Sartre, J.p- Lo Imaginario (1)

February 16, 2017 | Author: moscote03 | Category: N/A
Share Embed Donate


Short Description

Download Sartre, J.p- Lo Imaginario (1)...

Description

· ;-_·---::~_~.·~-

.-----·· B I B LI [

oTEe

A F I L

COLECCIÓN

FUNDADA

oso POR

FRANCISCO ROMERO

J

F I

......

eA

,~-

¡

JEAN - PAUL ~~RTRE

LO IMAGINARIO PSICOLOGÍA FENOMENOLóGICA DE LA ' IMAGINACIÓN 'TRADUCCIÓN

.

¡

DE

MANUEL LAMANA )

'o ,,¡ 1

....

~. •t

E D, I. T O R I A L BUENOS

L O S A D A, AIRES

S. A.

Título

del original

francés

Le Imaginaire Psycbolo gie phénoménologique de l'imagination (C) Librairie Gullimard,

19 60

Queda her-ho el depósito que previene la ley núm. 11. 72 3

(C) Editorial Losada, S. A. Bueuos Aires, 1964

PRINTED

IN ARGENTINA

-

IMPRESO

EN LA ARGENTINA

A ALBERT

MOREL

PRIMERA PARTE

LO CIERTO



ESTRUCTURA INTENCIONAL DE LA! IMAGEN El fin de esta obra es describir la gran función "irrealizante" de la conciencia o "imaginación" y su correlativo noemático, lo imaginario. Nos hemos permitido emplear la palabra "conciencia" con un sentido un poco distinto del que habitualmente recibe. Para las estructuras psíquicas, la expresión "estado de conciencia" implica una especie de inercia, de pasividad que nos parece incompatible con los datos de la reflexión. Emplearemos el término "conciencia", no para designar la mónada y el conjunto de sus estructuras psíquicas, sino para nombrar a cada una de estas estructuras en su particularidad concreta. Hablaremos, pues, de conciencia de imagen, de conciencia perceptiva, etc., inspirándonos en uno de los sentidos alemanes de la palabra Beunrsstsem;

,,

u 1

I DESCRIPCIÓN I. EL MílTODO

A pesar de algunos prejuicios sobre los cuales tendremos que volver muy pronto, es cierto que, cuando produzco en mí la imagen de Pedro, Pedro es el objeto de mi conciencia actual. En tanto que esta conciencia se mantenga inalterada, podré hacer una descripción del objeto tal y como se me aparece en la imagen, pero no de la imagen en tanto que tal. Para determinar las característicaspropias de la imagen como imagen, hay que recurrir a un nuevo acto de conciencia: hay que reflexionar. La imagen como imagen no es, pues, descriptible más que por medio de un acto de segundo grado según el cual la mirada se desvía del objeto y se dirige a la manera de estar dado este objeto. Es este acto reflexivo el que permite formular el juicio "tengo una imagen". Debemos repetir aquí cosas que ya sabemos desde Descartes: una conciencia reflexiva nos entrega datos absolutamente ciertos~ el hom: ' bre que, en un acto de reflexión, toma conciencia de "tener una imagen", no se puede equivocar. Sin duda que algunos psicólogos afirman que, llevado al límite, no podríamos distinguir entre una imagen intensa y una percepción débil. Titchener llega a invocar determinadas experiencias en apoyo de esta tesis. Pero más adelante veremos cómo estas afirmaciones descansan sobre un error. De hecho, la confusión es imposible, lo que se llama "imagen" se da inmediatamente como tal a la reflexión. Pero no se trata aquí de .una revelación metafísica e inefable. Si estas conciencias se distinguen inmediatamente de todas las demás, es que se presentan a la reflexión con ciertas marcas, con ciertas características que inmediatamente determinan el juicio "tengo una imagen". El acto de reflexión tiene, pues, un contenido inmedia13

tamente cierto que llamaremos esencia de la imagen. Esta esencia es la misma para todos; la primera tarea del psicólogo, consiste en explicarla, describirla, fijarla. Puede entonces preguntarse que de dónde proviene la extrema diversidad de las doctrinas. Los psicólogos deberían ponerse de acuerdo por poco que se refiriesen a este saber inmediato. Contestaremos nosotros que la mayor parte de los psicólogos no se refieren a él ante todo. Mantienen el saber en estado implícito y prefieren construir hipótesis 'explicativas referentes a la naturaleza de la imagen 1. Éstas, como todas las hipótesis científicas, no tendrán nunca más que cierta probabilidad: son ciertos los datos de la reflexión. Todo nuevo estudio dedicado a las imágenes tiene, pues, que comenzar por una distinción radical: una cosa es la descripción de la imagen y otra las inducciones que interesen a su naturaleza. Al pasar de la una a las otras se va de lo cierto a lo probable. Evidentemente, el primer deber del psicólogo consiste en fijar. por medio de conceptos el saber inmediato y cierto. Dejaremos las teorías de lado. De la imagen sólo querem,os s~b:r lo que la reflexión nos enseña. Más adelante, como los taba era tal vez más profunda que si me hubiese encontrado frente al objeto real" 15. la imagen se da, pues, como "más verdadera que la naturaleza", en el s~ntido en que se podría decir de un retrato particularmente signific::ttivo que es más verdadero que su modelo. Pero no es más que uns imagen. Por otra parte, la conciencia no afirma nada sobre su naturaleza real: ¿es una construcción realizada sobre datos actuales, una ilusión, un recuerdo particularmente vivo? Cuando la imagen está presente, no decidimos. Nos limitamos a afirmar que, de una u otra rnanera, esta imagen está ahí, ante nosotros, que se nos aparece, que esti en nuestros ojos; lo que en general se expresa con la palabra: - "veo". los Goncourt, al tratar de ser más precisos, escriben, en el corníensv del pasaje que hemos citado: "Tengo en la retina". Sin embarz>, la posición de la imagen no se hace en el campo de la percep~ión: percibir una cosa, en efecto, es ponerla en su lugar entre otras ccisas. la visión de la modorra está aparte. En general no está localizada, no está en ningún sitio, no ocupa un lugar entre los demás objetos, sino que, simplemente, se destaca contra un fondo vago. Ademá' se le conceden características de objetividad, de claridad, de indepeitdencia, de riqueza, de exterioridad que nunca posee la imagen y que ~rdinariame~te_ son lo propio de la percepción. No se propone su objeto como existiendo. Por otra parte, la imagen hipnagógica se mantiene en el terreno de la c:3-si-observación. Es lo que no hemos visto suficientemente. Sin duda cue su objeto se da con una viveza tal que, en un momento dado, ¡e puede creer que con una observación metódica se pueden apreciar sus distintas particularidades. Después de la visión que hemos c0Jnen1ado, Leroy deplora "no tener la facultad de provocar a voluntad, el día del examen, tales visiones". Suponía, pues, que, fijando la ima~en y sometiéndola a una especie de análisis, podría enumerar sus di,ersas características. Pe1o, de hecho, el objeto nunca enseña nada; se da por entero y a la rez no se deja observar. leroy observó al cabo de algún tiempo que "ll abundancia de los detalles, la riqueza de la visión eran ilusorias". Sólo nos figuramos, pues, que la imagen es rica; lo que evidentemente significa que todos los detalles de la preparación anatómica, que a¡arecen con tanta fuerza, no se ven. Más adelante veremos que Alain, en el Sistema de las Bellas Artes, desafía a cualquiera que 15 LEROY,

op, cit., pág.

28.

54

~enga una imagen del Panteón en la cabeza a que cuente en esta imagen las columnas de la fachada. Este desafío sirve igualmente

para las imágenes hipnagógicas. Por lo demás, estas imágenes tienen un carácter "fantástico" 16 1ue proviene del hecho de no representar nunca nada preciso. la le; rigurosa de individuación no vale para ellas. "Cu~ndo había disecado, con asiduidad, durante una parte de la tarde, mi preparación había cambiado de aspecto a cada momento no sólo~ _cau~a del trabajo de mi escalpelo, sino como consecuencia d; las modificaciones de la iluminación, de mi posición, etc. Ahora bien en _pres~n~ia _de mi vi:ión, por la noche, hubiera sido incapaz d; decir, ru siqme;a aprox1mad~me~te, .1ué moi::iento, qué aspecto particular: reproducía el~a: la iluminación pa~ttcularmente era siempre, en cierta forma, teortca, extremadamente viva, y recordaba más bien la de las planchas ~oloreadas de un hermoso atlas que la iluminación real y a veces mediocre del pabellón de disección" 11. De la misma manera que escapan al principio de individuación, escapan a las ~emás leyes de la percepción; por ejemplo, a las leyes de la perspectiva. Obs. XXVII: "Estoy acostada ... Veo a una mujer pequeña que anda ... Vi_ene hacia mí ... No crece al acercarse, pero el color rosa de sus medias se vuelve más vivo" .18. Muchas veces ni siquiera podemos dibujarlas. . "Veo claramente dos de las varillas de la sombrilla, lo que no tiene nada de anormal, pero la tercera tendría que quedar oculta por 1~ tela, y por la ~himenea, objetos no menos opaco uno que otro, y aun asi la v~o. Si~ embargo, no la veo por transparencia; ocurre algo que no es ni explicable ni dibujable" rn. Por lo menos, podría decirse, hay que observarlas un momento, aunque sólo sea para determinar lo que representan. Pero es un error. De hecho no se ha insistido lo bastante sobre esta característica esencial de las imágenes hipnagógicas. Nunca son anteriores al saber. Pero de pronto estamos bruscamente invadidos por la certeza de_ ver .una rosa, un cuadrado, una cara. Hasta entonces no poníamos cuidado;. ahora, s~bemos. Es una lástima que leroy no haya estudiado a sus sujetos segun este punto de vista; sus excelentes descripciones 16

LEROY,

op, cit., pág. 32.

17 lo., ibid. Ver también

passim. Por ejemplo, pág. 17: "una banda Iuminosa cuyo color no puedo dejinir", etc. 18 lo., ibid., op, cit., pág. 58. 19 In., ibíd., pág. 86. .

55

• habrían tenido la ventaja de ser absolutamente completas. Apenas si encontramos aquí y allá observaciones como la siguiente: "En un momento determinado, teniendo los ojos cerrados, veo claramente a una mujer que sierra madera: aparece enteramente, como de una sola vez" 20. O también: "Aparecen poco a poco una serie de líneas ligeras en sentido transversal; las flores se ordenan al tresbolillo, de manera tal que sus extremos superiores queden cerca de estos hilos. Súbitamente, veo que las líneas en cuestión son unas cuerdas y que las flores se han vuelto calcetines que están secándose; e inmediatamente veo también las pinzas de la lavandera con las cuales se sostienen los calcetines" 21. De hecho, según mis propias observaciones y las de varias personas a quienes he interrogado, hay que hacer una distinción radical entre la manera de aparecer una cara en la percepción y la manera que esta misma cara tiene de darse en la visión hipnagógica 22. En el primer caso, aparece algo que después se identifica como una cara. Alain, como tantos otros filósofos, ha mostrado cómo el juicio rectifica, organiza, estabiliza la percepción. Este paso de "algo" a "tal objeto" ha sido descrito muchas veces en las novelas, sobre todo cuando están escritas en primera persona. "Oí -dice, por ejemplo, Conrad (cito de memoria)unos ruidos sordos, irregulares, crujidos, crepitaciones: era la lluvia". Si tenemos la costumbre de percibir al objeto que aparece, si la percepción es clara y nítida (particularmente si nos la proporcionan los órganos de la vista), el intervalo se puede reducir en una proporción notable; no es menos cierto que la conciencia tiene que precisar el objeto, pudiendo ser esta precisión tan rápida como se quiera, y que el objeto está ahí antes de hacerse. En la visión hipnagógica esta separación de principio no existe. No hay precisión. Pero de pronto aparece este saber, tan claro como una evidencia sensible. Tomamos conciencia de que estamos viendo una cara. La aparición de la cara forma una y la misma cosa con la certeza de que se trata de una cara. Esta certeza, por lo demás, no comporta el conocimiento del momento en que el objeto ha aparecido; 20 LEROY, op, cit., 18. Cf. también pág. 18: "De pronto noto que veo un coche deteniéndose delante de mí". 21 Esta misma observación muestra además que el saber puede preceder a la imagen en algunos casos. 22 Cf., por ejemplo, Qnatre-oingt-un cbapitres sur l' Esprit et les Pussions (Ochenta y un capítulos sobre el espirite y las pasiones).

56

a de.cir verdad, la reflexión clara puede mostrar que ese momento es precrsamente aquel en que nos hemos dado cuenta de que estaba ahí. Pero, en la conciencia hipnagógica, el objeto no está propuesto ni c?mo_ apareciendo ni como ya aparecido: de pronto tomamos conciencra ~e que vemos una cara. Es esta característica de la posición la que tiene que dar a la visión hipnagógia su aspecto "fantástico". Se da. como una evidencia brusca y desaparece de la misma manera. Estas observaciones permiten comprender que, en la modorra, estamos ante conciencias imaginantes. Falta saber cuál es su materia; cuál es, en el seno de estas conciencias, la relación de la intención con la materia. Para muchos autores, esta materia está dada por los fulgores entópticos 23• Sin llegar a una conclusión, Leroy les objeta la relativa independencia de las imágenes en relación con los fosfenos 24. V amos a tratar de mostrar que estas objeciones sólo se refieren a una determinada concepción de la relación con los fulgores entópticos, Pero, para llevarlo a cabo, tanto según nuestras observaciones personales como según las de los autores citados en nota, es necesario volver a hacer desde el principio una descripción general del estado hipnagógico. Vamos a empezar por donde acaba Leroy, citando su excelente conclusión, ya clásica. "Lo que caracteriza a la visión hipnagógica ... , es una modificación de conjunto. del estado del sujeto, es el estado hipnagógico,' la síntesis de las representaciones es en este caso diferente de la que es en estado normal; la atención voluntaria y la acción voluntaria en general sufren una orientación y una limitación especiales" 2°. Esta expresión de estado nos parece la única criticable en este texto. En psicología no hay estados, sino una organización de conciencias instantáneas en la unidad intencional de una conciencia más duradera: "El estado hipnagógico" es una forma temporal que desarrolla sus estructuras durante el período que Lhermitte llama "el adormecimiento". Lo que tenemos que describir es esta forma temporal. El estado hipnagógico está precedido por notables alteraciones de la sensibilidad y de la motricidad. Leroy pretende que sólo son abolidas •

23

nt,lifa sugiere en uo sujeto .. la conciencia" (sin palabra) de una dirección hado algo determino do por lo que se puede trepar". Revela que lo. montaña no estft concebida como una realidad in-

tuitiva, sino como cierta r,gla. Es lo que

n1udtr1

roncic:ncia ele r1/11tio11,1. Naturalmente, ci una conciencia vncí1 porque fa materia sensible 110 cstd pensada en ella sino por fa fuerza de 1

término, de soporte de las relaclones, Por ejemplo, el azul del cuadro no est~ pcn,aJo sino como "cuarto color fondomcntal". l!I saber puede ser ron detallado como se quiero, ~uede comprender a una multitud de relaclones diver.sas en uon sintesi, compleja; putck, tr•t.r de apre· hende, relaciones concretas entre objeto, individuales (por ejemplo, el señoe Lebmo me puede ser dado como "primee íu1,cionario de Francia"); puede preceder al juicio o ooompaliulo; hasta puede m unido • un sígoo o • un ¡¡rupo de signo.; no por ese dejo de ser Vl.l.(11

deisignüicado.

1 801111111, TM11.,h,11 M11.d Probl,m, ~" ,;,,,, P11'IN>lt,_,1,Jn D,,,J,,o,. lfing,, 1, IJel>er Cect,nkCto de la 1fedividad en b constitución de estos csquanas. A propósito de esto, c,crtbt Bcrgson: "Cuando quiero rccordu un nombro propio, me diriío primero a !,. impresión gcner:a.l que he gw.rd.tdo de ~l. es .tia quien tendrá el p•ptl de «esquema dinámico»" "· Y añade: ·• ••. s,¡U .coa la impresión gmcrsl que me habi. quedado. Era una impresión de extr.1ñcu, poro no de cxtroiicu incl imaginante. No podemos •ccprar esta distinción radic.tl de l~ i'."agen y del esquema. Si no, tendrío,00$ que a¡,,roder nuestm ,magenes como nuestras percepciones; pan eso babrla que obse"'.u~s_; para observarlas ,,ccesitilrfamos 1011 esquemas, y as( hasta el 1nf1n1to. Además esta concepción de I• imagen como "represen!lción .... cu-

yas partes se yuxtaponen" nos parece que adol~e de la ,lus_ión de inmanencia. t.s portes se .yuxtaponen 111 l hecho P""' tras su espesor, Es lo que muestra el ejemplo que p hcmo:s ciudo: "Con la ~>bra tl•eo el sujeto SI, o conceptual de 11! naturalcu que hubicri podido engcndur una impresión visu•I: lie penudo m Jgo brgo y puntiagudo." Si el saber no estf. dado como conctptual, es que se afian• como espero de lo Al no tener otr1 cosa, da su contenido como "110 largo y punti,gudo. Evidentemente se tnta de una mochfiación ndic,I de la intención. El saber puro es prcobjctiwo, por lo menos cuando no son -: toda conciench es concienci• d, algo. En una p,fabra, los sentunicntos tienen intenciotulidades tspeciales, represenr11n un:a rniocm -mue ocru- de tr11J1Jrrlldn1,~ EJ odio es odtO d1 alguien, el amor es amor J, alguien. JUMS decía: ouprimid l2s manifcst>e~es fisiológica, del odio, de b indignxión y sólo qocbse,v.ación. Esas manos esd.n ahl: el saber que las penetra me 1.. da como "m.nos de tal pe,,ona, manos blancas, etc.", al mismo tiempo el sentimiento reproduce en el plano •ícctivo Jo que hay de inefable en 1.., $CD$l· ciooes de bbncur,, de fittcza, etc.; cb a este sahtn0$l.

=••dos, ,..

,,,¡

p,...,,,1

degradado el "algo" que trnw de alcanzar. Pero, Po' otra parte, obtiene

su sentido, su alcacel su valor, de unas intenciones que tratan de

alcanzar impresiones visuales: ella mis.na b.a sido esperada, tcc.ibida como impresión visual. Sin duda que esto no basta para hace, de elle un> impmión de la vista, peco tampoco hace falt:i mis paca darle un somido visu:il: esta impresión kinest6ica provi.st,. de un sentido visual funcionada, pues, como un analogon de una forma visual, yJ cuando se deslice en el pasado, será con la forma de uea impresión

visual. Siil, embargo, el tiempo corre, el movimiento :alc:anza su fin. Este saber retenooosl ha oumentado considerablemente; la mayor parte de la lr:iy«toda. visual se alcanza por él. Pero siempre tiene su ¡,11010 de opayo en 1• sensación presente: ella le confiere pcr sl sol, un• especie de realidad. Cuando hoy., desaparecido b última jmpresién, aún q11edar1Í como una estela, un saber imttgin::i.ntc consciente de haber sido cumplido, y luego, al íaltule sostén, este último rasgo desaparece: entonces es una retención global, Hemos supuesto hasta aqul que to., gcS!Os de mi mano se lucfan al azar; en tgJ caso el saber apenits 5¡ e, contempordneo del movi· miento. Pero Podernos concebir casos en que el saber esté dado a111es que el rnovimlento. Entonces el movimiento tiene como función CX· plkitar el snber. En un principio I• forma está ncla e incompleta· mente diferenciada. Poco • poco el saber protencional se rnmb111 en retención¡ se clarific:a y se prCCÍ$J; :al mismo tiempo trata de aloniar una in1prcsi6n concreta. que 11,ab.i de exlstir. La relación entre 11 pro-· tendón y l:i retención se vuelve cd•dón de equivalencia y después se invierte. Estn lenta dorifíCllcíón del saber, que no puede tener lupor sin que en esta oca~ión uni scns11Ción presente CJiga en el pasado, acaba por doc un1 dirección ni movimiento: el conjunto del fenómcoo es irreversible, l!s lo que se produce cuando decido triur un ocho con el dedo. ll., también el caso de los e1CUtU. Pero IM fenómenos ebbr.t. Pero, recíprocamcotc, sa:í2: un error identifjcu :a la concicnt iJ ·k· p:,labra con la de imagen. L2s paW,r.ts del lengmje interior nn ""' in:úgenes; no h,y ca.si imigenN vc:rbale.s, o enton(t'S. si la 1,o1l.thr-.1 es imagen, es que dejo de dosempciw la función de signo. lis ·"i como ioterpn:mlaroos el aso en que el sujeto pretende '\-, 1" pal:>bm escrita, con lelabru ""ri1,con su propia ldB". Como de heI DE LA PALABRA EN LA IMAGEN MENTAL

Las palabras no son imágenes; la función de la palabra como fenómeno :>nJStioo y óptico no se parece en nada a la de este otro fenómeno ñsíco que es el cuadro. El único .rasgo común entre la conciencia Je signo y la de imagen es que ad-a una, a su manera, trat.1. de akanzar i un objeto a través de otro objeto. Pero en la una el objeto intercalar funciona como n1Mlqgon, es dede, imple que, prtcis>mcnte, es ese saber el que la con>litu¡-,·. !\1

41 CttcmOJq« los prttffldidos ''.,iJuakt .. o "'auJ.iti"o,"' »ólu ~uu ILC'Utn q\Je no ,e Al,it., obknu muy bim y q..sc ddtls ck la im.,,¡..'\n 011 11 .. 11 "'''" 11 p.iJ.abra real. qi.,c d ~amicoto.

109

el lenguaje nos enscfie algo, sólo puede ser, pues, Po< $t1 exterioridad. Y lo que hace que podamos leer nuestro pe,>S31llicnto en esas (cases es que los mecanismos según los cuales se disponen sonidos y palabt2s en parte son independ.ie.ntes de nuestra conciencia. En um frase en Imagen C.1111 po, el contrario esta resistencia que precisa y enderece al pensamiento. La imagen se modifica scgúti nuestro saber y, &I faltar esta resistencia, el sabee sigue siendo to que es) mis o menos indiferenciado. Une frase en imagen no es nunca, pues, un fenómeno observable, y recíprocamente. una frase del lenguaje Ilamado "interior" no podría ser una imlgen; el signo siempre mantiene cierte ezterioridad. Lo imagen (mental o no) representa una conciencia plena y que de ninguna de las mancrns podría formar parte de una conciencia 1n.ás vasta, Por el contrario, la conciencia de signo está vacía. Sin duda que el signo tiene una exterioridad que carece de analcgon afectivo, pero la intendonalidad de significado no recae sobre él: a tnvés de él trata de akanz:u • otro objeto que no est:l unido o.l signo siao por una reln.ción externa, Como consecuencia, una conciencia slgnifioantc puede hJJpltlarse muy bien, es decir, puede entrar en una slntcsis nueva -cone:icncUl. de percepción o conciencia de inugcn- a tirulo de estructura. Memo, •isto que cu,ndo el saber entro en composición con la níccti,•id11d, sufre una degrndación que, peecisameete, pennitir:í que se ünplete. Pero las palabras con las cuales podtfa csur unida no por eso desaparecen. V•n • desempeñar su función en la conciencia im,ginnnte: e, que ío,m,n las articulaciones del saber, gracias • ellas sale de s11 indistinción primera y puede buscar en ti analogon un• plumlidad de cualida~s diferenciada~. No habrin pues que darlas -uales", que las "11, si .,., uata de imAgenr lo menos es lo qae cree el sujeto- de fa extcn· :;i6n real. Pero, precisamente. los sujetos más empeñados to :l.Íicmar que "vea" sus imágenes mentales no opondrán ninguna díficuítsd pata admitir que no tienen ninguna de las ai~~cr[sticas ~t la lmagen ~ipnngégics. No están localizadas en extensron. En relecén con esttt sille, con esta mesa ante la cual estoy sentado, no cstán en ning,ma. ¡,art~. Como "1 palabro "ver" tomada en todo su sentido equivale a "ver en el espacio", los sujetos no podrían querer decir que las im.lgffles les están dadas por medio de los ojos. Ni tampoco, naturolmente, de 101 nervios o los centros ópticos. Taine habí:t visto, en efecto. qu(' si la imegen e-stá producida por un centro cerebral funcionando '-l!mo en 1:a. percepción, tiene que ser localizad« entre las otras percepciones. Y, dentro Je esta hipótesis su teeeía de los reductores es l• úaica lógirn. Oesgrociodamcnte, ne se •justo o los hechos. to imagen, ror naturaleza, $C da como desprovista de lornlizaci~n en el espacio real, Pero entonces. ¿cómo se puede entender esta ·afirm:ación tan (recuente.en 10$ sujelos, "ven mis i,n:tgcnes"? Ver unt imagen de perro, por ejemple, sería poseer "en" su conclencia cierto contenido psíquico compuesto de sensaciones visuales ( color del pelo, formo del .tisft. ccrla a esta conciencis que tiende lucia el gris, ¿ocaso no es present1tlc un griJ menor. un gris sio exterioridad, fantumal, y qu< de seruibl< oo manmidrla mis que su indefinible rutun.leu de gris? Tal es el origen de b ilusión ele inmanencia; o.! trans¡,ortu al ,,,,./ogon las cu•licbdcs de la ros., que rcp=ti, se ha consutuido pata h concicnci.a imaginanto de cabello rutn.ño con un tbrigo pank> y uu pmtalóo .:izu1. Despué$ se les pidió c¡ue dijesen el colar de l,w ,lil,· remes ob¡e!os. He aqul las rcopucstu: d1

l. -Pan el p,ru>lón uuJ: Niño1

uul

. 11 \ºCCCS

amarillo

..

gris

2. -

verde • . • . • . . . . . . .

. 20 ••

pedc

.. P;ara

)

4

pudo ........•....

am.uillo •.••••••... gris ..•••.........

..

rojo . negro ....•.•••••

te l'J 1 7

\PI"'

•• •. ..

..

~ 3 •.

el abrigo pudo: Nmo1

28 ·~

azul

azul

verde 18 " sris , . . . . . . 13 " roja 20 " amarilla . . . .. . . . . . . 2 ••

verde gris rojo

, 21 ''"'' 12 l!I

" ..

9

··

Es imposible .suponer que los calares "azul" y "pardo'" sub.r que es oqul donde J'lach ., mu decididamente insuficiente. Poco mú o meno,, ~ limita • h:tcet del esquenu •imb6Jko una crcadoo de la "Spl1,1ereobewusstscin"•. ··e,, to sunu, en el plano de J, conciencia de ditteeión sin pal•· bras, ese estadio donde nos es(oaan,os por erli de haber economizado las F.bbras. Podemos, pu~. afirmar que existen dos dues de comprensión: uno eompm11i611 p11ra (se apoye o no en signos) y una tt11npr,n1idn ron imAg11111 ( que, por lo dem:ls, puede tambifo hacer o no hacer 11so de las palabras). Como no podemos admitir que 3ttttr como Jimdo el Renacimiento. Sólo que esta manera ti, ter del Renacimiento no podría tener I, pureza de la de un esquema simbólico. En el csquerru, en efecto, las determinaciones esp>ci.ales no tifflcn más sentido que el del ron, cepto que representon, o, si :IC,150 tienen un signifiado propio (flor, obttro que golpea con un nunillo), este significado no tiene vdor sino clc:ntro de los límilCS del concq,to simboliudo y como un medio mis de vol=lo presente. Pan el David, por ir. Esta esatua de Miguel Angel se me da como el O,vid que he visto durante mi viaje a Italia, como la obra de un escultor de quien coooico otru obr.u, como una produccióc, artística ~ue puedo duificar entre otu.s, etc., y, finalmente, como un KOOtccitnocnto único de mi vid.,, • partir del cu.! podrb reconstruir toda un2 atmósfera. toda una época des, apattcida. Desde luego c¡ue esto oo e,ti explicito, sino que es un sentido afccth'O que podtia set dcswollado. Pero es suficiente 1»ro que este David que, en cierb forma. ti o timd• ., ,,. "el Rcn:i-'(lal arnstnri unas con.sccucnciisdiferentes pan el CUl$0 ulterior de la conciencia, "'8Ún sopone &ta con esfuerzo este cncadenamicnco y crate de librusc de él, o $égún se deje absorber por la ima¡¡cn como el agw por la En el primer caso, el sujeto, en el momento mismo en que íorrn• la ima¡¡cn, tiene contienda de 1, insuficiencia de c,1e medio de fffl"" y trata ,-. de librarse de él. He .u¡ut, por ejemplo, uni interesante obxn·a('i6n dcl 5Cft0r R. A., ca.te· dnítico de íilosofü: "'He tenido b impmión de akannr la plena comprc,uióo del peruamicnto cseoodo_ • bs estructuras ideal .. y si no se propone una ,nde¡x,ndencia relill1vo. de las unas en relación con IM otras . .Esto sólo se produce en la •ct.itud que hemos descrito en la! p:lgi~a., precedentes, cu•ndo. el su1eto, ia.unquc esté en li actitud ,rrcfloova, mantiene una especie de va,go recuerdo, de saber vado en cuanto • lo nttur,ileu de la idea pum en gencr:t.l. Pero en la Inmensa m•yorfa de los cosos la eittuctura o1.1tcriol se da como ,i,fflio la estru, en su natuta!= espacial esti dado corno ri¡..'Uru·

samente idmtico al desarrollo de 11 idea. El peligro es visible: basta una lig,:n prefcrcná:i, b3su coasidcrar w, instaale por sí mismas • Ls relaciones es¡,acwcs del quema }' dejar que se afiunen o se modifiquen segíin l.u Jey,,s propw de la espacialidad: el pe,u>micnto se hoerce irremediablemente, ya no seguim0< la idea di~u; pen· s.mos por analogía. N0< Ju porecido que esta degttd,ción insensible del pensamiento ca una de w ausu de error mis íre, por ejemplo, un.u bolas b112Jda.s al Rice. Siente entonces en sus mi':'• toda.s, se qumese rcnu~· ciu a esto ser de ra?ho que e, la srns.món rur1. Podríamos d«ir entonces, con Hume!, que I• pcmp~pac,al. Ahou bien en la constilllción mim>a de este objeto entra un1 multitud ,k intc~cionc, vac:las que no pro~n nun'Os objetos, sino que dcter minan al objeto pttscnle en n,bción ~· upeeiones esp«iales, ttmf'?ra!CS que, sin duda, tiena, un aspttt seru,bfe, pero qu• SC()pio. Pero también sé que lu nuens cualid.aclcs que ,,,.reicao no est.ln p en el objeto "" cot•do implicito. Se aiudirin s:intttica.mcntc a ll y será nt(CS;tria una intención par11· cular de mi ronc.itnda !;"'"' afirmar que el nue,·o objeto que se mo aparece es también d antiguo vÍ$!0 con un nue,,o asptante ~. pue,, dctcnca la e,wtenda del objeto irre.il, no estoy •mstrido a pó'lr de mi • la cpliaadón de sus cualicud, c¡ue wu percepción, aunque de la miffltl naturalcz.,. A nosotros, que desde su origen hemos diJtinguido entre la conciencia imagj,,mte real y el objeto irreal, resulta imposible odmitir UOA rebóón causal c¡uc vay, del objeto a la CX>ocicoda. Lo irreal no puede ser visto, tocado, olido, sino irre-almcntc. Rcdproa· mente, no puede actuar sino sobre un ser irreal. Es, sin embargo, indudal>le que Jo.. dútintos reflejos citados tienen lu~r cuando se oonstituycn ímigcnes. Pero en toda imagen hay una c11n\bi1r de opinión. No es ra, los desarrollos i-enores de mi estado afectivo estin pr.-.istos, y tod2 la ewlución de este esudo depende de mi previsión. No es que le obcdczá sianprc, pero CWJ>do no le obedece tiene la coocicnca de desobedeced.e. P~ _sobemos po< Olr, parte que el objeto irre,1 no puede cjcrcrr un•. •moo ausal; con 00;" palabro,, el objeto ir=I no podrb produar esta temur.1 que qurcro \'Olver a cnrontnr. Una \'CZ m:onsti· ruido_ el objero ir#real, me rengo que dctcnnioar yo a mí mismo p:.ra ~r horn~ ante el. En, una _pabbra, ","Y a •firmar que el objeto 1trcal ~.,. .abre mi, •uu ten.1mdo conc,cncia de que no h•y. Je que no pod~,. haber ninguna acción real, y qu. mt crispo p:112 remedar esta acoón.• T•I vez apunca un 2:ntimicn10 qut llamué remur1, 01 el que quer.re recon«er el impulso de •fff· Pero ya no es un "afecto" en el sentido de que el ob¡tt.\ tam~,éo •qui pot entero en 1ctividad, por Or el conteario, cstn ternura ar~rccc ante todo como fin, aunque Je u'na manera mis o menos cJ;im¡ el saber refle-:rivo precede, pues, :il sentimiento mismo y c1 sentimiento estó. coosidcntdo en su form:i rcñexivn. Además el objeto está repeedoddo precisamente Pª" que presoque el sentimiento. E11 una palebre, ccooeemos ya su unión con este estado •fectivo y hacemos aparecer •I objeto en tanto que • su objeto; yo me euter•b.1 taciooes porque no se desbordacin de sus definiciones. ya que encttmcote limilacb.s por el saber que teocmos de ellas. Al mismo tiempo se ha J,srad,,J" el sentimiento, porqu,, su riqueu, su Frofundid1d in•gotible pnwcnlan del objeto: siempre había más por •mar en el objeto de lo que ,amob,. de hecho, y lo sabía, de m>.nefl que el amor, tal y como se presentaba f rc>te • lo real esuba bajo la unidad temilin de una idea en el sentido k1ntiano: I• idea de que Annie como re11id1d individuo! es inagot>ble y c¡uc, corrclalivamcnte, mi amor por ella es in,gorablc. El sentimiento que en todo momento se superaba • si mismo estaba, pua, rodeado par un halo ele ¡,osibilidades. Pero c,w posibilibcr que se respira. Pere puedo p1111M que hablo oin sabri q., ~i•11so 'fN• hablo. Por consiguiente, el recurso de lo que Uom• ug•cl~la int,o,. peccíén ( es decir, "la orientnción" del sujeto hacia el problema psico· lógico y I• pane que tom, en I" solución) en los sentimiento, ( de influencio, de imposición de olucin,ción), en la disminución de I• vigiluncia, oo podria alcanzar al hepuecer sino como ooatopute de un JcbiliamÍfflto del sentido de lo reaí, Nos lo n o hacer ptcsentir un, simpk obsecv~dón. 1.ag:ime. ~serv• que "en algunos usos, ningún chio fcnomrnol1>g1to p>"'-< dl5tinguu a b palabra dienado de la pahb"' normal; el cnfenuo_ ~ '.le golpe que no en él quien babbba, como s, lo hub....,.. decidido, sin que se puedan aprehtndcr los datos concrdos que ddcrminon y moti,·an su dccisl6o". Cic. • w, enfermo, Paúl

L. cuya voz "sigue siendo I• misn12 cumdo le h:i.bbn los ocr5, pero (que) cuando son ellos los que h>blan y cuando es 8". Naturalmente, se trata en cote caso de. una de esas alucinaciones mouitt!: q~, por mis de una ruón, nos mteICSln menos. Pe«> respecto a ellas podcmos phnte>rnos la siguiente pregunta: si Paúl ,,,¡,. brusarncnte, sin umbiu de "°1 y "com si lo hubiese decidido", q, Se: da tn su esttUCtur.i m.isrn:2 como anti-tc,nitico, es decir, como no puede procum el tenu de una concmtrxióo de la con·

1:

enfc=:o

•!So ~,,. c1cnc1a.

,,:r

Expliquéraon0>: toda pertepci6n se da como pudiendo obur· ""'.•; todo ~,eoto se .d• como pudiendo ser mt.ht.Jo, .. decir, tenido • di,tancu y conmk™'• • buscar pus par> curanc do la lopr• que le había contagiado ,u ama; tenla quo ser d pus de una mujer que amase. La dutmiente tenla durante todo ol sueño la ímpresión de /ur el ttbto de las a\'COturas del c:scll\'O. En ninsún -nto dcsernp
View more...

Comments

Copyright ©2017 KUPDF Inc.
SUPPORT KUPDF