SEFERIS, Y - Poesía completa - Alianza, Madrid, 1986

May 8, 2017 | Author: Oliver Lorenzana Medina | Category: N/A
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Descripción: Poesía completa de Seferis...

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frente al academicismo de a que Cue lengua oficial hasta 1979 (cazarévusa), Seferis elabora un lenguaje poético denso y desnudo de artificiosidad, que anima ci esplendor de asociaciones y metáforas; el mile, el sentido histórico por ci que el presente adquiere su cabal significado y trascndencia en función del pasado, y el simbolo confluyen en una empresa poética entendida como medic, de conocimiento que permite acceder al saber universal. La presente edición de Ia POESIA COMPLETA de Yorgos Seferis, traducida, prologada y anotada per PEDRO BADENAS DE LA PERA, es la primera version integra de la obra poética del autor griego no sOlo al castellano sino a cualquier otra lengua, ya que ineluye los poemas correspondientes a >, libro aparecido con posterioridad a la muerte del poeta, Premio Nobel 1963.

Cubierta Daniel Gil

Poesla completa

Traducción de Pedro Badenas de la Pena

i

Yorgos Sefens

Poesla conipleta

Introduccion 3i notas de Pedro Bádenas de la Pefla

Alianza Editorial

Indice

Introduccion .................................

17

Bibliografla .................................

31

ESTROFA CARACOLAS, NUBES I.

2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.

Estrofa ................................. Hablabas despacio ..................... Afligida .............................. Automovil .............................. Negacion .............................. Compañeros en el Hades ...............

Fog ....................................

Estampa de una jornada .................. Comentarios .......................... Cohete ................................

Rima .................................... 12. In Memoriam ...........................

13. Canción popular ........................

C

M. Seteriades © de La traducción, La introducciOny Las notas: Pedro Bádenas de (a Pena © Ed. cast.: Alianza Editorial, S. A., Madrid ) 1986 Milan, 38; 28043 Madrid; teléf. 200 00 45 ISBN: 84-206-3179-5 Depdsito legal- 31.103-1986 Corn puesto en Fernández Ciudad, S. L. Impreso en Laud. Los lianos, nave 6. Flurnanes (Madrid)

37 37 38 39 39 40 40 42 43 44 45 45 46

CANTO DE AMOR

14. 15. 16. 17. 18.

I. ......... 47 II. > ............ 47 III. > 48 IV. ... 49 V. > 50 7

CUADERNO DE E JERCICIOS, I (1928-1937)

LA CISTERNA 19. . Vi entonces por vez primera tin corazón traspasado por la fiecha consabjcja pintado con carbon en la pared. Vi ]as hojas amarilhias de la parra caldas en el suelo pegadas al empedrado en el lObrego barro y di un Paso atrás para voiver a! barco. Entonces ci patrOn me agarrO del cuello y me tirO al pozo. jQué agua tan cãiida y cuánta vida en torno a ml piel...! Luego me dijo ha muchacha jugando distraida con so seno derecho: , dijiste, {'

Atenas, prima y era 38.

Pendell, primavera. EL ESPACIO DEL INFINITO

H

Hay caen sin cesar manedas sabre la ciudad, en cada punta, como gota caida en tierra, se abre un espaclo nuevo: ha liegada el momenta, lalzadme! Viernes Santo. 104 INTERMEDIO DE ALE(3R1A

Nos Ilenamas de alegrIa aquella mañana, Dios, Cuánfa alegria. Briflaban primera las piedras, las hojas y las flores, luega el sal, un sal enarme, todo espinas, tan alto en ci ciela. Una ninfa casechaba nuestras cuitas y las calgaba de Jos drbojcs, un basque de árbales de Judas. Cupidas y sátiros retozaban cantando y entre las laureles negros se veIan sus miembros sonrosados, carnes infantiles. No q IICtUUUQb du ulur(zi niuclin hzufiana. El absmo era vu pozo corrudcj dande brincaba el grácil pie de un fauna impóber. iTe acuerdas de su nsa? jCuánta alegrIal Despues, nieves, Iluvia y Ia tierra majada, Dejaste de reIr al despertar en la cabana 144

105 LA FIOTA DEL ALAMO

Temblaba tanta clue se la llevO ci vienta temblaba tanta coma no se la iba a ilevar el vienta allá lejos un mar AS lejas una isla al sal y las manas aferradas a Jos remas murienda a la vista del puerto y Jos ajas cerradas en andmonas marinas. Temblaba tanta y tanta la he buscado tanto y tanta en la acequia de las eucaliptas. on primavera y en ataia en tadas las basques desnudas cuánta la he buscada, Dios mb.

106 SOLIDARIDAD

AllI está, no pueda cambiar, con dos enarmes ajas tras de In ala, 145

a barlovento siguiendo el vuelo de )as ayes, alli está con dos enormes Ojos quiza nadie jams cambjo. Que buscajs7 Vuestros mensajes Began cam biados al barco vuestro an-lot- se torna odjo ,m Vtlesfsa calma, agitacj5 Y no puedo Volver atrás a vet vuestros rostros en la L Allf estãn los enot-mes ojos

Y cuando quedo clavado en mi rumbo Y cuando caen en el horizonte las estrellas allf estan clavados en ci cielo L como un sin0 más mb que el Mfo propio. Vuestras palabras, rutiria del ohio, un niurinullo fugaz en el aparejo, / quizó crea ya en Vuestra existencia compaijeros de destine, sombras fictiejas a— Ya ha P er

dido este mundo su color / como las algas del aflo anterior en Ia playa, secas, grises y a merced del viento.

Un mar in menso, dos Ojos vivaces e inmutables come el viento \ miei-ira5 aguanten m's velas y mi dios.

K.

A

EL UJLTIMO DIA

El dia estaba cubierto Nadie tomaba decisiones Soplaba on Viento suave: > decla mi amiga / que paseaba conmigo mientras miraba a lo lejos > Una marcha funeraria merodeaba por In Iluvia sutil. iCómo muere un hombre? Qué extraflo, nadie lo ha pensado. Quienes lo pensaron serb pot el recuerdo de viejas crónicas de época de las Cruzadas o de la batalia naval de Salamina. / Y sin embargo Is muerte es algo que sucede. LCOmo muere un hombre? Y sin embargo cada uno gana su muerte, Sn propia muerte, que no es de nadie más. ._ta vida es este juego. r Declinaba la luz sobre ese dia cubierto. Nadie tomaba decisiones. Al siguiente ainanecer no nos quedaria nada: todo Perdido; ni siquiera nucstrns manos; nuestras mueres, al servkio de otras en las Cuentes y nuesttos hijos, en las latomias. La amiga que paseaba conmigo entonada una canciOn entrecortada: P Acudlan al recuerdo viejos maestros que nos dejaron huérfanos. 147

Pasó una pareja cornentando: maestro sobre la gloria del griego antiguo y sobre las ideas de Occidente corruptoras de Is juventud... En medio de la oscuridad de los castañOs, el mar, las Esporadas y las chicharras aguardan, al margen de la realidad, el paso de los años. Dioses, i cu6ntos años Sagor, 6.ViIl-135.

265

209'

I liegó el rey a Azufaifos con plumas y barbs negra, muy moreno, Ras Pupunabi. En su hombro se posaba un mico de traseto colorado,

AVENIDA SINGRQ, H

La avenida Singrij, el puente eon dos ensenadas y dos cimas,

sujeto con una cadena de oro a un ojal de su levita y an su mano izquierda sostenia tin papagayo; iba descaFzo y nosotros tambidn descaizos gritamos: Despuds, el rey, ci papagayo y ci mico enfilaron triunfalmente Is avenida; tambores y fanfarrias, cascos de cabailerias y gritos, parecia una torments de chatarra qua barria Is avenida Singrü y atravesaba arcos variopintos: una nube de gallardetes an el cielo, auténtica piaga de chicharras teflida an mil colores. Subid ci cortejo por Is avenida y se detuvo ante una inmensa colurnna. AIM pendla el escudo real taflado an noble madera pot tres reputados artistas qua pot tres meses estudiaron las salas de arte negro del Museo Británico, sobre ci escudo campeaba an letras de oro el lema de Is dinastia: . Saité el rey al verlo y dejó al mono, al papagayo y sus harapos, dijo qua tocaran Jos panderos para bailar y comprender asi nosotros su contentO. No I ue una danza, the un torbellino, tin estruendo el vocerlo y el ritmo, tramontana enfurecida an is columna vertebral de Jr. avenida Singr& Is azotaba y partia, estremecla la desdichada an medio do la pesadilla, rugia Sc y oulculaba ctindo b? iihrivn Ia thrra. Este as el sucñO, Fabticio. No S cuándo despertará nuestro Pasco.

qua nos ponfa a prueba y nosotros a ella, omitiendo los carteles de atencfón hasta descubrjr Is amargura y ci amor qua ilenaba ci mar sereno y azul, tachonado de islas, ornado cM vapores y veleros; la avenida Singrü ancha y discreta esconde y retiene para mostrar luego de pronto ci cuerpo desnudo de una sirens con su melons suelta hasta ci horizonte, con su cuerpo rosado rnedio sumergido an el vinoso mar, con el busto volcado y roja an la orilla cuando empezaba a ponerse el so]; el paseo de serenos turbintos, pero paseo qua nos ensefló la giznnasia pars abandonar an ocasiones a Jos amigos, el amor y la rnüsica pars partir sin saber donde nos surgfrá la orillaTuve un sueflo, Fabriejo, sumergido an mar indigo qua asfixiaba ci letargo. No era Mussolini quien hacia Is guera a! Ras, sino flosotros, dramos nosotros, los cristianos; los etiopes nos pisabari Jos talones, echaban barcos al mar, mandaban mensajeros y declan: Yosotros soi q Ins que us pnrtrIi ml y dufn estupidcec, Jos qua Siempre c qmenzdjs aigo y no lo terminMs, hemos decidjdo —ya habéis visto lo qua as bueno— daros rey qua Os meta an cintura,>. Y nosotros —qua habianios visto lo qua era bueno— pars set consecuentes exciamamos an seguida: , gritaban en las colonias de griegos. , gritaban en las tabernas flotantes. , Con estos garbanzos torraditos me pasé la tarde.

Exisfe,ncjn niisctable, envflecida como trajinada mujcriuela transilvana que parpadea el azul de sus pestaflas, -que bosteza y suefla en vela actos infames, depravados Y Corruptos. 284

II

285

((Tengo dientes y cabellos impel-ecederos.>, Otra vez vuelve a darse gusto a solas el muy bobo.

está sonando la campana; del cobre de monedas de Ins Seléucidas debe venir este sonido. Alli donde el valle pierde su angostura en ocasiones encuentran Ins sentidos un muro de cigarras muertas. La radio canta tediosamente, un perro esquilado con esmero da saltos y Ins vasos se estremecen; el fria cristal encierra el recuerda en la vitrina de un viejo museo. Cuando ayes que otro se dirige a ti diciendo Monsieur>', a Is figurilla sirio-fenicia que se apresta a hechizarlo quieres gritarle: '

Evlendjrcljm Nerede bulalim. Suradan buradan bulaljm. Ta,natn Tamam Tamq,n, [148 ?]. 232'BHAMDUN De prisa, de prisa late el corazón estas montaflas flea parecen seguras. De prisa, de prisa persigues encOntrar la danza familiar de una luminosa ladera que de repente se vistió de arrebol; late el corazOn tiemblan Ins labios — Aquf nos engafiaron de prisa, de prisa. Unos mercaderes fenicios vendian idolos, no eran montañas.

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