Stone y Church- Niñez y Adolescencia. Cap.10

March 31, 2017 | Author: Geoge Sand | Category: N/A
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L. JOSEPH STONE

NIÑEZ'

yo

JOSEPH

CHURCH

y ADOLESCENCIA Prólogo por

JALU .BElL~STEIN . Ex profesor titular de .Psicología··educacional en las

Universidades de Buenos Aires

EDICIONES

y

del Litoral

HORMli; S. A. E.

Dlltribucíón

exclU8Í04.

EDITORIAL PAIDOS BUENOS AmEs

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La. escuela liberal Otros programas para. los niños de edad intermedia ~ENC1AS

BIBLI~CAS

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10. La adolescencia

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Adolescencia física y adolescencia ~icológica. La adolescencia psicoI6gica como fen6meno cultural El adolescente y sus padres La vida social del adolescente Diferencias de clase social Taxonomía de la adolescencia Los convencionalistas Los ideallstas .. Los hedonistas transitorios ..... Los psicópatas .. o

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11. Pubesce1'!d.a,pubertad y desarrollo fisico El yo adolescente La sexualidad adolescente . El idealismo adolescente o

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12. El canlíno hacía la ~urez

en adulto

REFERENCIAS BIBLIOG~CAS

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13. PerturbacWnes del desarrollo ..... Una concepción de la anormalidad El período neonatal y la infancia Etapa deambulatoria y años preescolares Los años intermedios de la niñez- .• ;; Delincuencia . Adolescencia . Ayuda para los niños excepcionales .. _ .... Patología del ambiente .. Patología familiar Desastre y colapso social . o

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Cómo ayudar al adolescente a convertirse Una definición de madurez

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BIBLIOGRAFÍA BIBLIOGRAFÍA

EN CASTELLANO

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CAPÍTULO

10

LA ADOLESCENCIA

durantelos el años cual intermedios el niño estaba E.,. ríodo otra. época, erancontento un peN

con su suerte, mientras que la adolescencia era una etapa en la que se entraba con renuencia y a la que se dejaba atrás tan pronto como la gente lo permitía. En la actualidad, en cambio, los niños de edad intermedia anhelan a menudo ser adolescentes, y los adolescentes_PaI~cen creer (durante gran part~ del tiempo)..quecilan hallado el modo de vida definitivo. Esta creencia parece ser compartida por muchos adultos, que adoptan los estilos adolescentes en el peinado, el modo de vestir, los bailes, los entretenimientos y la jerga. Hoy en día, y no sólo en los Estados Unidos, la adolescencia ha sido institucionalizada, yes glorificada en los programas de televisión,-eD' lose :.diarios, en la radio,1 y en la publicidad destinada al mercado adoles1M adultos que no se unen al culto -cente;2cc-Hasta de la adoféscencia ni lo explotan suelen colaborar en su propagación, como si quisieran vivirla vicariamente. Los adolescentes poseen automóviles y recursos económicos aparentemente inagotables para acumular equipos deportivos, guitarras, discos, cosméticos,ropas y accesorios.Acuden multitudinariamente a ver películas reservadas para adultos y filmes de espionaje, y en general se los bombardea con una propaganda pr~sexual que a veces es sutil y a veces no lo es tanto. Hablan mucho acerca del sexo, pero todo indica que pocos lo practican y sólo en circunstancias especiales. No estamos en condiciones de estimar con exactitud la expansión social del estilo adolescente ni la intensidad con que afecta a la persona. Si la presencia de los adolescentes es tan notoria es porque son muchos; hay unos 24 millones de jóvenes que tienen entre 13 y 19 años, y entre los segmentos de siete años de la población éste es el mayor. Son el producto del auge de nacimientos posterior a la Segunda Guerra Mundial, y a medida que crezcan ahultarán diferentes porciones de la curva demo-

gráfica. Pero parece indudable que algunos rasgos de la vida adolescente persisten por debajo de los cambios superficiales, las manías y las modas. ADOLESCENCIA FISICA PSICOLOGICA

y ADOLESCENCIA

Los autores que hasta ahora seocuparondeLtema de la adolescencia -a partir de G. Stanley Hall,3 en lo que concierne a la psicología académicahan destacado la dolorosa autoconciencia del adolescente, su preocupación por su identidad y por el lugar que ocupa en el mundo. Han señalado su inclinación al idealismo,su~onHicto. Teligío~cQ.,S"y humor inestable y capDchoso,susensaciondeque la vida es fútil, su rebeldía y sutendencia iconoclasta. Se conoce a la ad01escenClii- como..una..epoca de turbulencia interior, Comoun··periodode8tUrm und Drang, de "tormenta y agitación". No es necesario decir que esta inquietud interior halla expresión exterior, y que los adultos que tienen trato con los adolescentes tienen también su cuota de agitación. Muchos autores han atribuido la turbulencia de esta edad al trastorno fisiológico asociado con la pubertad, y, por implicación"a la discrepancia entre la madurez sexual y la inmadurez ,mental del adolescente. Ahora nos parece obvio que esta explicación es incorrecta. En primer lugar, hay sociedades y hay sectores dentro de nuestra propia sociedad, donde la adolescencia no es un período de Sturm und Drang, de manera que aunque todos los jóvenes sufren los cambios físicos correspondientes a la adolescencia,sólo aquellos que viven en determinados ambientes culturales manifiestan los·comportamien-' tos que nos parecen característicos de esa edad. Además, uIla observación cuidadosa demuestra que la crisis psicológica de la adolescencia no comienza sino un año, o algo más, después del período de

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cambio físico más rápido; en algunos individuo~ no parece haber ninguna relación entre los cambios ffsicos y la conducta típicamente adolescente. Por estas razones nos vemos obligados a considerar que la adolescencia es un fenómeno cultural derivado del modo en que se interpreta en nuestra sociedad (y en otras sociedades semejantes) el hecho de la maduración física. Los adultos y también el grupo de pares definen los roles que debe desempeñar el adolescente, y al asumir estos roles el joven asume su identidad adolescente. La distinción entre la maduración física y los papeles definidos culturalmente hace necesario distinguir entre los do~ vocabularios correspondientes. Hay tres términos que tenemos que comenzar por adarar: pubescencia, pubertad y adolescencia. Pubescencia es el período de aproximadamente dos años que antecede a la pubertad, y el término se refiere también a los cambios físicos que tienen lugar dur8.nte ese período, y que culminan en la pubertrrd. El comienzo de la pubescencia se carac· teriza por una aceleración del ritmo del crecimiento físico y por el término de la latencia del crecimiento. Junto con la aceleración del crecimiento se producen cambios en las proporciones faciales '! corporales, maduran los caracteres sexuales primarios y secundarios y ¡le manifiestan otros cambios físicos a los que nos referiremos más adelante. (Algunos autores llaman "preadolescencia" al período de la pubescencia. Es indudable que desdetm punto de vista psicológico el pubescente se parece más al niño de edad intermedia que al adolescente. No obstante, preadolescencia es un término que probablemente induzca a confusión, pues olros autores lo emplean como sinónimo de los años inter:nedios de la niñez.) La ptlbertad es el momento de la ,ida en el que comienza a manifestarse la madurez se:~~J.aLC1.T2:.> terÍzada en las niñas por el prinler fujo mel1str11al~ o menarquia, y. en los varones por diversos signos, entre los cuajes tal vez -sea el lná:) (>Jnfiable la :J~ .e. .. sencia de espermatozoides en la orina (perce~tibles con el microscopio). En realid2.d, la pubertad no tiene límites claros ni en los varones ni en las mujeres. En un prbcipio la menstruación suele ser escasa e irregular, y a veces pasan meses entre un flujo y otro. Es posible que los varones no puedan todavía eyacular, aunque ya sientan fuertes impulsos fálicos y hayan descubierto que la prmdmidad femenina es un poderoso estímulo para la erección. El criterio legal corriente establece como edad de la pubertad los doce años para las mujeres y ·los catorce años para los varones. Pero no tiene sentido

hablar de promedios, pup:s son JJ.:!uyamplias las C1lferencias individuales y entre distintos grupos, debidas posiblemente a la alimentación, el estado de salud y tal vez muchos otros factores desconocidos, entre los que podría estar' la exposición a la estimulación sexual. Pero se sane que los varones tienden a llegar a la pubertad dos años después que las mujeres. Los varones parecen sufrir un retraso sizrjlar en cuanto al desarrollo social, lo que causa ciertas discrepancias de las que hablaremos más adelante. El término adolescencia es empleado en dos sentidos algo diferentes. Aplicado al desarrollo físico se refiere al período que comit'Ilza con el rápido crecimiento de la prepubertad y termina cc:ando se alcanza una plena madurez física. Esta definición es más ambigua de 10 que parece, pues no es fácil establecer qué es una "plena madurez flsic/'. En el sentido físico, la adolescencia es un icné:neno universal. En sentido psicológicG~ la ~1dot~sce::lcia~s una situación anímic2~ un. ruedO -de e:dsteIlcia, que aparece aproximadamente con la pubertad y tiene su fin al alcanzarse una plena madurez social El tema principal de este capíblio será, en lo esencial, la definición de la adolescencia en este sentido. Pero la adolescencia psicológica, a diferencia de la física, se manifiesta sólo en algunas culturas. El contexto indicará claramente cuándo estamos hablando de-la adolescencia física y cuándo de la psicológica. Cemo todos los otros períodos del desarrollo humano, la adolescencia es una etapa de cambio continuo, y nos será necesario distinguir entre una >~primera fase" y una Hfase final". La prin:era fase, según nuestro uso, es el período que va desde el comienzo de la pubescencia (que sólo se cemoce retrospectivamente~ en cada casa individual) hasta mcí_drec.eciOf de lHl año después de la ille~:.to en q'~le las auevas pautas fisintó~ic.1s ya se han 2st8.bilizado bastante. La fase final de la adolesc-encü::.~:;}cr supuesto,

es el pe.::·iedo -;:estante, hasta

el ccmienzo de la edad adulta. El tema centTal de la adolescencia es el de la identidad, el de ilegar a saber quién es UDO mismo, cuáles son sus creencias y sus valores, qué es 10 que quiere realizar en la vida y obtener de ella. El adolescente tiene que habituarse a un cuerpo renovado, con nuevas capacidades para la sensación y la acción, y tieI}e que alterar su imagen de sí mismo en consonancia con ello. Junto con los cambios corporales aparece una nueva constelación de significaaos en el espacio vital. Para muchos adolescentes el ~undo ~e libidiniza, se sexualiza, hasta el

NIt'l"EZ

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ADOLESCENCIA

punto de que los objetos y los hechos más innocuos pueden adquirir implicaciones eróticas. La nueva y a menudo confusa autoconciencia del adolescente -que se traduce sobre todo en embarazo- entraña un nuevo anhelo de independencia. En la primera fase de la adolescencia el joven trata de independizarse en nuevos aspectos de su vida, como las creencias religiosas o las salidas con miembros del sexo opuesto, pero sus intentos se parecen mucho a los anteriores: quiere más privilegios, más libertad de la supervisión y las restricciones de los adultos para poder seguir las indicaciones de la pandilla (probablemente ahora hable de "la barra"), pero con poco sentido de responsabilidad por las consecuencias de sus propias acciones. El joven adolescente se preocupa por su posición respecto de sus compañeros inmediatos, quizá más

que durante los años intermedios de la niñez; se esfuerza por parecerse a ellos todo 10 posible, quizá porque no se- siente eu"-armonÍa con ellos~ P-ues casi contra su voluntad secesm individualizando cada vez más, tiene ideas y valores que tal vez. discrepen del código esencialmente conservador de la pandilla, pero su singularidad, que sólo a medias comprende, no lo satisface totalmente. El adolescente mayor comparte las preocupaciones del más joven, pero afronta además el problema de su ubicación respecto de todo el mundo adulto, de la independ8Reliky la· responsabilidad -el sexo, el mat..'"Ímonio, los empleos, el servicio militar, la política,Iapaternídady se ve ante laestremecedora-péSj;)e.ctiva_de tener que arreglárselas solo, sin la ayuda material de su familia y sin el apoyo moral de su grupo de pares. Forma parte de nuestra ética social la creencia de que la persona -específicamente, pero no exclusivamente, el varón- que continúa en situación de dependencia después de haber llegado a la edad adulta tiene alguna falla, y esto es algo que siente tan agudamente el individuo en cuestión como su familia y sus vecinos. Podemos decir que el adolescente más joven se preocupa por saber quién es y qué es, mientras que el adolescente mayor debe preocuparse, además, por 10 que va a hacer durante el resto de su vida. En nuestro estudio comenzaremos por considerar el fenómeno peculiarmente europeo de la adole-scencia en cuanto aspecto de la cultura. (Europeo, en este sentido, incluye a los países no europeos fundados o fuertemente influidos por Europa: América latina y América del Norte, la parte asiática de la Unión Soviética, Australia y Nueva Zelanda, Japón, y la nueva clase media en cualquier parte

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del mundo. La adolescencia, junto con la preocupación por la salud mental y la cmatividad, el derroche y la contaminación del ambiente, parece ser un lujo que sólo pueden permitirse sociedades razonablemente prósperas.) Esta descripción incluirá los síntomas clásicos de la adolescencia y las manifestaciones más recientes que observamos en el panorama actual. Pensamos que sólo se puede comprender la psicología individual de la adolescencia con la ayuda de la sociología y la psicología social de esta edad. Por consiguiente, comenzaremos describiendo a la adolescencia en cuanto fenómeno social: la adolescencia como invención cultural, la subcultura adolescente, las relaciones familiares y las actividades adolescentes típicas. En un capítulo posterior examinaremos al adolescente mismo, su desarrollo físico y el despertar de su sexualidad, sus actitudes, valores, ambiciones y aspiraciones.

LA ADOLESCENCIAPSIC0t,OGlCA CO·MO FENOMENO

CULTURAL·

En las sociedades primitivas no hay ningún equivalente de nuestro concepto de adolescencia. En algunas de ellas la transición de la niñez a la edad adulta es tan suave que casi no se advierte el proce- .... so. Lo más habitual es que la persQ11aj.0Yc~nqufést&·2-~por ingresar en la edad adulta pase por.una. adolescencia ceremonial. Los. ritos medianteJosccuale:L~e ..c''-._ confiere la calidad de adultosnn:::-j;:ori.ociJiº~~Gºmp:-:;~= ritos de la pubertad, ritos de pas(]je()-cererri011rQ8rIe~'·· iñiciación. A veces coinciden con la pubertad, otras veces se selecciona y se inicia a niños de diversas edades, y otras se le deja decidir al mismoníño cuándo está preparado para aSUIrJr los derechos y las responsabilidades de la edad adulta, o cuándo se siente capaz de sobrellevar un procedimiento que puede ser riguroso. En su forma más simple, los ritos de iniciación consisten meramente en un corte de cabellos o en un cambio de ropas. Rituales más complejos implican complicados tatuajes, períodos de aislamiento o de ayuno, o la búsqueda de una visión o revelación. Algunas ceremonias son ordalías que sirven por lo menos parcialmente para poner a prueba el carácter: una circuncisión practicada con una varilla aguzada, la amputación del clítoris, hacerse limar los dientes hasta que terminen en una punta, torturas que son sufridas sin gritar, lesiones que dejarán cicatrices a las que se considerará signos de belleza. En otros casos los jóvenes tienen que de-

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L. JOSEPH STONE y JOSEPH CHURCH

mostrar su hombría en una lucha a muerte, y a veces el último paso es arrancar el cuero cabelludo del vencido o comer su corazón o sus órganos genitales. Esos ritos de pasaje rara vez duran más de unas pocas semanas (aunque son indudablemente semanas muy intensas), y ni el más prolongado puede compararse con los aproximadamente siete años qué nosotros atribuimos corrientemente al período de transición. Cuando el rito de la pubertad ha llegado a un buen fin, el joven adquiere la plena condición de adulto y aparentemente la asume sin ninguna ambigüedad. Las exigenciasy las prerrogativas de su nuevo rol son perfectamente claras, y las demás personas ,dan por supuesto que 10 desempeñará correctamente. En la mayoría de las sociedades primitivas, las obligaciones adultas son impuestas gradualmente al niño, y éste practica por su cuenta y can sus pares las prerrogativas, tales como la actividad sexual, a menudo con la aprobación de los adultos, de manera que la niñez tiende a tunc.cdirse coritir:níamentecon la edad adulta, y lo único que interrumpe esa continuidad es el jalón ceremonial del rito de pasaje. Es tentador ir más allá de estas generalizaciones acerca de- otras sociedades y detallar las diversas maneras en que se confiere el status de la madurez. También sería interesante hablar del sigui-;:i,,;ficadüilt!~=-sec:atribuye a las ¿Uerentes prácticas y -dennodoe-iúlue los mismos jóvenes las consideran. ~_Pero~~lle;rposición detallada nos haría penetrar ~~:';:inásde-]ii:~onvenienteen la antropología, por eso ~:~'reriiítfreml')s-;;-atclector .interesado a la biblioteca de su localidad, donde hallará la literatura pertinente. El hecho esencial que surge de una comparación de nuestra cultura con otras es que la adolescencia psicológica no es un corolario necesario de la adolescencia física, sino un fenómeno cultural maducido por una demora en-la asunción de 10; roles adultos. Vale decir que cuanto más prolongamos el período subadulto más complejas se hacen las reglas que rigen el comportamiento. A veces las expectativas asociadas a ese rol aparecen inconscientemente o en una ola de contagio social. Tanto los adolescentes como los adultos están tomando conciencia de manera creciente de la condición adolescente y expresando de modo explícito las características que atribuyen a ese papel. Son los adolescentes que reflexionansobre la adolescencia,a ve,cesinducidos por la prédica de los adultos, quienes han proclamado las doctrinas de libertad sexual o ensalzado las glorias de la marihuana. En cambio, fueron astutos promotores e investigadores de mercado quienes propagaron la noción de que hay que dar una cuen-

ta corriente o una tarjeta de crédito al adolescente, y meron los creadores de imágenes de la publicidad comercial quienes han impuesto la creencia de que fumar cigarrillos y poseer motocicIetas son elemenI tos esenciales del rol adolescente. Como veremos luego más detalladamente, parecería que a medida que las sociedades se industrializan el período total de aprendizaje se prolonga, se retrasa la asunción de los roles adultos y el intervalo entre la madurez sexual y la condición de adulto se hace mayor. En realidad, la adolescencia larga es un reD,émeno relativamente reciente en nuestra sociedad. Hay que observar que ceremonias como la confirmación cristiana, que le pide al individuo, una vez que éste ha llegado a la "edad de la discreción", que confirme por sí mismo las creencias religiosas que le han enseñado, y el Bar Mitzvah de los judíos, ambas efectuadas alrededor de los trece años, probablemente fueron en un principio dtos de iniciación. Recordemos también que Julieta, la heroína trágica de Shakespeare, sólo tenía catorce años, y que en la época-colonial las jóvenes se casaban a menudo en los primeros años de la adolescencia. Aun en la actualidad, según la legislación de muchos Estados la edad a partir de la cual se puede contraer matrimonio es de doce años para las mujeres y catorce para los varones, aunque el hecho de que jóvenes de esta edad aprovechen esa prerrogativa despierfumomeritáneamentela curiosidad general. En nuestros días, y en las capas sociales. aristocráticas, la joven . "sale" -implícitamente-almerca.dom:itrlmoniala.los dieciocho años. En los sectores sociales menos favorecidos, la joven hace su presentación un poco antes, en la fiesta del decimosexto cumpleaños (los sweet sixteen). (La idea de la presentación social es ajena a ciertos grupos étnicos en los cuales los matrimonios son concertados por las familias o por un intermediario; en la clase media, las salidas conjuntas ofrecen un modo de conocer a las parejas potenciales.) Lo importante a este respecto es que se posterga cada vez más la asunción de los símbolos tradicionales de la edad adulta, como la independencia económica res1?ectode los padres y la terminación de los estudio;>(no sólo se necesita más educación para trabajar en una economía tecnológicamente avanzada, sino que en los últimos años las universidades se han convertido en bue.nos refugios para eludir el reclutamiento militar). En nuestra sociedad el paso de la inmadurez a lá madurez no está marcado por1ln solo acontecimiento ni responde a un solo criterIo. El mundo adulto le ofrece al adolescente una información ambigua acerca de su con-

NmEZ y ADOLESCENCIA

dición, lo que refuerza la ambigüedad con que se c()nsidera a sí mismo::-' . Nuestra cultura incluye numerosos IDÍcrorritos de pasaje, algunos formulados legalmente y otros que simplemente son parte del uso popular, p~ro ninguno de ellos es, aisladamente, un índice genuino de la edad adulta:; En realidad, y ocurre a menudo, estos microrrÚüs pueden estar en contradicción unos con otros. Hasta las disposiciones legales discrepan de un Estado a otro y de un aspecto de la conducta a otro. La edad a partir de la cual se considera- que la mujer puede dar su consentimiento para una relación sexual varía entre los doce y los dieciocho años, pero si bien la ley determina la edad en la que puede darse esa relación fuera del matrimonio, en la mayoría de los Estados está prohibido o castigado el comercio sexual extra conyugal. (Generalmente pensamos que la legislación contra la violación se aplica en caso de que la sufra una joven, pero a veces sena invocado la ley cuando mujeres maduras hanseducid&cl1-muchachos que no han llegado aún a laedadife!~Ilsentimiento. Hubo un caso en el -que se acuso de violación a un grupo de jóvenes de diecisiete años que tuvieron relaciones con una prostituta apenas menor de dieciocho años.4 En algunos Estados se otorga la licencia de conductor a los catorce años; en otros recién a los dieciocho. Hasta los veintid.nco p.ños el hombre tiene quepagar--unsuplemeñt&abasegurar su automóviL Los empleadores tienenque~:pagar una tarifa más alhl.-por SfgtlrbS-cohtrn--=-ae~hte si emplean a menores, 10:.qUfr--.COmpli~~:l1m,:,máslas cosas para el. adolescente que quiere trabajar. El adolescente sufre dos clases de desempleo tecnológico. En primer lugar, la automatización reduce la necesidad de mano de obra. En segundo lugar, en nuestra sociedad disminuye la necesidad de mano de obra no calificada. Un tercer factor es que los adolescentes no se sienten muy inclinados a entrar en ocupaciones que no gozan de prestigio en nuestro sistema de valores, aunque haya abundante demanda y aunque el trabajo en cuestión sea muy útil; éste es el caso de los trabajos de peluquero, plomero, enfermero o enfermera, mecánico de automóviles y otros. (Señalemos el hecho de que las asociaciones profesionales, tales como la de los médicos, tratan de mantener baja la ofe~!a de trabajo para aumentar su valor de mercado.) Las leyes sobre el trabajo de menores, si bien cumplen la noble· finalidad de evitar la explotación económica de los niños (con excepción de los que trabajan en el campo y de los vendedores de diarios), pueden tener la consecuencia secundaria de negarles a los

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adolescentes la oportunidad de obtener una experiencia práctica, y con ella una sensación de crecimiento, de realización y de independencia. En los EE. UU. la edad permitida para· que los jóvenes consuman bebidas alcohólicas varía entre los dieciocho, los diecinueve, los veinte y los veintiuno, lo que le crea serios problemas a Nueva York, por ejemplo, que establece esa edad en los dieciocho años, pues los adolescentes de los Estados vecinos van allí en automóvil, beben, y luego vuelven conduciendo en estado de ebriedad a su hogar. Son bastantes los que nunca llegan a éste. Los jóvenes de diecisiete años pueden alistarse en las fuerzas armadas, y los de dieciocho pueden ser rec1utados. Pero mientras se considera que estos adolescentes tienen edad suficiente para matar y ser muertos, tal vez no se les conceda el derecho de votar o de beber, y en varias ocasiones la gente se ha inquietado por hacer más parecido al hogar el ambiente militar de los muchachos, para hacer1es más llevadera la transición v nara rodearlosdeuna atmósfera .moralmente s~.n-;;.en otras.-palabras,. los reclutasdebían seguir siendo tr:'Úac1osComó··niños. Se le atribuye al sargento el doble papel de Fagan y de mamá. El derecho al voto es concedido a los dieciocho o a los vejntiún años. Si el joven es negro, por supuesto, es posible que nunca tenga oportunidad de ejercer ese derecho. . ... ..... ......•... . En el· pasado, las'opÍIlibnesdoII1Ína:ritesennues-. tra sociedad respecto del momento en que se deja de ser un niño parapasal'-a-~rup:adultochan •.sido· . ..•muy ínfluidaspºr~'~irGug~!ªÍl€ia~:iliil.~itoJ;ills:J?()L ... ejemplo, durante la gran depresión de los años 30 hubo considerables presiones para mantener a los jóvenes fuera del saturado mercado de trabajo. Se los alentaba a séguir estudiandó, y a los que no 10 hacían se los organizaba en "grupos juveniles", muchos de cuyos miembros eran personas plenamente maduras, si no hombres de edad mediana. Cuando se inició la Segunda Guerra Mundial, que invirtió la situación en el mercado de trabajo, se presion6 a los jóvenes para que ingresaran en las fuerzas armadas o en las actividades de producción y distribución de materiales bélicos. En la actualidad, cuando tenemos una excesiva oferta de trabajo de jóvenes, hay una tendencia casi automática a encauzarlos hacia la educación superior, que les abrirá más tarde posibilidades de trabajo como empresarios, gerentes o profesionales; o bien hacia empleos indefinidos; hacia el papel de carne de cañón; y aun hacia el mundo degradado del desémpleo o el subempleo crónicos, con sus implicaciones de criminalidad y psicopatología. Pero

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L. JOSEPH STONE y JOSEPH CHURCH

el hecho de que la sociedad haya elaborado mecanismos selectivos bastante estables que deciden el futuro del joven no significa que ellos correspondan a las necesidades psíquicas de éste. Es posible que ninguno de los caminos que le están abiertos ofrezca una solución adecuada para el enigma de su identidad en cuanto persona. 1 La: nlñez está si.endo prolongada cada vez más, en el sentido de una dependencia económica respecto de los padres. Pero en otros aspectos se entra en la edad adulta más temprano que antes. La edad del matrimonio se está anticipando, aunque no es probable que vuelva alguna vez a coincidir con la pubertad. Esta tendencia se aceleró durante el período en que el matrimonio significaba la exención del servicio militar, pero parece haber retornado a su ritmo anterior. Un apreciable número de matrimonios se efectúa antes de una plena independencia económica, gracias a subsidios de los padres. Varios Estados han disminuido hasta los dieciocho años la edad que confiere derecho de voto. Tal vez lo más notable sea el cambio en la~pautas de las citas. Los jóvenes de ambos sexos siempre han ido juntos a fiestas y espectáculos, pero los miembros de uno y otro sexo solían agruparse separadamente, can escasas parejas mixtas, o ninguna. La "ci!a" verdadera era considerada apropiada sólo para la fase final de la adolescencia. En la actualidad no· es infrecuente tener citas a lostréceo ca-: toree años, y este hábito se está propagan.do cada vez más, pese a cierta resistencia de~las.adultos .. Continuamente se nos._habla de. casos·-enoue las citas comienzan antes de los trece anos. Esto produce algunas anomalías, como la que ejemplifica el niño de trece años que estaba por llevar a una niña al cine por primera vez, y que le preguntó a su madre: "¿Te parece que le diga que nos encontremos adentro? De ese modo no tendré que pagarle la entrada." De los jóvenes de trece o catorce años suele decirse también que "salen siempre juntos" (go steady), aunque este término no parece entrañar ya un compromiso informal, sino más bien que la pareja establece un contrato, a veces por un período determinado, y casi siempre con el supuesto de que será temporaria, que les garantiza a ambos que podrán contar con un compañero para cualquier salida que se presente. La misma maduración prematura se manifiesta en la creciente frecuencia con que los adolescentes se desempeñan en un trabajo con dedicación parcial, trátese de la atención de bebes, de las tareas -domésticas de los vecinos (algunos jovencitos emprendedores ahorran o piden prestado dinero para com-

pral' una segadora mecánica o 1:1nabarredora de nieve), o instalan un negocio, por ejemplo, un periódico vecinal o una huerta. Hay una serie de pequeños jalones (que quizá no le pare¡cen tan pequeños al adolescente) por los que se pasa¡ a una edad cada vez más temprana: la primera ondulación permanente de la niña, el primer permiso para pintarse los labios o usar tacos altos o un vestido formal. A lo largo de los años la edad -a la que los varones se ponen sus primeros pantalones largos (ocasión que antes era bastante solemne, y en la que el niño se sentía a la vez embarazado y halagado) ha sido adelantada casi hasta llegar a la cuna, y los pantalones cortos prácticamente han desaparecido. Ahora lo que piden los niños es un saco de etiqueta, y a veces lo obtienen ya a los ocho años; los sacos de etiqueta que hemos visto son apenas un poco menos sobrios que los de los adultos. Sin duda, la edad a la que el joven obtiene su máquina de afeitar está demasiado ligada a la maduración física como paya que. seJa pueda adelantar mucho. Pero también 1a máquina de afeitar es una prueba del progreso haci~ la edad adulta, uno de los muchos signos que en nuestra sociedad reemplazan a la única ceremonia de iniciación de sociedades más primitivas. Con esos signos los adultos impulsan al joven hacia la madurez, y de modo ambivalente hacia la madurez sexual. En cierta medida, este desplazamiento de los jaJQn~s...a edades más tempranas parece ser una difusión en las Clases media y alta de las prácticas de la clase baja. En general, en las clases infetiores se alcanza la condición adulta relativamente temprano, -'y los niños de mejor posición sociOécónómica (especialmente los varones) siempre han envidiado la libertad de que gozan sus pares de clase baja. Los padres de ¡clase alta solían oponerse a diversos privilegios solicitados por sus hijos con el argumento de que algunas cosas eran "vulgares" o de que "hay tiempo de sobra para eso" Ahora, debido a la creciente homogeneidad de nuestra cultura (que incluye cierto grado de prosperidad entre quienes según otros criterios pueden ser considerados plebeyos), la vulgaridad es un problema menor. En cuanto al tiempo, los padres de hoy tienden a compartir la sensación que tiene el adolescente de que el tiempo vuela, y de que aquél tiene que apresurarse a disfmtar de los placeres de la vida antes de que el mundo explote, o antes de que su capacidad de goce sea menoscabada por el ingreso en la edad adulta, posibilidad igualmente temible. y psicológicamente es cierto que el tiempo transcurre para los niños y adolescentes más rápidamente que antes, porque colmamos sus días con mul-

NmEZ y ADOLESCENCIA

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primordialmente del modo en que el adolescente y su familia se encaminan hacia esta serie de rupturas y al mismo tiempo se resisten a ellas, y de las tensiones creadas por el proceso. También en este ¡caso nos inclinaremos a la exageración y la cariciltura (pese a que a veces la realidad las supera) para hacer resaltar los rasgos importantes. Debemos comenzar· diciendo que durante grqn parte del tiempo los adolescentes y sus padres se llevan bastante bien, comparten descubrimientos, intercambian pullas, discuten proyectos y problemas, y disfrutan de su mutua compañía. También hay que observar que algunos adolescentes no tienen durante su desarrollo prácticamente ningún conflicto con sus familias, aparte de las fricciones que ocasiona la convivencia. Esos adolescentes, que son con más frecuencia mujeres que varones, manifiestan una temprana y cabal identificación con los valores de la familia, cualesquiera que sean: el hedonismo de clase alta o de clase baja,lahiper"~ respetabilidad de la estática clase media inferior, la autosatisfacción de la clase media~prósp~rª,~su~ ~ ambición de ascenso social y séirtipulsoactqllisiüvo, o los valores asociados con una vida fundada en el latrocinio. La familia de un adolescente de ese tipo 10 deja independizarse sin dificultad, segura de que éste no se alejará afectivamente y de que "tiene..la fibra adecuada" para abrirse camin(>:_~ºJpL~~eJiJ=:i regla general es que el adolescente se aleja de su familia, tanto espiritual como físicam~lltehha§tªc": que el hogar parece sera vecespocaIná.s~gue-1lIll1.=_ casa de pensión donde él come, duenrie,deja· caer ~ sus ropas para que las recojan y las laven, lee la página deportiva (o, si es una joven, la sección de consejos sentimentales) y las historietas, mira televisión, hace y recibe llamadas telefónicas. Es probable que cumpla sus tareas domésticasal modo de un convicto obedeciendo órdenes, y no como una experienci~ compartida, 10 que les priva de casi todo su valor. Su habitación propia, si la tiene, o la intimidad del muy disputado cuarto de baño, le sirven como lID refugio donde puede estudiar y registrar su crecimiento, donEL ADOLESCENTE Y SUS PADRES de puede, delante del espejo, ensayar, practicar y perfeccionar sus másparas, los estilos e imágenes que Si el problema central y agudo del adolescente es quiere exhibir. En las familias que comen juntas, definir una identidad independiente de la autori- las horas de las comidas son quizá las únicas ocadad y el apoyo de sus padres, se deduce que tiene siones que quedan para un verdadero intercambio que romper innumerables lazos con su familia, ba- entre el adolescente y la familia. Y si bien la mesa sados en la autoridad, el afecto, la responsabilidad, de la cena puede ser unforo, también puede conel respeto, el trato íntimo, el dinero y los bienes vertirse en una arena. Una parte sustancial del materiales, la inmadurez, el impulso posesivo y la tiempo 'que el adolescente pasa con su familia estará fuerza del hábito. En esta sección nos ocuparemos marcada -en ambas partes- por sentimientos de

titud de exigencias y de actividades, y cuando se lo llena, el tiempo pasa mucho más velozmente que cuando está vacío. Por otro lado, se recuerda mucho más vívidamente el tiempo lleno que el vacío, y ésta puede ser una razón del hecho de que los adultos que han tenido una adolescencia activa la recuerden con nostalgia, mientras que quienes se aburrieron siendo adolescentes se alegran de haber dejado atrás ese período. Pese a que la adolescencia parece haber surgido casi como un accid~nte producido por la evolución de nuestra sociedad, se ha institucionalizado sólidamente como un período durante el cual el individuo ya no esun niño pero todavía no es un adulto, y se la ha envuelto en racionalizaciones. La principal racionalización es que las manifestaciones de la adolescencia son naturales e ine"ritables, que la conducta adolescente deriva de la incompleta madurez del adolescente. Quisiéramos señalar, anticipándonosa una exposición~posterior,que la inmadurez de los adolescentes es eIL gran parte un resultado del mx;do como Iostr~!a1!!~~que con demasiada frecuencia--Ias ·interaccionéc: entre el mundo adulto y el mundo adolescente forman un círculo vicioso, un circuito de realimentación en el que cada reacción produce otra opuesta más intensa, sacando a luz lo peor de cada uno. Sostenemos que en gran medida el conflicto existente entre los adoleScentesy lqs .adilltos esiJ:llÍtíl_y~~~ti:J,lctivo _ y puede ser eliminado para beneficio de to-dos.Tal vez sea inevitabI?ªIgún
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