioneta. Los hombres del camión se giraron para mirarlo.

 

 — Hola. Hola. — Gil Gil alargó una mano hacia el tipo con demasiada frente.

Gil.  — Gil.  — Theo. Theo.  — Theo Theo estrechó la mano de Gil, pero él fruncía el ceño,

claramente preguntándose qué estaba haciendo Gil allí.  — Soy Soy parte del equipo de renovación  — explicó explicó Gil. Señaló el

endoesqueleto desnudo — . Me quedo con ese. Theo ladeó la cabeza. Gil no le dio a Theo la oportunidad de formular una pregunta. Gil dio un paso hacia el esqueleto es queleto de metal de dos metros. Él agarró aga rró su brazo.  — O Obviamente, bviamente, esto no se usará para lo que sea que lo querían. — Hizo Hizo un gesto hacia los animatrónicos nuevos e intactos — . Pero parece fuerte

y resistente. Creo que puedo reutilizarlo y usarlo para desarmar y apilar todos los endoesqueletos pesados y destrozados des trozados que estamos tratando de limpiar de la vieja pizzería.  —No creo… —   — comenzó comenzó Theo. Gil empujó a Theo y lo obligó a retroceder. Theo frunció el ceño, pero no detuvo a Gil mientras inclinaba el endoesqueleto desnudo hacia adelante adela nte y comenzaba a arrastrarlo por la plataforma de aluminio del camión. El chirrido de metal contra metal luchó con el continuo golpeteo de la lluvia. Gil se aseguró de que el endoesqueleto rozara a Theo y sonrió cuando Theo saltó aún más hacia atrás. Gil sabía s abía que su estatura de 1.87 y su cara de “solo pruébame”  serían suficientes para intimidar a Theo y hacerlo callar. Sin embargo, solo para estar seguro, miró desafiante a Theo. Theo levantó ambas manos en un gesto de rendición.  — Hazlo Hazlo — dijo dijo Theo.

Gil saltó bajo la lluvia y arrastró su premio fuera del camión. ☆ ☆ ☆ 

Cuando Gil logró arrastrar el endoesqueleto a la vieja pizzería, jadeaba y sudaba mucho. Pero no le importaba. Esta Es ta cosa iba a hacer la vida de Gil mucho, mucho más fácil.

 

Gil colocó el robot contra una de las paredes laterales del comedor de la pizzería. Se enderezó y se secó la cara con el dorso de la mano.  — ¿Qué ¿Qué demonios estás haciendo? — Carlo Carlo dio un paso al lado de Gil y

frunció el ceño al robot. Él también se secó la cara; su piel oscura brillaba por el sudor, y la humedad perlaba el tatuaje de la hoja de roble en su antebrazo — . Se supone que debemos sacarlos. Gil miró a Carlo y le dio una palmada en la espalda al tipo bajo pero robusto. Esto va a hacer exactamente eso.  — Esto Carlo frunció el ceño confundido. Gil se rio. Miró al animatrónico desmontado. Quédate ahí — le le dijo al robot —   — Quédate  — . Vuelvo enseguida. Gil ignoró la mirada desconcertada y exasperada de Carlo y cruzó la habitación a grandes zancadas hacia lo que solía ser la zona de juegos de la pizzería. En los estrechos pasillos entre juegos de arcade oscuros y rotos, Gil y sus compañeros de trabajo dejaban sus objetos personales durante el día. El área de empleados de la antigua pizzería estaba demasiado llena de basura para usarse, y los remolques temporales instalados fuera de la zona de construcción de Pizzaplex estaban destinados al equipo de construcción, no al equipo de renovación. Por supuesto. El equipo de renovación era tratado como ciudadanos de segunda clase... pero no por mucho tiempo. Gil iba a cambiar eso. Gil encontró su mochila junto a la fiambrera roja y brillante de Danny (Danny era un niño tan pequeño), y rápidamente metió la mano en ella y sacó su computadora portátil. Finalmente, Gil iba a mostrarles a los de trajes que se habían equivocado al meterlo en este equipo, haciendo el trabajo duro. Cuando Gil solicitó un trabajo en Pizzaplex, pensó que lo elegirían como parte del equipo técnico. No tenía ninguna experiencia laboral real como programador, pero jugaba con programas y robótica todo el tiempo en casa. Les había dicho a los de traje qué tan activo sería, pero no le creyeron. Y había terminado en este agujero, arrastrando viejos robots muertos. Pero ya no más.

 

Gil se apresuró a volver al endoesqueleto boca abajo. Carlo se había marchado. Él y Owen ahora luchaban por romper uno de los endoesqueletos apilados junto al escenario. El rostro redondo de Owen, redondo como una bola de boliche, estaba enrojecido por el esfuerzo. Imbéciles — murmuró murmuró Gil. Abrió su portátil y lo dejó en el suelo. s uelo.  — Imbéciles Luego se arrodilló junto a su nuevo robot trabajador. Mientras que los endoesqueletos que Gil y sus compañeros de equipo habían estado transportando y desmantelando eran solo versiones metálicas del sistema esquelético de un humano, este endoesqueleto era más sustancial. No era solo una estructura metálica básica; su estructura de acero estaba contenida dentro de una colección abultada de varillas de metal y placas curvas y un impresionante sistema de rótulas y pistones. Todo esto estaba rematado con una calavera de acero brillante larga, de forma vagamente rectangular. El cráneo era la única parte del endoesqueleto que era brillante. El resto estaba oscuro y descolorido, como si hubiera sobrevivido a algún tipo de incendio. La parte superior del cráneo brillante contenía ojos blancos saltones encerrados en cuencas de acero, y la parte inferior contenía una boca con bisagras bis agras y dientes de metal. Sobresaliendo de la parte superior de la cabeza, un par de orejas de metal dobladas sobresalían como antenas. Palpando la parte posterior de la base del cráneo metálico, metálico , Gil encontró un pequeño interruptor. Lo presionó y la mandíbula del robot se movió hacia adelante con un leve zumbido. La mandíbula hizo clic en una posición completamente abierta, revelando una masa de circuitos, chips y cables dentro del cráneo. Gil examinó los cables y encontró el que tenía un acoplador de energía. Lo sacó suavemente y lo conectó con su computadora portátil. Tan pronto como el animatrónico se vinculó a la computadora de Gil, sus especificaciones y el código del sistema operativo se desplazaron hacia abajo en la pantalla de la computadora portátil. Gil se inclinó hacia adelante y escaneó el código. Cuando vio lo que buscaba, extendió la mano y pulsó algunas teclas.  — Protocolo Protocolo de limpieza.  — La La mirada de Gil pasó de su computadora

portátil al robot y de nuevo a la pantalla.

 

Después de unos segundos, la pantalla indicaba: Protocolo cargado. Gil desconectó su computadora portátil del robot. Empezó a alcanzar la mandíbula animatrónica, pero se s e detuvo cuando una sombra cayó sobre el teclado. Miró hacia arriba. Danny, tan limpio y fresco como al comienzo del día, miraba el endoesqueleto. ¿Qué estás haciendo?  — preguntó preguntó Danny — . No pensé que ninguna  — ¿Qué de estas cosas funcionara. Este es uno nuevo  — dijo dijo Gil —   — Este  — . He activado un protocolo de limpieza. Gil extendió la mano y empujó la mandíbula del robot a su lugar. Tan pronto como el zumbido y el clic terminaron, los ojos blancos brillaron de color naranja. Las articulaciones del robot zumbaron y sisearon cuando se incorporó. Danny gritó. Gil sonrió cuando Danny dio varios pasos tartamudos hacia atrás. Por el rabillo del ojo, Gil vio que Carlo y Owen se unían a Danny. Todos miraron con ojos desorbitados al animatrónico. Con un chirrido retumbante, el robot giró la cabeza y miró directamente a Gil. La boca cuadrada con dientes de metal emitió un chirrido metálico cuando se abrió.  — Esperando Esperando instrucciones — dijo dijo el robot con voz plana y profunda.  — ¡Cool! ¡Cool! — dijo dijo Danny.

Gil se volvió para sonreírle s onreírle al chico. Se rio entre dientes cuando vio que Owen y Carlo se alejaban sigilosamente. Gil se volvió hacia su nuevo robot. Se inclinó y miró al robot a sus ojos radiantes. Quiero uiero que rompas las extremidades y las cabezas de todos los  — Q endoesqueletos en este lugar y los apiles allí. — Señaló Señaló hacia la pila de piezas animatrónicas junto a la puerta de salida — . Pan comido. ¿Entendido? Los mecanismos internos del robot crujieron y gruñeron. La boca del robot crujió cuando se abrió de nuevo.

 

 — Romper Romper miembros y cabezas. Apilarlas. Pan comido. Entendido. — El El

robot miró directamente a Gil durante varios segundos. Gil se sacudió un escalofrío repentino. La mirada de ojos brillantes del robot era espeluznante. Pero entonces, el animatrónico no podía evitar que no tener rostro. Las articulaciones del robot chasquearon y sus servos zumbaron cuando se puso de pie abruptamente. Una vez en posición vertical, sus bordes de metal duro reflejaban las luces del escenario detrás de él, haciendo que pareciera que estaba irradiando calor. Para disimular un estremecimiento inesperado, Gil también se levantó rápidamente.  — Puedes Puedes empezar por hacer un inventario — le le dijo Gil al robot.

El robot movió los pies como si estuviera encontrando el equilibrio. Algo marcó en su lugar en su sección media. Otras partes robóticas chasquearon y vibraron. Los ojos del animatrónico palpitaron con luminiscencia mientras se giraba lenta y deliberadamente para escanear la habitación. Giró en un círculo completo, su mirada abarcando todos los restos robóticos esparcidos por el espacio. Cuando el robot terminó su rotación, su atención se concentró en Gil y los demás miembros del equipo. El robot dio un paso adelante y su pesado pie de acero chirrió por el suelo desnudo. Los espeluznantes ojos del robot se fijaron en Gil, luego se movieron a Danny y luego a Owen y finalmente a Carlo. El escalofrío de Gil volvió. Miró a los demás. La expresión ansiosa de Danny se había derrumbado en nerviosismo. Intercambió una mirada con Carlo, cuya frente estaba arrugada en un ceño fruncido de preocupación. Owen tenía una expresión tensa que podría haber sido molestia... o miedo... o ambas cosas. Gil tuvo que admitir que encontró el escrutinio del robot un poco inquietante. Un sonido sibilante apenas perceptible provenía de los sistemas del animatrónico. Gil no estaba seguro de lo que significaba el sonido. ¿Funcionaba todo correctamente?

 

Cuando el endoesqueleto recién animado dio un paso, Gil casi saltó de su piel. Fingió que acababa de tropezar con algo y se hizo a un lado cuando el robot pasó junto a él. Gil estaba avergonzado por su reacción, pero inmediatamente se liberó. El nuevo endoesqueleto, después de todo, era enorme, mucho más grande que los 1.50 y 1.80 cm que Gil y sus compañeros de trabajo habían estado arrastrando durante tanto tiempo. Era razonable que la respuesta de lucha o huida de Gil se desencadenara frente a ese tipo de poder. Pero no había necesidad de preocuparse. El nuevo robot estaba bajo el control de Gil. Gil se unió a los miembros de su equipo cuando el robot, con sus sistemas rechinando, caminó hacia el endoesqueleto más cercano y lo recogió como si estuviera hecho de tela endeble. Sin esfuerzo, el nuevo robot de limpieza rompió las articulaciones de los hombros del endoesqueleto. Los brazos del endoesqueleto quedaron libres. El robot arrojó los brazos a un lado. Aterrizaron en el suelo con un repiqueteo resbaladizo. El robot hizo lo mismo con las piernas del endoesqueleto, separando las extremidades de las articulaciones de la cadera y arrojándolas hacia los brazos. Los brazos y las piernas de metal resonaron en una maraña cuando el gran robot agarró la cabeza del endoesqueleto y la arrancó. Agarrando la cabeza entre sus enormes manos de metal, el robot de limpieza hizo rodar el cráneo hacia las extremidades desechadas. Tan pronto como el cráneo dejó de moverse, el robot levantó el torso restante. Pisando fuerte sobre el linóleo a cuadros blancos y negros, el robot llevó el torso hasta el montón de extremidades y lo dejó caer. El torso aterrizó con un crujido y un golpe cuando el nuevo y eficiente robot giró y se dirigió hacia otro endoesqueleto. Durante los siguientes dos minutos, el nuevo robot hizo un trabajo rápido con tres endoesqueletos más. El robot no tuvo problemas para deconstruir los endoesqueletos ya parcialmente rotos y agregarlos a la creciente pila junto a la puerta. Gil se alejó del robot. Sonrió a sus compañeros de trabajo.

 

 — ¿Ven? ¿Ven? ¡Soy un genio! — Levantó Levantó los brazos en señal de triunfo. ☆ ☆ ☆ 

La mamá de Danny le había enseñado a aceptar y respetar a todas las personas, incluso a las desagradables. A Danny no le gustaba mucho Gil, pero fingía que sí. Y ahora, tenía que admitir que Gil había hecho algo bastante asombroso. Aunque Gil estaba fanfarroneando, algo que a Danny le habían enseñado a no hacer nunca, Gil tenía motivos para estar satisfecho consigo mismo. Danny abrió la boca para estar de acuerdo con la autoevaluación de Gil. Pero nunca logró pronunciar las palabras. Lo que sucedió a continuación le robó las palabras... y algo de su cordura también. Sucedió tan rápido que todo se fusionó en un horror imposible que la mente de Danny luchó por poner en orden: el robot que se avecinaba. Un desenfoque de movimiento metálico. Un pop aplastante. El grito de maullido de Gil. La mente de Danny calculó los eventos: Gil estaba gritando. Estaba gritando porque ya no tenía brazos. El robot le había arrancado los brazos a Gil. Cuando el robot lanzó los brazos de Gil hacia la pila de piezas robóticas  junto a la puerta de salida de la pizzería, el aire abandonó los pulmones de Danny y la fuerza huyó de sus piernas. Danny se tambaleó hacia atrás, con el corazón desbocado. Sin creer lo que estaba viendo, se quedó mirando las fuentes de chorro rojo que brotaban de las cuencas de los hombros de Gil.  Junto a Danny, Carlo gritó. Danny miró hacia los otros dos hombres. Owen no emitió ningún sonido, pero su rostro estaba blanco. Sus S us ojos casi se salían de su cara. Gil siguió gritando. No, no gritó. Chilló. Se lamentó. Los sonidos que hizo Gil no se parecían a nada que Danny hubiera escuchado antes.

 

Esos sonidos fueron acompañados por repugnantes sonidos de crujidos. E incluso en medio de todo ese espantoso alboroto, Danny podía oír el golpe húmedo de la sangre golpeando las paredes y el suelo. Otro crujido desgarrador convirtió los pensamientos de Danny en un balbuceo enloquecido y temeroso, especialmente cuando el crujido cortó por completo los gritos de Gil. El crujido, que fue como el chasquido de un tornillo al ser arrancado de su alojamiento, silenció a Gil en una fracción de segundo. En un instante, la vieja pizzería resonó con los repiques del dolor de Gil. Al siguiente, los aullidos agudos desaparecieron. Ahora, todo lo que Danny podía oír era su propia respiración entrecortada y la de los demás. También escuchó los ruidos metálicos y los zumbidos del robot... que ahora se dirigía hacia ellos. Danny, Carlo y Owen se giraron como uno solo. Empezaron a correr hacia la única salida de la pizzería. Sin embargo, antes de que dieran siquiera un paso, varios trabajadores de la construcción entraron por la puerta abierta, irrumpiendo en la vieja pizzería. Danny y sus compañeros de equipo quedaron atrapados entre el avance del robot y los trabajadores convergentes.  — ¿Qué ¿Qué está pasando aquí abajo?  — gritó gritó uno de los hombres — .

Escuchamos gritos y ─  El hombre, un tipo medio calvo de pelo largo y musculoso que Danny había visto varias veces, dejó de hablar cuando su mirada se posó en la carnicería sangrienta que solía ser Gil. Sus ojos se hincharon.  — ¡Corran! ¡Corran! — gritó gritó Carlo.

Danny ya estaba corriendo. Atravesando a toda velocidad a los hombres confundidos y conmocionados, Danny rebotó en los brazos carnosos y los vientres panzudos como si fuera una bola de pinball en una de las viejas máquinas recreativas. La habitación era un caos de sonido y movimiento. Los sentidos de Danny ni siquiera podían procesarlo todo. Solo obtuvo impresiones inconexas mientras corría.

 

Los oídos de Danny registraron ruidos metálicos, golpes sordos, más crujidos, chasquidos y estallidos, salpicaduras húmedas, bramidos, gritos y chillidos; su mente ni siquiera intentó traducir lo que estaba escuchando en hechos reales. No quería pensar en ello. Un chorro de rojo viscoso se derramó sobre uno de los cuadrados blancos del suelo delante de Danny. Sus ojos se posaron en un trabajador pelirrojo al galope, una multitud de pechos y rostros de un blanco blanquecino... y un brazo arrancado: la piel oscura y el pequeño tatuaje de una hoja de roble le indicaron que el brazo había pertenecido a Carlo. Cuando una cabeza redonda rodó por el suelo frente a Danny y una mano de metal agarró su camino, Danny se lanzó hacia su izquierda y se zambulló entre las piernas de uno de los trabajadores de la construcción aterrorizados. Más partes del cuerpo pasaron volando. Más sangre rociada. Danny corrió a través de una cacofonía de histeria. Y todo lo que Danny había aprendido acerca de ser cortés, seguir las reglas y respetar a los demás fue deconstruido junto con los hombres que lo rodeaban. No le importaba nada más que salir de la pizzería convertida en matadero. Danny esquivó y se zambulló y trepó y se agitó, y finalmente llegó a la puerta. Mientras galopaba a través de él, miró hacia atrás. La carnicería continuó. Los gritos torturados aumentaron. Danny palideció. Y dio un portazo. Danny siguió corriendo. Más allá de montones de madera y montones de barras de refuerzo, más allá de más trabajadores de la construcción convergentes. Y luego, pasó corriendo junto a un camión de cemento que hacía ruido, su tambor de mezcla giraba, el lodo gris de cemento húmedo salía de su tolva de descarga. Danny gritó a los hombres que extendían el cemento vertido.  — ¡SELLENLA! ¡SELLENLA!

Incluso gritando a todo pulmón, las palabras de Danny apenas se podían escuchar por encima del rugido del camión de cemento y los gritos que salían de la pizzería y se enroscaban en el cerebro de Danny como una enredadera que envolvía su conciencia.

 

 — ¡SELLEN ¡SELLEN LA PUERTA!  — gritó gritó Danny más fuerte. Señaló hacia la

entrada de la pizzería. Los trabajadores del cemento finalmente miraron hacia arriba. Se volvieron y miraron hacia la puerta de la pizzería. ¡SELLENLA! — volvió volvió a gritar Danny.  — ¡SELLENLA! Y siguió corriendo.

 

 

 

 

Copyright © 2022 por Scott Cawthon. Todos los derechos reservados. Foto de la estática de televisión: © Klikk/Dreamstime Todos los derechos reservados. Publicado por Scholastic Inc., Editores desde 1920. SCHOLASTIC y los logotipos asociados son marcas comerciales y/o marcas registradas de Scholastic Inc. La editorial no tiene ningún control ni asume ninguna responsabilidad ante el autor con los sitios web de terceros que utilicen su contenido. Este libro es una obra de ficción. Los nombres, personajes, lugares e incidentes son producto de la imaginación del autor o se utilizan de forma ficticia, y cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, establecimientos comerciales, eventos eventos o lugares es mera coincidencia. Primera impresión 2022 Diseño de la portada por Jeff Shake e-ISBN 978-1-338-82731-6 Todos los derechos reservados en virtud de las convenciones internacionales y panamericanas sobre derechos de autor. Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, transmitida transmitirse, descargarse, descompilarse, someterse a ingeniería inversa, o almacenarse o introducirse en cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información, en cualquier forma o por cualquier medio, ya sean electrónicos o mecánicos, conocidos o inventados en el futuro, sin la autorización expresa por escrito del editor. Para obtener información sobre el permiso, escriba a Scholastic Inc.  Atención: Departamento de permisos, 557 Broadway, Broadway, Nueva York, NY 10012

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