Sintesis Del Libro de Nouwen

Síntesis del libro: Dirección espiritual(Henri J.M. Nouwen)

Contenido

Introducción .................................................................................................................................................. 1 Prologo: el tema de este libro ................................................................................................................... 2 Introducción: Dirección espiritual ............................................................................................................. 3 Primera parte: ............................................................................................................................................... 4 Mirar dentro del corazón .............................................................................................................................. 4 ¿Quién responderá a mis preguntas? ....................................................................................................... 4 ¿Por dónde empezar? ............................................................................................................................... 5 ¿Quién soy? ............................................................................................................................................... 6 ¿De dónde vengo y adónde voy? .............................................................................................................. 7 Segunda parte: .............................................................................................................................................. 8 Mirar a Dios en el Libro ................................................................................................................................. 8 ¿Qué es orar? ............................................................................................................................................ 8 ¿Quién es Dios para mí? ........................................................................................................................... 9 ¿Cómo escuchar la palabra? ................................................................................................................... 10 Tercera Parte: ............................................................................................................................................. 12 Mirar a los Otros en Comunidad ................................................................................................................. 12 ¿Cuál es mi lugar? ................................................................................................................................... 12 ¿Cómo puedo ser útil? ............................................................................................................................ 13 Epilogo: ¿A dónde ir a partir de aquí? .................................................................................................... 14 Conclusión ................................................................................................................................................... 15

En el presente documento, se presenta una síntesis del libro: Dirección espiritual, sabiduría para la larga andadura de la fe; publicado en 2007 como una obra póstuma de Henri Nouwen (1932-1996), sacerdote holandés, el cual surgió por el trabajo de otros dos coautores y compiladores de la información. El libro recoge las ideas teológicas de Nouwen sobre el papel de un guía espiritual. La dirección espiritual debe invitar, de igual forma, a la observancia de la vida moral y a tener presente que todas las disciplinas espirituales son habilidades y técnicas mediante las cuales comenzamos a ver la imagen de Dios en nuestro corazón, por lo tanto para cumplir de manera eficiente la tarea de acompañar, el autor propone tres disciplinas que contribuyen a una mayor toma de conciencia del compromiso cristiano: la disciplina del corazón, la disciplina del Libro o lectio divina, la disciplina de la Iglesia o comunidad.

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Para Henri Nouwen, un director espiritual, simplemente, una persona que habla y ora contigo acerca de tu vida. La sabiduría la dirección brotan del dialogo espiritual y de la relación de dos o más personas de fe que practican las disciplinas espirituales y la cuenta de conciencia requerida para vivir una vida espiritual. La dirección espiritual, tal con Henri la entendía puede definirse como una relación iniciada por una persona en búsqueda, espiritualmente hablando, que encuentra a otra persona de fe madura dispuesta a orar y a responder con sabiduría y comprensión a sus preguntas acerca de cómo vivir espiritualmente en un mundo donde imperan la ambigüedad y la distracción. Para vivir una vida espiritual se necesita según Henri:   

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Soledad Disciplina de estudio y practica espiritual para discernir la palabra de Dios. Una Iglesia o una comunidad de fe, donde dar culto y participar, practicar la corrección mutua y compartir las cargas, confesar las faltas, ofrecer perdón y celebrar la vida. Guías, amigos espirituales, un director espiritual o un grupo a quien dar cuenta de conciencia.

Como ha llegado a escribirse este libro

Este libro está dirigido a los directores espirituales y a las personas que buscan dirección, pretende estimular la reflexión y el compromiso personal con otras personas como consecuencia del encuentro con la sabiduría y la reflexión teológica de Henri Nouwen. Se han reunido reflexiones, presentaciones, homilías, notas de clases y ejercicios recomendados por Henri Nouwen, todo ello inédito hasta ahora. También se ha utilizado material publicado en artículos. El resultado es un intento de presentar el punto de vista de Henri Nouwen sobre las grandes cuestiones de la vida espiritual que suelen ser exploradas en cualquier relación de dirección espiritual. Como leer este libro

Este libro está pensado para ser leído al menos dos veces: La primera, todo seguido; la segunda vez, lenta y meditativamente. Los capítulos pueden leerse en soledad o en comunidad. Los ejercicios al final de cada capítulo están pensados para ser realizados con el director espiritual, el alma amiga o el grupo al que se pertenezca.

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El propósito de la dirección espiritual es la formación espiritual, la capacidad cada vez mayor de vivir una vida espiritual desde el corazón. Para en la relación de dirección espiritual son útiles tres disciplinas o practicas espirituales clásicas, porque pueden dar cabida a Dios en nosotros: 1. La disciplina del corazón 2. La disciplina del Libro 3. La disciplina de la Iglesia o de la comunidad Juntas, estas prácticas espirituales ayudan a superar nuestras resistencias a la escucha contemplativa y la obediencia activa de Dios. Mirar dentro del corazón

La primera y más esencial práctica espiritual que un director espiritual debe recomendar es la disciplina del corazón. La introspección y la oración contemplativa es la antigua disciplina por la que empezamos a ver a Dios en nuestro corazón. Mediante la oración, nos despertamos al Dios que está en nosotros. Con práctica, permitimos a Dios entrar en nuestros latidos y nuestra respiración, en nuestros pensamientos y emociones, en cada partícula de nuestro cuerpo. La ración nos ayuda a estar en presencia de Dios con cuanto somos y tenemos. La disciplina del corazón reclama una dirección que nos permita superar los temores, profundizar vuestra fe y comprender mejor quien es Dios para nosotros. Las preguntas típicas que un director espiritual debe hacer son: ¿Cómo es tu vida de oración? Y ¿Cómo concedes a Dios espacio en tu vida para que pueda hablarte? Mirar a Dios en el libro

Miramos a Dios a través de la lectivo divina (lectura sagrada de la escritura y otras obras espirituales). La disciplina del libro es la disciplina de la lectura y meditación devotas de un texto sagrado que propicie la oración. La disciplina del libro nos guía por el camino de la verdadera obediencia interior. Gracias a la práctica regular de la meditación sobre la escritura, desarrollamos un oído interno que nos permite reconocer la palabra de Dios que habla directamente a nuestras necesidades y aspiraciones más íntimas. Mirar a los otros en comunidad

Esta práctica espiritual exige de nosotros estar en relación con el pueblo de Dios. La disciplina de la iglesia como comunidad de fe funciona como nuestro director espiritual, dirigiendo nuestro corazón y nuestra menta a Aquel que hace nuestra vida  verdaderamente plena de acontecimientos.

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Si se hacen y se viven las preguntas apropiadas, vendrán los actos apropiados, que se presentaran de modo imperativo. Vivir las preguntas y actuar apropiadamente, guiados por el espíritu de Dios, requiere disciplina y coraje: Disciplina para preguntar, buscar y llamar hasta que la puerta se abra. ¿Qué preguntas hace la gente?

 Algunas veces sentimos tanto miedo y ansiedad y nos identificamos de tal manera con nuestro sufrimiento que nuestro dolor enmascara las preguntas. Una vez que el dolor o la confusión se formulan en una pregunta, deben vivirse en lugar de ser respondido. La primera tarea de la búsqueda del guía consiste, pues, en tomar contacto con nuestras luchas, dudas e inseguridades; en suma, afirmar la vida como búsqueda. Nuestras vidas no son problemas a resolver, sino viajes que emprender con Jesús como amigo y guía inmejorable. Embarcarse en una búsqueda

Las principales preguntas de la dirección espiritual - ¿Quién soy yo?; ¿de dónde vengo?; ¿A dónde voy?; ¿Qué es la oración?; ¿Quién es Dios para mí?; ¿Cómo me habla?; ¿A dónde pertenezco? ¿Cómo puedo servir?- no son preguntas de fácil respuesta, sino que nos llevan a profundizar más en el inefable misterio de la existencia. Lo que necesita afirmación es la validez de las preguntas. La guía espiritual afirma la búsqueda de sentido básico. Exige la creación de un espacio en el que la validez de las preguntas no dependa de la disponibilidad de respuestas, sino de la capacidad de las preguntas de abrirnos a nuevas expectativas y horizontes. Debemos permitir que todas las experiencias cotidianas de vida – alegría, soledad, miedo, ansiedad, inseguridad, etc. – sean reconocidas como parte esencial de la búsqueda espiritual. Testimoniar la vulnerabilidad humana

Uno de los principales objetivos de la dirección espiritual es ayudar a descubrir que se tiene algo que dar. Lo esencial de la dirección espiritual, por tanto, es la calidad del testimonio; y testimonio es la proclamación de lo que oímos, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos. La dirección espiritual supone escuchar al otro sin miedo y descubrir las conexiones íntimas y divinas en la tormentosa historia de la propia vida. Supone también ayudar a

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los demás a descubrir que sus preguntas son preguntas son preguntas humanas; su  búsqueda, búsqueda humana; y su inquietud, parte de la inquietud del corazón humano. Hacer y vivir las preguntas

 Vivir las preguntas exige que primero mires en tu interior, confiado en que Dios está presente y obrando en ti. Un director espiritual no crea la iluminación, pero si puede ayudar despertando a la persona en la búsqueda para que reciba la luz de Dios como don. La vocación más excelsa de un director espiritual es la de abrir la puerta a las oportunidades de crecimiento espiritual. Recibir dirección es reconocer que Dios no resuelve nuestros problemas ni responde todas nuestras preguntas, pero si nos lleva más cerca del misterio de nuestra existencia, donde las preguntas no cesan.

Las disciplinas espirituales son las habilidades y técnicas mediante las cuales comenzamos a ver la imagen de Dios en nuestro corazón. Escucha orante

La vida obediente es aquella en la que escuchamos con gran atención al espíritu de Dios en nuestro interior y entre nosotros. Resistencia activa a la escucha

La resistencia en forma de preocupación y distracción suele impedirnos ver la verdad de nuestra vida, escuchar la voz de Dios y vivir la vida espiritual.  Atención creciente

Crecer en la fe exige una atención creciente para percibir donde esta Dios activo y adonde somos llevados. Una de las preguntas claves para superar la sordera y la ceguera espiritual es: ¿Dónde está Dios activo en mi vida o en mi comunidad es este preciso momento? Disciplina y dirección

La disciplina en la vida espiritual se centra en el aspecto práctico de la formación espiritual y es la compañera activa de la fe. La disciplina o práctica espiritual es un modo de crear un espacio abierto y libre en el que Dios pueda moverse y hablar. Por ejemplo la disciplina de la soledad nos ayuda a pasar tiempo únicamente con Dios y a hacernos conscientes del silencio d ivino. La disciplina de la comunidad nos ayuda a dejar que Dios nos hable a través de los demás.

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El papel del director espiritual

 Ayudar a distinguir entre la voz de Dios y todas las demás voces procedentes de nuestra confusión o de los oscuros poderes que están más allá de nuestro control.  Animar cuando sentimos la tentación de arrojar la toalla.  Advertir de que nos movemos demasiado irreflexivamente en direcciones poco claras o nos precipitamos orgullosamente hacia un objetivo incierto. Sugerir cuando leer y cuando estar en silencio, sobre que palabras reflexionar y qué hacer cuando el silencio suscita mucho temor y poca paz.  Amistad, no asesoramiento

El director espiritual no es un asesor ni un terapeuta ni un psicoanalista, sino un compañero cristiano maduro al que elegimos para darle cuenta de conciencia respecto a la vivencia de nuestra vida espiritual y de quien cabe esperar apoyo orante en nuestra constante lucha por discernir la actividad de Dios. ¿Adónde volverse?

Sería un error pensar exclusivamente en directores espirituales individuales. Es importante que empecemos a pensar en un ministerio en el que nos ayudemos mutuamente a practicar las disciplinas espirituales. ¡Tú eres el amado de Dios! En todos nosotros habita una amorosa voz interior que nos dice: ¡tú eres el amado de Dios! Quiero que afirmes tu condición de amado. La afirmación fundamental

 Yo no soy lo que hago, ni tu eres lo que haces ni lo que otros dicen de ti ni lo que poseen. ¡Tú eres el amado! La tentación de dudar

La mayor trampa en la vida no es el éxito, la popularidad o el poder, sino el auto-rechazo, porque uno duda acerca de quién es verdaderamente. El auto rechazo puede manifestarse como falta de confianza o como exceso de orgullo, y ninguna de ambas cosas refleja verdaderamente la esencia de lo que somos. El auto rechazo es el enemigo de la vida e3spiritual, porque contradice la voz sagrada que proclama que somos amados. La tentación de la compulsión

Emparejada con la tentación de dudar acerca de quién eres verdaderamente, está la tentación de la compulsión.

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En la medida que se espera a una sensación definitiva de bienestar interior que se desea, uno se encuentra confuso, ansioso, siempre anhelante y airado, nunca plenamente satisfecho. Esta es la compulsión que nos mantiene en marcha y ocupados. Este es el camino hacia la extenuación y el desasosiego. Este es el camino hacia la muerte espiritual. La invitación a volver

Ser el amado es el origen y la consumación de la vida del espíritu. El gran trayecto que hemos de recorrer es el de convertirnos en el amado. Convertirse en el amado significa dejar que la verdad de nuestra condición de amados se encarne en todo cuanto pensemos, digamos o hagamos. La disciplina de la oración

La oración es escucha con obediencia, escucha con atención cuidadosa. La oración es una disciplina. Disciplina significa crear unos confines alrededor de nuestro encuentro con Dios. Debemos esforzarnos para decir: este es el tiempo en que estoy con Dios, me guste o no, me apetezca o no, me satisfaga o no. Volver al lugar de la soledad con Dios y afirmar quienes somos.

Dos voces

Estoy seguro de que todos oímos en mayor o menor medida dos voces: Haz algo importante de tu vida, sigue una buena carrera.  Asegúrate de no perder nunca contacto con tu origen y tu vocación.  

Mi vida con Adam

¿Te atreves a creer que la historia de Dios acerca de ti pone tu historia dentro de una perspectiva espiritual? Un modo de hacerlo es escribir tu historia personal sin eliminar tu vulnerabilidad y debilidad y estando dispuesto a contar tú historia a los demás. Esta es la disciplina de ser testigo en el mundo. Mi historia con Dios

Sera bueno que caigas en la cuenta de que, aunque la vida es breve, dura el tiempo suficiente para poder comprender de dónde vienes y adónde vas. La vida es una mera oportunidad de decir durante unos años a Dios: yo también te amo.

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Cuando miramos a Dios desde el corazón, lo hacemos en relación con la palabra de Dios a través de la oración. La devoción del corazón es más profunda y, en último término más importante que las oraciones concretas que se recitan. Orar sin cesar

Para Pablo la oración no es una parte de la vida, sino la vida completa.  Yo considero que la práctica de la oración incesante es un proceso triple: Primero clamamos a Dios con yodas nuestras necesidades y peticiones. Después orientamos nuestro incesante pensar a una conversación continua con Dios. Finalmente aprendemos a escuchar a Dios en vuestro corazón mediante la disciplina diaria de la meditación y la practica contemplativa. La oración como clamor a Dios

Cuando ocultamos nuestros pensamientos vergonzosos y reprimimos nuestras emociones negativas, es fácil caer por la espiral emocional, en el odio y la desesperación. Es mucho mejor clamar a Dios como Job, volcando en el señor nuestro dolor y nuestra ira y pidiéndole respuesta. Únicamente expresando nuestra ira y nuestro resentimiento directamente a Dios en la oración, llegaremos a conocer la plenitud del amor y la libertad. La oración como conversación

Cuando el monologo pasa a ser dialogo, la oración se convierte en una sencilla e íntima conversación con el Señor que nos ama. Orar sin cesar es pensar, hablar y vivir en presencia de Dios. La oración como contemplación

La oración es una escucha silenciosa que lleva a la contemplación en presencia de Dios. Las oraciones concretas pueden ser devoción del corazón cultivando una actitud de gratitud y un espíritu de contemplación. La oración es ante todo escucha y espera. Señor Jesús, ten misericordia, repetida muy lentamente adquiere una categoría meditativa que proporciona al alma paz y reposo. Resumiendo, la oración es un clamor a Dios, una sencilla conversación y una escucha contemplativa en presencia del Dios que nos ama.

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La disciplina de la oración

En el aprendizaje de la oración es importante contar con: Un tiempo concreto Puede ser de una hora, media hora o de diez minutos Un lugar especial Lo ideal es tener en la propia casa una habitación especial reservada para la oración. Un único centro de atención Leer el texto evangélico del día, cantar un salmo o elegir un versículo de la escritura  y leerlo lentamente. El propósito de centrar la oración es liberar la mente para meditar con el corazón  y contemplar la gloria de Dios. 

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Qué hacer con las distracciones

No hay que luchar contra las distracciones tratando de expulsarlas afuera, sino concentrarse en una cosa. Cuando una distracción se entrometa en tu oración, sonríele, déjala pasar y vuelve al centro de atención que elegiste. Se fiel

Lo importante es la fidelidad en la oración. Haz de ella una disciplina de la vida cotidiana.

¿Quién es aquel a quien oro?

El conocimiento de Dios es un tema que nunca se llega a dominar. Sosegaos y sabed

El salmo 46 nos habla de cómo hacer de la pregunta sobre Dios el centro de nuestra vida  y como encontrar al Dios que quiere ser encontrado. Quiero decir cuatro cosas sobre Dios, consciente de que, aunque estas cosas puedan ser  verdaderas, ninguna es la verdad plena. Primera: Dios está con nosotros; segunda: Dios es personal; tercera: Dios está oculto; y cuarta: Dios nos busca. Después quiero proponerte que te sosiegues y sepas en tu corazón que Dios es Dios. Dios está con nosotros

 Verdaderamente, la buena noticia es que Dios no es un Dios distante, un Dios al que haya que temer y evitar, un Dios vengativo, sino un Dios al que conmueven nuestros dolores y que participa en la totalidad de la lucha humana. Dios es un Dios compasivo. Esto significa ante todo, que Dios es un Dios que ha decidido estar con nosotros.

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El modo de estar Dios con nosotros es a través de la palabra hecha carne en Jesús, que camina junto a nosotros con amor y comprensión. Dios es personal

La segunda verdad acerca de Dios es que Dios está con nosotros de modo personal. El misterio, de hecho, es que Dios, en su infinita compasión, se ha vinculado para siempre con la vida de sus hijos. Ha decidido libremente ser dependiente de sus criaturas, a las que ha dotado de libertad. Esta decisión le causa dolor cuando parten y l e procura alegría cuando retornan. Dios está oculto

Un tercer aspecto de Dios es muy difícil de aceptar: Dios está oculto, a la vez que dispuesto  y deseoso de ser encontrado; está ausente y, al mismo tiempo, presente. Dios es mayor que nuestra mente y nuestro corazón y perfectamente libre para revelarse donde y cuando quiere. Una vez que entramos en el centro de nuestro corazón, o de lo que los místicos llaman la nube del no saber, conocemos a Dios más profundamente, como nuestro creador, redentor y sustentador. En la nube del no saber, la distinción entre presencia y ausencia de Dios se disuelve. Dios nos está buscando

Nosotros no encontramos a Dios, sino que Dios nos encuentra a nosotros. La pregunta no es ¿Cómo encontrar a Dios?, sino ¿Cómo dejar que Dios me encuentre? Cómo escuchar la palabra?

La palabra Viva, la palabra escrita y la palabra hablada son tres modos que tiene Dios de hablarnos. La escucha de la palabra Viva de Dios

Orar es escuchar a Dios, estar abierto y receptivo a la influencia de Dios. Esta forma de escucha nos exige moldear nuestra vida según la de Jesús y comprometernos a imitar su modo de vida. Cuando escuchamos fielmente la palabra, esta se hace carne en nosotros y mora entre nosotros. El pleno poder de la palabra no radica en como la apliques tu a tu vida después de haberla oído, sino en cómo su poder transformador realiza su obra divina en ti cuando la escuchas. Leer la palabra

Leer, meditar y escuchar la palabra de Dios en las palabras de la Escritura abre nuestro corazón a la presencia de Dios.

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La lectivo divina es leer la escritura meditativamente para ser dominado y cuestionado por ella; con la profunda convicción de que Dios tiene una palabra única para ti en tu situación. La lectivo divina es una lectura en la que permitimos que la palabra nos lea e interprete. La lectivo divina es la encarnación continua de Dios en nuestro mundo. Es escuchando palabras concretas de la Escritura como Dios se hace presente de pronto para sanar y salvar. La lectivo divina significa leer acerca de cosas espirituales de modo espiritual. Cuando leemos espiritualmente acerca de cosas espirituales, abrimos nuestro corazón a la voz de Dios. La Biblia es un libro de formación del Corazón. Un libro para nutrir, unificar y servir de fuente constante de contemplación. Únicamente cuando estamos dispuestos a escuchar la palabra escrita como palabra para nosotros, puede la palabra Viva revelarse y penetrar hasta el centro de nuestro corazón. Mediante la lectura de la palabra de Dios y la reflexión sobre ella, Dios se hace carne en nosotros ahora y nos hace Cristos vivos para hoy. Decir la palabra fruto del silencio

Un tercer modo de encontrar a Dios en las palabras es la palabra hablada (rhema), nacida del silencio, ofrecida o recibida, como fruto maduro de la soledad. El silencio nos enseña cuando y como decir una palabra verdadera o sabía a otro. Cuando esas mismas palabras se dicen desde un corazón que ha escuchado atentamente la voz de Dios y ha sido gradualmente moldeado por ella, entonces pueden  verdaderamente suscitar nueva vida y sanación. Entonces las palabras son sacramentales, es decir llevan consigo la realidad a la que apuntan. Escribir la palabra

Escribir es un proceso en el que descubrimos lo que vive en nosotros. La escritura misma nos revela lo que está vivo en nosotros. Escribir es una forma de oración. La palabra viva, la palabra escrita, la palabra hablada y el acto espiritual de escribir la palabra en una carta o en un diario son cuatro modos de escuchar la palabra de Dios. En otras palabras, encontramos a Dios en la palabra a través de las disciplinas de la escucha obediente, la lectivo divina, el hablar humilde y la escritura espiritual.

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El peregrinaje espiritual nos hace pasar de la soledad a la comunidad y el ministerio. Jesús estuvo en el monte por la noche en oración solitaria. Bajo por la mañana y formo su comunidad. Después, por la tarde, acompañado de sus apóstoles fue a sanar enfermos y proclamar la buena nueva. La noche es para la soledad, la mañana para la comunidad, la tarde para el ministerio. Noche, mañana y tarde son símbolos del paso de la soledad a la comunidad y al ministerio que Jesús vivía. Estas son las tres disciplinas a que somos llamados a practicar en el largo trayecto hasta casa son: 1) soledad o comunión con Dios en la oración; 2) reconocimiento y reunión en comunidad; y 3) ministerio o compasión en el mundo.

 Arraigarse en la soledad

En soledad y silencio, soy atraído a la comunión con Dios en la oración. La noche es un tiempo de misterio, oscuridad y a veces aislamiento. Cuando la soledad se encuentra con la soledad

 Al llegar la mañana, la soledad se encuentra con la soledad, y se forma la comunidad. En soledad llegas a conocerte como un ser vulnerable y frágil, pero amado por Dios. El símbolo del alba es la conciencia de estar todos relacionados, conectados, dependientes unos de otros. La comunidad es un modo de vida y relación. Las personas de fe necesitan comunidad, porque sin comunidad nos volvemos individualistas y hasta egocéntricos. La formación espiritual, por tanto incluye siempre formación para la vida en comunidad. Todos tenemos que encontrar nuestro camino a casa, a Dios, en soledad y en comunidad con otros. Como encontrar al camino a casa

En comunidad llegas realmente a conocerte a ti mismo. Vivir juntos en comunidad

He aprendido que, una vez que la soledad es abrazada, el perdón y la celebración pueden llegar a caracterizar a la auténtica comunidad, con todos sus desafíos.

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La comunidad requiere perdón

Dentro de la disciplina de la vida comunitaria se encuentran unos dones gemelos –el perdón y la celebración- que han de utilizarse regularmente. El perdón supone que estoy continuamente dispuesto a perdonar que la otra persona no satisfaga todas mis necesidades y deseos. La comunidad hace posible el poder de unirnos perdonando y sin exigencias. El perdón es el elemento que da cohesión a la vida comunitaria. El perdón lleva a la celebración

Cuando puedes perdonar a la gente por no ser Dios, puedes celebrar que, son un reflejo de Dios. Celebrar los dones ajenos significa aceptar esa plena humanidad de la persona como un reflejo de Dios.

El ministerio sanador de Jesús

Tú tienes que confiar en que, si eres el hijo o hija de Dios, un poder sanador brotara de ti,  y la gente será sanada. El concepto de Iglesia cristiana: somos el cuerpo de Cristo. Cada uno de nosotros es un miembro con unos dones especiales que compartir. El ministerio es fruto de encontrar los propios dones y ofrecer lo que se tiene. Si vives en comunión con Dios, si sabes que eres el amado, y si estas disponible para el servicio, no puedes hacer más que servir. Reciprocidad en el ministerio

El ministerio no está destinado a ser realizado a solas, sino en comunidad. El ministerio no es algo que tenemos y ofrecemos a alguien que está necesitado, sino algo ofrecido y recibido en mutua vulnerabilidad y beneficio. El ministerio es una experiencia comunitaria y recíproca. Somos llamados a proclamar el evangelio junto, en comunidad.  Agradecimiento y compasión

La reciprocidad en el ministerio puede caracterizarse con dos palabras: Gratitud y compasión. Si buscas una comunidad a la que pertenecer, buscas estas características.  Agradecimiento, básicamente, significa dar las gracias por recibir los dones de Dios y de los demás. Compasión significa sufrir con.

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Desplazamiento voluntario y movilidad descendente

La compasión y el agradecimiento son posibles en el ministerio mediante las disciplinas gemelas de la movilidad descendente y el desplazamiento voluntario. Movilidad descendente

La gran seducción del mundo oscuro es, de hecho, ser inducido a desear ser objeto de interés, en lugar de sujeto de compasión. El camino de Jesús es radicalmente distinto del espiritual del mundo. Es el camino de la movilidad descendente. Es ocupar al final de la cola, quedarse entre las bambalinas, elegir el último lugar, porque ese es el camino al Reino y el que proporciona vida eterna. Desplazamiento voluntario

Somos llamados a seguir a Jesús por el camino descendente del ministerio y a ir allí adonde Dios está llevándonos, aunque sea un lugar adonde no querríamos ir. Se nos pide un desplazamiento espiritual. Para que el desplazamiento sea una verdadera disciplina, tiene que ser voluntario. El desplazamiento voluntario nos impide vernos atrapados en la red de lo ordinario y debido. Es frecuente que, cuando alguien se desplaza voluntariamente por el Reino, se forme una comunidad. Ejercer el ministerio con otros

 Ve al lugar donde la gente siente dolor, pero no vayas solo. Ve con otros que hayan aprendido como estar agradecidos por lo bueno y lo malo de la vida.

 Apéndice 1:

 Vivir las preguntas: Diez parábolas de Henri Nouwen  Apéndice 2

¿Cómo encontrar un director espiritual? Encontrar un director espiritual comienza por la oración. Por donde verdaderamente hay que empezar es por invitar a Dios a ser nuestro guía. ¿Así que estás buscando director espiritual? Empieza orando. Es el espíritu de Dios el que guía y dirige realmente; el director esta simplemente ahí para ser un amigo de Dios y tuyo en el proceso.

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La dirección espiritual, desde la óptica de Nouwen, es un camino que se abre a las luces del Espíritu que el mismo Jesús prometió, un recorrido que reconoce el ministerio sanador del Maestro que se hace receptor de las inquietudes y hace ver la realidad como gracia y misericordia, como una realidad que se perfecciona desde lo descendente, dado que, es Dios quien viene a nuestro encuentro. Por lo anterior afirma que el propósito de la dirección espiritual es la formación espiritual, la capacidad cada vez mayor de vivir una  vida espiritual desde el corazón.

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