Saving 6

April 7, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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BOYS OF TOMMEN #3

SAVING 6 BOYS OF TOMMEN LIBRO #3

CHLOE WALSH

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BOYS OF TOMMEN #3

NOTA DE LA AUTORA ......................... 5

AHOGATE CON ESTO ........................ 240

NOTA DE TRADUCCIÓN ...................... 6

NO SOMOS NADA ................................ 250

PREFACIO .................................................. 8

AL MENOS ESO .................................... 256

PRÓLOGO .................................................. 9

DÍA DE SAN VALENTÍN ..................... 262

LOS MONSTRUOS BAJO MI CAMA ... 25

DISFUNSIÓN ERECTIL ....................... 281

CUALQUIERA MENOS ELLA .............. 37

HACIENDO UNA TREGUA ................. 288

ENFRENTAME CON ESOS OJOS VERDES .................................................... 55

REUNIÓN CON EL IMBÉCIL............. 292

ERES IGUAL A ÉL .................................. 64

NOS VEMOS, MOLLOY ...................... 305

AHORA YA SABES POR QUÉ .............. 71

NUEVO AÑO ESCOLAR Y EL MISMO VIEJO YO ............................................... 314

LOS DEMONIOS EN TU CABEZA..... 299

ELLA NO ES TU PROBLEMA, AMIGO ...................................................... 89

DESEOS DE NAVIDAD Y PASEOS .... 324

CHAPERONES INDISPUESTOS ........... 97

NO QUIERO VOLVER A CASA ......... 334

ESTO NO ES UNA CITA....................... 105

ME PREOCUPO DEMASIADO ........... 338

TRANQUILO, AMIGO, NO ES PARA TANTO .................................................... 109

¿CÓMO ESTÁ TU AUREOLA?........... 347

FELICIDADES ....................................... 119

LLAMANDO A LA PUERTA DE DANIELLE ............................................. 361

BAÑOS NUEVOS Y ANTIGUOS ERRORES ............................................... 130

SIEMPRE TE DEFENDERÉ ................ 370

CHOQUE DE CENIZAS ........................ 153

NO FINJAS QUE NO TE DISTE CUENTA ................................................. 379

AMIGOS Y NOVIOS ............................. 158

TAL VEZ TÚ ERES EL PELIGRO ..... 400

UN PEQUEÑO DESACUERDO ........... 163

TODO ESTO ES CULPA TUYA .......... 404

SUSPENSIONES Y TACONES DE AGUJA ..................................................... 174

CHICAS DISPUESTAS Y FUERZA DE VOLUNTAD MARCHITA .................... 420

MI DISFRAZ ES MEJOR QUE EL SUYO........................................................ 178

EL JUEGO DE UNA PALABRA .......... 430 HONOR RESTAURADO ...................... 435

SLUT DROPS Y ALCOPOPS ............... 184

OJOS AZULES Y BOLAS AZULES .... 442

¿QUÉ TOMASTE? ................................. 204

¿DESEAS MORIR?................................ 451

ANGEL CON ALAS IMPURAS ........... 209

TE ENCONTRARÉ EN LA OSCURIDAD .......................................... 461

ME QUEDARÉ CONTIGO ................... 213 ME LLAMÓ GORDA ............................ 217 TIENES UN BEBÉ.................................. 233

INTERRUMPIDOS POR UN FLANKER ............................................... 468

REGRESÓ CON ÉL ............................... 236

SEXO CASUAL SIN SEXO................... 473

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BOYS OF TOMMEN #3 LA PUERTA SIEMPRE ESTÁ ABIERTA ................................................ 475

¿CREES QUE AHORA ME DEJARÁN EN PAZ? .................................................. 621

SUEÑOS EXTRAÑOS Y MANOS INQUIETAS ............................................ 479

QUÉDATE CONMIGO ......................... 626

ES HORA DE PONER LAS CARTAS SOBRE LAS MESA ................................ 507

LLAMADAS A DOMICILIO Y DISTURBIO DOMÉSTICO .................. 635

SALTAR AL MÁS PROFUNDO VACÍO ..................................................... 520

NO MÁS OPORTUNIDADES, LYNCH .................................................... 641

RECONCILIARSE Y ENROLLARSE . 525

SUSPENSIONES Y LEY DEL HIELO 647

LLAMADAS TELEFÓNICAS Y EMBUSTERAS ....................................... 528

KNOCKIN' ON HEAVENS' DOOR .... 652

SAL Y DA UN PASO ADELANTE ...... 630

DEMASIADO TESTATUROS Y A LA VEZ DEMASIADO ENAMORADOS .. 655

APRENDIENDO A USAR EL ORINAL Y PALABRAS DE ANIMO ....................... 530

SUEÑOS Y ESPERANZAS DESVANECIDOS ................................... 660

AMOR DE VERANO: ME HICE UN TATUAJE ................................................ 535

CRISIS DE CUMPLEAÑOS ................. 667

VIAJE DE VUELTA A CASA ............... 539

ERA VÍSPERA DE NAVIDAD, NENA 674

TE PRESENTO A MI PAPÁ – DIGO, A TU JEFE .................................................. 541

VOLVER A LA REALIDAD Y TOMAR CONCIENCIA ........................................ 680

CENA CON TONY ................................. 546

LA MAÑANA DE NAVIDAD ............... 684

REUNIÓN CON MI MAMI Y PLAN DE VIDA ........................................................ 552

CORTADOS POR LA MISMA TIJERA .................................................... 689

ESTOY EN CASA ................................... 556

EL DESPUÉS .......................................... 701

AMIGO EXCLUSIVO FAVORITO ..... 560

VOLVER A INTENTARLO.................. 707

LOS VIEJOS HÁBITOS NO MUEREN ................................................. 568

HAN PASADO SEIS DÍAS Y DIECISIETE HORAS ............................ 714

FUERA DE SÍ.......................................... 573

CUIDANDO HERMANOS Y ERRADICANDO MALOS HÁBITOS . 718

DE VUELTA A LA CASETA DEL PERRO ..................................................... 576

NO ESTOY BIEN ................................... 726

RESIGNADA A LA ANGUSTIA .......... 580

ESTOY INTENTANDO ARREGLARME ..................................... 732

CELEBRACIONES DE CUMPLEAÑOS ...................................... 582

PRÓXIMO LIBRO ................................. 737

FELICES 18, MOLLOY ........................ 587 VOLANDO ALTO Y CAYENDO BAJO ........................................................ 590

LISTA DE REPRODUCCIÓN DE MOMENTOS DE CANCIONES, VIBRACIONES Y SENSACIONES ..... 738

CAFÉ CON MARIE ............................... 595

AGRADECIMIENTOS .......................... 743

LO QUE SEA QUE TE HAGA FELIZ . 615

SOBRE LA AUTORA ............................ 745

SÉ EXACTAMENTE CON QUIÉN ESTOY HABLANDO ............................. 618

BOYS OF TOMMEN ............................. 746 PRÓXIMOS LIBROS ............................ 747

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BOYS OF TOMMEN #3 NOTA DE LA AUTORA SAVING 6 es la tercera entrega de la serie Los chicos de Tommen, el primero de los dos libros de Joey Lynch y Aoife Molloy, y tiene un final con sorpresa. Algunas escenas de este libro pueden ser extremadamente perturbadoras, por lo que se recomienda discreción al lector. Debido a su contenido sexual extremadamente explícito, temas maduros, desencadenantes, violencia y lenguaje malsonante, es apto para lectores mayores de 18 años. En este libro se utilizan como método de navegación las secciones, los cursos escolares y las fechas, en lugar de los títulos estándar de los capítulos. Está ambientado en el sur de Irlanda, entre 1999 y 2004, y contiene diálogos en irlandés, así como argot y frases populares de la época. Al principio del libro encontrará un glosario detallado. Muchas gracias por acompañarme en esta aventura. Con mucho amor, Chloe xxx

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BOYS OF TOMMEN #3 NOTA DE TRADUCCIÓN Esta traducción fue realizada sin fines de lucro, por lo cual no valor monetario alguno. Es una traducción hecha por fan para fans. Empezando había tomado la decisión de traducir este libro, especialmente para mí, debido a que las traducciones que hay al español no son de mi agrado, pero me gustaría compartirlo con más personas, cabe destacar que la traducción puede estar sujeta a errores, ya que solo yo lo traduje y lo corregí, así que lo más probable es que por ahí se me escapó algo. Si el libro logra llegar a tu país, te animo a adquirirlo. No olvides que también puedes apoyar a la autora siguiéndola en sus redes sociales, recomendándola a tus amigos, promocionando sus libros e incluso haciendo una buena reseña en Goodreads. Espero la historia sea de su entero disfrute. NOTA: AL FINAL DEL LIBRO ESTÁN UNOS LINKS PARA DESCARGAR LOS OTROS LIBROS DE LA SERIE BOYS OF TOMMEN.

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BOYS OF TOMMEN #3

Por mis hijos En la tierra y en el cielo

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BOYS OF TOMMEN #3 PREFACIO Nunca conocí la devastación hasta que él entró en mi mundo y me dio un vistazo al suyo. Nunca conocí la rotura del corazón hasta que él destrozó mi corazón al destrozar su cuerpo. Nunca conocí el dolor hasta que se alejó de mí. Nunca lo supe. Nunca...

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BOYS OF TOMMEN #3 PRÓLOGO

El Encuentro

30 de agosto de 1999

―Todo lo que necesitas hacer es mantener la cabeza baja y tu temperamento controlado. Eres un chico listo. Lo tienes. Sólo mantén esa lengua tuya bajo control y no reacciones a ninguna tontería. ¿Quieres que entre contigo? ―Sí, joder. ―Está bien estar nervioso, Joe. ―No estoy nervioso. ―Y está bien estar asustado, también. ―¿Parece que estoy asustado?― gruñí, molesto por sus mimos incesantes―No soy un bebé, Dar. ―Sé que no lo eres― concedió mi hermano mayor, mientras subíamos por el camino hacia la Escuela Comunitaria de Ballylaggin, un trayecto que había hecho todos los días de la semana durante los últimos seis años. Su etapa en la escuela secundaria había terminado, mientras que la mía acababa de empezar―Sólo necesito que esto te vaya bien.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Sí―resoplé―Bueno, ambos sabemos que eso no va a pasar. ―Este es tu nuevo comienzo, Joey―dijo―Lo que pasó en la escuela primaria ha quedado atrás. No lleves ninguno de esos problemas contigo. ―No existen los nuevos comienzos―dije―Sólo lugares diferentes llenos de la misma mierda. ―Eres demasiado joven para ser tan cínico. ―Y tú eres demasiado inteligente para perder el tiempo y el aliento en esta charla de ánimo―contraataqué―No soy Shannon, viejo. No necesito palabras ni que me lleves de la mano. ―¿Es tan malo de mi parte querer despedirte en tu primer día de secundaria? ―Podrías haberlo hecho en casa―le recordé―No hacía falta que me acompañaras al colegio. No soy un bebé. ―Eres mi hermanito. ― No soy un niñito, Dar. ―Siempre tan autosuficiente―Sacudiendo la cabeza, me dedicó una sonrisa triste―Bueno, tal vez quería pasar algún tiempo extra contigo. ―Compartimos una habitación―dije, moviendo la tonelada de ladrillos que era mi mochila en mi otro hombro―Ya pasamos suficiente tiempo juntos. ―Te quiero, Joe―me dijo ―Lo sabes, ¿verdad? ―¿Me quieres?― Con los pies vacilantes, me giré para mirarle―¿Qué demonios te pasa? ―Nada―respondió, con un tono cargado de tristeza―Es que... necesito que lo sepas. ―¿Por qué? ―Pregunté, desconcertado por su repentina declaración. Estaba fuera de lugar y no me gustó nada. ―¿Qué pasa? ―Nada― Sonriendo, se agachó y me revolvió el pelo. ―No pasa nada,

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BOYS OF TOMMEN #3 tonto. Sólo quería decírtelo. ―Está bien... ―Lo miré con desconfianza, no estaba seguro de creerle del todo―Pero si se te ocurre abrazarme delante de toda esta gente, te daré una patada en los huevos. ―Tu voz empieza a cambiar―se rió entre dientes―Mi hermanito está creciendo. ―No necesito una voz grave para patearte el culo―le respondí, con los pelos de punta. Puso los ojos en blanco. ―Claro que sí, chillón. ―¿Todas las chicas de aquí llevan faldas tan cortas?―Abrí los ojos de par en par y vi cómo un grupo de chicas bajaba de un autobús escolar y se dirigían al pasillo que teníamos delante. ―Retiro lo dicho, Dar ―Encantado de la vida, sonreí a mi hermano. ―Creo que me va a gustar el instituto. ―Ni se te ocurra―se rió Darren, dándome un codazo―Esas chicas están en sexto. Tú eres un bebé de primer año para ellas. ―Ya te he dicho que nunca he sido un bebé en absoluto―le respondí con un guiño antes de volver a centrar mi atención en la gloriosa vista de piernas desnudas y culos de melocotón. ―¿No eres un poco joven para meterte ideas sobre chicas? ―Tengo trece años. ―No hasta diciembre. ―Apuesto a que he visto más tetas que tú. ―Las de mamá no cuentan. Los dos nos reímos, haciendo que unas cuantas chicas de delante se giraran. ―¡Dios mío! Darren Lynch!―chilló una de las rubias, dedicándole a mi hermano una cálida sonrisa, mientras se dirigía directamente hacia él―¿Qué

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BOYS OF TOMMEN #3 haces aquí? ¿No conseguiste como mil puntos en tu examen de graduación el pasado junio? ¿Es imposible que repitas sexto curso? ―No, no repito. Sólo acompañaba a mi hermano pequeño a su primer día―respondió Darren, recibiendo el medio abrazo que la chica le ofrecía―Y yo podría hacerte la misma pregunta. ¿Qué haces por los barrios bajos con un uniforme de BCS, chica Tommen? ―Yo... me trasladé aquí. Voy a terminar el sexto año en BCS―, respondió la rubia en un tono tenso. ―Es, ah, más o menos lo mejor, considerando todas las cosas, ¿sabes? ―Sí―. Mi hermano asintió y la simpatía llenó sus ojos, lo que me confundió profundamente―Así es. ―Entonces, ¿cómo va todo, Dar?― Se apresuró a pasar de lo que sea que los tenía mirándose significativamente. Puse los ojos en blanco y me obligué a contener las ganas de vomitar―No te he visto desde ese fin de semana. ―He estado por aquí―le dijo, rascándose la nuca―Ocupado, ¿sabes? ―Sí―Otra mirada significativa pasó entre ellos―Lo sé. ―Yo

no…―decidí

interrumpir,

porque

¿por

qué

demonios

no?―¿Quieren explicarme de qué demonios están hablando los dos? Mi hermano suspiró resignado antes de empezar a presentarse. ―Caoimhe, este bocazas de mierda es mi hermano pequeño―Se volvió hacia mí y señaló a la chica―Joe, esta es Caoimhe Young. Probablemente eras demasiado joven para acordarte de ella en primaria, pero su hermana pequeña es amiga de Shannon. Sus ojos azules se posaron en mi cara y sonrió. ―Así que eres el siguiente Lynch en el orden jerárquico, ¿eh? ―Eso parece―Me encogí de hombros y me volví hacia Darren―¿Has terminado con el viaje por el sendero de la memoria, o tengo que estar de pie

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BOYS OF TOMMEN #3 durante otros diez minutos? ―Oh, Dar―se rió―Te metiste en un lío con éste, ¿eh? ―Dímelo a mí―respondió mi hermano con un suspiro―Fue bueno verte, Caoimhe―Agarrándome por la nuca, nos condujo alrededor del grupo de chicas y por el camino hacia el colegio―Cuídate. ―Tú también, Dar―dijo detrás de nosotros―Mantente en contacto. ―¿Seguimos en contacto?― Sacudí la cabeza y me liberé de su agarre―¿Qué demonios significa eso? ―Quién sabe―murmuró Darren, dirigiéndome hacia las puertas de la escuela―Ya sabes cómo son las chicas. ―¿Te acostaste con ella? ―¿Qué?― Dejó de caminar y me hizo girar para que lo mirara―No, no tuve sexo con ella. ¿Por qué me preguntas eso? ―No te me pongas en plan prepotente―me reí, empujándole juguetonamente el pecho. ―Sé que has estado con chicas en el pasado. Darren suspiró pesadamente. ―No así, no lo he hecho. ―Bueno, creo que le gustas―le dije, poniéndome a su lado una vez más―Te miraba con esos ojos pegajosos― ―Ojos pegajosos―Darren rió entre dientes― Estás chiflado. ―Es verdad―me reí―Me sorprende que no se desmayara cuando te vio―Me aclaré la garganta, me llevé una mano a la frente e hice la mímica―Oh, Darren Lynch. ¿Eres tú a quien ven mis ojos? Calma mis latidos. ―Eres un mierdecilla―se rió mi hermano. ―Y tú eres un potro oscuro―, le respondí con un guiño, dándole un codazo―¿Tienes más rubias merodeando por el colegio, esperando caer rendidas a tus pies? Porque estaré encantado de quitártelas de las manos. ―Déjalo ya― se rió entre dientes, sacudiendo la cabeza con

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BOYS OF TOMMEN #3 pesar―Sinceramente, no es así. Sólo es una buena amiga. ―No te preocupes, Dar―me reí―Sé que eres gay. Sólo estoy bromeando contigo. ―¡Jesucristo, Joey!― Darren siseó, apretando una mano en mi hombro. Miró a nuestro alrededor, con los ojos desorbitados y llenos de pánico, antes de soltar un suspiro y murmurar―No tan alto, ¿quieres? ―¿Por qué haces eso?― Pregunté, con el buen humor olvidado, mientras le sacudía la mano, sintiendo que mi temperamento aumentaba―¿Por qué ocultas quién eres? Sacudió la cabeza, con los ojos azules llenos de dolor. ―Joey. ―No, es una mierda, Dar―insistí, no dispuesta a dejarlo pasar―No me avergüenzo de ti, y tú tampoco deberías. ―No me avergüenzo de mí mismo―respondió en voz baja. ―Pues qué bien―repliqué―Porque no tienes una mierda de la que avergonzarte. ―Sí, bueno, según papá, la tengo. ―Sí, bueno, a la mierda papá―espeté―Él es el que debería avergonzarse, no tú. ―¿Te das cuenta de que hasta hace seis años ser gay era un delito punible en este país? ―Sí, y también lo eran los preservativos y cualquier otro método anticonceptivo―gruñí―Lo que demuestra que las leyes son una mierda. ―Joe... ―Este país está atrasado, Darren, lo sabes―argumenté―Sí, ahora está mejorando, pero ambos sabemos que los cimientos sobre los que se construyen nuestras leyes tienen mucho menos que ver con el sentido común que con la

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BOYS OF TOMMEN #3 religión. ―De verdad que no quiero hablar de eso, Joe. ―Pues yo no quiero verte por aquí con el rabo entre las piernas cuando no tienes motivos para ello― contraataqué―Es una mierda, Darren. Cada palabra que sale de la boca de ese hombre es una completa mierda, así que no dejes que te haga sentir mal contigo mismo. Papá vive en la Edad Media, así que no te atrevas a dejar que te arrastre allí con él. ―¿Qué propones que haga, Joey?―preguntó en tono cansado―¿Que me enfrente a él? Sí. ―Puedes con él. ―No, no puedo―respondió―Además, no todos los desacuerdos en la vida tienen que acabar en una pelea de perros. ―En nuestras vidas sí―corregí acaloradamente―Así que más te vale meter la cabeza en la pelea y asegurarte bien de que eres el perro más grande. ―¿Así como tú, chillón? ―Puede que yo no sea el perro más grande en la pelea―concedí a regañadientes―Pero siempre tengo los dientes más afilados. ―Como dice el refrán; no importa el tamaño del perro, sino la valentía del perro. Asentí. ―Ahora hablas mi idioma. Darren me miró con extrañeza. ―Así que, en tu mente, ¿vivimos en un mundo donde el perro se come al perro? ―No está en mi mente, Dar. Es un hecho. ―Sabes―musitó en tono melancólico―No puedo averiguar si esa fortaleza tuya será tu gracia salvadora o tu perdición.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Cualquiera que sea, me parece bien―dije encogiéndome de hombros―Porque no podría importarme menos. ―Eso no es cierto―argumentó―A ti te importa. ―No―me reí sin humor―De verdad que no. ―Necesito que empiece a importarte, Joey. ―Me importas―refunfuñé―Me importas tú, y Shan, y Tadhg, y Ols... ―Necesito que empieces a preocuparte por ti, Joe... ―Mierda. Mis pies se detuvieron bruscamente en el momento en que mis ojos se posaron en una rubia alta, con cara de ángel, sentada en la pared de la entrada del colegio. ―¿Qué? ―Preguntó Darren, mirando a nuestro alrededor―¿Dónde está el fuego? ―Allí―Me quedé mudo al verla, y sin ninguna intención de seguir conversando con mi hermano, señalé a la chica cuyo largo cabello rubio se esparcía a su alrededor con la brisa―Ella. ―No la conozco―observó mi hermano―Debe de ser de primero. Con un aspecto que mis ojos nunca habían visto, la vi chupar una piruleta de Chupa Chups, totalmente desinteresada por el chico que intentaba hablar con ella, mientras sus largas piernas colgaban de la pared. ―Jesucristo―Exhalé un suspiro―No me importa si eres gay o no, viejo. No puedes negar que esa chica es lo más hermoso que han visto tus ojos. Fue en ese preciso momento en que su mirada se desvió hacia la mía. Y en el momento en que nuestros ojos chocaron, sentí una punzada de calor dispararse directamente a mi pecho. Me cago en la puta. Cuando la miré de frente, esperaba que se sonrojara y apartara la mirada.

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BOYS OF TOMMEN #3 Pero no lo hizo. En lugar de eso, inclinó la cabeza hacia un lado y me estudió con una mirada similar a la que yo estaba seguro de tener. Arqueando una ceja, se quitó lentamente el chupa-chups de la boca y me miró expectante. Mi mirada se desvió hacia el muchacho moreno que seguía intentando llamar su atención, sin conseguirlo, antes de volver a su rostro. Con una inclinación desafiante de la barbilla, me lanzó una mirada que decía ¿qué estás esperando? Vaya mierda. ¿Qué estaba esperando yo? ―Tranquilo, hermanito―se rió Darren, mientras me acompañaba por el camino hacia el edificio principal y me alejaba de la rubia―Es guapa, pero no te lances al ruedo todavía. Te prometo que en tu curso habrá cincuenta chicas más igual de guapas. Lo dudo… ―No quiero cincuenta chicas más―repliqué, girándome para ver que seguía mirándome―Sólo quiero a esa chica. ―Oh Dios, como para volver a ser de primer año―Riéndose, Darren me arrastró con él hasta que ella se perdió de vista―Si no te he enseñado nada más en estos doce años, recuerda esto; mantén tu temperamento bajo control, tu cabeza en los libros, tu culo fuera de las calles y tus manos lejos de las chicas que se parecen a esa. ―¿Cómo cuáles? ―Que tienen el desamor escrito por todas partes. ―Así que, en otras palabras, pásate los próximos seis años de instituto viviendo como un cura―refunfuñé, soltándome de él cuando llegamos al instituto ―¿Dónde me apunto?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Oye, eso es lo que hice yo―se rió mi hermano, completamente divertido por mi disgusto―A mí me funcionó bien. ―Porque eres un chiflado de mierda―le dije―En serio, Dar. Es un milagro que seamos parientes. ―Bueno, lo somos―me recordó antes de darme un abrazo―Siempre seré tu hermano, pase lo que pase, ¿bueno? No lo olvides nunca. ―¿Qué te dije? ―siseé, alejándome de él antes de que alguien me viera abrazando a mi hermano de entre todas las personas―Debería cumplir mi palabra y darte una patada en los huevos por eso. ―Cuídate―Su voz estaba cargada de emociones mientras me miraba con el ceño fruncido―Te quiero. ―Jesús, relájate con la mierda del amor―refunfuñé, sintiéndome sumamente incómodo―Estoy empezando la secundaria, imbécil, no me vas a mandar a la guerra. Asintió con la cabeza. ―Lo sé. Sintiéndome fuera de juego, lo miré con recelo antes de negar con la cabeza y alejarme en dirección a la entrada. «Para» «No te vayas» «Algo va mal» «Da media vuelta» «Todo esto está mal» ―¿Dar?― Incierto, me volví para encontrarlo ya alejándose―Te veré después de la escuela, ¿verdad? Mi hermano no respondió. ―¿Dar?

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BOYS OF TOMMEN #3 Tampoco se volvió para mirarme. ―¿Darren? En lugar de eso, se subió la capucha y siguió alejándose de mí. ―Así que, ¿ese tipo es tu guardián, o puedes pensar por ti mismo?―preguntó una voz femenina, y me giré para encontrar nada menos que a la rubia de la pared de pie frente a mí - y joder si no era aún más guapa de cerca. Con todas las sensaciones de la extraña despedida de Darren olvidadas, me centré por completo en la cara que me miraba. Pómulos altos, labios rosados y carnosos, grandes ojos verdes y un pelo que parecía sacado de una revista: era, sin lugar a dudas, lo más bonito que mis ojos habían visto jamás. ―Definitivamente puedo pensar por mí mismo. ―Me viste allí atrás―me dijo, con sus ojos verdes clavados en mí. ―Sí, te vi. ―Y seguiste caminando. Asentí como un tonto. ―Lo hice. ―No vuelvas a hacerlo. Que me jodan. ―No lo haré. Me miró una vez más antes de asentir con aprobación. ―Eres preciosa. Vaya mierda. ―Lo mismo digo. ―Hm―Sus labios se inclinaron hacia arriba―Entonces, ¿tienes un nombre, chico-que-puede-pensar-por-sí-mismo? ―¿Acaso importa?― Repliqué, necesitando recuperar algo de terreno que

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BOYS OF TOMMEN #3 había perdido ante esta chica poderosa―Ambos sabemos que me llamarás cariño al final del día. Se lamió los labios para ocultar su sonrisa. ―¿Ah, ¿sí? Me acerqué un poco más. ―Dímelo tú, rubia. Ahora, ella sonrió, y fue una vista gloriosa. ―De acuerdo, eso fue realmente sutil. Sonreí satisfecho―Gracias. ―Soy Aoife ―se rió, tendiéndome la mano. ―Joey ―respondí, aceptando su pequeña mano en la mía. ―Joey ―Me estrechó la mano, inclinó la cabeza hacia un lado y me estudió sin una pizca de timidez―Tu nombre te sienta bien. ―Yo podría decir lo mismo de ti―repliqué―Tu nombre significa resplandor y belleza, ¿verdad? Sonrió ―Sabes irlandés. Sí, sabía irlandés, pero no tan bien. En mi clase de primaria había una chica llamada Aoife, que no paraba de repetir que su nombre era el de una reina guerrera irlandesa de una belleza que, según se rumoreaba, rivalizaba con la de Helena de Troya. Sin embargo, no iba a decirle eso a esta Aoife en particular. No cuando necesitaba todas las ventajas posibles. ―¿A qué clase te han asignado?―preguntó, sacando su horario doblado del bolsillo de su falda corta y planchada ―Estoy en Primer Año de la Clase 3. No tenía ni puta idea. Enderecé la bola de papel arrugada que era mi horario de clase para el año escolar. Me emocioné muchísimo cuando leí las palabras Primer Año de la clase 3 en la página.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Yo también. Estaba en mi clase. ¡Vamos! Quizá mi suerte estaba cambiando. ―Así que eres un estudiante tan mediocre como yo―se rió ―A mi hermano lo asignaron a Primer Año en la clase 1. Esa es la clase para los cerebritos. ―¿Eres melliza? Ella asintió―Por mi culpa. ―Entonces, ¿somos la tercera clase más inteligente? ―O la tercera más tonta― se rió―Como quieras verlo. ―¿Por qué? ¿En cuántas clases se ha dividido nuestro año? ―En cuatro. ―Por Dios―me reí ―Eso no dice mucho de nosotros, ¿verdad? ―No―Me devolvió la sonrisa ―Ni un poco. Entonces, ¿de qué escuela primaria vienes? ―Sagrado Corazón― respondí―¿Tú? ―Santa Bernadette― dijo con una mueca― Esa es la... ―¿Escuela primaria sólo para chicas dirigida por las monjas a las afueras de la ciudad?― Hice una mueca de simpatía―Bueno, eso es una mierda de suerte para ti, ¿eh? ―Sí. Ocho años con las monjas. ¿Puedes ver mi aureola brillando? ―Oh sí, es cegadora. ―Según la hermana Alphonsus, debería continuar mi educación en un ambiente sólo de chicas―musitó con una sonrisa diabólica ―Al parecer, tengo una vena salvaje en mí, con una inclinación por el género masculino que ninguna cantidad de oración puede eliminar― Puso los ojos en blanco―Todo

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BOYS OF TOMMEN #3 porque dije que el tipo que hacía de Jesús en una película que nos enseñaron me parecía guapísimo. Arqueé una ceja ―¿Guapísimo? ―¿Qué?―se rió ―Lo era. ―Bueno, me parece que necesitas pasar menos tiempo de rodillas rezando y más tiempo... ―No lo digas―me advirtió, tapándome la boca con la mano. ―Con el género masculino―me reí entre dientes, despegando sus dedos de mis labios con la mano. ―Entonces, ¿debería pasar más tiempo con el género masculino en general?―se rió, y de alguna manera nuestros dedos estaban entrelazados ahora―¿O contigo? Porque es seguro decir que estoy impresionada con el cuerpo masculino que tengo delante. ―¿Es tu forma de decirme que no tienes novio? ―No, es mi manera de decirte que tendré novio cuando me lo pidas. ―Dios―Mi ritmo cardíaco se aceleró ―No retrocedes ante nada, ¿verdad? Me guiñó un ojo y se quitó la mochila del hombro. ―¿Dónde está la diversión en eso? Desconcertado por aquella chica, cogí la mochila que me tendía y me la colgué en el hombro libre. ―Ya está―dijo ella con un gesto de aprobación, admirando su mochila rosa brillante en mi hombro― Con esto bastará. ―¿Para qué? ―Advertir a las otras chicas. ―¿Advertir a las otras chicas? ―Levanté las cejas ―¿Me acabas de marcar con tu bolso?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Por supuesto que sí― contestó, sonriéndome dulcemente antes de girar sobre sus talones y alejarse en dirección a la escuela―Ahora, vámonos, cariño. Me reí, porque, sinceramente, ¿qué otra cosa podía hacer? Tenía la clara sensación de que iba a seguir mucho a esa chica. Y, aun así, mis pies se movieron tras ella.

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BOYS OF TOMMEN #3 LOS MONSTRUOS BAJO MI CAMA

30 de noviembre de 1999

Con el sonido de mi propio pulso retumbando en mis oídos, mantuve la vista fija en el suelo de mi habitación y me concentré en mi respiración, en las grietas del rodapié, en el agujero recién hecho en mi calcetín, en cualquier cosa menos en el imbécil que golpeaba y exigía entrar. ―¡Abre esta puerta, chico, y te pondré modales! Pequeño inútil, igual que tu hermano. Ya no eres tan hombre, ¿verdad, pequeño bastardo? ¡Saca tu culo de aquí, pequeño idiota, antes de que tire la puta puerta abajo! Mi corazón latía violentamente en mi pecho, cada centímetro de mi cuerpo estaba golpeado y magullado, y aunque sabía que mi mamá estaba ahí fuera e indefensa, honestamente no estaba dispuesto a enfrentarme otra vez con el hombre al que llamaba marido. No cuando me había ganado tan fácilmente esta noche. Tragando la sangre que me corría por la garganta, giré la cabeza hacia un lado y consideré mis opciones. Luchar. Muero.

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BOYS OF TOMMEN #3 Huir. Muero. Cuéntalo. Muero. Escóndete. Muero. Muero. Muero. Después de pasar un tiempo egoísta contemplando la posibilidad de clavarme un cuchillo en las muñecas, cerré los ojos y tensé cada músculo de mi cuerpo hasta que todo mi cuerpo tembló por la tensión. «No lo hagas, amigo…Aún no es tu turno…No le des la satisfacción de morir…Piensa en los demás» Desesperado por distraerme de la tentación, contuve la respiración y me concentré en por qué no podía salir de esta casa. En por qué tenía que quedarme. Shannon, Tadhg, Ollie... Shannon. Tadhg. Ollie... Shannon. Tadhg. Ollie ... Lentamente, a medida que mi mente se resignaba al hecho de que no había forma de que pudiera dejar a tres niños inocentes con los monstruos que nos crearon, sentí que mis músculos se desbloqueaban, haciendo que me hundiera más en la depresión. Atrapándome... El resentimiento bullía en mi interior y mi mente se concentraba en una cara. En un nombre.

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BOYS OF TOMMEN #3 Que se pudra Darren por dejarme solo en esto. Mamá estaba llorando en su habitación, con su ropa esparcida por todas partes, y su dignidad impregnada en la polla de él, y yo no podía hacer una mierda por ella. Y como la última vez, no pude salvarla. Y como todas las veces anteriores, no pude detenerlo. El profundo timbre de la voz de mi padre resonaba en las paredes de mi habitación, mientras las amenazas que me había estado profiriendo hasta altas horas de la noche se transformaban lentamente en gruñidos frustrados y, finalmente, en blasfemias de borracho. ―Puto maricón― fue lo último que le oí llamarme antes de que sus pesados pasos se alejaran torpemente de mi puerta. Minutos después, volví a oír su voz, pero esta vez en el otro extremo del pasillo, con mi madre, una vez más, como blanco de su rabieta por el whisky. Con el corazón martilleándome violentamente en el pecho, cogí el despertador de la mesilla de noche y entrecerré los ojos, tratando de ver la hora con la única ayuda de la luz tenue de la calle. 02:34 a.m. Me cago en la puta. Volví a dejar el reloj en su sitio, solté un suspiro frustrado, me golpeteé el pecho con los dedos e intenté calmarme de una puta vez. Pero no iba a ser fácil. No esta noche. Porque Darren seguía desaparecido y él seguía aquí. Y la única persona de la que dependía en momentos como éste, en noches como ésta, se había marchado sin siquiera mirar atrás. Yo ya lo sabía.

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BOYS OF TOMMEN #3 Lo vi irse. Papá nunca golpeó a Darren como me golpeó a mí. Él era el primogénito, el chico de oro y yo era el repuesto. Mientras que Darren recibía bofetadas con la palma abierta, yo recibía puñetazos cerrados. Darren era diplomático, él era capaz de convencer a nuestro padre mejor que nadie en la casa y de hacerle entrar en razón... bueno, la mayoría de las veces. Contemplando su cama vacía, intacta desde su partida, sentí que me invadía la familiar oleada de amargura, llevándose consigo otro trozo de mi infancia. Acababa de empezar el primer año, por el amor de Dios, no cumpliría trece hasta dentro de un mes, ¿qué esperanza tenía contra un hombre que me doblaba en tamaño? No la tenía, Darren lo sabía, y aun así me dejó aquí indefenso. Tenía doce años y era un soldado de primera línea en la guerra que se libraba en el seno de mi familia. El enemigo al que me enfrentaba era más grande y más fuerte, y mi aliado me había abandonado cuando más lo necesitaba. Sabía que algo iba mal aquella mañana que me acompañó al colegio. Podía sentirlo en mis huesos mientras lo veía alejarse de mí, mientras lo perseguía como una maldita niña. Durante los primeros días tras la abrupta marcha de mi hermano mayor, había esperado con la respiración contenida, rezando para que todo pasara de alguna manera y Darren volviera a entrar por la puerta principal. Aquello era completamente extraño para mí, porque yo no rezaba. Pero la noche que llegué a casa después de mi primer día de instituto y descubrí que se había ido, me encontré susurrando juramentos y promesas al hombre del cielo, ofreciéndole cualquier cosa que se me ocurriera a cambio de que mi hermano

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BOYS OF TOMMEN #3 volviera sano y salvo. Mi aliado. Mis plegarias quedaron sin respuesta, y había dejado a un lado más de lo que podía permitirme en las semanas transcurridas desde entonces. Disgustado conmigo mismo por esconderme tras una puerta cerrada, intenté razonar con mi orgullo, sabiendo en el fondo que volver a salir esta noche equivaldría a firmar mi propia sentencia de muerte. «Apenas saliste con vida...» Unos sonoros moqueos llenaron mi habitación en ese momento, y reprimí un gruñido, dejando que mi cabeza chocara contra la puerta de la habitación contra la que estaba apoyada, con la hurley en la mano. ―No le hagas caso―ordené a mi hermano -a cuál de ellos no tenía ni idea, porque los tres que aún residían en este agujero de mierda estaban escondidos bajo mi edredón―Bloquéalo. ―Da mucho miedo, Joe―lloriqueó Tadhg, apareciendo de debajo de mi edredón en la litera de arriba ―¿Y si le está haciendo daño a mamá otra vez? ―No lo hace―le dije, mintiéndole entre dientes a mi hermano de seis años―Está estupenda. Ahora duérmete. ―No puedo―replicó. ―Tienes que hacerlo― susurró mi hermana de diez años―Sabes lo que pasará si se da cuenta de que estamos despiertos. ―Cállate, Shannon―gimoteó Tadhg ―Tengo miedo... ―Sé que lo tienes, Tadhg―continuó ella suavemente, apareciendo de debajo de las sábanas con nuestro hermano de tres años, Ollie, acurrucado en su regazo―Por eso tenemos que estar callados. ―Todos tienen que irse a dormir, carajo―ordené, asumiendo el papel de protector que me había tocado sin previo aviso ―Estás bien. Mamá está bien.

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BOYS OF TOMMEN #3 Todos estamos bien. Todo está jodidamente bien. ―¿Pero y si la está lastimando de nuevo? No tenía dudas de que, de hecho, la estaba lastimando de nuevo. El problema era que yo no podía hacer nada al respecto. «Dios sabe que lo había intentado.» La nariz rota de esta noche demostraba lo poco que podía hacer contra el animal que llamábamos padre. Afortunadamente, Tadhg y Shannon no parecían entender la forma en que nuestro padre estaba lastimando a nuestra madre. Yo, en cambio, tenía diez años cuando aprendí el significado de la palabra violación. No era la primera vez que lo veía forzarla ni tampoco era la primera vez que oía esa palabra en una conversación, pero era la primera vez que conseguía relacionar la palabra con la acción y dar sentido a lo que le había estado ocurriendo a mi madre. Dar sentido a lo que aquel animal la había obligado a meterse en su cuerpo contra su voluntad. Una y otra vez… Mi intervención había sido una intervención inútil que acabó con mi madre -maltrecha, magullada, ensangrentada y desnuda de cintura para abajo en el suelo de la cocina- echándome de la habitación. Culpándome con la mirada de algo sobre lo que yo no tenía ningún control, pero no antes de que mi padre me diera unos buenos golpes en mi cuerpo preadolescente. Cuando me di cuenta de lo que significaba una violación, de lo que significaba realmente, mi determinación de no decir nada de lo que había pasado en casa se fortaleció aún más. Sabía que Darren había sido violado cuando pasamos esos seis meses de infancia en hogares de acogida. Había oído hablar de ello lo suficiente -me habían hecho sentir lo bastante culpable por ello- como para saber que era lo

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BOYS OF TOMMEN #3 bastante malo como para mantener la boca cerrada y guardarme para mí los asuntos privados de nuestra familia. ―RECUERDA, Joey, recuerda que no importa lo mal que se ponga papá, nunca será peor que eso... ―¿CREES QUE ESO ES MALO? No sabes la puta suerte que tienes... ―TÚ tuviste helado y pastel con tu familia de acogida, a mí me arruinaron... ―TÚ NO TIENES nada de qué quejarte, no comparado conmigo. Lo tuviste fácil, así que deja de sentir lástima de ti mismo... ―¿Sabes lo que pasa en esas residencias? ¿Quieres que Tadhg termine como yo? ¿Quieres eso para Shannon? Cierra la boca. Nada es tan malo en esta casa como para merecer volver allí. Nada...

Una vez que lo vi por mí mismo, supe que de ninguna manera pondría a mis hermanos en una posición en la que eso pudiera pasarles.Preferiría morir primero y no estaba siendo dramático, lo decía en serio. Durante años, no dormí por las noches. No me atrevía. Los ruidos -el puto sonido de ella- estaban grabados a fuego en mi memoria, repitiéndose una y otra vez en un bucle de destrucción mental. E incluso cuando había silencio, estaba al límite. El silencio me inquietaba casi tanto como sus gritos. Porque sus gritos significaban que aún respiraba y su silencio significaba que estaba muerta.

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BOYS OF TOMMEN #3 Recuerdo que a veces estaba en mi habitación, igual que esta noche, con el cuerpo rígido, tratando de oír cada chirrido del colchón, cada gruñido y gemido repugnante procedente de la puerta cerrada del otro extremo del pasillo. El pánico me consumía en ese momento y, nueve de cada diez veces, saltaba de la cama y montaba guardia frente al dormitorio de mi hermana, aterrorizado de que ella tuviese algo que un animal como nuestro padre acabase viniendo a buscar. Al menos, cuando estábamos todos juntos bajo el mismo techo, podía protegerla, podía protegerlos a todos, quitarles parte del dolor y permitirles tener una infancia. Si lo contaba, nos pondrían bajo tutela. Y si nos acogían, era muy probable que nos separaran. Y si nos separaban, no podría protegerlos de los depredadores que Darren me advirtió que había por todas partes. ―Piensas que no te va a pasar, pero sí te pasará. Ocurre todo el tiempo... ―NO A TODOS LES PASA como a ti y a Shannon cuando estuvieron con la misma familia de acogida... ―TODAVÍA PUEDO SENTIRLO dentro de mi cuerpo, desgarrándome, abriéndome de par en par, y me dan ganas de morir...

La mera idea de que les ocurriera algo a Shannon, Ollie o Tadhg hacía que se me erizara la piel y se me cerrara la boca. Podía soportar la presión. Podía soportar los golpes. Podía soportar sus rabietas por el whisky.

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BOYS OF TOMMEN #3 Podía soportarlo todo si eso significaba que ellos no tuvieran que hacerlo. Como un venerado juramento de sangre, reafirmé mentalmente el voto que me había hecho a mí mismo la noche después de que Darren se marchara, y que consistía en proteger a mis hermanos y hermana con todo lo que tenía dentro de mí. Nunca permitiría que les pegaran como a mí, ni que abusaran de ellos como de nuestra madre, ni que los deshonraran como a nuestro hermano. Con todo lo que llevaba dentro, los protegería y defendería de cualquier daño. Nunca tendrían que sentarse detrás de una puerta atrincherada con una hurley en la mano. Yo estaría aquí para hacerlo por ellos. Sabía lo que se sentía cuando tu protector te abandonaba, y nunca permitiría que eso les ocurriera a ellos. Yo moriría primero. Sí, que se joda Darren por dejar a nuestros hermanos y hermana a su suerte contra un monstruo. Que se joda por convertirme en el saco de boxeo número uno de nuestro padre. «Siempre has sido eso, amigo...» Que se pudra también el colegio. Mi mirada se desvió hacia mi mochila sin abrir que contenía una montaña de tareas. No tenía la menor intención de completar la mierda que me daban los profesores, cuyas opiniones sobre mí eran lo de menos. Sí, era seguro decir que la escuela secundaria era otro fracaso. «El eufemismo del siglo, colega...» Según mi nuevo director, el señor Nyhan, yo tenía mal genio y no respondía a la autoridad. Si tuviera que aguantar la mitad de la mierda que yo aguantaba, él mismo no sería tan receptivo a la autoridad. Imbécil.

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BOYS OF TOMMEN #3 Me deleitaba haciéndolo enojar y la razón de mi flagrante aversión hacia él era simple: había jugado hurling con mi padre en el pasado. Hurling. Un escalofrío me recorrió. Era a la vez mi salvación y mi pesadilla. Obligado a jugar por mi padre desde los cuatro años, y aterrorizado por la posibilidad de que ese peso cayera sobre los hombros de Tadhg como había caído sobre los míos cuando Darren lo dejó, me esforcé por seguir jugando. Y yo era bueno. Yo era mejor de lo que mi padre o Darren nunca fueron, y creo que eso hizo que me odiara más - el hecho de que yo no era completamente inútil como él me recordaba constantemente. Marica. Fue por pensamientos como estos, y noches jodidas como la actual, que cuando Shane Holland, un chico unos años por encima de mí en BCS que cursaba quinto año, me ofreció mi primera calada de un porro, la acepté. Cuando me prometió que relajaría mi mente acelerada y me ayudaría a dormir, aspiré esa mierda tan profundamente en mis pulmones que casi me ahogo en el proceso. ¿Y sabes lo que pasó? Funcionó. Me fui a casa esa noche y dormí como un bebé, felizmente inconsciente de cualquier cosa fuera de la puerta cerrada de mi habitación. Tras mi primera noche de sueño ininterrumpido en años, me convencí enseguida y decidí que la hierba era para mí. Después de fumar, podía relajarme mejor que nunca. Podía cerrar los ojos por la noche y no oírla en mi cabeza. Podía ignorar el dolor ardiente de la traición y el rechazo que me paralizaba cada vez que pensaba en Darren dejándome solo a cargo de la familia, o en lo

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BOYS OF TOMMEN #3 que pasaría si intentaba marcharme. Tenía paz. El sábado pasado, por ejemplo, después del trabajo, quedé unas horas con Shane y algunos de los chicos mayores del colegio. Ya conocía a la mayoría de los chicos, pues había crecido en la misma zona. Todos eran bastante inofensivos; bueno, la mayoría de ellos, al menos. No era tan ingenuo como para creer que Shane y cualquiera de sus imbéciles amigos fueran mis amigos. Acaban de ofrecerme un escape del mayor imbécil de mi mundo. Mi padre. Además, la perspectiva de drogarme había sido mucho más atractiva que la de llevarme una paliza de mi viejo por fallar un 65 -el equivalente en el hurling a un saque de esquina- durante mi partido de esa misma mañana. Así que, con los últimos veinte euros que me quedaban del trabajo que había adquirido recientemente, aproveché la oportunidad de escaparme por una noche. Escapar. Para que todo se detuviera... El infierno se había desatado a la mañana siguiente, cuando me reprendieron por mi aventura de medianoche, pero no me arrepentí de nada. No recordaba haber llegado a casa. Estaba demasiado drogado con una mezcla de hierba, Devil's Bit y pastillas, como para darme cuenta. O para preocuparme. Demonios, lo volvería a hacer sin pensarlo dos veces si eso significara que me había librado de la realidad de mi vida, de ellos, durante unas pocas horas. Jesús, desearía tener un cigarrillo ahora mismo... ―Creo que le está haciendo daño otra vez―dijo Tadhg entre dientes, sacándome de mis pensamientos, cuando el sonido de los lamentos de dolor de

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BOYS OF TOMMEN #3 nuestra madre flotó en el aire, seguido de gruñidos salvajes. Ya lo sé. ―Por última vez, no le está haciendo daño. ―¿Estás seguro? No. ―Sí. ―¿Lo prometes? No. ―Sip. ―Gracias por dejar que nos quedemos contigo, Joe. ―No hay problema. ―¿Quieres apretujarte aquí con nosotros? «¿Y que dos de ustedes se meen encima de mí durante la noche?» ―No, gracias. ―¿Seguro que no quieres...? ― Duérmete. Ahora. Mi humor se ensombreció y dejé que mis pensamientos volvieran a Darren, mientras me acostaba para pasar la noche, con la única compañía de mi resentimiento... y mi hurley. Marica.

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BOYS OF TOMMEN #3 CUALQUIERA MENOS ELLA

14 de febrero del 2000

―Y luego conectas los cables así y ya está― me explicó Tony Molloy el jueves por la tarde, al salir de clase, mientras me pasaba unos alicates. El motor del coche que había estado recableando rugió. Sonreí. ―Es una puta locura. Arqueó una ceja canosa ―Sólo te lo enseño en caso de emergencia, no para dar una vuelta a medianoche ni ninguna de esas mierdas que hacen los jóvenes de por aquí. ―Obviamente. ―Ven, pásame ese aparato. Completamente intrigado, hice lo que me pedía el hombre mayor, empapándome de todo lo que me enseñaba, y sintiéndome más que agradecido de que se hubiera arriesgado por mí el año pasado, incluso si eso significaba que el papel que me habían asignado me convertía en un lacayo glorificado de Tony. Echar gasolina en la explanada contigua al garaje no era precisamente algo emocionante, pero descubrí que me gustaba la oportunidad de trabajar con motores. Más que disfrutar, era exactamente la distracción que necesitaba.

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BOYS OF TOMMEN #3 No ganaba mucho dinero, cinco libras la hora, pero era demasiado joven para conseguir un trabajo por cuenta propia, por no hablar de que era demasiado impulsivo para mantenerlo, aunque fuera lo bastante mayor. No podía evitarlo. Tenía problemas para mantener la compostura. La rabia que se acumulaba en mi interior cada vez que me enfrentaba a un altercado, o a un imbécil empeñado en discutir conmigo, era incontrolable. Había algo dentro de mí que me exigía contraatacar, por pequeña o insignificante que fuera la discusión. No podía controlarlo. Era como si hubiera un demonio viviendo justo debajo de la superficie de mi piel, uno que había recibido demasiadas patadas en el suelo y se negaba a recibir ni una más. Además, el alivio en la cara de mi madre cuando le entregaba mi sueldo cada viernes por la noche hacía que mereciera la pena. Si pudiera quitarle una décima parte de la presión que soportaba sobre sus frágiles hombros por culpa del inútil con el que se había casado y que se negaba a encontrar trabajo, estaría encantado de trabajar por cinco libras la hora. Aprovechando todas las horas que me daban, trabajaba casi todas las tardes después del colegio hasta las nueve o diez de la noche, y todo el sábado, a menos que necesitara tomarme unas horas libres para los partidos. ―Entonces, ¿cómo va el colegio, muchacho? ―preguntó Tony, poniéndose de pie. ―Tranquilo después de la suspensión de la semana pasada, ¿supongo? Yo no era un fan del colegio y mi jefe lo sabía. Lo odiaba con todas mis fuerzas, pero cuando sopesé mis opciones, viviría allí, o aquí, si eso significaba que no tendría que volver a casa. ―Ya te lo he dicho―dije, siguiendo a Tony al despacho que hacía las veces de sala de profesores ―Ese imbécil de Rice se pasó de la raya.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Y tú estabas más que dispuesto a ponerlo en su sitio― reflexionó Tony. Encendió la tetera y señaló el ojo morado que tenía―Sigue viniendo a trabajar con ese aspecto y asustarás a todas las viejas que vienen por gasolina. Me encogí de hombros. ―Sabes, Joe, tienes que aprender a mantener la calma― continuó, sirviendo dos tazas de té―Un temperamento así te convierte en un lastre, muchacho. Te frenará en la vida. «O me mantendrá vivo el tiempo suficiente para madurar y salir de este pueblo» ―Quizá―acepté, pasándome la lengua por el corte recién cicatrizado del labio inferior. ―Ya te está frenando―dijo, dándome una de las tazas, antes de lanzarse a una de sus frecuentes charlas de ánimo de 'tienes mucho potencial'. Me senté en una silla frente a él, bebí un sorbo de mi taza y presté atención a su voz, asegurándome de asentir y estar de acuerdo cuando me lo pedía, habiendo oído antes cada puta palabra, pero sabiendo en el fondo que Tony no era el enemigo. Cada palabra que soltaba era familiar y ya había sido repetida antes. De él. De Nany Murphy. De mi director en BCS. De mis entrenadores y preparadores. Bla, jodido, bla, bla, bla... ―Hola, papá―dijo una voz femenina desde la puerta del despacho, haciendo que Tony se detuviera a mitad de la clase y que mi corazón se agitara en mi pecho. Mis ojos se posaron en la familiar rubia de piernas largas, de pie en la

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BOYS OF TOMMEN #3 puerta, con el mismo uniforme que yo había llevado antes, y reprimí un gemido. Por el amor de Dios... Esta chica. Sí, esta chica era un dolor de muelas. ―Aoife― Los ojos de Tony se iluminaron―¿Qué estás haciendo aquí? ―Estaba estudiando en la biblioteca con Paul―respondió su hija, con las mejillas sonrojadas, mientras dejaba caer su mochila al suelo y caminaba hacia su padre ―Tenemos exámenes parciales la semana que viene. Perdí la noción del tiempo y me dijiste que no volviera a casa a oscuras― Sonriendo angelicalmente a su viejo, batió sus grandes ojos verdes y preguntó― ¿Hay alguna posibilidad de que me lleves a casa? ―¿Perdiste la noción del tiempo en la biblioteca?― Tony enarcó una ceja incrédula ―¿A las siete y media de la noche de San Valentín? ¿Crees que nací ayer? Resoplé, también me parecía ridícula su excusa. Sus ojos verdes se entrecerraron en señal de advertencia y me encogí de hombros. Como si me importara una mierda si se metía en líos con su viejo o no, debería haber inventado una mentira mejor. Aquella era patética. ―¿Exámenes parciales?― Tony me miró―Joey, hijo, estás en el mismo curso que mis mellizos. ¿Oíste algo en el colegio sobre los exámenes parciales? ―Ni una palabra― respondí, recordando vagamente haber oído algo sobre los próximos exámenes, pero disfrutando demasiado de su incomodidad como para echarle una mano con la mentira que claramente necesitaba para salir de aquel lío. ―Como si él lo supiera― replicó Molloy con un gruñido―No le hagas caso, papá. Joey Lynch pasa más tiempo en la oficina con el director que en

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BOYS OF TOMMEN #3 clase con... ―¿Tú y Paul?― respondí. Tony enarcó las cejas ―¿Es Paul el novio? ―Más bien Paul el canalla― me burlé. ―Vaya, Joey― Sus ojos se entrecerraron en mí una vez más―Me sorprende que hayas sacado la cabeza del culo el tiempo suficiente para aprenderte los nombres de tus compañeros. ―Estamos en el mismo equipo de hurling. Cruzó los brazos sobre el pecho. ―Sí, ¿y? ―Y así es como sé su nombre― dije, echándome hacia atrás en mi asiento―No se necesita ser un cabeza de chorlito. Y Paul Rice es un canalla. Tony se rió y paró rápidamente. ―Espera, ¿no es ese el muchacho con el que te suspendieron por pelearte la semana pasada? ―Ese mismo ―confirmé. ―Porque le pegaste sin motivo―gruñó Molloy, rápido para defender a su novio. ―Eso es lo que tú crees ―le respondí. ―Da igual― espetó―¿Me puedes llevar o no, papá? Necesito llegar a casa. Tengo un montón de tareas que terminar. ―¿Por qué no los hiciste en la biblioteca?― me burlé, disfrutando más de lo debido al hacerla enojar ―Mientras estabas estudiando con Paul. ―¿Por qué no te callas la boca?― replicó malhumorada ―Y métete en tus asuntos. ―Y lo que es más importante, ¿por qué no te acompañó a casa ese tal Paul?―intervino Tony, ahora con tono serio ―¿Qué clase de joven deja a su

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BOYS OF TOMMEN #3 novia sola en la ciudad por la noche? ―Su madre lo recogió para llevarlo al entrenamiento―explicó ella encogiéndose de hombros. Tony me miró ―¿Entrenamiento? Negué con la cabeza ―No hay entrenamiento de hurling esta noche. ―Tai chi―corrigió ella acaloradamente ―No todo gira en torno al hurling. ―¿Tai chi?― Tony frunció el ceño―Creí que eso tenía algo que ver con la decoración de interiores. ―Eso es feng shui, papá. Ahogué una carcajada. Molloy me fulminó con la mirada. ―¿Y su madre no te llevó a casa? Se encogió de hombros, nerviosa ―No se lo pedí. Su padre frunció el ceño ―¿Y él no se lo pidió de tu parte? ―¿Ves? ―dije, dirigiendo a su padre una mirada cómplice―Canalla. ―Papá ―espetó, ignorándome obedientemente ahora―¿Me puedes llevar o no? ―No. ―¿Qué? Papá, tengo que ir a casa. Ya te lo dije; tengo un montón de tarea. ―Lo siento, amor, pero tengo un Corolla que necesita una revisión completa antes de cerrar. Estaré aquí unas horas más por lo menos. ―Papá. ―Hija. ―¡Padre! ―Fruto de mis entrañas. ―Bien ―resopló dramáticamente, cogiendo su mochila―No te molestes

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BOYS OF TOMMEN #3 en llevar a tu indefensa hija adolescente a casa en la oscuridad de la noche. Me arriesgaré y caminaré. ―No harás tal cosa―le ordenó su padre ―Siéntate. Puedes hacer tus deberes mientras termino y entonces te llevaré a casa. ―No me quedaré aquí hasta que cierres ―replicó ella, indignada por la idea― Son sólo un par de kilómetros de caminata. Veinte minutos, como mucho. Además, hace frío aquí, y es aburrido, y necesito... ―Hacer tus deberes― su padre completó por ella―Sí, creo que ya dijiste eso. Bueno, no vas a ir por tu cuenta. ―Pues yo no me quedo ―replicó ella desafiante, con su coleta rubia balanceándose sobre el hombro, mientras levantaba la mochila y se dirigía a la puerta―Estaré bien. ―Jesucristo―Tony refunfuñó, sacudiendo la cabeza ―Joey, hijo, hazme un favor y asegúrate de que mi testaruda hija llega a casa de una pieza. Después puedes largarte. ―No necesito un chaperón ―argumentó Molloy, con cara de horror, pero su padre la interrumpió. ―O él te acompaña a casa, o esperas aquí a que termine de trabajar. Tú eliges. Titubeante, pareció sopesar sus opciones antes de clavar sus ojos en los míos. ―Bueno, ¿me vas a acompañar a casa o no? Me cago en la puta...

Se suponía que tenía que aprender a cambiar las bujías del viejo Corolla de Danny Reilly, pero, en lugar de eso, estaba acompañando a una adolescente furiosa a casa en contra de su voluntad.

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BOYS OF TOMMEN #3 No sé cómo me metí en esta mierda. Si Tony me conociera, si me conociera de verdad, se daría cuenta enseguida de que su hija estaba mucho mejor sola que conmigo. Yo era una mala apuesta; mi madre me lo había dicho en varias ocasiones. Con las manos en el bolsillo delantero de la sudadera con capucha, caminé junto a Aoife Molloy, escuchándola despotricar sobre el sexismo, el trato diferenciado por ser una chica, la doble moral de tener la misma edad y que su padre no tuviera ningún problema en que yo volviera solo, por no mencionar toda una serie de estupideces desde que dejamos a su padre en el taller. Sinceramente, su dramático desvarío ya debería estar volviéndome loco. En cambio, me divertía un poco. ―Es una vergüenza ―siseó, caminando con fuerza por el sendero con sus zapatos escolares de tacón alto y sus muslos desnudos a la vista bajo el trozo de tela gris que llamaba falda ―Está siendo totalmente irrazonable... ―¿Puedo interrumpirte ahora mismo? ―intervine levantando una mano. ―Sí ―dijo, volviéndose hacia mí con mirada expectante ―¿Por qué? ―Por nada ―respondí―Sólo quería que dejaras de hablar. ―Sabes, Joey, a veces puedes ser tan imbécil ―Frustrada, sacudió la cabeza y continuó caminando delante de mí ―Pero tan imbécil. Bien por mí. No aceleré el paso ni la perseguí, como sospechaba que estaba acostumbrada a que hicieran los hombres. Cuando se dio cuenta, se giró para mirarme. ―Esta noche no me seguiste la corriente con el asunto de la biblioteca―estalló, pareciendo más implicada emocionalmente en esta discusión de lo que era necesario― Podrías haberme apoyado o no haber dicho nada. En lugar de eso, echaste leña al fuego con mi padre, hiciste que se

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BOYS OF TOMMEN #3 preocupara por mi relación con Paul e insinuaste que me estaba metiendo en líos con él en lugar de estudiar. ―¿Y no lo hacías?― bromeé, señalando la marca violácea de su cuello, cortesía de los labios del canalla de Paul, sin duda. ―Esa no es la cuestión― gritó, dando un pisotón―Podrías no haber dicho nada, podrías haberme ignorado como sueles hacer. En lugar de eso, intentaste causarme problemas. Me encogí de hombros, no totalmente en desacuerdo con su afirmación. ―Ahora mismo no quieres estar aquí conmigo. Es evidente. Soy la última persona a la que quieres acompañar a casa, ¿para qué molestarse? ―Tu padre me lo pidió. ―Bueno, yo te pido que no lo hagas. ― Tú no pagas mi sueldo. ―Ugh ―Exhaló otro suspiro frustrado―Eres tan molesto. ―Y tú eres una maldita princesa ―le respondí, sin disculparme ―Lloriqueando y gimoteando porque tu padre se preocupa lo suficiente por ti como para querer asegurarse de que vuelves a casa sana y salva―Puse los ojos en blanco― Sí, ya veo que estás teniendo un día muy duro, Molloy. Sus pies se detuvieron en seco y giró hacia atrás para mirarme. ―¿Por qué no te agrado? ―¿Por qué te importa? Mis palabras la dejaron perpleja y volvió a negar con la cabeza. ―Estamos en la misma clase, desde hace casi un año, y sigues actuando como si yo no existiera. Soy una buena persona, ¿sí? Nunca te he dicho una mala palabra, pero me evitas como a la peste. Nunca eres amable conmigo en la escuela, y no lo entiendo― Exhaló un suspiro pesado―¿Qué cambió? ―Nada.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Y una mierda ―espetó―El primer día te gusté y de repente ya no. Entonces, ¿qué cambió? «Mi vida se vino abajo y me di cuenta de que eras la hija de mi jefe…» ―Nada. ―¡Eres un mentiroso! ―argumentó ella, poco dispuesta a echarse atrás como yo necesitaba ―Nos gustábamos y sabes que lo hacíamos. ―No es un crimen que alguien cambie de opinión, Molloy― le dije―Acéptalo y déjalo estar, ¿quieres? ―Tal vez podría si no me evitaras a propósito. ―Yo no te evito. ―Me evitas constantemente― corrigió ella―Sólo me hablas cuando tienes que hacerlo, y suele ser cuando mi padre está cerca para burlarse de mí. Hablas con todas las chicas de la clase, Joey. Con todas. Pero a mí no. Conmigo nunca. Alégrate, pensé. ―Tienes novio― le recordé, con el pensamiento amargándome la mente―¿Por qué quieres que hable contigo? ―¿Qué tal si eres amable? ―No soy amable. ―Sí que lo eres. ―No, no lo soy. ―Dime algo agradable. ―Molloy. ―Vamos ―exigió. ―Hazlo. Te reto. ―Tienes unas lindas piernas ―le respondí sin más―Ya estás, ¿contenta? ―Puedes ser amable con las otras chicas de nuestra clase, pero no conmigo―argumentó.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Molloy... ―Te he visto ser amable con Danielle Long, y Rebecca Falvey - y una tonelada de otras chicas de nuestro año. Le dirigí una mirada mordaz que expresó todo lo que necesitaba decir al respecto. ―¿Estuviste con todas ellas? ―preguntó y luego gimió―Eso es asqueroso. ―No más asqueroso que dejar que Paul Rice te metiera las manos en las bragas la semana pasada. Su cara se sonrojó ―¿Perdona? ―Ya me oíste― Con una mezcla de sentimientos jodidos creciendo dentro de mí, no pude evitar burlarme de ella―Tanga rosa de encaje, por lo que he oído. ¿Cuánto tiempo llevas saliendo con él? ¿Una semana? Seguro que encontró la manera de meterse en tus bragas muy rápido. ―¿Te lo dijo? ―Se lo dijo a todo el mundo, Molloy. ―¿A quién?― Su cara decayó y me sentí como un pedazo de mierda―¿A quién se lo dijo? La mirada de tristeza en sus ojos me hizo querer golpear al canalla de nuevo. Había valido la pena la suspensión. Oír a Ricey contarle a la mitad de los chicos de nuestra clase de educación física que la hija de Tony estaba tan estrecha que apenas podía meterle un dedo me había hecho enloquecer con él en los vestuarios. Lo hice por Tony porque él no estaba allí para hacerlo. Al menos, eso es lo que seguía diciéndome a mí mismo. ―Es un canalla, Molloy― dije―Los canallas hablan, así que una advertencia; nunca hagas nada con uno si no quieres que todo su círculo de

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BOYS OF TOMMEN #3 amigos se entere. ―Tú no lo haces. ―¿No hago qué? ―Hablar. ―Eso es porque no soy un canalla. Soy un imbécil, ¿recuerdas?― Me di cuenta de que me seguía por el ruido de sus tacones al pisar el suelo. ―Vamos, ya que estás tan comunicativo esta noche, dime por qué ya no te gusto. ―Esa es una pregunta desesperada para hacerle a un tipo. ―¿No querrás decir un imbécil? Y sabes que no lo digo en ese sentido. ―Sigues sonando desesperada. ―Contéstame de todos modos. ―No. ―¿Por qué no? ―Porque sí. ―¿Por qué? Vamos, Joey. Por favor. ―No somos compatibles― dije, exhalando un suspiro frustrado. ―¿Para tener una conversación juntos? ―Para tener algo juntos. ―Entonces, ¿lo que estás diciendo básicamente es que crees que eres demasiado bueno para ser mi amigo? ―Puso las manos en las caderas ―¿Para salir o ser visto conmigo? «Todo lo contrario…» ―Me hiciste una pregunta― le dije, abriéndole la puerta y haciéndole un gesto para que entrara―Ya te contesté. Tómatelo como quieras. ―Eso no es suficiente. ―Me da igual― respondí, con la mano en la puerta ―Ahora, te acompañé

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BOYS OF TOMMEN #3 a casa, sana y salva, con tiempo de sobra para hacer tus preciados deberes, de nada. No hizo ademán de entrar, sino que prefirió quedarse bajo la farola y mirarme fijamente, mientras yo seguía abriéndole la puerta como si fuera su ayudante. ―Es por mi padre, ¿no? ―insistió, con la coleta ondeando en la brisa nocturna―¿Por eso cambiaste de opinión? ¿Por qué ni siquiera quieres ser mi amigo? ¿Acaso te dijo algo? ―Entra, Molloy. ―No me digas lo que tengo que hacer, Joey. ―Está bien. Como quieras― Sacudiendo la cabeza, solté la verja y me giré para alejarme― ¿Qué me importa? ―¿Sabes qué? Creo que sí te importo― me dijo―De hecho, creo que te gusto. Te gusto y por eso actúas como lo haces. Por eso provocaste a mi padre con Paul esta noche. Tengo razón, ¿no? Te gusto. Maldición, claro que me gusta. Ella fue lo primero en lo que se posaron mis ojos cuando entré por la puerta de la Ballylaggin Community School el pasado septiembre, y la única cara que he buscado constantemente desde entonces. ―...Es una buena chica mi Aoife― dijo Tony, con los ojos oscuros observándome con recelo. Su inquietud había ido aumentando lentamente desde que llegué al trabajo después de mi primer día en el instituto y mencioné que su hija y yo habíamos sido asignados a la misma clase ―Es un poco alocada, pero qué joven no lo es hoy en día. Tampoco le va demasiado lo de echarse atrás, pero en el fondo es una buena chica. E inocente, también... ―Te entiendo, Tony ―interrumpí rápidamente, necesitando este trabajo

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BOYS OF TOMMEN #3 más de lo que necesitaba verme envuelto en más dramas innecesarios. ―Bien hecho― fue su respuesta aliviada. ―No es que no me gustes, chico, sabes que sí. Es sólo que no quiero que salgan juntos y compliquen las cosas en el trabajo. Especialmente cuando ella es... «Demasiado buena para alguien como tú…» ―No te preocupes ―interrumpí. No voy a ir allí. No tienes nada de qué preocuparte cuando se trata de mí. Sabía que Tony me apreciaba. Yo era un buen trabajador, pero no lo bastante bueno para su hija... ―Buen chico― dijo con una risita―Pero si pudieras vigilarla por mí, asegurarte de que no se aprovechan de ella, o de que no pierda la cabeza, te debería una. ―Lo haré... ―Estás delirando, Molloy. ―Y tú lo niegas, Lynch― Plantando las manos en las caderas, me lanzó una mirada de pura frustración ―Te esperé; lo sabes. Arqueé una ceja ―Tú me esperaste a mí. ―Ajá― Asintió y se apartó un mechón de pelo de la cara ―Esperé meses a que te animaras y me pidieras salir―. Me miró directamente a los ojos cuando dijo: ―Paul no era mi primera opción, ¿sabes? ―¿Qué quieres decir? ―Oh, lo siento― dijo sarcásticamente. ―No sabía que necesitabas que te lo escribiera, imbécil. Vaya mierda. La verdad era que, si Tony no fuera su padre, y yo no tuviera tanto en juego

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BOYS OF TOMMEN #3 por mi trabajo, entonces ella no habría tenido que esperar una mierda. Estaría seguro de que ella no estaría por ahí con ese imbécil pretencioso, Paul Rice, eso era seguro. Pero yo tenía responsabilidades que ella nunca podría entender. Tenía una hermana a la que proteger, hermanos a los que alimentar y una madre por la que preocuparme hasta altas horas de la noche. No tenía el lujo de perder el tiempo como Paul, ni las calificaciones o la reputación que cualquier padre desearía en un muchacho para su hija. No culpaba a Tony por querer que me mantuviera alejado de su niña. Yo también sentiría lo mismo por mí. ―Bueno, parece que te has aburrido de esperar― me oí decir, dándome una patada mental por no dar por terminada la conversación y marcharme como sabía que debía ―Te las arreglaste para emparejarte con el hijo de un policía de la parte buena de la ciudad, así que creo que se puede decir que saliste ganando, Molloy. ―Sí ―Exhaló un suspiro frustrado ―Parece que lo hice, ¿eh? No sabía qué decir a eso. A ella. Que me jodan. ―Entra y termina tus deberes como la niña buena que eres ―decidí finalmente, ignorando el extraño dolor en el pecho, mientras me daba la vuelta para alejarme ―Ah, y no te olvides de quitarte el olor de Paul el canalla. ―Ha. Lo sabía― Me cogió de la mano y me arrastró hacia ella ―Sabía que te gustaba. ―¡Oye!― Aparté mi mano de la suya y la volví a meter en el bolsillo delantero de mi sudadera, sintiéndome innecesariamente agitado por su contacto―No lo hagas más.

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BOYS OF TOMMEN #3 Sus ojos se llenaron de confusión. ―¿No hacer qué? ―Tocarme. ―¿Por qué no? ―Porque sí. ―¿Por qué? ―Porque no me gustas. ―Mentiroso. ―¿Y por qué no sé dónde han estado esas manos? Sus ojos se entrecerraron. ―¿Perdona? Movimiento estúpido. Retíralo, imbécil. ―Hey― Me encogí de hombros, no dispuesto a escuchar el sentido común―Por lo que sé, podrías haber estado manoseando al santo de tu novio con esas manos. ―No me acabas de decir eso. Sí, lo hice, y el hecho de que ella estuviera aquí desafiándome significaba que no podía retractarme. Jesús, estaba en problemas. Como una niña desafiante, Molloy se levantó y me acarició el pecho, subiendo sus manos por mi cuello hasta mi cara. ―Toma, imbécil, toma unos cuantos gérmenes― Me bajó la capucha y me alborotó el pelo antes de bajar sus manos por mi pecho hasta el bolsillo delantero de la sudadera―Mm, mm, mm― Se burló antes de entrelazar sus dedos con los míos ―Se siente bien, ¿eh? ―Eres una mocosa― murmuré, sacudiendo la cabeza, mientras reprimía las ganas de estremecerme por la maravillosa sensación de tener su piel caliente sobre la mía.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Y tú eres un idiota ―replicó ella, que no estaba dispuesta a ceder ni un ápice ―Ahora, ¿me acompañas adentro o tengo que decirle a mi padre que me abandonaste en la oscuridad? Me quedé atónito ―Te acompañé hasta tu puerta. ―Mi entrada no es mi puerta ―Arqueó una ceja en señal de desafío―Podría pasarme cualquier cosa. ―Claro que sí― Puse los ojos en blanco―¿En los diez segundos que tardarás en entrar? Como no hizo ademán de echarse atrás, cedí con un suspiro frustrado. ―Bien― Sacudiendo la cabeza, la seguí hasta su jardín ―Te acompañaré hasta la puta puerta. ―Qué caballeroso― bromeó mientras me sonreía victoriosa ―Y dulce. ―No soy dulce. ―Y caballeroso. ―Tampoco soy eso, y suéltame las manos. Riéndose para sus adentros, Molloy giró el picaporte de la puerta principal y la empujó hacia dentro. ―¿Vas a entrar? ¿Estaba loca? ―No, Molloy― contesté―No voy a entrar. ―¿Seguro? ―Apoyada en la puerta, movió las cejas y dijo ―Hay una caja llena de Coco Pops en la cocina con mi nombre, que estoy dispuesta a compartir contigo. ―No voy a.…―mis palabras se interrumpieron cuando mi cerebro registró lo que había dicho ―¿Coco pops1? Ella asintió. ―De las buenas. 1

Son cereales

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BOYS OF TOMMEN #3 Vaya mierda. Frotándome la nuca, me oí preguntar ―¿Hay leche en la nevera? ―Siempre. Mi estómago rugió con fuerza ante la idea de alimentarme esta noche porque, admitámoslo, las probabilidades de encontrar algo en la cocina un lunes por la noche en mi casa no estaban a mi favor. ―Esto no significa que seamos amigos― advertí, mientras daba un paso inseguro dentro de su recibidor. ―Esto no cambia nada, Molloy.

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BOYS OF TOMMEN #3 ENFRENTAME CON ESOS OJOS VERDES

14 de febrero del 2000

Bien, puede que invitar a un chico que no era mi recién adquirido novio a mi casa la noche de San Valentín no fuera mi idea más brillante, pero en mi defensa, compartir una caja de coco pops con Joey Lynch no era exactamente el crimen del siglo. Fue un acto inofensivo, platónico y aleatorio de amabilidad y gratitud hacia el chico que me había acompañado a casa en la oscuridad. Ves, yo también podía ser caballeresca. ―Acerca una silla― le ordené, mientras entraba en la cocina delante de él―Yo cogeré los cuencos. Con cara de recelo y desconfianza, mi compañero se dirigió hacia la mesa de la cocina y acercó lentamente una silla. ―Lo digo en serio, Molloy. Esto no significa que seamos amigos. ―Sí, sí ―canturreé, complacida por su patético intento de protegerse de mi irresistible encanto. ―Lo que tú digas, Joey Lynch. Me puse manos a la obra y cogí cuencos, cucharas, leche de la nevera y una caja de cereales del armario antes de dejarlos sobre la mesa frente a él.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―A comer. No se movió ni un milímetro. ―¿Té?― Le ofrecí entonces. Joey me miró como si me hubiera crecido una cabeza de más. ―¿Té? ―Té― confirmé, conteniendo una sonrisa ante su incomodidad―Es algo que los normales tomamos de vez en cuando. ―Sé lo que es el té―murmuró, sacudiendo la cabeza. ―Y no, no tengo sed. Al darme cuenta de que no tenía intención de tocar nada de la mesa hasta que me uniera a él, aunque no había dejado de mirar la caja de cereales desde que la puse frente a él, dejé la tetera y me acerqué a la mesa, tomando asiento frente al suyo. ―En serio, Joe― lo animé, sirviéndole dos cuencos de deliciosos cereales chocolatosos y llenándolos de leche hasta arriba. ―Come. Con el ceño fruncido, dirigió hacia sí el cuenco rebosante y cogió una cuchara. ―Gracias. ―De nada― respondí entorno a una cucharada de cereales, sintiendo algo extraño en la boca del estómago mientras lo veía devorar su tazón como si no hubiera comido en días. ―Mamá salió con unas chicas esta noche y yo no cocino, así que es lo mejor que se me ocurre. ―¿No cocinas? ―No, ¿y tú? Joey se encogió de hombros. ―Un poco. Mis cejas se alzaron. ―¿Qué sabes cocinar? Otro encogimiento de hombros. ―Depende.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Depende? ―insistí, mientras cruzaba la mesa y rellenaba su cuenco vacío. ―¿De qué? ―Gracias―respondió, esperando obedientemente a que retirara la caja antes de reanudar su ingesta ―Depende de lo que haya en la alacena. ―Bueno, sé que se te da bien la clase de economía doméstica ―decidí añadir, después de haberme sentado en un aula con él durante los últimos meses―Los platos que preparas son siempre los favoritos del profesor. ―Sólo porque es comestible ―resopló, manteniendo la cabeza gacha mientras comía. ―He tenido mucha práctica. ―¿Con tu madre?― pregunté, completamente intrigada por aquel chico, mientras apoyaba el codo en la mesa y lo observaba. ―¿Ella cocinaba mucho contigo cuando eras pequeño? ―Algo así― contestó, cogiendo la caja de cereales. ―¿Te importa si...? ―Adelante. ―Entonces, ¿dónde está tu hermano? ―Conociendo a Kev, probablemente esté inhalando los libros de su habitación. ―Es un poco cerebrito, ¿no? ―Sólo un poco― concedí de mala gana, haciendo una mueca al pensar en mi mellizo y su brillantez académica superior. ―Es el chico de oro de mi madre. ―Hm― Joey asintió en señal de comprensión. ―Conozco esa sensación. ―¿Qué?― Bromeé―¿Me estás diciendo que no eres el consentido de la casa? Arqueó una ceja. ―Más bien la peste. Me reí. ―No te creo ni por un segundo, señor fanfarrón. Sonrió divertido. ―Te sorprenderías, Molloy. ―¿Cuántos hermanos tienes?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Cuatro ―murmuró antes de corregirse rápidamente y decir ―…tres. ―¿Cuatro, tres?― Me reí―¿Cuál de los dos? ―Tenía cuatro, ahora tengo tres― contestó en tono llano. ―Dios mío ―musité, sintiendo que una punzada de compasión me golpeaba. ―¿Falleció alguno de tus hermanos? ―Aún respira― respondió Joey con tono inexpresivo. ―Pero para mí está muerto. Menuda mierda... ―De acuerdo― respondí, observándolo con recelo―Háblame de los demás. Joey se encogió de hombros. ―Una hermana y dos hermanos. ―¿Cuántos años tienen? ―Diez, seis y casi cuatro. ―¿Eres el mayor? ―Ahora lo soy. Bueno... ―¿Cómo es tener hermanos menores?― Me oí preguntar―Aquí solo estamos Kev y yo. ―Es agotador. ―Me lo imagino. Me miró a través de las pestañas oscuras. ―No tienes ni idea. ―¿Cuál es tu favorito? Me miró con dureza ―No eliges favoritos, Molloy. ―Y una mierda―me reí ―Todo el mundo tiene un favorito. Eso no significa que quieras a ninguno más o menos que a otro. Sólo significa que eres más compatible con uno y prefieres su compañía. Se lo pensó un largo rato antes de murmurar ―Supongo que soy más

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BOYS OF TOMMEN #3 cercano a Shannon. ―¿Tu hermana? Asintió. ―¿Es ella la que tiene diez años? Otro asentimiento. ―Cumplirá once el mes que viene. ―Ella es la siguiente en la línea después de ti, ¿verdad? Otro asentimiento. ―Entonces, ¿el hermano muerto debe ser el mayor? Me fulminó con la mirada. ―No te pases. ―Oh, no te pongas de mal humor conmigo. ―Deja de hacer tantas preguntas y no lo haré. ―Bien ―Le devolví la sonrisa dulcemente, sabiendo que una persona atrapa más moscas con miel, y le dije ―Tienes unos lindos ojos. ―Lindos ojos. ―Ajá― Cogí la caja de cereales, rellené su cuenco y añadí un poco más al mío. ―Dijiste que dejara de hacer preguntas, así que en vez de eso te hago un cumplido. ―¿Por qué? ―¿Por qué no? ―¿Por qué? ―Porque es agradable ser agradable, Joey. ―Eres una puta chica muy rara― refunfuñó, con cara de despistado, antes de añadir a regañadientes ―Con lindas piernas. Le devolví la sonrisa. ―Gracias. Me miró con desconfianza. ―De nada. ―¿Y el resto de tu familia? ―¿Qué pasa con ellos?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Con quién eres más cercano? ―Conmigo mismo. ―Oh, vamos ―Puse los ojos en blanco. ―No puedes elegirte a ti mismo. ―¿Por qué no? Es verdad. ―Bueno, ¿tienes una tía rica secreta, o algún primo genial con el que te encanta salir en las reuniones familiares? ―No. ―Vamos, Joe― Sonreí―Sígueme la corriente. Tiene que haber alguien. Me miró fijamente durante un largo rato antes de soltar un suspiro. ―Tengo un bisabuelo. ―¿Sí? Asintió con recelo. ―¿Cómo se llama? ―Anthony. ―Igual que mi padre― Sonreí ―¿Es el padre de tu madre o de tu...? ―El de mi madre. ―¿Y es simpático? Otra lenta inclinación de cabeza ―Yo, eh, ya no lo veo mucho, pero pasé mucho tiempo con él mientras crecía. ―¿Por qué ya no lo ves más? ―Sucedieron mierdas en mi familia― Se encogió de hombros ―Y estuve ocupado con el trabajo, la escuela y el hurling. Era la vez que más había conseguido que Joey Lynch se quedara a hablar conmigo desde que nos conocimos a principios de curso, y estaba dispuesta a hacer casi cualquier cosa para mantenerlo en mi cocina... y para que siguiera hablando. Decir que me sentía atraída por él sería quedarme muy corta.

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BOYS OF TOMMEN #3 Lo sentí aquel primer día del primer curso -esa oleada épica de familiaridad, lujuria y complicidad- cuando nuestras miradas se cruzaron, y lo sentía ahora. Había algo en este chico que me resultaba imposible ignorar, y sabía que él también lo sentía. Joey podía negarlo hasta la saciedad y levantar todos los muros que quisiera, pero a mí no me engañaba con su indiferencia de mierda. La fría bienvenida que recibí de él el segundo día de primer año -y todos los días desde entonces- no tenía nada que ver con que no le gustara y sí con el hecho de que trabajaba con mi padre y no quería molestarlo. A lo largo del curso, había visto cómo Joey se abría paso entre las chicas del colegio como si ya no estuvieran a la moda. Danielle Long. Amy O Donovan. Samantha McGuinness. Laura Callaghan. Denise Scully. Nicole O Leary. Saoirse Dooley. Neasa McCarthy. Neasa Murphy. La lista seguía y seguía - y no me incluía. Ni una sola vez coqueteó o se me insinuó después de ese primer día, y eso me cabreó muchísimo. No era en absoluto una de esas adolescentes egocéntricas o engreídas, pero tenía la suficiente confianza en mí misma y los medios para saber que era un buen partido. Molesta conmigo misma por haber desperdiciado casi seis meses de mi vida esperando a que Joey se animara y me pidiera salir, acepté la oferta

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BOYS OF TOMMEN #3 de nuestro compañero de clase. Una vez más, me encontraba molesta, pero esta vez, mi ira se proyectaba hacia mi pésimo sentido del juicio. Desde que empecé en BCS, nunca me habían faltado las invitaciones de los chicos, pero había aceptado salir con Paul porque me resultaba cómodo estar con él y era una apuesta relativamente segura. Joey era más delgado que Paul y también más alto. Tenía músculos, de eso podía dar fe, ya que lo había visto muchas veces sin camiseta después de Educación Física, pero estaba muy delgado. Como un atleta o alguien famélico... Pero sabía que con Paul mi corazón no corría peligro. Y aunque mi corazón no estaba roto, mi orgullo estaba definitivamente herido. Saber que sus amigos sabían lo que hacíamos, saber que Joey lo sabía, sólo hizo que la humillación fuera mucho más difícil de tragar. ―Pareces molesta ―observó Joey, mirándome desde el otro lado de la mesa con esos agudos ojos verdes. ―Lo estoy. ―Puedo irme. ―No, no eres tú―respondí. ―Estoy molesta con Paul por hablar de mí. ―Oh― Poniendo la cuchara en su cuenco vacío, Joey se reclinó en su silla y me miró fijamente ―Bueno, si te sirve de consuelo, no volverá a hablar de ti. ―Porque tú lo pusiste en su lugar, ¿verdad?― bromeé. Joey no se rió. ―Dios mío― La conciencia se me vino encima ―Lo pusiste en su lugar, ¿verdad?― Susurré, sintiendo que mi ritmo cardíaco se disparaba, mientras recordaba su pelea del otro día. ―Por eso le pegaste, ¿no? ―Alguien tenía que hacerlo ―Y ese alguien eras tú, ¿no?

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BOYS OF TOMMEN #3 Se encogió de hombros. Mi corazón dio un salto. ―Joe... ―Gracias por la comida, Molloy― Echó la silla hacia atrás y se levantó―Debería irme. ―No―La decepción se disparó dentro de mí. ―No tienes que irte todavía. ―Sí, tengo que irme― Cogió el cuenco y la cuchara, se acercó al fregadero y los enjuagó rápidamente antes de dejarlos en el escurridor. Meticuloso, volvió a la mesa con un paño de cocina en la mano y limpió donde había comido. Tiró el paño al fregadero una vez hubo terminado de limpiar, y se dirigió a la puerta principal. ―De nuevo, gracias por la comida. ―No hay problema― le contesté, abriéndole la puerta. Se subió la capucha, ocultando su rostro, y se adentró en la noche. ―Nos vemos, Molloy. ―Sí, Joey Lynch― Exhalé un suspiro tembloroso ―Nos veremos.

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BOYS OF TOMMEN #3 ERES IGUAL A ÉL

25 de febrero del 2000

Mis principales

recuerdos de juventud empezaron cuando cumplí tres

años. No podía decir con certeza si los acontecimientos ocurridos antes de ese día habían sido especialmente buenos porque todo lo que parecía recordar era lo malo. Y ahora mismo, a las diez de la noche de un viernes, después de acabar con otra tormenta de mierda entre mis padres, lo único que recordaba era lo malo. Me dolían lugares que no sabía que existían y no podía evitar que mi cerebro reviviera algunos de los recuerdos más perturbadores de mi infancia... ―Puedes llorar, Joey― susurró mamá, con los dedos enroscados alrededor de mi escuálido brazo. Su tacto era suave y cálido y la sensación de su presencia hizo que algo se retorciera dentro de mi estómago―Está bien tener sentimientos, cariño. No. Estaba equivocada. Otra vez.

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BOYS OF TOMMEN #3 Furioso con ella y con todo el puto mundo, me tragué mi dolor, aparté mis sentimientos al fondo de mi mente y me concentré en mi trabajo, un trabajo que estaba bastante seguro de que ningún otro chico de mi colegio hacía por su madre. Acuné al bebé Ollie en mis brazos y le acerqué el biberón a los labios, observando atentamente cualquier señal de gases, tal y como mamá me había enseñado a hacer. No podía hacerlo ella misma. No, claro que no podía. Hemorragia postparto mi agujero. «Más bien agresión postparto» La golpeó la otra noche porque el bebé no dejaba de llorar. Fue lo más cerca que la vi de morir en mucho tiempo. La imagen todavía estaba en primer plano en mi mente. La sangre. Los lamentos. La sensación de desesperanza. ―¿Dónde están los pañales? ―pregunté cuando el mierdecilla malhumorado terminó por fin de engullir el biberón de cuatro onzas que le había preparado ―Huele mal. ―Puedo hacerlo― empezó a decir mamá mientras se incorporaba. ―Quédate acostada― le ordené, estremeciéndome al recordar lo que había visto salir de su cuerpo hacía apenas unos días. ―Puedo cuidar de él. Mirando la bolsa de pañales que había en un rincón de su habitación, balanceé a mi hermanito en brazos y la cogí. ―Vamos, gordito― murmuré, bajándolo de nuevo a su cama y sacando suavemente su cuerpo revoltoso del body ―Acabemos de una vez. Me miró fijamente, con sus ojos grandes y bonitos, y fruncí el ceño.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No me mires así ―le advertí. «Como si yo pudiera mantenerte a salvo»―Y tampoco me orines encima. ―Serás un gran padre en los próximos años― dijo mamá con un temblor en la voz. ―Prefiero morir― fue todo lo que respondí... ―Joey Deseaba que dejara de hablarme. Su voz hacía que me doliera. Todo. ―Joey, por favor. De mala gana, me obligué a mirarla, sintiendo que mi corazón se encogía y moría en mi pecho cuando mi mirada contempló a mi madre. Estaba arruinada. Otra vez. Normalmente lo disimulaba bien, pero hoy no. Como una capa de pintura fresca en la pared, mi padre la había cubierto con una nueva capa de moratones verdeazulados. Nunca había visto nada igual, y eso no era poco. Parecía un cadáver. La culpa se agitaba en mi interior y, sinceramente, quería morirme. ¿Qué podía decirle? ¿Cómo podría formar las palabras para expresarle lo arrepentido y molesto que estaba al mismo tiempo? Quería abrazarla y sacudirla a la vez. Mientras mis pulmones expulsaban el aire que había estado reteniendo, dejé que todos los sentimientos y pensamientos dañinos de los sucesos de esta noche se filtraran en mi cabeza, esperando que de algún modo pudieran encender la llama de la autopreservación dentro de mí. Esperaba que mis pensamientos alimentaran mi ira y que mi ira me ayudara a apagar el interruptor y dejar de preocuparme. Porque preocuparme me estaba matando, y sinceramente no creía que pudiera aguantar mucho más. ―¿Qué quieres de mí, mamá?― me oí preguntar, con el tono ronco y el

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BOYS OF TOMMEN #3 corazón hecho trizas. Sus ojos azules se abrieron de par en par. ―¿Qué quieres decir? ―¿Qué quieres?― le dije, pasándome una mano por el pelo. ―¿Me sacaste de la cama para que luchara contra él? Lo hice. ¿Para atrancar la puerta? Eso también lo hice. ¿Qué quieres de mí ahora, mamá? ¿Qué quieres que haga? ―Esta vez se fue―susurró. ―No volverá. Te lo prometo. ―Ni tú te crees eso más que yo ―respondí, demasiado cansado para pelear con ella. Había necesitado todo de mí para enfrentarme al imbécil de su marido. No me quedaba nada de energía, ni siquiera me quedaba odio ―Volverá, y será peor la próxima vez. ―Joey... ―Va a matarte, mamá― le dije ahogadamente―¿No lo entiendes? ¿No me oyes? Vas a morir en esta casa. Si no te alejas de él, vas a morir aquí. Lo siento en el alma...―Se me quebró la voz y ahogué un sollozo, sin querer derramar lágrimas―¿Es que no te quieres? ¿No me quieres? ―Claro que te quiero― sollozó suavemente, acercándose a la mesa para poner su pequeña mano sobre mis nudillos desgarrados―Quiero tanto a mis hijos. 'Quiero a mis hijos', nunca un 'Te quiero, Joey'. Típico. Podía pensar que quería a todos sus hijos, pero a mí desde luego no me quería, o no podía quererme. Darren era su primogénito y favorito, Ollie era su bebé dulce y cariñoso, Tadhg era su pícaro travieso y Shannon era su única hija. Eso me dejaba a mí como el repuesto. Parpadeando para que no se me humedecieran los ojos, miré fijamente su pequeña mano mientras intentaba consolarme con un contacto mínimo. ―¿Por qué?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Por qué, ¿qué? «¿Por qué no me quieres?» Inclinando la cabeza, señalé con la cabeza el anillo de casada que llevaba en el cuarto dedo de la mano izquierda y pregunté. ―¿Por qué sigues llevando eso? Apartando la mano, mamá la acunó contra su pecho y susurró. ―Porque eso es lo que se supone que debo hacer. ―Y se supone que él no te debería dar palizas, ¿o es que no tenían esa promesa en sus votos matrimoniales? ―No, Joey. ―¿No qué?― Me burlé. ―¿Qué no te diga la verdad? ―Estoy demasiado cansada para pelearme contigo. ―Y yo estoy demasiado cansado para limpiar más de tus desastres―siseé― Nos mantienes aquí en esta maldita casa del dolor. Es tu elección, y lo eliges a él cada vez. Darren hizo bien en largarse de este puto lugar. Como si la hubiera golpeado, mamá se levantó lentamente de la mesa, como si estuviera a punto de desmayarse. En contra de mi voluntad, sentí que me levantaba y que me acercaba a ella. ―Ven― le dije, acercándome suavemente a su espalda― Te ayudaré a subir... ―¡No lo hagas!― Se apartó de mi contacto como si la hubiera quemado y respiró entrecortadamente varias veces. ―Por favor, n-no. Desconcertado, me quedé con las palmas de las manos hacia arriba, sin saber qué demonios había hecho para provocar una reacción así en mi propia madre. ―Mamá― la tranquilicé con el tono más suave que pude reunir―Soy yo.

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BOYS OF TOMMEN #3 Joey. No voy a hacerte daño, ya lo sabes. ―Sé exactamente quién eres― susurró temblando. ―¿Qué significa eso?― Me pasé una mano por el pelo, sintiendo que todo mi

cuerpo

vibraba

con

una

jodida

mezcla

de

desesperación

y

resentimiento―Mira ―dije, intentando tranquilizarla― Sé que no soy tan diplomático como lo era Darren, está bien. Sé que era con él con quien podías hablar de mierdas como esa, y siento haberte echado en cara que se fuera, pero yo... ―No― dijo, mientras las lágrimas caían libremente por sus mejillas―No hables de Darren. No te pareces en nada a Darren. ―¿Porque sigo aquí?― Siseé, sintiendo que mi resentimiento superaba mi desesperación ―Noticia de última hora, tu precioso puto Darren se fue. El santo en persona se marchó. Nos abandonó. Pero yo sigo aquí, mamá. Estoy jodidamente aquí. ―Sé que estás aquí ―gritó ―Gritando y ordenando e imponiendo la ley igual que...―Cerrando la boca, sacudió la cabeza. ―No importa. ―¿Igual que qué? ―pregunté confundido, observando cómo se dirigía lentamente hacia la puerta de la cocina ―¿Igual que qué, mamá? ―No importa. ―Sí que importa. Dime lo que querías decir. ¿Soy igual qué quién, mamá?― Temblando de la cabeza a los pies, exclamé ―¿Él? ¿Es eso lo que ibas a decir? ¿Qué te recuerdo a él? «Por favor, di que no. Por favor, di que no. Por favor, di que no.» ―Sí― confirmó con una expresión de dolor en el rostro. ―Me recuerdas a tu padre―Temblando, cerró los ojos mientras una lágrima caía de su mejilla―Sé que no es culpa tuya, lo sé, ¿sí?, pero es que me recuerdas tanto a él. Cada día más.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿En qué sentido?― le dije con dificultad, con el pecho agitado―¿En el aspecto? Porque si es por el aspecto, no es culpa mía. No puedo evitar mi aspecto, pero no me parezco a ese hombre en nada. ―Te pareces― dijo antes de salir de la habitación―En todos los sentidos. Y con esas palabras, mi madre me hirió más profunda y cruelmente de lo que jamás lo había hecho mi padre. «De lo que nunca pudo…» Y fue justo en ese momento, cuando supe en lo más profundo de mi ser, que era el principio del fin para mí. El interruptor que había estado tan desesperado por no accionar estos últimos años finalmente se había disparado. «Y no sentí nada…» Temblando, metí la mano en el bolsillo de la sudadera y saqué el teléfono. Marqué el número familiar, el que había estado intentando evitar, pulsé el botón de llamada y me llevé el teléfono a la oreja. Contestó al tercer timbrazo. ―Vaya, vaya, vaya, pero si es mi niño favorito. ―No soy un niño― le dije, con el pecho agitado ―Necesito algo. Shane se rió por lo bajo. ―Creí que últimamente ibas por el buen camino, niño. ¿No es eso lo que me dijiste después de la última vez? Cerrando los ojos, me pellizqué la mano y exhalé. ―Sí, bueno, ha habido un cambio de planes. ―Nos vemos en el Green de Casement Avenue en media hora. Me sentí aliviado ―Allí estaré. ―¿Y niño?― añadió en tono de advertencia―No será gratis.

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BOYS OF TOMMEN #3 AHORA YA SABES POR QUÉ

25 de febrero del 2000

―No lo entiendo―dijo Paul a través del teléfono el viernes por la noche, con tono impaciente. ―Te dije que no volvería a hacerlo. ¿Por qué no puedes dejarlo pasar y quedar conmigo? ―Porque la última vez que quedé contigo, le contaste a la gente nuestros asuntos privados― le respondí, poniendo los ojos en blanco ante su nuevo nivel de estupidez. ―Sigo molesta contigo. Rompiste mi confianza. Y si no puedo confiar en ti, entonces no puedo estar contigo... ―¡Puedes! Puedes confiar en mí― instó, cambiando rápidamente su tono de duro a rastrero ―Lo siento, cariño. Lo siento. No volverá a ocurrir. ―No― coincidí de todo corazón, sólo medio molesta porque la verdad era que sólo me importaba a medias ―No volverá a ocurrir, porque tu mano nunca volverá a acercarse tanto a mis bragas, Paul Rice. ―Pero te amo. ―Dios mío ―Puse los ojos en blanco―Contrólate. Sólo llevamos saliendo unas semanas. Hubo una larga pausa antes de que el sonido de una risa suave llenara mi

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BOYS OF TOMMEN #3 oído. ―¿Fue demasiado? ―Sólo un poco ―respondí, sonriendo ―Te amo― imité su declaración anterior ―Grandísimo tonto. ¿Y si fuera una de esas chicas que se creen las tonterías que les dicen los chicos? ―Entonces, ¿podría estar un paso más cerca de volver a meter mi mano en tus bragas?― preguntó esperanzado. ―No tanto como para que tu dedo meñique vuelva a acercarse a mis bragas. Se rió por lo bajo antes de decir ―Escucha, mañana por la noche hay una discoteca para menores en el pabellón de la GAA. Ven conmigo. Deja que te lo compense. ―¿Así que quieres compensarme por ser un cerdo llevándome a una discoteca de menores, donde las chicas hacen cola en las paredes para que los chicos les metan mano?― Arqueé una ceja―Vaya, es muy tentador, pero no, gracias. ―Me vas a hacer sufrir de verdad, ¿no? ―Sí― asentí de todo corazón. ―Sí, así es. ―Te gustó el collar que te compré, ¿verdad? ―Estaba bien― musité acercándome la brillante pieza que me rodeaba el cuello. ―Pero comprarme regalos no me conquistará, Paul. Suspiró. ―Aoife. ―Ahora vete, estoy ocupada. ―¿Haciendo qué? ―Observando a la gente. ―¿Estás afuera?― Su tono era curioso y lleno de celos ―¿Con quién? ―Con mi otro novio―, repliqué, colgando las piernas desde el muro del

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BOYS OF TOMMEN #3 jardín. ―¿No te lo mencioné antes? Es muy de fiar. ―No es gracioso. ―Era una broma. ―¿Con quién estás, Aoife? ―Con nadie― me reí. ―Buenas noches, Paul. ―No, espera, con quién estás realmente... Colgué, volví a meter el teléfono en el bolsillo de la bata y suspiré mientras una familiar oleada de extraña frustración se apoderaba de mí. Habían pasado casi dos semanas desde que Joey Lynch me soltó la bomba de la tanga rosa, y ya no estaba molesta con Paul. Para empezar, ni siquiera estaba tan irritada por todo el asunto. Claro que no estaba nada contenta con él por hablar de mí con sus amigos, pero sabía lo suficiente sobre los chicos de mi edad como para saber que eso era lo que hacían. Hablaban mierda. Mucha mierda. Mi mejor amiga, Casey, creía que yo debería estar furiosa por lo que Paul había hecho, y tal vez tuviera razón, pero no parecía importarme lo suficiente ni mi relación- como para despertar en mí sentimientos necesarios. Además, estar con Paul era agradable. Era guapo, inteligente y, en general, nos divertíamos mucho juntos. Sin embargo, no podía evitar sentirme inquieta. ¿Por qué? No podía entenderlo. «Sí que puedes, pequeña mentirosa...» ―¿Qué estás haciendo aquí, Aoif? ―preguntó Katie Wilmot, mi vecina de al lado, sacándome de mi ensoñación. Amigas desde la infancia, nuestros caminos habían cambiado de rumbo el año pasado, cuando me fui de la escuela primaria para ir a BCS. El año que

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BOYS OF TOMMEN #3 viene, ella iría a Tommen, el colegio privado de las afueras de Ballylaggin, pero el hecho de vivir una al lado de la otra significaba que nuestra amistad permanecería intacta. Subió su pequeño cuerpo al muro del jardín, a mi lado, pasó su brazo por el mío y apoyó la cabeza en mi hombro. ―Hace mucho frío aquí afuera. ―Sí, lo sé― Dejé escapar un suspiro y apoyé la mejilla en sus rizos rojos―Sólo estoy observando a la gente. ―Quieres decir que estás viendo chicos― corrigió Katie con una sonrisa burlona. Sin molestarme en negar algo que ambos sabíamos que era cierto, volví a centrar mi atención en la conmoción que se estaba produciendo al otro lado de la calle, frente a nuestra hilera de casas. Eran las once y media de la noche del viernes y la policía estaba realizando una detención, lo cual no era nada nuevo en esta zona de la ciudad. Últimamente, habían estado tomando medidas drásticas contra el consumo de alcohol entre menores y consiguieron con éxito dar con una banda de adolescentes. Los conocía a todos. Algunos eran de mi calle, otros de mi colegio y luego estaba él. ―Oye, ¿no es ese el chico que trabaja con tu padre?― preguntó ella, expresando mis pensamientos en voz alta, mientras veíamos cómo uno de los policías varones inmovilizaba a Joey Lynch a un lado del furgón. En lugar de mantener la boca cerrada como los demás, Joey se rió y se burló del policía, que lo estaba cacheando bruscamente. Vestido con su atuendo habitual, una enorme sudadera azul marino con capucha que ocultaba su pelo rubio, siguió contestando al policía, incitándole a

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BOYS OF TOMMEN #3 perder la calma con él. ―Joey Lynch― respondí con un fuerte suspiro. ―Y sip. Seguro que sí. El policía tiró al suelo el cigarrillo que Joey tenía entre los labios y le dio un pisotón. El movimiento le valió un montón de insultos de mi compañero de clase. ―Qué idiota―refunfuñé sacudiendo la cabeza, sintiéndome amargamente decepcionada por su comportamiento, sobre todo porque sabía que podía hacerlo mejor. Y no importaba que lo hiciera mejor, él era mejor, maldita sea. Pensaba que haber compartido una caja de cereales con él hacía dos semanas había derretido de algún modo esos muros árticos erigidos a su alrededor, pero estaba muy equivocada. Al día siguiente se había presentado en la escuela más cerrado que nunca, con un ojo morado horrible y una actitud aún más desagradable. Joey tampoco se lo comentó a sus amigos, algo que yo sabía con certeza porque Paul habría perdido el juicio si se hubiera enterado de mi encuentro con nuestro compañero de clase. ―Es una bandera roja andante― estuvo de acuerdo Katie, antes de añadir―¿No es un poco joven para andar con Shane Holland? ¿No tiene Shane como diecisiete...? ―Shane tiene dieciocho― corregí, mirando a la mayor escoria de Ballylaggin. Shane era malo, y todo el mundo lo sabía. Estaba en sexto curso en BCS y era el peor tipo de delincuente con el que se podía andar por ahí. Todo el mundo sabía que era traficante, y aunque él era de los pequeños, sus hermanos no. Al parecer, los hermanos mayores de Holland estaban muy metidos con algunos de los grandes traficantes de la ciudad.

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BOYS OF TOMMEN #3 Joey sólo estaba en primer año y si andaba con Shane, estaba jugando con fuego. Era una mala jugada. Una muy mala jugada. Vi cómo la policía metía a tres de los chicos mayores en la parte trasera del furgón y solté un suspiro de alivio cuando no se llevaron a Joey; su corta edad, sin duda, fue el factor decisivo. ―¿Por qué crees que lo hace? ―pregunté, verbalizando en voz alta la pregunta que me había estado haciendo desde que lo vi por primera vez. Esta noche no era la primera vez que veía al chico ser arrestado por las autoridades. Ocurría con frecuencia. ―¿Por qué crees que se autodestruye así? Autodestrucción, era la única manera en que podía describir su comportamiento imprudente. ―¿Quién?― Katie preguntó. ―¿Joey? ―Sí― respondí, con los ojos fijos en la furgoneta de la policía, mientras pasaba por delante de mi casa. ―¿Porque es un adolescente?― Katie se encogió de hombros. ―Sí, pero tiene que ser más que eso― repliqué, volviendo la mirada a mi compañero de clase, que miraba la furgoneta de la policía con una expresión de frustración grabada en el rostro. ―Acabas de ver cómo reaccionó con la policía, Katie. Era casi como si quisiera que se lo llevaran. ―¿Qué?― se rió mi vecina―Eso es una locura. Nadie quiere que se lo lleve la policía. ―La mayoría no―, susurré. «Pero él sí.» ―No sé, Aoif ―dijo, mordiéndose el labio. ―A mí me parece un mal tipo. Negué con la cabeza. ―No es un mal tipo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Cómo puedes estar tan segura? Ni idea. ―Simplemente lo estoy. ―¿Cómo? ―Bien, esta es la cosa― Me oí decir―Sé que es un desastre andante, ¿bien? Sé que se droga y se mete en peleas, que se junta con la gente equivocada y que puede ser un auténtico imbécil como acabamos de ver. ―¿Pero?― intervino Katie con una sonrisa burlona. ―Míralo, Katie― Suspirando pesadamente, levanté una mano e hice un gesto hacia él―Míralo bien. ―Sí ―asintió en voz baja. ―Es más o menos guapo. ―Más que más o menos ―corregí con un escalofrío ―Pero es más que eso―Mordiéndome el labio inferior, intenté encontrar las palabras para explicar mis sentimientos. ―Hay algo en él que me intriga. No sé lo que es, pero desde el primer día que lo vi, sentí una especie de... ¿curiosidad? ―Claro que sí ―se rió Katie. ―Es el viejo cliché. Siempre hay una razón por la que la chica buena desea al chico malo adicto a las drogas. Sonreí burlonamente. ―Tiene sentido. ―Bueno, intrigante o no, meterse con un tipo así es una receta para el desastre―añadió. ―En serio, Aoif, parece peligroso. Deberías alejarte de él si no quieres acabar herida. Y sin más, su cabeza se giró en nuestra dirección; sus ojos verdes se encontraron con los míos. Y como cada vez que sentía sus ojos sobre mí, mi corazón, la perra traidora, retumbó violentamente en mi pecho. No parecía contento de verme, nunca lo hacía. Se quedó en la esquina de mi calle, inmóvil, sin apartar los ojos de los míos. Con las fosas nasales encendidas, siguió mirándome con descaro.

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BOYS OF TOMMEN #3 Con lo que yo sabía que no era un cigarrillo entre los labios, inclinó la cabeza hacia un lado, con los ojos vidriosos, pero todavía penetrantes y llenos de desconfianza. ―¿Tienes un problema visual, Molloy? Muy bien, volvíamos a insultarnos… Arqueé una ceja. ―No es peor que tu problema de actitud. Sus cejas se entrecerraron. ―¿Disfrutando del espectáculo? ―Más bien un espectáculo de mierda―me burlé. ―Y oye, parece que te has ganado uno de los papeles principales. Enhorabuena. Una actuación incríble. ―¿Qué estás haciendo, Aoife?― susurró Katie, clavándome su delgado codo en las costillas. ―No hables con él. Pensé que habíamos establecido que era una mala idea- oh genial, viene para acá. Sabía que era difícil, o quizá sólo problemático. En cualquier caso, sabía que no iba a ser el caballero de brillante armadura de nadie. Casey siempre bromeaba con que Joey Lynch nunca llegaría a cumplir veinticinco años. Sus últimas travesuras sólo apilaban las probabilidades aún más en su contra. Debería haber sido una advertencia suficiente. Y aun así, algo en el chico me hacía querer saltar al vacío. Con el estómago dando volteretas, vi cómo Joey cruzaba la carretera, cerrando el espacio entre nosotros. Tenía los labios hinchados. No sabía si era un atributo natural o si se debía a sus constantes peleas, pero aquellos labios eran demasiado bonitos para pertenecer a un chico. «Y tan malditamente tentadores...» ―Llegas tarde― dijo, poniéndose delante de mí. Debido a la ventaja de mi altura por estar sentada en la pared, tuvo que alzar la vista para mirarme, y cuando lo hizo, juro que sentí que se me escapaba el aire de los pulmones.

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BOYS OF TOMMEN #3 No porque fuera increíblemente sexy, que sí lo era, sino porque tenía el lado izquierdo de la cara de un tono morado oscuro y el ojo izquierdo hinchado y casi totalmente cerrado. ―Tu cara ―jadeó Katie, expresando mis pensamientos en voz alta―¿Qué te pasó?― Sus ojos se desviaron hacia su mano. ―Dios mío, ¿estás fumando un...? ―Al parecer te pregunté― interrumpió, lanzando a mi amiga una mirada amenazadoramente fría. ―¿Tú también fumas? Pude sentir a Katie marchitarse a mi lado. ―No―balbuceó. ―Es sólo que la policía está por aquí y no quiero que me vean con... drogas. ―¿Drogas? ―Joey la miró como si tuviera dos cabezas. ―Es un porro, no cocaína. Relájate, ¿quieres? ―Oye ―Entrecerré los ojos en señal de advertencia. ―No seas imbécil. ―Voy a entrar ahora―susurró Katie, claramente desconcertada por sus palabras, mientras bajaba de un salto y se dirigía prácticamente de puntillas hacia la puerta principal. ―Buenas noches, Aoif. ―¿Era necesario? ―pregunté cuando mi amiga se hubo apresurado a entrar―La asustaste. Se encogió de hombros y desvió la conversación hacia mi atuendo. ―Linda bata, abuela. ―Linda cara, Rocky― le respondí, apretándome el nudo de la bata. Una leve sonrisa se dibujó en sus labios. ―¿No deberías estar adentro poniéndote al día con todas tus telenovelas? ―No― respondí con despreocupación. ―Nada en Fair City podría ser tan entretenido como tu espectáculo de antes. ―Encantado.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Entonces, ¿qué haces merodeando con Shane Holland y el resto de esos idiotas? ―¿Te importa? Me encogí de hombros. ―Llámame curiosa. ―Ya sabes lo que le pasó a la gatita curiosa― replicó con frialdad, mirándome con su mejor expresión. ―Ni siquiera te molestes con esas tácticas de miedo― repliqué, sintiendo un destello de calor bajo mi ombligo. ―No soy como mi amiga. No me asusto fácilmente. ―Bien por ti ―murmuró Joey. Dio una última calada a su cigarrillo y exhaló una turbia bocanada de humo de olor dulzón antes de tirar la colilla. Se metió las manos en el bolsillo delantero y retrocedió unos pasos―No le cuentes a tu padre lo de esta noche. ―Bien ―acepté, bajando de un salto de la pared, en parte porque tenía el culo entumecido por el frío cemento, pero sobre todo porque quería impedir que se marchara. ―¿Qué vas a hacer por mí a cambio? Hizo una pausa y se volvió hacia mí. ―¿Qué quieres? Tu atención, pensé para mis adentros, mientras cerraba el espacio entre nosotros, deteniéndome sólo cuando estuve de pie justo frente a él. Era mucho más alto que yo ahora que había perdido la ventaja de la pared. ―Aún no estoy segura. Inclinando la cabeza hacia un lado, Joey me miró fijamente durante mucho tiempo. Desconfianza, recelo y curiosidad a regañadientes eran emociones evidentes en su rostro cuando preguntó. ―¿Qué haces, Molloy? No estaba totalmente segura. Por un lado, tenía un novio que, aparte de sufrir el raro caso de la boca

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BOYS OF TOMMEN #3 suelta, me trataba bastante bien. Pero, por otro lado, me sentía atraída por este chico mucho más de lo que me convenía. Lo había sentido, esa extraña atracción invisible, el primer día que entró en mi mundo, y desde entonces no había cesado. ―Mi amiga cree que eres peligroso―le dije con una sonrisa. ―Cree que debo mantenerme alejada de ti― Inclinando la cabeza hacia un lado, añadí―Cree que andar con chicos como tú puede hacerle daño a una chica como yo. ―Sabia amiga―respondió con frialdad. ―Deberías hacerle caso. ―Esa es la cuestión, Joe ―le repliqué―…no me gusta que me digan lo que tengo que hacer. Lo observé, su mirada recorría mi cuerpo. Cuando sus ojos se clavaron en los míos, juro que vi que algo se movía en su interior. ―Entonces supongo que tenemos algo en común después de todo. ―Sí ―exhalé un suspiro tembloroso. ―Supongo que sí. Con una mirada sombría grabada en su rostro hermosamente magullado, dio un paso hacia mí, y yo intenté desesperadamente fingir despreocupación mientras un escalofrío me recorría por dentro. ―Pero eso sigue sin convertirnos en amigos. ―Lo entiendo ―respondí, con la respiración entrecortada en la garganta, mientras seguía provocándolo. ―Es demasiado difícil para ti ser amigo de alguien cuando lo deseas tanto como a mí. ―¿Ah, ¿sí?― Sonriendo, se acercó un paso más y me encontré retrocediendo con cada paso que él daba, hasta que mi espalda chocó contra la pared de mi jardín. Apoyó una mano en la pared junto a mí y se inclinó hacia mí. ―¿Crees que me gustas, Molloy? ―Sé que sí― suspiré, con el corazón galopando temerariamente en mi

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BOYS OF TOMMEN #3 pecho. Bajó la mano que tenía libre, me colocó un mechón de pelo detrás de la oreja y susurró. ―¿Crees que te deseo? El aire abandonó mis pulmones en un silbido audible y supe que me encontraba en una situación peligrosa. Este chico poseía todos los terribles rasgos de los que las madres advertían a sus hijas. Problemas. Ese debería haber sido su segundo nombre. Todas las características malas, equivocadas y sucias de un adolescente envueltas en un paquete perfecto y jodido. Físicamente, me superaba en todo. Más alto. Más fuerte. Más oscuro. Más malo... Aun así, quería que se acercara. ―Entra, Molloy―, dijo ahora en un tono más suave, mientras sus ojos verdes buscaban y encontraban en los míos algo que le había apagado el fuego―No perteneces aquí fuera, en la oscuridad, con alguien como yo. ―Sí,

pertenezco―

me

apresuré

a

decir,

antes

de

añadir

rápidamente―Vivo en esta calle, ¿recuerdas? ―¡Aoife!― La voz de mi padre resonó en la puerta de casa. ―¿Qué haces afuera a estas horas de la noche? La policía se está paseando por toda la calle, cariño. ―Dios― Apartándose de mi cuerpo como si le hubiera quemado, Joey se metió las manos en el bolsillo y murmuró una retahíla de palabrotas en voz baja, mientras sacudía la cabeza y exhalaba un suspiro entrecortado. La mirada confusa de mi padre se desvió hacia Joey, que parpadeó un instante antes de que una expresión de resignación se dibujara en su rostro.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Joey―reconoció con un fuerte suspiro ―Espero que no estuvieras entre la gente que vi que se llevaban los guardias. Eres un buen chico, y sabes que te tengo cariño, pero esos chicos no son buenos. No me siento cómodo teniendo a alguien que anda por ahí con ese tipo hablando conmigo… ―No estaba con ellos― respondí antes de que Joey pudiera hacerlo―Estaba dejando a Katie en casa ―añadí rápidamente, sintiendo que la mentira salía de mi lengua con sorprendente facilidad. ―Fueron al cine juntos, ¿no es así, Joey? ―Sí ―Joey asintió lentamente, sus ojos verdes cautelosos y fijos en los míos―Así es. ―¿Tú y la joven Katie? ―Mi padre frunció el ceño mirando a Joey. ―Esa te la tenías guardada. Joey se encogió de hombros. ―Es, eh, ¿reciente? ―Ah, buen partido. Y tú eres un buen chico también― replicó papá con una sonrisa alegre antes de darse la vuelta para volver a entrar en casa ―Aoife, no tardes mucho en entrar, ¿me oyes? A estas horas sólo salen los malos. ―Sí, papá, tardaré dos minutos― le contesté y luego me desplomé aliviada cuando la puerta se cerró tras él. ―Mentiste por mí― El tono de Joey era frío y lleno de acusación tácita―Me cubriste. ―Sí― Mi corazón martilleaba contra el esternón, como si intentara salir a golpes de mi cuerpo y unir fuerzas con el suyo ―Lo hice. ―¿Por qué?― Sus ojos verdes tenían una mezcla de calor, fastidio y curiosidad a regañadientes. ―¿Qué quieres de mí? ―Aún no estoy segura― Mi mirada se clavó en el corte recién cicatrizado de su labio inferior ―Supongo que de momento tendrás que estar en deuda conmigo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Por ahora?― Respirando con dificultad, se acercó hasta que no quedó ni un centímetro de espacio entre nuestros cuerpos ―No me gusta deberle nada a la gente. ―Pues qué pena― repliqué, sacando la lengua para humedecerme los labios ―Porque no tienes el control de esta situación. Ladeó la cabeza y una sonrisa se dibujó en sus labios carnosos. ―¿Y tú sí? ―Respuestas― le dije, entonces, sintiendo el calor de su mirada demasiado fuerte―Quiero respuestas. ―Si se trata de respuestas de tareas, estás ladrándole al árbol equivocado― dijo perezosamente ―Por si no te has dado cuenta, Molloy, estoy lejos de ser estudioso. ―Eso es mentira. Nada que tuviera que ver con Joey Lynch me pasó desapercibido, por lo que supe que era mucho más inteligente de lo que hacía creer a los profesores del colegio. ―¿Crees que soy un cerebrito? ―Creo que eres más inteligente de lo que aparentas. Podía tener una actitud horrible y rara vez entregaba los deberes a tiempo, si es que lo hacía, pero tenía una mente aguda. ―¿Cómo lo sabes, Molloy? ―Tu trabajo en clase nunca está mal, son tus tareas las que fallan ―afirmé sin pudor. ―Nunca tienes problemas para completar ninguna tarea que nos encargan en cualquiera de nuestras asignaturas. Matemáticas, inglés, ciencias, economía doméstica. Nada te molesta. Cuando estás en clase, claro. Lo que parecía faltarle no era cerebro. Era tiempo. ―Jesús ―murmuró, frotándose la mandíbula ―¿Demasiado acosadora?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Me excedí? ―le pregunté antes de añadir―Y eso se llama ser perspicaz. Así que no, no quiero copiarte los deberes, tengo a mi hermano el sabelotodo del que copiarme, pero sé lo que quiero. ―¿Qué es? ―Quiero saber por qué te empeñas tanto en insistir en que no te gusto cuando los dos sabemos que sí te gusto. Quiero que me expliques por qué soy la única chica de nuestro curso con la que te esfuerzas tanto en no ligar. Y ya que estamos, quiero que admitas la verdadera razón por la que me dejaste plantada en septiembre. ―Por Dios― Frotándose una mano en la cara magullada, Joey murmuró una retahíla de palabrotas. ―No vas a volver a esta mierda otra vez. Me encogí de hombros. ―O me dices por qué no te gusto o admites que te gusto. ―Es que ya no me gustas, ¿bueno? ―Entonces estás queriendo decir que una vez te gusté. ―¡Para!, ¿quieres?― Levantando las manos, dio varios pasos hacia atrás, poniendo espacio entre nosotros. ―Creí que me gustabas, pero cambié de opinión. No tengo ningún interés en ti. Ninguno. Y la última vez que lo comprobé, eso no era un delito. Así que olvídalo y deja de mirarme. Cristo, eres como mi pequeña acosadora personal. ―Y tú eres como mi pequeño imbécil personal―. Reclamé el espacio que puso entre nosotros. ―Así que, vamos a hablar, ¿sí? La verdad, esta vez. ¿Por qué le pegaste a Paul si no te gusto?―. Ladeé una ceja. ―Me dijo que lo amenazaste con cortarle los dedos y metérselos por el culo si lo encontrabas hablando de meterme la mano en las bragas otra vez― Le saqué esa confesión a Paul cuando se estaba arrastrando y suplicando mi perdón. ―¿Y bien, Joe?―Exhalando un suspiro tembloroso, añadí ―¿Por qué hiciste eso si tienes

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BOYS OF TOMMEN #3 cero interés en mí? ¿Por qué molestarte en luchar mis batallas, defender mi honor, si no te importa? ―Lo hice por tu padre― respondió, con la mandíbula apretada―Porque ha sido bueno conmigo. ―Y porque te dijo que no te involucraras conmigo, ¿verdad? Sacudió la cabeza, pero no respondió. ―Tengo razón, ¿no? ―Insistí, no dispuesta a dejarlo pasar. ―Por eso no me miras en el colegio. Por eso te empeñas en fingir que no existo. Pues no te lo voy a poner tan fácil. La furia bailaba en sus ojos mientras se dirigía hacia donde yo estaba. ―Escúchame con atención ―me dijo en un tono frío como la muerte, mientras me hacía retroceder hasta que mi espalda volvió a estar pegada a la pared del jardín. ―Cuando golpeé al canalla de tu novio, estaba defendiendo el honor de tu padre, no el tuyo―. Entrecerró los ojos y se acercó tanto que su nariz rozó la mía. El movimiento hizo que una sacudida de electricidad me recorriera el cuerpo, predominantemente las partes de mi cuerpo situadas al sur del ombligo. ―Estaba pensando que tu padre es un buen tipo, que no merece enterarse de que su hija es tan... ―Termina esa frase―, le advertí, más que furiosa, mientras levantaba la mano y aferraba la parte delantera de su sudadera con capucha. ―Atrévete. ―Fácil ―escupió, mirándome con desprecio―¿Quieres saber por qué no me gustas, Molloy? ―Entrecerrando los ojos, añadió―Porque eres jodidamente fácil. Podría haberte tenido así desde el primer día ―Chasqueó los dedos para enfatizar. ―¿Sabes lo aburrido que es eso? ¿Sabes lo increíblemente poco interesante que eso te hace? Empujándolo bruscamente, mi mano se levantó por sí sola, dándole una fuerte bofetada en el costado de la cara.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Que te jodan, Joey. Su cabeza se torció hacia un lado por el contacto y por un momento contuve la respiración, sin atreverme a moverme ni un centímetro, mientras esperaba que tomara represalias. No lo hizo. No llegó a tocarme. En lugar de eso, asintió bruscamente, más para sí mismo que para mí, y susurró. ―Ahora lo entiendes ―Retrocedió lentamente, me miró y dijo―Por eso, Molloy. ―¿Por eso?― Le grité―¿Por eso no te gusto? ―No ―dijo por encima del hombro, mientras se alejaba de mí. ―Por eso no deberías quererme. Y desapareció.

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BOYS OF TOMMEN #3

SEGUNDO AÑO

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BOYS OF TOMMEN #3 ELLA NO ES TU PROBLEMA, AMIGO

10 de octubre del 2000

A las nueve y media, un miércoles por la noche, en pleno mes de octubre, no se me ocurrían mejores lugares en los que estar que congelándome los huevos en camiseta y pantalones cortos, luchando con quince jugadores rivales menos que mediocres por el dominio de un balón de cuero. Los focos que rodeaban el campo de la GAA eran tan brillantes que iluminaban la lluvia que nos azotaba, mientras jugábamos los últimos minutos del reloj, tras habernos apoderado hace tiempo con el partido. Había perdido la cuenta del marcador en la primera parte, cuando íbamos dieciséis puntos por delante. A estas alturas, resultaba incómodo seguir jugando duro cuando la ventaja era tan aplastante. Aun así, continué jugando con mis compañeros, sabiendo que sería un insulto aún mayor para los chicos del equipo contrario pitar el partido. Al fin y al cabo, aún conservaban su orgullo. ―Lynchy, por aquí, por aquí ―gritó Paul Rice, avergonzándose a sí mismo al pedir el balón a gritos como si estuviéramos jugando la final del All Ireland. ―Estoy abierto, colega.

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BOYS OF TOMMEN #3 Menudo perdedor. Sacudiendo la cabeza, reprimí las ganas de mandarlo a la mierda y le pasé el balón, dispuesto a ceder el control en este caso. Querer ganar un partido de competición era algo que me alimentaba. Querer aniquilar y humillar a un equipo inferior no me producía ningún placer. Atrapando el balón en el aire, el imbécil de mi compañero de equipo se lanzó al ataque, superando en potencia y habilidad a su oponente, antes de hundir el balón en el fondo de la red y celebrarlo como si fuera la gran cosa. Ugh. Reprimí un gemido y bajé la cabeza, sintiendo una gran vergüenza ajena por el tonto que llevaba la camiseta del mismo color que yo. ―¿Qué problema tiene él, seis? ―me preguntó el chico que me marcaba, usando mi número de camiseta para dirigirse a mí, mientras parecía tan poco impresionado con Ricey como yo me sentía―Estamos claramente fuera del partido. No hay necesidad de restregárnoslo. No podía darle una respuesta sincera sin revelar la discordia que había entre nosotros, así que murmuré algo ininteligible en voz baja y me encogí de hombros, decidiendo dejarlo así por el bien del equipo. Un momento después sonó el pitido final y corrí hacia el banquillo, sin ganas de participar en las celebraciones que se estaban produciendo en el campo. Me quité el casco, lo tiré al césped junto con mi hurley y busqué una botella de agua. Por suerte, varios de mis compañeros pensaban lo mismo y, tras unos apretones de manos, se dirigieron a los vestuarios para cambiarse. ―Buena deportividad, seis ―dijo el entrenador del otro equipo, acercándose a darme una palmada en el hombro―Fantástico partido de hurling, chico.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Gracias ―Reprimiendo el impulso de arrancar su mano de mi hombro, asentí con la cabeza y tragué varios sorbos de agua antes de añadir―Lo aprecio. ―Eres el joven de Teddy Lynch, ¿no? Ahora sí me quité la mano de encima. ―Así es. ―Pura clase era tu padre, en aquellos tiempos ―dijo el hombre con un suspiro melancólico. ―Una verdadera leyenda. Yo mismo jugué contra él unas cuantas veces. Cork perdió a uno de sus mejores jugadores cuando se rompió la rodilla. ―Sí ―dije, sabiendo muy bien que la dependencia de mi padre del alcohol, por no hablar de su incapacidad para mantener la polla dentro de los pantalones, tuvo mucho más que ver con su declive en el hurling que cualquier lesión de rodilla. ―Se nota que te ha entrenado ―siguió diciéndome el hombre para cabrearme. ―Tienes suerte de tener un padre así. ―Sí ―contesté, dándole la espalda para hacerle saber que había terminado con esta conversación. Soy tan jodidamente afortunado. Por suerte, pareció entenderme y se marchó con su equipo, dejándome a solas con mi resentimiento. Sabiendo que no tenía sentido seguir al resto de mi equipo fuera del campo hasta que la 'leyenda en persona' recibiera su recompensa, esperé en el banquillo, sabiendo que en algún momento sacaría su fea cabeza. Si el partido de esta noche se hubiera celebrado un jueves o un viernes, no tendría que sufrir su presencia. Cobraba la ayuda social todos los jueves y estaría demasiado ocupado emborrachándose en su local como para molestarme. En cierto modo, lo prefería así. Tenerlo aquí, sobrio y arruinado hasta los huesos, con sólo mi actuación en la que concentrarme hasta que consiguiera su próxima dosis, sólo hacía que

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BOYS OF TOMMEN #3 todo fuera diez veces peor. ―¡Joey! El sonido familiar de su voz me taladró los oídos y me estremecí, sintiendo que cada músculo de mi cuerpo se tensaba por el pánico. De mala gana, me di la vuelta para mirar a la multitud que se agolpaba en el verde monte al lado del campo y me dirigí hacia mi padre, que se dirigía directamente hacia mí. Era difícil ignorarlo, admití a regañadientes, cuando todo el mundo sabía quién era, y se detenían para estrecharle la mano y saludarlo. ―¿Qué fue eso? ―preguntó, abriendo la puerta y entrando en el campo hacia mí. ―¿Qué fue qué? ―pregunté con sequedad. ―Era tu balón ―gruñó papá, cerrando el espacio entre nosotros. ―Era tu puto gol, y se lo pasaste a ese imbécil delantero. ―Marqué tres goles, papá ―le recordé, con un tono duro y cargado de amargura―Y doce puntos― Encogiéndome de hombros, añadí―Fue suficiente. ―¿Suficiente? ―Me miró como si estuviera loco. ―¿Suficiente? ―Sí, suficiente ―espeté. ―Por Dios, estabas viendo el partido. Tadhg y los sub-6 nos habrían puesto las cosas más difíciles. ―Escúchame, chico ―ladró mi padre, plantando su fornida mano en mi hombro. ―Este no es lugar para sensibilidades. Cuando estés en ese campo, sigue adelante, ¿me oyes? ―Sus dedos se clavaron en mi hombro mientras hablaba―Metes las piernas hasta el fondo. No paras hasta que tu cuerpo se rinde. Hasta que vomites y sangres y tus piernas no puedan sostenerte más―Entrecerró los ojos cuando dijo ―Y desde luego que no muestras compasión. Apreté la mandíbula. ―El partido ya había terminado.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No se acaba hasta que suena el pitido final―espetó. ―Si quieres hacerte un nombre en este deporte, tienes que prestar atención a mi advertencia, chico. Sé de lo que hablo. ―Yo no soy tú. ―Y nunca lo serás si no empiezas a ser más despiadado en el campo. ―Entonces supongo que nunca lo seré. ―¿Dónde está el instinto asesino, chico? Guardado para cuando lo necesite contra ti. Me soltó el hombro y me dio un rápido repaso antes de negar con la cabeza, su decepción evidente. ―No eres lo bastante alto. ―Soy el más alto del puto equipo ―le respondí, odiándome a mí mismo por alimentar su mierda. ―¿Qué quieres de mí? ―Eres jodidamente flaco ―espetó. ―Yo era el doble de fuerte que tú cuando tenía tu edad. Tienes que empezar a engordar, chico. Tu hermana tiene más músculos que tú. Maravilloso. ―Tu hermano pesaba una buena piedra más que tú cuando jugaba en la sub-16. Por supuesto que lo hacía. ―Darren tenía unas condiciones físicas muy buenas. Furioso, enderecé los hombros y me quejé en silencio, mientras los insultos seguían llegando. ―Darren tampoco parecía que el viento pudiera derribarlo, a diferencia de ti. Obviamente. ―Puede que tengas la altura y la velocidad, chico, pero eres demasiado

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BOYS OF TOMMEN #3 jodidamente ligero. Poniendo en segundo plano su voz, me concentré en lo que ocurría justo por encima de su hombro, en la ladera detrás de él. Desde mi punto de vista, tenía una vista perfecta de Molloy, que mantenía una acalorada conversación con Ricey. No parecía contenta. De hecho, parecía francamente miserable. O bien completamente ajeno al mal humor de su novia, o simplemente indiferente, Ricey agitó una mano mientras hablaba, volviéndose para señalar a un coche lleno de nuestros compañeros de equipo. Meneando la cabeza por algo que ella había dicho, se acercó para besarla, pero se encontró con una mano en el pecho y una Molloy furiosa que le advertía que no lo hiciera. Levantando las manos en señal de frustración, él respondió algo antes de correr hacia el coche y subir al asiento trasero, dejándola sola. Con las manos cruzadas sobre el pecho, la miré alejarse y sacudí la cabeza con frustración. No entendía por qué seguía con ese canalla egoísta seis meses después. No era ni remotamente bueno con ella, y seguro que tampoco era leal. Sabía de buena tinta que había habido al menos dos ocasiones durante el verano en las que se había metido con chicas a sus espaldas. De hecho, Podge lo había visto con sus propios ojos comiéndole la cara a una chica de la escuela secundaria del convento. Si Molloy no lo sabía, era estúpida. Si lo sabía y seguía con él, era patética. ―¿Me estás escuchando, chico? ―ladró mi padre, desviando mi atención de la rubia y volviéndolo a él. ―Te escucho ―dije, sin tener ni idea de lo que acababa de decir, mientras lo miraba de mala gana.

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BOYS OF TOMMEN #3 Odiaba mirarlo, despreciaba sus ojos. Tenía unos ojos fríos, muertos, que no sentían nada y que sólo cobraban vida cuando infligía daño a alguien. ―Coge tus cosas ―me ordenó. ―Puedes ducharte en casa. Podemos terminar esta conversación en el coche. ¿Así puedes tenerme a solas? Sí, claro. Subir al coche con mi padre cuando estaba de ese humor sería el equivalente a seguir a un desconocido a la parte trasera de su furgoneta con la promesa de caramelos. Sabía exactamente cómo terminaba las conversaciones y siempre salía peor parado. No iba a ofrecerme como un cordero de sacrificio subiéndome a su coche sin que nadie pudiera impedírselo. Podía quedarse con su manicomio. Yo no era tan suicida. ―No puedo ―me oí mentir, mientras lo rodeaba y me dirigía a la puerta―Tengo que pasar por el trabajo antes de ir a casa. ―¿Por qué? ―me preguntó impaciente―¿Tienes un sueldo que cobrar o algo así? Porque puedo llevarte en coche. «Te encantaría, ¿verdad?» ―No, dejé mi mochila en el garaje. ―Entonces puedes ir caminando hasta allí―ladró. ―No soy tu lacayo, chico. Ignorándolo, seguí caminando y me dirigí a los vestuarios, necesitando poner distancia entre sus puños y mi cuerpo. ―Hey, imbécil―, gritó Molloy cuando pasé junto a ella, haciéndome saber sin rodeos que aún no me había perdonado del todo que la llamara fácil en primer curso. Había lanzado la palabra como una barrera, una distracción, para hacerla correr en dirección contraria a mí. Y no funcionó.

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BOYS OF TOMMEN #3 En lugar de evitarme, como yo necesitaba que hiciera, como haría cualquier chica normal, me hizo la vida imposible. Con comentarios inteligentes y frases ingeniosas, Molloy siguió lanzándome su versión sombría, decidida a vengarse de mí por haberla ofendido. ―Molloy ―reconocí con una pequeña inclinación de cabeza. ―Bonito juego. ―Lindas piernas. ―¿Quieres ser un caballero y llevar estas lindas piernas a casa? ―¿Por qué? ―Con la mano en la puerta del vestuario, me volví para fulminarla con la mirada. ―¿No va a volver por ti? Con la cara roja, negó con la cabeza. La furia estalló en mi interior. ―¿Te dejó aquí? Ella asintió. ―Es un imbécil. Otro asentimiento avergonzado. ―¿Dónde está tu padre? ―Salió con mi mamá por la noche ―Me hizo señas con el teléfono―El teléfono está apagado. ―Por Dios― Solté un gruñido frustrado. ―¿Qué demonios estás haciendo con un inútil como él, Molloy? ―¿Me acompañas a casa o no? «No. No. Maldición, no. Ella no es tu problema, amigo. Sólo vete» ―Dame diez minutos para ducharme y cambiarme ―me oí murmurar, pateándome mentalmente las pelotas. Sus ojos brillaron de alivio. ―Gracias, Joey. ―Hm ―fue todo lo que respondí antes de deslizarme dentro del vestuario y dirigirme directamente a las duchas. Desde luego no son bien recibidas.

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BOYS OF TOMMEN #3 CHAPERONES INDISPUESTOS

10 de octubre del 2000

Sentada

en el muro del pabellón de la GAA, esperé a que mi poco

dispuesto acompañante saliera de los vestuarios, mientras escribía furiosamente un mensaje de texto al imbécil que se había largado y me había dejado sola en la oscuridad. Aoife: Espero que disfrutes celebrando la victoria con tus amiguitos porque no volverás a celebrar nada conmigo, imbécil.

Paul: No te enojes, nena. Te lo compensaré. xx

Aoife: ¿Compensarme? ¡Me DEJASTE SOLA para ir a jugar a los bolos con tus compañeros de equipo, Paul! ¡Ni siquiera me ofreciste llevarme a casa!

Paul: No es culpa mía que no hubiera sitio en el coche. Vamos, Aoif. No hagas un gran problema de esto. No es como si vivieras en el campo. Conoces la ciudad mejor que yo. Estarás bien. Te veré mañana en la escuela, ¿ok? Te invito a comer. xx

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¡Ugh!― Furiosa, apagué el teléfono, sin ganas de lidiar con él ni un segundo más. No quería que me invitara a comer ni a nada. Quería que me acompañara a casa. No me parecía mucho pedir, teniendo en cuenta que la única razón por la que había cruzado la ciudad era porque él me había insistido para que viniera a verlo jugar. Eran unos cuarenta minutos caminando desde los terrenos de la GAA hasta mi casa, al otro lado de la ciudad, y aunque mis padres eran bastante tranquilos, si mi padre se enteraba de que había vuelto sola a casa, me castigarían durante un mes. Mínimo. De ninguna manera iba a perder mi libertad por un chico imbécil. Cuando Joey finalmente salió de la parte trasera del edificio, su hostilidad era obvia. Con una bolsa de equipo colgada del hombro, el casco y la hurley en la mano y un cigarrillo balanceándose entre los labios, inclinó la cabeza hacia donde yo estaba sentada y dijo. ―Vamos. Resistiendo el impulso de burlarme de él o provocarlo como solía hacer, bajé de un salto y me uní a él en el camino, sabiendo que hacer que me acompañara a casa era la forma más segura de evitar el infierno de mi padre. Mi padre quería a Joey. Es más, confiaba en él. Que Joey me acompañara a casa sería una ventaja sobre Paul a los ojos de mi padre. Con cara de no estar nada contento con la posición en la que lo había puesto, mi compañero de clase avanzaba por el camino a mi lado, enfurecido en silencio, mientras fumaba su cigarrillo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿No eres un poco joven para enviciarte con el tabaco? ―¿No eres un poco entrometida para pedir respuestas a preguntas que no son de tu incumbencia? ―¿En serio? ―Me reí sin gracia. ―¿Estás así de molesto porque te pedí que me acompañes a casa? ―No, Molloy ―me dijo. ―Estoy molesto porque ese canalla te puso en una situación en la que tuviste que pedirme que te acompañara a casa. Su respuesta fue afilada, cortante y directa. ―Escucha, ya me da bastante vergüenza ―me oí admitir. ―No hace falta que te pongas así, Joe. ―Deberías avergonzarte ―espetó, tirando la colilla. ―Avergonzarte por darle a un imbécil como Paul Rice la oportunidad de tratarte como una cualquiera. ―Como sea ―refunfuñé. ―No voy a pelearme contigo por esto. ―Porque sabes que tengo razón. ―¿Y a ti que te importa? ―le pregunté. ―No me importa ―siseó, con un tono cargado de veneno ―No representa nada para mí, Molloy. Sí, representaba… Lo era todo para él, como lo era todo para mí, pero era demasiado testarudo para admitirlo. ―Bueno, entonces, cállate de una vez ―dije, cruzando los brazos sobre mi pecho como protección―Maldición. Joey se quedó callado durante medio minuto hasta que exhaló un suspiro frustrado y dijo. ―Lo único que digo es que si un imbécil tratara a mi hermana como he visto que te ha tratado a ti esta noche, te seguro que no volvería a tener otra

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BOYS OF TOMMEN #3 oportunidad de hacerle esa jugarreta. ―Vaya ―dije. ―Sigue así, Joe, y voy a empezar a pensar que realmente tienes sentimientos. ―Los tengo―respondió, sin perder el ritmo. ―Por la gente que realmente me importa. ―Como tu hermana. ―Como mi hermana― confirmó sin una pizca de vergüenza, que no era algo que la mayoría de los chicos de nuestra edad admitirían. ―Aunque Shan no es tan tonta como para enamorarse de un canalla como Rice. Entrecerré los ojos. ―Como si fueras un santo cuando se trata de chicas. Joey se encogió de hombros con indiferencia. ―Nunca he dejado a mi novia sola en un barrio de mala muerte para poder irme de fiesta con mis amigos. ―Porque te niegas a tener novia. ―Lo cual es bueno para Ricey ―espetó. ―¡Teniendo en cuenta que me paso la mayor parte del tiempo cuidando de la suya! ―Oh, por favor ―Puse los ojos en blanco. ―Solo me acompañaste a casa unas cuantas veces. Gran cosa. ―¿Unas cuantas? Deberías volver a contarlas ―Me miró con dureza―¿Cuántas veces me ha hecho tu viejo acompañarte a casa desde el taller? Media docena o más. ―¿Cuántas veces te ha tratado ese canalla como si fueras el segundo plato? Mis mejillas enrojecieron. ―Oh, cállate. ―Sólo digo que pienses en cómo te trató esta noche. Especialmente cuando aparezca mañana en la escuela con una disculpa de mierda y una pulsera nueva y llamativa, o cualquier mierda con la que te atrape.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No soy una interesada, Joey ―espeté, seriamente molesta ahora―No se me puede comprar con joyas nuevas y relucientes. ―No, sólo eres una muñeca ―fue su hiriente respuesta. ―El puto maniquí personal de Ricey para que lo cubra de joyas y se quede a su lado, poniéndose guapa y sin decir nada. Dejé de caminar. Dejé de respirar. Sus palabras me calaron hasta los huesos. ―Mueve las piernas, Molloy ―gruñó, varios metros más arriba, mientras se volvía para mirarme. ―No voy a esperarte toda la noche. Tengo mierda que hacer después de esto, lo sabes. ―Imbécil. ―¿Yo? ―¡Sí, tú! ―¿Por qué soy yo el imbécil? ―Porque heriste mis sentimientos. ―No, no lo hice. ―¡Sí, lo hiciste, Joey! ―Bien ―gruñó. ―Soy un imbécil. Ahora vámonos. Sacudí la cabeza. ―Molloy. ―¡No soy un maniquí! ―Bien― Joey sacudió la cabeza. ―Retiro lo dicho. No eres un maniquí. ―Eso fue muy cruel. Me miró fijamente durante un largo rato antes de finalmente exhalar un suspiro. ―Sí, lo sé.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Discúlpate. ―¿Por qué? ―Por llamarme maniquí. ―Acabo de decir que no eres un maniquí. ―Eso no fue una disculpa. ―Sí, lo fue. Me quedé mirándolo. ―No, no lo fue, Joey. ―¿Por qué no fue una disculpa? ―Porque no contenía la palabra lo siento, imbécil. Con cara de confusión -y de estar hastiado-, mi compañero soltó un gruñido furioso. ―Caminemos, ¿sí? Mueve las piernas, Molloy. Por favor. Cediendo porque había utilizado la palabra 'por favor', cerré el espacio que nos separaba y me puse a su lado una vez más. ―¿Nunca te has disculpado con alguien? ―pregunté, con una curiosidad morbosa. ―Acabo de hacerlo. ―Dios mío ―Estudié su perfil lateral. ―No lo has hecho. Con el ceño profundamente fruncido, Joey se concentró en el camino delante de nosotros, pero no respondió. Caminamos en silencio durante el resto del trayecto, y no fue hasta que doblamos la esquina de mi calle cuando le oí murmurar las palabras: ―Lo siento. ―Vaya ―El corazón me dio un vuelco en el pecho. ―¿Es la primera vez que le dices esa palabra a alguien? Se encogió de hombros, claramente incómodo. ―Probablemente. ―Bueno, gracias ―respondí, dándole un codazo con el hombro cuando

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BOYS OF TOMMEN #3 llegamos a mi puerta. ―Te perdono. ―Hm ―gruñó en respuesta. ―Me siento honrado. Una sonrisa reacia se dibujó en mi rostro y le pregunté: ―¿Quieres entrar? ―No es buena idea ―respondió, acompañándome obedientemente hasta la puerta. Podía tener mal genio, pero aprendía rápido y no me había dejado en la puerta desde la noche en que me molesté. ―¿Por qué no? ―pregunté, abriendo la puerta principal y entrando al pasillo para encender la luz. ―Ya sabes por qué. ―No, no lo sé. ―Tienes novio. ―¿Y? ―Argumenté. ―Te pregunté si querías entrar, no casarte conmigo. ¿Tener novio significa de repente que no puedo ser amiga de los chicos? ―No soy tu amigo, Molloy. Soltando un gruñido frustrado, lo agarré de la mano y lo arrastré al interior de mi casa. ―Pues yo soy la tuya, imbécil ―Cerré la puerta y le bajé la capucha―¿Ves? No ha sido tan difícil, ¿verdad? ―No. ―Además, has estado en mi casa un millón de veces con papá. Su mandíbula hizo un tic. ―Eso es diferente. ―¿Porque él es tu amigo?― Me burlé―Ahora cállate y aliméntame. ―¿Alimentarte? ―No sé cocinar, ¿recuerdas? ―Lo llevé de la mano a la cocina, lo acerqué a la nevera y sonreí. ―Y tú puedes. Joey me miró, enarcando una ceja. ―¿Crees que voy a cocinar para ti?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Para nosotros―, lo corregí, dedicándole mi sonrisa más dulce. ―No hagas eso ―me advirtió. ―¿Hacer qué? ―Darme esa sonrisa de mantequilla que no se derrite ―gruñó, señalándome con un dedo. ―No funcionará conmigo, Molloy. Soy inmune. «Por supuesto que iba a funcionar» ―Me encanta el Bistec. ―¿Bistec? Asentí. ―Ajá. ―Tienes bistec. ―Tengo dos bistecs. Me miró durante un largo momento, sopesando claramente sus opciones, antes de exhalar un suspiro frustrado. ―Trae la sartén. ―Sí ―Aplaudí encantada e hice un pequeño contoneo antes de saltar en dirección al armario donde mamá guardaba las ollas y sartenes. ―Me gusta la carne bien hecha. ―Comerás la carne como yo te la dé ―refunfuñó Joey, rebuscando en mi nevera lo que necesitaba―Esto no significa nada, Molloy ―añadió―No ganaste esta ronda. Eché la cabeza hacia atrás y me reí. ―Siempre gano, Joe.

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BOYS OF TOMMEN #3 ESTO NO ES UNA CITA

10 de octubre del 2000

No me pregunten cómo había sucedido, pero sentado en el sofá de mi jefe delante de un fuego crepitante, con el estómago lleno y un plato vacío en mi regazo, con el hombro de su hija tocando el mío, era exactamente como me encontraba terminando lo que, por lo demás, había sido un día de mierda. No sólo había cocinado para la chica, sino que ella me había convencido para que le trajera cubos de carbón y le encendiera el fuego. La persuasión era sin duda una habilidad que Molloy había perfeccionado. Sabiendo que no debería estar aquí, pero no queriendo comer y correr como un canalla, decidí que media hora era un tiempo razonable para quedarme. ―De acuerdo ―Cuando se cumplieron los treinta minutos, dejé mi plato en el brazo del sofá y me di una palmada en los muslos. ―Me voy a casa. ―No, no te vas ―refunfuñó ella, enganchando su brazo con el mío. ―Molloy. ―No ―Se acercó más, apoyó la mejilla en mi hombro y volvió a centrar su atención en la película de la televisión. ―Ahora cállate. ―No puedo estar aquí cuando lleguen tus padres ―le dije, intentando

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BOYS OF TOMMEN #3 zafarme del brazo que me sujetaba con una fuerza anormal. ―¿Por qué no? ―Porque tu padre se va a volver loco. ―No, no lo hará ―se burló. ―Somos amigos, Joe. Se me permite tener amigos cuando quiera. ―No somos amigos, Molloy. Y deja de acurrucarte. ―Los amigos se acurrucan. ―Los amigos no se acurrucan. ―Yo me acurruco con Casey todo el tiempo. ―Bueno, puedo asegurarte que nunca me he acurrucado con Podge. ―Entonces puedes practicar conmigo ―Se acercó, se hizo un ovillo y metió la cabeza bajo mi brazo. ―Ves. Ya eres una profesional. ―Muy bien, ¿cómo puede ser esto normal? ―le pregunté, mirando el brazo que de algún modo había conseguido pasar por encima de sus hombros―Eres muy hábil, ¿verdad? ―Tranquilízate, Joe ―me dijo, apoyando la cabeza en mi pecho mientras me cubría el estómago con el brazo. ―Mira la película. ―Yo no veo películas. ―Sí que las ves. ―No, no las veo. ―Pues ahora sí. ―Bien ―Exhalé un suspiro frustrado. ―¿Cómo se llama la película? ―Es una película de terror llamada Wrong Turn, sobre un grupo de veinteañeros que se equivocan de camino y acaban siendo perseguidos por unos caníbales espeluznantes. Es todo sangre y gore, con un mínimo de tiempo sexy, pero es una buena película. ―Más o menos igual a como yo me equivoqué de camino esta noche y

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BOYS OF TOMMEN #3 acabé en una pesadilla ―dije sarcásticamente. ―No tan espeluznante como tu película, pero una vez que mi jefe llegue a casa y me vea acurrucando a su hija, estoy seguro de que será un baño de sangre. ―Escucha, Joey Lynch―Sentándose erguida, me agarró la barbilla y me giró la cara para que la mirara directamente. ―Yo te vi primero. Eres mi amigo, no el suyo. Así que deja de preocuparte por mi padre y empieza a centrarte en mí. ―Técnicamente, tu padre me vio primero... ―Eres mío, ¿de acuerdo? ―No soy tuyo, pero da igual ―Resoplando, intenté cruzar los brazos sobre el pecho, sólo para que Molloy carraspeara expectante. ―Estoy aquí, como tú quieres, me quedo a ver la puta película, como tú quieres, pero no puedo acurrucarme. ―Acurrúcame. ―No. ―Hazlo. ―No va a pasar, Molloy. ―Acurrúcame, Joey. ―Dije que no. ―Acurrúcame o gritaré. ―Por el amor de Dios, está bien ―espeté, levantando el brazo para que se acurrucara a mi lado. ―Ya está. Nos estamos acurrucando. ¿Ya estás contenta? ―Lo estaré ―rió, acercándose para poner sus largas piernas sobre mi regazo. ―Una vez que hagas una cosa más por mí. ―Oh Jesús, ¿qué? ―Dime que somos amigos. ―Molloy.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Dilo, Joe. ―¿Por qué? ―Porque importa. ―¿A quién? ―A mí. Por Dios. Moviéndome incómodo, dejo caer los hombros antes de murmurar: ―Somos amigos. ―¿Qué dijiste? ―Somos amigos. Se rió. ―Esperaba algo más parecido a 'Aoife, eres mi más querida, sexy, adorable y mejor amiga de todo el mundo'. ―No tientes a la suerte. ―Pero soy tu favorita, ¿verdad? ―Con un tono burlón en la voz, dijo―¿Tu amiga favorita? ―¡Sí, claro! Como quieras. Dios ―refunfuñé, poniendo los ojos en blanco. ―Eres mi amiga favorita, con mis piernas favoritas. ―Bueno, ya ves, no ha sido tan difícil, ¿verdad? ―se rió, acercándose para acariciarme la mejilla. ―¿Y para que lo sepas, Joe? ―Se inclinó hacia mí y me dio un beso en la mejilla. ―Eres mi amigo favorito, con mi todo favorito. Vaya mierda.

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BOYS OF TOMMEN #3 TRANQUILO, AMIGO, NO ES PARA TANTO

11 de marzo del 2001

¿Conocen el dicho de que las manos ociosas son el taller del diablo? Sí, pensé que podría ser cierto. El domingo era el único día de la semana que no tenía trabajo, escuela o entrenamiento. Aparte del partido ocasional, era un hombre libre. El problema era que no me resultaba fácil no hacer nada. Nunca me sentía con menos control que cuando me encontraba en un callejón sin salida. Con las manos libres y sin nada en lo que ocupar mi mente acelerada, me puse a buscar problemas, y los encontré al compartir unas cuantas líneas de coca con Shane y los muchachos. El subidón temporal fue fantástico, me sentía en la cima del mundo. Sentía que podía correr una maratón y ganarla. Sentía que no había nada que no pudiera hacer. El único inconveniente de un domingo perfectamente planeado fue que me olvidé del partido que tenía que jugar. Y ahora, varias horas después, tras una dura caída, me sentía como una mierda. Durante todo el partido, mi corazón siguió latiendo violentamente, retumbando tan fuerte contra mi esternón, que podía oírlo en mis oídos.

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BOYS OF TOMMEN #3 Distraído y al límite, metí la pata por todo el campo, ya fuera lanzando la pelota demasiado lejos o no estando en la posición correcta para defender, y sólo había conseguido anotar dos míseros puntos en los sesenta minutos. En la grada había un seleccionador de menores del condado de Cork y yo la había cagado. Saber que mi padre también estaba en algún lugar de las gradas, viendo mi pésima actuación y planeando mi castigo por decepcionarlo, sólo hizo que me sintiera diez veces peor de lo que ya me sentía. Totalmente deprimido y jodidamente estresado, me quité el casco en cuanto el árbitro pitó el final y me marché hacia los vestuarios, ignorando varias palmadas en el hombro de mis compañeros. Dejé la hurley y el casco encima de la bolsa, me llevé una mano a la nuca y me quité el maillot, ignorando toda la bulla que me rodeaba. Acalorado de tanto correr por el campo durante la última hora, exhalé un fuerte suspiro y cogí mi botella de agua. ―Buen trabajo, muchachos ―Eddie, el entrenador de nuestro club, declaró con una palmada cuando entró en el vestuario unos minutos más tarde―Ha sido una victoria sólida. Los chicos de St. Pats son un grupo duro. Nunca iban a caer sin luchar, así que estén orgullosos de ustedes mismos por una victoria ganada a pulso. Desenrosqué el tapón de mi botella y me eché el contenido por la cara y el cuello, sintiendo un alivio inmediato cuando el agua empezó a enfriar mi piel acalorada. ―Buen partido ―dijo una voz familiar, y giré la cabeza lo suficiente para ver nada menos que al novio de Molloy, Paul Rice. Estaba sentado en el banco de al lado, recién duchado y con una toalla colgada de la cintura. ―Creí que habías metido el gol en la segunda parte. ―Sí―, acepté, volviendo a meter la botella en el bolso y cogiendo una

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BOYS OF TOMMEN #3 toalla. ―Yo también―. El balón que había tirado fuera se volvería en mi contra cuando llegara a casa, sin duda. ―Pero hiciste un buen partido ―me dijo Ricey mientras se vestía. ―Buen tiro al final. En un momento pensé que iban a ganar... ―Jugué mal ―lo interrumpí diciendo. ―No trates de disfrazarlo de otra cosa. ―¿Cuál es tu problema? ―preguntó, pasándose una mano por el pelo oscuro. ―Hemos ganado, ¿no? ―Tú eres mi problema ―solté, erizándome de tensión. ―Creí que lo había dejado claro el año pasado. ―¿Qué demonios? ―No me gustas, imbécil. No me gusta cómo hablas; no me gusta cómo actúas, y te aseguro que no me gusta cómo tratas a tu novia. Puede que compartamos equipo y aula, pero nada más ―añadí. ―No malinterpretes mi tolerancia hacia tu presencia como una invitación a hablar conmigo de otra cosa que no sea hurling. ―¿En serio? ―Vi cómo el reconocimiento se reflejaba en su rostro―¿Todavía sigues con esa pelea que tuvimos? «Claro que sí.» ―Jesús, Lynchy ―Sacudió la cabeza con frustración. ―Eso fue hace un año, y Aoife lo dejó pasar, ¿por qué tú no puedes? ―Más tonta ella ―respondí rotundamente. ―Supongo que ella no te conoce tan bien como yo. Su ceño se frunció. ―¿Qué se supone que significa eso? ―Significa que sé que eres un perro ―contesté, decidiendo no darme una ducha. A la mierda, ya me daría una en casa más tarde. Metí mi equipo en la bolsa, cogí un par de sudaderas y me las puse. ―Y no muy discreto, por cierto.

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BOYS OF TOMMEN #3 Sus ojos oscuros se abrieron como platos al darse cuenta. ―¿Estás hablando de Danielle Long? Porque no pasó nada con ella, lo juro... ―Sólo porque ella no quería que pasara ―Me puse una camiseta nueva, me calcé las zapatillas y me eché la mochila al hombro. ―Sí, soplapollas, vi los mensajes sexuales que le enviaste durante los parciales de febrero. Los muchos, muchos mensajes que le enviaste ―Deslicé mi hurley a través de los orificios del casco, agarré el mango por el medio y le dirigí una mirada furiosa. ―Tengo tu ficha marcada, pequeño pervertido. ―¿Qué hacías revisando el teléfono de Danielle? ―Ella me las enseñó ―respondí. ―Justo al mismo tiempo me pidió que te diera su propio mensaje ―Le lancé una mirada amenazadora y le dije―¿Necesitas que te explique el mensaje en detalle o ya lo has entendido? ―Esos mensajes eran sólo una broma ―se defendió con una risa falsa―Una broma con los chicos. ―Claro que lo eran ―le dije con sorna. ―Ya te he dicho antes que el viejo de Molloy es buen amigo mío. Jódela y me lo tomaré como un insulto personal. ―Tranquilo, amigo. No es para tanto― resopló Ricey a la defensiva. ―¿Lo sabe Aoife? ―le respondí. ―No he hecho nada malo ―gruñó. ―Fueron unos cuantos mensajes. No monté a la chica y, además, Aoife y yo estábamos separados en ese momento. ―A juzgar por esos mensajes que le enviaste a su amiga; creo que está bastante claro que Aoife y tú deberían estar separados permanentemente. ―Oh, sí, porque eso te vendría como anillo al dedo, ¿no? ―replicó. ―Te encantaría, ¿verdad, Lynchy? ―¿Sabe ella de las muchas otras chicas con las que has estado tonteando cuando ella está de espaldas?

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BOYS OF TOMMEN #3 Entrecerró los ojos. ―Puta mierda. ―Pura verdad ―siseé, señalándole con el dedo. ―Te veo, Ricey. Veo a través de ti, imbécil. ―Y yo te veo a ti ―gruñó, poniéndose en pie. ―Al menos ten las pelotas de admitir por qué te interesa tanto mi vida amorosa. Me ericé y di un paso hacia él, pero tuve que respirar hondo para no arremeter, para no lanzarme hacia delante y estrangular al bastardo, pero no me estaba resultando fácil. ―Es tan jodidamente obvio, viejo ―Entrecerró los ojos. ―Estás celoso porque estoy con ella. ―Sigue así ―le advertí, con el pecho subiendo y bajando rápidamente, mientras mi temperamento aumentaba―Te reto. ―Wow, Wow, Wow ―dijo Eddie, notando claramente la tensión, mientras venía a ponerse entre nosotros, con varios del equipo uniéndose a él Podge incluido. ―¿Qué está pasando aquí, muchachos? ―Nada de este rencor que me guardas tiene que ver con ser amigo de su padre ―dijo Ricey con una sonrisa burlona. ―Tienes un problema conmigo porque tengo a la chica que querías desde el primer día. Ella está conmigo, no contigo, y eso te vuelve jodidamente loco. ―Es suficiente, muchachos, todos estamos en el mismo equipo aquí. La furia emanaba de cada poro de mi cuerpo, mientras cerraba las manos en puños a los lados y me obligaba a no reaccionar. ―Si quisiera a tu novia, imbécil, ya estaría conmigo. ―¿Estaría contigo? ―Rice echó la cabeza hacia atrás y se echó a reír; Billy el valiente, ahora que el entrenador y medio equipo estaban cerca para salvarle. ―Estás hablando desde tu culo, Lynchy. Mi Aoife no le daría ni una segunda mirada a un bastardo como tú. Es una de las chicas buenas, demasiado

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BOYS OF TOMMEN #3 buena para su propio bien a veces. Así que no confundas su amabilidad con otra cosa que no sea compadecerse del patético hijo de mierda de un borracho fracasado. Ya es bastante malo que su padre te dé sobras; como carne a un perro callejero medio muerto de hambre... ―¡Eres un maldito hombre muerto! ―No lo hagas ―se apresuró a decir Podge, poniéndose perspicazmente delante de mí y apartándome del canalla con ganas de morir. ―No vale la pena, Joe. «No, pero ella sí» Mierda, ¿de dónde salió ese pensamiento? ―Vamos, muchacho ―intervino Eddie, agarrándome de la nuca con su fornida mano y dirigiéndome hacia la puerta. ―Necesitas refrescarte. ―No hagas eso―, gruñí, soltándome de su agarre, con el pecho agitado ahora, mientras se me erizaba la piel por el contacto, por la oleada de recuerdos que venía con un contacto así―¡No vuelvas a tocarme así!―. Le advertí, temblorosa, mientras alzaba la mano y me acariciaba la nuca. ―Nunca más. ―Esta bien, Lynch ―respondió Eddie con calma, levantando las manos en señal de retirada. ―Sólo quiero que salgas y te tomes un respiro, muchacho. Por tu propio bien, eso es todo. Hay un seleccionador fuera que quiere hablar contigo, y no te hará ningún bien que te llamen a las ligas menores si te ve perder la cabeza de esta manera. ―Como si me importaran un carajo las ligas menores ―siseé, retrocediendo hacia la puerta. Levanté la mano que aún sujetaba mi hurley y apunté a Ricey. ―La próxima vez que me veas, no tendrás una habitación llena de gente para protegerte. ―Estoy temblando. ―No hace falta que tiembles, imbécil. Haz las paces con Dios, porque te

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BOYS OF TOMMEN #3 voy a enterrar. Dicho esto, giré sobre mis talones y salí del vestuario dando un sonoro portazo. Me volví tres veces hacia el vestuario, dos para volver a matar a Ricey y otra para hablar con el seleccionador, antes de dominar mi temperamento. Soltando un gruñido furioso, pateé la grava y me obligué a alejarme. No tenía ni la paciencia ni la capacidad mental para soportar ningún tipo de conversación sobre mi futuro. Además, el hurling era un deporte amateur y, aunque comprendía el gran honor que suponía que te eligieran para jugar por tu condado, eso no iba a pagar ninguna factura. Ahora bien, si hubiera nacido con dinero, podría haber jugado al rugby como esos pijos del Tommen College y haber tenido la oportunidad de ganar un dinero decente por arriesgar mi cuerpo. ―Así que sobreviviste al partido sin mutilar a nadie―me dijo una voz familiar, sacándome de mis pensamientos. ―Y además has conseguido marcar. Qué superdotado. Giré la mirada y mis ojos se posaron en las fantásticas piernas de Molloy, que colgaban de la pared en la que estaba encaramada. Protegiendo mis ojos del sol de la tarde, entrecerré los ojos y la miré. Vestida con un jersey blanco de gran tamaño y unos vaqueros ajustados, chupaba un helado rojo y me sonreía. ―Buen resultado, por cierto. ―Lindas piernas. Sonriendo, dio otro sorbo a su polo antes de decir: ―¿Tienes planes para el resto de la tarde? ―¿Por qué? ―¿Qué quieres decir con por qué? ―Por qué significa por qué, Molloy.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Quieres salir? ―¿Contigo y con él? ―Resoplé. ―No, joder, gracias. ―Vamos, Joe ―dijo en tono juguetón, los ojos verdes bailando con picardía. ―Paul puede ser la tercera rueda. ―Qué graciosa. Puso los ojos en blanco y soltó una carcajada. ―Oh, no seas tan gruñón. ―¡Joey!―, resonó un coro de voces jóvenes, y vi cómo mis hermanos pequeños, Ollie y Tadhg, venían corriendo hacia mí. ―Estuviste genial, viejo. ―Sí, fuiste el mejor ―coincidió Ollie, rodeándome la cintura con los brazos. ―Buen trabajo, Joe. ―Gracias, chicos ―Acariciando el pequeño hombro de Ollie, solté el agarre que tenía sobre mi hurley para que Tadhg pudiera cogerla e inspeccionarla en busca de grietas o daños, algo que hacía después de cada partido. ―¿Quiénes son estas pequeñas miniaturas tuyas? ―preguntó Molloy, con sus curiosos ojos verdes clavados en mis hermanos. ―No me digas que me has estado ocultando una esposa y una familia secretas. Puse los ojos en blanco. ―Son mis hermanos, genio. ―Yo soy Ollie ―dijo mi hermano pequeño antes de que pudiera responder―Y ese es Tadhg ―añadió, señalando hacia donde Tadhg jugueteaba con mi hurley. ―Este es Joe. Es nuestro hermano mayor ―Arqueando la cabeza, preguntó ―¿Quién eres tú? ―Soy Aoife ―respondió con una pequeña carcajada. ―Y sí, ya conozco a su hermano mayor. Está en mi clase en el colegio. ―¿Es tu amiga, Joe? ―preguntó Ollie, volviendo la vista hacia mí. ―Es hermosa.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Claro que soy su amiga, Ollie. Y qué adorable eres al llamarme hermosa―Su mirada se desvió hacia mí y me guiñó un ojo. ―Joey también piensa que soy hermosa. ―Hermosamente molesta ―murmuré en voz baja. ―Eso es porque es verdad ―dijo Ollie con una sonrisa ladeada. ―Guao, ella es realmente muy hermosa, Joe. ―Cálmate, semental ―gruñí, metiendo la mano en el bolsillo delantero de mi bolsa de equipo para el billete de diez dólares de emergencia que siempre guardaba allí. ―Toma―dije, poniéndoselo en la mano, tratando de comprarme un minuto de paz. ―Sube a la tienda y compra a ti y a Tadhg una tableta de chocolate. ―¡Guau, gracias, Joe! ¡Hey, Tadhg! ―gritó Ollie, corriendo en dirección a nuestro otro hermano, que estaba jugando con una pelota contra la pared del fondo. ―¡Joey nos dio un billete de diez! ―¡Genial!―, oí decir a Tadhg, con la hurley olvidada, mientras él y Ollie corrían en dirección a la tienda del recinto. ―Quiero que me devuelvan el cambio ―grité tras ellos. ―Son adorables ―dijo ella, atrayendo de nuevo mi atención hacia ella―No habrán venido solos, ¿verdad? ―Sí que son algo especiales ―murmuré, mientras mis ojos buscaban entre la multitud que se dispersaba, mientras la familiar sensación de fatalidad inminente se instalaba en lo más profundo de mi estómago. ―Y no, vinieron con nuestro padre. ―¿Tu padre es el grandullón con el que te veo hablar a veces después de los partidos? ―Ese sería él. ―¿Nena?― Oí que Ricey gritaba, y ambos giramos la cabeza al unísono

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BOYS OF TOMMEN #3 para encontrarlo de pie fuera del vestuario, con cara de enfado. ―¿Vienes o qué? ―Sí, dame un segundo ―respondió, saltando desde la pared y aterrizando demasiado cerca de mí para mi comodidad. ―¿Seguro que no quieres venir? ―Sí, Molloy, estoy seguro. ―Quiero que lo hagas. «Yo también lo quiero… » ―No me interesa. ―De acuerdo, Joe ―Suspirando pesadamente, me dio una palmadita en el hombro. ―Te veré mañana en la escuela, ¿de acuerdo? ―Sí. Te veré entonces. Frunciendo el ceño, la seguí con la mirada mientras se iba en la dirección de la que yo acababa de salir. Con él. Que casualmente era la misma dirección de la que ahora venía mi padre, con una expresión fulminante en la cara. Joder.

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BOYS OF TOMMEN #3 FELICIDADES

El tiempo era una mierda, y yo quería morir... El cielo estaba negro, y yo estaba molesto... Nada de eso importa porque no va a poner comida en la mesa...

15 de mayo del 2001

Tirando mi cuaderno de inglés por la habitación, me di por vencido con la redacción que había estado intentando escribir. Miré mi libreta de deberes como si fuera la encarnación del diablo y reprimí las ganas de gritar. ¿Qué demonios estaba haciendo? Sentado en la cama haciendo los putos deberes, de entre todas las cosas, miré a la pared de enfrente y suspiré derrotado. ¿A quién pretendía engañar? No importaba si terminaba o no la redacción de esta noche. No iba a ir a la universidad, no iba a ir a ninguna parte, y los profesores no podían hacer una mierda para hacerme sentir peor de lo que ya me sentía. El sonido de mi estómago rugiendo en hambrienta protesta me sacó de mis deprimentes pensamientos, y me puse de pie, sabiendo que tendría que

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BOYS OF TOMMEN #3 enfrentarme a él tarde o temprano. Además, tenía que estar en el trabajo dentro de una hora. Hasta más tarde, Joey. Cuando se trata de él, más tarde siempre es mejor. «A la mierda ―refunfuñé para mis adentros, ―vas a morir joven de todos modos, más vale que te pongas un sello expedido en la frente» Me quité el uniforme y me puse la ropa de trabajo antes de salir al pasillo. Ignorando el hedor a orina y whisky, bajé las escaleras, tratando de parecer lo más distante e impasible posible al enfrentarme a mis padres. Era mi salvación. Mi única forma de protegerme del canalla de cuya polla había sido concebido. Si no te importa, nada de lo que él haga podrá hacerte daño. En cuanto bajé el último peldaño de la escalera, pude oírlos discutir en la cocina. Sorprendentemente, yo no era el tema candente de la decepción. Hoy, era el turno de Shannon. ―No va a ir, Marie ―ladró mi padre, haciendo una bola con un montón de papeles y tirándoselos a mamá a través de la mesa. ―Ni hablar. ―Pero es tan callada, Teddy ―intentó convencerlo mamá. ―Tan tímida. Nunca lo conseguirá. Ya está luchando para hacer frente a la escuela primaria. ―Tendrá que superarlo ―respondió papá, sin pestañear. ―No es mejor que los demás. No permitiré que la envíen a una escuela privada cuando los chicos están en la pública. ―Puedo hacer turnos extra en el trabajo ―se apresuró a decir mamá―No me importa. Lo pagaré yo misma… ―Dije que no ―ladró papá. ―Eso no va a pasar. Quítatelo de la cabeza. ―¿Qué está pasando?― pregunté, entrando en la cocina. ―Tu madre cree que tu hermana tiene que ir a un colegio privado el año

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BOYS OF TOMMEN #3 que viene cuando acabe primaria ―me dijo papá, que para variar estaba sobrio―Cree que es demasiado delicada para BCS. «Y lo era» A Shannon le costaba mucho encajar con la gente, muchísimo, y a menudo me preguntaba qué sería de ella cuando empezara la secundaria. Para ser sincero, era una idea que me aterrorizaba hasta la médula, así que intentaba no pensar en ello. Shannon estaba tres años por debajo de mí en la escuela, porque la retuvieron en el primer ciclo de educación infantil, así que cuando el año siguiente nos separáramos en BCS, con ella en primero y yo en cuarto, no tendría a nadie que la cuidara, algo que necesitaba desesperadamente. Las chicas de su clase en la escuela primaria eran sépticas y le habían hecho pasar un infierno desde bebés, y esas eran chicas que estaban en la pubertad. Las adolescentes a las que tendría que enfrentarse cuando empezara la secundaria serían harina de otro costal. Mi hermana tenía un par de amigas: recordaba en particular a una chica muy simpática llamada Claire, que, sin duda, iría al Tommen College después de la escuela primaria para reunirse con su hermano Hughie, jugador de rugby. Por desgracia para Shannon, ella iría al BCS conmigo. No había mucho que pudiera hacer por ella, aparte de que me suspendieran por defender su honor, cosa que no me cabía duda de que ocurriría. Uno de estos días, mi hermana iba a tener que defenderse. ―¿Cuánto cuesta Tommen?― pregunté, asaltando la nevera en busca de un paquete de jamón. ―Varios miles al año ―respondió mamá. ―Pero parece ser un colegio fantástico. Y tengo un año entero para ahorrar para la matrícula. Ahora está terminando quinto curso, así que tengo tiempo de sobra para hacerlo funcionar.

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BOYS OF TOMMEN #3 Realmente creo que sería el mejor lugar para ella... ―No hay nada malo en la escuela comunitaria local ―rebatió papá con un bufido. ―Es gratis y los dos fuimos allí, Marie. Y mira a Joey. Le va de maravilla. Está volando con el hurling. Ya está entrenando con el equipo de menores y tampoco necesitó una maldita educación de lujo de Tommen para llegar allí. ―Sí―dijo mamá con cuidado. ―Pero Shannon no es Joey. ―Gracias a Dios por eso ―murmuró papá. Me tensé, inquieto por el raro cumplido, antes de terminar de preparar un sándwich de jamón y coger una lata de Coca Cola de la nevera. Intenté mantener la cabeza fría, la calma y controlar mi temperamento. Pero nunca me resultó fácil, y cada segundo que pasaba en su compañía me resultaba más imposible. No me gustaba que mi padre me hiciera cumplidos o me hablara como un ser humano civilizado. En cierto modo, prefería sus insultos de borracho y sus bofetadas furiosas. Al menos sabía a qué atenerme. Llevaba tres semanas sobrio y sabía que era cuestión de tiempo que recayera. Porque mi padre era alcohólico, la adicción dominaba su vida. Ese era el patrón que había tomado su vida, y lo odiaba por ello. Pero no tanto como me odiaba a mí mismo por seguir sus pasos. Un cigarrillo para dormir, una línea para funcionar y cualquier otra cosa que pudiera conseguir para escapar. Había sido mi mantra durante mucho tiempo, sabía que era demasiado joven para seguir esta línea en particular, pero sinceramente, no tenía ninguna otra opción disponible. En mi cabeza era morir o drogarme. Y tenía demasiada gente dependiendo de mí para no morir.

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BOYS OF TOMMEN #3 Joder. Apartando de mi cabeza todos los pensamientos de odio hacia mí mismo antes de que estallara e hiciera algo imprudente, me volví hacia mis padres y les dije: ―Creo que deberían enviarla. ―¿A Tommen?― preguntó mamá, con tono esperanzado. ―Sí― Asentí, masticando un bocado de mi sándwich―Sería bueno para ella. Tienes razón, mamá. A Shannon se la tragarán en BCS. ―¿Y cómo propones que financiemos ese colegio privado de 'varios miles de euros al año'? ―preguntó papá, dirigiendo su mirada hacia mí. ―Bueno, no lo sé―, respondí, señalando mi mono manchado de aceite―Tal vez saliendo de tu agujero y consiguiendo un trabajo como el resto de nosotros. ―Oh, Joey ―suspiró mamá, dejando caer la cabeza entre las manos, mientras mi padre se levantaba tan deprisa que la silla en la que estaba sentado resbaló por las baldosas de la cocina. ―¿Qué carajo me dijiste, bastardo? ―¿Necesitas un audífono? Te dije que salgas de tu agujero y te busques un trabajo―. Sin ganas o simplemente incapaz de mantener la boca cerrada, continué firmando mi propio certificado de defunción. ―Lo creas o no, hay muchos por ahí. Es cierto que aún no he oído hablar de ninguno que pague bien para tu formación. Supongo, en tu defensa, que no será fácil encontrar una taberna que te pague por mantener su bar - con lo experto que eres con todo eso. No me agaché ni intenté esquivar el puño que se estrelló contra mi mandíbula. Era inútil. No pararía hasta conseguir su recompensa. Era recibir mi paliza ahora o más tarde. Opté por acabar de una vez, sin embargo, me arrepentí de no haber tirado la lata de coca antes de que saliera volando por la cocina, esa mierda era cara.

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BOYS OF TOMMEN #3 El impacto de sus nudillos me dejó sin aire en los pulmones, pero no dejé que lo viera. Prefería morir antes que exponer un ápice de vulnerabilidad al hombre al que tenía la desgracia de llamar padre. Respirando fuerte y deprisa, me pasé rápidamente la lengua por los dientes, evaluando los daños, mientras el familiar sabor ácido de la sangre me llenaba la boca. Mi cuerpo era un mapa de cortes y magulladuras, cicatrices y distorsiones. Nada cambiaría, nadie preguntaría y yo no podría contarlo. Aceptarlo parecía ser la norma para mí. Además, si yo me llevaba la peor parte de su mal humor, significaba que ellos se salvaban, que ella se salvaba. Mi padre era un hombre fuerte, y los puñetazos que me daba tenían mucha fuerza. Eran lo bastante fuertes como para hacerme caer de lado, pero no lo bastante como para hacerme callar. ―¿Eso es todo?―Como un masoquista suicida, me reí en su cara. ―Te estás ablandando, viejo. ―Teddy, no ―suplicó mamá, corriendo a interceptar el brazo de su marido antes de que pudiera retroceder una vez más. ―Es sólo un niño. ―No me hagas favores ―me burlé, odiándola por defenderme. Ella no me quería, maldición. Ella pensaba que yo era igual que él. ―No necesito que hagas una mierda por mí. ―Cuidado con lo que dices, bastardo ―advirtió papá, anudando su fornida mano en mi camiseta. ―No le hables así a tu madre. No en su estado. ―¿Así cómo? ¿Cómo tú? ―Me reí, apartándolo bruscamente de un empujón, retrocediendo rápidamente una vez que registré lo que había dicho―Espera, ¿qué quieres decir con 'en su estado'...? ―Levanté una mano, sintiendo que de repente me asfixiaba mientras las paredes se cerraban a mi alrededor. ―No lo digas.― Sintiéndome mareado, miré entre ellos antes de que mis ojos se posaran de mala gana en su estómago. ―No lo digas, carajo.

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BOYS OF TOMMEN #3 Mamá puso la mano sobre la pequeña hinchazón de su vientre y me quise morir. ―Vamos a tener otro bebé, Joey. No. ―Nacerá en noviembre. No. ―Los médicos creen que es otro niño. Por favor, Dios, no. ―Esta vez será diferente, Joey ―se apresuró a añadir mamá, que casi se sobresalta cuando papá la rodeó con el brazo. ―Tu padre ha dejado la bebida. Esta vez para siempre. Estamos intentando superarlo todo... -se le cortó la respiración y carraspeó antes de susurrar- Este bebé es nuestro nuevo comienzo. Mentirosa. Mentirosa. Mentirosa. Se suponía que los bebés no se hacían para tapar las grietas de los matrimonios, pero eso es lo que sería éste. Eso es lo que éramos cada una de nosotros, tiritas temporales para tapar las grietas de la relación disfuncional de nuestros padres. Entumecido, miré fijamente la cara de mi madre, mientras un nuevo nivel de devastación se apoderaba de mí. ―¿Lo planeaste tú? Mamá abrió la boca para responder, pero él llegó primero. ―Los dos lo hicimos ―espetó papá. ―Ahora, ¿no vas a decirnos nada a tu madre y a mí? ―Felicidades ―respondí en un tono muerto, muy parecido a como me sentía en ese momento. Sacudiendo la cabeza, los esquivé y me dirigí a la puerta, cogiendo mi bolsa de entrenamiento mientras avanzaba. ―Trabajo hasta las seis y media, y tengo un partido después, así que llegaré tarde a casa.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Esta vez será diferente, Joe ―me dijo mamá, con la voz llena de emoción―Te lo prometo. ―Sí― acepté, antes de cerrar la puerta detrás de mí. Porque esta vez no tenía intención de pensar en nada. Ni un maldito segundo.

Para cuando llegué al trabajo, mi estado de ánimo había decaído hasta el punto de que, sinceramente, no creía que pudiera soportar ni un gramo más de mierda. Sin embargo, eso es exactamente lo que obtuve en el momento en que entré en el garaje y vi nada menos que a Molloy, de la mano, con el perrito faldero de su novio. Maravilloso. Simplemente maravilloso. ―Hola, Joe ―dijo Molloy con una sonrisa de oreja a oreja, fijándose en mí en cuanto entré en el edificio. Asentí con la cabeza. ―Molloy. ―Joey, muchacho ―dijo Tony con una cálida sonrisa. ―¿Cómo estás? ―Estupendamente, Tony. Siento llegar tarde ―murmuré, pasando junto a ellos para guardar mi hurley, el casco y la bolsa de equipo en el despacho. No estaba de humor para jugar un partido esta noche, pero a veces los partidos en los que no estaba en forma acababan siendo los mejores. Desde luego, estaba lo bastante irritado para ello. Volviendo a su conversación, Molloy se reía y charlaba con su padre, mientras Paul el canalla se ponía a su lado como un, bueno, como un canalla cualquiera. Su pelo rubio estaba suelto hoy, fluyendo libremente por la mitad de su espalda, y juro que nunca había visto nada como ella.

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BOYS OF TOMMEN #3 Como un ángel con alas impuras, miraba a su padre con sus largas pestañas, ocultando esa lengua afilada que yo sabía que poseía, mientras interpretaba el papel de hija adorada y niña buena en todos los sentidos. Pero ella sabía que no era así. Y yo también. Me recordaba a uno de esos hermosos y exóticos pájaros enjaulados que se ven en las tiendas de animales; fuera de lugar y con ansias de libertad. De algún modo, dudaba que lo consiguiera paseándose de la mano de un estirado como el puto Paul Rice. Al principio, había supuesto que Molloy intentaba provocarme saliendo con mi compañero de equipo. Mi falta de atención la había cabreado, y ella no era el tipo de chica que se acostaba con nadie. Estaba seguro de que su relación era su forma de provocarme. El problema era que habían pasado quince meses desde que aceptó salir con él, y aunque se separaban más de lo que salían, y él la trataba como a una mierda, ella siempre volvía con él. Eso me inquietaba, me escocía. Sabía que no tenía derecho a sentir nada al respecto, pero eso no me impedía sentirme de todas las maneras posibles. ¿Qué demonios hacía con un tipo como Paul Rice? Era demasiado aburrido para ella y tenía un gancho derecho de mierda. Ella necesitaba emoción y ser desafiada, eso estaba escrito en su cara. «Ella te esperó, ¿recuerdas? Él no era su primera opción» Fingir que no me dolía verla con él era algo que no tenía más remedio que dominar. Así que, como hacía cada vez que ella entraba en el garaje, alardeando de su fantástico novio de mierda, manejé la sensación del cuchillo en la tripa como un soldado de guerra, y seguí a lo mío. Temblando de tensión, me puse rápidamente manos a la obra, clasificando

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BOYS OF TOMMEN #3 una pila de neumáticos que necesitaban que se comprobara su estado. Ignorando a la pareja que jugaba a la familia feliz detrás de mí, dejé que mis pensamientos vagaran hacia mi madre. Otro bebé. Nacería en noviembre, eso significaba que sólo tendría tres años cuando yo cumpliera dieciocho y estaría dejando atrás a un niño pequeño cuando saliera de esa puta casa. Por Dios. Me recorrió un escalofrío y apreté tanto la mandíbula que me dolían los dientes. Verán, había hecho un trato conmigo mismo; me había prometido que aguantaría hasta que terminara los estudios. Para entonces tendría dieciocho años y medio. Me quedaría en casa y cuidaría de mis hermanos y hermana hasta entonces. Podía hacerlo, podría aguantar hasta entonces. Pero después, cuando terminara el bachillerato, me largaría de allí. Tenía todo un plan en mente, conseguiría un segundo trabajo, algo a tiempo completo y por lo que ganara bien, y con eso daría un depósito para un piso barato de una habitación. Shannon vendría conmigo. Ella se quedaría con el dormitorio y yo con el sofá. Sería pequeño y básico, pero sería nuestro. Pasarían unos meses y, a medida que ganara más dinero, cambiaríamos a un piso más grande, donde se nos unirían Ollie y Tadhg. Para entonces tendrían once y trece años, edad suficiente para valerse por sí mismos. Ni por asomo me imaginé que tendría que cuidar de otro hermano, y mucho menos de un niño pequeño, no podría hacerlo. Tendría que trabajar durante el día, y quizá también algunas noches. No podría cuidar del bebé, pero tampoco podía dejar que ellos cuidaran del bebé. Me cago en la puta.

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BOYS OF TOMMEN #3

TERCER AÑO

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BOYS OF TOMMEN #3 BAÑOS NUEVOS Y ANTIGUOS ERRORES

01 de septiembre del 2001

―¿Dónde quieres que tire el viejo? Me desperté sobresaltada al oír aquella voz familiar, me incorporé en la cama y estiré el cuello para oír mejor. ―Tíralo al patio ―Era la voz de mi padre. ―Luego lo cargaré en la furgoneta y lo llevaré al vertedero. ―¿Seguro? ―Mis ojos se abrieron de horror. ―Es una bañera de hierro fundido. Podría valer algo si se la llevas a Timmy Murphy en Glenmore. Se dedica a la chatarra. ―Él tiene una hija en el mismo año que tú y los mellizos, ¿no? ―Neasa. Sí, está en mi clase. Escucha, podría darle un telefonazo, si quieres. Puede que te dé una buena paga. ―No, esa cosa está en las últimas. Está podrido por debajo. No llegaría ni al precio del diesel que me costaría llevarlo hasta allí. Oh, Dios mío. ―Me parece bien. ¡Claro que no lo hizo!

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Buen chico, Joey, ¿puedes llevar eso abajo tú solo? ¡Lo hizo! ―Sí, Tony, no es molestia. Aunque hoy tendré que irme alrededor de las tres. Tengo un partido en el recinto. ¡Papá lo trajo a casa! ―Por Dios, hijo, eres fuerte como un buey. Y no es ninguna molestia. Lo habremos terminado para entonces. ¡Otra vez! Y yo me veía como algo que había sido arrastrado por una zanja. Perfecto. La perspectiva de ver a Joey, después de pasar todo un verano sin verle la cara todas las mañanas entre semana en clase, hizo que me quitara las mantas de encima y saltara de la cama, sólo para caer al suelo de forma épica, golpeándome el dedo del pie con la esquina metálica de la cama al caer. ―Jesús, María, José y el burro ―grité, junto con una serie de coloridas palabrotas. Me retorcí sobre la espalda y emití un estrangulado quejido mientras me agarraba el pie y me lo llevaba al pecho. ―Ay, ay, ay... La puerta de mi habitación se abrió y mi padre, preocupado, apareció en el umbral. ―¿Qué estás haciendo, Aoif? ―preguntó, llevándose una mano al pecho―Pensé que había un gato en celo en tu habitación por los ruidos que hacías. ―No hay gato en celo. Sólo... yo ―murmuré, dejando caer la cabeza contra la alfombra de mi habitación, con el orgullo -y los dedos- heridos―¿Qué estás haciendo? ―Joey me está echando una mano para cambiar el viejo retrete ―explicó papá. ―Tu madre quiere que quiten la bañera y pongan en su lugar una ducha

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BOYS OF TOMMEN #3 eléctrica. ―Suena caro ―repliqué, preguntándome cómo podríamos permitirnos un baño nuevo. ―¿Qué tiene de malo lo que ya tenemos? ―Ya conoces a tu madre ―dijo papá con un suspiro de cansancio. Sí, lo sabía, y también conocía a mi padre. Lo que mamá quería, papá se lo conseguía, independientemente de si podía permitírselo o no, normalmente como forma de compensación por su último desliz. Un baño nuevo era un pequeño precio a pagar por su ojo errante, supongo. No me serviría de nada saber el nombre del último error de mi padre. No cuando ya conocía los nombres de muchos de los que habían ocurrido antes de éste. Frunciendo el ceño, papá dijo: ―Oh, por Dios, Aoife, ponte algo de ropa, ¿quieres? ―Señaló mis piernas desnudas―Tu hermano está abajo con sus amigos, y yo traje al chiquillo del trabajo. ―Estaba en la cama ―respondí a la defensiva, tirando del dobladillo de mi camiseta de tirantes en un intento deficiente de ocultar mis muslos. ―Y estoy en mi propia habitación. No acostumbro a ir por ahí en bragas, papá. ―Aun así ―refunfuñó, con cara de vergüenza, mientras giraba rápidamente sobre sus talones y desaparecía en el cuarto de baño. ―¿Has oído hablar de las pijamas? Y son las diez de la mañana. ¿No deberías estar fuera de la cama y haciendo algo productivo? «¿Tú alguna vez has oído hablar de hacer algo productivo como mantener la polla en los pantalones?» ―En caso de que se te haya escapado, hace como veintitrés grados afuera, lo que es rarísimo para nosotros, por eso las bragas ―le respondí. ―Y en cuanto a la falta de productividad, me quedan dos días de vacaciones de verano antes

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BOYS OF TOMMEN #3 de que empiecen las clases el lunes, y estoy metida de lleno en el repaso para el certificado Junior, padre querido, y tengo toda la intención de aprovechar al máximo esos días. ―¿Y? ―Le oí gritar desde el baño. ―Eso no es excusa para holgazanear todo el fin de semana. Deberías encontrar algo productivo que hacer. ―Y tú deberías buscarte una brújula para la moral. ―¿Qué fue eso, cielo? ―Nada ―Sintiendo que el corazón se me hundía en la boca del estómago, me puse de pie. ―Nada de nada, papá. Qué manera más bonita de acabar las vacaciones de verano, pensé abatida mientras cruzaba mi habitación para cerrar la puerta. «Tu papá está revolcándose otra vez, y en vez de lidiar con la infidelidad de tu padre, tu madre se gastó los ahorros en un maldito baño nuevo» ―Eso está cargado en la furgoneta, Tony. ¿Quieres quitar el suelo de Lino mientras estamos en ello? Así sólo tendremos que hacer un viaje al vertedero...―La voz de Joey se entrecortó cuando se detuvo en seco en el pasillo, justo delante de la puerta de mi habitación, y justo delante mío. En cuanto sus ojos se posaron en mis piernas desnudas, sentí un sofoco que me recorrió la piel. No sentía la necesidad de ocultar mi cuerpo, no cuando estaba encantada de que por fin mirara. Además, no era de las que se cohíben. Tenía un cuerpo bonito y no iba a convencerme de lo contrario, sobre todo cuando el resto del mundo estaba más que dispuesto a destruir la autoestima de una adolescente. ―¿Te gusta el espectáculo?― bromeé, apoyando las manos en las caderas, cuando sus ojos siguieron mirándome. Me pareció bastante poético que le devolviera la misma pregunta sarcástica que me había hecho una vez. De forma igualmente despreocupada, se tomó su tiempo para volver a

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BOYS OF TOMMEN #3 mirarme a la cara. ―Es mejor que ver la raja del culo de tu padre, eso seguro. Arqueé una ceja. ―¿Es? El humor bailaba en sus ojos, un raro cambio en su habitual mirada genérica de 'que se joda el mundo' que les dirigía a casi todas las personas. ―Tú. No es que no nos hubiéramos visto en verano. Me había pasado por el garaje en muchas ocasiones para atormentarlo cuando trabajaba con papá, y había estado en la mayoría de sus partidos y los de Paul, pero habíamos estado rodeados de amigos o de mi padre. Aunque sonara ridículo, echaba de menos nuestros pequeños momentos a solas. Claro que a veces ocurrían en contra de su voluntad, pero sabía que disfrutaba de mis bromas tanto como yo de las suyas. Con el corazón agitándose más de lo necesario, dado que sólo tenía los ojos del chico puestos en mí, y no sus manos, alcé la mano y le pasé el pulgar por el hinchado labio inferior, adicta a atormentarlo. ―¿Qué tienes en la boca, Joe; baba? ―No hagas eso ―Sus ojos verdes se oscurecieron. ―Aquí no. ―¿Que no haga qué?― Con un tono cargado de sarcasmo, le acaricié el labio inferior con el pulgar y sonreí. ―¿Esto? ―Jugar a tus juegos cuando tu padre está al otro lado del pasillo. ―¿Por qué no? ―bromeé, empeñada en jugar. ―¿Tienes miedo de que te encuentre mirando a su hija como si te la quisieras comer? ―Me acerqué más, esperando a que se rindiese y fuera el primero en apartarse. ―¿Quieres, Joe? ¿Quieres comerme? Alargando el brazo, Joey me agarró la muñeca con su gran mano, pero en

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BOYS OF TOMMEN #3 lugar de apartarme como yo estaba preparada para que hiciera, me atrajo hacia él, tan cerca que mi cuerpo quedó presionado contra el suyo. ―No intentes joderme la cabeza, Molloy ―Su voz era grave y acalorada, y contenía un matiz de advertencia. ―Te complazco con tus jueguecitos, pero no tientes a tu suerte. ―¿Mi suerte? ―Respiré, con el corazón acelerado, mientras lo observaba. ―Tu suerte ―confirmó. ―Sólo puedes provocarme hasta cierto punto. No pude hacer otra cosa que mirarlo a la cara y resistir las ganas de abofetearlo... o besarlo. No estaba segura. ―Yo no soy Ricey. No te besaré la mejilla ni te cogeré de la mano―añadió, con el tono acalorado. ―Sigues incitándome a que te toque y eso es exactamente lo que voy a hacer ―Sus pupilas se dilataron y mi corazón martilleó temerariamente contra mi caja torácica. ―Tal vez creas que eres lo bastante valiente para enfrentarte a mí, pero no te equivoques ―Se inclinó hacia mí, acercó sus labios a mi oído y susurró ―Tú no eres el lobo de nuestra historia, Molloy ―Su aliento me acarició la mejilla y me aceleró el pulso. ―Tú eres el cordero. ―¿Qué ocurre, Joey, muchacho? ―gritó mi padre desde donde estaba arrodillado en el baño, de espaldas al pasillo. ―Nada, Tony ―respondió Joey, sin mover un músculo, mientras volvía a centrar su atención en mí. ―Eres el dulce e inocente corderito que se empeña en jugar con fuego ―dijo, haciéndome retroceder hasta que mis piernas chocaron con la cama. ―Así que tal vez quieras dejar de cazarme, Molloy―Sus manos se movieron hacia mis caderas, y literalmente me tiró sobre el colchón―Porque si no...―Con las muñecas sujetas al colchón por encima de mi cabeza, se colocó entre mis piernas y se inclinó hacia mí, tan cerca que su

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BOYS OF TOMMEN #3 nariz rozó la mía. ―Entonces uno de estos días, voy a cazarte de vuelta. Oh, mierda. ―¿Entendido? ―Me soltó una muñeca, me cogió la barbilla y me obligó a mirarle. ―¿Amiga? ―Entendido ―Sin aliento y sintiéndome débil, empecé a asentir lentamente―Amigo. ―Buena chica. Entrecerré los ojos. ―Imbécil. Me sonrió victorioso antes de soltarme y salir de mi habitación para reunirse con mi padre en el baño. Con piernas temblorosas, me apresuré hacia la puerta de mi habitación y la cerré de golpe, antes de exhalar un suspiro entrecortado. ― Me cago en la puta. ¿Acaba de pasar eso?

Unas horas después, tras un largo examen de conciencia y no mucha búsqueda de trabajo, me encontraba acostada en una toalla sobre el césped del jardín trasero, disfrutando de los últimos rayos de sol de la inusual ola de calor, con el perro de la familia acurrucado en la hierba a mi lado. Mi papá me había ordenado que bajara las escaleras y me mantuviera alejada de ellos. Llegó a su límite esta mañana, cuando seguí rondando la puerta del cuarto de baño, haciendo comentarios socarrones sobre su mal trabajo y atormentando a su preciado aprendiz. No era culpa mía. El chico distraía demasiado como para no mirarlo, y tenía la lengua demasiado afilada como para no jugar con él, pero eso no le importaba a papá. Expulsada de la puerta de mi habitación por distraer al, y cito, ‘pobre

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BOYS OF TOMMEN #3 jovencito’ de papá, me había retirado al jardín con el perro. Ugh. ―¿Qué piensas, Spud? ―Me agaché y le acaricié el cuello. ―No soy un cordero, ¿verdad? Spud, que era una mezcla de bóxer y al menos otras tres razas, soltó un gemido de satisfacción, se echó boca arriba y pataleó salvajemente cuando le rasqué la oreja. ―Exacto ―arrullé―Un cordero nunca podría rascarte tan bien la oreja. Ese chico está lleno de mierda. Y extremadamente sexy… ―¿Te importa?― Una sombra oscura cayó sobre mí, bloqueando el sol―Mis amigos están aquí. ―¿Y? ―exclamé, usando mi pie para patear a mi hermano fuera de mi camino de la luz del sol. ―Y yo estoy intentando jugar a la WWE ―gruñó Kevin, devolviéndome el empujón con el pie. ―Pero siguen bajando por bebidas. ―No me toques con tus raros pies de hongo ―advertí. ―¿Y qué? ¿Qué tienen que ver tus espeluznantes amiguitos conmigo? ―Se llama pie de atleta ―replicó Kev a la defensiva. ―Y no bajan a tomar nada, tarada, bajan a mirarte con cara de idiotas. Me quité las gafas de sol, me apoyé en los codos y miré al escuálido mierdecilla. ―No me llames tarada, tarado. ―Aoife, vamos ―dijo, haciendo un gesto hacia donde yo estaba tirada―¿No puedes hacer eso adentro? ―¿No puedo tomar el sol adentro? Pues no, Kevin, lo siento, pero no puedo. No es así como se toma el sol ―contesté, reajustando el tirante de la

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BOYS OF TOMMEN #3 parte de arriba de mi bikini amarillo. ―Entonces tápate. ―Tampoco es así como se toma el sol, Kev. ―Aoife ―gimió, con un tono quejumbroso. ―Vamos, me estás avergonzando. Vete adentro o ponte algo de ropa. ―¿Cuántos días de sol tenemos en Irlanda, Kev? ―le pregunté a mi mellizo. Sí, puede que hubiéramos compartido vientre durante nueve meses, pero eso era todo lo que teníamos en común. La verdad era que no podíamos ser más diferentes el uno del otro. ―La respuesta es insuficiente ―le dije. ―No es suficiente ni por asomo. Además, papá está arriba, poniendo un baño nuevo con Joey, y ya me desterraron. ―Sí, ya vi que lo ha vuelto a traer ―refunfuñó mi hermano―Podría haberme pedido que lo ayudara con el baño. ―Ja ―me reí. ―Como si supieras lo más mínimo sobre trabajos manuales ―Podría enseñarme ―espetó Kev en tono defensivo. ―Aprendo más rápido que ese estúpido de arriba. ―No lo llames estúpido ―advertí, con los pelos de punta. ―Sabe más del mundo de lo que tú nunca sabrás. Kev puso los ojos en blanco. ―Ah, sí, porque para saber dónde conseguir droga hace falta ser un genio. ― Y, fuma hierba de vez en cuando ―me oí defender. ―Gran cosa, Kev. Igual que mucha otra gente de nuestro curso. Eso no lo convierte en mala persona. ―Tampoco lo convierte en una buena persona ―replicó. ―¿Por qué siempre lo defiendes?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Porque es mi amigo, Kevin. ―¿Sí? Bueno, tu amigo hace mucho más que fumar hierba. ―Como si tú lo supieras. ―De hecho, lo sé ―respondió. ―Yo también estoy en su curso, acuérdate. Sé lo que pasa tan bien como tú. ―Sí, en la clase de los cerebritos ―resoplé. ―Y claro que lo sabes, Kev. Estás ahí con los peces gordos, ¿no? El mismísimo señor popularidad. ―¿Crees que tu aspecto y tu popularidad te van a llevar lejos en la vida?―se rió. ―Eres tan estúpida que hasta da pena. ―Mírate, poniéndote furioso y sarcástico ―Sonreí. ―No hace falta que me compadezcas, querido hermano, porque me va muy bien por mí misma. ―No, Aoife, a mí me va bien. Soy yo el que va a sitios. La única forma de que salgas de esta urbanización es que te cases ―se burló. ―Porque seguro que no lo conseguirás por ti misma. Así que, tal vez quieras aferrarte a Paul Rice, porque parece tu mejor oportunidad. ―Oh, lo que tú digas, imbécil. ―Es la verdad. ―Sigue diciéndome estupideces y puede que tenga que quitarme el top y darles a esos amigos tuyos un espectáculo realmente especial. Entrecerró los ojos. ―No te atreverías. ―Pruébame ―Le devolví la mirada con los ojos entrecerrados, me llevé la mano al cordón de detrás del cuello y le dije ―Me han dicho que mis pezones son firmes. ―Eres una zorra ―me dijo antes de volver furioso a la casa. ―Hay que serlo para saberlo, maricón ―le grité y suspiré satisfecha, encantada de haberle ganado la partida. ―Buena, ¿eh? ―canturreé, haciéndole cosquillas a Spud en la barriga. ―Sí, ya sé que tú también piensas que es un

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BOYS OF TOMMEN #3 bobo. No necesito un chico, ¿verdad? No, no lo necesito. ―¡Aoife Christina Molloy! ―gritó mi madre unos minutos después. Empujó la ventana de la cocina, se asomó y me sacudió una cuchara de madera―Entra en casa y cúbrete antes de que salga y te arrastre adentro. ―¿Hablas en serio? ―gruñí, dándole a Spud un último masaje en la barriga, antes de ponerme en pie de mala gana―¿Me delató? ―Hay adolescentes en esta casa, Aoife ―replicó mamá. ―Y tú estás tirada en el jardín como la mismísima Pamela Anderson. ―Sé cuántos años tienen, mamá ―Me reí. ―¿Tienes miedo de que les vaya a dar una vuelta? O más bien un cuerno… ―No te atrevas a terminar esa frase ―advirtió mamá, todavía agitando la cuchara de madera como un ama de casa demente. ―Sí, bueno, papá me dijo que no me entrometiera ―le contesté. ―Basta de descaro, jovencita. Adentro ahora mismo, o estás castigada por el resto del mes. Y eso también incluye tener amigos en casa. Tampoco teléfono. Y no... ―Jesús, está bien ―resoplé, dirigiéndome a la puerta trasera. ―Relájate, ¿quieres? No es tan grave. ―Gracias ―dijo mamá cuando entré en la cocina. ―Ahora sube y ponte algo de ropa, como una buena chica, antes de que a tu hermano le dé un ataque de nervios. ―¿Está bien si me tomo algo antes de que me exilien de la casa familiar por poseer un par de tetas? ―pregunté malhumorada, mientras metía la mano en la nevera y cogía un cartón de zumo de naranja. ―¿O rehidratarse también es un delito ahora? ―Reina del drama ―Mamá puso los ojos en blanco, sonrió y volvió a planchar. ―Sírveme un vaso a mí también.

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BOYS OF TOMMEN #3 Cogí dos vasos de la prensa, me serví un vaso de zumo de naranja y me lo tragué rápidamente antes de rellenar mi vaso y servirle uno a mamá. ―Gracias, amor. ―De nada ―bromeé, dejando un vaso en la encimera junto a ella. ―Trish, tenemos el baño casi listo, cariño. Me voy al vertedero con esa vieja bañera antes de que cierren ―llamó mi padre desde el vestíbulo. ―No tardaré. ―Nos vemos, Trish. Gracias por el bocadillo. ―De nada, Joey, querido. Resistiendo el impulso de salir corriendo al pasillo y echar un último vistazo a Joey Lynch antes de que se fuera con mi padre, me mantuve firme, y en su lugar tomé otro sorbo de zumo de naranja. ―Asegúrate de llevarte a ese viejo Lino contigo, Tony ―respondió mamá, sin molestarse en levantar la vista de su tabla de planchar―Y hay unas cuantas bolsas de basura al lado de la casa que podrías sacar. ―Ya me ocupo de eso. ―Bien hecho. ―Un pequeño aviso de que Joey iba a venir hubiera estado bien ―dije una vez que la puerta se cerró tras ellos. ―Es un chico encantador, ¿verdad? Es muy trabajador ―dijo mamá, sonriendo mientras planchaba. ―Pensé que te encantaría verlo. Ustedes dos son grandes amiguitos en el colegio, ¿no es cierto? ―Sí, somos amigos ―acepté, reprimiendo una carcajada. ―Aunque un aviso hubiera estado bien. ―Es una pena que él y tu hermano no parezcan congeniar ―añadió mamá con un suspiro. ―Eso no es culpa de Joey, mamá. Kev no congenia con nadie ―resoplé,

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BOYS OF TOMMEN #3 apoyando la cadera en la encimera. ―Es demasiado engreído. ―Aoife. ―¿Qué? ―Levanté una mano. ―Es verdad. ―A tu hermano no le vendría nada mal dejar ese ordenador y pasar un rato en el taller. Estoy segura de que, si le diera una oportunidad, encontrarían algo en común. ―¿En común acuerdo con quién? ¿Papá o Joey? Porque, no te ofendas, mamá, pero tu querido niño se cree por encima de los dos. Kev no tiene ninguna intención de ensuciarse las manos. Tiene una opinión demasiado elevada de sí mismo como para vivir con nosotros, la gente normal. ―No la tiene ―le reprendió. ―No seas mala. ―Entonces, ¿cuál es la historia con el nuevo cuarto de baño?― Decidí cambiar de tema preguntando, no queriendo darle a mi hermano un segundo más de aire. ―¿Qué quieres decir? ―Ya sabes lo que quiero decir, mamá. ―Nada, cielo ―Mi madre, que se parecía mucho a lo que yo suponía que sería la versión cuarentona de mí, sonrió alegremente. Demasiado. ―Ya era hora de un cambio. ―Mamá ―suspiré, acercándome para acariciarle la pierna con el pie―¿Estás bien? Sabía que no lo estaba… Mi padre le había roto el corazón por cuarta vez en pocos años, que yo supiera. ―Lo estaré― respondió, con un tono enérgicamente alegre, mientras se colocaba un mechón rubio de pelo detrás de la oreja. ―Estoy deseando darme una buena ducha caliente esta noche.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Entonces, ¿quién fue esta vez? ―pregunté entonces, provocando al oso. En realidad, no quería saberlo, o al menos no debería, pero se lo pregunté de todos modos porque era una chismosa. Rebusqué en la pila de ropa planchada y bien doblada que tenía sobre la mesa de la cocina, cogí una camiseta y me la puse. ―¿Fue algo ocasional o llevaba así un tiempo? ―No quiero hablar de eso, Aoife ―respondió mamá en voz baja. ―Y tampoco quiero que pienses mal de él. En el fondo es un buen hombre y un padre maravilloso. ―Sí, es un buen padre ―coincidí, dejando mi vaso vacío en el fregadero―Pero es un marido de mierda, mamá. Ella, por su parte, era una buena esposa y una mamá estupenda, pero eso no cambiaba el hecho de que su constante torrente de perdón se pareciera mucho a debilidad a mis ojos. Claro, parecían tener una relación decente, cuando papá no dejaba que su mirada errante se interpusiera. De una manera extraña, eran bastante estables y nunca parecían dejar que ningún problema en su matrimonio interfiriera en mi vida o en la de Kev. ―Comete muchos errores ―coincidió mamá, tendiéndome los pantalones vaqueros que acababa de planchar. ―Demasiados errores ―ofrecí yo, poniéndome los pantalones cortos y arrastrándolos por las caderas. ―Demasiadas veces. ―Sé que tienes tus propios pensamientos y opiniones sobre cómo debería reaccionar ante esto―dijo ella con ecuanimidad. ―Pero es mucho más fácil saber qué hacer cuando es la vida de otra persona la que estás juzgando. ―A mí me parece que todo es blanco y negro. ―Eso es porque eres joven ―Sonrió. ―El mundo no es blanco o negro, Aoife. Hay mucho gris en medio.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No lo entiendo ―admití con un suspiro frustrado. ―No entiendo cómo puedes seguir con él cuando ha demostrado que no se puede confiar en él―Sacudí la cabeza y la señalé. ―Mira qué montada estás, mamá. ―¿Montada? ―Significa deseable ―le expliqué. ―Hermosa, preciosa, follable... ―De acuerdo ―mamá se rió suavemente. ―Gracias por el cumplido, pero ya está bueno de palabrotas. ―Bueno, es verdad. Eres impresionante, mamá―insistí. ―Kev cree que sus amigos raritos bajan a verme, cuando la mitad de las veces es para echarte un vistazo a hurtadillas. ―Aoife ―se rió entre dientes. Suspirando, le pregunté ―¿Por qué lo aguantas, mamá? ― Lo amo ―respondió ella. ―He invertido más de veinte años de mi vida en él y he tenido a mis hijos con él. Y lo creas o no, él también me ama. ―Entonces quizá necesita amarte mejor ―le dije. ―Porque sus palabras y sus acciones no están exactamente alineadas, mamá. ―Ningún matrimonio es perfecto. ―No ―estuve de acuerdo. ―Pero tampoco todas las esposas son engañadas. ―¿Y Paul? ―preguntó mamá, dirigiendo la conversación hacia mí, con tono defensivo. ― Lo amas, ¿verdad? Imagínate haber pasado la mayor parte de tu vida formando una familia juntos y luego tener que... ―No. Mamá parpadeó sorprendida. ―¿No? ―No ―confirmé, sacudiendo la cabeza. ―No amo a Paul, y no tengo planes de que esa situación cambie. ―¿Por qué no?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Porque no tengo ninguna intención de darle a un chico ese tipo de poder sobre mí ―respondí simplemente. ―Desde mi punto de vista, los hombres te defraudan, incluso los buenos, como papá, no son de fiar. Así que, ¿por qué iba a exponerme a ese tipo de dolor? Sería un suicidio emocional. Mamá parecía atónita mientras dejaba escapar una pequeña carcajada. ―Aoife, si no sientes nada por el pobre chico, ¿por qué, en nombre de Dios, has estado saliendo con él durante el último año y medio? ―Porque quiero―le expliqué. ―No porque lo necesite. ―¿Y qué pasa con Paul?―preguntó. ―¿Has pensado en sus sentimientos? ―Nunca he dicho que no me preocupe por él, mamá, claro que me preocupo―. Encogiéndome de hombros, añadí: ―Le tengo cariño, obviamente. Sólo que no tengo esos sentimientos locos y profundos que nublan el sentido común. Arqueó una ceja. ―¿Le tienes cariño? Me encogí de hombros. ―¿Qué tiene de malo? ―Cariño no es una palabra que una chica use normalmente para describir sus sentimientos hacia su novio. ―Bueno, es todo lo que siento, mamá. ―Pero... ―Y si crees que Paul Rice está enamorado de mí, te equivocas―, me apresuré a señalar. ―Sus sentimientos son tan reemplazables para él como lo soy yo. Si rompiéramos por la mañana, podría garantizarte que no tardaría más de una semana, dos como mucho, en irse con otra. ―Aoife―, jadeó mamá. ―¿Qué? Es verdad ―Me reí y agité una mano en el aire. ―Así de fugaces son los sentimientos de los chicos, y no me refiero sólo a Paul. Me refiero a todos los chicos. Claro, podría estar lastimado por el orgullo, pero se olvidaría

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BOYS OF TOMMEN #3 de mí bastante rápido. ―Pero... ―Vamos, mamá, es como acabas de decir; llevas veinte años casada con papá, y eso no le ha impedido olvidarse de ti cada vez que se desvía. ―Entonces, ¿esta forma de pensar se debe a nuestro matrimonio? ―¿Quizá? ―Me encogí de hombros. ―No lo sé. ―Espero que no. ―Pero, aunque lo sea, me alegro porque me preparó para lo inevitable. No te dejes llevar por los sentimientos y no saldrás herida ―Sonreí. ―Sencillo. ―Entonces, ¿estás diciendo que nunca quieres enamorarte y casarte? ―No es que me oponga al cien por cien a la idea del matrimonio y la maternidad. Si llegara el hombre adecuado y me demostrara que estoy equivocada, claro que podría hacerlo ―admití. ―Pero nunca podría hacer frente a la mierda con la que tú has tenido que lidiar. Nunca podría hacerlo, mamá. Y menos con tu elegancia. Si amara a un hombre, y me refiero a amarlo de verdad, con locura, profundamente, entonces nunca podría soportar saber que está con otra mujer. Me destruiría. Me volvería loca. Nunca podría perdonar ese nivel de traición. Por eso correr ese riesgo me parece demasiado arriesgado. Así que sí, probablemente seguiré sin anillo durante los próximos cuarenta años. ―Entonces, ¿no te importaría si Paul se fuera con otra chica? ―Mamá preguntó. ―Ya sabes, ¿ya que no lo amas y todo eso? ―Honestamente, probablemente estaría enojada, pero sobre todo aliviada. Mamá se quedó estupefacta. ―¿Aliviada? ―Sí ―respondí. ―Porque habría demostrado lo que he sabido todo el tiempo; que no se puede confiar en ningún hombre. ―No sé, Aoife, cariño ―dijo mamá, mordiéndose el labio. ―Es una forma de pensar terriblemente cínica.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Práctica ―Le guiñé un ojo. ―Es una forma práctica de pensar... y claramente la forma correcta de pensar, teniendo en cuenta los rumores que he oído. Mamá me miró desconcertada. ―¿Qué clase de rumores? Arqueé una ceja y la miré con cara de qué crees. ―¿Te

engañó?―,

preguntó

ella,

captando

inmediatamente

mi

intención―¿Entonces qué haces con él? ―¡Ja!― Me crucé de brazos. ―La sartén por el mango2. Suspiró pesadamente. ―Aoife, amor, no tienes que aguantar ese tipo de cosas. ―Sé que no ―acepté. ―Y no te preocupes, me he enfrentado a Paul por los rumores. ―¿Y? Me encogí de hombros. ―Dice que todo es una sarta de mentiras. ―¿Pero no le crees? ―¿Tú lo harías? Mamá me miró con simpatía. ―No me creo ni una sola palabra que salga de la boca de un solo chico―le dije. «Eso no es técnicamente cierto. Le crees a un solo chico» ―¿Y desde cuándo circulan esos rumores? «Más de lo que quería admitir ante mi madre» ―Un tiempo. ―¿Estás segura de que no te ha engañado? ―¿Puede alguien saberlo con seguridad? ―No, supongo que no. 2

Esta expresión significa, dominar, mandar o ser dueño de una situación.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Exacto. ―Entonces, ¿por qué te quedas con él, Aoife? ―¿Por qué te quedas con papá? ―Esa no es una comparación justa ―respondió ella. ―Estamos casados. ―Exacto ―coincidí. ―Están casados, comprometidos, enamorados, involucrados el uno con el otro, y todavía sucede. Te sigue engañando una y otra vez. Así que, si he aprendido algo de ti y de papá, es que no se puede confiar en ningún hombre, por perfecto que parezca. ―No deberías tener miedo de amar a un chico, Aoife ―La tristeza llenaba su voz mientras hablaba. ―Por favor, no dejes que nuestros errores te frenen en la vida. Me rompería el corazón pensar que nuestra relación te afectó hasta el punto de que te cuesta comprometer tu corazón con alguien. ―No tengo miedo de amar a un chico ―le dije sinceramente. ―Tengo miedo de perderme en uno. ―Odio decirte esto, pero la mayoría de las veces, las dos cosas van de la mano. ―Lo sé. «Eso es lo que me asusta» ―Aoife. ―Basta de pesadez ―Palmeando el hombro de mi madre, le dediqué una brillante sonrisa antes de dirigirme a la puerta. ―Tengo calor, estoy pegajosa y necesito urgentemente una ducha. ―No te atrevas a usar esa ducha antes que yo ―llamó mamá tras de mí―Lo digo en serio, jovencita, voy a ser la primera. ―Entendido ―respondí mientras subía las escaleras con toda la intención de hacerlo. Me quité la camiseta, cogí una toalla y entré en el cuarto de baño, riéndome

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BOYS OF TOMMEN #3 para mis adentros. ―Lo digo en serio, Aoife Molloy, ¡ni se te ocurra! ―No lo haré ―me reí, cerrando la puerta antes de que mi madre pudiera terminar su amenaza. Presumida, me quité el resto de la ropa y me froté las manos con alegría mientras me metía en la nueva ducha y la encendía. El motor rugió, pero no salió nada. Ni una gota de agua. ―¿Qué demonios? ―gruñí, girando las perillas frente a mí. ―Trabaja, maldita sea, trabaja. Llamaron a la puerta del baño y exhalé un suspiro de frustración. Me acerqué a la toalla, me la envolví rápidamente y abrí la puerta de un tirón. ―Sé lo que parece, pero te juro que no iba a usarla antes de que tú...―Mis palabras se interrumpieron cuando mis ojos se posaron en Joey. ―Volviste. ―Volví. ―Bien―Apretando la toalla, me agarré a la puerta e intenté hacerme la interesante. ―Porque has hecho un trabajo de mierda instalando esta ducha. Esa estupidez ni siquiera funciona. ―Lo sé ―respondió, mientras me rodeaba y se acercaba al inodoro. ―Por eso he vuelto ―Se agachó delante del retrete y metió la mano detrás de la cisterna. ―Olvidé volver a poner la llave de paso. ―¿La llave de paso? ―Me reí. ―¿Qué demonios es eso? Girando el pomo de una válvula, Joey alargó la mano y tiró de la cadena y luego se cernió sobre la taza, observando cómo circulaba el agua. Aparentemente satisfecho, Joey se levantó, se acercó a la ducha y la encendió. Esta vez, cuando el motor empezó a rugir, salió un chorro de agua constante. ―Ta-da. ―¡Sí! ―Aplaudí encantada―Mi héroe.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Es fácil complacerte, Molloy. ―Eso es impresionante, Joe. Resopló. ―Abrí la llave del agua. ―Yo no habría sabido hacerlo. Se encogió de hombros y se dirigió al lavabo, abriendo el grifo para lavarse las manos. ―Bueno, disfruta de la ducha. ―Oh, no te preocupes, pienso hacerlo. Gracias de nuevo, Joe. ―Cuando quieras. Cerró el grifo, buscó una toalla y, al no encontrarla, se acercó a donde yo estaba y se secó las manos en la parte inferior de mi toalla. ―Hey ―gruñí, dándole una palmada en las manos. ―Maleducado. ―Linda toalla―, me respondió con un guiño pícaro antes de dirigirse a la puerta. ―Nos vemos, Molloy. ―Espera ―El corazón me latía con fuerza en el pecho mientras lo seguía hacia la puerta, deslizándome a su alrededor para pegar la espalda a la madera. Y retenerlo un poco más. ―¿Vas a tu partido ahora? No parecía contento cuando dijo ―Ese es el plan. ―¿Acaso quieres jugar? Mi pregunta pareció desconcertarlo porque arrugó la frente en señal de confusión. ―¿Por qué preguntas eso? ―Porque nunca pareces feliz en el campo ―respondí, reajustando el agarre de mi toalla. Lo miré a la cara y le sonreí con tristeza. ―Nunca pareces feliz en ningún sitio. ―Y tú lo sabrías muy bien, ¿verdad? ―se apresuró a contraatacar, poniéndose inmediatamente a la defensiva, mientras sus muros se disparaban a

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BOYS OF TOMMEN #3 su alrededor. ―Vigilando todo lo que hago como una maldita acosadora. ―Baja el arma, Joe ―Conociendo cada uno de sus trucos, mantuve el tono parejo cuando dije ―No soy el enemigo. Joey me fulminó con la mirada durante un largo momento antes de que la hostilidad en sus ojos acabara dando paso a la resignación. ―Lo sé ―Parpadeó, soltó un fuerte suspiro y sacudió la cabeza. ―Lo sé, Molloy. ―Sé que lo sabes ―respondí, acercándome para frotar el hombro del imbécil espinoso. ―No pasa nada. Te perdono. El calor brilló en sus ojos oscuros cuando soltó: ―No lo siento. Sí que lo sentía. ―Lo sé ―Le levanté la mano, le revolví el pelo rubio y sonreí. ―Aun así, te perdono. Incapaz de disimular su malestar, o su estado de agitación en general, se pasó una mano por el pelo e hizo un gesto hacia donde yo estaba de pie. ―¿Puedes apartarte para que pueda irme? Voy a llegar tarde al partido. ―Me apartaré ―le dije. ―Si prometes esperarme. Frunció el ceño. ―¿Esperarte? ―Sí ―Sonreí. ―Voy contigo. ―¿Vienes conmigo? ―Otro ceño fruncido. ―¿A dónde? ―Tú vas al recinto de la GAA. Yo voy al recinto de la GAA. Podemos hacernos compañía en el camino. ―No. ―Sí. ―Tú no vienes conmigo. ―Oh, sí que voy. Joey me miró horrorizado, las paredes se le volvieron a subir a gran

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BOYS OF TOMMEN #3 velocidad. ―¿En qué universo alternativo te di la impresión de que querría que vinieras conmigo? ―¿Qué tal el universo en el que dejas de fingir que mi mera presencia te irrita y admites que adoras el suelo que piso? Se quedó boquiabierto. ―No lo adoro. ―Lo haces ―Sonriéndole, le di una palmadita en el hombro. ―Amigo. ―No soy tu... ―Ni se te ocurra terminar esa frase. Cerró la boca rápidamente y tragó saliva. Me miró fijamente durante mucho tiempo antes de gruñir. ―Tienes cinco minutos y luego me voy. Con una sonrisa de victoria, le di unas palmaditas en el pecho antes de apartarme y dirigirme a la ducha. ―Estaré lista en veinte minutos. ―Diez ―dijo abriendo la puerta del baño. ―O me iré sin ti. ―Veinte ―dije por encima del hombro mientras dejaba caer la toalla y me metía en la ducha. ―Puedes esperar en mi habitación. La puerta del baño se cerró detrás de él y lo oí decir ―Quince y se acabó. ―Veinte ―canturreé, disfrutando de su agitación. ―Eres un dolor en mi culo. Me reí.

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BOYS OF TOMMEN #3 CHOQUE DE CENIZAS

01 de septiembre del 2001

Estaba más que molesto, y lo peor era saber que tenía muy poco que ver con la paliza que nos habíamos llevado en la primera parte de nuestro partido, y todo que ver con ella. Mi enfado no provenía del hecho de que Molloy, una vez más, se hubiera metido en mi vida acompañándome al campo. Tampoco provenía de la descripción que me había hecho de la excursión que había hecho con Casey a principios de verano, al Aqua Dome de Tralee. Sí, al parecer, Molloy me consideraba lo suficientemente amigo suyo como para someterme a un relato detallado de su infortunio con un cordón de tampón. Gran parte de la conversación había consistido en los peligros de las piscinas, las menstruaciones inesperadas y los minúsculos bikinis blancos, y me había dejado sintiéndome ligeramente perturbado y eternamente agradecido por poseer una polla. La fuerza motriz de mi agitación era el hecho de que, cuando había llegado al campo, ella había permitido que ese pedazo de mierda de novio suyo le hablara con desprecio como si fuera una niña. Cuando llegamos al campo de la GAA, Ricey casi había cagado piedras. No la quería cerca de mí y no lo hubiera

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BOYS OF TOMMEN #3 culpado por sentirse así si la hubiera tratado remotamente bien. Pero no lo hizo. Era un canalla mojigato que, cuando no hablaba por ella, la menospreciaba o la abandonaba como si fuera una maleta que no cabía en el coche y que había decidido que ya no necesitaba. Ricey miró a Molloy y vio una cara bonita y un cuerpo ardiente. Y para él, eso era suficiente. No le importaba rascar la superficie Mientras tanto, sabía cómo era ella, y tenía su personalidad calcada a la perfección. Su novia era una chica traviesa, segura de sí misma, de espíritu libre, divertida, con un corazón puro y una inclinación por los problemas. Su carácter despreocupado y juguetón hacía que no se tomara a pecho muchas de sus burlas, pero yo sí. Me las tomé muy a pecho por ella. Verla tolerar el trato poco ejemplar que él le daba me irritaba terriblemente. Evocaba sentimientos en mi pecho que no tenían nada que hacer allí en primer lugar. ―¡Lynch!― espetó Eddie, desviando mi atención de la pantalla del móvil, donde intentaba jugar a la serpiente para calmarme y distraerme de las ganas que tenía de lanzarme al otro lado del vestuario y golpear al canalla de Paul. ―Mierda―, refunfuñé cuando su interrupción me hizo morir en mi juego, y rápidamente levanté la cabeza para mirar a mi entrenador, que se paseaba por el suelo de los vestuarios ―¿Sí? ―Deja el teléfono ―me ordenó. ―Ahora estás en mi horario. Puedes mandarle un mensaje a tu novia después del partido. ―Novia ―Sacudí la cabeza, confundido. ―¿Qué novia? ―Esa joven rubia con la que siempre estás tonteando―, espetó Eddie―La que está encaramada en lo alto de los banquillos, volviéndome medio loco con todos sus gritos de ánimo. Hazme un favor, muchacho, y déjala en casa para el

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BOYS OF TOMMEN #3 próximo partido. Es una distracción. Enviándote mensajes y atormentándote cuando intentas jugar. Puedes hacer todo el amor que quieras con ella en tu tiempo libre, después de que ganes este partido para mí. ―Oh, mierda ―se rió Alec, llevándose el puño a la boca, mientras señalaba entre Ricey y yo con la mano libre. ― Él piensa que ella es su… ―Cierra la puta boca ―gruñó Ricey mientras le lanzaba el casco a Alec, antes de ponerse en pie y salir furioso de la habitación. El vestuario estalló en carcajadas. Sintiendo un cambio inmediato en mi estado de ánimo, sonreí divertido para mis adentros, encantado de que Eddie hubiera enfadado involuntariamente a Paul, y encontrando aún más gracioso que pensara que ella era mía. «Es tuya» ―¿Me perdí de algo? ―Eddie preguntó, mirando a su alrededor a cada uno de nosotros. ―¿Qué pasa con Rice? ―¿Esa distracción ardiente de la que hablas? ―Alec se rió. ―Sí, esa sería la novia de Ricey ―Meneó las cejas antes de añadir: ―Pero no te preocupes, Eddie, hombre, creo que Lynchy hará mucho el amor con ella en un futuro próximo. ―Por Dios, Al ―me reí entre dientes, mientras el equipo reía y bromeaba a nuestro alrededor. ―No puedes evitarlo, ¿verdad? ―Bien, bien. Ya está bien ―refunfuñó Eddie, avergonzado. ―Saquen sus agujeros al campo y póngannos en el camino por algún trofeo de plata. Adolorido e incómodo, volví a ponerme el casco, cogí mi hurley y salí de los vestuarios para volver al campo. ―¡Woo! ¡Mira el culo del número seis! ―Una voz familiar me llamó cuando atravesé la puerta metálica de la valla que separaba a los aficionados del campo y me dirigí a reunirme con el resto de mi equipo.

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BOYS OF TOMMEN #3 Sentada en lo alto del banquillo de nuestro equipo, dentro de la valla donde no tenía nada que hacer, Molloy me guiñó un ojo. ―Lindos movimientos. ―Lindas piernas ―respondí, sintiéndome mucho más saciado ahora que hace diez minutos. Me sonrió desde su posición, con sus largas piernas colgando del borde del techo de acero. ―No te metas en problemas ahí dentro, ¿quieres? Asentí lentamente. ―Haré todo lo que pueda. ―Asegúrate de hacerlo ―se rió. ―Porque he puesto mucho empeño en salvarte, Seis. Se me escapó una risa confusa. ―¿Qué significa eso? Molloy guiñó un ojo. ―Significa lo que significa, amigo mío. Ahora, vete a jugar con tu palo y tu pelota... ―Aoife ―espetó Ricey, acercándose a ella justo cuando el árbitro hizo sonar el silbato. ―¿Qué demonios estás haciendo? De mala gana, volví trotando al campo y me coloqué en mi posición mientras empezaba la segunda parte. Pero no podía concentrarme una mierda. No cuando mi mirada se desviaba hacia donde Ricey, que había sido expulsado en la segunda parte, discutía con Molloy. ―¡Corre, Joey, muchacho! ―Eddie gritó desde la barrera, cuando atrapé un balón en el aire. Normalmente, no necesitaba que me dijeran que hiciera nada. Cuando tenía la pelota delante, me movía por instinto. Pero hoy no. No mientras veía cómo ese canalla agarraba del brazo a Molloy y la arrastraba por el suelo de los banquillos. Ella cayó de rodillas, y yo perdí el control. Abandonando la pelota en el suelo, me dirigí hacia ellos, arrancándome el

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BOYS OF TOMMEN #3 casco mientras me movía, sintiendo una furia casi inhumana. Tenía la mano agarrada a su brazo e intentaba tirar de ella hacia la puerta, gritando algo que yo estaba demasiado lejos de ellos para oír. ―¡Joey!― Eddie estaba gritando. ―¿Qué estás haciendo? ¡Vuelve! ―¡Lynchy! ―Número seis, vuelve al campo, o estás fichado. Ignorándolos a todos, seguí moviéndome, sin detenerme hasta que ese bastardo estuvo a mi alcance. Tirando mi hurley a un lado, agarré la parte de atrás de su camiseta y lo aparté de ella. ―¿Qué estás...? ―Ricey empezó a atacar, pero fue rápidamente silenciado por el puño que le clavé en la mandíbula. Trastabillando hacia atrás, se agarró la mandíbula e intentó estabilizarse. ―¿Cuál es tu maldito problema? ―Tú ―rugí, con el pecho agitado. ―Que le pongas las manos encima de esa manera. ―¡Jesucristo! ―Ricey me rugió. ―¿Cuándo te vas a meter en la cabeza que es mi novia, imbécil, no la tuya? ―No vuelvas a tocarla así, ¿me oyes? ―¿O qué? ―O te meteré en una bolsa para cadáveres. ―Oh, vete a la mierda de vuelta con la vagabunda de cuyas piernas saliste, sucia escoria. ―¡Joey, no! ―Molloy gritó, apresurándose a interponerse entre nosotros, pero era demasiado tarde. Porque había perdido el juicio.

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BOYS OF TOMMEN #3 AMIGOS Y NOVIOS

03 de septiembre del 2001

―¿Qué hiciste? ―preguntó Casey el lunes por la mañana temprano, deslizándose en el asiento contiguo al mío en la tutoría. ―Todo el colegio habla de ello. Era nuestro primer día de vuelta al colegio después de las vacaciones de verano y nuestro profesor llegaba tarde, dejando la clase desordenada. Todos charlaban en voz alta mientras yo me marchitaba lentamente en mi asiento. ―Oh, Dios ―Dejé caer la cabeza sobre el pupitre y me aguanté las ganas de llorar―Te refieres a la pelea, ¿verdad? ―Obviamente

―respondió

Casey,

con

los

ojos

muy

abiertos―Cuéntamelo todo. ―¿Por dónde empiezo? ―gemí. La pelea que había estallado entre Paul y Joey el fin de semana sólo podía describirse como una feroz pelea de perros que, de no haber sido arrastrados el uno fuera del otro, no me cabía duda de que habría acabado con alguien llevado en ambulancia. Y no estaba siendo dramática.

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BOYS OF TOMMEN #3 Nunca en mi vida había visto tanta violencia de cerca y en persona. Aún recordaba el crujido de los huesos. La camiseta blanca que llevaba puesta estaba ahora en el cubo de la basura, salpicada de sangre que mamá no pudo quitar con el lavado. La sangre de quién, no podía asegurarlo, porque cuando los separaron, ambos chicos ya habían sangrado bastante por su cuenta. Dos pupitres a mi izquierda había un Paul muy magullado, mientras que seis filas detrás de mí, al fondo de la clase, había un Joey algo menos magullado. Ninguno de los dos miraba al otro, ni a mí. ―No sé cómo se me ha ido tanto de las manos, Case ―me quejé, después de informar detalladamente a mi mejor amiga de las travesuras del fin de semana. ―Pero al parecer, todo es culpa mía. Los dos habían sido suspendidos del equipo de hurling, algo por lo que ambos estaban claramente furiosos, y la culpa me la estaban echando a mí. ―Bueno, más o menos lo es ―se rió mi mejor amiga, ofreciéndome cero simpatía por mi terrible experiencia. ―Guao ―refunfuñé. ―Muchas gracias, zorra. ―Oh, para ―dijo, haciendo un ruido psssh. ―Sabes que tengo razón. Sólo digo lo que ya sabes en voz alta. ―Ugh ―gemí, sabiendo que tenía razón. ―Yo sólo... ―¿Quieres tu pastel y dejar que Joey se lo coma? ―se burló. ―Sólo es mi amigo, Case. ―Sí, sólo es tu amigo follable, que no puede llevarse bien con tu novio igual de follable ―corrigió con una risita. ―Mientras tanto, tu amiga más follable de todas, Moi, ha tenido que pasarse el último fin de semana del verano escuchando el sonido del cabecero de su madre estrellándose contra la pared del dormitorio, porque tú estás demasiado ocupada persiguiendo chicos para salir con tu mejor amiga.

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BOYS OF TOMMEN #3 Hice una mueca. ―Lo siento. ―Lo que tú digas, zorra ―Volvió a poner los ojos en blanco. ―Llévame contigo la próxima vez. Habría pagado un buen dinero por ver a esos chicos pegarse una paliza ―Sonriendo, añadió―¿Hacía calor? Sí, ¿verdad? ¿Se arrancaron las camisetas? ¿Se veía piel? ¿Viste abdominales? Dímelo. ―Eres un monstruo pervertido. ―Y tú eres una zorra avariciosa que te los quedas para ti. La fulminé con la mirada un momento antes de exhalar un suspiro. ―Había piel a la vista. Sus ojos azules se iluminaron de excitación. ―¿De quién? ―De Joey. ―Sí ―Fingió morderse el puño. ―Dame más. ―Los entrenadores le rasgaron la camiseta intentando sacárselo a Paul―susurré, inclinándome hacia ella para que no nos oyera ningún entrometido―Nunca había visto nada igual, Case. Literalmente se necesitaron tres hombres adultos para arrastrarlo. ―Es un chico aterrador, Aoif ―respondió. ―Sexy, sí, pero francamente aterrador. ―No, no lo es. ―Sí, lo es ―corrigió ella, ahora con tono serio. ―Sabes que yo también soy de Elk's Terrace. Crecí al otro lado de la finca. Diablos, incluso fui a la misma escuela que él. De hecho, lo recuerdo específicamente parado en la esquina para pelear la mayoría de los días. Lo he visto en acción en muchas más ocasiones que tú, nena, así que créeme cuando te digo que Joey Lynch es un chico que da mucho miedo. ―No para mí ―me oí susurrar. ―Para mí, es sólo Joey.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Y Paul? ―Paul es... Paul. ―Estás jugando con fuego, Aoif ―replicó, con los ojos llenos de preocupación. ―Tienes que enfriar esta amistad con Joey o acabar con Paul. Esto no puede continuar. ―No voy a hacer nada con Joey. Me preocupo por él, vale. Está bien preocuparse por una persona. ―Tal vez no estás haciendo nada con él físicamente. ―Físicamente es la línea. No he cruzado la línea, Case. ―Se supone que es la línea―, estuvo de acuerdo, con tono incierto. ―¿Qué significa eso? ―Significa que eres mi mejor amiga y no quiero que te hagan daño―dijo―Y meterte con Joey Lynch va a hacer que te hagan daño. ―No estoy herida... ―No estás herida todavía ―interrumpió. ―Pero lo estarás, si no empiezas a proteger ese corazón tuyo―. Suspiró pesadamente antes de susurrar―Si te sirve de algo, no te culpo por contenerte con Paul. No es exactamente un caballero de brillante armadura, pero saltar del barco de Paul al de Joey equivale a saltar de la sartén al fuego. Sé que te preocupas por él, Aoif. Lo entiendo, ¿sí? Pero chicos así no se pueden arreglar. Ni con amistad, ni con amor, ni con nada, porque simplemente no tienen arreglo. ―No puedo alejarme de él ―admití, con la voz desgarrada. ―No sé por qué, pero simplemente no puedo hacerlo. ―¿De quién? ¿De Paul? ―Su mirada se desvió hacia el escritorio detrás de nosotros, e hizo una mueca antes de decir ―¿O de Joey? Siguiendo su línea de visión, me giré en mi asiento justo a tiempo para ver a Neasa Murphy deslizando la mano bajo el escritorio que compartía con Joey.

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BOYS OF TOMMEN #3 Girándose de lado en su asiento, se inclinó hacia él y le susurró algo al oído. Fuera lo que fuese lo que se susurraban, Joey la miró acaloradamente y Neasa se levantó de su asiento y salió de la clase. Sin perder un segundo, Joey se levantó y la siguió fuera del aula, ignorándome por completo cuando pasó por delante de nuestro pupitre. Mi corazón se hundió. Olvídate de hundirse; se me rompió en el pecho. No hacía falta ser un genio para saber adónde iban o qué planeaban hacer cuando llegaran. ―¿Aún no puedes alejarte, Aoif? ―preguntó Case con tristeza. ―Porque él no parece tener el mismo problema.

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BOYS OF TOMMEN #3 UN PEQUEÑO DESACUERDO

24 de septiembre del 2001

―¿De quién es el puño que te dio en la cara? ―fueron las primeras palabras que me dijo Podge Kelly cuando me senté en su pupitre, al fondo de la clase, para la clase del lunes por la mañana. ―Parece como si hubieras peleado diez asaltos con Tyson. Sí, también lo sentí así. Todavía podía recordar la sensación de la bota de acero de mi padre cuando me la clavó en la caja torácica el viernes por la noche. Podía recordar el olor, la sensación, el dolor, todo. Estaba grabado en mi memoria a todo color. ―Así es, pequeño bastardo ―se rió cruelmente. ―¡Escóndete detrás de una puerta cerrada como tu hermana! ¿Tengo un hijo o dos hijas ahí dentro? ―¡Que te jodan! ―le respondí rugiendo, mientras me ponía en pie tambaleándome, con toda una vida de palizas impulsándome a ello. ―No, Joey, no ―gritó Shannon, mientras intentaba, sin éxito, ponerme a salvo. ―No salgas ahí. Arrastrando la cómoda lejos de la puerta, la desbloqueé torpemente y la

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BOYS OF TOMMEN #3 abrí de un tirón, sabiendo que aún no era lo bastante grande para vencer al bastardo, pero sin importarme una mierda. Prefería aguantar otra vida de palizas antes que dejarle creer que había sacado lo peor de mí.

Me negué a hacerme un ovillo como haría un animal herido, como haría mi madre, y me puse de rodillas, intentando levantarme con cada golpe de su bota.

Con una mano sobre el pecho dolorido, me había consolado sintiendo el frenético golpe de los latidos de mi corazón contra la caja torácica, mientras contaba en silencio mis dientes con la lengua. Obligándome a tragar el goteo constante de sangre que salía de mi labio, permanecí

completamente

inmóvil,

mientras

mi

mente

reflexionaba

salvajemente sobre mi situación.

Cuando me tuvo en el suelo, bien golpeado, el bastardo me escupió en la cara. Destrozado y apenas respirando, me había acostado en el suelo de mi habitación como un niño, escuchando cómo sus pasos se retiraban lentamente de mi habitación.

Puedes irte, siseó una voz en el fondo de mi mente, no tienes que aguantar su mierda ni un segundo más. Haz las maletas, haz como Darren y ¡corre! Rechacé la idea, sacudí la cabeza y solté un gemido de dolor, sintiéndome mareado como la mierda y a tres patadas en la cabeza de la tumba. Si no sales de esta casa, vas a morir en ella... Sí, he tenido un fin de semana fantástico. Encogiéndome de hombros, dejé caer el bolso al suelo a mi lado y me quité

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BOYS OF TOMMEN #3 rápidamente la sudadera con capucha, sabiendo que, si no lo hacía, tendría que hacer el consabido viaje a la oficina. ―Lo conseguí en un partido. ―No tuvimos partido el fin de semana. ―Entrenamiento entonces. ―Tampoco tuvimos entrenamiento, amigo. ―¿Quién eres, mi madre? ―Solté, erizado. ―¿Quieres una lista de mi paradero? Vete a la mierda con tus preguntas, sabelotodo. Inclinándose, tiró del cuello de mi camisa. ―Jesucristo, Joe, tu cuello está negro y azul. ―Tócame otra vez y no tendrás una mano con la que pajearte ―le advertí, apartándole la mano antes de arreglarme rápidamente el cuello de la camisa gris del colegio. Frunciendo el ceño, Podge se pasó una mano por el pelo rojo brillante y murmuró: ―Tranquilo, amigo, sólo preguntaba por preocupación ―en voz baja―Perdona que me preocupe. ―Pues no lo hagas. ―¿Qué? ¿Que no me preocupe por mi amigo? ¿No pregunto nada cuando llegas a la escuela como si te hubieran dado una paliza? ―Exacto ―respondí, buscando en mi mochila mi diario de deberes. ―No preguntes y no te preocupes. ―Bien ―espetó, y por un breve instante me pregunté qué pasaría si le decía la verdad, antes de estremecerme mentalmente cuando las palabras de advertencia de Darren resonaron en mi mente. ―Adelante, díselo a tu profesor. Mira lo que pasará cuando lo hagas.

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BOYS OF TOMMEN #3 Mira lo que les pasará a los demás. Nos llevarán a todos; nos separarán. Tal vez tu conciencia pueda vivir con que les roben la inocencia, pero la mía seguro que no.

Estoy atrapado, pensé, sintiendo que mi determinación volvía a mis venas a un ritmo acelerado, estoy solo. Me sentí atrapado, jodidamente acorralado. Rodeado de mentirosos y embusteros, no podía darles la espalda ni por un maldito segundo. Agotado por luchar en una guerra que nunca ganaría, y herido por la traición, luchaba por refrenar mis tumultuosos pensamientos. Ya nada tenía sentido. Parecía que todo el mundo iba a por mí. No podía confiar en nadie, eso estaba claro. No había ayuda para gente como nosotros, con familias como las nuestras. Estábamos jodidos, jodidos de verdad, y yo estaba demasiado destrozado para seguir manteniendo vivos a esos niños. No cuando quería morir. Fue en ese preciso momento cuando mi teléfono vibró, indicando un mensaje de texto. Lo saqué del bolsillo y miré rápidamente la pantalla. Holland: ¿Fumamos a la hora de almuerzo?

Con alivio, tecleo rápidamente una respuesta y pulso enviar. Lynchy: Allí estaré.

Sacudiendo la cabeza, hice rebotar la rodilla mientras tecleaba rápidamente otro mensaje. Lynchy: ¿Tienes algo más? Holland: ¿Cómo qué?

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BOYS OF TOMMEN #3 Lynchy: Algo más fuerte. Algo para apagar mi cerebro. Holland: Es tu día de suerte. Tengo un paquete de 512 con tu nombre. Lynchy: ¿512? ¿Servirá para lo que necesito? Holland: Como no te lo creerías, amigo mío. Lynchy: Entonces me apunto.

En algún lugar de mi mente, sabía que me estaba comportando de forma autodestructiva, provocando un dolor innecesario, infligiendo daño a mi propio cuerpo y mente, pero no podía detenerme: la depresión que me carcomía por dentro me lo prohibía. Mi cuerpo estaba en modo piloto. No hacía más que seguir el ritmo, tratando de ir de A a B por cualquier medio necesario. Un cigarrillo solía hacer eso por mí, pero ya no. Podía sentir que mi relación con el cannabis empezaba a decaer, porque a medida que las palizas de mi padre se intensificaban, mi control se iba perdiendo y mi desesperada necesidad de escapar alcanzaba proporciones épicas. Necesitaba algo más fuerte, algo que hiciera que todo se detuviera. Algo que me ayudara a pasar los días. ―¿Qué pasa entre ustedes dos? ―preguntó entonces Podge, obviamente tratando de apaciguar los ánimos, mientras señalaba al otro lado del aula―Y no me vengas con la misma retahíla que le das a todos los demás. ―¿Con quién? ―Respondí tajante, volviendo a meterme el móvil en el bolsillo. ―¿Quién? ―Podge me lanzó una mirada de 'no me vengas con tonterías'―Aoife, eres idiota. ¿Quién más? En cuanto dijo su nombre, me encontré buscando en la habitación su

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BOYS OF TOMMEN #3 conocida melena rubia, sólo para descubrir que ya me estaba mirando. Con el ceño fruncido, le devolví la mirada y pronuncié la palabra acosadora. Demostrando, una vez más, que no se parecía a ninguna otra chica de nuestro curso, que se sonrojaba y miraba hacia otro lado cuando la observaban, Molloy me devolvió el gesto arqueando una ceja y mandándome a la mierda. Le guiñé un ojo. Lindas piernas Sonriendo, se rascó la nariz con el dedo corazón. Imbécil. Conteniendo las ganas de reír, negué con la cabeza y me di la vuelta, sabiendo muy bien lo molesta que podía llegar a ser. A veces me hacía perder clases enteras con sus payasadas. Aunque nunca habíamos aclarado las cosas después de la pelea que había tenido con el canalla de su novio hacía unas semanas, de alguna manera había vuelto a ganarse mi simpatía. Algo que me había jurado que nunca ocurriría después de verla volver con él. Mi intento de ignorarla había durado tres días, porque, sinceramente, mantenerme alejado de Aoife Molloy me resultaba casi tan difícil como enojarme con ella. Era la hija de mi jefe y compartía aula con ella siete horas al día. En algunas de nuestras clases era obligatorio estar frente a ella, por lo que no me quedaba más remedio que aguantar sus ingeniosas bromas durante cuarenta minutos seguidos. Los miércoles teníamos cuatro clases en las que éramos compañeros. Era difícil ignorarla, y por eso sólo había aguantado tres días. No sabía qué pensar de ella, si era completamente honesto. Era como el olor más dulce que no se iba. Una parte de mí estaba aterrorizada de que siguiera escarbando, de que de algún modo consiguiera atravesar mis muros, cada una

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BOYS OF TOMMEN #3 de mis capas podridas, hasta llegar al feo centro de mí, y entonces huyera por las colinas. Otra parte de mí se negaba a preocuparse. ¿Por qué iba a importarme? ¿Qué demonios me importaba si se marchaba o no? No perdía el sueño por ella. Me negaba a hacerlo. Ella no significaba nada para mí, y nunca lo haría. Plagado de un peso inconmensurable de responsabilidad desde el momento en que me levantaba de la cama por la mañana hasta que volvía a caer en ella por la noche, me costaba mantener algo más que una amistad casual o una relación en mi vida personal, lo cual me parecía bien. No sabía cómo confiar en la gente y no quería aprender a hacerlo. Tenía muchos conocidos, supuestas amistades con las que tontear en la escuela y en los entrenamientos. Además, no necesitaba la molestia de tener gente de más que drenara mi energía, que cada vez era más escasa. Mi familia ya hacía bastante a diario. ―No hay historia, Podge ―dije, aclarando mis pensamientos. ―Se le metió en la cabeza que somos amigos. ―¿No lo son? No sé lo que somos… Cogí un bolígrafo de su estuche y rápidamente falsifiqué las firmas de mi madre de toda una semana en mi cuaderno de tareas e informes de mal comportamiento, firmando todas las notas de advertencia que había recibido de mis profesores y del responsable del curso, y luego admiré mi hábil trabajo.

Marie Lynch Arqueé una ceja y sonreí entre dientes. No estaba mal.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Estuviste con ella? ―¿Con quién?― pregunté, distraído, mientras grababa mis iniciales en el escritorio con su compás. ―La virgen María― respondió Podge con ironía. ―¿Con quién crees? ―¿Con quién marcó?― preguntó Alec Dempsey, volviéndose en su asiento para hablar con nosotros. Su mirada curiosa pasó de la cara de Podge a la mía. ―¿Con quién te metiste, Lynchy? ―Con nadie. ―Aoife Molloy. ―Oh mierda, amigo. Pensé que era sólo una broma. ¿De verdad te la montaste? ―Los ojos de Alec se abrieron de par en par. ―¿Por eso estalló la pelea? ―No. ―¿No? ―No ―repetí lentamente. ―¿Qué parte de la palabra no es tan difícil de entender? Mi mirada se dirigió entonces a Ricey, que rápidamente desvió su atención hacia el frente de la clase, evitando el contacto visual. Sonreí satisfecho, disfrutando de su incomodidad. A este pedazo de mierda no me costaba nada ignorarlo y, a excepción de algunos comentarios de pasada cuando teníamos que jugar juntos, me dedicaba a mis asuntos fingiendo que no existía. Aquel día le había demostrado con los puños lo que sentía por él y, desde entonces, había tenido la sensatez de mantenerse alejado de mí. ―Claro que sí ―acusó Podge, guiñándole un ojo a Alec. ―Por eso siempre lo está mirando. ―Amigo, es con diferencia la chica más guapa de nuestro

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BOYS OF TOMMEN #3 curso―gimió―Tal vez de toda la escuela. No había ningún tal vez. El derecho de Molloy a ese título en particular era indiscutible. ―Por eso Ricey está tan obsesionado con ella. Tiene que tener lo mejor de todo y ser el mejor en todo. Casi nunca pierde de vista a la chica ―dijo Alec, y entonces se le desorbitaron los ojos. ―En serio, chicos, está bastante obsesionado con Aoife y perdería la cabeza si ella actuara a sus espaldas... Me cago en la puta, ¿te enrollaste con ella en el taller? Ahí es donde trabajas con su padre, ¿no? ―Ella estaría sin Ricey ―añadió Podge. ―Es una buena oportunidad para pasar un rato a solas. ―Dios mío, viejo, es perfecto ―convino Alec asintiendo con entusiasmo―Así te la follaste sin que te atraparan, ¿no? Entrecerré los ojos con disgusto. ―Ves, así es exactamente como empieza la circulación de rumores por aquí. ―Me sorprende que pudieras abrirle las piernas―se rió Mike Maloney, mientras se unía a la conversación. ―Por lo que he oído, está más apretada que una... ―Termina la frase ―dije fríamente. ―Vamos, te reto. A ver qué pasa. ―Y tú sabrías mucho sobre cómo abrirle las piernas a una chica, ¿verdad, Mike, con esa enorme cabeza de chorlito que llevas encima? ―se rió Podge, intentando reconducir la conversación hacia aguas más cálidas... de vuelta a la seguridad. ―Si dices que no estabas con ella, te tomo la palabra, Joe. ―No hay otra forma de aceptar la verdad ―dije sin más. ―Jesús, ella es algo serio ―añadió Mike, suspirando. ―Ricey es un hijo de puta que consiguió convencerla para que saliera con él. ―Dímelo a mí, viejo ―aceptó Alec. ―Juro que he soñado con sus piernas.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―La longitud de ellas. ―Y esa falda. Tragando una oleada de ira, me obligué a bloquear sus voces, porque si no lo hacía, era muy probable que me volviera loco. Por una vez, la suerte estaba de mi lado. ―Joseph Lynch ―anunció la señora Falvey, nuestra jefa de curso, cuando entró en el aula un momento después. ―Se le busca en el despacho―Chasqueó la lengua, con la desaprobación grabada en el rostro. ―Y trae tu libro rojo contigo. ―¿Qué hiciste esta vez? ―susurró Mike, entrometido como de costumbre. ―No tengo ni puta idea ―murmuré, poniéndome rápidamente en pie. Sólo encantado de alejarme de la conversación que se desarrollaba a mi alrededor, cogí mi bolso y me dirigí a la puerta. ―Estoy muy decepcionada contigo ―dijo la señora Falvey cuando pasé por delante de su mesa. ―Creí que habíamos controlado tus problemas de comportamiento el año pasado. Y como era un nuevo curso, estaba dispuesta a hacer borrón y cuenta nueva, pero cuatro semanas después me encuentro con que has vuelto a pelearte. ―¿Con quién? ―pregunté, con tono confuso, mientras me rascaba la nuca. ―Marcus Shorten. ―¿Marcus qué? ―Es del colegio comunitario de Kilcock ―espetó. ―¿Te suena? Me quedé en blanco. ―Le rompiste el dedo, Joey ―dijo con un suspiro frustrado. ―Con tu hurley. A propósito. ―¿Cuándo?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―El viernes pasado ―siseó. ―Su madre telefoneó al colegio esta mañana. Como puedes imaginar, estaba muy disgustada por el asunto. Quiere llevarlo al consejo. ―Ah, sí ―musité, recordando vagamente el incidente en el campo el viernes pasado, cuando nuestras escuelas se enfrentaron en un partido de liga―¿Su madre llamó a la escuela? ―Sí. Estaba muy disgustada. ―Eso no fue una pelea ―me burlé. «Menudo inepto, delatándome con su madre» La profesora entrecerró los ojos. ―¿Y cómo lo llamarías tú? El hijo de puta casi me arranca los nudillos con la banda de acero de la base de su hurley. Sólo le estaba devolviendo el favor. ―Un pequeño desacuerdo. ―Bueno, ese pequeño desacuerdo te hizo ganar tu primera suspensión del año

escolar

―soltó.

―Enhorabuena―Aplaudiendo

burlonamente,

preguntó―¿Hay algo que quieras decir a tu favor? ―Sí. Ganamos el partido del viernes ―respondí encogiéndome de hombros. ―Y fui el mejor.

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BOYS OF TOMMEN #3 SUSPENSIONES Y TACONES DE AGUJA

18 de octubre del 2001

―Cincuenta euros, papá―intenté argumentar el jueves por la tarde, después del colegio. ―Es por una buena causa. ―¿Desde cuándo un par de zapatos nuevos es una buena causa? Me encogí de hombros. ―¿Preferirías que te mintiera y te dijera que pondré el dinero en una caja para caridad? ―Aoife. ―Por favor, papá ―supliqué. ―Nunca más volveré a pedirte otra cosa. ―¿Hasta que necesites una falda que vaya con los zapatos? Como todas las otras veces que me has pedido dinero. ―Bien, es justo ―concedí, levantando una mano. ―Pero no entiendes cuánto necesito estos zapatos, papá. Son perfectos para el disfraz que pienso ponerme en Halloween. ―¿Qué dice tu madre al respecto? ―Puse los ojos en blanco. ―Ya conoces a mamá. Papá frunció el ceño. ―Si a tu madre no le parece... ―Vamos, papá ―le insinué, y entonces saqué mi mejor carta. ―Kev

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BOYS OF TOMMEN #3 consigue cualquier juego de ordenador que pida y nunca tiene que esforzarse. Es casi como si no me quisieran. Se oyó una carcajada debajo del coche en el que estaba apoyado. Miré al culpable, que estaba acostado en una enredadera mecánica y sólo podía patear la parte inferior de su cuerpo. ―Aoife―suspiró papá. ―Claro que te queremos. ―Sólo te pido un par de zapatos, papá―gemí, con un tono forzadamente suave y frágil. ―¿Por favor? ―Jesús―murmuró papá, limpiándose las manos en un trapo de aceite―Bien. Iré a buscar mi billetera. Está en el despacho. ―Eres el mejor. Juro que vivirás conmigo para siempre y que nunca verás el interior de una residencia de ancianos―, canturreé, abrazándolo con alegría―Pero sí, busca tu billetera―, agregué, dirigiéndolo en dirección a su oficina―Porque son el último par de las estanterías y moriré si Danielle Long se me adelanta en el mostrador con ellos. Esperé a que mi padre desapareciera en su despacho y volví a centrarme en Joey. Con una pierna a cada lado de su cuerpo, me agaché, agarré con el puño la parte delantera de su mono y tiré con fuerza, haciéndolo salir rodando de debajo del coche, con la llave inglesa en la mano. ―¿Te importa?―Me miró desde su posición, con la gorra de béisbol echada hacia atrás y la mejilla manchada de aceite. ―Estoy en medio de algo. ―¿Te importa?― Le respondí, con las manos en las caderas, de pie sobre él y mirándolo. ―Podrías habérmelo arruinado con tus risitas. ―Eres una brujita manipuladora, ¿verdad? ―Volvió a reírse. ―¿Jugando así con tu viejo? ―Sólo cuando tengo que hacerlo ―resoplé, sin querer sentirme mal por ello. ―No viste los zapatos.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Zapatos ―resopló, sacudiendo la cabeza. ―Y te preguntas por qué no somos compatibles. ―Oh, te entiendo, señor no tengo ningún problema en tirar mi dinero en hierba―le espeté. ―Te garantizo que, si me vieras llevando esos zapatos, lo entenderías. ―Si te quedan tan bien como esa tanga amarilla que llevas, voy a tener que darte la razón ―replicó, señalando la perfecta vista por debajo de mi falda que le había dado sin querer. ―Cierra los ojos. ―Cierra las piernas. ―No ―El calor flameó en mi interior. ―No me da vergüenza. ―A mí tampoco. ―Me estás mirando por debajo de la falda. ―Me estás poniendo el coño en la cara. ―Dios mío―exclamé. ―No acabas de decir eso. Riéndose suavemente, se movió para rodar de nuevo bajo el coche. ―Espera ―Impedí que desapareciera bajo el coche presionándole el estómago con el pie y lo hice salir, no dispuesta a dejarlo ganar esta ronda de bromas. ―¿Te gusta el color amarillo? ―Hace poco se convirtió en mi favorito. ―¿Ah, ¿sí? ―Así es, Molloy. ―Mi color favorito es el amarillo, también. ―Te queda bien ese color. ―Me queda aún mejor cuando me lo quito ―Sintiéndome traviesa, ronroneé ―Estás tan seguro de que somos incompatibles, pero me pregunto si eso cambiaría si me sentara en tu regazo. ¿hm? ¿Crees que encontraríamos algo

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BOYS OF TOMMEN #3 en común, Joe? ―¿Por qué no te sientas y lo averiguamos? ―¿Qu-qué? ―Desconcertada por su coqueto ataque, fruncí el ceño―¿Qué haces? ―¿Qué haces tú? ―Estás coqueteando conmigo. ―Tú estás coqueteando conmigo. ―¿Y qué? ―Resoplé. ―Siempre coqueteo contigo. Sonrió. ―Bueno, quizá he decidido cambiar de táctica. ―¿Coqueteando? ―Bueno ―Se encogió de hombros. ―Ser un imbécil no parece funcionar a mi favor, ¿verdad? ―Pero eres tan bueno siendo un imbécil. ―Acércate y te mostraré lo bueno que puedo ser de otras maneras. ―Bien, ahora me estás asustando ―espeté, alejándome de él. ―Para con esto ahora mismo y devuélveme a mi imbécil. Riendo, Joey volvió a meterse debajo del coche. ―Perdiste este round, Molloy. ―No perdí― resoplé. ―Cambiaste las reglas. ―Sí, sí―gritó desde debajo del coche. ―Ve a comprar tus zapatos, princesa.

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BOYS OF TOMMEN #3 MI DISFRAZ ES MEJOR QUE EL SUYO

31 de octubre del 2001

―Una calle más, Joe ―suplicó Ollie, con las manos juntas, mientras me miraba fijamente con esos grandes ojos marrones que normalmente me hacían ceder y darle todo lo que quería. Pero esta noche no. Esta noche había una discoteca para menores en el recinto de la GAA para celebrar Halloween, y en cuanto llevara a estos dos mierdecillas a la cama, tenía toda la intención de asistir... y emborracharme. Era lo único que me mantenía en pie, sabiendo que había un poco de vodka y un porro con mi nombre esperándome al otro lado de la ciudad. ―Tienes una bolsa llena de caramelos, amigo ―Apoyado en la pared del jardín de alguien, jugué otra ronda de serpiente en mi teléfono, ignorando las hordas de niños corriendo por la calle. ―Tienes de sobra. ―Tadhg tiene más que yo ―se quejó Ollie. ―Tiene una bolsa entera más que yo, ¡mira, Joe! ―Señaló a nuestro hermano, que llevaba una bolsa de plástico rebosante de caramelos en un brazo y una funda de almohada igualmente rebosante colgada del hombro. ―No es justo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Déjalo ya, quejica ―respondió Tadhg con una risita. ―Quizá si dejaras de intentar conversar con cada anciana que te abre la puerta, habrías conseguido más casas. ―Estaba siendo amable ―replicó Ollie, con tono herido. ―Estaba usando mis modales. ―Y yo estaba usando mi cerebro ―contraatacó Tadhg. ―Así que deja de quejarte. ―Pero él tiene más que yo ―volvió a quejarse Ollie. ―Mira, Joe, mira... ―Eso sólo significa que Tadhg va a ser mucho más gordo que tú―repliqué, distraído, y luego murmurando una retahíla de maldiciones en voz baja cuando me mataron en mi partida. ―Sí, bueno, mi disfraz es mejor que el suyo ―refunfuñó Ollie, señalando la capa y la máscara improvisadas que Shannon le había hecho. ―Soy Robin. ―No te hagas ilusiones, Ols ―replicó Tadhg. ―Tienes una bolsa de basura negra alrededor de los hombros. Pareces más una bolsa de mierda que alguien ha sacado de un contenedor de basura que Robin. ―Tadhg ―le advertí. ―Déjalo ya. Es pequeño. ―Sí, bueno, me veo mejor que tú ―resopló Ollie, cruzando sus brazos flacos sobre su pecho igualmente flaco. ―Eres un Batman de mierda. ―Puede que sí ―aceptó Tadhg. ―Pero sigo teniendo más caramelos que tú. ―De acuerdo ―dije, metiéndome el teléfono en el bolsillo. ―Vamos, chicos, hemos estado afuera casi dos horas. Es hora de volver a casa. Tengo cosas que hacer. ―¿Qué cosas? ―preguntó Tadhg, mirándome con recelo, mientras yo los conducía a través de la carretera, agarrando la mano de Ollie cuando casi salió corriendo delante de un coche.

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BOYS OF TOMMEN #3 Sonriendo, le guiñé un ojo. ―Un policía no haría esa pregunta. ―Oh-oh ―refunfuñó Ollie, caminando a mi lado. ―Eso suena a problemas. «No tienes ni idea, niño.» ―De todas formas, ya sé adónde vas ―resopló Tadhg. ―A la discoteca del Pav. ―¿Entonces por qué preguntas? Se encogió de hombros. ―No lo sé. ―¿Es de disfraces? ―A Ollie se le iluminó la cara. ―¿Teines un disfraz? ―Es tienes, no teines―suspiró Tadhg. ―Aprende a hablar, ¿quieres? ―Tadhg―dije en tono de advertencia antes de contestarle a Ollie―No sé, chico. Supongo que algunas chicas se disfrazarán. ―¿Con disfraces terroríficos? Más bien como ángeles y diablos traviesos. ―Algunas― respondí yo, distraído ante la posibilidad. Sin el permiso de mi cerebro, mi imaginación conjuró una jodida imagen fantástica de Molloy; con sus largas piernas en plena exhibición en medias de red rojas, y sus tetas apretadas en un escueto vestido blanco de enfermera con uno de esos sombreritos de enfermera colocado encima de su larga melena rubia. Dios mío. Pero entonces mi imaginación se puso en plan Judas al imaginarme a Paul el canalla encima de ella en la pista de baile, y me eché atrás físicamente. Totalmente asqueado, aparté todos los pensamientos sobre Molloy y me concentré en llevar a los chicos a casa.

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BOYS OF TOMMEN #3 Cuando llevé a mis hermanos a casa después de pedir caramelos, Shannon nos recibió en la puerta, esperando pacientemente su parte del botín, un acuerdo que ella y los chicos habían pactado cuando aceptó hacerles los disfraces. Los dejé con sus discusiones y me apresuré a subir a darme una ducha y cambiarme de ropa. Cuando entré en la cocina veinte minutos más tarde, mamá estaba en la mesa, como de costumbre. ―Hueles bien ―dijo, tomando una taza de té. ―¿Vas a salir? ―Hay una discoteca en el Pav, esta noche. Me reuniré allí con Podge y algunos de los chicos del colegio ―respondí, con tono civilizado, algo que siempre era más fácil de hacer cuando el viejo estaba fuera de casa. Una enorme pelea la semana pasada había mandado a mi padre temporalmente a la mierda. ―¿Alguna señal de él? ―pregunté, buscando en la nevera una lata de Coca-Cola. ―¿Ha llamado? «Porque seamos sinceros, todos sabíamos que lo haría» Una vez que se aburriera del sabor de la semana que había decidido que era mejor que la madre de sus hijos, volvería arrastrándose. Siempre lo hacía… ―No ―Sacudiendo la cabeza, soltó un pequeño suspiro. ―Te lo dije la semana pasada, se fue... ―Esta vez para siempre ―terminé por ella, repitiendo la misma frase que había oído al menos media docena de veces al año desde que tenía edad para recordar. ―¿Estarás bien sola con los niños? ―Miré su vientre hinchado y una oleada de preocupación me corroyó las tripas. ―Puedo quedarme en casa si lo necesitas.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No, deberías irte ―dijo poniéndose en pie. ―Estaré bien aquí. ―Mamá, si salgo, llegaré tarde ―En otras palabras, no volveré si cambias de opinión y decides que me necesitas. ―¿Estás segura de que estarás bien?―Fruncí el ceño, inseguro. ―¿Qué pasa con el bebé? ―No nacerá hasta dentro de tres semanas ―contestó. ―Y tengo a Shannon aquí para que me haga compañía ―Sonriendo, lo que era raro de ver estos días, añadió ―Podríamos ir a comer comida china y ver una película cuando los niños se acuesten. ―Sí, yo no contaría con que se fueran a dormir pronto ―le dije, pensando en las bolsas de caramelos que habían recogido. ―Toma...―deteniéndome un momento, metí la mano en el bolsillo de mis vaqueros y saqué un billete de veinte euros. ―Compra tu comida para llevar con eso. ―No, no, no ―argumentó mamá, sacudiendo la cabeza. ―Eso es tuyo. Tengo suficiente dinero. No, no lo tenía. Lo sabía porque antes la había visto poner su último billete de diez en el recibo de la luz. ―Está bien. Ayer me pagaron― le dije, poniéndole el dinero en la mano―Todavía tengo dinero para mí. Se quedó mirando el dinero durante un largo rato antes de metérselo temblorosamente en el bolsillo de la bata. ―Gracias, Joey. ―Estupendo. Asegúrate de que Shannon coma algo ―dije, cogiendo las llaves y dirigiéndome a la puerta. ―Ella está en los huesos estos días. Ambas lo están… ―Lo haré, lo prometo ―contestó mamá, siguiéndome hasta la puerta y quedándose en el umbral cuando salí. ―Buenas noches.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Sí ―contesté. ― Igualmente, mamá. ―Joey―me llamó cuando estaba junto al muro del jardín. Envolviéndose en su bata, mamá corrió hacia mí. Congelado, no moví ni un músculo cuando se acercó y me puso la mano en la mejilla. Con los ojos azules llorosos, se puso de puntillas y me dio un beso en la mejilla. ―Cuídate. ―Sí ―respondí bruscamente, aclarándome la garganta, mientras la culpa me invadía por los pecados que ambos sabíamos que cometería esta noche―Lo haré, mamá.

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BOYS OF TOMMEN #3 SLUT DROPS Y ALCOPOPS3

31 de octubre del 2001

El Pavilion estuvo lleno hasta los topes la noche de Halloween, con gente bailando y sudando unos encima de otros en su búsqueda de pasárselo bien, y yo no fui una excepción a la regla. Al ritmo de Shake Ya Shimmy, de Flip & Fill, con mis zapatos nuevos, cortesía de mi queridísimo papá, y con mi mejor amiga a mi lado, me dejé llevar y me sumergí en el momento. Con nuestros disfraces a juego, Casey era el diablillo de mi ángel igual de travieso. Con sus cuernos y mi aureola, formábamos una buena pareja en la pista de baile, disfrutando de la atención que recibíamos de los chicos de nuestro curso casi tanto como de la música. ―Vamos, Aoife ―me gruñó al oído una voz enfadada, mientras un gran cuerpo me apretaba por detrás y un par de manos me sujetaban las caderas―Todo el mundo te está mirando. ―¿Y qué? Slut Drop – Es un movimiento de baile, tipo twerking. Alcopops – Los alcopops son licores previamente mezclados comercializados en pequeñas botellas con relativamente bajo contenido alcohólico. Contienen zumos de frutas u otros saborizantes y tienen por término medio entre un 4% y un 7% de alcohol. 3

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Esa es la cuestión ―se rió Casey. ―Pues que no me gusta ―espetó Paul. ―Estás conmigo, lo que significa que eres mía para mirarte, no de todos los chicos en este lugar. Basta ya del puto espectáculo de mirones. ―Uno: no te pertenezco ―balbuceé, apretando mi cuerpo contra el suyo―Dos: sólo estoy bailando. ―Sí, como una zorra. ―¿Hablas en serio? ―Sí, hablo en serio ―gritó. ―¿Quieres que todos piensen que salgo con una puta? ―Dios mío ―Sacudí la cabeza con rabia y me giré para fulminarlo con la mirada. ―No me acabas de decir eso. ―Todo mi puto equipo te está mirando ―argumentó, con las mejillas enrojecidas. ―Es vergonzoso para mí tener a mi novia moviendo el culo de esa manera. Entrecerré los ojos. ―Vete a la mierda, Paul. ―No, nena, espera... Encogiéndome de hombros, agarré la mano de Casey y bailé sexy hacia ella, ignorando al aguafiestas detrás de mí. ―¿Cuál es su problema? ―gritó Casey por encima de la música, señalando hacia donde Paul fruncía el ceño detrás de mí. ―Al parecer, lo estoy avergonzando. Entornando los ojos, se chupó el dedo corazón antes de usarlo para sacudírselo. ―Imbécil. The Whistle Song de DJ Alligator Project sonó a nuestro alrededor, atrayendo a todos los adolescentes en un radio de quince kilómetros a la pista

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BOYS OF TOMMEN #3 de baile. ―Que

le den

―ordenó

Casey,

arrastrándome

más

hacia la

multitud―Tengamos una noche de chicas. ―Excelente plan. Borrachas de lo bien que lo habíamos pasado -y del vodka que corría por nuestras venas- nos apretamos unas contra otras, moviendo el culo como si estuviéramos compitiendo por el papel de la próxima integrante de Destiny's Child. Al ver a uno de los chicos de nuestra clase, que iba vestido como la Marilyn Monroe más divertida que había visto en mi vida, haciendo figuras en medio de la pista de baile, nos acercamos rápidamente a él. ―¡Piernas de ángel! ¡Tetas diabólicas! ―vitoreó Alec, echándonos los brazos por encima de los hombros cuando lo alcanzamos. Enloquecido por la bebida, las drogas y las travesuras, bailó y bailó al ritmo de la canción unofficial de blow-job, sin importarle una mierda lo ridículo que parecía con su vestido blanco de imitación barato y su peluca rubia falsa, con sus piernas peludas a la vista. ―No puedo con él―, medio rió Casey, medio balbuceó, señalando al gran imbécil que apretaba el culo contra nosotras. ―No sé si quiero abofetearlo o besarlo. ―Las dos cosas ―dije entre carcajadas, mientras Al, se arrancaba la mitad superior del vestido de forma dramática y se pellizcaba los pezones, con los ojos en blanco de forma igualmente dramática. ―Tápate esas tetas, Marilyn ―se rió Casey, alargando la mano para tapar los pezones de nuestro compañero. Sin perder un segundo, las manos de Alec salieron disparadas hacia los pechos apenas ocultos de Casey.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿En serio me estás tocando las tetas? ―Tú estás tocando las mías ―respondió Alec, moviendo las cejas hacia ella. ―Me parece un intercambio justo. ―Tienes un buen par, chico. ―Estaba a punto de hacerte el mismo cumplido. ―Esta es la parte en la que se besuquean ―gritó una voz familiar por encima de la música, y me giré para encontrar a un Podge con cara de diversión―Te lo dije ―Guiñando un ojo, señaló hacia donde Casey y Alec se estaban arrancando los labios. ―Qué predecible. Riendo, me acerqué a uno de mis chicos favoritos de nuestro curso y le tendí la mano. ―Ayuda a un solitario, ¿quieres, Podge? ―Las cosas que hago por los amigos―, rió entre dientes, cogiéndome la mano y tirando de mí para bailar. ―No te hagas ilusiones ahora, ¿me oyes? ―Haré lo que pueda ―Sonriendo, le rodeé el cuello con el brazo y bailé al ritmo de la música. ―¿Dónde está tu amigo esta noche? ―¿Qué amigo sería ese, Aoif? ―se burló, sabiendo perfectamente a quién me refería. Puse los ojos en blanco. ―Qué gracioso. ―Lynchy está por aquí. ―Entonces, ¿de verdad sabe bailar? ―No sé si baila, pero desde luego sabe cómo pasar un trago de vodka por delante de los guardias. ―¡Aoife! ―Arrancándome de los brazos de Podge, mi novio me agarró del brazo y tiró bruscamente de mí hacia él. ―Ven aquí un segundo... ―Hey ―dije, tirando de mi brazo libre, mientras me daba la vuelta para mirarlo. ―Me duele―. Me froté el brazo. ―No hagas eso.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No seas tan dramática ―protestó poniendo los ojos en blanco. ―Ven fuera conmigo ―Volvió a cogerme del brazo. ―Quiero hablar contigo. ―No ―Volví a soltarme del brazo y lo miré fijamente. ―Me llamaste puta. ―No quise decir eso de la forma en que lo dije ―Me abrazó, se inclinó y me besó en los labios. ―Vamos, nena, fue un lapsus. No te pelees conmigo por eso. ―Dijiste que parecía una zorra ―siseé, empujando su pecho para escapar de su agarre. ―Mírate ―me gritó, perdiendo la calma. ―¡Prácticamente llevas ropa interior y te frotas contra otro hombre! ―Hey ―advirtió Podge, saliendo en mi defensa. ―No te metas, Podge. ―No la agarres así, viejo. ―No pasa nada, Podge, estoy bien ―le dije antes de volver mi mirada hacia Paul. ―Esto es un disfraz de Halloween, y Podge es mi amigo. Se me permite tener amigos, Paul. ―Es demasiado revelador―, argumentó. ―Puedo ver tu culo bajo esa cosa que llamas vestido. Te hace parecer una puta. Eres mejor que eso. ―¿Puta? ―Borracha y furiosa, le empujé el pecho. ―Eres un canalla. ―Aoife... ―Estaba bailando con mi amigo, disfrutando. No hice nada malo y tú me insultaste ―Lo fulminé con la mirada. ―Dos veces. Eso es un puto límite duro para mí, Paul. ―Sí, pero has estado bebiendo. ―¿Y? ―Y no me siento cómodo con ello.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Con qué exactamente?― Pregunté, arrastrando la voz. ―¿Yo bebiendo o bailando? Paul abrió la boca para responder, pero rápidamente lo corté. ―¿Sabes qué? No contestes. Ni siquiera me hables. De hecho, ¿por qué no te consideras relevado de tus deberes de novio por esta noche? Al menos así, no te sentirás avergonzado por mí. ―No hagas esto, Aoife ―me advirtió, agarrándome la mano. ―Aquí no. Así no. ―Tú empezaste esto, Paul ―Retiré la mano y le agité un dedo en la cara―Me llamaste zorra, ¿recuerdas? Y puta ―Sacudiendo la cabeza, retrocedí un paso o dos, chocando contra un pecho duro. ―Uy. ―¿Cómo estás, Aoife? ―preguntó Mack, uno de los chicos de mi clase, ofreciéndome una sonrisa amistosa. ―Te ves bien. ―Hola, Mack ―Le devolví la sonrisa antes de volver a fulminar con la mirada a mi novio. ―Te vas a comer tus palabras, imbécil. Y me volví para bailar con mi sonriente compañero, que estaba encantado de bailar conmigo. ―Sí, chica―gritó Casey en señal de apoyo, mientras ella y Alec bailaban hacia nosotros. ―Enséñale a ese canalla quién manda. ―Jesucristo ―gruñó Paul, agarrándome del brazo y tirando bruscamente de mí hacia él. ―Eres una maldita borracha desastrosa. ―Y tú eres simplemente un desastre ―dije―Ahora déjame en paz antes de que me arruines toda la noche. ―Déjala ir, Ricey, viejo―, dijo Mack en tono preocupado. ―Ella sólo estaba bailando conmigo. Somos amigos, muchacho. No pasa nada. ―Sí, canalla ―intervino Alec, con el pintalabios rojo de Casey untado por toda la cara. ―Yo no le pondría las manos encima, si fuera tú.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Está haciendo un puto espectáculo de sí misma ―se quejó Paul antes de arrastrarme lejos de nuestros amigos. ―Yo llamaría a eso causar bastante alboroto. ―Hey ―Casey gritó detrás de nosotros. ―¡Suéltale el brazo, Paul! ―No ―gritó, mientras empezaba a abrirse paso entre la multitud, arrastrándome tras él. ―Vas a ponerte sobria y vamos a hablar de esto. ―No quiero hablar ―me quejé, clavando los talones en el suelo―Quiero bailar. ―¿Y hacer un numerito aún mayor conmigo? ―Sacudió la cabeza y siguió arrastrándome hacia la salida. ―Sí, eso no va a pasar, nena. ―Para ―argumenté, intentando y fallando en liberarme de su agarre―Me estás aplastando las alas... ¡mi aureola! Para, se me cayó la aureola al suelo. En un momento estaba tirando con todas mis fuerzas para zafarme del agarre de Paul, y al siguiente estaba de rodillas en el suelo, habiendo perdido el equilibrio cuando me soltó el brazo bruscamente. ―¡Mi aureola! ―medio balbuceé, medio me reí, alargando una mano para recuperarlo. ―Bastardo ―me lamenté, cuando el gran pie de alguien lo pisoteó, partiendo el plástico por la mitad. ―¡Me rompiste la aureola! ―Vuelve a ponerle las manos encima así y verás lo que pasa ―amenazó una voz conocida, mientras el dueño de dicha voz me enganchaba un brazo a la cintura y tiraba de mí para ponerme en pie. ―No es una puta muñeca de trapo, imbécil. Con los ojos desorbitados, dejé que mi mirada se dirigiera hacia el dueño de dicha voz y sonreí cuando sus familiares ojos verdes se posaron en los míos. ―Bueno, ¡Hola, Joe! ―Molloy ―reconoció con su habitual tono profundo. ―¿Otra vez

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BOYS OF TOMMEN #3 causando problemas? ―Siempre ―Con una sonrisa lobuna, le pasé un brazo por el cuello para mantener el equilibrio, sintiendo que se me disparaba el pulso al verlo. ―¿Qué haces aquí? ―Cuidando de ti, por lo visto ―murmuró Joey, manteniendo un fuerte brazo enganchado a mi alrededor. ―Ella es mía, soplapollas, suéltala ―gruñó Paul, pasándose una mano por el pelo. ―Yo la cuidaré. Joey enarcó una ceja. ―Parece que estabas haciendo un trabajo estupendo. ―Está borracha. Es difícil cuando está así. ―Entonces, ¿esa es tu excusa para casi sacarle el brazo de su sitio? ―Alguien rompió mi halo, Joe ―me lamenté, agitando un trozo roto sin rumbo frente a su cara. ―Ahora soy un ángel caído. ―No te preocupes ―respondió encogiéndose de hombros. ―A nadie le gustan los santos, Molloy. ―Aoife, vamos. ―Entonces, ¿de qué vas disfrazado? ―pregunté, alejando la mano al azar, mientras mi mirada recorría la camisa blanca entallada y los vaqueros azules que Joey llevaba puestos. ―Déjame adivinar―bromeé, acercándome a su pelo perfectamente peinado y dejando que mi mano se moviera hacia la cadena de plata oculta bajo el cuello de su camisa. ―Tú también eres un ángel caído. ―Vamos, Aoife ―interrumpió Paul, agarrándome por la cintura y tirando bruscamente de mí hacia su pecho. ―Nos vamos. Ahora. ―No―, gruñí, exhalando un suspiro. ―No quiero ir contigo. Quiero quedarme y bailar con Casey. ―¡Ahora, Aoife! ―No parece que quiera ir a ningún sitio contigo ―intervino Joey con

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BOYS OF TOMMEN #3 frialdad, poniéndose delante de nosotros cuando Paul me llevaba hacia la salida. ―No quiero ―coincidí, asintiendo enérgicamente, mientras me zafaba de su agarre. ―Quiero quedarme. ―No te metas, Lynchy ―advirtió Paul, cogiéndome del brazo de nuevo―Es mi novia, no la tuya. Yo cuidaré de ella. ―Entonces,

¿por

qué

no

empiezas

por

preguntarle

qué

quiere?―contraatacó Joey, dando un paso protector delante de mí. ―Ni una puta palabra―. Unos penetrantes ojos verdes se clavaron en los míos, cuando se volvió hacia mí y preguntó ―Molloy, ¿quieres irte con él? ―No ―respondí, y luego tuve un fuerte hipo. ―Me llamó zorra. ―¿La llamaste zorra? ―No la llamé zorra ―se defendió rápidamente Paul, tirando de mi brazo―Le dije que estaba bailando como una. ―Lo mismo ―respondí, tirando del brazo para liberarme del apretado agarre de Paul, mientras me apoyaba pesadamente en el alto armazón de mi protector. ―No voy a tratar contigo esta noche, así que vete y déjame en paz. ―Aoife. ―No, para. No voy a ir contigo, Paul. ―Estás borracha y ese cretino está fuera de sí por sabe Dios qué ―gruñó Paul. ―Si crees que te voy a dejar a solas con él, es que estás mal de la cabeza. ―No me voy contigo ―grité, perdiendo la paciencia. ―Estoy enojada contigo, ¿recuerdas? ―Entonces, ¿qué? ―exigió. ―¿Prefieres quedarte aquí?― Su mirada de asco se desvió hacia Joey. ―¿Con él? ―¿Por qué no? ―balbuceé, acariciando su mejilla barbuda con la mano―Es mi amigo. ―¿Tu amigo? ―Paul se quedó mudo. ―No es tu amigo, Aoife. Es un puto

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BOYS OF TOMMEN #3 drogadicto que sólo quiere pasárselo bien. Yo soy tu amigo. Yo soy el que se preocupa por ti. Soy tu novio. ¡Eres de mi propiedad, maldición! ―No soy de tu propiedad, Paul ―grité por encima del sonido de la versión dance de I'll Tell Me Ma de Mickey Modelle que sonaba a todo volumen en la cabina del DJ. Él tenía los ojos dilatados y parecía a punto de perder la cabeza. ―Sí, lo eres, carajo, ahora vámonos ―rugió, perdiendo la calma conmigo―Porque de ninguna manera voy a permitir que te quedes aquí con él. ―¿Permitirme? ―Siseé, indignada. ―No me permites hacer nada, Paul. ¿Quién demonios te crees que eres? Yo soy mi propia persona. Yo hago las reglas para mí. ―Bien ―intentó engatusarme. ―Podemos hablar de todo esto y más, afuera. Volvió a agarrarme, pero esta vez fue el chico contra el que estaba apoyada el que apartó la mano de Paul, y no con suavidad. ―Ya la oíste ―le advirtió Joey en un tono peligrosamente frío, levantando la mano para apartarla de la suya. No tenía ni idea de cómo había llegado hasta allí. ―Aléjate. ―Oh, te encanta esto, ¿verdad? ―Paul entrecerró los ojos. ―Debes de tener muchas ganas de morir, cara de culo ―replicó Joey en tono acalorado, mientras daba un paso amenazador hacia Paul. ―Vete a la mierda antes de que empieces algo que estaré encantado de terminar. ―Inténtalo ―gruñó Paul. ―Recuerdas quién es mi padre, ¿verdad? ―¿Amenazándome con tu padre el policía? ―Joey echó la cabeza hacia atrás y se rió. ―Como si me importara una mierda. ―Está mucho más arriba en la jerarquía que un simple policía―, siseó Paul. ―Harías bien en recordarlo la próxima vez que pienses en cruzarte

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BOYS OF TOMMEN #3 conmigo, Lynchy. ―Espera, espera, espera ―murmuré, sacudiendo la cabeza, mientras apretaba mi cuerpo entre ellos, sintiendo el calor que emanaba de ambos chicos mientras presionaba una mano en cada uno de sus pechos. ―Ni se les ocurra empezar una pelea aquí. ―¿Quién está tratando de causar una pelea aquí, Aoife? ―me siseó Paul, con tono acusador. ―Porque desde mi punto de vista, lo único que intento es llevar a mi novia borracha a casa. Tú eres la que monta una escena y se echa encima de la escoria del instituto como si fuera tu salvador. Qué clase, Aoif, qué puta clase ―Pasándose una mano por el pelo, Paul fulminó a Joey con la mirada. ―Si crees que me ganaste esta noche, Lynchy, te equivocas. Porque esto de aquí…―hizo una pausa para agitar una mano entre nosotros, antes de burlarse, ―…no cuenta. No está pensando para nada y si tienes algo de decencia, no te aprovecharás de la situación. ―Hey ―Joey levantó las manos y sonrió sombríamente. ―Todo lo que estoy haciendo es ser un buen amigo de mi amiga favorita. ―Ella no es tu nada. ―Eh, sí, lo soy. ―¿Oyes eso, Ricey? ―Joey respondió, con una sonrisa de comemierda grabada en su cara. ―Tu chica es mi nada. ―Oye ―dije, mirando a Joey. ―No suena bien. Se encogió de hombros, sin disculparse. ―¿Y con esto quieres quedarte en vez de dejar que te lleve a casa?―exigió Paul, lanzándome una mirada de tal asco que me hizo marchitarme. ―Un año y medio, Aoife. ¿Un año y medio y eliges a ese pedazo de mierda antes que a mí? ―No, Paul, no lo elijo a él por encima de ti, me elijo a mí por encima de

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BOYS OF TOMMEN #3 ti―respondí con tono tembloroso, mientras sacudía la cabeza y me alejaba tambaleándome de los dos. ―Esto se acabó, Paul. Enhorabuena, eres un hombre libre. Hemos terminado. ―¡Aoife! ―Paul me llamó, pero no me volví. Que se joda. Que se jodan los dos. Abriéndome paso entre la multitud, intenté volver sobre mis pasos hasta Casey, lamentando mi decisión de venir esta noche casi tanto como el alcohol que corría por mis venas.

Mi teléfono vibraba a mi lado. Entrecerré los ojos, miré el teléfono y pulsé el botón Finalizar cuando el nombre de Paul se iluminó en la pantalla. Podía ir al buzón de voz, junto con la otra docena de llamadas sin contestar que había hecho, por no mencionar los siete mensajes de texto sin leer. Totalmente deprimida, me senté en el capó de un coche cualquiera fuera del Pavilion, con una bolsa de patatas fritas balanceándose sobre mis muslos, mientras mis piernas vestidas con medias de red colgaban libremente. Congelada hasta los huesos, pero demasiado borracha para apreciar realmente lo frío que estaba el aire nocturno, murmuré con rabia mientras masticaba mis patatas fritas cubiertas de vinagre como una loca demente. Estaba tan jodidamente rabiosa que podía saborearlo en la lengua, mientras balanceaba las piernas con tanta furia que se me resbaló uno de los tacones. ―Mierda ―balbuceé, mirando con desaliento mi brillante tacón de aguja blanco cuando aterrizó en un charco de agua de lluvia fangosa en el suelo―Bueno, ahora puedes quedarte ahí, zorra traidora―siseé, mirando la imitación de cuero. ―Así es. Ya lo dije. Todo esto es culpa tuya.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Vaya, pero si es el ángel de las alas corruptas ―me dijo una voz familiar, y gemí con fuerza. Estupendo. Esto es genial. Al girar la cabeza, mi mirada soñolienta se clavó nada menos que en Joey Lynch, teléfono en mano, que se acercaba pavoneándose hacia mí. ―¿Peleando con tu sombra otra vez, Molloy? ―Pelearé contigo ―refunfuñé, extendiendo la mano detrás de mí para comprobar que mis alas seguían intactas. ―Mis alas están bien, imbécil. ―¿Tienes alguna patata frita de sobra? ―No, para ti no ―gruñí, metiéndome un puñado de patatas fritas en la boca de una forma muy poco femenina. ―Son todas mías. ―¿Qué haces aquí sola? ―¿Qué te parece que estoy haciendo, imbécil? Está claro que estoy de malas―resoplé, con la voz todavía un poco arrastrada por el alcohol que llevaba en la barriga. ―¿Qué haces? Se encogió de hombros y se metió el teléfono en el bolsillo de los vaqueros. ―Espero a un amigo. ―Oh, ¿así que tienes amigos? ―Puse los ojos en blanco. ―Creí que te oponías a la idea. Con una expresión divertida grabada en su rostro asquerosamente guapo, Joey se acercó a donde yo estaba sentada. ―Ah, eso no es del todo cierto ―Guiñándome un ojo, metió la mano en mi bolso y sacó unas patatas fritas―Sólo me opongo a ti, Molloy. Aquel pequeño acto de robo provocó una oleada de violencia irracional en mi interior. ―Oh, mírame ―me oí gruñir mientras hacía un terrible intento de imitar

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BOYS OF TOMMEN #3 su voz. ―Soy Joey Lynch. Soy tan duro, tan rudo. No soy amigo de las chicas, aunque me gusta robarles las patatas y pelearme con sus novios―. Frunciendo el ceño, levanté una mano y me corregí rápidamente. ―Ex. Así es. Es mi ex novio, porque seguro que no es mi novio actual. Idiota. Riéndose de mi reacción, Joey sacudió la cabeza y dijo. ―Eres una borrachita sucia, ¿no? ―No ―lo corregí, apartando su mano de mi patata cuando cogió otra―Soy una mujer al límite. ―Así de profundo es el drama, ¿eh? ―Sí, y he aquí por qué ―espeté, arrebatándole otra patata frita de la mano cuando me esquivó. ―Esta noche mi ex novio me llamó muy públicamente zorra, así es...―Hice una pausa dramática antes de continuar―Mi ex novio, que, para tu información, nunca ha tenido el privilegio de ser ni remotamente atrevido conmigo―Exhalando un suspiro, murmuré ―Y tampoco es por falta de ganas. «De hecho, sí, constantemente es por falta de ganas…» Las cejas de Joey se alzaron cuando se paró frente a mí. ―Ricey y tú no están... ―No, no nos acostamos ―espeté, entrecerrando los ojos. ―Dios, ¿por quién me tomas?―. Me acerqué rápidamente y le tapé la boca con una mano―¿Sabes qué? No contestes a eso. No necesito que me des consejos sobre relaciones. Poniendo los ojos en blanco, Joey levantó la mano y se la quitó de la boca. ―Por Dios, Molloy ―gruñó, sacando la lengua para saborear su labio inferior. ―¿Cuánto vinagre le has puesto a esas patatas? ―La cantidad perfecta ―respondí, deslizando un dedo en mi boca para

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BOYS OF TOMMEN #3 probar

lo

que

claramente

tenía

cuando

puse

mi

mano

en

su

boca―Bien―concedí, volviendo a levantar el dedo. ―Puede que haya sido un poco demasiado generosa con la botella. ―¿Tú crees? ―Su tono estaba cargado de sarcasmo. ―Oye, no me juzgues ―me defendí malhumorada. ―Ya te dije que soy una mujer al límite. No se me puede hacer responsable de mi falta de criterio a la hora de echar vinagre. Está claro que, si esta noche sirve de algo, no soy muy buena opinando de nada. ―Bueno, mi juicio es muy bueno, Molloy, y puedo decirte que es tu novio el canalla, en este caso ―Metiendo las manos en los bolsillos delanteros de sus vaqueros, Joey añadió―Si te está presionando, entonces vete. Estás a tiempo de hacer esas mierdas. ―Ex ―Me ardió la cara de calor. ―¿Y por mierdas te refieres a sexo? ―¿Preferirías que dijera follar? ―ofreció, sin perder el ritmo. ―Mira, haz lo que quieras, pero si quieres mi consejo, no deberías entregarte a alguien como él. ―¿A alguien como él? ―Alguien que se supone que se preocupa por ti, pero luego te pone las manos encima y te llama puta cuando no se sale con la suya. ―A diferencia del chico que una vez me llamó fácil. ―Hay grandes diferencias entre nosotros ―respondió divertido, mientras se acercaba tanto que pude oler la fragancia de su lince. ―Mira, todo lo que digo es que puedes conseguir algo mejor que Paul Rice. ―¿Ah, ¿sí? ―Intentando desesperadamente mantener la compostura y no revelar lo profundamente que me afectaba este chico, mantuve mis ojos clavados en los suyos cuando pregunté ―Bueno, ya que estás de un humor tan charlatán, ¿te importaría complacerme compartiendo esas diferencias?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Si eso es lo que quieres. ―Eso es lo que quiero. ―Bien ―respondió sin perder un segundo. ―Primera diferencia; puede que haya tenido un lapsus momentáneo en mi propio juicio cuando te llamé fácil―Colocó sus manos a ambos lados de mí mientras hablaba. ―Es algo de lo que, en muchas ocasiones desde aquella noche, he llegado a sentirme algo arrepentido. ―Vaya. ¿Es esta otra versión de una disculpa? ―Suspiré, sintiendo mi cuerpo balancearse más cerca del suyo. ―Porque es tan mierda como la anterior. ―No es una disculpa ―corrigió. ―Más bien una rara confesión. ―Bueno, entonces ―respiré, sintiendo mi corazón golpear salvajemente contra mi caja torácica, mientras me apoyaba en mis codos. ―Si es una rara confesión, entonces debe haberte dolido decirlo. ―No tienes ni idea ―asintió, con las manos plantadas a ambos lados de mi cuerpo, mientras me miraba con ojos oscuros y encapuchados. ―¿Sigo? Asentí con la cabeza. ―Sí. ―Segunda diferencia ―dijo. ―No soy tu novio, Molloy. Se supone que no debo preocuparme por ti, ¿recuerdas? ―No, se supone que no ―acepté con un escalofrío, mientras me sujetaba al capó del coche. La excitación bullía en mi interior. ―Pero aun así lo haces. El calor brilló en sus ojos, pero no hizo ademán de negarlo. ¿Qué demonios me pasaba? Incitar a este chico era lo mismo que meter la mano en el recinto de los guepardos del Parque Natural de Fota. Un movimiento arriesgado. ―¿Hay una tercera diferencia? ―Suspiré. ―Sí, hay una diferencia ―respondió. ―¿La quieres?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―La quiero. ―¿Segura? ―Estoy segura. ―Tercera diferencia ―susurró entonces, inclinándose tanto que pude sentir su aliento perfumado a alcohol en mi cara. ―No te estoy presionando para que abras las piernas para mí―. Se echó hacia atrás y miró entre nosotros―Lo hiciste tú sola. Seguí su mirada y se me cortó la respiración cuando vi que se había metido hábilmente entre mis piernas. Y no sólo eso, sino que mis piernas habían rodeado sus caderas por sí solas. ―Vaya mierda ―susurré, respirando fuerte y rápido, mientras lo observaba mirarme. ―No tengo ni idea de cómo han llegado ahí. ―Sí―estuvo de acuerdo, cerrando el espacio entre nosotros una vez más, sus labios a un pelo de los míos. ―Yo tampoco. «Te va a besar, Dios mío, Aoif, va a poner su boca en la tuya. Tranquila, no te asustes» El sonido de los neumáticos chirriando arrancó su atención de mí, y yo quería llorar. No, Dios, ¿por qué? Con Control, de Puddle of Mudd, a todo volumen en el equipo de música del coche, vi cómo un Honda Civic negro se acercaba a toda velocidad hacia nosotros, escupiendo gravilla por la velocidad a la que conducía. Tocó el claxon, encendió las luces y se me heló el corazón cuando me di cuenta de quién conducía. Shane Holland. ―Mierda ―gimió Joey, dejando caer momentáneamente la cabeza sobre mi hombro. ―Será mejor que me vaya ―dijo finalmente, con la voz

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BOYS OF TOMMEN #3 tensa―Está aquí por mí. ―Espera... ¡no, Joey, no te vayas con él! ―le dije horrorizada, agarrándole la mano cuando se enderezó y dio un paso atrás. ―Por favor, no te vayas con él a ninguna parte ―le insté, poniéndome de pie, mientras entrelazaba nuestros dedos y los apretaba. ―En vez de eso, quédate aquí conmigo. ―Escucha, Molloy; sobre nosotros ―empezó a decir, y luego hizo una pausa, como si estuviera pensando cuidadosamente qué palabras debían venir a continuación. Toda su atención se centraba en nuestras manos unidas, mientras su pulgar rozaba suavemente mis nudillos. ―¿Sobre nosotros? ―balbuceé, estremeciéndome al sentir su pulgar sobre mi piel. ―Eres mi amiga ―dijo finalmente. ―¿Por fin lo admites sin necesidad de que te obligue? Asintiendo, forzó una pequeña risa sin humor. ―Sólo han sido unos años, ¿verdad? ―Sólo un par. ―Sí ―Se aclaró la garganta y miró hacia atrás, donde lo esperaba el coche, y luego hacia mí. ―Me gustas. ―Guau ―suspiré. ―Otra confesión. ―La más difícil hasta ahora. ―Ya lo creo. ―Sé lo que quieres que seamos ―añadió, con tono rudo. ―Pero eso no puede ocurrir. ―Joe... ―No, escúchame ―me instó, dándome un pequeño apretón en la mano―Puedo ser tu amigo, ¿sí? Puedo hacerlo. Pero tienes que saber que tengo algunos genes malos corriendo por mi sistema. Un ADN muy jodido.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Nadie es perfecto, Joe. ―No se trata de ser perfecto, Molloy― Soltando mi mano, vi cómo se agachaba y recuperaba mi tacón del barro. ―Se trata de ser peligroso―añadió, limpiándolo con el lateral de sus vaqueros antes de volver a ponérmelo en el pie. ―Y eso es lo que soy, ¿entiendes? Soy una mala opción. ―No, no lo eres. ―Sí, lo soy. ―Entonces no me importa ―le dije de golpe. ―Debería importarte. ―Pues no me importa. ―Lindos zapatos ―dijo con voz suave, dándome golpecitos en el pie―Tenías razón, merecía la pena acosar a tu padre por ellos. ―¿Ves? ―Forcé una sonrisa cuando tenía ganas de llorar. ―Te lo dije. ―No soy un buen amigo para ti ―añadió en voz baja, todavía agachado, con la mano en mi pie. ―No sabría ni por dónde empezar. ―Se te da mejor de lo que crees. ―Necesito mi trabajo, Molloy. «Y ahí estaba, finalmente» ―Entonces, ¿finalmente lo admites? ―Me escuché susurrar. ―¿Me rechazaste por mi padre? ―Y porque puedes conseguir algo mejor que yo ―Soltando mi pie, se levantó lentamente. ―Pero tú también puedes conseguir algo mejor que él. ―Joe. ―¡Lynchy! ―Uno de los muchachos gritó, abriendo la puerta trasera del coche. ―Vamos, muchacho. ―Sí, ya voy ―dijo por encima del hombro, provocando una oleada de pánico en mí.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Escucha, podemos charlar ―me apresuré a decir. ―Pasar el rato, lo que sea. Como amigos. Como amigos está bien. Pero, por favor, no te vayas con él, Joey. «Por favor, no dejes que te clave las garras» Soltando un suspiro de dolor, se inclinó hacia mí y me dio un beso en la frente. ―Podría volverme un poco loco por ti, Molloy ―Sus labios rozaron mi frente mientras decía ―No te metas en mi cabeza, ¿me oyes? ―No, Joey ―grité tras él, con la voz cargada de emoción temeraria, observando su espalda mientras se alejaba de mí. ―No te vayas con ellos. Al volverse, sus ojos verdes se clavaron en los míos, y estaba claro que la persiana se había cerrado firmemente, bloqueándome a mí y al resto del mundo. ―Nos vemos, Molloy.

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BOYS OF TOMMEN #3 ¿QUÉ TOMASTE?

31 de octubre del 2001

Molloy era una distracción para mí en un día normal. Con un disfraz de ángel sexy y mucho alcohol en la barriga, la chica era una receta para el desastre. Me había encontrado mirándola durante la mayor parte de la noche por dos razones. La primera razón era que era una jodida delicia mirarla. Piernas largas, caderas curvadas, pelo rubio y tetas sin sujetador apenas contenidas bajo ese trozo de seda blanca al que llamaba vestido, mientras bailaba como si nadie la estuviera viendo, lo que me llevó a la segunda razón por la que era dueña de mi atención. Todo el mundo estaba mirando. Bueno, todo el mundo con una polla y una afición por los coños. Yo no era el único en notar la atención que había estado recibiendo, tampoco. Siempre había pensado que ella era demasiado buena para él, y me había dado la razón por la forma en que se comportó esta noche. Dando pisotones como un puto niño pequeño porque su novia acaparaba más atención masculina de la que su ego podía soportar.

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BOYS OF TOMMEN #3 El comportamiento de Ricey no avalaba precisamente su fe en Molloy, o en su relación, cuando irrumpió en la pista de baile como si fuera el policía de la diversión y escupió el típico chupete de forma épica. Sabía que Molloy no era ni mucho menos una flor marchita y que podía enfrentarse a cualquiera, pero cuando vi cómo el imbécil de su novio la maltrataba en la pista de baile, me volví loco. Sabía que no me correspondía intervenir, que no tenía por qué meter las narices en su relación, pero físicamente no pude evitar hacerlo. Hice lo de siempre, meterme de cabeza y al diablo con las consecuencias. Y como siempre me salió el tiro por la culata, porque había estado a punto de joderlo todo. Y con toda honestidad, si no hubiera sido por Shane y los muchachos, no lo habría pensado dos veces. Habría hecho mucho más que besar sus labios rojos. Le habría quitado algo que no tenía derecho a tener. Al final, menos mal que nos habían interrumpido, porque cuando volví al Pavilion después de arreglarme con Shane, ella estaba con él. Después de eso, mi humor se había oscurecido hasta un punto sin retorno. Sólo Dios sabía lo irracionalmente celoso y desesperado que me había sentido cuando aplasté y esnifé la oxicodona que le había comprado a Shane, pero me había dado exactamente lo que quería. Un escape. Más alto que el Everest, me balanceé de un lado a otro, mientras mi mente entraba y salía de la realidad. La jodida sensación fantástica de la nada reclamaba mi conciencia, llevándome a un lugar del que nunca quería salir. ¿Respiraba? No sabría decirlo. No podría importarme si quisiera y no quería. Sólo quería dejar de sentir. Dejar de preocuparme, dejar de hacerlo y punto. ―Qué hermosa es.

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BOYS OF TOMMEN #3 Con los ojos cerrados, me apoyé pesadamente en el frío hormigón a mi espalda, con las manos colgando sin fuerza a los lados, mientras las manos de un desconocido tiraban de mi cuerpo. ―Tu six-pack es una locura. Esta noche quería irme flotando, desaparecer y que nadie dependiera de mí durante unas horas, pero la voz seguía hablándome al oído y me arrastraba lejos del olvido. ―Joey... ¿estás conmigo? No, no estoy con ella. ―¿Creí que estabas con ella? Estaba volando por los aires. ―Joey. Nada. ―Joey. Adormecido. ―Joey. Suéltame. ―Joey, ¿no es esa tu madre? ―Oh Dios mío, ¿qué está haciendo su mamá aquí? ―Hey - reacciona, idiota. Un fuerte ruido de bofetada vibró a través de mis pensamientos, trayendo consigo una sensación de ardor a un lado de mi cara. ―¿Qué le pasa? ―Nada, está bien. ―¿Bien? Míralo. Está fuera de sí, aléjate de mi hijo. ―Vamos, Joe. ―Joe, colega, tu mamá está aquí.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Joey, reacciona, te necesito. Apretando los labios, me obligué a abrir los ojos y vi cómo un rostro familiar entraba y salía de mi campo de visión. ―¿Qué tomaste? ―oí a mi madre mientras me sujetaba la cara con sus pequeñas manos. ―¿Qué tomaste, Joey? ―Soltando un gruñido de dolor, respiró fuerte y rápido durante uno o dos minutos antes de volver a centrar su atención en mí. ―¿Qué fue lo que te hiciste? A la mierda si pudiera recordar. ―Estoy genial ―balbuceé, deleitándome con la fantástica sensación de calor que me recorría el cuerpo. ―¿Dónde estás? Mamá, estás aquí. ―Sí, estoy aquí ―espetó, cogiéndome la mano como si fuera un niño pequeño. Yo no había sido uno de esos en mucho tiempo. ―Vine a buscarte porque tengo que ir al hospital ―espetó mientras tiraba de mí―Quería que cuidaras de tus hermanos para que Shannon pudiera estar conmigo, pero está claro que ni siquiera puedes cuidar de ti mismo. Libre, dejé que me llevara adonde ella decidiera que tenía que ir. No me importaba dónde fuera, nada importaba ahora. ―¿Vas a tener el bebé, mamá? ―pregunté, apretando los labios, mientras intentaba y no conseguía apartarme el pelo de los ojos. ―¿Otro? ―Sí, Joey, lo voy a tener ―El sonido de la puerta de un coche abriéndose llenó mis oídos, y entonces me empujaron dentro, cayendo de bruces en el asiento trasero. ―Eres una vergüenza. ―Lo sé ―acepté somnoliento, sintiendo cómo se deslizaba en el asiento a mi lado. ―Lo siento, mamá... ―No hables ―me dijo antes de dar instrucciones a quien supuse que era un taxista para que nos llevara al hospital. ―Deja de llorar, mamá ―Arrastrándome hasta sentarme, intenté tirar del

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BOYS OF TOMMEN #3 cinturón de seguridad antes de darme por vencido y dejar que ella lo hiciera por mí. ―Yo, eh, todo está bien... ―Me estás rompiendo el corazón ―Su voz se quebró. ―Te estás matando. Los sentimientos que sabía que debía tener, no estaban presentes dentro del agujero abierto en mi pecho. Estaba jodido. No tenía sentido negarlo. Tampoco tenía sentido luchar contra ello. No cuando mi propia madre no tenía fe en mí. ―Eres igual que él. En todos los sentidos. ¿Qué sentido tenía luchar contra mi ADN? Así era yo, y tenía la horrible sensación de que no podía arreglarme ni reconstruirme. No podía reiniciar mi vida. Estaba paralizado y atrapado en un cuerpo que se parecía a la persona que más despreciaba de todas. Bueno, casi. Empezaba a despreciarme un poco más estos días. Sin embargo, me mataba saber que estaba lastimando a mi madre. Pensar que la estaba haciendo sentir como él. ―Sí ―Cerrando los ojos, dejé caer la cabeza sobre su hombro y suspiré―Está bien, mamá.

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BOYS OF TOMMEN #3 ANGEL CON ALAS IMPURAS

31 de octubre del 2001

―Siento muchísimo lo que pasó ahí dentro ―Agarrándome de la mano, Paul me alejó de la multitud de gente que estaba de fiesta y trató de ganarse de nuevo mi confianza. Por el rabillo del ojo, vi cómo un Honda Civic negro volvía a la entrada del recinto, haciendo que mi corazón martilleara violentamente. Había vuelto. La puerta del coche se abrió y salió un Joey risueño, con un cigarrillo colgando de los labios y una lata de Dutch Gold en la mano. Inestable sobre sus pies, golpeó el techo del coche en señal de despedida, antes de despedirse con la mano. Se rió para sí mismo, dio una calada a su cigarrillo y miró a su alrededor. Lo saludé con la mano. Levantó la mano para devolverme el saludo, pero se detuvo cuando su mirada se desvió hacia Paul y su sonrisa desapareció. ―Sólo estabas bailando ―continuó Paul, atrayendo de nuevo mi atención hacia él. ―Ahora lo entiendo. Estaba siendo un idiota. Lo siento, Aoif. Lo siento mucho―Exhalando un suspiro frustrado, me soltó la mano para pasársela

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BOYS OF TOMMEN #3 por el pelo. ―Soy un imbécil celoso, ¿de acuerdo? No puedo evitarlo. Mírate. ―¿Mirarme? ―Cruzando los brazos sobre el pecho, me apoyé en el coche aparcado a mi espalda y lo miré con dureza. ―¿Qué demonios se supone que significa eso? ―Significa que eres preciosa y que pierdo la cabeza a tu alrededor. ―Los halagos no te sacarán de ésta ―le advertí, volviendo la vista atrás para descubrir que Joey había desaparecido de mi vista. ―Me llamaste zorra y puta. ―Aoife, vamos ―intentó suplicar. ―Sabes que no lo decía en serio. Realmente no siento eso por ti. ―Si no lo dices en serio, entonces no deberías decirlo ―espeté, incapaz de disimular la conmoción en mi voz. Porque me dolía, que él pensara así de mí no era una buena sensación. Nuestra relación era un maldito naufragio, pero me dolía oírlo decirme esas cosas porque, antes de enrollarnos, éramos amigos. Siempre había sabido que Paul era materialista y vanidoso. Nunca me había molestado tanto porque yo también tenía muchos defectos. Era gritona y franca, podía provocar una discusión con un monje silencioso, como a mi padre le gustaba recordarme, y era especialmente torpe a la hora de intimar. Él siempre toleró mis defectos y, por tanto, yo toleré los suyos. Pero últimamente empezaba a pensar que poder tolerarse mutuamente no era razón suficiente para seguir en una relación. Especialmente cuando dicha relación empezaba a pesarme sobre los hombros. ―Mira, creo que está bastante claro que lo nuestro no funciona ―me oí finalmente armarme de valor y decírselo. ―Yo no soy feliz y tú tampoco, así que no veo por qué deberíamos seguir...

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No lo digas ―me advirtió, con los ojos desorbitados por el pánico, mientras me agarraba de las manos y tiraba de mí hacia él. ―No vamos a romper, Aoife. No va a pasar, así que quítatelo de la cabeza. ―¿Sacármelo de la cabeza? ―Le aparté las manos de un manotazo. ―Tú no tienes que tomar todas las decisiones aquí, Paul. Yo puedo decidir si quiero o no estar en esta relación. No puedes obligarme. ―Tú lo quieres. ―¿De qué estás hablando? ―Sabes exactamente de lo que estoy hablando ―Entrecerró los ojos con disgusto. ―De quién estoy hablando. Solté un suspiro pesado. ―No se trata de Joey. ―Siempre se trata de él, Aoife ―prácticamente rugió, perdiendo la calma conmigo. ―Siempre se tratará de él porque todo gira en torno a él. No te molestes en negarlo. Lo llevas escrito en la cara. ―Es mi amigo, Paul. ―Mentira. ―No voy a pelearme contigo por esto ―gruñí. ―Tengo una amistad con Joey, y no voy a renunciar a ella por nadie. ―Querrás decir que no vas a renunciar a él ―corrigió y luego ahogó una carcajada sin gracia. ―Jesucristo, ¿qué tan ciega puedes ponerte? El imbécil no te quiere. ¿Cuándo se te va a meter en la cabeza? Le importas una mierda, y es jodidamente patético verte caer así ante él. ―¡Paul! ―¡Mira! ―exigió entonces, girándome físicamente para que tuviera una vista perfecta del lateral del pabellón. ―¡Míralo! ―ordenó Paul, cogiéndome de la barbilla y obligándome a ver cómo Danielle Long inmovilizaba a Joey contra la pared del pabellón y le metía la lengua en la boca. Y aunque sus manos

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BOYS OF TOMMEN #3 colgaban sin fuerza a los lados, balanceó las caderas y le devolvió el beso. Oh, sí, definitivamente estaba metido. En ella. Se me corta la respiración y necesito todo lo que llevo dentro para mantenerme firme y no derrumbarme. ―Mira ―reiteró Paul, obligándome a asimilarlo todo. ―Eso es lo mucho que piensa en ti, Aoife. Le importas una mierda.

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BOYS OF TOMMEN #3 ME QUEDARÉ CONTIGO

31 de octubre del 2001

―Puedes ponerte tan... jodidamente... mal, Joey ―gritó mamá, agitándose de dolor, mientras se agarraba a la barandilla lateral de la cama y soltaba un grito agudo y salvaje. ―Eres... como... él... a veces. ―Dije que lo sentía―, dije con dificultad, mientras el subidón en el que había estado flotando daba paso rápidamente a un caso severo de temblores―Deja de mirarme así. La realidad se derrumbaba a mi alrededor en enormes olas del tamaño de un tsunami, mientras yo seguía cayendo en picado a la tierra. Sin embargo, yo estaba aquí, ¿no? Yo era el que sostenía su mano. ¿Dónde mierda estaba él? ―Bien, Marie, en la próxima contracción, quiero que pujas fuerte―, le ordenó la comadrona. Me apartó de su camino, mientras se colocaba entre las piernas de mi madre con un arsenal de material e instrumentos médicos que mi mente no podía comprender. ―Ya casi está, tesoro. Puedo ver la cabeza. Otro gran empujón y estarás culminando. ―Sólo, eh...―Sintiéndome mareado, me alejé de la cama de hospital de mi madre, necesitando hacer algo, necesitando estar en cualquier lugar que no

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BOYS OF TOMMEN #3 fuera ese. ― Ya vuelvo... ―¡No, Joey, no te vayas! ―gritó mamá, agarrando mi mano con fuerza―Por favor, no me dejes sola. ―Mamá, yo no...―Sacudiendo la cabeza para aclarar mi visión, sentí que me apretaba la mano. Traté de entender lo que me rodeaba mientras intentaba no vomitar. ―Yo sólo...―Parpadeé rápidamente, me limpié la frente con la manga y me obligué a concentrarme en su cara. ―Por favor, no me obligues a hacer esto. ―Te necesito ―gritó, temblorosa. ―No tengo a nadie más―. A través de la bruma del síndrome de abstinencia, pude ver el terror en sus ojos azules, y me hizo reflexionar. ―Por favor... tengo miedo. ―Está bien ―Volviendo a su lado, le di la mano, sin decir una palabra cuando me apretó los dedos con tanta fuerza que casi se rompieron. ―No te dejaré. ―¡Ya viene! ―Mamá gritó, mientras su cara se distorsionaba de dolor. ―Puja, Marie, sólo puja. Jesucristo... Olvídate de decirle que puje, yo estaba a punto de desmayarme. ―La cabeza está fuera ―anunció la comadrona. ―Que buena chica. La próxima contracción y habrá nacido. ―Joey, no te vayas, por favor, no te vayas ―gritó mamá, con tono de pánico. ―Estoy sola. Te necesito... por favor... ―Sí ―Tragando hondo, me armé de valor y pronuncié las palabras―Está bien, mamá. Menos de un minuto después, la cara de mamá se contorsionó de dolor. Se puso de un tono rojo oscuro mientras todo su cuerpo temblaba. Y entonces lo oí, el sonido de un lamento agudo.

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BOYS OF TOMMEN #3 Atónito, vi cómo la comadrona sacaba de entre sus piernas a un pequeño bebé cubierto de mucosidad ensangrentada. ―Enhorabuena ―dijo con una sonrisa. ―Es otro niño. Vi cómo sujetaban el cordón umbilical que lo unía a nuestra madre y me pregunté si el cordón que me unía a ella se había cortado de verdad alguna vez. Era invisible, pero aún me unía profundamente a la mujer que me había dado a luz. Quería que todo se desvaneciera. Simplemente dejar que el dolor y la presión desaparecieran de mis hombros. La comadrona secó al bebé que gritaba antes de envolverlo en una toalla y colocarlo sobre el pecho de mi madre. ―¡Dios! ―exclamé, sintiendo que mi propio cuerpo se estremecía mientras miraba a la pequeña criatura violácea en sus brazos. ―Es muy pequeño. ―¿Él está bien? ―Acunando el pequeño bulto contra su pecho, mamá siguió llorando y preguntando: ―¿Él está bien?― una y otra vez, mientras apoyaba la mejilla en su cabeza. ―Está perfecto, Marie ―le aseguró la comadrona. ―Es un poco pequeño, pero también es cierto que se adelantó un par de semanas. Lo compensa con creces con el par de pulmones que tiene. ―¿Qué están haciendo? ―exigí entonces, viendo con horror cómo una comadrona clavaba una jeringuilla en el muslo de mi madre mientras la otra empezaba a empujarle con fuerza el estómago. ―Para, ¿quieres? Sólo era un bebé. Le vas a hacer daño. ―No pasa nada, Joey ―dijo mamá. ―Esto es normal. ―¿Qué carajo? ―Te prometo que tu madre está perfectamente ―explicó tranquilamente la comadrona. ―Todo esto es muy normal. Estamos ayudando a su útero a

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BOYS OF TOMMEN #3 contraerse para que pueda expulsar la placenta lo más rápido y fácilmente posible. ―¿La pla-qué? ―Me quedé pasmado mirando a la enfermera y luego desvié la mirada hacia mi madre. ―¿Hay más? ―Sacudí la cabeza, horrorizado―¿Cómo demonios pueden haber más?

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BOYS OF TOMMEN #3 ME LLAMÓ GORDA

18 de diciembre del 2001

―No es verdad. ―Eso es lo que dijiste la última vez. ―Tampoco era verdad la última vez. ―No te creo. ―Escucha, ven a mi casa después de la escuela. Podemos hablar bien allí. ―¿Así podrás pensar en otra mentira de mierda para decirme? ―Aoife, vamos. Se supone que estamos trabajando en esto. ¿Cómo podemos hacerlo si no quieres hablar conmigo? ―¿Por qué no me arrastras a tu casa? Te estás volviendo muy bueno forzando las cosas. Exhalando un suspiro de frustración cuando me negué a ceder, Paul se dirigió a su mesa en el otro extremo del aula. Habían pasado casi dos meses desde la discoteca de Halloween en el Pabellón, y decir que Paul y yo habíamos vuelto a las andadas sería exagerado, si es que alguna vez habíamos vuelto. Yo quería terminar la noche de Halloween y Paul no. Al final, habíamos

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BOYS OF TOMMEN #3 acordado tomarnos un descanso temporal el uno del otro, lo que en realidad había ayudado a nuestra causa durante un total de tres semanas, hasta que cedí y acepté volver a intentarlo. Después de eso, todo volvió a ser exactamente como antes. En cuestión de días, habíamos vuelto a la rutina y yo estaba harta de todo aquello. Sabía que Paul se arrepentía de haber sido duro conmigo aquella noche y de haberme insultado, y había intentado arreglarlo. El problema era que yo no podía reunir la energía necesaria para unirme a él y arreglar nuestra relación. Porque no estaba segura de querer tener una con él. Echaba de menos a Paul el chico. Quería quedarme por ese chico y no echaba de menos a Paul el novio, quería escapar de ese bastardo manipulador y posesivo. La única vez que me encontraba con la versión anterior de Paul era cuando salíamos. Sólo entonces me mostraba afecto, se interesaba por lo que tenía que decir y, lo más importante de todo, me trataba con respeto. Cuando era esa versión de sí mismo, era un gran tipo. El único problema era que ese gran tipo desaparecía en cuanto me ponía una etiqueta de novia en la frente. En cuanto le di lo que quería, resurgió el imbécil controlador y egocéntrico. Furiosa conmigo misma por no mantenerme firme y dejar que me engatusara para que volviera a tener una relación a medias, luché contra su comportamiento de mierda a cada paso. En el fondo, sabía que tenía que ser mujer y acabar con él para siempre, y al diablo con las consecuencias. Porque estar atrapada en este limbo, esperando a que las cosas cambiaran, me estaba volviendo miserable. La última muestra de imbecilidad de Paul, y el problema por el que estaba echando humo, era el hecho de que había una regla para mí en nuestra relación y otra totalmente distinta para él.

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BOYS OF TOMMEN #3 Si yo sonreía demasiado a uno de los chicos de la clase, él no tenía ningún problema en hacer lo mismo con las chicas. La doble moral y la hipocresía me ponían los dientes largos. No me creía cuando le decía que no estaba tonteando a sus espaldas, pero se suponía que tenía que darme la vuelta y tragarme todas las mentiras que me soltaba cuando surgía otro rumor sobre él. Esta mañana, por ejemplo, Casey se enteró por Mack, que a su vez se enteró por Dricko y Sam, de que Paul había sido visto enrollándose con una chica del colegio Tommen cuando estábamos en nuestro descanso. Cuando me enfrenté a él por el rumor, juró que era mentira, lo que nos llevó a nuestra actual situación. Ya no sabía qué creer, pero si era cierto, yo sabía que lo terminaría respetando más si fuera honesto. Este último rumor casi parecía el último clavo en el ataúd de nuestra relación. Si Paul besaba a escondidas a otras chicas mientras yo me aferraba a mi corazón con todas mis fuerzas, demasiado asustada para separarme de él por miedo a perderme la oportunidad de tener una relación con Joey, entonces estábamos condenados. Por lo tanto, era seguro decir que estaba llegando a la conclusión de que estaría mejor sola. En el fondo de mi corazón, sabía que mi renuncia a darle otra oportunidad a nuestra relación tenía mucho más que ver con el ‘saco de putas’ que se suponía debería estar sentado a mi lado, que con cualquiera de las proclamaciones de disculpa de Paul. Y cuando me refería a ‘saco de putas’, me refería a Joey. Después de separarnos en la discoteca aquella noche, se había lanzado de lleno a la competición por el premio a la zorra del instituto. A diferencia de antes, cuando parecía tener un poco de clase y discreción con sus conquistas. Desde esa noche, no parecía importarle un bledo quién lo

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BOYS OF TOMMEN #3 estuviera mirando. O que yo estuviera mirando… En las semanas que siguieron a la discoteca de Halloween, reanudamos nuestra cómoda rutina de lanzarnos indirectas e intercambiar bromas. Joey, literalmente, nunca sacó a colación lo que había estado a punto de ocurrir, y actuaba como si nada hubiera pasado de forma tan convincente que a veces me preguntaba si lo había soñado todo. Pero yo sabía que no… La imagen de él besando a nuestra compañera de clase se me marcaba en el interior de los ojos. Según los rumores del instituto, Joey y Danielle se habían acostado la noche de la discoteca de Halloween. Bueno, supongo que era un poco exagerado comparar ‘follarse hasta reventarse los sesos contra una pared de ladrillo en la parte trasera del pabellón de la GAA’ con dormir juntos. Lo que sentí la primera vez que oí hablar de ello fue peor que amargura, casi me había roto el corazón. Los rumores seguían circulando por los pasillos de BCS, rumores horribles y despiadados sobre cómo se liaban a menudo. Rumores que me destrozaban cada vez que se cruzaban en mi camino. Enferma de celos cada vez que tenía que soportar verla adulándolo y manoseándolo durante las clases, ni siquiera intentaba luchar contra el sentimiento asesino que se encendía dentro de mi pecho cuando los veía juntos. Porque la verdad era que sentía algo por él. Algo que no debería, y algo que definitivamente no era bueno para mí. Pero aun así lo sentía… A favor de Joey, y contrariamente a los rumores, fue explícitamente reservado. Puede que fuera un follador, pero al menos no se le iba la boca, lo

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BOYS OF TOMMEN #3 que significaba que lo lejos que hubieran llegado aquella noche nunca iba a ser confirmado por su parte. De hecho, la trataba igual que siempre. Era el mismo Joey ligeramente distante, un poco coqueto y muy cabreado. Y aunque nuestra amistad se había mantenido razonablemente intacta desde Halloween, no podía ocultar mis dudas... o mi dolor. Ser testigo de cómo compartía un beso con otra chica me había paralizado y a la vez me había alertado del hecho de que tenía que parar. Dejar de desear. Dejar de esperar. Dejar de preguntarme. Dejar de desear. Tenía que parar cuando se trataba de este chico. Al darme cuenta de que Joey podía infligir una grave herida en mi corazón, rechacé todos los sentimientos que intentaban salir a la superficie. Decidida a dejar atrás mi extraño enamoramiento por mi compañero de clase, evitaba los lugares en los que sabía que podría encontrármelo fuera de la escuela y me mantenía alerta cuando estaba en su presencia. Reconciliarme con Paul había sido mucho más fácil cuando tenía un sabor de boca tan amargo. Además, puede que a veces dijera cosas que no debía, pero al menos no tenía que preocuparme que Paul diezmara sus neuronas con todas las drogas conocidas por la humanidad. Él no podía hacerme daño así, porque sólo una persona tenía la capacidad de hacerlo. Una sombra cayó sobre mi escritorio, seguida de un par de manos perfectamente cuidadas que aterrizaron sobre mi escritorio. ―¿Dónde está Joey? ―Hola a ti también, Danielle.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Lo siento ―Se sonrojó y me dedicó una sonrisa avergonzada. ―Quería saludarte. Sin molestarme en contestarle, reanudé mi actividad de garabatear en mi libreta de tareas, dibujando lindas telarañitas, mientras esperaba a que apareciera nuestra profesora. ―¿Sabes dónde está? ―me preguntó en un tono mucho más persuasivo―Se sienta contigo en Historia, ¿verdad? ―Sí, claro. ―Entonces, ¿dónde está? ―Joey no está aquí ahora, pero puedo darle un mensaje y asegurarme de que lo reciba ―Puse los ojos en blanco y señalé su asiento vacío. ―Vamos. Danielle. ¿Cómo demonios voy a saberlo? No soy su niñera. ―Lo siento, pensé que lo sabrías ya que ustedes son... ―Amigos ―completé secamente. ―Bueno, no lo sé. Mentira. ―No tengo ni idea de dónde está. Más mentiras. ―No volvió a clase después del gran almuerzo. No me digas, Sherlock. ―No sé qué decirte ―Excepto que sólo necesitaba echar un vistazo a la parte trasera de las instalaciones para encontrar a su amante. Sin duda ahí es donde estaría, junto con Rambo, Dricko, Alec, y todos los otros marihuaneros de nuestro año. ―Aparecerá cuando aparezca. ―Pero esta es nuestra última clase del día. No se te escapa nada, ¿verdad? ―Tu predicción es tan buena como la mía. En el momento justo, el hombre del momento decidió entrar en el aula, y

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BOYS OF TOMMEN #3 no necesité mirarle a los ojos para saber que estaba drogado a más no poder. El olor a hierba que desprendía su uniforme era lo bastante fuerte como para provocarme un zumbido. Danielle le sonrió. ―Hola, Joey. ―Dan ―saludó Joey, dejando caer su bolso sobre el escritorio antes de deslizarse junto a mí para tomar asiento. Se sentó en la silla contigua a la mía, apoyó el codo en el respaldo y me dio un toque en la coleta para llamar mi atención. ―Molloy. ―Joe―, respondí, manteniendo la mirada fija en mi libreta de tareas. ―Te he estado buscando, Joe ―dijo Danielle. ―Quería hablar contigo. ―¿Sobre qué? ―¿Estás libre después de clase? ―Nunca estoy libre después de clase. Oh, qué pena. Reprimí una risita. ―Oh, está bien ―Su tono era enérgicamente brillante. ―Quizá almorcemos mañana. ―Tal vez ―contestó Joey antes de revolverme de nuevo la coleta―¿Tienes más de esos bombones que guardas en tu estuche de lápices? ―No sé por qué sigues preguntando cuando ya sabes la respuesta―. Se acercó a mi estuche y le aparté la mano de un manotazo.―No toques mis Rolos. ― Por Dios ―murmuró, retirando la mano. ―¿No tienes uno de sobra? ―Podría ―respondí, volviendo a centrarme en mi garabato de tela de araña. ―Pero no para ti. ―¿No para mí?― Me preguntó cogiendo mi lápiz. ―¿Por qué no para mí? ―Porque ni siquiera te gusta el chocolate ―refunfuñé, arrebatándole el

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BOYS OF TOMMEN #3 lápiz de las manos. ―Tienes ansiedad, y me niego a alimentar o permitir tu mal comportamiento. ―Nos vemos luego, Joe ―murmuró Danielle antes de retirarse de nuestro escritorio. ―Sí,

claro

―Me

pinchó

en

el

hombro.

―¿Mi

mal

comportamiento?―Sonriendo como un bobo, algo que solía ocurrir cuando volvía de estar reunido con los marihuaneros, se inclinó hacia mí y me dio un empujón en el hombro con el suyo. ―Vamos, Molloy, no le ocultes nada a un amigo. ―Tengo una barrita de Wham en mi bolso. Es tuya si la quieres, pero no te acerques a mi estuche―. ― ¿Una barra de Wham? ―Joey me miró con asco. ―No, gracias. Prefiero morirme de hambre. ―Entonces adelante, amigo mío. ―Jesús, ¿quién te hizo enojar? «Tú, imbécil» ―Lo siento, Joe, ¿apreté un botón? Sólo buscaba una forma de silenciarte. Sus cejas se alzaron y soltó una carcajada. ―Mierda, esa fue buena. ―Lo sé ―Una sonrisa reacia se dibujó en mi cara. ―Me lo estuve guardando todo el día. ―¿Para mí? ―¿Puedes nombrar a otra persona a la que preferiría dejar muda? Otra carcajada. ―Jesús, estás que ardes. ―Y tú estás en mi límite. ―¿Qué pasa, Molloy? ¿Acaso tienes una crisis o algo así? ―Oh, Dios mío― Dirigí mi mirada a la suya. ―No me acabas de decir

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BOYS OF TOMMEN #3 eso. Sonrió tímidamente. ―¿No compartimos esos detalles? Decidida a hacerlo sufrir, entrecerré los ojos y dije. ―Pues sí, Joe. De hecho, estoy con la regla ―Sonriéndole dulcemente, añadí ―De hecho, me cuesta mucho sacarme el tampón, con tanta sangre y todo eso. ¿Te importaría ayudar a una amiga, ya que es tu especialidad? ―Podría intentarlo. Miré fijamente su estúpida cabeza durante un buen rato antes de ceder con una carcajada. ―Estás enfermo. ―Tú lo dijiste, no yo ―se rió, todavía sonriendo como un tonto. ―Intentaba perturbarte, imbécil. ―No puedes asustarme, Molloy. Soy inmune a tus trucos―, respondió, con los ojos llenos de humor. ―Pero sin duda estás perturbando a alguien. Giré la cabeza en la dirección en la que miraba Joey y me encontré con un Paul furioso. Genial, simplemente genial… ―Parece que el canalla de Paul está a punto de tener un infarto. ―Disculpas por llegar tarde ―anunció la Sra. Falvey, entrando a clase con una pila de libros en sus brazos. ―Estaba llamando a un padre. «Claro que sí, más bien no se molestó en venir» ―¿Pueden todos sacar sus libros de texto y pasar a la página 112? Hoy vamos a revisar el levantamiento de Pascua de 1916. Saldrá en el examen de junio y se aprenderán de memoria la Proclamación de la República Irlandesa. Saqué mi libro y lo dejé sobre la mesa, sabiendo que Joey no traería su copia, como de costumbre. Rara vez llegaba al colegio con la lista de libros obligatoria, y se pasaba la mayor parte del tiempo robando copias a los

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BOYS OF TOMMEN #3 profesores o compartiéndolas con quien estuviera sentado a su lado. A mí nunca me importó compartir con él, porque a pesar de lo imprudente que era con su cuerpo, tenía una letra clara y nítida, y tomaba notas mucho más útiles y precisas que cualquier cosa que yo hubiera robado de la mochila de mi hermano. El hecho de que pudiera seguir siendo tan eficiente en clase mientras su cerebro estaba claramente en un estado alterado me daba aún más envidia. ―Joe ―susurré, después de pasar veinte minutos repasando y tomando apuntes en un silencio agradable. ―¿Hm? ―Si te hiciera una pregunta, ¿me dirías la verdad? ―Depende. ―Es algo importante para mí. ―Como he dicho, Molloy, depende ―susurró, sin levantar la vista de su cuaderno, mientras garabateaba algo y luego pasaba la página. ―¿De qué? ―De si necesitas o no saber la verdad. ―Bien ―refunfuñé. ―Olvídalo. Joey suspiró pesadamente y se volvió para mirarme. ―Haz tu pregunta. ―¿Me dirás la verdad? ―Sólo haz tu pregunta, Molloy. ―¿Has oído algún rumor? ―Rumores. ―Sobre Paul ―Soltando un suspiro tembloroso, añadí ―Metiéndose con una chica de Tommen. Joey se tensó un momento antes de desviar la mirada hacia donde estaba

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BOYS OF TOMMEN #3 sentado Paul. Pasó un instante antes de que volviera a centrar su atención en mí. ―No. El corazón se me hundió en el pecho. «Me estaba ocultando algo, lo sabía» ―Nunca pensé que me mentirías a la cara, Joe ―murmuré, sintiéndome totalmente decepcionada de él. ―Duele más de lo que pensaba. ―No mentí ―se apresuró a responder, con tono duro. ―Me preguntaste si había oído algo sobre Ricey liándose con alguna chica de Tommen, y no he oído nada sobre ninguna chica de Tommen. ―¿Qué significa eso? ―Significa lo que significa, Molloy. Lo miré fijamente por un largo momento antes de finalmente entender lo que quería decir. ―Estás siendo semántico4. Volvió a centrar su atención en el libro abierto que teníamos delante. ―¿Quieres que te escriba las notas? ―Quiero que seas sincero conmigo ―susurré. ―Joe, si sabes algo y no me lo dices, me voy a sentir muy herida. Exhaló un suspiro frustrado, se frotó la nuca y cogió el lápiz. ―No es asunto mío. El corazón me dio un vuelco. ―Sí, bueno, es asunto mío ―Me acerqué al escritorio y le agarré el antebrazo. ―Dime, Joe. Puso una cara seria cuando dijo: ―No soy un soplón, Molloy. ―Pero eres mi amigo. Volvió a dejar el lápiz en el suelo y murmuró algo ininteligible en voz baja 4

Que le está dando a entender otra cosa con lo que dijo.

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BOYS OF TOMMEN #3 antes de volverse hacia mí. ―No sé nada de nadie de Tommen, y no voy a respaldar nada que no haya visto con mis propios ojos, pero sé que intercambió algunos mensajes con una de las chicas de aquí. ―¿Los viste? ―Se me cortó la respiración. ―¿Con tus propios ojos? Asintió lentamente. ―¿Con quién? ―Molloy. ―¿Quién, Joe? ―Danielle. Mi corazón se hundió. De todas las chicas de nuestro curso, ella era la que más me amenazaba. Saber que no sólo Joey, sino también Paul habían sucumbido a su encanto, me desgarraba. ―¿Qué pasó entre ellos? ―Nada. ―No me mientas, Joe. ―No pasó nada ―repitió. ―Hubo un intercambio de mensajes de texto hace un tiempo, pero eso fue todo. ―¿Y no me lo dijiste? ―¿Qué mierda se supone que tenía que decir? ―Qué tal 'oye, Aoife, tu novio te está engañando'. ―Como dije antes ―gruñó. ―No era asunto mío. ―Sí, lo era ―espeté. ―Eres mi amigo, Joey. Eres más mi amigo que el de ella. Tu lealtad debería estar conmigo. ―No sé qué decirte, Molloy. ―La verdad ―espeté. ―Pero aparentemente, no puedes hacer eso, así que es mejor que no me hables en absoluto.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Yo no envié ningún maldito mensaje a tus espaldas ―siseó Joey, con los ojos encendidos por el calor a medida que su temperamento aumentaba―Así que, saca tu cabeza del culo y coloca tu ira en la puerta de la persona adecuada. No te desquites conmigo, Molloy. Te advertí sobre él. Te dije la clase de imbécil que era, pero lo volviste a aceptar repetidamente, así que no empieces conmigo. Sí, me lo dijo, pero eso no lo hizo más fácil. Saqué el móvil del bolsillo de la falda, escribí un mensaje y miré al otro lado de la habitación hasta que el imbécil del destinatario me contestó. Aoife: ¿Danielle? Paul: Danielle ¿Qué? Aoife: Le estabas mandando mensajes. Paul: No, no lo hice.

Aoife: No lo niegues, ya lo he oído antes. Paul: Aoife, juro por Dios que no le he puesto un dedo encima a Danielle. X Aoife: No dije que la tocaste, imbécil. Dije que le enviaste mensajes.

Paul me miró y negó con la cabeza. Entrecerré los ojos en señal de advertencia, como diciéndole que esta vez no se atreviera a mentirme. Paul: Escucha, no pasó nada con ella. Esos mensajes eran una broma. Los envié hace años. No significaban nada, cariño. Puedo explicarlo todo. Lo juro xxx

Fruncí el ceño, sacudí la cabeza y volví a meterme el teléfono en el bolsillo, ignorando cuando vibró para avisarme de que había recibido otro mensaje. ―¿Estás bien? ―susurró Joey a mi lado. ―No ―espeté, sintiéndome herida, traicionada y un millón de emociones

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BOYS OF TOMMEN #3 más. ―¡Mi novio es un puto mentiroso y mi mejor amigo lo es aún más! ―No deberías llamar puta a Casey, Molloy ―Me refería a ti, imbécil. ―Yo no te mentí. ―Tampoco me dijiste la verdad. ―No fue mi... ―Si me dices que no era asunto tuyo una vez más, juro por Dios que gritaré―le dije, sintiendo que se me humedecían los ojos. ―Ni se te ocurra ―advirtió Joey, soltando un gruñido frustrado. ―Ni se te ocurra jugar la carta de la chica y derramar lágrimas sobre mí. ―No te preocupes, imbécil, cualquier lágrima que derrame no se desperdiciará ―espeté, moqueando cuando levanté la mano para apartar una lágrima traicionera. ―Pienso guardarlas para ahogarte con ellas. ―Me pediste que te dijera la verdad y lo hice ―susurró. ―Y ahora estás molesta conmigo por hacer lo que querías que hiciera en primer lugar. ―Porque lo que deberías haber hecho en primer lugar era decírmelo cuando ocurrió ―le dije, clavándole el codo en el costado. ―No dejarme a oscuras, con cara de maldita idiota. ―No necesitas que te ayude con eso ―me espetó. ―Tienes mucha práctica cada vez que vuelves corriendo con el imbécil de tu novio. ―Oh, ve a atragantarte con un clítoris. ―Vete a la mierda, Molloy. ―Vete a la mierda tú también. Sintiéndome vengativa, levanté la mano y esperé a que el profesor me notificara ―¿Sí, Aoife? ―Joey me llamó gorda ―Moqueando, me quité otra lágrima. ―Estoy

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BOYS OF TOMMEN #3 muy disgustada. ¿Puedo retirarme, por favor? Se quedó con la boca abierta. ―Maldita. ―Que te jodan― le respondí. ―¡Joey!― espetó la señora Falvey, con cara de horror. ―Sí, Aoife, sal fuera a tomar el aire. ―Yo no la llamé gorda ―lo oí defenderse, mientras yo salía por la puerta del aula. ―No es su peso el problema. Es esa vena vengativa desquiciada que lleva dentro.

Estaba dormitando fuera del baño de chicas, perdiendo los últimos minutos de clase hasta que sonara el timbre final, cuando un Joey con cara de mala leche se acercó hacia mí por el pasillo. ―Muchas gracias, Molloy ―gritó, con los ojos verdes entrecerrados, mientras cerraba el espacio que nos separaba. ―Falvey me puso de nuevo en un libro rojo por un tiempo. ―Oh, por favor ―Puse los ojos en blanco. ―¿Cuándo no estás en un libro de reportes? ―¿Sabes lo fastidioso que es ese puto libro? ¿Tener que hacerlo firmar antes y después de cada maldita clase, y luego tener que reunirte con Nyhan al final de cada día para que te putee? ―No ―dije, con tono sarcástico. ―Porque, a diferencia de ti, sé comportarme. ―No ―me corrigió, deteniéndose en seco cuando llegó hasta mí. ―Eres lo suficientemente astuta como para que no te descubran. ―Eso también. ―Toma ―Dejó caer mi mochila a mis pies. ―Dejaste tu mochila.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Gracias. ―Vacié el alijo de chocolate de tu estuche. Resoplé horrorizada. ―Imbécil. ―Sí, bueno, no lo siento ―respondió Joey encogiéndose de hombros―Te lo merecías por hacerme esa jugarreta―. Soltando un gruñido frustrado, añadió―Pero siento no haberte dicho antes lo de cara de culo. El enfado se disipó y, sintiéndome avergonzada, me incliné hacia él y le di un golpecito en el hombro con el mío. ―Y siento haberle dicho a la señorita Falvey que me habías llamado gorda. ―¿Y? ―insistió Joey. ―Y por haberte hecho volver al libro rojo. ―¿Y? Exhalé un suspiro agravado y murmuré ―Y por amenazar con ahogarte. ―Hm ―refunfuñó Joey, dándome un empujón en el hombro. ―Si hubiera sido cualquier otro, Molloy. Si fuera cualquier otro. ―Pero soy yo. ―Eres tú ―confirmó. ―Dolor en mi culo.

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BOYS OF TOMMEN #3 TIENES UN BEBÉ

07 de enero del 2002

Joey llegó tarde al colegio el primer día después de las vacaciones de Navidad. Cuando por fin apareció, a los quince minutos de la tercera clase del día, sus ojeras hicieron que mi ansiedad aumentara a un ritmo vertiginoso. ―Jesús ―susurré cuando se desplomó a mi lado. ―Estás hecho una mierda. ―Gracias ―refunfuñó, apoyando los codos en el pupitre y dejando caer la cabeza entre las manos. ―Tú pareces la cena. Me encendí de calor ante el cumplido. ―Gracias. ―De nada. ―¿Qué te pasó? ―Eché un vistazo a la clase y comprobé que nuestro profesor miraba a otra parte antes de inclinarme hacia él y susurrarle ―¿Otra vez estás drogado? ―No, Molloy ―murmuró, desplomado sobre nuestro pupitre. ―No estoy drogado, sólo cansado. ―¿Por qué? ―Porque no he cerrado un ojo en toda la noche.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Otra vez, ¿por qué? ―Porque...―hizo una pausa para bostezar. ―A Sean le está saliendo un diente. ―¿Sean? ―Le miré fijamente a la cabeza. ―¿Quién es Sean? ―Es mi bebé... ―¿Tu bebé?― Interrumpí, con los ojos abiertos de par en par. ―Hermano ―Levantó la cabeza para mirarme. ―Dame algo de crédito, ¿quieres? ―Lo siento ―Me estremecí. ―Es que... no sabía que tu madre había tenido otro bebé. ―Sí. ―¿Cuándo? ―En Halloween. ―¿Halloween? ―Me quedé de piedra. ―Joe, hablamos todos los días y ni una vez mencionaste que tu mamá había tenido otro bebé. ―¿Por qué iba a hacerlo? ―preguntó, con la confusión grabada en la cara. ―Porque es el tipo de cosas que se cuentan los amigos ―le expliqué―Los amigos se cuentan detalles personales como ése. ―Molloy, mi mamá tuvo otro bebé. Puse los ojos en blanco. ―No dos meses después del suceso. Se encogió de hombros en respuesta. ―Entonces, háblame de Sean ―pregunté, apoyando el codo en el escritorio y girándome de lado para mirarlo. ―¿Qué

hay

que

contar?

―respondió

Joey,

imitando

mis

movimientos―Es pequeño, es lindo, caga en todas partes y grita como un loco. ―¿Y no te dejó dormir anoche por estar llorando? ―Te lo dije ―gruñó a la defensiva. ―Le está saliendo un diente. No es

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BOYS OF TOMMEN #3 culpa suya. ―Ya lo sé ―le dije, apoyando la mano en su antebrazo. ―No lo estaba culpando. Sólo pensaba que las paredes de tu casa deben de ser finas como el papel si te mantuvo despierto toda la noche. Joey me miró largo rato antes de negar con la cabeza. ―¿Qué? ―le pregunté. ―¿Qué significa esa mirada? ―Nada. ―Mentiroso. ―Quizá te lo diga dentro de otros dos meses. Reprimí una sonrisa. ―Parece que te vendría bien un estimulante. ―Sí, lo sé, pero no me pagan hasta el viernes. ―Hablaba de chocolate, Joe. ―¿Tienes? ―Siempre tengo.

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BOYS OF TOMMEN #3 REGRESÓ CON ÉL

23 de enero del 2002

―¿Vas a ir a la discoteca el fin de semana? ―me preguntó Sam, una de las chicas de mi barrio, durante el almuerzo del miércoles. Apoyó la cadera en la barandilla del vestíbulo de educación física y le dio otra calada a un porro antes de pasármelo. ―¿En el Pav? ―pregunté, dando una calada profunda, mientras me mantenía equilibrado sobre la barandilla metálica. ―Sí ―Exhaló una nube de humo. ―Por lo que he oído esa rubia de tu clase tiene grandes planes para ti. ―¿Quién? ―El corazón me dio un vuelco en el pecho. ―¿Aoife? ―Sí ―Sam resopló. ―Ya te gustaría. Sí, eso deseaba. Regularmente. ―No, cuál es su nombre... Danielle ―Jason O Driscoll alias Dricko dijo, cogiendo el porro. ―Te la tiene jurada, Lynchy. ―Jesús ―murmuré, frotándome la mandíbula, mientras la ola familiar de calor y mareo me bañaba como una manta caliente. ―Entonces no, no iré al Pav

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BOYS OF TOMMEN #3 el fin de semana. ―¿Estás loco, viejo? ―Dricko se rió ―Tienes a un coño a tu disposición con eso. ―Bonito, Jason ―resopló Sam, dándole un codazo a su novio en la costilla. ―Muy bonito. ―¿Qué? ―le respondió ronroneando, rodeándola con un brazo y atrayéndola hacia su pecho. ―Es él quien se la está follando. Mi bebé está aquí. ―No me la estoy follando ―gruñí, moviéndome incómodo. ―Otra vez ―dijo Alec, cogiendo el porro de Dricko. ―Porque ya estuviste allí, ¿no es así, muchacho? ―¿Lo hiciste, Joe? ―Sam se rió, uniéndose a la confabulación. ―¿Te acostaste con Danielle? ―No ―respondí, mintiendo entre dientes. ―Así que ya basta, todos ustedes. ―Porque no hubo mucho descanso ―se rió Dricko. ―Cuando se lo estaba dando contra la parte trasera del Pavilion la noche de Halloween. ―Qué bonito, imbécil ―refunfuñé. ―¡Dios mío, no lo hiciste! ―Lo hizo, y ni siquiera puede negarlo porque medio colegio estaba allí―Alec estalló en una carcajada a mi lado y yo me incliné rápidamente sobre la barandilla y le di un golpe en la nuca. ―Ouch, Jesús, ¿por qué fue eso? ―Por ser un inútil. ―¿Oí

que

tu

madre

apareció,

amigo?

―Dricko

continuó

atormentándome―Mierda de suerte, ¿eh? ―Ay, no, ¿lo hizo?― Sam gimió, cubriéndose la cara con la mano. ―Dios mío, Joe, pobre chico.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Bueno, me voy ―Disgustado conmigo mismo más que con el tema de conversación, me bajé de la barandilla, me eché la bolsa al hombro y me marché con el dedo corazón en alto. ―Que se jodan todos. Ignorando las risas y las burlas a mis espaldas, volví a la escuela, ignorando obedientemente a una sonriente Molloy y a un malhumorado Paul mientras caminaba. Saber que una vez más había vuelto a aceptar al canalla me hizo querer entrar en erupción como un maldito volcán. No podía mirarla cuando estaba con él, no podía soportarlo. Verla con él me daba ganas de blanquearme los globos oculares. Me provocaba un puto dolor. ―Hey ―Sin aliento, Molloy me alcanzó en mi casillero unos minutos después. ―¿No me viste allá atrás? ―preguntó, agarrándose de mi brazo para estabilizarse, mientras jadeaba. ―Por Dios, tienes que mejorar tu condición física ―le dije. ―Solo corriste desde la entrada hasta las taquillas. ―¿Así que me viste? ―Sí, te vi ―Cogí lo que necesitaba de mi taquilla, cerré la puerta de golpe y puse el pequeño candado plateado en su sitio. ―Pero no esperes que hable cuando estás con él―. Cerré el bolso, me lo eché al hombro y me volví para mirarla. ―Me niego a alimentar tu mal comportamiento. Ahora, ella sonrió. ―Me estás diciendo mis propias frases, Joey Lynch. ―Por supuesto ―respondí. ―Y deberías seguir tu propio consejo. ―Joe ―Exhaló un fuerte suspiro. ―Sobre Paul... ―No quiero oírlo ―la corté rápidamente. ―Has vuelto con él. Me alegro, Molloy. Me alegro por ti. No voy a decir ni una palabra más para intentar disuadirte, pero no esperes que sea complaciente. No me gusta, y no fingiré que

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BOYS OF TOMMEN #3 me gusta. ―Y a mí no me gusta cuando intercambias chicas como si fueran caramelos en una bañera de Quality Street, pero no me ves dándote la espalda. ―¿Quién dijo que te estaba dando la espalda?― Pregunté. ―Porque te aseguro que no lo hice. ―Me odias. ―No. ―Estás molesto conmigo. ―Sí. ―Quieres gritarme. ―Porque yo...―Me detuve antes de estallar, solté un gruñido furioso e intenté recuperar el control antes de volver a hablar. ―No te voy a dar la espalda, Molloy. ―Demuéstramelo. ―¿Cómo? ―Dame un abrazo. ―Molloy. ―Abrázame, Joe. Exhalando pesadamente, enganché un brazo alrededor de sus hombros y la atraje hacia mi pecho, sabiendo que no tenía sentido luchar contra esta chica cuando se proponía algo. Lo que quería, lo conseguía. ―No me odies por intentar seguir adelante ―susurró, rodeándome la cintura con los brazos y hundiendo la cara en mi pecho. ―Hago lo que tengo que hacer para superarlo ―Se le escapó un suspiro tembloroso. ―Igual que tú. ―Sí, Molloy ―Sintiendo que mi ira se disolvía, suspiré pesadamente y dejé caer la barbilla para que descansara sobre su pelo rubio. ―Lo sé.

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BOYS OF TOMMEN #3 AHOGATE CON ESTO

01 de febrero del 2002

―Dios mío, qué asco ―Intentando no tener arcadas, observé horrorizada cómo mi compañero de economía doméstica se dislocaba la muñeca de tal manera que el dorso de los dedos le tocaba la muñeca. ―¿Qué demonios le pasa a tu mano? Riéndose suavemente, Joey encajó la muñeca en su sitio con un fuerte chasquido que me provocó arcadas. ―¡Blarghhh! ―Me agarré a su hombro e intenté no vomitar. ―Blarghhh. ―¿Qué te pasa, Molloy?―se burló, justo antes de volver a sacar la muñeca de su sitio con un sonoro crujido de huesos. ―¿Quieres que lo haga otra vez? ―Para, imbécil ―grité con fuerza. ―Para, yo... ¡Blarghhh! ―¡Aoife! Joseph! ―ladró la señora Adams desde donde estaba probando un Chile Con Carne de aspecto espantoso en el puesto de la cocina opuesto al nuestro, mientras un Podge de aspecto agotado se cernía sobre su hombro, esperando el veredicto final. ―Ese no es el sonido de degustación de comida que quiero oír. ―Vamos, chicos ―espetó Dricko, de pie junto a Podge, tan nervioso

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BOYS OF TOMMEN #3 como su compañero, mientras estudiaban su plato de comida. ―Está puntuando nuestro plato. Esta es la práctica para el certificado junior. ―Su plato es una mierda. No se lo serviría ni a mi perro, cero estrellas por la presentación y una F por el esfuerzo ―añadió Alec, balanceando el cordel que colgaba del extremo de su delantal rosa con volantes. ―Y no, señorita, ese es el sonido de ahogo que está oyendo de las piernas sexys de allí. Así que, Lynchy definitivamente le metió algo en la garganta para que se atragantara así... ―Ahógate con esto, imbécil ―se rió Joey, arrojando a su amigo un cucharón de sopa rebosante de nuestro propio plato de Chile con Carne por toda la clase. Los pimientos picados y la carne picada volaron por todas partes, mientras el chile rojo manchaba las paredes y el suelo. ―¡Joseph Lynch, trae tu trasero aquí ahora mismo y limpia tu desastre!―gritó la Sra. Adams, cruzando la habitación para confiscar el cucharón. ―Ahora mismo, jovencito. No vuelvas a tirar tus utensilios a otros alumnos en mi clase. Y, por el amor de Dios, deja de provocarle arcadas a esa pobre chica, ¿quieres? No es muy caballeroso. ―¡Waaahhhh!― Alec gritó, inconsolable ahora, mientras se tiraba encima de un Paul de aspecto poco impresionado, y aullaba de risa. Mis ojos se clavaron en Paul, y lo miré con dureza, desafiándolo a que abriera la boca y me echara la bronca. En lugar de eso, se tragó su desaprobación y me dedicó una sonrisa de medio lado. Asentí con la cabeza. Después de nuestra última pelea, se lo había puesto todo sobre la mesa, haciéndole saber en términos inequívocos que no me iba a dejar mangonear más. Que tenía una amistad con Joey y que, si no podía aceptarlo, tenía que

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BOYS OF TOMMEN #3 dejarme marchar. También le dejé perfectamente claro que no tenía intención de retenerle si quería ir detrás de otras chicas, ni se lo reprocharía. Todo lo que tenía que hacer era dejarme bajar primero. Sorprendentemente, Paul había aceptado mis condiciones y, desde entonces, había seguido casi todas mis normas. Los rumores se habían calmado, al igual que sus tendencias controladoras, y no perdía la cabeza cada vez que yo hablaba con un chico. Era un progreso. Volví a centrarme en mi compañero, que había evitado por los pelos otra visita a la boca del lobo. La única razón por la que Joey no había sido enviado al despacho por nuestra anciana profesora era porque era su mejor alumno con diferencia. Ridículamente adorable con su delantal a rayas y la gorra echada hacia atrás, Joey se acercó sigilosamente hasta donde estaba la profesora y cogió el paño de cocina de su mano extendida. ―Buen chico― dijo la anciana en tono de aprobación cuando mi compañero se puso de rodillas y fregó el desastre. Si alguien en nuestra clase tenía alguna esperanza de llevarse a casa un sobresaliente en su examen de Economía Doméstica en el Certificado Junior era el muchacho melancólico que estaba a mi lado, que había vuelto al fregadero de nuestro pequeño puesto para enjuagar un paño de cocina manchado de chile. Sabiendo que era una idea terrible, miré hacia la parte superior del aula, donde Danielle estaba en pareja con Mack. Sí, allí estaba ella, contemplando la tira de piel dorada que se exhibía mientras Joey estiraba el brazo para limpiar el chile de la pared de la clase. Más que frustrada, cogí rápidamente una cuchara y me dediqué a remover nuestra olla de chili, mientras decidía que era una suerte que la señora Adams

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BOYS OF TOMMEN #3 nos hubiera confiscado el cucharón de la sopa. De lo contrario, me sentiría inclinada a arrojar otra tanda a la cabeza rubia de Danielle. Ugh. El sonido de una carcajada llenó mis oídos y, lamentablemente, me giré justo a tiempo para ver a mi supuesta compañera limpiándose un poco de chile de la pierna desnuda. ―Linda puntería, Joey ―rió Danielle, agarrándose a sus hombros para mantener el equilibrio, mientras él se agachaba frente a ella y le limpiaba la puta pierna. ―Lindas piernas. ¡Oh, no, no lo hizo! Lo hizo. ¡Él jodidamente lo hizo! Quería gritar. Quería vomitar. Los celos que surgían en mi interior eran tan intensos que podía sentir físicamente cómo me subía la temperatura corporal. De hecho, si alguien me hubiera tomado la temperatura en ese mismo instante, no me habría sorprendido descubrir que me estaba subiendo la fiebre. Mantén la cabeza fría, me ordené mentalmente. No cojas esta olla de chile y se la tires. No lo hagas, Aoife. Eres demasiado princesa para ir a la cárcel. Piensa en tus uñas. Sigue revolviendo. ―Así que ―dijo el coqueto bastardo cuando se reunió conmigo en nuestro puesto. ―¿Cuál ha sido tu truco para la fiesta? Decidí que era más seguro quedarme callada que explotar delante de todos, volví a centrarme en la olla de chili con carne que había estado intentando remover, y forcé un cortante

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Hm? ―Tu truco para la fiesta ―repitió Joey, poniéndose a mi lado. ―Y no digas vomitar, a la primera, porque me compadeceré de ti. Recogiéndome el pelo detrás de la oreja, me esforcé por mantener la calma y conseguí decir con indiferencia. ―No tengo. Me rodeó, cogió la sal y echó una pizca en la olla. ―No me lo creo ni por un segundo ―Su pecho me rozó la espalda mientras hablaba y el olor a hierba y por supuesto a lince inundó mis sentidos. Siempre olía tan bien. Era tan molesto. ―Una chica como tú siempre tiene un as en la manga. ―¿Una chica como yo? ―Dije sin gracia, tratando de mantener mis uñas recién manicuradas lejos de la sustancia viscosa que manchaba de rojo, mientras también trataba de mantener mis emociones bajo control. ―Para ―Sujetándome la muñeca con una mano, Joey cogió la cucharilla que sostenía con la otra y la sustituyó por una cuchara de madera de mango más largo. ―Usa esto. Entrecerré los ojos y miré la cuchara de madera que tenía en la mano. ―¿Por qué? ―Porque quizá revuelvas algo con ella. ―Imbécil ―refunfuñé, empujándolo con la cadera. Se rió por lo bajo. ―¿A qué viene ese humor, Molloy? ―No estoy de humor. ―Lo dice la chica con cara de trueno―. Me dio un golpecito en el hombro con el suyo. ―Hace un minuto estabas de buen humor. ―Ya no estoy de humor. ―Bien ―Levantando las manos, sacudió la cabeza y se acercó al

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BOYS OF TOMMEN #3 lavabo―Como quieras. ―Sí, lo haré. ―Pues hazlo. ―Eso es lo que voy a hacer. ―Bien. ―Imbécil. ―Cabeza hueca. ―Canalla. ―Bruja. ―Cállate ―le dije, furiosa. ―Lo digo en serio. No me digas ni una palabra más. ―De acuerdo ―respondió y me roció con un puñado de agua sucia. ―A mí tampoco me digas ni una palabra más. ―¡Mi

pelo!

―Grité,

abandonando

el

chile

para

darme

un

manotazo―¿Tienes idea de lo que tardo en lavar y secar esto? ―Mi pelo ―imitó en tono agudo. ―Relájate, es agua, sobrevivirás. Más que furiosa, pude ver las repercusiones de mis acciones antes de que ocurrieran y decidí que unos días de castigo merecían la pena para bajarle los humos a ese imbécil. Decidí no quemarlo con chile, me acerqué al fregadero y rodeé a Joey para coger el bote de detergente verde. Sin mediar palabra, cogí mi taburete, lo dejé detrás de él y me subí silenciosamente. Deleitándome con el drama que estaba a punto de infligirle, desenrosqué el tapón, le arranqué la gorra, sostuve la botella sobre su cabeza y vertí el contenido encima de él. En el momento en que la baba verde cayó sobre la cabeza de Joey, todo su cuerpo se puso rígido. ―Estás jodidamente muerta ―gruñó, dándose la vuelta lentamente

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BOYS OF TOMMEN #3 mientras le caía baba verde por el pelo, la cara y los hombros. ―Adelante, perra ―gruñí, apretando el fondo de la botella para asegurarme de que escurría hasta la última onza de líquido. ―¡Aoife! ―Gritó la Sra. Adams. ―¿Qué demonios...? ―¡Bájame! ―grité, agitando las manos y las piernas salvajemente, cuando Joey me arrojó por encima de su hombro y se giró de nuevo hacia el fregadero―¡No te atrevas... ahhhh! ―¡Paul, ve a buscar al Sr. Nyhan inmediatamente! ―Pero ella está... ―Ahora, Paul. Date prisa. ―¿Quieres que te baje? ―Depositándome, con el culo por delante, en el fregadero lleno de agua sucia, Joey alargó la mano y se untó las manos con detergente de su propio pelo antes de cubrir mi pobre pelo de verde moco―Entonces hagámoslo, Molloy. A nuestro alrededor estallaron vítores y risas, pero yo estaba demasiado furiosa para tener en cuenta otra cosa que no fuera mi sed de venganza. ―Joey ―gruñí, castañeteando los dientes, mientras intentaba y no conseguía levantarme del lavabo. ―Estás tan muerto. ―Estoy aquí mismo ―se burló, esquivando por los pelos mis uñas cuando intenté arañarle el pecho. ―Ven a buscarme, bruja. ―¡Basta, los dos, en este instante! ―Juro por todo lo que es sagrado, que cuando salga de este lavabo, voy a infligirte el mundo del dolor, Joey Lynch. ―¡Aoife Molloy! ―Parece que necesitas refrescarte, Molloy ―respondió, antes de coger el grifo frío y abrirlo a toda potencia, empapando todas las partes de mi cuerpo que antes se habían librado de su ataque. ―¿Mejor?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¡Joseph Lynch! ―¡Oh, Dios mío, ayúdame, ¡bastardo!― Grité, con el culo completamente encajado en el lavabo, mientras el agua salpicaba y rebotaba por todas partes―Estoy atascada. ―Bien ―me rugió, mientras se quitaba grumos de detergente del pecho y la cara. ―Quédate ahí. ―Maldita sea J-Joey ―Jadeando y balbuceando, me apresuré a cerrar el grifo que me rociaba con agua helada. ―Tengo frío. ―¿Y yo estoy caliente? ―Depositando la mucosidad en el suelo de baldosas del aula, repitió el movimiento varias veces, intentando y fracasando en su intento de librarse de la mucosidad verde. ―Eres un dolor de culo, Molloy. ―¡Jo-jo-joey!―Grité,

con

los

dientes

castañeteando

violentamente―¡Ayuda! ―Bien ―chasqueó, exasperado, mientras se movía para venir a buscarme―Pero te lo advierto ahora...―Deslizándose por el suelo, se enderezó antes de caer y recuperó el equilibrio. ―Jesucristo, el suelo es una trampa mortal. ―Cállate y sálvame, imbécil. ―No me hables en ese tono ―me advirtió, señalándome con el dedo, mientras patinaba apresuradamente el resto del camino hasta mí. ―Te lo advierto, Molloy, si haces más payasadas, volverás directo al lavabo por un tiempo extra. Ignorando a nuestros compañeros, que se regocijaban con mi desgracia, rodeé el cuello de Joey con los brazos e intenté ayudarlo a sacarme del lavabo. ―Mierda ―murmuró. ―Realmente estás atascada. ―Te... te... te... dije ―balbuceé, aferrándome a él como un gato

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BOYS OF TOMMEN #3 ahogado―¡Sácame de aquí! ―Lo intento ―me dijo. ―Es tu culo. ―Si dices que mi culo está gordo, voy a gritar. ―Tu culo es perfecto ―Levantó las manos para engrasarlas con el detergente que llevaba en el pelo e intentó, sin éxito, quitarme las orillas de las caderas. ―El problema es este maldito lavabo. ―Jo-joe... ―Espera un segundo; tengo una idea. ―¿Qué demonios estás haciendo? ―exclamé, cuando me metió la mano entre los muslos y me cogió por ahí. ―¡Joey! ―Mi culpa.―Con el ceño fruncido, deslizó la mano hasta que me agarró el culo. ―Bien, ahora aprieta. ―¿Qué? ―Aprieta el culo, Molloy. Aprieta y yo jalaré. A la de tres, ¿bien? Uno, dos, tres... ―¡Ugh! ―Chillé, apretando tanto las nalgas que entraron en espasmo. Por suerte, funcionó y salí despedida del lavabo hacia sus brazos. ―¡Ehhh! ―Varios de nuestros compañeros de clase vitorearon, estallando en un coro de aplausos. ―Estoy libre ―Solté un suspiro de alivio. ―Gracias a Dios. ―Sí, pensé que podría funcionar…―Perdiendo el equilibrio en el suelo que se había convertido en una pista de hielo glorificada, Joey se desplomó en un manojo sobre el suelo, llevándome con él. En ese momento sólo tenía tres opciones: reír, llorar o seguir luchando. Elegí la primera y, sorprendentemente, también lo hizo mi compañero de fechorías. ―Mierda―ahogó una carcajada desde debajo de mí. ―Eso fue...

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Estúpido ―Levantándome sobre los codos, le sonreí. ―Gané. ―No, gané yo. ―¿Quién ganó? ―Tú, Molloy ―Sacudiendo la cabeza, me miró a la cara y soltó un suspiro divertido. ―Siempre tú. ―¿Qué hicieron qué? ―Una voz masculina retumbó en el aire, y reprimí un gemido cuando nuestro director entró en el aula, con cara de estar a punto de morir. ―Y así es como sabes que la cagaste ―se rió Alec. ―¿Por qué no me sorprende verlos a ustedes dos haciendo algo malo, otra vez?―se quejó el director, con la cara de color púrpura, mientras nos miraba con desprecio. ―A mi despacho. Ahora. ―Mierda ―gemí, dejando caer la cabeza sobre su pecho. ―Fue un placer conocerte, Joe. ―Sí ―Joey suspiró pesadamente y me dio una palmadita en la cabeza―Lo mismo digo, Molloy.

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BOYS OF TOMMEN #3 NO SOMOS NADA

01 de febrero del 2002

Vestidos

con chándales grises lisos a juego -los que guardaban en la

oficina para los alumnos que la cagaban- y con aspecto de haber salido de la prisión de Cork con un permiso humanitario, Molloy y yo nos sentamos en la primera fila del castigo, sin ningún otro alumno que nos quitara el protagonismo. Con las manos cruzadas sobre el pecho y el pelo largo y mojado recogido en una trenza enmarañada, Molloy miraba la pizarra frente a nosotros, claramente habiendo reanudado el rencor que me tenía. A ella le habían dado una semana de castigos a la hora del almuerzo, mientras que a mí Nyhan me había dicho que me presentara a todos los almuerzos durante el resto del curso. En otras palabras, el resto del tercer año. Apestando a chile y a detergente barato, me incliné hacia ella y la olí, sin saber cuál de los dos olía peor. ―Eres tú ―dijo Molloy, leyéndome la mente. ―No, definitivamente eres tú. Sentí un poco de remordimiento por las partes de su pelo rubio que lucían

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BOYS OF TOMMEN #3 el color verde moco, pero no lo suficiente como para disculparme. Ella empezó. Enloqueció conmigo sin ninguna maldita razón. Y aunque ahora estaba más divertido que molesto, no iba a ceder. Le tocaba a ella ceder. Tamborileando con los dedos sobre el escritorio, miré alrededor de la habitación, mientras me devanaba los sesos en busca de un posible desencadenante de nuestra pelea. No hice nada diferente, ella estaba feliz, sonriendo y disfrutando. Nos estábamos riendo juntos, y entonces ella se volvió loca. El lado desafiante de mi personalidad exigía que no hiciera caso de sus tonterías. Ella no es tu problema. Que alimentar su drama sólo llevaría a más. El único problema de ignorarla era que no quería hacerlo. Después de pasar una cantidad innata de tiempo tratando de alejarla, que en realidad se fuera no se sentía bien. Nada bien… ―¿Cómo están tus caderas, Aoife? ―La señora Adams enunció, levantándose lentamente de su silla, en la parte delantera de la habitación. ―No puedo imaginar que eso fuera cómodo para ti. ―Doloridas. Inmediatamente me sentí como un idiota. ―¿Te duele? Ignorándome, Molloy se centró en nuestra profesora cuando dijo. ―Sobreviviré. ―En mis tiempos, a eso lo llamábamos caderas de niño ―afirmó la señora Adams, lo que me hizo ahogar una carcajada y a Molloy fruncir el ceño. ―¿Me está llamando gorda, señorita? ―Dios mío, no ―se apresuró a calmar nuestra profesora. ―No estaba

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BOYS OF TOMMEN #3 diciendo nada por el estilo. ―Retira las garras, Molloy ―le dije, compadeciéndome de la anciana―Te estaba haciendo un cumplido. ―¿Cómo? ―Molloy se quedó mudo. ―¿Insinuando que tengo caderas anchas a juego con mi culo aún más ancho? Sí, y estás jodidamente sexy por ello. ―Exacto ―dijo la Sra. Adams, ofreciéndome una sonrisa de agradecimiento.―¿Creen que ustedes dos puedan comportarse por cinco minutos, mientras voy al baño? ―Sí, señorita ―respondí, agitando una mano sin rumbo. ―No importa. Me miró preocupada. ―Joseph. ―Lo digo en serio ―Levanté las manos. ―Me portaré bien. ―Buen chico ―canturreó antes de salir del aula, dejándonos solos. ―La mascota del profesor ―murmuró Molloy, todavía mirando a la pizarra. ―¿Quieres decirme qué hice? ―pregunté, girando en mi asiento para mirarla. ―Está claro que hice algo para molestarte. ―No ―Suspiró resignada, dejó caer la cabeza entre las manos y gimió―No pasa nada. Es que... No pasa nada. Necesito controlarme. ―¿Qué pasa? ―Es una estupidez. ―Dímelo. ―Pensarás que estoy loca. ―Ya pienso que estás loca, Molloy. ―Bueno, más loca de lo normal entonces. ―Pruébame. ―No.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Molloy ―Alcanzando el escritorio, la agarré de los hombros y la giré para que me mirara. ―Pruébame. Sus grandes ojos verdes se clavaron en los míos y odié su mirada solitaria. ―Joe. ―Dime. Se mordió el labio y miró hacia abajo durante un largo rato antes de exhalar un suspiro y decir. ―Dijiste que ella tenía unas lindas piernas. Esperé un momento para oír el resto, pero cuando no llegó, me quedé mirándola confundido. ―¿Eh? ―Dijiste que ella tenía lindas piernas ―repitió, todavía mirando hacia abajo en su regazo. ―Le dijiste que tiene lindas piernas. ―¿A quién? ―A Danielle. ―¿Yo se lo dije? ―Sí, Joe, lo hiciste. ―¿Cuándo? ―Pregunté, jodidamente confundido. ―En clase. Mierda, lo hice. ―Y eso es malo porque... ―Olvídalo ―Se encogió de hombros y volvió a mirar la pizarra. ―No tiene importancia. Ya lo superé. ―¿Lo superaste? ―Negué con la cabeza, perdido. Ella exhaló un suspiro de dolor. ―Olvídalo, Joe. ―¿Puedes dejar de actuar como una chica herida y ser sincera conmigo?―gruñí, frustrado con esta versión tímida de mi amiga. ―Vamos. Tú no eres así. Tú no hablas con acertijos, Molloy. Háblame claro.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Actuación de chica herida? ―Ella sacudió la cabeza con disgusto―Vaya, sí que sabes hablar con las chicas, ¿verdad? ―No, la verdad es que no, joder ―le respondí, enfadado. ―Porque la única chica con la que hablo eres tú. ―Mentiroso ―me espetó. ―Hablas con Danielle. ―Oh, dale un descanso, Molloy. ―Dijiste que tenía lindas piernas, Joey ―me espetó, estallando sobre mí―Lindas piernas ―Se giró para mirarme. ―¿Te suena, imbécil? ―¿De eso se trata? ―La fulminé con la mirada. ―¿Estás molesta conmigo porque usé las palabras lindas piernas? ―Refiriéndote a otra chica. ―Son sólo palabras. ―No, no son sólo palabras, Joey. ―Jesucristo, Molloy, ¿qué carajo más se suponía que le dijera a la chica?― Pregunté, levantando las manos. ―Acababa de rociar chile por todas sus piernas. Intentaba arreglarlo. ¿Qué querías que dijera? ¿Bonitos tobillos? ¿Bonitas rodillas? ¿Bonitas pantorrillas? ¿Qué? ―Eso no se dice ―me gritó. ―No le digas mi frase. ―No pretendía nada con ello. ―Eso lo hace aún peor. ―¿Cómo? ―Porque simplemente lo hace, bien. ―Bueno, honestamente no significaba nada. ―¿Como no significó nada cuando le estabas tocando las piernas? ―No ―advertí, sacudiendo la cabeza. ―Ni se te ocurra. ―Delante de mí, Joey ―exclamó, con la voz cargada de emociones. ―¿Delante de ti? ―Ahogué una carcajada sin gracia. ―¿Estoy oyendo

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BOYS OF TOMMEN #3 bien? ¿Tienes la osadía de sentarte aquí, en tu pedestal, y echarme mierda por hablar con una chica, cuando te has pasado todos los días desde el primer año exhibiendo ese cretino en mi cara? ―Pero no sólo has hablado con Danielle, ¿verdad, Joey? Estuviste con ella. ―¿Quieres decir mientras tú has estado con tu novio? ¿Y qué si lo he hecho? ―Oh, Dios mío ―gritó, levantándose para agarrarse la cara con las manos. ―No lo entiendes. No lo entiendes, maldición. ―¿Entender qué? ―rugí, perdiendo la calma. ―¿Sabes una cosa? Ni siquiera sé por qué estoy escuchando esta mierda ―Sacudí la cabeza y me di la vuelta, furioso conmigo mismo por dejar que se metiera en mi piel. ―No somos pareja, Molloy. No soy tu novio. No estamos juntos. ¿Me oyes? No somos nada. ―Está bien, Joe, no estamos juntos. No somos nada ―espetó. ―¡Así que por qué no sigues adelante y te follas a Danielle, con sus lindas piernas y su pelo rubio teñido comprado en la tienda! ―¿Qué te dio la impresión de que no me la he follado? ―La respiración agitada de Molloy me aseguró que había ido demasiado lejos―Escucha, no era mi intención… Empecé a decir, pero ella no se quedó a escuchar. En lugar de eso, empujó su silla hacia atrás y se levantó, saliendo silenciosamente de la habitación. El hecho de que ni siquiera cerrara la puerta del aula tras de sí me hizo saber que, efectivamente, había metido la pata hasta el fondo. Dejé caer la cabeza sobre el pupitre, me agarré la nuca y gemí. ―Mierda.

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BOYS OF TOMMEN #3 AL MENOS ESO

01 de febrero del 2002

Mr.

Nyhan podía suspenderme por salirme del castigo si quería.

Demonios, podría amenazarme con la expulsión, y no importaría una mierda porque no había forma de que yo volviera a entrar voluntariamente en esa aula. Llegué al aparcamiento antes de derrumbarme. Solté un grito de dolor, me desplomé sobre la acera de cemento y dejé caer la cabeza entre las manos, llorando fuerte y feo. Lo odiaba. Tenía tantas ganas de odiarlo, necesitaba odiarlo. Necesitaba dejar de quererlo primero... ―Aoife ―dijo una voz familiar, y me puse rígida. No, no, no, ahora no... ―Vete. ―¿Qué pasa? ―¡Dije que te fueras! Haciendo todo lo contrario de lo que yo quería, Paul se sentó en el suelo a mi lado.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Qué pasa? ―Nada ―Moqueando, levanté la mano para secarme los ojos con el dorso―Estoy bien. ―¿Él te lastimó esta mañana? ―No ―Volví a moquear. ―Me lastimé a mí misma. ―¿Cómo? «Le di mi corazón a la persona equivocada» ―Eso no importa. ―Está claro que sí. ―Sólo déjalo, ¿sí? ―Háblame, Aoife. ―No puedo. ―Sí puedes. ―No quieres oír esto, Paul. ―Pruébame. ―¡Me gusta, de acuerdo! ―Me oí hablar. ―Me gusta. Sentí que Paul se ponía rígido a mi lado. ―Joey. Exhalando un suspiro entrecortado, asentí una vez y luego dejé caer la cabeza entre las manos, sintiendo una ráfaga de culpa y alivio. ―Lo siento mucho. ―¿Desde cuándo? Desde el primer día… ―No lo sé. ―¿Estuviste con él? ―preguntó en voz baja. Negué con la cabeza. ―No. Me miró con incertidumbre. ―¿No? ―No ―confirmé, tragando hondo. ―No.

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BOYS OF TOMMEN #3 Me miró fijamente durante un largo momento antes de soltar un suspiro tembloroso. ―Al menos eso. ―Sí ―balbuceé. Al menos eso. ―¿Todavía te importo? ―Sí ―respondí con sinceridad. ―¿Te preocupas por él? No respondí a su pregunta. No podía, no era tan cruel. ―¿Te gusta más él que yo? ―Es diferente. ―Entonces, ¿qué me estás diciendo, Aoif? ―Sus ojos buscaron los míos y me impresionó increíblemente la calma que mantenía. En realidad, lo hacía más difícil porque estaba siendo el chico dulce que era cuando nos conocimos, lo que me hacía sentir como la mayor idiota de Ballylaggin. ―¿Estás diciendo que quieres estar con él? ―No ―Sacudí la cabeza. ―Eso no va a pasar. ―No lo entiendo ―Sus cejas se fruncieron. ―Si no has estado con él y no planeas estar con él, entonces ¿por qué? ―Sólo necesitaba decírtelo, ¿sí? ―Me limpié la mejilla y exhalé temblorosamente. ―Necesitaba desahogarme. Paul se quedó callado durante mucho tiempo antes de volver a hablar. ―Necesito decirte algo. ―¿Me va a doler? ―Podría. ―¿Tanto como duele lo que te acabo de decir? ―Quizá un poco más.

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BOYS OF TOMMEN #3 Oh Dios. ―¿Es por esos rumores? ―Algo así. Exhalando una respiración temblorosa, asentí para que continuara. ―Yo, eh...―Exhalando un suspiro dolorido, miró a sus pies y dijo ―Me acosté con alguien. Vaya mierda. ―¿Perdiste la virginidad? ―«Eso dolió más de lo que esperaba»―¿Con quién? ―Con una chica de Tommen. ―Así que era verdad―. Se me cortó la respiración y me obligué a mantener la calma y a mostrarle la misma decencia que él me había mostrado a mí. ―¿Cómo se llama? ―Bella ―Dejó caer la cabeza entre las manos y gimió ―Bella Wilkinson5. ―¿Cuándo? ―Después de que rompieras conmigo en Halloween. ―¿Cuánto tiempo después?― pregunté, sorprendiéndome a mí misma por lo plano que era mi tono. ―Aoife. ―¿Cuánto tiempo, Paul? ―¿Acaso importa? ―Te di mi verdad. ―Esa misma noche. ―¿En la discoteca? Asintió una vez. 5

Esta mae aparece hasta en la sopa…Perra.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Vaya ―respiré, con los hombros caídos. Bueno, eso fue perfecto. Joey se follaba a Danielle, Paul se follaba a la tal Bella y, mientras tanto, yo me follaba a mí misma. Perfecto. ―Lo siento, Aoife―se apresuró a decir. ―Fue un gran error. No significó nada, y honestamente me sentí como la peor mierda del planeta después. ―¿Era rubia? ―¿Eh? ―Rubia ―balbuceé. ―¿Era rubia? ―No ―contestó, con tono áspero. ―Tenía el pelo negro. ―Al menos eso. ―Lo siento mucho, Aoif. ―Sí― Dejé caer la cabeza sobre su hombro y suspiré. ―Yo también, Paul. ―¿Puedo hacerte una pregunta? Asentí con la cabeza. ―¿Por qué no lo has hecho? ―¿Por qué no he hecho qué? ―Tú y él ―Se aclaró la garganta. ―Estábamos separados. Tuviste la oportunidad perfecta para sacarlo de tu sistema. ―¿Sacarlo de mi sistema? ―Ya sabes lo que quiero decir. Me giré para mirarlo, pero no tenía respuesta. ―Eso no va a pasar ―le dije en su lugar, retrocediendo físicamente ante el recuerdo de oír esas horribles palabras saliendo de la boca de Joey. Todo mezclado con el recuerdo de verlo con ella esa noche. ―Necesito superarlo. ―Bueno, no quiero que las cosas terminen entre nosotros ―dijo, acercándose para tomar mi mano entre las suyas. ―Me importas mucho, Aoif.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Tú también me importas ―respondí, sintiéndome entumecida. ―Esto es sólo una mala racha ―continuó, uniendo nuestros dedos―Podemos superarlo. Siempre lo hacemos. ―¿Cómo? ―susurré. ―¿Cómo podemos hacer que esto funcione? Y lo más importante, ¿por qué deberíamos hacerlo? ―Supongo que diciéndonos la verdad ―me dijo en voz baja. ―Hoy ha sido un buen comienzo. ―No sé si estoy comprometida con esto ―admití débilmente. ―Tengo la cabeza en otro sitio, Paul. ―Ya lo resolveremos ―respondió, rodeando mi hombro con su brazo―Todo saldrá bien. No, no saldrá bien.

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BOYS OF TOMMEN #3 DÍA DE SAN VALENTÍN

14 de febrero del 2002

Con las manos llenas y el teléfono sonando en el bolsillo de la falda, abrí la puerta con el codo y dejé en el suelo la mochila, la bolsa de educación física y el montón de cartas que había recogido, antes de buscar el teléfono en el bolsillo. ―Sí, Casey, estoy en casa ―musité, balanceando mi fiel Nokia 3310 entre el hombro y la oreja, mientras pasaba por encima del montón de basura que había tirado en el pasillo, me quitaba los tacones y me dirigía a la cocina―Y no, antes de que preguntes, aún no he abierto mis tarjetas de San Valentín. ―Pues date prisa, perra ―gruñó por lo bajo. ―Y al menos dime de quién es el enorme osito de peluche que sostiene el bonito corazón. ―Ya sabes de quién es. ―Bien, ¿los vas a abrir ya? ―No, voy a preparar un sándwich. ―¿Sándwich? ¿Qué pasó con el estofado de los jueves de tu mamá? ―Papá se la llevó a ese gran hotel de lujo en Kilkenny por la noche, ¿recuerdas?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Para follar? ―No, para probar el colchón ―respondí sarcásticamente. ―Obviamente para follar. ―¿Dónde está ese pequeño nerd caliente esta noche? ― Se fue a casa de Nana a ajustar los canales en su nuevo televisor, y por favor no llames a mi hermano caliente. Creo que voy a vomitar. ―Es un poco raro, Aoif, con ese pelo rubio y las gafas de montura negra... ―No, no lo es ―Tuve arcadas. ―Es irritante. ―Un irritante sexy ―bromeó antes de añadir ―Bueno, vamos a abrir las cartas. Yo ya abrí todas las mías y estoy aburrida. ―¿Quién te tocó este año? ―Lo de siempre ―suspiró por lo bajo. ―Mack, Charlie, Dricko y Alec de nuestro año. Sticky-Dicky de sexto año, un par de anónimos, y un chico llamado Tim de primer año. ―Aw, tienes un bebé de primer año. Qué tierno ―me burlé. ―Y en cuanto a Richard Murphy... ―Sticky-Dicky ―me interrumpió para corregirme. ―Llamarlo así sólo hace que la gente sepa que le tocaste el pene, Case. ―Su pene pegajoso. ―¿Pegajoso de qué? ¿De tu brillo labial? ―Perra. ―Ja ―me reí. ―Por cierto, también me invitó a su debut en julio. ―¿Vas a ir? ―¿Voy a ir a los bailes de Sticky-Dicky con él? Por supuesto. Me reí. ―Puedes pedirme prestado un vestido. ―Gracias amiga porque no tengo nada formal. Ahora ábrelos.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Está bien, está bien.― Salí al pasillo, cogí mi mochila y volví a la mesa de la cocina para abrirla y darle la vuelta. ―¿Cuántas conseguiste? ―Unas cuantas. ―¿Cuántas? Examiné las cartas que había sobre la mesa, las conté mentalmente y dije. ―Creo que son catorce... ―¡Catorce! ―No, lo siento, he contado una dos veces. Hay trece. ― Bien, te odio. ―Oh, por favor ―me reí. ―Sabes que estas vacaciones son una mierda total. ―De acuerdo, sabemos que uno de ellos es de Paul ―dijo Casey, transformándose en detective al otro lado de la línea. ―¿De quién son el resto? Empieza a abrir. Rasgué más de una docena de sobres, los apilé ordenadamente delante de mí y volví a ponerme el teléfono en la oreja. ―¿Estás lista? ―Desde ayer. ―Finny O' Shea, Dermot Keane y Luke Twomey de sexto año. ―Oye, Luke es amigo de Sticky-Dicky. ―Danny Collins y Trev Mulcahy de quinto año. ―¿Trev Mulcahy? ―se desmayó por la línea. ―Señor Jesús, es muy guapo. ―Bien... hay uno de cuarto año. ―¿Quién? ―Liam O Neill.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Oh, ya he ligado con él ―me informó. ―Tiene una lengua como una lavadora atascada en un ciclo de centrifugado rápido. ―Bonita imagen mental, Case. ―Alégrate de que sólo tienes que imaginarlo. ―Muy bien, nada de bebés de primer año para mí - nada de segundo año, tampoco, lo que significa que las otras tarjetas son de chicos de nuestro año. ―Ooh ―chilló. ―Estoy intrigada. ―Vale, así que tenemos... Rich, Keith, Mike, Jack, Ruairi, Alec... ―Ese descarado de mierda―, refunfuñó Casey. ―A mí también me dio una. ¿Qué dice la tuyo? ―Para la chica con las mejores piernas de la escuela. Aquí tienes una tarjeta de San Valentín. Si estás leyendo esta tarjeta, significa que abriste mis pliegues, así que es justo que yo abra los tuyos. De Alec―Me reí. ―¿La tuya? ―Para la chica con las mejores tetas del colegio. Por favor, ponte el chaleco blanco para educación física la semana que viene. La visión de tus tetas rebotando me dio interminables horas de alegría. No dudes en enseñar un pezón. De parte de Alec. ―Eso suena a Alec, de acuerdo ―me reí. ―Vale, la última carta es la más grande. ―¿Paul? ―Sí. ―¿Qué dice? Mi corazón se detuvo cuando abrí la tarjeta, y exhalé una respiración temblorosa. ―¿Aoife? ―Case, él puso 50 euros en el sobre. ―¿Hablas en serio?

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BOYS OF TOMMEN #3 Me quedé mirando el billete que tenía en la mano, sintiendo una oleada de emociones diferentes. ―¿Por qué alguien pondría dinero en una tarjeta de San Valentín? ―¿Porque cree que puede comprar una noche de tu compañía? ―se rió, pero la broma me tocó demasiado la fibra sensible como para reírme. ―No quiero su dinero, Casey. ―Dámelo a mí ―respondió ella, sin perder el ritmo. ―Soy pobre. Necesito y quiero mucho su dinero. ―Estoy molesta. Ella suspiró por la línea. ―Estás sentada delante de una pila de cartas de chicos que te adoran. No hay nada por lo que estar molesta. ―Pero... ―¿Tengo que ir allí y abofetearte para que entres en razón? Vamos, Aoif. Probablemente puso eso ahí porque tiene pánico. ― ¿Pánico? ―Sí, nena. Ustedes dos han estado juntos desde hace meses, así que el pobre imbécil probablemente está cagándose de miedo en caso de que cambies de opinión y te escapes con el apuesto chico de BCS. ―No lo digas ―Me estremecí. ―Eso nunca va a pasar. ―¿De verdad no has hablado con Joey desde la pelea? ―Realmente no lo he hecho, y realmente no tengo ningún deseo de hacerlo. ―Bueno, mierda ―dijo en voz baja. ―Sabes, realmente pensé que él podría enviarte una tarjeta para romper el hielo entre ustedes. «Sí, yo también…» ―No es de los que regalan tarjetas.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No―estuvo de acuerdo. ―Pero pensé que haría una excepción contigo. ―No quiero sus tarjetas―respondí rotundamente. ―No quiero nada de él. ―¿Qué pasó entre ustedes, Aoif? ―Nada. ―Sí, claro. ―No pasó nada, Case ―contesté inexpresiva. ―Y nunca pasará nada. Además, estoy así de cerca de renunciar a los chicos de por vida. Ella resopló. ―Eso es porque aún no has encontrado un Sticky-Dicky. ―¿El tuyo tiene hermanos? ―Tiene vacas ―se rió. ― Sus familiares son granjeros. Eché la cabeza hacia atrás y me reí. ― De acuerdo, necesito colgar. Voy a darme una ducha y a comer algo. ―Necesitas calmarte de toda esa charla sobre Sticky-Dicky, ¿eh? Me parece justo, nena. Pero no te dejes llevar demasiado en la ducha. De lo contrario, voy a tener que cambiarte el nombre... ―Adiós, Casey ―me reí, cortándola antes de que pudiera terminar su frase y destruir lo que quedaba de mi inocencia. Dejé las cartas sobre la mesa de la cocina y me dirigí a la escalera, quitándome el jersey, la camisa y la corbata. Los tiré al cesto de la ropa sucia que había en lo alto del pasillo, me eché la mano a la espalda, me desabroché la cremallera de la falda y me la bajé por los muslos antes de quitármela. Cogí una toalla de la plancha y entré en el cuarto de baño, todavía riéndome para mis adentros de Casey y Sticky-Dicky. Mi risa, sin embargo, murió rápidamente en mi garganta cuando me encontré cara a cara con nada menos que ¿Joey? Se me heló la sangre al verlo arrodillado sobre el retrete, con una línea de polvo blanco en la tapa y un billete de cinco libras enrollado en el interior de la

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BOYS OF TOMMEN #3 fosa nasal. En un abrir y cerrar de ojos, el polvo desapareció por el embudo improvisado y se le metió en la nariz. ―Oh, Dios mío ―exclamé, recuperando por fin las palabras. ―¿Qué estás haciendo? No le había dirigido la palabra desde nuestra pelea de hacía dos semanas. Demasiado disgustada y dolida para lidiar con mis sentimientos, lo había evitado como a la peste, incapaz de seguir otra ronda después de que me diera un golpe fulminante en el corazón. Con los codos apoyados en la tapa del váter, Joey dejó caer la cabeza entre las manos y murmuró ―Mierda. ―¿Hablas en serio? ―susurré, mirando hacia la puerta y sintiendo de repente que las autoridades estaban a punto de entrar en mi casa y arrestarnos a los dos. ―¿Te estás drogando en mi casa? ―No. ―Sí― argumenté. ―¡Te acabo de ver! ―Lo sé, lo sé ―Olfateando y moviendo la nariz, murmuró―No te preocupes. Como si no fuera gran cosa que yo acabara de presenciar cómo ingería una droga de clase A. ―¿No te preocupes?― Me quedé boquiabierta. ―¡Joey! ―¿Qué? ―¿Estás en mi casa? ―Sacudí la cabeza confundida. ―¿Qué demonios? Exhalando un suspiro entrecortado, cerré el espacio entre nosotros y agarré su barbilla, obligándolo a mirarme. ―¿Qué haces en mi casa y por qué trajiste drogas? ―Tu

padre

me

pidió

que

viniera―murmuró,

con

los

ojos

desenfocados―Me dio una llave. Dijo que el motor de la ducha no

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BOYS OF TOMMEN #3 funcionaba―. Se encogió de hombros. ―Lo arreglé. ―¿Lo arreglaste? ―Ahogué un gruñido. ―¿Lo arreglaste? Me importa una mierda el motor de la ducha, Joey. ¿Por qué te estabas drogando? ―No tenías que ver eso. ―Claramente

―siseé,

obligándolo

a

mirarme

cuando

intentó

apartarse―¿Estás completamente loco? ¿Qué demonios haces metiéndote en esta mierda? ―No lo sé. ―¿Eso era cocaína? ―No. ―¡Mentiroso! ¿Desde cuándo consumes cocaína? ―No importa. ―Sí que importa ―espeté. ―¡Háblame, maldición! ―¿Por qué? ―Se soltó de mi mano, se levantó y se alejó rápidamente―¿Qué mierda tiene que ver contigo? ―Trajiste cocaína a mi casa, Joey ―repetí mis palabras anteriores, con la esperanza de que esta vez entendiera lo equivocado de su comportamiento. ―A la casa de mi padre―. Le presioné el pecho, tratando de provocar una reacción en él. ―Te acuerdas de mi padre, ¿verdad? Él fue quien te dio ese trabajo en el taller. El que confió en ti para... ―Quítate de mí vista, Molloy ―gruñó, intentando esquivarme sin éxito en su inútil intento de escapar a un interrogatorio. ―Sé que la cagué, ¿sí? ―¿Que me aparte de tu cara? Tienes suerte de que no te arranque a pedazos la cara, imbécil―, le dije, empujándole el pecho y obligándole a retroceder hasta que quedó pegado a la pared del cuarto de baño. Mantuve la mano en su pecho, sintiendo una cantidad anormal de calor que emanaba de debajo de su uniforme.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Qué demonios? ―murmuré, levantando la mano y apretándola contra su cuello y luego contra su mejilla. ―Jesús, Joey, estás ardiendo. Aterrada, vi cómo sus iris verdes desaparecían justo delante de mí, superados por unas pupilas tan oscuras y dilatadas que le hacían parecer una persona completamente distinta. ―Estoy bien. ―¿Estás bien? ―Me quedé mirando su cara ridículamente hermosa, sin sentir nada más que terror. ―Joey, acabo de verte esnifando una raya. Creo que es seguro decir que no estás bien en absoluto. ―Fue un error ―se apresuró a decir. ―No debería haberlo hecho aquí. ―No, no deberías haberlo hecho en absoluto ―lo corregí, la preocupación llenándome a un ritmo acelerado. ―Fue un error ―Un escalofrío lo recorrió. ―Tu padre confía en mí. No debí... lo defraudé ―Cuanto más hablaba, más rápido le salían las palabras de la boca y más suelto se volvía su tono. ―Pero todo está bien, Molloy―. Levantó el brazo y me cogió la mano con la que aún le sostenía la barbilla. ―Es un error. Yo, eh, cometo muchos de esos. A veces estoy tan jodidamente cansado y yo, eh, bueno, ayuda, ya sabes. A la mierda. Sacudió la cabeza de nuevo, pero no soltó mi mano. ―¿Joe? ―No sé lo que estoy tratando de decir ―Todo su cuerpo palpitaba de energía mientras giraba los hombros y miraba la habitación como si fuera la primera vez que la veía. ―Tengo un partido en el campo de la GAA dentro de una hora, es contra St. Pats, tienen una defensa seria, y no he dormido en días―exhaló una respiración temblorosa―Estoy tan jodidamente cansado y necesitaba algo que me diera un impulso... pero no volverá a pasar. No volverá a pasar.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Días?― Sacudí la cabeza. ―¿Por qué no has dormido en días? ―Comidas nocturnas. ―¿Comidas nocturnas? ¿De qué estaba hablando? ¿Estaba divagando? ¿Era un efecto secundario de la cocaína? No tenía ni idea. ―Joe, ¿estás conmigo? Podía sentir los temblores que recorrían su cuerpo, me aterrorizaban. ―De nuevo, yo, eh, lo siento por lo que viste allí. No tengo por costumbre, bueno, ya sabes ―Encogiéndose de hombros, Joey soltó de repente mi mano como si le hubiera quemado y se pasó una mano por el pelo rubio antes de dirigirse a la puerta. ―En realidad no es para tanto, así que no te preocupes, ¿sí? No es nada para mí. ―¿No es nada para ti?― El chico me había dicho más palabras en los últimos tres minutos que en los últimos tres años. Estaba claramente molesto―¿Ahora irás a un partido? ¿Así? ―Sí, de alguna manera tengo que hacerlo. Realmente no quiero jugar, pero es, eh, bueno, no vale la pena la molestia de intentar escapar ―Asintiendo enérgicamente, tiró de la puerta del baño abierta. ―Dile a tu padre que arreglé la ducha. Vuelve a funcionar perfectamente―. Se dio la vuelta y me hizo una última inclinación de cabeza. ―Nos vemos, Molloy. Mientras lo veía alejarse, tardé un momento en orientarme, y luego un par más en evitar que la cabeza me diera vueltas, al darme cuenta de qué demonios acababa de presenciar. Esto era más que compartir un porro y una jarra de sidra con los chicos un viernes por la noche. Esto era cocaína. Era algo serio.

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BOYS OF TOMMEN #3 Problemas. Sí, el chico era un problema con P mayúscula. ―¡Oh, no, no lo harás! ―Salí corriendo del baño, le agarré la mano antes de que llegara a la escalera y lo arrastré rápidamente a mi dormitorio. ―No vas a ir a ninguna parte ―le advertí, cerrando rápidamente la puerta tras nosotros. ―Te quedas aquí conmigo. ―Abre la puerta. ―No. ―Déjame salir. ―No. Todo nervioso y con las manos temblando a los lados, buscó la llave de mi puerta. ―Déjame salir de esta puta habitación, Molloy. ―Dije que no ―Cogí la llave, me la metí en el sujetador y le miré fijamente. ―Te quedas conmigo. ―Tengo un partido. ―Me da igual. Siéntate. ―¡No puedo sentarme! ―replicó, pasándose la mano por el pelo, mientras se paseaba por el suelo de mi habitación. ―Tengo que moverme. ―Entonces muévete ―acepté. ―Aquí dentro. ―Estoy bien ―espetó, con el cuerpo tembloroso, mientras cerraba el espacio entre nosotros, apoyándome contra la puerta de mi habitación―Déjame salir. Sacudí la cabeza, con el corazón desbocado. ―No. ―Deja de fastidiarme ―gritó, con el pecho agitado contra el mío, mientras el calor de su cuerpo me abrasaba la piel. Iba completamente vestido con su uniforme escolar, mientras que yo sólo

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BOYS OF TOMMEN #3 llevaba unas bragas rosas y un sujetador negro. Ni siquiera iba a juego, mierda. ―No te estoy fastidiando ―gruñí. ―Estoy intentando ayudarte. ―No necesitas hacer eso. ―Aparentemente, sí. ―Estoy bien―, canturreó, actuando de forma irracional y errática a la vez, mientras colocaba sus manos sobre mis hombros. ―Todo está bien―. Sus manos temblaban tanto que podía sentir la vibración hasta los dedos de mis pies―Shh ―me dijo, y luego estalló en una carcajada. ―Estamos bien, ¿de acuerdo? En realidad, se rió delante de mí. Oh, sí, definitivamente estaba drogado. ―Carajo ―Riendo maníacamente, dejó que su frente golpeara el marco de madera de la puerta justo al lado de mi cabeza. ―Me estás quitando el subidón, Molloy. Volvió a golpearse la cabeza contra el marco de la puerta, provocando que se le escapara otra risa dolorida. Y luego lo hizo, una y otra vez. Me planteé llamar a Casey para que me ayudara, pero deseché la idea, no quería meterlo en más problemas. Además, no era miedo por mí lo que sentía. No tenía miedo de Joey. No, tenía miedo por él. ―Ahora, escucha, imbécil ―Le agarré la barbilla y le acerqué la cara a la mía, obligándolo a mirarme. ―Vas a esperar a que esto pase, en mi habitación, y lo vas a hacer sin golpearte la cabeza con más puertas―. Con mis manos en sus hombros, lo llevé hasta mi cama y lo empujé hacia abajo. ―Te vas a sentar y vas a respirar. ―No puedo sentarme.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Sí puedes ―argumenté, empujándole de nuevo hacia abajo cuando intentó ponerse de pie. ―Necesito moverme. ―Tienes que hacer lo que te digan. ―No puedo respirar. ―Sí que puedes. ―Algo va mal ―gimió, sacudiendo la cabeza, mientras se llevaba una mano a la nuca y se quitaba de un tirón el jersey. ―No puedo respirar. ―Joe. ―No puedo respirar, maldición ―dijo, con el pecho agitado, mientras se levantaba de un salto y trataba de esquivarme. ―Déjame ir. ―Sí, puedes ―Lo empujé a la cama, me coloqué entre sus rodillas y apreté su pecho contra mi vientre. ―Mírame. ―Me estoy asfixiando. ―¿Joey? ―Sujetándole la cara con las manos, le levanté la barbilla y lo obligué a mirarme. ―Respira. ―Molloy... ―Respira, Joe ―le dije, sintiendo pánico ahora que él estaba entrando en pánico. ―Respira, ¿sí? Exhalando un suspiro frustrado, intentó inhalar profundamente, pero se detuvo a medio camino para decir: ―No puedo. No puedo. Necesito moverme... ―Shh ―Me senté en su regazo, tomé sus manos entre las mías y las coloqué en mi cintura. ―Respira―. Con mis ojos en los suyos, inhalé profundamente, lo mantuve así por un momento, y luego lo dejé salir lentamente. ―Así. No apartó sus ojos oscuros de los míos mientras sus manos se aferraban a mis caderas, e imitó mis acciones, respirando hondo y soltando el aire

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BOYS OF TOMMEN #3 lentamente. ―Bien ―elogié, posando mis manos en sus hombros. ―Otra vez. Aun temblando, Joey respiró hondo otra vez, contuvo la respiración y luego la soltó lentamente. ―Así ―Pasando los dedos por su pelo decolorado por el sol, le acaricié la mejilla con más cariño del apropiado y continué inspirando y espirando con él una y otra vez, sin apartar los ojos de los suyos ni una sola vez. Cuanto más me miraba, más fuerte lo sentía crecer debajo de mí. Desde mi posición en su regazo, podía sentir toda su longitud contra mí, y mentiría si dijera que no me dolía. ―¿Cómo te sientes? ―Como si quisiera que nos desnudáramos y folláramos. Jesús. ―Bueno, eso no va a pasar ―susurré, sintiendo que todo mi cuerpo temblaba. ―Así que deja de pensar en ello. ―Ya sé que no ―Más suelto con sus acciones ahora que su mente estaba nublada, me acercó más a él, los dedos amasando la parte carnosa de mis caderas, mientras mecía lentamente sus caderas contra mí. ―Pero lo haremos. Se me cortó la respiración. Me acarició los pechos con la nariz. ―Hoy no. Volví a respirar entrecortadamente. ―Pero lo haremos. Oh Dios. ―Concéntrate, Joe. Mantén la respiración uniforme ―le ordené, cuando ya no era capaz de hacer otra cosa. Inhalando profundamente, se inclinó hacia mí y enterró la cara en mi

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BOYS OF TOMMEN #3 pecho. ―Lo estoy intentando. ―Bien―suspiré, estremeciéndome. ―Sigue intentándolo. Dolorosamente consciente de que mi sujetador era lo único que separaba sus labios de mis pechos, recurrí a cada gramo de autocontrol que tenía para ayudarme en este momento. Su voz se apagó, y sus labios rozaron el trozo de tela que ocultaba mi pezón cubierto de pequeños lunares, cuando gimió: ―Te echo de menos. El corazón me retumbó violentamente en el pecho. ―Yo también te echo de menos. ―Lo siento ―susurró, acariciando el contorno de mi pezón con la nariz―Por darle tu línea. ―Está bien ―Anudando los dedos en su pelo, acuné su cabeza contra mi pecho y solté un suspiro tembloroso. ―Todo va a salir bien. Pasaron varios minutos, pero ninguno de los dos se movió. Permanecí en su regazo, sosteniendo su cabeza y mi respiración, mientras él se concentraba intensamente en la suya. Lentamente, los temblores que sacudían sus manos, que sacudían todo su cuerpo, disminuyeron, y sentí que una montaña de alivio inundaba mi cuerpo. Reprimiendo un escalofrío, me agaché para tocar su frente húmeda y descubrí que el alivio temporal me abandonaba. ―Joe, estás ardiendo más que antes. ―¿Hm? ―Estás demasiado caliente. ―Preocupada, dejé que mis manos recorrieran su húmedo cuello y aún más húmeda camisa escolar. ―Demonios, Joe, estás empapado.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Es grandioso ―murmuró, todavía concentrándose obedientemente en su respiración. ―Ya se me pasará. Sí, no estaba tan segura. ―Aguanta, abriré una ventana. Quise bajarme de su regazo, pero me rodeó el cuerpo con los brazos y me atrajo hacia él. ―No te muevas. ―Joe, estás literalmente ardiendo ―El pánico empezó a apoderarse de mí cuando vi una gota de sudor resbalar por su cuello. ―Podría freírte un huevo. En serio. Necesito refrescarte. ―Me da igual ―Volvió a enterrar la cara en mi pecho e inhaló profundamente otra vez. Al exhalar, susurró ―No me dejes. ―Joe... ―Por favor, quédate ―Hizo una pausa para soltar otro suspiro lento, antes de continuar ―Esta es la única vez que se ha detenido. Por favor, no lo estropees. ―¿Esta es la única vez que se ha detenido? ―Le pregunté, sintiendo que el corazón me retumbaba en el pecho. ―¿Y no estropear qué? ―Mi cabeza ―murmuró, antes de añadir ―La tranquilidad. No lo entiendo, quería llorar, pero me mantuve firme y mantuve la calma. ―Te prometo que no te dejaré ―le dije, quitándole suavemente la corbata de su cuello. ―Me quedaré aquí. Pero necesito no estar en tu regazo ahora mismo porque mi cuerpo está calentando el tuyo. Como no hizo ademán de obedecer, me incliné hacia atrás, haciendo que su cabeza cayera hacia delante, y busqué los botones de su camisa. ―Algo va mal ―gimió, con las manos caídas a los lados. ―No me siento bien.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Cómo podrías sentirte bien después de hacer lo que acabas de hacer?―Argumenté, desabrochándole rápidamente la camisa y deslizando la tela por sus hombros, sólo para ser recibida por la visión de moretones de color púrpura oscuro en todo el lado izquierdo de su pecho, llegando hasta la clavícula. Respiré agitadamente al verlo. ― Por Dios, ¿qué te pasó? ―Una pelea. Joey tenía un pecho precioso, delgado y fuerte, con pezones de color marrón claro y músculos abdominales bien marcados. Sus caderas eran estrechas y lucían esas épicas líneas sexuales en forma de V que todos los atléticamente dotados parecían poseer. Una mata de pelo castaño dorado le caía desde el ombligo hacia el sur, desapareciendo bajo la cintura de sus pantalones grises de colegio. Y aunque su piel dorada estaba plagada de cicatrices, estaba segura de que no había visto a nadie más perfecto en mi vida. ―¿Una pelea? ―Temblando, puse suavemente la palma de mi mano sobre el moratón que cubría su corazón. ―¿Con quién? ―Con un imbécil ―Exhalando un suspiro de dolor, cubrió mi mano con la suya y susurró ―Deberías dejarme ir. ―Sé que debería ―Con el corazón martilleándome violentamente en el pecho, cerré rápidamente los ojos y le pedí a mi corazón que se calmara. ―Pero no puedo. ―Algo va mal ―gimió entonces, moviéndose incómodo. ―Con mi polla. ―¿Esta es tu forma de hacer que te mire la polla? ―No ―gimió, deslizando una mano en la cintura de su pantalón escolar gris. ―Esto es para decirte que hay algo realmente malo en mi polla. ―¿Qué es? ―No lo sé ―Exhaló un suspiro de dolor y se desplomó en mi cama,

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BOYS OF TOMMEN #3 gimiendo como si le doliera de verdad. ―¡Carajo! ―¿Te golpeaste un testículo? ―pregunté, muy seria. ―Porque Kev lo hizo una vez, y en realidad es muy grave. Si no buscas tratamiento médico, puedes perder todo el testículo, Joe... ―No ―gimió, y luego se cubrió la cara con las manos. ―Mierda, es demasiado. ―¡Bien, ya está! ―Levanté las manos con pánico. ―Quítate la ropa y déjame ver. ―No es buena idea. ―Cállate y desnúdate, maldita sea ―Preocupada, busqué el botón de su pantalón escolar y lo abrí antes de desabrocharle la bragueta. ―Levanta las caderas. ―Molloy. ―Levanta. ―Maldición ―Levantándose, siseó otro gemido de dolor cuando le bajé los pantalones por las caderas. ―Oh Dios, no lo toques... ―¡Lo siento! ―Con una mueca de dolor, le quité con cuidado la cinturilla de los calzoncillos negros por encima de lo que tenía que ser la polla más grande que había visto nunca. ―¿Qué mierda es eso? Prestando atención como un soldado de primera línea, su pene completamente erecto se agitó a escasos centímetros de mi cara. ―¿Por qué es tan...? ―¡No lo sé! ―soltó, levantando los codos para mirarlo como si fuera el enemigo. ―No baja una mierda. Se me pone cada vez más dura. ―¿Se supone que tiene que pasar eso? ―No. ―Entonces por qué...

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¡No lo sé, Molloy! ― Bien, bien, ¡por qué no nos calmamos los dos! ―Grité, más a mí misma que a él, mientras estaba en mi habitación, en sujetador y bragas, con la polla de Joey Lynch mirándome furiosamente. ―Jesús, esa es una maldita gran polla, Joe. ―Cállate, Molloy ―espetó. ―No digas eso. Lo hace peor. ―¿Por qué no... bueno, ya sabes? ―Me encogí de hombros. ―¿Le das una sacudida? Ya sabes, a ver si baja. ―Oh, Dios mío―gruñó, y luego exhaló un suspiro de dolor. ―No voy a masturbarme aquí. ―Obviamente, no tienes que hacerlo conmigo aquí ―argumenté. ―Puedo bajar y prepararnos un sándwich o algo. ―¿Un sándwich? ¿En serio, Molloy? ―No lo sé ―exclamé. ―No he comido desde el almuerzo y tú... y yo... Mira, sólo intento ayudar, ¿sí? ―Consigue mi teléfono. ―¿Eh? ―Mi teléfono―dijo. ―Por favor, pásamelo. ―¿Dónde está? ―En el bolsillo. Me apresuré a recuperar su teléfono y conseguí sacarlo del bolsillo sin mirarlo a los ojos. ―Lo tengo ―dije, subiendo a la cama para arrodillarme junto a su cuerpo desplomado. ―Toma. ―Gracias. ―De nada.

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BOYS OF TOMMEN #3 DISFUNSIÓN ERECTIL

14 de febrero del 2002

No

podía explicar qué me había poseído para hacer algo tan

increíblemente imprudente como hacer una raya en casa de mi jefe. La única excusa válida que tenía a mano era que el agotamiento se había apoderado de mi cuerpo hasta el punto de paralizarme. Por lamentable que fuera admitirlo, llevaba meses sin dormir. Quince semanas, para ser exactos. Desde que el último de los engendros de mi padre se introdujo en mi vida. Desde el minuto en que llegó a casa del hospital, Sean estaba inconsolable. No es broma, él estaba fuera de su maldita cabeza 24/7, mientras que nuestra madre estaba mal de la cabeza junto con él. Si no estaba trabajando o encargándole el bebé a Nanny, se escondía en su habitación, llorando sobre la almohada y haciendo todo lo humanamente posible para no tener que ocuparse de él. Nanny mencionó algo sobre que la razón por la que mamá no parecía establecer un vínculo con Sean era algo llamado depresión posparto. Yo no lo entendía. ¿Cómo podía arreglarlo si no sabía nada al respecto? No podía, y el viejo

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BOYS OF TOMMEN #3 tampoco ayudaba una mierda. Se negó a darle el pecho. No quiso darle el biberón. Rechazaba la idea de cargarlo. Cada vez que lloraba, parecía que quería arrancarse la piel de los huesos. Era jodidamente horrible. Después de recuperar la compostura tras la llegada de ella a casa con el bebé, el viejo se quedó por allí unas semanas, haciendo de las suyas y comportándose un poco bien. No duró mucho, por supuesto. Tres semanas después de dar a luz, papá perdió los nervios con mamá y la sacó físicamente de la cama. La dejó en el suelo, junto a la cuna, y le gritó en la cara hasta que no pude soportarlo ni un segundo más. Se habían desatado las peleas y habíamos tenido una de las peores de nuestra vida. Al final, el viejo había sacado lo peor de mí, pero al menos le había propinado unos buenos puñetazos para hacerle pagar por haber herido a mi madre, que aún sangraba después del bebé, por el amor de Dios. Furioso porque ella se había negado en redondo a llevarse al bebé, papá había cogido la cuna, con Sean dentro, y la había sacado de su habitación para llevarla a la de mi hermana de trece años. Después de aquello, el viejo dejó de intentarlo y, por supuesto, mi madre me echó la culpa de su abandono. Incapaz de ocuparse de sus responsabilidades, o simplemente sin ganas de hacerlo, papá volvió directamente a su patrón habitual de beber, follar y destrozar la casa, dejándome a mí la tarea de limpiar su desastre. Con la escuela, el trabajo, el hurling y Ollie y Tadhg que cuidar, no me opuse cuando Shannon asumió el papel de cuidar de Sean.

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BOYS OF TOMMEN #3 Porque la verdad era que yo no quería hacerlo, no quería querer a otro. «No cuando su edad y vulnerabilidad me mantendrían encadenado a esta casa durante más tiempo» Independientemente de mi aversión a encariñarme con el mierdecilla con cólicos, eso es exactamente lo que había acabado ocurriendo. Porque, por muy dispuesta que estuviera mi hermana, no sabía qué hacer con un recién nacido y, después de tres noches de gritos incesantes, me había llevado la cuna a mi habitación, no dispuesta a dejar que aquel niño llorara ni un minuto más. Habían pasado tres meses y medio desde entonces, y mientras mamá se iba acostumbrando poco a poco a Sean, le cambiaba el pañal y lo sacaba a pasear en su día libre, su cuna seguía en mi habitación. Últimamente me dormía de pie y había empezado a comprarle a Shane un par de gramos cada día de paga, porque necesitaba un estimulante para poder funcionar. Hoy no era ni mucho menos la primera vez que probaba los estimulantes, pero sí la primera que sentía que el corazón se me iba a salir del pecho. El subidón era jodidamente malo, y estaba furioso con Shane por venderme una mierda, porque fuera lo que fuera lo que me había metido en la nariz, no era cocaína. La cabeza me daba vueltas, el cuerpo me ardía y lo único que quería era follar. Las ganas de correrme eran casi insoportables, lo que me dejaba con una erección furiosa, lo que era un problema porque la chica que había asumido el papel de mi chaperona personal era la única chica que no podía tener. Y yo quería tenerla. Quería tenerla tanto que era doloroso. Mientras la niebla en mi mente se despejaba, la presión en mi polla sólo

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BOYS OF TOMMEN #3 parecía aumentar. ―Lo tengo ―declaró Molloy, y volvió a subirse a la cama con su diminuto tanga rosa que no ayudaba en nada a la causa. ―Toma― dijo, poniéndome el teléfono en el estómago. ―Gracias. ―No hay problema―Me dio una palmadita en el hombro, en señal de solidaridad, sin duda, y se acercó para arrodillarse a mi lado. ―Te cubro las espaldas. Teniendo en cuenta que hacía semanas que no miraba en mi dirección, debería estar encantado de oír esas palabras salir de su boca. Pero en mi estado actual, era difícil concentrarme en otra cosa que no fuera la gloriosa imagen de su cuerpo escasamente vestido. Si no fuera por el hecho de que estaba seriamente preocupado por mi polla, me habría deleitado en este momento. «Deja de mirar, imbécil… Mirar lo empeora» Sacudiendo la cabeza, desbloqueé el teléfono y escribí rápidamente un mensaje. Lynchy: ¿Qué me diste? Holland: ??? Lynchy: ¿Qué carajo me hiciste? Holland: Nada, imbécil, ¿qué te pasa? Lynchy: ¡No consigo que mi polla baje de una puta vez! Holland: Oh, mierda. Bolsa equivocada, chico. Error mío. Lynchy: ¿Tu culpa? ¿Qué mierda significa? ¿Qué me llevé? Holland: Volar con un toque de emoción. No era para ti. Tengo un tipo de unos 50 años que viene semanalmente por ella.

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BOYS OF TOMMEN #3 Lynchy: ¿Qué. Mierda. Significa. Eso? Holland: Sildenafil. Lynchy: Que es... Holland: Una versión barata de Viagra. Triturada y mezclada con polvo blanco, te volará la cabeza. Literalmente. Lynchy: Por Dios, imbécil. ¡Tengo un partido dentro de un rato! Holland: Relájate, estarás genial en un par de horas. Súbete a la ola y disfrútalo, chico. Holland: Es posible que quieras saltarte ese partido, sin embargo. Holland: Búscate un buen coño húmedo para enterrar la polla.

―Oh mierda ―exclamé, cerrando los ojos con fuerza, mientras mi frenético cerebro intentaba asimilar qué demonios me estaba pasando. ―¿Qué?― Preguntó Molloy, con los ojos muy abiertos. ―¿Qué pasa? Incapaz de dar una respuesta, arrojé el teléfono sobre su regazo y me tapé la cara con un brazo. ―¿Mezclaste

medicación

para

la

disfunción

eréctil

con

cocaína?―chilló―¡Estás loco! ―No lo sabía, carajo, ¿entiendes? ―No me extraña que tu polla esté intentando levitar fuera de la cama. Se ha puesto en modo preparado para follar, Joe ―Sacudiendo la cabeza, releyó los mensajes de mi teléfono antes de tirarlo al colchón. ―Bueno, puedo decirte una cosa ahora mismo, y es que esta zona de aquí...―hizo una pausa para señalar su coño, antes de añadir rápidamente, ―¡está fuera de los límites de esa torre inclinada de pene! ―¿Acaso te pedí que me excitaras?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No, pero veo claramente que quieres que lo haga ―argumentó, señalando la cabeza de mi polla. ―No me extraña que te duela llevar esa cosa por ahí. Me duele sólo pensar en... ―Molloy. ―Bien, bien ―Hizo una mueca y levantó las manos. ―No ayuda. Entendido. ―Puedo...―Exhalando un suspiro de dolor, y sintiéndome totalmente jodidamente degradado por lo que estaba a punto de preguntar, forcé las palabras ―Usar tu ducha― a salir de mi boca. Arrugó las cejas. ―¿Mi ducha? Le dirigí una mirada significativa. ―Oh ―Respondió con los ojos muy abiertos. ―Mi ducha. Sí, claro. No hay problema―. Asintió con la cabeza, se bajó rápidamente de la cama y me quitó los calzoncillos y los pantalones del colegio de las piernas. ―¿Puedes ponerte de pie? ―Sí ―respondí. ―¿Puedes no arrodillarte así delante de mí? Por favor. ―Oh, mierda, lo siento ―Apartándose de mí, Molloy corrió hacia su tocador, intentando darme intimidad, mientras se volvía para mirarme cada tres segundos. ―Lo siento por esto ―murmuré, poniéndome de pie. ―Meh ―Se encogió de hombros, mientras rebuscaba entre una pila de estuches de CD en su tocador. ―Ha sido un San Valentín interesante. ―Sí, seguro ―De pie, desnudo en su dormitorio, cojeé hacia su puerta, con cada centímetro de mí a la vista. ―Molloy. ―¿Sí? ―La puerta ―Apoyando mi cabeza contra la madera, reprimí el impulso de rugir, y dije ―Tienes la llave.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Ah, mierda ―Me rodeó, se metió la mano en el sujetador y sacó una llave. ―¿Quieres jabón?―, preguntó, con el culo demasiado cerca. ―O una revista... ―Abre la puerta. ―Lo tengo.

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BOYS OF TOMMEN #3 HACIENDO UNA TREGUA

14 de febrero del 2002

Cincuenta y ocho minutos. Ese fue el tiempo que el motor de la ducha zumbó por encima de mí. Eso es lo que tardó Joey en domar a la bestia. Pasaron otros diez minutos hasta que por fin salió del baño. Vestido de nuevo con el uniforme del colegio, con el pelo rubio alborotado y las mejillas notablemente sonrojadas, entró en la cocina con la toalla en la mano. ―Gracias. ―¿Mejor? ―pregunté, incapaz de reprimir la carcajada que se me escapó, mientras daba la vuelta a una tostada francesa en la sartén. ―¿Te sientes aliviado? ―Qué graciosa―, gruñó Joey, pero la sonrisa reticente de su cara me aseguró que no estaba molesto. ―¿Se bajó? ―Al final ―admitió, con una sonrisa lobuna. ―Pensé que iba a tener que ir a urgencias durante un rato. ―Imagínate ―resoplé, apagando la vitrocerámica y emplatando las

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BOYS OF TOMMEN #3 torrijas. ―Habríamos tenido que enganchar un remolque al taxi para llevar a ese semental entre tus piernas. ―Nunca me dejarás olvidarlo, ¿verdad? ―No, probablemente no ―acepté, todavía riendo. ―Toma ―Le entregué un plato lleno de mis delicias caseras. ―Necesitas reponer tu fuerza vital ―Cocinaste tú sola ―Levantó las cejas sorprendido. ―Estoy impresionado. ―Tengo un compañero de economía doméstica bastante decente que me enseñó un par de cosas ―respondí, acercándome a la mesa con mi propio plato―Es un imbécil, pero sabe moverse en la cocina. ―Así que este compañero de economía doméstica ―dijo Joey, siguiéndome hasta la mesa. ―¿Es tu amigo? El corazón me dio un vuelco en el pecho. ―Lo era. ―¿Era? Asentí con la cabeza, me senté en la silla y comí una tostada. ―Era mi mejor amigo. ―¿Qué cambió? ―Nos peleamos. ―¿Ah, ¿sí? ―Ajá. Me rompió el corazón. El dolor brilló en los ojos de Joey. ―Molloy. ―Es broma. El alivio inundó sus facciones cuando se tragó mi mentira. ―Bueno, he oído que este compañero tuyo se siente como una mierda por la pelea que tuvieron los dos. ―¿Lo siente ahora? ―Sí ―Joey asintió. ―Echa de menos a su amiga.

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BOYS OF TOMMEN #3 Mi corazón dio un vuelco. ―Debería echarla de menos. Ella es asombrosa. Sonrió risueño. ―Él la quiere de vuelta. ―Ella nunca se fue ―Tragué hondo. ―Ella sólo necesitaba un tiempo fuera. ―Bien ―El asintió. ―Porque si ella se fuera, a él no le gustaría. ―¿No le gustaría? ―No ―Sus ojos verdes se clavaron en los míos desde el otro lado de la mesa. ―No lo haría. Exhalando un suspiro tembloroso, me acerqué a la mesa y le tendí la mano con la palma hacia arriba. ―Lindo gesto. Se quedó mirándome la mano durante un buen rato antes de colocarla lentamente sobre la mía. ―Lindo todo.

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BOYS OF TOMMEN #3

CUARTO AÑO

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BOYS OF TOMMEN #3 REUNIÓN CON EL IMBÉCIL

21 de septiembre del 2002

No

quería estar aquí esta noche, y mucho menos exhibida como una

muñeca de porcelana embellecida, pero eso es exactamente lo que me encontré haciendo el sábado por la noche, sentada frente a la familia Rice en Spizzico's, uno de los restaurantes más pretenciosos de Ballylaggin. ―Aguanta una hora más ―me dijo Paul, dándome la mano por debajo de la mesa, mientras el padre de Paul, el comisario de la policía Jerry Rice, hablaba de su próximo torneo de golf en Kerry. ―Te prometo que podemos hacer algo que elijas después de esto, ¿sí? Esbocé una sonrisa en beneficio de su madre, cuando yo estaba gritando por dentro. Lo había intentado. De verdad. Cuando decidimos volver a intentarlo, me prometí a mí misma que dejaría de lado cualquier idea del aprendiz de mi padre y me concentraría en hacer que funcionara con el chico que realmente quería estar conmigo. Y para ser justos, eso es exactamente lo que había hecho durante meses.

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BOYS OF TOMMEN #3 Me mantuve amistosa y jovial con Joey en clase, pero me mantuve alejada fuera de la escuela. Durante meses, me había volcado en nuestra relación, dedicándole a Paul el ciento cincuenta por ciento de mi tiempo, atención y esfuerzo, pero seguía sintiéndome vacía. Porque no parecía importar cuánto lo evitara, me distrajera o lo negara, mis pensamientos siempre volvían al lugar al que no debían. «A la persona a la que no debían» ―Por favor, sácame de aquí ―siseé entre dientes apretados, aun sonriendo como un bicho raro a mi novio. ―Porque si tengo que escuchar a tu padre hablar de su impresionante récord o de su pretencioso partido de golf un segundo más, voy a gritar. ―Es un torneo ―me corrigió, devolviéndome la sonrisa falsa. ―No un partido, nena. ―Me da igual ―respondí, aun sonriendo. ―Por favor. ―Déjalo ya ―me dijo Paul. ―Vas a comer gratis en un restaurante que tu familia nunca podría permitirse, y todo lo que tienes que hacer a cambio es sonreír y asentir. Me quedé con la boca abierta. ―No me acabas de decir eso. ―¿Cómo dices? ―preguntó la señora Rice, dejando el tenedor. ―Aoife, querida, ¿has dicho algo? ―Sí ―respondí. ―Dije que estoy... ―Cansada ―me cortó Paul, acercándose para acariciarme la mano como un niño pequeño. ―Acaba de decir que está un poco cansada. Aoife empezó a trabajar en el Dinniman durante el verano―, continuó a modo de explicación―Le está costando adaptarse al trabajo y al colegio. ―¿Qué? «No es cierto»

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿El Dinniman? Paul asintió. ―Es un restaurante al otro lado de la ciudad. ―Es un pub que sirve comida ―corregí, ignorando la mirada de advertencia de Paul. ―Trabajo de camarera allí algunas tardes después de clase y los fines de semana. ―Bien por ti ―La señora Rice sonrió cálidamente. ―Estará bien tener un poco de dinero extra para ti. Le devolví la sonrisa. ―Sí, hasta ahora me gusta, y la mayoría de los de allí son de mi zona, así que es estupendo. ―Siempre le digo a Paul que debería buscarse un trabajito los sábados ahora que está en cuarto curso ―me dijo la señora Rice. ―Creo que es importante que un joven aprenda el valor del dinero. ―Y yo creo que es importante que se concentre en sus estudios―intervino el Sr. Rice. ―Tiene todo el dinero que necesita de nosotros, Rita. El título de abogado que se ha propuesto se lo ganará esforzándose en los estudios, y no sirviendo mesas en El Dinniman. Por supuesto, no quiero ofenderte, Aoife. Ofensa tomada. ―Está bien ―Me acomodé el pelo detrás de las orejas. ―Cuarto año no es un año de mucha carga lectiva ―me oí añadir. ―La mayoría de la gente de nuestro año ya tiene trabajo. ―Quizá, pero seguro que no en pubs. Me encogí de hombros. ―En muchos sitios diferentes. El señor Rice frunció el ceño. ―¿Y no te plantearías buscar trabajo en otro sitio? ―¿Dónde sugeriría? ―dije, nerviosa por su interrogatorio. ―Algún sitio más apropiado para una chica de tu edad ―me dijo con un gesto de la mano.―Quizá un trabajito de niñera los sábados.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Me gusta en El Dinniman ―respondí, sintiendo que me ardían las mejillas por el esfuerzo que me estaba costando contenerme. ―Gano más dinero allí de lo que pagaría cualquier trabajo de niñera. ―¿No pensé que un trabajo de camarera pagaría tan bien? «Demuestra lo que sabes, grandísimo canalla...» ―Mírala, papá ―intervino Paul con una risita. ―Ella es un activo para el lugar. ―Gracias, Paul ―Sonreí, sintiendo que se me revolvía el estómago por el cumplido. ―Te lo agradezco. ―No hay problema, nena ―contestó, pasando un brazo por encima del respaldo de mi silla. ―Además, una mirada a ella con esa camisita blanca y esa falda corta negra, y los dueños tienen garantizado llenar el bar―continuó Paul, chasqueando los dedos para dar énfasis. ―Claro que van a pagar bien por quedársela. «Retiro lo dicho, Paul, grandísimo imbécil» Silenciosamente hirviente, miré de reojo su apuesto perfil lateral. Tragándome mi malestar, sonreí y asentí con la cabeza cuando la conversación cambió a planes de futuro. Mi futuro era muy distinto al de Paul. No habría ninguna Universidad de Limerick para licenciarme en Derecho en el mapa para mí, eso estaba claro. Lo más probable era que después de la secundaria me dirigiera a una universidad local de educación y formación continua, donde me formaría en peluquería o estética. Al menos, la peluquería era la única carrera que despertaba mi interés en aquel momento. ―Tengo que decir que mis dos hijos tienen un gusto exquisito en cuanto a la compañía que se hacen ―declaró entonces el señor Rice, levantando su vaso de whisky y señalándome primero a mí y luego a la nueva novia de su hijo

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BOYS OF TOMMEN #3 mayor, Billy, Zara. ―Sí ―Levanté mi vaso de agua y resistí las ganas de vomitar. Mientras tanto, Zara le sonrió dulcemente. ―Gracias, Sr. Rice. «Pobre tonta inocente, pensé, dale tiempo. Ya aprenderás» Era sólo la última de una larga lista de mujeres hermosas que Billy había traído a casa para presumir. El hermano mayor de Paul tenía diecinueve años y yo había contado no menos de siete novias diferentes que lo acompañaban a estas comidas familiares desde que habíamos empezado a salir allá por el primer año. ―Rápido ―susurré al oído de Paul. ―Llama a mi teléfono y yo me encargo a partir de ahí. No puedo aguantarle ni un minuto más. ―¿Qué?, no―Se resistió. ―Sólo espera. ―Paul. ―Aoife. Haciendo un gesto de mirar mi reloj, rápidamente fingí un jadeo. ―Oh Dios mío, ¿ya es la hora? «Qué mal. Qué mal. Qué mal» ―Paul― Me giré para mirar a mi novio, con los ojos muy abiertos y llenos de mentiras. ―Mi padre me quería en casa hace una hora. ―¿Estás segura? ―preguntó entrecerrando los ojos. ―Sí ―respondí, lanzándole una mirada que decía que siguieras con eso o te cortaba la polla. Volviéndome hacia su familia, les ofrecí una sonrisa de disculpa, mientras me levantaba. ―Siento mucho todo esto ―Sonriendo alegremente, añadí―Espero que podamos volver a hacerlo pronto. Sabiendo por dentro que nunca me dejaría arrastrar a otra de esas cenas de

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BOYS OF TOMMEN #3 'mi polla es más grande que la tuya'. Al infierno que no.

―Eso fue más que jodidamente grosero, Aoife ―me amonestó Paul, mientras yo me alejaba rápidamente del restaurante, y él se apresuraba a seguirme. ―¿En qué estabas pensando? ―Estaba pensando en que me engañaste para cenar, otra vez, con gente con la que no tengo nada en común, otra vez. ―No son personas, son mis padres. ―Los padres son personas, Paul. ―No te hagas la lista conmigo. Sabes que odio cuando eres sarcástica―espetó, pasándose una mano por el pelo oscuro. ―Me pusiste en ridículo. Tienes dieciséis años, no seis. ¿No crees que ya es hora de que aprendas a comportarte como corresponde a tu edad? ―¿Sabes qué? Quizá deberíamos dejarlo por hoy ―espeté, metiéndome las manos en los bolsillos del abrigo. ―Ya que mi personalidad te está molestando tanto esta noche. ―¿Qué? No, no seas estúpida ―gruñó, retrocediendo sobre sus pasos. ―No soy estúpida, Paul. ―Sabes lo que quiero decir―Pasándome un brazo por encima del hombro, me dijo ―Vamos, cariño, es sábado por la noche. No quiero pasarlo solo. ¿Y qué pasa con lo que yo quiero? ―¿Adónde quieres ir? ―me preguntó, acercándome a su lado. ―Estoy pensando en ir a casa. ―No, eso es aburrido ―respondió. ―¿No sabía que te había invitado?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Tu casa no tiene internet, ni pantalla plana, ni nada decente que ver―añadió, con un gesto despectivo. ―Y no te ofendas, pero es un poco apretado cuando tu familia está toda en el salón con nosotros. ―Guau ―Sacudí la cabeza. ―No todos podemos tener a policías por padres. ―Amy Murphy da una fiesta en su casa esta noche ―me dijo. ―Le dije que los dos nos pasaríamos un rato. ―¿Amy? ―Me quedé mirándolo. ―Está en sexto año. ―Sí, ¿y? ―Entonces, ¿por qué le dijiste que yo iría? ―Levanté la vista hacia él―Apenas conozco a la chica, Paul, y nunca acepté ir. ―Porque estás conmigo ―respondió, como si esto respondiera de algún modo a mi pregunta. Pero no fue así. ―No estoy segura de que me guste a dónde va esto, Paul ―dije, mirándolo con recelo. ―Vamos, nena ―dijo, con una sonrisa radiante. ―Es sólo una fiesta. ―Sí. No era a eso a lo que me refería.

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BOYS OF TOMMEN #3 LOS DEMONIOS EN TU CABEZA

11 de abril del 2003

―¿Dónde carajo has estado? Era una pregunta que esperaba que me hiciera Tony cuando entré en el trabajo con veinte minutos de retraso, tras haberme retrasado después del entrenamiento para hablar con los seleccionadores. Sin embargo, no era una pregunta que esperara que me hiciera mi padre. Y mucho menos aquí. ―¿Qué está pasando? ―Mi mirada se desvió hacia Tony, que estaba apoyado en el cajón de las herramientas, con una taza de té en la mano y una mirada compasiva en el rostro. Al instante, mi espalda se levantó. Sólo había una razón para que mi padre viniera aquí. ―¿Está

muerta?

sorprendentemente,

―Fue

conseguí

el

primer

preguntarlo

pensamiento sin

que

tuve

y,

en

el

desplomarme

suelo―¿Mamá está...? ―Tu madre está estupenda ―gruñó papá. ―Es el abuelo de tu madre. Está a punto de morir.

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BOYS OF TOMMEN #3 Inspiré agitadamente. ―¿El abuelo Murphy? ―¿Cuántos bisabuelos tienes, muchacho? Sólo uno. No es que lo hubiera visto mucho desde hacía tiempo. Maldición. Me invadió la culpa. Había estado tan ocupado con la vida que prácticamente había dejado de ver a mis bisabuelos en los últimos años. Claro que seguía viendo a Nanny con regularidad cuando se ocupaba de los más pequeños, pero mentiría si dijera que había pasado una buena parte de mi tiempo libre con alguno de ellos desde el primer año. Desde que Darren se fue. Yo sólo... los puse en un segundo plano, pensando que siempre estarían allí. «Eres un idiota, Joey» ―¿Qué le pasa? ―El pánico me roía las tripas. ―¿Dónde está Nanny? ¿Ella está bien? ―Te lo acabo de decir, chico. ¿Ahora eres sordo y estúpido? Se está muriendo, joder―espetó papá. ―El hombre tiene casi noventa años. No puede sorprenderte tanto ―continuó. ―Tu madre estaba intentando llamarte para contártelo. Si quieres verlo, deberías ir ahora, antes de que estire la pata. Atónito, me quedé allí, sin pestañear, mientras intentaba digerir las palabras que salían de su boca. El hombre que asumió el papel de criar a mi madre y a mi tía cuando su propia hija murió, sólo para tener que asumir después el papel de proteger a los hijos de mi madre de la furiosa tormenta que era nuestro padre. Fue el primer hombre cuyo contacto no temí. Fue el hombre que me enseñó a montar en bicicleta.

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BOYS OF TOMMEN #3 Fue el hombre que me llevó al cine por primera vez. Era el hombre que nunca debía ir a ninguna parte porque necesitábamos que se quedara aquí y no se fuera, joder. ―¿Dónde está? ―le pregunté con voz queda, sintiendo que el corazón me latía tan fuerte en el pecho que creía que me iba a estallar. ―¿Está en su casa? ―Está en el hospital ―contestó papá. ―Y te llevaré ahora si me das un billete de diez hasta que me paguen en Correos. Me quedé mirándolo sin comprender. ―¿Mi abuelo se está muriendo y quieres que te dé dinero para que me lleves a verlo? ―Sacudí la cabeza con disgusto. ―Prefiero cortarme las venas que alimentar tu adicción a la bebida, viejo. ―No, porque estás demasiado ocupado alimentando tu propio vicio, ¿no, muchacho? ―Papá se burló. ―La manzana no cae lejos del árbol. Harías bien en recordarlo ―Pasó junto a mí, abrió de un tirón la puerta del coche y siseó―¡Guárdate tu puto dinero y, de paso, busca el camino al hospital! ―¿Estás bien, Joey, muchacho? ―me preguntó Tony cuando mi padre se marchó. ―¿Quieres que te lleve al hospital? ―Yo, eh...―Sacudiendo la cabeza, me pasé una mano por el pelo y exhalé un suspiro entrecortado. ―No, tengo que ir a trabajar ―Miré a mi alrededor sin rumbo. ―Se supone que tengo que trabajar y ya llego tarde... ―Nada de eso importa ahora ―dijo Tony, dirigiéndome hacia su furgoneta aparcada. ―Sube y te llevaré a ver a tu abuelo. ―Ah, está bien, Tony, gracias ―murmuré, sintiéndome sacudida hasta la médula, mientras subía al asiento del pasajero de su tránsito blanco. ―Gracias. ―Cuando quieras, hijo ―Me dio un apretón en el hombro. ―Cuando quieras.

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BOYS OF TOMMEN #3 El abuelo había contraído una neumonía, me explicó Nanny Murphy, cuando la encontré en el pasillo del hospital un rato después. Al parecer, llevaba enfermo unas semanas y nunca nos lo habían dicho. En lugar de eso, siguió ayudándome con los niños, a pesar de que la salud de su marido había empeorado tanto que ella misma tuvo que pasar por el quirófano. Mi madre no estaba presente en el hospital debido a una ruptura en la familia unos años atrás, causada por mi padre, pero su hermana Alice sí, y Shannon también. No quería entrar en la habitación en la que mi bisabuelo se estaba muriendo. ―Entra a verlo, cariño ―me suplicó Nanny, apretando mis manos entre las suyas. ―Ha estado preguntando por su pequeño Joe. Un temblor me recorrió. ―No creo que pueda hacerlo, Nan. ―Puedes ―prometió, alzando su pequeña mano para acariciarme la mejilla. ―Te lo prometo. Carajo... Respirando hondo, me obligué a abrir la puerta de la habitación del hospital y a entrar. No se parecía en nada al hombre formidable de mi infancia mientras yacía en la cama, con tubos y cables a su alrededor. Parecía tan pequeño y frágil. ―Joey ―dijo la tía Alice con una sonrisa cansada, mientras se levantaba lentamente y me ofrecía la silla junto a su cama. ―Te daré un minuto a solas con el abuelo. No tienes que irte, quise gritar, pero en lugar de eso asentí y dije―Gracias. ―¿Cómo estás, abuelo? ―Me oí decir en un tono tembloroso, cuando finalmente me armé de valor y me acerqué a él. ―Escuché que no te sientes muy bien. ―Joseph ―resolló, levantando la mano con cautela. ―Te llamas Joseph.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Sí, abuelo ―susurré, sentándome en el borde de su cama―Soy yo―Levanté su frágil mano y la apreté suavemente. ―Soy Joey. ―Tu cumpleaños es en Navidad ―susurró, con la respiración agitada―Un día sagrado. ―Sí ―acepté. ―Ese soy yo―Guiñándole un ojo, le dije ―Tienes al nieto correcto. ―Mi nieto favorito ―resolló, y luego me dedicó una pequeña sonrisa―Mi Joseph. ―Hey, no dejes que los demás te oigan decir eso ―le dije con una sonrisa, mientras las lágrimas me quemaban el fondo de los ojos. ―Tadhg se molestaría mucho. Se le escapó una tos trabajosa y mi sentimiento de culpa rugió dentro de mí. ―Escucha, siento no haber estado por aquí, abuelo ―«Jesús, fui un pedazo de mierda» ―Debería haber venido a verte más a menudo. ―Tonterías ―graznó el anciano. ―Mi Joseph. Tú no eres Noel, Christian, Christopher, Klaus ―siguió divagando, con la respiración entrecortada. ―Ni Casper, ni Gabriel, ni ninguno de los nombres navideños que tenían en mente. ―¿Casper? ¿Klaus? ―Me limpié los ojos con el dorso de la mano―Gracias a Dios. ―Porque eres Joseph ―insistió con voz ronca, cubriendo nuestras manos unidas con la otra. ―Eres mi José. ―¿Te encuentras bien, abuelo? ―Frunciendo el ceño, me acerqué y le toqué la frente húmeda. ―Estás divagando. ―Leal, amable, indulgente, intrépido, protector ―Me sonrió. ―José actuó... Asumió un papel.... Era el padre de los perdidos. Fruncí el ceño, confuso. ―Abuelo, soy yo. Joey.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Yo te puse Joseph ―balbuceó, tragando saliva. ―¿Lo sabías? ―No ―Negué con la cabeza. ―No lo sabía. ¿Cómo se te ocurrió? ―Tu padre quería llamarte Theodor como él ―masculló, con la respiración entrecortada. ―Dijo que ibas a ser como él...―hizo una pausa para toser con dificultad. ―Pero tú no eras Teddy. Eras Joseph―. Volvió a toser―Así que lo soborné con diez libras para la taberna y te llamé como yo quería que te llamaras ―Me sonrió. ―Mi Joseph. Mi valiente, valiente muchacho. Una carga terrible. Una cruz maldita que llevar. Pero siempre resurgiendo de las cenizas. Siempre levantándose. Siempre el... protector. ―Sí ―Aterrado, miré alrededor de la habitación vacía, sintiéndome perdido. ―Abuelo, voy a buscar a la enfermera, ¿sí? ―No cedas ante ellos ―me dijo con voz rasposa, aferrándose a mi mano con una fuerza de la que me sorprendió que fuera capaz. ―Prométeme que... nunca... te rendirás ante ellos. ―¿Ceder ante quién, abuelo? ―balbuceé. Jadeando, me miró a los ojos, ojos verdes sobre ojos verdes, y susurró. ―A los demonios que tu padre te metió en la cabeza.

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BOYS OF TOMMEN #3 NOS VEMOS, MOLLOY

14 de abril del 2003

El abuelo de Joey murió un viernes, y el lunes siguiente, me senté con mi padre, en uno de los bancos del fondo de la iglesia de San Patricio, mientras él y su familia se preparaban para darle sepultura. Papá fue a mostrar su apoyo a su aprendiz, al que tenía tanto cariño. Yo fui exactamente por la misma razón. Guardando las distancias, vimos cómo Joey metía a sus hermanos y hermana en un banco detrás de la que yo sabía que era su bisabuela. Su madre y su padre no vinieron, así que los niños Lynch se sentaron solos. En la segunda fila, Joey se sentó en el borde del banco, con un bebé en el regazo y su hermana sollozando a su lado. Los dos niños más pequeños se sentaron junto a Shannon y se pasaron todo el oficio dándose codazos y golpes en las costillas, y sólo dejaron de hacerlo cuando su hermano mayor se inclinó hacia ellos y se mostró autoritario. Después, junto a la tumba, vi cómo cuidaba de sus cuatro hermanos pequeños con una destreza que a un hombre adulto le costaría dominar. Fue tan impresionante, tan desgarrador y tan increíblemente ardiente, todo en un solo

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BOYS OF TOMMEN #3 aliento. Esperé detrás de mi padre en la cola para presentar mis respetos a la familia, estrechando obedientemente la mano de cada uno de ellos y murmurando la vieja frase fúnebre de ‘Lamento tu dolor’, arraigada en todos los irlandeses que han pisado la tierra. ―¡Aoife! ―chilló Ollie cuando llegué hasta él en la cola. ―Gracias por venir. ―De nada ―respondí, ofreciéndole una cálida sonrisa y un apretón de manos. ―Siento mucho lo de tu abuelo, Ollie. ―Yo también ―asintió con un leve movimiento de cabeza. ―Es muy triste, ¿eh? Al pobre abuelo le dio mue-no-monia. ―Neumonía ―corrigió Tadhg, dando un codazo a su hermano pequeño antes de estrechar de mala gana mi mano extendida. ―¿Cuándo vas a aprender a hablar, imbécil? ―Deja de decir palabrotas, Tadhg ―susurró Shannon, mientras balanceaba a Sean sobre su cadera y me cogía la mano con cautela. ―Gracias por venir. ―Siento tu pérdida ―le dije, apretando suavemente su pequeña mano―Tú también, amiguito ―añadí, incapaz de resistir el impulso de despeinar los rizos del bebé rubio, antes de pasar al siguiente hermano, que casualmente era por el que había venido. ―Siento mucho tu dolor, muchacho ―dijo mi padre, dándole una palmada en el hombro a Joey antes de pasar al siguiente doliente. ―Gracias, Tony ―dijo Joey, y luego clavó sus sorprendidos ojos verdes en mí. ―Molloy. ―Joey. ―Has venido.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―He venido. Me miró fijamente durante un largo rato antes de exhalar un suspiro entrecortado y murmurar la palabra ―Gracias. ―Por supuesto ―Deslicé mi mano sobre la suya, la apreté y me incliné de puntillas para darle un beso en la mejilla. ―Lo siento mucho, Joe. Asintió con la cabeza, me devolvió el apretón y se apartó, con la mirada fija en mi padre, comprobando si nos estaba mirando. ―Bueno, adiós ―susurré, avanzando por la cola, cuando lo único que quería era quedarme allí delante de él. ―Nos vemos, Molloy ―respondió, con un pequeño guiño que era sólo para mí. ―Sí ―Mi corazón martilleó en respuesta, y rápidamente giré sobre mis talones, y caminé directamente de regreso, sin detenerme hasta que tuve mis brazos alrededor de su cintura, y mi cara enterrada en su cuello. ―Nos veremos. Joey permaneció rígido durante un largo momento antes de que sus brazos rodearan mi cuerpo y me estrechara contra él. Agarrando la parte trasera de su camisa, solté un suspiro tembloroso y besé su mejilla una vez más antes de obligarme a salir.

―Te lo digo, Trish, el padre de ese chico está podrido ―oí decir a mi padre cuando entré en la cocina aquella noche. ―Un borracho bueno para nada. Tendrías que haber visto cómo le contó al pobre chico lo de la muerte de su abuelo la semana pasada. No tenía corazón, cariño. Ese hombre no tiene corazón― continuó, sin fijarse en mí -ni en mis agudos oídos- mientras yo revoloteaba delante de la nevera, fingiendo que me ocupaba de reorganizar una bandeja de huevos. ―Tendrías que haber visto la expresión de sus ojos.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Pobre Joey ―dijo mamá con un suspiro triste. Los latidos de mi corazón se aceleraron al oír su nombre. ―Pobre muchacho, tienes razón ―coincidió papá. ―Y luego intentó sobornar al chico para que le diera dinero para irse al bar. ―¿Estás bromeando? ―No, amor. De verdad, le pidió dinero al chico. ―Jesús, eso es horrible, Tony. ―Dime que estás de broma ―exigí y luego ahogué rápidamente un gemido al darme cuenta de que me había descubierto. Oh, mierda. ―¿Qué estás haciendo ahí, jovencita? ―preguntó mamá. ―Son más de las once. ¿No tienes colegio por la mañana? ―Sólo estoy aquí porque vengo del trabajo―, expliqué, señalando mi uniforme. ―¿No se me permite comer algo antes de irme a la cama? ―Hay una olla de estofado en el fuego―, dijo mamá, mientras seguía planchando- sí, la mujer nunca paraba-la esquina de una de las camisas de Kev. ―¿Cómo estás, mi pequeña criatura? ―Papá me sonrió cálidamente desde su lugar en la mesa. ―¿Estuvo ajetreado el pub esta noche? ―Estaba lleno para ser lunes por la noche ―respondí, quitándome los tacones y desabrochándome la camisa blanca de la cintura de la minifalda negra―Mamá, necesito unas medias negras nuevas―, añadí, señalando el agujero de las que llevaba puestas, mientras cogía un cuenco del escurridor y lo llenaba hasta la mitad con el guiso de mi madre. ―Me enganché la pierna en la esquina de una mesa que estaba sirviendo y un viejo me preguntó si las mallas tenían algún hueco o era una escalera al cielo. Papá entrecerró los ojos. ―Espero que le dieras un buen tirón de orejas. ―No tuve que hacerlo ―respondí entre bocados de estofado. ―Su mujer

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BOYS OF TOMMEN #3 lo hizo por mí. ―El descaro de algunos de esos viejos ―suspiró mamá. ―Hay un par de repuesto en mi armario. Te los sacaré más tarde, cariño. ―Gracias, mamá

―Volviendo a centrarme en

mi padre, le

pregunté―¿Conoces al padre de Joey? ―¿Conocerlo? ―Papá negó con la cabeza. ―Fui al colegio con él. Mis ojos se abrieron de par en par, con curiosidad, mientras sorbía rápidamente lo que quedaba en mi tazón. ―Nunca lo hubiera imaginado ―Ah, estaba en el mismo curso que tu madre y yo ―explicó papá asintiendo con la cabeza. ―No estábamos en el mismo círculo de amigos, pero lo conocíamos bastante bien ―Frunciendo el ceño, añadió ―Estoy seguro de que jugaba al hurling con tu director, cómo se llama... ―Eddie Nyhan ―dijo mamá. ―Ese mismo ―asintió papá con otra inclinación de cabeza. ―Jugaron juntos en el pasado. ―Parece que sabes mucho de él ―le dije, tratando de sonar lo más despreocupada posible, cuando estaba alimentando desesperadamente mi adicción a Joey Lynch con todos los detalles jugosos. ―¿Conoces a su mamá, también? ―¿Marie Murphy? Asentí con la cabeza. ―Ahora es Marie Lynch, pero sí. ―Era años más joven que nosotros ―explicó mamá y luego se volvió hacia papá. ―¿Te acuerdas, Tony? ¿No fue horrible cuando dejó embarazada a esa pobre chica cuando estábamos en sexto año? ―¿Que si qué? ―refunfuñó papá, frotándose la mandíbula. ―Ella no era más que una niña por aquel entonces ―Me dirigió una mirada y dijo―Tenía un

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BOYS OF TOMMEN #3 par de años menos que tú cuando tuvo un bebé en la cadera, Aoife. ―¿En serio? ―Sólo estaba en segundo año en aquel momento ―intervino mamá―¿Recuerdas el escándalo, Tony? Fue una locura. ―¿Que si qué, Trish? ―contestó papá sombríamente. ―Fue un asunto terrible. ―¿Por qué?― pregunté. ―¿Qué edad tenía Teddy? ―Demasiado mayor para estar mirando a una chica de catorce años, eso es seguro ―murmuró mamá, refunfuñando. ―No sé por qué casaron a la pobre chica con él, pero deberían haberlo metido entre rejas por dejar embarazada a una niña. Me quedé con la boca abierta. ―¿La mamá de Joey sólo tenía catorce años cuando se quedó embarazada de él? ―No, no, no ―corrigió papá. ―No de Joey. Del mayor. ¿Cómo se llama? ―¿Derek? ―Mamá se ofreció. ―¿Daniel? ―Darren― declaró papá, dándose una palmada en la rodilla. ―Ese es, Darren. Joey vino después. Darren. El hermano que estaba muerto para Joey. Interesante. ―¿A dónde fue?― Pregunté. ―Al Reino Unido, por lo que escuché ―respondió papá. ―Se fue en cuanto cumplió la mayoría de edad. ―Bueno, estoy segura de que, si tuviera que vivir con Teddy Lynch, yo también me largaría ―intervino mamá. ―Es un hombre horrible. Su padre y su hermano eran iguales. Podridos hasta la médula, todos esos Lynch. ―Joey no está podrido ―me oí decir antes de poder contenerme. ―Es

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BOYS OF TOMMEN #3 todo lo contrario a podrido ―aclaré, ignorando el ardor de mis mejillas. ―De hecho, es muy sano. ―Exacto ―coincidió papá, volviéndose para mirar a mi madre. ―Sé que el muchacho es un poco impulsivo, pero tiene el mundo de potencial dentro de él si su padre sólo se interesara en guiarlo por el camino correcto. ―Claro, ¿no lo estás haciendo ya al contratarlo en el taller, Tony?―respondió mamá. ―Eres muy bueno con él. ―He estado en algunos de sus partidos de hurling también, ya sabes, Trish, y nunca he visto nada como él. Ponle una hurley en la mano y una pelota delante, y es algo especial de ver. ―Es verdad ―me oí asentir. ―Juega en el mismo equipo que Paul. Él es fenomenal. ―Su padre era igual a esa edad―mamá añadió ―Recuerdas a Teddy Lynch en los tiempos del colegio. Era un lanzador talentoso. ―Teddy fue bueno en su día, pero en su mejor día, no podría mantener viva la llama de su hijo ―respondió papá. ―Si fuera mi hijo, estaría animándolo desde las gradas. No dejaría que se descarriara, eso seguro. ―¿No lo haces ya, amor? ―dijo mamá con una sonrisa. ―Vuelve loco a nuestro Kevin oírte siempre alabando al joven Joey. ―No pretendo hacerle ningún daño al pobre Kev ―se apresuró a decir papá. ―Es un gran muchacho, es nuestro hijo, pero no le interesan los coches ni los deportes. Lo suyo es el ordenador y los libros, Trish, lo cual me parece estupendo. Pero la mitad de las veces no tengo ni idea de lo que habla con esa palabrería. Mamá soltó una carcajada. ―¿Papá? ―Curiosa, me serví un vaso de agua del grifo y pregunté ―¿Por qué no estaban hoy los padres de Joey en el funeral?―. Volviéndome para mirar

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BOYS OF TOMMEN #3 a mis propios padres, apoyé una cadera contra el fregadero mientras hablaba―Quiero decir que era de muy mal gusto ver allí sólo a los niños y no a sus padres. ―Por lo que sé, hubo una gran pelea entre los Murphy y los Lynch. ―¿Los Murphy? ―El lado de la familia de Marie ―explicó papá con un suspiro. ―El abuelo era Murphy, así que sólo puedo suponer que no estaban allí porque Teddy no era bienvenido a asistir, y su esposa no iría sin él. ―Es triste, de verdad, cuando las familias se pelean así ―dijo mamá―Son los niños los que me dan pena. ―Sí― susurré, con la mente dirigiéndose directamente a Joey. ―A mí también.

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BOYS OF TOMMEN #3

QUINTO AÑO

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BOYS OF TOMMEN #3 NUEVO AÑO ESCOLAR Y EL MISMO VIEJO YO

01 de septiembre del 2003

Boca abajo en un colchón que olía a pis y a lágrimas recién derramadas, permanecí completamente rígido mientras la conciencia me reclamaba de la dulce escapada que producía dormir. Con el cerebro nublado y poco cooperativo, me obligué a recordar los acontecimientos de la noche anterior, intentando relacionar mi entorno actual con la realidad, pero no lo conseguí. ―Papá ―me dijo una voz familiar, y de repente supe dónde estaba. Como si pudiera estar en otro sitio, una mano pequeña y pegajosa se posó en mi mejilla. ―Papá. Reprimiendo el impulso de estremecerme y gritar, desenrollé lentamente los músculos, me giré sobre la espalda y entreabrí un párpado hinchado justo cuando mi hermanito se subía encima de mí. Unos grandes ojos marrones me miraban fijamente. ―Papá. ―Por Dios ―gemí, haciendo una mueca de resignación cuando su

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BOYS OF TOMMEN #3 pantalón de pijama empapado aterrizó sobre mi estómago desnudo. ―¿Otra vez te measte en el pañal, Seany-boo? Asintiendo firmemente, Sean se inclinó hacia mí y me apretó la mejilla con su manita regordeta. ―Papá, ay, ay―. Unos solitarios ojos marrones estudiaron mi cara. ―Ay, ay. ―No, Sean ―exclamó otra voz. En un tono cargado de veneno y furia, Tadhg se incorporó de su cama improvisada en el suelo de mi habitación y siseó―Por última puta vez, es Joey, no papá. ¡Joey! Tu verdadero papá le dio una paliza a tu falso papá anoche. ―Tadhg, déjalo en paz. Es pequeño, y a mí me han llamado cosas peores―gruñí, entrecerrando los ojos en señal de advertencia, mientras me incorporaba con cautela y hacía un inventario de los cuerpos dormidos esparcidos por mi habitación. Aparte del niño empapado de pis en mi regazo y del preadolescente bocazas en el suelo junto a mi cama, otro hermano yacía acurrucado sobre mis piernas como un cachorro dormido, mientras mi hermana se acurrucaba en un rincón, con un edredón de estampado floral sobre sus pequeños hombros. El tocador encajado frente a la puerta de mi habitación era un duro recordatorio de los acontecimientos de la noche anterior, y de repente me sentí frío hasta los huesos. No hay lugar como el hogar. Menuda mierda. ―¿Estás bien? ―Era Shannon, que parecía no haber pegado ojo anoche. Mortalmente pálida, clavó sus ojos azules en los míos y los mantuvo allí―¿Joe? ―Estoy genial, Shan ―Soltando la frase de mi vida, cuando la verdad era que no había estado bien desde el día en que nací, levanté a Sean de mi regazo

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BOYS OF TOMMEN #3 y me levanté de la cama, poniéndome un par de sudaderas mientras me movía. Hoy era lunes; el primer día de vuelta al colegio después de las vacaciones de verano. Por muy mal que nos sintiéramos, quedarnos en esta casa en vez de ir al colegio no era una opción. A la mierda. Con dolor en partes de mi cuerpo que no sabía que existían, empujé la cómoda a un lado antes de abrir la puerta. Respirando con calma, abrí la puerta de un tirón antes de que el niño que llevaba dentro me convenciera de esconderme bajo la manta con el resto de mis hermanos. Ten un par de pelotas, imbécil, me dije mentalmente, mientras salía al pasillo, dispuesto a enfrentarme a lo desconocido y a lo inevitable. El pasillo vacío no alivió ni un ápice mi inquietud, porque sabía que él seguía allí. Todavía en la casa, como una nube oscura que se cierne sobre todos nosotros, pero peor. Malditamente peor. Unos fuertes ronquidos salieron de detrás de la puerta cerrada de su dormitorio, acompañados de sollozos ahogados, y se me heló la sangre. Congelado en un punto muerto, luché contra el impulso de correr hacia ella. De atravesar la puerta y abrazarla, quería protegerla de él casi tanto como quería protegerme de ella. ―¿Y bien? ―Al mirar detrás de mí, vi cuatro caras con los ojos muy abiertos que me observaban desde la puerta de mi dormitorio. ―¿Se fue? Con un subidón de adrenalina y un calor que rozaba la lava corriendo por mis venas, rechacé la oleada de emociones que amenazaba con quebrarme, con hacerme débil como ella. ―No, sigue aquí.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Ah, ¿sí? ―Sí, está en su cama. Sus caras cayeron, al igual que mi corazón, pero de nuevo, lo empujé hacia abajo, necesitando sacarnos de esta casa más de lo que necesitaba lamentarme. ―Bien, todos, vuelvan a sus habitaciones y arréglense. Báñense y pónganse los uniformes. Preparé los almuerzos anoche; están en la nevera, así que no olviden meterlos en sus mochilas ―empecé a organizar, sabiendo que, si no lo hacía, no se haría nada en la casa. ―Nanny estará aquí para recoger a Sean y dejarlos en la escuela, y Shan, nos iremos juntos caminando. ―De acuerdo, Joe. ―Y cuando digo que se bañen, quiero decir que se laven las orejas y los dientes, chicos ―les ordené antes de entrar en el cuarto de baño para darme una ducha helada. Cerré la puerta del baño de golpe y me coloqué frente al espejo, me agarré al borde del lavabo y dejé que mis ojos evaluaran los daños. Hice una mueca al ver mi cara hinchada y me obligué a mirarla bien. Ojo morado, pómulo magullado y labio roto. No podía decidir qué era peor, si el hecho de que no pudiera ocultar los moratones o el hecho de que no pudiera evitar que él me los hiciera. Cogí la lata que tenía escondida detrás del fregadero, aparté el labio y me puse a cortar y esnifar una raya de coca, sintiendo que el control volvía a mi cuerpo cuando la cabeza volvió a funcionar y el corazón empezó a latirme con más fuerza. Me pasé una mano por la cara y exhalé un suspiro de alivio antes de quitarme la ropa y meterme en la ducha, deseando que el agua lavara mis pecados.

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BOYS OF TOMMEN #3 Que se llevara mi dolor.

―No quiero ir, Joe ―murmuró Shannon, mientras prácticamente arrastraba su culo hasta el colegio. ―Por favor, este año será igual. ―No, no lo será ―mentí entre dientes y le dije. ―Ahora estás en segundo. Será mejor. ―No creo que pueda hacerlo. ―Bueno, yo sé que puedes. ―¿En serio? ―Sí ―le dije. ―Te lo prometo. Me miró con sus grandes ojos azules. ―¿Lo prometes de verdad? Tenía los ojos de nuestra madre y a veces era difícil mirarla. ―Te lo prometo, Shan. Sonrió y se sintió visiblemente aliviada. La palabra pareció reconfortar algo dentro de mi hermana, aunque ambos supiéramos que no lo decía en serio. Ella necesitaba la palabra, y yo estaba más que dispuesto a dársela si eso significaba que ella estaría fuera de casa y lejos de nuestro padre. ―Todavía no puedo creer que dejaras que alguien te hiciera eso en la piel―me dijo, acercándose para tocar la tinta negra que cubría mi antebrazo―Es tan permanente. Encogiéndome de hombros, resistí el impulso de decirle que esos intrincados aros y giros grabados permanentemente en mi antebrazo ayudaban a ocultar la enorme cicatriz permanente que nuestro padre había puesto allí cuando nos acercó una botella rota las Navidades pasadas, después de tomar demasiados Whiskeys en la mesa.

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BOYS OF TOMMEN #3 No tenía sentido recordarle a Shannon algo de lo que ella era muy consciente. Sobre todo, porque había sido ella quien se había pasado todo el trayecto hasta el hospital presionándome el brazo para evitar que me desangrara. Me alegraba que hubiera sido mi brazo y no su cara lo que había mutilado, como tenía la sensación de que pretendía. ―¿No te gusta? Arrugó la nariz. ―En absoluto, creo que los tatuajes son horribles; aunque tengo que admitir que el crucifijo celta de tu espalda no es del todo terrible. ―¿Es un cumplido lo que oigo? ―bromeé, dándole un codazo juguetón―Vamos, puedes decirlo. 'Joey, mi hermano favorito, el más increíble, el más devastadoramente guapo, me encanta tu tatuaje'. ―Bien, es un bonito tatuaje― Riéndose, me empujó hacia atrás y luego se apresuró a ponerse a mi altura, sus cortas piernas la frenaron. ―Ya está, lo dije. ¿Ya estás contento? ―No te escuché bien ―Le rodeé los hombros con un brazo y le acaricié el pelo con los nudillos. ―Dilo. ―Bien, bien ―chilló Shannon entre carcajadas. ―Joey, mi favorito, el más asombroso... ―No te olvides del hermano más devastadoramente guapo. Eso es lo mejor. ―El más enamorado de sí mismo y el hermano más vanidoso―, me corrigió entre risas. ―Y me encanta tu tatuaje, aunque te ocupe media espalda. ―Ya está bien ―bromeé, soltándola de mi agarre. ―Eres un idiota ―soltó una risita, dándome otro codazo. No me importaba lo que pensara de mí mientras no pensara en lo asustada que estaba de ir al colegio. Ella no sonreía mucho, pero me enorgullecía ser capaz de sacarle una sonrisa, incluso después de la noche infernal que habíamos

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BOYS OF TOMMEN #3 pasado. ―Todo saldrá bien, ¿verdad, Joe? ―preguntó entonces, cuando el colegio se hizo visible. ―Cuando todo haya terminado―. Tomó aire antes de susurrar―Cuando seamos mayores y nos vayamos de este pueblo, tendremos nuestro final feliz, ¿no? ―Sí, Shan ―respondí, enganchándome la mochila al hombro. ―Vas a tener un final feliz épico. ―Tú también, Joe ―respondió suavemente. ―Lo sé. Fue en ese preciso momento cuando mis ojos se posaron en la rubia de piernas largas que estaba apoyada en la entrada del instituto, con un gorro gris que le cubría el pelo ridículamente largo y una piruleta entre los labios fruncidos. ―Sí, Shan ―No me convencían los finales felices, pero cuando Molloy clavó sus ojos en mí y sonrió, pude creer en la posibilidad de un día feliz.

―Bienvenidos, quinto año―, dijo el Sr. Nyhan desde el podio de la cafetería. ―Es maravilloso ver todas sus caras sonrientes mientras nos embarcamos en un nuevo año escolar. Como bien saben, el cuarto curso fue un año de transición. Fue una oportunidad maravillosa para sumergirse en nuevas aguas y probar nuevas aficiones e intereses. Pero eso era antes, y esto es ahora. En quinto curso, todos se enfrentarán a nuevas asignaturas y a una carga de trabajo académico más pesada de lo que puedan imaginar. En otras palabras, los próximos dos años de vida académica van a ser los más duros a los que se hayan enfrentado nunca. ―En el nombre de Dios, ¿en qué está pensando ese tipo? ―preguntó Podge, dándome un codazo en el hombro con el suyo. ―Está completamente

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BOYS OF TOMMEN #3 chiflado si cree que esta charla de ánimo regurgitada va a entusiasmar o animar a alguien a venir a la escuela. ―Quién sabe, viejo ―murmuré, con los brazos cruzados sobre el pecho, mientras me apoyaba en las taquillas a mi espalda y escuchaba a Nyhan hablar sin parar con su habitual discurso de mierda sobre el regreso a clase. ―¿Una noche dura? ―preguntó Podge. ―¿Qué? ―Entrecerré los ojos. ―¿Por qué? ―Les digo ahora, muchachos, lo único que quiero sumergir en agua es mi polla en el apretado coño de Aoife Molloy ―declaró Alec, interrumpiéndonos, mientras inclinaba la cabeza hacia donde Molloy estaba sentada en el lado opuesto de la cafetería. En cuanto la miré, una oleada de calor me golpeó directamente en la polla. Sí, tenía buen aspecto este año. No había hablado con ella desde el fin de semana, cuando le equipé su nuevo armario. Por lo general, se acercaba a mí a primera hora antes de clase para nuestro ritual matutino, que consistía en una pequeña discusión verbal. Sin embargo, atribuí su ausencia de esta mañana a la desafortunada serie de acontecimientos que me habían llevado a casi decapitar a su gemelo. Mis ojos volvieron a escudriñar la multitud y se posaron en el pobre bastardo escuálido, escondido en un rincón con el resto de los malditos estudiosos y técnicos de nuestro curso, que irían a la universidad y acabarían con trabajos bien pagados. Esos tipos eran tan listos que los mantenían escondidos en clases de nivel de excelencia, y lejos del resto de nosotros, los simples mortales; es decir, los malditos imbéciles como yo, Podge y Alec, que lo más probable es que termináramos siendo aprendices y trabajando con nuestras manos. Nunca había pensado mucho en las consecuencias de mis puños voladores,

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BOYS OF TOMMEN #3 pero me sentía fatal por haberlos descargado contra Kevin Molloy. Sobre todo porque él no le había dicho ni una palabra a ninguno de sus padres, lo que significaba que yo podía conservar mi trabajo en el taller. Tenía la sensación de que Molloy tenía mucho más que ver con que yo conservara mi trabajo, teniendo en cuenta que su hermano nunca había sido mi mayor admirador. Me acordé del extraño momento que pasamos el sábado en su habitación y tuve que reprimir un escalofrío. Hacía tiempo que las cosas entre nosotros eran diferentes, más profundas, desde el día del funeral de mi abuelo, cuando me sorprendió con su aparición. Su presencia me había desconcertado, ella me había desconcertado a mí, y no estaba seguro de si eso era algo bueno o no. En cualquier caso, que hoy pusiera distancia entre nosotros no podía ser malo. La distancia me ayudó a diluir algunos de los sentimientos de mierda que ella evocaba dentro de mí. ―Por Dios, ¿creció durante el verano? ―siseó Alec en tono reverencial, mordiéndose el puño. ―Oh, mierda. Sus piernas parecen más largas de lo normal. ―Son los zapatos ―dijo Podge. ―Cuanto más alto el tacón, más larga la pierna. ―¿Qué? ―Me reí entre dientes, girándome para mirarlo. ―¿Dónde escuchaste eso? ―No, tiene razón, yo también lo he oído ―ofreció Alec. ―Creo que lo leí en una revista. ―¿En la clínica? ―añadió Podge. ―Así es ―convino Alec, dando una palmada. ―Ahí es donde lo leí. ―¿La clínica?― Negué con la cabeza. ―¿En qué mierda anduvieron ustedes dos durante el verano? ―Lo mismo que tú, chico Lynchy―, replicó Alec con una sonrisa

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BOYS OF TOMMEN #3 lobuna―Marcando y follando. Lo dudo. Mi mirada se desvió hacia Molloy y, como cien veces antes, la sorprendí devolviéndome la mirada. En lugar de las habituales bromas cómicas, me saludó con la mano. Le guiñé un ojo y tuve que ocultar mi sonrisa cuando sus mejillas se sonrosaron. Pero no estaba sonrojada. Era otra cosa. Era casi como si estuviera emocionada. De verme. «Demonios, ella era digna de admirar.» ―No puedo creer que siga con ese patán― gimió Alec, señalando a Ricey, que estaba plantado en la silla junto a ella, y casi pegado a la cadera de la chica―¿Cuánto tiempo llevan juntos, tres años? ―Tres y medio ―me oí contestar. ―Yendo y viniendo. ―Vaya mierda ―Alec soltó un suspiro abatido. ―Seguro que ya se la está montando, ¿no? Cristo, esperaba que no…

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BOYS OF TOMMEN #3 DESEOS DE NAVIDAD Y PASEOS

23 de diciembre del 2003

―Este año no tienes que comprarme un regalo, nena ―anunció Paul, sentado frente a mí en The Dinniman, después de la hora pico del almuerzo del martes. Faltaban dos días para Navidad, y llevábamos toda la mañana como locos en el trabajo. ―Todo lo que quiero para Navidad es... ―Ni se te ocurra ―le advertí, poniéndole una mano en la boca. ―En serio, Paul, me quedan menos de dos minutos de mi hora de almuerzo hasta que tenga que volver a trabajar. No tengo intención de usarlos para pelearme contigo. Levantó las manos. ―¿Quién está peleando? ―Nosotros ―le respondí, bajando la mano. ―O al menos lo estaremos, si vuelves a sacar el tema del sexo en lugar de un regalo. ―Aoife ―Me miró fijamente, con sus ojos marrones llenos de frustración apenas contenida. ―Vamos, nena. Llevamos saliendo una eternidad. ―Tres años no es una eternidad ―repliqué, dando un sorbo a mi café―Es una gota en el océano en el gran esquema de las cosas. ―El próximo febrero cumpliremos cuatro años juntos ―replicó. ―No cuando sumas todas las veces que hemos estado separados durante

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BOYS OF TOMMEN #3 esos cuatro años ―le recordé. ―Tenlo en cuenta y serán más bien dos años que cuatro. ―¡Aoife! ―espetó, acercándose y tomándome de la mano. ―Vamos. He sido paciente. Ya he esperado. ―También has tenido sexo, ¿recuerdas? ―le respondí, recordándole lo mucho que había disfrutado de nuestro rompimiento en tercer año. ―¿Por qué vuelves a sacar ese tema? ―Soltó un suspiro frustrado. ―Eso fue hace dos años. Estábamos separados en ese momento. Dijiste que estaba bien. No te engañé. ―No, no me engañaste. Tuviste la precaución de esperar un par de horas después de que rompiéramos antes de meterle la polla a esa zorra pelinegra de Tommen ―le clavé el cuchillo siseando. ―¿Cómo se llamaba? ¿Ella algo? ―Bella ―murmuró, teniendo la delicadeza de bajar la cabeza. ―Bella Wilkinson, y sabes que ella no significaba nada para mí. Estaba borracho y deprimido. Tú acababas de terminarme. ―La última vez que lo comprobé, necesitar un respiro porque tu novio te tachó públicamente de zorra no constituye una razón suficientemente buena para emborracharte y meterle la polla a la mujer disponible más cercana. Pero bueno, qué sé yo del funcionamiento de la mente adolescente masculina. ―Te juro que no significó nada ―soltó. ―Ni siquiera fue tan memorable, Aoif. Sinceramente, sólo fue sexo. ―Está bien, Paul. Te creo ―le dije. ―Pero para que estemos en la misma onda, deberías saber que el sexo no es sólo sexo para mí. ―No ―me dijo. ―Porque el sexo es una puta palabra mítica en el mundo de Aoife Molloy. El sexo oral es perfectamente aceptable, ¡pero que Dios te libre de dejar que te metan una polla! Puse los ojos en blanco. ―Tu rabieta no está consiguiendo ningún apoyo

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BOYS OF TOMMEN #3 para tu causa, imbécil. ―¿Qué demonios hace falta para abrirte las piernas? ―murmuró en voz baja, con un tono cargado de sarcasmo resentido. ―¿Un puto anillo? Abrí la boca para decirle lo que pensaba cuando Garry, mi jefe, me hizo señas con el reloj. ―Tengo que volver al trabajo, pero considera esta conversación terminada―le dije, levantándome de mi asiento y volviendo a atarme el delantal a la cintura. ―No volveré a hablar de ello hasta que esté preparada, pero cuando lo esté, serás el primero en saberlo. ―¿Es por él? ―Me cogió de la muñeca, me atrajo hacia él y preguntó―¿Sigue siendo por él? ―Entrecerró los ojos con disgusto. ―Porque no te quiere, Aoife. Está demasiado ocupado metiéndole la polla a media... ―No, se trata de mí, Paul. Se trata de que no estoy preparada ―solté, apartando la mano. ―Tengo que volver al trabajo. ―Como quieras ―refunfuñó Paul, haciéndome un gesto para que me fuera. ―Disfruta de las miradas lascivas. ―Oye, Gar ―dije, ignorando al gran tonto enfurruñado detrás de mí, mientras me apresuraba detrás de la barra. ―Perdona por eso. Perdí la noción del tiempo. ― No pasa nada, cariño ―me aseguró el viejo. ―El salón de atrás se está llenando de nuevo, así que hay muchas mesas para servir, pero sólo toma los pedidos de comida y limpia los vasos. Hagas lo que hagas, asegúrate de no tomar pedidos de bebidas, ¿me oyes? ―Lanzó una mirada hacia donde estaba sentado mi novio y murmuró ―No queremos que ningún pajarito corra a casa de papá con cuentos de que su novia de diecisiete años estaba sirviendo alcohol. ―No te preocupes, Gar. Siempre soy discreta ―Le di una palmada en el hombro y le guiñé un ojo. ―Y lo que el hijo del policía no sepa, no le hará daño.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Así es, Aoife ―respondió, con una sonrisa de alivio en su rostro arrugado. ―Así es. Con el cuaderno y el bolígrafo en la mano, me dirigí al salón de atrás y me vi inmediatamente bombardeada por una oleada de clientes hambrientos y sedientos. Sonriendo para mis adentros, enderecé los hombros, saqué pecho y me acerqué a una mesa llena de hombres alborotados. ―Hola, caballeros, ¿qué puedo ofrecerles hoy? «Oh sí, hoy iba a ganar una fortuna en propinas»

Acabé quedándome en el trabajo un par de horas más para ayudar con la interminable avalancha de gente que salía a celebrar la Navidad. En lugar de terminar a las seis, como estaba previsto, eran más de las nueve cuando salí del pub y crucé la ciudad con la esperanza de que mi padre me llevara a casa. Cuando llegué al taller, estaba a oscuras. ―Mierda ―murmuré, pateando la puerta metálica enrollable. ―Esto es perfecto. Dejé que mi frente se apoyara en el frío metal mientras contemplaba mis opciones. ¿Caminar a casa después de un turno de once horas con tacones de diez centímetros? Imposible. ¿Llamar a mi padre para que me dijera que condujera yo? No. Mis dedos rozaron la llave del coche en el bolsillo del abrigo y rechacé la idea al instante, mientras una oleada de miedo me recorría. Odiaba conducir. Literalmente, detestaba toda la experiencia. Lo detestaba y lo temía tanto que el Corsa Ópalo oxidado que mi padre me había regalado en septiembre por mi decimoséptimo cumpleaños seguía

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BOYS OF TOMMEN #3 aparcado en el taller. Así es, tenía tanto miedo de conducir un vehículo en movimiento que no quería que se acercara a mi casa. A diferencia de muchos otros lugares, en Irlanda la ley era bastante laxa con respecto a los conductores principiantes. Básicamente, hacías un examen teórico, te daban el carné verde en la oficina de hacienda y te ibas. No teníamos que dar un montón de clases ni cumplir un millón de leyes como mis primos de Londres. Mi mamá llevaba veinte años conduciendo con el carné verde. Los guardias siempre hacían la vista gorda. No era para tanto. La única maldita razón por la que había solicitado el permiso de conducir provisional era para tener un carné con foto con el que salir a beber cuando cumpliera los dieciocho el año que viene. No lo quería para conducir, pero eso era exactamente lo que mi padre suponía que haría. ―Odio señalar lo obvio, Molloy, pero cuando la puerta de una tienda está cerrada y las luces apagadas, significa que el local está cerrado. La voz familiar de Joey llenó mis oídos, y rápidamente me di la vuelta para verlo venir desde el lado del edificio. ―Dios ―susurré, sobresaltada al verlo en la oscuridad. ―¿Qué haces aquí fuera? ―Cerrando ―respondió secamente. ―Si buscas a tu viejo, no tienes suerte ―añadió, mientras utilizaba un juego de llaves para cerrar la verja lateral tras de sí. ―Se fue a tomar cerveza con el resto de los muchachos durante el mediodía. Fingí tristeza. ―¿Y no te llevaron? ―Lamentablemente no. ―Supongo que necesitas cumplir dieciocho años para disfrutar de todas las ventajas del trabajo, ¿eh?

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BOYS OF TOMMEN #3 Sonrió burlón. ―Tengo que cumplir diecisiete antes de que eso ocurra. ―Eso será pronto, ¿verdad? Tu cumpleaños está cerca de Navidad, ¿no? ―Sí ―aceptó, deslizando las llaves del trabajo en el bolsillo. ―El día de navidad. ―Eso es una mierda ―gemí, sintiendo un destello de simpatía por él―Apuesto a que te han estafado con tantos regalos a lo largo de los años, con toda esa mierda del dos por uno. ―No puedo decir que me haya dado cuenta, Molloy―respondió. ―No soy de los que cuentan los regalos. ―Bueno, eres mejor persona que yo, Joey Lynch, porque yo causaría revuelo si tuviera que compartir mi cumpleaños con Jesús. Joey se rió, en realidad una risa genuina, mientras cerraba el espacio entre nosotros. ―Entonces, ¿vas a pedírmelo o vamos a quedarnos aquí afuera toda la noche? El corazón me dio un vuelco en el pecho. ―¿Pedirte qué? ―Que te acompañe a casa. ―Bien ―Exhalé un suspiro tembloroso. ―Acompáñame a casa, Joey Lynch. ―Eso suena bastante elocuente ―bromeó, apoyándose en la puerta, mientras me sonreía, con sus ojos verdes oscuros y llenos de calor. ―Tienes que pedírmelo amablemente― Dios mío, ese chico sonreía divinamente. Era tan hermoso. ―Tengo una idea mejor ―me oí decir, y entonces hice algo increíblemente imprudente. Metí la mano en el bolsillo del abrigo, saqué las llaves del coche y las hice sonar delante de su cara. ―¿Qué tal si me llevas tú?

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BOYS OF TOMMEN #3 Aunque era un maestro en ocultar sus emociones, Joey no pudo disimular la emoción que brillaba en sus ojos. ―No cumpliré diecisiete años hasta dentro de dos días. Sólo dispongo del carné de tractor al menos hasta entonces. ―Es cierto ―coincidí, viendo cómo su mirada pasaba de mi cara a las llaves y luego de nuevo a mí. ―Eso significa que vamos a infringir la ley, ¿no?―. me burlé, haciendo sonar las llaves. ―Pero, por otra parte, ¿cuándo te ha detenido eso alguna vez? Joey se me quedó mirando largo rato antes de soltar una risita. ―Dame las llaves, Molloy.

Chillando por el nerviosismo, cerré los ojos y ahogué una carcajada cuando tomamos la esquina del supermercado local, después de quemar la goma de mis neumáticos dando media docena de vueltas alrededor del aparcamiento vacío. ―¡Oh, Dios mío, ¡cuidado con el sendero! ―Relájate, Molloy, ya lo tengo. Sí, lo tiene. Joey podría no tener una licencia oficial todavía, pero sin duda sabía cómo manejar un coche. Lo achaqué a años de trastear con motores en el garaje con papá. Con '03 Bonnie & Clyde' de Jay-Z y Beyonce a todo volumen en el equipo de música del coche, una canción muy apropiada dadas las circunstancias, me agarré con todas mis fuerzas al tablero de instrumentos, mientras el salvaje y temerario chico del asiento del conductor me dejaba alucinado. Sentada a su lado en el asiento del copiloto, me sentía como en un viaje de poder. Como si pudiéramos enfrentarnos al mundo entero en ese momento.

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BOYS OF TOMMEN #3 Era estimulante. ―Feliz puto cumpleaños para mí ―se rió Joey, claramente encantado de la vida, mientras metía la quinta marcha y dejaba atrás las luces de Ballylaggin―Entonces, ¿a dónde quieres ir, Molloy? «A cualquier sitio contigo» ―No me importa, sólo no me mates, ¿de acuerdo? ―Supliqué, y luego grité una carcajada cuando saltamos por encima de un badén en la carretera secundaria. Joey me miró de reojo y sonrió. ―No te prometo nada.

Un montón de kilómetros en el contador más tarde, y estábamos en la carretera secundaria cerca de la playa, conmigo en el asiento del conductor, y Joey riéndose a carcajadas de mi incomodidad. ―¡No puedo hacerlo! ―El coche traqueteó y se paró por tercera vez en cuestión de minutos. ―Es inútil. Nunca voy a entender esta mierda. ―Bueno, será mejor que sigas intentándolo ―advirtió, sin simpatizar ni un poco con mi causa, mientras balanceaba mis talones sobre los pedales―Porque oí a tu padre decirle a Danny Reilly que, si no te pones las pilas y empiezas a conducir de verdad en vez de admirar el equipo de música, le venderá el coche. ―Por mí, bien ―Nerviosa y descalza, giré la llave en el contacto e intenté arrancar. ―Soy la persona equivocada para estar al volante de una máquina potencialmente mortal. ―Sí, porque vas a hacer mucho daño en primera ―dijo Joey. ―Vamos, Molloy, conoces el procedimiento. Embrague y pon segunda.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No puedo. ―No puedes. ―Realmente no puedo. ―Deja de ser una princesa y hazlo de una puta vez. Concentrada, intenté hacerlo, pero la palanca de cambios no accedía. ―Este coche me odia ―me lamenté, tirando de la palanca de cambios y luego haciendo una mueca de dolor cuando el motor rugió en señal de protesta. ―Por Dios, ven aquí. Bien, pisa el embrague ―Extendiendo la mano por el asiento del copiloto, Joey cubrió mi mano con la suya, y hábilmente nos deslizó en segunda―Ahora presiona un poco el acelerador― me indicó, mientras yo reprimía un escalofrío al sentir su gran mano sobre la mía. ―Bien, ahora embrague de nuevo― añadió mientras nos cambiaba a tercera. ―¿Ves? Lo estás consiguiendo; conducir sin que el motor explote. No es tan malo como te lo habías imaginado. ―Sí, pero es jodidamente difícil ―me lamenté, levantando ambas manos para agarrar el volante. ―Pies en los pedales, manos en el volante, mano en la palanca de cambios, ojos en la carretera...―Exhalé un suspiro frustrado. ―Es lo que le digo a mi padre cada vez que me obliga a ponerme al volante. Hay demasiadas cosas que hacer a la vez. ― Pensaba que las mujeres eran las mejores multitareas. ―Bueno, esta mujer no ―dije, girando el volante para evitar un montón de arena en la carretera. ―Oh, Jesús mío, Joey. Odio este estúpido coche. ―No odias el coche ―replicó. ―Odias la sensación de no tener el control. Es nuevo y da miedo. Lo entiendo, Molloy. Sólo estás descubriendo todo. ―¿Cómo sabes tanto de esto? ―Lo miré fijamente cuando se sentó a mi lado. ―¿Cómo puedes ser tres meses más joven que yo y patearme el culo conduciendo?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No es una competición, Molloy ―se rió entre dientes, sacudiendo la cabeza. ―Y tu padre me enseñó mucho a lo largo de los años. ―Bien por ti ―le dije. ―Porque básicamente no me enseñó nada hasta que me dio las llaves de esta cosa y me dijo que condujera. ―Dale un par de meses. Recordarás esta noche y te reirás. ―Lo dudo ―murmuré, con los ojos fijos en la oscura noche que tenía delante―Lo dudo mucho.

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BOYS OF TOMMEN #3 NO QUIERO VOLVER A CASA

24 de diciembre del 2003

La presión era a lo que estaba más acostumbrado en la vida. Normalmente nunca me molestaba, no cuando había pasado la mayor parte de mi vida con el peso de las manos de mi padre alrededor del cuello, amenazando con cortarme el suministro de aire, pero todo eso palidecía en comparación con la infinita capacidad de Aoife Molloy para restringir mi respiración. Eran las dos de la madrugada y el reloj había dado la vuelta a la víspera de Navidad. En lugar de estar en casa, como sabía que tenía que estar cuando había una botella llena de whisky a disposición de mi padre, me encontré dando vueltas con ella. Me sentía como un malhechor estando con ella. No tenía nada que hacer dentro del coche de la chica. Un coche en el que había pasado mucho tiempo trabajando en el taller. Un coche que no debería haber conducido, pero cuando ella me puso las llaves delante, la tentación fue demasiado fuerte para resistirla. Tampoco entendía sus razones para querer estar aquí conmigo. Por qué me buscaba continuamente. Pero no iba a discutir con ella esta noche porque significaba que no tenía que volver a casa y lidiar con ninguna de las porquerías

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BOYS OF TOMMEN #3 de mi padre. No, no iba a convencer a Molloy de que lo dejara, porque cuanto más tiempo estuviéramos al borde de la ley, más tiempo podría estar con ella. Porque la verdad era que disfrutaba de su compañía. Me gustaba estar con ella, ya fuera discutiendo o tonteando, flirteando o paseando por la ciudad en el coche que le había regalado su padre. Sentía verdadero afecto por la chica, lo cual era abominablemente anormal por mi parte. Pero lo sentía… Podía hacerme enojar más que la mayoría, y a veces me volvía loco, pero no había nadie más con quien prefiriera violar la ley. Incluso mientras aparcábamos fuera del taller, con una bolsa de patatas fritas apoyada en el tablero entre los dos, me costaba encontrar la motivación para dejarla. La verdad era que quedarme aquí en este coche, con la única persona cuyo tacto no me erizaba la piel, me parecía una buena idea. ―Esta es mi favorita ―dijo Molloy, subiendo el volumen de su equipo de música cuando Fairytale of New York de The Pogues sonó por los altavoces―Sin duda, la mejor canción de Navidad―. Se metió una patata frita en la boca y me sonrió. ―¿Cuál es la tuya? ―No lo sé ―Me encogí de hombros y cogí una patata. ―Nunca lo he pensado. ―Oh, vamos, Joe ―me empujó. ―Todo el mundo tiene una canción de Navidad favorita. «Yo no. Yo prefería el silencio» Me encogí de hombros. ―Esta, supongo. ―Bien ―Ella asintió con la cabeza. ―Me recuerda a ti. ―Guau ―dije sin gracia. ―¿Qué parte? ―Toda ―bromeó, lanzándome una patata frita a la cara. ―A partir de ahora, ésta será nuestra canción.

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BOYS OF TOMMEN #3 Entrecerré los ojos. ―Ah, sí, claro, porque necesitamos una canción. ―Bueno, es Nochebuena, nene―, bromeó, y luego se puso a interpretar la primera estrofa de la canción, antes de ahogar una carcajada. ―Ves, es perfecto para nosotros. ―Sólo hay un pequeño problema con tu elección de canción ―dije secamente. ―No soy tu nene, Molloy. ―¿De quién es la culpa? ―respondió ella, sin apartar la mirada y sin echarse atrás. ―Hmm. Me gustaría saber. «Cristo, ella era tan valiente. Era realmente impresionante. Y sexy a más no poder» Me perdí en ella, cada peca, cada curva, el color de sus ojos verdes, las pálidas vetas doradas de su pelo rubio. ―Sí, bueno ―Sonriendo, sacudí la cabeza y me volví para mirar por el parabrisas delantero. ―Si el pequeño paseo de esta noche te sirve de algo, deberías agradecérmelo. ―Podría pensarse que sí ―fue todo lo que respondió, mientras rebuscaba en una pila de discos. ―Bien, está claro que no te convence la última canción, así que ¿qué tal esto para dar en el clavo? ―preguntó entonces Molloy, cambiando de CD y pulsando la pista tres en su equipo de música. Los Goo Goo Dolls sonaban a todo volumen. ―¿Iris? ―Enarqué una ceja. ―Buena elección de canción, Molloy, pero tengo que admitir que no siento el ambiente festivo que desprende. ―No, imbécil, no como canción de Navidad ―insistió, subiendo el volumen. ―Como nuestra canción. Abrí la boca para responder, pero ella cruzó por encima de la consola y me tapó los labios con la mano. ―Sígueme la corriente y escucha, ¿quieres?

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BOYS OF TOMMEN #3 Cediendo a regañadientes a sus exigencias, asentí una vez y mantuve los ojos clavados en los suyos mientras la letra de la canción me jodía la cabeza. ―¿Y bien? ―suspiró por fin cuando terminó la canción. ―Es perfecta, ¿verdad? ―Sí, Molloy ―Mi voz era gruesa mientras luchaba con un millón de putas emociones complicadas. ―Lo es.

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BOYS OF TOMMEN #3 ME PREOCUPO DEMASIADO

24 de diciembre del 2003

Si Joey quería sentarse en este coche aparcado afuera del taller la mitad de la noche, entonces con mucho gusto me sentaría allí con él. No importaba que hiciera -2 grados afuera o que yo estuviera a punto de congelarme en mi ropa de trabajo. Al menos si estaba en el coche conmigo, significaba que estaba fuera de problemas. No estaba drogándose. El tiempo pasaba mucho más rápido cuando estaba con él, y no me daba cuenta de que las horas se me escapaban mientras le contaba historias aleatorias de mi vida. Puede que Kevin fuera el gemelo que tenía la mayor parte de la inteligencia académica, pero yo era la que podía hablar hasta por los codos. De verdad. Había sido bendecida con la habilidad de crear una conversación de la nada, que era como de alguna manera me las había arreglado para mantener el interés de este chico salvajemente inalcanzable durante la mayor parte de la noche. ―Y entonces me dijo 'oh, nena, mi cama huele a ti, pero se está

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BOYS OF TOMMEN #3 desvaneciendo rápido, ven y refresca mis sábanas' ―expliqué, con arcadas falsas al recordar la ridícula llamada telefónica de Paul la otra noche. ―Quiero decir, ¿en serio? ―Ahogué una carcajada, mientras me remangaba la sudadera con capucha que me había regalado. ―Contrólate, hombre. ―Oh Dios, qué vergüenza ―gimió Joey, cubriéndose la cara con la mano―En realidad siento pena ajena por el canalla. ― Ya lo sé ―asentí, agitando una mano. ―Así es exactamente como me sentí. ―¿Qué respondiste a eso? Sonreí tortuosamente. ―Le dije que rociara perfume en su almohada, apagara las luces y se reencontrara con su mano. Joey echó la cabeza hacia atrás y se rió. ―Despiadada. ―Sí, bueno, se lo ganó con esa frase―me reí. ―Quiero decir, ¡vamos! ¿Qué pensaba que iba a hacer? ¿Correr a su casa y restregarme por todo su colchón como un gato oliendo su territorio? El muy iluso. ―Probablemente ―dijo Joey, aun riéndose. ―Por si no te has dado cuenta, está obsesionado contigo. ―No, Paul está obsesionado con esto ―respondí, señalando mi cuerpo―No tiene ningún interés en esto ―Me golpeé la sien con un dedo. ―Ni siquiera me conoce, Joey. La verdad es que no. Nunca se ha tomado el tiempo de hacerlo. Todo son apariencias. Sinceramente, dudo que le importara que no dijera ni una palabra, con tal de que sonriera y estuviera guapa. ―Entonces, ¿por qué lo haces, Molloy? ―me preguntó sin rodeos, con sus ojos verdes, claros para variar, fijos en mi rostro. ―¿Lo amas? ―Siento afecto por él. ―Eso no es lo que pregunté. Lo sabía.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Qué quieres que te diga, Joe? ―Haz que tenga sentido para mí. ―¿Hacer que tenga sentido qué? ―Tú y él. ―Oh Dios ―Me reí. ―¿Cuánto tiempo tienes? ―Toda la noche. Exhalando una respiración temblorosa, lo pensé durante un rato, tratando de encontrar una forma diplomática de decir 'porque si tengo alguna posibilidad de superarte, necesito estar con un chico que sea todo lo contrario' antes de decidirme por: ―Supongo que siempre he sabido a qué atenerme con Paul. «Algo que nunca he sabido contigo» ― ¿Dónde estás ahora? ―Sí ―Asentí lentamente. ―Quiero decir, no me malinterpretes. Sé que no es perfecto. Está muy, muy lejos de ser perfecto, pero al menos estoy recorriendo nuestra relación con la cabeza despejada y los ojos abiertos.― Y lo más importante, no puedo salir lastimada. ―Conozco su juego, y no va a ser capaz de engañarme. ―Eso suena miserable. ―Es seguro. «Más seguro que tú» ―Entonces, él es tu escudo. ―¿Mi escudo? ―Para no salir lastimada ―Joey frunció las cejas. ―¿Por qué continuar así tanto tiempo? ―No

lo



―Me

encogí

de

hombros,

sintiéndome

perdida―Probablemente porque es lo único que conozco desde el primer año.

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BOYS OF TOMMEN #3 Estar con Paul es cómodo. No supone ningún trabajo y, además, él quiere estar conmigo. «Y tú no» Joey me miró fijamente durante mucho tiempo antes de negar con la cabeza. ―No durarás con él. ―¿No?― «Oh Dios, espero que no» ―¿No crees? ―No ―Sacudió la cabeza de nuevo. ―Cualquier relación que se mantiene porque es cómoda, no es una relación que valga la pena tener. Exhalé un suspiro. ―Sí, bueno, te lo dice alguien que conoce de primera mano este tipo de cosas, a veces lo cómodo es lo mejor que hay. ―Y una mierda. Cómodo no es lo mejor que hay ―desafió Joey, entrecerrando los ojos. ―No deberías conformarte con estar cómoda, Molloy. No deberías conformarte con nada menos que estar enamorada hasta la locura. La única persona con la que deberías conformarte es la que más te desestabilice. La persona que te lleve al borde del suicidio porque te hace sentir tan jodidamente mal que no puedes recuperar el aliento ni remotamente funcionar sin ella. Y lo que es mejor, no querrás. No querrás respirar, ni sentir, ni funcionar sin esa persona. Así es como sabrás que es una relación real, Molloy. Sólo cuando sientas la mayor incomodidad que hayas sentido en toda tu vida, deberías siquiera considerar conformarte. Porque ahí es cuando sabrás que estás enamorada, lo cual, me suena, como una manera mucho más agradable de vivir que conformarse con alguien con quien no tienes nada en común porque es cómodo. Vaya... Se me cortó la respiración y el corazón me dio un vuelco en el pecho. ―¿De verdad crees eso?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Para ti? ―Asintió sin una pizca de incertidumbre. ―Absolutamente. ―¿Y tú? ―¿Qué pasa conmigo, Molloy? ―¿Es eso lo que estás esperando?―Susurré, con el pulso acelerado―¿Ese tipo de amor épico? ―No ―dijo rotundamente. Me dio un vuelco el corazón. ―¿Por qué no? ―Porque alguien tiene que importarte para enamorarte ―Me miró con dureza. ―Y a mí no me importa nadie, ¿recuerdas? Ahora fui yo quien dijo. ―Y una mierda― Girándome de lado en mi asiento, respondí a su dura mirada con una propia. ―Yo te importo, Joe. ―Eres mi amiga ―concedió. ―Sí, tu amiga que sí te importa. ―Molloy. ―Está bien que te preocupes por mí, Joe. Me fulminó con la mirada. ―No me importa. Entrecerré los ojos. ―Sí, te importo. ―Escucha, de la única cosa que he podido depender que esté ahí para mí, es mi sombra, y así es como me gusta ―respondió, pasándose una mano por el pelo. ―No me preocupo por la gente porque no puedo permitírmelo. No tengo tiempo en mi vida ni espacio dentro de mi cabeza para permitirme preocuparme por nadie que no sea mi familia. Así soy yo, ¿entiendes? Así soy yo. No puedo darme el lujo de preocuparme, Molloy. ―Bueno, eso apesta porque a mí me importas ―le respondí, sintiéndome herida, nerviosa y un millón de otras emociones en ese momento. ―Me

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BOYS OF TOMMEN #3 preocupo por ti, Joey, y siempre lo he hecho. No había sido mi elección más brillante… Lástima que fuera testaruda e incesantemente imprudente con mi corazón. Lástima que estaba decidida a preocuparme por él a pesar de todo. ―No lo digas en voz alta, mierda ―gimió Joey, dejando caer la cabeza entre las manos. ―Cristo Molloy, ¿por qué siempre tienes que ir demasiado lejos? ¿Por qué no puedes guardarte esa mierda para ti, por favor? ―¿Quieres decir como tú?― Pregunté, sin inmutarme. ―Sabes, Joe, un día de estos vas a tener que dejar de mentirte a ti mismo y admitir lo que sientes. ―No hay nada que admitir. ―Sí, lo hay, y lo sabes. ―Te equivocas. ―Sólo tienes miedo de admitirlo― argumenté, levantando un dedo―¡Porque eso significa que tendrás que reconocer el hecho de que hay una chica sentada justo delante de ti que se preocupa por ti por el único motivo de hacerlo! ¡Una chica que no espera que hagas nada por ella más que ser su amiga! Una chica que ve lo imbécil que puedes llegar a ser, pero que se preocupa por ti a pesar de todo, porque yo lo hago, Joe. Me importas muchísimo, a pesar de tus tendencias de imbécil, diablos, tal vez incluso a causa de ellas―. Levanté las manos con resignación. ―¿Quién carajo sabe ya? ―Si tan sólo pudieras tratar de entender lo que estoy tratando de hacer―soltó, y luego exhaló un suspiro entrecortado. ―Si supieras de lo que trato de librarte, no me empujarías para esto. ―¿Empujarte para qué?― Pregunté, con el corazón latiéndome violentamente. ―¿Tu amistad? ―Empujar

para

conseguir

cualquier

cosa

de

mí―rugió

nuevo―¡Maldición!

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de

BOYS OF TOMMEN #3 Con los ojos desorbitados, seguí adelante y lo empujé. Literalmente. Con las dos manos. ―¡Qué te parece eso como empujón, gran cobarde! ―No empieces, joder ―advirtió Joey, levantando un brazo para apartarme. ―Ni se te ocurra ir allí conmigo. No acabará bien. ―Demasiado tarde ―Le empujé de nuevo y luego lo hice dos veces más por si acaso. ―¡Vamos, chico duro, al menos ahora te estoy empujando más de la única manera que pareces entender! ―Molloy. Lo empujé. ―Te lo advierto. Lo empujé de nuevo. ―Maldita sea, Molloy―Tirándome de espaldas, Joey me sujetó las manos a los costados y se inclinó hacia mí. ―Apestas a desesperación y eso me excita. Decía las cosas más crueles, pero sus ojos contaban una historia totalmente diferente, mientras se cernía sobre mí, con el pecho agitado contra el mío, mientras su cuerpo vibraba de tensión. ―¿Por qué iba a preocuparme por una chica que se ofrece en bandeja?―Entrecerrando los ojos, se inclinó aún más y siseó ―Eres la novia de otro y aquí estás, de espaldas para mí como una puta. ―¡Suéltame!― Prácticamente gruñí, con los nervios a flor de piel, mientras sus palabras me calaban hasta los huesos. ―¡Ahora, imbécil! ―No hay puto problema ―se mofó, igual de furioso, mientras se echaba hacia atrás. ―¡Puedes ser tan bastardo!― Grité, mientras abría de golpe la puerta del pasajero y saltaba del coche. ―¡El más grande que he conocido! ―Y tú puedes ser una maldita perra ―rugió, antes de salir rápidamente

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BOYS OF TOMMEN #3 del coche detrás de mí. ―Espera, ¿a dónde vas? ―¡Lejos de ti! ―Es tu coche, Molloy. Maldición. ―No me importa. ―No llevas zapatos. Doble maldición. ―¡No me importa! ―Molloy, contrólate, ¿quieres? ―Su tono era duro y lleno de frustración―No vas a caminar a casa en la oscuridad por tu cuenta. ―¿Por qué no? ¿Tienes miedo de que sea presa fácil ya que soy una puta y todo eso? ―¿Podrías dejar de moverte un segundo...? ―No, ahora vete a la mierda - ¡y ni se te ocurra venir a por mí! ―No te alejes de mí, Molloy. ―No me digas lo que tengo que hacer, imbécil ―Aumentando el paso, me apresuré a doblar la esquina de la calle, y rápidamente crucé la carretera. Como estaba tan cerca la Navidad, la gente seguía saliendo a borbotones de pubs y bares. ―Espera, espera, espera...―Sus fuertes brazos rodearon mi cuerpo y me apretaron contra su pecho. ―Solo espera, ¿quieres? ―Suéltame ―advertí, estremeciéndome cuando sus manos me sujetaron firmemente por las caderas, manteniendo mi espalda pegada a su pecho―Ahora. ―La cagué―fue su respuesta, mientras su aliento me abanicaba la mejilla―Perdóname. ―No― Se me aceleró el corazón. ―Heriste mis sentimientos.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Vuelve a ser mi amiga, Molloy. ―No ―Sacudiendo la cabeza, me giré para mirarlo. ―Dijiste eso para herirme, sabías que así sería, y si te perdono, sólo volverás a herirme. ―Sí, probablemente lo haré ―Los ojos verdes, tan solitarios y llenos de arrepentimiento me abrasaron. ―Pero no será mi intención―. Exhaló un fuerte suspiro. ―No volveré a hacerte daño a propósito. «Accidentalmente o a propósito, duele igual» ―No puedo ―Soltando una respiración temblorosa, di un paso atrás―Me hiciste mucho daño con eso. ―Me importas ―Extendió una mano, agarró la parte delantera de la sudadera con capucha que yo llevaba -su sudadera con capucha- y apretó la tela mientras me atraía hacia él, con nuestros cuerpos pegados. ―Me importas. Me importas. Me importas― repitió, con los ojos clavados en los míos, mientras su mano se desplazaba hacia arriba desde mi sudadera para acariciarme el cuello―Demasiado. ―¿Ves? ―Exhalando un suspiro entrecortado, me incliné hacia delante y dejé caer la cabeza contra su pecho. ―Eso es todo lo que quería oír. ―Lo sé, Molloy ―Apoyó la barbilla en mi cabeza y suspiró con fuerza―Lo sé.

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BOYS OF TOMMEN #3 ¿CÓMO ESTÁ TU AUREOLA?

31 de diciembre del 2003

Mi vida fue la secuencia de un desastre tras otro. El primero de los cuales resultó ser el día en que nací. Sí, eso fue un maldito error en sí mismo. No lo digo porque fuera suicida, buscara compasión o estuviera deprimido. Lo dije porque era la pura verdad. Había nacido en una familia que nunca me quiso. De una madre débil y un padre ruin. Yo era el hijo sobrante, el suplente, el segundo mejor después del primogénito favorito de mi madre, y desde el primer día, había sido un desastre, un choque de trenes. Después de mí vinieron más hijos, y la incapacidad de mi padre para ponerse un condón en la polla fue la causa principal de la superpoblación de nuestra casa... bueno, eso, junto con su incapacidad para oír la palabra 'no'. Crecer en un hogar como el nuestro me dificultó funcionar bien. No me refería a mantener un trabajo, ya tenía uno desde la infancia. Me refería a que no funcionaba bien de la cabeza, al menos no como otras personas de mi edad. Había un montón de cosas mal en mí.

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BOYS OF TOMMEN #3 Cosas que me asustaban demasiado como para invertir tiempo en tratar de averiguar. A decir verdad, mi cerebro me daba miedo y no quería estar cerca de mí la mayor parte del tiempo. ¿Qué tan jodido era eso? El lamentable estado actual de mi vida era el resultado directo de malas decisiones. Decisiones que yo había tomado. Decisiones que habían tomado por mí personas que se suponía que me querían, pero que no tenían la capacidad de quererme o simplemente no lo hacían. Sabía que estaba lejos de ser un santo, y no culpaba de mis errores a nadie más que a mí mismo. Pero maldición, las cosas podrían haber sido diferentes si me hubieran dado un comienzo diferente en la vida, un comienzo como el que le habían dado al imbécil que tenía delante, por ejemplo. Sí, con una familia estable, una bonita casa y unas cuantas libras guardadas en el banco, Paul Rice había tenido un buen comienzo en la vida. Uno mejor que el mío. Debe ser agradable poder dormir por la noche sin miedo a que te saquen de debajo de las sábanas y te golpeen hasta casi matarte. Debe ser agradable no estar distraído por los gritos de tus hermanos medio muertos de hambre, o los bajos lamentos de tu maltratada y magullada, por no mencionar brutalmente violada madre a diario. ―Nena, no tomes tanto vodka esta noche, ¿quieres? ―le dijo a Molloy cuando entraron en la cocina de Danielle Long, repleta de gente y sin padres, en Nochevieja, mientras la fiesta en su casa estaba en pleno apogeo. Habían pasado la mayor parte de la fiesta en el salón. Lo sabía porque había venido hasta aquí para alejarme de ellos.

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BOYS OF TOMMEN #3 Estaba decidido a empezar bien el año -año nuevo, yo nuevo y toda esa mierda-, pero si hubiera tenido que ver a ese canalla toquetear el costado de la cara de Molloy con la lengua un segundo más, habría perdido antes de empezar. ―...Me importas. Demasiado. ―...¿Ves? Eso es todo lo que quería oír...

Parpadeando el recuerdo antes de que se apoderara de mí y me deprimiera, me concentré en el canalla que tenía delante mientras le hablaba con altanería como si fuera una niña pequeña. En serio, yo le daba más respeto a Sean, y eso que le limpiaba el culo a diario. ―Ya sabes cómo te pones de agresiva después de beber ―continuó diciéndole Ricey. Actuando como si fuera el dueño del aire a su alrededor, abrió la nevera y sacó la que debía ser su séptima lata de cerveza lager, dejando a su novia con las manos vacías. ―Y no soporto cuando te vuelves descuidada. Apoyado en la puerta de atrás, vi cómo las mejillas de Molloy se sonrojaban, pero en lugar de decirle lo que pensaba, como haría normalmente, se limitó a ignorarlo. Lo dejó pasar. Dejó que le hablara como si fuera su padre, no me sentó bien. A la mierda, sin embargo, no me iba a involucrar en más de su drama. La última vez que intenté defenderla, perdí tanto la cabeza que casi mato a su hermano. Tú también le hablaste como a una mierda, imbécil, me recordó mi mente, y me estremecí al recordar el horrible puto lío que había provocado con ella antes de Navidad.

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BOYS OF TOMMEN #3 Mi incapacidad para producir una puta frase competente para explicarle a Molloy lo muy equivocado que estaba con ella, me había llevado a vomitar veneno y hacerla llorar. Apartando los ojos de ella, le di una calada profunda a mi porro y lo retuve en los pulmones durante mucho tiempo, deleitándome en el ardor, en el mareo, en la liberación momentánea que me proporcionaba. Pero no era suficiente. Nunca lo fue. La bolsita de drogas en el bolsillo trasero de mis vaqueros era prueba de ello, combinadas con vodka y vicodina, estaba logrando algo. Podía olvidar la voz de ella por un rato, podía olvidarlo todo. Con la mirada perdida en la oscuridad de la puerta de atrás, me acordé de la conversación que había tenido antes con mi madre. ―¿Cómo pueden ser tan crueles?― exigió mamá, sujetándose la cabeza con las manos, mientras miraba el jersey de Shannon, roto y con incrustaciones de sangre, esparcido encima de la mesa de la cocina. ―Es que no lo entiendo, Joey. ―Yo tampoco ―coincidí, sin saber qué hacer por mi hermana. Estábamos de vacaciones de Navidad y, de algún modo, las bullies del colegio habían conseguido seguirla hasta la casa después de salir a caminar. El resultado fue una nariz ensangrentada y un jersey roto. Desde que empezó segundo curso, el acoso había alcanzado proporciones épicas. Intenté solucionarlo, intenté cortarlo de raíz, pero era como luchar contra corriente, porque, cuantas más cuentas saldaba, más rápido parecían levantarse contra mí. Era jodidamente agotador, y yo estaba corriendo en vano.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Creí que habías dicho que la cuidarías este año ―sollozó mamá, y no pude pasar por alto la acusación en su tono. ―Te admira tanto, Joey. ―No, no, no, ni se te ocurra echármelo en cara ―advertí, levantando una mano. ―Yo no le hice esto. Y también la cuidé el año pasado, mamá. Hice todo lo que pude por la chica. ―Sé que lo hiciste ―dijo mamá. ―¿Pero no podías haber hecho algo para impedirlo hoy? ―¿Cómo qué? ―Pregunté, levantando las manos. ―No puedo vigilarla las veinticuatro horas del día, mamá. Tengo clase, entrenamiento, trabajo y... ―Algo ―gritó mamá. ―Lo que sea. ―¿Qué quieres que haga, mamá? ¿Que vaya por ahí dándoles una paliza a sus agresores? Porque no puedo, mamá. Son chicas. Se me va de las manos tanto como a ella―. Me pasé una mano por el pelo y exhalé un fuerte suspiro―No puedo seguir luchando todas las batallas de Shannon por ella, y tampoco puedo seguir luchando todas las tuyas. ―¿Robaste más coches últimamente?― La voz familiar de Molloy se infiltró en mis pensamientos, arrastrándome de vuelta al presente, y que me jodan si mi corazón no dio un vuelco en mi pecho cuando se puso a mi lado y me dio un empujón en el brazo con el hombro. ―Linda sudadera. ―No, es la única ―le respondí, devolviéndole el empujón. ―Y lindas piernas. ―Esta noche llevo pantalones. ―No en mi cabeza. ―Qué gracioso ―Me sonrió y no pude evitar imitarla. ―Entonces, ¿qué estamos fumando esta noche? Su desaprobación era evidente.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Cómo está tu aureola, Molloy? ―En mejor estado que la tuya por como huele ―De pie en la puerta a mi lado, vi cómo se inclinaba y aspiraba mi humo. ―Mm-mm-mm― dijo en un tono cargado de sarcasmo. ―Huele a libertinaje. Arqueé una ceja. ―Me estás quitando el subidón, Molloy. ―¿Lo estoy? ―Me sonrió. ―Es la mejor noticia que he tenido en toda esta noche de mierda. ―¿No tienes espíritu festivo? ―Preferiría estar en cualquier sitio que aquí esta noche, Joe, y no es una exageración― me dijo con un suspiro. ―Incluido ese congelador que ustedes llaman taller. Incluso con la peluda raja del culo de mi padre mirándome a la cara―. Exhaló un suspiro frustrado. ―Quiero decir, tiene como diez cinturones. Uno pensaría que se pondría uno. Una sonrisa a regañadientes se dibujó en mi cara. ―Quizá deberías tomar algo, ya que es Nochevieja y todo eso― Cogí la botella de vodka que había escondido detrás del microondas y la agité delante de ella. ―Además, he oído que es bueno para los nervios. ―Ya me tomé tres cervezas ―respondió, a modo de explicación, mientras agitaba la botella. ―¿Y? ―¿Y Paul siempre se pone de malas conmigo si bebo demasiado? ―¿Y? ―Y.…―Ella lanzó una mirada a la puerta de la cocina detrás de ella y luego sacudió la cabeza. ―Y que se joda. Esa es mi chica. ―Ese es el espíritu. Volviéndose para sonreírme, preguntó ―¿Tienes coca para acompañar?

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BOYS OF TOMMEN #3 Enarqué una ceja. Sus ojos se abrieron de par en par. ―Me refería a la bebida, imbécil. Le guiñé un ojo. ―Coge un vaso.

―No, no, no ―se rió Molloy un par de horas más tarde, mientras agitaba su bebida en la mano y se tambaleaba hacia mí. ―Es imposible que sigas así. ―Puedo seguir toda la noche, Molloy― respondí, sintiéndome mucho más relajado ahora que tenía media botella de vodka en mi organismo. Llevábamos más de una hora fuera de la casa de Danielle, jugando a ese jodido juego al que Molloy se refería como el juego de una palabra. Lo que había empezado con nosotros bromeando, turnándonos para añadir una palabra y formar una frase, se había convertido en una jodida historia. Yo nunca había jugado, pero a medida que el vodka iba fluyendo, la historia se volvía cada vez más ingeniosa. Anudando sus dedos en la parte delantera de mi sudadera, tiró de mí y me sonrió. ―Dame esa botella. ―No sé, Molloy― me burlé, desenroscando el tapón y bebiendo directamente de la botella. ―Un poco más de libertinaje y tus alas no te llevarán al cielo. ―Entonces tendré que quedarme en el infierno contigo, ¿no?― se burló, quitándome la botella de la mano y bebiéndola de un trago. No era una borracha agresiva, ella era divertidísima. Obviamente, la chica no tenía la compañía adecuada en las salidas nocturnas. ―Eres mi mejor amigo― soltó de sopetón. ―Pero no se lo digas a Casey, porque te sacará los ojos por ese título.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Me siento honrado. ―Deberías estarlo. ―Bueno, tú también eres la mía― acepté con una risita. ―Pero no se lo digas a Podge porque... sí, le importará una mierda. ―Entonces, ¿somos mejores amigos? ―preguntó, levantando el dedo meñique. ―A la mierda― Me encogí de hombros y enganché el mío alrededor del suyo. ―¿Por qué no? ―Sí. Bueno, bueno ―se rió, sentándose en el borde del trampolín, con la botella en la mano. ―¿Dónde estábamos? ―Le estaba metiendo la mano entre las piernas― le recordé, hundiéndome a su lado. ―Oh, sí―, chilló encantada y se dejó caer sobre su espalda, haciendo que el trampolín se balanceara bajo nosotros. ―Y esta vez no te andes con tonterías―, le advertí, quitándole la botella de las manos para darle un trago. ―Cuando llegue a la parte buena, no te ahogues. ―No pienso ahogarme― se rió, apoyándose en los codos. ―De acuerdo, entonces él estaba metiendo la mano entre sus piernas... ―Frunció el ceño y se lo pensó un momento antes de añadir: ―Cuando. Puse los ojos en blanco. ―De. ―Repente. ―Se. Sus ojos se abrieron de par en par. ―Detuvo. ―Para. ―Deslizar. Ella sonrió con satisfacción. ―Su.

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BOYS OF TOMMEN #3 Arqueé una ceja. ―Tanga. ―Por. ―Sus. ―Piernas. ―Hasta. ―Abajo. ―Punto final― se carcajeó. ―Entonces. ―Su. Sus mejillas se sonrojaron cuando añadió: ―Boca. ―Fue. ―Allí. ―¿Allí?― Arqueé una ceja. ―¿Qué carajo, Molloy? ¿Dónde es allí? ―Bien, bien― concedió, con una risita. ―Su boca estaba en. ―Su ―Sonriendo, le hice un gesto para que siguiera adelante y tomara su turno. ―No, no puedo, no puedo― dijo entre carcajadas, mientras volvía a dejarse caer en el trampolín. ―Deja de intentar obligarme. ―Sí que puedes― me reí. ―Dilo. ―No puedo. ―¡Dilo! ―¡Coño! ―gritó con todas sus fuerzas. ―¡Su boca estaba en su coño! Ya lo dije― Ahogándose en otra carcajada, dijo ―Me voy a hacer pis. ―Bájate de una puta vez si es así― me reí, girándome de lado para verla revolcarse en la lona, agarrándose el costado. ―Si te meas en este trampolín conmigo encima, voy a tener que revocar tu estatus de amiga, Molloy, y encontrar a alguien más con quien jugar al juego de una palabra. ―No te atreverías ―Se retorció sobre sus manos y rodillas, se arrastró

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BOYS OF TOMMEN #3 hacia mí y suspiró satisfecha. ―Soy insustituible. Así es… ―¿Joey? ―Una voz familiar llamó desde la puerta trasera. ―¿Vas a entrar?― Danielle preguntó, mientras se cernía en la puerta. ―Esperaba que pudiéramos bailar. ―Yo no bailo. ―Oh. Realmente esperaba que pudiéramos. ―Como dije, yo no bailo. ―Bueno, entra pronto, ¿sí? Quiero celebrar el año nuevo contigo. ―Sí, genial, Dan, estaré dentro en un rato. Cuando la puerta se cerró tras Danielle, Molloy me dio un codazo. ―Parece que quiere hacer algo más que recibir el año nuevo contigo. Sonriendo, negué con la cabeza y la miré. ―¿Te parece? ―Sí ―Estallando en otra carcajada, añadió: ―Parece que quiere tu boca en su coño. Levanté las cejas. ―¿Palabras atrevidas viniendo de la chica que hace dos minutos era demasiado tímida para decir la palabra coño? ―Coño, coño, miau-miau ―replicó con un ronroneo falso. ―¿Qué te parece eso para ser demasiado tímida? ―Retiro lo dicho― repliqué secamente. ―Eres una salvaje. ―Y tú eres todo lo contrario a marica― me ofreció con una sonrisa de apoyo. ―Vaya, gracias. ―No, gracias a ti ―Sonriendo, me acarició la mejilla. ―Bájatelo―me indicó, bajándome la capucha. ―Quiero ver tu linda cara. ―Linda― resoplé. ―Por Dios, sigue haciéndome cumplidos, Molloy. Harás maravillas en mi ego.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Pero lo eres― suspiró, pasando la mano de mi mejilla a mi nuca. ―Si tuviera un paquete de Rolos ahora mismo, te daría el último. ―¿Sí?― Sonreí, complaciéndola. ―Bueno, si tuviera un paquete de Rolos ahora mismo, Molloy, te los daría todos. ―¿Me los darías?― Sus ojos se abrieron como platos y me miró como si le hubiera ofrecido la luna en una cuerda. ―Es lo más bonito que me han dicho nunca. Sacudí la cabeza y me reí. ―Eres un peso ligero. Ella sonrió. ―Bien, bien, que tal esto para la siguiente palabra de la historia―Presionándose las sienes con los dedos, tarareó antes de soltar: ―Ella. ―Abrió. ―Las. ―Piernas. ―Para. ―Que. ―El. ―Probara. ―Su. ―Palpitante. ―Clítoris. Ella exhaló un suspiro tembloroso y se inclinó más cerca. ―Ella. ―Usó. ―Las. La sentí acercarse más. ―Manos. ―Para. ―Bajarle

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Su. ―Bóxer. Exhaló un suspiro y susurró: ―Y. ―Él. Su mano se apretó alrededor de mi nuca. ―Enterró. ―Su. ―Duro. Su respiración se entrecortó cuando susurré: ―Pene. Me agarró el cuello con tanta fuerza que sus uñas se clavaron en mi piel. ―Profundamente. El corazón me latía tan fuerte y violentamente en el pecho que me sorprendió seguir respirando. Resistí el impulso de apoyar la frente contra la suya. En lugar de eso, me mantuve firme y observé cómo me miraba. Era demasiado; ella, el momento, mis sentimientos, los latidos de mi corazón... Era jodidamente demasiado. Y, aun así, permanecí completamente inmóvil, viéndola observarme. ―Dentro. Sentí sus labios acercarse peligrosamente a los míos. ―De. ―Su novia― dijo Paul fríamente, sobresaltándonos ―¿Qué está pasando aquí? ―Oye Paul, estamos en medio del juego de una sola palabra― canturreó Molloy, ajena a la mirada de asesinato grabada en el rostro de su novio―¿Quieres unirte a nosotros? ―No― dijo rotundamente. ―Quiero pasar un rato a solas con mi novia, pero no he podido encontrarla en la última hora y media. ―Eso es porque estaba aquí afuera jugando con Joe, tontito― respondió

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BOYS OF TOMMEN #3 ella alegremente. ―Bueno, ¿te importaría entrar y dar la bienvenida al nuevo año conmigo?―argumentó. ―Si no es mucha molestia para ti despegarte de Lynchy, claro. ―Claro, Paul― Sonriéndome, me dio un golpecito en la nariz con el dedo―Y te veré... más tarde. ―Nos vemos, Molloy― le contesté, observando su hermoso trasero mientras entraba en la casa. ―No la verás― dijo Paul, cuando Molloy volvió a entrar. ―No la verás, ni te juntarás con ella, ni tendrás nada que ver con ella. Me reí. ―Tienes serios problemas de control, viejo. ―Lo digo en serio, Lynchy― advirtió. ―Mantente alejado de ella. ―Ella es la que siempre vuelve a mí, muchacho ―dije, escurriendo los últimos restos de vodka de la botella. ―¿Qué te dice eso? ―Me dice que está aburrida y que tú eres el caso de caridad perfecto para tratar. ―¿En serio? ―Me encogí de hombros. ―Es curioso, porque a mí me dice que tú eres demasiado aburrido para ella, y yo le estoy dando exactamente lo que tú no puedes. ―¿Y qué sería eso? ―se burló. ―¿Un sello de mujerzuela en el culo y una hoja de antecedentes penales del largo de su brazo? ―Todavía no― Sonreí. ―Pero siempre hay un mañana. ―Escucha, imbécil, solo voy a decir esto una vez más; deja a mi novia en paz. Aléjate de su vista y de su vida. ―Lo que tú digas― respondí, sin ganas de pelearme con él esta noche. No cuando estaba de tan buen humor ahora.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Oh, una cosa voy a decir antes de irme― Girándose para mirarme, añadió ―Gracias por emborracharla por mí. Entrecerré los ojos y su sonrisa se ensombreció. ―Siempre es más fácil quitarle las bragas cuando está borracha. Se dio la vuelta y desapareció dentro de la casa. Me levanté y me dispuse a ir tras él, pero ¿qué podía hacer? ¿Qué carajo podía decir ante eso? No podía impedírselo. Ella eligió estar con él. Repetidamente. Él era su novio. Yo era su... nada. A la mierda mi vida.

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BOYS OF TOMMEN #3 LLAMANDO A LA PUERTA DE DANIELLE

01 de enero del 2004

―Oh, sí, nena, eso es ―gimió Paul, apretándome más contra el colchón de la habitación de invitados a la que me había arrastrado. En lugar de estar abajo divirtiéndome en la fiesta como había estado haciendo, ahora estaba tumbada, medio desnuda, debajo de mi novio borracho hasta las cejas, mientras sudaba vodka y planeaba mi huida. ―Eres jodidamente sexy ―continuó diciendo Paul, mientras manoseaba y tiraba de mis pechos desnudos como si fueran sus juguetes personales―Joder, qué ganas tengo de meterte la polla―, añadió bruscamente, mientras me pasaba la lengua por el cuello. ―Te voy a follar tan fuerte que no vas a poder caminar recta durante una semana. Guao… Las palabras que toda virgen deseaba oír. Sus manos se dirigieron a la cintura elástica de mi tanga y apreté con fuerza. ―Espera. ―No ―gimió, enterrando su cara entre mis pechos. ―No, no, no, no digas

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BOYS OF TOMMEN #3 espera. ―Espera ―repetí, con el pecho agitado, mientras apartaba su mano de mis bragas. ―Espera. ―Han pasado tres años y medio, Aoif― gimoteó, presionando besos húmedos y descuidados en mi cuello. ―Cuatro en febrero. ¿No me he ganado ya tu tarjeta V? ¿Tarjeta V? ―No― Sacudí la cabeza. ―No quiero hacer esto aquí. ―Shh, está bien, aquí es perfecto. Es Nochevieja. Muy romántico. ―No va a pasar, Paul ―argumenté, golpeando contra su pecho, en mi intento de quitarme de encima al gran bastardo borracho. ―Ahora suéltame. ―Por el amor de Dios, Aoife― soltó, rodando sobre su espalda. ―Esto es una mierda. ¿Cómo es que soy el único tipo en nuestro año con una novia a largo plazo y todavía el único tipo que no consigue follar? ―Todavía no es el momento ―le expliqué, deslizándome hasta el borde de la cama. ―No estoy lista para acostarme contigo, y tampoco estoy dispuesta a que me presiones para hacerlo en una fiesta de Nochevieja de mierda ―le dije, buscando mi sujetador en el suelo de la habitación. ―Entonces al menos chúpamela. Lo miré mal mientras él se acariciaba la polla. ―Acércame eso a la cara y te la arrancaré de un mordisco. ―No lo harías. ―Pruébame. ―Estás siendo una perra. ―Si no puedes ser paciente y esperar hasta que esté lista, entonces es cosa tuya, no mía. ―Bueno, ¿y si no puedo? ―Se sentó y me fulminó con la mirada. ―¿Y si

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BOYS OF TOMMEN #3 me canso de esperar a que abras esas piernas de Virgen María? Entrecerré los ojos. ―Entonces ya no tenemos nada que decirnos. ―Bien, entonces vete a la mierda y búscate a otro infeliz que te acompañe a casa esta noche― espetó, quitándose las mantas de encima y poniéndose en pie de un tirón. ―Porque ahora mismo no quiero ni mirarte. ―Mira, lo siento, ¿sí? ―Le dije, sintiéndome extrañamente emocional ante su frío rechazo. ―Te dije que no estoy lista para el sexo, ¿de acuerdo? ―Y ya te dije que no quiero mirarte ―se mofó, mientras se tironeaba los calzoncillos. ―Así que puedes follarme o irte. Las palabras no habían salido de mi boca cuando la puerta de la habitación se abrió de golpe. ―Aquí no ―ronroneó Danielle, mientras tiraba de la hebilla del cinturón de un Joey sin camisa. ―Vamos a mi habitación en su lugar. Dolor. Rebotó a través de mí como un cuchillo. Claramente colocado por cualquier mezcla que hubiera tomado después de que lo dejara antes, Joey se balanceó contra ella, con los ojos sombríos y desenfocados, mientras la cogía por la cintura y tiraba de ella hacia él. ―Aquí está grandioso. Ouch. Me dolió. Dolió tanto que tuve que aspirar con fuerza para recuperar el aliento. ―Oh, lo siento chicos― Danielle chilló, cuando se dio cuenta de nuestra presencia. ―Sólo estábamos...―Su voz se apagó mientras sus mejillas se enrojecían―Bueno, um, ya saben... ―No pasa nada ―Tragándome la bilis que tenía en la garganta, me volví

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BOYS OF TOMMEN #3 rápidamente de espaldas a la puerta mientras me ponía el sujetador y pasaba a ponerme los pantalones. ―Ya nos íbamos. ―¿Ves? Están follando, y puedo garantizarte que él tampoco tuvo que pasarse tres años convenciéndola― espetó Paul, lanzándome bruscamente la camiseta al otro lado de la habitación. ―Vamos, Aoife, esto es lo que se supone que hacen los chicos de mi edad. ―Entonces lo digo en sentido figurado y literal cuando te digo que te vayas a la mierda, Paul― siseé mientras me volvía a poner rápidamente la camiseta, sintiendo la amenaza punzante de las lágrimas en los ojos. ―Que te jodan― se burló Paul. ―Disfruta del camino a casa a oscuras tú sola. Espero que no haya ningún bicho raro merodeando por los arbustos. ―Puedes quedarte con la habitación, Danielle. Ya me iba― le dije, con la cara encendida, mientras me ponía los zapatos y me dirigía a la puerta, que estaba bloqueada por Joey, que se había desplomado contra el marco. Qué bien. Esto era épico. Sus ojos se posaron en mi cara, y juro que vi un destello de reconocimiento pasar a través de ellos antes de que sacudiera la cabeza y se apartara de mí. ―¿Él está bien? ―Le pregunté, pasando por delante de su alto cuerpo. ―Él está bien ―Danielle me aseguró, mientras que ella colgó su brazo sobre su hombro y lo condujo por el pasillo a su dormitorio. ―¡Feliz año nuevo!

Cualquier cosa que ocurriera entre Joey y Danielle en su dormitorio había sido sin duda exactamente lo que ella quería, porque cuando volvió abajo después, estaba tan contenta consigo misma que prácticamente flotaba.

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BOYS OF TOMMEN #3 Disgustada conmigo misma por el anormal nivel de celos que había dirigido hacia una chica que nunca me había hecho nada, intenté salir de mi oscuro estado de ánimo, pero la verdad era que no podía. Adormecida hasta los huesos, por no hablar de lo bien y verdaderamente sobria que estaba ahora, me senté en el sofá de su sala de estar, y vi como la multitud disminuía lentamente, hasta que sólo quedamos un puñado de personas. Tendría que haberme ido a casa hacía horas, pero no me atrevía a salir por la puerta principal. No cuando él seguía arriba, completamente fuera de sí. Sabía que debería estar pensando en Paul, arriba y solo en la habitación en la que lo había abandonado, pero no era así. Se trataba de Joey. Me gustaba que estuviese hecho un desastre. Me encantaban sus bordes afilados y sus pedazos rotos. Me gustaba, aunque sabía que él acababa de darle a mi compañera de clase todo lo que Paul había intentado darme a mí. ¿Qué decía eso de mí? Sencillamente me gustaba, maldición. Tanto que me dolía el pecho. Jesús. Incapaz de aguantar el no saber ni un segundo más, me puse inmediatamente en pie y salí disparada hacia la escalera, vislumbrando a Danielle en la puerta de la cocina mientras avanzaba. No te muevas... No te muevas… No te muevas... Rodeé la barandilla, pasé deprisa por delante de la habitación que había compartido con Paul hacía unas horas y me dirigí directamente a la puerta del fondo del pasillo. Estaba entreabierta, así que cuando entré, no hice ruido.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Joey?― Susurré en la oscuridad, mientras me acercaba a la cama. Encontré una lámpara en la cómoda y la encendí, bañando la habitación con un suave tono amarillo. ―¿Joe? ―Molloy ―gimió, hundiendo la cara en el colchón. El sonido me rompió el corazón a la vez que me hizo estremecerme. Se aceleró porque, incluso en su peor estado, conocía mi voz. Se quebró porque estaba desnudo en la cama de otra chica, con un condón usado tirado en el suelo de la habitación. ―¿Estás bien? ―Me oí preguntar, con el corazón acelerado, mientras miraba hacia donde estaba, lo que supuse, desnudo bajo el edredón de flores rosas de Danielle. Las sábanas le cubrían las caderas, dejando el resto del cuerpo al descubierto y revelando un enorme tatuaje de un crucifijo en la espalda. ―No

―gimió

Joey,

manteniendo

la

cara

enterrada

en

las

sábanas―Mierda. Exhalando una respiración temblorosa, me senté con cautela en el borde de la cama junto a él. ―¿Qué tomaste? ―La cagué, Molloy ―balbuceó, moviendo la cabeza de un lado a otro―Otra vez. ―Sí, lo hiciste―. Suspirando pesadamente, le puse la mano en el hombro y vi cómo los músculos de su espalda se tensaban físicamente bajo mi contacto―¿Qué voy a hacer contigo, ¿eh? Se me cortó la respiración al ver cómo mi mirada se posaba en una larga cicatriz de unos diez o quince centímetros que le cruzaba la espalda en diagonal. Estaba oculta tras el tatuaje del crucifijo, pero si se miraba de cerca era evidente. ―¿Es de un cinturón?― me oí susurrar, sin intentar evitar pasar un dedo

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BOYS OF TOMMEN #3 por las otras cicatrices profundas y marcadas que parecían estar esparcidas por su cuerpo. La mayoría parecían antiguas, como si se las hubieran hecho hace mucho tiempo, pero algunas eran más recientes. ―¿Y ésta? ―Probablemente ―murmuró somnoliento. ―No mires. ―¿Qué te pasó en la espalda, Joe? ―Con el corazón en la boca, seguí pasando los dedos por su piel estropeada, sintiendo cómo el dolor en el pecho se extendía a medida que pasaban los segundos. ―¿De dónde vienen todas estas cicatrices? Y no me digas que de peleas. ―Peleando ―dijo de todos modos, antes de rodar sobre su espalda―Dios, me da vueltas la cabeza. ―Sí―le contesté, alisándole el pelo rubio hacia atrás. ―Apuesto a que sí. ―Estás aquí de verdad ―Abrió de golpe los ojos y me miró. ―Pensé que te había soñado―. Y entonces me miró, completamente fuera de sí, con el carmín untado en la boca y la mejilla. ―Hola. ―Hola ―Mi estómago tocó fondo al verlo. ―No deberías ofrecerte a alguien como ella― le susurré, devolviéndole las palabras que me había dicho hacía mucho tiempo. Un destello de reconocimiento llenó sus ojos, haciendo que sus fosas nasales se encendieran. ―Molloy. ―Me duele― admití suavemente, acercándome para frotarle el carmín de los labios. ―Esto me duele. ―Nunca te haría daño, Molloy ―arrastraba las palabras, muy similares a su vida, un desastre roto. ―Preferiría morir antes que hacerte daño. ―No digas eso. ―Es la verdad ―Soltando un gemido de dolor, masculló ―Lo único que he hecho bien en mi vida es dejarte en paz.

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BOYS OF TOMMEN #3 Se me llenaron los ojos de lágrimas y parpadeé rápidamente, pero no antes de que una lágrima solitaria cayera de mi mejilla sobre su pecho desnudo. ―Estás llorando ―Sus facciones se llenaron de una ansiedad sombría mientras se incorporaba lentamente sobre los codos. ―¿Por qué? ¿Qué hice? ―Estoy genial ―Sacudiendo la cabeza, me recogí el pelo detrás de la oreja, sintiendo su aliento caliente en la mejilla. ―Estoy bien. Entonces miró a nuestro alrededor, sus ojos recorriendo el dormitorio desconocido, mientras la confusión le invadía. ―¿Lo hice? ―Su mirada se posó de nuevo en la mía, salvaje y aterrorizada, mientras se incorporaba. ―¿Lo hicimos? ―No ―Sacudiendo la cabeza, forcé la amarga verdad ―Nosotros no. ―Maldición ―Su cuerpo se hundió visiblemente. ―Molloy. ―No te quedes aquí― Mi respiración se entrecortó en mi garganta, y dejé caer mi mirada hacia el colchón, hacia donde el olor a sexo todavía estaba en el aire. ―En esta cama― Exhalé un suspiro entrecortado, odiando la súplica al salir a trompicones de mi boca ―Con ella. Joey me levantó la barbilla y me obligó a mirarlo, mientras me miraba tan fijamente que los orbes verdes de sus iris se oscurecieron hasta convertirse en carbón. ―De acuerdo― dijo finalmente, con el pulgar acariciando la curva de mi labio inferior, mientras apoyaba mi mejilla en su gran mano. ―No lo haré.

Un rato después, caminaba de vuelta a casa. Él con la capucha puesta y las manos metidas en la parte delantera de la sudadera, Joey tenía exactamente el mismo aspecto que siempre tenía cuando

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BOYS OF TOMMEN #3 me acompañaba a casa. Un poco molesto y muy sexy. Sin embargo, esta noche no tenía energía para bromear con él, ni siquiera para hablar. Así que caminamos en silencio con una nube de amargura sobre nuestras cabezas. ―Gracias ―dije cuando llegamos a mi puerta. ―Por acompañarme a casa y, bueno, ya sabes. ―Genial ―Mantuvo sus manos en los bolsillos, mientras me miraba cerrar la puerta del jardín detrás de mí. ―Te veré en el colegio la semana que viene. ―Sí ―Asentí con la cabeza y me quedé delante de la verja, observándole―Supongo que sí. Asintió rígido, pero no hizo ademán de irse, y yo tampoco. ―Pensé que te había hecho daño esta noche ―dijo por fin, rompiendo el pesado silencio que había entre nosotros. ―¿Cuándo me desperté y te vi allí? Pensé que había hecho algo de lo que no podríamos retractarnos. Me sentí tan jodidamente aliviado cuando me dijiste que no lo habíamos hecho―. Exhalando un fuerte suspiro, añadió: ―Pero la forma en que me miras ahora me hace desear que lo hubiéramos hecho―. Sacudió la cabeza y se dio la vuelta para marcharse. ―Al menos si lo hubiéramos hecho, entonces podría entender la mirada de decepción en tus ojos. ―Joe―Respiré agitadamente cuando empezó a alejarse. ―Joey, espera, yo... ―Nos vemos, Molloy―, dijo por encima del hombro. Y luego se fue.

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BOYS OF TOMMEN #3 SIEMPRE TE DEFENDERÉ

07 de enero del 2004

―Hey, Joe, ¿Ya viste a tu hermana? Cuatro palabras que había aprendido a temer, sobre todo si se pronunciaban en la escuela. Con los hombros rígidos hasta el punto del espasmo, dejé de desenredar el nuevo agarre de mi hurley y miré a Danielle. ―¿Por qué? ―Mi tono era duro y llano mientras me agachaba en el césped, vestido con mi camiseta del colegio, pantalones cortos, calcetines y botas de fútbol. Estaba a punto de salir a entrenar con el resto del equipo del colegio. ―¿Qué le pasó? ―Está llorando a mares en el baño. ¿Otra vez? ―¿Por qué? ―exigí, poniéndome de pie y alzándome sobre la rubia menuda y de ojos azules que tenía delante. Mordiendo su labio, Danielle señaló hacia el edificio de la escuela. ―No estoy del todo segura de lo que ha pasado, pero oí que ella y Ciara Maloney intercambiaron algunas palabras.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Algunas palabras? ―Cogí el broche de mi casco, lo abrí de un tirón y me lo arranqué de la cabeza. ―¿Alguna posibilidad de que esas palabras se convirtieran en unas bofetadas? Danielle se encogió de hombros, nerviosa. ―Escucha, no quiero involucrarme, ¿sí? No quiero caerle mal a nadie. Sólo te lo digo porque eres mi amigo. ¿Amigo? Eso era exagerado, los amigos se preocupan por los demás. Podía contar las personas que consideraba mis amigos con una mano. Mi hermana era una. Podge era otro. Alec, tan tonto como la mierda que era, todavía estaba en la lista. Tony Molloy, por razones obvias. Aparte de mi hermana, solo había una chica que ocupaba un lugar en mi lista de amistades, y no era la chica con la que perdí la virginidad en tercer curso, con la que había cometido el error de enrollarme en múltiples ocasiones desde entonces. Danielle era una chica con la que me llevaba bien, pero no era mi amiga, y no tenía intención de repetir el error que había cometido en Nochevieja. Los pegajosos mensajes de texto que había recibido de ella la mayoría de los días desde entonces fueron una llamada de atención más que suficiente para hacerme saber que ese barco en particular había zarpado. No recordaba gran cosa de aquella noche, estaba demasiado drogado en aquel momento como para acordarme de otra cosa que no fuera la fantástica sensación de estar flotando. Lo único que recordaba de la noche era el condón que había enrollado torpemente en mi polla y su pelo. Era rubio, largo y olía a coco, el olor se me quedó en la nariz durante días.

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BOYS OF TOMMEN #3 El problema era que no podía estar seguro de si era el pelo y el olor de Danielle lo que recordaba, o si era el de Molloy. Ella había estado allí cuando volví en mí, me había mirado como si yo fuera el responsable de haberle roto el corazón en el pecho y, después de acompañarla a casa aquella noche, no me había vuelto a mirar. La mirada que me dirigió aquella noche lo había complicado todo para mí, porque ahora era plenamente consciente de que tenía la capacidad de hacerle daño, estuviera cerca de ella o no. Era un pensamiento que me hacía reflexionar, pero no tanto como la escena a la que había llegado después de acompañarla a casa desde la fiesta. Sí, la absoluta carnicería a la que me había enfrentado había acabado rápidamente con cualquier noción de chicas, y de vida social. Mamá se había caído por las escaleras mientras yo estaba fuera y se había roto el brazo. Qué jodidamente conveniente… Me había pasado las siguientes veinticuatro horas solo en casa con niños a los que cuidar, por no hablar de mi sentimiento de culpa, mientras mi madre estaba sentada en urgencias con él. ―¿Le

pegó?

―pregunté,

devolviendo

mis

pensamientos

al

presente―¿Fue grave? Vamos, Dan, dímelo. ―Fue malo, Joe ―susurró, acercándose para frotarme el brazo. ―Hubo muchos gritos y llantos. Al parecer, alguien también le cortó el pelo. Se me heló la sangre. ―Dime que estás bromeando. ―Tu mamá está arriba ahora ―añadió, encogiéndose. ―La llamaron. Está hablando con el director. ―Jesucristo ―Con el pecho hinchado, salté el muro de metro y medio que delimitaba el campo de un solo tirón, antes de salir furioso en dirección al edificio de la escuela, con los tacos de fútbol repiqueteando contra el cemento

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BOYS OF TOMMEN #3 a mi paso. ―No pierdas la cabeza, Joey ―oí que me decía Danielle, pero ya era demasiado tarde. La cabeza se me había ido, perdida en el puto espacio, en cuanto oí que alguien le había cortado el pelo a mi hermana con unas tijeras. Como un trapo rojo a un toro, atravesé el patio de la escuela en dirección al edificio principal y golpeé con la mano la puerta de cristal con tanta fuerza que me sorprendió que no se hiciera añicos. ―¿Qué ocurre? ―preguntó Alec cuando pasé junto a él y el resto del equipo, que se dirigían al exterior para entrenar. ―Lynchy, el campo está al otro lado. ―¡Váyanse a la mierda! ―rugí, perdiendo el poco autocontrol que me quedaba dentro, mientras me dirigía velozmente hacia el baño de las chicas. ―No puedes entrar ahí, Joseph ―me advirtió Miss Lane, una de las profesoras, cuando pasé a su lado. ―¿Ah, ¿sí? ―me burlé, abriendo la puerta de un empujón. ―Deténgame, carajo. ―¿Perdón? ―preguntó ella, con un tono de sorpresa. ―Te suspenderán por hablarme así. ―Entonces suspéndame ―repliqué, dirigiendo mi atención al grupo de chicas que se apiñaban en los lavabos de las instalaciones. ―¡Lárguense de una puta vez! ―Voy a llamar al director ―advirtió Miss Lane con voz temblorosa, mientras sacaba rápidamente a las chicas del baño. ―Hágalo―me burlé, cerrándole la puerta en las narices. Exhalando un suspiro que parecía una llamarada, caminé a lo largo de la fila de una docena de cubículos de aseo, empujando cada puerta a mi paso, hasta

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BOYS OF TOMMEN #3 que llegué a la última. Estaba cerrada. ―Soy yo ―fue todo lo que dije, y luego esperé, con el corazón acelerado mientras me preparaba para lo que encontraría al otro lado de la puerta. Pasaron varios latidos antes de que el sonido de una cerradura llenase el aire, y entonces la puerta se abrió lentamente hacia dentro. Sentada sobre la tapa cerrada del retrete, con las rodillas hundidas en el pecho y los ojos inyectados en sangre de tanto llorar, mi hermanita me miró. ―Hola, Joe. Mi corazón se abrió de par en par al verla. No me importaba que ahora tuviera catorce años, a mis ojos, seguía siendo la niña con trenzas que me había seguido durante la mayor parte de nuestra infancia. El mundo era oscuro y estaba lleno de decepciones. No era información nueva para mí. Conocía demasiado bien la mierda de la vida. Había aprendido esa lección hacía mucho tiempo, pero, por Dios, nadie llevaba el corazón roto como mi hermana. Temblando, me obligué a controlar mi temperamento, algo que se me daba sorprendentemente bien con mi hermana, y me agaché frente a ella. ―Hola, Shan. Tenía el labio partido, el uniforme empapado de lo que, por el olor, sólo podía suponer que era leche agria, y apretaba su larga coleta oscura con la mano, la cual ya no estaba sujeta a su cabeza. Iba a matarlos. Iba a matarlos a todos. ―N-no me preguntes qué pasó ―susurró, con tono suplicante. ―No quiero hablar de ello.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―De acuerdo ―En contra de todos mis instintos, asentí despacio, con cuidado de no hacer ningún movimiento brusco que pudiera asustarla. ―No lo haré. Entendía lo que se sentía tener miedo, había pasado la mayor parte de mi vida ahogándome en el terror hasta que dejó de importarme. Preocuparse significaba sentir y si no me importaba lo que me pasaba entonces no tenía nada que temer, podía sobrevivir sintiéndome así. Podía sobrevivir a esta vida. Shannon me miró fijamente durante un largo momento, con sus grandes ojos azules llenos de lágrimas sin derramar, y luego se puso a llorar histéricamente como un potro asustadizo. ―Ya no q-quiero estar aquí, J-Joe. ―Lo sé, Shan ―Agarrando su pequeño cuerpo mientras se abalanzaba sobre mí, la envolví en mis brazos tan fuerte como pude, queriendo protegerla de algo que ya había sucedido. ―Lo sé. ―Quiero morir ―continuó llorando, ahogándose en sus lágrimas―Quiero dejar de estar aquí. ―No puedes morir ―intenté convencerla, mientras el terror me invadía las venas. ―¿Qué haría yo sin ti, ¿eh? ―Pero yo lo hago todo peor para ti ―siguió llorando. ―Sigues metiéndote en peleas para protegerme y defenderme. No es justo para ti... tener que salvarme siempre. ―Ese es mi trabajo, Shan ―le dije mientras le arrancaba la coleta de su pequeño puño. ―Soy tu hermano mayor. Siempre te defenderé. ―Te quiero, J-Joe. ―Yo también te quiero ―susurré, envolviéndola en mis brazos. ―Voy a arreglar esto, ¿de acuerdo? Voy a hacer que esto mejore para ti. Te lo prometo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¡Shannon! ―El fuerte grito de mamá llenó mis oídos, mientras entraba corriendo en el baño, con nuestro director pisándole los talones. ―Oh, Shannon, cariño. ―Shannon ―reconoció el Sr. Nyhan, nuestro director, en un tono suave y luego, ―Joseph― en uno mucho más plano. ―¿Qué va a hacer al respecto? ―exigí, poniéndome en pie y llevándome a Shannon conmigo. ―¿Vio usted esto?― Empujando la coleta de mi hermana delante de su cara, siseé ―¿Qué mierda va a hacer al respecto? ―¡Joey! ―espetó mamá, sonrojada, mientras sacaba a Shannon de debajo de mi brazo y la metía en el suyo. Pálida como un fantasma, me señaló con el dedo. ―No te atrevas a utilizar ese tipo de lenguaje cuando hables con tu director. ―No se preocupe, señora Lynch ―replicó el señor Nyhan en tono altanero. ―Podemos hablar del comportamiento de su hijo en otro momento. Miss Lane se pondrá en contacto con usted a su debido tiempo para tratar el tema. ―Oh, qué mierda ―me burlé, sacudiendo la cabeza. ―Le molesta mi comportamiento, pero no soy yo quien va por ahí cortándole la coleta a nadie. ―¡Joey!― Mamá exclamó. ―Basta, por favor. ―Trataré a los alumnos implicados como me parezca oportuno―, replicó el señor Nyhan. ―No como tú me lo exijas, Joseph. ―O sea, que no hará una mierda en absoluto ―siseé, con el tono cargado de disgusto. ―Sigue así, Joseph―advirtió el director. ―Porque, con una actitud así, estás a punto de saltarte la suspensión y pasar directamente a la expulsión. ―Por favor ―empezó mamá. ―Por favor, intente comprender; está pasando por muchas cosas ahora mismo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No ruegues por mí ―advertí, odiando la sensación de emociones que se filtraba en mi voz, cuando clavé los ojos en mi madre. ―Si quiere expulsarme, que lo haga. ―Está bien, Joe ―lloriqueó Shannon. ―Estoy bien. ―No, no está bien, Shan ―Sacudí la cabeza. ―Nada de esto está bien, y tú tampoco estás bien. Sacudiendo la cabeza, caminé hacia la puerta, sintiendo la necesidad de alejarme de esta gente tanto como pudiera físicamente. ―Arreglaré esto, Shannon. Lo arreglaré. ―¿Joey? ―Mamá me llamó. ―Joseph ―Era el Sr. Nyhan. ―¿Adónde crees que vas? Sin molestarme en contestar a ninguno de los dos, abrí de un empujón la puerta del baño y salí. Escudriñé con la mirada el montón de estudiantes que había en el pasillo y me fijé en la cabeza de zanahoria de Podge. ―El hermano de Ciara Maloney ―dije. ―¿Dónde puedo encontrarlo? ―¿A Mike? ―Podge levantó las cejas. ―Creo que está fumando detrás de la sala de educación física. Asintiendo rígidamente, me dirigí a la puerta principal. ―¿Por qué? ―Lo oí gritar detrás de mí, pero no me detuve a explicarle. Con el ánimo por los suelos, rodeé la parte trasera de la sala de educación física y no me detuve hasta que tuve el jersey de Mike Maloney en una mano y le hundí el otro puño en la cara. La conmoción estalló a nuestro alrededor, mientras varios de nuestros compañeros vitoreaban y gritaban ―lucha, lucha, lucha.... ―¿Qué demonios, Joe?― preguntó Mike, tambaleándose hacia atrás. Como un tiburón saboreando la sangre en el agua, estaba sobre el bastardo, mis puños moviéndose más fuerte y rápido de lo que creía posible.

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BOYS OF TOMMEN #3 Arrastrándolo al suelo, le rodeé la garganta con la mano y apreté. ―Da miedo, ¿verdad? gruñí, apretando el puño hasta que empezó a ponerse morado. ―¿Ser atacado sin motivo? ―Joey ―gritó Podge, intentando apartarme de él sin éxito. ―Vamos, amigo, lo estás ahogando. ―Bien ―rugí, escupiendo con mal genio. ―Quizá así la puta de su hermana se lleve el puto aviso. ―¡Joey! ―El Sr. Ryan, nuestro entrenador de hurling, rugió, viniendo a ayudar a Podge a arrastrarme de mi compañero. ―¡Ya basta, suéltalo! ¡Ya! ―Que le sirva de advertencia a tu hermana ―rugí. ―Si vuelve a mirar a mi hermana, te mataré ―Con el pecho hinchado, apunté directamente al chico que sangraba por todo el cemento, mientras el Sr. Ryan y varios de mis compañeros me arrastraban. ―¿Me oyes? Te mataré.

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BOYS OF TOMMEN #3 NO FINJAS QUE NO TE DISTE CUENTA

07 de enero del 2004

El miércoles, después de comer, me enteré de la pelea. Era de lo único que se hablaba, ya que la escuela bullía con chismes y rumores. Al parecer, Ciara Maloney había orquestado algún tipo de ataque despiadado contra la hermana pequeña de Joey Lynch, Shannon, y en represalia, Joey había aporreado al hermano de Ciara, golpeando a Mike hasta dejarle la cara irreconocible. Tanto Mike como Shannon fueron llevados al médico por sus respectivas madres, mientras que Ciara permaneció en detención y Joey pasó a la lista de ausentes. ―Tiene que ser su último strike ―dijo Paul, sentado a mi izquierda, y pareciendo demasiado feliz por toda esta horrible situación―Lynch ha tenido demasiadas oportunidades ―continuó Paul, tamborileando con los dedos sobre el escritorio. ―Nyhan va a expulsarlo definitivamente esta vez. Igual que tú has tenido demasiadas oportunidades conmigo, pensé para mis adentros, todavía resentida por cómo había intentado presionarme en Nochevieja.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No lo sé, Paul ―respondió Casey, desde donde estaba sentada a mi derecha, sacándome de mis pensamientos. ―Si expulsa a Joey, entonces tendrá que expulsar también a Ciara, por lo que le hizo a la hermana de Joey, y de alguna manera no veo que eso ocurra. ―¿Incluso

después

de

que

casi

mandara

a

Mike

al

hospital?―Inclinándose hacia delante en su asiento, Paul habló sin prestarme atención.―Tú no estabas allí, Case; no viste la cara de Mike. Estaba destrozado. Lynchy tuvo que ser arrastrado físicamente fuera del chico ―argumentó. ―No me importa lo buen jugador que sea, ese tipo es un lastre. Un maldito lunático. ―Oye, no estoy discutiendo contigo sobre el chico―, replicó Casey―Joey Lynch puede ser bueno con las piernas, pero le faltan dos peleas para ir a la cárcel. ―Sí, una temporada en prisión o una camisa de fuerza ―murmuró Paul en voz baja. ―Y ha estado con tantas chicas que es más bien una enfermedad de transmisión sexual andante con patas. ―Bueno, puede sentirse libre de infectarme cuando quiera ―replicó Casey, moviendo las cejas. ―Eso no tiene gracia. ―Oh, relájate, sólo estoy bromeando ―Casey respondió con una carcajada. ―Bueno, sobre la parte de la infección, al menos. Si los chicos fueran atracciones de feria, Joey Lynch sería la montaña rusa―. Sus ojos bailaron con picardía mientras guiñaba un ojo y decía ―No puedes culpar a una chica por querer montarse en ese chico malo. Tan cierto… ―Bonita analogía― refunfuñó Paul, con cara de asco. ―Oh, no te preocupes, Paulie ―Casey se burló, acercándose a acariciar su mano. ―Tú también eres una atracción de feria.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Lo soy? ―Sonrió lobunamente―¿Cuál? ―Las tazas de té ―resopló ella. ―Oh, ya basta, los dos ―espeté, molesta con toda la situación. ―Actúan como si fuera una persona terrible cuando no lo es. Sólo... estaba defendiendo a su hermana, que había sido atacada. ―Sí, Aoif, pero Mike no lo hizo ―ofreció Casey. ―Sólo era un espectador inocente. ―Oh, quieres decir de la misma manera que su hermana era inocente. Eso no impidió que Ciara Maloney le cortara el pelo a la pobre chica, ¿verdad?―. ―Contrólate, Aoife ―se burló Paul. ―Hay una gran diferencia entre cortarle el pelo a alguien y darle tremenda paliza a una persona. ―¿Cortarle el pelo a alguien? ―me quejé. ―¿Oí bien? Escucha, no justifico lo que Joey le hizo a Mike, porque fue una locura. Pero te digo ahora mismo que si alguien intentara cortarme el pelo con unas tijeras oxidadas, me volvería loca. ―Cierto ―Casey aceptó a regañadientes. ― Yo perdería mi mierda . ―Exacto ―insistí. ―Sería lo último que harían con unas tijeras, eso seguro. Y es a su hermanita a la que le ha pasado eso ―añadí. ―Has visto a Shannon Lynch paseando por los pasillos entre clase y clase; es como un ratón. No podría defenderse, aunque lo intentara. ―Entonces, como su hermana no puede defenderse, ¿eso le da derecho a usar sus puños para librar sus batallas? ―Paul arqueó una ceja, claramente poco impresionado de que yo tuviera una opinión diferente sobre el asunto―No es más que un matón. Un matón impulsivo. Uno del que deberías alejarte. ―¿Te importaría decírselo a la cara? ―Me oí a mí misma responderle acaloradamente. ―No ―dijo Paul en tono sarcástico. ―Porque intentaría reorganizarme la

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BOYS OF TOMMEN #3 cara a puñetazos, como ya ha intentado hacer en varias ocasiones, Aoife. Que es exactamente lo que intento decir sobre ese cretino―. Sacudió la cabeza y murmuró ―La verdad, no sé cómo lo soporta tu padre en el taller. Tony debe ser un santo de Dios para haber aguantado tanto tiempo con ese desperdicio de espacio. ―Es un buen trabajador ―me apresuré a señalar. ―Papá siempre alaba lo fiable, puntual y trabajador que es Joey, así que quizá no sepas tanto de él como crees. ―¿Qué es esto? ―gruñó Paul. ―¿El club Corazón-Joey-Lynch? ―Bueno, seguro que es mejor que el club de quejarse de él hasta aburrir a todo el mundo hasta la saciedad, del que tú eres miembro fundador ―repliqué, no dispuesta a echarme atrás. ―¿Por qué siempre lo defiendes? ―me preguntó con tono molesto. ―Porque siempre hablas mal de él ―le respondí. ―Es mi amigo, Paul. Acéptalo. ―Por Dios ―Paul entrecerró los ojos. ―Si te sigue gustando tanto, ¿qué haces conmigo? ―Buena pregunta ―espeté. ―Me he estado haciendo esa misma pregunta a menudo estos días. Paul retrocedió como si lo hubiera golpeado. ―¿Hablas en serio? ―Wow, chicos, todo el mundo tome un tranquilizante ―Casey intervino―No nos peleemos por esto. ―¿Quién está peleando? ―Solté, muy en forma de pelea. ―Lo que sea ―refunfuñó Paul. ―Ese canalla no se merece tanto protagonismo. Cuanto antes lo expulsen y salga de este colegio, mejor para todos. ―Es tan fácil para todos ustedes sentarse ahí y juzgarlo ―estalló Podge,

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BOYS OF TOMMEN #3 mientras empujaba su silla hacia atrás y se levantaba de su escritorio. ―Cuando ninguno de ustedes sabe con lo que tiene que lidiar ese chico. No tienen ni la menor idea. ―Todos tenemos mierda con la que lidiar, Podge ―argumentó Paul, sin disculparse. ―Eso no nos da derecho a ninguno de nosotros a andar por ahí como una bomba de relojería, y tampoco le da derecho a él a hacerlo. No tiene un pase libre para patearle la cara a alguien cada vez que pierde los estribos. ―Acabas de demostrar exactamente mi punto de vista― dijo Podge―No tienes ni idea ―Me miró decepcionado. ―Creía que tú, más que nadie, sabrías que no hay que juzgarlo. ―¿Qué? ―Me quedé pasmada. ―¿Yo más que nadie? ―No finjas que no lo sabes, Aoife. ―No―respondí confundida. ―No lo sé. ― Y una mierda ―espetó Podge. ―Actúas como su amiga, pero supongo que sólo es eso, una actuación, porque en cuanto las cosas se ponen feas, hablas mal de él con el resto. ―Oye, tranquilízate ―advirtió Casey, saliendo rápidamente en mi defensa. ―No empieces con ella sólo porque tu amigo la cagó. Ella no es su animadora. ―¿Sabes qué? ―gruñó Podge, sacudiendo la cabeza. ―No tengo tiempo para esta mierda―. Dicho esto, se echó a la espalda su mochila y la de Joey y salió furioso del aula. Como si me hubieran dado un puñetazo en el estómago, recogí mis cosas y me apresuré a seguirlo, ignorando las protestas de Paul, Casey y el pobre profesor sustituto que intentaba controlar la clase. ―Podge, espera ―le digo a mi compañero pelirrojo mientras se aleja en dirección a la salida del colegio. ―Espera un momento, ¿quieres?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No estoy de humor, Aoife ―fue todo lo que respondió. Sin darse la vuelta, empujó las puertas de cristal y salió al último aguacero de enero. ―De verdad que no lo estoy. ―¿Qué querías decir con lo de antes? ―pregunté, poniéndome a su lado, mientras se alejaba a toda prisa de la escuela. ―¿Acerca de la mierda con la que Joey tiene que lidiar?― Exhalé un suspiro frustrado. ―¿Qué mierda? ―Como si no te hubieras dado cuenta ya ―refunfuñó Podge. ―No estás ciega, Aoife, y tampoco eres estúpida ni mucho menos. ―Dame una oportunidad ―le supliqué. ―Vamos, Podge, dime lo que querías decir. ―Ya has visto en qué condiciones llega al colegio ―espetó, perdiendo la calma. ―No finjas que no te has dado cuenta de los moratones, Aoife. No cuando son tan jodidamente obvios que no puede ocultarlos la mayor parte del tiempo. Vamos, chica, no hace falta ser un genio para saber que está recibiendo golpes cuando no está en el colegio. Y ahí estaba. Era algo que definitivamente no esperaba que dijera, pero de una manera extraña e inquietante, también lo esperaba. Mi mente se remontó a las cicatrices que sabía que llevaba bajo la ropa, y más atrás, a un altercado que presencié un par de años atrás en el que, tras perder la final del condado contra la ciudad vecina, Joey había llegado a las manos con quien yo suponía que era su padre en la parte trasera del aparcamiento del pabellón de la GAA. En aquel momento, lo achaqué a su calentura habitual y al hecho de que Ballylaggin había sido derrotado en el partido. Pero ahora, al recordar la forma en que el hombre más grande le había empujado y zarandeado antes de ponerle una mano en la nuca y obligar físicamente a Joey a meterse en la parte trasera

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BOYS OF TOMMEN #3 de un coche, lo tenía mucho más claro. ―Dios mío ―susurré, tapándome la boca con la mano. ―No te hagas la sorprendida ―acusó Podge. ―Trabaja con tu padre. Como si no supieras lo que ha estado pasando. ―¡No lo sabía! Espera, ¿Joey te dijo eso? ―le pregunté, tratando de agarrarle el jersey. ―¿Él te dijo que su padre lo está golpeando? Podge se detuvo a medio paso y me miró como si estuviera loca. ―No, claro que no me lo dijo ―espetó, con tono indignado. ―Por si no te has dado cuenta, es bastante cerrado. Joey no le cuenta a nadie lo que pasa en esa casa. He oído suficientes rumores, y lo he visto entrar en la escuela suficientes veces con los ojos morados, para saber que lo tiene mucho más difícil que tú o que ese imbécil santurrón al que llamas novio. ―Oye, eso no es justo ―espeté, sonrojándome. ―Estaba intentando defenderlo. ―Sí, claro que sí ―se mofó antes de marcharse. ―Sí ―argumenté, corriendo tras él una vez más. ―No tengo la misma opinión de Joey que Paul. No la tengo. Tengo mi propia opinión, Podge. ―Pues entonces quizá deberías usarla alguna vez―replicó―…y quizá deberías hablar un poco más alto a favor del chico, sobre todo teniendo en cuenta que él te ha devuelto el favor una o dos veces. ―¿Qué? ―Entrecerré los ojos. ―¿Qué se supone que significa eso? ―Nada ―dijo Podge, acelerando el paso en su evidente intento de alejarse de mí. ―No significa nada en absoluto. ―¿Adónde vas con su mochila? ―le grité, apartándome el pelo húmedo de los ojos, mientras la lluvia seguía cayendo sobre nosotros. ―¡Se la llevaré! ―gritó por encima del hombro. ―Esté donde esté. ―Déjame hacerlo ―me oí decir, mientras corría tras él bajo la

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BOYS OF TOMMEN #3 lluvia―Puedo encontrarlo, Podge ―repetí, bajando la mochila de Joey de su hombro y poniéndola sobre el mío. ―Deja que lo haga yo. Me observó con ojos desconfiados. ―¿Por qué? ―Porque quiero. ―¿Pero por qué? ―¡Porque simplemente quiero, de acuerdo! ―Bien―Me miró con recelo. ―No le dirás a Joe lo que te dije sobre su padre, ¿verdad? Porque se volverá... ―No lo haré ―prometí, cortándolo. No cuando tenía toda la intención de que me lo contara él mismo.

No estaba en el taller con papá, no estaba en los terrenos de la GAA, y no estaba en ninguno de los otros lugares locales que yo sabía que frecuentaba. Eso sólo dejaba un lugar. Su casa… La urbanización en la que yo vivía no tenía la mejor reputación, pero era Disneyland comparada con aquella en la que vivía él. Con algunas casas de su calle tapiadas y otras cubiertas de grafitis, se podía decir que Elk's Terrace tenía un aire de miseria. Había un coche calcinado en el extremo más alejado del deteriorado jardín cercano a su casa, cerca de donde tres ponis deambulaban libremente, pastando en la hierba crecida y la maleza. Jesús. Respirando con calma, rodeé el muro del jardín cubierto de grafitis, me acerqué a la puerta principal y llamé con fuerza.

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BOYS OF TOMMEN #3 Pasaron varios segundos antes de que el sonido de la llave al entrar en la cerradura llenara mis oídos. Unos segundos después, la puerta se abrió hacia dentro, pero sólo un poco. ―¿Sí? ―Hola ―dije, sonriendo alegremente a la joven que se asomaba por la rendija de la puerta. Shannon, me di cuenta rápidamente. ―¿Está Joey? Necesito hablar con él. Miró a su espalda y negó rápidamente con la cabeza. ―Aún no ha llegado a casa ―Con los ojos enrojecidos y sorbiéndose los mocos, su mirada temerosa se desvió hacia la mochila que yo sostenía, y lentamente abrió más la puerta―¿Es su mochila? ―Sí ―asentí. ―La dejó en el colegio. Se la estoy devolviendo. El sonido de voces elevadas llegó desde algún lugar detrás de ella y rápidamente cogió la mochila. ―Gracias por traérsela a casa. Yo se la puedo dar. ―Está bien ―respondí, dando un paso atrás, con la mano firmemente sujeta alrededor de la correa mientras me la subía al hombro. ―Puedo esperar. Algo no iba bien. Lo noté en el aire en cuanto me abrió la puerta y me vinieron a la mente las palabras de Podge y me estremecí de dolor, antes de reafirmarme en mi decisión. ―Como te dije, necesito hablar con tu hermano ―añadí, ofreciéndole lo que esperaba que fuera una cálida sonrisa. ―Por cierto, soy Aoife. Aoife Molloy. Joey trabaja con mi padre. ―Sí ―susurró ella, manteniendo la cabeza gacha mientras se aferraba a la puerta como si fuera lo único que la sostenía en pie. ―Sé quién eres. Estuviste en el funeral de mi abuela Murphy.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Sí, estuve. Y tú eres Shannon, ¿verdad?― Sabía exactamente quién era―¿La hermana pequeña de Joey? La había visto muchas veces por el colegio desde que entró en BCS, pero era muy reservada, nunca hacía contacto visual con nadie el tiempo suficiente para llamar la atención. Mirándola ahora, era difícil atribuirle más de once años. Sólo era un par de años más joven que yo, pero tenía el cuerpo de una niña pequeña. ―Sí ―Asintiendo con la cabeza, mantuvo la barbilla baja mientras susurraba ―Soy Shannon. ―Me enteré de lo que pasó hoy en la escuela ―añadí en voz baja, encogiéndome de hombros al ver su melena recortada. ―Siento lo que te pasó. ―No pasa nada ―balbuceó. Le temblaban las manos. De hecho, parecía estar a dos segundos de desmayarse en el suelo. ―Oye, ¿estás bien? ―pregunté, inclinando la cabeza hacia un lado en un intento de que me mirara a los ojos. ―Sí. ―No pareces estar bien ―La preocupación surgió en mi interior. ―Estás pálida como un fantasma. Más gritos llenaron el aire, y vi como ella se estremecía físicamente. ―Deberías irte ―Su voz era pequeña y suplicante. ―Ahora. Por favor. La puerta fue tirada hacia adentro y un pequeño chico rubio me sonrió. ―La amiga de Joey ―dijo encantado. ―La chica linda. ―Hola, Ollie ―respondí, sonriéndole. ―Hacía tiempo que no te veía. ¿Cómo te va? ―Estoy bien―, contestó, con un tono brillante, aparentemente ajeno a la ruidosa discusión que tenía lugar tras la puerta cerrada en el otro extremo de su pasillo―¿Estás aquí para hablar con Joey? ―preguntó, todo inocencia y

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BOYS OF TOMMEN #3 amplias sonrisas. ―Ollie ―advirtió Shannon en tono tembloroso. ―Vuelve dentro. ―Sí, así es ―me apresuré a decir. ―¿Él está aquí? ―Ajá ―respondió Ollie, asintiendo obedientemente y haciendo que Shannon exhalara un suspiro tembloroso. ―Pero se está metiendo en un lío ahora mismo. ¿Quieres entrar y esperarlo? Fue la mirada de puro terror en los ojos de su hermana lo que me hizo responder. ―Claro― mientras daba un paso cauteloso hacia el interior. ―Joe vuelve a estar metido en un buen problema ―me explicó Ollie haciéndome un gesto con la manita para que lo siguiera a la sala de estar. ―Esta vez es grave. Pasando a mi lado, Shannon se apresuró a entrar en el salón y cogió un pequeño bulto de lo que al principio pensé que era una manta blanca. Hasta que la manta blanca empezó a chillar y una cabecita rubia salió de detrás de la manta. ―Tienes un bebé muy lindo en tus manos ―dije, con los ojos clavados en el bebé que se retorcía en sus brazos, el que recordaba del funeral. ―No, no, no ―murmuró mientras lo acunaba en sus escuálidos brazos―No es mi bebé. ―Es Sean ―explicó Ollie, subiéndose al sofá de aspecto desgastado y luego palmeando el espacio a su lado. ―Es el más nuevo de nosotros. ―Es nuestro hermano ―aclaró Shannon, mientras trataba de calmar al bebé grisáceo, que rechazaba el biberón que ella le ofrecía. ―¿Qué edad tiene? ―pregunté, sentándome en el cojín desgastado por el hilo. ―¿Quién, Sean? ―Haciéndolo rebotar en sus brazos, le acomodó un rizo rubio detrás de la orejita y dijo ―Acaba de cumplir dos años. ―¿En serio? ―Me resultaba increíblemente difícil creer que el bebé que

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BOYS OF TOMMEN #3 tenía en brazos tuviera dos años. Tenía un tamaño diminuto y me recordaba más a un bebé de doce meses. ―Tengo cuatro hermanos ―añadió Ollie. Mis ojos se abrieron de par en par. ―¿Cuatro? ―Sí, y una hermana ―añadió Ollie con orgullo. ―Darren es el mayor, y luego estamos Joe, Shannon, Tadhg, yo y Sean. ―Por si no lo habías adivinado, él es el que no sabe mantener la boca cerrada ―intervino Tadhg desde el sillón de enfrente. Pasaba los canales con el mando a distancia del televisor en la mano y me echó una mirada de reojo antes de volver a mirar a Shannon. ―Se va a volver loco. ―¿Quién? ―pregunté. ―Papá―dijo Ollie al mismo tiempo que Tadhg decía ―Joey― y Shannon―Nadie. ―Actuando como el gran hombre duro de la escuela―, rugió una voz masculina dominante, haciendo que todos los niños a mi alrededor se estremecieran y acobardaran. ―Tienes suerte de que no acudan a la policía por esto. Estarías fuera del equipo permanentemente. Es verdad, también te suspendieron del equipo. ―¿Crees que me importa una mierda que me echen del equipo de hurling?―Oí la risa forzada de Joey. ―Que te den, viejo. Ese es tu sueño, no el mío. ―Oh, sigues alterado, ¿verdad? No te preocupes, te lo sacaré, chico. ―¿Qué diablos les pasa a ustedes dos? ¿Por qué siempre recurren a los puños? ¿Por qué no pueden dejar de ser así? ―gritó una voz de mujer. ―¿Por qué tienen que recurrir a la violencia a la primera oportunidad? Incómoda, miré a sus hermanos, que ignoraban obedientemente los gritos procedentes de la otra habitación.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Es demasiado, Joey. Ya no puedo encargarme de ti, de verdad que no puedo. ―¿Encargarte de mí? No necesitas encargarte de mí. No necesitas hacer una mierda por mí, no es que lo hagas de todos modos. Estoy bien como estoy. Y yo estaba tratando de proteger a mi hermana, si estás tan jodidamente preocupada. Ella va a terminar matándose si no la sacas de esa escuela. No puede aguantar más. ―¡Y yo no puedo soportar más tu comportamiento! ―Entonces échame. ―No me tientes, chico. ―¡Suéltalo, Teddy! ―Ahora, dónde mierda está esa hermana tuya. Ella tiene mucho que ver en esto. Unos momentos después, la puerta del salón se abrió de golpe, y entró un hombre alto y de aspecto formidable. Su padre, me dije mentalmente, reconociendo el evidente parecido que tenía con los niños que había por el salón. También lo reconocí al instante como uno de los borrachos más malos y sórdidos que apuntalaban el bar del trabajo cuando yo trabajaba en el turno de tarde entre semana. Nunca pedía comida, así que nunca tenía que servirle personalmente, pero siempre me daba unas vibraciones espeluznantes. ―¿Quién es ésta? ―preguntó, asustado al verme sentada en su sofá. ―Esta es Aoife ―dijo Ollie con orgullo, acariciándome el hombro con su manita. ―Es mi amiga. ―Teddy, espera ―gritó una mujer que se parecía muchísimo a Shannon, entrando a toda prisa en la habitación tras su marido. ―Por favor, espera...―Su voz se apagó cuando sus ojos se posaron en mí, y juro que la vi desplomarse de alivio. ―Oh, hola.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Hola ―respondí, poniéndome de pie rápidamente. ―Soy Aoife. ―Aoife ―repitió la madre con una pequeña inclinación de cabeza. Se bajó la manga del suéter para disimular el yeso del brazo, forzó una pequeña sonrisa y preguntó ―¿Eres amiga de Shannon? Su marido resopló como si fuera la cosa más ridícula que hubiera oído nunca. ―Mírala, Marie ―Sus ojos oscuros me recorrieron de tal manera que me sentí incómoda. ―No está aquí por la chica. ―Entonces, ¿por qué...? ―la voz de la madre se entrecorta un instante antes de asentir con la cabeza. ―Oh, estás aquí por... ―Mi ―dijo una voz dolorosamente familiar. ―Ella está aquí por mí. ―Joey ―respiré, clavando los ojos en mi compañero de clase, que parecía furioso, cuando se plantó en la puerta del salón. ―¿Qué haces aquí, Molloy? ―Su tono era duro, sus ojos ardían de frustración apenas contenida, mientras la sangre goteaba de un corte sobre su ceja. ―¿En mi casa? ―Te olvidaste la mochila en el colegio ―La levanté a modo de explicación, fijando la mirada en su pelo revuelto y en el cuello de su camiseta, que se había estirado hasta perder la forma. ―Me imaginé que podrías necesitarla de vuelta. ―Da igual que tires ese puto trasto ―se mofó su padre, y el hedor a whisky que desprendía el hombre era tan evidente como el olor de los pasteles en una panadería. ―No le da mucho uso. ―Muy amable por tu parte ―se apresuró a decir su madre, quitándome el bolso con la mano buena. ―¿No fue amable de su parte, Teddy? Desinteresado, su marido gruñó algo parecido a una respuesta antes de arrebatar el mando de la mano de Tadhg.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Levántate de mí silla, mierdecilla ―ordenó, chasqueando el dedo. ―Y tráeme mis cigarrillos. Vi cómo el niño mayor fruncía el ceño hacia su padre de tal manera que me recordaba a su hermano mayor, pero luego se bajó rápidamente del sillón. ―Vamos, Ols ―refunfuñó, saliendo de la habitación. ―Puedes ayudarme a encontrar el cenicero. ―Me alegro de verte ―me chistó Ollie, todo ojos marrones e inocencia, antes de levantarse del sillón y correr tras su hermano. ―Sí ―solté, con el corazón revoloteando nervioso, mientras veía al pequeño salir a toda prisa de la habitación. ―Igualmente. Shannon, que parecía haberse convertido en piedra en el lugar de los mortales, parpadeó salvajemente antes de salir corriendo de la habitación, murmurando algo sobre que Sean necesitaba algo para beber mientras se iba. ―¿Puedo prepararte una taza de té? ―se ofreció su madre, tirando de la manga de su suéter de punto, casi tan insegura como su hija. Casi tan asustada―¿O prefieres café? ―No, ella no se va a quedar ―respondió Joey en su lugar, mientras inclinaba la cabeza hacia la puerta principal, sin dejar de mirarme. ―Ni una palabra. ―Yo, eh, mejor...―mi voz se entrecortó al ver que la puerta se abría y Joey salía. ―Vete Terminé, ofreciéndole a su madre una pequeña sonrisa antes de rodearla y dirigirme a la puerta. ―Gracias por traerle la mochila a casa ―me dijo. ―Has sido muy amable. ―De nada― La saludé con la mano y seguí a su hijo fuera de la casa―Adiós.

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BOYS OF TOMMEN #3 En cuanto salí y cerré la puerta, Joey se me echó encima. ―¿Quién demonios te crees que eres? ―exigió en voz baja, claramente furioso, mientras daba vueltas como un loco. ―¿Vienes así a mi casa?― Sus ojos verdes brillaban con una máscara de ira, pero yo podía ver el pánico absoluto que había debajo, ya que su atención se deslizaba hacia la puerta principal detrás de mí. ―¿En qué estabas pensando al presentarte aquí? ―Pensaba que habías olvidado tu bolso y que podrías necesitarlo ―le espeté antes de alzar una mano para tocarle la cara. ―¿Te hizo eso en el ojo? ―No te metas ―soltó, apartándome la mano antes de que pudiera tocarlo―Lo digo en serio, Molloy―. Enmascarando de nuevo su miedo con su mal genio, se encontró con mis ojos con una mirada de pura furia y apartó mi mano―¡Aléjate de mí vista y de mi puta vida! ―Escúchame ―Cerrando el espacio que había puesto entre nosotros, alcancé su mano, deseando que se abriera a mí. ―Lo sé, ¿sí? Entiendo lo que está pasando aquí. Tu padre es un borracho, ¿verdad? ―Con el pulgar, señalé detrás de mí. ―¿Se pone un poco maniático después de unas cuantas copas de Jameson de más? ―Alargué la mano para tocarle el hombro. ―¿Tu espalda? Esas cicatrices... ―Tienes que irte, Molloy ―gruñó Joey, con el pecho agitado, mientras se alejaba rápidamente de mi alcance de nuevo. ―Ahora. No estoy bromeando con esto―. Su mirada se desvió de nuevo hacia la casa y pude ver la ansiedad en sus ojos. ―Tienes que irte― gruñó, bajando por el camino de entrada―Tienes que irte ya, Molloy ―añadió cuando llegó al muro del jardín. ―Vete de una puta vez. Por favor. ―No me voy a ninguna parte hasta que hables conmigo ―argumenté, sin cederle ni un milímetro, mientras me acercaba a él y reclamaba el espacio que había puesto entre nosotros.

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BOYS OF TOMMEN #3 La lluvia caía a cántaros sobre los dos, pero no me iba a marchar. No ahora que lo sabía. Ni nunca más. Tenía una vida decente y relativamente estable. Claro, mi padre tenía un ojo inquieto, lo que significaba que la relación de mis padres estaba apagada más veces de las que estaba encendida, pero ni él ni mamá se maltrataban entre sí ni a mí ni a Kev. No teníamos un montón de dinero y dependíamos de una vivienda social, como la mayoría de las familias de nuestro barrio, pero no nos faltaba de nada, y desde luego no nos faltaba amor. Nos lo daban incondicionalmente y procedía de una fuente de suministro ilimitada. Y lo que es más importante, no nos pegaban ni nos mataban de hambre, ni nos despertaban a altas horas de la noche con el ruido de cristales rompiéndose o de carne golpeando carne. No teníamos miedo de decir lo que pensábamos o de lanzar una opinión por temor a represalias físicas, como era evidente que ocurría con su madre y sus hermanos. ―No pasa nada, Joe ―le insistí, implorándole que me oyera, mientras me apartaba el pelo húmedo de la cara. ―Ahora lo entiendo. Y lo entendía. De repente toda la agresividad y los cambios de humor empezaron a tener sentido. Las drogas. Las peleas. La forma despiadada en que atacó a Paul y Kevin cuando pensó que yo estaba en peligro. Fue como si un diluvio se hubiera levantado delante de mis ojos, él no era

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BOYS OF TOMMEN #3 violento por naturaleza. Era violento porque no fue educado en casa. ―Entiendo lo que está pasando aquí, y estoy de tu lado. ―No sabes una mierda de lo que está pasando aquí ―advirtió Joey, retrocediendo otro paso cuando me acerqué y toqué el moretón que se oscurecía en su mejilla. ―No me toques. ―¿Por qué no? ―Volví a cerrar el espacio que nos separaba, inmovilizándolo contra el muro del jardín. Levanté la mano y dejé que mis dedos rozaran el corte de su frente. ―¿Tienes miedo de que te haga daño? ―No ―exclamó, temblando de pies a cabeza, mientras se separaba físicamente de mí. ―Tengo miedo de hacerte daño. Sus palabras nos desconcertaron a los dos. ―¿Hacerme daño? ―Repetí y negué rápidamente con la cabeza. ―Todo lo que has hecho siempre es mirar por mí, Joey Lynch. Nunca me harías daño. ―Podría ―me replicó, pasándose una mano por el pelo empapado. ―Es posible. Con los ojos muy abiertos y el pecho agitado, me miró con recelo, esperando mi reacción. Esperando mi rechazo, me di cuenta rápidamente. ―Eso no va a ocurrir ―Con los ojos clavados en los suyos y el corazón martilleándome salvajemente en el pecho, me obligué a no estremecerme. A no apartar la vista de su rostro magullado ni de las ojeras, mientras susurraba―Porque tú no eres él. Joey se puso rígido. ―Eso no lo sabes, Molloy. No me conoces. Rompo todo lo que me importa. Eso es lo que hago. Lo arruino todo. Mi corazón se aceleró como tres docenas de latidos. ―Está bien que te preocupes por mí, Joe ―susurré, sabiendo que estaba pisando un terreno muy peligroso ahora mismo, pero sin tener el autocontrol

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BOYS OF TOMMEN #3 para retroceder y retirarme a un entorno más seguro. No cuando el único lugar en el que quería estar parecía ser en medio de una de sus crisis nerviosas. ―No hagas eso ―Su voz era ronca, ojos verdes llenos de calor peligroso―No me mires como si fuera ese tipo, Molloy. No busques significados ocultos en las cosas que digo. No soy el tipo para ti―. Sacudió la cabeza y exhaló un suspiro de dolor. ―Romperé esto...―hizo una pausa para señalar entre nosotros, antes de añadir: ―Sea lo que sea; esta pequeña amistad deformada que hemos formado a lo largo de los años... La voy a romper. ―¿Pero lo harás a propósito? ―insistí, negándome a retroceder. ―Esa es la parte importante. ―No ―Sus ojos verdes se entrecerraron en mí, estudiándome con una agudeza que era totalmente desconcertante y estimulante, todo en un solo aliento. ―No lo haré a propósito, claro que no lo haré, pero eso no impedirá que ocurra... Sus palabras se interrumpieron cuando lo besé. Así es, perdí la cabeza en medio de su calle, tiré la cautela al viento y estampé mis labios contra los suyos. Su cuerpo se congeló durante un largo instante, rígido e inmóvil, y me pregunté brevemente si había cometido un terrible error, pero entonces él me devolvió el beso, girando nuestros cuerpos para que fuera yo la que estuviera de espaldas al muro de su jardín, mientras sus labios se movían contra los míos con una destreza realmente estremecedora. Respiré fuerte y rápido, sintiéndome casi mareada, mientras me balanceaba contra su alto cuerpo. No era excesivamente grande ni musculoso, aunque yo sabía por haber visto bastantes de sus combates que era ridículamente fuerte. En cambio, era delgado, con músculos definidos bajo su piel tensa y

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BOYS OF TOMMEN #3 bronceada. Me acerqué a él y le rodeé el cuello con los brazos, aferrándome a él con todas mis fuerzas, mientras le devolvía el beso con todo lo que llevaba dentro. Era nuestro primer beso, y no fue el momento que me había imaginado tras años de ver series adolescentes poco recomendables. No se parecía en nada a lo que pasaba en las películas. Fue mucho más… Este beso fue real, crudo, despiadado y tan lleno de emociones tácitas que sentí que las piernas me temblaban por la presión. Me rodeó el cuerpo con los brazos y me puso una mano en la cadera, mientras me anudaba la otra en el pelo y me devolvía el beso con una intensidad que me provocaba sacudidas de placer cada vez que su lengua rozaba la mía. Ahogándome tanto en mis sentidos como en la lluvia que caía sobre nosotros, me dejé llevar completamente por el momento, por él. Nada más me importaba en aquel momento. Todo lo que podía ver, sentir, saborear y tocar era él. Estaba en todas partes, consumiéndome por completo. Tres años y medio de besos con Paul, y con otros chicos antes que él, me habían preparado para ello, pero nada podría haberme preparado para las sensaciones que este chico en particular evocaba en mi interior. Podría haberme hecho suya allí mismo, bajo la lluvia, y yo no habría levantado un dedo en señal de protesta. Así de profundos eran los peligrosos sentimientos que había desarrollado por él. Joey me besó como si estuviera hambriento de mí y los labios de nadie más pudieran saciar el hambre que le invadía. Yo conocía esa sensación y se la devolví incondicionalmente, devolviéndole el beso con mi propia hambre insaciable. Sin apartar los labios de mí, me levantó con facilidad y me apoyó en el

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BOYS OF TOMMEN #3 muro del jardín. Y entonces sus manos estaban en mis piernas desnudas, sus dedos experimentados deslizándose sobre la suave piel de mis muslos, mientras los separaba y se metía entre ellos. Tenía sus manos en mi pelo, su lengua en mi boca, su enorme cuerpo pegado al mío, todos sus bordes duros tanteando los míos suaves, y aunque sabía que era una mierda de persona por no romper con Paul antes de besar a otra persona, lo único en lo que podía pensar era en lo épicamente bien que me sentía al estar con Joey. Me di cuenta de que este beso iba a tener consecuencias. Consecuencias enormes, que paraban el corazón y que encendían los sentimientos.

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BOYS OF TOMMEN #3 TAL VEZ TÚ ERES EL PELIGRO

07 de enero del 2004

Me dio un ataque de pánico por la locura de acontecimientos que se habían desarrollado a lo largo del día. Había empezado con una pelea con mi padre, en medio había un montón de problemas en el colegio, y estaba terminando con un beso. Sentir los suaves labios de Molloy contra los míos, mientras gemía en mi boca y empujaba su cuerpo contra el mío, era demasiado para mí en ese momento. Estaba tambaleándome; completamente jodido por la chica cuyas manos estaban anudadas en mi pelo. Su aroma, tan fresco y adictivo, invadió mis pulmones, derribándome más fuerte de lo que podría haberlo hecho un puñetazo de mi viejo. Es este olor que recuerdas, reconoció rápidamente mi cerebro, y este pelo. Con el corazón más acelerado de lo que ninguna droga había provocado jamás, la estreché entre mis brazos, luché contra la sensación de pánico que me subía por la garganta y me permití por fin dejar de luchar contra la marea de sentimientos que me dominaban. Los sentimientos que me habían estado ahogando durante cinco años.

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BOYS OF TOMMEN #3 Cuando la vi antes en mi salón, con ese pedazo de mierda mirándola como si fuera carne fresca, casi perdí la razón. Si tuviera más años en esta tierra, aún no sería tiempo suficiente para describir la profundidad del miedo que había sentido al ver cómo aquel bastardo dirigía su atención hacia ella. Nunca entenderé cómo pude mantener la cabeza fría, pero el impulso de protegerla había sido tan fuerte que mi necesidad de ponerla a salvo lejos de mi padre había eclipsado todo lo demás en aquel momento. Ella tenía poder sobre mí, y ambos lo sabíamos. Durante mucho tiempo había intentado hacer lo correcto, alejarme de ella, ser una buena persona por una vez en mi vida. Sin embargo, me había agarrado en un momento de debilidad, y mi determinación había seguido desmoronándose con cada pasada de su lengua. No podía pensar con claridad. Mi mente se quedó en blanco y mi cuerpo tomó el control. No podía pensar en la discusión que había tenido con mis padres, ni en la suspensión a la que me enfrentaba en el colegio. Ni en los matones de mi hermana, ni en el turno de trabajo al que sabía que llegaba tarde. No podía pensar en otra cosa que no fuera ella. Aoife Molloy me consumía hasta el punto de que ya no sentía que todo estuviera completamente jodido en el mundo. La excitación y el miedo retumbaban en mi cuerpo. Mientras me permitía sentir algo más que desesperanza, mientras disfrutaba de la sensación de estar dentro de mi propio cuerpo, de mi propia cabeza, por una vez sin necesidad de automedicarme antes. «Malditos labios peligrosos, me advertí, no te hagas ilusiones» Empapado hasta los huesos por la lluvia que nos caía encima, sentí un

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BOYS OF TOMMEN #3 escalofrío recorriendo su cuerpo y, de mala gana, me obligué a apartarme. ―¿Estás...? ―Ni se te ocurra parar ―me contestó nerviosa, mientras enganchaba los dedos en la cintura de mi sudadera y me arrastraba hacia ella. ―No tiemblo porque tenga frío―, gruñó, rodeándome la cintura con las piernas. ―Tiemblo porque me pones muy caliente, así que deja de hablar y sigue besándome. ―Por Dios―murmuré, encontrando su franqueza incluso más excitante que de costumbre. ―Tal vez tú eres el peligro. ―Quizá lo sea ―aceptó, deslizando una mano por debajo del dobladillo de mi camiseta. ―Dios, qué duro estás ―gimió contra mis labios, mientras su mano recorría mi vientre. ―Mi polla está un poco más al sur, Molloy ―bromeé contra sus labios. ―Que gracioso―respondió―…me refería a tu estómago, no a la bestia―y entonces me levantó la camiseta unos centímetros, echando un buen vistazo a lo que tenía que ofrecerle. ―Sí, definitivamente estaba hablando de esos abdominales. ―¿Te gusta lo que ves? ―¿Qué? ―Sonrió descaradamente. ―Siempre compruebo el producto antes de hacer cualquier compra. ―¿Y? Exhaló un suspiro tembloroso y asintió. ―Oh, me convenciste desde hace mucho tiempo, Joey Lynch. Sus palabras me hicieron algo, me jodieron la cabeza, y cuando volvió a abrazarme y apretó sus labios contra los míos, no pude ver más allá de ella. «Ten cuidado, me ordenó el músculo palpitante de mi pecho, porque si la dejas entrar, si te dejas enamorar de esta chica, nunca te recuperarás» «Olvida esa mierda, ella ya está dentro»

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BOYS OF TOMMEN #3 «Quédatela» ―Dios mío, creo que la acaba de dejar embarazada ―anunció una voz femenina desde algún lugar detrás de nosotros. ―¿Qué esperabas? Te dije que no tiene relaciones. ¡Dios mío, espera! ¿Es Aoife Molloy? Apartándose como si mis labios la hubieran quemado, Molloy desvió la mirada por encima de mi hombro hacia donde habían llegado las molestas voces de las putas chicas. ―Oh, mierda ―exclamó, apretando sus muslos alrededor de mis caderas como una mordaza. ―Nos descubrieron. Me cago en la puta. Se aclaró la garganta y dijo ―Hola, Rebecca. Hola, Danielle. Miré hacia mi casa y, por primera vez en mi vida, realmente quería entrar. Por todos los santos. Reprimiendo un gemido de dolor, dejé caer la cabeza sobre su hombro por un momento mientras me preparaba para el espectáculo de mierda que sin duda estaba a punto de desencadenarse.

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BOYS OF TOMMEN #3 TODO ESTO ES CULPA TUYA

07 de enero del 2004

―¿Es en serio Aoife Molloy lo que estoy viendo, con Joey Lynch entre las piernas? ―anunció Rebecca con voz exageradamente impertinente, mientras se colocaba bajo un paraguas rosa chillón, con su amiga a cuestas. ―Y a espaldas de su novio―. Me dirigió una mirada de superioridad presumida y soltó un leve regaño. ―Nada menos que en la pared de su casa. Wow, chica con clase, Aoife. Con mucha clase. ―Oh, no me jodas, Rebecca ―gruñí, no dispuesta a marchitarme bajo su criterio presuntuoso. ―Nos estábamos besando, no follando, así que baja el tono de incredulidad. No es para tanto. ―¿Joey? ―Danielle espetó, y me quedé mirando horrorizada cómo se le llenaban los ojos de lágrimas. ―¿Qué estás haciendo con ella? ―Por el amor de Dios ―murmuró Joey en voz baja. Inhalando profundamente,

se

apartó

de



y

se

volvió

hacia

nuestras

compañeras―Chicas―reconoció con un movimiento de cabeza, con las mejillas sonrojadas y los labios hinchados por todos nuestros besos anteriores, mientras se colocaba frente a mí. ―¿Qué hacen ustedes dos por aquí?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Danielle te estaba buscando ―espetó Rebecca, señalando a su llorosa amiga. ―Quería asegurarse de que estabas bien después de lo que pasó en el colegio. Más tonta ella, supongo. ―Sí, bueno, estoy bien. ―Ah, sí ―gritó Danielle con voz ronca. ―Podemos ver lo bien que estás. ―No empieces ―dijo Joey en un tono bajo y de advertencia. ―No te hice ninguna promesa. ―¡Te acostaste conmigo hace menos de una semana! ―prácticamente gritó. ―Y ahora estás... estás...― Sacudió su rubia cabeza y me fulminó con la mirada. ―¿Qué demonios, Aoife? Se suponía que eras mi amiga. ¿Qué haces aquí? ¿Lo era? Creí que éramos más compañeras de clase y conocidas que amigas íntimas. ―Hola ―Saltando de la pared, levanté las manos. ―No sabía que tenías algo serio con él. ―No lo tenemos ―Joey se apresuró a señalar. ―No tenemos nada, serio o no. ―Y yo sólo...―Me encogí de hombros. ―También quería ver cómo estaba. ―Mentirosa ―gritó Danielle, con la cara teñida de un tono morado poco favorecedor. ―Nos viste juntos la otra noche. Sabías exactamente lo que pasaba entre nosotros. ―¿Ella lo sabía? ―ladró Joey. ―Bueno, por lo menos alguien lo sabía. ―Tienes a tu propio novio para ver cómo está ―siseó Rebecca, con tono acusador, mientras se unía a la refriega y me señalaba con el dedo. ―Te acuerdas de Paul, ¿verdad?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Oh, déjalo ya, Becks ―se burló Joey. ―Él está lejos de ser jodidamente perfecto. ―Sí, ¿sabe Paul lo que has estado haciendo? ―Preguntó Danielle, poniendo las manos en sus caderas curvilíneas. ―Todavía no ―dije con calma, cuando me sentí cualquier cosa menos eso, y resistí el impulso de meter la mano en el bolsillo y agarrar mi teléfono―Pero estoy segura de que estarás encantada de contárselo. ―Oh, puedes apostar tu culo a que lo haré― Me fulminó con la mirada―Se pondrá furioso. ―Qué atrevido por tu parte suponer que me importa ―le respondí, gimiendo internamente al no poder evitar que mi boca me pateara verbalmente mi propio culo. «Cállate, Aoife, estás equivocada. Ahora cállate» Entrecerrando los ojos, Rebecca puso las manos en las caderas y me miró con desprecio. ―Ya es bastante malo que no respetes tu propia relación, ¡pero podrías haber pensado en la de Danielle! ―¿Qué relación? ―Preguntó Joey, levantando las manos. ―¡Porque ella seguro que no está en una conmigo! ―Oh Joey ―Danielle sollozó, apretando una mano contra su pecho―¿Cómo pudiste? ―No, no, no, no vayas allí. No me vengas con esa mierda de oh, Joey, ¿cómo has podido? ―espetó él, sacudiendo la cabeza. ―Te lo dije, Danielle, te dije que no estaba interesado en nada serio. Te dije que era cosa de una sola vez y tú dijiste que te parecía bien. ―¿Sólo una vez? ―Ella lo miró con odio. ―¿Te olvidaste de las otras dos docenas de veces?

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BOYS OF TOMMEN #3 Ouch. ―No me vengas con esa mierda―, Joey se apresuró a replicar. ―Te lo expliqué todo, dije que no me interesaba nada más que una noche, y tú dijiste que estabas de acuerdo conmigo. ―Bueno, mentí ―gritó ella. ―¡Pues yo no mentí! ―Claramente frustrado, Joey se pasó una mano por el pelo empapado y siseó ―Te me insinuaste, ¿recuerdas? Me hiciste una proposición y te dejé claras mis intenciones. Sabías que esa noche no estaba en mis cabales. Sabías que no estaba disponible. Fui jodidamente sincero contigo, Dan, así que estas lágrimas que derramas no son por mí. ―Ten corazón, Joey ―le espetó Rebecca cuando su amiga lloró más fuerte. ―La chica siente algo por ti. ―¡Entonces dile que deje de sentir algo por mí! ―Soltando un gruñido frustrado, apuntó con un dedo a Danielle y siseó ―Prometiste que no harías esto. ―Lo sé, pero... ―Nada de peros ―espetó. ―Y tampoco te prometí nada. Soy una persona libre. ―Puede que tú lo seas ―espetó Danielle, apuntando con un dedo en mi dirección. ―Pero ella no. ―Lo que ella sea o no sea no tiene nada que ver con ninguna de las dos―se mofó Joey en tono amenazador. ―Así que, ¿por qué no se dan la vuelta y salen de aquí antes de que esto se complique más de lo necesario. ―¿A quién llamas? ―solté, con la atención puesta en Rebecca, que tenía el teléfono pegado a la oreja, con expresión petulante. ―Hola, Paul, sí, soy yo Becks. Mis ojos se abrieron de par en par.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Sí, así que estoy en Elk's Terrace, y pensé que deberías saber que acabo de ver a tu novia, Aoife, con Joey Lynch. Oh dios, oh dios. ―Ajá, así es. Sí, es verdad, acabo de verlos besándose. ―Jesucristo ―Joey gimió en voz baja. Me quedé con la boca abierta. ―Qué perra. ―Sí, lo juro ―dijo Rebecca, sonriendo tortuosamente. ―No, no estoy mintiendo. Ella estaba enroscada alrededor de él por completo. ―Ugh ―Dejé caer la cabeza entre las manos y gemí. Sentía como si mi estómago se hubiera salido de mi culo, mientras escuchaba impotente. ¿Qué podía hacer? Negarlo no, eso seguro. Me habían pillado con las manos en la masa. Pensaba confesárselo a Paul de todos modos, y habría sonado muchísimo mejor saliendo de mi boca que de la suya. Sí, porque en el instante en que Joey Lynch correspondió a mi beso, a mis sentimientos, supe que no había forma de volver a fingir. ―Dios mío, Joe ―gemí, gritando por dentro, al darme cuenta de lo que había hecho. ―Soy como mi padre. ―¿De qué estás hablando, Molloy? ―Papá ―le dije ahogadamente. ―Soy él―. Miré a Joey. ―¡Él es un infiel, yo soy una infiel!―. Levanté las manos con consternación. ―Los dos somos manzanas infieles del mismo árbol infiel. Ugh ―murmuré, completamente angustiada. ―Y ahora no soy mejor que él. ―Relájate ―intentó consolarme Joey, con tono ronco. ―Fue un beso, no una aventura, Molloy. No te pareces en nada a tu padre. ―¿Aventura? ―Lo miré fijamente, sin pestañear. ―¿Qué quieres decir con aventura?

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BOYS OF TOMMEN #3 Se encogió de hombros, claramente incómodo. ―Dios mío, lo sabías, ¿verdad? ―Respiré agitadamente mientras mi cerebro recapacitaba. ―¿Lo de las otras mujeres? ¿Lo que hace? ¿Sabes lo de las aventuras de mi padre? Joey no respondió, pero tampoco lo negó. ―¿Lo sabías? ―Negué con la cabeza. ―¿Siempre lo has sabido? ¿Y no se te ocurrió decírmelo? ―No es asunto mío ―dijo finalmente, con la mandíbula apretada por la evidente tensión que emanaba de él. Me cogió del brazo y me alejó un poco de las chicas antes de seguir hablando. ―Trabajo con el hombre. No soy su chivato y tampoco soy su espía. No me meto en mierdas que no me conciernen. La lluvia arreciaba sobre nosotros, pegando su halo de pelo rubio sucio a la frente mientras las gotas de lluvia resbalaban de su frente a su nariz y luego a sus labios. Aun así, permanecía absolutamente rígido, con los ojos clavados en los míos. ―No lo hagas más de lo que es, Molloy― dijo en tono acalorado. ―Es una omisión, no una traición. ―Bueno, me siento como si lo fuera ―le dije, mirándolo. ―Me siento traicionada. La tensión se reflejó en sus ojos antes de que se serenara rápidamente. ―Tony me dio un trabajo, apostó por mí cuando nadie más lo hacía. Siempre he sido leal a tu padre, no a tu madre. ―¿Y tú lealtad hacia mí? ―Presioné preguntando. Su mandíbula hizo un tic. ―Eso no es justo. ―¿Qué hay de mí, Joe? ―Molloy... ―Dios mío, ¿están teniendo su primera pelea? ―Rebecca intervino con

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BOYS OF TOMMEN #3 una carcajada. ―No tiene precio. Eso no tomó mucho tiempo. Fue en ese preciso momento cuando un Toyota Starlet azul se acercó a toda velocidad. Con un fuerte chirrido de frenos, vi cómo se abría la puerta del acompañante y Paul salía del coche de su hermano Billy. Maravilloso. Simplemente maravilloso. ―¿Es verdad? ―rugió, con la cara roja y furioso, mientras avanzaba hacia mí. ―¿Te la follaste? ―¿Qué? ―Boquiabierta, negué con la cabeza. ―No, no me acosté con nadie, cálmate― Me apresuré a interceptarle antes de que pasara nada y le puse una mano en el pecho. ―Paul, por favor, si me das un segundo para explicarte... Mis palabras se interrumpieron cuando me apartó literalmente de su camino, en su intento de alcanzar a mi compañero en este crimen en particular, con la intención de una sola cosa, evocar la violencia. ―No podías dejarla en paz, ¿verdad? ―Paul bramó, enfrentándose cara a cara con su némesis. ―Tenías que tenerla. Tenías que tacharla de tu lista. ―¿Lista?― Riendo sombríamente, Joey se enfrentó a su desafío de frente, empujándolo hacia atrás con el pecho. ―¿De qué mierda estás hablando? ―No tenías derecho a tocarla ―Echando un brazo hacia atrás, Paul golpeó a Joey en la cara. ―No tenías ningún maldito derecho. La cabeza de Joey se giró hacia un lado y yo contuve la respiración, casi con miedo de ver lo que haría en represalia. No tuve que aguantar la respiración por mucho tiempo, porque en un abrir y cerrar de ojos, Joey había lanzado a Paul a la carretera. ―Noticia de última hora, imbécil, tu novia me besó ―gruñó Joey, abalanzándose sobre Paul como un león sobre una gacela, mientras le llovían los puños sobre la cara.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Cállate, Joey ―gemí, dejando caer la cabeza entre las manos. ―Dios. ―La verdad duele, Molloy ―se burló Joey, atacando a Paul. ―Sí, es verdad, canalla. Tu chica hizo el primer movimiento. ―Y déjame adivinar, ¿no estabas interesado? ―Paul le rugió. ―¿Has visto a tu chica? ―Joey se burló. ―Claro que me interesaba. De hecho, estaba jodidamente interesado. Aún lo estoy. ―Joey, deja de burlarte de él - ¡Billy, no te atrevas! ―Advertí, sólo para maldecir con frustración cuando el hermano de Paul me ignoró por completo y saltó a la pelea. ―Quítate de encima de mi hermano, sucio drogadicto...―Agarrando la parte de atrás de la camiseta de Joey, Billy lo arrastró lejos de Paul antes de tirarlo al suelo y clavar su bota en el estómago de Joey. Repetidamente, una y otra vez. Dios mío. ―¡Dios mío, para!― Danielle gritó, cubriéndose la cara con las manos. ―¿Están contentas ahora?― Exigí, mirando a las dos chicas, que estaban mirando con horror. ―¡Miren lo que hicieron! ―Lo que tú hiciste ―exclamó Rebecca temblorosamente. ―Esto es culpa tuya, Aoife. Todo esto es culpa tuya. ―Sí―, sollozó Danielle. ―¡Mira lo que hiciste! «Sí, pensé mientras corría a separar la pelea, lo sé» ―Así es, pequeño imbécil ―Billy continuó burlándose, mientras sostenía los brazos de Joey detrás de su espalda, dejándolo esencialmente indefenso, mientras Paul le daba patadas y puñetazos. ―No eres tan jodidamente duro ahora, ¿verdad? ―Vete a la mierda ―Joey medio balbuceó, medio rió, mientras gruñía y se agitaba cada vez que la bota de Paul entraba en contacto con su carne. La

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BOYS OF TOMMEN #3 sangre fluía libremente de su labio, pero no parecía notarlo o importarle, mientras continuaba burlándose de Paul. ―No me extraña que estés molesto, viejo. Dejar que una chica así se te escape de las manos. ―¡Te voy a matar! Joey se rió. ―¡No podrías luchar ni saliendo de una bolsa de papel, canalla! ―Basta― ordené, tirando de los hombros de Billy en mi débil intento de conseguir que el chico mayor soltara a Joey. ―Suéltalo. ―Aunque no puedo decir que me arrepienta de haberle devuelto el beso―Joey escupió una bocanada de sangre y sonrió. ―Tendría su boca en mí de nuevo en un santiamén. ―¡Dios mío, Joe, deja de provocarlo! ―Prácticamente supliqué, tropezando hacia atrás cuando Paul me empujó fuera de peligro. ―Paul, vamos, lo siento, ¿sí? Siento haberte hecho daño, pero, por favor, deja de hacer esto. ―Que te jodan, Aoife ―gruñó Paul, golpeando a Joey en el estómago con el puño, más enfadado de lo que nunca le había visto. ― Juegas la carta de la reina de hielo conmigo, colgando tu virginidad sobre mi cabeza como una puta zanahoria, pero en el momento en que este pedazo de mierda tuerce el dedo, se te caen las bragas. ¿Es así? ―Oh, Dios mío, nada de eso pasó ―le grité. ―Fue un beso, bien. Fue sólo un beso. ―Nunca nada es sólo un beso con él ―se mofó Paul, golpeando de nuevo a Joey. ―Espero que lo hayas disfrutado, porque cuando termine con él, no tendrá una cara que besar. ―¡Hey!― Fue en ese mismo momento, que un niño pequeño, de pelo rubio salió saltando de la casa de los Lynch, y rodeó el muro del jardín, con una escoba en la mano. ―¡Suelta a mi hermano!

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Tadhg ―rugió Joey, con el pecho agitado y los ojos desorbitados ahora, mientras se agitaba y trataba de liberarse, la visión de su hermano encendiendo sus instintos protectores. ―Vuelve adentro. ―¡Dije que te alejes de mi hermano! ―Tadhg gritó, ignorando las palabras de Joey, mientras balanceaba la escoba contra las piernas de Paul. ―¡Oye, no lo toques! ―espeté, cuando Paul apartó bruscamente a Tadhg de un empujón. ―Es sólo un niño pequeño. ―Tu hermano es una escoria con un serio problema de aprendizaje, hombrecito ―se burló Billy del menor de los Lynch. ―Mi hermano y yo estamos aquí para darle una lección inolvidable. ―¿Qué tal si yo te doy una lección? ―Tadhg gruñó, apuntando a Billy esta vez. ―Sobre cómo pelear limpio― Con eso, el pequeño golpeó el mango de la escoba en la cara de Billy. ―Y cómo no ser el putito de tu hermano. La sangre brotó de la nariz de Billy, y rápidamente se soltó de los brazos de Joey. ―Jesucristo ―rugió, tapándose la nariz con ambas manos. ―Pequeño lunático. Joey y Paul se estrellaron contra la carretera una vez más, con los puños volando de un lado a otro. ―¿Te gustó? Bueno, ¡aquí hay más de donde vino eso! ―Girando la escoba como si fuera el maestro Splinter de las Tortugas Ninja, Tadhg lo golpeó de nuevo, esta vez en la polla. Cayendo de rodillas como un saco de patatas, Billy se agarró la polla y gimió, mientras el pequeño iba a por él, dándole en la cabeza con la escoba. El sonido de las promesas de dolor de Paul arrastró mi atención de vuelta a donde tenía a Joey de espaldas, en medio de la carretera, mientras él se sentaba a horcajadas sobre su pecho.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No podías dejarlo pasar ―gruñó Paul. ―Podrías tener a cualquier chica que quisieras -qué digo, has tenido a todas las putas chicas que has querido, pero eso no era suficiente para ti, ¿verdad? Tenías que ir y arruinarla. ―Da todo lo que tienes, muchacho ―Joey continuó riendo, mientras su cabeza se movía hacia los lados por el impacto del puño de Paul, claramente agotado por el martilleo que acababa de recibir. ―Es el único pase libre que obtendrás de mí. El sonido de las sirenas llenó el aire, y luces azules parpadeantes aparecieron a la vista. ―¡Dios mío, la policía! ―Oí gritar a Rebecca, mientras los dos salían corriendo antes de que nos alcanzara el coche patrulla. ―Mierda ―exclamé cuando mis ojos se posaron en el coche de la policía que venía hacia nosotros. ―Basta ya. ¡Paren, los dos! ―Apresurándome, agarré el brazo de Paul, sólo para tambalearme hacia atrás, viendo las estrellas, cuando su codo hizo contacto con mi cara. ―¡Ay! ―grité, perdiendo el equilibrio ante la fuerza y cayendo de culo en la carretera. El dolor me recorrió el pómulo mientras el escozor de las lágrimas llenaba la cuenca de mi pobre ojo herido. ―¡Mira lo que hiciste, infeliz! ―Oí rugir a Joey. ―Mírala. ―Jesús, Aoife ―Paul se apresuró a gritar, volviendo su atención a mí―¿Estás bien? ―Estoy bien, estoy bien ―balbuceé, llevándome una mano al ojo dolorido, mientras un horrible dolor vibrante golpeaba dentro de mi cabeza―Deja de pelear. ―¿Qué está pasando aquí? ―preguntó un policía, entrando en el área, con dos más siguiéndolo de cerca. Muy oportuno, pensé con amargura, sobre todo ahora que la pelea había

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BOYS OF TOMMEN #3 terminado. Billy y Paul pasaron rápidamente a la ofensiva, dando a los policías su versión de los hechos, que casualmente arrojaba a Joey bajo el autobús de las mentiras. ―No fue así en absoluto ―le dije a la mujer policía, que estaba garabateando notas en su pequeño cuaderno negro. ―Fue un gran malentendido. ―Y entonces él dio el primer puñetazo ―soltó Paul, mintiendo entre dientes, mientras Joey permanecía sentado en la carretera, estoicamente callado, sin molestarse en defenderse. ―Y tampoco es la primera vez ―intervino Billy. ―También agredió a mi hermano antes de hoy. ―Así es ―convino Paul, asintiendo. ―Y acaban de suspenderlo literalmente por romperle la nariz a mi amigo hoy en el colegio durante la comida. ―Mentirosos ―espetó Tadhg, con la cara enrojecida por el enfado. ―Él lo estaba sujetando mientras...―Hizo una pausa para señalar con un dedo acusador a Paul ―…él le partía la cara. ―Intentaba proteger a mi hermano ―aseguró Billy a la policía. ―Paul nunca ha tenido problemas con la ley en su vida, señor, ninguno de los dos los hemos tenido. Puede preguntarle a nuestro padre, el comisario de la policía Jerry Rice. Entrecerré los ojos. ―¿Arrojando nombres, Billy? ―Pero este chico sigue intimidándolo. ―¿Intimidándolo?― Me quedé pasmada. ―Basta, Billy. ―Es verdad. Mi hermano ha sido víctima de una despiadada campaña de difamación.

Temía

por

CHLOE WALSH

su

seguridad 415

―continuó

Billy,

con

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tono

BOYS OF TOMMEN #3 convincente―Es peligroso, policía. No quiero pensar en lo que podría haberle pasado a mi hermano si no hubiera estado aquí para protegerlo de este lunático. Después de tomar un montón de notas, hacer unas cuantas llamadas telefónicas y regodearse entre ellos durante unos minutos, uno de los policías varones nos registró a todos antes de fijarse finalmente en Joey, con mirada severa e inflexible. Oh, Mierda. ―¿Cagándote en la puerta de tu propia casa, Lynch?― preguntó, inclinando el pulgar hacia la casa Lynch. ―Tengo que decir que eso es nuevo para ti. ―Sí, bueno, qué puedo decir. Me gusta mantener las cosas interesantes―jadeando sin aliento, Joey se dejó caer de nuevo en el suelo y se levantó las muñecas. ―Acabemos con esto. Vi con horror cómo otro policía se acercaba a donde estaba Joey y lo arrastraba bruscamente. ―Joseph Lynch, queda detenido en virtud del artículo 4 de la ley penal por sospecha de agresión... ―¿Qué? ―rugió Tadhg, con los ojos desorbitados, mientras levantaba las manos, indignado. ―¿Hablas en serio? Ambos lo estaban agrediendo. ―No estás obligado a decir nada a menos que lo desees, pero lo que digas se anotará por escrito y podrá utilizarse como prueba... ―¡Mamá! ―Tadhg gritó entonces, corriendo hacia su casa. ―¡Sal, rápido! Están arrestando a Joey otra vez. ―Espera, espera, espera ―solté, corriendo hacia donde estaban colocando las esposas a mí, bueno, a mi Joey. ―Todo esto es un gran malentendido. ―¿Qué está pasando aquí? ―oí que preguntaba el padre de Joey, de pie en la puerta principal de su casa, con una lata de cerveza en una mano, el mando

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BOYS OF TOMMEN #3 a distancia de la televisión en la otra y un cigarrillo balanceándose entre los labios. Entrecerrando los ojos, preguntó a Tadhg ―¿Cuál es ése? ―Es Joey ―gritó Tadhg con voz ronca, todavía agarrando la escoba y mirando a su padre con expresión suplicante. ―¡Por favor, papá, haz algo! ―Tu hijo está detenido, Teddy ―le llamó la policía. ―Bajo la... ―Sí, sí, sí― interrumpió Teddy Lynch, haciendo señas a la policía. ―No me vengas con cuentos. ¿De qué se le acusa? ―Agresión ―respondió la policía, un poco incómoda. ―Agresión, ¿eh? ―Volvió su mirada hacia Joey. ―¿Lo hiciste, chico? ―Claro que sí, papá ―respondió Joey con sorna, mientras la tensión emanaba de su cuerpo. ―Entonces haz lo que te de la puta gana con ese pequeño idiota ―le dijo su padre al policía. ―Que los tribunales se ocupen de él. Pero no esperes que vaya a la comisaría a traerlo a casa como la última vez―. Se volvió hacia Joey y gritó ―¿Oyes eso, pequeño hijo de puta? Tampoco llames a tu madre para que vaya a salvarte. Puedes limpiar tu propio desastre esta vez. Con la boca abierta, vi cómo su padre se llevaba a un lloroso Tadhg de vuelta al interior y cerraba la puerta tras ellos. No fui la única que se quedó atónita ante la reacción de su padre, porque el policía que conducía a Joey al coche sacudió la cabeza y murmuró algo ininteligible en voz baja. ―Espera ―solté, entrando en acción, mientras me apresuraba a interceptarlos. ―Policía, por favor, usted no entiende. Él no empezó esto. ―Ahorra saliva, Molloy ―interrumpió Joey, mientras caminaba complaciente hacia el coche. ―No importa. ―No, no, sí importa, sí importa ―argumenté, mirando impotente, mientras lo metían en el asiento trasero. ―Joe...

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BOYS OF TOMMEN #3 La puerta del coche se cerró de golpe, cortándome el paso, y miré, impotente, cómo unos resignados ojos verdes me devolvían la mirada. ―Joe ―susurré, apretando la mano contra el cristal. Vi cómo respiraba agitadamente antes de darme la espalda, con la mandíbula rígida, mientras otro policía subía a su lado en el asiento trasero. Los otros dos agentes subieron al asiento delantero y se marcharon, llevándoselo con ellos. Esta vez, las lágrimas que llenaban mis ojos no eran causadas por el dolor de mi ojo. Me giré para mirar a Paul, que volvía al coche con su hermano, y le grité: ―¿Estás orgulloso de ti mismo? ―No te atrevas a hablarme con desprecio ―me espetó, girándose hacia atrás para señalarme con el dedo. ―Esto es culpa tuya, Aoife. Nada de esto habría ocurrido si no te hubieras metido a mis espaldas. Furiosa, me acerqué a él y le empujé el pecho. ―Escucha, grandísimo bastardo, puede que estuviera equivocada por besarlo, y siento haberte hecho daño, pero lo que yo hice palidece en comparación con lo que tú acabas de hacer. ―¡Me engañaste! ―me rugió en la cara. ―¡Sólo fue un beso! ―¡Quizá físicamente sólo fue eso, pero llevas años teniendo una aventura emocional con él! ―Paul. ―Tuvo lo que se merecía ―Con una expresión de absoluto desprecio grabada en su rostro, me miró y su labio se curvó con disgusto. ―Y tú también, zorra. ―¿Zorra? ―Me reí amargamente. ―Dios mío, me alegro tanto de no haber perdido la virginidad contigo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No ―rugió, perdiendo la calma. ―Porque te lo estabas guardando para él, ¿no? No dejarías que el tipo con el que llevas cuatro años se te acercara, ¡pero estás más que dispuesta a ser la puta de un drogadicto! ―No seas tan ridículo, Paul... ―Te tendrá de espaldas con la polla dentro antes de que acabe la semana―advirtió, con la cara roja y los ojos desorbitados por el mal genio. ―Y entonces serás noticia vieja para él. Como Danielle y todas las demás. Te echará cuando se haya hartado de ti, y cuando llegue ese día, porque llegará, ni se te ocurra volver arrastrándote a mí. ―Prefiero meterme en un convento a dejar que vuelvas a tocarme, grandísimo canalla ―le dije. ―Eso es desafortunado ―me dijo por encima del hombro, mientras caminaba de vuelta al coche de su hermano. ―Porque una vez que Joey Lynch termine de arruinarte, ni siquiera las monjas te aceptarán.

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BOYS OF TOMMEN #3 CHICAS DISPUESTAS Y FUERZA DE VOLUNTAD MARCHITA

28 de enero del 2004

El castigo original que había recibido por pelearme con Mike Maloney en el colegio había empezado inicialmente con una semana de suspensión, pero se había convertido rápidamente en un mes más cuando el director se enteró de mi arresto. Tras ser amonestado por la policía y recibir un tirón de orejas por la pelea que había tenido con Ricey fuera de mi casa, se me había excusado de ir al colegio hasta después de los exámenes parciales de febrero. En el cual, me dijeron que volviera con una nueva actitud o que no volviera en absoluto. Que se jodan. Que se quedaran con su colegio. De todos modos, no quería volver allí, aquel lugar estaba lleno de serpientes y mentirosos. De lo único que me arrepentía era de no haber estado en la escuela para proteger a mi hermana cuando lo necesitaba. Y a juzgar por el número de días que Shannon había vuelto a casa llorando a mares desde mi suspensión, podía decirse que necesitaba mucha protección.

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BOYS OF TOMMEN #3 Después de todo el drama y las lágrimas con Danielle, había decidido poner mi polla en semi-retiro, ya que no necesitaba a otra chica insultándome como si necesitara otro agujero en la cabeza. Sin embargo, eso no me impidió pensar en Molloy. No, vivía sin pagar alquiler en mi cabeza. Como siempre. La tristeza en su rostro al ver a los agentes llevarme ese día me hizo reflexionar. Se preocupaba mucho más de lo que era bueno para los dos, y yo no podía soportarlo. Lo que presenció ese día fue un pequeño adelanto de lo que implicaba estar conmigo. De lo malo que sería un tipo como yo para una chica como ella. Un tren descarrilado. Disgustado conmigo mismo por sobrepasar una línea que había jurado no cruzar jamás, me obligué a sacármela de la cabeza, algo que era mucho más difícil de hacer ahora que había tenido su boca sobre mí. Con Free Fallin' de Tom Petty sonando en la radio del trabajo, sacudí la cabeza para despejar mis deprimentes pensamientos. Me limpié el aceite de las manos, ya manchadas, con un trapo y cogí la llave de tubo que había estado utilizando para cambiar las bujías de un Golf del 97. Volví a dejarla en el estante con todo lo que había perdido. La coloqué de nuevo en el estante con el resto de herramientas, cerré el coche y dejé las llaves en el despacho antes de agarrar una escoba. Solo para limpiar el lugar -mi penitencia por haberme metido una vez más en problemas con la ley- ordené rápidamente antes de apagar las luces y salir por la puerta trasera del taller. Estaba echando el cerrojo cuando una voz familiar apareció detrás de mí. ―Así que aquí es donde te has estado escondiendo.

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BOYS OF TOMMEN #3 Me puse rígido, me detuve con la llave en la cerradura antes de obligar a mi cuerpo a relajarse. ―Yo no me escondo, Molloy. ―Bueno, por lo visto, tampoco llamas ―esbozó con ese tono de voz sarcástico con el que estaba tan acostumbrado a pelearme. ―Tu padre no está aquí. ―Lo sé ―Al darme la vuelta, la encontré apoyada en el lateral del edificio, con los brazos cruzados sobre el pecho. ―No vine aquí para ver a mi padre. ―¿Entonces para qué has venido? ―Por ti. ―¿Qué pasa, Molloy? ―Pregunté, insistiendo cuando sabía que no debía hacerlo. Lo más sensato sería alejarme de ella, pero nunca parecía tener mucho de eso cuando estaba cerca. Vestida con pantalones oscuros, una chaqueta blanca, una bufanda gris y un gorro de lana a juego, parecía la niña buena que yo sabía que no era. ―¿Me echas de menos en el colegio o algo? ―O algo ―contestó, sin cederme un ápice. ―Entonces, ¿por qué no llamaste, Joe? Han pasado tres semanas. Mi mirada se desvió hacia el pequeño moratón que aún lucía bajo el ojo izquierdo y una punzada de culpabilidad se agitó en mis entrañas. Rápidamente lo disimulé con indiferencia. ―¿Por qué iba a llamar? ―¿Otra vez con esa mierda? ―Puso los ojos en blanco, sin creerse la mierda que intentaba venderle. ―Contéstame. Me encogí de hombros. ―No tuve tiempo. ―Ah, sí ―exclamó. ―Porque últimamente estás muy ocupado, con lo de que te han suspendido del colegio y del equipo de hurling.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Claramente, tengo menos tiempo libre que tú. Merodeando por la ciudad a oscuras ―Señalé a nuestro alrededor. ―¿Cómo llegaste aquí, Molloy? ―Utilicé unos inventos extraordinarios llamados pies. ―Qué gracioso ―dije. ―¿Cómo llegarás a casa? ―Lo creas o no, los mismos inventos notables se pueden utilizar para ir y venir en todas las direcciones. Sí, eso no iba a pasar. ―Vamos ―Sacudí la cabeza y pasé a su alrededor. ―Te acompañaré a casa. ―No me hagas ningún favor― fue su respuesta de listilla, mientras se ponía a mi lado. ―No lo hago―, le respondí. ―Le estoy haciendo un favor a tu padre. La oí refunfuñar la palabra 'cretino' en voz baja y tuve que reprimir una sonrisa. ―Mueve el culo, Molloy. Tengo sitios donde estar cuando termine de cuidar de tu culo. ―Oh, ¿te refieres al mismo culo que disfrutaste manoseando fuera de tu casa aquel día? ―Eso fue un desliz. ―Sí― estuvo de acuerdo ―Un desliz de tu lengua en mi boca. ―Me refería en sentido figurado ―le dije, subiéndome la capucha para ocultar mi diversión. ―Lo

cual

mostraste

literalmente

―resopló

ella,

antes

de

añadir―Entonces, ¿cuándo vuelves a la escuela? ―Después de los exámenes parciales del mes que viene―, respondí, metiéndome las manos en el bolsillo delantero de la sudadera con capucha―¿Cómo va todo por allí?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Oh, ya sabes ―respondió con despreocupación, agitando una mano delante de ella. ―Paria número uno, te presento a la paria número dos. ―Así de mal, ¿eh? ―Ah, ya pasará cuando se asiente el polvo ―dijo con un suspiro resignado. ―Es sólo un poco de humillación. Fruncí el ceño. ―¿De Paul? ―Y de la encantadora Danielle, que sigue guardando rencor a muerte―Sonriendo, me miró de reojo. ―Seguro que le causaste algún daño a su orgullo con tu polla, Joe. ―Sí, bueno...―Me encogí de hombros, sin tener ni puta idea de cómo responder a eso. ―¿Qué puedo decir? ―Podrías explicarme en qué estabas pensando―, me retó, y no se me escapó la mordacidad de su tono. ―De todas las chicas de la escuela con las que podías haberte liado esa noche, tuviste que elegir a la más pegajosa. ―Sí, bueno, ella no era mi primera opción esa noche ―me oí admitir. ―Si no recuerdo mal, mi primera opción estaba con alguien. Se detuvo en seco, se giró y me miró. ―Ya no está con nadie. ―¿Hablas en serio? ―Mis ojos se abrieron de par en par. ―¿Rebecca está soltera ahora? Molloy entrecerró los ojos. ―Eres un imbécil. ―Relájate ―me reí, evitando por los pelos un manotazo lateral. ―Sólo te estoy tomando el pelo. ―No tiene gracia. ―¿Así que por fin terminaste con el canalla de Paul? ―Sí. ―¿Para siempre? ―A menos que el infierno se congele.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Bien, era un canalla. ―Eso ya lo dijiste una o veinte veces ―Volvió a ponerse a mi lado, me dio un empujoncito con el codo y preguntó ―Entonces, ¿qué está sucediendo aquí, Joey? Le di un suave empujón en el costado y le dije ―Dímelo tú, Molloy. Exhaló un suspiro entrecortado, haciendo que el aire frío de la noche saliera de sus labios como una bocanada de humo. ―No nos lo vas a poner fácil, ¿verdad? ―No ―Sacudí la cabeza. ―No, no lo haré. ―Bien. ¿Qué te parece esto de fácil? Me gustas ―declaró sin rodeos, y que me jodan si el corazón no me palpitó en el pecho en respuesta. ―Y antes de que empieces con tus negaciones de mierda, sé que yo también te gusto―se apresuró a añadir. ―Es lógico que, si los dos nos gustamos, que así es...―Hizo una pausa para entrecerrar los ojos y señalarme a la cara con un dedo―Entonces, ¿no deberíamos seguir gustándonos de forma exclusiva? Detuve los pies, incliné la cabeza hacia un lado y la observé. ―¿Me estás haciendo una proposición, Molloy? Exhalando otro suspiro tembloroso, cerró el espacio entre nosotros. ―Depende. ―¿De qué? ―Mi tono era bajo y áspero, y cuando sentí su mano entrelazarse con la mía, no pude evitar el escalofrío que me recorrió. ―De lo que hagas a continuación ―susurró, poniéndose de puntillas para darme un suave beso en la mandíbula. Carajo. Esta chica… Se apartó un poco y clavó sus ojos verdes en los míos. ―No huirás ―Inclinándose, me dio otro suave beso en la mejilla, esta vez

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BOYS OF TOMMEN #3 un poco más largo. ―Eso siempre es una buena señal. Cielos. ―Molloy ―medio gruñí, medio gemí, mientras ella seguía destrozándome el mundo con besos suaves y ligeros como plumas en la mejilla, cada vez más cerca. ―Es una mala idea. ―No te preocupes ―dijo en tono suave, mientras alzaba la mano y me acariciaba el pómulo con el pulgar. ―Estará a salvo conmigo, Joe. ―¿Qué estará a salvo? ―Tu confianza. Mi instinto de supervivencia se puso en marcha, exigiéndome que rechazara a esta chica porque se estaba acercando demasiado a mi punto débil. ―¿Crees que confío en ti? ―Tal vez todavía no ―Me cogió la cara entre las manos, presionándome para que la mirara, y Jesús, me dejó sin aire en los pulmones con ese movimiento. ―Pero lo harás. Forzándome a contener la respiración y a no jadear sin aliento como un maldito inútil, absorbí cada sensación que recorría mi cuerpo, sabiendo muy bien que nunca nadie me había afectado como esta chica. ―Te veo, Joey Lynch ―siguió diciendo, acariciando su nariz contra la mía. ―Sí ―respondí en tono ronco. ―Yo también te veo, Molloy. ―No ―Sacudiendo la cabeza, se acercó más, apretando su cuerpo contra el mío. ―Quiero decir que te veo. El corazón me retumbó en el pecho, aunque por fuera no moví ni un músculo. ―Si me vieras de verdad, mi verdadero yo, ya estarías huyendo. Una sonrisa triste se dibujó en sus labios. ―Te lo crees de verdad, ¿no?

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BOYS OF TOMMEN #3 No contesté. No hacía falta. Ella ya sabía que había dado en el clavo con aquella afirmación. ―Estás cansado de estar solo ―susurró contra mis labios. ―Estás cansado de que te defrauden― Volvió a besarme. ―De que te hagan daño. ―Para ―advertí, tensándome. ―No intentes psicoanalizarme. No juegues a esos juegos conmigo, Molloy. No me gustan una mierda ―añadí, sintiendo que mis paredes volvían a subir a gran velocidad. ―No sabes una mierda de mí, así que lárgate de una puta vez. ―Creo que sí te conozco ―replicó ella, poco dispuesta a soltarme para que yo pudiera respirar un poco. ―Creo que por fin te entiendo. ―Mentira ―Me pasé una mano por el pelo, frustrado, y me aparté de su contacto, sintiéndome completamente desnudo ante aquella chica. ―Así que conociste a mi familia una vez y crees que lo sabes todo. Me viste unos cuantos rayones en la espalda. Y qué. No sabes una mierda, Molloy. Ni una maldita cosa - ¡para!― Volví a advertir, levantando una mano mientras retrocedía de una puta vez. ―¡No me mires así! ―¿Así cómo, Joe? Su voz era suave, sus ojos cálidos, mientras cerraba el muy necesario espacio que yo había puesto entre nosotros. ―¿Hmm? ―Levantó la mano y me acarició la nuca ―¿Te miro como si me importaras? Con un fuerte tirón, arrastró mi cara hacia la suya y me dio otro beso caliente en los labios. ―Porque sí me importas. Volvió a besarme, esta vez con más fuerza. ―Tú me importas, Joey Lynch.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No debería ―le dije con dificultad, obligando a mi cuerpo a permanecer rígido y a no doblegarse hacia ella como deseaba una gran parte de mí. ―Y aun así lo haces ―susurró, anudando sus dedos en mi pelo. ―Y, lo que, es más, yo también te importo ―Sonrió. ―Y eso te asusta muchísimo. ―No significas una mierda para mí ―traté desesperadamente de convencer a los dos, mientras mi pecho se agitaba. ―No me importas, Molloy. Nunca me has importado y nunca me importarás. ―Eres un mentiroso terrible ―fue todo lo que respondió antes de aplastar sus labios contra los míos. Mis palabras se tragaron cuando ella apretó sus labios contra los míos, y esta vez ni siquiera intenté resistirme. No podría, aunque quisiera. Me pasó las manos por el pelo y quedé completamente jodido. Me agarró suavemente de las caderas, acercándome, mientras su lengua se deslizaba en mi boca. Era tan jodidamente sexy. Mis manos salieron disparadas y le acariciaron las mejillas sonrosadas, mientras yo le devolvía el beso con una ternura que no sabía que poseía. Nunca nadie me había tocado con ese nivel de afecto. Podía sentir cuánto le importaba a Molloy, emanaba de sus labios, y eso me hizo querer hacerlo mejor, ser mejor, enderezar mi mierda y ser el tipo que ella se merecía. ―Tienes que correr. Ella negó con la cabeza. ―Yo no corro. ―Corre― la insté desesperadamente. ―Corre, Molloy. ―Me quedaré aquí ―susurró. ―Contigo. ―Molloy. ―Sé quién eres ―susurró contra mis labios, tomando la iniciativa cuando

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BOYS OF TOMMEN #3 yo físicamente no podía en ese momento. No veía con claridad, no podía pensar con claridad, ya que una mezcla de sólo Dios sabe qué flotaba por mis venas, y sin embargo allí estaba ella, cristalina frente a mí, haciendo que el resto de la neblina, de todo el puto mundo, se desvaneciera. ―El chico perdido por excelencia ―Sus labios rozaron los míos mientras hablaba. ―No te preocupes, Peter Pan, yo seré tu Wendy. La besé. No debería haberlo hecho, sabía que era una idea terrible, pero, aun así, eso no me detuvo. Saber lo malévola que era tampoco me hizo cambiar de opinión. Estaba demasiado débil para resistirme a la chica un segundo más. Temblando contra mi voluntad, dejé que me controlara, le di el poder de herirme peor de lo que mi familia jamás podría. Cuando me besó así, no pude soportar la forma vulnerable en que me expuso. Como una oveja que le desnuda el cuello a un lobo, me entregué voluntariamente, dándoselo todo, sabiendo que podía hacerme un daño irreparable. Oh Dios. Era malo. Era peligroso. Yo era la peor persona con la que una chica como ella podría enredarse, y, aun así, ella se aferraba a mí como si yo colgara de la maldita luna. Tenía que pararlo y lo haría. Tan pronto como reuniera suficiente fuerza de voluntad para dejar de besarla. Eso podría llevar un rato, me advirtió el músculo palpitante de mi pecho.

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BOYS OF TOMMEN #3 EL JUEGO DE UNA PALABRA

20 de febrero del 2004

―Entonces. ―Él. ―Se. ―Burló. Agarré la almohada bajo mi cabeza y susurré: ―De. ―Su ―Clítoris. Mis piernas temblaron violentamente. ―Con. ―Su. ―Oh, Dios mío. ―Lengua, Molloy ―La cabeza de Joey asomó por debajo de mi edredón―Él se burló de su clítoris con su lengua. ―¡Oh Dios mío, no puedes parar así! ―Gemí, metiendo una mano entre mis piernas para agarrar su pelo. ―Vuelve ahí abajo, maldita sea. Se rió suavemente y entonces mis ojos se pusieron en blanco cuando sentí sus labios allí de nuevo, su lengua deslizándose para saborearme y provocarme

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BOYS OF TOMMEN #3 de formas que nunca supe que una lengua podía hacer sentir a una chica. ―Yo...―Las caderas se sacudieron violentamente, sentí que los dedos de mis pies se doblaban hasta el punto del dolor, mientras destellos de calor blanco pulsaban a través de mí. ―Oh mierda, Joe. ―Déjate llevar, Molloy ―me incitó, usando sus dedos y su lengua para tocarme de tal forma que mi cuerpo ardía y mi espalda se arqueaba sobre el colchón. ―Fóllame la lengua, cariño. Cariño... Oh Dios... Cerrando los ojos, hice exactamente eso.

―Eres una especie de niño, Joey Lynch ―bromeé un rato después, mientras le veía salir de mi cama y ponerse los pantalones grises del colegio―¿Te lo ha dicho alguien alguna vez? ―Definitivamente es la primera vez para mí. Sí, para mí también. ―Estás mirándome fijamente ―señaló con su tono ronco, mientras se ponía su camisa ahora arrugada. ―¿Qué pasa? Arqueé una ceja. ―¿Y? ―Y es más de lo normal ―contestó, concentrándose en volver a abrocharse la camisa... y robándome la gloriosa imagen de su pecho desnudo―Vamos al grano. Sacudí la cabeza. ―Sólo estoy pensando. Su mirada se desvió hacia la mía. ―Suena peligroso. «Tú eres peligroso»

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Nada ―Me tumbé en la cama y suspiré. ―No importa. Soltando un gruñido bajo, cerró el espacio entre nosotros. ―Cuando una chica dice que no es nada, nunca es nada―. Se hundió en el borde de mi cama, apoyó las manos a ambos lados de mí y se inclinó hacia mí. ―Te lo preguntaré otra vez: ¿qué pasa, Molloy? ―Estoy pensando en Paul ―admití con un suspiro. ―Qué bien ―respondió. ―¿Qué tal te va? ―Así no ―refunfuñé, dándole una palmada en el brazo. ―Estoy pensando en algo que dijo. ―¿Qué dijo? ―Me advirtió que me tendrías de espaldas con la polla dentro de mí en menos de una semana ―Levantándome sobre un codo, usé el otro para señalar mi cuerpo desnudo bajo las sábanas. ―Um, ¿hola? Joey sonrió satisfecho. ―No tiene gracia, Joe ―resoplé. ―Dijo que me echarías una vez que te hartaras de mí, y que ni siquiera las monjas del convento me aceptarían. Echó la cabeza hacia atrás y se rió. ―Vaya, gracias por tranquilizarme ―refunfuñé, volviéndome a acostar―Me siento mucho mejor ahora, mientras yazco desnuda en un charco de semen. ―Las monjas del convento no te aceptarían estuviera yo o no ―rió Joey, apartándome las manos de la cara ardiendo. ―Recuerda que Jesús siempre está mirando, Molloy. Él ve lo que te haces con esos dedos cuando estás sola por la noche. ―Oh, vete a la mierda, traidor ―refunfuñé. ―Te lo dije en confianza. ―Y estoy muy agradecido de que lo hicieras ―replicó. ―El visual me hace compañía cuando estoy a solas con mis manos por la noche.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―De acuerdo, eso es excitante ―admití, sonriéndole lobunamente. ―Escucha, tienes que relajarte y quitarte de la cabeza las predicciones de mierda de ese idiota ―dijo entonces. ―Porque eso es todo lo que son, idioteces. ―¿Sí?― Exhalé un suspiro. ―¿En serio? ―En serio ―asintió, inclinándose para darme un beso caliente en la boca―Además, tardé tres semanas en desnudarte, no una como él predijo. Guiñando un ojo, añadió: ―Y son mis dedos y mi lengua los que he estado metiendo dentro de ti, no mi polla, así que eso demuestra lo que un buen amante es capaz de hacer. Entrecerré los ojos. ―Joey. ―Será mejor que me vaya ―rió, claramente indiferente a mi causa―Antes de que tu padre sospeche y empiece a preguntarse por qué he llegado tarde al trabajo todas las tardes de esta semana. Le sonreí dulcemente. ―Dile a mi padre que prefieres atender a su hija que a los coches de su taller. ―Sí, porque eso le gustaría ―Frunciendo el ceño, añadió ―Nunca he hecho eso antes, ¿sabes? Faltar al trabajo o llegar tarde por una chica. Te estás convirtiendo en un verdadero mal hábito, Molloy, y en una mala influencia, con ello. ―Lo dice el chico que puede escalar el lateral de una casa de dos plantas mejor que un gato ―exclamé, observando cómo arrojaba su hurley y su casco por la ventana de mi habitación hasta el tejado del cobertizo, antes de tirar con ellos su mochila. ―Ahora no me vengas con convenciones, ¿me oyes? ―dijo Joey, balanceando la pierna sobre la cornisa. ―Contrariamente a las predicciones de tu ex, todavía no estoy listo para deshacerme de ti. ―Ja, ja, ja ―dije sin gracia. ―Qué gracioso.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Nos vemos, Molloy ―añadió con un guiño descarado. Y se fue.

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BOYS OF TOMMEN #3 HONOR RESTAURADO

23 de febrero del 2004

La noche del lunes, cuando ya me había aburrido muchísimo haciendo tareas, decidí cambiar de aires bajando a molestar a mis padres. Por desgracia para mí, los miembros de mi familia estaban en la misma forma traviesa. ―Bueno, mira a la mismísima Lady Muck 6―dijo mamá en cuanto entré en el salón, bajó el volumen de la televisión y me dedicó toda su atención―¿Qué pasó, Aoife, cielo? ¿Tu colchón finalmente te escupió? ―Ja, ja ―Puse los ojos en blanco. ―Muy graciosa, pero no, nada tan dramático. Estaba estudiando. ―¿Con libros? ―espetó Kev desde su sitio en el sofá. ―Sí, Kev, con libros de verdad ―le respondí, dejándome caer en el sofá junto a él. ―No te hagas el sorprendido. Puedo abrir un libro, ¿sabes? ―Ah, pero ¿puedes leer la inscripción que hay dentro? ―No te burles de mi criaturita―, intervino papá, desde el otro lado de la habitación, donde estaba sentado con mamá en sus sillones a juego. ―¿Cómo estás, Aoife, cariño? 6

Lady Muck se refiere a una mujer que se cree muy importante y debe ser tratada mejor que los demás.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―La niña de papá ―tosió fingidamente Kev. ―Estoy genial, papá―, le respondí con una sonrisa de suficiencia. ―¿Qué tal el trabajo? ―Oh, grandioso, amor ―respondió, apoyando sus pies calzados con zapatillas en la mesa de café. ―El joven Joey estaba en plena forma esta tarde. Seguro que sí… Sonreí. ―Qué bien. ―¿Te enteraste de que Aoife y Paul rompieron? ―Kev intervino entonces, clavándome el pie en el muslo. ―¿Qué te dije sobre tocarme con esas pezuñas? ―espeté, apartando su pie con un cojín. ―Sí, algo oí al respecto ―respondió mamá, que sin duda se lo había dicho a la madre de Katie, la vecina. ―Hace unas semanas, ¿no es así, Aoife? ―Sí. ―¿En serio? ―Los ojos de papá se abrieron de par en par. ―Nunca dijiste nada, Aoife, cielo. ―Oh, um, sí ―respondí, exhalando un suspiro. ―Bueno, no hay mucho que decir. Ese tren partió definitivamente. ―Por ahora ―se rió Kev. ―Para siempre ―corregí, golpeándole la cabeza con el cojín. ―Imbécil. ―Oh, no te preocupes, cariño ―me dijo mamá, dejando de tejer―Seguro que ya está planeando cómo reconquistarte. ―Estaría tratando en vano ―repliqué, evitando por los pelos que mi hermano me diera un almohadón en la cabeza. ―Hemos terminado, mamá. ―Seguro que vuelven a estar juntos enseguida ―dijo papá, volviéndose para mirar a mi madre en busca de ayuda. ―Esos dos van y vienen como el viento.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Esta vez no, supongo ―se burló Kev. ―¿Tampoco creo que tu querida Aoife esté muy disgustada por la ruptura? ―Le guiñó un ojo con complicidad mientras se ponía en pie y salía de la habitación. ―¿No es cierto, Aoife? ―Así es, Kevin ―respondí, mirando con odio su espalda en retirada―Me importa una mier... ―Pepino ―se apresuró a decir mamá. ―Me importa un pepino, Aoife. ―A mí también ―le respondí con una sonrisa burlona. ―Que se vaya al infierno. ―Bien ―dijo papá con un gesto de apoyo. ―Era un auténtico idiota, ¿verdad? Trish. Mamá se rió. ―Sí que lo era, Tony. ―Un pequeño bastardo arrogante. ―Claro, ¿qué esperabas del hijo de un superintendente de la policía? ―Eso es verdad, amor. Para ser sincero, se me ponían los pelos de punta cuando lo traías a casa―, admitió papá con expresión apenada. ―Temía por mi vida que lo llevaras al cobertizo y me expusieras. ―Oh, venga, Tony ―se rió mamá. ―Dudo que los policías vengan a llamar a la puerta por unas botellas de Poitín7 casero. ―Nunca se sabe, amor ―murmuró papá. ―Nunca se sabe. ―Así que, ¿algún nuevo interés amoroso, hermana querida? ―preguntó Kev cuando regresó un momento después con un tazón de cereales. ―¿Algún aspirante a mecánico de mal genio en la mira? ―¿Ahora qué? ―Mamá aguzó las orejas. ―¿Ya tienes novio nuevo? ―Sí ―musitó Kev. ―Por supuesto que sí, mamá. ―No, no lo tengo―, le dije mordazmente, resistiendo el impulso homicida 7

El Poitín es una bebida destilada tradicional de Irlanda con un alto contenido alcohólico (90%-95%). El Poitín se destila en un pequeño alambique y el nombre de la bebida proviene de una abreviatura de la palabra pota (alambique en gaélico irlandés).

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BOYS OF TOMMEN #3 que tenía de estrangular a mi hermano. ―Kev sólo está siendo un revoltoso de mierda. ―Oh, vamos ―se rió. ―Es tan obvio. ―¿Qué cosa? ―Nada ―le dije . ―Aoife y Joey. ―¡Kevin!― Siseé, con la cara roja. Joey y yo intentábamos ser discretos y, hasta ahora, creía que lo habíamos hecho muy bien. Aparentemente, nada se le escapaba a mi hermano. Maldito entrometido. ―¿Joey? ―Los ojos de papá se abrieron de par en par. ―¿Mi Joey? ―Creo que descubrirás que es más el Joey de Aoife que el tuyo, papá―se mofó mi hermano. ―Al menos, eso es lo que he oído en el colegio. Oh, eres hombre muerto. ―Esos rumores son un montón de mierda ―dije entre dientes. ―Y tú, siendo mi hermano, deberías saber que no debes creerlos. ―¿Qué rumores? ―preguntaron mamá y papá al unísono. ―Hubo una pelea ―solté de sopetón. ―¿Una pelea? ―Papá frunció el ceño al igual que mi hermano. ―¿Qué pelea? Miré a Kev para que me ayudara, pero se limitó a encogerse de hombros. Eso de que los gemelos pueden leerse la mente unos a otros eran demasiado. El mío fue un fracaso. Pensando sobre la marcha, me apresuré a contar lo que esperaba que fuera una versión genérica y diluida de la verdad. ―Sucedió hace un tiempo. ¿Recuerdas el ojo morado que me hice después de Navidad? Pues no fue por caerme de los patines de Casey, como les dije.

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BOYS OF TOMMEN #3 Mamá puso los ojos en blanco. ―Obviamente. ―¿Qué te pasó? ―Papá se apresuró a exigir. ― ¿Alguien te golpeó?―Sus ojos se entrecerraron. ―¿Joey...? ―No, no, Jesús, no, papá ―Apacigüé rápidamente. ―Joey nunca me puso un dedo encima―. Bueno, en absoluto le supliqué que lo hiciera―Básicamente, Paul estaba diciendo algunas cosas turbias sobre mí por ahí―. «Como zorra. Y puta. Y calientapollas» ―Y cuando Joey se enteró, lo puso en su lugar―Encogiéndome de hombros, añadí: ―Para tu beneficio, aparentemente. Ya sabes, desde que soy tu hija, y él tiene mucho tiempo para ti desde que lo aceptaste en el taller. Por eso arrestaron a Joey por pelearse a principios de año. ¿Te acuerdas? Papá asintió. ―Lo recuerdo. ―Sí ―Exhalé un suspiro tembloroso. ―Bueno, en fin, el ojo morado me lo puso Paul cuando intenté interrumpir su pelea. En su defensa, fue un accidente―, admití a regañadientes. ―Pero una vez que la fábrica de rumores se enteró de que Joey me defendía, la gente empezó a cotillear sobre nosotros, sumando dos y dos y llegando a cinco―. Solté un suspiro. ―Sí, eso lo resume todo. Kev resopló y luego enterró rápidamente el sonido con una tos cuando le dirigí una mirada que amenazaba violencia. ―Sí, eso me suena acertado. Papá me miró fijamente durante un largo momento antes de exhalar pesadamente. ―Bueno, espero que Joey le haya dado una buena paliza a ese idiota. ―¿Qué estaba diciendo de ti, cariño? ―preguntó mamá, con la preocupación dibujada en el rostro. ―¿Quieres que llame a su madre? Porque lo haré. Le diré lo que pienso...

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No, mamá, no pasa nada ―me apresuré a decir. ―Paul sólo estaba molesto porque yo no, bueno...―Me encogí de hombros, ―Porque yo no quería... ―Tener sexo con él ―dijo Kev secamente. ―Estaba molesto porque Aoife no quiso acostarse con él después de cuatro años de darle largas y tratarlo como si fuera algo secundario. ―Yo no le di largas ―le espeté. ―Y fueron tres años y medio, no cuatro. Kev enarcó una ceja. ―Claro que no. ―Bien ―concedí a regañadientes. ―Puede que haya algo de verdad en esa afirmación, pero eso no significa que tenga que... ―¿Acostarte boca arriba y abrirle las piernas? ―Kev negó con la cabeza―Porque eso es lo que Paul cree que estás haciendo con Lynchy. ―Más mentiras―, dije, fulminando a mi hermano con la mirada. ―Kevin ―ladró papá. ―No digas ese tipo de cosas delante de tu hermana. ―¿Qué tipo de cosas? ―Ya sabes ―murmuró papá, nervioso. ―Cosas de tipo sexual. Es demasiado joven para ese tipo de conversaciones. ―Tiene la misma edad que yo. ―Aun así ―resopló papá, increíblemente incómodo. ―No está bien, hijo. ―¿Fue eso, Aoife? ―me preguntó mamá. ―¿Paul estaba inventando historias sobre ti? Me encogí de hombros. ―Más o menos. ―¿Y no hay nada de cierto en los rumores sobre Joey? ―En absoluto ―mentí. ―Bueno, yo nunca…―Papá miró a mamá y sacudió la cabeza. ―Me parece bien que el joven Joey me cubra la espalda de esa manera. ―Sí ―dijo Kev, con tono sarcástico. ―Brindemos todos por el honorable

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BOYS OF TOMMEN #3 Joey Lynch. ―Qué buen muchacho ―Papá sonrió a mi madre. ―Defendiendo el honor de mi hija. Kev volvió a resoplar y, esta vez, ni siquiera se molestó en ocultarlo. ―Me voy a la cama. ―Sí ―dije, mientras la imagen de la cabeza de Joey entre mis piernas llenaba mi mente. ―Mi honor está restaurado.

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BOYS OF TOMMEN #3 OJOS AZULES Y BOLAS AZULES

04 de marzo del 2004

Acabé llegando casi media hora tarde al trabajo el jueves por la noche, la cuarta vez que llegaba tarde en las últimas cinco semanas, porque era demasiado débil para resistirme a robarme veinte minutos extra bajo las sábanas con Molloy. Obviamente, no podía decírselo a su padre, así que cuando me preguntó qué me retenía, le solté una mierda sobre el hurling. Tony no se inmutó cuando le conté la historia que había ensayado desde la cama de su hija hasta su taller. Era parecida a la que le dije la última vez, y la anterior, y la anterior. Tony nunca me cuestionó porque confiaba en mí. Y yo era el mentiroso de mierda que iba a sus espaldas, y en contra de sus deseos, metiéndose con su hija. Durante las últimas cinco putas semanas. Jesús, yo era un pedazo de mierda. Durante el resto de la tarde, trabajamos juntos en silencio. No tenía agallas para fingir con él. No, porque mentirle a este hombre en particular era algo que nunca me sentaría bien. ―¿Estás bien, Joey, hijo? ―Tony rompió por fin el silencio cuando me

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BOYS OF TOMMEN #3 encontró atrás fumando un cigarrillo después de haber terminado el trabajo. ―Sí, Tony ―murmuré, pateando gravilla con la bota, mientras permanecía de pie bajo la lluvia. Sus ojos se desviaron hacia la colilla que tenía en la mano y una expresión de resignada decepción se dibujó en sus facciones. ―Espero que sea un porro lo que estás fumando, muchacho, y nada más fuerte. ―¿Acaso no es siempre así? ―mentí, exhalando profundamente. ―¿Cómo se supone que vas a lanzar cuando te estás envenenando con esas cosas? La pregunta no era cómo se suponía que iba a jugar al hurling; era cómo se suponía que iba a sobrevivir en caso de que no lo hiciera. ―Ah, ya me conoces, Tony ―Lo apagué y guardé el porro en el bolsillo de mis pantalones de trabajo antes de que mi jefe se enfadara conmigo. ―No se puede matar lo malo. Me miró durante un largo momento y luego negó con la cabeza. ―Bueno, son casi las nueve. Será mejor que te vayas a casa, muchacho, antes de que tu madre envíe una patrulla a buscarte. Tienes colegio por la mañana. No importaba hasta qué hora me quedara fuera. «Nadie iba a venir a buscarme» ―¿Tony? ―¿Sí, Joey, muchacho? ―Yo sólo...―Exhalé un suspiro, mientras luchaba con mi conciencia, con el tsunami de culpa dentro de mí. Porque sabía exactamente adónde iría cuando lo dejara, y no era a casa. No, me dirigiría directamente con su hija. ―Sólo quería darte las gracias.

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BOYS OF TOMMEN #3 Sonrió. ―¿Por qué? «Por todo…» Me encogí de hombros. ―Sólo gracias. ―Cuando quieras, muchacho ―respondió, haciéndome un gesto con la mano para que me fuera. Saqué el móvil del bolsillo y sonreí al releer el mensaje que Molloy me había enviado antes. Molloy: Te veré a ti y a tu mano (y a tus fantásticos dedos y a tu talentosa lengua) después del trabajo. Termino a las 9. Nos vemos entonces, semental.

Con una sonrisa de oreja a oreja, empecé a escribirle un mensaje para avisarle de que estaba de camino, cuando mi teléfono decidió sonar. Mi estómago se hundió en mi culo cuando el nombre de Shannon apareció en la pantalla. No quise contestarle porque ya sabía qué era lo que necesitaba, y no quería que me necesitara esta noche. Con la piel erizada, me obligué a pulsar aceptar y me acerqué el teléfono a la oreja. ―Joe ―sollozó al otro lado de la línea. ―¿Puedes venir a casa? Te necesitamos. Exhalando un suspiro cansado, cerré los ojos y dejé caer la cabeza hacia delante. ―Voy para allá.

Estaba doblando la esquina al pie de la colina que lleva a nuestra carretera cuando la vi. En el momento en que mis ojos se posaron en su cara, se me pusieron los pelos de punta y se me heló la sangre en las venas. ―¿Qué ocurrió?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Hola, Joe ―Ella me ofreció un pequeño saludo, mientras estaba de pie bajo la farola en la intensa lluvia. ―¿Cómo estás? ―Estoy genial, Shan ―En alerta máxima y preparado para el peligro, cerré el espacio entre nosotros, sin parar hasta que tuve su barbilla inclinada hacia arriba. ―Jesucristo. Su ojo izquierdo estaba hinchado y se oscurecía a gran velocidad. ―Estoy... bien ―balbuceó, temblando por lo que supuse que era una mezcla de miedo y frío. Sus dientes castañetearon violentamente mientras yo inspeccionaba su rostro con expresión horrorizada. ―N-no está tan mal como p-parece. ―No está bien, Shan ―espeté, sintiendo como si estuviera inhalando físicamente su dolor en ese momento. Porque ella podría llevar los moretones esta noche, pero yo llevaba la vergüenza, junto con la maldita culpa absoluta de no estar aquí para evitar que esto le sucediera. Otra vez… ―Sé que no debería estar aquí afuera tan tarde ―sollozó, abrazándose a mí. ―Pero si no salía, él i-iba a m-matarme. ―Hiciste lo correcto ―le aseguré, con el cuerpo rígido, mientras intentaba consolarla sin éxito. ―Hiciste lo correcto. Si te pone las manos encima, y yo no estoy aquí, entonces corre, Shannon. Corre, maldición, ¿me oyes? Lloriqueando, me miró y asintió. ―Te oigo, Joe. ―¿Dónde está?― Pregunté entonces, pasando a zancadas por delante de ella, en mi intento de ponerle las manos encima al pedazo de mierda al que teníamos la desgracia de llamar papá. ―No, Joe ―gritó Shannon, persiguiéndome. ―No m-merece la pena que salgas h-herido por mí.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Sí que vales la pena ―respondí furioso, abriendo de un empujón la puerta principal. ―Claro que lo vales, Shannon. Vales mil veces más que ese pedazo de mierda, ¡y nunca dejes que te haga sentir menos! ―¡Joey, espera! ―Mamá se apresuró a interceptarme en la puerta principal. ―Él no quiso hacerle daño... ―Muévete ―gruñí, dando un paso alrededor de mi madre, mientras entraba a toda velocidad, respirando llamas de furia. ―Lárgate de una puta vez, viejo. ¡Sal y golpea a alguien de tu maldito tamaño! ―Joey―gritó Tadhg desde donde estaba escondido detrás de la barandilla. Encogidos a su lado estaban Ollie y Sean. ―Él está perdiendo el control. ¿Sí? Bueno, yo también. ―¿Dónde está el fuego? ―ladró papá, cuando salió acechante del baño. Tanteó la cremallera de sus vaqueros y luego siseó bruscamente. ―Por Dios, chico, deja de hacer ruido, ¿quieres? Casi me corto la polla. ―¡Lástima que no lo hicieras!― rugí, lívido, mientras caminaba hacia él, sintiendo la sangre correr a mis manos mientras se cerraban en puños por su propia voluntad. Aunque mi mente no estaba preparada para ese hombre, mi cuerpo sí que lo estaba. ―Le pusiste las manos encima a mi hermana― grité, sin detenerme hasta que estuve frente a él. ―¿Te hizo sentir como un hombre?― Empujé su pecho con todo lo que tenía dentro de mí y vi cómo se tambaleaba hacia atrás. ―¡Pequeño bastardo! ―rugió mi padre, con la cara enrojecida de rabia. Cuando se lanzó hacia delante con un gancho de derecha, yo estaba preparado. Me agaché y el hueso de mi nariz evitó por poco otra rotura. ―Joey, por favor ―gritó mamá. ―Te estás volviendo lento, viejo ―me burlé, mientras mi puño hacía

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BOYS OF TOMMEN #3 contacto con su mandíbula. ―O me aprendí todos tus movimientos de memoria. ―Teddy, por favor, no. ―¿Crees que puedes vencerme? ―Se tambaleó hacia delante, ambos brazos balanceándose con puños que se sentían como bloques de hormigón cuando hacían contacto con la piel. ―Voy a acabar contigo, chico. ―¡Oh Dios mío, paren ya, los dos! ―No si yo acabo contigo primero ―rugí, clavando su enorme cuerpo en las baldosas de la cocina. No era algo fácil de hacer cuando me superaba en peso por al menos cinco toneladas. ―¡Canalla! ―¡Sí, Joe, mátalo! ―¡Cállate, Tadhg! ― N-no, Joe. ¡Él no lo v-vale! ―¡Cállate, Shannon! ―¡Tadhg, sube a tu habitación ahora! ―Mami... ¡haz que pare! ―Papá au-au. ―¿Puedes oírlos? ―Con mis manos alrededor de su garganta, apreté con cada onza de fuerza que tenía dentro de mi cuerpo. ―Es tu familia, imbécil. Y están cagados de miedo por ti. ―¡Pequeño maricón! ―Levantando la mano, el cabrón me tiró del pelo y me apartó bruscamente de su pecho. ―¿Crees que eres un hombre adulto? ―¡Joey! Ahora me tocaba a mí tener el aire restringido cuando la fornida mano de mi padre me rodeó la garganta. Tampoco necesitaba usar las dos manos para estrangularme. No cuando sus manos eran tan grandes como palas. Me dio un buen puñetazo en la cuenca del ojo, tan fuerte que sentí la

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BOYS OF TOMMEN #3 vibración hasta en los dedos de los pies. ―¿Qué te parece probar de tu propia medicina, niño bonito? ―¡Teddy, para, por favor! ―Era mamá. ―Es tu hijo. ―Puede que hayas salido de mi polla, pero no eres hijo mío, chico ―se mofó, y luego añadió más insultos a la situación cuando soltó una bola de flema y me escupió en la cara. ―¡Pequeño hijo de puta de mamá es todo lo que has sido! ―¡Teddy, por favor! ―¡Cállate, puta!― Papá rugió. ―O serás la siguiente. ―¡Vete a la mierda! ―Intenté gritar, pero sólo salió un susurro estrangulado. Sentado sobre mi pecho con todo su peso presionando mis ya desinflados pulmones, mi padre continuó burlándose de mí. ―Vamos, hombre duro, contraataca. Agitándome salvajemente bajo él, intenté quitármelo de encima, pero en el fondo de mi corazón sabía que nunca podría. El mareo empezó a invadirme, uniéndose al ardor de mis pulmones, mientras mis músculos sufrían espasmos erráticos. Me di cuenta de que estaba perdiendo el conocimiento y, de repente, el dolor desapareció. La presión en los ojos y el fuego en la garganta se evaporaron. «Déjate llevar, me instó una voz en la cabeza, todo acabará si te dejas llevar» Dejé caer los puños a los lados y eso hice. ―¿Joe? Cuando volví en mí, un rato más tarde, me encontré con la cara de mi hermana, que me levantó y me agarró de los párpados.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¡Soy yo, Shan! Otro dedo en el ojo. ―¿Puedes oírme? Sintiendo que estaba a punto de cortarme un pulmón, me agarré la garganta, mientras tosía y balbuceaba violentamente. Tomé aire, me senté rápidamente y me apoyé en la nevera. ―¡Oh, gracias a Dios! ―Arrodillada a mi lado, Shannon se inclinó con un paño de cocina y lo presionó sobre el área de piel que tenía sobre el ojo izquierdo. ―¿Estás bien? Todavía tosiendo y balbuceando, levanté una mano para alejarla, mientras me concentraba en llevar aire a mis pulmones. ―¿Dónde... está...? ―Se fue a la cama ―susurró, acercándose para que sus rodillitas quedaran pegadas a mi muslo. ―Lo siento mucho. ―No... es... culpa tuya. ―Oh, Dios, Joe ―Lloriqueando, se inclinó hacia delante y me rodeó el cuello con sus pequeños brazos. ―Te quiero tanto. Lamento tanto que te haya hecho esto otra vez. No le devolví el abrazo. No podría, aunque quisiera. Sin fuerzas y con la respiración agitada, me tomé mi tiempo para recuperar el aliento antes de preguntar: ―¿Dónde está mamá? Shannon miró al suelo. ―¿Shan? ―Arriba ―espetó, tirando de un hilo del lateral de mis pantalones. ―Tuvo que sacártelo de encima. Con sexo.

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BOYS OF TOMMEN #3 Sí, necesitaba salir de aquí. No podía estar en esta casa esta noche. Si tenía que soportar el sonido de sus gruñidos y gemidos detrás de la puerta cerrada de la habitación, me iba a derrumbar. ―Joe, no te vayas ―suplicó Shannon, corriendo detrás de mí, cuando me puse de pie y me tambaleé hacia la puerta principal. ―Por favor, no te vayas. ― Estarás bien, Shan ―le dije, sin mirar detrás de mí, mientras salía por la puerta más rápido de lo que había entrado. ―Estarás a salvo. «Ahora que él consiguió su recompensa…»

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BOYS OF TOMMEN #3 ¿DESEAS MORIR?

05 de marzo del 2004

Cuando llegué a casa del trabajo el jueves por la noche, estaba hecha polvo. Aparte de que mis pobres dedos estaban destrozados por haberme pasado seis horas metida en unos tacones que merecían ser arrojados a la hoguera más cercana, también estaba empapada hasta los huesos. «Pero nada de eso me habría importado, admití a regañadientes, si él hubiera aparecido» Joey había prometido acompañarme a casa al terminar mi turno, y yo había esperado fuera del pub durante más de una hora, hasta que el frío pudo conmigo. Al final, no apareció y acabé caminando sola bajo una lluvia torrencial, lo que no habría estado tan mal si hubiera aparecido mi compañía. Desde entonces, le había enviado un par de mensajes de texto, pero no había obtenido respuesta. Como estaba tratando con Joey y no con Paul, me encontraba en aguas desconocidas, porque, cuando Paul no respondía a mis mensajes o llamadas, no le daba importancia y cuando Joey no contestaba, me daban ganas de hacerme un ovillo y mecerme. Por patético que pareciera, me había encariñado ridículamente con el chico

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BOYS OF TOMMEN #3 que se negaba a poner una etiqueta a lo que fuera que estuviéramos haciendo. No presioné porque, por primera vez en mi vida, tenía miedo de perder. No sentía que tuviera las de ganar en esta relación, con la ventaja de que él tenía mi corazón en sus manos. Si Joey se iba, si se alejaba de mí, me dolería. Me paralizaría, y eso era algo que me mortificaba. Le había dado tanto poder a un chico que se negaba a llamarme su novia. No, en vez de eso, yo era la amiga exclusiva con la que disfrutaba, pero nadie podía saberlo. A la mierda mi vida. Decidí abrir los libros, por una vez, y me las arreglé para completar una cantidad decente de mis deberes y tareas atrasadas para la escuela, antes de que finalmente me deshiciera de los libros para ver a Nathan Scott. Al menos, cuando quería verlo, lo único que tenía que hacer era encender la televisión. Hecha un ovillo en la cama, con un paquete de barritas Crunchie en el regazo, volví a ver One Tree Hill por enésima vez. Poco después de las once, me dormí intranquila, dando vueltas en la cama durante casi toda la noche, hasta que me despertó el ruido de unos golpes a la una y media de la madrugada. Sin moverme del sitio, escuché en la oscuridad cómo seguían llamando a mi ventana, cada vez más fuerte, y luego se apagaban por un momento antes de volver a sonar. Molesta, porque sólo sabía de una persona capaz de escalar una casa de dos plantas, me quité las mantas y me acerqué a la ventana. La abrí de un empujón, me incliné sobre el alféizar y miré al bastardo que se balanceaba sobre el tejado de nuestra caseta de jardín como si fuera el mismísimo Houdini. ―¿Qué?

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BOYS OF TOMMEN #3 En cuanto se dio cuenta de que me había levantado y lo estaba mirando, se deshizo rápidamente de lo que yo esperaba que fuera una colilla, pero sabía en el fondo que no lo era. ―Molloy ―Una lenta sonrisa se dibujó en su rostro. ― Mol-jodido-loy. ―¿Estás...?―Entrecerré los ojos, sospechando al instante. ―Dios mío, estás drogado. ―Noh-oh. ―Ajá ―Puse los ojos en blanco. ―¿Qué consumiste? ―¿Hmm? ―Drogas, Joey ―gruñí, sintiendo que se me cortaba la respiración en la garganta. ―Sé que andas así después de consumir drogas. Sacudió la cabeza. ―No, no lo hice. ―Te conozco desde que teníamos doce años, genio, creo que sabría cuándo estás drogado ―susurré. ―¿Qué consumiste? ―Lindas piernas. Esta noche no, amiguito. ―Bien, si no vas a ser sincero conmigo, puedes irte. ―No quiero irme, Molloy. ―¿Entonces qué quieres? ―¿Qué quiero? ―Balanceándose de un lado a otro, levantó las manos y se encogió de hombros. ―A la mierda si lo sé, Molloy. ―Sí, bueno, mientras tú sigues sin saber lo que quieres, yo me voy a dormir ―dije rotundamente. ―Espera, espera, espera - ¿a dónde vas? ―A la cama, Joey. ―¿Por qué? ―¿Por qué? ―Lo fulminé con la mirada. ―Porque es medianoche, y eso

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BOYS OF TOMMEN #3 es lo que la gente normal hace por la noche. ―Ah, claro ―Frunció el ceño. ―Sí. ―Y porque tenemos colegio por la mañana ―espeté. ―Recuerdas ese lugar llamado colegio, ¿verdad? ―Obviamente ―Sin dejar de balancearse, vi cómo fruncía el ceño y le invadía la confusión. ―¿Estoy castigado otra vez? Por supuesto. ―Dímelo tú. Me miró sin comprender. ―¿Olvidaste algo esta noche? De nuevo, se quedó con la mirada perdida. ―Buenas noches, Joey ―suspiré resignada y me dispuse a volver a meter la cabeza dentro, cuando el desquiciado bastardo se abalanzó sobre mí. De un salto, escaló el lateral de mi casa como un puto gato y no paró hasta agarrarse al alféizar de mi ventana. ―¿Por qué estoy castigado, Molloy? ―¿Tienes ganas de morir? ―Siseé, con los ojos muy abiertos, mientras él colgaba del lateral de mi casa. ―Dios mío, ven aquí, imbécil―. Lo agarré de los brazos y lo arrastré por la ventana. ―Eso fue una puta estupidez―, gruñí cuando estuvo tirado de culo en la alfombra de mi habitación. ―No vuelvas a hacerlo cuando estés en estas condiciones. Levantando el pulgar en respuesta, permaneció perfectamente rígido sobre el suelo de mi habitación. ―Sólo voy a.… tomarme un respiro aquí abajo un rato. ―Sí, hazlo, imbécil ―refunfuñé, volviendo a subirme a la cama―A partir de ahora, considera el suelo de mi habitación como tu perrera personal. ―Hmm ―balbuceó Joey. ―Si me dejas salir de la perrera, dejaré que te

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BOYS OF TOMMEN #3 corras en mi cara. ―¿En tu estado? Ja. No dejaría que me pusieras un dedo encima ―espeté, subiéndome el edredón hasta el cuello. ―Ahora, cierra los ojos y duérmete. ―¿Molloy? ―Shh. ―¿Molloy? ―Estoy durmiendo. ―¿Molloy? ―¿Qué? ―Mentí― Exhaló pesadamente. ―Me drogué esta noche. ―Sí, Joe, lo sé ―exhalé, cerrando los ojos con fuerza, mientras el dolor de mi pecho se astillaba y se estiraba hasta que me dolía todo el cuerpo. Hubo un largo rato de silencio antes de que murmurara: ―¿Molloy? ―¿Qué? ―¿Me odias? «No, te quiero» ―Duérmete, Joey. Incapaz de cerrar un ojo, vi cada hora del reloj mientras permanecía rígida en mi cama, con la única compañía de los ronquidos ocasionales del chico en el suelo de mi habitación. Mi corazón no había dejado de latir con fuerza desde que había aparecido en mi ventana. Estaba muy molesta con él por hacerse esto a sí mismo, pero mi ira palidecía en comparación con mi preocupación. Esto era grave. Él podría morir. Siempre era una posibilidad cuando se jugaba con fuego como yo sabía que él lo hacía. No sabía qué había tomado esta noche y casi tenía miedo de

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BOYS OF TOMMEN #3 averiguarlo. Finalmente, sobre las 05:30 de la mañana, sentí que me sumía en un sueño inestable.

Cuando me desperté a la mañana siguiente, me di cuenta de que, de alguna manera, me las había arreglado para dormirme sin escuchar la alarma de mi teléfono. Eran más de las nueve y media cuando me desperté y sabía que ya habían empezado las clases, así que me quedé donde estaba. Sintiéndome completamente agotada, me quedé envuelta bajo las sábanas, mirando sin rumbo la pantalla de mi teléfono mientras pasaba el tiempo. Finalmente, el sonido de un carraspeo llenó mis oídos y gemí. ―Mamá, antes de que empieces, estoy enferma. Estoy con la regla― me apresuré a decir, mintiendo entre dientes, mientras pensaba en la peor y más horrible dolencia temporal que pudiera tener. ―Me estoy desangrando sin parar desde la noche. Esto es un baño de sangre. Te lo juro por Dios, mamá, no hay una toalla sanitaria en el baño lo suficientemente grande como para hacer frente al flujo. ―Sí, verás, soy yo, tu mamá se fue de la casa hace un rato. Me levanté de un salto y me encontré a Joey sentado en la silla junto a mi ventana, con la capucha puesta y las manos en el bolsillo delantero de la sudadera, su postura habitual. No pude ocultar el alivio que expulsaron mis pulmones en una respiración agitada. ―¿Qué haces aquí todavía? ―No pude ocultar la rabia en mi voz, ni el dolor. ―Te di un lugar para que pudieras dormir hasta que se te pasara. No hace falta que te quedes. No se inmutó ante mis palabras y siguió mirándome fijamente.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Se suponía que nos encontraríamos anoche después del trabajo. Tenía que acompañarte a casa y no aparecí. Ahora me acuerdo. ―Bien por ti ―Hice un gesto hacia la ventana y la miré. ―Nos vemos. ―Lo siento. ―No lo sientes ―Le devolví la mirada. ―Nunca pides perdón porque nunca lo sientes, ¿recuerdas? Sus ojos verdes permanecieron fijos en los míos, sin pestañear. ―Esta mañana sí. ―Bueno,

esta

mañana

estoy

demasiado

molesta

para

aceptarlo―contraataqué, tragándome una oleada de emociones. ―Cuando no apareciste anoche, ni contestaste al teléfono, pensé que estabas herido, o algo peor― Se me quebró la voz y me tranquilicé rápidamente antes de añadir―Pero no estabas herido ni nada peor. Simplemente tenías una oferta mejor. Se tragó el veneno de mis palabras, y ni siquiera intentó negarlo, ni pelear conmigo. No sabía si eso me hacía sentir mejor o peor. Cuando no hizo ademán de irse, negué con la cabeza, sintiéndome perdida. ―Sé que eres nuevo en esto…―agité un dedo entre nosotros―...como quieras llamar a lo que estamos haciendo, pero esta es la parte en la que o me das una explicación de mierda de por qué drogarse era más importante que enviarme un maldito mensaje, o es la parte en la que te vas. No se movió. Tampoco abrió la boca para defender sus acciones. ―Tienes toda la razón, Molloy ―Con movimientos lentos y rígidos, vi como Joey se arrastraba lentamente hasta ponerse de pie. ―Debería irme― fue todo lo que respondió, y luego sacudió la cabeza. ―Me iré. ―¿Qué? ―Tiré las sábanas, salté de la cama y me acerqué a él. ―No hablaba en serio, imbécil. Estaba siendo dramática. No te irás a ninguna parte

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BOYS OF TOMMEN #3 hasta que hablemos de lo que pasó. ―No estoy de humor para hablar de ello. ―Bueno, yo tampoco estaba de humor para que me despertaras con tu gran culo drogado saltando por mi ventana, pero aquí estamos―. Puse las manos en las caderas y lo miré con furia. ―¿Y bien? ―¿Y bien qué? ―dijo tajantemente, agachando la cabeza. ―Creo que está bastante claro que la cagué. Me dio la espalda y se acercó a mi ventana. ―Oh, demonios, no ―Me lancé hacia él, me puse rápidamente delante de la ventana y le cerré la vía de escape. ―No puedes hacer eso― le advertí. ―No puedes dejarme sin una explicación por lo de anoche. ―¡Me drogué! ―espetó. ―¿Es eso lo que quieres oír? ¿Hum? Anoche salí y perdí la puta cabeza con una botella de vodka y una tonelada de pastillas. ―¿Por qué? ―le pregunté, sintiendo que sus palabras me atravesaban como balas. ―¿Por qué? ―siseó. ―¿Por qué? ¡Porque eso es lo que hago, Molloy!―estalló. ―Por eso, carajo. ―Joey... ―Sé que lo arruiné, ¿de acuerdo? Sé que te decepcioné ―me dijo. ―Pero este soy yo, ¿entiendes? ―Tirándose la capucha al arrastrar bruscamente ambas manos por su pelo rubio, siseó ―¡Soy quien soy, Molloy, y quien soy no es bueno para ti! Fue entonces cuando lo vi. La cuenca del ojo ensangrentada, el labio reventado. La hinchazón púrpura en todo el lado izquierdo de su mejilla. Su hermoso rostro estaba completamente destrozado. ―Por Dios... ―Repentinamente sin oxígeno, aspiré con fuerza y dije con dificultad ―¿Qué te pasó en la cara?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No me pidas que te lo diga ―advirtió Joey, levantando una mano, mientras retrocedía lentamente alejándose de mí. En ningún momento apartó sus penetrantes ojos verdes de los míos mientras se movía, poniendo espacio entre nuestros cuerpos... y corazones. Ahora vibraba de tensión, temblando visiblemente de furia incontenible. ―No cuando ya lo sabes. ―Joey, no te vayas, ¿sí? ―Me apresuré a decir, mientras corría a interceptarlo, impidiendo esta vez que saliera por la puerta de mi habitación―Quédate, ¿quieres? Quédate y habla conmigo. ―No puedo hablar contigo ―espetó, tensándose cuando le agarré del antebrazo. ―De eso se trata. No puedo hablar de ello, ¿entiendes? Hay demasiada gente que depende de mí. No puedo hablar―. Exhaló un suspiro entrecortado. ―No quiero hacerte daño con mi mierda, pero sé que voy a hacerlo. Sacudí la cabeza. ―Joe... ―Deberías querer dejarme, Molloy ―argumentó. ―No deberías estar bloqueando la puerta, cariño, deberías mantenerla jodidamente abierta. ―No voy a hacer eso ―advertí, con la voz espesa por el dolor. ―Eso no va a pasar nunca, así que quítate esa idea de la cabeza. ―Soy un desastre; por si no te has dado cuenta. ―Sí, me he dado cuenta ―respondí, enroscando mis dedos alrededor de su muñeca, mientras tiraba de él hacia mí. ―¿Me ves corriendo? ―No, y menos mal, porque, al contrario de cómo actúo a veces, no quiero que huyas ―admitió ásperamente, con el pecho agitado. ―Quiero pasar tiempo contigo, Molloy. Lo quiero. Quiero hacer todo lo posible por ti. Pero tengo muros, límites y fronteras, y la única forma de estar contigo, de acercarme a ti, es que te quedes detrás de ellos. Abrí la boca para responder, pero él lo hizo antes que yo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Va a haber momentos en los que me vea así, y no voy a poder darte una explicación. No puedo darte las palabras, Molloy, porque esas palabras costarán demasiado a otras personas―. Exhalando un suspiro entrecortado, se encogió de hombros impotente, con los brazos a los lados. ―Así que tienes que decidir si puedes vivir con eso. Porque ésta es mi vida. Así soy yo, y no puedo cambiar. Tambaleante, asimilé sus palabras, escuché su súplica, sentí su remordimiento y me ahogué en su dolor. ―Estoy dispuesta a hacer eso por ti, si tú estás dispuesto a hacer algo por mí a cambio. Me miró con recelo. Actuaba como si nada le importara, cuando en realidad el dolor y la inseguridad de su vida familiar se lo comían vivo. ―Las drogas, Joey ―Con el corazón acelerado, me acerqué a él y le puse la mano en el pecho. ―Una vez me dijiste que no volverías a hacerme daño a propósito, pero verte completamente fuera de ti anoche me dolió. ―No soy un santo, Molloy ―respondió bruscamente. ―Siempre has sabido lo que soy. Nunca he intentado ocultártelo. Nunca he sido un... ―No te pido que seas un santo, Joey ―me apresuré a decir. ―Tienes razón, sé absolutamente quién eres, y estoy dentro, ¿de acuerdo? Estoy contigo. Lo único que te pido a cambio es que intentes mantenerte limpio. ―Intentarlo. ―Sí, intentarlo ―Asentí lentamente. ―Inténtalo, Joe. Por mí. Es todo lo que pido. Se quedó en silencio tanto tiempo que pensé que no iba a responderme. Pero entonces, soltó un suspiro entrecortado y me estrechó entre sus brazos. ―De acuerdo, Molloy ―susurró, envolviéndome en sus brazos. ―Lo intentaré.

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BOYS OF TOMMEN #3 TE ENCONTRARÉ EN LA OSCURIDAD

02 de abril del 2004

Un sudor frío me recorría la frente mientras me sentaba en un rincón del salón del bar Biddies el viernes por la noche después de clase. Tenía el móvil en una mano y un vodka con Red Bull en la otra. A diferencia de la mayoría de los otros pubs de la ciudad, Biddies no se negaba a servir a menores. Mientras fueras discreto, mantuvieras la boca cerrada, la bebida fuera de la vista, te quedaras en el salón trasero y no causaras problemas, eras bienvenido. Lo que significaba que mi padre no lo era. Resistiendo el impulso carnal que crecía dentro de mí, el que me exigía que consiguiera algo más que vodka para calmar mi mente acelerada, me obligué a meter de nuevo el teléfono en el bolsillo de los vaqueros y sentirme incómodo en la horrible sensación de abstinencia. Hacía semanas que no fumaba, que no tomaba nada más fuerte que unas cuantas benzodiacepinas, y se me estaba notando. Intentaba comportarme, mantener la cabeza y la cabeza fría, pero no me resultaba fácil. Cada vez más agitado, tamborileé con los dedos contra la mesa que tenía delante y miré alrededor del bar, desesperado por encontrar una distracción

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BOYS OF TOMMEN #3 temporal de la horrible sensación de ardor en la garganta. Se suponía que íbamos a celebrar mi llamada a las ligas menores. Los chicos estaban encantados por mí, pero mi padre también lo estaba, lo que significaba que yo no lo estaba en absoluto. ―Malditos estirados ―murmuró Podge, señalando a una mesa de chicos con uniformes del Colegio Tommen, sentados en el otro extremo del salón―Te apuesto lo que quieras a que ninguno de esos cabrones con cabeza de rugby ha visto un día duro en su vida... o un día laboral con ella. ―Me importa un bledo lo que hayan visto o dejado de ver ―repliqué, sin dejarme impresionar por sus elegantes uniformes ni por su mesa repleta de licores de primera calidad. ―Ese de ahí es tu hombre, ¿no? El chico de la academia de rugby ―me dijo Podge, inclinando la cabeza hacia donde estaba un chico alto y de cabello oscuro de más o menos nuestra edad, apoyado en la barra, en plena conversación con el dueño de Biddies. ―¿Cómo se llama? ―Johnny Kavanagh ―completé, reconociéndolo desde el momento en que entró por la puerta, con su ejército de amigos ricos a cuestas. ―Es él ―asintió Podge con un movimiento de cabeza. ―He oído que pronto se hará profesional. ―Maldito afortunado ―refunfuñó Alec. ―No tiene nada de afortunado ―repliqué, con los ojos clavados en la espalda del chico que parecía una puta casa de ladrillos en cuanto a su aspecto físico. ―Mira su tamaño. No llegó así por pura suerte, muchachos. ―Bueno, prefiero un partido de hurling a uno de rugby ―resopló Alec―Ese bastardo engreído podría ser capaz de lanzar una pelota con sus amigos ricos de allí, con sus americanas y chaquetas de diseñador, pero estaría comiendo tu polvo en un campo de la GAA, Lynchy.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Sí, lo haría, Al ―estuve de acuerdo. ―Pero al menos tendría que comer. Alec frunció el ceño. ―No te entiendo, Joe. ―Ese tipo de ahí va a terminar sus estudios y luego se va a forrar jugando a un juego que le encanta― expliqué, volviéndome para mirar a mis compañeros de copas. ―¿Qué carajo voy a conseguir yo con un juego amateur? ¿Una palmada en la espalda y unos bocadillos de jamón después de un partido? ―¿No estás contento de que te hayan llamado para jugar con Cork?― ―Sí, claro que lo estoy, pero es que...―Soltando un suspiro frustrado, añadí ―A la mierda. Ni siquiera importa. ―Mataría por estar en tu lugar, Joe ―Alec me miró como si me hubiera crecido una cabeza de más. ―Por tener tu habilidad natural y tu ritmo. No entiendes lo increíblemente talentoso que eres, amigo. Todos en nuestro equipo cambiarían de lugar contigo sin pensarlo. «No si supieran cómo era realmente para mí. O cómo se sentía vivir en mi cabeza» ―El hurling no es todo mi futuro ―intenté explicar. ―No pagará mis cuentas como lo hará el rugby para ese chico Kavanagh. Eso es todo lo que digo. No es el todo y el fin de mi mundo. ―Hablando de mundos ―se rió Podge, clavándome el dedo en las costillas, cuando un pequeño grupo de chicas entró en el salón. ―Parece que el tuyo está a punto de ser sacudido. ―Una rubia, una morena y una pelirroja entran en un bar. Es como el comienzo de un chiste obsceno ―gimió Alec y luego echó su bebida hacia atrás―No sé cuál me apetece más. ―Qué piernas más lindas, rubia, ¿cuándo abrirán? ―gritó uno de los chicos de la mesa de rugby. ―Mucho después de tu hora de dormir, niñito.

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BOYS OF TOMMEN #3 Al instante, reconocí dichas piernas como las que casi me cortan la circulación cuando me rodearon el cuello la otra noche. Joder... Al instante, mi espalda se levantó, y una gran parte de mí quería caminar hacia donde ella estaba de pie y reclamarla delante de esos imbéciles. Lo que fuera que estuviéramos haciendo no era exactamente de conocimiento público. Esto se debía principalmente al hecho de que Tony me cortaría la polla si descubría que estaba husmeando en la fruta prohibida que era su única hija. Esto significaba, sin embargo, que me vería aún más psicótico de lo habitual si me acercaba y empezaba a balancearme. Además, Molloy era más que capaz de enfrentarse a casi cualquiera. Incluido yo. La mesa de rugby estalló en 'oohs' y 'arde, amigo' cuando otro exclamó: ―Pareces un sueño. ―Entonces vuelve a dormir ―replicó Molloy, mientras esperaba en la barra con sus amigas, mientras el camarero preparaba sus bebidas. ―¿Por qué no vienes aquí y te sientas en mi cara, cariño? ―le espetó otro antes de dar un golpe de gloria. ―¿Por qué? ―dijo Molloy dulcemente, mientras cogía su bebida del camarero y se alejaba en dirección a nuestra mesa. ―¿Es tu nariz más grande que tu polla? Las risas estallaron en la mesa de rugby, y no pude contener la oleada de calor que se extendió por mi pecho cuando ella me miró y sonrió. Aquella chica era increíble, me sonreía como si yo fuera alguien a quien mereciera la pena ver con tanta alegría. Y no lo era. Su sonrisa hizo que un dolor sordo se instalara en mi pecho.

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BOYS OF TOMMEN #3 Observé cómo su vecina pelirroja se despedía de Molloy y Casey antes de unirse a la mesa de los Tommen y dirigirse hacia quien, en mi opinión, se parecía mucho al hermano de la amiga de Shannon. ―Buenas noches, chicos ―dijo Casey alegremente, tomando asiento en nuestra mesa junto a Alec. ―¿Les importa si nos unimos a ustedes? Katie se fue con su amigo de Tommen, pero preferimos sentarnos con nuestros chicos. ―Sean bienvenidas. ―Esta noche te ves bien, Al. Las mejillas de Alec enrojecieron. ―Ella ―le susurró a Podge. ―Ella es mi favorita. Podge sonrió satisfecho. ―Claro que lo es. ―He oído que hay que felicitarte, Joe. Mack nos dijo que te llamaron para las ligas menores. ―Muy amable, Case ―respondí, sin apartar los ojos de Molloy, que se estaba quitando el abrigo, y joder, si el corazón no se me había acelerado antes, se me disparó en el pecho al ver su vestidito rojo. La chica tenía un cuerpo irreal. En serio, era algo totalmente distinto. Alta y rubia, con curvas en todos los sitios adecuados, un culo bien grande y unas fabulosas tetas de doble D. No culpaba a los chicos de la otra mesa por intentar probar suerte. Tenía cara de ángel y lengua de diablo. ―Muchachos ―dijo Molloy mientras se sentaba sutilmente en el banco junto a mí. Su mirada se desvió hacia mí. ―Joey. Mis labios se crisparon. ―Molloy. ―Linda camisa. ―Lindas piernas.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Así que, chicas, ¿salieron a beber o a follar esta noche? ―Preguntó Podge, entablando conversación. ―Bueno, como es mi cumpleaños, tengo toda la intención de follar ―rió Casey. ―Si el tipo adecuado me lo pide amablemente. ―Feliz cumpleaños ―coreamos los tres al unísono. Casey sonrió. ―Gracias, chicos. ―¿Y tú, Aoife? ―preguntó Podge. ―Escuché que las cosas finalmente terminaron entre tú y Ricey. Tengo que decir, chica, que creo que hiciste un movimiento inteligente. ―Sí ―Casey estuvo de acuerdo. ―Especialmente desde que empezó a mensajear con Danielle una hora después de que rompieran. Observé la cara de Molloy en busca de cualquier indicio de que todavía estuviera afectada por Paul. No se inmutó ante la noticia. ―Oh, sí, me enteré de la ruptura― Alec movió las cejas. ―He oído que Ricey los sorprendió a los dos comiéndose las caras. Puse los ojos en blanco. ―Mentira. ―Sí ―asintió Molloy. Sonriendo diabólicamente, utilizó una pajita para dar un sorbo a su botella de Smirnoff Ice, y luego deslizó sutilmente su mano por debajo de la mesa, sin parar hasta que tuvo su mano entre mis piernas―Todo es mentira. Por Dios. Un profundo escalofrío recorrió mi cuerpo. Esta chica me debilitaba. Era una locura, pero me olvidaba de las cosas cuando estaba con ella. Cosas como el tiempo, la escuela, hurling, casa. Incluso me hacía olvidarme de él. ―¿Qué hay de ti, Molloy? ―Contesté, metiendo rápidamente una mano debajo de la mesa para evitar que tocara mi polla que se endurecía

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BOYS OF TOMMEN #3 rápidamente―¿Vas a salir de caza esta noche? ―¿Sabes qué, Joe? ―respondió burlonamente. ―Creo que sí. ―Pues ten cuidado ―le respondí con una sonrisa burlona. ―Porque he oído que esta noche hay algunos tipos malos. ―Es bueno saberlo―ronroneó Molloy. ―Estoy pensando en buscarme un chico malo que me acompañe a casa más tarde. He oído que están en su punto. ―Dará más que en el clavo si te encuentra sola en la oscuridad ―le dije en un tono bajo y de advertencia. ―Es un movimiento peligroso. Deberías decirle a tu padre que venga a buscarte. ―Peligroso suena justo a lo que estoy buscando ―susurró, deslizando la mano bajo la mesa una vez más para tocarme, pero esta vez estaba preparado para ella. ―Sigue así, Molloy ―Le agarré la mano y me incliné hacia ella, rozándole la oreja con los labios, mientras le decía ―Él estará deseando encontrarte en la oscuridad más tarde. ―Mantendré mi ventana abierta para él ―susurró, respirando con dificultad. ―También deberías tener las piernas abiertas ―susurré, resistiendo el impulso de inclinarme y besar esos labios rojos. ―He oído que le encanta comer coños. Un profundo escalofrío la recorrió y sonreí cuando apretó los muslos, antes de tomar aire y levantarse. ―Ahora vuelvo ―susurró, mientras su dedo recorría mi brazo―Necesito un poco de aire fresco. ―Yo necesito fumar ―respondí, sin llegar a contar hasta tres antes de levantarme. ―Todo mentira, ¿verdad? ―Alec sonrió al verme seguir a la jodidamente fantástica rubia. ―Sí, amigo, te creo.

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BOYS OF TOMMEN #3 INTERRUMPIDOS POR UN FLANKER

02 de abril del 2004

Mi espalda chocó contra la pared del pasillo vacío fuera de los baños, momentos antes de que el cuerpo de Joey chocara contra mí. ―No lo entiendes, Molloy ―gruñó mientras sus labios reclamaban los míos, las manos se dirigieron directamente a mis caderas, mientras arrastraba mis caderas bruscamente contra las suyas. ―Estoy mentalmente mal. No funciono bien. Es como si me enganchara. Me hago jodidamente adicto, y si seguimos así, no me soltaré. No seré capaz. Si su intención era asustarme, había fracasado. Sus palabras tuvieron el efecto contrario. ―Bien ―respiré. ―Porque no quiero que lo hagas. ―Maldición, Molloy. Reclamando su boca con la mía, tiré del dobladillo de su camisa, sabiendo que mi comportamiento era más que imprudente, pero desesperada por sentir su piel. Últimamente se había esforzado mucho por mantenerse en el buen camino, y yo tenía toda la intención de recompensarlo por sus esfuerzos. Deslicé las manos por debajo de su camisa y me deleité con el agudo

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BOYS OF TOMMEN #3 silbido que brotó de sus labios cuando mis manos frías tocaron su piel caliente. ―Por Dios, te estás congelando. ―Pues caliéntame ―respiré contra sus labios, mientras estiraba las manos y guiaba las suyas hacia mi culo. ―Porque te deseo. ―Sigue así ―me advirtió, dándome un fuerte apretón. ―Y me tendrás. Era un pensamiento emocionante. ―Bien. Se balanceó contra mí. ―¿Me deseas? ―Ajá. Metió la rodilla entre mis piernas, separándolas. ―¿Cuánto? Arrastré bruscamente mis uñas por su estómago. ―Mucho. Y entonces su mano estaba bajo mi vestido, rozando la tela de mi tanga a un lado, momentos antes de que deslizara dos dedos profundamente dentro de mí. ―¿Quieres esto? Se me cortó la respiración. ―Joe. Hizo algo con sus dedos, algo maravilloso que me produjo un temblor en todo el cuerpo. ―Abre las piernas. Temblando, dejé caer la cabeza contra la pared y abrí las piernas. ―Más abiertas. ―Joe yo... Me acarició el clítoris y gruñó ―Más. Imprudente, levanté una pierna y, al apoyar el tacón en la pared a mi espalda, me desnudé completamente para él. ―Buena chica. ―Imbécil ―Un escalofrío involuntario me recorrió. ―Oye, ¿Joe? ―¿Sí?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No me hagas daño, ¿sí? Su mano se detuvo dentro de mí y frunció el ceño. ―¿Te estoy haciendo daño ahora? ―No. Lo que estás haciendo es increíble ―Sin aliento, negué con la cabeza y le animé con las caderas a que siguiera. ―Pero no me hagas daño como mi papá a mi mamá, ¿quieres? Volvió a quedarse quieto. ―Molloy. ―No pares ―gemí, meciéndome en su contacto. ―Te deseo. ―No te haré eso ―Me dio un beso en los labios. ―Te lo prometo. ―Bien ―Exhalé un suspiro entrecortado contra sus labios, moví las caderas y sonreí. ―Ahora cállate y haz que me corra. ―Fóllame los dedos ―contestó, sacando la lengua para trazar mi labio inferior antes de reclamar mi boca con la suya. ―Ayúdame a estirar este coñito apretado. ―Oh, Dios. ―Eres preciosa. ―Fóllame, Joe. ―Lo haré. ―Fóllame ahora. ―Lo haré, Molloy. ―Sí. ―Pero no esta noche. ―Joe. ―No estás lista. ―Lo estoy. Sacudiendo la cabeza, se inclinó hacia mí y me dio un beso en los labios. ―Tenemos tiempo de sobra.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Entonces no pares ―lo animé sin aliento, metiendo la mano entre mis piernas para empujar sus dedos más adentro de mi cuerpo. ―No pares nunca. ―Hola, tortolitos. No se preocupen por mí. Sólo voy de camino a echarme una cagada. ―¡Oh, Dios mío! ―Exclamé, moviendo las manos para empujar mi vestido hacia abajo, mientras Joey apartaba su mano de mala gana. Furioso, Joey se giró para fulminar con la mirada al enorme tipo rubio, con uniforme de Tommen, que nos sonreía. ―¿Quieres palomitas, imbécil? Lárgate de aquí. ―No, no, tengo todo lo que necesito ―respondió, todavía sonriéndonos lobunamente. ―Pero puedo ayudaros en algo ―Metió la mano en el bolsillo, sacó un condón y se lo tendió a Joey. ―Porque el sexo es divertido y todo eso, pero se practica mejor con un condón en la... ―¿Hablas en serio? ―Me reí, nerviosa y divertida por el extraño chico―No vamos a tener sexo. ―Todavía ―rió el chico rubio con un guiño. ―Escucha, idiota ―gruñó Joey, erizándose. ―No sé cómo funcionan las cosas en ese colegio refinado tuyo, pero de donde yo vengo, te dan una patada en el culo por hacer una payasada como ésta. Así que, si no empiezas a alejarte de mí y de mi chica, te arrancaré la cabeza de los hombros y te la meteré por el culo. ―¡Gibs! ―Un chico aún más alto y de cabello oscuro nos interrumpió desde la puerta. ―Déjalos en paz, bicho raro. No necesitan tus malditos comentarios. ―Hola, Capi ―dijo este muchacho Gibs en tono alegre. ―Sólo estaba proporcionando algunas precauciones de seguridad. Los ojos del chico de cabello oscuro se posaron en el condón que su amigo

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BOYS OF TOMMEN #3 sostenía, y gimió audiblemente. ―Por Dios. Con un movimiento de cabeza, se dirigió hacia el pasillo y rápidamente rodeó a su amigo con un brazo. ―Disculpen a mi Flanker ―nos dijo, mientras conducía al rubio de vuelta al salón. ―Es como un maldito labrador. Completamente inofensivo, con cero conciencias de las señales sociales y la etiqueta. ―Sólo estaba siendo amable ―argumentó el chico rubio mientras su amigo se lo llevaba. ―Está bien ser amable, Johnny. ―Sí, ya sé que lo eras, Gibs, pero esas personas son extraños, ¿y qué hemos dicho de que hables con extraños? ―¿Que no lo haga? ―Exacto. La puerta del salón se cerró tras ellos y Joey se volvió para mirarme. ―¿De verdad acaba de pasar eso? Solté una carcajada y me encogí de hombros. ―¿Eso creo?

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BOYS OF TOMMEN #3 SEXO CASUAL SIN SEXO

12 de abril del 2004

Estaba fuera de control. Lo que había empezado con un beso se había convertido en varios meses de besos, con un montón de caricias en la mezcla. Básicamente, lo que Molloy y yo teníamos era sexo casual - sin el sexo e intensificando los sentimientos. Sí, yo había metido la pata y tenía sentimientos, era un auténtico genio. Nunca quise estar en una relación y nunca quise que otra persona dependiera de mí para algo que yo no podía dar, y ahí es donde se puso borroso, porque, de alguna manera, Molloy se había convertido exactamente en eso. Escuchar a todo el mundo en la escuela murmurar sobre cómo no duraríamos más de una semana, o cómo me volvería loco, sólo me hizo estar más decidido a seguir con la chica, a mantenerme firme en mi decisión de estar con ella. La falta de fe en mí no hizo más que reforzar mi determinación de no cagarla, fuera lo que fuera. Había estado con chicas antes de Molloy, pero no era un follador empedernido como sabía que las chicas de la escuela me hacían parecer. Como sabía que ella pensaba que era.

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BOYS OF TOMMEN #3 No era como si me hubiera follado a toda la población femenina de nuestra escuela. Sólo a unas pocas. Y, además, eso no era lo que pasaba entre nosotros. Cuando estábamos juntos, no era porque yo estuviera fuera de mí y tratando de escapar en el momento. Estar con ella me hacía querer mantener la cabeza despejada, porque quería recordarla. Quería estar en el momento con ella, y no sólo flotar a través de él. Porque ella era Molloy. Mi amiga. Tal vez incluso mi mejor amiga. ―¿Vas a hacer algo al respecto? ―preguntó Podge, arrastrándome de vuelta al presente, mientras agitaba una cuchara delante de nosotros, señalando hacia donde Molloy parecía estar en una acalorada discusión con Ricey. ―No soy su guarda, amigo ―respondí, reclinándome en mi silla, mientras estudiaba la cafetería atestada. Molloy estaba en la cola de la tienda de golosinas, con Ricey respirándole en la nuca. ―Sabe arreglárselas sola. ―Eres mejor hombre que él ―dijo Podge. ―Porque si el zapato estuviera en el otro pie, y tú estuvieras poniendo tu brazo sobre ella de esa manera, él enloquecería. ―Ese fue su error ―dije, con los ojos clavados en su puto culo de melocotón, apenas disimulado por su pedazo de falda. ―Él pensó que podía ponerla en una jaula, y pegar una etiqueta encima diciendo 'mira, no toques'―Sacudí la cabeza. ―Esa chica es su propia persona, amigo. Créeme. Nadie va a enjaularla. ―Excepto tú― se rió entre dientes. ―No, amigo ―corregí, sintiendo que el corazón me latía con fuerza cuando me sonrió desde el otro lado de la habitación. ―Especialmente yo no.

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BOYS OF TOMMEN #3 LA PUERTA SIEMPRE ESTÁ ABIERTA

23 de abril del 2004

Problemas. Estaba metido en un buen lío y estaba experimentando algunos cambios importantes que se sumaban a la jodida mezcla. Por un lado, desde que cumplí diecisiete años todo había empeorado en casa. Papá bebía más de lo normal estos días, lo que sólo significaba una cosa. Mamá se automedicaba con más Valium de lo habitual, algo de lo que me había dado cuenta la otra noche, cuando me metí en su alijo para mi dosis nocturna y lo encontré casi completamente agotado. Shannon estaba siendo continuamente atormentada en la escuela. Los niños estaban nerviosos. Y yo estaba más que nervioso, porque, desde que tenía uso de razón, mi mecanismo de supervivencia para cuando las cosas se ponían feas en casa siempre había sido similar al de mi madre. La única diferencia era que no tenía receta médica para lo que necesitaba. Y lo necesitaba. Mucho.

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BOYS OF TOMMEN #3 Por otro lado, estaba Molloy. Eso era todo, ella era la única razón que tenía para no perderme, porque le dije que lo intentaría. Y lo había estado intentando, maldita sea. Lo estaba intentando con todas mis fuerzas. Para ser honesto, la única razón por la que había logrado aguantar tanto tiempo era el pensamiento de cómo me miraría si se enteraba. Ella era una distracción jodidamente hermosa para una vida de mierda, pero ni siquiera ella podía aliviar lo que sentía esta noche. No después de haber aguantado todo lo que pude a manos del canalla de mi padre. El cuerpo me dolía de una forma que no sabía que podía dolerme y sólo sabía una cosa que podía ayudarme y me odiaba por ser tan débil como para necesitarla. ―Vaya, pero si es el canalla pródigo ―anunció Shane cuando entré en su salón el viernes por la noche. ―¿Dónde mierda te has estado escondiendo, Lynchy? Creí que iba a tener que ir a romperte las piernas por mi dinero. Almohadillas de humo flotaban en el aire, y el hedor a alcohol, mezclado con sexo, pis, hierba y perro, era extremo. Jesús. ―He estado ocupado ―respondí, tirando un fajo de billetes en su regazo, inclinando la cabeza hacia tres hombres mayores en la esquina. ―Y sabes que se me da bien. ―Cierto ―Echó a uno de sus tres bullmastiffs8 del sofá y me indicó que tomara asiento. No era tan estúpido -o suicida- como para negarme, así que me senté mientras él contaba y se guardaba mi dinero en el bolsillo de sus vaqueros. ―¿Qué te ha pasado, chico? ―me preguntó. ―¿Por qué no te he visto por aquí últimamente? ¿Estás en el buen camino otra vez? 8

El bullmastiff es una raza británica de perro que, según se cree, procede del cruce entre el mastín inglés y bulldog inglés.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Algo así ―respondí, cogiendo el canuto de su mano extendida. ―Estoy tratando de mantener la cabeza fría. ―Te entiendo, amigo ―respondió, asintiendo con la cabeza como si lo entendiera. ―Me enteré de que atacaron a tu hermana la semana pasada. Fue triste. Aunque me sorprendió que no llamaras para pedir ayuda. ―Como dije ―Dejando caer la cabeza hacia atrás, liberé lentamente el humo de mis pulmones. ―Estoy tratando de mantener la cabeza fría. ―Pero ya has vuelto. Suspiré resignado. ―Sí. «He vuelto…» ― Bien jugado, chico ―musitó, claramente drogado, mientras sacaba una lata de debajo del sofá y levantaba la tapa. ―¿Qué hay de nuevo? ¿Cómo está la familia? ―La misma mierda de siempre ―respondí, dando otra calada profunda, mientras lo veía rebuscar en un alijo de pastillas, ―…un día distinto. ―¿Quieres algo más fuerte que 512? ―preguntó, mostrando una bolsa de polvo marrón. Heroína. ―Te garantizo que te volará la puta cabeza. ―No ―Negué con la cabeza. ―Sólo oxicodona. ―Ya sabes dónde estoy cuando necesites algo más fuerte ―Tarareando satisfecho, separó las pastillas en una bolsita. ―Me enteré por uno de los chicos que te conseguiste un coño estable. Me puse rígido y resistí el impulso de mandarlo a la mierda. Como dije antes, no era un suicida. ―¿No lo hacemos todos, viejo? Shane se rió. ―No seas tímido, idiota. He oído que quieres ligarte a esa camarera del Dinniman. La rubia que tiene buenas piernas. ―¿Y? ―Me puse rígido, no me gustaba nada a dónde iba esto. Me

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BOYS OF TOMMEN #3 inquietaba que supiera lo de Molloy porque significaba que me estaba vigilando―¿Qué más te da? ―¿Estará interesada en hacer un poco de dinero extra? Podría usar ese par de tetas para vender algo de... ―Déjala fuera de tus planes ―advertí, poniéndome de pie. ―Mantenla fuera de tu cabeza, y punto. No tiene nada que ver con nada de lo que haces. ―Está claro que sí ―se burló, riendo entre dientes. ―Pregúntale ―trató de convencer. ―Pregúntale a la chica, a ver si está dispuesta a ganar dinero fácil moviendo unos... ―No ―le dije, furioso. ―Eso no va a pasar, ella no es como tú. ―¿Quieres decir que no es como nosotros? ―se burló. ―No soy traficante, Shane ―dije en voz baja, dando otra calada, antes de darle su porro. ―Nunca lo he sido y nunca lo seré. ―Típicas y últimas palabras ―se rió mientras me miraba ir hacia la puerta―Relájate, amigo, no miraré a tu chica. ―Ella es un límite estricto para mí ―le advertí. ―Mírala y se acabaron nuestras apuestas, ¿me oyes? ―Sí, sí, todo está bien ―se rió entre dientes, agitando la pequeña bolsa que llevaba en la mano. ―¿Te has olvidado de algo? Exhalando un suspiro frustrado, la cogí y me la metí rápidamente en el bolsillo. ―Gracias. ―Recuerda que siempre estoy aquí para lo que necesites ―me dijo mientras salía. ―La puerta siempre está abierta. ―Sí, lo sé. «Ese es el problema»

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BOYS OF TOMMEN #3 SUEÑOS EXTRAÑOS Y MANOS INQUIETAS

24 de abril del 2004

―Así que, tuve un sueño extraño anoche. ―¿Lo tuviste, cariño mío? ―Papá respondió. ―Sí, lo tuve ―Apoyando la cadera en el lateral del coche que mi padre estaba arreglando, suspiré dramáticamente. ―Y cuando me desperté esta mañana, estaba completamente empapada. El sonido de una llave inglesa golpeando el suelo y luego las palabras―Dios― llenaron mis oídos. Sonreí victoriosa. ―¿Estás bien, Joey? ―preguntó mi padre desde donde rebuscaba bajo el capó del coche con una palanca en la mano. ―¿Cómo vas con los bajos, hijo? Joey, cuya parte superior estaba oculta bajo el coche en el que estaban trabajando, murmuró otra maldición antes de decir: ―Sí, Tony, ya casi está. ―Bien hecho ―dijo papá, volviendo su atención hacia mí. ―Sabes, Aoife, cariño, si estás sudando tanto durante la noche, es una señal de que te estás enfermando de algo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Sí, ciertamente sentí como si me estuviera viniendo... Otro fuerte estruendo sonó desde debajo del coche. ―Mierda. ―Abajo en ese momento ―Sonreí dulcemente a mi padre. ―Pero ya estoy bien, papá. ―Muy bien ―Papá sonrió y luego volvió su atención al teléfono que sonaba en la oficina. ―Será mejor que conteste. ―Sí, deberías, papá. ―Vuelvo enseguida ―murmuró, saliendo a toda prisa en dirección al teléfono que sonaba. ―Tómate tu tiempo, papá ―le dije cuando cerró la puerta del despacho tras de sí. ―Por favor. ―¿Me estás tomando el pelo delante de tu padre? ―Saliendo de debajo del coche, Joey me miró desde su posición en la enredadera mecánica. ―Eso es un nuevo golpe bajo, Molloy. ―¿Qué tal si en su lugar te follo a ti? ―bromeé, bajando lentamente sobre su regazo. ―¿Hmm, Joe? ―Por favor ―gimió, moviendo las manos hacia mis caderas para detenerme antes de que pudiera sentarme a horcajadas sobre su polla. ―No me hagas esto. ―¿No me deseas? ―Molloy. ―Podríamos divertirnos tanto en esta cosa ―ronroneé, meciendo mi cuerpo lo suficiente como para hacer que su cuerpo rodara hacia adelante y hacia atrás en la enredadera. ―¿No quieres jugar conmigo, Joe? ―Por favor ―suplicó, manteniéndose firme. ―Jugaré contigo más tarde. ―Bien ―Resoplando, me bajé de él y volví a apoyarme en el coche―Anoche realmente soñé contigo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿De verdad? ―Ajá. Fue épico ―Pinché su muslo vestido de mono azul con el pie y sonreí. ―Y realmente estaba empapada cuando me desperté. ―Bien ―Poniéndose rápidamente en pie, Joey cogió un trapo del carrito y se limpió las manos manchadas de aceite. ―No puedo estar oyendo esto cuando tengo que pasar las próximas cuatro horas con tu padre. ―Casey y yo habíamos conseguido colarnos en una discoteca de la ciudad frecuentada por mayores de dieciocho años―, continué, sin escuchar ni una palabra de lo que decía. ―Me abandonó en la zona de fumadores por un tipo, y cuando me quedé sola en la pista de baile, apareciste tú. ―¿Eso es todo? ―Cruzó los brazos sobre el pecho. ―¿Ese es tu sueño épico? ―No todo ―susurré, acercándome, y luego riendo cuando dio dos pasos atrás para poner algo de espacio entre nosotros. ―Estabas coqueteando conmigo y me invitaste a una cerveza. ―Vaya ―exclamó. ―¿No soy yo el caballero? ―No lo eras cuando me llevaste al baño y me follaste contra el lavabo. ―¿Contra el lavabo? ―Ahora había despertado su interés. ―¿Cómo fue eso para ti? ―Épico ―Sonreí. ―Excepto que no era nuestra primera vez. En mi sueño, llevábamos meses acostándonos. ―Sí ―se rió. ―En el mío también. ―Qué gracioso ―Di otro paso hacia él. ―Después viniste a casa conmigo y estabas tan triste. ―¿Triste? ―Sus cejas se fruncieron. ―Acabo de follarte en el baño de un club nocturno, Molloy. ¿Por qué iba a sentirme algo más que encantado conmigo mismo?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No querías decírmelo ―le expliqué, acercándome a él. ―Te empeñaste en que no podías irte a casa. Así que dormiste en mi cama conmigo y estuvimos juntos toda la noche ―Exhalé un suspiro tembloroso. ―¿Ves? Un sueño épico. ―Huh. Suena parecido al sueño que tuve anoche ―dijo con una mirada pensativa. ―Pero tú me estabas follando desde arriba y yo estaba lejos de estar triste por ello―Joe, era Mary Dineen ―dijo papá desde la puerta de la oficina, haciendo que Joey prácticamente se alejara de mí de un salto. ―Ella está averiada por la rotonda de mitad de camino. ― Él le dijo acerca de esa junta de culata ―susurró Joey, sonriendo con satisfacción. ―¿Pero ella le hizo caso? ―Le dije a la mujer que la junta de culata no tenía otras diez millas en ella, pero ¿ella me hizo caso? ―Papá gruñó. Joey guiñó un ojo, y fue un poco inquietante lo bien que conocía a mi padre. ―Pues ahora pagará mucho más de lo que habría pagado ―Papá sacudió la cabeza, frustrado, y cogió las llaves de la grúa. ―Vieja tacaña. ―¿Necesitas que vaya contigo? ―No, muchacho, estás muy bien aquí. Termina de cambiar el aceite del Rover y ya puedes irte. Voy a estar la mitad del día tratando de resolver esto. ―Me parece bien ―Buen chico. No te olvides de cerrar todo cuando te vayas ―dijo papá, mientras subía a su camioneta. ―Aoife, ¿quieres que te lleve a casa? ―No, estoy bien, papá ―le contesté, haciéndole señas a mi padre para que se fuera mientras arrancaba el motor. ―Tengo mi coche conmigo ―añadí, sabiendo que eso le encantaría. ―Buena chica.

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BOYS OF TOMMEN #3 Pitó dos veces antes de salir del garaje. ―Ahora ―Me volví hacia el chico, que estaba asquerosamente sexy con su mono, y me abalancé sobre él. ―¿Dónde estábamos? ―Estaba terminando un cambio de aceite ―dijo, esquivándome. ―Si te portas bien, puedes hacerme compañía hasta que termine. ―¿Dónde está la diversión en eso? ―Molloy. ―¿Qué? Es sábado. Es mi día libre. ―Entonces siéntete libre de ir a divertirte ―dijo, poniéndose rápidamente a trabajar como el aprendiz obediente que era ―Porque yo tengo que trabajar los sábados. ―Joe. Sacudió la cabeza. ―No. Cogí los botones de mi blusa y abrí el de arriba. ―¿Apuesto a que puedo hacerte cambiar de opinión? ―Fuera ―Bajó de golpe el capó del coche. ―Sal ahora mismo. ―Bien, bien―. Cedí. ―Me portaré bien, lo juro.

NOTA: Para los que leyeron Keeping 13 traducido por mí, sabrán que esta escena a continuación fue sacada del libro Seven Sleepless Nights, de la misma autora, donde hizo un relato de todos los personajes de todos sus libros, entre ellos los de Boys of Tommen. Resulta que la escena del sueño de Aoife aparece en ese libro, la escena la incluí en Keeping 13 como un extra de los personajes, pero también la dejaré por acá como un complemento de este capítulo. Disfrútenlo.

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BOYS OF TOMMEN #3 Sueño de Aoife ―Case, maldita traidora, ¡no me dejes sola! ―Le grité a mi supuesta mejor amiga mientras salía de la zona de fumadores, del brazo del tipo con el que se había conocido hacía menos de cinco minutos, cuando compartieron un mechero para prender sus cigarros. Yo no fumaba, pero había acompañado fielmente a Casey a la zona de fumadores. Lástima que no pudiera devolverme la misma lealtad cuando había una polla en el menú. Puta―Espera, puta. Tienes mi bolso. Cuando Casey no volvió a buscarme y prefirió entrar sin mí en la discoteca de la ciudad de Cork, abarrotada de gente, por no decir estrictamente para mayores de 18 años, murmuré una retahíla de maldiciones en voz baja antes de seguirla. El carné de identidad de mi prima, el mismo que había utilizado para colarme en la discoteca esta noche, estaba en mi bolso, junto con mi teléfono, las llaves de casa y dinero en efectivo. Si perdía el carnet de conducir de Kim, estaría muerta. Planeando mentalmente todas las formas en las que iba a bloquear a mi mejor amiga cuando la encontrara, empecé a abrirme paso entre la multitud, con malicia en mi mente. La música que sonaba en la cabina del DJ estaba tan alta que me costaba escucharme a mí misma. El ritmo vibraba literalmente en mis huesos mientras California Love de 2Pac y Dre hacía que todo el mundo en la discoteca se montase en seco como una manada de degenerados con cuernos. ―Jesús, búsquense una habitación―siseé cuando pasé junto a una pareja que se tocaba íntimamente los genitales―Están en Cork, no en California, ¡pónganse al día! ―¿Qué tal, preciosa? ―me ronroneó al oído un hombre que debía de rondar los cuarenta―Estás muy guapa esta noche.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Y tú pareces lo bastante mayor como para ser mi abuelo―respondí sin perder el tiempo―Ahora, por favor, quítame la mano del culo, viejo. No me molesté en esperar a que el pervertido de las manos largas obedeciera y lo empujé sin dejar de fruncir el labio en señal de disgusto, poniendo cara de perra activada. Cuando California Love se apagó y Maniac 2000 de Mark McCabe, el himno irlandés no oficial de una generación, sonó desde la cabina del DJ, el público enloqueció. La vibración de los altavoces me recorría las venas y supe que no tenía nada que hacer en un lugar así. Siendo una estudiante de quinto curso que se comportaba razonablemente bien y que aún estaba en la escuela secundaria, sabía que era demasiado joven y demasiado novata para estar de fiesta en un lugar lleno de bebida, drogas y libertinaje explícito. Ahora mismo debería estar metida en la cama, dándome un atracón de una bolsa de Maltesers y mi boxset de One Tree Hill, no merodeando por una maldita discoteca a la una de la madrugada. ―Voy a matarla―continué canturreando para mis adentros, furiosa porque mi amiga había roto la regla fundamental del código de chicas al dejarme sola―Más te vale que no te encuentre, Casey Lordan, pervertida obsesionada con la polla, porque si lo hago, eres una muerta andante... Estaba tan absorta en mis promesas de venganza contra mi supuesta amiga que no me fijé por dónde iba y choqué contra una esbelta pared de músculos. Cuando di un paso atrás y lo vi a él, la persona con la que había chocado y la verdadera razón secreta por la que había aceptado venir aquí, supe que no quería estar en ningún otro sitio. Se dio la vuelta con una lentitud atroz para encontrar al culpable que se había abalanzado sobre él, con su habitual mirada de ―que se joda el mundo y todo el que esté en él―, y mi pobre corazón adolescente se desbocó

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BOYS OF TOMMEN #3 violentamente dentro de mi pecho. Cuando nuestros ojos se cruzaron, unos orbes verdes del color de una esmeralda preciosa me atravesaron. ―Aoife Molloy. No, esta noche no habría coma de azúcar ni Nathan Scott para mí. Oh, mierda. ―Joey Lynch. ―¿Cómo es que cada vez que me doy la vuelta, estás frente a mí?―masculló, mientras se balanceaba frente a mí, pareciendo la peor decisión posible que una chica como yo podría tomar. Maldita sea, era un hermoso bastardo, una persona terrible, pero Jesús, era divino mirarlo. Sobre todo, esta noche, con esos vaqueros desteñidos y esa camisa blanca entallada remangada hasta los codos, que dejaba ver ese precioso bronceado dorado que siempre complementaba esos penetrantes ojos verdes y ese pelo rubio y oscuro... ¡Concéntrate, Aoife! me regaño mentalmente. Es un imbécil. Disfuncional y destructivo. Dos palabras que nuestro profesor de inglés había utilizado una vez para describirlo, nada menos que delante de toda la clase. Por supuesto, el chico había respondido diciéndole al Sr. Langford que se metiera su opinión por la parte más profunda de su cuerpo, y otras cuantas palabras, antes de derribar su pupitre y salir furioso de la clase. Durante cinco largos años, había compartido escuela y aula con el chico que tenía delante y, de alguna manera, ahora sabía menos de él que cuando nos conocimos, si es que eso tenía sentido. Evasivo y cerrado, Joey Lynch era mi malhumorado compañero de clase, estrella del equipo menor de hurling de Cork y el ansiado objetivo de todas las chicas de la escuela comunitaria de Ballylaggin. Sabía que tenía una historia muy jodida escondida en su hermoso cerebro

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BOYS OF TOMMEN #3 roto. Por supuesto, los muros que había levantado alrededor de su corazón eran tan altos que ni el mismísimo Jesucristo podría traspasarlos. ―Supongo que es tu buena suerte―le respondí, decidida a no parecer afectada por él. No se rió, de hecho, casi nunca se reía. ―Si no te conociera mejor, pensaría que me estás acosando―dijo en su lugar, todavía con el ceño fruncido, todavía con el aspecto de algo que se le hubiera ocurrido a un productor porno. ―No te hagas ilusiones―repliqué, dando un paso atrás para alejarme del chico que derretía más bragas de las que había en Patrick's Street Penneys. El olor a alcohol que desprendía su aliento, por no hablar de las dos botellas de cerveza que colgaban de su mano, era un claro indicio de lo que le gustaba a este chico era: pasárselo bien. Esta noche, de pie frente a él, me sentí realmente mal del estómago, con una impresionante oleada de mariposas. No tenía ningún sentido porque no era un buen chico para mí. Todo lo contrario. Una de las pocas cosas que sabía de él era que se metía con las drogas, y todas las chicas sabían que desear a un chico con dependencia de sustancias nocivas era una receta para el desamor. ―Estoy aquí con mis amigas―mentí, lanzándole mi mejor mirada de 'que te jodan'. ―No por ti. ―¿Amigas? ―Arqueando una ceja burlonamente, miró a su alrededor mientras una lenta y provocadora sonrisa se dibujaba en su cara―Por Dios, eres muy popular. ―Y tú un imbécil―me burlé, cruzando los brazos sobre el pecho―¿Te lo ha dicho alguien alguna vez? ―En realidad, creo que tú me lo has dicho―Su sonrisa se ensanchó, revelando una perfecta sonrisa blanca. Qué bastardo―Una o dos veces.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Bueno, dicen que a la tercera va la vencida―repliqué, con un tono cargado de sarcasmo―Eres un imbécil, Joey Lynch. Se le escapó una risa de mala gana. Se rió de verdad, maldición. Casi me caigo de mis tacones de aguja del susto. ―No deberías estar aquí, Molloy―Su voz volvió a ser seria cuando se acercó, haciendo que el aire saliera de mis pulmones en un jadeo audible―No en este agujero de mierda―Sin apartar los ojos de los míos, levantó la mano que tenía libre y me tocó un mechón de pelo―Y no conmigo―Justo a tiempo, un escalofrío ilícito me recorrió la espina dorsal―Otra vez. ―Ya te dije que no vine aquí por ti―respondí, vibrando de tensión y despreciando la forma en que podía hacerme sentir―Vine con Casey. ―Eres tan mentirosa―replicó, sonando extrañamente abatido―Tienes que salir de aquí, Molloy. Corre a casa con tu mami y tu papi―Se acercó más, invadiendo mi espacio personal y haciendo que el corazón me diera un vuelco en el pecho―Porque si supieras lo que te conviene―susurró, con sus ojos verdes clavados en los míos―Te mantendrías lejos, muy lejos de mí. El DJ había cambiado de canción, pasando al remezcla dance de DJ Pulse de Superman de Eminem, y todo lo que podía pensar era que este chico definitivamente no era el Superman de nadie. ―¿Hmm? ―Me levantó la barbilla con una mano y usó la otra para acercarme―¿Vas a ser inteligente? ―Podía sentir la humedad de las botellas de cerveza en su mano filtrándose en la tela de mi vestido mientras me pasaba el pulgar por el labio inferior―¿Vas a ser una buena chica y huir esta vez? Llevábamos muchos años jugando al gato y al ratón, y tenía que empezar a tomar mejores decisiones en lo que se refería a ese chico, porque sabía que cuando me despertara mañana por la mañana, como todas las mañanas después

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BOYS OF TOMMEN #3 de que nuestros caminos se hubieran cruzado la noche anterior, sin duda me ahogaría en un mar de arrepentimiento y vergüenza. Aun así, me resigné a una noche más de imprudencia. Una noche más de él. Su olor era embriagador, y mi osadía se vio alentada aún más por el alcohol que corría por mi torrente sanguíneo y el brillo depredador de sus ojos. Solté un suspiro tembloroso, me acerqué a su espalda y cogí una de las botellas que tenía en la mano antes de llevármela a los labios. ―Yo no corro, Joe―susurré, manteniendo los ojos clavados en los suyos mientras tragaba profundamente. Me temblaba la mano, igual que el resto de mí, pero no me eché atrás―Ya deberías saberlo. El alivio brilló en sus ojos durante un breve instante antes de que su mirada se cerrara de nuevo, ocultando toda emoción. ―Es tu funeral―respondió en un tono indiferente. Vació el contenido de su botella de cerveza y se la dio a un tipo cualquiera antes de coger la mía medio vacía y tirarla al suelo detrás de nosotros. En un abrir y cerrar de ojos, se acercó a mí; no entendía cómo era posible, pero lo hizo. Con movimientos experimentados, alineó nuestros cuerpos de tal manera que apenas podía respirar―Uno de estos días, voy a romperte―susurró, con sus labios a escasos centímetros de los míos―Y ese día, me odiarás más de lo que ya me odias ahora. Era la peor versión posible del mal para mí y yo era muy consciente de ello. Aun así, no retrocedí. No moví ni un músculo. Me sentía como si estuviera atrapada en la boca del lobo, mirando a los ojos de un depredador letal. Podía matarme o quedarse conmigo para jugar. En cualquier caso, nunca me recuperaría de él. ―Gracias por la advertencia, pero creo que me arriesgaré―fue mi ingenua respuesta.

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BOYS OF TOMMEN #3 Evitando toda posibilidad de que nos separara la multitud que nos rodeaba en la pista de baile, mantuvo su mano aferrada a mi cadera mientras movía nuestros cuerpos al ritmo de la música. Acomodándome suavemente el pelo detrás de la oreja, su mano se deslizó hasta mi nuca y sus dedos se clavaron en la carne oculta bajo mi larga melena rubia. Un rápido tirón y nuestras frentes se tocaron, nuestros cuerpos se fundieron, nuestros corazones retumbaron sincronizados mientras la voz de Eminem resonaba en la pista de baile. Y entonces lo besé o él me besó a mí. Demonios, no podía estar segura. Los dos nos movimos al mismo tiempo, los labios chocando contra los del otro casi con rabia, como si nos estuviéramos castigando por hacernos sentir así. Las piernas me temblaban violentamente mientras su lengua invadía mi boca con embestidas dominantes y experimentadas. Dando lo mejor de mí, le rodeé el cuello con un brazo y me puse de puntillas, respondiendo a cada embestida de su lengua con un duelo sensual. Su brazo me rodeó la parte baja de la espalda y me mantuvo pegada a su pecho mientras devoraba mis labios con los suyos, balanceando nuestros cuerpos al ritmo de la música. «Dios, besaba tan bien... Maldición, estaba tan jodida...» Siempre hacía esa cosa rara de intentar memorizar todo lo que sentía en los momentos importantes de mi vida. Desde el olor, al sabor, a las sensaciones que estaba teniendo, a las canciones que sonaban de fondo, intentaba asimilarlo todo y luego lo escribía en mi diario por la noche, desesperada por mantener esos momentos atesorados a salvo y sagrados. Ahora mismo, con los labios de Joey Lynch aplastados contra los míos, el sonido de Superman Remix sonando en mis oídos y mi corazón a punto de estallar por la presión de los sentimientos que este chico evocaba en mi interior,

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BOYS OF TOMMEN #3 sabía que necesitaba guardar esta noche en mi mente. Necesitaba mantenerla a salvo. Era especial. «Él es especial, siseó algo muy dentro de mí. Quédatelo» Sabía que Joey no podía darme el mundo, ni de lejos. No había futuro en este juego de locos al que habíamos estado jugando todo el año, pero él podía darme todo lo que yo quería por esta noche, y de algún modo eso me bastaba. Sin mediar palabra, rompió el beso y nos sacó de la pista de baile, sin detenerse hasta que me arrinconó contra la pared junto a los lavabos, con su cuerpo aprisionándome. El corazón se me aceleró violentamente en el pecho, pero me obligué a mirarlo y a no echarme atrás. Yo medía 1,70, una estatura decente para una chica, pero este chico me sacaba varios centímetros. Era todo aspereza y músculos delgados mientras me inmovilizaba contra la pared, en un excelente intento de parecer amenazador. Con la barbilla levantada, lo miré fijamente a los ojos verdes, sintiendo que me invadía un hilillo de miedo y un tsunami de lujuria. Podía sentir cómo se endurecía contra mí y eso me estaba humedeciendo. Respirando con dificultad, apoyé las palmas de las manos en la pared de mi espalda, resistiendo el impulso de hacer algo imprudente. Ladeó la cabeza y me miró con curiosidad. Había tanto ruido en el club que apenas oí la suave palabra que pronunció. ―Corre. Una palabra. Una puta palabra importante llena de amenazas y advertencias ocultas. «Hazlo. Vete ahora, Aoife. Corre, chica» Exhalé un suspiro y negué con la cabeza. ―No.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Tonta―susurró, bajando la cabeza para darme un beso ligero como una pluma en los labios. Con los párpados agitados, apoyé la espalda en la fría pared de azulejos y arqueé la parte inferior de mi cuerpo contra él, sin importarme si alguien nos veía. Mi cuerpo ardía por él. ―Corre―repitió en voz baja, echándose hacia atrás, con su aliento caliente abanicándome los labios. Sus pupilas estaban tan dilatadas que apenas podía ver el verde de sus ojos― Soy malo para ti― Beso―Los dos lo sabemos. Beso―Corre, Molloy. Cuando no respondí, me dio otro beso apenas perceptible en los labios mientras mecía sus caderas contra las mías. ―Corre, nena. Solté otro suspiro entrecortado, arrastré su cara hasta la mía y lo besé con fuerza, deseando castigarlo por hacerme sentir así. Agarrando su cara entre mis manos, clavé mis uñas en sus mejillas y mordí con fuerza su labio, deleitándome con el gruñido que brotó de su pecho cuando ambos probamos la sangre. Nuestros movimientos se volvieron más frenéticos, más hambrientos, más desesperados, y si Casey hubiera estado aquí para presenciar otro de mis deslices de cordura de Joey Lynch, diría que nos estábamos comiendo la cara el uno al otro, pero no estaba aquí. No, estaba sola en la cueva del león con el mismísimo Scar. Su mano se movió para apretar la mejilla de mi culo, las caderas chocando contra las mías, y supe que estaba completamente jodida. Cualquiera que fuera la dignidad con la que había entrado en el club esta noche, no volvería a casa conmigo. No había nada que pudiera apartarme en ese momento. Estaba demasiado metida con él para pensar con claridad, para contemplar las

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BOYS OF TOMMEN #3 repercusiones de mis inevitables acciones. Sus labios eran tan suaves, su lengua tan caliente, su cuerpo tan condenadamente atractivo y, una vez más, estaba dispuesta a entregárselo todo a la única persona que había estado dentro de mí. Me puso una mano en la cadera y tiró bruscamente de mí hacia él. Envolviéndome la espalda con un brazo posesivo, mantuvo sus labios en los míos, volviéndome loca con sus besos jodidamente deliciosos, mientras nos llevaba directamente al infierno. ―Era para ti―dijo contra mis labios. ―¿Qué cosa? ―La otra botella. ―¿De cerveza? ―Sí. Te vi entrar y me... alegró. Mierda. Mi corazón. Mis hormonas. Ugh. No sentí ni un poco de aprensión cuando mi espalda chocó contra una puerta y prácticamente nos estrellamos contra el baño de señoras. No era tímida a la hora de admitir lo que quería, y ahora mismo quería a Joey Lynch, muchísimo. No, el baño de señoras no, me di cuenta cuando levantó la mano y toqueteó el interruptor de la luz, bañándonos en un tono amarillo apagado. El baño del personal. Metió la lengua en mi boca, se agachó y me agarró de los muslos. Accionó la cerradura de la puerta, me levantó y rápidamente le rodeé la cintura con las piernas, balanceando mi cuerpo contra el bulto cada vez más duro de sus vaqueros, mientras nos acercaba al lavabo.

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BOYS OF TOMMEN #3 Mis muslos desnudos aterrizaron sobre la fría porcelana del lavabo y ni siquiera tuve la oportunidad de recuperar el aliento antes de que sus labios se posaran de nuevo sobre los míos, tan duros, calientes e inflexibles como antes. Culpando de todo a la bebida alcohólica, me entregué a esta locura absoluta y hundí mi lengua en su boca. Apoyada en el espejo de mi espalda, me deleité con las sensaciones que me invadían mientras él me follaba la boca con su lengua con sabor a whisky y me separaba las piernas con brusquedad. El bajo vibraba a través de las paredes del cuarto de baño, la habitación daba vueltas, y si la zorra del otro lado de la puerta no se echaba atrás de una puta vez y dejaba de aporrear para que la dejara entrar, iba a perder el control. Furiosa y desquiciada por la lujuria que sentía por aquel imbécil, le rodeé el cuello con un brazo y le hundí los dientes en el labio hinchado. Sólo Dios sabía qué me había dominado en ese momento, pero no podía controlarme. El dolor, la ira, la lujuria y la necesidad me consumían. Quería destrozarlo como él me había destrozado a mí tantas veces. Quería marcarlo. Por Dios, me estaba volviendo loca. Incapaz de contenerme, levanté la mano que tenía libre y le arrastré las uñas por la mejilla. Con fuerza. Sus ojos se abrieron de golpe, salvajes, ardientes, hambrientos, clavados en los míos. Gruñendo contra mis labios, chasqueó los dientes, atrapó mi labio inferior y tiró con fuerza, mientras deslizaba una mano entre nosotros. Con una mano se desabrochó los vaqueros y con la otra me apartó el tanga, abriéndome las piernas con sus caderas mientras se acariciaba la impresionante polla. Le devolví el mordisco enseñándole los dientes, soltando un gruñido furioso cuando se echó hacia atrás y me dedicó esa sonrisa arrogante que no soportaba. ―Chica mala.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Que te jodan―gemí, furiosa con él por hacerme sentir así. Volvió a sonreír, y juro que sentí tanto por él que me quería morir. Anudando mis dedos en la parte delantera de su camisa, arrastré sus labios hacia los míos―Fóllame. ―Estás muy jodida―gruñó, con la frente pegada a la mía. Sus manos se dirigieron a mis caderas y me tiró hacia el borde del lavabo. Soltando un gruñido frustrado, colocó la cabeza de su endurecida polla contra mí, anudó una mano en mi pelo y tiró de mi cara para que se encontrara con la suya―Tú ganas―susurró, mientras la gruesa corona de su polla acariciaba la entrada de mi coño―Otra vez. Me cogió de la barbilla, me besó con fuerza y me separó de su boca. Respirando con dificultad, me desplomé contra el espejo y me agarré al lavabo, observando cómo me miraba. Inclinó la cabeza hacia un lado y me estudió durante un largo rato, sacando la lengua para recorrer su labio cortado. ―Mírame―me ordenó, hablando por primera vez en lo que me pareció una eternidad. Acarició su grueso pene con una mano, arrastró bruscamente mis caderas hacia él con la otra y se introdujo lentamente en mí―Mira cómo te estiro el coño. Y entonces, empujó con fuerza. Gritando roncamente, enganché mi pierna alrededor de su cintura y mordí su hombro cuando empujó dentro de mí. Era grueso, largo y jodidamente duro. Sentía que me ardían los ojos por la presión de tener su enorme cuerpo unido al mío, exhalé un suspiro entrecortado y mordí con más fuerza mientras me arqueaba ante sus rítmicos empujones. Sus dedos se clavaron en la parte carnosa de mis muslos antes de pasar a apretarme el culo. El movimiento fue decididamente masculino y cuando me levantó y me penetró más profundamente, casi me corro.

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BOYS OF TOMMEN #3 Rodeé su cintura con las piernas y le rasgué el cuello con las uñas, arañando y arañando, sin importarme una mierda si lo marcaba. ―Tenemos que parar esta mierda―gruñó contra mis labios cuando mis gemidos se convirtieron en gritos. ―¿Qué mierda? ―grité. ―Esto―gruñó―Nosotros, carajo. Se está volviendo confuso. ―No te atrevas a parar―siseé, balanceando mis caderas salvajemente contra él. ―No te preocupes―Sentí sus dientes en el lóbulo de mi oreja, arrastrando la carne a su boca con un fuerte tirón―No podría, aunque quisiera. ―Bien―gemí, balanceando las caderas ante su empuje, deseando que me partiera por la mitad porque no se me ocurría mejor manera de hacerlo. ―Sabes...―Sus labios dejaron un rastro ardiente desde mi cuello hasta la punta de mis pechos―Creo que podría verme amándote―Volvió a besarme, esta vez con más suavidad―Ahora no... pero podría... algún día. ―Es bueno saberlo―Tomé su mandíbula entre mis dedos, atraje sus labios hacia los míos y lo besé con fuerza―Porque creo que yo también podría amarte. Sus labios dejaron un rastro ardiente desde mi cuello hasta la punta de mis pechos, y luego volvió a follarme como si fuera su juguete personal. La reacción de mi cuerpo a su deliciosa intrusión cambió entonces, pasando de violentas embestidas a pequeñas sacudidas a medida que me acercaba a la cima del éxtasis. Implacable, continuó follándome, golpeando su enorme cuerpo contra el mío, llenándome hasta el punto del dolor. De repente, mi cuerpo se puso rígido cuando el orgasmo que había estado persiguiendo me desgarró por fin, más fuerte y abrumador que nunca. Estremeciéndome violentamente, balanceé las caderas contra su empuje durante largos y sensuales instantes, hasta que la abrumadora sensación de

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BOYS OF TOMMEN #3 lujuria se disipó en una lenta combustión de calor y ondas de choque. Sentí cómo se corría dentro de mí, y el calor de su eyaculación me hizo temblar. Cuando nos quedamos sin aliento y agotados, me hundí contra su pecho, respirando con dificultad y entrecortadamente. Al instante, volvió a tensarse. No era nada nuevo. ―Quiero ir a casa contigo esta noche―susurró contra mi clavícula, aun palpitando dentro de mí―Di que puedo. La sorpresa me sacudió―¿Qué? ―Ya me oíste. Una oleada de excitación inundó mi vientre. ―No hacemos fiestas de pijamas, Lynch, ¿recuerdas? ―Haz una excepción―respondió―Necesito esto. Sólo por esta noche. «Di que no, idiota. Nunca te recuperarás de él» ―De acuerdo―dije en su lugar. Encantador―Podríamos ir a tu casa... ―No―Su respuesta fue rápida, casi demasiado rápida, mientras negaba con la cabeza y me daba un beso en el hombro―No quiero hacer eso. ―Oh―respiré, con los párpados aleteando cuando sentí que se endurecía dentro de mí de nuevo―¿Por qué no? ―En tu casa―Su voz era suave y persuasiva mientras se retiraba lentamente y se volvía a meter en los vaqueros―Tiene que ser tu casa―Reajustándose la ropa, volvió hacia mí y me bajó del lavabo―No te causaré problemas. No haré que nos atrapen...―Se detuvo en seco, me estrechó entre sus brazos y me besó con fuerza antes de retirarse y susurrar―Dime que puedo

quedarme

contigo

esta

noche,

Aoife―Sus

ojos

eran

casi

suplicantes―¿Por favor? ―De acuerdo, Joey Lynch―Temblando, miré su expresión preocupada y

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BOYS OF TOMMEN #3 le ofrecí una pequeña sonrisa―Puedes quedarte conmigo. Joey Cada centímetro de mi cuerpo dolía y estaba completamente arruinado. Arruinado con mi familia. Arruinado con la escuela. Arruinado con el hurling. Arruinado con toda mi puta vida. Podía sentir las paredes cerrándose sobre mí, el sonido de su voz en mi cabeza, carcomiéndome la cordura, mientras me desplomaba desde lo alto y rodaba libre directo a sus brazos. Lo único que me mantenía en el suelo era la chica entre cuyas piernas me encontraba. Me sentía como si estuviera flotando y ella fuera la gravedad que me anclaba a la tierra. Estabilizándome. Ella nunca sabría lo jodidamente aliviado que me sentí cuando la vi en el club esta noche, o lo mucho que necesitaba estar aquí en vez de en casa ahora mismo. Desesperado por sentir algo, lo que fuera, la envolví en mis brazos y la besé con hambre y frenesí. Necesitaba hacer que me deseara lo suficiente para que no me alejara, pero mi cuerpo se ahogaba en la horrible sensación de abstinencia. ―Sí―respiró contra mis labios, con el cuerpo agitándose salvajemente bajo el mío―No pares... «No hagas que me vaya. No me envíes lejos. No me hagas volver allí» El sudor me perlaba la frente y los temblores me recorrían el cuerpo

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BOYS OF TOMMEN #3 mientras luchaba contra las náuseas que amenazaban con consumirme. 'Joey, no me dejes aquí sola con él'. 'Por favor, ayúdame.' 'No puedes dejarnos.' 'Tengo tanta hambre...' ―¡No! Sus ojos se abrieron de par en par―¿Eh? «No pienses en ello, muchacho. En nada de eso. Concéntrate en ella. Sólo concéntrate en ella...» ―¿Estás bien? ―Preocupación en su voz―¿Joey? ―Sus manos estaban en mi cara―Dios mío, estás temblando. «Ella es demasiado buena para ti. La romperás. La arruinarás como él la arruinó a ella. Déjala ir» ―Hey...―Sus dedos trazaron suavemente mis mejillas―¿Qué te pasa? ―Estoy... genial―logré decir, con el cuerpo estremeciéndose por la suavidad de su tacto―Sólo...―Parpadeé, sacudí la cabeza y apoyé la mejilla en su mano―Sólo... yo... mierda, no puedo pensar con claridad. ―Date la vuelta―me ordenó. Luchando por entender sus palabras y no perderme en la neblina, parpadeé rápidamente. ―¿Eh? Con nuestros cuerpos aún unidos, se las arregló para ponerme boca arriba. ―No pasa nada―susurró, a horcajadas sobre mis caderas―Te tengo. Quería gritarle que no estaba bien, que no me tenía y que nunca me tendría, pero no encontraba las palabras. Así que, en lugar de eso, permanecí inmóvil y observé su cuerpo mientras mecía sus caderas y se saciaba de mí. Fin del Sueño

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BOYS OF TOMMEN #3

Hacerle compañía a Joey mientras trabajaba resultó ser una experiencia muy poco aburrida. Sabía manejar un coche casi tan bien como mi padre, y eso no era nada fácil. Me había pasado la mayor parte de la tarde yendo y viniendo a horcajadas sobre la enredadera mecánica, mientras charlábamos de tonterías e intercambiábamos bromas. Me di cuenta de que también era explícitamente ordenado, mientras lo observaba limpiar mientras trabajaba. Ordenaba todo y ponía cada tuerca, tornillo y herramienta en su sitio antes de terminar. ―Entonces, ¿cuál es el plan? ―pregunté desde mi lugar en el escritorio de mi padre. Moviendo las piernas, metí la mano en la gran tarrina de chupachups y cogí uno rojo. ―¿Qué quieres hacer el resto de la noche? ―Probablemente debería ir a casa a ver cómo van las cosas ―admitió, dándome la espalda, mientras se restregaba las manos en el fregadero. ―Llevo aquí desde primera hora de la mañana y... ―No ―protesté, desenvolviendo mi piruleta y metiéndomela en la boca―No puedes irte a casa. Suspiró pesadamente. ―Molloy. ―Es sábado por la noche ―gemí. ―Y he esperado todo el día a que terminaras. ―Lo sé, y lo entiendo, pero tengo responsabilidades en casa ―Se volvió para mirarme. ―Primero te acompañaré a casa. ―Traje el coche. Sonrió. ―¿Qué tal te va? ―Espantoso―, admití. ―No puedo pasar de la tercera marcha.

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BOYS OF TOMMEN #3 Se rió. ―Escucha―. Saltando de mi lugar, me acerqué a él, dándole mis mejores movimientos, mientras intentaba parecer lo más tentadora posible. ―¿Qué tal si...? ―Tengo que irme a casa ―me advirtió, rodeándome la cintura con los brazos cuando llegué a su pecho. ―No es una cuestión de deseo, es una cuestión de necesidad, ¿de acuerdo? ―Bien ―Dejé caer la cabeza contra su pecho y murmuré una sarta de maldiciones en voz baja. ― O ―añadí rápidamente cuando se me ocurrió una idea. ―Ya que terminaste de trabajar una hora antes de lo habitual, podrías venir a mi casa y pasar esa hora conmigo, y yo te llevo a casa después. ― ¿Tú me llevarás a casa? ―Será una buena práctica. Y llegarás a casa a tiempo para hacer lo que tengas que hacer. ―No lo sé, Molloy. ―Mamá no está en casa ―me apresuré a decir. ―Y Kev está en una de esas espeluznantes fiestas de pijamas. Pude ver la tentación en sus ojos. ―¿Sí? ―Sí, estaríamos solos ―Fui a por todas. ―En una casa vacía, con una cama grande y sin distracciones. Sentí su excitación crecer contra mi vientre. ―Sabes exactamente lo que haces, ¿verdad? Sonriendo, cogí su mano y tiré de ella. ―Vamos.

Mi espalda chocó contra el colchón momentos antes de que Joey cayera

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BOYS OF TOMMEN #3 sobre mí. Riendo contra sus labios, me levanté sobre los codos y vi cómo se arrodillaba entre mis piernas y se quitaba rápidamente la camiseta, antes de ir por mi blusa. No dejé que me afectara ni me pusiera de mal humor el hecho de que pudiera quitarme los botones de una blusa y desabrocharme un sujetador más rápido que una estrella del porno. No podía enfadarme con él por tener un pasado. Además, tuvo la delicadeza de no mencionar nunca lo experimentado que era, mientras que yo estaba más que feliz de disfrutar de las ventajas de dicha experiencia. Era una situación en la que todos salíamos ganando. Cuando los dos estuvimos en topless, me agarró de las caderas y me arrastró por la cama hasta donde él estaba arrodillado. ―Una hora ―advirtió, con sus labios reclamando los míos en el beso más adictivo imaginable. ―Y luego me voy. ―Bien, bien, lo que tú digas, Joe ―susurré, y luego gemí fuerte, cuando él metió la mano entre mis muslos cubiertos con pantalones y me acarició bruscamente, provocando una sacudida de placer directamente en mi clítoris―Oh, Dios. ―Dios no, sólo Joey. ―Shh ―Con mis manos anudadas en su pelo, y mis piernas cerradas alrededor de su cintura, besé los labios del chico encima de mí, necesitándolo más en este momento de lo que creía humanamente posible. ―Oh, Joe. Haciendo una mueca que parecía una combinación de furia y dolor, me cogió la nuca con su mano grande y callosa, mientras metía la mano libre entre nosotros y me desabrochaba hábilmente el botón de los vaqueros. Después bajó la cremallera y, con una magia especial, arrastró la tela por

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BOYS OF TOMMEN #3 mis muslos, mientras sus labios se acercaban a mis pechos y me lamía y chupaba el pezón con la lengua. Cuando me quitó los vaqueros, besó mi cuerpo hasta encontrar mis labios. Gruñendo en mi boca, me pasó un brazo por detrás de la espalda y empezamos a balancearnos, sin parar hasta que fui yo la que estuvo encima de él. El movimiento era tan sexy y sin esfuerzo. ―Te mueves muy bien ―Exhalé un suspiro tembloroso y me fijé en lo que nos rodeaba. ―Incluso te quitaste el chándal sin que me diera cuenta. Es impresionante. Sonrió por debajo de mí, moviendo las manos para enredarlas en la cintura de mis bragas. ―Tú eres impresionante. ―Estoy tan mojada por ti ahora mismo ―admití, moviendo las manos para posarlas sobre su pecho desnudo, mientras mecía mis caderas contra su erección enfundada en su bóxer. ―Es una locura. ―Lo sé ―Balanceó las caderas hacia arriba. ―Puedo sentirte. Sus palabras me hicieron apretarme por todas partes. ―Entonces...―Bajé un dedo por su pecho y me detuve al llegar a la cintura elástica de su bóxer. ―¿Qué quieres hacer ahora? ―Dímelo tú, Molloy ―Sus manos se dirigieron a mis caderas y me dio un apretón tranquilizador. ―Tú mandas aquí. ―¿Yo? ―Sí, tú mandas ―Se apoyó en los codos y me besó suavemente en el cuello. ―Tú marcas el ritmo y yo te sigo. Que me jodan. Exhalé una bocanada de aire antes de preguntar: ―Entonces, ¿si te dijera que quiero que tengamos sexo?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Entonces te diría que tengo un condón en mi billetera. ―¿Y si te dijera que sólo quiero sentarme en tu regazo y mirarte? ―Entonces te diría que siéntete libre de mirar. Mi corazón dio un vuelco salvaje. ―¿Joe? ―Molloy. ― Busca tu billetera. Sus ojos ardían de calor. ―¿Ese es el ritmo que quieres marcar aquí, Molloy? Asentí lentamente y susurré: ―Trae el condón. Mientras bajaba de su regazo y me volvía a sentar en la cama. Sin decir una palabra, Joey lo hizo. Metió la mano en el bolsillo de su pantalón de chándal gris, y luego en su billetera, para sacar un envoltorio de papel de aluminio. Sin aliento y temblorosa, me tumbé boca arriba y me llevé la mano a la cintura del tanga. ―No me hagas daño, ¿bueno? ―le dije, observando cómo se enfundaba su impresionante polla. Dios mío. ―En serio ―le espeté, con los ojos fijos en los suyos, cuando cerró el espacio entre nosotros y se subió encima de mí. ―Sé... suave conmigo. Asintiendo lentamente, me dio un beso en los labios y luego lo profundizó, besándome con tanto afecto y ternura, que sentí que me relajaba en el colchón. Sintiéndome debilitada y excitada, dejé que mis piernas se abrieran para acogerlo en mi interior. Acomodándose entre mis muslos, me besó profundamente, mientras alineaba la gruesa cabeza de su polla contra mí. Y entonces ocurrió. ―¡No, espera!― Como la costumbre de toda una vida, frené en seco en el

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BOYS OF TOMMEN #3 momento crucial y dije las palabras: ―Lo siento... cambié de opinión. Sentí cómo su cuerpo se tensaba sobre mí, oí su gemido cuando enterró su cara en mi cuello, y me preparé mentalmente para la reacción que esperaba que se produjera. Pero no fue así. Al contrario, ocurrió algo mucho más extraño. En lugar de gritarme y llamarme calientapollas, como estaba acostumbrada a oír de Paul cuando nos encontrábamos en posiciones similares, Joey me dio un beso en el cuello antes de retirarse y preguntarme: ―¿Quieres que haga que te corras de todos modos? Mis ojos se abrieron de par en par. ―¿Eh? ―Que te excite, Molloy ―repitió, inclinándose de nuevo para besarme―¿Quieres que te haga correrte? ―¿No estás molesto? Frunció el ceño. ―¿Por qué iba a estar molesto? ―Porque no quise seguir. Su ceño se frunció. ―¿Y? Me encogí de hombros. ―Y te ilusioné. ―Por Dios ―Riéndose suavemente, me dio otro seductor beso en los labios antes de arrodillarse, con la polla completamente erecta rebotando orgullosa. ―Parece que tienes la ilusión de que soy un pervertido hambriento de sexo, incapaz de pasar tiempo contigo, a menos que ese tiempo gire en torno a estar entre tus piernas. ―¿No es así? ―Me hieres. ―Quieres estar entre mis piernas, no mientas.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Por supuesto que quiero estar entre tus piernas ―aceptó de todo corazón. ―Pero no estoy aquí para eso. ―¿Entonces para qué estás aquí, Joe? ―Tu compañía. ―Qué gracioso. ―Tu compañía ―repitió, inflexible. ―¿En serio? ―No vine aquí con la expectativa de sexo ―dijo. ―No es por eso por lo que estoy aquí y tampoco es por lo que sigo viniendo. ―¿Pero sí quieres? ―Obviamente, quiero ―Señaló su polla. ―Pero no voy a obligarte a hacer algo para lo que tienes la honestidad de admitir que no estás preparada―Exhaló un suspiro y se encogió de hombros. ―Prefiero que me lo digas ahora a que te arrepientas después. ―Wow. Oyó la palabra 'no', entendió el significado y accedió, sin quejarse ni enfrentarse. Fue tan refrescante. Me excitó tanto que casi me arrepiento de haberlo dicho. ―Nunca me arrepentiría de ti, Joe ―dije, sentándome para que nuestros pechos se tocaran. ―No podría, jamás. Me importas demasiado. ―Lo sé ―Sus ojos ardían de calor. ―Y sé que no se me dan bien las palabras que necesitas oír de mí. ―Lo sé ―susurré, comprendiendo. ―No pasa nada. ―Pero nunca pienses que no tengo sentimientos ―dijo, y luego apretó un beso en mi boca. ―Porque la única vez que me permito sentir algo es cuando estoy contigo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ES HORA DE PONER LAS CARTAS SOBRE LAS MESA

07 de mayo del 2004 Joey: Luego Aoife: Ella Joey: Acarició

Aoife: La Joey: Cabeza Aoife: De Joey: Su Aoife: Gruesa Joey: Polla Aoife: Con Joey: Su Aoife: Lengua

―¿Hola? ¿tierra llamando a Aoife? ―Chasqueando los dedos delante de mi cara, Casey me quitó el teléfono de la mano y gimió sonoramente. ―Uy. Pensándolo bien, olvídalo ―Con una sonrisa malvada, me devolvió el

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BOYS OF TOMMEN #3 teléfono―Adelante, chúpale la polla, chica. ¿Pero no tiene clase de construcción ahora mismo? ¿No es un poco arriesgado enviarle mensajes así cuando está rodeado de sierras afiladas y herramientas eléctricas? Sonriendo, volví a meter el teléfono en el portalápiz y presté toda mi atención a mi amiga. ―¿Qué hay de nuevo? ―¿Qué hay de nuevo? ―Casey se rió. ―¿De verdad vamos a jugar así? ―No tengo ni idea de lo que estás hablando. ―Oh, vamos ―Ella puso los ojos en blanco. ―Han pasado meses. Todo el mundo sabe que ustedes están juntos. Es tan jodidamente obvio. Los rumores corren por todo el instituto, y aunque no fuera así, tus miradas fijas y sus miradas acaloradas de 'quiero arrancarte la ropa' cuando están en la misma clase te delatan. Así que, vamos. ¿Cuánto tiempo más piensan actuar como si no estuvieran montándose como conejitos sexys a puertas cerradas? ―Por Dios, Case. Dilo más alto, ¿por qué no? ―Siseé, pinchándola con el codo. ―No creo que el Sr. Ryan te haya oído desde su posición al principio de la clase. ―En realidad, sí ―confirmó nuestro profesor de biología y educación física, subiéndose las gafas por la nariz. ―Por favor, absténganse de hablar de la productividad sexual de los conejos hasta después de mi clase. La hora de comer es dentro de diez minutos y la paciencia es una virtud, chicas. ―Lo siento, señor ―dijimos las dos a coro, ahogando la risa detrás de un libro de texto. ―Entonces, ¿lo admites? ―susurró. ―Te estás tirando a Joey el Lynch la montaña rusa. ―No, no me estoy tirando a nadie ―le dije entre carcajadas. ―¿Montaña rusa?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Ya sabes ―se rió. ―Porque todas las chicas quieren montarse en él―Meneando las cejas, añadió ―Pero está claro, por esos mensajes de texto tan sexys que se envían, que tú eres la primera en la fila. ―Oh, ¿no te enteraste de la noticia? Después de subirme a su montaña rusa, la fila se canceló. ―Boom, perra ―se rió Casey, haciendo el gesto de dejar caer el micrófono con la mano. ―Y así es como se hace. ―Gracias ―me reí. ―Pero para responder a tu pregunta anterior; mi padre todavía no sabe de nuestro pequeño asunto. No creo que eso cambie en el futuro inmediato. Todavía trabaja con mi padre, así que es mejor si nosotros, ya sabes... ―¿Follamos a espaldas de papá? ―dijo con una sonrisa de pesar. ―No voy a acostarme con él, Case. Sus ojos se abrieron de par en par. ―¿Cómo es posible? ―Mira, Case, en realidad es muy fácil―dije con sarcasmo. ―Todo lo que tienes que hacer es no permitir que un chico introduzca su pene en tu vagina. ―Muy graciosa, perra ―Sacudiendo la cabeza, se inclinó más hacia mí para susurrarme: ―Pero, en serio, ¿hace cuánto que andan tonteando, por lo menos tres meses? ―Sus ojos se abrieron de par en par. ―¿Cómo es que no te has desnudado con ese chico? ―Nunca dije que no me desnudara con él. ―Detalles. ―Una dama nunca lo cuenta. ―Menos mal que ambas sabemos que tú no eres de esas ―Ella se inclinó más cerca. ―Bien, así que no están teniendo sexo todavía, pero hay algunas caricias intensas, ¿verdad? ¿Un besito aquí, un dedito allá, un jueguecito ahí abajo? ―¡Casey!

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Oh, no te hagas la tímida conmigo ―se rió. ―Te conozco desde que teníamos cinco años, ¿recuerdas? Sabemos todo sobre la vida de la otra, ¿recuerdas? Incluida la vez que me obligaste a ir contigo al médico después de clase, cuando estábamos en tercero, porque te convenciste de que podías estar embarazada. Todo porque Paul se había masturbado antes de intentar meter los dedos... ―¡Dios mío, era joven y no tenía ni idea! ―Siseé, tapándole la boca con una mano. ―Y juraste que no volverías a sacar el tema. ―Sí, pero estará en mi expediente médico para siempre ―replicó con una carcajada. ―Le diste a la recepcionista mi nombre y mis datos, ¿recuerdas? ―Porque tú llevabas tu tarjeta médica en ese momento, y mi mamá guarda la mía en el bolso ―respondí, encogiéndome al recordar lo increíblemente ingenua que solía ser. ―Dios, yo era una tonta en aquel entonces. ―¿Solo en aquel entonces? ―Graciosa. ―Bueno, volvamos a lo nuestro ―dijo Casey, golpeando el escritorio con la mano para llamar mi atención. ―Dame esos detalles sexys, Molloy. ¿Acaricias intensas? Sonreí. ―Tal vez. Sus ojos se abrieron de par en par. ―Oral. Me encogí de hombros, pero no respondí, ya que mi cara ardía de calor. ―Oh, vamos―Me agarró del brazo y apretó. ―¿Quién se lo hace a quién? Arrugué la nariz antes de admitir: ―Ambos. ― ¡Oh, Dios mío! ―Aplaudiendo con una cantidad ridícula de entusiasmo por mi vida sexual, mi mejor amiga preguntó: ―Bien, bien, bien, entonces si estamos hablando en comparaciones aquí, ya sabes, entre Paul y Joey. ―Ugh, Joey siempre ―Le lancé una mirada que decía por favor,

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BOYS OF TOMMEN #3 perra―Sin duda, Case. No hay competencia. ―Jesús. Así que supongo que es verdad lo que dicen de los chicos de mi urbanización ―Casey exhaló un suspiro impresionado. ―Follan como luchan; todo incluido y con un cien por ciento de esfuerzo. ―¡Casey! ―Me reí, empujándola del brazo. ―No estoy de acuerdo ―siseó Danielle desde el escritorio detrás de nosotros, y ambos nos volvimos para mirarla. ―Al menos Paul tiene un cerebro que funciona de verdad cuando está con una chica. ―Sí. Un cerebro que sólo funciona en una frecuencia: yo, yo, yo ―se apresuró a responder Casey. Intenté contener la risa, pero acabé con cara de pez globo. Danielle frunció el ceño. ―¿Cómo te trata la vida en los suburbios, Aoife? Le devolví la sonrisa. ―Fantástica, Danielle, gracias por preguntar. ―¿'Los suburbios'? ―Casey resopló. ―Contrólate, chica. Las dos sabemos que seguirías merodeando felizmente por los suburbios si Joe no te hubiera dejado por mi mejor amiga. ―No, no lo haría ―resopló. ―¿Y quieres saber por qué? ―No, pero estoy segura de que nos lo vas a decir ―dije. ―Porque Joey Lynch puede ser guapo, carismático y tener un millón de otras cualidades que atraen a las chicas, pero está mal de la cabeza. Claro, puede que ahora esté en la cumbre de la vida, con su estatus de chico malo en la escuela y su habilidad para dominar la hurley y la pelota, pero eso es todo lo que le espera ―nos dijo. ―Ya está en su mejor momento. Entrecerré los ojos. ―No sabes de lo que estás hablando. ―Sé que cometiste un gran error al desechar a un chico con un brillante futuro por delante por un chico sin futuro.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Que te jodan, Danielle. ―Te diría que te jodieras tú también, pero eso ya te lo hiciste a ti misma―espetó ella, soltando un suspiro frustrado. ―Escucha, Aoife, no soy tan cabezota ni tan rencorosa como para negar que eres un diez por aquí―dijo―Eres lista, y divertida, y guapa y pudiste elegir a cualquiera en primer curso. Podrías haber elegido a cualquiera de los chicos de la escuela, pero tomaste la decisión inteligente cuando elegiste a Paul. Va a ser abogado, Aoife. Va a llegar lejos, y si hubieras mantenido la cabeza fría, te habría llevado con él. Te adoraba, Aoife, y te habría dado una buena vida, con una bonita casa y una cuenta bancaria estable. Ambas sabemos que ese tipo de futuro no se presenta a menudo para las chicas que proceden de donde nosotras venimos―Sacudió la cabeza y añadió ―Pero no pudiste resistir la tentación del chico malo del instituto, y ahora estás jodida― Cruzó los brazos sobre el pecho, arqueó una ceja y dijo ―Porque los chicos como Joey Lynch nunca van a ninguna parte en la vida, y las chicas como tú no van a ninguna parte junto con ellos. Sólo tienes que mirar a sus padres para comprobarlo. ―Oh, contrólate, Danielle ―Casey se apresuró a intervenir. ―No es algo tan profundo. ―¿No lo es? ―Danielle me miró directamente a los ojos cuando dijo―Disfruta convirtiéndote en mamá, Aoife. Dudo que llegues a la graduación de sexto curso sin un bebé Joey en la barriga. ―Escucha, zorra, Aoife no se parece en nada a ti ―siseó Casey, saltando en mi defensa, cosa que agradecí, porque me había quedado muda. ―A ella no se le caen las bragas en cuanto un tipo le hace señas. Y no necesita a Paul Rice ni a ningún otro chico para avanzar en la vida. Lo hará muy bien por sí misma. ―Mientras ella reclama el subsidio del gobierno. Y el padre drogadicto de su bebé en una celda de la cárcel por ir demasiado lejos con la ley ―replicó

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BOYS OF TOMMEN #3 Danielle secamente. ―Oh, ¿te refieres al mismo drogadicto que has estado persiguiendo desde el primer año? ―replicó Casey. ―Déjalo ya, Danielle. Apestas a celos, chica. ―Sí, estaba celosa ―se ofreció. ―Me dolió cuando los vi juntos ese día―Ahora me hablaba directamente a mí. ―Pero en vez de estar molesta contigo, debería haberte dado las gracias. ―¿Por qué? ―Por intercambiar futuros conmigo. Tú con mi ex y yo con el tuyo―Sonriendo, mostró una brillante pulsera de oro en su muñeca. ―Y a diferencia de ti, me aseguraré de apreciar la mejora. ―¿Ah, ¿sí? Pues asegúrate de apreciar la sensación de ser tratada como un maniquí glorificado mientras estás en ello ―Girándome en mi silla, me incliné sobre su escritorio y le dije ―Todas esas cenas caras y regalos llamativos pueden parecer tentadores ahora, Danielle, pero el brillo se desvanecerá rápidamente. Cuando lo haga, te quedarás con la certeza de que todo lo que eres para él es una cara bonita y un buen par de pechos―. Endurecí mi mirada cuando añadí: ―Porque eso es todo lo que siempre serás para él. A Paul nunca le importará lo que tengas en la cabeza ni antepondrá tus sentimientos a los suyos. Él será lo primero en todos los sentidos y en todo, y si eso es suficiente para ti, entonces me alegro por ti, sinceramente, pero nunca fue suficiente para mí. El timbre sonó entonces, y no esperé a escuchar la inteligente respuesta de Danielle. En lugar de eso, recogí rápidamente mis libros y salí a toda prisa de la clase, con un único destino en mente, la primera fila de la tienda de golosinas para mi dosis diaria de un paquete de Rolos y un Roy de la barrita Rover. Sí, no estaba de humor para que me ganaran las multitudes de chicos de la escuela y que me dejaran elegir sólo una maldita barrita Wham.

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BOYS OF TOMMEN #3 Además, necesitaba el subidón de azúcar para calmar el temblor de mis manos. Danielle estaba equivocada sobre Joey. Sí, estaba muy equivocada.

―Espero que no dejes que esa cabeza de alfiler, con sólo tetas por cerebro, se te meta en la cabeza ―advirtió Casey, un rato después, cuando estábamos sentadas en la cafetería. ―Danielle está llena de mierda, Aoif. Sólo se estaba desahogando porque todavía está resentida porque Joey dejó caer su culo como un saco de carbón por ti. ―Para empezar, nunca tuvieron una relación ―argumenté. ―Se acostaron un par de veces. Eso es todo. ― Es mi ejemplo ―coincidió mi mejor amiga. ―A Danielle la vuelve loca que puedas captar la atención de él sin esfuerzo, cuando ella se pasó los últimos cinco años intentando y fracasando en el intento. ―Perdió la virginidad con ella, ¿sabes? ―Psss ―Ella agitó una mano. ―Eso no significa nada. Perder la virginidad no significa lo mismo para un chico que para una chica. ―Esa es una afirmación bastante sexista, Case ―me reí entre dientes―¿Cómo lo sabes? ―Porque, mi querida, dulce niña de verano ―canturreó, haciendo una pausa para acariciarme la mano. ―Cuando a los chicos les crecen pelos en los huevos, ya están desesperados por regalárselos a la primera chica dispuesta a aceptarlos. ―Eres terrible ―me reí. ―Terriblemente acertada ―señaló ella. ―Es la verdad, Aoif. Tengo toda

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BOYS OF TOMMEN #3 la razón. Es cuestión de conseguir hacerlo de una vez para los chicos, no de aferrarse por la vida como nosotras las chicas. ―No eres virgen desde tercero ―le recordé. ―De acuerdo...―dijo, poniendo los ojos en blanco. ―Aferrada a la vida como tú, entonces ―Agitó una mano sin rumbo. ―Igual que Paul fue tan estúpido como para entregarle la suya a esa chica de Tommen, resulta que Joey fue igual de estúpido cuando insertó su virginal pito en nuestra compañera de clase. ―Chicas ―interrumpió Mack con una sonrisa amistosa, mientras se deslizaba en el asiento junto a Casey. ―¿Cómo les va? ―Hablando del diablo ―solté una risita, ofreciéndole a Casey un guiño cómplice, ya sabes, por si acaso ella había olvidado a quién le había regalado su virginidad. ―Hola, Mack. ―Sí, hola, Mack ―dijo Casey, lanzándome su infame mirada de 'menciónalo y morirás'. ―¿Qué hay de nuevo? ―Nadie tan encantador como tú, Case ―respondió, dándole un empujón en el hombro a mi amiga. ―Estaba fumando con Podge y los muchachos, pero el tipo de Elk's Terrace anda por ahí husmeando, así que me largué. ― ¿Elk's Terrace? ―Se me agudizaron las orejas. ―¿Quién? ―Ese asqueroso de Holland ―contestó Mack, y se me hundió enseguida el corazón. Shane Holland. ―Es un huevo podrido, chicas ―continuó Mack, desenvolviendo el papel que cubría su rollito de filete de pollo. ―Rondaba el aparcamiento de la escuela cuando terminó de estudiar aquí hace años. ―¿Está con él? Mack me miró confundido. ―¿Quién?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¿Joey? ―¿Quién? ―¡Joey! ―Ah, ¿te refieres a Lynchy? ―Se rió para sí mismo. ―Yo estaba como ¿quién es Joey? Estoy tan acostumbrado a llamarlo… ―Concéntrate, Mack. ¡Jesús! ―Prácticamente grité, mientras me inclinaba sobre la mesa y golpeaba su frente con mi botella de plástico vacía―¿Viste a Joey ahí afuera con Shane Holland? ―Sí, Jesús ―refunfuñó Mack, frotándose la cabeza. ―Ahora está fuera con él. Empujando mi silla hacia atrás, me levanté de un tirón, dejando mi bolso, mi almuerzo y mis amigos detrás de mí, y salí furiosa de la cafetería. ―Aoife, espera, voy contigo. ―¡No! No me sigas ―le advertí a Casey, mientras atravesaba furiosa el pasillo y salía por la entrada principal del colegio. Me iba a estallar la cabeza, Joey lo había estado haciendo muy bien. De ninguna manera iba a permitir que este pedazo de mierda lo sacara de quicio. ―¡Hey! ―grité, cuando el Honda Civic negro familiar apareció en mi foco, parqueado para arriba en el extremo lejano del estacionamiento de la escuela. ―¡Hey! Abriéndome paso entre un grupo de drogadictos del curso superior al mío, saqué mi teléfono, que no tenía cámara, y fingí hacer una foto del coche de Shane. ―¡Sal del coche, imbécil! Mi 'como-se-llame', que estaba sentado en el asiento del copiloto de un coche lleno de chicos mucho mayores, se volvió para mirar por el parabrisas, con una expresión de confusión grabada en la cara.

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BOYS OF TOMMEN #3 Sin embargo, en cuanto sus ojos se posaron en mí, su confusión se transformó rápidamente en reconocimiento antes de convertirse en ira. «Oh, enójate, imbécil, porque yo puedo enojarme más» ―Dije que salgas del coche, imbécil ―exigí, golpeando mis manos contra el capó, sin importarme la atención que estaba atrayendo sobre ellos―¡Ahora! ―¿Qué mierda crees que estás haciendo? ―gruñó Joey, abriendo de golpe la puerta del coche y saliendo de él. ―¡Jesucristo, Molloy!― Rodeando el capó, se deslizó rápidamente entre el coche y yo. ―¿En qué estás pensando? ― ¿En qué estoy pensando? ―Exclamé, con el pecho agitado, mientras buscaba en sus ojos las señales familiares de que estaba drogado. ―¿En qué estás tú pensando? Perdiendo la calma, lo empujé y pateé la matrícula del coche de Shane. ―¡Hey! ―rugió Shane, bajando la ventanilla tintada. ―Controla tu muñeca, Lynchy, o lo haré yo. ―Me gustaría ver cómo lo intentas, imbécil ―le grité al gran bastardo, y luego le lancé mi teléfono al parabrisas. ―¡No te tengo miedo! ―Molloy... ―¡No!― Empujé a Joey cuando intentó apartarme, volví al coche y le di otra patada antes de recuperar mi teléfono. ―Ya no le interesa lo que tienes que ofrecer. ¿Me oyes? No le interesa una mierda. Así que lárgate. ―¡Molloy! ―¡Dijiste que lo intentarías, Joe! ―Sintiendo que mis ojos se llenaban de lágrimas, empujé bruscamente sus grandes hombros. ―Me prometiste que no... ―¡Y no lo he hecho! ―me espetó, cogiéndome rápidamente de los brazos y tirando de mí bruscamente contra él. ―¿Tienes ganas de morir? ―Unos furiosos y cristalinos ojos verdes me miraron. ―Con tipos como él no se juega, Molloy ―Manteniéndome con los brazos sujetos a los costados, siseó ―Y

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BOYS OF TOMMEN #3 definitivamente no vas por ahí montando una escena en público y pateando sus malditos coches. ―No me importa ―le grité, y cada palabra iba en serio. ―No me importa. No me importan sus amenazas de mierda. ¡Lo que me importa es lo que estabas haciendo en su coche, Joey! ―No respondo ante ti, Molloy, lo que significa que tampoco necesito darte explicaciones ―se apresuró a decir, con los ojos ardiendo de calor frustrado―No estoy follando a tus espaldas con otras chicas. De eso puedes estar segura. Estoy contigo, y sólo contigo. Pero todo lo demás que hago, o con quién lo hago, cuando no estamos juntos, no es asunto tuyo. ―¡Tú eres de mi incumbencia, imbécil! ―exclamé. Imprudente y salvaje, me solté de su agarre, anudé su jersey en mi puño y arrastré su boca hasta la mía, besándolo con fuerza y rudeza. Apartándome, siseé: ―Y si yo te importara una mierda, entenderías por qué tienes que alejarte de este coche. ―Molloy. ―Ahora mismo, Joey ―grité enfadada. ―No es una cuestión de orgullo, aquí. Es cuestión de poner las cartas sobre la mesa y demostrar que te importo tanto como tú me importas a mí. Me miró fijamente durante un largo rato, con las fosas nasales encendidas y el pecho hinchado por el mal genio. Por fin, gracias a Dios, cedió y asintió con la cabeza. Podía sentir la furia que emanaba de él mientras murmuraba algo en la ventanilla del coche a Shane, antes de seguirme hasta donde yo había conducido y aparcado valientemente mi coche hoy en el colegio. ―No me hables ―me advirtió Joey, cuando le pasé las llaves y me deslicé en el asiento del copiloto.

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BOYS OF TOMMEN #3 El hecho de que se hubiera subido al asiento del conductor a mi lado no era una victoria que pudiera celebrar, no cuando podía sentir la guerra que se estaba gestando entre nosotros. ―Ni una puta palabra.

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BOYS OF TOMMEN #3 SALTAR AL MÁS PROFUNDO VACÍO

07 de mayo del 2004

Furia. Nunca la había probado con tanta amargura. Incapaz de mirar a Molloy por miedo a lo que pudiera decir, seguí conduciendo lejos de la escuela y más lejos de Ballylaggin, esperando que algo de distancia me ayudara a calmarme. ―Tenemos que hablar de esto. Tenía razón, teníamos que hacerlo, pero yo no estaba preparado para una conversación. No podía escuchar sus palabras ahora. No podía escuchar su razonamiento para hacer lo que hizo antes. Hablar, mientras luchaba contra mi temperamento, no nos haría ningún bien a ninguno de los dos. Perdería la cabeza y escupiría mi veneno por encima de sus sentimientos. No importaría si las palabras que salieran de mi boca eran en serio o no; explotarían de mis labios como balas destinadas a destruir a mi objetivo. Una táctica de autoconservación programada en mí desde que nací. Ahora mismo, mi cabeza me decía que el objetivo de mi furia era la chica

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BOYS OF TOMMEN #3 sentada a mi lado, lo que contrastaba con mi corazón. Que me advertía que bajara el arma y no disparara. ―¿Estás seguro de que el seguro que te puso mi padre en el trabajo te cubre al conducir esto? Intentaba hacerme entrar en razón con charlas triviales. No funcionó. ―Todavía no puedo creer que hayas obtenido tu licencia completa antes que yo. Si ella no podía obtenerla, entonces era la única. A juzgar por la forma en que conducía- como una persona de noventa años, con mala vista, y una grave falta de conciencia- Tenía la sensación de que Sean aprobaría su examen de conducir antes que ella. ―Yo también estoy molesta contigo, sabes. Sí, lo entendí alto y claro cuando se volvió loca y atacó el coche de Shane. Aparqué en la playa, apagué el motor y respiré hondo antes de girarme para mirarla. Ya estaba frente a mí, con los brazos cruzados sobre el pecho y el rostro rígido. El pelo rubio le caía suelto por los hombros hasta los codos. Parecía un ángel, preparada y lista para entrar en guerra conmigo, y eso era jodidamente desconcertante. ―No puedes hacer eso, Molloy ―dije finalmente, cuando estuve seguro de que podía controlar las palabras que salían de mi boca. ―No puedes patalear y hacer un berrinche en la escuela cuando estoy hablando con alguien que no apruebas. Con la espalda apoyada en la puerta del coche, me miró malhumorada, pero no respondió. Parecía ridículamente sexy, con sus labios carnosos puestos en un mohín, y yo no estaba seguro de si quería pelearme con ella o follármela en ese momento.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Hablo en serio ―le dije. ―Si cualquier otra chica me hubiera hecho una jugarreta así, no estaría sentado en un coche con ella, intentando hablarlo. No, porque le habría indicado por dónde volver al colegio. ―Pero yo no soy cualquier otra chica ―dijo malhumorada. ―Esa es exactamente la cuestión. Tan malditamente seguro. ―Te equivocaste al hacer lo que hiciste. ―No, tú te equivocaste. ―No es alguien con quien te puedas meter, Molloy. ¿Pensaste en eso antes de decidir darle una paliza a su coche? ―Yo tampoco lo soy. ¿Pensaste en eso antes de entrar en su coche? ―Puedo hablar con quien quiera. ―No cuando te venden drogas, no puedes. ―Ya te he dicho que no me llevé nada. ―Eso no significa que no estuvieras tentado. ―No puedes decirme lo que tengo que hacer, Molloy. ―¿Incluso cuando es por tu propio bien? ―Incluso entonces. No eres mi dueña. ―Sí, me perteneces. ―No, Molloy ―Exhalé un suspiro frustrado. ―No te pertenezco. Me devolvió la mirada. ―Estás aquí, ¿no? ―Porque saltaste al vacío. ―Y viniste corriendo. Entrecerré los ojos. ―Molloy. Ella me devolvió la mirada. ―Joey. «Jesús, no podía lidiar con esta chica» Sacudí la cabeza, sintiéndome perdido. ―Bueno, si la gente en la escuela

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BOYS OF TOMMEN #3 no sabía de nosotros antes, sin duda lo hacen ahora. ―Bien ―Más miradas fulminantes. ―No tengo nada de lo que avergonzarme, ¿y tú? La fulminé con la mirada. ―No. ―Bien ―me dijo. ―Me alegro de que lo hayamos aclarado. ―No sé qué hago aquí ―Levanté las manos. ―Realmente no lo sé. ―Estás aquí por la misma razón que yo, imbécil ―me dijo, y luego me dio un puñetazo en el pecho con la siguiente afirmación. ―Porque estás enamorado de la persona que te devuelve la mirada, igual que yo. ―No estoy enamorada de ti ―le dije, con el tono tembloroso. ―No lo estoy, Molloy. No te quiero. ―No mientas a un mentiroso, Joey ―Tuvo el valor de poner los ojos en blanco y decir ―Me quieres tanto que te pone enfermo. ―Eres una maldita engreída ―espeté, completamente desconcertado por la rubia, que se arrastraba por encima de la consola para sentarse en mi regazo―No sabes lo que hay en mi cabeza, Molloy. ―Yo estoy en tu cabeza ―A horcajadas sobre mis caderas, cogió el dobladillo de su jersey escolar y se lo quitó de un tirón. ―Antes, ahora y siempre. ―No me vengas con esa mierda ―me oí decir, aunque tenía la mano detrás de la nuca para quitarme el jersey junto con el suyo. Sus manos se dirigieron a los botones de su camisa del colegio, y ni siquiera fingí no mirar cómo abría hábilmente cada uno de ellos, revelando un sexy sujetador rosa de encaje que sujetaba sus enormes tetas. ―Por Dios ―gruñí, endureciéndome hasta el punto de sentir dolor debajo de ella. ―Dímelo ―Se quitó la camisa, se llevó la mano a la espalda para coger el

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BOYS OF TOMMEN #3 broche del sujetador y me dedicó una sonrisa burlona mientras retiraba la mano y posaba la palma en mi pecho. ―Dime lo que quiero oír. ―Eso no va a pasar ―repliqué, rodeando su cintura con un brazo y tirando de ella bruscamente hacia mi pecho. Le metí una mano por la espalda y le desabroché el sujetador. ―Porque no quiero. ―Porque tienes miedo ―me corrigió, dándome un ligero beso en la comisura de los labios mientras se bajaba lentamente los tirantes del sujetador por los brazos antes de tirarlo al suelo. ―Porque eres…―hizo una pausa, se inclinó hacia mí y me rozó el labio inferior con la punta de la lengua, y luego susurró ―…un marica.

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BOYS OF TOMMEN #3 RECONCILIARSE Y ENROLLARSE

07 de mayo del 2004

¿Conocen el viejo dicho: 'No pinches al oso'? Sí, lo pinché. Furioso por mi provocación, Joey había decidido que la mejor manera de demostrar que no era un marica era comiéndome el coño. Acostada sobre el asiento del copiloto de mi empañado coche, que había quedado totalmente reclinado hasta el punto de que mi pelo se desparramaba por el asiento trasero, mecí mis caderas contra su cara, mientras mis dedos se aferraban a su pelo. ―¡No pares! ―Tan desnuda como el día en que nací, y a plena luz del día, me importaba un carajo mientras él me llevaba al borde de la locura con sus dedos y su lengua. ―¡No pares, Joe! ―Deja de apretar los muslos, Molloy ―gruñó, y miré hacia abajo para ver que mis muslos apretaban su cuello con fuerza. ―Me estás cortando la circulación aquí. ―Lo siento, lo siento ―grité, dejando que mis piernas cayeran a sus costados, sólo para sentir cómo volvían a levantarse cuando su lengua pasó

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BOYS OF TOMMEN #3 sobre mi clítoris. ―No puedo... no puedo... ―O te corres o me matas ―me advirtió, abriéndome los muslos. ―No puedes hacer las dos cosas. ―La primera ―respondí rápidamente, sin aliento. ―Puedo hacer lo segundo más tarde. Joey se rió. ―Esa es mi chica. Dios mío. Se me pusieron los ojos en blanco y me ahogué en las sensaciones y en las pulsaciones de placer inimaginablemente adictivas que él conjuró desde lo más profundo de mí. ―Fóllame ―me oí gritar mientras me corría con fuerza, estremeciéndome y

temblando

mientras

descargas

de

calor

blanquecino

me

atravesaban―Fóllame, Joe. No fue mi súplica lo que me sorprendió tanto como su respuesta. «Él... Se rió» Así es; en lugar de aprovechar la oportunidad que yo no había ofrecido a ningún otro chico antes que, a él, el muy bastardo con el pecho desnudo se echó a reír. ―Vaya. Gracias por reírte ―dije sin gracia, observando cómo se dejaba caer de nuevo en el asiento del conductor y se pasaba una mano por el pelo completamente despeinado. ―Me siento muy especial. ―Deberías ―respondió, muy divertido, mientras se metía una mano en los calzoncillos y se ajustaba la erección. ―Acabo de pasar la última media hora con la cabeza entre tus piernas, Molloy. ―Lo cual, como puedes ver por mis gritos anteriores, te agradezco mucho. Pero acabo de ofrecerte mi virginidad en una maldita bandeja y te reíste de mí. Se rió de nuevo, esta vez más fuerte. ―¿Qué te hace tanta gracia?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Nada, nada ―masculló, intentando y fallando en serenar sus facciones, mientras resollaba de la risa. ―Es sólo que... dijiste maldita... bandeja. ―Oh, ¡cállate! ―Me sonrojé. ―Ya sabes lo que quería decir. ―Sí, lo sé ―se rió entre dientes. ―Me acabas de atrapar. ―Así es, vamos ―exigí. ―Dime por qué te reíste. ―Porque estabas elevadísima y no lo pensaste bien. Me quedé boquiabierta. ―Yo no tomo drogas. No soy tú, imbécil. ―¿Todavía quieres darme esa virginidad tuya? ―replicó, agitando una mano a nuestro alrededor. ―¿O ya bajaste de tu subidón lo suficiente como para recordar que follarme en un coche no es por lo que has aguantado todo este tiempo? ―Oh. ―Sí― Se rió. ―Oh. ―Bueno ―Se me encendió la cara y, a regañadientes, estuve de acuerdo con su lógica. ―Supongo que debería darte las gracias ―murmuré, mientras me volvía a poner rápidamente mi desaliñado uniforme escolar. ―Por ser tan caballeroso a la hora de proteger mi virginidad. ―De nada ―contestó, volviendo a abrocharse la camisa del colegio―Contrariamente a la creencia popular, no soy ese tipo, Molloy. ―No ―exhalé un suspiro tembloroso, mientras me acomodaba el pelo sobre un hombro y buscaba mi cinturón de seguridad. ―Sé que no lo eres, Joe. ―Pero tampoco soy un santo ―advirtió, cuando estuve completamente vestida y tuvo la llave puesta para arrancar. Me lanzó una mirada acalorada y dijo: ―La próxima vez que me ruegues que te folle, no diré que no. ―Sí ―Me reí nerviosamente. ―Me aseguraré de recordarlo. Me guiñó un ojo. ―Hazlo. Oh chico...

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BOYS OF TOMMEN #3 LLAMADAS TELEFÓNICAS Y EMBUSTERAS

08 de mayo del 2004

―Y luego ella le echó la jarra de agua por la cabeza y le dijo que se fuera a la mierda ―Molloy se rió por lo bajo. ―¿Puedes creer la audacia de ese hombre? ¿Él pensó que podía tocarla y que Julie lo aceptaría sin más? ―¿Julie? ―Pregunté, mientras intentaba equilibrar mi teléfono entre la oreja y el hombro, mientras rodaba un neumático por el suelo del taller. ―Conoces a Julie. «No tenía ni idea de quién era Julie» ―Es la camarera de la que siempre te hablo. «No, todavía nada. Esta mujer era un misterio para mí» ―Oh, sí, ahora me acuerdo ―dije en su lugar. Como si me importara una mierda la tal Julie y su audacia. ―Bien por ella ―añadí, complaciendo a Molloy en beneficio de una vida tranquila. ―Espera, él no te tocó las tetas, ¿verdad? ―No, tranquilo, el único que me toca eres tú. ―Bien ―Haciendo una pausa, para sentar el neumático contra la pared, me moví para el siguiente. ―Escucha, me encantaría quedarme y hablar, pero todavía estoy en el trabajo.

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BOYS OF TOMMEN #3 Y tú también. ―Sí, yo también ―respondió con un suspiro. ―Estoy en mi descanso. ―Pues yo no ―repliqué, cada vez más frustrado por la distracción. Era una sensación desconocida para mí, porque cuando estaba en el trabajo, estaba en el trabajo. No me entretenía. Bajaba la cabeza y trabajaba. A diferencia de la pervertida de la otra línea. ―Entonces, voy a colgar ahora. ―No, no, no, no cuelgues ―gimoteó Molloy por la línea. ―Quédate en la línea y hazme compañía. ―Llama a Casey para que te haga compañía ―respondí. ―Tengo mucho que hacer aquí antes de terminar mi turno. ―Joe... ―¿Quieres que nos encontremos a las cinco? ―gruñí. ―Porque eso no sucederá si no me dejas terminar mi trabajo, Molloy. ―Bien ―Soltó un resoplido. ―Llamaré a Casey. ―Hazlo ―respondí. ―Adiós. ―Te quiero. ―Te veo a las cinco. ―Dilo. ―Jesucristo, vuelve al puto trabajo. ―Dilo y lo haré. ―No.― Solté un gruñido frustrado. ―Deja de presionarme. ―Te encanta que te presione―bromeó, y luego su voz adoptó un ronroneo coqueto cuando añadió ―Pero te encanta aún más cuando te masturbo. ―¿En qué me metí? ―En la mejor relación de tu vida. No se equivocaba. ―Nos vemos a las cinco.

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BOYS OF TOMMEN #3 APRENDIENDO A USAR EL ORINAL Y PALABRAS DE ANIMO

06 de julio del 2004

No quería estar aquí. Ni en esta casa, ni con esta familia. Por desgracia para mí, Dios no permitía que los niños eligieran a sus padres. Si lo hiciera, tal vez habría menos niños miserables en el mundo y si lo hiciera, entonces seguro como el infierno que yo no estaría cerca de estas personas. De ninguna manera. ―Muy bien, pequeño, hagámoslo ―Sacudiendo la cabeza para aclarar mis molestos pensamientos, me centré en la tarea que tenía entre manos y le di a mi hermano pequeño dos entusiastas pulgares arriba. ―Hazlo lo mejor que puedas. Con sus grandes ojos marrones, mi hermanito me miró desde su posición en el orinal. ―Sin popó, papá. «Mentira, acabo de sorprenderte agachado detrás del sofá» ―Inténtalo ―dije en su lugar, haciendo clic en un mensaje anterior de Molloy. ―Y buen puto trabajo, mocoso. Eso fue casi una frase entendible.

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BOYS OF TOMMEN #3 Molloy: Es sábado. Hace sol. Es nuestro descanso de verano de la escuela. Así que, ¿me explicas por qué estoy tomando el sol en el jardín con Spud lamiéndose las pelotas cerca de mi cara en vez de estar acostada en una playa con tus pelotas cerca de mi cara?

Sonriendo, me apoyé en la pared del baño, escribí rápidamente un mensaje y pulsé enviar. Joey: Tengo cosas que hacer en casa. Pero no te preocupes, te llamaré esta noche y podrás tener mis pelotas en la cara todo lo que quieras. Incluso las lavaré primero. Molloy: Wow. ¡Qué caballero! Apuesto a que haces eso por todas las chicas. Joey: Sólo las que dan una buena mamada. Molloy: Siempre feliz de complacer a un fan.

Molloy: Entonces... ¿qué te parecería escaparte de la ciudad por una noche este fin de semana? Hay una gran fiesta tecno en Kerry, y tengo muchas ganas de ir. Joey: No puedo. Molloy: No.... ¿Por qué? No tenemos que ir todo el fin de semana. ¿Sólo una noche? Joey: Ojalá pudiera. Tengo responsabilidades en casa.

―Él no es tu papá, Sean ―gritó Ollie, arrastrando mi atención lejos de mi teléfono para ver a Ollie asomando la cabeza alrededor de la cortina de la ducha, donde se suponía que se estaba bañando. ―Es Joey, ¿recuerdas? Nuestro hermano mayor. ―O-ee ―recitó Sean lentamente, mirándome con el ceño fruncido durante un largo rato. ―O- ee papá.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No ―corrigió Ollie, cada vez más irritado. ―Deja de decir eso, Sean. ―Papá. ―¡No, Sean, para! ―Cálmate, Ols ―suspiré cansado, deslizando mi teléfono de nuevo en mi bolsillo. ―No importa. ―Pero es raro, Joe. «Dímelo a mí» ―Lo conseguirá a su debido tiempo ―respondí. ―Estás malgastando tu tiempo con ése, Ols ―refunfuñó Tadhg desde la puerta del baño. ―Ese bebé tiene algo roto en la cabeza. Va a cumplir tres años en octubre y aún no sabe hablar. «Sí, porque ha recibido más golpes en la cabeza de los que se pueden contar con los dedos» ―Si vuelves a hablar así de él, te romperé la cabeza ―le espeté―Además, tenías casi cuatro años antes de poder limpiarte tu propio culo, así que no te me pongas en plan prepotente. ―¡Y una mierda, no lo hice! ―resopló Tadhg, indignado. ―Cuida tu lenguaje, imbécil ―le advertí. ―Y sí, lo hiciste. ―¿Qué? ―Tadhg se quedó con la boca abierta. ―Pero acabas de llamarme imbé... ―Soy mayor que tú ―Sonreí burlonamente. ―Puedo decir lo que quiera. ―Yo tenía dos años cuando aprendí a usar el retrete ―repitió Ollie con orgullo. ―Y no vas a decir la palabra con J, Tadhg. ―Oh, mira ―replicó Tadhg sarcásticamente, poniendo los ojos en blanco―Otro hermano que no sabe hablar bien. ―Oh, sí que sé. ―Di supuestamente.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Supostamente. ―Exacto. ―Déjalo ya ―advertí, lanzándole un rollo de papel higiénico. ―Y tú―añadí, dirigiéndome a Ollie esta vez. ―Lávate bien esta vez. Podrían crecerte repollos en esas orejas. ―¿Podrían? ―Sus ojos se iluminaron de alegría. ―¿En serio? Jesús. ―No, en realidad no, tonto ―respondió Tadhg, verbalizando mis pensamientos en voz alta. ―Dios, ¿de dónde salió? ―De las partes privadas de mamá ―respondió Ollie encogiéndose de hombros. ―Igual que ustedes. ―¿Privadas?

―Tadhg

miró

boquiabierto

a

nuestro

hermano

pequeño―¿Quién demonios dice eso? ―Bueno,

en

realidad

se

llama

regina

―respondió

Ollie

alegremente―Shannon también tiene una, ¿sabes? Es lo que mi profesora decía que tenían las chicas ahí abajo. Y se supone que tenemos que usar la palabra adecuada ―Espera, espera, espera. Espera un momento ―Arqueé una ceja y miré fijamente a mi hermano. ―¿Tu profesora te dijo eso? ―Ajá. Me quedé estupefacto. ―Pero si apenas tienes nueve años. ―Sí ―Asintió. ― Ella nos enseñaba todo sobre las reginas en la escuela antes de las vacaciones de verano. Y sobre los penes. Las chicas son los pájaros. Los chicos somos las abejas, porque picamos, ya sabes. ―Se llama vagina, no regina, bicho raro ―refunfuñó Tadhg, agarrándose el estómago. ―Apártate, Joe, necesito vomitar. ―Seany

popó

―chilló

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una

vocecita 533

con

deleite,

desviando

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BOYS OF TOMMEN #3 afortunadamente mi atención del niño más raro con el que me había topado nunca. ―¡Seany popó, papá! ―¡No es tu papá! ―dijeron al unísono Ollie y Tadhg. ―Es tu hermano. ―Por favor, que lo haya conseguido―susurré anhelante, mientras agarraba al niño y lo levantaba del orinal para inspeccionarlo. ―Dios mío, chicos. Lo hizo, carajo―Sonreí, sintiendo una mezcla de orgullo y asombro―Hoy es un buen día, chicos. ―Jesús ―Tadhg sacudió la cabeza. ―Si Sean cagando te hace tan feliz, entonces realmente necesitas empezar a salir más a menudo, Joe. Imagina lo que sería ver a un par de... ―No lo digas ―advertí, alcanzando el rollo de papel higiénico. ―Buen chico, Seany-boo. Lo próximo que vas a aprender es cómo limpiarte el culo. Tadhg soltó una risita. ―Buena suerte con eso. ―Se dice galletita ―intervino Ollie. ―Eso es lo que dice el profesor. ―Por Dios ―refunfuñé, sacudiendo la cabeza. Tadhg tenía razón. Necesitaba salir de aquí. Mi teléfono sonó en el bolsillo, y no necesité leer el último mensaje de Molloy para convencerme de nada, ya que rápidamente tecleé un texto y pulsé enviar. Joey: ¿Ese festival del fin de semana? Estoy dentro.

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BOYS OF TOMMEN #3 AMOR DE VERANO: ME HICE UN TATUAJE

11 de julio del 2004

Joey nunca debería haberme dejado convencerlo para asistir a ese maldito festival de techno en Tralee el viernes por la noche. Si no lo hubiera hecho, no estaríamos aquí. Dos días más tarde, en una mierda de alojamiento barato, a un lado de la carretera, en pleno centro de Kerry. Sin un céntimo en los bolsillos y muriendo lentamente a causa del abuso del alcohol, que volvía amarillo el hígado de cualquiera. Éramos una desgracia, y mi único consuelo era que todo era culpa de Joey por seguir mi idea. Dios, a veces era tan influenciable. ―Creo que tengo una hemorragia de vodka por la polla ―anunció cuando salió del cuarto de baño de nuestra habitación el domingo por la mañana. ―En serio.― De pie, en calzoncillos, Joey se frotó las manos por los brazos mientras caminaba hacia la cama. ―Acabo de mear durante dos minutos sin parar y olía exactamente igual que lo que bebimos anoche. ―Qué sexy ―ronroneé, dándome la vuelta para acurrucarme contra él cuando volvió a recostarse en el colchón. ―Espera―. Incorporándome en la

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BOYS OF TOMMEN #3 cama, me quedé boquiabierta al ver la palabra de cinco letras tatuada en su pecho. ―¿Qué demonios es eso? ―¿Qué? ―Eso ―Pinché el trozo de piel que cubría su corazón.

Aoife estaba escrito en letra cursiva en el lado izquierdo de su pecho. ―¿Qué? ―dijo perezosamente. ―¿Te miraste en el espejo cuando estabas registrando tu mejor marca personal para las olimpiadas de pis? ―¿Eh? ―Mira ―susurré, y luego me mordí el puño con nerviosa expectación. Con los ojos desorbitados, Joey se incorporó sobre los codos, se miró el pecho y soltó un gemido frustrado antes de volver a dejarse caer sobre las almohadas. ―Bueno, puedo asegurarte una cosa que sí recuerdo de los dos últimos días, Molloy, y es que esto fue idea tuya con total genialidad. ―¿Qué? ―Negué con la cabeza, totalmente borracha y confundida. ―No, no lo fue. ―Esa tienda espeluznante con esos hippies ―refunfuñó. ―Anoche me arrastraste hasta allí, exigiendo que me pusieran el sello del vagabundo. ―¿Yo? ―Sí, lo hiciste. ―Bueno, al final parece que eres tú el que tiene el sello de vagabundo 9, perra ―me reí a carcajadas, golpeando con la palma de la mano su suave pecho―Mala suerte.

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Los tatuajes en la espalda baja han llegado a adoptar el nombre despectivo de: Sello del vagabundo, y generalmente está asociado a mujeres.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Eso es lo que tú crees ―gruñó, quitándome de encima y cubriéndose la cara con un brazo. ―Mírate el culo. ―¿Eh? ―Tu culo ―murmuró, con voz áspera y ronca. ―Estoy encima. ―No, no lo estás. ―Sí, lo estoy ―replicó, bostezando. ―Si tú estás en mi corazón, entonces yo estoy en tu culo. ―Oh, vamos ―gruñí, entrecerrando los ojos. ―Eso ni siquiera tiene gracia. ―Eres mía ahora, Molloy― imitó mi voz. ―Mala suerte. Me caí de la cama, me tambaleé hacia el espejo que había detrás de la puerta de la habitación y me bajé las bragas sin contemplaciones. ―¡Dios mío! ―grité, con los ojos clavados en el corazón de tinta roja que tenía en la nalga derecha y el nombre de Joey en tinta negra en su interior―¡Tengo tu nombre en el culo! ―Como dije ―respondió con un bostezo. ―Parece que eres mi perra. ―¡Estoy con la regla, idiota! ―¿Qué culpa tengo yo de que tengas la regla? ―Su voz resonó por debajo de la almohada que le cubría la cara. ―No soy la madre naturaleza, Molloy. ―Es culpa tuya porque deberías habérmelo impedido ―le dije, mirando horrorizada el reflejo de mi culo enrojecido y lleno de ronchas. ―Dios mío, no sé qué es peor― me lamenté, estirando la mano para arrancar el film transparente. ―¡El hecho de que me tatué el nombre de mi novio en el culo como una puta, o el hecho de que lo hice con un hilo de tampón colgando entre las piernas! ―¿Tienes

analgésicos?

―fue

su

cariñosa

y

comprensiva

respuesta―Tengo la cabeza hecha polvo.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―¡A la mierda tu dolor de cabeza! ―Grité, agitando los brazos. ―¿Cómo pudiste dejar que me pasara esto? ―Sacudí la cabeza y contuve un gemido―Joe, mi padre va a matarme. ―¿Por qué? ―exclamó, sin inmutarse lo más mínimo, mientras se estiraba y miraba el colchón. ―¿Tiene Tony el hábito de revisar las mejillas de tu culo, Molloy?

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BOYS OF TOMMEN #3 VIAJE DE VUELTA A CASA

11 de julio del 2004

―Vas por el camino equivocado. ―No, no lo hago. ―Sí, lo estás haciendo. ―¿Quieres conducir? ―No. ―¡Entonces cállate! Soltó un fuerte suspiro. ―¡Estoy ofendida! Me encogí de hombros. ―Pide perdón. ―No. Cruzó los brazos sobre el pecho y resopló. ―Hazlo. Me reí. ―No. ―Quiero una disculpa. ―Y yo quiero un millón de euros ―me reí. ―Te diré una cosa, tendrás tu disculpa cuando yo tenga mi dinero. Me miró al lado de la cara unos instantes más antes de que su expresión se

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BOYS OF TOMMEN #3 suavizara. ―Oye, Joe, ¿crees que soy dramática? ―Sólo cuando estás despierta. Su fulminante mirada, reapareció. ―Ahora, quiero dos disculpas. Su teléfono empezó a sonar entonces, y ella contestó rápidamente a la llamada. ―Hola, papá, te habla tu hija favorita. Puse los ojos en blanco y me concentré en la carretera mientras ella hablaba con su padre. ―Sí, nos lo pasamos muy bien ―dijo, arrancando el envoltorio de una piruleta y metiéndosela en la boca. ―Sí, Casey también disfrutó mucho del festival―. Hizo una pausa para guiñarme un ojo antes de continuar con su conversación: ―Sí, estoy totalmente a salvo, papá. Le estoy agarrando el truco a esto de manejar. Sí, claro. ― De acuerdo, papá, te veré esta noche. Sí, claro. Bien, te quiero. Adiós. Colgó, dejó el teléfono en su regazo y se giró en su asiento para mirarme. ―Me lo pasé muy bien este fin de semana, novio. ―No soy tu novio, Molloy. ―Ah, sí, se me olvidaba ―me respondió con una sonrisa. ―Eres mi perra.

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BOYS OF TOMMEN #3 TE PRESENTO A MI PAPÁ – DIGO, A TU JEFE

22 de agosto del 2004

El domingo por la mañana, Joey puso cara de furia cuando salió por la puerta de su casa y se dirigió hacia donde yo estaba sentada en el muro de su jardín. ―Te dije que nos veríamos en tu calle ―me espetó, levantándome rápidamente y echándome por encima del hombro. ―No te quiero cerca de esta casa, Molloy. Su mal humor era algo que me esperaba, así que no dejé que me perturbara. En lugar de eso, me reí de lo ridículos que parecíamos, mientras él seguía caminando por el sendero, conmigo sobre su hombro y con el culo al aire. ―Llevo falda ―me reí, lo que me valió una retahíla de palabrotas, mientras él me ponía de pie rápidamente y me bajaba el dobladillo de la falda―Es bonita, ¿eh? ―Acercándome, le agarré la mano y le obligué a tocar la tela. ―Es totalmente de cuero falso, pero me siento como una auténtica jinete con ella. ―También lo pareces ―murmuró, frotándose la mandíbula, mientras sus ojos me devoraban. ―Por Dios, ¿fuiste a misa con esa falda?

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Claro que sí ―Parpadeando, le sonreí. ―Pero no te preocupes, pienso confesarme la semana que viene para expiar mis pecados. ―Expiar ―Sonriendo, me pasó un brazo por los hombros mientras caminábamos. ―No conoces el significado de la palabra. ―¿Y tú sí? ―Estiré el brazo y metí la mano en su bolsillo trasero, mi lugar favorito para tocarlo. ―No te vi haciendo fila para la comunión. ―Tienes razón. ―Entonces...―Pensando detenidamente cómo iba a formular mi siguiente pregunta, dije ―Nos hemos divertido este verano, ¿verdad, Joe? ―Sí ―respondió lentamente. ―Lo hemos pasado bien. ―Es decir, lo hemos disfrutado, ¿verdad? ―Exhalando fuertemente, añadí―Hemos pasado mucho tiempo juntos, nos hemos divertido mucho, hemos hecho muchas cosas. ―¿Es esta la parte en la que me dices que te lo has pasado muy bien, y que siempre atesorarás los recuerdos que hemos hecho juntos, pero que ya es hora de que me aleje de una puta vez de ti? ―¿Qué?― Me quedé boquiabierta. ―No. ¿Por qué dices eso? ―No estoy seguro ―respondió en tono curioso, frotándose la mandíbula―Esos malditos programas de televisión que me haces ver deben estar ablandándome. ―Bueno, yo diría que soy yo quien te está ablandando, pero ambos sabemos que eso nunca pasa cuando estás cerca de mí. ―Bien. ―Gracias. Así que, escucha, no tengo planes de terminar nada ―me apresuré a decir. ―Pero esperaba poder comentarte algo muy rápido. ―Suena peligroso. ―Sólo un poco ―Me reí nerviosamente y le miré. ―¿Qué te parecería

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BOYS OF TOMMEN #3 venir a cenar? ―¿Cómo? ―Joey me miró como si no hubiera entendido la pregunta. ―Cenar ―repetí, tragando hondo. ―Quiero que vengas a cenar. ―¿Contigo? ―Sí ―respondí asintiendo con entusiasmo. ―Y con el resto de mi familia ―No ―se apresuró a responder, mientras su mano se retiraba de mi hombro como si mi piel lo hubiera quemado. ―No va a pasar. Puse los ojos en blanco. ―Joey. ―No me interesa ―espetó, pasándose una mano por el pelo. ―Si querías un chico que pudieras llevarte a casa para conocer a la familia, entonces deberías haberte quedado con Ricey. Está claro que no soy ese tipo, Molloy. No soy el tipo que las madres quieren para que sus hijas salgan con él. ―Oh, por favor ―dije. ―Mi mamá te quiere. ―Sólo porque no sabe lo que le hago a su hija cuando se acuestan por la noche. Me quedé de piedra. ―Joe, vamos. ―No, no, no, no me mires así ―me advirtió. ―No me pongas esos ojitos, Molloy. Eso no va a pasar. Sabes que no quiero que tu padre se entere de lo nuestro. Podría perder mi trabajo. ¿Cómo demonios voy a explicarle lo de aparecer en la mesa con su niña a cuestas? Me encogí de hombros. ―¿Podríamos decírselo? Ahora era él quien se quedaba sin habla. ―Dime que estás de broma. ―¿Qué? ―Me defendí. ―¿Sería tan terrible que nuestros padres supieran lo de nosotros? ―Sí, lo sería ―me replicó. ―Sería muy jodidamente terrible. Podría perder mi trabajo. ―No te despedirá por ser mi novio.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―No soy tu novio, Molloy ―se apresuró a negar. ―Sólo soy tu... ―Sí, lo eres, imbécil ―le espeté, irritada. ―Han pasado siete meses. Tú eres mi novio, yo soy tu novia y nos queremos mucho. ―¡Claro que no! ―Tanto que nos encanta quitarnos la ropa y poner nuestras lenguas en la boca del otro... ―Por Dios ―Exhaló un suspiro de dolor. ―Estás empeñada en que me maten, ¿verdad? ―Todo va a estar bien ―le dije, deslizando mi brazo alrededor del suyo, mientras prácticamente lo arrastraba por el camino. ―Ni siquiera parecían sorprendidos cuando lo mencioné. ―¿Qué? ―Se quedó mirándome extrañado. ―¿Qué hiciste? ―Nada. ―Molloy. ―Nada, lo juro. ―Molloy. ―Bien ―Levanté las manos ―Ya les dije a mis padres que te invité a cenar. ―No ―Joey dejó de caminar de nuevo, y esta vez, creo que dejó de respirar. ―Dime que no lo hiciste. ―Y también les dije que dijiste que vendrías ―admití, tapándome los ojos con la mano y luego espiando a través de los dedos. Sus ojos se abrieron de par en par. ―¿Y? ―Y dijeron que la cena estará lista a la una ―retorcí el cuchillo añadiendo―Vamos a comer carne asada. Por favor, no te enfades. ―¿Carne asada? ―Pasándose una mano por el pelo, siseó ―Aoife, seré carne a la puta brasa cuando tu padre me ponga las manos encima.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Vaya ―reflexioné. ―Me llamaste Aoife. Nunca me llamas Aoife. ―Bueno, supongo que será mejor que empiece a practicar ―siseó. ―Ya sabes, para cuando conozca a tus padres. Sonreí. ―Como mi novio. ―No tu novio ―murmuró, y luego soltó un gemido de dolor. ―Dios mío, acabo de darme cuenta de algo. ―¿De qué? ―La hija de mi jefe es mi novia. Riendo, le di una palmada en el hombro. ―Sí, ella lo es.

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BOYS OF TOMMEN #3 CENA CON TONY

22 de agosto del 2004

Molloy

me lanzó una invitación a cenar con su familia que no pude

rechazar. Había estado en su casa innumerables veces a lo largo de los años, pero nunca como invitado a una cena familiar. Nervioso y completamente desprevenido para lo que estaba a punto de enfrentarme, me mantuve ligeramente detrás de ella durante todo el camino, con las manos en los bolsillos de mis vaqueros. «No la toques, me advertí mentalmente, mientras ella abría la puerta principal y entraba, y nada de malditas peleas» ―No pasa nada ―dijo con una sonrisa de suficiencia, mientras me hacía un gesto para que la siguiera a la boca del lobo. Sí, puede que para ella esté bien, pensé con amargura, pero era yo quien se lo estaba jugando todo. Mi capacidad para mantener a mi familia. Mi capacidad de procrear con un par de bolas funcionales. Sí, tenía la sensación de que ambas cosas estaban en juego hoy. Todo esto era territorio nuevo para mí.

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BOYS OF TOMMEN #3 En un instante, tenía doce años y la miraba en la puerta de la escuela, y al siguiente, tenía diecisiete, de pie frente a su casa, a punto de decirle a su padre que ella era mía. Por Dios. No tenía ni puta idea de cómo hacer que esto funcionara sin joderlo todo, porque, admitámoslo, tenía un don para meter la pata. Murmurando una retahíla de palabrotas en voz baja, la seguí al interior de la casa, sintiendo que mi ritmo cardíaco aumentaba a cada paso que me acercaba a la cocina, una cocina que conocía bien, teniendo en cuenta que había ayudado a Tony a instalarla tres veranos atrás. ―Aoife, ¿eres tú, amor? ―De espaldas a la puerta, Trish Molloy metió la mano en el horno y sacó la carne asada más deliciosa que jamás había tenido el placer de oler. ―¿Tienes idea de a qué hora vendrá el joven Joey? La carne está recién hecha y quiero servirla mientras esté caliente. ―Sí, mamá ―me dijo Molloy, dándome un golpecito tranquilizador con el hombro. ― Ambos estamos aquí. Allá vamos… ―Joey, cielo ―Trish dejó la bandeja sobre la encimera, se quitó el guante de cocina y se acercó a nosotros. ―¿Cómo estás?― Con una cálida sonrisa, me cogió de los brazos, se acercó y me dio un beso en la mejilla. ―Es un placer tenerte aquí. Reprimiendo el impulso de apartarme de su contacto, me obligué a sonreír a la rubia de baja estatura. ―Me alegro de verte, Trish ―Sintiéndome jodidamente perdido, me encogí de hombros y añadí ―Gracias por invitarme― «Otra vez» ―La comida huele genial. ―Oh, seguro que ya deberías saber que siempre eres bienvenido en esta

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BOYS OF TOMMEN #3 casa ―contestó, y luego frunció el ceño. ―Pero qué te he dicho de llevar esa capucha y esconder esa cara tan atractiva― Levantó una mano y me bajó la capucha. ―Ahora―. Sonrió y me acarició la mejilla. ―Mucho mejor. Jesús. ―Sí, Joey ―Risueña, Molloy siguió a su mamá, ayudándola a poner la mesa y a colocar los cubiertos. ―Tienes que dejar de llevar siempre la capucha puesta. ―Es la costumbre, supongo ―dije, mirándole la nuca. ―¿Puedo ayudarte en algo? ―No, no, cariño ―dijo Trish, llevándome a la mesa. ―Siéntate y relájate. Eres nuestro invitado. Te cuidaremos sin problemas. El sonido de un carraspeo llenó mis oídos, y no necesité mirar detrás de mí para saber que Tony había entrado en la cocina. ―Joey ―dijo olfateando, mientras se acercaba a la carne. ―¿Estás bien? ―Tony ―Forzándome a mantener la calma, le ofrecí una pequeña inclinación de cabeza. ―Todo bien. Gracias por invitarme. ―Fue idea de Aoife ―Metió la mano en el cajón y sacó el cuchillo más afilado que jamás había tenido la desgracia de ver. ―Ella dijo que ustedes dos tenían algo que hablar con nosotros. «Así es como lo hará, pensé mientras hacía las paces con Dios, eso es lo que usará cuando me corte las pelotas» ―Papá ―gruñó Molloy en tono de advertencia. ―Lo prometiste. Tony levantó las manos. ―¿Le dije alguna palabra fea al muchacho? ―No era necesario ―replicó con brusquedad. ―El hecho de que lo estés fulminando con la mirada mientras sostienes un cuchillo de trinchar lo dice todo de ti. Por Dios.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Escucha, Tony ―Sabiendo que tarde o temprano tendría que terminar con esto, empujé mi silla hacia atrás y me puse de pie. ―¿Podemos hablar afuera? ―¿Quieres hablar? ―Sí, quiero ―Miré con recelo el brillante trozo de acero que tenía en la mano. ―Preferiblemente sin el cuchillo. ―Bien, entonces, muchacho, tengamos esa charla. Mi jefe dejó el cuchillo a regañadientes, asintió con la cabeza y abrió la puerta trasera antes de salir. ―Aoife, quédate aquí―, dijo Trish cuando Molloy intentó seguirme. ―Pero... ―Nada de peros, jovencita ―replicó su madre. ―Ahora sé una buena chica y machaca las patatas para tu pobre mami. Me está dando un ataque de artritis. Preocupada, Molloy me miró impotente, mientras yo me dirigía a mi destino. Si muero hoy, quedará en tu conciencia, le dije mentalmente, mientras salía y cerraba la puerta trasera tras de mí. Volviéndome hacia su padre, que me miraba como si lo hubiera traicionado, y admitámoslo, lo había hecho, levanté rápidamente las manos. ―Antes de que digas una palabra, que sepas que no pretendía faltarte al respeto de ninguna forma. Suspiró pesadamente. ―Joey. ―Sé que te has portado bien conmigo ―me apresuré a añadir. ―Y esto probablemente se sienta como la traición definitiva, teniendo en cuenta que me advertiste que no fuera allí con ella, pero me preocupo por tu hija, Tony. Sacudió la cabeza. ―Joey...

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Me importa, Tony ―le insistí. ― Ella me importa muchísimo, ¿sabes? Tampoco es algo pasajero. No estamos juntos por capricho. He pensado mucho en esto―, añadí, exhalando un suspiro. ―Es mi amiga, Tony. Mi mejor amiga, desde hace mucho tiempo. No voy a mentirte y decirte que no lo vi venir, pero puedo decir sinceramente que hice todo lo que pude para evitar que sucediera... ―¡Joey! ―exclamó Tony, y rápidamente cerré la boca. ―Sólo tengo dos preguntas para ti. Oh Jesús. ―Y tómate tu tiempo para responderlas ―añadió. ―Porque sólo quiero la verdad, muchacho. Asentí. ―De acuerdo. ―Primero―. Me miró atentamente y preguntó ―¿Quieres a mi hija? Con el corazón latiéndome violentamente en el pecho, me sentí afirmar con la cabeza. ―Completamente―. Y luego me oí decir ―Desde hace unos cinco años. Vaya mierda... ―Segundo ―dijo lentamente. ―¿Ves un futuro con ella? ―No ―admití, odiando mis palabras, pero necesitando decirle la verdad, porque si alguien merecía mi honestidad era este hombre. ―No veo un futuro para nosotros, pero eso no es porque no quiera uno con ella. Es porque no veo un futuro para mí, eso es todo. La mirada dura de su rostro se suavizó. ―Oh, muchacho. Me deshice de su simpatía. No la quería y no la necesitaba. ―Sé que te defraudé ―continué, exhalando un fuerte suspiro. ―Así que no te guardaré rencor si tienes que despedirme en el trabajo. ―¿Despedirte? ―Tony frunció el ceño. ―¿Por qué iba a hacerlo?

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BOYS OF TOMMEN #3 Le devolví la mirada confundida. ―Porque me enamoré de tu hija cuando me dijiste que no lo hiciera. ―Parece que me di a entender mal, muchacho ―dijo Tony con un fuerte suspiro, mientras caminaba hacia mí y me ponía una mano en el hombro. ―Te advertí de mi hija porque no quería perder a un buen trabajador si la cosa terminaba mal, y por ninguna otra razón. Lo miré con el ceño fruncido. ―Pero yo pensaba... ―Eres un gran muchacho, Joey ―añadió Tony, dándome un apretón en el hombro. ―Un muchacho al que me encantaría ver cuidar de mi Aoife. ―No ―Sacudí la cabeza, con las cejas fruncidas por la confusión. ― En realidad no lo soy, Tony. ―Olvidas que te conozco desde que tenías doce años ―me recordó mientras nos dirigía hacia la puerta trasera. ―Recuerdo haber visto a aquel chiquillo en el taller, sin suerte y con el peso del mundo sobre los hombros. Aquel día, aquel chiquillo me pidió una oportunidad ―añadió con la voz cargada de emoción. ―Me arriesgué con ese chico y me alegro de haberlo hecho, porque el hombre en el que se convirtió ese niño es un hombre del que estoy muy orgulloso.

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BOYS OF TOMMEN #3 REUNIÓN CON MI MAMI Y PLAN DE VIDA

22 de agosto del 2004

Mis padres estaban lejos de ser perfectos, pero mientras me sentaba en la mesa y los veía abrazar a Joey, me alegraba que fueran míos. El único escéptico entre ellos era un Kev de aspecto muy receloso, que parecía tener un carácter nervioso cuando estaba cerca de mi novio. No podía culpar a mi hermano, no cuando las mismas manos que me hacían sentir tan bien casi lo habían estrangulado. De algún modo, entre broma y broma, habíamos conseguido abordar el tema de lo que pasaría cuando los tres termináramos la secundaria el año que viene. ―Suena muy bien ―dijo mamá después de la cena, cuando estábamos todos en el salón, con tazones de Vienetta en el regazo. Sí, mamá había traído el helado de lujo. ―Y estás contento con el título que obtendrás en ese curso, ¿no? ¿Conseguirás un buen trabajo? ―Por supuesto. Además, tienen un campus fantástico y el plan de estudios parece sólido, lo cual es muy contradictorio con lo que dicen en los folletos y en la página web ―siguió diciendo mi hermano, casi aburriéndome hasta las

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BOYS OF TOMMEN #3 lágrimas, mientras yo me sentaba en el sofá entre él y Joey. El mismo Joey que parecía increíblemente inseguro, mientras miraba de una cara a otra. Estiré la pierna y golpeé discretamente su pie con el mío. Sus ojos verdes y desorbitados se clavaron en los míos y le dediqué una sonrisa tranquilizadora. ―Así que, Joey, cariño ―dijo mamá, cuando Kev por fin decidió dejar de hacerse el interesante. ―Kev quiere entrar en la UCC. Aoife quiere estudiar peluquería. ¿Qué planeas hacer después de sexto año? ―¿Qué quieres decir con cuál es el plan? ―interrumpió papá, con una cuchara llena de helado en el aire. ―Terminará sus estudios y trabajará a tiempo completo conmigo en el taller. ―¿Quieres parar, Tony? ―amonestó mamá, acercándose para darle una palmada en la pierna a mi padre. ―Le estaba preguntando al muchacho qué quería hacer después del colegio, no qué quieres tú que haga después del colegio. ―Yo, ah...―Carraspeando, Joey dejó el tazón en el suelo y se volvió hacia mi madre. ―Bueno, eh, esperaba que Tony considerara aceptarme como aprendiz. ―¿Lo ves, Trish? ―Mi padre sonrió como el gato que recibió el premio gordo. ―Y no es necesario esperar, hijo ―añadió, esta vez dirigiéndose a Joey―No me pasé los últimos cinco años entrenándote para que otro tipo venga y te robe. ―Maldición ―La tensión en los hombros de Joey pareció derretirse mientras miraba a mi padre como si acabara de decirle que había ganado la lotería. ―¿Lo dices en serio? ―Lo hago ―contestó papá. ―Sólo termina este último año de colegio, hazlo lo mejor que puedas, mantén la cabeza baja y fuera de problemas, y

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BOYS OF TOMMEN #3 entonces hablaremos de negocios. ―Por Dios ―Exhalando un suspiro entrecortado, Joey bajó la cabeza y se ahuecó la nuca. ―Gracias, Tony. ―No vayas a asustarlo ahora, ¿me oyes? ―Dijo papá, con los ojos fijos en mí. ―No puedo perder a mi aprendiz si ustedes dos deciden separarse. ―No me perderás ―le aseguró Joey. ―No lo arruinaré. ―Sí, buen muchacho ―dijo papá. ―Pero estaba hablando con la señorita a tu lado. ―¿Yo? ―me reí. ―¿Cómo puedo ser responsable de esta metafórica separación? ―Probablemente porque eres un grano en el culo muy exigente ―dijo Kev secamente. ―Y a papá le cuesta entender por qué alguien aceptaría voluntariamente establecerse con semejante princesa. ―Ja, ja, puto ja ―respondí, clavándoles un puñetazo en las costillas a mis dos compañeros de sofá cuando estallaron en carcajadas. ―¿No son divertidísimos? ―No te preocupes, Aoife, cariño ―me dijo mamá. ―Papá no tuvo que pagarle demasiado a Joey para que saliera contigo. Se desataron más estallidos de risa. ―No les hagas caso, cariño ―canturreó papá entre carcajadas. ―Sólo me costó cinco libras. ―Los odio a todos ―anuncié dramáticamente, y luego agité un dedo en la cara divertida de Joey. ―Especialmente a ti, traidor.

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BOYS OF TOMMEN #3

SEXTO AÑO

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BOYS OF TOMMEN #3 ESTOY EN CASA

31 de agosto del 2004

―Tienes que hacer algo ―casi me suplicó Shannon cuando entré por la puerta principal el martes por la tarde, después de una larguísima sesión de entrenamiento con las ligas menores de la ciudad. ―¡Por favor, Joe, por favor, tienes que hacer algo!―. Con los ojos llenos de lágrimas, se aferró a mi brazo como si fuera un chaleco salvavidas. ―Hay tanta sangre. ― Por Dios, cálmate ―dije, dejando caer mi hurley y la bolsa de equipo en las baldosas del pasillo. ―¿Ahora que está ocurriendo?―Pregunté, nervioso, mientras miraba a mi alrededor. ―¿Quién está sangrando? Sollozando, Shannon me arrastró escaleras arriba, tropezando con sus propias piernas, hasta que estuvimos en el primer piso. ―Ahí dentro ―espetó, señalando el baño. ―Ahí, Joe. ―Mamá ―exclamé, con el pecho agitado, mientras abría la puerta del baño y entraba a toda velocidad. ―¡Mamá! ―No es mamá ―gritó Shannon. ―Es... ―Está bien ―dijo una vocecita, y mis piernas cedieron debajo de mí. ―No.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Todo está bien, Joe. No, no, no. ―De verdad, estoy bien. Por favor, Dios, no. Me arrodillé en el suelo cubierto de sangre y me quedé mirando impotente al niño pequeño que se inclinaba sobre el retrete y del que manaba sangre de la nariz. Completamente aturdido, sentí que mi cabeza se volvía ligera mientras me bombardeaban los recuerdos de lo que parecía una vida pasada. ―Está bien, dar ―resollé, inclinándome pesadamente sobre la taza del váter, mientras una mezcla de vómito y sangre seguía saliendo de mi estómago lleno de moretones. ―Estoy bien. ―Joey ―musitó Darren, mientras se arrodillaba a mi lado y mantenía una mano firme en mi espalda. ―Siento mucho no haber estado aquí. Tenía entrenamiento. ―No importa ―le dije, mientras el dolor de que me hubieran roto la nariz a los siete años amenazaba con consumirme. ―No me importa ―continué repitiendo una y otra vez, con la esperanza de que, si lo decía suficientes veces, podría hacerse realidad. ―No es tan malo como parece ―intentó consolarme Tadhg mientras escupía un puñado de sangre coagulada en la taza del váter. Se puso un pañuelo de papel en la nariz, claramente rota, mientras la piel de debajo de los ojos empezaba a adquirir un color marrón amarillento. ―De verdad, Joe, ni siquiera duele. ―Se fue ―se apresuró a completar Shannon. ―Creo que se fue porque sabía que volverías pronto a casa.

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BOYS OF TOMMEN #3 ―Yo volvería pronto a casa ―murmuré, sacudiendo la cabeza. ―Sí ―respondió en voz baja. ―Normalmente a estas horas ya estás en casa. ―Siento no haber estado aquí para protegerte ―me oí susurrar, entumecido hasta los huesos, mientras lo veía revolverse de dolor. ―Tenía... entrenamiento. ―No importa ―replicó Tadhg, dándome un horrible sabor a Deja vu―No me importa. ―¿Qué ocurrió? ―dije, sintiendo que el corazón me martilleaba violentamente en el pecho. ―¿Qué mierda sucedió, Tadhg? ―Papá le pegó a Shannon ―dijo Tadhg. ―Así que le pegué a papá. Escupió otro puñado de mocos ensangrentados. ― Y papá pega más fuerte. ―Dios santo ―exclamé, poniéndome en pie, cuando me invadió una oleada de miedo. ―¿Ollie y Sean? ―Están en tu habitación escuchando música ―se apresuró a decir Shannon. ―Espero que estén bien. Es el único sitio donde se sienten seguros. No estaba bien. «Nada de esto estaba bien» Me habían vuelto a derribar y estaba perdiendo las ganas de volver a ponerme en pie. ―¿Te quedas en casa esta noche? ―Shannon preguntó. ―¿O tienes planes con Aoife? ―No ―respondí, sacando mi teléfono del bolsillo y desbloqueando rápidamente la pantalla. ―No tengo planes. Joey: Cambio de planes. No podemos vernos esta noche. Te vere mañana en el colegio. Molloy: Absolutamente inaceptable, Joseph. Estoy indignada.

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BOYS OF TOMMEN #3 Molloy: Es broma. Espero que ¿todo este bien? Joey: Todo bien. Nos vemos por la mañana. Molloy: Esta bien. Joey: No te quiero. x Molloy: Yo tampoco te quiero.
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