Sheen, Fulton j - Religion Sin Dios

December 29, 2017 | Author: ServicioCatolico Hispano | Category: Alfred North Whitehead, God, Truth, Science, Space
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FÜLTON J. SHEEN Doctor en Filosofía, doctor en Teología, doctor en Derecho Obispo auxiliar de Nueva York Director Nacional de las Obras Mitionale» y de la Propagación de la Fe

RELIGIÓN SIN DIOS

EDITORIAL PLANETA BARCELONA

Título original: RELIGIÓN WITHOUT GOD Traducción del inglés por el M. I. Sr. Lie. don RAFAEL CALDBNTEY PHOHENS, Deán de Ibiza

FULTON J. SHEEN, 1958

Primera edición: Abril de 1956 Segunda

edición: Septiembre

de 1958

DEPÓSITO LEGAL. B. 14.017. —1958 Imprenta Putera. • San Luii, 7*

NIHIL OBSTAT El Censor, Serafín Alemany Vendrell, C. O. Barcelona, 13 de marzo de 1956

IMPRÍMASE f GREGORIO, Arzobispo-Obispo de Barcelona Por mandato de Su Excia. Rvma., ALEJANDRO PECH, Pbro.,

Canciller»Secretario

PROLOGO

KJo es que la Religión en nuestros días esté en evolución, •1 ' como muchos suponen, sino que es objeto de una verdadera revolución. La evolución supone crecimiento desde su nacimiento u origen; la revolución rompe con la causa o principio: la evolución tiene antecedentes, pero la revolución no reconoce antepasados. Cuando decimos que la religión está en estado de revolución, no queremos decir únicamente que haya un estado de ruptura con el pasado, sino que, además, hay un desprecio evidente de todo lo mejor que ha habido en la cultura y en la tradición que heredamos. Hasta nuestra última generación, la religión era tenida como una actitud del hombre en relación con el Ser Supremo fuente de todas las perfecciones: pero hoy la religión es tenida por una especie de fraternidad del hombre con el Universo o, mejor dicho-, no es sino ala fe en la conservación de los valores humanos-». La palabra «Dios-» es empleada todavía por ciertos pensadores, pero se la vacía de todo su contenido y queda desleída y difusa de manera que pueda acomodarse a significar cualquier idea por volátil que sea, o cualquier clase de fantasía sin consistencia. Se ha destronado a Dios, los cielos han sido abandonados y el hombre ha sido colocado en lugar de Dios, cumpliéndose de este modo la dia-

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bólica promesa de que llegaría un día en que vendría a ser asemejante a Diosv. Los problemas que antes se concentraban en Dios se resuelven ahora teniendo en cuenta al hombre, y los que antes se referían al hombre, ahora son amalgamados con el universo entero. El teísmo se reduce al humanismo, y la psicología a la cosmología, y por lo mismo ya no existe la distinción que se hacía entre el hombre y la materia. Dios queda humanizado, y el hombre naturalizado. La ciencia física, y no «.la flor que florece sobre el muro que se derrumban, viene a decirnos lo que es Dios y lo que es el hombre. Los hombres ya no miran su pasado, suspirando por aquella pretérita Edad de Oro; ya no tienen recuerdo de aquel Edén, donde el hombre trataba con Dios, en las apacibles horas del fresco atardecer. La Edad de Oro se sitúa ahora en lo futuro; pero no es precisamente aquella en que el hombre hallarla de nuevo, al pie del árbol del pecado, los dones que allí perdió una vez, gracias a un Dios-Hombre que con sus brazos extendidos sobre otro árbol (el de la Cruz) se ofrece a él como señal de salvación; sino, más bien, un futuro en el cuál, debido a un impulso cósmico en evolución, el hombre no solamente se figura ser Dios, sino que realmente empezará a serlo. Y él hombre elevado a este estado que llaman sobrenatural, no necesita redentor; así como tampoco en el estado natural necesita de Dios. Como resultado de esta filosofía de autosuficiencia se da el estrambótico fenómeno propio de nuestros tiempos, de una religión sin Dios y un cristianismo sin Jesucristo. En estos nuevos términos se plantea actualmente el problema de la religión, lo que resulta realmente inquietante para la mentalidad moderna. Nunca hasta ahora un mundo sin religión mostró tan marcado interés por la religión. Ella

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es el objeto de las conversaciones de todos, puesto que, aunque todos admitimos que sólo los científicos puedan hablar de ciencia, y que sólo a los geógrafos sea permitido enseñar geografía, no obstante, cualquiera se atreve a hablar de religión. La prensa está rebosando de materias religiosas, y los profesores de Universidad están hablando de religión, aunque en algunos casos mejor podría decirse que están hablando contra la religión. Pero, sea como sea, la verdad es que nunca hasta ahora se habló tanto de ella; así como también lo es que nunca como ahora fue más desconocida ni menos practicada. La religión de hoy es puramente especulativa, no se lleva a la práctica, pues se la relaciona más bien con la Razón Pura que con la Razón Práctica. Al parecer, todo se encamina a proporcionar un remedio consolador a las conciencias desorientadas. El hombre vive primero y después adapta las doctrinas a su manera de vivir; los malos consejos son lisonjeramente sugeridos a los 'que viven mal, y así, por extraña consecuencia, su religión, a manera del ave fénix, resucita de entre las cenizas de su irreligión. Por eso este nuevo y revolucionario cambio en las cosas de la religión ha hecho perder importancia a los conceptos tradicionales de la misma, según el gusto del mundo actual, siempre en confuso movimiento. Las palabras «Dios» y «Religión» están en uso todavía, pero significan cosas diferentes. Es más fácil a un francés entender a un inglés, que a un creyente en el verdadero Dios entender qué cosa sea, por ejemplo, el Dios del Profesor Aíexander, «que en el sentido estricto de la palabra no es un Creador, sino una criatura». La escuela antigua partía de la idea de Dios, v deducía la religión, mientras que la nueva empieza por la religión v saca de ella la idea de Dios. Las dos escuelas habían lenguaje diferente y se apoyan y dan vueltas sobre distintos polos del pensamien-

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to. ha empresa del filósofo moderno de la religión, cuya razón le conduce a creer en Dios, Alfa y Omega de todas las cosas, no consiste en establecer tesis contradictorias, que no tengan denominador común ni múltiplo común con aquellas de sus contemporáneos de carne y hueso como él. Más bien habrá de intentar analizar los supuestos de sus contemporáneos, según la manera moderna de concebirlos, para juzgar cuáles de ellos sean razonables y cuáles sin fundamento. Pues son las cosas que se dan por ciertas las que deben ser juzgadas en su firmeza, porque pudiera muy bien suceder que ciertos supuestos filosóficos no fueran sino afirmaciones gratuitas, y sus respectivos sistemas nada más que conceptos líricos puestos en verso libre. No es otro el fin que nos hemos propuesto en este trabajo, o sea, el estudio paciente y racional de los supuestos que, en materia religiosa, puede haber detrás de las ideas contemporáneas que sometemos a examen. Nuestro método será triple : exposición, historia y critica. En primer lugar procuramos dar un esbozo sin prejuicios de la posición moderna en su aspecto positivo y negativo de la cuestión, pero sin emitir nuestro 'juicio; después pasamos a trazar sus orígenes históricos, no tanto a través de los autores, como } . Maritain, a quien debemos agradecimiento, ha hecho admirablemente en su obra Les Trois Reformateurs, sino más bien tomando como base los principios filosóficos y su evolución; en último término, analizamos los supuestos principios, que son la base de la filosofía de la religión contemporánea, y presentamos de una manera constructiva la base racional de toda religión desde el punto de vista natural. Dios, en relación con las tendencias anti-intelectuales de nuestros días, ha sido examinado en nuestra obra anterior Dios y la inteligencia de la cual este volumen es realmente

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una segunda parte. Con estas dos obras tendremos un estudio completo de la filosofía de la religión desde los respectivos puntos de vista formal y material. Para terminar debemos dar las gracias al Dr. L. Canon Noel, de la Universidad de Lovaina y al Dr. Gerardo B. Phelan, de la Universidad de Toronto, por sus sabias sugestiones y ayuda valiosa. Debemos también dar las gracias al M. R. Msgr. Eduardo A. Pace, doctor en Filosofía de la Universidad Católica de América, por su ilustrada y amable ayuda, y al Profesor A. J. McMullen, de la Universidad de Harvard, que han repasado el manuscrito y me han sugerido algunas modificaciones para hacerlo más agradable al lector. También damos las gracias a nuestro amigo el Reverendo Enrique J. Gebhard, doctor en Letras, por su valiosa ayuda.

PRIMERA PARTE

Filosofía contemporánea de la Religión

CAPÍTULO PRIMERO

LA RELIGIÓN MODERNA EN SU ASPECTO NEGATIVO Í71 h estudio científico de la religión ha sufrido cambios muy *-** considerables en el transcurso de las últimas cuatro centurias, cambios debido en parte a la manera moderna de enfocar los problemas, y en parte también a la general adopción del método experimental en el estudio. Estos cambios de actitud respecto de los problemas religiosos han sido más notables a medida que se suceden los siglos. El siglo xvi exigía una «iglesia nueva», el siglo xvn exigió un «nuevo Cristo», el xix un «nuevo Dios» y el xx una «religión nueva». Por otra parte, como consecuencia de estas exigencias, y en nombre del aprogreso», «ciencia» y «libertad», la Iglesia pasó a ser una secta ; Cristo vino a ser considerado como un profesor de Moral; Dios fue tenido como símbolo de las tendencias ideales en las cosas y la religión fue concebida como una actitud de amistad hacia el universo. La nueva concepción de la religión es completamente diferente de la antigua : tiene como herencia propia una serie de negaciones y promete una rica esperanza de glorificación del hombre y no de Dios. Todo esto ha contribuido e inter2

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venido en la formación de una nueva idea de religión : nuevas fórmulas científicas, que insistentemente se desea introducir en la Teología ; una creciente impaciencia por desprenderse de lo tradicional y dogmático ; una constante exigencia por un sistema que aplauda la nueva manera de vida, y, finalmente, el deseo de reducir todas las cosas a una simpie categoría. El profesor H. W. Carr declara que la ciencia es la causa que más ha influido en la formación de ese falso concepto. «Es el progreso de la ciencia», escribe, «lo que ha exigido de la filosofía que revisara nuevamente el concepto de Dios. El gran problema con que nos enfrentamos hoy es reformar la noción de Dios, que los filósofos matemáticos del siglo XVII nos han legado, para ponerla de acuerdo con los nuevos conceptos de la ciencia biológica» 1. ¿Y qué es esta nueva idea de religión? Es, en resumen, una religión sin Dios, o sea, sin el Dios concebido tradicionalmente. Da religión, de acuerdo con los filósofos y los teólogos del siglo xx, no tiene por objeto a Dios, sino al hombre. «Primero es el hombre y no Dios», dice uno de los vulgarizadores de la nueva idea ; «es como si Dios solamente, y no el. hombre, pudiera parecer objeto de sugestiones o de prueba. Sobre todo, es Dios el que es revelado por el hombre, y no el hombre por Dios. Nuestra revelación es desde la tierra al cielo, desde el suelo a Dios, y no viceversa, como se creía antiguamente» 2. «La interpretación científica de los fenómenos naturales», dice otro autor, «ha hecho que sea más remoto el interés en Dios ; la existencia de Dios, más problemática, y la misma idea de Dios, no necesaria. Las matemáticas y la física han hecho de cada día más difícil hallar lugar para Dios en nuestras coordinaciones y construcciones del universo; y la necesidad de poner una primera causa o de concebir un ordenador (que parecía obvio, prima facie, a

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las generaciones precientíficas), no existe para nosotros» 3 . La palabra «Dios» puede todavía retenerse en esta idea nueva de la religión, pero se toma en un sentido completamente nuevo; hasta puede llegar a ser de naturaleza tan imprecisa que pueda identificarse con cualquier complejo psíquico hacia un ideal. E incluso, para los que la ignoran, por ejemplo, la «nueva religión será un resultado de los deseos, esperanzas y aspiraciones de estos tiempos nuestros y de un futuro próximo» 4 . Cuando hablamos de la idea «moderna» o «contemporánea» de religión, no queremos decir «moderna» en el estricto sentido cronológico de un determinado período de tiempo. Más bien queremos significar un «espíritu», que es peculiar y propio de las maneras contemporáneas del pensamiento y tan diferente del antiguo y distinto de él que puede ser llamado nuevo o «moderno». La nueva actitud hacia ía religión es diferente, no sólo en grado sino también en forma, de todo cuanto pueda ser llamado tradicional u ortodoxo. E s cierto, no obstante, que hay muchas nociones de religión que no se acomodan a esta nueva concepción que vamos exponiendo ; pero estas nociones y sistemas son modernos en el sentido de que son expuestos en nuestros días, mas no en el de que representen el «espíritu progresivo y libertador» de los filósofos y teólogos contemporáneos. Esta nueva idea de religión es la que vamos a estudiar en este libro 5 ; y vamos a dar especial importancia a este punto porque, en realidad de verdad, no puede haber cuestión más importante ni más fundamental que ésta de las relaciones entre Dios y el hombre. Se ha dicho que el hombre es «inevitablemente religioso», y que, así como nada humano era extraño para Terencio, así nada religioso debe serlo para el hombre.

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Es cosa razonable para los protagonistas de esta nueva doctrina que sean ellos mismos los que presenten su propio pensamiento. Por ello nos proponemos dividir este trabajo en tres secciones. En la primera, expondremos la nueva idea de religión, sinceramente y sin criticarla ; la segunda, la dedicaremos a desarrollar sus orígenes históricos ; y en la tercera la examinaremos críticamente a la luz de la filosofía de Santo Tomás de Aquino. Toda ciencia tiene un doble objeto : el objeto material, que es la cosa que estudia ; por ejemplo, la materia en la Física ; y un objeto formal, que es la manera particular o el punto de vista desde el cual se estudia; por ejemplo, en la Física la materia misma, pero refiriéndose a su movimiento. Un estudio bien orientado de la religión tendrá que tener en cuenta estos dos objetos. Y no sólo esto, sino que tendrá que considerar también las más antiguas y tradicionales ideas referentes a la misma, ya que todo movimiento filosófico o teológico es una reacción o un adelanto con referencia a lo que le precedió. I/O que significa que la idea moderna de religión tendrá que ser considerada bajo dos aspectos, negativo y positivo; el negativo tendrá que ser la crítica de las ideas antiguas que pretende suplantar, y el positivo será la exposición de los nuevos principios que desea establecer. A pesar de que exponemos a continuación una síntesis sumaria de la idea contemporánea de religión, la que exponemos aquí al principio de nuestro tratado, realmente «in ordine inventionis» no aparecerá sino al final del mismo. Esta síntesis ha sido extractada de los autores contemporáneos y, por lo mismo, no es una invención nuestra. No es, pues, un plan de arquitecto de algo que todavía ha de realizarse ; sino más bien un esbozo de un artista, pero de una realidad ya

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existente ; en suma, una recapacitación más bien que una inspiración. Idea moderna de la religión OBJETO MATERIA!,

Negativo: Dios no existe (tal como tradicionalmente se ha entendido hasta ahora). Positivo: Valores.

OBJETO FORMAL

Negativo: Antiintelectual. Positivo: Experiencia religiosa.

Este libro se referirá únicamente al objeto material de la religión, pues su aspecto formal ha sido ya tratado en mi libro Dios y la inteligencia 8 . El objeto material de la religión moderna negativamente

considerado

Dios como Ser Supremo y Perfecto no es el objeto necesario de la religión. Este enunciado representa la parte negativa de la idea moderna de religión y su reacción frente a la noción tradicional de la misma. Esto no quiere decir que la palabra Dios no se use por nuestros contemporáneos. De hecho se usa, y precisamente muchas veces. Pero no se toma para expresar el pensamiento tradicional del Ser supremo. Dios puede significar lo que sea desde una «armonización de ocasiones temporales» hasta lo que se llama «una libídine proyectada». No es que ahora pretendamos asegurar la superioridad lógica de la idea tradicional sobre la contemporánea ; no hacemos sino declarar un hecho, o sea, Dios, como tradicionalmente ha sido entendido, ya no es aceptado como objeto de la religión. Pero ¿cuál es el concepto tradicional de Dios? ¿ E s realmente el concepto de un ser supremo y per-

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fectísimo, Alfa y Omega de todas las cosas ? Alfa porque sin El no puede haber nada que progrese o pueda evolucionar ; Omega, porque sin Él nunca habría razón para tal evolución. Perfectísimo, como decimos, porque lo es con la plenitud del ser, con sus trascendentales propiedades de Unidad, Verdad y Bondad ; pero no estático, porque es la Vida misma ; no dinámico, porque es perfectísimo ; no evolucionante, porque es la Razón e inteligibilidad de la evolución. Puesto que Él «es» y todas las cosas fuera de Él «no son», sino que «tienen ser» ; por lo tanto, depende de Él todo lo que no es Él, y esta dependencia es el fundamento de toda religión. Las razones aducidas por nuestros contemporáneos contra el concepto tradicional de Dios pueden ser reducidas a tres : filosóficas, psicológicas y sociológicas. Las negaciones filosóficas del objeto tradicional de la religión Aunque William James ya no ejerce una influencia personal en el mundo de la filosofía, no obstante no deja de ser verdad que sus obras continúan llevando a término la tarea que él dejó incompleta. El pragmatismo como método puede ser que esté muerto, pero el pragmatismo como espíritu está vivo y palpitante. E l profesor Julio S. Bixler, del Colegio Smith, en su excelente obra «La religión en la filosofía de William James» al hablar del pragmatismo, escribe : «Volverá a tener devotos en las generaciones venideras por causa de su fe creadora... Y las creencias de James, que tienden a la realización individualmente creativa, encontrarán alcance por sus propias fuerzas y una aplicación de sus ideales sin semejante en la historia» 7 . De entre los numerosos materiales filosóficos que él nos dejó, no hay sino una pequeña parte

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de ellos, pero muy importante, que nos interese, esto es, su idea de la religión. Las influencias que le llevaron a su teoría de la religión son varias y complicadas. La influencia ejercida por su padre y su formación empírica en Filosofía y Medicina lo prepararon para reflexionar empíricamente sobre los problemas físicos. El antiintelectualismo de Bergson (cuya obra «Evolución creadora» al ser publicada fue considerada por James como uno de los acontecimientos más importantes de entonces, porque «dejaba el intelectualismo completamente muerto»), el pluralismo de Renouvier, el utilitarismo de Mili, la reacción de Oxford hacia los absolutistas; todo esto fue lo que contribuyó a hacer de él el autor de una religión que pudiera muy bien ser llamada la religión del utilitarismo romántico 8 . ¿Creyó James en el Ser supremo y perfecto como objeto de la religión? La respuesta no puede ser sino negativa. La mejor definición de la religión que él nos dejó se halla en su obra «Variaciones de la experiencia religiosa», donde dice «la religión, por lo mismo, como yo ahora os pido arbitrariamente que la toméis, significará para nosotros los sentimientos, actos y experiencias de un hombre individuo en su soledad, a la medida que él las tenga, para ponerse en relación con cualquier cosa que él considere lo divino» 9 . Naturalmente que la significación de la palabra «divino» ha de ser la clave para interpretar su definición y por lo mismo debemos seguir adelante para lo que él quiere significar. Nunca llega a ser diáfano en la definición de este concepto. «La palabra divino», escribe más adelante en la misma obra, «como la empleamos aquí, significará para nosotros no solamente lo primario envolvente y real... Lo divino significará para nosotros una realidad solamente primaria tal como los sentimientos individuales obligan a admitirla de una manera

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solemne y con gravedad y no con irrisión o con desprecio» 10. Lo divino puede significar no una cualidad singular, sino un grupo de cualidades, de las que siendo defensores alternativamente diferentes hombres, todos puedan, no obstante, encontrar en ellas el objeto de sus esfuerzos dignos de mérito. «Así el Dios de las batallas puede ser apto para ser Dios para una clase de personas y el Dios de la paz del cielo y de la patria, para otras» " . Este poder, que está más allá de nuestro alcance y del que proceden experiencias útiles, no es preciso que sea infinito. «Todo lo que los hechos reclaman es que el poder sea no sólo otro, sino más amplio que la conciencia de nuestro yo. Y sería algo más amplio sólo con que lo fuera suficientemente para apoyarnos en él para un paso más adelante. No necesita ser infinito ; sólo es preciso que sea solitario» 12. En estas citas queda claramente demostrado que Dios precisa ser solamente un poder consciente como nosotros mismos, pero ciertamente no precisa ser perfecto. En este punto James es lógico con su pluralismo y deja a salvo la posibilidad del politeísmo, en el sentido de la unión de estos «yo» semejantes a Dios. Pero en orden a hacer más inteligible el objeto de la religión, tal como lo entendió James, es bueno preguntar si eí Absoluto tiene algo que ver con ía religión y, además, sí ía noción escolástica de Dios entra en ello. El Absoluto debe ser descartado en principio. No tiene valores religiosos, siendo útil únicamente para proporcionarnos un «descanso moral» l s . James escandalizó a sus oyentes en Oxford diciéndoles: «Dejemos que el Absoluto entierre al Absoluto». Aunque no llegó a creer que todos los hegelianos fueran escrupulosos y pedantes, no obstante dijo que de alguna manera estaba con-

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vencido de que «todos los pedantes debían llegar a ser hegelianos si llevaban a término su desarrollo» 14. Pero si el Absoluto no ha de servir ya^como objeto áe la religión, ¿ por qué no ha de servir a Dios tal como es concebido por los escolásticos ? James no hubiera admitido esta alternativa. Primeramente, porque James enseña que la existencia de Dios no puede ser demostrada, y, aunque parezca extraño realmente, no da otra prueba sino el argumento de autoridad : «todos» los idealistas desde Kant han estado de acuerdo en rechazar o al menos no considerar las pruebas, lo que demuestra que ellas no son suficientemente sólidas para servir como fundamento de la religión... La causalidad es demasiado oscura como principia para llevar el peso de toda la estructura de la Teología» 15. En segundo lugar, los atributos de Dios, tal como los conciben los escolásticos, son demasiado áridos y nada significan para esta vida ; ellos son solamente «evasiones y emparejamientos de inútiles adjetivos del diccionario, apartados de la moral, fuera de ías necesidades humanas ; algo así como si hubieran sido producidos con la misma palabra «Dios» por una de esas máquinas lógicas de madera y latón que ingeniosamente han querido algunos presentar como sustitutivo de un hombre de carne y hueso» 16. ¿Cuál podrá ser, pues, el objeto de la religión y cuál habrá de ser la significación de la palabra «divino» ? En su última obra, James se declara en favor de un Dios finito. i 85. J. Mackenzie, «Dios como Amor, como Sabiduría y como Poder Creador». Hibbert Journal, Vol. 24, núm. 2, p. 199. 86. Julián S. Huxley, «Ciencia y Religión», editada por F . S. Marvin, 1923, Cap. X I . 87. Julián Huxley, «Ensayos de un biólogo», p . 235.

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88. T. McTaggart, «Algunos dogmas de religión», 1906, p. 3. 89. G. M. Irvine, «Iglesias, Religión y Progreso», págs. 13, 18. 90. Ellsworth Faris, Journal of Religión, Vol. VI, núm. 3, mayo, 1926, p. 241. 91. Al. Hoernle, Harvard Theol. Review, Vol. XI, núm. 2, abril, 1918, R. B. Perry, «Tendencias filosóficas», p. 29. 92. Jos. A. Leighton, «El hombre y el cosmos», 1922, p. 545. 93. R. Eucken, «La verdad de la Religión»,» p. 129. 94. Edwin E. Aubrey, «La naturaleza de la Religión», Journal of Religión, 1925, págs. 189-91. 95. G. M. Irvine, «Iglesias, Religión y Progreso», págs. 13-18. 96. J. Santayana, «La razón en la Religión», p. 6. 97. Tilomas J. Hardy, «El presente predicamento de la Cristiandad», Hibbert Journal, octubre, 1925, Vol. XXIV, núm. 1, p . 65. 98. Bertrand Russell, «Lo que yo creo», 1.925, p . 13. 99. H. W. Wieman, Journal of Religión, mayo 1927, p: 307. 100. Ralph B. Perry, «Iniciación a la Filosofía», 1908, p. 66 101. Ibid., p. 88. 102. Durant Drake, «Una definición de la Religión», Journal of Religión, marzo, 1927, p. 124. 103. W. C. Everett, «Valores Morales», 1918, p. 302. 104. A. P. Haydon, Journal of Religión, marzo, 1927, p. 127. 105. Ibid., p. 133. 106. A. E. Haydon, Journal of Religión, marzo, 1.927, p. 128. 107. «Principios de la Psicología Religiosa», en Archives de Psychologie, Vol. I I págs. 37-41. 108.—«La conciencia religiosa», 2.a edición, 1927, p. VIL 109. «Después de la segunda reunión anual», 1926, págs. 85, 86. Cf. p. 17 de «La experiencia de los sentimientos y sus modalidades», por el mismo autor, Londres, 1925. 110. «La Psicología del Misticismo religioso», 1925, págs, 300, 302, 304. n i . «Estudio psicológico de la Religión», p. 272. 112. «La Psicología del Misticismo religioso», págs. 329-330. 113. J. H . Leuba, «La creencia en Dios y en la inmortalidad», 1916, p. X . 114. «Estudio psicológico de la Religión», págs. 52 y 53. 115.,, «La nueva psicología y sus relaciones con la vida», 7. a edición, 1922, W. R. Matthews, aunque niega que la idea de Dios Sea una mera proyección, cree que debería ser retenida porque tiene una «valencia sobreviviente» : «Esta idea, no menos que la idea de naturaleza, tiene valor para la vida y ha ayudado al hambre a ad-

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quirir el dominio de las circunstancias en que su vida se halla envuelta». «La iniciación psicológica para la Religión», 1925, p. 2 1 ; cf. Jung, «La psicología de lo inconsciente»; T. W. Pym, «La psicología y la vida cristiana», 1921, Caps. 2, 3. «El psicoanalista se satisface con la teoría de que las creencias religiosas son producidas por la libídine desusada, desplazada y proyectada.» «El, un Dios, satisfizo el anhelo exaltado del amado " Y o " por una proyección omnipotente, para su propia adoración.» Cavendish Moxon, M. A. (Oxford). «Ensayos freudianos sobre la religión y la ciencia», 1925, págs. 18, 20. «La religión es primariamente emocional y por lo mismo, en su sentido más amplio, tiene su origen en el "sexo".» S. Swisher, «La Religión y la nueva Psicología», 1923, p. 19. J. Cirilo Flower, «Estudios psicológicos de cuestiones religiosas», 1924, página 224 y sigs. «El carácter constitutivo de la religión está en el intento psicológico efectivo para asegurarse a sí mismo psicológicamente.» Jacques Cohén, «Religión», 1923, p . 35. 116. «Materia, Vida, Inteligencia y Dios», 1923, p . 176. 117. «La nueva ortodoxia», 1925, págs. 93. 1.01. 118. Ibid., p . 117. 119. Ibid., p. 121. 120. «La reconstrucción de la Religión», 1922, p. 2. 121. Ibid., p . 64. 122.

Ibid.,

p . 100.

123. Ibid., p . 139, 143. 124. Ibid., p. 45. «El espíritu nuevo, formándose, de hecho, sobre las inquietas aguas de la humanidad determinará, ciertamente, el sentido futuro de Dios y su destino. La concepción deísta de una edad completamente pasada, que Dios es como una especie de monarca a distancia, se perderá en la oscuridad con el sistema social que le dio origen; y la sociedad como unión federal, en la cual cada indiviuo y cada forma de asociación humana hallará su libre y completo objeto para una vida más abundante, será la gran figura de la cual se proyecte la concepción de Dios, en quien nosotros vivimos, nos movemos y somos.» Robert A. Wpods, Democracia: un nuevo desarrollo del poder humano, un capítulo en «Estudios de Filosofía y Psicología», 1906. «La sociedad, democrática de pies a cabeza, no puede tolerar una tal distinción de clases como la de un ser supremo favorecido con la perfección eterna y absoluta y otra clase de seres destinados a las maneras más humildes de una lucha desigual. Fuera de esta más amplia significación es proyectada la concepción de Dios, que es nosotros mismos, en el cual y del cual nosotros literalmente somos; el Dios que nosotros, en cada uno de

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