Síntesis de Los Documentos Del Concilio Plenario

February 16, 2023 | Author: Anonymous | Category: N/A
Share Embed Donate


Short Description

Download Síntesis de Los Documentos Del Concilio Plenario...

Description

 

SÍNTESIS DE LOS DOCUMENTOS DEL CONCILIO PLENARIO1  P. Raúl Biord Castillo, sdb

Doc. 1:

Proclamar el Evangelio de Jesucristo en Venezuela

Doc. 2:

La comunión en la vida de la Iglesia en Venezuela

Doc. 3:

La contribución de la Iglesia a la gestación de una nueva sociedad

Doc. 4:

La catequesis

Doc. 5:

La Vida Consagrada en Venezuela

Doc. 6:

Iglesia y Familia

Doc. 7:

El Laico: fermento del Reino de Dios

Doc. 8: 

Jesucristo: Buena Noticia para los jóvenes

Doc. 9:

Obispos, sacerdotes y diáconos al al  servicio de una Iglesia comunión. Vocaciones y seminarios

Doc. 10:

La celebración de los misterios de la fe

Doc. 11:

Instancias de comunión del Pueblo de Dios para la misión

Doc. 12:

La Iglesia y la Educación

Doc. 13: Doc. 14:

Evangelización de la cultura en Venezuela La pastoral de los medios de comunicación social  

Doc. 15:  

Ecumenismo y diálogo interreligioso

Doc. 16:

La Iglesia ante las sectas y otros movimientos religiosos  religiosos  

1

 Forma parte del libro: Conociendo nuestro Concilio, ideas-fuerza, publicado por las Ediciones Trípode, Caracas 2007, pp. 69-203. Para adquirir el libro dirigirse aa   [email protected]; [email protected]; telf. 0058 212 2378860. Ediciones Trípode, Calle Terepaima, Edf. Trípode, Apto. 75.003. El Marqués –  Marqués –  Caracas  Caracas 1070-A. Venezuela.

 

2

INTRODUCCIÓN Concluida la fase celebrativa del Concilio Plenario de Venezuela, con el reconocimiento de los documentos por parte de la Sede Apostólica, su promulgación por parte de los Obispos, y la solemne clausura en el Parque Naciones Unidas, se impone la necesidad de conocer y  profundizar los distintos documentos. Esta es la finalidad de este libro: quiere ser un pórtico  para facilitar la entrada a la experiencia y contenidos conciliares.  Estoy consciente que es una tarea ardua y ambiciosa, tal vez ingenua de mi parte, creer que se puede sintetizar la riqueza tanto del acontecimiento conciliar como de su mensaje. No  pretendo tanto. Mi único objetivo es contribuir a que muchas personas, cristianos de “a pie”,  puedan entrever el tesoro escondido en el Concilio Plenario; ofrecer ofrec er unas claves cl aves de lectura de d e los documentos y, sobre todo, alentar a personas y comunidades a la lectura, reflexión y puesta en  práctica de las orientaciones conciliares. En este sentido, estas páginas no sustituyen la lectura de los documentos, ni constituyen una síntesis oficial de los textos. He tratado de ser lo más fiel  posible al espíritu y sentido de los documentos, y organizarlos desde sus s us núcleos problemáticos. Este libro quiere, por tanto, ser un preámbulo conciliar. Queda abierta la tarea, y otros vendrán con mayor competencia, de realizar estudios críticos sobresus cada uno de los documentos, indicando aciertosque y desaciertos, debilidades, horizontes y lagunas. Se trata de otrosusobjetivo, es ajeno a sus estefortalezas trabajo dey introducción y motivación. Como secretario de la comisión de contenidos de la fase antepreparatoria del Concilio Plenario y, luego, como secretario de la comisión teológico-pastoral durante las seis sesiones conciliares tuve el regalo de Dios de poder participar desde dentro en la dinámica conciliar de los diversos textos. Además formé parte de la comisión redactora de cuatro documentos: Iglesia y Familia, Ministros Ordenados, Instancias de Iglesia y la Iglesia ante las sectas y los nuevos movimientos religiosos. En razón de esta experiencia, fui invitado en estos años a tener encuentros de animación conciliar en varias arquidiócesis y diócesis, así como a reuniones de religiosos, religiosas y laicos. Sólo pude participar en algunos: Caracas, Mérida, Maracaibo, Guarenas, Puerto Cabello, La Guaira, Carora, Cabimas, Trujillo, en el ITER y en la CONVER. A otros no pude ir por falta de tiempo. Quedo en deuda especialmente con Coro, Cumaná, Maracay, San Cristóbal y San Fernando de Apure, cuyos Obispos me han invitado y no he  podido participar en los eventos. Dos personas fueron los alicientes para escribir estas páginas. Mons. Nicolás Bermúdez, quien un día me pidió los esquemas que había utilizado en la asamblea de la CONVER y le confesé que no tenía nada por escrito. Me respondió: respo ndió: “si pones por escrito tu exposición, otros  podrán utilizar estos esquemas en encuentros de animación. Verás que se multiplicarán más los contenidos que si das algunas pocas conferencias, porque no puedes ir a todos los lugares que te invitan”. La segunda segunda y más concreta motivación me la dio Mons. Luis Armando Tineo, director del semanario  La Iglesia Ahora, quien me insistió que publicara un resumen de cada documento de modo que se difundieran los contenidos conciliares. Y luego me ha aconsejado vivamente  publicarlos en un pequeño librito. Recogiendo retazos de tiempos fui preparando los artículos que ahora aparecen en la segunda parte del libro. Fueron escritos en varias partes de Venezuela, en visitas a las comunidades salesianas, en las esperas en los terminales y hasta en el dentista, en los breves

 

3 resquicios del trabajo. El primer artículo se lo envié desde un cyber-café de Duaca, otro de Puerto Ayacucho, otro de San Félix. Urgía la publicación y el trabajo no estaba listo. A veces tuve la tentación de abandonar la tarea, pero la motivación de muchas personas me animó a seguir adelante. Me pareció conveniente anteceder a la síntesis de los documentos una primera parte introductoria, en la que en cinco capítulos se presentan las experiencias vividas en el Concilio Plenario, las ideas-fuerza de los documentos, la espiritualidad conciliar desde la línea teológico pastoral, la metodología de los documentos, los límites y retos de nuestro Concilio. Agradezco a Mons. Ramón Ovidio Pérez Morales, Presidente del Concilio Plenario y ahora Presidente de la Comisión de la CEV encargada de la animación y ejecución del Concilio, ante todo su confianza, y luego el hecho de haber querido incluir este trabajo en la colección conciliar. Igualmente agradezco a Mons. Jesús González de Zárate, al Dr. Nazario Vivero y al Dr. Rafael Luciani sus observaciones y corrección de las pruebas. Espero que estas páginas ayuden a los lectores a conocer y vivir mejor nuestro Concilio.

 

4  Documento 1

PROCLAMAR EL EVANGELIO DE JESUCRISTO EN VENEZUELA El primer documento del Concilio Plenario lleva por título   “La proclamación profética del Evangelio de Jesucristo en Venezuela”.  Toma en consideración cinco núcleos problemáticos, es decir, situaciones a las que se quiere dar respuestas pastorales: 1. El   anuncio profético del Evangelio; 2. La inculturación del Evangelio; 3. La religiosidad popular; 4. El anuncio a los alejados; 5. El anuncio a los que aún no conocen a Jesucristo. El documento realiza una descripción de las fortalezas y debilidades de la Iglesia en Venezuela en estos aspectos, individua las causas que favorecen o debilitan el anuncio evangelizador, presenta una iluminación teológico-pastoral, señala algunas orientaciones y normas pastorales. Se comienza rememorando la primera evangelización realizada en esta “tierra de gracia” hace más de 500 años. Desde entonces la Iglesia en Venezuela ha continuado la misión fundamental que Jesús confió a sus discípulos: anunciar el Evangelio a toda criatura. ¿Qué es evangelizar? Es la misión esencial de la Iglesia, su dicha y vocación propia, su identidad más profunda. Se trata de llevar la Buena Nueva a todos los ambientes y, con su influjo, transformar desde dentro la humanidad misma. Evangelizar es proclamar la liberación salvadora de Dios en la historia de cada pueblo. Es anunciar a Cristo, Palabra de Dios. Se trata de un anuncio encarnado  en la realidad de todas las culturas, asumiendo lo  positivo que se encuentra en ellas. Es un anuncio  profético  porque, como el profeta, habla en nombre de Dios, interpreta su voluntad en una situación concreta, discierne en los signos de los tiempos lo que Dios quiere y lo que se opone a su voluntad.    Anunciar p  Anunciar prr ofé fétti cament nte e el E vangelio ngelio de J esucri sucrist sto o En nuestra Iglesia muchas personas viven con entereza y alegría su fe; dan testimonio de una vida según el mensaje del Evangelio; se entregan generosamente a hacer el bien, siendo sal, luz y fermento para una sociedad mejor; proclaman con su vida y con sus palabras a Jesús el Señor. Muchas parroquias llegan a las familias a través de un serio plan evangelizador. Sin embargo, no siempre damos prioridad en nuestra acción pastoral al anuncio explícito del Evangelio. Hemos descuidado la evangelización como tarea permanente, perdiendo a veces

la mordiente profética fe. No nos dejamos llevar suficientemente por la fuerza transformadora y vigorosadedellaEvangelio. La Iglesia en Venezuela se compromete a vivir en profundidad su encuentro con Jesucristo, a proclamarlo con el testimonio de vida y con la palabra, y a denunciar cuanto nos aleje de Él. Para ello es necesario vivir un proceso de conversión permanente y ser una Iglesia siempre más evangelizada; recuperar la  lectura orante de la Biblia, proclamar con claridad y valentía el Evangelio; dar prioridad al anuncio de Jesucristo en toda nuestra labor pastoral; animar a los fieles laicos para que sean protagonistas en la proclamación del Evangelio. I ncult ncultur ura ar el E va vangel ngelii o En un país como el nuestro, caracterizado por el pluralismo cultural y étnico, son significativos los esfuerzos de la Iglesia para defender los derechos de los venezolanos, especialmente de los indígenas. Se comienza a tomar conciencia de la necesidad de inculturar el

anuncio del Evangelio también los laambientes campesinos, suburbanos y urbanos. está despertando un creciente interésenpor cultura afro-descendiente. Sin embargo, no Se hemos

 

5 asumido suficientemente la simbología de la cultura venezolana en nuestras expresiones evangelizadoras Entrar en la cultura es condición indispensable para anunciar la Buena Noticia de la  persona y el proyecto de Jesús. Esta convicción abre camino a la diversificación de propuestas  pastorales. Estamos conscientes de la nnecesidad ecesidad de sumergirnos en las diversas culturas, porque ya no existe un único, uniforme y estático destinatario de la Evangelización, sino gran variedad de situaciones sometidas a cambios constantes por la fuerza de la cultura globalizada.   Como Iglesia nos comprometemos a proclamar el Evangelio en la multiplicidad de culturas y en la nueva cultura emergente. Esto nos pide: incentivar el conocimiento de las diferentes culturas; prestar mayor atención a la influencia de la cultura emergente; reforzar la formación específica de agentes pastorales en las diversas comunidades (indígenas, afrovenezolanas, campesinas, urbanas, suburbanas, de inmigrantes); propiciar experiencias concretas de inculturación del anuncio del evangelio en la liturgia, en la catequesis, en las formas de agrupación y asociacionismo. E vangeli vangelizzar la reli religi gi osi sid dad popular El pueblo venezolano tiene hondas raíces religiosas. Son muchas las expresiones de esa religiosidad que se conservan como algo propio. Algunas giran alrededor de determinados momentos de su vida, otras están vinculadas al calendario litúrgico. Son diversas formas de

expresar la fe. En religiosidad existen muchos valores, que constituyen verdaderos vínculos de pertenencia a laesta Iglesia. Esta religiosidad está acompañada de no pocas debilidades   contrarias a la fe cristiana: tendencias mágicas, superstición, prácticas esotéricas, horóscopos. Además se comprueba en muchas expresiones de religiosidad poco compromiso social, escasa formación religiosa, insuficiente valoración de la Biblia. Se trata de una fe que debe madurar. Como Iglesia, no siempre valoramos suficientemente estos vestigios de fe. El Concilio Plenario opta por profundizar la religiosidad popular, haciendo de ella una fuente de identidad cristiana, de vitalidad y transformación, profundizando sus valores y corrigiendo sus posibles desviaciones y límites. Para ello se propone: favorecer el estudio sistemático de la religiosidad popular, teniendo en cuenta las peculiaridades regionales;  promover la inserción de los agentes ddee pastoral en la vida del pueblo y su formación; programar pro gramar celebraciones litúrgicas inculturadas a partir de las manifestaciones religiosas masivas, las fiestas  patronales, las peregrinaciones y otras tradiciones religiosas de nuestro pueblo.  Anunciar e  Anunciar ell E vange ngelio lio a los los que est stá án le lejo joss La acción pastoral de las diócesis y parroquias, de las congregaciones religiosas y los movimientos de apostolado seglar ha impulsado el testimonio cristiano de muchos hombres y mujeres, quienes ponen en práctica las obras de misericordia, visitan hogares, atienden enfermos,  brindan atención a los encarcelados, imparten catequesis, dedican tiempo a la oración. Es un signo alentador el comprobar diferentes iniciativas de evangelización en las grandes barriadas de nuestras ciudades. Algunas  parroquias parroquias urbanas y suburbanas se están est án organizando, organizan do, a partir de sus sectores, como comunidad de comunidades. Sin embargo, constatamos que nuestras comunidades son poco misioneras. La pastoral está muy centrada en el templo: se espera que los fieles acudan a él, en vez de ir a su encuentro. Las formas tradicionales de acción pastoral no son suficientes para llegar a todo el Pueblo de Dios. Los grandes conglomerados de las ciudades favorecen la lejanía y el anonimato. No

 

6 tenemos un plan pastoral orgánico, que incluya una acción permanente hacia los que están lejos. Es grande la ignorancia en materia religiosa. Crece el número de personas que simplemente  prescinde de lo religioso, por considerar la fe como innecesaria. Hay también actuaciones, formas de relación y posiciones asumidas por la Iglesia, que alejan a los fieles. Ante esta situación, nuestra Iglesia renueva su compromiso de ir hacia los que están lejos en la vivencia de la fe, de  renovar la dimensión misionera de la fe, prestando una atención especial apresencias los bautizados que viven como de si no conocieran a eCristo. Paraenello es importante:  propiciar y pro proyectos yectos pastorales desplazamiento inserción sectores populares (barrios, campesinos, indígenas, frontera); hacernos presentes con creatividad en zonas urbanas  populosas (grandes edificios) y en grupos diferenciados (universidades, dirigentes, gremios, sindicatos, etc.); favorecer la sectorización de las parroquias; acompañar comunidades cristianas y comunidades eclesiales de base en las que se anuncie el Evangelio de forma más personalizada.  Anunciar e  Anunciar ell E vange ngelio lio a los los que aún no cono conoce cen n a J esucri sucrist sto o  Nuestra Iglesia ha sentido desde los inicios el ardor misionero orientado hacia los que no conocen a Cristo. La misión “ad gentes”, especialmente en los vicariatos apostólicos, despliega una notable acción evangelizadora entre nuestros hermanos indígenas. Aumenta el número de misioneros venezolanos, sacerdotes, religiosos y laicos fuera de nuestras fronteras. El Centro Misionero Nacional (CEMINA) empieza a ser significativo como organismo promotor y

articulador de la laborfalta misionera. Sin embargo, conciencia misionera. Algunas comunidades indígenas no han recibido todavía la Buena Noticia de Jesucristo. Son pocos los misioneros que se ofrecen a los Vicariatos Apostólicos y Diócesis que cuentan con “territorios de misión”. La escasez de personal personal y recursos hace que no se logren cubrir las exigencias de la misión que les ha sido confiada. Hay escasa conciencia del compromiso de colaboración entre nuestras iglesias particulares. Hay amplios sectores indígenas, suburbanos y campesinos, a los que no se atiende de ninguna manera. Como Iglesia nos comprometemos a reforzar la vocación misionera de llevar el  Evangelio a aquellas personas y pueblos que todavía no conocen a Cristo. Para ello es necesario fortalecer la acción misionera de la Iglesia en Venezuela; elaborar un proyecto misionero nacional; dar oportunidades de realizar esa vocación dentro y fuera del país; crear equipos de animación y coordinación de proyectos y actividades que despierten el interés vocacional; formar agentes pastorales indígenas de modo que sean evangelizadores de sus pueblos; organizar la solidaridad con las misiones “ad gentes” de Venezuela. Venezuela . L í ne neas as d de e acci acción ón a) E ntregar la B Bii blia li a al p pue ueb blo La Iglesia en Venezuela se compromete a intensificar en los próximos años una auténtica campaña de “difusión “difusión de la Biblia” Biblia” a todos los sectores de la población; a hacer de la Palabra de Dios la base fundamental de la predicación y formación; a desarrollar cursos bíblicos a diferentes niveles, y a favorecer la lectura orante de la Palabra. b) R efor forza zarr y hace hacerr más cla clarr a su op opci ción ón p prr efer fere enci ncial al p por or llos os p pob obrr es Como expresión de la Buena Noticia de Salvación, la Iglesia asumirá y defenderá la causa de los pobres, reforzará su presencia entre los más desfavorecidos y haciéndola cada vez más significativa; fortalecerá las organizaciones de base que luchan por la organización de sus

 

7 derechos; trabajará para que los pobres tomen conciencia de su potencial evangelizador y de sus responsabilidades, y para que asuman su misión y tareas dentro de la comunidad cristiana. c) Pr om omov ove er y ffor orta talece lecerr com comuni uni da dade dess ecle eclesi siale aless de b base ase Cada Diócesis planteará una pastoral de comunidades cristianas; renovará las parroquias organizándolas por sectores que permitan llegar a todos; promoverá una mayor participación de

los laicos; acompañará a las comunidades eclesiales de base como forma privilegiada de vivir comunitariamente la fe cristiana. d) F orm ormar ag age ente ntess p pasto astorr ale aless Como Iglesia nos comprometemos a emprender un amplio plan de formación, organización y apoyo de agentes pastorales. Para ello promoverá procesos de formación integral; fomentará su organización dentro de la comunidad cristiana; preparará agentes de pastoral para que sean animadores de sus propias comunidades. La Conferencia Episcopal Venezolana reactivará, con el aporte de todas las fuerzas eclesiales, el Instituto Nacional de Pastoral, a fin de contribuir a la investigación, formación y difusión de los temas relacionados con la Evangelización.   e) D espe sperr ta tarr la iinqui nquie etud y la mí mí stica stica mi sione si onerr as

Para fomentará suscitar y promover la dimensión de la vocación cristiana, laexistentes Iglesia eny Venezuela la animación misionera,misionera la articulación de las iniciativas favorecerá el envío de misioneros (sacerdotes, religiosos, laicos) tanto dentro como fuera del  país.

 

8  Documento 2

LA  C COMUNIÓN  E EN  L LA  V VIDA  D DE  L LA  IIGLESIA  E EN  V VENEZUELA   El segundo documento conciliar lleva por título “ La comunión en la vida de la Iglesia en Venezuela” .  Este documento expresa eclesiológica, en lo elque podríamos llamar la dimensión más hacia dentro de la Iglesia,lalolínea que correspondería Concilio Vaticano II a la

Constitución Dogmática “Lumen Gentium”.  Gentium”.  Si el primer documento trata del anuncio de Jesucristo, éste se centra en la comunidad de los seguidores del Señor . Expresa la autocomprensión de la Iglesia en Venezuela. Vale a decir, la forma como la Iglesia se comprende a sí misma, los horizontes que proyecta, el modelo de Iglesia que nos proponemos ser.

VER Una Iglesia que vive la comunión…  El pueblo venezolano, que en su mayoría se confiesa católico, vive, en general, los valores de la comunión y de la solidaridad en los diversos espacios y momentos de su vida. La Iglesia ha asumido la propuesta del Vaticano II: la comunión como principio teológico y organizacional. La conciencia de comunión se manifiesta en la unidad de los obispos en sus declaraciones y opciones pastorales; en las buenas relaciones de obispos, sacerdotes, vida consagrada y fieles laicos; en los trabajos de pastoral de conjunto y en los encuentros fraternos. Esto se hace visible en la mutua implicación de la Conferencia Episcopal Venezolana, la Conferencia Venezolana de Religiosas y Religiosos, y el Consejo Nacional de Laicos. Existen experiencias de comunión en las comunidades eclesiales, entre sacerdotes, religiosos/as y laicos, desde sus respectivos ministerios, movimientos de apostolado y de compromiso social. La misma celebración del Concilio Plenario ha sido una fuerte vivencia de la comunión. …aun caminando entre sombras

A pesar de los esfuerzos por avanzar hacia una Iglesia-comunión, persiste una identificación de la Iglesia con sus expresiones institucionales y jerárquicas. Los organismos colegiales no siempre cumplen su verdadera función de participación para la toma de decisiones. En algunos pastores, hay una deficiencia en la comprensión del sentido de corresponsabilidad  pastoral del Pueblo de Dios, lo cual se traduce en actitudes individualistas y concentración de decisiones y funciones. A veces no existe una integración efectiva entre todos los pastores en orden a asumir las orientaciones pastorales nacionales. No todas las parroquias se integran a la pastoral diocesana. Algunos movimientos de apostolado seglar y comunidades religiosas caminan en paralelo. Todavía existe una frágil conciencia de la necesidad de hacer más operativa y planificada la pastoral. En las distintas Diócesis se nota la ausencia de una comunión efectiva y afectiva de  bienes. No existe un autofinanciamiento que permita lograr una estructura pastoral acorde a las necesidades de la evangelización.

 

9

JUZGAR La comunión viene de Dios Jesucristo nos revela al Padre y su amor. Desde su singular comunión filial con Él, desea que sea vivida y participada por sus discípulos. La comunión entre sus seguidores será el signo de la credibilidad de su misión: “Que todos sean uno, como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste ” (Jn 17, 21-22). La yIglesia hundeSanto. sus raíces en elDios misterio la comunión trinitaria: Dios Padre, su Hijo Jesucristo el Espíritu Nuestro no es de triste soledad, sino bienaventurada comunión: “el supremo modelo y principio de este misterio (la unidad de la Iglesia) es la unidad de un solo Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo en la Trinidad de personas” personas ”  (UR 2). Dios es uno y trino, unidad en la diferencia, comunión de personas. De igual manera, la Iglesia es “un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo ” (LG 4). La comunión es la razón de su existir, el objetivo a proseguir, la meta que le espera.

La Iglesia es sacramento de comunión El Concilio Vaticano II afirma que “la “la Iglesia es en Cristo como un sacramento, o sea, un signo e instrumento de la unión íntima con Dios y de la unidad de todo el género humano” (LG 1). La Iglesia es signo, expresión en sí misma de la comunión. Esta comunión es la manifestación de aquel amor que, surgiendo del corazón del eterno Padre, se derrama en nosotros a través(Hch del 4, Espíritu, da, para hacer de todos nosotros “un “un solo corazón y una sola alma” 32). que Jesús nos da, 32). ¡La comunión en la vida de la Iglesia no se decreta, sino que se construye! Es una tarea  para todo el pueblo de Dios. Para ello es necesario, como nos propuso el Papa Juan Pablo II,  promover una Espiritualidad de la Comunión: hacer de la Iglesia una “casa y escuela de la comunión”. comunión ”.  La comunión debe hacerse realidad en todos los miembros del Pueblo de Dios: las  personas, las familias, las comunidades eclesiales, las parroquias, las Iglesias particulares. Es tarea de todos crear y cultivar espacios de comunión.

La Iglesia es Pueblo de Dios en fraternidad La comunión se hace realidad en el Pueblo de Dios. Es “un “ un pueblo universal. Familia de Dios en la tierra; pueblo santo; pueblo que peregrina en la historia; pueblo enviado” (Puebla (Puebla 236). Es un pueblo constituido por la fe en Jesucristo muerto y resucitado. Es un pueblo profético “que anuncia el Evangelio o discierne las voces del Señor en la historia. Anuncia donde se manifiesta la presencia de su Espíritu. Denuncia donde opera el misterio de iniquidad, mediante hechos y estructuras que impiden la participación más fraternal en la construcción de la sociedad y en el goce de los bienes bienes que Dios creó para todos” (Puebla ( Puebla 267). Es un pueblo de hermanos, que se hace sujeto histórico en el conjunto de los pueblos y cuyas preocupaciones o dimensiones de la vida de las personas, no les son ajenas; pero, a su vez, tiende a lo definitivo, a lo escatológico y, por lo tanto, es un pueblo peregrino. La comunión no se logra sino en la vivencia de la fraternidad, la cual se funda en el amor, la misericordia y el perdón. La comunión para la misión evangelizadora  La Iglesia es comunión en misión: ¡existe para evangelizar!  No puede hacer otra cosa,

sino anunciar con franqueza y valentía “que en Jesucristo, Hijo de Dios hecho hombre, muerto y

 

10 resucitado, se ofrece la salvación salvació n a todos los hombres” (EN 27). La L a comunión representa la fuente y el fruto de la misión. Es el único Espíritu el que convoca y une a la Iglesia y el que la envía a predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra” tierra ” (ChL 32). La Iglesia es animada por el Espíritu Santo, quien suscita una multiplicidad de carismas y ministerios. En este sentido, nuestra Iglesia debe abrirse al Espíritu y ser espacio privilegiado  para el desarrollo de las fuerzas creadoras de nuestro tiempo.

ACTUAR 1. Conversión y reconciliación como signo de comunión y unidad La Iglesia se compromete a vivir un proceso de conversión, impulsando un diálogo fraterno entre las personas de las diversas culturas y situaciones del país, trabajando por el entendimiento entre todos los sectores de la sociedad y promoviendo la reconciliación en todos los niveles; a impulsar la fraternidad humana y cristiana entre los miembros del Pueblo de Dios desde un sentido de igualdad y mutua dignidad. Esto exige que todos profundicemos la Espiritualidad de la Comunión; que los ministros ordenados vivamos nuestro ministerio pastoral como hermanos y servidores; que los diferentes organismos del Episcopado, de los Religiosos y de los Laicos renueven sus relaciones fraternas y la colaboración pastoral. 2. Sentido pertenencia a la Iglesiauna en la comunión y afectiva diversidad de donesentre los diversos Ser de Iglesia exige promover comunicación y efectiva ministerios e instituciones eclesiales. El Concilio pide fortalecer la fraternidad en medio del Pueblo de Dios; promover el respeto mutuo; discernir y promover los carismas, dones y ministerios en los fieles laicos, para que, con participación y corresponsabilidad, contribuyan a la evangelización, a la animación de la comunidad y al compromiso humanizador. Es necesario promover una mejor formación para la comunión, especialmente en los seminarios y casas de formación; profundizar las teologías del presbiterio, de la vida consagrada y del laicado; fomentar una mayor corresponsabilidad de todos los miembros del Pueblo de Dios en la construcción de un nuevo modelo operativo pastoral. 3. Todos somos miembros del Pueblo de Dios en comunión y misión Todavía se identifica a la Iglesia con sus expresiones institucionales y jerárquicas; por eso debemos impulsar la toma de conciencia de todo cristiano, de que por el Bautismo somos constituidos en Pueblo de Dios, para compartir la misión del anuncio del Evangelio. En este sentido se nos pide favorecer la fraternidad entre todos los miembros del Pueblo de Dios; impulsar la formación en la fe para que ésta se haga vida y se exprese en signos de comunión y solidaridad; fomentar la corresponsabilidad entre las distintas Iglesias particulares en orden a una mejor distribución de los agentes pastorales, favoreciendo a las Iglesias más pobres o con más habitantes desasistidos en la fe. 4. Hacia una pastoral de conjunto La comunión se expresa en un trabajo pastoral orgánico, sistemático, planificado y  participativo. Por ello la Iglesia se propone asumir la cultura de planificación pastoral,  promoviendo una pastoral de conjunto en las distintas instancias eclesiales donde se privilegien la participación y la corresponsabilidad de todo el Pueblo de Dios.

 

11 Esto implica procesos de motivación y formación en las áreas de planificación, organización, recursos humanos y administrativos; renovar operativa y funcionalmente los organismos colegiales (Consejo Presbiteral, de Pastoral, de Asuntos Económicos, etc.) para que estén al servicio de la evangelización como signos reales de comunión y participación; promover la renovación de las parroquias como “comunidad “comunidad de comunidades” comunidades”, por medio de la sectorización y la creación de comunidades eclesiales de base. La comunión nos pide que con creatividad promovamos una acción  personalizada y evangelizadora; y propongamos nuevos modelos pastorales que pastoral permitan más una mayor evangelización.

Conclusión Este documento enuncia los principios eclesiológicos que la Iglesia en Venezuela quiere asumir en el Concilio Plenario. Es un texto inspirador de los demás documentos conciliares, en  particular del número 11: “ Instancias de comunión del Pueblo de Dios para la misión”, donde se  propone un modelo operativo de organización pastoral a partir del principio de una Iglesia –  comunión.

 

12  Documento 3

LA  C CONTR IBUCIÓN  D DE  L LA  IIGLESIA   A  L LA  G GESTACIÓN  D DE  U UNA  N NUEVA  S SOCIEDAD  

de mundo, la Iglesia a la El de tercer conciliar lleva título “ La  gestación una documento nueva sociedad”.   Trata de por la relación de lacontribución Iglesia con el temática

central de la constitución “Gaudium et Spes” del Vaticano II. El documento expresa nuestro compromiso de contribuir a la construcción de una nueva Venezuela que sea más justa, más solidaria, más fraterna y más cristiana, en la línea de la “Civilización del Amor”.  Amor”.   El análisis se centra en cuatro grandes ámbitos: 1. lo económico; 2. lo social; 3. lo  político; 4. lo ético-cultural. Se describen brevemente los grandes problemas de Venezuela y la labor realizada por la Iglesia, con sus luces y sombras; se ilumina la situación desde el Evangelio y la Doctrina Social de la Iglesia; y se trazan algunas orientaciones pastorales y líneas de acción.

Presencia y acción de la Iglesia A lo largo de los quinientos años de vida de la Iglesia en Venezuela, y a pesar de las fallas, ésta ha realizado una ingente labor de evangelización de la cultura, animando innumerables obras de asistencia, y defensa delenserel humano, presencia en favor de los máspromoción pobres y necesitados, campo decon la una educación, la activa, salud yespecialmente la asistencia social. El análisis de la realidad lleva a que, como cristianos, nos interroguemos sobre lo que Dios espera de nosotros de cara al futuro. La Iglesia tiene como misión anunciar y construir el Reino de Dios, ámbito de comunión con Dios y solidaridad con los hermanos. El acercamiento y la conversión a Jesucristo y a su Evangelio suponen una evangelización que toque el corazón y la mente del hombre y de la mujer de hoy: una  Nueva Evangelización . Forma parte de la misión de la Iglesia dar un aporte específico a la gestación de un nuevo orden económico, social, político y cultural.

Ámbito de lo económico Venezuela tiene significativas potencialidades: recursos naturales renovables y no renovables, producción petrolera; profesionales y técnicos en diversas áreas de la producción industrial, agrícola, pecuaria y pesquera. Sin embargo, nuestro país sufre una crisis económica de gran profundidad.  Nuestra economía es prácticamente monoproductora, pues depende básicamente del  petróleo. Esto favorece que el Estado intervenga y decida a su propia discreción convirtiéndose en un Estado empresarial poderoso que controla la economía y la vida social del país, incentivando el clientelismo y la vulnerabilidad de la economía. Un Estado repartidor y solucionador de problemas, lo cual fomenta la irresponsabilidad de los ciudadanos, pues no se sienten factores importantes para el desarrollo del país. Se ha acentuado así una visión  paternalista que tiene como consecuencia la manipulación de la población, la marginación y la exclusión de muchos del bienestar económico-social. Sufrimos un constante deterioro económico social y un serio empobrecimiento de las mayorías. Se concentra la riqueza mientras aumenta la pobreza. Crece el desempleo, el subempleo y la economía informal. Ésta última, aun cuando pueda ser un paliativo, no es

 

13 sustentable, pues este sector sufre la falta de protección social y acusa una grave disminución en su calidad de vida, por los reducidos ingresos de los mismos trabajadores. El empobrecimiento compromete la paz social, amenazada por niveles alarmantes de violencia e inseguridad. Ante esta situación, la Iglesia en Venezuela se compromete, desde la opción preferencial  por los pobres, a ejercer un influjo real de transformación hacia un sistema económico más  justo, más solidario y más propicio al desarrollo integral de los venezolanos. Para ello,  promoverá valoreseny lavirtudes, v irtudes, como la justicia, la fraternidad, la privado honestidad, integridad yla eleducación trabajo; en insistirá responsabilidad del Estado y del sector en la generación de fuentes de empleo; estimulará la producción y la economía solidaria, participando en ellas, en la medida de sus posibilidades, con esquemas cooperativos y de microempresas; insistirá en la necesidad de invertir en políticas sociales para beneficio de los sectores más necesitados.

Ámbito de lo social Contamos en Venezuela con un avanzado cuerpo legal en materia social. Existen muchas instituciones para la atención de la vivienda, la salud y la educación. Asimismo ha aumentado el número de ONG dedicadas al desarrollo social. Sin embargo, los esfuerzos públicos y privados no han sido suficientes. La apatía social y el limitado apoyo del sector oficial no han permitido una real  participación, ni la mejora sustancial en la prestación de los grupos servicios públicos.a bienes Esto hayprovo provocado cado el empobrecimiento y la consecuente exclusión de amplios humanos servicios, lo que acarrea situaciones cotidianas de violencia, delincuencia, inseguridad, consumo y tráfico de drogas, paternidad irresponsable, alcoholismo, prostitución, juegos de envite y azar. Crece la  brecha entre ricos y pobres, la desatención de los trabajadores y de los sectores populares, la desarticulación de la familia, el abandono y exclusión de los indígenas y campesinos, la indefensión social. Si bien hay en el país voluntad por brindar protección constitucional y legal a la ciudadanía y defender sus derechos humanos, la situación en este campo sigue siendo  preocupante. La deficiencia en la administración de justicia, la crisis del sistema penitenciario y la ineficiencia de los organismos de seguridad, son aspectos innegables de la crisis social acompañada de la pérdida de confianza en sus instituciones, entre ellas del Poder Judicial. El sistema educativo venezolano ha alcanzado un enorme tamaño social y económico. Sin embargo, la calidad de la educación está en deterioro. El Estado y la sociedad no han asumido el reto de darle calidad a la Educación, con consecuencias negativas para la formación de nuestro capital humano. La crisis de la  familia  se evidencia en el fenómeno de los “niños de la calle”, la irresponsabilidad y el libertinaje, el aborto provocado, el maltrato a los niños, la violencia doméstica, el abandono de los hijos y de las mujeres, siendo esta situación una fuente de pobreza, miseria y delincuencia. La disminución de la calidad de vida se manifiesta en el deterioro de la  seguridad social y de atención a la salud y en el déficit de viviendas.  En los últimos años se han incrementado notablemente la violencia y el delito, especialmente contra la vida, la integridad personal y la propiedad.   Esto es consecuencia de la  pérdida de valores morales, la difícil situación económica, la falta de empleo, el alcoholismo, el consumo y tráfico de las drogas. La violencia en las cárceles es otro signo de la crisis social. Desafiada por esta realidad, la Iglesia en Venezuela se compromete a concretar la  solidaridad cristiana, defendiendo y promoviendo la paz y los derechos humanos ante las

 

14  frecuentes violaciones de los mismos.  Para ello propiciará, la organización y formación de

instituciones y grupos que trabajen en el campo de la acción social, de la solidaridad, de la  promoción y defensa de los derechos humanos; promoverá y defenderá la paz tanto a nivel social como político, evitando las divisiones, los odios y la violencia; insistirá en la necesidad de fortalecer la familia; velará por el derecho a la calidad de vida de la niñez y juventud en situación de peligro; fortalecerá sus instituciones (escuelas, centros de capacitación para el trabajo, penitenciaria; casas hogares)acompañará en beneficio de yará los niños y los jóvenes;indígenas. prestará mayor atención a la  pastoral y apoyará apo a las comunidades

Ámbito de lo político El sistema democrático ha sufrido un proceso prolongado de deterioro, lo que se manifiesta en el desprestigio de los partidos tradicionales y en la pérdida de credibilidad en las instituciones políticas fundamentales. Esta situación dejó un vacío que ha sido llenado por nuevos actores. El nuevo régimen político y la nueva Constitución Nacional expresaron un deseo de profundizar la democracia, la participación en la toma de decisiones, el control de la gestión pública y el mejoramiento de las condiciones de vida, de los servicios públicos, del acceso a la vivienda, de la seguridad social y del empleo. El documento conciliar, conciliar, aprobado en el 2002, señala el peligro del “cuestionamiento a la democracia formal, el resurgimiento del militarismo, el predominio del Estado, el centralismo, la creación de mecanismos de aparente quesociales en realidad excluyentes, y que corren el riesgo de ahogar a nuevosparticipación, movimientos y alsonmismo proceso de descentralización”. Igualmente afirma que “surge también el peligro de un mesianismo político que delegue las soluciones en líderes que salven al país de la crisis con soluciones mágicas. Este mesianismo refuerza el paternalismo y otras actitudes propias del anterior y cuestionado modelo  político. Esto genera también poca participación, indiferencia y apatía, que, por otra parte, venían siendo favorecidas por el uso clientelar de las políticas sociales. De igual modo se debilita el poder político de las organizaciones de base, las organizaciones comunitarias y vecinales”.   vecinales”. Se denuncia la corrupción administrativa generalizada como otro elemento negativo de la realidad nacional. Nacida de la difundida tolerancia de la trampa y el favoritismo, incide en el gravísimo empobrecimiento del país. Sus efectos han causado el rechazo al liderazgo anterior,  pero su práctica sigue presente en el ánimo de gran número de funcionarios públicos a todo nivel, lo que se facilita por el debilitamiento de los organismos contralores. Consciente de que el compromiso cristiano exige construir el Reino de Dios , y éste pasa también por las estructuras temporales. La Iglesia considera que la política es el camino que lleva a consolidar la convivencia dentro de un Estado de Derecho, a fijar los roles y límites del Estado y del sector privado, a definir las leyes que garanticen el respeto de la dignidad de la persona humana. La actividad política es una tarea noble, y la Iglesia alienta a quienes la asumen que lo hagan como un servicio a la sociedad. Todo cristiano debe asumir en la acción política, y para el logro del bien común, los principios de solidaridad y subsidiaridad, la defensa de la libertad y la  justicia, la promoción de la participación ciudadana, la organización social, la formación socio política, y el compromiso del amor cristiano, propuestos en la Doctrina Social de la Iglesia. En este sentido, la Iglesia se compromete a ayudar a construir y consolidar la democracia, promoviendo la participación y organización ciudadana, así como el  fortalecimiento de la sociedad civil. Para ello orientará y apoyará la formación socio-política de

los venezolanos en la línea de la construcción de la paz y la justicia; insistirá en la participación

 

15  política de los laicos como una opción de servicio y compromiso en la construcción de nuevos modelos de sociedad; fomentará la organización de la sociedad civil para generar una mayor  participación libre y consciente en e n las opciones políticas, sindicales, grupales y vecinales, a fin de que las personas, y especialmente los pobres, sean sujetos sociales de su propia superación y desarrollo humano; mantendrá un diálogo permanente con todas las organizaciones para armonizar las diversas visiones en el respeto a la dignidad humana y en la búsqueda del bien común; continuará denunciando la corrupción del ejercicio de cualquier actividad pública. como un gravísimo pecado y como una perversión

Ámbito de lo cultural Desde el punto de vista cultural, encontramos en muchos venezolanos vivos anhelos de libertad, justicia, igualdad y participación. Los medios de comunicación social (MCS) son abundantes y hay un gran número de comunicadores sociales con elevado espíritu de servicio a la verdad y a la libertad. Valores como la solidaridad, la alegría, la tolerancia y la paciencia del venezolano, ayudan a superar las dificultades y son factores que pueden contribuir a generar una nueva sociedad. A pesar de esto, es preciso señalar como debilidad una fuerte influencia de modelos culturales foráneos, donde el mercantilismo se impone sobre los valores morales. En este contexto, se afianzan los criterios economicistas que fortalecen el culto al individualismo y al consumismo, las formas tradicionales de expresión comunitaria. Además muchos espacios en losdesplazando MCS promueven no solamente la vulgaridad, sino también la violencia.  Nuestra cultura vive una crisis de los valores éticos, especialmente de la verdad y de la  justicia, del respeto a la vida, del amor al trabajo. Esto se experimenta en el aumento de la violencia y la corrupción, la mentira, el facilismo, el aprovechamiento ilícito en los negocios y el atropello a los valores familiares. La crisis ha invadido los ámbitos social, político y económico, con enormes consecuencias en el empobrecimiento, en el ejercicio de la actividad política y económica, y en la perversión del sentido moral de muchos venezolanos. La Iglesia se compromete a intensificar la labor de evangelización del ámbito cultural, defendiendo y promoviendo los valores humanos. Para ello estará presente en el quehacer éticocultural del país, con su mensaje y experiencia en los escenarios donde se gestan y propagan las diversas manifestaciones culturales de la sociedad; organizará programas de formación;  promoverá y defenderá los valores humanos; participará en la gestación de los nuevos movimientos culturales y en la consolidación de los ya existentes; contribuirá a enriquecer los  principios éticos que humanizan la investigación científica, el desarrollo tecnológico y la innovación; se hará presente en los medios de comunicación social, para proclamar el mensaje de la fe, de los valores y principios de la ética cristiana.

 

16  Documento 4

LA  C CATEQUESIS  El documento 4 del Concilio Plenario está dedicado a la catequesis. Se comprende como el proceso el  proceso integral de maduración en la fe. Es “la acción eclesial que qu e trata de  fundamentar  la   la fe de todo cristiano. No trata sólo de preparar para recibir un sacramento, sino de acompañar   al creyente en el crecimiento de su fe hasta llegar a la madurez. No es una mera enseñanza, sino un aprendizaje, un noviciado que inicia a la totalidad de la vida cristiana”. Capacita a los fieles cristianos para vivir conscientemente su fe, dar razón de su esperanza y realizar su misión en la Iglesia y en el mundo. El documento examina la realidad de la catequesis con sus luces y sombras, descubre las causas y tendencias actuales, ofrece una iluminación sobre los elementos pastorales de la catequesis, propone orientaciones y normas pastorales. Considera los siguientes núcleos  problemáticos: 1. la constatación del ddivorcio ivorcio entre fe y vida en un ambiente ambien te secularizado; s ecularizado; 2. la ignorancia religiosa que debilita la práctica cristiana; 3. la ausencia de itinerarios para la iniciación cristiana.

VER Luces: Se comienza haciendo memoria de los grandes catequistas que, a lo largo de la historia de nuestra Iglesia, dieron insigne testimonio de vida cristiana y contribuyeron a la educación cristiana del pueblo. Se reconoce la actuación estelar de muchos catequistas laicos y el aporte de las congregaciones religiosas que se dedican a la catequesis. La catequesis parroquial cuenta con muchos laicos: adultos y jóvenes, estos últimos le confieren un carácter más dinámico y creativo, alegre, testimonial y esperanzador. Destaca en ella la participación predominante de la mujer catequista. Hay una mayor participación de los adultos, debido a las reuniones de padres y representantes; al fortalecimiento de la catequesis familiar y a la propuesta de itinerarios catequísticos para la iniciación cristiana de adultos, niños y adolescentes. La catequesis de adultos se ha intensificado en diversos movimientos apostólicos con un sentido kerigmático. Las diócesis han ido progresivamente creando o consolidando los secretariados diocesanos de catequesis. Hemos pasado de un estilo de catequesis preferentemente memorístico de la Iglesia Católica  (1992), aGeneral uno más narrativo y vivencial. el  Directorio para la Catequesis   (1997)El yCatecismo las publicaciones del Departamento de Catequesis del SPEV han sido bien acogidos y representan un estímulo para la renovación catequística. La Educación Religiosa Escolar es un valioso instrumento para la formación de las nuevas generaciones. Ésta se vio fortalecida por el Convenio entre la Conferencia Episcopal Venezolana y el Ministerio de Educación (1992) y, sobre todo, por el trabajo abnegado de muchos docentes cristianos.

Sombras: La catequesis presacramental no vincula a la comunidad. En muchos casos se reduce a “charlas”, consideradas como un mero requisito para la celebración del sacramento, y en consecuencia, se da un escaso sentido de pertenencia a la comunidad eclesial. Con frecuencia, la catequesis enfatiza el área del conocimiento, dejando de lado la celebración gozosa de la fe, e insiste muy poco en el compromiso solidario del cristiano. No se han incorporado suficientemente a la catequesis los valores de la religiosidad popular y de la cultura autóctona.  

 

17 La catequesis se ha centrado ordinariamente en los niños y adolescentes, sin continuidad en la etapa adulta de la vida. A esto se une la ausencia de una pastoral orgánica y de planes diocesanos de pastoral que proyecten la catequesis como parte de un proyecto pastoral más amplio. Muchos párrocos no asumen la tarea de dirección y animación de la catequesis de manera  personal, sino que la delegan en catequistas que a veces no reúnen las condiciones necesarias. Falta formación y organización de las escuelas de catequistas, a nivel parroquial, zonal, diocesano y nacional.

JUZGAR: Hacia una concepción renovada de la catequesis La novedad en la catequesis viene de seguir la pedagogía de Jesús de Nazaret. Él no sólo anunció de palabra el Reino de Dios por llegar, sino que su misma persona fue simultáneamente anuncio y realización. Su pedagogía modela toda forma de catequesis. En consecuencia, catequizar es mucho más que enseñar una doctrina; es dar testimonio de la persona de Jesús, para que el catequizando lo busque, lo encuentre y lo siga. Una concepción renovada de la catequesis se plantea al considerar la Sagrada Escritura como su fuente, y al tener en cuenta la praxis litúrgica y pastoral. La catequesis no es un acto  puntual ni una actividad ocasional con motivo de un sacramento, sino un proceso pedagógico de etapas sucesivas de formación integral, cohesionadas internamente por una finalidad o intención: la madurez espiritual. de  iniciación  significa entrar en un proceso integral y progresivo de La catequesis formación para que la persona se convierta en un verdadero cristiano. Este proceso lleva al descubrimiento del ser cristiano y del ser Iglesia; a la apropiación de un sistema de valores,  principios y actitudes del discípulo de Cristo; y a la incorporación a la comunidad cristiana. La iniciación es sólo la primera etapa. Se desvirtúa la naturaleza de la catequesis, si se reduce a ser mera preparación a los sacramentos y no se convierte en educación permanente en la fe. Una catequesis permanente incluye estudio de la Sagrada Escritura y lectura orante de la Biblia; lectura cristiana de los acontecimientos sociales, económicos y políticos; catequesis litúrgica; formación espiritual; profundización sistemática del mensaje cristiano. En este sentido, la catequesis de adultos debe ser principio organizador de toda catequesis y punto de referencia, al que la catequesis de las primeras edades está dirigida y articulada en un  proyecto unitario.

ACTUAR: Dar prioridad a la catequesis como proceso de iniciación y maduración en la fe Ante el proceso de progresiva descristianización de la sociedad, ante el divorcio entre fe y vida de muchos cristianos, ante la ausencia de fuertes y sólidas convicciones entre los que se dicen ser creyentes, el primer desafío es   dar prioridad a la catequesis como proceso de iniciación y maduración de la fe, ante todo de los adultos,   para que puedan hacer su opción  personal por Cristo. Para ello la Iglesia invitará a todos los fieles a conocer mejor su fe a través de la catequesis; acompañará a los adultos en su camino cristiano mediante itinerarios catequísticos de educación permanente en la fe; establecerá en cada diócesis y parroquia un tiempo para el primer anuncio misionero o kerigma; implementará en cada parroquia la catequesis para los adultos  bautizados que necesiten renovar su fe, mediante itinerarios inspirados en el proceso catecumenal; asumirá en la catequesis de adultos el contexto sociocultural de las diferentes

 

18 regiones del país, los valores y tradiciones locales, las expresiones de la religiosidad popular y de la cultura emergente.

Renovar y transformar la catequesis presacramental de niños y adolescentes Ante la creciente ausencia de los niños y adolescentes de la comunidad cristiana, y de la falta de apoyo familiar para su inserción gradual en la vida eclesial, la Iglesia se compromete a renovar y transformar catequesis presacramental un proceso iniciación la fede   que introduzca a los niños ylaadolescentes en una auténticaenvida cristianadey en la vida en misma la

comunidad. Para ello la Iglesia implementará los Itinerarios Catequísticos de Iniciación Cristiana que, como proceso gradual y continuo, orienten la formación y maduración de la fe de los niños, adolescentes y jóvenes, y encaminen su plena inserción en la comunidad parroquial; favorecerá la interrelación de la catequesis de niños y adolescentes con la pastoral juvenil y familiar; insertará en el proceso catequístico la presentación de la vocación del cristiano y su concreción en la vida sacerdotal, consagrada y familiar.

Formar a los agentes de pastoral para la catequesis Ante la urgencia de la renovación catequística para responder a los retos de la nueva época, la Iglesia se compromete a garantizar   una formación adecuada y permanente de los agentes de pastoral a todos los niveles.

Para ello la Iglesia multiplicará el número de catequistas formados para una catequesis renovada; creará o fortalecerá Escuelas de Catequistas que garanticen su formación inicial y  permanente en la línea de la catequesis renovada y su especialización para la catequesis, según las edades evolutivas; capacitará a los obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos/as, y catequistas,  para la puesta en práctica de los itinerarios catequísticos. catequ ísticos.

Los obispos y párrocos animarán y acompañarán la catequesis Si bien es cierto que toda la comunidad cristiana es responsable de la renovación catequística, sin embargo, el cuarto desafío es la necesidad de animación y acompañamiento de la catequesis por parte de los obispos y párrocos.  Para ello, los obispos y párrocos animarán la catequesis en las diócesis y parroquias; se comprometerán en la formación de catequistas; establecerán planes unificados que ayuden a fortalecer el itinerario de fe de los catequistas; procurarán espacios físicos y recursos adecuados  para atender los diferentes grupos en proceso de formación catequística; favorecerán la sectorización de la catequesis a nivel parroquial; acompañarán y asesorarán, a través de los organismos encargados de la catequesis, los procesos catequísticos a nivel nacional, diocesano y  parroquial,  parro quial, y evaluarán sus resultados; realizarán el “envío misionero” de los catequistas con ocasión de la Semana de la Catequesis.

 

19  Documento 5

LA VIDA CONSAGRADA EN VENEZUELA El documento conciliar 5 trata sobre la Vida Consagrada en Venezuela. Quiere proponer lo que significa vivir en nuestro mundo con radicalidad el estilo de vida de Jesús, que en l@s religios@s se expresa a través de los votos de pobreza, castidad y obediencia. Estos hombres y mujeres un día sintieron la llamada de Dios y “dejándolo todo, lo siguieron”; siguieron” ; durante un tiempo fuerte, se formaron y fueron aceptados para siempre al servicio de un carisma. La Iglesia en Venezuela propone a la vida consagrada organizar respuestas nuevas en estilos y trabajos, de forma que, viviendo y ofreciendo, el mismo Evangelio de siempre, se actualicen la formación, las relaciones y presencias.

1. Una historia para recordar  En los inicios de la fe en América está la entrega de much@s religios@s que hicieron de la evangelización a los nuevos pueblos el sentido de sus vidas. Esa misma vida consagrada desde el principio de la evangelización de Venezuela estuvo presente con su entrega y fidelidad al evangelio. No sólo se trabajó en el establecimiento de la fe y de la Iglesia, sino en el forjamiento de pueblos y ciudades del país, y de la idiosincrasia venezolana. Casi todo el interior del país fue evangelizado por las órdenes religiosas, sobre todo los Franciscanos y Capuchinos, aunque con presencia significativa de Dominicos y Agustinos en Los Andes. Esta evangelización fue tan consistente que, al debilitarse la presencia de la Iglesia hasta muy avanzado el siglo XX, y cuando la vida religiosa fue extinguida por el estado a lo largo del siglo XIX, la población conservó y trasmitió la fe católica. Sólo en 1889 pudo ingresar al país la  primera congregación; las hermanas de San José de Tar Tarbes. bes. En ese mismo año el Padre Santiago Santia go Machado fundó en Venezuela la primera congregación de vida religiosa venezolana, las Hermanitas de los Pobres de Maiquetía, a la que pronto siguieron otras. Aunque la mayoría de l@s protagonist@s de esta historia permanece en el anonimato, recordamos especialmente a la Beata Madre María de San José y a la Venerable Madre Emilia. 2. Una realidad actual Existen en Venezuelademás vida consagrada con unpresente númerouna superior al de 5.000 consagrad@s, los de que280unInstitutos 70% sondemujeres. Se encuentra gran variedad de carismas y estilos: desde monjes y vida contemplativa femenina, pasando por los religiosos laicos, hasta Institutos Seculares que viven su consagración insertos en las realidades temporales, Sociedades de vida apostólica, y nuevas formas de vida consagrada que Dios inspira con características originales, como son comunidades mixtas de diversos estilos, o versiones nuevas de carismas históricos. Durante muchos años han predominado los venidos de otros países, quienes se han granjeado en el pueblo un gran respeto por su entrega y dedicación. En la actualidad hay un crecimiento constante del número de venezolan@s  que van tomando el relevo. La vida contemplativa y monástica, especialmente la femenina, ha establecido una mayor presencia en los últimos 25 años. L@s consagrad@s tienen como misión o apostolado la educación, los trabajos en  parroquias y las obras sociales, en las que se destacan la salud, las cárceles, misiones populares,

 

20 trabajos con drogadictos, niños de la calle, atención a enfermos con SIDA, ancianos, indígenas,  presencia en los medios, cultura, publicaciones..., sin olvidar los espacios de retiros y oración. or ación. A la vida consagrada femenina se le reconoce su entrega en los lugares de misión que ofrecen mayor dificultad. Es especialmente sensible al clamor de los pobres, pero aunque se aplaude su dedicación y generosidad no siempre se valora en la Iglesia a la altura de lo que hacen y son. intercongregacionalidad, Una experiencia rica entre es la los la relación fraterna de comunión y colaboración diferentes institutos. es La decir, Conferencia Venezolana de Religiosas y Religiosos (CONVER) es la respuesta organizada a esta llamada a vivir la comunión fraterna. La consolidación de los centros de estudio ha permitido enriquecer la formación inicial de los jóvenes formandos. La relación  con la gente es de amistad y cercanía. Es notable el esfuerzo por situarse como voz de los sin voz, hermanos de los más excluidos. Así se hace realidad que la Iglesia se encuentre en los barrios populares, en los espacios de nuevas pobrezas y marginación y en las  presencias de larga tradición entre los pueblos indígenas. Sin embargo se dan casos de acomodamiento, por lo que se le pide más radicalidad y compromiso. Hay buenas relaciones, en general, con las  Iglesias particulares, los obispos y sacerdotes diocesanos. Aunque en muchos casos, a nivel pastoral, se camina en paralelo. La vida consagrada ha dado respuestas muy positivas a las necesidades de las Iglesias Particulares,

especialmente en la atención a  parroquias y vicarías. Sin embargo, ahora se ve la necesidad de concentrarse en los compromisos apostólicos más adecuados a los propios carismas. En la vida consagrada se señalan como tendencias: la búsqueda intensa de la experiencia de Dios y el seguimiento radical de Cristo; un fuerte despertar en los trabajos vocacionales; las experiencias y reflexiones de inculturación; la  tendencia a la inserción con un fuerte estilo de evangelio que, sin embargo, últimamente se ha visto debilitada.

3. Una gran historia que construir  La pasión por Dios: ¡sean mis testigos! Se le pide a la vida consagrada, ante el pragmatismo y el activismo dominantes,  profundizar en una actitud que sepa ir a la raíz de los problemas, allí donde Dios se hace encuentro y respuesta. “Sólo Dios basta”.  Ser hombres y mujeres expertos en Dios, teniendo como modelo a María, ejemplo de consagración total.  En un mundo que tiende a construirse al margen de Dios, urge crear nuevos espacios que sean escuela y taller de la vida con Dios. A l@s consagrad@s se les pide vivir y proponer una espiritualidad   que sea signo del amor y presencia de Dios; dar razón, en su ser y hacer, de la esperanza cristiana y ofrezcer medios para el encuentro y experiencia de Dios, desde la lectura orante de la Palabra y de la vida. Urge también usar estilos y símbolos comprensibles para el pueblo, desarrollar el sentir y gustar a Dios, expresar la primacía de Dios.  Inculturar la vida y el evangelio: ¡...en todos los rincones de la historia! Como aporte se le pide a la vida consagrada fomentar la sensibilidad y solidaridad de los cristianos, hacer que no falte en la Iglesia la presencia de los dolores y esperanzas del pueblo y  sugerir respuestas e iniciar gestos que anticipen el mundo al que Dios nos llama. Respuestas y gestos que se iniciarán en la misma vida comunitaria de cada instituto. De manera que sean  propuesta carismática y profética, recuerdo recue rdo a la Iglesia y al mundo de las exigencias radicales de la vida cristiana.

 

21

Laicado cristiano: ¡crezcan juntos hasta la plenitud de Cristo! Como miembros del Pueblo de Dios,  l@s consagrad@s comparten con ministros ordenados y laicos la misión, la corresponsabilidad y el mutuo acompañamiento. Cada vez son más los laicos que participan en los carismas de los institutos. Se anima a descubrir la mejor forma de compartir el carisma y la misión eclesial, desde los voluntariados en que participan muchos laicos hasta las organizaciones creadaspara parael laicado asociarse establemente. Así la vida consagrada ofrece a la Iglesia caminos de santidad cristiano.

Las comunidades religiosas: ¡que todos sean uno! El Concilio anima a la vida consagrada a mantener vivo y a trasmitir el testimonio de la comunidad , como lugar de acogida y experiencia cristiana, como referencia laical. Pide a los consagrados que sus comunidades hagan creíble el evangelio y la comprobación de que es  posible una nueva humanidad. Los invita a ser un espacio de crecimiento de la persona y la vocación, de la experiencia de Dios y del mundo y de la inserción en la vida desde la causa de Jesús. En un mundo con las relaciones rotas y un gran sentido individualista, la vida consagrada retoma la utopía divina de la  fraternidad   y confianza mutua, asumiendo las fragilidades de nuestro mundo y, desde ellas, trabajando por la restauración de las relaciones entre todos. La

vida

consagrada

en

Venezuela

se

compromete

a

intensificar

la

intercongregacionalidad, uniendo esfuerzos en su espiritualidad, en las relaciones fraternas y en

el apoyo común a las grandes tareas y proyectos. Así será expresión para nuestro pueblo de una forma de entender y hacer la educación, la salud, y la comunión, en especial a favor de los olvidados.

Las vocaciones: ¡déjenlo todo y síganme! Se pide a la vida consagrada fomentar una decidida cultura vocacional  que  que valore y sirva de soporte para las llamadas y entregas definitivas a Dios; promover la  pastoral vocacional de los distintos institutos; dar a conocer las distintas vocaciones eclesiales; ofrecer espacios de reflexión y discernimiento vocacional; poner en contacto con testigos de estas vocaciones y animar las mejores opciones de los jóvenes. A l@s formandas se les invita a   profundizar profundizar en el conocimiento íntimo de la persona de Jesucristo y de su proyecto; en el conocimiento de sí mismo y en la comprensión vital e histórica de la propia congregación. Los pobres: ¡para que el mundo crea!  La vida consagrada tiene como opción preferencial   los pobres y todas las formas de  pobreza. Es propio de ella hacer felices a sus semejantes, y por po r ello debe situarse allí donde se sufre o se muere, allí donde los derechos humanos son violados, en las fronteras de la vida y donde sea necesario ofrecer una mano amiga que aporte humanidad Se compromete a introducir en la Iglesia y en el país las preocupaciones de la vida consagrada: los pobres, el mundo del trabajo, la educación, la niñez y juventud, la salud, la atención a la vejez, los medios de comunicación, los excluidos, el SIDA. De esta forma favorecerá que la Iglesia siga manteniendo su presencia en los lugares más olvidados, haciendo así reconocible el rostro de Dios en los excluidos.

 

22 Hoy, cuando muchas labores y obras ya no pueden realizarse o mantenerse sin la ayuda de otras instituciones públicas o privadas no propias, la vida consagrada debe introducirse en el alma de esas mismas instituciones y, desde ellas, ser una  señal profética por su estilo de entrega, una fuente inspiradora de respuestas y un medio de provocar preguntas sobre la fe y la fraternidad.

¡Sean profetas! La vida consagrada, que nació como contraste de un mundo cuyos valores no son los del Evangelio, debe ser hoy  profecía de la esperanza  y espacio de diálogo, al mismo tiempo que instancia crítica que busca la reforma de costumbres, de estilos y hasta de leyes en desacuerdo con el evangelio. Este Concilio pide a l@s consagrad@s, como la mejor aportación a la Nueva Evangelización, que busquen la fidelidad creativa a lo más profundo de lo que significan en cuanto memorial de Dios y su Reino. Como parábola de otros destinos y valores, concretar en cada caso este contraste y ser, así, memoria en cada situación histórica de Dios sumamente amado, de una Iglesia servidora siempre en camino y de la posibilidad de una humanidad mejor.

 

23  Documento 6

IGLESIA Y FAMILIA   El documento conciliar 6 está dedicado al tema de la   F ami lia,  cuna de la existencia humana, raíz de la sociedad e “Iglesia doméstica”. El documento describe la fam ilia venezolana desde sus estructuras constitutivas, esto es, desde los vínculos que en ella se establecen y desde su función en el grupo humano donde convive; establece luego un diálogo desde la fe con estas realidades de familia y traza algunos desafíos y orientaciones pastorales.

Realidad familiar en Venezuela La familia predominante en Venezuela es la matricentrada, constituida por la madre y sus hijos. A veces, los hijos provienen de distintos padres, fruto de la convivencia en concubinatos transitorios. La madre y los hijos son lo permanente como grupo familiar, mientras que el varón no es determinante; la madre, y no la pareja, es el centro de todos los vínculos. Esta forma por ser la más común, aunque hay diferencias según las regiones, se ha convertido en un componente cultural con consecuencias antropológicas, psicológicas y sociales en la  personalidad de muchos venezolanos. Se forma un tipo de mujer y de varón profundamente marcados por la función madre y porEllavarón de hijo, respectivamente. aprende a identificarse conde el rol materno. se identifica como hijoLay mujer, no comodesde padre.niña, La madre no permite al varón el ejercicio de su paternidad y favorece así el machismo. Como aspectos positivos en esta familia hay que reconocer que la madre ha favorecido la transmisión de los valores de la fe y ha forjado una identidad cultural donde se acentúa lo afectivo, la acogida, la comprensión y solidaridad; lo relacional por encima de lo individual. Los comportamientos no se dan en base a una disciplina impuesta, sino en base a acuerdos. Pero esta realidad tiene también sus aspectos negativos como la permisividad, una disciplina poco exigente y la ausencia del componente masculino de la autoridad. Está presente también la  familia tradicional , donde el padre es la cabeza de familia e impera una relación vertical y desigual. Este modelo patriarcal funciona por su estabilidad y por la ayuda que proporciona a sus miembros. Crece el modelo de la  familia nuclear   de padres e hijos, donde se reconoce la igual dignidad de pareja fruto entre otras cosas de modelo la promoción de lacercano mujer en la educacióneny lasurelación participación en el mercado laboral. Este es el más a la  propuesta cristiana. En general se vive un concepto extensivo de familia que incluye abuelos, tíos, padrinos,  primos. Esta familia funciona a todos los niveles como instrumento de ayuda para enfrentar solidariamente los graves problemas: salud, educación, trabajo y disfrute del tiempo libre.  

Situaciones de gran influencia en la familia   Muchas familias viven sacramentalmente su matrimonio, sin embargo es frecuente la realidad de concubinatos estables, de cónyuges separados o divorciados, de divorciados unidos en nueva pareja, de madres solteras y adolescentes.  Es notorio el aumento de alcoholismo, consumo y tráfico de drogas, lo que genera violencia, delincuencia y mucha conflictividad familiar . Entre adolescentes y jóvenes estas

 

24 adicciones abren la puerta para la promiscuidad sexual, los embarazos precoces y las enfermedades de transmisión sexual. El creciente número de mujeres solas con hijos constituye el nuevo rostro femenino de la  pobreza. Estas mujeres son padre y madre al mismo tiempo, y tienen que recurrir a cualquier forma de trabajo, con graves consecuencias morales y sociales, como la violencia social, la esterilización, la prostitución y el aborto, generando una situación precaria de la familia. Los niños  sonyuna tendencia creciente: niños sinlahogar, escuela; sin familiadey la sincalle patria; muchos de ellos, víctimas ya de droga,alimentación, de la prostitución y enniños camino

hacia la delincuencia. La creciente pobreza y el desempleo   tienen graves consecuencias sobre la familia. La carencia de viviendas obliga a muchas familias al hacinamiento, produce gran tensión y conspira contra la armonía y la estabilidad. Son numerosas las familias que no pueden velar por sus  propios ancianos, los cuales quedan sumidos en soledad y muchas veces en abandono. El amor y el respeto al otro tienden a perder importancia. Hay una crisis ética  que se expresa en la búsqueda del bien individual, del placer y el tratamiento de las personas como objetos, la banalización de la sexualidad, la promiscuidad, la violencia doméstica y la paternidad irresponsable. Los medios de comunicación social  transmiten  transmiten anti-valores como la exaltación de la homosexualidad, el permisivismo sexual, la mentalidad anti-vida, la violencia, la promoción de la infidelidad y de la inestabilidad del matrimonio.

La Iglesia ante la Familia  La familia venezolana, inspirada en un  sentido cristiano, fomenta valores como la solidaridad, la hospitalidad y el sentido de religiosidad. El  padrinazgo  es una institución muy apreciada. Es digno de resaltar la acogida a hijos provenientes de familias en abandono o en situaciones precarias, lo que ha dado origen a los llamados hijos de crianza  y resolvió en el  pasado la actual realidad de los hijos de la calle. La acción evangelizadora de la Iglesia  ha contribuido a la aparición de signos importantes de un mayor compromiso en el ejercicio de la paternidad responsable. La  participación en grupos juveniles de inspiración cristiana, en la catequesis familiar y de adultos, en movimientos de apostolado, ha contribuido a una vida de pareja y de familia de

mayor calidad. La Iglesia impulsa el matrimonio como sacramento y defiende el protagonismo irreemplazable de la familia que, por derecho natural, tiene la función de procreadora, educadora y formadora de comunidad de amor y de vida. Para impulsar estos objetivos, realiza iniciativas variadas dentro de la Pastoral Familiar, entre las cuales se destaca el “ Abrazo en Familia”. ”.   En relación a las familias en  situaciones especiales, aun siendo las más numerosas,  pastoralmente se hhaa hecho muy poco y no hay uunidad nidad de cr criterios iterios al respecto. re specto. Es necesaria n ecesaria una iluminación comprensiva y paciente así como un acompañamiento pastoral que motive su  participación en la vida de la comunidad. Ante las numerosas familias constituidas fuera del sacramento, la Iglesia no puede permanecer indiferente, pues como madre y maestra tiene la misión de anunciar la salvación a todos los hijos de Dios. Se siente la urgencia de una intensa acción pastoral de evangelización que promueva “matrimonios integrales”, “comunidades de vida y amor”, parejas “unidas por   el sacramento”. Viendo la realidad a la luz de la fe emergen los siguientes desafíos:

 

25

1. Promover la figura integral del padre Dado que la mayoría de nuestras familias están centradas en la madre con una inexistente o ausente figura paterna, la Iglesia se compromete a  presentar la figura integral del padre: destacando su presencia para contribuir así al cambio de horizonte cultural; favoreciendo la vivencia de la paternidad como forma de realización personal y social; promoviendo campañas de comunicación que refuercen la figura del padre; fomentando en los jóvenes la conciencia de la necesidad delactividades padre en laeclesiales; propia vidafortaleciendo y en la de sus promoviendo la participación de los hombres en las la hijos; celebración del día del Padre. La Iglesia reconoce con alegría, como un cambio cultural de gran significación humana, el aumento y la aparición pública de jóvenes padres que, sin ninguna inhibición, llevan en sus  brazos a sus pequeños hijos, hacia los que dan claras muestras de cariño, y se compromete a fomentar este cambio con todos los medios a su disposición.

2. Construir parejas consistentes, estables, generadoras de familias   Ante la ausencia de verdaderas parejas, la Iglesia se compromete a construir parejas consistentes y estables que, unidas por el amor y el compromiso, sean generadoras de familias.

Para ello colocará en el horizonte cultural la imagen de la pareja en sus diversas dimensiones;  promoverá en los medios de comunicación campañas de concientización sobre su iimportancia mportancia y lo positivo de vivir como pareja; estimulará en las parroquias la formación de grupos familiares  para favorecer el encuentro entre la pareja, la integración familiar, la solidaridad, el respeto mutuo y la ayuda recíproca; hará de la pareja tema frecuente en la predicación y la catequesis; favorecerá la vivencia del noviazgo y acompañará a los novios en su proceso.

3. Afrontar y resolver los conflictos familiares Toda familia, tarde o temprano, experimenta el conflicto, proveniente a veces de su interior y otras de los ámbitos sociales, políticos y económicos. Aunque puede resolverlo, sin embargo, necesita un acompañamiento y ayuda especializadas. Por eso, como Iglesia nos comprometemos a ayudar a afrontar y resolver los conflictos multiplicando programas de atención a la familia; ofreciendo la orientación adecuada en situaciones difíciles; favoreciendo la  participación de parejas y laicos especializados en la pastoral familiar; creando centros de atención a la mujer; asesorando sobre la maternidad y paternidad responsables según la doctrina cristiana; apoyando a las jóvenes embarazadas para evitar el aborto y acompañándolas en su sanación espiritual en casos de post-aborto, abuso sexual y violación; implementando programas que incidan en la solución del problema del maltrato y abuso sexual infantil; formando agentes  profesionalmente preparados en la pastoral y en las ciencias conexas con la familia; favoreciendo en la formación de los sacerdotes la capacidad de acompañar y orientar a familias en conflicto. 4. Ampliar y reforzar la pastoral familiar La Iglesia se compromete a ampliar y reforzar la pastoral familiar . Para ello consolidará la Pastoral Familiar a través del Departamento Nacional, los Secretariados Diocesanos y los equipos parroquiales; y promoverá la formación permanente de los agentes de la pastoral familiar. Organizará programas prolongados de  preparación al matrimonio  que asuman las distintas etapas: remota, próxima e inmediata. Se impulsarán itinerarios de catequesis, como  preparación y cristiana al sacramento del matrimonio, el compromiso como  pareja y la humana paternidad y maternidad responsables que les enfatizando pide el Señor de la Vida. La

 

26  preparación inmediata contemplará momentos de oración y reflexión, retiros, escuelas para novios u otras actividades para acompañar a los novios en la experiencia del encuentro con Dios, así como en el encuentro y comunicación mutua. Se involucrará a los novios en la selección de los textos bíblicos y en la preparación de la celebración, que debe realizarse en la propia comunidad parroquial como signo de pertenencia eclesial. La Iglesia promoverá el acompañamiento a la vida familiar   mediante grupos comunitarios de familias, movimientos apostólicos y otros servicios pastorales. Fortalecerá los vínculos afectivos, de respeto mutuo, comunicación, solidaridad y responsabilidad; estimulará mediante programas integrales humanos y cristianos, la santificación de hogares y promoverá su celebración comunitaria; apoyará el rol educativo de la familia, mediante programas de formación permanente en los centros docentes; impulsará la celebración cristiana de actividades como el Abrazo en Familia, Semana de la Vida, Jornada del Niño por nacer, Día del Niño, del Padre, de la Madre, de los Abuelos y otras celebraciones familiares. Como Iglesia nos comprometemos a brindar una atención pastoral a las familias en  situaciones especiales. Particular caridad requieren aquellas parejas cuya situación no les  permite participar p articipar de la Comunión. Las comunidades cristianas sostendrán su vida espiritual en en la oración, la escucha del Evangelio, la participación en la Misa, la caridad, la educación cristiana de los hijos; y abrirán espacios para su participación activa en los distintos servicios  pastorales. La Iglesia sostiene la indisolubilidad del vínculo matrimonial legítimamente contraído;  pero existen también situaciones en las que ese vínculo no se produce. Para responder a esta realidad se prepararán sacerdotes y laicos que presten su servicio en los tribunales eclesiásticos; se informará suficientemente sobre las causales de nulidad matrimonial, a fin de prevenir matrimonios inválidos y orientar hacia los tribunales eclesiásticos a divorciados y vueltos a casar cuyos casos reúnan las condiciones para ser sometidos a procesos de nulidad.

 

27  Documento  Docu mento 7

EL LAICO: FERMENTO DEL REINO DE DIOS Los laicos  son “los fieles que, en cuanto a su incorporación a Cristo por el Bautismo, integrados al Pueblo de Dios y hechos partícipes a su modo de la función sacerdotal, profética y real de Cristo, ejercen en la Iglesia y en el mundo la misión de todo el pueblo cristiano, en la parte que a ellos corresponde. El carácter secular es propio y peculiar de los laicos” (LG (LG  31). Es un signo de los tiempos el protagonismo de los laicos: hombres y mujeres que son la inmensa mayoría del Pueblo de Dios. El Concilio Plenario se propone reflexionar sobre el laico, su identidad, espiritualidad y formación, así como proyectar su misión en la Iglesia y en el mundo.

Una historia a tener presente En Venezuela, donde escaseó siempre el clero, el aporte de los laicos fue muy relevante en la evangelización. Desde los inicios, encontramos a muchos laicos que, junto a los misioneros, esparcieron la semilla del Evangelio en Venezuela y transmitieron la fe a través de la evangelización, la catequesis y la promoción humana. Hay que destacar el papel fundamental de la mujer en esta transmisión y vivencia de la fe. La Iglesia formó generaciones de hombres y mujeres comprometidos con su fe, surgieron así las Terceras Órdenes, las cofradías y hermandades de laicos, que han sido germen para otros grupos apostólicos. A lo largo de la historia innumerables hombres y mujeres han sido grandes testimonios de auténtica vida cristiana, entre ellos sobresale el Doctor José Gregorio Hernández. En los últimos años se ha fortalecido la misión de los laicos, tanto individualmente como de aquellos que se han incorporado a distintas pastorales, movimientos y asociaciones que reconocen en el Consejo Nacional de Laicos de Venezuela un centro de unidad. Sin embargo, la mayor parte de los laicos vive y practica su fe en forma individual. El Laico: su realidad y sentido de pertenencia a la Iglesia Ver:   Nuestro pueblo vive muchos valores de inspiración cristiana, tradiciones familiares y  populares que han entrado en la cultura. La mayoría de los católicos basa su fe en hondas devociones, prácticas de piedad y obras de bien. Cada vez son más los bautizados que asumen responsablemente fe, comprometiéndose individual o grupalmente en la asumen Iglesia que y enson el mundo. Los laicossudescubren progresivamente su sentido de “ser Iglesia”: sujetos y no sólo objetos de la evangelización, protagonistas y no sólo colaboradores o destinatarios de la pastoral. Hay, sin embargo, un gran número de laicos que desconocen el significado de su Bautismo, así como muchos otros que viven con indiferencia religiosa, incoherencia, sincretismo o están alejados de Dios y de la Iglesia. El laico venezolano, en general, se reconoce como cristiano, pero no como Iglesia: le falta conciencia de su inserción en la comunidad parroquial y diocesana.  J  Juz uzga gar: r:   cada bautizado es Iglesia, porque mediante el Bautismo se incorpora a Cristo. A todo  bautizado se le llama “fiel” y se s e le pide una respuesta cada vez más más perfecta  perfecta en su relación con Dios y con los demás. Todos los laicos comparten la condición  secular , término que designa la realidad de estar en este mundo y en esta época. Los laicos cumplen su vocación en todas las ocupaciones y trabajos del mundo, en las condiciones de la vida social y familiar. El mundo se

 

28 convierte en el ámbito y medio de la vocación cristiana de los laicos, haciéndose así “hombres de Iglesia en el corazón del mundo y hombres del mundo en el corazón de la Iglesia” (Puebla ( Puebla 786). A los laicos corresponde, por propia vocación, buscar el Reino de Dios, gestionando los asuntos temporales y ordenándolos según Dios, a manera de la levadura.  Actua  Act uar: r:  La Iglesia se compromete a propiciar la toma de conciencia del significado de  ser ser laico , de su índole secular, de su misión de transformación de las realidades temporales . Para ello, acompañará a los laicos a descubrir el significado de su Bautismo, a partir de su experiencia de

Dios y de los valores de la religiosidad popular; dará a conocer la índole secular de los laicos, de tal manera que comprendan que el mundo y la historia son el ámbito propio de su vocación y misión; insistirá en la importancia del testimonio de vida cristiana en su vida personal, familiar,  profesional, social, y de su corresponsabilidad correspo nsabilidad en la misión evangelizadora de la Iglesia.

Espiritualidad del laico (vocación a la santidad)   Ver:  La religiosidad popular es para la mayoría de los laicos la forma de vivir su fe. Esta vivencia de fe ha impregnado las expresiones culturales del pueblo. Los diversos carismas suscitados por el Espíritu Santo, en los variados movimientos y comunidades eclesiales de base, han facilitado a muchos una mayor adhesión al Evangelio, han abierto nuevas posibilidades de encuentro con Dios a personas alejadas y han impulsado a muchos no creyentes a abrazar la fe.  No obstante, con frecuencia se vvee una fuerte incoherencia entre fe y vida.  Los valores del Evangelio no impregnan suficientemente la vida del cristiano. Muchos laicos no llevan a la vida su piedad y espiritualidad, lo que se expresa en la pérdida del sentido del pecado individual y social, en el relativismo ético y en una conciencia deformada. Algunos laicos adoptan modelos de santidad correspondientes a la vida sacerdotal o religiosa y no conforme a su particular vocación laical. La proliferación de sectas y de ofertas pseudo-religiosas, las supersticiones, la santería, la brujería, crean confusión e influyen negativamente en la vida religiosa de muchos venezolanos.  J  Juz uzga gar: r:   El llamado a la santidad constituye la primera vocación del cristiano. Una auténtica espiritualidad exige centrar la vida en Dios: seguimiento e imitación de Cristo, escucha de la Palabra de Dios, participación en los sacramentos, oración personal y comunitaria, servicio a los hermanos, especialmente a los pobres y a los que sufren. El santo es el testimonio más espléndido de la dignidad conferida al discípulo de Cristo. En 1985, el Papa nos decía: “Sé que no es poco lo que les pido a los laicos venezolanos... para estar a la altura de todas esas exigencias de vida cristiana integral, crezcan siempre en el Señor. Crezcan hacia la plenitud de Dios”. Los caminos de santidad son múltiples y adecuados a la vocación de cada uno. Para el laico, lo fundamental es  buscar la santificación en las circunstancias de su vida ordinaria. María, primera laica, es el mayor ejemplo de colaboración en el plan de Dios: dio su sí a Dios, reconoció la grandeza del Señor y lo siguió como discípula.  Actua  Act uar: r:   La Iglesia se compromete a  promover la espiritualidad laical para que el laico se  santifique en sus propias p ropias realidades.  Para ello se propone animar a los laicos a vivir la santidad en medio de las realidades cotidianas: “centrarse en Cristo”; renovar constantemente la identidad cristiana; descubrir a Dios como Amor y presencia providente en la vida diaria; hacer del amor la

 base de la vida cristiana, rreconociendo econociendo a Cristo en cada her hermano; mano; de d ehermano una espiritualidad meramente individual a una espiritualidad de comunión, que acojatrascender y valore al como un

 

29 regalo de Dios; actuar como Jesús, cumpliendo la voluntad del Padre en la familia, en el trabajo, en las diversiones, en las dificultades, en todo momento.

Formación del laico Ver:  Son numerosos los laicos que profundizan su formación cristiana. Algunos adquieren títulos académicos o diplomas en teología y pastoral, a través de universidades y escuelas diocesanas de formación.deEnBiblia. las parroquias organizan variados laicales cursos dey formación: escuelas de padres, de  jóvenes, Además, sevarios movimientos congregaciones religiosas tienen escuelas permanentes de formación abierta a todos. A pesar de esto, hay en muchos laicos ignorancia religiosa. Las ofertas para mejorar la formación son insuficientes y, a veces, deficientes. Hay indiferencia a estas propuestas. Aunque se estudia la Biblia, no hay suficiente formación en los valores del Evangelio. Muchos laicos carecen de formación a la vida adulta dentro de la Iglesia. En general, tienen poco conocimiento de los documentos de la Iglesia y es pobre su formación en la Doctrina Social de la Iglesia.  J  Juz uzga gar: r: La formación de los laicos debe ser gradual, integral, continua y progresiva: desde la catequesis inicial hasta la profundización en los misterios de la fe. Tiene que adecuarse  permanentemente a las ex exigencias igencias de los tiempos y prepar preparar ar a los creyentes para el testimonio de vida. Hay que tener en cuenta la formación integral de los fieles laicos: la formación espiritual, la

catequesis, la doctrinal, la promoción cristiana de la cultura, el magisterio social.  Actua  Act uar: r: La Iglesia se compromete a  proporcionar a los laicos, en todas las etapas de su vida, una formación desde la fe integral, gradual y permanente. Para ello impulsará el crecimiento  personal en los valores humanos; fortalecerá la fa familia milia cristiana como escuela esc uela fundamental pa para ra la formación de la fe; difundirá el conocimiento de modelos laicales de vida cristiana y santidad; fortalecerá a todos los niveles iniciativas de formación permanente para laicos, brindándoles la oportunidad de una formación integral y continua, con especial énfasis en la Sagrada Escritura, el Catecismo de la Iglesia Católica y la Doctrina Social de la Iglesia; coordinará los esfuerzos y optimizará los cursos de formación existentes; desarrollará iniciativas de formación socio política para líderes cristianos; fomentará, en los centros educativos, la asunción de valores  personales y sociales en aras de una un a verdadera cultura humana y cristiana.

El laico como miembro de la Iglesia-comunión Ver:   Los Consejos de Laicos (Nacional y Diocesanos) son organismos que favorecen la comunión del laicado entre sí y con los ministros ordenados. Se fortalece cada vez más la relación de comunión entre obispos, sacerdotes, religiosos y fieles laicos, y sus órganos de comunión. Los laicos asumen con mayor responsabilidad las diversas actividades de la Iglesia, a nivel parroquial, diocesano y nacional. Aumenta el número de ministerios conferidos a laicos, y de laicos que reciben encargos pastorales. Aunque es aún escasa la presencia de laicos en ámbitos como Consejos Pastorales y Económicos, Tribunales Eclesiásticos, docencia en Seminarios, crece su  participación y corresponsabilidad. Sin embargo, persiste un marcado clericalismo: cler icalismo: la mentalidad de una Iglesia fundamentalmente jerárquica y de un laicado pasivo. Se observa una actitud de dependencia, más que de comunión, de los laicos con respecto a los sacerdotes; y, en éstos, falta de comprensión y respeto de la misión del laico.

 

30  J  Juz uzga gar: r:  El Concilio Plenario en su el documento 2 ha expresado su autocomprensión como una “Eclesiología de Comunión”, por lo cual la vocación del laico se comprende también desde esta óptica. La comunión no se logra sino en la vivencia de la fraternidad, que impulsa la colaboración entre los laicos, los movimientos y comunidades, y su inserción en las parroquias y diócesis. Unidos a los ministros ordenados, los laicos ejercen un servicio pastoral mediante diversos ministerios y oficios, que tienen su fundamento en el Bautismo y la Confirmación.  Actuar:  Actua r: La Iglesia se compromete a ser casa y escuela de comunión. Para ello invitará a asumir una actitud de conversión, de amor y reconciliación fraterna; promoverá la espiritualidad de comunión  en todas las instancias; favorecerá los órganos de comunión eclesial y promoverá la comunión entre los movimientos y asociaciones laicales; promoverá la integración del laico a su  parroquia o comunidad eclesial, ssuu pparticipación articipación activa y protagonismo prota gonismo específico; es pecífico; impulsará los diferentes ministerios y servicios laicales; fortalecerá distintas formas de voluntariado como servicio desinteresado al bien común; estimulará la comunión de bienes espirituales y materiales; integrará a más laicos a los Consejos Económicos diocesanos y parroquiales, y los invitará a compartir la responsabilidad de sostenimiento económico de los programas pastorales.

El laico como miembro de la Iglesia en el mundo Ver:  El catolicismo ha sido y es, para nuestro pueblo, un importante recurso de fe y de moral. Se ha ido consolidando el compromiso del laico en la iglesia y en la sociedad. Los laicos son más conscientes de su responsabilidad de actuar con criterios cristianos. Hay una influyente acción de los laicos en distintas formas de voluntariado y en instituciones civiles, a favor de la mujer, los niños, jóvenes, ancianos, enfermos y presos. La educación es un campo significativo de apostolado: miles de laicos consagran su vida a evangelizar educando.  Nuestra sociedad so ciedad vive uunn profundo cambio cultural y una crisis de valores valor es éticos. Crecen Cr ecen la deshumanización de la persona y de las estructuras, la pobreza, la violencia y la injusticia social; así como la anticultura de la muerte, una sexualidad irresponsable y un hedonismo exacerbado. Con frecuencia los laicos cristianos son pasivos ante esta situación y asumen actitudes de indiferencia, pesimismo, corrupción, individualismo, indiferentismo político, falta de solidaridad con los más necesitados y poca conciencia del bien común. Falta la práctica cristiana de muchos laicos en su vida diaria y es débil la conciencia del carácter secular del laico. Persiste la clericalización, promovida tanto por el clero como por los mismos laicos, y una acción concentrada hacia dentro de la Iglesia.  J  Juz uzga gar: r: Los laicos tienen la misión de ser sal de la tierra y luz del mundo. Siguiendo a su Señor, han de encarnarse solidariamente en la humanidad en la que les toca vivir y transformarla según el Evangelio. Por su carácter  secular, los laicos están llamados a la santificación del mundo y a la promoción del bien común: las realidades temporales son el lugar de su acción. La presencia activa de los laicos en el mundo, a manera de protagonistas, abarca todos los campos: evangelización, promoción humana, familia, educación, trabajo, política, economía, cultura, ciencia, técnica, técnica, arte, comunicación…Toda realidad del ser humano está abierta a la evangelización.  Actua  Act uar: r:   La Iglesia le pide al laico cristiano desarrollar una eficaz acción en la sociedad, de acuerdo condel sulaico vocación con elvive: momento histórico. ello insistirá en quesubrayará el lugar de apostolado es elsecular mundo ydonde familia, trabajo,Para comunidad, sociedad; el

 

31 rol del laico en la transformación de la sociedad, a partir del testimonio de vida personal y comunitario; promoverá la coherencia entre fe y vida, compaginando la moral cristiana con la actuación en lo cotidiano. Se comprometerá a buscar respuestas solidarias  a las necesidades de hoy, especialmente a la situación de extrema pobreza de millones de venezolanos, lo que exige acompañamiento, denuncia y promoción humana; participará activa y valientemente en los ambientes decisorios de la política ytoda la violación economía;a promoverá los laicos la formación de un liderazgo cristiano; denunciará los derechosentre humanos; prestará particular atención al sufrimiento del otro: pobres, enfermos, ancianos y cuantos sufren; animará solidariamente a las víctimas de la violencia y a sus familiares. Concretará la vocación laical de  santificar el mundo y evangelizar los diversos ambientes de la sociedad : política, economía, educación, cultura, ciencia, salud, medios de comunicación, industria, comercio, trabajo, legislación, judicatura, asociaciones de vecinos y de defensa de los derechos humanos, grupos deportivos y recreativos. Favorecerá que los laicos sean, desde el Evangelio, fermento de una nueva sociedad.

 

32  Documento  Docu mento 8

JESUCRISTO: BUENA NOTICIA PARA LOS JÓVENES El documento Jesucristo: buena noticia no ticia para los jóvenes, analiza la situación de éstos en Venezuela, presenta la propuesta que la Iglesia les hace a través de la pastoral juvenil y traza algunas orientaciones pastorales.

VER: Situación de los jóvenes Dos fenómenos marcan actualmente a nuestros jóvenes: la globalización  con el consecuente cambio epocal y cultural mundial; y la  prolongada crisis  económica, política y social que vive nuestro país desde las últimas décadas. Los jóvenes en Venezuela son alegres, comunicativos, sinceros, amigables, cariñosos, con sentido de fiesta y afán de celebrar; exigen libertad y son solidarios; se entusiasman fácilmente y, en general, no se mueven por una reflexión profunda, sino más bien por sentimientos; un poco superficiales en la asunción de los problemas; capaces de arriesgarse por algo importante, pero también de dejar todo de lado cuando hay contratiempos. Este talante común se vive en situaciones concretas, caracterizadas por amplias diferencias sociales, que generanHay perfiles y estilos de vida muy diferentes. jóvenes que viven grandes valores e ideales, con un proyecto de vida que les orienta. Dan importancia al amor y a la amistad; maduran en el ejercicio responsable de la libertad; enfrentan con creatividad los problemas de cada día; valoran la educación y el trabajo como forma de superación. Encontramos jóvenes dispuestos a colaborar, con generosidad y capacidad de compromiso, sensibilidad social y solidaridad con los necesitados, en especial en situaciones de emergencia. Sin embargo,  muchos jóvenes son inconstantes y rehúyen las responsabilidades y compromisos duraderos y se dejan arrastrar por la superficialidad, el facilismo, el individualismo y el egoísmo. Muestran una mentalidad materialista, hedonista y consumista, Tienen una valoración desenfrenada por el tener y el gozar, dejándose llevar por instintos y apetencias. Su horizonte de felicidad son las experiencias excitantes, los estímulos sensoriales, libertinaje sexual, alcohol, drogas... Reducen a diversión el mundo de la sexualidad. Van detrás del dinero y del poder como placer yson dominio sobre demás. Entre losgarantía jóvenesdemuchos víctimas de los la desintegración familiar, han crecido en un medio carente de estímulos educativos y de posibilidades de realización. Sufren la agresión de un mundo que no cuenta con ellos y crecen, con frecuencia, envueltos en situaciones de violencia que cierra los horizontes de una vida normal y los hace agresivos. Se muestran indiferentes ante los acuciantes problemas del país. No faltan los que sienten hastío, aburrimiento y viven en una constante monotonía. Lo han probado todo y no están satisfechos. Construyen un mundo propio, con lugares y tiempos exclusivos: fines de semana, fiestas, discotecas, pandillas, juegos y realidad virtual que hace posible la informática.... Muchos jóvenes se han encontrado con Cristo y están abiertos al mensaje del Evangelio, son conscientes de ser parte de la Iglesia y han descubierto la misión de “evangelizar” a los demás jóvenes, mediante el voluntariado juvenil. Otros jóvenes tienen encuentros más bien ocasionales. Sin embargo , la gran mayoría no tiene referencia explícita al Evangelio ni relación directa con la Iglesia, que es percibida como algo lejano y ajeno a su mundo. Algunos conservan una sensibilidad religiosa, a menudo mezclada con creencias extrañas y supersticiones. 

 

33

Nuestra acción pastoral entre los jóvenes  Nuestra Iglesia ha adquirido una creciente sensibilidad por el mundo juvenil y ha organizado mejor la pastoral juvenil, creando nuevos espacios de participación y formación. Ha crecido el número y el empuje de grupos, organizaciones y movimientos juveniles. Se han multiplicado iniciativas de formación (retiros espirituales, convivencias, encuentros de oración,  pascuas juveniles, peregrinaciones, marchas dea niños la fe, decatequesis, misioneros  juveniles)  y de servicio  (atención a drogadictos, la calle, a campamentos jóvenes en situaciones de  peligro, a jóvenes en la cárcel). Sin embargo los esfuerzos resultan limitados: no damos respuesta adecuada a las necesidades inmediatas de los jóvenes y a las vivencias de la cultura juvenil; no desarrollamos suficientes proyectos que nos permitan llegar a la gran masa juvenil; los programas de formación tienen poco alcance y participación. Falta concretar los planes y líneas de acción. Hay poca capacidad de generar procesos grupales permanentes, y de proponer una espiritualidad juvenil integral y explícita. Falta una pastoral de conjunto: no hay suficiente articulación entre las diferentes áreas que tienen que ver con los jóvenes; y la relación entre los diferentes movimientos juveniles es muy reducida. En general, hay desconocimiento del mundo juvenil por parte de la Iglesia, son pocas las  personas que se dedican a la pastoral juvenil y es frecuente la inestabilidad de los asesores y coordinadores; hay escasa preparación específica; y no siempre contamos con objetivos claros y metodologías apropiadas. Son pocos los sacerdotes, religiosos y laicos que saben escuchar y aconsejar a los jóvenes y están disponibles para ellos.

JUZGAR: Jesucristo, buena noticia para los jóvenes  Nuestra Iglesia reafirma su opción preferencial por los jóvenes y quiere renovar su  pastoral para que éstos puedan encontrar la persona y el mensaje de Jesucristo, asumiéndolo como horizonte de realización.  Para que los jóvenes crezcan como cristianos, es indispensable que conozcan conozcan y se encuentren con Jesucristo, “camino, verdad y vida” (Jn 14,6) y lo sigan como discípulos. Su estilo de vida es modelo y enseñanza para los jóvenes. El seguimiento de Jesús se hace experiencia de amistad: Él es el amigo con quien contar y compartir, de quien fiarse. Pero es un amigo con una exigencia radical al servicio del Reino: hay que elegir entre el Dios de la vida y los ídolos que llevan a la muerte. La Pascua, para los  jóvenes, es el camino de ese seguimiento: hay que asumir con coherencia la cruz del esfuerzo, del trabajo, del dolor, para experimentar la felicidad de la vida nueva en Cristo y del sentido  pleno de la existencia. Jesús reúne a quienes, llevados por su Espíritu, se transforman en semilla de Reino. Los  jóvenes, por su vitalidad, capacidad de crecimiento y renovación, son símbolo y realidad de la Iglesia, eternamente joven, comunidad siempre en marcha, invitación constante a hacer de todos los hombres una gran familia que escucha la Palabra y celebra los sacramentos, y que vive en fraternidad. La incorporación creativa de los jóvenes a la comunidad cristiana rejuvenece la Iglesia. Como cristianos nos proponemos construir la “civilización del Amor”, sirviendo desde el Evangelio a la vida y a la sociedad. Esto implica el rechazo a los antivalores de la sociedad de consumo: superficialidad, apariencia, violencia; y la afirmación de los valores de la vida: solidaridad, paz, libertad, diálogo, participación. Los jóvenes están llamados a un compromiso

 

34  por la transformación de Venezuela. Un campo específico de apostolado es ser evangelizadores de los mismos jóvenes, prolongación e instrumentos de Cristo entre sus compañeros y amigos.

Hacia una pastoral juvenil renovada La Iglesia siente que debe renovar su acción pastoral entre los jóvenes, de forma que sea:    Integral y diferenciada: el punto de partida debe ser el mismo joven, asumido en su 

realidad integral: personal, y social. Larealizarse pastoral juvenil inventa a los jóvenes: los encuentra como son y cultural donde están; debe con y no desde los jóvenes, pues ellos son punto de partida y sujetos activos de sus propios procesos.      Basada en una pedagogía del amor, experiencial y comunitaria:  se trata de una pastoral fundada en experiencias de vida y exige abrir espacios en la misma Iglesia. Muchos  jóvenes tienen acceso a determinados valores sólo participando en grupos o comunidades, por eso hay que multiplicar los grupos, dándoles continuidad,  profundidad y sistematicidad.    Promotora de una auténtica espiritualidad juvenil:  El encuentro con Dios en lo cotidiano, el seguimiento de Jesús, la pertenencia a una comunidad eclesial, el amor filial a María Virgen, la proyección hacia los demás, son elementos de una espiritualidad juvenil auténtica y apostólica.   Orgánica y dedicada a la formación de animadores juveniles:   La pastoral juvenil debe ser orgánica a todos los niveles: parroquial, diocesano, nacional. Es indispensable  promover la convergencia y la unidad, enriqueciendo las iniciativas con los aportes  peculiares de cada organización y carisma. Cada ccomunidad omunidad eclesial debe asegurar a los  jóvenes una adecuada ad ecuada formación a través de la presencia y acompañamiento de asesores y animadores que sean guías y amigos de la juventud.







ACTUAR: 1. Llegar a los jóvenes con valentía  generando elementos de cercanía.  Para esto la Iglesia se compromete a monitorear permanentemente la realidad juvenil; abrir posibilidades de mayor sintonía y diálogo con las culturas juveniles; compartir sus espacios,  promoviendo y organizando actividades que sintonicen con las nuevas culturas y con los intereses de los jóvenes: deporte, música, expresiones artísticas y literarias, teatro, pintura, folklore; ofrecer a loshacia jóvenes de formación y reflexión; promover eactividades de  proyección solidaria losoportunidades demás; participar activamente en las instancias instituciones sociales donde se deciden las políticas públicas de promoción y protección de los adolescentes y  jóvenes; desarrollar programas de formación crítica ante los Medios de Comunicación Social; organizar un movimiento de comunicadores sociales comprometidos en la pastoral juvenil y en la realización de programas juveniles de orientación.

2. Proclamar a Jesucristo: buena noticia para los jóvenes. Como  Iglesia nos comprometemos a  proclamar proclamar vigorosamente vigoros amente a Jesucristo como camino de realización personal; proponer la visión cristiana de la vida, con las exigencias del seguimiento de Jesús;   presentar con valentía, frente a una cultura permisiva, modelos de realización juvenil con lo que conllevan de dominio de sí mismo, formación de carácter, madurez afectiva y relación solidaria con los demás; promover con creatividad programas de educación en valores; organizar significativas formativas y religiosas; ofrecer cursos de formación en laexperiencias Doctrina Social de la Iglesia y en la educación para el amor y lasistemáticos sexualidad;

 

35 fortalecer la conciencia y mística de los educadores católicos para que lleven a cabo en las escuelas una acción evangelizadora entre los adolescentes y jóvenes, promoviendo la formación en valores; asumir posiciones proféticas ante las situaciones conflictivas del mundo juvenil, comprometiéndonos en la defensa de los derechos humanos. 

3. Acompañar a los jóvenes que quieren profundizar su fe, ofreciéndoles itinerarios de crecimiento y orientación vocacional Para espiritual esto la Iglesia se compromete a .proponer una espiritualidad juvenil desde lo cotidiano, la amistad con el Señor, su seguimiento y discipulado, la apertura generosa a las grandes causas, el entusiasmo que producen los ideales; favorecer experiencias de oración y alentar una vida sacramental enriquecedora, tanto en las celebraciones comunitarias como en  pequeños grupos; promover experiencias grupales estables y sistemáticas de formación y organización; dar mayor importancia a la preparación y celebración de la Confirmación; crear espacios para la vida espiritual y apostólica de los jóvenes, invitándoles a asumir ministerios y responsabilidades, a participar en grupos y organizaciones parroquiales, a incorporarse a la comunidad; promover el voluntariado juvenil como actitud de vida y expresión de su compromiso cristiano; ayudar a los jóvenes a descubrir su vocación: vida consagrada, sacerdocio, laicado comprometido y misionero, matrimonio. 4. Promover una pastoral juvenil diferenciada según las diferentes culturas y situaciones especiales. Como Iglesia nos comprometemos a  asumir las culturas de los diferentes ambientes: rural, indígena, urbano, suburbano, obrero, estudiantil; promover equipos especializados de  pastoral juvenil que propongan con creatividad, según las características culturales específicas, actividades de profundización en la fe; organizar respuestas educativas y de evangelización para los jóvenes en situaciones especiales: alistados militares, enfermos, presos, inmigrantes, drogas, alcohol, prostitución, prisión, delincuencia, “niños de la calle”.   5. Organizar la pastoral juvenil en todas las instancias eclesiales.   Para esto la Iglesia dedicará un personal convenientemente preparado, con creatividad, cercanía, disponibilidad y vocación para trabajar con los jóvenes; asegurarle estabilidad, dedicación del tiempo necesario y los recursos requeridos para esta labor; creará o fortalecerá los Secretariados Diocesanos de Pastoral Juvenil, con sus respectivos equipos de trabajo, en vinculación con las instancias nacionales; creará en las parroquias y vicarías equipos animadores de la Pastoral Juvenil; promoverá espacios de formación para los asesores de pastoral juvenil, con el fin de unificar objetivos, criterios de acción y metodologías; favorecerá en la comunidad cristiana la toma de conciencia de la necesidad de buscar y dedicar recursos económicos a la Pastoral Juvenil. 6. Articular orgánicamente todas las fuerzas dedicadas a la pastoral juvenil.  Como Iglesia nos comprometemos a crear espacios para la participación de instituciones y grupos en la planificación, ejecución y evaluación de programas de pastoral juvenil; estimular a las diferentes pastorales de Iglesia (juvenil, familiar, vocacional, catequética, litúrgica, social, universitaria...) para que multipliquen iniciativas orgánicas a favor de la juventud; motivar a todos los movimientos y grupos para que interactúen, desde sus carismas y servicios, en los

 

36  proyectos y programas nacionales, diocesanos y parroquiales; fortalecer el Departamento de Pastoral Juvenil del SPEV como instancia aglutinadora.

 

37  Documento 9

OBISPOS,  S SACER DOTES  Y Y  D DIÁCONOS   AL  S SER VICIO  D DE  U UNA  IIGLESIA  C COMUNIÓN  

PARTE I: MINISTROS ORDENADOS La primera parte del documento conciliar 9 reflexiona sobre los Obispos, Presbíteros y  Diáconos. Parte de lo que el Pueblo de Dios expresa sobre sus pastores; ilumina esta realidad desde el evangelio; ofrece caminos para que los actuales y futuros ministros se configuren mejor al estilo de Jesús, Buen Pastor. VER: Una historia llena de significado Desde los inicios de nuestra evangelización encontramos a innumerables misioneros y curas doctrineros, sacerdotes del clero tanto diocesano como religioso, y obispos que sembraron la fe con ardor y creatividad. La primera Iglesia particular surgió con la creación de la diócesis de Coro en 1531. Progresivamente se organizaron parroquias y diócesis en todo el país. La guerra de independencia desmanteló los cuadros eclesiásticos en las diócesis de Caracas y Guayana. No así en la de Mérida que mantuvo la continuidad de los seminarios y de los sacerdotes. El siglo XIX significó una gran crisis para la Iglesia: destierro de obispos y sacerdotes, cierre de seminarios, supresión de conventos. En este período, muchos obispos y sacerdotes fueron modelos de ministerio pastoral por la defensa del pensamiento y autonomía de la Iglesia, por la difusión de la piedad popular y una efectiva asistencia a los pobres y enfermos. A finales del siglo XIX se emprende una reevangelización que produjo copiosos frutos, con el apoyo de las congregaciones religiosas venezolanas recién fundadas, el regreso y la entrada de otras congregaciones. La segunda mitad del siglo XX se ha caracterizado por un crecimiento sostenido del número de diócesis, parroquias, seminarios y vocaciones. Las dos visitas del Papa Juan Pablo II dieron un nuevo impulso a la renovación de la fe católica en el  pueblo venezolano. A inicios del siglo XXI hay 38 Iglesias particulares organizadas en 9  provincias eclesiásticas, animadas aproximadamente aproximadame nte por 45 obispos, 1219 sacerdotes s acerdotes diocesanos, 782 sacerdotes religiosos y 105 diáconos permanentes. Los obispos Fieles a su misión, los obispos han creado nuevas parroquias y las han provisto de sacerdotes, han promovido las vocaciones sacerdotales, han creado seminarios, han apoyado a los movimientos laicales, han animado la labor catequética y la caritativa. Su misión se ve limitada por el insuficiente número de agentes pastorales. Durante mucho tiempo hemos contado con sacerdotes venidos de otros países. Actualmente se hacen grandes esfuerzos en la búsqueda de vocaciones y en la formación de los seminaristas. En general, el pueblo quiere y respeta a sus obispos por su dedicación y entrega pastoral,  por su estilo de vida sencillo y austero, por su cercanía a los presbíteros y comunidades. Las comunidades cristianas desean que el obispo sea un hombre de Dios, solidario con su pueblo, consciente de su misión pastoral de santificar, enseñar y servir, para ello debe delegar más trabajo administrativo a colaboradores laicos o del clero.  

 

38 Los obispos sienten, en su misión de maestros en la fe, la necesidad de un plan orgánico de formación teológico-pastoral permanente. Las asambleas de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) expresan la colegialidad de los obispos en un clima de relaciones cordiales y fraternas, y apoyan la nueva evangelización en todo el país. No obstante se siente la necesidad de una animación pastoral más articulada y efectiva. Como expresión de su magisterio profético,  los obispos han denunciado, personalmente o a través de la CEV, situaciones injustas y problemas que ameritan unayiluminación las comunidades personas. desde el Evangelio. Sin embargo, estos mensajes no llegan a todas

Los sacerdotes La vida y ministerio de los sacerdotes se realiza en la cercanía al pueblo, en el servicio de la palabra y de los sacramentos, en la atención pastoral a los fieles, comunidades y movimientos. Muchos son maestros de oración y ayudan a sus comunidades a vivir el trato de amistad con Dios. El Concilio aprecia la entrega, donación y labor de los presbíteros, quienes son estímulo y ejemplo para todo el Pueblo de Dios y fomento de vocaciones. La mayoría se esfuerza por construir una Iglesia-Comunión, sin embargo persisten actitudes de no integración y colaboración con la pastoral de conjunto. El aislamiento y falta de acompañamiento siguen siendo un problema, debido a la dispersión geográfica de las parroquias, a una formación demasiado individualista que no prepara para la vida comunitaria y para trabajar en equipo. Algunos se sienten los únicos responsables y capacitados para la pastoral y dan pocas oportunidades de participación. La formación permanente en las diversas áreas de la vida sacerdotal es insuficiente. En los últimos años ha habido un aumento en el número de sacerdotes, lo cual incide en una mejor atención pastoral de las diócesis; pero continúa existiendo un déficit. Atendiendo con frecuencia parroquias muy numerosas, los sacerdotes trabajan con generosidad y dedicación, descuidando a veces su salud y descanso. La multiplicidad de servicios en las parroquias y las actividades administrativas disminuyen en algunos el impulso misionero y pastoral. El excesivo trabajo, tanto de carácter religioso como humano, lleva a algunos al activismo, cansancio, desilusión y tristeza. El descuido de la vida de oración produce un vacío espiritual que puede llevar a pérdida de identidad y al abandono del ministerio. En algunos la tentación de escalar  posiciones y buscar poder opaca la visión evangélica del servicio. Muchos viven en situaciones de pobreza y en algunas parroquias la carencia de recursos es inquietante. Lejos de lo que muchos piensan, los párrocos no reciben ningún sueldo del gobierno nacional ni regional. Viven de la colaboración que los fieles dan a la parroquia. La desigualdad de esta colaboración, según la ubicación de las parroquias, hace necesaria la implementación de un fondo de solidaridad. Muchos experimentan la imposibilidad de ahorrar  para prever su jubilación y los altos costos de medicación. med icación. Los diáconos permanentes El diaconado permanente, restaurado a partir del Concilio Vaticano II, ha dado muchos frutos en Venezuela; sin embargo, es poco conocido, valorado y promovido. Los diáconos  permanentes en la actualidad prestan variados y valiosos ser servicios. vicios. Las experiencias y resultados han sido desiguales. El diaconado, en ocasiones, es visto más como una promoción que como vocación de servicio en la Iglesia. Hay indefinición de cuáles campos pastorales confiar a los diáconos permanentes. Muchas veces les asignan funciones de más como administradores de sacramentos que como animadores de lasecomunidad y servidores la caridad.

 

39  No siempre se aprovecha la experiencia ddee su vida familiar y laboral como valor y apoyo apo yo a la pastoral. En algunos se observa una separación entre el apostolado y la vida ordinaria, entre lo que viven y lo que predican. Si bien algunas diócesis han realizado importantes esfuerzos de formación teológico-pastoral para los diáconos permanentes, en general ésta no es continua ni suficiente. Las experiencias positivas son alentadoras y están despertando una mayor atención hacia la vocación diaconal,indígenas su promoción y acompañamiento. pena mencionar la sus experiencia reciente de diáconos que anuncian el evangelio Vale a sus lapropias culturas y en mismas lenguas. Este Concilio quiere poner el mayor aliento en este despertar, impulsando la formación de diáconos permanentes, porque abre vías insospechadas de evangelización inculturada.

JUZGAR Jesucristo “dio a unos el ser apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelizadores; a otros,  pastores y maestros, para el recto ordenamiento de los santos en orden a las funciones del ministerio, para edificación del cuerpo de Cristo” (Ef 4, 11-12). 11-12). El Señor llama, elige y envía. Desde su origen la Iglesia es rica en ministerios y servicios. Los ministros ordenados reciben la misión de ser pastores de sus hermanos, acompañándolos en el camino de la salvación. El carácter sacramental, en virtud del Orden recibido, distingue a los obispos, sacerdotes y diáconos, los configura a Cristo y los coloca a servicio de una Iglesia particular. Los ministros ordenados son signos de la presencia de Dios Padre, viva imagen de Cristo Buen Pastor, consagrado por el Espíritu Santo. Cada uno debe actuar como padre, hermano, amigo de todos; obrar como Cristo: ministro que lava los pies; testigo y constructor del Reino; maestro, pontífice y cabeza; intercesor ante Dios, ora por su pueblo y presenta las plegarias de éste. Se le pide ser signo de unidad y confirmar en la fe a los hermanos. Todos los sacerdotes, diocesanos y religiosos, participan y ejercen, junto al Obispo, el sacerdocio de Cristo, y constituyen junto a los diáconos una sola familia, cuyo padre es el Obispo.  En una eclesiología de comunión los ministros se esforzarán por superar una visión  piramidal de la Iglesia; se preocuparán por los más pobres y el desarrollo de la justicia; por la formación y acompañamiento de los laicos.   Los ministros ordenados como discípulos del Señor deben ponerse a la escucha de la  Palabra, para que ésta ilumine sus vidas y la realidad en las que están inmersos, y puedan así discernir la acción de Dios en los acontecimientos. En el anuncio, la oración, la celebración de los sacramentos y el ejercicio de su ministerio encuentran la fuente de su santificación: hombres de Dios y del pueblo. Todos los ministros participan de la misión de Cristo de enseñar, santificar, y gobernar. Son maestros que anuncian el evangelio como misioneros, predican la Palabra al pueblo que les ha sido encomendado y educan a la fe como catequistas.   Actuando en la persona y con el poder de Cristo, tienen la misión de  santificar al pueblo, a través de la celebración de los sacramentos. La función de  gobierno  para para los ministros los hace participar del ministerio pastoral de Cristo: a semejanza del Buen Pastor, deben conocer a las ovejas por su nombre, alimentarlas, conducirlas  por caminos seguros y estar dispuestos dispues tos a dar la vida por ellas (Cf. Jn 10, 11-15) ACTUAR 1. Promover una profunda experiencia de Dios ordenados una se comprometen a alimentar su seguimiento e imitación de Cristo, Los Buenministros Pastor, cultivando profunda experiencia de Dios. Para ello profundizarán su

 

40 vida espiritual y apostólica, buscando un equilibrio entre los tiempos dedicados al servicio  pastoral y a la lectura orante de la Palabra de Dios; celebrarán gozosamente la Eucaristía y recurrirán a la Reconciliación como medio de purificación; promoverán la espiritualidad de comunión y asumirán el ministerio pastoral como fuente de santificación.

2. Fomentar una mayor vivencia de la comunión Los obispos animarán a los presbíteros y diáconos eny su ministerio pastoral, para ellos padres, hermanos y verdaderos pastores; acompañarán apoyarán a todos, perosiendo en especial a los jóvenes y a quienes estén en ambientes y situaciones difíciles, aislados, ancianos, enfermos; vigorizarán la CEV como instrumento de comunión, solidaridad, profecía, testimonio y colegialidad; harán efectivo el espíritu de comunión, mediante la asunción operativa de las decisiones del Concilio y de la CEV; concretizarán su espíritu misionero en la distribución del clero en su propia diócesis y expresarán solidaridad hacia otras Iglesias más necesitadas. Los presbíteros y diáconos permanentes se harán cercanos a su obispo como colaboradores y hermanos; los acompañarán en su responsabilidad pastoral, colaborando donde más los necesite, en espíritu de corresponsabilidad y diálogo. Los ministros ordenados fomentarán la comunión y participación de todos los miembros del Pueblo de Dios en la labor evangelizadora. Promoverán la fraternidad y la comunicación cristiana de bienes espirituales y materiales desde la solidaridad y subsidiariedad.

3. Impulsar la nueva evangelización desde la caridad pastoral Los ministros ordenados promoverán con nuevo ardor, métodos y expresiones, la evangelización hacia la misma Iglesia, hacia los que están lejos, hacia los no cristianos y hacia los no creyentes; anunciarán la Buena Noticia a los pobres, concretando la opción preferencial  por ellos; serán los pprimeros rimeros promotores pr omotores de la evangelización a través de un plan de d e pastoral pastor al de conjunto; asumirán una cultura de participación, trabajo en equipo, seguimiento y evaluación constante de los procesos; dedicarán la mayor parte de su tiempo a la misión pastoral; se capacitarán para tomar decisiones y guiar la comunidad; asumirán la autoridad como servicio y no como dominio, aceptando las críticas y promoviendo la comunión 4. Avivar el carisma recibido a través de una sólida formación permanente. Los ministros ordenados asumirán, como primeros responsables, su propia formación  permanente, interesándose en participar en las actividades organizadas; se esforzarán en la  preparación de las homilías y la predicación de la Palabra, Palabra , a través del estudio de temas bíblicos, teológicos y pastorales; favorecerán una reflexión continua sobre su acción pastoral; la CEV  promoverá cursos de actualización y formación de confesores y directores espirituales; las universidades católicas y centros de formación propondrán jornadas de reflexión sobre la vida de los ministros ordenados y su acción pastoral. 5. Promover el diaconado permanente La Iglesia promoverá un mayor conocimiento del significado del diaconado permanente; definirá con mayor claridad los campos a confiar a los diáconos permanentes; realizará un cuidadoso discernimiento vocacional para comprobar la idoneidad y formación de los candidatos; asegurará la vinculación con la propia comunidad y los acompañará en el ejercicio de su ministerio; mejorará las instancias de formación inicial y permanente.

 

41

PARTE II: VOCACIONES Y SEMINARIOS La segunda parte del documento conciliar 9 trata sobre las vocaciones, los seminaristas y los seminarios comprendiéndolos como prioridad para nuestra Iglesia. 

VER: Vocaciones pastoral vocacional En elypueblo cristiano se nota una débil cultura vocacional: se conoce muy poco de la vida, misión y formación de los sacerdotes. Nuestra Iglesia ha puesto en práctica muchas iniciativas para promover vocaciones al sacerdocio, que han dado como fruto el incremento de vocaciones y un mayor número de ordenaciones sacerdotales. Sin embargo, los resultados son aún exiguos. Muchos responden a la llamada vocacional, pero no todos entran en el seminario y  pocos terminan su formación. No en todas las diócesis se trabaja por las vocaciones con suficiente intensidad. La pastoral vocacional está separada de la pastoral familiar y juvenil. Los nuevos candidatos tienen como riquezas: el sentido de oración, la capacidad de donación, la superación de dificultades que tienen que vencer para ser fieles a la llamada vocacional, y un sentido de lo sagrado que orienta su vida. No obstante, como los demás jóvenes de nuestro tiempo, muestran carencias de orden humano, afectivo, educativo y cultural. Muestran dificultad para asumir compromisos de por vida, debido a estructuras frágiles de la personalidad y deficiencias en la esfera volitiva. Seminaristas Los seminaristas son una esperanza para el futuro de la Iglesia: viven su vocación como un don, la cuidan en diálogo constante con Dios y la dan a conocer a otros jóvenes. Elementos  positivos son: so n: la existencia de familias cristianas garantes de la vocación de los hijos; los deseos de superación; un profundo sentido de lo sagrado; sentido de pertenencia al grupo o comunidad de origen. Pero hay algunos elementos negativos como la superficialidad que separa el “sí” dado al Señor de la exigencia por adquirir una profunda vida espiritual; el ver los estudios sólo en función de las buenas notas; la preocupación excesiva por la propia imagen; interpretar la vocación en términos de dignidad personal, de privilegios y poder y no como invitación a seguir el ejemplo de Cristo que vino no a ser servido sino a servir; preocuparse poco por la realidad que vive nuestro pueblo. El hedonismo cultural amenaza la vida de los seminarios, debilitando todo lo que es austeridad, pobreza y sacrificio, con una tendencia al aburguesamiento, haciendo que los seminaristas puedan olvidar sus raíces y el ambiente de creciente pobreza que vive nuestro  pueblo. Seminarios A partir de los años sesenta se multiplican los seminarios mayores. La Organización de Seminarios de Venezuela (OSVEN) ha prestado un valioso servicio que ha tenido como frutos el Plan homologado de estudios y las Normas Básicas para la formación sacerdotal en Venezuela. Los seminarios han sido considerados por los obispos y por las comunidades eclesiales como el corazón de la diócesis. Muestra de ello es la oración constante por las vocaciones y los seminarios, la colaboración económica para su mantenimiento y la cooperación generosa que  prestan los ofrecen sacerdotes y fieles de en familia, la formación de los donde seminaristas. En general, nuestros seminarios un ambiente y son lugares se favorece el encuentro con

 

42 Dios, el trato cordial y la amistad sincera, el estudio serio, el trato abierto entre formadores y seminaristas, la apertura a las preocupaciones pastorales y a las necesidades de la sociedad. Los obispos se han esforzado por confiar sus seminarios a formadores bien preparados. Para la preparación de los profesores, los han enviado a distintas facultades eclesiásticas. Pero los formadores son insuficientes y no están a tiempo completo. No se ha dado la debida importancia a la selección y formación de los directores espirituales. No siempre se hace un suficiente discernimiento en lalosaceptación procesos vocacionales que, en ocasiones, cumplen las normas emanadas acerca de de aspirantes.ya Los diáconos en vistasnoalsesacerdocio no son acompañados suficientemente en su inserción en la vida pastoral.

JUZGAR   Vocaciones y pastoral vocacional La Iglesia anuncia el evangelio de la vocación: toda vocación viene de Dios y es don suyo, este don se concede en la Iglesia y por medio de ella, porque Dios ha querido salvar a los hombres no de modo aislado, sino constituyendo un pueblo. La vocación al sacerdocio es la llamada a ponerse al servicio de los hombres a través del sacramento del orden que configura con Cristo, Buen Pastor. La Iglesia no cesa de pedir a Dios que suscite los pastores que sirvan al bien de su pueblo. Promover las vocaciones es tarea de todo el Pueblo de Dios, pero atañe de manera especial a los presbíteros y obispos, con el apoyo de las familias cristianas. La pastoral vocacional tiene diversos momentos: sembrar para suscitar, llamar para acoger y acompañar para clarificar y preparar. Aunque es una pastoral permanente y de todos, es deber de los pastores organizarla. Implica una cultura vocacional: un ambiente en el que se valore y fomente el llamado de Dios y la respuesta generosa a su voluntad, a través de la oración y el trabajo, en la vida eclesial y social. Todos los candidatos necesitan un acompañamiento en los aspectos de conocimiento personal y un discernimiento preciso sobre la propia idoneidad: madurez humano-afectiva; voluntad decidida y probada entrega; sintonía con las virtudes humanas y cristianas exigidas para la vida sacerdotal. Seminaristas Quien aceptado por la Iglesia y consciente de que lleva un tesoro en vasijas de barro, llama a las puertas del seminario, lo hace desde la propia donación, debe mantener y expresar con su vida ese primer amor. El seminarista se forma en madurez humana y equilibrio afectivo, entendidos como estabilidad de ánimo, facultad de tomar decisiones ponderadas y recto modo de  juzgar. Graba en sí la imagen de Jesús: encontrando en Él la motivación para vivir el celibato en la caridad pastoral; desarrollando un auténtico amor; viviendo la donación gozosa y serena de la  propia vida. A lo largo de su formación, el seminarista va adquiriendo los rasgos de Jesús Buen Pastor, en el trato asiduo con Jesús en la oración y la Eucaristía, con la escucha de la palabra de Dios, la conversión, la práctica de los sacramentos, el trato con María, la dirección espiritual y las diversas experiencias pastorales. El seminarista está llamado a adquirir conciencia de ser el  primer responsable en la propia formación. forma ción. Seminarios El Seminario, más que un lugar, es una comunidad educativa en camino que ofrece la  posibilidad de con revivir la experiencia formativa qu quee elEl Señor dedicóforma a los al Doce. Es unaaescuela de configuración Cristo sacerdote, profeta y pastor. seminario sacerdote, imitación

 

43 de Cristo pobre, casto y obediente, para dejar todo por el Reino y seguirle a Él como lo único necesario. Los formadores, como guías, testigos y amigos, acompañan a los seminaristas en su  proceso, de sus enseñanzas y ejemplos depende en gran manera la formación. El obispo es el responsable último de la vida del seminario: conoce a sus seminaristas, se hace presente entre ellos comunicándoles sus esperanzas, organiza experiencias que los animen a conocer mejor y amar suElfuturo ministerio. seminario ofrece al candidato un acompañamiento personalizado permanente para discernir las motivaciones; el desarrollo integral de su personalidad; capacitación para trabajar en equipo; una profunda experiencia personal de Dios; una sólida madurez cristiana; una conveniente formación espiritual; la vivencia de la caridad pastoral; una adecuada formación intelectual; una progresiva formación pastoral.

ACTUAR 1.  Promover un decidido anuncio del “Evangelio de la Vocación” y  caminar hacia una cultura vocacional. Los obispos, como primeros responsables de la pastoral vocacional, promoverán la conciencia de todos y cada uno de los miembros de la Iglesia sobre el significado del ministerio sacerdotal, y su responsabilidad en el fomento, formación, acompañamiento y sostenimiento económico de las vocaciones. Para ello cada Diócesis organizará una pastoral vocacional integrada en la pastoral orgánica y en estrecha vinculación con las pastorales familiar, juvenil, educativa y la catequesis; se destacará la figura del sacerdote como primer promotor vocacional, por su testimonio y santidad de vida; se promoverá el discernimiento vocacional en los encuentros juveniles y familiares; se fomentarán entre los jóvenes compromisos apostólicos concretos que respondan a su vocación de cristianos, de modo que el contacto con las necesidades pastorales y el servicio que puedan prestar sean ocasión para que se despierten inquietudes vocacionales. El obispo y los sacerdotes promoverán diversas iniciativas vocacionales, de modo que cada diócesis, parroquia y comunidad eclesial, sean lugares privilegiados de animación, formación y discernimiento vocacional, por medio de la formación de agentes y la constitución de centros de animación vocacional. Se crearán equipos de pastoral vocacional diocesana y  parroquial. 2.  Cuidar el acompañamiento vocacional, la selección de los candidatos y su formación humana e intelectual. La Iglesia se compromete a educar a los jóvenes para que sean fieles a la oración y meditación de la Palabra de Dios, a fin de que puedan escuchar la llamada del Señor al sacerdocio y seguirla con generosidad; a promover la dirección espiritual y un progresivo compromiso pastoral; a cultivar, entre los seminaristas y sus formadores, un trato personal de conocimiento, diálogo y confianza, que permita un positivo proceso de acompañamiento y discernimiento vocacional , en un ambiente de familia, de libertad y responsabilidad. Los obispos se ocuparán personalmente de los seminaristas acompañándolos a lo largo de su itinerario formativo El seminario favorecerá una  formación humana  integral, con ayuda psicológica especializada, a fin de lograr candidatos al sacerdocio maduros, bien integrados y estables, que

 

44 asuman el celibato por el reino de los cielos con realismo y profundidad. Asegurará una  formación intelectual   seria seria y la adquisición de un hábito de estudio, de disciplina y orden. Promoverá la  formación espiritual  que   que es vida interior, vida de intimidad con Dios, vida de oración y contemplación. Del encuentro con el amor de Dios ha de nacer la exigencia del encuentro con el prójimo, expresado en una entrega en el servicio humilde y desinteresado. Desarrollará una espiritualidad centrada en Cristo, Buen Pastor, que da su vida por las ovejas, de modo que en de la de propia vida se asuman con alegría celibato, la pobreza y la obediencia, en la unaentrega perspectiva caridad pastoral y pertenencia a un elpresbiterio. El seminario organizará amplios itinerarios progresivos y personalizados de  formación  pastoral . La práctica pastoral será formativa y no sustitutiva de los ministros ordenados. Se establecerán planes concretos que permitan a los diáconos, antes de la ordenación sacerdotal, la inserción serena y enriquecedora en el presbiterio diocesano y en la praxis pastoral.

3. Asegurar formadores dotados de suficiente experiencia, santidad y ciencia.   Los obispos asegurarán que en los seminarios haya suficiente número de formadores, liberados de otras actividades pastorales, a fin de poder dedicarse a tiempo completo a esta labor. Cada obispo seleccionará y formará a los encargados de acompañar el proceso vocacional, especialmente al promotor vocacional y su equipo, así como al Rector y a los formadores del seminario; capacitará adecuadamente a los formadores para una atención más personalizada de los candidatos. La CEV y OSVEN ofrecerán programas y subsidios dentro de un plan de formación permanente para los formadores. Los obispos deberán seguir enviando sacerdotes a universidades y facultades eclesiásticas y a centros de formación. Se hará un estudio para establecer seminarios provinciales o regionales tomando en cuenta el número de vocaciones, la disponibilidad de profesores y formadores, y el sostenimiento económico. Sólo se fundarán nuevos seminarios cuando haya suficientes razones pastorales y garantías de equipos idóneos de formadores Los obispos y los equipos formadores cumplirán fielmente las normas que atañen la admisión de candidatos al seminario y más todavía a la ordenación. Cada obispo en su Iglesia Particular creará el Consejo de Órdenes y establecerá canales de consulta al pueblo de Dios que  permitan juzgar adecuadamente a los candidatos.

 

45 Documento 10

LA CELEBRACIÓN DE LOS MISTERIOS DE LA FE El documento 10 quiere orientar a los fieles para que la celebración de los misterios de la fe redunde cada vez más en la edificación de una Iglesia de comunión y solidaridad, capaz de responder a los desafíos de la evangelización y santificación de Venezuela. Los núcleos problemáticos abordados son la  participación y animación, para que cada uno asuma su responsabilidad en la vivencia de los sacramentos y sacramentales, en la santificación del tiempo, en la animación litúrgica, en el cuidado de los lugares, la música y el arte sagrado; la  formación litúrgica  para comprender y vivir mejor las celebraciones; la inculturación de la liturgia, proceso de adaptación exigido por la dinámica de la encarnación y  por la valoración de las raíces culturales propias;   la religiosidad y piedad popular , como manifestaciones del alma del pueblo, a través de la cual éste conserva, alimenta y expresa su fe.

1. Vivencia de los sacramentos y sacramentales La Iglesia ha promovido la participación en los  sacramentos, dando a la  Palabra de Dios  su centralidad en las celebraciones, mediante la formación de lectores y ministros de la palabra; la mejor preparación de las homilías y los subsidios litúrgicos. No obstante, no se ha logrado todavía educar a amplios sectores del pueblo de Dios. En muchos casos falta proclamación del kerigma y una adecuada catequesis. Ha crecido la valoración de los sacramentos del bautismo y la confirmación. La celebración se caracteriza por un ambiente de alegría y un gran sentido de fraternidad. Mediante la catequesis previa se ha suscitado el sentido de responsabilidad y el compromiso cristiano. Ha disminuido el número de bautizados y, especialmente, de confirmados. Aunque la asistencia a la eucaristía dominical es muy escasa, se trata de un momento de gran participación de los asistentes. Muchas veces nuestras celebraciones son apresuradas, ritualistas y desprovistas del auténtico sentido festivo del Día del Señor. Se nota la falta de una formación litúrgica de pastores y fieles, descuido de los signos y símbolos litúrgicos, poca creatividad. Ante la carencia de sacerdotes, se organizan celebraciones dominicales de la comunidad para proclamar la Palabra de Dios y distribuir la Comunión. reconciliación El que pueblo tiene gran por elensacramento pero hay que reconocer su práctica no aprecio es frecuente la mayoría.deSelanota una mayor ,comprensión y aceptación del sacramento de la unción de los enfermos, celebrado tanto de manera individual como comunitaria. La celebración del matrimonio  se ha favorecido por una mejor preparación espiritual, pastoral y litúrgica de los contrayentes, por medio de la catequesis y pastoral familiar. Sin embargo, muchos llegan a contraer matrimonio sin la formación cristiana adecuada y sin haber completado los sacramentos de iniciación.  Nuestro pueblo tiene un gran aprecio por los  sacramentales, especialmente las  bendiciones (de personas, lugares y objetos), el uso del agua bendita, la palma p alma del Domingo de Ramos, la luz (vela del Sábado Santo, de la Candelaria y procesiones). Si no hay una catequesis conveniente, existe el peligro de un uso supersticioso de los sacramentales.

Desafío:  Propiciar la celebración viva, creativa y fructuosa de sacramentos y sacramentales

Ante esta situación, la Iglesia se compromete a presentar los sacramentos como don de Dios que infunde y fortalece la “vida nueva” de nueva” de Cristo por el Espíritu Santo, y que nos eleva a la

 

46 dignidad de hijos, nos introduce a la vida de la Iglesia y nos capacita para dar testimonio del Resucitado en la vida. Para ello dará a conocer la importancia de los sacramentos, presentando la iniciación cristiana como una opción de vida y un compromiso de fe con el Evangelio;  promoverá la formación litúrgica de los fieles; propiciará la celebración comunitaria en la celebración de los sacramentos; garantizará la catequesis a los padres y padrinos de los  bautizandos, capacitándolos como sujetos activos en la transmisión de la fe a sus hijos y ahijados; resaltará la participación activa defructuosa los confirmados, destacando compromiso eclesial y apostólico; animará una celebración más y participativa de lasuEucaristía, a partir del sentido de los signos litúrgicos; estimulará a los fieles a participar con fe en la Eucaristía, sobre todo los domingos; educará respecto a cómo celebrar personal y comunitariamente el sacramento de la reconciliación; propiciará la conciencia del sentido de esperanza y consuelo de la unción de los enfermos; favorecerá que la institución de ministerios y la ordenación diaconal se realice en las parroquias, con el fin de promover las vocaciones; fortalecerá la celebración del matrimonio, unificando criterios sobre la formación prematrimonial, los requisitos legales y la preparación de una liturgia participativa y fructuosa; recuperará el valor evangelizador de los sacramentales, educando a las comunidades sobre el significado y el uso correcto de estos signos; elaborará subsidios para la pastoral de los difuntos como momento de evangelización, resaltando el sentido  pascual de la muerte, la esperanza cristiana y la trascendencia de vida.

2. Santificación del tiempo El domingo, las solemnidades del Señor y las fiestas marianas son momentos singulares de celebración. Ha aumentado la vivencia y comprensión de los principales tiempos litúrgicos, de modo especial los de Adviento y Cuaresma, en los que se realza la celebración eucarística y algunos ejercicios de piedad. Se da cierto desbalance entre los tiempos de preparación (Adviento-Cuaresma) y los tiempos de celebración (Navidad y Pascua), los cuales pasan casi inadvertidos.  Nuestro pueblo manifiesta un profundo amor y devoción a la Virgen María, reflejados en el gran número de advocaciones marianas veneradas en el país, en los numerosos templos elevados en su honor, en la solemnidad con que se celebran las festividades principales de la Virgen y la participación popular masiva. Entre los laicos se ha propagado la oración individual y comunitaria de la  Liturgia de las  Horas. En la oración popular se destacan el santo rosario y el vía crucis. Existen muchos grupos de oración, sobre todo en torno a la Biblia y a la lectura orante de la Palabra, aunque ésta todavía tiene poco arraigo en el pueblo cristiano. Desafío:  Promover  Promover la vivencia de los tiempos litúrgicos y de la oración 

La Iglesia se compromete a guiar a las comunidades al encuentro con Cristo que se acerca a nosotros en cada tiempo del año litúrgico, a partir de la riqueza pedagógica de los signos. Por ello valorará el sentido de esperanza cristiana del Adviento, en particular las misas de aguinaldo; dará relieve a las fiestas y ferias de Navidad, promoviendo en este tiempo la bendición de  pesebres en las familias; favorecerá en la Cuaresma el sentido de conversión y la renovación  bautismal, mediante celebraciones penitenciales, vía crucis, predicaciones cuaresmales y otras actividades; educará a la importancia de la cincuentena pascual, estimulando su vivencia a través de una celebración preparada y festiva de la Vigilia Pascual, Octava de Pascua, Ascensión y Pentecostés.

 

47 Propondrá un programa nacional trienal de predicación litúrgica, que pueda servir de orientación a los párrocos; dará primacía a la celebración del Día del Señor, incentivando la  participación de los fieles en ella; compro comprometerá meterá en la preparación de la eucaristía dominical al mayor número de agentes pastorales, por medio del equipo de liturgia. Fortalecerá el culto a la Virgen María, como modelo singular de creyente y discípulo, fomentando el aprecio que nuestro pueblo le prodiga; orientará debidamente el culto de los santos y beatos, modelos discípulos de Cristo en e intercesores la celebración de lacomo Liturgia de lasdeHoras, especialmente domingos yante díasÉl.dePromoverá fiesta, como oración eclesial comunitaria. Estimulará la práctica de los momentos de oración de la familia: rosario, bendición de los alimentos e invocación del Señor en los momentos solemnes de la vida de sus miembros.

3. Animación y participación litúrgica Existen comunidades eclesiales en las que se ha logrado una verdadera animación litúrgica. Sin embargo, no siempre el que preside la asamblea es el primer animador, comunicando lo que se celebra y vive; y muchos fieles no participan activamente. Se ha buscado atender las necesidades de los fieles de acuerdo a su edad, a través de misas y celebraciones  penitenciales para niños, jóvenes y adultos. En muchas diócesis se ha aplicado la sectorización territorial de las parroquias, acercando las celebraciones a los distintos núcleos de población: caseríos, barrios… Han surgido en algunos sitios equipos parroquiales de liturgia  que preparan las celebraciones, sobre todo las dominicales; pero estos grupos son aún pocos. En muchos casos la deficiente preparación de las celebraciones, la rutina tanto de los ministros como de la asamblea, unida a la escasa formación, ocasionan un ambiente poco propicio para la celebración consciente y activa de los sacramentos. La mayor parte de las diócesis no cuenta con una verdadera comisión de liturgia. Desafío: Favorecer una liturgia participativa 

Ante esta situación, la Iglesia se compromete a fomentar la participación activa y consciente en la liturgia, enseñando al pueblo cristiano el sentido de los signos y símbolos litúrgicos. Por ello pondrá de relieve los signos de la palabra de Dios y de los sacramentos;  propiciará una liturgia adaptada a la comunidad concreta, tomando cuenta las características de la asamblea (jóvenes, niños, adultos, enfermos); procurará que laencelebración sea expresión alegre de las experiencias y anhelos comunes, dando sentido a los acontecimientos de la vida  personal y comunitaria; hará que las celebraciones reflejen y recojan los sentimientos de los  participantes; insertará la pastoral litúrgica en el plan diocesano de pastoral, creando organismos diocesanos para la planificación litúrgica y la propuesta de iniciativas de animación; incentivará la creación de equipos parroquiales y arciprestales de liturgia; estimulará el intercambio de experiencias, subsidios y recursos que abran perspectivas de renovación y vivencia litúrgica en la comunidad.

4. Lugares, música y arte sagrado Los pastores y el pueblo fiel siempre se han preocupado por edificar los lugares necesarios para las reuniones litúrgicas. Los santuarios, templos y capillas conforman un importante patrimonio; algunos tienen gran valor histórico y artístico. Sin embargo, hay que reconocer que muchos no tienen la suficiente calidad o no satisfacen las necesidades de la

 

48 comunidad. La costumbre de peregrinar a santuarios ha crecido y se ha promovido una pastoral específica. El carácter festivo del venezolano lo lleva a considerar el canto como una forma de expresión y de participación popular. Pastores y fieles suelen reconocer la necesidad e importancia del canto litúrgico. Hay muchos y variados coros o grupos de canto parroquiales, se han multiplicado hermosas composiciones con contenido religioso. Sin embargo, no siempre se da deseadacasos calidad existe una musical producción musicalalitúrgica conparticipación aires venezolanos. En laalgunos los musical, grupos denianimación no ayudan una mayor de la asamblea, pues persiguen más el protagonismo que el servicio ministerial a la liturgia.  No existen buenos y fiables inventarios de los bienes muebles e inmuebles de valor artístico. Hay descuido en mantener estos objetos y, en algunos casos, mucho de nuestro  patrimonio artístico se destruye o se pierde. Desafío: Promover el cuidado de los lugares sagrados, la música y el arte. 

La Iglesia se compromete a promover el arte religioso que se expresa en los lugares sagrados, la música y las artes plásticas, despertando el interés de los fieles hacia la importancia del arte allí contenido como manifestación de la fe. Para ello: estimulará el aprecio y respeto por las manifestaciones artísticas heredadas de nuestros mayores; hará efectivo el cuidado y conservación dedenuevas los bienes y religiosos; pondrádemayor atención a la construcción iglesias,artísticos de modolitúrgicos que favorezcan la participación los fieles, el cuidado de las expresiones artísticas y la dignidad del lugar; propiciará la interrelación de los santuarios que existen en el país, y la actualización de la pastoral que en ellos se realiza, especialmente la sacramental, para que las peregrinaciones puedan ser más evangelizadoras; promoverá el interés de las comunidades por la conservación de los diversos objetos sagrados, ornamentos, libros y demás recursos, así como por su renovación y actualización; fomentará la contribución económica para el sostenimiento y decoro de los lugares sagrados; creará escuelas de canto que recojan las composiciones religiosas tradicionales y promuevan la creación y difusión de otras nuevas.

5. Formación litúrgica Comprobamos con alegría que se han puesto en práctica numerosas iniciativas de formación, tales como charlas, talleres y cursos bíblicos, catequéticos y litúrgicos, los cuales expresan el deseo de formación en la fe y en la liturgia. Cabe señalar la existencia de importantes subsidios litúrgicos de carácter nacional e iniciativas a nivel local. Son laudables los esfuerzos realizados por mejorar la formación litúrgica en nuestros seminarios, casas de formación religiosa y escuelas de teología para laicos. Sin embargo, la mayoría del pueblo católico no tiene una suficiente formación litúrgica. Esta carencia, aunada a la ignorancia de las verdades de la fe y al sincretismo religioso, supone un grave obstáculo a la participación en la liturgia. A esto se añade en los pastores una insuficiente formación para ser animadores, transmisores y educadores de la liturgia. Desafío: Fomentar una mayor educación litúrgica en los ministros y en todo el pueblo de Dios. Ante esta situación, la Iglesia fomentará con diligencia la actualización litúrgica en los ministros ordenados y en los laicos. Para ello privilegiará en la formación litúrgica del clero lo relativo a la vivencia litúrgica y a la capacidad de animación que debe tener todo celebrante; formará profesores de liturgia graduados en la especialidad; promoverá la educación litúrgica en

 

49 los agentes de pastoral y el equipo de liturgia, de modo que prepararen junto a su sacerdote las diferentes celebraciones; proporcionará subsidios a los fieles para su formación y debida  participación, explicando el lenguaje de los signos; educará a los ministros laicos instituidos en el lectorado y acolitado, a los ministros extraordinarios de la comunión y a los que prestan el ministerio de la música.

6. Inculturación de la liturgia En Venezuela coexisten varias culturas con sus propios símbolos, maneras de relacionarse e interpretación del lenguaje. Encontramos a indígenas de diversas etnias, campesinos, afrodescendientes, gente del mar, culturas urbanas y suburbanas, emigrantes y a quienes viven en la cultura de la globalización.  Nuestro pueblo tiene un talante festivo y celebrativo. Se exalta la vida en los acontecimientos exitosos o dolorosos, personales y comunitarios. Hay un gran sentido de acompañamiento, alegría y compartir fraterno que se manifiesta en las diferentes expresiones  populares: fiestas patronales, procesion procesiones, es, misas de aguinaldo, novenarios y entierros. El aprecio  por los sacramentales, el sentido procesional, el uso de las luces o cirios, la espontaneidad del abrazo de la paz o del gesto de tomarse de las manos, son expresiones de ello. En la música y el arte hay expresiones y elementos propios que destacan la cultura regional. La santificación del tiempo no es solamente litúrgica. Se celebra el tiempo del encuentro familiar, el estar juntos, el trabajo comunitario, la labor doméstica, el nacimiento, la enfermedad, la muerte. Las celebraciones sobrepasan el ámbito familiar e interesan a vecinos y compañeros de trabajo. La apertura de nuestro pueblo a las nuevas formas, su temperamento afectivo, su sentido comunitario y solidario, su ser creativo, su gran estima por lo religioso-celebrativo,  permiten que la fe se exprese comunitariamente. Pero es difícil hablar de una verdadera y propia inculturación cuando no se han asumido, de manera consciente, las culturas, el lenguaje y la simbología de nuestro pueblo. No se ha  procurado hacer traducciones y ediciones propias de los libros litúrgicos, que estén más conformes a nuestro lenguaje. Tampoco se han recorrido caminos para la adaptación de algunos rituales de sacramentos y sacramentales. Esta carencia se nota también en el campo de la música y el arte sagrados. Desafío: Incentivar medios para lograr una liturgia inculturada La Iglesia se compromete a valorizar las manifestaciones étnicas y culturales propias de nuestro pueblo, para asumir su riqueza cultural y simbólica en la liturgia. Para ello creará centros de estudio de nuestras culturas y de la religiosidad popular; promoverá el acercamiento a grupos específicos como universitarios, intelectuales, comunicadores, artistas, campesinos; atenderá con especial cuidado a los indígenas, a fin de asumir su idiosincrasia en una liturgia inculturada;  promoverá la formación de agentes, tanto clérigos como laicos, para la inculturación y la evangelización de las expresiones culturales.

7. Religiosidad y piedad popular La religiosidad del pueblo venezolano se caracteriza por un gran sentido de la trascendencia, respeto por el misterio y lo sagrado, un arraigado sustrato religioso católico y una simbología rica y expresiva. Los contenidos de esa religiosidad se han venido transmitiendo de  padres a hijos. Este proceso de tradición está en peligro por el avance continuo de la secularización en nuestra sociedad.

 

50 El mundo de la piedad popular está configurado por la gran veneración a Jesucristo, a la Virgen y a los santos; el valor que se da a la oración por los difuntos; el uso de símbolos religiosos; el aprecio por las bendiciones; las promesas y el ofrecimiento de dones; el rosario, las capillitas y altares familiares. Estos elementos son la expresión de la fe sencilla del pueblo, signos que sostienen su relación con Dios. Muchas de estas manifestaciones de piedad preceden y siguen a las celebraciones litúrgicas. El Evangelio ha permeado profundamente nuestra cultura, las relaciones sociales y el folklore. En todo el país se encuentran manifestaciones de este arraigo en las prácticas de la religiosidad popular. La religiosidad popular es fruto del trabajo de los pastores de la Iglesia, que brindaron a los fieles recursos para mantener viva la fe recibida. No obstante, esta actitud no se mantiene en muchos pastores, quienes no valoran justamente estas manifestaciones de piedad popular, ni las acompañan y aprovechan para la evangelización. Además el talante celebrativo, espontáneo y  participativo de la religiosidad popular no aparece claramente en nuestros n uestros actos litúrgicos. La religiosidad popular es, para individuos y hasta comunidades, la forma ordinaria de vivir y cultivar su relación con Dios. Sin embargo, sus manifestaciones muestran carencias en cuanto a la dimensión cristológica de la fe y están influidas por supersticiones, santería y tendencias espiritualistas. Desafío:  Evangelizar la religiosidad popular y dejarnos de jarnos evangelizar por ella 

Ante esta situación y movida por criterios pastorales, la Iglesia se compromete a evangelizar las manifestaciones de piedad popular, reconociendo los valores del Reino de Dios  presentes en ellas, dejándonos interpelar po porr ellos, procur procurando ando que el Evangelio sea la medida de su valoración. Es necesario hacer camino desde la valoración positiva de la religiosidad popular a la participación en las celebraciones litúrgicas, asegurando una mayor inspiración bíblica, una referencia continua al misterio de salvación, un compromiso de caridad con el prójimo. Para ello la Iglesia propondrá una pastoral en que se articulen armónicamente la celebración del año litúrgico, la veneración de la Virgen, el culto a los santos y el sufragio por los difuntos; cuidará la pastoral de la religiosidad popular en los ambientes del campesinado y los sectores marginales de las ciudades, muy ricos en manifestaciones de devoción popular; reorientará las manifestaciones de la piedad popular, recuperando su valor pastoral e integrando lo cultural y lo litúrgico, lo social y lo religioso; propiciará la integración de la religiosidad  popular y la vivencia litúrgica que propone la Iglesia, de manera que el pueblo de Dios avance en la maduración de su fe; iniciará y apoyará experiencias que incorporen al culto elementos de la cultura y religiosidad venezolana populares: música, cantos, danzas y otras manifestaciones.

 

51  Documento 11

INSTANCIAS  D DE  C COMUNIÓN  D DEL  P PUEBLO  D DE D DIOS  P PAR A  L LA  M MISIÓN   El documento conciliar 11 plantea el modelo de Iglesia que deseamos vivir en Venezuela. Describe los diferentes lugares de Iglesia y propone un modelo de renovación y organización  pastoral. Responde a las preguntas: ¿cómo deben organizarse las instancias de nuestra Iglesia? ¿cómo deben funcionar las que existen? ¿qué instancias nuevas debemos crear para llevar a cabo la misión, en las nuevas circunstancias que vive nuestro país? ¿con qué espíritu?

PAR TE  II: R  R ENOVACIÓN  D DE L LAS  A ACTUALES  IINSTANCIAS  D DE  IIGLESIA   L a F ami lia li a: I gl gle esi sia a doméstica Muchas de nuestras familias son lugares de oración, formación y vivencia de la fe. Entre sus valores están la solidaridad, hospitalidad, acogida, amistad, cercanía, la sana convivencia, una experiencia comunitaria de la vida y el sentido de religiosidad. Sus dificultades y debilidades se han señalado en el documento “Iglesia “ Iglesia y Familia”. Familia”.   En la familia, cada bautizado está llamado a vivir la primera experiencia de comunión en la fe, en el amor y en el servicio a los demás. La familia es “I “Iglesia glesia doméstica”; doméstica”; escuela de comunión; comunidad de personas que acoge, celebra y anuncia la Palabra de Dios; santuario de la vida. Para ello, la Iglesia se compromete a promover la familia como primera escuela de catequesis y experiencia cristiana. Las parroquias y las escuelas católicas favorecerán un adecuado acompañamiento de la familia en sus crisis y necesidades, en los momentos celebrativos de la fe (bautizos, primeras comuniones, confirmaciones, matrimonios, funerales) y en otras oportunidades (visitas a enfermos y ancianos en soledad) como momentos significativos de evangelización. Los agentes de pastoral ayudarán a las familias cristianas a tomar conciencia de que son Iglesias domésticas y primeras células del tejido eclesial. L as pe peque queñas ñas com comuni uni da dade dess cr i sti stianas: anas: sect sector ore es y comuni comuni da dade dess de base base Están creciendo las pequeñas comunidades cristianas donde, desde la fe, se plantean nuevas

relaciones interpersonales; profundiza la PalabraendesuDios; se participa másdifunde conscientemente en las celebraciones de la fe; se crece el compromiso realidad social; se la catequesis familiar; y se organizan nuevos servicios eclesiales: animadores, catequistas, celebradores de la Palabra, ministros de la caridad, mensajeros. Muchas de estas comunidades están presentes en los sectores más alejados o pobres de las parroquias. Sin embargo, por parte de algunos pastores falta el debido acompañamiento, debido a la extensión de las parroquias, a la falta de promoción de agentes pastorales y a la ausencia de sentido misionero. Estas pequeñas comunidades cristianas integran familias vecinas, como células vivas de la  parroquia.. Están llamadas a ser “lugares de evangelización”, a vivir como comunidades de fe,  parroquia culto y amor; a propiciar una mayor interrelación personal; a transformar la vida y la sociedad desde del Evangelio; a vivir la dimensión profética de la vida cristiana. Como Iglesia nos comprometemos a acompañar, desde cada parroquia, a las pequeñas comunidades a través de diáconos, religiosos/as y ministros laicos; a buscar formas de organización comunitaria; a crear equipos de animación, coordinación coordinación y acompañamiento en los procesos de personalización de la

 

52 fe, servicio de la caridad, superación de los conflictos y otras necesidades comunitarias; a generar servicios pastorales en el entorno hacia los más excluidos y necesitados. C om omuni unid dad ade es r elig li gi osas y M Mov ovii mi ento ntoss apost apostóli ólico coss La presencia de muchas comunidades religiosas en Venezuela, tanto de vida contemplativa como activa, es una realidad significativa para la vida y misión de la Iglesia. Desde sus carismas  peculiares, estas comuni comunidades dades testimonian la voc vocación ación universal de la Iglesia. Especialmente las religiosas dan un valioso aporte pastoral prestando servicios diversos en las parroquias y vicarías  parroquiales. Muchas de estas comunidades son centros de espiritualidad y animación pastoral  para el Pueblo de Dios. A veces desarrollan su misión al margen de la vida y proyectos de la Iglesia. Muchos movimientos apostólicos agrupan a numerosos laicos y desarrollan una hermosa tarea de promoción humana, evangelizadora y comunitaria. Estos movimientos son presencia de Iglesia, centros de comunión y espiritualidad, lugares de adhesión al Evangelio y a la Iglesia. Sin embargo, no siempre se insertan en sus parroquias y corren el riesgo de desvincularse de la vida y acción pastoral de la Iglesia local. También se presentan dificultades de coordinación y comunión de diversos movimientos en una misma parroquia. A veces, los pastores no comprenden ni promueven los carismas de las comunidades religiosas y de los movimientos, ni les proporcionan espacios de participación. L a pa parr r oq oqui uia, a, com comuni uni da dad dd de e co com muni da dade dess y movi movi mi entos Las parroquias, para nuestro pueblo, son la primera referencia de Iglesia. Sin embargo, no logran atender pastoralmente a todas las comunidades y sectores, debido a que son muy extensas en territorio, altamente pobladas y no cuentan con suficientes agentes pastorales. En las ciudades, las estructuras tradicionales parroquiales resultan inadecuadas y ven reducidas sus posibilidades de acción apostólica. En las parroquias rurales, la dispersión de los habitantes dificulta la  presencia y animación pastoral. Much Muchas as parro parroquias quias reducen redu cen su experiencia cristiana cr istiana a lo cultual, se conciben como estructuras de servicios, son poco misioneras y no muestran apertura hacia el entorno. No pocas veces, el párroco se considera dueño de la parroquia. Todavía subsiste una mentalidad de exagerada autonomía de las parroquias, lo que dificulta la coordinación pastoral y empobrece la vida de las comunidades.

Muchas parroquias han iniciado procesos de renovación renovación pastoral como “comunidad “comunidad de comunidades”, a través de la sectorización de su territorio, de la promoción de pequeñas comunidades, del trabajo en las escuelas y con las familias. Como frutos se señalan el afecto y colaboración entre sus miembros; una mayor preocupación por la catequesis y la formación, por la liturgia y por la solidaridad hacia los más pobres; el mayor protagonismo de los laicos, la multiplicación de ministerios; la creación y fortalecimiento de los consejos parroquiales. No obstante, este proceso aún es lento y no se ha extendido a todas las parroquias. La parroquia debe ser una instancia de comunión, no tanto por su estructura, territorio y edificio, sino como familia de Dios, fraternidad animada por el Espíritu, comunidad de los creyentes que evangeliza, celebra la fe y proyecta su servicio a la sociedad. En la parroquia se integran las familias, las pequeñas comunidades cristianas, las comunidades religiosas y los movimientos apostólicos. Su vínculo con la diócesis está asegurado por la unión con el Obispo, quien confía al Párroco la atención pastoral de la comunidad, y por el plan de pastoral conjunto. La parroquia está llamada a ser el “centro de coordinación y de animación anim ación de comunidades, de grupos y movimientos” (Puebla 644).

 

53 El párroco, con el Consejo Pastoral, asegurará los medios para que la parroquia sea una auténtica “comunidad de comunidades y movimien movimie ntos”, a través de la sectorización, la  promoción de la participación, los ministerios confiados a laicos y la realización de asambleas y encuentros pastorales parroquiales. Cada parroquia promoverá una pastoral adecuada a la realidad de su comunidad (urbana, rural, campesina, indígena) y estará abierta a sus esperanzas y  problemas. Los párrocos fortalecerán los Conse Consejos jos Pastorales y de Asuntos Económicos para que sean expresión de comunión y participación de todos los sectores y ambientes de la parroquia;  propiciarán la participación de los miembros de la vida consagrada y de los movimientos apostólicos en los servicios parroquiales; fomentarán el sentido misionero; estimularán la colaboración continua con las asociaciones civiles de su ámbito; harán de las parroquias espacios abiertos para el encuentro y para la promoción del bien común. L as zo zonas nas pa pastor storale aless y llos os arciprestazgos Las zonas pastorales y los arciprestazgos son instancias de comunión que agrupan varias  parroquias y centros c entros de eevangelización vangelización vecinos. Sus finalidades son asegurar el cuidad cuidadoo pastoral, la coordinación de los proyectos y acciones comunes, la comunión entre los sacerdotes y agentes de pastoral, la vinculación con el Obispo y las estructuras diocesanas. Las dificultades confrontadas son el clericalismo, la tentación de aislamiento, la dificultad de inserción de algunos sacerdotes, de las comunidades religiosas y de los movimientos apostólicos. El vicario de zona o el arcipreste reúne a los sacerdotes y agentes de pastoral, promoviendo la comunión entre sí y con los organismos diocesanos. Sin embargo, algunas veces es más una figura formal que un agente eficaz al servicio de la comunión y coordinación pastoral, debido a la escasa valoración de su rol por parte del obispo, de los sacerdotes y agentes de pastoral. Como Iglesia nos comprometemos a  fortalecer las zonas pastorales y los arciprestazgos; a valorar la figura del Vicario Episcopal y del Arcipreste; a promover servicios y proyectos comunes; a preparar agentes arciprestales en las diferentes áreas de la pastoral para hacer más eficaz la pastoral de conjunto. L as I gles glesii as pa parr ticula ticularr es Las diócesis en Venezuela han renovado su vida y organización pastoral, como fruto de la  progresiva asunción asu nción del Vaticano II. En las últimas décadas, se han creado nuevas diócesis. Hay

una conciencia creciente de pertenencia que se expresa en la comunión, el desarrollo de los organismos colegiales, las experiencias de pastoral de conjunto y la participación en encuentros fraternos, formativos y misioneros. Las asambleas diocesanas, los organismos de la curia y los consejos diocesanos, como organismos de comunión, diseñan planes pastorales; coordinan toda la actividad pastoral de la diócesis; animan la formación pastoral y la vida sacramental de los fieles; promueven iniciativas misioneras, catequísticas y apostólicas. Muchos servicios pastorales diocesanos tienen una vida débil, cuando no son meramente formales; además, se da una tendencia al paralelismo. Hay pocos espacios para fortalecer los vínculos de comunión, discusión y puesta en común de la acción pastoral entre ellos. En las diócesis se generan experiencias de participación y comunión; servicios pastorales educativos, sociales, misioneros, de salud, derechos humanos, capacitación para el trabajo,  pastoral universitaria. Sin embargo, la escasez de agentes y su inad inadecuada ecuada distribución en nuestro  país, no permiten atender adecuadamente a todas las personas, comunidades y tareas pastorales. La diócesis es una porción del Pueblo de Dios cuyo cuidado pastoral se encomienda al Obispo, con la cooperación de los presbíteros, y constituye una Iglesia particular. El Obispo es

 

54  principio de unidad y comunión. A la Iglesia particular corresponde la misión de inculturar el Evangelio, llegando a tener su propio rostro. Cada iglesia local debe crecer en madurez como comunidad evangelizada y evangelizadora, luz y fermento de la sociedad, sacramento de unidad y de liberación integral.  Nos comprometemos a renovar las iglesias particulares. Para ello, el Obispo fortalecerá la unión con los sacerdotes, sus más estrechos cooperadores, promoviendo la fraternidad sacramental, la espiritualidad, la caridad pastoral y la formación permanente; promoverá el diaconado permanente y su inserción en la pastoral diocesana; consolidará los ministerios conferidos a laicos; hará efectiva la participación de laicos en organismos e instituciones diocesanas y parroquiales; será consciente de ser enviado, como Buen Pastor, a todos los habitantes de su diócesis; favorecerá la comunión en todos los ámbitos; promoverá la dimensión  pastoral de la Curia diocesana y de los organismos diocesanos; convocará asambleas y sínodos diocesanos como instancias de participación y proyección pastoral; responderá al mandato del Señor de “evan “evangelizar a los pobres” con una mejor una  mejor distribución de esfuerzos, recursos y agentes entre los sectores más necesitados. Pr ovinci vincia as E cle clesi siá ást stii ca cass Dada la identidad común y la similitud de problemas, las provincias eclesiásticas están llamadas a promover una acción pastoral común, compartiendo experiencias, planes, recursos humanos y materiales. Las Asambleas Provinciales del Concilio Plenario han demostrado la utilidad de esta instancia de comunión, abriendo posibilidades de mayor colaboración pastoral. En la actualidad las provincias no siempre corresponden a la realidad cultural y demográfica, lo cual dificulta la integración y acción pastoral. El Arzobispo está llamado a asegurar la comunión y la solidaridad entre las Iglesias particulares, pero muchas veces se reduce a una figura formal sin proyección pastoral en su provincia. Los Obispos promoverán la comunión y la inculturación del Evangelio en su provincia, y favorecerán servicios comunes como tribunales eclesiásticos, centros de formación sacerdotal y de formación teológico-pastoral. C onfe onferr enci ncia a EEp pi sco scop pal Las Asambleas de la Conferencia Episcopal Venezolana brindan la oportunidad de unir esfuerzos y mantienen la comunión afectiva y efectiva entre los Obispos y las diócesis. A través

de sus comisiones y del Secretariado Permanente, se promueve la planificación, coordinación y ejecución de planes pastorales diocesanos y nacionales. Sin embargo, se percibe una debilidad funcional, económica e institucional y se siente la necesidad de una animación más articulada, efectiva y permanente. La Conferencia Episcopal se compromete a consolidar el afecto colegial entre los obispos; a optimizar la eficacia de su servicio pastoral; fortalecer   la coordinación y acompañamiento de  planes pastorales; organizar programas de formación permanente; mejorar los canales de comunicación; animar la puesta en práctica del Concilio Plenario. E n co com muni unió ón co con n la lass I glesi lesias as lat latii noam noamer i cana canass El CELAM se ha mostrado como un importante organismo de comunión continental, ayudando a fomentar la colaboración entre las diversas Conferencias Episcopales; como signo  privilegiado de la colegialidad episcopal e integración pastoral; y como co mo instancia de reflexión y

 

55 de orientación al servicio de todas nuestras Iglesias; como oferta de posibilidades de formación teológico-pastoral sobre las realidades y retos propios. Las conclusiones de las cuatro Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano y las relaciones institucionales con el CELAM han tenido notable repercusión en nuestro quehacer  pastoral. Se siente la comunión de algunas Iglesias hermanas de América Latina, a través del envío de sacerdotes, religiosas y agentes de pastoral como testimonio de una Iglesia misionera. E n co com muni unió ón co con n la I glesia Uni Unive verr sa sall La Iglesia en Venezuela ha fortalecido su comunión con la Iglesia Universal a través de la  Nunciatura  Nunciatu ra Apostólica en Venezuela, de las visitas “ad limina”, de las dos visitas del Papa Juan Pablo II a Venezuela, de los continuos contactos con los organismos de la Santa Sede. Sentimos la comunión efectiva de algunas Iglesias hermanas que han ayudado con personas y recursos a muchas diócesis y obras de Venezuela. Al mismo tiempo, constatamos con alegría que hemos comenzado a compartir, desde nuestra pobreza, personas y recursos con Iglesias hermanas necesitadas. Las visitas periódicas “ad limina Apostolorum” de Apostolorum” de los Obispos al Papa y a la Santa Sede son una manifestación y un medio concreto de comunión entre los Obispos y la Cátedra de Pedro, porque afirman y consolidan la colegialidad del cuerpo de la Iglesia.

ORGANISMOS AL SERVICIO DE LA COMUNIÓN  

En las Parroquias: los consejos de pastoral y de asuntos económicos.   En las Diócesis:  la curia diocesana, los consejos presbiteral, pastoral y de asuntos económicos, el colegio de consultores, los departamentos, secretariados y comisiones de pastoral.   La Conferencia Episcopal Venezolana (CEV)   cuenta con Comisiones Episcopales y con el Secretariado Permanente del Episcopado Venezolano (SPEV) que a su vez comprende departamentos y comisiones operativas.   La Conferencia Venezolana de Religiosos y Religiosas (CONVER)   que coordina las Órdenes, Congregaciones Religiosas, Sociedades de Vida Apostólica e Institutos Seculares.   El Consejo Nacional de Laicos (CNL)  favorece la comunión del laicado organizado entre sí y con los demás organismos eclesiales. Estos dos últimos organismos nacionales tienen coordinaciones operativas locales: el Consejo Diocesano de Laicos y las seccionales de la CONVER.

 

56

PARTE II: EL ESPÍRITU DE LAS NUEVAS INSTANCIAS DE IGLESIA La Iglesia, fiel al testamento de Jesús, ha vivido en su historia bajo diferentes modelos culturales y ha sabido discernir, en cada uno de ellos, los signos de los tiempos, llevando a cabo su misión y estableciendo vínculos de comunión dentro de ella y con la sociedad. Peregrina en la historia, ha debido modificar estructuras pastorales, a veces asentadas durante siglos, y sustituirlas por otras que respondieran mejor a la época en que vivía, para ser, desde ellas, sal y luz de su tiempo. También hoy, en contextos nuevos, está llamada a renovar sus instancias de comunión y a vislumbrar otras nuevas, más concordes con las características de la persona y del mundo actual.

1. La espiritualidad de comunión y misión El Concilio propone, en fidelidad al Evangelio, una espiritualidad de comunión y misión como fuente de renovación. “La comunión representa, a la vez, la fuente y el fruto de la misión... siempre es el único e idéntico Espíritu el que convoca y une a la Iglesia y el que la envía a  predicar el Evangelio hasta los confines de la tierra” tierra” (ChL 32). La Iglesia existe para evangelizar, evangelizar, esa es su dicha y vocación propia: proclamar a los hombres la persona y el mensaje de Jesús. Es decir, anunciar su nombre, su doctrina, su vida, sus promesas, su Reino, su misterio pascual. Participar la Iglesia es de vivir a laayudar comunidad, escuchar juntosdelaobras Palabra, celebrardar la Eucaristía,en escuchar la voz losunidos pastores, a las personas a través de caridad, testimonio cristiano en todo momento. Es hacer que cunda, como la levadura en medio de la masa, el amor fraterno de los hijos de Dios en medio de todos los pueblos. En este sentido, las instancias de la Iglesia deberán tener como característica de su misión la comunión carismática y orgánica. El estilo evangélico de acción pastoral se caracteriza por la   corresponsabilidad y el trabajo en equipo. Cada instancia eclesial debe convencerse que la evangelización es de todos, con todos y para todos. Es necesaria la conversión hacia la corresponsabilidad y la participación: la renovación de las instancias debe realizarse convocando siempre a todos los bautizados. Ello exige superar una pastoral dirigida sólo a los que responden al llamado y asumir la actitud evangélica que pide ir tras la oveja perdida. La acción pastoral debe partir de los signos de la  presencia de Dios en su pueblo, de lo bueno que hay en cada persona y en la comunidad. La misión de los agentes de pastoral, trabajando en equipo, será escuchar, abrir caminos, proponer metas, convocar, acompañar, revisar y confirmar en la fe, siendo los compañeros que animan con su fe, constancia y paciencia. Otra característica es la aceptación de la diversidad y la tolerancia. En un mundo en  proceso de globalización se corre el riesgo ries go de no respetar la diversidad. diversid ad. La misión eclesial debe ser vivida en un espíritu de comunión, donde las diferencias se unan en complementariedad. Este estilo evangélico nos lleva a descubrir la profecía y a cuidar a quienes aparecen como disidentes  porque buscan mayor entrega y fidelidad al Evangelio. Nuestra Iglesia se ejercitará en un estilo donde se encuentren la caridad y la paciencia, la exigencia y la tolerancia, de manera que no sea excluyente sino modelo de aceptación ante nuestra sociedad. La Iglesia en Venezuela se compromete a impulsar la espiritualidad de comunión y misión como principio fundante de la Iglesia en Venezuela, para construir instancias eclesiales vivas, misioneras, unidas por el el servicio a todas las personas, ensobre especial a los más  pobres. Para ello promoverá enamor todasy sus instancias un discernimiento la teología de

 

57 comunión y misión; fomentará experiencias de trabajo conjunto a nivel nacional, diocesano y  parroquial. Todas las instancias eclesiales asumirán en su misión un estilo abierto, dialogante y solidario, teniendo como horizonte la transformación de la realidad según el Evangelio; se comprometerán a interactuar según criterios de comunión; favorecerán la realización de retiros espirituales que lleven a la conversión exigida por esta espiritualidad. Todos los cristianos de Venezuela se comprometerán a construir consensos que ayuden a superar la hostilidad, a tramitar las diferencias constructivamente; a buscar los medios para vivir un ambiente de reciprocidad.

2. Formación para la comunión Como Iglesia nos comprometemos a desarrollar  programas permanentes de formación  para la comunión dirigidos a todos los miembros del Pueblo de Dios, que permitan asumir los desafíos que presentan la acción evangelizadora y las nuevas circunstancias. Para ello, las diócesis organizarán programas de formación sobre la espiritualidad de comunión y la misión. Los Obispos, los Superiores Religiosos y los formadores de los Seminarios asegurarán que en la formación de los futuros sacerdotes, religiosos y religiosas, se utilice un estilo que apunte a la creación de un espíritu de comunión y misión. A su vez, los seminarios, casas de formación,  parroquias y las demás instancias eclesiales, propiciarán el conocimiento de los ejes estructuradores de la nueva época; cursos actualizados de antropología, con acento en las características de la nueva cultura y del nuevo hombre. 3. Nuevas instancias de comunión eclesial  La Iglesia se compromete a favorecer el surgimiento de nuevas instancias de comunión eclesial   que, que, respondiendo a los retos que nos presenta la nueva época, contribuyan a realizar su misión. - A nivel local: Se pide a las instancias eclesiales sembrar el cristianismo en la sociedad a modo de fermento; buscar nuevas formas de organización; encontrar cauces que alimenten nuestra vida cristiana para evangelizar y socorrer las necesidades. - A nivel regional: Se pide promover la inculturación del cristianismo en las diversas regiones geográficas, históricas y culturales de Venezuela, particularmente a través de las Provincias Eclesiásticas. Los agentes pastorales ayudarán a que en su región se viva el cristianismo a fondo y promoverán expresiones cristianas desde el arte y el lenguaje propios de cada cultura. - A nivel nacional: Las comisiones de la CEV y los departamentos del SPEV reciban un nuevo impulso para que sean órganos de toda la Iglesia, lugares de diálogo, encuentro, acompañamiento y compromiso de todos los católicos involucrados en cada una de sus áreas de acción. Los distintos organismos nacionales de Iglesia propicien la elaboración y ejecución de proyectos comunes en distintas áreas. A fin de impulsar la puesta en práctica del Concilio, la Iglesia celebrará, bajo la guía de los obispos, asambleas periódicas nacionales, con la participación de representantes del clero, de los institutos de vida consagrada y del laicado. Éstas serán precedidas periódicamente por asambleas parroquiales, diocesanas y provinciales. La CEV establecerá un Consejo Asesor  Nacional de Pastoral, constituido con miembros de los distintos sectores e instancias eclesiales, en aras de una pastoral de conjunto en línea conciliar. - A nivel latinoamericano: Las instancias eclesiales reforzarán la comunión con otros organismos eclesiales latinoamericanos fidelidad a nuestra común historia y Iglesias patrimonio cristiano; intensificarán la colaboraciónencon el CELAM y con las diferentes en

 

58 Latinoamérica, para la puesta puesta en marcha de una verdadera “globaliza “ globalización ción de la solidaridad”. solidaridad”.  Todos los miembros del Pueblo de Dios fortalecerán su sentido de pertenencia a la Iglesia

latinoamericana, a través de la asunción de las orientaciones pastorales del magisterio recogido en las conclusiones de las Conferencias Generales del Episcopado Latinoamericano, y de la  participación activa en las diferentes iniciativas continentales. Los organismos de la Iglesia en Venezuela consolidarán sus redes de servicios con los de la Iglesia latinoamericana.

4. La comunicación cristiana de bienes a) V er :  A pesar de que muchas diócesis, parroquias y comunidades eclesiales en nuestro país son  pobres; que una buena parte de los agentes de pastoral viven llenos de privaciones en el servicio de los pobres; y que la carencia de recursos merma la tarea evangelizadora y la organización  pastoral, mucha gente piensa que la Iglesia es una un a institución rica o sostenida por el Estado.    Nuestra Iglesia, en general, no logra financiar los proyectos pastorales. La poca formación evangélica ha llevado a una menguada conciencia de los fieles sobre su responsabilidad en el sostenimiento de la vida de la Iglesia. En ocasiones, hay deficiencias en la administración de los bienes. No informamos suficientemente sobre las necesidades y sobre los estados financieros de las instancias eclesiales. Los esfuerzos para favorecer la comunicación de bienes en nuestra Iglesia han sido dispersos y puntuales. Entre las instancias y organismos de Iglesia existe una diferencia de recursos, tanto humanos como económicos, que es motivo de escándalo. Muchos cristianos desearían una mayor solidaridad entre las instancias eclesiales tanto a nivel personal como institucional. Gracias al espíritu solidario de otras iglesias particulares se han emprendido y sostenido muchos proyectos pastorales. La dependencia de fondos públicos para el sostenimiento de algunas obras eclesiales hace surgir serios interrogantes sobre la posibilidad de desarrollo futuro de algunos proyectos pastorales. Por este motivo, en las diversas instancias y organismos eclesiales se plantea con mayor fuerza la necesidad de compartir los bienes y recursos de los que se dispone, de planificar esfuerzos, cuantificar gastos y reportar resultados. b) Juzgar:   La comunicación evangélica de bienes es una exigencia evangélica y un criterio de autenticidad. La Iglesia en Venezuela está llamada a ser signo de comunión para nuestra sociedad, por su cercanía y solidaridad con los pobres, su compromiso en la transformación de las situaciones de injusticia y marginación en que vive la mayoría de los venezolanos, el estilo de vida de sus agentes, la funcionalidad de sus obras y la disposición a compartir sus instancias y organismos. Las instancias eclesiales deben mostrar entre sí una mayor cooperación tanto espiritual como en la distribución de los recursos humanos y materiales. Las soluciones a las diferencias económicas se encontrarán instaurando una verdadera economía de comunión y  participación de bienes. En este campo se hacen necesarios una creatividad y generosidad crecientes con criterios evangélicos. c) Actuar:  Como Iglesia nos comprometemos a  propiciar la comunicación cristiana de bienes como un signo claro y eficaz de comunión  y como un medio para responder a las necesidades de la Iglesia en el cumplimiento de su misión. Para ello se procurará una más justa distribución de

los recursos humanoseny gestos, materiales en el yseno de dela vida, Iglesia. ministros ordenados y los religiosos traducirán actitudes estilo su Los desprendimiento de los bienes

 

59 materiales, y la cercanía y preferencia de la Iglesia por los pobres. Todas las instancias eclesiales dispondrán de un Consejo Económico, formado por personas competentes y de indudable honestidad, que administre y supervise las gestiones realizadas; promoverán una catequesis sobre la comunicación cristiana de bienes y la responsabilidad de los bautizados en el sostenimiento económico de la acción evangelizadora. La CEV elaborará un directorio sobre formas de financiamiento y sobre cuestiones  jurídicas, legales y administrativas que atañen a las obras ddee la Iglesia.  Cada Obispo establecerá criterios para la adecuada administración de los bienes en su diócesis. Los Consejos Presbiterales desarrollarán mecanismos de solidaridad económica hacia los sacerdotes, con el fin de superar las desigualdades existentes. Los ministros ordenados promoverán formas de cooperación económica de los fieles que ayuden a reemplazar la mentalidad que une esta colaboración, exclusivamente, a la administración de los sacramentos.  

5. La planificación pastoral al servicio de la comunión a) Ver:   El desarrollo de algunas experiencias de trabajo en común a nivel nacional y diocesano (Misión  Nacional, Misión Permanente…) ha contribuido a crear una mayor se sensibilidad nsibilidad en el campo de la pastoral de conjunto y de la planificación. En los últimos años, la renovación de un número creciente de diócesis y parroquias se inspira en criterios de pastoral de conjunto. Algunas instancias los principios y métodos de participación las ciencias gerenciales, han logrado un mejor eclesiales, desarrollo asumiendo organizacional. Existe una creciente y compromiso de los laicos en la coordinación de programas y proyectos pastorales.  Sin embargo, en nuestra Iglesia no tenemos aún una cultura consolidada de elaboración y desarrollo de planes pastorales. Las planificaciones pastorales son a corto plazo: se suele responder a coyunturas y campañas. La falta de unidad de criterios pastorales, la dispersión de esfuerzos y la insuficiente integración entre las diversas instancias, carismas y ministerios, impiden el desarrollo de proyectos pastorales de mediano o largo alcance. Además entre los agentes de pastoral es insuficiente la conciencia sobre la necesidad de la pastoral de conjunto y la  planificación pastoral. b) Juzgar: La pastoral de conjunto, como expresión de comunión eclesial, tiende a que todos  participen responsable y organizadamente en el cumplimiento de la misión de la Iglesia. Esta

 pastoral establece una red Se de relaciones fraternas,los participativas entre las distintas comunidades y personas. trata de descubrir problemas ydesolidarias la evangelización en una determinada región y dar respuestas específicas a esas necesidades. Este modo de actuar supera la falta de continuidad en los planes y el desconocimiento de la finalidad de los programas, favorece el diálogo y la participación, y acepta el pluralismo en la ejecución de los proyectos. Exige una conversión; una renovación personal y eclesial, una continua actualización teológico pastoral, un sentido comunitario de la acción pastoral, una adecuada planificación y evaluación. c) Actuar:   Como Iglesia nos comprometemos a promover una pastoral orgánica, planificada y  participativa, de modo de consolidar la unidad en lo esencial y confluir hacia el bien común la sana pluralidad y diversidad. Para ello, los Consejos de Pastoral (parroquial, diocesano, nacional) elaborarán planes pastorales que respondan a las propias necesidades. Los departamentos de  pastoral socializarán y promoverán el proyecto diocesano. Las comunidades religiosas y los movimientos apostólicos procurarán la integración de sus proyectos pastorales en el conjunto de la programación y estructuras pastorales diocesanas y parroquiales. Los diversos órganos de la

 

60 CEV, de las diócesis y parroquias garantizarán la participación permanente de laicos y miembros de institutos de vida consagrada en la planificación pastoral. Las diócesis y parroquias ofrecerán una capacitación adecuada sobre elaboración de proyectos, planes y programas, siguiendo la metodología de planificación y ofreciendo herramientas técnicas.

 

61  Documento 12

LA IGLESIA Y LA EDUCACIÓN El documento conciliar 12 está dedicado al tema de la educación. Ésta es un proceso dinámico recoge la memoria pasado, enseña a vivir hoy y sedesarrollo proyecta de hacia el futuro. Educar es que dar razones para vivir y del ofrecer oportunidades para el pleno sí mismo. El objetivo de toda educación genuina es humanizar, personalizar y socializar al ser humano, orientándole hacia su fin último. El documento describe brevemente nuestro sistema educativo y destaca los aspectos de la situación actual. Analiza la acción educativa de la Iglesia en Venezuela en los campos en que desarrolla su labor: familia, escuela, educación alternativa, educación religiosa escolar y educación superior, estudiando su incidencia evangelizadora y su compromiso con la formación de educadores y educandos.

Los actores educativos Para que la educación cumpla su fin de ayudar a cada ser humano a hacerse persona y miembro de una sociedad, es necesaria la participación de diferentes actores: los educandos, la familia, la escuela, los educadores, el Estado, los sectores gubernamentales, la sociedad y la Iglesia. actores. La responsabilidad educativa no se reduce al ámbito escolar, sino que implica a todos los Los diferentes gobiernos han asumido su derecho y responsabilidad sobre la educación, abiertos a la participación y a los derechos de otras instituciones públicas y privadas. La constante más característica de la relación ha sido de colaboración y respeto, aunque no han faltado las confrontaciones. Tentación de algunos gobiernos ha sido la de intervenir, de forma  politizada y desmedida, en la educación pretendiendo imponer su visión del hombre y de la sociedad. Los medios de comunicación social y las nuevas tecnologías son importantes agentes educativos; pero con frecuencia, para promover el consumo, utilizan el sexo y la violencia, desvirtuando su carácter educativo y de servicio social. La sensación creciente es que estamos lejos de contar con una sociedad fundamentalmente “educadora”.  “educadora”. 

La acción educativa de la Iglesia Desde sus inicios, la Iglesia en Venezuela ha promovido la labor educativa y evangelizadora, creando escuelas, colegios, universidades, seminarios; y sistematizando el acervo lingüístico y cultural de los diferentes pueblos. Al regresar las congregaciones religiosas al final del siglo XIX, se incrementó el aporte de la Iglesia a la Educación, con la apertura de escuelas católicas y, posteriormente, de escuelas normales que prepararon generaciones de maestros católicos. Actualmente, la Iglesia lleva adelante numerosos centros educativos tales como escuelas, centros y grupos juveniles, de capacitación, grupos de catequesis, movimientos juveniles y de educación popular, universidades... Hay un esfuerzo permanente por la calidad educativa, la  popularización, el compromiso con los excluidos, las respuestas alternativas, la enseñanza religiosa escolar y la presencia en la educación superior. Es necesario destacar la obra de la Asociación Venezolana de Educación Católica (AVEC) que agrupa las diferentes instituciones y centros.

 

62 La Iglesia se ha preocupado por la orientación general de la educación y las políticas educativas, expresando sus convicciones y principios sobre el tema educativo, participando en las discusiones del marco legal educativo. Se constata, sin embargo, que la presencia eclesial en la escuela pública es escasa; además no se valora suficientemente la acción de los educadores católicos que en ella laboran. El Concilio se compromete a impulsar la acción evangelizadora en la escuela, el compromiso educativo con los excluidos a través de respuestas alternativas, la enseñanza religiosa en las escuelas y la presencia de la Iglesia en la educación superior    .

Desafíos: 1. Toma de conciencia de que la educación es tarea de todos. La Iglesia se compromete a despertar la conciencia de personas e instituciones sobre la importancia de la educación, proponiendo con vigor los valores cristianos para la recuperación moral del país. Para ello mantendrá un diálogo permanente con los diferentes actores de la sociedad; creará conciencia sobre la responsabilidad de la familia, la escuela y su entorno social, en la propuesta de modelos de conducta, valores y paradigmas culturales; promoverá la formación de las padres como principales educadores de sus hijos; participará en los espacios de diálogo sobre el proyecto de país y sobre la filosofía, pedagogía, estructuras y organización de la educación; promoverá la concepción de la “sociedad educadora” ante la tesis del “estado docente” monopolizador y ante la concepción mercantilista de la educación; defenderá la libertad de enseñanza y el principio de subsidiaridad en la educación; fortalecerá el diálogo educativo con las culturas presentes en el país y con la cultura emergente; seguirá ofreciendo la educación a todos, en especial a los excluidos; fomentará espacios educativos para el tiempo libre; reafirmará la responsabilidad de los medios de comunicación social como servidores públicos y actores educativos; reforzará su compromiso educativo a través de la comunicación social, trasmitiendo el mensaje del Evangelio y promoviendo la lectura crítica de los medios.

2. Renovación pastoral de la escuela. La Iglesia se compromete a desarrollar en las escuelas una propuesta pastoral de educación integral, crecimiento en la fe y compromiso con la transformación de la sociedad. Para ello estructurará a nivel nacional y diocesano una propuesta pastoral educativa; promoverá, desde las parroquias, organización de equipos para la animación de la lasparticipación escuelas, la formación religiosa, lalaeducación en valores y el compromiso social; pastoral promoverá de la comunidad educativa (directivos, educadores, padres y alumnos) en los programas de formación escolar; dará prioridad en la escuela católica a la formación cristiana de los alumnos y de los miembros de la comunidad educativa; privilegiará la enseñanza religiosa; cuidará con esmero la calidad de las relaciones fraternas de todos los integrantes de la comunidad; animará  programas de educación educa ción para la sexualidad, sex ualidad, el amor, la vida familiar y el matrimonio; promoverá iniciativas formativas que ayuden a los padres a recobrar en el hogar el tono afectivo y la autoridad moral, pedagógica y cristiana.

3. Revalorización de la vocación docente. La Iglesia se compromete a promover la dignificación de la vocación de los educadores; a favorecer su profesionalización e idoneidad académica y moral; a reforzar su mística vocacional. Para ello propone alentar a todos los educadores para que vivan su profesión con dedicación generosa, con coherencia y competencia responsable, transmitiendo no sólo conocimientos, sino

 

63 valores y comportamientos humanos y cristianos; dedicar mayor atención a la formación de los docentes favoreciendo su crecimiento personal, cristiano, espiritual y profesional, para que den testimonio de su fe en el desarrollo de su labor; incentivar al docente católico para que sea sujeto significativo en su labor en los planteles oficiales; ofrecer, por parte de los centros católicos de educación superior, una buena formación inicial y permanente a los docentes; acompañar a los educadores en sus exigencias a las autoridades de atención adecuada, condiciones sociales y salarios justos.

4. Articulación de esfuerzos. La Iglesia se propone aunar esfuerzos entre sus instituciones educativas en vistas de su articulación en una pastoral de conjunto, que comprenda unidad de criterios y cooperación orgánica. Para ello favorecerá la participación e interrelación de las diferentes instituciones educativas de la Iglesia entre sí y con otras instancias, valorando su estructura organizacional, sus programas y medios; articulará esfuerzos con instituciones educativas oficiales y privadas en  pro de la mejora de la educación y en la tarea de una contraloría social sobre los servicios educativos; formará equipos integrados por miembros de las diferentes pastorales (catequesis, familia, juventud, social...) para favorecer una presencia pastoral más efectiva en las escuelas, sirviendo de enlace con el personal directivo de las instituciones y con las comunidades;  promoverá una mejor relación entre las parroquias y los colegios católicos, favoreciendo el sentido de pertenencia, buscando una mayor integración con la comunidad parroquial,  programando de común acuerdo la preparación a los sacramentos de iniciación cristiana. El Obispo establecerá en su diócesis un Departamento de Educación, con funciones de orientación, asesoría y apoyo a los centros escolares, tanto católicos como oficiales y privados. 5. Ampliación de la educación alternativa. Ante la inmensa cantidad de jóvenes y adultos en situación de exclusión social; la Iglesia se propone multiplicar y fortalecer obras para la atención integral de los excluidos, afianzar servicios para la capacitación laboral y articular su acción con otras instituciones con objetivos similares. Para ello multiplicará y dará a conocer las múltiples obras de la Iglesia para la atención de personas excluidas, discapacitadas, niños de la calle, víctimas de la droga y de la prostitución, enfermos de SIDA, víctimas de la explotación laboral y otras situaciones; estará atenta a las necesidades del entorno para ofrecer de educativos, educación alternativa; disposición de estos programas, las instalaciones de opciones sus centros parroquias pondrá y demása organizaciones católicas; se comprometerá en el afianzamiento de la educación para el trabajo en las obras de Iglesia; insistirá ante las diferentes instancias educativas sobre la necesidad de reforzar las instituciones y programas de educación para el trabajo y las escuelas técnicas; creará redes entre las organizaciones de la Iglesia que se dedican a la educación alternativa compartiendo experiencias, elaborando programas de formación integral, personal y social, y contribuyendo a elevar la calidad de vida de los sectores más necesitados; promoverá nuevos convenios entre la Iglesia, el Estado y organizaciones nacionales e internacionales, que fomenten respuestas a estas necesidades sociales.

6. Fortalecimiento de la educación religiosa escolar y del programa ERE. Como Iglesia nos proponemos profundizar el programa de educación religiosa en las escuelas, en particular el programa ERE. Para ello, la Iglesia promoverá la progresiva toma de conciencia de docentes, padres y representantes sobre la dimensión religiosa de la persona;

 

64 fortalecerá la organización de las coordinaciones diocesanas de ERE, mediante un decidido apoyo y animación de los obispos, sacerdotes, comunidades religiosas y laicos; privilegiará la formación docente y el crecimiento espiritual de los actores del programa ERE; organizará la formación explícita para impartir la educación religiosa en los centros de educación superior de Iglesia y en las escuelas de educación; defenderá y aprovechará las posibilidades que ofrece la legislación venezolana; motivará a los padres y representantes sobre el derecho legal de solicitar al plantel la educación religiosa escolar para sus hijos o representados.

7. Renovación de la pastoral universitaria. La Iglesia se compromete a hacer presente el mensaje del Evangelio en la educación superior con una pastoral universitaria renovada y articulada. Para ello ofrecerá espacios a alumnos, profesores, administrativos y obreros, para descubrir, vivir y expresar la propia fe;  promoverá la interrelación de las diferentes instituciones para la elaboración de un proyecto  pastoral universitario; dedicará a esta pastoral un personal idóneo e impulsará programas de formación y actualización para los agentes; reforzará en los medios universitarios cátedras que favorezcan el humanismo cristiano y la adquisición de una conciencia ética profesional;  promoverá principios y actitudes de solidaridad en los alumnos de educación superior, facilitando experiencias de participación en diferentes formas de voluntariado; creará parroquias y capellanías, en los institutos de educación superior. El obispo promoverá la organización de una Comisión Diocesana de Pastoral Universitaria con la participación de todas las instituciones de educación superior. Igualmente la CEV establecerá una comisión correspondiente a nivel nacional.

 

65  Documento 13

EVANGELIZACIÓN  D DE L LA  C CULTUR A  E EN  V VENEZUELA   La cultura expresa el modo según el cual los hombres y los pueblos cultivan su relación con demás, humano: con ellos abarca mismoslay con Dios. En sentido, cultura tieney que lavernaturaleza, con todocon el los quehacer actividad del este hombre, su lainteligencia afectividad, su búsqueda de sentido, sus costumbres y valores. La Iglesia en Venezuela asume “la apasionante tarea de la Nueva Evangelización, que tiene como meta renovar la vida según el mensaje de Jesucristo y hacer de los valores evangélicos savia y fermento de una nueva sociedad, favoreciendo en los fieles cristianos la coherencia entre la fe y la vida, así como la superación de todas las injusticias y fallas sociales, el fomento de la dignidad humana y de una recta conducta familiar, laboral, laboral, política y económica” (GES 13). (GES 13). El documento 13, “ Evangelización de la Cultura en Venezuela ”, está en continuidad con los documentos conciliares 1 y 3. Identifica algunos núcleos problemáticos, los ilumina desde el Evangelio y propone valiosas orientaciones pastorales. Nos proporciona una visión de conjunto de la identidad cultural   de nuestro pueblo desde los ámbitos: socio-económico, políticoinstitucional, histórico-cultural, ético-religioso y católico-eclesial.

Criterios teológico-pastorales La evangelización de la cultura y la inculturación del Evangelio asumen el dinamismo de la encarnación y del misterio pascual.  La salvación de Dios se realiza fundamentalmente por la  presencia histórica de Cristo, modelo de hu humanidad manidad plena, quien “se unió por su Encarnación a las determinadas condiciones sociales y culturales de los hombres con quienes convivió” (AG 10). El Dios totalmente otro se hizo en Jesucristo totalmente nuestro. El camino del encuentro del hombre con Dios se hace a partir de la propia cultura para valorarla, potenciarla y transformarla desde el Evangelio. La encarnación nos lleva a asumir todo lo humano, porque es susceptible de ser llevado hacia Dios; nos invita a una actitud positiva ante el mundo, pues todo lo del hombre, menos el pecado, es asumido en Jesús.  La inculturación del Evangelio es un imperativo del seguimiento de Jesús: supone el reconocimiento de los valores evangélicos como “semillas del Verbo” en cada cultura. Por medio de la inculturación, la Iglesia encarna el Evangelio en las diversas culturas; transmite a las mismas sus propios valores, asumiendo lo que hay de bueno en ellas y renovándolas desde dentro. En el cumplimiento de su misión, la Iglesia, evangeliza a las culturas “desde dentro”,  pues “lo que no es asumido no es redimido” (San Ireneo). Nacen así nuevas expresiones culturales cristianas.  La evangelización de la cultura significa para la Iglesia  “llevar la Buena Nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad... Se trata también de alcanzar y transformar con la fuerza del Evangelio los criterios de juicio, los valores determinantes, los puntos de interés, las líneas de pensamiento, las fuentes inspiradoras y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con la Palabra de Dios y con el designio de salvación” (EN 18-19). 18 -19).  El diálogo de la Iglesia con el mundo de la cultura es una de las grandes opciones de la Gaudium et Spes. En un mundo plural y con diversos patrones culturales, la tolerancia y el diálogo son también los caminos de la Iglesia. Desde la fe, el cristiano asume con audacia el reto del diálogo con las culturas, con la humanidad y con la creación.

 

66  Hacia un nuevo humanismo cristiano: “somos testigos de que nace un nuevo humanismo,

en el que el hombre queda definido principalmente por la responsabilidad hacia sus hermanos y ante la historia” (GS 55). ¡No tengan miedo!: es un llamado a deponer los temores que nos limitan o inhiben; a entregarnos con generosidad, libertad y creatividad a la nueva evangelización; y a construir una sociedad más humana como signo del crecimiento del Reino de Dios.

Memoria histórica de la evangelización en las culturas de Venezuela La inculturación del Evangelio se inició con la evangelización de las culturas indígenas, la fundación de poblaciones y misiones. Comienza un mestizaje religioso entre las culturas indígenas y las expresiones de los evangelizadores. Los misioneros venían, junto o detrás de los conquistadores, para evangelizar dentro del esquema del patronato real. La evangelización se caracterizó en Venezuela por la proliferación de los llamados pueblos de misión. La presencia de la Iglesia a través de los misioneros itinerantes, obispos y sacerdotes, de las comunidades religiosas masculinas y femeninas, y del protagonismo de los laicos en la catequesis y en la organización de las obras eclesiásticas, marcará el rostro bondadoso, de cercanía, valoración de lo autóctono y lucha por la justicia ante los desmanes y abusos de las autoridades. La labor de la Iglesia fue notable en la defensa del indígena y del negro, en educación y salud, en la promoción de artes, oficios y de los estudios superiores. Surgió así un catolicismo con rasgos propios y mestizos, que le da un sello particular a la religiosidad venezolana. En ocasiones, la identificación de la Iglesia como parte del aparato burocrático real oscureció su labor misionera e imagen. Un discernimiento comunitario de estos elementos lleva a reconocer los errores, pedir  perdón por las fallas y a agradecer agradece r lo bueno que nos dejaron. En la segunda mitad del s. XVIII hubo un despegue económico, basado en la exportación del cacao y otros productos. Se generó, en algunos sectores de la población, un auge cultural y una mentalidad abierta a las ideas de la Ilustración y de la revolución francesa. El deseo de libertad se expresó de diversas formas en blancos, pardos y negros, lo que condujo a la guerra de independencia y al período republicano. La ruptura no fue exclusivamente política, sino que se extendió a todos los órdenes y trajo consigo un quiebre cultural-religioso y un intento de marginación de la Iglesia. Una patente expresión de la fe quedó en la religiosidad popular y en el imaginario religioso que ha acompañado al pueblo venezolano. En ellos siglo XIX varios obisposMuchos fueron exiliados; sacerdotesa yla religiosos expulsados; seminarios, cerrados. gobiernos los expropiaron Iglesia de extranjeros, sus bienes, culminando con las medidas de Guzmán Blanco. No obstante, el sustrato católico siguió vivo y  presente en la religiosidad popular y en el protagonismo laical, a través de cofradías, rezos, costumbres familiares y comunitarias. Hubo grandes luminarias seglares durante ese siglo en quienes sobresalió su preparación y vida cristiana. A finales del siglo XIX regresan algunas órdenes y congregaciones religiosas y aparecen las primeras fundaciones venezolanas. Se reabren los seminarios. Con el impulso del Concilio Plenario Latinoamericano (1899) se inicia un nuevo fortalecimiento, una verdadera resurrección de la Iglesia en Venezuela. En el siglo XX, la acción de la Iglesia ha sido significativa en la educación y la salud; así como el aporte de los misioneros, clérigos y laicos, en las zonas indígenas y marginales. La Iglesia retomó su relevancia social e incidió en la formación de hombres y mujeres de figuración en la vida del país. Se logró una presencia más relevante de lo católico en el mundo de la  política, del pensamiento y de las obras sociales en beneficio de los más desposeídos. Nuestra Iglesia se consolidó, renovando su pastoral y organización. Fruto de ello son las instituciones de

 

67 educación católica, la presencia laical personal o asociativa, la creación de nuevas diócesis. Durante este período aumentaron las vocaciones nativas, masculinas y femeninas.

Ámbito socio-económico:  Ver:   El territorio de nuestra patria no tuvo gran importancia económica en la organización colonial. Fuimos una colonia de segundo orden, con formas sencillas de subsistencia. Estas limitaciones crearon una cultura de trabajo sostenido y de solidaridad para hacer frente a las  penurias de la vida. El papel del Estado fue siempre modesto hasta la aparición apa rición del petróleo. petró leo. Las  bondades de la renta petrolera han enriquecido al Estado y han permitido logros significativos: movilidad social por vía de la educación, mejora notable de los servicios y de la infraestructura del país. Sin embargo, estas bondades se han estancado produciendo un descenso en los índices socioeconómicos. La pobreza generalizada tiene una relación directa con la sociedad rentista y la debilidad de las sociedades intermedias; con la corrupción, el clientelismo y la impunidad. No se ha fraguado una economía social justa y equitativa, sino que se ha favorecido un facilismo que mina la cultura del trabajo, la austeridad y la constancia. Venezuela se caracteriza por una acentuada desigualdad socio-económica, lo cual  provoca la búsqueda de cambios que se prestan a ser utilizados por la dirigencia política y económica, como vías engañosas para la prosperidad y la justicia. Resulta inquietante saber por qué crecen a niveles insospechados la pobreza, la injusticia y la desigualdad en un país de tantas  posibilidades. El desempleo sostenido y creciente, cr eciente, la pérdida del poder adquisitivo, el recurso r ecurso a los juegos de azar, la inseguridad personal y pública, las carencias en vivienda, educación y servicios dignos y eficientes, se unen para aumentar la insatisfacción, el desencanto y la frustración de los ciudadanos. Un Estado centralista, dispendioso, ineficiente, paternalista, repartidor de bienes y servicios, no logra generar una cultura de empleo y trabajo productivo. El Estado y la empresa  privada han mostrado tradicionalmente poca capacidad para articular políticas económicas y sociales generadoras de bienestar y estabilidad social. En las últimas décadas las esperanzas de la  población en materia socio-económica no se han traducido en mejores niveles de vida. El marcado contraste entre el empobrecimiento generalizado de las personas y el notable aumento de la riqueza concentrada en el Estado y en algunos sectores económicos   plantean serios

interrogantes sobre la dignidad de la persona humana, sus derechos y deberes y sobre el rol del Estado en cuanto gestor y garante del bien común.  Actua  Act uar: r:   La Iglesia se compromete a trabajar por el respeto y promoción de la dignidad de la  persona humana, h umana, la búsqueda bús queda del bien bi en común co mún y un desarrollo integral y sustentable. Al mismo tiempo, a denunciar proféticamente como inaceptables, el empobrecimiento y la concentración económica en aras de una mayor igualdad, y de una economía eficiente, garante de oportunidades para todos y solidaria.   Para ello convocará a todos a promover la conciencia y

acciones de respeto, promoción y defensa de la justicia y solidaridad; fomentará en sus vicarías de derechos humanos la defensa y educación en los derechos humanos fundamentales de la  persona y de d e la familia, pparticipando articipando activamente en la creación del marco legal respectivo, r espectivo, en la sociedad y ante el Estado.  De la misma forma, promoverá una economía solidaria que asegure la satisfacción de las necesidades sociales básicas. Para ello insistirá en la responsabilidad del Estado y del sector  privado con la participación activa de las comunidades, en la necesidad neces idad de generación de fuentes f uentes de empleo que garanticen una adecuada retribución del trabajo, un presente y futuro dignos, con

 

68  políticas sustentables, productivas y de seguridad social; solicitará al Estado y al sector privado la definición y ejecución de políticas sociales, leyes y disposiciones efectivas y duraderas para  beneficio de los sectores más necesitados; favorecerá iniciativas que difundan el valor del trabajo; alentará experiencias comunitarias novedosas de solidaridad cristiana; formará en la Doctrina Social de la Iglesia, para promover una cultura que incida en las realidades socioeconómicas; fomentará una vivencia más intensa de la caridad y la solidaridad; asumirá un mayor compromiso afectivo, desinteresado y efectivo con el mundo de la marginalidad para su necesaria transformación; promoverá la capacitación para el trabajo y experiencias de  producción, economías solidarias y cooperativismo; creará oficinas de intermediación laboral;  buscará medios para la existencia y crecimiento de la pequeña, mediana y gran empresa, como  base para la creación de puestos de trabajo.

Ámbito político-institucional: Ver:   Venezuela fue una colonia fragmentada durante la mayor parte del período colonial hasta que tardíamente adquirió una unidad político-administrativa con la creación de la Capitanía General de Venezuela en 1777. La Independencia política no trajo consigo la creación de las instituciones que requería el nuevo Estado democrático y liberal. Las guerras civiles nos acostumbraron a una permanente reinstitucionalización por la vía de las armas. Durante el siglo XIX, los proyectos de modernización del país se limitaron a copiar modelos culturales foráneos. A lo largo de la historia republicana, los venezolanos hemos sido un pueblo de cortas fidelidades  políticas, escaso aprecio a las normas legales y a su concreción institucional. A partir de 1958 se fragua la experiencia democrática, que fortaleció la institucionalidad y abrió cauces de ascenso social. Sin embargo, este proceso se agota por la incapacidad de dar respuestas a las mayorías empobrecidas. La pérdida de credibilidad en la institucionalidad política, social y jurídica, ha llevado a la tentación constante de salidas fáciles y autoritarias, de lo cual abundan ejemplos en nuestra historia, basadas en liderazgos personalistas, a ratos carismáticos y hasta mesiánicos. El  populismo y el clientelismo no han permitido la madurez política y democrática d emocrática de la gente, que se mueve más por el afecto que por la racionalidad . Asistimos a un cambio en la concepción, expresión y desempeño de la democracia como forma de gobierno, sistema de convivencia social y cultura de realización humana. Se ha dado  paso a la creciente concentración y centralización del poder asínuevas como aformas un estilo autoritario y militarista para gestionar la cotidianeidad de lainstitucional, sociedad. Las de exclusión y el partidismo marcan la pauta más que la inclusión y el pluralismo. Lo cultural y lo religioso tienden a ser objeto de ideologización política. La fragilidad institucional a todos los niveles y su correlativa provisionalidad constituyen nuevos retos para una sociedad que quiere ser democrática, formada por personas libres y auténticas, ciudadanos conscientes y responsables, participativos en un Estado de derecho y justicia. El deterioro progresivo de lo público-político como servicio al bien común y garantía de vigencia del estado de derecho democrático,  plantea como problemas el ejercicio de la libertad  personal y social . El bien común y el estado de derecho experimentan la presión de los intereses del mercado y del ejercicio del poder y de la justicia, cuya alteración o negación generan intolerancia, violencia y exclusión.  Actua  Act uar: r: La Iglesia se compromete a  fortalecer las comunidades e instituciones como mediaciones sociales, a través de la organización, participación de los ciudadanos, la defensa

 

69 de los valores y convicciones personales y familiares, para consolidar los valores democráticos  y ejercer la soberanía popular . Al mismo tiempo, denunciará toda violación de los derechos

humanos, en particular la discriminación y exclusión distorsionadoras de la subsidiaridad y la unidad en la diversidad. Para ello  educará en los valores éticos, cívico-democráticos, políticos y jurídicos ; combatirá el padrinazgo, el amiguismo, la corrupción, la afiliación ideológica, el soborno como método de obtener beneficios personales sobre las instituciones; impulsará el compromiso  bautismal de los laicos para la animación e inculturación de los valores del Evangelio, en las áreas económica, social, política y cultural; promoverá los valores de la honestidad y la rectitud, el sentido del trabajo y de la institucionalidad en el cumplimiento de la responsabilidad asumida, contraponiéndolos al creciente sentido de improvisación; acompañará la organización comunitaria, en la búsqueda de soluciones a los problemas locales; reforzará la educación a la ciudadanía y a la participación en lo socio-político; promoverá el voluntariado y la acción social,  principalmente a favor f avor de los más necesitados; fomentará la participación en la organización o rganización de la sociedad civil (sindicatos y gremios, asociaciones, ONG y otras organizaciones populares) como promoción del bien común; promoverá las organizaciones de vecinos y la participación comunitaria; denunciará toda discriminación y exclusión ejercidas a nombre de ideologías y sectarismos que impidan la libre participación de los ciudadanos y de las instituciones intermedias de la sociedad, como la familia y la escuela.

Ámbito histórico-cultural: Ver: El mestizaje étnico y cultural es una característica resaltante de Venezuela. Ya a finales del siglo XVII, la mayoría de los habitantes era mestiza y plural en lo racial, social, económico, comunal y religioso. Este proceso se acentuará a lo largo de nuestra historia. Se percibe hoy la tensión de una sociedad “repartida” entre pre-moderna, pre -moderna, moderna y posmoderna, con poca valoración de su historia e identidad.    Nuestra cultura actual es una y múltiple; local, regional y nacional; urbana y rrural. ural. Somos un país multiétnico y pluricultural. En nuestra realidad confluyen culturas indígenas, caracterizadas por su anclaje en la tierra y en la comunidad; culturas negras, caracterizada por la expresividad corporal, el arraigo familiar y el sentido de Dios como aliento vital; la cultura criolla, mayoritaria, eje del proceso de modernización; la cultura campesina referida a la tierra y la cultura suburbana, fruto de las grandes migraciones y del desplazamiento de al ciclo la gente agrario; del campo a la ciudad. Todo esto se refleja en una trama cultural urbana heterogénea, con una multiculturalidad que desafía nuestras nociones de cultura, nación, ciudad y religión. Cada cultura, con sus universos de tradiciones, costumbres, creencias y valores, posee su propia identidad. Todas ellas están desafiadas por la cultura occidental homogenizadora, basada en el desarrollo científico-tecnológico, el predominio comunicacional y financiero, y el paso de lo rural a lo urbano. A lo largo de nuestra historia se fraguó un profundo  sustrato católico venezolano. La religiosidad popular, con sus múltiples facetas regionales, ha permeado intensamente las tradiciones y costumbres populares, así como la arquitectura, escultura, pintura, música, artesanía y gastronomía. El calendario festivo venezolano (navidad, semana santa, fiestas patronales o celebraciones de la vida y la muerte) está marcado por el sello de lo católico, y forma parte de la identidad de nuestro pueblo.

En los años recientes, se está propulsando un cambio o revolución que no se limita a los aspectos socio-económicos, políticos y jurídicos, sino que pretende constituirse en una profunda

 

70 transformación cultural con marcado tinte político, y que influye en los símbolos y el lenguaje religioso. Se está provocando una fractura significativa con el pasado reciente. Nuestra débil memoria histórica nos ha llevado a tener una idea negativa del pasado. Necesitamos hacer una valoración global de nuestro proceso cultural como pueblo, con sus luces y sombras. La realidad del país se inscribe actualmente en un marco mundial de  globalización, de aceleración de los cambios, de cambio de época: somos una sociedad en proceso de profundos cambios. Existe además una crisis inédita  de los patrones de convivencia, de los esquemas de comprensión histórica y de proyección nacional, de legitimación de valores, normas e instituciones. Esto debilita la conciencia de la propia identidad. Como venezolanos nos caracterizamos por un profundo sentido de igualdad, libertad y sociabilidad, rebeldía y falta de constancia, const ancia, prontos a ayudar puntualmente en “operativos”, pero sin un marcado sentido de  proyectos a largo plazo. Tendemos a minusvalorar el sentido de la norma y de las reglas de la convivencia. El cambio significativo de nuestra cultura, producido por la coexistencia desigual de las culturas nacionales y el influjo de una cultura globalizada, plantean algunos problemas como el reconocimiento mutuo de nuestras culturas, la valoración de la memoria histórica, la redefinición de las propias identidades, el cuestionamiento de valores religiosos y cristianos , la

conciencia de pertenencia, la relación entre lo propio y lo universal.  Actua  Act uar: r:   La Iglesia se compromete a trabajar por el reconocimiento efectivo de la igualdad de las culturas y al diálogo franco y sincero entre ellas, para construir una comunidad nacional abierta a la integración latinoamericana y mundial en justicia, solidaridad y paz.   Al mismo

tiempo, a denunciar todo nacionalismo anacrónico, regionalismos exacerbados, discriminaciones sociales y toda pretensión de soberanía absoluta, que contradicen una auténtica personalización, una organización comunitaria participativa, y un sano patriotismo que exigen reconciliación y fraternidad cristianas. Para ello ayudará a los ciudadanos a entablar un diálogo de conocimiento mutuo entre los miembros de las diferentes culturas , de crecimiento y colaboración en igualdad de condiciones; estudiará las diferentes culturas que hay en nuestro país, superando, por medio del diálogo y la colaboración los prejuicios hegemónicos; educará en la conciencia de que la diferencia, lejos de distanciarnos, debe más bien enriquecernos como personas, como grupos y como una los único país multiétnico y pluricultural; recursos integrantes de las diversas culturas.  propiciará participación, responsabilidad y Igualmente  resaltará los valores cristianos de la identidad cultural propia de las diferentes regiones de Venezuela, a través de una pastoral inculturada desde las Provincias Eclesiásticas y los Vicariatos Apostólicos; desarrollará la memoria histórica de la idiosincrasia venezolana, para custodiar lo adquirido y corregir estereotipos; contribuirá a modificar la fisonomía cultural del país a partir de la diversidad de sus culturas; trabajará para encarar la ambivalencia de la globalización, asumiendo sus bienes culturales desde lo que somos y dejando a un lado lo que contradiga nuestros valores y proyectos; fomentará el horizonte de una integración y unidad latinoamericanas como patria común; promoverá la memoria históricocultural y religiosa de nuestros pueblos, desde la figura y devoción a María, como modelo de inculturación; promoverá una pastoral inculturada, a fin de conocer mejor la identidad de cada cultura; participará en equipos interdisciplinares de investigación para el seguimiento del acontecer nacional; promoverá bibliotecas, archivos, escuelas de arte sacro y museos eclesiásticos; impulsará la tarea de inventariar y preservar los bienes culturales de la Iglesia y su

 

71  protección legal; promoverá en las nuevas generaciones la creatividad artística en todas las expresiones de la cultura venezolana (arquitectura, escultura, pintura, música, literatura, artesanía) y la celebración de festividades religiosas (Navidad, Semana Santa, difuntos, fiestas  patronales) así como las sociales (día de la madre, mad re, del niño, del padre, de la amistad y del amor).

Ámbito ético – religioso religioso: Ver: La incidencia de lo cristiano en la cultura venezolana se percibe de múltiples formas. Si  bien los valores de solidaridad, acogida, aco gida, afabilidad, que cristalizan en obras de caridad y sservicio ervicio a los más necesitados no son exclusivos de la cultura cristiana, sus rasgos prevalentes provienen de dicha herencia. El sincretismo religioso está presente en la religiosidad del pueblo venezolano, con fuerte influencia de expresiones católicas como imágenes, oraciones y representaciones. La globalización ha abierto un conocimiento e intercambio culturales, también en lo referente a las religiones; ha producido elementos positivos de interrelación, solidaridad y humanización; y elementos negativos al privilegiar a unos pocos y generar nuevas formas de desigualdad. La modernidad ha consolidado la racionalidad, la criticidad y el sentido de autonomía; la postmodernidad ha privilegiado el sentimiento, lo útil y lo placentero. El secularismo y el relativismo debilitan el sentido de la trascendencia. Vivimos una crisis que hunde sus raíces en las dimensiones ética y religiosa, y que  plantea  problemas éticos en términos de convicción, responsabilidad y esperanza,  particularmente en lo relativo a los valores de la vida, la verdad, la libertad, la fraternidad y la  paz; e igualmente, se experimentan una serie de problemas religiosos, relativos al sentido de  Dios, a la necesidad de la salvación, al papel de Cristo como único Salvador, a la mediación de

la Iglesia, al valor de la espiritualidad cristiana y las prácticas religiosas.

Actuar: La Iglesia se compromete a  promover una auténtica cultura de la vida, de la  solidaridad y de la fraternidad, mediante la educación en valores, la participación en experiencias de reconocimiento mutuo y convivencia social, acciones en defensa de los derechos humanos y el respeto a la naturaleza. Al mismo tiempo, encarar la deshumanización en las

condiciones de vida y el sentido de la trascendencia provocada por la violencia, la corrupción, la impunidad y la manipulación de cosas, servicios y personas, así como por todo atentado a una auténtica libertad religiosa y ainiciativas un sano cultivo de la vida espiritual. Para ello desarrollará que  promuevan y defiendan el valor de la vida humana h umana como don de Dios; promoverá la cultura de la vida, que supere una anticultura de la muerte expresada en la mentalidad anticonceptiva y antinatalista, la promiscuidad y el egoísmo sexual; defenderá el derecho de los pobres al disfrute de un sano y bello ambiente natural o edificado, a la calidad de vida, al uso de viviendas y lugares dignos; alentará acciones creativas a favor de una cultura de la fraternidad y la paz; organizará campañas educativas que enfrenten el alcoholismo, y el consumo y tráfico de drogas, como ge generadores neradores de violencia, y destructores de la persona y del tejido social; fortalecerá la pastoral penitenciaria y denunciará las condiciones inhumanas en las cárceles; promoverá iniciativas de trabajo y recreación, de participación y servicio comunitario, para enfrentar positivamente la realidad cotidiana de muertes violentas; favorecerá iniciativas que enfrenten el secuestro y el sicariato.   Igualmente,  favorecerá el justo ejercicio de la libertad religiosa y el cultivo de una  profunda vida espiritual . Para ello para impregnará la conciencia personal y comunitaria de

valores evangélicos en todos los campos del quehacer humano; favorecerá experiencias como la

 

72 E.R.E; estimulará la búsqueda de expresiones inculturadas de las vivencias religiosas; promoverá valores como la convivencia, alegría, comprensión, respeto mutuo y reconciliación.  

Ámbito católico-eclesial: Ver:   Puebla habló de un “sustrato católico latinoamericano” en nuestra cultura. La i dentidad católica del pueblo venezolano se expresa en múltiples formas de religiosidad popular, que contiene valores como el sentido comunitario, festivo y lúdico, la presencia del Dios creador y  providente. En muchos ccasos asos es la única manera de expresar la pertenencia p ertenencia a la Iglesia Católica. Aquí se inscriben las tradiciones de navidad, de cuaresma y Semana Santa, la Cruz de Mayo, las  procesiones de los santos. A lo rritual itual o ceremonial van unidos cantos, danzas, vestidos, comidas, fiestas populares, juegos con una fuerte carga de compartir comunitario. El arraigado culto a los difuntos tiene rasgos cristianos mezclados con expresiones de otras culturas. Los bienes culturales de interés religioso forman buena parte del patrimonio cultural nacional. Son testigos de la fe de un pueblo que deja su huella permanente en templos y capillas, conventos, hospitales, imágenes sagradas, tradiciones religioso-populares, ornamentos, objetos sagrados, bibliotecas y archivos, literatura y música, danzas y representaciones teatrales. Son  parte de la labor de los hijos de la Iglesia, expresión del patrimonio cultural nacional y de una valoración cristiana de la vida ordinaria. En los últimos años se pretende equiparar a la Iglesia Católica con diversos cultos, sectas e iglesias, en nombre de un pluralismo mal entendido, desconociendo su significatividad, arraigo e importancia en el pueblo venezolano. La Iglesia, en una Venezuela que se profesa mayoritariamente católica, percibe que en su seno no existe plena coherencia entre fe y vida, porque no se conoce suficientemente su mensaje ni se practican integralmente los valores del Evangelio. Al mismo tiempo, se plantea la cuestión del sentido de la comunión y de la unidad institucional de la Iglesia, en el marco de un nuevo esquema de relaciones con la sociedad y los poderes públicos.  Actua  Act uar: r:  La Iglesia dará testimonio de la persona y el mensaje de Jesucristo en la vida cotidiana,  particularmente en los ámbitos donde se diseñan, comunican y organizan las matrices culturales. Al mismo tiempo, estructurar una acción evangelizadora-institucional más coherente  y efectiva ante el cambio cultural, por medio de una pastoral de la cultura.  Para ello dará

 prioridad a la acción explícitamente evangelizador evangelizadora, a, de modo que la fea Jesucristo, se haga cultura la vida de las personas y de la sociedad; proclamará con claridad y valentía comoenplenitud de realización humana, anunciándolo de palabra y de obra, como superación de toda absolutización e idolatría del poder, del dinero y del placer; capacitará a los agentes de pastoral  para el diálogo con la cultura contemporánea y ttradicional; radicional; impulsará activamente el encuentro de la fe con los creadores y difusores de nuevos horizontes culturales (ciencia, ecología y medio ambiente, comunicación, entretenimiento, turismo, arte, y bienes culturales). Igualmente organizará efectivamente una pastoral de la cultura, en diálogo con las nuevas tendencias y centros donde se gesta el presente y el futuro del país; promoverá la creación y coordinación de centros culturales católicos, en diálogo creativo entre la fe y las culturas; alentará una pastoral universitaria más eficaz; favorecerá la cercanía con las instituciones de educación superior; fomentará expresiones de espiritualidad, teología y pastoral de raigambre venezolana; encarará, con serenidad y valentía creyentes, la novedad en las relaciones de la Iglesia con la sociedad y los poderes públicos, en términos de servicio, diálogo, profecía y un compromiso irreversible con la humanización integral del pueblo venezolano y una justo relación

 

73 con la institucionalidad y autoridades del Estado; facilitará el encuentro de la fe cristiana con los nuevos ámbitos culturales.

 

74  Document o  1 14  

LA  P PASTOR AL  D DE  L LOS  M MEDIOS  D DE  C COMUNICACIÓN  S SOCIAL   El documento 14 trata sobre la Pastoral de los Medios de Comunicación Social (MCS). El término pastoral marca la perspectiva delen tema y precisadel susReino objetivos fundamentales. La Iglesia valora altamente los MCS y los emplea la difusión de Dios: “La evangelización, anuncio del Reino, es comunicación: por lo tanto, la comunicación social debe ser tenida en cuenta en todos los aspectos de la transmisión de la Buena Nueva” (Puebla 1063). Se desarrollan cinco núcleos problemáticos.

Responsabilidad social de los MCS  Ver: Los MCS en Venezuela han permitido el acceso a la información, han producido programas  para el entretenimiento, han instruido en los diversos campos del saber. En las ocasiones de emergencias o accidentes, han permitido que instituciones y personas supieran cómo desenvolverse y prestar asistencia rápida a víctimas o damnificados. Igualmente han contribuido a que hombres y mujeres estén más conscientes de su dignidad, derechos y deberes; a comprender las ideas de los otros; a cultivar la tolerancia y la convivencia. Facilitan la  participación ciudadana en los procesos sociales, así como el acceso al aprendizaje-enseñanza. aprendizaje-enseñ anza. Las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación (TIC) constituyen una inmensa  posibilidad porque superan las fronteras, estrechan la unidad entre los pueblos y prestan útiles servicios a la familia humana. Su expansión ha incrementado la capacidad de comunicación entre  personas y grupos. En relación con la misión de la Iglesia, algunos MCS (prensa, radio, televisión) colaboran con ella en la difusión de sus enseñanzas y acontecimientos; dan a conocer sus programaciones y celebraciones; le proporcionan espacios para difundir sus opiniones, criterios y valores, y para  participar en debates sobre diversos temas, planteando los problemas desde una visión trascendente. Por otro lado,  sus motivaciones comerciales los llevan a excesos como el materialismo. En muchos programas se promueven antivalores que atentan contra la dignidad de la persona y de la sociedad, contribuyendo así a su alienación y perversión. Hay publicidades que abusan del lenguaje y de las imágenes. La difusión de la violencia causa actitudes negativas como odios, exclusiones, deseos de venganza, uso de métodos irracionales, recurso a la fuerza y a la superioridad que dan las armas. Resulta altamente dañina para la convivencia la degeneración de las relaciones humanas, especialmente en la familia y el matrimonio. La difusión del relativismo ético y el utilitarismo llevan a una cultura permisiva que promueve la anticoncepción, la esterilización, el aborto y la eutanasia. Se tratan superficial y acríticamente temas como la infidelidad matrimonial, el libertinaje, la homosexualidad. La visión moral se cataloga como opuesta al progreso. Las TIC facilitan la promoción del erotismo y la pornografía, sitios cargados de odio, de falsos rumores difamatorios. Actuar: Los MCS tienen la altísima responsabilidad social de informar lo que acontece, dando la  palabra o transmitiendo fielmente la versión de los diversos actores, y la de debatir cuestiones de fondo. Esta responsabilidad es compartida con los padres y educadores, llamados a orientar a sus hijos sobre los criterios y valores; con el Estado que, al legislar en esta materia, debe garantizar

 

75 la verdad, la justicia, la dignidad de la persona y la convivencia social; y con la de la sociedad, que es la principal responsable del uso y control de los MCS. Frente a una sociedad que no asume plenamente el valor de la responsabilidad en la comunicación, la Iglesia se compromete a  promover en todos los actores del hecho comunicacional una toma de conciencia de su responsabilidad social al servicio del bien común.

Para ello, promoverá el uso los MCS; formará críticos responsables; fomentará encuentros con los adecuado dueños y de directivos de los MCS usuarios para recordar su yresponsabilidad moral en los mensajes emitidos por sus medios; promoverá los valores de la persona humana, de la familia y la información objetiva y veraz; animará a la elaboración o actualización de códigos de ética del sector de las comunicaciones; estimulará al esfuerzo de los comunicadores sociales con reconocimientos especiales; promoverá principios básicos de convivencia como la tolerancia, el pluralismo, la crítica constructiva y el debate respetuoso de las ideas.

Pastoral de los MCS y la Opinión Pública: Ver: Los medios inciden grandemente en la formación de la opinión pública. Esta es lo que la gente siente y piensa sobre un tema, cómo se sitúa y reacciona ante un hecho. Es el modo común y colectivo por el que un grupo social orienta sus costumbres y patrones de comportamiento, modela y construye suque mentalidad, ideal servicio, de persona, familiasobre y sociedad En delosmanera MCS encontramos programas prestan unsuvalioso informando los hechos objetiva; promocionando la verdad y la justicia, la paz y la libertad, la solidaridad, las buenas costumbres, la convivencia ciudadana; defendiendo la dignidad de la persona y sus derechos; orientando las mentes y los corazones desde una visión ética. Existe conciencia del influjo de los MCS en la formación de la opinión pública, y de ahí se desprende el inmenso interés y recursos que se les dedican. Los diferentes grupos e instituciones encuentran espacios para ofrecer sus  planteamientos y orientaciones en vista a la creación de la opinión o pinión pública. También es cierto que hay MCS al servicio de intereses contrarios a los valores del Evangelio. Asistimos a una lucha encarnizada de diferentes actores sociales por lograr la hegemonía comunicacional. Es notorio el influjo que tienen los propietarios de los MCS en la orientación de la opinión pública. El interés por los beneficios económicos hace que sus  programaciones y contenidos pongan en sombra la dimensión trascendente de la persona y  presenten modelos de vida reductivos, al exaltar el tener, el consumir y el poder; el dominio sobre los otros, el placer irracional, el fácil enriquecimiento. Se degrada la sexualidad, se exhibe la violencia en el lenguaje y en las imágenes, se genera una mentalidad que lleva de fondo una moral permisiva que propaga lo irracional e inmoral. En muchas oportunidades los MCS han fomentado patrones de vida y expresiones culturales foráneas, en detrimento de nuestra identidad cultural y de las manifestaciones autóctonas. Asimismo hay que resaltar la pretensión de diferentes grupos políticos de reproducir su ideología a través de los MCS, seleccionando o manipulando las informaciones, adoctrinando, difundiendo o tratando de imponer hegemónicamente su visión de la vida.

Actuar:  Ante la importante incidencia de la comunicación en la generación de la opinión  pública, la Iglesia está llamada a llevar adelante una acción pastoral que ofrezca aportes  significativos para el logro de una Opinión Pública que promueva pro mueva la dignidad y la libertad de la persona humana. Para ello, intervendrá oportuna y valientemente para orientar las mentes y

 

76 los corazones desde una visión ética y cristiana en temas como la familia, la escuela, los derechos humanos; defenderá la vida, la verdad, la justicia y la libertad; dará a conocer las obras sociales y educativas de la Iglesia; estará presente activamente en los foros donde se conforma la opinión pública; promoverá una auténtica política comunicacional de Iglesia; designará  portavoces competentes y legítimos que la representen, a nivel nacional y diocesano, ante los MCS; sostendrá un diálogo permanente con empresarios, comunicadores sociales, publicistas y  productores; participará en el debate sobre los temas de actualidad, para conocer las diversas opiniones y definir el sentir eclesial; reafirmará el Premio Monseñor Pellín como reconocimiento público a los medios y comunicadores que se distingan por su desempeño constructivo y solidario.

La libertad de expresión y el derecho a la información Ver:  La libertad de expresión es uno de los derechos humanos fundamentales que permite el desarrollo integral del hombre, lo guía en la búsqueda de la verdad y le permite la participación y defensa de la democracia. Mediante la libertad de expresión, la persona puede emitir juicios críticos sobre diversos temas y tomar decisiones adecuadas. Los MCS permiten el ejercicio de la libertad de expresión y son canales para informar, formar y entretener. En Venezuela esta libertad ha comprendido no sólo el derecho a no ser molestado a causa de las propias opiniones, sino la libertad de buscar, recibir y difundir informaciones e ideas de toda índole, sin ningún impedimento, amenaza, discriminación, intimidación, persecución o cualquier tipo de coacción. El ejercicio de esta libertad ha garantizado el derecho de acceder a la información, propio del sistema democrático. Es frecuente el uso irresponsable de la libertad que lleva al libertinaje de expresión y lesiona los derechos humanos, sin tener en cuenta sus límites que le son dados por la dignidad de la persona humana y el bien común. No hay libertad cuando los medios, privados o del gobierno, informan sólo lo que les interesa, ocultando noticias, tergiversando sucesos y no permitiendo el acceso a la opinión pública a quienes no están alineados con ellos. En ocasiones las instituciones que detentan el poder, por motivos políticos o económicos, coartan la libertad de expresión, amedrentando, interviniendo, manipulando las políticas comunicacionales, estableciendo normas y reglamentos limitantes, controlando los medios y creando legislaciones coercitivas que ahogan la libertad de expresión y violan el derecho a la información. sociedad la laintolerancia, que no formaba nuestra cultura, aparecido conEn tal nuestra fuerza que cataloga disidencia como enemiga y esparte una de grave amenaza paraha el ejercicio de la libertad de expresión.

Actuar: Ante una cultura intolerante que quiere monopolizar e imponer una sola visión de la realidad por parte de sectores públicos y privados, la Iglesia se compromete a  promover la libertad de expresión como un derecho humano y un valor democrático fundamental . Para ello, formará agentes de pastoral capaces de promover el ejercicio de la libertad de expresión apegada a la verdad y al respeto al otro; fomentará cambios en los paradigmas de los MCS para que tomen más en cuenta la dignidad de la persona y el bien común; promoverá la apertura de espacios donde tengan cabida el debate abierto, la crítica, la tolerancia y el pluralismo; exigirá a los responsables de los MCS, privados y públicos, que se abran a la participación a la que tienen derecho todos los ciudadanos; contribuirá, junto con otras instituciones, a la defensa de la libertad de expresión y del derecho a la información como derechos fundamentales de la vida democrática; estimulará en sus instancias y centros educativos el valor de la libertad de

 

77 expresión; promoverá y defenderá el derecho a la libertad de expresión como un derecho humano fundamental; llamará a la responsabilidad de la sociedad y del Estado para el justo desempeño de los MCS; denunciará los atropellos contra la libertad de expresión.

Política comunicacional de la Iglesia y articulación de sus medios la Iglesiay espacios sigue losencriterios y orientaciones la Iglesia Ver:  La política universal. Muchascomunicacional diócesis tienen de programas los MCS regionales paradecomunicar sus mensajes, informaciones y opiniones. En algunas de ellas se organizan seminarios, para los comunicadores que cubren la fuente de Iglesia, sobre los signos, léxico y organización eclesiales y regularmente se les ofrece información sobre los acontecimientos de Iglesia. La CEV  promueve reuniones con los propietarios y directivos de los MCS a fin de exponer los valores éticos que deben inspirar el contenido de los mensajes. Como reconocimiento y estímulo a los comunicadores que actúan en un sentido positivo, la CEV creó el premio Mons. Pellín. Últimamente se han organizado distintos talleres para incorporar las diócesis en la RIIAL, red católica comunicacional de los países latinoamericanos. En el ejercicio de su misión, la Iglesia se sirve de los MCS como instrumentos útiles y adecuados. Además cuenta con algunos medios propios como revistas, diarios, emisoras de radio y de TV, semanarios, librerías, centros de producción audiovisual y páginas web. Existen varias escuelas de comunicación en universidades católicas. A través de estos medios, la Iglesia da a conocer su labor evangelizadora; difunde su pensamiento, planteamientos éticos y orientaciones  pastorales; da a conocer sus actividades y celebraciones; informa sobre acontecimientos de la misma Iglesia; difunde los documentos del Papa, de la Santa Sede y de los Obispos de Venezuela. Sin embargo, la estructura operativa de comunicación en nuestra Iglesia no responde a los retos de una política comunicacional acorde con los tiempos. En muchos agentes de pastoral falta la conciencia sobre la importancia del uso de los MCS para la evangelización, la promoción humana y la creación de una sana opinión pública. Hay escasa participación de obispos, sacerdotes y laicos en los grandes debates que se dan en los MCS, en lo relativo a la doctrina y moral cristianas. Los MCS de la Iglesia, aunque son significativos en número, no tienen la difusión, cobertura, penetración y poder informativo de los medios masivos. Su eficacia evangelizadora es limitada y es poca su influencia en la opinión pública nacional. Hay MCS que son de la Iglesia  pero que, en su misma programación y contenidos, reflejan muy poco su identidad católica. Como problemas se señalan: la falta de recursos financieros para su sostenimiento y actualización técnica; la dispersión y aislamiento de los diferentes medios de Iglesia; Iglesia; una mentalidad muy localista e individualista, que no permite una acción conjunta y solidaria para superar las dificultades.

Actuar:  Al comprobar la escasa utilización de los MCS por parte de la Iglesia, así como la desarticulación y dispersión en los medios que ella posee, la Iglesia se compromete a hacer mayor uso de los diversos MCS y a favorecer una mayor articulación de sus medios . Para ello,  potenciará la Pastoral de la Comunicación; creará una agencia comunicacional propia para dar información e insumos a los distintos MCS; utilizará más los MCS oficiales o privados, así como los medios comunitarios y alternativos; fortalecerá SecretariadosdeDiocesanos de Comunicación Social; favorecerá la interrelación y ellosintercambio información, conocimientos y tecnología entre las instancias eclesiales; fortalecerá la difusión y el uso de los

 

78 MCS de Iglesia, y promoverá la articulación entre ellos. Además se propone constituir un gran circuito nacional entre las televisoras y estaciones de radio de Iglesia, para producir un mayor impacto comunicacional evangelizador. Igualmente se aprobó la propuesta de un medio nacional impreso, que sea voz de la Iglesia a nivel formativo e informativo.

Formación de los agentes pastorales de comunicación  Ver: Para cumplir la misión evangelizadora a través de los MCS, se necesita una capacitación de los agentes de pastoral en las ciencias de la comunicación y una formación de los comunicadores en los contenidos de la fe cristiana. La CEV ha promovido encuentros de formación para agentes de pastoral y profesionales de la comunicación. En los seminarios, casas de formación y movimientos laicales se forma sobre los MCS. Las escuelas de comunicación de las universidades católicas del país constituyen un punto de apoyo importante en la formación de comunicadores católicos. Sin embargo, no hay suficiente conciencia sobre la comunicación. La mayoría de los agentes pastorales carece de una adecuada formación para usar los MCS con perspectiva evangelizadora. A pesar de algunas iniciativas y programas, aún no existe una planificación orgánica en materia de capacitación y formación. En las escuelas de comunicación de las universidades católicas falta una programación más específica sobre la evangelización y el compromisoaltamente personalcostosos, del comunicador católico.deLa adquisición de en equipos adecuados, dificulta lasocial capacitación agentes pastorales el uso técnicos de estos medios.

Actuar:  La Iglesia se compromete a cuidar la formación para el uso de los MCS de los agentes  pastorales. Para ello, definirá en su política comunicacional la formación y capacitación de los agentes pastorales; favorecerá en los pasantes de las escuelas de comunicación la oportunidad de ejercer sus prácticas profesionales en los medios de Iglesia; facilitará la formación en materia comunicacional de seminaristas, religiosos, animadores laicos, ministros ordenados; ofrecerá a los comunicadores sociales la posibilidad de una formación específica en temas de Iglesia.

 

79  Documento 15

ECUMENISMO Y DIÁLOGO INTERRELIGIOSO  En este documento, el Concilio plantea un diálogo en círculos concéntricos con el mundo, con las otras que religiones con los demás cristianos. trata,los en la primera parte, movimiento busca yrestablecer la unidad entreSetodos cristianos; y, en ella ecumenismo, segunda, el   diálogo interreligioso, vale a decir, el diálogo con las religiones no cristianas.

1. ECUMENISMO 1.1. Ver: En nuestro país, además de los católicos, hay una importante presencia de otras confesiones cristianas. Ello es el resultado de la inmigración y de la labor misionera de las diferentes comunidades eclesiales. A Venezuela llegaron inmigrantes españoles, portugueses, italianos, sirios, libaneses, armenios, griegos, rusos, ucranianos, rumanos, serbios, alemanes, ingleses y de las islas del Caribe; muchos de ellos pertenecían a comunidades cristianas.  Nuestra  Iglesia Católica,  en sus diversos ritos (latino, maronita, ucraniano, grecomelquita, siríaco), está comprometida con el ecumenismo, según las orientaciones del Concilio Vaticano II. Las Iglesias Católicas Orientales se sienten más cercanas a las Iglesias Ortodoxas y   pueden favorecer el diálogo ecuménico con éstas. En Venezuela están presentes  Iglesias Ortodoxas  como: la Apostólica Armenia, la Antioquena, la Griega, la Rumana, la Rusa, la Serbia, la Ucraniana; con éstas la Iglesia Católica mantiene relaciones fraternas. Están presentes también comunidades eclesiales procedentes directamente de la  Reforma:  Anglicana, Luterana y Presbiteriana.  Además hay comunidades evangélicas y  pentecostales, que tienen su origen en grupos derivados de la Reforma. La Iglesia Católica ha ido estableciendo relaciones de diálogo con estas comunidades. Entre los representantes de las Iglesias Ortodoxas y de las Comunidades eclesiales  procedentes de la Reforma y los de la Iglesia Católica se mantienen relaciones respetuosas y  positivas. Como C omo resultado de los encuentros y de la celebración de la Semana de Oración Ora ción por la Unidad de los Cristianos, se constituyó el Consejo de Iglesias Históricas de Caracas. En el resto del país, las relaciones son más bien interpersonales y sociales; no se han logrado aún relaciones ecuménicas organizadas, si bien en algunos lugares se está caminando significativamente al respecto. Existen otras comunidades eclesiales que no tienen su origen directamente en la  Reforma. En las últimas décadas, el diálogo ecuménico oficial de la Iglesia Católica se ha ampliado, incluyendo a estas comunidades. Con satisfacción se debe reconocer su participación en ciertas actividades ecuménicas. Sin embargo, el diálogo se dificulta por ciertos aspectos negativos de algunos grupos: sectarismo, intenso proselitismo, actitud agresiva contra la Iglesia Católica. También es un obstáculo el hecho de que, por parte de los católicos, se dé con frecuencia un débil sentido de identidad, falta de formación en Ecumenismo, desconocimiento mutuo, el hacer énfasis en los puntos que nos separan más que en aquellos que nos unen.

1.2. Juzgar:

 

80 El Señor Jesús oró al Padre por la unidad de los creyentes, diciendo: “Que todos sean uno como Tú, Padre, en Mí, y Yo en Ti. Que todos sean uno en nosotros, para que el mundo crea, que Tú me has enviado” (Jn 17, 21). Cristo fundó una única Iglesia   sobre el fundamento de los Apóstoles, y a ellos les encargó que difundieran el Evangelio por todo el mundo. Sin embargo, “ya desde los primeros tiempos, se efectuaron algunas escisiones… pero en tiempos sucesivos surgieron discrepancias mayores, separándose de la plena comunión de la Iglesia no pocas comunidades, a veces no sin responsabilidad de ambas partes” (UR 3). Estas divisiones son reales heridas a la unidad de la Iglesia. Conforme a la oración de Jesús, el Ecumenismo es un movimiento, que ora y trabaja por la unidad de los cristianos. El Papa Juan XXIII pidió que el compromiso ecuménico fuera una de las metas principales del Concilio Vaticano II. De hecho, el decreto sobre la unidad de los cristianos, Unitatis redintegratio,  constituyó un gran impulso. Un organismo muy útil para el diálogo ecuménico ha sido el Secretariado para la promoción de la unidad de los cristianos,  posteriormente elevado a Pontificio Consejo. El Directorio Ecuménico reúne las normas fijadas  para aplicar las decisiones del Concilio, da orientaciones y normas para guiar la participación católica en la acción ecuménica. La encíclica Ut unum sint del  Papa Juan Pablo II reafirma el compromiso irreversible de la Iglesia Católica con el Ecumenismo. La Iglesia en América Latina promueve el diálogo con todos los hermanos en Cristo e invita a “profundizar relaciones de convergencia ycomparten diálogo con que rezan con nosotros el CredolasNiceno-Constantinopolitano, los aquellas mismos Iglesias sacramentos y la veneración por Santa María, la Madre de Dios, si bien no reconocen el Primado de Pedro”; y a “intensificar el diálogo teológico ecuménico” (SD 135).  135).   El Ecumenismo supone la convivencia en la caridad recíproca de todos los creyentes en Cristo; la escucha común de la Palabra; la oración comunitaria; el conocimiento, aprecio y respeto mutuo; la formación para el diálogo de fieles y sacerdotes, el compromiso social. No debe confundirse con un falso irenismo y con la renuncia a las propias verdades: “La unidad que  buscamos no es ni absorción ni fusión, sino respeto de la multiforme plenitud de la Iglesia, la cual, de acuerdo con la voluntad de su Fundador, Jesucristo, debe ser siempre una, santa, católica y apostólica”.  apostólica”. 

1.3. Actuar:  La Conferencia Episcopal Venezolana,  a través de la Sección de Ecumenismo de la Comisión de Doctrina , servirá de enlace entre los grupos y personas que trabajan en este campo, facilitando formación, asesoría especializada y encuentros para compartir experiencias y  planificar actividades conjuntas; elaborará un  Directorio Ecuménico, que contenga información sobre las distintas comunidades  eclesiales  y orientaciones pastorales. La Pastoral Social-Caritas, a nivel nacional y diocesano, suscitará y reforzará iniciativas sociales ecuménicas, promoviendo acciones conjuntas como valioso testimonio de colaboración. Cada Diócesis, en sus diversas instancias, promoverá la  formación de los católicos para reforzar su propia identidad y ayudar al diálogo ecuménico;  propondrá a los jóvenes y adultos una adecuada  iniciación cristiana,  que les permita reavivar su compromiso bautismal y la inserción en la comunidad eclesial; reforzará la identidad de los fieles católicos y los instruirá en su propia fe en un lenguaje asequible a todos; organizará esmeradamente la Semana de Oración  por la Unidad de los Cristianos; fortalecerá las campañas de difusión de la Biblia  con el apoyo institucional de entes interconfesionales bíblicos; organizará, en colaboración ecuménica, la celebración del Mes de la Biblia ; fortalecerá en el pensum de los Seminarios  la asignatura de

 

81  Ecumenismo  y la formación para el Ecumenismo en la catequesis, escuelas de formación para

laicos y grupos de apostolado. Para promover estas acciones, cada Obispo designará un  Delegado diocesano para el Ecumenismo.

2. Diálogo interreligioso 2.1. Ver: Entre los inmigrantes que llegaron a Venezuela se encuentran miembros del Judaísmo, del Islamismo y, en menor proporción, del Budismo y del Hinduismo. Éstos conservan sus  propias tradiciones religiosas y culturales. Las religiones no cristianas en Venezuela más representativas, por la cantidad de sus miembros, su organización y aporte social, son el  Judaísmo y el  Islamismo. Muchos de sus miembros se han destacado en varios campos del quehacer venezolano y han dado un valioso aporte a la sociedad. Aunque el  Budismo  y el  Hinduismo tienen escasa representación en nuestro país, hay una creciente influencia de sus concepciones filosóficas y prácticas religiosas directamente, en grupos gnósticos de inspiración  budista y en comunas hinduistas, o indirectamente, a través de las técnicas de movimientos espiritualistas y de meditación. Los católicos apreciamos en los grandes religiones no cristianas diversos valores, por ejemplo: del Judaísmo: la fe y fidelidad al único Dios, el amor a la Sagrada Escritura y el respeto acomo la Tradición, ética y yla lamoral, la valoración valores la justicia,lalaimportancia solidaridad,dela lafidelidad paz; del la lafe vida en elhumana, único Dios y la Islamismo:de sumisión a su voluntad, la importancia de la oración y el ayuno y del compartir los bienes materiales con los más pobres; del Hinduismo: la primacía de la vida espiritual, la búsqueda de la unión con Dios, el desapego de las cosas materiales y transitorias; del Budismo: la búsqueda de lo espiritual y el dominio de las pasiones para alcanzar la perfección. El diálogo interreligioso en Venezuela está aún en sus inicios; no obstante, se comprueba una creciente conciencia en los católicos de que éste forma parte de la misión de la Iglesia. Junto al diálogo oficial de los representantes y expertos, se ha desarrollado el diálogo de la vida: una convivencia armoniosa en la sociedad. Hay mayor interrelación entre los fieles cristianos y los de otras religiones, así como una mutua colaboración en actividades religiosas, culturales y socio benéficas. Ha crecido el mutuo aprecio, rrespeto espeto y colaboración, los momentos de oración común y las iniciativas a favor de la paz y la vida. indígenas  que conservan sus En religiosas distintas regiones de nuestro paísapreciamos existen comunidades creencias ancestrales. De ellas su respeto a la familia, a los valores morales, a la naturaleza y la vida humana, su sensibilidad ante lo divino.

2.2. Juzgar: Jesús dio muestras de apertura y diálogo con personas que tenían otras creencias religiosas, como aparece en el encuentro con la samaritana. El Concilio Vaticano II impulsó el diálogo interreligioso con su Declaración  Nostra Aetate, la cual da orientaciones sobre el diálogo con las religiones no cristianas y valora las semillas del Verbo presentes en cada religión y cultura. El Secretariado para los no Cristianos, luego elevado a Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, ha promovido estudios adecuados y ha favorecido relaciones amistosas con los seguidores de las religiones no cristianas. Los obispos latinoamericanos en Santo Domingo exhortan a “profundizar un diálogo con las religiones no cristianas presentes en nuestro continente, particularmente las indígenas y afroamericanas, durante mucho tiempo ignoradas o marginadas” (SD (SD 137).

 

82 El diálogo interreligioso es un medio importante para proponer una firme base de paz y alejar el espectro funesto de las guerras de religión que bañaron de sangre tantos períodos en la historia de la humanidad. El elemento decisivo para el diálogo lo constituye el amor, que encuentra eco en todas las religiones y culturas a través de la llamada regla de oro: “Hagan a los demás lo que quisieran que les hicieran a ustedes” (Lc 6, 31). En muchos aspectos podemos descubrir puntos que abren la posibilidad del diálogo con las otras religiones: la oración y la meditación; el sentido religioso del dolor; los valores morales fundamentales, en especial los valores de la vida y de la familia; la vocación al amor de cada ser humano.

2.3. Actuar: Como Iglesia nos comprometemos a asumir una actitud de humildad teologal , para poder descubrir las “semillas del Verbo” en las religiones religion es no cristianas; a practicar la caridad fraterna, reconociendo a todos los hombres como hijos del único Dios; a una adecuada formación de los católicos para el diálogo interreligioso: estudiando los documentos del magisterio referidos al diálogo con las otras religiones, favoreciendo en los seminarios y escuelas para laicos, el conocimiento de lo relativo al diálogo interreligioso; organizando para todos los fieles actividades de información y formación para este diálogo, que ayuden a hacer conocer y valorar aquello que los católicos podemos compartir con las grandes religiones no cristianas; a promover acciones conjuntas  de cooperación a favor de lay paz, la defensa de la vida,nos de la familia, de los interreligiosas derechos humanos, de la justicia social del de ambiente. Igualmente  proponemos avanzar en la inculturación de la fe cristiana en las tradiciones religiosas indígenas

y a favorecer con ellas el diálogo interreligioso.

 

83  Documento 16

LA IGLESIA ANTE LAS SECTAS Y OTROS MOVIMIENTOS RELIGIOSOS El último documento conciliar lleva por título: “La Iglesia ante las sectas y otros movimientos religiosos”.  El objetivo no es apologético, sino eminentemente pastoral. Ante la  proliferación de las sectas y otros movimientos religiosos, con sus s us graves consecuencias para la fe y la auténtica vida cristiana, el Concilio Plenario propone un discernimiento sobre estos fenómenos. Se trata del deber de proclamar la Palabra “i “insistiendo nsistiendo a tiempo y a destiempo” (2 Tm 4, 2) y de “confirmar a nuestros hermanos” en la fe la  fe (cf. Lc 22, 32). El documento considera el avance de las sectas y los nuevos movimientos religiosos   en Venezuela; analiza las causas de esta situación; ilumina  esta realidad desde la luz de la fe;  propone algunas orientaciones pastorales a fin de promover una evangelización más extensa y  profunda de nuestro pueblo, consolidar su identidad católica y su alegría de pertenecer a la Iglesia.

VER: El avance de las sectas y otros movimientos religiosos La mayoría de los venezolanos profesamos la fe cristiana y pertenecemos a la Iglesia católica, gracias a la evangelización cinco veces centenaria. Nuestras Cartas Magnas tradicionalmente han establecido el respeto y la libertad de cultos. Siempre se ha dado una gran tolerancia para las diversas tradiciones religiosas y una convivencia pacífica con las demás confesiones cristianas. Sin embargo, desde 1960, se ha hecho muy notable la presencia de agrupaciones y dinamismos religiosos, conocidos generalmente como sectas y nuevos movimientos religiosos. Su crecimiento, proselitismo y agresivo antagonismo contra la Iglesia católica y contra las Iglesias Históricas tradicionales ha llevado a los Obispos latinoamericanos a hablar de “invasión de las sectas” (Puebla 419).  419).   No son pocos los católicos que han sido conquistados por estos grupos. La falta de una sólida formación cristiana, el débil sentido de pertenencia a la Iglesia, la precaria atención de ésta  para con los alejados y el escaso compromiso de muchos laicos en el cumplimiento de sus deberes religiosos, han creado las condiciones propicias para el éxito del proselitismo de las sectas y del atractivo de los nuevos movimientos religiosos.

Sectas fundamentalistas cristianas o pseudocristianas Son grupos separados del cristianismo o inspirados parcialmente en él, que se constituyen en torno a un líder que propone pensamientos filosóficos o pseudoreligiosos. Se caracterizan generalmente por el exclusivismo, sincretismo, secretismo, proselitismo, salvacionismo, separacionismo. Existe en Venezuela gran diversidad dentro de este conglomerado de sectas fundamentalistas. Están presentes algunas sectas con fuerte inclinación mercantilista o empresas socio-religiosas. Algunas de ellas ofrecen a las personas un sentido de comunidad, orientación a la vida y ayudas muy concretas. Resulta notable su capacidad para liberar a las personas del alcoholismo o la drogadicción. En otros casos, pueden tener una influencia alienante de la familia y de la propia

 

84 cultura. Por medio del dinero y el temor, ejercen presiones o acosos, coartan la libertad de conciencia con una doctrina religiosa autoritaria y un riguroso moralismo. Se caracterizan por su afán proselitista mediante insistentes visitas domiciliarias, gran difusión de Biblias, revistas y libros; la presencia y ayuda oportunista en momentos críticos de la  persona o de la familia, y una gran capacidad técnica en el uso de los MCS. Cuentan con una  poderosa ayuda a yuda financiera prov proveniente eniente del extranjero extranj ero y del diezmo que obligatoriamente tributan todos los adheridos.

Nuevos movimientos religiosos Se trata de corrientes de pensamiento que buscan una iluminación sobre problemas álgidos, con la pretensión de compartir conocimientos mistéricos. Estos movimientos, influenciados por la nueva era, el gnosticismo y algunas corrientes orientales, enfatizan la espiritualidad y generan una separación entre la vida privada y la social. Son flexibles en la doctrina y en la moral. En general, no forman comunidades ni agrupaciones formales, por lo que toleran fácilmente la pertenencia simultánea a varios grupos religiosos.   De hecho, muchos católicos asumen creencias de estos movimientos como la reencarnación, la consulta de horóscopos, el uso de amuletos, el recurso a terapias pseudo-religiosas.  Existen también grupos inspirados en el hinduismo y el budismo, que expresan un deseo de paz interior, dominio de de sí, de meditación. inspiran en metafísicas orientales. La sed de espiritual muchas personas Secree encontrar una respuesta en los nuevos movimientos religiosos , debido, en parte, a una falta de atención de la Iglesia a la dimensión espiritual y mística del hombre, a la búsqueda del sentido de la vida, a la vinculación entre los seres humanos y el resto de la creación, y al rechazo que sienten hacia una visión racionalista y materialista de la vida. La  Nueva Era atrae a personas imbuidas de algunos valores de la cultura moderna y  posmoderna como la libertad, la autenticidad, la autosuficiencia. Aunque este e ste movimiento no se  presenta como directamente contrario al cristianismo, y para algunos sus postulados pueden compaginarse con la fe cristiana, crea una espiritualidad alternativa. No es, en palabras de Juan Pablo II, sino “un nuevo modo de practicar la gnosis, es decir, esa postura del espíritu que, en nombre de un profundo conocimiento de Dios, acaba por tergiversar su Palabra sustituyéndola  por palabras que son solamente humanas”.  En este sentido, la Nueva Era tiende a usar un lenguaje católicos.equívoco y ambiguo para atraer a las personas, por lo que crea confusión en muchos

Los grupos animistas con un fuerte sincretismo Como fruto del mestizaje cultural y religioso, hay bastantes católicos que han incorporado en su religiosidad creencias ancestrales de grupos animistas tanto de raíces indígenas como afroamericanas. Se ha llegado a un fuerte sincretismo que convive acríticamente con la fe cristiana. Estos grupos creen que se puede entrar en contacto con espíritus, ánimas y fuerzas sobrenaturales ocultas superiores a él, de las cuales tratan de obtener ayuda y guía en la vida por medio de ciertos ritos y por la mediación de personas que pretenden tener dones espirituales especiales. Profesan un maniqueísmo que divide la realidad en espíritus buenos y malos. A veces, incluyen la veneración de espíritus del mal explícitamente reconocidos como tales. Sus cultos son esencialmente pragmáticos y utilitarios, buscan proporcionar a sus devotos alivio, ayuda y beneficios de las fuerzas espirituales. Se valora la magia, y se promueve un

 

85 ritualismo que ofrece a sus practicantes una gran confianza en la solución sobrenatural de sus  problemas, la curación de sus enfermedades, la suerte en los negocios y el bienestar en los conflictos. Estos grupos no ofrecen sentido de comunidad y son tolerantes en cuanto a la  participación en cultos diferentes.

JUZGAR La Iglesia reconoce las semillas del Verbo que han sido diseminadas ampliamente entre las diversas religiones como “una preparación del Evangelio”. Guiados por un profundo respeto hacia la conciencia de cada quien, buscamos una convivencia respetuosa con todos los que  piensan diferente; d iferente; per peroo a la vez, presentamos libremente nu nuestra estra pro propia pia fe. fe . No nos inhibimos de la denuncia de todo aquello que en las sectas y otros movimientos religiosos pueda ser contrario a la verdad. Dios viene al encuentro de la búsqueda del hombre La religiosidad natural del hombre lo impulsa a la búsqueda de lo trascendente, lo religioso y lo sagrado. Se trata de una auténtica sed de Dios, que está inscrita en el corazón del hombre porque ha sido creado por Dios y para Dios. El hombre puede conocer a Dios mediante la luz de la razón natural: la misma creación es un camino para llegar a Dios (Sb 13,9; Rm 1,19). Sin embargo, Dios quiso venir al encuentro del hombre revelándose a sí mismo. Jesucristo, verdaderamente Dios y verdaderamente hombre, en el misterio de su encarnación nos da a conocer el misterio de Dios. Jesús revela el rostro auténtico de Dios: es un Ser personal, Trascendente, Amor, Salvador. Creer que Dios es una “energía impersonal”, inmanente al mundo con el cual formaría una “unidad cósmica”, resulta incompatible con la concepción cristiana de Dios.

Jesucristo: mediador y plenitud de la revelación “El misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado... Cristo, el nuevo Adán, en la misma revelación del misterio del Padre y de su amor, manifiesta plenamente el hombre al propio hombre, y le descubre la sublimidad de su vocación” (GS 22). Por eso reconocemos en Jesucristo “el camino, la verdad y la vida” (Jn 14, 6). Todo Él, su encarnación, obras y palabras, muerte y resurrección, es revelación de Dios (DV 4). Jesús Resucitado envía su Espíritu a sus discípulos. El Espíritu Santo nos anima y enriquece con sus gracias; infunde también su amor y sus dones a todos los hombres de cualquier  pueblo y cultura. En muchas personas que adhieren a las sectas y otros movimientos religiosos hay una búsqueda de lo espiritual, pero es necesario que la Iglesia los guíe hacia un serio discernimiento sobre lo que es de Dios: “Examinen si los espíritus son de Dios...” (1 Jn 4, 1 ). La Iglesia comunidad que anuncia y celebra el Evangelio La Iglesia nace de la misión que Jesús Resucitado confía a sus discípulos: predicar el Evangelio. Está llamada a anunciar valientemente el Reino de Dios; a proclamar la conversión del corazón; a educar progresivamente en la fe mediante la predicación y la catequesis; a formar comunidades vivas  que compartan y celebren la fe. La vocación misionera, derivada del  bautismo, lleva a todo cristiano a testimoniar en sus palabras y acciones las razones de su creer. cr eer. La todos Iglesialoseshombres en sí misma signo la comunión. Como de los creyentes, recogelos el anhelo de de vivir ende fraternidad. Delante delfamilia individualismo generalizado,

 

86 sacramentos expresan, realizan y alimentan la fundamental estructura comunional del ser humano: la fe no se vive aisladamente, sino en comunidad.  Nuestras comunidades han de ser más acogedoras, superando el anonimato y las relaciones funcionales, y propiciando espacios de fraternidad y participación donde se valore a cada persona. Sólo así se evitará el vacío que es aprovechado por las sectas y otros movimientos religiosos. La Iglesia en todas sus instancias debe ser “casa y escuela de comunión” (NMI 43).  

María es la madre de la Iglesia y modelo de misionera. María es verdaderamente madre de la Iglesia. Es “una presencia femenina que crea el ambiente familiar, la voluntad de acogida, el amor y el respeto por la vida. Es presencia sacramental de los rasgos maternales de Dios. Es una realidad tan hondamente humana y santa que suscita en los creyentes las plegarias de la ternura, del dolor y de la esperanza” (Puebla 291).   Como misionera María ha estado siempre presente en el anuncio de la fe en todo el Continente Americano, y en Venezuela, en sus advocaciones de Coromoto, Chiquinquirá, Divina Pastora, Virgen del Valle, y en todas las demás. La devoción y el cariño que nuestro pueblo venezolano tributa a María son una fortaleza en la vivencia y defensa de la fe. ACTUAR Ante aeldar avance de las sectas y otros movimientos religiosos, como Iglesia nos interpelados una respuesta pastoral eficaz mediante una nueva evangelización quesentimos incluya: conocimiento del fenómeno; formación de los laicos; un plan de evangelización y acompañamiento pastoral de las personas y comunidades. 

Conocimiento de las sectas y otros movimientos religiosos La actitud de diálogo, convivencia y respeto así como el conocimiento del fenómeno constituyen el primer paso pastoral. Según el principio encarnacional (“lo que no se asume en Cristo,, no se redime”), es necesario reconocer los elementos positivos que se encuentran en estos Cristo grupos religiosos. La Iglesia se compromete a dar a conocer la realidad de las sectas y otros movimientos religiosos en nuestro país, a fin de saber en qué consiste su fenómeno, cuáles son su extensión, la doctrina que enseñan, las actitudes injustas que promueven contra la Iglesia y los daños que  pueden causar a las personas. personas .

Una sólida formación en todos los miembros de la Iglesia  Iglesia   La Iglesia se compromete a  propiciar una mejor formación  en la doctrina cristiana. Para ello propondrá experiencias de lectura orante de la  Palabra de Dios; promoverá una pastoral  bíblica permanente en todos los ambientes de la comunidad; desarrollará sistemáticamente  procesos de catequesis;  preparará preparará y difun difundirá dirá catecismos populares que contengan las verdades  básicas de la fe, e instruyan con serenidad y objetividad sobre las diversas sectas y otros movimientos religiosos y provean respuestas a las injustas acusaciones contra la Iglesia; impulsará una espiritualidad auténticamente cristiana; presentará la figura de  María  como verdadera Madre de Dios, Cristo y de la Iglesia, potenciando el culto a sus diferentes devociones tan sentidas por nuestro pueblo venezolano.

 

87

Plan de evangelización y acompañamiento pastoral de las personas y comunidades La Iglesia se compromete a  sistematizar un plan de evangelización y acompañamiento  pastoral que apunte al fortalecimiento de la vivencia vive ncia personal y comunitaria de la fe. Para ello, reforzará la conciencia misionera  de toda la Iglesia, dando prioridad al anuncio y a la  profundización en el conocimiento de las verdades de la fe; utilizará medios de evangelización efectivos  que lleguen a más personas (escritos, radiofónicos, televisivos, nuevas tecnologías);  promoverá una  sólida pertenencia a la comunidad eclesial propia , el orgullo de pertenecer a un grupo de vida, en el cual se comparten inquietudes, problemas, alegrías, logros, ayudas; favorecerá espacios de comunión y participación mediante comunidades eclesiales, grupos de familia, círculos bíblicos, movimientos y asociaciones eclesiales, haciendo de la Parroquia una comunidad de comunidades; continuar la  sectorización de las parroquias, para hacer llegar el Evangelio a todos y como estrategia pastoral de acercamiento y respuesta a los alejados;   con el aumento de ministros ordenados y de ministros laicos  promoverá una Iglesia ministerial  con debidamente formados para promover el servicio evangelizador en todos los sectores del Pueblo de Dios; creará canales de participación para que los laicos sean y se sientan protagonistas en la  proclamación del Evangelio Evan gelio y en las celebraciones litúrgicas; favorecerá favo recerá las visitas a las familias  con laicos preparados y la organización de pequeñas comunidades cristianas; asumirá y  programará celebraciones litúrgicas inculturadas, aprovechando las manifestaciones religiosas masivas,cultivará las fiestas patronales, peregrinaciones y otras religiosas de lanuestro  pueblo; en los agentes las de pastoral las actitudes   que busca oveja del tradiciones Buen Pastor   perdida, y la del evangelizador  que   que se hace todo con todos para ganar a los más posibles para el Evangelio (Cf. 1 Co 9, 20).

 

88

A MANERA DE CONCLUSIÓN Ante la difícil situación que vivimos, la Iglesia en Venezuela se propone contribuir a la gestación de una nueva sociedad inspirada en los valores de la comunión y la solidaridad. Como Pedro y Juan al paralítico de Jerusalén, ofrece o frece lo que tiene: “no tengo  plata ni oro; pero lo que tengo, te doy: en nombre de Jesucristo, el Nazoreo, ponte a andar…” (Hch 3, 6). La Iglesia en Venezuela proclama a Jesucristo, el mismo “ayer, hoy y siempre” siempre”. Ofrece su Evangelio, Buena  Noticia, para los hombres y mujeres de hoy. Se propone, recogiendo la herencia del Papa Juan Pablo II, concretar una Nueva Evangelización, impregnar de Evangelio las diferentes culturas. Mons. André Dupuy en su homilía en la segunda sesión conciliar nos decía: “algunos de ustedes se han entregado de cuerpo y alma al comprometido y apasionante trabajo del Concilio Plenario. Los documentos […] son fruto de ese trabajo, específicamente de una reflexión calificada. A ustedes los corresponde, según la experiencia de cada cual, obrar de manera que esos documentos no se queden en puras y bellas palabras, sino que conduzcan a que todos (en auténtico espíritu de comunión) tomen aquellas decisiones pastorales, necesarias en los momentos presente”. 2  Hemos concluido la fase celebrativa del Concilio, ahora tenemos 16 documentos que constituyen tododeununProyecto Pastoral de laarticulado Iglesia enyVenezuela. No en se los tratadiferentes de orientaciones inconexas, sino programa de acción, consensuado, campos  pastorales. Ahora es el tiempo propicio para conocer los contenidos y extender el espíritu conciliar. Que María, Nuestra Señora de Coromoto, misionera en tierras venezolanas, ayude a nuestra Iglesia a buscar los caminos adecuados para vivir y realizar este gran sueño.

2

 DUPUY André, Palabras para tiempos difíciles, Caracas 2005, 141.

View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF