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July 17, 2017 | Author: alrokk | Category: Saga, Denmark, Iceland
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Historia Danesa (Libros I-IV) Saxo Gramático

HISTORIA DANESA (L IB R O S I-IV)

Saxo Gramático

Traducción, introducción y notas de Santiago Iháñez lAuch

COLECCION GORGONA EDICIONES TILDE Valencia 1999

Saxo Gramático escribe sobre los daneses cosas que saben a leyenda, de modo que creerás que fueron inventadas para provocar el asombro de los demás pueblos. Pero has de admirar también, en aquel siglo y en aquel país, su discurso y la elegancia de H IS T O R IA D A N E S A (L ib ro s I- IV )

I

su estilo.

J. L. Vives, Sobre la enseñanza de las disciplinas.

Saxo G ram ático

O De la presente edición: Ediciones T ild e S .L . © De la traducción, introducción y notas: Santiago Ibáñez Llu ch

Buléforo: ¿Qué nos queda sino navegar de aquí a Holanda? Nosopono: Creo que antes hemos de ir a Escocia.

La reproducción total o parcial del presente libro por cualquier medio está prohibida sin el permiso expreso de los titulares del Copyright.

Buléforo: No me opondría si conociera allí a alguien de quien pensara que pudiera llevarte. Prefiero navegar a Dinamarca, que nos dio a Saxo Gramático, quien compu­ so de forma magnífica y excelente la historia de su nación. Nosopono: Apruebo su ingenio vivo y ardiente, su discurso nunca indolente o descuidado, su tan admirable abundancia de vocablos, sus numerosas sentencias y la asombrosa variedad de figuras estilísticas; de tal manera que no soy capaz de admirar suficientemente de dónde sacó tanta energía expresiva ese varón danés en aquella épo­ ca; sin embargo, apenas hallarás en él rasgo alguno de Cicerón.

I S B N. Obra Completa: 84-95314-77-0 I.S.B.N. Volumen I: 84-95314-78-9 Depósito Legal: V-2573-1999

COORDINACIÓN EDITORIAL: Luis Enrique Valera Muñoz •Tino. 96.333 71 27 PORTADA: Empuñadura decorada de la espada de Snartemo (fines s. V I) Universitetets Oldsaksamling. Oslo. CONTRAPORTADA: Valquiria del Parque Churchill de Copenhague. DISEÑO CUBIERTAS: Rafael Sánchez García •Tratex •Tino. 96.378 16 70 PREIMPRESIÓN PORTADAS: Centro Técnico Coo. V. •Tino. 96.378 16 70 DISEÑO GRÁFICO Y MAQUETACIÓN: M“ Isabel Bertomeu Pérez •Ed. Aliana. IMPRESIÓN: Primual Gráfica •Tino 96.364 60 60 DISTRIBUCIÓN: Carrer del Llibre •Tino 96.378 05 91

D. Erasmo de Rotterdam, Diálogo ciceroniano.

Saxo es el padre de lodos los escritores nórdicos como Homero es el padre de to­ dos los demás poetas.

Anders Vedel, La crónica danesa.

IN T R O D U C C IÓ N

I. Vid a.

Saxo debió de pertenecer, según se deduce del Prólogo de su obra1, a una familia de aristócratas guerreros, oriunda probablemente de Seelandia y vinculada muy estre­ chamente a las autoridades políticas y religiosas: “ Determiné, además, por antiguo y hereditario derecho de obediencia, servirte [a Valdemar II el Victorioso (1170-1241)] al menos con las fuerzas del ingenio, ya que mi padre y abuelo son conocidos por haber prestado fidelísimamentc servicio militar a tu preclaro padre [Valdemar I el Grande (rey de 1157 a 1182)] en los asuntos de las fatigas de la guerra." Su propio testimonio: y el de Sven Aggescn', contemporáneo suyo que hacia 1186 escribía la Breve Historia de los Reyes de Dinam arca, confirman que acometió la tarea de poner por escrito la historia de su país por encargo del arzobispo Absalón (1128-1201): "...consideré igualmente superfluo reunir en su totalidad las hazañas de éstos [los hijos del rey Sven Estridsen] para no causar fastidio a los lectores repitiendo lo mis­ mo. puesto que. al encomendárselo el Ilustre Arzobispo Absalón, mi compañero Saxo decidió exponer más profusamente las gestas de todos ellos con su muy ele­ gante estilo...” Las fechas de su nacimiento y muerte no nos han llegado y sólo pueden ser esta­ blecidas de manera aproximada. Si tenemos en cuenta que su padre y su abuelo sir­ vieron con las armas a Valdemar I y si tomamos en sentido estricto la expresión "en nuestros días" utilizada en el Libro X I al hablar de Asker, obispo de Roskilde. falle­ cido en 1158J, podemos suponer que ya vivía nuestro autor por aquel entonces, ha­ biendo nacido alrededor del año 1150. Otros datos interesantes para fijar, aunque de manera aproximada, las fechas de su Frontispicio de la edición de Stephanius

existencia son la muerte del arzobispo Absalón ( 1128-1201), la dedicatoria al sucesor de éste, Andreas (Anders Sunesen, m. 1228) y la referencia a la expedición del Elba llevada a cabo por Valdemar 11(1170-1241). Si tenemos en cuenta que Absalón mu-

' Suxonis Graim nutici H istoria Danicu. rec. P. E. M iillcr. abs. J. M. Velschow, l-ll. Copenhague. 1839,

I. pág. 9

Op. cit.. I. pág. 2. ' Sien Aggesims Vurker. ed. ‘ Op. cit.. II. pág 57«.

M. C. Gcnz. Copenhague. 1916. pág. 91.

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rió el 20 de marzo de 1201, que Andreas le sucedió ese mismo año y dimitió de su

de los dos historiadores en dicha localidad del sur de Suecia, entonces bajo dominio

cargo en 1222 al hallarse infectado de lepra y que la expedición de Valdemar II tuvo

danés. No sería una hipótesis descabellada, aunque hay que tener en cuenta que am­

lugar en el año 1208, hemos de situar la fecha de su muerte entre los años 1208 y

bos nombres eran en aquella época bastante comunes. Así, en el Libro X IV de la

1222. Si además consideramos que no menciona la incursión que en 1219 realizó

H istoria Danesa encontramos a un tal Saxo luchando a las órdenes de Valdemar I.

Valdemar II por tierras de Estonia, debemos fi jar el año 1218 como fecha aproximada

Para Müller y Velschow podría tratarse del abuelo del propio Saxo". En el Libro X V aparece otro Saxo. hijo de Torberno. y en el X III hallamos a cierto Magno, hijo de

de su fallecimiento. Junto con el testimonio ya mencionado de Sven Aggesen contamos con otros

Saxo. En el Libro V III hay también un guerrero del mismo nombre entre los partici­

documentos en los que Saxo también es citado. En el testamento de Absalón, por

pantes de la guerra sueca. No se puede saber a ciencia cierta si en alguna ocasión salió de Dinamarca. Dados

ejemplo, leemos: “ ...[Absalón] prestó a su clérigo Saxo dos marcos y medio de plata que le perdo­

sus conocimientos del paisaje noruego por las descripciones que de él hace, se conje­

nó. Saxo debe devolver al monasterio de Sora dos libros que el Arzobispo le había dejado."

tura que pudo haber estado allí acompañando al rey Valdemar I en la expedición que

Se trata de dos códices de las obras de Valerio Máximo y Justino que Saxo debió de utilizar al redactar su obra. Dichos textos se conservan hoy día en la Biblioteca Real de Copenhague. No podemos saber cuál fue su patronímico, pero han llegado hasta nosotros dos sobrenombres suyos. I n la anónima Crónica de Seelandia. del siglo X III, aparece así citado6: de ello habla en su H istoria de los Daneses Saxo, de sobrenombre el Largo,

éste realizó en 1168 hasta la desembocadura del fiordo de Trondheim. Si considera­ mos que nació hacia 1150, contaría entonces unos 18 años y pudo haber participado en calidad de secretario de Absalón. En Noruega pudo tener acceso a gran número de leyendas y tradiciones. Asimismo, de aquella expedición podría proceder la profunda animadversión que suele profesar hacia los noruegos. Desconcemos igualmente dónde y cómo adquirió su vasto conocimiento del latín. Inge Skovgaard-Peterscncree que aprendió todo su triviuin de memoria por la alu­ sión que hace en el Libro X I a un noruego de nombre Suenón que abandonó sus la­

clérigo de admirable y elegante elocuencia.”

bores de intendencia y se hizo sacerdote. Pero, a pesar de ser muy elocuente en su

I .i igualmente anónima Crónica de Jutlandia. del siglo X IV . lo menciona con el que fue desde entonces conocido :

lengua materna, su ignorancia del latín lo convertía en fácil blanco de las burlas de otros religiosos. El rey lo envió a estudiar a una escuela extranjera y allí adquirió el

"Pues un egregio gramático, seelandés de origen y de nombre Saxo. puso por es­ culo las ha/añas de los daneses a instancia del señor Absalón, arzobispo de Lund.” Por gramático se debe entender erudito, sabio, latinista o experto en cuestiones literarias. Hemos decidido mantener dicho término como cultismo y la forma del no­ minativo latino del nombre propio para evitar traducciones del tipo “ Sajón el Sabio" que podrían provocar confusión. Hay que señalar además que nuestro autor ya es co­ nocido como Saxo Gramático en nuestra lengua desde que Antonio de Torqucmada lo citara en buen número de ocasiones en su Jard ín de Flores Curiosas de 1570*. En un listado de la catedral de Lund aparecen incluidos un acólito de nombre Saxo y un arcediano llamado Sven, lo que puede hacer pensar en una estancia común

conocimiento de dicha lengua": “ ...instruido profundamente con su estudio [del latín], aprendió el sentido de las palabras y todos los elementos esenciales de la teoría gramatical con docilidad de áni­ mo y, corregido el defecto de su rústica rudeza, hizo más elegante su facundia con la ejercitación de su ingenio.” Es muy posible que Saxo aluda de forma velada con estas palabras a su propio aprendizaje. Aunque no se han hallado pruebas evidentes de ello pudo estudiar en París, donde se formaron muchos nobles daneses hacia el 1200 según el testimonio de la Crónica de los eslavos de Amoldo de Lübeck, o en Reims, donde escribió Gautier de Chátillon hacia 1180. autor imitado por Saxo en ciertos pasajes1’.

' Vid. K. Erslcv. KUderne til Dannuirks H istorie i M iddelalderen. Copenhague. 1892. cil. por L. Pineau. Saxo Grammaticus. t/uid el t/uo motín m i Gesto Dunorum confiriendo ex carniinibus patrio sermone traditis hausertt. Tours. 1901. p.16. Vid. Si-ripiares Rerum Danicarum M etlii Aevi, cd J. Langchck. Copenhague, 1772. cil. por Pineali, op. cil. págs.16-17. " hdiiada también por Langebek. vid supra.S * Vid. A. de Torqucmada. Jardín de Flores Curiosas, cd G. Allegra. Madrid. Castalia. 1982.

’ Op. cil.. II. pág. 730. n. 2. Vid. I. Skovgaard-Peterscn. "Saxo Grammaticus: a national chronicler making use of the genre Chronica U niversalis" en: Jean-Philippe Genet (ed.). L H istoriograpltie M edievale en Europe. Paris. Editions du CNKS. 1991. pág. 340. " Op. cil.. II. pág. 560. l; Vid. Skovgaard-Petersen, op. cil. pág. 430.

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Tampoco sabemos dónde fue enterrado, aunque la tradición, sin dalos fiables, se teral izquierda de esta catedral hay un epitafio compuesto en dísticos elegiacos dedica­

1575u. Stephanus Johannis Stephanius (Staphen Staphenscn, 1599-1650) cita algu­ nos pasajes de la traducción de Pedersen en las notas de su edición. El texto de la editio princeps fue reeditado en Basilea en 1534 y en Frankfurt en

do al deán Saxo. En él se da como fecha de su fallecimiento el año 1190. lo que no

1576, casi sin alteraciones o correcciones.

encaja con los datos cronológicos que antes hemos manejado. Podría deberse a un error del autor del epitafio, el obispo Lage Urne (m. 1520). En cualquier caso este

año después publicó las Noiae Uberiores a su edición. Para ello buscó infructuosa­

poema tiene un valor más anecdótico que histórico o literario. Sus primeros versos rezan así:

dice conocido de Saxo, el de Caspar Barth. había ardido en 1633. Stephanius había

inclina por Roskilde como lugar en el que pueda hallarse su sepultura. En la nave la­

A Stephanius debemos la primera edición crítica del texto, aparecida en 1644. Un mente manuscritos originales en las bibliotecas de Escandinavia, pues el último có­ editado ya las obras históricas de Sven Aggesen en 1642 partiendo de un manuscrito

“ Quien vivo hizo vivir a otros eternamente. Saxo Gramático, yace aquí muerto,

de la Biblioteca Real de Copenhague. Alfred Klotz publicó en 1771 en Leipzig otra edición, sin comentario crítico, de

Muerto tan sólo por su cuerpo difunto; por su buen juicio.

la H istoria Danesa. En 1839 apareció en Copenhague la edición de Peter Erasmus Müller y Johann Matthias Velschow, concluida por éste a la muerte del primero, con

Por el que destacó, y por su talento, vive.”

comentario crítico y abundantes notas. En 1886 fue publicada en Estrasburgo otra edición del texto, a cargo de Alfred Holder. La última se debe a Jorgen Olrik y Hans Ra:der, publicada en Copenhague en 1931 '\ II. O bra.

Nuestra traducción se ha basado en la edición de Müller y Velschow. aunque he­ mos tenido acceso a un ejemplar, bastante deteriorado por desgracia, de la de Basilea

II.l.

Transm isión

y ediciones.

de 1534. En el siglo X IX aparecieron algunos fragmentos de manuscritos de la obra de Sa­

El manuscrito original completo de los dieciséis libros de la H istoria Danesa no se ha conservado y por ello la obra de Saxo fue conocida durante mucho tiempo por las ediciones que de ella se hicieron. La primera data de 1514 y se debe a Christiern Pedersen (c. 1480-1554). canónigo de Lund que editó el texto a instancia de Lage Urne. obispo de Roskilde. Pedersen se basó en una copia hoy perdida de un códice de Birger Gunnersen, arzobispo de Lund, y contó con el permiso del rey Christian II para llevarse el manuscrito a París y edi­ tarlo en la inclyta Parrliisiorum academia el 15 de marzo de 1514. La edición corrió a cargo de Jodocus Badius Ascensius (Josse Bade de Asch), profesor de la Sorbona y editor y comentarista de textos clásicos, citado por Erasmo en su diálogo Ciceronia­ no, en el que también menciona a Saxo Gramático". Pedersen realizó asimismo una traducción al danés de la Historia Danesa, pero se perdió en el incendio de Copenhague de 1728. Anders Sorensen Vedel ( 1542-1616) tuvo acceso a ella cuando elaboró su propia versión danesa de Saxo, impresa en

xo. E l más importante de ellos es el llamado fragmento de Angers. encontrado en 1863 en la biblioteca de esa ciudad francesa entre la encuademación de un devociona­ rio de mediados del siglo X V . Fue identificado en 1877 por Gastón Paris, adquirido en 1878 por la Biblioteca Real de Copenhague y editado en 1879 por Christian Bruun. Consta de cuatro hojas en cuarto de pergamino, de quince líneas por página y presenta notas adicionales y correcciones de tres o cuatro manos distintas. El pasaje contenido pertenece al Libro I y narra el final de la historia de Esquioldo y el encuen­ tro entre Beso y Gro. Por el tipo de escritura se piensa que puede datar aproximada­ mente del año 1200. Los poemas aparecen sin apenas correcciones, lo que hace pen­ sar que Saxo debió de quedar más satisfecho con su poesía que con su prosa. Otro fragmento llegado hasta nuestros días es el de Kall-Rasmusen. descubierto en 1855 entre la encuademación de un libro del siglo X V II. Dicho fragmento consta

De dicho diálogo extraemos la cita con la que comienza la introducción: I). Hrasmi. D iiilngus Citeroniunus. sive de opiinio neuere dieendi. Leiden, ex ofTicina Joannis Maire. 1653. págs. 175 y ss. La cita del humanista valenciano Luis Vives esiá lomada de I I Vivis. De l)i\ tip l¡n ¡s Lib rí X II. Septem de Cnrriipiibus Ariilm s; i/uiiu/ue de irudendis Piseiptinis. Ñapóles Typogiaphia Simoniana, 1764. pág.

11A. Vedel, Den dtmske kronike sum S i i m i Grtininuilicus screff. Iniljffterde liiiiidrede A tir forleden: Nu torsi u ff Lum en udsiel. flilteUge offuerseet ite forbedrel. Copenhague. 1575. La cita previa a la introduc­ ción procede de ella, lomada de Johannesson. op. cit. pág. 7. " Stixonis Cesia Danorum. I-II. primum a C. Knabe el P. Herrmann recensita. Rccognoverunt el ediderunt J Olrik & H. Ra-der. Tomus I: Textum conlinens. Copenhague. Levin & Munksgaard, 1931. Toiihis II: Indiccm verborum conftciendum curavi! F. Blalt. Munksgaard. 1957.

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de dos piezas de la misma lámina de pergamino, contiene pasajes del Libro V IH y puede datar de finales del siglo X III. Se ha conservado igualmente una página de 46 líneas del Libro V I. encontrada en 1860 y que podría proceder del mismo manuscrito al que pertenece el fragmento de Kall-Rasmusen. Conocemos además dos fragmentos de pergamino descubiertos por C. U. A. Plesner en 1877; contienen un pasaje del Libro X IV y pueden haber sido escritos a finales del siglo X1V'\

No tienen relación con lo sobrenatural las historias de Dan, Humblo. Lotero, Es­ quioldo. Helgón. Rolvón. Rórico, Horvendilo, Amleto. Vermundo, Ufón. Hugleto. el duelo en Samso. Hiarnón. la lucha de Frotón contra los sajones. lngelo, A lf y A l­ vilda. Hagbarlo. Haldano, Esnión y Refón. Se puede apreciar que la mayoría de historias de origen noruego-islandés presen­ tan puntos de contacto con lo sobrenatural y monstruoso, mientras que las de origen danés se mantienen al margen de esos elementos. Como ya vimos en la introducción a la Saga de Ragnar Calzas Peludas, publica­ da en esta misma colección1“, el género literario de la Islandia medieval que más cer­ ca se halla de la obra de Saxo lo constituyen las llamadas fontuldarsogur o sagas de

11.2.

Fuentes.

E l estudio de las fuentes de Saxo reviste especial interés porque, a pesar de que utiliza la lengua latina para redactar su obra y de que intenta emular la historiografía clásica, sus raíces están profundamente hundidas en las leyendas y tradiciones de la Europa septentrional y es en ellas donde hallaremos el material necesario para una mejor comprensión del texto. Según Axel O lrik1 las historias de héroes y reyes que nos transmite Saxo son de origen noruego-islandés o de origen danés. De procedencia danesa son las de Dan, Humblo, Lotero, Esquioldo, Helgón, Rolvón, Báldcr, Rórico, Horvendilo. Amleto, Vermundo, Ufón. Hugleto. Dan, Hitino y Hogino, las leyes y muerte de Frotón. Hiarnón, la lucha de Frotón contra los sajones, Estarcatero y Helga. lngelo. Haldano y Sigrula, Olaro y Sirita. A lf y Alvilda, Hagbarlo y Signe. Haldano y Haraldo Hyldetand, Jamierico, Esnión y el nacimiento y muerte de Ubón, hijo de Regnero. De origen noruego-islandés son las historias de Gram. Hadingo, Frotón, Hotero, Fridlevo, Erico el Diserto y Frotón, el duelo en Samso, Fridlevo. Olón, la juventud de Estarcatero, Haraldo Hyldetan, Omundo, Torquilo, Refón y Regnero. Olrik'" clasifica igualmente los relatos sobre héroes y reyes de la Historia Danesa según tengan o no relación con lo sobrenatural. Con ello tienen que ver Gram, Ha­ dingo. Frotón, Hotero, Forlón. Fridlevo. Erico el Diserto, Frolón, Fridlevo, Eslarcatero. Haldano, Olaro y Sirita. Haraldo Hyldetand. Omundo, Torquilo y Regnero.

los tiempos antiguos. Estas sagas, anónimas en su totalidad, narran hechos fabulo­ sos y legendarios que tuvieron lugar en la época antigua ofornold que para los islan­ deses comenzaba en un remoto e indeterminado pasado y llegaba hasta las fechas de los primeros asentamientos en su país, hacia el año 850. En otras palabras, iodo lo que se había producido antes de la colonización de Islandia lo consideraban como su “ prehistoria" y en ella daban cabida tanto a hechos presuntamente históricos como a mitos y leyendas comunes a otros pueblos germánicos. Deben su nombre al título de la edición de Cari Christian Rain en la que apare­ cieron recopiladas por primera vez. en Copenhague en los años 1829 y 1830: Fontaldarsógur Nordrlanda o Sagas de los tiempos antiguos de los países del norte. E l ma­ nuscrito más antiguo que contiene dichas sagas se conserva repartido entre la Colec­ ción Arnamagneana de Copenhague y la Biblioteca real de Estocolmo y dala del si­ glo X IV "'. Paul Herrmann’1distingue entre ellas tres tipos fundamentales: las heroicas, las de vikingos y las de aventuras. Las primeras se hallan estrechamente vinculadas a los poemas de la Edda y del ciclo heroico germánico, v. gr., la Saga de H ró lf Kraki. la Saga de H ervor y la Saga de los Volsttngos. Al segundo grupo pertenecen, entre otras, la Saga de Odd Flechas y la Saga de Ragnar Calzas Peludas. Sus protagonistas son piratas y guerreros y en ellas se confunden elementos de posible carácter históri­ co con episodios fabulosos y legendarios. Las sagas de aventuras suelen tener como protagonistas a parejas de amantes que tras increíbles peripecias logran alcanzar la fe­ licidad. Tal es el caso de la Sagú de Hálfdan Eysteinsson y la Saga de H jálm théry

** Sobre estas cuestiones vid. K Tabncius. Sum í Valdentars Kronike og lians Dunesaga. Copenhague. 1917. págs. 1-316; I. Boserup. "The Angers fragment and Ihe archctype o í Gesta Danorum", en: K. Friis-Jensen (ed.). Saxo Grummatiiux. a M edieval A uilior Hetlveen Norse and Latin Culture. Copenha­ gue. Muséum Tuscuianum. 1981, págs. 9-25; J Kaasled. "Angersfragmeniet og Saxooverleveringen" en: I. Boserup (ed.). Saxostudier. Copenhague. Muséum Tuscuianum. 1975. págs. 54-62: K Stok. “ Note al testo di Saxo" en: C. Santini (ed.). Saxo Graniinaricus. Tra M onografía e lelleralu ra. Roma. II Calamo, 1992. págs 417-440. " Vid. A. Olrik. Kdderne til Salines O ldhislorie. I-II. Copenhague. 1892. I, págs. 171 y ss. “ Ibid. pág. 28.

- 10-

O lvis.

Vid. L i Saga de Ragnor Calm s Prlndas. Saxo Gramatico. Regnern. Valencia. Hdiciones Tilde. 1998. Vid. Jonas Kiist jansson. Eddas and Sagas. Reykjav ik. Hidislenska hökmcnntalclag. 1997. pag. 342. Vid. V Herrn Kinn. Erläuterungen zu den ersten neun Ulicliem der Dänischen Geschuhte des Saxo C ran in iaiiais. I-II, ( I. Teil: Übersetzung: 2. Teil: Kommentar), Leipzig. W . Engelmann. 1922, II. pags. 7 y ss. (siempre que no se indique Io contrario, las paginas citadas haccn referencia al volumen II).

- II -‘

Herrmann" habla también de sagas de madrastras. En ellas el protagonista debe

tidas. sin embargo la gente hace remontar su linaje hasta Hrómund Gripsson. Esta

hacer frente a las maquinaciones de su madrastra. Distingue, a su vez, entre aquellas

historia la había escrito el propio Hrólf. E l sacerdote Ingimund recitó la historia de

en las que el amor de la madrastra es correspondido por el hijastro y aquellas en las

Orm Escalda de Barrey, y muchos poemas y un buen flokkr al final de la historia que

que no lo es. Por tanto ella busca vengarse de su hijastro y en este caso lo transfor­

Ingimund había compuesto, e incluso los hombres sabios consideran verdadera esta

ma en una animal o monstruo o bien lo maldice para que no encuentre sosiego hasta que halle a una determinada muchacha en un lejano e indeterminado país.

historia.” La saga contada por Hrólf de Skálmarnes se ha perdido, pero se conservan unas

Sus personajes nunca son islandeses, pues los hechos en ellas narrados se produ­ jeron antes de la formación de dicho país, como dijimos. En ellas encontramos v i­ kingos. héroes, dioses, gigantes, enanos, serpientes, brujas, princesas, valquirias, y campesinas. Sus aventuras se sitúan principalmente en Noruega, pero también en las Islas Británicas o Rusia. Cuanto más lejos se hallan los escenarios de los lugares conocidos por su público, mayor número de prodigios hechos maravillosos se pro­ ducen en ellos. Los motivos de este tipo de sagas son intercambiables entre sí y con frecuencia encontramos alusiones a personajes de otras sagas de los tiempos anti­ guos. Así, por ejemplo, Sigurd y Brynhild. los amantes de la Saga de los Volsimgos, son los padres de Aslaug. la segunda mujer de Ragnar en la Saga de Ragnar Calzas Rehuías. Hcrraud aparece en la Saga de Bósiy Herraud y es el padre de Thóra. la primera mujer de Ragnar en dicha saga. A Ragnar también se hace alusión en el capítulo I de la Saga de las gentes de Eyr.

rimas llamadas G rip lu r sobre Hrómund Gripsson’'. Al igual ocurre con la Saga de Huid, contada por Sturla Thórdarson a los hombres del rey Magnús para su distrac­ ción y que tampoco se ha conservado. Por lo que se dice en el Relato de Sturla. que forma también parte de la Saga de los descendientes de Sturla, sabemos que trataba de una giganta’“. Saxo pudo conocer buen número de estas fom aldarsíigur llegadas a él por trans­ misión oral y luego las utilizó o reelaboró al redactar su obra añadiendo, alterando o suprimiendo lo que crecía conveniente o no alcanzaba a comprender. En todo caso, especialmente significativos son los elogios que dedica a los islandeses en el Prólo> 7 go : “ Y tampoco hay que om itir la habilidad de los tulenses (islandeses], los

Las fuentes de las sagas de los tiempos antiguos debieron de ser en un principio

cuales...consideran como un placer el conocer y mantener en la memoria la historia de todas las naciones, juzgando no de menor gloria exponer los valores ajenos que

orales, basadas en viejas tradiciones de muy diverso origen y relacionadas con los

mostrar los propios. Consultando con gran interés sus testimonios repletos de datos

protagonistas de las mismas. Su repertorio se enriqueció con las aportaciones de ele­

históricos, elaboré una no pequeña parte de la presente obra a imitación de sus rela­

mentos mitológicos y motivos típicos de los cuentos populares. Sus anónimos au­ tores intentaron, además, reproducir el estilo de las sagas de islandeses y de reyes,

ciones y no rehusé tener por testigos a quienes reconocí como muy versados en el

consideradas históricas por aquel pueblo, para dotarlas de cierto aire de verosimilitud y carácter literario’'. Por otra parte, su finalidad parece haber sido la del mero entretenimiento, a juzgar por el importante testimonio ofrecido por la Saga de Tliorg il y H aflidi. una de las que componen la Saga de los descendientes de Sturlau: “ ...Muchos desconocen la verdad y consideran verdadero lo que es inventado, pero

conocimiento de la antigüedad." Coincide en esta apreciación con su colega Sven Aggesen. quien hace una somera referencia a aquellas gentes y a su repertorio poético en el capítulo I de su Breve His­ toria “ A partir de éste [Skjóld) los reyes fueron llamados Skioldunger (sic) en los can­ tos islandeses." De la misma opinión que Saxo es Teodorico el Monje, historiador noruego que

falso lo que es verdadero: Hrólf de Skálmarnes contó una historia sobre Hróngvidi el Vikingo, y sobre Olaf Rey de Guerreros, y sobre la profanación del túmulo funerario de Thráin el Berserk, y sobre Hrómund Gripsson, junto con muchos poemas. Con

escribió hacia el año 1188 la H istoria de los antiguos hechos de los reyes noruegos:

esta se distrajo al rey Sverrir y él consideró semejantes historias como las más diver­

bre ellos, lo cual se halla en posesión de aquellos que nosotros llamamos Islendinga

Ibid. pág. 624. Sobro osle tipo do sagas, véase, por ejemplo. H. Keuschei. Untersuchungen über Sto ff und S til der Fornatdorsagü. Bühl-Baden. 1933: H Pálsson and Paul Edwards. Legendary Fiction in M edieval IceUnid. Studia Islandtca 30. Reykjavik. 1971. Vid. Sturlungasaga. I-III. ed. G. Jónsson. Reykjavik. íslendingasagnaútgüfan. I. pág. 38. - 12-

“Consideré que valía la pena anotar sucintamente algunas cosas acerca de la his­ toria antigua de los reyes de Noruega y cuanto con sagacidad pudimos averiguar so­

Vid. Krisljánsson. op. cil. pág. 343. * Siurtunga uigu. op. eil., III. págs. 377-8. Vid. op. cil. págs. 7-8. * Op. cil. pág. 49.

- 13-

(sic), quienes recogen en sus viejos poemas estas cosas repelidas de boca en boca y

nibelungosu. Con ellos pretende advertir a Knud Lavard ( 1096-1131) de la embosca­

cuyos relatos son considerados especialmente de gran validez3''.”

da preparada por su propio primo Magno, en la que finalmente perderá la vida:

Puesto que raramente pudo Saxo visitar aquellas latitudes o tener acceso por es­

“ El cantor, entonces, como había sabido que Canuto [Knud Lavard] era muy

crito a estos documentos (incluso de haberlo tenido le habría supuesto una gran difi­

amante de las costumbres y de la raza sajonas, deseando inculcarle gradualmente la

cultad entenderlos debido a las diferencias que presentaba su lengua materna con res­

prudencia...intentaba revelar el hecho con disimulo...De modo que, comenzando a re­

pecto al antiguo islandés), debió de conocerlos a través de algún isleño de paso por

cordar a propósito la famosísima perfidia de Grimilda para con sus propios hermanos

Dinamarca. Uno de éstos, quizá su fuente más importante, fue Amoldo de Tule

con una composición de hermosísimos versos, intentaba imbuirle el temor a sus se­

(Amoldus Thylensis), de quien dice en el Libro X IV 1":

mejantes mediante el ejemplo de la célebre traición.”

"Tenía, sin embargo, Absalón entre su clientela a Amoldo de Tule, quien era ca­

Ésta es una de las pocas alusiones de Saxo al ciclo épico de los nibelungos, a pe­

paz de prever frecuentemente con asombrosas predicciones los acontecimientos futu­

sar de que, en opinión de Herrmann", debía de ser ya conocido en Dinamarca. Si

ros, ya referentes a sus propios asuntos como a los de sus allegados, bien por la

omite tradiciones de origen alemán es precisamente por el odio que siente hacia sus

agudeza de su talento, bien por la sagacidad de sus conjeturas. Y no menos experto

vecinos meridionales, a los que atribuye una desmesurada afición al buen comer y

en la adivinación que en el conocimiento de la antigüedad, era muy hábil en la inge­ niosa narración de historias."

beber, como se puede apreciar en el Libro V I en la historia de Ingelo.

Herrmann y Gudnason", entre otros, identifican a este Amoldo de Tule con Arnald Thorvaldson, quien según la Relación de escaldas, compuso un elogio del rey Valdemar I. De ser así, no sólo debió de relatar a Saxo numerosas historias de héroes y guerreros, sin») que también le habría descrito con detalle Islandia y los fenómenos que luego reflejó en el Prólogo. Más adelante, en el mismo libro, menciona Saxo a cierto Lucas, de las Islas B ri­

En el Libro X IV encontramos a otro cantor sajón de repertorio satírico que, al igual que el anterior, debió de ejercer escasa influencia en nuestro autor, pues su re­ pertorio parece de carácter satírico y no heroico16: “ Entre otras cosas, un cantor germano, tratando en una canción la huida y el exilio de Suenón, causó a éste diversas ofensas mediante la transformación de sus burlas en versos.” E.

Christiansen” señala asimismo como fuente oral de primera mano para los

tánicas. de quien piensa Olrik*’ que pueden proceder los relatos de origen británico. A llí leemos":

últimos libros los recuerdos y experiencias del arzobispo Absalón, protagonista de

"Entonces Lucas, escriba de Cristóforo [hijo de Valdemar IJ, británico de origen,

mente, como puede comprobarse en el Prólogo. Junto con los testimonios islandeses son también dignas de tener en cuenta las

poco instruido en las letras, pero muy versado en el conocimiento de historias, al ver quebrado el ánimo de nuestro ejército, transformó, rompiendo el triste y lúgubre si­ lencio a grandes voces, la preocupación en entusiasmo. Pues recordado el valor de los antiguos, incitó a los nuestros con tan gran pericia oratoria a vengarse de los

los hechos en ellos narrados y personalidad a la que Saxo admira y respeta profunda­

antiguas tradiciones danesas a las que Saxo alude en el Prólogo**: "Y no quiero que se ignore que los antiguos daneses, una vez concluidas sus ilus­

matadores de sus compañeros que no sólo disipe') su tristeza, sino que incluso inculcó

tres y esforzadas hazañas, émulos de gloria, a imitación del romano estilo, no sólo refirieron los honores de las gestas llevadas a cabo magníficamente por ellos con un

el valor en los pechos de todos y fue casi imposible de narrar cuántas fuerzas brota­

excelente género de narraciones, así como con ciertas composiciones poéticas, sino

ron en los pechos de los nuestros por causa de las palabras de este extranjero.”

que además se preocuparon de grabar en rocas y peñascos con caracteres de su propia

En el Libro X III aparece otro individuo de semejantes características. Se trata de un cantor sajón anónimo que recita poemas relacionados con el ciclo épico de los

lengua los hechos de sus mayores transmitidos por poemas en su idioma materno.”

' Vid. Monumenta Historien Nurvegfae. ed. G. Stomi. Kristiania. 1880. pàg. 1 "Ib id . pdg. 812. 1Herrmann op. cil. pâg. 19; B. Gudnason, "The Icelandic Sources of Saxo Grammaticus" en: K. FriisJensen (éd.), 1981. op. cit.. pâgs. 79-93. Vid. Olrik. op. cit.. II. pâgs. 180 y ss. "O p cit. pdg. 851.

- 14-

" ( ip i ll pag. 638. " t)p. cil. pag. 24. n! i '.il’s (»2 y (»3. Ilml piig . 61. - 20-

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quilo, en el Libro V II, dirige sus súplicas al Dios de la Creación. E l estilo, a su vez, "Y como casi ninguna nación es tan salvaje e inculta que no haya transmitido a

se va haciendo más claro al tiempo que avanza la lectura. m is

descendientes recuerdo alguno de sus ancestros, consideré digno entregar a la me­

moria de la posteridad los testimonios, si bien escasos, de nuestros mayores." I I . 4.

Pensam iento.

Junto con otros autores medievales Saxo participa del gusto por los tópicos o lo ci communes, fórmulas de expresión y pensamiento presentes en casi todos los géneros y en muy diversos escritores. Con Sven Aggesen comparte tópicos como la captatio benevolenliae. presentándose en el Prólogo como un humilde escritor inca­ paz de llevar a cabo la redacción de la obra y se califica como "último de los acom­ pañantes" de Absalón y “ ánimo pobre de recursos” y alude a su "pequeñe/", a sus "hombros inexpertos en trabajo semejante” y a la "torpeza" de su ingenio'1. Al igual que los otros dos historiadores pretende salvar las hazañas de sus antepasados del ol­ vido y se considera el primero en hacerlo. La alabanza, por otra parte, del personaje al que está dedicada la obra es otro tópico presente en Saxo y Teodorico, pero no en Sven. Este último recurre de manera parecida al lugar común del olvido de las gestas de los antepasados y al de su escaso talento''3: “ ...lanzaba yo continuos suspiros porque las ilustrísimas hazañas de nuestros re­ yes y príncipes eran destinadas a un eterno silencio...Pues largo tiempo estuvo du­

Como tópico presente en lodo el pensamiento medieval cabe señalar el de la vo­ lubilidad de la fortuna. Para Saxo el azar y la casualidad desempeñan un importante papel en la vida de los hombres. Su colega Sven alude en su Breve H istoria a la iro­ nía del destino": Sic ergo ludus Fortunae ad instar Lunae varius... Jolutnnesson“ estudia minuciosamente el pensamiento de Saxo y descubre el in flujo de la filosofía platónica en nuestro autor, especialmente el de las teorías ex­ puestas en el diálogo Tinieo, cuyas ideas pudo conocer mediante los comentarios del mismo que realizaron Macrobio y Marciano Capela, así como por la traducción lati­ na de Calcidio. La cosmología platónica, por otra parte, fue aceptada con pequeñas variaciones por los Padres de la Iglesia y los exegetas de la Bib lia como una antici­ pación de la doctrina cristiana. Por ello, siguiendo el pensamiento platónico, Saxo describe Dinamarca como unión armónica del elemento terrestre y del elemento acuáiico. Por el contrario, fuera de ese ámbito, las tierras septentrionales. Noruega espe­ cialmente. simbolizan una lucha constante contra los elementos y en ellas predomi­ na lo monstruoso. Dentro de la misma Dinamarca Seelandia ocupa, según Saxo. el

“ De manera que enviamos principalmente el presente librito a vuestra excelencia,

centro y se halla a la misma distancia de todas sus fronteras. Nuestro historiador intenta explicar de forma racional los fenómenos extraños que se producen en Islandia como combinaciones inarmónicas de los elementos. Así se entiende lo contradictorio de una fuente que transforma objetos en piedra o lo extra­ ordinario del monte que vomita fuego en una tierra helada. Dinamarca se halla en conjunción con el orden universal y por ello, para Saxo, posee un poder de origen ilm no para destacar entre los países bárbaros y dominarlos. Johannesson67avanza en su teoría y descubre otros símbolos de los elementos en

cuya fundada experiencia reconocemos, para que sea suprimido cuanto resulte superfluo y sea aprobado lo que con exactitud ha sido mostrado."

diversos pasajes de la obra. En el Libro I las piedras sobre las que los daneses eligen .i m i rey simbolizan la firmeza de su lealtad. En el Libro II Frotón conquista muchas

También habla Teodorico de su "torpe estilo" y se considera el primero en haber

ciudades eslavas y derrota su Ilota, es decir, somete la tierra y el agua a su voluntad.

escrito sobre el tema, aunque declara que habría preferido que hubiera sido otro el en­

I n el Libro 111 Hotero se pierde entre una densa niebla y Ainleto aniquila a sus ene lingos con el fuego. En el Libro V Erico hace luchar a la tierra y al agua entre si en

dando mi ánimo, igual que en una encrucijada -como se dice- acerca de si debía, no rehuyendo ciertas muestras de arrogancia, entregar a las letras de forma resumida, aunque con tosco estilo, las genealogías de los reyes y la sucesión de sus reinados o pasar por alto lodo en silencio.” Teodorico el Monje califica su obra de schedula y a sí mismo de hiiniHispeccator al tiempo que se dirige al arzobispo Eystein para solicitar sus correcciones11':

cargado de hacerlo. Asimismo hace la debida referencia a las gestas de sus antepasa­ dos"4:

•u encuentro con Odón. El Libro V I comienza con la descripción de un impetuoso límenle. E l Libro V II relata la muerte de Frotón V en un sótano ahogado por el luí mi) En el Libro V III se describe la batalla de Brávellir en la que el sol desaparece

" Op. cit. págs. I y ss. ® Op. cit. pág. 47. “ Op. cit. pág 4. MOp. cit. pág. 3.

t> |>m . pág. 63. Vul Juhanncsson. op. cil. pág. 69 y ss. •i|> cit pág. 71. -22-

tras una espesa niebla provocada por el vapor de las heridas. En los libros siguientes también hay referencias semejantes a los elementos. En el Libro X III el rey Erik

gía de todo carácter religioso para interpretarla como enseñanza moral '. No es de ex­

hace ahogar en el agua a sus sobrinos y en el X V un poderoso viento hincha las ve­ las del barco en el que navega el obispo Frederik.

trañar. pues, que Saxo se exprese en estos términos7':

En el Timeo se describe la materia en su estado primigenio como algo amorfo, sucio y Huido. A llí también encontramos el motivo del alma que en el momento de

Odín y otros muchos expertos en los asombrosos engaños de los encantamientos, empezaron, tras cautivar las almas de los simples, a arrogarse para sí el rango de di­

"Antiguamente algunos instruidos en las artes mágicas. Tor. por supuesto, y

la creación abandona su morada en el mundo de las ideas para fundirse con la materia.

vinidad. A Noruega. Suecia y Dinamarca, rodeadas por los lazos de una irracional

Su hundimiento en ella y su intento por elevarse a esferas más puras es lema de la

credulidad, las mancillaron con el peculiar influjo de sus fraudes provocándoles el deseo de que les rindieran culto. Y hasta tal punto se propagó el efecto de sus super­

literatura platónica y así se halla en Macrobio, Marciano Capela y Bernardo Silves­ tre. Johannesson“ considera a Saxo influido de igual manera por estas teorías. La gi­ ganta Hartgrepa es. pues, símbolo no sólo del poder de la magia sobre el aspecto ex­

cherías que, adorando los demás en éstos mismos un cierto poder divino y conside­ rándolos dioses o cómplices de los dioses, tributaron solemnes ofrendas a los autores

terior de las cosas y de la flexibilidad del lenguaje, sino también de la misma materia

ile los hechizos y mostraron al sacrilego fraude el respeto debido a las cosas sagra­

amorfa. Regnero y Suanvita simbolizan en el Libro II la eterna belleza de las ideas y

das."

la lucha contra los demonios nocturnos. lngelo puede ser interpretado como el triun­

(Jeorges Duméz.if4en un interesante estudio de ciertos pasajes de la obra de Saxo

fo de la luz de la razón sobre las tinieblas de la gula. Otros elementos platónicos pueden ser la lira de Hotero en el Libro II, los instrumentos musicales del Libro V,

demuestra que el sabio danés se sirve de los mitos a él llegados para elaborar sus

la especulación astronómica y la jerarquía de los oficios del Libro V.

mentos que él cree oportunos. De este modo Saxo escribe en ocasiones relatos nové­

Para Johannesson"' Saxo intenta conjugar la tradición bíblica con los mitos pla­ tónicos como San Agustín en su comentario del Génesis, donde llega a ver en el Ti-

no han de ser considerados como testimonios originales opuestos a los de otras fuen­

propias versiones de los mismos, alterando su forma original y añadiendo los ele­ leseos a partir de numerosas narraciones míticas, por lo que muchos de sus informes

meo una imagen obscura, pero veraz, del mismo acto de la creación. Según esto,

tes nórdicas como las sagas o las Eddas. Dumézil se ocupa en exhaustivos estudios

Torquilo viaja a la gruta de Ugardiloco al igual que en el mito platónico desciende el alma al sucio e informe caos de la materia. Cuando Torquilo se limpia la suciedad de

de lo que llama las novelas de Hadingo y Estarcatero y encuentra paralelismos de éste

su rostro está simbolizando al alma que recobra su aspecto original.

Kai llorby7'’ resalta los conocimientos de Saxo en materia jurídica y derecho ca­ nónico y considera que nuestro autor pudo tener acceso a la Stnna de decretas de

El historiador danés, al igual que Snorri Sturluson y otros escritores medievales, sigue las pautas del evemerismo al tratar el carácter de las antiguas divinidades. Evé-

ultimo héroe en la mitología griega e hindú” .

mero. sabio griego que vivió en los siglos IV y III a.C.. escribió una Historia sagra­

l Vueeione de Pisa (m. 1210) porque esta obra jurídica se hallaba en posesión de And riSu nesen . El manuscrito de la misma se ha perdido, pero figuraba entre los li­

da que alcanzó notable éxito en su momento y fue traducida al latín por Ennio7”.

bios dejados por el arzobispo Anders al capítulo de la catedral de Lund. Anders Sunc­

Evémero consideraba que "los dioses eran personalidades políticas que en vida se atri­

hen, de haber estudiado en Bolonia, pudo tener contacto a llí con Uguccione. pues »'Me enseñó en aquella universidad hasta el año 1190.

buyeron poder divino y establecieron en beneficio propio cultos religiosos."71Cice­ rón y Plutarco, en la antigüedad, rechazaron esta teoría, pero a través de San Agustín y San Isidoro pasó a los autores medievales. De esta manera se despojó a la mitolo-

I leirmann

llama a Saxo “ aristócrata de los pies a la cabeza” , pues por su ascen­

dí m i .i \ profesión se halla vinculado a las clases dominantes. Desprecia actividades ........la del herrero, abogado, cocinero o actor. Hereda de sus antepasados el gusto \ ni I 1111k' / Estrada. Introducción u In litenitura medici al española. Madrid, Gredos. 1979, pág. »17

" '* Ibid. pag. 74. ” Ihicl. pag. 78 Vid. M. hliadc. M iln y Realidad. Barcelona. Labor 1985. pags 162 y ss. 1Vid D ie Fragmente der griechischen H istoriker, hrsg. von (•'. Jacoby. Berlin y Leiden. 1923-58. cil. por G. Lorenz. S. Sturluson. G ylfagiiining. Darmstadl. Wissenschaftliche Buchgcscllschaft. 1984. pag.

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11|> i il pág. 274. ' \ ni i . Duine/il. D el mita a la novela, h i saga ile Hadingus y otros ensayos. Madrid. Pondo de Cul­ lili ii I •onoiincu. 1973. pág. 186. V ni i . I lume/.il. M ilo v Epopeya II. Tipos épicos indoeuropeos: un héroe, un brujo, un rey. Mexico. I ... I" ili ( ninna homo mica. 1996. págs. 25 y ss. \ ni K lloihy. "SaxoGraininaticus-Giurisla. Canonista"en: C. Saniini (ed.), op. cil. págs. 83-89 " Vii! III limami, op. cil. pág. 37.

Snorri Sturluson, por ejemplo, no ofrece una visión tan negativa de la mujer. por la vida militar y las hazañas guerreras y se deja llevar por un exacerbado naciona­ lismo que le hace despreciar a los pueblos vecinos. Utiliza, además, las gestas del

Uirgit Strand“ destaca la independencia y energía con que actúan en la Heimskringla mujeres como Gunnhild, viuda de Eirík Hacha Ensangrentada, o Astríd, viuda del rey

pasado para aleccionar a las generaciones de su tiempo e incitarlas a que las emulen.

( )laf el Santo, las cuales desempeñan importantes papeles en el curso de los aconte­

A pesar de su generalmente aceptada condición de clérigo, su obra está lejos de la una sola vez al diablo, incluso para algunos autores carece de un auténtico senti­

cimientos. Nanna Damsholt10descubre un mayor grado de misoginia en Saxo que en la Crómi a de Roskilde, Sven Aggesen o los anales daneses. Las mujeres de la Historia Da­

miento religioso, lo que no es exacto. Suele manifestarlo en los últimos libros de su

ñe\u están subordinadas a las acciones de los hombres, ocupando un segundo plano.

religiosidad propia de los géneros literarios medievales. Ni habla de milagros ni cita

obra y sorprende en ocasiones por su vehemencia. Para Saxo fijar por escrito las ha­

Saxo parece hacer suyas las palabras de Gilbert de Lim erick (s. X II) quien, refirién­

zañas de los daneses es un servicio a la Iglesia, ya que a su entender historia y reli­

dose a la división de la sociedad medieval en tres clases (oratores, bellatores, labóra­

gión van íntimamente unidas. En algunos pasajes encontramos expresado su pensa­ miento religioso. Nuestro autor admira al sacerdote-guerrero Absalón quien, en la

lo res) afirma*’: "Y digo que el oficio de las mujeres no es orar, arar o guerrear, sino que están so­

campaña contra los vendos, interrumpe la celebración de una misa para tomar las ar­ mas contra el enemigo. Así lo justifica en el Libro X V I7*:

metidas y sirven a los que oran, aran y luchan.” Si las mujeres deciden abandonar su papel y adoptar costumbres masculinas (tal

"Pues, ¿qué género de ofrenda hemos de considerar más grata al poder divino que la muerte de los impíos?”

es el caso de las doncellas guerreras) o interferir en los asuntos de los hombres, son derrotadas o castigadas y obligadas incluso a caer de lo más alto. La mayoría de ellas,

En el Libro X I encontramos otra manifestación de su pensamiento cuando repro­ cha a Haraldo Hein que ignore":

también las reinas, reciben un trato humillante, como Geruta, amonestada severa­

“ ...que Dios prefiere una honesta administración del reino a la vana lisonja de los oficios religiosos, y que una estricta práctica de la justicia es mejor que la superflua adulación de las plegarias; que, además, mejor se satisface a la voluntad divina allí donde más se utiliza la ley que el incienso, que aquélla aprueba más los golpes a las malas acciones que sobre los pechos, que observa con mayor agrado la caída de los criminales que la flexión de las rodillas y que prefiere más que cualquier otra ofrenda la protección de los desgraciados." Otro de los aspectos más característicos de su pensamiento es su misoginia, pro­ pia de la mentalidad medieval y presente en diversos autores de la época. Sin embar­ go, sorprende en él por su vehemencia. Herrmann”’ señala el tratamiento morboso que da a muchos personajes femeni­ nos, alejado de una sensualidad natural, y descubre en él, no sin cierta ironía, "al re­ ligioso impotente que se representaba en su imaginación de la forma más lujuriosa posible lo que su religión le prohibía; justifica mediante motivos sexuales lo que podía ser interpretado de otro modo.”

mente por Amleto, o Hanunda, delatada en su infidelidad por Erico y repudiada por I rotón, o Suanvita, condenada por Jarmerico a morir bajo los cascos de los caballos. I as mujeres de la Historia Danesa son débiles, infieles y están llenas de defectos. ( un su castigo persigue Saxo un efecto ejemplarizante. Así ocurre con Geruta, cas­ tigada por su infidelidad y libertinaje, o la mujer de Ingelo. altiva y voluble. Saxo exige de la mujer castidad, timidez, decencia y honor, y de esta guisa nos presenta a ( iunilda, esposa de Asmundo, la cual decide suicidarse para no sobrevivir a su man­ ilo También Signe es fiel a Hagbarto hasta la muerte. liirgit Strand" destaca que Saxo se niega incluso a reconocer la valía o el mérito ili ciertas mujeres que aparecen en su obra, buscando siempre algo que reprocharles o atribuyendo a los hombres sus aciertos. De esta manera Gurita, única superviviente ■li la familia real danesa, evita la extinción de su linaje engendrando a Haraldo Hyldetiiiul. pero Saxo atribuye el logro a Haldano, el guerrero que la desposa. Hela, que se liahi.i distinguido por su valentía en la guerra sueca, recibe la administración de SeeI.india y Jutlandia, pero los daneses no soportan tal humillación y se alzan contra " Vid II Strand, "Women in Gesia Danorum" en: K. Friis-Jensen (ed ). op. cil. pags. 135-67. ' Vnl N Damsholt. “ Women in Lalin Medieval Literature in Denmark e. g. Annals and Chronicles" ■ii ,1%/tn'is o f Fem ale Existence. Proceedings from the Si. Gertrud Symposium "Women in the M iddle In ' Copcnhague. 1980. pags. 58 y ss.. cil. por N H. Holmqvist-Larscn. Moer. skjoldmoer on binea i 'upcnltague. Museum Tusculanum. 1983. p4g. 25. ' Vi.l Gilbertus Luniccnsis. Liber de Slum Ecclesiue. ed. J. P Migne, Pairologia Latina, vol. 159. cil I"ii I lolnuivist-Larsen. op. cil. pag. 86. Vid II Strand, "Women in Cesia Danorum" en: K. Friis-Jenscn (ed.). 1981. op. cil. pags 135-167.

* Op cil. pág. 974. * Op. cil. págs 572-73. “ Op. cil. pág. 55.

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ella. En el Libro X leemos que Tira hace iniciar la construcción de una muralla para proteger al país de las incursiones germanas, pero Saxo se apresura a decir que Val-

poi referencias orales. También debió de leer a Jordán, Eginhardo y la Alejandreida de |iH no quisieran renunciar a sus concubinas c incluso para cesarlos en sus cargos. I i .i es una de las menciones que hace Saxo a sus fuentes. También Snorri Sturluson. en el prólogo •I' I.i lln in s k riiin lti (op. cil. pág. 2). se expresa de manera semejante: “ Con Harald había poetas y Ilumines sabios con sus poemas y poesías de lodos los reyes que lia habido en Noruega, y de donde ni i noticias tomamos nosotros es de lo que se dicc en estos poemas, que eran compuestos para los mi mus nobles o sus hijos: nosotros consideramos verdadero todo lo que se halla en las poesías sobre «iis najes o batallas." Tácito, por otra parte, ya da testimonio en la Germ unia (2.2) de la existencia de posiciones poéticas de carácter mitológico o heroico entre los antiguos germanos.

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tan recientemente puesta por escrito como transmitida desde antiguo, porque la pre­ sente obra no pretende ofrecer un frívolo lucimiento de mi estilo, sino un fiel cono­ cimiento de la antigüedad. ¿Cuánto ingenio habríamos de atribuir a los hombres que iban a hacer públicas esas historias si hubiesen satisfecho con el conocimiento del latín su ansia de escribirlas? Pues aunque les fallaba el conocimiento de la lengua ro­ mana, les sobrevino tan gran deseo de mantener la memoria de esas ha/añas que re­ currieron a ingentes moles de piedra como si se tratara de volúmenes, llegando a utilizar las rocas como códices. Y tampoco hay que omitir la habilidad de los tulenses'\ los cuales, aunque llevan a cabo acciones de constante sobriedad porque carecen de una alimentación opulenta a causa de la natural falta de recursos del terreno y sue­ len dedicar todos los momentos de su vida a perfeccionar el conocimiento de las acti­ vidades de otros, compensan la escasez con el ingenio. Pues consideran como un placer el conocer y mantener en la memoria la historia de todas las naciones, juzgan­ do no de menor gloria exponer los valores ajenos que los propios. Consultando con gran interés sus testimonios repletos de dalos históricos, elaboré una no pequeña parte de la presente obra a imitación de sus relaciones y no rehusé tener por testigos a quienes tuve por muy versados en el conocimiento de la antigüedad. Y siguiendo no menos las afirmaciones de Absalón que, ya él mismo hizo, ya las tomó hechas de otros, estimé en mucho seguirlas con dócil ánimo y estilo, considerando el modelo de su admirable narración como si se tratara de una enseñanza divina1'. A ti, por consiguiente, benévolo príncipe y padre nuestro, cuyo linaje proclamaré ilustrísimo desde tiempos remotos, brillantísima luz de la patria, a ti, Valdemaro14. te ruego que favorezcas el difícil progreso de este trabajo, porque, agobiado por el peso del proyecto, temo poner más de manifiesto la condición de mi impericia y la

minación los recíprocos (lujos del Elba1', añadiste a tus celebérrimos títulos de gloria la fuerza de una brillantez nada mediocre. Superando así la fama y la reputación de iiis antecesores con la grandeza de tus obras, ni siquiera dejaste intactas por lus armas partes del Imperio Romano16. Y como fueras considerado muy versado en la valentía y en la liberalidad, nos has dejado con la duda de si aterrorizas más a los enemigos (.•olí la guerra que te granjeas a los ciudadanos con tu humanidad. También tu muy noble abuelo

consagrado con la gloria de la religión nacional y que consiguió el

honor de la inmortalidad por medio de una muerte inmerecida, deslumbra ahora con el resplandor de su santidad a los que en otro tiempo se ganó con sus victorias. De sus santísimas heridas fluyó más virtud que sangre. Además, determiné por antiguo y hereditario derecho de obediencia servirte al menos con las fuerzas del ingenio, ya «l«n- mi padre y mi abuelo son conocidos por haber prestado fidelísimamente servicio militar a tu preclaro padre1“ en los asuntos de las fatigas de la guerra. De esta mane­ ra. confiado en tu gobierno y consideración, para llevar a cabo lo que me queda con mayor seguridad, he decidido comenzar por situar y describir nuestra patria para tratar con detalle cada cosa, por si el desarollo de la narración al mencionar los lugares re­ lacionados con los hechos tuviera que comenzar hablando de ellos1". Así pues, las zonas más alejadas de esta región son limitadas en parte por los ronfines de otra tierra, en parte por las corrientes del vecino mar. Las zonas inlerioies las rodea el océano, el cual, debido a los sinuosos recodos de sus intersticios, ya transformándose en angostos estrechos, ya ensanchándose y fluyendo con curso más abundante, forma numerosas islas. Por lo que resulta que Dinamarca, situada en mi­

debilidad de mi ingenio que presentar tu estirpe tal como conviene. Verdaderamente, al lograr además de la extensión de la herencia paterna un notable crecimiento de tu reino a costa de la sumisión de los vecinos y al abarcar con la labor de tu dilatada do­

Los islandeses. 11 Es conocido el gusto de Absalón por las antiguas narraciones nórdicas. Con (oda seguridad dispuso de un buen número de ellas que debió do transmitir a Saxo. 14Val demar II el Victorioso (1 170-1241). Subió al trono el año 1202. sucediendo a su hermano mayor Canuto IV . Como duque do Schleswig había conquistado Holstein y Hamburgo (1200-1201). Ya coro­ nado rey. apoyó a Otón IV como candidato al trono del Sacro Imperio, pero más tarde rompió con él y apoyó a Federico II. quien le cedió el control sobre los territorios de los vendos y la zona norte del E l­ ba. A partir de 1206 intentó cristianizar las costas bálticas y en 1219 conquistó Letonia. fundando los obispados de Reval y Dorpat. Poco después fue sorprendido, capturado y encarcelado por el conde Enrique de Schwerin y permaneció en poder de éste hasta 1225 ante la indiferencia de sus vasallos daneses y alemanes. Fue liberado tras acceder a conservar solamente Rugen y Estonia y pagar un fuerte rescate. En 1227 lanzó una contraofensiva que fracasó con la derrota de üornhovcd. Como consecuencia de ésta perdió los territorios del norte de Alemania, pero logró conservar sus posiciones en Estonia. Dentro de su país continuó las reformas iniciadas por su padre Valdemar I. renovando así el sistema legislativo y promulgando las Leyes de Jutlandia en 1241. Esta legislación le permitió un mayor control de la Iglesia y de la nobleza. Dividió Dinamarca en varios feudos gobernados por cada uno de sus hijos, lo que provocó a su muerte graves enfrentamientos por la corona.

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' Si- icfiere Saxo a la expedición de 1208. provocada por las aspiraciones del obispo Valdemar al Iroii tierras invadidas. Nordalbingia y Vagria. formaban pane del Sacro Imperio Romano Germánico. knud Lavan) o Canuto el Protector (1096-1131). padre de Valdemar I el Grande y abuelo de Valde..... II el Victorioso. Fue asesinado a traición por su primo Magno en un bosque cercano a Ringsled. I >iI suceso hablan la Crónica rtniiinn (op. cil. págs. 55-56) y Duvidson (op. cil. pág. 25. n. I ) destacan la existencia en época de •t.oii de dos teorías sobre el origen de los daneses. Una los hacía descender de Dan. y la oirá, de NI i"M I n la Crónica de los reyes tle Letra, incluida en los Anales tle Ltuul (vid. Scri/uores minores tlliiiiin n ' Hanicae nuda aevi, ed. M. Cl. Gen/.. Copenhague. 1917-18) se dice que el rey de Upsala ) l'l'i i (el Supremo) lenía tres hijos: Dan. Ñor y Ostcn. Dan marchó a Dinamarca. Ñor a Noruega y i Mi n se quedó en Suecia. Dan salvó a su pueblo del ataque del emperador Augusto y fue por ello proi humillo rey sobre una roca llamadc Daneryge y se convinió en epónimo de los daneses. V ivió en Leim ilu aclual Lejre) con su esposa Dana y su hijo Ro. Snorri habla en el Prólogo de su Heim skrinnlti (u|i n nombre (Skioldus) significa propiamente "escudo" ( skjohlr en islandés) y sus descendientes son lliimudos skjóldungar en las fuentes islandesas. Snorri dice en el Prólogo de su Edda (op. cit. pág. 12): I monees comenzó Odín su viaje hacia el norte y llegó al país que llamaban Kcidgotaland y se adueñó i n . su- país de cuantas tierras quiso. Puso al frente de ellas a un hijo suyo que se llamaba Skjóld. Hijo di' iMe era Fridleif. De ellos desciende el linaje de los llamados skjoldungos. Son los reyes de los daneM". y lo que ahora se llama Jutlandia era entonces llamado Kcidgotaland." Svcn Aggcscn menciona luii.ilmcnlc a Skjóld como primer rey de los daneses (vid. supra. n. 1). A l inicio del Beow ulf aparece '.k \Id, lujo de Skef. iíomo fundador de la dinastía danesa (vid. Beow ulfand lite Fig ltl a l Fitm sburg. ed. I M.icher. Lexington, 1950. pág. I). El Skyld Skefing del lieo w u lf está rodeado de misterio. De niño lli cu .i Dinamarca en un barco a la deriva y la abandona en otro cargado de tesoros. Por ello lo interl'ii'M Herrmann (op. cil. págs. 74 y 75) como demonio de la fertilidad que aparece en primavera y di aparece en olofio, basándose en el significado del nombre Sceaf. "gavilla". ‘ Mnllei (op. cit. pag. 23. n. 5) señala que en el Libro de la colonización (Landniitnabók) aparece un lal llviló ll ile ocho años de edad que mata un oso y es por ello inmortalizado en un poema " \ia ll significa en islandés malvado o belicoso y skati. héroe o guerrero (vid. S. Egilsson. Lexicón /io. iii mu antupiae linguae septentrinnulis. lorogel og pany udg. for det Kongeligc nordiske OldskriflM'ltkuh ved F. Jónsson. Copenhague. 1966. s. v. ).

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edad. Con el paso de los años y el aumento de su valor, por causa de Alvilda. cuya mano solicitaba en consideración de su gran belleza, con Escalo, sátrapa de Alema­ nia, pretendiente de la misma joven, luchó a la vista del ejército de los teutones y de los daneses y, muerto aquél, sometió a todo el pueblo de los alemanes, vencido por la muerte de su jefe, obligándoles a pagar tributo. Fue ilustre no sólo por las armas, sino también por el amor a su patria. Y derogó ciertamente leyes impías, estableció otras más favorables y emprendió con gran diligencia todo cuanto concernía a mejo­ rar la situación de la patria. Y recuperó el reino, perdido por la perversidad del padre. Fue el primero que promulgó una ley para rescindir las manumisiones. Hizo cumplir una severa pena al ser objeto de las pérfidas intenciones de un siervo al que había concedido la libertad, como si fuese justo que el crimen de uno solo recayera en el castigo de todos los libertos. Las deudas de todos las pagaba de su erario, y competía con los otros reyes tanto en valentía como en munificencia y liberalidad. Solía ali­ viar con ungüentos a los enfermos graves y procurar remedio a los afligidos dando muestras de gran benevolencia y asegurando que no se preocupaba de sí mismo, sino de su patria". A los nobles no sólo los honraba con servicios personales, sino tam­ bién con los despojos tomados del enemigo, pues solía afirmar que el bolín debía corresponder a los soldados y la gloria, al general.

irpiu11, comenzó la guerra suética. dando muestras de valor hercúleo al oponerse a lui r/as monstruosas. Una vez entrado en Gocia, marchaba cubierto con pieles de cahiíi para engañar a cuantos le saliesen al paso, y vestido con distintos pellejos de fie­ ra* y llevando en la diestra un horroroso fardo imitaba las prendas de los gigantes, y m' encontró con la misma Gro a caballo, quien se dirigía con pocos acompañantes a i i i i . i s fuentes del bosque a bañarse1 4. Ésta, pensando que se trataba de su esposo y ateimri/ada mujerilmente por el tan insólito horror de su vestimenta, y asustados tam­

bién los caballos, comenzó así, con gran temblor de todo su cuerpo, un poema pa­ trio: "Veo que ha llegado el gigante odioso al rey. y que obscurece a su paso la mitad del camino: o me engañan mis ojos. Pues con frecuencia bajo toscos vestidos sucede que se ocultan hombres audaces1'.” A la cual Beso, comenzando así:

A la joven por cuyo amor se había balido, librado ya de su acérrimo competidor en las nupcias, la tomó como premio a su lucha y se unió a ella en matrimonio. De

"Doncella que oprimes

la cual le nació su hijo Gram poco después. Se asemejaba tamo su admirable carácter

los ijares del caballo,

a las virtudes paternas que se pensaba que habría de seguir sus pasos. Llevó su ju ­

profiriendo alternativamente

ventud, provista de destacadísimas cualidades de cuerpo y espíritu, al máximo nivel

palabras de forma recíproca,

de reputación, y tanto atribuyó a su grandeza la posteridad que en los más antiguos

di, ¿cuál es tu nombre?

poemas de los daneses se denomina a la nobleza real con su mismo nombrei;. Cuan­ to concernía a mantener y aumentar sus fuerzas lo acometía con el acérrimo ejercicio

¿Entre qué gentes fuiste engendrada1'’?"

de su ingenio. Aprendía de los gladiadores con estudioso género de ejercitación la ha­ bilidad de esquivar y asestar los golpes. Tomó como esposa a la hija de su maestro Roario, que era de su misma edad y colactáneo suya y cuyo padre le profesaba gran afecto desde la infancia, y a la cual entregó más tarde como mujer a cierto Beso en recompensa por sus numerosos y esforzados servicios. Con lo que quedó por saberse si, confiado en su compañero de empresas guerreras, aumentó más su reputación por

" Müllcr (op. cil. pág. 25. n. I ) recuerda cómo Sigurd aprendió de Brunilda las prácticas medicas. ” G ruñir significa en islandés terrible, fiero o rencoroso. Hs un término que en poesía cscáldica se aplica a los principes o señores (vid. Fgilsson. op. cil. s. v.).

" Vi»o habla a menudo de lo inapropiado de la unión de individuos de diverso rango, pues sólo pueden ■■invocar, en su opinión, desastres. I.mibíén Nana será observada en el baño por Bálder en el Libro III. El motivo parece lomado del i' i i|c bíblico de Susana y los viejos. I Huncos elegiacos. M. Brynolfus (cil. por Slephanius. op. cit. pág. 112. n. 54) descubre en esta frase un antiguo proverbio islandés: Oft eru vastar lieiutur under varita belgir (a menudo hay valientes nía mi« l»ii|o pieles de lobo). Por otra parle, el intercambio de preguntas y respuestas que viene a conlinuai iiiii u cuerda a Herrmann (op. cit. pág. 83) pasajes de la Cantar de Hddebrand. del Cantar de Vulturín \ di Los Dichos de Fafnir" de la Édda M ayo r. ’ I I metro utilizado en el diálogo es el adonio kulu stichon . Para Johannesson (op. cil. pág 92) es muy |in*ible que Saxo lo haya identificado por su brevedad con el JornyróisluK de la antigua poesía escandí MVu

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el valor de Beso o por el suyo propio. Conociendo éste por casualidad que Gro, hija de Sictrugo, rey de los sueones, iba a ser desposada con cierto gigante, aborreciendo una unión tan indigna de estirpe

a quien el temor o la fuerza

A esto Gro:

no saben doblegar; ni la hoguera ardiente,

"Gro me llamo,

ni la feroz espada,

mi padre es rey,

ni las olas del mar,

célebre por su linaje,

lo asustan nunca.

ilustre por sus armas.

Al mando de este general, doncella,

Tú también quién eres

llevamos las doradas insignias de guerra.”

y de quién nacido danos a conocer.”

De nuevo Gro: A la cual Beso: "Volviendo sobre vuestros pasos, cambiad de dirección

“ Yo soy Beso,

para que Sictrugo

valiente en las armas,

no os aplaste a todos

cruel con los enemigos,

con su ejército

horror de las gentes,

y os clave en su feroz

a menudo mancho

estaca enlazados

de sangre ajena

con un nudo en la garganta17,

mi diestra."

y os ate los cuerpos con rígidas ataduras,

Entonces Gro:

y, furioso, os arroje como despojos

“ ¿Quién -pregunto- vuestro

al voraz cuervo.”

ejército manda? ¿Bajo qué general lleváis

Una vez más. Beso:

los estandartes de guerra? ¿Qué príncipe

"Gram será el primero

dirige los combates?

en ponerle las manos encima a ése,

¿O a las órdenes de qué jefe

y lo enviará al infierno,

se prepara la batalla?”

cerrará sus ojos con la muerte.

A su vez, así Beso: "Gram rige el ejército,

" Intuía típica del sacrificio en honor de Odín. Recuérdese que en "L a alucinación de G ylfi" de la I l.l.i de Snorri (op. cit. pág. 34) Odín es llamado hangagud. dios de los ahorcados.

feliz en Marte,

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Después de esto Gram, imitando con tonos de sonidos espantosos el timbre de

y ul pavoroso Tártaro lo arrojará,

iiii.i voz horrible y monstruosa, e incapaz de soportar un silencio más prolongado, se

herido en la cabeza.

dirigió a la muchacha con estas palabras:

Ningún campamento “ No tema la doncella al hermano del fiero gigante;

de los sueones tememos.

y que no se asuste de mi proximidad;

¿Por qué nos amenazas,

fui enviado por Grip. pero no con iguales deseos,

doncella,

nunca busco el concúbito ni el lecho de las jóvenes'".”

con triste muerte?” Al cual, Gro:

Al cual. Gro:

"Partiré de aquí "¿Qué cortesana carente de juicio quisiera pertenecer a los gigantes?

para volver a ver los conocidos

¿O quién podría desear un lecho monstruoso3”?

techos de mi padre,

¿Qué mujer podría ser propiedad

para no contemplar, audaz,

de los demonios, cómplice de una raza horrorosa?

los ejércitos del hermano

¿Quién con un gigante fiero

que se aproxima.

querría compartir su lecho'1?”

Os ruego que. regresando, retraséis vuestros

“¿Quién ofrece sus dedos a la espina?

hados postreros.”

¿Quién mezcla sinceros besos con el luto? ¿Quién unirá sus hirsutos miembros

A la cual. Beso:

a otros colocados desigualmente a la izquierda?” “ Alegre vuelva a ver la hija al padre:

"Cuando se opone la naturaleza

y no nos desee

no se goza por completo del placer de Venus;

pronta muerte,

no encaja con los monstruos el amor

y no oprima la cólera

celebrado al uso femenino.”

tu pecho. Pues al que la solicita, primero áspera y difícil se muestra la mujer, pero con frecuencia cede al segundo intento1*.” '• Brynolfus (vid. Steplianius. op. cil. pág. 113, n. 21) reconoce aquí otro refrán islandés: bysl rr briulur adjym tu bidlr. en vikiiar sidim (la doncella se muestra esquiva con el primer pretendiente, pero luego cede).

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" I H*liio\ elegiacos. * I i u i i i o elegiaco. " I >t.i i .Hola consta de cuatro versos. El primero es un gliconio; el segundo, aselepiadco menor; el tu ..'tu , dímciro yámbico acataléctico; el cuarto, decasílabo alcaico. Esta estructura se repite en las i ii.mi., estrofas siguientes.

A su vez. Gram:

"Gram, fiero mensajero de la magnífica maza, desconocedor del hierro, acometía con sus golpes

"Los cuellos de poderosos reyes

el obstáculo de la espada, y rechazaba con su madero

doblegué con mano victoriosa,

los dardos del poderoso’4.”

venciendo con potente diestra su hinchado orgullo.”

“ Siguiendo los hados y la disposición de los dioses, aplastó el honor de los orgullosos sueones

"Toma este oro resplandeciente,

mientras aniquilaba al rey machacándolo

y quede como prueba de eterna alianza

con el rígido oro.”

y actúe como firme garantía para ser ofrecida a nuestro matrimonio.'’

"Pues ejercitándose en las artes bélicas, llevaba en su brazo ardiente fuerza

Dicho esto, despojado del disfraz"' y mostrando la natural belleza de su rostro, se apoderó de la joven tal deseo al contemplarlo, como terror le infundió al adulterio;

y. victorioso, de un soberbio golpe tumbó boca arriba al caudillo.”

no se olvidó de colmar de regalos amorosos a la que se sentía incitada al concúbito por la belleza de sus formas. Al continuar la marcha después de su encuentro supo que el camino se hallaba ocupado por dos ladrones. Los mató de un solo golpe cuan­

"A quien los hados impedían que fuera muerto con el hierro lo abatió el astuto con el rigor dorado,

do se abalanzaron ávidamente sobre él para robarle. Hecho esto, para que no pareciese

desprovisto de espada, hizo la guerra

que había procurado beneficio alguno a un solo enemigo, alzó, simulando una posi­

con un metal más poderoso.”

ción vertical sobre sus pies, los cuerpos de los muertos clavados en unas estacas si­ tuadas bajo ellosM; con la intención de que aquellos a los que habían dañado estando vivos los amenazasen, muertos ya, con su aspecto, y para que fueran igual de terri­

"Después de esta ilustre hazaña

bles después de su muerte y no obstruyeran menos el camino con su apariencia que

se le reconoció mayor fama,

con sus acciones. Con lo cual queda claro que matando a los ladrones procuraba velar

y a él le tributa su autor esta alabanza y los máximos honores."

por sus propios intereses y no por los de Suecia, y manifestó evidentemente con este hecho tan singular cuánto odio le profesaba. Habiéndole predicho los adivinos que Sictrugo no podía ser vencido sino con el oro, adaptó al instante a su maza de made­ ra una bola de oro atada a ella, y armado con ésta en la batalla en la que combatió

Muerto Sictrugo, rey de Suecia, Gram, ansioso de asegurarse la posesión del imI•>i io que había ganado con las armas, acabó con Suarino, prefecto de Gocia, tras ha-

contra el rey cumplió su deseo. Así canto Beso, narrando con vehemente género de

ln'ilo provocado a la lucha, por sospechar que ambicionaba su reino, y también ani­

alabanza este hecho:

quiló a sus siete hermanos engendrados del matrimonio y a los nueve nacidos de i nncubina, los cuales reclamaban venganza por su hermano en desigual género de i oí líbate.

" Regis Boyer destaca la frecuencia con que los personajes de Saxo se disfrazan y travisten (vid. K Boyer. "Femmes viriles et/ou falidiques chez Saxo" en: C. Santini (ed.). Saco Grammaticus. Tra storiogrujía e letteratura. Roma. Il Calamo. 1992. págs. 7-25). ” La eslralagema se repite en las historias de Amleto y Fridlevo del Libro IV . Davidson (op. cit. pay 28. n. 17) y Santini (C. Santini. "Intelligenza, astuzia e stratagemmi nei Gesta Danorum". en C. Santini (ed.), op. cit. págs. 293-316) mencionan una argucia semejante en Frontino (I, 5. 22) atribuida a Espartaco

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A éste su padre, ya en las postrimerías de la vida, le hizo partícipe de la autoridad Mi|iii'ina en recompensa a sus egregias hazañas, pues pensó en sus últimos días que

I imlas sálicas. -57-

sería tanto más útil como cómodo compartir el poder real con alguien de su sangre que ejercerlo sin compañía.

ofrece un claro ejemplo de la volubilidad femenina, la cual seduce a los nobles, los atrae con halagos, los envilece,

Pero Ringón, nacido de un ilustre linaje de Sialandia, pensando que. de éstos dos,

desmintiéndolos sobre todo ante otros nobles,

el uno era indigno de tal honor y el otro estaba al límite de sus fuerzas, alegando la

y no permanece fiel a ninguno, y duda siempre,

débil edad de uno y otro, solivianta a la mayor parle de los daneses con ansias revo­

pariendo situaciones ambiguas y afectos divididos."

lucionarias. reprochando en su locura que éste fuera inhábil para la dignidad real por su espíritu pueril y aquél, por su senilidad. Pero muerto por éstos dos en la guerra, sirvió para recordar a los hombres que ninguna etapa de la vida debe ser considerada incompatible con el valor. Se atribuyen también muchas otras hazañas al rey Gram. A l marchar en cierta ocasión a la guerra contra Sumblo’', rey de los fineses, se transformó ante la belleza de su hija Signe, depuestas las armas, de enemigo en pretendiente y se prometió a ella en matrimonio bajo juramento de repudiar a su propia esposa. Y habiéndose en­ terado por un mensajero, mientras se hallaba muy ocupado con la guerra noruega que

^ con lo dicho, saltando de su asiento, mata a Henrico entre los sagrados manjart*K y .1 un grupo de sus amigos, y se lleva consigo en un navio a la esposa arrebata­ da o las madrinas nupciales, tras haber abatido a gran parte de los invitados. De este mudo. transformadas las nupcias en exequias, pudieron darse cuenta los fineses de •

no les convenía poner las manos sobre amores ajenos27. I 'na vez hechas estas cosas, fue muerto por Suibdagero, rey de Noruega, mientras

inii'ntaba vengar la ofensa de su deshonrada hermana y la herida virtud de su hija. I .ii combate fue célebre por el número de tropas sajonas, a las que movía a llevar

había emprendido contra el rey Suibdagero por causa de la deshonra de su hija y de su hermana, de que aquélla había sido prometida a Henrico. rey de Sajonia, por la perfi­

iiiisllio a Suibdagero no tanto su afecto hacia éste como el deseo de vengar a Henri-

dia de Sumblo. mostrándose más propenso hacia el amor de la joven que al de sus

11>

soldados, marchó en secreto a Finia tras abandonar su ejército y, presentándose en las ya comenzadas nupcias, se sentó, usando un vestido de extrema vileza, en un asiento despreciable. Por último, cuando ya estaban todos sumidos en la embriaguez y reso­ naban en mitad del banquete los gritos de alegría, dirigiéndose a la muchacha, descu­ brió mediante una terrible maldición de la frivolidad femenina y una enorme alabanza de sus propias virtudes la magnitud de su indignación con un poema de este tipo": "Y o solo acabé con ocho aguijones de muerte a la vez y aniquilé a nueve echando mano de la espada cuando dejé exánime a Suarino, que abusaba de sus títulos y se atribuía renombre inmerecido; a menudo el hierro manchado de muerte y húmedo por la matanza

I >i- los hijos de Gram. Gutormo y Hadingo, a uno de los cuales dio a luz Gro. y ni iitin. Signe, se dice que. al apoderarse de Dinamarca Suibdagero, llevados a Suecia t*n una nave por su educador Braque. fueron no sólo alimentados, sino también proti culos por los gigantes Vagnofto y Haflkv*. Voy a referir sucintamente las obras de éstos para que no parezca a la estimación publica que suministro datos contradictorios o que exceden los límites de lo creíble, |nn . vale la pena conocer que en otro tiempo hubo una triple progenie de matemáti­ co» "que realizaron con diversos artificios portentos de inaudito género. I h‘ éstos fueron los primeros hombres de monstruosos aspecto a los que la anliItiirdad llamó gigantes, y que superaban con su extraordinaria grandeza de cuerpo las Hit dulas de la naturaleza humana. I os segundos'", al obtener la notable habilidad de los físicos, dominaron el arte I «Humeo. Cedían éstos tanto en talla corporal ante los precedentes como los aventa-

teñí de sangre ajena, nunca temí el entrechocar de las espadas ni el brillo del yelmo. Ahora, despreciándome con alevosía, se entrega a otro amor Signe, la fiera hija de Sumblo, faltando a un viejo pacto, y concibiendo una pasión desordenada

” Para Hcmiiann (op. cil. pág. 85) Suiiiblus deriva de Suom i, el nombre de Finlandia en finlandés ** Tetrámetros coriámbicos cataléelicos kum u U Iioh . -58-

‘ I i escena remite a la protagonizada en el Libro V I por Ingelo. la reina alemana y Estarcalero. El Imih |ii p. cit. págs. 37-38) lleva a Dumézil (op. cit. págs. 31 y ss.) a considerar a Hadingo y Regnilda como transposición de aquellos. E l diálogo transmitido por Snorri es el siguiente: Cuando Njórd regresó de la montaña a Nóatún cantó esto: "A disgusto estuve en las montañas en las que no permanecí largo tiempo. durante nueve solitarias noches el aullido del loho me resultó desagradable en comparación con el canto de los cisnes." Entonces cantó Skadi esto: "Dormir no podía yo a orillas del mar por causa del trino del pájaro: me despierta cada mañana la gaviota que viene de lejos." “ Esta misma argucia es empleada al menos en otras siete ocasiones en la H isioríu Danesa.

n Tetrámetros trocaicos.

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daba celosamente los despojos de los saqueos, le obligó, tras derrotar a su ejército, a

io s

abandonar el botín, y vengó su propia huida con la de aquél.

cierto particular, movida por el afán de celebridad o por la indignidad de su matrimo­

augurios, rúes en verdad que Ulvilda"', luja de Hadingo. desposada con Gulormo.

Pero no falló en el ánimo de Tostón deseo de venganza. No disponiendo de recur­

nio, incita a su marido a matar a su padre sin ningún tipo de piedad, aduciendo que

sos en su patria para reparar la magnitud de la herida sufrida, se dirige a Britania a tí­

prefería ser reina a hija de rey. He decidido exponer el contenido de su exhortación casi con las mismas palabras con las que fue manifestada por ella; era casi de esta

tulo de embajador. En esta travesía reunió por desvergüenza compañeros aficionados al juego de los dados y, por lo visto, una riña suscitada en una jugada acabó en fu­

forma:

nesta matanza. Así, por causa de una tranquila forma de distracción, se extendió por

“ ¡Ay. desgraciada de mí. cuya nobleza obscurece una dispar unión conyugal! ¡z\y.

todo el navio la discordia y el juego, transformado en disputa, degeneró en cruenta lucha. Y para sacar alguna ventaja del mal ajeno, arrebatado el dinero a los muertos,

príncipes, a quien se le iguala un plebeyo gracias a un contrato matrimonial!

infeliz de mí, pues a mi linaje se une la rústica humildad! ¡A y, infortunada hija de

atribuyó el hecho a un tal Colón, célebre en aquel tiempo por sus piraterías. Vuelto

¡Desdichada hija de rey, cuyo honor entregó un padre pusilánime a despreciables y

poco después a su patria, es muerto al encontrarse, tras provocación, con Hadingo, que prefirió probar su suerte a la de sus soldados. Pues no querían algunos jefes de

vulgares abrazos! ¡Infausta descendiente de mi madre, cuya felicidad se ve reducida por mis vínculos matrimoniales: cuya pureza de sangre se ve afectada por la impure­

rancio abolengo vengar con peligro de todos lo que podía ser hecho con el concurso

za rural; cuya dignidad ofende indignidad plebeya; cuya noble ascendencia humilla la condición marital! Pero si hay alguna fuerza en li. si algún valor pocscc tu animo, si

de unos pocos. Hechas estas cosas, así cantó a Hadingo. apareciéndosele en la noche, el espectro de su difunta esposa“': ‘T e ha nacido una bestia que someterá el furor de las fieras y que aniquilará con sus crueles mandíbulas a los voraces lobos.”

demuestras ser digno de estirpe real, arrebátale la corona a tu suegro, redime con la valentía tu origen, compensa con el brío la carencia de linaje, suple con arrojo la fal­ la de sangre noble. Mejor ascender a lo más alto por valor que por derecho de suce­ sión. Más justo es ganar honores por méritos propios que por nacimiento. Además, no es nada impío acabar con la vejez que se precipita en la ruina, hundida por su pro­ pio peso. Ya ha reinado tu suegro demasiado tiempo. Se le opone una autoridad senil que, si no sacas provecho de ella, irá a parara a oiro. Eslá próximo a la caída cuanto

Y poco después añadió:

se halla en edad avanzada“ . Ya ha gobernado ése lo bastante; le conviene ser rey al­ 'Ten cuidado; nacerá de ti un ave dañina, un búho de feroz hiel, un cisne de voz melodiosa.”

gún día. Prefiero que reine mi marido que mi padre. Prefiero ser tratada como esposa de rey antes que como su hija. Es mejor abrazar a un príncipe en la intimidad que honrarlo en público, es más honroso estar casada con un rey que obedecerlo. Tú mis­ mo deberías preferir el cetro para ti antes que para lu suegro. Está próximo a él lo

Y por la mañana, una vez desvanecido el sueño, expuso el rey su visión a cierto intérprete de sueños. El cual, refiriéndose con el nombre de lobo a un hijo de futura

que establece la naturaleza. Se añadirá la facilidad a la empresa si la voluntad se suma al hecho. Nada hay que no ceda ante la astucia. Hay que celebrar un festín, hay que

ferocidad, designó a una hija con el vocablo de cisne, prediciendo que aquél sería fu­

celebrar un convite, planeado de antemano, y tu suegro será invitado a él. Favorecerá

nesto para los enemigos y ésta, perniciosa para su padre“’. Y los hechos confirmaron

el engaño una fingida amistad. Nada mejor que ocultar las intrigas bajo la confianza que da el parentesco. Además, una pronta embriaguez abrirá el camino a la matanza. Y cuando, entregado al cuidado de la cabeza, se lleve la mano a la barba y preste

" Dísticos elegiacos “ til carácter profético de los sueños es creencia común a muchos pueblos, En las fuentes islandesas encontramos un ejemplo significativo en la Saga de G iiiinlaug Lengua tle Vibnra (vid. Islendingastígttr. II. págs. 1167-8: Sagas islandesas, ed E. Bernárdez. Madrid. Espasa-Calpe. 1984). Thorslein. padre de Helga. sueña que sobre el tejado de su casa hay posado un cisne ( tilji. femenino en islandés). Se acer­ can después dos águilas (»n i. de género masculino) que pelean por el primero y mueren en el intento. Llega después Ull halcón ( Wfl/r, masculino) que se llevara al cisne. Un noruego avezado en la interpre­ tación de los sueños explica a Thorslein que las aves son símbolos de personas. El cisne es una hija que le nacerá y por la que pelearán dos hombres. Éstos morirán en la lucha y un tercero la logrará. Así su cede finalmente. Saxo recurre en este pasaje a la misma simbologia.

" Nombre derivado de ú lfr. lobo en islandés. “ Proverbio islandés, según Slcphanius (op. cit. pag. 139. n. 23 f.Ja lls er vtin a i Jim ia trie (se espora del árbol viejo que caiga).

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atención a las leyendas y separe con la ayuda del peine o con las puntas capilares la maraña de sus cabellos, sentirá penetrar el hierro en sus entrañas. Pues menor es la

cautela de los que se ocupan de algo. Tu diestra será entonces la vengadora de tantos crímenes. Es piadoso extender la mano vengadora de los desgraciados." Al insistir Ulvilda con tales razones, su marido, vencido por su propuesta, pro­ mete su participación en la conjura. Entretanto Hadingo. aconsejado por el sueño de cuidarse de alguna artimaña procedente de su descendencia, celebrado el convite que le había preparado su hija en simulación de afecto, colocó no muy lejos de sí guardias armados para que le protegieran, en caso de que fuera necesario, contra la conspira­ ción. Mientras tomaba éste alimento, un servidor, implicado también en la confabu­ lación. aguardaba en silencio el momento oportuno para el crimen con la espada oculta bajo el vestido. Tras notar esto dio el rey con su cuerno de caza una señal a sus soldados apostados cerca de su persona. A l prestarle éstos su ayuda al instante, devolvió el daño al que quería causarlo. Entretanto. Hundingo, rey de los suecos, para acoger la muerte de Hadingo con sacrificios a los dioses infernales, falsamente transmitida por un falaz mensaje, hizo colocar, tras reunir a toda la nobleza, en mitad de un convite un barril de enorme ca­ pacidad lleno de licor cereal para su disfrute, y para que no faltase en absoluto la so­ lemnidad. asumiendo él mismo las funciones de escanciador, no vaciló en hacer de copera. Y recorriendo todo el palacio para cumplir su tarea, al precipitarse en el ba­ rril tras tropezar con un escalón, entregó su alma empapada en alcohol y expió sus culpas satisfaciendo ya al Orco, a quien honraba con falsa celebración de exequias, ya a Hadingo. cuya muerte se imaginaba*'. Sabido esto, Hadingo, para tributar igual reconocimiento a su venerador y no so­ portando sobrevivir al difunto, se ahorcó en presencia de su pueblo*".

“ La muerte de Hundingo recuerda a la de l-jólmr. descrita por Snorri en la "Saga de los Ynglingos" (op. cit. pag. 10): "Cuando f-jolnir fue al encuentro de Fródi en Scelandia hubo en la casa un gran ban­ quete e invitados de muchos países. Fródi poseía una gran mansión: había allí construido un enorme to­ nel. de muchos codos de alto y trabado con grandes maderas: estaba en la cámara inferior, y la habita­ ción de arriba tenía el suelo abierto, de tal modo que allí se hallaba bajo los pies el tonel lleno de la mezcla de hidromiel. Hra una bebida asombrosamente fuerte. Por la noche se acompañó a Hjólnir a su alcoba en el piso superior y su tropa fue con él. IX ' madrugada salió a la galería para buscar un sitio donde hacer sus necesidades: estaba medio dormido y borracho de muerte: cuando regresó a su dor­ mitorio volvió por la galería, pero a la otra estancia, y allí resbaló y cayó en el tonel de hidromiel y murió." “ Se cumple así lo que le había dicho el anciano (vid. supra). Hadingo se sacrifica a (W in. su protector y maestro, para ir a su encuentro. También Njórd se hace marcar el pecho en honor de (W in en la "Saga de los Ynglingos" (op. cit. pág. 9). Dumézil (op. cit. págs. 135 y ss.) identifica al dios Njórd en Hadingo. héroe odínico. y descubre en las dos digresiones mitológicas insertadas en su historia ecos de la guerra entre los Vanes y los Ases. Se trata de una transposición novelesca del mito elaborada por Saxo de forma ingeniosa, aunque en parle desconocedora del verdadero sentido de sus fuentes. - 80-

L IB R O

SEG U N D O

A Hadingo le sucedió su hijo Frolón, cuya fortuna fue célebre e inconstante. A lo largo de sus años de pubertad fue manifestando la perfección de sus virtudes juveni­ les Y para evitar que las corrompiera la desidia sometía su ánimo, alejado de los placeres, al frecuente ejercicio de las armas. Agotado el tesoro paterno en empresas guerreras, como no disponía de suficiente cantidad de dinero para mantener su ejército y examinando con detenimiento los recursos de uso necesario, es excitado por este poema1de un indígena que a él se dirigió: "No muy lejos de aquí hay una isla de colinas muy agradables que oculta bajo sus lomas tesoros, cómplice de abundante botín. A llí guarda un enorme caudal una serpiente, dueña del monte, enroscada sobre sus anillos, replegada en sus numerosas articulaciones y agitando el sinuoso volumen de su cola, moviendo sus múltiples espirales y exhalando venenosas babas’. Si quieres vencerla, el escudo -que te conviene usarcúbrelo de pieles de loro, y échale a la espalda pieles de buey, y no permitas que la amarga ponzoña corrompa tus miembros desnudos; el veneno que escupe quema'. Aunque, abierta la boca, se te oponga su brillante lengua triple y te amenacen con funestas heridas sus horribles fauces, acuérdate de conservar un intrépido carácter de espíritu; y que no te asuste la agudeza de su afilado diente.

' Hexámetros dactilicos. 1.a lucha con el dragón guardián de un tesoro, recuerda la que Sigurd sostiene con Fáfnir (vid. "Fáfnism ál". F.ddu Kvxdi. II, págs. 106 y ss.). Fji e lBtow utf (op. cit. v. 884 y ss.) se menciona la lucha de Sigemund con un dragón que también guarda un tesoro. Bl episodio se repite en las historias de Fridlevo II (Libro V I) y Regnerò (Libro IX ). Para Johannesson (op. cit. pág. 100) se trata de una ale­ goría de la dialéctica y cita como posible modelo de Saxo a Marciano Capela (152). quien presenta como alegoría de aquélla a una mujer que sostiene en su mano izquierda una serpiente enroscada, símbolo de la sofística, y en su diestra, una tablilla con fórmulas secretas. ' También Regnerò (Libro IX ) recurre a un peculiar sayo para protegerse del monstruo.

ni su dureza, ni el veneno escupido por su voraz mandíbula,

meter primero. Quede nuestro campamento libre de tumultos, luche ella en lugar de

aunque los dardos desprecie su fuerza escamosa

nosotros; si resulta vencida, habrá entonces que abandonar la inactividad. Fácilmente

has de saber que en la parte inferior de su vientre hay un lugar en el que es posible hundir el hierro;

cansancio tomará las armas con desgana. Echará mano de la espada con indolencia,

acometiéndola con la espada, abrirás a la serpiente por la mitad. De allí dirígete seguro al monte; llena enseguida tus sacas de riquezas, y guía de nuevo a la costa tu nave repleta.”

se somete al debilitado por constante desfallecimiento. Su diestra consumida por el pues antes le habrá agotado algún trabajo. Rápida es la victoria cuando el consumido por la enfermedad se enfrenta al robusto. De este modo podremos ser causa de males para los otros.” Dicho esto, destruyó cuanto consideró difícil de proteger y. devastando el país por

Dando crédito a esta historia se dirigió Frotón en solitario a la isla, para no atacar

lalta de confianza en su defensa, se adelantó a la crueldad enemiga en asolar su patria

con compañía a la bestia que tenía la costumbre de acometer a los guerreros. Cuando

>ara que no quedase intacto nada que pudiera ser utilizado por los invasores. Y reu­

regresaba ésta a su gruta después de beber agua4despreció con el áspero horror de su

niendo la mayor parte de sus tropas en una ciudad de indudable firmeza, permitió que

dureza el golpe de la espada de Frotón. Y también los dardos que le eran arrojados, re­ botados los impactos del agresor, resultaban incapaces de herirla. Pero si ninguna

el enemigo le sitiara. Movido por la imposibilidad de expugnarla, mandó Frotón ha­ cer numerosas fosas de insólita profundidad dentro del campamento, sacar a escondi­

parte de su lomo cedía en absoluto a la dureza de la espada, se ofreció al hierro la

das la tierra por medio de cestas y arrojarla en un río cercano a las murallas. Procuró

blandura del vientre intencionadamente buscado'. Deseando ésta vengarse con sus

que esta treta pasara inadvertida gracias a montones de tierra y hierba colocados por encima de las fosas, para acabar con el incauto enemigo en el hoyo y pensando que

mordiscos, sólo consigue clavar en el escudo su espinoso aguijón bucal. Agitando después su lengua con numerosas convulsiones, dejó escapar la vida al mismo tiem­

los deslizamientos del terreno cubrirían a los adversarios, desconocedores de la tram­

po que el veneno. Los tesoros así conseguidos hicieron rico al rey. Se dirige a las tierras de los cu-

pa. Después de esto, simulando temor, comenzó a abandonar poco a poco el campa­

retes con una escuadra. Se cuenta que el rey de aquéllos, Dornón. pronunció de este

fortaleza, que. engañados y sin pisar terreno firme, cayeron allí dentro.

modo una arenga a sus soldados por el temor de una peligrosa guerra: “ Procuremos, oh nobles, vencer a un enemigo extranjero pertrechado de tropas y armas de casi todo

él; para sorprender a sus tropas marítimas fabrica muchas estacas de madera y carga

Occidente y con las fuerzas de la escasez, buscando el ventajoso retraso de la lucha.

el barco con ellas. Atacando de noche la escuadra enemiga, perfora con un taladro los

Es éste un mal interno. Será muy difícil luchar contra un peligro doméstico. Con lacilidad se planta cara a los hambrientos. Más heriremos a los adversarios con el hambre que con las armas, no hay para arrojar al enemigo un dardo más terrible que

los lugares abiertos de los agujeros con las estacas procuradas con anterioridad, y compensa con las maderas el daño del taladro. Cuando creyó que la cantidad de aguje­

el ayuno. La funesta calamidad de los hombres se nutre de la lalta de alimentos. La carencia de víveres mina la fuerza de las armas. Mientras nosotros descansamos vol­

ros sería suficiente para hundir la escuadra, dio, quitados los obstáculos, rápida entra­ da al agua y se apresuró a rodear la escuadra enemiga con la propia. Cercados los ru­

verá contra ellos sus propios dardos, asumirá el derecho y el oficio de la guerra. Nos

tenos por un doble peligro, dudaban de enfrentarse primero a las aguas o a las olas.

mento. Luego mató, arrojando dardos desde lo alto de las fosas, a los defensores de la Posteriormente, tras marchar contra Tranón, tirano del pueblo ruteno6, cayó sobre

flancos de los navios. Para que éstos no sufrieran un repentino golpe de mar. tapa

será posible sembrar la discordia libres de discordia. Podremos desafiar a los que se

Perecen en el naufragio mientras intentan defender el navio del enemigo. La amenaza

hallarán sin fuerzas y carentes de vigor. Es lícito vencer al enemigo con la inacción.

interior era más atroz que la exterior; mientras dirigen hacia afuera la espada, ceden dentro ante las aguas. Un doble peligro se desencadenaba al mismo tiempo contra los

¿Quién preferirá luchar con daño a luchar seguro? ¿Quién pretenderá sulrir daño cuan­ do le es posible combatir sin recibirlo? El resultado de las armas será más favorable si antes se une el hambre a la guerra. Quitemos con ella al general la ocasión de aco­

* S il;uní también ataca a la bestia cuando esta abandona su cueva para ir a beber. ' Johannesson (ib id .) interpreta esta acción com o una imagen del orador que encuentra un argumento decisivo con la ayuda de la dialéctica.

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desgraciados. No se sabía si se conseguía antes la salvación nadando o luchando. Una nueva ocasión de muerte divide por la mitad la lucha. Dos tipos de desastre se pre­ sentaban en un solo ataque; dos modos de aniquilación llevaban un peligro común.

I I pueblo ruso.

Se dudaba entre arrojarse al hierro o al oleaje. El silencioso flujo de las olas se apo­

fcinenino, se acerca a la fortaleza a título de desertor. Una vez explorado todo lo de

deró del que lanzaba a las espadas: por el contrario, la espada salida al encuentro aba­

allí dentro con gran interés, manda al día siguiente por medio de un compañero que

tió al que iba en busca de las aguas. Las corrientes marinas eran ensuciadas por man­ chas de sangre.

el ejército se acerque a los muros y promete que abrirá las puertas con su esfuerzo.

Vencidos de este modo los rutenos, regresa Frotón a la patria. Al advertir éste que los legados enviados a Rusia con la intención de exigir tributos habían sido asesina­

castigada con su destrucción por su descuido y, más digna de compasión por su pro­

dos por la perfidia de sus habitantes con atroz género de muerte, irritado por la doble injuria, pone estrechísimo cerco a la ciudad de Roíala . Para no tardar mucho tiempo

I ludida de este modo la vigilancia, la ciudad es arrasada sumida en el sueño", siendo pia desidia que por el valor de los enemigos. Pues no hay nada más pernicioso para los asuntos militares que debilitarse por exceso de confianza, relajadas y descuidadas las obligaciones, en el ocio carente de temor. Handuvano, viendo perdidos y echados

en apoderarse de ella -pues lo impedía el curso de un río- dividiendo con una nueva

por tierra los bienes de la patria, cargados en las naves los tesoros reales, se adentra

variedad de canales toda la masa de agua hizo vadeable un lecho de desconocida pro­ fundidad: y no paró hasta que la rápida corriente, aminorada por la división de su cur­

en alta mar para enriquecer antes a las olas que al enemigo; aunque hubiera sido me­ jor atraerse el favor de los adversarios con dádivas de dinero que rehusar su provecho

so, fluyese con mayor lentitud y disminuyese poco a poco con la contención de su

en caso de muerte. Después de esto, al solicitar Frotón a su hija en matrimonio a

vado por medio de pequeños recodos*. Dominado así el río. conquista con la impune irrupción de sus soldados la fortaleza desprovista de sus defensas naturales. Hechas

asuntos, de tomar la victoria en soberbia; que era mejor que tuviera presente respetar

estas cosas, conduce su ejército hacia la ciudad de Paltisca'. Considerando que era in­

a los vencidos y honrar en su condición de derrotados su antiguo esplendor, y que su­

expugnable por la fuerza, cambió la guerra por la astucia. Y bien es verdad que, sa­

piera apreciar en la suerte de los desgraciados su pasada fortuna. Y asimismo, que

biéndolo muy pocos, se hizo un escondrijo de desconocida profundidad, e hizo anun­

procurase no buscar el parentesco con aquél al que deseaba enaltecer con las nupcias

ciar al pueblo que había muerto, con la intención de que no se amedrentara el enemi­ go1". Se celebraron exequias en su honor y se le erigió un túmulo. E incluso sus

para corromper la dignidad del matrimonio con mezquinos intereses. Con la afabili­ dad de estas exhortaciones se unió a su victorioso yerno y obtuvo la libertad de sus

soldados, cómplices del engaño, acogieron la muerte de su jefe fingiendo gran triste­ za. Por causa de esta noticia. Vespasio, rey de la ciudad, como si se hallara ya en po­

dominios. Entretanto Torilda. esposa de Hundingo, rey de los suecos, había puesto al frente

sesión de la victoria, practicó una defensa tan indolente y relajada que. al presentárse­

del ganado real a sus hijastros Regnerò y Toraldo, por los que era infinitamente odia­

les a los enemigos ocasión de irrumpir en la ciudad, fue muerto entre juegos y diver­

da. para exponerlos a toda clase de peligros. Suanvita, hija de Hadingo, se dirige a

siones. Una vez tomada la ciudad, Frotón. habiendo conseguido el dominio del Oriente, se dirige contra las murallas de Handuvano. Escarmentado éste en cierta ocasión por

Suecia, tomadas sus hermanas a su servicio, para evitar con su habilidad femenina la muerte de tan ilustrísimo linaje. Y al ver rodeados a los mencionados jóvenes, ocu­ pados en la vigilancia nocturna de los ganados, por monstruosidades de diverso géne­

Hadingo con el incendio de la ciudad, hizo vaciar todos sus penates de aves domésti­

ro, contuvo a sus hermanas, que deseaban bajarse de los caballos, con los sones de

cas para no verse castigado con peligro de igual factura. Pero no le faltó a Frotón

este poema1’:

través de embajadores, le respondió que se cuidara, engreído por la prosperidad de sus

una nueva artimaña. Cambiado su atuendo por el de uno de sus criadas, finge que es una doncella experta en el combate, y abandonando su aspecto varonil, imitando el

"Veo, en verdad, monstruos que, intentado dar rápidos saltos, lanzan sus cuerpos a lugares nocturnos. E l demonio hace la guerra y entregada a desigual lucha

’ La actual Haapsaiu. en Estonia. ‘ Una estratagema semejante describe Snorri en lu "Saga de liarald el Severo" en la H eiinskringla (op. cit. pág. 451) llurald la utiliza en el asedio de una ciudad siciliana. " Polotsk. ciudad rusa. Dudón de Aquitama (Libro I) atribuye el mismo ardid al vikingo Hasting en el asedio de la ciudad de Luna. También Harald el Severo se finge muerto para conquistar otra ciudad siciliana (ibid. pág. 453). Guglielmo Apulo refiere lo mismo de Koberto Guiscardo y Ana Comnena recoge también la estratage­ ma del falso muerto (vid. Santini, op. cit. págs. 313 y ss.) Herrmann (op cit. pág. 127) piensa que Saxo debió de conocer algunas de las historias de vikingos que circulaban de boca en boca en su época.

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combate la turba nefanda en mitad del camino. Asombrosos portentos son realizados por un mal espectro, y no permiten a ningún hombre ir por los campos, " La imagen recuerda el conocido verso de la Eneida (II. v. 265): ¡nvadunt uibent. sommi vinoque \e pulinin . Dísticos elegiacos.

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la tropa, precipitándose en el vacío con rumbo errante:

Creimos más seguro alejarnos del fuego familiar

pide que detengamos nuestro avance en este lugar, nos aconseja volver las riendas y alejarnos de los sagrados campos

Así retardaremos el castigo y nos ocultaremos

y nos prohíbe seguir avanzando por estas tierras. Llega un horrible coro de fantasmas y por los aires corre precipitadamente y eleva hasta los astros desagradables sones. Se acercan los launos junto con los sátiros, y la caterva de Panes marcha mezclada con los Manes de llera mirada; los demonios negros van con los silvanos y las dañinas larvas comparten el camino con las lamias, vibran con saltos las furias, se añaden a ellas las larvas, a las que sigue la fantua junto con los simos". Rebosa de terror la senda que ha de ser recorrida por el caminante; es más seguro montar un gran caballo.”

que sufrir la pena o que nos pusieran la mano encima. en este escondite de nuestro amo lleno de odio. De este modo se evitará al vengador del extraviado ganado, y sólo en la huida encontraremos seguridad.” Entonces Suanvita, admirando intensamente la conformación de sus hermosísi­ mos rasgos examinada con curioso interés, dijo: “ Nacido de reyes y no de siervos te revela el brillo resplandeciente de tu rostro. Tu hermosura descubre tu linaje, y en el fulgor de tus ojos reluce la belleza de tu origen. Tu aspecto evidencia la grandeza de tu nacimiento, y no te muestra como nacido de humilde familia, pues tu hermosura es señal cierta de nobleza. La vivacidad exterior de tus pupilas revela el carácter de tu fuego interior. Tu rostro confirma tu estirpe y en la elegancia de tu faz se refleja la gloria de tus mayores. Y tan gentil y aristocrático porte no pudo surgir de innoble

A esto Regnero, confesándose siervo del rey, añadió como excusa de tan gran ale­ jamiento de su casa el hecho de que, habiendo extraviado por el campo el ganado que

autor. El honor de tu sangre se esparce por tu frente y en el espejo de tu cara se ma­ nifiesta tu condición natural. De ninguna manera realizó un obscuro artesano la ima­

le habían encomendado y perdida toda esperanza de recuperarlo, había preferido abste­

gen de tan hermoso grabado. Y ahora, buscando la salvación con rápida huida, evitad

nerse de regresar para recibir el castigo en su venganza. Y para no pasar por alto la condición de su hermano, añadió un poema con estas palabras14:

como pasto de vilísima caterva."

“ Considéranos hombres, no monstruos, y que como siervos llevamos a pacer el ganado por los campos.

la monstruosa concurrencia para no ofrecer la presa de vuestros ilustrísimos cuerpos Pero de Regnero se había apoderado una gran vergüenza por la fealdad de sus ro­ pas, pues pensaba que era el único obstáculo que ocultaba su nobleza. Añadió que su servidumbre no siempre se mostraba carente de virilidad; pues con frecuencia se

Pero, pasando el tiempo en amables juegos,

oculta bajo un humilde atuendo una robusta mano1', y alguna vez cubre valiente di­

se nos fue por azar la manada errante a remotos parajes, y fallándonos por más tiempo esperanza de encontrarlo,

estra feo atavío; y que se redime la falta de linaje con el valor, y se compensa con la

se apoderó la preocupación de estos desgraciados delincuentes. Y al no mostrarse visibles las huellas de los bueyes.

a ninguna fuerza monstruosa, y que la grandeza de sus fuerzas no podía ser compara­ da en igualdad a nada humano ni divino. Y que no debían temblar ante los terribles

ocupó nuestros corazones un funesto pavor. De ahí que. temiendo la herida penal de la vara. pensáramos volver con tristeza a los propios lares.

nobleza de ánimo la carencia de estirpe. Y que él, exceptuando al dios Tor, no temía

espectros de cárdena ponzoña los pechos viriles, porque sus apariciones suelen cam­ biar, teñidas de falsa palidez, el momentáneo aspecto de sus cuerpos por la ligereza del aire. Y que se había equivocado Suanvita, la cual intentaba ablandar femenilmen­ te su sólido vigor masculino y llenar de afeminado pavor unas fuerzas no acostum-.

" Saxo toma los nombres de estos engendros del Libro II de Marciano Capela (vid. M. M. F. Capclla. Sutyricnn in 1/110 Pe \n i¡tiis Pliílologíae el M eixurii lib ri Jiio el i I párrago. entendiendo como tal "madero atravesado por estacas pequeñas a distancias iguale i.... que sirva de escalera” (definición del Diccionario R A E. s.v.).

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un tronco para golpear a su vez y traspasó por la mitad el cuerpo de Agnero con la punta de su excelente espada. Hay quienes afirman que el moribundo Agnero entregó

A

era poseído por un destino de larga pobreza. Preguntado por qué se comportaba así. dijo que ocultaba la mano desprovista de ornamento y que no se gloriaba del benefi­

cierto- si acometían a los compañeros o a los enemigos. Casualmente en el silencio

cio del adorno ante el aspecto de la otra por el recatado pudor de su pobreza. Por la habilidad de esta respuesta obtuvo un regalo consecuente con el primero. Pues Rol-

de su admirable probidad, se entregó, saliendo al campo, a los abrazos de una ramera.

vón se ocupó de sacar a la vista, a ejemplo de la otra, la mano que por aquél era

so la valentía a la lujuria y prefirió acometer el funesto certamen de Marte a abando­

ocultada. Y no faltó a Vigón interés para devolver el favor. En verdad que prometió

narse a las blandas caricias de Venus. ¿En cuánto afecto hacia el rey habremos de

con rigurosísima manifestación de juramento que, si llegaba a ocurrir que Rolvón

pensar que ardía el soldado que, a pesar de serle posible excusar su ausencia con la si­

muriese por la espada, él mismo se encargaría de tomar venganza de sus matadores.

mulación de desconocimiento, consideró más oportuno exponer su vida a evidentes peligros que conservarse para el placer? Pero al alejarse comenzó a preguntarle la

Y no hay que pasar por alto que antiguamente los nobles, para ingresar en una curia, solían comprometer ante los príncipes los preceptos de su obediencia con la promesa de algún gran asunto, comenzando de este modo su servicio con muestras de valor.

de esa misma noche Hialtón, que destacaba entre los proceres reales por los méritos Pero al escuchar a lo lejos con atónitos oídos el fragor originado de la lucha, antepu­

concubina que, si se veía privada de él, con hombre de qué edad debía unirse. Orde­ nándole Hialtón que se acercara, como si quisiera hablarle en secreto, indignado por

ánimo con terribles falsedades y reprochándole la deshonra de su condición, imbuye a

ser preguntado por su sustituto en el amor, la dejó feísima cortándole la nariz y cas­ tigó con vergonzosa herida las palabras de tan libidinosa pregunta, estimando que la

su marido, incitado con el consejo de sacudirse la servidumbre y azuzado a tender una

lascivia de su mente debía ser templada con la fealdad del rostro. Hecho esto, dijo que

Entretanto Esculda. movida por la vergüenza del pago del tributo", acosando su

trampa a Rolvón, de atrocísimas ideas revolucionarias, afirmando que cada uno se

le dejaba a su libre albedrío la respuesta a lo deseado'". Tras lo cual, regresando rápi­

debe más a su libertad que a la necesidad. Así que ordena que sea llevada a Dinamarca

damente a la fortaleza, se metió de lleno entre la apretadísima muchedumbre y postró

por Hiartvaro, según la costumbre del tributo, gran cantidad de armas, ocultas bajo

filas enemigas con mutuo infligir de heridas. Y al pasar por delante de la alcoba del

envolturas de diverso género, para facilitar por la noche la empresa de matar el rey.

hasta ese momento durmiente Biarcón. le interpela, ordenándole despertar, con estas

Cargados de este modo los navios con falsa cantidad de tributos, se emprende camino

voces51:

hacia Letra; esta fortaleza, construida por Rolvón y famosa por las eximias riquezas de su reino, destacaba entre las demás ciudades de las provincias vecinas por la auto­ ridad de su asentamiento y de su fundación real. Recibiendo el rey la llegada de Hiart­ varo con deleites convivales de gran lujo, apuró gran cantidad de bebida, asustándose los huéspedes de la intemperancia de su inusitada ebriedad. Sumidos los demás en profundo sueño, los suecos, a quienes el placer del crimen planeado les había aparta­

“ Despierte rápidamente y demuestre con hechos cada uno que es amigo del rey y confiéselo con su mero afecto. Disipen el sueño los proceres, desaparezca el ímprobo sopor; inflamen los ánimos a los guardias; y su diestra dará a cada uno fama o lo cubrirá de torpe deshonra;

do del común disfrute del descanso, comienzan a salir furtivamente de sus habitacio­ nes. Se descubre al punto el montón oculto de dardos y cada uno se ciñe en silencio sus armas. Después se dirigen a la cámara real e irrumpiendo hasta el fondo hunden el hierro en el cuerpo de los durmientes'1". Muchos, despertados, de los que se apode­ ró el horror de la repentina matanza no menos que el sopor del sueño, resistieron en

i

su ayuda distinguiendo dudosamente -pues la confusión de las tinieblas lo hacía in-

“ Skuld es el nombre de una de las tres Nomas citadas por Snorri en su E ild ii (op. cil. pág. 30). Puede significar también deuda o impuesto (vid. Baetke. op. cil. s. v.). " Este tipo de ardides está abundantemcme atestiguado en las fuentes islandesas y aparece en otras ocasiones en la obra de Saxo. v. gr. en la historia de Añílelo del Libro III. Por otra parte, todos los au­ tores coinciden en señalar Lejre como lugar donde producen los hechos y en considerar la acción como una locura de Hianvaro y Esculda. pues infringen las leyes de la hospitalidad, cometen parrici­ dio y traicionan la fidelidad debida al rey. - 104 -

Davidson (op. cil. pág. 46. n. 56) localiza un pasaje semejante en la Silga de H rd lf Kraki. donde Bodvar-Bjurki pregunta a una joven si prefiere dos jóvenes de veintidós años o un viejo de ochenta, lilla prefiere los dos primeros. 1Johannesson (op. cil. pág. I I I ) destaca la oposición entre los dísticos elegiacos en los que se expre san Regnero y Suanvita y estos hexámetros dactilicos, más apropiados para el carácter épico del |>. cuyo libreto fue escrito en 1705 por el veneciano Apostolo Zeno (1680-1750) y cuya música fue compuesta por Francesco Gasparini (16651727). Su primera representación tuvo lugar en los carnavales de 1706 ó 1707 (vid. R. Scarcia. "L'A m bleto di Apostolo Zeno (Tra Saxo e Shakespeare)" en: C. Sanlini (e d ). op. cit. pág. 317 y ss. La traducción de esta leyenda, junto con una pequeña introducción, la ofrecimos en un reciente artículo (vid S. Ibáñez. "L a Leyenda de Añílelo en la H istoria Danesa de Saxo Gramático" en: Estudios In,vie­ ses ile la Universidad Complutense. 5. Madrid, Edil. Complutense. 1997. págs. 261-278). Hcrrmann (op. cil. pág. 295) señala el parecido de este pensamiento con los \ersos 758-9 del Agamentín de Esquilo (Aeschyli Tragoediae. ed. Wilamowilz-Móllendorf. Berlín. Teubncr. 1915): TO A Y IIE B E X TAP EPrO N M ETA M EN I1AEIONA T IK T E I "L a acción impía engendra después oirás muchas."

“ Se trata de la costumbre llamada leysask a f liólin (rescatarse del duelo), consistente en que el duelista herido que no quiera continuar la lucha puede salvarse pagando un rescate a su adversario. Saxo. en su versión, hace que el vencedor honre al herido. Olrik (op. cit.. II. pág. 157) considera esta alteración influencia del espíritu caballeresco de la época del propio Saxo. Dumézil (op. cil. pág. 204) deslaca el puialelismo entre las exequias de Colero tributadas por Horvendilo y el dedo de Aurvandil convertido mi estrella por Tor.

Amlclo lleva en su nombre el estigma de la estupidez, pues jm loói significa en islandés estúpido o lo­ co. al igual que en antiguo sueco am lodlie o en antiguo noringlés añilaste (vid. Herrmann. op. cil pág 261). Según este autor, el nombre de Amlethus proviene de las formas danesas Am lxda; o Amlted. díte rendándose de la islandesa AmIOdl. lo que. sumado a cienos topónimos y otros elementos de la leyen da. aboga por el origen danés de la misma. - 139-

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y con este genero de argucia no sólo ocultó su agudeza, sino que también protegió su vida. Todos los días ensuciaba el hogar materno con el torpe desaliño de sus ves­ timentas, y su cuerpo, tirado por tierra, lo cubría de repugnante porquería. El color demudado de su rostro y su cara embadurnada de heces expresaban una demencia de ridicula estupidez. Cuanto emitía su voz era acorde con su locura; cuanto revelaba con sus actos exhalaba como un olor a profunda ineptitud. ¿Para qué tantas palabras? Se diría que no era un hombre, sino un monstruo sonriente de delirante condición. A veces, sentándose junto al fuego y apartando las ascuas con sus manos, solía fabricar garfios de madera y endurecerlos en las llamas70; formaba sus extremos con puntas colocadas unas frente a otras para que estuvieran más fuertemente unidas. Cuando se le preguntaba qué hacía respondía que preparaba agudos dardos para la venganza de su padre. Y no pocas risas causaba su respuesta, porque era despreciada la inutilidad de su ridículo trabajo, aunque más farde le sería de gran ayuda para sus propósitos. Esta costumbre infundió las primeras sospechas sobre sus argucias entre observadores de mayor inteligencia. Pues esta actividad de escaso arte revelaba el oculto talento de su artesano. Y no se podía creer fácilmente que fuera una mente obtusa la que demostra­ ba tanta habilidad técnica en sus manos. Por último, solía guardar con gran cuidado un montón de estacas endurecidas al fuego. Había quienes, asegurando que poseía un agudo ingenio, pensaban que ocultaba bajo la apariencia de la idiotez su inteligencia y que escondía sus intenciones con engañosos planes, y que no podía descubrirse mejor su ardid que presentándole a escondidas una mujer de espléndida belleza para que atrajera su ánimo hacia los encantos del amor. Pues la condición humana es por naturaleza tan propensa a los placeres que no se puede disimular con artimañas; y que

amorosas. Y no pasó por alto Amleto este consejo. Pues al ser obligado a moni.11 .1 caballo se colocó ingeniosamente de tal modo que. dando la espalda a la cabeza «leí animal, miraba de frente a la cola. Y empezó a utilizarla como brida como si quisiera gobernar con esa parte al caballo, que ya se había puesto en movimiento. Con esla astucia puso en ridículo el plan de su tío y desbarató sus insidias. Fue muy gracioso el espectáculo al cabalgar sin riendas y dirigiendo al bruto con la cola. Al avanzar Amleto. habiendo encontrado a su paso un lobo entre los arbustos, y decir sus acompañantes que había atacado un caballo de edad joven, añadió él que ha hía muy pocos como ése en las filas de Fengón. reprochando las riquezas de su tío con un tipo de imprecación tan discreto como ingenioso71. Asegurando aquéllos que había dado una prudente respuesta, afirmaba él mismo que hablaba así a propósito para que no pareciese en modo alguno que se abandonaba a la mendacidad. Pero des cando ser considerado ajeno a la mentira, mezclaba de tal manera sus ardides con la verdad que ni sus palabras carecían de veracidad ni faltaba a sus juicios punto de agu­ deza. Marchando hacia la costa y después de haber dicho los acompañantes que, encon­ trado el timón de una nave naufragada, había sido hallado un cuchillo de formidable tamaño, dijo que con él convenía cortar un enorme muslo, indicando que la magnitud del timón era acorde con la inmensidad del mar. Avanzando también hacia unas coli­ n as de arena’"’, se vio obligado a tomar la arena gruesa por harina y respondió que ha­

bía sido molida por las tempestades marinas que. además, la habían blanqueado” . Alabada por los sicarios la respuesta, aseguraba también él mismo que la había dado correctamente. Y abandonado aposta por ellos para que tuviera mayor audacia a la

este impulso sería tan fuerte que no sería capaz de evitarlo con sus trucos y que por ello, si fingía en realidad la locura, sucedería que, al presentársele la ocasión, se abandonaría al instante a los halagos de la voluptuosidad. Se encargan, por tanto, de probar al joven, llevado a caballo a las más alejadas partes de los bosques, con este tipo de tentaciones. Entre aquéllos se hallaba por casualidad cierto colactáneo de Añí­ lelo, de cuyo ánimo aún 110 se había apartado el afecto por la común educación. An­

1 Ú lfr. lobo en islandés, es un término que en poesía cscáldica designa al guerrero. Añílelo realiza in­ geniosos juegos de palabras de profundo sentido en las pruebas a las que lo someten Müller (op. cit. pág. 141. n. 3) las identifica con las dunas de la costa occidental de Jutlandia. llama­ da' lílille r. Se traía de otro juego de palabras entre m elr (arena) y m jiil (harina), relacionado directamente con * I contenido de un poema escáldico recogido por Snorri en "E l Lenguaje del Arle Escáldico" (op. cil.

teponiendo éste a la presente orden el recuerdo de la pasada amistad, le decía a Añíle­

pag 123):

lo. con mayor intención de prevenirlo contra los sicarios elegidos de acecharlo con

"Con violencia dicen que mueven el Grólti del que rodea las islas, muy cruel para los hombres. en los confines de la tierra. las nueve doncellas de los arrecifes. las mismas que antiguamente molieron el navio de harina de Amlódi; el que regala anillos surca con la proa del barco la hacienda de las colinas de las naves." K eiin iiig ar: ürótti es un molino gigantesco, citado en la Edda M ayar, que podía moler cualquier cosa que quisiera su dueño: el Grólti del que rodea la isla: el mar. las nueve doncellas de los arrecifes: las ulas. el que regala anillos: el hombre: la hacienda de las colinas de los barcos: el mar: el navio de hari­ na de Amlódi: las arenas del mar.

insidias, que no dudase en pasar por las pruebas más duras tanto si le inducían a pre­ sentar razonables muestras de sensatez como a gozar abiertamente de las prácticas

Müller (op. cil. pág. 139.11. I) anota que el término islandés krtikr. garfio, puede significar también engaño o astucia. Por otra parte, en La Siir ii de los Habitantes del Valle de Svarf ( ísleiulinnasi'if-ur. III. pág. 1780) leemos que Thorslein. hijo de Thorgnyr. es la deshonra de su familia. Pasa el tiempo recos­ tado en un banco, con un puñado de cenizas en una mano y con el fuego en la otra. Es considerado loco por todos pero más tarde demostrará lo contrario.

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hora de realizar sus deseos, se encontró como por azar en un lugar apartado con un;i mujer enviada por su tío, y se habría unido allí a ella si no le hubiera descubierto la encerrona su colactáneo con secreto género de consejo. Pues al considerar éste de qué modo podría realizar mejor el oficio de consejero y superar la peligrosa lascivia de la joven, se ocupó de adaptar a la cola de un tábano, que luego salió volando, una pajila hallada en tierra. Y lo dirigió expresamente a esos lugares en los que sabía que estaba Amleto; y con este hecho prestó una gran ayuda al incauto. Y no fue enviada la se­ ñal con mayor astucia con que fue reconocida. Amleto, visto el tábano y al mismo tiempo la pajita que llevaba colgada de la cola, advirtiéndolo con gran atención, comprendió el tácito consejo de guardarse del engaño". Aterrado por la sospecha de la emboscada, se llevó a la mujer, tomada en brazos, a un lugar pantanoso e imprac­ ticable para satisfacer con mayor seguridad sus deseos. Y una vez consumada su unión le suplicó encarecidamente que no revelase a nadie el hecho. Y el silencio fue otorgado con el mismo celo con que fue pedido. Pues una vieja y común educación predisponía muy favorablemente el afecto de la joven hacia Amleto, porque ambos habían tenido en su infancia los mismo preceptores. Ya vuelto a casa, al preguntarle todos si se había entregado a los placeres, mani­ fiesta públicamente que la joven ha sido seducida por él. Interrogado de nuevo en qué lugar lo había hecho y qué lecho había utilizado, dijo que fijado a los artesonados del techo, sobre la uña de un caballo y sobre la cresta de un gallo” . Pues se había pro­ curado partes de todos éstos para evitar la mentira al continuar siendo preguntado. Estas palabras fueron recibidas con grandes risas por todos los que le rodeaban. Aun­ que en broma, no había apartado de la verdad ninguno de los hechos. Preguntada la joven sobre el mismo suceso, dijo que no había hecho nada de eso. Se dio crédito a la negación tanto más cuanto que no constaba que los sicarios hubieran sido testi­ gos. Entonces aquel que había marcado el tábano para advertirle, a fin de hacer ver que la salvación de Amleto se debía a la ayuda de su ingenio, decía que él era el úni­ co partidario que tenía desde hacía tiempo. Y no fue torpe la réplica del joven. Para

que no pareciese que despreciaba el servicio de su delator contó que había visto venii hacia sí una especie de camilla con alas de paja y con una pajita fijada a la parte pos terior de su conjunto. Tanto deleitaron estas palabras al favorecedor de Amleto |M>r mi |uudcncia como hicieron reír a los demás a carcajadas. Burlados todos y siendo incapaces de abrir los misteriosos cerrojos de su joven astucia"’, uno de los amigos de Fengón, más dotado de suspicacia que de inteligen­ cia. decía que no resultaría utilizar un tipo usual de acechanzas contra un ingenio de inextricable agudeza. Y que su habilidad era mayor como para que debiera ser puesta a prueba ligeramente. Por lo cual no procedía utilizar simples modos de tentación contra su múltiple astucia. Decía que había sido hallada por él una vía más sutil de ejecución gracias a su elevado ingenio, de no difícil realización y muy eficaz para la investigación del asunto propuesto. Que. ausentándose Fengón por simulación de un importante asunto, convenía encerrar a Amleto solo en una alcoba con su madre, tras designar con anterioridad un hombre que. sin saberlo ellos, se situase en una parte oculta del palacio para escuchar atentamente qué conversación tenían. Y que sucedería que, si el hijo tenía algo de juicio, no dudaría en hablar a los oídos maternos ni te­ mería confiarse a su progenitora. Él mismo se ofreció de buen grado como encargado de la investigación para no parecer mejor autor que agente del consejo. Complacido Fengón con tal razonamiento, partió haciendo simulación de larga marcha. Y el que había dado el consejo se presentó en secreto en la reunión en que había sido encerrado Amleto con su madre, y se ocultó bajo el forraje. Pero no le faltó a Amleto remedio contra las insidias. Temiendo ser escuchado por los oídos ocultos de alguien, comen­ zó a lanzar chillidos a imitación de un gallo cuando canta, haciendo primero como que seguía una estúpida costumbre, agitando los brazos a modo de batir de alas, y comenzó a hacer volar su cuerpo saltando numerosas veces sobre el forraje para des­ cubrir si había oculto alguien allí. Y cuando sintió un bulto bajo sus pies, hundien­ do con una espada el lugar, atravesó al que allí estaba y. sacado violentamente de su escondite, lo mató. Luego coció su cuerpo, dividido en varias partes, en agua hir­ viendo y lo esparció a través de la puerta de una cloaca abierta ante los puercos para que lo devoraran, y cubrió sus miembros de pútrido cieno. Eludida de este modo la

" Herrmann (op. cil. pág. 253) inierpreia este episodio como un jeroglifico de agnbuk (de a vite. paja, y bak. espalda, en danés). Con dicho nombre se conocía a los ladrones de gavillas de trigo, delatados por las briznas o pajilas que colgaban de sus ropas. De esta manera cobra sentido un hecho lan absurdo como el descrito. El agnbak ya aparece tipificado como delito en Las Leyes de Valdemar (vid. Va Ulemars soillundske Un og Absalons sa-llandske Kirkelav. ed. P. G. Thorsen. Copenhague. Del nordiske Litleratursaml'und. 1852. pág. 59): "...y no puede haber una multa de menos de cinco monedas, excep­ to para agnbak. un agnbtik es cuando uno no roba más de una cantidad de hasta inedia fanega, y si es cogido con ella, entonces debe expiar el castigo del rey.” Herrmann (op. cit. pág. 253) identifica estas expresiones como nombres de plañías. La uña de caba­ llo seria el rinanto (en danés. hestehov) y la cresta del gallo serían los juncos. Davidson (op. cit. pág. l. n 71) interpreta los anesonados del techo como posible alusión a otra planta, la siempreviva, que vive en los tejados, y considera posible una connotación sexual bajo eslos nombres. - 142 -

celada regresó a la reunión. Y habiendo comenzado su madre a deplorar con grandes

Shakespeare parece tomar esta imagen de Saxo para las palabras de Ofelia (cfr. W . Shakespeare. Iliw ile i. ed. T. J. B. Spencer. Londres. Penguin. 1980. I. iii. 85-6): 'T ía in my memury lin ked. And you yourself shall keep the key o f it. "Está cerrado en mi memoria y sólo tú guardarás la llave de esto.” - 143 -

lloros la locura de su hijo, exclamó: "¿Porqué, infame mujer, ocultas con falso ge ñero de lamentos tu gravísimo crimen, tú que. entregándole al libertinaje propio de

común este género de mensajes) en las cuales se encomendaba al rey de Bt llama |in se ocupara de la muerte del joven. Escudriñando Amleto en sus bolsas mientras

iiiiiv

una ramera, consiguiendo la impía y detestable condición de tu lecho, acogiste en tu incestuoso seno al asesino de tu marido y halagaste con las caricias de inmundos

ilormían, se hizo con las cartas. Leídas sus instrucciones, se preocupó de borrai lo

placeres a quien había aniquilado al progenitor de tu descendencia? Así se unen, cier­

ilaiío hacia sus acompañantes cambiando el contenido de la orden. Y no contento con

tamente, las yeguas con los vencedores de sus machos; es propio de la naturaleza de las bestias ser arrebatadas indistintamente para diversas uniones; de semejante modo le olvidaste de lu primer marido. Yo, en verdad, no me comporto con tanta estupidez

haberse desprendido de su condena de muerte y haber transmitido el peligro a otros,

que en ellas estaba escrito y, colocadas en su lugar nuevas figuras, desvió su propio

añadió a falso título de Fengón el ruego de que el rey de Britania entregase en matri­

como para dudar ni un momento de que aquel que mató a su hermano se entregó al

monio a su hija al tan prudente joven enviado a su presencia7*. Y cuando se llega a Britania se dirigen los legados al rey. y presentaron las cartas

desenfreno con igual crueldad con sus parientes. Gracias a ello me es posible asumir un aspecto de tanta idiotez como astucia y utilizar como garantía de inmunidad mi

que consideraban instrumento de muerte ajena como señal de su propia ruina. No prestando atención a esto, los acogió el rey con hospitalaria humanidad. Entonces

apariencia de extrema locura. Pero se conserva en mi ánimo el deseo de vengar a mi

Amleto. desdeñando todo el aparato de regios manjares como si fueran un vulgar

padre, y acecho en espera de pasar a la acción, aguardando el momento propicio. No

. onvite. rechazó con sorprendente género de abstinencia la gran abundancia de ali­

siempre conviene lo mismo para todo. Hay que utilizar sutiles modos de ingenio

mentos. y no evitó menos la bebida que la comida. A todos causaba admiración que

contra una mente siniestra y malvada, resulta superfluo que lamentes mi locura, tú

un joven de nación extranjera sintiera, como si se tratara de una bazofia silvestre, re­

que más bien deberías deplorar tu ignominia. De modo que es conveniente que llores los defectos, no de una mente ajena, sino de la luya propia. Por lo demás, procura

pugnancia por las tan exquisitas delicias de la mesa real y de manjares presentados io n

tanto lujo. Finalizado el convite, el rey, después de ordenar a sus amigos descan­

guardar silencio." Con tales reproches exhortó a su afligida madre a practicar la vir­

sar. se preocupó de conocer con secreto género de pesquisa las conversaciones noc­

tud y le enseñó cómo paliar las antiguas pasiones con el presente estímulo.

turnas de sus huéspedes gracias a uno que se deslizó en su alcoba*. Interrogado,

Una vez vuelto Fengón, buscaba con continuas pesquisas al autor de la celada sin hallarlo en ningún momento, nadie afirmaba haberlo visto en lugar alguno. Pregun­

como si de veneno se tratase, dijo que el pan estaba rociado con sangre, que la bebida

pues. Amleto por los sicarios por qué se había abstenido de los manjares de la cena tenía el sabor del hierro y que las carnes desprendían hedor a cadáver humano como

tado también Amleto en son de burla si tenía noticia de él, dijo que había ido a la cloaca y que, caído en lo más profundo de ella y cubierto por gran cantidad de in­

corrompidas por cierta cercanía a fúnebres olores. Añadió también que el rey tenía

mundicia, había sido devorado por los cerdos que se abalanzaron sobre é l77. A pesar

mirada de siervo"1y que la reina mostraba en tres de sus actitudes modales de esclava, siguiendo con críticas llenas de oprobio tanto hacia el banquete como hacia sus anfi­

de que expresaban estas palabras su confesión, provocó la risa de cuantos lo escucha­ ron porque parecía una estupidez. Y queriendo Fengón deshacerse de su hijastro, sospechoso de indudable engaño, como no se atrevía a causar esta ofensa ni a su abuelo Rórico, ni a su esposa, pensó

triones. Al instante comenzaron los sicarios a reprocharle su antigua deficiencia mental, a insultarle con diversas y jactanciosas burlas porque censuraba lo irrepro­ chable y criticaba lo correcto, porque ofendía con desvergonzadas palabras a un rey

que fuera muerto con la ayuda del rey de Britania, para simular su inocencia mediante la participación de otro. Así, deseando ocultar su crueldad, prefirió corromper a un amigo antes que hacer recaer sobre sí mismo su infamia. Amleto, al partir, ordena en secreto a su madre que disponga un tapiz de nudos entrelazados y que celebre falsa­ mente al año sus exequias, y le promete que por ese tiempo regresará. Marchan con él dos sicarios de Fengón llevando consigo unas cartas grabadas en madera (pues era

” Recuérdese el banquete en el que participa Polonio (IV . ii. 18-20): Noi wliere lie eais. bul u bere 'a is euien. "No donde come, sino donde es comido.” - 144-

til motivo de la cana de Urías vuelve a repetirse en la segunda parte de la historia de Amleto (vid infra Libro IV ). Los caracteres con los que está escrita son. sin duda, runas. Un importante testimonio de la utilización de las mismas en canas lo ofrece la Sagú de los Descendientes de Slurlu (I, 551). don­ de se dice que Snorri fue advenido poco antes de su muene del peligro que corría mediante una caita escrita con signos rúnicos (starfharlaletr) que no supo leer él ni ninguno de sus acompañantes. El motivo del espía se repetirá en el Libro IV. La distinción de la alcurnia a través de la mirada aparece también en otros pasajes de la obra de Sa xo: en la historia de Regnero y Suanhuita (Libro II) y en la de Haraldo Hyldctand (Libro V II) - 145 -

distinguido y a una mujer de refinadas maneras, y porque salpicaba con el desprecio de su extrema desfachatez a quienes merecían alabanzas*1. Al conocer el rey estas cosas por su servidor dijo que el autor de tales cosas o sa bía por encima de lo mortal o deliraba, comprendiendo con tan pocas palabras la per teclísima profundidad de su ardid. Tras hacer llamar a su administrador le pregunta dónde adquirió el pan. Al asegurar éste que había sido hecho por el panadero domésti­ co. pregunta a su vez dónde creció la cosecha de su material y si allí había algún in­ dicio de matanza humana. Respondió aquél que no lejos había un campo cubierto de viejos huesos de muertos y que mostraba manifiestos indicios de una antigua batalla, y que, más fértil que los demás, lo había sembrado él mismo con semilla de prima­ vera con la esperanza de una abundante cosecha. Pero que no sabía si el pan había contraído de esta sangre algo de mal sabor. Oído esto, el rey. viendo que Amielo ha­ bía dicho la verdad, se preocupó también de saber de dónde había sido tomada la car­ ne. Aquél manifestó que sus cerdos, escapados de su custodia por descuido, se habían comido el cadáver putrefacto de algún ladrón y que quizá por ello sus carnes habían tomado un sabor semejante a la descomposición. Viendo el rey que también era cier­ ta en esto la afirmación de Añílelo, preguntó con qué líquido habían mezclado la be­ bida. Cuando supo que había sido preparada con agua y harina, hizo excavar el lugar donde se le señaló la fuente y halló numerosas espadas consumidas por la herumbre. de cuyo contacto se pensó que había tomado el mal gusto. Otros dicen que la bebida fue censurada porque al probarla descubrió en ella abejas alimentadas del vientre de un muerto y que de ahí había tomado ese sabor enrarecido, porque en él habían tenido antes su panal. Viendo el rey aclaradas convenientemente las causas de los criticados sabores y dándose cuenta de que la ignominia de sus ojos resallada por aquél se refe­ ría a su vileza de estirpe, se reunió en secreto con su madre y le preguntó quién había sido su padre. Diciendo ésta que no se lo había revelado a nadie excepto al rey. le ex­ igió con amenazas que se lo manifestara, y se enteró de que había nacido de un sier­ vo. descubriendo con forzada confesión la ambigüedad de su distinguido origen. Así que. tan confundido por la vergüenza de su condición como deleitado por la inteli­

que se arremangase el vestido al andar; y el tercero, que removiera con un palillo li»s n sios de comida que quedaban entre sus dientes y luego, una vez extraídos, se los l omicra. Pero recordó también que su madre había sido capturada y reducida a la set vtdumbre, para que no pareciese culpa más de su origen que de su educación plebe ya"’. El rey alabó su sagacidad como si se tratara de un ingenio divino y le dio a su lii|a en matrimonio; y acogió su consentimiento como si fuera testimonio del cielo. Por otra parte, al día siguiente ejecutó a sus acompañantes en la horca para satisface! las órdenes de su amigo. Pero Añílelo encajó este beneficio como una ofensa con si ululación de molestia y recibió oro del rey a título de compensación que después se encargó de fundir a fuego y verter en secreto en unos bastones huecos*'. Tras pasar un año con el rey. regresó de nuevo a su patria, una vez. solicitado el permiso de partida*4, no llevando nada consigo del gran aparato de riquezas reales, ex­ cepto los bastoncillos rellenos de oro. Cuando llegó a Jucia cambió su presente apa­ riencia por las antiguas costumbres que antes había adoptado, ofreciendo a propósito un aire de grotesco aspecto. Y habiendo entrado en la estancia donde se celebraban las exequias cubierto de porquería, causó a lodos gran estupor, porque había sido divulgado falsamente el ru­ mor de su muerte. Por último, trocó el horror en risas al censurar jocosamente a los invitados que estuviera vivo aquel al que honraban con ritos fúnebres como si estu­ viera muerto. Preguntando también por sus dos acompañantes respondió mostrando los bastones que llevaba; “ Aquí están uno y otro.” Y no sabrías si lo dijo más en se­ rio que en broma. Y ciertamente estas palabras, aunque fueron consideradas por mu­ chos como carentes de sentido, no se apartaban sin embargo de la verdad porque reve­ laban el precio de la compensación de los muertos. Uniéndose después a los coperos. para provocar mayor hilaridad entre los convidados, desempeñó afanosamente el ofi­ cio de escanciador. Y para que no le molestase al andar su vestido suelto, se ciñó al costado una espada que. extendiéndola a propósito, hería con la parte superior sus de­ dos. Porque los circunstantes se encargaron de que la espada fuera traspasada por la

gencia del joven, le pregunta por qué había ofendido a la reina con la reprobación de sus costumbres serviles, pues también había visto dañada la alcurnia de su cónyuge en la conversación nocturna de su huésped. Y le dijo que había nacido de madre sierva. Y le demostró los tres defectos por los que había descubierto sus maneras servi­ les: uno. el que cubriera su cabeza con un pañuelo al modo de los siervos; otro, el

11 Esta prueba de inteligencia recuerda a Herrmann (op. cit. pág. 265 y ss.» el cuento jullandés de los tres estudiantes sabios: uno es experto en comidas, otro en bebidas y el tercero en el conocimiento de los hombres. Saxo debió de conocerlo y utilizarlo para su versión literaria de la leyenda

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fcn la Saga de los Volsungos ( Volsungiisaga
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