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SIENDO PUTA ME FUE MEJOR Vivian Ruth Marroquin López
Diseño de Portada: Monica Lezana Vega Diagramación: Equipo editorial Lithomodems, S. A.
e- Vivían Ruth Marroquín López
A mis mejores amigas
ISBN: 978-9929-40-060-3
Sylvanna Eddlin
Impreso en Guatemala por Llthomodems, S. A.
Sta. calle 18-27, zona 8 de Mixco, San Cristóbal II Tel. 2478-2770
No eshi permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento infonn4tico, ni la b'ansmisión de mnguna fonna o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro y otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright
2010 Guatemala, C.A.
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A fa memoria de Cushky
Siendo..puta me fue mejor
Prologo Soy de /as envidiadas personas que suele dormirse tan solo por colocar la cabeza en la almohada, /as noches de insomnio en mi vida han sido realmente muy contadas y significativas, de e//as han surgido grandes ideas y grandes proyectos. En mi última noche de insomnio surgió la idea de escribir este libro, idea que había surgido desde hace siete años con mis dos mejores amigas Marimar y Rosa/inda, cuando cargadas de sonrisas y mucha picardía, exclamábamos: "Siendo putas nos va mejor, deberíamos de escribir un libro". En esa noche quise hacer de nuestro sueño una realidad, y poderle contar al mundo entero como esa niña inocente y tfmida, criada bajo el machismo de un país tercermundista, con una mente totalmente cuadrada, con ideas tan conservadoras que sobrepasan /os límites del sentido común, se convirtió en la mujer sin prejuicios, espontánea y natural que soy ahora. Para llegar a esto, tuve que recorrer diferentes caminos que me llevaron a encontrar el balance perfecto de ser y estar. Escuché y vi tantas historias que me hicieron analizar y comprender diferentes situaciones.
Vivian Marroquín
Siendo puta me fue mejor
Sin embargo, para poder llegar a compartir mis conclusiones en este libro y encontrar /as respuestas a muchas preguntas que taladraron mi cerebro por años, me vf en la necesidad de hacer experimentos, conocer gente nueva, visitar iglesias de varias religiones, y visitar lugares que a nadie le gustaría visitar por miedo o simplemente por tabú. La experiencia de escribir este libro, fue toda una aventura, sin haber terminado de escribir tan siquiera la primera parte, ya habfa sido invitada .a diferentes entrevistas, debido al controversia/ título, que en mi pafs era como una bomba de tiempo. Mientras lo escribfa, muchas personas se acercaban a mí preguntándome de que trataba el libro, cuando se /os compartía, se identificaban tanto, que todas querían que su historia también fuera contada en mi libro. mundo preguntaba cuando saldrfa Todo publicado, la represión de .estas personas era tanta, que morfan porque a·tguien valiente como yo, se revelara ante la· crianza tan machista de nuestros paises y Esto me cargó de contara sus consecuencias. compromiso, por lo .que para escribirlo incluí toda mi mente, alma, corazón y mucha valentía. par:a contar experiencias de mi propia vida en una sociedad "tan moralista". Va dedicado a todas esas personas que en algún momento de su vida fallaron por no tener un toque de maficia, confiaron en mí sus historias, y fes servl de hombro; mientras derramaron sus lágrimas contándomelas. 2
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Esta es la historia de lo que Vi, viví, y me contaron. Nací en la clásica familia tradicional machista de un país tercennundísta; como niña buena me educaron a ser una dama, a los diez años ya era capaz de cocinar, servir una mesa, decorar una casa y servir a los hombres como se "merecen". A esta edad, los hombres eran mi papá y mi hennano. Entre el listado de consejos sabios de mi madre, quien era la que debía educar a las niñas según nuestra cultura, estaban: no debes tener tantos novios para que no te hagas mala fama y piensen mal de ti, a los hombres se les debe de atender bien y complacerlos en lo que pidan para que no se vayan con otra, debes casarte virgen o por lo menos con el primero que hayas tenido relaciones, de lo contrario te lo echará en cara el resto de tu vida, a esto se sumaba ·la historia que contaba acerca de la.famosa vecina de su barrio que se había logrado casar de blanco aún no siendo virgen, pero con la condición de llevar un ramo de rosas rojas en la mano para que la gente no juzgara de tonto al esposo.
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Estos consejos eran repetidos por nuestras maestras en el colegio de señoritas donde estudié y durante las misas de los viernes, así es que para todas las niñas, la vida de las mujeres debía ser así, ¡Era algo . normal no!. Siguiendo estos y más consejos, no sería difícil ser una mujer virtuosa. Desde niña me caractericé por ser una niña tímida, reservada, estudiosa, talentosa y muy ambiciosa, tenía claro que para lograr las metas que me proponía, tenía que trabajar muy duro y no esperar nada de nadie, ese era el ejemplo de mi padre, quien era un hombre muy correcto y trabajador. Fue así como desde los siete años comencé con mis tácticas de comercialización entre mis compañeras del colegio y vecinos. Desde pequeña fui muy altruista, era feliz ayudando a la gente, me preocupaba por todo y por todos, siendo de esa forma nunca me faltarían las buenas amigas, por las que era capaz de dar la vida, mi madre siempre me decía que quién me mandaba a sudar calenturas ajenas.
vitaminas y atoles que me preparaba nuestra empleada doméstica Virgini¡¡ Chip. Mi madre corría con los tres, para irnos a dejar a cada uno a diferentes colegios, tras haberme hecho las respectivas trenzas, la cola de macho ó peinados elaborados con moñas. A medio día se repetía la regresábamos cansados de estudiar delicioso almuerzo que nos tenían embargo a mi, lo único que me gustaba con limón y sal.
misma historia, a degustar del preparado, sin eran los rábanos
En las tardes mis padres se regresaban a trabajar y nos dejaban a la buena de Dios y de la Virginia Chip. La diferencia de edad entre mis hermanos y yo, era muy grande, en su infantil cabeza pensaban que yo era capaz de hacer lo mismo que ellos, por lo que yo teliía que seguirlos en todas sus travesuras. A mis escasos años ya andaba trepada en las paredes y en las terrazas de los vecinos.
Un día durante mi niliez, consistla en ser despertada desde muy temprano por tres feos pájaros negros, llamados zanates, lo que tenían de feos, lo tenían de inteligentes y astutos, por eso yo admiraba desde mi ventana, la peculiar forma en que me robaban mi pan todas las mañanas, a mi no ·me importaba, total, yo nunca habla padecido de hambre, es más, me hacían un gran favor, porque yo podía mentirle a mi mamá y hacerla feliz que ese día si había comido. Esa era la razón por la que a mis ocho años todavía me quedaban los vestidos talla seis, a pesar de la enorme cantidad de
Era muy meticulosa en el arreglo de mi cuarto, exageraba en ordenar por tamaño y por color las cosas, me gustaba todo impecable.
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Nunca supimos lo que era una revisión de tareas, y fue así como terminé la primaria, sin perder nunca una materia. Al terminar la primaria, la mayoría de mis se cambiaron de colegio; por lo que ya no supe mucho de ellas, la entrada a los básicos fue dura
~:~míguitas
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para mí porque ellas ya no estaban, sin embargo, compartí gratos momentos con otras chicas. Cuando ingresé al bachillerato, mi vida empezó a dar otro giro, mis mejores amigas eran unas adolescentes muy simpáticas en todo el sentido de la palabra, bonitas, alegres, chistosas, pícaras, pero en el fondo muy inocentes, de las treinta y tres chicas de nuestra clase solo un par tenía novio, menos de diez habían dado un beso y podría asegurar que menos de dos habían tenido relaciones sexuales. La mayoría temíamos que el día que nos dieran el primer beso, no íbamos a poder besar, eso si, teníamos claro que el homqre que nos diera el primer beso, sería nuestro primer novio. La misma inocencia, nos hacía ser mal pensadas y todo lo hablábamos en doble sentido, nunca olvido el impacto que llevamos con mis mejores amigas, Jackie, Marta y Lolita, cuando vimos a un viejo asqueroso orinando de frente en una calle del centro de la ciudad, fue la primera vez que vimos un pene, ¡que horror! Tenía otra amiga llamada Lis, era un par de años menor que yo, se había criado desde niña, solamente con su padre y sus cuatro hermanas, su padr.e era un señor verdaderamente encantador y le daba mucha libertad. En mi casa la querían como a otra hija, con ella compartía muchos paseos, estudiaba en mi mismo colegio pero en diferente grado, nuestras familias se conocían, nos queríamos mucho y vivíamos enamoradas de los artistas de la tel~visión, al final ellos no nos harían sufrir, igual no sabíamos lo que era sufrir por amor.
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Con Lis frecuentábamos centros comerci¡¡les, cafés y con ella por primera vez en nuestras vidas ·conocimos una discoteca, gracias a mi hermana que nos llevó, no olvido como iba yo vestida con un vestido negro que marcaba mi delgada figura y un sombrero negro que sería la sensación de la noche, no hubo hombre que no me volteara a ver, con mi ticket de entrada tenía derecho a una bebida, el cual use para pedir una naranjada. Mientras me la tomaba, se acercó a mi un hombre rubio de ojos verdes, muy guapo, y me preguntó si quería ir a bailar, por supuesto acepté, ese hombre no me soltó en toda la noche, solo notaba que todos sus amigos le hacían gestos de aprobación, en aquel tiempo yo no sabía que a los hombres les gustaba ganarse trofeos, por lo que seguí bailando y disfruté de la música. Al llegar las 12.00 de la madrugada, como las cenicientas debíamos marcharnos, por lo que era preciso despedirse. Como era de esperarse, .él me pidió un beso, yo me aterre y por supuesto, dije NO, como, era posible si lo había conocido esa noche y no era nada mío, pensé. Después de esa noche a Lis y a mí nos pareció la idea de ir a discotecas, estaba en la época en que todavía me invitaban a fiestas de quince años, por lo que engañábamos a mi hermana para que nos llevara a fiestas a algún hotel cercano para luego cruzarnos la calle e irnos a al~¡una discoteca, esto lo hicimos por un año, hasta que nos sorprendió. A Lis ya no la frecuenté tanto por falta de tiempo, conoció a otro tipo de amigos, que le enseñaron a beber bebidas alcohólieas, fumar y trasnochar, estudió la carrera de magisterio y se dedicó a salir con sus nuevas
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amigas, quienes tenían un estilo más bien bohemio, frecuentaban bares de extranjeros, salian de noche· casi todos los días y regresaban muy borrachas, en este · lapso tuvo un novio que no trascendió tanto. Cuando salimos del colegio, la mayoría teníamos planes de estudiar en la universidad con el propósito de graduarnos de profesionales. En las vacaciones de ese año mis padres se dedicaron a terminarme de· pulir, viajé por Europa, recibí clases de modelaje, etiqueta y protocolo. El primer año de universidad fue distinto para todas mis compañeras del colegio, todas estudiaron diferentes carreras, algunas de ellas conocieron a su primer novio y esposo.
refiriéndome a picaros pequeños, sin embargo, la gente 'era tan mal pensada, que cuando abría alguna cuenta de banco a ese nombre, me preguntaban con mucho morbo de que se trataba el negocio. La primera navidad, gané tanto dinero, que la ambición me hizo que ya no estudiara el tercer año de universidad y me dediqué de· lleno a los negocios y a estudiar traducción jurada en inglés. En ese año me dediqué también a hacer mucho ejercicio y me inscribí en un gimnasio cercano a la casa, donde conocerla al que fue mi primer novio y a Kerry, una mi vecina loca y aventada que había crecido al igual que Lis solo con su padre y su hermano." ella era muy diferente a las demás chicas que yo conocía, su desenvolvimiento con los hombres era muy natural, además de ser muy independiente y extrovertida. En ese año su padre la mandó a Londres a estudiar su carrera universitaria por varios años.
Al finalizar el segundo año de universidad yo decidí abrir una Boutique de ropa para niños, la abrí un doce de diciembre y nunca me imaginé que fuera a ser un éxito rotundo, le puse de nombre "Picaritos",
En cuanto a mi novio, se trataba de un hombre guapo, doce años mayor, machista y con cien veces más experiencias que yo. Por supuesto una niña como yo era la pieza perfecta para ese nivel de machismo, recuerdo que en aquel tiempo no existían los teléfonos celulares, yo esperaba en mi casa mendigando una llamada de él, que se daban cuando a él se le daba la gana, lo veía en el gimnasio, salíamos de vez en cuando, pero nunca me ponía la atención de novia que yo merecía, ahora me imagino que en mi posición de mujer mansa y virgen en ese tiempo, el se tenia que desquitar con muchas otras y esa era la causa de su . alejamiento. Yo lloraba mucho y le pedía a la virgencita ;de una iglesia cercana para que cambiara, que estúpida ':'l:;ra. y aunque cabe mencionar que el dia en que sus :negocios quebraron y el quedó derrotado, yo lo seguí
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Para mí ese año fue difícil, ya que, había ingresado a una carrera que estudiaban casi solo hombres y además eran muy machistas por tratarse de hombres finqueros, yo estaba acostumbrada a compartir solamente con mujeres, esto para mi significarla un gran reto, sin embargo, pase el año muy bien. Hice nuevos amigos y mantenía siempre comunicación con mi amiga Lolita del colegio y muy raras veces con Lis, a quien siempre regañaba mucho por su nuevo comportamiento que no era el adecuado según lo que nos habían enseñado.
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apoyando incondicionalmente, recuerdo que en esa época en la que se quedó sin. dinero, yo sin ser su esposa, me tomaba la molestia de levantarme a las cinco de la mañana a hacerle almuerzo muy bien preparado y se lo llevaba para que tuviera que comer, fue. en aquel entonces cuando cambió y tuvimos una muy buena época los dos, por supuesto su familia me adoraba, sin embargo, yo guardaba rencores de los primeros dos años de indiferencia que me dio a cambio de mi esmero y bondad para con él, estos malos recuerdos empezaron a matarme el amor que sentia, al principio de mi relaciÓn. Para ese entonces yo era una mujer económicamente muy solvente y exitosa, fue cuando decidi continuar con mi carrera universitaria e inscribirme a un curso de actuación que era lo que siempre me había llamado la atención, a pesar de que mi familia est¡;¡ba totalmente en desacuerdo, fue allí donde conocí a un compañero muy guapo que me llamaba mucho la atención físicamente, ese día decidí que debía terminar la relación con mi novio porque solo el hecho de que alguien que no fuera mi novio me gustara, para mi eso ya era infidelidad según lo que a mi me habían enseñado, fue eso lo que me hizo dejarlo y así fue.
Mis padres y mi familia nunca me apoyaron en mis actuaciones porque consideraban que era una pérdida de tiempo a cambio de nada, pero yo lo hacía como dirían todos los artistas: "Por amor al arte" Habían pasado casi cinco meses de haber dejado a mi primer novio, en mi surgió la curiosidad de llamar a alguien que se había enamorado de mí a mis diecisiete años, un joven qUr. Fue así como rompieron el hielo, ella no se movió tll su lugar y estuvo conversando con él toda la uoche, esto representó que de ese día en adelante, La Pampa, sería Yo pensaba: si esto lo nuestra segunda casa. hubiéramos hecho antes, hubiéramos poditi:J conocer a todos esos hombres que nos gustaban y no les hablábamos por miedo al que dirán. Continuamos con nuestras salidas, dejamos de visitar el pequeño bar a donde solíamos ir, y frecuentamos más el restaurante italiano y La Pampa. Marimar nos escribía casi todos los días, nos extrañaba mucho y quería regresar, a nosotras nos hacía falta el no poder compartir con ella el romance del roomento que era entre Rosalínda y Juventino. En cuanto a mí, yo seguía enamorada de mi amor platónico Epifanio, lo veía algunas veces de mesa a mesa en la cevichería y nada más. Algunas veces lo llamaba y colgaba el teléfono. En esa época Rosalinda y yo dispusimos ir a la .• llerrnana república de El Salvador, Rosar11da por ser l)lenor de edad, debla llevar una carta de sus padres, que por supuesto no la llevábamos, por lo que decidí P.l!sarla de contrabando, escondida en el baúl y nadie se ··(jjp cuenta. Durante todo el camino nos fuimos escuchando música de todos los tiempos y tomando
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cer;vezas salvadoreñas, llegamos adivinando el camino porque no hablamos conducido anteriormente por esos rumbos. Nos instalamos en un bonito hotel, llamamos a dos guapos modelos que eran hermanos gemelos y habían participado con nosotras en un evento de modelaje, de inmediato nos invitaron a salir y fuimos a una discoteca con música en vivo, yo bailé mucho con uno de los hermanos, un morenazo de ojos claros con un escultural cuerpo y Rosalinda con el otro hermano que no se quedaba nada atrás. Terminó la noche, nos llevaron al hotel de regreso, para variar, nos intentaron seducir y quedarse con nosotras, pero los conformamos . con un beso de pico y se fueron. Al día siguiente fuimos · de compras, pensando en las nuevas vestimentas que traeríamos para parrandear, en el caso de Rosalinda, para cautivar a Juventino y en el caso mío, para cautivar· a todos. Compramos media tienda de ropa y zapatos, llamamos a los gemelos para despedirnos y de regreso nos comimos las clásicas pupusas salvadoreñas. Regresamos a Guatemala rejuvenecidas, con ropa y. zapatos nuevos, listas para seguir con nuestras noches de copas. En el teatro tuvimos un descanso, por lo que veces solíamos· ir a ver a nuestros compañeros actuar, bien, asistíamos a diferentes teatros para ver obras. Éramos fanáticas del arte, por ·lo que también visitábamos exposiciones de pintura y escultura. Vivíamos tan felices que nuestra autoestima se manten¡,., por los cielos, esa energía hacia que consiguiéramos que queríamos, era por eso que a donde fuéramns~ entablábamos conversación con todos, curiosamente mujeres no nos envidiaban, al contrario,
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simpatizábamos y nos pedían que las invitáramos a salir con nosotras. Los hombres que habíamos conocido a lo largo de nuestras parrandas. nos aclamaban para que llegáramos a donde ellos estaban, teníamos la peculiaridad a diferencia de otras mujeres, de ser muy auténticas y espontáneas, a pesar de ser de familias de buena condición social, éramos personas sencillas, ubicadas y para nada pretenciosas, esa era la razón por la cual, nos querian en todos lados que fuéramos, desde el portero hasta el dueño del lugar. Toda la vida andábamos impecables, Marimar y yo usábamos extensiones de cabello, por lo que era una odisea peinarlas. Durante la ausencia de Marimar, Inocencia preguntaba mucho por ella, fue ahl donde nos dimos cuenta que sí le importaba, aunque fuera un poquito, pero eso nos hacía felices. Inocencia era un hombre guapo, interesante, rico, no faltaba la fila de mujeres de todas las edades tratando de seducirlo y él las consolaba con invitarlas a un trago y nada más, siempre sus ojos estaban anclados en nuestras locuras. Siempre nos divertíamos de ver las tácticas de las mujeres para conquistarlo, algunas se hacían las formales, otras las sensuales, las intelectuales, pero así se le desnudaran enfrente, a él le gustaba la belleza y la espontaneidad de ;Marimar. El ir a La Pampa, nos representaba matar dos de un tiro, Rosalinda seducía a Juventino y yo :ihntrnlaha a Inocencia, para poder pasarle los chismes a
Marimar, había firmado los primeros contratos de en México, sin embargo, ella no soportó estar
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Vivion Morroquin Siendo P'*m~fue mejor
lejos de sus amigas, para ella, nosotras significábamos mucho, ya que, ella en su vida no hubiera tenido amigas tan leales y solidarias como nosotras, por lo que tomó la decisión de regresarse nuevamente. Fue la mejor noticia que pudimos escuchar, esto ameritaba. seguir viviendo nuestra vida intensamente. Fuimos con Leonela y Rosalinda a traerla al aeropuerto, para celebrar su regreso que fue una tarde de día entre semana, fuimos a la cevichería que solíamos ir para que nos contara su historia de cómo había estado su estadía en México, nosotras la pusimos al día de todas nuestras historias que .vivimos en el tiempo que ella no estuvo. Mientras contábamos emocionadas las historias, sonó el celular de Rosalinda, ¡sorpresa ¡era Inocencia preguntando por su amada Marimar, todas nos soltamos en un grito de emoción, no debíamos olvidar. ¡Éramos mujeres!, por lo tanto, éramos escandalosas. Marimar platicó con él, de los nervios no le podía salir la voz, acordaron verse en la noche. y asf fue, de la cevichería tomamos camino hacia el restaurante y a Marimar no le dimos tiempo ni de ir a dejar sus maletas, sin embargo, nos dio nuestros regalos que habla traído para todas. Se trataba de cosméticos y ropa, que aprovechamos para cambiarnos e irnos de una vez. Llegamos nuevamente el equipo completo al restaurante, nos recibieron mejor que nunca; obviamente se trataba de la que se podria decir, era novia del dueño. Nos sentamos, nos esperaba nuestro botellón de vino tinto y un Carpaccio, solo que esta vez, Inocencia era parte de la compañía, Marimar le entre~¡ó algo que le habia traido del viaje, se trataba de una colección de botellitas de whiskey, él las recibió muy agradecido y la noche de ellos terminó en el apartamento de Inocencia.
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Como era costumbre Rosalinda se quedo a dormir en mi casa, al dla siguiente, nos juntamos .todas al café para saber los detalles de la noche anterior y planear la noche que nos tocaría vivir ese dia. Se llego la noche, nos fuimos todas con las polleritas que nos caracterizaban, se trataba de falditas cortas vueludas de diferentes telas y colores, hicimos nuestra entrada triunfal como siempre, que se trataba de entrar las tres en fila india, con garbo de modelos, caminando como si fuéramos en un desfile de modas. Cuando entrábamos al lugar, todas las miradas de los hombres estaban sobre nosotras y principalmente la de Juventino sobre Rosalinda. Nos sentábamos siempre en la barra y nos daban un cocktail de bienvenida, cortesía de la casa. Rosalinda y Marimar habían creado una táctica para que nos regalaran fresas con crema batida, la táctica consistía en darse las fresas una a la otra de una forma muy sensual, esto a los hombres los ponía imbéciles y hacia que les regalaran fresas y más fresas, mientras tanto yo, tenía otra táctica para que me invitaran a tragos, invertía apenas en el primero y casi siempre se me acercaba alguien para invitarme a otro, por lo general no me gustaba eso, porque significaba quedarme hablando con él, por lo que mi estrategia consistfa en observar la cantidad de hombres que no dejaban de verme en toda la noche, cuando el trago estaba a punto de terminarse, yo me acercaba a uno de ellos a brindar, ellos me veían el vaso vacío, de inmediato me preguntaban qué estaba tomando y me pedían otro, me tardaba platicando con ellos, lo que tardaban en hacer el trago, luego solo sonreía, brindaba y me iba. Así era como pasaba todas mis noches de juerga, cada vez comprobaba más, que los hombres por lo único que morían, era por la belleza y nada más.
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Después de todas estas vivencias, una noche que hicimos lo que se nos dio la gana y todo nos salió muy bien, exclamamos: "Siendo putas nos va mejor'', deberíamos de escribir una enciclopedia que tenga tres tomos: el primero será, Siendo puta me fue mejor; el segundó y el tercero serán ... Los domingos acostumbrábamos a ir al cine, siempre nos encontrábamos con cierta cantidad de hombres que una noche anterior nos había estado cortejando, y de un día para otro, sucedía un extraño fenómeno, a esos hombres les daba una especie de amnesia, al no reconocernos ni saludarnos cuando pasaban a la par nuestra acompañados de la esposa y la fila de hijos. Nosotras disfrutábamos de estas situaciones, nos preguntábamos si las esposas estaban enteradas de lo que sus esposos hacían en esas noches que ellas en su afán de ser comprensivas, los dejaban salir, porque según los consejos de sus madres, una mujer tenía que darle libertad a su esposo para que él no se sintiera atado. Los días lunes nos íbamos aí restaurante italiano, como era de costumbre nos inventábamos algún cumpleaños y rompíamos la dieta pidiendo de comer lo que quisiéramos. Uno de tantos lunes, conocí a un italiano que trabajaba como administrador eA el lugar, se trataba de un desastre de hombre, nunca tenía dinero y yo no entendía por qué, hasta que supe que se trataba . de· un adicto a la marihuana y a la cocaína, con el aprendí a detectar el comportamiento de un drogadicto, era algo que nunca hubiera sabido, sino lo hubiera visto. Solía visitarlo a él y a sus compatriotas a su casa, a' pesar de los pesares se trataba de personas muy:
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alegres y solidariéiS. Las visitas terminaron cuando un día salí a la calle y mi carro ya no estaba, se trataba de un robo que manejé con la mayor calma posible. Para este entonces, conocíamos a personas de todos los medios, por lo que decidimos contactar a una del bajo mundo recomendada por mi colega, llegamos con Rosalinda a una casa misteriosa, nos sentamos en un viejo sofá a esperar al personaje que nos ayudaría con la búsqueda del carro, se trataba de un hombre alto, gordo, serio, de aspecto extraño. Nosotras temblábamos de miedo cuando nos hizo un largo interrogatorio acerca de nuestras vidas y luego entró a un cuartito aledaño a hacer unas llamadas por teléfono que no pudimos escuchar, salió al buen rato y sus únicas palabras fueron: su carro aparecerá en 48 horas, pueden irse. Salimos despavoridas del lugar y efectivamente el carro apareció a las 48 horas, con los vidrios polarizados y lodo dentro del baúl. No quisimos ni imaginarnos para que utilizaron el carro, solo sé que desde ese día que lo encontramos, ese carro estaba salado y era preciso venderlo urgentemente. Adquirí un bonito carro europeo de modelo reciente, el cual me di el lujo de pagarlo al contado y no necesité del patrocinio de ninguno para comprarlo. De ahora en adelante ese carro nos acompañaría en nuestras andadas, por ser una camionetilla, le apodamos "La Chivita". Se acercaba la navidad, como era de costu bre, todos planeaban viajes de fin de año, Marimar y yo no viajamos a ningún lugar, sin embargo, Rosalinda s viajó a Canadá por dos meses. Antes de irse teníamos como meta que al menos le robara un beso a Juventi o y la tarea resultó muy fácil y repetitiva, es más, Juvent no no se conformaba con solo unos cuantos besos, queri algo
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más, con lo que él nunca contó, es que esa mujer que lo había seducido como toda una tigresa. era virgen. En este punto empezaba a encontrar los diferentes conceptos que podía abarcar la palabra "puta", que irónica la vida, esa mujer trasnochadora que vestía falditas que median una cuarta, capaz de seducir a los hombres, a la que las demás mujeres llamaban puta, era nada más y nada menos una virgen. Una mujer que nunca se había acostado con nadie y que los besos los podía contar con los dedos de su mano. Ella era la mujer en la que yo confiaba como amiga, la mujer de la cual yo estaba segura que sería capaz de dar la vida por mí. Y si de conceptos hablamos, entonces Marimar era otro tipo de puta, porque a ella si le encantaba el sexo, yo a eso le llamaría ninfomanía, pero para la sociedad también era una puta. Ella era la mujer dispuesta a entregar su espacio y su tiempo por nosotras, la mujer que era incapaz de acostarse con el hombre de otra mujer, así esta fuera su peor enemiga. Y que hay de mi, a mi lo que me gustaban eran los besos, independientemente de cómo me habían educado, no era de la opinión de andar-rebotando de cama en cama, me preocupaba mucho por cuidar mi cuerpo y mi salud; sin embargo el hecho de conseguir tragos gratis a base de tácticas de seducción, era una especie de prostitución en cierta forma. Yo era la mujer leal, solidaria, la que aborrecía la hipocresía y a la que nadie llamaba puta por tener un título de profesional colgado en la pared. Esto me hacia pensar en como las apariencias nos pueden engafiar, principalmente, en este tipo de sociedades, donde lo que vale es lo que se hace y lo que se tiene. Me llamaba la atención la vida de las chicas que trabajaban como modelos, a quienes llegué a conocer a fondo por trabajar con ellas. Algunas podían ser mucho
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más decentes que las que se decían llamar licenciadas. doctoras, ingenieras o arquitectas, era exactlmente lo mismo, la diferencia entre unas y otras era la belleza, las oportunidades y el cociente intelectual. Sin embargo en esa época se empezaba a dar el fenómeno de las modelos que se dedicaban a damas de compafiia o cazadoras de narcos. Terminamos ese afio con miles de experiencias para darle la bienvenida a un mundo nuevo por vivir, las dos niñas inocentes que empezaron en la preparatoria de un tradicional hogar, se habían inscrito en la Universidad de la vida, mientras la otra se preparaba para la graduación de su maestría. Iniciamos el año con pié derecho, yo hice muy buenos negocios donde gané mucho dinero, viaje al exterior a actualizarme en mi carrera y a sacar un diplomado de marketing. Rosalinda al fin legó a su último año de colegio, su padre le compró un lindo carro europeo acorde a su edad, estaba a punto de cumplir sus dieciocho años, quien diría que en un año ya le había tocado vivir lo que algunas mujeres no habían vivido en sesenta años, en su viaje a Canadá había vencido el reto de los besos. Marimar vendió un carro viejo que tenia y se quedó con el carro que todas las mujeres soñaban tener, el carro de la Barbie, al que le apodamos "La Cuca" Las tres iniciamos el año con carro nuevo, con unas libritas de más y cabellera diferente. Estábamos listas para salir a la calle a vivir la vida, el mundo nos esperaba. ' En este año se solidificaron nuestros sentimientos hacia Juventino, Inocencia y Epifanía, todas nuestras salidas se enfocaban en ellos, sin emba-rgo, en ningún momento desaprovechamos otra oportunidad, al fin y al
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cabo que ellos no tenían nada que ofrecer y no eran precisamente fieles. Juventino era nada más y nada menos que el extranjero guapo dueño del famoso bar La Pampa, el cual era visitado solo por gente seleccionada, las mujeres se le regalaban, todas morían por él, Rosalinda ganaba por perseverancia porque era ella la única que resistía hasta el momento del cierre del bar, . cuando sonaba la canción de Barry White que indicaba que ya todos tenían que salir del lugar, en cuenta Marimar y yo, Rosa linda se volvió la contadora del lugar, acompañaba a Juventino a hacer el cierre de caja todas las madrugadas. Inocencia, era tan presumido como su paisano Juventino, él a veces llegaba a La Pampa, al final de la noche, cuando venía de regreso del restaurante. Su entrada al bar era motivo de que todas celebráramos con una gran algarabía, él se sentaba con nosotras y Marimar sonreía. En algunas ocasiones, Juventino no se hacía presente al bar, por lo que nos atrevíamos a llamarlo cuando ya estaba durmiendo en su apartamento, casi siempre nos contestaba y esto significaba que Marimar se iba a quedar con él a casita. Algunas veces Marimar y Rosalinda llegaban en el mismo auto, esto representaba que llegaban juntas a casa de Inocencia, tenían ta! descaro, que Rosalinda dormía en un sillón de la sala, mientras Inocencia y Marimar se comían el mandado. En cuanto al pobre Epifanía, no frecuentaba La Pampa, a él sólo lo miraba en la cevicherla los sábados, y tenia que soportar mis llamadas a la hora que fuera cuando lo llamaba borracha, él era un hombre al que yo simplemente Jo tenia idealizado, era de esos hombres demasiado buenos para ser verdad.
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Entre nuestros admiradbres hubo algunos que si trascendieron y se dieron el gusto de andar con nosotras. Entre todo éramos muy selectivas, por supuesto, teníamos a todos los hombres a nuestros pies, así es que teníamos derecho a escoger. Yo me sentía feliz de ser como era, me estaba funcionando muy bien, recordaba cuando adolescente, a pesar de ser más bonita que mis amigas desinhibidas de otros colegios, no causaba la misma sensación que ellas por mi personalidad tan recatada. Entre la clientela de La Pampa había un ·español guapisimo, tan alto como Epifanía, varonil, escultural cuerpo y su palabra favorita era "joder", a pesar de que era adinerado, era muy tacaño como buen espaflol, su belleza me logró conquistar, obtuvo mi número telefónico, lo cual no era nada dificil, si mi número era de dominio popular; que yo lo atendiera era algo muy diferente. Insistió en llegarme a visitar a mi casa, no le importó la presencia de mi madre, ni llegar en horas adecuadas. Me preguntaba el por qué, si me habla conocido en el sitio menos apropiado para conocer una buena mujer, se comportaba como un novio. Fue cuando aprendí a que los títulos amigo, amante, novio, esposo, no eran más que conceptos, porque a veces se comportaba más como esposo un simple amigo que un verdadero esposo. A pesar de que mi relación con él era poco frecuente y totalmente libre de compromisos, teníamos claro el respeto que nos debíamos el uno a otro como seres humanos, independientemente de que la relación no tuviera ningún titulo. Si coincidíamos en algún lugar parrandeando, tanto él como yo, evitábamos flirtear con
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•otras personas, a pesar de que era claro que no nos éramos fieles, es más, yo siempre dudé que él no tuviera novia. Esa no relación duró casi un año, fue sana, no hubo ofensas y sobretodo estuvo bajo los mismos términos de reciprocidad. Se trataba ele un verdadero caballero, nunca necesito hablar de mi para subirse su propia autoestima. Me atrevería a decir que él sí fue uno de mis trofeos. Se acercaba la apertura de un nuevo bar que había creado muchas expectativas, pertenecía a los mismos socios del restaurante italiano. por lo que la entrada a ese lugar, para nosotras sería muy fácil. La misión de ese bar, según Inocencia, era dejar entrar mujeres bonitas para que atrajeran hombres para que gastaran en invitarlas. Se llegó el día de la inauguración. Por supuesto, nosotras éramos invitadas de honor y se trataba de un bar grande y muy exclusivo que a nosotras nos encantó. Teníamos una nueva opción para salir, una opción más que obligatoria, desde que descubrimos que Epifanía e Inocencia se mantenían en ese lugar. Ahora contábamos con un pequeño problema, cómo solucionaríamos el poder ver también a Juventino, si él se mantenía en La Pampa. Para las Kirkis nada resultaba difícil, asl es que nos tomábamos la molestia de ir a los dos lugares en una misma noche, a pesar de la enorme distancia que los separaba. Al inicio de la noche íbamos al nuevo bar llamado Picasso, al final de la noche se quedaba Marimar con lnocencio y Rosal inda se iba a La Pampa, a hacer el respectivo cierre de la noche, yo me quedaba donde más me conviniera, a veces me quedaba en Picasso acompañando a Marimar, por lo general cuando estaba Epifanía o me quedaba platicando con alguien por ahí. A veces llamaba
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Rosalinda para informar de la presencia de alguien que nos interesara en La Pampa, e íbamos de iranediato, Asl pasamos por mucho tiempo, hasta que nueslros tres amores nos empezaron a decepcionar, mientras más los velamos, más sufríamos, se trataba de tres solteros codiciados. con todas las mujeres a sus pies, esto cada vez nos causaba más angustia y celos. "Temo que esta vez. las Kirkis se habían enamorado". Sin embargo, esos celos no nos impedían hacer miles de travesuras . que solo las paredes del lugar pueden contar. Nunca olvido el día que inventamos ser las encargadas de la limpieza del baño para poder sacar a todas las mujeres de ahí y así poder propiciar un encuentro fortuiiD dentro del baño. Mientras nosotras cuidábamos la puerta, la pareja estaba soltándole la rienda al potro y las demás personas ni se lo imaginaban. En otra ocasión nos disfrazamos de hombres para entrar al baño de caballeros, nos dio tanta risa, que al final nos descubrieron pero nadie dijo nada. En e~ caso habíamos entrado·solamente a inspeccionar la anatomía de los diferentes prototipos que llegaban al lugar. Cada una de las tres, se caracterizaba por algo diferente, Rosalinda pasó a convertirse en la enfermera auxiliar de los baños de mujeres, siempre que se desaparecía del bar, sabíamos que estaba auxiiando a alguna borracha que se había sentido mal - La escena era siempre la misma -, Rosalinda de rodillas a la par del inodoro, presionándole el estómago e introduciéndole el dedo anular en la boca, para provocarle el vómito. Marimar se caracterizaba por ser muy mala copa, a veces se tornaba depresiva y otras agresiva. Yo en cambio, me caracterizaba por tocarles las nalgas a los hombres que llegaban con alguna mujer en plan de
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conquista, me encantaba verles la cara de sufrimiento·' tratando de disimular para que su cita no se diera cuenta. No conté con suerte, cuando en una ocasión •-· chica si se dio cuenta y el que andaba con ella prometió que ni siquiera me conocía, en esta única ocasión, a pesar de ser hombre, no estaba mintiendo. Me correspondió presentarme con los dos y entablé conversación con ellos por un buen rato. Ese hombre . llamado Moi se convirtió en un gran amigo, y en cuanto a su chica fue solamente debut y despedida. Moi era . como nosotras, cliente frecuente de los mismos lugares, acostumbraba a salir sólo, porque sabía que siempre Yo no encontrarla a los conocidos de siempre. escarmenté en seguir tocando nalgas y Epifanio no fue · la excepción cuando una noche él hablaba con una chica y yo mori de los celos, me senté en la barra a un lado de él y le pellizqué toda la espalda y las nalgas. Realmente . no se cómo Epifanio me soportaba todas mis ridiculeces, si se trataba de alguien con quien nunca había estado y lo había besado solamente un par de veces. No cabia duda que se trataba de un verdadero caballero a quien no le había entregado mi cuerpo pero si mi alma. Los celos nos empezaban a invadir a las tres, fue eso la causa de que una noche explotaran Marimar y Rosalinda, las tres fuimos a La Pampa, Marimar como era de costumbre llamó a Inocencia y no le contestó, esto en ella causó una gran confusión y bebió muchos tequilas que le provocaron una terrible borrachera, quedándose dormida en una de las butacas del bar. Al finalizar la noche, como era de costumbre yo me fui y las dejé en el bar. Juventino trato de ayudar a Marimar y ella se portó agresiva, lo cual molestó mucho a Rosalinda, porque además de tratar mal a Juventino, le
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había saboteado los planes que tenia con él esa noche, ya que, las dos viajaban en el mismo auto, por lo que tenía que llevarla a su casa. En el camino de regreso discutieron mucho en el auto, lo cual llegó a tornarse en una seria paliza entre las dos, se golpearon y se dejaron de hablar. Esta situación complicó mucho las cosas, para mi sería muy dificil compartir con las dos al mismo tiempo, nuevamente encontramos una solución, el visitar los dos bares nos facilitó la existencia, Marimar ya no visitaba La Pampa porque no le interesaba ver a nadie ahí y en cuanto a Rosalinda visitaba más la Pampa que Picasso, porque ahí se encontraba Juventino. En algunas ocasiones salía solo con una y la otra no salla, fue así como pasamos varios meses. En esta etapa de nuestras vidas le dimos la bienvenida a dos personajes ficticios, la Nía Tina y la Nia Pancha, eran las que nos acompañaban cuando debíamos ir solas. A este punto cualquiera pensarla que estábamos locas, pero ellas realmente existieron, fueron las mejores amigas de mi abuelita Chenda durante su juventud, eran las únicas personas a quienes recordaba durante su demencia senil, ella hablaba de todas sus aventuras con ellas cuando eran jóvenes y en su imaginación, ellas seguían vivas, Inventaba salidas con ellas a muchos lugares que ya ni siquiera existian. Fue por esto que quisimos ponerle compafiia a nuestra soledad, ya que, para nosotras fue un gran paso el poder entrar a un bar sülas y sentarnos en una barra, de ahora · en adelante cuando nos preguntaban con quien andábamos, decíamos con La Nía Tina y La Nia Pancha, para no decir qUE! íbamos solas. Esto empezó a ocurrir cuando yo me adelantaba a Picasso y esperaba a Rosal inda a veces hasta por dos largas horas, horas que
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con el tiempo, fui sintiendo cada vez más cortas, y cuando ella llegaba yo ya había bebido por lo menos dos copas de vino rosado.
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En Picasso fue muy corto el tiempo en que pudimos compartir las tres debido a la pelea de Marimar y Rosalinda, sin embargo siempre estábamos pendientes de todas. Cuando iba con Rosalinda, no dejábamos de decirle a lnocencio que Marimar le mandaba saludos, aunque fueran mentiras, Rosalinda acostumbraba a darle sermones a Epifanio hasta que se llegó el día en que él se expresó molesto y dijo que el vaso estaba a punto de rebalsar, que razón tenía el pobre hombre, nos había soportado muchísimas cosas, sin embargo los dos temblábamos cada vez que nos veíamos, esa noche en que Rosalinda le habló, yo me acerqué a Epifanio y le dije que no se preocupara que yo ya había entendido, y en la noche siguiente le pasé a otro enfrente, lo cual hizo que muriera de los celos y lo que me conseguí fue que la próxima vez, el fuera quien me pasara a otra enfrente y yo muriera. Ese día aprendí que ese era el tipo de cosas que uno no tenia que hacer por despecho, porque luego a uno le iba peor y se arrepentia. Cuando iba sola con Marimar, nos enfocábamos en lnocencio, controlábamos con quienes hablaba, sus gestos y en especial su atención con nosotras. Hubo una ocasión en que una brasilera ex esposa de alguien que conoclamos, no se despegó de él en toda la noche, yo estaba muerta de sueño, pero mostrando mi solidaridad con Marimar, dispuse que aunque durmiéramos ahí y nos diera el amanecer, no permitiéramos que ella se quedara con éL
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En otra ocasión, llegam~s emocionadas a Picasso y no encontramos a· lnocencio en todo el bar, no respondió a nuestra llamada telefónica; esto nos levantó malas sospechas y pensamos en que de pronto se encontraba con otra chica, por lo que fuimos a un callejón que se ubicaba frente al edificio de apartamentos donde el vivía. Era la una de la mañana, había frío y mucha soledad a nuestro alrededor, pasaron ros segundos, los minutos, las horas, no lo velamos entrar en ningún momento, no podíamos movernos a La Pampa para saber si estaba ahi porque perderíamos tiempo y nos podíamos cruzar. En ese momento se nos ocurrió llamar a Rosa linda para que inspeccionara en La Pampa, Rosalinda estaba en su casa ya dormida, su carro estaba bloqueado por otro, sin embargo, no fue excusa para tomar un taxi e ir a La Pampa en pijama y con un biberón con leche chocolatada en la mano, resulta que a su mayoría de edad, todavía tomaba en biberón. Momento que estoy segura, Juventino no olvidará jamás en su vida. Como diría la canción, nos dieron las 2.00 y las 3.00 y el hombre nunca apareció. Al día siguiente nos enteramos que estaba grave de la gripe, no fue a trabajar y se había ido a dormir a las nueve de la noche, fue esa la causa por la que nunca lo vimos. Esta situación fue motivo de mucha risa y al igual que Juventino, no olvidaremos nunca. Estas odiseas se volvieron a vivir con los olros dos culitos como dirla Marisl, la sospecha de que andaban con otras, se hacia cada vez mayor, a pesar que siempre supimos que habían otras a su alrededor, pero no les daban el mismo protagonismo que a nosotras.
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Fueron estas sospechas, las que nos llevaron varias noches a un callejón vecino a una gasolinera, donde se podía observar cuando Epifanía saliera de su·· condominio para ir a buscar a alguna mujer, según . nosotras. · Esas espiadas terminaron cuando una noche sin darnos cuenta, nos bajamos de mi carro y nos llevamos la peor de las sorpresas cuando vimos los cristales de las ventanas del carro de Rosalinda rotos. Por estar las dos tontas, concentradas en observar, ni siquiera nos dimos cuenta de cuando los delincuentes los rompieron para robar el radio, entre otras cosas que llevaba dentro. Esa fue la última vez que fuimos a controlar a Epífanío, por andar en esas, ya dos carros nuestros habían sido víctimas de la delincuencia. Nos conformábamos con la noticia de que pasaban peores cosas a la gente que honradamente iba a trabajar, al menos nosotras andábamos trasnochando, en cierta forma estábamos más expuestas a que nos pasara ese tipo de cosas y sentíamos que lo merecíamos, era parte del precio que había que pagar. Si continuamos hablando de todo a lo que estuvimos expuestas, no olvido el día que por seguir a Juventino para saber con que mujer iba en 1:11 carro, lo seguimos a toda velocidad bajo la lluvia sin logran alcanzarlo, sin e[Tlbargo, esta vez nuestras sospechas si fueron ciertas y me atrevería a decir que empezó Cristo a padecer. Se trataba de una cubana morena, a quien llamamos "La negra", llegaba todas las noches a La Pampa, ella trabajaba como mesera en un restaurante vecino, terminaba de trabajar a las once de la noche y llegaba a buscar a Juventino. Ella pasó a ser la tortura
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de Rosalinda, er'a una mujer vulgar, fea pero me imagino era una ·experta en las artes de la cama, por lo que, Juventino que se asemejaba a un perro en brama, no podía desaprovechar la oportunidad. En varías ocasiones Rosalinda la pasaba empujando para provocarla, hasta que se llegó el día en que la negra me interceptó para advertirme que si mi amiga la seguía fastidiando, se las iba a ver con ella, porque era cubana y pegaba duro. A pesar de esta situación ninguna de las dos dejó de ver a Juventino, Rosalinda por la simple razón que estaba enamorada de él y la negra cubana por el puro interés del dinero. Así es que a mi me correspondió ser el consuelo de Rosalinda esas noches de sufrimiento en las que ella lloraba, y a Juventino le importaba poco. Fue una de esas noches cuando coincidimos con Epifanio y logramos sentarnos con él y sus amigos. A pesar que Rosalinda lloraba, yo no me separé ní un segundo de Epifanio que tenía a una mujer enfrente insinuándosele todo el tiempo. Epifanio observaba con extrañeza a Rosalinda, queriendo saber por qué ella lloraba, sin embargo nunca preguntó, él era una persona bastante reservada. A pesar de las lágrimas, Rosalinda no escatimó en querer empujar a la mujer que se le insinuaba a Epifanio, esta vez se trataba de una karateca cinta negra tercer dan, Rosalinda no lo sabía, tuve que decírselo en secreto, de lo contrario, esa noche nos hubiera ido muy mal. Estas situaciones suelen sucederle a tos pleitistas, cuando no saben con quien se.están·metiendo, como diríamos en mí país, "A todo coche, se le IIBga su sábado" La relación de Juventino con La Negra nos empezó a afectar a todas, sin embargo, no era motivo para que siguiéramos haciendo averías y dísfrutándono.s
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las noches. A veces queriamos solo disfrutar de la música Y no nos interesaba hablar con nadie que se nos acercara, yo estaba aburrida de los hombres que pedian mi número de teléfono con intenciones d•3 salir conmigo, irme a visitar y tener una relación conmigo. En ese entonces a mi lo único que me interesaba era salir Y disfrutar con mis amigas, no estaba interesada _en ninguna relación formal. Me bastaba mi guapo espanol eventualmente y el platónico amor con Epifanio que suficiente desgaste mental me provocaba. En esta etapa de mi vida empezaba a entrar en un estado de confusión, comparaba lo mal que me habla ido siendo recatada, sin ningún tipo de vicio y principalmente siendo fiel hasta con la mirada y el pensamiento. Me llamaba la atención que todos los hombr~s que se acercaban a mi, me querian para su nov1a, querian entrar a mi casa conocer a mi familia y andar conmigo, era algo que mi'mente no podia procesar, si lo que yo habfa escuchado toda mi santa vida, era que a las mujeres que se comportaban como nosotras en esa época, jamés las iban a tomar en serio. Se acercaba la Semana santa, la mayoria de las personas la tomaban de diferente fom1a, algunos se disfrutaban de las actividades de la iglesia, otros descansaba~ •. otros ·viajaban y nosotras no sabiar:nos que hacer. V1v1amos una vida tan espontánea y tan libre de planificaciones, que un dia cualquiera decidimos con Marimar ir a la casa del lago con mi familia, en esta ocasión no iba Rosalinda, ella viajó con su familia a la playa y se hospedó en un lujoso hotel por varios dias. Nosotras en cambio, nos fuimos en familia, sin embargo, esto no fue obstáculo para disfrutarla. A los amigos de
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mi padre les encantamos, yo a veces sentía que la gente mientras más vieja, vela las situaciones de diferente forma, en el caso de ellos habían vivido quizá una vida tan reprimida, que al ver lo que haciamos nosotras; se relajaban. En cuanto a las viejas, ellas se encargaron de cocinamos y atendernos, a esas alturas de su vida, ya los celos en ellas no existían, al contrario, mientras más tiempo las dejaran solas, mejor. Podía también ser esta la explicación por la cual las mujeres que velamos en el cine, los dejaban salir a parrandear, no por comprensión, sino por descanso de no tenerlos a la par todo el tiempo. Con Marímar decidimos vivir ese verano intensamente, nos vestimos con nuestros vestidos veraniegos y caminamos por las calles de Panajachel, comimos de todo lo que se nos antojó, principalmente mangos, que es una de las principales frutas de la temporada, compramos chácharas en los puestos de los hippies, hasta que fuimos abordadas por dos italianos bellos, su rostro se asemejaba al de Jesús, por tanto, cuando los vimos, nos sorprendimos diciendo: ¡Jesús Santo, que hombres tan guapos ¡. Sin rriiedo a nada, nos subimos a una barca y fuimos con ellos a san Pedro, un pueblecito aledaño al lugar, caminamos por las calles, platicamos, comimos, hasta que se dieron las cuatro de la tarde y tuvimos que regresar solas, porque ellos vivlan en ese pueblo y se quedaron fumando marihuana. Regresamos a la casa, cenamos, nos arreglamos para salir de noche y nos fuimos a buscar discotecas err el lugar. Habla varias para escoger, la mayoría estaban repletas de extranjeros, para nosotras mejor, porque estábamos rodeadas de un mejor panorama. Marimar
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firmó autógrafos de admiradores que reci'én la visto en un póster publicitario y no faltó él que tomarse alguna foto con ella abrazándola, lo más para presumir con los amigos que era su novia. noche bailamos salsa, merengue, rock y regresamos muy cansadas y nos acostamos a dormi1 Al día siguiente nos levantamos tarde, fuimos a camin" por la playa, comimos todo tipo de mariscos que era de nuestros platos predilectos. Regresamos a la en la noche, listas para salir de nuevo pero el sueño sorprendió y nos quedamos dormidas.
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Al día siguiente regresamos a la ciudad, muchos proyectos en mente, entre los míos era impartir mis seminarios de Etiqueta y Protocolo. Para la gente' que me conocía parrandeando, esto era irónico, pensaban que al hablar de etiqueta se trataba de sin expresión y con todos los orificios internos y externn
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