Sangat Singh Bains - Un Estudio Sobre El Diezmo, Las Ofrendas, Dar Alegremente...

March 21, 2024 | Author: Anonymous | Category: N/A
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Un estudio sobre el Diezmo, las Ofrendas, Dar alegremente Y La Utilización apropiada- Planes para la Edificación y la Expansión de la Iglesia de Dios

Sangat Singh Bains TRADUCCIÓN ESPAÑOLA: JUAN LUIS MOLINA

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I INTRODUCCIÓN Muchas gracias por tomarte el tiempo participando en este estudio sobre el Diezmo, Ofrendas, Donar con alegría de corazón y la Utilización Apropiada – Finanzas Bíblicas. Este estudio no ha sido diseñado para ser la última palabra en materias tales como el diezmo, ofrendas y otras formas de compartir libremente. Ese es un tópico increíblemente voluminoso y con muchas vertientes. El intento de este estudio es observar cómo Dios ha financiado las actividades de Su pueblo a través de los tiempos. En el Antiguo Testamento, así como en el Nuevo, esto se nos muestra claramente cuando vemos que todos los caminos del dinero y de las ofrendas iban a dar y acababan en el templo, es decir, en Dios y para el soporte de Sus ministros así como a suplir la necesidad de cada creyente en ambas administraciones. El estudio de esta materia en el Nuevo Testamento nos da una luz añadida y la nueva luz, la doctrina correcta para honrar a Dios con sustancias y dinero. El propósito de este estudio es también asesorar a cualquiera que desee vivir una vida más que abundante a través de utilizar apropiadamente la verdad de la Palabra de Dios con respecto al diezmo, las ofrendas, y el dar de corazón alegre. Esto se ha llevado a cabo en este libro dando primero información de las verdades referentes al diezmo, ofrendas y el dar de corazón alegre y libremente, comenzando desde el Antiguo Testamento, una vez que provee las bases para la presente administración, y después, debajo del punto de vista del Nuevo Testamento. A seguir, ayudando al lector a adquirir un conocimiento de estas verdades en la Palabra de Dios, todos están capacitados para llevar a cabo las instrucciones que Dios ofrece con fe y con amor, para que: 1º Pueda manifestar por experiencia práctica la abundancia de Dios en su vida; 2º Los ministros de Dios y la Iglesia puedan tener abundancia para llevar a cabo las buenas obras; y 3º Las necesidades financieras y materiales de los individuos de la Iglesia puedan ser suplidas por la Iglesia de Dios. El último propósito de este estudio será permitir al creyente renacido del espíritu de Dios entender la bondad de Dios, para que, en respuesta, pueda amar y adorar a Dios nuestro Padre que cumple todas las cosas por nosotros a través de Jesucristo nuestro Señor.

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II. El corazón generoso demostrado por David – Siguiendo la Huella del Dinero Al comenzar este estudio sobre el Diezmo, las Ofrendas, el Dar con alegría de corazón y la Utilización Apropiada, me gustaría pasar a ver con el lector el corazón de las ofrendas, y, a quién y con qué propósito, un individuo daba de sus sustancias y dinero en 1ª Crónicas capítulo veintinueve.

Antiguo Testamento: Cuando el rastro del dinero era el correcto en el Antiguo Testamento todos prosperaban. Cuando no se hacía correctamente conforme a la voluntad de Dios, como sucedía frecuentemente, nada bueno ocurría. El flujo y la corriente de las finanzas eran un fiel y exacto indicador del corazón de las personas. Cuando líderes como Moisés, David, Ezequiel y Neemías se encontraban presentes y activos, las personas daban generosamente de corazón y el Templo, los Levitas y sacerdotes gozaban de gran abundancia. Consecuentemente, las personas y la nación eran prosperadas y protegidas de todos sus enemigos. No hay registro alguno en la historia del hombre que iguale la prosperidad de aquella minúscula nación monoteísta cuando actuaban en conformidad con la revelación de Dios. La única razón para la existencia de aquel país era el templo y el Único Dios Verdadero, y toda vida y objetivo giraban alrededor de aquel templo cuando los Judíos hacían lo que estaba correcto. Observe lo que David consiguió acumular en un periodo de cuarenta años.

1ª Crónicas 29:1-21 Después dijo el rey David a toda la asamblea: Solamente a Salomón mi hijo ha elegido Dios; él es joven y tierno de edad, y la obra grande; porque la casa no es

para hombre, sino para Jehová Dios. 2 Yo con todas mis fuerzas he preparado para la casa de mi Dios, oro para las cosas de oro, plata para las cosas de plata, bronce para las de bronce, hierro para las de hierro, y madera para las de madera; y piedras de ónice, piedras preciosas, piedras negras, piedras de diversos colores, y toda clase de piedras preciosas, y piedras de mármol en abundancia. 3 Además de esto, por cuanto tengo mi afecto en la casa de mi Dios, yo guardo en mi tesoro particular oro y plata que, además de todas las cosas que he preparado para la casa del santuario, he dado para la casa de mi Dios. 4 tres mil talentos de oro, de oro de Ofir, y siete mil talentos de plata refinada para cubrir las paredes de las casas; Un talento equivalía a más o menos 35 Kg. que era el peso correspondiente a lo que un hombre podía razonablemente cargar y transportar. Así que, un talento de oro en los días corrientes, valdría entre 490.000-600.000 dólares. Haga la cuenta. Solamente en oro sería entre 1,47 a 1.82 billones de dólares. Observe el resultado de la acción que David emprendió de corazón.

5.oro, pues, para las cosas de oro, y plata para las cosas de plata, y para toda la obra de las manos de los artífices. ¿Y quién quiere hacer hoy ofrenda voluntaria a Jehová?

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6 Entonces los jefes de familia, y los príncipes de las tribus de Israel, jefes de millares y de centenas, con los administradores de la hacienda del rey, ofrecieron voluntariamente 7 Y dieron para el servicio de la casa de Dios cinco mil talentos y diez mil dracmas de oro, diez mil talentos de plata, dieciocho mil talentos de bronce, y cinco mil talentos de hierro. 8 Y todo el que tenía piedras preciosas las dio para el tesoro de la casa de Jehová, en mano de Jehiel gersonita. 9 Y se alegró el pueblo, por haber contribuido generosamente, porque de todo corazón ofrecieron a Jehová voluntariamente. 10 Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, OH Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. 11 Tuya es, OH Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, OH Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. 12 Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar a todos. 13 Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. 14 Porque ¿quien soy yo y quien es mi pueblo para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. 15 Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura. 16 OH Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo. 17 Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti

espontáneamente. 18 Jehová, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel nuestros padres, conserva perpetuamente esta voluntad del corazón de tu pueblo, y encamina su corazón a ti.

19 Asimismo da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos, y para que haga todas las cosas, y te edifique la casa para la cual yo he hecho preparativos. 20 Después dijo David a toda la congregación: Bendecid ahora a Jehová vuestro Dios. Entonces toda la congregación bendijo a Jehová Dios de sus padres, e inclinándose adoraron delante de Jehová y del rey. 21 Y sacrificaron víctimas a Jehová, y ofrecieron a Jehová holocaustos al día siguiente; mil becerros, mil carneros, mil corderos con sus libaciones, y muchos sacrificios de parte de todo Israel. Mil becerros, mil carneros y mil coderos son una cantidad enorme. La nación estaba repleta de abundancia. Observe cómo estaba Salomón capacitado para contribuir unos pocos años después en la dedicación del templo. 4

2ª Crónicas 7:4 y 5 Entonces el rey y todo el pueblo sacrificaron víctimas delante de Jehová Y ofreció el rey Salomón en sacrificio veintidós mil bueyes, y ciento y veinte mil ovejas; y así dedicaron la casa de Dios el rey y todo el pueblo. En el libro de Salmos se relata que Dios hizo con que sus rebaños y manadas no menguasen, sino todo lo contrario, que aumentasen, y estos versículos son una prueba de aquella promesa. La pista o huella del dinero acababa en el templo y esa era la única razón de la existencia del pueblo Judío. Cuando ellos así lo entendían, se regocijaban y daban voluntariamente.

Nuevo Testamento: Dios ha revelado en Su Palabra la doctrina y la práctica correcta de honrarle con dinero y sustancias en el Nuevo Testamento también, y seremos iluminados a medida que diligentemente vayamos a Su Palabra y permitamos que, Su Palabra, nos abra el entendimiento sobre cómo debemos edificar y cuidar el Templo de Dios, el cual es el Cuerpo de Cristo, para que la Iglesia de Dios pueda moverse dinámicamente en el interior del inmenso deseo de Dios de salvar a los hombres y de que vengan al conocimiento de la Verdad.

Objetivo: En este estudio vamos a ver, tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento, lo concerniente al diezmo, las ofrendas, el dar de corazón y la utilización apropiada de estas cosas para que la casa de creyentes emprenda la obra necesaria de cumplir el deseo que Dios tiene: que su gente sea prosperada, los que tengan dones de ministerio tengan abundancia para liderar la Iglesia de Dios, el verdadero Templo de Dios sea edificado y crezca portentosamente, y para que, cada miembro del Cuerpo de Cristo, se dedique a persuadir a todos los hombres del mundo a ser salvos y a darles el conocimiento de la Verdad. El estudio será desarrollado de la siguiente manera: 1. 2. 3. 4.

5.

El estudio de versículos y contextos donde la palabra “diezmo” aparece en el Antiguo Testamento. El estudio de versículos y contextos donde la palabra “diezmo” aparece en los Cuatro Evangelios y en el Nuevo Testamento. El estudio de versículos y contextos en el Antiguo Testamento y los Cuatro Evangelios donde las escrituras hagan mención del dar de corazón y liberalmente, recibir, y compartir y ofrecer. El estudio de versículos y contextos donde las escrituras hagan mención sobre el dar de corazón y libremente, recibir, compartir y ofrecer en el libro de Hechos y las Siete Epístolas de la Iglesia una vez que la palabra “diezmo” no aparece en estos libros. El estudio de versículos y contextos donde las escrituras hagan mención acerca del dar de corazón y liberalmente, recibir, compartir y ofrecer en las Epístolas Personales una vez que la palabra “diezmo” no aparece en estos libros pero sí que se menciona con referencias.

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III.

El estudio de versículos y contextos donde la palabra “diezmo” aparece en el Antiguo testamento

1 Génesis 14:20 Y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo. Los usos de la palabra “diezmo” en el Antiguo Testamento nos dan la base y el fundamento para una mejor comprensión de la ley del dar en la corriente administración actual, la Era de la Gracia. El entendimiento correcto del significado, en su primer uso, de cualquier palabra en la Palabra de Dios, es esencial para dividir correctamente las verdades Bíblicas. Para que podamos entender el significado de la primera ocurrencia de la palabra “diezmo” en Génesis 14:20, vamos a leer los versículos 1 a 24 de aquel capítulo.

Génesis 14:1-24 Aconteció en los días de Amrafel rey de Sinar, Arioc rey de Elasar, Quedorlaomer rey de Elam, y Tidal rey de Goim, Que estos hicieron guerra contra Bera rey de Sodoma, contra Birsa rey de Gomorra, contra Sinab rey de Adma, contra Semeber rey de Zeboim, y contra el rey de Bela, la cual es Zoar. Todos éstos se juntaron en el valle de Sidim, que es el Mar Salado. Doce años habían servido a Quedorlaomer, y en el decimotercero se rebelaron. Y en el año decimocuarto vino Quedorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, y derrotaron a los refaítas en Astarot Karnaim, a los zuzitas en Ham, a los emitas en Save- quiriataim, Y a los horeos en el monte de Seir, hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto. Y volvieron y vinieron a En-mispat, que es Cades, y devastaron todo el país de los amalecitas, también al amorreo que habitaba en Hazezontamar. Y salieron el rey de Sodoma, el rey de Gomorra, el rey de Adma, el rey de Zeboim y el rey de Bela, que es Zoar, y ordenaron contra ellos batalla en el valle de Sidim; Esto es, contra Quedorlaomer, rey de Elam, Tidal rey de Goim, Amrafel rey de Sinar, y Arioc rey de Elasar; cuatro reyes contra cinco. Y el valle de Sidim estaba lleno de pozos de asfalto; y cuando huyeron el rey de Sodoma y el de Gomorra, algunos cayeron allí; y los demás huyeron al monte. Y tomaron toda la riqueza de Sodoma y de Gomorra, y todas sus provisiones, y se fueron. Tomaron también a Lot, hijo del hermano de Abram, que moraba en Sodoma, y sus bienes, y se fueron. Y vino uno de los que escaparon, y lo anunció a Abram el hebreo, que habitaba en el encinar de Mamre el amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales eran aliados de Abram. Oyó Abram que su pariente estaba prisionero, y armó a sus criados, los nacidos en su casa, trescientos dieciocho, y los siguió hasta Dan. Y cayó sobre ellos de noche, él y sus siervos, y les atacó, y les fue siguiendo hasta Hoba al norte de Damasco. Y recobró todos los bienes, y también a Lot su pariente y sus bienes, y a las mujeres y demás gente. Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey.

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Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino; Y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra; Y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo. Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas y toma para ti los bienes. Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, Que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram; Excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte. Veamos ahora donde aparece Abram en estos versículos donde la palabra maaser, diezmos, ocurre por primera vez. A) Abram alzó su mano a Jehová, el Dios Altísimo, creador de los cielos y de la tierra, en esta difícil situación de rescatar a su sobrino Lot, a la familia de Lot y a sus posesiones. Abram no acudió a nadie sino a Jehová que era el Altísimo ( El-elyon = Dios más alto) para Abram. No solamente sabía que Jehová era el más alto Dios sino que, además, el lo tenía como el más alto en su vida y en sus pensamientos. Además, reconocía al Dios Altísimo como amo y Señor de los cielos y de la tierra. Cuando Abram salió a la guerra para rescatar a Lot y a su familia, puso su confianza en el Dios Altísimo, que podía entregar a los enemigos en sus manos. Y eso fue lo que sucedió con toda seguridad. B) Abram dio el diezmo inmediatamente después de su triunfo sobre los cuatro reyes y de obtener un abundante botín como resultado de la victoria que obtuvo poniendo su confianza sólidamente en Dios. Así pues, el diezmo es un “poner de parte” un tanto sobre “aquello con lo que Dios ha bendecido” al hombre que “en Él confía” Es una ofrenda como acción de gracias por la prosperidad concedida por Dios del hombre que deposita en Él su confianza. El primer uso de la palabra “diezmo” nos muestra claramente la actitud conque fue ofrecido el diezmo, es decir, con gratitud a Dios por la asistencia que prestó a Abram para derrotar al enemigo y su gozo por obtener un abundante botín, derrotando a los cuatro reyes que inicialmente lo obtuvieron venciendo sobre los cinco reyes y, además, por el botín que obtuvo de los cuatro reyes. Por eso el diezmo fue ofrecido con gozo y con acción de gracias a Dios por Su bondad y asistencia en la vida de un hombre, porque cambió una situación completamente adversa e hizo que viniese a ser prosperado. C) ¿Cómo supo Abram que debía dar diez por ciento del botín que había obtenido después de derrotar a sus enemigos? Debió haber recibido enseñanza e instrucciones sobre el diezmo de todo aquello conque Dios le prosperase de parte de su padre, así como aprendió también de él las costumbres y tradiciones acerca de los alimentos, matrimonio, entierros, etc. En el principio, Dios debió darle instrucciones a Adán al respecto del diezmo y de otras verdades, y estas enseñanzas e instrucciones fueron pasando a sus descendientes. D) En los versículos 22 y 23, Abram devolvió las personas y el botín que pertenecían al rey de Sodoma, aunque éste no tuviese el derecho de pedírselas, ya que era uno de los reyes 7

que había sido derrotado y Abram, gracias a la ayuda de Dios, fuel quien los había recuperado. La actitud que Abram tomó fue no permitir que nadie dijese, “yo he enriquecido a Abram”, en otras palabras, él quiso hacer ver a todos que solamente a Dios le pertenecía la gloria de su enorme prosperidad, pues sabía que solamente Su poder y habilidad habían producido aquellos resultados y no quería que nadie tomase para sí semejante honra sino Él. El Dios Altísimo. E) Melquisedec, era el rey de Salem lo que indica que no era un hombre pobre ni que necesitase posesiones de Abram. Siendo rey como era debía tener suficiente abundancia en su vida, y, siendo el sacerdote del Dios Altísimo, profirió esta verdad a Abram, “Y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó a tus enemigos en tus manos”. Melquisedec prestaba servicio al Dios Altísimo, enseñaba las verdades espirituales y bendecía al pueblo de Dios, incluyendo Abram. F) A este tal hombre de Dios, Melquisedec, Abram dio el diezmo de todo con plena gratitud y gozo de corazón a Dios, por la gran victoria y ayuda que recibió de Él. Abram no dio la porción del diezmo a uno cualquiera, ni a ninguna organización, sino que lo puso solo en manos de una persona, el sacerdote del Dios Altísimo, el hombre que servía al Dios Altísimo, quien hablaba la verdad y le bendecía. G) Los bienes y el botín que Abram recuperó debieron haber sido inmenso en términos monetarios. Sin embargo, esta enorme abundancia no hizo con que Abram se apartase del sacerdote. La Palabra de Dios nos dice que Abram puso todo el diezmo en un solo lugar, en manos del hombre que servía al Dios Altísimo, quien hablaba la verdad y le bendecía. Además, como se verifica en los versículos 22 y 23, Abram devolvió las personas al rey de Sodoma, aunque este derrotado rey no tuviese el derecho de pedírselas ni esperar nada de él. Abram sabía que toda su riqueza era proveniente de Dios, no de las batallas, y que fue solamente Dios, y no las personas ni las circunstancias, quien lo había verdaderamente enriquecido. H) De esta misma verdad aquí en Génesis se hace referencia también en el Libro de Hebreos.

Hebreos 7:1-4 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. 4 Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín.

1 Abraham no estaba obligado a dar diezmos a Melquisedec, como su avanzada edad testifica.

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Génesis 24:1 (asar) Era Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y Jehová había bendecido a Abraham en todo. Por la verdad que se menciona previamente con respecto a Abraham, Jehová no solamente fue poderoso para bendecirle en muchas cosas o en la mayoría de las cosas, sino en todas las cosas. ¿Qué es lo que ocurre cuando Jehová bendice a un hombre en todas las cosas?

Génesis 24: 34 y 35 Entonces dijo: yo soy criado de Abraham. 35 Y Jehová ha bendecido mucho a mi amo, y él se ha engrandecido; y le ha dado ovejas y vacas, plata y oro, siervos y siervas, camellos y asnos. Así pues, eso es lo que sucede en la vida de una persona cuando Jehová bendice todas sus cosas, si nosotros deseamos manifestar todas las bendiciones de Jehová, entonces necesitamos continuar a estudiar los pensamientos y las acciones de Abraham que se encuentran en la Palabra de Dios. Existe otro registro en el Libro de Génesis bastante significativo e importante para el estudio que estamos realizando. Este registro se encuentra en Génesis 28, y contiene la primera ocurrencia de la palabra Hebrea asar, traducida por “diezmo,” en el versículo 22.

2 Génesis 28:22 (asar) Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti. Para que podamos entenderlo mejor vamos a leer el contexto desde el versículo 10 al 22.

Génesis 28:10-22 Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Haran. 11 Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en aquel lugar. 12 Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su extremo tocaba el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y descendían por ella. 13 Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás acostado te daré a ti y a tu descendencia. 14 Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las naciones serán benditas en ti y en tu simiente. 15 He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por donde quiera que fueres, y volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo que te he dicho. 16 Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este lugar, y yo no lo sabía. 17 Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que casa de Dios y puerta del cielo. 9

18 Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella. 19 Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la ciudad primero. 20 E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir, 21 y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios. 22 Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti. Por el contenido de estos versículos sabemos que Jehová Dios habló a Jacob en sueños haciéndole la promesa de que, la tierra donde estaba acostado, le sería ofrecida tanto a él como a su simiente. Además esa simiente, que sería como el polvo de la tierra, se extendería por las cuatro direcciones, y que, en esa misma simiente, serían bendecidas todas las familias de la tierra. Jehová prometió estar siempre al lado de Jacob, guardarlo en todas las partes, y volverlo a poner en esta tierra. Jehová no lo dejaría hasta que hubiese cumplido todo lo que le había dicho. Como respuesta a estas tremendas promesas de Jehová, Jacob hizo el voto de que de todo

aquello que Dios le diese, le daría de vuelta absolutamente todo el diezmo a Jehová. Haciendo este voto de diezmar, Jacob mostraba su reconocimiento, como ya lo había hecho su padre Abram anteriormente, de que Jehová es quien bendice y ofrece. Jacob creyó, como su voto indica, que la respuesta más apropiada en reconocimiento de las bendiciones de Dios, sería dar el diez por ciento de todo lo que recibiese de parte Suya. Esta es la misma respuesta que tuvo Abraham hacia las bendiciones que recibió, según se registra en Génesis 14. En este contexto de la primera ocurrencia de asar en Génesis 28, también obtenemos más información acerca del diezmo: A) El único que bendice y da es Jehová Dios. B) El Diezmo fue ciertamente ofrecido a Jehová como respuesta a todo

lo que Dios le había dado primeramente. Ya hemos estudiado anteriormente que Abraham dio el diezmo al sacerdote del Dios Altísimo en respuesta de la gran ayuda que recibió de parte de Este en la batalla que trabó para rescatar a su sobrino Lot. Jacob debió adquirir el conocimiento del diezmo a través de su padre Isaac e Isaac de su padre Abraham. Por tanto, Jacob sabía también que, cuando Dios le prosperase, tenía ciertamente que darle el diezmo a Él, y teniendo en cuenta este propósito ponía el diezmo en manos del sacerdote del Dios Altísimo. Así que, el diezmo, se ofrece siempre, ciertamente, en respuesta a todo y de todo lo que Jehová le ofrece al hombre que en Él confía. Debemos observar que la ofrenda del diezmo de Abraham, y que la mención que se hace de la ofrenda del diezmo de Jacob, suceden ambas antes de haber sido dada la Ley a través de Moisés. La ofrenda del diezmo a Jehová no tiene su inicio en la Ley de Moisés. La ofrenda del diezmo, la vía del reconocimiento a Dios por su bondad y prosperidad en la vida del individuo, fue instruida por Dios a la humanidad desde el comienzo. A partir del tiempo de Moisés, Dios dio por su mano instrucciones escritas acerca de aquello que, verbalmente, le había dado a Adán en el principio, y además, especificas instrucciones añadidas, tales como: donde debían ser depositadas las ofrendas, quien está capacitado para vivir de ellas, etc. 10

Es interesante observar que los dos registros en Génesis suceden antes de que le hubiese sido dada la Ley a Moisés. Por tanto, el diezmo no era un requisito legal para el pueblo de Dios antes de la ley. Aunque la ley no está dirigida a la Iglesia de Dios vamos a considerar las escrituras del Antiguo Testamento acerca del diezmo que se encuentran después del aparecimiento de la ley en Moisés a la luz de la descripción que hace Dios de la ley:

Romanos 7:12 De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno. Vamos a comenzar en Levítico:

3. Levítico 27:30 (maaser) Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová. A) En esta segunda ocurrencia de la palabra Hebrea maaser, que es una forma nominal de diezmo, entendemos que todo el diezmo o diezma de la tierra, tanto si es de la simiente de la tierra como de fruto de árbol es pertenencia de Jehová. Desde este versículo para adelante aprenderemos muchos aspectos del diezmo que Dios le reveló a Moisés y a los hijos de Israel en la Administración de la Ley. La totalidad de los diezmos no le pertenecen a ningún individuo, todos pertenecen a Jehová. Jehová no nos dice aquí nada acerca de los beneficios que se encuentran al ofrecer el diezmo pero nos dice que son pertenencia Suya. B) Además, la Palabra de Dios nos dice que el diezmo es santo, algo consagrado o dedicado a Jehová. C) Si bien es verdad que estas verdades no están mencionadas en los Libros anteriores a Levítico, el cual fue dirigido a los hijos de Israel que vivieron debajo de la ley, Adán y sus hijos deben haber tenido conocimiento de ellas, es decir, de que el diezmo pertenecía a Dios y de que era santo - algo que era consagrado para Él.

4. Levítico 27:31 (maaser) Y si alguno quiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. A) Es posible rescatar el diezmo para quien lo ofrece pero tiene que devolverlo con el 20% del diezmo más sobre el montante inicial, es decir, acabará dando el 12% de la totalidad.

5 Levítico 27:32 (maaser) Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa debajo de la vara, el diezmo será consagrado a Jehová. A) El diezmo tiene que ser ofrecido a Jehová no solamente de los productos agrícolas, sino también de las manadas y rebaños de animales.

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B) Dios menciona una vez más que es consagrado a Jehová. Por tanto, cuando los hijos de Israel daban el diezmo, tenían que ser conscientes de que era algo separado, consagrado o santo. Además de lo que hemos aprendido del Libro de Génesis sobre el diezmo, que era el 10% que se ofrecía sobre los productos de los materiales que alguien daba con acción de gracias y alegría de corazón en respuesta a la prosperidad que Dios le había conferido, era algo consagrado o santo y era pertenencia de Dios. Las cuatro ocurrencias posteriores de maaser se encuentran en el Libro de Números y todas están en el capítulo 18. De lo que se fornecía al Tabernáculo, el lugar donde la gente de Dios acudía a Su presencia, Dios también proveía la manutención de todos los que le servían en aquel lugar. Este capítulo elabora el propósito, la calidad, y la manera apropiada de utilizar aquellas provisiones. Para que entendamos el contexto de estas ocurrencias, vamos a leer todo el capítulo 18.

6-9 Números 18: 21, 24, 26, 28 (maaser) No en tanto, antes de pasar a esta sección, que nos da las instrucciones referentes a las ofrendas del diezmo, vamos a considerar brevemente los diversos tipos de ofrendas. Existen dos categorías de ofrendas, las dos hacían posible la comunión con Dios o el acceso a Dios.

1ª Categoría: Ofrenda de expiación que establece el acceso y la comunión con Dios A. Ofrenda de Pecado: chattacth ( Para posibilitar el acceso a Dios limpiando el pecado cometido contra Sus mandamientos por ignorancia después de reconocerlo) B. Ofrenda de Trasgresión: asham (Para posibilitar el acceso a Dios limpiando los pecados mencionados en Levítico capítulo cinco y capítulo seis del versículo 1 al 7)

2ª Categoría: Ofrenda voluntaria para el mantenimiento del acceso y comunión con Dios A. Ofrenda encendida: mowlah (siempre llevaba consigo el derramamiento de la sangre del sacrificio para hacer expiación, pero no para la remisión de pecados, sino para posibilitar, al individuo que lo realizaba, el acceso a Dios bendiciéndole con la fragancia, el grato olor como el incienso – oración, para la continuación o mantenimiento de la comunión con Dios. La Ofrenda Encendida es un sacrificio de un macho de la manada del ganado o del rebaño de las vacas o de ovejas o de carneros, tórtola o palomo) B. Ofrenda de Paz: shelem, (Acción de gracias a Dios por posibilitar el acceso y la comunión con Dios después de haber sido limpio de pecados y trasgresiones. La Ofrenda de Paz tiene siempre derramamiento de la sangre del sacrificio; macho o hembra de la manada del ganado, sea del rebaño de las vacas, ovejas o cabras sin defecto. Podían comer una porción de la ofrenda de paz en la presencia de Dios en un lugar previamente designado. Era un tiempo de partir el pan junto de Dios con alegría de corazón y acción de gracias a Dios por todas las bendiciones que había derramado sobre su vida y la vida de todos los miembros de su familia) C. Ofrenda de Alimento que de hecho es ofrenda de grano o de carne: minchah (para posibilitar el acceso a Dios bendiciendo a Dios con la fragancia, el grato olor como el incienso – oración, para la continuación o mantenimiento de comunión con Dios.

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D. Ofrenda de Libación: necek (para posibilitar el acceso a Dios bendiciéndole con la fragancia, el grato olor como el incienso, beber junto de Dios – oración, por la continuación o mantenimiento de comunión con Dios. Después de haber explicado las categorías y diversidades de las ofrendas y para que entendamos estos versículos, vamos a leer ahora el capítulo 18 entero.

Números 18:1-32 Jehová dijo a Aarón: Tú y tus hijos, y la casa de tu padre contigo, llevaréis el pecado del santuario; y tú y tus hijos contigo llevaréis el pecado de vuestro sacerdocio. 2 Y a tus hermanos también, la tribu de Leví, la tribu de tu padre, haz que se acerquen a ti y se junten contigo, y te servirán; y tú y tus hijos contigo serviréis delante del tabernáculo del testimonio. 3 Y guardarán lo que tú ordenes, y el cargo de todo el tabernáculo; mas no se acercarán a los utensilios ni al altar, para que no mueran ellos y vosotros. 4 Se juntarán, pues, contigo, y tendrán el cargo del tabernáculo de reunión en todo el servicio del tabernáculo; ningún extraño se ha de acercar a vosotros. 5 Y tendréis el cuidado del santuario, y el cuidado del altar, para que no venga más la ira sobre los hijos de Israel. 6 Porque he aquí, yo he tomado a vuestros hermanos los levitas de entre los hijos de Israel, dados a vosotros en don de Jehová, para que sirvan en el ministerio del tabernáculo de reunión. 7 Mas tú y tus hijos contigo guardaréis vuestro sacerdocio en todo lo relacionado con el altar, y del velo adentro, y ministraréis. Yo os he dado en don el servicio de vuestro sacerdocio; y el extraño que se acercare, morirá. 8 Dijo más Jehová a Aarón: He aquí yo te he dado también el cuidado de mis ofrendas (trumah); todas las cosas consagradas de los hijos de Israel te he dado por razón de la unción, y a tus hijos, por estatuto perpetuo. Dios dijo que las ofrendas de todas las cosas consagradas, que los hijos de Israel traían para ofrecer a Jehová, se las había dado a Aarón y a sus hijos para siempre. Así que, ahora por tanto, tenemos una información más, diciendo que los creyentes en la administración de la ley no solamente diezmaban sino que, además del diezmo, hacían ofrendas consagradas para Dios.

9 Esto será tuyo de la ofrenda de las cosas santas (Información adicional, diciendo que el diezmo es santo pero que las ofrendas son todavía más santas) reservadas del fuego; toda ofrenda (qorban: ofrenda o presente para poder acercarse) de ellos, todo presente (minchah: grano, carne ofrecida voluntariamente) suyo, y toda expiación por el pecado de ellos, y toda expiación por la culpa de ellos, que me han de presentar, será cosa muy santa para ti y para tus hijos. Hay un número variado de ofrendas que los creyentes debajo de la administración de la ley daban a Dios.

10 En el santuario la comerás; todo varón comerá de ella.

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Jehová dio las ofrendas que los hijos de Israel les habían ofrecido a Él a los sacerdotes y a sus hijos. Así que el punto que se observa aquí es que Dios instruyó a los hijos de Israel a que le diesen estas ofrendas a Él primeramente, esto es lo que debían tener en sus corazones. Y después Él, se las daba a los sacerdotes y a sus hijos.

11 Esto también será tuyo: la ofrenda elevada (trumah) de sus dones, y todas las ofrendas mecidas (tnuwphah: cara a cara) de los hijos de Israel he dado a ti y a tus hijos y a tus hijas (Aquí se incluyen también a las hijas) contigo, por estatuto perpetuo; todo limpio en tu casa comerá de ellas. 12 De aceite, de mosto y de trigo, todo lo más escogido (Jehová les hizo saber a los sacerdotes que escogiesen lo mejor), las primicias de ello, que presentarán a Jehová (los hijos de Israel), para ti las he dado. Los hijos de Israel no compartían pensando que le estaban ofreciendo a los sacerdotes, sino a Jehová. Jehová dio estas ofrendas, de todo lo mejor del aceite y de todo lo mejor del vino y del trigo de las primicias que ellos le habían elevado y mecido en Su presencia, a los sacerdotes, por eso los hijos de Israel no eran los que daban estas ofrendas a los sacerdotes.

13 Las primicias de todas las cosas de la tierra de ellos, las cuales traerán a Jehová, serán tuyas; todo limpio en tu casa comerá de ellas. 14 Todo lo consagrado por voto en Israel será tuyo. Por tanto, una serie de cosas son dadas a los sacerdotes, en otras palabras, los hijos de Israel no solamente diezmaban sino que, junto con el diezmo, también ofrecían muchas más cosas en términos de ofrendas, primicias: lo mejor del aceite, lo mejor del trigo y las cosas consagradas, etc.

15 Todo lo que abre matriz, de toda carne que ofrecerán a Jehová, así de hombres como de animales, será tuyo (así que también esto le fue ofrecido a los sacerdotes): pero harás que se redima el primogénito del hombre; también harás redimir el primogénito de animal inmundo. 16 De un mes harás efectuar el rescate de ellos, conforme a tu estimación, por el precio de cinco siclos, conforme al siclo del santuario, que es de veinte geras. 17 Mas el primogénito de vaca, el primogénito de oveja y el primogénito de cabra, no redimirás; santificados son; la sangre de ellos rociarás sobre el altar, y quemarás la grosura de ellos, ofrenda encendida en olor grato a Jehová. 18 Y la carne de ellos será tuya; como el pecho de la ofrenda mecida y como la espaldilla derecha, será tuya. Jehová dio la carne de estos primogénitos de vacas, ovejas y cabras a los sacerdotes.

19 Todas las ofrendas elevadas (trumah: para ser elevada) de las cosas santas, que los hijos de Israel ofrecieren a Jehová, las he dado para ti, y para tus hijos y para tus hijas contigo, por estatuto perpetuo; pacto de sal perpetuo es delante de Jehová para ti y para tu descendencia contigo. Todas estas cosas santas que fueron ofrecidas elevándolas, es decir, las ofrendas elevadas también les fueron otorgadas.

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20 Y Jehová dijo a Aarón: de la tierra de ellos no tendrás heredad, ni entre ellos tendrás parte. Yo soy tu parte y tu heredad en medio de los hijos de Israel. Jehová era la parte y la heredad para los sacerdotes.

21 Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión. Jehová dio a los Levitas, y no a los sacerdotes, todos los diezmos que los hijos de Israel le trajesen a Él.

22 Y no se acercarán más los hijos de Israel al tabernáculo de reunión, para que no lleven pecado por el cual mueran. 23 Mas los levitas harán el servicio del tabernáculo de reunión, y ellos llevarán su iniquidad; estatuto perpetuo para vuestros descendientes, y no poseerán heredad entre los hijos de Israel. Ni los Levitas ni los sacerdotes poseían ninguna heredad entre los hijos de Israel.

24 Porque a los levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda (trumah para ser elevada; el diezmo era ofrecido a Dios elevándolo a Dios); por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad. 25 Y habló Jehová a Moisés, diciendo: 26 Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida (trumah para ser elevada) a Jehová el diezmo de los diezmos. Las personas traían y elevaban el diezmo ofrecido a Jehová y no a los hombres. Una vez recibido por Jehová de parte de las personas, Él lo daba a los Levitas por herencia. Y entonces, los Levitas, ofrecían el diez por ciento del total de los diezmos a Jehová, Quien después se lo daba a los sacerdotes.

27 Y se os contará vuestra ofrenda (trumah: para ser elevada) como grano de la era, y como producto del lagar. 28 Así ofreceréis también vosotros ofrenda (trumah: para ser elevada) a Jehová de todos vuestros diezmos que recibáis de los hijos de Israel; y daréis de ellos la ofrenda (trumah: para ser elevada) de Jehová al sacerdote Aarón. Los Levitas fueron instruidos por Jehová a dar el diezmo elevado al sacerdote Aarón y a su familia.

29 De todos vuestros dones ofreceréis toda ofrenda a Jehová; de todo lo mejor de ellos ofreceréis la porción que ha de ser consagrada. Los Levitas fueron instruidos por Jehová a dar el diez por ciento de lo mejor del diezmo que hubiesen recibido de parte de los hijos de Israel en ofrenda a Jehová

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30 Y le dirás: Cuando ofreciereis lo mejor de ellos, será contado a los Levitas como producto de la era, y como producto del lagar. 31 Y lo comeréis en cualquier lugar, vosotros y vuestras familias; pues es vuestra remuneración por vuestro ministerio en el tabernáculo de reunión. El diezmo que los Levitas recibían de Jehová era la recompensa por sus servicios en el tabernáculo de la congregación

32 Y no llevaréis pecado por ello, cuando hubiereis ofrecido la mejor parte de él; y no contaminaréis las cosas santas de los hijos de Israel, y no moriréis. Las sustancias y los materiales que se ofrecían como diezmo debían ser escogidos entre lo mejor. Aquí en este capítulo se nos ha dado a conocer muchos aspectos acerca del las ofrendas y del diezmo. Este capítulo nos muestra claramente y en detalle como Jehová escogió a Aarón y a su familia de la tribu de Leví para que fuesen sacerdotes, con la responsabilidad primaria de que guardasen a su cargo tanto el santuario como el altar. Ningún otro, ni tan siquiera de la tribu de Leví, fue escogido para guardar el cargo del tabernáculo de la congregación, y de ministrar junto con Aarón, ni ninguno de los hijos de Israel, podía jamás traspasar el velo del tabernáculo, sin que sufriera garantizadamente la muerte. A ninguno de la familia de Aarón y de sus hijos, o a sus hermanos de la tribu de Leví, les fue concedido que tuviesen heredades o propiedades entre los hijos de Israel, Eso significa que no podían tener propiedades suyas. Jehová se ocuparía de sus necesidades. Aarón y sus hijos comieron de las ofrendas más santificadas y devotadas provenientes de los hijos de Israel, lo mejor de las primicias y de los mejores frutos. Los hermanos de la tribu de Leví fueron recompensados por sus servicios con los diezmos de los hijos de Israel, de lo cual ofrecían diez por ciento escogido entre lo mejor a Aarón y a sus hijos. Este registro en Números 18 es la primera ocurrencia de la palabra “diezmo” y las ofrendas también aparecen en el mismo contexto. Jehová Dios proveyó varias ofrendas para posibilitar a Su gente no solo el acceso y la comunión con Él, sino además el mantenimiento necesario. Estas ofrendas enumeradas en Números 18:1-20 se destinaban a proveer las necesidades de la tribu de Leví. Así pues, considerando tanto las ofrendas como el diezmo, con este punto de vista, podemos observar que los hijos de Israel daban más del 10% de todos sus ingresos. A. Varios tipos de ofrendas vistas anteriormente eran ofrendas que los hijos de Israel traían a Jehová y Él se las daba a Aarón y a su familia. Por consiguiente, en el apéndice 2, página 104, se refieren par un mayor entendimiento de las ofrendas. 1. Ofrenda Elevada ( trumah: para elevarse) de todas las cosas santificadas. Las cosas más santas reservadas del fuego. Las Ofrendas Elevadas son los materiales que son santificados de la ofrenda de paz (el derecho debido), un pastel de la primera harina, las primicias de la era, las primicias del lagar y los diezmos de los Levitas. Todas las Oblaciones (qorban ofrendas traídas junto al altar) 2. Todas las Ofrendas de Alimentos (minchah: ofrendas sin sangre, es decir, grano, ofrendas de alimentos dados voluntariamente). 16

3. Todas las Ofrendas de Pecado (chattacth: ofrenda para limpiar el pecado cometido contra los mandamientos de Dios con ignorancia, sin saberlo) 4. Todas las Ofrendas de Traspasos (asham: ofrenda hecha por los pecados cometidos mencionados en Levítico capítulo 5 y capítulo 6 versículos 1-7). 5. Ofrenda Elevada (trumah para elevarse) o donativo con todo tipo de ofrenda mecida (tenuwphah: ofrenda mecida) que eran, a) Lo mejor del aceite. b) Lo mejor del vino c) Lo mejor del trigo. d) Los primeros frutos que debían ellos ofrecer a Jehová e) Los mejores materiales maduros de la tierra que traían ellos a Jehová f) Todas las cosas devotadas en Israel g) Todo lo que abría matriz de toda carne, que ellos traían ante Jehová, excepto, el primogénito de hombre y el primer nacido de animal impuro que debían ser redimidos con el pago en dinero al sacerdote. h) Lo mejor de la décima parte del diezmo de los Levitas recibida de los hijos de Israel i) La carne del primer becerro nacido del buey, oveja y carnero B. Jehová le dio a los Levitas todos los diezmos que le traían, a Él, los hijos de Israel. C. Las ofrendas mencionadas en “A” suplían las necesidades de los sacerdotes y los diezmos proveía para las necesidades de los Levitas. D. Los creyentes en la administración de la Ley, en otras palabras, compartieron de libre voluntad, y contraría la idea de que solamente ofrecían el 10% de los ingresos que recibían provenientes de Jehová. E. La persona que diezmase y ofreciese cualquier tipo de ofrendas las ofrecía a Jehová y no a hombre alguno, aunque después los diezmos fuesen a parar en manos de los Levitas y que tanto las ofrendas como los diezmos de los diezmos de los Levitas, fuesen para los sacerdotes. Podemos aprender de la Palabra de Dios aquí que los diezmos y ofrendas eran para ser ofrecidos a Él, así que no debemos pensar que estamos dando a nadie, ni tan siquiera a un hombre de Dios, cuando damos de nuestras sustancias y dinero. Después Dios le da estas ofrendas a aquellos que le sirven como recompensa. La Palabra de Dios también nos muestra aquí que Él da los diezmos y ofrendas para que aquellos que le sirven puedan sustentarse a través de ellas y les sirva como herencia. 10-12. Deuteronomio 12:6, 11, 17 Para que podamos entender el próximo uso de la palabra maaser, vamos a leer el capítulo veinte de Deuteronomio, donde, una vez más, los diezmos y las ofrendas aparecen en el mismo contexto:

Deuteronomio 12:1-7 (maaser) Estos son los estatutos y decretos que cuidaréis de poner por obra en la tierra que Jehová el Dios de tus padres te ha dado para que tomes posesión de ella, todos los días que vosotros viviereis sobre la tierra.

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2 Destruiréis enteramente todos los lugares donde las naciones que vosotros heredaréis sirvieron a sus dioses, sobre los montes altos, y sobre los collados, y debajo de todo árbol frondoso. 3 Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y sus imágenes de Asera consumiréis con fuego; y destruiréis las esculturas de sus dioses, y raeréis su nombre de aquel lugar. 4 No haréis así a Jehová vuestro Dios, 5 sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése buscaréis, y allá iréis. 6 Y allí llevaréis vuestros holocaustos (mowlah), vuestros sacrificios (zebach), vuestros diezmos (Maasar), y la ofrenda elevada (teruwmah) de vuestras manos, vuestros votos (neder), vuestras ofrendas voluntarias (nedabah), y las primicias de vuestras vacas y de vuestras ovejas; Jehová instruyó a los hijos de Israel para que trajesen holocaustos, sacrificios, diezmos, y ofrendas, votos, ofrendas voluntarias, y las primicias de sus vacas y ovejas al lugar que Él escogiese . Ellos debían recorrer todo el camino para hacer las ofrendas a Jehová. Y además, volvemos a ver que estos creyentes del Antiguo Testamento compartían por encima y más allá del diezmo.

7 Y comeréis allí delante de Jehová vuestro Dios, y os alegraréis, vosotros y vuestras familias, en toda obra de vuestras manos en la cual Jehová tu Dios te hubiere bendecido. Una vez que ellos, todas las personas, viajaban, y algunos una gran distancia, para traer los diezmos y ofrendas a Jehová, Él les dio instrucciones para que, si hacían sacrificios de acción de gracias con ofrendas de paz, sacrificios de ofrendas de votos de paz u ofrendas voluntarias de paz, se les diese una porción de estas ofrendas para que pudiesen comer en el camino aquellos que las ofrecían (Levíticos 7:12-17) y debían hacerlo con acción de gracias y gozo delante de Él, por toda la abundancia y bendiciones que poseían gracias a Él.

Levíticos 7:12-17 Si se ofreciere (qarab) en acción de gracias, ofrecerá (qarab)por sacrificio (zebach) de acción de gracias tortas sin levadura amasadas con aceite, y hojaldres sin levadura untadas con aceite, y flor de harina frita con tortas amasadas con aceite. 13 Con tortas de pan leudo presentará su ofrenda (qarab) en el sacrificio (zebach) de acciones de gracias de paz (shelem). 14 Y de toda la ofrenda (qarab) presentará una parte por ofrenda (qorban) elevada (teruwmah)a Jehová, y será del sacerdote que rociare la sangre de los sacrificios de paz (shelem) 15 Y la carne del sacrificio (zebach) de paz en acción de gracias se comerá en el día que fuere ofrecida (qorban); no dejarán de ella nada para otro día. 16 Mas si el sacrificio (zebach) de su ofrenda (qarab) fuere voto (neder), o voluntario (qarab), será comido en el día que ofreciere (qarab) su sacrificio (zebach), y lo que de él quedare, lo comerán al día siguiente; 17 y lo que quedare de la carne del sacrificio (zebach) hasta el tercer día, será quemado en el fuego.

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Hoy en día, si los creyentes comieren de sus ofrendas de acción de gracias de paz delante de Dios no habría mucho que sobrase para Sus ministros.

Deuteronomio 12: 8-32 8 No haréis como todo lo que hacemos nosotros aquí ahora, cada uno lo que bien le parece, 9 porque hasta ahora no habéis entrado al reposo y a la heredad que os da Jehová vuestro Dios. 10 Mas pasaréis el Jordán, y habitaréis en la tierra que Jehová vuestro Dios os hace heredar; y él os dará reposo de todos vuestros enemigos alrededor, y habitaréis seguros. 11 Y al lugar que Jehová escogiere para poner en él su nombre, allí llevaréis todas las cosas que yo os mando; vuestros holocaustos (mowlah), vuestros sacrificios (zebach), vuestros diezmos (maaser), las ofrendas elevadas (teruwmah) de vuestras manos, y todo lo escogido de los votos (neder) que hubiereis prometido a Jehová. Jehová les dijo que no harían conforme a lo que cada uno le pareciera bien a sus propios ojos en lo concerniente a las ofrendas, diezmos, etc. a Jehová. Les dio instrucciones específicas acerca del lugar donde debían traer estas cosas. Este principio también se aplica en este tiempo presente.

12 Y os alegraréis delante de Jehová vuestro Dios, vosotros, vuestros hijos, vuestras hijas, vuestros siervos y vuestras siervas, y el levita que habite en vuestras poblaciones; por cuanto no tiene parte ni heredad con vosotros. Jehová les dijo que se regocijasen delante de Él cuando hiciesen sus ofrendas, etc. en el local específico.

13 Cuídate de no ofrecer (alah) tus holocaustos (mowlah) en cualquier lugar que viereis. 14 sino que en lugar que Jehová escogiere, en una de sus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos (mowlah) y allí harás todo lo que yo te mando. Jehová instruye muy detalladamente y repite este asunto de que los holocaustos no son para hacerse en cualquier lugar sino en aquel que Él escogiere.

15 Con todo, podrás matar y comer carne en todas tus poblaciones conforme a tu deseo, según la bendición que Dios te haya dado; el inmundo y el limpio la podrá comer, como la de gacela o de ciervo. 16 Solamente que sangre no comeréis; sobre la tierra la derramaréis como agua. 17 Ni comerás en tus poblaciones el diezmo (maaser) de tu grano, de tu vino o de tu aceite, ni las primicias de tus vacas, ni de tus ovejas, ni los votos (neder) que prometieres, ni las ofrendas voluntarias (nedabah), ni las ofrendas elevadas (mowlah) de tus manos. 18 sino que delante de Jehová tu Dios las comerás, en el lugar que Jehová tu Dios hubiere escogido, tú, tu hijo, tu hija, tu siervo, tu sierva, y el levita que

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habita en tus poblaciones; te alegrarás delante de Jehová tu Dios de toda la obra de tus manos. Jehová dijo que deberían comer el diezmo del grano, del vino, del aceite, o de las primicias de sus vacas y sus ovejas, sus votos, o de sus ofrendas voluntarias, o de sus ofrendas elevadas de sus manos pero debían hacerlo en el lugar que Él escogiese y alegrándose delante de Jehová mientras las digerían.

19 Ten cuidado de no desamparar al levita en todos tus días sobre la tierra. Puesto que Jehová le había dado todos los diezmos a los Levitas.

20 Cuando Jehová tu Dios ensanchare tu territorio, como él te ha dicho, y tú dijeres: Comeré carne, porque deseaste comerla, conforme a lo que deseaste podrás comer. 21 Si estuviere lejos el lugar que Jehová tu Dios escogiere para pones allí su nombre, podrás matar de tus vacas y de tus ovejas que Jehová te hubiere dado, como te he mandado yo, y comerás en tus puertas según todo lo que deseares. 22 Lo mismo que se come la gacela y el ciervo, así las podrás comer; el inmundo y el limpio podrán comer también de ellas. 23 Solamente que te mantengas firme en no comer sangre; porque la sangre es la vida, y no comerás la vida juntamente con su carne. 24 No la comerás; en tierra la derramarás como agua. 25 No comerás de ella, para que te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti, cuando hicieres lo recto ante los ojos de Jehová. 26 Pero las cosas que hubieres consagrado, y tus votos, las tomarás, y vendrás con ellas al lugar que Jehová hubiere escogido; 27 y ofrecerás (asah) tus holocaustos (mowlah), la carne y la sangre, sobre el altar de Jehová tu Dios; y la sangre de tus sacrificios (zebach) será derramada sobre el altar de Jehová tu Dios, y podrás comer la carne. Las instrucciones de Dios con respecto a las ofrendas eran que si ellos hacían sacrificios de acción de gracias de ofrendas de paz o los sacrificios de sus ofrendas de paz con votos u ofrendas voluntarias, entonces una porción de estas ofrendas podría ser comida por aquellos que la ofreciesen (Levítico 7:1217) con acción de gracias y regocijo delante de Él debido a la abundancia y a las bendiciones que poseían gracias a Él.

28 Guarda y escucha estas palabras que yo te mando, para que haciendo lo bueno y lo recto delante de Jehová tu Dios, te vaya bien a ti y a tus hijos después de ti para siempre. Estas son las instrucciones para los hijos de Israel, los creyentes que vivían debajo de la administración de la Ley, y que Dios les había dado para que observasen, para que les fuese bien a ellos y a sus hijos después de ellos para siempre.

29 Cuando Jehová tu Dios haya destruido delante de ti las naciones adonde tú vas para poseerlas, y las heredes, y habites en su tierra,

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30 guárdate que no tropieces yendo en pos de ellas, después que sean destruidas delante de ti; no preguntes acerca de sus dioses, diciendo: De la manera que servían aquellas naciones a sus dioses, yo también les serviré. 31 No harás así a Jehová tu Dios; porque toda cosa abominable que Jehová aborrece, hicieron ellos a sus dioses; pues aun a sus hijos y a sus hijas quemaban en el fuego a sus dioses. 32 Cuidarás de hacer todo lo que yo te mando; no añadirás a ello, ni de ello quitarás. Jehová anuncia grandes verdades en este capítulo también. Por una simple lectura del mismo, podemos aprender muchas cosas con respecto a Su corazón sobre los diezmos y las variadas ofrendas que le sean ofrecidas. A. Dios detesta la vía por la que la gente de la tierra a ser poseída por los hijos de Israel servían a sus dioses. B. Por eso les instruye a su gente a destruir todos los demás dioses y sus lugares de adoración y a destruir sus nombres fuera de aquel lugar. C. Dios especificó el lugar apropiado para hacer las ofrendas y allí era donde Su gente debía traer sus diezmos y ofrendas. D. Una vez más se nos muestra que los creyentes del Antiguo Testamento daban abundantemente y más allá de los diezmos. E. A medida que ellos daban liberalmente, Jehová les dijo que tanto ellos como todos los miembros de sus familias debían regocijarse y que podían comer de estas ofrendas delante de Él; Dios les instruyó que, si hacían sacrificios de acción de gracias de ofrendas de paz o los sacrificios de sus ofrendas donde hubiese votos u ofrendas voluntarias, entonces una porción de estas ofrendas podía ser comida por aquellos que las ofreciesen (Levítico 7:12-21, 28-34) con agradecimiento y regocijo delante de Él por toda la abundancia y bendiciones que poseían gracias a Él. El motivo debe haber sido por la gran cantidad de diezmos y ofrendas que ellos debían estar depositando sobre los sacerdotes y Levitas para que pudiesen vivir de ellas aun después de que los hijos de Israel comiesen de las ofrendas de paz que daban libremente y con acción de gracias delante de Jehová. Hablando de una manera general, es muy poco lo que la gente de Dios está dando hoy en día si después de que ellos coman de sus ofrendas voluntarias y de lo que den por estar agradecidos, no sobre mucho después para los ministros de Dios. F. Al mismo tiempo les dijo que no se olvidasen de los Levitas porque Dios le diese los diezmos a los Levitas, sin embargo, la gente de Dios comía una porción del mismo delante de Él junto con las ofrendas de paz así que los Levitas no obtenían exactamente el 10%. G. Jehová no quería que Su gente hiciese lo que le pareciere bien a sus propio ojos con respecto a las ofrendas para los hijos de Israel, por eso, Su Palabra debe ser muy clara en este asunto de dar a Dios de nuestro dinero y sustancias hoy en día también. H. Dios dijo a los hijos de Israel que “cuidasen de hacer todo lo que les mandaba, para que les fuese bien a ellos, y a sus hijos después de ellos para siempre, cuando hiciesen lo que era bueno y recto a los ojos de Jehová su Dios.” Dios dio instrucciones específicas a los hijos de Israel, y si ellos seguían sus instrucciones, recibirían enormes beneficios.

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Las siguientes ocurrencias de asar y maaser aparecen después en Deuteronomio 14. Para que entendamos mejor esta sección, vamos a leer desde el versículo 22 al 29: 13 – 15 Deuteronomio 14:22 (asar), 23 (maaser), 28 (maaser)

Deuteronomio 14:22-29 Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. Así que 10% del rendimiento proveniente del fruto de la tierra es para ofrenda de Jehová

23 Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días. Jehová quería que Su gente comiese de todas las cosas mencionadas anteriormente en el lugar que Él les especificó delante de Él y el propósito que llevaba consigo era que aprendiesen a respetarlo a

Él. 24 Y si el camino fuere tan largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu Dios hubiese escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios te bendijere, 25 entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y vendrás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; 26 y darás el dinero por todo lo que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa que tú deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia. Si la distancia hasta el lugar que Jehová escogiese para que Su gente trajese los diezmos y ofrendas era demasiado lejos, ellos podían cambiarlo por dinero, y cuando llegasen al sitio, podían comprar aquello que deseasen porque Jehová quería que se regocijasen y que comiesen de los diezmos y de la porción de sus ofrendas de paz delante de él. Esto era posible porque ellos debían haberlo compartido liberalmente. Si ellos comiesen los diezmos y las porciones de las ofrendas de paz delante de Jehová y no sobrase nada para los Levitas y los sacerdotes ¿cómo podría haberle dicho Jehová a Aarón y a sus hijos que viviesen de los diezmos y de las ofrendas del pueblo de Dios? Por tanto, una porción de diezmos y una porción de ofrendas de paz, que debían haber sido muy abundantes, era para ser comido por la gente de Dios delante de Él.

27 Y no desampararás al levita que habitare en tus poblaciones; porque no tiene parte ni heredad contigo. Jehová les recuerda una vez más que no deben olvidarse de los Levitas que viven entre los hijos de Israel en las varias partes de la tierra que heredaron; estos Levitas vivían con ellos para enseñar e instruir a los hijos de Israel el camino de Jehová. Los diezmos eran otorgados a estos Levitas que vivían entre ellos también.

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28 Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. 29 Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren. Jehová instruyó a Su gente como se menciona anteriormente para que todos los diezmos del tercer año suplieran las necesidades de los Levitas que vivían entre ellos, así como las de los extranjeros, huérfanos y viudas que habitaban en sus poblaciones. Los diezmos que se recaudaban anualmente era para los Levitas pero los del tercer año no solo para los Levitas sino también para los extranjeros, para los huérfanos y para las viudas, es decir, para todos los que tuviesen necesidades. De todo lo visto en estos versículos podemos aprender lo siguiente: A. Los creyentes en la administración de la Ley fueron verdaderamente instruidos a dar el diezmo de todo el grano que rindiesen sus campos cada año. B. Ellos debían comer, delante de Jehová su Dios y en el lugar que Él escogiese, el diezmo de su grano, del vino, del aceite, y de las primicias de sus manadas y ganados. C. El propósito de comer estos alimentos delante de Jehová Dios era para que aprendiesen a respetar a Jehová su Dios y a alegrarse en Su presencia. D. En el caso de que el lugar destinado para ofrecer los diezmos fuese demasiado lejos, era posible que cambiasen estos productos por dinero para que pudiesen llevarlo fácilmente al lugar destinado para ofrecer los diezmos. Siendo así, ellos también podían comprar todo lo que deseasen para ser comido delante de Jehová su Dios. E. Los hijos de Israel fueron instruidos por Jehová a que no tomasen los diezmos del tercer año y lo llevasen al templo en Jerusalén, sino que lo sacasen de sus poblaciones para que los Levitas, los extranjeros, los huérfanos y las viudas pudiesen recogerlos y vivir de ellos. Además, también les fue dicho que, haciendo de esa manera, Jehová su Dios les bendeciría abundantemente todo el trabajo de sus manos. Hay una referencia similar sobre los extranjeros, los huérfanos y las viudas que se encuentra declarado en Deuteronomio 26. Para que lo entendamos mejor, vamos a leer desde el versículo 12 al 16. 16, 17. Deuteronomio 26:12 (asar)

Deuteronomio 26:12-16 Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán. Dios se ocupaba de aquellos que tenían necesidades en las poblaciones a través de los diezmos del tercer año.

13 Y dirás delante de Jehová tu Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a

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todo lo que me has mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni me he olvidado de ellos. Cuidar de aquellos que tienen necesidades en la casa de Dios con los diezmos era uno de los mandatos de Jehová.

14 No he comido de ello en mi luto, ni he gastado de ello estando yo inmundo, ni de ello he ofrecido a los muertos; he obedecido a la voz de Jehová mi Dios, he hecho conforme a todo lo que me has mandado. Jehová era muy específico instruyendo: cómo debían de comer, cuál era el uso apropiado del diezmo y a quién debía ser entregado.

15 Mira desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye leche y miel. 16 Jehová tu Dios te manda hoy que cumplas estos estatutos y decretos; cuida pues, de ponerlos por obra con todo tu corazón y con toda tu alma. Dios quería que lo hiciesen de todo corazón. A. Dios cuidaba de todos aquellos que tenían necesidades en las poblaciones con el diezmo de los terceros años. B. Y cuidar de los que tenían necesidades en la Casa, por ejemplo, los Levitas, los extranjeros, los huérfanos y las viudas, era el mandamiento de Jehová C. Jehová instruyó específicamente como debía ser comido el diezmo, cual era el uso apropiado que debería dársele y a quién debía entregarse. D. Y Dios quería que lo hiciesen con todo su corazón. El siguiente pasaje donde aparece la palabra asar, en 1ª Samuel 8:15 y 17, no se relaciona con el diezmo. Por tanto, vamos a pasar al próximo registro en 2ª Crónicas 31. Para obtener un mejor entendimiento aquí, necesitamos considerar primeramente cómo llegó a ser coronado rey Ezequías en el capítulo 29. La Palabra de Dios registra lo que hizo Ezequías durante el primer año de su reinado: 20.23

2ª Crónicas 31:5, 6, 12 (maaser) 2ª Crónicas 29:3-5, 10, 11 En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová, y las reparó. 4 E hizo venir a los sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental. 5 Y les dijo. ¡Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de vuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia. 10 Ahora, pues, yo he determinado hacer pacto con Jehová el Dios de Israel, para que aparte de nosotros el ardor de su ira. 11 Hijos míos, no os engañéis ahora, porque Jehová os ha escogido a vosotros para que estéis delante de Él y le sirváis, y seáis sus ministros, y le queméis incienso.

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La prioridad de Ezequías siendo rey era espiritual. Él servía al único Dios verdadero, y sabía que sus padres se habían alejado de Dios. Ezequías se comprometió consigo mismo a rectificar la situación. Primero abrió y reparó la casa de Dios. Después reunió a los sacerdotes y Levitas, aquellos que servían en la casa de Dios, y los reprobó y corrigió. Estos respondieron a sus palabras, y decidieron limpiar la casa de Dios para realizar las ofrendas y adorarle. Según se registra en 2ª Crónicas 30, Ezequías continuó realizando lo que era justo delante de Dios en su reinado haciendo los preparativos para la pascua. Y en este cometido, también respondieron bien al liderazgo de Ezequías los sacerdotes, los Levitas, y los hijos de Israel.

2ª Crónicas 30:21-23 Así los hijos de Israel que estaban en Jerusalén celebraron la fiesta solemne de los panes sin levadura por siete días con grande gozo; y glorificaban a Jehová todos los días los levitas y los sacerdotes, cantando con instrumentos resonantes a Jehová. 22 Y habló Ezequías al corazón de todos los levitas que tenían buena inteligencia en el servicio de Jehová. Y comieron de lo sacrificado en la fiesta solemne por siete días, ofreciendo sacrificios de paz, y dando gracias a Jehová el Dios de sus padres. 23 Y toda aquella asamblea determinó que celebrasen la fiesta por otros siete días; y la celebraron otros siete días con alegría. Estos versículos nos dan el contexto inmediato anterior para el siguiente uso de maaser en 2ª Crónicas 31. Este capítulo es un testimonio maravilloso de los efectos benéficos que produjo el liderazgo de Ezequías sobre todo el pueblo de Dios.

2ª Crónicas 31:1-21 Hechas todas estas cosas, todos los de Israel que habían estado allí salieron por las ciudades de Judá, y quebraron las estatuas y destruyeron las imágenes de Asera, y derribaron los lugares altos y los altares por todo Judá y Benjamín, y también en Efraín y Manases, hasta acabarlo todo. Después se volvieron todos los hijos de Israel a sus ciudades, cada uno a su posesión. Ellos estaban conscientes de quién eran y dónde estaban los otros dioses y decidieron desarraigarlos completamente de los lugares donde habitaban.

2 Y arregló Ezequías la distribución de los sacerdotes y de los levitas conforme a sus turnos, cada uno según su oficio; los sacerdotes y los levitas para ofrecer el holocausto y las ofrendas de paz, para que ministrasen, para que diesen gracias y alabasen dentro de las puertas de los atrios de Jehová. 3 El rey contribuyó de su propia hacienda para los holocaustos y las ofrendas de paz, para que ministrasen, para que diesen gracias y alabasen dentro de las puertas de los atrios de Jehová. 4 Mandó también al pueblo que habitaba en Jerusalén, que diesen la porción correspondiente a los sacerdotes y levitas, para que ellos se dedicasen a la ley de Jehová.

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Ezequías mandó al pueblo que diesen sus porciones, es decir, los diezmos y las ofrendas a los Levitas y a los sacerdotes respectivamente para que estos, los Levitas y sacerdotes, pudiesen dedicarse a llevar a cabo la Ley de Jehová.

5 Y cuando este edicto fue divulgado, los hijos de Israel dieron muchas primicias de grano, vino, aceite, miel, y de todos los frutos de la tierra; trajeron asimismo en abundancia los diezmos de todas las cosas. Los hijos de Israel, que se habían alejado anteriormente del Dios Verdadero, trajeron los diezmos y las primicias de los diversos frutos de la tierra en abundancia.

6 También los hijos de Israel y de Judá, que habitaban en las ciudades de Judá, dieron del mismo modo de las vacas y de las ovejas; y trajeron los diezmos de lo santificado, de las cosas que habían prometido a Jehová su Dios, y lo depositaron en montones. Cuando las personas se volvieron al Dios Verdadero, comenzaron a dar voluntaria y liberalmente.

7 En el mes tercero comenzaron a formar aquellos montones, y terminaron en el mes séptimo. 8 Cuando Ezequías y los príncipes vinieron y vieron los montones, bendijeron a Jehová, y a su pueblo Israel. 9 Y preguntó Ezequías a los sacerdotes y a los levitas acerca de esos montones. 10 Y el sumo sacerdote Azarías, de la casa de Sadoc, le contestó: Desde que comenzaron a traer las ofrendas a la casa de Jehová, hemos comido y nos hemos saciado, y nos ha sobrado mucho, porque Jehová ha bendecido a su pueblo; y ha quedado esta abundancia de provisiones. Cuando las personas se volvían de corazón a Dios, le traían a Dios sus ofrendas y eran bendecidos. Además, daban generosamente para que los ministros del templo pudiesen vivir abundantemente de los diezmos y ofrendas y todavía sobraban grandes montones.

11 Entonces mandó Ezequías que preparasen cámaras en la casa de Jehová, y las prepararon. 12 Y en ellas depositaron las primicias y los diezmos y las cosas consagradas, fielmente; y dieron cargo de ello al levita Conanías y de Simei su hermano fue el segundo. Las ofrendas y los diezmos y las cosas consagradas eran cuidadas fielmente por los ministros de Dios, los Levitas.

13 Y Jehiel, Azazias, Nahat, Ásale, Jerimot, Jozabad, Eliel, Ismaquías, Mahat y Benaia, fueron los mayordomos al servicio de Conanías y de Simei su hermano, por mandamiento del rey Ezequías y de Azarías, príncipe de la casa de Dios. 14 Y el levita Coré hijo de Imna, guarda de la puerta oriental, tenía cargo de las ofrendas voluntarias para Dios y de la distribución de las ofrendas dedicadas a Jehová, y de las cosas santísimas.

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15 Y a su servicio estaban Edén, Miniamín, Jesúa, Semaías, Amarías y Secanías, en las ciudades de los sacerdotes, para dar con fidelidad a sus hermanos sus porciones conforme a sus grupos, así al mayor como al menor; 16 a los varones anotados por sus linajes, de tres años arriba, a todos los que entraban en la casa de Jehová para desempeñar su ministerio según sus oficios y grupos. 17 También a los que eran contados entre los sacerdotes según sus casas paternas; y a los levitas de edad de veinte años arriba, conforme a sus oficios y grupos. 18 Eran inscritos con todos sus niños, sus mujeres, sus hijos e hijas, toda la multitud; porque con fidelidad se consagraban a las cosas santas. 19.Del mismo modo para los hijos de Aarón, sacerdotes, que estaban en los ejidos de las ciudades, por todas las ciudades, los varones nombrados tenían cargo de dar sus porciones a todos los varones de entre los sacerdotes, y a todo el linaje de los levitas. Ezequías estableció ministros fieles que supervisasen la distribución de las ofrendas y los diezmos y las cosas consagradas que los hijos de Israel traían para que los sacerdotes y los Levitas pudiesen sustentarse.

20 De esta manera hizo Ezequías en todo Judá; y ejecutó lo bueno, recto y verdadero delante de Jehová su Dios. Lo que Ezequías mandaba al pueblo y a los sacerdotes y Levitas era bueno y recto y verdadero delante de Jehová su Dios.

21 En todo cuanto emprendió en el servicio de la casa de Dios, de acuerdo con la ley y los mandamientos, buscó a su Dios, lo hizo de todo corazón, y fue prosperado. ¡Que maravilloso testimonio de parte de Dios sobre Ezequías! A. El pueblo obedeció al mandamiento de Ezequías y abandonaron los otros dioses. Cuando los creyentes no colocan ninguna otra cosa delante del Dios verdadero, están siempre listos para llevar a cabo los mandamientos de Dios. B. Ezequías, después de haber traído de vuelta a su pueblo a la adoración del Dios verdadero, destinó el servicio de los sacerdotes y de los Levitas, puso a los ministros a cumplir el servicio del templo de Dios de acuerdo a lo que estaba escrito en la ley de Jehová. C. El propio Ezequías dio la porción de sus sustancias para las ofrendas encendidas conforme estaba escrito en la ley de Jehová. D. Ezequías mandó al pueblo que diese la porción de los sacerdotes y Levitas para que se dedicasen a la ley de Jehová, para que las necesidades de los ministros pudiesen ser atendidas con las ofrendas del pueblo. E. El pueblo trajo tanta abundancia de ofrendas que cuando Ezequías vio los montones bendijo a Jehová y a su pueblo Israel. Y Azarías, el jefe de los sacerdotes de la casa de Sadoc dijo que, desde que la gente comenzó a traer las ofrendas a la casa de Jehová, se habían saciado de disfrutarlas y había sobrado una enorme cantidad porque Jehová había bendecido a su pueblo y lo que había sobrado 27

necesitó de ser guardado en grandes almacenes. Cuando las personas se vuelvan de todo corazón al Dios verdadero, dan libre y generosamente, los ministros disfrutan de gran abundancia y aun les sobra para repartir y además, Dios bendice a su gente abundantemente. ¡Qué maravillosa verdad observamos aquí en la Palabra de Dios en este capítulo! F. Ezequías no solamente acabó por hacer estas cosas sino que además eligió ministros fieles que cuidasen las ofrendas, los diezmos y las cosas consagradas, para que estas cosas fuesen repartidas adecuadamente entre aquellos que servían en el templo y sus familias. G. Lo que Ezequías hizo fue bueno y recto y verdadero delante de Jehová su Dios. No solamente hizo todas estas cosas en el servicio de la casa de Dios y en la ley y en los mandamientos procurando a su Dios, sino que además lo hizo de todo corazón. Y ¿sabes lo que ocurre cuando un creyente hace todas estas cosas con todo su corazón? Sea hombre o mujer, ese creyente siempre prospera en todo lo que emprende. Una vez más, esta vez en Libro de Nehemías, el pueblo de Dios se encontró con la necesidad de volverse al Dios verdadero. Nehemías oró a Dios, y dirigió a Su gente de vuelta a Él.

Nehemías 1:6 Esté ahora atento tu oído y abiertos tus ojos para oír la oración de tu siervo, que digo ahora delante de ti día y noche, por los hijos de Israel tus siervos; y confieso los pecados de los hijos de Israel que hemos cometido contra ti; sí, yo y la casa de mi padre henos pecado. Igual que sucede en el registro de 2ª Crónicas 31, la gente de Dios respondió y se volvió de todo corazón al único Dios verdadero, y comenzaron a traer ofrendas y diezmos en abundancia: 23-27 Nehemías 10:37 (maaser) , 37 (asar) , 38 (maaser) , 38 (maaser)

Nehemías 10:28-39 Y el resto del pueblo, los sacerdotes, levitas, porteros y cantores, los sirvientes del templo, y todos los que se habían apartado de los pueblos de las tierras a la ley de Dios, con sus mujeres, sus hijos e hijas, todo el que tenía comprensión y discernimiento. 29 se reunieron con sus hermanos y con sus principales, para protestar y jurar que andarían en la ley de Dios, que fue dada por Moisés siervo de Dios, y que guardarían y cumplirían todos los mandamientos, decretos y estatutos de Jehová nuestro Señor. Todos los que se mencionan aquí se propusieron andar en la ley de Dios después de separarse de los pueblos de las tierras donde no se adoraba al Dios verdadero y siguieron Su ley la Ley de Jehová. Estas personas, de manera similar a la sección que hemos mencionado anteriormente, es decir, en 2ª Crónicas capítulo 31, abandonaron los demás dioses y se volvieron al Dios verdadero decidiendo llevar a cabo Sus mandamientos.

30 Y que no daríamos nuestras hijas a los pueblos de la tierra, ni tomaríamos a sus hijas para nuestros hijos.

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Porque los creyentes y los incrédulos no se mezclan. Tener comunión con los incrédulos es tener comunión con las tinieblas, eso es lo que había llevado a los creyentes a seguir a otros dioses y a la idolatría.

31 Asimismo que si los pueblos de la tierra trajesen a vender mercaderías y comestibles en día de reposo. Nada tomaríamos de ellos en ese día ni en otro día santificado; y que el año séptimo dejaríamos descansar la tierra, y remitiríamos toda deuda. 32 Nos impusimos además por ley, el cargo de contribuir cada año con la tercera parte de un siclo para la obra de la casa de nuestro Dios; 33 para el pan de la proposición y para la ofrenda continua (minchaw: ofrenda de grano o de alimento), para el holocausto continuo (mowlah: ofrenda encendida o ascendida), los días de reposo, las nuevas lunas, las festividades, y para las cosas santificadas y los sacrificios de expiación (chattacth: ofrenda de pecado o pecados) por el pecado de Israel, y para todo el servicio de la casa de nuestro Dios. 34 Echamos también suertes los sacerdotes, los levitas y el pueblo, acerca de la ofrenda de la leña, para traerla a la casa de nuestro dios, según las casa de nuestros padres, en los tiempos determinados cada año, para quemar sobre el altar de Jehová nuestro dios, como está escrito en la ley. 35 Y que cada año traeríamos a la casa de Jehová las primicias de nuestra tierra, y las primicias del fruto de todo árbol. 36 Asimismo los primogénitos de nuestros hijos y de nuestros ganados, como está escrito en la ley; y que traeríamos los primogénitos de nuestras vacas y de nuestras ovejas a la casa de nuestro Dios, a los sacerdotes que ministran en la casa de nuestro Dios. 37 que traeríamos también las primicias de nuestras masas, y nuestras ofrendas (trumah ofrenda elevada), y del fruto de todo árbol, y del vino y del aceite, para los sacerdotes, a las cámaras de la casa de nuestro Dios, y el diezmo de la tierra para los levitas; y que los levitas recibirían las décimas de nuestras labores en todas las ciudades. 38 y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro. Cuando estas personas se volvieron de corazón al Dios verdadero y a Su camino, trajeron consigo diezmos y ofrendas a la casa de Dios.

39 Porque a las cámaras del tesoro han de llevar los hijos de Israel y los hijos de Leví las ofrendas ( trumah ofrenda elevada) del grano, del vino y del aceite; y allí estarán los utensilios del santuario, y los sacerdotes que ministran, los porteros y los cantores; y no abandonaremos la casa de nuestro Dios. A. Estas personas se separaron de la gente de las tierras y se volvieron a la ley de Dios. Abandonaron la comunión de idolatría que mantenían con la gente de las tierras y se volvieron a la ley de Dios. B. Hicieron un compromiso: andar en la ley de Dios que contenía muchas cosas para cumplir y las cumplieron, incluyendo las ofrendas, las primicias de los frutos, del grano, las primicias de todo fruto de todo árbol año tras año, el primogénito 29

redimían con dinero, de sus ganado, y el primogénito de sus manadas y de sus rebaños, las primicias de sus harinas, de ofrendas, frutos de todo tipo de árboles, de vino y de aceite a los sacerdotes y los diezmos del grano para los Levitas y estos mismos Levitas diezmaban a los sacerdotes de esos diezmos y la gente, haciendo todo esto, no se olvidaban de la casa de Dios. 28. Nehemías 12 44 (maaser) Para un mejor entendimiento, vamos a leer desde el versículo 27 hasta el 47.

Nehemías 12:27.47 Para la dedicación del muro de Jerusalén, buscaron a los levitas de todos los lugares para traerlos a Jerusalén, para hacer la dedicación y la fiesta con alabanzas y con cánticos, con címbalos, salterios y cítaras. Ellos quisieron hacer esto para Dios, quien había hecho posible la edificación de muro.

28 Y fueron reunidos los hijos de los cantores, así de la región alrededor de Jerusalén como de las aldeas de los netofatitas; 29 y de la casa de Gilgal, y de los campos de Geba y de Azmavet; porque los cantores se habían edificado aldeas alrededor de Jerusalén. 30 Y se purificaron los sacerdotes y los levitas; y purificaron al pueblo, y las puertas y el muro. 31 Hice luego subir a los príncipes de Judá sobre el muro, y puse dos coros grandes que fueron en procesión; el uno a la derecha, sobre el muro, hacia la puerta del Muladar. 32 E iba tras de ellos Osaías con la mitad de los príncipes de Judá. 33 y Azarías, Esdras, Mesulam, 34 Judá y Benjamín, Semaías, y Jeremías. 35 Y de los hijos de los sacerdotes iban con trompetas Zacarías hijo de Jonatán, hijo de Semaías, hijo de Matanías, hijo de Micaías, hijo de Zacur, hijo de Asaf; 36 y sus hermanos Semaías, Azarael, Milalai, Gilalai, Maai, Natanael, Judá y Hanani, con los instrumentos musicales de David varón de Dios; y el escriba Esdras delante de ellos. 37 Y a la puerta de la Fuente, enfrente de ellos, subieron por las gradas de la ciudad de David, por la subida del muro, desde la casa de David hasta la puerta de las Aguas, al oriente. 38 El segundo coro iba del lado opuesto, y yo en pos de él, con la mitad del pueblo sobre el muro, desde la torre de los Hornos hasta el muro ancho; 39 y desde la puerta de Efraín hasta la puerta Vieja y a la puerta del Pescado, y la torre de Hananeel, y la torre de Hamea, hasta la puerta de las Ovejas; y se detuvieron en la puerta de la Cárcel. 40 Llegaron luego los dos coros a la casa de Dios; y yo, y la mitad de los oficiales conmigo, 41 y los sacerdotes Eliacim, Maaesías, Miniamín, Micaías, Elioenai, Zacarías y Ananás, con trompetas;

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42 y Maasías, Semaías, Eleazar, Uzi, Johanán, Malquías, Elam y Ezer. Y los cantores cantaban en alta voz, e Izarías era el director. 43 Y sacrificaron (zabach) en aquel día numerosas víctimas, y se regocijaron, porque Dios los había recreado con grande contentamiento; se alegraron también las mujeres y los niños; y el alborozo de Jerusalén fue oído desde lejos. 44 En aquel día fueron puestos varones sobre las cámaras de los tesoros, de las ofrendas (trumah: ofrenda elevada), de las primicias y de los diezmos, para recoger en ellas, de los ejidos de las ciudades, las porciones legales para los sacerdotes y levitas; porque era grande el gozo de Judá con respecto a los sacerdotes y levitas que servían. Algunos fueron puestos en las cámaras donde el pueblo de Dios depositaba varias cosas. Observe lo que traían. Los Levitas y los sacerdotes hicieron un excelente trabajo en el servicio que realizaron en aquel tiempo. Estos creyentes se regocijaron por la labor de sus ministros.

45 Y habían cumplido el servicio de su Dios, y el servicio de la expiación, como también los cantores y los porteros, conforme al estatuto de David y de Salomón su hijo. 46 Porque desde el tiempo de David y de Asaf, ya de antiguo, había un director de cantores para los cánticos y alabanzas y acción de gracias a Dios. 47 Y todo Israel en días de Zorobabel y en días de Nehemías daba alimentos a los cantores y a los porteros, cada cosa en su día; consagraban asimismo sus porciones a los levitas, y los levitas consagraban parte a los hijos de Aarón. A. Ellos guardaron la dedicación del muro y trajeron para llevarla a cabo a los Levitas y a los sacerdotes de todos los lugares donde habitaban hasta Jerusalén y lo guardaron con alegría y agradecimiento porque Dios los había llenado de gran regocijo. B. El pueblo de Dios se regocijó aquí porque los Levitas y los sacerdotes se prepararon y sirvieron en la casa de Dios. C. Algunos fueron escogidos para las cámaras del tesoro, para las ofrendas, para las primicias de los frutos, y para los diezmos, que eran la porción según la ley para los sacerdotes y Levitas, y Judá tuvo gran gozo cuando dieron a los sacerdotes y a los Levitas. D. En los días de Zorobabel, y en los días de Nehemías, todo Israel dio las porciones de los cantores y de los porteros todos los días. Y santificaron la porción de los Levitas y se las entregaron. Y los Levitas, después, santificaron y dieron la porción de los sacerdotes a los sacerdotes. El abandono posterior de la casa de Dios se ilustra vivamente en Nehemías 13, cuando Nehemías relata los días, en los cuales, el sacerdote responsable de guardar las puertas de la casa de Dios que almacenaban diezmos y ofrendas emparentó con Tobías, quien desvió a los que servían al único Dios verdadero: 29. Nehemías 13:5 (maaser)

Nehemías 13:4-14

31

Y antes de esto el sacerdote Eliasib, siendo jefe de la casa de nuestro Dios, había emparentado con Tobías, 5 y le había hecho una gran cámara, en la cual guardaban antes las ofrendas (minchah: ofrenda de grano o de alimento), el incienso, los utensilios, el diezmo del grano, del vino y del aceite, que estaba mandado dar a los levitas, a los cantores y a los porteros, y la ofrenda de los sacerdotes. El sacerdote que tenía a su cargo la puerta de las cosas almacenadas, traídas por los hijos de Israel como se menciona en el versículo 5, hizo parentesco con Tobías y le ofreció todas estas cosas que estaban destinadas para los Levitas y sacerdotes.

6 Mas a todo esto, yo no estaba en Jerusalén, porque en el año treinta y dos de Artajerjes rey de Babilonia fui al rey; y al cabo de unos días pedí permiso al rey 7 para volver a Jerusalén; y entonces supe del mal que había hecho Eliasib por consideración a Tobías, haciendo para él una cámara en los atrios de la casa de Dios. 8 Y me dolió en gran manera; y arrojé todos los muebles de la casa de Tobías fuera de la cámara. 9 y dije que limpiasen las cámaras, e hice volver allí los utensilios de la casa de Dios, las ofrendas (minchah: ofrenda de grano o alimento) y el incienso. 10 Encontré asimismo que las porciones para los levitas no les habían sido dadas, y que los levitas y cantores que hacían el servicio habían huido cada uno a su heredad. A los ministros del templo no les estaba a ser entregada su porción, diezmos y ofrendas, etc. por eso tuvieron que irse a trabajar en sus respectivas heredades para poder vivir.

11 Entonces reprendí a los oficiales, y dije: ¿Por qué está la casa de Dios abandonada? Y los reuní y los puse en sus puestos. Cuando los diezmos y ofrendas, etc. no les fueron entregados a los Levitas y sacerdotes, está escrito que se abandonó la casa de Dios.

12 Y todo Judá trajo todo el diezmo del grano del vino y del aceite, a los almacenes. 13 Y puse por mayordomos de ellos al sacerdote Selemías y al escriba Sadoc, y de los levitas a Pedaías; y al servicio de ellos a Hanán hijo de Zacur, hijo de Matanías; porque eran tenidos por fieles, y ellos tenían que repartir a sus hermanos. 14 Acuérdate de mí, OH Dio, en orden a esto, y no borres mis misericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su servicio. A. Este capítulo describe con vivacidad cómo Eliasib no se mantuvo fiel para cumplir su piadosa responsabilidad, y como resultado, las porciones no fueron distribuidas a los sacerdotes y Levitas. La situación llegó a ser tan difícil para los Levitas que tuvieron que marcharse a sus propios campos. Así que aquí vemos:

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1º Que cuando los ministros de Dios no reciben sus porciones, ellos abandonan su deber en el Templo para sustentarse a si mismos; y 2º aquellos hombres fieles fueron seleccionados para distribuir entre sus hermanos del tesoro B. Eliasib, el sacerdote que tenía a su cargo el cuidado de los almacenes de la casa de Dios, no se comportó fielmente. Emparentó con Tobías y le preparó una gran cámara en aquellos almacenes donde el pueblo de Dios traía previamente las ofrendas de alimento, el incienso, los utensilios, los diezmos del maíz, el vino nuevo, y el aceite que había sido ordenado entregar a los Levitas, los cantores y los porteros y las ofrendas de los sacerdotes. Esta enorme cámara llegó a ser para el uso personal de Tobías, por eso se abandonó su verdadero propósito de almacenar los diezmos y ofrendas del pueblo de Dios que se destinaban a los Levitas y a los sacerdotes respectivamente. Ni tan siquiera los gobernantes dijeron o hicieron nada para alterar esta situación. C. Fue necesario que el hombre de Dios, Nehemías, que verdaderamente creía a Dios, rectificase esta situación con la gracia de Dios y con su coraje y amor por Dios. D. En el versículo 11 se nos dice que cuando la porción de los Levitas y de los cantores no les fue repartida, lo que sucedió fue “ el abandono de la casa de Dios.” E. Cuando Nehemías tomó una decisión y rectificó la situación, echando fuera de las cámaras todos los muebles de la familia de Tobías y limpiándolas, entonces trajo de vuelta todos los utensilios de la casa de Dios con las ofrendas de alimentos y el incienso a las cámaras. Y además, reprendió a los gobernantes que se habían olvidado de la casa de Dios para enveredarlos por el camino correcto y volvió a establecer sacerdotes y Levitas en sus respectivos puestos. Finalmente, todo Judá, viendo lo sucedido, trajo de nuevo el diezmo del maíz, del vino y del aceite a los almacenes. F. Nehemías no solamente hizo esto sino que, además, puso mayordomos que eran considerados fieles sobre los almacenes y los puso para distribuir los materiales a sus hermanos, los ministros de la casa de Dios. G. Nehemías, en el versículo 14, oró a Dios diciendo, “Acuérdate de mí. OH Dios, en orden a esto, y no borres mis misericordias que hice en la casa de mi Dios, y en su

servicio. Los usos de maaser en Ezequiel 45:11 y 14 no se relacionan con dar el diezmo y las ofrendas. Por tanto, vamos a pasar estos versículos y ver la siguiente ocurrencia de la palabra diezmo en el Libro de Amos. 32. Amos 4:4 (maaser) Para un mejor entendimiento vamos a leer los versículos de 1 a 6

Amos 4:1-6 Oíd esta palabra, vacas de Basán, que estáis en el monte de Samaria, que oprimís a los pobres y quebrantáis a los menesterosos, que decís a vuestros señores: Traed, y beberemos. La expresión “vacas de Basán” se utiliza figurativamente para las mujeres. “Monte” significa tierra montañosa, agreste y difícil. Esta gente no estaba siguiendo las instrucciones de Dios. 33

2 Jehová el Señor juró por su santidad: He aquí, vienen sobre vosotras días en que os llevarán con ganchos, y a vuestros descendientes con anzuelos de pescador; 3 y saldréis por las brechas una tras otra, y seréis echadas del palacio, dice Jehová. Una vez que el pueblo de Dios no estaba andando conforme a Su Palabra, Dios pronunció Sus juicios contra ellos para que se arrepintiesen. Estas mujeres, que estaban siendo tan livianas en aquellos lugares, serían llevadas cautivas y exiliadas.

4 Id a Bet-el, y prevaricad; aumentad en Gilgal la rebelión, y traed de mañana vuestros sacrificios, y vuestros diezmos cada tres días (años). 5 Y ofreced (qatar: incienso o fragancia encendida) sacrificios de alabanza con pan leudado, y proclamad, publicad ofrendas voluntarias, pues que así lo queréis, hijos de Israel, dice Jehová el Señor. El corazón del pueblo de Dios no estaba obedeciendo Sus mandamientos. Por eso el Señor Jehová les dijo que fuesen a Bet-el a transgredir y que trajesen sus sacrificios de alabanza cada mañana y sus diezmos cada tres años. Porque no estaban dando diezmos ni ofrendas, no estaban ofreciendo sacrificios con incienso todas las mañanas ni diezmando cada tres años. Ellos ofrecían un sacrificio de ofrenda de paz de acción de gracias con pan leudado, porque, el pan leudado, debe ser comido por aquel que lo ofrece, pero no consumido en el altar (Levítico 2:11 y 12). “Pues que así lo queréis” en el versículo 5 es “una vez que deseáis ardientemente tenerlos.” Ellos sabían la ley y los mandamientos pero no querían obedecerlos.

6 Os hice estar a diente limpio en todas vuestras ciudades, y hubo falta de pan en todos vuestros pueblos; mas no os volvisteis a mí, dice Jehová. “A diente limpio” es una figura literaria denominada metonimia adjuntiva. Cuando una parte del sujeto se toma como siendo el sujeto mismo. Significa hambre. El hambre vino debido a la desobediencia de este pueblo, sin embargo, la escasez de alimentos en la tierra donde vivían no hizo con que Su pueblo se volviese a Jehová. A. El pueblo de Dios no estaba interesado en llevar a cabo las instrucciones de Dios. B. No estaban a ser correctos dando los diezmos y ofrendas; no estaban interesados en dar sino que deseaban ardientemente consumirlas ellos mismos. C. Las consecuencias de su desobediencia se hicieron patentes y la Palabra de Dios vino para explicarles por qué les habían sucedido estas cosas, sin embargo, no se interesaron en arrepentirse de sus pecados y transgresiones. Las últimas apariciones de la palabra maaser en el Antiguo Testamento ocurren en el Libro de Malaquías. En el tiempo del profeta Malaquías, 400 años antes del Señor Jesucristo, los sacerdotes no estaban andando de acuerdo a los mandamientos de Dios. Hicieron con que el pueblo de Dios se olvidase de la Ley. Por eso Jehová habló a Malaquías, y reprobó y corrigió a los sacerdotes: 33 y 34. Malaquías 3:8, 10 (maaser)

Malaquías 1: 6-8 34

El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? Y si soy señor, donde está mi temor? Dice Jehová de los ejércitos a vosotros, OH sacerdotes, que menospreciáis mi nombre, Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre? 7 En que ofrecéis (nagash: acercarse, aproximarse) sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa del Señor es despreciable. 8 Y cuando ofrecéis (nagash) el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis (nagash) el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? Dice Jehová de los ejércitos. Por no llevar a cabo los mandamientos de Dios ni enseñar Sus caminos al pueblo de Dios, los sacerdotes fueron acusados como siendo los causantes de que muchos miembros de Su pueblo abandonasen la Ley.

Malaquías 2:1, 2, 7, 8 Ahora pues, OH sacerdotes, para vosotros es este mandamiento. 2 Si no oyereis, y si no decidís de corazón dar gloria a mi nombre, ha dicho Jehová de los ejércitos, enviaré maldición sobre vosotros, y maldeciré vuestras bendiciones; y aun las he maldecido, porque no os habéis decidido de corazón. 7 Porque los labios del sacerdote han de guardar la sabiduría, y de su boca el pueblo buscará la ley; porque mensajero es de Jehová de los ejércitos. 8 Mas vosotros os habéis apartado del camino; habéis hecho tropezar a muchos en la ley; habéis corrompido el pacto de Leví, dice Jehová de los ejércitos. El Libro de Malaquías reprende y corrige a los sacerdotes y a Israel. Los sacerdotes no estaban haciendo las ofrendas a Jehová correctamente ni les enseñaban la ley de Jehová al pueblo, por eso los hijos de Jacob se olvidaron de Sus ordenanzas y nos las guardaban. Ahora vamos a leer el capítulo 3 desde el capítulo 1 al 12 donde se nos muestra la reprensión y corrección de Jehová a Israel en lo referente a los diezmos y ofrendas.

Malaquías 3:1-12 He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el camino delante de mí; y vendrá súbitamente a su templo el Señor a quien vosotros buscáis, y el ángel del pacto, a quien deseáis vosotros: He aquí viene, ha dicho Jehová de los ejércitos. 2 ¿Y quién podrá soportar el tiempo de su venida? ¿o quién podrá estar en pie cuando él se manifieste? Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadores. 3 Y se sentará para afinar y limpiar la plata; porque limpiará a los hijos de Leví, los afinará como a oro y como a plata, y traerán (minchah: ofrenda de grano o alimento) a Jehová ofrenda (nagash: acercar, traer cerca) en justicia. 4 Y será grata a Jehová la ofrenda (nagash) de Judá y de Jerusalén, como en los días pasados, y como en los años antiguos. 5 Y vendré (qarab: aproximarse) a vosotros para juicio; y seré pronto testigo contra los hechiceros y adúlteros, contra los que juran mentira, y los que

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defraudan en su salario al jornalero, a la viuda y al huérfano, y los que hacen injusticia al extranjero, no teniendo temor de mí, dice Jehová de los ejércitos. 6 Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. 7 Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? 8 ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas (trumah: ofrenda elevada) 9 Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. 10 Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. 11 Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. 12 Y todas las naciones os dirán bienaventurados, porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos. Estos versículos, desde el tercer capítulo, reflejan el descontento de Jehová con Su pueblo. Les hizo notar específicamente el asunto de los diezmos y ofrendas, el mal comportamiento que mantenían con respecto a este asunto reflejaba el estado espiritual del pueblo de Dios por no haberse vuelto al Dios único y verdadero. En el contexto de esta reprensión, la Palabra de Dios nos muestra grandes verdades acerca de los diezmos: A. Como se menciona anteriormente, los sacerdotes en este tiempo no estaban guardando los mandamientos de Jehová ni enseñando la Ley al pueblo. B. Como resultado, el pueblo de Dios abandonó la Ley. C. Los sacerdotes fueron reprendidos por Dios para que escuchasen y permaneciesen de corazón en los mandamientos de Jehová y ofreciesen y compartiesen con justicia, y les mostró las bendiciones que recibirían si se comportasen de esta manera en el capítulo tres versículos 4 y 5. D. Los hijos de Jacob fueron reprendidos por abandonar a Jehová y a Sus mandamientos no trayendo las ofrendas, o cuando las traían, lo hacían defectuosamente con ofrendas corruptas. Tampoco traían los diezmos a la casa de Jehová. E. Jehová de los ejércitos dio la corrección y los subsecuentes beneficios al pueblo de Dios si actuasen conforme a Su Palabra trayendo los diezmos a Jehová. Los beneficios son los siguientes: 1. Jehová de los ejércitos abriría las ventanas de los cielos y derramaría sobre ellos bendiciones hasta que sobreabundasen 2. Jehová de los ejércitos reprendería también al devorador para que no les destruyese el fruto de la tierra ni sus viñas fueren estériles. 3. Y todas las naciones los reconocerían como bienaventurados porque serían tierra deseable.

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Estos versículos describen cómo, cuando el pueblo de Dios se vuelve a Dios, todas las naciones reconocen que la gente de Dios son tierra deseable. Las bendiciones dirigidas al pueblo de Dios son tan enormes que literalmente sobreabundan en cada uno de sus individuos. La figura literaria “las ventanas de los cielos” ocurre solamente dos veces en la Biblia, en Génesis 7:11 y 8:2, y con ella se describe la enorme cantidad de lluvia que se produjo sobre la tierra en los días de Noé, en el tiempo del diluvio. Así son de grandes las bendiciones de Dios cuando Su gente se vuelve de todo corazón a Él, y le dan los diezmos y las ofrendas. Este registro completa el estudio de la palabra diezmo, maaser en su forma nominal y asar en su forma verbal, en el Antiguo Testamento hebreo. Y con esto obtenemos los antecedentes y los fundamentos que nos guiarán en nuestro estudio posterior sobre el dar en el Nuevo Testamento, debemos considerar una vez más los valores que aprendimos sobre el diezmo en el Antiguo Testamento antes de proceder a estudiar aquellas secciones de escritura que están dirigidas para nosotros. Así, pues, hemos aprendido que: 1. La primera ocurrencia de la palabra “diezmo” aparece en conexión con Abraham acercándose al Dios Altísimo, Señor del cielo y de la tierra, por providenciar Su ayuda en el rescate de Lot, su sobrino. Génesis 14:12-23. 2. El Dios Altísimo entregó a los enemigos de Abraham en sus manos. Esta verdad fue declarada por Melquisedeq, rey de Salem, que también era sacerdote del Dios Altísimo y que bendijo a Abraham. 3. Abraham respondió a la bendición del sacerdote del Dios Altísimo entregándole los diezmos de todo lo que había abundantemente amontonado, con el botín que Dios le puso en sus manos, en términos de dinero. Génesis 14:18-20. 4. Abraham no permitió que el rey de Sodoma dijese que había sido él quien lo había enriquecido y por eso le devolvió al rey todo lo que había perdido en la batalla con Quedorlaomer y los demás reyes. Abraham sabía que Jehová era el Dios Altísimo y que era el dueño y señor de los cielos y de la tierra. Lo creía literalmente. Génesis 14:21-24. 5. Jehová bendijo a Abraham en su vejez en todas las áreas de su vida y disfrutó de una muy buena salud todos los días de su vida. Génesis 24:1, 34, 35. 6. El único que bendice y da es Jehová Dios. Génesis 28:13-15. 7. El diezmo es ciertamente dado a Jehová en respuesta a todo lo que Él le da al creyente primeramente. Génesis 28:20-22. 8. Jacob prometió darle a Jehová todos los diezmos de sus aumentos, y esto lo debió aprender de su padre Isaac, quien a su vez lo aprendió de su padre Abraham. Génesis 28:1022. 9. El diezmo le pertenece a Jehová, es santificado para Él, puede ser redimido, y nuevamente, el diezmo debe provenir de todo lo que Dios aumente. 10. Los hijos de Israel traían varios tipos de ofrendas a Jehová y Jehová entonces, después lo daba a los sacerdotes. Números 18:8-20 I. Toda oblación (qorban: Dádiva o un regalo que se ofrecía para aproximarse, cuando se tenía pecado, traspaso, encendida, alimento y ofrenda de paz.) A) B)

Toda ofrenda de pecado (chattacth: ofrenda para purificar de los pecados cometidos contra los mandamientos de Dios con ignorancia después de que se sabía. Toda ofrenda de traspasos (asham: ofrenda de traspaso u ofrenda hecha por los pecados cometidos contra Dios en los asuntos de adoración, pecados cometidos contra los hermanos)

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C)

D) E)

Toda ofrenda encendida (mowlah: es una ofrenda voluntaria y siempre llevaba consigo derramamiento de sangre de un sacrificio para hacer expiación sin remisión de pecados pero posibilitaba a quien lo realizaba acceder a Dios bendiciéndolo con la fragancia, olor agradable como incienso) Toda ofrenda de alimento (minchah: ofrenda sin sangre, es decir, grano, ofrenda de alimento dado voluntariamente) Toda ofrenda de paz (shelem: Una categoría de ofrenda de paz era para darle gracias a Dios para establecer el acceso y comunión con Dios después de haber sido limpio de pecados y traspasos. La otra categoría para cumplir un voto o voluntariamente una Ofrenda de Paz y esta ofrenda siempre llevaba consigo también el derramamiento de la sangre de un sacrificio; macho o hembra de buey, oveja o carnero sin defecto. La porción de la ofrenda de paz se podía comer cerca de dios en un lugar designado. El tiempo de partir pan junto con Dios con gozo y acción de gracias por todas las bendiciones que derramaba sobre la persona y toda su familia)

II Ofrenda Elevada (trumah:) o dádivas, que acompañaban todas las ofrendas mecidas (tenuwphah) que son: A) todo lo mejor del aceite. B) Todo lo mejor del vino. C) Del trigo. D) Los primeros frutos que tenían y que ofrecían a Jehová. E) Las primeras sustancias de las tierras que poseían y que traían a Jehová. F) Todo lo que se consagraba a Jehová. G) Todos los primogénitos que abrían la matriz de toda carne y que traían a Jehová, excepto los primogénitos de hombre y los primogénitos de los animales impuros que debían ser redimidos con un pago en dinero al sacerdote. H) La carne del primer nacido de la vaca, oveja y carnero. III. Los Levitas recibían lo mejor parte del diezmo de los hijos de Israel. 11. 12. 13. 14.

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Todos los diezmos que los hijos de Israel traían a Jehová, se lo daba después a los Levitas por el servicio que prestaban en el tabernáculo de la consagración. Los Levitas daban de vuelta 10% de lo mejor de los diezmos que habían recibido a los sacerdotes. Números 18:26-32. Las ofrendas mencionadas en no. 10 (I a II) y 11 se destinaban a suplir las necesidades de los sacerdotes.(referencia en el Apéndice 2, Pág.104) Al pueblo de Dios, en la administración de la Ley, no se le enseñaba que dieran estas ofrendas a los Levitas sino que se les mandaba Dar el diezmo y las ofrendas generosamente a Jehová. y Jehová, cuando había recibido el diezmo y las ofrendas de Su pueblo las entregaba a los sacerdotes y Levitas equitativamente para que se dedicasen a tiempo entero en el servicio que prestaban a Jehová en el tabernáculo. Los hijos de Israel recibían mandamientos para hacer las ofrendas en un lugar específico que escogía Jehová Dios. Deuteronomio 12:5 y 6. Cuando ellos ofrecían de libre voluntad, Jehová les dijo que tanto ellos como toda su familia podían regocijarse y podían comer también de estos diezmos y ofrendas (ofrendas de paz de acción de gracias, con voto o voluntario; Levíticos 7:12-15) en Su presencia. Deuteronomio 12:7, 12. Los hijos de Israel fueron instruidos a no hacer lo que les diera la gana con respecto a los diezmos y a las ofrendas. Deuteronomio 12:8. 38

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El propósito de comer el diezmo del maíz, del vino, del aceite, de los primogénitos del rebaño y de la manada y de las ofrendas de paz de acción de gracias, por voto o voluntariamente, (Levíticos 7:12-15) delante de Jehová su Dios en el lugar que Él les escogiera, era que aprendiesen a temer (respetar con amor) a Jehová su Dios. Deuteronomio 14:23. En caso de que el lugar donde debiesen depositar las ofrendas fuese demasiado lejos, entonces podían cambiarlas por dinero para que fácilmente lo pudieran transportar hasta el templo de Dios en Jerusalén. En ese caso, ellos podían comprar todo lo que deseasen porque después de ofrecerlas a Jehová, ellos podían comer una porción de las ofrendas de paz delante Suya. Deuteronomio 14:24-26. Los hijos de Israel fueron instruidos por Jehová a no tomar el diezmo de los terceros años, sino que tenían que guardarlos dentro de sus casas para que los Levitas, los extranjeros, los huérfanos y las viudas pudiesen recogerlos y suplir sus necesidades. Y además, algunas porciones del diezmo del tercer año se utilizaba para las necesidades de cada uno en toda la comunidad y para los extranjeros que vivían entre ellos. Esa era la voluntad de Dios y, cuando la llevaban a cabo, Dios los bendecía abundantemente en todo el trabajo de sus manos. Deuteronomio 14:28, 29. Jehová instruyó específicamente acerca de cómo debían ser consumidos los diezmos del tercer año, cual era la utilidad que deberían darle y a quien debían de ser entregados. Deuteronomio 26:12-15. El pueblo de Dios obedeció los mandamientos de Ezequías y destruyeron todos los demás dioses. Cuando los creyentes no colocan nada delante del Dios verdadero llegan a estar listos para llevar a cabo los mandamientos de Dios. 2ª Crónicas 31:1, 4-6. Tan pronto como se dio cuenta de que las personas dejaron de adorar al Dios verdadero, Ezequías colocó ministros para que cumpliesen los servicios del templo de Dios de acuerdo a lo que estaba escrito en la Ley de Jehová. 2ª Crónicas 31:2. El propio Ezequías dio la porción de sus haberes para las ofrendas encendidas como estaba escrito, de acuerdo a la Ley de Jehová. Ezequías ordenó al pueblo que diese la porción a los sacerdotes y a los Levitas para que pudiesen llevar, de buen ánimo, la Ley de Jehová, y para que sus necesidades pudiesen ser suplidas mediante las dádivas del pueblo 2ª Crónicas 31:4. Las personas que destruyeron los otros dioses y que adoraron al único Dios verdadero después de aprender lo que la Palabra de Dios decía acerca de los diezmos y de las ofrendas las ofrecieron en abundancia, y cuando Ezequías vio lo que se había amontonado con aquellas ofrendas bendijo a Jehová y a Su pueblo Israel. Y Azarías, el jefe de los sacerdotes de la casa de Sadoc, le dijo que, desde que el pueblo había comenzado a traer las ofrendas a la casa de Jehová, se habían saciado ellos, y aún había sobrado mucha abundancia porque Jehová había bendecido generosamente a Su pueblo, por eso había sobrado aquella enorme cantidad. Cuando las personas se vuelven realmente al Dios verdadero, dan siempre abundantemente y sus ministros gozan de abundancia y además les sobra, así es como Dios puede bendecir a Su gente abundantemente. 2ª Crónicas 31:4-10. Lo que hizo Ezequías fue bueno y recto y verdadero delante de Jehová Su Dios, y en toda la obra que emprendió en el servicio de la casa de Dios, y en la Ley, y en los mandamientos, procuró siempre a Su Dios, lo hizo de todo corazón, y prosperó en todas las cosas. 2ª Crónicas 31:20, 21. Cuando un sacerdote infiel cuidaba de la casa de Dios, se abandonaron las dádivas de la porción de los Levitas y de los sacerdotes y a este estado se le denominó El abandono de la casa de Dios. Nehemías 13: 4, 5, 10, 11.

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Los gobernadores no hicieron nada para frenar este abandono, sin embargo, Nehemías tomó una decisión para corregir esta situación porque estaba siempre dispuesto para hacer todo conforme a la Palabra de Dios. Nehemías 13:10,11. Nehemías estableció a hombres fieles al frente del tesoro y entregó las ofrendas para que fuesen correctamente distribuidas a los ministros de la casa de Dios. Nehemías 13:13. Esta acción que emprendió Nehemías haciendo lo correcto para la casa de Dios se denominó “misericordias” Nehemías 13:14. En algunos tiempos, el pueblo de Dios no estaba interesado en llevar a cabo las instrucciones de Dios. No se interesaban en dar diezmos y ofrendas sino que deseaban guardárselas para sí. Como consecuencia de su desobediencia, vino sobre ellos la Palabra de Dios para explicarles las cosas que les irían a suceder y, aun así, no pusieron su corazón en arrepentirse de sus pecados y transgresiones. Amos 4:4-6. Cuando los sacerdotes, los líderes espirituales, no guardaban los mandamientos de Dios ni enseñaban la Ley de Jehová al pueblo de Dios, eran considerados los causantes de que el pueblo abandonase y menospreciase la Ley. Malaquías 2:7, 8. Los sacerdotes fueron reprendidos para que escuchasen las instrucciones de Dios y para permanecer fieles de todo corazón ofreciendo con justicia, si procediesen así, Jehová les mostró también los beneficios subsecuentes. Malaquías 3:3-5. El pueblo de Dios fue reprendido por apartarse de Jehová y de Sus mandamientos no trayendo los diezmos ni las ofrendas o, cuando las traían, ofrecían corruptamente a Jehová. Malaquías 1:14; 3:7-9. Jehová de los ejércitos les mostró la corrección y los subsecuentes beneficios al pueblo de Dios si llevasen a cabo la corrección trayendo los diezmos y ofrendas a Jehová. Estos eran los beneficios: Malaquías 3:10-12. I. Jehová de los ejércitos abriría las ventanas de los cielos y derramaría bendiciones sobre ellos abundantemente. II Jehová de los ejércitos reprendería al devorador para que no les destruyese el fruto de sus tierras ni sus vides fuesen estériles. III Todas las naciones les dirían bienaventurados, porque serían tierra deseable.

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IV. El estudio de la palabra “diezmo” en sus apariciones dentro de los Cuatro Evangelios y en el Nuevo Testamento. Una vez que hemos visto ya todas las ocurrencias de la palabra diezmo en el Antiguo Testamento, ha llegado el momento de considerar la misma palabra en todas las partes donde aparece dentro del Nuevo Testamento. En cada una de las tres veces que así sucede en los Cuatro Evangelios, y que son para nuestro aprendizaje, Jesucristo no se está refiriendo al mero acto de diezmar, sino más bien al corazón y la actitud que debe haber por detrás del acto mismo de diezmar. Los usos paralelos que se emplean en Mateos 23 y Lucas 11 son muy similares. 1º Mateos 23:23 (apodekatoo) ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. 2º Lucas 11:42 (apodekatoo) Mas ¡Ay de vosotros, fariseos! Que diezmáis la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello. 3º Lucas 18:12 (apodekatoo) Ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. Los fariseos eran muy escrupulosos a la hora de diezmar, se aseguraban de que daban exactamente los porcentajes requeridos, esto lo llevaban a rajatabla hasta en las cosas de menos peso tales como la menta, el eneldo, y el comino. Jesucristo no les reprende por ser tan comedidos con sus diezmos. Los fariseos no eran hipócritas porque quisiesen darle a Dios lo que debían, sino porque no manifestaban tener el corazón que Dios deseaba cuando lo hiciesen. Esto se hace evidente por la omisión que hacían con las cosas de más peso, tales como la justicia, la misericordia, la fe, y el amor de Dios. Por tanto, Jehová no solamente se interesa en las acciones, sino también en el corazón que se encuentra por detrás de las acciones. En la tercera ocurrencia de “diezmo” dentro de los Evangelios, Jesucristo nos da una parábola que nos ayuda a entender cuál es el corazón que Dios desea que esté por detrás de cualquiera que diezme. Este registro se encuentra en Lucas 18:

Lucas 18:9-14 A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, se propicio a mi, pecador. 14 Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

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En esta parábola, aunque el fariseo pensase de sí mismo que era justo considerando sus acciones de orar y de diezmar, Jesucristo le da una perspectiva diferente. Establece que fue aquel hombre que se consideraba a sí mismo pecador, bajo el punto de vista de la misericordia de Dios, quien descendió a su casa justificado primeramente. Por tanto, la acción de diezmar en sí misma, sin la humildad necesaria, no justifica nada ni a nadie. La única ocurrencia de la palabra“diezmo”, posterior a esta, en el Nuevo Testamento, se encuentra en el Libro de Hebreos, de la cual ya hemos hecho alguna referencia cuando estudiamos el registro del diezmo de Abraham en Génesis 14. Sin embargo, será útil que leamos una vez más estos versículos de Hebreos 7, donde la palabra “diezmo” aparece siete veces. 1-7. Hebreos 7: 2, 4-6, 8, 9, 9 7:2 (dekate), 4 (dekate), 5 (apodekatoo), 6 (dekatoo), 8 (dekate), 9 (dekate), 9 (dekatoo). Vamos a leer desde el versículo 1 al 11.

Hebreos 7:1-11 Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, 2 a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; 3 sin padre, sin madre, sin genealogía; que no tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. 4 Considerad, pues, cuan grande era éste, a quien aun Abraham el patriarca dio diezmos del botín (akrothinion lo mejor o lo más valioso del espolio) 5 Ciertamente los que entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. 6 Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. 7 Y sin discusión alguna, el mayor es bendecido por el mayor. 8 Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. 9 Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos; 10 porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro. 11 Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley) ¿qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón? Abraham dio la décima parte de todo el botín a Melquisedec, el sacerdote del Dios Altísimo. Tuvo una actitud agradecida debido a las bendiciones que había recibido de parte de Dios en el rescate de su sobrino Lot y de la familia de Lot. La respuesta de Abraham fue darle lo mejor a Dios, y esto sucedió, como sabemos, antes de la Administración de la Ley. Aquí podemos darnos cuenta que la respuesta de Abraham fue voluntaria y de todo corazón, una vez que dar el diezmo no era un requisito legal en aquella altura. Abraham quiso voluntariamente diezmar.

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V. El estudio de versículos y contextos referentes al dar alegre y liberalmente, recibimientos, compartimentos y ofrendas desde el Antiguo Testamento, los Cuatro Evangelios y el Nuevo Testamento excluyendo el Libro de Hechos, y la Siete Epístolas a la Iglesia y las Epístolas Personales. 1º Génesis 4:1-7 Conoció Adán a sus mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo: Por voluntad de Jehová he adquirido varón. 2 Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín fue labrador de la tierra. 3 Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. 4 Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; 5 pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera y decayó su semblante. 6 Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? 7 Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? Y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él. A.-Caín y Abel tenían conocimiento de la dádiva de ofrendas antes de que la ley de Moisés fuese instaurada. Caín trajo una ofrenda de alimento a Jehová mientras que Abel le ofreció una de pecado. Ambos le trajeron una ofrenda pero Jehová aceptó solamente la de Abel, mientras que la de Caín no fue agradable a Sus ojos. Una vez que sabemos que Dios no hace acepción de personas, debemos concluir con esto que debe haber una cierta y definitiva razón en cuanto a la aceptación o no aceptación de las ofrendas. Desde el punto de vista de la Palabra de Dios, nada debe ser ofrecido sin fe puesto que eso no es del agrado de Dios. Caín debió haber dado su ofrenda religiosamente y sin el corazón adecuado - sin la fe necesaria, el amor, y el respeto por el creador; sin embargo, Abel debe haber hecho su ofrenda de pecado con el pleno conocimiento de la venida de la simiente prometida - Cristo, quien sería la verdadera ofrenda de pecado a través de la expiación de la humanidad. Si Caín hubiese dado su ofrenda con la fe necesaria, Dios ciertamente hubiese aceptado también su ofrenda, por eso le dijo que si hiciese bien su ofrenda sería bien recibida. 2º Proverbios 3:9 y 10 Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; 10 Y serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de mosto. A.- Jehová Dios dice aquí para ser honrado con tus bienes y también con las primicias de todos tus frutos. No hay que honrar a Jehová solamente en nuestros corazones y con nuestros labios sino que, además, nos pide para honrarle con su acción correspondiente, ofreciéndole las cosas que se mencionan en este versículo. Las dos cosas son necesarias, tener un corazón para honrarlo y con la correspondiente acción ofreciéndole de los frutos , las dos son importantes y no puede faltar ninguna.

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B.- El resultado de hacer lo anteriormente expuesto es que nuestros graneros serán llenos con abundancia y nuestros lagares rebosarán de mosto, en otras palabras, poseeremos una gran abundancia en nuestras vidas. 3º 2ª Crónicas 29:26-36 Antes de ver estos versículos vamos a leer desde los versículos de 1 al 8

2ª Crónicas 29:1-8 Comenzó a reinar Ezequías siendo de veinticinco años, y reinó veintinueve años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Abías, hija de Zacarías. 2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, conforme a todas las cosas que había hecho David su padre. 3 En el primer año de su reinado, en el mes primero, abrió las puertas de la casa de Jehová y las reparó. Primeramente puso la casa de Dios en orden.

4 E hizo venir a los sacerdotes y levitas, y los reunió en la plaza oriental. 5 Y les dijo: ¡Oídme, levitas! Santificaos ahora, y santificad la casa de Jehová el Dios de nuestros padres, y sacad del santuario la inmundicia. Los sacerdotes y Levitas, por lo menos aparentemente, habían abandonado sus responsabilidades en el servicio del templo.

6 Porque nuestros padres se han rebelado, y han hecho lo malo ante los ojos de Jehová nuestro Dios; porque le dejaron, y apartaron sus rostros del tabernáculo de Jehová, y le volvieron las espaldas. 7 Y aun cerraron las puertas del pórtico, y apagaron las lámparas; no quemaron incienso, ni sacrificaron holocaustos en el santuario al Dios de Israel. Los líderes no estaban siguiendo los mandamientos de Dios. El pueblo de Dios no se interesaba por el Dios verdadero; no veían necesario acercarse a Su presencia. Pensaban que las cosas corrían bien sin tenerle en cuenta, creían que no hacía diferencia si estaba presente o si no lo estaba. Por eso se portaban tan negligentemente con Él.

8 Por tanto, la ira de Jehová ha venido sobre Judá y Jerusalén; y los ha entregado a turbación, a execración y a escarnio, como veis vosotros con vuestros ojos. No solamente en el Nuevo Testamento, sino en todas las demás Administraciones, cuando el pueblo de Dios se olvidaba del Dios verdadero recibían las consecuencias de su incredulidad. Aunque nos parezca que sea posible vivir sin respetar a Dios la verdad nos dice que eso es imposible. Leamos ahora desde el versículo 26 hasta el 36.

2ª Crónicas 29.26-36 Y los levitas estaban con los instrumentos de David, y los sacerdotes con trompetas.

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27 Entonces mandó Ezequías sacrificar el holocausto en el altar; y cuando comenzó el holocausto, comenzó también el cántico de Jehová, con las trompetas y los instrumentos de David rey de Israel. 28 Y toda la multitud adoraba, y los cantores cantaban, y los trompeteros sonaban las trompetas; todo eso duró hasta consumirse el holocausto. Las ofrendas están siempre íntimamente ligadas a la adoración del Dios verdadero. Las ofrendas son siempre dirigidas a Dios y no hacia los hombres. Aunque una persona se las entregue a los ministros de Dios, él, verdaderamente, a quien ofrece es a Dios y hacen parte de la adoración proveniente del corazón de esa persona.

29 Y cuando acabaron de ofrecer, se inclinó el rey y todos los que con él estaban, y adoraron. 30 Entonces el rey Ezequías y los príncipes dijeron a los levitas que alabasen a Jehová con las palabras de David y de Asaf vidente; y ellos alabaron con gran alegría, y se inclinaron y adoraron. 31 Y respondiendo Ezequías, dijo: Vosotros os habéis consagrado ahora a Jehová; acercaos, pues, y presentad sacrificios y alabanzas en la casa de Jehová. Y la multitud presentó sacrificios y alabanzas; y todos los generosos de corazón trajeron holocaustos. Cuan maravilloso es ver a las personas volverse al Dios verdadero y que le adoren. Pero, para que eso tenga lugar, se necesita que un líder se ponga firme y se haya vuelto a Él primeramente. Cuando las personas reconocen que hay un Dios verdadero, le adoran y sienten regocijo dándole de sus frutos liberalmente, lo cual hace parte de la adoración al Dios verdadero.

32 Y fue el número de los holocaustos que trajo la congregación, setenta bueyes, cien carneros y doscientos corderos, todo para el holocausto de Jehová. Observe que todas estas ofrendas le fueron dedicadas a Jehová. Ellos ofrecieron, no a nadie más, sino solamente a Jehová.

33 Y las ofrendas fueron seiscientos bueyes y tres mil ovejas. 34 Mas los sacerdotes eran pocos, y no bastaban para desollar los holocaustos; y así sus hermanos los levitas les ayudaron hasta que acabaron la obra, y hasta que los demás sacerdotes se santificaron; porque los levitas fueron más rectos de corazón para santificarse que los sacerdotes. 35 Así, pues, hubo abundancia de holocaustos, con grosura de las ofrendas de paz, y libaciones para cada holocausto. Y quedó restablecido el servicio de la casa de Jehová. Cuando el pueblo de Dios se vuelve al Dios verdadero y le adoran, las ofrendas surgen en abundancia.

36 Y se alegró Ezequías con todo el pueblo de que Dios hubiese preparado el pueblo; porque la cosa fue hecha rápidamente. A. B. C.

Cuando un líder le da la espalda a Dios, es el causante de que las personas abandonen también al Dios verdadero. En ese caso, siempre se abandona también el servicio en la casa de Dios. El pueblo de Dios no reconoce al Dios verdadero y dejan de hacerle las ofrendas. 45

D. E. F. G. H.

Hay consecuencias cuando se abandona al Dios verdadero. Las ofrendas están ligadas a la adoración del Dios verdadero. Cuando un líder se vuelve al Dios verdadero causa también que el pueblo de Dios se vuelva al Dios verdadero. Un verdadero líder asienta también a los ministros que sirven en la casa de Dios para que puedan ejercer conveniente sus funciones de acuerdo al deseo de Dios. Cuando el pueblo de Dios se vuelve al Dios verdadero tienden a adorarle y a ofrecerle liberalmente. 4º Marcos 12:41-44 Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca; y muchos ricos echaban mucho. 42 Y vino una viuda pobre, y echó dos blancas, o sea un cuadrante. 43 Entonces llamando a sus discípulos, les dijo: De cierto os digo que esta viuda pobre echó más que todos los que han echado en el arca; 44 porque todos han echado de lo que les sobra; pero ésta, de su pobreza echó todo lo que tenía, todo su sustento.

A. B. C.

D.

Jesucristo observó que la gente echaba dinero en el arca del templo y se dio cuenta que la gente rica echaba mucho dinero, sin embargo, hoy en día, normalmente observamos que los creyentes ricos no comparte de su abundancia. Entonces observó también a una viuda, que era pobre, poniendo una pequeña cantidad de dinero. Él se dio cuenta que era una viuda y que dio mucho más, en proporción, que los que habían depositado las grandes cantidades de dinero. Ciertamente esta viuda tuvo que haber seguido las instrucciones de Dios cuando hizo su ofrenda. Eso significa que debió de recibir alguna especie de ingreso por medio de una bendición de Dios aunque era más pequeña en comparación con las otras personas. Ella ofreció dos blancas, que fue mucho según lo que dijo Jesucristo, en proporción a las dádivas de otros que poseían muchas riquezas. Jesucristo quiso que sus discípulos tuviesen en cuenta este punto de vista. No reprendió el acto de esta mujer, porque diese su dinero aunque tuviese muchas necesidades siendo viuda como era, tampoco le reprendió porque no le entregase más dinero a Dios. Sino que, les hizo ver a sus discípulos, que en su corazón estaba ofreciéndole a Dios más abundantemente que otras personas. Como ya hemos referido en el apartado “C” anteriormente, debe haber recibido algún ingreso de parte de Dios y como respuesta le ofreció a Dios aquella cantidad. 5º Lucas 21:1-4 Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. 2 Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. 3 Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. 4 Porque todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas ésta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía. La explicación es la misma que se encuentra en el número 3 mencionada anteriormente.

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7. Hebreos 13:16 Y de hacer bien y de la ayuda(koinonia: compartimiento, distribución) mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios (thusia: sacrificio) se agrada (euaresteo: gratificación completa) Dios. A.

Dios nos muestra aquí que no debemos olvidarnos de hacer bien y compartir de las sustancias y dinero, y que estas cosas son consideradas como sacrificios a Dios, una parte de la adoración, en la cual la dulce y agradable fragancia asciende a Su presencia y le bendice.

Esto completa algunas escrituras relacionadas con el dar alegre y liberalmente, recibimiento, ofrendas y compartimientos en el Antiguo Testamento, los Cuatro Evangelios y las Epístolas exceptuando el Libro de Hechos , las Siete Epístolas dirigidas a la Iglesia y las Epístolas Personales.

VI. El estudio de versículos y contextos relacionados con el dar alegre y liberalmente , el recibir, y el compartir en el Libro de Hechos y las siete Epístolas dirigidas a la Iglesia. Antes de comenzar a estudiar muchas de las escrituras que pertenecen a esta Administración, la Era de la Gracia, es importante que notemos una verdad interesante, esto es, las palabras “diezmo” o “diezmar” no aparecen nunca en el Libro de Hechos, ni en las Epístolas a la Iglesia ni en las Epístolas Personales. La cuestión entonces que pasa a colocarse es la siguiente: ¿La omisión de esta palabra, en las secciones que están dirigidas específicamente a nosotros invalida las verdades que hemos aprendido acerca del diezmo en las secciones de la escritura que son simplemente para nuestro aprendizaje? Algunos han argumentado que, una vez que Dios no menciona el diezmo en el Libro de Hechos o en las Epístolas dirigidas a la Iglesia, a nosotros, como creyentes renacidos que somos, no se nos requiere diezmar. Para considerar esta pregunta acerca del diezmo con respecto a los creyentes renacidos, Dios nos instruye, como a obreros de Su Palabra que somos, a permitir que la Palabra se interprete por sí misma:

2ª Timoteo 2:15 Procura con diligencia presentarte aprobado ante Dios, como obrero que no tiene de qué avergonzarse, que usa bien la palabra de verdad.

2ª Pedro 1:20 Entendiendo primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada. Una de las llaves, para que entendamos cómo la Palabra de Dios se interpreta a sí misma, es entender el uso que se da previamente a las palabras que queremos estudiar. La primera ocurrencia, de esa cierta palabra, contiene las verdades necesarias en cuanto a su significado. Posteriormente, ese será su significado todas las veces en que aparece después en la Palabra de Dios. Si Dios fuese a mudar estas verdades en cuanto a su significado, Él nos lo diría. La primera ocurrencia de la palabra “diezmo” aparece en Génesis 14, y allí hemos descubierto que, el diezmo, fue la respuesta de Abraham a las bendiciones y liberación que Dios le había proporcionado en su vida, y sucede antes de la Administración de la Ley. El diezmo no comienza con la ley. La respuesta de Abraham fue voluntaria, una libre voluntad de dar que nació de su corazón y que puso en manos del representante de Dios, la respuesta a Dios que creyó ser la más correcta en aquella situación. Su respuesta no tiene nada que ver

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con dinero. Tiene que ver con su agradecimiento a Dios, dándole lo mejor conque él podía honrarle, puesto que se dio cuenta de todo lo que Dios había hecho por él. Aunque la idea de “diezmar” no aparezca en las escrituras dirigidas a nosotros, ¡tampoco existe ningún sitio en la Palabra de Dios donde se nos diga que dar 10% a Dios con acción de gracias por todas sus bendiciones no sea algo bueno que debamos de dejar de hacer! Hoy en día, en la Administración de la Gracia, el pueblo de Dios, que está compuesto por los hijos e hijas de Dios con las bendiciones del espíritu de Dios morando en ellos, necesita aprender a dar el diezmo. Una vez que la verdad del “diezmo” y la bendición de “diezmar” están absolutamente claras en el Antiguo Testamento y en los Cuatro Evangelios, Dios no tiene necesidad de decirnos que tenemos que diezmar. ¿Por qué no tiene Dios necesidad de instruir al Cuerpo de Cristo a dar el diezmo en esta administración, una vez que esta instrucción se encuentra omitida siempre que las instrucciones de dar aparecen en el Libro de Hechos, las Epístolas a la Iglesia y las Epístolas personales? Porque aquellos que andan por el espíritu de Dios, que saben todo lo que Dios ha hecho por ellos en Cristo y les ha dado en Cristo, sobreentienden que no deberían dar nunca menos que el diezmo, pasan a pertenecer a la categoría de los que dan alegre y liberalmente, van más a allá del simple diezmo ordenado a los hijos de Israel en adición a todas las ofrendas que le daban a Dios. Por la misma razón, en las Epístolas a la Iglesia, la Palabra de Dios no nos instruye para que no tengamos otros dioses delante del Dios Verdadero.

Éxodo 20:3 No tendrás dioses ajenos delante de mí. ¿Podríamos afirmar que la omisión de una instrucción semejante, en las epístolas que se nos dirigen a los que vivimos en esta Administración de la gracia, significa que podemos tener más que un Dios? Y ¿Qué podríamos decir acerca de los diez mandamientos? Algunos de los cuales señalamos.

Éxodo 20:13 No matarás. En las Epístolas a la Iglesia no se nos refiere nada acerca “no matarás; ¿Significa eso que podemos asesinar a quien queramos?

Éxodo 20:16 No hablarás contra tu prójimo falso testimonio. Las escrituras de la administración de la Gracia de Dios no dicen nada acerca de “no hablarás contra tu prójimo falsos testimonios”, ¿Significa tal cosa que podemos formular falsos testimonios contra nuestro prójimo? Tenemos que entender que aquellos que tienen el espíritu de Dios habitando en ellos no necesitan la instrucción de la ley para que se tengan que sujetar a la ley, sin embargo, eso no significa que puedan quebrantar la ley que muestra el estandar de la justicia. Los Cristianos, aquellos que poseen el espíritu de Dios, tienen la habilidad de andar en una ley mucho más alta, esto es, la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús.

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Romanos 8.2-4 Porque la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo, en semejanza de carne de pecado, y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne. 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al espíritu. Los hijos e hijas de Dios pueden andar, hoy en día, por medio de una ley mucho más alta que cumple la justicia de la ley. La Palabra de Dios nos muestra claramente en el Antiguo Testamento, antes de la Administración de la Ley, que “el diezmo” le pertenece a Dios y que le era dado con toda certeza a Dios con alegría de corazón y como acción de gracias. Aquellos que vivían en el tiempo de la administración de la ley y que no poseían el espíritu de Dios no solamente daban el 10 % de las bendiciones que Dios les concedía, sino que además, hacían ofrendas encendidas, ofrendas de alimentos y ofrendas de paz a Dios con acción de gracias junto con el diezmo, tenían además otras ordenanzas de ofrendas, tales como las ofrendas de pecado y traspasos, las cuales ofrecían para la purificación de sus pecados. A nosotros no se nos pide que demos estas ofrendas de acuerdo a la ley, pero la cuestión que debemos observar es que, aquellos que no alcanzaron la Promesa del Padre, dieron ofrendas en abundancia a Dios porque Dios les mostró que la abundancia en dar los diezmos y las ofrendas era justo y agradable delante de Él. Por tanto, ¿Podrían los que recibieron la Promesa del Padre hacer menos de lo que hicieron aquellas personas? Los creyentes que andan por el espíritu de Dios deberían llegar a ser más generosos, alegres y liberales que aquellos creyentes del Antiguo Testamento que no recibieron la promesa del espíritu de Dios. Ahora, por tanto,, será apropiado que cerremos nuestro estudio con varias escrituras del Libro de Hechos y de las Epístolas para que veamos lo que Dios nos escribe a nosotros con respecto a las donaciones. El primer versículo que vamos a considerar se encuentra en Hechos 2, y sucede poco tiempo después del Día de Pentecostés:

A. El estudio de versículos y contextos con respecto al dar de corazón alegre y liberalmente, recibir, y los compartimientos en el Libro de Hechos 1. Hechos 2:41-47 Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; y se añadieron aquel día como tres mil personas. 42 Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones 43 Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. 44 Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas;

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45 Y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno. 46 Y perseveraban unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría y sencillez de corazón, 47 alabando a Dios, y teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor añadía cada día a la iglesia los que habían de ser salvos. A. La Palabra de Dios nos dice que aquellos que creían estaban juntos, y que tenían todas las cosas en común; y además, que vendían sus propiedades y sus bienes y las repartían entre todos conforme a la necesidad de cada uno (versículos 44, 45) Estos versículos no nos explican si los nuevos creyentes daban sus bienes y posesiones además de los diezmos y de las ofrendas, solamente nos dicen que ofrecían lo que no necesitaban (indicado por el plural de la forma nominal “heredades”). Estos versículos tampoco nos dicen específicamente quienes recibían el dinero de los bienes y las posesiones, solamente nos dicen que eran las personas que tenían necesidad. No obstante, en este relato, los creyentes eran todos de la casa de Israel y este evento sucedió inmediatamente después del Día de Pentecostés. Por tanto, estos creyentes no pudieron haber cortado radicalmente con la ley de Moisés sino que debían continuar a practicarla, lo cual implicaba traer los diezmos y las ofrendas para Dios en el Templo de Jerusalén en el festival que se celebraba anualmente. Los líderes y los Apóstoles continuaron a enseñar e instruir a los creyentes Judíos para que guardasen la Ley de Moisés aún muchos años después del Día de Pentecostés. Existen dos lugares en el Libro de Hechos donde fueron dadas instrucciones por medio del apóstol Santiago para que los creyentes Judíos guardasen la Ley de Moisés, sin embargo, el mismo Apóstol no instruye de la misma manera a los creyentes Gentiles.

Hechos 15:13-21 Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió diciendo: Varones hermanos, oídme. 14 Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los Gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. 15 Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, como está escrito: 16 Después de esto volveré y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; y repararé sus ruinas, y lo volveré a levantar. 17 Para que el resto de los hombres busque al Señor, y todos los Gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre. 18 Dice el Señor, que hace conocer esto desde tiempos antiguos. 19 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los Gentiles que se convierten a Dios. 20 sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre. 21 porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo El Apóstol Santiago dio esta instrucción “no se inquiete a los Gentiles que se convierten a Dios”, lo cual significa que, tanto Santiago como los demás creyentes Judíos estaban obligados a continuar guardando la Ley, pero los creyentes Gentiles no necesitaban seguir la Ley exceptuando las pocas cosas mencionadas en el versículo 20.

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Esta verdad, que los Apóstoles y los líderes entre los creyentes Judíos continuaban a enseñar las creencias judaicas y a practicar la Ley, se hace más claramente visible después en Hechos capítulo 21.

Hechos 21: 20-24 Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuantos millares de Judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. 21 Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los Judíos que están entre los Gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres. 22 ¿Qué hay, pues,? La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. 23 Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros cuatro hombres que tienen la obligación de cumplir voto. 24 Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. Aunque Jesucristo hubiese cumplido la Ley y se ofreció a sí mismo, de una vez por todas, consumando así el perfecto sacrificio por todos nosotros, los creyentes Judíos de los primeros tiempos de la Iglesia continuaron a guardar la Ley y los mandamientos de Moisés y, por tanto, continuaron a traer también los diezmos y las ofrendas al templo aunque no esté aquí específicamente referido.

Hebreos 9:25, 28 Y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena. 28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

Hebreos 10:10-12 En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre. 11 Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados. 12 pero Cristo, habiendo ofrecido una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios. B. Estos creyentes vendían sus posesiones (posesiones-plural, de las que no precisasen) y suplían las necesidades de los Apóstoles y de los hermanos creyentes que las tuvieran. Al mismo tiempo, tenemos que darnos cuenta que ellos no vendían lo que necesitasen, aquello que necesitaban lo guardaban y los que tenían necesidades recibían de la abundancia que otros creyentes poseían y así suplían sus necesidades C. Otra cosa que debemos observar es que, a estos creyentes Judíos, después de que recibieran la sana doctrina,, mediante la verdad que tanto Pedro como otros Apóstoles les enseñaron, “sobrevino temor (respeto con amor) a cada uno de ellos” y todos dieron sustancialmente de una manera liberal y generosa para suplir las necesidades de los hermanos, yendo más allá de los diezmos y ofrendas y depositándolo en el templo en manos de los sacerdotes y Levitas (vea el punto A. Anteriormente). Es absolutamente cierto que las necesidades de los Apóstoles debieron ser suplidas a través del compartimiento liberal que daban los creyentes.

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D. Cuando una persona se vuelve verdaderamente al Dios único y verdadero, y le cree, no simplemente por poseer un mero conocimiento, sino también de todo corazón, siempre le dará generosamente a Dios para poder suplir las necesidades de los ministros y de los creyentes. Está escrito que glorificaban a Dios y tenían favor (gracia) con todo el pueblo. En este pasaje de Hechos 2:41-47, así como también sucede en la primera ocurrencia de la palabra diezmo con respecto a Abrahán, los creyentes dieron en respuesta a las bendiciones de Dios: “Y los que recibieron su palabra fueron bautizados...” (vers.41). Los nuevos creyentes reconocieron estas bendiciones, alababan a Dios, y fueron movidos a misericordia para dar aquello que no necesitaban a otros que tenían carencias. Entonces Jehová añadía cada día a los que habían de ser salvos. El pasaje siguiente donde aparece este principio de compartir de las pluralidades se encuentra en Hechos capítulo cuatro. 2. Hechos 4:21-37 Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo, porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho. 22 ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años. 23 Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. 24 Y ellos, habiendo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; 25 que por boca de tu siervo David dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes; y los pueblos piensan cosas vanas? 26 Se reunieron los reyes de la tierra, y los príncipes se juntaron en uno contra el Señor y contra su Cristo. 27 Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los Gentiles y el pueblo de Israel, 28 para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. 29 Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra 30 mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. 31 Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del espíritu santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. Estos creyentes estaban en brasas; estaban literalmente hablando con Jehová, esto debería ser también una realidad hoy en día. Así que, después de una simple oración, ¡el lugar donde estaban reunidos tembló!

32 Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. 33 Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, y abundante gracia era sobre todos ellos. 34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido,

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35 y lo ponían al pie de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. Estos eran los primeros días de la Iglesia. Este pasaje tiene lugar poco tiempo después de que un hombre cojo durante cuarenta años hubiese sido sanado milagrosamente a la puerta del templo llamado La Hermosa por la mano de Pedro y de Juan (Hechos 3:1-11; 4:22). El sumo sacerdote y los líderes confrontaron a los creyentes, pero estos no se sintieron intimidados. Al contrario, ellos se juntaron y oraron a Jehová pidiéndole el denuedo necesario para hablar Su Palabra. Así como en Hechos 2, aquí también vemos que los creyentes estaban unánimes juntos, tenían todas las cosas en común, y daban todo lo que no necesitaban para suplir las necesidades de los creyentes. Estos creyentes, en reconocimiento del poder de Dios, no dejaron de hacer lo que debían. Dando testimonio de sus corazones y de sus almas en Hechos 4, la Palabra de Dios nos dice que “no había entre ellos ningún necesitado...” (versículo 34). Este pasaje declara específicamente que, aquello que daban, ponían el precio de lo vendido a los pies de los apóstoles, y, posteriormente, los Apóstoles eran responsables por distribuir el montante entre los que tenían necesidades. En Hechos 2, sin embargo, no se hace ninguna referencia de que fueran los Apóstoles los que se cuidaban de repartir los bienes. Continuemos leyendo el capítulo 4 del Libro de Hechos.

36 Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, 37 como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles. Una llave que podemos usar para entender estos dos versículos se encuentra en el Libro de Números capítulo 18, que ya hemos considerado anteriormente:

Números 18:24 Porque a los Levitas he dado por heredad los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda; por lo cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad. Bernabé era un Levita, y, como tal, antes de ser renacido del espíritu de Dios, él había aprendido de la Ley que no podía poseer ninguna heredad entre los hijos de Israel, es decir, su propia heredad. No hay nada estipulado en la Era de la Gracia acerca de los creyentes con antecedentes de Levita que no puedan poseer su propia heredad. El estándar Levita del Antiguo Testamento no trae consigo la perfección.

Hebreos 7:11 Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él recibió el pueblo la ley), ¿Qué necesidad habría aún de que se levantase otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado según el orden de Aarón. Sin embargo, para Bernabé, como nuevo creyente que era, y con antecedentes levíticos, consideró que estaba errado que él tuviera su propia heredad, una vez que la revelación del Misterio todavía no se había dado a conocer ni había sido todavía predicado por el Apóstol Pablo. Esta revelación solamente se dio muchos años después. Por eso, evidenciando el cambio que se produjo en su vida volviéndose para Dios, vendió lo que poseía y puso el dinero al pie de los Apóstoles para que fuese distribuido. La palabra “heredad” se encuentra en singular: Bernabé vendió aquello que necesitaba. Sin embargo, tanto en su corazón como en su entendimiento, lo que él más deseaba era agradar a Dios. Existen muchos pasajes en el Libro de Hechos que nos muestran a Bernabé sirviendo como ministro al pueblo de Dios (Hechos

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11:22-26). Parece como si, cuando distribuyó sus posesiones, Bernabé, teniendo necesidades, fuese un recipiente donde Dios depositaba Su abundancia. Nunca le faltaba de nada. A. Estos creyentes realmente depositaban en Dios su confianza como se ve reflejado en sus oraciones (vers. 24-31). El pueblo de Dios daba liberalmente cuando se volvieron de corazón al Dios Verdadero. Lo mismo se observa también en los creyentes del Antiguo Testamento. B. Una vez más, aquí también se ve que estos creyentes debieron haber traído sus diezmos y ofrendas al templo donde estaban los Levitas y sacerdotes. C. Estaban bendecidos supliendo las carencias de los creyentes necesitados, vendían sus pluralidades y traían el dinero a los Apóstoles para que estos lo empleasen supliendo las necesidades de los santos. Dicho de otra manera, traían el dinero y lo depositaban a los pies de los líderes fieles para que, éstos después, lo distribuyesen de acuerdo a la proporción de la necesidad genuina de cada uno. D. Por eso, los creyentes, daban abundante y generosamente; ellos deben haber ofrecido, antes que nada, los diezmos y ofrendas al templo de Dios para los Levitas y sacerdotes de acuerdo a la Ley. Después, dieron de sus pluralidades y trajeron el dinero a los Apóstoles y estos lo distribuyeron de acuerdo a la necesidad que tenía cada uno. Y como resultado de tal generosidad, la escritura dice que abundante gracia fue derramada sobre todos ellos. E. Hay creyentes, hoy en día, que también dan generosamente y no solamente suplen las necesidades de otros creyentes, sino que, además, suplen también las necesidades genuinas de los ministros de Dios, los cuales miran por sus vidas espirituales. Debemos volver a vestirnos de la integridad y la exactitud de la Palabra de Dios, debemos comenzar, otra vez, a poner toda nuestra confianza en Él de todo corazón y obedecerle en todo lo que nos dice. Vamos a continuar ahora leyendo un registro en Hechos 5, donde nos encontramos a otro creyente que, sin ser Levita, vendió también lo que le hacía falta. Sin embargo el corazón del vendedor aquí se muestra radicalmente diferente.

Hechos 5:1-12 Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad. 2 y sustrajo del precio, sabiéndolo también su mujer; y trayendo solo una parte, la puso a los pies de los Apóstoles. 3 Y dijo Pedro: Ananás, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? 4 Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. 5 Al oír Ananás estas palabras, cayó y expiró. Y vino gran temor sobre todos los que lo oyeron. 6 Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. 7 Pasado un lapso como de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. 8 Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Si, en tanto. 9 Y Pedro le dijo: ¿por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. 10 Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. 54

11 Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosa. 12 Y por la mano de los Apóstoles se hacían muchas señales y prodigios en el pueblo; y estaban todos unánimes en el pórtico de Salomón. A. La primera palabra del capítulo cinco versículo uno es “Pero”. Este versículo y este registro deberían encontrarse en el final del capítulo cuatro, una vez que establece el contraste con la venta de la heredad de Bernabé y de cómo éste puso el dinero a los pies de los Apóstoles, lo cual hizo con sinceridad, pureza, honestidad y dentro del respeto con amor a Dios, con Ananías y Safira, el caso muda de figura, pues fue un acto de insinceridad, impureza, deshonestidad y falta de respeto hacia Dios. Ellos vendieron “ una” heredad (singular) y trajeron parte del dinero a los Apóstoles haciéndoles creer que era la totalidad del dinero. En primer lugar tenemos que darnos cuenta de que ellos no necesitaban dar aquello que necesitaban, una vez que Ananías y Safira tenían solamente una heredad y no debían proceder de la familia de los Levitas. B. Pedro se dio cuenta de que querían engañarlos y que querían aparentar lo maravillosos que eran porque le daban todo lo que poseían a Dios. C. Nosotros somos hijos del Dios Viviente y Verdadero y sabemos que lo que Dios mira realmente es al corazón. Y esto lo hace también en el momento en que cualquiera comparte con Él de sus riquezas materiales. Si ellos le hubieran ofrecido con un corazón puro y agradecido las cosas hubiesen sido bien diferentes aunque no se les hubiese pedido que diesen de sus necesidades. D. Ellos pensaron que podían engañar a Pedro y a los demás Apóstoles, pero no lo lograron, no se puede engañar a Dios, por eso le mostró a Pedro su verdadera intención. Ellos deben haber supuesto que, imaginándose los Apóstoles que habían vendido todo lo que poseían, Pedro y los demás les pedirían después que sirviesen a Dios y a Su pueblo a tiempo entero, como deben de haber hecho con Bernabé anteriormente, y que sus necesidades, a partir de entonces, serían suplidas por la iglesia. E. El hombre de Dios debe tener denuedo hablando la verdad, y reprender y corregir cuando sea necesario, aún cuando la persona que tengan que reprender haya dado una gran cantidad de dinero; No debe sentirse feliz y satisfecho simplemente porque alguien le de una gran cantidad de cosas materiales, sino que debe mirar el corazón del hombre conforme a lo que Dios le enseñe, porque su ministerio lleva consigo impartir la doctrina, reprender y corregir, para que los creyentes puedan andar en comunión con Dios y manifestar todas las bendiciones y beneficios que Dios les imparte. F. Al mismo tiempo, no debe tener temor de reprender y de corregir al hombre que piense fraudulentamente, pensando que, si lo reprende por eso, esa persona ya no va a compartir más de su dinero. Pedro no tomó en cuenta la gran cantidad de dinero que aquel hombre estaba depositando a sus pies, sino que se importaba, única y exclusivamente, en cuál sería la voluntad de Dios. G. Ahora bien, debemos hacer notar que Ananías no tenía por qué haber muerto en aquellas circunstancias si hubiese aceptado la reprensión que Pedro dirigió a la acción que emprendió en su corazón, por eso la escritura dice que “oyendo estas palabras, Ananías cayó y expiró.” No fue la reprensión de Pedro lo que lo mató sino que, Ananás, “cayó y expiró.” Los ministros de Dios deben poner el corazón de los creyentes en su lugar debido para que estos creyentes puedan

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manifestar las bendiciones y los beneficios que recibieron cuando fueron hechos salvos. H. Ananías y Safira decidieron morirse debido a la posición tan firme que mantuvieron Pedro y los demás Apóstoles (porque decidieron expirar en vez de tomar la posición que Dios quería que ocupasen) pero el versículo 11 y 12 dice que “vino gran temor sobre toda la iglesia y sobre todos los que oyeron estas cosas” I. Este incidente produjo, a pesar de las circunstancias, grandes resultados positivos, es decir, además de sobrevenir temor (respeto con amor por los asuntos de Dios)por las manos de los Apóstoles también fueron hechas muchas señales y maravillas entre el pueblo (y todos estaban unánimes y juntos en el pórtico de Salomón.) 5. Hechos 6:1-7 En aquellos días, como creciera el número de los discípulos, hubo murmuración de los griegos contra los hebreos, de que las viudas de aquellos eran desatendidas en la distribución diaria. 2 Entonces los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios, para servir a las mesas. 3 Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del espíritu santo y de sabiduría, a quienes encarguemos de este trabajo. 4 Y nosotros perseveraremos en la oración y en el ministerio de la palabra. 5 Agradó la propuesta a toda la multitud; y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del espíritu santo, a Felipe, a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas, y a Nicolás prosélito de Antioquia. 6 a los cuales presentaron ante los Apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. 7 Y crecía la palabra del Señor, y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. A. Pedro y los Apóstoles cuidaban de las viudas en la iglesia con el dinero y las sustancias ofrecidas por los creyentes, como lo hacían los hijos de Israel con sus viudas de acuerdo a las instrucciones que Dios les había dado en la Ley.

Deuteronomio 14:28 y 29 Al fin de cada tres años sacarás todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus ciudades. 29 Y vendrá el Levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda obra que tus manos hicieren.

Deuteronomio 26:12 Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero, el año del diezmo, darás también al Levita, al extranjero, al huérfano y a la viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán.

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Pero aquí, como está referido en el versículo 2 del capítulo 6 del Libro de Hechos, los Apóstoles no podían ocuparse de las necesidades de las viudas de Israel que hablaban la lengua griega. Una vez que los Apóstoles no estaban capacitados para dedicarse al trabajo de la distribución, escogieron a hombres de reputación honesta, no a hombres comunes, llenos de espíritu santo y de sabiduría. Estos hombres deben de haber sido tremendos hombres de Dios una vez que, algunos de ellos, tales como Esteban y Felipe, son diversas veces mencionados por sus actos en el Libro de Hechos. La Palabra de Dios nos muestra con esto que el dinero y las sustancias que se ofrecen a Dios deben ser confiadas a personas honestas, fieles y sabias que anden por el espíritu. B. Los Apóstoles no dijeron que, el cuidado de las viudas que hablaban la lengua griega, debía ser desatendido, ni pusieron en causa que el dinero les fuese dirigido, etc., sino que reconocieron que, esta labor, estaba de acuerdo a lo que decía la Palabra de Dios en la Ley de Moisés, y sabían que esta necesidad debía ser atendida, por eso establecieron a grandes líderes espirituales para que se dedicasen a esta labor en la iglesia.

6.

Hechos 11:27-30 En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquia. 28 Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. 29 Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; 30 lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.

A. Después de escuchar lo que iba a suceder en un futuro próximo, como dijo el profeta Agabo, todos los discípulos de Antioquia acordaron que debían compartir de acuerdo a las posibilidades de cada uno y enviar sus contribuciones a los hermanos que habitaban en Judea. Estos creyentes se mostraron voluntariosos y dispuestos a compartir para suplir las necesidades de otros creyentes. B. Ellos encargaron de este cometido no a otros cualquiera, sino a Bernabé y a Saulo, que eran líderes de renombre y hombres fieles en sus cometidos. C. Bernabé y Saulo entregaron las encomiendas a los líderes que se encontraban en Judea, y éstos, después, la repartieron a cada creyente conforme a sus necesidades.

7.

Hechos 15:1-3 Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. 2 Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los Apóstoles y los ancianos, para tratar esta cuestión.

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3 Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos. A. Los gastos de viaje de Pablo y Bernabé desde Antioquia hasta Jerusalén corrieron a cargo de la Iglesia. Aquí termina el estudio de versículos en el Libro de los Hechos de los Apóstoles que dicen respecto a las donaciones, al recibimiento, y a las ofrendas y compartimientos de abundancia. Una vez que sabemos que el Libro de Hechos nos muestra la transición y el cambio que se da entre la administración previa y la nueva, ahora estamos capacitados para desarrollar lo que Dios nos dice, sobre el mismo tema, en la presente administración. Por eso será de suma importancia que nos demos cuenta de que, lo que se nos muestra en este Libro de Hechos, no debe ser asumido como doctrina, reprensión o corrección simplemente porque esté escrito, puesto que, para la presente administración de la Iglesia, la doctrina, reprensión y corrección correcta se nos ofrecen en las Epístolas a la Iglesia, es decir, desde Romanos hasta Tesalonicenses. Siempre y cuando en el Libro de Hechos, las enseñanzas y la práctica se encuentren en armonía con las Epístolas a la Iglesia, se podrá entonces aplicar, en nuestras vidas, lo que se enseña en el Libro de Hechos.

Sumario de los estudios en el Libro de Hechos 1. En el Día de Pentecostés, y, posteriormente, durante un cierto número de años, los creyentes pertenecían todos a la casa de Israel, por eso continuaron a practicar la ley vigente en el Antiguo Testamento, Hechos 21:20-24, la cual incluía el depósito de los diezmos y las varias ofrendas en el templo de Dios en Jerusalén varias veces al año. Para el efecto, y para suplir las necesidades de los ministros y de los creyentes, vendían sus pluralidades generosamente; y como resultado de sus donaciones generosas, la gracia era abundante sobre todos ellos y ninguno tenía falta de nada. 2. Los Apóstoles eran los encargados de distribuir el dinero y las sustancias que se recibían entre aquellos que soportaban necesidades genuinas entre los creyentes. 3. Una vez más vemos este punto de que, cuando los creyentes se vuelven al Dios verdadero de todo corazón, ellos siempre dan liberalmente como vimos en Hechos 2:42-47 y 4:31-37. 4. Bernabé era un Levita, y, de acuerdo a la Ley, no era supuesto que disfrutase de ninguna heredad, por eso se deshizo de la que poseía vendiéndola y puso el dinero a los pies de los Apóstoles. Tanto él como los demás Levitas que adhirieron a la doctrina y fueron salvos fueron financiados con el dinero y las sustancias que los creyentes compartían. 5. Ananías y Safira debieron haber ofrecido los diezmos y las ofrendas al templo así como lo hacían los otros creyentes Judíos. Decidieron vender la única heredad que poseían y pusieron solamente una parte del dinero a los pies de los Apóstoles con el intento de parecer creyentes maravillosos a los ojos de la iglesia vendiendo algo que les hacía falta y que nadie les había pedido. Lo que debía haber en sus corazones, sin embargo, era que, haciendo creer que habían depositado todo lo que tenían al pie de los 58

Apóstoles, como había hecho Bernabé, ahora serían estos quienes cuidarían de colocarlos a tiempo entero en el ministerio y suplirían todas sus necesidades. 6. El hombre de Dios debe mirar al corazón de los hombres y mujeres y no meramente sus acciones, solo así pueden estar capacitados a instruirlos correctamente. 7. Las viudas debían ser cuidadas también por la iglesia, Hechos 6:1-7, así como se hacía en el Antiguo Testamento. 8. El cuidado de las finanzas, incluyendo su distribución por las diversas áreas necesitadas, debe estar a cargo de creyentes fieles y honestos que sepan operar el espíritu santo como se muestra en Hechos 6:3-7. 9. Cuando los creyentes están andando con Dios, son siempre liberales y generosos dando para ayudar a los que se encuentren en necesidad. Cuando Agabo vino a Antioquia e informó acerca del hambre que vendría, los creyentes se pusieron de acuerdo para mandar víveres, cada uno conforme a lo que podía, a los creyentes que vivían en Judea. Esta encomienda fue llevada a cabo por líderes fieles de renombre que la depositaron a los pies de los también líderes y fieles hermanos en Jerusalén. Hechos 11:27-30. 10. Los gastos de viaje de Pablo y de Bernabé para ir a Jerusalén corrieron a cargo de la iglesia de Antioquia. Hechos 15:1-3.

El estudio de versículos y contextos referentes al dar alegre y generosamente, al recibimiento, y al compartir y ofrecer en las Siete Epístolas a la Iglesia. Observe que, esta sección, trata de la doctrina, reprensión, y corrección que dice respecto a la Iglesia de Dios a la cual pertenecemos, por tanto, necesitamos prestarle una especial atención. La primera ocurrencia de las donaciones se nos ofrece en Romanos capítulo 12. 1. Romanos 12:13 Compartiendo (koinoneo compartir, distribuir) para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad. A. La primera vez que aparece “compartir”, koinoneo en griego, en la Epístola a la Iglesia, se hace con relación a las necesidades, kria, de los santos (los renacidos, pero algunas veces se refiere a “los santos pobres” o “los santos” esto es, a los ministros de Dios que sirven a tiempo entero (a los cuales nos referiremos más adelante cuando estudiemos el punto número 3, Romanos 15:25-28; número 5, 1ª Corintios 16:1-4; número 6, 2ª Corintios 8:4, y 9:1 y 12). El contexto de esta ocurrencia dice respecto a cómo amar sin hipocresía, y muestra que una verdadera manifestación del amor de Dios se encuentra en compartir para proveer las necesidades de otros creyentes:

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Romanos 12:9ª El amor sea sin hipocresía. B. La Palabra de Dios no especifica aquí quienes son los santos que deben recibir la distribución, simplemente dice los santos que tengan necesidades. Dios requiere que estas necesidades sean genuinas, y por supuesto, no están incluidos los Cristianos renacidos que no quieran trabajar:

2ª Tesalonicenses 3:10 Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: si alguno no quiere (thelo: querer, desear) trabajar, tampoco coma. Por eso decimos que el compartimiento debe recaer sobre los ministros de Dios y sobre aquellos que genuinamente sufren necesidades entre los creyentes. En el Antiguo Testamento, Dios le dijo a Israel que se debía cuidar, primeramente y sobre todo, de Sus ministros, los sacerdotes y los Levitas, después de las viudas, extranjeros, y de los huérfanos que tuviesen entre ellos. Debemos de mantener esta verdad muy en cuenta por ser la primera instrucción que Dios le dio a Su gente en la administración de la Gracia con respecto al compartir, koinoneo, (primera ocurrencia de esta palabra en las Epístolas a la Iglesia) en este pasaje o sección, Dios está hablando acerca del renovar de la mente como manera práctica de vivir en el Cuerpo de Cristo.

2. Romanos 13:1-8 Sométase toda persona a las autoridades superiores (exousia: autoridad ejercida); porque no hay autoridades (exousia) sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas. 2 De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos. 3 Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quieres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella. 4 porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo. 5 Por lo cual es necesario estarle sujetos, no solamente por razón del castigo; sino también por causa de la conciencia. 6 Pues por esto pagáis (teleo cumplir, pagar) también los tributos, porque son servidores de Dios que atienden continuamente a esto mismo. 7 Pagad (apodidomi: dar de vuelta, reparar) a todos lo que debéis (ophilee: obligación, lo que es debido, sin deudas) al que tributo (phoros), tributo; al que impuesto (telos: Lo que se paga por beneficios públicos) impuesto; al que respeto (phobos: reverencia), respeto; al que honra (time: estima del valor o precio de algo), honra.

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8 No debáis (opheilo deber, estar debajo de obligaciones) a nadie nada, sino el amaros unos a otros; porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley. Aquí vamos a hacer una referencia a la página 100 de un capítulo que lleva por título “Las Autoridades Superiores a que se refiere Romanos 13” del libro, “Order My Steps In Thy Word” de Victor Paul Wierwille, American Christian Press, The Way International, New Knoxville, Ohio 45871. “Sométase toda persona a las autoridades superiores...” Se ha interpretado generalmente como significando que “las autoridades superiores” se refiere a los gobernadores políticos. Esto, ni es, ni puede ser verdad. Está muy claro, si continuamos la lógica inherente de Romanos 12, que este primer versículo de Romanos 13 está hablando de las diversas funciones dentro del Cuerpo de Cristo, es decir, la Iglesia. Dios, no se está refiriendo al Congreso, ni al Presidente, o al Supremo Tribunal de los Estados Unidos; ni a las autoridades gubernamentales en la estructura política de cualquier nación. La Palabra de Dios se está refiriendo aquí al Cuerpo de creyentes en comunión con las autoridades superiores en dicho Cuerpo. Sométase toda persona, toda alma, a las autoridades superiores. “Las autoridades superiores” son aquellos que operan charismata, es decir, las habilidades espirituales y que cumplen con los compromisos y que Dios a establecido en la Iglesia con el fin de que ayuden al Cuerpo a funcionar apropiadamente. Ese es el contexto inmediato de este capítulo trece. El primer y segundo parágrafo de la página 103 del mismo libro explica el versículo 4 de Romanos 13 de la siguiente manera: “El servidor” no es el ministro de un gobierno secular, este versículo está hablando de las autoridades superiores en la Iglesia, esta refiriéndose a aquellos que detienen autoridad y la ejercen dentro de la Iglesia. Son ministros de Dios que traen beneficios para la gente de Dios de parte de Dios- “para tu bien.” “...Pero si haces lo malo teme, porque no en vano lleva la espada...” La “espada” ¿será que se refiere a pistolas, escopetas, tanques, balas? ¡No! ¿Cuál es la espada que el hombre de Dios porta? La Palabra de Dios. Él es el ministro de Dios, aquel que ejecuta la justicia sobre el que hace lo malo, ¿cómo? leyéndole y enseñándole la Palabra. El que porta la autoridad ejecuta justicia enseñándole la Palabra al que hace lo malo y declarandole “Así dice el Señor.” A. Por tanto, el segundo pasaje respecto a las dádivas en la doctrina fundamental, esto es, en la Epístola a los Romanos, que está dirigida a la Iglesia de Dios y que comienza en el Día de Pentecostés, no establece que se deje de hacer la misma verdad del Antiguo Testamento, es decir, la obligación o el deber de la gente de Dios de dar dinero o sustancias a los ministros de Dios. B. Dios continua a instruir a los santos a pagar lo debido a los ministros de Dios. De hecho, Dios expresa Su voluntad de que se den sustancias y dinero a los ministros utilizando palabras tales como “pagad”, teleo (cumplir, colmatar, pagar), “lo debido”, opheile (lo que es debido, sin deudas) y “tributo”, phoros tasa o tributo impuesto por persona) para el servicio que los ministros de Dios reportan al Cuerpo de Cristo. C. En el Antiguo Testamento los ministros de Dios eran sacerdotes y Levitas. Dios les dio las ofrendas, esto es, 1) Las Ofrendas Encendidas (los sacerdotes recibían 61

solamente la piel del sacrificio), 2) Las Ofrendas de Alimentos, 3) Las Ofrendas de Paz, 4) Las Ofrendas del Pecado y 5) Las Ofrendas de Traspasos de los hijos de Israel, es decir, los creyentes del Antiguo Testamento, y el diezmo de los diezmos de los Levitas a los sacerdotes y diezmos de los hijos de Israel a los Levitas respectivamente por los servicios que prestaban en la casa de Dios. En la administración de la Gracia, los ministros de Dios son Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros, como se declara en Efesios 4:8-14. Las instrucciones de Dios a la Iglesia hoy en día piden que no se cambie el principio vigente en el Antiguo Testamento con respecto a las donaciones que los creyentes tienen que dar a los ministros de Dios de sus sustancias y de su dinero, es decir, de lo que Dios le haya prosperado a cada uno. La segunda ocurrencia de las donaciones de los creyentes que se registra en la Epístola a los Romanos, enfatiza que, los creyentes (ahora no solo de los hijos de Israel, sino también de los Gentiles) tienen el deber de cumplir con sus obligaciones responsablemente, trayendo sus sustancias y dinero a los ministros de Dios como se les ha impuesto, por los servicios que estos ejecutan para los creyentes. D. El versículo ocho dice: “No debáis (opheilo: lo que es debido, lo que está sujeto a obligación) nada a nadie, sino el amaros unos a otros: porque el que ama al prójimo, ha cumplido la ley.” Eso, está claro que significa que, los creyentes, no tienen que deberle nada a nadie sino que den y compartan para suplir las necesidades del Cuerpo de Cristo. Pero cuidado, en el contexto, “a nadie” se refiere a los ministros de Dios. Cuando andamos en el amor que Dios nos puso dentro de nosotros a través de Su espíritu santo y lo manifestamos en nuestras vidas, por supuesto que pagaremos todo lo debido para la obra que los ministros de Dios realizan para edificarnos y para que podamos vivir nuestras vidas con sentido y con propósito. E. La Palabra de Dios no nos dice aquí que los creyentes de Nuevo Testamento tengan que dar de sus sustancias y dinero en la misma proporción que los creyentes del Antiguo Testamento daban sus diezmos y ofrendas a los Levitas y sacerdotes, ni tampoco niega que tengan que hacerlo. Pero el punto que la Palabra de Dios si que deja claro aquí es que, los creyentes hoy en día, tienen el deber y la obligación de dar de sus sustancias y dinero a los ministros de Dios que les sirven. A la gente de Dios se les pide, hoy en día, que no le deban nada a los ministros de Dios, sino que paguen los servicios que realizan los ministros del Nuevo Testamento en la Iglesia para que los ministros y sus familias puedan vivir libremente y servir al Cuerpo de Cristo. Al presente, esos ministros, que andan en amor, pueden saber cual es la proporción justa y debida de las dádivas que recompensa los servicios que realizan y que trae tantas bendiciones. El amor de Dios cumple la ley que muestra lo que es correcto, justo y bueno a los ojos de Dios y, en el Antiguo Testamento, las dádivas de los diezmos y ofrendas a los Levitas y sacerdotes era mucho más que el 10% de todo lo que Dios había prosperado sus vidas. 3. Romanos 15:25-28 Mas ahora voy a Jerusalén para ministrar a los santos. 26 Porque Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda (koinonia compartimiento, distribución) para los pobres (ptokos, sometidos, los que viven para los demás) que hay entre los santos que están en Jerusalén. 27 Pues les pareció bueno, y son deudores (los santos en Macedonia y Acaya) a ellos (a los santos sometidos que viven para ellos); porque si los 62

Gentiles han sido hechos participantes de sus (de los santos sometidos a ellos) bienes espirituales, deben también ellos (Gentiles) ministrarles (a los santos sometidos a ellos) de los materiales. 28 Así que, cuando haya concluido esto, y les haya entregado este fruto (a los santos sometidos), pasaré entre vosotros rumbo a España.. A. Los “santos” mencionados en el versículo 25 se refiere a “los pobres” (sometidos)santos que se mencionan en el 26. El versículo 27 dice que les pareció bueno a los creyentes de Macedonia y de Acaya compartir, de sus sustentos, con estos pobres santos y que, estos creyentes Gentiles, eran deudores, ophiletees,( alguien deudor de algo o que se encuentra debajo de una obligación o cumplimiento) a esos mismos santos pobres (sometidos). Por tanto, está claro que aquellos “santos pobres” no podían ser los creyentes comunes que vivían en Jerusalén si no fuesen ministros con necesidades. Es bastante improbable que hubiese sido por la obra de creyentes pobres, si fuesen “creyentes sin algún ministerio”, que los creyentes Gentiles hubiesen sido hechos partícipes de los bienes materiales. Estos santos pobres eran ministros de Dios en Jerusalén y, a través de los cuales, los Gentiles vinieron a ser partícipes de los bienes espirituales, por eso los creyentes Gentiles estaban debajo de la obligación de ministrar a los pobres santos, a los ministros de Dios, de las cosas materiales. Aunque posteriormente vamos a estudiar el noveno capítulo de 1ª Corintios, vamos a leer ahora el versículo 11 para que entendamos mejor quienes son estos “pobres santos” mencionados en Romanos 15:26.

1ª Corintios 9:11 Si nosotros (Pablo y Bernabé. Apóstoles y ministros de Dios) sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material? Pablo y Bernabé fueron los que habían ministrado a estos creyentes en Corintia, eran los ministros de Dios que habían sembrado los asuntos espirituales, así como los pobres santos también lo habían hecho en Romanos 15:27. Por eso se titulan “segadores” de sus cosas materiales. Por tanto, debe darse por sabido que, los pobres santos, son los ministros de Dios que viven en Jerusalén y que sembraron los asuntos espirituales, como consecuencia, estos Gentiles fueron hechos participantes de los asuntos espirituales, por lo cual, ahora se encuentran en la obligación, son deudores y tienen que ministrar las cosas materiales a estos ministros de Dios en Jerusalén que viven sometidos para los demás, porque sirven a la gente de Dios en todo tiempo. B. Un hombre fiel, el Apóstol Pablo, fue quien se ocupó de llevar a Jerusalén el compartimiento de las sustancias o del dinero, no cualquier otro creyente común. Este principio también lo observamos en El Antiguo Testamento, donde los Levitas fieles y los sacerdotes se ocupaban de los diezmos y ofrendas así como de su respectiva distribución. C. También encontramos lo mismo en la instrucción que se encuentra en Romanos capítulo 13, donde ya hemos estudiado que la gente de Dios fue instruida a compartir con los ministros de Dios que sirven en el Cuerpo de Cristo, los creyentes tienen, por tanto, la obligación y el deber de compartir de las cosas materiales para que los ministros puedan ser sustentados. 4.

1ª Corintios 9:1-18 63

¿No soy Apóstol? ¿No soy libre? ¿No he visto a Jesús el Señor nuestro? ¿No sois vosotros mi obra en el Señor? 2 Si para otros no soy Apóstol, para vosotros ciertamente lo soy; porque el sello de mi apostolado sois vosotros en el Señor. 3 Contra los que me acusan, esta es mi defensa: 4 ¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? ¿Tenía Pablo el derecho o la autoridad, siendo Apóstol como era, de vivir del dinero y de las sustancias de los creyentes corintios? ¿No habían sido salvos y bendecidos los creyentes corintios como consecuencia del trabajo de Pablo y Bernabé?

5 ¿No tenemos derecho de traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? 6 ¿O solo yo y Bernabé no tenemos derecho de no trabajar? Ellos debían vivir del compartimiento de los creyentes corintios para que no tuvieran que parar de trabajar y de concentrarse en el servicio de Dios tal como lo hacían los ministros de Jerusalén. Sin embargo, por algún motivo, los creyentes corintios no estaban interesados en que Pablo y Bernabé recibiesen sus contribuciones; ellos enviaban sus sustancias y dinero a los Apóstoles en Jerusalén.

7 ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quien apacienta el rebaño y no toma de la leche del rebaño? 8 ¿Digo esto solo como hombre? ¿No dice esto también la ley? 9 Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla, ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? 10 Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. 11 Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es gran cosa si segáremos de vosotros lo material? 12 Si otros participan (los Apóstoles en Jerusalén) de este derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo al evangelio de Cristo. Estos creyentes corintios estaban felices porque los Apóstoles en Jerusalén viviesen a expensas de sus sustancias y dinero, pero no querían que Pablo y Bernabé las recibiesen, mismo sabiendo que éstos tenían más derecho de vivir por el compartimiento que ofrecían que los Apóstoles de Jerusalén. Pablo y Bernabé, por tanto, no sobrevivían del compartimiento de los creyentes corintios aunque habían sido ellos los que les habían dado conocer el evangelio de Cristo.

13 ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar participan? 14 Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio. 15 Pero yo de nada de esto me he aprovechado, ni tampoco he escrito esto para que se haga así conmigo; porque prefiero morir, antes que nadie desvanezca esta mi gloria.

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16 Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! 17 Por lo cual, si lo hago de buena voluntad, recompensa tendré; pero si de mala voluntad, la comisión me ha sido encomendada. 18 ¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio. A. Como podemos observar, estos creyentes corintios no estaban satisfechos en compartir de sus sustancias y dinero con el Apóstol Pablo y Bernabé, sino con los Apóstoles en Jerusalén. B. Por tanto, el Apóstol Pablo razonó con ellos, y ciertamente, la lógica con que razonó con estos creyentes era la de Dios, porque esto es la Palabra de Dios, diciéndoles que, ellos, eran los ministros de Dios que habían traído la Palabra de Dios a esos corintios y les habían ayudado a crecer espiritualmente y que, por lo tanto, estaban más capacitado que nadie, de acuerdo a la Palabra, para vivir de las cosas materiales compartidas por estos creyentes.

Hechos 18:1, Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. 9 Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; 10 porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. 11 Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios. El Apóstol Pablo fue el hombre que llevó la Palabra de Dios a los corintios y quien estuvo un año y seis meses edificándolos. La Palabra de Dios nos muestra aquí que, el ministro que sirve directamente a los creyentes locales, en este caso era Pablo, debe ser el ministro en quien los creyentes locales deben depositar sus sustancias y dinero. C. Aunque las finanzas que los creyentes corintios se llevaba para Jerusalén, parece ser que los Apóstoles en Jerusalén no estaban cuidando, como debían, las necesidades de Pablo y Bernabé, porque necesitaban trabajar para sustentarse, al mismo tiempo que predicaban la Palabra de Dios.

Hechos 18:1-5 Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. 2 Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos, 3 y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. 4 Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos.

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5 Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba por entero a la predicación de la Palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. Por tanto, es importante que los que vigilan a los líderes, aquí los líderes de Jerusalén, que se cuiden de las necesidades de los ministros, en este caso de Pablo y Bernabé, que también eran los Apóstoles que desarrollaban el trabajo efectivo. Sin embargo, aquí vemos todo lo contrario, parece ser que los Apóstoles de Jerusalén estaban a gastar mucho dinero con aquellos que no tenían realmente necesidades, tales como algunas viudas, algunos Levitas, etc... que llegaron a ser ministros a tiempo entero pero que no hacían nada productivo. La doctrina de cómo había que distribuir el compartimiento y las ofrendas provenientes de los creyentes está descrita en la Epístola Personal de Timoteo, la cual estudiaremos en detalle posteriormente. Parece ser que los Apóstoles en Jerusalén no estaban a distribuir las sustancias y dinero como debería hacerse, es decir, sobre aquellos que, siendo productivos espiritualmente, genuinamente soportaban necesidades. D. Observe que tanto Pablo como Bernabé eran dos tremendos ministros de Dios. Hay algunas personas que, para su propio provecho, citan los versículos 9 y 10.

1ª Corintios 9:9, 10 Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes? 10 ¿O lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza de recibir del fruto. “Los bueyes” que se mencionan en el versículo anterior se refiere a los ministros de Dios. El versículo 1 comienza con esta pregunta, “¿No soy Apóstol?”, y el pronombre “nosotros” en este capítulo se refiere a Pablo y a Bernabé, los cuales eran ministros de Dios, es decir, Apóstoles, por eso, no todos aquellos que testifican, o dirigen las reuniones y enseñan la Biblia etc. tienen por qué ser necesariamente “los bueyes” del versículo 9. Esa referencia recae sobre los coordinadores (presbus, alguien con madurez espiritual) que gobiernan bien, y especialmente aquellos que trabajan en la Palabra y en la doctrina como se nos muestra en 1ª Timoteo 5:17 y 18. Estudiaremos este mismo tema más profundamente cuando lleguemos a la sección de las Epístolas Personales.. 5. 1ª Corintios 16:1-4 En cuanto a la ofrenda (logia contribución, colecta) para los santos, haced vosotros también de la manera que ordené en las iglesias de Galacia. 2 Cada primer día de la semana cada uno de vosotros ponga aparte algo (theesaurizo: junte coloque aparte), según (hostis: Con un significado cualquiera pero denotando condicionalmente) haya prosperado, guardándolo, para que cuando yo llegue no se recojan entonces ofrendas. 3 Y cuando haya llegado, a quienes hubiereis designado por carta, a éstos enviaré para que lleven vuestro donativo (charis: don, favor, gracia) a Jerusalén. 4 Y si fuere propio que yo también vaya, irán conmigo. A. “Los santos” en el versículo 1 se refiere tanto a “los santos” como a “los pobres santos” de Romanos 15:25 y 26 respectivamente, es decir, a los Apóstoles y a otros ministros de Dios que trabajaban a tiempo entero para el servicio de la Iglesia de Dios en Jerusalén. 66

B. El Apóstol Pablo, según lo que Dios le había dado a conocer, dio órdenes (diatasso, a cabo, estar listo para cumplir una orden) a las iglesias de Corinto, además de a las de Galacia, para que hiciesen colectas para los santos, es decir, para los ministros de Dios en Jerusalén. El modelo seguido fue el mismo que el descrito en Hechos 4:34 y 35, es decir, las sustancias y dinero se llevaban a los Apóstoles en Jerusalén y cuya distribución recaía sobre todos aquellos que tuviesen necesidades. Sin embargo y aparentemente, en esa distribución no se había tenido en cuenta ni al Apóstol Pablo ni a Bernabé como vimos en el registro anterior de 1ª de Corintios 9, ni lo recibieron de parte de Jerusalén ni de la iglesia de Corinto. La iglesia de Corinto estaba satisfecha por compartir con los Apóstoles de Jerusalén, pero no con Pablo y Bernabé. C. En el versículo 2, la Palabra de Dios dice que en el primer día de la semana, que era el Domingo, cada creyente debía de poner de parte las donaciones según lo que Dios le hubiese prosperado a cada uno en aquella semana. De esa manera, no se precisaba que los creyentes tuviesen que tener una colecta especial cuando los ministros de Dios viniesen a recolectar estas sustancia y dinero. Ya estaba realizada. D. Estos hombres, que los creyentes corintios escogiesen considerándolos fieles, pasarían entonces a recibir aquellas donaciones que se habían dado liberalmente y las entregarían en Jerusalén, esta responsabilidad no podía recaer sobre alguno que fuese de dudosa reputación. Si fuese decidido, (axios), que Pablo, fuese también considerado apropiado, iría juntamente con aquellos. E. Por tanto, las donaciones que efectúan los creyente esta siempre condicionado y sujeto a lo que Dios le haya prosperado primero. Esto está de acuerdo con el primer registro donde aparece la palabra “diezmo”, allí vimos que se trataba del pago que hizo Abraham como respuesta agradecida por la abundancia conque Jehová lo había enriquecido; y también se corresponde con el registro siguiente: con el segundo registro, donde vimos que, Isaac, le dice a Dios que le devolvería el 10% de todo lo que Dios le diese. (Génesis 14:20 y 28:22 respectivamente); En todas las veces que aparece esta palabra “diezmo” en la Biblia impera este principio.- El diezmo es la respuesta lógica y agradecida de devolverle a Dios el 10% de todo aquello con que Él nos haya anteriormente enriquecido. Esa era la lógica de las ofrendas que daban aquellos, entre los cuales, Dios había repartido Sus bendiciones. F. En cuanto a pormenores tales como: la proporción o parte que se devuelve a Dios, en respuesta agradecida por toda la lluvia de bendiciones que ha derramado sobre nosotros, a ese respecto digo, el Nuevo Testamento no dice nada; calla y omite cualquier información sobre estas materias, porque se sobreentiende que, aquel que se moja de tales bendiciones, sabe de sobra la proporción que debe darle a Su Padre, sin necesidad de que nadie se la enseñe – es muy sabio en esa materia. Tampoco les dice nada Dios, a esos hijos suyos, acerca de “materiales o sustancias”, porque lo saben perfectamente. A Sus hijos, Dios les dirige términos espirituales, que están por encima de los materiales, no por debajo, es decir, Dios les ha dado un espíritu de sabiduría. ¿Qué diríamos por ejemplo si un creyente tuviese, porque Dios se lo hubiera dado, muchísimo tiempo libre y enormes ganas de aprender y de enseñar pero no tuviese dinero? ¿Cuál sería la proporción que debería devolverle a Dios de cada una de esas dos gracias? ¿No sería sabio que le diese de su tiempo una proporción mucho más grande que de la segunda gracia? Ahora imagínate el caso contrario ¿Qué diríamos del hermano que tuviese una gran suma de dinero que ultrapasase todas sus necesidades y sin embargo no dispusiera de tiempo? ¿Cuál sería el porcentaje más justo en cada una de las gracias? Pues esas son “las proporciones y las sustancias” Si damos abundantemente de lo que poseemos debemos también ser recompensados de 67

lo que carecemos. Esa es la lógica de nuestro Padre. Por eso no tiene que clarificarnos nada a ese respecto ahora en el Nuevo Testamento. Concluimos, pues, que en cuanto a productos específicos, cada uno debe ser instruido personalmente por Dios, porque lo que dice la Palabra de Dios en el Nuevo Testamento es que, conforme Dios haya prosperado a cada creyente, éste le devuelva a Dios Su correspondiente proporción, Los que aman a Dios reciben todo en abundancia.. G. En todo el Nuevo Testamento, la Palabra de Dios tampoco le dice a los creyentes que cuando le devuelvan algo ya no tengan en cuenta que se lo ofrecen a Él. Solamente dice que se deje en las manos del ministro de Dios. ¿Significa esto que, con el cambio de Administración, ya no tenemos que ofrecer a Dios primeramente como hacían los creyentes en el Antiguo Testamento, que llevaban los diezmos y las ofrendas al templo y se las daban a Dios primero, aunque después Dios le diese aquellos diezmos y ofrendas respectivamente a los Levitas y sacerdotes? ¿Significa esto que Dios, al no mencionar ni dar específicas instrucciones en las escrituras del Nuevo Testamento acerca de este asunto, está diciendo que no están ofreciendo a Dios? O ¿Está queriendo que reconozcamos que la verdad básica no ha mudado con el cambio de Administración? Porque Dios establece en el Nuevo Testamento simplemente las cosas que mudan. Por ejemplo: ahora, el creyentes, cuando le devuelva a Dios, ya no deposita sus ofrendas en manos de ofrendas Levitas ni de sacerdotes, sino en manos de lo ministros de Dios del Nuevo Testamento; ahora no se nos requiere que llevemos las sustancias al templo físico de Jerusalén, una vez que, hoy en día, el templo de Dios somos nosotros. Los ministros de Dios en la Administración de la Gracia son los Apóstoles, Profetas, Evangelistas, Pastores y Maestros.

Efesios 4:11 y 12 Y Él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros pastores y maestros, 12 A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. Los santos, los creyentes de la Administración de la Gracia, son, colectivamente, el Templo de Dios.

Efesios 2:19-22 Así que ya no sois extranjeros y advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios, 20 edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo. 21 en quien todo el edificio, bien coordinado, va creciendo para ser un templo santo en el Señor. 22 en quien vosotros también sois juntamente edificados para morada de Dios en el espíritu.

1ª Corintios 3:16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el espíritu de Dios mora en vosotros? Así por ejemplo, Pedro y los demás Apóstoles en Jerusalén no eran ni de la familia de Aarón ni de la familia de Leví. El mismo caso se aplica también con Pablo, que provenía de la tribu de Benjamín, o de Timoteo, cuyo padre era Gentil.

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H. La Palabra de Dios nos muestra otra de las mudanzas que se establece en esta nueva Administración, es decir, ya no tenemos que llevar las sustancias y el dinero para ofrecerlas a Dios al templo de Dios en Jerusalén, una vez que, hoy en día, somos nosotros el templo de Dios como se explica en el punto “G” anterior. Por eso Dios nos instruye a que pongamos en manos de los ministros de Dios de esta Administración que sirven a los santos localmente y a tiempo entero, aquello que le devolvemos a Dios, y también establece ahora, que a Sus ministros nos los escoge porque sean Levitas o sacerdotes, no los ordenados por tener en cuenta si son, o no son, de la descendencia de Leví o de Aarón; Además, otra mudanza que ha establecido es que tampoco existe una localidad o edificio específico donde llevarle tales ofrendas. I. La Palabra de Dios nos instruye a que demos conforme a lo que Dios nos haya prosperado y lo pongamos en manos de los que están en la primera línea de supervisión (en la Iglesia del primer siglo eran los Apóstoles que se encontraban en Jerusalén). Y al mismo tiempo, que compartamos también con el ministro que nos fornece la verdad en nuestra área local. Sin embargo, en Corinto, los creyentes no llevaban a cabo este cometido, por eso fueron reprendidos por Dios a través del Apóstol Pablo. J. Los supervisores máximos, tales como lo eran aquellos Apóstoles en Jerusalén, eran los responsables de cuidar de las necesidades genuinas de cada creyente, incluidos los ministros de Dios en la áreas locales, así se hacía en Hechos 2:45, 4:34, 35 y 6:1-7. Sin embargo, eso no se llevaba a cabo como debía ser en el registro de 1ª Corintios capítulo 9. Por tanto, los altos líderes tienen que mantenerse fieles, humildes, mansos y honestos delante de Dios si quieren estar al cuidado del Cuerpo de Cristo. 6.

2ª Corintios 8:1-24, 9:1-15 Asimismo, hermanos, os hacemos saber la gracia de Dios que se ha dado a las iglesias de Macedonia;

Dios quería que los creyentes corintios supiesen cómo, y por qué, había sido derramado tan abundantemente el favor divino de Dios sobre los creyentes de Macedonia.

2 que en grande prueba de tribulación, la abundancia de su gozo y su profunda pobreza abundaron en riquezas de su generosidad. Mismo cuando las circunstancias fuesen de grandes dificultades económicas, estos creyentes confiaban en Dios y en Su Palabra, por eso dice Dios que abundaron en las riquezas de su generosidad.

3 Pues doy testimonio de que con agrado han dado conforme a sus fuerzas, y aún más allá de sus fuerzas. Estos creyentes estaban tan bendecidos y llenos de gozo que dieron aún más allá de sus posibilidades económicas.

4 Pidiéndonos con muchos ruegos (paracleesis, coraje) que les concediésemos el privilegio de participar (koinonia)en este servicio para los santos.

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Rogaban a Pablo con mucha insistencia que recibiese las generosas dádivas que querían compartir para el servicio de los santos, es decir, los pobres santos de que hablábamos en Romanos 5:26 y en otros pasajes.

5 Y no como lo esperábamos, sino que a sí mismos se dieron primeramente al Señor, y luego a nosotros por la voluntad de Dios; No lo hicieron compungidos por Pablo o algún otro creyente, sino con la intención y decisión de poner a Dios primero en sus vidas y en hacer Su voluntad.

6 de manera que exhortamos a Tito para que tal como comenzó antes, asimismo acabe también entre vosotros esta obra de gracia. Tito fue el incumbido de recolectar las generosas donaciones de los corintios para los santos un año antes, pero no llegó a realizarla, así que, para que la gracia de Dios recayese también sobre la Iglesia de Corinto, como había sido derramada sobre la de Macedonia, Pablo deseaba que Tito, ahora, recolectase lo que la iglesia de Corinto quisiera ofrecer para aquel servicio.

7 Por tanto, como en todo abundáis, en fe, en palabra, en ciencia, en toda solicitud, y en nuestro amor para con nosotros, abundad también en esta gracia. El deseo de Dios para los creyentes es que abunden en todas las áreas de sus vidas, incluyendo la gracia de Dios, que solo tiene lugar en aquellos que dan generosamente llenos de amor y de agradecimiento a Dios, como lo hicieron los creyentes macedonios.

8 No hablo como quien manda, sino para poner a prueba, por medio de la diligencia de otros, también la sinceridad del amor vuestro. Pablo, por revelación de Dios, está diciendo a los corintios que no está presionando a los creyentes corintios a ser generosos, sino que esta generosidad era de parte de ellos y que, si la llevaban a cabo, sería la prueba de la sinceridad amorosa que habitaba en sus corazones.

9 Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor de vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos. Después de mostrarles la maravillosa generosidad de los creyentes Macedonios, Dios quiso que los creyentes corintios, que todavía no habían participado con sus donativos, conociesen la gracia, y la generosidad de nuestro Señor Jesucristo. Porque se dio a sí mismo en servicio para el pueblo de Dios y de acuerdo a la voluntad de Dios hasta el límite, hasta entregar también su vida aún cuando poseía todas las cosas en abundancia, siendo como era el Hijo de Dios. Y el motivo y resultado de su decisión fue que, ahora nosotros, pudimos llegar a alcanzar todas las riquezas de Su gracia, siendo como somos hijos de Dios manifestamos estas riquezas entregándonos nosotros ahora también para servir al pueblo de Dios y siempre alineados con la generosidad de Jesucristo.

10 Y en esto doy mi consejo; porque esto os conviene a vosotros, que comenzasteis antes, no solo a hacerlo, sino también a quererlo, desde el año pasado. 11 Ahora, pues, llevad también a cabo el hacerlo, para que como estuvisteis prontos a querer, así también lo estéis en cumplir conforme a lo que tenéis.

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12 Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene. Un año antes, los creyentes corintios estaban dispuestos a dar generosamente, pero la colecta no llegó a realizarse, por eso, un año después, estaban a ser inducidos a llevar a buen término la colecta voluntaria como habían estado dispuestos el año pasado.

13 Porque no digo esto para que haya en otros holgura y en vosotros estrechez. Esta dádiva de los creyentes corintios para suplir las necesidades de los santos en Jerusalén no tenía el propósito de causarles fardos pesados y presiones enviando su dinero y sustancias a los santos de Jerusalén, ni tenía el propósito de que se obligasen a sí mismos a dar porque supiesen que otros creyentes, en otras regiones, habían dado alegremente hasta de lo que carecían para que suplir las necesidades de los santos.

14 sino para que en este tiempo, con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad, La voluntad de Dios es que aquellos que tengan demás le den a los que tienen de menos en el Cuerpo de Cristo, en este caso, la abundancia que poseían los creyentes de Corinto era para suplir las necesidades de los santos pobres, es decir, de los ministros que trabajaban a tiempo entero en Jerusalén. Puede darse el caso de que, en un cierto momento, los creyentes no tengan suplir ninguna necesidad de los ministros locales, en ese caso sus compartimientos deben ser ofrecidos para las necesidades de los ministros a tiempo entero de otras regiones para que pueda haber igualdad.

15 Como está escrito: El que recogió mucho, no tuvo más, y el que poco, no tuvo menos. Dios quiere que todos tengamos nuestras necesidades suplidas. Aquello que no necesitamos lo compartimos. Algunas veces podemos disfrutar de una gran abundancia y entonces damos generosamente y a veces no tenemos esa gran abundancia y entonces la abundancia de otros creyentes deberá suplir las carencias nuestras dentro del Cuerpo de Cristo. Por esta vía, ninguno padecerá necesidades en momento alguno. La lógica la sacamos del Antiguo Testamento, Éxodo 16:18. Esta es la voluntad de Dios para Su gente también en nuestra Administración, es decir, los que disfruten de abundancia deben compartir generosamente con sustancias y dinero para que, tanto las necesidades de los ministros de Dios en cualquier región como las necesidades de la gente de Dios en cualquier parte, pueda ser suplida con aquel generoso compartimiento que es el resultado del respeto y del amor que a Dios se le tiene. Los registros en el Antiguo Testamento, en el Libro de los Hechos de los Apóstoles y en el Nuevo Testamento nos muestran que, cuando el pueblo de Dios creía, amaba, y adoraba a Dios, siempre daba generosamente para suplir las necesidades de los ministros y las necesidades de otros creyentes para que no hubiera carencias entre sí. Esta verdad no ha sido modificada en las Epístolas a la Iglesia.

16 Pero gracias a Dios que puso en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros.

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17 Pues a la verdad recibió la exhortación; pero estando también muy solícito, por su propia voluntad partió para ir a vosotros. 18 Y enviamos juntamente con él al hermano cuya alabanza en el evangelio se oye por todas las iglesias; 19 y no solo esto, sino que también fue designado por las iglesias como compañero de nuestra peregrinación para llevar este donativo, que es administrado por nosotros para gloria del Señor mismo, y para demostrar vuestra buena voluntad; 20 evitando que nadie nos censura en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos, 21 procurando hacer las cosas honradamente, no solo delante del Señor, sino también delante de los hombres. 22 Enviamos también con ellos a nuestro hermano, cuya diligencia hemos comprobado repetidas veces en muchas cosas, y ahora mucho más diligente por la mucha confianza que tiene en vosotros. 23 En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador para con vosotros; y en cuanto a nuestros hermanos, son mensajeros de las iglesias, y gloria de Cristo. 24 Mostrad, pues, para con ellos ante las iglesias la prueba de vuestro amor, y de nuestro gloriarnos respecto de vosotros.

2ª Corintios 9:1-15 Cuanto a la ministración (diakonia, servicio) para los santos (los pobres santos – los ministros a tiempo entero), es por demás que yo os escriba; (No me es necesario deciros nada acerca de este servicio para los santos)

2 pues conozco vuestra buena voluntad, de la cual yo me glorío entre los de Macedonia, que Acaya está preparada desde el año pasado; y vuestro celo ha estimulado a la mayoría. (Porque conozco vuestras ganas de ayudar, y me he congratulado de referirla a los de Macedonia, diciéndoles que, desde el año pasado, vosotros en Acaya estabais preparados par compartir de vuestra abundancia; y vuestro entusiasmo ha estimulado a muchos de ellos) 3 Pero he enviado a los hermanos, para que nuestro gloriarnos de vosotros no sea vano en esta parte; para que como lo he dicho, estéis preparados; (Pero he enviado a los hermanos para que nuestro congratularnos acerca de vosotros en esta materia no resulte falso, sino que os encontréis preparados, como yo dije que estaríais.) 4 no sea que si vinieren conmigo algunos macedonios, y os hallaren desprevenidos, nos avergoncemos nosotros, por no decir vosotros, de esta nuestra confianza. 5 Por tanto, tuve por necesario exhortar a los hermanos que fuesen primero a vosotros y preparasen primero vuestra generosidad antes prometida, para que esté lista como de generosidad, y no como de exigencia nuestra. 6 Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente (ulogia, bendecido), generosamente también segará. Aquellos que siembren escasamente, escasamente segarán, pero aquellos que siembren con un corazón bendecido (ulogia) recibirán muchas bendiciones. El corazón que esta por detrás de la ofrenda es de suma importancia. En el supuesto de que alguien diese el 50% de lo que hubiese prosperado con un corazón mezquino, lo que cosechará de vuelta también será mezquino. Por otro 72

lado, el hombre que deba amontonar el dinero disponible para poder vivir, o que sea dueño del grano disponible para su sustento, y ofrezca generosamente con un corazón bendecido el 15% de sus ingresos, también lo que recibirá de vuelta será bendito. Dios desea que nosotros demos generosamente de nuestras pluralidades o de lo que nos haya prosperado, y no por necesidad, sin amor ni convicción. Sin embargo, el mínimo que una persona ofrece de los ingresos con que Dios le prospera es el 10%, y esto no ha cambiado nunca, porque el 10% de los ingresos es de Jehová y santificado para Él. Los creyentes del Antiguo Testamento no dieron solamente los diezmos, sino que, además, también hacían ofrendas voluntarias (ofrendas encendidas, de alimentos y de paz por lo menos tres veces al año en sus fiestas) es decir, ofrecían mucho más que el 10% de lo que Dios les había prosperado. Sin embargo, Dios no declara acerca del diezmo en ninguna parte del Nuevo Testamento, no dice que Sus hijos deben dar 10% de sus ingresos. Al mismo tiempo, Dios no nos dice que ofrecer el 10% de lo que Dios haya bendecido a un creyente haya cambiado o terminado en ninguna parte del Nuevo Testamento tampoco. Sin embargo, aquellos que han recibido la promesa del Padre, el espíritu santo de esta administración y que andan en amor, sabrán lo que es bueno, justo y la proporción correcta que honre y le dé a Dios para que supla las necesidades de Sus ministros y las necesidades de los hermanos creyentes.

7 Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Aquí tampoco nos dice Dios nada acerca del porcentaje que un hombre debe dar de los ingresos que Dios le ha dado. Lo que enfatiza es la alegría que proponemos en nuestro corazón cuando damos. Una vez que se está refiriendo a donar generosamente, ciertamente que no quiere decir un porcentaje mezquino de lo que Dios nos haya dado. Los creyentes del Antiguo Testamento fueron instruidos a dar el diezmo y las ofrendas, y eso supone mucho más que el 10%. La Iglesia de Dios está bendecida con todas las bendiciones espirituales debido a lo que Cristo a cumplido para que así fuese. Si creemos las buenas nuevas de la gracia de Dios, nuestra respuesta espontánea a esta clase de bendiciones debería ser este donar alegremente, por lo menos, debería ser tanto, o más, que los diezmos y ofrendas que le daban a Dios los hijos de Israel. Sin embargo, en esta sección, Dios nos dice simplemente que demos alegremente y no con tristeza o por necesidad. Dios ama al dador alegre. Aquellos que no poseían el espíritu de Dios fueron instruidos a darle a Jehová lo que le pertenecía y, además, a hacerle varias ofrendas, pero a nosotros, que tenemos el espíritu de Dios, no se nos necesita decir qué porcentaje debemos dar sino que somos instruidos a que tengamos el corazón correcto cuando ofrezcamos.

Romanos 8:1-4 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al espíritu. 2 Porque la ley del espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros que no andamos conforme a la carne, sino conforme al espíritu. La ley del espíritu de vida en Cristo Jesús nos ha librado de la ley del pecado y de la muerte. A medida que andamos según el espíritu, nosotros estamos capacitados para hacer lo que es bueno, justo y correcto en todas las áreas de nuestra vida, incluyendo la cantidad que deseemos darle a Dios 73

alegremente. No precisamos que se nos diga la proporción que debemos darle a Dios de aquello que nos haya prosperado. Nosotros verdaderamente tenemos el espíritu del Dios viviente habitando en nosotros, por tanto, estamos capacitados para escoger por nosotros mismos el perfecto, justo y correcto porcentaje que podemos darle alegremente a Dios. Vamos a dar un vistazo a los siguientes versículos de segunda Corintios capítulo tres y que dicen respecto a la libertad que poseemos teniendo el espíritu de Dios.

2ª Corintios 3:1-6, 17 y 18 ¿Comenzamos otra vez a recomendarnos a nosotros mismos? ¿O tenemos necesidad como algunos, de carta de recomendación para vosotros, o de recomendación de vosotros? 2 Nuestras cartas sois vosotros, escritas en nuestros corazones, conocidas y leídas por todos los hombres; 3 siendo manifiesto que sois carta de Cristo, expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino en tablas de carne del corazón. Los creyentes del Antiguo Testamento que no tenían el espíritu de Dios no poseían la habilidad de saber lo que era lo mejor, lo más honesto, justo y correcto en cada momento, así que tenían que seguir las instrucciones de las cartas de la Ley a cada momento. Sin embargo, nosotros ahora tenemos la Palabra de dios escrita en nuestros corazones con el espíritu del Dios viviente, por eso somos capaces de sacar lo mejor, lo más honesto, justo y correcto mismo con respecto a cuál sea la proporción que debamos ofrecer.

4 Y tal confianza tenemos mediante Cristo para con Dios; 5 no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios. 6 el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, no de la letra, sino del espíritu; porque la letra mata, mas el espíritu vivifica. “La letra mata” quiere decir siguiendo cada momento la letra de la Ley o de la Palabra mata, pone a cualquiera debajo de servilismo, sin embargo, el espíritu de Dios nos capacita para que sepamos qué es lo mejor en cada momento y nos da vida y libertad para que no sigamos la letra de la Ley estrictamente.

17 Porque el señor es el espíritu; y donde está el espíritu del Señor, allí hay libertad. 18 Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el espíritu del Señor. El espíritu del Jehová, que nos capacita para andar a través suya, nos da la libertad, por eso, a los que pertenecemos a la Iglesia de Cristo, el Cuerpo de Cristo, no necesitamos que se nos diga cuál es la proporción que tenemos que dar, sin embargo, sabemos la verdad que reside en “si alguno siembra escasamente, escasamente también segará y aquel que siembre generosamente, generosamente también recibirá” y sabiendo además que “no damos por necesidad ni con tristeza sino alegre y liberalmente porque Dios ama al dador alegre”. Una vez que escogemos este camino, escogemos el porcentaje o cantidad que debemos dar y que nos determina el espíritu de Dios que opera en nosotros, y, cuando se la damos a Dios alegremente, la promesa que se encuentra en el siguiente versículo de 2ª Corintios 9, que estábamos siguiendo, llega a ser una realidad en nuestras vidas.

2ª Corintios 9:8 74

Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; Si hacemos siempre lo que Dios nos dice este será el resultado en nuestras vidas.

9 como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. 10 Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, Esto es lo que Dios realiza, a medida que le damos a Dios con un corazón bendecido, Él suplirá nuestras necesidades, multiplicará nuestros graneros y aumentará los frutos de nuestra justicia. Por esta vía nos enriquece Dios en todas las cosas, como el próximo versículo establece, para que con toda liberalidad lleguemos a ser dadores generosos, por estar enriquecidos en todas las cosas, en todas las ocasiones.

11 Para que seáis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce (katergazomai, causa , hace posible) por medio de nosotros acción de gracias a Dios. 12 Porque la ministración (diakonia, servicio) de este servicio (litourgia, servicio público) no solamente suple lo que los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios. 13 pues por la experiencia (dokimee, prueba, integridad aprobada) de esta ministración (diakonia) glorifican a Dios por la obediencia que profesáis al evangelio de Cristo, y por la liberalidad de vuestra contribución para ellos y para todos. 14 asimismo en la oración de ellos por vosotros, a quienes aman a causa de la superabundante gracia de Dios en vosotros. (Y en sus oraciones os llevan en el corazón a vosotros, por la superabundante gracia que se os ha dado) 15 ¡Gracias a Dios por su don inefable! (¡Gracias a Dios por su indescriptible don!) 7.

Galatas 6:1-10 Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. 2 Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo. 3 Porque el que se cree ser algo, no siendo nada, a sí mismo se engaña. 4 Así que, cada uno someta a prueba su propia obra, y entonces tendrá motivo de gloriarse sólo respecto de sí mismo, y no en otro. 5 porque cada uno llevará su propia carga. 6 El que es enseñado (katekeo, instruido) en la palabra, haga partícipe de toda cosa buena al que lo instruye. 7 No os engañeis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. 8 Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el espíritu, del espíritu segará vida eterna. 9 No nos cansemos, pues, de hacer bien; porque a sus tiempo segaremos, si no desmayamos. 75

10 Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a todos, y mayormente a los de la familia de la fe. A. La Epístola de Galatas corrige el error doctrinal que se introdujo en la iglesia, y en este pasaje particular de la Epístola, la Palabra de Dios corrige a los creyentes que no están participando en el compartimiento de sustancias, dinero etc. con aquel que les instruye ni le hacen participe de toda cosa buena. B. Estos creyentes estaban practicando una doctrina errada, es decir, creían que no estaban haciendo nada de mal por no cumplir con el deber que tenían de dar sustancias y dinero al ministro que les instruía. Pero, Dios no puede ser burlado, aun cuando no se quisiesen corregir de sus errores compartiendo con aquel que les instruía, porque “lo que un hombre siembra, es lo mismo que va a segar. Si alguien siembra para la carne, recoge las consecuencias, es decir, corrupción, pero aquel que siembra para el espíritu, y en el contexto que estamos tratando significa: compartiendo con su instructor toda cosa buena, vida eterna segará, es decir, recibirá recompensas eternas. C. Compartir sustancias y dinero para los ministros de Dios, de acuerdo con las claras instrucciones del Antiguo Testamento, era verdaderamente compartir sustancias y dinero para Dios con un corazón agradecido, por las bendiciones que Dios ha depositado, a través de Sus ministros, en los creyentes, Eso es lo que se debe hacer, y Dios nos dice que no descuidemos el hacerlo, porque, a su debido tiempo, si no lo descuidamos, ciertamente segaremos la recompensa cuando Cristo vuelva. 8. Efesios 4:28 El que hurtaba, no hurte más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga que compartir con el que padece necesidad. A.

Aquel que roba, que deje de robar, y trabaje con sus manos en lo que sea bueno, el propósito de trabajar no es solamente suplir las propias necesidades, sino que, además, para que se pueda tener también algo que compartir entre los demás miembros del Cuerpo que lo necesiten genuinamente. 9. Filipenses 4:10-20 En gran manera me gocé en el Señor de que ya al fin habéis revivido vuestro cuidado de mí; de lo cual también estabais solícitos, pero os faltaba la oportunidad. 11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. 12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. 14 Sin embargo, bien hicisteis en participar conmigo en mi tribulación. 15 Y sabéis también vosotros, OH filipenses, que al principio de la predicación del evangelio, cuando partí de Macedonia, ninguna iglesia participó conmigo en razón de dar y recibir, sino vosotros solos; 16 pues aún a Tesalónica me enviasteis una y otra vez para mis necesidades. 17 No es que busque dádivas, sino que busco fruto que abunde en vuestra cuenta.

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18 Pero todo lo he recibido, y tengo abundancia; estoy lleno, habiendo recibido de Epafrodito lo que enviasteis; olor fragante, sacrificio (* thusia ) acepto, agradable a Dios.

* Thusia es un sacrificio, aquí es equivalente con las ofrendas de paz que se ofrecían a Dios con acción de gracias, parte de la cual era quemada en el altar, y parte dada al sacerdote.)

19 Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús. A. B.

C.

D.

Los creyentes filipenses compartieron sustancias y dinero con Pablo, su ministro, para que pudiese vivir y llevar a cabo el ministerio de Dios. Pablo no procuraba las dádivas, sino que, la razón por la cual deseaba que los creyentes de Macedonia compartiesen con el ministro de Dios, era que para que tuviesen “frutos que abundasen en su cuenta”. Compartir sustancias y dinero con el ministro de Dios produce esos resultados, como lo habían comprobado también anteriormente en 2ª Corintios capítulo 9, Es interesante observar que la Palabra de Dios no enfatiza en este relato la actitud que debe poseer el creyente que comparte, Por primera vez en una de las Epístolas a la Iglesia, Dios muestra que, cuando un creyente comparte sustancias y dinero con el ministro de Dios, ese compartimiento es equivalente a las ofrendas de paz que se daban con acción de gracias y que son olor grato y agradable a Dios. Dios nos está mostrando con esto que, cuando compartimos nuestras sustancias y dinero para el ministro de Dios, en realidad estamos haciendo la ofrenda de paz que se daba a Dios con acción de gracias, exactamente igual que los creyentes del Antiguo Testamento sacrificaban las ofrendas de paz, donde parte de la cual era quemada como suave fragancia para Dios. Así que, cuando compartimos nuestras sustancias y dinero para el ministro de Dios en nuestra administración, viene a ser también ofrenda de paz de la cual una parte figuradamente se quema y llega a ser elevada a los cielos, aceptable y agradable a Dios. Algunos cambios que se han producido del Antiguo Testamento con respecto a las ofrendas de sacrificios son: la ausencia del templo o tabernáculo físico de Dios, la ausencia de un altar, la ausencia de sacerdotes y Levitas. Ahora, la presencia física del templo de Dios, la componen todos los miembros del Cuerpo de Cristo; también ha cambiado el sacrificio de bueyes, ovejas y carneros, y la presencia de ministros de Dios que ya no son ordenados de acuerdo a pasados parentales. A través de todas las Epístolas a la Iglesia, la Palabra de Dios ha estado siempre diciendo que es el deber de los creyentes pagar y compartir sustancias y dinero con los ministros de Dios. Este es el único lugar donde Dios nos muestra que es una ofrenda para Dios, es decir, que los creyentes, figuradamente, están quemando el sacrificio del cual se eleva la suave fragancia ante Dios que acepta y le es agradable. Cuando un creyente comparte sustancias y dinero con el ministro de Dios, ese mismo acto, de acuerdo al versículo 18, es una ofrenda de sacrificio a Dios. Por eso, cuando damos alegremente, damos de lo que Dios nos haya prosperado a nosotros, aunque lo depositemos en manos del ministro de Dios, no obstante, en el corazón, sabemos que le estamos dando alegremente y con acción de gracias a Dios. Y entonces, y solamente entonces, se cumple la promesa que está establecida en el versículo 19, una vez que el versículo 19 comienza con la copulativa “Y”, no con la preposición “PERO.” El versículo 19 es una continuación del versículo 18 y de los previos versículos. Cuando estamos compartiendo de nuestras sustancias y dinero para Dios con acción de gracias y con alegría, Dios suplirá abundante y absolutamente todas nuestras necesidades de acuerdo a Sus riquezas en gloria en Cristo Jesús, sin embargo, si no compartimos de nuestras

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sustancias y dinero con el ministro de Dios, entonces, esta promesa no será válida para nosotros de ninguna manera. Opera en los dos sentidos. ¿Podría una persona recibir salvación si no actuase conforme a la promesa que está escrita en Romanos 10:9? Pues el mismo principio se aplica aquí también. Aquellos que disfrutan de la promesa de Filipenses 4:19 son aquellos que creen y que actúan en la promesa establecida en esta sección de Filipenses. Así completamos el estudio de versículos, en las Epístolas a la Iglesia, que dicen respecto al dar, recibir, ofrendas y compartimientos. Una vez que las Epístolas a la Iglesia están dirigidas a la Iglesia de Dios, es decir, están dirigidas a nosotros, es importante que notemos los cambios pertinentes con respecto a este mismo tema en el Antiguo Testamento.

Sumario del estudio en las Siete Epístolas a la Iglesia: 1. La instrucción que nos ofrece es que compartamos para las necesidades de los santos. Estos santos son, tanto los ministros de Dios como los creyentes en el Cuerpo de Cristo. Este asunto de cuidar de las necesidades de los ministros de Dios y de Su gente no ha mudado nada con respecto a la instrucción que recibieron los creyentes en el Antiguo Testamento, el cambio que se ha dado en esta presente Administración con respecto a los ministros de Dios, hoy en día, es que Dios ha ordenado los ministros para servir al Cuerpo de Cristo pero no tomando en cuenta si son, o nó, provenientes de la familia de Aarón y de los Levitas. El pueblo de Dios lo componen hoy todos aquellos que han sido llamados de entre los Judíos y de los Gentiles, no solo los que son israelitas. Romanos 12:13. 2. A la gente de Dios en el Nuevo Testamento se le instruye a que paguen lo debido a los ministros de Dios del Nuevo Testamento, que son ordenados por Dios sin tener en cuenta el criterio anterior, es decir, sin tener en cuenta el linaje proveniente de los Levitas. Romanos 13:6, 7. Efesios 4:11. 3. La Palabra de Dios no niega ni afirma las donaciones del diezmo en las Epístolas a la Iglesia, sin embargo, el hacer las ofrendas lo afirma Filipenses 4:18. Las donaciones del diezmo se observaban antes de la Administración de la Ley, es decir, en la Administración Patriarcal, y continuaron a ser la práctica corriente en la Administración de Cristo. La Palabra de Dios en Levíticos 27:30-32 establece que todos los diezmos son de Jehová y santificados para Él. Sin embargo, La gente de Dios, hoy en día, tiene el espíritu del Dios Viviente, tienen por tanto, la capacidad suficiente para determinar o escoger la mejor, justa y correcta cantidad o proporción de dinero que le debe dar a Dios cada vez que comparta sustancias y dinero. 4. En las Epístolas a la Iglesia, Dios no instruye a los creyentes a que hagan ofrendas de pecado, ofrendas de traspasos, ofrendas encendidas ni ofrendas de alimentos. La única ofrenda que nos pide es la ofrenda de paz, la cual se ofrece a Dios con acciones de gracias, Filipenses 4:17, pero los materiales que se le ofrecían a Dios: macho o hembra de buey, carnero u oveja, no son ahora los actuales. En lugar de estos sacrificios que se hacían de ofrendas de paz, ahora podemos dar alegremente de las sustancias con que Dios nos haya prosperado. Hoy en día no se nos pide que llevemos esas sustancias al templo físico de Dios en Jerusalén, sino que, las ofrendas, deben ser recolectadas y dadas a los ministros fieles de Dios, así como a los creyentes que tienen genuinas necesidades. En la Administración de la Gracia, los creyentes son el Templo de Dios, en contraste con lo que sucedía en la Administración de la Ley. Efesios 2:20-22. 5. Los ministros de Dios enseñan los asuntos espirituales a los creyentes, por eso los creyentes están obligados o en deuda, de las cosas materiales tales como sustancias y dinero, a los ministros. Romanos 15:25-28 y 1ª Corintios 9:11.

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6. Los que cuidaban de las sustancias y del dinero, que dejaban los creyentes en sus coparticipaciones en Jerusalén, eran hombres fieles y no un creyente cualquiera. 1ª Corintios 16:3, 4. 7. “No pondrás bozal al buey que trilla” en 1ª Corintios 9:9 y 10 se refiere a los ministros fieles de Dios, no a un neófito, sino a uno que es fiel llevando a cabo el ministerio que ha recibido de parte de Dios. 8. En 1ª Corintios 9:13 y 14 se explica el principio de la verdad que se practicaba en el Antiguo Testamento, es decir, aquellos que administraban las cosas santas vivían del templo y aquellos que trabajaban en el altar eran participes de altar. Hoy en día, en el Nuevo Testamento, se aplica el mismo principio pero hay ciertas cosas que han sido modificadas. En la presente Administración de la Gracia, Jehová ha ordenado que, aquellos que predican el evangelio, deben vivir del evangelio. Esta es la autoridad que Dios le ha dado a Sus ministros. Por eso los creyentes que son directamente servidos por un ministro en particular, son responsables de compartir sustancias y dinero, del incremento que reciben de parte de Dios, con ese particular ministro. Siempre y cuando ese ministro reciba compartimientos en gran abundancia, entonces es responsable de distribuir para las necesidades de otros ministros y creyentes que tengan necesidades en sus vidas. Filipenses 4:14-16, 2ª Corintios 8:14. 9. En el primer día de la semana, los creyentes tenían que poner de lado un montante conforme Dios les hubiese prosperado, para que, cuando el ministro de Dios llegase, estuviesen preparados para compartirlo. 10. Los que supervisaban a los ministros, como hacían los que estaban en Jerusalén con el Apóstol Pablo, eran responsables de distribuir, aquello que la gente de Dios compartía con ellos, entre Sus ministros y para las necesidades genuinas de cada creyente. 11. Toda gracia abundaba sobre aquellos que compartían sustancias y dinero con un corazón bendecido, es decir, de corazón alegre. Por otro lado, aquellos que compartían sustancias y dinero con una actitud mezquina, tanto daba que diesen en abundancia como escasamente, no obtenían los beneficios de recibir toda gracia de parte de Dios. Por eso no se incluían entre los que “tenían todo lo suficiente en todas las cosas para que abundasen en toda buena obra”. 12. Dios es el que suple las sustancias para los creyentes, y quien también incrementa esas sustancias para que puedan tener de más y compartan generosamente. 2ª Corintios 9:10 y 11. 13. A medida que se comparte con los ministros de Dios, los creyentes reciben abundantemente, como hemos visto en Filipenses 4:17, “frutos que abunden en vuestra cuenta”, así como también son suplidas las necesidades de los creyentes por Dios, Filipenses 4:19. 14. Cuando los creyentes comparten con los ministros de Dios, ese sacrificio es considerado como un sacrificio de olor fragante que le agrada a Dios. Así que, en el Nuevo Testamento, compartir de las sustancias y del dinero está considerado como una ofrenda a Dios. Filipenses 4:18. Esta es la primera vez en el Nuevo Testamento donde se nos dice que nuestro compartimiento con los ministros de Dios es actualmente una ofrenda, es decir, una ofrenda de paz que se ofrece a Dios y, en la cual, una parte es quemada sobre el altar como una suave fragancia a Dios, otra parte pasa para los sacerdotes y una tercera parte de quien ofrece es comida en la presencia de Dios, y esto concuerda con los fundamentos de la verdad de la ofrenda, esto es, las ofrendas son dadas a Dios, como se muestra en el Antiguo Testamento. Por tanto, esta verdad no ha sido modificada con la llegada del Nuevo Testamento. Esto es resumidamente, el último registro acerca de compartir, dar alegre y liberalmente, recibir, y ofrecer en las Epístolas a la Iglesia.

El estudio de versículos y contextos que dicen respecto al dar alegre y generosamente, recibir, y compartir en las Epístolas personales 79

Ahora es importante que reconozcamos que, las Epístolas Personales, es decir, Timoteo, Tito y Filemón están dirigidas a los ministros de Dios en la Administración actual de la Gracia para su doctrina, reprensión y corrección acerca de cómo cuidar de la casa de Dios, el Cuerpo de Cristo- los creyentes del Nuevo Testamento. Por ejemplo, Dios instruye a Sus ministros en la Epístola Personal y les encarga que no enseñen doctrinas diferentes, que oren por los gobernantes y por todos aquellos que ostenten autoridad, que ordenen ministros con cualidades específicas en sus vidas, que estudien la Palabra y que la dividan correctamente y que se acuerden siempre de quién les enseñó la Palabra, etc. El primer registro que estudiaremos se encuentra en 1ª Timoteo capítulo cinco, versículos 3 a 16. En este registro Dios instruye a Timoteo a través del Apóstol Pablo y le dice cuál es la lógica de sufragar las necesidades financieras de las viudas. En el Antiguo Testamento, así como en el Libro de Hechos, la Palabra de Dios nos ha mostrado que las viudas deben ser soportadas con los diezmos y las sustancias de los creyentes respectivamente. La Palabra de Dios nos muestra detalladamente la manera de emplear el dinero de Dios para las viudas en esta sección de Timoteo. Además, junto con el ejemplo de las viudas en la iglesia, Dios fornece la lógica fundamental para las restantes categorías de creyentes, tanto si son cuidados financieramente por la iglesia como por otros. 1.

1ª Timoteo 5:3-16 Honra a las viudas que en verdad lo son.

Honor aquí significa valorizar y respetar a las viudas soportándolas financieramente, Esto se hace muy claro a medida que vamos leyendo esta sección de la escritura. Dios nos pide que soportemos financieramente aquellas viudas que no son autosuficiente por ellas mismas. En el Antiguo Testamento la Palabra de Dios nos dice que cuidemos de las viudas, Levitas, y extranjeros y que los apadrinemos con los diezmos del tercer año, y también hemos visto como los Apóstoles cuidaban financieramente de las viudas en el Libro de los Hechos, Hechos 6:1-7. Sin embargo, en las Epístolas Personales, Dios instruye a los coordinadores de la Iglesia de la Gracia, no que no se soporten a las viudas, sino que se soporten solamente a las viudas que verdaderamente tengan necesidades financieras. También se aplica el mismo principio en las restantes categorías, no viudas, sino creyentes en dificultades de necesidad.

4 Pero si alguna viuda tiene hijos, o nietos, aprendan éstos primero a ser piadosos para con su propia familia, y a recompensar a sus padres; porque esto es lo bueno y agradable delante de Dios. Por tanto, el soporte financiero proveniente de la iglesia no está dirigido a todas las viudas. Aquellas viudas que tengan familias y parientes, tales como sus hijos o nietos, no tienen por qué ser financiadas por la iglesia sino por aquellos hijos y nietos de la viuda. Una de las prácticas que se llevaba a cabo en la iglesia del primer siglo era cuidar financieramente de las viudas. Pero hasta que Dios no fue específico en este punto con los líderes de la Administración de la Gracia, una gran parte del dinero de Dios había sido gastado cuidando de todas las viudas en la iglesia, muchas de las cuales podían ser fácilmente financiadas por sus familias.

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En ese caso, otros que no fuesen las viudas, y que dentro de la iglesia tuviesen necesidades, ¿Cuál debería ser soportado financieramente? Si su familia y sus parientes podían tomar a su cargo las necesidades financieras de las viudas, antes que la iglesia tuviera que hacerlo, eso es lo que le agrada a Dios y dice que es lo aceptable.

5 Mas la que en verdad es viuda y ha quedado sola, espera en Dios, y es diligente en súplicas y oraciones noche y día. 6 Pero la que se entrega a los placeres, viviendo está muerta. 7 Manda también estas cosas para que sean irreprensibles. Aquellas viudas que son soportadas por la iglesia no solamente son las que carecen de recursos financieros sino que, además, poseen un tremendo carácter que las hace irreprensibles.

8 porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo. Los creyentes tienen que ayudar en las necesidades de las viudas que hacen parte de su familia o que se encuentren entre sus parientes y si no actúan de esta manera han negado la fe y son peores que los incrédulos.

9 Sea puesta en la lista sólo la viuda no menor de sesenta años, que haya sido esposa de un solo marido, 10 que tenga testimonio de buenas obras; si ha criado hijos; si ha practicado la hospitalidad; si kha lavado los pies de los santos; si ha socorrido a los afligidos; si ha practicado toda buena obra. La iglesia no tiene por qué soportar financieramente a ninguna viuda que en verdad no lo sea y que tenga menos de sesenta años. Además, debe haber sido mujer de un solo marido y tiene que haber demostrado, en su vida, características piadosas.

11 Pero viudas más jóvenes no admitas; porque cuando, impulsadas por sus deseos, se rebelan contra Cristo, quieren casarse, 12 incurriendo así en condenación, por haber quebrantado su primera fe. Las viudas que reciben soporte financiero de parte de la iglesia no solamente lo reciben para sobrevivir, sino que, además, tienen que comprometerse a vivir para Dios y a servir dentro del Cuerpo de Cristo a tiempo entero, por tanto, Dios pide que se soporten solamente a quien decida mantenerse fiel hasta el final.

13 Y también aprenden a ser ociosas, andando de casa en casa; y no solamente ociosas, sino también chismosas y entremetidas, hablando lo que no debieran. 14 Quiero, pues, que las viudas jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen bien sus casa; que no den al adversario ninguna ocasión de maledicencia. 15 Porque ya algunas se han apartado en pos de Satanás. También en el tiempo de Pablo, algunas viudas jóvenes que eran soportadas por la iglesia, tenían estos hábitos. Por eso el soporte financiero se destina exclusivamente para las viudas que sean verdaderamente fieles. La conclusión se nos ofrece en el versículo siguiente.

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16 Si algún creyente o alguna creyente tiene viudas, que las mantenga, y no sea gravada la iglesia, a fin de que haya lo suficiente para las que en verdad son viudas. A. B.

C. D. E.

La voluntad de Dios es que las verdaderas viudas sean soportadas financieramente por la iglesia. La familia y los parientes que tengan viudas deben soportarlas financieramente para no ser agravada la iglesia con este cometido. Esta lógica también se aplica en el caso de cualquier creyente que tenga necesidad económica. ¿Quién es supuesto fornecer dicha asistencia financiera? Sus familiares inmediatos y parientes son los responsables de contribuir para dicha asistencia financiera. Este acto de asistir financieramente a los familiares necesitados le parece a Dios bueno y aceptable delante de Sus Ojos.. Los creyentes que no provean soporte financiero para aquellos que tengan necesidad entre sus familiares y parientes han negado la fe y son peores que los incrédulos. La iglesia tiene que soportar a las viudas mayores de sesenta años que tengan un carácter genuino, que hayan demostrado un precioso servicio en su vida anteriormente. Las viudas jóvenes no tienen porque ser soportadas si no permanecen comprometidas al servicio de Dios fielmente. La conclusión que sacamos es que, si un hombre o una mujer creyente, tiene una viuda con necesidades entre sus familiares más directos o parientes, que le ayude. Que no cargue a la iglesia financieramente con este cometido, porque la iglesia tiene que hacerse cargo de las que son viudas verdaderamente y también de aquellos que no tengan otra vía de soporte financiero para sí mismos y sean hombres fieles.

1. 1ª Timoteo 5:17 y 18 Los ancianos (presbuteros) que gobiernan bien, sean tenidos por dignos (axioo, trato debido) de doble honor (time, valor, paga, estima), mayormente los que trabajan en predicar y enseñar (didaskalos) 18 Pues la escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno (axioo) es el obrero de su salario (mixthos, sueldo, recompensa, salario). A. Un anciano es el obispo o coordinador de una región como podremos observar en Tito 1:57

Tito 1:5-9 Por esta causa te dejé en Creta, para que corrigieses lo deficiente, y establecieses ancianos (presbiteros) en cada ciudad, así como yo te mandé; 6 el que fuere irreprensible, marido de una sola mujer, y tenga hijos creyentes que no estén acusados de disolución ni de rebeldía. 7 Porque es necesario que el obispo (episkopos, coordinadores, supervisores) sea irreprensible, como administrador de Dios; no soberbio, no iracundo, no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, 8 sino hospedador, amante de lo bueno, sobrio, justo, santo, dueño de sí mismo. 9 retenedor de la palabra fiel tal como ha sido enseñada, para que también pueda exhortar con sana enseñanza y convencer a los que contradicen. Por tanto, un anciano es lo mismo que un obispo o supervisor. La palabra “anciano” enfatiza la madurez espiritual de un creyente en sus funciones de coordinar o supervisar.

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Sabemos que para ser ordenado como anciano, es decir, para ser un obispo, la persona tiene que ser irreprensible y poseer las cualidades mencionadas en Tito 1:5-9 y en 1ª Timoteo 3:1-9. 1ª Timoteo 5:17 dice “Los ancianos que gobiernen bien,” eso indica que no todos los ancianos deben ser tenidos por dignos de doble honor. La frase “doble honor” se traduce literalmente del griego, diplous time, que significa “de doble valor o de doble salario”, sin embargo, no debe ser entendida así aquí. No es “...a doblar” sino – “darle su salario... generosamente”. La palabra griega “time” es un nombre que significa generalmente, aunque tenga excepciones tales como: “una estimativa del valor o precio de algo” (E. W. Bullinger, A Critical Lexicon and Concordance To The English and Greek New Testament, página 382), sin embargo, también puede significar “salario en dinero” Veamos algunos versículos donde aparece esta palabra griega time.

Hechos 4:34 Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas las vendían, y traían el precio (time precio en dinero) de lo vendido.

Hechos 5:2 y 3 Y sustrajo del precio (time, valor, precio en dinero), sabiéndolo también su mujer, y trayendo sólo una parte, la puso a los pies de los Apóstoles. 3 Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio (time valor monetario, precio) de la heredad?

Hechos 19:19 Asimismo muchos de lo que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio (time, valor monetario), hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. Hemos visto que la palabra “doble”, aquí, no significa literalmente “el doble o dos veces) sino “generosamente” recompensado o “magnánimamente” pagado, lo cual es equivalente al servicio que cumplen en el Cuerpo de Cristo. Timoteo fue instruido por Pablo a “pagar generosamente”, o “a pagar abundantemente” “dar un total y abundante soporte” a los ancianos “que gobiernen bien predicando y enseñando el evangelio”. Esta verdad se nos muestra más claramente leyendo 1ª Timoteo 5:18 donde dice que esos ancianos son “obreros” y “los bueyes”, no los otros ancianos que no trabajan en la Palabra y en la doctrina.

1ª Timoteo 5:18 Pues la escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario La referencia se ha sacado del Antiguo Testamento, nos muestra que los ancianos mencionados en 1ª Timoteo 5:17 son “los obreros” de Levíticos 19:13 y “los bueyes” de Deuteronomio 25:4 que son dignos de recibir su salario o recompensa (mixtos, salario por el servicio, recompensa)

Levítico 19:13 No oprimirás a tu prójimo, ni le robarás. No retendrás el salario del jornalero en tu casa hasta la mañana.

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Deuteronomio 25:4 No pondrás bozal al buey cuando trillare. Por eso decimos que la expresión “doble honor” significa “pagar generosamente” o “soportar completa y generosamente” a los coordinadores que define 1ª Timoteo 5:17. Por tanto, a Timoteo, como obispo que era, se le encomendó que “pagase generosamente o recompensase” a los ancianos que gobernasen bien, y especialmente a los que son diligentes y trabajan intensivamente en la Palabra y enseñado la Palabra, y no a los coordinadores vulgares. Debemos saber, además, que los ancianos que son obispos tampoco son creyentes comunes, sino que han sido ordenados debido a su manera de andar de acuerdo a la Palabra de Dios y que tienen el deseo de servir de coordinadores en la iglesia. Por tanto, la Palabra de Dios no dice se “pague completa y generosamente” a todos los ancianos, sino a los que gobiernen bien y se encuentren trabajando en la Palabra y la doctrina. Tales ancianos deben ser productivos en sus ministerios y, entonces, recibir sustancias y dinero provenientes de los creyentes que están coordinando como salario de su trabajo. Así que la iglesia no debe llevar la carga de aquellos coordinadores sino la iglesia local.

B.

Si todos los coordinadores, incluyendo los que no gobiernan bien, tuviesen que ser soportados financieramente por la iglesia, entonces la iglesia sería agravada financieramente. Por tanto, solo aquellos ancianos que gobiernan bien, deben obtener su sustento a través de los creyentes, tanto en calidad como en cantidad, los creyentes deben traer los compartimientos a la iglesia que serán ciertamente suficientes para cuidar de las necesidades de sus coordinadores. Si el soporte financiero generoso de los ancianos que gobiernen bien es soportado por los creyentes de su iglesia local, entonces la iglesia no se verá agravada en ese caso. Dios instruyó a Timoteo a través del Apóstol Pablo para que pagase generosamente a los ancianos que gobernasen bien. Eso nos muestra que, Timoteo, debe haber recibido ofrendas y dinero proveniente de varios ancianos y coordinadores de las áreas donde él era responsable; debe haber sido el encargado de las finanzas, si así no fuese ¿Por qué le pediría Dios que pagase y soportase a las viudas y a los ancianos? Las Epístolas Personales instruyen a los supervisores de la Iglesia de Dios sobre cómo cuidar de la iglesia, y una de las áreas especificas es la utilización apropiada del dinero que llega a la iglesia. En esta materia, la Palabra de Dios muestra quienes son los destinatarios del dinero, quien tiene que ser responsable por ese dinero, en quienes debe ser gastado etc.... Deja entender que, los supervisores de los ancianos de diversas áreas geográficas, recibían la totalidad del dinero y de las sustancias compartidas por las varias iglesias inicialmente. Los supervisores de los ancianos supervisaban la forma como actuaban estos ancianos en sus áreas locales. Cuando un coordinador se mantenía constantemente fiel, gobernaba bien y trabajaba enseñando la Palabra, los supervisores de los ancianos instauraban en el servicio a esos ministros a tiempo entero con un sueldo abundante que cuidase de sus necesidades. Esa abundancia debía provenir de los compartimientos recibidos en su área local particular, donde el anciano gobernaba. Si la cantidad no fuese suficiente para suplir sus necesidades, el supervisor de los coordinadores fornecía un suplemento de los demás compartimientos recibidos por otros ancianos de las áreas donde no existiese ministros trabajando a tiempo entero. Los supervisores de los ancianos, tales como Timoteo, eran responsables delante de Dios para distribuir el dinero de forma que las necesidades de la iglesia fueran suplidas. Con respecto a los ancianos, Dios instruyó que no se debía financiar a todos, sino solamente a aquellos que gobernasen bien y especialmente a los que enseñasen la Palabra y la doctrina. Otros ancianos 84

C.

continuaban a tener sus propios trabajos seculares y movían la Palabra de Dios hasta que llegasen al compromiso de gobernar bien y fuesen ministros a tiempo entero, si Timoteo así lo determinase. “Bueyes” en el versículo 18, “Porque la escritura dice: No pondrás bozal al buey que trillare” y “Digno es el obrero de su salario”, no se refiere a todos los ancianos, como se muestra bien leyendo el versículo 17, sino que se refiere a aquellos ancianos que gobiernan bien. Algunas personas han utilizado este versículo para decir que, cualquiera que esté envuelto de alguna manera en mover la Palabra de Dios o que rinda un servicio a la Iglesia de Dios, está capacitado para vivir a expensas del dinero compartido por los creyentes que gana para la Palabra o que ayuda a andar conforme a la Palabra de Dios. En 1ª Corintios 9:9 donde también dice “Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal en el buey que trille. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes?, vemos por el contexto que los bueyes a los que la Palabra de Dios se refiere eran “Pablo y Bernabé” que debían ser considerados en la categoría de aquellos que gobernaban bien especialmente enseñando la Palabra y la doctrina. Por tanto, la Palabra de Dios es bastante clara con respecto a quien son los “bueyes” cuya boca no debe ser tapada con bozal. 2. 1ª Timoteo 6:17-19 A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. 18 Que hagan bien, que sean ricos en buenas obras, dadivosos, generosos; 19 atesorando para sí buen fundamento para lo por venir, que echen mano de la vida eterna. A. Dios instruyó a Timoteo que encargase a los que fuesen ricos entre los creyentes a que no fuesen altivos ni a que pusiesen su esperanza en las riquezas inciertas que poseían sino en el Dios vivo porque Él es quien da todas las cosas en abundancia para que de ellas disfrutemos. B. Que fuesen ricos en toda buena obra, que estuviesen preparados para compartir de su abundancia porque, esas riquezas, que son de naturaleza incierta, no tendrán ningún valor para ellos en la época venidera, pero haciendo aquellas buenas obras, atesoran para sí mismos buen fundamento para lo por venir, y además, que echen mano de la vida eterna. Con esto completamos el estudio de los versículos que se encuentran en las Epístolas Personales y que dicen respecto al dar alegre y liberalmente, al recibir, y a las ofrendas y compartimientos. Una vez que las Epístolas Personales se destinan a los coordinadores de la Iglesia de Gracia, Dios enfatiza en ellas la utilización apropiada del dinero y de las sustancias que son recibidas por la iglesia con respecto a cómo, a quién, cuando, donde, por qué y cuál deba ser la actitud de compartir de acuerdo a lo que está escrito en las Epístolas de la Iglesia. Por eso es importante que los coordinadores entiendan bien las instrucciones que Dios les da, sobre esta materia, en las Epístolas Personales.

Sumario del estudio de las Epístolas Personales 1.

Los coordinadores son instruidos por Dios a que soporten financieramente a las verdaderas viudas dentro de la iglesia.

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2. 3. 4. 5.

6. 7. 8.

Los familiares y parientes deben cuidar las necesidades de sus viudas, si las tienen, y no agravar a la iglesia. Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios. Los creyentes que no compartan para las necesidades genuinas de los miembros de su familia, como por ejemplo viudas y otros creyentes carentes, han negado la fe y son peores que los incrédulos. La iglesia debe cuidar de las viudas mayores de sesenta años que tengan un carácter adecuado y que hayan demostrado hacer servicios piadosos en sus vidas anteriormente, las viudas más jóvenes no deben ser soportadas por la iglesia porque no suelen mantenerse fieles en su servicio a Dios. Los supervisores de los coordinadores (ancianos) son instruidos a financiar y soportar generosamente a los ancianos que gobiernen bien, especialmente aquellos que trabajen en la Palabra y en la doctrina y no a todos los ancianos aunque tengan tremendas cualidades en sus vidas. “No pondrás bozal al buey que trilla” se refiere a los ancianos que gobiernan bien y no a todos los ancianos. El líder de los ancianos u obispo, como lo era Timoteo que tenía a su cargo el dinero y las sustancias ofrecidas por los creyentes, tiene que distribuirlos de acuerdo a las instrucciones que se dan en la Palabra de dios y en las Epístolas Personales. Los coordinadores tienen que encargar a los que sean ricos en este mundo a no poner su confianza en las riquezas inciertas sino en la esperanza en Dios porque Él es el único que da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Además, también tienen que encargarles a que sean ricos en buenas obras, que estén preparados para distribuir y compartir de su abundancia con la iglesia para que haciendo de esa manera acumulen recompensas para vida eterna.

Así completamos este estudio sobre el diezmo, las ofrendas, el compartir alegre y liberalmente y su utilización apropiada. Por supuesto que este estudio no completa este tema por sí mismo, sino que está diseñado para asistir al lector de la Biblia y para todos los que deseen andar de acuerdo a la Palabra de Dios y adquirir un buen conocimiento en este tema. Además, también está diseñado para proveer al creyente de un mejor entendimiento en esta materia con el fin de que pueda profundar su trabajo en la Palabra de Dios y, a través de un profundo entendimiento, poder experimentar las bendiciones y la abundancia que tiene disponibles en su vida de parte del Dios Altísimo, el poseedor de los cielos y de la tierra. Y para que, por último, pueda practicar verdaderamente la generosidad, el agradecimiento, y el y compartir libremente con Dios, para que, tanto él como la Iglesia de Dios, puedan prosperar llevando a cabo el ministerio de la reconciliación hasta el retorno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

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