sesion antologia

July 16, 2019 | Author: AR Carlos | Category: Autor, Bibliografía, Maestros, Información, Caballos
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seion de aprendizaje antologia comentada...

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INSTITUCION EDUCATIVA N° 2025

“INMACULADA CONCEPCIÓN” UGEL Nº 02 – LOS OLIVOS

SESIÓN DE APRENDIZAJE N

I.- TÍTULO DE LA SESIÓN:

“Producción de una antología comentada”

II.- DATOS INFORMATIVOS:

I.E.

2025 INMACULADA INMACULADA CONCEPCION

FECHA

21-05-18 / 22-05-18

ÁREA

COMUNICACIÓN

DOCENTE

Prof. Alicia Rivera

GRADO Y SECCIÓN

2DO “A”,”C”, “D”

DURACIÓN

2H. (90’)

TURNO

TARDE

UNIDAD DIDACTICA

”Elaboramos cuentos sobre José María Arguedas”

III.- PROCESO DIDÁCTICO EVALUACIÓN COMPETENCIA

CAPACIDAD

INDICADOR

INSTRUMENTO

PRECISADO

Planifica la producción de diversos textos escritos. escritos. Produce textos escritos

Textualiza sus ideas, según las convenciones de la escritura.

Selecciona de manera autónoma el destinatario, el tema, el tipo de texto, los recursos textuales y las fuentes de consulta que utilizará de acuerdo con su propósito de escritura. Propone de manera autónoma un plan de escritura para organizar sus ideas de acuerdo con su propósito comunicativo.

Mantiene el tema cuidando de no presentar digresiones, repeticiones, contradicciones o vacíos de información. Usa los recursos ortográficos de puntuación y tildación en la medida que sea necesario,

Rúbrica

Interpreta textos literarios en relación con diversos contextos

para dar claridad y sentido al texto que produce. Usa un vocabulario variado y apropiado acorde con el texto que produce.

Interactúa con textos lnteractúa con textos literarios iterarios

Opina sobre el modo en que se articula el tema y el lenguaje usado a partir de su experiencia y la relación con otros textos. Valor: Respeto

Muestra respeto por sus pares y maestros

Lista de cotejo

III.SECUENCIA DIDÁCTICA DE LA SESIÓN

PROCESOS PEDAGÓGICOS

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El docente, muestra a los estudiantes su libro “Antología”y les

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ESTRATEGIAS

El docente da la bienvenida a los estudiantes. Se afirman los acuerdos de convivencia para el propósito de la sesión. Se recapitula brevemente lo trabajado en las sesiones anteriores sobre la selección de poemas como actividad previa para la elaboración de una antología comentada.

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ACTIVIDADES Y/O

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recuerda los elementos paratextuales: paratextuales : el título, el prólogo, índice Lee el índice y los dos primeros párrafos del prólogo. Después de leer, el docente pregunta: ¿Alguna vez has leído una antología? ¿Sabes en qué consiste? consiste? Los estudiantes estudiantes responden a las preguntas y se relaciona con la presentación anterior. Luego, pregunta una vez más ¿Qué procedimientos procedimiento s consideras que se deben realizar para elaborar una antología? antologí a? A partir de las respuestas de los estudiantes, el docente presenta la sesión denominada Producimos una antología comentada y los aprendizajes esperados .

RECURSOS

TIEMPO

Pizarra

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Se presenta la definición de antología de acuerdo al Diccionario de la Real  Academia de la Lengua como “la colección de piezas escogidas de literatura, música, etc.” Concebida con fines didácticos, para el propósito de nuestra sesión,

la antología debe contener una selección de textos poéticos que puede incluir ilustraciones, fotografías del autor, infografías o cuadros cronológicos. En este caso, además incluirá comentarios referidos a cada uno de los textos. Se escucha el poema “Acuérdate de mí” de Salaverry. Se dialoga sobre los sentimientos que les genera o inspira este poema. En este punto, se debe indicar que en nuestro caso, al tratarse de una antología poética comentada, debemos considerar en su estructura elementos mínimos como: 1. La portada: Contiene los datos de identificación de la antología y del área curricular, incluyendo la lista de participantes. 2. El índice: Señala la secuencia y el número de página de los poemas, los comentarios, la conclusión y la bibliografía. 3. La introducción: Presentación general del contenido en no menos de dos páginas. 4. Los textos que integran la antología (8 poemas) con sus respectivos comentarios. 5. Conclusión. 6. Bibliografía actualizada. El docente brinda las pautas para elaborar una antología poética comentada. La antología debe contener ocho poemas sobre algún tema relacionado con nuestro patrimonio cultural (dos poemas por cada estudiante). Cada poema será de un poeta distinto, peruano o hispanoamericano. n

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Especificar a qué libro pertenece el poema y el año de edición. La antología debe tener una introducción, en el que se explique las razones por las que se ha elegido el tema y la importancia de los poemas seleccionados y de sus autores en la literatura, o cualquier otro aspecto relevante relacionado con nuestro propósito comunicativo (no de menos de 2 caras). Cada poema tendrá un comentario personal sobre algún aspecto que se considere significativo o que se quiera destacar del texto. Presentar ilustraciones o fotografías referidas al tema de la antología, así como la propia selección de los poemas y sus autores. Registrar las fuentes de información consultadas: libros, revistas, periódicos, páginas web entre otros. Los estudiantes se reúnen en grupos de cuatro integrantes, y hacen la puesta en común sobre la selección de sus poemas y la investigación realizada. Equipo: ______________________________ Tema: ______________________________ AUTOR

TÍTULO POEMA

ESTUDIANTE

RECOPILACIÓN DE INFORMACIÓN

Se prepara un plan de escritura para la organización de la información recogida en función al tema determinado por el equipo y considerando la estructura y pautas revisadas. El docente asesora en la conformación de los equipos dependiendo del tema que los une en relación al patrimonio cultural. Terminada la etapa de planificación, el docente indica que se debe iniciar la redacción de la primera versión de su antología poética comentada. En relación al comentario de texto, el estudiante debe considerar: 1. Un párrafo de introducción. Que incluya la localización del texto: En el tiempo: la época, el movimiento literario al que pertenece el autor y su importancia. En el espacio: la procedencia del autor o autora. Producción literaria: el contexto en el que el autor o autora escribe la obra. 2. Párrafo central: Presentar una opinión personal o valoración sobre el sentido del texto y la intención del autor. Dar razones, argumentar su punto de vista, destacando la selección del poema en función al tema y su tratamiento. También

Papeloógrafos

50* Plumones Hojas bond Hojas de colores

será importante que abordes la relación del texto con tu experiencia o con otros textos conocidos, así como la identificación de valores humanos expresados en el poema. Puedes incluir una cita o citas de especialistas que apoyen tu opinión registrándolas adecuadamente según las normas APA. (Ver ejemplos en el enlace que se ofrece en el anexo 4). 3. Párrafo de conclusión: Opinión y postura personal sobre el o los mensajes que comunica el texto. Los estudiantes redactan la primera versión de su texto. Se monitorea el trabajo y se brinda las orientaciones necesarias a los equipos y a los estudiantes que muestran dificultades.

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aprendimos hoy? (competencia ,capacidades e indicadores) ‐ ¿Cómo lo aprendimos? ‐ ¿Para qué nos sirve la producción de una antología poética comentada? ‐ ¿Qué dificultades se nos han presentado en la redacción del comentario del texto? ¿Cómo las hemos superado? ‐ ¿Qué debemos hacer para mejorar la producción de un comentario de texto?

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Escriben la primera versión de su texto en versión digital para efectos de revisión y corrección en la siguiente sesión. a

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Estructura de antología comentada 1. La portada: Contiene los datos de identificación de la antología y del área curricular, incluyendo la lista de participantes. 2. El índice: Señala la secuencia y el número de página de los poemas, los comentarios, la conclusión y la bibliografía. 3. La introducción: Presentación general del contenido en no menos de dos páginas. 4. Los textos que integran la antología (8 poemas) con sus respectivos comentarios. 5. Conclusión. 6. Bibliografía actualizada

Pautas para elaborar una antología poética comentada. La antología debe contener ocho poemas sobre algún tema relacionado con nuestro patrimonio cultural (dos poemas por cada estudiante). Cada poema será de un poeta distinto, peruano o hispanoamericano. Especificar a qué libro pertenece el poema y el año de edición. La antología debe tener una introducción, en el que se explique las razones por las que se ha elegido el tema y la importancia de los poemas seleccionados y de sus autores en la literatura, o cualquier otro aspecto relevante relacionado con nuestro propósito comunicativo (no de menos de 2 caras). Cada poema tendrá un comentario personal sobre algún aspecto que se considere significativo o que se quiera destacar del texto. Presentar ilustraciones o fotografías referidas al tema de la antología, así como la propia selección de los poemas y sus autores. Registrar las fuentes de información consultadas: libros, revistas, periódicos, páginas web entre otros

En relación al comentario de texto, el estudiante debe considerar: 1. Un párrafo de introducción. Que incluya la localización del texto: En el tiempo: la época, el movimiento literario al que pertenece el autor y su importancia. En el espacio: la procedencia del autor o autora. Producción literaria: el contexto en el que el autor o autora escribe la obra. 2. Párrafo central: Presentar una opinión personal o valoración sobre el sentido del texto y la intención del autor. Dar razones, argumentar su punto de vista, destacando la selección del poema en función al tema y su tratamiento. También será importante que abordes la relación del texto con tu experiencia o con otros textos conocidos, así como la identificación de valores humanos expresados en el poema. 3. Párrafo de conclusión: Opinión y postura personal sobre el o los mensajes que comunica el texto.

1. LOS DADOS ETERNOS (Los Heraldos Negros) Dios mío, estoy llorando el ser que vivo; me pesa haber tomádote tu pan; pero este pobre barro pensativo no es costra fermentada en tu costado: ¡tú no tienes Marías que se van! Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios; pero tú, que estuviste siempre bien, no sientes nada de tu creación. ¡Y el hombre sí te sufre: el Dios es él! Hoy que en mis ojos brujos hay candelas, como en un condenado, Dios mío, prenderás todas tus velas, y jugaremos con el viejo dado. Tal vez ¡oh jugador! al dar la suerte del universo todo, surgirán las ojeras de la Muerte, como dos ases fúnebres de lodo. Dios míos, y esta noche sorda, obscura, ya no podrás jugar, porque la Tierra es un dado roído y ya redondo a fuerza de rodar a la aventura, que no puede parar sino en un hueco, en el hueco de inmensa sepultura. ) LOS HERALDOS NEGROS

Hay golpes en la vida, tan fuertes … ¡Yo no sé!

Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma… Yo no sé! Son pocos; pero son… Abren zanjas obscuras

en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán talvez los potros de bárbaros atilas; o los heraldos negros que nos manda la Muerte. Son las caídas hondas de los Cristos del alma, de alguna fe adorable que el Destino blasfema. Esos golpes sangrientos son las crepitaciones de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.  Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como

cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;  vuelve los ojos locos, y todo lo vivido se empoza, como charco de culpa, en la mirada. Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!

 A MI HERMANO MIGUEL  In memoriam

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa. Donde nos haces una falta sin fondo¡ Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá nos acariciaba: “Pero, hijos…”

 Ahora yo me escondo, como antes, todas estas oraciones  vespertinas, y espero que tú no des conmigo. Por la sala, el zaguán, los corredores. Después, te ocultas tú, y yo no doy contigo. Me acuerdo que nos hacíamos llorar, hermano, en aquel juego. Miguel, tú te escondiste una noche de agosto, al alborear; pero, en vez de ocultarte riendo, estabas triste.  Y tu gemelo corazón de esas tardes extintas se ha aburrido de no encontrarte. Y ya cae sombra en el alma. Oye, hermano, no tardes en salir. Bueno? Puede inquietarse mamá.

) PIEDRA NEGRA SOBRE UNA PIEDRA BLANCA 

Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París -y no me corrotal vez un jueves, como es hoy, de otoño. Jueves será, porque hoy, jueves, que proso estos versos, los húmeros me he puesto a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, con todo mi camino, a verme solo. César Vallejo ha muerto, le pegaban todos sin que él les haga nada; le daban duro con un palo y duro también con una soga; son testigos los días jueves y los huesos húmeros, la soledad, la lluvia, los caminos… 10) MASA 

 Al fin de la batalla,  y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre  y le dijo: «¡No mueras, te amo tanto!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: «¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo.

 Acudieron a él veinte, cien, mil, quinientos mil, clamando «¡Tanto amor y no poder nada contra la muerte!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Le rodearon millones de individuos, con un ruego común: «¡Quédate hermano!» Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Entonces todos los hombres de la tierra le rodearon; les vio el cadáver triste, emocionado; incorporóse lentamente, abrazó al primer hombre; echóse a andar…

ABRAHAM VALDELOMAR  TRISTITIA Soneto Mi infancia, que fue dulce, serena, triste y sola, se deslizó en la paz de una aldea lejana, entre el manso rumor con que muere una ola y el tañer doloroso de una vieja campana. Dábame el mar la nota de su melancolía; el cielo, la serena quietud de su belleza; los besos de mi madre, una dulce alegría, y la muerte del sol, una vaga tristeza. En la mañana azul, al despertar, sentía el canto de las olas como una melodía y luego el soplo denso, perfumado, del mar, y lo que él me dijera, aún en mi alma persiste; mi padre era callado y mi madre era triste y la alegría nadie me la supo enseñar.

EL HERMANO AUSENTE EN LA CENA PASCUAL Soneto La misma mesa antigua y holgada, de nogal, y sobre ella la misma blancura de mantel y los cuadros de caza de anónimo pincel y la oscura alacena, todo, todo está igual... Hay un sitio vacío en la mesa hacia el cual mi madre tiende a veces su mirada de miel y se musita el nombre del ausente; pero él hoy no vendrá a sentarse en la mesa pascual. La misma criada pone, sin dejarse sentir, la suculenta vianda y el plácido manjar; pero no hay la alegría ni el afán de reír que animaran antaño la cena familiar; y mi madre que acaso algo quiere decir, ve el lugar del ausente y se pone a llorar...

LA DANZA DE LAS HORAS Hoy, que está la mañana fresca, azul y lozana; Hoy que parece un niño juguetón de la mañana y el sol parece como que quisiera subir corriendo por las nubes, en la extensión lejana, hoy quisiera reír... Hoy, que la tarde está dorada y encendida; en que cantan los campos una canción de vida bajo el cóncavo cielo que se copia en el mar, hoy, la Muerte parece que estuviera dormida, hoy quisiera besar... Hoy, que la Luna tiene un color ceniciento; hoy, que me dice cosas tan ambiguas el viento, a cuyo paso eriza su cabellera el mar; hoy, que las horas tienen un sonido más lento, hoy quisiera llorar... Hoy, que la noche tiene una trágica duda en que vaga en la sombra una pregunta muda; en que se siente que algo siniestro va a venir, que se baña en el pecho la Tristeza desnuda, hoy quisiera morir.

BLASÓN (Chocano) Soy el cantor de América autóctono y salvaje: mi lira tiene un alma, mi canto un ideal. Mi verso no se mece colgado de un ramaje con vaivén pausado de hamaca tropical... Cuando me siento inca, le rindo vasallaje al Sol, que me da el cetro de su poder real; cuando me siento hispano y evoco el coloniaje parecen mis estrofas trompetas de cristal. Mi fantasía viene de un abolengo moro: los Andes son de plata, pero el león, de oro,  y las dos castas fundo con épico fragor. La sangre es española e incaico es el latido;  y de no ser Poeta, quizá yo hubiera sido un blanco aventurero o un indio emperador.

QUIÉN SABE Indio que asomas a la puerta de esa tu rústica mansión: ¿Para mi sed no tienes agua? ¿Para mi frío cobertor? ¿Parco maíz para mi hambre? ¿Para mi sueño, mal rincón? ¿Breve quietud para mi andanza? -¡Quién sabe, señor! Indio que labras con fatiga tierras que de otro dueño son:

¿Ignoras tú que deben tuyas ser por tu sangre y tu sudor? ¿Ignoras tú que audaz codicia siglos atrás te las quitó? ¿Ignoras tú que eres el amo? -¡Quién sabe, señor! Indio de frente taciturna  y de pupilas de fulgor: ¿Qué pensamiento es el que escondes en tu enigmática expresión? ¿Qué es lo que buscas en tu vida? ¿Qué es lo que imploras a tu dios? ¿Qué es lo que sueña tu silencio? -¡Quién sabe, señor! ¡Oh, raza antigua y misteriosa, de impenetrable corazón, que sin gozar ves la alegría  y sin sufrir ves el dolor: eres augusta como el Ande, el Grande Océano y el Sol! Ese tu gesto que parece como de vil resignación, es de una sabia indiferencia  y de un orgullo sin rencor... Corre por mis venas sangre tuya,  y, por tal sangre, si mi Dios me interrogase qué prefiero -cruz o laurel, espina o flor,  beso que apague mis suspiros o hiel que colme mi canción-, responderíale diciendo: -¡Quién sabe, señor!

LOS CABALLOS DE LOS CONQUISTADORES ¡Los caballos eran fuertes! ¡Los caballos eran ágiles! Sus pescuezos eran finos y sus ancas relucientes y sus cascos musicales... ¡Los caballos eran fuertes! ¡Los caballos eran ágiles! ¡No! No han sido los guerreros solamente, de corazas y penachos y tizonas y estandartes, los que hicieron la conquista de las selvas y los Andes: Los caballos andaluces, cuyos nervios tienen chispas de la raza voladora de los árabes, estamparon sus gloriosas herraduras

en los secos pedregales, en los húmedos pantanos, en los ríos resonantes, en las nieves silenciosas, en las pampas, en las sierras, en los bosques y en los valles. ¡Los caballos eran fuertes! ¡Los caballos eran ágiles! Un caballo fue el primero, en los tórridos manglares, cuando el grupo de Balboa caminaba despertando las dormidas soledades, que de pronto dio el aviso del Pacífico Océano, porque ráfagas de aire al olfato le trajeron las salinas humedades;  y el caballo de Quesada, que en la cumbre se detuvo viendo, en lo hondo de los valles, el fuetazo de un torrente como el gesto de una cólera salvaje, saludo con un relincho la sabana interminable...  y bajó con fácil trote, los peldaños de los Andes, cual por unas milenarias escaleras que crujían bajo el golpe de los cascos musicales... ¡Los caballos eran fuertes! ¡Los caballos eran ágiles!  Y aquel otro, de ancho tórax, que la testa pone en alto cual queriendo ser más grande, en que Hernán Cortés un día caballero sobre estribos rutilantes, desde México hasta Honduras mide leguas y semanas entre rocas y boscajes, es más digno de los lauros que los potros que galopan en los cánticos triunfales con que Píndaro celebra las olímpicas disputas entre el vuelo de los carros y la fuga de los aires  Y es más digno todavía de las odas inmortales el caballo con que Soto, diestramente,  y tejiendo las cabriolas como él sabe, causa asombro, pone espanto, roba fuerzas,  y entre el coro de los indios, sin que nadie haga un gesto de reproche, llega al trono de Atahualpa y salpica con espumas las insignias imperiales. ¡Los caballos eran fuertes! ¡Los caballos eran ágiles!

El caballo del beduino que se traga soledades. El caballo milagroso de San Jorge, que tritura con sus cascos los dragones infernales. El de César en las Galias. El de Aníbal en los Alpes. El Centauro de las clásicas leyendas, mitad potro, mitad hombre, que galopa sin cansarse,  y que sueña sin dormirse,  y que flecha los luceros,  y que corre como el aire, todos tienen menos alma, menos fuerza, menos sangre, que los épicos caballos andaluces en las tierras de la Atlántida salvaje, soportando las fatigas, las espuelas y las hambres,  bajo el peso de las férreas armaduras, cual desfile de heroísmos, coronados entre el fleco de los anchos estandartes con la gloria de Babieca y el dolor de Rocinante. En mitad de los fragores del combate, los caballos con sus pechos arrollaban a los indios, y seguían adelante.  Y, así, a veces, a los gritos de "¡Santiago!", entre el humo y e fulgor de los metales, se veía que pasaba, como un sueño, el caballo del apóstol a galope por los aires ¡Los caballos eran fuertes! ¡Los caballos eran ágiles! Se diría una epopeya de caballos singulares que a manera de hipogrifos desolados o cual río que se cuelga de los Andes, llegan todos sudorosos, empolvados, jadeantes, de unas tierras nunca vistas, a otras tierras conquistables.  Y de súbito, espantados por un cuerno que se hincha con soplido de huracanes, dan nerviosos un soplido tan profundo, que parece que quisiera perpetuarse.  Y en las pampas y confines  ven las tristes lejanías  y remontan las edades  y se sienten atraídos por los nuevos horizontes: Se aglomeran, piafan, soplan, y se pierden al escape. Detrás de ellos, una nube, que es la nube de la gloria, se levanta por los aires. ¡Los caballos eran fuertes! ¡Los caballos eran ágiles!

Nostalgia

Hace ya diez años que recorro el mundo. ¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho! Quien vive de prisa no vive de veras, quien no echa raíces no puede dar frutos. Ser río que recorre, ser nube que pasa, sin dejar recuerdo ni rastro ninguno, es triste y más triste para quien se siente nube en lo elevado, río en lo profundo. Quisiera ser árbol mejor que ser ave, quisiera ser leño mejor que ser humo; y al viaje que cansa  prefiero terruño; la ciudad nativa con sus campanarios, arcaicos balcones, portales vetustos y calles estrechas, como si las casas tampoco quisieran separarse mucho... Estoy en la orilla de un sendero abrupto. Miro la serpiente de la carretera que en cada montaña da vueltas a un mundo; y entonces comprendo que el camino es largo, que el terreno es brusco, que la cuesta es ardua, que el paisaje es mustio... ¡Señor! ¡Ya me canso de viajar! ¡Ya siento nostalgia, ya ansío descansar muy junto de los míos!... Todos rodearán mi asiento  para que les diga mis penas y mis triunfos; y yo, a la manera del que recorriera un álbum de cromos, contaré con gusto las mil y una noches de mis aventuras y acabaré en esta frase de infortunio:  — ¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho!

García lorca

Y que yo me la llevé al río creyendo que era mozuela, pero tenía marido. Fue la noche de Santiago

y casi por compromiso. Se apagaron los faroles y se encendieron los grillos. En las últimas esquinas toqué sus pechos dormidos, y se me abrieron de pronto como ramos de jacintos. El almidón de su enagua me sonaba en el oído, como una pieza de seda rasgada por diez cuchillos. Sin luz de plata en sus copas los árboles han crecido, y un horizonte de perros ladra muy lejos del río. * Pasadas las zarzamoras, los juncos y los espinos, bajo su mata de pelo hice un hoyo sobre el limo. Yo me quité la corbata. Ella se quitó el vestido. Yo el cinturón con revólver. Ella sus cuatro corpiños. Ni nardos ni caracolas tienen el cutis tan fino, ni los cristales con luna relumbran con ese brillo. Sus muslos se me escapaban como peces sorprendidos, la mitad llenos de lumbre, la mitad llenos de frío. Aquella noche corrí el mejor de los caminos, montado en potra de nácar sin bridas y sin estribos. No quiero decir, por hombre, las cosas que ella me dijo. La luz del entendimiento me hace ser muy comedido. Sucia de besos y arena yo me la llevé del río.

Con el aire se batían las espadas de los lirios. Me porté como quien soy. Como un gitano legítimo. Le regalé un costurero grande de raso pajizo, y no quise enamorarme porque teniendo marido me dijo que era mozuela cuando la llevaba al río. Salaverry

POEMA ACUERDATE DE MI - Carlos Augusto Salaverry ¡oh! Cuánto tiempo silenciosa el alma Mira en redor su soledad que aumenta Como un péndulo inmovil: ya no cuenta Las horas que se van! No siente los minutos cadenciosos A golpe igual del corazón que adora Aspirando la magia embriagadora De tu amoroso afán. Ya no late, ni siente, ni aún respira Petrificada el alma allá en lo interno; Tu cifra en mármol con buril eterno Queda grabada en mí! Ni hay queja al labio ni a los ojos llanto, Muerto para el amor y la ventura Esta en tu corazón mi sepultura Y el cadáver aquí! En este corazón ya enmudecido Cual la ruina de un templo silencioso, Vacío, abandonado, pavoroso Sin luz y sin rumor; Embalsamadas ondas de armonía Elevábanse a un tiempo en sus altares; Y vibraban melódicos cantares Los ecos de tu amor.

Parece ayer! ...de nuestros labios mudos El suspiro de ¡"adiós" volaba al cielo, Y escondías la faz en tu pañuelo Para mejor llorar! Hoy... Nos apartan los profundos senos De dos inmensidades que has querido, Y es más triste y más hondo el de tu olvido Que el abismo del mar! Pero, ¿qué es este mar? ¿qué es el espacio, Qué la distancia, ni los altos montes? Ni qué son esos turbios horizontes Que mira desde aquí; Si al través del espacio de las cumbres, De ese ancho mar y de ese firmamento, Vuela por el azul mi pensamiento Y vive junto a tí: Si yo tus alas invisibles veo, Te llevo dentro del alma estás conmigo, Tu sombra soy y donde vas te sigo Por tus huellas en pos! Y en vano intentan que mi nombre olvides; Nacieron, nuestras almas enlazadas, Y en el mismo crisol purificadas Por la mano de dios. Tú eres la misma aún; cual otros días Suspéndensetus brazos de mi cuello; Veo tu rostro apasionado y bello Mirarme y sonreír; Aspiro de tus labios el aliento Como el perfume de claveles rojos ,y brilla siempre en tus azules ojos Mi sol, ¡mi porvenir! Mi recuerdo es más fuerte que tu olvido; Mi nombre está en la atmósfera, en la brisa, Y ocultas a través de tu sonrisa Lágrimas de dolor; Pues mi recuerdo tu memoria asalta,

Y a pesar tuyo por mi amor suspiras, Y hasta el ambiente mismo que respiras Te repite ¡mi amor! ¡oh! Cuando vea en la desierta playa, Con mi tristeza y mi dolor a solas, El vaivén incesante de las olas, Me acordaré de ti; Cuando veas que una ave solitaria Cruza el espacio en moribundo vuelo, Buscando un nido entre el mar y el cielo, ¡acuérdate de mí! POEMA DIAMANTES Y PERLAS - Carlos Augusto Salaverry He aquí, lector, la diminuta llave Que guarda de mis joyas el tesoro; Privanme la modestia y el decoro De que yo te las muestre y las alabe. Quizás tu lente, escrutador, acabe Por no hallar en mi cofre perlas ni oro Si tal descubres, por tu honor imploro Que no lo digas a quien no lo sabe. Si no hallas en mis versos poesía, Ni estilo, ni metáforas brillantes, Mis páginas arroja sin leerlas. Que otro lector, acaso, encontraría En los tipos de imprenta - los diamantes, Y en mis vacías páginas - las perlas. La niña de la lámpara azul En el pasadizo nebuloso cual mágico sueño de Estambul, su perfil presenta destelloso la niña de la lámpara azul. Ágil y risueña se insinúa, y su llama seductora brilla, tiembla en su cabello la garúa de la playa de la maravilla. Con voz infantil y melodiosa en fresco aroma de abedul, habla de una vida milagrosa la niña de la lámpara azul.

Con cálidos ojos de dulzura y besos de amor matutino, me ofrece la bella criatura un mágico y celeste camino. De encantación en un derroche, hiende leda, vaporoso tul; y me guía a través de la noche la niña de la lámpara azul.

La muerta de marfil Contemplé, en la mañana, la tumba de una niña; en el sauce lloroso gemía tramontana, desolando la amena, brilladora campiña. Desde el túmulo frío, de verdes oquedades,  volaba el pensamiento hacia la núbil áurea, bella de otras edades, ceñida de contento.  Al ver oscuras flores, libélulas moradas, junto a la losa abierta, pensé en el jardín claro, en el jardín de amores, de la beldad despierta. Como sombría nube, al ver la tumba rara, de un fluvión mortecino en la arena y el hielo, pensé en la rubia aurora de juventud que amara la niña, flor de cielo. Por el lloroso sauce, lilial música de ella, modula el aura sola en el panteón de olvido. Murió canora y bella;  y están sus restos blancos como el marfil pulido.

Nicomedes santa cruz Cómo has cambiado, pelona, cisco de carbonería. Te has vuelto una negra mona con tanta huachafería. Te cambiaste las chancletas por zapatos taco aguja, y tu cabeza de bruja la amarraste con peinetas. Por no engordar sigues dietas y estás flaca y hocicona. Imitando a tu patrona has aprendido a fumar. Hasta en el modo de andar cómo has cambiado, pelona. Usas reloj de pulsera y no sabes ver la hora. Cuando un negro te enamora le tiras con la cartera. ¡Qué...! ¿También usas polvera? permite que me sonría ¿Qué polvos se pone usía?:

¿ocre? ¿rosado? ¿rachel? o le pones a tu piel cisco de carbonería. Te pintaste hasta el meñique porque un blanco te miró «¡Francica, botá frifró que son comé venarique...!» Perdona que te critique, y si me río, perdona. Antes eras tan pintona con tu traje de percala y hoy, por dártela de mala te has vuelto una negra mona. Deja ese estilo bellaco, vuelve a ser la misma de antes. Menos polvos, menos guantes, menos humo de tabaco. Vuelve con tu negro flaco que te adora todavía Y si no, la policía te va a llevar de la jeta por dártela de coqueta con tanta huachafería. POEMA EL DESPRECIO - Nicomedes Santa Cruz Me despreciaste por negro y yo te quise por blanca que maldito sea el color que separó nuestras almas. Por un instante quise yo que el sol nublara mis esperanzas pero la noche no le quiso dar el color a mi alma. Y la culpa la tengo yo porque creí que ese amor cuando se quiere de veraz no se fija en el color. Te burlas de mi porque tengo esta piel negra que tanto te espanta, que tanto maldices que tanto desprecias. Mucho más blanca que tú tengo el alma y las entrañas. Por eso te digo mujer si Dios es más grande del mundo, porque me desprecias si tu al lado de Él: no eres nada. Razón tenía mi madre cuando supo que te amaba se compadecía de mi.

Es que sabía la pobre como queremos los negros y como los blancos desprecian el color de nuestras almas. Mira, aunque mis ojos son tan negros lloran lágrimas blancas. Me despreciaste por negro y yo te quise por blanca. POEMA MEME NEGUITO - Nicomedes Santa Cruz A Ignacio Villa (Bola de Nieve) ¡Ay canamas camandonga! ¿qué tiene mi cocotín? mi neguito chiquitín, acuricuricandonga... Epéese a que le ponga su chupón y su sonaja. Meme meme, buenalhaja, pepita de tamarindo. Duéimase mi nego lindo: ¡meme meme, há-ha há-ha...! Su mare no vino ayé, su mama se fue antianoche; dicen que subió enun coche... ¡pero tiene que volvé! Su maire é buena mujé, -a veces medio marraja-. Yo no sé si nos ultraja ¡pero si resutta cieito...! (Mejó tú no etés despieito) ¡meme meme, há-ha há-ha...! ¡Mi cocotín, mi coquito! si hay frío ¿po qué tu quemas? Con tu ojo abieito no duemas, ¿Po qué tá quieto, neguito? ¡Míame, nego bonito! ¿Po qué tu cabeza baja...? ¿Quele su leche con miaja? ¿Quele jugá con lo michi? ¿Qué le pasa? ¿quele pichi? ¿meme meme? ¿há-ha há-ha...? ¡Ay canamas camandonga! ¿qué tiene mi cocotín? Mi neguito chiquitín, acuricuricandonga... Epéese que le ponga... que le ponga su motaja. Meme meme ahí en su caja Pepita de tamarindo.

Duéimase mi nego lindo: ¡Meme meme, há-ha... há ... ha...

POEMA A COCACHOS APRENDI - Nicomedes Santa Cruz A cocachos aprendí mi labor de colegial en el Colegio Fiscal del barrio donde nací. Tener primaria completa era raro en mi niñez (nos sentábamos de a tres en una sola carpeta). Yo creo que la palmeta la inventaron para mí, de la vez que una rompí me apodaron ?mano´e fierro?, y por ser tan mataperro a cocachos aprendí. Juguetón de nacimiento, por dedicarme al recreo sacaba Diez en Aseo y Once en Aprovechamiento. De la Conducta ni cuento pues, para colmo de mal era mi voz general ?¡chócala pa la salida!? dejando a veces perdida mi labor de colegial. ¡Campeón en lingo y bolero! ¡Rey del trompo con huaraca! ¡Mago haciéndome ?la vaca? y en bolitas, el primero…! En Aritmética, Cero. En Geografía, igual. Doce en examen oral, Trece en examen escrito. Si no me ?soplan? repito en el Colegio Fiscal. Con esa nota mezquina terminé mi Quinto al tranco, tiré el guardapolvo blanco (de costalitos de harina). Y hoy, parado en una esquina lloro el tiempo que perdí: los otros niños de allí alcanzaron nombre egregio.

Yo no aproveché el Colegio del barrio donde nací… POEMA RITMOS NEGROS DEL PERU - Nicomedes Santa Cruz A don Porfirio Vásquez A. Ritmos de la esclavitud Contra amarguras y penas. Al compás de las cadenas Ritmos negros del Perú. De África llegó mi abuela vestida con caracoles, la trajeron lo` epañoles en un barco carabela. La marcaron con candela, la carimba fue su cruz. Y en América del Sur al golpe de sus dolores dieron los negros tambores ritmos de la esclavitud Por una moneda sola la revendieron en Lima y en la Hacienda “La Molina”

sirvió a la gente española. Con otros negros de Angola ganaron por sus faenas zancudos para sus venas para dormir duro suelo y naíta`e consuelo contra amarguras y penas... En la plantación de caña nació el triste socavón, en el trapiche de ron el negro cantó la zaña. El machete y la guadaña curtió sus manos morenas; y los indios con sus quenas y el negro con tamborete cantaron su triste suerte al compás de las cadenas. Murieron los negros viejos pero entre la caña seca se escucha su zamacueca y el panalivio muy lejos. Y se escuchan los festejos que cantó en su juventud. De Cañete a Tombuctú, De Chancay a Mozambique llevan sus claros repiques ritmos negros del Perú.

Título: Me gritaron negra  Autora: Victoria Santa Cruz Tenía siete años apenas, ¡Qué siete años! ¡No llegaba a cinco siquiera! De pronto unas voces en la calle me gritaron ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! “¿Soy acaso negra?”- me dije

¡SÍ! “¿Qué cosa es ser negra?”

¡Negra! Y yo no sabía la triste verdad que aquello escondía. ¡Negra! Y me sentí negra, ¡Negra! Como ellos decían ¡Negra!

Y retrocedí ¡Negra! Como ellos querían ¡Negra! Y odie mis cabellos y mis labios gruesos y mire apenada mi carne tostada Y retrocedí ¡Negra! Y retrocedí . . . ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Neeegra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! Y pasaba el tiempo, y siempre amargada Seguía llevando a mi espalda mi pesada carga ¡Y cómo pesaba!… Me alacié el cabello, me polvee la cara, y entre mis entrañas siempre resonaba la misma palabra

¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Neeegra! Hasta que un día que retrocedía , retrocedía y qué iba a caer ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¡Negra! ¿Y qué? ¿Y qué? ¡Negra! Si ¡Negra! Soy ¡Negra! Negra ¡Negra! Negra soy ¡Negra! Si ¡Negra! Soy ¡Negra! Negra ¡Negra! Negra soy De hoy en adelante no quiero laciar mi cabello No quiero Y voy a reírme de aquellos, que por evitar -según ellosque por evitarnos algún sinsabor Llaman a los negros gente de color ¡Y de qué color! NEGRO ¡Y qué lindo suena! NEGRO ¡Y qué ritmo tiene! NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO

 Al fin  Al fin comprendí  AL FIN Ya no retrocedo  AL FIN Y avanzo segura  AL FIN  Avanzo y espero  AL FIN Y bendigo al cielo porque quiso Dios que negro azabache fuese mi color Y ya comprendí  AL FIN ¡Ya tengo la llave! NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO NEGRO ¡Negra soy¡

POEMA TODO MI AFECTO PUSE EN UNA INGRATA - Mariano Melgar Todo mi afecto puse en una ingrata, Y ella inconstante me llegó a olvidar. Si así, si así se trata Un afecto sincero, Amor, amor no quiero No quiero más amar. Juramos ser . yo suyo y ella mia Yo cumplí, y ella no se acordó más, Mayor, mayor falsía Jamás hallar espero; Amor, amor no quiero, No quiero más amar. Mí gloria fue otro tiempo su firmeza, y hoy su inconstancia vil me hace penar,

Fuera, fuera bajeza Que durara mi esmero; Amor, amor no quiero, No quiero más amar. YARAVI VUELVE QUE NO PUEDO - Mariano Melgar Vuelve, que ya no puedo Vivir sin tus cariños: Vuelve mi palomita, Vuelve a tu dulce nido Mira que hay cazadores Que con intento inícuo Te pondrán en sus redes Mortales atractivos; Y cuando te hagan presa Te darán cruel martirio: No sea que te cacen, Huye tanto peligro. Vuelve mi palomita, Vuelve a tu dulce nido Ninguno ha de quererte Como yo te he querido,Te engañas si pretendes Hallar amor más fino. Habrá otros nidos de oro, Pero no como el mío, Por quien vertió tu pecho Sus primeros gemidos. Vuelve mi palomita, Vuelve a tu nido. Bien sabes que yo, siempre En tu amor embebido, Jamás toqué tus plumas, Ni ajé tu albor divino; Si otro puede tocarlas Y disipar su brillo, Salva tu mejor prenda Ven al seguro asilo. Vuelve palomita, Vuelve a tu nido. ¿Por qué, dime, te alejas? ¿Por qué con odio impío Dejas un dueño amante Por buscar precipios?

¿Así abandonar quieres Tu asiento tan antiguo? ¿Con que así ha de quedarse Mi corazón vacío? Vuelve palomita, Vuelve a tu dulce nido. No pienses que haya entrado Aquí otro pajarillo: No palomita mía, Nadie toca este sitio. Tuyo es mi pecho entero, Tuyo es este albedrío; Y por ti solo clamo Con amantes suspiros. Vuelve palomita, Vuelve a tu dulce nido. Yo sólo reconozco Tus bellos coloridos, Yo sólo sabré darles Su aprecio merecido, Yo sólo así merezco Gozar de tu cariño; Y tú sólo en mí puedes Gozar días tranquilos. Vuelve mi palomita, Vuelve a tu dulce nido. No seas, pues, tirana; Haz ya paces conmigo: Ya no de llorar cansado Me tiene tu capricho. No vuelvas más, no sigas Tus desviados giros; Tus alitas doradas Revuelvan, que ya expiro. Vuelve, que ya no puedo Vivir sin tus cariños, Vuelve mi palomita, Vuelve a tu dulce nido YARAVI YA QUE PARA MI NO VIVES - Mariano Melgar Ya que para mi no vives Y no te han de ver mis ojos, Pues te he perdido; Daré lugar a mis penas

En la triste soledad En que hoy me miro. Tú me miras el precepto De que olvide para siempre Tus atractivos, Cuando solo con la muerte Sepultara esta memoria En el olvido. Te llorare eternamente Como prenda inseparable Del pecho mío; Iras impresa en el alma Dejando mi triste cuerpo Cadáver frío.

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